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Full text of "Compendio de la Historia Universal"

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COMPENDIO 


DE   LA 


HISTORIA  UNIVERSAL 

POR 

Catedrático  pela  Universidad  Central  de  Guatemala 
y  de  la  Escuela  Polstecxica. 

TERCERA  PARTE: 


fttfari  Moderna 


Colección  Luis  Luján.Muñoz 

Universidad  Francisco  MarroQMÍn 

www.ufm,*du  •  Guatemal? 


GUATEMALA: 

TIPOGRAFÍA  DE  "EL  PROGRESO",  OCTAVA  (JALIdgí  PONIENTE  NÜM.  II 

187». 


INTRODUCCIÓN 


A     LA 


EDAD  MODEENA 


El  renacimiento  no  es  una  redención  humana  desde  el  punto  en 
que  aparecen  nuevos  ideales  de  derecho  y  nuevas  grandezas;  Ita- 
lia venciendo  por  el  genio  á  la  tradición;  Grecia  presentándose 
en  el  concierto  de  las  naciones  revestida  de  todas  sus  galas  y 
despertando  con  la  voz  de  sus  *  filósofos,  el  canto  de  sus  poetas  y 
las  enseñas  gloriosas  de  sus  artistaárías  conciencias  vacilantes: 
Alemania  esgrimiendo  la  espada  de  la  emancipación,  cínglate; 
formulando  las  Lases  de  sus  severas  y  graneles  doctrinas  políticas, 
no  libertaron  en  un  acto  al  mundo,  ni  rompieron  de  un  esfuerzo 
las  injusticias  y  las  iniquidades  heredadas,  Se  anuncia  el  dia  del* 
derecho  con  un  largo  crepúsculo  frecuentemente  agitado  por 
violentas  tempestades:  no  quedaron  agotadas  las  penalidades  ni 
estinguidos  los  despotismos.  Italia  y  Grecia  al  hacer  resonar  su 
voz  en  las  naciones,  parece  que  preguntan  á  la  tierra  por  que 
ha  detenido,  y  la  echan  en  cara  con  el  ejemplo  de  pasadas  gr; 
dezas  y  de  nobles  impulsos,  la  estrechez  en  (pie  vive,  la  intole- 
rancia en  que  se  deprime  su  genio,  los  absurdos  que  pugnan  con 
la  misión  moral  de  los  hombres.  La  palabra  mágica  que  nunca 
se  habia  pronunciado  para  el  mundo  sino  desde  las  alturas  de  la 
filosofía  griega,  se  pronuncia  con  el  renacimiento;  '  'adelante',  he 
aquí  la  enseña  de  la  humanidad:  dejemos  atrás  ese  pantano  que 
se  llama  el  milenarismo  y  el  largo  periodo  en  que  se  ponen  to- 
das las  asechanzas  al  pensamiento:  no  volvamos  la  espalda  al 
horizonte  que  tenemos  á  la  vista.  El  tiempo  ha  pertenecido  á 
los  sacerdocios,  á  los  conquistadores,  á  las  aristocracias  y  á  los 
privilegios.  ¿Cuando  pertenecerá  al  hombre,  á  este  ser  superior 
que  sintetiza   el  planeta?  ¿Cuando    no  se  cercenará  el  derecho  de  * 


V)  INTRODUCCIÓN 

míos  para  sancionar  la  arbitrariedad  de  otros,  y  acabará  este  des- 
nivel moral  dentro  de  unas  mismas  sociedades  y  en  la  relación 
de  unos  con  otros  pueblos?  El  hombre  es  un  obrero;  su  deber 
pensar  y  trabajar:  como  ser  universal,  que  se  comunique,  que 
cambie,  que  comercie,  que  nivele  las  producciones  con  las  nece- 
sidades entre  todos  los  hombres.  En  lo  antiguo,  el  concepto  del 
derecho  humano,  aun  incompleto  como  se  comprendia,  reducíase 
/i  la  India,  al  Egipto,  á  Grecia,  a  Boma:  sin  la  palabra  de  los 
inmortales  filósofos,  Grecia  por  su  políticahubiese  permanecido  en 
d  esclusivismo  oriental;  Alejandro  que  contradice  ese  esclusivismo. 
no  halla  imitadores;  es  todavía  un  loco,  porque  quiere  un  derecho 
para  todos  los  hombres,  una  justicia  para  toda  la  tierra.  La  edad 
moderna  iba  á  hacer  algo  mas  que  los  siglos  tradicionales:  reci- 
biría el  conjunto  de  todas  las  enseñanzas,  y  cayendo  y  levantán- 
dose, luchando  y  volviendo  á  caer,  cuando  se  la  cree  detenida 
con  Enrique  VIII,  Felipe  II,  la  inquisición,  los  jesuítas,  las  ho- 
gueras y  las  persecuciones,  aparece  en  elevadas  cimas  mostrando 
en  su  frente  el  brillo  de  la  esperanza,  y  ondeando  el  pabellón  del 
progreso.  Hay  horas  en  que  el  hombre  y  la  humanidad  se  sien- 
ten empujados  por  irresistible  fuerza:  una  idea  penetra  cu  la- 
sociedades;  ha  llegado  la  ocasión  de  marchar.  Los  abusos  de  omni- 
potencia pontificia  dieron  el  primer  pensamiento  de  la  reforma: 
de  la  presión  escesiva  nació  una  sed  ardiente  de  avanze  y  de 
libertad.  Italia  había  salvado  las  restricckpes  artísticas  y  cien- 
tíficas; los  grandes  hombres  habían  protestado  contra  la  presión 
que  se  ejercía  en  la  inteligencia  y  en  todas  las  facultades  indivi- 
duales; no  importa  que  Arnaldo  de  Brescia  muera  quemado,  y 
que  Abelardo  perezca  en  solitario  claustro  comprimiendo  aquel 
corazón  mas  grande  que  su  siglo  y  dejando  caer  sobre  el  pecho 
aquella  cabeza  que  se  elevaba  sobre  sus  contemporáneos  como 
el  Himalaya  sobre  los  enjambres  de  los  pueblos  brahmánicoe: 
Dante  habia  tenido  que  huir  de  su  patria;  Savonarola  había  muer- 
to en  la  hoguera;  la  imprenta  de  Guttemberg  era  maldecida,  y 
aun  seria  .escarnecido  Cristóbal  Colon,  y  Newton  y  Galileo  su- 
frirían todos  los  tormentos  antes  de  que  sus  magestuosas  ideas 
penetraran  en  la  conciencia  humana.  Nada  nace  y  crece  sin  do- 
lor; pero  compensemos  los  sacrificios  con  nuestra'  gratitud  y  con 
nuestro  culto,  y  como  honramos  á  los  padres  que  nos  dieron  el 
;ser,  honremos  á  los,  que  engendraron  nuestra  civilización:  y  hon- 
rémosles pon  mas  ardor  y  mas  sentimiento  cuanto  mayores  fueron 
sus  desdichas,  mas  largas  sus  amarguras  y  mas  gigantescos  sus 
esfuerzos  y  mas  imperturbable  su  energía . 

De  aquel  movimiento  prodigioso  en  que  tienen  su  mérito  los 
pensadores  de  todas  las  épocas,  y  que  impulsaron  el  vigor  de 
Italia,  las  tradiciones  reveladas  de  Grecia-  las  ideas  reformistas 


A    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  7 

de  Wicleff,  Juan  Huss  y  Gerónimo  de  Praga,  las  audaces  y  ge- 
nerosas doctrinas  del  Dante;  de  aquel  movimiento  que  no  pudie- 
ron detener  ni  las  intolerancias  del  clero,  ni  los  terrores  ele  la 
inquisición,  ni  la  soberbia  de  las  aristocracias,  ni  los  egoísmos 
de  las  monarquías,  lia  nacido  la  edad  moderna,  y  en  medio  de 
tantas  ideas,  de  tanta  luz  y  de  tantas  esperanzas,  la  mas  grande 
personificación  del  siglo  XV.  Todos  los  que  hemos  heredado  el 
patrimonio  histórico  de  aquel  tiempo,  debíamos  tener  la  estatua 
de  Cristóbal  Colon  delante  de  nuestro  escritorio  ó  frente  al  si- 
tio donde  acostumbramos  á  descansar  y  á  meditar.  Nace  el  gran- 
de hombre  en  las  agonías  de  la  edad  media,  y  sella  con  sus  des- 
cubrimientos, con  sus  sacrificios,  y  con  el  testimonio  de  su  genio, 
la  entrada  en  la  edad  moderna.  El  reveló  la  naturaleza,  enmendó 
los  génesis  orientales  y  dijo  al  error  y  al  sofisma,  "vuestro  imperio 
ha  concluido  puesto  que  ya  la  tierra  no  se  amolda  á  vuestro  pensa- 
miento"! Y  para  impedir  la  caída  y  el  retroceso,  estendió  los 
b>razos  en  la  puerta  del  nuevo  periodo  histórico  y  profetizó  lo 
que  no  habían  soñado  los  intérpretes  de  las  antiguas  cosmogonías. 

Genova  empequeñecida  y  sin  ulterior  misión  histórica  no  era 
aliciente  capaz  de  apagar  la  sed  y  los  deseos  de  su  ilustre  hijo: 
Colon  marcha  á  Portugal,  de  Portugal  á  la  isla  de  Madera;  es  la 
estación  de  parada  mientras  luce  la  aurora  del  descubrimiento. 
Pero  antes  del  éxito,  ¡cuantos  desengaños  y  humillaciones!  ¡cuan- 
tas lágrimas  de  esas  que  el  orgullo  no  deja  caer  d  las  mejillas  y 
caen  en  el  corazón  calcinándolo  y  llevando  á  toda  la  vida  la 
desesperación  y  la  tristeza!  ¡cuantas  amarguras  silenciosamente 
sufridas!  El  grande  hombre  á  quien  siglos  mas  ilustrados  todavía 
que  el  nuestro  veneraran  como  el  mas  noble  agente  de  la  civili- 
zación, implora  á  los  reyes,  y  ruega  á  los  lacayos  que  con  escar- 
nio y  befa  le  cierran  las  puertas  de  los  palacios  y'  del  alcázar  de 
los  omnipotentes  y  soberbios  gobernantes  de  la  tierra.  Era  la  idea 
nías  amada  que  el  orgullo  personal,  mas  fuerte  que  los  obstácu- 
los: un  hombre  venció  al  mundo;  y  al  descubrir  América  ciieon-  . 
tro  en  premio,  las  cadenes  del  prisionero  por  sus  ideas  eleva- 
das y  generosas,  un  epitafio  de  latón  á  cambio  de  un  mundo  que 
diera  á  España,  á  las  ciencias,  al  progreso  humano  y  al  porve- 
nir. Es  una  víctima  mas  de  la  grandeza,  un  reo  ilustre  que  no 
bebió  la  cicuta  de  Sócrates,  pero  que  bebió  la  cicuta  de  la  in- 
gratitud sin  tener  en  su  última  hora  el  consuelo  de  las  cariñosas 
manifestaciones  que  recibiera  el  filósofo  ateniense  en  su  escaño 
de  muerte. 

Un  mundo  tan  grande  como  el  mundo  antiguo  apareció  ante 
las  miradas  atónitas  de  Europa;  cordilleras  inmensas,  una  ñora 
llena  de  luz  y  de  belleza,  una  fauna  prodigiosamente  variada, 
una  tierra    alegre  donde  sin  embargo  habían  de  arrancar  tantas 


8  INTRODUCCIÓN 

lágrimas  las  codicias  y  los  errores  do  los  hombres.  Cristóbal  To- 
lón ¡¿tentaba  descubrir  el  estremo  Oriente  marchando  por  el 
Occidente:  en  vez  de  la  prolongación  de  Asia,  halló  un  nuevo 
mundo:  la  casualidad  hubiera  dado  mas  tarde  a  Cabral  lo  (pie 
dio  la  previsión  al  marino  genoves.  Si  el  ideal  humano  del  de- 
recho solo  lo  llevaba  Alejandro  el  macedonio  al  invadir  el  Asia, 
ninguno  en  el  grado  que  Cristóbal  Colon  tenia  en  su  tiempo 
el  aliento  del  porvenir  ni  amaba  tanto  los  ideales  de  la  civil iza- 
eion.  El  hombre  generoso  y  elevado  que  había  sufrido  loaos  los 
martirios  por  una  idea,  no  era  capaz  de  comprender  (pie  solo 
dominaran    bastardos  egoísmos  al  continuar  su  ciclópea  empresa. 


La  utopia  de  Colon  se  había  convertido  en  hecho  irrefutable.. 
;.Qué  es  una  utopia?  ¿es  el  estravio  de  la  razón  humana,  ó  es  con 
frecuencia  el  augurio  de  una  mirada  mas  penetrante,  de  una  in- 
teligencia privilegiada  que  se  levanta  por  encima  de  las  ordina- 
rias previsiones?  El  pensamiento  de  Hexidflo  seria  refutado  utó- 
pico en  tiempo  de  Homero,  el  de  Thales  en  tiempo  de  Codro,  <il 
de  Sócrates  en  la  época  de  Pisistrato,  y  el  arte  de  Phidias  pa- 
reciera en  la  guerra  de  Troya  sueno  engañador  y  fantásti- 
co que  para  sufrimiento  humano  evocaran  los  malos  espíritus. 
Casi  siempre  es  la  utopia  la  profecía  del  genio  ó  el  i\r*(u)  de  la 
magnanimidad.  lE  utopia  pertenece  al  recuerdo  ó  ala  esperanza; 
lo  que  ha  sido  y  feneció  en  los  tiempos  por  no  corresponder  .í 
la  talla  de  la  humanidad,  nunca  se  constituirá  de  nuevo  en  prin- 
cipio universal  de  derecho.  Pero  lo  que  lia  de  venir,  ¿que  es? 
Vai  el  orden  de  las  instituciones,  de  las  creencias,  de  los  dogmas 
científicos,  de  las  artes,  ¿cuál  es  el  límite  donde  la  inteligencia  y 
la  actividad  encontraran  el  non  plus  ultra:'  Cesar  Can  tú  en  el 
prólogo  de  su  historia  a  la  edad  moderna,  no  ha  temido  conde- 
nar todas  las  gratuitas  sentencias  de  la  pereza  y  de  la  ignoran- 
cia, y  todas  las  cobardías  de  los  (pie  ponen  un  dique  arbitrario 
/i  las  mas  audaces  investigaciones.  ''Cuando  un  hombre,  dice,  que 
escede  á  las  proporciones  ordinarias  por  la  eficacia  de  su  voluntad 
unida  al  poder  de  su  inteligencia,  trata  de  aventurarse  mas  altó 
de  los  límites  comunes,  el  vulgo  docto  que  gusta  de  la  medianía 
y  solo  tolera  aquello  que  se  cree  capaz  de  hacer,  esclama,  "im- 
posible; es  un  visionario,  un  presuntuoso",  y  tal  vez  añade,  "un 
loco,  un  charlatán".  "Decid  que  dentro  de  una  piedra  llena  de  as- 
perezas se  encuentra  el  diamente,  y  os  escarnecerá  el  que  no  ten- 
ga, voluntad  y  manos  vigorosas  para  romperla  v  descubrirlo. 
Si  este  hombre  no  soporta  los  ultrajes  que  ha  de-sufrir  aquella 
sensibilidad  que  es  a  la  vez  la  debilidad    v  la  fuerza,   la    reconv- 


A  LA  HISTORIA    UNIVERSAL.  9 

peosa  y  la  espiacion  del  genio,  sucumbirá  bajo  el  peso  de  uni- 
versal reprobación  dudando  de  sí  mismo  y  de  su  inteligencia 
que  tanto  se  desvia  de  la  de  los  demás.  Aquel  que  en  el  reinado 
de  Luis  XIV  proyectó  hacer  caminar  un  barco  por  medio  del 
hume,  despertó  las  amargas  burlas  de  los  cortesanos  de  la  Ni- 
ñón, se  volvió  loco,  y  murió  en  un  hospital:  el  Dominiquino  es- 
taba á  \nmto  de  cambiar  la  paleta  por  el  cincel  para  descansar 
de  las  sátiras  de  los  mordaces;  Racine  viéndose  pospuesto  al  inep- 
to P  radon,  abandonó  el  teatro;  Newton,  cansado  de  sufrir  con- 
tradicciones, esclamaba,  "no  quiero  pensar  mas  en  la  filosofía; 
imprudencia  fué  abandonar  el  inestimable  tesoro  de  mi  tranqui- 
lidad para  correr  tras  una  sombra;'7  y  Pergolesi  murió  á  los  trein- 
ta y  tres  años  bajo  la  obstinación  de  los  silvidos  de  aquellos  que 
al  dia  siguiente  de  sus  funerales  le  llamaban  "divino"  Pero  si  el 
genio  no  consiste  en  la  paciencia,  la  estima  como  su  dote  prime- 
ra; sabe  que  toda  grande  empresa  es  una  lucha,  una  educación, 
una  palestra;  no  elude  las  dificultades  sino  que  las  hace  frente: 
se  resigna  á  la  envidia,  al  insulto,  y  lo  que  es  peor,  á  la  indife- 
rencia de  sus  contemporáneos;  sufre  las  heridas  de  la  flecha  y  las 
picaduras  del  alfiler,  todavía  mas  molestas,  y  mejorando  con  las 
contradicciones  como  el  turíbulo  aumenta  sus  espirales  de  humo 
á  medida  que  se  le  agita,  vence  una  por  una  •  las  enemistades, 
las  envidias,  las  emulaciones;  desprecia  á  los  que  le  desprecian, 
desafia  los  odios  que  le  tienen  los  poderosos  ó  preocupados,  y 
prosigue  solitario  aquel  sendero  donde  el  que  sucumbe  antes  de 
concluirle  es  olvidado  ó  vilipendiado  por  los  demás  hombres. 
Pero  si  con  aquel  valor  que  transforma  las  contrariedades  en 
problemas  llega  al  fin  que  se  propuso;  si  venciendo  obstáculos 
apenas  sospechados  del  vulgo  consigue  fatigosamente  su  objeto, 
entonces  algunos  se  apresuran  á  hacer  una  justicia  tarclia,  para 
vanagloriarse  luego  de  haber  conocido  su  mérito,  ó  porque  es 
muy  bello  prestar  apoyo  á  quien  no  podemos  pisotear;  los  que 
se  titulan  sus  amigos  le  conceden  una  aprobación  inactiva  que 
se  asemeja  á  la  compasión;  muchos  por  orden  de  otros,  ó  por  a- 
< hilarles,  ó  bien  para  demostrar  que  no  en  vano  principiaron  sus 
ultrajes,  repiten  con  voz  hostil:  "gran  cosa;  ¿quien  no  hubiera 
hecho  otro  tanto?  Bastara  pensar  y  querer  para  conseguirlo,  y 
aun  otros  lo  han  hecho  antes  que  él;  no  ha  tenido  mas  que  imi- 
tar y  aprovecharse  de  aquellos  conocimientos.'7  Estas  gentes  ig- 
noran, ó  mas  bien  fingen  que  ignoran,  que  en  el  saber  querer 
está  la  eficacia  del  genio:  que  la  imitación  se  deduce,  no  de  la 
comparación  de  ciertas  particularidades,  ya  fortuitas,  ya  indecli- 
nables, sino  de  la  ele  los  principios  de  la  acción  de  los  métodos 
y  de  la  esencia  de  los  sistemas:  ignoran  que  el  llegar  á  confines 
nuevos  por  caminos   antiguos,  ó  á  confines   comunes  por  vías  no 


10  INTRODUCCIÓN 

ensayadas;  que    conocer  la  importancia  de  un  objeto,  y  sacrificar 
los  goces,  los  honores,  la  existencia,  son  sólo   privilegios  de  les 


hombres  grandes. " 


La  historia  antigua   pertenece  á  los  vencedores  o  á  las  castas; 
la  historia  media  busca  todas  las  relaciones  con  una  religión  ó  un 
sistema:  la  historia   moderna  pertenece    á   todos  los  hombres  y 
todos  los  pueblos;  y  no  solo   esto,  sino  á  la  integridad  del  pensa- 
miento.   El  pensamiento  es  quien  se  alza  sobre  la  dura  esclavi- 
tud  moral  de  la  teocracia  y  proclama  la  libertad  de  indagación 
y  la  libertad  artística;  el  pensamiento  es   quien  se   subleva  con- 
tra unidades  tan  absorventes  como  arbitrarias  y  proclama  la  in- 
dependencia civil  y  la  independencia  de  la  conciencia:  el  pensa- 
mionto  es  quien  penetra  en  las  instituciones  y  las  analiza,  y  pro- 
clama la  soberanía  de  los  pueblos.  La  filosofía  toma  carta  de   na- 
turaleza en  las  sociedades  y  en  la  política;  ya  no  será  lícito  que 
el  reformador  se  presente  con  la  cuerda  al  cuello  en  la  actitud 
humilde  de   las   víctimas;   el  hombre  lia    podido  comprender  en 
las  múltiples  enseñanzas  del   progreso,  (pie  es  acreedor  al  uso  li- 
bre de  todas  sus  facultades,  de  toda  su  inteligencia,  de  todos  sos 
derechos;  solo  necesita   tener  energía   para  no   dejarse  arrebatar 
la  posesión  de  los  fueros  inherentes  á  su    naturaleza,  y  las  espe- 
ranzas de   perfeccionarse  y  de  crecer.   Ha  pasado   la  literatura 
de  los  dioses,  de  las  castas,  délas  aristocracias;  la  ciencia  no  está 
encerrada  en  mezquinos   dogmas,    pensamientos  de  un  dia  huma- 
no; el  capricho  ha  dejado  de  ser  ley:   reyes  y  castas  nada  son: 
la  humanidad  lo  es  todo.  Estos  ideales  que  viven  en  germen  des- 
de el  siglo  XV,  se  desarrollan  en  el  transcurso  del  tiempo.  Amé- 
rica es  sometida,  pero  aun  no  es  la  ampliación  del  derecho  á  ma- 
yor porción  humana,  sino  la  dilatación  del  despotismo    impuesto 
por  la  fuerza  y  sostenido  por  la  arbitrariedad  y  el  aniquilamiento 
de  las  escasas  energías  de  desventuradas    razas.    La  edad    media 
llega  para  la  América  latina,  mas  estraviada  aun,  mas  depresiva 
que  las  invasiones   germánicas,    porque  la   diferencia  de  color  y 
el  orgullo  suplen  aquellas   primitivas  leyes  germanas  que  impe- 
dían todo  cruce  y  relación  moral    con  los  vencidos.  Como   obra 
política  la  conquista  no  fué  un  ensayo  fecundo;  como   obra  histó- 
rica, a  través  del  error  y  de  las  ambiciones,  se  plantearon  proble- 
mas que  los  siglos  descifrarían  en  el   sentido  del  progreso.   Hay 
Ain  mundo  moral  dormido,  pero  existe;  bajo  las  heladas   sábanas 
del  Norte,  espera   la  tierra  que  el  sudor  de  los  puritanos    ha  de 
fecundar;  y  entre  la  poderosa  flora  de  los  trópicos  y  sobre  las  di- 
latadas llanuras  y  magestuosos  valles  del  Sur,  levantará  la  cabe- 


A   LA    HISTORIA  UNIVERSAL  11 

j&  algo  que  en  nuestro  siglo  comienza  á  definirse:  entonces  el 
mundo  de  Colon  entonará  el  himno  de  progreso  respondiendo  á 
la  grandeza  y  á  las  esperanzas  de  la  gloriosísima  figura  del  si- 
glo XV. 

Todas  las  costumbres  y  hábitos  del  pasado  pueden  coaligarse 
porque  la  batalla  comienza:  Alemania  reclama  el  libre  examen; 
Lutero  penetra  en  la  conciencia  pública  y  de  ella  arranca  el  dog- 
ma de  la  reforma.  Envano  Carlos  V  que  émulo  de  Carlo-magno 
busca  la  unidad  bajo  su  poder,  pretende  ahogar  la  doctrina  refor- 
mista: transige  y  la  unidad  se  rompe,  y  el  Norte  de  Europa  aban- 
donando á  Roma,  inicia  la  propaganda  filosófica  que  traería  con 
los  siglos  la  emancipación  moral  y  política  del  viejo  mundo.  Zuin- 
glio  y  Calvino  siguen  la  empresa  de  apartamiento  y  disolución; 
Inglaterra  fatigada  de  viciosas  intervenciones,  halla  pretestos  en 
las  querellas  ele  Enrique  VIII,  y  se  establece  la  iglesia  anglicana 
que  consolidaría  Isabel  I,  el  monarca  mas  grande  que  ha  pasado 
por  el  trono  ingles.  Las  pequeñas  naciones  que  rodean  á  Alema- 
nia, Holanda,  Dinamarca,  adoptan  la  reforma  bajo  principios  se- 
mejantes, y  Suecia  continúa  aquel  movimiento  que  nada  pudo  ni 
contener  ni  aplazar. 

La  política  opresora  del  Occidente  se  pronuncia  mas  violenta- 
mente cuanto  mas  se  reduce  el  patrimonio  espiritual  de  los  pon- 
tífices, pero  en  Italia  y  Francia  las  ciencias  y  las  artes  siguen 
triunfando  de  las  restricciones:  que  se  queme  el  libro  de  Copérnico 
por  mano  del  verdugo  y  que  se  torture  á  Galileo,  pero  el  mundo 
sabrá  por  medio  de  qué  vergonzosas  crueldades  se  persigue  la 
verdad,  y  cuales  son  las  esperanzas  que  ofrecen  al  pensamieuto  y  á 
la  sabiduría  los  despotismos  y  las  teocracias.  La  inquisición  como 
irritada  por  el  desprendimiento  délos  pueblos  sajones  que  redu- 
cían á  la  mitad  el  imperio  de  los  papas,  se  ceba  en  los  países  que 
les  permanecían  mas  fieles,  y  es  martirizada  la  razón,  sacrificados 
los  indagadores,  calificados  de  hereges  los  sabios.  La  orden  de 
los  jesuítas  viene  á  contradecir  el  vuelo  de  la  inteligencia,  y  á 
poner  obstáculos  insuperables  á  la  propagación  de  la  reforma;  "to- 
do por  Roma  y  contra  el  espíritu  innovador7',  y  al  cerrar  el  paso 
A  las  protestas  de  la  conciencia,  se  cerraba  también  á  las  miradas 
del  alma,  á  la  luz  de  la  filosofía,  á  los  derechos  históricos  del 
arte.  Roma  y  la  inquisición  no  se  habían  atrevido  á  tanto  desde 
las  mas  tenebrosas  épocas  de  la  edad  media.  El  Occidente 
sucumbe;  una  reacción  tenaz  y  cruel  vigila  el  despertar  y  hasta 
procura  sorprender  en  el  sueño  y  en  lo  íntimo  de  la  familia,  un 
pretesto  para  vengar  los  supuestos  agravios  de  la  intolerancia  y 
las  quejas  del  despotismo.  Felipe  II  quiere  reivindicar  algo  de  lo 
que  Roma  habia  perdido;  es  tarde:  la  misma  naturaleza  parece 
encargada   de  demostrar  al  obstinado  austríaco  lo  efímero   de  su 


1  2  INTRODUCCIÓN 

empeño  y  lo  imposible  de  sus  deseos.  El  pueblo  sobre  que 
pesa  mas  la  arbitrariedad  de  los  reyes  y  el  terror  de  la  inquisi- 
ción, era  el  llamado  á  llevar  su  influjo  á  las  remotas  regiones 
descubiertas  por  Colon:  de  rechazo  las  instituciones  de  España 
herirían  las  colonias,  gérmenes  de  nacionalidades  del  porvenir. 

Francia  mas  apartada  de  los  compromisos  teocráticos,  permite 
alguna  espansion  alas  ideas  y  tiene  sus  pensadores  y  sus  filó- 
sofos, cuando  España  se  agotaba  hasta  caer  en  el  estéril  y  envi- 
lecedor reinado  de  Carlos  II.  Inglaterra  que  obligo  á  jurar  a  sus 
reyes  la  carta  magna  y  que  consagró  la  independencia  totalmen- 
te civil  por  la  reforma,  daría  vida  á  una  gran  nacionalidad  aunque 
no  de  un  modo  espontáneo  y  deliberado:  el  siglo  XVI  inició  la 
colonización  y  no  pudo  continuarla,  y  solo  se  fortaleció  al  aliento 
de  las  ideas  y  de  las  esperanzas  liberales.  Las  guerras  religiosas  é 
internacionales  llenan  todo  el  siglo  XVI;  los  protestantes  alemanes 
comenzaron  á  fijar  su  posición  en  la  Dieta  de  Spira;  los  Países 
Bajos  acostumbrados  á  sus  municipios  y  á  sus  fueros,  no  pueden 
resistir  el  despotismo  de  la  casa  de  Austria  que  uniera  al  trono 
de  España  aquellas  regiones  como  patrimonio  de  familia,  y  en  lu- 
cha heroica  conquistan  su  puesto  éntrelas  naciones  europeas. 
Turquía  pretende  ensancharse  y  oscurecer  á  Europa,  pero  á  sus 
poderosos  ejércitos  ya  pueden  oponerse  nacionalidades  compactas 
que  neutralicen  los  esfuerzos  de  las  razas  orientales.  El  siglo 
XVII  el  poder  musulmán  habia  entrado  en  decadencia,  y  la  mo- 
narquía española  cede  la  supremacía  europea  al  espirar  Felipe  II. 
Francia  habia  caído  en  funestas  intolerancias:  la  San  Bartolomé. 
ese  crimen  horrendo  nacido  del  comercio  del  despotismo  con 
los  esclusivismos  religiosos,  produjo  el  contrarío  efecto  de  irritar  á 
los  perseguidos  sobrevivientes  y  la  necesidad  del  edicto  de  Nan- 
tes  en  los  útimos  años  del  siglo  XVI.  La  guerra  unitaria  nacio- 
nal en  Francia  se  hace  guerra  religiosa;  los  calvinistas,  vencidos 
en  la  Bóchela,  se  espatrian  mas  tarde  cuando  Luis  XIV  olvidan- 
do las  exigencias  de  la  época  y  el  porvenir,  dá  satisfacción  en- 
tera á  sus  sentimientos  de  intolerancia.  Inglaterra  triunfa  de  la 
monarquía  por  la  revolución  de  1648,  que  saca  victoriosos  lofe 
derechos  del  parlamento,  y  después  ele  la  rcstuaraeion  afirma  en 
el  movimiento  político  de  1088  y  el  cambio  de  dinastía  el  ejercicio 
de   la  libertad 


Los  tratados  de  paz  van  poniendo  en  mejores  condiciones  la 
conciencia  y  la  libertad  moral.  Pero  Francia  perdió  su  vigor  con 
Luis  XIV  que  dejaría  con  gran  acopio  de  agravios,  deseos  com- 
primidos bajo  el  férreo  yugo  de  su  larga  dominación.  Las  nionar- 


A    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  13 

quías  que  parecen  mas  gloriosas,  han  sido  las  mas  infecundas  y 
corruptoras:  Carlos  V  y  Felipe  II,  Enrique  VIII,  Luis  XIV,  em- 
bellecieron el  trono  á  espensas  de  la  salud  nacional,  del  desar- 
rollo colectivo,  de  la  inteligencia  y  de  la  fuerza  de  los  pueblos. 
España  se  habia  desangrado  en  las  guerras  esteriores  sin  sacar 
mas  que  vanidades  estériles,  mientras  dentro  se  apagaba  todo  el 
espíritu  intelectual  y  moral  y  se  preparaban  para  aquel  pais  los 
tiempos  mas  oscuros  de  todas  las  edades.  Al  fin  de  las  espedi- 
ciones  y  de  las  guerras  con  que  el  orgullo  monárquico  gastaba 
las  fuerzas  de  España,  no  se  encontró  mas  que  la  desmembración, 
el  bochorno,  el  aniquilamiento.  Felipe  II  lucha  con  Inglaterra 
por  orgullo,  con  Francia  por  ambición,  con  Italia  y  los  Paises 
Bajos  por  sostener  su  despotismo:  es  un  hombre  que  nacía  ama 
mas  que  á  él  mismo:  degrada  todo  lo  que  piensa,  humilla  á  sus 
grandes  guerreros  cuando  no  los  necesita,  no  puede  tolerar  nin- 
gún talento  superior  al  suyo,  gasta  el  tesoro  público  en  aventu- 
ras sin  importancia  para  la  nación  y  que  por  éxito  no  podian  te- 
ner mas  que  crueles  desengaños,  destruye  la  libertad  política  de 
Aragón  llevando  al  cadalso  al  Justicia, — representante  de  las 
bellas  tradiciones  aragonesas — y  su  orgullo  no  deja  mas  que  rui- 
nas. Felipe  II  que  tan  grande  parece  á  los  ensalzadores  del 
despotismo  y  i  la  ignorancia,  es  el  que  determino  la  caida  de  Es- 
paña: deje)  por  todo  monumento  el  Escorial,  un  sepulcro:  fuerza, 
ninguna;  España  estaba  destruida,  y  para  completarla  obra,  Fe- 
lipe III  arrojaría  a  los  moriscos,  los  mas  inteligentes  en  la  agri- 
cultura y  en  la  industria,  desheredando  al  pais  de  un  elemento 
poderoso;  eso  era  lo  único  en  que  no  habia  puesto  su  fatídica  ma- 
no el  sombrío  fundador  del  Escorial.  Inglaterra  se  levantaba  al 
compás  de  la  debilitación  de  España;  aquí  mueren  la  iniciativa  y 
el  vigor  intelectual,  y  allí  se  despiertan  los  estímulos  y  sé  cons- 
truyen sólidos  cimientos  para  el  porvenir;  el  derecho  personal 
adquiere  poderoso  brio;  el  parlamento  á  nombre  del  pueblo  y  de 
la  nobleza  se  impone  á  los  reyes. 

En  Francia  el  Cardenal  Richelieu  lucho  á  la  vez  contra  los 
calvinistas  y  por  la  unidad  nacional.  Luis  XIV  recibid  los  ele- 
mentos necesarios  de  grandeza  material,  pero  su  política  tan  in- 
fluyente en  Europa,  y  en  apariencia  tan  engrandecedora,  mata 
el  espíritu  público,  destruye  la  iniciativa,  y  arroja  también  del 
suelo  patrio  masas  laboriosas  de  calvinistas  que  fecundizarían  ro- 
busteciendo los  pueblos  de  la  reforma.  Todas  las  grandes  luchas 
en  aquel  tiempo  tienen  un  doble  carácter  político  y  religioso. 
La  reforma  se  consolido  por  las  oposiciones  de  España  y  Fran- 
cia el  siglo  XVI:  el  Papa  León  X  que  habia  creido  que  se  redu- 
jera á  una  disputa  de  monges,  no  pudo  ya  ver  como  adquiria 
personalidad  y  se  preparaba  á  tomar  un   puesto  importante  en 


14  INTRODUCCIÓN 

la  política,  y  el  primero  en  el  progreso  de  Europa.  AI  Norte, 
la  Scandinavia,  Dinamarca  y  el  ducado  de  Brandeburgo  seguían 
la  reforma,  llegando  un  dia  Suecia  i  ser  el  escudo  de  la  revolu- 
ción y  el  contrapeso  del  Occidente.  Rusia,  imperio  semi-asiáti- 
co  emancipado  en  el  siglo  XV  del  influjo  de  los  mongoles,  pone 
su  mirada  en  el  Sur  y  en  el  ocaso,  y  cuando  los  turcos  comien- 
zan a  decaer,  avanza  contra  ellos,  les  arrebata  posesiones  del 
mar  Negro,  hace  correrias  en  Polonia,  y  dispone  sus  fuerzas  pa- 
ra intervenir  directamente  en   los  negocios  europeos. 

Entretanto  las  colonias  de  Norte-América  apoyándose  en  Ja 
igualdad  y  en  la  libertad  civil  y  religiosa,  echan  los  cimientos 
de  una  nacionalidad;  las  colonias  latinas,  sin  representación  y 
sin  parlamentos,  sufren  la  ley  impuesta  por  la  metrópoli,  y  vi- 
ven agerias  á  las  oposiciones  beneficiosas  y  á  los  choques  de  Eu- 
ropa, no  percibiendo  mas  que  los  desastres  ele  la  intolerancia. 
y  con  frecuencia  los  saqueos  y  depredaciones  ocasionados  por 
los  enemigos  de  España,  como  resultado  de  las  guerras  de  la 
metrópoli  con  las  grandes  naciones.  La  herencia  llegada  en  suer- 
te emperezó  el  ánimo  é  hizo  que  se  estimara  en  poco  el  trabajo: 
abandonóse  lo  permanente  y  lo  trascendental,  y  se  confió  á  la 
codicia  y  á  las  ambiciones  un  porvenir  que  debía  responder  á 
tan  malos  principios.  España  emigraba  al  continente  de  Colon  y 
peleaba  en  toda  Europa  dejando  los  campos  yermos,  los  talleres 
desiertos,  las  fábricas  arruinadas.  La  pobreza  en  los  últimos  años 
del  funesto  dominio  de  Felipe  II  y  en  los  reinados  sucesivos, 
llegó  á  un  estremo  tal,  que  los  campesinos  carecían-  de  instru- 
mentos de  labranza,  las  ciudades  se  arruinaban  sin  que  nadie 
se  acordara  de  reedificarlas,  mientras  Isabel  de  Inglaterra  ci- 
fraba su  orgullo  "en  dejar  á  los  aldeanos  felices  y  contentos,  con 
colchones  de  plumas  y  buenos  vestidos  y  subsistencias'7. 

Entre  las  rudas  oposiciones  de  los  mas  fuertes  se  alzábanlas 
pequeñas  nacionalidades,  necesarias  al  concierto  europeo:  Portugal 
agregado  á  España  por  Felipe  II,  recobra  su  independencia  con 
energía  en  tiempo  ele  Felipe  IV:  los  Países  Bajos  alentados  por 
la  libertad  y  por  la  reforma,  llegan  á  compartir  con  Inglaterra 
el  dominio  de  los  mares,  aprovechándose  también  délos  frutos 
del  descubrimiento  de  América;  Suiza  envuelta  en  luchas  reli- 
giosas, afirma  su  libertad  en  el  choque  de  los  cantones  protes- 
tantes y  los  cantones  católicos;  Gustavo  Adolfo  vigoriza  Suecia 
y  llama  con  su  política  la  atención  de  Europa;  Dinamarca  se 
robustece  al  calor  del  libre  pensamiento.  Italia  sometida  á  la 
voluntad  de  los  poderosos,  solo  conserva  su  libertad  científica 
y  artística  que  le  consuela  de  su  triste  situación,  pero  sin  perder 
la  esperanza  de  rehabilitarse  un  dia. 

Al  entrar  el   siglo  XVIII  la   influencia  de  Luis   XIV    estaba 


A  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  15 

decaída  como  lo  estaba  la  de  la  dinastía  austríaca  española  ai 
acabar  el  siglo  XVI  Aun  alcanza  Luis  XIV  una  victoria 
cuando  se  coloca  en  el  trono  de  España  su  nieto  Felipe  V.  La 
dominación  borbónica  si  bien  funesta,  no  lo  fué  tanto  como  la 
dominación  austríaca.  España  perdió  su  categoría  en  Europa;  el 
pacto  de  familia  le  atraería  los  últimos  reveses  y  los  golpes  vio- 
lentos que  aun  no  se  han  reparado.  Austria,  escudo  de  la  Euro- 
pa central  y  occidental  desde  la  invasión  turca,  absorbió  las- 
naciones  menos  fuertes,  Hungría,  Bohemia,  y  la  misma  hetero- 
geneidad del  imperio  le  impuso  principios  de  tolerancia  prácti- 
ca. Suecia  tendría  que  luchar  para  fortalecer  su  personalidad 
social,  y  Carlos  XII  la  eleva  á  un  poder  desconocido.  No  pu- 
dieron triunfar  definitivamente  de  sus  opuestos,  ni  los  turcos,  ni 
el  catolicismo,  ni  la  reforma:  estas  mismas  oposiciones  convenían 
al  desarrollo  de  los  intereses  nacientes;  las  nacionalidades  se  in- 
dividualizaron, y  en  el  interior  el  espíritu  de  unidad  apagaba 
los  últimos  restos  sostenidos  ó  consentidos  del  feudalismo. 

Al  acabar  la  guerra  de  sucesión  en  España,  toma.  Inglaterra, 
aunque  resuelta  la  guerra  contra  ella,  grandes  proporciones 
de  poder:  el  ducado  de  Brandeburgo  que  comenzaba  á  erigirse 
en  piedra  angular  de  la  reforma,  se  constituye  en  una  monar- 
quía que  concentraría  el  espíritu  alemán  poco  semejante  con  el  im- 
perio austríaco.  El  sistema  de  Luis  XIV  obligó  á  muchos  reyes 
de  Europa  ó  los  tentó  á  imitar  las  monarquías  militares,  orga- 
nizándose bajo  esa  base,  Prusia,  Polonia,  Austria,  Rusia,  Sue- 
cia y  Turquía.  Inglaterra  escudada  por  los  mares,  había  hecho 
de  su  marina  la  fuerza  nacional,  y  al  contrario  que  España  que 
olvidaba  á  los  hombres  de  mérito,  no  tenia  inconveniente  en 
hacer  generales  de  sus  audaces  piratas.  Pedro  el  grande  de  Ru- 
sia aleccionado  en  los  progresos  europeos/  impulsa  á  su  patria, 
construye  los  primeros  barcos,  despierta  nobles  emulaciones,  lle- 
va al  corazón  del  imperio  artes  é  industrias  desconocidas,  entra 
en  la  vida  europea,  y  señala  á  su  pueblo  las  sendas  del  porve- 
nir, vigorizando  con  las  influencias  rusas  los  elementos  reformis- 
tas aunque  mas  separados  del  dogma  católico  que  la  confesión 
griega. 

Los  reyes  se  habían  atribuido  la  gloria  del  triunfo  sobre  las 
aristocracias;  mientras  necesitaron  del  brazo  del  pueblo,  alimen- 
taron sus  libertades,  pero  en  el  momento  que  se  creen  fuertes, 
las  derriban  y  proscriben,  hasta  decir  Luis  XIV,  ''el  Estado 
soy  yo,"  frase  que  si  era  una  sanción  de  la  ruina  del  feudalismo, 
y  á  la  vez  una  fórmula  de  la  unidad  nacional,  quitaba  al  pueblo 
la  garantía  de  sus  derechos  y  el  premio  merecido  por  sus  sa- 
crificios. 

Las  reformas  administrativas  fueron  una  consecuencia  de   los 


16  INTRODUCCIÓN 

nuevos  intereses  creados,  y  comienzan  á  aparecer  las  teorías  e- 
«eonómicas  y  políticas  que  determinarían  la  revolución  francesa. 
Las  monarquías  buscando  el  opuesto  del  feudalismo,  exaj eraban 
la  centralización,  y  como  resultado,  se  debilitaban  los  estreñios, 
y  se  perdía  la  iniciativa  individual.  Federico  II  de  Prusia  aun- 
que reformador  atrevido  y  audaz  pensador,  no  se  desprendió  de 
la  unidad  fortísima  en  que  se  enlazaban  todas  las  corrientes  de 
la  política;  admirador  de  la  democracia  suiza,  se  guardaba  bien 
de  imitarla  en  los  procedimientos  de  gobierno  de  su  patria.  El 
despotismo  de  los  reyes,  con  sus  frutos  en  el  tiempo  y  las  venta- 
jas adquiridas  por  el  cuerpo  nacional,  no  resolvía  mas  que  el  cam- 
bio de  un  mal  mayor  por  un  mal  menor.  Los  pueblos  habían 
puesto  sus  fuerzas  al  servicio  de  la  monarquía  que  les  dirijió  en 
el  combate  con  el  feudalismo;  el  poder  estraordinario  de  los  re- 
yes en  acuerdo  en  muchas  naciones  con  el  pontificado  y  con  la 
iglesia,  hizo  renacer  la  antigua  fórmula  del  derecho  divino  que 
e\  clero  sancionó,  mientras  los  países  protestantes  fortalecían  el 
derecho  humano.  Las  letras,  las  ciencias,  la  filosofía  concurren  A 
modificar  el  derecho  real  sucesor  del  derecho  feudal:  aristocra- 
cias y  sacerdocios  como  si  ya  carecieran  de  virilidad,  do  luchan 
tanto  por  restablecer  su  poder  como  por  conservar  el  que  les 
reconoce  algunos  privilegios:  en  los  dramas  y  en  los  poemas, 
en  la  filosofia  y  en  la  crítica,  aparece  una  nueva  entidad,  el  pue- 
blo, la  masa  total,  antes  no  tomada  en  cuenta  sino  como  instru- 
mento fiel  de  los  señores,  de  los  papas  ó  de  los  reyes.  La  mo- 
narquía francesa  sintióla  necesidad  de  lo  bello  y  de  lo  ideal 
aun  en  medio  de  los  combates  que  sostenía  con  Europa.  Luis  XIV 
no  podia  suponer  cuanto  influjo  ejercerías  las  opiniones  e- 
mitidas  por  los  filósofos  y  por  los  literatos:  creia  que  aquellas  pa- 
labras  que  distrajeran  un  rato  el  oido  se  perderían  como  notas 
que  se  debilitan  y  mueren  en  alejadas  ondulaciones.  Las  letras 
y  la  filosofia  avanzaban,  y  la  política  mantenía  su  inmobilidad 
monárquico-absolutista,  Los  parlamentas  Norte-americanos,  la  con- 
federación suiza,  las  instituciones  de  Holanda,  y  aun  la  monar- 
quía inglesa,  servían  de  estudio  y  de  términos  comparativos  (pie 
al  provocar  oposiciones,  salían  generalmente  vencedoras  del  hecho. 
y  aun  se  estremaban  inquiriendo  en  la  razón  pura  el  orden  mas 
perfecto  de  gobierno.  De  este  último  modo  Juan  Jacobo  Rousseau 
predicaba  la  revolución  desde  el  punto' de  partida  de  un  contra- 
to sometido  ú  todos  los  asociados  y  aceptada  por  ellos,  no  que* 
dando  de  consiguiente  ni  superioridades  aristocráticas,  ni  teocrá- 
ticas ni  realengas.  Ya  fuera  imaginario  históricamente  conside- 
rado el  contrato  supuesto  en  las  primitivas  sociedades.  Rousseau 
llamaba  la  atención  sobre  la  base  origen  de  todos  los  poderes,  v 
sobre  el  derecho  inalienable  de  los  pueblos.    Representando  una 


A    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  17 

-creación  política  superior,  todos  los  que  afirmasen  algo  progresivo 
se  inclinarían  en  mucho  o  poco  á  la  idea  del  filosofo  de  Ginebra, 
y  en  tanto  que  de  ahí  derivaría  la  doctrina  del  sufragio  universal 
y  de  la  soberania  de  las  naciones,  otro  grande  hombre  Francisco 
Maria  Arouet  de  Voltaire  asestaria  su  acerada  piqueta  contra  el 
viejo  edificio  que  abrigaba  mas  ó  menos  debilitadas  las  tradicio- 
nes coaligadas,  y  haria  guerra  sin  descanso  á  las  supersticiones, 
a  los  obstáculos,  y  á  las  doctrinas  que  cerraban  el  paso  al  porve- 
nir. Federico  de  Prusia  cuando  no  émulo,  enemigo  del  Occiden- 
te, animaba  a  Yol  taire,  y  la  crítica  de  este  genio  fecundísimo  lle- 
vaba en  remolino  agitado  los  hombres  y  las  cosas  del  mundo  cu- 
yos cimientos  comenzaban  á  pulverizarse. 

El  descubrimiento  de  América  y  de  las  grandes  islas  de  la  0- 
ceania,  introdujo  nuevas  relaciones  en  el  comercio,  y  con  otra  cla- 
se de  exigencias,  la  necesidad  de  diverso  y  mas  complicado  esfuer- 
zo. Las  pequeñas  naciones  trabajaban  silenciosamente  mientras 
los  poderosos  combatían,  y  daban  su  contingente  al  progeso,  des- 
de Portugal  que  ilustra  el  siglo  XV.,  Suiza  que  afirma  sus  libe- 
rales instituciones,  y  Holanda  que  aprovecha  los  descubrimientos, 
hasta  las  colonias  de  Norte-América  que  ofrecen  á  la  conciencia  un 
seguro  mas  fuerte  que  todas  las  monarquías  de  Europa. 

España  monopoliza  el  comercio  en  sus  colonias,  lo  mismo  que 
Inglaterra,  pero  no  las  deja  la  espansion  que  esta  ni  piensa  mas 
que  en  la  continuación  de  su  poder  territorial,  lejos  de  deliberar 
los  medios  de  engrandecer  colonias  y  metrópoli  con  medidas  sa- 
bias y  equitativas.  Inglaterra  saca  provecho  y  lo  dá,  favorece  y 
prospera,  y  no  dejando  languidecer  el  espíritu  en  el  interior  ni  en 
el  esterior,  en  el  día  de  la  independencia  del  Norte  podía  darse 
el  título  de  madre  educadora,  y  por  otra  parte  tenia  bastante  vi- 
gor para  trabajar  por  el  porvenir  sin  que  le  hiciera  honda  mella 
la  pérdida  de  sus  trece  colonias.  Antes  de  llegar  Ñor  te- América 
&  cierto  madurez,  ya  surcaba  Inglaterra  reflexivamente  los  mares 
de  Australia  y  de  la  Yndia,  y  España  que  tiene  su  dilatación  na- 
tural al  otro  lado  del  estrecho  de  Gibraltar,  había  perdido  el  tiem- 
po, la  sangre  y  las  riquezas  en  inútiles  devaneos  de  ambición  y 
en  desastrosas  oposiciones  con  la  reforma,  y  su  industra  y  su  co- 
anercio  por  causa  de  la  intolerancia  y  de  la  imprevisión  de  gobier- 
nos tan  vanos  y  soberbios  como  estériles:  careciendo  de  industria, 
habia  de  reducirse  i  mercader  en  beneficio  de  los  paises  produc- 
tores, Holanda,  Bélgica,  Francia,  que  se  enriquecían  y  prospera- 
ban durante  la  molicie  y  los  malos  sistemas  de  los  reyes  de  la 
casa  de  Austria  y  de  Borbon.  El  comercio  y  la  industria  no  ha- 
bían tenido  en  la  civilización  mas  que  puestos  muy  secundarios: 
Aristóteles  y  Cicerón  reflejando  toda  la  antigüedad  no  les  conce- 
bían mas  que  despreciativos  títulos.  Pero  ahora  á  través  de  los 

2 


18  INTRODUCCIÓN 

grandes  mares,  en  la  relación  de  dos  mundos  y  aumentada  la  su- 
ma de  exigencias;  las  cosas  tomarían  otro  derrotero.  Lo  filosofía, 
solo  ocupada  del  espíritu  y  de  las  relaciones  morales,  descende- 
ria  á  la  agricultura,  al  taller,  á  la  fábrica,  al-  barco  de  vela,  para 
dar  honrosos  diplomas  á  la  creación  y  al  tráfico,  para  aplicar  la 
inteligencia  al  nivel  del  consumo  con  la  producción,  de  las  nece- 
sidades con  el  trabajo. 


La  enciclopedia  francesa  desempeña  la  misión  honrosísima  de 
enaltecer  el  trabajo.  Diderot  decia:  "devolvamos  por  fin  á  los  ar- 
tesanos lo  que  les  es  debido;  las  artes  liberales  bastante  se  canta- 
ron á  sí  mismas;  ahora  deben  emplear  lo  que  les  resta  de  voz  pa- 
ra celebrar  las  artes  mecánicas.''  Y  haciendo  coro  á  los  enciclo- 
pedistas esclamaban  otros:  "Se  han  llenado  poemas  ensalzando  y 
glorificando  á  los  héroes,  á  los  vencedores  y  á  las  aristocracias. 
¿Cuándo  entramos  en  el  poema  del  trabajo,  de  esa  batalla  de  gi- 
gantes en  que  el  hombre  lucha  con  la  naturaleza  y  la  domina? 
El  suelo  produce,  pero  el  hombre  acomoda  la  producción  á  sus  de- 
seos, y  dá  belleza  y  utilidad  á  lo  informe.  Honremos  la  industria, 
reina  modesta  pero  mas  grande  que  todas  las  glorias  de  la  aris- 
tocracia y  que  todos  los  orgullos  deificados."  La  enciclopedia  no 
solo  toma  la  palabra  en  favor  de  lo  que  era  menospreciado,  sino 
que  también  llama  á  los  hombres  á  la  vida  del  derecho. 

Las  rivalidades  de  Inglaterra  y  Fi-ancia  apenas  suspendida- 
desde  Juan  sin  Tierra  y  Felipe  Augusto,  se  reflejaron  en  las  res- 
pectivas colonias  de  América,  y  la  guerra  intercontinental  deme- 
diados del  XVIII  dio  la  superioridad  á  los  ingleses  y  probo  á  la 
vez  la  fuerza  de  las  colonias  sajonas.  Celosa  al  mismo  tiempo  que 
enorgullecida  la  metrópoli,  con  ese  orgullo  que  casi  siempre  signe 
á  la  victoria,  quiso  hacer  ver  que  no  hallaba  límites  su  omnipo- 
tencia, y  las  dificultades  que  se  iniciaran  falseando  el  espíritu  de 
las  cartas  coloniales,  acabaron  cou  ataques  manifiestos  al  derecho, 
siguiendo  poco  después  la  guerra  y  la  independencia.  La  nación 
francesa,  vengándose  de  Inglaterra  y  para  debilitarla,  ausilio  el 
movimiento  emancipador  y  la  independencia  fué.  un  estímulo  pa- 
ra los  pensadores  políticos,  una  razón  de  lícita  envidia  para  el 
pueblo,  y  un  nuevo  adalid  que  se  comprometía  en  la  lucha  por  las 
ideas  reformistas  contra  el  espíritu  de  inmovilidad.  Los  nombres 
de  Washington  y  de  los  mas  ilustres  miembros  del  Congreso  de  Fi- 
ladelfia,  cruzaron  el  Atlántico,  enbellecidos  no  solo  con  los  res- 
plandores de  la  victoria,  sino  lo  que  es  mas  grande  con  la  .aureola 
de  la  justicia  y  de  la  libertad.  Francia  se  encontraba  postrada:  la 
nobleza,  el  clero  y  la  corte,  esplotando  la   debilidad    del   pueblo. 


A   LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  19 

le  oprimían  y  agobiaban  sin  presumir  que  un  clia  sacudiría  la  o- 
presión  y  podría  devolver  los  males  que  se  le  hacían  sufrir.  Unían- 
le á  los  gritos  de  reforma  de  los  pensadores,  las  quejas  de  los  a- 
tropellados  pueblos,  y  la  corte  que  se  hacia  mas  soberbia  cuanto 
era  mas  amenazada,  burlábase  de  las  ideas  de  los  unos  y  de   las 
miserias  de  los  otros.  Luis  XVI  fácilmente  engañado  por  el  bri- 
llo de  sus  palacios,  por  el  lujo  de  los  cortesanos  y  por  una  educa- 
ción en  que  no  habia  penetrado  ningún  principio  sano  de   la  filo- 
sofía política,  creyó  que  las  cosas  no  podían  variar  de  estado,   y 
que  eran  tan  necesarias  al  buen  régimen  las  clases  y  los  privile- 
gios, como  lógico  y  natural  su  derecho  de  gobernar  á  los  hom- 
bres por  los  medios  que  le  habían  legado  sus  mayores.  La  noble- 
za era  mas  soberbia  por  lo  mismo  que  estaba  mas  arraigada  al 
trono  y  con  él  formaba  un  árbol  que  sombreaba  esterilizando  Ios- 
contornos;  el  clero  que  encontraba  en  la  monarquía  todas  las  ga- 
rantías y  un   poder   efectivo   sobre   las   conciencias  de  los  mas 
fuertes,  mantenía  como  un  derecho  permanente  aquella  situación 
cu  que  no  habia  un  solo  pensamiento  de  mejora  ni  de  enmienda; 
era  un  enlace  de  prerogativas  bajo  las  cuales  hormigueaban  las 
masas  para  nada  llamadas  ni  consultadas;  pagaban  y  sufrían:  la 
corte  cobraba  y  gozaba.  Luis  XVI  benigno  por  naturaleza  habría 
realizado  una  evolución  si  las  ideas  recibidas  desde  la  cuna  no 
le  mostraran  por  todo  dogma  la  in variabilidad  y  el  absolutismo. 
Los  intereses  que  le  rodeaban  no  le  dejaban  distinguir  el  peligro: 
María  Antonieta,  mas  soberbia  que  el  rey  su  marido,   calificaba, 
de  imposible  la  emancipación  del  pueblo  que  en  Austria  habia 
visto  tan  sumiso,  obediente  y  postrado  como  en  Francia.  Para  Ma- 
ría Antonieta  la  revolución  era  tan  sacrilega  y  tan  absurda,   co- 
mo si  los  hombres  intentaran  cambiar  el  orden  de  las  estaciones 
y  la  ley  de  gravitación  de  los  cuerpos.  En  los  primeros  movimien- 
tos del  89  enviaba  sus  quejas  i  Catalina  II  de  Rusia  que  vence- 
dora de  todos  los  obtáculos,    no  pensaba  que  jamas  pudiera  el 
pueblo  mirar  a  los  tronos  si  no  con  miedo  ó  con  adoración:  en  li- 
na de  sus  contestaciones  A  Maria  Antonieta  decia;  "hay  que    ha- 
cer de  los  pueblos  respecto  de  los  tronos  el  mismo  caso  que  de  los 
perros  que  ladran  á  la  luna."  La  revolución  estalló  y  se  hizo  mas 
formidable  ií  medida  que  las  resistencias  crecieron.  La  monarquía 
que  todo  lo  habia  absorbido  se  halló  en  litigio  con  la  nación  que 
era  en  definitiva  el  mejor  consejero  y  agente  de  su  porvenir.  El 
imposible  pretendido  por  la  monarquía  se  habia  convertido  en  un 
hecho  que  Catalina  II  pudo  contemplar  antes  de  bajar   a  la  tum- 
ba. Pero  la  grandeza  de  la  revolución  fué  su  cosmopolitismo:  pro- 
clamaba el  derecho  de  los  hombres,  y  no  el  de  una  sola  nación 
como  los  griegos  de  la  época  de  Milciades,   ó  como  los  romanos; 
del  tiempo  de  Camilo.  Toda  la  humanidad  era  acreedora  á  la  jus- 


gfl  IXTROIUCCION 

tícia,  y  toda  conciencia  debia  exijir  la  garantía  de  Jas  leyes.  El 
pueblo  no  se  presentaba  de  rodillas  como  en  anteriores  tiempos, 
ya  fuera  esta  la  pretensión  de  la  reina  y  de  los  cortesanos.  Re- 
clamaba por  la  voz  de  Mirabeau,  el  gigante  de  la  tribuna,  y  por 
la  lógica  y  la  fuerza  del  Tercer  Estado.  Europa  se  conmovió;  los 
reyes  de  derecho  divino  se  agitaron  en  sus  amenazados  tronos  y 
dispusieron  sus  escuadras  y  sus  ejércitos,  valiéndose  como  siem- 
pre del  pueblo  preocupado  ó  embrutecido  para  aniquilar  el  dere- 
cho del  pueblo  mismo.  Reyes,  cortesanos,  nobles  y  clero  se  estre- 
mecieron de  terror  cuando  la  Francia  enseñó  que  no  eran  inmu- 
nes las  cabezas  privilegiadas.  Y  aquella  revolución  amenazada, 
estrechada,  traicionada  por  todas  las  conjuraciones  y  por  todos 
ios  atentados,  en  el  paroxismo  de  la  irritación,  y  en  el  estremo 
peligro,  no  tuvo  mas  que  esta  disyuntiva  dentro,  k'la  revolución 
o  la  muerte;7'  y  fuera  esta  otra,  "vencer  ó  morir'*.  Y  castigó  la 
frialdad,  el  desvio,  el  error,  la  disparidad  de  opiniones,  la  falta 
de  energia,  llevando  al  cadalso  lo  mismo  que  á  los  defensores  de 
la  tradición,  á  los  generosos  apóstoles  de  la  democracia,  álapléya- 
da  de  los  girondinos  mas  ilustres  cuyo  único  delito  fué  acaso  de- 
tenerse en  los  principios  de  humanidad  mas  de  lo  que  consienten 
esas  transiciones  violentísimas  entre  dos  mundos,  dos  ideas,  y  dos 
sistemas  en  absoluto  inconciliables.  Y  después  que  unos  á  otros 
partidos  se  precipitaron  en  la  huesa,  y  que  el  choque  de  las  úl- 
timas fracciones  acababa  con  el  reinado  del  terror,  Francia  pa re- 
ce haber  terminado  las  internas  agitaciones,  y  lleva  por  Europa 
el  estandarte  revolucionario  y  las  tablas  de  los  derechos  humanos. 
Ninguno  de  los  padres  de  la  revolución  sobrevivió;  Voltaire.  Etotifi- 
seau  y  los  enciclopedistas,  habían  muerto;  eontitucionales.  giron- 
dinos y  montañeses  mas  significados  desaparecieron  unos  tras  o- 
tros,  como  si  de  aquellas  escenas  unas  veces  sublimes  y  otras 
terribles,  pero  siempre  estraordinarias,  no  debieran  quedar  otros 
testigos  que  las  ideas  inmortales,  los  santos  principios  del  dere- 
cho que  un  dia  anidará  en  la  conciencia  de  todos  los  hombres. 
Al  caer  los  fundadores  de  la  República,  con  una  política  mas 
kumana  se  inaugura  un  periodo  de  mas  languidez,  y  después  de 
épocas  difíciles  y  transitorias,  un  general  cubierto  de  laureles, 
para  simbolizar  masía  unidad  nacional  impresa  por  la  conven- 
ción, erije  el  imperio  y  pasea  por  Europa  sus  águilas  victorio- 
sas, democratizando  los  tronos,  sustituyendo  las  noblezas,  des- 
naturalizando en  parte  la  revolución,  pero  sin  quitarle  en  el  fon- 
do sus  oposiciones  entre  el  derecho  divino  y  sus  ideas  en  favor 
del  derecho  humano,  del  mérito,  de  la  responsabilidad  y  de  la 
causa  del  pueblo.  Napoleón  pensó  demasiado  en  él  mismo,  pe- 
ra no  olvidó  el  porvenir  de  Francia.  Aniquiló  la  inquisición  en 
los   paises  invadidos,  y  para    combatir  las    tradicionales  eostum- 


A    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  21 

bres,  revelo  los  principios  de  dignidad  personal  y  las  ideas  de 
la  soberanía  de  las  naciones.  Sn  ambición  no  fue  totalmente  es- 
téril; Francia  perdió  en  el  cambio  de  instituciones,  pero  Euro- 
pa y  el  mundo  entero  aprovecharon  las  ventajas  que  sembraba 
al  esteriorizarse  el  país  de  las  revoluciones,  que  era  y  sigue  sien- 
do el  mas  hábil  propagandista.  Y  no  pudiendo  conquistar  á  nom- 
bre del  derecho  moderno  la  unidad  que  fuera  negada  á  Carlo- 
magno,  sucumbió'  dejando  trastornados  los  viejos  sistemas,  y 
preparados  los  pueblos  á  tomar  su  parte  de  administración  y  de 
gobierno.  La  restauración  monárquica,  ni  pudo  reproducir  las 
formas  y  doctrinas  que  precedieron  á  1789  ni  destruir  la  obra 
revolucionaria  en  sus  cardinales  principios. 


Entretanto,  si  los  ecos  de  la  revolución  Norte-americana  no 
habian  repercutido  poderosamente  en  la  América  latina,  por  la 
política  de  consolidación  y  fortalecimiento  de  los  Estados 
Unidos,  por  los  obstáculos  interpuestos  durante  la  paz,  y  porque 
las  revoluciones  sajonas  no  se  propagan  con  tanto  vigor,  la  revo- 
lución francesa  que  pugnaba  con  todo  lo  desemejante,  ejerció  un 
influjo  mas  directo  y  decisivo,  y  agrandándose  los  ideales  al 
contacto  de  la  doctrina  de  Adams  divulgada  por  Monroe,  se 
forjarían  las  primeras  armas  de  la  independencia  latino-ameri- 
cana. Asociaciones  secretas,  connivencias  seguidas  aunque  toda- 
vía peligrosas,  mantuvieron  el  espíritu  de  los  hombres  mas  re- 
flexivos, hasta  que  la  corriente  natural  de  los  hechos  dio  oca- 
sión á  que  se  dilatara  la  comprimida  atmósfera  de  la  libertad. 
La  invasión  de  España  por  las  tropas  napoleónicas  tuvo  necesa- 
riamente que  debilitar  la  vigilancia,  y  el  empeño  de  los  revo- 
lucionarios franceses  y  después  el  de  Napoleón,  se  estendia  á 
todo  lo  que  alcanzara  mancomunidad  ó  relación  con  los  países 
con  quienes  estaban  en  lucha.  Los  primeros  chispazos  de  la  in- 
dependencia brotando  1806  á  1810;  se  estrema  la  violencia  que 
puede  apagar  un  momento  el  combustible,  pero  aparece  de  nue- 
vo mas  resuelta  la  idea,  mas  incontrastable  la  revolución.  Bolí- 
var, San  Martin  y  otros  héroes,  sellan  el  nacimiento  de  pueblos 
nuevos  que  concurrirán  como  individualidades  á  la  civilización, 
y  no  como  satélites  obligados  á  representar  y  seguir  un  genio 
estraño  y  una  política  accesoria  sin  iniciativa  y  sin  porvenir.  La 
independencia  de  América  es  el  complemento  de  la  obra  de  Co- 
lon; las  generaciones  despechadas,  el  orgullo  de  un  dia  herido 
por  los  hechos,  no  trascienden  á  la  historia  que  repite  con  Ce- 
sar Cantú  que  la  emancipación  del  nuevo  mundo  es  el  suceso 
mas  grande  y   trascendental  de  la   época 


22  introducción 

Norte- Amériea   asegurada  contra  cualquier  conato  de  reivindi- 
cación europea,  no  lo  estaba  contra  todos  los  peligros    qué  asal- 
tan :í  nu  pueblo   nuevo.  Solo  después  de  grandes  vicisitudes  afir- 
mo su  constitución  federal,  y  tuvo  que  sufrir  una  invasión  ingle- 
sa en    los  primeros  años   de  este  siglo  para    comprender  que  la 
unidad  no  debia  estar  solo  consagrada  en  las  leyes  sino  también 
en    el  corazón  y  en  el  espíritu   de    los  ciudadanos. 
.   En  España  la  invasión  napoleónica  habia    producido,   con  los 
males   materiales  consiguientes,  el  desarrollo  de  ideas  á  que   las 
cortes  de  Cádiz  dieron   un  primer  impulso.  Pero  al  regresar  Fer- 
nando VII  de  su  forzado  destierro,   olvidó  los  sacrificios  de  los 
españoles,  y  al    mandar  destruir  las  leyes  liberales,  no  trató  me- 
jor i  los  hombres  que  se  habían  distinguido  por  sus  ideas,  por  su 
heroismo  ó  por  su  dignidad.  Restablecida  la  constitución  del  1  '2 
en  1820,  volvió  á  caer  bajo  la  conjuración   del  rey   y  el  ausilio 
de  Francia,  ejecutora,  en  tan  poco   honrosa  tarea,   de  la    política 
de   la  santa  alianza,   pacto  de  los  reyes  contra  los  pueblos  y   de 
la  tradición  contra  la  libertad.    Solo   ;í  la  muerte    de    Fernando 
YII  se   vislumbraron   las  instituciones  liberales.    A  la   indepen- 
dencia de  América,    España  se   vio  obligada    ;í  reconcentrarse  y 
á  emprender  de  propio  esfuerzo  sus  tan  descuidados  intereses  de 
la  península.   Los  resultados  acreditan  que  los   grandes   hechos 
históricos  hacen  recaer  los  beneficios    aun  en  aquellos    que    mas 
inmediatamente  se    creen  perjudicados.    El  atraso  relativo    de  a- 
quella   nación  depende  de    la  política   con  frecuencia  aventure- 
ra, y  siempre  negligente  é  irreflexiva  de  la   dinastía  austríaca  y 
de  casi  todos  los  reyes  de  la  dinastía   borbónica;  de  las   fuerzas 
perdidas  estérilmente  y    qué  desangraron   al  país,    de  la  intole- 
rancia que   comprimió  el    pensamiento  y  a rrojó  fuerzas  laboriosas 
y  educadoras:  la  conquista  de    América  aunque  produjo  malos 
efectos  y  fué  una  de  las  causas  que   debilitaron  España,  hubiera 
compensado  los  esfuerzos  con  ventajas  permanentes    y   prestigio 
histórico,   si  las  instituciones  hubiesen  protejido  la  industria  y  el 
trabajo  dentro,  y  buscado   el  adelanto  mutuo   de   la  metrópoli   y 
de  las  colonias. 

Aun  América  no  se  habla  desligado  de  la  presión  colonial, 
cuando  Grecia  dio  el  grito  de  independencia,  y  sus  generosos 
sacrificios  se  coronaron  con  el  éxito.  Desde  siglo  y  medio  atrás, 
el  imperio  turco  estaba  amenazado  por  Rusia.  Estados  interiores 
han  ido  recabando  fueros  propios  que  las  ulteriores  guerras  de 
Oriente  confirmaron. 

Austria  cuya  omnipotente  diplomacia  se  imponía  á  todos  los 
paieblos  continentales  europeos  desde  la  caida  de  Napoleón.  n<> 
veia  desarrollarse  un  Estado  septentrional  que  le  baria  la  compe- 
tencia y  con  el  tiempo   la  inutilizaría  en  la  política  de  la  Euro- 


A     LA    HISTORIA   UNIVERSAL.  23 

pa  central:  P  rusia  ha  sabido  organizarse  y  esperar:  Austria  des- 
cansada en  su  poder  mas  que  real  aparente,  haciéndose  el  defen- 
sor de  la  intolerancia,  se  enemistó  con  todos  los  pueblos  refor- 
mistas. La  santa  alianza  se  deshizo  al  estallar  en  Francia  la  re- 
volución de  1830.  Europa  ya  no  encontró  poderes  tradicionales 
que  le  contuvieran,  y  uno  tras  otro  cayeron  los  absolutismos 
mas  arraigados  y  los  sistemas  que  se  calificaban  de  perpetuos. 
En  esta  segunda  revolución  no  se  conmovió  tanto  Europa,  ya 
porque  concretara  mas,  limitando  sus  aspiraciones,  ó  por  que  la 
opinión  general  estuviera  mas  dispuesta  en  favor  de  la  libertad. 
La  monarquía  de  Julio  no  podia  satisfacer  los  deseos  de  la  revo- 
lución, ni  supo  afianzar  el  ejercicio  regular  de  los  derechos  polí- 
ticos. 

Antes  de  la  revolución  francesa  se  habían  proclamado  en  A- 
lemania  principios  unitarios  de  difícil  realización,  no  tanto  por 
la  falta  de  motivos  y  de  ventajas  como  por  el  esceso  de  oposi- 
ciones. Las  guerras  y  los  sufrimientos  y  peligros  fijaron  mas  la 
atención,  y  si  la  unidad  no  constituyó  un  dogma  político  gene- 
ral, sí  fué  una  tesis  sostenida  por  elevadas  inteligencias  y  por 
sinceros  partidarios  del   progreso. 

La  revolución  francesa  de  1848,  arrojó  del  trono  á  Luis  Feli- 
pe; ya  esa  revolución  no  se  recibió  en  el  esterior  ni  con  el  odio 
de  1789,  ni  con  la  pasividad  de  1830.  Italia  y  Alemania  se  a- 
gitaron  violentamente;  en  la  última,  reemplazó  casi  generalmente 
el  sistema  constitucional  al  absolutismo,  y  en  Italia  se  perdie- 
ron por  entonces  los  esfuerzos  de  Yenecia  y  los  esfuerzos  de  Bo- 
ma. El  Piamonte,  guardián  de  Italia  desde  las  faldas  de  los  Al- 
pes, seria  el  encargado  de  estender  su  influencia  y  su  poder  has- 
ta que  abarcara  toda  la  península. 

Mal  dirijida  en  Francia  la  República  de  1848,  y  oponiéndose 
á  la  libertad  de  Roma  cuya  democracia  destrozó  con  sus  bayo- 
netas, después  de  los  primeros  dias  se  desnaturalizó,  por  las 
divisiones,  por  las  luchas  y  por  el  mal  acuerdo  de  la  Asamblea 
que  á  nombre  de  escrúpulos  añejos  negaba  al  pueblo  el  sufragio 
universal,  unido  íí  la  ambición  del  presidente  Luis  Bonaparte. 
El  presidente  halló  de  uno  y  otro  lado  pre testos  para  destruir- 
las formas  republicanas  levantando  un  imperio  por  el  terror  y 
con  la  aquiescencia  de  la  reacción  europea.  El  pontificado  de  Pió 
IX  qne  se  inauguró  en  1846  transigiendo  con  la  libertad  política 
y  la  filosofía,  después  de  la  República  romana,  emprendió  el 
sistema  de  coacciones  y  de  intolerancia,  y  se  hizo  el  ausiliar  de 
todos  los  que  intentaban  bastardear  ó  negar  los  modernos  prin- 
cipios de  derecho.  No  era  nuevo  este  procedimiento,  y  sí  habia 
sido  escepcional  el  pontificado  de  Pió  IX  en  su  inauguración. 

A  los  dos  años  de    constituirse  el  imperio  napoleónico  se  em- 


24  INTRODUCCIÓN 

prendió  la  guerra  llamada  de  Crimea,  que  tuvo  por  objeto  con- 
tener á  Rusia  en  sus  tendencias  de  conquista.  Después  de  esta 
lucha  en  que  Rusia  cedió  en  algo  á  los  esfuerzos  reunidos  de  In- 
glaterra, Francia,  Turquía  y  el  Piamonte.  Xapoleon  buscando 
popularidad  en  Europa,  repitió  aquellas  palabras  que  liabia  pro- 
nunciado en  el  destierro  y  en  las  prisiones:  "la  Italia  libre  des- 
de los  Alpes  hasta  el  Adriático".  El  resultado  de  estas  tenden- 
cias fué  la  guerra  con  Austria,  y  la  incorporación  de  Lombardia 
á  los  dominios  de  Víctor  Manuel.  Por  otro  lado.  Garibaldi  inva- 
día Ñapóles,  Parma,  Módena  y  Toscana  y  todos  estos  territorios 
se  anexionaron  al  Piamonte  y  Lombardia.  Xapolen  deslució  su 
obra  exigiendo  Niza  y  Saboya  á  cambio  de  su  apoyo.  Italia  no 
pudo  contar  con  Francia  para  otras   empresas. 


La  Prusia  engrandecida  y  organizada  procuraba  atraerse  á  la 
Alemania  y  previendo  las  dificultades,  determinaba  mas  aun  su 
poderío  militar  para  competir  con  los  primeros  ejércitos  de  Eu- 
ropa. Una  lucha  breve  con  Dinamarca,  de  Austria  y  Piresia  de 
acuerdo,  terminó  haciendo  ingresar  en  la  confederación  dos  duen- 
dos que  estaban  adheridos  á  la  monarquía  danesa.  Poco  después 
se  pronunció  la  oposición  entre  Prusia  y  Austria,  entrando  tam- 
bién Italia  contra  el  imperio;  la  guerra  de  I86G  esclavo  al  Aust™ 
de  la  confederación,  mostró  la  debilidad  del  imperio  vencido,  y  pre- 
paró la  unidad  germánica,  desligando  también  del  yugo  austría- 
co la  Yenecia  que  se  agregó  á  Italia. 

Francia  había  sufrido  dos  reveses.  En  America  los  pueblos  la- 
tinos se  agitaban  en  luchas  civiles  desde  la  independencia  como 
buscando  una  solución  y  un  centro  de  gravedad  que  las  enseñan- 
zas coloniales  no  habían  preparado.  Chile  fue  la  primera  Re- 
pública que  comenzó  á  fijar  severamente  sus  destinos,  mientras 
en  los  demás  Estados  el  espíritu  antiguo  en  abierta  Incluí  con 
las  reformas  que  demandaban  los  tiempos.  . unas  veces  estorbaba 
el  ejercicio  mesurado  y  tranquilo  del  derecho,  y  cuando  le  lle- 
gaba el  turno  de  gobernar  hacía  .política  contraria  al  orden  per- 
manente y  al  progreso  natural  y  necesario.  Bolívar,  personalidad 
la  mas  saliente,  figura  la  mas  noble  déla  independencia,  quizá 
penetrando  peligros  en  que  todavía  pocos  piensan,  y  solicitando 
armonías  entre  todos  los  pueblos  de  idéntico  origen!  concibió  el 
pensamiento  de  establecer  una  confederación  latino-americana. 
que  en  una  idea  superior  contrabalanceara  al  Norte,  dejando  por 
la  laxitud  del  sistema,  las  genialidades  propias  independiente*  de 
los  nuevos  Estados.  La  grandiosa  idea  fracasó  por  los  defectos  de 
la  educación  latina,   y  porque  los  pueblos  en  el  primer   tercio  de 


Á    LA    HISTORIA  UNIVERSAL  25 

este   siglo  eran  demasiado  jóvenes   para  comprender  la  eficacia 
y  magnitud  del  pensamiento  propuesto.  La  unidad  en  el  derecho 
de  los  diversos  Estados  exige  un  cálculo  mucho  mayor  que  el  que 
existia,  y  ademas  la  estension  é  inmensas  distancias    entre  las  na- 
cionalidades del  nuevo  mundo,    hacian   mirar   el  proyecto  como 
una  idea  generosa  pero  sin  aplicación.  Los  Estados  se  individuali- 
zaron no  obstante  sangrientas  vicisitudes,  y  hasta   las  confedera- 
ciones parciales  de  Centro-América,  y  de  Colombia  el  Ecuador  y 
Venezuela,  se  rompieron,    ya  por  el  espíritu  separatista  como  por 
la  tenacidad  de  los  enemigos  de  todo  progreso   político.   Entre  las 
naciones  de  mas  importancia  donde  no  habia   podido   circunscri- 
birse la  acción  al  derecho  tranquilo  en  ejercicio,  Méjico  figuraba 
en  primera  línea,  aunque  la  constitución  de  1857  parecía   haber 
traspasado  el  periodo  mas  difícil  y  la  mas  trabajosa  tarea   de   los 
pueblos   hasta  llegar  á  cierto  grado  de  madurez.    Graves  sucesos 
en  el  Norte  depararon  ocasión  al  emperador  de  Francia  para  es- 
tender en  América  el  influjo  que  ya  abarcaba  toda  la  Europa. 
Los  Estados  Unidos  por  medio  de  sus   representaciones  legítimas 
se  pronunciaron  contra  la  esclavitud  mantenida  en   las    regiones 
meridionales  de  la  República:  aceptada  la  lucha  que  provoco  la 
resistencia  del  Sur,  Inglaterra  se  apresuro  á  reconocer   la  belige- 
rancia de  los  separatistas:    cuestiones    económicas  se   mezclaban 
con  el  principio  que  aparece  como  única   causa  ,  eficiente.  Era  el 
momento  de  penetrar  en  los  destinos  americanos   quien  no  habia 
respetado  ni  las  leyes  de  su  patria,  ni  la  voluntad   de  los  pueblos 
europeos  á  donde  llegaba  su  poder.  Un  negocio  de  intereses  tam- 
bién se  presentaba  aqui  animando   la  intervención.  Inglaterra  y 
España  pactaron  unidas  con  Francia  y   tí  solicitud  de   Napoleón, 
que  intervendrían  en  Méjico  al  único  fin  de   terminar  las  guerras 
civiles  que  desgarraban  aquella   República,  y    de  hacer  valer  el 
derecho  de  la  mayoría  en   los   comicios.   Napoleón  falseó  el  tra- 
tado, y  dando  nuevo  sesgo    á  las  cosas,    cuando   las   tropas   lle- 
garon á  la  playa  mejicana,  quiso  que  prevaleciese  la   fuerza  para 
imponer  su   voluntad;   el   Jefe  de   la  espedicion   española  pro- 
testo   retirándose  y  le    siguió    el  Jefe    de    las    tropas  inglesas. 


Maximiliano  de  Habsburg  hermano  del  emperador  de  Austria 
Francisco  José,  ocupó  un  trono  levantado  en  Méjico  sobre  ba- 
yonetas francesas,  y  proclamado  por  una  Asamblea  de  traido- 
res á  la  causa  de  su  patria,  i\  la  causa  de  América  y  á  la  causa 
de  la  libertad.  Terminada  la  guerra  civil  del  Norte,  Francia  fué 
instada  para  que  sus  tropas  abandonasen  el  suelo  mejicano,  y 
Maximiliano  quedó  entregado  á  sus  solos  recursos  mientras  los 


26  l\TKOIH'(VIO\ 

independientes  le  asediaban  y  concluían  el  imperio  con  la  toma 
de  Querétaro  y  la  muerte  del  emperador  que  espiaba,  mas  que 
propias,  estrenas  y  criminales  ambiciones.  Es  notable  el  patrio- 
tismo de  Juárez  y  de  sus  otros  compañeros  que  nunca  desespe- 
raron de  la  libertad,  y  que  dejaron  un  ejemplo  que  lia  engrande- 
cido á  América  en  el  concepto  de  todos  los  pueblos  que  aman  la 
independencia. 

Napoleón  habia  fracasado  en  América  y  en  Europa:  en  Amé- 
rica por  el  triunfo  de  la  Repúbliea  mejicana,  y  en  Europa  pol- 
las victorias  y  por  la  importancia  de  Prusia.  Por  otra  parte,  su 
sistema  de  no  concluir  las  buenas  empresas,  en  lugar  de  dejar 
suspensa  la  opinión,  le  enemistó  con  todos:  Italia  estaba  quere- 
llada porque  el  imperio  francés  se  declaraba  protector  del  poder 
temporal  de  los  papas;  Austria  que  habia  sucumbido  en  Sadowa 
le  guardaba  concentrado  rencor:  Prusia  nada  le  agradecía  por  sus 
victorias;  Alemania  veia  en  él  un  dominador,  ó  un  arbitro  que  á 
espensas  de  la  debilidad  de  los  que  le  rodeaban  buscaba  su  gran- 
deza. El  pontífice  mas  estrechado  cada  hora  por  la  amenazadora 
revolución,  se  pronunciaba  con  mayor  fuerza  contra  la  libertad,  y 
en  un  vértigo  estremo  dictó  las  proposiciones  del  Syllabus  que 
encarnan  una  condenación  esplícita  de  cuanto  constituye  la  civi- 
lización moderna  y  la  grandeza  de  nuestro  tiempo,  ciencias,  po- 
lítica, artes,  industria,  descubrimientos  y  maravillosos  progresos. 
Y  como  si  esto  no  bastase,  para  hacer  mas  ruidosa  la  protesta,  el 
concilio  Vaticano  pronunciaría  el  dogma  de  la  infalibilidad  pon- 
tificia en  cosas  de  fé,  que  equivale  á  infalibilidad  indefinida  pues- 
to que  no  es  extraordinario  que  se  convierta  en  cuestión  de  creen- 
cia lo  que  ningún  roce  tiene  con  el  mecanismo  religioso. 

En  españa  la  teocracia  aliada  con  la  monarquía  débilmente 
constitucional,  sostenía  las  intolerancias  aconsejadas  desde  Roma: 
partidos  desemejantes  se  asociaron  al  único  efecto  preconcebido 
de  modificar  las  instituciones,  y  se  hizo  la  revoluciónele  L868 
que  se  pronunció  desde  el  principio  en  sentido  monárquico  aun- 
que fué  proscrita  la  dinastía  borbónica.  Los  compromisos  oficio- 
sos contraidos  por  los  jefes  de  los  partidos  monárquicos  con  Leo- 
poldo Hohenzollern,  de  la  casa  y  familia  del  rey  de  Prusia,  ade- 
lantaron el  rompimiento  entre  Alemania  y  Francia,  ya  que  la 
causa  cierta  no  fuese  la  preferencia  de  determinada  candidatura 
española  sino  la  oposición  del  imperio  francés  á  la  unidad  de  Ale- 
mania, á  cuyo  propósito  desembozadamente  caminaba  la  política 
de  Prusia.  Declarada  la  guerra  apareció  Alemania  unida  y  ven- 
ció á  su  rival:  Italia  enviaba  sus  ejércitos  á  Roma  y  proclamó  la 
unidad  quedando  abolido  el  poder  temporal  de  los*  papas.  Fran- 
cia se  declaró  después  de  la  paz  portas  instituciones  republicanas. 


A    LA   HISTORIA    UNIVERSAL. 


Si  Europa  pasando  por  caídas,  revoluciones  y  reacciones  no  ha 
alcanzado  la  afirmación  de  los  ideales,  ha  dado  un  paso  gigan- 
tesco al  porvenir,  proscribiendo  los  antiguos  sistemas  sucesores 
del  feudalismo  3^  que  ya  no  se  acomodaban  á  la  educación  y  sen- 
tido moral  de  las  naciones.  En  acuerdo  con  Europa  América  con- 
solida un  nuevo  orden  político  y  de  gobierno,  que  aunque  no  e- 
liminado  de  exigencias  progresivas,  dá  garantías  contra  peligros 
de  volver  a  periodos  de  postración  é  inmovilidad;  las  guerras  ci- 
viles de  Sur  América  se  resuelven  por  lo  general  en  tendencias 
de  adelanto,  separando  gradualmente  las  causas  y  motivos  qué 
conmovieron  los  Estados  durante  los  cuarenta  años  que  siguieron 
á  la  emancipación.  Los  principios  fundamentales  de  la  revolución 
francesa  combatidos  por  el  espíritu  religioso,  eran  penetrados  y 
a  mados  por  una  minoría  que  fué  acariciada  mientras  la  indepen- 
dencia porque  ella  imprimió  el  principal  impulso:  después  se  re- 
accionó el  espíritu  de  las  Repúblicas,  y  frecuentemente  hallaron 
la  proscripción  y  el  abandono  los  mismos  que  habían  sido  salu- 
dados como  fundadores  y  guias  de  los  pueblos;  a  esta  evolución 
contribuyeron  no  poco  los  elementos  que,  vencidos  en  las  revo- 
luciones del  mundo  antiguo,  pasaron  creyendo  hacer  mas  fácil 
presa  en  las  nacionalidades  incipientes  de  América.  Las  doctri- 
nas al  cabo  concluyen  de  minar  el  antiguo  edificio,  y  aun  los  pai- 
res que  atravesaran  mas  rudas  crisis  como  Centro-América,  re- 
sucitan á  la  vida  del  progreso,  dejan  otras  las  máximas  tradicio- 
nales de  gobierno  y  las  intolerancias  que  en  nuestro  siglo  deter- 
minan el  consorcio  mas  ó  menos  íntimo  ó  la  separación  radical 
del  absolutismo,  y  tegen  esperanzas  que  fructificaran  si  son  ani- 
madas por  una  política  reflexiva  y  liberal. 

Tanto  la  edad  moderna  no  comenzó  mas  que  por  dar  las  bases 
y  las  ideas  de  redención  moral  y  política,  que  dentro  de  ella  han 
podido  contemplarse  abusos  que  para  siempre  se  reputaban  fe- 
necidos. La  idea  de  dominio  que  presidió  la  conquista  de  Amé- 
rica, desconoció  el  carácter  político  y  el  carácter  civil  de  los  indí- 
genas que  fueron  compclidos  y  obligados  á  trabajos  superiores 
á  sus  fuerzas  y  á  empresas  en  desacuerdo  con  sus  hábitos;  se  hi- 
cieron repartimientos  sometiéndoles  á  una  servidumbre  que  rá- 
pidamente en  algunes  lugares  habia  de  agotar  la  raza.  Al  Xorte 
si  en  apariencia  fueron  mejor  tratados  los  antiguos  habitadores, 
se  les  privó  de  contacto  con  los  colonos  temiendo  el  cruce  y  en 
definitiva  su  situación  no  fué  menos  precaria  que  en  las  conquis- 
tas latinas.  Y  aun  á  las  violencias  inmediatas  se  agregó  el  nin- 
gún cuidado  de  civilizar  para  entonces  ni  para  el  porvenir  á  los 


28  INTRODUCCIÓN 

indígenas,  porque  si  se  les  imbuían  otros  principios  religiosos,  es- 
ta propaganda  tuvo  el  objeto  de  someterlos,  y  no  el  de  darles  ro- 
bustez y  elevación.  Los  portugueses  al  establecer  factorías  en  la 
costa  del  golfo  de  Guinea  comenzaron  el  tráfico  de  negros,  y  se 
inició  la  importación  de  africanos  que  mas  tarde  se  estencleria  a 
las  colonias  sajonas  del  Sur,  demostrando  esto  cuanto  el  interés, 
se  oponia  á  la  moral  y  al  derecho  y  como  la  codicia  halla  justi- 
ficadas las  mas  punibles  arbitrariedades.  La  raza  negra  está  casi 
emancipada  y  no  acabará  el  siglo  sin  que  haya  desaparecido  en- 
teramente ese  abuso  incalificable  de  la  fuerza,  el  mas  grave  de 
todos  los  atentados  contra  el  derecho  moderno.  En  Eusia  el  ac- 
tual emperador  Alejandro  II  abolió  la  servidumbre  de  muchos- 
millones  de  hombres  que  vivían  sometidos  al  poder  de  la  pro- 
piedad y  de  la  aristocracia.  Mezcla  de  bienes  y  de  males  forman 
el  tegido  de  la  política;  por  la  misma  mano  que  liberta  á  los  ru- 
sos se  impone  á  los  polacos  una  nacionalidad  que  rechazan:  Po- 
lonia repartida  en  1776  entre  Austria,  Prusiay  Rusia  bajo  el  si- 
lencio ó  quizá  la  connivencia  del  resto  de  Europa,  no  se  ha  so- 
metido del  todo  y  en  cada  ocasión  muestra,  en  especial  lo  que 
pertenece  al  dominio  ruso,  que  no  ha  perdido  las  esperanzas  de 
reconstituir  la  nacionalidad. 

África  es  por  todas  partes  asediada  por  Europa:  al  Sur  Icé  do- 
minios ingleses  se  agrandan  ampliando  la  primitiva  colonia  del 
Cabo;  en  el  Occidente,  la  costa  de  Guinea  se  puebla  de  factorías 
francesas,  portuguesas  y  Norte-americanas,  y  nacen  pequeñas  Re- 
públicas de  negros,  Liberia,  Orange,  talvez  llamadas  á  imbuir  en 
las  naciones  de  su  raza  los  misterios  de  la  civilización:  al  Norte, 
Francia  se  apodera  de  la  Argelia  sirviéndole  de  válvula  para  el 
desarrollo  de  la  nacionalidad;  Italia  ambiciona  también  territorios 
frente  á  Sicilia;  y  España  vuelve  á  pensar  en  Jos  proyectos  de 
dilatación  al  otro  lado  del  Estrecho;  proyectos  formulados  hace- 
cuatro  siglos  por  el  cardenal  Cisneros.  Asia,  inmóvil  en  sus  in  - 
diciones,  está  agitada  por  la  ambición  de  los  dos  pueblos  mas  po- 
derosos de  Europa:  la  compañía  colonial  de  las  Indias  que  es- 
plotaba  el  antiguo  pais  de  los  brahmanes,  no  pudo  abarcar  la 
magnitud  de  sus  empresas,  y  pasó  sus  derechos  al  gobierno  bri- 
tánico que  constantemente  agranda  la  conquista  con  nuevas  ad- 
quisiciones, mientras  Rusia  dominadora  de  toda  la  región  septen- 
trional lleva  ya  su  influjo  al  centro  y  se  apresta  á  la  lucha  que 
tiene  que  surgir  mas  ó  menos  pronto  entre  ambos  conquistado- 
res. La  Oceanía,  menos  nutrida  que  América  por  la  colonización, 
aun  no  dá  señales  de  constituir  pueblos  libres,  pero  su  comercio 
colonial  aumenta  pesando  enérgicamente  en  la  balanza  de  la  pro- 
ducción universal. 


£   LA    HISTORIA     UNIVERSAL.  29 


Al  desarrollo  de  la  política  en  sentido  liberal  y  espansivo,  con- 
testan las  ciencias  y  las  atrevidas  empresas,  junto  con  los  descu- 
brimientos, las  invenciones,  la  generalización  de  las  artes  y  la 
importancia  de  la  industria:  el  telescopio,  el  microscopio,  y  cien- 
tos de  aparatos  que  agrandan  ó  dan  perfección  á  nuestros  órganos, 
el  pararayos,  el  vapor,  la  electricidad,  las  máquinas  de  todas 
clases  para  simplificar  el  trabajo  relevando  al  hombre  de  las  ta- 
reas mas  penosas,  las  combinaciones  químicas  que  cada  dia  pro- 
porcionan una  ventaja,  una  suma  de  bienestar,  y  el  perfecciona- 
miento en  toda  la  escala  de  la  vida,  dan  á  nuestra  época  una  al- 
tura inmensa  sobre  los  anteriores  periodos  históricos:  la  libertad 
de  la  conciencia  está  consagrada  en  todo  el  mundo  civilizado;  la 
libertad  del  pensamiento  está  garantida  por  todos  los  gobiernos 
cultos:  ni  las  ciencias,  ni  las  artes,  ni  la  filosofía,  ni  la  industria 
encuentran  diques  invencibles;  las  montañas  gigantescas  se  hora- 
dan para  abreviar  las  comunicaciones:  los  mares  se  confunden 
rompiendo  los  istmos  para  pagar  un  tributo  al  comercio:  las  na- 
ciones celebran  grandes  fiestas  en  honor  á  la  industria,  con  un 
fooato  maravilloso  que  nunca  habian  conocido  los  reyes,  las  aris- 
tocracias, ni  los  demás  poderes  de  la  tradición:  el  libro  circula 
de  mano  en  mano  llevando  desde  la  cabana  hasta  los  palacios  el 
espíritu  y  el  adelanto  de  los  tiempos;  el  periódico,  esa  creación 
-del  siglo  de  la  filosofía,  nos  hace  vivir  en  todo  el  planeta  sintien- 
do el  ruido  del  trabajo  humano  y  la  palpitación  de  todas  las  in- 
teligencias. Y  no  obstante  ese  cuadro  grandioso,  la  edad  moder- 
na solo  principia  á  desenvolverse;  los  pueblos  se  desligan  de  sus 
opresores  y  vencen  los  obstáculos,  pero  ¿cuáles  son  las  relaciones 
fijas  de  derecho  que  amparen  los  intereses  de  todos  y  eviten  el 
abuso  de  los  fuertes?  Hay  pueblos  sin  civilizar;  una  parte  consi- 
derable del  planeta  que  no  sirve  al  progreso,  que  duerme  en  el 
fondo  de  las  tinieblas  como  en  la  cosmogonía  india  dormía  en  ger- 
men el  planeta  antes  de  que  pronunciara  Brahma  las  palabras 
creadoras:  ¿á  qué  norma  ha  de  ajustarse  la  civilización  para  ha- 
cer penetrar  aquellas  regiones  en  el  todo  humano  con  menos  de- 
trimento del  derecho  que  no  deja  desheredados  á  sabios  ni  á  ig- 
norantes, á  pueblos  cultos  ni  á  pueblos  salvages?  La  ley  del  mas 
fuerte  no  ha  prescrito  en  las  costumbres,  aunque  sea  mucho  que 
.se  la  condene  en  las  ideas:  el  trabajo  y  el  capital  no  ha  hallado 
armonías  que  eviten  graves  vicisitudes;  y  como  estos  quédano- 
sos muchos  problemas  para  resolver  antes  aun  de  que  broten 
ideales  que  señalen  nuevos  horizontes  al  progreso  humano.  Las 
instituciones  se  vé  al  lado  á  que  se  inclinan:  la  transacción  de  la 


:)<)  INTRODUCCIÓN 

monarquía  en  el  constitucionalismo  determina  un  estado  transito- 
rio, pero  no  un  orden  permanente  de  Gobierno:  al  advenimiento 
de  los  derechos  generales  pertenece  á  los  pueblos  íntegra  la  di- 
rección de  sus  intereses  sin  ningún  ingrediente  tradicional. 

Las  ideas  políticas,  las  ciencias,  las  artes,  la  industria,  se  alzan 
al  mismo  compás,  reemplazando  á  cuanto  animaba  al  mundo  del 
pasado:  nuevos  estados  llegan  á  la  vida  política  buscando  la  igual- 
dad legal  necesaria  á  la  realización  de  las  ideas  y  á  la  armonía 
de  los  sentimientos:  las  sociedades  no  están  bien  ordenadas  mien- 
tras existe  mutilada  y  sin  derecho  alguna  parte  de  ellas:  esta  ten- 
dencia generalizadora  demostrada  en  todas  las  corrientes  desde 
la  revolución  francesa,  se  hará  invencible  con  el  tiempo:  las  aris- 
tocracias no  pueden  resucitar  cuando  todo  hombre  sabe  que  es 
igual  á  otro  hombre:  las  teocracias  no  pueden  imponerse  porque 
el  pensamiento  es  demasiado  grande  para  sujetarse  á  estrechos 
moldes;  las  monarquías,  efecto  de  la  derrota  de  la  nobleza  antes 
de  la  elevación  intelectual  del  pueblo,  pierden  terreno,  sucum- 
biendo á  medida  que  se  hace  mas  clara  la  percepción  del  dere- 
cho, ó  quedando  como  simple  forma  ante  la  omnipotencia  de  los 
parlamentos.  La  nueva  política  de  la  democracia  no  es  una  susti- 
tución de  predominios  de  clase,  sino  la  intervención  de  los  últimos 
desheredados,  y  la  proscripción  de  todo  privilegio  y  exclusivismo, 
bajo  la  común  igualdad  y  uso  colectivo  de  todos  los  asociados.  En 
tal  razón,  de  la  cantidad  de  inteligencia  y  de  verdades  que  traiga 
el  nuevo  adalid  del  progreso,  depende  que  las  instituciones  se  en- 
caucen resueltamente,  ó  que  se  tuerzan  los  caminos  por  falta  de 
justa  comprensión.  Todo  conduce  á  la  democracia,  lo  mismo  el  cul- 
to que  dedican  al  trabajo  las  esposiciones,  (pie  el  derecho  ala  ins- 
trucción, el  libre  acceso  á  los  cargos  públicos,  el  uso  común  de  los 
trajes,  la  dignificación  del  comercio  y  de  la  agricultura,  el  cruce 
de  pueblos  y  familias  humanas,  las  relaciones  artísticas  y  cientí- 
ficas y  el  influjo  intelectual  sobre  todas  las  antiguas  preeminen- 
cias, y  el  ele  la  honradez  sobre  todas  las  antiguas  convenciones  de 
la  moral.  Cada  revolución  halla  mas  eco  en  el  mundo,  por  que 
cada  progreso  encuentra  mas  elementos  asimilables:  los  mo- 
vimientos de  Roma  en  la  edad  media,  las  revoluciones  de  Pa- 
rís, la  sublevación  contra  Juan  sin  Tierra  en  la  Gran  Bretaña,  na 
logran  conmover  mas  que  una  parte  de  la  Sociedad,  sin  que  tras- 
ciendan al  esterior.  Por  el  contrario,  las  revoluciones  modernas 
ponen  en  acción  la  Europa  y  ulteriormente  el  nuevo  mundo  des- 
de 1789,  ensanchando  cada  vez  mas  los  dominios  del  derecho, 
hasta  el  tiempo,  quizá  aun  lejano,  en  que  asi  como  se  admiten,  se 
sancionan  y  se  unlversalizan  en  todos  los  pueblos  las  creaciones 
científicas,  se  adopten  y  establezcan  por  todos  los  gobiernos  y  ar- 
raí  guen  en  todas  las  conciencias  los  últimos  descubrimientos  que  se 


A    LA  HISTORIA   ÜNIVEE8ÁL.  31 

hicieren  en  la  esfera  de  la  justicia,  para  el  bienestar,  justa  rela- 
ción y  armonía  de  los  asociados  y  de  unas  naciones  con  otras  en 
la  humanidad. 


V.  Pujol 


CAPITULO  I. 

DESDE    FW   DE  LA   KDAD  MEDÍA  HASTA  LA   J'AZ  l)K   WksíTALIA  (1648. 

PÁRRAFO  I. 

El  renacimiento. 


Un  nuevo  periodo  histórico  mas  umversalmente  humano  se  pre- 
para por  todos  los  movimientos  é  invenciones  de  los  últimos  si- 
glos cíela  edad  media:  la  brújula  cambia  el  orden  de  la  navega- 
ción y  predispone  á  las  empresas  audaces:  la  pólvora  hace  que  se 
organicen  de  otro  modo  los  ejércitos  y  da  un  golpe  mortal  al  feu- 
dalismo: la  imprenta  dilata  la  inteligencia  al  alimentarla  profu- 
samente de  conocimientos  y  al  divulgar  los  secretos  científicos: 
las  artes  italianas  rompen  las  reglamentaciones  estrechas  del  mis- 
ticismo y  se  elevan  á  los  ideales  o  se  contraen  ¿í  la  naturaleza  sin 
eliminar  nada  bello  y  nada  digno  déla  humana  contemplación:  la 
conquista  del  imperio  bizantino  por  los  turcos,  reúne  á  tocios  los 
trabajos  preparatorios,  á  manera  de  un  mundo  nuevo  del  pensa- 
miento de  la  proscrita  y  enmudecida  Grecia,  que  enviaría  sus  ga- 
las, resto  de  admirable  grandeza,  i  los  sedientos  espíritus  del  Oc- 
cidente; las  ciencias  se  emancipaban  de  la  tradición.  Los  artistas  y 
sabios  italianos  se  habían  lanzado  al  espacio  de  la  fantasía  y  de  la 
razón,  como  un  marino  ilustre  se  lanzaría  ¿í  los  mares  desconocidos. 
El  mundo  antiguo  revivía  en  los  mas  atrevidos  pensadores  y  en 
los  mas  afamados  poetas:  Dante  augura  el  renacimiento,  como  lo 
augura  la  escuela  de  medicina  de  Salerno.  La  inteligencia  era  de- 
masiado elevada  para  satisfacerse  con  las  inspiraciones  de  la  edad 
media,  y  busca  á  través  de  los  siglos  una  luz  mas  pura,  un  princi- 
pio mas  universal,  ideas  que  mejor  llenaran  las  nobles  ambiciones 
del  espíritu.   Es  un  deseo  insaciable  de  progreso  vele  movimiento 

3 


34  COMPENDIO 

lo  que  llena  aquel  periodo  de  transición:  el  estado  laico  se  apodera 
délas  ciencias  inmovilizadas  en  los  claustros:  el  buen   gusto  pene- 
tra en  las  cortes  de  los  príncipes  y  en  los  palacios  de  los  magnates: 
organízanse  sociedades  para  reformar  los  métodos  de  enseñanza  y 
destruir  el  escolasticismo  ya  estéril  para  las  especulaciones  cientí- 
ficas. Los  clásicos  griegos  y  romanos  se  abren  paso  en  el  ánimo  de 
los  mas  avanzados,  y  de  ellos  según  los  países,  el  estudio  se  estien- 
de á  una  clase,  ó  á  lo  general  del  pueblo  como  en  Alemania.  La 
ilustración  y  la  constancia  lucharían  y  vencerían  las  preocupacio- 
nes: el  estudio  de  las  lenguas  griega  y  hebrea,  revelaría   arcanos 
que  no  podían  descifrarse  en  el  divorcio  del  Occidente  con  el  <  >- 
riente.  Todo  el  mundo  }r  toda  la  historia  confluirían  á  la  obra  pro- 
digiosa de  emancipación  moral:  Lorenzo  Valla  combatía  el  esco- 
lasticismo; Lascaris  enseñaba  Gramática;  Chalkondylas  esplicaba 
literatura  griega.  Los  pensamientos  de  los  antiguos  filósofos  ve- 
nían en  tumulto  asaltando  las  inteligencias,  y  llevando  á  unas  la  con- 
vicción y  el  entusiasmo,  á  otras  la  curiosidad  y  la  duda:   la  juven- 
tnd  italiana  abrazaba  el  partido  de  Platón  (académicos),  o  él  de  A  - 
ristdteles  (peripatéticos)  contagiando  el  espíritu  de  los  poderosos  y 
aun  el  de  muchos  cardenales  que  arrastrados  por  la  novedad  apol- 
la imitación   menospreciaban  lo  que   constituyera  la  vida  de  la 
edad   media.    Si  con   esta    acción    se    creaban   muchos     bienes 
para   el    pensamiento,  también  en   el  olvido  de    todo    principio 
moral  nacían  males  en  las  costumbres  públicas  y   privadas.  Italia 
directora  del  trabajo  reparador  y  engrandecedor  del  espíritu,  era 
la  maestra  de  Europa,  y  lajuventud  europea  buscaba  cu  las  aula- 
y  academias  italianas,  la  luz  que  luego  estenderia  por  las  diversas 
naciones.  Como  no  hay  idea  triunfante  sin  lucha   tenaz,  arremoli- 
nándose los  hombres  y  clases  bien  dispuestos  cerca  de  las  ideas  del 
renacimiento,  saldrían  á  la  defensa  délo  antiguo  y  de  los  interese- 
que  se  quebrantaban  todos  los  adversarios  de  la  innovación:  los  do- 
partidos  se  titulaban  "humanistas'7  y  ''oscurantistas";  los  humanis- 
tas adoptaron  principios  cosmopolitas  en  virtud  de  los   cuales  se 
estrechaban  sin  distinción  de  nacionalidad,    comunicándose 
timientos  é  ideas,  y  haciendo  causa  y   gloria  común   el   prestigio 
adquirido  en  el  combate  racional:  habían  restablecido  el  lengnage 
latino  con  una  pureza  que  contrastaba  con  el  latín  ya  desordena- 
do de  los  oscurantistas,  y  á  la  critica  aguda  o  severa,   siempre  pe- 
netrante, de  los  reformadores,  no  se  oponían  mas  que  la  escolásti- 
ca, el  fanatismo  y  el  sofisma.  Los    frailes  dominicos  presidian  y 
dirigían  á  los  oscurantistas. 

Las  universidades  é  institutos  científicos  se    ampliaron  con  cá- 
tedras y  estudios  nuevos  donde  el  pensamiento  no  se  contenia  an- 
te los  obstáculos  (pie  habian  prevalecido  durante  la  edad  media. 
Alemania  que    tenia  lazos  mas  íntimos   con  Italia,   aprovechó 


Di:  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  35 

mejor  las  ventajas  del  renacimiento,  y  los  sucesos  pasados,  junto 
con  vigoroso  espíritu,  dieron  á  estas  corrientes  un  sentido  que 
pronto  se  traduciría  en  reformas  practicas:  las  escuelas  humanistas 
de  Shlettstad,  Munster,  Deventer  y  otras  ausiliaban  poderosamente 
ií  las  asociaciones  de. propaganda:  los  mas  celosos  defensores  del 
humanismo  recorrían  las  ciudades  y  pueblos  influyendo  en  favor 
de  sus  doctrinas:  el  clero  salia  de  las  cátedras  para  ser  reempla- 
zado por  profesores  laicos  y  sin  las  trabas  que  se  imponían  al  Oc- 
cidente. Juan  Reuchlin,  maestro  de  hebreo,  aplicaba  esa  lengua  á 
la  esposicion  del  antiguo  testamento:  disputas  de  índole  diver- 
sa se  provocaron  entre  el  clero  y  los  espositores  humanistas  y  los 
Ubre-pensadores:  los  dominicos  querían  impedir  las  revelaciones 
que  pudieran  perjudicar  al  dogma  y  condenaron  el  estudio  de  las 
lenguas  griega  y  hebrea  bajo  pretesto  de  que  engendraban  here- 
gias.  Pero  los  humanistas  triunfaron:  Roma  no  se  atrevió  á  decidir 
contra  ellos;  los  poderes  civiles  estuvieron  al  lado  de  la  libertad 
científica  y  literaria.  La  victoria  les  dio  nuevas  alas,  y  ya  no  hu- 
bo dique  que  les  contuviera,  ni  para  la  crítica,  ni  para  el  avance 
libre  en  sus  teorías.  Erasmo  de  Rotterdam  y  Ulrico  Hutten,  frai- 
les ambos  desertores  del  claustro,  y  entusiastas  de  la  libertad  ra- 
cional, fueron  los  mas  rudos  adversarios  del  monaquisino  y  de  la 
escolástica.  "El  espejo"  "la  moral/7  el  "elogio  de  la  locura,*'  las 
ediciones  corregidas  del  nuevo  testamento,  "los  visionarios'5  y  o- 
tras  obras,  ensancharon  el  espíritu  germánico,  pudiendo  decirse 
que  desde  entonces  quedaba  hecha  la  propaganda  reformista  en 
toda  su  estension.  Italia  que  habia  dado  todo  el  impulso  al  rena- 
cimiento, tanto  por  sus  creaciones  como  por  ser  la  primera  en  re- 
cibir las  enseñanzas  griegas,  no  se  desenvuelve  con  igual  vigor 
que  Alemania  por  estar  dividida  y  sujeta  luego  á  estrañas  nacio- 
nalidades que  le  impondrían  sus  leyes  y  su  intolerancia,  y  le  ha- 
rían víctima  de  tocio  linage  de  vicisitudes.  En  el  occidente  el  rena- 
cimiento solo  triunfó  á  medias:  un  espíritu  menos  individualista  y 
menos  reflexivo  que  en  Alemania,  no  podría  vencer  tantos  obstá- 
culos, ni  llevar  aquella  causa  hasta  los  últimos  resultados:  por  o- 
tra  parte  influían  las  oposiciones  políticas  á  un  diverso  método  pa- 
ra ventilar  los  problemas  que  entrañaba  el  renacimiento.  La  in- 
tolerancia pudo  mas  que  la  libertad,  pero  en  Alemania  el  pensa- 
miento rechazó  todas  las  trabas  y  llegó  hasta  donde  tenia  nece- 
sidad para  salvar  la  libertad  moral:  las  diversas  clases  sociales  se 
interesaban  con  avidez  en  las  disputas  de  humanistas  y  oscuran- 
tistas, por  lo  reciente  de  las  rivalidades  entre  el  papado  y  el  im- 
perio, y  los  escritores  trataban  también  de  dar  á  las  polémicas 
un  tono  que  hiciese  mella  en  el  orgullo  nacional  y  en  los  deseos 
de  total  independencia.  En  los  demás  países,  incluso  Italia,  no  fué 
tan  general  la  enseñanza,  ni  la  propaganda  para  un  fin   práctico 


¿6  COMPENDIO 

se  hizo  con  tanta  energía.  Desde  el  instante  en  que  el  pensamien- 
to no  hallaba  dificultad  de  indagación,  había  dos  peligros  parala 
unidad  católica;  el  primero  la  posibilidad  de  no  sujeción  al  dog- 
ma; el  segundo,  mas  apasionado,  los  celos  de  los  oscurantistas  y 
el  empeño  ele  estos  en  contraer  la  enseñanza  á  sus  ideas  y  la 
política  á  su  predominio:  ambas  causas  obraron  para  determinar 
la  reforma  religiosa,  aun  cuando  bastaba  solo  la  primera,  puesto 
que  la  fórmula  del  libre  examen  proclamada  por  los  humanistas 
alemanes,  no  reconocía  doctrina  impuesta  sin  aquiescencia,  ni  a- 
doptada  sin  fallo  racional. 

En  el  arte  como  en  todo  lo  demás  que  se  refiere  al  ensanche  de 
la  vida,  Italia  fué  la  iniciadora  de  la  nueva  edad:  en  la  edad 
media,  las  artes  sirven  al  templo  y  A  lo  que  es  de  la  iglesia,  co- 
mo punto  de  vista  general:  pero  ya  en  Venecia,  Pisa.  Florencia 
y  otras  ciudades  italianas,  se  entra  en  íntimo  comercio  con  la  na- 
turaleza. La  afición  que  se  despertó  hacia  las  letras  y  la  filoso- 
fía antigua,  abrazó  en  la  misma  intimidad  las  artes:  todo  lo  an- 
tiguo de  las  épocas  que  habían  precedido  á  la  edad  media,  era 
buscado,  solicitado  y  requerido  con  un  respeto  idolátrico:  comen- 
zaron escavaciones  que  dieron  resultados  felices  con  los  hallazgos 
del  Apolo  de  Belvedere  en  Antium,  del  grupo  de  Laocoon  y  o- 
tras  obras  del  genio  griego.  La  pintura  y  la  estatuaria  se  inspi- 
raron ya  en  los  modelos  mas  puros  de  la  antigüedad  sin  subordi- 
narse i  la  arquitectura  como  formando  con  ella  un  todo  según 
había  sucedido  en  casi  todos  los  siglos  de  la  edad  media:  el  buen 
gusto  vence  á las  costumbres  y  se  impone  ií  la  exigencias  tradi- 
cionales: al  mismo  tiempo  que  en  la  Italia  del  siglo  XVT,  en  Flan- 
des  y  en  España  tomaba  la  pintura  grandes  proporciones.  Xi  las 
ideas  ni  la  imaginación  se  acomodaban  ya  á  los  modelos  hereda- 
dos de  la  iglesia  ó  prescritos  por  el  clero;  la  ciencia  emancipada, 
reclamó  las  artes  seculares:  lo  bello  se  impuso  á  la  estreche/  del 
criterio  dominante;  el  principio  de  verdad  fué  elevado  sobre  todas 
las  teorías.  Asi  como  en  otros  tiempos  se  rechazaba  sin  examen 
cuanto  era  griego  ó  romano,  ahora  se  admitía  por  unos  con  cono- 
cimiento y  juicio,  por  otros  para  imitar  á  los  hombres  ilustrados. 
Entrañaba  el  renacimiento  en  su  doctrina  esencial,  algo  superior 
á  las  consecuencias  que  se  deducen  de  cada  uno  de  los  detalles 
que  hemos  examinado,  filosofía,  artes,  ciencias,  libertad,  moral. 
Era  la  reunión  en  un  dia  histórico,  de  todo  el  trabajo  del  espi- 
rita humano,  la  confluencia  de  todas  las  corrientes  de  los  pueblos. 
en  una  síntesis,  donde  todo  debía  acrisolarse  y  nada  ser  sistemá- 
ticamente rechazado.  Grecia  y  Roma,  la  una  con  sus  creaciones,  3 
la  otra  con  la  acumulación  de  obras,  concurrirían  á  lo  aceptable  y 
lo  bueno  que  legó  la  edad  media:  la  historia  se  reanudaba  por  el 
abrazo  con  la  antigüedad  en  el  renacimiento,  y  para  (acuitar  este 


DE   LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  37 

enlace  fecundo  y  grandioso,  la  imprenta  forjaría  un  nudo  indiso- 
luble 6  iria  recabando  en  el  todo  humano  cuanto  fuera  útil  para 
el  porvenir.  En  las  alturas  de  la  filosofía  ya  no  ha  habido  limita- 
ciones arbitrarias  al  juzgar  la  procedencia  de  lo  justo  y  de  lo  be- 
llo: oriental,  pagano  ó  cristiano,  lo  esencialmente  bueno  no  se 
pospone  al  dictado  de  una  creencia  cerrada  por  el  dogma:  el 
hombre  se  encuentra  unido  en  el  espíritu,  refiriendo  311  ascen- 
dencia en  las  ideas  y  en  el  progreso,  á  todo  lo  que  ha  dignificado 
la  humanidad;  principios  que  lentamente  descenderán  á  la  prác- 
tica cuando  todos  los  pueblos,  y  dentro  de  ellos  todas  las  clases- 
sociales,  se  inspiren  en  una  doctrina  de  unidad  formada  por  el 
tributo  ele  todas  las  variedades  de  razas  y  paises  y  tiempos  como 
la  herencia  del  creador  espíritu  humano.  Al  examinar  las  dispu- 
tas del  siglo  XV  y  principios  del  XVI,  comprendemos  el  entu- 
siasmo de  aquellos  humanistas  que  renunciando  al  sosiego  y  atra- 
vesando dolorosas  vicisitudes,  esparcen  sus  teorías  en  campos  y 
ciudades  llamando  á  los  hombres  á  la  integridad  del  derecho,  del 
pensamiento  y  de  la  vida:  la  Grecia,  proscrita  en  la  edad  media, 
se  presenta  en  la  escena  y  con  sus  magestuosos  rasgos  y  sublimes 
epopeyas,  alboroza  las  almas  entusiastas  que  estallan  en  indig- 
nación al  contemplar  como  las  preocupaciones  pueden  maldecir 
de  lo  mas  santo,  y  aherrojar  lo  mas  engrandecedor.  Aquellos 
hombres  que  dándose  el  título  de  filósofos  representaban  el  as- 
pecto mas  oscuro  y  las  ideas  menos  cultas  de  la  edad  media, 
habían  de  parecer  muy  pequeños  al  compararles  con  la  pléyade 
de  pensadores  griegos  que  desde  su  elevado  Olimpo  arrojaron  tan- 
tas y  tan  profundas  doctrinas  acerca  de  todas  las  relaciones  de  los 
hombres,  de  todas  las  armonías  de  la  naturaleza,  y  de  la  natura- 
leza con  el  hombre:  las"  luchas  civiles,  los  orgullos  feudales,  las 
oposiciones  civiles  y  religiosas  y  las  batallas  dinásticas,  se  em- 
pequeñecian  ante  los  cuadros  de  Marathón,  las  Termopilas  y 
Salamina,  y  los  héroes  de  la  edad  media,  perdían  su  prestigio 
frente  al  heroísmo  de  aquel  pueblo  helénico  que  no  dejó  de  ser 
grande  hasta  que  perdió  su  amor  á  la  libertad. 

Los  fugitivos  de  Constantinopla  cuando  la  invasión  de  los  tur- 
cos, los  griegos  que  hallaron  hospitalidad  en  Italia  y  que  ense- 
ñaron los  clásicos,  cuando  la  intolerancia  musulmana  ya  no  dejó 
oír  los  ecos  de  la  antigua  sabiduría  griega,  no  eran  en  lo  general 
notables  personalidades  cuyo  genio  pudiera  sorprender  al  Occi- 
dente; pero  mas  vivo  en  ellos  el  recuerdo  de  sus  gloriosas  tra- 
diciones, mas  imbuidos  del  espíritu  de  la  filosofía,  dejaron  huellas 
luminosas  por  las  ideas  que  sembraron,  y  fueron  el  principio  de 
mas, dilatados  estudios  que  se  desarrollarían  en  el  tiempo.  No  im- 
porta la  pequenez  de  quien  emite  la  idea,  si  la  idea  es  grande. 
Los  sucesos  de  Europa  tenían  preparado  un  ancho  campo  donde 


38  COMPENDIO 

fecundarían  las  enseñanzas  de  Grecia:  los  modelos  y  las  inspira- 
ciones se  buscaron  entre  las  ruinas  de  la  Hélade,  y  como  un  pen- 
samiento suele  ser  la  fuente  de  otros  muchos,  asi  las  lecciones 
recibidas,  agrandando  el  vuelo  del  espíritu  le  enviaron  á  regiones 
por  las  cuales  asciende  nuestra  civilización  sin  que  todavía  haya 
dejado  de  avanzar:  los  filósofos  no  hicieron  otra  cosa  que  los  ar- 
tistas, ya  porque  encontraran  generoso  difundir  las  doctrinas 
helénicas,  o  porque  fuese  difícil  crear  sistemas  originales  en  un 
tiempo  como  aquel,  después  que  Grecia  habia  pensado  y  había 
vivido. 

Pudo  admirar  al  mundo  la  ostensión  délos   conocimientos  grie- 
gos, muy  superiores  á  los  de  toda  la  edad  media:  debíase  conocer 
muy  poco  en  esa  época  la  historia  griega,    cuando  se  ignoraba  to- 
talmente el  movimiento  de  rotarían  y  traslación  de   la   tierra,   la 
gravitación  délos  cuerpos,  la  causa  de  los  eclipses  y  tantas    otras 
cosas  que  no  fueron  un  misterio  para  la  ciencia  helénica.  En  Ale- 
mania donde  con  mas  libertad  se  estudió  la    civilización  antigua, 
apareció  Gopérnico  desvirtuando  el  sistema  de    Ptolomeo:    acaso 
no  hizo  mas  que  reproducir  lias  ideas  de    Pyta'goras,    desarrollan- 
do en  esplicaciones  y   comentarios   los   descubrimientos   hechos 
cuando  menos  dos  mil  años  antes  qifc  viviera    el  autor  del  libro, 
célebre,  "de  revolutionibus  orbimn  celestium".    El    siglo  XV.    no 
obstante  los  notables  adelantos  de  Italia,  se  aleccionó  en    las  be- 
llas tradicciones  científicas  de  Grecia,  que  traia  en  sabiduría  y  en 
problemas,  caudales  inmensos  al  concurso  de  la    vida    moderna. 
La  enseñanza  mas  lisonjera  entre  todas,  era  el  consejo    de    la   li- 
bertad á  que  debió  su  grandeza  la  patria  de  Solón  y  de  Sócra 
donde  la  inteligencia  estásujeta  ;!  prescripciones    restrictivas,  to- 
do languidece;  pero  allí  donde  el  pensamiento  es  libre   y   la    con- 
ciencia esta  fortalecida  para  las*  lachas   racionales,    si  hay  quien 
escoja  el  camino  del  error,  entre  tantos  que  indagan  la    verdad  se 
encuentra  mas  ó  menos  tarde,  y  ella  se  abre  paso  en  los   espíritus 
y  desciende  á  las  sociedades    impulsándolas  Inicia  la  justicia    y  el 
bienestar. 

El  genio  humano  tendió  las  alas  bajo  la  inspiración  de  todo  lo 
bello  histórico:  de  la  misma  manera  que  los  partidarios  de  la  re- 
forma literaria  negaron  intervención  al  clero,  y  rechazaron  los 
sistemas  predominantes  en  la  edad  media.  Colon  saltaría  mas 
allá  de  lo  conocido  venciendo  las  preocupaciones  y  animado  por 
Toscanelli  que  representaba  la  audacia  filosófica,  Miguel  Ángel 
apartaría  los  modelos  que  se  lijaban  para  guiar  la  inspira-Ion. 
Gopérnico  destruiría  los  arbitrarios  sistemas  astronómico.-,  y 
Newton  sufriría  hasta  triunfar,  todos  los  agravios  (pie  la  ignorancia 
prodiga  tí  los  que  estralimitan  las  presunciones  generales.  La  ba- 
talla tenia  que  ser  larga  por  los  intereses    en  pugna,    por  la    con- 


DE   LA    HISTORIA  UNIVERSAL  39 

ilición  moral  de  las  sociedades,  por  el  choque  que  se  determinaba, 
no  solo  con  un  criterio  científico,  sino  con  un  cuerpo  completo  de 
doctrina  que  daba  por  averiguada  una  verdad  absoluta  y  procedi- 
mientos fijos  en  todas  las  relaciones  de  la  vida  y  de  la  naturaleza. 
AJ  abrir  una  brecha,  no  peligraba  solo  una  parte  del  dominio  de 
la  tradición,  sino  el  dominio  entero,  total,  con  todos  sus  efectos. 
Algunos  pontífices,  el  mas  notable  LeonX,  dejándose  llevar  de  la 
corriente,  abrazaron  sino  con  entusiasino,  con  verdadera  espon- 
taneidad, la  causa  del  renacimiento:  mas  tarde,  lo  que  era  incon- 
ciliable con  la  reforma  retrocedió  aun,  estremándose  la  violencia 
cu  los  paises  en  que  saliera  victoriosa  la  reacción.  En  la  filosofía  y 
en  la  política  universal,  el  renacimiento  ha  vencido,  ya  que  en  lo 
particular  subsista  la  lucha  en  algunos  puntos,  aunque  el  examen 
de  las  circunstancias  no  deja  duda  acerca  del  final  desenlace.  La 
edad  moderna  se  vigorizarla  en  virtud  de  las  oposiciones.  Y  nías 
tarde,  cuando  los  viajes  y  el  comercio  establecieran  relaciones  en 
toda  la  tierra,  al  contacto  de  los  diversos  pueblos,  costumbres  y 
cosmogonías,  se  aclararían  trascendentales  problemas,  podríase 
indagar  con  exacto  juicio  todo  lo  que  ¿í  las  sociedades  conviene 
para  ajustar  su  conducta  según  la  historia  y  de  acuerdo  con  los 
intereses  del  porvenir  y  para,  formar  el  convencimiento  de  loque 
significan  los  diversos  símbolos  y  emblemas  que  hemos  hereda- 
do, y  del  valor  de  cada  uno  ante  la  razón,  el  derecho  y  la  filo- 
sofía. 


PÁRRAFO  11. 


Descubrimiento  de  América.  Conquista, 
Sistemas  coloniales* 


Cristóbal  Colon. — Cuando  al  investigar  las  ideas  y  los  suce- 
sos humanos  se  encuentra  una  figura  colosal  cuyo  influjo  pesa 
.grandiosamente  en  la  vida  de  las  naciones,  en  la  inteligencia  y  en 
el  progreso,  la  historia  debe  detenerse  á  contemplar  las  circuns- 
tancias en  que  apareciera  ese  genio,  la  parte  de  voluntad  y  de 
sacrificios  qon  que  ayudara  á*  lo  esterior,  las  energías  que  pusie- 
ra en  juego,  los  ideales  generosos  que  abrigara,  su  intervención 
<?n  los  adelantos  de  la  humanidad,  las  huellas  de  los  pasos  que 
enseñaban  el  porvenir.  Una  redención  es  un  martirio:  no  halla- 
mos una  personalidad  que  sobresalga  en  el  nivel  de  los  tiempos, 
que  no  haya  sufrido  las  amarguras  de  la  ingratitud,  las  penalida- 
des del  desengaño.  Cristóbal  Colon  hubiera  sido  deificado  en   la 


40  COMRBNDIO 

patria  de  la  ñlosoíia  y  del  arte:  los  griegos,  mellando  todas  las, 
orientales  tradiciones,  elevaban  á  sus  primitivas  celebridades,  dán- 
doles algo  del  tono  y  de  la  grandeza  de  los  Dioses:  era  el  prin- 
cipio emancipador  de  la  inteligencia  que  no  reconocía  límites  ni  de- 
mandaba á  lo  sobrenatural  lo  que  debia  esperarse  de  la  razón: 
si  los  dioses  eran  ideales  de  justicia  y  de  belleza,  el  hombre  ten- 
dría de  divino  lo  que  alcanzara  en  la  esfera  superior  del  bien:  la 
humanidad  se  honraba  a  sí  misma  en  esas  manifestaciones.  Pero 
en  seguida  que  aparece  la  historia,  los  hombres  grandes  encuen- 
tran en  ella  la  inmortalidad  que  antes  se  confiara  á  generosos  y  e- 
levados  enigmas.  Cristóbal  Colon  ha  encontrado  en  la  historia  la 
recompensa  que  le  negara  su  siglo.  Su  figura  es  la  mas  grande  y 
la  mas  simpática  del  siglo  XV;  sus  glorias  superan  aun  á  lo  mucho 
notable  que  en  otros  sentidos  promueve  la  edad  moderna.  El  solo 
contra  la  humanidad,  la  tradición,  las  preocupaciones  y  los  erro- 
res. Un  historiador  de  la  generosa  Francia  no  podia  referir  la  his- 
toria de  Colon  sin  llorar  y  hacer  llorar  á  sus  oyentes,  y  sin  er- 
guirse con  entusiasmo  ante  la  constancia  y  el  éxito  y  proclamar 
al  grande  hombre  como  el  faro  que  ilumina  los  siglos  del  renaci- 
miento. Entristecido,  engañado,  rechazado,  sirviendo  de  escarnio 
,í  las  medianías  pretenciosas  y  de  temor  ¡í  los  que  aspiraban  &  mo- 
nopolizar para  siempre  las  ciencias,  gasta  su  p  i  vida  en  li- 
na lucha  que  fue  un  martirio,  y  después  de  dar  al  mundo  anti- 
guo el  fruto  de  su  perseverancia,  espira  acongojado  por  la  melan- 
colía y  por  la  miseria:  él.  creador  de  mundos,  es  en  todas  partes 
estrangero:  la  tierra  apenas  reconoce  al  que  la  habia  sacado  délas 
tinieblas.  Si  toda  la  historia  no  nos  comprobara  que  las  ideas  go- 
biernan y  transforman  las  sociedades,  la  vida  de  Cristóbal  Colon 
nos  daria  el  testimonio  irrecusable  de  esa  verdad.  La  ignorancia 
en  la  edad  media  respecto  al  planeta  era  tan  entera,  que  apenas 
alguno  que  otro  pensador  admitía,  no  como  hecho,  sino  como  po- 
sibilidad, la  rotación  y  la  redondez  de  la  tierra.  Las  hipótesis  en 
que  las  afirmaciones  de  Grecia  se  convierten,  adquieren  en 
la  conciencia  de  Colon  una  seguridad  y  una  fuerza  incontrasta- 
bles; la  idea  agitada  en  aquel  cerebro  tan  bien  organizado,  se  pre- 
senta áluchar  contra  todas  las  doctrinad  qné  constituyen  el  dog- 
ma de  los  sabios;  solo,  abandonado,  cubierto  del  sarcasmo  cuando 
no  del  ultraje,  marcha  adelante,  sigue  creyendo  sin  rendirse  ja- 
mas ni  á  los  desprecios  de  los  soberbios,  ni  á  las  injurjas  de 
ingnorantes.  ¿Qué  nos  importa  que  Colon  buscara  el  estremo  ( Men- 
te de  Asia  y  que  en  vez  de  la  prolongación  del  mundo  antiguo  en- 
contrase un  nuevo  mundo?  Su  gloria  no  se  debilita  por  eso.  Per- 
siguió su  pensamiento  como  si  fuera  hecho  real:  se  valió  de  todas 
las  razones  déla  ciencia  y  del  sentimiento,  y  fué  tan  magnánimo 
y  tan  grande,  que  ni  cupo  en  su   alma    hermosísima   el    desprecio 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  41 

con  los  que  le  habían  despreciado,  ni  el  odio  contra  los  que  le  infa- 
maran. Hombre  nacido  para  crear,  su  espíritu  era  esencialmente 
creador:  nada  habia  en  él  de  lo  que  destruye,  y  todo  de  lo  que  ele- 
va y  dignifica:  un  corazón  de  niño  como  el  de  Sócrates,  y  una  volun- 
tad de  acero  como  la  de  Alejandro.  Ofreció  de  nación  en  nación  el 
descubrimiento  de  tierras  que  unían  la  historia,  las  ciencias  y  el 
planeta:  otro  hubiera  caído  rendido  de  cansancio  y  de  dolor,  y  el 
sacó  fuerzas  de  su  espíritu  y  no  dio  treguas  en  aquella  guerra 
grandiosísima  contra  la  omnipotencia  de  las  preocupaciones,  y  el 
orgullo  de  los  dogmatistas.  Luchar  hasta  vencer,  y  después  morir. 

Nació  Cristóbal  Colon  probablemente  en  1436  en  Genova  6  en* 
alguno  de  los  pueblos  que  rodeaban  a  la  célebre  capital  ele  la  Re- 
pública: Cogoleto,  Bugiasco,  Pinato,  Quinto.  Xervi,  Savona,  Pa- 
lestrella,  Arbizoli,  Cosseria,  Val  ele  Neglia,  Placeneiay  Pradello. 
se  disputan  con  Genova  la  honra  de  haber  dado  cuna  á  Cristóbal 
Colon:  por  cartas  de  Colon  y  de  los  magistrados  de  Genova  que 
le  llaman  conciudadano,  consta  su  calidad  de  genoves,  aunque  es- 
de  observar  que  el  mismo  título  se  daban  respecto  al  estertor,  los 
diversos  habitantes  de  los  pueblos  de  la  República.  La  disputa  dé- 
las varias  localidades  no  ha  concluido  con  menos  oscuridades 
que  principió.  Enviado  Colon  á  la  universidad  ele  Pavía,  muy 
pronto  abandonó  sus  estudios  para  dedicarse  ala  carrera  marítima 
con  su  padre  y  luego  con  un  ti  o  suyo:  tenia  conocimientos  nada 
vulgares  en  geometría,  astronomía  y  cosmografía.  Durante  todo 
el  siglo  XV  fué  Portugal  el  centro  de  los  marinos  audaces  y  de 
cuantos  proyectaban  alguna  empresa  atrevida.  El  príncipe  Enri- 
que habia  ya  deparado  á  Portugal  abundantes  glorias  con  su  pro- 
tección decidida  á  los  descubrimientos.  Porto  Santo  y  la  Madera 
eran  escalas  para  mas  avanzadas  indagaciones  y  tentativas  marí- 
timas. La  pequeña  nación  del  Occidente  ocupaba  un  lugar  notable 
en  Europa  y  se  le  miraba  con  sorpresa  y  con  entusiasmo. 

Después  de  los  primeros  viajes  en  el  Mediterráneo,  no  bastando 
sin  eluda  ese  mar  á  satisfacer  -el  genio  de  Colon,  marchó  á  los 
mares  del  Norte  y  visitóla  Islandia.  Al  regreso-de  esta  escursion 
tomó  parte  en  la  guerra  ele  Genova  contra  íos  turcos  unas  veces, 
y  otras  contra  los  venecianos,  distinguiéndose  como  valiente  y  en- 
tendido, pero  en  uno  de  los  combates  con  algunas  carabelas  de 
Venecia  en  la  costa  ele  Portugal,  se  incendió  el  buque  que  mon- 
taba Colon,  y  arrojándose al  agua  pudo  llegar  con  ausilio  de  un 
remo  á  la"  rivera  que  distaba  cuatro  ó  cinco  millas.  Repuesto  elel 
cansancio  pasó  á  Lisboa,  donde  solicitado,  para  que  se  quedase, 
por  algunos  compatriotas,  y  movido  por  los  atractivos  que  ofrecían 
las  continuas  empresas  de  los  portugueses,  entró  al  servicio  de 
aquel  pais  (1466),  En  Portugal  contrajo  matrimonio  con  Felipa 
Perestrello,  hija  de  Bartolomé  Perestrello  primer  capitán  dona- 


42  COMPENDIO 

íario  de  la  isla  de  Puerto  Santo;  fue  a  esta  isla  y  á  la  de   Madera 
viviendo  en  ellas  algún  tiempo;  estudió   con  pertinaz   constancia 
todos  los  hechos  y  proyectos  de  los  marinos   portugueses,  y  como 
violentado  por  un  pensamiento  superior,    discurria  de  uno  á   otro 
lado  cual  si  esperase  en  medio  de  penosa  intranquilidad  que   sa- 
zonaran ideas  que  inundaban  en  confusión  su  cerebro.  Las  empre- 
sas de  Portugal  en  África,  hicieron  concebir  el  proyecto  de  lle- 
gar á  las  Indias   orientales   rodeando  aquella  gran   porción   de 
tierra  cuyos  límites  aun  no  eran  conocidos,    pero   Colon  pensaba 
en  otro  camino  distinto  para  conseguir  el  mismo  resultado:  su  pro- 
yecto consistia  en  atravesar  el  Atlántico,  llegando  por   el   Occi- 
dente al  estremo  Oriente:  en   el   otro   hemisferio    debían  existir 
tierras  como  para  determinar  el  equilibrio  con   el  antiguo  mundo: 
la  esfericidad  de  la  tierra  que  no  era  un  hecho  del  todo  aceptado. 
Colonia  proclamaba  con  la  seguridad  de  la  evidencia:  mas  tierras, 
mas  pueblos,  mas  humanidad,  mas  comercio,  y  un  enlace  de  todos 
los  eslabones  del  planeta:  tal  fue   el  objetivo   de  Colon.  Pilotos 
portugueses  sospechaban  la  existencia  de  regiones  ultra-atlánticas, 
pues  que  al   Oeste  de  las  islas   habían    encontrado  objetos   de 
madera,  árboles  y  cailas  de  calidad  desconocida   y   que  arrastra- 
ban los  vientos  y  las  corrientes  de  dirección  occidental    para   el 
Oriente:  estos  hallazgos  apoyaban  la  presunción  del  marino  geno- 
ves,  pero  dudaba   si  lo   que    existía    al  otro    lado  de    los  mares 
era  una  región  occidental,  o'  la  prolongación  del    Asia    á   que  toe 
antiguos   habian  dado   exageradas    proporciones.    1  Licia   el    año 
1475,  propuso  Colon  al  Senado  de  Genova  el  descubrimiento  que 
proyectaba,  comprometiéndose  ;ína vega r  bajo  el    pabellón   <fc  la 
Bepública:  el  Senado  geno  ves  desoyó  la  solicitud,  y   entónqes  se 
dirijió  el  audaz  pensador  al  rey  de  Portugal  Don  Juan  11    (1 
quien  .sometió  el  plan  á  informe  del  obispo  de  Centa    Diego    ( )rtiz 
y  de   dos  cosmógrafos  judíos  muy  afamados  en  la  Corte:  los  comi- 
sionados hicieron  sufrir  á  Colon  largos    interrogatorios,  y  cuando 
>cl  marino  esplicó  todo  su  proyecto,  mientras  de  un  lado  se  apla- 
zaba el  juicio,  de  otro  los  comisionados  y   el    rey   se  propusieron 
emprender  la  espedicion  enviando  navegantes  portugueses  que  ar- 
rebataran á  Colon  su  legítima  gloria:  los  doctos  le  calificaban  de  lo- 
co: los  menos  atrevidos,  de  pedantesco.  El  barco  enviado  por  Juan 
II  á  descubrir  las  tierras  auguradas  por  Colon,  tuvo  que  regresar  ú 
causa  de  las    tempestades  y  vientos  contrarios,  tanto  como  en  ra- 
zón de  la  inferioridad  del  piloto  que  lo  conducía.  Xo  podía  llevar 
á  cabo  una  empresa  semejante  el  que  no  estuviese  poseído  del  en- 
tusiasmo de  las  ideas.  Los  historiadores   no  están  acordes  a* 
del  punto  para  donde  partió  Colon  cuando  se  encontró  defraudados 
unos  pretenden  que  se    dirigió  á  Genova   su  patria  y   otros    que 
se  dirigió  á  España,  donde  se  le  encuentra  en  1484,   solo,    pobre. 


A    LA   HISTORIA  UNIVERSAL.  4o 

triste,  coníiado  siempre,  comprendido  de  pocos  y  burlado  de  todos. 
El  hombre  llamado  á  descubrir  el  continente  americano  llego  á 
España  medio  desnudo  y  sin  recursos;  habia  hecho  el  viaje  á  pie 
con  su  hijo  Diego,  sufriendo  el  frió,  la  intemperie,  las  escarchas, 
y  la  mofa  que  el  mundo  está  siempre  dispuesto  á  prodigar  á  la  des- 
gracia. Como  para  contrabalancear  los  agravios  que  el  convento 
habia  hecho  sufrir  á  la  civilización,  y  sus  oposiciones  á  toda  idea  de 
progreso  y  engrandecimiento  humano,  Cristóbal  Colon  halló  pan. 
abrigo  y  cariñosa  acogida  en  el  Monasterio  de  la  Rábida;  el 
prior  Juan  Pgrez  de  Marchena,  hombre  de  ánimo  superior  y  senti- 
mientos generosos  oyó  á  aquel  sublime  mendigo  que  pobre  por  las 
vestiduras  y  por  la  miseria  del  cuerpo,  llevaba  en  el  cerebro  mun- 
dos que  regalar  á  las  orgullosos  señores  de  la  tierra,  No  descono- 
cía el  ilustrado  prior  los  obstáculos  que  hubiera  de  encontrar  Co- 
lon para  su  gran  empresa:  España  ocupada  en  guerra  con  los  ma- 
hometanos, y  poco  aficionada  á  tentativas  marítimas,  habia  per- 
manecido indiferente  ante  los  descubrimientos  y  aventuras  de  los 
portugueses:  el  prior  creyó  el  pensamiento  de  Colon,  y  proveyén- 
dole de  recursos,  le  despidió  con  cartas  para  Fernando  de  Talave- 
ra,  confesor  déla  reina  Isabel.  Este  sacerdote  no  se  entusiasmó 
como  el  prior  de  la  Rábida:  un  hombre  pobremente  vestido  era 
poca  garantía;  en  la  opinión  de  aquellos  tiempos,  para  el  éxito  de 
las  cosas  que  ofrecía.  Pero  sin  embargo  Colon  se  dejó  oír  de  otros, 
y  encontró  al  menos  algún  apoyo  contra  las  preocupaciones  en 
€l  nuncio  apostólico  Geraldi  que  declaró,  que  la  existencia  de  o- 
tros  mundos  y  otros  hombres  no  contradecía  á  San  Agustín,  á  Ni- 
colás de  Lira  ni  á  los  sabios  teólogos  que  bien  pudieron  ser  age- 
nos  á  los  estudios  cosmográficos.  La  calidad  de  estrangerismo  fué 
un  motivo  de  celos  y  de  cóleras  que  se  agregaba  á  la  vanidad  de 
los  ignorantes,  y  al  menosprecio  de  los  poderosos:  y  sin  embargo 
Colon  luchaba  valerosamente  al  lado  de  los  guerreros  españoles, 
buscando  acaso  un  título  por  su  valor  á  la  gratitud  que  no  se  tribu- 
taba al  genio.  Nombrada  en  1485  una  comisión  para  que  examina- 
se los  proyectos  del  marino  genoves,  se  reprodujeron  los  interro- 
,  gatorios  como  en  Portugal,  y  el  hombre  ilustre,  mas  parecía  un  a- 
cusado  ante  sus  jueces,  que  un  sabio  ante  ignorantes,  y  un  genio  an- 
te pigmeos  incapaces  de  comprender  la  sublimidad  del  genio.  La 
primera  y  mas  notable  conferencia  se  celebró  en  el  convento  de 
dominicos,  de  Salamanca^asistiendp  los  doctores  en  teología  y  cien- 
cias: allí  Colon  espuso  sus  ideas  aun  'sin  darles  toda  la  trascen- 
dencia que  las  suponía  porque  serian  mayores  los  obstáculos  cuan- 
to mas  complicado  se  adujera  el  pensamiento.  Entonces  se  vio  á 
los  pretendidos  sabios  satirizar  á  la  verdadera  sabiduría  con  obje- 
ciones destituidas  de  razón  científica;  la  teología  negar  las  solu- 
ciones matemáticas,  la  metafísica  poner  vetos  á  la   cosmografía,  la 


44  COMPENDIO. 

petulancia  condenar  ex-eátedra  al  genio.  Colon  severo  con  la  ma- 
jestad que  inspira  un  arraigado  convencimiento,  deshacía  modes- 
tamente las  objeciones,  recurría  á  todos  los  testimonios  favora- 
bles de  la  historia,  encontraba  una  palabra  de  esperanza  para  cada 
ínteres,  y  un  prestigio  para  cada  protección:  las  acusaciones  de 
"loco,  estraviado,  presuntuoso,  demente  incorregible,"  salieron  de 
labios  que  se  llamaban  reveladores  de  la  verdad  y  de  la  ciencia: 
los  mas  considerados  le  calificaban  de  soñador.  Y  sin  embargo  ha- 
bía algo  en  la  atmósfera  del  siglo  XY  que  impedia  repudiar  ente- 
ramente al  audaz  pensador;  ó  bien  aquellos  jueces  no  queriendo 
arrebatar  todas  las  ilusiones  al  magnánimo  convencido,  no  a 
tre vieron  á  consignar  de  un  modo  espreso  que  fuera  locura  la  ten- 
tativa de  Colon.  Doctores  graves,  en  la  idea  de  confundir  al  audaz 
marino,  le  argüían  con  lo  ilimitado  de  los  mares:  otros  alegaban  la 
imposibilidad  de  subir  si  en  caso  de  ser  redonda  la  tierra  las  na- 
ves descendían  por  un  meridiano  ó  mas  abajo  de  la  línea  horizon- 
tal. Mas  que  hoy  se  diriaal  que  intentara  hacer  un  viaje  al  plane- 
ta Urano,  se  dijo  entonces  al  descubridor  de  America.  Cinco  años 
de  conferencias,  de  ampliaciones;  cinco  años  de  penalidades  y  de 
burlas  y  de  sarcasmos,  no  dieron  mas  resultado  que  un  aplaza- 
miento que  Colon  debía  considerar  como  un  desengaño. 

.Entonces  (1490)  fué  segunda  vez  á  la  Rábida  donde  halló  en  el 
prior  Marchenay  en  los  monges  tanta  y  mas  solicitud  que  en  la 
ocasión  primera,  y  afectos  tan  vivos,  y  sentidos  testimonios  de 
que  se  hubieran  defraudado  las  esperanzad  del  ilustre  huésped. 
Bartolomé  Colon  que  habia  ido  i  Inglaterra  á  negociar  y  de- 
mandar recursos  para  llevar  adelante  el  plan  de  su  hermano,  no 
volvía  ni  daba  razón  del  estado  de  sus  pretensiones.  Después 
se  supo  que  habia  caído  prisionero  de  los  piratas  que  le  retuvie- 
ron desde  1484,,  y  que  si  bien  transcurridos  algunos  años  pudo 
escaparse,  su  situación  era  tan  precaria  que  se  vio  obligado  á 
trabajar  mucho  tiempo  para  reunir  fondos  y  presentarse  digna- 
mente en  la  corte:  Enrique  YII  dispensó  honrosa  acojida  al  emi- 
sario de  Cristóbal  Colon,  y  recibió  con  agrado  el  proyecto  que 
tenia  intención  de  apoyar.  Pero  ya  en  aquellos  momentos  las  co- 
sas habían  cambiado  en  España.  No  sabiendo  Colon  nada  de 
hermano  Bartolomé^ni  esperando  obtener  mas  ventajas,  se  des- 
pedía del  prior  Marchena  con  intención  de  partir  á  ínglaterra 
cuando  fué  rogado  por  el  mismo  prior  para  que  retardase  el  viaje, 
mientras  él  examinaba  de  nuevo  el  proyecto  ausiliado  de  un  ma- 
temático amigo  suyo:  .la  inclinación  hacia  Colon  y  el  entusiasmo 
por  su  empresa  se  redoblaron  tras  este  examen:  Juan  Pérez 
de  Marchena  escribió  directamente  á  la  reina  Isabel  interesan-, 
dola  en  la  tentativa  mas  gloriosa  de  todos  los  tiempos,  y  hacien- 
do ver  cuantos  remordimientos  asaltarían  á  España  si  rechazando 


ÜE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  45 

íí  Colon,  tenia  la  suerte  ele  ser  amparado  en  otra  potencia,  y  de 
v  descubrir  para  otros  lo  que  los  reyes  españoles  se  dejaban  ar- 
rebatar. La  reina  invitó  al  prior  a  que  pasase  con  Colon  á  la 
ciudad  de  Santa  fe,  y  allí  se  presentaron  aquellos  hombres  ani- 
mosos, pudiendo  tanto  sus  instancias,  que  desde  entonces  Cris- 
tóbal Colon  fué  objeto  de  toda  suerte  de  deferencias:  la  primera 
entrevista  entre  la  reina  y  el  prior  se  celebró  antes  de  que  Co- 
lon llegase  á  Santa  fé:  por  el  entusiasmo  y  convencimiento  del 
monge  se  hubiera  creido  que  defenclia  su  propia  causa.  Desde 
que  Isabel  habia  oido  al  marino  genoves  y  á  su  generoso  amigo, 
algo  mudaron  las  ideas,  y  no  fueron  tan  frecuentes  las  burlas. 
Menos  elevado  Fernando  Y  que  su  muger  la  reina  de  Castilla, 
procuraba  contrariar  todos  los  buenos  propósitos,  y  á  fin  de 
alejar  de  una  vez  lo  que  tituló  "estravagantes  importunidades 
de  un  loco/'  nombró  una  comisión  compuesta  en  su  mayoria  de 
los  jueces  que  por  espacio  de  cinco  años  se  habían  declarado 
contra  el  proyecto  para  que  de  nuevo  lo  analizasen.  El  grande 
hombre  compareció  ante  el  tribunal  con  la  misma  impavidez  y 
la  misma  confianza;  pedia  que  se  armase  una  pequeña  es- 
cuadra bajo  su  mando  y  que  se  le  nombrara  virey  perpetuo  y 
hereditario  de  las  tierras  que  descubriese  con  derecho  á  la  dé- 
cima parte  de  las  rentas:  nada  solicitaba  en  el  caso  de  fracasar 
la  empresa.  Los  jueces  se  entretuvieron  en  disputar  sobre  la  re- 
compensa exijida.  El  rey  consiguió  su  objeto:  Isabel  rompió  las 
negociaciones,  y  Colon  salió  de  la  corte  mas  desalentado  que 
nunca  porque  habia  concebido  lisonjeras  esperanzas  que  otra 
vez  veia  frustradas.  Su  deseo  era  partir  ;í  Inglaterra.  Era  pre- 
cisamente el  momento  en  que  Granada  iba  á  caer  bajo  el  po- 
der de  los  reyes  de  Castilla  y  Aragón:  en  breve  se  rindió  la 
ciudad  último  asilo  de  los  mahometanos,  y  en  medio  de  las  ale- 
grías que  siguieron  á  la  victoria,  Alonso  de  Quintanilla  y  Luis 
Santangel,  almas  grandes  que  tenían  ocasión  de  acercarse  á  la 
corte  y  que  protegían  la  empresa  de  Colon,  inclinaron  el  ánimo 
de  la  reina  con  argumentos  de  tanto  peso  como  los  que  ha- 
bia antes  espuesto  el  ilustrado  y  magnánimo  prior  de  la  Ká- 
bida:  inmediatamente  la  reina  Isabel  mandó  llamar  á  Colon  a- 
nunciándole  que  aceptaba  las  condiciones  que  había  espuesto  y 
prometiendo  vender  sus  alhajas  si  necesario  fuere  para  prepa- 
rar la  espedicion.  Alcanzado  Colon  por  un  correo,  volvió  á 
Santa  fé,  no  del  todo  confiado  porque  los  desengaños  tan  re- 
petidos habían  abierto  en  su  alma  profundas  heridas:  la  reina 
le  recibió  con  tantas  atenciones  que  •  dudar  aun  hubiera  sido 
descortesía:  al  desaliento  sucedió  el  gozo  y  la  alegría;  iba  u  re- 
coger el  hombre  ilustre,  el  fruto  de  todos  sus  desvelos  y  la  re- 
compensa  de  todos  sus  sufrimientos.   En  17  de  Abril  de  149 2  se 


í(j  COMPENDIO 

íirmó  el  convenio  según  las  primeras  solicitudes  de  Colon.  Fer- 
nando firmó  las  condiciones  pero  su  repulsión  llegó  al  estremo 
de  no  querer  intervenir  como  rey  de  Aragón  en  nada  que  Se 
rozara  con  aquella  empresa:  los  gastos  correrían  á  cargo  de  la 
corona  de  Castilla  que  reportaría  también  los  beneficios.  El  puer- 
to de  Palos,  castigado  por  una  rebelión  con  el  deber  de  facilitar 
dos  carabelas  cada  año,  contribuyó  con  tal  tributo  á  la  expedi- 
ción; la  familia  de  los  Pinzones  dio  otro  bajel,  y  con  lastres  na- 
ves, Santa  María,  la  Pinta  y  la  Xiña.  mal  montadas  y  mal  cons- 
truidas, Colon  se  hizo  ¡í  la  mar  el  3  de  Agosto  de  1492,  llevan- 
do noventa  marineros  mas  forzados  que  voluntarios,  algunos  a- 
ventureros  y  otras  personas  encargadas  de  acompañar  al  Almi- 
rante por  orden  de  la  reina  Isabel:  al  todo  componían  140  hom- 
bres: los  tres  hermanos  Pinzones,  intrépidos  marinos,  formaban 
parte  de  la  espedicion:  mandaba  la  primera  carabela.  Santa  Ma- 
ría, el  Almirante;  Martin  Pinzón  la  Pinta  y  Yañez  Pinzón  lá 
Niña.  Los  gastos  no  habían  pasado  de  veinte  mil  pesos.  Ai 
despedirse  los  espedicionarios,  pocos  de  los  que  Se  quedaban 
en  el  puerto  abrigaban  lamas  leve  confianza  en  el  buen  éxito 
de  aquella  empresa,  grande  en  cualquier  condición  en  que  se 
emprendiera,  temeraria  con  los  pobres  recursos  que  se  habían 
puesto  a  disposición  del  inmortal  genoves.  Los  barcos  en  aque- 
lla época  no  se  construían  mas  que  para  viajes  cortos.  Era  ne- 
cesaria toda  la  intrepidez  del  genio  para  aventurarse  á  mares 
desconocidos  con  elementos  tan  desfavorables.  Desde  el  momen- 
to en  que  se  embarcó  Colon,  principió  á  anotar  su  diario  en 
que  se  revelan  todos  los  pesares,  vicisitudes,  satisfacciones  y 
grandezas  del  atrevido  descubridor:  observaba  todos  los  fi  - 
nómenos  de  la  naturaleza  aunque  sin  esplicarse  algunos  de  ellos, 
v  enlazando  sus  observaciones  y  cálculos  con  sus  ideas,  cuan- 
to  mas  avanzaba  en  el  Atlántico,  mejor  se  confirmaba  en  la 
existencia  de  un  nuevo  mundo.  Advirtió  la  desviación  de  la 
aguja  magnética,  las  corrientes,  la  diferencia  de  las  plantas  ma- 
rinas en  las  diversas  regiones  y  climas  del  Océano,  apuntando 
sus  opiniones  sobre  la  curvatura  de  la  superficie  terrestre  \ 
l>re  el  modo  de  tomar  las  longitudes  por  el  examen  de  la  as- 
censión recta  de  los  astros.  En  todo  se  mezcla  una  le  religiosa 
que  tiene  cuidado  de  revelar  al  esterior.  acaso  para  infundir  en 
sus  compañeros  un  interés  de  conciencia  ya  que  no  les  inspi- 
rara una  empresa  eminentemente  científica:  cree  Colon  que 
al  otro  lado  de  los  mares  seria  vencido  el  islamismo,  y  que  las 
inmensas  riquezas  que  se  conquistasen  servirían  en  primer  tér- 
mino para  hacer  triunfar  la  cruz  en  los  países  mas  remotos. 
Colon  para  conseguir  ser  protejido,  recurrió  á  todos  los  medios 
y  ;í  todos    los  argumentos  que    pudieran    hacer    simpáticos   BUS 


DÉ  LA  HISTORIA    UNIVERSAL.  47 

propósitos. 

Hasta  que  llegaron  i  las  Ganarías,  los  compañeros  de  Colon 
en  la  seguridad  de  ver  tierra,  no  manifestaron  desaliento  ni 
temores,  pero  desde  el  instante  en  que  penetraron  en  mares  des- 
conocidos, los  marineros  se  abatieron  deplorando  su  suerte  y 
recordando  su  patria  con  la  angustia  de  quien  la  hubiera  per- 
dido para  siempre,  A  medida  que  avanzaban  el  sentimiento  era 
mas  vivo,  y  las  quejas  mas  pronunciadas:  otro  hombre  que  Co- 
lon no  hubiese  vencido  las  resistencias:  cuando  el  14  de  Setiem- 
bre observaron  la  desviación  de  la  brújula,  el  temor  se  convirtió 
en  pánico,  ydias  mas  tarde  se  tramaba  una  conjuración  que  te- 
nia por  objeto  obligar  al  Almirante  á  retroceder:  algunos  propo- 
nían arrojarle  al  mar:  todo  lo  calmó  con  su  persuasión,  con  los 
alhagos,  presentando  brillantes  perspectivas,  atrayendo  algu- 
nas veces,  amenazando  pocas,  despertando  en  unos  las  pasiones 
generosas,  en  otros  el  ínteres,  el  amor  propio,  el  valor.  Tres 
dias  pidió  de  plazo  (Jolón  cuando  ya  en  los  primeros  de  Octu- 
bre no  halló  medio  de  convencer  á  las  tripulaciones  insubordi- 
nadas: antes  de  ese  término  se  habia  descubierto  tierra  la  no- 
che del  once,  y  á  la  mañana  siguiente  el  sol  dejó  ver  á  los  es- 
pedicionarios  las  primeras  tierras  del  nuevo  mundo:  era  la 
isla  de  Guanahani,  una  de  las  Bahamas  que  fué  llamada  San 
Salvador:  la  indignación  délos  tripulantes  se  tornó  en  respeto 
y  veneración  para  el  descubridor.  Los  naturales  recibieron 
con  estrañeza  i  las  gentes  de  Colon  que  desembarcaron  en  la 
isla  á  banderas  desplegadas,  con  música  de  guerra  y  todo  el  apa- 
rato para  imponer  el  espíritu  de  los  isleños.  Estaba  cumplido 
el  pensamiento  de  Cristóbal  Colon.  Lo  demás  pertenecía  á  los 
tiempos,  no  muy  á  propósito  para  llevar  ¿í  cabo  una  grande  obra 
que  respondiera  íí  la  grandeza  del  principio  y  al  genio  inmortal 
que  la  concibiera  é  intentara. 

La  conquista  y  la  colonización  ya  no  tendrían  la  pureza  de  las 
ideas  ni  lamagestad  de  las  esperanzas  morales.  Al  descubrir  A- 
mérica,  Colon  sintió  uno  de  esos  placeres  que  compensan  una  vi- 
da de  amarguras;  era  verdad  lo  que  habia  imaginado;  el  loco,  el 
visionario,  el  soñador,  habia  tenido  razón  contra  el  mundo  ente- 
ro: daba  por  bieu  empleados  los  padecimientos,  las  tristezas,  las 
miserias,  si  al  fin  el  éxito  confirmaba  á  la  luz  del  sol  los  subli- 
mes cuadros  que  viera  con  la  luz  de  su  genio:  cuando  el  marinero 
de  la  Pinta  creyó  haber  visto  un  rayo  movedizo,  y  cuando  los 
tripulantes  entusiasmados  prorumpian  en  gritos  de  alborozo, 
aquellas  palabras  "tierra,  tierra,"  resonaron  en  »1  alma  de  Colon 
con  un  gozo  inefable  que  no  se  confundia  con  el  placer  material  y 
mezquino  de  sus  compañeros:  la  nueva  tierra  era  el  ideal  porque 
habia  sufrido,  era  el  horizonte  que  habia  tenido  la  audacia  de  pro- 


48  COMPENDIO 

•clamar  ante  doctores  preocupados,  teólogos  fanáticos,  corte- 
sanos ignorantes,  magnates  burlones  y  pueblos  indiferentes  que  le 
silbaban  j  le  perseguían  con  sus  menguados  sarcasmos ;  aquella 
tierra,  era  como  el  parto  de  su  genio  que  todas  las  vanidades  reu- 
nidas habían  proclamado  estéril;  el  resultado  de  la  constancia. 
esa  virtud  de  todos  los  heroísmos  y  de  todas  las  grandezas.  Toda 
la  vida  debió  afluir  al  corazón  del  hombre  ilustre.  Un  nuevo  mun- 
do necesitaba  un  Colon;  el  genio  al  servicio  del  progreso,  la  volun- 
tad contra  las  preocupaciones,  la  perseverancia  contra  las  velei- 
dades: no  le  desalentó  el  infortunio,  no  le  intimidaron  las  rechi- 
flas, no  se  debilitó  ante  los  dolores  y  la  escasez;  la  idea  le  sostu- 
vo contra  todo,  y  triunfó  por  la  energía  sin  desconfiar  un  momen- 
to y  sin  ceder  jamas  en  medio  de  los  rigores  de  la  suerte.  Tal  es 
•el  hombre  que  descuella  entre  todas  las  personalidades  del  siglo 
XV.  El  lugar  que  la  historia  le  ha  señalado,  no  puede  ser  mas 
eminente:  ocupa  todo  el  espacio  entre  la  edad  media  y  la  edad 
moderna,  inaugura  la  ciencia  planetaria,  la  geografía  exacta,  ia 
historia  verdaderamente  universal;  pone  en  relación  los  continen- 
tes, vivifica  la  naturaleza,  y  i  la  tradición  que  coloca  un  -non  plus 
ultra'7  arbitrario,  opone  el  "plus  ultra"  de  la  previsión,  del  genio, 
del  progreso:  el  renacimiento  habia  dicho  que  la  inteligencia  no  de- 
bía tener  diques,  ni  la  conciencia  imposiciones:  "marchemos  pu 
contestó  Cristóbal  Colon,  el  hijo  predilecto  del  siglo  sintético  por 
escelencia:  la  generalidad,  la  totalidad  de  los  hombres  veía  delante 
una  bruma  impenetrable;  Colon  vio  la  luz  detras  de  las  tinieblas: 
inteligencia  puesta  al  Oriente  de  todos  los  talentos,  percibid  una 
aurora,  cuando  los  demás  estaban  envueltos  en  densa  noche.  Tara 
ser  del  todo  grande,  hasta  la  ingratitud  de  los  reyes  le  ha  sido  favo- 
rable en  la  historia,  porque  al  violar  los  compromisos  contraidos 
eon  el  ilustre  marino,  le  libraron  de  complicidades  que  no  hubiera 
podido  eludir. 

Continúan  los  i>ksu :buimikntos.  Los  naturales  de  ia  isla 
de  G-uanahani  no  recibieron  con  hostilidad  i  sus  huespedes: 
contemplaban  con  admiración  los  actos  de  los  españoles,  conside- 
rándoles como  seres  de  un  (>rd$n  superior:  pronto  los  indígenas 
entraron  en  relaciones  cambiando  algodón  y  provisiones  por  obje- 
tos de  visuteria  sin  valor  aunque  brillantes.  Después  de  tomar 
posesión  de  la  isla  el  Almirante,  en  calidad  de  virey  (Gribbs  nie- 
ga que  fuera  Guanahani  la  primera  tierra  descubierta  y  dice 
que  fué  TurkSj-lsland,  opinión  que  siguen  algunos  otros  autores. 
pero  que  en  general  no  se  ha  adoptado),  y  de  informarse  por  los 
naturales  de  que  las  regiones  del  oro  estaban  al  Sin*,  se  puso  en 
marcha,  descubriendo  pronto  las  islas  de  Santa  Maria,  Isabel  y  Fer- 
nando; después  arribó  á  una  isla  grande  qué  los  naturales  que  a- 


A    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  49 

•compañaban  á  Coldb  llamaran  Caba,  donde  se  detuvo  para  com- 
poner los  barcos  y  recorrer  la  costa:  la  isla  pareció  '  a  Colón  la 
mas  hermosa  que  hubieran  visto  ojos  humanos.  Los  habitantes 
de  Cuba  indicaron  á  Colon  el  rumbo  donde  podría  encontrar  oro 
en  abundancia  y  se  dirigió  a  la  Isla  de  Haiti,  á  que  ilamaria  "Es- 
pañola": Martin  Pinzón  queriendo  ser  el  primero  en  arribar  á  la 
(ierra  del  oro,  se  separó  de  Colon,  y  marchó  con  su  carabela.  El 
n  de  Diciembre  llegó  á  Haiti  é  hizo  relaciones  con  el  cacique  Gua- 
canahari  quien  le  envió  ricos  presentes.  Allí  por  descuido  de  los 
marinos  se  perdió  la  nave  ' 'Santa  Maria",  y  en  medio  de  la  aflic- 
ción general,  los  naturales  ayudaron  poderosamente  ¿  salvar  lo 
que  se  pudiera  del  buque.  No  teniendo  ya  mas  que  un  barco,  y 
-sediento  de  dar  cuenta  de  sus  hallazgos,  partió  para  España  lle- 
vando algunos  indígenas  que  se  prestaron  voluntariamente,  y 
diversas  producciones  de  América  con  alguna  cantidad  de  oro, 
y  dejó,  de  acuerdo  con  el  cacique  Guaeanahari,  un  número  de  hom- 
bres en  el  fuerte  "Navidad'7  construido  para  ese  ñn  y  a  cuya  cons- 
trucción asistiéronlos  naturales,  mostrando  en  eso  como  en  todo  una 
generosidad  y  sencillez  que  contrastaba  con  el  pago  que  se  les  daria. 
Para  imponer  a  los  indígenas,  Colon  habia  mandado  hacer  simu- 
lacros}'disparar  los  cañones:  el  ruido  de  estas  armas  aterró  de 
tal  suerte  á  los  isleños  que  se  confirmaron  en  la  creencia  de  la 
-superioridad  desús  huéspedes;  38  hombres  mandados  por  Diego 
Aranda  se  quedaron  en  el  fuerte  de  Navidad,  mientras  Colon 
tomaba  el  rumbo  de  Europa.  A  poco  de  hacerse  a  la  vela  encon- 
tró la  "Pinta"  y  Pinzón  que  habia  recorrido  parte  de  la  costa  de 
la  Isabela  sacando  oro  en  tráfico  con  los  naturales,  dio  algunas 
escusas  que  Colon  recibió  porque  deseaba  no  enemistarse  con  su 
antiguo  protector.  Un  huracán  estuvo  á  punto  de  inutilizar  la  cé- 
lebre empresa:  ya  los  dos  barcos  iban  á  perderse  y  el  Almirante, 
menos  que  perder  la  vida  temía  que  quedasen  estériles  sus  es- 
fuerzos y  desconocidos  sus  descubrimientos:  reunió  los  apuntes 
mas  preciosos  y  envueltos  en  tela  embreada  los  puso  en  un  barril 
y  arrojó  el  barril  al  mar,  esperando  que  un  dia  se  encontrara.  Pero 
el  huracán  cesó,  y  pudo  salvarse  aquel  hombre  á  quien  no  queda- 
ba mas  que  un  resto  de  vida  de  sufrimientos  y  desengaños.  Pinzón 
se  habia  separado  de  nuevo  con  intento  sin  duda  de  ser  el  pri- 
mero que  comunicase  ;í  España  los  descubrimientos;  ardid  inútil 
porque  Colon  llegó  antes.  En  las  Azores  los  portugueses  aco- 
gieron indignamente  á  Colon  aprisionando  la  mitad  de  los  tripu- 
lantes: el  rey  de  Portugal  habia  mandado  (pie  se  prendiese  a  Co- 
lon donde  se  le  encontrara,  por  haberie  arrebatado  la  gloria  de 
una  empresa  que  no  había  aprovechado  cuando  el  genoves  se  la 
ofreciera.  En  Lisboa,  el  mismo  rv\  suspicaz,  no  tuvo  mas  reme- 
dio que  ocultar  %w  celos  y  conceder  al    descubridor    los   honores 

4 


50  COMPENDIO 

que  le  correspondían:  marcha  el  Almirante  hacia  Palos  y  desem- 
barcó entre  el  entusiasmo  público,  repiques  de  campanas  y  la 
alegría  indescriptible  de  la  multitud.  Los  reyes  recibieron  a  Co- 
lon en  Barcelona,  oyeron  el  relato  del  viaje,  y  aun  el  mismo  Fer- 
nando pareció  alborozado  con  tantas  maravillas  que  abrillantaba 
la  florida  imaginación  del  Almirante.  Colon  creía  que  las  tierras 
descubiertas  pertenecían  á  la  India  y  todos  siguieron  ese  parecer, 
dando  á  los  descubrimientos  el  nombre  de  Indias  occidentales,  y 
el  de  indios  á  los  naturales.  Siguiendo  las  costumbres  de  aquella 
época  que  daba  á  los  pontífices  estraños  derechos  como  vicarios 
de  Cristo,  los  reyes  buscaron  la  confirmación  del  dominio  por  el 
papa,  y  Alejandro  YI  les  otorgó  la  propiedad  de  las  tierras  des- 
cubiertas y  que  descubriesen;  y  para  poner  este  acuerdo  en  rela- 
ción con  iguales  concesiones  á  los  portugueses,  estableció  por 
límite  entre  ambos  países,  una  línea  tirada  de  polo  á  polo  que 
pasaría  cien  leguas  al  oeste  de  las  Azores. 

En  seguida  se  hicieron  preparativos  para  un  segundo  viaje: 
armáronse  diez  y  siete  buques,  algunos  de  gran  porte  con  lo  nece- 
sario parala  espedicion:  el  25  de  Setiembre  de  1493,  salió  la  es- 
cuadra llevando  mil  quinientas  personas  entre  ellas  muchos  ca- 
balleros, y  como  una  parte  debia  quedarse  á  colonizar,  acompa- 
ñaron varías  especies  de  animales,  semillas,  plantas,  herramientas 
y  útiles  de  todas  clases.  Colon  había  profesado  los  generosos  prin- 
cipios de  libertad  de  los  americanos,  llamados  por  error  indios, 
sin  consentir  que  se  les  maltratase  ni  oprimiese.  Pero  las  ideas 
que  dominaban  en  el  pueblo  y  en  la  corte,  eran  bien  diversas:  los 
teólogos  declaraban  que  los  habitantes  de  la  tierra  descubierta 
eran  de  calidad  inferior,  habiendo  algunos  que  por  sabios  pasa- 
batí,  que  resistían  declarar  hombres  á  los  naturales  de  las  islas 
descubiertas  hasta  que  se  probase  su  filiación  y  que  descendían  de 
alguno  de  los  hijos  de  Noó.  La  inquisición  admitida  por  Isabel  la 
católica,  la  intolerancia,  la  vida  guerrera  y  otros  motivos  de  igual 
índole,  hacían  que  entre  los  pueblos  europeos  no  brillase  Ks  paila 
como  el  mas  pensador,  el  mas  reflexivo,  ni  el  que  mejor  pudiera 
llevar  á  remate  las  consecuencias  del  descubrimiento  con  menos 
vejámenes  y  atropellos.  La  gloria  que  recaería  sobre  las  ciencias, 
el  aumento  del  comercio,  las  ideas  grandiosas  que  pudieran  des- 
pertar los  descubrimientos,  el  impulso  que  adquiriría  la  civili- 
zación al  concurrir  producciones  y  combinaciones  nuevas,  fué  en 
lo  que  menos  se  pensó:  oro,  riquezas,  engrandecimiento:  he  aquí 
el  círculo  á  que  se  contraía  el  deseo  y  á  donde  caminaban  las  es- 
peranzas. ¿Qué  hicieron  los  Ministros  del  Dios  de  paz,  los  intér- 
pretes de  una  doctrina  de  caridad,  para  contener  el  desborda- 
miento? Nada.  Algunos  dignos  y  generosos  sacerdotes  como  Bar- 
tolomé de  las  Casas,  Bartolomé  de  Olmedo  y  muy  pocos  mas,  lu- 


A   LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  51 

eharon  contra  la  corriente  general  de  los  despotismos  y  las  into- 
lerancias, y  aun  sus  ideas  no  alcanzaban  todas  las  consecuencias: 
Las  Casas  que  lucho  contra  la  opresión  de  los  indígenas,  sancio- 
nó el  infame  tráfico  de  los  negros  africanos.  Tiempos  desgraciados 
en  que  la  magnanimidad  de  los  grandes  corazones  no  hallaba  guias 
que  les  iluminasen,  ni  prosélitos  que  les  secundaran.  El  descu- 
brimiento se  había  convertido  en  dominio  absoluto:  la  ley  déla 
humanidad  seiba  á  bastardear:  las  codicias  echando  un  velo  al 
progreso  alcanzado  desde  la  abolición  de  la  servidumbre,  la  re- 
producirían con  circunstancias  mas  graves. 

En  el  segundo  viaje  descubrid  Colon  las  islas  Deseada,  Do- 
minica,, Mari-Galante,  Guadalupe,  Antigoa,  Puerto  Rico  y  otras 
de  menos  importancia:  en  muchas  de  ellas  los  naturales  eran  an- 
tropófagos. Llegó  Colon  á  la  Isabela  el  22  de  Noviembre,  y  no 
encontró  ni  rastro  de  la  colonia  que  dejara  diez  meses  antes: 
el  fuerte  Navidad  estaba  derribado.  Un  hermano  del  cacique 
Guacanahari  informó  á  Colon  acerca  de  las  causas  de  aquel  desas- 
tre: los  españoles  habían  ejercido  crueles  tropelías,  haciendo  pre- 
sa en  las  riquezas  particulares,  en  las  mugeres  y  en  las  provisio- 
nes de  los  indígenas:  los  naturales  fueron  víctimas  de  toda  clase 
de  violencias,  hasta  que  exasperados  se  alzaron  en  masa  y  ani- 
quilaron á  sus  enemigos.  Colon  se  opuso  á  las  represalias  que 
querían  tomar  los  españoles.  Se  fundó  la  ciudad  "Isabela''  y  co- 
menzaron las  esploraciones  al  interior  de  la  isla.  Destacamentos 
armados  salían  en  todas  direcciones,  pero  lo  que  mas  aterrorizaba 
álos  indígenas  era  la  caballería;  creian  que  caballo  y  ginete 
formaban  un  solo  cuerpo  dotado  de  razón.  En  el  cacicato  de 
Cibao  se  construyó  el  fuerte  de  Santo  Tomás.  Dejando  Colon 
el  Gobierno  de  la  isla  á  su  hermano  Diego,  salió  en  busca  de  o- 
tras  tierras  y  descubrió  "Jamaica"  y  visitó  el  sur  de  la  isla  de 
Cuba:  un  cacique  se  presentó  á  Colon  y  le  dijo:  "No  sabemos  si 
sois  hombres  ó  dioses,  pero  manifestáis  tal  poder  que  seria  una 
locura  resistiros  aunque  quisiéramos  hacerlo.  Estamos  pues  á  vues- 
tra disposición;  pero  si  sois  dioses,  aceptareis  nuestros  dones  ju- 
lios seréis  propicios ;  si  sois  hombres  como  nosotros  sujetos  á  la 
muerte,  debéis  saber  que  después  de  esta  hay  otra  vida  que  es 
diferente  para  los  buenos  y  para  los  malos.  Si  esperáis  morir  algu& 
dia  y  creéis  en  una  vida  futura  donde  cada  uno  sea  tratado  segua 
sus  merecimientos,  no  haréis  mal  á  quien  no  os  lo  hace  á  vosotros". 
Los  que  acompañaban  á  Colon  solo  buscaban  oro;  afabilidad,  can- 
didez, timidez  de  los  indígenas,  y  cuanto  contemplaran,  era  todo 
inútil  porque  sus  pensamientos  estaban  tan  lejos  de  la  moral  co- 
mo aferrados  á  la  codicia,  idea  Tínica,  propósito  esclusivo  que  para 
alcanzarlo,  ni  serian  obstáculos  los  derechos  de  la  humanidad,  ni 
los  temores  á  la  historia  en  que  nadie  pensaba.  Al   regreso   á  la 


52  COMPENDIO. 

•   Española  Colon  halló  ;í  su  hermano  Bartolomé.  Eran  tan  generosas 
las  ideas  del  Almirante,  que  había  logrado  inclinar   en  favor  de 
los  indios  a.  la  reina  Isabel, sin  duda  temiendo  que  su  sola  autoridad 
no  bastase  a  contener  los  desbordamientos  que  auguraba.  |  Rodrí- 
guez de  Fonseca,  arcediano  de  Sevilla  y   después  patriarca  de  las- 
Indias,  había  sido  nombrado  para  dirigir  los  descubrimientos:   un 
consejo  de  Indias  debia  presidir  y   acordar  todas  las   cosas  de  im- 
portancia. En  1495  á  la  vuelta  de  Colon   ala   Isabela,    el  desor- 
den lo  dominaba   todo:  la  escasez  de  víveres   produjo   desmanes 
y  se  inició  la»  sublevación  de  los  indígenas  dirijidos   por   Caonabo 
y  otros  caciques:  todos  los  esfuerzos  del  Almirante   para  evitar  el 
rompimiento,  fueron  inútiles:  en  la  necesidad  de  hacer   la  guerra. 
Colon  tomó  todas  las  medidas,  sin  omitir  el  uso   de  los  perros  de 
presa  que    tantos  desastres  causarían    a   los  desgraciados  indios. 
Vencieron  los   españoles  reduciendo  á  esclavitud  á  una  parte  con- 
siderable de  los   vencidos,  é  imponiendo  al   resto  un  tributo  en 
oro  y  algodón:  con  medidas  semejantes  agregadas  á  los  repartimien- 
tos que  imponían  ;í  los  indígenas  trabajos  superiores  á  sus   fuer- 
zas y  ¡í  sus  costumbres,  poco  tardó  en  decrecería  población  india: 
de  un  millón  de  habitantes  que  existirían  en  1493,  al    concluir   el 
siglo  no  quedábala  tercera  parte,  y  después  se  estinguiósin  que 
se  haya  conservado  una  sola  familia  de   aquellas  tribus  (pie  reci- 
bieran con  amor  y  veneración  á  los  que  les  habían  de   sacrificar  ;í 
sus  ambiciones.  Colon  tuvo  la  debilidad  de  sucumbir  a   las  bastar- 
días de  los  colonos;  por  satisfacerles  había  abandonado  su  dulzura: 
por  hacer  ver  cuantas  riquezas  había  descubierta  siguió   codicio- 
sos rumbos;  por  atraerse  las  simpatías  del    clero   que   solo    tenia 
fanatismo,  olvidó  las  prácticas   humanas   y  oyó  consejos    supers- 
ticiosos. Lo  que  era  vicios  de  la  corte  y  dé  los  colonos,  ambicione- 
de  todos,  desorden  de  las  conciencias  egoístas,  miserias   y    pasio- 
nes de  gentes  sin  moral,  se  le  arrojó  £  la  frente  como  si  dé  él  ema- 
naran los  sufrimientos,  las  pestes,    la  mortalidad    délos   rolónos: 
por  la  opresión   habían  buscado   el   oro.    y    al    producir   efectos 
contrarios,   y  ante  las  quejas  del  arcediano    Fonseca  (pie  no  halla- 
ba realizadas  las  esperanzas  ambiciosas  de  los  reyes  y  de  los  aven- 
tureros, se  acusó  ií  Colon  de   todos  los  males  y  de  todos  los  daños: 
lo  único  grande  debia  sucumbir.  Los  monarcas  nombraron  a  Juan 
de  Aguado  ayuda  de  cámara  del    rey,    para   que    en    calidad   de 
comisario  pasara  á  la  Isabela  y  se  informara  de  los    verdaderos 
motivos  d«  las  acusacioues  lanzadas  contra  Colon.  Era    ese  perso- 
naje tan  de  escasa  valia  como  de  menguados  sentimientos,  y  se  pro- 
puso humillar   al  grande    hombre    valiéndose  de   todos  los   testi- 
monios interesados,  y  de  todos  los  datos  que   le   proporcionaban 
los  enemigos  del  Almirante.  Colon  volvió»   á    España,    y  en    este 
viaje,  habiendo  pasado  horribles   escasezes.    la    tripulación    quisó 


DE   LA    HISTORIA  UNIVERSAL  53 

sacrificar  á  los  indígenas  que  iban  á  bordo  para  que  sirviesen  de 
alimento  ó  al  menos  disminuyesen  las  bocas:  Colon  se  opuso  con 
todas  las  razones  humanitarias  y  con  todas  las  energías  de  su  au- 
toridad, como  para  desmentir  las  injurias  que  le  dirigieran  sus 
adversarios.  Presentóse  en  la  corte  con  la  misma  tranquila  sere- 
nidad con  que  compareciera  un  dia  ante  losjueses  de  sus  proyec- 
tos. Los  reyes  le  devolvieron  su  afecto,  y  se  trazó  el  plan  de  una 
gran  colonia  (1496). 

En  Mayo  de  1498  emprendió  Colon  su  tercer  viaje  con  seis 
buques,  llevando  á  bordo  familias  de  todas  clases  y  profesión  es: 
se  habian  interpuesto  todos  los  obstáculos  imaginables  para  que  se 
frustrara  la  empresa:  la  odiosidad  contra  Colon,  emanada  en  ge- 
neral de  la  envidia,  esa  lepra  de  las  almas  bajas,  inutilizó  los 
deseos  de  los  buenos,  y  no  sin  grande  esfuerzo  pudo  equiparse 
la  pequeña  especlicion:  la  calma  de  la  atmósfera,  mientras  sufría 
calentura,  le  hizo  necesario  desviarse  y  descubrió  la  isla  Trini- 
dad pasando  por  la  desembocadura  del  Orinoco  cuyo  rio  le  pro- 
bó que  había  descubierto  el  continente;  recorrió  la  costa  de  Ve- 
nezuela desembarcando  en  distintos  lugares  en  que  trabó  relacio- 
nes con  los  indígenas  y  halló  puntos  ele  semejanza  de  estos  con  la 
raza  de  las  islas.  Enterado  de  las  riquezas  y  fertilidad  de  aquel  pais 
marchó  á  la  Isabela  donde  le  esperaba  la  mas  cruel  de  las  ingrati- 
tudes. Su  hermano  Bartolomé  habia  cambiado  la  colonia  ¿í  otro 
paraje  fundando  la  ciudad  de  Santo  Domingo:  una  guerra  con 
los  indígenas  habia  terminado  con  la  victoria:  entre  los  colonos 
habia  muchos  hidalgos,  que  '  'el  que  mas  sabia,  según  el  P.  las 
Casas,  ignoraba  el  credo  y  los  mandamientos",  frase  que  indica 
la  suprema  ignorancia  en  el  estilo  de  aquellos  tiempos.  Se  tramó 
una  conjuración  por  algunos  colonos  contra  el  Almirante  y  sus 
hermanos  Bartolomé  y  Diego  que  eran  acusados  de  arrogancia  y 
soberbia:  la  causa  verdadera  consistía  en  la  envidia  de  aquellos 
hombres  que  no  podían  soportar  las  preeminencias  de  que  disfru- 
taba un  estrangero:  no  querían  ser  mandados  por  lo  que  llamaban 
un  hombre  nuevo,  ya  hubiera  prestado  á  la  civilización  mas  ser- 
vicios que  todos  los  hidalgos  y  aventureros  que  le  envidiaban. 
Los  conspiradores  habían  sido  vencidos  y  se  retiraron  á  la  pro- 
vincia de  Xaragua.  En  este  estado  de  cosas  apareció  el  Almirante, 
que  pudo  con  medidas  previsoras  y  sabia  discreción  volver  la  uni- 
dad á*  la  colonia  y  la  tranquilidad  í  todos,  menos  ií  los  indígenas 
que  sometidos  á  repartimientos,  cayeron  en  una  postración  de 
que  no  se  levantarían.  Se  acusó  a  Colon  y  ¿í  sus  hermanos  de  las 
revueltas  y  de  sus  consecuencias  y  los  reyes,  mas  fáciles  en 
creer  los  ultrajes  que  se  hacían  al  Almirante  que  las  alabanzas  que 
se  le  tributaran,  nombraron  á  Francisco  de  Bobadilla,  caballero 
de  la  orden  de  Calatrava,  con  ilimitada  autoridad  para  que  ave- 
riguase la  causa  de  las  quejas.  Irritado  y  colérico.  Bobadilla  buscó 


54  OOMRENDIO 

como  Aguado  los  testimonia  mas  parciales  dando  á  los  envidiosos 
el  valor  que  no  se  daba  á  los  honrados:  embargó  los  muebles  del 
Almirante  en  su  ausencia,  puso  en  libertad  á  los  presos  por  per- 
turbadores, y  mando  prender  al  memorable  descubridor,  cargán- 
dole de  cadenas  y  haciendo  que  fuese  transportado  á  un  buque 
que  le  conduciría  á  España  con  el  informe  del  proceso:  los  herma- 
nos de  (Jolón  sufrieron  la  misma  suerte.  En  vano  el  generoso  ca- 
pitán del  barco  que  conducía  al  Almirante  quiso  quitarle  las  ca- 
denas; Colon  no  lo  consintió:  aquellas  cadenas  no  le  deshonraban, 
sino  que  le  enaltecían.  Las  injurias  de  la  arbitrariedad  dejan  in- 
maculadas sifs  víctimas.  :í Al  escribir  estas  palabras,  dice  Cesar 
Cantú  después  de  consignar  la  inicua  conducta  de  Bobadilla,  me 
acuerdo  de  las  suaves  lagrimas  que  en  la  edad  de  las  ilusiones 
derrame  yo  leyendo  este  pasaje  en  Robertson.  Desde  entonces 
conocí  que  la  historia  ofrece  mas  motivos  de  tristeza  que  de  con- 
suelo, y  que  el  hombre  no  es  grande  sino  á  costa  de  la  felicidad". 
El  pueblo  con  frecuencia  mas  justo,  y  siempre  mas  sensible  que 
los  reyes  y  los  cortesanos,  se  indignó,  preguntándose  que  se  reser- 
vaba á  la  audacia  y  al  mérito  cuando  desemejante  modo  se  tra- 
taba al  descubridor  del  nuevo  mundo  Los  reyes  mandaron  que  se 
le  pusiera  en  libertad,  y  Colon  se  justificó  ante  ellos  de  una  ma- 
nera tan  completa,  que  Bobadilla  fue  separado  de  su  cargo,  pero 
sin  que  se  restituyeran  á  Colón  ni  sus  honores  ni  dignidades,  ni  al 
puesto  que  se  le  arrebatara.  Se  nombró  á  Nimias  de  Ovando  go- 
bernador de  Santo  Domingo  y  desde  entonces  el  genio  del  siglo 
XV  no  mereció  mas  que  el  desden  déla  corte  y  de  los  cortesanos, 
y  en  cambio  por  donde  quiera  llevaba  sus  cadenas  para  acreditar 
cómo  se  pagaban  los  beneficios  y  cómo  eran  premiados  los  sufri- 
mientos 3'  los  heroísmos.  Mientras  Ovando  con  bastante  buen 
juicio  mejoraba  las  leyes  coloniales  declarando  la  libertad  de  los 
indios  y  prohibiendo  que  se  les  obligase  á  trabajar  contra  su  vo- 
luntad, Colon  solicitaba  medios  para  continuar  sus  descubrimien- 
tos, sin  poder  obtenerlos.  Por  fin,  dominados  sus  resentimientos 
y  prevaleciendo  en  él  la  generosidad  y  las  ideas,  continuó  sus  ins- 
tancias y  alcanzó  que  le  diesen  cuatro  buques  de  mediano  porte: 
se  proponía  descubrir  el  paso  alas  Indias  Orientales.  El  l1  de 
Mayo  de  1502  se  embarcó  para  el  cuarto  y  ultimo  viaje;  tenia 
según  los  cálculos  mas  admitidos  66  aíios,  pero  toda  la  imagina- 
ción y  el  fuego  de  la  juventud.  En  Santo  Domingo  no  quisieron 
recibirle  para  componer  sus  naves:  "¿quién  nació,  sin  quitar  a 
Job,  esclamaba  el  ilustre  marino,  que  no  muriera  desesperado". 
Una  escuadra  cargada  de  riquezas  salia  del  puerto,  y  contra  los 
consejos  de  Colon  se  dio  á  la  vela  pereciendo  casi  todos  los  bar- 
cos en  furiosa  tormenta.  El  14  de  Julio  hizo  rumbo  la  pequeña 
escuadra  de  Colon  hacia  el  continente,  y   tras   larga  y   peligrosa 


DB   LA   HISTORIA   UNIVERSAL.  55 

navegación  descjaterió  la  Guánaya,  pero  en  vez  de  seguir  la  direc- 
ción del  Occidente  que  le  hubiera  conducido  á  Méjico,  pais  del  oro 
según  decían  los  naturales  de  Guanay  a,  se   empeñó  en  buscar  el 
paso  alas  Indias  Orientales:  la  idea   dominando  todos  los  atrac- 
tivos é  intereses.  Descubrió  la  costa  de  Centro- América  desde  el 
cabo  de  Gracias  á  Dios  hasta  la  ensenada  de  Porto-bello;  examinó 
esa  parte  del  litoral  americano  dando  á  una  bahia  el  nombre  de  Al- 
mirante y  a  otra  el  de  bocas  de  Toro,  y  junto  al  rio  Belén  en  Vera- 
gua fundó  una  colonia  que  fué  la  primera  del   continente:  la  colo- 
nia duró  poco  por  el  desorden  de  los  colonos  y  la  bravura  de  los 
indígenas.  A  la  vuelta  le  sorprendió  un   huracán   que  le    arrastró 
i  las  costas  de  Jamaica,  isla  alejada  de  Santo  Domingo,  único  cen- 
tro de  donde  podían  facilitársele  ausilios:  los  buques   estaban  casi 
deshechos,  y  el  porvenir  se  presentaba   tenebroso  cuando  pensó 
en  el  único  medio  de  esperar  la  salvación:  la  afabilidad  délos  in- 
dígenas y  sus  buenas  disposiciones  fueron  aprovechadas:   constru- 
yéronse dos  canoas  en  las  cuales  el  español  Méndez  y  el  genoves 
Fieschi  pasaron  a  Santo  Domingo  en  medio  de  peligros  estreñios, 
pero  el  gobernador  Ovando  negó  toda  clase  de  ausilios,   declaran- 
do que  no  permitiría  la   llegada  de  Colon  á*   aquella  isla:  solo  al 
cabo  de  un  año  de  legendarias  vicisitudes  sufridas  por  los  compa- 
ñeros de  Colon,  y  de  súplicas  constantes  por  parte  de  Méndez   y 
fieschi,  consintió  en  enviar  un  buque:  Colon  marchó  á  Santo  Do- 
mingo y  se  le  recibió  con  muestras  de  afecto:  al  poco  tiempo  regre- 
só   a  España  (1504):  la  reina  Isabel  acababa  de   morir:   todas  sus 
reclamaciones  fueron  eludidas,  y  después  de  mucho  instar  en  vano 
se  retiró  esperando  la  muerte  que  no  tardaría  en    llegar.    El    rey 
Fernando  no    tuvo  una  mirada  generosa,    ni   una    palabra  digna 
para  el  ilustre  descubridor  de  mundos:  Colon  recordó    sus   servi- 
cios inútilmente:  y  cuando  los  aventureros  y  los  cortesanos  se    re- 
partían el  oro  de  América,  y  cuando  los  lacayos  de  la  corte    lleva- 
ban una  vida  abundante  y  regalada,  Colon,    mas  elevado  que  to- 
dos los  reyes,  voluntad  tan  grande  como  el  continente  que  habia 
descubierto,  y  genio  preclaro  que  brillaba  en  la  historia  con  el  ful- 
gor del  sol  de  los  trópicos;  Colon,  el  alma  generosa  que  en   sus 
últimas  amarguras  pedia  humanidad    para   los   iudios   olvidando 
que  no  serian  humanos  en  el  nuevo  inundo  los  que  con  él  mostra- 
ban tanta  ingratitud,  escribía  á  su  hijo  Diego:  ''Poco    me   han   a- 
provechado  los  veinte  arios  de  servicios  que  he  prestado  con  tantos    tra- 
bajos y  peligros,  que  hoy  día  no  tengo  en  Castilla  una  teja:   si  quiero 
córner  ó  dormir,  no  tengo,    salvo  el  mesón  y  taberna,  y  las  nías  de  las 
veces  falta,  para  pagar  el  escote1'.  Habia  vendido  sus  últimas  alha- 
jas, y  los  gastos  que  hizo  en  su   último  viaje,   nadie  se   los  rein- 
tegró. Para  desmentir  las  ideas  que  se  le  habían  atribuido,   deja- 
ba entre  otros  testimonios,  cartas  dirijidas  al  rey   para  que   me- 


58  COMPENDIO 

jofasé  la  suerte  de  los  indios,  que  apesar  de  las  primeras  leve- 
de  Ovando,  estaban  cruelmente  oprimidos  por  los  colonos.  Refi- 
riéndose á  los  indios  escribía  al  rey:  "Estos  son  ahora  la  verda- 
dera riqueza  de  la  isla:  ellos  cultivan  la  tierra  y  preparan  el  pan 
á  los  cristianos,  trabajan  en  las  minas  de  oro  y  sufren  toda  clase 
de  fatigas,  remando  como  hombres  y  bestias  de  carga.  Desde  que 
he  dejado  la  isla,  sé  que  han  muerto  cinco  sestas  partes  de  los  na- 
turales por  bárbaros  tratamientos  ó  por  cruel  inhumanidad,  al- 
gunos bajo  el  hierro,  otros  á  fuerza  de  golpes,  muchos  de  hambre. 
\?  mayor  parte  en  los  montes  o  en  las  cavernas  á  donde  se  habían 
retirado  por  no  poder  tolerar  los  trabajos  que  se  les  imponían. 
Colon  quiso  que  se  le  enterrase  con  las  cadenas  con  que  le  amarra- 
ra la  ingratitud,  y  que  fuera  trasladado  su  cuerpo  á  Santo  Do- 
mingo. Y  mientras  A  mérigo  Vespucci  usurpaba  ¿Colon  la  gloria 
del  nombre  continental,  Fernando,  rey  de  España,  consentía  un 
proceso  inicuo  que  tenia  por  objeto  quitar  al  ilustre  marino  el  mé- 
rito del  descubrimiento:  se  recojieron  delaciones  y  se  llamo  á  tes- 
tigos  que  declararon  que  Colon  habia  tenido  noticia  del  nuevo 
mundo  por  un  libro  que  existia  en  la  biblioteca  de  Inocencio  VIII 
en  Roma,  y  por  un  cántico  de  Salomón:  solo  se  probó  la  iniquidad 
délos  perversosque  aun  después  de  la  tumba  perseguían  al  genio 
que  no  eran  capaces  de  imitar  ni  de  comprender.  Quedo  á  Colon- 
como  dice  un  historiador,  fa  felicidad  de  obrar.  Su  miseria.  sñs| 
agonías  y  su  infeliz  muerte,  serán  eternamente  un  baldón  pam< 
Fernando  el  católico.  Algunos  consignan  el  12  y  otros  el  20  de- 
Mayo  de  1506,  como  fecha  déla  muerte  del  descubridor  del  nuevo 
inundo:  pensamos  que  el  20  es  la  fecha  exacta. 

Los  descubrimientos  de  Colon   despertaron   un   entusiasmo  in- 
descriptible en  toda  Europa. 

En  1499  Alonso  de  Ojeda  armo  algunos  bajeles  y  cruzó  el  At- 
lántico, acompañado  del  matemático  Amerigo  Vespucci;  recorrí*' 
las  costas  de  Venezuela  y  Colombia  (esta  en  muy  pequeña  par- 
te) y  fue  seguido  por  Pedro  Alonso  Niño  que  recojió  en  Colom- 
bia abundante  cantidad  de  oro  y  perlas.  Ya  los  descubrimientos 
carecían  de  ideal  moral;  tratábase  de  conquistar  los  países  ultra- 
atlánticos  y  para  justificar  el  ataque  y  la  esplotacion  contra- 
pueblos que  á  nadie  ofendían  y  que  no  daban  ni  aun  pretestos  d< 
venganza,  se  inventó  un  vergonzoso  sofisma,  porque  minea  faltan 
recursos  á  los  despotismos.  Alonso  de  Ojeda  llevó  á  Venezuela  el 
primer  ejemplar  de  aquella  estraña  introducción.  Comenzaba  la 
escitacion  declarando  que  Dios  omnipotente  que  creó  á  todos,  con- 
fió á  San  Pedro  el  dominio  del  mundo  y  por  San  Pedro  á  sus  su- 
cesores; que  uno  de  estos  habia  dado  á  los  católicos  reyes  de  K<- 
paña  la  posesión  sobre  las  islas  y  tierra  firme.  Terminaba  aque- 
lla fórmula  intimando  la  sumisión  de  los  naturales  bajo    pena  d<^ 


DE   LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  57 

sor  maltratados,  perseguidos,  esclavizados  y  vendidos.  Con  esto 
se  creia  tener  razón  bastante  para  la  conquista.  El  clero  apoyó  se- 
mejantes supercherías,  y  la  violencia  dominó  ya  con  imperio  ab- 
soluto. (Yease  el  testo  de  la  fórmula,  en  Cesar  Canta;  4°  volu- 
men libro  XIY,  capítulo  Y.) 

Al  ver  cómo  el  papa  se  pretendía  dueño  del  nuevo  mundo  y 
con  derecho  á  dividirlo  entre  españoles  y  portugueses,  csclamó  el 
rey  de  Francia  "Me  alegraría  ver  el  testamento  en  que  el  padre 
Adán  dividió  entre  ellos  el  mundo  sin  dejarme  í  mi  un  palmo  de 
terreno." 

Juan  Cabot,  protegido  por  Enrique  YII  de  Inglaterra,  salió  con 
su  hijo  Sebastian  y  dos  carabelas  en  dirección  al  Norte  y  también 
en  busca  de  un  paso  para  las  Indias  orientales:  descubrió  Terra- 
nova  y  la  península  del  Labrador  recorriendo  mucha  parte  de  la 
costa  de  Norte-América  hasta  Yirginia.  (1497).  En  un  segundo 
viaje  Sebastian  Cabot  descubrió  la  gran  bahía  que  se  llamaría  de 
Hudson,  pero  por  entonces  los  ingleses  no  adelantaron  mas. 

Al  mismo  tiempo  que  Alonso  de  Ojeda  recorría  la  cosías  de 
Yenezuela,  Yicente  Yañez  Pinzón  descubrió  el  Brasil  visitando  la 
costa  en  la  estension  de  mas  de  cien  leguas,  y  después  de  hallar  el 
rio  de  las  Amazonas,  fué  el  primer  europeo  que  conoció  tierras 
americanas  en  el  hemisferio  austral.  Juan  Diaz  Solis  que  conti- 
nuó mas  tarde  las  investigaciones,  fué  muerto  por  los  naturales 
(1516.) 

Amérigo  Yespucci  murió  en  Sevilla  en  Febrero  de  1512:  ai 
morir  no  sabia  aun  que  el  continente  nuevo  llevaría  su  nombre: 
sus  trabajos  geodésicos  habían  hecho  que  se  diese  á  sus  mapas  el 
nombre  de  cartas  américas,  de  donde  la  costumbre  fué  formando 
el  nombre  de  América  a  falta  de  otro  con  que  se  distinguiera  el 
nuevo  mundo. 

En  los  primeros  años  del  siglo  XYI  Ojeda,  y  Diego  de  Nime- 
sa  colono  de  Santo  Domingo,  consiguieron  que  el  rey  Fernan- 
do hiciese  dos  gobiernos  desde  el  cabo  de  la  vela,  en  las  regiones 
esploradas  por  el  primero,  y  el  cabo  de  Gracias  á  Dios.  El  de 
Ojeda  llegaba  del  cabo  de  las  velas  á  Da  ríen,  y  el  de  Nimesa  des- 
de Darien  hasta  el  cabo  de  Gracias  á  Dios.  Después  de  tentativas 
infructuosas  para  establecer  varias  colonias,  solo  habia  podido 
formarse  una  bajóla  dirección  de  Yasco  Nuñez  de  Balboa  (1510.) 

Juan  Diaz  Solis  y  Yicente  Yañez  Pinzón  descubrieron  la  pe- 
nínsula de  Jucatan  en  1509. 

En  1508,  Sebastian  Cabot  y  Diego  García  se  encontraron  en  la 
desembocadura  de  un  gran  rio,  y  ascendiendo  Cabot  por  él  des- 
cubrió el  Paraguay. 

Con  la  protección  del  rey  Don  Manuel  de  Portugal,  Pedro  Al- 
barez  Cabral  marchaba  á  la  India  oriental,  cuando  separado   del 


58  COMPENDIO 

mar  de  Guinea  para  evitar  la  calma,  encontró  una  tierra  descono- 
cida; era  el  Brasil  ya  descubierto  por  Pinzón.  La  colonización 
portuguesa  fué  tan  trabajosa  como  lenta. 

Juan  Ponce  de  León,  salió  de  Puerto  Rico  con  tres  naves  en 
1512,  y  descubrió  la  Florida  pero  no  pudo  detenerse  por  la  re- 
sistencia que  opusieron  los  habitantes. 

El  mismo  año,  Vasco  Nuñez  de  Balboa  cruzó  el  istmo  de  Da- 
ríen  y  descubrió  el  océano  Pacifico  del  que  tomó  posesión  á  nom- 
bre del  rey  de  España,  entrando  en  las  aguas  armado  de  todas  ar- 
mas, Balboa  recibió  ya  entonces  inspiraciones  acerca  de  la  exis- 
tencia de  las  ricas  tierras  que  luego  se  llamarían  el  Perú. 

Fernando  Magallanes,  portugués  al  servicio  de  España,  con 
cinco  naves  y  doscientos  treinta  hombres  costeó  la  América  me- 
ridional  y  descubrió  el  estrecho  que  lleva  su  nombre,  en  1520.  pa- 
sando al  otro  mar  con  tres  naves,  y  llegando  á  las  Filipinas  á  los 
tres  meses  de  penetrar  en  el  Pacífico.  Murió  en  1522  peleando 
contra  los  Filipinos,  después  de  dar  la  vuelta  al  mundo,  salvo  el 
arco  que  completaría  Sebastian  del  Cano  (de  Filipinas  á  España). 
Magallanes  es  uno  de  los  marinos  mas  inteligentes  y  mas  audaces 
de  su  época  y  su  viaje  peligroso  y  largo  resolvió  el  problema  bus- 
cado por  Colon  de  un  paso  para  el  Oriente:  el  notable  marino  pue- 
de figurar  y  figura  ventajosamente  entre  las  glorias  del  siglo  XATI. 
Portugal  dio  á  las  tentativas  de  los  dos  siglos  XV  y  XVI,  nave-t 
gantes  entendidos  y  capitanes  célebres.  Entre  estos  descuella 
Vasco  de  Gama  que  nació  en  1  -150  y  murió  en  l-V_!o.  dobló  el 
cabo  de  Buena  Esperanza  en  1107  abriendo  el  camino  de  las  In- 
dias que  ha  sido  el  derrotero  del  comercio  europeo  hasta  la  a- 
pertura  del  istmo  de  Suez  enl8G8,  y  á  su  vuelta  á  Portugal  se  le 
saludó  con  fiestas  y  regocijos  públicos  y  fué  nombrado  Almiran- 
te de  las  Indias.  En  1502  hizo  otro  viaje  con  diez  haTQOS,  co- 
metió parte  de  la  costa  oriental  de  A  frica,  fundó  estableciinienr 
en  Mozambique  y  Solala.  y  dejo  ancho  campo  ala  actividad  desús 
compatriotas,  en  África  y  en  Asia.  Su  hijo  Cristóbal  Vasco  de 
Gama  siguió  con  éxito  la  misma  carrera  y  fué  asesinado  en  Abi- 
sinia  en  1541. 

La  isla  Isabela  y  Cuba  eran  el  centro  de  la  colonización  y  los 
puntos  de  cita  de  cuantos  españoles  intentaban  alguna  aventura 
en  el  nuevo  mundo.  Hallado  el  continente,  no  era  difícil  acometer 
empresas  y  lanzarse  en  busca  de  tierras.  Asi  es  (pie  los  descubri- 
mientos que  siguieron  ¿í  los  de  Colon,  si  se  esceptuan  los  de  Yaiiez 
Pinzón,  Cabot  y  principalmente  los  de  Magallanes,  no  suponen  un 
mérito  sobresaliente:  todos  los  esploradores  tenían  certidumbre  de 
la  proximidad  de  tierras,  y  mas  bien  que  la  idea  pura  de  dilata- 
ción, presidian  las  codicias  y  el  ánimo  de  conquistas. 

En  1517  Francisco  Fernandez  de  Córdoba  marchó  en  la    diree- 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  0(J 

cion  del  continente  con  tres  carabelas;  desde  Santiago  de  Cuba 
donde  se  embarco  con  su  gente  hasta  el  cabo  Catoche  en  Yuca- 
tan,  navegó  21  dias:  en  esa  península  hallaron  indígenas  vestidos 
con  túnicas  de  algodón:  el  interior  de  aquella  tierra  ofrecía  un 
aspecto  de  cultura  superior  á  cuanto  los  españoles  habian  visto  en 
el  nuevo  mundo:  las  tentativas  de  conquista  fueron  por  entonces 
inútiles,  y  siguió  la  ruta  a  Campeche  donde  halló  la  misma  resis- 
tencia, viéndose  obligado  á  regresar  á  Cuba. 

En  1518  el  Gobernador  de  Cuba  Diego  Velazquez  armó  cua- 
tro buques  á  su  costa  y  organizó  una  espedicion  á  que  estaban 
preparados  los  ánimos  por  las  noticias  que  esparcieron  los  solda- 
dos de  Córdoba  acerca  de  la  abundancia  y  riqueza  de  Yucatán:  el 
Jefe  de  la  espedicion  fue  Juan  de  Grijalva,  y  capitanes  Pedro  Al- 
varado,  Francisco  Montejo  y  Alonso  Dávila.  Arribaron  á  Yuca- 
tan  desembarcando  al  otro  lado  del  cabo  Catoche,  pero  la  resis- 
tencia de  los  naturales  les  determinó  á  seguir  el  rumbo  por  la 
costa:  las  semejanzas  de  algunos  puntos  de  aquella  tierra  (Méjico) 
con  España,  influyeron  para  que  se  le  diese  el  nombre  de  Nue- 
va España.  Penetró  la  espedicion  en  el  rio  Tabaseo,  y  Grijalva 
tomó  posesión  del  pais  á  nombre  de  la  monarquía  española,  con 
las  ceremonias  de  costumbre,  siguiendo  el  viaje  en  la  dirección  del 
Oeste  hasta  Guajaca  donde  los  naturales  les  recibieron  con  afabi- 
lidad y  respeto:  alli  supieron  los  espedicionarios  que  el  jefe  del 
gran  imperio  á  que  correspondía  aquella  tierra  era  Moctezuma: 
visitaron  algunas  islas,  entre  ellas  la  de  los  Sacrificios,  asi  lla- 
mada por  el  espectáculo  de  víctimas  humanas  que  la  superstición 
ofrecía  á  sus  dioses,  y  San  Juan  de  Ulua.  Pedro  Alvarado  fue  á 
dar  cuenta  de  los  descubrimientos  al  Gobernador  de  Cuba  Diego 
Yelazquez:  Grijalva  costeó  Méjico  hasta  un  promontorio  que  -no 
pudo  franquear,  y  volvió  á  Cuba  en  Octubre  del  mismo  año  1518. 
Yelazquez  se  propuso  desde  entonces  enviar  una  gran  espedicion 
para  conquistar  y  colonizar  las  regiones  que  tan  maravillosa- 
mente pintaba  la  fantasía  de  los  compañeros  de  Grijalva.  Hernán 
Cortes  seria  el  jefe  designado  para  la  grande  empresa  de  la  con- 
quista de  Méjico. 

El  descubrimiento  del  Pacífico  por  Nuñez  de  Balboa  no  dio  pol- 
lo pronto  los  resultados  que  auguraba  el  descubridor:  un  hombre 
vulgar  y  envidioso,  Pedro  de  Arias  Dávila,  había  sucedido  á  Bal- 
boa en  el  Gobierno  del  Darien,  y  el  rey  católico  clió  al  nuevo  go- 
bernante los  recursos  que  no  habia  enviado  al  célebre  descubri- 
dor del  mar  occidental:  la  envidia  y  los  celos  de  Pedro  de  Arias, 
no  concluyeron  sino  con  la  muerte  de  Balboa,  acusado  arbitraria- 
mente de  traidor  y  condenado  por  jueces  parciales  cuando  iba  á 
emprender  una  espedicion  por  las  costas  del  Occidente  (Perú).  Es- 
ta incalificable  ingratitud  y  la  muerte  de   Balboa  secedieron   en 


60  COMPENDIO 

1517.  Los  hombres  mas  grandes  del  descubrimiento  y  la  conquis- 
ta sufrieron  la  misma  suerte. 

En  1522  Pascual  de  Andagoya  hizo  una  espedicion  á  los  mares 
del  Sur  y  fracasó,  pero  las  noticias  que  diera  en  Panamá  sóbrela 
riqueza  y  estension  del  Perú  alborotaron  los  ánimos:  Xo  contara- 
do  con  recursos  de  la  metrópoli,  tres  colonos,  Francisco  Pizarro, 
(nació  en  1471),  Diego  Almagro  y  el  eclesiástico  Hernando  Luqtie. 
se  asociaron  para  esplorar  los  mares  del  Sur  y  emprender  los  a- 
zares  de  las  conquistas  que  eran  para  todos  ellos  el  medio  de  en- 
riquecerse. Dos  barcos  y  cien  hombres  constituían  toda  la  fuerza 
que  se  puso  á  las  órdenes  de  Pizarro  en  Noviembre  de  1524.  Ya 
en  esta  primera  espedicion  se  descubrió  una  dilatada  costa  y  tu- 
vieron lugar  los  primeros  combates  con  los  naturales  del  Perú; 
pero  no  obteniendo  del  Gobernador  Pedro  de  Arias  los  medios 
necesarios  para  realizar  la  empresa,  después  de  inútiles  solicitu- 
des, Pizarro  marchó  á  España,  donde  obtuvo  de  Carlos  V  merce- 
des y  atribuciones  estensas  aunque  pocos  recursos:  Cortes,  el  con- 
quistador de  Méjico  le  ausilió,  y  con  algunos  otros  fondos,  armo 
tres  barcos  y  una  tripulación  de  unos  doscientos  hombres,  6  hizo 
rumbo  al  Occidente.  En  1530  se  hicieron  todos  los  preparativos 
y  se  emprendió  la  conquista  en  1531. 

En  1535  Diego  Almagro  hizo  la  primera  espedicion  á  Chile;  Pe- 
dro Valdivia  comenzó  la  conquista  en  1540. 

En  1540  proponiéndose  Gonzalo  Pizarro  esplorar  otros  paisesr 
llegó  á  las  orillas  del  Ñapo,  afluente  del  Amazonas,  y  constru- 
yendo un  buque  mandó  embarcar  cincuenta  hombres  dirijidos 
por  Francisco  de  Orellana:  Orellana  cuando  perdió*  de  vista  á  su 
jefe  se  propuso  continuar  de  propia  cuéntala  esploracion  navegan- 
do por  el  Amazonas,  hasia  que  llegó  al  Atlántico  después  de  una 
travesía  de  mil  quinientas  leguas  entré  pueblos  desconocidos. 

Los  países  del  Plata  fueron  descubiertos  por  Juan  Diaz  de  So- 
lis  y  comenzó  la  colonización  y  conquista  en  1535'  Don  Pedro 
Mendoza,  con  una  escuadra  de  veintidós  barcos  y  dos  mil  qui- 
nientos hombres.  Juan  de  Ayola,  oficial  de  Mendoza  penetró  en- 
el  Paraguay  en  1536. 

La  colonización  del  Brasil  por  los  portugueses  comenzó  ei* 
1535. 

El  descubrimiento  de  una  parte  considerable  de  la  costa  de 
Centro-América  fue  debido  á  Colon  en  su  cuarto  viaje  (desde  Hon- 
duras á  Veragua),  La  colonia  del  Darien  y  la  fundación  de  Pana- 
má por  el  Gobernador  sucesor  de  Balboa  Pedro  de  Arias  Dávila, 
eran  principio  de  nuevas  investigaciones  por  ambos  mares.  A- 
tlántico  y  Pacífico,  y  lo  que  mas  debia  llamar  la  atención  de  los 
aventureros  que  confluían  á  Panamá,  seria  naturalmente  el  Paci- 
fico donde  habia  menos  competencias.  En  1516,  Fernando  Ponce 


DE  LA  HISTORIA    UNIVERSAL.  61 

y  Bartolomé  Hurtado  se  embarcaron  en  el  mar  del  Sur,  é  hicie- 
ron rumbo  al  Noroeste,  descubriendo  un  golfo  que  los   naturales 
llamaban  de  Chira,  sabiendo  que  mas  al  Norte  habia  un  pais  a- 
bundante  donde  un  lago  interior  comunicaba  los  dos  mares:   el 
,golfo  recibió  el  nombre  de  San  Lucas.  En  1520  Gil  González  de 
Avila  obtuvo  facultades  de  Carlos  Y  para  descubrir  tierras  al  Po- 
niente y  Noroeste  de  Panamá:  salid  en    Enero  de  1521    y  cien 
leguas  adelante  en  la  costa,  desembarcó,  entro  en  inteligencias 
con  los  naturales  de  quienes  consiguió  que  se  bautizasen  en  gran 
número,  y  recibiendo  una  gruesa  suma   de  oro   (Costa-Rica)  si- 
guío  hacia  las  tierras  del  Noroeste  donde  hallo  mas  poder   pero 
la  misma  afabilidad  con  el  principe  Nicarao  que  con  el  de  Nicoya 
en  Costa-Rica;  visitó  el  lago  de  Cocibolca  (Nicaragua)   y  alcan- 
zó que  abrazasen  el  catolicismo  el  Jefe  Nicarao  y  muchos  miles 
de  nacionales.  Durante   la   ausencia  de  Gil  González,   el   piloto 
Andrés  Niño  habia  navegado  al  Norte  hasta  distinguir   elevados 
volcanes  (Guatemala).  El  descubridor  de  Nicaragua  dio  á  un  gol- 
fo el  nombre  de  Fonsecaen  recuerdo  del  patriarca  de  Indias  Juan 
Rodríguez  Fonseca  Arzobispo  de  Burgos,  y  creyendo  por  los  in- 
formes de  los  naturales  que  el  gran  lago  se   comunicaba   con    el 
Atlántico,  regresó  á  Panamá.  Gil  pidió  á  Pedro  de  xlrias  el  Go- 
bierno de  Nicaragua,  y  no  alcanzándolo,  marchó  á  Santo  Domin- 
go á  solicitarlo  de  la  Audiencia  que  se  lo  otorgó.    Pero  entretan- 
to el  Gobernador  de  Panamá  habia  enviado  á  Francisco  Fernan- 
dez de  Córdoba  á  ocupar  el  territorio  nicaragüense  á  nombre  del 
Gobernador;  fundó  Córdoba,  Granada  y  otras  ciudades.  A  la  lle- 
gada de  Gil  González,  lucharon  los  dos  jefes,  y  al  mismo    tiempo 
(1524)  Cristóbal  de  Olid  con  una   escuadra   penetraba  en   tierra 
por  el  Norte  fundando  á  Triunfo  de  la  Cruz  y  Naco:  Gil  y   Olid 
se  asocian  contra  Córdoba,  abandonando  el  segundóla  supremacía 
de  Hernán  Cortes  en  cuyo  nombre  habia  emprendido   la   espedi- 
cíoti,  y  luego  *se  separan:  Las  Casas  enviado  por    Cortes    para    a- 
veriguar  la  conducta   de  Olid,  le  vence,  y  después  de  numerosas 
peripecias  muere  Olid  asesinado  por  una  conjuración  entre  Las-Ca- 
sas y  Gil  González.  Los  vencedores  se  separan,  y   los  indígenas 
toman  parte  por  todos  menos  por  su  propia  causa. 

La  esploracion  de  Centro-América  se  hizo  desde  Panamá  y 
Méjico:  las  tierras  entregadas  á  la  dominación  de  Cortes  abra- 
zaban todo  el  imperio  mejicano  y  al  Sur  hasta  el  cabo  Camarón: 
por  eso  mientras  Gil  González  y  Córdoba  peleaban  en  Nicara- 
gua, Olid  cumpliendo  las  órdenes  de  Cortes,  y  aun  sin  contener- 
se en  el  límite  fijado  por  las  fórmulas  donatarias,  recorría  la 
costa  y  fundaba  establecimientos. 

Juan  Solano  y  Alvaro  de  Acuña  ocuparon  Costa-Rica  en  nom- 
bre de  Pedro  de   Arias  Dávila,  Gobernador  de  Panamá. 


62  COMPENDIO 

Cuando  Hernán  Cortés  llevando  avanzadas  sus  conquistas, 
pudo  desprenderse  de  fuerzas,  envió  a  Don  Pedro  de  Alvara- 
do  en  la  dirección  del  Sur  del  imperio  mejicano,  y  á  Cristóbal 
de  Olid  por  mar,  para  que  tomaran  posesión  de  las  tierras  que 
comprendían  mas  abajo  de  sus  conquistas  hasta  el  cabo  Cama- 
ron.  A  fines  de  1523  salieron  los  espedicionarios  llevando  Olid 
algunos  barcos  y  Pedro  de  Alvarado  trescientos  soldados  de  in- 
fantería, 150  de  caballería,  cuatro  cañones  y  cerca  de  cuatro 
mil  indios  tlascaltecas  ausiliares.  Así  se  unian  por  dos  espedi- 
ciones  en  sentido  opuesto  las  regiones  gobernadas  por  Hernán 
Cortés  con  las  que  dominaba  Pedro  de  Arias  tocando  en  Hon- 
duras los  enviados  de   ambas  partes. 

Las  costas  del  Norte  comenzarían  á  ser  colonizadas  mucho 
mar  tarde. 

Conquistas — Colonización. — Las  empresas  mas  importantes 
acometidas  por  los  europeos  después  del  descubrimiento,  fueron 
las  de  Méjico  y  el  Perú,  donde  grandes  unidades  nacionales  o- 
frecieron  una  resistencia  que  no  habían  podido  oponer  las  islas 
ni  las  tribus  de  la  mayor  porción  de  las  regiones  del  nuevo 
mundo.  Colon  habia  tenido  el  pensamiento  de  comunicar  Euro- 
pa con  el  Oriente  por  vias  mas  cortas  y  sin  doblar  el  estremo 
Sur  de  África:  halló  un  nuevo  continente  y  fué  para  él  sorpre- 
sa todo  lo  que  se  separaba  de  la  idea  principal  de  enlazar  el 
mundo  en  sus  diversos  eslabones.  Así  es  que  como  organizador 
de  colonias,  no  está  ¡í  la  altura  de  sus  descubrimientos:  los  de- 
talles le  abruman  como  genio  acostumbrado  á  vivir  en  las  esfe- 
ras elevadas.  No  podía  acomodarse  á  las  costumbres  de  aquel 
tiempo,  ni  tenia  fuerza  para  obligar  á  otros  caminos  distintos  (pie 
los  que  seguían  los  colonos  y  aventureros.  La  conquista  de 
Santo  Domingo  planteó  un  problema  que  tendría  triste  solución 
en  la  esclavitud  de  los  indios:  iguales  ó  parecidas  huellas  se 
siguieron  en  todas  partes,  y  los  clamores  generosos  de  Bartolo- 
mé de  las  Casas  se  perdieron  entre  las  agitaciones  codiciosas  de 
los  colonos.  Los  frailes  dominicos  y  franciscanos,  rivales  desde 
la  creación  de  las  respectivas  órdenes,  sostenían  tesis  opuestas, 
figurando  los  dominicos  entre  los  partidarios  de  la  libertad  de  los 
naturales  de  América:  Los  franciscanos  apoyaron  los  reparti- 
mientos dando  así  un  poderoso  ausilio  ú  los  egoísmos  y  ambicio- 
nes, pero  estremándose  el  rigor  de  los  protectores  de  los  indí- 
genas, ambos  partidos  acudieron  al  rey  Don  Fernando  quien 
nombró  una  comisión  de  jurisconsultos  y  teólogos  los  cuales  ;í- 
cabaron  por  declarar  que  la  servidumbre  de  los  indios  estaba  au- 
torizada por  las  leyes  divinas  y  humanas  y  que  no  debia  po- 
nerse obstáculo  a  los  repartimientos:  todo  lo  que  hizo  el  rey  Fer- 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  63 

nando  fué  condenar  la  violencia  contra  los  siervos.  Hombres 
que  se  llamaban  religiosos,  tomaban  sobre  su  conciencia  seme- 
jante iniquidad.  Mas  de  una  vez  declaró  el  pontificado  que  la 
religión  y  la  naturaleza  se  oponían  á  la  esclavitud,  uNon  modo 
religionem,  sed  etiam  naturam  reelamitare  servitute"  [León  X]: 
pero  si  los  pontífices  hubiesen  mandado  espresamente  al  clero 
combatir  la  servidumbre,  y  les  hubieran  impuesto  las  penas  que 
se  imponían  tí  los  sabios  y  ¡í  los  filósofos,  la  esclavitud  hubiese 
sido  imposible:  no  basta  proclamar  un  principio  si  se  consiente 
su  violación  sin  tomar  medidas  que  le  den  eficacia  y  cumplimien- 
to: la  fórmula  de  dominio  de  Alonso  Ojeda  que  todos  los  ulte- 
riores conquistadores  reprodujeron,  sancionaba  la  esclavitud,  y 
por  ella  pasó  todo  el  clero  con  leves  aunque  honrosas  escepcio- 
nes.  El  P.  Las  Casas  luchó  como  un  atleta  contra  la  servidum- 
bre, consiguió  mejorar  la  suerte  de  los  indios,  sufrió  amenazas 
de  muerte  sin  vacilar,  y  tuvo  que  encerrarse  en  un  convento 
para  evitar  la  venganza  de  los  colonos.  El  cardenal  Cisneros  e- 
ra  enemigo  del  proyecto  de  Las  Casas.  Cuando  nada  pudieron 
alcanzar  las  súplicas  del  digno  protector  de  los  indígenas,  pro- 
puso lo  que  creia  ser  un  mal  menor,  pero  que  era  una  iniqui- 
dad; comprar  negros  en  los  establecimientos  portugueses  de  la 
costa  de  África  y  transportarlos  á  América  para  que  trabaja- 
sen como  esclavos  en  las  minas  y  en  las  haciendas  de  los  colo- 
nos: se  habia  antes  probado  que  era  mayor  la  resistencia  de 
los  negros  y  que  su  robustez  vencía  al  clima  y  soportaba  las  ta- 
reas mas  penosas.  Las  Casas  compadecido  de  los  indios  no  vio 
que  inoculaba  un  mal  tan  grave,  y  que  inflijia  á  la  humanidad 
un  daño  inmenso.  La  esclavitud  es  un  crimen:  no  era  dado  redi- 
mir á*  una  raza  esclavizando  á  otra.  El  plan  fué  adoptado  y  que- 
dó consumada  esa  nueva  infamia  de  la  arbitrariedad  y  de  la 
fuerza.  Hombre  de  sentimiento  mas  bien  que  de  filosofía,  el  P. 
Las  Casas  tuvo  los  argumentos  que  le  inspiraba  la  compasión, 
no  la  lógica  de  la  justicia:  no  supo  cumplir  sus  buenos  deseos 
sino  á  espensas  de  una  injusticia;  las  intenciones  eran  rectas,  y 
no  conoció  el  medio  de  vencer  ó  de  sucumbir  por  la  justicia  en- 
tera. Apesar  de  todo,  los  esfuerzos  del  dominico  por  espacio  de 
mas  de  veinte  años  le  hacen  merecedor  de  tantos  aplausos  como 
son  merecedores  de  censura  sus  adversarios.  Carlos  I  de  España 
y  Y  de  Alemania  tuvo  el  triste  privilegio  de  introducir  en  los 
dominios  españoles  la  esclavitud  de  los  negros  africanos,  apenas 
tomó  posesión  del  trono  de  Isabel  la  Católica.  Poco  mejoró  la  si- 
tuación de  los  indios^  y  en  lo  sucesivo  el  trato  que  se  les  dio 
sino  llegaba  al  exceso  que  en  las  primeras  colonias,  no  ha  de- 
jado medio  de  justificar  á  los  conquistadores. 

Los  hábitos  en  general,  de  los  naturales,  estaban  muy  Tejos  de 


64  COMPENDIO 

corresponder  ala  dureza  délos  invasores:  si  en  algunas  partes  se 
sacrificaba  y  devoraba  á  los  enemigos,  y  en  muchas  eran  lí- 
citos los  sacrificios  humanos,  en  la  mayor  parte  de  las  tribus 
se  hallaba  hospitalidad,  afecto  y  buenos  deseos,  sin  omitir  un 
sentido  moral  que  sorprendió  á  Colon  en  Cuba  y  a  casi  todos  los 
descubridores  en  las  regiones  que  les  toco  esplorar:  los  conoci- 
mientos eran  muy  limitados,  y  en  las  grandes  unidades  como 
Méjico,  el  despotismo  de  los  emperadores  se  imponía  con  una 
estremada  pesadumbre:  la  mujer  era  poco  respetada,  habiendo 
lugares  en  que  los  matrimonios  se  concertaban  por  compra  o  por 
servicios  como. en  las  primeras  tribus  hebreas  y  otros  pueblos 
del  Oriente:  en  el  Sur,  multitud  de  tribus  vivían  de  los  frutos 
naturales  sin  aplicar  ninguna  industria,  y  á  veces  ningún  tra- 
bajo. Faltando  animales  domésticos  que  tanto  han  ausiliado  el 
desarrollo  de  la  civilización,  parecen  casi  todos  los  pueblos  a- 
mericanos  razas  primitivas  que  esperan  recursos  pura  crecer,  y 
necesidades  para  despertar  los  estímulos.  Sin  embargo,  Méjico 
y  el  Peni  nos  demostraran  que  aun  con  medios  limitados  alcan- 
zaron un  notable  crecimiento.  Los  metales  no  eran  conocidos,  ex- 
cepto el  oro.  En  cuanto  al  estado  social,  estaba  muy  lejos  de 
constituir  organismos  de  la  índole  de  los  pueblos  modernos,  en 
que  todos  los  intereses  se  compenetran  y  un  pueblo  aparece 
como  una  personalidad  ante  el  esterior:  tribus  mus  6  menos  gran- 
des, casi  siempre  en  guerra,  y  guardándose  unas  á  otras  los  o- 
dios  y  rencores  mas  concentrados.  Dna  libertad  natural  dejaba 
todo  á  la  espontaneidad  de  los  indígenas,  y  el  deber  como  el 
derecho  se  regulaban  por  el  examen  de  las  necesidades  •■'  el  de 
los  peligros:  era  casi  común  la  idea  de  una  entidad  suprema 
que  se  representaba  seguti  las  diversas  impresiones  y  tenden- 
cias: la  autoridad  no  implícala  una  fuerza  de  cohesión  hija  del 
poder  colectivo,  y  donde  existe  aparece  con  facultades  absoluta* 
y  dominio  despótico.  En  todos  los  países  del  Sm-,  menos  el  Pe- 
rú, se  encuentra  el  mismo  estado.  Ai  Nprte,  incluyendo  pai- 
te de  Centro-América,  se  hallan  divisiones  nobiliaria?,  j privi- 
legios y  autoridades  mas  asentadas,  y  también  mas  regulari- 
dad en  el  modo  de  gobernar:  esto  acaso  es  un  dato  que  condu- 
ciría con  otros  á  probar  inmigraciones  septentrionales  que  apo- 
derándose tal  vez  no  en  remotos  tiempos  de  algunos  patees,  crea- 
ban las  desigualdades  que  enjondra  toda  conquista  por  la  fuer- 
za. En  las  islas,  los  jefes  o  caciques  tenían  un  poder  ilimitado 
como  también  en  la  numerosa  nación  de  Bogotá  que  sigue  en 
orden  de  civilización  al  Perú  y  Méjico:  ha4>ia  en  ese  país  de  I>o- 
gotá  una  agricultura  adelantada,  garantías  para  la  propiedad, 
grandes  ciudades,  tribunales  ordenadores  é  igualdad  entre  todas 
las  clases. 


DE    LA    HISTORIA  UNIVERSAL.  65 

Los  combates  entre  los  indios  se  promovían  por  causa  de  los 
territorios  cuyos  límites  pocas  veces  se  determinaban,  y  la  per- 
sistencia del  espíritu  de  venganza  renovaba  los  agravios  y  per- 
petuaba las  discordias:  hacian  la  guerra  en  grupos  talándolo  to- 
do cuando  invadían  pais  enemigo,  y  valiéndose  de  todo  género 
de  astucias  para  sorprender  á  los  contrarios:  la  destrucción  era 
el  fin  de  la  victoria:  casi  siempre  se  sacrificaba  á  los  prisione- 
ros, y  alguna  vez  reemplazaban  á  los  guerreros  muertos  en  las 
familias  huérfanas.  Cuanto  mas  pequeñas  eran  las  tribus  en 
guerra,  eran  los  odios  mas  profundos  y  las  venganzas  mas  ter- 
ribles. Ni  en  las  islas  ni  en  la  mayor  parte  del  continente  se  u- 
saban  vestidos  completos,  pero  en  todos  los  pueblos  había  idea 
del  pudor:  los  prendidos  de  oro  y  conchas  o  piedras,  y  el  hábi- 
to de  pintarse  el  cuerpo  y  el  rostro,  estaban  bastante  generali- 
zados. Sus  armas  consistían  en  mazas  de  madera,  estacas  endu- 
recidas al  fuego,  lanzas  en  cuya  punta  clavaban  un  guijarro:  al- 
gunos pueblos  usaban  flechas,  y  otros  hondas  [honderos  de  Chile]. 
Las  habitaciones,  salvo  en  los  países  mas  adelantados,  eran  cho- 
zas de  ramas,  hojas  y  filamentos  y  cortezas:  no  era  frecuente 
que  se  hiciesen  de  madera.  Las  canoas  se  construían  casi  siem- 
pre vaciando  troncos  de  árboles;  pero  para  las  guerras  se  for- 
maban grandes  piraguas  capaces  de  contener  hasta  sesenta  hom- 
bres. 

La  idea  de  la  inmortalidad  se  profesaba  umversalmente  atri- 
buyendo á  la  existencia  de  ultratumba  la  continuación  de  un  es- 
tado semejante  á  esta  vida  pero  con  aumento  de  goces  y  delicias: 
el  guerrero  y  el  cazador  eran  enterrados  con  sus  armas,  ponien- 
do en  la  sepultura  vestidos  y  víveres:  á  veces  deudos  o  sirvien- 
tes se  enterraban  con  los  caciques  ú  hombres  que  inspiraran 
consideración  y  respeto.  Los  encantamientos  y  los  milagros  no 
estaban  menos  arraigados  en  el  espíritu  indígena  que  en  el  es- 
píritu tradicional  del  viejo  mun.do:  la  adivinación  se  unía  á  la 
medicina,  como  las  iras  de  los  dioses  á  las  enfermedades:  cuan- 
to mas  domina  la  ignorancia,  mejor  se  acude  á  lo  sobrenatural 
para  esplicarse  lo  que  no  se  comprende. 

Hernán  Cortes.  Méjico. — Fernando  Cortes  nació  en  Medellin 
en  1485.  Después  de  dos  años  de  estudio  en  la  universidad  de  Sala- 
manca, se  decidid  por  la  carrera  de  las  armas  y  en  1504  marcha  a 
Santo  Domingo  donde  el  gobernador  Ovando  le  recibió  afable- 
mente; cansado  de  la  inacción,  álos  dos  años  fué  á  Cuba  y  en  la 
guerra  se  distinguió  como  valiente.  Después  del  descubrimiento  de 
Grijalva,  el  gobernador  de  Cuba  Diego  Yelazquez  le  nombró  jefe 
de  la  espedicion  á  Nueva  España,  á  instancia  de  Amador  de  Lariz 
y  Andrés  del  Duero,  pero  habiéndose  Cortes  mostrado  con  mucho 

5 


66  COMPENDIO 

aparato  como  enorgullecido  de  su  elevado  cargo,  Telazquez  entro 
en  celos  y  las  calumnias  de  los  enemigos  de  Cortes  contribuyeron 
á  convertir  los  celos  en  ojeriza  y  odio:  se  embarcó  en  Santiago  de 
Cuba  el  16  de  Noviembre  de  1518  con  trescientos  soldados  y  fué 
costeando  la  isla  para  atraer  gentes  que  le  ayudaran  en  sus  desig- 
nios: en  Trinidad  se  le  unieron  cien  soldados.  En  ese  punto  llegó 
la  orden  de  Yelazquez  para  que  se  despojase  á  Cortes  del  mando, 
pero  ni  el  Alcalde  Francisco  Verdugo  la  llevó  á  efecto,  ni  los  sol- 
dados estaban  dispuestos  tí  consentir  la  injusticia  contra  su  jefe. 
En  la  Habana,  ya  era  orden  de  prisión  contra  Cortes  la  que  se 
encomendaba  al  gobernador  Pedro  de  Barba:  los  soldados  mani- 
festaron tal  disgusto  y  que  estaban  tan  dispuestos  á  sostener  al  jefe, 
que  por  propia  seguridad  declaró  Barba  que  no  tenia  intención  de 
cumplir  el  mandato  de  Diego  Yelazquez.  El  10  de  Febrero  de 
1519  se  daba  í  la  veíala  espedicion  compuesta  de  once  buques, 
mas  de  seiscientos  hombres  de  todas  armas  y  abundantes  recursos. 
Entre  los  espedicionarios  se  contaban  Bernal  Diaz  del  Castillo. 
Pedro  Alvarado,  Cristóbal  de  Olid,  Francisco  Montejo,  Juan  Ks- 
calante,  Francisco  Orozco  jefe  de  la  artillería,  Juan  Yelazquez. 
Francisco  Moral,  Francisco  Saucedo,  Gines  de  Nortes,  y  Alonso 
Hernández  Portocarrero,  mandando  cada  uno,  escepto  Bernal 
Diaz,  un  barco,  y  Cortes  el  undécimo.  Las  armas  de  fuego  no  eran 
mas  que  cuarenta  y  tres  entre  mosquetes  y  arcabuces  y  los  de- 
mas  iban  armados  de  espadas  y  picas.  Todos  iban  defendidos  con 
cotas  acolchadas  que  Cortes  reputó  bastantes  para  resistir  las  lu- 
chas de  los  subditos  de  Moctezuma.  En  la  isla  de  Cozumel  recobró 
ti  un  prisionero  que  los  indios  retenían  (Gerónimo  Aguilar).  y  que 
le  habia  de  servir  de  intérprete  en  las  primeras  negociaciones.  De 
allí  marchó  ¿íTabasco  esperando  que  le  recibieran  bien,  pero  tu- 
vo que  emplear  la  violencia  y  derrotó  tí  los  indios  que  recono- 
cieron la  soberanía  de  España.  Tria  india  liija del  cacique  Guaza- 
coalco,  habia  caído  prisionera  en  las  guerras  intestinas  en  poder- 
de!  cacique  de  Tabasco  y  este  la  regaló  ií  Cortes:  llamáronla  Doña 
Marina  y  como  entendía  los  idiomas  de  Nueva  España  y  el  que 
hablaba  Gerónimo  Aguilar,  sirvió  también  al  conquistador  y  le 
prestó  después  considerables  servicios.  Dos  diputados  de  Moctezu- 
ma, Pilpatoe  y  Tentile,  se  presentaron  ti  Cortes  para  saber  su  inten- 
to y  ofrecerle  la  asistencia  que  necesitase  si  quería  continuar  la 
marcha;  eludió  Cortes  la  respuesta,  hizo  desembarcar  las  tropas,  y 
construyó  barracas,  en  que  le  ayudaron  un  número  considerable 
de  indios.  En  una  segunda  entrevista  con  los  embajadores  acom- 
pañados de  golpe  de  gente  principal,  el  conquistador  dijo  que 
tenia  que  tratar  con  Moctezuma  de  los  asuntos  que  le  llevaban  -,í 
su  imperio:  ni  los  grandes  regalos  ni  las  ofertas  lucieron  retroce- 
der tí  Cortes:  pintores   mejicanos   dibujaban    en   lienzos  todo   lo- 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  67 

estraño  que  veian  en  armas,  barcos,  y  caballos  y  objetos  para  ellos 
desconocidos:  un  simulacro  de  guerra  produjo  grande  admiración 
en  los  embajadores  y  la  comitiva,  y  al  dispararse  los  cañones,  el 
espanto  no  tuvo  límites.  Moctezuma  recibid  la  noticia  de  todo  y 
comenzó  á  temer,  pero  procuró  de  nuevo,  sin  conseguirlo,  evitar 
la  entrevista  solicitada.  La  tradición  de  que  habian  de  venir  del 
Oriente  conquistadores  que  dominaran  el  imperio,  y  el  poder  que 
manifestaba  el  pequeño  ejército  de  Cortes  que  parecia  augurar  el 
cumplimiento  de  la  profecía,  sobresaltaban  los  ánimos.  Moctezu- 
ma dio  orden  de  que  los  estrangeros  abandonaran  el  territorio  y 
Cortes  insistió  en  su  demanda;  por  entonces  se  cortaron  las  negocia- 
ciones: los  indígenas  se  retiraron  tierra  adentro  privando  á  los  es- 
pañoles de  los  recursos  que  de  ellos  obtenían.  Algunos  soldados 
temieron  por  el  éxito  de  la  empresa,  y  esponiendo  á  Cortes  sus 
dudas,  después  de  provocar  una  manifestación  contraria  de  los 
mas  resueltos,  dejó  en  libertad  de  retirarse  á  los  que  lo  desearon. 
Xadie  retrocedió,  y  aprovechando  el  entusiasmo,  dio  principio  á 
la  fundación  de  Yeracruz  organizando  una  municipalidad  en 
la  cual  resignó  su  poder  para  no  deberlo  á  Diego  Yelazqúez 
de  quien  esperaba  ulteriores  daños.  La  municipalidad  le  nom- 
bró Capitán  general  en  los  mismos  términos  que  lo  habia  hecho 
Yelazqúez,  pero  á  nombre  del  rey:  esto  suponía  ruptura  completa 
con  el  Gobernador  de  Cuba.  Los  partidarios  de  Yelazqúez  trama- 
ron conjuraciones  que  se  frustraron.  En  seguida  recibió  Cortes  una 
embajada  que  facilitaba  sus  propósitos:  el  cacique  de  Zempoala  en- 
vió embajadores  que  asegurasen  á  Cortes  sus  afectos  por  los  es- 
trangeros, y  de  esta  entrevista  dedujo  el  suspicaz  jefe  que  Mocte- 
zuma no  era  amado  en  todo  el  imperio  y  que  las  divisiones  in- 
testinas facilitarían  la  conquista:  marchó  á  Zempoala  siendo  muy 
bien  recibido  y  supo  por  el  mismo  cacique,  cuál  era  el  carácter  de 
Moctezuma  y  en  que  condición  se  hallaban  sus  subditos:  al  des- 
potismo se  unia  el  esceso  de  tributos  y  el  poco  respeto  á  las  familias. 
Desde  entonces  comenzaron  los  tratados  con  diversos  caciques,  y 
se  emprendió  la  construcción  de  Yeracruz  á  poca  distancia  del 
primer  punto  que  se  habia  intentado.  Los  caciques  de  Zempoala  y 
Quiabislan,  contando  con  el  apoyo  de  Cortes,  se  emancipaban  de 
la  obediencia  de  Moctezuma,  comenzando  por  prender  á  sus  dele- 
gados, á  quienes  hubieran  sacrificado  á  sus  dioses  sin  la  interven- 
ción de  Cortes  que  condenaba  aquella  bárbara  costumbre.  Desean- 
do el  general  depender  solo  del  rey,  envió  á  España  comisionados 
con  todas  las  riquezas  adquiridas:  no  habian  desistido  de  poner 
obstáculos  los  afectos  a  Diego  Yelazqúez,  y  como  algunos  trataron 
de  darle  aviso  de  lo  que  sucedía,  tanto  para  evitar  evasiones,  como 
para  comprometer  á  todos  en  un  común  destino,  sin  otra  solución 
que  la  muerte  ó  la  victoria,  proyectó  quemar  las  naves,  y  después 


68  COMPENDIO 

de  participarlo  a^sus  amigos  mas  íntimos,  procedió  de  modo  que 
los  mismos  marineros  declarasen  que  las  naves  se  iban  á  pique, 
efecto  de  la  larga  permanencia  en  aquellas  aguas:  mandó  sacar 
jarcias,  velas,  y  lo  (pie  hubiera  menester  y  dispuso  que  se  echasen 
á  fondo. 

En  Agosto  de  lo  19,  salió  Cortes  de  Zempoala  llevando  la  ma- 
yor parte  de  su  ejército  y  algunos  indios  ausiliares  y  dirigióse  por 
el  pais  de  Tlascala;  los  tlascal tecas,  aunque  enemigos  de  Mocte- 
zuma, opusieron  viva  resistencia:  creían  que  Hernán  Cortes  pro- 
curaba trabar  relaciones  con  su  enemigo.  Al  fin  se  hizo  la  paz 
reconociendo  los  tlaxcaltecas  la  soberanía  del  rey  de  España,  y 
cuando  supieron  que  los  estrangeros  no  eran  amigos  del  empera- 
dor, se  unieron  ú  ellos  fácilmente  en  un  sentimiento  común  de  hos- 
tilidad. Cortes  participaba  de  los  vicios  de  su  época  pretendiendo 
que  todos  estaban  obligados  de  grado  ó  por  fuerza  íí  profesar  la 
religión  en  que  él  creia:  su  intolerancia  con  los  tlascaltecas  hubiese 
dado  malos  resultados  ano  ser  por  el  consejo  de  Fray  Bartolomé 
Olmedo  que  declaró  injusta  y  nociva  toda  violencia  en  materias  re- 
ligiosas: este  intrépido  sacerdote  no  reconocía  otros  medios  que 
la  convicción  y  tuvo  valor  para  resistir  el  fanatismo  de  aquel  ejér- 
cito, no  menor  que  el  fanatismo  de  los  invadidos.  Siguió  adelante 
Cortes  con  fuerte  apoyo  de  los  tlascaltecas.  y  pasando  por  Cholula 
donde  sorprendió  una  conjuración,  se  dirijio  á  Méjico:  eerca  de  la 
entrada  de  la  ciudad,  salió  Moctezuma  á  recibirle  con  numeroso 
y  lucido  acompañamiento  de  cortesanos,  nobles  y  tropas:  el  resul- 
tado fué  que  se  alojasen  los  españoles  en  la  Capital,  Thtoochtfüan. 
Durante  este  tiempo,  había  tenido  lugar  una  batalla  entre  Juan 
Escalante.  Gobernador  de  Yeracruz,  con  algunos  soldados  españo- 
les y  ausiliares  indios,  y  Qualpopoca,  general  de  Moctezuma,  y  si 
bien  los  españoles  triunfaron,  quedó  mu}r  debilitada  y  cu  peligro 
la  fuerza  que  dejó  Cortes  en  Yeracruz.  Entretanto  había  indicios 
para  sospechar  que  se  urdía  una  conspiración  en  la  Capital:  Cortes 
en  uno  de  sus  atrevidos  arranques,  decidió  ] >render  á  Moctezuma 
y  lo  ejecutó,  aunque  la  prisión  tuvo  la  apariencia  de  dar  una  garan- 
tía residiendo  en  el  mismo  sitio  que  los  españoles.  El  emperador 
era  visitado  y  servido  como  en  su  prooio  palacio,  pero  le  vigila- 
ban de  cérea.  Qualpopoca  fué  preso  de  orden  del  mismo  Moctezu- 
ma y  sentenciado  á  muerte:  convencido  Cortes  de  que  aquel  genera  1 
había  obrado  de  acuerdo  con  Moctezuma,  hizo  que  se  pusieran  i 
este  grillos:  Moctezuma  fué  sobrecojido  de  un  estraonlinario  terror, 
favo  en  breve  se  le  quitaron  los  grillos  aunque  ya  no  tenia  ni  som- 
bra de  poder.  Mandó  Cortes  construir  naves  (pie  surcaran  el  lago 
Tezcuco,  y  obligó  ¡í  Moctezuma  á  reconocer  la  autoridad  del  rey 
de  España:  los  nobles  prestaron  también  homenaje.  Sucedía  á  prin- 
cipiosde  1520  la  llegada  dcTáníilo  Xarvaez  con  tropas  de  Diego 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  69 

Yelazquez.  que  venia  á  sustituirá  Cortes  en  el  mando:  tras  algunas 
negociaciones  los  jefes  llegaron  ¡í  las  manos  y  venció  Cortes  unién- 
dosele los  soldados  de  Narvaez  que  componían  un  total  de  novecien- 
tos hombres  con  doce  piezas  de  artillería  y  diez  y  ocho  barcos.  Pe- 
dro Alvarado  que  había  quedado  en  Méjico  custodiando  á  Moctezu- 
ma, cometió  escesos  indignos  asesinando  en  una  ceremonia  religiosa 
á  muchos  nobles,  sin  duda  para  intimidarlos:  los  mejicanos  asediaron 
y  atacaron  el  cuartel:  Cortes  llegó  á  tiempo,  pero  no  pudo  tranqui- 
lizar al  agitado  pueblo:  rompiéronse  las  hostilidades  (Junio  1520) 
con  tal  ímpetu  de  parte  de  los  mejicanos,  que  el  caudillo  español 
comenzóla  pensar  en  la  retirada,  y  tratando  Moctezuma  de  acallar 
el  tumulto,  se  presentó  á  un  pueblo  desde  la  torre  del  palacio  en 
que  los  españoles  estaban  alojados,  le  dirigió  una  arenga  que  debió 
disgustar  al  auditorio  pues  en  seguida  se  levantó  grave  murmullo  y 
tras  él  cayeron  flechas  y  piedras  sobre  el  emperador,  hiriéndole  tan 
gravemente  que  murió  tí  los  tres  dias:  recobrando  la  energía  tanto 
tiempo  debilitada,  desgarró  los  vendajes  sin  querer  sobrevivir  á 
su  afrenta.  La  batalla  siguió  y  el  primero  de  Julio  Cortes  no  tuvo 
mas  remedio  que  retirarse,  perdiendo  en  esta  retirada  hombres, 
caballos  y  tesoros  en  tanta  monta  que  entre  aquellos  guerreros  tan 
avezados  al  peligro,  solo  Cortes  no  desconfiaba  del  porvenir.  Todo 
el  pais  estaba  sublevado:  el  8  de  Julio  se  dio  la  célebre  batalla 
de  O  tumba  en  que  venció  Cortes:  él  mismo  penetrando  por  las 
filas  del  ejército  enemigo  arrancó  la  bandera  de  los  mejicanos  y 
decidió  el  triunfo.  En  Diciembre,  el  ejército  volvería  contra  Mé- 
jico, y  comenzaron  las  operaciones  del  sitio:  defendía  la  ciudad, 
Gruatimozin  sucesor  de  Moctezuma:  combates  favorables  unos  y 
adversos  otros  terminarou  con  la  rendición  de  Méjico  en  Agos- 
to. El  tesoro  que  se  esperaba  no  se  encontró  aunque  los  vencedo- 
res sacrificando  tx  su  codicia  la  humanidad  y  el  respeto  que  debe 
inspirar  el  valor  y  el  heroísmo  desgraciado,  sometieron  á  tormen- 
to al  emperador  vencido.  El  año  1522,  temiendo  Cortes  que  se 
sublevaran  los  mejicanos  para  librar  á  Gruatimozin,  le  mandó 
ahorcar,  dando  asi  testimonio  de  que  no  se  eludiría  ningún  medio 
para  llegar  a  la  dominación  por  el  terror  y  por  la  fuerza. 

En  seguida  fueronse  sometiendo  las  provincias,  y  habiendo  en- 
viado entre  otros  capitanes  á  Cristoval  de  Olid  para  someter 
tierras  del  Sur,  como  nada  supiera  de  él,  marchó  á  Honduras  y  á 
su  regreso  partió  para  España  donde  su  prestigio  estaba  compro- 
metido y  dando  sus  descargos  se  le  nombró  Capitán  general.  Nue- 
va España  fué  un  vireinato.  La  ingratitud  fué  el  premio  que  re- 
cojió  en  cambio  de  sus  hazañas  que  le  elevan  al  rango  de  gran  ca- 
pitán, si  por  otra  parte  las  ideas  de  su  siglo  manchan  sus  timbres 
con  todos  los  escesos  que  llevan  consigo  las  victorias  que  por  todo 
fin  conducen  al  triunfo  de  la  avaricia  y  de  la  fuerza:  quiso  poner 


7  O  COMREXDIO 

remedio  á  muchos  abusos,  pero  él  mismo  los  habia  alentado  en  un 
principio:  no  le  odiaban  por  su  crueldad  con  Gruatimozin  y  con  los 
jefes  que  defendían  su  independencia,  sino  por  su  bravura  y  por  su 
talento:  todos  sus  émulos  le  lanzaban  una  injuria,  todos  los  ambi- 
ciosos un  ultraje:  no  le  perdonaban  haber  adquirido  la  fama  de 
guerrero  y  de  heroico:  en  esas  rivalidades  no  habia  un  sentimien- 
to generoso  en  favor  de  las  víctimas;  ninguno  de  los  que  le  disputa- 
ban la  gloria  hubiera  cometido  menos  escesos.  Si  por  un  momento 
se  pudiera  separarla  causa  de  los  hechos,  Hernán  Cortes  figuraría 
al  lado  de  los  mas  grandes,  ya  que  figura  al  lado  de  los  mas  auda- 
ces y  mas  tácticos;  suprimamos  la  ponzoña  de  la  intolerancia  en 
que  tanto  pone  el  ánimo  individual  como  los  tiempos,  y  admirare- 
mos mas  al  hombre  que  con  quinientos  compañeros  marcha  á  la 
conquista  del  imperio  mas  poderoso  de  Améria  destruyendo  las 
naves  para  que  no  quede  mas  retirada  que  la  muerte.  Carlos  X 
tan  ingrato  como  su  abuelo  Fernando,  nombró  vi  rey  de  Méjico  á 
Antonio  Mendoza:  Cortes  se  dedicó  á  nuevos  descubrimientos,  per- 
dió cuanto  tenia  en  la  guerra  de  Argel  y  hasta  se  le  negó  por  el 
emperador  la  audiencia  que  le  redamaba.  Un  dia  que  ('arlos  V 
marchaba  en  stí  carroza,  fueron  detenidos  los  caballos  por  una 
mano  de  hierro  que  recordaba  al  soldado  de  Otumba;  Carlos  X  no 
le  conoció  ó  porque  las  miserias  y  pesares  le  hubieran  cambiado. 
ó  porque  la  pobreza,  aunque  heroica,  sea  siempre  desconocida  de 
los  poderosos;  ¿'VÍjuién  ereá  tó  qtle  asi  te  atreves  a  detenerme 
dijo?"  'teoy  el  conquistador  de  Méjico:  soy  éí  quíe  os  hadado  mas 
provincias  que  lugares  heredasteis  de  vuestros  abuelos".  Carlos  V 
le  ofreció  proveer  pero  le  dejó  morir  oscurecido,  triste  v  pobre 
cu  Sevilla  (1547). 

-  Méjico  y  sus  costi  mukks  y  tuadk  ionks.  Bl  centro  del  impe- 
rio mejicano  era  el  valle  de  Anahuac  i  mas  de  dos  mil  metros  sobre 
el  nivel  del  Océano.  Referían  las  tradiciones  (pie  los  toltecas  ha- 
bían llegado  al  pais  en  el  siglo  VI:  eran  agricultores  y  constructo- 
res; conocían  los  metale^  v  sabían  rundirlos,  tenían  algunas  nocio- 
nes de  astronomía,  tegian  el  algodón  y  fabricaban  casas  sólidas  y 
pirámides  al  estilo  oriental  en  honor  de  Quetzalcoatl,  teniendo 
por  centro  áTtila:  otras  civilizaciones  habían  precedido  ;í  los  tol- 
tecas: tras  una  sequía  desastrosa  abandonaron  el  país,  confun- 
diéndose con  los  habitantes  de  Vucatan  y  Guatemala.  El  siglo  XII. 
ósea  un  siglo  después  de  la  inmigración  al  Sur  llegaron  al  Norte 
los  chischimecos,  gente  menos  culta,  pero  dividida  en  clases  nobles 
y  plebeyas  que  tributaban  culto  al  Sol:  los  tláscaltecas  y  aoolo- 
ímes  pasaron  después,  mezclándose  con  los  mas  antiguos  habitan- 
tes. El  siglo  XIII  aparecieron  los  aztecas  que  dominados  primero 
según  todas   las  probabilidades,  Se   tornaron  dominadores,  funda- 


A    LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  71 

ron  la  ciudad  de  Tenochtitlan  y  se  dedicaron  á  la  agricultura,  á 
las  artes  y  á  la  industria.  Dícese  que  cuando  se  inauguro 
el  templo  (teocal)  fueron  sacrificados  setenta  mil  prisioneros 
hechos  por  el  rey  Ahuitzot  en  las  guerras  contra  los  pueblos  que 
resistían  su  dominación.  Habían  levantado  jardines  flotantes  en 
los  lagos,  conducían  las  aguas  de  riego  desde  muy  lejos,  y  en  la 
industria  de  tintorería,  tegidos  y  labores,  estaban  tan  adelantados 
que  admiraron  álos  europeos:  pintaban,  trasladaban  en  geroglí- 
flcos  los  acontecimientos  nacionales:  cambiaban  los  frutos  valién- 
dose de  granos  de  cacao,  copos  de  algodón,  cantidades  de  oro  en 
polvo,  o  laminas  de  metal  en  vez  de  moneda;  constriñan  puen- 
tes, diques;  calzadas,  conocían,  muchas  plantas  medicinales;  te- 
nían jueces  para  los  diversos  litigios:  hacían  poesías  casi  siempre 
melancólicas;  eran,  sobre  todo  los  aztecas,  ágiles,  valientes  cuan- 
do las  supersticiones  no  les  cegaban,  y  por  lo  general  fieles  en  el 
cumplimiento  de  su  palabra,  y  hospitalarios.  No  era  admitida  la 
poligamia:  el  sacerdote  cubría  a  los  contrayentes  con  un  manto 
de  fina  tela  de  varios  colores  con  un  esqueleto  pintado  para  sig- 
nificar la  indisolubilidad  del  matrimonio  sino  por  la  muerte:  la  moral 
religiosa  es  semejante  al  decálogo:  á  los  viciosos  se  les  reducía  á 
esclavitud;  á  los  embusteros  les  perforaban  el  labio.  La  lengua  az- 
teca tiene  nuestras  letras  escepto  seis  (b,  d,  f,  g,  r,  s)  y  era  rica 
en  nombres,  y  adecuada  para  la  composición   de  otros  nuevos. 

El  Gobierno  tenia  caracteres  feudales,  pero  los  servicios  á  la 
patria  eran  medios  de  ennoblecerse:  había  esclavos  principal- 
mente de  los  sometidos  en  las  guerras:  habia  jueces  en  las  pro- 
vincias y  en  la  Capital.  Tenían  registros  del  estado  civil:  la  pe- 
na de  muerte  se  imponía  con  frecuencia.  Estaban  divididas  las 
tierras  entre  la  corona,  los  nobles  y  el  pueblo  ó  los  comunes 
(calpulli);  dábanse  tierras  á  los  nobles  durante  su  vida:  ciertos 
bienes  se  trasmitían  hereditariamente  con  los  siervos  adheridos  á 
ellas  (como  en  las  costumbres  feudales):  habia  ademas  de  las  pro- 
piedades particulares,  propiedades  comunes.  Los  colonos  tenían 
la  condición  de  conquistados  sin  derecho  civil,  y  solo  su  parte 
de  cosecha. 

La  religión,  fundada  en  el  principio  del  bien  y  del  mal,  con 
premios  y  castigos  ultraterrenos,  sostenía  la  trasmigración  Teotl 
era  el  Dios  del  bien  y  Tlecatecolototl  el  del  mal:  Octzilopotli  perso- 
nificaba al  sol,  Mexí,  dictó  el  culto,  y  guió  al  pueblo  á  la  tierra 
prometida:  las  vestales  mejicanas  llevaban  en  procesión  al  Dios 
Mexí:  los  templos,  como  en  la  antigüedad  eran  inmensos,  encer- 
rando jardines,  habitaciones  para  los  sacerdotes,  fuentes  y  gran- 
des patios,  todo  con  proporciones  basadas  en  la  astronomía,  }  en 
lo  alto  una  capilla  en  forma  de  torre  donde  se  hacían  los  sacri- 
ficios: el  templo  estaba  fortificado.  Un   gran  sacerdote  presidíala 


72  COMPENDIO 

religión  y  ciaba  permiso  para  las  guerras.  Había  mugeres  consa- 
gradas para  alimentar  el  fuego  eterno,  sociedades  de  hombres  de- 
dicados á  la  maceracion  y  á  la  penitencia.  Dividen  en  cuatro  é- 
pocas  la  vida  del  planeta:  del  agua  de  la  tierra,  del  fuego  y 
del  viento,  y  profesan  la  teoría  de  la  destrucción  y  regeneración 
del  universo;  esta  edad  debía  terminar  con  un  incendio:  cada  cam- 
bio engendra  lo  susceptible  de  vivir  transformándose  la  especie 
humana,  y  en  cada  catástrofe  se  salvan  un  hombre  y  una  muger 
para  que  renueven  la  humanidad:  la  confesión,  los  ayunos  y  las  vi- 
gilias, no  se  diferenciaban  de  iguales  hábitos  europeos.  El  año 
era  de  365  dias  divididos  en  18  meses  de  20  diascon  cinco  com- 
plementarios. Humbold  prueba  las  semejanzas  de  casi  todas  esta< 
ideas  con  las  teorías  y  costumbres  del  Oriente.  Conocían  la  cansa 
de  los  eclipses  y  la  rotación  de  la  tierra,  entendían  geometría  y 
topografía,  levantaban  pirámides  en  honor  del  Sol  y  de  la  luna: 
las  ruinas  de  Mitla  y  Cumalan  han  dejado  ver  restos  de  una  civi- 
lización superior  aun  á  la  de  los  aztecas,  con  sus  acueductos,  di- 
ques, esculturas,  relieves,  puentes,  ídolos  de  madera,  utensilios 
de  piedra  y  metal,  y  vasos  de  barro:  en  algunos  de  sus  símbolos 
aparecen  mitos  egipcios,  como  el  escarabajo,  cruces  latinas,  flores 
de  loto,  y  mugeres  con  tiara  (á  la  egicia).  Yucatán  é  Itzalan  han 
mostrado  verdaderos  prodigios  arquitectónicos  en  sus  grandes 
pirámides,  que  pertenecen  á  pueblos  mas  antignos  como  los  mo- 
numentos de  Guatemala. 

Del  estudio  detenido  de  las  costumbres,  religión  y  arquitectura 
de  los  mejicanos  y  de  los  pueblos  de  Oriente,  se  pueden  sacar 
opiniones  aproximadas  acerca  de  la  procedencia  de  los  antiguos 
habitadores  de  Méjico,  y  por  relación,  de  otros  de  América:  no 
hay  una  sola  fórmula  que  no  se  halle  en  el  Oriente:  en  las  insti- 
tuciones hay  formas  orientales,  formas  germanas,  monarquías  de 
doble  personalidad  (los  dos  reyes  Kachiqueles,  como  entre  na- 
ciones antiquísimas,  los  spartanos,  los  dos  cónsules  de  Roma):  se 
refiere  la  ascendencia  al  Norte,  y  en  estos  últimos  tiempos,  es- 
cavaciones  hechas  en  las  riberas  del  Missisipiy  el  Missuri,  han  da- 
do por  resultado  tradiciones  y  monumentos  iguales  á  los  mejica- 
nos. El  malentendido  celo  de  los  misioneros  y  el  abandono  de 
los  conquistadores,  han  hecho  que  se  perdieran  preciosas  obras  y 
noticias  para  enlazar  enteramente  la  historia  de  los  pueblos  de 
América  con  el  todo  humano.  Que  esos  pueblos  tienen  un  signo 
común,  está  demostrado;  que  proceden  del  Nortees  tan  probable 
que  la  probabilidad  puede  esponerse  sin  escrúpulo  como  certidum- 
bre. Las  corrientes  son  en  dirección  del  Sur  como  en  el  antiguo 
mundo  de  Oriente  á  Occidente.  América  como  Europa  provienen 
inmediatamente  del  Asia. 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  73 

Conquista  del  Perú. — Las  esploraciones  de  Bizarro  en  las 
costas  del  Perú,  le  habían  convencido  de  las  riquezas  que  encerra- 
ban aquellas  latitudes:  cuando  regresó  de  España  en  1530  con  la 
autorización  y  los  poderes  de  descubridor  y  conquistador  del  Perú, 
Almagro  que  queria  dividir  con  él  los  peligros  y  ventajas  de  la 
empresa,  se  disgustó,  y  apesar  de  la  reconciliación  que  habia 
procurado  el  tercer  consocio  Hernando  de  Luque,  quedó  una  riva- 
lidad que  se  manifestaría  á  la  primera  ocasión:  en  un  nuevo  pacto 
Pizarro  cedia  á  Diego  de  Almagro  el  empleo  de  adelantado. 

En  Enero  de  1531  emprendió  Pizarro  la  especlicion  tercera  y 
última:  las  dos  anteriores  solo  habia  esplorado:  la  flota  se  compo- 
nía de  tres  barcos  y  el  ejército  de  180  soldados  de  infantería  y  me- 
nos de  treinta  de  caballería.  Almagro  se  quedó  en  Panamá  para 
proporcionar  refuerzos.  Hallando  vientos  contrarios  desembarcó  y 
siguió  por  tierra:  en  las  aldeas  indias  huian  los  habitantes  dejan- 
do todos  sus  efectos  en  poder  de  los  invasores,  repartíase  el  oro, 
la  plata  y  las  piedras  preciosas  en  la  porción  convenida  deducido 
el  quinto  del  rey.  Los  primeros  combates  tuvieron  lugar  en  la  is- 
la de  Puna  cuyos  habitantes  eran  enemigos  de  los  peruanos  de 
la  costa,  entre  ellos  los  de  Tumbez.  En  el  imperio  de  los  incas 
ardia  la  guerra  civil,  disputándose  Huáscar  y  Atahualpa  el  tro- 
no de  su  padre  Huaina-Capac.  Las  tradiciones  peruanas  refieren 
que  tiempo  antes,  hacia  el  siglo  XII  llegaron  al  Perú  Manco-Capac 
y  Mama  Oello  hijos  del  sol  que  civilizaron  á  los  hombres  ense- 
ñándoles la  agricultura  y  las  industrias  de  la  vida,  y  á  los  ran- 
geres  instruyéndolas  en  el  arte  de  hilar  y  teger:  levantó  Manco- 
Capac  á  Cuzco  y  fundó  su  dinastía  estendiendo  las  conquistas  por 
todo  el  territorio.  También  aludía  la  tradición  á  un  estado  de 
cultura  anterior  á  los  incas  que  habia  llevado  una  gente  de  barba 
vestida  de  trajes  distintos  que  los  modernos.  De  los  sucesores 
de  Manco-Capac  fué  el  último  Huaina-Capac  que  ya  habia  here- 
dado los  vastos  dominios  del  Perú  con  todo  el  territorio  que  hoy 
forma  la  República  del  Ecuador  (Quito),  pero  á  su  muerte  dividió 
el  imperio  entre  sus  dos  hijos  Huáscar  y  Atahualpa.  dando  á 
este  Quito  y  el  resto  al  primero:  Huáscar  habia  caido  prisionero 
de  su  hermano  después  de  algunos  combates. 

Pizarro  penetró  en  tierra  firme  en  Mayo  de  1532:  la  ciudad  de 
Tumbez  que  habia  visitado  en  anteriores  espedid ones  estaba  des- 
truida, y  siguiendo  adelante  fundó  la  primera  ciudad  con  el  nom- 
bre de  San  Miguel;  marchó  al  interior,  atravesó  la  cordillera  de 
los  Andes  con  ciento  ochenta  hombres  en  medio  de  toda  clase  de 
penalidades  y  obstáculos  y  llegó  al  valle  de  Cajamarca  cuya  blan- 
ca ciudad  fué  para  los  espedicionarios  como  una  tierra  prometida: 
el  ejército  de  Atahualpa  acampaba  cerca  de  la  ciudad  en  que 
entró  Pizarro  sin  su  resistencia:  solicitada  una  audiencia  del  Inca, 


7-1  COMPENDIO 

Atahualpa  se  les  concedió  con  afabilidad,  pero  su  ejército  era  tan 
grande  y  bien  acondicionado  que  los  españoles  se  creyeron  per- 
didos. El  16  de  Noviembre  (1532)  el  Inca  visitó  á  Pizarro  con 
solemne  acompañamiento  y  cubierto  de  riquezas,  llevando  cantores, 
bailarines  y  cortesanos.  Aqui  se  vio  el  carácter  de  los  invasores.  El 
sacerdote  Val  verde  salió  con  su  breviario  y  el  crucifijo  y  acer- 
cándose al  Inca  le  dijo,  que  de  orden  de  su  jefe  iba  áesplicarle  las 
doctrinas  de  la  fe,  comenzando  enseguida  i  hablar  de  los  dog- 
mas 3^  misterios  y  concluyendo  por  pedir  al  emperador  que  ab- 
jurara sus  errores  y  abrazase  la  religión  cristiana  reconociéndose 
tributario  de  Carlos  Y;  Atahualpa  solo  comprendió  de  aquella 
impertinente  exhortación  la  exigencia  de  que  renunciase  la  corona: 
el  Inca  se  irritó,  pidió  el  libro  y  lo  arrojó  al  suelo  después  de  pa- 
sar su  vista  por  él.  En  aquel  momento.  Pizarro  que  había  concebido 
una  trama  tan  audaz  como  poco  digna,  dio  la  señal  de  ataque,  y 
hubo  uua  matanza  horrible  de  indígenas:  Atahualpa  cavó  prisio- 
nero sin  saber  lo  que  pasaba;  la  caballería,  los  arcabuces,  el  ruido 
del  cañón,  eran  todas  cosas  nuevas  pata  1<>s  naturales.  Comprendió 
el  emperador  que  la  codicia  impulsaba  todos  aquellos  actos  y  ofre- 
ció grandes  riquezas:  Huáscar  prometió  ;í  Pizarro  cu  un  mensaje 
(melé  proporcionaría  mayores  tesoros,  y  sabiéndolo  Atahualpa 
mandó  orden  para  que  matasen  á  su  hermano:  la  bárbara  disposi- 
ción fué  cumplida,  En  1533  Almagro  llegó  con  grandes  refuerzos; 
Atahualpa  dio  el  botín  ofrecido  en  (al  cantidad  que  cada  soldado 
tomó  mas  de  cuatro  mil  pedos,  y  los  caballeros  ocho  mil.  después 
de  deducidas  las  partes  del  rey  y  de  los  caudillos:  hoy  equival- 
dría aquel  tesoro  á  doce  millones  de  pesos;  el  socio  Luque  había 
muerto.  Pizarro  y  los  demás  jefes,  temiendo  ó  suponiendo  temer 
una  sublevación  de  los  indios  para  librar  al  emperador,  y  envis- 
ta de  los  murmullos  del  ejército,  resolvieron  formarle  causa 
haciéndole  cargo  por  la  usurpación  de  la  corona,  la  muerte  de  su 
hermano  Huáscar  y  la  tentativa  de  sublevar  á  los  naturales:  fué 
sentenciado  á  muerte  en  la  hoguera:  no  todos  estaban  conformes 
ni  aun  el  mismo  Pizarro  con  esa  barbarie,  pero  las  pasiones  y  la 
indignidad  triunfaron:  el  P.  Yalverde  aprobó  la  sentencia  y  fué 
exhortando  á  la  víctima  para  que  se  convirtiera  prometiéndole 
que  en  ese  caso  se  conmutaría  la  sentencia  por  la  muerte  en  garro- 
te: el  Inca  buscando  menos  dolores  consintió  en  bautizarse  y  se 
ejecutó  al  jefe  del  gran  imperio  en  Cajama rea.  Asi  se  hacían  las 
conversiones  en  la  generalidad  de  los  casos.  Los  siglos  mas  cre- 
yentes son  los  que  menos  entienden  la  conciencia,  solo  mudable 
por  el  convencimiento  y  por  largas  elaboraciones  racionales. 

Pizarro  hizo  que  se  proclamase  á  Toparca  para  convertirlo  en 
su  instrumento  y  marchó  al  Cuzco,  capital  del  Perú:  estableció 
una  colonia  en  Jauja.  Manco,  hermano  de  Huáscar   sucedió  á  To- 


DE    LA    HISTORIA  UNIVERSAL  75 

parca  muerto  durante    el  camino  quizá  por  instigación  dei    indio 
Chalcuchima  que  acompañaba   á  Pizarro  y  estaba  en  connivencia 
con  los  naturales:  Toparca,  instrumento  de  los   invasores,    era  un 
obstáculo  parala  revolución.  Al  llegar  al  Cuzco  se  sorprendieron 
los  españoles  de  encontrar  una  ciudad   tan  grande   y   tan  bella, 
con  doscientos  mil   habitantes.  Los   soldados   saquearon   algunos 
palacios  y  hallaron  estatuas  de  oro  macizo,  jarrones   y   vasos  del 
mismo  metal  y  "riquezas  no  soñadas"  según  decían   los  soldados. 
El  reparto  entré  quinientos  hombres  fué  próximamente  tan  consi- 
derable como  el  del  tesoro  de  Atahualpa.    Inmediatamente   de   la 
proclamación  solemne  de  Manco,   comenzó    á  construirse   la  cate- 
dral y  pasaron  al  Cuzco  frailes  dominicos,    mercenarios   y   otros. 
En  1534,  Pedro  de  Alvarado,  gobernador  do    Guatemala,  tenien- 
do noticias  de  las  magnificencias  del  Perú,  y  creyendo  que    Quito 
no  estaba  dentro  de  los  límites  concedidos  á  Pizarro  y  Almagro, 
marchó  con  una  flota  considerable,  y   con  quinientos  hombres,  de- 
sembarcó en  Caracas  y  se  dirijió  hacia  Quito  por  montañas  gigantes- 
cas, pasos  difíciles,  puertos  cargados  de  nieve  y  peligros  sin  cuen- 
to: el  capitán  Benalcazar,  del  ejército   de  Pizarro,  habia  conquis- 
tado á  Quito,  que  llamó  desde  entonces  San  Francisco  ele  Quito.  Al- 
magro salió  al  encuentro  dexllvarado  yambos  ejércitos  se  encon- 
traron en  las  llanuras  de  Rio-bamba,  pero  entraron  en   arreglo  y 
Alvarado  se  volvió  mediante  una  compensación  de  cien  mil  pesos 
que  no  reintegraban  los  gastos  de  aquella   espedicion  una  de  las 
mas  atrevidas  de  la  conquista.  En  1535  se  fundó  Lima.  Tantas  ri- 
quezas sorprendieron  á  la   corte   de   España:  Fernando   Pizarro 
que  las  llevó  obtuvo  algunos  refuerzos  y  privilegios  para  Almagro 
á  fin  de  que  descubriese  nuevas  tierras.    La  desavenencia  entre 
Francisco  Pizarro  y  Almagro  se  pronunciaba   cada  dia  mas.  Los 
naturales  se  aprovecharon  de  los  enconos  entre  los  conquistadores. 
El   Inca  Manco  se  escapó,  subleváronse  los  naturales  y   entraron 
tx  Cuzco  (1536)  donde  murió  Juan  Pizarro:  una  reconciliación  en- 
tre Francisco  Pizarro  y  Almagro  precedió  á  estos  sucesos.    Tras 
esfuerzos  sobrehumanos  de  la  guarnición,    se  levantó    el   sitio   de 
Cuzco,  y  desde  entonces  se  reprodujeron  las   discordias  entre  los 
españoles.  En  la  batalla  de  Jucay,  Almagro  venció  á  los  indígenas 
capitaneados  por  Manco  Capac.  En  lo  sucesivo  los  acontecimien- 
tos de  mas  importancia  son  las  luchas  intestinas  de  los   españo- 
les; diéronse  batallas  entre  ellos,  siendo  vencido  Almagro    en  la 
de  las  Salinas  (1537),    aprisionado   y   ejecutado.    La  disidencia 
venia  desde  el  principio:  Almagro  no  quería  reconocer   la   supe- 
rioridad de  Pizarro,  y  procuró  hacer  del  Cuzco  un  gobierno  in- 
dependiente del  conquistador.   Fernando  Pizarro  en  otro   viaje  á 
España  (1539)    fué  reducido  á  prisión  y  permaneció  en  ella  vein- 
te años  mientras  su  hermano  Francisco  no  tenia  competidor  en  el 


76  COMPENDIO 

vencido  imperio  de  los  Incas:  fundó  á  Guamanga,  Arequipa  y  o- 
tras  ciudades  y  colonias  que  aseguraban  las  comunicaciones,  esti- 
muló el  comercio,  y  hubiese  producido  aun  mas  bienes  su  adminis- 
tración, si  no  le  contuvieran  y  desalentaran  las  sospechas  de  la 
corte  y  los  temores  de  la  ingratitud.  Algunos  aconsejaron  á  Pi- 
zarro  que  constituyese  una  nación  independiente,  pero  lo  rehusó. 

En  1540  Gonzalo  Pizarro  salió  de  Quito  con  340  soldados  y 
4000  indios  ausiliares  en  busca  de  otras  regiones:  sufrimientos  i- 
nauditos  y  marchas  penosas  llevaron  al  esplorador  ¿  las  orilla?/ 
del  rio  Ñapo,  donde  construyó  una  nave  que  fué  encargada  a 
Francisco  Orellana;  este  capitán  descendió  por  el  rio,  penetró  en 
el  Amazonas  y  salió  al  Océano  habiéndose  desentendido  de  las 
órdenes  de  su  jefe  que  le  encargara  esperar  la  tropa  de  tierra. 
Orellana  partió  a  España  a  dar  cuenta  de  su  descubrimiento. 

En  1541,  una  conjuración  de  los  amigos  del  sacrificado  Alma- 
gro estalló  en  Lima,  y  Francisco  Pizarro  fué  asesinado,  procla^ 
mandóse  Gobernador  á  Diego  Almagro  hijo  del  jefe  del  mismo 
nombre.  Poco  después  desembarcó  Yaca  de  Castro,  enviado  de 
España,  venció  á  los  partidarios  de  Almagro  en  la  batalla  de  Chu- 
pas (Setiembre  de  1542)  é  hizo  dar  muerte  á  Diego  Almagro  y  a' 
muchos  de  sus  partidarios. 

En  1543  se  suprimió  la  audiencia  de  Panamá,  conservando  las 
de  la  isla  española  y  Méjico,  y  creando  ana  para  los  gobiernos  de 
Guatemala  y  Nicaragua  y  otra  para  el  Perú  que  tendría  un  virey 
por  presidente  como  la  de  Méjico.  Al  mismo  tiempo  se  dictaron 
ordenanzas  para  el  Gobierno  de  las  colonias,  prohibiendo  la  escla- 
vitud de  los  indios  y  el  servicio  personal  qne  no  fuese  del  gusto 
de  los  indígenas,  pero  los  colonos  no  se  dieron  prisa  ;í  cumplir 
las  disposiciones  de  la  metrópoli  (ordenes  de  '2  Noviembre  de 
1542  publicadas  en  1543). 

Blasco  Nuñez  Vela,  primer  virey  del  Perú,  puso  en  liberta»! 
gran  número  de  indios  a  instancia  de  los  caciques.  Manco  Capar 
fué  muerto  en  1544  por  una  partida  de  soldados  fugitivos  de  la 
facción  Almagro. 

Descontentos  los  colonos  de  la  conducta  del  virey,  buscaron 
un  jefe  y  lo  encontraron  en  Gonzalo  Pizarro:  el  virey  siguió  una 
mala  política  prendiendo  por  sospechas  á  hombres  respetables  que 
profesaban  las  mismas  ideas,  y  se  creó  el  vacio  en  ambos  lados, 
hasta  que  fué  destituido,  sucediéndole  Gonzalo  Pizarro  en  el  go- 
bierno apesar  de  las  intimaciones  de  la  Audiencia  que  al  fin  con* 
sintió  en  designarlo  con  el  cargo  de  que  ya  se  había  apoderado. 
La  vuelta  del  virey  Xuñez  solo  sirvió  para  que  sufriese  un  des- 
calabro muriendo,  en  el  combate  contra  los  de  Pizarro.  Otra 
vez  surgieron  ideas  de  emancipación  de  la  colonia,  pero  Pizarro 
resistió,  enviando  á  España  un  delegado  que  esplicase  su  conducta. 


DE  LA   HISTORIA    UNIVERSAL.  m 

Pedro  de  Gasea  comisionado  para  pacificar  el  Perú  venció  á 
Pizarro  en  Saxsahuana  (Abril  1548)  y  mandó  formar  consejo  á'él 
y  á  los  principales  jefes  que  fueron  ejecutados,  figurando  después 
de  Pizarro  el  intrépido  Carbajal.  anciano  de  80  años,  pero  siem- 
pre audaz  en  la  guerra. 

Los  naturales  ya  no  eran  mas  que  espectadores  de  estas  luchas 
y  aun  ausiliaban  i  uno  ú  otro  bando  de  los  que  se  disputaban  la 
victoria. 

Pedro  Valdivia  en  1535  habia  marchado  a  la  conquista  de  Chi- 
le y  venciendo  á  los  naturales  levantó  la  ciudad  de  Santiago  en 
1540:  veinte  años  de  guerras  dieron  por  resultado  la  conquista, 
pero  no  pudieron  los  españoles  dominar  completamente  a  los  a- 
raucanosienlos  combates  con  estos  indígenas  murió  en  Diciembre 
de  1553:  Yillagran,  Alderete  y  García  Mendoza  que  sucedieron 
a  Valdivia,  sostuvieron  guerras  hasta  que  el  último  hizo  la  paz 
con  los  araucanos  en  1560. 

Don  Pedro  Mendoza  emprendió  la  conquista  del  Plata,  co- 
menzando por  fundar  la  ciudad  de  Buenos  Aires  (1535).  Derro- 
tado por  los  indígenas  é  incendiada  la  ciudad,  remontó  Mendo- 
za el  rio  Paraná,  enviando  á  los  capitanes  Juan  de  Ayola  y  Do- 
mingo de  Yrala  á  continuar  la  esploracion:  él  se  situó  en  un  pun- 
to ventajoso  y  construyó  el  fuerte  de  Bueña-Esperanza:  otros  es- 
tablecimientos surgieron  rápidamente  sin  oposición  de  los  natu- 
rales. A  la  muerte  de  Mendoza  en  1537,  los  colonos  se  dividieron 
por  ambiciones  de  mando:  Ayola  remontando  el  Paraná  fundó 
la  ciudad  de  Asunción:  entendíanse  con  los  indios  mediante  tra- 
tados algunos  de  los  cuales  prueban  (tributo  ele  siete  doncellas 
4il  jefe  y  dos  á  cada  soldado)  que  los  espedicionarios  no  obser- 
vaban mucho  sus  leyes  morales  cuando  podían  eludirlas.  Asi 
comenzó  la  colonización  de  lo  que  hoy  es  República  federal  de 
la  Plata,  y  del  Paraguay.  A  fin  del  siglo  comenzaron  las  misiones 
de  jesuítas  al  Paraguay. 

La  obra  de  los  portugueses  en  el  Brasil,  fué  mas  bien  ocupa- 
ción que  conquista.  Los  sucesos  mas  importantes  tienen  lugar 
•entre  ellos  y  los  franceses  hasta  que  estos  son  espulsados. 

De  igual  modo  la  colonización  de  Norte- América  guarda  otros 
métodos  distintos  y  responde  á  otras  circunstancias  mas  reflexi- 
vas y  calculadas,  según  todo  luego  se  mencionará.     . 

Costumbres  y  estado  del  Peki  ai.  tiempo  de  la  combusta. — 
Las  tradiciones  del  Perú  refieren  el  engrandecimiento  nacional 
á  sistemas  que  hallamos  en  otros  países  de  mas  antiguo  conoci- 
dos: presumíase  que  Manco  Capac  y  Mama  ó  ella  habían  esten- 
dido su  imperio  por  el  medio  dulce  de  la  civilización  y  la  ense- 
ñanza, aboliendo  la   idolatría  y  construyendo  templos,    caminos 


¡S  COMPENDIO. 

y  ciudades;  existía  la  predicción  de  que  llegarían  gentes  deseo- 
nocidas  á  destruir  el  imperio:  el  baile  se  mezclaba  en  las  solem- 
nidades asi  como  en  Méjico.  Los  Incas  tenían  dominio  absoluto, 
mezclándose  en  su  poder  algo  de  religioso:  la  familia  del  sol  a 
de  los  Incas  ocupaba  el  sacerdocio  y  los  primeros  destinos:  los 
curacos  o  gobernadores  hereditarios  de  las  provincias  constituían 
la  segunda  nobleza  y  daban  cuenta  de  sus  actos  dos  veces  al  a- 
ño:  usábase  un  medio  postal,  teniendo  colocados  hombres  á  cier- 
tas distancias  para  trasmitir  las  noticias:  habia  registro  de  per- 
sonas, y  jefes  para  un  número  de  familias:  el  padre  pagaba  la 
culpa  del  hijo:  se  castigaba  severamente  el  robo,  la  ociosidad  y 
la  mentira.  No  conocían  la  escritura.  Estaban  adelantados  en 
agricultura  y  construcciones:  el  agua  se  conducía  á  través  de  lar- 
gas distancias,  por  canales:  la  beneficencia  con  los  ancianos  é 
impedidos  nada  tenia  que  envidiar  á  los  pueblos  mas  cultos:  el 
sistema  tenia  algo  de  socio lismo  por  la  omnipotencia  del  Estado 
y  de  comunismo  pues  que  escepto  el  sol  y  los  Incas,  no  habia 
propiedad  particular:  cada  uno  tenia  asignado  su  oficio  y  su  tra- 
bajo. Tenían  el  huanaco  y  la  llama  como  únicos  animales  ausi- 
liares:  conocían  el  cobre  y  el  estaño  y  otros  minerales.  Las  cons- 
trucciones eran  moles  de  piedras  superpuestas  y  bien  enlazadas 
y  encajadas  ]>er<>  sin  otra  unión:  los  caminos  sorprendieron  por- 
que escepto  los  romanos  ninguna  nación  los  habia  tenido  mejores. 
Se  hacían  ejercicios  para  probar  la  resistencia  y  el  vigor,  en  es-, 
pecial  en  la  clase  ó  familia  inca.  El]  medicina  habían  adelantado 
bastante.  Contaban  el  tiempo  con  cuerdas  de  nudos:  representa- 
ban tragedias  por  cantos  heroicos  conmemorativos  de  las  grandes 
hazañas.  La  corte  usaba  un  idioma  especial,  desconocido  del  res- 
to del  pais:  los  sacrificios  eran  de  frutos  y  algunos  animales.  Al 
sol,  representación  del  gran  espíritu,  estaban  consagradas  mil 
quinientas  vírgenes  déla  familia  de  los  Incas;  encerradas  en 
conventos  no  veían  á  otro  hombre  (pie  al  emperador;  si  faltaban 
ala  castidad,  eran  enterradas  vivas  y  esterminada  su  familia: 
en  otros  conventos  se  cuidaban  jóvenes  de  las  mas  hermosas  pa- 
ra servir  de  concubinas  á  los  emperadores.  Piedras  esculpidas  y 
maderas  talladas  eran  los  ídolos  comunes.  Los  matrimonios  se  ce- 
lebraban según  la  voluntad  de  los  jefes  y  gobernadores:  la  muger 
salia  poco  de  casa.  Enterraban  á  los  muertos  sentados  en  tumbas 
y  á  veces  levantaban  un  túmulo  según  la  condición  y  mereci- 
mientos: con  el  Inca  solíanse  inhumar  sus  mugeres  y  esclavos  y 
el  luto  duraba  un  año.  Las  riquezas  generales  no  evitaban  la  es- 
casez de  goces  privados  y  la  poca  iniciativa  individual;  era  la  o- 
bediencia  pasiva  y  las  ideas  limitadas.  La  creencia  en  la  inmor- 
talidad se  estendia  á  todas  las  regiones  del  Perú. 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  79 

Brasil. — En  tocio  el  inmenso  territorio  que  hoy  se  titula  Era- 
sil  liabia  tribus  visiblemente  de  un  común  origen:  la  lengua  pri- 
mitiva se  cree  ser  la  de  los  tupis,  pero  se  hallaban  divididos 
por  odios  y  rivalidades  irreconciliables.  Después  del  descubri- 
miento de  Cabral  los  portugueses  se  redujeron  á  reconocer  las 
costas,  fundando  algunas  factorías.  Aprovecháronse  los  franceses 
de  este  abandono  y  entraron  en  relaciones  con  los  naturales  pa- 
ra lograr  ventajas  comerciales.  En  vista  de  esto,  el  rey  Don 
Juan  III  se  propuso  tomar  una  posesión  mas  efectiva  y  creo' 
varias  capitanías,  encargándolas  á  Juan  de  Barros  y  otros  con 
encargo  de  colonizar  el  Brasil,  pero  no  dando  resultados  esta 
división,  se  nombró  un  Gobernador  en  1549  que  fué  Tomás  de 
Souza:  marchó  este  jefe  con  trescientos  soldados  y  mil  colonos 
y  comenzó  edificando  la  ciudad  de  Bahia  de  Todos  Santos:  lle- 
garon con  la  espedicion  seis  jesuitas  de  la  sociedad  reciente- 
mente organizada  en  Europa;  los  jesuitas  ya  no  solo  pidieron  y 
ampararon  la  trata  de  negros,  sino  que  aprobaron  y  fomentaron 
la  esclavitud  de  los  indígenas.  En  1551  se  condujo  al  Brasil  el 
primer  cargamento  de  esclavos  africanos;  quince  años  'después 
habia  cinco  mil  en  los  ingenios  de  Olinda  para  una  población 
blanca  de  setecientos  habitantes.  El  segundo  Gobernador  Duar- 
te  Da  Costa  llevó  siete  jesuitas  mas. 

En  1555  se  estableció  una  colonia  de  franceses  calvinistas  en 
el  lugar  que  ocupa  Rio  Janeiro,  guiados  por  el  almirante  Coligny, 
y  construyeron  el  fuerte  de  Villegagnon:  esta  colonia  fué  desa- 
lojada en  1559  por  el  Gobernador  portugués  Mendo  de  Sá,  a- 
poyado  en  una  escuadra  de  Bartolomé  de  Vasconcellos:  Mendo 
de  Sá  fundó  á  Rio  Janeiro  en  1561.  En  1570  e)'  Brasil  se  divi- 
dió en  dos  gobiernos,  meridional   y  septentrional. 

Entre  las  tribus  del  Brasil,  algunas  se  cruzaron  con  los  inva- 
sores, resultando  una  mezcla  que  necesariamente  debia  derivar 
también  en  toda  la  América  latina  por  el  carácter  y  forma  de 
la  conquista:  llamábanse  mestizos  los  hijos  de  estas  uniones,  y 
en  las  colonias  portuguesas  formaron  el  establecimiento  de  los 
paulistas  en  las  llanuras  de  Piratininga:  la  nueva  colonia  tomó 
grandes  proporciones,  y  se  distinguieron  los  paulistas  en  ar- 
riesgadas espediciones,  asi  como  también  en  el  inicuo  tráfico 
de  indios  en  que  eran  apoyados  por  los  jesuitas,  poco  escrupulo- 
sos en  someter  al  cálculo  la  moral  y  las  severas  doctrinas:  cuan- 
do Portugal  prohibió  ese  odioso  tráfico,  los  paulistas  lo  conti- 
nuaron con  los  negros:  salvo  algunas  pocas  personalidades,  los 
jesuitas  nunca  se  han  opuesto  á  ningún  linaje  de  esclavitud. 

Norte- América. — Aunque  en  tiempo  de  Isabel  de  Inglaterra 
se  habia  intentado  colonizar  los  territorios   del  Norte  del  Nue- 


80  COMPENDIO 

vo-mundo,  no  se  obtuvieron  resultados.  En  1603,  con  ausilio  de 
Jacobo  I  se  formaron  dos  compañías,  la  de  mercaderes  de  Lon- 
dres y  la  de  Bristol  y  Plymouth,  y  se  fundó  la  primera  colo- 
nia llamada  Virginia:  en  1618  se  introdujeron  esclavos  negros 
por  primera   vez. 

En  1620  después  del  descubrimiento  de  Enrique  Hudson  al 
servicio  ele  la  compañía  holandesa  de  la  India  Oriental,  esta 
compañía  colonizó  el  territorio  de  Nueva  Holanda  cambiando 
por  el  de  New- York  cuando  la  conquistó  el  Duque  de  York 
en  1664,  en  unión  de  Nueva  Jersey  (Nueva  Suecia  por  perte- 
necer  á  los  suecos)  y  otros   territorios. 

Por  la  misma  época  los  puritanos  ingleses  desterrados  y  emi- 
grados de  su  patria,  abandonaban  la  hospitalidad  de  Holanda 
para  establecer  una  colonia  al  Oriente  de  América;  esta  colo- 
nia que  se  llamó  Masachusset  se  estendió  luego  formando  las  de 
Rhode-island,  y  Conecticut. 

En  1632  Lord  Baltimore  estableció  en  tierras  cedidas  por 
Carlos  I  á  orillas  del  Potomac  otra  colonia  que  tituló  Mayrlaml 
y  algún  tiempo  mas  tarde  se  organizaban  las  de  Xew-IIamsphirc 
y  el  Delaware. 

En  1660  Carlos  II  concedió  autorización  á  Clarendon,  Mouck. 
Albeomole.  Claven,  Shafterbory  y  otros  para  colonizar  tierras 
al  Sur,  fundándose  las  dos  Carolinas. 

Pensylvania  fue  colonizada  por  Guillermo   Penn  en    1661    y 

Georgia  por  Eduardo  Oglethope  en  171)2. 

Las  primeras  colonias  fueron  rudamente  atacadas  por  tos  indios 
chicahominies>  Pocáhontas  hija  del  rey  salvó  ;í  Smitb,  el  defen- 
sor cleVirginia/ffacobo  I  disolvió  en  1623  la  compañía  colonizado- 
ra. La  mala  política  de  Cari  os  I  produjo  conflictos  por  querer  mermar 
las  facultades  de  loa  colonos,  pero  la  resistencia  de  estos  hizo  «pie 
se  consignasen  frammicias  cada  vez  mayores.  Por  el  acta  de  na- 
vegación de  Carlos  II  en  [663,  sé  prohibió  el  comercio  de  las  co- 
lonias con  buques  éstrange ros  Monopolizando  asi  los  productos  y 
el  abastecimiento  colonial:  esta  acta  produjo  tanto  descontento  en 
Virginia  que  se  habló  por  vez  primera  de  declararla  independien- 
te. En  general  las  guerras  con  los  indígenas  no  revistieron  siem- 
pre un  carácter  tan  duro  como  en  las  demás  regiones  dominadas 
por  los  europeos,  pero  los  resultados  fueron  los  mismos  ó  peores: 
íueroú  rechazando  á  la  raza  indígena  lenta  pero  constantemente, 
y  destruyéndola  sin  cruzarse  con  ella.  En  una  de  las  campanas  con- 
tra los  indios  de  las  cinco-naciones,  al  principio  de  las  negociacio- 
nes dé  paz,  el  jefe  de  esos  pueblos  dijo  á  los  colonizadores  "hemos 
oido  que  sois  sabios;  sabemos  que  sois  fuertes  y  venimos  i  cono- 
cer si  sois  justos'1.  Entre  todos  los  que  colonizaron,  solo  el  memora- 
ble Guillermo' Penn   fue  justo,  pues    compró    á    los  indígenas   el 


DE  LA  HISTORIA   UNIVERSAL.  81 

territorio  uá  que  tenían  tanto  derecho  como  los  ingleses  á  Ingla- 
terra". 

En  1535  el  marino  francés  Santiago  Cartier  entró  en  el  golfo 
de  San  Lorenzo  y  tomó  posesión  á  nombre  del  rey  de  Francia.  Co- 
ligny  habia  establecido  una  colonia  en  la  Florida,  pero  después  de 
luchas  con  los  españoles  fué  abandonada  (1565).  En  1604  el  co- 
mendador francés  de  Chatte  asociado  de  algunos  comerciantes  or- 
ganizó una  empresa  colonizadora  con  destino  al  Canadá,  y  salió 
una  escuadra  dirijida  por  Pontgrave:  después  de  largas  esplora- 
ciones,  la  escuadra  entró  en  el  rio  de  San  Lorenzo  y  comenzó  cons- 
trucciones en  el  sitio  que  ocupa  Quebec.  En  tiempo  del  Carde- 
nal Richelieu,  se  formó  una  asociación  de  cien  personas  bajo  los 
auspicios  del  Cardenal  para  fomentar  la  colonia  canadiense;  los 
primeros  barcos  fueron  apresados  por  los  ingleses  (1625):  los  i- 
roqueses,  hurones  y  otras  tribus  indígenas  atacaban  la  pequeña 
colonia  de  Quebec.  Propúsose  Inglaterra  arrebatar  á  Francia 
las  posesiones  del  Canadá  pero  no  lo  consiguió.  Los  misioneros 
ejercían  algún  influjo  en  los  naturales,  pero  los  jesuítas  rechaza- 
ban toda  reforma  colonial  de  carácter  pronunciadamente  civil.  La 
compañia  formada  por  Richelieu  se  disolvió  en  1663,  y  entró  la 
corona  en  posesión  de  sus  derechos,  se  nombró  virey  al  conde  de 
Tracy,  y  se  organizó  una  compañia  concediéndole  la  esploracion 
del  comercio  del  Canadá.  Desde  entonces  comenzó  á  crecer  Que- 
bec y  pudo  luchar  con  ventaja  contra  los  indígenas:  el  clero  pro- 
dujo disturbios  por  su  sed  de  dominación,  y  la  compañia  aban- 
donó sus  privilegios.  Al  fin  el  partido  del  clero  fué  vencido.  La 
paz  con  los  ingleses  é  indígenas  se  hizo  en  1700. 

La  Acadia,  hoy  Nueva  Escocia,  fué  colonizada  en  1605  por 
Monts  sucesor  del  Comendador  de  Chatte .  que  murió  apenas  or- 
ganizada la  sociedad  de  1604.  Fundóse  Port-Royal,  y  destruida 
esta  colonia  por  los  suriqueses  en  1611  se  la  reemplazó  con  la  de 
San  Salvador:  la  misión  de  los  jesuitas  solo  contribuyó  á  aniqui- 
lar Port-Royal.  Franceses  é  ingleses  se  disputaron  la  Nueva  Es- 
cocia todo  el  siglo  XVIf,  y  al  terminar  quedó  en  poder  de  los 
franceses,  aunque  como  las  demás  del  Norte,  la  perderían  el  si- 
glo XVIII. 

En  1537  Fernando  de  Soto  esploró  el  territorio  á  que  luego  se 
daría  el  nombre  de  Luisiana:  en  1671,  La  Salle,  marino  francés, 
completó  las  esploraciones  y  levantó  á  nombre  de  Francia  el 
fuerte  de  Crevecour  sobre  el  rio  Illinois,  y  después  el  de  San 
Luis:  dio  el  nombre  de  Luisiana  á  la  comarca  que  riega  el  Missi- 
sipi:  La  Salle  murió  asesinado  por  los  suyos  y  los  illineses  des- 
truyeron el  fuerte  de  la  bahia  de  San  Bernardo  degollando  la 
guarnición.  Iberville  continuó  el  trabajo  de  La  Salle  en  1698, 
fundó  á  Mobila  v  una  fortaleza  en  la  bahia  de  Biloxi.  La  intole- 

6 


82  COMPENDIO 

rancia  de  Luis  XIV  impidió  que  colonizaran  en  grande  escala  la 
Luisiana  los  calvinistas  que  luego  de  la  revocación  del  edicto 
de  Nantes  lo  pidieron.  Poco  después  se  apoderaban  los  ingleses 
de  tan  estensos  y  feraces  territorios. 

Centro- America. — Queda  indicado  antes  quienes  fueron  los  es- 
piradores de  Centro-América:  Gil  González,  Francisco  Fernan- 
dez de  Córdoba,  Solano  y  Acuña,  Olid  y  Alvarado  penetraron  por 
dos  distintas  direcciones;  Olid  y  Alvarado  por  Méjico  y  de  orden 
de  Cortes;  los  demás  procedian  de  Panamá  y  fueron  enviados  por 
Pedro  de  Arias  Dávila.  En  Costa-Rica,  Nicaragua  y  Honduras 
no  hubo  grandes  combates,  y  antes  bien  en  las  luchas  de  los  mis- 
mos invasores  entre  sí  (Gil  González,  Olid)  los  naturales  se  in- 
clinaban de  uno  de  los  bandos  (Honduras,  Nicaragua)  sin  acor- 
darse de  que  reunidos  podrían  haber  intentado  mayores  empre- 
sas por  la  causa  de  su  independencia. 

La  influencia  de  los  habitantes  de  Méjico  especialmente  sobre 
las  regiones  anteriores  de  Centro- América  ó  próximas  al  imperio, 
se  vé  con  claridad  al  simple  examen  de  las  costumbres  y  del  es- 
tado general. 

Alvarado  sometió  tí  los  naturales  de  Guatemala  en  1524,  ter- 
minó la  conquista  de  Cuscatlan  en  152G  y  aunque  durante  su  mar- 
cha á  España  se  sublevaron  los  indígenas  de  Honduras  á  las  ór- 
denes del  caudillo  Lempira,  fueron  sometidos  por  su  teniente  Joa n 
Chavez  valiéndose  do  medios  que  eran  tan  frecuentes  en  aquella 
época:  no  bastaba  la  fuerza  si  no  que  se  empleaba  á  ser  preciso  la 
falsiayel  engaño.  Desde  lo  I 1  ( 1entro- América  constituyó  una  co- 
lonia con  gobierno  directo  de  la  metrópoli.  Debiendo  reseñar  en 
el  apéndice  las  vicisitudes  de  la  América  central,  en  cuanto  per- 
mita la  clase  y  condición  del  libro,  entonces  entraremos  en  mas 
detalles  acerca  de  los  pueblos  diversos  que  componían  el  territo- 
rio al  tiempo  de  la  conquista. 

Es  indudable  que  Pedro  de  Alvarado  había  sido  precedido  de 
esploradores  que  conocieron  los  hábitos 'y  costumbres  de  Guate- 
mala: los  aztecas  no  inspiraban  afecto  á  los  pueblos  próximos, 
porque  es  ingénito  el  recelo  de  los  débiles  para  con  sus  vecinos 
poderosos.  Asi  es  que  aunque  no  se  dé  como  cierto  que  los  reyes 
kachiqueles  felicitasen  á  Hernán  Cortes  en  Veracruz  y  le  ofrecie- 
ran apoyo  contra  el  imperio  mejicano,  sí  puede  admitirse  como 
fundada  la  opinión  de  que  trabaran  relaciones  ignorando  el  plan 
general  de  conquista  que  embargaba  todos  los  ánimos  europeos. 
Vencedores  los  aztecas  de  los  toltecas,  tlascaltecas,  acolohues  y 
demás  pueblos  antiguos,  la  fama  de  las  conquistas  se  estendió  al 
Sur  y  si  no  se  mezclaron  los  vencidos  con  los  países  meridio- 
nales,   afinidades   y  parentescos  anteriores   harían  que   se  pro- 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  83 

dugera  desagradable  sensación.  Si  los  toltecas  son  llamados  los 
pelasgos  de  América,  en  el  Centro  habia  monumentos  que  acre- 
ditaban el  poder  de  las  tribus,  como  los  restos  de  la  antigua  U- 
tatlan  capital  del  reino  Quiche,  las  ruinas  de  Nimpokouc,  capi- 
tal de  la  nación  de  los  P.okomanes,  y  las  de  üakyug,  Xeopal,  Cu- 
bal  y  otros  puntos:  la  afición  á  los  geroglíficos  no  era  menor  en  al- 
gunos lugares  del  Centro  que  en  Méjico  ( Amatitlan  ciudad  de  las  car- 
tas). Los  naturales  estaban  divididos  y  en  guerras  constantes  que  les 
debilitaban  sin  dejarles  constituir  sólidamente  los  gobiernos.  Los  re- 
yes, en  general  hereditarios,  en  algunos  pueblos  se  asociaban  al 
sucesor  para  adiestrarle  en  las  cosas  administrativas  (como  en- 
tre los  francos);  estimábase  la  moralidad  sobre  la  sabiduría,  y  la 
discreción  tanto  como  el  valor:  no  era  aceptado  el  rey  que  no  a- 
creditaba  sensatez  y  paciencia.  Ejercíase  el  gobierno  por  caciques 
o  señores;  habia  clases  y  en  algunas  partes  esclavitud,  muchas  ve- 
ces emanada  de  delitos:  la  administración  de  justicia  estaba  se- 
parada del  poder  ejecutivo:  los  nobles  tenian  todo  el  poder  del 
Estado,  pero  los  habitantes  libres  gozaban  de  ciertos  derechos;  se 
profesaba  á  los  ancianos  gran  respeto:  la  mayor  porción  de  tribus 
usaban  la  monogamia,  mas  en  algunas  se  permitia  la  poliandria: 
no  conocían  la  escritura  alfabética  ni  sabían  leer  mas  que  sus  ge- 
roglíficos y  símbolos.  Tenian  buena  imaginación  y  se  ejercitaban 
en  la  fuerza  física  saliendo  en  un  momento  de  la  habitual  pereza 
para  emprender  tareas  pesadas;  las  guerras  eran  frecuentes  y  crue- 
les pero  breves:  en  su  lenguage  hay  palabras  orientales,  sobre  to- 
do fenicias,  muchas  hebreas  y  otras  derivadas  del  sánscrito:  se 
inculcaba  á  los  niños  el  amor  á  la  justicia:  los  sacrificios  huma- 
nos no  eran  tan  comunes  como  en  Méjico  pero  casi  siempre  se 
atormentaba  tí  los  enemigos  vencidos:  sus  templos  consagrados  á 
ídolos,  á  manifestaciones  de  la  naturaleza,  á  animales,  eran  de 
buena  construcción:  era  casi  común  la  idea  de  Dios,  y  muy  gene- 
ral la  de  la  inmortalidad:  algunos  hombres  y  mugeres  se  recluían 
en  vida  solitaria  y  ascética  semejante  á  la  de  los  conventos.  Iban 
vestidos  con  cortos  tegidos  en  el  cuello  y  en  los  ríñones.  Los  prín- 
cipes partían  la  tierra  y  asignaban  á  los  señores  una  porción  de 
siervos:  habia  algo  del  feudalismo  germánico:  construíanse  tam- 
bién fortalezas  en  las  colinas:  las  tierras  patrimoniales  se  llama- 
ban mayegües;  la  sucesión  en  el  señorío  se  hacia  en  el  hijo  mas 
prudente  y  debía  confirmarse  por  el  príncipe:  eran  sufridos  y  to- 
lerantes, agradecidos,  serviciales  y  hospitalarios:  en  algunos  si- 
tios llamaban  thatogues  á  los  señores  principales,  del  verbo  tha- 
toa,  hablar,  porque  tenian  la  jurisdicción  civil  y  criminal:  los  pa- 
lacios, teo-calli,  eran  á  veces  notables:  los  nobles  se  dividían  en 
linajes,  á  semejanza  de  Roma;  daban  tierras  en  usufructo  con  la 
obligación  de  cultivarlas.  Los  jueces  no  juzgaban  después  de  po- 


84  COMPENDIO 

nerse  el  sol,  por  que  la  justicia  debia  hacerse  á  la  luz:  si  algún 
juez  prevaricaba  lo  hacían  trasquilar  (como  en  algunas  tribus  ger- 
mánicas) y  le  inhabilitaban:  apedreaban  á  los  adúlteros  (igual 
que  entre  los  hebreos)  y  era  frecuente  la  pena  capital  por  horca: 
en  las  bodas  se  hacia  gran  fiesta:  los  padres  concertaban  el  ma- 
trimonio desde  la  niñez  de  los  contrayentes:  era  mal  mirado  el 
concubinato;  tenian  oraciones  para  el  Dios  único.  En  las  compras 
y  negocios  presidia  la  buena  fe,  sirviendo  de  medida  de  cambio 
los  granos  de  cacao  y  otras  producciones  estimadas;  conocían  el 
oro  y  la  plata  pero  no  otro  metal:  los  labradores,  mazehuales,  pa- 
gaban tributos  á  los  señores  y  á  los  príncipes:  los  sacerdotes  co- 
braban el  diezmo  de  las  cosechas:  los  mayegües  debían  servir  al 
señor  en  caso  de  guerra,  como  entre  los  germanos:  solo  en  el 
territorio  de  Guatemala  se  hablaban  las  lenguas  mamey,  aehi. 
cuahatemalteca,  hutateca,  chirichota,  pipel,  poponchi,  caechi,  col- 
chi,  popoluca,  acacebalstleca,  y  apay:  el  pueblo  del  Quiche  era  el 
mas  organizado  y  numeroso:  tenian  pontífices  que  á  su  muerte 
enterraban  en  su  propia  casa;  podia  suceder  uno  de  lo^  hijos  del 
pontífice  muerto:  adoraban  al  sol  al  salir,  y  á  dos  ídolos  principa- 
les, Quetzalcoalt,  en  figura  de  hombre,  é  Iizqueye,  cu  figura  de 
muger:  significaban  el  parentesco  con  siete  ramas,  representación 
de  los  siete  grados  y  se  prohibía  dentro  de  ellos  contraer  ma- 
trimonio. 

Sistemas  colom a lks.~- La  colonización  latina  difirió  csencial- 
rnente  de  la  colonización  inglesa,  pero  ninguno  de  los  conquista- 
dores y  colonizadores  se  propuso  asociar  a  los  naturales  á  los  in- 
tereses de  los  colonos  para  el  porvenir.  España  no  bascaba  ma- 
que riquezas,  y  principalmente  la  corte  no  tenia  muy  en  mira  lo 
que  importaba  ¿í  la  ciencia,  a  la  geografía,  a  la  relación  de  loe  pue- 
blos: no  se  consideró  como  una  dilatación  de  la  vida  europea,  si- 
no como  un  monopolio,  y  eso  que  la  conquista,  mejor  que  á  los 
esfuerzos  de  los  reyes  se  debió  á  la  sed  de  aventuras  de  [m  sol- 
dados de  Granada,  de  Italia,  de  Francia,  que  al  acabar  cada  cam- 
paña buscaban  donde  desenvolver  su  actividad  y  adquirir  fama  y 
bienes.  América  era  un  campo  inmenso  para  (<»das  las  audacias 
y  ambiciones.  Uníase  á  la  conquista  de  las  armas  sin  carácter  re- 
flexivo, el  espíritu  de  la  intolerancia  que  en  todos  partes  pene- 
traba: para  la  fe  acomodaticia  de  aquel  periodo,  bastaban  las  for- 
mas esternas,  y  el  afau  de  convertir,  no  solo  contribuía  á  relajar 
las  costumbres  de  los  indígenas,  sino  que  aconsejaba  la  destrucción 
de  recuerdos  y  monumentos  que  hubieran  servido  á  la  historia 
tanto  ó  mas  que  las  crónicas  muchas  veces  inexactas  de  los  con- 
quistadores. Alcanzáronse  beneficios  como  el  de  abolir  la  cos- 
tumbre de  sacrificar  víctimas  humanas,    y  del    canibalismo  allí 


DE   LA    HISTORIA  UNIVERSAL.  Sb 

donde  existia  que  no  era  en  la  mayor  parte  de  los  pueblos,    pero 
ni  hizo  mas  que  cambiar  de  forma  la  idolatría,  ni  se  levanto,  an- 
tes se  abatió  la  vitalidad  de  los  vencidos.  Aunque  la  civilización 
indígena  fuese  inferior  en  mucho  como  lo  era  respecto  á  la  de  Eu- 
ropa, no  debia  considerarse  que  estuviesen  desprovistos  los  natu- 
rales de  un  juicio  bastante  penetrante  para  meditar  que   la  reli- 
gión violentamente  impuesta  no  arraiga  en  las  conciencias:  sucum- 
bieron porque  no  tenían  otro  remedio,  pero  al  enseñarles  que  bas- 
ta la  espresion  de  los  labios  en  casos  de  conciencia,    se  les  indu- 
jo á  creer  que  tan  convencional  era  la  moral:  los   indígenas   una 
vez  vencidos  aceptaron  pasivamente  cuanto  se  les  impuso,   y  per- 
dieron energía,  fuerza,  inteligencia,  y  algo  acaso  de   moral   pues 
comenzaba  por  no  enseñar  demasiada  el  sistema  de  la  conquista: 
se  les  dominó  sin  procurar  levantarlos:  la  codicia  les  obligó  á   lo 
que  no  podían,  y  fueron  desapareciendo,    unos   por   los  trabajos, 
muchos  por  la  nostalgia  del  alma:  no  se  hicieron  asociados  en  la 
humanidad,  sino  instrumentos  del  vencedor,  máquinas  de  produc- 
ción que  se  gastaban  por  precipitarlas;  se  les  despreció  por  infie- 
les, y  nada  se  hizo  por  ellos  cuando  para  poder  vivir  con  menos 
amargura  confesaron  lo  que  no  entendían.  Las  colonias  latinas  e- 
ran  gobernadas  desde  Europa  que  unas  veces  conocía  y  otras  ig- 
noraba las  necesidades:  el  ideal  del  trabajo  habia  sido  ele   los  me- 
nos; el   de   la  riqueza  ganada  por  la  fuerza,  el  délos  mas.  Liber- 
tad no  hubo  sino  en  el  deseo  de  proceder  con  mas  arbitrariedades 
para  mejor  subyugar  á  los  indios;  ni  parlamentos,  ni  representa- 
ción, ni  derechos,  mas  que  la  voluntad  de  los  reyes   guiados   por 
el  conseja  de  Indias:  el  monopolio  mercantil  y  las  restricciones 
industriales,  no  dejarían  ensancharse  las  colonias,  y  la  intoleran- 
cia religiosa,  literaria  y  filosófica,  debia   dejar   mas   desierto  el 
pensamiento  que  lo  estaban  la  industria  y  los   lazos   comerciales. 
Cortes  comenzó  por  formar  una  municipalidad  en  Veracruz  al  es- 
tilo de  las  comunidades  de  Castilla,  pero  entonces  Carlos  Y  ven- 
cía en  Villalar  y  los  fueros  comunales  desaparecieron  para   no 
quedar  mas  que  el  disolvente  absolutismo:  dominó  sin  contrapeso 
el  principio  de  autoridad,  no  recibiendo  las  colonias  ese  acceso 
gradual  de  vida  que  las  prepara  á  la  edad   adulta  y  al   uso  recto 
y  racional  de  sus  derechos  cuando  llega  la  hora  de   la   indepen- 
dencia. Aun  en  la  España  despótica  podía  percibirse  el  rumor  de 
los  movimientos  de  Europa,  pero  no  asi  en  América  cerrada  á  to- 
da acción  alentadora:   los  sistemas  coincidían   como  coincidieron 
respectivamente  al  otro  lado.  Ya  veremos  mas  tarde  que  la  vita- 
lidad comprimida  es  la  primera  causa  de  la  independencia,  como 
en  España  la  causa  de  las  revoluciones. 

En  Inglaterra  eran  otras  las  circunstancias  y  las  ideas:  los  pri- 
meros colonos  se  propusieron  el  trabajo,  y  los  puritanos  la  líber- 


86  COMPENDIO 

tad,  bases  de  todo  engrandecimiento.  En  cuanto  á  los  indígenas, 
menos  numerosos  al  Norte,  no  ofrecieron  tan  vigorosas  resisten- 
cias, pero  tampoco  ganaron  con  la  colonización  sajona;  se  les  re- 
chazó constantemente  y  aun  hoy  mismo  continúan  iguales  prác- 
ticas: no  tenemos  preferencia  entre  un  sistema  que  degrada  y  o- 
tro  que  aniquila.  En  cambio  las  colonias  sajonas  tuvieron  vida 
moral  y  libertad,  pues  aunque  les  fué  alguna  vez  disputada,  ven- 
cieron y  por  medio  de  sus  parlamentos,  derechos  y  libertades,  en- 
sayaron el  crecimiento,  para  realizar  después  con  orden  y  seguri- 
dad la  vida  emancipada  y  la  intervención  directa  en  toda  la  políti- 
ca. Las  restricciones  mercantiles  no  hicieron  mas  que  atrasar  á  los 
Estados  Unidos  como  pueblo  industrial:  hábitos  creados  en  las  co- 
lonias sajonas  que  solo  tenían  que  ampliarse  en  la  indepen- 
dencia, hnbieron  de  formarse  en  los  pueblos  latinos  después  de 
ella  con  las  vicisitudes  de  todos  los  aprendizajes  y  de  todos 
los  ensayos.Asi  distinguimos  las  diversas  corrientes  de  los  pai- 
ses  americanos.  En  el  Norte  los  puritanos  proclamaban  la  liber- 
tad absoluta  de  la  conciencia.  Guillermo  Penn,  tributando  á  la 
propiedad  débil  el  mismo  respeto  que  se  tributa  á  la  propiedad  de 
los  fuertes,  compró  á  los  indígenas  el  territorio  que  iba  á  coloni- 
zar é  hizo  de  Pensylvania  el  refugio  de  la  libertad  religiosa,  in- 
telectual y  moral,  sin  rechazar  raza,  color,  creencia  ni  naciona- 
lidades; fundó  á  Filadelfia  (ciudad  de  los  hermanos)  y  pudo  mo- 
rir sin  remordimiento  ni  torcedores:  gloria  tranquila,  pero  mas 
grande  que  todas  las  que  cuestan  una  lágrima  á  la  humanidad. 


PÁRRAFO  III. 
España  y  Portugal. 

En  1504  (2G  de  Noviembre)  murió  Isabel  la  católica  dejando 
heredera  de  sus  Estados  de  Castilla  á  su  hija  Doña  .luana,  casada 
con  Don  Felipe,  Archiduque  de  Austria:  los  otros  hijos  de  los 
reyes  católicos,  Don  Juan,  y  Doña  Isabel  casada  con  el  rey  de 
Portugal,  habian  muerto;  caso  de  fallecer  Doña  Juana,  la  heren- 
cia recaia  en  su  hijo  Don  Carlos  nacido  en  Gante  en  1500.  Llegó 
á  España  Don  Felipe  de  Austria  y  en  su  entrevista  con  su  suegro, 
ninguno  de  ambos  quedó  satisfecho:  tanto  por  esta  circunstancia 
como  por  el  poco  apego  que  los  castellanos  tenían  á  Don  Fernan- 
do, partió  á  los  Estados  de  Aragón,  dejando  el  reino  de  Castilla 
á  Don  Felipe  (1506)  que  murió  á  los  nueve  meses.  La  política  del 
archiduque  disgustaba  álos  castellanos  pues  que  veían  gobernad*» 
el  pais  por  un  hombre  que  no  conocía  sus  costumbres  ni  necesida- 
des, y  que  se  rodeaba  de  flamencos  igualmente    indiferentes  á  la 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  87 

suerte  de  la  nación.  Doña  Juana  no  pudo  gobernar  por  incapaci- 
dad mental,  y  se  formo  un  consejo  de  regencia  compuesto  de  siete 
miembros  presidido  por  el  Cardenal  Giménez  Cisneros,  Arzobis- 
po de  Toledo:  por  disposición  de  las  Cortes,  en  1507  paso  la  re- 
gencia al  rey  Don  Fernando,  quien  después  de  pacificar  el  reino 
de  las  revueltas  de  los  nobles  y  pueblos,  formó  parte  de  la  liga  de 
Cambray  contra  los  venecianos  (con  Julio  II  papa,  el  rey  de 
Francia  y  el  emperador  de  Alemania  Maximiliano);  hizo  guerra  á 
los  moros  de  África  conquistando  Oran  y  haciendo  pagar  tributo 
á  los  reyes  de  Tánger  y  Túnez:  anexionó  Navarra  á  sus  Esta- 
dos y  murió  en  1516,  dejando  heredera  á  su  hija  Doña  Juana,  y 
muerta  esta  á  su  nieto  Don  Carlos:  quedaban,  el  Cardenal  Cisne- 
ros  regente  de  Castilla  y  el  Arzobispo-  de  Zaragoza  regente  de 
Aragón.  Cisneros  abatió  el  orgullo  de  la  aristocracia  quitándola 
las  rentas  y  posesiones  que  la  diera  Don  Fernando. 

En  1517  entró  Don  Carlos,  hijo  de  Don  Felipe  de  Austria  y  de 
Doña  Juana  la  Loca,  al  mismo  tiempo  que  moria  el  Cardenal 
Cisneros.  En  1519  heredó  el  imperio  de  Alemania  por  muerte 
de  su  abuelo  Maximiliano,  habiendo  traido  ademas  la  posesión 
de  los  Paises-Bajos  como  herencia  paterna.  Comenzó  manifestan- 
do un  carácter  despótico  á  que  no  estaban  acostumbrados  los 
españoles,  lo  cual  produjo  descontento,  pero  Don  Carlos  no  hizo 
caso  alguno  y  obteniendo  recursos  de  las  cortes  de  Coruña  en  1520, 
aunque  con  mucha  oposición,  marchó  á  Alemania  y  dejó  encarga- 
do el  gobierno  de  España  al  Cardenal  Adriano:  los  pueblos  te- 
mieron por  sus  libertades  y  organizando  la  resistencia  con  el 
nombre  de  comunidades,  se  prepararon  para  la  lucha:  tendían  los 
pueblos  á  conservar  sus  fueros,  pero  la  nobleza  en  lo  general  se 
unió  al  rey  y  en  la  batalla  de  Yillalar,  1521,  fueron  derrotados 
los  comuneros  pagando  los  caudillos  con  la  vida,  (Juan  Padilla, 
Juan  Bravo,  Francisco  Maldonado  y  otros  menos  ilustres):  los  pue- 
blos no  tuvieron  buen  acuerdo  para  la  resistencia:  Doña  Juana 
Pacheco  muger  de  Padilla  dirijió  la  defensa  de  Toledo  y  fué  sa- 
crificada al  naciente  despotismo:  rey  y  nobleza  lucharon  contra 
el  pueblo  mal  organizado,  venciéndole  también  en  la  guerra  de 
Valencia  (Germania).  Carlos  I  de  España  y  Y  de  Alemania  se 
encontró  con  mas  poder  que  nunca  tuvieron  los  reyes  españoles. 
Cuando  regresó  de  Alemania  solo  tuvo  que  sofocar  los  restos  de 
la  insurrección  de  las  comunidades.  La  rivalidad  de  Carlos  de 
España  con  Francisco  I  de  Francia,  derivaba  de  la  oposición  de 
carácter,  de  la  estension  de  los  dominios  de  Don  Carlos,  de  la  am- 
bición mutua,  y  del  derecho  disputado  sobre  Milán  y  Borgoña. 
Rotas  las  hostilidades  por  Francisco  I  para  separar  Navarra  de 
España,  y  estendiéndose  á  todas  partes  la  guerra,  vencieron 
los  españoles  en  Lautrec  (1522)   conquistando  el  Milanesado  que 


88  COMPENDIO. 

el  emperador  Don  Carlos  dio  á  Francisco  Sforcia.  En  1525  se 
dio  la  batalla  de  Pavia,  siendo  vencidos  los  franceses  y  prisionero 
el  rey  Francisco  I  que  hizo  la  paz  en  1526.  En  lugar  de  cumplir 
el  rey  el  tratado,  formó  una  liga  contra  el  emperador,  para  li- 
bertar Italia,  con  el  rey  de  Inglaterra,  el  papa  Clemente  TIL 
el  duque  de  Milán  y  varios  príncipes  italianos.  El  emperador  en- 
vió á  Roma  al  Condestable  de  Borbon  y  la  ciudad  de  los  papas  fué 
tomada  y  saqueada.  A  la  guerra  siguió  en  1529  la  paz  de  Cam- 
bray,  llamada  de  las  damas  porque  la  concertaron  la  madre  de 
Francisco  I,  y  Margarita  tia  de  Carlos.  Las  posesiones  de  Italia 
fueron  un  pretesto  constante  de  rivalidades  hasta  la  muerte  de 
Francisco  I  en  1547.  El  rey  de  Francia  se  alió  con  frecuencia  con 
los  turcos  y  con  los  moros  de  África  contra  Carlos  I.  Ademas  de 
las  guerras  de  Francia  y  de  Alemania  que  mas  detalladamente 
se  señalaran  al  tratar  de  esos  Estados,  emprendió  el  monarca  es- 
pañol otra  contra  los  berberiscos  de  África.  Componían  el  Xorte 
de  África  varias  naciones,  Marruecos,  Argel,  Túnez,  dominadas 
por  la  religión  mahometana:  á  principios  del  siglo  XVI,  dos  her- 
manos, Horuc,  y  Aradin  conocido  luego  por  el  sobrenombre  de 
Barbaroja,  hijos  ambos  de  un  bollero  de  Lesbos,  reunieron  una 
escuadra,  y  se  apoderan  m  délos  reinos  de  Argel  y  Túnez:  en 
estas  guerras  murió  Homo  quedando  Aradin  jefe  único  de  los 
paises  conquistados  que  puso  bajo  la  protección  de  Solimán  el 
magnífico,  emperador  de  (  onstantinopla:  Muley-Assan.  rey  des- 
tronado de  Túnez,  pidió  ausilio  ií  Carlos  1,  y  la  piratería  y  esce- 
sos  de  Barbaroja  promovieron  una  queja  general,  señalando  ¿í 
Don  Carlos  como  el  único  que  podia  remediar  ó  castigar  tantos 
desmanes.  En  1535,  Don  Carlos,  con  fuerte  escuadra  y  poderoso 
ejército  salió  de  Barcelona,  y  i  poco  tomaba  el  Inerte  de  la  Gole- 
ta, destrozaba  al  ejército  de  Barbaroja,  restablecía  como  tributa- 
rio en  el  trono  de  Túnez  ií  Mule}T-Assan  y  daba  libertad  á  veinte 
mil  cautivos  cristianos.  De  regreso  ;í  Europa  sometió  la  ciudad 
de  Gante  que  se  habia  sublevado  por  el  esceso  de  tributos  (1540), 
celebró  una  dieta  imperial  germánica  en  Batísbona  (1541),  pasó  i 
Italia  á  preparar  una  espe< lición  contra  Argel,  pero  las  tempes- 
tades deshicieron  los  barcos,  y  viendo  como  se  frustraban  su 
peranzas  de  dominio  universal  decayó  su  a'nimo  ante  los  obsta- 
culos  insuperables  que  se  oponían  á  su  ideal.  En  1555  cedió  á  su 
hijo  Felipe  susderechos  sobre  losPaises-Bajos;  el  1?  de  Enero  de 
1556,  abdicó  en  el  mismo  Felipe  la  corona  de  España,  y  se  retiró 
al  monasterio  de  gerónimos  del  Yuste.  cerca  de  Plasencia,  donde 
murió  en  1558  después  de  renunciar  en  favor  de  su  hermano 
Fernando  la  corona  imperial  y  sus  Estados  de  Austria  y  Ale- 
mania. 

Felipe  II  reunía  bajo  su  poder,  España,  las  colonias  de  América. 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  89 

Túnez,  Oran,  las  Canarias  y  otras  islas,  Ñapóles,  Sicilia,  el  Mila- 
nesado,  los  Paises-Bajos,  Cerdeña  y  el  Rosellon  y  el  Franco- 
Condado.  Hecha  la  paz  ele  Chateau-Cambresis  con  Francia,  envió 
Felipe  II  tresespediciones  contra  Trípoli,  1559  á  1561,  sin  resul- 
tado: la  batalla  naval  de  Gelves  hizo  concebir  la  idea  de  una 
fuerte  marina  que  se  comenzó  á  construir  activamente:  las  de- 
fensas de  Mazalquivir  y  Oran  y  la  reconquista  del  Peñón  de  la 
Gomera,  figuraron  entre  los  hechos  notables  del  primer  periodo 
de  la  dominación  de  Felipe  II.  Este  rey  en  esceso  celoso  por 
las  cosas  religiosas,  prohibió  á  los  moriscos  que  en  mucho  número 
residían  en  España,  el  uso  de  sus  trajes  é  idiomas,  con  otras 
coacciones  que  les  irritaron  y  produjeron  la  sublevación  llamada 
de  las  Alpujarras  (1566)  nombrando  por  rey  á  Aben-Humeya:  Don 
Juan  de  Austria,  hermano  bastardo  del  re}T,  terminó  la  guerra 
en  1570.  Los  moriscos  de  Granada  fueron  espulsados.  Los  turcos 
entre  tanto  estaban  en  el  periodo  de  su  mayor  vigor,  y  por  el  mis- 
mo tiempo  de  la  rebelión  morisca  en  España,  se  apoderaron  de  la 
isla  de  Chipre  que  pertenecía  a  los  venecianos:  formóse  una  liga 
de  España,  Yenecia  y  el  papa  Pió  Y,  y  con  una  armada  ele  dos- 
cientos barcos  que  se  confió  á  Don  Juan  de  Austria,  fueron  derro- 
tados los  turcos  en  labatallade  Lepanto,  1572:  el  poder  turco 
quedó  desde  entonces  quebrantado.  La  guerra  de  independencia 
de  los  Paises-Bajos,  la  anexión  de  Portugal  y  las  rivalidades  con 
la  Gran  Bretaña  ocuparon  todo  el  reinado  de  Don  Felipe  II.  En 
Aragón  el  absolutismo  de  Carlos  Y  no  habia  penetrado  tanto  que 
dejasen  los  aragoneses  de  guardar  sus  fueros  políticos  con  Cortes  y 
Justicia  mayor.  Felipe  II  pretestando  el  ausilio  que  Aragón  diera- 
á  su  perseguido  Antonio  Pérez,  su  antiguo  secretario  privado, 
envió  un  ejército  que  tuvo  fácil  victoria  por  las  divisiones,  y 
cuando  ya  en  paz,  nadie  esperaba  violencias,  Don  Juan  de  Lanuza, 
Justicia  mayor,  fué  llevado  al  cadalso,  mas  que  como  hombre, 
como  personalización  de  las  libertades  aragonesas  (1591).  El  sis- 
tema político  cayó  todo  bajo  el  dominio  mas  absoluto  que  han 
conocido  los  siglos  modernos.  Lo  único  que  ha  quedado  de  Felipe 
II  es  el  Monasterio  de  San  Lorenzo  del  Escorial,  construido  en 
memoria  de  la  batalla  de  San  Quintín  contra  los  franceses  en  1563. 
Murió  el  rey  en  1598  dejando  ademas  de  la  fama  de  déspota,  el 
de  tirano  en  la  familia;  su  hijo  Carlos  murió  por  los  rigores  do- 
mésticos ya  que  no  como  otros  dicen  de  muerte  violenta  por  or- 
den de  su  padre. 

Sucedió  al  fundador  del  Escorial,  Felipe  I II,  hijo  del  predecesor 
y  de  Ana  de  Austria.  España  estaba  despoblada  y  sin  recursos: 
los  holandeses,  ingleses  y  turcos  la  atacaban  en  los  mares;  las  indus- 
trias se  abandonaban  esperándolo  todo  de  las  minas  del  nuevo- 
mundo;  Felipe  III  no  era  guerrero  ni  político,  sino  hombre  religioso: 


90  COMPENDIO 

el  duque  de  Lerma  y  Rodrigo  Calderón  le  representaron  entre 
otros  favoritos  sin  inteligencia  y  sin  grandeza:  hizo  confirmación 
al  Archiduque  Alberto  de  la  soberanía  de  los  Paises-Bajos,  sos- 
tuvo la  guerra  siendo  hecho  notable  el  sitio  y  toma  de  Ostende 
(1604)  por  las  tropas  del  marques  de  Espinóla,  pactó  treguas  con 
la  República  de  Holanda  (1609)  reconociendo  en  esto  la 
independencia,  y  concluyó  la  paz  con  Inglaterra  y  Francia.  El  su- 
ceso de  mas  desgraciadas  consecuencias  para  España  fué  la  espul- 
sion  total  de  los  moriscos,  dando  el  último  golpe  á  la  agricultura 
y  á  la  industria  (pragmática  del  4  de  Agosto  de  1609).  Rodrigo 
Calderón  terminó  su  vida  en  el  suplicio.  Felipe  III  murió  en  1621. 
heredándole  su  hijo  Felipe  IY. 

No  tenia  mas  previsión  política  Felipe  IV  que  su  padre;  entre- 
gado al  Conde  Duque  de  Olivares,  hombre  tenaz  y  ambicioso, 
declaróla  guerra  á  Holanda,  Francia,  Inglaterra  é  Italia;  luchas 
que  terminaron  en  1648  con  el  reconocimiento  esplícito  de  las 
Provincias  unidas.  Cataluña  se  sublevó  por  sus  fueros  atropella- 
dos y  los  conservó  aunque  fue  vencida  en  once  años  de  combates 
(1641,  1652).  Al  principiar  la  guerra  de  Cataluña,  Portugal  ya 
descontento  de  su  unión  á  España,  se  reveló  tomando  pretesto  de 
las  exigencias  de  tropas  y  de  los  abusos  del  Conde-Duque  de  Oli- 
vares, y  proclamó  al  Duque  de  Brairanza  con  el  nombre  de  Juan 
IV:  la  guerra  duró  hasta  1668,  tres  años  después  de  la  victoria 
de  los  portugueses  en  Villaviciosa,  con  la  declaración  de  indepen- 
dencia de  Portugal.  En  164:1  cáyió  el  Conde-Duque  de  Olivares 
sucedienclole  en  la  privanza  Don  Lino  de  Haro.  La  batalla  de 
Rocroy  en  Flandes  acabó  con  el  prestigio  de  las  anuas  españolas 
(1643).  Ñapóles  y  Sicilia  se  sublevaron  también;  en  Ñapóles  la 
audacia  de  Tomas  Aniello,  apoyado  por  Francia,  puso  en  peligro 
la  dominación  de  España:  el  Duque  de  Guisa  nombrado  jefe  de 
la  República  napolitana,  fué  al  cabo  vencido  y  prisionero.  Siguió 
la  guerra  con  Francia  por  la  posesión  del  Rosellon  y  el  Franco 
Condado,  apesar  de  la  paz  de  Westialia  que  terminara  con  la  lu- 
cha de  treinta  años  entre  Alemania  y  Francia,  hasta  la  paz  de  los 
Pirineos  (1659)que  devolvía  á  Francia  el  Rosellon,  Conflant  y 
una  parte  del  Artois.  Felipe  IV  no  pensó  mas  que  en  divertirse 
en  el  Buen-retiro,  y  en  vivir  entre  poetas  que  fueron  los  únicos 
que  sobresalieron  en  su  reinado,  de  entre  todos  los  hombres  y 
clases.  España  quedó  agotada  y  débil   anate  la  Europa. 

Portugal. — Al  rey  Don  Manuel  que  alentó  los  intereses  pú- 
blicos, los  descubrimientos  y  hazañas,  y  que  se  hizo  respetar  en 
Europa  por  su  buen  juicio  y  sn  iniciativa,  sucedió  (1521)  Don 
Juan  III  que   carecía  del  genio  y  del  viuor  de   sus   antecesores: 

las  espediciones  de  los  portugueses  al   África  no    dieron   frutos    y 


DE   LA    HISTORIA  UNIVERSAL  91 

para  término  de  desaciertos  estableció  la  inquisición  apoyándose 
en  semejante  tribunal  para  constituir  una  monarquía  absoluta. 
Muerto  en  1557,  le  heredó  su  nieto  Don  Sebastian,  de  imagi- 
nación fogosa,  ideas  caballerescas  y  amigo  de  las  aventuras  y  pe- 
ligros, pero  en  cambio  la  educación  jesuítica  que  habia  recibido 
le  hizo  desatender  las  cosas  del  Estado,  por  empeñarse  en  riesgos 
estériles  y  en  guerras  contra  los  africanos.  Con  gentes  de  varios 
países,  italianos,  españoles  y  alemanes,  ademas  de  algunas  tro- 
pas portuguesas,  marchó  al  África  y  fué  derrotado  en  la  batalla  de 
Alcazar-Quivir  donde  hecho  prisionero  murió  á  manos  ele  los  mo- 
ros (1557).  Subió  al  trono  el  Cardenal  Enrique  tio  de  Don  Sebas- 
tian, y  solo  vivió  dos  años:  fundó  Don  Enrique  la  Universidad  de 
Evora  y  otros  centros  literarios  y  científicos  en  Lisboa  y 
Coimbra. 

Xo  teniendo  sucesores  Don  Enrique,  Felipe  II  de  España  so- 
licitó el  trono  como  hijo  de  Doña  Isabel  primogénita  del  rey  Don 
Manuel,  mientras  se  proclamaba  Antonio,  prior  de  Ocrato,  hijo 
del  matrimonio  secreto  contraído  por  Luis  de  Beja  sobrino  del 
mismo  Don  Manuel.  Felipe  II  se  valió  de  la  seducción,  de  las  in- 
trigas jesuíticas  y  de  todo  linaje  de  astucias  para  conseguir  su 
objeto;  ocupó  á  Portugal  con  tropas  haciendo  promesas  que  no 
habia  de  cumplir.  Antonio  y  los  portugueses  fueron  vencidos  en 
Alcántara  por  el  Duque  de  Alba  que  entró  en  Lisboa.  Cincuenta 
nobles  y  sacerdotes  pagaron  con  la  cabeza  su  amor  á  la  indepen- 
dencia. El  comercio  y  la  industria  decayeron  como  en  España. 
Varios  aspirantes  á  la  corona  supusieron  ser  el  rey  Don  Sebastian, 
y  uno  de  ellos,  el  cuarto,  corrió  por  toda  Europa  hasta  que  fué 
•entregado  á  Felipe  II:  procesado  y  prisionero,  nada  se  volvió  ¿í 
saber  de  él  (en  Ñapóles).  Después  de  muchas  tentativas  infruc- 
tuosas los  portugueses  recobraron  la  independencia  en  tiempo  de 
Felipe  IV  (batalla  de  Yillaviciosa  1565,  y  paz  de  Lisboa  1568), 
proclamando  por  rey  d  Juan  IV  de  la  familia  de  Braganza. 


PÁRRAFO  IV 

* 

Francia  é  Italia. 


Francia. — Luis  XII  gobernó  desde  1497  a  1515:  estuvo  en 
guerra  con  España  por  sus  pretensiones  á  dominios  italianos  y  prin- 
cipalmente á  Milán  ¡í  que  creía  tener  derecho  como  nieto  ele  Va- 
lentina de  la  familia  ele  los  Visconti,  guerra  que  terminó  con   el 


92  COMRENDIO 

tratado  de  Blois:  arregló  los  tribunales  de  justicia  suprimiendo 
fueros  especiales,  y  aunque  no  fué  gran  político  representó  digna- 
mente los  intereses  de  Francia.  Sucedióle  su  hijo  Francisco  I  en 
1515;  era  de  ánimo  caballeresco,  atrevido,  pero  mas  dado  i  la  no- 
bleza que  al  pueblo.  Hizo  de  la  corte  el  centro  de  la  galantería  y 
de  la  riqueza,  dando  fiestas  espléndidas  y  reduciendo  á  los  nobles 
al  servicio  directo  de  la  monarquía:  la  corte  formó  desde  entonces 
un  cuerpo  aparte  alejado  de  las  cosas  populares,  y  el  rey  en 
medio  de  la  adulación  preparó  á  sus  sucesores  un  dominio  abso- 
luto é  incontrastable.  Hizo  la  paz  en  Friburgo  con  los  suizos, 
contrajo  alianzas  con  los  turcos,  trabó  guerras  con  España  y  dejó 
á  la  Francia  mas  grande  que  la  habia  encontrado. 

Juan  Albret,  protegido  de  Francisco  I  solicitaba  el  reino  de 
Navarra,  y  en  apoyo  de  esa  pretensión  envió  el  rey  de  Francia 
un  ejército  aprovechando  los  disturbios  porque  atravesaba  Es- 
paña: apoderóse  al  principio  de  Pamplona,  pero  en  las  Navas  de 
Esquiros  vencieron  los  españoles.  Al  mismo  tiempo  ardia  la  gueri  a 
en  los  Paises-bajos  y  el  Milanesado,  y  después  de  algunas  vic- 
torias por  los  españoles  se  hace  una  paz  precaria,  en  parte  debida 
á  la  necesidad  de  reparar  las  fuerzas  que  Francia  perdió  en  la 
rota  de  Lautrec  (1522)  y  las  batallas  de  Hiagrasso  (1525)  donde 
murió  el  caballero  Bayardo  y  de  Pavia  en  que  Francisco  I  cavó 
prisionero.  El  tratado  de  Madrid,  (1526)  no  se  cumplid,  y  enco- 
nados los  ánimos  mas  que  lo  estaban,  Carlos  I  de  España  atacó  la 
coalición  concertada  por  Francisco  Icón  el  papa  Clemente  VII. 
el  rey  de  Inglaterra,  el  Duque  de  Milán  y  otros  príncipes  italianos, 
y  sus  tropas  mandadas  por  el  Condestable  de  Itorbon  tomaron  y 
saquearon  a  Roma  (1527)  fugándose  el  papa  i  Orbieto:  Nrfpotes 
resistió  tí  los  ejércitos  de  la  Liga,  ausiliada  por  el  almirante  ge- 
noves  Andrés  Doria  que  se  separó  de  la  coalición,  y  poco  después 
(1529)  se  pactó  la  paz  de  Cambray  que  tampoco  era  mas  que 
una  tregua.  El  emperador  Carlos  V  y  1  de  España,  desistía  dé  SUS 
pretensiones  al  Ducado  de  Borgoña  y  Francisco  [se  obligaba  ¿ 
pagar  dos  millones  de  escudos  por  el  rescate  de  sus  dos  hijos  que 
habia  dejado  en  rehenes  al  salir  de  su  prisión  en  .Madrid.  Ale- 
jandro de  Mediéis  obtendría  la  soberanía  de  Florencia  con  el  tí- 
tulo de  Gran  Duque,  y  Francisco  Sforcia  debia  recobrar  el  duca- 
do de  Milán. 

La  muerte  del  duque  de  Milán  dio  escusa  a  la  renovación  de  las 
hostilidades;  Carlos  I  y  Francisco  I  ambicionaban  el  Milanesado: 
los  fraaeesesjse  apoderaron  del  Píamente  y  loe  imperiales  de  Pro- 
venza  (campaña  de  1536)  y  tras  alternativas  sin  decisión  se  pac- 
tó una  tregua  por  diez  años  (1537,  tregua  de  Niza)  que  los  celos 
redujeron  á  breve  tiempo:  antes  de  emprender  esta  tercera 
guerra,  Francisco  í  se  alió  con    el  emperador  de   (  onstantinopla 


A    LA   HISTORIA  UNIVERSAL.  93 

Solimán  el  magnífico  y  con  el  pirata  Barbaroja.  Los  franceses  ven- 
cieron en  la  batalla  de  Cerisoles  y  se  firmo  la  paz  de  Cresp}',  res- 
tituyendo Francia  al  rey  de  Saboya  las  plazas  que  le  había  ocu- 
pado, y  acordando  que  el  duque  de  Orleans,  segundo  hijo  de 
Francisco  I  se  casaria  con  una  hija  del  emperador  Carlos  Y,  ó  de 
su  hermano  Fernando  llevando  en  dote  en  el  primer  caso  los 
Paises-bajos,  y  en  el  segundo  el  Milanesado.  Murió  Francisco  T 
en  1547,  dejando  fama  ele  protector  de  las  letras  y  de  los  demás 
intereses  públicos. 

Enrique  II  heredo  con  el  trono  el  odio  de  su  padre  á  la  casa 
de  Austria:  la  muerte  del  duque  de  Orleans  dejaba  sin  efecto  lo 
convenido  en  el  tratado  de  Crespy.  Pronto  se  reprodujo  la  guerra, 
apareciendo  como  motivo  inmediato  el  haber  sido  asesinado  Pedro 
Luis  Farnesio  duque  de  Parma  y  Plasencia,  y  atribuirse  las  instiga- 
ciones á*  Carlos  I:  los  príncipes  protestantes  de  Alemania  se  aliaron 
con  Enrique  II  y  las  tropas  francesas  penetraron  en  Metz,  Toul  y 
Verdum:  ninguno  de  los  contendientes  habia  adelantado  cuando 
abdicó  Carlos  I  en  su  hijo  Felipe  (1556.)  La  paz  de  Vancelles  no 
fué  sino  una  intriga  de  Francia  que  bajo  mano  solicitaba  contra 
España  á  la  corte  de  Roma.  El  duque  de  Alba  entró  en  los  Es- 
tados pontificios,  una  vez  declarado  el  papa  Paulo  I Y  por  Enri- 
que II,  y  se  apoderó  de  varias  plazas,  dando  con  esto  lugar  á*  la 
intervención  ele  Francia  como  protectora  del  pontificado:  el  1?  de 
Agosto  de  1557  se  dio  la  batalla  de  San  Quintín  siendo  totalmente 
derrotados  los  franceses  (en  memoria  de  este  suceso  Felipe  II  man- 
dó construir  el  Escorial).  El  duque  de  Guisa,  general  de  Enrique 
II,  sitió  la  fortaleza  inglesa  de  Calais  por  hacer  los  ingleses  guerra 
en  favor  de  Felipe  II  casado  con  la  reina  Maria  de  Inglaterra,  y 
la  plaza  fué  tomada:  en  la  batalla  de  Clavelinas  también  triun- 
faron los  españoles  y  se  hizo  la  paz  ele  Chateau-Cambresis  (1559), 
pactando  el  casamiento  de  Felipe  II,  ya  viudo  de  Maria  reina  de 
Inglaterra,  con  Isabel  hija  del  rey  de  Francia:  acordóse  que  los 
reyes,  Felipe  II  y  Enrique  II,  procurarían  de  común  acuerdo  con- 
tener la  herejía,  guardando  amistad  perpetua  entre  las  dos  nacio- 
nes: la  paz  alcanzó  atocia  Europa  mas  ó  menos  comprometida  en 
la  lucha  de  los  dos  reyes  mas  poderosos.  Durante  las  bodas  de  Fe- 
lipe II  é  Isabel,  murió  Enrique  II,  herido  de  un  lanzazo  en  un 
torneo  (1559). 

Las  ieleas  reformistas  habían  cundido  por  todo  el  centro  de  P^u- 
ropa  y  considerablemente  en  Francia:  aunque  suprimida  la  libertad 
de  la  imprenta  por  Francisco  I  en  1536,  la  propaganda  literaria  y 
calvinista  se  estendia  hallando  eco  en  los  pensadores  y  en  no  po- 
cos nobles.  Al  subir  al  trono  Francisco  II  (1559)  el  partido  pro- 
testante tenia  considerable  poder,  y  le  dirigían  Antonio  de  Bor- 
bon,  el  príncipe  de  Conde,    el   almirante  Coligny,   el  Cardenal 


04  COMPENDIO 

Chatillon  y  otros  personajes  influyentes.  Catalina  de  Mediéis, 
madre  del  rey,  los  Guisas  y  la  porción  mas  numerosa  de  la  nobleza, 
representaban  el  partido  activo  é  intransigente  de  los  católicos. 
La  debilidad  de  Francisco  II  al  conferir  poderes  omnímodos  á  los 
Guisas,  provocó  la  conjuración  de  los  protestantes  (Amboise, 
1560),  pero  fué  esta  debelada  y  los  vencedores  se  ensangrentaron 
ejerciendo  inauditas  venganzas.  El  odio  de  los  dos  partidos  ya  no 
tuvo  límites.  Francisco  II  murió  el  mismo  año  1560,  y  le  sucedió  su 
hermano  Carlos  IX  bajo  la  tutela  de  Catalina  de  Mediéis,  su  madre, 
que  comenzó  una  política  de  conciliación,  valiéndose  de  los  Borbo- 
lles y  de  los  Guisas:  L'  Hopital,  con  mas  sinceridad  (pie  la  reina  qui- 
so en  vano  reconciliar  los  partidos  en  los  Estados  generales  de 
Orleans  de  donde  salió  el  triunvirato  cotólico  de  Montmorency. 
el  duque  de  Guisa  y  el  mariscal  de  San  Andrés,  para  dirigir  la 
política  de  Francia.  La  reina  buscó  contrapeso  en  los  calvinistas 
concediéndoles  la  libertad  religiosa,  pero  nada  pudo  atajar  la 
guerra  iniciada  por  los  católicos  en  la  matanza  de  Vassy.  irrita- 
dos los  ánimos  y  acudiendo  á  las  armas  los  dos  bandos,  vencieron 
los  católicos  en  la  batalla  de  Dreux  (1562)  en  que  murió  Antonio 
de  Borbon:  una  paz  momentánea  fué  interrumpida  de  nuevo,  y  en 
la  batalla  de  SaintDenis  (1568)  perdieron  terreno  loe  católicos  y 
murió  el  condestable  de  Montmorency.  después  de  ser  asesinado 
el  duque  de  Guisa:  con  suerte  alternativa  siguió  la  guerra  hasta 
la  paz  de  San  Germán  (1570)  en  (pie  se  pactó  el  casamiento  de  En- 
rique de  Borbon  con  Margarita  de  Valois:  los  protestantes  tenían 
libre  ejercicio  de  su  religión,  derecho  como  los  católicos  á  todos  los 
empleos,  y  ademas  garantías  por  la  ocupación  de  los  fuerte-  di^ 
La  Rochela.  M ontauban,  La  Charité  y  Cognac:  Catalina  de  Mediéis 
se  unió  ahora  á  los  Guisas  para  contrarestar  el  inílujo  de  Knrique 
de  Borbon  cerca  del  rey. 

La  noche  del  24  de  Agosto  de  1672  debía  celebrarse  el  matri- 
monio de  Enrique  de  Borbon  con  Margarita  de  Yaiois  hermana 
de  Carlos  IX,  cuyo  acontecimiento  debia  atraer  muchos  calvinis- 
tas á  la  capital  de  Francia.  Catalina  de  Mediéis  y  los  Guisas  con- 
certaron para  ese  dia  el  esterininio  de  sus  adversarios  y  citados 
y  avisados  todos  los  cómplices.  -Á  las  dos  de  la  mañana  sonó  el 
toque  de  rebato  que  comenzaba  por  la  campana  de  San  Germán 
continuando  á  las  demás  iglesias,  y  tropas  de  asesinos  con  un  lazo 
(pieles  distinguiese  y  una  cruz  blanca  en  el  sombrero,  se  lanzaron 
á  la  matanza,  degollando  hombres,  mugeres  y  ancianos,  y  sin 
perdonar  la  honradez,  la  debilidad  ni  la  grandeza:  Coligny  murió 
de  los  primeros  y  su  cuerpo  fue  arrojado  á  la  calle  desde  un  balcón: 
la  matanza  duró  tres  dias:  cincuenta  mil  víctimas  es  el  término  me- 
dio tomando  todas  las  opiniones  de  los  historiadores:  el  catolicis- 
mo había  triunfado  por  medios  inicuos:  el  papa   Gregorio  XIIL 


COMPENDIO  96 

mancl(5  cantar  un  Te  Deumen  acción  de  gracias;  Felipe  II  celebro 
aquella  ignominiosa  jornada;  Carlos  IX  disparó  desde  las  ventanas 
del  palacio  contra  los  desgraciados  fugitivos,  y  muchos  franceses 
huyeron  á  suelo  estrangero  abandonando  su  patria. 

A  los  dos  años  de  la  matanza  de  la  San  Bartolomé,  murió  Car- 
los IX  acongojado  por  los  remordimientos  y  por  los  terrores  de 
sangrientas  visiones.  Se  elevo  al  trono  Enrique  III.  que  no  cor- 
respondería á  las  esperanzas  que  habia  hecho  concebir:  reconoció 
el  derecho  de  los  protestantes,  pero  no  sabiendo  continuar  una  po- 
lítica de  transacción,  y  careciendo  por  otra  parte  de  tino,  aumen- 
tó el  disgusto,  estallando  guerras  entre  los  aspirantes  al  tro- 
no, sobre  los  descontentos  y  animosidades  religiosas:  Enrique  de 
Borbon  y  los  Guisas  pretendían  la  corona;  estos  últimos  fueron  a- 
sesinados  en  Blois,  y  en  1589,  también  Enrique  III  fue  asesinado 
por  el  fraile  Santiago  Clemente  impulsado  quizá  por  motivos  se- 
mejantes á  los  que  produjeran  la  matanza  de  1572,  puesto  que 
Enrique  III  reconocía  la  libertad  de  los  calvinistas  ó  hugonotes; 
ningún  respeto  se  tenia  á  las  creencias,  y  ninguna  medida  se  acor- 
daba para  dar  trance  á  una  situación  tan  desastrosa.  Felipe  II. 
de  España  solicitó  la  corona  de  Francia  sin  obtener  resultado:  el 
Duque  de  Mayena  jefe  de  la  liga  católica,  fué  derrotado  por  En- 
rique de  Borbon  en  las  batallas  de  Arques  y  de  Ivry,  y  tomó 
posesión  del  trono  con  el  nombre  de  Enrique  IV  después  de  ab- 
jurar del  protestantismo.  En  1598  acabó  la  guerra  con  España 
(paz  de  Wervvins)  y  publicó  el  edicto  de  Nantes  dando  á  los  cal- 
vinistas libertad  de  culto  y  todas  las  libertades  civiles  y  políti- 
cas. El  reinado  de  Enrique  IY  aunque  breve,  es  uno  de  los  mas 
gloriosos  de  Europa,  y  el  mas  fecundo  en  la  nación  francesa:  su 
Ministro  Sully,  restableció  la  situación  económica,  bajó  los  im- 
puestos, dispensó  atrasos,  protegió  el  comercio  y  la  agricultura, 
construyó  caminos,  puso  en  cultivo  regiones  abandonadas,  y  cuan- 
do el  rey  procuraba  establecer  medios  para  evitar  la  guerra  ya- 
grupar  diversos  pueblos  europeos  en  un  derecho  común,  fué  asesi- 
nado por  Eavaillac  (Mayo  1G10),  después  de  diez  y  ocho  tentativas 
frustradas  en  que  es  indudable  tenia  su  parte  el  fanatismo. 

Luis  XIII  quedó  menor  de  edad  á  la  muerte  de  su  padre  En- 
rique IY  y  bajo  la  tutela  de  su  madre  Maria  de  Mediéis:  en  1G14 
los  Estados  generales  le  declararon  mayor  de  edad  para  separar- 
los obstáculos  y  turbulencias  é  intrigas  que  habian  acompañado 
á  la  minoria:  hizo  luego  Luis  asesinar  á  Concini,  el  favorito  de  su 
madre  y  reemplazó  su  privanza  con  el  Duque  de  Luines.  El  des- 
concierto de  los  primeros  años  de  esta  monarquía  auguraba  ma- 
los dias  para  la  Francia:  al  querer  debilitar  los  derechos  de  los 
protestantes,  se  reunieron  en  la  Rochela  pretendiendo  ampliar  su 
independencia;  siguió  la  guerra  que  terminó   por   el  tratado  de 


90  DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL. 

Montpcller  y  el  reconocimiento  de  garantías  religiosas,  y  por  muer- 
te del  Duque  de  Luines  entró  de  Ministro  el  Obispo  de  Luzon. 
Richelieu,  luego  Cardenal.  La  política  de  este  hombre  célebre  fué 
una  mezcla  de  bienes  y  de  males;  levantó  la  Francia,  aniquiló  la 
nobleza,  luchó  con  éxito  contra  la  casa  de  Austria,  y  aprovechan- 
do todos  los  elementos  que  dejara  hacinados  Enrique  IV,  dio  una 
fuerte  unidad  a  su  patria:  en  cambio  centralizó  demasiado  la  ad- 
ministración y  desconoció  el  derecho  que  todo  hombre  tiene  á  sus 
manifestaciones  de  conciencia.  El  elemento  protestante  en  Fran- 
cia como  en  el  resto  de  Europa,  era  una  fuerza  contra  el  despo- 
tismo político,  y  esto  combatió  Richelieu  tanto  como  la  reforma: 
hizo  guerra  á  los  calvinistas,  tomó  la  Rochela  (1528)  y  las  de- 
mas  plazas  que  tenían  en  su  poder,  mientras  se  preparaba  á  com- 
batir la  nobleza:  María  de  Mediéis  agrupaba  á  los  enemigos  de 
Richelieu:  Marillan,  Montmorency  y  otros  pagaron  en  el  cadalso 
sus  oposiciones  al  omnipotente  Ministro:  persiguió  el  duelo  cas- 
tigándolo con  la  muerte;  intervino  en  la  guerra  de  treinta  años 
contra  el  Austria  después  de  la  muerte  de  Gustavo  Adolfo  y  a- 
liándose  con  Suecia  y  Dinamarca,  y  en  la  de  Holanda  é  Italia,  u- 
niéndbse  á  los  holandeses  é  italianos  contra  España.  Turena  y  o- 
tros  generales  daban  brillantes  triunfos  á  la  nación  francesa:  en 
Somerhausen  (1641)  fueron  vencidos  los  imperiales  é  iniciada  la 
paz,  no  se  llevaron  adelante  las  negociaciones  por  la  muerte  de 
Richelieu  que  daba  esperanzas  á  sus  enemigos  de  poder  gamil- 
lo que  perdieran  luchando  con  una  capacidad  tan  sobresaliente. 
La  industria,  las  ciencias,  las  artes  y  la  agricultura  florecieron 
bajo  la  preteccion  del  hábil  Ministro  que  no  obstante  las  guerras 
csteriores  nada  desatendía  de  las  cosas  interiores  y  d<k  la  admi- 
nistración. Es  el  fundador  de  la  Academia  francesa  y  protegió 
constantemente  el  talento  y  el  valor,  no  mostrando  en  la  victo- 
ria ni  el  orgullo  ni  las  violencias  que  la  marchitan.  Las  batallas 
de  Hocrov,  Xordlingha  y  Leus,  ganadas  por  los  franceses  que  ca- 
pitaneaba el  duque  de  Enghien  (después  príncipe  de  Conde),  de- 
terminaron la  paz  de  Westfalia  entre  Francia.  Alemania  y  Sue- 
cia (1G48).  España  y  Francia  siguieron  la  guerra,  pero  la  impor- 
tancia del  tratado  de  1648  abrazaba  puntos  capitalísimos  que  de- 
tallaremos en  el  siguiente  periodo. 

Luis  XIII  murió  en  L643  cuando  el  heredero  Luis  XIV  no  te- 
nia mas  que  cinco  años:  el  parlamento  de  Pafris  nombró  regente 
á  la  madre  del  rey,  Ana  de  Austria.  á  quien  aconsejó  y  dirigió  el 
Cardenal  Mazarino,  político  tan  sagaz  y  hábil  como  Richelieu  (pie 
continuó  la  misma  política. 

Italia. — Las  artes,  las  ciencias  y  las  letras  tendrían  su  patria 
en  Italia  desde  el  renacimiento:  á  despecho  de  la  división  territo- 


COMPENDIO  97 

rial  y  aun  en  medio  de  las  guerras  que  tienen  por  causa  el  domi- 
nio por  los  estraños  del  suelo  italiano,  subsiste  cierta  unidad  de 
genio,  un  pensamiento  superior  que  no  perece  en  los  desastres  y 
entre  las  ambiciones  de  España,  Francia  y  Alemania:  el  Milane- 
sado,  Ñapóles,  Sicilia  caen  en  poder  de  los  reyes  de  España  se- 
gún se  espuso  en  el  párrafo  IX  Capitulo  III  del  libro  que  corres- 
ponde á  la  edad  media:  Venecia  tuvo  aun  aliento  para  oponer  re- 
sistencia á  los  turcos,  unida  con  los  españoles  y  el  papa,  en  la 
célebre  batalla  de  Lepanto  (1571),  pero  ademas  de  los  motivos 
superiores  que  influían  en  su  decadencia  (los  descubrimientos,  la 
creación  de  naciones  marítimas,  el  poder  de  los  turcos),  la  concen- 
tración interior  del  poder  en  los  tres  inquisidores  del  Estado,  de- 
bilitó las  fuerzas  sociales,  y  fué  sucesivamente  quebrantándose  á 
medida  que  avanzaba  la  edad  moderna,  debiendo  sin  embargo  al- 
go del  brillo  que  aun  pudo  manifestar,  al  acierto  en  las  alianzas 
y  á  su  sagacidad  diplomática.  Los  ducados  de  Parma,  Mddena  y 
Toscana  se  hacen  como  satélites  del  pontificado,  y  Roma  intervi- 
niendo en  todas  las  disputas  de  Europa,  aunque  débil  como  poder 
político  territorial,  vencida  ó  vencedora  saca  ilesos  sus  dominios. 
Saboya  y  el  Piamonte  tomarían  el  encargo  de  rehacer  la  naciona- 
lidad á  fuerza  de  tiempo  y  de  esfuerzos,  ayudadas  por  las  revolu- 
ciones esteriores,  por  las  necesidades  y  peligros  comunes,  por 
las  ideas  de  emancipación  nunca  apagadas  y  por  las  rivalidades 
nacionales.  Subyugada  toda  la  Italia  baja  y  media  al  extrangero 
con  escepcion  de  Roma  y  algunas  ciudades  que  aun  no  eludían 
las  imposiciones  de  fuera,  no  determina  una  política  propia  mas 
que  en  algunos  ideales  y  sufre  las  vicisitudes  y  es  regida  por  las 
leyes  de  los  pueblos  que  la  dominan:  Yenecia  sola  no  podía  con- 
trarestar  el  poder  esterior;  pero  de  tal  modo  aun  no  prevalecía 
un  deseo  unánime  ni  en  el  pensamiento  de  libertar  las  diversas 
pequeñas  entidades,  que  pacta  alianzas  la  misma  Yenecia  según 
un  interés  propio  prestando  poca  atención  al  de  todos  los  italianos. 
La  política  no  seguía  el  derrotero  de  la  unidad  que  resalta  en 
ciencias,  artes,  descubrimientos  y  atrevidos  problemas.  Será  por 
esto  .mas  fácil  y  mas  comprensible  referir  en  el  último  periodo  de 
ía  edad  moderna  cdmo  se  han  unido  y  de  donde  parten  y  porque 
caminos  han  llegado  las  diversas  fracciones  y  desgarraduras  de  I- 
talia,  hasta  la  solución  del  problema  nacional.  La  política  de  Es- 
paña en  el  territorio  italiano,  es  la  misma  que  en  España:  el  abso- 
lutismo se  impone  violentamente,  y  aunque  estallan  sublevacio- 
nes como  la  de  Masaniello  (Tomas  Aniello)  antes  de  mitad  del 
siglo  XYII,  no  se  consiguen  mas  que  resultados  fugaces  que  vuel- 
ven á  perderse.  Los  italianos  en  los  primeros  siglos  de  esta  e- 
dad,  como  en  los  últimos  de  la  edad  media,  derraman  torrentes 
de  sangre  por  causas  y  ambiciones  agenas:  el  esfuerzo  reunido  a- 

1 


98  DE  LA  HISTORIA   UNIVERSAL. 

provechando  iguales  circunstancias  que  después,  habria  anticipa- 
do la  nacionalidad:  la  idea  unitaria  era  profesada  por  muy  pocos. 
y  hasta  que  se  generalizara,  no  saldría  Italia  de  su  postración  y 
abatimiento  político. 


PÁRRAFO  Y. 

Austria.  Alemania.  La  reforma. 

Maximiliano  I  sucesor  de  Fernando  III  contrajo  matrimonio 
con  Maria  de  Borgoña:  los  celos  de  Francia  produjeron  la  guerra- 
pero  derroto  á  los  franceses  en  la  batalla  de  Guinegate.  En  se- 
guida rompió  las  hostilidades  contra  los  suizos  que  le  habían  a- 
bandonado  en  la  campaña  anterior,  pero  perdió  ocho  batallas  se- 
guidas é  hizo  la  paz  en  Basilea  (1499)  reconociendo  la  confedera- 
ción helvética  y  cediéndola  Basilea,  Schaífousen  y  Appencel.  En- 
gradeció  el  imperio  con  adquisiciones  matrimoniales;  Maria  de 
Borgoña  le  llevo  los  Paises  bajos  y  Flandes:  Blanca  Galeazo  Sfor- 
cia,  parte  de  la  alta  Italia;  el  casamiento  de  su  hijo  Felipe  con  Do- 
na Juana  la  Loca  unía  al  imperio  Austro-alemán.  España  y  to- 
das sus  posesiones;  sobre  esto  conquistó  el  Franco  Condado,  y  se  a- 
íirmó  como  uno  de  los  primeros  poderes  europeos.  Al  morir  en 
1519,  heredó  las  posesiones  de  Austria  Don  Carlos  su  nieto,  hijo 
de  Don  Felipe,  y  la  Dieta  de  Aquisgran,  Junio  del  mismo  año, 
confirió  al  heredero  de  Austria,  que  ya  lo  era  de  España  por  <us 
abuelos  Doña  Isabel  y  Don  Fernando,  el  imperio  alemán. 

Carlos  í  de  España  y  Y  de  Alemania  reunió  el  imperio  mas 
poderoso  de  la  edad  moderna;  como  patrimonio  de  familia  los  Paí- 
ses bajos  y  Flandes;  como  sucesión  hereditaria  y  por  elección, 
tres  fuertes  naciones,  España,  Austria  y  Alemania.  Todos  esas 
pueblos  carecían  en  el  todo  de  homogeneidad,  y  discrepaban  en 
ideas  y  sentimientos  políticos.  En  España  las  cortes  <lc  (astilla  y 
de  Aragón  y  los  fueros  populares,  se  oponían  al  absolutismo: 
en  Alemania  los  príncipes  electores  rechazaban  la  centralización 
de  poder;  en  los  Paises  bajos  y  Flandes  (Holanda  y  Bélgica)  las 
municipalidades  sostenían  derechos  y  privilegios  amados  por 
todo  el  pueblo:  Pero  Austria  había  ido  constituyéndose  en  gobier- 
no absoluto  personal  y  sus  principios  querían  aplicarse  ;í  todos 
los  dominios  imperiales.  Carlos  V  de  Alemania  reunía  auna  ac- 
tividad febril  una  ambición  ilimitada:  desde  muy  pronto  abrigó  el 
pensamiento  de  imponerse  á  todas  las  instituciones  y  poderes: 
protegiendo  la  unidad  católica,  pretendía  el  arbitraje  como  bra- 
zo y  mas  enérgico  apoyo  de  Roma:  decidir  en  todo  era  su  deseo 
favorito,  de  tal  suerte  que  ni  aun  sus  ideas  propias  triunfantes  le 


COMPENDIO.  99 

satisfacían,  si  por  otros  eran  llevadas  á  cabo.  Carlo-Magno  n$ 
habia  tenido  otro  émulo  ni  mas  poderoso  ni  mas  constante  persegui- 
dor de  su  objeto:  unitario  en  política  como  en  religión,  penetraba 
en  la  política  universal  como  guardián  de  la  autoridad  papal  pa- 
ra convertirse  de  ausiliar  en  jefe,  pero  las  circunstancias  se  le  o- 
pusieron  tenazmente:  luchó  y  fué  vencido  en  los  mas  trascenden- 
tales debates;  Francia  neutralizó  su  pensamiento  de  heguemonía 
europea,  Alemania  rompió  la  unidad  religiosa:  esas  dos  fuerzas  hi- 
cieron escollar  los  dos  propósitos  mas  generales  del  emperador,  y 
en  lo  opuesto,  sus  triunfos  en  España  y  en  Italia  perjudicaron  á 
las  dos  nacionalidades,  preparando  á  Italia  el  martirio  de  siglos  y 
á  España  la  decadencia.  La  monarquía  universal  como  dogma  de 
orgullo  puesto  que  ahogaba  todas  las  variedades,  hubiese  sido  lo 
contrario  del  renacimiento,  la  reacción  inevitable  en  toda  la  vida 
europea.  Empeñado  Carlos  V  en  guerras  sin  tregua,  conoció  al 
lln  que  sus  proyectos  eran  de  realización  imposible  y  se  retiró  del 
poder  sin  alcanzar  mas  victorias  que  las  de  las  armas  y  en  Es- 
paña victorias  contra  la  libertad  que  son  las  menos  gloriosas. 

La  reforma. — Antes  de  morir  Maximiliano  1  se  habían  indi- 
cado fórmulas  prácticas  de  reforma  que  auguraban  un  cambio  es 
las  relaciones  político-religiosas:  el  renacimiento  pesaba  inmedia- 
tamente en  Alemania: el  espíritu  individual  favorecido  por  los  elec- 
tores, sacaba  de  las  nuevas  ideas  una  ventaja  política,  y  una  repre- 
salia contra  la  invasión  del  poder  eclesiástico  en  el  estado  civil:  la 
libertad  literaria  y  la  libertad  científica  abriendo  ancho  campo  á 
la  inteligencia,  ponían  enjuicio  todos  los  dogmas  y  costumbres:  la 
inquisición,  símbolo  de  la  intolerancia  y  del  despotismo  teocráti- 
co, estaba  en  pugna  con  las  ideas  del  imperio  que  mantuviera  en 
largas  y  sangrientas  guerras  las  preeminencias  civiles:  la  inmora- 
lidad de  una  parte  del  clero  daba  motivos  á  la  sátira  y  á  la  cen- 
sura, sin  que  se  concretara  á  esto  la  indagación,  si  no  también 
al  orden  de  la  disciplina  y  á  las  leyes  que  presidian  el  catolicis- 
mo. Del  examen  y  cotejo  de  la  doctrina  cristiana  y  de  la  doctri- 
na romana,  aparecía  disparidad,  y  fuese  entrando  en  la  naturale- 
za y  en  la  esencia,  brotando  á  la  vez  diversas  oposiciones  que 
reuniéndose  engendrarían  la  ruptura  con  Roma.  Los  concilios  de 
Constanza  y  Basilea  que  se  propusieran  estudiar  los  males  de  la 
iglesia  para  corregirlos,  terminaron  sin  limitar  los  abusos,  y  no 
fueron  atendidas  ni  las  reclamaciones  de  los  príncipes,  ni  las  que- 
jas del  pueblo,  ni  las  advertencias  de  los  pensadores;  la  jurisdic- 
ción eclesiástica  estorbaba  á  la  civil;  annatas,  indulgencias  y  be- 
neficios, hacían  tributarios  los  Estados,  de  un  poder  estrangero: 
los  obispos  rechazaban  servir  ciegamente  instigaciones  que  casi 
siempre  tenían  un  fin  interesado  ó  político,  y  el  clero  secular  veia 


100  DE     LA    HISTORIA     UNIVERSAL. 

de  mal  grado  las  órdenes  religiosas  que  sin  mirar  la  patria  ni  el 
bien  común,  gozaban  privilegios  y  exenciones  arbitrarias.  A  todo 
esto  se  agregaba  la  relajación  y  los  vicios  de  algunos  obispos 
mas  afectos  á  Roma,  y  las  supersticiones  con  que  se  embrutecía 
á  las  masas.  Los  humanistas  hacian  presa  en  todas  las  faltas  de 
sus  adversarios,  y  los  hussitas  levantaban  de  nuevo  la  cabeza  pa- 
ra terciar  en  las  polémicas  y  en  las  batallas. 

En  Roma  León  X,  afecto  al  renacimiento,  se  burlaba  de  cier- 
tas ceremonias,  y  consentia  que  sacerdotes  de   su  misma  cámara 
hiciesen  alarde  de  incontinencia:  enemigos  del  catolicismo,    como 
Rutilio  Numanciano,  dedicaban  al  papa   sus   obras   y   León  X 
admitia  la  dedicatoria.    Era  un  literato  con  tiara:  el  renacimiento 
estaba  en  todas  partes,  y  mas  ó  menos  en  todas   las   conciencias. 
Pero  el  genio  alemán  no  se  contentaba  con  aquel  desorden  que  sin 
tener  nada  observado,  dejaba  proseguir  y  perpetuarse  los  abusos. 
Cuando  ya  los  ánimos  estaban  preparados,  apareció  en  escena  Mar- 
fin  Lutero,  hombre  capaz,  ilustrado  y  de  actividad  incansable:  na- 
ció en  Eisleben  en  1483,  estudió  en  la  Universidad  de  Erfurt,  des- 
pués se  encerró  en  un  convento  déla  misma  ciudad:  á la  edad  de 
25  años  se  encargó  de  una  cátedra  de  teología  en  Wittemberg  don- 
de combatió  el  escolasticismo.  En   1517  una  predicación  de  indul- 
gencias prometiendo  á  los  fieles  el  perdón  general  de  los  pecados 
(publicada  por  el  Arzobispo  de  Maguncia)  si  la  tomaban,  dio  oca- 
sión á  Lutero  para  sus  primeras  manifestaciones  de  reforma   prác- 
tica, y  la  víspera  del  dia  de  todos  los  santos,  fijó  en  la  puerta  de  la 
iglesia  principal  de  Wittemberg  una  tabla  con  noventa  y  cinco 
theses  que  ofrecía  defender;  en  estas  theses   combatía   la  eficacia 
de  las  indulgencias  y  la  facultad  arbitraria  de  perdonar  los  peca- 
dos. La  reputación  de  Lutero  era  tan   general   en    Alemania   que 
pronto  halló  eco,  sobre  todo  entre  la  juventud,  esta  censura  á  los 
comercios  del  clero:  los  dominicos  sostuvieron  la  omnipotencia  pa- 
pal.  Citado  Lutero  ante  el  papa,  el  Elector  consiguió  que  la  pre- 
sentación se  hiciera  ante  el  nuncio  en  Augsburgo:  el  nuncio  des- 
pués de  oir  á  Lutero  le  despidió  no  sin  algunos  insultos,  y  esperan- 
do el  reformador  medidas  violentas,  salió  dejando  un  escrito  en 
que  apelaba  para  ante  el  papa.    Pidió  el    nuncio  la  entrega  de 
Lutero,  ó  á  lo  menos  la  espulsionde  Sajonia  donde  estaba  acojido. 
y  el  Elector  se  negó.  El  papa  León  X  solo  creia  ver  en   esto  una 
disputa  de  frailes. 

La  vacante  del  trono  imperial  en  aquellos  momentos  (muerte 
de  Maximiliano  I,  1519)  distrajo  la  atención  del  papa  y  de  los  po- 
deres civiles:  el  papa  apoyaba  la  candidatura  de  Francisco  I 
de  Francia  contra  Carlos  I  de  España,  pero  fracasaron  sus  nego- 
ciaciones con  los  electores:  el  emisario  pontificio  Miltiz,  en  una 
conferencia   con  Lutero,  reconoció  el  abuso  de   la*   indulgencias, 


COMPENDIO  101 

invitando  al  reformador  á  callar,  para  no  dividir  la  iglesia,  á  lo 
cual  accedió'  Lutero  aunque  solo  en  el  caso  de  que  también  calla- 
sen los  contrarios.  A  poco  tiempo  el  profesor  de  Ingolstadt  Juan 
Eck  desafio'  á  un  certamen  literario  ti  los  teólogos  de  Witteiftberg, 
Carlstadt  y  Lutero  y  se  celebró  la  polémica  enLeipzick  &  presencia 
del  duque  elector  y  de  una  muchedumbre  que  quería  oir  á  los  di- 
sertantes ( Febrero,  1519):  del  certamen  solo  resultaron  nuevos  mo- 
tivos de  di  scordia,  pues  Lutero  negó  la  delegación  que  Eck  preten- 
día ser  divina  en  el  papa,  y  la  infalibilidad  de  los  concilios.  Felipe 
Melanchton,  deBretten,  profesor  de  lenguas  griega  y  hebrea  en 
Wittemberg  y  companero  de  Lutero  en  Leipzick,  se  dirigía  al  mismo 
objeto  aunque  solo  por  la  ciencia.  Eck  escribió  un  libro  contra  las 
proposiciones  luteranas,  lo  presentó  en  Roma  y  alcanzó  una  bula 
condenando  algunas  de  esas  proposiciones,  escomulgando  al  autor 
y  mandando  quemar  su  libros:  el  mismo  Eck  llevó  la  bula  al  im- 
perio alemán,  pero  solo  se  cumplió  en  Colonia,  Maguncia  y  Lovai- 
na.  De  aqui  surgieron  mas  vivas  oposiciones  á  Roma.  Lutero  pu- 
blicó dos  escritos:  "A  la  nobleza  cristiana  de  la  nación  germánica" 
y  "del  cautiverio  de  Babilonia  y  de  la  libertad  cristiana",  recor- 
dando todos  los  ultrajes  recibidos  por  la  nación,  las  injusticias  y 
los  monopolios,  y  negando  la  transustanciacion,  la  eficacia  y  ver- 
dad de  este  sacramento,  y  la  pureza  de  la  comunión  tal  cual  se 
hacía.  Alemania  tomó  estas  proposiciones  como  el  grito  de  guerra 
de  independencia:  Lutero  quemó  la  bula  de  escomunion  y  las  de- 
cretales del  papa  (Diciembre  1520)  ante  un  numeroso  concurso 
de  estudiantes  y  del  pueblo  de  Wittemberg.  El  poder  temporal,  el 
carácter  sagrado  del  clero,  el  celibato,  la  enseñanza  religiosa  y  la 
profusión  de  conventos,  fueron  igualmente  combatidos. 

Oarios  V  después  de  ser  coronado  en  Aquisgran  recorrió  Ale- 
mania en  medio  ele  exhortaciones  para  que  se  pusiera  al  frente  de 
la  reforma,  pero  muy  al  contrario  de  esto,  se  hizo  su  enemigo  mas 
irreconciliable.  Tal  vez  no  hubiese  demostrado  tanta  oposición.  í 
no  comprender  que  la  libertad  religiosa  reclamaba  mas  ensanche 
político  que  el  que  se  proponía  sostener.  Las  ideas  nuevas  eman- 
cipaban, no  parcial,  sino  totalmente  el  pensamiento:  la  crítica  y  el 
libre  examen,  no  podían  hallar  escollo  en  los  despotismos  políticos 
cuando  luchaban  con  los  despotismos  religiosos.  En  Worms  en- 
cargó á  su  hermano  Fernando  del  gobierno  de  Austria,  y  convocó 
una  Dieta,  citando  á  Lutero  que  se  presentó  provisto  de  salvo 
conducto  (1521):  asistían  ala  sesión,  el  emperador,  el  nuncio, 
príncipes,  obispos  y  diputados,  con  una  gran  muchedumbre:  sostuvo 
Lutero  sus  theses,  y  requerido  para  que  se  retractase  contestó  que 
no  lo  haria  hasta  que  se  le  convenciese  de  error:  la  Dieta  pronun- 
ció sentencia  contra  Lutero  y  sus  escritos  (Mayo):  pasó  á  Wittem- 
berg donde  el  Elector  aparentando  prenderlo  le  tuvo   custodiado 


102  DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL. 

durante  un  año  que  empleó  en  escribir  contra  los  votos  monás- 
ticos y  las  indulgencias,  y  en  traducir  la  Biblia.  Por  otro  lado 
Carlstadt  suprimía  la  misa,  administraba  la  comunión  en  las 
dos  especies  y  predicaba  contra  los  santos,  asociándosele  los 
"profetas  de  Zwikan"  que  condenaban  el  bautismo  y  rebautizaban 
(jrebaptizantes,  anabaptistas)  á  los  adultos:  turbas  del  pueblo 
asaltaban  las  iglesias  destruyendo  las  imágenes  y  talando  los  con- 
ventos: Lutero  predicó  contra  estas  violencias. 

El  papa  Adriano  VI,  conocia   la  necesidad  de  una  reforma  y 
quiso  llevarla  adelante,  pero  vivió   poco.  Wittemberg,    Sajonia  y 
Hesse,  siguieron  al    reformista  Lutero.  Una  liga  católica  com- 
puesta del  Austria,  Baviera  y  los  principados  episcopales  se  or- 
ganizó en  1524,    y  en  oposición  los  reformistas  propusieron  una 
Asamblea  de  los  suyos  para  concertar  los  medios  de  defensa  (en 
Spira):  el  emperador  prohibió  que  se  reuniese  la   Asamblea.    En- 
tonces se  formó   la   contra-liga  de  Torgau,    entrando  ademas   de 
ios   primeros   adeptos  á   la  reforma,   Luneburgo,  Meklemburgo. 
Anhalt,  Mansfeld  y  las  ciudades  libres,    imperiales,   Hamburgo. 
Lubeck,  y  otras.  Proponíase  la  contra-liga  la  defensa  mutua  con- 
tra cualquier  ataque  por  motivos  de    religión.    Con  estos  hechos 
coincidían  guerras  terribles:  los  rebaptizantes  dirijidos  por  Toma.- 
Munzer,  recorrían  el  Mediodía  de  Alemania  aumentando  sus  tro- 
pas y  proclamando  la  igualdad  absoluta:  condenaban  la    iglesia 
y  el  imperio:  en  Wutach  hasta  Dreisan,  Müller  de   Bulgembach 
seguido  de  numerosa  tropa  pedia  la   abolición  de  los  diezmos  y 
servicios  feudales,  predicación   libre  del  evangelio,   libertad   de 
caza,  pesca  y  corte  de  maderas,  elección  libre   de  los  pastores  y 
la  hermandad   cristiana   aboliendo   el    orden   existente:    á  tra- 
vés de  todo  esto,  todos  los  hombres  audaces  se  constituían  en  agi- 
tadores, y  mil  doctrinas  diversas  se  ponían  al  servicio   de  aquel 
movimiento  estraordinario.  pero  sin  plan,  concierto,  ni   objetivo- 
determinados:  los  escesos  pusieron  sobre  aviso  á  los  príncipes   y 
fueron  vencidos  los  insurrectos  que  á  su  vez  serian    víctimas   <!<• 
tantos  atropellos  como  los  que  habían  cometido:  Lutero  condenaba 
la  fuerza,  hasta  que  la  depredación  y  el  incendio  le  impulsaron  á 
aconsejar  otros  medios  que  los  pací  ticos  (152o).  En    el  mismo  hBo 
el    reformador  contrajo   matrimouio  con  la  monja   secularizada 
Catalina  Boren.  Las  guerras  de  Carlos  V  con  Francia  le  impidieron 
mezclarse  en  los  asuntos  germánicos.  Rn  1527  Melancliton    publi- 
có el  "manual  de  visita",  dando  instrucciones  al  clero  é   iniciando 
la  disciplina  reformada.  La  innovación  se  estendia  en  todo  el  Norte 
y  centro,  sin  que  pudieran  atajarla  las   resistencias  de  Roma.   Rn 
1530  se  fundó  en  Marburgo  (Hesse)  la  primera  universidad  refor- 
mada; la  Frisia  oriental,  el  Schleswig  y  el  Holsteín   habían    in- 
gresado en  la  nueva  confesión:  el  elector  de  Brandoburgo  porteño- 


COMPENDIO  103 

cia  también  á  ella;  entonces  se  estendia  en  Curlandia,  Liftandia, 
Suecia  y  Dinamarca:  las  ciudades  de  Pomerancia;  Goslar,  Rostock. 
Ulm,  Strasburgo,  se  unian  á  la  reforma,  suprimiéndose  en  todas 
partes  los  conventos  y  desamortizando  los  bienes  eclesiásticos. 
Era  preciso  ya  dar  unidad  á  las  aspiraciones  y  se  fué  definiendo 
•el  dogma  luterano  en  fórmulas  precisas:  la  sagrada  escritura  libre- 
mente interpretada,  era  la  base  déla  fe;  de  los  sacramentos,  son 
eficaces  el  bautismo  y  la  eucaristia  con  la  penitencia:  Cristo  es 
el  único  medianero  entre  Dios  y  el  hombre:  la  misa  latina  seria 
reemplazada  por  el  servicio  divino  compuesto  de  sermón,  oración  y 
canto:  se  suprimía  la  confesión  auricular,  el  voto  de  continencia,  y 
el  culto  a*  las  imágenes:  se  disminuían  las  fiestas;  se  separábala 
nueva  iglesia  del  poder  papal,  perteneciendo  de  alli  en  adelante 
al  Estado  político;  cesaba  todo  fuero  y  privilegio  eclesiástico,  y  los 
derechos  de  estola  y  pié  de  altar  se  redujeron  á  pequeñas  cuotas. 

En  1529,  el  emperador,  de  acuerdo  con  el  papa,  Austria. 
Baviera,  Colonia  y  Maguncia,  reunió  la  Dieta  en  Spira  y  se  acor- 
dó un  sesgo  ni  afirmativo  ni  negativo  de  la  reforma:  los  que  ha- 
bía cumplido  el  edicto  de  Worms,  debian  obedecerlo  en  adelante, 
y  en  los  demás  Estados  se  suspendía  toda  innovación.  Los  refor- 
mistas protestaron  para  un  concilio  general  (de  aqui  el  apellido  de 
protestantes):  el  emperador  no  hizo  caso  de  la  protesta  y  las  cosas 
siguieron  sin  resolverse  nada  definitivo.  La  Dieta  de  Augsburgo 
el  año  siguiente  no  produjo  mejores  resultados:  algunas  conferen- 
cias y  negociaciones  probaron  la  irreconciliabilidad  de  Jos  dos  par- 
tidos, pero  decretó  la  misma  Dieta  (19  Noviembre,  1530)  que  se- 
rian castigados  los  que  en  el  plazo  de  cuatro  meses  no  renuncia- 
sen á  la  heregia:  antes  de  este  decreto  se  habían  retirado  los 
luteranos.  Viendo  que  transcurría  el  plazo  sin  que  los  príncipes 
ni  los  pueblos  retractasen  sus  doctrinas,  la  Cámara  imperial  abrió 
un  proceso  contra  los  Electores  y  príncipes  que  habían  tomado 
parte  de  los  bienes  eclesiásticos:  los  amenazados  formaron  la  liga 
de  Smacalda  (1531)  ofensiva  y  defensiva  contra  cualquiera  que 
les  inquietase  por  motivo  de  religión:  el  Elector  de  Sajonia  y  los 
Duques  de  Baviera,  entraron  en  la  liga,  disgustados  de  que  Don 
Carlos  hubiera  delegado  en  su  hermano  Don  Fernando  la  autori- 
dad imperial.  Graves  dificultades  políticas,  y  la  necesidad  de  opo- 
nerse á  los  turcos  que  se  preparaban  para  atacar  Austria,  apla- 
zaron la  guerra  religiosa  y  se  firmó  la  paz  de  Nuremberg  (1532). 
conviniendo  el  emperador  y  la  liga  en  no  recurrir  á  las  armas 
hasta  que  resolviese  el  concilio  que  convocaría.  La  paz  se  entendía 
solo  con  los  Estados  luteranos  anteriores  á  la  confesión  de  Augsbur- 
go, pero  no  á  los  que  después  habían  abrazado  la  reforma.  Ri- 
validades interiores  promovieron  otros  obstáculos  y  mayor  desa- 
sosiego: depuesto  Ulrico  de  Wurtemberg  del  Ducado  á  consecuencia 


104  DE    LA    HISTORIA     UNIVERSAL. 

desús  escesos,  lo  dirigió  Fernando  hermano  del  emperador,  lo* 
cual  produjo  celos  y  quejas  de  los  demás  príncipes:  Felipe  de 
Hesse  se  declaro  protector  de  Ulrico:  Francia  le  apoyó  también 
con  un  ejército  y  le  restableció  en  el  Ducado  después  de  la  batalla 
deLaufen(1534):  Ulrico  consintió  la  propagación  de  la  reforma  y 
cambió  la  constitución  eclesiástica,  siguiendo  el  ejemplo  el  Duca- 
do de  Badén  y  algunos  territorios  de  Alsacia.  á 

Por  la  misma  apoca  (1533  á  1535)  los  rebaptizantes  que  ha- 
bían hecho  propaganda  en  algunas  ciudades  de  Westfalia,  logra- 
ron derribar  el  gobierno  de  Munster  y  poner  á  sus  correligiona- 
rios: les  guiaban  el  propagandista  Rottmann,  Juan  Matthys,  Juan 
Leiden  y  otros,  y  uno  de  sus  primeros  actos  fué  espulsar  álos  ene- 
migos del  segundo  bautismo,  repartiéndose  sus  bienes;  establecióse 
el  comunismo,  se  organizaron  para  la  defensa,  y  atacados  por 
tropas  de  Colonia,  Hesse  y  de  otros  puntos,  resistieron  enérgica- 
mente por  espacio  de  largo  tiempo  hasta  que  el  hambre  les  obligó  * 
á  capitular.  Antes  de  la  guerra  y  durante  ella,  habían  autorizado 
la  poligamia;  Juan  Leiden  se  tituló  profeta  y  rey  del  Nuevo  Israel, 
alternándola  crueldad  con  el  misticismo  y  la  devoción  estremada 
con  el  libertinaje.  Los  vencedores  no  cumplieron  la  capitulación- 
atormentaron  á  los  jefes  rebaptizantes  y  les  colgaron  en  jaulas  de 
hierro;  del  pueblo,  parte  murió  en  la  pelea,  otros  en  el  suplicio  y 
muchos  fueron  desterrados:  se  abolieron  los  fueros  de  la  ciudad  y  se 
restauró  el  catolicismo.  Los  rebaptizantes  desterrados  se  reunieron 
luego  en  parroquias  en  los  Paises-Bajos  y  Norte  de  Alemania  to- 
mando el  nombre  de  mennonitas,  por  Menno,  sacerdote  que  les 
organizó:  la  poligamia,  el  comunismo  y  otras  prácticas  que  procla- 
maron en  Munster,  ya  las  profesaron  luego. 

Los  luteranos,  para  constituir  su  iglesia  sin  contagio  con  las 
demás  aspiraciones  religiosas,  publicaron  los  libros  simbólicos 
partiendo  de  la  confesión  de  Augsburgo  y  de  las  decretales  dg 
los  primeros  concilios  cristianos.  Paulo  III  se  decidió  á  convocar 
el  concilio  del  cual  algunos  esperábanla  reconciliación  antro  Ro- 
ma y  los  reformistas:  las  bases  para  volver  á  la  unidad  se  redac- 
taron porLutero  en  1537  (artículos  deSmaealda),  mostrando  las 
diferencias  cardinales  entre  las  dos  profesiones,  lo  que  era,  en  el 
hecho  mismo  de  la  esposicion,  un  obstáculo  insuperable.  A  la  liga 
de  Smacalda  se  opuso  la  contraliga  católica  de  Xuremberg  entre 
los  Duques  de  Baviera,  los  arzobispos  de  Maguncia  y  Salzburgor 
Gregorio  de  Sajonia  y  Enrique  de  Brunschwik.  Otra  vez  prohibió 
el  emperador  la  guerra  por  el  plazo  de  Franfort:  la  muerte  de 
Gregorio  de  Sajonia,  católico,  restó  las  fuerzas  de  la  contraliga  de 
NTuremberg,  pues  el  sucesor  Enrique  se  declaró  por  la  reforma: 
los  hijos  de  Joaquin  de  Brandeburgo  abandonaron  el  catolicismo 
si  bien  por  entonces  permanecieron  neutrales:   todo   el    Norte  de 


COMPENDIO  105 

Alemania  fué  arrastrado  por  igual  impulso   y    aun   los    Electores 
católicos  se  vieron  precisados  £ tolerar  las  doctrinas  luteranas:  el 
último  Ducado  del  Norte  que  abrazó  la  reforma   era  Brunschwik. 
Wolfembutel  cuyo  duque  fué  vencido  en  guerra  por  los   sajones  y 
hesseses.  En  el  Oeste  y  el  Mediodía,  la  reforma  se  infiltraba  con 
mas  lentitud,  pero  sin   embargo,  el  palatinado,  Badén   y   otros 
territorios  la  admitían  de  derecho  y  de  hecho,  y  hasta  en  Austria 
cundía  la  nueva  doctrina.  Otra  conferencia  en  Eegensburgo  soste- 
nida por   Melanchtony  Contareno  legado  del  papa  (1541)  comen- 
zó con  negociaciones  que  prometían  buen  resultado,   pero  la  sus- 
picacia del  papa  que  desconfiaba  de   Contareno,    y  el   temor  de 
Lutero  de  que  se  tendiese  un   lazo,  hicieron  que  concluyera  como 
las  anteriores.  Entonces  el  emperador   Carlos   Y  que   estaba  en 
paz  con  Francia  y  en  tregua  con  los  turcos,  se  decidió    á  repri- 
mir con, las  armas  á*  los  enemigos  del   catolicismo.   Lutero    murió 
(1546)  antes  de  concluir  la  guerra   y   cuando   estaba  reunido   el 
concilio  de  Trento  convocado  por  Paulo  III  (1545).  Los  protes- 
tantes recusaron  el  concilio  alegando  falta  de  libertad   y  de  im- 
parcialidad, y  pidieron  un  Concilio  nacional  de  Alemania.    Desde 
este  momento  puede  decirse   que  la  reforma  estaba  consumada, 
pues  los   católicos  no  tendrían  contrapeso  en  la  gran  Asamblea  de 
Trento.  Los  duques  de  Baviera  y  de  Sajonia  se  pasaron  al  partido 
del  emperador:  la  liga  de  Smacalda  reunió  tropas  sin  desconfiar  en- 
teramente en  la  paz:  Don  Carlos  no  espresó  de  un  modo  abierto  el 
motivo  de  los  preparativos  belicosos,  y  procuró  hacer  entender  que 
solo  pensaba  reprimir  las  facciones  contra  la  paz  pública.    Los  de 
la  liga  sorprendieron  cartas  del  emperador  y  se  descubrió  que  el 
verdadero  fin  era  acabar  con  la  reforma:  rotas  las  hostilidades  en 
Ingolstad  por  la  liga,  las  cosas  tomaban  para  ella  el  mejor  aspecto 
cuando  se  supo  la  defección  de  Maurico  de  Sajonia,  y  decayó  el 
¿mimo  de  los  protestantes,  se  deshizo  el  ejército,   se  retiraron  los 
jefes  y  Don  Carlos  se  apoderó  de  todo  el  Sur  del  imperio:   el  con- 
sejo de  que  se  permitiera  el  libre  ejercicio  de  la   religión,   no  fué 
escuchado;   el   emperador   creia  el   triunfo  seguro  y   sus  ideas 
de   unidad    política     reclamaban    también   la    unidad^  religio- 
sa: en   Bohemia  resucitaba  el  espíritu  hussita:   todo  el  Norte   de 
Alemania  se  armaba  para  la  resistencia,  y  la  ofrecían  ausilios  los 
ingleses  y  los  franceses  que  rechazó  el  jefe  de  la  liga  Juan  Fede- 
rico de  Hesse:  un  fuerte  ejército  imperial  venció  al    ejército  de  la 
liga  en  el  bosque  de  Lochan  (Abril  1547)  y  el  jefe  cayó  prisionero. 
Brema,  Magdeburgo  y  otras  ciudades  del  Norte   opusieron  al  em- 
perador un  baluarte   poderoso  y   le   contuvieron   en  su  triunfal 
carrera. 

Durante  el  concilio  de  Trento,  el  papa   temia  la  omnipotencia 
del  emperador,  y  el  emperador  aspiraba  á  limitar   las   atribucio- 


100  A    LA  HISTORIA  UNIVERSAL. 

nes  del  papa:  brotaron  discordias  y  el  pontífice  traslado  el  con- 
cilio i  Bolonia  (Marzo  1547),  separó  sus  tropas  de  las  imperiales 
y  se  ligó  con  Francia.  Don  Carlos  reunió  una  Dieta  en  Augsbur- 
go  con  asistencia  de  los  protestantes  que  ofrecieron  reconocer  el 
concilio  si  volvía  áTrento:ni  el  papa  ni  los  obispos  se  prestaron 
á  la  nueva  traslación  ó  reinstalación,  y  en  vista  de  esto,  resolvió 
el  empera  ior  hacer  por  sisólo  la  reforma  hasta  el  diíinitivo  acuer- 
do del  concilio  (el  Interim,  Mayo  1548):  en  el  Interim  se  limita  el 
poder  papal,  se  permite  la  comunión  en  dos  especies  y  el  matri- 
monio de  los  eclesiásticos  y  se  determinan  principios  de  transac- 
ción que  no  produjeron  efecto,  pues  ni  el  Interim  gustó  á*  los  ca- 
tólicos, ni  lo  aceptaron  mas  que  algunas  secciones  protestantes 
después  de  alterado  y  corregido.  En  los  instantes  en  que  el  poder 
y  el  orgullo  del  emperador  eran  mayores,  Mauricio  de  Sajonia 
concertaba  una  alianza  con  Enrique  II  de  Francia  (1551),  por  te- 
mor de  que  el  esceso  de  la  fuerza  imperial  perjudicase  á  los  prín- 
cipes territoriales  amenguando  sus  derechos:  el  partido  protes- 
tante -contaba  ahora  con  todos  los  recursos;  los  franceses  ocuparon, 
Metz,  Toul  y  otras  plazas  y  Mauricio  de  Sajonia  con  tres  ejércitos 
se  dirijió  al  Tirol  derrotando  al  paso  las  tropas  imperiales  (1552) 
y  resuelto  á  prender  al  emperador  en  Inspruck.  Don  Carlos  huyó, 
¿se  disolvió  el  concilio,  y  se  encargó  de  negociar  la  paz  el  delegado 
imperial  Fernando  de  Austria,  que  la  hizo  en  el  tratado  de  Passau 
(Agosto  1552).  Por  el  tratado  se  afirmaba  la  libertad  religiosa 
derogando  el  Interim;  las  decisiones  del  Concilio  de  Trento  no 
obligarían  á  los  protestantes;  se  daba  amnistía  general  y  se  reco- 
nocía la  igualdad  civil  de  las  dos  confesiones,  debiéndose  reunir 
auna  Dieta  para  el  arreglo  de  los  demás  puntos  que  importaba  re- 
solver. Al  año  siguiente  (1553)  murió  Mauricio  de  Sajonia  en  la 
guerra  contra  Alberto  de  Brandeburgo. 

En  1555,  se  abrió  la  Dieta  de  Augsburgo  por  Fernando  de  Aus- 
tria á*  nombre  del  emperador,  y  en  ella  se  afirrmaron  los  principios 
concertados  en  Passau,  pero  la  indecisión  en  el  estremo  de  si  de- 
berían ó  no  perder  su  dignidad  y  sus  rentas  los  príncipes  ecle- 
siásticos que  en  lo  sucesivo  abrazaran  el  protestantismo,  dejó 
sembrados  gérmenes  de  discordia  por  haber  aceptado  la  llamada 
"'reserva  religiosa".  Carlos  V  abandonó  el  imperio  y  la  vida  po- 
lítica en  1556. 

La  religión  luterana  no  se  mantuvo  bajo  las  reglas  de  su  fun- 
dador: Lutero  y  Melanchton  discrepaban  en  varios  puntos  y  en 
«especial  sobre  la  predestinación  y  las  predicaciones  esclusivas  del 
evangelio:  en  1680  se  suscribió  un  acta  de  concordia  por  las  dos 
secciones  del  luteranismo,  si  bien  continuaron  las  disputas  teo- 
lógicas. Fernando  I  (hasta  1564)  y  Maximiliano  II  (¿í  1576) 
conservaron  la  paz,  se  grangearon  el  aprecio  de  protestantes  y 


COMPENDIO  107 

católicos  por  su  acierto  y  buenas  medidas  y  dejaron  fuerte  y 
respetado  el  imperio.  Rodulfo  IT?  hijo  de  Maximiliano  (1576  a 
1612)  era  aficionado  alas  ciencias  y  muy  poco  á  la  política:  las 
rivalidades  religiosas  de  católicos  y  protestantes  estallaron  or- 
ganizándose dos  confederaciones,  "La  Union  protestante"  diriji- 
da  por  Federico  IV  palatino,  y  la  "  liga  católica"  por  Maximi- 
liano de  Baviera.  En  1608  Rodulfo  cedió  ¡í  su  hermano  Matias 
la  Moravia  y  la  Hungria  y  después  Bohemia  y  Silesia.  No  fue 
tolerante  con  los  reformistas  y  permitió  que  se  agitara  violenta- 
mente la  contra-reforma  por  consejo  délos  jesuitas.  "La  reserva 
religiosa"  producía  quejas',  por  las  diversas  interpretaciones  que 
se  daban  al  tratado  de  Passau  y  Dieta  de  Augsburgo,  y  por  los 
escesos  cometidos  en  Carintia  y  la  Carniola  por  Fernando  nieto 
del  emperador  Fernando  I,  que  coartaba  la  libertad  de  concien- 
cia y  perseguía  á  los  protestantes. 

Matias  (1612  á  1619)  no  era  mejor  político  que  su  hermano 
Rodulfo,  y  nombró  sucesor  de  Austria  Hungria  y  Bohemia  á  su 
primo  Fernando,  educado  por  los  jesuitas,  é  intolerante  hasta  el 
estremo  de  no  respetar  creencia  ni  doctrina  que  no  fuera  la 
suya.  Los  utraquistos  y  luteranos  bohemios,  después  de  solicitar 
en  vano  el  derecho  que  se  les  negaba,  se  organizaron  para  la  re- 
sistencia: dos  consejeros  imperiales.  Martinitz  y  Slawata  fueron 
arrojados  por  los  balcones  del  palacio  de  Praga:  los  utraquistas 
se  apoderaron  del  Gobierno  de  Bohemia,  espulsaron  á*  los  jesuitas 
y  levantaron  un  ejército  bajo  el  conde  de  Thurn.  Ni  las  órdenes  de 
Fernando  para  que  devolviesen  la  administración  y  el  poder  y 
dejaran  las  armas  les  disuadieron,  ni  el  ejército  mandado  por  el 
rey  pudo  nada  contra  los  sublevados. 

Aqui  comienzan  las  guerras  que  durarían  treinta  años  genera- 
lizándose ti  la  mayor  parte  de  Europa. 

Guerra  de  treinta  anos. — En  1619  murió  el  emperador  Ma- 
tías á  quien  sucedería  mas  tarde  Fernando  II  ya  rey  de  Bohemia. 
Austria  y  Hungria.  Los  bohemios  estaban  entonces  preparándo- 
se para  la  resistencia;  las  tropas  enviadas  por  Fernando  fueron 
derrotadas  por  el  Conde  de  Thurn  y  Ernesto  de  Mansfeld  (Mayo 
1619),  y  Moravia  se  unió  á  Bohemia.  El  vencedor  Conde  de 
Thurn  siguió  adelante  hasta  las  puertas  de  Yiena  y  entrando 
en  tratos  con  los  protestantes  austríacos,  se  retiró.  Procla- 
mado Fernando  II  Emperador  de  Alemania,  Bohemia,  Moravia 
y  Silesia  se  separaron  de  la  casa  de  Austria  eligiendo  por  rey  al 
Elector  palatino  Federico  A",  jefe  de  la  liga  protestante,  que  ad- 
mitió la  corona  contra  el  consejo  de  los  demás  electores  y  de 
Francia  é  Inglaterra,  por  los  peligros  de  la  situación  y  las  dificul- 
tades del  porvenir.  Tomó  posesión  en  Praga  en  Nobre,  (1619)  y 


1 08  DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL. 

con  su  fanatismo  calvinista  disgusto  á  los  católicos,  luteranos  y 
utraquistas.  Fernando  se  unió  á  la  liga  católica  aumentada  con 
Maximiliano  de  Baviera,  y  aliándose  con  España  y  el  elector  lu- 
terano de  Sajonia  Juan  Gregorio,  sujetó  el  palatinado  con  los  sol- 
dados españoles  de  Espinóla  que  como  tantas  otras  veces  lucha- 
ban por  causas  agenas  á  sus  intereses.  Thurn  se  acercó  otra  vez 
á  Viena  pero  sin  resultados,  y  como  hiciese  la  unión  protestante 
un  tratado  con  la  liga,  Federico  V  quedó  solo  contra  tantos  ene- 
migos. Maximiliano  de  Baviera  y  el  general  flamenco  Tilli  entra- 
ron con  fuerte  ejército  en  Bohemia,  se  unieron  á  las  tropas  del  em- 
perador Fernando,  y  se  dirigieron  á  Praga:  en  Monte  Blanco 
(Noviembre  1620)  quedó  vencido  Federico  y  huyó  á  Silesia  y  de 
allí  á  Berlín  y  á  Holanda  sin  esperar  las  tropas  de  Mansfeld  que 
le  iban  de  refuerzo:  Bohemia,  Silesia  y  Moravia  volvieron  á  la  do- 
minación austríaca:  los  protestantes  mas  distinguidos  murieron  en 
el  cadalso,  otros  perdieron  sus  bienes,  se  cerró  á  los  disidentes 
los  hospitales  y  se  les  negó  sepultura  pública:  se  anularon  los  ma- 
trimonios y  testamentos,  siendo  las  casas  invadidas  y  atropellados 
sus  habitantes.  Mas  de  treinta  mil  familias  abandonaron  Bohemia, 
La  unión  protestante  alemana  se  disolvió. 

Mientras  Federico  huia,  Mansfeld,  Cristiano  de  Brunschwik. 
y  Gregorio  Federico  de  Baden-Durlach  tomaron  su  defensa;  el 
duque  Cristiano  se  declaró  caballero  de  la  reina  Isabel,  mujer  de 
Federico,  entró  en  Westfalia  con  tropas  de  mercenarios  asaltan- 
do iglesias  y  monasterios:  Mansfeld  marchó  por  el  alto  Palatina- 
do  y  la  Franconia  al  Palatinado  del  Rhin;  á  la  sombra  de  este  e- 
jército  volvió  Federico  Y:  unido  Mansfeld  á  Gregorio  Federico 
de  Badén  venció  en  Biesloch  á  Tilli  (1622),  pero  separados,  re- 
cobró Tilli  lo  perdido  en  la  batalla  de  Wimpfen,  y  quedó  la  vic- 
toria definitiva  por  los  austríacos,  con  las  venganzas  que  eran  a- 
costumbradas.  Cristiano  de  Brunschwik  fué  derrotado  en  Stadtlohn 
el  año  siguiente  (1623)  que  habían  renovado  las  hostilidades.  Fe- 
derico perdió  toda  esperanza,  y  el  emperador  Fernando  pronun- 
ció mas  su  política  intransigente  y  absolutista. 

Los  Estados  vecinos  á  Alemania,  Francia  y  Holanda,  y  tam- 
bién Inglaterra,  estaban  celosos  del  engrandecimiento  austríaco: 
Richelieu  que  gobernaba  en  Francia,  aunque  defensor  dentro  de  la 
unidad  católica,  apoyó  en  Alemania  á  los  protestantes  con  el  ob- 
jeto de  enflaquecer  la  casa  de  Habsburg:  con  el  ausilio  directo 
de  Jacobo  I  de  Inglaterra,  Mansfeld,  el  heroico  general  de  Fede- 
rico V,  salió  ií  campaña,  y  lo  mismo  Cristiano  de  Brunschwik: 
Cristiano  IV  de  Dinamarca,  tanto  por  consolidar  la  reforma,  co- 
mo por  ganar  dominios  y  favorecer  á  su  pariente  Federico  V, 
prestó  servicios  á  los  bohemios  y  luego  entró  como  actor  en  la 
guerra.  Waldstein,  general  bohemio  que  se  habia  hecho  célebiv  en 


COMPENDIO  109 

las  guerras  con  los  protestantes  bohemios  y  con  los  turcos,  se  pu- 
so al  frente  de  los  ejércitos  imperiales,  que  en  mucha  parte  le- 
vanto por  su  cuenta.  Cristiano  IV  era  el  primer  adalid  de  los  re- 
formistas y  rompió  las  hostilidades  (1624)  como  jefe  del  círculo 
de  la  baja  Alemania:  Mansfeld  sufrió  pronto  una  derrota  en  Des- 
sau  y  al  retirarse  hacia  Venecia  murió  (1626);  Cristiano  IV  fué 
también  vencido  en  Lutter  (1627):  los  Estados  protestantes  de  la 
baja  Alemania  se  sometieron:  Holstein,  Schleswig  y  Jutland. 
cayeron  en  poder  de  Waldstein  y  Tilli,  y  el  1629  por  la  paz  de 
Lubeck  volvieron  esos  territorios  á  poder  de  Dinamarca,  á  con- 
dición de  no  mezclarse  en  las  cosas  de  Alemania. 

Triunfante  la  casa  de  Austria,  Fernando  II  no  reconoció  pru- 
dencia, ni  puso  límite  á  su  orgullo  y  absolutismo:  las  persecuciones 
tomaron  un  carácter  desusado  de  violencia:  en  Bohemia  y  Aus- 
tria tuvieron  los  reformadoras  que  elegir  entre  las  prisiones  ó  la 
muerte,  y  el  destierro:  en  el  alto  Falatinado  hacía  lo  mismo  Maxi- 
miliano de  Baviera  aconsejado  por  los  jesuítas.  Waldstein  domi- 
naba una  parte  del  Norte,  y  como  para  cerrar  el  paso  del  Báltico 
á  los  enemigos  de  Austria  proyectase  establecer  una  fuerza  na- 
val, cundió  la  alarma  en  las  ciudades  comerciales,  en  Holanda  é 
Inglaterra,  y  Francia  aprovechó  las  circunstancias  para  continuar 
su  política  contra  la  casa  austríaca.  La  ciudad  de  Strasburgo  no 
quiso  recibir  la  guarnición  que  le  imponía  Waldstein  y  sufrió  un 
largo  sitio  saliendo  vencedora  con  el  ausilio  de  Dinamarca  y  Sue- 
cia.  El  Edicto  de  restitución,  1619,  por  el  que  el  emperador  man- 
daba que  se  devolviesen  los  bienes  eclesiásticos  ocupados  después 
del  tratado  de  Passau,  que  los  calvinistas  quedasen  escluidos  de 
la  paz  religiosa  y  los  Estados  católicos  autorizados  á  emplear  los 
medios  convenientes  para  la  conversión  de  sus  subditos  protestantes, 
encendió  otra  vez  la  guerra.  A  instancia  de  algunos  Electores 
Fernando  II  depuso  á  Waldstein.  Gustavo  Adolfo  de  Suecia  se  de- 
claró el  adalid  del  protestantismo  é  intervino  en  la  guerra  ale- 
mana con  ausilios  de  Richelieu.  Desembarcó  Gustavo  Adolfo  en 
las  costas  de  Pomerania  (1630),  ocupó  todo  ese  territorio  y  aun- 
que la  mayor  parte  de  los  príncipes  se  declararon  neutrales  (Dieta 
de  Leipzik,  1631),  tuvo  de  ausiliares,  Magdeburgo,  Hesse  Cassel, 
Sajonia  Weimar,  Luneburgo  y  Lanemburgo  y  después  el 
Brandeburgo:  Magdeburgo  fué  sitiada  y  destruida  por  las  tropas 
de  Tilli  que  después  de  saquearla  la  incendiaron  mientras  el  ven- 
cedor hacia  cantar  un  Te-Deum  en  la  catedral:  en  Setiembre  de 
1631  alcanzó  el  rey  sueco  una  victoria  completa  contra  los  im- 
periales en  los  campos  de  Leipzik:  este  triunfo  le  abrió  el  camino 
del  Palatinado.  Muerto  Tilli,  el  emperador  volvió  á  llamar  á 
Waldstein.  En  la  Batalla  de  Lutzen,  1632,  vencieron  los  suecos, 
pero  murió  Gustavo  Adolfo.  La  guerra  siguió  aunque  el  ejército 


110  DE   LA    HISTORIA  UNIVERSAL 

sueco  fué  mandado  por  Bernardo  de  Weimar.  Waldstein  fué  ase 
sinado  en  una  conjuración  con  todos  los  que  le  rodeaban,  por  sos- 
pechas de  que  traicionase  al  imperio.  Sucedió  en  el  mando  del 
ejército  imperial,  Fernando,  hijo  del  emperador,  y  derrotó  á  los 
suecos  en  la  batalla  de  Nordlingen(1634):  Sueciase  separó  de  la 
dirección  de  la  guerra,  y  pocos  Estados  protestantes  la  continua- 
ron (Hesse-Cassel,  Badén  y  Wurtembe/g).  En  cambió  Francia  se 
unió  á  los  protestantes  y  suecos  (tratado  de  Weimar)  con  el  fin 
de  ensanchar  el  territorio  y  debilitar  al  Austria:  con  tal  refuerzo 
los  suecos  tomaron  la  ofensiva  y  vencieron  en  el  Norte  (1636) 
apoderándose  de  Pomerania,  Turinguia  y  Sajonia.  Fernando  II 
murió  (1637)  heredándole  su  hijo  Fernando  III.  Francia  incor- 
poró la  Alsacia  á  sus  dominios  y  fué  la  principal  sostenedora  de 
la  guerra,  con  sus  grandes  generales  duque  de  Enghien  (Conde)  y 
Turenay  vencia  á  los  españoles  en  la  batalla  de  Rocroy  (1643). 
Banner,  famoso  general  sueco  habia  muerto,  sucediéndole  Tors- 
tenson,  tan  hábil  y  táctico  como  su  antecesor;  ocupó  la  Silesia, 
venció  en  Leipzik  á  los  imperiales  (1642),  penetró  en  Bohemia, 
amenazó  las  misma  Capital  de  Austria  y  sorprendió  á  Europa  por 
la  rapidez  de  sus  movimientos  y  por  la  grandeza  de  sus  hechos. 
Por  enfermedades  y  disgustos  dejó  eí  mando  y  le  reemplazó 
Wrangel  que  reunido  con  el  general  francés  Turena  invadió  Ba- 
viera.  La  paz  de  Wcstfalia  puso  término  á  otras  empresas  <iue  se 
proyectaban. 


PÁRRAFO   VI 

Turquía. 


Las  consecuencias  de  la  conquista  de  Constantinopla  afectaron 
á  toda  Europa  que  se  vio  amenazada  por  un  poder  al  que  no  tuvo 
la  previsión  de  resistir  cuando  todavía  era  hora  de  ausiliar  al  im- 
perio bizantino:  los  turcos  se  inspiraban  en  un  proselitismo  que 
tendía  á  reducir  todo  el  Occidente,  y  los  ejércitos  y  armadas  de 
los  conquistadores  podían  luchar  con  ventaja  con  la  nación  mas 
poderosa.  Mahomet  II  cuidó  de  afirmar  su  poder,  pero  estable- 
ciendo una  irritante  desigualdad  entre  los  vencedores  y  los  venci- 
dos: los  bizantinos  perdieron  toda  representación  política  y  civil: 
un  absolutismo  completo  y  sin  contradicción  ni  moderador  dominó 
<íl  estremo  sureste  de  Europa,  sirviendo  como  de  columna  á 
todas  las  ambiciones  que  en  igual  sentido  despótico  se  desarro- 
llarían en  los  Estados  Occidentales.  Los  turcos  distaban  mucho  de 
poseer  el  vigor  moral,  la  iniciativa  y  las  nobles  aficiones   que  un 


COMPENDIO  111 

dia  llevaron  los  árabes  al  kalifato  de  Córdoba :  ni  la  tolerancia,  ni 
la  ciencia  y  las  artes  tenían  en  ellos  sostenedores  y  prosélitos: 
el  fatalismo  lo  llenaba  todo,  desde  la  religión  á  la  política,  sin 
que  tuvieran  con  los  antiguos  árabes  mas  lazo  de  unión  que  los 
dogmas  de  Mahoma,  y  las  fórmulas  y  costumbres  religiosas.  El 
imperio  bizantino  ya  no  cumplía  un  fin  histórico:  guardaba  algo  de 
las  bellas  tradiciones  helénicas,  sin  animarlas  y  aun  sin  divulgar- 
las, pero  los  turcos,  desconocedores  de  la  historia  y  que  no  fiaban 
la  grandeza  mas  que  á  su  religión  y  á  las  armas,  no  apreciaban 
las  creaciones  helénicas,  y  antes  como  signo  de  corrupción  tomaban 
las  preciadas  artes  y  la  filosofía,  que  como  senderos  que  presa- 
giaran y  condujeran  á  una  civilización  mas  compleja.  Xo  tenían 
idea  de  progreso  y  por  consiguiente  tampoco  querían  unir  á  sus 
instituciones  y  conocimientos  otras  doctrinas  que  sintetizaran  las 
obras  de  varias  humanas  personalidades.  Su  porvenir  era  su  pasado, 
su  presente  la  ley  del  profeta:  el  imperio  de  la  fatalidad,  y  un 
despotismo  que  no  admitía  réplica  ni  corrección.  Todos  los  que 
pensaban  tuvieron  que  huir  ante  la  mas  horrible  intransigencia. 
Eran  pues  los  turcos  lo  opuesto  en  el  sentido  histórico  á  los  fun- 
dadores del  kalifato  de  Córdoba  que  trasladaron  los  conocimien- 
tos recojidos  en  el  Oriente  para  iluminar  desde  España  las  tinie- 
blas de  los  primeros  siglos  de  la   edad  media  europea. 

Los  ataques  contra  la  isla  de  Rodas  defendida  por  los  caballe- 
ros de  San  Juan,  fueron  infructuosos;  también  les  resistió  por  en- 
tonces Belgrado  á  las  órdenes  de  Hunniades  Corvino,  pero  su- 
cumbieron, la  Servia,  Atenas,  Morea  y  Trebisonda:  la  guerra  con 
los  venecianos  proporcionó  á  los  turcos,  Bosnia,  la  Albania,  y  las 
islas  de  Lesbos  y  Negroponto.  Dirigía  sus  armas  contra  Italia 
Mahomet  II  cuando  le  sorprendió  la  muerte  en  Bitinia  (1481). 
Bajaceto  II  continuó  las  hostilidades  con  Yenecia  y  se  apoderó 
de  Lepanto  y  Modon:  ausiliada  Yenecia  por  los  reyes  católicos  de 
España,  si  no  alcanzó  notables  ventajas,  hizo  una  paz  honrosa  en 
1501.  Bajaceto  cedió  la  corona  á  su  hijo  Selim  I  obligado  por  los 
tumultos  y  las  conjuraciones  interiores.  El  hecho  mas  importante 
de  Selim  íes  la  conquista  de  Egipto  y  de  la  Siria.  Solimán  II  que  su- 
bió al  trono  en  1520,  conquistó  Belgrado  y  la  isla  de  Rodas,  venció 
;í  los  húngaros  en  la  batalla  de  Mohacs,  se  apoderó  de  Buda  y 
otras  ciudades  húngaras,  pero  hubo  de  detener  su  terrible  espedi- 
cion  ante  los  muros  de  Yiena.  Francisco  I  de  Francia  no  tuvo  in- 
conveniente en  aliarse  con  Solimán  II,  que  apesar  de  su  carácter 
despótico  era  muy  superior  por  su  generosidad  y  su  talento  á  los 
sultanes  que  le  habian  precedido  y  á  los  que  le  siguieron:  fundó 
bibliotecas  y  hospitales  en  Constantinopla,  mandó  redactar  un  có- 
digo de  leyes,  embelleció  el  imperio  favoreciendo  también  la  a- 
gricultura  y  la  industria,  pero  no  le  imitaron  sus  sucesores.    Dié- 


112  DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL, 

ronle  el  título  pomposo  de  "Magnífico''  que  merecía  por  su  es- 
plendidez y  por  su  genio  emprendedor:  Selim  II  (1566  á  1574) 
aun  conservo  el  poderio  adquirido  por  Solimán:  sin  embargo,  arre- 
ciando los  embates  de  los  turcos  y  en  la  necesidad  de  rechazarlos 
se  unieron  el  papa,  Felipe  II  y  Venecia,  y  destrozaron  la  armada 
turca  en  la  batalla  naval  de  Lepanto  (1571)  que  determino  con  la 
ruina  del  poder  naval  de  los  sultanes,  la  decadencia  del  imperio 
turco.  Tentativas  ulteriores  contra  Hungría  y  Austria  conclu- 
yeron  sin  éxito:  motines  y  asonadas,  conspiraciones  internas,  el 
predominio  de  los  genízaros,  las  intrigas  del  serrallo,  y  principal- 
mente la  falta  de  libertad  individual,  debilitaron  la  Turquia, 
mientras  vigorizándose  el  imperio  ruso  le  ponia  asechanzas  y  ame- 
nazaba hasta  su  misma  existencia.  Rusia  desde  entonces  ganaría 
en  fuerza  todo  lo  que  perdía  el  imperio  de  Constantinopla:  desde 
hace  dos  siglos  los  intereses  y  oposiciones  de  Europa  han  soste- 
nido ese  imperio  que  ya  en  sí  mismo  no  tiene  elementos  de  resis- 
tencia. 

PÁRRAFO  VII. 

Los  pueblos  scandinavos.  Rusia  y 

Polonia. 


La  unión  de  Calmar  bajo  el  poder  de  Margarita  la  (írande 
(1397)  no  apagó  las  disputas  de  los  nobles  y  el  clero,  ni  los  ma- 
les de  los  pueblos:  Margarita  con  habilidad  y  disposiciones  acer- 
tadas contuvo  las  impaciencias  y  rivalidades  y  valiéndose  de  su 
influencia  personal  impidió  que  estallasen  las  desavenencias.  \- 
nas  veces  usó  de  rigor,  las  menos  de  benevolencia.  Fué 
titulada  "Semíramis'' del  Norte,  por  su  audacia  tanto  como  por 
su  despotismo:  no  obstante  su  sexo,  enfrenó  á  los  nobles,  se  im- 
puso á  todos  los  descontentos,  y  aumentó  su  autoridad  en  los  tres 
reinos  que  la  eligieron.  Sucedióle  Erico  (1412,  1439)  que  consu- 
mió su  reinado  en  luchas  para  recobrar  el  Holstein,  y  fué  depues- 
to, eligiéndose  á  Cristóbal,  conde  palatino  del  Rhifl,  rey  de  Dina- 
marca y  después  de  Suecia  y  Noruega:  murió  sin  descendencia 
en  1448  desconceptuado  entre  el  pueblo.  Se  rompió  la  Union  de 
Calmar,  y  nombraron  los  daneses  á  Adolfo  VIII  duque  de 
Schleswigy  conde  de  Holstein  y  por  su  indicación  se  le  reemplazó 
con  su  sobrino  Cristiano,  Conde  de  Oldenburgo.  En  Suecia  se  dis- 
putaron la  corona  el  mismo  Cristiano  y  Carlos  VIII,  y  venciendo 
el  primero  se  restableció  la  Union  de  Calmar,  agregando  también 
el  Holstein  (1459).  Depuesto  y  restaurado  Cristiano  I.  murió  en 
1481,  y  siguióle  en  el  gobierno   y  administración  de  los  reinos 


COMPENDIO  113 

Juan  I,  que  ¡sostuvo  luchas  con  los  gobernadores  de  Suecia,  atures, 
y  rigió  el  Estado  con  discreción  y  talento  hasta  1513  en  que  le 
sucedió  Cristiano  Tí  después  de  disturbios  y  perturbaciones  culos 
reinos.  Con  escasa  educación,  pe  roscón  ambiciones  .desmedidas,  su 
ideal  era  el  despotismo  humillando  lo  mismo  al  clero  que  á  la  noble- 
za y  al  pueblo.  Síenon  Sture  opuso  enérgica  resistencia  á  la  domi- 
nación de  Cristiano  II,  y  después  de  muerto  en  las  batallas,  su 
viuda  Cristiana  Guilienstiern  defendió  siete  meses  la  ciudad  de 
Stokolmo  con  una  energía  que  supo  trasmitir  á  los  guerreros  has- 
ta que  cedieron  al  número  de  sus  adversarios  y  á  los  escesivos  su- 
frimientos. Apoyado  Cristiano  en  el  Arzobispo  de  Upsal  y  en  li- 
na bula  de  León  contra  Sture,  mandó  degollar  á  los  nobles  en  nú- 
mero de  noventa  y  cuatro  (8  Noviembre  1520:  matanza  de  Sto- 
kolmo) cuyas  familias  murieron  ahorcadas  al  dia  siguiente:  á  la 
vuelta,  el  Ministro  Holst  le  ofreció  el  espectáculo  de  seiscientos 
ahorcados  que  colgaban  de  los  árboles  del  camino,  presente  que 
no  agradeció  Cristiano  II  pues  que  mando  ahorcar  á  su  ministro. 
Habia  escapado  de  la  matanza  Gustavo  Ericson  Wasa.  hijo  de  li- 
na de  las  víctimas,  y  preso  en  Dinamarca,  pudo  escapar  de  la 
prisión,  huyó  á  Suecia,  y  poniéndose  al  frente  de  los  insurrectos 
Dalecarlios  y  con  ausilio  de  la  ciudad  de  Lubeck  alcanzó  la  victoria 
sobre  las  tropas  de  Cristiano  II,  y  fué  proclamado  rey  de  Suecia 
en  Junio  de  1523:  la  paz  se  hizo  el  año  siguiente.  Para  obtener 
recursos  acudió  Gustavo  Wasa  al  clero  que  en  la  última  guerra 
estuvo  al  lado  de  Cristiano  II:  consintió  las  predicaciones  refor- 
mistas y  la  esplicacion  de  la  Biblia  luterana  y  en  1527,  se  adop- 
tó la  reforma  (Dieta  de  Westeras)  secularizándose  los  bienes  ecle- 
siásticos: la  nobleza  atraída  por  algunas  ventajas,  como  la  de  reco- 
brar sus  bienes  que  hubieran  pasado  á  manos  muertas  desde  14G3, 
suscribió  la  declaración.  La  religión  se  sujetó  á  la  política,  los 
movimientos  católicos  fueron  reprimidos,  y  se  dedicó  á  fomentar 
los  intereses  materiales,  la  industria  y  el  comercio,  llevando  há- 
biles inmigrantes  de  Alemania  y  otras  naciones:  buenos  tratados 
comerciales  con  Holanda  é  Inglaterra  le  atrajeron  las  simpatías 
de  ambos  pueblos:  de  electiva  se  hizo  la  corona  hereditaria  en  la 
Dieta  de  1544.  Sucedióle  su  hijoErico  XIY  menos  en  los  ducados 
de  Finlandia,  Ostgotlandia  y  Sudermanlandia  que  Gustavo  dejó 
á  sus  otros  tres  hijos.  Erico  pretendió  hacer  mudanzas  en  el  go- 
bierno y  el  descontento  aumentó  por  las  violencias  y  persecucio- 
nes á  que  sin  freno  se  entregaba:  rebelados  sus  hermanos  con  un 
ejército,  le  vencieron  y  prendieron  y  murió  envenenado  en  la 
prisión  (1578).  El  segundo  hijo  de  Gustavo  Wasa,  Juan,  subió 
al  trono,  y  abjuró  en  un  principio  la  reforma,  inclinado  por  su 
mujer  Catalina  de  Polonia,  pero  se  arrepintió  luego.  A  su  muerte 
en  1592  dejo  hedero  ásu  hijo  Segismundo  quien  solo  gobernó  en 

8 


114  DE    LA    HISTORIA     UNIVERSAL. 

el  nombre:  Carlos,  tercer  hijo  de  Wasa,  tio  del  rey  dirigió  los  a- 
suntos  del  reino  basta  que  logró  la  deposición  de  su  sobrino 
(1604)  y  que  se  le  proclamase  por  la  Dieta  (tomo  el  nombre  de 
Carlos  IX):  fué  perseverante,  ^altivo,  pero  receloso  y  cruel:  en 
los  últimos  años  empeño  guerras  con  Rusia,  Dinamarca  y  Polo- 
nia. Su  sucesor  Gustavo  Adolfo,  1613,  hizo  la  paz,  y  terció  en 
los  asuntos  de  Alemania  afirmando  la  reforma  en  Suecia  y  al- 
canzando una  fama  superior  á  la  de  todos  sus  competidores.  Su 
genio  y  su  magnanimidad  le  rodearon  de  admiradores  entusiastas; 
quizá  ambicionó  la  dirección  de  Alemania,  y  sino  descubrió  del 
todo  su  intento,  hizo  bastante  para  que  se  enfriase  la  solicitud 
con  que  al  principio  le  recibieran  los  electores.  Murió  en  la  ba- 
talla de  Lutzen  (guerra  de  treinta  años).  Fué  proclamada  su  hija 
Cristina  con  la  regencia  de  Oxenstiern.  La  nobleza  ganó  privile- 
gios durante  la  minoría  y  se  hizo  rival  del  trono.  Al  llegar  á 
mayor  edad  se  vio  que  si  Gustavo  Adolfo  habia  sido  el  primer 
guerrero  de  su  tiempo,  era  su  hija  la  mas  protectora  de  las  cien- 
cias y  artes:  varonil  en  todo,  discutía  con  los  sabios  y  mostraba; 
en  la  política  una  energía  qué  sorprendió  á  los  hombres  mas  ave- 
zados de  Suecia:  sus  opiniones  religiosas  no  estaban  de  acuerdo 
con  el  protestantismo  sueco  (confesión  de  Augsburgo).  En  1  65  I 
renunció  el  trono  en  favor  de  su  primo  Carlos  Gustavo,  se  dedicó 
;í  viajar  y  vivió  y  murió  en  Roma.  Como  muger  no  siempre  tu- 
vo la  reserva  que  impone  su  sexo. 

En  Dinamarca  el  Gobierno  de  Cristiano  II  presentaba  un  <  ,- 
(rano  contraste  de  violencia,  de  soberbia  y  por  otra  parte  de  pro- 
gresos y  adelantos:  los  campesinos  adquirieron  ventajas  y  pro- 
tección, el  comercio  se  estendia  y  Cristiano  II  se  hacia  respetar 
de  Inglaterra  y  otras  podero-as  naciones.  En  1523  se  rebeló  la 
nobleza  danesa  contra  Cristiano  y  proclamó  al  tio  del  rey  Fede- 
rico de  Schleswig  ( Wiborg.  Enero)  sin  (pie  pudiera  recobrar  el 
trono  no  obstante  esfuerzos  y  ausilios  estrangeros.  Federico  I 
dejaba  propagar  las  doctrinas  reformistas  y  apoyado  en  el  pue- 
blo, declaraba  en  la  Dieta  do  Odenseé,  Í527,  Ja  igualdad  de 
derechos  civiles  y  políticos  entre  las  dos  confesiones  protestan- 
te y  católica,  la  elección  capitular  de  los  obispos  sin  confirma- 
ción de  Roma,  y  la  abolición  del  celibato  eclesiástico-  en  Í530,  la 
Dieta  de  Copenhague  establecía  la  éohfesiou luterana  y  la  libertad 
de  cultos.  Cristiano  II  que  desembarcó  y  sostuvo  guerra  con  ausi- 
lio  de  los  noruegos  y  del  clero  danés,  fue  derrotado  y  hecho  preso. 
Sucedió  a  Federico  I  Cristiano  111,  luterano,  qué  completó  la  re- 
forma, pero  procedió  violentamente  contra  sus  adversarios,  apri- 
sionándolos sin  causa  justificable  y  privándoles  de  derechos  polí- 
ticos Noruega  se  vio  obligada  á  recibir  las  decisiones  del  rey  y  de 
las  Dietas,  aunque  pronto  se  generalizaron  las    doctrinas    latera- 


COMPENDIO  115 

nás.  Federico  11  (1559  á  1588),  y  Cristian  IV  (1G48),  protegie- 
ron la  enseñanza  y  las  artes,  y  organizaron  la  hacienda,  el  ejér- 
cito y  la  administración.  Cristiano  IV  fomento'  el  comercio  con 
la  India,  aumento'  la  marina  danesa*  y  fundó  una  importante  co- 
lonia en  Tranquebar:  intervino  en  la  guerra  de  los  treinta  años 
y  si  bien  le  vencieron  los  imperiales,  recobró  los  territorios  que 
le  habían  ocupado:  fué  quizá  el  gobernante  mas  ilustrado  y  celo- 
so del  bien  público  de  todos  los  que  le  habían  precedido*  desde 
la  unión  de  Calmar. 

Rusia. — El  imperio  ruso,  ageno  á  los  movimientos  europeos 
durante  los  últimos  tres  siglos  de  la  edad  media,  comenzó  á  re- 
constituirse el  siglo  XV  emancipándose  de  los  mongoles.  La  con- 
quista de  los  turcos  en  el  Oriente,  fué  para  Rusia  grave  obstácu- 
lo pues  que  tendría  un  enemigo  mas  para  desenvolverse. 

Al  emperador  Juan  heredó  Basilio  IV  (1505)  y  se  propuso 
consolidar  la  monarquía  y  reunir  en  un  lazo  estrecho  todas  las 
provincias  imperiales  humillando  á  la  vézalos  pueblos  próximos: 
á  estos  objetos  dirigió  su  política  obrando  como  un  déspota  y  a- 
cometiendo  arbitrariamente  pueblos  que  ningún  daño  le  habían 
hecho.  Ywan  IV  (1533,  1587),  heredero  en  la  menor  edad  en  que 
gobernó  su  madre  Elena  de  una  manera  despótica  y  no  con  me- 
nos violencia  los  regentes  que  le  sucedieron,  principió  mal  su  rei- 
nado, pero  se  corrigió  kiego,  reformó  las  leyes  que  favorecían  la 
arbitrariedad,  concedió  algunos  derechos  políticos  y  organizó  en 
los  pueblos  consejos  de  ancianos:  al  mismo  tiempo  alentaba  la 
instrucción  pública  y  llamaba  artistas  y  sabios  estrangeros;  con- 
quistó Cazan,  Crimea,  y  Livonia;  ya  en  sus  últimos  anos  á  conse- 
cuencia de  enfermedades  y  disgustos,  se  dedicó  á  la  embriaguez. 
persiguió  y  aniquiló  sin  contemplación  ni  medida,  mataba  pre 
con  su  propia  mano,  desterraba  por  capricho,  ahorcaba  sin  pie- 
dad, y  en  una  sola  ciudad,  Nowgorod,  hizo  perecer  sesenta  mil  ha- 
bitantes porrebeldia:  otras  ciudades  sufrieron  la  misma  suerte:  paiv 
que  nada  faltase  á  este  déspota,  asesinó  á  su  hijo  Juan  por  sospe- 
chas de  que  aspirase  al  trono.  En  ese  tiempo  el  Kahn  de  Cri- 
mea invadió  ¿Moscou  y  la  quemó:  en  el  incendio  perecieron  ciento 
veinte  mil  habitantes.  La  conquista  de  Siberia  sucedió  también 
bajo  su  reinado. 

El  tártaro  Boris  Godunof  gobernó  en  nombre  de  Teodoro  F: 
tuvo  el  ministro  ó  favorito  virtudes  y  vicios,  talento  ambición, 
espíritu  organizador,  previsión  y  tacto  político;  envió  á  Siberia 
las  primeras  colonias,  hizo  la  paz  con  Suecia  obteniendo  la  Care- 
lia  y  la  Yngria,  emancipó  la  iglesia  rusa  del  patriarcado  de  Cons- 
tantinopla,  y  en  cambio  dio  á  la  nobleza  nuevos  privilegios  qui- 
tando á  los  campesinos   libertades  y   prohibiéndoles    trasladarse 


116  DK  LA    HISTORIA     UNIVERSAL. 

dé  una  á  otra  tierra.  A  la  muerte  de  Teodoro  I  (1598)  fue  ele- 
gido Boris  valiéndose  de  la  astucia  y  del  crimen,  y  después  go- 
bernó con  discreción,  iniciando  una  política  más  europea  y  mas 
relacionada  con  los  intereses  occidentales.  Boris  había  mandado 
asesinar  á  Demetrio,  único  hermano  de  Teodoro  1.  y  un  fraile  ru- 
so, Gregorio  Otrepief.  se  hizo  pasar  por  el  príncipe,  apoyado  pol- 
los polacos  y  cosacos:  penetró  el  impostor  en  Rusia  y  Boris  mu- 
rió envenenado.  Elegido  Teodoro  II  hijo  de  Boris.  se  le  opuso  el 
falso  Demetrio  y  triunfó  quitando  la  vida  á  Teodoro.  El  gobierno 
de  Gregorio  Otrepief  fue  suave  y  hábil.  Una  conspiración  tramada 
y  dirijida  por  Basilio  Schuiski  acabó  con  la  impostura  y  con  el 
impostor.  Coronado  Basilio  y  conociéndose  el  ardid  de  Otrepief. 
otros  conspiraron  con  el  nombre  de  Demetrio,  y  el  imperio  se 
convirtió  en  espantosa  anarquía,  cebándose  en  ías  ciudades  el  ham- 
bre de  tal  modo,  que  en  Moscou  se  vendía  carne  humana  y  al  que 
salía  de  los  muros  le  mataban  para  devorarlo.  Basilio  i\\6  depues- 
to. Al  cabo  de  grandes  desastres  fué  elegido  Miguel  Federico  fto- 
manoff,  de  la  antigua  familia  imperial:  hizo  la  paz  con  Suecía  ce- 
diéndole la  Ingria  que  era  la  llave  del  Báltico,  y  con  Polonia  de- 
jándole Smolesko,  Siberia  y  CheruakofF; arregló  tratadoscon  Fran- 
cia y  con  ÍVrsia.  Fn  1 C 45  !e  sucedió  su  hijo  Alejo  (pie  sostuvo 
guerras  ventajosas  con  Bolonia  y  otras  con  Turquía  (desde 
1672):  entonces  el  imperio  ruso  comenzó  ú  figurar  en  Europa. 
Teodoro  Til  solo  gobernó  seis  anos  (1G7<>  ;í  L682)y  durante  (dios 
hizo  la  paz  con  los  turcos,  y  dejo  dos  hijos  varones,  Juan  y  Pedro, 
menores  de  edad,  y  Sofía  ya  mayor.  Siguiéronse  extraordinarias 
turbulencias:  Juan  fué  aclamado  ('zar  bajo  la  tutela  de  su  her- 
mana Sofía  que  mostró  entereza  y  vigor:  pero  los  ánimos  estaban 
tan  agitados  que  surgieron  otras  rebeliones  igualmente  que  las 
interiores  terminadas  con  suplicios.  Sofía  gobernó  i  nombre  de 
:>us  hermanos  y  adquirid  á  través  de  sus  muchos  estravips,  fuer- 
za, respetabilidad  y  poder:  recobró  la  Siberia.  Smolesko  y  Qher- 
nikoff,  adquirid  Kiev  y  el  país  de  los  cosacos  zaporogos  y  la  pe- 
queña Rusia.  Tomó  el  nombre  de  soberana,  y  confundiendo  los 
homenajes  que  se  le  tributaban  por  su  poder,  con  las  simpatías 
que  presumía  inspirar,  atentó  contra  sus  hermanos:  la  conspira- 
ción fué  descubierta:  Sofía  entró  en  un  convento  y  Pedro  subió 
al  trono  por  cuanto  su  hermano  Juan  estaba  incapacitado.  Pedro 
el  Grande  señaló  los  destinos  futuros  ele  Rusia  y  la  puso  en  la 
senda  del  engrandecimiento. 

Polonia. — Segismundo  II  se  inclinó  al  partido  católico  en 
medio  de  las  revueltas  que  agitaban  el  país,  declaró  la  igualdad 
civil  y  política  entre  las  diferentes  profesiones  religiosas  y  pro- 
curó vivir  en  paz    con  las  diversas    creencias.    Livonia     atacada 


COMPENDIO  1  17 

por  Rusia  se  sometió  al  rey  polaco  con  la  condición  de  quo  res- 
petase la  religión  luterana,  los  bienes,  fueros  é  inmunidades  de 
los  habitantes.  La  guerra  con  Rusia  no  le  i\\6  desfavorable  aun- 
que tampoco  consiguió  grandes  ventajas,  unió  Polonia  con  ü- 
tuania,  ducado  que  le  pertenecia  por  Familia,  En  L572  murió 
y  los  nobles  eligieron  á  Enrique  de  Valois,  después  Enrique  III 
de  Francia,  limitando  previamente  la  autoridad  real  en  bene- 
ficio  de  la  nobleza  por  el  ' 'pacta  conventa".  La  muerte  de  Cario- 
[X  en  Francia  dio  el  trono  francés  a  Enrique  de  Valois  que 
abandonó  Polonia  aun  antes  de  ser  elegido  rey  en  su  patria. 
Los  nobles  designaron  á  Esteban  Bathori  príncipe  de  Transilva- 
nia  recomendado  por  el  sultán  Amurates  III,  pero  dando  la  so- 
beranía á  la  futura  de  Bathori,  Ana,  por  evitar  la  elección  de 
un  subdito  del  sultán.  Los  tártaros  habían  invadido  entretanto 
Polonia,  saqueando  ciudades  y  aldeas.  Rusia  declaró  otra  v»  ¡z 
la  guerra  por  causa  del  ducado  de  Livonia,  y  venció  Bathori. 
Al  fallecimiento  del  rey  en  1586,  la  desordenada  nobleza  reanu- 
dó sus  conjuraciones  y  celadas:  el  archiduque  de  Austria  y  Segis- 
mundo hijo  de  Juan  III  de  Suecia,  candidatos  de  los  partido.-, 
presentaron  armados  disputándose  la  corona:  Segismundo  triunfó 
de  su  adversarios  (1587)  y  rigió  cuarenta  y  cinco  años,  mucha 
parte  en  guerra  civil  con  los  nobles  y  el  resto  con  los  suecos  y  los 
turcos;  su  hijo  Uladislao  VII  prosiguió  las  guerras  con  rusfts  y 
turcos  sin  conseguir  otra  cosa  que  debilitar  á  Polonia  y  crearla 
en  todas  partes  enemigos:  la  parcialidad  de  Segismundo  con  Jos 
católicos,  dejaba  a  Polonia  aislada  enmedio  de  los  turcos,  cismá- 
ticos y  protestantes,  sin  que  de  nada  le  valiera  la  amistad  de  Aus- 
tria comprometida  en  las  guerras  de  la  reforma.  Uladislao  mu- 
rió en  1648  dejando  la  nación  polaca  espucsía  á  todos  los  peligro.-: 
el  pueblo  carecía  de  libertad  y  sufria  el  despotismo  de  la  nobl< 
mas  soberbia  de  Europa;  los  tártaros  indisciplinados  hacían  d\ 
laderas  correrías,  y  álos  lados  crecían  Rusia  y  .Braudeburgo  ame- 
nazando la  existencia  de  un  pueblo  que  no  sabia  constituirse  ni  a- 
cababa  de  consolidar  un  gobierno  serio,  capaz  y  previsor. 

PÁRRAFO   VIH; 

Suiza.  La  reforma. 

Asegurada  la  independencia  suiza  desde  principios  del  siglo 
XVI,  la  política  nacional  tenia  por  primer  objetivo  eludir  los  com- 
promisos con  las  naciones  poderosas  que  rodeaban  la  confedera- 
ción, desarrollar  el  comercio  interior,  y  establecer  la  mejor  armo- 
nía entre  los  cantones:  los  escesos  deque  se  quejaban  los  alema- 
nes llegaban  de  igual  modo  á  la  suiza,  y  las  ideas  que  se  desarro- 


118  ÜE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL. 

liaron  con  el  renacimiento,  no  podían  pasar  desapercibidas  á  las 
puertas  de  las  naciones  mas  pensadoras.  Por  los  años  que  Lute- 
ro  iniciaba  la  reforma   en  Alemania.  Ulrico  Zuinglio  se  anuncia- 
ba como  reformador  político,  moral  y  religioso  en  Grlaris  y  en  Zu- 
rich; condenaba  que  los  suizos  vendieran  sus  servicios  como  sol- 
dados á  los  déspotas  de  Europa,  atacaba  las  pensiones  de  las  fa- 
milias poderosas,  censuraba  las  indulgencias,  la  idolatría,  los  abu- 
sos del  clero:  escribió  setenta  y  siete   theses   anticatólicas  y  ar- 
rancó de  muchas  iglesias  las  cruces,  imágenes  y  símbolos,  dejan- 
do por  única  serial  la  cena  en  memoria  de  los  primitivos  convites 
de  amor  (Ágapas);  la  diversa  interpretación  acerca  de  la  eucaris- 
tía separaba  entre  otras   cosas  á  Lutero  de  Zuinglio:   Ecolampá- 
dio,  Haller  y  muchos  discípulos  de  Zuinglio  propagaban  la    refor- 
ma, y  otros  desacreditaban  al  clero.  Los  cantones  reformaban  las 
costumbres  evitando  en  lo  posible  los  enganches  de  soldados   sui- 
zos para  potencias  estrañas.  Las  disputas  de  Ecolampadio  con  el 
católico  Eek-acaloraron  mas  los  ánimos  sin  resultado  para  la  unión 
*{ue  se  buscaba.  Rápidamente  cundió  la  reforma  en  Zurich.  Berna. 
Apenzel,  San  Gall,  Schafhotise,  Turgobia  y  otras  regiones,  perma- 
neciendo fieles  al  culto  antiguo  Pchwyz.  Uri,    ünterwald,  Lucer- 
na y  Zug;  ademas  estos  cantones  prohibieron  la  propaganda    re- 
formista y  casi igaron  con  prisiones  y  con  hoguera-  ::   los  pri 
tantes  partidarios  de  Zuinglio:  los  déla  profesión  opuesta  no  res- 
petaban mas  las  contrarias  creencias,  y  se  encendió  guerra   civil 
ausiliados  los  católicos  por  el  Austria,  y  los  reformista  por  Stras- 
burgo  y  Constanza:  luego  de  una  transacción  oportuna  cuando  iban 
á  llegar  á  las  manos,  se  hizo  inevitable  la  ludia:  habíase  conveni- 
do, 1529.cn  que  los  cantones  católicos  abandonaran  la  alianza  aus- 
tríaca, que  prohibiesen  las  injurias  contra  los  reformadores,  y  que 
estos  á  su  vez  consentirían  en  sus  territorios  la  predicación  católi- 
ca- Zuinglio  quería  la  guerra  para  cambiar  todo  el  estado  de  Sui- 
za*, repródujcronse  los  ultrajes,  y  tomando  Berna  y  Zurich  dispo- 
siciones perjudiciales  al  comercio  de  los  cantones  católicos,  se  pre- 
cipitaron contra  Zurich  desprevenido  y  derrotaron  SUS  tropas  reu- 
nidas apresuradamente  en  número  de  dos  mil   hombres:   Zuinglio 
pereció  en  esta  jornada  con  muchos  ciudadanos  de  Zurich   (bata- 
lla de  Kappel,  1531).  y   su   cuerpo   fué  quemado  y  echadas   al 
viento  sus  cenizas.  Berna  rival  comercial  de  Zurich  no  acudió  ala 
.defensa  de  los  vencidos.  Poco  después  se  firmo  la  paz  dejando  \\ 
í?ada  cantón  el  arreglo  de  sus  asuntos  religiosos,  aunque   la   vic- 
toria fue  aprovechada  por  los  católicos  para  afirmar  el  catolicismo 
«en  los  cantones  indecisos.  Pasaron  algunos  anos  en  fermentación: 
la  política  suiza   influida  por  la  situación  esterior,    fluctuaba   en 
-cutido  de  la  reforma  ó  del  catolicismo   según  las  corrientes  mas 
poderosas  de  Alemania:  Guillermo  Farel  y  Viret  estendieron  las 


COMPENDIO  119 

doctrinas  reformadas  en  los  cantones  italianos:  Ginebra  se  des- 
prendió del  señorío  de  los  duque  de  Saboya  se  unió  á  la  confe- 
deración y  á  la  reforma.  Juan  Calvino,  natural  de  Picardía,  ju- 
rista y  teólogo  (nació  (1509)  se  estableció  en  Ginebra  de  donde 
fué  espulsado,  1538,  por  sus  tendencias  morales  y  religiosas:  ven- 
cedor su  partido  en  1541,  volvió  y  se  puso  á  la  cabeza  de  la  re- 
forma, como  legislador  absoluto.  El  carácter  de  Calvino  distaba 
mucho  de  la  tolerancia,  pero  sin  embargo  dio  asilo  á  todos  los  di- 
sidentes y  convirtió  Ginebra  en  centro  de  las  agitaciones  refor- 
mistas: las  imprentas  ginebrinas  proveían  de  libros  á  las  iglesias 
reformadas  (del  nombre  Eidgenossen,  compañeros  jurados,  que  se 
daban  los  liberales  de  Ginebra  antes  de  su  triunfo,  derivó  el  de 
hugonotes  con  que  los  disidentes  se  distinguieron  después  en  par- 
ticular en  Francia).  Calvino  persiguió  á  los  que  no  pensaban  co- 
mo él,  Gentili,  Castalion,  Ochino  }r  otros,  y  al  mas  audaz  Miguel 
Servet  que  fué  quemado  vivo  por  negar  la  Trinidad:  en  esto  no 
se  diferenciaba  de  la  inquisición  católica.  Pero  tan  laborioso  y 
activo,  tan  constante  en  la  defensa  de  sus  doctrinas  y  de  talento 
tan  profundo,  que  su  fama  de  estendió  por  todas  partes:  En  la 
"instrucción  sobre  la  doctrina  cristiana,*7  esplicó  sus  principios  que 
en  lo  esencial  de  la  fé  siguen  á  Zuinglio,  aunque  admite  parte  de 
predestinación  creando  en  consecuencia  ó  dejando  subsistir  el  fa- 
talismo y  la  impotencia  humana:  en  las  coremonias,  su  propósito 
era  volver  al  estado  primitivo  cristiano,  desterrando  las  imáge- 
nes y  ornamentos,  suprimiendo  todas  las  fiestas  menos  el  domin- 
go, y  reemplazando  la  misa  con  la  oración,  el  sermón  y  el  canto. 
El  común  de  los  fieles  representado  por  los  ancianos  ejercía  el 
gobierno  eclesiástico:  el  presbiterio  (asamblea  de  ancianos)  elige 
los  pastores,  vigila  las  costumbres,  mantiene  la  disciplina  y  ad- 
ministra las  limosnas:  la  autoridad  legislativa  reside  en  el  sínodo 
compuesto  de  los  pastores  y  ele  los  ancianos.  Calvino  ademas 
condenaba  el  teatro,  el  baile  y  los  recreos  sociales:  Murió  en 
1554,  y  sus  ideas  se  esparcieron  por  muchos  cantones  suizos,  por 
Francia,  Holanda  Alemania  y  hasta  América  en  los  primeros 
tiempos  de  la  colonización  del  Norte:  en  el  Occidente  de  Europa  el 
calvinismo  influyó  mas  que  las  doctrinas  luteranas. 

PÁRRAFO  IX. 

Los  Paises-foíuos. 

Al  contraer  matrimonio  Maximiliano  I  de  Austria  con  María 
de  Borgoña,  esta  llevó  en  dote  los  Paises-Bajos  y  Flandes:  por 
muerte  de  Don  Felipe  de  Austria,  casado  con  Doña  Juana  la 
loca,  heredó  Don  Carlos  su  hijo  aquellos  Estados  patrimoniales  de 


120  ÜE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL. 

su  abuela  María  de  Borgona,  uniendo  bajo  la  dominación  coman 

otras  provincias  y  el  Franco  Condado:  Carlos  mando'  por  una 
pragmática  que  fuesen  indivisibles  bajo  la  protección  del  imperio. 
Estaban  gobernadas  esas  provincias  por  un  Stathouder  6  vicario, 
pero  cada  una  se  regia  por  leyes  propias,  y  tenían  entre  otros 
privilegios  el  de  no  dar  alojamiento  í  tropas  estrangeras.  Xo  era 
fácil  que  Don  Carlos  tan  ambicioso  y  poco  mirado  con  lo  que  en- 
contraba establecido,  respetara  los  privilegios  y  libertades  de  los 
Países-bajos  cuando  en  España  destruía  las  comunidades  y  levan- 
taba un  despotismo  siendo  entonces  como  era  la  península  el  mas 
poderoso  de  todos  sus  dominios:  guardaba  sin  embargo,  predilec- 
ción a  las  provincias  de  los  Países-bajos  (Hol-land.  tierra  baja  ú 
honda)  y  las  visito  diez  veces  durante  su  imperio.  Las  escesivas  con- 
tribuciones ya  producían  descontento  los  últimos  años  de  la  vida 
del  emperador:  la  idea  unitaria  que  profesaba,  y  el  orgullo  de  om- 
nipotencia, eran  peligros  contra  todas  las  libertades:  aellas  debían 
los  Paises-bajos  su  desenvolvimiento  artístico,  industrial  y 
agrícola:  los  municipios  y  las  asociaciones  cooperativas  elevaron 
los  pueblos  mucho  mas  que  elevan  las  fugaces  victorias  de  la 
fuerza. 

En  comercio  con  todo  el  centro  de  Europa,  los  Países-bajos  se 
contagian  pronto  de  las  doctrinas  reformistas:  Edgardo.  Conde  de 
Otsfrisiadió  ti  conocer  los  escritos  de  Lutero.  y  por  la  necesidad 
de  poblar  y  por  natural  tolerancia,  recibía  ;í  lc¡8  protestantes 
emigrados.  El  emperador  prohibió  leer  y  tener  obras  contra  el 
dogma  católico,  y  persiguió  duramente  á  los  pertinaces  hasta  ins- 
pirar un  terror  que  a  amentaba  por  el  contraste  con  la  antigua 
libertad.  María  de  Austria,  hermana  de  Carlos  Y .  elegida  gober- 
nadora en  1531  (hasta  1555)  consiguió  que  los  comerciantes  y 
estrangeros  se  libraran  d$  las  persecuciones  inquisitoriales.  Carlos 
V  favorecía  por  otra  parte  el  comercio,  abría  puertos,  construía 
caminos  y  colocaba  á  los  Paises-bajos  en  las  mejores  circunstan- 
cias entre  todos  sus  reinos.  De  esta  manera  si  se  odiaba  su  into- 
lerancia, no  se  despertaría  el  espíritu  independiente  iniciado  en 
seguida  que  subió  al  trono  Felipe  II.  En  155(3  el  rey  dio  ,í  conocer 
sus  ideas  fanáticas,  y  a  poco  éñvid  de  gobernadora  i  su  hermana 
natural  Margarita  de  Parma  que  debía  inspirarse  en  el  Ministro 
Antonio Perrenot,  Obispo  de  Arras.  La  inquisición  establecida 
en  Brabante  en  1522,  tenia  limitaciones,  lo  cual  disgustaba 
á  Felipe  II  que  se  propuso  organizaría  como  en  España. 
pero  las  ciudades  se  opusieron,  y  el  rey  envió  un  ejército  emi- 
tiendo un  empréstito  para  sostenerle:  las  leyes  prohibían  dar  (Mitra- 
da á  ejército  estrangero,  y  aunque  quiso  eludir  la  dificultad  nom- 
brado jefes  á  Guillermo  de  Nassau,  príncipe  de  Orange.  y  al  ( 'onde 
de  Egmont,  estos  no  aceptaron  tales  puestos.  Felipe  II.  creó  diez  y 


COMPENDIO  121 

cíete  obispos  de  tres  que  había,  y  aumento  loa  tribunales  inquisito- 
riales. Una  esposicion  de  cuatrocientos  nobles  para  que  se  reme- 
diaran tantos  males,  fué  desoída:  Margarita  de  Parmano  estaba  de 
acuerdo  con  la  conducta  de  su  hermano  y  hubiera  preferido  la  to- 
lerancia. Para  Felipe  II  era  un  crimen  toda  oposición  ií  su  des- 
potismo: el  obispo  Perrenot  ya  hecho  Cardenal,  instaba  al  rey 
contra  los  pueblos,  y  aunque  en  opinión  de  Felipe  II,  no  era  malo 
cortar  algunas  cabezas,  separó  por  entonces  al  Cardenal  (1563). 
Empeñado  después  en  imponer  las  prescripciones  del  concilio  ele 
Trento,  el  principe  de  Orange  y  otros  doee  nobles  firmaron  un 
compromiso  para  asegurar  la  libertad  nacional  (1565)  y  ¡í  ellos 
se  agregaron  muchos  otros  sin  distinción  de  creencias  religiosas: 
los  coaligados  pidieron  que  se  suprimiera  la  inquisición.  Margarita 
de  Parma  temiendo  hacer  plena  justicia  por  miedo  á  su  hermano, 
mandó  que  se  colgase  á  los  herejes  en  vez  de  quemarlos;  Felipe  II 
la  censuró  por  su  lojiganimidad  intempestiva.  Los  reformados,  que 
en  1659  habían  publicado  su  profesión  de  fe  en  37  artículos,  re- 
corrían los  campos  y  aldeas  quemando  Iglesias  y  conventos;  la  Ca- 
tedral de  Amberesfué  también  incendiada:  los  luteranos  negaron 
su  apoyo  á  la  sublevación:  cien  mil  ciudadanos  emigraron  y  se 
restableció  el  orden  por  medio  de  escesos  mayores,  que  los  de  los 
insurrectos.  El  duque  de  Alba  con  un  ejército  de  españoles  y  fran- 
ceses,se  presentó  en  los  Paises-bajos:  Orange  emigró,  Egmont,  el 
Conde  Horn  y  diez  y  ocho  nobles  fueron  ahorcados:  la  sangre  cor- 
rió por  todas  partes,  y  Margarita  de  Parma  que  condenaba  tantas 
iniquidades,  se  retiró  á  Italia:  el  Duque  instaló  un  consejó  <3k  los 
tumultos  que  los  flamencos  llamaron  tribunal  de  la  sangre:  la  horca, 
la  cuchilla  y  la  hoguera,  fueron  la  política  de  Felipe  II  y  del  Duque 
de  Alba;  el  comercio  y  la  industria  se  aniquilaban.  De  todos  los 
crímenes  cometidos  por  el  despotismo  el  siglo  XYI,  hay  pocos 
comparables  con  los  de  aquel  periodo;  fué  según  la  espresion  ul- 
terior del  príncipe  de  Orange,  Una  San  Bartolomé  que  duró  mucho* 
años:  los  impuestos  crecían  ¡í  medida  que  aumentaba  la  pobreza.  Al 
cabo  en  1572  Guillermo  de  Orange  se  puso  al  frente  de  la  revolu- 
ción en  Holanda,  Zelanda,  Otrechy  Frisia:  el  Duque  ele  Alba  en 
Xarden  y  otras  ciudades,  degolló  ;í  los  habitantes  desde  los  ni- 
ños hasta  los  ancianos.  Aunque  la  civilización  nada  tiene  de  envi- 
diable en  el  siglo  de  la  San  Bartolomé,  Felipe  II  se  vio  obligado 
a  llamar  al  sanguinario  general  y  envió  ií  Don  Luis  Zúñiga  de  Re- 
quesens,  mas  templado  y  digno  que  su  anterior:  venció  en  la  bata- 
lla de  Mokerheide  donde  murieron  dos  hermanos  de  Grüillenno 
de  Orange,  pero  en  el  sitio  deLeiden  los  habitantes  en  el  último 
apuro  rompieron  los  diques  del  mar,  y  se  ahogaron  muchos  de  los 
sitiadores  (1575):  en  el  mismo  año  proclamaron  los  independien- 
tes la  confesión  calvinista  en  el  sínodo  de  Dosdrecht  v  vendieron 


122  DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL. 

los  bienes  de  las  iglesias  católicas.  Concertóse  una  liga  de  las 
provincias  septentrionales  con  las  del  Sur  (paz  de  Gante  1576)  des- 
pués de  la  muerte  del  Gobernador  Zúñiga,  á  fin  de  espulsar  las 
tropas  españolas  y  suspender  las  leyes  religiosas:  los  españoles 
salieron,  pero  en  el  Norte  continuó  la  guerra  hasta  la  indepen- 
dencia. Don  Juan  de  Austria  gobernó  con  alguna  discreción  en 
Flandes,  y  enemigo  de  violencias,  si  alguna  llevó  á  cabo  fué  com- 
pelido  por  el  rey  á  quten  en  esa  materia  solo  el  duque  de  Alba  sa- 
bia servir.  La  religión  separó  al  Norte  del  Sur  de  los  Paises-bajos: 
los  reyes  de  España  continuaron  dominando  las  provincias  meri- 
dionales hasta  el  fin  déla  guerra  de  sucesión. á principios  del  siglo 
XVIII,  pero  con  política  mas  humana  que  la  cíe  Felipe  II,  y  de- 
volviendo los  fueros  y  libertades  que  se  les  habían  arrebatado.  En 
1581  se  proclamó  la  independencia  y  la  República  de  las  provin- 
cias unidas  del  Norte:  en  el  Sur  las  tentativas  de  una  monarquía 
fracasaron  y  los  dos  candidatos  Matias  de  Austria  y  Carlos  de 
Anjóu  abandonáronla  empresa.  La  política  de  Alejandro  Famesio 
hijo  de  Margarita  de  Parma,  que  sucedió  á  Don  Juan  de  Austria 
en  el  Gobierno  délos  Paises-bajos,  se  dirijió  principalmente  á 
enemistar  el  Norte  vel  Sur.  Guillermo  de  Orange  fue  asesinad»» 
en  1584,  se  cree  que  por.  sugestiones  de  Felipe  II:  sucedió  a  Gui- 
llermo su  hijo  Mauricio  que  con  el  apoyo  de  Inglaterra  continuó 
las  hostilidades  contra  Alejandro  Farnesio.  La  destrucción  de  la 
armada  invencible  que  compuesta  de  ciento  cincuenta  buques  ha- 
bía salido  de  España  contra  Inglaterra  quebrantó  el  poder  de  Es- 
paña en  los  mares,  y  Holanda  pudo  afirmar  sus  instituciones:  Ho- 
landa, Zelanda,  ütrech.  Gueldres,  Groninga,  Frisia  y  Ovcr- 
Yssel,  fueron  las  provincias  separadas.  Holanda  se  hizo  pueblo 
marítimo,  y  figuró  entre  las  potencias  europeas:  su  constitución  era 
federativa;  cada  provincia  tenia  sus  derechos.  Los  reyes  de  Espa- 
ña no  habían  reconocido  la  independencia  de  los  Paises-bajos: 
Felipe  II  los  dio  en  dote  a  su  hija  Clara  Eugenia  esposa  de  Alber- 
to de  Austria  con  la  condición  de  que  volverían  ¡í  la  corona  cas». 
deque  Alberto  y  Clara  murieran  sin  hijos:  los  Paises-bajos  no  hi- 
cieron caso  de  la  cesión  y  si  bien  fueron  atacados  se  defendieron 
con  vigor  hasta  la  tregua  de  Amberes  (1609)  que  implícitamente 
reconocía  la  independencia,  como  espresamente  seria  declarada  en 
la  paz  de  Westfalia.  El  poder  ejecutivo  de  las  provincias  unidas 
residia  en  un  consejo  supremo;  el  legislativo  en  los  Estados  ge- 
nerales; las  provincias  se  administraban  por  consejos  provinciales. 
La  libertad  dio  pronto  á  los  pueblos  una  grandeza  estraordinaria; 
las  Universidades  de  Leiden  y  Utrech  adquirieron  fama;  sus  ma- 
rinos eran  los  mas  apreciados  y  las  artes  alcanzaron  notable  eleva- 
ción. 


COMPENDIO  123 

PÁRRAFO  X. 

Inglaterra*— La  reforma. 

A  Enrique  VII  muerto  en  1509,  .sucedió  Enrique  \  III  que 
se  manifestó  desde  un  principio  fogoso  defensor  del  catolicismo 
y  persiguió  tenazmente  á  los  reformadores:  escribió  contra  las 
doctrinas  de  Lutero,  mereciendo  del  Papa  el  título  de  defensor 
de  la  fé:  su  carácter  atraviliario  y  despótico  no  admitía  contra- 
dicción de  ninguna  especie:  la  hoguera,  las  confiscaciones  y  cala- 
bozos no  se  interrumpieron  hasta  que  un  motivo  privado  le  in- 
dujo á  separarse  de  Roma  sin  que  en  este  cambio  ganara  en 
moral  y  en  discreción.  Había  contraído  matrimonio  con  su  cu- 
ñada Catalina  de  Aragón,  tia  de  Carlos  I  de  España,  y  quiso  di- 
vorciarse de  ella  solicitando  la  sanción  del  pontífice  que  lo  e- 
ra  entonces  Clemente  VIX,  pero  corno  importaba  al  pontificado 
no  ehagenarse  las  simpatías  de  Carlos  I,  mas  poderoso  que  el 
rey  de  Inglaterra,  rehusó  invalidar  el  matrimonio:  Enrique  YIII 
consultó  el  caso  á  varias  universidades  nacionales  y  estrange- 
ras  y  con  voto  favorable  de  algunas,  aunque  contrario  de  otras 
(las  de  Alemania),  hizo  declarar  nulo  el  casamiento  por  el  Ar- 
zobispo Cranmer  de  Cantorbery,  y  se  desposó  con  Ana  Boleyn 
(1533):  en  1534  el  parlamento  le  reconoció  por  jefe  de  la  igle- 
sia anglicana.  A  esto  precedieron  polémicas  sobre  la  superiori- 
dad pontificia,  y  los  reformadores  que  desde  mucho  tiempo  an- 
tes combatían  el  pontificado,  hallaron  ocasión  de  «intervenir  con 
éxito  en  una  disputa  que  en  sí  misma  no  tenia  trascendencia. 
El  Cardenal  Wolsey,  Ministro  quince  años  de  Enrique  YIII  fué 
reemplazado  con  Tomas  Cromwell  que  empujaba  al  rey  alimen- 
tando su  orgullo  lo  misino  en  las  cuestiones  con  Roma,  que  en  las 
demás  que  a  la  monarquía  se  refirieran.  Distaba  mucho  Enri- 
que YIIJ  de  ser  un  reformista  doctrinal  y  de  comprc-iider  las  ne- 
cesidades del  espíritu  moderno,  asi  es  que  su  reforma  se  redu- 
jo á  variación  de  términos,  sin  cambiar  el  despotismo  y  la  in- 
tolerancia, Los  bienes  de  los  conventos  se  repartieron  entre  la 
corona,  los  cortesanos  y  la  beneficencia:  condenáronse  las  imá- 
genes, se  desenterraron  cadáveres  (el  de  Tomas  Becket),  y  se  for- 
muló el  estatuto  de  seis  artículos  (1539)  declarando  la  presencia 
real  de  Cristo  en  la  eucaristía,  el  celibato,  la  confesión  auricular. 
Jos  votos  monásticos,  la  misa  rezada  y  la  negación  del  cáliz  •  ó  co- 
munión en  dos  especies  á  los  legos;  para  los  enemigos  de  la  pre- 
sentía real  de  Cristo  en  la  eucaristía,  dejó  la  pena  de  muerte  en 
hoguera,  y  de  horca  para  los  disidentes  délos  otros   cinco  artícu- 


124  A    LA  HISTORIA  UNIVERSAL. 

los:  el  era  el  jefe  de  la  iglesia:  católicos  y  protestantes  sucumbian 
en  las  hogueras  y  persecuciones  sin  que  valiese  á  los  últimos  ha- 
ber en  parte  apoyado  la  emancipación  religiosa  nacional.  Paulo 
ÍII  le  escomulgó  por  la  persecución  de  sus  partidarios,  ií  cuya 
bula  contestó  haciendo  dar  muerte  á  Margarita  de  Salisbury,  úl- 
tima Plantagenet  y  anciana  de  ochenta  aíios,  con  todos  sus  ami- 
gos y  parciales  que  la  rodeaban:  una  sublevación  de  campesinos 
(procesiones  de  la  gracia)  fué  ahogada  en  sangre:  Ana  Boleyn 
subió  al  cadalso,  y  el  rey  se  casó  con  Juana  Seymur,  después 
con  Ana  Cleves  princesa  alemana  que  abandonó  por  Catalina 
Howard  á  su  vez  muerta  en  el  cadalso  para  hacer  lugar  ;'  Catalina 
Parr:  su  favorito  Cromwell  murió  en  el  patíbulo  por  luterano,  y 
y  cerca  de  la  agonía,  el  déspota  mandó  matar  al  Duque  de  Xorfolk 
y  á  su  hijo:  esta  orden  no  fué  cumplida  porque  antes  murió  Enri- 
que YITT  (1547).  Eduardo  YI  contaba  seis  años  al  morir  su  padre, 
y  gobernaron  por  él  el  Duque  de  Somnierset  y  el  Arzobispo  de 
Cantorbery  con  otros  catorce  egecutores  testamentarios:  Somnier- 
set apoyó  la  reforma  en  sentido  luterano:  el  rey  quedó  jefe  de  la 
iglesia;  varios  teólogos  compusieron  el  ritual  y  ceremonial  (pie 
aprobó  el  parlamento;  se  suprimió  el  celibato,  y  se  estableció  la 
comunión  en  dos  especies  añadiéndola  profesión  de  fé  arreglada 
por  los  teólogos estrangeros  Martin  Bucero  y  Pedro  Martin  Yer- 
miglio:  subsistió  el  episcopado  y  el  uso  de  sus  ornamentos  y  la 
ordenación  reservada  í(  los  obispos.  A  los  cinco  anos  (1552)  de 
minoría  cayó  el  duque  de  Sommersel  y  luego  fué  condenado  ,í 
muerte  por  odio  do  los  nobles,  reemplazándole  al  frente  del  con- 
sejo de  regencia  el  conde  de  Warwick,  duque  de  Xoríliumberland. 
En  1553  subió  al  trono  María  Tudor,  hija  de  Enrique  YIÍT  é  hizo 
pagar  ¡í  Warwick  en  el  cadalso  las  tentativas  para  privarla  de  la 
corona  en  beneficio  de  Juana  Grey  que  murió  de  igual  manera 
junto  con  su  marido  (¡uilfonl  I )uley,  por  la  misma  causa  y  ser 
ella  la  indicad:!  para,  ocupar  el  trono  en  las  insinuaciones  de 
Warwict:  depuso  y  mando  quemará!  Arzobispo  reformado  Cran- 
mer  y  á  sus  principales  partidarios,  y  restableció  el  catolicismo 
rehabilitando  también  el  matrimonio  de  su  madre  Catalina  de  A- 
ragon  con  Enrique  VIII:  la  intolerancia  se  es  tremó  hasta  un  punto 
nunca  visto:  el  que  no  asistía  ;í  misa  corría  peligro  de  muerte;  las 
hogueras  ardieron  y  los  disidentes  que  se  libraron  abandonaban 
por  millares  su  pa*t ría.  El  matrimonio  de  Maria  con  Felipe  II 
atizó  el* fanatismo:  tenia  prisionera  en  Tower  á  su  hermana  de 
padre  Isabel,  hija  de  Ana  Boleyn:  en  1558  murió  la  reina  y  de  la 
prisión  pasó  al  trono  Tsabel  (pie  puso  las  cosas  en  situación  pare- 
cida á  la  que  dejara  el  duque  de  Somnierset:  la  nueva  reina  persi- 
guió á*  los  disidentes,  con  particularidad;  no  consintió  mas  pro- 
fesión de  fé  (pie  la  que  había  aclamado:  hizo  que  se   jurase  su  su- 


COMPENDIO  125 

premaqiá  religiosa  y  atropello  a  los  que  resistieron  el  juramepto, 

tanto  calvinistas  como  católicos  y  puritanos,  llevándoles  a  las  ho- 
gueras, y  u  los  calabozos:  no  sufría  imposiciones  del  parlamento 
ni  del  pueblo,  de  forma  que  no  había  otro  poder  verdadero  en 
la  política  y  en  la  iglesia,  que  la  reina:  prisionera  suya  Alaria 
Stuard  de  Escocia,  las  tentativas  de  los  católicos  para  librarla  y 
colocarla  en  el  tronóla  irritaron  haciéndole  perder  toda  paciencia: 
condenó  á  muerte  i  la  Stuard,  pero  los  epíettiigos  de  su  gobierno 
eran  no  solo  los  católicos,  sino  también  los  liberales,  y  de  ellos 
los  puritanos  secta  enemiga  de  ceremonias  que  quería  un  culto  sen- 
cillo, constitución  presbiterial  y  social,  y  disciplina  severa  fuera  de 
todo  goce  terreno:  deesta  secta  salieron  los  independientes,  que  estre- 
mando las  ideas  rechazaban  la  autoridad  de  los  sínodos  aspirando 
á  la  iglesia  sujeta  solo  ;í  Dios,  y  á  un  derecho  absoluto  de  la  con- 
ciencia para  ejercer  el  culto  según  su  dictado.  Si  se  pudiera  pres- 
cindir del  absolutismo  de  la  reina  Isabel  y  de  su  intolerancia, 
seria  muy  superior  a  cuantos  han  dirijido  los  Estados  europeos  en 
los  tres  siglos  primeros  de  la  edad  moderna,  y  aun  con  sus  vicios, 
casi  generales  en  su  época,  es  el  monarca  mas  grande  del  siglo 
XYI:  atendió  á  la  agricultura,  fomentó  vigorosamente  la  indus- 
tria, creó  la  marina,  alentó  las  ciencias,  las  letras  y  las  artes,  diri- 
giéndose siempre  á  engrandecer  su  patria  y  eligiendo  entre  sus 
consejeros  á  los  mas  honrados  y  mas  profundos:  Isabel  I  puso  el 
cimiento  a  la  grandeza  británica:  nada  olvidó  de  lo  que  necesitaba 
el  puebio  y  exigía  el  porvenir;  económica  en  sus  gastos  propios. 
ertt  pródiga  en  obras  nacionales  reproductivas,  y  consultaba  los 
intereses  comunes  que  nunca  pospuso  á  los  suyos:  con  un  talento 
penetrante,  aprovechaba/en  los  consejos  todas  las  ideas  para  for- 
mar los  planes  de  acuerdo  con  loque  mas  conviniera:  nunca  con- 
trajo matrimonio  si  bien  se  la  ha  acusado  de  intimidad  con  el  ('on- 
de de  Leicester  y  después  con  el  caballero  Essex;  este  último  en- 
tro en  una  conjuración  contra  el  trono  y  fué  decapitado.  Murió 
Isabel  en  1603,  dejando  por  sucesor  á  Jacobo  YI  hijo  de  Maria 
Stuard  de  Escocia. 

Escocia  fue  agitada  por  los  reformistas  durante  el  reinado  de 
Jacobo  V  (1513  á  1542);  el  rey  luchó  dentro  coutralos  innovadores 
y  fuera  contra  Enrique  VIII:  murió  después  de  una  batalla  del  pe- 
sar al  ver  defraudados  sus  intentos,  y  dejó  heredera  a  su  hija 
Maria  Stuard  con  la  tutela  de  Maria  de  Guisa,  católica  y  de  na- 
ción francesa.  Los  reformistas  perecían  en  el  cadalso  y  las  ho- 
gueras: el  cardenal  David  Beatón  que  alentaba  la  persecución  fué 
asesinado,  y  si  bien  no  triunfó  la  reforma,  no  cesaron  de  cundir  las 
ideas:  Juan  Knox,  mío  délos  reformistas  mas  notables,  volvió  de 
la  espatriacion  en  1559  y  comenzó  la  guerra  religiosa  que  acabó 
por  entonces  con  el  triunfo  al  mismo  tiempo  que  moría  la  Regente 


12G  DE  LA  HISTORIA    UNIVERSAL. 

María  de  Guisa:  el  parlamento  escoces  estableció  la  profesión  y 
ritos  calvinistas  y  prohibió  la  misa  y  el  culto  católico  (1560)  bajo 
penas  severas,  repartiendo  el  patrimonio  eclesiástico  entre  los  no- 
bles. En  1561,  va  viuda  María  Stuard  del  rey  de  Francia  Fran- 
cisco  II,  marchó  á  Escocia  su  patria  y  se  colocó  en  el  trono,  siguien- 
do la  religión  católica  y  las  costumbres  francesas  distintas  de  las 
escocesas  por  los  placeres,  el  lujo  y  el  boato:  no  reconoció  el  tra- 
tado de  Edimburgo  que  establecía  la  reforma  y  se  enemistó  con 
su  pueblo  y  con  Isabel  de  Inglaterra,  aunque  tampoco  se  opuso  con 
hechos.  Contrajo  matrimonio  con  Darnlei,  ¿instancia  de  Isabel,  con 
el  cual  no  estuvo  de  acuerdo:  por  celos  de  Darnlei  fué  asesinado 
David  Ricio  italiano  que  tenia  algún  favor  en  palacio:  después 
María  Stuard  dio  confianza  al  conde  Botlnvell  i  quien  se  acusó  de 
la  muerte  violenta  de  Darnlei  en  una  casa  de  campo  á  donde  le 
habia  llevado  la  reina  para  que  convaleciese  de  una  enfermedad: 
tres  meses  después  se  casó  con  María  Stuard  lo  que  contribuyó  a 
confirmar  las  sospechas  que  contra  ella  se  abrigaban:  la  nobleza 
se  sublevó  para  vengar  el  crimen;  Botlnvell  huyó,  y  Maria  prisio- 
nera en  Edimburgo  fué  trasladada  al  castillo  de  Lochlcvin.  y  obli- 
gada á  renunciar  la  corona  en  favor  de  su  hijo  Jacóbo  VI  con  la  re- 
genciade  Murray  (1667).  Pudó  huir  de  la  prisión  ausiliada  por 
la  familia  Ifamilton.  pero  vencida,  en  la  batalla  de  Langside,  mar- 
chó tí  Inglaterra  para  no  caer  en  manos  de  sus  enemigos,  [sabe! 
aprisionó  a  laex-reina  dé  Escocia,  y  provocándose  disturbios  para 
libertarla,  por  partidarios  católicos,  la  hizo  conducir  de  castillo  en 
castillo  estrechando  cada  ve/ mas  la  vigilancia:  conspiraciones 
guidas  contra  Isabel,  al  parecer  con  conocimiento  dé  María 
Stuard.  hicieron  recaer  una  sentencia  de  muerte  que  se  egécutó 
en  el  castillo  de  FothéMngáy  én  I587:niel  influjo  de  las  cortes  es- 
trangeras  ni  el  temor  ;í  las  consecuencias  detuvo  al  tribunal  de  la 
Cámara  estrellada  ni  A  la  reina  Isabel  que  después  alegó  haberse 
obrado  precipitadamente  sin  su  orden.  Jacobo  VI,  ó  creyendo  en 
lacomplicidad  de  su  madreen  el  asesinato  de  Darnlei  su  padre.  6 
por  temor  ;í  Isabel,  nada  hizo  por  impedir  los  resultados  áe  la  cé- 
lebre causa:  esta  conducta  ha  merecido  justas   censuras. 

Jacobo  I  de  Inglaterra  y  Vi  de  Escocia  reunid  las  dos  coronas: 
débil  y  mas  inclinado  á  la  teología  que  tí  la  política,  lo  único  que 
hizo  fué  incorporar  mas  fuertemente  Irlanda  á  Inglaterra.  Los  ca- 
tólicos estaban  descontentos  por  que  habiéndoles  prometido  la  to- 
lerancia, les  exijió  luego  la  capitación  impuesta  por  Isabel:  algu- 
nos de  ellos  en  inteligencia  con  un  misionero  jesuíta,  se  conjura- 
ron para  volar  el  parlamento  el  dia  de  la  apertura  de  las  sesiones, 
(conjuración  de  la  pólvora)  pero  descubierta  la  tentativa,  pagaron 
en  el  suplicio  los  principales  conjurados.  Murió  en  1623  cuando  el 
parlamento  adquirió  fuerzas  y  se  proponía  debilitar  el  poder  real. 


DE   LA   HISTORIA  UNIVERSAL  127 

Carlos  I  su  hijo,  casado  con  Enriqueta  de  Francia,  hermana  de 
Luis  XIII,  encontró  aspiraciones  liberales  con  que  ya  había  lu- 
chado su  padre,  y  obstáculos  para  continuar  el  absolutismo  monár- 
quico: en  los  dos  primeros  anos  disolvió  dos  veces  el  parlamento 
que  no  le  permitía  obrar  arbitrariamente  en  la  exacción  de  tributos: 
sin  embargo  los  impuso  por  si  solo,  emprendió  guerras  con  Espa- 
ña y  Francia  sin  beneficio  y  sin  ideal,  aconsejado  por  su  favorito 
Buckingham,  }renla  tercera  reunión  del  parlamento  (1628)  se  le 
presentó  la  proposición  de  derechos  que  tuvo  que  aprobar:  consig- 
nábase la  seguridad  personal,  inviolabilidad  de  la  propiedad,  in- 
tervención parlamentaria  en  todo  impuesto,  declarando  traidor  al 
que  lo  pagase,  con  otros  principios  que  anulaban  el  despotismo 
monárquico:  cerrado  el  parlamento  por  disolución,  nueve  diputa- 
dos fueron  aprisionados  y  comenzó  la  oposición  del  pueblo  contra 
la  corte:  Buckingham  fué  asesinado:  Sttrafibrd  aconsejaba  al  rey  la 
violencia  y  la  supresión  del  parlamento:  las  contribuciones  se  im- 
ponían sin  autorización  de  las  Cámaras,  los  puritanos  eran  perse- 
guidos y  los  que  se  negaban  á  pagar  la  contribución,  encarcelados: 
Laúd  obispo  de  Londres,  sostenia  el  derecho  divino  de  los  reyes 
frente  á  los  embates  denlos  liberales  cada  dia  mas  empeñados: 
Hampden,  Prynn  y  otros  sufrieron  castigos  y  mutilaciones.  La 
reina  estaba  en  relación  con  los  jesuítas,  se  transformaba  el  culto 
y  todo  parecía  indicar  una  reacción  religiosa  junto  con  el  despo- 
tismo político.  En  P^scocia  estalló  la  rebelión  al  modificarse  el  culto: 
se  instaló  el  covenant  para  la  conservación  del  puritanismo:  para 
recaudar  dinero  y  emprender  la  guerra  reunió  el  rey  al  parla- 
mento (1639)pero  en  vez  de  dar  subsidio  shizo  recriminaciones  y 
levantó  quejas  contra  el  despotismo.  El  rey  lo  disolvió  por  cuarta 
ves;  la  nobleza  iiQgó  los  recursos  que  se  la  pedían  y  entretanto  los 
insurrectos  escoceses  avanzaban  desalojando  de  sus  posiciones  á 
las  tropas  reales:  no  hubo  otro  medio  que  convocar  el  (plinto  par- 
lamento ó  parlamento  largo  (1640)  que  se  compuso  en  su  inmensa 
mayoría,  de  los  enemigos  de  la  corte  y  aun  de  la  religión  angli- 
cana.  Oliverio  Cromwell  figuraba  aliado  de  Vane,  Prynn,  .Hollis. 
Hamden,  Seldeno  y  otros  que  ademas  de  sus  ideas  tenían  agravios 
personales  que  vengar.  Laúd  y  Sttrafford  fueron  acusados  y  apri- 
sionados, se  negaron  subsidios  y  el  parlamento  se  previno  para  to- 
das las  contingencias,  haciendo  en  secreto  causa  común  con  los  esco- 
ceses sublevados;  el  rey  nombró  un  ministerio  de  oposicionistas 
pero  aun  asi  no  contuvo  la  efervescencia ;  se  desconfiaba  de  él, 
Sttrafford  murió  en  el  cadalso  mediante  un  juicio  en  que  no  se  guar- 
daron todas  las  formas.  Se  suprimieron  la  alta  comisión  y  la  ( Ja- 
mara estrellada.  El  rey  hizo  un  viaje  á  Esoecia  para  probar  la 
alianza  de  los  escoceses  y  el  parlamento  y  acusarlo  ante  el  pueblo; 
el  parlamento  levantó  un  ejercito  y  algunos  nobles  y  oficiales  se 


128  COMPENDIO. 

reunían  al  rey.  Un  bilí  para  que  se  sujetara  á  la  aprobación  parla- 
mentaria el  nombramiento  de  los  jefes  militares,  produjo  violentos 
altercados;  el  rey  por  su  parte  tampoco  cedia:  quiso  prender  il  los 
mas  notables,  y  no  lo  consiguió:  en  Irlanda  los  católicos  asesinaban 
á  los  colonos  protestantes,  en  tan  gran  número  que  se  hacían  subir 
las  víctimas  a  cincuenta  mil.  En   1G42    Carlos  I  marcho  a  Yorck 
decidido  a  sostener  por  las  armas  sus    prerogativas  contra  el  par- 
lamento: este  cuerpo  absorbió  todo  el  poder,  y  esperó  acumulan- 
do elementos  de  defensa.  El  rey  agrupaba  tropas  y  la  reina  desde 
Holanda  buscaba    apoyo  estrangero:  en  los   primeros  combates 
venció  el  ejercito  real,  hasta  que  Oliverio  Cromwell  organizó  una 
fuerza  tan  decidida  que  emulaba  el  resto  de  las  tropas,  y  el  parla- 
mento se  ligó  con  el   Covenant    escoces:  en  la  batalla  (JeMarsten- 
moor  murieron  diez  mil  realistas  y  en  su  consecuencia   los  parla- 
mentarios ocuparon  la  ciudad  de  Yorck:  Laúd  murió  en  el  patí- 
bulo: los  puritanos  reemplazaban  con  el    suyo  todos  los  caitos  sin 
dar  mas  señales  de  tolerancia    que  los  (pie  les  habían  perseguido: 
esta  conducta  dividió  ai  parlamento,  y  los  presbiterianos  se  incli- 
naban a  transacciones  con  el  rey:  se  acordó  que  ningún  diputado 
pudiera  tener  cargo  civil  ni  militar  y  Fairfax,  amigo  de  Cromwell 
sucedió  al  General  Esséx:  solo  se  admitióla   escepcion   de  Crom- 
wel  corno  jefe  dek  caballería:  en  Naseby  (Í'045)  recogió  Cromwell 
nuevos  laureles.  El  rey  pedia  ausilios  es  trange  ros  ¡sorprendidas  sus 
cartas  se  publicaron  y  acabó  esto  de  desprestijiarle:  los  parlamen- 
táristas  negaban  cuartel  a  los  irlandeses  y  loa  fusilaban  con  tanta 
crueldad  como  ellos  habían  empleado  contra  los  colonos   protes- 
tantes. Sitiado  Carlos  en  Oxford  pudo  huir  con  un  disfraz  y    mar- 
chó ;í  Escocia  donde  esperaba  reanimar  el  espíritu  público  en  su 
favor:  los  escoceses  se  negaron  á  defender  SU  causa,  le  retuvieron 

obligándole  á  oir  sermones  presbiterianos  en  que  se  le  recordaban 
sus  esiravios  y  los  de  su  familia,  y  por  último  le  propusieron  con- 
diciones «jnenopodia  aceptar,  siendo  entre  ellas  la  mas  dura  que 
abandonara  al  pueblo  á  sus  amigos;  trataron  con  el  parlamento  á 
quien  el  rey  entregaron  por  cuatrocientas  mil  libras  esterlinas. y  se 
disolvió  el  ejercito  escoces.  Las  intenciones  del  rey  al  proponer 
medios  de  arreglo,  no  «Tan  sinceras:  escribió  a  su  muger  Enriqueta 
de  Francia,  que  desharía  lo  que  forzado  hiciese  y  que  esperaba  á 
sus  enemigos  una  cuerda  de  cánamo  ( 1  6  17.  Enero,  entrega  del 
rey.) 

El  parlamento,  compuesto  en  su  mayoría  de  presbiterianos  quiso 
reducir  el  ejército:  los  soldados  no  obedecieron.  Cromwell  hizo 
trasladar  al  rey  al  castillo  de  Ilamptancourt  en  medio  del  ejérci- 
to; los  presbiterianos  temieron  y  propusieron  transacciones  ron  el 
rey.  pero  tampoco  entraba  eso  en  el  calculo  de  los  puritanos  inde- 
pendientes, cuyo  ejército  se    aproximaba  a  Londres    pidiendo  la 


DE    LA    HISTORIA  UNIVERSAL  129 

espulsion  de  once  diputados  presbiterianos  á  la  cual  accedió  el 
parlamento.  Cromwell  desistió  de  todo  proyecto  de  reconciliación 
convencido  de  la  falta  de  sinceridad  del  rey.  y  disolvió  la  sociedad 
de  Levellcrs,  especie  de  comunistas.  Otra  vez  huye  el  rey  Carlos 
de  la  prisión  (Holrnby)  y  se  refugió  en  la  isla  de  Wight,  cuando 
los  escoceses  arrepentidos  de  haberle  entregado  se  preparaban  á 
defenderle;  el  rey  rehusó  la  avenencia  que  le  ofrecían  los  presbi- 
terianos; la  agitación  realista  crecía:  Cromwell  batió  á  los  escoce- 
ses, prendió  al  rey  y  lo  hizo  conducir  á  un  castillo  solitario  (Di- 
ciembre 1648),  mientras  Pride  cercaba  el  parlamento  y  aprisio- 
naba á  ochenta  y  un  diputados  que  se  sustituyeron  con  indepen- 
dientes. Un  tribunal  compuesto  de  diputados,  oficiales  del  ejérci- 
to y  jueces  ordinarios  presididos  por  Bradshaw,  condenó  al  rey  á 
muerte.  El  30  de  Enero  de  1649  fué   egecutado. 

Se  disolvió  la  Cámara  de  los  lores  que  ya  solo  se  habia  reduci- 
do á  doce  miembros,  y  tomó  el  parlamento  la  investidura  de  po- 
der supremo  con  el  título  de  Parlamento  de  Inglaterra;  el  poder 
egecutivo  se  delegó  á  un  consejo  de  cuarenta  y  dos  miembros  pre- 
sidido por  Bradshaw:  el  gran  poeta  Mil  ton  era  uno  de  los  secreta- 
rios: el  tribunal  supremo  para  los  delitos  de  Estado  reemplazó  á 
la  Cámara  estrellada:  dominaron  los  presbiterianos,  en  medio  de 
la  agitación  y  ele  la  aparición  de  sectas  nuevas  y  de  predicaciones 
las  mas  variadas  y  estrañas:  un  zapatero,  Gregorio  Fox,  fundó  en 
1649  la  sociedad  de  los  amigos,  llamados  Quakeros  (tembladores) 
por  el  pueblo:  Fox  recorría  los  pueblos  predicando  la  penitencia 
y  el  arrepentimiento  y  anunciando  un  reino  de  Dios. 

Escocia  é  Irlanda  se  alzaron  en  armas,  pero  Comwell  y  sus  te- 
nientes vencieron,  empleando  con  tocias  las  artes  de  la  guerra  todo 
el  ensañamiento  del  terrorismo:  Carlos  II  que  habia  sido  procla- 
mado en  Escocia,  reunió  un  ejército  y  pasando  á  Inglaterra  con- 
vocó á  sus  parciales;  sin  que  se  le  reunieran  muchos  presentó  ba- 
talla en  Worcester  y  fué  derrotado  con  pérdida  de  millares  de 
soldados:  el  pretendiente  después  de  graves  peligros  se  salvó  en 
Francia  (1651).  Deseaba  Comwell  entrar  en  relaciones  estrechas 
con  Holanda  y  envió  un  delegado  á  quien  los  realistas  fugitivos 
asesinaron:  otro  segundo  recibió  ultrajes  que  produjeron  un  rom- 
pimiento entre  las  dos  naciones:  la  guerra  duró  tres  años  ven- 
ciendo la  marina  inglesa.  Cromwell  concertó  la  paz  con  Francia 
y  España,  levantó  el  comercio,  y  dio  á  la  marina  tan  grande  im- 
pulso, que  desde  entonces  Inglatarra  pudo  competir  en  los  mares 
con  las  naciones  mas  aventajadas,  y  aun  sobrepujarlas:  Dunkerke 
y  la  isla  de  Jamaica  se  unieron  á  los  dominios  ingleses. 

En  1653  Cromwell  disolvió  el  parlamento,  y  haciendo  salir  á 
los  diputados  con  palabras  injuriosas,  cerró  la  puerta  del  salón  de 
sesiones  v  se  metió  la  llave  en  el  bolsillo:  elegido  otro  parlamen- 

9 


130  COMPENDIO 

to,  lo  despidió  también  el  mismo  año.  Entonces  se  compuso  uno 
de  los  tres  reinos,  Inglaterra  Escocia  é  Irlanda,  con  el  poder  le- 
gislativo y  la  elección  de  los  altos  cargos,  y  Cromwell  quedó  co- 
mo Lord  Protector  de  la  República,  ejerciendo  el  poder  ejecutivo 
con  un  consejo  de  Estado.  El  Dictador  gobernó  con  energía  en- 
grandeciendo fuera  el  nombre  de  su  patria:  su  vida  privada  era 
intachable:  trabajó  por  la  libertad  religiosa  en  Saboya  y  Francia: 
con  muchos  proyectos  en  el  interior  para  organizar  la  alta  Cáma- 
ra y  para  concertar  constituciones,  nada  concluyó,  y  las  sospe- 
chas, y  el  temor  ú,  las  conjuraciones  unas  veces  reales  y  otras  ima- 
ginarias, le  precipitaron  la  muerte  (1658):  le  sucedió  su  hijo  Ri- 
cardo con  la  misma  representación,  mas  el  hijo  distaba  mucho  del 
genio  y  sagacidad  del  padre.  Al  cabo  de  algún  tiempo  renunció. 
y  en  Mayo  de  1060,  el  general  Monk  después  de  muchas  intrigas 
proclamó  la  restauración  monárquica.  Carlos  II  n  su  entrada  en 
Londr.es  prometió  amnistía  general  y  libertad  de  conciencia:  nin- 
guna de  ambas  promesas  cumplid, 

Desde  tiempo  de  la  reina  Isabel  se  proyectaba  el  estableci- 
miento de  colonias  en  Norte- Amencia;  en  los  reinados  sucesivos 
tomaron  mas  impulso  los  provecto-  y  se  llevaron  á  cubo  por  el 
orden  que  (letal laníos  cu  el  párrafo  II. 


PÁRRAFO  XI. 
La  iglesia  católica  y  el  pontificado 


Los  concilios  de  Constanza  y  Basilea  habían  tenido  por  olyetc 
poner  un  límite  ;í  la  propaganda  reformista  y  rorrejir  los  abusos 
que  los  mismos  papas  echaban  de  ver  en  las  costumbres  del  clerp: 
pero  nada  se  hizo,  y  aun  se  faltó  ;í  los   compromisos   contraídos 

con  los  bohemios.  Nicolás  V,  elegido  poco  antes  de  disolverse  el 
concilio  de  Basilea  (trasladado  ;í  Feriara  y  luego  á  Florencia 
por  Eugenio  IV)  era  amigo  de  la  ilustración  y  reprimió  algunos 
abusos.  Restauró  el  panteón  de  Agripa,  creó  bibliotecas,  ordenó 
traducciones  de  las  mejores  obras  griegas  protegiendo  generosa- 
mente ií  los  traductores  y  literatos,  hizo  levantar  palacios,  hos- 
pitales y  baños  páralos  enfermos.  Pero  su  despotismo  hacía  nías 
daño  á  sus  subditos  que  el  bien  que  reportaban  por  los  adelantos 
materiales:  Esteban  Foscari  intentó  restaurar  la  República  roma- 
na, pero  murió  en  el  suplicio.  Calisto  III  y  Fio  íl  no  remediaron 
los  males  de  los  pueblos  católicos;  antes  al  contrario,  las  ambi- 
ciones y  codicias  junto  con  la  arbitrariedad  agravaban  la  situa- 
ción. Paulo  II  persiguió  ;í  los  restauradores  de  la    literatura    cl;í~ 


DE    LA    HISTORIA  UNIVERSAL.  131 

sica  y  tuvo  mas  interés  en  enriquecer  á  su   familia  que   en  hacer 
adelantar  su  patria  (Pedro  Barbo,  veneciano)  y  en  enmendar   los 
escesos  de  que  todos  se  resentían.  Sisto  IV  hizo  guerra  contra  los 
turcos,  pero  también  la  encendió  en  Italia   ensangrentándose    de 
una  manera  que  desdice  de  su  carácter  sacerdotal:  su  política   fué 
el  nepotismo:  sus  mismos  parciales  le  acusan  de  desleal.  Inocencio 
TIII  no  fué  mejor  que  Sisto  IV:  vendía  los  destinos  creando  otros: 
protegía  á  los  bandidos  que  infestaban  el  territorio  romano.   "De 
este  modo,  dice  el  historiador  católico  Cesar   Cantú,  los   papas, 
siendo  cada  vez  menos  dignos  de  la  tiara  preparaban  el  azote  que 
estaba  ya  próximo.  Alejando  VI  (Borgia),    como  reuniendo  todos 
los  vicios  de  los  pontífices  que  censura  Cesar   Cantú,   vivió  en  el 
concubinato,  en  la  crápula  y  en  toda  clase  de  escándalos:  envene- 
naba á  los  ricos  para  sucede  ríes,  amparaba  (cuando  no  era   cóm- 
plice) los  enormes  crímenes  de  su   hijo  Cesar  Borgia  y  las  prosti- 
tuciones de  su   hija   Lucrecia.  Un   dia,  queriendo   envenenar  al 
cardenal  Corneto,  bebió   por  equivocación   el  veneno  y  murió, 
dejando  fama  de  abyecto,  relajado  é  infame:  el  terror  constituyó  la 
política  de  los  Borgia:  la  lascivia,  los  envenenamientos,  los  inces- 
tos, sus  costumbres  privadas  y  sus  medios  de  despojo   y  de  ver- 
gonzosos comercios.  Se  siguió  una   lucha    encarnizada  dentro   de 
Roma  terciando  españoles  y  franceses  en  las   disputas  de  Cesar 
Bergia  Orsini  y  Colona:  Borgia  tuvo  qqe  abandonar  la  pretensión 
ala  tiara,  y  fué  elegido  Pió  III  que  solo  vivió  2G  elias,    y  después 
Julio  II  que  fomentó  las  guerras  y  las  intrigas  haciéndose  fuerte 
en  medio  del  general  desconcierto. .León  X   (Juan  de   Mediéis) 
su  sucesor,  estaba  imbuido  de   las  ideas  del  renacimiento:  no   le 
asustaban  las  polémicas  pero  no  entendió  que  el  modo  de  restable- 
cer el  orden  cuando  se  ha  turbado,  es  dar  la  razón  al  que  la   tiene 
y  en  lo  que  la  tenga:  protegió  las  artes,  las  ciencias   y    las   letras: 
creyó  que  la  reforma  iniciada  porLutero  era  una  polémica  escolás- 
tica sin  consecuencias:    escitado  para  que  reuniese  un   concilio, 
desoyó  el  consejo:  tenia  mas  ele  artista  que  de  sacerdote,  y  mas  de 
tolerante  que  ele  fanático;  "dejar  hacer'7,  fué  la  norma  de  su  siste- 
ma, pero  siguieron  los  abusos  de  las   indulgencias,  y  aunque  por 
su  parte  no  cometiera  grandes  faltas,  se  cometieron  á  su  vista  sin 
que  las  remediara.  Clemente  VII  déspota  en  sus  costumbres  y 
celoso  de  su  autoridad  pontificia,    recordando  que  el  Concilio  de 
Basilea  habia  querido  limitar  el  poder  de  los  pontífices,  eludió  la 
convocatoria  del  que  reclamaban  los  mismos  protestantes.   Su  su- 
cesor Paulo  III  convocó  el  concilio  de  Trento,  pero  ya  era  tarde: 
(miso  reformarlas  arbitrariedades  y  abusos  comenzando  por  restrin- 
gir su  autoridad,  y  á  este  fin  encomendó  á  varios  cardenales  de  los 
mas  ilustrados  eme  redactasen  las  bases  de  la  reforma:  eidero  era 
ignorante  y  relajado,  y  esto,  ademas  de  las  ideas  trascendentales, 


*  Jo2  COMPENDIO 

■»iabia  dado  tí  los  humanistas  sus  mas  afilada»  armas.  Paulo  ÍIT 
para  no  desmentir  a  sus  predecesores,  se  aficiono  al  lujo.  ¡í  los  pla- 
ceres y  á  escesosde  concupiscencia:  Julio  III  y  Marcelo  II  no  hi- 
cieron mas  que  dejarse  arrastrar  por  la  corriente.  Paulo  IV  estre- 
mo las  persecuciones  de   lainquisicion.no  solo  por  hechos,  sino 

•  por  sospechas,  y  presunciones;  á  su  muerte  (1559)  el  pueblo  der- 
ribo  sus  estatuas  y  demolió  la  casa  inquisitorial.  Pió  IV  faé  avaro 
y  poco  escrupuloso:  mandó  asesinar  á  tres  sobrinos  de  Paulo  IV 
para  proteger  ásu  familia  dándola  los  puestos  vacantes.  Pió  Y. 
reformador  del  breviario  persiguió  como  Paulo  IV  hasta  las  infrac- 
ciones mas  leves  de  las  prácticas  religiosas  estertores.  Gregorio 
XIII,  amigo  de  las  ciencias  y  protector  de  la  imprenta  no  supo 
despojarse  del  fanatismo  (pie  le  condujera  á  celebrar  con    un  Te- 

Deum  la  infame  matanza  de  "la  San  Bartolomé"  en  Francia 
j¡  (reformó  el  calendario).  Sisto  V  solo  se  cuidó  de  estirpar  las  disi- 
■  dencias  religiosas  y  de  volver  al  papado  su  antigua   omnipotencia; 

*  en  cambio  fomentó  la  industria,  socorrió   las    necesidades  de   loé 
-desvalidos,  restauró  la  justicia  y  limpió  de  salteadores  el  territorio 
-romano:  desenterró  monumentos  antiguos  y  levantó  otros  (pie  com- 
petían en  grandeza  cou    los  restos  descubiertos.   Clemente  VIH 
-dio  á  Francia  la  libertad  religiosa,  protegió  las  letras  y  las  artes, 
vjcorono  al  Tasso.  y* sin  embargo  dé i  sobrepujar  á  los   papas  «1 
¿poca,  dejó  morir  en  las  hogueras  de  la  inquisición  al  filósofo  Jfcr- 
<dano  Bruno.  Paulo  V  fomentó  la  guerra  con    Venecia.    acabó    la 
iglesia  de  San  Pedro  y  enriqueció  el  museo  del   Vaticano:  ( ¡  regorio 
XV  aficionado  á  las  letras,  trabajó  por  engrandecer  el  pontificado: 
I  ¡rbano  VIII  (1623,  1 644)  siguió  la  misma  política  pero  tiene  so- 
mbré él  la  mancha  y    el   descrédito   de    haber  obligado    al    ilustre 

GrJÜileo  á  retractar  la  doctrina  d(k'  la  rotación  de  la  tierra  (pie 
jueces  ignorantes  declararon,  falsa,  absurdto; formalmente  herética 
r¡  contraria  A  la  Santa  Efcritura:  la  inquisición  ud  perdonaba  nin- 
guna clase  de  libertad  y  ningún  principio  científico  que  eseediéra 
•la  altura  del  nivel  ordinario. 

Los  jesuítas.— Fundó  la  compañía  de  jesuítas  en  159  I.  reconté 
«Ida  por  el  papa  Paulo  III  en    1  ó  10.    Ignacio  de  Loyola  (pie  había 
'nacido  en  1490  en  las  provincias  vascongadas.  Xorte  de  España. 
Guerrero  en  sus  primeros  anos,  abandonóla  carrera   de  las  armas 
y  se  envolvió  en  un  saco  de  penitente,  proponiéndose  el  sufrimien- 
to y  la  penitencia  por  la  fe:  visitó  Jerusalen  en  152:>  y  regresó  con 
lüa  idea  de  fundar  una  milicia  de  Cristo;  estudió  filosofía  y  teología 
en  las  universidades  de  España  y    marchó  á  París  en    1528:   allí 
acabó  sus  estudios.  Eeunido  con  otros  seis  místicos.    Pedro  Le- 
•  febre,  Francisco  Javier,  Simón  Rodríguez,  Diego  Lainez.    Alfonso 
Salmerón  y  Nicolás  Bobadilla.  juraron  ademas  délos  tres   rotos 


DÉLA  HISTORIA  UNIVERSAL.  loo 

monásticos  (pobreza,  castidad  y  obediencia),    obedecer    al    pontí- 
fice en  cuanto  les  encargase,  y  á  sus  superiores  en  lagerartpHáqae 
se  })royectaba (1534):  agregados  otros  presentaron  sus  estatutos 
al  papa  Paulo  III,  que  lo«  aprobó:  llamábase  la  sociedad  ' 'orden 
de  religiosos  de  la  compañía  de  Jesús".  Loyola  fué  el  primer  ge- 
neral de  la  orden:  solo  habia  un  fm.    el  fio  religioso.    El  consejo 
de  asistentes  elegía  al  general,  este  álos  superiores  de  provincias 
y  después  en  escala  gerárquica  hasta  el  último  jesuíta.  La    vigi- 
lancia era  recíproca  y  la  obediencia  absoluta.    Los  aspirantes  se 
sometían  á  pruebas  difíciles:  habia  seis  grados;  novicios,  herma- 
nos  temporales,  escolares  con  votos  simples,   coadjutores,   profe- 
sos de  tres  votos  y  profesos  de  cuatro  votos:    de  esta  clase  sesta 
salían  los  superiores.  Al  entrar  en  la  compañía  se  rompían  todos 
los  vínculos  de  la  familia  y  de  la  sociedad  civil.  El  papa   concedió 
privilegios  á  esta  Sociedad  que   habia  de  ser  tan   funesta  en    eí ' 
porvenir:  sus  miembros  podían  mezclarse  en    todas  las  relaciones 
de  la  vida  y  obrar  sin  estorbo,  separándose  de  todo  empleo  y  des- 
tino fijo:  eran  diversas  las  funciones  deljesuita  según   su  aptitud: 
uríos  se  dedicaban  alas  ciencias  ó  á  la  contemplación:  otros  á  la- 
enseñanza  ó  á  la  política:  serian  á  todo  destinados  porque  su  olí- 
jeto  era  universal.   Pronto   creció   la   Sociedad:  cincuenta   años 
después   de  establecida,  contaba  mas  de  trece  mil  miembros  dis^ 
minados  en  todo  el  mundo,  y  en  todas  partes  influyendo  al  fm  co- 
mún y  bajo  una  sola  dirección.   El  destino  déla  Compañía  de  Je- 
sus ha  sido  lo  opuesto  al  renacimiento,  á  la  libertad  moral,   y  al 
progreso:  un  reinado  teocrático  cuyo  dios  en  la  tierra  fuese  el  pon- 
tífice: como  resultado  natural  ele  ese  propósito,  los  jesuítas  comba- 
tieron la  reforma  filosófica,  la  reforma  política  y  la    reforma  reli- 
giosa: en  el    confesonario  dominaban  las  conciencias,    en   la    polí- 
tica tegian  los  lazos  para  hacer  afluir  á  sus  fines  los  grandes  me- 
dios de  que  disponían ;  ilustraban  al  clero  y  contenían    al   pueblo 
quitando  á  este  armas  y  proporcionándolas  á  los  primeros:  pero  su- 
ilustracion  no  era  moral    en    el  sentido  lato,    sino    determinada- 
mente religiosa,  casi  siempre   acomodaticia,  sofística:  la  confianza 
y  la  lealtad  se  sometían  á  propósitos  ambiciosos;  la  reéerya   menta* 
que  falsea  todas  las  armonías  sociales,  la  justificación  de  los  medios 
que  absuelve  el  crimen  y  lo  enaltece  bastando  alegar  un    fin  útil, 
desnaturalizaban  las  conciencias  envileciendo  desde   las  dulzuras  , 
de  la  familia,  hasta  los  resortes  complicados  de  la  política:  la  false- 
dad, la  astucia  y  la  intriga,  se    aprobaban  como    recursos   lícitos: 
por  estos  caminos  dominaron  dos  siglos  con  ayuda  de  los  pontífices 
y  el  apoyo   indiscreto  del  clero.    No  desarrollaban  las  facultades 
del  pensamiento,  sino  que  lo  encerraban  en  moldes  mezquinos:  el 
mecanismo,  era  toda  su  enseñanza:  se  educaba  una  parte  del  hom- 
bre para  profesión  ú  oficio  determinado,  pero  no  todo    el    hombro 


134  COMPENDIO 

puesto  en  todas  las  relaciones  que  emanan  de  la  política,  de  la  so- 
ciedad y  de  la  familia:  el  alumno  jesuita  era  hábil  en  una  cosa: 
empleado  ó  artista,  comprendía  su  misión,  pero  nada  mas  allá:  la 
inconsciencia  era  el  sistema  de  los  inferiores  en  la  sociedad  jesuí- 
tica, y  del  pueblo  respecto  á  ellos:  la  libre  indagación  se  achacaba 
á  orgullo,  mientras  á  lo  esterior  se  atribuía  todo  el  mérito  en 
acuerdo  con  el  propósito  religioso:  su  filosofía  tenia  que  ser  y  era 
estrecho,  sin  fundamento;  fatigaba  el  espíritu  sin  enseñarle:  creaba 
escépticos  del  pensamiento:  su  historia,  era  una  crónica  sin  crítica, 
sin  pintura,  sin  examen  y  sin  profundidad.  Cultivaban  bien  las 
ciencias  exactas  porque  no  contradecían  á  su  objeto:  todo  lo  que 
era  encauzar  la  inteligencia  lo  admitían:  todo  lo  que  era  liber- 
tarla, lo  rechazaban.  Por  su  educación,  no  se  asentaba  ninguna 
moral  mas  que  la  del  egoísmo:  aprovechaban  lo  que  hay  de  im- 
perfecto en  la  naturaleza  para  someterlo  convirtiéndolo  en  ins- 
trumento: la  conciencia  salia  escéptica,  el  pensamiento  sin  hori- 
zontes: asi  preparaban  su  dominio  en  el  Confesonario  y  en  la 
escuela.  Como  organización,  se  hizo  incontrastable:  es  hábil  pero 
nociva:  es  un  sistema  para  someter  á  los  individuos  y  á  los  pue- 
blos conviniéndoles  á  una  obediencia  pasiva  sin  protesta,  sin 
idealidad,  sin  elevación  y  sin  porvenir:  crear  el  vacío  filosófico 
intelectual  para  un  dominio  pontificio  en  las  conciencias,  y  un 
imperio  absoluto  del  jesuitismo  sobre  los  pontífices:  la  religión  ha 
sido  esplotada  como  medio.  Asi  los  jesuítas  no  lian  creado  hom- 
bres religiosos,  sino  fanáticos  que  sujetos  á  un  yugo  no  ven  mas 
camino  que  aquel  porque  son  arrastrados.  Kl  jesuitismo  fin'  el 
principio  déla  reacción    religiosa. 

El  Concilio  de  Trento.  —  La  oposición  literaria  y  filosófica  en- 
tre oscurantistas  y  humanistas,  se  ensanchó  á  la  esfera  práctico 
religiosa  desde  los  primeros  movimientos  de  la  reforma.  En  Ale- 
mania los  ánimos  estaban  predispuestos,  apoyándose  la  agitación 
tanto  en  las  ideas  como  en  el  recuerdo  de  los  agravios  que  había 
sufrido  la  nacionalidad.  Favorecieron  la  reforma  las  luchas  eiítre 
Francia  y  España,  los  celos  de  los  reyes  y  de  estos  coto  los  pa- 
pas, y  el  poco  empeño  del  pontificado  en  coi  -regir  vicios  que  la- 
mentaban hasta  los  mas  fervientes  católicos  como  Sadolet,  Conta- 
reno  y  otros  cardenales  respetados  por  su  saber  y  prudencia.  Los 
jesuítas  llegaron  tarde  para  combatir  en  el  Norte  el  desarrolle 
de  la  reforma,  pero  promovieron  la  contra  reforma,  y  en  alian/a 
con  otros  elementos  reaccionaron  el  espíritu  occidental.  La  obe- 
diencia pasiva  de  los  subordinados  dejaba  á  los  generales  y  supe- 
riores del  jesuitismo  un  poder  (pie  exigía  del  lado  opuesto  organi- 
zaciones fuertes:  eso  mismo  á  través  de  tantos  vicios  del  jesuitis- 
mo les  dio  el  finico  mérito  de  penetrar  en  todas  las    regiones  hasta 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  135 

<íon  el  sacrificio  de  su  vida:  marchaban  obligados,  fundaban  esta- 
blecimientos, emprendían  misiones  que  aun  desde  su  punto  de 
vista  hubiesen  sido  mas  meritorias  á  no  ser  tan  forzadas:  sirvieron 
en  algo  al  comercio  y  alas  ciencias,  aunque  esto  no  compensó  ni 
con  mucho  el  daño  que  hicieran  ala  moral,  ala  inteligencia  po- 
lítica y  al  derecho  humano. 

Tras  repetidas  instancias,  Paulo  III  reunió  el  Concilio  en  Tren- 
toel  año  1545:  las  dos  primeras  reuniones,  de  1546  al  48  y  de 
1551  al  52,  nada  se  concluyó  y  hasta  1562  continuaron  asi  las 
cosas:  se  abrieron  en  ese  año  las  sesiones  á  las  cuales  no  concur- 
rieron los  protestantes:  tenían  voto  ademas  de  los  obispos  los  em- 
bajadores de  los  príncipes.  El  emperador  Carlos  Y  quería  hacer 
algunas  reformas  en  el  papado,  respecto  al  celibato,  el  número  de 
cardenales, las  dispensas,  los  beneficios  eclesiásticos,  la  eucaristía 
y  los  ayunos.  Pío  IY  que  habia  sucedido  á  Paulo  III  rechazaba 
las  innovaciones.  En  .el  dogma  nada  se  alteró,  y  fué  confirmado  el 
carácter  de  infalibilidad  de  los  artículos  de  fe:  de  consiguiente 
caía  el  anatema  contra  las  doctrinas  opuestas  y  las  interpreta- 
ciones anticatólicas:  toda  idea  de  reconciliación  estaba  cortada, 
pero  ni  los  protestantes  ni  los  católicos  deseaban  avenirse:  se 
corrigieron  algunos  abusos  de  disciplina  renovando  leyes  antiguas 
y  se  declaró  cuales  eran  las  obligaciones  de  los  obispos.  Asi  pre- 
tendía haberse  dado  el  último  toque  á  la  constitución  eclesiástica: 
de  allí  en  adelante  cesaron  las  asambleas  generales  eclesiásticas 
delegando  en  la  monarquía  papal:  seguíase  en  esto  el  rumbo  de 
la  política  de  los  reyes  que  absorviendo  todo  el  poder  prescin- 
dirían de  las  cortes,  asambleas  y  representaciones.  El  catolicismo 
tomó  el  carácter  de  inmutabilidad  absoluta  mientras  las  iglesias 
protestantes  marchaban  hacia  la  variedad  y  la  libertad.  El  Con- 
cilio de  Trento  estaba  desautorizado  al  reunirse  por  tercera  vez: 
el  papa  veia  todo  antes  de  discutirse  y  no  estaba  dispuesto  á  pu- 
blicar nada  contrario  á  sus  ideas  intolerantes:  los  obispos  france- 
ses se  quejaban  de  esta  conducta:  Enrique  II  de  Francia  deciu 
que  el  concilio  era  un  convento:  el  emperador  de  Alemania  quedó 
descontento  y  agraviado  aunque  se  trató  de  compensarle.  Con  los 
retoques  dados  á  la  disciplina  y  la  confirmación  del  dogma,  ya  la 
Iglesia  católica  no  cambiaría  pero  la  historia  no  se  sujeta  á  las 
arbitrariedades  y  creencias  de  un  dia;  asi  con  el  tiempo  se  consa- 
graría la  libertad  religiosa,  y  los  mismos  católicos  necesitarían 
recurrir  á  los  medios  cíe  discusión  y  polémica  que  entrañan  incon- 
formidad con  el  absoluto  inmutable  de  las  prescripciones  del  con- 
cilio del  siglo  XYI.  En  el  occ^Gnte  nacían  nuevas  órdenes  re- 
ligiosas, y  la  inquisición  y  los  jesuítas  acallaban  el  espíritu  inda- 
gador convirtiendo  ú  los  pueblos  al  rigorismo  religioso  (pietismo): 
prohibíase  la  circulación  de  los  libros,  se  contradecían  las  inves- 


136  COMPENDIO 

tigaciones  científicas,  se  condenaba  la  libertad  de  crítica,  y  todo 
él  ejercito  de  la  iglesia  se  dedicó  á  combatir  el  nuevo  espíritu  de 
los  tiempos  y  las  tendencias  reformadoras  del  renacimiento. 
Paulo  IV  fundó  las  órdenes  de  los  teatinos  y  autorizó  la  congre- 
gación de  padres  del  oratorio;  el  siglo  XYII  se  reformaba  la  or- 
den de  San  Bernardo  y  se  fundaba  la  regla  de  monjas  de  la  Visi- 
tación, con  otras  muchas  creaciones  que  indicaban  el  éxito  déla 
reacción  religiosa:  propagábanse  noticias  de  milagros  y  crecía  eí 
misticismo  á  la  vez  que  por  otro  lado  la  inquisición  apagaba  las 
llamaradas  de  la  inteligencia,  hasta  llegar  en  España  los  tiempos 
desgraciados  de  Carlos  II,  en  Francia  la  revocación  del  edicto  de 
Xantes  por  Luis  XIV,  en  Italia  y  Austria  las  mismas  exajera- 
ciones  místicas  con  olvido  de  toda  la  vida  social  y  universal. 
Emancipados  los  pueblos  protestantes,  pudieron  adelantar  en  la 
educación  moral  y  científica  durante  el  retroceso  occidental  que 
no  limitaba  solo  las  aspiraciones  de  la  conciencia,  si  es  que  también 
el  vuelo  del  pensamiento  y  la  reforma  de  Tos  sistemas  políticos: 
de  esta  suerte  los  protestantes  progresarían  evolucionando  las  so- 
ciedades, y  los  católicos  necesitaron  la  violencia  revolucionaria 
para  concurrir  á  las  combinaciones  de  la  política  universal  y  al 
destino  de  los  pueblos  y  las  razas  en  la  civilización  total  humana. 
El  mayor  error  de  los  hombres  es  suponer  absoluto  e  inmutable, 
loque  piensa  ó  cree  la  humanidad  ó  una  parte  de  ella  en  un  dia 
histórico,  porque  cerrando  el  paso  ;í  la  inteligencia,  la  niegan  fu- 
ciles transiciones  y  la  obligan  a'  estallar  rompiendo  las  paredes  en 
que  se  la  contuvo. 


PÁRRAFO  XII. 

Resumen  del  primer  periodo  tiistórieo  de 
la  edad  moderna. 


italiano  esperó  el  renacimiento  para  ponerse  al  frente  de  la- 
artes,  las  letras  y  las  ciencias:  mas  bien  ella  lo  inició  con  sus  gran- 
des  poetas,  sus  artistas  y  sus  indagadores  científicos.  Las  anti- 
güedades griegas  uniendo  sus  bellezas  ;(  los  progresos  italianos 
impulsaron  al  siglo  XV.  y  despertaron  nuevos  sentimientos  6 
ideales:  el  amor  ;í  la  literatura  y  ií  la  filosofía  antigua,  si  fué  sim- 
plemente para  unos  desagravio  contra  el  oscurantismo,  fué  para 
los  reflexivos  y  pensadores  palanca  de  adelanto  y  cimiento  firme 
de  una  civilización  espléndida.  La  libertad  que  hizo  de  la  patria 
de  Codro  la  patria  de  Sóphoeles  y  Arístides.  fin'  la  primera  invo- 


DE  LA  HISTORIA    UNIVERSAL.  137 

ración  del  renacimiento:  la  consideración  del  hombre  examinado 
desde  una  independencia  filosófica,  le  devolvía  los  fueros  perdi- 
dos entre  preocupaciones  y  desvíos  humanos:  los  héroes  y  los  filó- 
sofos desde  sus  sepulcros  señalaban  al  pensamiento  sus  derroteros 
y  enseñaban  que  no  han  vivido  parala  historia  los  pueblos  que  so- 
portaban el  despotismo,  y  que  son  inmortales  losque  conocieron  y 
aprovecharon  la  libertad.  La  actividad  fue  universal  y  en  todas 
direcciones;  sed  de  descubrimientos,  de  ciencias,  de  progreso,  de 
vitalidad.  Un  filósofo,  Toscanelli,  lleva  la  duda  no  como  sistema 
sino  como  medio  de  llegar  á  la  verdad;  alienta  á  Cristóbal  Colon, 
y  cuando  todos  llaman  loco  al  ilustre  genoves,  el  dice;  "muy  bien 
puede  ser  un  cuerdo  sublime".  En  el  momento  en  (pie  la  Europa 
está  en  ebullición,  vías  ideas  se  entrechocan,  v  los  antiguos  siste- 
mas  oscilan  sobre  sus  pedestales  seculares,  un  marino,  solo,  aban- 
donado, ofrece  el  descubrimiento  de  un  mundo  y  Genova  y  Por- 
tugal rechazan  el  presente,  y  España  solo  lo  admite  después  de 
haber  hecho  sufrir  al  genio  todos  los  torcedores  de  la  amargura: 
Juan  Pérez  de  Marchena,  prior  de  la  Rábida,  tiene  la  gloria  de 
presentir  al  hombre  inmortal  bajo  los  pobres  harapos  de  Colon. 
Doctores  y  sabios,  corte  y  pueblo,  nobles  y  plebeyos,  persiguen 
con  sarcasmo  la  magestuosa  figura  y  la  noble  testarudez  del  ma- 
rino: pero  él  también  persigue  su  objeto:  todas  las  conjuraciones  de 
la  desdicha  y  todos  los  dardos  de  la  perversidad  y  de  la  ignorancia 
son  impotentes  contra  la  idea  que  se  mueve  en  aquel  cerebro  de 
luz,  y  contra  la  fortaleza  templada  á  prueba  de  las  mas  crueles 
adversidades. 

¿Qué  parte  de  gloria  cabe  á  los  reyes  católicos  en  la  ciclópea  em- 
presa de  Colon?  A  Fernando  Y  ninguna;  á  Isabel  el  mérito  de  du- 
dar, luchar  y  aventurarse:  no  era  fácil  cosa  en  aquel  tiempo  tor- 
cer la  corriente  de  ideas  que  engarzaban  en  la  religión  y  con  ella 
formaban  liga  estrecha.  Llega  el  dia  deseado  y  Colon  hace  rum- 
bo al  Occidente,  y  á  medida  que  avanza  todos  dejan  de  creer  y 
solo  él  cree  mejor.  Acaso  nunca  en  la  humanidad  palpitó  tanto 
un  corazón  al  oir  una  palabra  pronunciada  por  los  labios  de  los 
que  habían  negado.  "Tierra,  tierra"  dijeron  los  marineros;  el  sue- 
ño de  Colon  tomaba  formas,  el  espíritu  había  creado,  la  idea  era 
el  hecho:  las  hipótesis  acerca  de  la  tierra  tenían  su  solución  y  su 
grandioso  desenlace:  aquel  momento  de  una  dicha  superior  á  to- 
dos los  humanos  placeres,  compensaba  las  amarguras  y  las  ingra- 
titudes del  pasado.  Hasta  ahi  el  gran  suceso.  ¿Qué  seria  de 
América?  ¿qué  requerían  de  la  historia  los  segundos  actores  de 
aquella  escena?  Colon  no  había  terminado:  (pieria  descubrir  mas. 
y  aun  en  las  últimas  súplicas  al  rey  Fernando,  después  de  haber 
escudriñado  uua  porción  del  continente,  escribia.  'todavía  puedo 
ser  útil:  me  siento  llamado  á  otras  empresas".    El  rey  le  abando- 


138  COMPENDIO 

no:  murió  corno  cu  general  los  siglos  dejan  morir  ¿los  que  valen 
mas  que  las  generaciones  coetáneas. 

Después  del  primer  viaje  Colon  deseaba  elevar  el  entusiasmo, 
y  solo  entusiasmo  inspiraban  las  riquezas:  acaudaló  oro,  permitió 
lo  que  rechazaba  su  honrada  conciencia  y  fué  acusado  de  las  tíra- 
nias  que  se  le  impusieron  3^  de  los  estravios  que  obrando  con  es- 
pontaneidad hubiera  evitado.  Entonces  los  soldados  de  Granada. 
y  después  los  guerreros  contra  Italia  y  Francia,  buscarían  las  ha- 
zafías  y  las  riquezas  en  el  nuevo-mundo:  los  segundones  del  feu- 
dalismo vencido  pedirían  reparación  á  su  audacia:  el  clero  tenia 
anchos  horizontes  para  ejercer  su  ministerio:  la  impaciente  codicia 
no  esperaba  del  trabajo  el  premio:  parecíale  que  fuese  todo  lícito 
para  satisfacerse  y  aprovechó  los  absurdos  de  los  franciscanos, 
la  teoría  de  los  fanáticos  y  las  doctrinas  del  egoismo  y  de  la  per- 
fidia: América  fué  tierra  de  conquista:  no  se  intentaba  asociar  á 
los  que  muchos  teólogos  escluian  de  la  familia  humana:  la  vida  de 
los  desgraciados  indígenas  no  inspiraba  compasión  ni  otro  respeto 
humano.  Levantaron  la  voz  los  dominicos  en  noble  campana:  de- 
fendió Las  Casas  la  libertad  de  aquellas  masas  que  caian  ante 
esfuerzos  superiores  ásus  facultades,  pero  si  de  la  metrópoli  lle- 
gaban consejos  ú  órdenes  que  atenuasen  el  nial,  habla  medios  de 
eludirlos.  Las  Casas,  compadecido  de  los  dolores  mas  inmediato-. 
pidió  el  reemplazo  de  la  esclavitud  indígena  con  la  esclavitud  de 
los  africanos,  la  sustitución  de  un  mal  sin  estirparlo:  viendo  las 
penalidades  mas  próximas  buscó  cualquier  solución  admisible  á  la 
codicia:  sentimiento  géneros»»  manchado  por  falta  de  rellexiou  bas- 
tante, pero  siempre  digno  del  aprecio  que  merecen  las  lágrimas 
derramadas  sobre  los  humanos  sufrimientos.  Los  portugueses  ha- 
bían tenftlo  la  desgraciada  idea  de  abrir  el  tráfico  de  negros  en  el 
Golfo  de  Guinea:  el  cristianismo  negaba  la  esclavitud,  péro¿ctfmo 
se  estaba  practicando  la  doctrina  de  Cristo.'  ¿Existían  aquellos 
principios  mas  que  en  los  labios?  Los  indígenas  desaparecieron  de 
las  grandes  Antillas,  viaraza  negra  fué  sometida  al  martirio 
por  hombres,  católicos  ó  protestantes,  que  decían  tener  por 
dogma  el  evangelio. 

Viéronse  en  la  conquista  hechos  heroicos,  [razanas  dignas  de 
ser  cantadas  por  Homero:  Cortes  en  Méjico.  Pizarro  y  Almagro 
cu  el  Perú:  caudillos  que  con  un  puñado  de  hombres  asaltaban 
imperios  poderosos  sufriendo  miserias  sin  cuento  y  peligros  sin  in- 
terrupción: suben  á  los  picos  de  los  Andes  y  bajan  á  valles  tan 
estensos  como  la  mitad  de  Europa;  acometen,  avanzan,  caen  se 
levantan,  siguen,  vencen,  queman  las  naves,  vuelven  las  armas 
unos  contra  otros  y  hacen  el  pacto  de  la  victoria  ó  de  la  muerte. 
El  heroísmo  es  independiente  de  la  causa.  Leónidas  fué  héroe  de- 
fendiendo en  las  Termopilas  la   libertad    y   la  independencia    de 


A    LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  1  oí) 

Grecia,  y  héroe  fué  Cesar  aniquilando  la  libertad,  las  leyes  y  la 
República  de  Roma.  La  historia  de  hoy,  tiene  el  deber  de  mirar 
por  encima  del  brio  de  los  atletas,  la  justicia  ó  injusticia  que  se 
defiende.  Los  medios  fueron  malos;  aquello  no  era  el  derecho: 
los  indígenas  tenían  su  posesión  tan  prescrita  como  la  de  los  de- 
mas  países:  España  acababa  de*  luchar  ocho  siglos  en  demanda 
de  reivindicación.  Y  sin  embargo,  no  es  equitativo  aplicar  al  siglo 
XVI  la  lógica  de  nuestro  siglo  que  aun  en  la  actualidad  no  ha- 
lla sanción  práctica.  Poco  hacía  que  en  las  guerras  se  arrebataba 
la  propiedad  particular  entre  cristianos,  y  entre  disidentes  nin- 
gún escrúpulo  abrigaba  el  vencedor:  lo  particular  respondía  á  la 
política  universal  poco  equitativa  ó  demasiado  arbitraria  en 
honor  de  la  fuerza. 

Si  la  situación  de  España  por  su  carácter  belicoso  debido  á  las 
constantes  luchas  con  los  mahometanos,  era  la  mas  propia  para  las 
aventuras  y  para  la  conquista,  las  ideas  estaban  lejos  de  poder 
prevenir  un  orden  que  dado  el  estado  general,  mereciera,  sino 
aplauso,  justificación  de  la  posteridad:  la  guerra  vigorizó  el  bra- 
zo, pero  también  acostumbró  á  la  violencia:  los  reyes  católicos 
habián  faltado  á  las  capitulaciones  de  Granada:  el  espíritu  religio- 
so estaba  escitado  en  la  larga  contienda  de"  dos  dogmas:  asi  se 
ven  salir  hombres  mezclados  de  heroicidad  y  de  fanatismo  que 
aprendieron  á  no  reconocer  por  sus  semejantes  á  los  que  profe- 
saran otras  creencias.  La  ignorancia  de  las  masas  favorecía  las  am- 
biciones y  dejaba  absueltos  los  medios:  el  pontificado  que  en  aque- 
lla época  tenia  el  deber  de  velar  por  los  fueros  humanos,  estaba  aun 
mas  corrompido  que  los  pueblos:  Alejandro  VI  que  fijó  los  límites 
ideales  de  los  dominios  portugueses  y  españoles,  mcestuaba  con 
su  hija  Lucrecia,  y  envenenaba  para  adquirir  riquezas. ^olo  una 
ceguedad  universal  podia  consentir  la  fórmula  que  llevó  Alonso 
deOjeda  como  título  de  dominio;  fórmula  que  era  la  usurpación 
apoyada  en  el  sofisma,  la  esclavitud  amparada  y  reconocida  pol- 
la religión:  se  quemaba  á  los  filósofos  y  se  perseguía  á  los  sabios: 
para  el  Occidente,  y  en  especial  para  España,  la  verdadera  edad 
ile  calamidades  y  de  intolerancia,  comenzó  con  la  dinastía  de 
Habsburgo:  la  religión  lo  fué  todo,  y  como  dentro  de  ella  los  teó- 
logos (comisión  de  Fernando  X)  aprobábanla  esclavitud  Ja  codi- 
cia no  necesitaba  mas  ni  aun  tantos  testimonios.  En  general  los 
conquistadores  eran  ignorantes:  Pizarro  y  Almagro  no  firmaron, 
por  no  saber,  el  pacto  famoso  con  Hernando  de  Luque  para  con- 
quistar el  Perú.  Pero  de* entre  las  ideas  dominantes  solia  aparecer 
una  protesta.  Bartolomé  de  Olmedo  reprendió  íí  Hernán  Cortes 
sus  escesos  contra  la  religión  tlascalteca  y  negó  que  hubiese  otros 
medios  que  la  razón  para  convertir  á  los  indígenas:  ese  fraile  ani- 
moso invocaba  la  libertad  de  conciencia  cuando  la  virtud  se  hacia 


140  COMPENDIO 

consistir  en  la  intolerancia.  En  pro  de  los  conquistadores  hay  al- 
gunas circunstancias  atenuantes,  pero  que  no  les  justifican:  los 
reyes,  la  corte  y  el  clero  solo  tienen  en  su  abono  el  mérito  de  las 
pocas  personalidades  que  salieron  á  la  defensa  del  derecho  escar- 
necido, pues  al  ennegrecer  mas  la  conducta  de  los  poderosos  al  me- 
nos se  puede  alegar  que  no  fué  unánime  la  impiedad.  La  conquis- 
ta es  una  epopeya  escrita  con  sangre  y  con  lágrimas:  aquellos 
guerreros  nada  tenian  que  envidiar  a  los  de  Marathón:  Hernán 
Cortes  en  Otumba,  es  tanto  como  Cesar  en  Manda:  falto  la  dig- 
nidad de  la  causa:  nietos  de  los  héroes  de  las  Navas  de  Tolosa. 
llevaban  el  mismo  corazón,  solo  que  allí  vibraba  por  la  indepen- 
dencia, yaquiporlas  codicias  y  las  pasiones:  asi  la  historia  apre- 
cia de  diferente  modo  el  valor  de  Muelo  Scévola  y  el  valor  de  Ja- 
cobo  Clemente. 

En  la  segunda  parte  de  la  conquista  la  religión  ejerce  el  princi- 
pal papel:  los  indígenas  aherrojados  y  humillados,  reciben  las 
formas  sin  convertirse:  lo  mas  que  se  consigue  es  fanatizarlos,  y 
el  resultado  es  la  esterilidad.  Al  Sur  los  jesuítas  fundan  conside- 
rables establecimientos  y  los  enriquecen;  sus  dominios  del  Para- 
guay adquieren  una  prosperidad  sorprendente,  pero  colonias  y 
razas  van  agotándose  hasta  extinguirse:  se  les  formaba  para  la 
servidumbre  moral  y  esta  servidumbre  aniquiló  los  establecimien- 
tos de  que  se  enorgullecían  los  discípulos  de  Loyola.  porque  todos 
los  bienes  son  infecundos  cuando  se  mata  la  conciencia  y  el  pen- 
samiento, y  se  atrofia  Ja  vitalidad  íntima  de  los  pueblos.  Líos  so- 
fistas y  amigos  de  paradojas  han  querido  escosar  tantos  abusos 
atribuyendo  a  los  indígenas  una  estrema  decadencia  moral  y  po- 
lítica. No  eran  las  naciones  del  continente  sociedades  envidiables 
por  sucdltura,  pero  en  Méjico,  el  Perú.  Bogotá'  y  parte  áé 
Centro- América,  tenian  una  fortaleza  que  en  nada  se  parecy  ú 
la  debilidad  de  los  actuales  restos  dé  aquellos  pueblos:  sus  monu- 
mentos y  su  ideas  acreditan  que  eran  capaces  de  progreso,  que 
podían  fructificar  en  sus  almas  todos  los  generosos  impulsos.  "Cree 
tu  lo  que  quieras,  que  la  creencia  es  libre:  pero  déjanos  amar  los 
Dioses  que  hemos  heredado  no  con  menos  títulos  que  tú  los  tuyos", 
decían  los  tlascaltecas  í  Hernán  ('ortos:  Esto  arguye  una  con- 
ciencia mucho  mas  sana  que  la  de  los  conquistadores  y  una  razón 
bastante  clara  para  inspirar  juicios  diversos  á  los  que  se  lian 
profesado  sobre  la  situación  de  los  indígenas.  Se  les  abatió  apa- 
gando su  iniciativa,  y  se  les  ha  dejado  morir  creyendo  haberlo  he- 
cho todo  con  que  aparentemente  se  convirtieran  u  doctrinas  que 
no  han  penetrado  en  su  alma  aunque  las  invoquen  sus  labios:  la 
nostalgia  hizo  mas  estragos  (píela  guerra.  V  para  quitarles  de 
delante  los  símbolos  tradicionales,  seprivd  á  la  historia   de  gran- 


DE     LA  -HISTORIA     I  NIYKKSAL.  141 

des  tesoros:  hizo  aun  mas  daño  el  sistema   de  eonversion    (jue  el 
funesto  sistema  de  eouqaista. 

La  reforma  alemana,  como  la  inglesa  y  suiza,  no  son  mas  que 
un  resultado  de  la  propaganda  humanista:  el  libre  pensamiento 
que  quito  trabas  a  la  literatura  y  á  la  filosofía,  engendro  la  crí- 
tica y  de  la  crítiea  nació  la  reforma  religiosa:  el  principio  de  au- 
toridad y  el  principio  de  libertad,  lucharon  con  todas  las  armas: 
la  reforma  no  podia  ser  uniforme  aunque  emanada  de  la  misma 
causa  porque  los  intereses  y  los  agravios  tomaban  parte  tan  prin- 
cipal como  las  ideas,  y  daban  giros  acomodaticios:  Carlos  Y  as- 
piraba á  la  unidad  opuesta  á  los  privilegios  de  los  príncipes  ale- 
manes: la  reforma  atacaba  también  el  absolutismo  político:  la 
autoridad  era  tan  violenta,  que  al  frente  del  Interim.  el  emperador 
decia  "Declaración  que  haceS.  M.  imperial  y  real,  que  determina 
cual  ha  de  ser  la  relie/ion  en  el  santo  imperio  romano  hasta  la  cele- 
bración de  un  concilio  general:  se  mandaba  creer  como  se  manda 
pagar  una  contribución:  se  sujetaba  la  conciencia  en  la  manera 
con  que  hoy  se  dictan  reglas  de  policía:  ¿podían  ser  religiosos 
los  pueblos  dependiendo  ele  la  autoridad  la  profesión  de  fe?  Los 
humanistas  se  burlaron  del  Interim-.  los  oscurantistas  sino  acep- 
taban la  orden  de  Carlos  Y,  la  admitían  incondicionalmente  de 
los  papas,  que  viene  á  ser  lo  mismo.  En  vano  se  intentó  la  sumi- 
sión por  la  fuerza:  Alemania  tenia  rencor  á  Boma  y  los  que  pensa- 
ban, se  apoyaron  en  el  sentimiento  nacional ;  Lu tero  tocó  ese  resorte 
y  su  partido  tomó  proporciones  inmensas.  En  Suiza  Zuinglio  y  Cal- 
vino  se  apartan  de  la  confesión  romana,  sin  que  el  segundo  abando- 
ne las  ideas  intolerantes;  pero  el  calvinismo  entrañaba  principios  de 
libertad  que  desarrollaría  en  el  tiempo.  Enrique  YIII  de  Ingla- 
terra no  hace  la  reforma:  satisface  su  orgullo  y  sus  pasiones  sin 
cambiar  ni  aun  la  disciplina  católica;  pero  haciendo  palanca  los 
verdaderos  reformadores,  darían  un  paso  en  la  época  de  Isabel, 
y  ulteriormente  afirmarían  dogmas  ya  no  debidos  solo  al  principio 
de  autoridad.  Gustavo  Wasa  en  Suecia  y  Cristiano  en  Dinamar- 
ca, aprovechan  vicisitudes  políticas  y  se  valen  de  la  reforma  no 
como  de  un  principio  sino  como  de  una  arma:  concurrían  las 
oposiciones  interiores  á  favorecer  la  división,  aunque  presidiendo 
á  todo  un  movimiento  intelectual  superior  que  deparaba  ocasiones 
á  la  política.  Sin  el  deseo  permanente  del  pontificado  y  del  clero 
de  subyugar  al  poder  civil,  la  reforma  se  hubiera  retardado 
en  algunos  países,  y  hubiese  seguklo  quizá  otras  sendas  mas 
lógicas. 

En  los  pueblos  latinos  la  unidad  del  poder  se  amparaba  en  los 
principios  católicos;  hubo  lucha  y  venció  el  absolutismo:  de  este 
modo  la  monarquía  absoluta  de  Luis  XIV  dio  el  último  golpe  á 
la  reforma  con  la  revocación  del  edicto  de  Xantes:  el  poder   reli- 


142  COMPENDIO 

gioso  servia  á  los  monarcas  absolutos  que  solo  con  esa  condición 
prestaban  otros  servicios.  Cuando  el  papa  se  opone  í  Carlos  V. 
este  envia  á  Roma  al  condestable  de  Borbon  que  asalta  y  saquea 
la  ciudad:  la  reforma  auna  al  otro  estremo  autoridad  y  religión, 
papas  y  reyes  en  cuanto  mutuamente  les  conviene:  el  pensamien- 
to atacaba  ambas  cosas  y  era  interés  contenerle.  Pero  la  rivali- 
dad entre  Francia  y  España  no  permite  un  exacto  acuerdo  occi- 
dental, y  esto  favorece  en  Francia  la  difusión  de  las  ideas  en  el 
instante  que  mas  se  perseguían  en  España.  Felipe  II  es  la  som- 
bra de  las  edades  mas  tenebrosas,  la  encarnación  del  despotismo 
que  no  liabia  de  dejar  mas  que  ruinas:  dilapida  como  su  padre  la 
sangre  nacional  en  causas  que  solo  importaban  ú  su  ambición  som- 
bría; deshonra  el  ejército  en  los  Países-bajos.,  y  decapita  i  los  re- 
presentantes últimos-  de  la  ley  y  de  la  libertad  (Lanuza):  y  em- 
pleando la  maldad  y  la  hipocresía,  presta  juramentos  con  reser- 
vas mentales,  se  une  á  los  jesuítas  conjurando  contra  Orange  en 
Holanda  y  contra  la  reina  Isabel  en  Inglaterra:  persigue  á  An- 
tonio Pérez  por  el  asesinato  de  Escobedo  que  él  liabia  ordenado, 
y  ele  intriga  en  intriga,  y  recorriendo  todo  los  caminos  de  la  per- 
versidad, destruye  la  vida  nacional  y  para  impedir  que  se  reco- 
bre, prohibe  que  los  españoles  salgan  á  estudiar  en  países  estran- 
geros  lo  que  no  se  estudiaba  en  España:  odia  todo  lo  grande,  al 
sabio,  al  héroe  y  al  pensador:  y  ni  perdona  á  su  hijo  su  odio  ai 
despotismo,  ni  ;í  su  hermano  Don  Juan  de  Austria  sus  proezas  y 
su  generosidad:  pero  ni  se  pone  al  frente  de  los  ejércitos  como  su 
padre,  ni  vé  jamas  hn  campo  de  batalla.  Felipe  li  nada  anuí  mas 
que  su  orgullo:  desde  entonces  España  no  haría  mas  que   decaer. 

Al  Norte  Rusia  se  concentra  en  medio  de  crueldades  horribles 
y  de  guerras  interminables:  los  degüellos  y  asesinatos,  las  conju- 
raciones v  los  fratricidios  forman  el  eslabonado  de  su  historiabas- 
ta  Pedro  el  Grande:  v  al  levantarse  Rusia  la  indisciplinada  y  des- 
pótica aristocracia  de  Polonia  preparaba  la  tumba  ;í  su  patria: 
Turquía  cede  en  sus  pretensiones  conquistadoras,  dejando  ya  au- 
gurar la  muerte  de  un  pueblo  que  no  sabe  gobernarse  y  la  suer- 
te de  una  nación  oriental  (pie  al  debilitarse  no  encontraría  en  su 
envilecedor   fatalismo  los  medios  de  resucitar. 

El  imperio  austríaco  no  puede  ahogar  la  reforma  ¡  anexiona  I>ohe- 
mia  y  Hungría  y  reconstituye  elementos  propios  haciéndose  el  de- 
fensor y  escudo  de  Occidente  hasta  que  representara  en  su  mas 
genuina  espresion  el  principio  de  autoridad  en  estrecha  alianza 
con  la  religión.  Los  Paises-bajos  se  emancipan  de  la  dinastía  aus- 
tríaca, y  al  recobrar  la  libertad,  se  desenvuelven  con  un  poder 
que  haria  vacilar  á  las  mas  soberbias  monarquías  de  Europa.  I- 
talia  sigue  su  peregrinación  moral  hacia  el  progreso,  y  su  eterno 
suplicio  político;   victima  siempre  de  estrangeras  ambiciones,    no 


DÉLA    HISTORIA    UNIVERSAL.  L£3 

deja  de  pensar  buscando  entre  tantas  desdichas  la  solución  del 
enigma  de  la  patria,  y  aprisionada  y  agonizante,  muestra  al  mun- 
do que  su  inteligencia  no  muere:  en  sus  dias  tristes  presenta  ¿ 
Jorelano  Bruno  y  á  Galileo  martirizados  como  ella  y  sometidos 
al  tormento.  Y  Galileo  obligado  ;í  retractarse,  y  á  confesar  que  la 
tierra  permanece  inmóvil  en  el  espacio,  cuando  el  tormento  le  ar- 
ranca la  retractación,  deshonrosa  para  los  inquisidores  y  el  papado, 
su  alma  pronuncia  las  palabras  no  dichas  pero  sentidas  por  todos 
los  genios  de  la  historia  que  fueron  asaeteados  por  la  ignorancia, 
las  palabras  de  convicción  intima,  el  ¡é  pursi  innove!,  noble  pro- 
testa ele  la  sabiduría  contra  el  sofisma,  de  la  verdad  contra  el  er- 
ror á  despecho  de  los  tiranos:  eran  el  testimonio  de  la  grandeza 
6  inflexibilidad  de  la  idea  de  tras  de  lo  precario  y  lo  débil  del 
cuerpo.  La  doctrina  de  rotación  de  la  tierra  fué  declarada  heré- 
tica, contraria  á  las  escrituras  y  falsa:  los  inquisidores  y  el  papa 
estaban  de  acuerdo.  Y  se  aspiraba  sin  embargo  á*  la  inmutabili- 
dad, y  se  pretendía  haber  enseñado  á  los  hombres  todas  las  ver- 
dades de  la  vida  y  de  la  naturaleza.  La  intolerancia  y  el  despo- 
tismo armados  de  un  código  absoluto  encendían  las  hogueras  pa- 
ra arrojar  en  ellas  al  que  se  atreviese  ii  dar  un  paso  mas  allá  de 
la  ciencia  revelada,  de  sistemas  genesiacos  que  no  eran  en  defini- 
tiva mas  que  la  creencia  ó  juicio  en  un  dia  histórico  de  los  es- 
píritus reflexivos:  lo  mismo  toda  la  humanidad  podía  haberse  a- 
bismado  en  la  contemplación  de  las  ideas  dogmatizadas  por  los 
sacerdocios  primitivos.  A  pesar  de  todo,  el  renacimiento  tenia 
bastante  fuerza  para  vencer. 

Las  luchas  políticas  ele  Inglaterra  y  las  disidencias  religiosas. 
completaron  la  empresa  de  colonización  iniciada  por  el  ínteres  en 
Norte-América.  Formas  y  bases  diversas  que  en  el  resto  del  mun- 
do de  Colon,  se  emplearían  en  las  colonias  septentrionales,  pero 
un  hombre  ilustró  la  colonización  y  dejó  memoria  indeleble  de  su 
espíritu  de  justicia.  En  opinión  de  Quillermo  Penn,  los  indígenas 
no  tenían  á  sus  tierras  menos  derecho  que  los  ingleses  ;í  la  (irán 
Bretaña:  no  satisfecho  con  las  donaciones  de  la  corona,  compró  á 
los  naturales  el  territorio  que  intentaba  coloniza r,  y  en  todo,  sus 
prácticas  respondieron  í  tan  honrado  principia.  Xo  era  solo  esta 
enseñanza  la  que  legarían  los  colonos  del  Norte.  En  Europa  la  va- 
riedad de  religiones  no  habia  quitado  sus  fueros  á  la  intransigen- 
cia de  cáela  profesión  de  fé:  Calvino  en  Ginebra  quemó  á  Miguel 
Servet  como  los  inquisidores  romanos  quemarían  á*  Jordano  Bruno: 
los  reyes  de  Inglaterra  perseguían  todas  las  religiones  que  se  se- 
paraban del  anglicanismo;  la  libertad  de  conciencia  era  un  ideal,  no 
un  hecho.  Pero  en  Norte- América  las  colonias  puritanas  estable- 
cieron un  derecho  perfecto  que  derivaba  de  la  lógica  ele  la  liber- 
tad: proclamaron  la  conciencia  libre  y  el   culto   sin  privilegios  y 


144  rOMPKNÜlO 

sin  restricciones.  Asi  el  inundo  de  Colon  que  fuera  testigo  de  tan- 
tos desastres,  lo  era  también  de  la  mas  elevada  consagración  de 
la  libertad  religiosa;  era  la  victoria  del  progreso  sobre  la  intole- 
rancia, como  Colon  había  sido  el  triunfo  del  genio  y  de  la  ver- 
dad sobre  las  preocupaciones  y  la  superstición. 

Los  reyes  pretendieron  aun  dentro  de  la  reforma  someter  á  su 
alvedrio  las  nacionalidades.-  El  pensamiento  rebasaba  la  medida 
que  estableciera  el  principio  autoritario,  y  en  el  flujo  y  espansion 
de  las  ideas,  serian  arrollados  los  obstáculos:  no  podría  afirmarse 
una  autaridad  omnipotente,  cuando  no  se  reconocía  un  dogma  ab- 
soluto. Carlos  I  que  había  olvidado  el  verdadero  origen  de  los 
poderes,  subió  al  cadalso,  probándose  en  este  hecho  que  los  res- 
petos monárquicos  tan  arraigados  en  el  pueblo  ingles,  no  eran  su- 
ficientes para  deteneV  las  aspiraciones  liberales. 

Y  como  en  #1  Norte  crecía  el  impulso  reformista,  en  contrario 
sentido  se  reaccionaba  el  occidente  por  las  fuerzas  concilladas  del 
absolutismo  y  el  papado,  la  inquisición  y  los  jesuítas  que  lograron 
ahogar  la  vitalidad  moral  hasta  que  penetrando  y  difundiéndose 
las  ideas  apesar  de  la  intolerancia  estallasen  todos  los  sufrimien- 
tos y  dolores  como  inmensa  tempestad  y  barrieran  los  obstácu- 
los con  tanta  violencia  como  se  empleara  en  impedir  la  marcha 
regular  y  tranquila  del  espíritu  humano  y  de  las  sociedades  Ini- 
cia el  progreso. 


CA1TÜL0  II. 


DESDÉ  LA  PAZ  DE  WKSTFAI/LA    HASTA  LA   REVOLUOIOH  KIÍAXCHS.\. 

PÁRRAFO    I. 

Tratado  de  Westfalia, 

La  guerra  de  treinta  años  llenó  de  ruinas  la  Alemania:   la  mi- 
tad de  los  habitantes  perecieron,  los  campos  quedaron  desiertos. 
la  industria  y  las  artes  estaban  en  sensible  decadencia:  los   seno- 
res  territoriales  ganaron  en  fuerza  y  poder  lo  que  perdía  la    uni- 
dad: la  casa  de  Austria  que  comprometió  á  España  en    todas    las 
grandes  luchas  europeas,  fué  también  en  Alemania  la  promovedo- 
ra de  tantos  desastres.  Suecia  tenia  guerra  con  Austria,   Baviera 
y  Sajonia;  Francia  con  Austria  y  España;  España  con  Francia    y 
Holanda:  Austria  con  Francia  y  los  Estados  protestantes:    dispu- 
tábanse cuestiones  religiosas,  políticas  y  territoriales:  cuanto  ma- 
duraba aquella  estraordinaria  conmoción,  menos  fácil  se  hacia  re- 
solver el  conflicto.  En  1643  se  iniciaron  negociaciones  que  no  ob- 
tuvieron resultado,  pero  reanudadas  en  1645  comenzaron  á  ven- 
tilarse  los  diversos  y  complicados  asuntos  europeos  poniendo  los 
medios  de  terminar  una  situación  ruinosa  para  la  mayoría  de    los 
Estados.  A  las  enemistades  descubiertas  se  agregaban  celos  y  ri- 
validades ocultas;  te  aliase  el  poder  de  los  adversarios  y  la  eseesi- 
va  preponderancia  de  los  aliados.  Representaban  los  plenipoten- 
ciarios junto  al  interés  de  su  nación  respectiva  las    pasiones  reli- 
giosas y  aun  las  pasiones  propias.  La  reunión  se  verificó   en   Or- 
nabruck  y  Munster  con  asistencia  de  plenipotenciarios  del  empe- 
rador, del  papa,  de  Portugal,  Francia.  España.  Suiza,  las  Países- 
bajos,  Suecia,  Dinamarca,  Saboya,  Toseana  y  Mantua.  Después  de 
discutir  tres  años  el  24  de  Octubre  de  1648  se   concluyó  la  paz 
de  Westfalia  estableciendo  relaciones  legales  mediante  transaccio- 
nes. Los  Paises-bajos,  y   Suiza  fueron  reconocidos  como   pueblos 
independientes;  Francia  adquirió  la  Alsacia.   la    confirmación  de 
Metz.  Toul  v  Yerdun,  v  el  Pi^nerol  en  el   Piamonte.    pero  ruar- 
lo 


146  COMPENDIO 

dando  á  las  ciudades  y  territorios  imperiales  sus  antiguas  liber- 
tades y  su  comunicación  con  el  imperio:  á  la  Suecia  se  enexionó 
la  Pomerania  meridional  con  las  islas  de  Rugen.  Wismar,  Bre- 
men  y  Yerden  (estos  dos  últimos  obispados)  bajo  la  soberanía  del 
imperio;  se  le  indemnizaron  cinco  millones  de  thalers  por  gastos 
de  guerra  y  tuvo  tres  votos  en  la  Dieta  germánica.  La  parte  o- 
ríental  de  la  Pomerania  del  Norte  se  adjudicó  al  Brandeburgo 
ademas  de  los  obispados  de  Magdeburgo  Halberstaclt,  Minden  y 
Camin:  los  obispos  de  Schwerin  y  Ratseburgo  pasaron  al  Mecklem- 
bunro:  á  Sajonia  se  unió  Lusacia  y  cuatro  bailias  de  Magdeburgo: 
al  Hesse,  la  abadía  de  Hersfeld  y  parte  del  obispado  de  Minden. 
recibiendo  ademas  una  indemnización  pecuniaria:  se  constituyó 
un  octavo  elector  del  bajo  Palatinado;para  indemnizar  á  los  prín- 
cipes, fueron  secularizados  los  bienes  eclesiásticos,  entrando  los 
demás  Estados  en  las  posesiones  que  les  correspondían  antes  de 
la  guerra.  Nada  se  hizo  respecto  á  Francia  y  Espaíia,  y  España  y 
Portugal  por  ser  inconciliables  los  interese-. 

En  lo  político,  el  derecho  de  lejislacion.  tributos,  paz  y  guerra 
y  otros  puntos  de  primera  importancia  de  Alemania  competirían 
á  la  Dieta  germánica  compuesta  del  Emperador  y  los  Estados, 
reservándose  los  príncipes  la  soberanía  territorial  y  el  derecho  de 
alianzas  entre  sí  y  con  otras  naciones,  pero  no  contra  el  empera- 
dor: la  cámara  imperial  llamada  á  decidir  de  la  contienda  entre 
los  Estados  y  de  los  juicios  de  los  subditos  con  los  príncipes,  se  com- 
pondría de  igual  número  de  miembros  protestantes  y  católicos: 
las  ciudades  imperiales  tendrían  el  mismo  voto  que  los  príncipes: 
se  abolió  la  reserva  religiosa,  confirmando  el  tratado  de  Passau  y 
la  paz  de  de  Augsburgo:  la  paz  alcanzó  á  los  calvinistas:  las  tres 
confe  iones  tuvieron  igual  derecho  político  y  libertad  de  religión  y 
culto:  i  los  disidentes  de  otro  credo,  se  les  reconoció  la  libertad  de 
eoQc'e  icia,  el  culto  domestico  y  la  facultad  de  emigrar  libremente: 
las  órdenes  religiosas  se  conservarían  en  los  Estados  protestantes, 
pero  no  se  fundarían  ni  se  permitirían  otras  nuevas:  los  protes- 
tantes no  quedaban  sujetos  á  ninguna  dependencia  religiosa  este- 
rior.  Aunque  el  pontífice  anuló  en  una  bula  los  artículos  que  se 
refieren  á  la  religión,  fueron  observados  desde  entonces. 

La  unidad  germánica  se  debilitó  en  beneficio  de  los  príncipes 
territoriales:  las  cosas  importantes  pertenecían  á  la  Dicta  com- 
puesta de  los  ocho  electores  y  doscientos  cuarenta  votos  mas.  Los 
príncipes,  sosteniendo  tropas  por  su  cuenta,  determinaban  su  in- 
dependencia, y  cada  Estado,  en  la  esencia,  constituía  un  pueblo 
autónomo  salvo  las  limitaciones  ele  la  Dieta.  La  libertad  religiosa 
no  se  sancionaba  ele  un  modo  absoluto,  puesto  que  en  el  tratado 
de  paz  de  Westfalia  solo  se  amparaba  el  derecho  de  las  confesio- 
nes católica,  luterana  v  calvinista,  si  bien  se  reconocía   el    fuero 


DE  LA  HISTORIA    UNIVERSAL.  147 

privado  á  los  creyentes  de  otros  dogmas.  Aun  con  esa  limitación, 
se  realizo  un  progreso  porque  eran  admitidos  en  las  relaciones  de 
la  política  universal  principios  opuestos  religiosos  como  entida- 
des efectivas  de  derecho.  Francia  obtuvo  las  principales  ventajas; 
Austria  estaba  debilitada,  y  la  soberanía  territorial  de  los  prínci- 
pes con  todas  las  atribuciones  y  poderes  de  que  se  les  investía, 
era  una  causa  de  disgregación  en  beneficio  de  la  nación  francesa 
que  aprovechó  aquí  hábilmente  la  antigua  máxima  de  ''dividir 
para  vencer.7' 


PÁRRAFO  II. 
■  Polonia.  Rusia. 

Polonia. — Los  vicios  de  la  política  interior  bastaban  para  en-? 
flaquecer  la  nación  polaca:  la  aristocracia  ademas  de  egoísta  y  so- 
berbia, estaba  dividida:  el  pueblo  carecía  de  espíritu  y  tampoco 
se  puso  empeño  en  educarle:  las  correrías  y  depreciaciones  de  los 
cosacos  atizaban  el  malestar.  A  la  muerte  de  Ladislao  VII  los  cosa- 
cos, guiados  por  Khmielnicki  se  estendieron  como  una  inundación 
por  el  pais,  derrotaron  á  los  polacos,  llegaron  á  Lcmberg  donde  saca- 
ron una  contribución  de  setecientos  mil  florines,  sitiaron  á  Zamose 
y  exijieron  á  la  Dieta  que  eligiera  sucesor  de  Ladislao  á  Juan  Ca- 
simiro hijo  de  Sigismundo  III  de  Suecia  que  habia  sido  destrona- 
do. Juan  Casimiro  era  jesuíta  profeso  y  cardenal  cuando  le  nom- 
bró la  Dieta  rey  de  Polonia;  relevado  de  sus  votos,  subió  al  tro- 
no y  se  caso':  nada  consiguió  de  las  negociaciones  amistosas  con  los 
cosacos,  y  delarándoles  la  guerra  no  hizo  mas  que  provocar  su  i- 
ra  y  las  devastaciones  mas  grandes  que  nunca  sufrió  Bolonia;  al 
cabo  el  rey  fue  derrotado,  confirmó  la  antigua  constitución  de  los 
cosacos,  admitió  cincuenta  mil  de  ellos  en  el  ejercito  nacional  y  pro- 
metió aceptar  para  todo  el  Estado  la  religión  griega,  obligán- 
dose á  satisfacer  un  tributo  anual  de  noventa  mil  llorínes  al  Khan 
de  los  tártaros;  pero  no  tuvieron  efecto  estos  compromisos  por 
la  derrota  de  los  tártaros  y  cosacos;  se  redujeron  las  condiciones 
y  el  jefe  cosaco  pidió  ausilio  al  emperador  de  Rusia  Alejo  Miche- 
íovitz:  de  esta  solicitud  se  aprovechó  Rusia  para  emprender  guer- 
ra con  Polonia,  y  Suecia  que  bajo  Carlos  X  acometió  y  venció,  á 
los  polacos:  las  desavenencias  entre  rusos  y  suecos  salvaron  la 
nación  polaca;  se  pactó  una  tregua  y  hubo  un  respiro  de  paz.^  En 
1657,  murió  el  jefe  cosaco  Khmielnicki  nombrando  sucesor  á  su 
hijo  Jorje  con  la  tutela  del  ministro  Juan  Wigohiski,  pero  este, 
nombrado  jefe  de  los  moscovitas,  sometió  los  cosacos  á  Polonia, 
formando  un  ducado  con  el  nombre  de  Rusia,  los   tres  palatina- 


148  COMPENDIO 

dos  Kiev,  Chernikof  y  Brailof:  guerras  inmediatas  dividieron  í 
los  cosacos.  El  desconcierto  de  Polonia  llego  á  un  estremo  peli- 
groso: un  solo  voto  inutilizaba  las  decisiones  de  la  Dieta;  la  ad- 
ministración era  anárquica  y  corrompida;  las  controversias  religio- 
sas gastaban  dentro  la  energía  que  reclamaba  la  salud  pública.  Juan 
Casimiro  espuso  á  la  Dieta  la  grave  situación  del  pais,  auguran- 
do que  los  cosacos  y  moscovitas,  bran deburgueses  y  austríacos  se 
aprovecharían  de  tantas  discordias  para  desgarrar  Polonia  y  re- 
partirse sus  despojos.  Sin  una  política  fija,  sin  energía  y  sin  re- 
solución, después  de  luchas  intestinas  abdicó  Juan  Casimiro 
(16G8)  siendo  elegido  sucesor  Miguel  Koribut  Wisniowiecki  de 
la  familia  de  los  Piasti  que  reinó  entre  revueltas:  le  reemplazó  en 
breve  Juan  Sobieski  quien  dando  impulso  á  las  desorganizadas 
Tuerzas  de  Polonia,  hizo  guerra  á  los  turcos,  les  obligó  á  levantar 
el  sitio  de  Viena,  inclinó  la  opinión  en  favor  de  su  patria  y  hubie- 
re prolongado  la  existencia  de  aquella  nacionalidad  si  por  ambi- 
ciones no  abandonara  los  cuidados  generales:;  cedió  i  Rusia  algu- 
nas conquistas  antiguas,  Smolesko,  la  pequeña  Rusia  y  otras,  y  so 
debilitó  fortaleciendo  al  enemigo  mas  peligroso  de  su  nación. 
Por  la  paz  de  Oliva,  renunció  a  la  soberanía  de  Prusia  y  entregó 
la  Livoniaá  Sueeia.  Murió  en  1696  lamentando  los  males  de  Po- 
lonia y  augurándole  triste  suerte.  Federico  Augusto,  elector  de 
Sajorna  compre)  el  trono,  porque  no  fué  otra  cosa  el  estrtt&o  co- 
mercio entre  él  y  los  electores  de  la  Dieta. 

La  importancia  de  Sueeia  desde  la  guerra  délo-  treinta  años 
tenia  recelosas  á  Rusia.  Dinamarca  y  Polonia.  A  la  muerte  de 
Carlos  XI,  creyeron  esas  potencias  hallar  ocasión  propicia  para 
el  logro  de  ambiciosas  aspiraciones:  Pedro  1  pretendía  el  mar 
Oriental;  Federico  Augusto  )j  de  Polonia,  la  Liftandia.  y  el  rey 
de  Dinamarca  las  provincias  qne  habia  perdido  en  la  paz  de 
Copenhague  y  el  ducado  de  Scbleswig<que  pertenecía  al  duque  de 
ílolstein  Gottorp  suegro  de  Carlos  XII.  Se  firmó  la  liga  contra 
rfuecia  en  1699  v  Federico  Augusto  marchó  contra  Liflandia. 
mientras  por  otros  lados  atacaban  á  los  suecos,  los  dinainar<juese> 
y  los  rusos:  Carlos  XII  les  venció  á  todos,  penetra  en  Polonia, 
entró  en  Varsovia  sin  resistencia,  derrotó  al  ejército  sajon-polaco 
en  Klisovo  (1702)y  ocupando  Cracovia, y  las  principales  ciuda- 
des de  la  nación  polaca  insistió  en  la  destitución  de  Federico 
Augusto  que  habia  recamado:  la  Dieta  le  destituyó  eligiendo  bajo 
las  influencias  suecas  á  Stanislao  Leseinsky  Woiwoda  de  Posen 
(1704).  Después  de  vencido  en  Palta  va  ("arlos  XII  por  los  rusos. 
Federico  Augusto  volvió  á*  Polonia  (1710)  y  quteo  asegurarse  sos- 
tenido por  tropas  sajonas,  pero  los  nobles  le  obligaron  ;¡  despedir- 
las: propúsose  sin  embargo  debilitar  Á  la  nobleza  y  lo  consiguió'. 
pero  al  dominarla  la  enervó  no  dejando  fuerza  viva   que  deten- 


DE   LA    HISTORIA  UNIVERSAL.  149 

diera  la  agonizante  nacionalidad:  los  católicos  animados  por  los 
jesuítas  provocaron  persecuciones;  la  Dieta  prohibió  en  1717  edi- 
ficar iglesias  protestantes:  los  disidentes  fueron  arrojados  de  la 
Dieta  y  de  los  cuerpos  públicos:  la  intolerancia  seria  una  escusa, 
mas  para  los  ambiciosos  que  espiaban  la  ocasión  de  lanzarse  sobre 
Polonia. 

En  1733  murió  Federico  Augusto  II:  la  Dieta  eligió  á  Stanislao 
Leczinsky,  suegro  de  Luis  XV  de  Francia:  la  nobleza  había  jura- 
do  no  aceptar  rey  estrangero:  Austria  y  Rusia  favorecían  la  can- 
didatura de  Federico  Augusto  hijo  del  predecesor;  Leczinsky  hu- 
yó sin  que  le  sirvieran  los  pequeños  refuerzos  que  le  envió  Fran- 
cia, y  recibió  el  ducado  de  Lorena.  Federico  Augusto  111(1737} 
ocupó  el  trono  y  mantuvo  muchos  años  la  paz  fomentando  la 
corrupción  entre  sus  subditos:  por  otra  parte  la  intolerancia  no 
estremó  como  en  la  precedente  época.  Pero  el  espíritu  de  bande- 
ría en  lugar  de  estinguirse  se  pronunciaba  mas:  Rusia  hacia  pe- 
netrar su  influencia  en  los  negocios  interiores  de  Polonia:  una  par- 
te de  la  nobleza  aspiraba  á*  enflaquecer  el  trono  para  dominar  sin 
contrapeso:  otro  bando  dirijido  por  los  Czartoriskis  descendientes 
de  los  duques  de  Lituauia.  pretendían  robustecerlo  haciendo  la 
monarquía  hereditaria;  esta  familia  de  los  Czartoriskis  trabajaba 
por  llegar  al  trono.  En  1763,  ya  estuviese  cansado  Augusto  III 
de  tantas  intrigas  ó  bien  le  fatigara  seguir  casi  supeditado  á  Rusia, 
abandonó  el  poder  y  marchó  á  sus  Estados  hereditarios  de  Sa- 
jonia.  En  el  interregno  los  Czartoriskis  hicieron  trascendentales 
reformas  negando  los  privilegios  de  la  nobleza,  pero  como  estx> 
vigorizaba  al  pais,  Rusia  y  Prusia  se  opusieron.  Bajo  la  presión 
de  Rusia  fué  elegido  Stanislao  Poniatowiski  que  tenia  relaciones 
con  la  emperatriz  rusa  Catalina.  Sin  cualidades  para  luchar  con 
los  infinitos  obstáculos  del  gobierno,  ligado  con  la  Rusia  y  oscu- 
recido en  Polonia  por  el  influjo  de  los  Czartoriskis,  se  halló  pronto 
estrechado  por  todas  las  oposiciones:  los  lituanios  se  or- 
ganizaron en  confederaciones  para  restablecer  su  independencia; 
los  disidentes  religiosos  pedían  á*  Catalina  su  intervención  contra 
los  católicos;  la  Dieta  confirmó  el  decreto  contra  la  libertad  de  cul- 
tos, Reppin  embajador  ruso  dominaba  al  rey  y  amenazaba  á  los  no 
bles;  tropas  rusas  quitaban  libertad  á*  las  deliberaciones;  se  hicieron 
reformas  restableciendo  la  libertad  de  cultos  y  dejando  los  vicios 
políticos;  aun  el  derecho  de  la  conciencia  no  se  reconocía  como  tal, 
sino  en  cuanto  convenia  á  los  proyectos  rusos.  La  nobleza  acudió 
al  pueblo  que  antes  había  despreciado  y  le  arrastró  ú  tumultos 
que  precipitáronla  ruina  de  Polonia.  Una  confederación  de  no- 
bles, clero  y  pueblos,  se  proponía  luchar  por  el  catolicismo  y  la 
libertad:  Turquía  se  declaró  protectora  de  la  independencia  pola- 
ca; Francia  secundaba  ií  los  independientes  contra  Rusia.  Después 


150  (compendio 

de  invadir  los  cosacos  Polonia  y  cubrirla  de  horribles  depreda- 
ciones, hubo  un  periodo  de  relativa  calma,  cuando  al  embajador 
ruso  Reppin  sucedió  Wolkouski:  una  Dieta  suplica  í  Catalina  que 
retirase  las  tropas  rusas:  la  Czarina  intimo  áStanislao  que  decla- 
rase la  guerra  á  los  confederados  y  como  no  fuese  obedecida  se 
enemisto  con  él,  al  mismo  tiempo  que  era  destituido  por  la  confe- 
deración apoyada  en  Turquía.  El  hambre  hacía  estragos  en  algu- 
nos territorios  polacos;  los  guerreros  se  batian  con  valor  pero  sin 
disciplina  ni  unidad:  una  tentativa  de  rapto  contra  Stanislao,  el 
rey  depuesto,  dio  ocasión  al  último  golpe  que  Rusia  meditaba.  Ru- 
sia, Austria  y  Prusia  proyectaban  dividirse  la  Polonia:  los  pru- 
sianos enviaron  tropas  bajo  pretestos  de  formar  un  cordón  contra 
la  peste:  los  austríacos  invadieron  provincias  polacas  suponiendo 
que  pertenecían  á  Hungría:  no  se  sabe  á  punto  fijo  quien  de  los 
tres  monarcas  inicio  el  plan  de  repartición:  el  proyecto  es  uno  de 
los  mas  oprobiosos  ele  la  historia,  y  cada  potencia  ha  procurado 
descargarse  arrojando  la  responsabilidad  sobre  las  otras  dos:  un 
hermano  de  Federico  II  de  Prusia,  Enrique,  y  José  U  de  Austria 
estuvieron  en  San  Pctersburgo.  El  5  de  Agosto  de  1772  se  firmó 
en  San  Pctersburgo  un  nefando  tratado  en  que  después  de  hipó- 
critas formulas  de  humanidad,  en  cuyo  fondo  aparecen  el  egoísmo 
y  la  perfidia,  se  adjudicaban  i  Rusia  los  gobiernos  de  Poloste  y  Mo- 
hileff;  al  Austria  las  trece  ciudades  del  condado  de  Zips,  y  la  an- 
tigua Rusia  roja  que  formarían  el  reino  de  (íalitzia  y  Lodomiria 
(Sandomir);  á  Prusia.  la  Prusia  polaca  y  las  comarcas  delWeich- 
sel  (Elbttrg,  Mariemburgo,  Culni  y  otros).  Polonia  protestó  contra 
tan  inicua  agresión:  las  vejaciones  y  los  atropellos  de  los  rusos 
contra  los  polacos,  no  tuvieron  límites:  Europa  dejó  abandonada 
la  desmembrada  nacionalidad,  y  solo  el  sultán  torco  Mustaftf  IIÍ 
prorrumpió  en  quejas  amargas  y  quiso  intentar  que  no  se  llevara 
;í  cabo  semejante  injuria  tila  civilización.  Los  ingleses  y  franc 
callaron  alegando  no  tener  noticia  del  hecho  hasta  que  se  consu- 
mó por  consentimiento  forzoso  de  Polonia;  Carlos  III  de  España, 
deseoso  de  sostener  a  Polonia,  carecía  de  recursos.  La  mayor  in- 
gratitud fué  la  de  los  austríacos  que  debían  á  Polonia  su  indepen- 
dencia por  haberla  librado  de  los  turcos.  En  esos  momentos  de 
agonía,  Polonia  que  no  habia  sabido  gobernarse  ni  establecer 
verdaderas  libertades,  comenzó  á  mostrarse  grande  por  el  heroís- 
mo y  por  el  sacrificio:  muchos  nobles  se  suicidaron,  otros  pelearon 
hasta  morir  sin  tener  el  consuelo  de  la  esperanza  en  el  éxito:  de- 
jaron las  potencias  usurpadoras  en  la  reducida  nación,  todo  aque- 
llo que  contribuiría  á  destruir  totalmente  el  deprimido  Estado, 
y  aunque  establecieron  la  libertad  religiosa,  no  era  esto  bastante 
ni  para  compensar  el  informe  repartimiento,  ni  para  robustecer 
las  fuerzas  del   pais.   El  sucesor  de  Federico  II  de  Prusia  parecía 


DE  LA    HISTORIA   UNIVERSAL.  151 

resuelto  á  devolver  á  Polonia  la  porción  que  le  habia  correspon- 
dido; Stanislao  II  organizo  fuerzas,  la  Dieta  se  propuso  reformar 
la  constitución  (1790)  que  publico' en  1791:  todos  los  habitantes 
eran  libres  y  sometidos  á  una  sola  legislación;  corres pond ¡a  á  los 
Estados  el  poder  legislativo,  el  ejecutivo  al  rey  y  al  CWejo.  el 
judicial  á  los  tribunales;  la  monarquía  se  hacia  hereditaria.  Otra 
vez  la  nobleza  conspiró  en  favor  de  sus  antiguos  privilegios  y  bus- 
có el  apoyo  de  Rusia.  La  emperatriz  Catalina  que  deseaba  un 
repartimiento  total  de  Polonia,  escribió  á  su  embajador,  que  esta- 
ba en  su  mano,  si  los  polacos  dejaban  de  obedecerla,  borrar  del 
mapa  la  nacionalidad:  se  siguió  la  guerra,  puestas  de  acuerdo 
Rusia  y  Prusia:  el  heroico  Kosciusko,  alentado  por  la  revolución 
francesa,  se  puso  á  la  cabeza  del  movimiento  nacional  y  liberal: 
los  rusos  vencieron  sin  embargo,  y  fué  abolida  la  constitución  del 
91:  en  seguida  los  prusianos  ocuparon  la  mayor  parte  de  la  Gran 
Polonia  que  se  llamaría  Prusia  meridional,  y  la  emperatriz  Cata- 
lina declaró  que  habia  resuelto  restringir  el  territorio  polaco. 
Una  nueva  sublevación  de  Kosciusko  terminó  con  la  derrota 
del  héroe  que  al  caer  prisionero  esclamó  "Finis  Polonia3?'.  Aus- 
tria terció  en  estos  últimos  sucesos:  Polonia  habia  muerto.  Kos- 
ciusko vivió  hasta  1845:  su  muerte  acaecida  en  Soleura  (Suiza) 
fué  sentida  de  todos  los  polacos:  la  revolución  francesa  y  el  im- 
perio de  Napoleón  procuraron  la  primera  sostener,  y  el  segundo 
levantar  Polonia,  pero  Napoleón  no  tuvo  propósito  absoluto  de 
reconstituir  un  pueblo  que  ya  invocaba  la  libertad  en  los  momen- 
tos en  que  el  laurel  y  la  gloria  la  desterraban  del  imperio. 

Rusia. — El  imperio  ruso  tenia  hasta  el  siglo  XVII  mas  caracte- 
res asiáticos  que  europeos;  asi  que  se  ensanchaba  la  nacionalidad, 
fuese  mezclando  en  los  sucesos  de  Occidente,  pero  sin  cambiar  la 
condición  despótica  que  distinguiera  al  Gobierno  desde  el  princi- 
pio. La  casa  de  Romanoff  poseia  como  en  propiedad  los  inmensos 
territorios  cual  señorio  sostenido  por  la  fuerza;  el.emperador  de- 
signaba uno  de  sus  hijos  para  sucederle;  tenia  el  Czar  derecho  de 
vida  y  bienes  sobre  sus  subditos:  para  declarar  la  guerra,  se  leian 
en  una  iglesia  las  quejas  contra  el  enemigo:  la  nobleza  se  dividía 
en  cuatro  clases,  y  solo  ella  podia  llevar  espada;  laclase  media  de 
los  comerciantes  de  las  ciudades  estaba  cscluida  de  los  destinos 
públicos:  los  aldeanos  estaban  adscritos  tí  la  tierra,  sin  tener  pro- 
piedad; los  esclavos  servian  en  todos  los  trabajos;  unos  lo  eran  por 
vida  y  otros  también  en  su  descendencia;  la  ley  prohibia  que  se 
les  matase  ó  se  les  mutilara.  Un  consejo  de  Estado  compuesto  de 
Boyardos,  jueces  y  consejeros,  entendia  en  lo  que  le  sometiera  el 
Czar:  el  ejército  se  formaba  de  voluntarios  y  de  hombres  dados 
por  los  ricos;  los  Strelitz  ó  tiradores  formaban  el  primer  cuerpo:  el 


152  COMPENDIO 

pueblo  vivía  esclavizado,  ignorante  y  miserable;  algunas  veces  el 
sufrimiento  le  hacia  sublevarse  y  el  Czar  lo  acallaba  con  el  sacri- 
ficio de  ministros  ú  otros  que  fueran  objeto  de  animadversión.  Do- 
minaba un  despotismo  oriental  en  la  familia  y  en  el  Estado:  ni  ei 
marido  tenia  trabas  en  la  ley  contra  los  escesos,  ni  el  Czar  en  las 
costumbres  contra  la  tiranía:  las  muge  res  de  alta  categoría  vivían 
casi  recluidas  en  sus  casas. Habia  una  mezcla  de  lujo  y  de  barbarie 
que  no  se  parecía  ni  al  refinamiento  oriental  ni  ¿!  la  sencillez  de 
muchos  pueblos  de  occidente.  En  todo  era  Rusia  un  pueblo  en 
formación. 

Pedro  el  grande,  1089,  1725. — Separada  del  Gobierno  la  am- 
biciosa Sofía,  subió  al  trono  su  hermano  Pedro,  dejando  al  inca- 
pacitado Juan,  hermano  mayor,  solo  el  título  de  Czar.  Habíase  c- 
ducado  el  nuevo  emperador  en  los  principales  centros  de  cultura 
europea,  aprendiendo  por  él  mismo  las  artes  de  la  agricultura  del 
capitán  Leforten  Ginebra.  Viajó  por  Holanda,  Alemania  ó  Ingla- 
terra, y  estuvo  de  oficial  en  el  taller  de  un  carpintero  de  Zaar- 
dam.  cerca  de  Amsterdain:  en  Venecia  y  Austria  siguió  estudian- 
do las  costumbres  y  meditando  en  los  medios  de  elevar  á  su  pa- 
tria; envió  á  Rusia  marineros,  artesanos,  artistas  y  sabios.  En  su 
ausencia  se  reprodujeron  los  desórdenes,  y  regres  !  al  tener  noti- 
cia de  una  sublevación  de  los  Strelitzes  ( 1  *iM7).  —  Aunque  inspira- 
do por  ideas  generosas,  y  con  un  talento  superior.la  educación. y  la 
barbarie  de  su  pueblo,  hicieron  de  Pedro  I  una  confusión  de 
crueldades  y  de  grandes  pensamientos;  el  hombre  brutal  y  coléri- 
co aparecía  detras  del  audaz  reformador.  Llegó  ;¡  Rusia,  enrodó  i 
dos  mil  hombres  y  decapitó  cinco  mil;  asi  concluyó  el  motín  de 
los  Strelitzes.  En  seguida  cambió  la  táctica  del  ejercito  organizán- 
dolo  al  estilo  europeo,  y  creando  una  poderosa  artillería.  De  la 
guerra  contra  los  turcos  sacó  por  el  tratado  de  Carlowitz  (1699) 
la  posesión  de  Azoff;se  había  valido  de  oficiales  prusianos,  aus- 
tríacos y  holandeses:  luego  fundó  ;í  Tangarow,  y  se  cuidó  de  en- 
viar á  las  naciones  mas  civilizadas  un  número  considerable  de  ru- 
sos para  eme  aprendieran  y  Iteraras  asa  patria  los  adelantos  mo- 
dernos. En  1699,  se  firmó  la  liga  de  Rusia,  Polonia  y  Dinamarca 
contra  Suecia:  los  rusos  querían  la  posesión  del  mar  Oriental:  e1 
joven  rey  sueco  Carlos  XII  batió  tí  los  dinamarqueses  haciéndo- 
les separarse  de  la  liga,  y  venció  á  los  rusos  en  Narwa  (Noviem- 
bre TG99)  y  Curlandía,  destrozó  á  los  polacos,  pasó  ;í  Sajonia,  elec- 
torado del  rey  de  Polonia  Federico  Augusto,  pero  durante  estas 
correrías,  Pedro  de  Rusia  levantó  fortalezas,  echó  los  cimientos 
de  la  moderna  Petersburgo,  desecó  las  marismas  del  Xerva  para 
hacer  navegable  ese  rio,  disciplinó  sus  ejércitos  y  esperó  ií  Carlos 
Xil  que  devuelta  de   Silesia  y    Polonia  se  dirijia  al  corazón  del 


COMPENDIO  153 

imperio  ruso:  Carlos  XII  ocupó  a  G-rodnoy  Wilna  (1708),  marchó 
ií  Smolesko  sin  hallar  resistencias,  tornó  ¡í  la  Ukrania  sin  aguardar 
á  su  general  Lovenhaupt  que  llevaba  refuerzos  y  víveres  y  que 
fué  derrotado  por  los  rusos  por  no  poder  unírsele  a'  tiempo,  y  las 
lluvias,  los  trios  y  las  enfermedades,  no  detuvieron  aquella  espe- 
dicion  á  través  de  inmensas  selvas  y  desiertos;  los  soldados  mo- 
rían helados,  como  un  siglo  después  los  de  Xapoleon,  y  los  rusos 
aprovechaban  todas  las  circunstancias  para  hostigar  á  sus  enemi- 
gos. En  1709  fué  el  rey  sueco  vencido  delante  de  PultaAva. 
capital  de  la  Ukrania.  cuya  plaza  sitiaba;  Pipery  los  otros  gene- 
rales suecos  cayeron  prisioneros,  y  el  tren  y  caja  de  guerra  se 
perdieron  también.  Los  rusos  volvieron  á vencer  á  Lovenhaupt 
que  se  rindió  con  diez  y  seis  mil  hombres.  Pedro  í  estendió  sus 
conquistas  ala  Estlandia.  laLiflándia  y  una  parte  de  la  Finlandia. 
Fugitivo  Carlos  XII  en  Turquía  consiguió  que  los  turcos  declara- 
sen la  guerra  á  Rusia,  y  un  ejército  del  sultán  penetró  en  Molda- 
via donde  estaba  Pedro  I:  en  el  Prnth  las  tropas  rusas  iban  á  caer 
en  poder  de  los  turcos,  cuando  Catalina,  esposa  de  Pedro  I  (anti- 
gua esclava  del  general  MenzikoíF)  compró  la  paz  devolviendo 
Azoffá  Turquía  y  desmantelando  la  ciudad  de  Tangarow.  Desde 
la  guerra  sueca  comenzó  el  engrandecimiento  de  Rusia  que  adqui- 
rió provincias  estensas,  costa  al  mar  Oriental  y  el  mar  Negro,  co- 
municaciones fáciles  por  la  traslación  de  la  Capital  á  Petersburgo, 
é  intervención  directa  en  la  política  europea.  Pedro  I  construyó 
caminos,  canales,  ciudades,  y  puertos,  protejió  ei  comercio,  formó 
la  marina  rusa,  alentó  la  industria,  estableció  fábricas,  esplotó  mi- 
nas, reformó  el  urden  interior  regularizando  el  servicio  público  y 
la  policía,  creó  una  Academia  de  Ciencias,  suprimió  el  patriarcado 
eclesiástico  sustituyéndolo  por  Sínodos, intentó  dar  á  su  pueblo  un 
código  civil  aunque  no  tuvo  tiempo  de  realizar  su  pensamiento,  pe- 
ro cometió  la  crueldad  de  condenar  á  muerte  á  su  hijo  Alejo,  prínci- 
pe inquieto,  enemigo  de  reformas  y  mal  avenido  con  la  política 
regeneradora  de  su  padre.  Otra  guerra  con  Rusia  estendió  el  in- 
flujo ruso  en  el  centro  de  Asia.  En  los  últimos  años  de  su  vida 
viajó  por  Europa  segunda  vez  estudiándolo  todo,  pero  llamando 
la  atención  por  aquel  doble  carácter  de  hombre  á  medio  civilizar 
y  de  un  talento  privilegiado  y  una  tendencia  irresistible  al  pro- 
greso de  su  patria.  Murió  en  1725  no  se  sabe  si  emponzoñado  ó  de 
muerte  natural,  dejando  marcada  la  senda  política  de  Rusia  que 
consistiría  según  Pedro  el  grande,  en  arrojar  á  los  turcos  de  Eu- 
ropa, comprometer  al  Austria,  mantener  el  imperio  en  pié  de  guer- 
ra, estenderse  por  el  mar  Negro  y  el  Báltico,  llegar  á  Constantino- 
pla,  unirse  con  Inglaterra,  mantener  la  anarquía  en  Polonia  y 
Suecia  hasta  poder  subyugarlas,  procurar  la  rivalidad  de  Francia 
y  Austria,  dividir  para  debilitar,  y  dominarlo  todo  por  la  debili- 


154  DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL. 

dad  agena:  en  el  comercio  pensaba  que  la  India  era  el  nías  gigan- 
tesco foco  de  riqueza. 

Catalina  I  solo  vivió  dos  años  después  de  la  muerte  del  empe- 
rador; el  sucesor  Pedro  II,  hijo  del  príncipe  Alejo,  murió  en 
1730  tras  una  regencia  despótica  de  Menzicoff  y  después  de  Do- 
gorucky.  Ana  sobrina  de  Pedro  I  (1730  á  1740)  gobernó  tiránica- 
mente con  su  favorito  Byron  y  con  Ostermanh  y  Munich,  alemanes 
de  talento  y  espertos  en  cosas  políticas:  hizo  guerra  i  los  turcos  de 
acuerdo  con  Austria, conquistó  la  Crimea,ocupó  Moldavia,  y  habría 
seguido  adelante  á  no  anticipar  Austria  la  paz  en  que  se  convino 
la  devolución  de  lo  conquistado.  Designado  Juan,  nieto  de  una  so- 
brina de  la  emperatriz;  durante  la  minoría  se  encargaron  de  la 
regencia  los  padres  del  Czar  nombrado,  Antón  Ulrico  de  Brunch- 
wik-Luneburgo,  y  Ana,  eligiendo  Ministro  á  Munnich.  Al  año 
siguiente  (1741)  una  sublevación  de  la  guardia  imperial  colocó  en 
el  trono  á  Isabel  hija  menor  de  Pedro  el  grande,  muger  licenciosa 
y  corrompida  que  acabó  de  desmoralizar  la  corte  ya  bastante  des- 
moralizada en  el  tiempo  de  la  emperatriz  Ana:  los  favoritos  Les- 
toc,  Bestucheff  y  otros  ejercieron  sucesivamente  pernicioso  inílujo. 
En  1762  murió  Isabel  heredándola  Pedro  III:  lia bia  fundado  la 
Universidad  de  Moscou,  y  el  teatro  nacional  y  una  academia  de 
bellas  artes  en  San  Petersburgo;  quedaba  la  Rusia  engrandecida, 
sujetos  los  cosacos,  y  atemorizadas  Turquía  y  Prnsia.  per»»  las  cos- 
tumbres relajadas  de  la  corte,  la  disolución  alternada  con  la  hipo- 
cresía, el  espionaje  casi  elevado  ;í  magistratura,  eran  males  quizá 
superiores  á  los  beneficios  reportados  por  las  guerras  y  por  la  di- 
plomacia. 

Pedro  Hiera  hijo  de  Ana,  primogénita  de  Pedro  el  grande;  rei- 
nando en  el  Holstein  Gottorp,  Isabel  le  había  hecho  marchar  á  Ru- 
sia, le  obligó  a  abrazar  la  religión  griega  y  le  casd  con  Sofía  de 
Analt-Zerbst,qnc  tomó  el  nombre  de  Catalina. En  1762  boma  pose- 
sión del  imperio  y  le  corrígió  de  algunos  de  sus  vicios;  abolió  el 
tormento  y  el  tribunal  secreto  de  inquisición  política,  reformó  el 
ejército,  protegió  la  industria  mas  que  ninguno  de  sus  predecesores, 
desamortizó  los  bienes  eclesiásticos  v  se  unió  á Federico  II  de  Pru- 

y 

sia  contra  los  austríacos.  Su  esposa  Catalina,  muger  impúdica,  tan- 
to como  ambiciosa,  conspiraba  contra  su  marido  aun  antes  de  que 
ocupase  el  trono;  hacíase  la  defensora  de  la  religión  y  el  amparo 
de  todos  los  descontentos,  y  por  último  estalló  la  revolución  que 
la  proclamaba  autócrata,  y  venciendo  á  Pedro  III  solo  le  concedió 
la  vida  para  que  poco  después  los  favoritos  Orlofy  Odart  le  enve- 
nenaran acabándole  apuñaladas  porque  tardaba  en  morir.  La  ac- 
ción que  faltaba  á  Pedro  III,  era  la  primera  fuerza  de  su  muger. 
Los  reyes  de  Europa  la  reconocieron,  cada  cual  por  su  interés  par- 
ticular. Fingió  sentimiento  por  la  muerte  de  su  marido,  al  hago  al 


COMPENDIO  155 

ejercito  y  al  clero,  y  trató  de  captarse  las  simpatías  populares.  Va- 
rias conjuraciones  para  destronarla,  la  mas  importante  por  Basilio 
Mitrowitch,  no  tuvieron  éxito.  Otros  revolucionarios  se  presenta- 
ron en  campaña  con  el  nombre  de  Pedro  III,  y  al  fin  sucumbieron, 
Los  sucesos  ele  Polonia  facilitaban  la  ambiciosa  política  de  Catali- 
na II  que  hizo  elegir  rey  á  su  favorito  StanislaoPoniatowski:  las 
cuestiones  religiosas  la  dieron  intervención  en  favor  de  los  disi- 
dentes: el  embajador  de  Catalina  en  Varsovia  dominaba  al  rey 
polaco  y  el  ejército  ruso  se  imponía  al  pueblo  y  á  la  dieta;  los  disi- 
dentes apoyados  por  Rusia  alcanzaron  el  edicto  de  tolerancia  (1767) 
pero  sublevados  los  católicos,  venció  Rusia  y  persiguió  á  los  venci- 
dos hasta  territorio  turco,  asolando  al  paso  cuanto  encontraba:  el 
Sultán  de  Constantinopla  escitado  por  el  embajador  de  Francia  de- 
claró la  guerra  á  Catalina  II  (1768);  los  católicos  de  Polonia  se 
vengaron  de  los  disidentes.  Comenzó  la  guerra  ruso-turca  con  una 
ferocidad  estraordinaria;la  matanza  y  el  incendio  acompañaban  las 
victorias:  el  general  ruso  Romanzoff  derrotó  en  Julio  y  Agosto  á 
los  turcos  sobre  el  Pruth  y  conquistó  Moldavia  y  Yalaquia.  En  la 
toma  de  Bender,  se  hizo  admirar  de  Europa  (1770)  que  no  conocía 
bien  los  poderosos  elementos  de  Rusia:  los  griegos  de  la  Morea 
sublevados  contra  el  yugo  turco,  eran  pasados  á  degüello,  y  que- 
mados los  pueblos:  la  Crimea  cayó  en  poder  de  Catalina:  la  ilota 
turca  se  incendió  cerca  de  la  isla  de  Chios,  en  el  combate  naval 
de  Tschesmé;  la  peste  se  unia  á  la  desolación  y  á  los  asesinatos  en 
masa:  Alejo  y  Gregorio  Orloff  jefes  déla  campaña,  perseguían 
encarnizadamente  álos  fugitivos  indefensos  haciendo  en  ellos  hor- 
rorosa matanza.  Sujeta  Crimea  con  falsías  é  intrigas,  Catalina 
construyó  la  ciudad  de  Cherson  haciendo  escribir  sobre  la  puerta 
que  miraba  al  lado  de  Turquía. ''Camino  de  Constantinopla?,Turquia 
vencida  en  Schnmla,hizo  la  paz  de  Kudschuck-Kainardsché  (1771) 
declarando  independientes  del  sultán  los  tártaros  y  la  Crimea,  su- 
jetos al  protectorado  ruso  los  principados  de  Moldavia  y  Yalaquia, 
y  libre  el  paso  por  los  Dardanelos  y  mares  de  Turquía  á  los  barcos 
rusos.  (Poco  después  tornó  Rusia  la  Crimea  mediante  engaños 
seguidos  de  la  guerra  con  el  Khanato).  Hedíala  paz,  Polonia  fué 
víctima  señalada  á  la  ambición  de  Catalina  II,  y  tras  guerras  san- 
grientas en  que  ardieron  muchas  ciudades,  Catalina,  José  II  de 
Austria  y  Federico  II  de  Prusia,  firmaron  el  manifiesto  de  1772 
que  arrancaba  una  parte  considerable  del  territorio  polaco  y  lo 
distribuía  entre  las  tres  potencias. 

En  1783,  por  instigación  de  Inglaterra  y  Francia,Turquia  decla- 
ró la  guerra  á  Catalina  II,  y  se  hizo  con  tanta  crueldad  como  la 
primera:  en  la  toma  de  Oczakow  por  los  rusos  se  encontraron  las 
trincheras  cegadas  por  cadáveres;  Beuder  é  Ismail  sucumbieron 
al  poder  ruso,  pero  la   muerte   de  José  II  de  Austria  y  la  paz  de 


156  A    LA  HISTORIA  UNIVERSAL. 

su  sucesor  con  los  turcos,  obligó  á  Catalina  II  á  Armar  la  de  Jassy 
(Febrero  1792)  por  estar  amenazada  por  Inglaterra  y  Polonia,  y 
haber  agotado  el  tesoro;  fueron  devueltas  las  conquistas  señalándo- 
se el  Dniéper  como  límite  entre  Rusia  y  Turquia.  El  proyecto  de 
nueva  constitución  en  Polonia  atrajo  á  esta  nación  las  simpatías  de 
Europa,  pero  el  odio  mas  encarnizado  de  Rusia:  las  divisiones  de 
los  polacos  favorecieron  de  nuevo  la  intervención  de  Catalina  II: 
Kosciusko  luchó  heroicamente,  pero  divididos  los    partidarios  de 
la  constitución  por  la  política  sagaz  de  Rusia,  triunfó  Catalina  y 
en  1793,  ella  y  la   monarquía  prusiana  acordaron  el  segundo  re- 
parto de  Polonia:  Lituania,  la  pequeña  Polonia,  Podolia.  la  Ukra- 
nin  y  otros    territorios  menos  importantes  entraron  en  el  imperio 
ruso:  Prusia  tomó  la  gran  Polonia  con  Danzigy  Thorn:  los  atrope- 
llos contra  los  diputados  déla  dieta  y  los  hombres  de  mas  valia 
acompañaron  la  grande  iniquidad  y  el  incalificable  despojo  del  débil 
por  el  fuerte.   El  resto   de  Polonia  quedaba  ligado  ¡í  Rusia  que 
podria  enviar  sus  ejércitos  cuando  le  acomodase,  é  impedir  todo 
cambio  en  el  orden  interior.  Los  polacos  adquirieron  en  ese  mo- 
mento supremo  toda  la  energía  y  la  unidad  que  antes  les  faltara: 
reunidos  en  1794  á  las  órdenes  de  Kosciusko,  vencieron  á  los  ru- 
sos, incendiaron  el  palacio  del  embajador  Igelstrom  y  arrojaron  las 
guarniciones   rusas:    Cracovia  y  Lituania   secundaron    el   movi- 
miento; Suwaroff,  célebre  y  cruel  general  ruso    venció  al  cabo  ú 
los  independientes;  Kosciusko  cayó  prisionero  y  herido:   en  Pra- 
ga, arrabal  de  Yarsovia.  Suwaroff  acuchilla  doce  mil  habitantes 
indefensos   arrojando   sus  cadáveres  al    Weichsel.  En    Huero  de 
1795,  Rusia,  Austria  y  Prusia  declararon  que  en  interés  de  la  paz  y 
de  la  seguridad  de  sus  Estados,  debían  repartirte  el  resto  de   Polo* 
nía.  Curlandia  y  una  superficie  de  dos  mil  millas  se  adjudicaron    .í 
Rusia.  Ademas  de  grandes  territorios   polacos   adquirió  Catalina: 
en  Persia,  Íes  provincias  de  Kokhet,   Oardonet  y    Daghestan,   e! 
país  de  los  Ossetes.  parte  de  Georgia  y  del  Chinan:    la     Crimea, 
Azoffy  el   territorio  de  Kerrs  la  isla  de  Taman  y  parte  de   Kon- 
ban;  la  Mingrelia,  el  principado  de  ímerethia.  el  pais  de  los  bañes, 
los  Tcgkis   y  de  los  circacianos.  y  el  de  los   cosacos  del  Don  y  de! 
Mar  Negro.  Murió  Catalina  en  1796.    Su   gobierno,   sin    adolecer 
de  muchas  faltas,    (Mitre  ellas  la  de  un  implacable  despotismo,  for- 
taleció la  unidad  nacional  e  hizo  reformas  útiles.  Kra   Catalina  !  í 
instruida  y  amante  de  la  filosofía,  pero  no  obedecía   los  preceptos 
de  la  justicia  cuando  tenia  ínteres  en  conculcarlos:  estaba  en  cor- 
respondencia con  Voltaire  y  los  enciclopedistas:  mejoró  la  adminis- 
tración civil,  creó  escuelas,  fomentólas  que  existían:  elevó  la  con- 
dición délos  comerciantes,  favoreció  la  industria  y  la  agricultura; 
humilló  a  la  nobleza,  no  tanto  por  estirpar  privilegios    levantan- 
do al  pueblo,  como  porque  rechazaba  toda  competencia  de  poder 


COMPENDIO  15  i 

y  quería  dominnr  sola  por  medio  de  sus  favoritos  unas  veces 
dueños  y  otras  instrumentos  suyos:  las  victorias  en  el  esterior  la 
dieron  estraordinario  prestigio:  nadie  le  disputo  el  imperio  en  los 
últimos  años:  en  ocasiones  era  cruel  hasta  el  ensañamiento,  y  en 
otras  flexible  hasta  la  despreocupación:  la  adulación  la  hizo  rene- 
gar desús  primeras  ideas;  protegía  al  pueblo  como  tí  un  menor 
de  edad  sin  comprender  ni  permitir  que  pudiera  imponérsele: 
nobles  y  siervos  eran  iguales  ante  ella  que  á  todos  tenia  subyuga- 
do. Al  estallar  la  revolución  francesa  aconsejaba  que  se  humillase 
al  pueblo;  era  su  condición  despótica,  queriendo  sin  embargo  ha- 
cer cosas  útiles  pero  que  á  ella  sola  se  debieran  como  fuente  de 
bienes.  En  la  vida  privada  nada  tenia  que  envidiar  á  su  predece- 
sora  Isabel:  la  prostitución  y  la  inmoralidad  dominaban  con  impe- 
rio absoluto  en  la  corte:  los  queridos  se  imponían  un  momento 
para  dejar  paso  á  otros  nuevos;  Orloff,  (Gregorio)  y  Potemkin  el 
Tauro  fueran  los  de  influencia  mas  duradera, 


PÁRRAFO  III. 


Sucedió  á  Cristian  IV  de  Dinamarca  (1048)  su  hijo  Federico  III 
que  gobernó  algunos  años  en  paz:  proponiéndose  cambiar  las  ins- 
tituciones del  pais,  unió  á  la  clase  media  contra  la  nobleza  y 
fundó  el  absolutismo:  la  Asamblea  de  los  Estados  hizo  la  corona 
hereditaria  y  autorizó  al  rey  para  dictar  una  constitución  que  co- 
menzó el  secretario  (label  y  completó  Schumachez:  el  antiguo 
Consejo  real  se  reducía  á  cuerpo  consultivo:  declaró  el  rey  ;í 
Copenhague  Capital  del  reino,  estendió  entre  laclase  media  y  el 
clero  privilegios  de, que  solo  hasta  entonces  había  disfrutado  la 
nobleza  (1600).  fijó  el  orden  de  sucesión  irasmisibíe  también  á  las 
hembras  ;í  falta  de  varones,  y  agregó  á  la  corona  los  bienes  y  pre- 
bendas de  la  iglesia.  Durante  los  movimientos  reformistas  Car- 
los X  de  Suecia  invadió  Dinamarca,  pasó  sobre  los  lóelos  í  la  tela 
deSeeland  amenazando  á  Copenhague  y  arrebató  algunas  pose- 
siones de  la  monarquía  danesa:  el  influjo  de  Suecia  había  desper- 
tado rivalidades  en  todo  el  Norte  y  Federico  III  se  valia  de  la 
ocasión  al  ligarse  con  Holanda  para  recobrar  territorios  tiempos 
antes  cedidos  ¿í  Suecia.  La  paz  de  Koskild  libró  á  los  daneses  de 
los  peligros  que  les  amenazaban  ( 1  (\h^):  Cromwell  se  había  oj  uesto 
¿tíos  repartos  de  Polonia  y  de  Dinamarca  que  deseaban  los  pue- 
blos del  Norte.  Fu  el  instante  en  que  se  hacían  las  reformas  po- 
líticas por  Federico  III,  los  suecos  invadieron  por  segunda  vez  la 


158  DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL. 

Dinamarca  embistiendo  la  Capital  Copenhague;  los  ciudadonos  se 
defendieron,  los  potencias  reprobaron  aquel  injusto  ataque  y  con 
una  escuadra  de  refuerzo  Federico  III  venció  en  el  Sund  a  los 
suecos:  en  seguida  se  renovó  la  paz  de  Koskild,  quedando  apesar 
de  todo  la  Suecia  preponderante  en  el  Báltico  (1659):  en  otra 
guerra  con  Carlos  XI  de  Suecia,  los  daneses  vencieron  mas  tarde 
alas  escuadras  suecas  (1675).  Murió  Federico  en  1670,  heredán- 
dole su  hijo  Cristiano  Y  que  impulsó  la  prosperidad  nacional, 
estableció  la  compañia  mercantil  para  las  Indias  occidentales, 
agrandó  la  marina,  hizo  un  código  civil,  igualó  los  pesos  y  medi- 
das y  estableció  el  alumbrado  público  en  Copenhague:  en  su  tiem- 
po aparecieron  las  primeras  fábricas  de  seda  en  Dinamarca.  Fe- 
derico IV  (de  1700  á  1730)  se  coaligó  con  Rusia  y  Polonia  con- 
tra Carlos  XII  de  Suecia;  derrotado  por  los  suecos,  hizo  en  1720 
la  paz  de  Stokolmo.  En  esta  época,  Hans  Egede,  clérigo  de  Vogens 
armó  por  suscricion  tres  buques  y  marchó  á  la  Groenlandia  desde 
largo  tiempo  abandonada,  y  dio  ocasión  á  que  otros  continuaran 
las  esploraciones;  luego  se  organizó  una  colonia  de  hermanos  mo- 
ravos;  también  adquirió  de  los  franceses  la  isla  de  de  Santa  Cruz 
en  las  Antillas. 

Cristiano  VI  (1730  á 1746)  restableció  la  Universidad  de  Copen- 
hague, impulsó  la  industria  nacional,  fundó  compañías  industria- 
les, obligó  á  los  señores  á  abrir  escuelas,  y  anexionó  por  compra 
los  ducados  de  Holstein  y  Schleswig.  Federico  V  (1746  á  1766) 
señala  el  periodo  mas  pujante  déla  monarquía  danesa:  declaro 
libre  el  tráfico  para  todos  sus  subditos,  fundo  una  sociedad  de  co- 
mercio para  hacer  de  Copenhague  el  centro  de  las  mercancías  del 
Báltico,  compró  los  derechos  de  la  compañía  de  Indias  y  Guinea, 
creó  casas  de  inválidos,  institutos  de  artes  y  oficios,  academias 
militar  y  de  bellas  artes,  teatros,  ja rd i n  botánico,  y  ayudado  de 
su  célebre  Ministro  ífernstof,  levantó  el  crédito  del  país  y  lo  puso 
á  la  altura  de  las  naciones  mas  reputadas  por  ms  adelantos.  Una 
sociedad  de  sabios  recojió  las  antigüedades  de  blandía.  Una  breve 
guerra  por  la  posesión  del  ííolstein  y  Schleswig  (pie  ambicionaba 
Rusia,  concluso  quedando  los  daneses  en  posesión  de  los  ducados 
á  cambio  de  otras  compensación 

Cristiano  VII  gobernó  desde  1766  á  1808;  inteligente  pero 
bil  de  carácter,  buscaba  mejor  las  impresiones  (pie  perseguir  con 
constancia  un  objeto:  visitó  la  Europa  y  entretanto  perturbaban 
el  reino  su  muger  Carolina  Matilde  de  Galles,  hermana  de  Joige 
III  de  Inglaterra,  la  viuda  de  Cristiano  VI,  y  Juliana,  madrastra 
del  rey.  Al  regresar  del  viage,  Cristiano  VII  se  confió  al  médico 
Juan  Federico  Struensee  que  luego  tuvo  amores  con  la  reina 
Matilde:  reformó  Struensee  la  administración,  abolió  mu  hos  tí- 
tulos y  honores,  suprimió  monopolios  y  privilegios,  pero  con  otras 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  159 

medidas  menos  discretas  se  enagenó  las  simpatías  del  pueblo,  único 
ausiliar  cuando  habia  humillado  á  la  nobleza.  La  medida  mas  ra- 
dical fué  declarar  la  prensa  libre.  Una  conspiración  dirijida  por 
Juliana,  tuvo  por  resultado  que  el  rey  firmara  el  decreto  de  pri- 
sión de  Struensee  y  de  destierro  de  la  reina  á  la  fortaleza  de 
Kronemburgo  (1772):  el  proceso  se  sentencia  contra  Struensee 
condenado  á  perder  la  mano  derecha  y  la  cabeza;  la  reina  fue 
separada  del  rey  y  enviada  íiLille  donde  muró  de  pesar  á  los  tres 
años:  Juliana  se  apoderó  del  gobierno  y  lo  mantuvo  doce  aíios 
hasta  que  el  príncipe  real  Federico  se  lo  arrebató  y  rigió  Dina- 
marca á  nombre  de  su  padre  con  el  Ministro  Bernstorf,  sobrino 
del  afamado  valido  de  Federico  Y,  protegiendo  la  riqueza  nacio- 
nal. El  gobierno  de  Federico  se  señaló  especialmente  por  la  eman- 
cipación de  los  siervos  de  terruño.  En  1808,  por  la  muerte  de 
Cristiano  YII  su  padre,  entró  á  reinar. 

Suecia. — Al  subir  al  trono  Carlos  X  Gustavo,  Suecia  estaba 
empobrecida  y  sin  medios  de  obtener  recursos:  el  rey  obligó  á  la 
nobleza  á  devolver  los  bienes  realengos  poseídos  por  compra  ó 
donaciones  desde  la  muerte  de  Gustavo  Adolfo:  Cristiano  habia 
procedido  con  un  despotismo  que  Carlos  X  creyó  siempre  peligro- 
so. Su  primer  paso  fué  reanudar  las  glorias  de  Gustavo  Adolfo 
estendiendo  su  dominación  á  los  países  que  rodean  el  Mar  Báltico. 
Al  año  siguiente  de  tomar  posesión  del  trono  (1655)  emprendió 
guerra  con  Polonia  cuyo  rey  Juan  Casimiro  alegaba  derechos  á 
Suecia.  se  apoderó  de  Yarsovia  y  Cracovia,  sometió  Mazo  vía  y 
la  Lituania,  pero  despertando  rivalidades  en  el  esterior.  pron- 
to se  encontró  frente  á  un  poderoso  ejército  de  Juan  Casimiro  á 
qnien  ayudaban  Dinamarca,  Sajonia  y  el  emperador  alemán:  ven- 
ció sin  embargo  en  la  batalla  de  Yarsovia  (Julio  1656)  y  hubiera 
corrido  grave  riesgo  la  independencia  polaca,  si  la  invasión  de 
los  daneses  en  Suecja  no  le  obligara  á  retroceder  en  defensa  de  su 
propio  territorio:  en  1669  se  hizo  el  tratado  de  AVelan  en  que 
Juan  Casimiro  renunciaba  sus  pretensiones  al  trono  sueco  y 
abandonaba  el  protectorado  sobre  Rusia,  aunque  Polonia  habia. 
ya  recobrado  la  independencia  desde  1657.  Caries  X  acometió 
á  los  daneses  á  su  vuelta  de  Polonia,  les  tomó  Sehleswig  y  el 
Jutland,  pasó  por  encima  del  hielo  el  pequeño  y  el  gran  Belt,  y 
obligó  tí  sus  adversarios  á  pactar  el  término  de  las  hostilidades 
por  el  tratado  de  Koskild.  A  los  pocos  meses  Carlos  X  acometió 
de  nuevo  á  los  daneses  que  ahora  se  defendieron  enérgicamente 
hasta  que  con  ausilio  de  Holanda  y  las  oposiciones  que  contra  los 
suecos  se  manifestaron  en  el  Brandeburgo.  Polonia  y  Austria, 
tomaron  las  cosas  buen  aspecto  para  los  invadidos.  Carlos  X 
murió  durante  el  sitio  de  Copenhague  sosteniendo  guerra   contra 


160  COMPENDIO 

seis  naciones  ¿  la  vez.  La  paz  de  Copenhague  intervenida  por 
Francia,  Inglaterra  v  Holanda  modificaba  solo  accidentalmente 
el  tratado  de  Koskiíd  (1668). 

El  gobierno  quedó  en  poder  de  cinco  regentes  y  de  la  viu- 
da de  Carlos  X,  en  la  minoria  de  Carlos  XI:  las  fuerzas  públicas 
se  debilitaron,  el  desorden  agotó  el  erario  y  el  prestigio  de  Sue- 
cia  decayó  en  toda  Europa  en  medio  de  las  fluctuaciones  interiores 
y  la  inhabilidad  de  los  regentes.  A  los  diez  y  siete  años  de  edad 
(1672)  se  hizo  cargo  del  Estado  Carlos  XI.  y  por  su  alianza  con 
Francia,  emprendió  guerra  con  Holanda,  penetró  en  el  Brande- 
burgo  aliado  de  los  holandeses  y  fue  derrotado  en  Fehrbellin:  to- 
das las  potencias  del  Norte  y  del  centro  se  levantaron  entonces 
contra  Suecia:  los  daneses  la  hicieron  perder  una  escuadra,  y  se 
pensaba  en  repartir  el  territorio  sueco  cuando  por  influjo  de  Luis 
XIY  se  celebraron  paces  particulares  con  los  Estados  del  Norte. 
Carlos  XI  se  dedicó  ya  ú  los  negocios  del  gobierno,  aumentó  las 
rentas,  quitó  al  consejo  real  la  autoridad  deque  se  había  investido 
en  los  interregnos  y  minorías  6  hizo  ;í  los  nobles  restituir  todos 
los  bienes  realengos  enagenados. 

Carlos  XII  (1697  ¿í  1719)  de  diez  y  ocho  años  de  edad,  sin  ad- 
mitir la* regencia  testamentaria  tomó  el  poder.  Suecia  estaba  flo- 
reciente: dominaba  las  costas  del  mar  Oriental  y  la  desembocadura 
del  Wesser,  el  Oder,  el  Duina  y  elNeva:  sus  fronteras  llegaban 
hasta  el  territorio  en  que  Se  rondaría  IYíersburgo.  Las  naciones 
vecinas  la  miraban  con  envidia  y  aprovecharon  la  muerte  de  Gar- 
losXl  parcfadquirir  posesiones  que  suponían  no  podría  defender 
el  joven  Carlos  XII.  Pedro  l  de  Rusia  ambicionaba  el  mar  Orien- 
tal; Dinamarca  y  Polonia  las  provincias  que  cedieron  en  anterio- 
res tratados.  Unidas  las  tres  naciones  en  una  liga  (1699),  Fede- 
rico Augusto  de  Polonia  marchó  Inicia  Liflandia.  tropas  rusas 
invadieron  la  Fstlandia  y  los  daneses  declaraban1  la  guerra  al 
duque  de  Holsteiu  Gottorp:  (arlos  XII  con  poderosa  escuadra 
sitió  tí  Copenhague  y  la  obügó  ti  separarse  de  la  liga  (paz  de 
Travendal,  Agosto  !(><><)):  en  seguida  fué  contra  los  rusos  y  loe 
derrotó  en  Narwá  con  un  ejército  diez  veces  menor,  y  tí  Curlandia 
donde  los  rusos  y  sajones  sufrieron  la  misma  suerte:  exigió  la  des- 
titución del  rey  polaco  Federico  Augusto,  penetró  en  Polonia, 
entró  en  Varsovia,  destruyó  al  ejército  polaco  sajón  en  Klisow, 
ocupó  á  Cracovia  (1*702)'  le  entregaron  ó  conquistó  las  principa- 
les ciudades,  hizo  proclamar  rey  de  Polonia  ¿í  Stanislao  Leszinzky, 
pasó  ;í  (íalitzia  devastando  el  territorio,  regresó  á  Polonia  donde 
Federico  habia  tomado  de  nuevo  el  gobierno,  hizo  retirar  íí  los 
rusos  de  Lituania,  marchó  á  Sajonia  que  fué  cruelmente  maltra- 
tada y  aunque  Federico  Augusto  renunció  la  corona  de  Polonia 
en  el  tratado  de  Altrandstadt  (170<))  las   tropas   suecas  siguieron 


DE   LA    HISTORIA  UNIVERSAL  ÍÜl 

uu  año  en  tíajonia.  Mientras  estas  correrías  de  Carlos  XII,  Pedro 
de  Rusia  se  apoderó  de  la  Ingria  y  parte  de  Liflandia  y 
Estlandia.  Carlos  XII  marchó  hacia  Moscou,  pasó  el  Bere- 
cine,  y  por  sugestiones  del  jefe  cosaco  Macepa,  su  ausiliar, 
no  esperó  el  refuerzo  del  general  Lovenhaupt  y  se  dirijió  i  la 
Ukrania  sin  encontrar  resistencia:  millares  de  soldados  murieron 
de  frió:  Carlos  puso  sitio  á  Pultawa  capital  de  la  Ukrania;  habia 
perdido  la  artillería,  y  fué  vencido  en  la  batalla  que  le  presentó 
el  emperador  de  Rusia  Pedro  I  (Julio  1709).  Los  generales 
Rhenskjold,  Piper  y  algunos  otros  quedaron  prisioneros:  Loven- 
haupt tuvo  que  entregarse  en  la  retirada  con  diez  y  seis  mil  hom- 
bres y  Carlos  XII  se  salvó  llegando  á  Turquía:  el  sultán  le  reci- 
bió con  agasajos:  consiguió  que  Turquía  declarase  la  guerra  á 
Rusia,  mientras  todo^sus  enemigos  combatían  la  Suecia:  la  paz 
turco- rusa  dejaba  al  rey  paso  libre  para  sus  Estados,  pero  se  de- 
tuvo, y  le  aprisionaron  los  turcos.  En  1714  llegó  á  Suecia:  ademan 
de  Polonia,  Rusia  y  Dinamarca,  se  habían  unido  á  la  liga  Han- 
üover  y  Prusia:  luchó  Carlos  en  Stralsund,  peto  no  pudiendo  re- 
sistir á  todos  sus  enemigos,  se  retiró  á  Suecia:  la  Pomerania  y  h 
isla  de  Rugen  pasaron  á  los  prusianos.  Penetró  todavia  en  Noruega 
y  tuvo  que  retroceder  compelido  por  el  frió  y  por  la  resistencia 
de  los  habitantes  (1716):  otra  segunda  intentona  no  produjo  me- 
jor éxito.  Por  último  en  1718  murió  Carlos  XII  delante  de  la 
fortaleza  de  Friedrichshall,  según  se  aseguró,  por  mano  asesina. 

En  1719  fué  elegida  reina  Ulrica  Eleonora,  casada  con  el  du- 
que de  Hesse-Cassel,  y  hermana  de  Carlos  XII:  la  nobleza  sueca 
recobró  antes  sus  privilegios  y  obligó  á  la  reina  á  reconocer  la 
antigua  constitución  aristocrática  y  el  Consejo  que  tenia  poder- 
igual  al  del  monarca.  Se  prohibió  á  la  clase  media  comprar  bie- 
nes de  los  nobles,  y  fueron  castigados  los  defensores  del  sistema 
inaugurado  por  Carlos  XI.  La  guerra  terminó  por  el  tratado  de 
Nystadt.  La  aristocracia  se  vendia  vergonzosamente  á  las  cortes 
«strangeras  (Francia  ó  Rusia):  una  guerra  promovida  por  escita- 
€Íon  de  Francia,  entre  Suecia  y  Rusia,  tuvo  por  resultado  la  hu- 
millación de  Suecia  (1743,  paz  de  Abo):que  perdió  parte  de  Finlan- 
dia, obligándose  ademas  á  nombrar  sucesor  en  el  trono  á  Adolfo 
Federico  duque  de  Holstein  cuñado  de  Federico  II  de  Prusia.  La 
reina  murió  en  1757  y  hasta  1771  gobernó  Federico,  débil  de 
carácter,  limitado  ademas  en  atribuciones,  y  con  los  peligros  que 
llevaban  las  ambiciones  de  Rusia  y  los  compromisos  por  Francia: 
los  Mutzen  quisieron  restringir  los  fueros  nobiliarios  y  fracasaron 
(Mutzen  partido  de  los  bonetes,  afecto  á  Rusia:  Hütte,  de  los  som- 
breros, afecto  á  Francia).  Mezclándose  Suecia  en  la  guerra  de  siete 
años,  cayó  el  partido  Hütte,  y  le  reemplazó  el  partidario  de  Rusia, 
no  con  menos  sufrimientos  del  pueblo  y  humillaciones  del  Estado. 

11 


162  COMPENDIO 

Adolfo  Federico  abdicó  en  1771  entrando  á  sueederle  su  hijo 
(Gustavo  III  (1771  a  1792)  que  por  medio  de  una  rovolucion 
quito'  el  poder  a  la  nobleza  y  restableció  la  autoridad  monár- 
quica: se  abolió  el-tormento,  se  reformaron  los  tribunales,  creá- 
ronse instituciones  benéficas;  pero  el  carácter  militar  del  reino  y 
la 'introducción  de  costumbres  refinadas  de  que  Gustavo  III  se 
rodeaba,  perjudicaron  al  pais.  Renováronse  los  torneos  y  juegos 
déla  edad  media  cuando  ya  se  habia  perdido  el  espíritu  que  los 
inspiró,  y  se  empeñó  el  rey  en  caprichos-  estravagantes  de  ningu- 
na utilidad,  como  fueron  las  leyes  sobre  trajes  y  otras.  En  la 
guerra  con  Rusia,  el  ejército  no  quiso  obedecer  acusando  la  lucha 
de  inconstitucional;  el  rey  apeló  al  pueblo,  castigó  á  los  autores 
del  tumulto  y  por  el  acta  de  unión,  y  aecpirichd.  se  dio  al  monarca 
el  derecho  de  hacer  la  guerra  sin  consultar* al  consejo:  siguieron 
las  hostilidades  con  honra  hasta  la  paz  de  Wérela  (1700).  pero 
sin  provecho.  Intentó  Gustavo  en  alianza  con  Rusia  hacer  guerra 
ala  Francia  revolucionaria,  pero  la  Dieta  le  negó  los  recursos 
y  los  nobles  tramaron  una  conjuración  que  acabó  con  la  muerte 
del  rey  (1792)  en  un  baile  de  máscaras.  Le  heredó  su  hijo  (Justa- 
vo  TV  imitador  de  las  costumbres  «leí  predecesor  su  padre  y 
perdió  la  corona  en    1  809. 


PÁRRAFO  IV 

IPrusia . 


K\  territorio  prusiano  se  constituyó  en  ducado  hereditario  á 
principios  del  siglo  XVI,  bajo  el  protectorado  de  Polonia,  de  la 
cual  se  haria  independiente  á  mitad  del  siglo  "XVII.  Su  importan- 
cia en  Furopa  habia  sido  muy  escasa  porque  su  situación  y  el 
poder  de  las  naciones  vecinas  no  le  consentían  desenvolverse.  En 
1640,  Federico  Guillermo  heredó  el  Electorado  de  Brandeburgo 
y  los  ducados  de  Prusia  y  (leves  y  estrechó  sus  dominios  en  una 
sola  nacionalidad.  El  Elector  ejercía  influjo  en  Alemania,  y  antes 
del  siglo  XVII  el  Brandeburgo  se  habia  significado  por  su  poder 
y  también  por  haber  adoptado  la  reforma.  Federico  Guillermo 
llamó  estrangeros  aprovechándose  délas  luchas  religiosas,  pro- 
tegió las  artes  y  el  comercio,  y  creó  un  ejército  permanente:  al 
morir  en  1 688  dejaba  un  nombre  prestigiado,  un  poder  muy  su- 
perior al  de  cualquiera  de  los  Electoras  de  Alemania,  y  elementos 
dispuestos  para  continuar  la  obra  comenzada.  Su  hijo  Federico  I 
dio  á  sus  dominios  el  aparato  de  una  monarquía,  y  á  la  norte    las 


DE     LA    HISTORIA     UNIVERSAL.  16$ 

solemnidades  y  ceremonias  que  usaban  los   re}res.  La  guerra  de 
sucesión  al  trono  de  España  envolvió  a  casi  todas  las  nacionas  de 
Europa,  }r  Federico  tomó  parte  por  la  casa  de   Austria:  agrade- 
cido á  este  servicio  el  emperador  Leopoldo,  le  reconoció  como  rey 
de  Prasia  (1700),  se  coronó  luego  en  Koenisberg  y  en  el  tratado 
de  Utréch  (1713)  le   reconocieron  las  potencias  signatarias.  Al 
tiempo  de  su  coronación  creó  la  orden   del  águila  negra.   Aunque 
vano  por  carácter,  consagró  una  protección  decidida  á  las  letras, 
el  comercio,  las  ciencias,  y  la  artes:  creó  academias  y  fomentó  la^ 
que  existían,  favoreció  la  libertad  científica,  abrió  universidades  y 
consumió  parte  en  mejoras  y  otra  en  lujo  los  tesoros  del  pais.  En 
1713  le  sucedió  Federico  Guillermo  I,  tan  económico  que  rayaba 
en  la  avaricia;  suprimió  el  lujo  y  dejó  solo  la   servidumbre   indis- 
pensable: las  alhajas  fueron  vendidas  para   pagar  deudas  atrasa- 
das: tenia  tertulias  sencillas,  huyendo  de  los  banquetes  y  fiestas. 
Semejante  espíritu  de  economía  perjudicó  á  las  ciencias  que  no  se- 
sostuvieron  en  este  reinado  á  la  altura  que  en  el  anterior:  al  pres- 
cindir de  lo  supérfluo,  no  supo  contenerse  en   el  límite  que  separa 
los  gastos  reproductivos  de  los  estériles.  Era  el  rey  franco  pero 
duro;  él   mismo  enseñaba  los  ejercicios  militares  y  acostumbraba 
con  el  ejemplo  á  soportar  las  fatigas:  redujo  las  contribuciones- 
hizo  hereditarios  los  feudos,  reedificó   las   ciudades   arruinadas. 
prescribió  leyes  antieconómicas  para  impedir  la  entrada  de  arte- 
factos estrange ros;  protegió  á  los  emigrados  de  todas  clases,    se- 
propuso  la  sencillez  y  el  orden  aun  á  costa  de   estravagantes  pro- 
hibiciones; creó  un  colegio  de  cadetes,  casas  de  espósitos  y  hospi- 
tales; era  justiciero  y  aveces  cruel:  parecía  acumular  los  recursos 
que  pondría  en  juego  su  hijo  Federico  II:  á  su  muerte   (I740)r  e! 
Erario  estaba  enriquecido,  el   ejército   disciplinado  y  fuerte,  los 
tributos  ingresaban  con  regularidad. 

Federico  II  no  gustaba  de  las  costumbres  llanas  de  su  padre: 
amaba  el  arte,  la  literatura,  las  modas.  Estas  tendencias  que  con- 
trariaban á  Federico  Guillermo  enemistaron  al  padre  y  al  hijo: 
Federico  hastiado  de  la  dureza  del  rey  había  querido  fugarse  ií 
Inglaterra,  pero  descubierto,  sus  cómplices  pagaron  con  la  muer- 
te y  con  prisiones,  y  á  él  mismo  se  le  impuso  la  pena  capital  como» 
desertor,  pero  le  fué  conmutada  por  encierro  en  la  fortaleza  d& 
Kustriu:  á  los  cuatro  años  de  prisión  salió  y  se  le  obligó  á  trabajar- 
en las  obras  del  castillo  antes  de  que  recobrase  la  espada.  Tales  cas- 
tigos  no  le  desviaron  de  sus  preferencias  y  hábitos:  inspiran  dese- 
en los  héroes  griegos  y  romanos,  abrigaba  esperanzas  de  imitar- 
los: se  escribía  con  Voltaire  y  los  principales  filósofos  y  literatos. 
De  este  modo  los  hombres  mas  pensadores  de  Europa  celebraron 
la  elevación  al  trono  de  un  príncipe  que  en  su  juventud  diera  tan- 
tas muestras  de  cultura  é  inteligencia.  Las  primeras  medidas  de 


164  COMPENDIO 

Federico  II  (1710  a  1786)  le  acreditaron  como  hombre  de  previ- 
sión y  de  gobierno;  las  ciencias  comenzaron  á  adquirir  ese  lastre 
que  era  la  base  del  estraordinario  desarrollo  ulterior.  La  guerra 
daria  al  rey  de  Prusia  ocasión  inmediata  de  probar  sus  fuerzas. 

Carlos  YI  de  Austria,  no  teniendo  hijos  varones,  dejó  sucesora 
i  su  hija  única  Maria  Teresa.  A  la  muerte  del  emperador,  ('arlos 
Alberto,  Elector  de  Baviera  adujó  pretensiones  al  imperio  y  le 
apoyaban  Francia  y  España:  Federico  II  reclamó  derechos  a  los 
principados  de  Jagendorf,  Líegnitz,  Brieg  y  Wohlan  ocupados 
por  Austria  desde  la  guerra  de  treinta  años  y  se  declaró  por  el 
pretendiente  con  la  condición  de  que  pasase  la  Moravia  al  rey  de 
Polonia  Augusto  III.  Federico  II  invadió  la  Silesia  con  sus  gene- 
mies  Schwerin  y  Leopoldo  Dessau,  y  venció  í  los  austríacos  en 
la  batalla  de  Molwitz  (1741)  y  después  en  la  de  Czaslau:  Maria 
Teresa  queausilíada  por  los.húngaros  luchaba  contra  el  preten- 
diente Carlos  Alberto,  hizo  la  pazcón  Federico  en  Breslau  (1742) 
cediéndole  casi  toda  la  alta  y  baja  Silesia.  En  1744,  haciéndose  la 
guerra  general,  el  rey  de  Prusia  que  temía  perder  lo  adquirido 
rompió  las  hostilidades,  perdió  parte  de  lo  ganado  y  lo  recobró  en 
la  batalla  de  Hohenfriebeig  (1745)  contratos  austríacos:  su  fama 
y  la  de  sus  generales  se  estendíó  por  toda  Europa:  Dessau  ganó  la 
batalla  de  Kesselsdorf,  Federico  ocupó  la  capital  de  Sajonia 
Dresde,  y  se  hizo  la  paz  quedando  en  su  poder  Silesia  y  G  latz 
y  recibiendo  ademas  una  indemnización  pecuniaria.  La  guerra  de 
sucesión  enseñó  á  Federico  II  el  estado  de  los  países  europeos: 
aumentó  el  ejército,  fomentó  la  agricultura  y  la  industria,  y  es- 
peró los  acontecimientos,  puebla  paz  de  Aquisgnvn  que  volvía 
las  cosas  al  ser  ysituacioade  antes  de  la  guerra  (1748,  paz  de 
Aquisgran)  dejaba  senda  abierta  ;í  ulteriores  desavenencias.  Ru- 
sia y  Austria  habían  firmado  en  1746  una  liga  contra  Prusia,  y 
se  renovó  en  1756;  pretendía  Rusia  las  riberas  del  mar  Oriental 
y  Austria  la  devolución  de  Silesia.  Sajoniase  unió  á  los  enemigos 
de  Federico  II;  Francia  se  coaligó  también  con  Maria  Teresa  con 
intento  de  reducir  á  Federico  al  electorado  de  Brandeburgo:  In- 
glaterra se  ligó  con  el  rey  de  Prusia  pero  solo  con  el  fin  de  evitar 
que  penetraran  en  Alemania  ejércitos  estrangeros:  la  guerra  que 
se  preparaba  tenia  solo  por  causa  la  soberbia  de  los  reyes.  En- 
terado de  cuanto  pasaba,  se  anticipó  Federico  II  y  con  setenta  mil 
hombres,  sorprendió  Sajonia,  ocupó  Dresde  y  las  principales  ciu- 
dades y  organizó  la  administración  al  estilo  prusiano,  cobrando 
las  rentas  y  ocupando  armas,  víveres  y  tolo  10  qué  le  era  útil: 
el  ejército  sajón  fué  sitiado  en  Pirna,  mientras  el  rey  salía  con- 
tra los  austríacos  dirijidos  por  el  general  Brown  y  les  derrotó  en 
Lowsitz;  la  guarnición  de  Pirna  se  rindió  también  y  fué  obligada 
á  entrar  al   servicio   de  Prusia,  pero   los   soldados   desertaron  ;í 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  165 

la  primera  ocasión  y  huyeron  á  Polonia.  Alemania  y  Suecia,  for- 
maron desde  ese  momento  en  la  coalición:  estaban  al  lado  de 
Prusia,  Inglaterra, Hannover,  Brunschwick,  Hesse-Cassel  y  Gotha 
á  quien  dejo  frente  á  los  franceses  que  adelantaban  hacia  el  Wesser; 
con  un  cuerpo  de  ejército  derrotó  a  los  rusos  que  ya  habían  pene- 
trado en  Prusia  (batalla  de  G  rossjagerndorf)  y  con  otro  fué  con- 
tra los  austríacos  á  Bohemia  á  quienes  venció  en  Praga  costan- 
do la  vida  al  célebre  Schwerin  (1757):  su  general  Rollin  perdió 
lo  ganado  y  la  guerra  cambió  de  aspecto,  pero  Federico  atacó  á 
los  franceses  en  Rossbach  y  los  destruyó:  los  austríacos  adelanta- 
ban en  Silesia  y  vencieron  al  general  Winterfel,  el  mas  querido 
de  Federico;  acudió  el  rey  y  alcanzó  una  victoria  decisiva  en 
Leuthen  (Diciembre  1757)  recobrando  toda  la  Silesia.  Los  ingle- 
ses pronunciaron  mas  su  apoyo  en  favor  de  Prusia;  Fernando  de 
Brunschwick  ganó  á  Francia  la  batalla  de  Crefeld  y  arrojó  á  los 
estrangeros  del  Norte  de  Alemania,  Los  rusos  al  mando  del  gene- 
ral Femor  ocuparon  la  Prusia  mandando  á  la  ciudad  de  Koenis- 
berg  que  reconociese  por  soberana  á  la  emperatriz  Isabel,  entra- 
ron en  Brandeburgo,  les  salió  al  encuentro  Federico  y  les  derrotó 
en  Zorndorf;  de  vuelta  á  Sajonia,  los  prusianos  perdieron  la  bata- 
de  Hochkirch;  después  logró  arrojar  á  los  austríacos  de  Silesia  y 
Sajonia,  Una  terrible  rota  en  Kunesford  puso  a'  Federico  en  el 
ultimo  apuro;  entretanto  Fernando  de  Brunschwik  vencia  á  los 
franceses  en  Minden  (1759).  El  rey  prusiano  se  mantuvo  a  la  de- 
fensiva en  la  campaña  de  1760:  al  comenzar  el  año  perdía  la  Sile- 
sia y  en  seguida  la  recobró  en  la  batalla  de  Liegnitz,  pero  un 
3uerpo  de  ejército  austríaco  ocupó  Berlín  y  devastó  los  territo- 
rios del  Brandeburgo:  ala  llegada  del  rey  los- invasores  se  retira- 
ron; Federico  les  alcanzó  y  destrozó  al  ejército  austríaco  en 
Torgau. 

Tantos  enemigos  á  la  vez  no  podían  ser  combatidos  con  éxito 
por  una  sola  potencia:  solo  el  ejército  francés  constaba  de  mas  do 
ciento  cincuenta  mil  hombres.  En  17G2  sucedió  á  Isabel  de  Rusia 
Pedro  III  admirador  del  monarca  prusiano,  é  hizo  con  él  la  paz 
y  se  le  unió  en  liga  ofensiva  y  defensiva;  Sueeia  también  aban- 
donó la  guerra:  Catalina  II  ratificó  la  paz  aunque  no  la  alianza  y 
mandó  retirar  el  ejército  ruso:  los  generales  de  Prusia  vencieron 
ya  a  los  austríacos  y  franceses:  los  Estados  alemanes  pedían  la 
paz  y  después  de  un  armisticio  se  celebró  en  Ilubetsburgo  (Fe- 
brero 1763):  Silesia  pertenecería  definitivamente  á  Prusia  y  esta 
potencia  adquirió  el  rango  de  nación  de  primer  orden.  Todos  ha- 
bían sufrido,  pero  en  particular  Prusia  que  luchaba  casi  sola  con- 
tra toda  Europa:  perecieron  doscientos  mil  prusianos  y  cerca  de 
un  millón  de  coaligados;  los  campos  estaban  yermos;  los  animales 
de  labor  habían  desaparecido  en  su  mayor  parte  en  Prusia;  la  po- 


166  COMPENDIO 

l3reza  era  estraordinaria.  Federico  II  se  dedicó  á  curar  las  llagas 
que  no  había  podido  evitar;  abrió  canales,  indemnizó  á  los  que  mas 
sufrieron,  alentó  la  industria  y  el  comercio,  y  tan  empeñado  en 
el  progreso  durante  la  paz,  como  táctico  y  fuerte  en  la  guerra, 
mereció  el  nombre  de  Grande  que  le  dieron  sus  contemporáneos. 
El  partido  protestante  ganó  preponderancia  con  las  victorias  y  el 
prestigio  de  la  monarquía  prusiana.  Federico  II  era  ademas  aman- 
te de  la  filosofía  y  acérrimo  partidario  del  libre  examen. 

En  1786  murió  Federico  II,  sucediéndole  Federico  Guillermo 
II:  menos  tolerante  y  mas  aficionado  al  lujo  que  su  tío  y  predece- 
sor, perdió  la  influencia  que  heredara:  publicó  el  edicto  de  religión 
prohibiendo  á  los  eclesiásticos  toda  enseñanza  fuera  de  la  doctri- 
na evangélica  y  estableció  la  censura.  En  1797  murió  Federico 
Guillermo  II  dejando  al  pais  espuesto  á  repetir  las  guerras  ya 
sostenidas  desde  1792  con  la  revolución    francesa. 


PÁRRAFO  Y. 

Austria  y  Alemania. 


Austria. — Fernando  III  vivió  nueve  años  después  de    la    paz 
de  Westfalia  tan  desfavorable  para  la  casa  de  Habsburg.  Luis  XIV 
aspiraba  al  imperio,  mas  no  pudiendo  hacerse  elegir    impuso  con- 
diciones á  Leopoldo  I  que    fué    elegido  por    la  Dieta:  obligábase 
Leopoldo  á  restitur  él Monfe mito  á  Saboya  y  á  no  dar  ausilio  .í 
ios    españoles.  Poco    elevado  para  lo  <jue  exigían  las  difíciles  cir- 
cunstancias en  que  la  paz  de  Westfalia  colocaba  al    Austria,    dejó 
«crecer  el  influjo  de  Luis  XIV  en  Alemania,  y  se  ocupó  de  estudio- 
teológicos,  de  alquimia  y  de  prodigar  á  los  jesuítas  las    riquezas 
del  pais.  Era  muy  amigo  déla  etiqueta,    intolerante    cu    religión 
poco   culto  en  su  trato;  y  débil  de  carácter.  Por  causa  de  Transil- 
vanía,    Austria  fué  invadida  por  los  turcos;!  las   órdenes    del  ge- 
neral  Acmet  (era  sultán  MelieinetKropole):   el    pontificado,   \\<- 
paña,  Francia,  Venecia  y  Géijová  ausiliaron  á  los  austríacos  man- 
dados por  el  modenes  Montecucculi:  tos   turcos  fueron  derrotados 
en  la  sangrienta  batalla  de  San  (Jotardo  (1664)  y  se  hizo    la  paz. 
Otra  guerra  de  los  turcos  puso  en  peligro  á  Viena  (1683)    y  se  ha- 
bría rendido  sin  la  oportuna  protección  de  Juan  Sobieski    rey  de 
Polonia:  en  la  paz  ({lie  se  afirmaría  énl6&9,    Austria  adquirió   la 
Esclavonia,  Sirmio,  parte  de  Transilvania  y  quince  condados  hún- 
garos que  habían  estado  en  poder  de  Turquía  (paz  de   Carlowitz). 
A  Leopoldo  I  suceuió  José  I  entre  disputas  con  los   húngaros  so- 
freía elección  real  y  el  derecho   de   insurrección.   Después  de 


DE  LA  HISTORIA    UNIVERSAL.  1  07- 

graves  altercados  los  húngaros  se  presentaron  á  coronar  al  hijo 
cíe  Leopoldo  como  heredero  y  con  merma  de  los  fueros  naciona- 
les: en  1703,  tomó  posesión  José  I  del  trono  y  del  imperio  se 
mezcló  en  la  guerra  de  sucesión  de  España,  y  continuó  las  medidas 
<le  intolerancia  principalmente  en  Hungría:  los  húngaros  se  su- 
blevaron y  proclamaron  su  independencia  con  su  rey  Andrés  II, 
Bajo  la  monarquia  de  Carlos  VI,  emperador  también  de  Alemania. 
Hungría  se  sometió^  ya  no  se  separó  del  Austria.  La  elevación 
de  Carlos  VI  puso  términoií  la  guerra  general,  pues  siendo  él 
quien  competía  con  los  Borbones  para  el  trono  de  España,  los 
aliados  no  deseaban  que  otra  vez  se  reuniesen  bajo  una  sola  coro- 
na los  antiguos  dominios  de  la  casa  de  Austria:  comenzaron  las 
conferencias  y  se  hizo  la  paz  de  Utrech.  Desde  el  principio  estu- 
vo Carlos  VI  en  guerra  con  los  turcos  y  les  venció  adquiriendo 
por  el  tratado  de  Passarowitz,  Temes war,  Yalaquia  hasta  Aluta 
y  territorios  de  Bosnia  y  Servia.  En  otra  guerra  inmediata  per- 
dieron los  austríacos  lo  que  habían  ganado  (paz  de  Belgrado 
1734). 

No  teniendo  hijos  varones  Carlos  YI,  resolvió  dejar  sus  Esta- 
dos á  su  hija  única  Maria  Teresa  casada  con  el  duque  Francisco 
Esteban  de  Lorena  (pragmática  sanción),  declarando  los  Estados 
austríacos  indivisibles  y  trasmisibles  á  la  linea  femenina  á  falta  de 
la  masculina.  A  la  muerte  de  Carlos  YI  (1740),  el  elector  de  Ba- 
viera  Carlos  Alberto  se  declaró  pretendiente  fundado  en  un  tes- 
tamento de  Fernando  I,  y  apoyado  por  Francia  y  España  con  la 
condición  de  que  a  su  acceso  al  imperio  dejaría  á  los  franceses  lo 
conquistado  en  el  Rhin  y  los  Países-bajos,  y  á  los  españoles  la 
influencia  libre  en  Italia:  Federico  II  de  Prusia  reclamaba  los 
principados  de  Jagendorf,  Liegnitz,  Brieg,  y  Wohlan;  el  rey  de 
Polonia  Augusto  III  pedia  la  Moravia.  Comenzó  la  guerra  con 
derrotas  continuas  de  los  austríacos,  pero  recurriendo  María 
Teresa  á  los  húngaros,  estos  se  alzaron  y  volvieron  la  fortuna  a 
las  armas  de  Austria:  franceses  y  ba'rvaros  tuvieron  que  retroce- 
der: por  la  paz  de  Breslau  con  Prusia,  alejó  Maria  Teresa  á  un 
enemigo  poderoso  (1742):  Inglaterra  también  favorecia  á  la  em- 
peratriz y  después  entraron  en  la  liga  Cerdeña  y  Sajonia.  Tantas 
victorias  alcanzadas  por  Austria  alarmaron  á  Federico  II  de 
Prusia  que  rompió  las  hostilidades  en  1744:  Francia  declaró  la 
guerra  directamente  al  Austria.  Carlos  Alberto  de  Baviera  murió 
en  1745,  y  su  hijo  Maximiliano  José  pidióla  paz  y  renunció  ala 
sucesión  austríaca  en  el  tratado  de  Füscen:  la  Dieta  imperial  votó  á 
Francisco  I  marido  de  Maria  Teresa,  y  la  paz  de  Dresde  terminó 
la  lucha  con  Prusia,  quedando  solo  en  armas  los  demás  conten- 
dientes en  Italia  v  los  Paises-Bajos  hasta  la  paz  de  Aquisgran  en 
1748. 


168  COMPENDIO 

En  1755  Anstria,  Rusia  y  Sajonia  unidas  sostuvieron  otra 
güera  con  Federico  TI  de  Prusia  (guerra  de  siete  años):  María 
Teresa  quería  reconquistar  Silesia  y  poner  límites  al  engrandeci- 
miento de  la  nación  prusiana.  Una  serie  de  batallas  favorables 
unas  y  otras  adversas,  nada  resolvieron  en  los  primeros  años:  Fe- 
derico II  luchando  contra  casi  toda  Europa  gane?  una  fama  univer- 
sal; por  último  Austria  tuvo  que  desistir,  confirmando  a  Prusia  en 
la   posesión  de  Silesia  (paz  de  Hubetsbuí-go,  1-763). 

José  II  hijo  de  Maria  Teresa  entre?  á  reinar  en  1765  (hasta  1790) 
en  el  imperio  y  en  1780  en  Austria  por  la  muerte   de  su  madre: 
tuvo  empeño  en  refrenar  los  abusos  del  clero  y  difundir  la  edu- 
cación en  el  pueblo,   y  quiso  reducir  a  un  solo  derecho    los  fue- 
ros y  leyes  délas  diversas  provincias:   era  laborioso,  severo  con- 
tra los  abusos,  amigo  del  bien  y  de  la  justicia  y  fiel  en  el  cumpli- 
miento de  su  palabra.  Contra  las  tradiciones  de  la  casa  de  Austria, 
autorizo  la  tolerancia  de  cultos  á  los  calvinistas,  luteranos  y  cis- 
máticos griegos,  dando  á   todos  igualdad   de   derechos   políticos: 
suprimid  dos  terceras  partes  de  los   conventos  secularizando  sus 
bienes  y  aplicando  sus  productos  á  la  enseñanza,  ala  fundación  do 
hospitales  é  institutos  útiles;  declare?  exentos  los  conventos  restan- 
tes de  todo  dominio  estraño;  hizo  que   los   cánticos  religiosos  se 
tradujeran  al  lenguage  vulgar,  rebajo  los  derechos  de  la  curia  ro- 
mana é  intentó  constituir  una  iglesia   nacional.  El  papa  Pió  VT 
fué  á  Viena  donde  se  le  recibid  con  agasajo,   pero  nada  torció    la 
marcha  de  José  II.  En  lo  político  abolió  la  servidumbre  corporal, 
iguale?  los  impuestos  según  los  haberes  de  los  ciudadanos,    ordene' 
la  formación  de  un  ce?digo   civil  y  otro  criminal,  establecie?   el  nía- 
triraono  civil  y  disoluble,    la  sucesión  de  hijos  naturales  de  padres 
solteros,  y  suprimie?  los  deree*hos  de  primogenitura:  el  comercio,  la 
agricultura,  y  las  ciencias,  hallaron  en  el  emperador   un  ausiliar 
enérgico.  Los  Paises-Bajos  austríacos,  (Bélgica)  y  Hungría   resis- 
tieron la  unidad  política  y  civil  y  judicial:   en   los   Paises-bajos 
estalla  (1787)  una  sublevación dirijída  por  eidero  y   la  nobleza: 
después  de  algunos  combates  las  provincias  flamencas  se  declara- 
ron independientes  en  el  Congreso  de  Bruselas  (Enero  1790).   En 
Hungría  el  emperador  tuvo  que  abandonar  casi  todas  sus  refor- 
mas. Murie?  por  el  pesar  de  ver  desbaratados   sus  proyectos,    en 
1790,  sucediéndole  su  hermano  Leopoldo  II  que  deroge?  todas  las 
reformas  menos  la  de  tolerancia  religiosa  y  volvie?   á   someter  la 
Bélgica:  la  guerra  contra  los  turcos  sostenida  por  José  II  y  Pusia, 
termine?  y  Leopoldo  firme?  una  liga  con  Prusia  contra  Francia   en- 
tónces  agitada  por  la  revolución.  Muerto  en  1792  le   sucedi<>  su 
hijo  Francisco  II. 

Alemania. — Por  la  paz  de  Westfalia,  Alemania   se  debilitó  en 


DE   LA    HISTORIA  UNIVERSAL.  169 

el  conjunto  y  los  Estados  particulares  adquirieron  una  indepen- 
dencia poco  limitada  por  la  Dieta,  Pero  la  paz  no  impidió'  los  es- 
eesos  de  los  jesuítas  para  convertir  de  grado  ó  por  fuerza  á  los 
protestantes  délos  Estados  católicos ;  Austria  ejercía  todo  el  in- 
flujo que  tenia  á  su  alcance  contra  la  reforma.  En  Salzburgo  y 
otros  territorios  se  ejercieron  violencias  que  no  tuvieron  término 
hasta  que  alcanzó  poder  incontrastable  la  monarquia  prusiana  y 
.se  puso  al  frente  del  partido  reformista:  Prusia  y  Brandeburgo, 
antes  de  constituirse  en  monarquia,  ya  habían  prestado  hospitali- 
dad á  los  protestantes  fugitivos  y  desde  1700  fué  la  monarquia 
prusiana  el  amparo  de  los  perseguidos.  El  siglo  XVII,  no  esti- 
mándose en  mucho  las  cosas  religiosas,  los  señores  territoriales  y 
los  poderosos  cambiaban  fácilmente  de  religión  según  sus  intere- 
ses políticos:  el  siglo  XVIII  continuó  la  misma  inmoralidad.  El 
teólogo  Calisto  trató  de  conciliar  las  iglesias  católica  y  protes- 
tante, sin  conseguir  resultado  (conferencias  de  Thorn):  Leibnitz, 
también  procuró  en  vano  igual  objeto.  Diversas  sectas,  salién- 
dose de  los  límites  de  las  iglesias  católica,  luterana  y  calvinista. 
se  organizaban  para  dar  al  cristianismo  un  sentido  mas  íntimo 
que  interesara  el  corazón  y  la  vida  (pietistas):  de  ahi  tomaron 
base  los  hermanos  bohemios  y  moravos  para  constituir  una  iglesia: 
los  metodistas  de  Inglaterra  aspiraban  como  los  pietistas  en  Ale- 
mania, á  levantar  el  sentimiento  y  la  religión  del  corazón  por 
encima  de  la  letra  y  del  tecnicismo  de  las  respectivas  religiones 
luterana  y  episcopal. 

Las  Cortes  alemanas  vivían  en  el  lujo  y  el  pueblo  en  la  esca- 
sez y  la  miseria;  los  príncipes  hacían  gala  de  multiplicar  las  fies- 
tas y  goces;  las  costumbres  nacionales  se  olvidaban  por  las  es- 
trangeras;  habia  competencia  de  boato,  prodigalidad  y  desorden: 
la  vanidad  eclipsaba  todos  los  deberes  de  los  gobernantes:  las 
alianzas  con  países  estraños  separaban  los  intereses  y  rompían  los 
vínculos  de  la  nacionalidad:  según  la  moda,  y  el  carácter  de  los 
duques  y  príncipes,  se  protegían  ó  repudiaban  las  artes,  la  indus- 
tria y  lo  que  constituye  la  fuerza  de  los  pueblos:  las  cortes  vivían 
en  el  placer  y  el  estado  llano  en  la  ignorancia:  las  supersticiones  y 
fanatismos  alcanzaban  á  los  territorios  protestantes  lo  mismo  que 
á  los  católicos;  la  libertad  era  santificada  un  día  y  otro  maldecida: 
un  príncipe  gastaba  en  cacerías  y  en  favoritas  lo  que  otros  destina- 
ban á  fiestas  y  empresas  inútiles;  de  vez  en  cuando  un  jefe  dis- 
creto como  Augusto  IV  de  Sajonia  cicatrizaba  las  heridas  pú- 
blicas, ó  como  Gregorio  II  de  Hannovcr  fundaba  Universidades 
llamando  á  los  primeros  sabios  sin  distinción  de  opiniones  reli- 
giosas. En  la  última  mitad  del  siglo  XVIII,  el  ejemplo  de  Federico 
de  Prusia,  sirvió  de  emulación  á  los  príncipes  y  en  general  em- 
prendieron una  senda  mas  de  acuerdo  con  la  prosperidad  de  Ale- 


1.70  COMPENDIO 

inania.  De  Jas  guerras  exteriores  los  alemanes  no  sacaron  mas 
que  desastres,  siendo  para  ellos  el  dominio  de  la  casa  de  Austria 
tan  funesto  como  lo  fué  para  España.  Sajonia  y  Baviera  sufrieron 
cruelmente  en  la  guerra  de  sucesión  austríaca  y  en  la  de  siete  años: 
los  Habsburg,  persiguiendo  su  política  intolerante  basta  José  II, 
fueron  un  motivo  permanente  de  discordias  intestinas.  Entre  los 
príncipes  no  habia  una  tendencia  común  nacional,  y  la  Dieta  era 
tan  lenta  en  discutir  como  en  el  obrar, porque  convenia  á  los  señores 
territoriales  no  dar  autoridad  á  un  centro  que  pudiera  cercenar 
sus  atribuciones:  el  tribunal  de  la  Cámara  eternizaba  los  litigios 
de  Estado,  ó  de  particulares  con  los  Estados:  los  fuertes  vejaban 
á  los  débiles,  y  aunque  los  emperadores  quisieran  poner  remedio, 
carecían  de  poder:  las  buenas  ideas  de  José  II  no  tuvieron  apli- 
cación: desligados  los  diversos  miembros  del  imperio,  solo  un  gra- 
ve motivo  esterior  podría  volver  la  concentración  á  un  cuerpo 
que  en  la  unidad  recobraría  su  grandeza  y  su  puesto  en  la  polí- 
tica universal.  El  imperio  era  tan  poco  considerado,  efecto  de  su 
organismo  interior  y  de  su  debilidad,  que  en  tratados  importan- 
tes no  se  le  dio  participación,  ganando  Francia,  I 'rusia  y  Rusia  lo 
que  Alemania  perdía  por   motivo  de  sus  divisiones. 

PÁRRAFO   VI. 

España  y  Portugal. 

A  la  muerte  de  Felipe  I  Y  en  L6í>5  estaba  España  en  plena  de- 
cadencia: no  conoció  ni  estudio'  el  penúltimo  de  los  Habsburg  las 
necesidades  de  su  pueblo;  satisfecha  su  frivolidad  en  las  comedia» 

y  diversiones  del  buen  retiro,  no  necesitaba  mas  que  del  círculo 
de  aduladores  que  en  vida  le  llamaban  literato  siendo  necio,  y  en 
muerte  le  llamaron  grande,  cuando  no  merece  mas  que  censuras 
y  reproches  de  la  historia.  Solo  podía  superarle  en  esterilidad 
su  hijo  ysueesor  ('arlos  II  que  vino  ;í  resumí-  toda-  las  esterilida- 
des hasta  la  del  cerebro  y  del  poder  generador,  Ouedu  de  cuatro 
años  ('arlos  II  ;í  la  muerte  de  su  padre,  bajo  la  tutela  de  su 
madre  María  Ana  de  Austria  ausiliada  de  una  junta  de  go- 
bierno: el  jesuíta  Nitard  fué  el  personaje  de  confianza  de  la  reina, 
distinguiéndose  como  todos  los  de  su  clase  poruña  política  pérfida 
y  corrompida  que  aun  á  los  misinos  cortesanos  disgusto.  La  guerra 
promovida  por  Luis  XIV  contra  Fspaña  por  pretensiones  al 
lb-avante,Flandes  y  el  Franco-(  Ymdado  (1  iUi7 ). acabó  cediendo  Es- 
paña una  parte  de  Flandes:  tomando  luego  parte  en  la  guerra 
franco-holandesa  los  españoles,  perdieron  el  Franco-Condado; 
luego  recobraron  algo  en  1097  para  perderlo  después.  Carlos  II 
no  tuvo  hijos  en  el  primero  ni  el  segundo  matrimonio:    los  corte- 


DÉLA    HISTORIA    UNIVERSAL.  171 

sanos  se  dividieron  pretendiendo  unos  la  sucesión  austríaca  y 
otros  la  francesa.  A  tal  debilidad  llegó  España  que  por  tratados 
en  la  Haya  y  Londres  (1G98  y  1700)  entre  las  naciones  europeas. 
se  resolvió  repartir  aquel  pais  en  beneficio  de  los  que  alegaban 
derechos.  Carlos  II  testó  en  favor  de  Felipe  Anjou  de  Borbon 
nieto  de  Luis  XIV y  murió  á  los  ocho  dias  (Febrero  de  1700).  La 
situación  de  España  era  desesperada;  ni  ciencias,  ni  letras,  ni 
generales,  ni  marinos,  ni  un  solo  hombre  de  Estado  que  conjura- 
se los  peligros  y  volviera  por  la  dignidad  del  pais.  El  fanatismo 
lo  había  absorvido  todo;  la  miseria  se  propagaba  de  un  modo 
espantoso:  solo  autos  de  fe  se  dieron  al  pueblo  en  vez  de  inspirar- 
le energía  y  de  proteger  sus  bienes  y  alentarle  en  la  vida  del  pen- 
samiento y  del  trabajo.  La  inquisición  y  los  conventos  tuvieron 
existencia  holgada  mientras  todo  se  hundía,  glorias  pasadas,  le- 
tras, artes,  y  hasta  la  independencia  corría  riesgo. 

Felipe  Y.  de  Borbon  marchó  a  Madrid  en  1701,  y  le  confirma- 
ron las  Cortes  de  Castilla,  Aragón  y  Cataluña.  Leopoldo  de  Aus- 
tria protestó,  organizóse  una  coalición  contra  los  Borbones  por  la 
misma  Austria,  Inglaterra,  Holanda,  el  elector  de  Brandeburgo. 
reconocido  entonces  como  rey  de  Prusia  por  el  imperio,    el  duque 
de  Saboya  y  el  rey  de  Portugal:  los  coaligados  atacaron  los  domi- 
nios de  España  en  Italia  y  los   Paises-Bajos  (1702):   la  escuadra 
anglo-holandesa   derrotó    á   las  escuadras  de  España  y  Francia 
en  Vigo  y  Felipe  Y  ganó  las  batallas  de  Santa  Yictoria  y  Luzara 
En  1704  el  almirante  ingles  Rooke  se  apoderó  de  Gibraltar,  y  los 
austriacos  y  alemanes  batieron  á*  los  franceses.  Cataluña,    Aragón 
y  Yalencia   se  sublevaron   en  1705  en  favor  del  Archiduque  de 
Austria:  los  aliados  tomaron  luego  Alicante,  las  islas  Baleares,  el 
Milanesado  y  los  Países  Bajos,  y  mas  tarde  Ñapóles,  compensando 
esas  derrotas  la  batalla  de  A  Imansa  y  la  pacificación  de  Cataluña 
y  demás  regiones  sublevadas  en  España.  La  batalla  de  Malplaquet 
perdida  por  Francia  volvió  a  los  aliados  la  fuerza:  Luis  XIY  pidió 
la  paz,  pero  proponiéndosele  condiciones  excesivamente  onerosas, 
continuó  la  lucha:  Felipe  Y  venció  álos  coaligados  en  Yillavicio- 
sa  y  amenazaba  alargarse  la  guerra,  cuando  por  la  muerte  de  Jo- 
sé I  heredó  el  imperio  el  pretendiente  al  trono  de  España,  Archi- 
duque de  Austria  (con  el  nombre  de  Carlos  YI):  la  unión  de  las  po- 
sesiones austro-alemanas  y  españolas   en  una  mano  era  mas  peli- 
grosa que  el  triunfo  de  los  Borbones  en  España.  Se  abrieron  nego- 
ciaciones y  se  firmó  en  1713  la  paz  de  Utrech:  Felipe  Y  era  reco- 
nocido rejT   de  España,   renunciando  sus  derechos  eventuales  á  la 
corona  de  Francia:  Cerdeña,  Ñapóles  y  Milán,  se  adjudicaban  á  la 
casa  de  Austria;  Sicilia  ¿í  Saboya;  los  Paises-Bajos  y  casj   todo  lo 
que   correspondía  á  España  en  Flandes,    pasaba  á  poder  de   los 
austriacos;  G-ibraltar  y  Menorca  serian  retenidos  por  los  ingleses. 


172  COMPENDIO 

España  perdia  los  territorios  que  no  le  habían  producido  mas  que 
ruinas,  y  al  mismo  tiempo  el  suelo  nacional  estaba  invadido 
y  mutilado  por  la  pérdida  de  G-ibraltar   y  Menorca. 

Felipe  V  estableció  la  ley  de  sucesión  para  asegurar  el  dominio 
de  los  suyos,  y  triunfó  de  las  oposiciones  interiores.  Tentativas  del 
ministro  Alberoni  para  recobrar  las  posesiones  antiguas  de  Italia  y 
para  eme  ocupara  Felipe  V  la  regencia  de  la  monarquía  francesa, 
encendieron  otra  guerra,  aliándose  con  Rusia  y  Suecia;  á  los  coa- 
ligados de  la  guerra  de  sucesión  se  unió  ahora  Francia:  no  pudien- 
do  combatir  España  contra  tantos  adversarios  se  hizo  la  paz  (La 
Haya  1720):  España  sufrió  vejaciones  y  perdió  una  parte  de  la 
escuadra  en  combates  con  los  ingleses.  En  1724  abdicó  Felipe  V 
la  corona  de  su  hijo  Luis  I;  pero  el  joven  rey  murió  el  mismo  año.. 
y  su  padre  volvió  ú  encargarse  del  gobierno.  Nueva  guerra,  de 
Francia  y  España  con  los  austríacos,  dio  por  resultado  el  recono- 
cimiento del  infante  Don  Carlos,  hijo  de  Felipe  V  como  rey  de 
las  dos  Sicilias  (1733  á  1735).  Murió  en  1746  el  primer  rey  Bor- 
bon  de  España.  En  medio  de  luchas  que  ningún  positivo  interés 
llevaban  á  la  nación,  supo  levantar  el  espíritu  público,  fundó  las 
academias  de  la  historia  y  de  la  lengua,  reorganizó  la  marina, 
construyó  fortalezas,  pero  no  defendió  la  libertad  mas  que  la  ha- 
bían defendido  los  austríacos;  los  fueros  de  Aragón,  Cataluña  y 
Valencia  se  acabaron  de  perder;  Felipe  V  fundó  un  absolutismo 
sin  competencia,  aunque  en  cambio  protegió  el  desarrollo  interior 
en  todos  los  ramos  de  la  riqueza.  España,  no  obstante  el  sistema 
político  del  rey,  recobró  una  parte  de  su  fuerza  y  de  su  poder. 

Fernando  VI  gobernó  desde  1740  ;í  1759;  mas  atento  aun  que 
su  padre  al  desarrollo  de  la  riqueza  nacional,  eludió  los  compro- 
misos esteriores  que  le  llamaban  ;!  la  guerra  y  guardó  una  neutra- 
lidad armada:  el  ejercito  y  la  marina  volvieron  á  imponer  respeto 
en  Europa,  se  reformóla  hacienda,  se  suprimieron  privilegios  da- 
ñosos para  la  agricultura:  los  sabios  fueron  protegidos,  se  crearon 
centros  literarios  y  artísticos,  y  se  abrieron  caminos.  Murió  en 
1759  sin  sucesión  y  le  heredó  Carlos  III  su  hermano  que  tuvo 
que  abandonar  el  reino  de  las  dos  Sicilias  abdicando  en  favor  de 
su  hijo  Fernando.  En  1761  hizo  un  tratado  con  Francia  (pacto  de 
familia)  que  tenia  por  objeto  la  mutua  defensa  de  las  dos  coronas: 
en  virtud  de  este  pacto  se  mezcló  en  la  guerra  de  siete  años  con 
malos  resultados  pues  que  los  ingleses  le  tomaron  algunas  pose- 
siones: la  paz  de  17G3,  le  redujo  a  consagrarse  al  cuidado  interior. 
Las  ideas  propagadas  en  Francia  durante  el  siglo  habían  influido 
en  España  y  hombres  tan  inteligentes  como  el  conde  de  Anuida. 
Floridablancay  Campomanes  manifestaban  tendencias  liberales 
en  los  mismos  consejos  del  rey.  Decretó  Carlos  III  la  libertad  de 
comercio  en  todos  los  puertos  de  España,  estableció  el   Banco  de 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  173 

San  Carlos,  introdujo  en  el  ejército  la'  táctica  prusiana,  organizo 
sociedades  económicas,  creó  clases  de  ciencias  exactas  y  físicas, 
pobló  con  emigrados  y  leyes  tolerantes  algunas  regiones  de  Anda- 
lucia,  promovió  la  agricultura  y  la  industria,  levantó  monumentos 
y  edificios  célebres,  reconquistó  Menorca  é  intentó  aunque  sin  éxi- 
to la  reconquista  de  Gibraltar.  En  1767  decretó  el  rey  la  espul- 
eion  de  los  jesuítas  por  perturbadores  de  la  paz  pública:  á  una  mis- 
ma hora,  la  noche  del  31  de  marzo  fueron  cerradas  las  casas  de 
los  jesuítas,  aprehendidos  ellos  y  conducidos  luego  á  los  puertos  y 
después  á  Civitta-Vechia  donde  el  papa  no  los  quiso  recibir  ale- 
gando diversos  pretestos.  Las  demás  Cortes  borbónicas  habían 
hecho  una  cosa  semejante  con  anterioridad,  y  mas  tarde  el  pontifi- 
cado acordaría  una  espulsion  general.  También  se  limitó  la  inqui- 
sición y  se  cortaron  otros  abusos  en  beneficio  de  las  nuevas  ideas 
que  se  difundían  en  Europa. 

Carlos "IV  (1788)  no  tenia  instrucción  ni  capacidad  para  el  go- 
bierno en  la  difícil  época  en  que  murió  su  padre;  el  Conde  de  Aran- 
da  sucedió  á  Floridablanca  en  seguida  que  estalló  la  revolución 
francesa  y  declaró  la  guerra  á  Francia  á  la  muerte  de  Luis  XVI: 
invadida  España  por  los  ejércitos  republicanos  se  arregló  lapaz  y 
se  alió  España  con  la  república.  Carlos  IV  era  dominado  por  el 
iavorito  Godoy  que  desconcertó  el  país  y  el  gobierno:  la  alianza 
con  Francia  produjo  la  guerra  con  la  Gran  Bretaña,  y  la  pérdida 
en  Trafalgar<(1805)  de  los  mejores  barcos.  Los  hombres  mas  dig- 
nos, Saavedra,  Jovellanos  y  otros,  eran  desterrados  ó  presos;  el 
ejército  estaba  desorganizado;  Fernando  príncipe  de  Asturias 
conspiraba  contra  su  padre:  Carlos  IV  y  Godoy  lo  habían  arruina- 
do todo:Fernando  VII  seria  respecto  á  su  padre, aun  peor  que  Car- 
los II  había  sido  respecto  á  Felipe  IV.  Una  parte  de  la  historia  de 
estos  reyes  está  envuelta  en  la  revolución  francesa  y  en  los  pro- 
vectos napoleónicos.  Carlos  IV  abdicó  en  1808  en  su  hijo  Fernan- 
do VIL 

Portugal.— Declarada  independiente  la  nación  portuguesa,  su- 
bió al  trono  en  1640  Don  Juan  IV  de  Braganza.Portugal  habia  de- 
caído durante  la  dominación  de  España.  Largas  revueltas  y  ase- 
chanzas perturbaron  aquel  pueblo  hasta  que  reconoció  su  indepen- 
dencia el  gobierno  español  en  1G68.  A  la  muerte  de  Juan  V  su- 
cedió [1656)  Alfonso  VI  joven  vicioso  y  enfermizo;  contrajo  Al- 
fonso matrimonio  con  Maria  Francisca  de  Saboya,  muger  tan  bella 
como  ambiciosa  que  obligó  á  su  marido  á  abdicar  en  favor  de  Pe- 
dro hermano  del  rey,  y  separándose  de  este  se  unió  al  nuevo  mo- 
narca. Pedro  II  gobernó  independientemente  desde  1683  en  que 
murió  Alfonso.  Sostuvo  en  la  guerra  de  sucesión  de  España  pri- 
mero á  los  Borbones  y  después  á  los  austríacos.  Juan  V  entró  á 
reinar  en  1706  y  continuó  la  guerra  en  favor   de  Archiduque  de 


174  COMPENDIO 

Austria  hasta  la  paz  de  Utrech.  Desde  ese  tiempo  Portugal  siguió 
la  política  favorable  á  Inglaterra  contra  Francia  y  España.  Por  el 
tratado  Methuen  los  ingleses  suministrarian  á  Portugal  las  manu- 
facturas y  granos  en  cambio  de  las  producciones  nacionales. En  1750 
murió  Juan  V:  habia  invertido  su  larga  dominación  en  fundar 
iglesias,  dejando  el  gobierno  á  los  eclesiásticos.  Le  sucedió  José 
Manuel  I  (hasta  1777)  que  nombró  luego  Ministro  general  al  conde 
de  Ocyras,  mas  tarde  Marques  de  Pombal,  hombre  ilustrado  y 
tan  enemigo  de  la  nobleza  como  de  la  teocracia:  espulsó  Pombal 
á  los  jesuitas  (1759),  refrenó  la  inquisición,  reivindicó  los  bie- 
nes dados  á  la  iglesia  por  Juan  Y.  reformó  las  escuelas  y 
universidades,  fundó  academias  é  institutos,  redujo  los  dias  festi- 
vos, limitó  la  autoridad  papal,  amplió  la  libertad  literaria  y  cientí- 
fica y  trabajó  en  todos  los  sentidos  por  la  prosperidad  nacional. 
Los  jesuítas  habían  dominado  tan  en  absoluto  en  Portugal  que  ellos 
mismos  confesaban  que  nada  se  hacía  en  la  iglesia  ni  en  el  Estado 
sin  su  intervención  y  consentimiento.  Un  terremoto  habia  destrui- 
do en  1?  de  Noviembre  de  17 •"> o  la  mitad  de  Lisboa:  Pombal  ali- 
vió el  desastre  con  disposiciones  acertadas  y  protegiendo  abierta- 
mente el  comercio,  la  agricultura  y  la  industria,  levantando  edifi- 
cios por  cuenta  del  Estado  y  restaurando  en  la  medida  de  lo>  re- 
cursos nacionales  todo  lo  ojie  se  pudo:  trató  de  mejorar  las  colo- 
nias á  la  vez  (pie  progresaba  la  metrópoji,  y  no  obstante  la  guerra 
de  sieteaíios  en  que  sé  mezcló  Portugal,  bastaron  los  tributos  or- 
dinarios'para  cubrir  todas  las  atenciones  A  la  muerte  de  José  Ma- 
nuel I,  1777,  le  sucedió  su  hija  Maria  casada  con  Don  Pedro  Iíl 
y  cayó  Pombal  y  con  él  casi  todas  sus  reformas.  Se  le  acusó  de 
haber  supuesto  la  tentativa  de  regicidio  contra  el  rey  José  Manuel 
y  por  cuyo  proceso  habían  perecido  algunos  de  los  acusados,  per»» 
se  justificó  y  sus  enemigos  solo  consiguieron  que  se  le  desterrás( 
Con  el  reinado  de  María  I  volvió  la  teocracia  a  imponerse,  y  Por- 
tugal á  decaer;  el  hijo  de  la  reina  Juan  VI  se  encargó  del  gobier- 
no en  1792,  por  incapacidad  mental  de  su  madre,  y  la  sucedió 
en  1816.  En  1807  la  familia  real  portuguesa  huyó  al  Brasil  ante 
el  peligro  de  la  invasión  francesa. 


PÁRRAFO   Vil. 
Holanda    Suiza  é  Italia. 


Las  siete  provincias  de  Holanda  formaban  un  gobierno  federati- 
vo: los  diputados  residían  en  la  Capital  La  Haya:  un  consejo  de 
listado,  una  cámara  del  almirantazgo   y  un    tribunal    de   cuentas 


A    LA  HISTORIA   l  \\  I  VERBAL.  f?0 

dirijian  la  administración:  el  gran  pensionario  de  Holanda  llego  á 
ser  jefe  de  la  nnion  y  el  Stathouder  de  los  siete  Estados. 

A  la  muerte  de  Felipe  IV  de  España  Luis  XIV  pretendió  la 
Flandes  y  otras  posesiones  por  su  muger  Maria  Teresa,  hija  del 
rey  español;  invadió  los  Paises-bajos  con  tres  ejércitos  y  conquis- 
tó' los  dominios  dé  España.  Holanda  temiendo  por  su  existencia 
firmo'  un  tratado  con  Inglaterra  al  que  se  agregó  Suecia  para  de- 
fender á  los  españoles  contra  Francia,  y  Luis  XIV  se  vio  obligado 
afirmar  la  paz  de  Aquisgran  (1668)  aunque  se  quedó  con  las 
provincias  conquistadas  escepto  el  Franco-Condado.  Pero  resen- 
tido el  rey  de  Francia  con  Holanda,  separó  de  la  confederación  la 
alianza  de  Inglaterra  y  Suecia  y  declaró  la  guerra  á  Holanda 
(1672):  la  situación  del  país  era  mas  ventajosa  que  nunca:  los 
holandeses  habían  adquirido  por  el  comercio  una  riqueza  estraor- 
dinaria:  su  marina  competía  con  la  inglesa  como  se  viera  en  la 
ultima  campaña  con  los  ingleses  (1661  á  1667)  á  consecuencia  de 
disputas  entre  los  colonos  respectivos  de  África  y  América.  Luis 
XIV  ocupó  la  Lorena  aliada  de  Holanda,  penetró  con  un  ejército 
de  ciento  veinte  mil  hombres  y  los  generales  Turena,  Conde  y 
Vauban  en  Colonia,  pasó  el  Rhin,  llegó  á  Holanda  donde  se  le  pidió 
la  paz  que  no  se  concluyó  por  las  exigencias  humillantes  del  rey: 
el  elector  de  Brandeburgo  se  ligó  á  los  holandeses:  Liejay  otras 
ciudades  habían  sucumbido:  el  rey  volvió  á  París  dejando  á  sus 
generales  seguir  la  lucha:  los  holandeses  rompieron  los  diques  del 
mar  como  habían  hecho  contra  los  españoles:  Austria  intervino 
en  favor  de  Holanda:  después  de  vicisitudes  de  todas  clases, 
fueron  vencidos  los  ejércitos  de  Luis  XIV  en  la  batalla  de  Sassbach 
(1675)  donde  murió  Turena.  La  guerra  se  complicó  mezclándose 
Suecia  en  favor  de  Francia  contra  el  Brandeburgo,  pero  los  sue- 
cos sucumbieron  en  la  batalla  de  Fehrbelling.  El  Stathouder 
Guillermo  III  sostuvo  la  campaña  ya  concentrada  en  los  Paises- 
bajos:  en  1679  se  firmó  la  paz  de  Nimega,  devolviendo  á  Holanda 
las  conquistas,  agregando  á  Francia  el  Franco-Condado  y  algunas 
plazas  fuertes,  y  sacando  también  ventajas  en  Alemania:  Lorena 
se  unió   á  Francia. 

Entró  también  Holanda  en  la  coalición  contra  los  Borbolles  a 
causa  de  la  muerte  del  rey  de  España  Carlos  TI  (guerra  de  suce- 
sión). La  elevación  al  trono  de  Inglaterra,  de  un  Orange,  (1688) 
unió  los  dos  pueblos  en  empresas  comunes.  Desde  mucho  tiempo 
no  dominaban  los  Oranges  en  Holanda  aunque  tenían  poderoso 
influjo.  Pero  en  1747  fué  elegido  el  príncipe  de  Orange  Stathouder 
general,  haciendo  este  cargo  hereditario  aun  para  las  muge  res. 
Guillermo  V  sucedió  en  1751  bajóla  tutela  de  su  madre  Ana: 
Holanda  permaneció  neutral  en  las  guerras  de  siete  años.  La  re- 
gente protegió  las  ciencias,  la  marina  y  la  industria.  Guillermo   V 


176  COMPENDIO 

se  mostró  intolerante  con  la  libertad  filosófica;  á  ios  pocos  años  co- 
menzaron las  disputas  de  los  partidos:  una  guerra  con  la  Gran  Bre- 
taña con  motivo  de  la  independencia  de  Norte-América,  produjo  la 
ruina  de  la  marina  holandesa,  pero  se  repusieron  si  bien  nunca  ya 
podrían  competir  con  sus  rivales  en  el  mar.  Las  desgracias  públicas, 
contagios,  ruptura  de  diques,  é  inundaciones,  servían  para  agitar 
los  partidos:  la  oposición  contra  el  príncipe  de  Orange  se  hizo  for- 
midable; se  destituyó  á  Guillermo  V  (1786)  pero  una  afrenta 
hecha  á  su  muger,  hermana  del  rey  de  Prusia,  provocó  la  guerra 
con  esta  potencia:  en  menos  de  un  mes  los  prusianos  ocuparon  to- 
da la  Holanda,  y  restablecido  Guillermo  Y,  procedió  con  modera- 
ción. Poco  mas  tarde  se  comprometería  Holanda  como  toda  Eu- 
ropa en  los  sucesos  est raordinarios  de  la  revolución  francesa. 

Suiza. — La  confederación  helvética  era  independiente  mucho 
antes  de  que  la  reconociese  el  tratado  de  Westfalia,  pero  este  re- 
conocimiento le  daba  nuevos  títulos  en  Europa.  Los  cantones  cató- 
licos y  calvinistas  se  tenían  mutuos  rencores  y  sus  simpatías  en 
los  conflictos  europeos  estaban  del  lado  de  las  creencias  semejantes. 
Tampoco  habia  perfecta  unidad  en  el  dogma   calvinista    hasta 
muy  entrado  el  siglo  XYII.  Las  guerras  religiosas  eran  frecuen- 
tes, pero  algunes  veces  triunfaba  el  buen  sentido  y  las  disputa-  se 
resolvían  por  arbitros.  La  última  lucha  religiosa  fué   de    1705  a 
1718.  Por  el  tratado  de  Aran  todos  consintieron  en  la  libertad  de 
cultos.  Al  ser  revocado  en  Francia  el  edicto   de  Xantes   (1685) 
muchos  hugonotes  emigraron  á  Suiza  llevando   conocimientos    in- 
dustriales y  agrícolas  que  fomentaron  la  riqueza  y    convirtieron  i 
la  fertilidad  regiones  despobladas.    No  habia  aun  en  Suiza  unidad 
política;  las  ciudades  dominaban  a'  los  campos;  en  Berna,  Soleara, 
Friburgo  y  Lucerna,  tenia  el  poder  la  aristocracia;  en  las    menos 
partes  dominaba  la  democracia:  cada  pueblo  y  aldea  de    los  Gri- 
sones  era  una  República   independiente:   los  jefes   federales  sol<> 
desde   principio  del  siglo  XVIII    tuvieron   alguna    autoridad:  la 
política  suiza  con  relación  al  estertor,   consistía  en  no    intervenir 
en  agenas  contiendas;  asi  fueron   desarrollándose  las  ciencia.-,    la- 
artes  y  la  industria  y  las  letras,  y  aunque  lentamente,    iba  el    to- 
do nacional  emancipa'ndose  de  la  teocracia  y  de  la  nobleza  que  ha- 
bían ejercido  un  despotismo  tan   humillador   como  en  cualquier 
otro  país  de  Europa.  Ginebra  llegó  á  ser  una  de  las  ciudades  mas 
ricas  de  Europa.  La    revolución  francesa   intluiria  de   un    modo 
favorable  en  los  cantones  suizos,  en  cuanto  les  obligaría  á  concen- 
trarse  fundando  una  verdadera  nacionalidad.  La   confederación 
tal  cual  en  un  principio  se  organizó  y  como  subsistió  hasta   1789. 
no  tenia  las  condiciones  de  pais  confederado  como  hoy  es  y  se  en- 
tiende: ni  habia  pactos  de  común  libertad,  ni  derechos  personales 


DÉLA  HISTORIA  l'MVKKSAI,  1 


i  i 


garantizados  por  leyes  generales,  ai  un  mismo  espíritu,  apare- 
ciendo mas  bien  las  diferentes  secciones  como  pueblos  autónomos 
en  alianza  para  defenderse  y  conservar  su  independencia,  y  uni- 
dos por  algunos  tratados  de  comercio.  Carecían  de  constitución 
formal,  y  dentro  se  pactaban  confederaciones  particulares  muchas 
veces  esplotaelas  por  los  mas  fuertes:  las  repúblicas  se  goberna- 
ban, algunas  por  señoríos  tradicionales,  otras  por  oligarquías  co- 
diciosas. Penetraron  las  doctrinas  de  Rousseau  como  en  Francia 
y  se  principio  á  seguir  una  corriente  favorable  á  la  nacionalidad 
bajo  principios  universales,  garantías  comunes,  y  lazos  mas  es- 
trechos que  los  que  hasta  allí  dominaran.  Ante  los  peligros,  tenían 
prevista  la  organización  de  un  ejército  de  noventa  y  tres  mil  hom- 
bres: esto  y  las  relaciones  mercantiles  constituían  todos  los  lazos 
entre  las  diversas  entidades  suizas.  Desde  principios  de  este  siglo 
es  cuando  se  ha  organizado  el  pueblo  ele  los  Alpes  y  deparado  tan 
grandiosas  enseñanzas  políticas. 

Italia.— La  patria  de  los  hombres  mas  eminentes  del  renaci- 
miento continuaba  siendo  teatro  de  sangrientas  escenas,  y  campo 
de  batalla  de  los  poderosos  de  Europa:  dominábanla    los  españo- 
en  Sicilia,  Ñapóles  y  el  Milanesado:  Yenecia  agitada  por  las  guer- 
ras con  los  turcos  y  por  los  peligros  que  ponia  á  su  paso  la  casa  de 
Austria,  no  pensábanlas  que  en  el  comercio  y  en  las  batallas; el  Go- 
bierno de  Saboya  apenas  podía  mantener  su  independencia,  y  los 
pontífices,  mezclándose  en  la  política   europea  y  siempre  en  fa- 
vor ó  en  contra  de  estraños  pueblos,  no  se  cuidaban  ele  intentar 
una  empresa  de  redención:  las  pequeñas  cortes,  asi  como  los  vi- 
reina  tos,  procuraban  competir  en  lujo  y  grandeza  con  los  grandes 
Estados:  los  ciudadanos  se  debilitaban  en  la  inacción,   ó  se  des- 
moralizaban  al  convertirse  en  instrumentos  de  sus  dominadores. 
El  nombre  y  el  prestigio  de  Italia  se  debían  á  sus  tradiciones  y  á 
capacidades  eme  inspirándose  en  la  bella  historia  italiana,  envia- 
ban con  un  esfuerzo  del  genio  una  protesta  e-orno  augurio  de  re- 
dención y  testimonio  de  existencia;  desangrado  el  país,  converti- 
das en  ruinas  las  ciudades,  disputada  la  posesión  por   todos  los 
ambiciosos,  abandonados  por  los  papas  todos   los  intereses  supe- 
riores, Italia  hubiera  sucumbido  como  Polonia  si  su  alma  genero- 
sa no  hubiese  confiado  en  un  porvenir,  y  su  misma  grandeza  aun- 
que humillada  y  ensangrentada  no  hubiese  sabido  imponerse  pol- 
la belleza  y  por  la  indagación  á  los  opresores  de  todas  clases  que 
la  mutilaban:  á   la  nobleza  guerrera   sucedía  con  la  dominación 
estraña  una  nobleza  de  solio  procedente  de  las  familas   papales 
cuyos  títulos  se  fundaban  en  el  nepotismo:  el  derecho  no  se  ha- 
cia consistir  en  la  fuerza  interna  y  en  la  calidad  individual,  sino 
que  aspirando  cada  cual  á*  ser  menos  oprimido,  se  pedia  favor   á 

12 


178        '  COMPENDIO 

los  poderosos  cambiándose  en  servicio  mutuo  despotismos  acepta- 
dos y  secundados  contra  los  pueblos  en  provecho  de  nuevas   en- 
vilecidas aristocracias:  los  reinos  y  ducados  pasaban  de  mano  sin 
consultar  á  los  habitantes  y  sin    tener    en  cuenta    la    Italia:    se 
mandaba  en  absoluto  por  franceses,   españoles  ó  austríacos,  mono- 
polizando todos  los  cargos  de  importancia  y  sin  dejar  al  pueblo  mas 
que  el  deber  de  obedecer:  el  centro  del  poder  estando  lejano  no  po- 
día vigilar  los  abusos  dado  caso  que  se  propusiera  remediarlos,  y 
la  incompetencia  y  la  venalidad  hacían  consorcio  con  los  sistemas 
intolerantes:  la  nobleza  alhagada  con  títulos  y  propiedades,  se 
paraba  de  todo  ideal  fecundo,  y  el  pueblo  entregado  á  sí  mismo, 
ni  discurría  manera  de  salir  de  la  postración,  ni  hallaba  quien  le 
dirigiera  á  un  fin  elevado;  el  feudalismo  se  reproducía  cuando  en 
casi  todo  el  resto  de  Europa   había  caído;  las  contribuciones  a- 
gobiaban  á  los  trabajadores;  el  talento  se  posponía  al  dinero  bien 
o  mal  ganado;  el  orgullo  se  hacia  dogma  de    los  gobernantes  y 
de  los  que  participaban  de  mas  inmediatos  beneficios:habia  obispos 
señores  de  horca  y  cuchillo  (Ñapóles):  la  justicia  era    fácil  contra 
los  débiles,  ineficaz  contra  los  Tuertes:  la  inquisición  perseguía  á  I09 
pensadores  y  se  imponía  al  poder  civil:  los  autos  de  f$  (el  prime- 
ro en  Xápoles   en   1641)  eran  el  único   espectáculo  ofrecido   al 
pueblo  gratuitamente:  Campanclla  era  sometido  al  tormento    por 
(d  delitode  pensar:  las  sublevaciones  populares  pe   sofocaban  fácil- 
mente no  habiendo  unidad    ni    propósitos   definidos:  la    posesión 
de  Italia  ya  éntrala  en  el  orgullo  de  ios  omnipotentes.    Solo  la 
Saboya  escudada  con  sus  montanas  daba  señales  de    robustez;  li- 
gándose en  las  guerras  europeas  con  grandes   potencias,    sacó    á 
salvo  la  nacionalidad  «'•  intervino  en  Italia  como  la  única  perso- 
nalidad no  sometida  á  otras  fuerzas  (Constituida  Wi  monarquía  por 
(d  tratado  de  Utrech  con  el  aumento  de  las  dos   Sieilías   camina- 
das luego  por  Cerdeo*),  (arlos,  hijo  de  Felipe  V  de  Kspafia  ocu- 
pó el   trono  de  las  dos  Sieilías  por  el  tratado  de    Yiena    (1735^; 
el  Milanesado  pasó  al  Austria  por  el   de   Utrecli.   Kstos  cambios 
produjeron  beneficio  á  la   baja  Italia,  pues  que  si  se  le    había  im- 
puesto un  jefe  estrangero,  al  menos  ya  no  dependían  las  Sieilías 
de  otros  intereses.  Toscana  adherida  á  la  «asa  de  Austria  después 
délas  guerras  de  Felipe  V.  se  sepan»  formando  un  señorío  inde- 
pendiente en  L766,   Por  el    mismo  tiempo  la  política  saboyana  s<i 
dirigía  secretamente   hacia  la  unidad    «le  Italia  aprovechando  las 
compeiencias  y  celos  de  las  grandes  naciones.  Francia  enemiga  de 
la  casa  de  Habsbu?g  favorecía  estos  pensamientos    en   el    Norte, 
pero  en  el  Sur,  por  m  enlace  con  los  Borbones.  cuando    rio  afei- 
ta, era  neutral  respecto  á  la  monarquía  de  las  dos  Sieilías.  Peque- 
ños condados  y  posesiones  encendían  guerras  por  la  ambición  de 
los  poderosos  que  les  rodeaban:  los  juristas  sacaban  los  archivos 


DE  LA  HISTORIA  DN 1  VERSAL.  1 7& 

y  tratados  para  sus  alegaciones,  pero  en  definitiva  resolvía  la  fuer- 
za. Al  llegar  la  revolución  francesa  los  Borbones  dominaban  la  Si- 
cilia constituida  en  monarqiua  independiente  con  los  sucesores  de 
Carlos  (III  de  P^spaña);  al  Norte  los  austricos;  al  Centro  el  pontífice 
y  señoríos  sometidos  á  las  influencias  estrañas;  Yenecia  decayendo 
y  ambicionada  por  Austria;  Saboya  y  el  Piamonte  en  la  región 
mas  septentrional  esperaban  los  efectos  de  su  hábil  política  tenien- 
do fija  la  vista  en  Italia.  La  revolución  y  el  imperio  darían  lu- 
gar á  grandes  cambios  en  la  nación  italiana. 

Poco  antes  del  tratado  de  Westfalia  fué  elegido  pontífice  Ino- 
cencio X  (1644),  tan  económico  como  pródigo  fue  el  antecesor 
Urbano  VIII;  parecía  en  un  principio  dispuesto  tí  corregir  los  a- 
busos  que  encontrara,  pero  dominado  pronto  por  su  cuñada  0- 
limpia  Maldaquina  y  por  su  sobrina  de  la  casa  de  AldobrandL 
perdió  mucho  de  su  crédito:  por  medios  tan  poco  equitativos  co- 
mo los  generalmente  empleados,  aumentó  los  territorios  pontifi- 
cios. Francia  y  Austria  luchaban  para  elegirle  sucesor  (1655)1. 
Alejandro  VII  triunfó  en  el  cónclave  y  aunque  se  propuso  ha- 
cer reformas,  las  aplazó  y  murió  sin  intentar  nada  seriamente 
Clemente  IX  (1667  á  1670)  animó  el  comercio  sin  incurrir  en  los 
desórdenes  que  traían  perturbada  Roma:  Clemente X  anciano  de 
ochenta  años  gobernó  la  iglesia  católica  hasta  1676;  Inocencio 
XI  pasó  su  pontificado  en  disputas  con  Luis  XIV  de  Francia;  quisa 
moderar  el  nepotismo  y  no  halló  en  Roma  quien  le  secundase:  su 
sucesor  Alejandro  VIII  no  tuvo  tiempo  mas  que  para  enriquecer 
á  su  familia;  Inocencio  XII  atacólos  vicios  de  la  administración, 
pero  sin  fundar  nada  sólido:  Clemente  XI  (1700)  trató  de  me- 
jorar el  territorio  romano  con  obras  públicas,  (hospitales  y  cár- 
celes, acueductos  y  caminos)  y  cortó  algunos  abusos,  pero  él  co- 
mo sus  sucesores  se  interesaron  en  todas  las  guerras  europeas  tan 
frecuentes  durante  el  pasado  siglo.  Benedicto  XIII  (1721  á  1734) 
siguió  las  reformas  de  Clemente  XI;  su  sucesor  Clemente  XII 
dio  el  Arzobispado  de  Toledo  á  un  niño  de  siete  años  y  no  mos-r 
tro  empeño  en  sostener  la  política  de  sus  dos  predecesores:  Be- 
nedicto XIV  (1740  á  1758)  creo'  academias  de  ciencias  y  artes, 
y  cátedras  científicas,  aumentó  la  bibloteca,  moralizó  la  admi- 
nistración, y  reformólos  tribunales:  Clemente  XIII  aunque  notan 
profundo  y  hábil,  trabajó  por  enaltecer  á  Roma  y  continuar,  las 
empresas  de  Benedicto  XIV.  En  su  tiempo  fueron  espulsados  de 
España  y  Portugal  los  jesuítas:  el  sucesor  Clemente  XIV  (de  1769 
á  1774)  suprimió  esa  orden:  Pió  VI  (á  1799)  se  opuso  á  las  re- 
formas en  Austria  y  luego  en  Francia,  y  frente  á  la  revolución  lu- 
chó por  recobrar  el  poder  religioso  político  de  otros  tiempos. 

La  orden  de  los  jesuitas  desde  su  creación  intervenia  en  los 
grandes  sucesos  políticos  de  Europa:   las  ideas  avanzaban  as® 


180  COMPENDIO 

pesar,  y  donde  quiera  que  los  gobiernos  se  inclinaban  ti  las  re- 
formas estaba  amenazada  la  compañía.  Su  organización  era  fuer- 
te por  la  disciplina,  por  el  número  de  afiliados,  por  la  habilidad 
en  el  manejo  de  los  negocios,  y  por  la  religión  que  convertían  en 
medio  é  instrumento.  Combatían  lo  mismo  la  libertad  filosófica 
que  la  política:  rodeaban  los  tronos,  los  pueblos  y  el  pontificado: 
concertaban  ó  desbarataban  alianzas  impulsados  por  una  misma 
consigna;  industriales  y  empresarios  no  obstante  las  prohibicio- 
nes pontificias  se  enriquecían  podiendo  ofrecer  por  la  abundan- 
cia de  recursos  la  enseñanza  gratuita  para  modelar  ií  su  antojo 
las  conciencias:  á  los  que  no  aprendían  los  sujetaban  por  la  pro- 
paganda religiosa  uniformemente  di  rijida  por  ellos  al  fin  de  de- 
bilitar la  individualidad  y  el  vigor  moral:  sus  teorías  sobre  el 
regicidio  les  hacia  odiosos  á  los  reyes:  sus  principios  de  educa- 
ción mecánica,  les  hacia  aborrecibles  á  los  hombres  que  deseaban 
empujar  las  sociedades;  su  enseñanza  de  pasiva  obediencia  per- 
petuaba el  despotismo:  en  América  sostenían  y  practicaban  la  es- 
clavitud corporal,  y  en  todas  partes  la  esclavitud  del  alma:  cuan- 
do el  comercio  salía  bien  reportaban  la  utilidades,  y  ruando  nó. 
alegaban  que  la  orden  no  podia  traficar,  dejando  por  tanto  en  la 
ruina  á  los  acreedores  (entre  otros  casos  sucedió  esto  cuando  el 
padre  Lavalette  envió  dos  barcos  de  mercancías  ;í  Marsella;  .los 
ingleses  los  apresaron,  y  la  compañía  para  eludir  el  pago  de  las 
deudas  alegó  que  el  padre  Lavalette  comerciaba  contra  las 
prescripciones  de  la  orden:  el  parlamento  pidió,  la  constitución 
jesuítica  y  averiguó  también  que  Lavalette  era  un  representante 
de  la  compañía:  esta  fue  condenada  ,í  pagar  con  costas  é  intere- 
ses (1762).  Portugal  lee  espulsó  en  1759,  Francia  en  1764,  Es- 
paña en  1767; 

En  la  Audiencia  de  Rennes  (Francia)  se  inició1  el  proceso  so- 
bre la  constitución  de  los  jesuítas.  El  abogado  general  Mondar 
publicó  un  informe  sobre  las  doctrinas  de  la  compañía  probando 
que  se  componían  de  despotismo  y  servilismo:  el  parlamento  man- 
dó quemar  por  mano  del  verdugo  los  escritos  de  veinte  y  siete 
jesuitas,  publicados  con  autorización  de  la  compañía,  y  que  con- 
tenían enseñanzas  sediciosas  y  repugnantes  á  la  moral,  y  conde- 
nó á  los  jesuitas  entre  otras  cosas  "por  sacrilegos,  anticatólicos 
y  defensores  del  parricidio  (una  nota  de  Cesar  Cantú  dice:"  La  re- 
solución del  parlamento  de  1 7 r> 2  condena  á  los  jesuitas  como  noto- 
riamente culpados  de  haber  enseñado  en  todos  los  tiempos  y  cons- 
tantemente con  aprobación  de  sus  superiores  generales,  la  simo- 
nía, la  blasfemia,  el  sacrilegio,  la  astrología.  la  irreligión,  la  ido- 
latría, la  superstición,  la  lujuria,  el  perjurio,  el  falso  testimonio, 
las  prevaricaciones  de  los  jueces,  el  hurto,  el  parricidio,  el  ho- 
micidio, el  suicidio,  el  regicidio:   como   favorecedores  del  arria- 


1>K     LA     HISTORIA     UNIVERSAL.  181 

uismo,  del  soeianinismo,  del  sabclianismo,    del   nestorianismo.   do 
los  luteranos,  de  los  calvinistas  y  oíros  innovadores  del  siglo  XVI: 
como  reproductores  de  la  hcregia  de  WielefT  y  de  los  errores  de 
Pelagio.  de  los  scmipelagianos.  de  Casio,  de  Fausto,  de   los   retar- 
selleses;  como   protectores  de  la  impiedad,  de  los  montañistas,    y 
como  propagadores  de  una  doctrina  injuriosa  íí  los  santos  padres: 
-.{  los  apostóles  y  á  Abraham)."* — Se  les  acusó  de  lo  cierto  y  de  lo 
dudoso,  pero  las  sentencias  del  primer  cuerpo  de  una  gran  na- 
ción es  imposible  que  sean  de  todo  punto  arbitrarias  aunque  pue-  ■ 
den  exajerar  el  hecho:  los  jesuítas  para  defender  el   despotismo 
y  unlversalizar  la  servidumbre  moral,  se  han  valido  de  todos  los 
sistemas  y  recursos;  pero  no  es  fácil  que  incurrieran   autorizada- 
mente en  tantas  heregias,  siendo  asi  que  la  reforma   estaba    den- 
tro de  un  criterio  superior  de  libertad,  y  que  los  jesuítas  han  si- 
do siempre  los  enemigos  mas  encarnizados  de  cuanto  contribuye- 
ra á  emancipar  la  inteligencia.  Ante  las  quejas  generales,  el  pa- 
pa Clemente  XIV  tuvo  que  suprimir  la  orden  de  los  jesuítas.    En  > 
1774  murió    el    papa,    según    se    aseguró    envenenado.   Ningún 
gobierno  católico  reclamó  en  favor  de  los  jesuítas,  y  sí  lo  hicieron 
los  cismáticos,  luteranos  y  anglicanos  (Rusia,  Prusia  é  Inglater- 
ra). Considerable  número  de  jesuítas  pasaron  á  Polonia  y  Rusia. 
Por  una  parte  la  existencia  de  los  jesuítas  enervando  á  los  pue- 
blos ¡católicos  favorecía  á  los  protestantes;  de  otra  los  principios 
de  reforma  política  ya  divulgados  por  el  occidente,  no  cuadraban  \ 
á  las  monarquías  despóticas  de  Rusia  y  Prusia.  Francia  que  no  pu- 
do vencer  con  muchos  ausiliares  á  solo  Federico  II,  cuando  fue- 
ra impulsada  por  la  libertad  vencería  sin  ningún  apoyo  á  toda  la  , 
Europa  coaiigada.  Los  jesuítas  no  han  dominado  sino  a  espensas  ¡ 
de  los  pueblos  y  de  los  gobiernos:  su  imperio  implica  y  ha  impli-  • 
cado  siempre  la  postración  de  los  Estados,  el  desdoro  de  la  auto-  j 
ridad  civil  y  la  debilidad  general.  Los  que  les  atribuyen  un  me-  , 
rito  grande,  pueden  contemplar  los  hechos  que  son  mas  elocuen-  ¡ 
tes  que  las  opiniones  favorables  ó    adversas. 

PÁRRAFO  VIH. 

.FRANCIA. 

Ala  muerte  de   Richelieu,    1012,  sucedió  en  la  privanza  el  luí-. 
bil  Cardenal  Mazarino:  poco  después  murió  Luis  X III  encargando 
el  gobierno  á  una  regencia  in'luida  por  el  Cardenal:  la  reina  Ana 
y  la  nobleza    y  los  parlamentos   hicieron  anular  la  disposición  de* 
Luis  XIII  y  dieron  la  regencia  única  a  la  misma  reina  durante  la; 
minoría  de  Luis  XIV.  Pero  Mazarino  fué  también    el  ministro  de 


182  COMPENDIO 

la  Regente:  los  nobles  y  los  parlamentos  se  ligaron  para  recobrar 
gas  privilegios;  el  pueblo  que  al  principio  les  oyó.  abandonó  á  los 
ligados  al  ver  que  no  era  la  libertad  ni  el  odio  al  despotismo  lo 
que  les  impulsara,  si  no  la  sed  de   honores  y  los  beneficios  anti- 
guos de  la  aristocracia.    Asi  siguieron    las   cosas  hasta  la  paz  de 
Westfalia:  la  cámara  de  cuentas  del  parlamento  resistió  entonces 
continuar  en  sus  registros  los  impuestos  estraordinarios:  el  gobier- 
no prendió  algunos   consejeros  y  la  ciudad   de  París  se   sublevó 
(liga  y  guerra  de  la   Fronda)  y  libertó    á  los  presos:  el  Cardenal 
de  Retz  y  los  notables  se  unieron  al  parlamento  y  al  pueblo:  la 
reina  se  retiró  al  arrabal  de  San  Grerman  y  el  General   Conde  ata- 
<?ó*á  Paris,  pero  se  transigió;  fueron  reducidas  las  contribuciones 
y  corregidos  algunos  abusos.  Conde  se  inclinó  á  los  frondistas,  y  la 
peina  estuvo  vacilando:  Mazarino  salió  de  Francia  aunque  influid 
desde  Colonia,  volvió  al  poco  tiempo  con  fuerza  armada  y  estalló 
£a guerra  civil  en  los  momentos  en  que  Luis  XIV.  ya  dé   mayor 
edad,  subía  al  trono  (1651).  Los  frondistas  tuvieron  que  ceder  des- 
pués de  una  lucha  tenaz,  y  Mazarino  gobernó  aun  diez  años.  Luis 
XIV  humillaría  á  la  nobleza  y  i  la  Francia,  aunque  se  impondría 
á  Europa  por  sus  victorias.  Cuando  el  parlamento  creia  tenor  al- 
gún poder,  el  rey  entró  en  la  sala  de  sesiones  en  traje  de  caza,  y 
le  impuso  silencio.  La  guerra  con  España  que  continuó  después 
del  tratado  de  Westfalia,  concluyó  por  el  tratado  de  los  Pirineos 
(1659), pactándose  el  matrimonio  de  Luis  XIV  con  Maria  Teresa 
hija  de  Felipe  IV,  y  la  cesión  á  Francia  del  Rosellon,  Confiant  y 
una  parte  del  Artois  con  algunas  plazas  en    Flandes  y  el  Luxeni- 
hurgo.  En  1661  murió  Mazarino.  Luis  XIV  vencedor  de  la  noble- 
za, alhagado  por  el  ejercitó,  reconciliado  con  los  enemigos  de  Ma- 
zarino, y  prestigiado  en  Europa    por  los  ventajosos  tratados   de 
paz,  se  impuso  cíe  un  modo  absoluto  ;í  la  nación:   los  nobles  le  pe- 
dían por  gracia  loque  en  otras  épocas  demandaban  por  la  Tuerza : 
la  aristocracia  se  convirtió  á  la  servidumbre  del  rey;  la  adulación 
alimentaba  el  orgullo  de  Luis  XIV:  el  esplendor  de  la  corte  des- 
tumbraba  al  pueblo  ignorante  que  ahora  tendría  sobre  él  á  la  mo- 
uarqnia,  ala  nobleza  y  alelen».  La  corte  daba  la  consigna  en  las 
modas  como  en  las  letras.  Todas  las  circunstancias  favorecían  al 
orgulloso  monarca.   Enrique  IV,  el  verdadero  engrandecedor  de 
Francia,  dejó  los  elementos  que  tan  hábilmente  aprovecharía  Ki- 
chelieu:  este  Cardenal  humilló  ala  nobleza,  sacó  ventajas  de  las 
perturbaciones  europeas  y  logró  quebrantar  la  .casa  de  Habsburg. 
Mazarino  menos  grande  que  Rieholieu  conservó  los  bienes  adquiri- 
dos y  ganó  otros  en  la  paz  de   Westfalia  y  en  la  de  los  Pirineos. 
El  pueblo  por  si  solo  nada  podia:  las  victorias  le  admiraban,  y  si 
por  este  lado  Luis  XIV  se  atraía  A  los  impresionables,  se  airara 
al  clero  por  su  devoción,  al  ejército  por  las  guerras.   ;í  la  nobleza* 


DE  LA  HISTORIA    UNIVERSAL.  1  8)> 

por  las  dádivas.  Muerto  Mazarino,  rehuyó  el  rey  toda  privanza, 
aunque  la  tuvieron  las  mugeres.  Tuvo  el  acierto  de  elegir  para  go- 
bernar la  hacienda  á  Colbert:  llamó  ¿í  Conde  que  se  pasara  a  Es- 
paña perseguido  por  Mazarino;  nombró  á  Lionne  para  que  en- 
tendiera de  los  negocios  exteriores  y  á  Letellicr  para  lo  interior. 
El  mismo  lo  examinaba  todo,  guerra,  hacienda,  diplomacia  y  jus- 
ticia. Turena,  Conde,  Vauban,  Luxemburgo,  estaban  mandando 
los  ejércitos;  Juan  Bart,  Duquesne  y  otros  grandes  marinos,  la 
armada.  Redujo  la  administración,  suprimió  gastos  inútiles,  elevó 
el  comercio  y  la  industria  por  medio  del  notable  ministro  Colbert, 
y  aumentó  las  contribuciones  sin  gravar  al  pais,  y  solo  por  buenas 
medidas  económicas  que  ensanchaban  la  producción. 

En  1667  aduciendo  Luis  XIV  derechos  á  los  Paises-Bajos  españo- 
les, por  su  muger  María  Teresa,  no  obstante  haber  renunciado  á 
toda  clase  de  herencia  territorial,  envió  tres  ejércitos  áFlandes,  to- 
mó algunas  plazas,  pero  temerosos  los  holandeses  del  poder  de  Fran- 
cia, hicieron  liga  con  Inglaterra  y  Suecia  y  obligaron  á  Luis  XIV  á 
firmar  la  paz  que  siempre  le  fué  ventajosa  puesto  que  se  quedó  con  lo 
conquistado  escepto  el  Franco-Condado  (paz  de  Aquisgran,  1668). 
El  gobierno  de  Francia  sintiéndose  humillado  por  la  Holanda,  se 
propuso  hacerla  pagar  su  osadía,  y  después  de  conseguir  con  dine- 
ro é  intrigas  separar  de  la  alianza  á  los  ingleses  y  suecos,  la  de- 
claró la  guerra  en  1672:  Holanda  estaba  dividida  por  las  facciones. 
Comenzó  la  campaña  por  la  ocupación  de  Lorena  aliada  de  Ho- 
landa; los  generales  franceses  Turena,  Conde  y  Vauban,  penetra- 
ban en  territorios  imperiales  sin  permiso  del  emperador  ni  de  los 
Electores;  llegaron  á  Holanda  con  ciento  veinte  mil  hombres  y  á  la 
cabeza  el  mismo  rey  de  Francia;  tomaron  las  plazas  de  Liejay  U- 
trech  y  Oberissel,  pero  entreteniéndose  en  el  asedio  de  otras  for- 
talezas, dieron  tiempo  á  que  se  reanimaran  los  holandeses,  y  á  que 
Austria  y  el  imperio  germánico,  desembarazados  de  otras  dificul- 
tades, declarasen,  ayudados  también  por  España,  la  guerra  á  Fran- 
cia por  haber  invadido  y  ocupado  territorios  imperiales.  Los  fran- 
ceses fueron  derrotados  en  Sassbach  (1675)  donde  murió  Turena. 
y  tuvieron  que  abandonar  la  orilla  derecha  del  Rhin.  Para  dis- 
traer al  Brandeburgo,  Luis  XIV  incitó  ¿í  la  Suecia  que  con  mal 
éxito  secundó  los  planes  de  Francia.  Concentrada  la  guerra  en  los 
Paises-Bajos  con  vicisitudes  diversas  se  firmó  al  cabo  la  paz  de 
Nimega  (i 679)  alcanzando  Francia  la  posesión  del  BFranco-Conda- 
do  y  las  plazas  fuertes  situadas  en  la  linea  de  Yalenciennes  y 
Maubengue,  y  las  ciudades  de  Friburgo  y  Brisgaus  que  habían 
pertenecido  al  imperio:  la  Lorena  pasó  también  á  Francia  pues 
el  duque  prefirió  abandonar  su  territorio  mejor  que  sujetarse  á  las 
humillantes  condiciones  que  se  le  imponían.  Tantos  triunfos  alen- 
taron al  rey  de  Francia  á  cometer  atropellos  que  no  por  ser  fre- 


IS-l  COMPENDIO 

cuentes  entrañaban  menos  escándalo  y  perfidia.  La  ambigüedad 
de  los  límites  territoriales  establecidos  por  las  paces  de  Westfalia 
y  Nimcga,  daban  ocasión  á  que  la  astucia  y  la  fuerza  resolviesen 
aun  mas  allá  de  todas  las  probabilidades  de  dominio:  Creo  Fnis 
XI Y  en  Metz  y  Brisach  cámaras  de  reunión  para  que  designasen 
los  límites  de  los  dominios  franceses.  La  cámara  de  Metz  declaró 
(1686)  pertenecientes  á  Francia  ochenta  feudos,  la  de  Brisach, 
diez  ciudades  imperiales  de  la  Alsacia  con  los  territorios  de  Ha- 
genau  y  Weisemburg,  llegando  al  numero  de  seiscientos  entre 
ciudades,  lugares  y  aldeas:  al  ducado  de  Wurtemberg  se  le  arre- 
bató Mumpelgard,  y  á  España  el  Luxemburgo;  (aunque  España 
no  lo  cedió,  el  mariscal  (Jrequi  tomó  la  ciudad).  La  ciudad  de 
Strasburgo  también  se  unió  á  Francia  previa  ocupación  por  vein- 
te mil  franceses.  Una  coalición  organizada  contra  estas  arbitra- 
riedades, no  tuvo  consecuencias  inmediatas.  Pero  los  ligados  vigi- 
laban á  Francia,  y  Luis  XÍV  para  anticiparse  mientras  Austria 
estaba  ocupada  en  guerra  con  los  turros,  invadió  el  imperio  ger- 
mánico (1689),  comenzando  esta  guerra  por  devastar  muchas  le- 
guas mas  allá  de  la  frontera  francesa  para  impedir  á  los  enemigos 
la  entrada  en  Francia:  la  sucesión  al  Palatinado  era  el  pretestode 
esta  contienda:  cuatrocientas  ciudades  y  aldeas  fueron  incendia- 
das en  menos  de  una  semana:  Austria,  el  imperio,  Holanda.  Bavie- 
ra  y  otros  pequeños  principados  unidos  por  la  liga  de  Augsburgo. 
hicieron  frente  á  Francia;  en  las  batallas  de  Fleurus  y  Stenkeuken 
vencieron  los  franceses,  pero  la  escuadra  anillo-holandesa  derrotó 
á  la  francesa  cerca  del  cabo  Hogue  ( 1  690,  Pleuras;  1692  Hogue): 
en  Neerwinden  (1693)  volvieron  á  triunfar  los  ejércitos  de  Luis 
XIV,  y  en  España  ganaban  á  (Jerona  y  Barcelona.  La  imposibili- 
dad de  vencer  en  una  guerra  larga  una  sola  nación  contra  tantas, 
de  una  parte,  !y  de  otra  los  desashes  tan  continuos,  hicieron 
pensar  en  la  paz  (píese  celebró  en  Iíuwik  (1697);  Francia  con- 
servó la  Alsacia  y  Strasburgo  dejando  Friburgo.  Brisach  y  Filips- 
burgo;  el  duque  de  Saboya  recobró  sus  posesiones  y  Fspaña.  la 
mayor  parte  de  las  suya*  ím  Flandesy  todas  en  el  territorio  nacio- 
nal. La  última  guerra  de  Luis  XIV  fué  por  la  sucesión  al  trono  de 
España,  en  que  salió  vencedor  Felipe  V  de  Borbon.  Fl  poder  de 
Francia  era  el  primero  de  Furopa,  pero  desde  que  la  casa  de  Bor- 
bon dominó  en  la  nación  española,  se  alzaron  los  celos  de  todo- 
Ios  pueblos  haciendo  sorda  guerra  á  los  dos  países  hasta  que  que- 
daron quebrantados  también  Los  franceses,  puesto  que  Fspaíia  na- 
da podia decaer  después  de  Carlos  II  el    hechizado. 

Fu  el  interior  Colhert  elevó  la  industria  á  un  grado  nunca  cono- 
cido: abrió  canales,  desecó  pantanos,  habilitó  puertos  i  Brest  y 
Tolón)  y  engrandeció  todos  los  ramos  de  producción.  Fu  Bondi- 
cherv  se  establecían  factorías,  v  colonias  en  Madairascar  v    Fave- 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  185 

na:  ias  tiestas  y  el  lujo  eran  los  dioses.de  Versalles,  y  las  artes  y 
las  letras  servían  á  la  corte,  como  la  nobleza  que  no  pudiendo 
competirse  humillaba  ante  el  monarca:  la  licencia  y  el  desenfre- 
no contenidos  al  principio,  no  tuvieron  límites  en  la  segunda  é- 
poca:  el  rey,  reservado  en  sus  amores  con  la  Valí  ¡ere  y  la  Mon- 
tespan,  vano  puso  reserva  con  la  Ninon  Léñelos  que  hacia  alar- 
de de  dominar  al  avasallador  de  Francia  y  de  Europa.  La  corrup- 
ción se  estendia  desde  el  trono  hasta  los  lacayos,  y  debajo  de  las 
formulas  y  ceremonias  religiosas,  se  agitaban  corazones  gangre- 
nados  por  la  mas  desbordada  inmoralidad:  las  favoritas  tenían  su 
círculo  según  el  rango  desús  queridos:  la  Ninon  era  rodeada  y 
servida  por  magnates  y  obispos,  y  el  mismo  Luis  XIV  la  confiaba 
los  secretos  mas  íntimos  de  Estado;  su  influjo  pesaba  mas  que  el 
de  todos  juntos  y  la  justicia  ó  el  agravio  pendían  de  una  palabra 
suya.  Cuando  la  Maintenon  subió  al  favor,  ya  Luis  XIV  estaba 
envejecido  asombrando  como  tanto  poder  en  Francia  y  en  Euro- 
pa, estuviese  tan  absolutamente  supeditado  á  mugeres  sin  pudor, 
á  cortesanas  sin  miramiento  ni  dignidad:  hacíase  burla  de  todo 
sentimiento  y  la  pepravacion  se  enseñoreó  por  entero  de  la  corte, 
de  la  nobleza  y  aun  del  orden  administrativo  y  judicial.  Lnis  XIV 
disputaba  con  el  papa  sobre  las  regalías:  revocó  el  edicto  de  Xan- 
tes  (1685)  que  implicaba  una  libertad  que  á  nadie  concedía,  y 
quinientos  mil  calvinistas  dejaron  el  suelo  de  Francia.  Fué  ese 
reinado  una  batalla  gloriosa  contra  Europa,  pero  debajo  de  los 
laureles  se  escondían  la  prostitución  y  la  inmoralidad:  la  última 
época  de  Luis  XIY  es  la  mas  desenfrenada  que  recuerda  la  his- 
toria de  Francia. 

Mientras  tanto  hombres  célebres  como  los  Dupin  intentaban 
formar  una  iglesia  nacional:  los  jesuítas  que  sostenían  el  despo- 
tismo de  Luis  XIV  no  querían  llevarlo  tan  lejos  que  se  hiciera 
también  el  jefe  de  la  iglesia  francesa:  en  1682.  una  Asamblea  de 
arzobispos,  obispos  3r  diputados  del  clero  sancionó,  que  el  papa  no 
tiene  poder  civil  compitiéndole  solólo  espiritual;  y  que  el  juicio 
del  papa  sobre  la  fe  no  es  irreformable  sino  cuando  la  iglesia 
lo  confirma:  mediaron  disputas  y  Dupin  escribió  contra  el  pon- 
tífice. 

Los  jesuítas  siempre  mezclados  en  cosas  políticas,  acomodaban 
a' su  objeto  tocios  sus  pasos.  Para  hacer  prosélitos  éntrela  inmo- 
ralidad, declaraban,  que  solo  existía  culpa  cuando  había  conoci- 
miento de  causa,  pero  no  en  el  simple  hecho;  la  reserva  mental 
se  adiccionaba  con  el  probabilismo:  la  maldad  tendría  siempre 
una  salida,  la  prostitución  un  pretesto:  era  imposible  el  castigo 
de  ningún  crimen  si  el  criminal  niega  la  intención.  Jansenio  opu- 
so las  teorías  de  San  Agustín  algunas  de  las  cuales  fueron  conde- 
nadas por  el  papa  á  instancias  de  los  jesuítas:    Arnaldo,   Pascal. 


186  COMPENDIO 

Domat  y  oíros  siguieron  á  los  jansenistas:  surgía  la  disputa  con  des- 
crédito de  los  jesuítas,  porque  ya  se  les  acusó  de  corruptores. 
Alejandro  VII  é  Inocencio  XI  reprobaron  ciento  diez  proposicio- 
nes jesuíticas;  ya  la  lucha  entraba  en  dominios  mas  vastos:  se  ata- 
caban los  vicios  del  clero,  la  soberbia  de  los  pontífices  y  la  maldad 
de  los  jesuítas,  pero  estos  apoyados  por  la  Maintenon.  concubina 
de  Luis  XIV,  y  por  el  rey,  consiguieron  ventajas  de  hecho  y  se 
persiguió  a  los  jansenistas.  Esta  es  una  de  las  grandes  manchas  del 
reinado  de  Luis  XIV,  y  no  menor  la  persecución  á  los  calvinis- 
tas que  quiso  convertirá  la  fuerza:  las  dragonadas  por  las  cuales 
se  enviaban  á  los  pueblos  calvinistas  escuadrones  de  caballería 
que  se  alojaban  en  las  casas  de  los  disidentes  y  que  tomaban  los 
bienes  insultando  á  los  habitantes:  y  mas  pérfido  aun  que  las  dra- 
gonadas y  el  edicto  de  derogación  del  de  Xantes.  el  haber  prohi- 
bido la  emigración  bajo  pena  de  galeras  y  pérdida  de  bienes,  i 
los  maltratados  y  perseguidos  (apesar  de  eso  abandonaron  Fran- 
cia mas  de  quinientos  mil  hugonotes). 

En  1715  murió  Luis  XIV;  de  sus  descendientes  mas  inmediatos 
Rabian  muerto  casi  todos,    y    le    sucedió  su  biznieto  (Luis    XV) 
que  contaba  cinco  años  de  edad:  la  deuda    nacional  era    inmensa. 
la  corrupción  habia  contagiado    todas    las  clases  preponderantes 
durante  el  largo  reinado:  el  ejército  estaba  aniquilado  por   tantas 
guerras,  y  todas  las  mejoras  de  Colbert  ó  abandonadas  ó  en  deca- 
dencia: la  mendicidad  según  Vauban.  alcanzaba  :í  la  décima  parte 
de  la  población:  los  departamentos  calvinistas  en  ruina,    la  intole- 
rancia en  apogeo,  y  la  depravación  de  la  corte   en  toda    su  fuerza 
A  eso   quedaba  reducida  la  gloria  de  un  pueblo   sacrificado    A   la 
vanidad  de  uu  hombre.  En  la  minoría  de  Luis  XV    gobernó    el 
duque  Felipe  de  Orleaofi,  sobrino  de  Luis  XIV  que  con  el   imnistio 
Cardenal  Duvois  continuaría    las    prodigalidades   y  devaneos  del 
agitador  de  Europa.    No  tuvo  la  regencia  hechos  de   importancia, 
y  sí  agios  y  desórdenes  como  el  del    banquero  Law  que  esplotó  el 
pais  ausiliado  por  Orleans  y  Duvois,  y  sembró  la  ruina  en  el  pue- 
blo cuya  codicia  habia  despertado  anunciando    ganancias   pingües 
en  América.  Luis  XV  no  rigió  independientemente  hasta  tT22   en 
que  falleciera  el  regente:  fué  ministro  el  Cardenal  Fleury  que  mas- 
atento  á  la  prosperidad  de  su  patria  huyó  de  las  guerras  y    dedi- 
có sus  cuidados  á  la  agricultura,  la  industria  y  el  comercio.  Pron- 
to cambió  él  aspecto  político:  Luis  XV  buscó  la  grandeza    en  la 
idolatría,  los  consejeros  en  los  aduladores    y   dio   el   poder  á    las 
cortesanas:  su  tarea  favoria  era  la  caza.  La  Duquesa  de   Chateau- 
poux  dominó  con  un  imperio  absoluto  en  Francia  y  en  el    rey.  S< 
imitóla  corte  de  Luis XIV  con  mas  relajación  y  sin  el  contrapeso 
de  las  glorias  esteriores.  La  Pompadour  que  reemplazó  a  madama 
Chateauroux.  escedió  a  esta  en  dominio  absoluto:  ella  arreglábala 


DE   LA    HISTORIA  UNIVERSAL  187 

paz   ó  la   guerra  con  el  ministro  Choiseul  á  quien    habia  colocado 
para  que    la  sirviera  de  instrumento,  disponia  del  tesoro,    manda- 
ba en  la  administración,  quitaba  y  ponía  jefes  en  el  ejército,  y    fué 
cortesana  y  reina  tí  la  vez  sin  contradicción  y  sin  que  la  moderase 
niel    rey  mismo  enteramente  sometido  á  los    mas  leves  caprichos 
de  su  querida.    Pero  la  Pompadour  tenia  ilustración   y  al   menos 
para  justificarse  ante   los  que  no  se  acercaban  á  la  corte,  empren- 
día mejoras  públicas,  y  gastaba  en  progresos  materiales  una  parte 
-de  los  tesoros  que  le  confiaban  la  esclavitud  del  rey   y  el  servilis- 
mo de  los  cortesanos.  La  condesa  Dubarry,  muger  vulgar,    ocupo 
el  puesto  de  la  Pompadour,  ya  en  los  últimos   diez  años   del  cor- 
rompido reinado  de  Luis  XV:  aquello  ya  era  la  prostitución  or- 
ganizada: el  rey,  débil  y  sin  ideas,  acostumbrado  á  que  le  domi- 
naran las  favoritas,  no  sabia  ni  ponerse  al  frente  del  mando  ni  en- 
cauzar la  administración,  ni  vigorizar  el    ejército  que   se  resentía 
de  tantos  males:  la  Dubarry   estando   segura   de  dominarlo,    le 
aconsejaba  que  no  se  desprendiera  de  una  sola  facultad  ni   en  be- 
neficio de  los  parlamentos  ni  de  nadie:  las   cortesanas,  especie  de 
ejército  de  la  Dubarry,  disponían  con  ella  de    todo,  y  sus  queridos 
ocupaban  los  primeros  puestos:  en  la  guerra  de  sucesión  austríaca 
y  en  la  de  siete  años  con  Federico   II  de  Prusia,    probo  Francia 
cuanto  la  habían  debilitado  los  vicios  de  la  política  y  de  los    reyes 
últimos.  Fueron  arrojados  los  jesuítas  por  el  gran  clamor  que   se 
¿tizó  contra    ellos    (1764),   y  se  hizo  el   pacto  de  familia   entre 
Francia  y  España  para  la  mutua  defensa,    mas  que  de  los  pueblos, 
de   los  Borbones.  En  1774  murió"  Luis  XV,   habiendo  perdido  en 
su  ultima  guerra  con  los  ingleses,  el  Canadá  y  el    prestigio  de   la 
marina  francesa,  agregado  Córcega  á  Francia,  y  disuelto  el  parla- 
mento de  París  que  reorganizó  á  su  capricho. 

Lilis  XVI,  nieto  de  Luis  XY  encontró  las  arcas  del  tesoro  va- 
cias, una  deuda  de  cuatro  mil  millones,  el  crédito  perdido,  la  inmo- 
ralidad en  todas  partes,  el  pueblo  esclavizado,  la  corte  corrom- 
pida. De  buenos  sentimientos,  habia  sido  educado  sin  embargo,  en 
las  teorías  del  absolutismo,  y  creía  de  buena  fé  que  los  pueblos  no 
tenían  mas  derechos  que  los  emanados  de  sus  señores.  Los  condes 
<le  Provenza  y  de  Artois,  sus  hermanos,  contrariaban  sus  deseos 
«de  moderar  los  gastos;  débil  de  carácter,  no  sabia  resistir  la  in- 
fluencia de  María  Antonieta  de  Austria,  muger  orgullosa  para 
quien  las  naciones  eran  patrimonios  vinculados  en  ciertas  fami- 
lias. Coji  menos  tiranía  que  en  los  anteriores  reinados,  Luis  XY1 
y  su  muger  eran  objeto  de  mas  acerbos  odios:  la  enciclopedia  y  los 
escritos  de  Voltaire  y  Rousseau  habían  penetrado  en  el  pueblo:  el 
rey  no  rechazaba  el  bien  como  no  menguara  su  autoridad;  la  rei- 
na y  la  corte  despreciaban  á  las  clases  desacomodadas,  sin  enfre- 
nar el  lujo  y  la    prodigalidad.  La  casa  de   Austria    defensora  del 


1  88  COMPENDIO 

derecho  divino  de  los  reyes,  se  mezclaba  en  María  A n lometa  con 
la  herencia  de  los  principios  despóticos  de  XIY  y  Luis  XY.  Se 
acuso  ú  la  reina  de  infidelidad  (proceso  del  collar),  pero  solo  re- 
sultó la  impostura  de  Cardenal  de  Roban  y  de  la  condesa  de  La 
Motte.  Los  males  públicos  crecían  y  no  se  ponia  límite.  A  pesar 
de  las  oposiciones  de  Corte,  Luis  XVI  llamo  a  Turgot  al  minis- 
terio de  hacienda  que  propuso  trascendentales  reformas  ayudado 
de  Malesberbes:  pero  ambos  reformadores  cayeron  entre  la  re- 
chifla déla  corte,  el  clero  y  la  nobleza.  Xecker  no  fué  mas  feliz, 
aunque  su  célebre  informe  sobre  la  situación  de  la  Hacienda  fué 
el  principio  déla  revolución:  cayo  poco  después  del  informe 
(1781)  y  continuó  la  anarquía  económica.  Calonne  no  hizo  mas 
que  distraer  la  opinión:  agotadas  las  rentas,  el  rey  convocó  la 
Asamblea  de  los  notables  (1787)  que  propuso  una  contribución  ge- 
neral ¡i  Ja  que  resistiéronlos  nobles  y  el  clero.  A  Calonne  sucedió 
Lomenie  de  Brienne,  Arzobispo  de  Tolosa:  proyectó  nuevas  con- 
tribuciones y  el  Parlamento  de  Paris  las  rechazó  sin  que  la 
sesiohreaj  convirtiese  los  ánimos;  el  pueblo  se  mezclaba  en  ias 
contiendas,  y  reformadores  inteligentes  pedían  la  convocación  de 
los  Estados  generales:  un  empréstito  acordado  no  se  pudo  emitir 
por  la  protesta  de  muchos  consejeros  entre  ellos  el  duque  de 
Orleans;  D'  Espremesnil  y  luego  otros  consejeros  se  declararon 
contra  el  principio  de  que  el  poder  legislativo  residiera  en  el  rey: 
los  consejeros  mas  atrevidos  fueron  presos:  en  Bretaña  el  pueblo 
quemaba  la  estatua  del  ministro  r>iienne:  un  cuerpo  llamado  Ca'- 
mara  plena  entendió  en  ciertas  atribuciones  que  habían  sido  del 
parlamento:  en  Provenza  y  el  Delíinado  se  repetían  los  tmnuhos: 
el  descontento  no  se  mitigaba  ni  con  las  cargas  de  caballeria.nl 
ni  con  las  amenazas  de  la  nobleza.  Llamado  de  nuevo  Xecker  al 
ministerio,  indujo  al  re\  á  convocar  los  listados  generales.  La  corte, 
los  nobles  y  el  clero  resistian  esa  medida:  el  parlamento  de  Paris 
solo  amaba  sus  privilegios  sin  acordarse  del  pueblo:  las  publica- 
ciones prevenían  al  tercer  estado  para  que  no  ae  dejara  sorpren- 
der. Al  cabo  se  convocó  áloe  Estados  en  el  orden  y  forma  que  se 
había  hecho  en  1 014,  debiendo  ser  en  doble  número  los  diputa- 
dos del  tercer  Estado  que  el  de  cada  uno  de  los  otros  dos  órdenes, 
clero  y  nobleza:  serian  seiscientos  los  diputado-  del  Estado  llano, 
trescientos  los  de  la  nobleza  y  otros  trescientos  los  del  clero.  La 
Asamblea  se  reuniría  el  primero  de  Mayo  de  1789. 


DE    LA    HISTORIA  UNIVERSAL.  lí  9 

PÁRRAFO  IX 

Inglaterra. 


Carlos  II  habia  ofrecido  al  entrar  en  Londres,  libertad  de  con- 
ciencia y  a mnistia  completa  en  lo  político,  pero  ninguna  de  am- 
bas promesas  cumplió:  diez  de  los  jueces  en  el  proceso  de  Carlos  1 
murieron  en  el  cadalso:  los  cuerpos  de  Cromwel!,  Yretony  Brasd- 
haw  fueron  desenterrados  y  espuestos  en  el  horca;  muchos  republi- 
canos y  puritanos  tuvieron  que  huir;  la  intolerancia  anglicana  reco- 
bró sus  privilegios,  y  mientras  el  rey  sembraba  el  luto  de  la  ven- 
ganza, una  epidemia  hacia  cien  mil  víctimas  solo  en  Londres;  en 
1666  en  la  misma  Capital  destruyó  un  incendio  trece  mil  casas  y 
la  flota  holandesa  penetró  en  el  Támesis  y  saqueó  las  riberas  y  se 
llevó  los  barcos.  Carlos  II  no  se  cuidó  de  los  males  públicos:  nece- 
sitando dinero,  vendió  Dunkerke  á  los  franceses,  y  gastó  el  precio 
en  fiestas.  Emprendió  guerra  con  Holanda  sin  ganar  nada  y  con 
propósito  esclusivo  de  cobrar  las  pensiones  que  le  ofrecía  Luis 
XIV:  el  parlamento,  pasada  la  primera  sorpresa,  hizo  oposición 
á  los  desórdenes  del  rey:  una  conspiración  de  los  católicos  fué 
duramente  castigada  con  suplicios  y  cárceles.  Sancionó  la  ley  q\ie 
escluia  de  los  empleos  á  los  disidentes  del  anglicanismo.  pero  no 
autorizó  la  esclusion  de  su  hermano  el  duque  de  Yorckal  trono  in- 
gles. Disuelto  el  parlamento  en  1678,  convocó  otro  para  el  año 
siguiente  esperando  encontrar  menos  resistencias,  pero  las  halló 
majares  y  una  oposición  formidable  á  las  ideas  católicas  que  la 
corte  profesaba  por  mas  que  oficialmente  no  constasen  las  creen- 
cias del  rey.  El  ministerio  Shaftesbury  publicó  la  famosa  acta  del 
liabeas  corpus  (1676)  que  garantizaba  la  seguridad  personal.  For- 
máronse en  esta  época  los  dos  partidos  whigs  y  torys  que  aun  do- 
minan en  la  política  inglesa;  los  whigs  interpretaban  la  constitu- 
ción como  un  contrato  entre  el  rey  y  la  nación:  los  torys  no  admi- 
tían que  el  pueblo  fuera  el  origen  del  poder  y  le  exigían  obedien- 
cia (el  juicio  de  esos  partidos  ha  cambiando;  whigs  y  torys  reco- 
nocen la  supremacía  nacional  por  el  órgano  de  sus  representacio- 
nes: parlamentos).  La  corte  persiguió  á  los  whigs:  Lord  Russell 
y  Sidney  murieron  en  el  cadalso  por  supuestos  conspiradores. 
Corlos  II  dominó  ya  despóticamente  hasta  su  muerte  en  1685,  su- 
cediéndole  su  hermano  el  Duque  de  Yorck  con  el  nombre  de  Ja- 
cobo  II.  El  Duque  de  Monmouth,  hijo  natural  de  Carlos  II,  desem- 
barcó con  una  tropa  de  fugitivos  para  disputar  el  trono  á  su  tio, 
pero  se  frustró  la  empresa  y  murió  en  el  cadalso  con  muchos  de 


11)0  COMPENDIO 

sus  partidarios.  El  juez  Jefferies  recorría  los  departamentos   ú  con- 
dados seguido  de  los  útiles  del  suplicio.  Jacobo  II  tendía  directa- 
mente á  restablecer  el  catolicismo;   restableció  la  misa  en    su   pa- 
lacio, envió  un  embajador  al  papa,  permitió  la  vuelta  de  los  jesuí- 
tas: el  olvido  de  las    leyes  y  la  promulgación  de  otras  arbitrarias 
junto  con  la  protección  dispensada  á  los  católicos,  alarmó  á  Esco- 
cia é  Inglaterra:  los  whigs  ofrecieron    el  trono  ingles  a  Guillermo* 
III  de  Orange  Stathoucler  de  Holanda,  casado  con  María   hija   de 
J acabo  II  que  habia  guardado  la  fé   anglicana:   Guillermo  desem- 
barcó (Noviembre  1G80)  en  las  costas  inglesas  y  triunfando  de  las 
pocas  resistencias  que  le  salieron  al  encuentro  entró    en    Londres 
en  breve  tiempo.  Jacobo  II  habia  huido  á  Francia,  después  de  re- 
vocar los  decretos  causa  de  la  revolución  y  de  no  ser  escuchado  por  ' 
el  pais;  el  nacimiento  de  un  hijo  del  rey  no  contuvo  a  los  whigs  n; 
después  á  los  revolucionarios.  El  nuevo  gobierno  no  sancionó  una 
completa  libertad  religiosa  aunque  tampoco  estremó  las  persecucio- 
nes: fué  abolido  el  episcopado  ingles  y    restablecidos   los  sínodos 
presbiterianos.  Los  escoceses  reconocieron  la  monarquía  de  Orange: 
los  irlandeses  resistieron  guiados  por  Jacobo  II  pero  fueron  ven- 
cidos en  lo  batalla  de  Boyne  (1690)  y    emigraron  gran  número 
de  ellos:  Irlanda  perdió  sus  derechos  políticos  y   se  la   trató  como 
pais  conquistado.  Se   cretí  el  Banco  de  Londres,  se    establecióla 
libertad  de   la    prensa,    la    marina  tomó  incremento.     Muertos 
sin  hijos  los  reyes,  les  sucedió  ( 1 70?)  Ana,  hija  menor  de  Jacobo  II 
casada  con  un   príncipe  danés.   Ño   quedando  tampoco  hijos  de 
este  matrimonio,  pasó* la  corona  al  Elector  de  Hannover  Gregorio 
(1714)  nieto  de  Isabel  reina  de  Bohemia,  que  tomó  el    nombre  de 
Jorge  1:  dos  tentativas  de  Jacobo  III   y    su    hijo  ('arlos  Eduardo* 
para  adquirir  el  trono,    fracasaron  (en  el  intervalo  de  30  anos  una 
de  otra).  Durante  el  reinado  de  Ana  habia  estado  la   nación  en  lu- 
cha contra  España  y  Francia  y  conquistó    ( J  ibraltar   y   Menorca 
uniendo  definitivamente  Escocía  á  Inglaterra.  En   el    reinado  de 
Jorge  I  gobernó  veintiún  anos  el  célebre  Roberto  Walpole.    Hí- 
zose  una  ley  de  los  parlamentos  seténales  y  otra  para  el  aumento  de 
la  milicia  interior:  las   libertades  políticas  quedaron   aseguradas: 
el  partido  whigs  en  el  poder  abolió   los  monopolios,  conservó  la 
paz,  modificó  los  aranceles  en  beneficio  del  comercio  y  dio  á  la  in- 
dustria el  ascendiente  sobre  los  demás  países  productores:  la  mis- 
ma conducta  observaron  luego  los  toiys.  Jorge  II  (17^7  á  1  760)  en- 
contró al  pais  en   guerra  con  España  y  Suecia;  se  hizo  la  paz   sin 
tomar  parte  en  la  lucha  del  Norte  de  Europa  por   la   sucesión  de 
Polonia:  una  nueva  guerra  con  España  por  causa  del   contrabando 
de  América  fué  motivo  de  la  caída   «le   Walpole:  en   1756  subió 
Pitt  al  poder  (Lord  Chatan,  jefe  del  partido  tory)  y  comenzó  la 
guerra  de  siete  años  de  Federico  II  de  Prusia:  Inglaterra  su  alia- 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  191 

da  rompió  la  hostilidades  contra  Francia  y  en  los  siete  años  has- 
ta la  paz  de  1663,  conquistó  el  Canadá  en  América,  el  Seaegal  en 
África  y  Pondieherycn  Asia.  Desde  la  elevación  de  los  Borbo- 
lles en  España,  los  ingleses  se  propusieron  destruir  el  poder  de 
esa  familia.  La  fuerza  de  los  ingleses  no  emanaba  de  la  perspicacia 
ai  del  genio  de  sus  reyes,  sino  de  la  energía  del  pueblo  y  del  talen- 
to de  sus  hombres  de  Estado.  Los  reyes  no  dejaban  de  ostentar 
inmoralidades  que  habrian  dado  los  resultados  que  en  Francia  i 
no  tener  el  parlamento  tanta  energia  y  el  pais  tanta  vigilancia  y 
atención:  la  condesa  de  Platen  llegó  a  ejercer  gran  influjo:  y  la 
Walmoden  en  tiempo  de  Jorge  II  tomaba  parte  en  las  conferencias 
de  Estado:  sin  embargo,  no  pudo  dominar  mas  que  al  rey  á  quien 
el  parlamento  no  consentía  delegaciones  efectivas  como  Luis  XV 
ala  Pompadoury  Luis  XIV  á  la  Xinon.  De  mas  genio  y  ambi- 
ción que  Jorge  II  era  su  muger  Carolina  de  Brandeburgo  Aus- 
pache  que  daba  ;í  la  política  fuerte  impulso  é  inspiraba  resolucio- 
nes atrevidas. 

La  elevación  de  Inglaterra  creó  un  orgullo  nacional  y  especial- 
mente una  soberbia  parlamentaria  que  perjudicarla  ;í  las  colonias 
en  los  derechos  y  libertades  que  de  antiguo  se  les  había  otorgado. 
La  India,  no  en  la  estension  que  hoy  domina  la  Gran  Bretaña,  es- 
taba en  poder  de  una  compañía  protegida  por  el  gobierno:  las 
colonias  de  Norte-América  eran  por  su  importancia  los  primeros 
dominios  de  la  Gran  Bretaña  y  a  ellos  se  unió  el  Canadá  y  la  Flo- 
rida u  consecuencia  de  la  guerra  internacional  en  que  los  colonos 
pelearon  contra  los  franceses.  De  esa  guerra  nacerían  las  contien- 
das que  solo  habían  de  concluir  con   la  independencia. 

Jorge  III  en  su  largo  reinado  (1760  á  1820)  vería  la  emancipa- 
ción de  Norte- América,  la  revolución  francesa,  el  imperio  y  la  cai- 
da  de  Napoleón.  Inglaterra  estuvo  en  medio  de  todas   esas   luchas. 


PÁRRAFO  X. 

Las  colonia*  aiiglo-aufiericana$« 


Desde  que  los  franceses  se  establecieron  en  el  Norte,  habia  una 
oposición  viva  y  tenaz  entre  ellos  y  los  colonos  ingleses:  todas  las 
guerras  de  Europa  en  que  terciaban  las  dos  potencias,  tenían  eco 
en  América.  En  1694  los  colonos  de  New- York  y  Conecticut  pre- 
pararon una  gran  espedicion  para  atacar  á  Montreal  y  Quebec, 
y  fracasó  por  la  tardanza  de  los  indios  ausiliares  y  la  mala  direc- 
ción déla  empresa:  otras  tentativas  se  suspendieron  en  1697  al 
hacer  la  paz  Inglaterra  y  Francia.  Durante  la  guerra  de  sucesión 


192  compendio 

española  conquistaron  Jos  angloamericanos  la  Aeadia.    Las   colo- 
nias se  robustecían  en  estos   choques  y  adquiriendo  conciencia  de 
su  poder,  ensanchaban  sus  derechos  llegando   hasta    imponer   en 
1719  la  colonia  de  Massachusset  un  derecho  sobre  las   mercancías 
importadas  en  buques  ingleses,  y  después  hasta  declarar  la  guerra 
á  los  indios  sin  intervención  del  gobernador  británico:  y  aunque 
la  Asamblea  fue  disuelta,  los   colonos    volvieron   á  nombrar    los 
mismos  diputados.  En  1729  la  Carolina  se  dividid  en  dos    provin- 
cias,   Norte  y  Sur:  guerras  con  los  indios  yamasis  y   otras    tribus 
distraen  las  colonias,  pero  constantemente  ensanchan  su  territorio. 
En  Carolina  y  Georgia  >e  sostuvo  nueve  años  (1739   á  1748)   una 
guerra  con  los  españoles:  de  una  y  otra  parte  se  cometieron   esce- 
sos.  Pero  mas  vigorosa  y  unánime  fué  la  campaña  de  1746  contra 
los  colonos  franceses,  y  aunque  suspendida  en  1748    viviael  deseo 
de  renovarla  á  la  primera  ocasión.    Francia   habia  estendido  sus 
posesiones  por  las  riberas  del  Ohio  y  la  Luisiana    enlazando   de 
Sur  a  Norte  sus  dominios:  los  límites  eran  perene  motivo  de  dis- 
putas. Washington,  joven  entonces,  fué  nombrado  (1751)  piara  que 
arreglara  algunas  diferencias  con    el  comandante  francés  de   las 
fortalezas  del  Ohio,  é  propositó  del  litigio  de  derechos  por  haber 
autorizado  él  gobierno  ingles  la  formación  de  una  sociedad  comer- 
cial (compañía  del  Ohio)  en  pais  que  los   franceses  consideraban 
suyo:    la  misión  de  Washington  no  dio  resultados:  la  compañía  del 
Ohio  organizo  un  regimiento  bajo  el  mando  de  Washington,    pero 
fué  derrotado  y  preso  el  jefe.  Efitóneesel  gobierno   ingles   mando 
a  las  colonias  que   se    reuniesen    para   la    defensa    común:    Xew- 
llainsphíre.    Connecticut,     Pennsilvania,    Massachuséet,     Rliode- 
fsland,  Marilaud  y  New- York,   enviaron   delegados   á    Alvany  y 
esto-,  deddieron  la    constitución  de  un  gran  consejo  de    la$    diver- 
sas asambleas  legislativas  y  de  un  presidente  general,    para  lijar 
el  contingente  de   los   Estados   y  acordar  los  tributos  de  guerra. 
Connecticut  no  aprobó  el  plan  y  el  gobierno  ingles  lo  rechazó.   En 
1755,  Inglaterra  envió  numerosas  tuerzas,  y  los  gobernadores  de 
las  colonias  reunidos  en  Virginia  trazaron  el  plan  de    campana:  el 
principio  fué  bueno,  los  franceses  perdieron  terrétad,    pero  lo  re- 
cobraron con  esceso  delante  del  fuerte  Duquesne  en  que  fué  derro- 
tado el  ejército  anglo-americano  y  muerto    el   general    Braddoek: 
Washington  salvó  los  restos  del  ejercito:  los  indios  aprovechando 
las  circunstancias  devastaban  las  fronteras  de  los  Estados  del  Sur: 
en  los  dosaños  siguientes    la  campaña  fué  desfavorable    ¿í  los   in- 
gleses y  colonos.   El  conde   Condón  al    frente  de   cincuenta  mil 
hombres  de  tropa  inglesa  y  colonial,  conquistó  en  1758  la   ciudad 
de  Luisburgo  y  las  fortalezas  de  Duquesne  y  Frontignac:  en  1759 
marcharon  los  vencedores  contra  Quebec  y  frente  á  la   ciudad  se 
dio  la  batalla  mas  sangrienta  de  la  época   colonial  del  Norte;  los 


DÉLA  H1ST0RU  UNIVERSAL,  1,93 

generales  Wolf  ingles  y  Alontcalm,  francés,  murieron  en  la  pelea; 
Quebec  capitula  (15  Setiembre  1759).  En  Enero  de  17G0  capitula- 
ba Montreal.  El  Canadá  estaba  en  poder  de  los  ingleses.  Un  año 
de  paz  dio  tiempo  á  (pie  se  preparasen  los  vencidos  en  la  Luisia- 
na:  los  indígenas  les  ayudaron  haciendo  desastrosas  correrias. 
Por  último  triunláron  los  ingleses,  y  la  paz  de  1763  confirmo 
la  posesión  del  Canadá  y  la  de  la  Florida  pasando  á  España  la 
Luisiana.  Las  colonias  inglesas  habían  probado  su  vigor:  entre 
sus  hombres  notables  aparecia  Washington  tenido  en  mucho,  des- 
de la  campaña  de  1755  en  que  por  no  oir  sus  consejos  pereció 
el  general  Braddock  con  una  parte  del  ejército  y  Washington  sal- 
vó el  resto.  La  prosperidad,  sin  embargo  de  tantas  guerras,  iba 
en  aumento.  Los  peligros  dieron  á  las  colonias  la  unidad  que  les 
faltaba  en  las  primeras  épocas:  estrechadas  por  los  franceses  y 
españoles,  se  ejercitaban,  y  las  mismas  dificultades  servíanles  de 
medio  para  fortalecerse:  la  libertad  se  afianzó  no  solo  por  las  con- 
diciones de  la  fundación,  sino  mas  aun  por  el  convencimiento  del 
poder  colonial:  los  parlamentos  les  acostumbraban  á  ver  y  dis- 
cutir, y  á  una  independencia  relativa:  el  respeto  á  la  conciencia  y 
al  culto  de  cada  confesión  se  generalizó.  Todos  estos  precedentes 
y  energías  necesitaban  las  colonias  para  la  lucha  que  se  pre- 
paraba. 

PÁRRAFO   XI 

Causas  de  la  guerra  de  la  independencia. 


El  verdadero  fundamento  de  la  independencia  de  miembros  de 
un  pueblo  separado  por  largas  distancias,  es  una  ley  política  ine- 
ludible cuando  el  territorio  permite  engrandecimiento.  Las  colo- 
nias se  emancipan  de  la  madre  patria,  lo  mismo  que  los  hijos  de 
sus  padres  cuando  entran  en  la  plenitud  de  la  vida  y  pueden  go- 
bernarse por  sí  mismos.  A  medida  que  las  naciones  progresan, 
mas  intervención  directa  reclama  cada  uno  de  los  ciudadanos:  si 
esto  es  un  hecho  dentro  de  territorios  unidos  en  la  geografía,  debe 
mejor  suceder  en  aquellos  que  no  pueden  formar  un  conjunto  ni 
prestan,  por  la  heterogeneidad  de  regiones  y  necesidades,  los  mis- 
mos motivos  á  un  legislador.  Preexistiendo  un  genio  igual,  puede  a- 
plazarse  la  separación,  pero  ni  es  fácil  que  mediando  los  mares  sub- 
sista carácter  uniforme  ni  ideas  comunes,  ni  aun  en  ese  caso  acon- 
sejaría la  equidad  una  sujeción  ya  fuese  limitada  á  gobiernos  que 
en  cada  clia  no  pueden  estudiar  lo  mas  útil  á  los  intereses  que 
presiden,  y  lo  mas  justo  en  las  relaciones  sociales:  si  la  unión  no  es 
un  monopolio,  la  amistad  puede  teger  lazos  sólidos  y  mutuamente 

*  18 


194  COMPENDIO 

proyechososjsi  loes,  el  esplotado  debe  emanciparse:   no   cabe   la 

unidad  en  una  familia  política  Constituida  en  regiones  diversas 
alejadas.  En  cada  continente,  y  aun  en  las  partes  de  ellos,  el  ge- 
nio humano  torna  giros  diferentes;  se  debilitan  unas  fuerzas  y  na- 
cen otras;  se  dejan  nnas  aficiones  y  *q  adquieren  !a<  que  estén 
mas  de  acuerdo  con  la  vida  nueva  ó  con  los  medios  mas  propios 
para  el  éxito.  De  aquí  que  las  grandes  colonias  hayan  aspirado 
siempre  ala  independencia  en  seguida  que  tuvieron  fuerza.  La 
unidad  de  origen  no  seria  un  obstáculo,  cuando  en  lo  mas  inme- 
diato, en  la  familia  privada,  es  imposible  una  tutela  perpetua  aun- 
que el  padre  personificara  todas  los  virtudes;  la  personalida 
nn  derecho  desde  que  ha}'  razón  para  cumplirlo:  cuando  las  cir- 
cunstancias han  negado  ese  derecho,  y  la  fuerza  se  ha  impuesto, 
no  se  ha  conseguido  mas  (jue  mutilar  lo  que  tiene  facultad  esen- 
cial de  crecer. 

Había  otros  motivos  que  quizá  precipitaron  la  independencia, 
ro  que  no  eran  la  base.  Se  observa  en  la  vida  colonial  del  Norte  que 
la  idea  de  derecho  propio  se  formaliza  asi  que  se  entra  en  robus 
De  este  modolos  grandes  hombres  de  las  colonias  dudaban  uros  del 
éxito,  otros  de  la  oportunidad  moral,  ninguno  déla  necesidad  de 
que  sucediera  un  día  la  emancipación.   No  puede  haber  igualdad 
de  gobierno  a  (raves  de  miles  de  legua-,  ni  se  concibe  una  nación 
formada  en  grupos  ;í  remotas  distancias.  Sino  entra  semejante  si 
raaen  la  esfera  <l!i  la  \ddú  política  pura,  men  I  terreno  de  lo¡ 

hechos  en  que  hasta  lo  mas  sencillo  se  desnaturaliza  con  Frecuencia 
al  contacto  de  los  gobiernos  y  los  partido-.  El   pensamiento  <!• 
monia  y  de  reciprocidad  nunca  ha  prevalecido  respecto  ¿colonias 
deliberadamente  fundadas:  todo  signo  de  fuerza  parece  humillar  ;I  la 
metrópoli,  y  todo  conato  de  progreso,  conspirar  contra  sus  derechos. 

Las  colonias  del  Norte  si»  habían  organizado  de  un  modo  diferen- 
te á  las  del  Sur:  el  espíritu  de  libertad  fué  con  los  puritanos,  cal- 
vinistas y  hasta  con  los  católicos  guidos  por  la  intolerancia 
anglicana:  esperimeníados  mi  sus  propias  desventuras,  no  admiti- 
rían en  el  nuevo  mundo  aquellos  ^istema^  por  los  cuales  abandona- 
ban su  patria;  pOréSo  la  libertad  de  conciencia  fie' el  alma  de  las 
colonias  del  Norte  y  stí  trasmitía  aun  á  las  <jue  a  otras  caudas  de- 
bían su  fundación  en  las  regiones  meridionales  anglo-americaí 
Los  celos  de  Inglaterra  se  despertaron  antes  de  la  lucha  intercoaíi- 
nentálj  pero  crecieron  con  ella:  las  tropas  inglesas  no  se  batieron 
con  mas  heroísmo  que  las  coloniales,  pe  rolos  oficiales  de  la  metro- 
poli  tenían  mas  sueldo  y  despreciaban  á  sus  compañeros 

El  parlamento  ingles  venció  a  los  reyes;  la  marinase  posesionó 
de  los  mares;  Francia  quedó  vencida  en  Europa  y  América:  la 
gran  Bretaña  (pie  se  imponía  á  las  naciones,  estaba  demasiado 
convencida  de  su  pode!*  para  sospechar  que  la  resistieran  las  coló- 


DE   LA   HISTORIA   UNIVEESAL.  195 

nias  que  fuertes  y  ricas,  no  tenían  sin  embargo  tres  millones  de 
habitantes.  En  la  guerra  intercontinental  el  gobierno  ingles  hizo 
gastos  inmensos,  y  juzg'ó  el  parlamento  que  era  justo  cargar  á  las 
colonias  una  parte  ele  la  deuda  estableciendo  derechos  de  importa- 
ción á  ios  géneros  que  no  sé  importaban  directamente  de  la  me- 
trópoli, y  un  derecho  también  de  sello  para  el  papel  que  se  em- 
please en  los  contratos.  Las  colonias  alegaron  de  injusticia,  por- 
que no  estaban  representadas  en  el  parlamento  que  habia  votado 
los  tributos;  estaban  dispuestas  á  aliviar  los  sacriíicios  de  la  madre 
patria,  pero  por  los  medios  legales,  por  acuerdo  de  sus  represen- 
taciones. Pitt  se  opuso  á  las  medidas  del  parlamento,  El  Coronel 
Barre  pronunció  enérgicos  discursos  en  favor  de  los  americanos, 
pero  el  ministro  Grenville  resistió  la  oposición  y  las  quejas.  Los 
de  Virginia  se  negaron  á  recibirlas  mercancías  gravadas,  pero 
Pitt  subió  al  poder,  revocó  las  medidas  declarando  sin  embargo 
••que  las  colonias  estaban  subordinadas  por  derecho  á  la  corona 
y  al  parlamento  ingles,  de  quienes  dependían  y  en  'quienes  resi- 
dían la  autoridad  y  el  pleno  poder  de  hacer  leyes  obligatorias." 
Dejaba  pues  subsistente  la  omnipotencia  del  parlamento  británico, 
y  en  el  fondo  solo  se  prescindía,  á^l  accidente.  Los  colonos  sostenían 
la  inseparabilidad  del  tributo  y  la  representación,  y  el  litigio  fué 
ya  de  derecho:  se  derogó  el  impuesto  del  sello  y  se  impuso  sobre  el 
vidrio,  el  thé  y  el  papel,  pero  la  resistencia  no  cesó:  el  Massaehu- 
sset prohibió  la  importación  de  esos  artículos  é  invitó  á  las  de- 
mas  colonias  á  hacer  lo  mismo:  el  gobierno  ingles  envió  tropas 
que  no  sirvieron  mas  que  para  irritar  los  ánimos:  una  asamblea 
general  celebrada  en  Boston  prohibió  la  entrada  de  buques  mer- 
cantes en  los  puertos  de  las  colonias;  el  ministro  Lord  Xorth,  abolió 
los  impuestos  dejando  solo  el  del  thé  para  hacer  pasar  invisible- 
mente la  supremacía  inglesa;  los  colonos  lo  comprendieron,  y  de- 
jaron solo  la  prohibición  de  esa  mercancía.  Las  cuestiones  de 
derecho  se  ventilaban  en  la  prensa  colonial  con  una  lucidez  admi- 
rable: Adams  en  el  diario  de  Boston,  Patrick  Henry  en  Virginia 
y  otros  publicistas  aclaraban  la  situación  y  llevaban  el  convenci- 
miento á  los  ánimos.  Lord  Xorth  bloqueó  el  puerto  de  Boston  y 
abolió  la  Constitución  de  Massaehusset  (pie  habia  manifestado  las 
mas  decididas  oposiciones:  autorizó  al  gobernador  para  que  enviase 
á  Inglaterra  los  rebeldes  para  juzgarlos  allí,  y  mandó  tropas  para 
apoyar  la  egecucion  de  sus  órdenes.  Las  colonias  imitaron  al 
Massaehusset.  Washington,  los  hermanos  Adams,  Ricardo  Bland, 
Jorge  Wythe,  Patrick  Henry  y  otros  grandes  hombres  sostuvieron 
el  derecho  de  los  colonos  y  su  libertad:  á  los  habitantes  se  les  obli- 
gaba á  recibir  soldados  en  alojamiento  contra  lo  prescrito  en  las 
constituciones  coloniales.  Samuel  Adams,  tan  activo  en  el  obrar 
como  en  el  pensar,  habia  convocado  una  Asamblea  y  esta  propuso  la 


196  COMPKXDÍO 

convocatoria  de  un  Congreso  que  se  reuniría  en  Filadelfia  el  cinco  de 
Setiembre  de  1774.  El  Congreso  se  redujo  por  lo  pronto  ú  dirigir 
manifiestos  al  pueblo  ingles,  al  rey.  y  á  los  habí  tan  tos  de  las  colo- 
nias-, la  mayor  parte  de  los  representantes  creían  en  la  posibili- 
dad de  una  reconciliación  con 'Inglaterra,  pero  ninguno  estaba  dis- 
puesto á  ceder  ni  á  consentir  que  se  atrepellasen  los  derechos  co- 
rniales. Antes  de  separarse  los  representantes  declararon  qtte  el 
comercio  de  esclavos  era  perjudicial  á  los  intereses  de  América,  j 
«ofensivo  para  su  civilización,  y  se  decretó  la  suspensión  de  las  re- 
laciones comerciales  con  Inglaterra,  aconsejando  la  convocatoria  de 
•otra  Asamblea  para  el  ano  siguiente  1775  en  la  misma  Ciudad  de 
Filadelfia.  Inglaterra  dictaba  entretanto  medidas  contra  el  comer- 
cio y  las  libertades  coloniales.  La  junta  de  Virginia  fué  la  pri- 
mera que  decretó  la  guerra  y  Patrick  Henry  y  Washington  los 
primeros  que  la  proclamaron.  Eu  el  parlamento  ingles  encontró 
Lord  North  grande  oposición.  Pitt  pronunciaba  estas  elocuentes 
palabras  en  la  Cámara  de  los  lores:  ''Recordad  milores  que  los 
hombres  de  espíritu  libre  y  emprendedor  que  se  refugiaron  en 
aquella  tierra, -"-lo hicieren  por  no  someterse  ¿principios  serviles 
y  tiránicos  que  entonces  dominaban  en  nuestro  infortunado  país; 
¿que  mucho  que  los  descendientes  de  tan  generosos  varones  se 
indignen  al  verse  arrebatar  los  privilegios  á  tanta  costa  comprados". 
•"Milores;  la  historia  fué  siempre  mi  estudio  predilecto,  y  aunque 
orgulloso  ele  ser  ingles,  con  placer  y  atención  be  nutrido  mi  espíritu 
<eon  los  grandes  ejemplos  del  patriotismo  de  Grecia  y  Roma.  A- 
hórábien;  en  estas  dos  clásicas  tierras  de  la  libertad,  no  he  visto 
mi  pueblo  ni  Senado  que  se  hayan  conducido  mas  noble  y  mas  li- 
bremente que  el  Congreso  de  Filadelfia.  Meditando  los  actos  y  los 
discursos  de  aquellos  sabios  diputados,  me  decía  yo;  la  arrogan- 
cia y  los  manejos  de  nuestros  ministros  son  tan  impotentes  para 
degradar  á  hombres  semejantes,  como  las  fuerzas  de  nuestra  isla 
v  algunos  millares  de  esclavos  armados  del  Asia  para  subyugar 
»in  pais  en  cuyo  inmenso  espacio  se  respira  la  pasión  déla  libertad 
y  todas  las  virtudes  que  la  consolidan.  ¡Ciegos  ministros!  ¿no  veis 
qne  la  America  tiene  sus  líampden  y  sus  Sidney?  El  espíritu  de 
«oposición  que  hoy  la  anima,  es  el  mismo  que  alentaba  á  nuestro» 
Abuelos  cuando  resistían  las  contribuciones  arbitrarias,  y  cuando 
«en  tiempos  remotos  sancionaban  que  á  ningún  subdito  de  la  Gran 
Bretaña  se  le  pudiese  imponer  una  contribución  sin  su  consenti- 
miento. Congratulémonos  porque  la  voz  de  los  whigs,  fieles  cus- 
todios de  nuestra  constitución,  ha  tenido  eco  en  la  otra  parte  del 
Atlántico.  "Pedia  después  la  reconciliación,  revocando  todo 
io  que  humillara,  y  augurando  que  seria  posible  una  derrota  que 
«1  parlamento  creia  absurda.  Wilkes  en  la  Cámara  de  los 
eomunes  se  espresaba  con  el  mismo  ardor,  y  eoneluia   asi  uno  de 


DE    LA    HISTORIA     UNIVERSAL.  107 

sus  discurso*':  L'iQuién  sabe  si  en  premio  de  nuestras  amenazas  los 
americanos  nos  arrojaran  la  vaina  después  de  desnudar  la  espada,. 
y  si  dentro  de  pocos  años  celebraran  ellos  la  era  gloriosa  de  la 
revolución  de  1775  como  nosotros  celebramos  la  de  1C88!:T  Pero- 
la  pasión  domino  a  la  razón.  Grage  gobernador  y  jefe  de  las  tropas 
recibió  refuerzos  y  envío  una  parte  de  ejercito  á  jíassaehusset 
para  destruir  los  depósitos  de  armas:  en  el  camino  se encontrareis 
algunas  fuerzas  americanas,  y  se  rompieron  las  hostilidie 
(Lexington,  19  de  Abril  de  1775). 


PÁRRAFO    XII. 

Guer  ra  ele  i  la,  Independenciau- 


El  gobierno  ingles  pretirió  la  soberbia  á  la  prudencia:  Ios- 
manifiestos  del  Congreso  de  Filadelfia  que  forman  época  en  la 
historia  del  derecho  político,  y  las  nobles  protestas  de  Barre,  Pitt> 
Wilkes  y  otros  hombres  generosos  de  la  metrópoli,  se  estrellaron* 
ante  la  inllexibilidad  de  Lord  North  y  del  ministerio.  El  parlamen- 
to creia  "poder  hacerlo  todo  menos  cambiar  los  sexos." 

Grage,  gobernador  y  jefe  de  las  tropas,  estaba  acuartelado  eii 
Boston:  en  la  noche  del  diez  y  ocho  de  Abril  envió  un  destacamento» 
i  ocupar  algunas  armas  que  los  colonos  tenían  en  Concord,  y  al 
amanecer  del  10  los  espedicionarios  encontraron  algunas  fuerzas 
de  la  milicia  colonial  en  losalderredores  de  la  aldea  de  Lexingtoiu 
sobre  las  cuales  hicieron  fuego  matando  é  hiriendo  algunos  mili- 
cianos: al  regreso  de  Concord  el  destacamento  fue  ataeado  por 
tropas  mas  considerables,  y  aunque  reforzado  por  una  columna 
inglesa,  sufrió  pérdidas  considerables.  Se  habia  derramado  la  pri- 
mera sangre. 

El  10  de  Mayo  del  mismo  año  1775  abría  sus  sesiones  en  Fila- 
delfia el  segundo  Congreso  continental,  y  comenzaba  apelando 
por  última  vez  á  la  justificación  y  buena  le  ele  Inglaterra.  Todo 
fue  en  vano.  E^Congreso  nombró  general  en  jefe  á  Jorge  Washing- 
ton, "al  hombre  prudente  y  honrado",  según  espresionde  Patrick 
Henry,  y  al  año  siguiente  1770  declaró  la  independencia  (4  de- 
Julio).  Entretanto  que  la  Asamblea  apelaba  inútilmente,  seguían 
aunque  en  pequeña  escala  las  hostilidades.  El  coronel  Preseoü 
con  mil  hombres  oeup' el  10  de  Junio  del  75  el  monte  Bunker 
Hill  y  lo  fortificó  para  hacer  fuego  desde  allí  ;í  los  barcos  ingleses: 
Boston  estaba  medio  asediada  por  fuerzas  americanas:  las  tropas 
de  Gage  atacaron  el  monte  y  después  de  ser  rechazados  dos  ve- 
ces, penetraron  en  la  fortificación.   A    principios  de   Julio  llegó 


198  COMPENDIO 

Washington  a  Cambridge,  y  en  Marzo  de  1777  obligo  u  Gage  á 
evacuar  Boston,  ocupo  New- York,  pero  reforzados  los  ingleses 
con  nuevas  tropas  del  general  Howe  tuvo  que  retirarse  i  Valle? 
Forge.  En  el  invierno  siguiente  pasó  el  Delaware,  cortó  un  cuer- 
po de  tropas  Hessesas  y  derroto  ¡í  los  ingleses  en  Princetown:  al- 
gunas derrotas  parciales  neutralizaron  las  primeras  ventajas: 
Lord  Oornwallis  ocupó  í  Filadelfia.  En  1777  el  general  ingles 
Burgoyne  salió  del  Canadá  y  en  Saratoga  encontró  un  ejército 
de  diez  mil  americanos  mandados  por  el  General  Gates:  después 
de  algunas  acciones  Burgoyne  capituló  con  siete  mil  ingleses 
(capitulación  de  Saratoga,  15  Octubre).  Francia  que  había  apo- 
yado con  dinero  á  los  independientes,  reconoció  entonces  la  inde- 
pendencia. Lafayette  combatía  al  lado  de  Washington:  Kosciusko. 
el  héroe  de  Polonia,  defendía  en  América  la  libertad  antes 
de  que  se  sacrificara  en  vano  por  la  libertad  de  <u  patria. 
Francklin  acreditaba  en  Paris  á  los  independientes  y  atraía  las 
simpatías  generales.  El  ministerio  ingles  quiso  abrir  negociacio- 
nes, pero  era  tarde.  Con  suerte  varia  continuó  la  campana 
hasta  1780:  Lord  Cormvallis  derrotó  ú  los  americanos  en  dos  ba- 
tallas: Arnold  hizo  traición  á  la  causa  de  América;  las  tropas  inde- 
pendientes carecían  de  recursos.  En  1781  Washington  encerró 
en  Yorcktown  aCornwallis  y  le  obligó  a  rendirse  éoú  artillería  y 
todas'  las  subsistencias:  los  ingleses  se  redujeron  i  la  defensiva,  y 
la  independencia  fué  un  hecho.  En  1783  las  tropas  inglesas  se  em- 
barcaron: por  la  paz  de  París.  Inglaterra  reconoció  la  indepen- 
dencia de  las  colonias  escepto  el  Canadá  que  permaneció  unido  ,í 
la  metrópoli.  Ochenta  mil  hambres habia  costado  esta  lucha  ;íla 
Gran  Bretaña,  y  cien  millones  de  libras  esterlinas, 

En  el  periodo  que  precede  ;í  la  independencia  y  durante  ella 
aparecen  los  hombres  mas  grandes  que  quizá  han  nacido  en  la 
Union  Norte- Americana,  Mezcla  todos  ellos  de  sencillez  y  grande- 
za, no  se  sabe  si  admirar  mas  la  honradez  que  el  talento,  la  abne- 
gación que  la  constam-ta.  La  guerra  atravesó  épocas  desconsola- 
doras para  los  independientes:  el  primer  entusiasmo  de  las  masas 
se  debilitó  en  tan  continuos  desastres  y  peligros:  la  Asamblea  i}r 
Filadelfia  no  tenia  autoridad  en  los  Estados  y  cada  uno  quería 
proveer  ;í  su  defensa:  los  soldados  enganchados  por  tiempo  aban- 
donaban el  ejército  al  concluir  el  plazo  de  enganche.  Washington  tu- 
vo que  resumir  toda-  las  facultades  militares.  Benjamín  Eranklin 
est&baen  Inglaterra  cuando  surgieron  las  primeras  desavenencias. 
y  al  preguntarle  algunos  americanos  su  parecer,  "tened  machos 
hijos,  contestaba,  y  educad  los  para  la  libertad  y  la  independen- 
cia". Impresor  en  sus  primeros  anos,  periodista  luego,  publicista 
y  físico  mas  tarde,  enviado  diplomático  en  Paris  desde  la  guerra: 
activo,  estudioso,  de  una  sencillez  sublime,  amante  de  su   patria  v 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.    '  199 

solo  de  la  libertad  tanto  eomo  de  la  patria,  era  objeto  de  contem- 
plación, de  curiosidad,  en  un  pais  donde  lo  grande  se  habia  solo 
manifestado  por  la  corrupción  de  la  corte  de  Ycrsalles.  Parecía 
un  campesino  y  era  un  sabio"  hablaba  como  un  antiguo  profeta, 
sentía  como  Arístides,  sonreía  como  Sócrates".  Virtuoso  y  pa- 
triota, fué  en  la  vieja  Europa  como  la  resurrección  del  bien,  la 
promesa  de  la  libertad. 

Jefferson,  el  redactor  del  manifiesto  de  la  independencia,  se 
habia  inspirado  en  la  historia,  y  agrupando  en  su  poderosa  inteli- 
gencia lo  mas  noble  y  mas  digno  de  los  grandes  recuerdos, 
los  consignó  como  testimonio  de  las  aspiraciones  nacionales:  sus 
escritos  respiran  patriotismo,  dulzura,  constancia,  convicción  ín- 
tima del  derecho:  no  habia  en  Europa  quien  mas  penetrara  la  ver- 
dad política,  ni  pluma  mas  gallarda  para  reflejar  los  sentimientos 
mas  vivos,  las  ideas  mas  profundas.  Los  hombres  mas  levantados 
del  antiguo  mundo  oyeron  la  voz  de  Jefferson  con  una  admira- 
ción y  afecto  inesplicable:  era  la  causa  humana  lo  que  Jefferson 
revelaba:  todos  los  hombres  y  todos  los  pueblos  tenían  allí  su 
decálago  del  porvenir:  las  gacetas  oficiales  de  las  monarquías,  en 
odio  a  Inglaterra,  publicaban  ese  y  los  anteriores  manifiestos:  la 
impresionable  y  generosa  Francia  enviaba  sus*  hijos  al  combate 
por  la  libertad.  Jefferson  fué  el  apóstol  del  derecho,  como  la 
Asamblea  de  Filadelfia,  sobre  todo  en  su  primer  periodo,  era  la 
educadora  de  las  naciones. 

Juan  Adams,  vigoroso,  enérgico,  honrado  y  profundo, 
buscaba  en  el  origen  de  nuestra  naturaleza  el  origen  de  la  libertad, 
haciendo  inseparable  la  personalidad  de  los  atributos,  la  esencia 
de  la  forma  propia:  él  no  comprendía  ni  el  dominio  sóbrelos  hom- 
bres, ni  la  imposición  sobre  las  conciencias,  ni  la  sujeción  contra 
derecho:  penetrando  todas  las  tradiciones,  hallaba  una  violencia 
permanente  de  la  ley  natural,  y  se  convertía  en  propagandista  de 
lo  verdadero  en  términos  tan  sencillos  que  iluminaran  todas  las 
tilmas.  América  que  debía  desenvolver  genio  propio,  no  poclia  es- 
lar  sometida  í  los  vaivenes  políticos  de  otros  pueblos,  ni  a  domi- 
naciones que  limitaran  sus  facultades;  asi  proclamó  que  América 
debia  ser  para  los  americanos,  y  Monroe  mas  emprendedor,  re- 
presentaría en  el  hecho  político  la  grande  doctrina  de  Adams. 

Samuel  Adams  talento  penetrante  y  corazón  elevado,  desarro- 
llaría los  principios  fundamentales  del  derecho  de  las  colonias: 
principios  que  no  buscaba  solo  en  los  testos  de  las  cartas,  sino 
en  el  libro  de  la  naturaleza,  en  el  organismo  humano:  "nadie  su- 
perior á'otro  en  la  ley  social".  Para  aquellos  corazones  magná- 
nimos, el  triunfo  de  la  fuerza  sobre  la  verdad  era  el  crimen  mas 
odioso  y  la  desvirtuacion  mas  inicua  del  destino  humano. 

Enrique  Lee  que  promovió    la   declaración    de    independencia 


200  COMPENDIO 

era  un  hombre  de  hábitos  apacibles,  de  condición  bondadosa,  pero- 
de  resoluciones  enérgicas  una  vez  convencido:  estudió  i  fondo  la 
situación;  era  imposible  someterse  sin  humillación,  y  no  pudiendo 
retroceder,  proponía  el  desenlace.  Desde  aquel  momento  siguió  Ini- 
cia el  porvenir  sin  vacilar,  sin  temer,  sin  contar  los  peligros.  Y 
con  estos  grandes  hombres  que  honraban  la  causa  de  la  indepen- 
dencia y  son  título  de  orgullo  para  toda  la  humanidad,  otro^s  mu- 
chos cuyos  esfuerzos  y  sacrificios,  generosidad  y  talento  solo  pueden 
reseñarse  en  especial  historia  del  memorable  suceso  del  Norte. 

Al  frente  de  la  pléyade  de  hombres  grandes  de  la  independen- 
cia figura  Jorge  Washington,  propietario  de  Virginia,  compañero 
del  fogoso  Patrick  Henry  en  la  Asamblea  de  la  colonia.  Patrick 
Henry  fué  de  los  primeros  que  creyeron  ineludible  la  guerra  y  ne- 
cesaria la  emancipación:  cuando  un  motivo  cualquiera  ha  desper- 
tado odios  entre  metrópoli  y  colonias,  la  solución  única  es  la  rup- 
tura: el  célebre  orador  asi  lo  proclamó:  sus  servicios  le  ponen  al 
nivel  de  las  primeras  eminencias. 

No  era  Washington  ni  genio  de  la  guerra,  ni  genio  de  la  tri- 
buna; era  algo  menos  en  esa  facultad  que  en  ciertos  hombres  ab- 
sorbe la  existencia  entera,  y  mucho  mas  en  el  conjunto:  si 
su  alma  hubiera  estado  templada  como  la  de  Oesa r,  solo  en  pre- 
mio habría  alcanzado  el  sacrificio  de  Leónidas.  Kra  Washington 
la  prudencia,  la  constancia,  la  abnegación  y  la  dignidad  moral. 
Lafayette  dice  daélensus  memorias".  'Simple  soldado,  hubiera 
sido  el  mas  valiente;  oscuro  ciudadano,  todos  sus  vecinos  le  hu- 
bieran respetado.  Be  juzgó  siempre  i  sí  mismo  y  juzgó  ,í  las  cir- 
cunstancias con  un  corazón  tan  recto  como  su  espíritu.  La  natura- 
leza formándole  ¡í  propósito  para  esta  revolución,  se  liizo  honor  ;í 
sí  misma,  y  para  mejor  mostrar  su  obra  le  colocó  de  modo  que  ca- 
da una  de  sus  cualidades  hubiera  sido  inútil  ¿no  haber  estado 
sostenida  por  todas  las  demás".  Habíase  dado  •.[  conocer  en  la 
guerra  intercontinental.  Puesto  al  frente  del  ejército,  vid  cundirla 
insubordinación  sin  desalentarse;  organizó  las  bandas  de  reclutas, 
puso  su  fortuna  al  servicio  del  pais.  suplió  con  sus  riquezas  la  es- 
casez de  recursos  que  se  le  confiaban,  renuncia  sueldos  y  merce- 
des tomando  solo  lo  indispensable  para  vivir,  porque  tenia  al  pais 
en  más  queáél,  "y  no  (pieria  darle  limosna".  Derrotado,  volvió  ;í 
las  batallas;  vencedor  ftié  siempre  generoso,  valiente  evitó  la  te- 
meridad pensando  que  no  jugaba  solo  su  vida  sino  la  suerte  dé- 
la patria:  estaba  en  todas  partes:  sereno  en  la  adversidad,  tran- 
quilo en  la  fortuna:  tomaba  las  medidas  con  tal  acierto  que  no  se 
le  escapaba  un  detalle,  ni  le  cogía  desprevenido  ninguna  vicisi- 
tud. Las  marchas  y  las  batallas,  las  penalidades  de  la  guerra  y 
la  escasez,  no  le  privaban  de  otras  empresas  tan  levantadas*  co- 
mo las  del  campo  de  acción:  estaba    en   correspondencia  con   los 


Dfi    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  201 

hombres  oías  notables,  estimulaba  el  patriotismo,  pedia  alas  co- 
lonias la  unidad  á  nombre  del  porvenir  y  de  la  grandeza  que  pre- 
sentía; volvía  al  orden  a  los  insubordinados:  reconciliaba  ;í  los 
disidentes  y  ayudado  del  infatigable  Hamilton.  su  joven  secreta- 
rio y  admirador,  tenia  en  acción  las  trece  colonias,  y  en  actividad 
á  todos  los  pensadores  y  á  todos  los  guerreros.  En  las  duras  al- 
ternativas de  la  guerra,  nunca  se  le  encontró  desconcertado:  mar- 
chaba con  la  serenidad  del  justo,  con  la  firmeza  del  héroe.  Los 
que  le  rodeaban,  son  los  que  mas  le  admiraron;  los  generales  fran- 
ceses orgullosos  de  la  superioridad  de  los  ejércitos  europeos,  se  le 
sometieron,  y  lo  que  es  mas  difícil,  le  amaban.  Era  una  gloria  que 
oscurecía  á  todas  las  demás  glorias.  No  quiso  mas  nombre  que  el 
de  la  patria  y  á  ella  dedicó  todos  sus  sacrificios  y  \$  consagró  to- 
dos los  honores.  Desempeñó  su  destino  grandioso^in  orgullo,  co- 
mo un  deber  cuyo  cumplimiento  honra,  y  acabada  la  guerra,  solo 
dio  gracias  por  haber  podido  servir  fielmente  i  la  patria  de  quien 
él  era  la  estrella  mas  brillante  y  el  corazón  mas  generoso. 


PÁRRAFO    XIII. 


Al  terminar  la  guerra  cundía  el  descontento  en  el  ejército:  se 
adeudaba  á  los  oficiales  mas  ele  la  mitad  de  sus  asignaciones:  mu- 
chos de  ellos  mutilados,  otros  enfermos  y  pobres,  no  esperaban 
mas  que  la  miseria  y  la  desolación  para  el  dia  en  que  el  ejército 
se  disolviese.  El  pueblo  Norte-americano  no  quería  establecer 
derechos  pasivos  ni  menos  sostener  un  ejército  permanente.  El 
Congreso  casi  abandonado  y  sin  autoridad,  no  inspiraba  confianza: 
pero  todos  la  tenían  ilimitada  en  Washington.  Los  oficiales,  de- 
cididos á  no  abandonar  las  filas  sin  que  se  les  pagaran  sus  habe- 
res, pensaron  vengarse  de  la  ingratitud  de  sus  conciudadanos 
saliendo  de  la  patria  para  constituir  otro  pueblo  al  Occidente: 
Washington  salvó  aquel  conflicto  con  su  habitual  tino.  No  faltó 
quien  aconsejara  al  grande  hombre  que  se  proclamase  rey.  pero 
Washington  rechazó  indignado  tal  propuesta  con  aquella  pureza 
de  ánimo  que  le  ha  hecho  admirar  hasta  de  sus  enemigos  políticos; 
;no  me  he  consagrado,  dijo,  á  la  defensa  de  la  justicia  para  ven- 
der después  de  tantos  sacrificios  mi  patria  y  mi  honra  á  mis  am- 
bición es''. 

En  el  segundo  año  después  de  proclamada  la  independencia 
(1777)  el  Congreso  americano  aprobó  los  artículos  de  la  confede- 
ración para  los  trece  Estados:  en  ellos  se  conságrala  libertad  abso- 


'2.02  COMPENDIO 

luta  individual  dentro  de  los  Estados,  y  la  autonomía  de  estos  en 
cuanto  no  corresponda  al  Congreso  reunido;  fiíjanse  algunos  princi- 
pios de  reciprocidad,  se  declara  abolida  toda  preeminencia  y  supri- 
midos los  títulos  nobiliarios,  y  se  determinan  las  atribuciones  del 
Congreso.  Estos  artículos  eran  insuficientes  para  dar  una  organiza- 
ción al  país;  no  se  sabia  á  ciencia  cierta  cuales  eran  las  relacio- 
nes de  los  Estados  ni  se  ventilaban  los  deberes  del  poder  ege- 
cutiro  y  judicial.  Cuando  se  celebró  la  paz,  friéronse  advirtiendo 
los  defectos  capitales  de  aquella  constitución,  hecha  en  medio  de 
la  guerra  y  dirijida  solo  á  teger  los  primeros  lazos  de  la  nacionali- 
dad. Loa  Estados,  mas  alectos  á  sus  intereses  particulares  que  ú 
los  de  la  Union,  se  arrogaron  todos  los  poderes:  el  Congreso  solo 
era  una  sombra*  acordaba  y  no  tenia  fuerza  para  hacerse  respetar: 
aparecían  trece»  nación  es  en  vez  de  una,  y  los  mas  espuestos  á 
vejaciones  y  atropellos,  los  pequeños  Estados,  se  veian  ocupados 
en  resistir  las  exigencias  de  propiedad,  de  territorios  y  de  dere- 
chos, de  los  Estados  mas  importantes:  el  Congreso  carecía  de  re- 
cursos: no  habia  crédito  pues  las  naciones  no  prestaban  á  un  po- 
der nominal  que  únicamente  gozaba  de  las  atribuciones  que  dese- 
chábanlos Estados:  incumbíale  la  representación  sin  medios  de 
sostenerla.  Los  asignados  habían  descendido:  no  se  pagaban  deu- 
das ni  intereses:  el  provincialismo  exagerado  mataba  la  inion  y 
esponia  á  las  antiguas  colonias  i  graves  peligros:  los  indios  hacían 
continuas  incursiones  en  territorio  de  los  Estados:  culos  mares 
de  África  se  insultaba  el  pabellón  americano:  no  había  tropas  ni 
barcos  que  hiciesen  respetar  la  nacionalidad.  Ena  comisión  de- 
sempeñaba el  poder  egccut i \o.  En  L786,  el  Congreso  espuso  al 
país- el  estado  de  desorganización  nacional,  los  compromisos  que 
pesaban  sobre  el  pueblo,  y  los  obstáculo-  cmi  que  se  luchaba  en 
ui¿  desorden  semejante.  Washington  se  habia  retirado  ó  Monte* 
Yeriion:  era  tan  grande  en  los  cuidados  de  la  agricultura  como 
en  los  campos  de  batalla.  Los  Estados  evitaban  poderes  centralis- 
tas que  cohibiesen  su  libertad:  estaban  escarmentados  de  los  siste- 
mas unitarios.  Cosa  .harto  difícil  era  organizar  el  pais  de  forma 
quedando  un  carácter  al  gobierno  de  la  nación  y  concediéndole 
atribuciones  superiores  dentro  y  respecto  al  esterior,  se  conserva- 
se la  autonomía  de  las  entidades  políticas  inferiores,  Hacer  que 
esas  dos  esferas  girasen  sin  chocar,  estaba  reservado  á  ese  pueblo, 
aunque  no  sin  atravesar  circunstancias  y  crisis  dolorosas. 

Al  comenzar  el  ano  1787,  todos  los  americanos  reflexivos  ten- 
dían  á  establecer  sobre  bastía  solidas  el  gobierno  de  la  Cnion. 
Una  Asamblea  reunida  en  Annápolis  pata  discutir  los  asuntos 
comerciales,  aunque  solo  cinco  Estados  tenían  representación, 
propuso  la  convocatoria  de  una  convención  federal  encargada  no 
solo  de  ventilar  los  asuntos  del  comercio,    sino   de  establecer   una 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  208 

constitución  que  concertase  los  intereses  y  afirmara  la  nacionali- 
dad. Todos  los  Estados  menos  Rhode  Ysland  enviaron  sus  repre- 
sentantes i  Filaclelíia,  y  las  sesiones  se  abrieron  el  25  de  Mayo 
de  1787:  el  29  presentaba  Ilamdolph  un  proyecto  de  bases  cons- 
titucionales que  fué  aprobado  con  algunas  enmiendas:  Washington, 
delegado  de  Virginia,  era  Presidente  de  la  Convención.  Muchas 
y  graves  dificultades  surgieron  antes  de  terminar  la  reforma.  Los 
pequeños  Estados  eran  mas  y  querían  tener  una  representación 
tan  numerosa  como  los  grandes;  habia  disidencia  no  solo  en  el 
modo  de  organizar  los  poderes,  sino  también  en  las  atribuciones 
que  cada  uno  asumiría.  La  cuestión  de  dobles  cámaras  no  hallo 
opositores  porque  educadas  las  colonias  en  las  costumbres  polí- 
ticas inglesas,  las  tenían  todos  los  Estados.  No  se  .conocía  la  no- 
bleza y  esto  no  ocupó.  Era  también  libre  la  conciencia,  y  el 
Estado  no  tenia  que  distraerse  ni  invadir  los  fueros  puramente 
individuales. 

Los  Norte-Americanos  comprendieron  de  diferente  manera  que 
los  demás  países  constitucionales  cuales  eran  los  deberes  de  la 
representación,  y  que  fuerza  y  poder  tenían  sus  asambleas.  Cons- 
tantemente habían  negado  al  parlamento  ingles  el  derecho  de  im- 
poner tributos  íx  las  colonias,  pues  para  esto,  decían,  es  preci- 
so estar  representados.  Este  principio  les  llevaba  ;í  otro:  i  declarar 
que  cualquiera  que  sea  un  poder,  no  significa  mas  que  la  delega- 
ción popular,  y  no  puede  por  consiguiente  esceder  las  atribucio- 
nes que  se  le  han  conferido.  El  pueblo  nunca  abdica  su  soberanía, 
sino  que  la  delega  en  aquella  parte  y  para  los  efectos  que  la  co- 
lectividad no  puede  realizar,  ó  que  no  son  propiedad  esclusiva  del 
individuo.  En  Ñor  te- América  las  Asambleas  no  son  nunca  so- 
beranas; si  ordinarias,  tienen  sus  facultades  definidas  en  las  le- 
yes,; si  extraordinarias,  deben  desempeñar  tan  solo  la  misión  ú 
que  son  llamadas.  El  Congreso  no  determinaría  la  libertad:  estaba 
sobre  él:  no  fundaría  iglesias,  porque  eso  Compete  al  fuero  indivi- 
dual. Después  de  largos  debates  en  los  Estados,  nueve  aprobaron 
la  constitución,  y  como  formaban  las  dos  terceras  partes  que  se 
había  fijado  para  sancionarla,  quedó  vigente  desde  1781).  Was- 
hington fué  elegido  Presidente  por  cuatro  anos  y  reelegido  des- 
pués por  igual  tiempo.  La  Union  adquirió  desde  entonces  vigor 
y  se  hizo  respetar,  aunque  necesitaría  correr  peligros  para  fun- 
dirse mas  en  los  intereses  comunes.  Cada  Estado  tenia  su  parla- 
mento, y  el  todo  un  Congreso  que  representaba  la  nación,  y  un 
Senado  que  representaba  los  Estados  particulares,  con  dos  votos 
■cada  uno.  La  esclavitud  se  reconoció  con  sentimiento  de  la  ma- 
yoría por  evitar  discordias,  pero  prescribiéndose  un  plazo  para 
aboliría:  Las  garantías  individuales  no  podrían  restringirse  por 
aino'im  título.  En  vez  de  la  reforma  total  de  la  constitución,  cuan- 


204  COMPENDIO 

do  las  circunstancias  aconsejaran  que  se  modifícase,  el  cambio  se 
haría  por  enmiendas  que  derogando  las  prescripciones  contrarias. 
facilitaban  los  progresos  naturales  en  la  política.  Para  evitar  las 
influencias  de  un  p]stado  sobre  los  demás  en  un  cuerpo  tan  poco 
numeroso  como  el  Senado,  se  encargábala  presidencia  al  Vicepre- 
sidente de  la  confederación;  la  Capital  de  la  Union  donde  el  Con- 
greso celebraría  sus  sesiones,  se  hizo  independiente  de  los  Esta- 
dos (Washington)  tomando  una  parte  de  Maryiand  y  otra  de  Vir- 
ginia para  fundar  el  territorio  de  Colombia  (hoy  queda  solo  la  par- 
te de  Maryiand).  Desde  1789  la  constitución  Xorte- Americana  ha 
pasado  por  algunas  enmiendas. 

El  poder  judicial  es  independiente;  sus  deberé-  se  contraen  á 
la  ley  constituida  con  obligación  de  velar  sobre  lo  mas  fundamen- 
tal, que  es  la  Constitución,  para  resolverlos  litigios  de  derecho  y 
amparar  las  libertades  individuales  centra  cualquier  funcionario 
que  las  invada.  El  presidente  de  la  Union  tiene  veto  suspensivo, 
pero  para  que  sean  ley  las  disposiciones  objetadas  por  la  presiden- 
cia, deben  concurrir  dos  terceras  parte»  de  votos  en  las  Cámaras 
legislativas. 

Sobre  esas  bases  cardinales  ac  constituyeron  las  colonias  eman- 
cipadas de  Inglaterra:  eran  fuertes  antes  de  llegar  :í  la  indepen- 
dencia: sus  grandes  hombres  las  dejaron  ejemplos  que  admirar  y 
virtudes  (pie  imitar:  las  sesiones  déla  Asamblea  de  Filadelíia.  que 
forman  un  tratado  de  derecho  político,  ilustraron  al  pueblo,  y  de- 
jaron para  siempre  consignado  el  testimonio  del  mas  puro  patrio* 
tismo.  La  revolución  del  Norte  con  sus  enseñanzas,  animo  áloe 
reformistas  de  Europa: desde  entonces  se  encadenarían  loe  Buce- 
sos  hasta  que  cayeran  las  antiguas  instituciones  absolutistas  y  se 
transformara  la  política  de  ambos  continentes^ 


PARRAf»    XIV. 
Resumen  del  anterior  periodo    histórico. 

La  paz  de  Wcstfalia  lijo  la  situación  de  los  protestantes  alema- 
nes hasta  entonces  indefinida.  No  por  concluirla  guerra  de  trein- 
ta anos  descansarían  las  armas.  Un  pueblo  que  hasta  entónoea 
había  ejercido  poco  inílujo  en  los  destinos  de  Europa,  aparece  con 
una  fuerza  capaz  de  de  imponerse  í  las  naciones  que  le  rodean: 
Rusia  era  un  imperio  semi-ashítico  aun  bajo  Pedro  el  (¡rand- 
una  agrupación  de  tribus  y  nacionalidades  que  iria  tomando  for- 
mas al  derredor  de  un  despotismo  ¿mental:  los  hermanos  conspi- 
raban entre  sí:  la  horca  v  la  rueda  concluían  las  guerras  civiles 


DE  LA  HISTORIA     UNIVERSAL.  %ÜÚ 

con  hecatombes:  los  tártaros  y  cosacos  hacían  correrías  devastan- 
do el  territorio:  las  luchas  crueles  de  todos  los  pueblos  orienta- 
les se  reproducían  al  Norte  de  Europa:  Al  llegar  al  imperio  Pe- 
dro el  Grande,  Romanoff,  comprendió  con  una  superior  inteli- 
gencia que  el  porvenir  de  su  patria  dependía  de  una  educación  só- 
lida en  las  artes,  en  las  ciencias  y  en  el  derecho:  heredero  de  todas 
las  pasiones  y  vicios  de  sus  mayores,  su  actividad  y  su  talento  no 
le  ponen  al  abrigo  de  inauditos  escesos:  no  se  ha  aclarado  que  ma- 
tase por  sí  mismo  á  su  hijo  Alejo,  pero  en  los  ratos  de  melancolía 
se  acusaba  después  de  haber  vertido  su  sangre:  dominador  abso- 
luto en  lo  religioso  y  en  lo  político,  legislando  sobre  las  costum- 
bre, é  imponiendo  su  voluntad  hasta  en  lo  íntimo  de  las  familias, 
era  sin  embargo  dominado  por  su  muger  Catalina,  como  Luis 
XIV  de  Francia  por  la  Maintenon.  La  grandeza  de  Rusia  deriva  de 
la  época  de  Pedro  el  grande:  luchó  con  Carlos  XII  de  Suecia,  el 
rey  guerrero,  y  le  venció  en  Pultawa;,  viajó  por  Europa  hacién- 
dose admirar  por  sus  hábitos  estranos  en  contraste  con  su  talen- 
to y  su  espíritu  observador:  ninguna  grandeza  le  pasaba  desa- 
percibida, y  ningún  adelanto  dejaba  de  aplicar  para  elevar  su 
patria.  Al  visitar  el  sepulcro  de  Richelieu  dijo:  "Grande  hombre: 
yo  te  hubiera  dado  la  mitad  de  mis  Estados  con  tal  que  me  ense- 
ñases á  gobernar  el  resto.7'  Quiso  ver  á  la  Maintenon,  la  dés- 
pota de  Luis  XIY,  entonces  enferma,  y  permaneció  junto  á  su  le- 
cho algunos  instantes:  París  admiró  al  célebre  viagero.  Sus  últi- 
mos consejos  han  servido  de  norma  á  la  política  rusa.  Creó  la  ma- 
rina, fomentó  todos  los  ramos  de  producción,  reorganizó  el  ejér- 
cito y  dejó  á  su  patria  dispuesta  á  lanzarso  contra  Polonia  v  con- 
tra Turquía.  Las  emperatrices  Ana,  Isabel  y  Catalina,  escandali- 
zaron la  corte  con  los  favoritismos,  pero  no  se  olvidó  la  política 
de  Pedro  el  Grande.  Polonia  víctima  en  el  interior  de  la  indisci- 
plina y  de  la  tiranía  de  los  nobles,  no  vio  el  peligro  hasta  que 
pendía  sobre  su  cabeza  el  despotismo  de  Catalina  II:  nunca  se  ha- 
bía visto  el  escándalo  de  pactar  varios  gobiernos  la  destrucción 
de  otro  pueblo  cuyo  único  delito  consistía  en  su  debilidad:  nin- 
gún ultrage  había  inferido  Polonia  á  Prusia.  Austria  y  Rusia,  y 
en  plena  paz,  resuelven  en  la  conferencia  de  San  Petersburgo  re- 
partirse una  porción  considerable  del  territorio  polaco.  Hasta  en- 
tonces las  usurpaciones  se  habían  hecho  por  la  fuerza  de  las  ar- 
mas sin  anunciarlas  descaradamente  al  mundo;  ahora  el  despotis- 
mo arrojaba  la  máscara,  y  bajo  escusas  inadmisibles,  tres  pode- 
rosas potencias  declaraban  que  iban  á  desgarrar  una  nacionalidad: 
después  del  primer  reparto  llegó  el  segundo:  el  heroico  Koscius- 
ko  fué  vencido  y  Polonia  cayó  ensangrentada  bajo  el  poder  de  Ca- 
talina II.  Europa  calló:  los  intereses  ahogaban  la  voz  de  la  huma- 
nidad y  del  derecho:  alguna  protesta  estéril,   solo   arrancó  á  Ca- 


206  COMPENDIO 

taima  II  estas  palabras;  "Si  los  polacos  no  se  encuentran  bien  en 
su  patria,  irán  á  poblar  Siberia."  Millares  de  ellos  habían  muer- 
to en  las  heladas  regiones  del  Xorte. 

Sneeia,  muerto  Carlos  XII  dejó  de  influir  directamente  en  la 
política  general:  Dinamarca  se  concentraba  en  la  vida  interior  de- 
senvolviendo la  industria  y  el  progreso  intelectual.  Turquía  que 
aun  tenia  fuerzas,  luchaba  con  los  rusos  y  los  austríacos,  perdien- 
do posesiones  del  mar  Negro  y  espuesta  desde  Pedro  ei  Grande 
íí  los  ataques  moscovitas.  Austria  en  oposición  con  el  protestan- 
tismo alemán,  seria  como  el  eje  de  la  política,  sin  evitar  ni  el  en- 
grandecimiento de  Francia  ni  la  creación  de  un  poder  competi- 
dor en  Prusia:  el  antiguo  ducado  de  Prusia  y  el  Brandeburgo.  a- 
dalides  de  la  reforma,  al  constituirse  en  monarquía  imprimirían 
en  Alemania  una  fortaleza  no  lograda  apesar  de  las  ventajas  de 
Westfalia,  Si  en  la  conciencia  pública  no  varían  ra'pidamententc 
por  intereses  bastardos  las  creencias,  en  los  principados,  los  E- 
lectores  y  Duques  haciendo  de  las  doctrinas  moda,  cambiarían 
según  ei  aspecto  de  los  negocios  ó  las  conveniencias  políticas  mas 
inmediatas.  Los  primeros  reyes  prusianos  organizan  un  Estado 
militar;  Federico  I  í  lucha  en  la  guerra  de  sucesión  austri. 
ven  la  de  8ÍBte  años  «atiene  todo  el  peso  de  Kuropa  ganando  pa- 
ra su  patria  la  categoría  de  potencia  de  primer  orden.  Asi  como 
Pedro  el  Glande  iraca  costumbres  casi  salvajes  nn  talento  pri- 
vilegiado y  un  deseo  inagotable  de  progreso,  Federico  II.  filosofo 
y  admirador  de  las  democracias  suizas,  conserva  e!  despotismo  en 
sus  Estados  sin  renunciar  ;í  ninguna,  de  las  formas  y  hábitos  de  la 
tradición:  se  burla  de  los  reyes  y  mantiene  la  tiranía:  ayuda  á 
Voltaire  ¿  destruir  las  preocupaciones,  y  las  conserva  en  su  pais: 
la  (ilosoiia.  no  encarnaba  en  el  corazón  sino  en  la  cabeza:  era  la 
razón  moderna  sobre  el  Fondo  de  los  sentimientos  antiguos  pro- 
clamaba muchas  verdades,  las  comprendía,  pero  sin  cumplidlas 
en  su  corte  ni  en  su  nación.  A  pesar  de  esta-;  contradicciones 
tan  grande  Federico  II  en  la  paz  como  en  la  guerra:  restaña  las 
heridas  de  la  terrible  lucha  de  siete  anos,  gasta  tesoros  en  la  a- 
gricultura  y  da  á  las  ciencias  exactas  y  ;í  las  del  pensamiento  li- 
na libertad  de  que  nunca  había  gozado  IVusia.  La  política  al 
lutista  permanece  inalterable,  y  deja  sin  embargo  (pie  se  socaben 
los  cimientos,  con  tal  que  á  él  no  lleguen  las  consecuencias.  Sus 
sucesores,  menos  pensadores  (pie  él,  limitarían  la  libertad  de  exa- 
men. El  escepticismo  cundía  en  todas  las  cortes:  en  la  misma 
Austra,  José  II  reforma  por  sisólo  el  clero  y  reconoció  libertades 
que  pugnaban  con  toda  la  tradición  de  aquella  monarquía; 

Holanda  engrandeciendo  su  industria  y  su  comercio,  envia  sus 
naves  á  todos  los  vientos,  y  sin  tener  campos  se  convierte  en  gra- 
nero del  Norte:  las  guerras  la  debilitaban    pero    sin  destruir  sus 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL  JÍ07 

tendencias  y  su  espíritu  emprendedor.  El  resto  de  los  Faises-ba- 
jos,  y  Flandes,  pasan  al  dominio  de  Francia  y  de  Austria.  Espa- 
ña decadente  en  tiempo  de  Felipe  IV,  llega  á  la  situación  mas 
triste  en  el  de  (Jarlos  II  el  hechizado;  solo  sorprende  durante  el 
ultimo  Habsburgo,  la  frecuencia  de  los  autos  de  fe:  la  única  gran- 
deza era  la  de  la  barbarie  inquisitorial:  el  rey,  perseguido  por 
sombras,  cubierto  de  relicarios  que  no  le  privaban  de  horribles  sue- 
ños, olvida  la  política  y  se  olvida  de  España;  el  pueblo  agarrotado 
por  la  intolerancia,  en  el  mas  desesperado  abandono,  pasa  de  sor- 
presa en  sorpresa,  resignado  como  el  dolor  y  perdiendo  en  la  mise- 
ria el  último  resto  de  sus  esperanzas. La  guerra  de  sucesión  pone  vi- 
nos frente  á  oíros  los  españoles,  y  la  España  entera  se  divide,  y  ios 
reyes  negocian  ix  costa  de  España  que  pierde  G-ibraltar  y  Menorca: 
era  la  herencia  de  la  casa  de  Austria,  la  mas  fatal  que  pueblo  algu- 
no ha  recibido  de  las  dinastías:  guerras  que  á  través  de  unos  laureles 
solo  acarreaban  la  miseria,  concluyeron  dejando  al  estrangero  a- 
postado  en  el  territorio  nacional.  Ño  cabria  mejor  suerte  moral  á 
las  colonias  que  la  suerte  desventurada  que  cupo  á  España:  el  cle- 
ro supremo  imperante,  la  inquisición  en  la  omnipotencia,  los  mi- 
lagros cruzándose  con  los  fantasmas,  el  terror  impuesto  á  todos  los 
/mimos.  Felipe  V  restablece  en  algo  la  fuerza  nacional  y  Carlos 
III  influido  por  hombres  educados  en  la  enciclopedia,  fomenta  el 
progreso,  y  aunque  de  familia  estrangera,  lo  hace  olvidar  con  sus 
beneficios.  Ya  Carlos  IV  como  Fernando  VII  m>  harían  maligne 
aniquilar  !a  obra  de  A  randa  y  Kloridablanca. 

Suiza  amagada  por  Estados  poderosos,  evita  los  choques,  y  sin 
tener  una  ley  que  asocie  los  cantones  en  una  nacionalidad,  hace 
pactos  de  defensa  y  prepara  sus  fuerzas  para  conservar  íntegro 
el  territorio  que  un  dia  había  de  ser  por  su  moral  y  por  siís  liber- 
tades, el  pueblo  mas  admirado  de  Europa. 

Los  pontífices  desde  mitad  del  siglo  XVII  no  presentan  ni  tan- 
tas escenas  de  sangre,  ni  tantos  cuadros  de  inmoralidad:  sin  nin- 
guna independencia  a  posar  del  poder  temporal,  Austria  <>  Fran- 
cia imponen  la  elección,  y  triunfa  una  idea  política:  tendencias  á 
reformar  los  abusos  del  clero  y  el  nepotismo  de  la  corte  romana, 
son  frecuentemente  contradichas  por  los  cortesanos;  pero  en  me- 
dio de  todo,  se  hacen  menos  comunes  los  escíndalos  y  se  cum- 
plen mejor  las  leyes  del  pudor.  Clemente  XIV  escitaclo  por  las 
monarquías  borbónicas  suprime  la  orden  de  los  jesuítas  con  aplau- 
so de  los  pueblos  y  gobiernos  católicos:  era  el  primer  paso  de  la 
revolución  moral  que  conmovía   toda  la  Europa. 

La  revolución  de  1648  nada  habia  enseñado  ?í  los  Stuardos  que 
al  restaurarse  en  el  trono  continuarían  la  política  de  Ja  cobo  I  y 
Garios  l.  El  movimiento  de  1688  añrmaria  la  libertad  británica: 
los  reyes  no  ocuparían  en  la  esencia  mas  que  el  segundo  lugar  des- 


208  COMPENDIO 

pues  dei  parlamento.  El  poder  de  la  Gran  Bretaña  crecía  por  el 
vigor  que  proporciona  la  libertad  y  por  las  ventajas  obtenidas  en 
todas  las  contiendas  europeas.  Desde  la  coronación  de  Felipe  V 
en  España,  todo  el  peso  de  los  pueblos  sajones  cayo  sobre  las  di- 
nastías borbónicas;  si  durante  el  dominio  de  la  casa  Habsburg  en 
la  península,  había  sido  Francia  la  encargada  de  debilitar  el  po- 
der de  los  austríacos  aliados  de  los  españoles,  por  semejantes  mo- 
tivos Inglaterra  lucharía  contra  la  casa  de  Borbon  por  temor  a  la 
decisiva  influencia  que  pudiera  derivar  de  sus  alianzas.  España 
en  ambos  casos  fue  la  víctima.  La  política  de  Felipe  Y  y  sus  su- 
cesores afecta  á  Francia,  hizo  inclinar  í  Portugal  en  favor  de  In- 
glaterra sometiéndosele  en  el  comercio  y  siguiéndola  en  la  vicisitu- 
des continentales.  De  ahí  viene  la  separación  de  Portugal  y  Es- 
paña, naciones  mas  alejadas  entre  sí,  si  se  esceptua  la  semejanza 
del  idioma,  que  lo  están  España  y  Francia.  Las  malas  artes  de 
Felipe  II  y  la  conducta  de  sus  dos  sucesores  trajeron  esas  con- 
secuencias. 

Inglaterra  se  había  elevado  á  espensas  de  España  y  de  Fran- 
cia; en  los  mares  derrotó  á  su  competidora  Holanda,  y  destruyó 
la  marina  francesa:  por  su  posición  geográfica  no  podía  temer 
á  Europa  mientras  dominara  el  mar:  Rusia  siguió  el  consejo  de 
Pedro  el  Grande;  Inglaterra  la  política  de  Isabel  y  Cromwellj  un 
objeto  tenazmente  ambicionado  se  dio  cu  premio  á  la  constancia.  El 
parlamento  orgulloso  de  su  poder,  alucinado  por  una  grandeza 
emanada  de  sus  victorias  en  Europa,  quiso  que  sus  colonia.-  com- 
prendiesen m  fuerza  y  la  supremacía  que  debiera  con  facilidad 
imponerse  cuando  se  había  impuesto  en  todas  las  guerras  gigan- 
tescas de  siglo  y  medio.  Las  colonias  de  Norte-América  habían  de- 
sarrollado su  genio  al  calor  de  las  libertades  coloniales:  los  par- 
lamento- compuestos  de  hombres  sin  orgullo,  pero  no  poco  cono- 
cedores de  sus  derecho.-,  defendían  (\v>(\v  muy  antiguo  SUS  prc- 
rogativas  contra  las  usurpaciones  de  la  corona  inglesa:  los  mas 
fuertes  marcharon  un  tiempo  í  buscar  un  refugio  para  SU  concien- 
cia maltratada  por  las  intolerancias  europeas.  Las  colonia-  no  ha- 
bían costado  ;í  Inglaterra  mas  que  lo  que  consumiera  en  sus  guer- 
ras de  rivalidad  (con  Francia)  ó  de  ambición.  La  guerra  de  siete 
años  sostenida  por  Federico  II  de  Prusia  en  el  centro  de  Europa, 
se  generalizó  buscan  lo  en  ella  venganza  todos  los  celos,  y  satis- 
facción todos  los  agravios:  Inglaterra  luchó  con  Francia  en  los  ma- 
res; las  colonias  inglesas  y  las  del  Cañad  tí  eran  rival'  -em- 
peño en  el  nuevo-mundo  una  campaña  tan  sangrienta  como  cos- 
tosa: ningún  beneficio  directo  reportaban  los  colonos 'sojones,  mas 
(pie  librarse  de  un  adversario:  la  Gran  Bretaña  érala  qué  ga- 
naba en  poder,  y  la  que  después  de  la  independencia  de  los  tre- 
ce Estados  conservaría  sus  ultimas  conquistas.  Para  indemnizarse 


DE    LA   HISTORIA    UNIVERSAL.  209 

de  parte  de  los  gastos,  el  parlamento  ingles  impuso  tributos  con- 
tra las  prescripciones  de  las  cartas,  y  los  colonos  resistieron.  Es- 
ta resistencia  pareció  á  la  mayoría  parlamentaria  un  acto  de  insu- 
bordinación digno  de  castigo.  Las  voces  generosas  de  Pitt,  Fox  y 
tantos  otros  se  perdieron  en  la  soberbia  de  aquel  cuerpo  que 
había  vencido  á  las  monarquías,  habia  luchado  con  Europa,  y 
no  quería  tolerar  que  dos  millones  o  tres  de  colonos  no  prestaran 
el  homenaje  á  su  omnipotencia.  Towunshend  decia;  "Esos  hijos 
establecidos  por  nuestros  cuidados,  alimentados  por  nuestra  bon- 
dad, protegidos  por  nuestras  armas,  ¿se  negaran  ahora  que  han 
adquirido  mas  fuerza  y  riqueza,  á  ayudarnos  á  soportar  las  car- 
gas siempre  crecientes?  "El  Coronel  Barre  contestaba;"  ¿hijos  es- 
tablecidos por  vuestros  cuidados?  Decid  mejor  que  vuestra  opre- 
sión fué  la  que  les  obligo  á  huir  á  buscar  allí  un  asilo  entre  inde- 
cibles padecimientos.  Alimentados  por  vuestra  bondad?  Antes  bien 
crecieron  cuando  vosotros  los  abandonasteis;  y  cuando  pensasteis 
en  ellos  solo  fué  para  enviarles  agentes  que  maquinasen  contra  su 
libertad  y  saquearan  su  patrimonio.  ¿Protegidos  por  vuestras  ar- 
mas?; ellos  son  por  el  contrario  los  que  las  tomaron  para  vues- 
tra defensa,  los  que  abandonando  la  trabajosa  industria,  bañaron 
con  su  sangre  la  frontera  mientras  que  en  el  interior  consagra- 
ban para  vuestro  solaz  los  ahorros  de  sus  familias.  Creedme;  el 
espíritu  de  libertad  que  animó  á  este  pueblo  desde  su  origen,  se- 
rá el  que  lo  anime  siempre." 

La  oposición  hablaba  con -tanta  sinceridad  y 'tanta  grandeza, 
que  los  mas  celosos  parlamentaristas  no  se  atrevieron  desde  lue- 
go á  tomar  medidas  violentas.  Derogados  los  principales  tributos, 
se  quiso  sorprender  á  los  colonos  con  hábiles  fórmulas  que  tenían 
por  base  un  velado  reconocimiento  de  la  omnipotencia  del  parla- 
mento ingles.  Se  sancionaba  el  derecho  y  se  prescindía  por  enton- 
ces de  las  contribuciones.  Los  colonos  lo  comprendieron  recha- 
zando no  solo  las  consecuencias,  si  no  el  principio.  No  hubo  me- 
dio de  arreglo,  y  se  rompieron  las  hostilidades.  La  Asamblea  de 
Filadelíia  era  una  cosa  nueva  de  América,  y  también  una  cosa 
nueva  en  el  mundo:  allí  se  buscó  el  derecho  en  el  fondo  de  la  na- 
turaleza, y  se  invocó  la  libertad  como  un  principio  humano  supe- 
rior á  toda  lev  v  al  abrigo  de  las  arbitrarias  convenciones  de  los 
poderosos.  La  magestad  y  altura  de  las  ideas,  la  discreción  délos 
diputados  y  su  firmeza,  hicieron  meditar  á  los  ingleses:  nunca  se 
habia  visto  mas  grandeza  en  medio  de  tanta  cordura.  Para  la  ma- 
yoría del  parlamento  ingles,  los  colonos  eran  plantadores  sin  ilus- 
tración, ó  industriales  deshabituados  de  las  tareas  morales.  Y  sin 
embargo,  todo  respiraba  sabiduría  en  los  manifiestos  de  la  Asam- 
blea de  Filadelfia:  al  leer  aquellas  apelaciones  solemnes,  decia 
Pitt,  "estos  hombres  no  pueden  ser  sometidos  por  la  fuerza."  Mu- 

14 


210  COMPENDIO 

cho  tiempo  antes,  en  los  altercados  de  las  colonias  con  los  indíge- 
nas, habían  tenido  también  los  colonos  ocasión  de  sorprenderse 
al  oir  grandiosos  pensamientos  de  gentes  que  creían  ignorantes.  Tra- 
tando de  la  paz  los  diputados  ele  las  cinco  naciones,  el  jefe  solo  dijo 
ií  los  ingleses.  "Hemos  oido  que  sois  sabios  sabemos  que  sois  fuer- 
tes; venimos  i  averiguar  si  sois  justos.''  Debían  verse  muchas  co- 
sas estrañas  en  el  nuevo  mundo.  Inglaterra  comenzó  á  comprender 
que  tenia  delante  no  un  rebaño  de  vasallos  si  no  un  pueblo  fuerte 
La  moderación  no  supo  vencer  al  orgullo.  Xorte- América  combatió 
y  se  hizo  independiente,  y  como  habían  aparecido  los  sabios  de  Fila- 
delfta,  aparecieron  guerreros  como  Wasginhton,  la  noble  ligura  de 
la  primera  nacionalidad  de  América  que  se  ha   hecho  la  reputa- 
ción mas  universal  entre  todos  los  guerreros.  Sereno  como  el  con- 
vencimiento, grande  como  verdad,  fuerte  como  el  granito,  discre- 
to como  la  encarnación  de  la  prudencia,  valiente  hasta  el  heroís- 
mo, y  abnegado  con  el  desinterés  mas  digno  de  la  historia;   todo 
el  orgullo  del  triunfo,  lo  dio  á  la  patria;  se  guardó  los  sufrimien- 
tos y  los  torcedores,  y  al  ser  coronado  de  rosas  por   las  jó  venes 
de  la  nación  libre,  al  oir  el  inmenso  clamoreo  de  un  pueblo   (pie 
le  bendecía,  "lo  admito,  dijo,  en  representación  de  la  patria:  que 
ella  es  todo  y  solo  á  mi  me  ha  tocado  el  deber  y  la  honra  de  ser- 
virla." De  Washington  se  puede  decir  mucho,  pero  quizá  debe  de- 
cirse poco;  fué  grande.  Por  encima  de  tres  siglos  la  figura  mas  gi- 
gantesca del  siglb  XV  abraza  al  hombre  mas  puro,    mas  elevado 
y  mas  generoso  del  siglo   \  Y  I II. 

La  reforma  (k^alemania  penetró  con  mas  ó  menos  vigor  en  todo 
el  occidente,  pero  la  reacción  religiosa  triunfa  después  de   estfre- 
madas  violencias.  Francia  estaba  contagiada  también  del  espíri- 
tu calvinista:  Enrique  IX  cedió  á  las  ideas  de  derecho  y  en  el  e- 
dicto  de  Nantes  reconoció  la  libertad  religiosa  de    los  hugonotes: 
Eichelieu  luchó  por  la  unidad  nacional  y  la  monarquía  absoluta,  y 
Luis  XIV  absorvió  todos  los  poderes  y  levantó  en  uno  todos    ; 
despotismos  incluso  el  de  la  inmoralidad:  clero  y  aristocracia  sucum- 
bieron ante  el  poder  del  rey  entonces  mas  poderoso  de   Europa: 
Versalles  era  una  bacanal:  el  omnipotente  en  Francia   y  sojuzga- 
dor ele  Europa  se  entregaba  al  capricho  de  las  concubinas  y    lle- 
gó á  entregarles  también  todo  su  poder:  el   desenfreno  cundía  en 
.  la  corte:  una  escala  de  cor(e-anas  desde  la  Yalliere.  la    Ninon    ó 
la  Maintenon  hasta  los  útimos  peldaños  de  la  aristocracia  obtenían 
todo  el  íavor  y  el  influjo:  cuanto  mas  aumentaba  la  gloria  de  los 
jórcitos  franceses  se  relajaba  mas  la  moral  de   la    monarquía:    las 
fiestas  de  Versalles  consumían  una  parte  de  las  rentas   públicas; 
las  empresas  de  Colberí  se  perdían   en  el  olvido;    el   pueblo   am- 
briento  y  despreciado  contemplaba  aquellas  orgias  sin   compren- 
der que  con  un  solo  esfuerzo  de  su  voluntad  podían  terminar  tan- 


DE  LA  HISTORIA   UNIVERSAL.  211 

tos  infortunios:  la  nobleza  convertida  á  la  servidumbre  de  los  re- 
yes y  de  sus  favoritas,  guardaba  para  el  estado  llano  el  mismo  or- 
gullo con  que  era  tratada.  La  corrupción  se  estendia  de  alto  á  ba- 
jo. Por  otra  parte,  en  los  consejos  dominaba  la  política  mas  cruel 
sobre  el  modo  de  hacer  la  guerra:  mas  allá  de  las  fronteras  de  A- 
lemania.  debían  ser  arrasados  los  campos,  quemadas  las  aldeas»  y 
creado  el  desierto  para  evitar  una  invasión  del  enemigo:  los  des- 
graciados campesinos,  inocentes  en  las  querellas  de  sus  reyes,  huían 
desolados  á  buscar  refugio  contra  el  hambre:  la  Alsacia  era  ar- 
rancada al  imperio  germánico  sin  pacto    previo  y  sin  estado  da 


guerra. 


Luis  XIY  habia  recibido  las  fuerzas  que  puso  en  movimiento, 
y  las  empleó  en  engrandecer  la  monarquía  y  en  satisfacer  su  or- 
gullo; él  no  habia  formado  los  grandes  generales  Turena,  Conde., 
Luxemburgo,  ni  los  sabios  y  poetas  á  quienes  como  sucedió  á  Ra>- 
cine,  con  frecuencia  anteponía  una  recomendación  arbitraria  de 
sus  favoritas:  Carlos  I Y  y  Richelieu  le  prepararon  una  abundan- 
te herencia  que  consumió  dejando  á  su  patria  mucho  mas  débil 
que  la  encontrara.  Después  que  en  el  cabo  de  Hogue  fué  destrui- 
da la  marina  francesa,  no  supo  levantarla;  en  cambio  de  lo  que 
habia  heredado,  dejó  una  semilla  ele  corrupción,  á  la  Francia  es- 
puesta al  odio  de  Europa,  territorios  desiertos  por  la  espatriacion 
de  los  calvinistas,  deudas,  anarquía  moral  y  nepotismo.  Francia 
le  llamó  grande  por  sus  victorias  y  por  su  lujo:  Europa  le  con- 
firmó el  título:  se  habia  impuesto  á  las  potencias  en  la  paz  de  Ni- 
mega  y  era  el  arbitro  de  la  política  europea.  Pero  aquella  políti- 
ca de  codicia  en  que  el  objetivo  era  el  lustre  del  poder  y  la  so- 
berbia de  un  hombre,  no  podia  concluir  bien;  perdida  la  superio- 
ridad en  los  mares  después  del  combate  ele  Hogue,  en  la  guerra  de 
sucesión  española  el  ejército  fué  también  vencido  en  Ramilliers  y 
Malplaquct:  la  nación  francesa  estaba  en  decadencia:  Luis  XIY 
que  gastó  los  elementos  acumulados  por  sus  predecesores,  nada 
creó  sino  el  despotismo  mas  grande  que  habia  sufrido  la  Francia.. 
Despreció,  y  enseñó  á  los  cortesanos  á  despreciar  al  pueblo,  con- 
cluyó de  ahogar  el  espíritu  público,  sometió  á  los  parlamentos r  se 
burló  de  la  libertad  que  alguna  vez  invocaban  los  poetas,  y  sira 
embargo  que  creía  ser  el  amo  de  Francia  y  el  único  arbitro  de  sus 
destinos,  estaba  supeditado  á  la  cortesana  de  moda  ante  la  cual 
ya  se  llamara  Ninon  ó  Maintenon,  se  humillaban  la  corte  y  la  no- 
bleza, el  rey  y  los  ministros  que  las  mismas  favoritas  imponían*.. 
El  clero  seguía  al  rey,  Bossuet  le  ayudaba  contra  Roma,,  y  mien- 
tras se  desligaba  parcialmente  del  papa,  cortaba  la  disputa  de  los 
jansenistas  del  modo  violento  con  que  habia  destruido  la  libertad 
de  los  hugonotes.  El  ejército  y  los  generales  no  oian  mas  que  su 
voz:  el  pueblo  distraía  su  malestar  con  las  victorias,  y  sufría  las 


212  COMPENDIO 

consecuencias  ele  las  derrotas:  el  brillo  y  el  lujo  de  Yersalles  o- 
cultaban  una  profunda  llaga  social:  desde  las  fiestas  de  la  corte 
no  se  veian  los  sufrimientos;  si  masas  de  gentes  mendigaban,  im- 
portaba poco  por  que  los  pueblos  en  opinión  de  Luis  XIY  y  de 
sus  aduladores,  no  eran  mas  que  rebaños  de  siervos  nacidos  para 
trabajar  y  para  servir  á  sus  señores. 

La  regencia  de  Orleans  sustentaba  las  mismas  ideas  que  Luis 
XIV  respecto  al  poder  monárquico;  el  rey  no  tenia  mas  que  áDios 
por  superior:  la  justicia  humana  no  le  alcanzaba.  Luis  XV  herede- 
ro de  iguales  máximas,  estremó  mas  la  inmoralidad  de  Yersalles 
é  hizo  de  la  corrupción  la  ley  vergonzosa  de  su  política.  Luis  XIY 
no  le  habia  dejado  las  fuerzas  que  él  heredara;  para  distraer  la 
desmoralización  no  tenia  ni  el  contrapeso  de  las  victorias  y  de  en- 
grandecimientos territoriales:  el  pueblo  sufria,  pero  como  al  fin 
quedaran  satisfechos  los  deseos  de  la  corte,  la  miseria  pública  no 
daba  cuidado.  La  Pompadour  seria  mas  arbitra  de  Luis  XY  que  la 
Ninon  lo  habia  sido  de  Luis  XIY.  El  tesoro  público  no  respon- 
día á  las  necesidades  del  Estado,  sino  á  las  prodigalidades  de  las 
soberbias  concubinas  del  monarca.  La  Dubarry  menos  educada 
y  menos  atenta  tí  la  crítica  esterior,  no  puso  freno  ni  á  su  orgu- 
llo ni  á  sus  arbitrariedades.  Debilitado  Luis  XV,  los  parlamentos 
cobraban  fuerza,  pero  la  Dubarry  hizo  que  se  les  quitasen  todas  sus 
atribuciones  porque  cuanto  mas  absoluto  fuera  el  rey,  menos  lí- 
mites tendría  el  poder  de  la  cortesana.  Los  parlamentos  se  cui- 
daban del  pueblo  y  de  la  libertad  tan  poco  como  la  monarquía 
y  la  corte;  querían  privilegios  de  corporación  sin  ninguna  otra  ten- 
dencia ni  generosa  ni  nacional.  Se  hicieron  eco  de  la  animadver- 
sión contra  los  jesuítas  y  les  odiaban  como  un  poder  secreto  que 
les  servia  de  obstáculo:  al  acumular  cargos  servían  las  conve- 
niencias del  pais,  pero  su  intención  era  que  solo  ¿  ellos  les  aprove- 
chase para  recobrar  preeminencias.  Por  debajo  de  todo  esto  - 
ba  formando  la  nube  que  envolvería  á  los  parlamentos,  ;í  los  re- 
yes, á  los  cortesanos,  al  clero  y  á  los  nobles. 

Cuando  la  revolución  francesa  estallo',  España  habia  perdido 
todas  sus  posesiones  de  la  alta  Italia  y  de  Flandes:  una  monar- 
quía borbónica  independiente  se  alzaba  en  Sicilia  y  Ñapóles:  los 
duques  de  Saboya  eran  reyes  de  Cerdena.  Saboyay  el  Piamonte: 
Módena  y  Toscana  constituían  dos  ducados  y  otro  Parma:  la  Re- 
pública veneciana  aunque  débil  se  sostenía  por  el  comercio,  ynie- 
'diante  alianzas:  el  territorio  de  Roma,  en  poder  de  los  pontífices, 
estaba  decadente  y  pobre:  Austria  habia  reunido  el  Milanesado 
al  imperio  alemán,  y  la  parte  de  Flandes  que  no  se  anexionara  á  la 
monarquía  francesa  le  fué  también  cedida  por  el  tratado  de  Bas- 
tad! complemento  del  de  Utrech.  Francia  tenia  otra  parte 
de  Flandes,  y  Alsacia  y  la  Lorena.  Prusia  constituida  en  monar- 


DE   LA    HISTORIA  UNIVERSAL  213 

quia,  prestigiada  y  fuerte  desde  la  época  de  Federico  II,  contrape- 
saba como  cabeza  de  la  reforma,  el  influjo  de  Austria  en  el  im- 
perio germánico:  Dinamarca  unida  con  Noruega  en  la  misma  mo- 
narquía, seguia  un  rumbo  ordenado  híícia  el  progreso;  Suecia  tan- 
quebrantada  por  guerras  de  un  siglo,  no  podia  oponerse  al  en- 
sanche ele  Rusia.  Turquia  después  de  intentar  estender  su  pres- 
tigio al  occidente,  habia  tenido  que  reducirse  tí  contener  á  Rusia 
cuya  politíca  invasora  se  hizo  temible  desde  la  época  de  Pedro 
el  Grande,  y  se  hizo  sentir  durante  el  imperio  de  Catalina  II. 
Rusia  posesionada  del  mar  oriental  procuraba  hacerse  una  nación 
marítima,  y  desde  que  colocara  la  capitalidad  en  San  Petersburgo 
estaba  en  relaciones  políticas  y  económicas  inmediatas  con  Euro- 
pa. Austria,  baluarte  del  occidente  contra  los  turcos,  tenia  mer- 
mado su  poder  desde  que  se  levantara  en  el  imperio  una  poten- 
cia tan  fuerte  como  ella  engrandecida  con  territorios  considera- 
bles de  Polonia.  Holanda  aun  conservaba  fuerza  marítima  si  bien 
menos  que  durante  el  siglo  XVII.  La  Flandes  austríaca,  declara- 
da independiente  con  el  nombre  de  Bélgica  íí  consecuencia  de  las* 
reformas  de  José  II,  volvió  al  mismo  dominio  bajo  su  sucesor. 
Portugal,  estrechado  en  alianza  con  Inglaterra,  seria  el  opuesto  á  la 
política  y  á  las  relaciones  europeas  de  España  dentro  de  la  penín- 
sula. La  Gran  Bretaña,  vencedora  de  la  marina  francesa  en  Ho- 
gue  y  de  la  española  y  francesa  en  Yigo,  dominaba  los  mares,  en- 
grandecía sus  posesiones  de  la  India,  y  se  indemnizaba  en  un  ac- 
tivo comercio  de  las  pérdidas  sufridas  en  la  guerra  de  América  y 
de  Francia.  Suiza,  tranquila  en  sus  montañas,  iba  constituyéndo- 
se en  una  esfera  de  derecho  cada  vez  mas  amplia,  sin  intervenir 
en  las  contiendas  europeas,  pero  también  sin  verdadera  unidad 
política.  Los  Estados  Unidos  de  América,  gobernados  por  Was- 
hington comenzaban  á  ejercer  influjo  robusteciéndose  bajo  una  ad- 
ministración moral,  democrática  y  sabia,  y  procurando  crecer 
durante  la  neutralidad,  la  inmigración  y  el  comercio.  Polonia  des- 
membrada solo  esperaría  un  segundo  repartimiento  y  la  muerte. 
El  Brasil  prosperaba  al  abrigo  de  Portugal  y  del  apoyo  de  In- 
glaterra; las  colonias  españolas  sujetas  á*  leyes  estacionarias,  ais- 
ladas por  un  sistema  de  viciosa  precaución,  y  sometidas  á  la  in- 
tolerancia, percibían  en  muy  poco  el  influjo  del  Norte  que  aun  e- 
ra  poco  fuerte  para  emprender  con  éxito  una  propaganda  acomo- 
dada al  pensamiento  de  John  Adams  y  Monroe. 

Los  intereses  de  Europa  no  podían  avenirse  ni  por  la  paz  ni 
por  la  guerra.  La  política  de  equilibrio  primero  sostenida  por 
Francia  contra  el  imperio  y  España,  y  después  por  Inglaterra 
contra  Francia,  áió  resultados  favorables  á  sus  partidarios  en  las 
épocas  respectivas,  saliendo  al  cabo  beneficiada  la  Gran  Bretaña 
y  Prusia.  Tres  siglos  de  oposición  de  Francia  y  Austria  debilitan 


1¿14  COMPENDIO 

á  esta  última  potencia;  en  la  guerra  de  siete  años,  los  franceces 
upo  jan  á  los  austríacos,  y  si  bien  al  principio  Eusia  les  secunda. 
al  morir  la  emperatriz  Isabel,  Pedro  III  protege  á  los  prusianos, 
y  Federico  II  busca  ya  en  el  Norte  el  contrapeso  de  Austria,  au- 
xiliado también  por  Inglaterra.  Austria  y  Prusia  no  se  unirían  ya 
sinceramente -aunque  su  seguridad  y  mutuas  ambiciones  les  hagan 
luchar  de  acuerdo  contra  la  Polonia  ó  contra  Francia.  Las  cues- 
tiones dinásticas  aniquilan  á  España,  primero  por  la  unión  en 
«Carlos  V,  de  las  dos  coronas,  luego  por  la  alianza  espresa  unas 
Teces  y  otras  tácita  de  los  reyes  Habsburg,  y  por  último  por 
la  familia  borbónica.  Isabel  I  de  Inglaterra  formulaba  la  teoria 
-del  equilibrio  que  obedecida  por  los  gobiernos  ulteriores  obtendría 
un  resultado  aparente,  y  un  predominio  real  de  la  nación  inglesa. 
Eusia  también  camina  sin  vacilar  á  su  objeto;  se  reconstituye,  y 
fuerte  dentro,  se  dilata  ahogando  la  nacionalidad  polaca  y  estre- 
chando á  Turquia.  Dentro  del  imperio  alemán,  la  poca  eficacia  de 
la  Dieta,  y  la  constitución  de  los  principados,  dejan  ver  mejor  (pie 
ia  unidad,  un  conjunto  de  naciones  con  simpatías  y  propósitos  di- 
versos: los  Estados  protestantes  se  inspiran  en  Prusia  que  á  este 
«efecto  enlaza  su  política  con  Inglaterra,  Holanda  y  Eusia;  y  los 
Estados  católicos  se  apoyan  en  Austria  á  su  vez  sostenida  contra 
«1  influjo  protestante  por  el  papado  y  Francia.  Pero  lo  que  hace 
concordar,  no  es  toda  la  política,  si  no  una  parte  de  ella:  el  gobier- 
no francés  vigila  las  posesiones  austríacas  de  Flandes.  y  Austria 
adversaria  de  Prusia  suscribe  el  reparto  de  Polonia.  Lo  que  In- 
glaterra afirma  en  la  constitución  polaca,  lo  combate  en  la  revo- 
cación francesa;  Federico  II  que  vé  subir  la  oleada  en  Francia, 
mucho  antes  de  que  la  viera  Luis  XVI,  no  consiente  que  loa 
lucos  levanten  la  cabeza.  La  emperatriz  Catalina  II  estaba  en  re- 
lación con  los  enciclopedistas  y  filósofos;  admite  el  principio  y  se 
■estraña  de  las  consecuencias;  Francia  era  su  enemiga  y  le  alegraba 
lo  que  no  hubiera  permitido  en  Eusia  y  menos  en  Polonia. 

La  revolución  francesa  encontraría  en  las  oposiciones  y  quere- 
llas europeas,  circunstancias  favorables  para  dar  los  primeros  pa- 
sos: cuando  xa  se  hubiera  fortalecido,  seria  imposible  contenerla. 


CAPITULO  III. 


DESDE  LA  REVOLUCIÓN  FRANCESA  HASTA  EL  FIN  DE   LA    GUERRA   DE 
INDEPENDENCIA  DE  AMERICA 

PÁRRAFO  I. 

Preliminares  úe  la  revolución, 

Leibnitz  habia  predicho  una  revolución  europea  y  Yoltaire  u- 
11a  revolución  francesa;  Rousseau  examinando  á  fondo  el  Estado 
y  meditando  sobre  la  política  continental,  escribia  "Creo  imposi- 
ble que  puedan  continuar  por  mucho  tiempo  las  grandes  monar- 
quías.  Nos  acercamos  á  la  crisis,  al  siglo  de  la  revolución."  Luis 
XV  consumido  en  los  placeres  y  sin  mas  objetivo  que  el  deleite, 
veia  los  males  de  la  sociedad,  contemplaba  las  oleadas  siempre 
crecientes  del  espíritu  público,  y  decia,  "después  de  mi,  el  dilu- 
vio.'7 Las  letras,  las  ciencias,  las  disputas  religiosas,  las  oposicio- 
nes del  parlamento  y  el  clero,  los  vicios  de  la  monarquía,  el  mal- 
estar del  estado  llano,  las  sátiras,  las  enseñanzas  políticas,  los  sis- 
mas económicos,  la  filosofía,  eran  elementos  que  se  hacinaban  pa- 
ra la  revolución:  habia  fuerzas  positivas  y  negativas:  positivas, 
las  lecciones  que  recibía  el  pueblo,  los  ejemplos  ele  países  que 
prosperaban  bajo  otros  sistemas,  los  conocimientos  de  derecho  sem- 
brados en  la  conciencia  nacional;  negativas,  los  abusos  de  los  pri- 
vilegiados, la  intolerancia  del  clero,  del  parlamento  y  de  la  cor- 
te, los  agravios  acumulados,  el  orgullo  y  la  vanidad  de  los  favo- 
ritos, la  miseria  en  algunas  regiones,  por  nadie  atendida  ni  reme- 
diada. Toda  Europa  marchaba  í  una  revolución  moral:  quemado 
el  libro  de  Copérnico,  los  sabios  adoptaban  su  doctrina;  martiri- 
zado Galileo,  la  autoridad  no  podia  impedir  que  se  le  admirase  y 
que  se  le  creyera:  á  los  principios  sobre  el  mundo  de  Descartes, 
se  oponían  los  principios  triunfantes  de  Newton:  el  materialismo 
se  abría  camino  con  Hobbes,  el  panteísmo  con  Espinosa:  Bossuet  y 
Pascal  habían  reprimido  el  espíritu  absorvente  de  Roma ;  Fenelon 
habia  enseñado  deberes  á  los  príncipes:  los  principios  deMaquiavelo 
triunfantes  en  la  corte  de  los  reyes,  eran  combatidos  en  el  parla- 


216  COMPENDIO 

mentó  ingles:  la  reforma  en  el  Norte  nada  había  quitado  al  despotis- 
mo monárquico:  los  pueblos  estaban  sometidos,  pero  no  resignados: 
los  católicos  todo  lo  consentían  contra  los  protestantes,  y  los  pro- 
testantes atacaban  al  catolicismo  aun  por  medios  escépticos  y 
combatiendo  doctrinas  políticas  que  eran  comunes  á  todas  las  mo- 
narquías: todo  el  Xorte  daba  acojida  á  los  filósofos  de  Francia, 
como  si  sus  dogmas  jamas  pudieran  implantarse  en  los  países  pro- 
testantes: el  pueblo  estaba  tan  humillado  en  Rusia  como  en  los 
Estados  alemanes;  el  favoritismo  y  el  privilegio  reducían  á  la  nu- 
lidad el  mérito.  La  corte  de  Prusia  bajo  Federico  II  hacía  gala 
de  escéptica;  las  sátiras  de  Yol  taire  no  eran  cosa  sorprendente  pa- 
ra un  rey  que  se  burlaba  de  los  reyes  y  un  jefe  protestante  que 
se  reia  de  todas  las  religiones.  El  absolutismo  político  temia  que 
vencidas  otras  fuerzas  tradicionales,  se  le  minara  por  la  base.  Luis 
XIV  habia  proscrito  el  culto  calvinista  y  años  después  el  parla- 
mento de  Paris  prohibía  bajo  pena  de  muerte  (1724)  que  se  pro- 
pagasen teorias  contra  el  principio  de  los  cuatro  elementos  de  A- 
ristóteles:  el  absolutismo  como  el  pontificado  pretendían  señalar 
el  límite  de  las  ciencias,  el  modelo  de  la  literatura,  el  urden  de 
la  religión:  cada  ramo  científico  se  desarrollaba  separadamente  de 
los  demás,  y  la  política  terciaba  para  decidir  é  imponía  prescrip- 
ciones según  el  interés  de  los  monarcas.  Las  letras  no  se  creían  sus- 
ceptibles de  un  carácter  filosófico  y  educador,  y  si  los  literatos 
habían  obtenido  favores  de  Luis  XIV,  eran  humillados  como  da- 
se inferior  que  debiera  agradecer  el  contacto  con  la  grandeza.  Los 
antiguos  parlamentos,  escepto  en  la  Gran  Bretaña,  ya  no  tenían 
mas  que  una  sombra  de  representación  y  ningún  poder:  Catalina 
de  Rusia  no  opinaba  del  pueblo  mejor  que  Luis  XV:  la  literatu- 
ra les  distraía  hasta  que  veían  algo  peligroso  para  su  despotismo; 
la  filosofía  no  la  consideraban  mas  que  como  bellos  sueños  que 
reemplazaran  en  otro  campo  de  acción  á  las  novelescas  elucubra- 
ciones de  otra  época:  por  eso  Catalina  II  se  retiró  de  sus  tendencia^ 
filosóficas  al  distinguir  que  iban  mas  allá  que  las  vacias  discusio- 
nes: la  impotencia  popular  y  la  ignorancia  de  las  masas,  dejó  creer 
al  despotismo  que  tal  sistema  fuese  el  orden  regular  de  las  socie- 
dades; ningún  dogma  religioso  era  mas  fuertemente  sostenido  ni 
estaba  mas  profundamente  arraigado  en  las  cortes.  Si  contra  el  feu- 
dalismo no  se  habia  encontrado  otro  remedio  que  la  monarquía 
absoluta,  comenzaba  á  verse  en  todas  partes  que  solo  se  habia 
reemplazado  el  mal,  y  una  vez  lanzados  los  pensadores  á  la  inda- 
gación, era  imposible  que  se  contuviesen  ante  despotismos  no  mas 
lógicos  ni  mas  racionales  que  los  antiguos  sistemas.  Coincidió  con 
todo  esto  el  principio  del  renacimiento  orientalista  que  descubría 
la  causa  de  muchos  misterios,  y  la  clave  política  de  los  pueblos  de 
Oriente  aniquilados  por  los  dogmas  despóticos.   En  [nglaterra,   la 


DE   LA    HISTORIA  UNIVERSAL.  217 

libertad  asegurada  desde  la  revolución  de  1688,  habia  enseñado 
á  discutir  sin  violencia  consiguiendo  el  beneficio  de  que  al  cabo 
de  las  contraversias  triunfase  la  razón:  para  destruir  las  doctrinas 
de  Hobbes  no  se  recurrid  ala  prohibición,  sino  al  examen  libre:  los 
ingleses  rechazaban  el  fatalismo  y  las  fórmulas  despóticas  que  son 
su  resultado. 

En  tiempo  ele  Luis  XI Y  la  literatura  bastante  educadora  .con 
Fenelon,  Pascal,  Bossuet,  Racine,  Coneille  y  Moliere,  no  dejaba 
sin  embargo  de  contagiarse  de  la  adulación  al  rey,  y  de  pagar  o- 
tras  veces  un  tributo  al  desenfreno  de  la  corte.  Guardábanse  las 
formas  y  se  velaban  los  grandes  vicios:  el  mismo  rey  era  presenta- 
do en  dramas  y  comedias  como  tipo  de  galanteria  que  hacía  sus 
conquistas  al  estilo  de  los  antiguos  caballeros;  la  belleza  de  los 
versos  venia  á  sancionar  el  adulterio  y  la  prostitución.  Los  litera- 
tos buscaban  el  apoyo  ele  la  corte  que  en  cambio  les  imponia  tole- 
rancia con  sus  vicios.  Pero  lo  que  se  habia  dicho  de  la  grandeza 
de  Luis  XIV  en  la  época  de  Colbert  y  de  las  victorias  de  Ture- 
na,  Conde  y  Luxemburgo,  no  podia  ya  repetirse  en  el  periodo 
de  Choiseul  y  de  la  decadencia.  La  Maintenon  avasallaba  con  sus 
alhagos  ó  con  sus  odios,  y  comenzaron  las  oposiciones,  aunque 
contenidas  por  el  ascendiente  de  la  favorita.  Bajo  la  regencia, 
los  negocios  de  Law  enriquecieron  á  los  cortesanos  y  empobrecie- 
ron á  los  pequeños  comerciantes,  dando  lugar  á  mordaces  críti- 
cas contra  un  agio  que  perjudicaba  al  pueblo.  Los  artistas  servian 
á  la  corte  y  preparaban  sorpresas  de  concupiscencia  á  los  corazo- 
nes gastados:  la  religión  se  convertía  en  fórmulas  hipócritas  de 
piedad  que  turnaban  en  los  ejercicios  de  la  vida  ordinaria  con  las 
intrigas  amorosas,  los  versos  lascivos,  los  cuadros  de  vacantes  y 
las  costumbres  licenciosas:  todo  este  aparato  de  desmoralización 
consentido  por  el  clero,  preparó  las  sátiras  del  reinado  siguiente 
pasando  de  la  forma  á  la  esencia,  de  la  hipocresía  á  los  funda- 
mentos religiosos.  Luis  XIY  ya  no  parecía  tan  grande.  Toda  la 
moral  se  hizo  cuestión  de  convenciones:  el  esterior  pudoroso  po- 
dia ocultar  un  alma  infame,  pero  no  se  buscaba  el  fondo.  Los  poe- 
tas vulgares  que  solicitaban  una  dádiva  ó  un  favor,  cantaban  el 
despotismo  de  la  hermosura  como  en  los  tiempos  de  la  caballería; 
les  importaba  no  ver  que  detras  de  la  Xinon  estaban  la  impudi- 
cicia, el  escándalo  y  la  perturbación  de  la  corte;  y  detras  de  tan- 
tas bajezas,  el  desdoro  de  la  Francia. 

El  pensamiento  humano  abierto  á  todas  las  impresiones  desde 
el  renacimiento,  iba  ganando  terreno  en  las  ciencias,  en  la  histo- 
ria y  en  la  filosofía;  buscaba  firmeza  y  entre  tanto  de  uno  á  otro 
ensayo  solo  conseguía  remedios  parciales;  el  protestantismo  daba 
una  parte  de  libertad  y  no  toda  la  libertad;  el  sucesor  de  Federi- 
co II  de  Prusia  establecería  la  censura  en  favor  de  su  iglesia.  To- 


218  COMPENDIO 

da  Europa  estaba  conmovida;  en  lucha  los  magistrados  y  los  guer- 
reros; el  pueblo  deseando  algo  que  su  ignorancia  no  definia;  los 
filósofos  valiéndose  de  los  recursos  que  las  instituciones  les  per- 
mitieran para  despertar  los  espíritus;  las  ciencias  dejando  com- 
prender la  naturaleza:  donde  no  liabia  partidos  políticos  habia  es- 
cuelas filosóficas:  en  los  países  mas  intolerantes,  se  tomaba  inte- 
rés por  alguno  de  los  principios  debatidos  en  el  esterior:  los 
hombres  de  letras  y  de  toga,  se  acordaban  alguna  vez  del  pueblo 
á  que  pertenecían,  y  por  moda,  por  alardes  no  sentidos,  ó  por  ver- 
dadera sinceridad,  íiacian  alguna  manifestación  para  mejorar  la 
suerte  del  estado  llano.  Francia  colocada  á  las  puertas  de  Italia  y 
de  Alemania,  no  podia  sustraerse  al  movimiento  científico:  los  i- 
talianos  gimiendo  bajo  poderes  despóticos,  no  descansaban;  les  fal- 
taba una  patria  material  pero  guardaron  una  patria  del  espíritu. 
El  pueblo  que  en  un  arranque  de  entusiasmo  siguiera  á  Juana  de 
Arco,  la  nación  central  rodeada  por  España  á  quien  no  quedaban 
mas  que  energías  individuales,  por  Italia  y  por  Alemania  que 
simbolizaban  el  arte  y  la  filosofía;  la  Francia  entusiasta  por  carác- 
ter, constituida  en  la  unidad  por  Richelieu,  agitada  por  disputas 
de  parlamentos  y  clero,  inpresionable,  viva,  fácil  en  la  acción  y 
que  cuando  se  decide  no  calcula  los  obstáculos  ni  cuenta  el  nú- 
mero de  sus  enemigos,  ni  el  grado  ele  sus  sacrificios,  debia  ser  la 
que  tomara  la  voz  para  despertar  á  todo  el  continente,  y  para 
señalar,  no  en  una,  sino  en  todas  sus  direcciones  las  consecuen- 
cias del  renacimiento. 

Yoltaire  (Francisco  María  Arouet,  1G94  á  1778)  nació  en  el 
periodo  de  decadencia  de  Luis  XYV:  de  ánimo  enérgico  y  de  ta- 
lento profundo,  fué  pronto  conocido  y  apreciado:  unos  versos  con- 
tra Luis  XIY,  que  ya  habia  muerto,  irritaron  á  la  corte  y  V « ¿taire 
sufrió  prisión  en  la  Bastilla:  allí  aguzó  su  genio  satírico:  la  cor- 
te que  se  burlaba  del  pueblo  gustaba  de  la  mordacidad  cuando 
no  se  emplease  contra  ella:  tales  tendencias  le  animaron,  y  desde 
muy  pronto  las  preocupaciones  y  hasta  la  religión  fueron  tema  de 
sus  sarcasmos.  Los  cortesanos  dividían  í  los  poetas  y  se  divertían 
con  sus  luchas  y  recíprocos  ultrajes:  el  teatro  fué  la  primera  es- 
cena de  Yoltaire^  después  el  poema,  luego  la  política,  la  historia, 
la  filosofía  de  la  historia,  las  ciencias.  Su  orgullo,  entonces  racio- 
nal y  legítimo,  no  podia  sufrir  las  impertinencias  de  la  nobleza, 
ni  su  talento  las  imposiciones  intolerantes  del  clero:  ofendido  un 
dia  el  caballero  de  Rohan  por  Yoltaire,  hizo  que  sus  criados  le 
maltratasen,  y  cuando  Yoltaire  se  presentó  á  desaliarle,  se  le 
arrojó  ignominiosamente  déla  casa:  los  nobles  no  podían  batirse 
con  los  plebeyos:  era  deshonrarse:  una  segunda  prisión  en  la 
Bastilla  fué  el  premio  de  la  audacia  del  poeta:  todos  le  abando- 
naron y  al  salir,  después  de  seis  meses  de   encierro,  se    retiró  á 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  219 

Inglaterra  donde  le  recibieron  de  un  modo  espléndido  y  generoso: 
entusiasmado  de  la  libertad  inglesa,  dejó  todos  los  escrúpulos  á 
que  obedeciera  por  conveniencias,  y  examinando  el  mundo  bajo 
todos  sus  aspectos,  la  religión,  la  política,  los  reyes  y  los  pueblos, 
lanzó  su  genio  contra  todo  cuanto  le  parecia  censurable.  Los  sa- 
bios ingleses,  no  hallando  en  el  anglicanismo  mucha  mas  filosofía 
que  en  el  catolicismo,  se  hacían  deístas:  Yol  taire  aceptó  el  deís- 
mo: la  Herniada  le  proporcionaba  suscriciones  abundantes,  y  la 
representación  de  Bruto  le  deparó  uno  de  los  triunfos  mas  gran- 
des de  su  vida:  después  de  Bruto  Zaira  y  otros  dramas  y  tragedias, 
conmovían  la  conciencia  pública,  mientras  Montesquieu  por  otro 
lado  (1689  á  1755)  con  las  cartas  persas  y  notables  trabajos  sobre 
derecho  penal,  tendía  á  la  reforma  de  los  tribunales,  á  la  aboli- 
ción del  tormento,  y  á  la  transformación  de  las  ideas  jurídicas 
(escribió  el  espíritu  de  las  leyes,  consideraciones  sobre  la  grande- 
za y  decadencia  de  Roma  y  otras  obras  que  ejercieron  gran  influjo 
en  Francia  y  en  Europa):  disgustado  de  luchas  que  herían  su  amor 
propio,  marchó  á  Prusia,  trató  íntimamente  A  Federico  II  pero  no 
pudieron  mantener  largas  relaciones;  escribió  la  historia  de  Luis 
XIY  y  de  Carlos  XII  donde  no  revela  pensamientos  contra  la 
monarquía:  el  ensayo  sobre  las  costumbres  de  las  naciones,  su 
diccionario,  la  filosofía,  y  otras  publicaciones,  si  le  crearon  enemi- 
gos por  sus  ideas,  le  dieron  una  reputación  superior  á  su  fama  de 
poeta.  Montesquieu  con  una  gran  profundidad  y  elocuencia,  ten- 
día á  reconstituir  el  Estado  sobre  bases  mas  justas  y  ordenadas:  le 
repugnaba  en  tormento,  odiaba  los  privilegios,  y  no  comprendía  que 
muchos  hombres  se  dejasen  gobernar  por  los  caprichos  del  despotis- 
mo: dando  solución  á  la  reformafpolítica,  se  quedaba  sin  embargo  tí 
mitad  del  camino  aunque  para  el  tiempo  proclamase  un  verdadero 
beneficio;  aspiraba  á  la  monarquía  templada  y  á  una  libertad 
presidida  por  la  discreción,  pero  no  definida  para  lo  absoluto  de 
todos  las  clases:  enemigo  del  despotismo,  no  pudo  sin  embargo 
romper  con  la  nobleza,  creación  artificial  de  las  edades  de  fuerza: 
habiendo  estado  en  Inglaterra  en  la  misma  época  que  Yoltaire,  se 
aficionó  á  las  instituciones  inglesas,  tí  cuyos  rasgos  no  son  estrañas 
en  el  fondo  las  lecciones  de  derecho  que  divulgó  en  Francia. 
Yoltaire  mas  inclinado  á  la  filosofía,  apenas  enseñó  fórmulas  que 
reemplazasen  las  que  destruía  con  su  poderosa  piqueta:  despotis- 
mo, preocupaciones,  creencias,  símbolos,  todo  caía  á  los  golpes  del 
obstinado  demoledor.  En  Francia  en  Inglaterra,  en  Suiza,  en  su 
retiro  de  Ferney,  una  actividad  incomprensible  agitaba  todos  los 
resortes  de  la  política,  de  la  religión,  de  las  costumbres,  del  papa- 
do, del  clero,  de  los  reyes,  de  la  nobleza:  se  vale  de  todo  como  pa- 
lanca: en  Bruto  resplandece  la  virtud  republicana  contra  la  mo- 
narquía, y  en  la  historia  de  Luis  XIV \m  reinado  de  gloria  contra 


220  COMPENDIO 

Luis  XV  que  es  im  reinado  de  prostitución  sin  contrapeso:  en  la 
íilosofía  arranca  los  atributos  morales  y  en  el  diccionario  interpre- 
ta los  símbolos  y  golpea  de  muerte  la  tradición.  Voltaire  apegar 
de  su  indisputable  grandeza,  y  de  su  instrucción,  la  mas  vasta  del 
siglo  XVIII,  no  podia  haber  sido  el  fundador  ni  el  regulador  de 
una  democracia:  amaba  el  talento,  hacía  del  saber  el  arbitro  de 
los  destinos  de  los  puebles,  pero  no  se  cuidaba  de  elevar  la  moral 
sóbrela  sabiduría,  ni  la  virtud  sobre  el  genio:  encontró  un  mundo 
absurdo,  se  reconcentró  en  su  poderoso  espíritu  y  vio  que  los  hom- 
bres estaban  engañados,  las  sociedades  humilladas,  la  razón  pros- 
crita, la  vanidad  impuesta,  el  despotismo  triunfante:  se  levantó 
como  un  cíclope  y  luchó  contra  todos  los  vicios,  supersticiones, 
desórdenes  y  arbitrariedades.  Circunstancias  particulares  estre- 
maron sus  amargas  sátiras;  en  la  corte  le  pospusieron  á  Crebillon; 
el  parlamento  condenó  entre  otras  obras,  su  religión  natural]  en- 
tonces se  revolvía  contra  los  indoctos  cortesanos  y  contra  los  in- 
tolerantes jueces,  lanzando  un  huracán  de  invectivas,  una  nube  de 
rayos  que  pulverizaban  á  sus  enemigos:  como  literato  es  la  gloria 
mas  grande  de  la  Francia;  como  pensador  cumplió  un  íin  social  en 
su  tiempo:  los  trabajos  mas  prácticos  de  Montesquieu  y  de  Rous- 
seau y  los  enciclopedistas,  no  dieran  tan  prontos  resultados  si 
Voltaire  con  sus  tempestuosas  y  agudísimas  sátiras,  no  torciefa 
las  costumbres  y  desterrara  perniciosas  veneraciones  al  despotis- 
mo y  hábitos  arraigados  de  supersticiones  (el  mismo  Luis  XV  in- 
vocaba al  diablo  haciéndose  acompañar  de  alguno  de  sus  minis- 
tros en  sus  escursiones  nocturnas).  Estaba  en  correspondencia 
con  reyes  y  sabios  de  Europa,  trasmitiendo  su  espíritu,  y  siendo 
estimado  de  muchos  por  sus  ideas,  de  casi  todos  por  su  inmenso 
talento.  Quería  destruirlo  todo,  sin  ver  como  se  reedificaría.  Era 
la  protesta  contra  lo  existente,  en  todos  los  órdenes  de  la  concien- 
cia, de  la  administración  y  del  gobierno.  Sin  embargo  de  BÜ  pro- 
digioso genio,  si  otros  no  hubieran  construido  mientras  el  destruía, 
la  conciencia  se  hubiese  encontrado  escéptica,  las  instituciones  de- 
sacreditadas, sin  caminos  abiertos  y  medios  dispuestos  para  reem- 
plazarlas. Fué  el  primero  que  trató  á  fondo  la  filosofía  de  la  his- 
toria abajando  á  toda  la  lmmanidad;  la  ciencia  y  las  letras  le 
recordaran  siempre:  la  democracia  dirá  de  él  que  suprimid  obs- 
táculos sin  dejar  de  crear  algunos,  pero  que  no  fue  sn  fundador  ni 
su  apóstol:  el  sentimiento  de  superioridad,  no  le  dejaba  descender 
demasiado;  quería  el  bien  del  pueblo,  pero  sin  los  medios  popula- 
re*; sus  ideales,  mejor  deducidos  del  conjunto  de  sus  doctrinas, 
(pie  esplieados  en  ellas,  podían  formar  un  despotismo  ilustrado  lo 
mismo  que  una  república  aristocrática:  en  su  último  viaje  á  Taris 
se  le  recibió  como  á  Milciades  á  la  vuelta  de  Marathón  en  Atenas; 
era  mas  poderoso  que  Luis  XVI;  pero   si  su  fama  histórica  escede 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  221 

al  prestigio  de  todos  los  hombres  ele  su  siglo,  las  democracias  mo- 
dernas, han  tributado  honores  mas  íntimos  á  Rousseau  que  las  dio 
la  fórmula  de  su  derecho. 

Juan  Jacobo  Rousseau  nació  en  Ginebra  en  1712  (murió  en 
1778):  en  sus  primeros  años  aprendió  el  oficio  de  relojero  que  aban- 
donó por  la  música  y  por  las  letras:  imbuido  del  espíritu  calvi- 
nista y  democrático,  y  por  naturaleza  inclinado  á  la  observación, 
vio  al  pueblo  por  todas  partes  sufriendo,  a  los  gobiernos  consi- 
derándose, no  como  depositarios  sino  como  dueños  del  poder:  á 
la  nobleza  orgullosa,  al  clero  mundano  y  avaro,  al  trabajador  hu- 
millado. Viendo  la  adulación  junto  con  las  aristocracias,  y  hasta 
el  talento  solicitando  privilegios,  acusó  de  corruptoras  á  las  cien- 
cias y  las  letras,  y  apesar  de  esto  por  las  letras  alcanzaría  cele- 
bridad y  por  ellas  se  precipitaría  la  revolución.  Su  inteligencia 
es  mas  humana  que  sus  sentimientos;  filántropo  de  razón,  aban- 
donó cinco  hijos  á  la  casa  de  espósitos,  y  su  modestia  revela  con- 
frecuencia mas  el  cálculo  que  la  espontaneidad:  en  Paris  fué  el  es- 
critor de  moda  muchos  años;  compitió  con  Yoltaire,  le  odió  y  las 
dos  grandes  figuras  del  siglo  XVIII  se  lanzaron  al  rostro  injurias 
y  denuestos  que  si  no  les  arrebataban  la  fama,  hacían  dudar  ele  su 
prudencia  y  de  su  sensatez.  De  imaginación  poética,  gustaba  ins- 
pirarse en  la  ideas  puras  y  formaba  mundos  ilusorios  donde  go- 
bernaban con  soberano  imperio  la  razón,  la  igualdad  y  el  derecho: 
se  irritaba  de  que  los  hombres  tolerasen  las  diferencias  artificiales 
de  nacimiento  y  riqueza,  y  reclamaba  la  sencillez  como  base  mas 
perfecta  de  la  libertad;  sus  discursos  sobre  la  desigualdad  de  con- 
diciones, impresionaron  al  pueblo:  el  Emilio  enseñaba  amor  y 
moralidad  en  las  familias,  la  confesión  del  vicario  saboyano,  quitaba 
fórmulas  á  la  conciencia  y  daba  pureza  al  corazón;  el  contrato 
social  devolvía,  aunque  bajo  una  ficción  histórica,  la  facultad  á  los 
asociados,  y  el  poder  á  los  pueblos:  la  dulzura  y  los  atractivos  del 
sentimiento,  hacían  penetrar  hondamente  sus  enseñanzas;  las  ma- 
dres abandonaron  la  moda  de  entregar  sus  hijos  á  manos  cstra- 
ñas;  las  artiílcialidades  cedían  á  la  naturaleza;  el  pueblo  comen- 
zaba á  tener  esperanzas;  los  pequeños,  según  llamaba  la  corte  al 
estado  llano,  fuéronse  levantando,  y  cuando  Beaumarchais  pro- 
clamó su  ciudadanía,  el  título  de  ciudadano  como  entidad  igual  á 
la  mas  elevada,  llegó  á  ser  de  moda.  Las  luchas  de  Voltaire  y 
Rousseau,  ponían  en  acción  un  circulo  social  que  se  agrandaba  á 
medida  que  crecían  en  talla  los  rivales;  los  parlamentos  se  inspi- 
raban en  Montesquieu  que  no  les  arrebataba  por  completo  sus  pri- 
vilegios; los  pensadores  seguían  ó  imitaban  á  Voltaire:  el  pueblo 
sin  dejar  de  admirar  al  grande  filosofo,  amaba  mas  intimamente 
á  Rousseau.  El  escritor  ginebrino  iba  mas  derecho  á  la  democra- 
cia; si  la  forma  del  contrato  social   era  arbitraria,    el    fondo  era 


222  COMPENDIO 

exacto;  el  poder  radica  en  la  colectividad  de  asociados;  toda  aris- 
tocracia y  todo  privilegio,  es  una  usurpación  y  un  desorden.  El 
hecho  para  Rousseau  nada  significa  como  no  esté  de  acuerdo  con 
la  verdad.  Al  proclamar  la  soberanía  absoluta,  se  corría  el  riesgo 
de  que  pueblos  no  educados  convirtiesen  la  libertad  en  fin  único 
de  la  política,  no  siendo  mas  que  un  estado,  y  un  medio  para  la 
justicia:  la  soberanía  podía  destruir  el  derecho  interno  á  nombre 
de  su  omnipotencia:  en  opinión  de  Rousseau,  el  todo  social  no  po- 
día engañarse,  y  si  se  engañaba  debia  ser  obedecido.  Con  este  cri- 
terio se  podia  fundar  un  despotismo,  porque  la  libertad  no  estaba 
al  abrigo  del  sufragio.  Pero  de  todas  maneras  era  preferible  una 
institución  en  que  todos  intervenían  en  todo  sin  obstáculos  ni  cor- 
tapisas, á  otros  sistemas  que  sin  garantizar  el  derecho  esplotaban 
la  sociedad.  Habia  en  el  sistema  de  Rousseau  mas  igualdad  que 
libertad,  y  en  ese  concepto  aparecía  inferior  ú  los  dogmas  que 
proclamaría  la  Asamblea  de  Filadelfia.  El  sentimiento  de  los  pue- 
blos es  aun  mas  impresionado  par  la  desigualdad  que  por  la  opre- 
sión: por  eso  se  ha  podido  hacer  mas  largo  el  absolutismo  de  los 
reyes.  El  contrato  social  de  Rousseau  seria  como  la  partida  de 
bautismo  de  la  revolución. 

Desde  antes  de  mitad  del  siglo  XVII 1  reuníanse  en  Taris  jo- 
venes  de  toda  Francia,  atraídos  por  los  cómbales  literarios,  pol- 
las aficiones  poéticas,  por  el  espíritu  de  novedad,  por  la  fama  de 
la  riqueza  de  la  corte,  por  las  modas,  y  por  el  deseo  de  lucir: 
los  artistas  hallaban  trabajo  en  la  corte;  los  literatos  no  tenían  o- 
tro  campo  de  acción,  los  pensadores  iban  ;í  parar  ;í  la  fuente  y  d 
comunicarse  sus  impresiones  y  sentimientos:  se  conocía n.  se  reu- 
nían y  formaban  grupos  afectos  á  los  diversos  sistemas  filos» .li- 
eos ó  científicos,  pero  en  todos  se  manifestaba  una  tendencia  in- 
dagadora y  progresiva.  Las  ciencias  se  desarrollaban  bastam 
Europa  para  que  inspirare  interés  metodizarlas  y  divulgarlas;  la- 
letras  ya  no  servían  solo  ¿í  una  aristocracia,  si  no  que  buscaban 
en  una  opinión  mas  general,  la  del  pueblo,  el  favor  y  el  a.  pía  uso: 
los  jóvenes  no  seguían  automáticamente)  las  lecciones  muchas  ve- 
ces severas  de  Roliin  ni  los  consejos  de  Auguesseau,  si  noque  for- 
maban juicio  propio  fundando  escuela  no  en  la  cátedra  o  en  el  fo- 
ro, si  no  en  la  unidad  de  un  mismo  espíritu. 

Diderot  (Dionisio,  171:)  á  1784)  yD'  Alembert  (JuanLeRond. 
1717  á  178o),  concibieron  el  pensamiento  de  fundar  una  obra  (pie 
fuese  como  el  manantial  de  luz  que  iluminando  todos  los  espíri- 
tus, desterrara  las  preocupaciones,  engrandeciera  la  vida  yacer- 
cara  á  los  hombres  en  una  doctrina  de  verdad.  Era  Diderot  tan 
franco  y  generoso  como  inteligente  y  audaz:  en  sus  p 
filosóficos  (1740)  negaba  absolutamente  la  revelación:  sus  enemi- 
gos aunque  creían  mas  sencillo  perseguirle  que  refutarlo,   no  pu- 


DE     LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  223 

dieron  alcanzar  su  intento;  la  corte  fluctuaba  sin  resolverse  ato- 
mar  una  senda;  agradábanle  los  actos  de  atrevimiento   como  no 
se  convirtieran  en  su  perjuicio  directo:  la  elocuencia  de  Diderot, 
su  entusiasmo  por  la  filosofía,  lo  cortes  de  sus  maneras  y  su  con- 
ducta honrada,  le  proporcionaban  discípulos  y  amigos  poderosos. 
D7  Alembert,  matemático  profundo,  siendo  joven  fué  premiado  en 
la  Academia  de  Berlín  por  una  memoria  que  envió  sobre  la   teo- 
ría de  los  vientos;  defendió'  las  doctrinas  newtonianas,  y   en  cál- 
culo y  matemáticas  trascendentales  alcanzó  pronto  fama  europea. 
Ambos  eran  inflexibles  en  sus  ideas,  pero  D7  Alembert   mas  a- 
propósito  por  su  genio  organizador  para  llevar  á  cabo  la  obra  co- 
losal del  "diccionario  enciclopédico.'7  Fontenelle  y  otros  filósofos, 
censuraban  los  anticuados  sistemas  de  aislar  las  ciencias  sin   pre- 
sentar al  entendimiento  las  relaciones  que  todas  guardan  entre  sí. 
La  enciclopedia  era  el    ensayo  sintético:   buscaron   notabilidades 
que  colaborasen  en  las  diferentes  clases  del  saber  humano,  y  en 
1751  aparecieron  los  dos  primeros  libros,    provocando   todas  las 
cóleras  de  la  tradición,  y  todas  las  violencias  de  los  intereses  en- 
contrados. Los  escritos  morales  eran  antireligiosos;  los  científicos, 
algunos  buenos,  otros  ligeros  y  pálidos,  pero  siempre  útiles   por- 
que generalizaban  conocimientos  que  el  pueblo  nunca  habia  podi- 
do adquirir:  la  definición  del  alma,  era  cuasi  materialista.  La  cor- 
te que  secundaba  los  deseos  del  clero  cuando  le  tenia  propicio,  y 
los  rehuía  cuando  era  por  él  atacada,  esperó   algún  tiempo  á  de- 
cidirse: en  realidad  madama  Pompadour  resolvería  en  último  tér- 
mino: de  una  muger  caprichosa   dependía  la  continuación  de  la 
enciclopedia,  y  la  libertad  de  los  enciclopedistas:  en  1752,  un  de- 
creto prohibió  la  publicación  de  la  enciclopedia   como  opuesta  á 
la  religión  y  al  Estado,  pero  la  Pompadour  que  impuso  á  Luis  XV 
la  prohibición,  no  dejó  que  se  persiguiera  á  los  enciclopedistas  á 
quienes  reservaba  para  oponerlos  al  clero  en  seguida  que  se  des- 
mandase. Diderot  habia  pasado  dos  años   preso  en  Vicennes  por 
algunas  sátiras  de  sus  "cartas  sobre  los  cielos.'7  Al  poco  tiempo 
se  continuaba  la  enciclopedia;  alli  se  trataba  de  todo,  artes  y   ofi- 
cios, profesiones  y  ciencias,  letras  y  crítica,  religión  y  filosofia:la 
nación  entera  y  Europa  tenían  en  el  diccionario  un  ínteres,  una 
ventaja  y  una  enseñanza  aun  prescindiendo  de  las  causas  esencia- 
les   políticas,   la  economía  se   ventilaba  con  severidad;    Duelos 
lucía   sus   galas   de     lenguage,    Voltaire    su   sátira,    Argenville 
sus  conocimientos  en   hidráulica   y  botánica:   Rousseau,    Lalan- 
de  y  otros  muchos  en  las  mas  variadas  lecciones.  Los  hombres  i- 
lustrados  de  todos  los  países,  leían  la  enciclopedia  constituyendo 
asi  un  espíritu  uniforme  que  se  revelaría  hasta  en  Portugal  con 
Pombal   y  en  España  con  el  conde  de  Aranda:  no  se  eludíanlas 
definiciones,  ni  se  empleaban  los   equívocos:  el    sentimiento    pú- 


224  COMPENDIO 

Mico  en  Francia  desterraba  va  lo  antiguo  y  se  embebía  en  los 
principios  de  los  intérpretes  del  derecho  nuevo:  si  la  enciclope- 
dia entrañaba  un  germen  de  escepticismo,  los  beneficios  que  es- 
tendia  compensaban  en  mucho  sus  males  inherentes. 

A  este  movimiento  en  sí  mismo  bastante  para  producir  un  cam- 
bio político,  se  agregaban  otras  estimulantes:  la  filosofía  y  las  cien- 
cias engendraban  la  revolución;  los  agravios   la  precipitarían. 

El  entusiasmo  por  las  ideas  nuevas  era  afirmado  por  los  resul- 
tados que  una  política  mas  justa  obtenia  en  Inglaterra  y  Améri- 
ca. El  odio  á  la  Gran  Bretaña  empujaba  á  favorecer  la  causa  de 
sus  colonias  americanas  tanto  como  las  ideas:  la  corte  no  quería 
intervenir  en  los  negocios  de  América,  pero  la  opinión  la  obligo; 
en  este  influjo  habia  variedad  de  sentimientos;  los  franceses  es- 
pulsados  del  Canadá  querían  vengarse,  el  elemento  oficial  desea- 
ba tomar  la  revancha  contra  Inglaterra,  los  filósofos  pedían  pro- 
tección para  la  causa  tan  valorosamente  sostenida  en  Piladelfia; 
todo  junto  hacia  aparecer  una  opinión  unánime  aunque  derivaban 
los  impulsos  de  distintos  y  aun  opuestos  motivos.  Xo  tarda- 
ron Lafayette  y  Rochambeau  en  reclutar  voluntarios  que  fueran 
á  pelear  cerca  de  Washington  por  la  causa  de  la  libertad:  en  1780 
Francia  ya  envió  un  pequeño  cuerpo  de  ejército.  Terminada  la 
guerra  de  la  independencia,  los  ausiliares  volvieron  y  sembraron 
la  admiración  por  los  principios  vencedores  en  América:  Lafayette 
llevaba  los  símbolos  de  la  libertad  americana,  y  encomiaba  la  ins- 
tituciones hasta  la  adoración.  Franklin  que  desde  el  principio  de 
la  guerra  viviera  en  París,  fué  objeto  de  curiosidad  y  de  cariño 
por  parte  de  los  innovadores  y  del  pueblo;  afable,  modesto,  pro- 
fundó, oportuno,  y  digno  en  todas  sus  relaciones  y  en  su  vida  pri- 
vada, se  le  consideraba  como  el  tipo  de  la  libertad  enlazada  con 
la  sabiduría:  como  inventor  del  pararayos  tenia  prestigio  éntrelos 
hombres  de  ciencia;  como  represéntente  de  la  democracia,  los  re- 
formadores le  honraban;  como  hombre  puro,  la  honradez  de  todas 
las  opiniones  le  guardaba  respetuosas  deferencias.  Su  vida  en  Pa- 
rís fué  una  propaganda,  y  su  virtud  y  su  sencillez  eran  presentadas 
al  pueblo  como  ejemplo  de  las  costumbres  libres,  en  oposición  álos 
desórdenes  de  las  aristocracias,  y  á  las  corrupciones  de  los  cor- 
tesanos. Todos  los.  males  y  sufrimientos  se  achacaban  al  gobier- 
no; los  propagandistas  aprovechaban  la  predisposición  del  pueblo, 
y  acusaban  al  despotismo  de  causa  inmediata  del  déficit,  de  los 
tributos  cscesivos,  de  la  miseria  del  Norte,  del  descontento  gene- 
ral. Los  parlamentos  intentaban  sacar  sus  privilegios  de  la  debi- 
lidad de  la  monarquía,  el  clero  parroquial  maltratado  por  el  alto 
clero,  se  quejaba  haciendo  en  muchos  lugares  causa  común  con  el 
pueblo:  la  parte  joven  de  la  nobleza  aspiraba  al  influjo  político  i- 
mitando  las  instituciones  inglesas:  la  aristocracia  tradicional  cin- 


Í)E  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  225 

pujaba  la  monarquía  contra  todas  las  innovaciones  y  la  contrade- 
cía al  querer  Luis  Xvl  aliviar  las  desgracias  de  los    campesinos. 

Donde  quiera  se  organizaban  sociedades  como  la  de  Helvecio  y 
el  barón  de  Holbach  ejerciendo  activa  propaganda  contra  las  cos- 
tumbres, pero  algunas,  y  determinadamente  esa,  sin  enseñar  una 
moral  que  rigiese  la  vida,  y  por  el  contrario  burlándose  de  toda 
clase  de  virtud  y  de  dignidad.  La  agitación  crecía,  pero  como  no 
habia  esperiencias  revolucionarias,  la  monarquía  y  la  'corte  pen- 
saban que  era  fácil  cosa  dominar  aquel  movimiento  cuando  llegase 
á  cierto  límite.  El  pueblo  acostumbrado  á  la  soberbia  de  Luis  XY 
y  á  las  indignidades  de  Yersalles,  confiaba  en  Luis  XVI  que  vi- 
vía honradamente  y  que  habia  manifestado  deseos  de  aliviar  la 
suerte  de  los  desheredados.  La  revolución  estaba  á  las  puertas 
del  trono,  y  los  cortesanos  creían  que  apenas  era  un  tumulto  de 
soñadores. 

La  nobleza  solo  tenia  privilegios;  ningún  poder  efectivo;  goza- 
ba pensiones  por  destinos  estravagantes  (el  de  apresurador  de  a- 
sadosos  de  la  casa  regía,  el  guarda  muebles,  el  de  ordenador  de  ta- 
pizados) que  les  asemejaba  á  humildes  lacayos;  el  servicio  del  pa- 
lacio real  no  tenia  menos  de  ochocientas  personas;  el  lujo  llegaba 
á  la  prodigalidad  y  el  esceso  de  pensiones  á  la  anarquía  económi- 
ca. El  alto  clero  estaba  desmoralizado  y  no  se  llegaba  á  las  grandes 
posiciones  por  el  mérito,  sino  por  el  favor;  alcanzábanle  los  donati- 
vos y  gracias,  las  exenciones  y  privilegios  y  los  placeres  de  la  corte: 
en  los  conventos  se  suscitaban  pendencias  escandalosas:  el  Arzo- 
bispo de  París,  Beaumont,  arrojaba  del  Hospital  á  los  enfermos 
que  no  hacían  profesión  de  fe  ortodoxa:  la  nobleza  de  iglesia  es- 
taba en  disidencia  con  la  nobleza  de  toga,  y  ambas  con  la  nobleza 
ele  espada  dividida  ea  antigua  y  nueva;  la  inmunidad  en  algu- 
nos territorios  nobiliarios  hacia  recaer  los  tributos  sobre  ios  mas 
pobres:  en  algunos  lugares  preexístia  la  justicia  arbitraria  feudal: 
era  tan  difícil  alcanzar  justicia  contra  lo**  nobles,  como  peligro**) 
esponerse  á  sus  iras,  porque  provistos  de  cédulas  de  prisión  en 
blanco,  hacían  prender  al  primero  que  intentaba  devolverles  sus 
ultrajes  o  moderar  su  insolencia.  Los  empleos  de  la  magistratura 
se  habían  vinculado  por  compra  en  ciertas  familias;  los  mas  im- 
portantes de  la  administración  y  de  la  política  los  tenían  los  no- 
bles: en  el  ejército  ellos  o  los  ricos  disfrutaban  los  grados  de  sub- 
teniente en  adelante;  los  hijos  del  pueblo  ingresaban  de  soldados 
y  los  nobles  de  oficiales:  cuando  un  plebeyo  después  de  veinte  ó 
treinta  años  de  campaña  llegaba  á  subteniente,  que  eran  muy  ra- 
ros, se  les  llamaba  oficiales  de  fortuna.  El  gobierno  no  contaba 
con  el  Estado  llano  mas  que  para  imponerle  servicios;  ni  aun  tenia 
derecho  de  intervención  en  los  repartos  tributarios:  en  los  campos, 
el  clero  cobraba  el  diezmo  del  producto  total,  v  donde  subsistía  el 

15 


226  COMPENDIO  « 

feudalismo,  los  señores  imponían  su  voluntad  y  apremiaban   con 
exacciones  para  sostener  sus  competencias  de  lujo  y  sus  prodiga- 
lidades. Habia  siervos  de  terruño  que   solo   podían  abandonar  el 
campo  abandonando  sus  bienes,  y  siervos  de  cuerpo   que    perte- 
necían al  señor  y  vivian  sujetos  i  sus  caprichos  y  á  sus  violencias:, 
esta  servidumbre  no  subsistía  mas  que  en  algunos  distritos,    pero 
no  dejaba  por  eso  de  ser  ignominiosa.  Todo  plebeyo   era   soldado 
de   diez  y. seis  í  cuarenta  años  y  entraba  todos  los  años  en   suerte 
comenzando  por  la  primera  edad:  casi  todas  las   ciudades  tenían 
privilegios,  y  la  clase  acomodada  se  redimía  por  dinero.  Los  arte- 
sanos estaban  reunidos  en  gremios  con  privilegios  colectivos,  pero 
con  las  tiranías  consiguientes  de  los   reglamentos  sobre   la  clase, 
medida,  color  y  forma  délo  que  trabajaban:  el   aprendiz   que  no 
tenia  dinero  para  comprar  el  título  de  maestro,  no  podía  trabajar 
nunca  por  su  cuenta  sin  esponerse    i   prisiones  y  atropellos;  los^ 
litigios  entre  los  artesanos  de  los  diversos   oficios,  separaban  sus 
intereses  y  debilitaban  su  fuerza.  Las  aldeas  eran  como  patrimo- 
nio de  la  soberbia  aristocrática:  el  trabajo  representaba  menos  que 
loque  pudiera  influir  el  último  lacayo  de  Versalles:  las  contribu- 
ciones se  aumentaban  y  mientras  tanto  se  cegaban  canales   y  ace- 
quias y  nadie  procuraba  el  fomento  de  la  agricultura.    Cuándo  un 
campesino  atropellado  pedia  justicia  se  le  contestaba  con  burlas  y 
mas  comunmente  con  castigos  porque  en  él  era  desacato  toda  queja. 
y  agravio  toda  manifestación  de  dignidad:  el    comercio  estaba  li- 
mitado por  los  privilegios,  acechado  por  el  fisco,    perseguido   pol- 
las codicias  de  los  pródigos  cortesanos:  al  abandono  del  pueblo  se 
unia  su  humillación;  le  despreciaban  como  á  esclavo  y  debia   reci- 
bir las  órdenes  sin  murmurar:  no  habia  medios  de  satisfacer  ni   los 
ultrajes  hechos  por  los  poderosos  i  la  propiedad  ni    los  hechos  á 
la  honra:  los  bienes  de  los  nobles  estaban  vinculados;  los  del  clero 
amortizados:  inertes  hipotecas  pesaban  sobre    los   mayorazgos,  y 
domó  no  podían  venderse,  se  descuidaban  con  detrimento  de  la  pro- 
ducción, y  la  riqueza  mermaba    cuanto  subían  las   contribuciones, 
las  prodigalidades   y  el  desorden.  Rousseau  creia  que  era  j  i 
rible  morir  á  vivir  la  vida  del  campesino,  sobre    todo   allí  donde 
había  servidumbre:  Diderot  se  quejaba   amargamente  de  las    pe- 
nalidades délas  aldeas;  no  tenían  derechos,  jpero  sí   todos  los  de- 
beres; el  hombre  del    pueblo  pagaba   casi  todas    las  contribucio- 
nes  e    impuestos,     la   tasa,   el    diezmo,     portazgos,     pontazgos. 
fiscalización   y   gabelas  de   mil  clases:    podía  morir   en  el    cam- 
po de  batalla  pero  no  pasar  de  sargento  aunque    fuera    un    héroe, 
ni  ocupar  altos  destinos  aunque  fuera  un  genio:  por  todas   partes 
se  le  limitaba  el  horizonte,  era    el  eterno  vencido  sin    otro  ampa- 
ro que  una  dolorosa  resignación.  Los  sacerdotes  virtuosos    no  as- 
cendían á  los  primeros  grados  del  clero:  el    favoritismo  y   la  intri- 


DE, LA   HISTORIA  UNIVERSAL  227 

ga  avasallaban  el  mérito.  La  nobleza  no  creía  que  jamas  aquellas 
gentes  humilladas  y  despreciadas  pudieran  reclamar  sus  derechos 
de  hombres,  derechos  que  siempre  les  habían  negado.  No  es  de 
admirar  que  los  primeros  arranques  de  la  revolución  moral  fueran 
de  odio,  porque  no  se  podía  demandar  filosofía  á  las  víctimas  de 
todas  las  aristocracias  y  de  todos  los  despotismos.  En  el  pueblo  se 
sentía  como  en  las  reuniones  de  los  doctos  la  es  t  raña  conmoción 
que  precede  á  todas  las  tempestades:  las  contribuciones  no  eran 
bastante  á  cubrir  las  necesidades  del  Estado  y  los  desgraciados 
campesinos  se  preguntaban  en  el  seno  de  la  confianza  y  de  la  fa- 
milia, qué  beneficios  recibían  en  compensación  del  sudor  que  les 
arrebataban  los  cobradores:  las  fiestas  no  cesaban  por  la  miseria 
ni  se  suspendían  por  los  déficits:  las  pensiones  crecian  en  razón 
inversa  á  los  ingresos:  la  corte  recordando  los  negocios  de  Law 
hacía  préstamos  ficticios,  conversiones  de  pápela  bajo  precio  co- 
tizado por  créditos  reembolsables  en  su  integridad:  la  codicia  no 
guardaba  ninguna  consideración  á  la  miseria:  clero,  parlamento, 
pueblo,  aristocracia,  todo  estaba  en  desconcierto;  la  filosofía  y  la 
literatura,  avanzaban  á  velas  desplegadas  hacia  la  revolución.  En 
circunstancias  tan  graves  subió  al  poder  Luis  XYI  enseñado  por 
su  abuelo  á  sostener  que  el  mando  era  de  los  reyes,  y  la  obedien- 
cia de  los  pueblos. 


PÁRRAFO  II. 

LO@  Estados  generales. 


Los  parlamentos  no  tenían  atribuciones  legislativas,  sino  mas 
bien  judiciales  con  el  privilegio  de  registrar  los  decretos  del  rey: 
desde  fines  del  siglo  XV  aumentó  el  poder  del  parlamento  de 
París  comenzando  á  ser  un  intermedio  de  la  monarquía  y  el  pue- 
blo: el  parlamento  general  había  sido  dividido  por  Carlos  YII  en 
varios  parlamentos  provinciales  que  resolvían  en  causas  é  intere- 
ses privados  y  establecían  jurisprudencia  para  lo  futuro:  el  de 
París  llegó  á  intervenir  en  la  política  con  beneplácito  de  los  reyes 
que  le  preferían  á  los  Estados  generales  en  cuanto  era  fácil  do- 
minarle: la  facultad  de  registrar  los  decretos  implicaba  poder  de 
rechazarlos,  y  ademas  adquirió  el  derecho  de  votar  los  impuestos; 
el  rey  cuando  se  negaba  el  parlamento  á  suscribir  una  disposición, 
tenia  medio  de  obligarle  acudiendo  á  lo  que  se  llamaba  el  solio  de 
justicia;  presentábase  en  el  tribunal,  se  sentaba  en  el  trono,  los 
miembros  del  parlamento  votaban  en  voz  alta,  y  afirmasen  o  ne- 
gasen se  inscribía  el  decreto.   Los   magistrados  habían   comprado 


228  COMPENDIO 

i 

sus  destinos  y  en  los  apuros  del  Estado  se  aumentó  el  parlamento 
con  otros  nuevos  igualmente  vendidos:  tenia  ese  cuerpo  el  orgullo 
de  clase  y  amor  a  sus  privilegios  pero  no  era  inspirado  por  los 
intereses  generales;  fuerte  con  los  débiles  y  débil  con  los  fuertes. 
No  había  leves  que  regulasen  sus  atribuciones,  ni  estaba  enlazado 
con  el  rey,  ni  con  el  pueblo,  sino  que  obraba  según  conveniencias 
de  clase. 

Disuelta  la  Asamblea  de  los  notables  llamada  por  el  rey,  el 
parlamento  de  Paris  se  negó  a  registrar  dos  decretos  imponiendo 
nuevas  contribuciones:  la  oposición  no  se  quebrantó  ni  con  la  sesión 
regia.  Necker  aconsejó  la  convocatoria  de  los  Estados  generales. 
Consistía  esta  Asamblea  llamada  por  primera  vez  en  tiempo  de 
Felipe  IV  el  bello,  en  la  reunión  de  los  tres  brazos,  nobleza,  clero 
y  pueblo:  acordaba  los  impuestos  y  en  armonía  con  el  rey  entendía 
en  las  cuestiones  generales.  La  última  vez  que  los  Estados  se  ha- 
bían reunido  fué  en  1614  en  que  el  .pueblo  se  presentó  en  la  posi- 
ción mas  humilde  como  si  sus  diputados  mas  bien  que  tales  fueran 
esclavos  de  la  monarquía  y  de  la  aristocracia.  Desde  la  época  de 
Felipe  IV  solo  veintidós  veces  se  habían  reunido  los  Estados  ge- 
nerales: los  poderes  no  estaban  bien  definidos,  pero  la  monarquía 
que  buscaba  en  el  pueblo  apoyo  contra  la  nobleza,  llamaba  doble 
número  de  diputados  del  tercer  Estado  que  el  de  los  otros  dos 
órdenes,  de  modo  que  el  pueblo  representaba  lo  mismo  que  el  clero 
y  la  aristocracia  juntos.  Luis  XIV  y  Luis  XV  eran  demasiado  ab- 
solutos para  dar  á  nadie  participación  en  el  poder.  En  tiempo  de 
Enrique  IV  y  de  Richelieu  se  había  convocado  una  Asamblea 
de  notables  que  aunque  pertenecía  ú  los  tres  brazos  eran  nombra- 
dos por  el  rey  y  no  tenían  mas  que  voto  consultivo:  esta  es  la 
Asamblea  que  se  convocó  en  1787,  y  que  sostuvo  los  privilegios 
negándose  á  una  contribución  general  y  equitativa.  Las  sesiones 
terminaron  sin  resultado:  el  parlamento  de  Paris  no  quiso  regis- 
trar los  decretos  de  nuevos  tributos:  el  rey  devolvió  ;í  los 
testantes  los  derechos  civiles  -Á  escepcion  de  pod 
y  maestros:  el  parlamento  hizo  una  declaración  contra  el  despo- 
tismo real  yíe  negó  el  derecho  de  imponer  contribuciones,  que 
correspondía  á  los  Estados  generales.  Los  parlamentos  y  la  Asam- 
blea de  notables  de  nuevo  consultada,  opinaron  que  los  Esti 
.se  rigiesen  para  discutir  y  votar  como  en  1614.  Esto  era  continuar 
el  dominio  de  la  nobleza  y  el  clero,  pero  triunfó  en  el  gobierno  la 
opionion  contraria:  los  diputados  reunidos  votarían  por  cabezas  V 
no  por  órdenes,  y  los  del  tercer  Estado  serian  dobles  en  número 
que  cada  uno  de  los  primeros.  "D'  Eütragues  publicaba  un  libro 
contra  la  monarquía  y  la  nobleza:  Sieyes  otro  en  favor  del  tercer 
Estado  (¿Qué  es  el  tercer  Estado:'  No  i"!  sido  nada,  quien 
algo,  debe  serlo  todo)".  Por  decreto  de  diciembre  de  1788  se  fijaban 


DE   LA   HISTORIA  UNIVERSAL.  229 

en  600  los  diputados  del  pueblo,  y  en  trescientos  los  de  cada  uno 
de  los  otros  dos  brazos,  clero  y  nobleza,  y  se  señalaba  la  apertura 
de  las  sesiones  para  el  cinco  de  Mayo.  Las  elecciones  eran  de  dos 
grados.  El  5  de  Mayo  de  1789  fué  laaudienca  real,  la  presentación 
ante  el  rey  délos  representantes  de  los  tres  órdenes.  En  el  clero  ha- 
bía mucha  parte  favorable  al  pueblo,  en  especial  curas  de  aldea  que 
habian  contemplado  de  cerca  las  miserias  y  habian  lamentado  el 
desvio  de  la  corte.  La  nobleza  nada  habia  perdido  de  su  orgullo; 
los  diputados  del  tercer  Estado  estaban  dispuestos  á  luchar  por 
la  libertad  y  por  la  igualdad.  El  rey  dijo  que  se  alegraba  ver  jun- 
tos á  los  altivos  descendientes  'de  los  conquistadores  y  á  la  humilde 
'posteridad  de  los  vencidos.  Las  consideraciones  y  honores  fueron 
parala  nobleza  y  eidero;  la  humillación  para  el  pueblo. 

Claramente  se  vio  que  no  era  llamado  el  brazo  del  pueblo  mas 
que  para  que  votara  contribuciones:  el  clero  quería  algunas  reglas 
igualitarias,  los  diputados  populares  deseaban  afianzar  sus  dere- 
chos. Pronto  comenzaron  disputas  sobre  la  comprobación  de  po- 
deres; la  corte  seguía  humillando  al  tercer  Estado:  la  monarquía 
se  inclinaba  á  la  nobleza:  el  pueblo  parisién  acudía  en  tumulto  11 
Yersalles  aclamando  &  sus  representantes:  el  lujo  de  la  nobleza 
contrastaba  con  la  sencillez  del  Estado  llano.  Asi  siguieron  las 
cosas  estreinándose  cada  dia  mas  la  tirantez  entre  la  nobleza  y  el 
pueblo.  El  tercer  Estado  celebraba  sesiones  esperando  que  se  le 
unieran  los  otros  dos:  alzaba  en  ellas  la  voz  el  Conde  de  Mirabeau 
que  rechazado  por  la  nobleza  se  afilió  entre  los  elementos  popula- 
res: su  voz,  sus  conocimientos,  sus  arranques  liberales  y  su  fuerza 
dialéctica,  dieron  valor  á  los  diputados  del  pueblo  que  hasta  en- 
tonces no  veian  definido  su  poder  ni  sus  sentimientos.  Era  presi- 
dente del  tercer  Estado  el  astrónomo  Bailly.  Mirabeau  que  habia 
sido  víctima  del  despotismo  paterno,  odiaba  todas  las  tiranías  y 
mas  insoportable  se  le  hacia  la  de  la  nobleza  que  le  habia  humilla- 
do: sus  palabras  iban  dirij idas  contra  el  trono  que  evidentemente 
rechazaba  al  pueblo:  proclamó  la  inviolabilidad  del  diputado  y 
propuso  que  el  tercer  Estado  se  constituyese  en  Asamblea  y  deli- 
berase como  representación  nacional;  los  nobles  habian  interpre- 
tado como  temor  la  prudencia  de  sus  adversarios:  en  vano  se  les 
invitó  á  que  se  unieran  para  cumplir  los  fines  políticos  de  la  patria. 
Un  clia  que  se  habia  celebrado  sesión  ante  el  rey,  los  diputados  del 
tercer  Estado  se  quedaron  á  discutir;  el  marques  de  Breze  les  in- 
timó la  orden  de  salir  del  local,  y  cuando  todos  vacilaban  Mirabeau 
declaró  que  no  abandonarían  el  salón  sino  impelidos  por  la  fuerza: 
no  queriendo  el  rey  emplear  medidas  violentas,  fué  enviada  una 
sección  de  carpinteros  para  recomponer  el  local;  el  ruido  de  los  ma- 
zos y  martillos  no  desconcertó  a  los  diputados  que  siguieron  el 
debate,  hasta  que  aquellos  mismos   artesanos  deteniéndose   ante 


230  COMPENDIO 

las  voces  elocuentes,  unieron  sus  vítores  y  aplausos  á  los  aplausos 
de  los  representantes.  Era  cosa  resuelta  que  la  corte  se  burlaba  del 
pueblo  y  de  sus  diputados.  El  17  de  Junio  el  tercer  Estado  se  cons- 
tituyó bajo  el  nombre  de  Asamblea  nacional :  Luis  XYI  culpaba  á 
los  representantes  populares  de  querer  perturbar  el  pais  siendo  la 
nobleza  la  que  buscaba  medidas  de  fuerza  oponiendo  los  agravios 
á  la  discreción,  y  el  odio  á  las  invitaciones  conciliatorias.  Se  anun- 
ció una  sesión  regia  para  el  2¿>  de  Junio,  y  entretanto  fué  cerrado 
el  salón  de  sesiones;  Bailly'  lo  supo  tarde  y  al  llegar  con  los  dipu- 
tados creyó  en  una  nueva  humillación  y  dirijo  la  Asamblea  al  jue- 
go de  pelota  (20  de  Junio  de  1789)  donde  los  representantes  jura- 
ron no  separarse  hasta  afirmar  los  derechos  de  la  Francia.  Un  solo 
diputado  se  negó  á  escribir  el  soleme  juramento  de  la  libertad: 
miembros  del  clero  se  unian  al  tercer  Estado:  la  sesión  siguiente 
se  celebró  en  la  iglesia  de  San  Luis.  El  27  de  Junio  el  rey  mandó 
á  los  dos  órdenes  privilegiados  que  se  uniesen  ¿í  los  diputados  del 
pueblo.  Tras  muchas  humillaciones  el  tercer  Estado  triunfaba. 


PÁRRAFO  III. 

La  Asamblea  nacional. 


Al  reunirse  los  Estados  generales,  todos  los  pueblos  de  Francia 
creían  que  el  rey  favorecia  la  causa  de  la  clase  llana:  nobleza  y 
clero  representaban  menos  de  doscientos  mil  individuos,  y  la  na- 
ción se  componía  de  veinticinco  millones  de  habitantes.  Luis  X\\ 
poco  apto  para  el  gobierno,  débil  de  carácter,  y  educado  en  las 
doctrinas  del  absolutismo,  compadecía  á  los  que  sufrían  pero  no 
les  daba  derecho  á  que  se  redimieran  por  sí  mismos;  su  bondad 
estaba  en  el  sentimiento  que  no  resistiría  al  interés  monárquico,  íí 
losalhagos  de  la  nobleza,  y  ¿í  los  consejos  de  los  reyes  de  Europa. 
Cuando  observó  que  el  pueblo  pedia  libertades  y  garantías,  le 
pareció  la  solicitud  una  rebelión  y  no  puso  obstáculo  á  las  intrigas 
de  los  nobles  ni  de  los  cortesanos.  Maria  Antonieta  reina  oí 
llosa  y  poco  conocedora  del  estado  de  Francia,  dominaba  el  cora- 
zón de  su  marido,  y  aunque  sin  intervención  visible  en  la  política. 
contaban  con  ella  los  cortesanos  y  los  nobles:  Necker  habia  ¡ai- 
do  de  nuevo:  la  corte  declaraba  francamente  las  hostilidades:  re- 
gimientos de  suizos  y  alemanes  llegaban  ¿í  Vérsalles  para  intimi- 
Á  la  Asamblea:  las  agitaciones  crecían  en  París  y  en  los  cen- 
3  populares;  los  periódicos  y  folletos  acusaban  de  una  manera 
desembozada  á  la  corte,  y  de  un  modo  encubierto  ú  Luis  XYI: 
Camilo  Demoulins,  joven  vehemente  y  político  atrevido  y  profun- 


DE  LA  HISTORIA    UNIVERSAL.  231 

•do.  escita  al  pueblo  contra  sus  enemigos:  la  reina  y  la  nobleza  pre- 
paran un  golpe  de  fuerza  apesar  de  la  protesta  '  de  la  Asamblea 
contra  la  reunión  de  tropas:  Lafayette  al  frente  de  la  guardia 
nacional  aclama  la  libertad:  el  pueblo  de  París  constituye  una 
municipalidad  colocando  a  Bailly  en  la  presidencia:  los  bustos  de 
Necker  y  del  duque  de  Orleans  son  paseados  en  triunfo,  se  apres- 
tan las  armas,  se  llama  á  los  soldados  nacionales  contra  los  sol- 
dados estrangeros,  y  el  14  de  Julio  las  turbas  se  lanzan  contra  la 
Bastilla  y  la  toman.  Luis  XVI  se  traslada  á  Paria  escribiendo 
previamente  una  protesta  contra  lo  que  en  adelante  se  viese  obli- 
gado á  hacer:  en  Paris  le  recibieron  bien,  pero  los  gritos  de  "vi- 
va la  nación"  se  elevaban  sobre  las  otras  manifestaciones.  El  triun- 
fo del  pueblo  habia  sido  sangriento:  algunos  aristócratas  sucum- 
bieron en  medio  de  los  tumulto  de  los  dias  de  Julio.  Vuelto  á  lla- 
mar Necker  al  ministerio  de  hacienda,  y  no  atreviéndose  el  rey 
á  dar  un  golpe  de  fuerza  según  la  nobleza  le  aconsejaba,  el  con- 
de Artois,  hermano  de  Luis  XVI,  y  muchos  nobles  abandonaron 
la  Francia.  La  Bastilla  fué  demolida:  las  llaves  se  enviaron  á 
Washington  como  testimonio  de  que  también  en  la  nación  francesa 
se  habia  conquistado  la  libertad.  En  las  provincias  la  toma  y  des- 
trucción de  la  fortaleza  de  Estado,  hizo  un  eco  estraordinaria:  pue- 
blos y  aldeas  se  armaron,  invadieron  los  castillos  y  conventos  des- 
truyendo los  restos  del  feudalismo  y  proclamando  la  libertad.  La 
Asamblea  nacional  proclamó  los  derechos  del  hombre,  y  el  4  de 
Agosto  á  propuesta  del  Vizconde  de  Noailles,  suegro  de  Lafayette, 
los  representantes  aristócratas  renunciaron  á  sus  privilegios  feu- 
dales; el  clero  renunció  a  los  diezmos;  y  la  Asamblea  en  pleno 
proclamó  la  igualdad  ante  la  ley  en  medio  de  un  entusiasmo  deli- 
rante como  acaso  jamas  se  viera  en  ningún  pueblo  y  en  ningún 
tiempo.  El  5  de  Octubre  masas  del  pueblo  de  Paris  se  dirigían  á 
Versalles  pidiendo  que  pasaran  ala  Capital  el  rey,  la  corte  y  la 
Asamblea:  una  parte  del  Palacio  fué  invadida  y  varios  guardias 
muertos  por  la  muchedumbre:  el  6  de  Octubre  las  turbas  llevaban 
en  picas  las  cabezas:  el  rey  marchó  á  Paris  y  la  Asamblea  le  si- 
guió ocupando  esta  el  picadero,  y  la  corte  las  Tullerias-  El  2  de 
Noviembre  á  propuesta  de  Talleyrand,  obispo  de  Autum,  se  de- 
claraban los  bienes  eclesiásticos  propiedad  del  Estado  con  obli- 
gación de  dotar  al  clero,  al  culto  y  á  la  beneficencia;  otro  decreto 
suprimía  los  conventos  y  órdenes  religiosas.  Entonces  Mirabeau 
que  si  odiaba  las  monarquías,  temia  á  las  repúblicas,  quiso  recon- 
ciliarse con  la  corte:  Maria  Antonieta  le  rechazaba  como  á*  deser- 
tor de  su  causa,  el  rey  no  le  quería  porque  los  golpes  mas  fuertes  de 
la  revolución  él  los  habia  dirijido:  los  tumultos  populares  le  esponian 
á  perder  un  dia  su  influencia:  pensó  contenerla  revolución  sugetán- 
dola    en  los  límites   del    trono.  De  una  elocuencia  sublime,  con- 


232  COMPENDIO 

taba  dominar  al  pueblo  para  inclinarlo  en  favor  del  rey.  como 
lo  liabia  empujado  contra  él:  su  orgullo  no  consentía  rivales: 
negociaba  y  se  comunicaba  con  todos  sin  seguir  á  nadie:  la  monar- 
quía podia  esperar  lo  mismo  amenazas  que  amagos:  Luis  XVI  en 
el  estremo  peligro,  se  refugió  á,  Mirabeau  como  á  una  tabla  de  sal- 
vación; Mirabeau  percibió  medio  millón  de  francos,  y  diez  mil  pe- 
sos mensuales:  si  esta  venta  podia  calificarse  (Je  traición,  el  gran 
tribuno,  aparte  del  juicio  que  inspiren  sus  otros  sentimientos,  no 
hizo  traición  a  la  libertad  nial  pueblo;  aconsejó  al  rey  que  debia 
asociarse  lealmente  á  la  libertad  y  al  progreso  y  seguir  al  frente 
del  movimiento  de  la  Francia.  Instruía  á  los  ministros  por  medio 
de  notas,  guiaba  á  la  monarquía  por  entre  las  dificultades  diarias, 
sostenía  en  la  Asamblea  la  armonía  de  los  poderes,  y  condenaba 
los  motines.  Su  conducta  pasada  perjudicaba  su  reputación:  todo 
el  heroísmo  no  le  hubiera  hecho  merecer  el  título  que  solo  se  tri- 
buta á  la  probidad  patriótica.  El  hecho  de  recibir  caudales  por 
defender  una  institución,  prueba  el  influjo  y  la  persistencia  de  su 
viciada  moral.  La  posteridad  no  le  hubiera  acusado  si  indepen- 
diente de  toda  mira  codiciosa,  hubiese  defendido  la  misma  causa. 
Barnave,  los  hermanos  Lameth  y  Duport,  decidieron  una  <• 
titucion  en  que  solo  se  dejaba  el  nombre  íí  la  monarquía:  la  orga- 
nización del  clero  fue  modificada  eligiendo  el  pueblo  sus  pasto 
consignábanse  la  libertad  de  cultos,  los  derechos  nion,  a» 

cion  e  imprenta,  la  igualdad  ante  la  ley,  rél 
con  los  haberes.  El  re;  >nó  la  constitución,  pero  estaba  des- 

contento de  ella;  los  nobles  emigraban,    el  clero   resistía  pr< 
juramento,  la  nación  manifestara  mas  deseo  ito   era   un 

peligro  para  la  reforma,  Europa $e  ponia  amenazadora:  la  fron- 
tera alemana  se  Henal»;)  de'  emigrad*!-  que  conspiraban  contra 
Francia.  Maury  y  Cázales  en  la  Asamblea  representaba^  un  me- 
dio revolucionario  que  permi te  ar  los  principios,  pero  que 
se  asusta  de  las  consecuencias.  La  corte  fluctuaba  eníre  las  espe- 
ranzas y  temores:  el  rey  asistía  á  la  fiesta  de  la  federación  en  el 
aniversario  de  la  toma  de  la  Bastilla;  el  pueblo  aun  le  vitoriaba; 
la  revolución  se  arraigaba  en  los  departamentos:  el  clero  obligado 
á  prestar  asentimiento  y  ;í  jurar  la  oqus titucion  eclesiástica,  r< 
tía  y  emigraba:  la  hacienda  no  entraba  en  orden,  los  asignados, 
billetes  de  garantía  que  creó  la  Asamblea,  perdían  de  su  valor: 
los  clubs  mantenían  los  ánimos  en  agitación:  Danton  con  su  voz 
estentórea  parecía  encarnar  los  furores  del  pueblo,  y  Robespierre 
con  su  lógica  representaba  el  lado  inflexible  de  la  revolución.  De- 
magogos comoMarat  pedían  sangre  para  que  la  libertad  fructifi- 
case y  combatían  á  la  vez  con  todos  los  partidos:  Camilo  Dcs- 
moulins  en  sus  escritos  penetrantes  é  ingeniosos,  desacreditaba 
todo  lo  favorable  ala  corte  y  esplicaba  al  pueblo  sus  derechos  no 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  233 

como  concesión  sino  como  atributos  esenciales:   larseccione9    dfe 
París  armadas  y  con  sus  jefes  se  preparaban  í  imponer   su   volun- 
tad 4 la  misma  Asamblea.  Mirabeau    luchaba  contra 
pero  perdía  terreno,  y  esta  misma   desigualdad  de    fue 
que  pusiese  enjuego  su  poderoso  genio  y  que    sacara    tod 
recursos  para  mantener  aun  aquel    equilibrio    imposible  la 

autoridad  no  conforme  con  la  libertad,  y  la  liber  a    a  »u- 

tra  la  autoridad.  Los  trabajos  escesivos*  los  viol- 
tos nerviosos,  el  cansancio  de  una  lucha  que  él  solo  so  son- 
Ira  el  influjo  de  todas  las  oposiciones  y  partí:  •  tu- 
raleza.  Cayo'  enfermo  y  entonces  Francia  recordó  que   hábi 
jido  los  primeros  -pasos  déla  revolución  y   los  mas 
liaros  contra  las  tradiciones:  la  capital   se   conmovió   al  cono 
el  gravísimo  estado  del  efelebre  orador:  un  cordón  de  gentes 
municaba  d  la  población  los    progresos    ó  accidentalidades    déla 
enfermedad:  la  corte  temblaba  por  aquella  vida  en   quien  dep 
tara  su  salvación:  Mirabeau  pidió  flores  y  mus  i  <                         I    i} 
de  Abril  de  1791:  le  sintió  toda  Francia*:  su  cuerpo  fué  deposita- 
do en  el  panteón  nacional  de  hombres  ilustres.  Dos   me 
dio  mas  tarde  el  rey  huia  en  dirección  á  Alemania  de  acuei 
los  emigrados  y  con  el  general  Bouillé  que  mandaba  troj 
déla  frontera:  sorprendido  en  Várennos,  se  le  volvió  a  París:  ha- 
bía perdido  casi  todas  las  simpatías  que  le  quedaban.    Unos  que- 
rían formarle  proceso,  otros  los  menos,  le  defendían:    la   muni 
palidad  de  Paris  se  erige  en  un  poder:    los  reyes   del   Norte   de 
Europa  se  arman  y  esperan:  la  nobleza  emigrada    esci        .1  Aus- 
tria, Alemania  y  España  contra  su  patria;  el  rey  se  comunica  con 
las  cortes  estrangeras;  Barnave,  y  los  Lamelh  reemplazan  la    in- 
fluencia de  Mirabeau;  todo  la  nación    está   conmovida   y   : 
comienza  á  conmoverse.  La  Asamblea  declaró  terminada  I; 
íueion  cuando  en  realidad  no  habia  pronunciado  mas  que   la 
muía.  Un  movimiento  tan  gigantesco  en  medio  de  la  Euro] 
lutistay  sin  quedar  vencidos  los  elementos  afelios  í   la  tradici 
tendría  que  sancionarse  por  la  fuer/a. 

La  Asamblea  constituyente  dio  un  paso  ó  en  las  ii 

tuciones  libres.  La  conciencia  (juedaba  emancipada  y  sin    privile- 
gios ninguna  religión:  proclamó  los  derechos  humanos,   la  iuviola- 
bilidad  de  la  .correspondencia,  la  abolición   déla  nobleza,    de   la 
servidumbre,  de  los  privilegios  y  de  los  diezmos:  desamortizó   los 
buenos  amortizados;  suprimió  la  cédulas  de  prisión,    las  áduai 
interiores,  los  derechos  de  puertas,   las  jurisdicciones   señorial 
las  contribuciones  sobre  los  judíos,  el  privilegio  de   caza:   facilitó 
los  procedimientos  de  justicia:  libertó  al  trabajo  de   los   gremi 
alas  letras  de  la  censura,  alas  ciencias  de  la  fiscalización  poiíti 
á  la  tierra  de  las  cargas  arbitrarias  y  desiguales:  mandó  mejorar 


234  COMPENDIO 

las  prisiones,  moralizo  la  administración,  levantó  la  dignidad  na- 
cional antes  representada  por  la  corte  ó  manchada  por  las  inmo- 
ralidades de  Versalles;  estableció  una  sola  Cámara,  limitó  el  veto 
regio  a  dos  legislaturas: hizo  potestativo  déla  Asamblea  declarar 
la  guerra  y  concluir  la  paz;  impuso  responsabilidad  á  los  minis- 
tros haciendo  esos  cargos  incompatibles  con  la  diputación:  organizó 
el  jurado  y  los  jueces  de  paz;  fnndó  tribunales  mercantiles  y  milita- 
res; publicó  un  código  rural  y  otro  de  minas:  separó  el  poder 
judicial  del  administrativo;  dividió  la  nación  en  ochenta  y  tres  de- 
partamentos; vigorizó  la  agricultura,  quitó  todas  las  trabas  ¿  la 
inteligencia  y  al  trabajó,  reconoció  al  pais  como  único  poder  su- 
premo y  que  todos  los  demás  eran  delegados;  abolió  la  diferencia 
de  impuestos,  creó  un  banco  nacional,  dejó  libre  la  circulación  de 
los  granos,  dictó  medidas  para  conservar  los  montes  y  arboledas, 
y  con  la  desamortización  aumentó  el  número  de  propietarios  aña- 
diendo el  interés  á  las  tendencias  morales  de  la  revolución.  En  lo 
eclesiástico,  se  escluyó  al  clero  de  todo  cargo  judicial,  se  arregló 
la  constitución  de  la  iglesia  y  cayeron  de  una  vez  todos  los  privi- 
legios, negando  la  intervención  del  papa  para  destituir  á  curas 
y  obispos. 

Acordada  la  no  reelección  inmediata  de  losdiputados,  se  disol- 
vió la  Asamblea  Nacional  celebradas  elecciones  para  la  ligislativa 
(30  Setiembre  1791).  Francia  habia  presenciado  hechos  que  los 
mas  atrevidos  reformadores  que  prepararon  la  revolución,  nanea 
hubieran  imaginado  ni  presumido:  el  juramento  del  juego  de  pelo- 
ta, la  ñesta  déla  federación,  la  renuncia  de  previlegios  la  noche 
del  4  de  Agosto,  el  despertar  de  todo  el  pais  y  el  entusiasmo  gene- 
ral por  la  libertad,  eran  cada  uno  en  su  género  acontecimientos  su- 
periores á  todo  augurio.  La  nobleza  que  quedó  en  Francia,  cons- 
piraba; los  diputados  aristócratas  votaban  contra  toda  medida 
conveniente:  los  intereses  perjudicados  por  la  igualdad  espiaban 
la  ocasión  de  vengarse;  la  corte  se  valia  de  intriga  u    rela- 

ciones con  el  esterior,  preparaba  el  golpe  de  gracia  á  las  nuevas 
instituciones.  En  la  Asamblea  estaban  los  hombres  mas  notables 
de  la  política:  aunque  dividido  el  tercer  Estado  por  los  partidos, 
conservaba  una  moralidad  admirable  y  una  cordura  digna  del 
mas  espontáneo  encomio.  Pero  en  el  fondo  se  distingue  el  choque 
de  las  opiniones  diversas  que  concurrieron  á  un  trabajo  común: 
si  los  partidarios  de  Montesquieu  afirmaban  el  orden  monárquico, 
los  discípulos  de  Rousseau  le  quitaban  todas  las  atribuciones.  La 
constitución  en  el  punto  que  se  refiere  al  organismo  político,  era 
mucho  para  la  monarquía,  y  poco  para  la  democracia  pues  se  de- 
claraba inviolable  é  irresponsable  al  primer  jefe  del  pais.  Las 
cuestiones  de  libertad  y  de  igualdad,  no  ofrecieron  dudas:  sí  las 
ofreció  la  reforma  de  los  poderes  y  se  advirtió  que  los  revolucio- 
narios estaban  en  desacuerdo. 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  235 

PÁRRAFO  IV. 

La  Asamblea  legislativa. 

Decretada  la  no  reelección  de  los  diputados  constituyentes,  de- 
bían ir  á  la  Asamblea  hombres  nuevos:  la  municipalidad  de  Pa- 
rís se  renovaba  también  sucediendo  en  la  presidencia  Pethion  á 
Bailíy:  Danton  y  Robespierre  entraban  en  el  cuerpo  municipal 
que  ya  tenia  pretensiones  ele  influir  en  la  revolución  de  un  modo 
pronunciadamente  republicano.  Los  clubs  no  debilitaban  su  ac- 
ción porque  se  hubiera  promulgado  el  código  fundamental. 

La  Asamblea  legislativa  se  componía  de  745  diputados  la  ma- 
yor parte  jóvenes;  sentábanse  á  la  derecha  los  partidarios  de  la 
monarquía  constitucional  y  á  la  izquierda  y  parte  del  centro  los 
republicanos;  en  los  bancos  altos  los  mas  avanzados  y  mas  revo- 
lucionarios (montañeses).  Los  diputados  del  parlamento  de  la 
(lironda  dieron  nombre  á  un  partido:  eran  jóvenes  entusiastas 
por  la  revolución  y  la  libertad,  y  unian  en  un  sentimiento  la  pa- 
tria y  el  progreso,  la  justicia  y  la  razón.  Inspirábanse  en  las  i- 
deas  mas  grandes  de  la  antigüedad,  y  rechazaban  la  violencia 
innecesaria,  la  centralización  en  el  gobierno  y  la  tiranía  de  una 
ciudad  sobre  la  Francia  ó  de  un  municipio  sobre  la  representa- 
ción nacional:  querían  una  República  en  que  la  elocuencia,  el  arte 
y  el  trabajo  concentraran  todos  los  intereses,  y  en  que  el  valor 
supiera  sacrificarse  por  el  bien:  defendían  la  propiedad  como  base 
del  derecho  individual  en  la  economía  ele  las  sociedades,  y  al  ne- 
gar á  los  reyes  el  despotismo,  no  lo  concedían  á  los  pueblos:  fáci- 
les en  el  pensar,  no  lo  eran  en  la  acción  y  estudiaban  medios  pa- 
ra transigir  con  lo  inevitable.  Los  montañeses  llevaban  al  mismo 
tiempo  que  la  inflexibilidacl,  la  lógica  de  la  revolución,  Los  gi- 
rondinos pensaban  y  amaban;  los  montañeses  organizaban  y  obra- 
ban: podia  compararse  á  los  primeros,  con  la  belleza  de  las  ideas: 
á  los  segundos  con  la  fuerza;  una  muger  llegó  á  ser  el  jefe  de 
los  girondinos,  y  Robespierre,  inflexible  como  la  fatalidad,  el 
jefe  de  los  jacobinos.  Un  escritor  ha  dicho  que  los  jacobinos  te- 
nían el  corazón  en  la  cabeza  y  los  girondinos  la  cabeza  en  el  cora- 
zón. Los  girondinos  eran  en  general  hombres  de  letras,  filósofos 
y  legistas  mas  dispuestos  á  las  luchas  de  la  palabra  que  á  los  com- 
bates sangrientos;  los  jacobinos  se  inspiraban  en  las  masas,  y  el 
hervor  de  las  pasiones  y  la  queja  de  los  dolores  hacían  su  alma 
inaccesible  á  otro  sentimiento  que  no  fuera  el  sentimiento  por  su 
causa.  EnPilnitz  (Agosto  1791)  Prusia  y  Austria  habían  firmado 
una  coalición  declarando  que  la  suerte  de  Francia  importaba  á 


236  COMPENDIO 

todos  los  príncipes  y  que  debían  ponerse  de  acuerdo  para  estable- 
cer un  gobierno  conveniente  al  trono  y  al  pueblo:  Inglaterra  faci- 
litaba fondos  i  las  potencias.  Los  emigrados  reunidos  en  Coblen- 
za  se  preparaban  á  guiar  los  ejércitos  estrangeros:  lo  que  en  re 
lidad  la  temían  las  monarquías  era  que  se  propagasen  los  principos 
de  la  revolución.  La  diplomacia  creia  cosa  muy  sencilla  aniqui- 
lar la  Franica  revolucionaria  y  desmembrarle;  los  oficiales  nobles 
emigraban  abandonando  al  ejército,  y  no  se  sospechaba  que  pu- 
dieran improvisarse  tropas  capaces  de  competir  con  los  veteranos 
de  Prusia  y  Austria;  el  clero  atizábala  discordia,  los  realistas 
cobraban  ánimos  y  desde  dentro  y  fuera  se  amenazaba  á  la  revo- 
cion.  La  Asamblea  legislativa  no  se  anonado  ante  tantos  peli- 
gros: en  Noviembre  decretó  que  se  inscribiesen  en  un  registro  los 
curas  juramentados  é  injuramentados;  estos  debían  sufrir  dos  años 
de  prisión  si  escitaban  al  pueblo  contra  las  leyes:  por  otro  decr 
se  declaraba  que  los  emigrados  que  hasta  Enero  de  1792  no  hubie- 
sen vuelto  á  Francia  serian  considerados  como  traidores  y  confis- 
cados sus  bienes.  El  rey  impuso  el  veto  ¿í  los  dos  decretos.  La  Asam- 
blea se  irritó  contra  Luis  XVI  i  quien  atribuía  esperanzas  secre- 
tas de  volver  al  antiguo  sistema:  los  girondinos  subieron  al  poder  y 
reclamaron  contra  los  armamentos  de  los  emigrados  en  Alemania, 
y  contra  los  preparativos  de  Rusia  y   Austria,  [snard  i  a  al 

rey  que  no  tuvo  mas  remedio  que  instar   al  Austria  para  que   di- 
solviese las  reuniones  de  emigrados:  muere  el  emperador  Leopol- 
^  do  y  su  sucesor  Francisco  II  contesta  á  Francia  que  del  Me- 

cerse la  monarquía  como  estaba  en  1789:  tres  ejércitos  man< 
dos  por  Luckner,  Lafayette  y  Rochambeau  se  situaron  en  las 
fronteras.  En  Abril  se  declaró  la  guerra  al  rey  de  Austria  y  Hun- 
gría: Bélgica  sublevada  contr;:  el  Austria  debía  ser  el  primer 
campo  de  batalla;  la  guardia  nacional  se  ofrece  i  marchar,  y  al 
primer  encuentro,  huyen  las  tropas  revolucionarias.  El  general 
Dumouriezno  había  podido  poner  en  campana  un  b  com- 

pleto que  no  lo  habla  en  Francia?  La  derrota  convierte  á  París 
en  un  volcan;  los  partidos  se  culpan  mutuamente:  el  ejercito  pru- 
siano se  pone  en  marcha  pero  con  tanta  lentitud  que  no  aprove* 
el  desconcierto  de  las  primeras  horas:  las  mas. fuertes  acusaciones 
se  lanzaban  contra  el  rey,  la  reina  y  los  nobles:  Danton,  Robes- 
pierre  y  Marat  tenían  en  conmoción  al  pueblo:  una  numerosa 
manifestación  invade  el  veinte  de  Junio  el  palacio  real  y  obli 
al  rey  á  ponerse  el  gorro  frigio.  La  Asamblea  llama  veinte  mil 
hombres  del  mediodía  para  la  defensa  de  Paris,  y  acuerda  el 
destierro  de  los  clérigos  no  juramentados,  pero  el  rey  impone  el 
veto.  Lafayette  se  presenta  en  París  después  de  la  manifestación 
de  Junio  y  tuvo  que  volverse  sin  intentar  nada  en  favor  déla 
corte,  como  era  su  intención.  Los  marselleses  penetraron  en  Taris 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  2  37 

con  motivo  de  la  fiesta  de  la  confederación,  cantando  el  himno 
famoso  de  Pouger  de  Lisie  (la  marsellesa,  por  ser  los  marselleses 
los  primeros  de  quienes  lo  oyeron  los  de  París); el  entusiasmo  llega- 
ba á  su  colmo;  en  esa  canción  se  traducía  el  corazón  de  la  Fran- 
cia revolucionaria,  con  sus  deseos,  sus  temores,  sus  odios,  sus  es- 
peranzas, su  decisión  y  su  fuerza.  El  duque  de  Brunswik  genera- 
lísimo del  ejército  austro-prusiano,  escribió  una  proclama  contra 
lo.s  revolucionarios. amenazando  destruir  Paris  si  se  tocaba  al  rey; 
tratábase  de  una  manera  insolente  á  la  revolución  é  injuriosa  á 
la  Asamblea.  Paris  respondió  preparando  un  alzamiento;  se  de- 
clara la  patria  en  peligro;  Danton,  Pobespierre..  Collot  de  Her- 
bois  y  otros  convocaron  las  secciones  y  á  las  órdenes  de  Wester- 
man  y  Santerre  la  muchedumbre  atacó  las  Tullerias  el  diez  de 
Agosto  después  de  reorganizar  la  municipalidad  con  los  republica- 
nos mas  exaltados:  novecientos  suizos,  algunos  nobles  y  una  par- 
te de  la  guardia  nacional  defendían  el  palacio:  el  rey  se  refugió 
en  la  Asamblea,  la  lucha  comenzó  desbandándose  los  guardias 
nacionales  de  las  Tullerias  y  dos  mil  víctimas  de  uno  y  otro  la- 
do, sellaron  con  su  sangre  aquella  batalla  y  aquel  dia  terrible; 
después  el  pueblo  se  desbordó  y  siguió  la  carnicería  hasta  las 
mismas  puertas  de  la  Asamblea.  El  Presidente  Yergniaud  decla- 
ró la  suspensión  de  la  monarquía,  y  la  Asamblea  acordó  que  el 
rey  y  su  familia  fueran  puestos  bajo  vigilancia,  y  que  se  convo- 
case una  convención  nacional  para  proveer  á  la  constitución  de 
la  nacionalidad. Se  formó  un  ministerio  en  que  entró  Danton  en  Jus- 
ticia y  ele  guarda-sellos.  Los  clérigos  fueron  perseguidos;  la  irri- 
tación crecía  con  las  victorias;  el  enemigo  avanzaba  hacia  Fran- 
cia; se  decretó  la  organización  de  un  nuevo  ejército  de  treinta 
mil  hombres,  y  ante  los  peligos  reales,  pero  aun  abultados  por 
cólera,  se  prendió  á  multitud  ele  afectos  al  antiguo  sistema,  y  no 
bastando  las  cárceles,  en  ellas  y  fuera  se  hizo  una  horrible  ma- 
tanza del  dos  al  cuatro  de  Setiembre;  matanza  que  nada  puede 
justificar  y  que  nunca  absolverán  los  hombros  honrados  ¡ 
profesen  las  mas  exageradas  opiniones:  sin  forma  de  juicio,  sin 
consideración  á  la  edad  ni  al  sexo,  sin  motivos  y  aun  sin  sospe- 
chas, miles  de  victimas  cayeron  á  los  golpes  de  desenfrenadas 
turbas  que  corrían  de  cárcel  en  cárcel  cebándose  sangrientamen- 
te en  los  presos,  sin  preguntar  supliera  su  nombre  ni  el  motivo 
de  su  prisión:  un  fanatismo  político  reproducía  el  crimen  del  fa- 
natismo religioso  de  la  San  Bartolomé:  de  los  hombres  eminentes 
de  la  revolución  solo  Danton  rehusó  negar  su  complicidad  en  aque- 
lla infame  matanza  :despues  de  los  primeros  escesos  se  constituyen 
tribunales  en  las  mismas  cárceles,  y  se  condena  la  opinión  y  la 
sospecha.  Lafayette  huyó  á  Holanda  después  de  intentar  en  vano 
volver  el  ejército  contra  la  Asamblea.  El  20  de  Setiembre  se  reu- 


238  COMPENDIO 

nia  la  convención  nacional.  El  rey  estaba  preso  en  el  Temple. 
Maximiliano  Robespierre  abogado  de  Arras  se  había  distinguido 
en  la  defensa  del  pararayos  inventado  por  Francklin,  contra  los 
campesinos  que  lo  rechazaban  suponiendo  que  atrae  las  tormen- 
tas. Era  entusiasta  por  las  doctrinas  de  Rousseau,  pero  para  ha- 
cerlas fecundas,  buscaba  la  verdad  en  la  razón  pora,  y  estendien- 
do las  convicciones-pretendía  que  la  soberania  nacional  fuese  siem- 
pre interprete  del  derecho:  amaba  la  patria  sin  alarde, y  era  aus- 
tero y  modesto  sin  ostentación:  en  la  primera  Asamblea  propuso 
la  abolición  de  la  pena  de  muerte:  su  semblante  era  rígido,  su 
voz  imperfecta  pero  i  fuerza  de  constancia  llegó  á  ser  un  orador 
notable.  Vio  venir  la  revolución  con  la  severidad  de  un  filósofo 
y  se  precipitó  en  sus  corrientes;  su  virtud  principal  era  la  constan- 
cia, y  su  austeridad  solo  disminuía  de  valor  cuando  la  procla- 
maba; pensaba  en  él  mismo  como  poseedor  de  la  verdad  y  como 
interpreté  de  las  ideas;  acusaba  todas  las  corrupciones,  aunque 
se  contagió  de  aquel  espíritu  exajerado  de  sospecha  que  hizo  de 
la  convención  un  despotismo,}' que  convirtió  la  revolución 
terror.  Cometió  la  debilidad  de  no  intentar  contener  los  primeros 
escesosque  repugnaban  ;í  sus  sentimientos:  fué  envidioso  con  los 
grandes,  y  llegó  á  ser  cruel  para  estar  en  relación  con  su  terri- 
ble lógica:  tenia  el  vicio  de  la  intolerancia  contra  las  imperfec- 
ciones que  no  eran  suyas:  condenaba  el  crimen  del  do 
tiembre  sin  atreverse  á  maldecirlo  públicamente;  sabría  morir 
con  valor  por  su  causa,  pero  no  interponerse  en  el  camino  de 
los  estravios:  sus  propósitos  adquirían  la  \'u  •  la  obstinación: 

estralimitó  los  medios  de  la  política,  aunque  jamas  fallói 
ral  administrativa   dominando  en  la  convención,  y  por  la 
vención  en  Francia:  se   creyó  señalado  por  el  destii 
el  derecho;  dejó  caerá  unos  y  precipitó  las  próximas  filas  hasta 
qué  apareció  en  primer  lugar:  quiza  entonces  dudó,   y    la  duda 
le  llevó  á  la  guillotina:  sin  ser  por  reflexión  sanguinario,  dio  á  las 
masas  enfurecidas  todas  las   cábelas  que  le  pidieron:  impritni 
Francia  la  tremenda  unidad  de  su    carácter,    pero  como  camino 
de  la  libertad  eligió  el  mal  medio  del  despotismo:  su  pensamiento 
abarcaba    problemas  sociales   que    aun  el  siglo  XIX  dejar.' 
resolverlas  luchas  de  Europa  agriaron    mi  ánimo:  enemigó    de 
la  guerra,  cuando  la  hizo   fué  jugando  toda  la  vida  de  la  nación, 
y  enemigo  de  la  sangre,  cuando  vio  correrlas  primeras  gotas 
alucinó  y  creyó  <(ue  ya  podia  derramarse  un  Océano:  solo  apare 
ce  en  él  desde  1789  el  hombre  político  (pie   todo  lo  sacrifica  á  las 
conveniencias,   y  no  el   hombre  político  que  mira    el  sentimiento 
y  los  medios  para  que  la  historia  le  justifique:   ahogó  la  amistad 
y  la  gratitud  en  el  fondo  de  su  alma,   y  pasó  sobre  montanas  de 
cadáveres  amigos  y  enemigos,  suponiendo  (pie   las   formas  de  un 


Dp]    LA   HISTORIA    UNIVERSAL.  239 

proceso  clan  un  fondo  de  moral  que  quitarían  las  arbitrariedades. 
Simbolizo  la  desesperación  fría  tomándola  por  el  deber,  é  hizo  de 
la  lógica  un  instrumento  de  muerte.  La  posteridad  le  ha  quita- 
do muchas  culpas  que  le  atribuyeron  sus  contemporáneos,  pero 
le  ha  cargado  otras  y  dejado  algunas  subsistentes. 

Danton  era  la  fuerza  revolucionaria  como  Robespierre  la  lógi- 
ca; grande  en  sus  pasiones  y  en  su  elocuencia,  lo  era  en  pensa- 
mientos superiores  políticos:  solo  él  sabia  si  es  heroica  ó  vana 
esta  frase,  ,,se«  maldito  mi  nombre,  pero  triunfe  la  libertad."  Si  la 
pronunció  con  conciencia  aun  bajo  el  error,  el  sacrificio  es  superior 
á  la  que  puede  exigirse  á  los  hombres,  que  saben  morir,  pero  no 
quieren  deshonrarse  deliberadamente  por  ninguna  causa.  Aceptó 
todas  las  acusaciones  pretendiendo  justificarse  con  el  fin  propues- 
to, teoría  que  si  no  es  lícita  á  los  jesuítas,  no  lo  puede  ser  á  los 
revolucionarios.  Mas  generoso  que  Robespierre,  se  lijaba  poco 
aun  en  sus  enemigos,  pero  mucho  en  las  cosas  é  ideas  contrarias: 
habría  luchado  con  la  masa  entera  de  sus  adversarios,  mejor  que 
con  uno  solo;  por  esto  sus  estravios  son  mas  terribles,  pero  me- 
nos premeditados  que  los  de  Robespierre.  Su  crueldad  no  es  solo 
de  los  prohombres  de  la  revolución,  si  no  también  de  las  circuns- 
tancias: nadie  dominaba  al  pueblo,  y  el  mismo  Robespierre  fué 
tanto  su  instrumento  como  su  guia.  Danton  recomendaba  la  auda- 
cia,los  golpes  trascendentales  y  rápidos, porque  ellos  comprometían 
y  le  comprometían  mas.  Fiaba  poco  en  el  desenlace,  pero  no  era 
capaz  de  abandonar  su  causa.  El  cálculo  largo  de  destrucción  no 
estaba  conforme  con  su  genio:  creía  que  las  iras  populares  nece- 
sitaban contrapeso;  quiso  salvar  á  los  girondinos  mas  ilustres,  y 
las  manchas  de  sangre  de  la  mano  que  les  alargaba  impidieron 
toda  inteligencia.  Su  voz  estentórea  era  la  mas  propia  para  las 
tempestades  populares:  dominaba  al  auditorio  y  en  sus  violentos 
arranques,  traducía  todos  los  deseos  ó  todas  las  pasiones  de  las 
muchedumbres. 

En  oposición  á  esos  dos  caracteres  se  levantaba  Márat,  médico 
de  Neufchatel,  hombre  irritable,  sanguinario,  violento,  que  reco- 
jiendo  las  miserias  morales  y  materiales  de  la  sociedad,  las  lan- 
zaba al  rostro  de  las  instituciones  y  gobiernos;  era  como  la  ven- 
ganza de  las  desdichas,  pero  también  el  intérprete  de  la  ab}7ec- 
cion,  para  que  de  todo  hubiera  en  aquel  movimiento  colosal  que 
cada  dia  admira  mas  el  espíritu  reflexivo:  su  Dios  era  la  revolu- 
ción y  á  él  sacrificaba  todas  sus  acciones:  acusado  ante  la  Asam- 
blea se  defendió  con  el  escudo  de  los  peligros  que  corría  la  patria: 
su  religión  era  la  naturaleza:  para  sancionar  sus  relaciones  con  Al- 
bertina, muge  r  vulgar  pero  amante  del  demagogo, salió  una  mañana 
al  campo  y  juró  ante  el  sol  que  cumpliría  los  deberes  de  la  familia, 
y  fué  fiel  á   su  juramento  hasta   la  muerte.    La  declaración  de  la 


240  COMPENDIO 

patria  en  peligro  elevo  su  furor  hasfa  el  paroxismo:  ua 
siempre  cabezas.'1  como  Danton  quería  "audacia  y  siempre  audacia:" 
cuanto  estorbaba  á  la  revolución  debía  caer;  á  todos  llamaba  cor- 
rompidos porque  tenia  la  virtud  de  ser  incorruptible:  todo  el  oro 
del  mundo  no  bastaba  á  comprarle;  tomó  de  la  revolución  lo  que 
tenia  de  fiero,  asi  como  los  girondinos  tomaron  de  ella  lo  que  te- 
nia de  generoso;  era  cruel  por  sistema,  colérico  por  temperamento: 
habría  decretado  la  muerte  de  su  hermano  sino  pensara  co- 
mo el;  su  periódico  í  'El  amigo  del  pueblo/' destilaba  sangre  y 
horror:  era  una  furia  idolatrada  por  todos  los  furiosos;  i  sus  esce- 
sos  llamaba  patriotismo,  y  sin  oir  lá  voz  de  la  naturaleza,  hacía 
de  la  política  un  campo  de  batalla  en  que  nada  debía  sobrevivir 
mas  que  sus  ideas  y  sus  terribles  falanges:  temeroso  por  su  vida 
huía  de  los  lugares  solitarios:  guiaba  á  las  muchedumbres  contra 
la  misma  Asamblea:  había  llegado  á  esa  embriaguez  que  no  en- 
cuentra obstáculo  ni  para  la  insolencia  ni  para  el  crimen:  escitaba 
al  asesinato  de  sus  enemigos  con  una  horrible  convicción  de  que 
cumplía  su  destino;  odiaba  los  talentos  y  las  grandezas  que  des- 
trejan í  las  masas  de  seguirle  y  comprenderle.  Hombre  miste- 
rioso que  como  los  asesinos  del  dos  de  Setiembre,  era  incapaz 
hurto  mas  leve,  y  capaz  de  dirigir  las  hecatombes  mas  sangrientas. 

Lafayette  un  día  ídolo  de  París, se  habia  intimi  ate  las  j 

porciones  que  adquiría  la  revolución;  quiso  contener  al  pueblo 
en  la  monarquía  constitucional  y  tuvo  que  huir,  y  sufrió  las  inju- 
rias de  los  austríacos  en  largas  prisiones:  á  quie- 
nes gusta  dirigir  los  movimientos  y  que  creen  pófl  tenerlos 
á  su  alvedrio;  se  despopularizó  por  inconsecuente  ¡republicano  al  re- 
gresar deAmérica,  pretendió  ser  el  escudo  d  anarquía  cuando 
ya  estaba  perdida,  y  no  supo  serio  cu  ocasión  que 
fuerte  contribuyó  á  desacreditarla:  tenia  corazón,  pero  le  faltaron 
ideas:  complacíanle  los  principios  y  ¿e  asustaba  •neii- 
cias:debia  huir,  ó  perecer  en  aquella  revolución  que  lo  transfor- 
maba todo  atoque  Riera  á  costa  de  un  baño  desang 
Las  venganzas  particulares  acompañaban  A  las  venganzas  polí- 
ticas; mugeres  engañadas  se  mezclaban  en  los  tumultos  escita 
la  ira  contra  los  que  las  engañaran  y  capitaneando  gn 
ciaban  en  la  sangré  de  aquellos  de  quienes  habían  sido  víctimas: 
aquel  estado  febril  daba  á  los  corazones  la  inliexibilidad  del  acero: 
Teroigne  de  Mericourt  persiguió  años  enteros  á  su  amante  antiguo 
hasta  que  le  sacrificó ;la  habia  deshonrado  abusando  de  su  sencillez, 
y  de  nuiger  se  convirtió  en  licra:lo  mismo  los  despotas  abusando  de 
la  docilidad  del  pueblo  le  habían  oprimido  no  dejándole  otro  porve- 
nir que  la  venganza  ya  que  le  negaron  el  progreso  natural  y  el 
ejercicio  del  derecho:  periodistas  que  censuraban  lo  30S.  eran 
bascados  y  arrastrados  por  las  turbas:  Sulié  moría  i  las  puertas 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  241 

de  la  Asamblea  el  10  de  Agosto  y  Teroigne  de  Merieoui't  armada 
de  la  pica  lelieria  en  la  agonía  y  pisoteaba  „ su  cabeza  con  una 
rabia  solo  comprensible  en  la  locura.  Los  asesinos  del  2  de  Se- 
tiembre al  descargar  golpes  sobre  sus  víctimas  les  decian:  'Acuér- 
date de  la  San  Bartolomé".  A  través  de  doscientos  veinte  años 
se  hacía  pagar  al  fanatismo  religioso  un  crimen  enorme  en  la  ca- 
beza de  muchos  que  ni  conocían  aquel  funesto  suceso;  un  crimen 
respondía  á  otro  crimen  igualmente  odioso.  Y  aquellos  hombres 
que  como  fieras  degollaban  las  víctimas,  lloraban  de  placer  cuan- 
do podían  librar  á  un  preso,  guardaban  íntegramente  hasta  el 
último  franco  encontrado  en  las  prisiones  para  entregarlo  á  los 
parientes  ele  las  víctimas.  Un  hombre  que  halló  seis  mil  francos, 
envió  á  su  muger  el  dinero  para  que  lo  presentase  en  la  municipa- 
lidad, añadiendo  que  le  remitiera  un  pan  porque  no  habia  comi- 
do en  dos  dias.  El  despotismo  que  embrutecía  al  pueblo,  no  podia 
legar  otros  bienes  que  estas  contradicciones  horribles. 

En  medio  de  la  sobrescitacion  de  la  Francia:  de  la  invasión  es- 
trangera,  de  peligros  en  todas  partes,  de  anarquía  en  los  departa- 
mentos, de  las  predicaciones  de  Marat,  y  del  furor  de  las  masas  de 
Paris,  se  abrió  la  convención  nacional  el  20  de  Setiembre  de 
1792. 


PÁRRAFO  V. 

La  Convención. 


El  himno  de  la  inarsellesa  resonaba  de  uno  á  otro  lado  de  la 
Francia:  en  los  departamentos  se  reproducían  los  escesos  de  Paris: 
una  palabra  simpática  al  pasado,  era  un  motivo  de  persecución: 
Prusia  y  Austria  invadían  la  Francia  y  en  los  gabinetes  se  habla- 
ba de  repartirla:  la  prisión  de  Luis  XYI  y  de  su  familia,  y  las 
matanzas  de  Setiembre  hacían  en  Europa  un  eco  estraordinario; 
los  gobiernos  publicaban  acusacioDes  exagerando  los  crímenes  y 
y  burlándose  de  los  derechos  que  Francia  proclamaba. 

La  convención  se  componía  de  girondinos  y  montañeses:  Ro- 
bespierre,  Marat,  Dantorí;  Yirguiaud,  Brissot,  Ducos,  Fonfrede,. 
Guadet,  Louvet,  Roland,  Lasource  Pethion,,  Lajunnais  Grennsoné. 
representaban  lo  mas  visible  de  aquel  cuerpo.  Saint-Just  que  ido- 
latraba á  Robespierre,  seguía  sus  principios  con  una  inflexibilidad 
inquebrantable.  Era  un  joven  de  veinticinco  años  que  solo  sabia 
la  necesidad  de  hacer  triunfarla  revolución:  quería  morir  por  ella 
ó  destruir  á  sus  enemigos:  no  habia  obstáculos  ya  costara  salvar- 
los montañas  de  cadáveres:  apto  para  el  discurso,  podia  ejercer  el 

16 


242  COML'KXDIO 

imperio  de  la  convención  en  les  campos  de  batalla:    fué    el  brazo 
de  Robespierre  y  muchas  veces  la  cabeza. 

El  partido  girondino,  idealista,  generoso,  pero  sin  la  energía  de 
las  grandes  resoluciones,  amaba  la  libertad  como  el  mas  precioso 
don  de  la  naturaleza,  y  la  República  como  la  reforma  propia  del 
derecho  nacional:  no  le  arrebataba  el  espíritu  de  la  venganza  ni  el 
odio  de  los  jacobinos:  en  medio  de  un  pueblo  libre  ya  y  siu  peligros- 
hubiese  sido  su  victoria  el  reinado  de  !o  justo  y  de  lo  bello.  Par- 
tido de  la  juventud,  se  formó  en  la  revolución,  pero  no  tenia  un 
centro  fijo  porque  sus  principales  entidades  germinaron  al  calor 
del  movimiento  revolucionario:  ií  falta  de  nn  prestigio  histórico 
que  sirviera  de  eje,  los  girondinos  rodearon  auna  muger,  tipo  dig- 
nísimo de  la  virtud  privada  y  de  la  generosidad  en  las  ideas. 
Madama  Rolland  se  había  educado  en  principios  superiores  >S.  sus 
recursos  de  familia;  hija  de  un  gravador.  sintiéndose  con  talento 
y  predisposiciones  á  lo  bueno  y  á  lo  grande,  se  inspiró  en  los  nui- 
dros  sublimes  de  Grecia  y  Roma.  Mr.  Rolland  que  casi  la  dobla- 
ba en  edad,  la  solicitó  en  matrimonio,  pero  el  retardo  enfrió  el 
carino  de  la  joven:  después  le  profesó  estimación,  y  no  pudiendo 
llenar  su  alma  de  un  amor  imposible  por  la  inferioridad  de  su 
marido  y  por  la  diferencia  de  edades,  consagró  su  espirita  ti  las  ideas 
y  á  los  sentimientos  de  caridad:  en  su  vida  del  campo  fué  el  so- 
corro de  los  pobres  y  el  alivio  de  todos  los  infortunios:  los  des- 
graciados la  bendecían  y  ella  encontraba  en  esta  gratitud  nunca 
desmentida,  una  rri'.a  fnerza  y  un  consuelo  contra  la-  asper 
zas  de  un  matrimonio  sin  fuego,  y  de  una  unión  sin  entusiasmo. 
Rolland,  colaborador  de  la  enciclopedia  en  cuestión  ticas 

era  la  personificación  de  la  honradez  y  de  la  dignidad;  un  roma- 
no de  los  buenos  tiempos,  capaz  de  todos  los  ¡jacrifici^s  por  el  de- 
berr  y  de  todos  los  trabajos  por  la  libertad:  este  carácter  hizbá 
la  muger  respetuosa,  y  al  hombre  honrado  siempre.  La  revolu- 
ción les  atrajo  á  París  <h>s<\<>  su  retirodel  campo,  y  faé  la 
de  Rolland  el  centro  de  una  juventud  culta  y  entusiasta.  Mada- 
ma Rolland  con  mas  talento  que  su  marido,  tenia  la  habilidad  de 
imbuirle  el  germen  de  principios  que  él  desarrollaba  y  los  creía 
propios:  nunca  humilló  ;!  su  marido  nKdejó  de  honrarle;  le  ser- 
via de  amanuense  cuando  dictaba  loqaesin  conocerlo  aprendiera 
de  ella:  en  las  discusiones  callaba  á  reservq  de  tomar  sus  resolu- 
ciones que  i\  veces  hacia  adoptar  habilidosamente  sin  aparecer  en 
escena.  Lo*  girondinos  respetaban  a  Boíl  and  y  ;í.  su  muger.  miran- 
do en  ellos,  de  una  parte  la  honradez  de  la  revolución,  de  otra 
la  belleza  J  la  gracia  que  entra  como  ingrediente  en  todo  lo  gran- 
de: madama  Rolland  hubiera  sido  Lucrecia  en  Roma,  pero  nunca 
Safo:  el  entusiasmo  jamas  estralimitaba.cn  ella  el  deber:  amo  ií  un 
hombre  y  iruardó  el  carino  en  el  fotídodesu  alma   combatiéndolo 


DE    LA   HISTORIA    UNIVERSAL.  243 

con  toda  la  fuerza  de  su  poder:  ella  y  Louvet  murieron  sin  pronun- 
ciar sus  nombres. 

Brissot  que  luego   figuró  como  jefe   de   los   girondinos  carecía 
de  la  pureza  que  da  superioridad  cuando  se  une  á  la  inteligencia; 
escritor  cáustico,  irritó  a  sus  enemigos  y  se  detuvo  en    el   límite 
que  separa  la  provocación  de  la  lucha:  como  orador  era  una  de  las 
eminencias  de  la  Gironda;  gracia,  altivez,  vigor,  lógica,  pero  irre- 
solución. Vergniaud,  abogado  de  Limoges,  era   republicano   antes 
de  la  revolución   y   orador  antes    de  las  Asambleas.   Xo   hay 
en  la  revolución  francesa  un  alma  mas  pura,  un  sentimiento  mas 
delicado,  ni  un  corazón  mas  generoso:  habia  nacido,  no  para   des- 
truir, sino  para  morir  por  la  libertad:  su    temperamento  indolente 
encerraba  el  fuego  sagrado  de  las  ideas  mas  bellas;  sabia  que  co- 
mo Saturno,  las  revoluciones  devoraban  á  sus  hijos,    y  pensaba 
también  que  la  sangre  de  los  mártires  fecunda  la  libertad  mas  que 
la  sangre  vertida  en  las  venganzas:  se  habia  desposado  con   la   li- 
bertad y  no  quería   vivir  sin  ella:  combatió  el  absolutismo  délos 
reyes,  y  el  absolutismo  de  las  masas;  le  repugnaba  la   sangre  sin 
querer  averiguar  si  era  necesaria:  mas  universal   su  doctrina  que 
la  de  los  jacobinos,  la  proclamaba  en  todas  las  esferas  y  para. to- 
dala  tierra,  incluso  para  los  tiranos  de  la  víspera.  Se  elevó  á  la 
jefatura  del  partido  de  la  (i ¡ronda   porque  lo  representaba  como 
lo  hubiera  representado  madama  Kolland  á  no  impedirlo  las  exi- 
gencias de  su  sexo.  Petblóü,  patriota,  pero  vano,  fluctuaba  entre 
la  Gironda  y  la  Montaña;  venció  su  generosidad  y  se  inclinó  á  lo 
menos  cruel.  De  la  presidencia  de    la   municipalidad,    pasó    á  la 
presidencia  de  la  convención  y  de  allí  á  la  persecución  y  ala  muer- 
te. Barbaroux,  joven  marselles,  habia  guiado  su  terrible   batallón 
á  Paris  entonando  la  Marsellesa:  amaba  la  libertad,  y  como   todos 
los  girondinos  no' se  atrevía  á  arrostrarlo  todo   para  hacerla  im- 
perecedera. Ducos   y   Fonfrede,   jóvenes  ilustres,    animaban   su 
partido  con  su  elocuencia  y  su  patriotismo;  amigos   íntimos,   uni- 
dos vivieron*  y  abrazados  oyeron  su  sentencia  de  muerte  en  las 
horas  mas  patéticas  que  han  pasado  para  la  humanidad.  Lajunnais 
con  su  audaz  heroísmo,  clamaba  contra  losescesos  de  las   masas  y 
en  unión  de  sus  compañeros,  pedia  que  la  Francia  entera   se  lan- 
zase contra  los  tiranos  de  Europa  y  reintegrase  á  los  hombtes   en 
sus  derechos.:  después  desaliaría  la  temerte  con  un  valor  que  nadie 
ha  superado.  Louvet  y  Guadet  iluminaban   con  sus    rayos  inge- 
niosos las  Asambleas  y  las  reuniones  de  su  partido,    mirando  con 
amor  la  libertad,  con  indiferencia  el  peligro  de  muerte    que  cor- 
rían. Todos  juntos  eran  una  pléyade  de  jóvenes  animosos  y  distin- 
guidos por  su  educación  y  su  saber,  formaban  el  grupo  mas    digno 
de  la  libertad,   pero  no  la  fuerza  mas  incontrastable  para  sacarla 
triunfante  de  las  coaliciones  europeas,  y  de  la  conjuración  interior. 


244  COMPENDIO 

Las  primeras  palabras  de  los  girondinos  en  la  Convención  fueron 
una  censura  contra  los  asesinatos  del  2  de  Setiembre,  y  una 
exigencia  para  impedir  que  los  presos  cayeran  bajo  el  pañal.  Los 
jacobinos  callaron  y  algunos  aprobaron  tímidamente.  Marat  acu- 
saba de  federalistas  á  los  diputados  de  la  G-ironda  é  insultaba  á 
madama  Rolland:  las  masas  aplaudian  esos  escritos  furiosos  que 
comenzaban  por  amenazar  y  concluían  por  pedir  la  cabeza  de  los 
.señalados  con  su  ira.  Escribía  enérgicamente,  y  sabia  ser  profun- 
do: cuando  hablaba  de  la  naturaleza  y  de  los  sentimientos, 
parecía  el  opuesto  al  sicario  sangriento  de  los  motines:  era  vivo 
de  inteligencia,  fácil  en  su  dicción,  terrible  en  sus  apostrofes:  su 
ingenio  convertido  á  la  crueldad  le  hizo  mas  peligroso  que  los 
otros  demagogos  que  le  secundaban.  El  duque  de  Orleans  estaba 
entre  los  convencionales:  por  adular  al  pueblo  se  puso  e!  nombre  de 
Felipe  Igualdad,  pero  sus  títulos  nobiliarios  eran  sospechosos  para 
los  republicanos. 

El  22  de  Setiembre  se  proclamo'  la  República  una  e  indivisible. 
Los  girondinos  aunque  mas  numerosos,  perdían  la  ¡afluencia  que 
ganaban  los  jacobinos;  <í  estos  se  dirijian  las  peticiones;  las  tribu- 
nas ocupadas  por  los  mas  audaces,  silvaban  ¿í  la  Gironda  y  aplau- 
dían á  la  Montana.  Bn  el  ejército  mejoraban  las  cosas:  voluntarios 
de  toda  Francia  llegaban  cantando  la  Marsellesa  é  inspirando  el 
entusiasmo  de  la  revolución;  en  Valmy,  Duinouriez  resistió  ;í  los 
enemigos  y  los  prusianos  tuvieron  que  retirarse4;  en  Jemmapes 
derrotó  á  los  austríacos:  los  reclutas  acometían  como  veteranos: 
Custine  entretanto  invadía  Alemania  y  tomaban  Spira  y  Magun- 
cia: la  guerra  con  Francia  no  era  tan  paseo  militar  como  suponían 
los  emigrados  y  los  prusianos.  La  convención  enviaba  comisarios 
;í  los  pueblos  descontentos  y  hacía  reconocer  la  República  por 
algunos  Estados  italianos.  Luis  XVI  estaba  unas  veces  olvidado. 
otras  sometido  á  demostraciones  hostiles:  t<  malee  sé  atri- 

buían ¿los  presos  del  Templé,  y  por  descuido  o  por  o:lio.  se  les 
hacia  carecer  de  lo  indispensable.  Cuando  la  prisión  de  Luis  XVI 
embarazaba  &  lá  Convención  que  no  sabia  (pie  hacer  de  su  pri- 
sionero, unincidente  la  fcacá  de  su  indecisión.  Luis  XVI  era  afi- 
cionado ií  las  artes  y  oficios;  gustaba  trabajar  en  herrería  y 
carpinteria  en  sus  ratos  ele  ocio,  y  una  de  tantas  obras  fué  la  de  un 
anuario  que  hizo  ausiliadó  de  un  carpintero  en  los  muro-  de  la- 
Tullerias.  Poruña  coincidencia  que  fue  funesta  al  rey.  su  ausiliat 
enfermo  poco  después  de  concluirse  la  obra,  y  debilitándose  mal 
cada  día,  le  ocurrió  que  habría  sido  envenenado  para  que  no  pu- 
diera descubrir  el  secreto:  era  el  momento  en  que  comenzaban  i 
encenderse  las  pasiones  entre  la  Gironda  y  la  Montana.  Aquel  ha- 
llazgo denunciado  por  lamuger  del  carpintero  enfermo,  fue  nuevo 
combustible  arrojado  ;í  la    hoguera  de  la  revolución.    El   ministro 


DE  LA  HISTORÍA  UNIVERSAL.  245 

Rolland  encontró  cartas  y  documentos  en  que  aparecíala  relación, 
de  la  Corte  con  los  emigrados  y  con  Austria,  y  la  prevaricación  de 
Mirabeau:  los  jacobinos  supusieron  que    Roliand  habia  destruido 

10  que  les  comprometía,  pero  no  paso  de  sospecha  que  no  pudieron 
fundar.  Saint- Just  fué  el  encargado  de  promover  la  acusación;  la 
Convención  decidió  procesar  á  Luis  XYI  por  traidor  y  conspirador 
contra  la  patria.  El  proceso  era  la  muerte;  los  jacobinos  estaban 
resueltos;  los  girondios  opuestos  los  mas,  indecisos  los  otros.   El 

11  y  el  2G  de  Diciembre,  compareció  el  rey  ante  la  Convención 
con  los  defensores  Tronchet  y  Deséze:  Malesherbes  se  unió  espon- 
táneamente á  los  defensores;  habia  sostenido  conTurgot  la  refor- 
ma social,  y  le  pareció  cobarde  no  ausiliar  en  la  desgracia  al  que 
habia  servido  en  la  prosperidad:  conocía  que  aquella  defensa  le 
acarreaba  la  muerte,  y  se  conformó  con  valor  y  con  dignidad  al 
peligro  que  suele  aconpaiiar  á  la  gratitud  respecto  á  los  vencidos. 
Las  tribunas  y  los  alrededores  de  la  Convención  estaban  llenos 
de  gente  que  reclamaba  la  muerte  de  Luis  XYI.  Los  girondinos 
no  veían  causa  bastante,  ni  entendían  que  una  Asamblea  parcial 
juzgase  á  sus  enemigos  políticos,  y  pidieron  el  voto  del  pueblo. 
Yergniaud  hizo  esfuerzos  gigantescos,  pero  infructuosos;  el  pueblo 
acusaba  ele  traidores  álos  girondinos  por  creer  que  un  juicio  esta 
lejos  de  ser  una  venganza:  ellos  odiaban  la  monarquía,  pero  no 
suponían  que  fuera  indispensable  la  muerte  del  rey.  La  Conven- 
ción no  discutía  con  libertad;  las  secciones  amotinadas  amenaza-* 
ban  como  si  fueran  cómplices  á  los  que  rechazasen  la  muerte;  si 
no  se  alzaba  la  guillotina,  se  hubiera  preparado  una  escena  como 
las  de  Setiembre.  La  convención  votóla  muerte  el  17  de  Enero 
de  1793  y  el  21  subió  al  cadalso  Luis  XYI,  mas  que  por  sus  cul- 
pas, por  las  culpas  de  sus  mayores:  las  amenazas  de  los  reyes  de 
Europa,  que  no  comprendían  el  carácter  ni  la  fuerza  de  la  revolu- 
ción, fueron  tan  funestas  ¿íLuis  XYI  durante  la  prisión,  como  lo 
habían  sido  en  víspera  del  10  de  Agosto  del  92.  Murió  con  valor 
y  con  serenidad.  Para  emprender  la  reforma  política  le  faltó  edu- 
cación; para  sostenerla  después  que  otros  la  hicieron,  le  faltó 
energía:  sus  vicios  eran  heredados:  la  corte  y  la  nobleza  le  pre- 
cipitaron. Su  muerte  de  nada  sirvió  ala  revoluciou:  si  se  quería 
prabar  el  absurdo  de  las  inviolabilidades,  bastaba  la  idea  y  lo 
ratificaba  la  prisión  desde  el  10  de  Agosto.  No  era  lógico  ni  jurí- 
dico que  una  Asamblea  republicana  juzgase  y  sentenciase  aun  rey 
depuesto;  el  fallo  parecía  una  venganza  y  el  proceso  una  diatriva: 
otro  tribunal  hubiera  cumplido  las  formas  j  quitado  la  tacha  de 
parcialidad,  aun  acreditando  que  en  aquella  disyuntiva  de  la  revo- 
lución ó  la  muerte  no  había  preferencias.' 

Bélgica,  Saboya  y  Niza   fueron  incorporadas   ;í   la  República 
francesa;  los  ejércitos  se  reorganizaban;  masas  de  soldados  acudían 


246  COMPENDIO 

á  las  ülas  de  los  defensores  de  la  patria.  La    convención  enviaba 
comisionados  á  los  campamentos  para  vigilará  los  generales  6  im- 
buir el  espíritu  republicano  en  las  tropas.  Duniouricz 
por  el  priíncipe  de  Coburgo  en  Nerwinden   (Marzo    1 7 
de  la  derrota  á  los  diputados  convencionales,   amenazo  a    la 
vención  que  le  cito  ¿í  responder,  y  no  podiendo  arrastrar  el  - 
dto  contra  la  República,  se  paso'  al  enemigo  c« 
y  Luis   Felipe    Orleans,  hijo  del    convencional    Felipe   L 
la  Convención  le  declaro'  traidor,  y  vivió  errante  sin  ' 
nombre  hasta  su  muerte.  En  Alemania,  el  ejército  ret] 
salojando  Maguncia;  el  general  Beaüharnais 
descuido  en  reforzar  la  ciudad  y  el  general  I  también 

en  la  guillotina  por  haber  dejado  que  el  enemL 
zas  de  Conde  y  Valenciennes.  La  Convención  raandab 
morir;  las  derrotas  la  enfurecían  y  las  traiciones 
Ja  guillotina  no  cesaba  de  funcionar:  tod< 
tajo:  se  constituyo'   una  comisión  de  seguridad  pública 
individuos  y  un  tribunal  revolucionario  de 
jueces,  del  cual  era  fiscal  Fouquier  Tínville 
podía  juzgar  í  los  miembros  de  la  Convención.  !  I 
tunosas  escitaciones  de  Marat  en  el  per¡( 
la  municipalidad  se  componía  de  jacobinos  presidid 
Henriot  mandaba  la  guardia  nacional:  la  Vende* 
los  ingleses  amenazaban  los  puertos;  la  iv¡an  tumul- 

tos y  pedían  ala  Convención  las  cabezas  de  p'rondin 

sados  de  complicidad  con  Dumouriez:  acusado    Ufa  i 
ronda,  salid  absuelto;  este  triunfo  le  dio  ala 
de  1  ans  y  de  los  clubs  de  toda    Francia   se   íntimal 
vención  el  juicio  contra  los  girondinos:  los   ma 
naban  en  Francia.  Se  acuso'  por  fin  a  los  girondinosqu* 
dieron  débilmente  y  fueron  presos    los    veintidós    prini 
^deW0B-^pí0Bc*tac|«i  Guadet,   Pethion,   Barf*i 

í¡Sf^«"?:^dpd^  del  mediodia  odiaban  á 

que  tan  horriblemente  comenzaba:  Barbaron 

e   departamento  de  Calvados:  en  (acuco,:.  Carlota    I 

¡EiS1-11?  b\.#.ilu^radaporloscuad 
SSlií^0 lublonsm^marlosescesos.   La*  ruei 

Si ?S2 pronto  deshechas  1><ir ,; 

SJ1      gUVISt*  se  unieron  i  los  republi 

¡£*4ri hrfmnl!  miSma  Süerte-  S°  díctó  °M  constitución 
Sv^SSTí^í  Asamblea  anual  ejercía  el  poder    ! 
J^^jcuatpo  individuos  designados  por  ella,  e 
^tivoqne  nombraría  losgenenües  y  los  ministro.     ! 

presentantes  de  la  Convención  ejercían  en  los 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  247 

tiranía  tanto  nías  inicua  cuanto  se  bacía  í  nombre  de   ía  libertad 
<jue  deshonraban.  ^iutu 

Carlota  Corday,  atribuyendo  á  Marat  la  causa  de  todos  los  má- 
t  públicos,  seprotápó  asesinarlo;  se   despidió   de   una  tía   con 
Weil  vivía  en  Caen,  marcha  á  Paris  en  los  últimos  dias   de  Junio 
(.)•>)  y  consiguiendo  ser  recibida  por  Marat,  le  asesto'  una  puñala- 
da que   arabo  con  su  vida;  hecho  heroico  de  una  muger  que  cree 
salvar  su  patria  y  qué  solo  la   precipitaba  en  nuevos  estravios- 
»"  M  Homicidio  estéril  como  estéril   es   todo  crimen   aunque   la 
fantasía  lo  revista  de  las  galas  del  patriotismo:  el  horror  Inicia  un 
malvado  arad  el  brazo  de  una  joven  sencilla  y  educada,    pensan- 
do que  asi  que  desapareciera  el  sangriento  agitador,  resplandece- 
ría la   República,  pura  y  gloriosa  como   ella  se   la  presentaba  en 
Tai-Iota  Corday  fué  guillotinada,  y  Marat  elevado  á  la 
apoteosis  por  la  adulación  y  el  terror  público  (muerte  de  Marat,  13 
de  Julio).  Todas  las  acusaciones  recaían  contra  los  girondinos.  Pú- 
gil i  vos,  des]  mm  lazados  y  hambrientos,  Barbaroux,  Guadet  y  algunos 
otros  girondinos,  corrían  los  campos  escondiéndose  de  sus  perse- 
guidores: un  montón  de  huesos  descarnados  hallados  en  una  selva, 
hicieron  creer  que  allí  babián  perecido  aquellos  jóvenes  llenos  de 
lanzas,  de  ilusiones  \  de  patriotismo:    se  ignora  si   murieron 
de  hambre;  vivos  (í  muertos  se  supone  qué  las  fieras  los  devora- 
ron. El  10  de  Octubre  subía  á  la  guillotina  Maria  Antonieta  acusa- 
da dé  haber  pervertido  a  su  propio  hijo;  "apelo  al  corazón  de   to- 
das las  madres",  dijo  la  ex-reina.  Su  hijo  fué  confiado  al  zapatero 
Simón  que  le  hacia  servir  de  criado:  niño  aun  para  comprender  el 
valor  de  las  palabras,  le  enseñaron  canciones  deshonrosas  contra  su 
padre  Luis  XVI  y  las  repetía  para  dar  gusto  á  aquel  hombre  soez. 
Las  prisiones  no  bastaban  para  contener  la  inmensidad  de  presos: 
la  guillotina  cercenaba  despacio  las  cabezas  en  opinión  de   los  de- 
magogos. Llego'  la  vez  á  los  girondinos.  El   tres   de   Octubre   ha- 
bían sido  acusados  otros  setenta  y  tres  girondinos  de   la  Conven- 
ción y  declarados  culpables  los  veintidós  presos:  Robespierre   sal- 
vó á  los  primeros;  ó  no  pudo  o' temió  salvar  álos  últimos.  "Piden 
sangre,  y  siempre  sangre,   esclamaba  cuando   intercedían  por   los 
girondinos  el  ministro  Grarat  y  otros;  también    querrán  mi  cabeza 
y  no  la  disputaré".  El  26  de  Octubre  comenzó  el   proceso  contra 
los  veintidós  por  conspiración  contra  la  unidad   é   indivisibilidad 
de  la  República;  ele  aquel  número,  faltaban  algunos  que  el   tribu- 
nal revolucionario  reemplazó  con  otros:  la  calumnia  y  la   infamia 
se  lanzaron  contra  aquellas  frentes  que  resplandecían   de  juven- 
tud y  de  patriotismo;  declararon  los  testigos  mas  parciales  y  mas 
viles,  Paché,  Cabot,  Hebert,  Bourdon  y  los  terroristas  mas   de- 
gradados. La  sentencia  estaba  prevista;  el  30  de  Octubre,  el   tri- 
bunal revolucionario  condenaba  á  muerte  á  los  republicanos  mas 


248  COMPENDIO 

ilustres  de  Francia.  Áloir  la  sentencia,  Valazy  se  suicido';  los 
girondinos  por  un  momento  debutados  ante  aquel  proceso,  sar- 
casmo v  mota  de  la  justicia,  se  irguieron  de  nuevo.  Sillery  escla- 
ma 'hoy  luce  el  dia  mas  bello  de  mi  vida".  Vergniaud  pasea  su 
tranquila  mirada  por  sus  compañeros,  el  tribunal,  la  fuerza  pú- 
blica v  la  muchedumbre,  y  calla,  pensando  sin  duda  en  la  pos- 
teridad .  Al  grito  de  "viva  la  República''  se  levanta  la  sesión, 
v  el  mismo  grito  une  á  las  víctimas  y  á  los  verdugos.  Los  giron- 
dinos desfilan  entonando  la  Marseílesa  ya  sus  acentos  retumba- 
ban las  bóbedas  de  la  Consergeria.  El  tribunal  manda  que  el  ca- 
dáver de  Valazy,  fuera  guillotinado  con  los  demás  girondinos:  to- 
dos los  presos  besan  la  inanimada  mano  de  su  compañero,  y  aque- 
lla noche  juntos  iban  á  dar  el  testimonio  mas  soberbio  de  su  gran- 
deza. El  diputado  Bailleul  había  ofrecido  á  los  girondinos  un  úl- 
timo banquete  para  el  dia  de  su  absolución  o  de  su  muerte;  al  vol- 
ver los  sentenciados  al  calabozo  encontraron  la  mesa  puesta  y 
adornada  de  flores.  Durante  la  cena  todos  espusieron  sus  ideas,  en 
general  racionalistas,  Fouché  católicas,  otros  materialistas.  Verg- 
niaud presidia  la  mesa;  él  resumió  el  debate  y  como  fin  de  un 
discurso  magestuoso  pronunció  estas  solemnes  y  proféticas  pala- 
bras: ''Amigos  míos,  hemos  muerto  el  árbol  ingertándole;  los  anos 
lo  envejecían,  y  Robespierre  lo  arranca,  ¿Será  Q^iv  mas  dicl 
que  nosotros?  No.  Nuestro  patrio  suelo  es  demasiado  ligero  para 
sustentar  las  raices  de  la  libertad  cívica;  este  pueblo  es  demasiado 
niño  para  manejar  sus  leyes  sin  dañarse,  y  polvera  á  sus  reyes  co- 
mo el  niño  vuelve  á  sus  juguetes.  Nos  hemos  engañado  de  época  al 
nacer  y  morir  por  la  libertad  del  mundo;  hemos  creído  estar  en 
Roma,  y  nos  encontramos  en  Paris.  Pero  las  revoluciones  que  en- 
canecen en  una  noche  á  los  hombres,  educan  velozmente  á  los  pue- 
blos. La  sangre  de  nuestras  venas  es  bastante  ardiente  para  fe- 
cundizar el  suelo  de  la  República.  No  nos  llevemos  con  nosotros 
su  porvenir,  y  dejemos  la  esperanza  al  pueblo  en  cambio  de  la 
muerte  que  nos  dá  ''El  silencio  siguió  á  estas  palabras,  y  tras  largo 
rato  tomó  la  discusión  la  solemnidad  de  esos  momentos  que 
ñalan  el  paso  de  la  vida  á  la  muerte,  pero  sin  debilidad,  sin  temor 
y  sin  vacilaciones.  El  31  de  Octubre  cinco  carretas  condúcion  al 
patíbulo  lo  mas  ilustre  de  la  revolucionólas  notas  de  la  marseílesa 
brotaban  enérgicas  de  aquellos  labios  que  amagaba  la  muerte,  v 
no  se  apagaron  hasta  que  cayó  la  última  cabeza,  A  medida  que 
morían  se  debilitaba  el  coro:  Vergniaud  seguía  cantando:  su  voz 
cesó  al  bajarse  la  cuchilla;  el  partido  de  la  (lironda  había  muerto. 
Madama Rolland  siguió  álos  girondinos  ala  guillotina:  su  fugitivo 
marido  se  suicidó  al  saber  su  muerte;  Condorcet  perseguido,  es- 
cribía entre  peligros  y  hasta  en  los  abrigos  de  los  tejado-;  su  his- 
toria sobre  el  progreso  humano,  y  cansado  de  vivir    se    envenenó: 


DE   LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  249 

Malesherbes,  el  defensor  de  Luis  X  Vi.  acusado  jauto  Con  su  mu- 
ger,  inspiró  simpatías  i  los  jueces  (pie  le  iniciaban    la    ma 
contestar  para  salvarse:  <;es  inútil,  dijo  ni  Presidente  del  Tribunal; 
ni  mimugérni  jó  hemos  mentido  jamas,  ni  mentiríamos  por 
varaos".  Se  le  acusaba  de  haber  escrito  y  recibido  cartas  de    sim- 
pleamistad   de  algunos  emigrados.  Subidal  cadal  ieron 

también  Bailly,  el  digno  presidente  de  la    Asambl 
sabio  Lavoisier,  filósofos,  matemáticos,  gnerreí 
bres  notables  eran  tachados  de  frialdad  con  el  terror 
chas  de  girondinos.  El  estado  de  desasosiego  aumentaba  I 
cios;  en  todas  partes  se  veia  un  peligro,  una  conjuración,  ana 
cion;  los  espías  dominaban  toda  la  Francia.  En  los  departan* 
Carrier,  Maiguet,  Gravier,  Collot  de  Herbois   y   cftn 
taiites  no  se  contentaban  con  laperezaáe  la  guillotinaren    I 
se  destrozaban  masas  de  acusados  á*  cañona 
ahogaba:  monárquicos,  constitucionales  y   girondi] 
mismos  golpes;  después  se  unirían  los   dantonistas:  el  temor 
muerte  habia  desaparecido;  las  mugeres  de  1<><  acusad*»-   querían 
morir  con  sus  maridos,  los  hijos  con  los  padres,  la    pr 
el  prometido;  en  la  frontera  se  acometía  al  enemigo 
la   Marsellesay  se  marchaba  á  la  muerte  como  i  una    fl< 
lipe  Igualdad  habia  muerto  en  la  guillotina:  los 
no  esperaban  otro  castigo  que  la  muerte:  loa  representante 
convención,  armados  al  frente  de  los  ejércitos,  entonaban  el 
no  patriótico  y  corrían,  contra  los  adversarios:  el  tenor  hizo   l 
da  difícil,  la  muerte  fácil.  Sentenciados  por  equivocación, 
jian  de  hombros  sin  protestar.  Danton  se  latinaba  de  tanto 
cios:  la  muerte  de  los  girondinos  le  habia    afectado   hondam< 
Camilo  Desmoulins  estaba  entristecido  y  se  arrepentía 
ques  á  la  Grironda.  La  dualidad  se  manifestó  en  la  asamblea  desde 
antes  de  Octubre:  Robespierre  odiaba  i   Danton.  y  Danton 
bespierre.  Danton  confió  demasiado  en  la  popularidad,  3 
migóle  minó  el  terreno:  en  Abril  de  1794,  1.    Camilo 

moulins.  Westerman  y  otros  partidarios  suyos  morían  en  el  cadal 
so > las  turbas  aplaudían  siempre:    Efeberl    3 
también,  y  por  último,  después  de  proclamar   I  ierre  al 

Supremo  en  una  fiesta  cívica,  una    conjuración   enl 
convencionales  le  derriba  el27de  Jultó  renden 

muchedumbre  lo  salva  y  le  lleva  ¿  la  municipalidad:   inñtilef 
ron  las  suplicas  p^ra  que  promoviese  lá  guerra  civil;  su  negativa 
desconcertó  los  poderosos  elementos  triun- 

fante la  convención:  el  pueblo  al  oir  qi  claraba  fnera    de  la 

ley  á  los  que  desobedecíanla-  lini'- 

dó  y  abandonó  ásu  ídolo:  las  tropas  invaden    la   casi    municipal: 
un jplicíá  llamado  Médá  dispara  contra    Robespierre  que   ni  ha 


L'oil  COMPENDIO 

intentado  huir,  y  le  hiere  ene!  rostro:  el  herido  cae  sobre  la  mesa. 
\  al  siguiente  diá  muere  en  la  guillotina  con  Saint-Just  y  sus 
principales  amigos:  el  pueblo  siguió  aplaudiendo.  Los  verdaderos 
olucionarios  habían  muerto,  precipitándose  unos  á  otros  en  la 
guillotina, 

Mientras  los  celos,  las  sospechas,  las  persecuciones  y  los  eadaí- 
ha.iaii  tantas  víctimas,  el  ejército  triunfaba  de  los  antirevolu- 
cionarios en  Lyon,  Tolón  y  Marsella:  la  ciudad  de  Tolón  se  había 
entregado  ;í  los  ingleses;  al  ser  recobrada  por  las  tropas  conven- 
cionales. s<>  dio  á  conocer  por  vez  primera  el  oficial  de  artillería 
Napoleón  íkmaparte.  En  aquella  terrible  Convención  liabia  tanto 
genio  y  grandeza  como  crueldad.  Organizó  catorce  ejércitos,  i- 
gualó  los  pesos  y  medidas,  fundió  la  Francia  en  la  unidad,  creó 
fábricas  de  armas,  satisfizo  todas  las  necesidades  de  la  guerra, 
se  hizo  respetar  de  Europa  por  su  poder,  levantó  al  proletariado. 
comenzó  el  código  civil  é  hizo  todo  el  tratado  de  "las  personas," 
atendió  á  las  subsistencias,  creó  hospitales  y  casas  de  beneficen- 
cia, esplotó  las  minas  de  salitre,  hierro  y  cobre,  suprimió  los 
procedimientos  difusos  de  los  tribunales,  protegió  las  ciencias, 
aplicó  un  calendario  basado  en  la  naturaleza,  facilitó  los  correos, 
rehizo  la  marina,  y  teniendo  que  luchar  con  Europa,  armó  mas  de 
un  millón  de  hombres  comprometiendo  á  toda  la  nación  en  la 
causa  revolucionaria.  Los  convencionales  trabajaban  con  tanta  ac- 
tividad como  desinterés:  nada  fue  estrailo  a  sus  empresas:  la  de- 
sesperación les  condujo  á  la  sangre,  pero  salvaron  la  patria:  a- 
proyecharon  el  telégrafo  para  las  comunicaciones,  cambiaron  la 
táctica  de  la  guerra ;hicieron  pasar  ante  el  pueblo  todo  lo  maravillo- 
so de  las  ideas  y  todo  lo  terrible  de  la  fuerza,  y  consagraron  la 
igualdad  aun  á  costa  de  medios  estreñios.  Murieron  todos  por  su 
<eausa.  que  ninguno  habia  defendido  por  inmoralidad:  consagraron 
su  vida  a  la  libertad  y  se  sacrificaron  á  ella  después  de  sacrifi- 
car trescientas  mil  cabezas:  dieron  tal  golpe  al  pasado,  que  harían 
imposible  su  resurrección.  La  guerra  de  la  Tendee  costó  cin- 
cuenta mil  hombres;  hijos  del  pueblo  se  batían  allí  por  los  no- 
bles que  prometían  ponerse  á  su  cabeza.  Después  de  una 
lucha  sangrienta,  los  vendeanos  sucumbieron.  En  Junio  de  1794 
Pichegrú,  general  francés,  ocupó  Á  Ipres,  Jourdan  batió  á  los  a- 
Iiados  enFleurus:  toda  Europa  estaba  en  armas  contra  Francia: 
España  envió  tropas  á  la  frontera  desde  el  principio  de  la  revo- 
lución, y  penetrando  en  territorio   francés  después  de  la  muerte 


para  los  holandeses  que  perdieron  la  colonia  del  cabo 
üe  Buena  Esperanza,  Malaca  y  otras  posesiones   y  colonias. 


DE  LA  1IISTOUIA   IJNIVJERSAL. 

estados  y  moderados;  las  costumbres  adquirid 
pero  pronto  triunfaron  loa  moderad  |a\om 

mo  la  guardia  nacional,  y  vencida  una  sul 
Constitución  de  1  93,  fueron  deportados  ó  murieron  en  el 
los  últimos  montañeses  que  habian  influido  en 
revolucionario:  las  venganzas  de  las  ciudad 
ees  Palidecer  al  terrorismo   convencional.  3 
bresdel  93  morían  en  los  cadalsos  ó  asesinado 

(1795)  estableciendo  dos  Cámaras,  una   de  quinii 

mayores   de    treinta  anos   renovable  todos    l< 

partes  y  otra  de  ancianos  de  doscientos  eincueafc 

mas   de   cuarenta  años,  casado-  ó*   viudos 

las  leyes  y  la  segunda  las  sancionaba.  Desemj 

cutivo  un  directorio  de  cinco  individuos  que  nombral 

tros:  se  declaraba  la  libertad  de  cultos  y  la  lü 

se  confirmaba  la  desamortización,  y  se  hacían  ele(  tiv< 

de  justicia.  Bonaparte  venció  «í  los  amotinados 

cion,  y  este  cuerpo   se  disolvió  el    26de  Octubre  de  17 

pues  de  aboliría  pena  de  muerte.  La  Convem  í 

existencia  once  mil  doscientos  décrefc 


PÁRRAFO  VI. 

ES  directorio 


La  guerra  concluida  con  Prnsia  por  el  tratado 

bril  95)  seguía   con    Austria   donde    Moreau 

sobre  los  austríacos,  y  con  [taliá:  l<>ss- 

•el  abandono  porque  la  política  interior  absorbía   I 

gobierno.  El  ejercito  de  Italia  aunque  valiente,  no  podía   ava 

nombrado   Napoleón    Bonaparte  gene 

en  las  tropas  aquel  entusiasmo  que  no 

ños  de  campanas  con  toda  Europa:  senald  como  o 

ciudades   italianas,  y  si  con  esto  estil 

mucho  ú  la  abnegación  y  desinterés  .  ¡ 

soldados  republicanos.  A  principios 

derrotó  a  los  austríacos  en  Milesími  _ 

marchó  á  Turin  después   de  otra  vi  M   nduvi  y  oMi¡ 

Víctor  Amadeo  rey  del  Piamonte  y  C  az  humillan- 

te:  se  revolví.»  el  general  victorioso  contra  lá  ni- 


25*2  COMPENDIO 

bátdia,  pasó  el  puente  de  Lodi  entre  una  lluvia  de  balas,  y  todos 
loú  príncipes  italianos  pidiéronla  paz,  pagando  sumas  inmensas  y 
dejando  (pie  el  vencedor  enviara  á  París  los  objetos  mas  preciosos 
del  arte.  Al  general  austríaco  Beaulieu  sucedió  Wurmser.  pero 
con  tan  nial  éxito,  que  perdió  las  batallas  de  Lonato  y  Castiglio- 
ne.  y  su  ejercito  fue  encerrado  en  Mantua;  las  tropas  austríacas  que 
acudieron  enausilio  de  la  ciudad  fueron  batidas  en  Arcóle  por  Na- 
poleón Bonaparte;  otras  tres  victorias  decidieron  la  rendición  de 
Mantua:  el  Papa  pió  VI  firmó  la  paz  entregando  treinta  millones 
de  libras,  Bolonia,  Ferrara  y  otras  plazas,  y  renunciando  el  se- 
ñorío de  Avignon  y  el  condado  de  Yenusino  con  muchos  cuadros 
del  museo  de  Roma:  el  archiduque  Carlos,  vencido  y  persegui- 
do, llevó  el  terror  hasta  Yiena,  y  Austria  firmó  la  paz  de  Leoben 
(Abril.  1797);  entretanto  que  se  celebraba  el  tratado  definitivo, 
instigó  Napoleón  &  Veneeia.  En  Octubre  se  hizo  la  paz  de  Cam- 
po Formio  que  entregaba  í  Francia  la  alta  Italia  con  el  nombre 
de  República  cisalpina,  y  la  Bélgica.  Napoleón  volvió  á  Francia  a- 
clamadó  por  el  pueblo  y  honrado  por  el  directorio:  sus  palabras 
son  las  de  un  republicano,  pero  sus  hechos  desmienten  las  ideas 
que  aclama;  al  incorporar  Veneeia  al  Austria,  buscaba  compensa- 
ciones que  no  produjeron  ventaja  á  la  libertad;  su  sistema  de 
exigir  crecidas  indemnizaciones  á  los  vencidos  aunque  fueran  dé- 
biles corno  las  ciudades  de  Italia,  perjudicaba  la  moral  política, 
y  abría  los  apetitos  de  botin  y  de  conquista.  El  Directorio  se 
componía  de  republicanos  sinceros  (Carnot,  Barras,  ReiüH;  los 
mas  avanzados),  y  las  Cámaras  de  republicanos  tibios:  tuvo  que 
combatir  el  nuevo  gobierno  á  los  comunistas  dirigidos  por  Grac-lm 
Babeufque  se  suicidó  después  de  un  proceso  ruidoso,  v  á  los  realis- 
tas que  teniendo  connivencias  en  las  Cámaras  preparaban  la  con- 
trarevolucion.  Bonaparte  por  medio  de  los  generales  Bernardotte 
y  Augereau,  destruyó  la  conjuración  prendiendo  á  los  diputados  en- 
tre ellos  Pichegrú  y  el  director  Carnot  que  aunque  republicano 
conspiraba  por  enemistades  particulares  con  sus  compañeros.  Casi 
todos  los  principales  comprometidos  fueron  transportados  á  Ca- 
yena en  la  Guyana  francesa.  Por  un  decreto  se  declararon  nulas 
as  elecciones  del  tercio,  que  habían  sido  favorables  á  los  realis- 
tas se  espulsó  de  Francia  i  nobles  é  individuos  de  la  antigua  la- 
mina real,  se  suprimieron  los  periódicos  monárquicos  y  se  depor- 
toú  sus  propietarios  y  redactores:  Moreau  fue  separado  del  ejer- 
cito. El  directorio  persiguió  á  los  realistas  v  á  los  jacobinos  pro- 
curando conservar  un  término  medio,  pero  inactivo',  án  soluciones 
y  sm  ideales:  no  pudo  evitar  la  bancarrota,   y  empleó  medios  in- 

_iPaTa  SaT  fT  ,de  los  Paises  mecl[o  -^juzgados.  En  la 
segunda  guerra  de  la  Tendee  el  general  Hoche  adquiría  reputa- 
ción, y  en  la  guerra  con  Austria  recojia  laureles  tan  limpios  v  mas 


DE  LA    HISToill  \    UNIVERSAL. 
desinteresados  <jue  los  de   Ponapai;Uí  cu  Italia.    Km-  gran 
digno  de  su    valiente    ejército,  v   sincero   republicano    i 
1798. 

Napoleón  proyecto  una    espedicion  u   Egipto,  bac¡QDd< 
la  voz  deque  se  dirijia  á  Inglaterra.   El   19  Je    Mayo  d< 
hizo  a  la   vela,    llevándolos    mejoro    uiatemiítfo 
diez  mil  marinos  y  cuarenta  mil  soldadqs:  la  ¡a  de 

quince  navios,  catorce  fragatas,  sesenta  buqm 
cientos  transportes.  Desde  Egipto  intentaba  dominar  en  el  \\ 
terraneo,  y  amenazar  a  Inglaterra  en  sus    pos  «Ir  ¡a  [ndia. 

España  se  ligo  con   Francia  con  ira   Inglaterra.    En  E_ 
nuevas    victorias,  después  de  marcha-*  penosas 
egipcio  en  la  batalla  de  las  pirámides  (¿]  .Julio)  y  en  ti  I  (ai- 

ro: el  almirante  ingles  Nelson  destruyo'  parte  de  la  flota 
el  combate  de  Abukir:  este  desastre  hizo  pensará  Napota 
tenerse  mas,  organizo'  el  gobierno  de  Egipto    mientra-   lo* 
estudiaban  las  maravillas  de  aquella  tierra;  venció  una   rebelión, 
marcho  á  la  Siria  y  derrotó  al  ejercito  de  mamelucos  que  '-¡i\  ¡abi 
el  sultán,  se  apoderó  de  Jafía  pero  no  pudo    towai  .luán  «le 

Acre.    Deshechos   los    turcos   por   Junol   y    Deber,    peni 
sin  embargólos  franceses  fuerza-,  y  Bonaparte  tuvo  que  i    b 
á  Egipto.  En  Julio  del  99  tres  ejércitos  turcos  sucumbían  á  la  dis- 
ciplina francesa:  sabiendo  lo  que  pasaba   m  Europa.  \  el   eí 
de  la  guerra  en  Italia,  se  embarcó  secretamente  para  Boropt 
quinientos  soldados  y  los  generales  Launcs.   Bertfüer,  I1  Mar- 

inont  y  Muraf,  y  con  la  moyor  parte  de  los  sabios  que  le  habían 
acompañado.  Kleber  quedaba  mandando  el  ejército  (muerto  ese 
general  por  un  mameluco,  el  ejército  no  acometió4  empresas  de 
importancia  y  regresó  á  Europa.  El  8  de  Octubre,  libre  de  kw 
cruceros  ingleses  desembarco'  Napoleón  cu  Frejuí 

Mientras   tanto,    á  fin  de   1797,  loa  romanos  ayn  I  i  un 

ejército  francés  habían   depuesto  al  papa  y  cambiado  la   m< 
quia  por  un  gobierno  consular.  Ea  Et^public 
sucesor  de  Pió  VI,  Fio  Vil.  volvid 

se  constituyó  también  una  repúbli  a  que 

Xapoleon  la  agregó  á  Francia:    Nápol 
partenopea),  y  toda  Italia  pstab 

cion  de  Austria  y  Rusia  y  la  rota  de  .Mm'  lina 

esposa  del  rey  Fernando  de  Uápok 
francesa:   formó   un  ejército«que  se 
Mack  é  invadió  y  ocupó  Roma,  | 
el  general  Championet  le  derrotar' 

tonces  se  constituyó   la  República).  Si  dida 

por  las  tropas  del  directorio  con  pretesto  de  apoyar  á  sm 
gionarios;  el  general  Bruñe  penetró  en  Berna  ■■•■utribu- 


25  |  COMPENDIO 

ciónos:  la  confederitciei  se  disolvió  proclamando  la  República  hel- 
vética una  indivisible  con  un  directorio  y  dos  consejos  legislati- 
vos (Abril,  1  798):  Ginebra  fué  incorporada  á  Francia.  Austria, 
'■: ,  íúrqtriá  c  Inglaterra  pactaron  la  segunda  coalición  (Di- 
ciembre 1798)  Cn  ataque  de  los  franceses  á  la   fortaleza  Ehren- 

fcstein  sin  previa  declaración  de  hostilidades,  abrió  la  campa- 
fin:  el  general  trances  fue  derrotado  en  Alemania  por  el  Archidu- 
que Carlos:  los  austríacos  y  rusos  vencían  á  Moreau  y  Macdonald 
en  í  ¡assano  y  en  Trebia  y  después  en  la  sangrienta  batalla  de  Xovi 
(  Agosto  1 709);  vuelta  la  familia  real  ¿  Ñapóles,  se  cebó  en  los  re- 
publicanos mostrando  la  reina  Carolina  una  crueldad  que  en  nada 
cede  i  la  de  los  mas  temidos  terroristas  del  93:  cuatro  mil  de  los 
principales  napolitanos  murieron  en  el  cadalso  ó  en  las  prisiones: 
la  reina  pedia  mas  venganzas  y  proclamando  que  no  hay  deberes 
contra  los  rebeldes,  consideraba  causa  de  crimen  capital  el  no 
servirla  y  secundar  su  ensañamiento.  Carolina  de  Ñapóles  tiene 
poco  que  envidiar  á  los  terroristas  á  quienes  mostraba  tanto  odio. 

En  Suiza  se  sostenían  ios  franceses  contra  los  rusos  y  aus trieos: 
y  atacaban  Massena  y  Soult,  generales  del  directorio  (francés),  pe- 
ro eran  vencidos  en  la  batalla  de  Zurich  (26  y  27  Setiembre  de 
1799):  una  derrota  en  Holanda  del  ejército  anglo-ruso,  ocasionó  la 
ruptura  de  la  coalición  que  abandonó  el  emperador  de  Rusia 
Pablo  I  (hijo  de  Catalina   II). 

En  el.  directorio  y  las  Cámaras  dominaba  el  desconcierto:  Bar- 
ras y  Sieyes  (sucesor  de  Reubel)  hacían  oposición  á  los  otros 
directores  Merlin  deDonai  y  Lareveillere-Lepeux  y  les  obligaban 
;í  dimitir:  las  persecuciones  acumulaban  odiosidades  contra  el  di- 
rectorio; los  realistas  conspiraban;  los  jacobinos  culpaban  ai 
bienio  por  las  derrotas  de  Italia.  En  esos  momentos  volvía  Bona- 
parte  de  Egipto:  las  noticias  de  sus  victorias  se  le  habían  antici- 
pado, y  la  distancia  las  cubría  de  maravilloso  prestigio:  le  recibie- 
ron como  á  un  vencedor:  el  directorio  competía  en  alabanzas  con 
el  pueblo  buscando  el  poyo  del  célebre  general.  Mientras  Roña- 
parte  recibía  las  ovaciones,  forjaba  con  su  hermano  Luciano  y  con 
Sieyes  un  complot  para  derribar  al  gobierno:  seguro  de  una  parte 
del  ejército,  y  suponiendo  una  conspiración  jacobina,  consiguió 
que  las  Cámaras  se  trasladasen  á  Saint  Cloud  y  que  se  le  encarga- 
ra de  la  furza  armada.  Llamado  á  prestar  juramento,  se  presentó 
con  sus  oficiales  en  la  Asamblea  de  los  ancianos.  ¿í  la  vez  que 
los  batallones  desfilaban  por  las  calles:  declaró  que  quería  una 
República  fundada  en  la  libertad,  y  juró  que  Francia  la  tendría: 
asi  eludió  el  juramento:  dirijió  luego  una  arenga  á  los  soldados 
que  le  victorearon,  logró  que  los  miembros  del  directorio  renun- 
ciasen, y  ios  consejeros,  temiendo  un  golpe  de  fuerza,  se  reunieron 
y  juraron  la  constitución  del  año  III  (1795)  aunque   se   hallaban 


DE    LA    HISTORIA  UNIVERSAL  255 

rodeados  de  tropas.  Bbnaparte  entrando  al  consejo  <l 

nos  hablo'  de  la  patria  sin  descubrir  aun    -,, 

cáúdaxá  de  los  quinientos,  y  allf  le  recibieron  con    los 

"abajo  el  tirano,  abajo  el  dictador."  le  echaron  en 

don,  y  le  amenazaron;  y  en  los  momeátóe  ma 

la  sala  los  granaderos  y  se  llevaron  al  general 

le  había  aclamado  el  ejército;  dijo  á  las  tropas  < 

le  habían  querido  asesinar  y  les  mandó  pen 

y  disolverla  á  bayonetazos.  Napoleón    Bonaparte',    - 

ger  Bucos  formaron  nn  gobierno  consular,  ; 

misión  de  cincuenta  diputados  para    ejercer  las  fu 

lativas  durante   la   suspensión  de  las  sesión 

una  constitución  y  un   código  civil.  Tal  fué 

18  y  19  brumario  (7  y  S    Noviembre). 

Napoleón  Bonaparte  habia  nacido  el  1  5  de 
Ajacio,  capital  de  la  isla  de  Co'rcega  adquirida   por  I  ;i  en  el 

reinado  de  Luis  XV:   la   isla sostuvo  su  tad 
tado,  pero  se  hizo  memorable  Paoli  por 
rosidad  y  su  elevación,  Era  Napoleón  hijo  de  C 
Leticia  Ramolino,  y  tenia  otros  siete  hermanos;   José   el    maj 
de  todos  ellos,  Luciano,  Luis.,  Gerónimo,  M 
rolina.  Muy  joven  aun.  entro  en  el  colegio  militar 
pues  en  el  de  París  de  donde  salín  teniente  de  artillería 
fué  promovido  al  empleo  de  comandante  de  guardias 
mando  un  batallón  de  artillería  en  el  siti..   ;  •  '!'•  Ion     17  !»• 

se  distinguió    obteniendo  el    grado  de  gen- 
mandante  de  artillera:  ;í  la  caida   do   Robespierre  ido 

por  jacobino,  y  repuesto  luego  por  influí 
realistas  en  las  calles   de  París:  !  con  Josefina 

general  guillotinado Reáuharnais,  y  se  hiz-.  culebreen  las  camp 
ñas  de  Italia  y  Egipto.  Hoche  tan  notable  cómo  B  Hi- 

rió en   1708,  y  encontró  el  futuro  emperador  nn 
nos,  obstáculo  que  le  habría  sido  dificil  '  i'*! 

malogrado  jefe  republicano:  1<>-   generales  <-<>n  qm  la 

Francia  eran  de  primer  orden  y  habían  salid 
blo  en  las  grandes  levas  del  92  al    9  I  inferior 

del  ejército  (Moreau,  Augereau.  Bernardotí     !) 
Massena,  Brúne,  Eleber,  Ney,  Pichégrfi,  Carnol  él  gran   organi- 
zador y  otros).  Fue  Napoleón  il  y  el  i¡ 
audaz,  no  el  mejor  de  aquellos  güera 
lucion:  aprovechó  la  debilidad  del  gobierno    y  d 
regirlo  sino  derribarlo  para  coloc                        armo  tavo  entu- 
siasmó por  las  ideas  sino  por  la  gloria:  noquií               no  Washin 
ton  el  glorioso  servidor  de  la   patria  y   de  la  Id)  tii!  ar- 
bitro de  Fran-aa:  abandonó  en  Egipto  el  ejército] 


256  COMPENDIO 

jos  titulándose  el  hombre  necesario  y  el  salvador  de  la  República: 
sin  llamarle  á  el,  Massena  liabia  derrotado  á  los  rusos  y  austría- 
cos en  Suiza,  y  Bruñe  á  los  austríacos  é  ingleses  en  Holanda.  Hom- 
bre superior  en  talento  y  en  valor,  prefirió  seguir  las  huellas  de 
( !esar  que  aniquila  la  libertad  a  costa  de  su  honra  en  la  posteridad, 
á  las  de  Washington  a  quien  admiraba  o  fingía  admirar,  y  que 
inspirara  el  respeto  y  amor  de  los  siglos  cuando  la  crítica  haya  des- 
nudado de  los  oropeles  á  los  déspotas  victoriosos.  El  directorio  era 
un  gobierno  inútil  y  lleno  de  presunciones;  los  consejos  no  valían 
mucho  mas:  pero  había  en  Francia  energías  bastantes  para  pro- 
seguir con  sensatez  la  obra  del  89:  y  de  todas  maneras  la  usurpa- 
ción no  se  justifica  por  los  desórdenes  ágenos,  por  que  entonces  el 
patriotismo  debería  convertirse  á  la  maldad,  y  los  Cincinatos  y 
Washington  de  la  historia  perderian  el  brillo  de  su  grandeza  ya  que 
pensaron  mas  que  en  las  ambiciones,  en  la  patria  y  en  la  libertad. 
Xapoleon  se  fijó  mas  en  el  presente  que  en  el  porvenir,  y  no  salió 
de  su  epicureismo  político  hasta  que  ya  no  tenían  remedio  ni  en- 
mienda sus  errores. 

PÁRRAFO  VII. 

El  Consulado  y  el  imperio 

Muy  pronto  se  dejó  conocer  que  solo  Napoleón  Bonaparte  tenia 
influjo  en  el  triunvirato:  entendía  de  hacienda  y  de  derecho,de  guer- 
ra y  de  política,  de  ciencias  y  de  letras:  se  restableció  algo  la  con- 
fianza, mejoró  el  crédito  y  los  pagos  se  hacían  con  regularidad.  Gau- 
din.  llamado  al  ministerio  de  hacienda,  suprimió  las  contribuciones 
arbitrarias;  regresaron  á  Francia  muchos  emigrados,  entre  ellos  La 
Fayette,  Carnot  y  Portalis:  se  restablecieron  los  días  festivo.-,  se 
permitió  el  culto  interior,  se  prohibieron  las  repesentacioiies  en  que 
se  ridiculizaba  a  los  partidos  vencidos  y  cesó  toda  clase  de  tenor.  Si 
Bonaparte  hubiera  unido  á  su  energía  uu  corazón  generoso  podía 
haber  asegurado  la  República.  Seiyes  trabajaba  un  provecto  de 
constitución  que  se  discutió  y  aprobó  con  algunas  enmiendas  de 
Napoleón.  El  sistema  da  elección  era  confuso  6  indirecto:  el 
lor  se  dividía,    en  un  Senado  de  sesenta  miembros  como  cuerpo 

ervadordelas  leyes,  con  la  facultad  de  elegir  de  las  li 
enviadas  de  los  departamentos,  los  individuos  del  cuerpo  legislati- 
vo,  JJ."f.ces  y  altos  funcionarios;  el  cuerpo  legislativo  que  se 
subdividia  en  el  tribunado  compuesto  de  cien  miembros  para  exa- 
minar los  proyectos  de  ley  presentados  por  el  gobierno,  v  el  cuer- 
po legislativo  formado  de  trescientos  diputados  para  la"  votación 
definitiva  de  las  leyes:  estos  dos  últimos  cuerpos  se  renovaban 
cada  ano  por  quintas  partes.  El  poder  egecutivo  estaba  a  cargo 


DK    LA     HISTORIA    UNIVERSAL 

de  tres  cónsules  elegidos  por  dos  años:  el  primer  crfoaul  piw 
por  si  o  por  medio  del  Senado  los  oafgos  públicos,  decidía  d< 
paz,  y  se  acompañaba  de  un  consto  dé  Esta*.  La  Constitatíon 

fue  aprobada  por  el  pueblo  en   Febrero  de  L8 
Dueos  sé  retiraron  sooedíéndoles  Gamba  bruií.  El   mi 

teño  se  formó  de  notabilidades,  Carnot  en  guerra,  Tkllej  i 
relaciones  esteriores,  Maret  secretario  general,  I  yu 

seguida  se  comenzó  á,  trabajar  en  el  código  civil,  siendo  los  prin- 
cipales comisionados  Cambaceres, Lebrun.  RJ  tferlin.  Bboa» 
parte  invitó  a  la  paz  al  rey  de  Inglaterra  y  al  emperador 
mania,  pero  se  le  contestó  con  insinuación^  «1, 
bonica  y  mostrando  deseos  de  (pie  Franca  Be  red  ni 
guos  límites:  Napoleón  aprovechó   ese  desaire  para    levantare! 
espíritu  belicoso   delpais:de   todas    partes  acudían    i 
primer  cónsul  se  puso  al  frente  del  ejército  aunque  la  oonstitni 
se  lo  prohibía  y  pasó  el  San  Bernardo  (Alpes)  con  treinta  \  aneo 
mil  hombres;  la  rapidez  de  los  movimientos  y  la  andaoi 
fado  con  que   se  publicaba  el  plan  de  campaña,   sorprendí 
engañaron  á  Europa:  el  general  austríaco  Melas  le  «p  rK>r 
donde    no  había  de  pasar:   Bonaparte  fué  i  Milán  y   - 
gobierno  popular,  restableció  la  Universidad  de  Pavía   dai 
clases  á  los  profesores  mas  ilustres,  mientras  Mural  tomaba 
senciay  dividía  al  ejército  alemán:  Mélas  atacó  al  ejéreifc 
ees  en  las  llanuras  de  Marcngo:  Dasaix  decidió  la  victoria 
de  su  vida;  los  austríacos  se  retiraron  á  .Mantua  dejando  casi  tudas 
las  fortalezas  de  Lombardia.  En    Alemania.  Morcan  penetraba 
Baviera.  pero  se  detuvo  al  saber  (pie  Napoleón  había  ¡  un 
armisticio  en  Italia:  las  negociaciones  se  rompieron  por  la  mala 
del  emperador  Francisco  II  que  se  valia  de  ella-   para  reunir  ele- 
mentos: Morcan  derrotó  al  archiduque  Juan  en  Iloenlindeu  y  B6  di- 
rigió hacia  Viena  (3  Diciembre:   batalla  de    Marcngo  1  1  Junio): 
asustados  los  austríacos  pidieron  la  paz:   en    Italia  los  franceses 
vencían  en  todas  las  acciones.  El  í)  de  Febrero  de  1801            i»r<í 
la  paz  de  Luneville  confirmando  el  tratado  de  Gambo  Form¡< 
diendo  a  Francia  la  orilla  izquierda  del    Ethín  mediante    pompea* 
saciones  á  los  príncipes  perjudica             .  los  princij 
ticos  del  imperio:  fueron  reconocidas    la-  Repúblicas  ba'tava.  Ii 
vética,  cisalpina  y  liguriana.  Pablo  I                                       dé  In- 
glaterra y  Austria,  se  había  separado  de  la  liga:  España  y  Perla' 
gal  hicieron  la  paz   con  Francia  y  la  primera  se  alió  al  consula 
por  un  tratado  secreto.   Inglaterra  aisla-              -pie  firmar  la  paz 
en   Amiens  (11  Marzo  1801):  reconocía  la¿  esBqpistaa  de  I-Van 
en  el  continente,  restituyó  á  las  colonias  francesas  en   cambio 
la  Trinidad,  isla  quitada  á  España,  y  de  Ceibal  quitada  á  los  ho- 
landeses, dejando  á  estos  la  colonia  del  cabo  de  Buena  Esperanza 

17 


258  COMPENDIO 

y  Malta  ú  loa  caballeros  ele  la  orden  maltesa.  La  prensa  de  ín- 
ula tena  combatió'  la  paz  de  Amiens  atacando  rudamente  á  los  mi- 
nistros de  Jorge  III  y  á  Napoleón;  el  primer  cónsul  contestaba  ó 
hacia  contestar  en  la  gaceta,  y  cerraba  los  puertos  de  Francia  y 
Holanda  al  comercio  ingles.  Proponíase  Napoleón  pasar  á  la  gran 
Bretaña  páralo  cual  tenia  reunido  poderoso  ejército  en  Boulogne. 
'si  dominamos  el  estrecho  doce  horas,  decia,  la  Inglaterra  ha  vi- 
vido.'7 La  situación  de  Europa,  las  amenazas  de  Austria  y  la 
muerte  del  almirante  La  Touche  Tourville,  le  obligaron  i  tomar 
otro  rumbo.  Pitt  que  habia  sostenido  siempre  la  política  de  la 
guerra  con  Francia,  subió  otra  vez  al  ministerio  de  la  Gran  Bre- 
taña y  se  coaligó  con  Rusia  donde  Alejandro  I  habia  sucedido  á 
su  padre  Pablo  I  asesinado  en  una  conjuración  de  la  corte.  Asi 
comenzó  la  tercera  coalición  y  la  lucha  general  de  Europa. 

Durante  el  consulado  se  sorprendieron  diferentes  conjuraciones; 
ana  máquina  infernal  estuvo  á  punto  de  matar  á  Napoleón  quien 
culpó  á  los  jacobinos  y  les  persiguió  encarnizadamente.  Desde  a- 
quel  momento  fueron  cayendo  todas  las  libertades  de  1789:  el  tri- 
bunado, única  representación  de  carácter  popular,  fué  abolido;  la 
instrucción  pública  recibió  impulso,  pero  sujetándola  á  las  tenden- 
cias de  Bonaparte.  El  código  comenzado  por  la  revolución, 
rehizo  y  concluyó;  establecía  el  divorcio,  fijaba  unas  mismas  ley- 
para  todos  los  ciudadanos,  é  iguales  tribunales,  prohibía  toda  vin- 
culación, pero  el  comercio  ni  la  industria  no  participaban  de  la  li- 
bertad de  las  leyes  territoriales:  el  código  penal  significaba  un  no- 
torio retroceso,  y  el  de  comercio  tenia  por  base  leyes  despóticas  de 
Luis  XI Y:  Napoleón  se  separó  de  la  libertad  á  medida  que  se  con- 
solidaba en  el  poder.  En  1801  hizo  un  concordato  con  el  papa 
Fio  VII:  por  él  se  absolvia  á  los  clérigos  casados  y  se  les  prohibía 
el  matrimonio  para  en  lo  sucesivo;  reconocíase  la  validez  de  la  desa  - 
mortizacion  y  la  división  en  diócesis  según  el  arreglo  de  las  Asam- 
bleas revolucionarias.  Chateaubriand  escribía  el  "genio  del  cris- 
tianismo'7 invocando  la  poesía  religiosa  pero  sin  probar  ninguna 
tesis  délas  que  los  filósofos  combatían;  Chenier  se  burlaba  de  los 
conversos  y  de  los  hipócritas.  El  deseo  de  Napoleón  de  someter  á 
Santo  Domingo  que  se  habia  hecho  independiente,  le  costó  una 
guerra  prolongada:  Santos  Lcuverture  se  proclamó  rey  y  escribía 
al  primer  cónsul:  "el  primero  de  los  negros,  al  primero  de  los 
blancos77.  Pero  el  primer  cónsul  quería  restablecerla  esclavitud 
y  autorizó  el  tráfico  de  negros  por  decreto  de  diez  pradial  de  1 802 : 
Leclerccon  un  ejército  de  veinticinco  mil  hombres  desembarcó  en 
Santo  Domingo,  prendió  áLeuverture  traidoramente  y  lo  envió  á 
Francia  donde  murió  en  un  calabazo;  pero  Dessalines  .  sucesor  de 
Leuverture  hizo  morir  diez  mil  colonos  y  soldados;  una  fiebre  ¿ató 
otros  quince  mil  incluso  Leclerc.  y  Rochambean  después  de  come- 


DE    LA    HISTORIA    l  M VERSAL. 

ter  inauditos  escesos,  tuvo  que  rendirse  i  los  ingleses  anstliai 
los  dominicanos:  habían  perecido  v ein te   genérales   y  veiatieineo 
mil  soldados  franceses.  En  1803  se  proclama  \g   independencia  de 
Haití  y  el  negro  Dessalines  se  hizo  emperador  ooo  el  nonti) 
Jacobol;  murió  asesinado,  y  su  sucesor  Enrique  I  Iristobal  Be  awk» 
y  se  organizó  la  República.  La  Luísíana  cedida  :í  Francia  por    I 
pana  fué  vendida  á  los  Estados  Unidos  por  el  primer    «  (fanal. 

Napoleón  no  ocultaba  su  codicia  de  poder:  bu  mtger  Josefina 
'estaba  rodeada  de  una  corte  y  se  hacia  tratar  como  reina:  la  guar- 
dia consular  era  mas  afecta  á  Bonaparte  qoe   ;í    la    libertad;    l'or 
una  provocación  al  pueblo  solicitó  y  le  fue  otorgado  el    OObsoto 
vitalicio  (3  Agosto  1802):  quería  la  guerra   para  adquirir  i 
laureles  y  deslumhrar  á  la  nación:  ni  él  ni  los   inglese!  compita 
los  tratados;  en  el  Continente,  Napoleón  hacia  lo  que  qneria,  Jf 
el  mar  Inglaterra  asaltaba  las  islas  y   apresaba    bareos    m-ntra! 
unos  conspiraban  en  favor  de  los  vendeanos  y  otros  en    favor 
Irlanda  cuyos  movimientos  ya  habían  costado  mas  de  cien  miDoi 
de  pesos  á  Inglaterra.  En  Suiza  las  agitaciones  i  ni  pulsaron    la,    in- 
tervención del  primer  cónsul  y  por  el  acta   de   (  tetnbre  I  L802)  se 
uniformáronlos  cantones  representados  por  una  dina,    remudán- 
dolas familias  nobles  á  todo  privilegio  y  estaUéeitodoeq  la  anid 
en  el  ejército  ven  la  aduanas:  se  pactó  también  allana 
con  Francia:  en  Alemania  se  deshacían    y  formaban   prim-ij 
voluntad  de  Napoleón.    Una   nueva    tentativa  iv\<»lueMouaria 
Jorge  Cadoudal,  Pichegrú,  y  otros,  fué  ahogada  en  - 
poleon  cometió  la  indignidad  de  comprometer   arbitrarían* 
general  Moreau,  su  noble  émulo  que  guardaba  lodo  el   entn 
por  la  república;  no  teniendo  culpa,    solo    le  sentenciaron 
años  de  prisión  para  dar  tiempo  al  cónsul  i  qae  tomara  BQfl  in- 
das: el  duque  de  Enghien,  Luis  Antonio  de    Borbon   i 
territorio  neutral,  (Badén)  llevado  i  Paria  y  fusilado  de  n< 
los  fosos  de  Yicennes.  En  18  de  Marzo  de  [804  i  propuesta    <\r  tri- 
bunos aduladores,  el  Senado  nombró  emperador  i  Napoleón  y   la 
Francia  aprobó  el  nombramiento  en  Noviembre.  Pnebk),  liberl 
derechos,  literatura  v  prensa  desaparedeitai  para  dejar  pal 
un  solo  hombre.  Napoleón  seria  el  arbitro  de  Francia  y  de    Lu ro- 
pa; á  la  antigua  nobleza,  opuso  otra  nobleza:    demagogo 
tidos  tomaron  títulos  de  duques  y  marqueses;  la  oorte  no  era  menos 
espléndida  que  la  antigua,  ni  la  etiqueta  menos  ridicula  porque 
mas  afectada:  muchos  nobles  antiguos  se  afiliaban   i    la  Late: 
imperial   pidiendo  pensiones:   el   2   de  Diciembre   el    p 
roñaba  al  discípulo   y   partidario   de    1  pierre  en   medio  de 

horribles  burlas  de  la  prensa  inglesa:  loa  Borbones  protestaban 
en  la  reunión  de  Colmar  v  hacían  un  proyecto  d«  constitución. 
siendo  notable  que  cuando  el  hijo  de  la  revolución  y  de  la   Kepu- 


2(5()  <  oMPKXMO 

bliea  retrocedía  hasta,  el  despotismo,  los  herederos  de  la  tradieion 
¡ransio-ieran  eon  la  libertad.  Napoleón  juró  observar  los  principios 
del  89,  pero  cumplió'  su  juramento  lo  mismo  que  el  que  habia  pres- 
tado cu  1  Tí)!)  en  favor  de  las  instituciones  republicanas.  El  clero 
recibió  alguna  influencia,  la  nueva  aristocracia  pudo  vincular  ma- 
yorazgosupesárdel  código  civil;  el  derecho  electoral  fue  cerce- 
nado hasta  anularse.  Pero  si  se  abandonábanlos  intereses  mora- 
les, desarrollábanse  todas  las  mejoras  materiales  bajo  la  prodigiosa 
actividad  del  emperador. 

Inglaterra  se  empeñó  en  una  tercera  coalición:  Rusia  debía  po- 
ner en  campaña  quinientos  mil  hombres  recibiendo  un  millón  dos- 
cientas mil  libras  esterlinas  mensuales  del  tesoro  ingles:  en  seguida 
las  dos  naciones  pidieron  á  Napoleón  la  evacuación   de    Italia,    de 
llannover,  del  Norte  de  Alemania  y  de  la  isla  de  Elba:  que  reco- 
nociese la  independencia  de  Holanda  y  Suiza  y  quedaran  alianza- 
das  las  nacionalidades:  Francia  que  habia  enpréndido   las  guerras 
en  defensa  propia  y  para  sostener  su  libertad,  era  instada   ahora 
en  /avor  de  aquellos  principios  que  Europa  desconoció  desde  1 7 
Austria  fué  arrastrada  á  la  coalición  mediante   subvenciones    de 
la  Gran  Bretaña;  Suecia  se  unia  A  las  tres  monarquías,  Turquí; 
declaraba,  contra  la  Francia,  y  Carolina  de  Ñapóles  se  adhirió  tam- 
bién: Prusiano  quiso  salir  de  su    neutralidad.    Holanda   comenzó 
por  pagar  su  alianza  con  los  franceses  perdiendo   algunas  colonias. 
Napoleón  se  puso  encampana  cercó  al  general  austríaco  Mack   en 
Ulma  y  le  obligó  á  rendirse  con  treinta  y  tres  mil  hombres,  marchó 
,í  Yiena,  se  revolvió  contra  los  rusos  y  austríacos  y  les  destrozó  en 
la  célebre  batalla  de  Austerlitz  (2  de  Diciembre  de  1805):  cuarenta 
mil  coaligados  quedaron  en  el  campo  de  batalla.  Pocos  dias  antes  los 
ingleses  derrotaban  á  las  escuadras  francesa  y  española  en  Trafal- 
gar:   España  parecía  condenada  a  ser  víctima  de  todas  las  canas 
estrañas.  Pero  Austerlitz  compensó  á  Napoleón  de  aquella  deno- 
ta marítima.  Los  austríacos  ya  no  tuvieron  ánimo  para  luchar:  en 
una  entrevista  de  Napoleón  y  Francisco  II  de  Austria  se  concertó 
la  paz;  Alejandro  de  Rusia  evacuó  el  territorio  disgustado  por  la 
defección  austríaca:  Austria  cedió  por  la  paz  de  Presburgo.  á  Ita- 
lia, Yenecia  con  la  Dalmacia  y  la  Albania:  á  la   Bavicra  el    Tirol 
y  algunos  otros  territorios;  Würtemberg  y  Badén   fueron  también 
mejorados:  y  ademas  de  reconocer   la   nueva  constitución  suiza, 
pagó  el  imperio  austríaco  á  Francia  veintiocho  millones  de    pesos 
que  habia  recibido  délos  ingleses.  Napoleón  puso    á    su  hermano 
José  en  el  trono  de  Na'poles  (Marzo  1806)  defraudando  las  únicas 
esperanzas  de  legitimar  tantas  guerras  con  la   unidad  de    Italia. 
José  Bonaparte  reformó  todos  los  servicios  públicos,  suprimió  los 
privilegios  y  feudos,  alentóla  instrucción  pública,  abolió    las  con- 
tribuciones indirectas,  unificó  los  tribunales  y  códigos,  y  hubiera 


I>K   LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  261 

hecho  mas  si  su  hermano  hubiese  querido  la  Libertad:  Carolina  é$ 
Ñapóles    seguía  conspirando  con  una  tenacidad   sin  ejemplo. 

Napoleón  suprimió  el  imperio  germánico,  6  hizo  una  eonfe  1<  ra- 
ción de    reinos  y   principados  bajo   el   protector  F 
(confederación  delRhin);  casó  individuo-  de  su  familia  con  Q< 
alemanas,  pactó  una  paz   secreta   con    Sosia,   <\*\\<'>   HaUnover   :: 
Prusia,  y  su  palabra  tuvo  un  imperio  absoluto  en  Buropa:  el   afa- 
mado ministro  ingles  Pitt,  murió  de  pena  al  ver    eJ  triunfo 
enemigo;  Fox,  amigo  de  Napoleón  y  sucesor  de  Pin.  •    la 
paz,  pero   falleció  pronto  y  Grcnville  que    le  reempla/'.    roí 
las  negociaciones,  de  modo  que    la   guerra    oólttinuah 
ocupaba  una  parte  de  la  Prusia  con  sus  ejércitos:    1< 
se  quejaban  de  tantas  depredaciones  y  tributos,  y  si  el  rey    1 
rico  Guillermo   III  carecía  de  aquel  espíritu  que  hac  l  por 
la  independencia,  su  muger   Luisa  Augusta  mostraba    un 
estraordinario  y  servia  de  centro  y  déjele  de  los  independí* 
la  prisión  de  unos  libreros  alemanes  y  la  sentencia  y  egecucion  d«- 
uno  de  ellos  sin  otra  causa  que  la  de  espender   lü 
ciones  dirijidas  al  espíritu  alemán,  puso  colmo  i   la    ind 
general:  el  rey  de  Prusia  pidió  que  los   francés              uaran    Ale- 
mania; Rusia  se  unió  á  los  prusianos,  pero  estos   salieron    ;í    i 
paña  antes  de  llegar  sus  aliados,  y  fueron    vencido-  en    la   reñida 
batalla  de  Jena  (14  Octubre  de  1809). 

Enseguida  se  presentó  Napoleón  en  Perlin.   y  en  multitud 
combates  fueron  deshechos  los  prusianos  apeeárde  su  valor  b 
co.  Entonces  Blücher  y  otros  jefes  organizaron  guemll 
éxito:  la  capital  de  Prusia  pagó  una  fuerte  contribuí* 
ra;  el  emperador  dividió  el  reino  en  cuatro   provincias 
muchas  familias  yelió  órdenes  como  las  liabia  dado  en  Vi. 
embargo,  entre  las  aclamaciones  entusiasias  de  toe    fri 
lian  voces  favorables  ¡í  la  paz,  y  el  Senado  aunq  nenie 

se  espresó  en  el  mismo  sentido  en  su   mensaje  de  felicitación,  I  i 
nuevo  levantamiento  de  troj>as  auguraba    la    continuación    d 
guerra.  Napoleón  marchó  á  Posen  y  se  creyd   que  ib;, 
la  nacionalidad  polaca,  pero  solo  buscaba  colocar  qoc 

le  sirviesen  contra  sus  enemigos:  no  elevar  pu- 
po en  el  centro  de  Polonia,  hiixxraarteles  deinTÍernoen  \ 
en  8  de  Febrero  derrotó  a  los  rasos  en  la  batalla   de  Kyhni  j 
tro  meses  después  (14  Junio  1807)  en  la  de    Frfedknd:   loa 
se  batieron  admirablemente:  Napoleón  COm|     ludid  q« 
fácil  destruirlos  como á lo*  austríacos.  A  ii; 
conferencias  en  Tilsit  entre  los  dos   emperadores  de    Fi 
Rusia  que  acordaron  trascendentales  modificaciones  Rus 
fortificarse  en  Moldavia  v  Vala<|iiia.  entenderse  sobre  el  n 
uto,    el  Báltico  y  el  Danubio:   napoleón  adquirid   la    Pomerania 


262  COMPENDIO 

sueca,  \  queda  en  libertad  para  disponer   del  Occidente:   Prüsia 

filé  reducida  á  la  mitad  de   su  territorio;   Polonia  se   constituyo 
sobré  los  límites  que  quedaron  después  del  primer  reparto,    for- 
mando el  gran  ducado  de  Yarsobia  hereditario  en  el  rey   de   Sa- 
jón ¡a  y  organizado  aristocráticamente;  arregló  Napoleón  con   pe- 
dazos dePrnsia  y  de  otros  Estados  germánicos  el  reino  de  West- 
falia  para  su  hermano  Gerónimo  Bonaparte,  y  aunque  se  habló 
del  reparto  de  Turquía,  no  se  pasó  adelante.  Europa  quedaba  sa- 
crificada á  la  ambición  de  los  dos  grandes  imperios.  Napoleón  no 
se  cuidó  ya  de  pueblos,  ni  cámaras,  ni  representaciones;  despidió 
á  Talleyrand  que  deseaba  la  paz  marítima,  cerró  los  oidos  á  todo 
consejo  racional,  destruyó  el  tribunado,  pretendió   gobernarlo  to- 
do incluso  los  matrimonios  de  sus  hermanos;  no  respetó  indepen- 
dencia de  pueblos,  ni  derechos,  ni  leyes;  vinculó  doce  ducados  en 
Yenecia,  otros  en  Ñapóles  y  Alemania  sin  cuidarse  de  gobiernos 
ni  ele  libertades:  la  adulación  fué  lo  único  agradable  al  emperador: 
dijo  como  Luis  XIY:  "el  Estado  soy  yo"  bajo  la  falsa  idea  de  que 
el  pueblo  habia  abdicado  en  él  todos  los  poderes:  casó  á   su  herma- 
no Gerónimo,  rey  de  Westfalia  con  una  princesa  de  Würtemberg, 
y  dio  la  Holanda  á  su   otro  hermano   Luis:   de   todos  los  países 
subyugados  sacaba  contribuciones  para  sus  prodigalidades   en  el 
ejército.  Solo   Inglaterra  estaba  al  abrigo  de  sus   golpes,   venci- 
da, pero  fuerte  preparando  por  todas  partes  enemigos  al   omnipo- 
tente emperador;  en  el  mar  venció  siempre  á  sus  enemigos:  al  pres- 
cribir  Napoleón  el  bloqueo  continental,  exasperó   á   los  ingleses 
que  aniquilaron  la  marina  de  todos  los  pueblos   ya   fuesen  adver- 
sarios ó  neutrales;  hizo  prender  á  todos  los  ingleses  que  se  encon- 
traran en  los  pueblos  ocupados  por  tropas  francesas;  el  absolutis- 
mo disgustaba  á  todos  y  exigia  mas  severidad   cada  momento:  el 
bloqueo  continental  perjudicaba  á  Inglaterra,  pero  cerraba  Europa 
al  comercio  del  resto  del  mundo;  el  daño  fué  para  todos:  creía  Na- 
poleón que  la  producción  es  arbitraria  y  que  podia  hacer  de  Mu- 
ropa  una  agricultura  y  una  industria  universal;  pero  el  café,  el  al- 
godón y  el  azúcar  con  otras  producciones,  no  podia  darlas  la  tier- 
ra europea:  se  desarrolló  algo  la  industria  aunque  con   mas  eares- 
tia:  las  quejas  y  el  descontento  no  pudieron  vencerse  con  las  ba- 
tallas. Inglaterra  defendió  la   libertad   de  comercio:   Francia  la 
restricción.  Un  ataque   de  los  ingleses  á   Copenhague  y   la  entre- 
ga de  los  barcos  de  Dinamarca,  irritó  al  emperador  de*  Rusia  que 
se  unió  á  Napoleón  y   declaró  la  guerra  á  la  Gran  Bretaña. 

En  la  nación  española  la  reina  Maria  Luisa  dominalm  á  ( ¡arlos 
IV  y  su  favorito  Godoy  disponia  del  gobierno.  Napoleón  arregla- 
ba Europa  como  le  parecía:  sin  dar  cuenta  siquiera  á  España  1<- 
quitó  las  islas  Baleares;  Carlos  IY  se  disgustó  y  entró  en  la  coali- 
ción europea,  pero  las  victorias  en  Prusia  le  obligaron  ¡í  someter- 


DE     LA     HISTORIA     l  MVK.i;>aL. 

se ^álas  condiciones  que  Napoleón  quiso  imponer,   v  ,¡¡(;  nn    ( 
cito  de  diez  y  seis  mil  hombres  mandados  por  d    marques   de"  la 
Komana  para  que  combatieran  por  los  intereses   napoleónicos 
Portugal  había  entrado  también  en  la  coalición:    Napoleón  «1 
cuerdo  con  el  gobierno  de  España  trato  de   >ub\  ligarlo     v    i, 
un  reparto  en  beneficio  de  España,  Francia,  el  reino  de  Ktruria   \ 
de  Godoy  a  quien  se  darian  los  Algarbes:   en   Bégaida    envid  nn 
ejército  á  las  o'rdenes  de  Junot  y  Murat.  v  exigid  de  Portigal  que 
declarara  la  guerra  á  los  ingleses,  entregan  la  escuadra  lí  Wtmm 
cerrase  los  puertos  del  Tajo  y  destruyera  las  viñas  de  ( >porto:    el 
regente  Don  Juan,  hijo  de  Maria  I  firmó  aquellas   in  , 
pero  llego'  al  puerto  de  Lisboa  una  escuadra  inglesa  mandada  por 
Sidney  Smith  para  prevenir  el  golpe  y  procurar  que  marchasen 
América  los  reyes  de  Portugal  y  España:  el  emperador  por  nn 
creto  suprimió  la  monarquía  portuguesa;  la   corte  marcha 
sil  (Noviembre  1807)  y  Junot  entró  en  Lisboa  con  muy  pocos  s 
dados  imponiendo  cien  millones  de  «contribución 
Francia  á  las  personas  notables.  Entretanto  Femando  Vil 
raba  contra  su  padre  Carlos  IV.  y  Napoleón  ocupaba  Itt  ciada 
y  fortalezas  llamándose  aliado  de  España  contra  1" 
Marzo  de  1808  abdicaba  el  rey  Carlos  en  su  hijo  Fernán 
entró  en  Madrid  y  por  consejo  de  los   enviados    imperiales 
nando  se  trasladó  á  Bayona  bajo  la  protección  del    imperio   IV 
ees:  en  Bayona,  Savary  le  intimó  la  orden  de  abdicar,  j  no  qqb 
guiéndolo,  Napoleón  llamó  á  Carlos  IY  y  allí  el   padre  j    el  I 
dieron  un  espectáculo  de  riñas  domésticas  que  debía   hacer! 
preciables  ante  el  dominador  de  Europa.   Al    cabo  devolvid    I 
nando  la  corona  á  su  padre  y  este  renuncia  al  trono  de   üspaüa   J 
las  Indias  en  favor  del  emperador,  con  la  compensación   de  gn 
des  pensiones  y  bienes  para  él  y  su  familia  y  para  Gtadoy.  Duran- 
te estos  sucesos  Madrid  habia  resistido  y  los  puebkw    W   prepara- 
ban á  defenderse:  el  2  de  Mayo  el  general  Murat  d< 
turbas,  y  Daoiz  y  Velarde  levantaban  el  irrito  de   independen! 
que  resonó  en  toda  la  península.  José  Ikmaparte  ocupo  el  u 
España  dejando  el  de  Ñapóles  que  ocuparía  Joaquín    Mura;     \ 
poleon  creía  que  España  no  le  resistiría:  "un  pueblo,  dijo,   en   que 
hay  muchos  frailes,  es  siempre  débil*':   sin  embargo,   el  pueblo  se 
preparó  ala  lucha  y  no  cejó  hasta  haber  atrojado  á   los  iqyaaoi 
del  suelo  nacional.  José  Bonaparte  era  liberal  y  modesto:  sus 
yestendianá  suprimir  obstáculos  económicos  y  mercan  i  i  les:  (nerón 
suprimidos  la  inquisición   y  los  convenio-,   w   facilitó   la   admi- 
nistración, se  liberalizaron  las   instituciones,    pero    el   pais   nada 
quería  recibir  por  la  fuerza:  los  guerrilleros  llenaban  loa  <  amin 
los  jóvenes  tomaban  las  armas:  juntas  revolucionaria-    BUTgian    en 
las  provincias  y  organizaban  la  resistencia:  no  se  hacia   -mira 


264  GQMPENDIO 

reyea  J  ejércitos,  sino  guerra  de  un  pueblo  entero  que  no  obedece 
otro  interés  que  el  de  su  patriotismo:  los  ingleses  que  vigilaban 
á  Europa  y  estaban  prontos  á  apoyar  cualquier  oposición  al  impe- 
rio, celebraron  el  alzamiento  de  un  pueblo  que  siete  siglos  lucho 
por  bu  independencia  y  al  que  solo  habían  dejado  los  estravios  de 
sus  reyes  las  energías  del  corazón  que  no  les  habían  podido  arre- 
batar.* El  general  español  Castaños  hizo  capitular  tí  Dupont  con 
veintitrés  milhombres  en  Bailen:  Wellington,  general  ingles,  de- 
sbaba reo  con  algunos  refuerzos:  Portugal  y  España  se  aliaron: 
Zaragoza  y  Gerona  imitaron  el  heroísmo  de  Numancia:  la  presen- 
cia de  Napoleón  en  Madrid  no  cambió  el  curso  de  las  cti&as:  vic- 
torias notables  no  hacían  adelantar  á  los  franceses  un  paso,  porque 
detras  del  ejército  vencido  estaba  la  nación  preparada  á  todos  los 
sacrificios:  Wellington  aprovechaba  todas  las  coyunturas  y  decia 
á  sus  soldados  ingleses;  "estáis  bien  vestidos  y  bien  mantenidos; 
el  que  no  cumpla  su  deber  será  ahorcado'1:  el  marques  de  la  Ro- 
mana al  saber  que  se  luchaba  en  su  patria,  acudió  con  los  restos 
de  su  ejército:  el  ministro  ingles  Canning  veía  en  España  la  caida 
de  Napoleón;  uun  rey  se  vence)  una  nación  es  invencible '.  La  suble- 
vación de  España  animó  álos  prusianos  y  alemanes:  él  pueblo  que 
se  creía  mas  débil  había  dado  el  ejemplo  de  la  resistencia  mas 
heroica;  de  setenta  mil  habitantes,  Zaragoza  perdió  cuarenta  y 
cuatro  mil.  Napoleón  en  vista  del  estado  de  Europa  llamó  ,í  una 
conferencia  en  Erfurth  al  emperador  Alejandro  de  Rusia:  compo- 
nían su  corte  cuatro  reyes  y  veintisiete  duques  y  príncipes.  Poco 
después  el  emperador  repudiaba  ásumuger  Josefina  y  contraía 
matrimonio  con  la  Archiduquesa  de  Austria,  hija  de  Francisco 
II.  Los  pactos  con  Rusia  tenían  por  base  el  predominio  de  Napo- 
león en  el  Centro  y  Occidente  de  Europa.  Inglaterra  se  apodera- 
ba de  la  Martinica,  última  colonia  francesa,  incendiaba  la-  »  - 
cuadras  de  Francia,  sembrando  el  oro  para  armar  soldados  en 
Austria,  Alemania,  Prusia  y  Holanda.  Austria  armó  ¡í  cuatro- 
cientos mil  hombres;  el  Tirol  secundó  a  los  austríacos,  y  los  reyes 
que  nunca  se  habían  ocupado  délos  pueblos,  les  invocaban  ahora 
y  les  ofrecían  garantías,  y  derechos:  Napoleón  acometió  al  archi- 
duque Carlos  y  le  rechazó  en  cinco  días  de  batalla  (Abril  1809) 
siendo  la  principal  la  de  Eckmühl,  marchando  después  A  Viena 
que  se  rindió  el  17  de  Mayo:  la  precisión  de  los  moviniienios.  la 
rapidez  de  las  marchas,  lo  certero  de  los  golpes,  y  la  prodigiosa 
habilidad  para  sacar  todas  las  ventajas  de"  una  victoria,  elevaron  á 
Napoleón  en  esta  campaña  á  una  fama  superior  en  mucho  á  la  que 
tenia  bien  merecida:  desde  Viena  suprimió  el  poder  temporal  de 
los  papas  y  agregó  ese  territorio  al  imperio.  El  ejército  austríaco 
se  había  rehecho  á  la  espalda  del  emperador,  v  denotó  al  maris- 
cal Lannes  en  la  batalla  de  Essling  (2o    Mayo):   Napoleón    tuvo 


DE   LA   HISTORIA   UNIVERSAL. 

que  retroceder  y  Massena  decia:  ?'$i  yo  hubiera  sido  i  '  loque 

Carlos  no  habría  quedado  un  solo  francas  para    II 
déla  derrota'1:  los  generales  austríacos  oada   teuiai  ■■man 

con  los  mariscales  de  Francia:  Lannes  había  muerto.    P 
después  (5yG  de  Julio)  el  emperador  destruía  al  ejército  au 
co  en  la  sangrienta  batalla  de  Wagram:   Bprthier,    M 
vous,  Macdonald,  Oudinot,  Marmont  y    Bern  n   loe 

héroes  de  la  jornada.  Quedaban  aun  fuerzas  al  A  u 
bargo  temió  y  pacto'  un  armisticio;  el  duque  de  íhun- 
hicieron  heroica  guerra  de  guerrillas.  Napoleón  se  vali 
dades  para  sorprender  á   los   patriotas   alejnane  i^ndo 

amnistía,  atrajo  á  algunos  y  los  fusiló  pntre  ellos  al  '  'ofler 

del  Ti  rol.  La  paz  con  Austria  era  pasajera  porque 
siado  humillada.  En  medio  de  las  guerras  que 
tud  de  Francia,  se  empeñó  en  ser  arbitro  en  las  cuestión* 
sas:  convocó  un  Sanedrín  de    israelitas   jara    i  las 

prácticas  judaicas,  quiso  reformarlo  todo  según  su  volunt 
gun  su  capricho,  y  se  creó  por  donde  quii 

pafué  preso  por  Murat  y  conducido  u  Sayona;  el  i  i  del  im- 

perio francés  seria  llamado  rey  de   Roma.  La   reí 
del  pontífice,  la  condenación  del  divorcio  de  J 
á  consagrar  obispos,  produjo  una  perturbación.  El 
cutía  con  los  obispos  como  había  discutido  con  lee 
máticos  y  con  toda  clase  ele  hombres   y    d 
profundizaba  con  una   sagacidad  maravillosa   las  nía- 

áridas:  a  las  fórmulas  que    desconociera,   oponía   la 
naturaleza,  pero  al  servicio  de  su  d<  imo  y  do  al  de  la 

tad,  porque  perjudicándole,  acudía  al  sofisma    y 
gloria,  Tan  repetidos  triunfos  tenían  desconcertada  •'  la    Europa; 
organizábanse  coaliciones  y  Napoleón  las  deshacía  en 
los  pueblos  estaban    disgustados,    la-  &OCÍ< 
raban,  Inglaterra  reelutabay  pagaba  fuerzas  contra 
aquel  gemo  de  la  guerra,  volaba  de  Madrid   á    Berlín 
Polonia,  áFranfort,  ven  el  camino   todo  C 
su  paso.  En  Suecia,  ¿Gustavo  III  sucediJ  Gué 
Carlos  XIII:  anciano  y  achaquiento  este  rey,  ora  dqpiinad 
codicias  cortesanas,  y  como. muriese  su 
permitió  que  se  religiera  rey  í   Bernai 

alhajar  porque  nunca  se  le  había  mo,tr  le  nom- 

bró sucesor  de  Carlos  XIII.  y  apenas  i 
negó  á  cerrar  los  puertos  á  las  m\  I 

ban  inclinar  el  ánimo  de  su  emperador  A 
publicó  el  autócrata  ruso  un  arancel  de 
ban  los  géneros. franceses  y  se  admitían  h 
neutral:  Francia  estendia  sus  conquistas   en    Alemania    . 


266  COMPENDIO 

daba  el  ducado  de   Varsovia.  Deseoso   Alejandro  de  presentarse 
como  el  adalid  de  la  Europa  humillada,  despachó   correos  á  Mo- 
reau  que  estaba  en  América,  se  entendió  con  Dumouriez   y  todos 
dé  acuerdo,  proyectaron  colocaren  el  trono  francés   á  Luis  Felipe 
de  Orleans  con  una  constitución  liberal.    Se  iba  á   dar  el  último 
combate  en  aquella  guerra  de  veinte  años  por  toda  la  Europa  con- 
1 1  a  el  genio  y  la  ambición  de  un  hombre.  Los  Estados  Unidos   de- 
rla ra  ron  la  guerra  ¡í  la  Gran  Bretaña  por  instigación  del  empera- 
dor. Napoleón  acumula  elementos  considerables  para  destrozar    á 
los  coaligados;  Austria,  Prusia  é  Inglaterra  no  esperaban  mas  que 
una  coyuntura.  Seguido  de  quinientos  mil  soldados,  de  los   cuales 
solo  trescientos  mil  eran  franceses,  se  puso  en  marcha  en  direcciou 
á  Rusia:  como  no  tenia  veteranos  masque  los  que  peleaban  en  Es- 
paña, sacó  algunas  fuerzas  que  debilitaron  las   tropas  imperiales 
en  la  península:  en  Dresde  se  presentaron  como  á  prestarle   ho- 
menaje, el  emperador  de  Austria,  los  reyes  de   Prusia,  Westfalia. 
Baviera  y  Würtemberg  y  los  grandes   duques  de  la   conferacion: 
todos  los  sometidos  ó  aliados  concurrían  á  la  espedicion,    la  mas 
famosa  y  la  mas  funesta  de  los  tiempos  modernos.  Pasó  el   Nie- 
men sin  hallar  resistencia  (primavera  de  1812),  mientras  Rusia 
proclamaba  la  guerra  santa,  y  armaba  nn  millón  de   hombres:    la 
táctica  de  Alejandro  era  no  presentar  batallas  decisivas,  fa  I  iga  r  i 
Napoleón  como  en  España,  arrojarle  la  caballería  ligera  de  los  co- 
sacos, dejarle  penetrar,  y  creando  detras  el   desierto,  colocarlo 
entre  una  retirada  horrible  y  humillante  y  los  hielos  de  las   altas 
regiones.  En  Agosto  venció  á  los  rusos  delante  de  Smolesko  cuya 
dudad  encontró  luego  desierta  y  ardiendo:  cien  mil  soldados  ha- 
bían muerto  ó  estaban  enfermos:  el  general  Kutusof  presentó  lía- 
talla  en  Borodmo  sobre   el  Moskowa:  vencieron  los  franceses  con 
grandes  pérdidas,  y  quedaron  en  el  campo   setenta  mil  hombres 
de  las  dos  partes:  Moscou  fué  abandonada:  al  entrar  Napoleón  viá 
arder  el  Kremlin;   el  ejército  encontró  abundantes   víveres:    los 
rusos  ni  hablaban  de  paz  ni  la  querian:  la  ciudad  s<iltt<t   habla  si- 
do sacrificada  al  patriotismo  y  se  convertia  en  cenizas  por  la    ma- 
no de  sus  mismos  habitantes:  los  generales  franceses  estaban  cau- 
sados de  una  campaña  contra  el  desierto:  nubes  de  cosacos  destro- 
zaban las  partidas  de  forrageadores  y  las  fuerzas  que   dejara  Na- 
poleón para  cubrir  la  retirada  y  protegerla:  el  pueblo  era  invenci- 
ble como  en  España;  los  frios  sucedieron  al  calor  sin   transición;  el 
hambre  comenzaba  á  cebarse  en   el   ejército.    El    19  de  Octubre 
principió  la  retirada;  el  grande  ejército  se  reducia  tí  doscientos  mil 
hombres,  pero  jamas  se  ha  visto  un  desastre   ni  un   cuadro   mae 
trájico  que  esta  retirada:  los  rusos  acostumbrados  á   sus  heladas 
regiones  interceptaban  el  paso;  las  aldeas   y   lugares  del  transito 
estaban  destruidos;  habia  que  andar  cuatrocientas  leguas  cu  el  de- 


DELAJ11ST0HIA    l'M\  í  R8AL. 

sicrto  y  á  través  de  hielo,  do  los  enemigos,  sin  reéursós,  mu  posi- 
bilidad de  socorro:  las  aevad&s  borraron  loe  caminos,  el  fKo  in- 
tensísimo helaba  al  que  calarlos  más  valerosos  deseaban  la  muerte, 
y  al  hallar  un  triste  descanso,  regimientos  de  i  catan  i 

ciadas  sobre  aquellos  restos  que  ya  no  se   defendían  por  sah  i 
sino  por  el  honor  de  sus  banderas;  el  hambre  obligaba  í  matar  los 
caballos  y  á  comer  las  cortezas  de  los  árboles:  ciento  qoe 

se  habían  dormido  una  noche  amanecían  helados:    loe  soldad* 
abrazaban  para  comunicarse  y  guardar  calor,  y  con   frea 
poco  rato  les  estrechaba  la  muerte  o' el    vivo*  alna/  lo  nn 

cadáver;  los  ginetes  abrían  el  vientre  álos  caballos  para  guardar- 
se^ y  la  persecución  se  hacía  mas  violenta  á  medida  que 
frimientos  eran  mas  inaguantables:  el  termómetro  señalaba  veinti- 
dós grados  bajo  cero;  y  ningún  abrigo,  ninguna  esperanza.  Veinte 
ó  treinta  mil  hombres,  la  mayor  parte  embrutecido-,    loco 
mos,  y  aterrorizados,  quedaban  del  gran  ejército  al  pasare!  Bere» 
sina  protegidos  por  Oudinot  y  el  mariscal  de  Saint   victor  «jue  se 
habían  quedado  enLituania.  Napoleón  anunciaba  que  nunca  su  sa- 
lud había  sido  mejor  y  no  tuvo  ni  una  palabra  de  consuelo  para  nn 
millón  de  huérfanos,  ni  una  lágrima  ala  memoria  de  tanta  valien- 
tes que  habia  sacrificado  á  su  ambición,  ni  un  recuerdo  para  l0€  qiM 
sobrevivieron.  En  un  boletín  anunciaba   el   desastre   mocho 
fríamente  y  con  menos  dolor  que   lo   escribirán  los  historiadores 
después  de  veinte  siglos.  Malet,  un  antiguo  liberal   tramó  una  re- 
volución publicando  que  Napoleón  habia  muerto,  pero  filé  Sorpren- 
dido y  después   sacrificado.  Francia   estaba  cansada  ^^   tanta- 
luchas.  Prusia  se  coaligaba  con  Rusia;  organizábanse  batallón* 
voluntarios:  Alemania  estaba  sublevada:  era  la  sesta  coalición    eu- 
ropea contra  la  Francia:  aun  vencieron  los  franceses  en  la-   liata- 
llas  de  Gross-Grorschen  y  Bantzen  (2  y  20  Mayo  L818 
tónces  sus  enemigos  no  cedían.  Austria  por  el  Congreso  d 
se  hizo  mediadora  de  la  paz,  pero  no   svscribiend 
bertar  las  nacionalidades,  volvió  á  emprenderse  la  guerra  J  el  im- 
perio austríaco  se  unió  á  la  coalición:    en    la  batalla   <!<•    Drcsdc 
(26  y  27  de  Agosto)  triunfó  Napoleón  mientras  su  mariscal   Mae- 
donald  era  vencido  por  Blüclier  en  Silesia,  el    mariscal    Yandam- 
me  en  Bohemia  y  otros  generales  en   Gross- P, cerní  y    Dennewite. 
Bernardotte  rey  de  Suecia,  peleaba  contra  napoleón;  lo? 
alemanes  desertaban  de  las  lilas  francesas.  El    16  de   Octubi 
encontráronlos  ejércitos  coaligadós  en  la  llanura  de    Leipzik 
el    ejército  francés:  mandaba    las    tropa-    austríacas  el  príncipe 
Schwarzemberg  (como  general  en  jefe  -  ;  Barcl 

Benningsen  las  rusas:  Blücher  las  prusiana?    Bernardotte  las  rae- 
caá  j  Napoleón  dirigía  doscientos  milhombres  y  los  alia- 
cientos  mil:  Murat,  Macdonald.  Xey.  AngereaD  y  el  polaco  Poma- 


208  COMPENDIO 

towski  hicieron  prodigios  de  valor,  pero  la  estrella  di*  Napoleón  ñf 
habia  eclipsado  (16,  17,  18  Octubre):  ochenta  mil  hombres  <p: 
ron  fuera  de  combate,  y  el    emperador  vencido   por  pi 
perseguidos  los  franceses,  les  salió  al  encuentro  el  general  Wrede 
vio  derrotaron  enHanau  (30,  31  Octubre);  siguier 
cia y  murieron  treinta  mil  de  una  epidemia:   los  -   mi! 

hombres  de  Leipzick  estaban  reducidos  i  cuarenta  mil 
enfermos.  Cayó  la  monarquía  de  West&lia,  Dinamarca  rompí 
alianza  con  Francia  y  cedió  Noruega  a  la  Su  i  coa- 

federación  del  Rhin:  Italia  pasaba,  una  parte  bajo  el  poder 
tria  (Lombardia);  otra  bajo  el  <lc  toe  antigu  Vil 

volvió  á  Roma;  y  en  España  las  tropa-  frai  ¡ao  los  últi- 

mos descalabros  \  evacuaban  la  península.  Los  aliado- 
la  paz  á  Napoleón  si  reconocía  el  Rhin  como  límite  del 
pero  el  emperador  organizaba  nuevo- 

determinaron  invadir  la  Francia;  i  el  Rhin  el 31   Diciembre 

1813  y  1?  Enero  1814):  en  Enero  y  Febrero 
en  combates  parciales  á  los  prusianos  y  austi  n  la 

paz  y  exigió  tanto  que  se  lii/o  ¡mposibl  ieher  alcanza   una 

señalada  victoria  en  Craonc  (7  de  Manso  tría  que  in- 

tervenido para  la  paz,  se  decidió  á  marchar  endo 

resuelto  ip\  destronamiento  de  Napoleón:  i  d    An 
dos  los  franceses  (2()  y    21    Marzo).  El  ::i 
Paris:  la  regencia  de  la  emperatriz  < •:. 
dores  que  tanto  habían  adulado   á    Napoleón    le  «1 
tronado  el  l°de  Abril  y  Tallevrand.  pn 
provisional,  trabajaba  por  la  vuelta  de  lo 
hallaba  en  Fontainebleau  con  una  parte  d 
ros  que  se  reducían  por  la  deserción;  al 
Paris,  abdicó  en  su  hijo,  niño  de  tres  ano 
despidió  de  sus  granadero*.  A  la  emperatriz  María  Lni 
ducado  de  P^rma  hereditario  en   suhijo  (duque   «1  ,li>; 

la  familia  de  Napoleón  recibid  honores,  títulos  ¡ 
poleon  se  confirió  la  soberanía  de  la   isla  de  RÍ1 
vanos  generales,  entre  ellos  Bertrand   v   M 
trocientes  guardias.     Pocos   días   despi 
taurandose   la  dinastía   borbónica  con  Luis    XVIII    1 
Luis  XA  I  (el  hijo  Luis  XVI    había    muerto)    y 
tucional:  h rancia  tendría  los  límites  de  L799.  Cu  Congn 
na  debía  arreglar  el  derecho  público  europeo 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  2t)í) 

PÁRRAFO    VIII. 

El  congreso  de  Vlena.— Los  cien  dias. 

Fl  primero  de  Noviembre  de  1814    se  inauguraron  las  sesiones 
del   Congreso  de   Viena,  asistiendo  los  emperadores  de  Rusia    v 
Austria,   los  reyes.de  Prusia,  Baviera  y  Wnrtcmbei-ír:  Tallevrand 
representaba  á  Francia  y  Castlereagh'á  Inglaterra;  MettermfcÜ al 
A  nstria,  el  cardenal  Gonsalvi  al  papa,  Gentz  á  Rusia,  HáWémberg 
yHlimboldl  *í  Prusia,  Gómez  Labrador  á España:  algunos  Estados 
menoresde  Alemania  estaban  también  representados:  fes  gastos 
para  hospedar  i  los   reyes  y  diplomáticos  fueron  estraordinarios: 
fiestas,  juegos  y  teatros,  carreras  y  diversiones  de   todas  clases 
habrían  hecho  suponer  que  los  poderosos  se  reunían  para  gozar 
y    no  para   establecer  el  orden  en  Europa.  Éustá  tenía  el  princi- 
pal influjo,   pero   desde  luego  las  grandes  naciones  manifestan-n 
sus  propósitos  d*  arreglar  el  continente  sin  intervención  de  las 
naciones   pequeñas:  las   intrigas    no  se   hicieron   esperar:  Ingla- 
terra quería  mermar  el  influjo  de  Alejandro  y  los  que  concerta- 
ban en  un    estremo,  sobre  la  organización   de  Italia  ó  de  Suiza. 
disentían  en  otros   hasta  el  punto  de  ser  imposible  un  acuerdo. 
Sabría  Sido  muy  probable  la  guerra   entre  las  naciones    vence- 
doras,  si    el  desembarco  de  Napaleon  en  el  puerto  de   ('aunas 
(1?  de  Marzo  de  1815)  no  hubiera  unido  momentáneamente  á  to- 
dos. Los  batallones    enviados  por  Luis  XVIII  contra  Napoleón, 
se  le  unieron;  el  rey    huyo';  Ney,  Soult  y  los  mariscales  que    le 
habían   abandonado   el   año   anterior,    se  pusieron  á  sus  órde- 
nes: los  aliados   respondieron  á  las  proposiciones  de  paz  de  Na- 
poleón,    proscribiéndolo  en   nombre   de   la  paz  pública  y  ofre- 
ciendo por  su   cabeza  dos  millones  de  francos  (como  se  hubiera 
hecho  en  las  épocas  mas  salvages).  El  emperador  hacia  alarde  de 
sentimientos  liberales:   se  formaron   ocho  ejércitos  y  dos  millo- 
nes de  guardias  nacionales,   pero  Napoleón    tío   (pieria  dar  ala- 
ai  pueblo:  sus  hechos  desmentían  sus   palabras;  las  concesiones 
que  hizo  parecían  forzadas  á  los  menos  suspicaces  y  se  compren- 
día que  había  de  emplear  otro  tono  si  volvía  á  lucir  su  estrella 
de  Marengo  y  Austerlitz:    dio  una  constitución  sin  tribuna   libre: 
las    cámaras  ya  no  callaban  como  en  otro    tiempo:  era  cosa  deci- 
dida que  el  genio  guerrero  no  podía  tolerar   oposiciones,  censu- 
ras ni  críticas,   ni  menos  competencia  de  poder:  (ion  semejante 
hombre,  Francia  era  invencible  si  él  hubiera  proclamado  since- 
ramente la  libertad.   Murat  había  sido  arrojado  de  Ñapóles  dos 
meses   después  del  desembarco  de  Napoleón;  por  aquel  lado  no 


1>70  COMPENDIO 

tenia  apoyo  el    imperio.  Napoleón  salió  á  campaña  contra    tres 
ejércitos   de  los  aliados;  el  prusiano   mandado  por  Blücher;  el 
inglés  por  Wellington  y  el  austríaco  por   Schwartzemberg;  derro- 
tó ií  los  ingleses  y  prusianos  separadamente,  entró   en  Bélgica  y 
la  sublevó  ni  su  favor;  los  sajones,    bávaros  y  Wurtembergueses 
le  Biguen    también;  en  Ligny   destroza  á  los  prusianos  encomen- 
dando ií  (írouchí  que  los  persiga  (16  de  Junio:)  pero  sus  soldados 
no  le  obedecen  con  el  antiguo  entusiasmo;  los  generales  arguyen 
sus  órdenes;  él   mismo  carece   de  aquel  arranque   de   genio  qne 
habia   decidido   la  batalla  de  Lodi y  el  paso  de  Arcóle:  si  inme- 
diatamente hubiera  atacado  i  los  ingleses,   el  imperio  se  conso- 
lidaba; esperó  dos   dias,  y  Wellington  pudo  resistir  en  Water- 
loo  hasta  la   llegada  de  Bhücher  que  habia  eludido  la  persecución 
de  Grouchí.  El  ejército  francés  atacó  la  meseta  de  San  Juan,  o- 
eupada  por  el  ejército  anglo-aleman,    ya  muy   entrada  la  mañana 
del  18  de  Junio;  una  lluvia  durante  la  noche    impidió  qne  la  ar- 
tillería marchara;  los  ingleses  y  los   alemanes  resistieron   heroi- 
camente: la   llegada  de  Grouchí  ó  Blücher   decidía   de  Europa: 
llego  Blücher  al  anochecer  cuando  los  ejércitos   estaban  rendidos, 
y  el  ejército  francés  acometido  por  tropas  de  refresco,  se  disper- 
só: Napoleón  llevó  í  Paris  la  noticia  del  desastre;  pide  la  dicta- 
dura pero   los  representantes  se  oponen  y  le  instan  para  qne  ab- 
dique: los  aliados  entran  en   Paris;   Napoleón   marcha  ií  Roche- 
fort  con  intención  de  embarcarse    para  los  Estados  Unidos  y  no 
encontrando  un  buque  en  aquel  rumbo  va  á  bordo   de  una  nave 
inglesa  y  escribe  al  príncipe  regente  de  Inglaterra,  "vengo  como 
Temístocles  á  sentarme  al   hogar  del    pueblo  británico":  los  alia- 
dos le  consideran  como   prisionero  de  guerra  y  resuelven  enviar- 
lo á  Santa  Elena,  isla  inglesa  en  los   mares  de  África:  los  aliado- 
violaron  inicuamente  el  derecho  y  la  Gran  Bretaña  que  hubiera 
faltado  en  consentirlo,  es  mas  censurable   por  concurrir  ¡í  aquél 
escandaloso  atentado  contra  un  hombre  ya  humillado  y  vencido: 
el  miedo  de  las  naciones  no   escuda  ni   menos  justifica  el  atrope- 
llo de  que  Napoleón  fué  víctima:  los  mismos  que  le  acusaban  de 
arbitrariedad,  la  emplearon  allí  y  en  otras  muchas  ocasiones  que 
les  convino.  La  causa  de  Napoleón  estaba  de  todas  maneras  per- 
dido:  Francia   se   cansaba:  Napoleón  no  podia   representar  las 
tradiciones  en  su  dinastía,  ni  las  ideas  revolucionarias:   Europa 
estaba  mas  fuerte  que  nunca,  aunque  contra  la  Francia  unida  no 
hubiera  triunfado:  los  que  se  habían   enriquecido  en  las  guerras, 
querían  disfrutar  del  botin  y  del   bienestar:  mientras  Napoleón 
venció,  se  \%  idolatraba,   pero  al  demostrarse  que  no  era  inven- 
cible, los  que  le  habían  seguido,  en  su  inmensa  mayoría  busca- 
ron el  oriente   de  otro  sol  para  adorarle  como   habían    adorado 
al  emperador.  Napoleón   debia  llevar  en  su   alma  el   desensaño 


DÉLA   HISTORIA  l.MVKKSAI..  271 

y  esto  le  debilitó.  Con  menos  impaciencia,  quizase  hubiese   en- 
cendido la  guerra  europea  de  resultas   délas  intrigas  de  \  i<  n;i 
y  él  habría  estado  á  salvo  de  la  coalición  qoeaUyusus  pi 
sitos  del    imperio  de  los  cien  dias.    Acaso  fué  una  desgracia  pan 
todos  los  hombres  de  genio  á  quienes   quepa  gobernar   loe  pue- 
blos, que  Napoleón  no  encontrase  en    Etocheforl  un  barco qne  1«' 
condujera  ala  Union  americana;  allí   ante  la   venerada  tumi  a  de 
Washington  habría  comprendido  qne  hay  glorias  Buperioreí  i   loe 
laureles  recogidos  en  los  campos  de   batalla    cuando   N  defiende 
un  poder  y  una  ambición  y  no  la  libertad  y  la  independencia 
los  pueblos:   una  enmienda   moral  de  aquel  genio  profiwdo,   una 
palabra  de    arrepentimiento  y  de  envidia   al  generoso   lil 
del  Norte,  habría   sido  la  lección  mas   provechosa  para  tod 
poderosos  que  alguna  vez  duelen  entre  su  grandeza  y  la    verda- 
dera grandeza  de  la  patria,  entre  su  amor   propio  y  la  libertad 
Napoleón  murió  el  5  de  Mayo  de  1821   después  de   escrib 
célebre  "Memorial  de  Santa  Elena.* 

La  diplomacia  arregló   el  mapa  de  Europa  i  Batis&OCKHl  «1 
mas  poderosos:  España  fué  víctima  como  siempre,  y  apenafl 
oyó    después  de  concurrir  mas  que  ninguna   otra   oactonalMl 
las  derrotas  de  Napoleón,  y  de  animara   Buropa    cuando  I 
pa  estaba   acobardada   y  los  reyes  servían   d  Ita  al    w 

dor  de  Jena,  de  Eylau,  de  Friedland  y  de  Wagram, 

Los  intereses  de  la  justicia,  la  tranquilidad   de  Europ; 
causa  del  progreso,  no  inspiraban  un  gran  entusiasmo  i    I 
plomáticos  reunidos  en  Viena. 

Austria  recobró  la  Galitzia  oriental,  el  obispado  de  >a!/bui- 
go  y  el  reino  Lombardo- Véneto  y  la  Dalmacia:  la  Oiría  formaría 
también  parte  del  imperio. 

Todos  los  Países-Bajos  se  reunieron  en  una  monarquía  bqjO 
el  rev  Guillermo  de  Orange  que  a-re--  el  Luxembí 

Ala   monarquía  de  Cerdena   restaura. la  ron    \  u-i  icl  I 

se  aumentó    Genova. 

Los  ducados  de  Módena  y  Tqecana    beron  dad  iembn* 

de  la  casa  de  Austria,  y  el  de  Lúea  i  Los   Borboi 

Parma  permanecería  bajo  María   Latea  de  Austria  upe- 

ratriz  de  Francia.  ;  . 

El  papa  Pió  VII  fué  confirmado  eo  la   posesión  del  territorio 

P°EnfiSpoles  y  Sicilia  unidos  con  el  título  de  reino  de  las  dos 
Siciliasse   restauró  la  familia   borbóiiua.  •     - 

La  República  de  las  siete  islas  j&HW*  »  conaprv..  bajo  el 
protectorado  de  Inglaterra.  .11,1 

España   y    Portugal  restauraban  las   dinastías  borMmca  3  d* 

Braganza. 


272  COMPENDIO 

Silería  afirmo  la  incorporación  de  Noruega  con  diferente  cons- 
titución. 

Rusia  anexiona  á  su  imperio  la  Finlandia,  Bcsarabia.  parte 
de  Moldavia  y  otros  territorios.  El  gran  ducado  ée  Yársovia 
el  nombre  de  reino  de  Polonia,  una  constitución  indepen- 
diente y  vírey,  pertenecería    á  la  casa  Romanoff. 

¡Vusía  sé  engrandeció  con  el  ducado  de  Posen:  Cracovia  fue 
garantida  como  República  independiente  por  Rusia,  Prusia  y 
Austria. 

Ginebra,    el  Vales  y   Xeufchatel  fueron   anexionadas  á  Suiza. 

Tai  Alemania  se  hicieron  compensaciones  á  los  mas  influyen- 
tes á  costa  de  los  mas  desamparados  y  se  reconstituyó  la  anti- 
gua con  federación  bajo  el  imperio  de  la  casa  de  Austria.  Los 
Estados  eran  treinta  y  ocho;  un  imperio,  el  de  Austria;  los  rei- 
nos de  Prusia,  Ba  viera,  Hannover,  Sajonia  y  Würtembergj  el 
Electorado  de  Hesse-Cassel ;  siete  grandes  ducados;  nueve  duca- 
dos, diez  principados;  el  landgraviato  de  Hesse-Itoniburgo  y 
cuatro  ciudades  libres  (Hamburgo,  Francfort,  Lubek  y  Brema). 
Respecto  al  estertor,  forma  la  confederación  un  solo  EJstado  y 
potencia  política. 

La  Alsacia  quedaría  unida  á  Francia. 

Inglaterra  ganó  la  isla  de  Malta  y  la  colonia  del  (abo  de 
Buena  Esperanza  con  otras  ventajas  menos  importantes. 

Al  reunirse  los  reyes  por  última  vez  en  Paris,  organizaron 
un  pacto  á  que  se  llamó  santa  alianza]  los  emperadores  de  Ru- 
sia y  Austria  y  el  rey  de  Prusia  prometieron  guardar,  sin  dis- 
tinción de  confesión  cristiana,  las  palabras  de  la  Escritura,  go- 
bernar bien  á  sus  subditos,  mantener  la  justicia  y  ausiliarse 
mutuamente:  todos  los  demás  reyes  de  Europa,  menos  el  de  In- 
glaterra, entraron  en  la  santa  alianza  que  de  un  pacto  místico 
se  estendió  pronto  á  la  consagración  de  la  monarquía  absoluta 
y  de  la  reacción  contra  el  espíritu  del  siglo;  debían  ahogarse 
y  se  ahogaron  todas  las  tendencias  liberales  en  beneficio  de  los  tro- 
nos y  de  las  ideas  arbitrarias  de  aquella  aristocracia  coronada  (pie 
pensaba  dominar  eternamente  á  las  naciones,  sin  mas  leyes  (pie 
su  capri-ho,  .sin  otros  progresos  que  la  reproducción  perpetua  de 
cuanto  había  condenado  la  revolución  francesa.  España  procla- 
maría !u  constitución  del  12  en  1820,  y  la  santa  alianza  impon- 
dría al  pueblo  español  el  absolutismo  con  el  apoyo  de  Luis 
XVIII  que  envió  cien  mil  soldados,  y  de  los  amaños  pérfidos 
de  Fernando  VIL  Los  reyes  habían  invocado  la  libertad  y  la 
constitución  cuando  temían  al  guerrero  del  siglo:  prometieron 
constituciones  y  olvidaron  su  promesa;  pensaron  que  las  ideas 
de  la  revolución  se  habían  evaporado  para  siempre,  y  se  bur- 
laron de  los  deseos,  de  las   aspiraciones   legítimas  y   de  los  sa- 


DE    LA    HISTORIA    l  MVKKSAL 

orificios  ele  los  pueblos.    Por  eso.   no  sólo  la    r<  i,  adou 

mas  prestigio,  sino  que  llega  a   rehabilitarse   en   la   opio 
ios  pensadores  políticos  el  imperio  que  sucumbiera 

en    Waterloo.   El  despotismo  impuesto  por    la 
so,   es# menos  humillante  que  el  despotismo  ¡mpues  la    hi- 

pocresía y   por  la  fuer/a  brutal  de  ioseusa!  in- 

justificables soberbias. 


PÁRRAFO  IX. 
Europa  hasta  a  830. 

Francia. — El  gobierno  provisional  organizado    eo  de 

la  primera  abdicación  napoleónica  trazó    una  oonstitu 
nociendo  la   soberanía  de   los   Borbolles  y  la    in¡  del 

pais  en  el  gobierno;   Luis  XYIII  (el  conde  de  Pioi 
la  constitución,  pero  mejor  aconsejado   dio  otra  i  ¡nst 
emperador   Alejandro,    de  Talleyrand  y    del   gobierno 
Por  la  carta  el  rey  tenia  el  poder  ejecutivo,  y   el  legidati 
dos  cámaras,   una  hereditaria,   de  los   paree,    que    nombra  na    el 
monarca   y  la   otra  electiva    con   el  sufragio   cei 
ser  diputado  se  debían  pagar  .trescientos  francoe  de  oontribneion, 
y  cien  para  ser  elector:  los  ministros  eran   raspóos  tri- 

bunales independientes;  se  reconocía    la  desvinculados 
amortización,  la  deuda  pública  y  la  nueva  nobleza;   d  la 

imprenta  líbrelo  mismo  que  la  conciencia;  a  la    i- 

gualdadante  la  ley,  y   la  opción   de   los  ciudadanos   g  ftodoe 
cargos.   Los  principios  del  80  se   imponían   al  trono  de 

Luis  XYIII.   Pero  el  rey  proscribióla  bandera    tricolor    alfe 
suizos  para     su     guardia,   volvió    á   las   antifj 
degradó  la  Legión  de   honor  estatuida    poi  león,  j 

del  ejército  á  los  oficiales  delimperio:  el  plaa  las 

prodigalidades   obligaron  ¿   imponer   inerte.»  tribal 
Chateaubriand   pedían  mas  discreción  j 
dos  se   encontraban   mal  bajo  una    ínonarqui 
pradores  de  bienes  nacionales  odial  la  eorl 

ra    entrar  en  las  escuelas    mili::;  una  nobleza    do 

cien  años  de  antigüedad.  En  esas  circunsfc 

poleon  en  Cannas,  y  si  él  hubiese  llama»  rá- 

elo  su  libertad,    es  indudable  qu<  decido 

der.  Después  del  imperio  de   cien  días  se    pac! 
no  provisional    que  nadie   seria   inquietado   por    mis    opinión* 
pero   Luis  XYIII  se  burlaba  de  compromisos  de   esa   índole:  di- 

18 


274  COMPENDIO 

solvió'  las  cámaras  y   el  ejercito,  y  proscribid  ó  condenó  i  muer- 
te á  muchos  de  los  que  habían  desempeñarlo  cargos  importa: 
Ney  y  Labedoyere    murieron  en   el  suplicio:  toda  la    famili: 
Bonaparte   y  los    antiguos  convencionales,    fueron    desterra 
Sieyes,   Carnot    Barreré  y  Cambaeercs.   £oult.    Mar-  Dton 

sufrieron    la  misma  suerte:  en   e!   Mediodía  ian 

horribles  venganzas;  el  valiente  Mariscal  Brnne  era   fusilad. 
Avignon:  en  Tolosa,  Ramen  que  quisó  contener 
sucumbió;  en  Ximes  y  otras  poblaciones  los  di- 

sidentes religiosos;   en  Burdeos  murieron  1"-  generales,  heno 
Faucher.   Un  acto  de  justicia  devolvió  ;í  Italia   los 
ticos  que  se  le  habían    quitado  en    las  guern  l  de 

Angulema,  hija  de  Luis  XVÍ  escitaba  la  n  clon  queriendo 

vengar  con  el  despotismo  los  maleé  qne  la  babia  hecho  sufrir 
la  revolución.  El  papa  restauraba  la  compafiia  '«tía 

bula  de   7  de  Agosto  de    181  !.  y  I"-  jesuítas    penetrara 
das  partes  llevando  su   faneátó  influjo  y  sus  mas  fui 
ñanzas:   hacíase  una    guerra  i  muerte   á   la  ilustración  J    i  la   li- 
bertad: la  hija  de  Luis    XVI  calificaba  la    revoluí 
dalosa  violencia  de  los  escbft  la  fuer- 

za del  siglo  era  mas  grande  qtte  las  Ideas  antiguas,  y  la  mo- 
narquía tuvo  que  luchar  y  que  ceder.  ESI  rey  de  P  invitaba 
á  las  iglesias  alemanas  i  unir-  ¿unieron 

en  una  confesión  evangélica    protestan! 

Pasados  los    primeros  momentos  d<-   \  la  opinión 

teniendo  influjo; por  otro  lado  el    Conde  de    \r  iano  de 

Luis  XYííI)  y  la  duquesa  de  Angulema    repreí  '  realis- 

mo puro;  el  clero  dominaba  este  partido:  el    re;  ado  i  ti 

sigir  con  todos,  un    dia  nombraba    para   el  mini  v.n- 

cionai  Gregoire  y  otro  al  moderado  De  I  ibriand  que 

había  servido  constantemente   la  causa  d<>  la 
demasiarlo  liberal  para  la  corté;   la   i  !  minis- 

tro Villele  en  cuya  época  fué  espulsado  de  h  el  honra- 

do Manuel  porhaberse  opuesto  a  la  vergonzosa  Inva  «tra 

la  libertad  en  España:  en  1822  babian  lo  motines  qm 

velaban  el  descontento  de  la  Francia;  el  General  Bertoo   <; 
el  cadalso  había  proclamado  la  República.  Chateaubriand 
en  las  cámaras  la  libertad  de  imprenta  contra  el  i  'rae! 

gobierno.  Benjamín  Constan!   hablaba    del  derecho  de    los  pue- 
blos; Villemain,  Gnizot,   Cousin,  Royer  Collard,  m  el 
amor,  unos  ¡1  la  filosofía  y  otros  al  derecho:  Bei             <'l  entus 
ta  de  Grecia,  Del&vigne  y    Pablo  Luis  Courrier  Be  inspir 
el  89  contra  la   restauración:  los  jesuítas  hacían    frente  al  gran 
movimiento   intelectual   y  político'  bajo  el  nombí 
lafé,   y  sugerían   al  rey    medidas    de   persecución    y    de   intolr- 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  275 

rancia.  Mole  combatía   la  intervención  en    España  para  restable- 
cer el    absolutismo   de   Fernando   VII.    Murió'  Luis   XVIII  en 
18¿4    heredándole  su  hermano  el   conde  de   Artois  (Garlos   X 
por  haber  muerto   el  heredero  de  la   corona   duque  de  Berry- 
luzose  consagrar   en   Reims  como   los   antiguos   reyes    v   anun- 
cio    que   gobernaría   del     mismo   modo    que   sus  "antepasados- 
la    revolución  no    era    en   su    concepto   mas   que  un   desorden; 
pasagero;    los  jesuítas    escribían    en    sus   historias    que    Napo- 
león   había  sido  un  general   bajo    las    o'rdenes    del    rey    Luis 
A\  II.  y  que  no  se  había  suspendido  un  momento  la monarquía 
francesa.   Los  nobles  y  el  clero  pedían  que  se   les   restituyesen 
los   bienes  vendidos    ó  nacionalizados,    pero  Carlos    X  tuvo   que 
renunciar  tí  esa  idea,  pudiendo  solo  conseguir  una   suma  de    mil 
millones  de   francos  para  indemnizar  á  los  mas  perjudicados;  los 
jesuítas  influyeron   en  esto,  y   el  pais  se  disgusto  por   un  grava- 
men  que  si    tenia  alguna  justificación  respecto  á  los   perjudica- 
dos,  no  en   cuanto  á  las  gratuitas  recompensas  concedidas  á  los 
amigos  de  los    Borbones:  autorizáronse   los  conventos  de  monjas; 
y  tanto  avanzaba  la   reacción  que  las  oposiciones   fueron  al  otro 
linio   de  la  carta  constitucional,  quedándose  la  ley  en  medio   de 
unos  que  la  rechazaban  por  avanzada  y  ele  otros  que  la  repudia- 
ban    por  muy  monárquica.  Los  enciclopedistas  y   las  obras  de 
Voltaire  volvieron  á  popularizarse;   la  juventud  asistía  á  las  cá- 
tedras donde  secsplicaban  teorías  liberales;  la  guardia   nacional 
gritaba  contra  los  jesuítas,  y  el  rey  la  disolvió:  el  gobierno  persi- 
guió'á  la  prensa,  estableció  la  censura  para  los   libros   y   el  sello 
para  las  hojas  sueltas;  hasta  la  Academia  protestó  y  algTinos   aca- 
démicos fueron  perseguidos:  la    Cámara   de   los  pares  mostraba 
oposición  y  se  aumento   con   hornadas  y  por  simple  favoritismo. 
Bonald  defendía   todas  estas  medidas.    El  ministerio  Martignac 
(1828)  modificó  la  ley  de  imprenta  y  reprimió  á  los  jesuítas,  pera 
en  seguida  fue  reemplazado  por  Polignac  que  disolvió  la  Cámara: 
triunfó  la  oposición  y  el  gobierno  volvió  á  disolverla.    El  ejército 
en  la  espedicion  de  Argel  adquiría  gloria,  y  creyó  Carlos  X  que 
con  eso  tenia  bastante  para  contradecir  el  espíritu  general;  ven- 
cieron también  los  liberales  y  entonces  el  rey  mandó   publicar  las- 
tres ordenanzas,  suspendiendo  la  libertad  de  imprenta,  disolviendo 
la  Cámara,  y  reformando  la  ley  electoral.  Estallóla  revolución  d( 
tres  días  (27,  28  y  29  de  Julio  de  1830)  y  se  nombró  un  gobierno- 
provisional  compuesto  de  Lafayette, Casimiro  Perier,  y  Odilon  Bar- 
rot.  El  31  Luis  Felipe  de  Orleans  era  proclamado  Teniente  general 
del  reino:  Carlos  X  salió  de  París  y  de  Francia,  4  de  Agesto,  y  el 
(>  de  Agosto  la  Cámara  eligió  rey  al  Teniente  general  Luis  Felipe, 
hijo  del  convencional  Felipe  Igualdad:  la   escarapela  tricolor  fué 
el  emblema  del  reinado:  Soult,  Sieyes,  Maret,  Bassanoy  los  des- 


276  COMPENDIO 

torrados  por  los  Borbones,  regresaron  á  Francia.  Thiers  habia  sido 
uno  de  los  enemigos  mas  decididos  de  Carlos  X  y  habia  proclama- 
do la  revolución. 

Paisks  del  Norte. — Toda  Europa  se  encontró  envuelta  en  la 
revolución  y  en  las  guerras  del  imperio.  Dinamarca  sufrió  los  gol- 
pes de  los  aliados  y  las  imposiciones  de  Napoleón.  Cristiano  VII  a- 
doptó  la  neutralidad  armada  pero  tuvo  que  salir  de  ella,  y  se  unió 
;il  emperador;  la  escuadra  inglesa  incendio  á  Copenhague.  En  1808 
subió  al  trono  Federico  VI  (hasta  1839)  que  siguió  la  misma  polí- 
tica. En  1814  perdió  la  Noruega  que  se  agregó  á  Suecia,  Hecha  la 
paz  se  dedicaron  el  pueblo  y  el  rey  á  fomentar  el  comercio,  la  indus- 
tria y  las  ciencias,  la  agricultura,  las  artes  y  la  marina.  Los  duca- 
dos de  Holstein  y  Schlewich,  incorporados  á  Dinamarca  en  1721. 
no  renunciaban  á  la  confederación  germánica,  y  por  tanto  a  su  au- 
tonomía para  cuando  terminara  la  casa  reinante.  Cristiano  YIII 
(1839  á  1848)  declaró  por  un  acta  la  anexión  incondicional  de 
los  ducados  (1846);  estos  se  sublevaron,  y  aunque  vencidos,  Fe- 
derico VII  sucesor  de  Cristiano  VIII  derogó  la  carta  concedién- 
doles mas  libertades. 

Gustavo  Adolfo  IV  reinó  en  Suecia  desde  1792  í  1809;  entró 
en  la  neutralidad  armada  del  Norte,  pero  luego  se  volvió  contra 
Francia  é  hizo  la  guerra  aliado  con  ingleses.  En  1809  la  Dieta  le 
obligó  á  abdicar,  sucediéndole  Carlos  XIII  Duque  de  Sudermania: 
muerto  el  llamado  ásucederle,  Cristian  de  Holstein,  la  Dieta  nom- 
bró sucesor  áBernardotte  general  francés,  por  la  humanidad  que 
habia  demostrado  en  las  guerras.  Pronto  se  ligó  Suecia  con  las  po- 
tencias de  Europa  por  resistir  la  clausura  de  los  puertos  i  los 
barcos  ingleses  según  exigia  Napoleón;  se  agregó  Noruega  á  Sue- 
cia con  una  constitución  propia,  y  á  la  muerte  de  Carlos  XIII  en 
1818,  entró  á  reinar  Bernardotte  con  el  nombre  de  Carlos  XIV  v 
gobernó  con  acierto  favoreciendo  la  cultura  moral  y  los  progresos 
materiales.  Murió  en  1844  heredándole  su  hijo  Osear  I  (pie  ani- 
mado de  las  mismas  ideas  pacíficas  y  progresistas,  concentró 
.acción  en  el  interior,  guardando  neutralidad  en  las  ludias  .uro- 
peas:  solo  en  la  guerra  del  Holstein  y  el  Schlewich  estuvo  del  la- 
do de  Dinamarca. 

Catalina  II  de  Rusia  tenia  tan  mal  concepto  de  los  pueblos,  que 
no  les  creía  capaces  de  sobreponerse  á  sus  dominadores;  la  revo- 
lución francesa  le  sorprendió,  y  acaso  la  hubiera  combatido  si  sus 
negocios  de  Polonia  no  le  interesasen  mas  que  las  cosas  del  Oc- 
cidente: en  los  últimos  dias  de  su  reinado  ya  se  unió  á  los  ene- 
migas  de  Francia.  Pablo  I  hijo  de  Catalina  (1796  á  1801)  pro- 
siguió  la  guerra  de  la  coalición,  pero  se  disgustó  por  el  poco  cor- 
curso  que  le  prestaban,  é  hizo  la  paz.  En  1801  fué  asesinado  ne 
una  conjuración  palaciega  de  que  se  acusó  á  los  ingleses  si  bien  no 


DE  LA  HISTORIA  IMVKKSAL. 

hay  testimonios  que  prueben  la  sospecha:  su  hijo  AJejandl 
ba  en  el  complot  aunque  no  quería  la  muerte  de  *u  padre.  Bu  es- 
pectativa  desde  un  principio,  entró  luego   en    campaña  y  con    ra- 
ros intervalos,  peleó  hasta  lacaida  de  Napoleón  y  fué  p  r 
de  mucho  tiempo  el  poder  mas  influyente  de  Ehiropa.    A.bol 
tormento,  la  confiscación  y  el  tribunal  secreto;  di<»  libertad   filo- 
sófica á  las  escuelas  superiores;  emancipó  los  siervos  de  la 
nia  y  de  la  Siberia;  protegiólas  ciencias,  influya  en  Francia 
que  la  restauración  aceptase  el  sistema  constitucional,  pero  en  tof 
últimos  años  se  hizo  suspicaz  é  intolerante,    quizá  temiendo 
rer  la  misma  suerte  que  su  padre.   Nicolás  í   [1825  á  1855]    se 
inspiró  en  la  política  de  Pedro  el  Grande,  dio  unidad    al 
rio,  fomentó  la  marina,  y  el  deseo  de  estenderse  al  Occfcl 
dujo  la  guerra  de  Crimea  [1854]. 

Alemania  y  Austria. — La  revolución   francesa    y  el  im| 
no  encontraron  fuertes  resistencias  en  Alemania  dividid 
tados  casi  independientes  y  que  tenían  facultad  de  contraer  alian- 
zas esteriores  según  sus  ambiciones  ó  sus  temores:  ademas  la  opo- 
sición de  los  protestantes  al  Austria  tenia  que  debilitar  la  a 
de  defensa  común.  Algunos  principados,  si  no  admitían  en  su    to- 
talidad los  principios' de  1789,  distaban  de   elloe 
Austria:  la  Dieta  imperial  carecía  de  autoridad.  Solo  en  medio  de 
las  desgracias  públicas  se  estendió  la  doctrina  unitaria,  v    1' 
que  se  preparaba  á  reunir  la  nación  germáni  r  to- 

dos los  medios  desautorizar  i  la  dinastía  de  Habeburgo  i 
no  estaba  de  acuerdo  desde  que  se  constituyera  la  monar 
siana  en  1700.  Austria  representaba  el  catolicismo  J  ría  de 

Federico  el  Grande  la  reforma:  sin  estas  oposición  i<>  di- 

fícil á  Napoleón  dominar  tantos  pueblo* 
formando  la  confederación  del  Rtain  que  i  todoe 
bilitaba.  José  II  de  Austria  murió  en  1  7'  «nano  Leopoldo 

II,  gran  duque  de  Toscana  suprimió   casi  too  >rmas  de 

José  II,  pero  no.  amaba  la  guerra,  de  modo  que  sposicion 

de  ánimo  favoreció  también  íí  los  revolucionarios  franceses.  Poco 
conocedor  de  las  ideas  de  su  época,  dio  escaf  revolu- 

ción 

do  entrar 
do  heredero  ~ 

á  1835]:  la  guerra  con  la  revolución  y  con  el  i  'Si- 

do fácil  á  la  monarquía  austríaca  si   Ñapóle 
política  popular  y  verdaderamente  emancipador;)  itos de 

Francisco  II  fueron  derrotados  durante  veinte  años,  ;   por  le >m 
mo  que  no  mostraban  una  fuerza  incontrastable,  se  les  cod< 
paz  siempre  que  la  solicitaron:  el  em¡  [Uiso   tei 

al  imperio  austríaco  ó  no  halló  en  beneficio  de  quien    deshacerlo; 


cedor  de  las  ideas  de  su  época.  Cttú  escaso  vaior  a  ia   re^ 
y  aunque  comprometido  contra   Francia,    api  pu- 

ntrar  en  liza  con  sus  adversario-.   Iv 
leredero  de  Austria  y  del  imperio  bu  Mjo  Francisco  II  [i 


2  I  8  COMPENDIO 

para  lo  primero,  lo  humilló  demasiado;  para  lo  segundo  vaciló  y 
nunca  se  resolvía  ;í  una  gran  transformación.  En  1820  y  1821 
reprimid  los  movimientos  liberales  de  Italia.  Metternich  dirigía  la 
política  de  Francisco  TI  y  la  diplomacia  europea.  Fernando  IV 
que  sacedlo  ¡í  su  padre  en  1835  [á  1848]  vivió  en  paz  hasta  1847 
y  1848  cu  que  las  agitaciones  de  Italia  produjeron  una  larga 
guerra,  y  la  revolución  francesa  fué  el  principio  de  una  gran  su- 
blevación en  todo  el  imperio  germánico. 

En  Prusia  Federico  Guillermo  II  [1786  á  1797]  sigue  el  cami- 
no opuesto  ú  su  antecesor  Federico  el  Grande;  la  intolerancia  re- 
prime el  espíritu  filosófico  y  literario;  el  edicto  de  religión  y  la 
censura  perjudicaron  la  vida  moral  y  las  energías  del  reino  pru- 
siano. En  las  guerras  con  Francia  gastó  las  economías  de  Federi- 
co II,  y  la  corte,  abandonando  la  antigua  sencillez  imitó  el  faus- 
to y  la  prodigalidad  de  las  antiguas  gastadas  monarquías  france- 
sas. Su  hijo  Federico  Guillermo  III  [1797  á  1840]  sostuvo  la 
paz  cuanto  le  fue  posible:  las  circunstancias  de  Europa  no  eran  -1 
propósito  para  neutralidad  pues  ni  Inglaterra  ni  Napoleón  lo  to- 
leraban: obligado  a  romper  las  hostilidades,  fué  vencido  en  Jena  y 
én  otras  muchas  batallas,  perdiendo  una  parte  de  sus  dominios. 
Mas  enérgica  su  muger  Luisa  Augusta,  se  puso  al  frente  del  mo- 
vimiento nacional,  y  aunque  vencida,  mostró  la  persistencia  pa- 
triótica que  acarrea  los  grandes  triunfos,  y  se  hizo  idolatrar  no 
solo  de  Prusia  si  no  de  toda  Alemania.  Triunfante  la  coalición. 
Federico  Guillermo  restableció  el  absolutismo  y  el  pais  se  divi- 
dió en  dos  bandos,  el  tradicional  y  el  liberal:  la  política  prusia- 
na inclinada  constantemente  á  los  alemanes,  encontró  profundos 
intérpretes  que  aunque  con  lentitud  prepararían  los  últimos  su- 
cesos de  Europa  y  la  unidad  nacional.  Pero  como  para  represen- 
tarima  gran  idea  era  preciso  romper  los  antiguos  moldes  de  la 
política-,  Federico  Guillermo  IV  [1840]  se  pronunció  por  los  prin- 
cipios liberales  determinando  la  oposición  al  Austria. 

Biíluica,  Holanda  y  Suiza. — De  una  á  otra  nación  pasaban 
los  dominios  antiguos  patrimoniales  de  los  Habsburgos.  pero  sin 
acabar  de  perder  sus  fueros  y  privilegios.  Independiente  Holan- 
da, fué  víctima  durante  la  revolución,  de  su  alianza  con  los  fran- 
ceses; Bélgica,  mal  hallada  bajo  el  dominio  de  Austria,  ya  quiso 
emanciparse  y  corriendo  la  suerte  de  la  revolución  francesa  cam- 
bia de  dominadores  según  que  la  Europa  ó  Francia  podían  impo- 
nerse, El  congreso  de  Viena  formó  un  reino  de  todos  los  Paiscs- 
Bajos:  la  separación  tan  larga  entre  Holanda  y  Bélgica  habia  o- 
puesto  intereses  y  creado  antagonismos;  asi  es  que  mantenidas  en 
unión  en  los  primeros  anos  de  la  paz  europea,  al  estallar  la  revo- 
lución francesa  de  1830,  Bélgica  se  sublevó  proclamando  la  in- 


DE  LA  HISTORIA   l'MVKl^AL. 

dependencia,  y  constituyo  una  monarquía  nombrando  rey  í 
poldo  I  de  Sajorna  [1830  á  L865],  mientra  I  franges    l 

Holanda. 
Suiza  era  una  agrupación  de  Repúblicas  3¡n  pnlaoe,    eu    d 


P 

ni  el  deseo  de  fortalecer  la  unidad.  A  la  «  \r  de 

Francia,  los  cantones  católicos  querían  pn 

testantes  y  estos  sobre  aquellos:  el  Congrí 

la  confederación  uniendo  Ginebra,  el  Vale 

protección  del  rey  de  Prusia.  Una  dieta  d 

debía  entender  de  la  reforma.  Las  luchas  de 

Suiza;  los  cantones  no  querían  ceder  una    parte  de  su    indi 

dencia  en  beneficio  del  iodo.  Eu  1830 

constitucionales  sobre  principios  de  libertad,  j 

lo  y  publicó  la  constitución  federativa. 

Inglaterra. — Jorge  III  perdió  la  razón  m  muer- 

te [acaecida  en  1820]  y  gobernó  con  id  título  D    iii- 

jo  que  le  sucedería  con  el  nombre  de 

enemigo  mas  implacable  de  Francia:  tuvo  ú  sueld  lu- 

chó sin  descanso,  llevó  su  apoyo  a  tod 
don  francesa,  y  se  hizo  dueña  absoluta  de  lo- 
ca inglesa  distaba  mucho  de  ser  dirigida  por  un  ; 
moral;  buscó  el  engrandecimiento  por  med 
con  un  comercio  casi  monopolizado  en  loí 

que  subvencionaba  los  ejércitos  europeos:  la  I  que 

contra  la  revolución,  contra  la  Francia  p  tderosa 
rítima:  destruyó  las  naves  de  España  y   Francia,   qu 
Turquia  como' habia  hecho  en  Tolón  con  las   írauc 
las  de  Dinamarca,  aniquiló  las  de  Holand. 
portaba  beneficios,  apoyó  una  política  combal 
les  con  lógica,  pero  sostenida  por  el  ínteres.    El 
rao  de  la  Gran  Bretaña  deriva  de  aquellas  guerras;  Be   p 
de  los  mares  después  de  vencer   y   destruir    I 
de  Europa;  el  fin  era  el  predominio,  y  eonsigu 
el  comercio  de  Europa  con  Asia  y    América.    La    ¡o 
de  los  Estados  Unidos  la  obligó  á  conc  W    h 

India  con  mas  provecho  v  mas  esperanza 
Jorge  IV  nada  cambia  en  la  política  ¡ngl 
ñas    nacionalidades    oponiéndolas    a'  las  ma* 
Francia;  Portugal  ¿España];  se  estiende  en   á*ia  y  la  Oceania 
v  el  Sur  de  África;  protege  i  los  turcos  c  otra  lo  rusos, 
holandeses  contra  Prusia:  en  el  interior   su¿  libertades  están  alir- 


280  COMPENDIO 

madas;  del  derecho  de  los  demás  pueblos  no  le  ocupa:  calla  ante 
la  santa  alianza,  y  nada  dice  cuando  Austria  destruye  la  consti- 
tución de  Ñapóles,  y  los  franceses  apoyando  á  Fernando  TU.  la 
constitución  de  España:  el  egoísmo  es  la  norma  política  en  las  re- 
laciones con  los  diversos  países.  Irlanda  apenas  podia  ser  consi- 
derada como  una  porción  integrante  de  Inglaterra,  pues  hasta 
1840  no  comienza  á  disfrutar  de  los  derechos  verdaderos  de  na- 
cionalidad y  libertad. 

Italia. — La  península  itálica,  pais  de  los  grandes  hombres,  y 
de  los  inmortales  artistas,  parecía  señalada  como  juguete  de  un 
sarcástico  destino.  El  General  Bonaparte  entra  saqueando  sus  ciu- 
dades y  sus  museos  en  1796;  y  las  guerras  de  austríacos,  rusos  y 
franceses,  llevan  la  desolación  á  los  campos,  la  tristeza  y  la  mise- 
ria á  las  familias,  y  el  dolor  á  todos  los  que  soñaban  con  la  in- 
dependencia. Napoleón  pudiendo  fundar  una  nacionalidad  pode- 
rosa, juega  con  los  diversos  Estados  y  comete  la  falta  imperdona- 
ble de  entregar  Venecia  á  los  austríacos,  y  después  quiere  domi- 
nar en  la  Italia  rota  y  desangrada  por  medio  de  reyes  que  el  co- 
loca y  de  códigos  que  él  dicta. 

El  congreso  de  Viena  une  las  dos  Sicilias  en  una  monarquía  re- 
gida por  el  rey  de  Ñapóles  Fernando  IV  que  toma  el  nombre  de 
Fernando  I  de  las  dos  Sicilias:  la  venganza  es  toda  la  política  de 
la  restauración:  asegurado  Fernando  I  no  piensa  mas  que  en  su 
trono  y  en  su  corte;  la  revolución  de  1821  perece,  y  el  absolu- 
tismo se  dogmatiza  como  ley  de  aquel  bello  é  inforturado  pais. 
Francisco  I  no  cambia  de  sistema.  La  Santa  alianza  declaró,  "que 
los  cambios  en  la  legislación  de  los  Estados  no  debían  emanar  si- 
no de  aquellos  á  quienes  Dios  habia  hecho  responsables  del  po- 
der1' [Mayo  1821].  Semejante  ultraje  á  la  honra  y  al  derecho 
de  las  naciones  no  podia  menos  de  engendrar  una  revolución  eo 
todo  el  sistema  europeo.  El  último  rey  de  Ñapóles  decía  "aunque 
me  vuelva  loco,  creo  que  jamas  me  ocurrirá  la  estravagancia  de 
consentir  instituciones  liberales".  El  habia  suprimido  la  libertad, 
pero  seria  arrojado  por  la  revolución  como  debia  suceder  á  to- 
dos los  que  se  crean  mas  grandes  que  los  pueblos. 

Víctor  Amadeo  III,  rey  de  Saboya,  el  Píamente  y  (Vrdcña 
[1773  á  1802]  fné  despojado  por  Napoleón  quedándole  solo  la 
isla  de  Cerdeña.  Víctor  Manuel  I  (1802  á  1821)  fué  restableci- 
do en  sus  antiguos  dominios  por  el  Congreso  de  Viena.  Abdic 
1821  en  su  hermano  Carlos  Felis,  compelido  por  la  revolución  que 
agitaba  toda  la  Italia:  en  Cerdeña  la  revolución  habia  escrito  en 
sus  banderas;  "Confederación  italiana;  Reino  de  Italia:  Indepen- 
dencia nacional."  Los  austríacos  batieron  á  los  piamonteses  en 
•Novara  y  restablecieron  el  absolutismo.   Sociedades  secretas  di- 


DE    LA    HISTORIA     UNIVERSAL. 

vulgaban  las  ideas  liberales  y  concertaban  i  los  revoluckmarh 
vencida  la  revolución  una  y  otra  vez.  surgía  de  nuevo,  cada   dia 
mejor  ayudada  por  las  transformaciones  de  Europa.  Mu  1831  mu- 
rió Carlos  Felis,  sucediéndole  Carlos  Alberto,  príncipe  de  I 
nan,  en  cuyo  tiempo  se  inicia  un  movimiento  decidido  liaría  la  Í¡- 
bertad  y  la  unidad. 

Lombardia  y  Yenecia  estaban  sometidas  al  despotismo  de  Aus- 
tria, pero  no  resignadas  al  yugo  de  la  nación    mas  absoluti 
Europa. 

.La  revolución  de  1330  en  Francia,  conmovía  toda  la  Italia; 
Bolonia,  la  Romanía  y  la   Umbría,  estallóla   revolución;  Ifai 
Luisa  tuvo  que  huir  de  Parma;  el  papa  fué  destituido  del  poder 
temporal,   pero  todo  se  deshizo  por  las  bayoneta  a] 

sin  que  Francia  interviniera  en  una  causa  que  era  1.. 

El  papa  Fio  YII  que  coronó  a  Napoleón   i  de- 

volvió el  poder  temporal,  fué  arrojado  de  nuevo  en  181  "1- 

vió  en  1814  á  cortinuar  la  política  de  estrecha  íntolera  di- 

mitió el  trono  del  Congreso  de  Yiena   aun  cuando  lo  debía  .í  las 
naciones  protestan- os,  pero  se   separó  de  ellas  en  lo  po  \*o- 

dia  entrañar  algún  principio  tolerante  con  las  LeOB   XII. 

Pió  VIII  y  Gregorio  XVI,  siguieron  la  misma 
dola  a  medida  que  tomaba   fuerza  la  revolución. 

Grecia. — La  revolución    francesa  tenia  que 
blo  de  las  bellas  tradiciones.  Desde   1810  existían  en  i 
ciaciones  que  trabajaban   por  la  imí 
griego  de  Corfú,  las  había  dadounidadj 
gos  con   promesas  del  emperador  de  Rusia  enemigo  de 
Alejandro  Ipsilanti,    moldavo   al  sen  icio  de  I 
compatriotas  á  la  libertad  y  escitó  á  los  hel< 
pío.  La  Grecia  entera  se  subí ev  iUr 

la  diplomacia  europea  estaba  reunida  en  el    Ooogí 
para  tratar  de  la  santa  alianza:    Metternidh  habW   a 
volucion  griega  y  pidió  que  se  la  ai 
tad  inspiraba"  horror  entre  aquellos    diplom 
turcos   comenzaron  su  venganza  en  los  g 
el  patriarca  y  los  obispos  fueron  los  de  la  pu< 

pío;  familias  enteras   eran  degolladas  sin   pret 
cordia:  el  batallón  de  Ipsilanti   fué  sorprendido  en   V alaquia  y 
aniquilado  en  eí  combate  de  Dr  un  (Junio   I  .¡efe 

fugitivo  encerrado  en  una  fortal 

no  protector  de  todas  las. tiranía-.    El  di  fué  la  i  a  de 

las  tropas  mahometanas:  Demetrio  ipsilanti   Gdocotron 
micali  dirijian  í  los  griegos:  donde  qui< 
vados  el  valor  v  el  patriotismo  de  la  antigua  •  lafi   Cernu  - 


282  COMPENDIO 

pilas  volvieron  ti  ser  teatro  de  hechos  heroicos.    En   el  Congreso 
dé  EpMaura(1822)  se  proclamo  la  República:  voluntarios  de  Ale- 
mania,} de  Inglaterra  é  Italia    iban  a  defender    la   libertad  ti  las 
montanas  embellecidas  por  los  recuerdos   mas  grandes  de  la  his- 
toria; pero  los  reyes  de  aquella   alianza  que  por  escarnio   de    la 
humanidad  y   de  sus  derechos  se    llamó  santa,  abandonaron    á 
los  generosos  descendientes  de    Codro  y  de  Leónidas  y  tacharon 
como  un  crimen  su  patriotismo:  Lord   Byron  marchaba  á*  Grecia 
aparejada  su  lira  sublime  y  dispuesto  el  brazo;  Normann,  gene- 
ral alemán,  organizaba  una  partida  de  jóvenes  entusiastas  que 
qtierián  morir  por  la  patria  de   las  musas.  Cuatro  años  de  guer- 
ra dieron    tí  los  griegos   repetidos  triunfos,   pero  auxiliados  los 
turcos  por  los  mamelucos  egipcios  (1825)  se  volvió  la  fortuna,  y 
vierónse  arder  ciudades  y  campos,  y  ser  arrastradas  las  mugeres. 
y  aplastados  los   niños  de  pecho  contra  las  rocas   del  caminó  <> 
los  muros  de  las  ciudades.  En   Abril  de  1826   sucumbía  la  ciu- 
dad de  Missolonghi;  todos  los  sitiados  con  mugeres  y  niños    sa- 
lieron contra  el  enemigo;  la  tercena  parte  murieron;  el  resto  se 
arrojó  á  las  llamas,  y  las  mugeres  con  sus  hijos  en  los  brazos  se 
precipitaban  invocando  la  libertad  y  la  honra,  y  las  sublimes  tra- 
diciones de  sus  mayores.    Cannino;  en  Inglaterra  levantó   su  voz 
contra  los  turcos;  Rusia  y  Francia  siguieron,  6  intimado   Ibraim. 
jefe  de  los   mamelucos  para  que  evacuase   la  Grecia,   como  se 
negase  ,  los  aliados  atacaron  la  flota  turco-egipcia  y  la  destroza- 
ron (combate  de  Navarino,   27    de  Octubre   de    1827).    Muerto 
Canning,  Inglaterra  se  separó  de  la  alianza,   pero   Rusia  conti- 
nuó protegiendo  á  los  griegos,  derrotó  tí  los  turcos  en  los  balka- 
nes,  penetró  en  Andrinópoíis  y  Turquía  se  vio  forzada  á  la  paz. 
En  el  tratado  de   Andrinópoíis"  (Setiembre  1820)  se   reconoció  la 
independencia  griega;  se  declaró  libre  la  navegación  del  Danubio 
y  la  entrada  en  los  Dardapelos  y  Servia,   Valaquia  y  Moldavia 
adquirieron  garantías   bajo  el  protectorado  ruso.  Móreá,  Livadia, 
una  parte  de  Thesalia;  la  isla  de  Eubea  y   las  cíela  -miaron 

un  reino  que  después  de  Capo  de    Istria  gobernó  Othon  I   de   la 
casa  de  Baviera  (Congreso  de  Nauplia,  1832). 

Portugal.,— En  1792,  Don  Juan,  hijo  de  la  reina  Doña  María 
les  proclamado  regente.  En  1807  marche}  la  corte  al  Brasil  i 
consecuencia  de  la  invasión  francesa.  Concluida  la  guerra  filé 
gobernado  el  país  por  un  consejo:  en  1816  murió  la  reina  v  en- 
tra a^sucederle  el  regente  con  el  nombre  de  Juan  VI;  en  'l820 
volvió  Don  Juan  á  su  patria  encargando  la  regencia  del  Brasil  i 
su  hijo  Don  Pedro.  En  el  mismo  año  se  proclama  en  Portugal 
el  sistema  constitucional  que  cayó  ala  vez  que  en  España.  En 
1826  murió  Don  Juan  VI;  pero  no  queriendo  regresar  del  Brasil 


DE  LA   HISTORIA    [JNIVKBSAL. 

el  heredero   Don    Pedro  renuncia  el  trono    en    íavor  de  su  bna 
Dona  Mana  de  la  Gloria  bajo  la  regenda  de  bu  tio   I»  ¿\ 

a  condición  de  que  conserve  el  sistema  constitucional     El 
te  abolió  la  constitución,   se  proclamen  rey  jrpereignid   al 
liberal;  entonces  Don  Pedro  cedida  su  hijo  !;i  enrona  del  B 
armo  una  flota  y  desembarcó  con  un  ejército   en  Portugal 
liado  por  Francia  é  Inglaterra  (1832  á  1834)  ven 
guel  y  le  obligó  á  salir  del  reino.  A  la  mttrte  del  ida 

al  poco  tiempo  de  ocupar  el  trono,    le  sucedió    su  hija* 
na  II  de  la  gloria,  que  en  1835  con  trajo  matrimonio 
nando  de  Sajonia  Coburgo.  Portugal  yH  Bi  habían 

ráelo  sin  lucha,  constituyéndose  en  mi  imperio  ese  territori 


ricano. 


España.— Carlos  I V  ocupó  el  trono  de  España    en    1788: 
servó  algún  tiempo  á  los  consejeros  do  so  padre,    pero  .pronto 
fueron  reemplazados    por  un  oficial  de  guardias  d  llama- 

do Manuel  Godoy  favorito  de  la  reina  María  I 
contra  la  convención  francesa  fue  mal  dirijida  y  apesar  de 
de  las  tropas,  no  pudieron  impedir  que  lo>    repnl  me- 

traran  en  las  provincias  y  adelantasen  hasth    Miranda.    II 
paz  de  Basilea  concesión  A  Francia  de  la  parte  espalS 
to  Domingo,  España  que  había  sido  comprometida  por  el   pa 
de  familia  en  una  guerra  sin  objeto,  se  comprometió  en  el    I 
tado  de  San  Ildefonso  [1796)  én  una  alianza  ofensiva  y  d 
va  con  la  República.  La  corte  no  se  cuidaba    del  lina 

dominaba  á   su  marido  y  Godoy  dominaba  í  la    reina:  loi 
bres  notables  que  se  quejaban  de  aquella  política 
de  aquel  gobierno  inmoral  é  imbécil,   l'ueron    presos  y  pasar 
calabozo  en   calabozo  hasta  la  caída  de  Godoy.  ¿avellanos  un 
momento  ministro,  pagó  su  patriotismo  en  una  prisión:  la    mari- 
na se  pierde  en   Trafalgar,  y  los  intereses    públi 
abandono  de  la  corte,  y  por  la  ignorancia  de  loa  que  din  jen  aq 
lia  funesta  política.  Fernando  VII  recibe  el  trofeo  por  abdicación 
de  su  padre  después  de  un  inotin  en  Aranjuez.  y  llamado  i  Rtt*>- 
na  lo  devuelve,  y  padreé  hijo  ponen  á    Bspana  a  mere 
poleon.  Pocas   veces,  en  medio  de   tantos   cuadros  de  p 
como  presenta  la  historia,  se  contempla    algo  mi 
mezquino  y  repugnante  que  la  conduela  «le    Fernando  VII  j 
su  padre;  el  uno  pide  la  sanción    del   emperador  i  los  hechos  de 
la  política  interior   de  España;  el    otro,  recobrado  el    trono  por 
medio  de  amenazas  de  Napoleón,  lo  cede   i   este  recibiendo  en 
cambio  pensiones  y  propiedades  particulares.   AJzase  la    nación 
por  su    independencia,  y  Fernando   VII  desde    Valencey    feli- 
cita á  Napoleón  por  las   victorias  obten  i  ¡  tra  los  españoles. 


284  COMPENDIO 

Pedia  á  Napoleón  una  princesa  de  su  familia  en  matrimonio  y  le 
escribia  en  3  de  Mayo  de  1810;  "Esta  unión  podrá  ejercer  una 
influencia  saludable  sobre  el  destino  de  las  Españas,  y  quitar  i 
un  pueblo  ciego  y  furioso  el  pretesto  de  continuar  cubriendo  de 
sangre  su  patria  en  nombre  de  un  príncipe,  el  primogénito  de  su 
antigua  dinastía,  que  se  ha  convertido  por  un  tratado  solemne, 
por  la  propia  elección,  y  por  la  mas  gloriosa  de  todas  las  adop- 
ciones, en  príncipe  francés  é  hijo  de  Y.  M.  I  y  E."  Napoleón  pu- 
blicaba todas  las  cartas  de  Fernando  en  el  Monitor  para  que  le- 
yéndolas, perdieran  los  españoles  la  afición  al  hombre  mas  in- 
digno de  todo  el  imperio  y  de  tocias  las  épocas.  Pero  en  España 
se  creia  que  las  cartas  eran  apo'eri fas:  no  podían  suponer  Mina, 
el  Empecinado,  Castaños  y  cien  otros  héroes  que  regaban  el  suelo 
con  su  sangre,  que  les  insultara  infamemente  el  mismo  en  cuyo 
nómbrese  batían.  En  la  correspondencia  «le  Fernando  Y II  hay 
aun  cosas  mas  bajas  que  sus  insultos  y  sus  protestas  del  3  de 
Mayo. 

En  Sevilla  se  habia  constituido  una  junta   centra]    en  la  cual 
abdican  las  provinciales:   las  victorias   napoleónicas  la  obligan  ;' 
retirarse  á  la  isla  de  León  en  1810  y  se  disuelve  nombrando  un 
consejo  de  regencia  y  convocando  á  Cortes  constituyentes.    El  24 
de  Setiembre   se  abre  la   Asamblea  y  aparece  dividida   en  dos 
bandos,  liberal  y  servil:  en  1812  publican  la  Constitución  de   la 
monarquía  española  qne  declaraba  hereditario  el  trono,  la  unidad 
religiosa  y  la  intolerancia,  reconociendo  en  cambio  la  liberta- 
imprenta,  de  reunión  y  asociación,  y  suprimiendo  los  señoríosju- 
risdicionales;  establecíase  el  principio  de   la  soberanía  nacional, 
la  responsabilidad  de  los  ministros,  la  inviolabilidad  de  los  di 
tados  y  la  división  de  poderes.  Los  obispos  de  Lérida,  Ürgel,  T  - 
ruel,   Pamplona,    Santander  y  otros  muchos,  comenzaron  :í  c 
batirla  constitución,  guiados  por  el  nuncio  Gravina.   En  Setiem- 
bre de  1813  se  cerraron  las  sesiones  convocando  á  cortés  ordina- 
rias. Los  franceses,    quebrantados  por  una  guerra   sin  tregua,    j 
vencidos  en  1813  en  Yictoria,  San  Marcial  y  Soraura,    pasan  el 
Pirineo  y  á  la  caída  de  Napoleón  vuelve  Fernando  VII,  rompe  la 
constitución  al  cruzar  el  Yidasoa  y  ásu  llegada  á  Madrid  en  M 
de  1814  disuelve  las  cortes,  restablece  el  absolutismo  y  perdigue  ¿í 
los  mas  generosos  defensores  de  la  independencia.  José" Bou 
hecho  rey  de  España  por  su  hermano  Napoleón  en  1808,  habia 
vivido  cuatro  anos  en  Madrid,    dictando  le>es  qne  si  entonces  no 
se  aplaudían,  mas  aquietados   después  los  ánimos  se  han  celebra- 
do por  los  amigos  de  la  libertad:  las  Cortes  de  Cádiz  tomai 
disposiciones   principales    de  los  decretos   de  José   Bonaparte. 
Pero  no  se  trataba  de  la  cantidad  de  bien  que  pudiera   sembrar 
un  rey  estrangero,   sino  de  la  independencia,   y  aunque  muchos 


DE    LA    HISTORIA   UNIVERSAL, 

hombres  ilustrados  se  adhirieron  al  Gobierno  irapue 

nación,  salvo  ese  pequeño  número  lo   repudia. 
^  Fueron  perseguidos  por  Fernando  VII  los  afranC  v  los 

liberales,  se  restableció  la  inquisición  y  i  los  jesuítas  la 

enseñanza,  dominó  el  despotismo  en  todo  has- 

ta los  teatros;  los  actores  notables  eran  desterrad*  --presen- 

tar con  viveza  cuadros  heroicos;  los  autores  advertidos  y  castiga- 
dos; los  principales  patriotas  tenían  que  huir  d 
Después  de  algunas  tentativas  frustradas,  el  prim 
1820  Rafael  de  Riego  proclamó  Ja  constitución  en  medio  d(  I 
-cito  formado  en  San  Juan  de  las  Cabezas  para  man' 
•ca  donde  las  colonias  se  habian  alzado  y  sostenían  d» 
Iras  una  guerra  de  independencia:  Quiroga.  López  Danoe    1 
»bal  y  los  demás  jefes  siguieron  el   movimento   que  rápidamente 
.cundió  por  toda  España.  El  7  de  Marzo  Fernando  VII  jaral 
.constitución  de  1812  y  convocaba  Cortes.  D  de  tos 

un  ejército  francés  de  cien  mil  hombres  mandados  por  el    duque 
de  Angulema,  en  representación  de  la  Santa  alianza,    pe 
España  y  ausiliado  por  el  clero  y  el  partido  absolutista, 
los  liberales  (Cádiz, , el  Trocadero,    de    cuya  mala    eausa  tomd  la 
monarquía  francesa  base  para  uno  de  sus  monumenl  9  rey 

que  había  sido  obligado  á  marchar  i  Cádiz  con  las  Cortee,  ruan- 
do estuvo  libre,  declaró  nulo  todo  lo  hecho  desde  el  J  Malte 
de  1820:  se  formaron  asociaciones  de  i            3  (el    ángel 
nador)  contra  los  liberales,  y  Riego.  Quirogs  y  cuanto  habito  fi- 
gurado en  las  época  constitucional,  murieron  en  los  cadalsoí 
los  calabozos  ó  por  el  puñal;  los  que  pudieron 
á  Portugal  ó  á  Francia:  el  terror  alcanzó    de  Pelo- 
nes; los  oficiales  del  ejército  liberal  fueron  despojados,  pan    que 
ocuparan  sus  puestos  los  mas  violentos  partidarios  de  la  ti: 
Fernando  YII  formaba  sus  camarillas  do  honibr 
dicion,  y  quería  conservar  su  popularidad  acodiend 
y  garitos;  estos  consejeros  caían  desde  H  favor  i  los   cali 
otros  de  la  misma  índole  se  levantaban:  suprimí-                      dras 
de  ciencias  útiles  y  se  abrieron  clases  de  toreo.  ?(                    pudo 
restablecer  la  inquisición:  como  las  persecuciones  no  habian  de  ser 
eternas,  cesaron  en  1825  y  entóm            mas  exaltados  real 
se  inclinaron  hacia  Don   CartoS  promoviendo   sublevi  que 
aunque  reprimidas,  obligaban  ¿Fernando  VII  i  \ 
fuerzas.  En  1827  murió  la  tercera  nía; 

en  1829  Fernando  contrajo  cuarto  matrimoni  a   nueva  rei- 

na Doña  María  Cristina  de  Borbon.  prima 
que  tan  absolutista  como  toda  su  familia.  I 

pulsaron  i  tomar  otro  rumbo  político:  en  1830  tuvo  una   hija  (I- 
sabel),  y  queriendo  afirmar  en  ella  el  tro-  a    las  a 


28  G  COMPENDIO 

ncs  de  Don  Carlos,  hermano  de  Fernando  YII,  indujo  al    rey  á 
mostrar  mas  tolerancia  con  los  partidos:  por  la  pragmática  de  29 
de  Mar/o  del  mismo  año,  se  había  establecido  la  sucesión  regular 
á  la  corona,  haciéndola  hereditaria  en  las  hembras  á  falta  de  va- 
rones: íí  Calomarde  sucedió  en  el  Ministerio  Cea  Bermudez;  en- 
fermo el  rey  en  1832  se  confió  el  gobierno  á  la  reina  Cristina  que 
publicó  en  seguida  un  indulto  general  y  después  un   decreto  de 
amnistía;  abrió  las  universidades,  y  sacó  de  las  cárceles  á  los  pre- 
sos políticos.  En  Junio  de  1833   las  Cortes  del  reino  juran   por 
sucesora  del  trono  á  la  infanta  Doña  Isabel,  y  Don  Carlos   pro- 
testa  desde    Portugal:  el  partido  mas  tradicional   se  opone  á  la 
sucesión  de  la  infanta  y  el  partido  liberal  la  sostiene.  En  Setiem- 
bre  murió  Fernando  YII  quedando  heredera  su   hija   y    regente 
Doña  Maria  Cristina  de  Borbon.  Las  medidas  de  la  reina    mien- 
tras estuvo  encargada  del  Gobierno,  su  apoj'o  á  la  ilustración,  la 
amnistía  y  y  sobre  todo  su  oposición   al   bando  de  Don  Carlos, 
convirtieron  á  Maria  Cristina  en  ídolo  de  los  liberales  que  en  lar- 
ga guerra  civil  defendieron  el  trono  de  su  hija  y  poco  después  de 
vencer  encontráronla  ingratitud  y  la  proscripción.  Fernando  Vil 
dejó  la  peor  reputación  tanto  como  rey  cuanto  como  hombre;  ha- 
bía insultado  á  la  nación  que  por  el  y  por  la  independencia  der- 
ramara su  sangre,  y  habia  pagado  con  los  suplicios  y  calabozos  la 
abnegación  v  el  heroísmo. 


PÁRRAFO  X. 

América, 

Estados  Unidos.— Al  hacerse  la  paz  en  1783,  el  tesoro  de  la 
Union  estaba  agotado,  la  deuda  importaba  mas  de  cuarenta  mi- 
llones de  dollars,  y  pesaban  grandes  obligaciones  sobre  el  gobier- 
no. Nacieron  los  dos  partidos  que  después  se  han  disputado  el 
triunfo;  el  de  los  federales  que  quería  una  constitución  nacional  v 
que  formaran  un  cuerpo  político  todos  los  Estados,  y  el  de  los  de- 
mócratas que  pretendía  restringir  las  atribuciones  del  Congreso 
en  beneficio  de  los  Estados  particulares.  El  ejército  se  disolvió,  v 
los  defensores  de  la  independencia  se  convirtieron  en  labradores 
y  formaron  la  sociedad  de  "Cincinati."  La  constitución  se  acordó 
en  1787  y  se  completó  en  1789.  Fueron  elegidos,  Presidente  Jor- 
ge Washington,  vice-presidente  John  Adams,  Jefferson  ministro 
de  relaciones  esteriores,  Hamilton  de  hacienda  v  Knox  de  la  guer- 
ra. El  primer  Congreso  (1789  á  1791)  estuvo  á  la  altura  de  las 
circunstancias  y  de  las  necesidades  políticas:  la  Union  comenzó  á 
ser  respetada  en  los  mares;  las  contribuciones  se  regularon  por 


DÉLA  HISTORIA  UNIVERSAL. 

los  sistemas  de  mas  sencillez  y  equidad,    pactó 
comercio  y  la  República  adquirid  la  seguridad  \    :.. 
que  había  deslindarse  su  grandeza  ulterior.  Bu  Begun 
so  ya  aparecieron  profundas  divisiones  de    Fed< 
era  tas:  en  Pennsilvania  hubo  insurrecciones  contra 
tos,  pero  Washington  con  su  prudencia  y  patrii 
gar  los  ánimos  aunque  era  imposible  acabar  las  rivalidades 
ticas.  Los  sucesos  de  Francia   entusiasmaban 
pedia  intervención  en  favor  de  los   revolacionari        R 
fué  reelegido  y  del  mismo 'modo  Adaras:  la- 
so se  combatían  en  los  Estados;  al  occidenfc  ip- 
tura  de  la  unidad;  Pennsilvania  volvió  a  sul>le\.            :itra  un  ¡u- 
puesto  sobre  los  licores,  pero  se  sometió  sin    •  fasioo 
Jeíferson  y  Hamilton  tuvieron  que  salir  del  mi 
Washington  terminó  el  segundo  periodo  presidencial,  j 
á   Monte-Yernon  dirigiendo  una  patriótica    proclama              blo 
Norte-Americano.  Le  sucedió  John  Adama,  aepr                  leí  (par- 
tido federalista,  obteniendo  su  opositor  Jefferson  I;  in- 
da: disidencias  con  la  República  francesa  estan               ponto  de 
causar  la  guerra;  ya  se  habia  encargado  ,í  Waa 
del  ejercitóle  organizaron  fuerzas  marítimas,  y  en              i  triun- 
fó la  opinión  déla  paz.El  13  de  diciembre  de  17'JS  murió  Wa>hi; 
ton,  sentido  por  todos,  aclamado  como   el   hombre    mas   gflB 
de  su  patria  y  después  como  el  hombre  mafl  grande  d            HM 
siglo.  Federalista  por  convicciones,  tenia                      miado  por 
sus  adversarios,  pero  era  tan  justo,  (pie  ellos  mism             imaban 
como  el  símbolo  de  las  virtudes  privadas  v    de  las   virtudes   pa- 
trióticas: en  Francia  se  oyó  un  grito  de  dolor;   en    [nglatei 
pronunciaron  en  honra  de  tan  bella  figura  histórica 
cursos  que  al  glorificar  al  héroe  glorifican  al  pueblo  iflgtaf 
poleon  decía;  "¿por  que  mueren  los  sublimes  mu                     huma- 
nidad?" No  hubo  un  corazón  generoso  (pie  no  se  cubriera   de   lu- 
to al  saber  la  muerte  del  ilustre  americano.    Loe  dem 
combatían  y  a  la  vez  le  veneraban;  Jeflerson,   j<                         uó- 
cratas  no  sabia  como  hacer  (.posición  ;í   la    virtud   personificada, 
ó  un  hombre  que  adoraba  desde  lo  íntimo  de  >u  afana*  S  rio  em- 
bargo, algo  sintió  déla  mordedura  de  la<  paaione*  lia-' 
jó  de  la  presidencia  Hoy.  en  la  política  univei-al.  i... 
lugar  antes  que  Washington:  la  posteridad  no  ha   teñid»»  pa 
ni  una  censura  arbitraria:  es  el  recm                                            los 
los  recuerdos.  Jefferson  fué  el  tercer 
se  le  reeligió  en  el  periodo  inmediato:  loe  d 
otro  ausilio  ni  otros  recursos  qnc  el  d 

Gran  Bretaña  y  Francia  perjudicaba  ¿todaslafl  naciones:  Na] 
león  bloqueaba  el  continente  é  Inglaterra  prohibía  ¡f  los  neutral 


288  COMPENDIO 

el  comercio  con  Francia:  la  República  Norte-Americana  sufría 
grandes  daños,  y  se  pensó  en  el  Congreso  declarar  la  guerra  á  los 
dos  despotismos  europeos:  no  siendo  esto  conveniente  se  inicia- 
ron negociaciones  separadas;  Napoleón  cedió',  Inglaterra  insistió 
y  ejercía  un  derecho  arbitrario  de  registro  en  todos  los  barcos  y 
por  tanto  en  los  americanos,  buscando  desertores  de  su  marina  y 
con  frecuencia  tomando  los  que  no  le  pertenecían:  al  mismo  tiempo 
los  indios  invadían  los  Estados  causando  extraordinarias  depreda- 
ciones: el  pueblo  de  la  Union  pedia  la  guerra:  el  almirante  Rod- 
jers  derrotó  á  un  capitán  ingles,  y  se  declaró  la  guerra  el  21  de 
Julio  de  1812,  siendo  presidente  Madisson,  sucesor  de  Tomas 
Jeíferson  (proclamando  los  Estados  Unidos  la  libertad  de  los  ma- 
res). La  confederación  se  había  aumentado  con  la  Luisiana  que  le 
vendió  Francia,  Yermont,  Kentucky,  Tennessee  y  el  Ohio,  Yndia- 
na  y  Alhabama.  En  1807,  Roberto  Fulton,  de  Pensilvania,  apro- 
vechando anteriores  ensayos,  aplicó  el  vapor  a  la  navegación:  el 
progreso  de  la  Union  se  manifestaba  en  su  riqueza,  en  sus  flore- 
cientes ciudades  y  en  el  desarrollo  de  la  agricultura  y  la  indus- 
tria. Puso  el  gobierno  sobre  las  armas  ciento  cincuenta  mil  hom- 
bres, y  mandó  construir  barcos  de  guerra:  los  barcos  del  Xorte 
se  acreditaron  en  brillantes  hechos;  una  escuadra  llegó  al  canal 
de  la  Mancha  y  probó  á  los  ingleses  que  no  eran  invencibles  en 
los  mares.  En  tierra  sufrieron  considerables  perjuicios  los  ameri- 
canos; las  escuadras  inglesas  talaban  la  costa  y  las  ciudades  marí- 
timas; el  ejército  de  la  Union  fué  varias  veces  derrotado.  En 
estado  cayó  Napoleón  y  quedó  Inglaterra  libre  para  emplear  to- 
das sus  fuerzas  en  la  guerra  de  América;  quizá  pasó  por  la  men- 
te de  la  Gran  Bretaña  recobrar  sus  antiguas  colonias,  pero  no 
conocía  la  fuerza  que  encerraba  aquella  República  tan  joven.  Fué 
esta  serie  d,e  invasiones  y  de  desastres  una  lección  provechosa  pa- 
ra Norte-América:  los  Estados  propendían  á  una  descentraliza- 
ción exajerada;  algunos  querían  separarse  de  la  Union;  el  egoís- 
mo local  debilitaba  la  nacionalidad:  nada  se  temía  y  las  oposi- 
ciones campeaban  sin  obstáculo  no  previendo  peligros.  Pero  ante 
las  derrotas  y  los  desastres  comunes,  todos  las  Estados  se  fundie- 
ron en  un  solo  pensamiento,  y  toda  disidencia  cesó.  Los  ingleses 


Orleans  fueron  derrotados  los  ingleses  por  el  general  Jackson. 
Por  último  se  firmó  la  paz,  proclamándose  en  América  en  Febre- 
ro de  1815.  Desde  entonces  se  consolidó  la  unión  y  comenzó  i 
desarrollar  en  mas  grande  escala  sus  poderosos  elementos.  Mon- 
roe  sucedió  á  Madison  en  la  presidencia;  de  todas  partes  de  Eu- 
ropa llegaban  inmigrantes,  se  formaban  nuevos  Estados,  crecía  la 


DE  LA    HISTORIA    DN1YER8AL. 

marina,  .se  unió  la  Florida  á  la  confederaciM   mediante    i 

eiones  con  España,  reconoció  Uonroe  la  independe 

lomas  latinas  que  se  habían  emancipado,  y  declaró   la    d 

vención  de  Europa  en  los  asuntos  americanos.   Habien   presidido 

la  Limón,  Washington  ocho  anos  (1789   a    L797);  John     Idams 

cuatro  (1797  á  W01);  Jefferson  ocho  (1801  á  i 

tros  ocho  (1809  á  1817)  é  igual  tiempo  Monroe   (1811 

John  Quincy  Adams  hijo  del  segundo  presidente,  tu-  elevado  i 

las  elecciones  de  1824:  representaba  al  partido  federalista  en  • 

sido©  ai  demócrata  del  cual  era  candidato   el 

disputas  eleccionarias  y  promociones  reformistas  llcnai 

riodo  al  cabo  del  que  fue  elegido  Jacksou,  ¡  ido  pasado 

primer  periodo  (1829  ú  1837). 

El  Presidente  no  tenia  la  misma  discreción  en    la    j  q*e 

valor  en  los  campos  de  batalla:  hubo  gravea  «lili. 
parolina  del  Sur  sobre  los  derechos  prote-ctoiv 
liaron  todos  los  deseos  y  se  restablecióla   «alma 
tiempo  se  robustecían  los  Estados,  se  hacia 
americana,  y  por  los  elementos  y  el  rápido  desamlb)  m- 

cionalidad,  era  considerada  la  Union   como    potencia  de    prifl 
orden. 

El  Brasil. — La  gran  colonia  portuguesa  del  brasil  toa 

«liento   cuando   la   metrópoli    era  gobernada    por  el    min 
Pombal:  abriéronse  caminos,  se  esploraron  i 
y  se  permitieron  algunas  aunque  muy  limitadas  libertad 
micas:  el  comercio  se  ensanchaba  ala  ve/ que  la  agricultura,  aun 
cuando  en  lo.  moral  la  intolerancia  en  nada  cedía  i   la   de  bu 
nias  peor  tratadas:  ni  escuelas  superiores,  ni  imprentas,   ni  i 
de  robustecimiento  intelectual  tenia  el  Brasil;  loslibl 
surados  antes  de  entrar:  asi  es  que  la    vida   del   pensamiento  no 
guarnabá  relaciones  con  la  prosperidad  material  de  la  «•< d< .nia.  La 
guerra  provocada  por  Francia  á  Portugal  obUgd  i  la  familia   i 
nante  á  embarcarse  buscando  en   Ajnériea  un  refugio  contra  la 
omnipotencia  de  Napoleón.   En  Enero  de  1808  Ilegal 
el  Regente  Don  Juan  y  la   corte:  los   habitante  a    Ciudad 

querían  que  allí  se  estableciera  la  capitalidad,  p  se 

decidió  por  Rio-Janeiro    cuyo    puerto  ofrecía   ina-  -« -iiridad.- 
Grandes  fiestas  acqjieron  tí  los  regios  hi  pronto  sed 

impulso  á  la  administración,  i  las  obra-  públi  a  dase  d 

progresos,  y  se  abrió  una  imprenta:  el  regente  EMMnbrá  un  minis- 
terio y  un  tribunal  supremo  de  justicia,  con  otras  autoridades  tjm 
daban  mejores  garantías  que  el  sistema  anti  lonial;  en  »  i 

apareció  un  periódico,  se  establecí*'  un  ba  un 

teatro:  la  colonia  tomaba  el  aspecto  de  pueblo   independiente 

19 


290  COMPENDIO 

la  corte  era  relujada,  y  pródiga,  y  frecuentemente  abusaba  de  su 
poder,  o' en  beneficio  de  los  ingleses  sus  protectores,  ó  para  satis- 
facer sus  codicias.  En  1814  se  formó  enPernambuco  una  sociedad 
con  tendencias  republicanas,  y  las  ideas  de  emancipación  circu- 
laron por  la  colonia  animada  por  el  ejemplo  de  las  posesiones  espa- 
ñolas: en  1815  por  disposición  del  mismo  gobierno  el  Brasil  se 
constituyó  en  nacionalidad,  aunque  no  definiendo  si  formaban  la 
colonia  y  Portugal  dos  naciones  ó  la  antigua  metrópoli  quedaba 
subordinada:  una  guerra  para  ocupar  la  banda  oriental,  atrajo  al 
gobierno  la  hostilidad  de  España  y  la  de  los  revolucionarios  de 
sus  colonias:  una  revolución  republicana  estalló  en  Pernambuco  y 
fué  vencida,  y  castigados  los  insurrectos  de  una  manera  cruel. 

Doña  María  I  .había  muerto  en  1816  y  entró  á  reinar  el  regen- 
te Juan  VI  cuyo  hijo  Don  Pedro  no  pensaba  del  mismo  modo 
que  el  gobierno  y  los  ministros.  Cuando  se  recibió  en  el  Brasil 
la  noticia  de  la  sublevación  de  Portugal  y  que  se  habia  adopta- 
do el  sistema  constitucional,  el  príncipe  Don  Pedro  estaba  al 
frente  de  la  oposición.  El  primero  de  Enero  de  1821  se  procla- 
mó la  constitución  portuguesa  en  la  importante  ciudad  de  Para: 
siguió  Bahía  y  se  estendió  el  movimiento  A  casi  todas  las  provin- 
cias: el  rey  Juan  VI  fué  cediendo  por  grados,  nombró  juntas  y  co- 
misiones, y  al  fin  nada  decisivo  quedaba  terminado.  Una  conju- 
ración de  los  liberales  dio  por  consecuencia  el  alzamiento  de  las 
tropas  y  el  triunfo  de  la  libertad  (26  Eebrero  d'^  1823 ).  Desde  a- 
quel  momento  el  verdadero  rey  era  el  príncipe  Don  Pedro  que 
por  sí  y  por  su  padre  juró  fidelidad  y  respeto  á  la  opinión 
neral:  el  rey  convocó  á  los  electores  y  después  de  grandes  dis- 
turbios salió  de  Rio  Janeiro  el  24  de  Abril,  la  política  de]  re- 
gente fué  por  mucho  tiempo  equívoca;  era  ambicioso  y  aunque 
instruido,  contradecía  con  medidas  de  fuerza  los  principios  libe- 
rales de  que  hacía  alarde:  juró  en  Junio  las  bases  de  la  constitu- 
ción portuguesa:  las  cortes  de  Lisboa  unian  en  una  nacionalidad 
la  colonia  y  la  metrópoli,  pero  las  ideas  de  independencia,  por 
muchos  motivos  estimuladas,  resistían  toda  sujeción:  llamado  el 
regente  á  Portugal,  todos  los  partidos  se  opusieron  á  su  marcha 
menos  los  republicanos  que  ya  habían  formado  en  Pernambuco 
un  gobierno  provisional  dirijido  por  Ferreira:  la  provincia  de  San 
Paulo  dirigió  una  escitacion  ií  Don  Pedro  para  que  desoyese  el 
llamamiento  de  la  Asamblea  portuguesa;  la  municipalidad  de  1  vio- 
Janeiro  hizo  lo  mismo;  las  tropas  portuguesas  se  aprestaban  ú 
compeler  al  príncipe  u  que  se  marchase,  y  el  regente  las  reprimió 
obligándolas  á  embarcarse:  no  se  rompió'la  unidad  bajo  la  dinas- 
tía, pero  sí  la  unidad  con  Portugal.  En  19  de  Junio  convocaba 
Don  Pedro  cortes  constituyentes;  en  primero  de  Agosto  pedí*  en 
-un  manifiesto  i  los  ciudadanos  que  proclamasen  la  independencia: 


DE   LA   HISTORIA  l\\l\ 

ep -.21  de  Octubre  J^t  municipalidad   de  Rio-Janeiro   le    procbu 
emperador;  por  un  decreto  de  doce  de  Xo\  ¡cimbre  se  privd    i    I 
portugueses  délos  empleos  públicos  y  en   oooe  de   Diciemb 
emperador  secuestraba  todas  las  propiedades  de  loe    nrismoc 
tugueses,  para  facilitar  la  pacificación  porque!  ¿as  de 

Para,  MaranhaoV  Babia  estaban  aun  sometidas  i  Portu  lat 

provincias  fueron  vencidas  con  ausilio   del  almiran 
chirane.  En  3  de  Mayo  de  1823  se  abrieron  ! 
tes,  pero  Don  Pedro  las  cerró  por  \\n  golpe  de    Bstaéo  «•!    Ijj  i 
Noviembre:  una  comisión  nombrada  por  el  emperador  hizo  <•!  pro* 
yecto  de  ley  fundamental,    y  á   principios  de  1  72  I    la 
las  municipalidades:  sin    embargo,  la    forma    <  la 

constitución  se  hiciera  y  publicara  produjo  a):   m 

muchas  partes  del  imperio  hubo  sublevaciones  qae 
aon  con  ausilio  de  lord  Cochirane.  Portugal  <pm  no  el 

Brasil  fuese  independiente,  envió  al  Conde   del    Eti< 
(|ue  arreglase  todas  las  diferencias;  al  He  le  intim-'    la 

den  de  salir  si  no  reconocia  el  imperio  brasileño:   I 
gó  el  apoyo  que  le  pedia  el  gobierno  portügo  su. 

Después  de  muchas  vacilaciones   se  restablecieron  las    relacHMMB 
comerciales  quedando   sancionada   la    indep  ion 

portuguesa  dirijió  su  esfuerzo  á  otras  empree 
el  Brasil  fué  desarrollan  lose  apefiar  de  algún; 
líticas  por  la  falta  de  un    sistema  constante  del    en:  •    Don 

Pedro  y  por  las  desconfianzas  (pie  inspiraba.  En    1  8 
lento  cíe  los  brasileños  amenazaba  con  una  gran  revolución,    man- 
do Don  Pedro  abdicó  en  su  hijo  Don  IYdro    II   de  <¡u 
edad  con  la  administración  por  tina  re-e;; 

Colonias  kspaxolas.— Al  estallar  la    revolu 
pana  tenia  en  America  cuatro  vireiattos;  fío 
bia  (Santa  fe  de  Bogotá).  Perú  y  Rio  de  la    Huta,   v 
nías  generales  de  Guatemala.  Chile,  Venezuula  y  Cobfl 
diencias  eran  tribunales  supremos  de  ju  como   loe    \ 

v  capitanes  generales, -responsables  de  si 
'indias  (pie  ejercía  jurisdicción  sobre 
casa  de  contratación,  tribunal  reside 
los  negocios  pertenecientes  al  comercio  y  tráfico  de  las  In«l 
cidentales.  Durante  el  periodo  colonial  nadie  \ 
mentar  la  vida  déla  inteligencia,  ni   los  í 
de  tal  índole  (pie  se  propusieran  ensanchar 
una  política  de  intereses  materiales,    perú    ana    mal   dirijw 
falta  de  plan  y  buenos  sistemas:  en   I 
solo  se  recomendaba  á  los  propietarios  qu 
catecismo  a  los  indígenas  teniéndoles  I  abandono 


292  COMPENDIO 

mas  absoluto.  La  suerte  de  los  naturales  fué  en  t.oclas  partes  la  mis- 
ma; proscritos  de  toda  intervención  política,  sin  voz  ni  voto  en  las 
cesas  de  su  antigua  patria,  perdieron  la  energía  que  les  restaba, 
se  apagó  la  vida  moral,  y  constituyeron  sociedades  aparte,  pasi- 
vas y  sin  ideales,  dentro  de  las  colonias:  asi  se  redujo  extraordi- 
nariamente, la  población.  La  economía  política  #era  desconocida: 
los  métodos  de  comercio  se  establecían  según  las  inmediatos  pers- 
pectivas, y  los  privilegios  liacian  inútiles  los  estímulos,  del  mismo 
modo  que  las  leyes  prohibitivas  mantenían  alas  colonias  en 
trecha  tutela.  Se  pensaba  en  estender  los  dominios  y  no  en  crear 
permanente  prosperidad:  procuraba  evitarse  que  se  fortaleciera  ki 
inteligencia;  el  proteccionismo  cohartaba  las  fuerzas  y  mantenía 
en  languidez  el  trabajo:  los  generales  y  gobernadores  carecían 
casi  siempre  de  conocimientos  administrativos  y  tenían  mas  deseo 
de  mandar  que  de  abrir  nuevas  fuentes  de  riqueza:  si  algo  pro- 
yectaban, los.  cambios  frecuentes  de  autoridad  hacían  ilusionas  las 
tentativas,  y  los  abusos  quedaban  impunes  porque  lo  alejado  de 
la  metrópoli,  aunque  hubiera  tenido  intención  de  poner  remedios, 
no  permitía  acudir  tí  ella,  teniendo  también  cuidado  las  autori- 
dades de  evitar  que  se  conociese  la  verdad.  Los  habitantes  át  la- 
colonias  eran  considerados  como  inferiores;  muy  pocos  y  pocas  ve- 
ces ocupaban  los  altos  cargos:  la  fiscalización  y  censura  sobre  loe 
libros  conservábala  ignorancia;  cinco  sestas  partes  de  los  colono- 
no  sabían  leer.  La  metrópoli  se  reservaba  la  importación  y  ln 
csportacion,  prohibía  las  manufacturas  y  obligaba  á  los  colono-  u 
que  le  vendieran  las  primeras  materias  y  á*  que  le  compraran  los 
artefactos  y  elaboraciones  industriales.  Semejantes  restricciones  y 
desórdenes  no  podían  prolongarse  mucho  en  seguida  que  penetra- 
ran las  ideas  generalizadas  por  la  revolución  francesa.  Las  colonias 
equivalían  á  una  superficie  territorial  ochenta  veces  mayor  que 
la  metrópoli:  cada  región  tenia  condieionalidades  propias  imponi- 
bles de  ser  estudiadas  a  tan  remotas  distancias,  y  se  dictaban 
siempre  leyes  sin  conocer  las  necesidades;  y  menos  se  podía  con- 
sagrar una  atención  debida  cuando  no  había  deseo  de  formar  pue- 
blos sino  de  guardar  conquistas  y  dominios:  decadente  la  nación 
española  por  la  desastrosa  política  de  la  casa  de  Habsburg,  no 
podia  vigilar  todas  sus  colonias,  y  se  empeñaba  en  proseguir  un 
absolutismo  sin  fuerzas,  y  coacciones  mercantiles  sin  marina  y  sin 
industria:  los  tesoros  de  América  se  gastaban  en  las  guerras  euro- 
peas, y  los  reyes  contando  con  esas  riquezas  prescindían  de  la- 
Cortes  y  representaciones  españolas  estremando  el  despotismo: 
la  vida  monacal,  las  luchas  de  dos  siglos  y  la  colonización,  des 
biaban  España:  los  audaces  ó  ambiciosos,  no  esperaban  de  un 
trabajo  lento  y  seguro  su  porvenir:  tenían  delante  America,  cam- 
po abierto  al  egoísmo,  y  si   bien  en  las  colonias  no  había  libertad 


DÉLA  HISTOKU  I  M\  I íRg  \l  . 

ni  vida  moral,  la  metrópoli  nada  tenia  que  valiera  mas:  dominando 
on  todas   partes  la  opresión,  seria  mas  llevad.  ¡a: 

los  favoritos  daban  destinois  y  privilegios,    y  <•!   »pK»   merecía   un 
premio  lo  demandaba  en  un   empleo  lucrativo!  De  esl 
formaban  tres  entidades  diversas:  los  indios  A  quienes    56   i 
nia  en  oposición  con  los  colonos    viejos  que  ¡han  toma 
de  la  tierra,  y  los  nuevos  previlegiados  y  funcionarios  qne  tlefl 
ban  de  España.   Los  que  habian   nacido    «ai    A  in-  ; 
cierta  fuerza  moral  de  nacionalidad,  y   aspiraban  ídú  in- 

tereses aunque  todavía  no  pensasen  en    desligarse  «!»■   la   madre 
patria.  Por  razones  morales  de  fácil  comprensión,  1::  ha- 

bía, influido  en  los  nuevos  americanos  y  era   mu\  Ja- 

chasen de  advenedizos  á  los  empleados  de  la  |W 

en  el  tiempo  habian  cobrado  carta  de  natal 
etico  se  revelarla  mas   á  las  claras  cuando  en  ra 
y  después  de  la  independencia  se  echaba   en  can         I  la 

conquista  con  todos  sus  abusos  y  arbitrariedades.  n<>    <i<  la- 

nera ni  con  menos  encono  que  si  los  primitivo-   habitadores    hu- 
biesen reivindicado  los  derechos  que  Ka  ropa  1« 

La  colonización  adoleció  de  los   vicios  é   intransigencias   d< 
Europa  occidental;  el  despotismo  se   cernid  sobre 
les  y  colonos:    no  podían  aguardar  mejor   BUerte  los  síibd 
los  reyes  en  América  que  en  Europa.    Cóm 
les,  la   metrópoli  no  estaba   preparada  al   porvenir.   I  II  I 

reconoció  la  beligerancia  de  las  colonias  ing 
oposiciones  europeas  facilitaban  el  desenlace   <h-  aquel  esti 
cosas  insostenible:   si  era  lógica' la  independencia  délNori 
gica  seria  la   del  Centro  y  Sur  de  América.   U 
cesores  de  Carlos  III,   ni  eran   capaces 
darán  el  afecto  de  las  colonias,   ni  se  encontraron  < 
eias  favorables. 

Toda   la  Europa  fué   conmovida  por  la    r^volucioi 
Santo  Domingo  se  sublevó  y  a  las  puertas  del  contínei 
ron  gritos  de  independencia  que  tenían  qu( 
lencia  cuanto  mayores   erar,   las 
sarrollo    de   las  colonias.    La    emancipan- 
sembró  algunas    ideas    en  ias  demás    r  continental 

como  el  aviso  que  se  daba  i  los  am( 
gado  la  ocasión  de  secundar  «•!   n*óvimi< 
ña  se  mezcló  en  toda  la  guerra  europea:    primero  «mi 
que   divulgaría   en   América   los  principios  del    B 
favor  de   Francia  lo  cual  daria  arw 

se  déla   polírica  de   Carlos  Hí.    Si  por  un  lap- 

ídeas sacudiendo  el   sueno  de    lo;  >r   otrol 

obligarían  á reunir  fuerzas  para    resistir  Ioí  delosm^ 


291  COMPENDIO 

ses  y  después  los  ataques  de  la  Francia,    i. 
cas  agitaron  los  dos  continentes:  el  virey  ( 
ques,   arsenales  y  fábricas  de  fundición  en   M 
colonias  se  acumulaban   los  mismos  eleu 
al  ejercicio  de  las   ideas,  el    ejercicio  de  la 
tenia  recursos  para  poner  en  condición 
mensas   posesiones  con  solo   las  tropas  de    la    me! 
necesitaba  mas  para  la  independencia:  est;.  -lia. 

Lo  opuesto  habia  concurrido  ido  á  1<  \ 

exijencias   morales:  Inglaterra  era    perjudic 
ciones  mercantiles;  Francia    csíendia    loe  principia 
Los  motivos  fundamental*  m  en  la 

ley  general  que  no  permite  la  composición  de  un  j 
pos  alejados  unos  de  otros,    y  que 
territorio   este  sujeto  áoi; 
teres  ha  de  evitar  su   desenvolvimiento: 
mantenerse  mas  que  sobre   regiones  desp 
caso  de    simple   posibilidad    pa<         altar   y 
si  la  geografía  impide  la  estrecli  i  de  in- 

tereses: la  sociedad  es   una  reciprocidad  d 
la  esplotacion  son   inmoral  nifican  oníi 

saparecido  el  sistema  de  conquista  y  que  no  ha  doi 
á  lo  codicioso  utilitario.   Delgobien 
no  podía  esperar-ron  tonelo   qnc 

es  mas  pertinaz  cnanto  mas  débil:   I 
nerosidad como  Luis   XIV;  Peinando   Vil  no 
tiranías  se  hacen  mas   pronunciadas  y  terrible 
el  momento  de  espirar:  asila    persecnc 
cristianos  «8cedidá  las  precedentes,  y  la  San  Bartotomé  tav< 
gar  en  vísperas  del  edicto  de  I  Un  rey  qn< 

toreo  cerrando    las  de    las  univ. 
ches  ociosas  en  loa,  garitos  y  tabarro 
la  previsión  que  exijian  las 
ria  ni  otra  política  qne  la  de  mti 
térra  con  mas  podereedfó  ol  campo 

sibihdad  de   continuarla  lucha,  si  no  por  ititil  d< 

mar  mas  sangre  si   el  desenlace  efital 
el  conflicto  y  sacó  provecho  de   - 
paña  influido  por  toreros,  aduladores  v    ■ 
dio  lo  irremisible  de  la  independencia  ara< 
tiempos  y   los  motivos,    y   podiendo  aprovecharen  l 
mun  y  mediauie  tratados  mas  ventajas  que  I 
obtenido,  jugo  el  todo   por  el   todo  cnando   vano    ra  d 
éxito   ehizoá  hispana   solidaria  de  ¡ncalificabl 
emanaban  del  despotismo  y  de  la  ignorancia  d(  o:  \ 


DÉ   LA   HISTORIA    UNIVERSAL.  295 

encastillándose  luego  en  la  intrasigencia,  abandone?  los  medio,  de 
-anar  en  licito  comercio  rendimientos  mas  morales  une  los  con- 
seguidos por  la  colonización:  Inglaterra,  Francia  y  los  Estado, 
nidos  aprovecharon  todos  los  errores,  y  la  mala  política  de 
Femando  Vil  y  de  otros  gobiernos  que  le  sucedieron  hizo  que 
en  America  se  olvidara  con  el  tiempo  hasta  las  producciones  oe* 
•  ninsmares  que  podían  y  debían  preferirse. 

Dependencia. —Marica— En  los  países  de  la  Plata  en  Co- 
ombia  y  en  otras  colonias  bullían  las  ideas  de  libertad,'  v  bajo 
la  aparente  calma  de  los  colonos  circulaban  los  programas  de  la 
revolución  francesa,  se  formaban  pequeños  círculos  bajo  nom- 
bres distintos,  y  se  esperaban  circunstancias  favorables,  obser- 
vándose que  la  tendencia  de  casi  todos  los  primeros  agitada 
tenia  un  carácter  de  universalidad  como  si  se  inspiraran  en  \o< 
principios  de  la  Francia  del  89  y  del  92.  La  poca  población,  las 
extraordinarias  distancias  de  uno  á  otro  centro,  y  el  aislamiento 
0U  que  se  retenían  las  colonias,  debian  ser  obstáculos  para  la 
empresa  que  se  meditaba  desde  largo  tiempo,  cuando  la  inva- 
sión de  los  franceses  en  la  península,  y  la  elevación  al  trono  de 
José  Bonaparte,  depararon  coyunturas^ propicias:  las  colonias  no 
querían  reconocer  el  cambio  político  de  España,  y  organizaron 
juntas  (pie  sostenedoras  en  un  principio  déla  unión  con  la  dinas- 
lía  y  la  metrópoli,  fueron  lentamente  tomando  fuerza  y  repre- 
sentación nacional:  Méjico  era  el  territorio  mas  rico  y  mas  con- 
siderado: los  vireyes  gastaban  lujo  como  una  pequeña  corte,  v 
no  era  generalmente  la  moralidad  lo  que  presidia  la  adminis- 
tración. 

En  1808  desempeñaba  el  vireynato  Iturrigaray,  hombre  afi- 
cionado á  las  ceremonias  y  suntuosidades  de  las  monarquías:  hi 
concesión  de  privilegios  y  el  tráfico  con  los  destinos  producía 
bastante  para  mantener,  ademas  de  las  rentas  y  recursos  ordina- 
rios, los  placeres  y  boato  del  gobierno  colonial.  Al  recibirse  en 
Julio  de  1808  la  noticia  de  la  invasión  francesa  en  España,  la 
Audiencia  y  la  municipalidad  de  Méjico  declararon  nula  la  ab- 
dicación de  Fernando  Vil,  pero  el  virey  guardo  una  actitud 
equívoca.  El  partido  avanzado  quería  también  rechazar  la  direc- 
ción de  la  junta  de  Sevilla,  y  así  se  decidió  en  reuniones  celebra- 
das en  Agosto  y  principios  de  Setiembre,  acordando  que  se  re- 
mitiese una*  memoria  al  Ayuntamiento  sobre  la  conveniencia  de 
reunir  un  congreso.  Aunque  el  virey  no  se  declaraba  abierta- 
mente afecto  á  ningún  proposito,  se  decidiría  por  el  que  le  con- 
servase la  autoridad  y  la  posición:  el  partido  español  se  apoderó 
de  él  aprisionándole  en  su  mismo  palacio  y  enviándole  luego  á 
España:  nombró  la  Audiencia  para  sucederle  al   general  don  Pe- 


296  COMPENDIO 

dro  (Jaribay  quien   hizo  prender  á  Azca'rate  y   á  Jos  quemas   - 
habían  Significado   por  independientes  ó  por  amigos  del   virey: 
por  disposición   de  la  Junta  Central  el  Arzobispo  Lezana  reem- 
plazó :(  (Jaribay;  los  independientes  fueron  consentidos,  sino  a- 
yudados,  y  fracasó  la  tentativa  del  partido  español  para  aprisio- 
nar ií  Lezana  y  enviarle  a  la  península.    La   regencia  de  España 
did el  poder  ala  Audiencia  de  Méjico;  mostróse  ese  cuerpo  in- 
transigente, pero  luego  se  vid  obligado  á  ceder,  y  comenzaron  a 
debatirse  con   cierta  libertad  los  intereses  del  vireinato.   No  era 
posible  una  revolución  pacífica  por  el  estado  inconciliable  del  par- 
tido español  que  tenia  en  el  centro  la  mayor  parte  de  las  rique- 
zas y  que  se  creia  seguro  bajo  el  sistema   colonial.    Kl  virey  Ap- 
liegas (1810)  halla  el  país  en  fermentación;  toda  la  America  la- 
tina sentia  los  mismos   sacudimientos  y  el  mismo  malestar.  En 
Setiembre  las  cosas  estaban  dispuestas  para  una  revolución  en  la 
provincia  de  Guanajuato,  y  el  16,   Miguel  Hidalgo,  párroco   del 
pueblo  de  Dolores  dio  el  grito  de  independencia:   las  autoridades 
que   tenian  noticia  de  planes  revolucionarios  habían  dado  arden 
al  corregidor  de  Querétaro  para  que  prendiese  á  Hidalgo   y   al 
coronel  Allende  que  con   él  estaba  en   relaciones,  pero  la  muger 
del  corregidor    avisó  á  los  amenazados  y  esto  precipitó  el  movi- 
miento: toda  la  provincia   de   Guanajuato  se  sublevó  al  paso  de 
Hidalgo  con  una  multitud  de  indios  y  de  otras  gentes  de  (oda- 
clases:  Guanajuato  cayó  en  poder  délos   sublevados,  y  engrue- 
sando su  ejército,  á  fines  de  Octubre  ocupaba  áToluca,    cerca  de 
la  capital,  y  vencía  al  General  Trujillo:  el  Arzobispo  de  Mé 
escomulgó  a  los  revolucionarios;  algún  efecto  produjo  en  las  filas 
de  Hidalgo  y   como  además  se  tuviera  conocimiento  de  la  llegada 
de  un  refuerzo  en  favor  de  la  capital,  por  el  Coronel  Calleja  ye) 
Conde  de  la  Cadena,  el  jefe  revolucionario   emprendió  la  retira- 
da,  fué  derrotado  en  las  llanuras  de  Acúleo  y  se  dirijió  á  Valla  - 
dolid  y  luego  á  Guadalajara  en  cuyas  cercanías  sufrió  otra  der- 
rota en  Enero  de  1811;  después  por  traición'  de  Klizondo  fué  en- 
tregado á  los  españoles  y  fusilado  en  Chihuahua  el  '2l.)  de  Jallo 
Algunos  escesos  cometidos   por  las  fuerzas  sublevadas,  las  ven- 
ganzas después  de  la  muerte  de  Hidalgo  y  las  persecuciones  con- 
tra los  independientes  imprimieron  ¿í  la   guerra  un  carácter  san- 
griento: Rayón,  Yillagran,  el  cura  José  María  Morelos  y   otros 
jefes  de  partida   continuaron  la  lucha:  se  organizó  una  junta  en 
Zitacuaro  con  la  presidencia  de  Morelos:  con    mas  organización 
y  disciplina  que  las  tropas  de  Hidalgo,  consiguieron   tos  subleva- 
dos  ventajas  en  las  provincias  del   Sur  de  Méjico  y  tomaron  to- 
das las  plazas:  la  defensa  que  hizo  Morelos  en  Cuantía- Amilpas 
es  uno  de  los  hechos  mas  audaces  y  memorables  de  aquella  guer- 
ra (1812)    Orizaba  y  Oajaca  y  después  Acapuleo  cayeron  en  po- 


DE  LA    IIlSTouiA   UNIVERSAL. 

dG!\ú?  \\°}'dos-  **  constitución  espaí  I 
pitalde  Méjico  y  cambia  algo  las  ideas  de  la  pobla 
(l.°  de, Setiembre)  serwinid  e^Chilp 
cano  y  proclamó  la   independencia.  En  el 

sucedió  Calleja  que  llegando  al  poder  ,  arantir   lali 

toé  su   mas  encarnizado  enemigo:    la    campaña 

mas  vigor:  Morelps   cambia  de   plan  y  fué  den 

de  y  Llano:   Miguel    Bravo  defensor  de  la  ind 

salado;  Oajaca  cayó  en  poder  de  las  tropa 

también  se  evacuó  muriendo  Galbana  en  la  r< 

Octubre  publicaba   Moreles  una  constitución   i 

siguiente,  defendiendo  la  retirada  del  i 

ñero  y  le  fusilaron  en  San  Cristóbal.   Jo>.'    M 

organizar  la  resistencia,    prestigiar  la  causa  di 

á  sus  compatriotas  un  valor  meditado  y  un  pr 

table;es  uno  de  los  hombres  mas  notables  de  a 

do  de  la  guerra:    pertenecía  ¿í  la   raza   ind 

cidad  uniéndola  á  una  energía   de  prim  at«- 

claro  y  aun  patriotismo  sincero.   Muerto  Mor, 

votación:  el  general   Teran   disolvió  el 

ga'ndosc  sus  poderes.    Sobresalían    además 

Guadalupe  Victoria. 

Don  Juan  Ruiz  de  Apodaos,  sucesor  del  virey  Cali 
ró  atraer  con  medidas   conciliatorias  ¿  los  subí 
guió  en  parte.    Una  espedicion  reclutada  en    lo 
por   Don  Francisco  Javier  Mina,    fracasó:    Mi- 
de Noviembre  de  1817)   después  d< 

mostrar  un  valor  a  toda  prueba:   Victoria.   Guerrero  y  otra 
fes  de  partida  habían  tenido  que    internar- 
ron  entrando   en  Jas  filas  del  ejército  y  llevan 
apegar   de   la  casi  pacificación,  los  sentimiento 
ganaban  terreno  estendiéndose  á   todas  las  I. 

(constitución  proclamada  en  España   en 
en  las  colonias  que  aun   no  se  habían   emancij 
Méjico  resistía  las  leyes    suprimiendo  los  CpnveJ 
opuestas,  debilitando  á  los  defens 

cían  á  los   independientes:  Fernando  VU    encaigdp  al    ni 
Apodaca  que  no  cumpliese  (a   constitución  j>": 
mirla,  el  virey  destituyó    al  general  A:  ;in 

ítúrbide,   hombre  osado,   ano* 
do,  emulo  de  los  héroes  del  Sur.  no  por  la 
de  nombradla;  aparentaba  realism 
republicanismo  sin  spr  republicano:  ibtfenl 

para  conseguir  un  objeto:  había  servid  i  yál 

coloniales:  tenia  el  atrevimiento  de  la  ;in>;  nio  ni 


298  •  COMPENDIO 

el  de  la  libertad:  fué  cruel  con  los  vencidos,  sanguinario  con  los 
prisioneros  Cuando  el  virey  le  confió  el  encargo  de  destruir  la 
constitución,  se  hallaba  persiguiendo  á  Guerrero,  y  en  seguida  le 
invito  á  confraternizar;  Guerrero  le  contestó  que  se  unirían  cuan- 
do [itúrbide  abrazara  la  causa  nacional:  en  una  entrevista  acor- 
daron las  bases  de  la  unión,  y  en  24  de  Febrero  de  1821.  pu- 
blicó el  general  un  manifiesto,  "plan  dé  Iguala:"  la  Nueva  Es- 
paña debia  hacerse  independiente,  transformándose  en  monar- 
quía limitada  con  Femado  VII  ó  algún  otro  miembro  de  su  fa- 
milia como  emperador;  todos  los  que  se  declarasen  por  Ja  inde- 
pendencia conservarían  sus  empleos  y  dignidades:  la  religión  ca- 
tólica era  la  única  permitida;  no  habría  diferencia  entre  espa- 
ñoles y  americanos:  el  plan  fue  generalmente  adoptado,  y  se  re- 
conoció la  autoridad  de  Itúrbide,  menos  en  la  capital  y  Vera- 
cruz.  Entonces  llegó  el  virey  O'donojú  y  entró  en  negociaciones 
con  Itúrbide:  convinieron  en  el  plan  de  Iguala  y  se  formó  una 
junta  para  hacer  las  veces  de  poder  legislativo  hasta  la  convo- 
cación de  un  congreso.  Mientras  se  recibían  noticias  de  España, 
se  agitaban  los  partidos  políticos;  el  tradicional  frente  al  repu- 
blicano que  dirigían  Guerrero  y  Yictoria,  y  el  ''escoces",  llama- 
do asi  por  ía  Idgia  masónica  del  rito  de  Escocia  que  lo  servia 
de  Centro  y  capitaneaba  José  Maria  Fagoaga:  Itúrbide  colocad*, 
á  la  cabeza  de  la  regencia,  mandaba  las  tropas,  y  le  seguían  en 
su  política,  Santana,  Cortázar,  Echevarri  y  otros  oficiales  supe- 
riores. En  Febrero  de  1822  se  reunió  el  Congreso  mejicano;  los 
borbónicos  estaban  en  mayoría.  Al  recibirse  la  noticia  de  qué 
España  rechazaba  el  plan  de  Iguala,  el  ministro  Jos»'  Manuel  do 
Herrera  y  otros  partidarios  del  sistema  monárquico  á  la  vez  que 
de  la  independencia,  trabajaron  por  elevar  al  poder  único  ;í  Itúr- 
bide. El  18  de  Mayo  el  sargento  Pió  Marcha  al  frente  de  algu- 
nos soldados  y  paisanos,  salió  por  las  calles,  y  todos  juntos  procla- 
maron emperador  á  Itúrbide  con  el  nombre  de  Agustín  1:  las 
cortes  mermadas  y  amenazadas  secundaron  la  proclamación:  las 
provincias  se  adhirieron,  y  se  hizo  la  coronación  con  toda  pom- 
pa: pronto  comenzaron  las  disidencias  y  oposiciones  en  el  Con- 
greso y  fuera  de  él.  Itúrbide  redujo  el  congreso  y  después  h>  di- 
solvió (31  Octubre  1822)  sustituyéndolo  con  una  junta.  El  bri- 
gadier Antonio  López  de  Santa  Ana  se  tableta  en  Veracruz  y 
se.  le  unió  Victoria  y  después  Guerrero  y  Echevarri:  en  lí)  de 
Marzo  de  1823  abdicó  Itúrbide  la  corona  y  se  embarcó:  el  con- 
greso sin  admitir  abdicaciones,  declaró  que  la  elección  imperial 
era  nula  por  haber  sido  arrancada  á  la  fuerza.  Se  eligió  un  triun- 
virato republicano  compuesto  de  Bravo.  Yictoria  y  Xegrete:  si- 
guiéronse luchas  y  revueltas  intestinas;  Itúrbide  desembarcó  en 
Julio  de  1824  en  Soto  déla  Marina,  con  intención  do  probar  fbfr- 


DE  LA  HISTÓR]  \   I  M\i.i:-.\i.. 

tuna,  pero  hechd  prisionero  por  el  general    Felipe  de  la  Ghu 
fué  fusilado   el  19  del   misino  mes  en    Padilla:   Cení 
ca  que  se  habia  unido  aunque  de   tina    manera    éqi 
perid    se    separa  constituyendo   una     Fedei 
mejicano  estableció  el  sistema   federad 
Méjico).   Victoria    fue    elegido   presidente   porcnal 
Octubre  se    promulga   hi   constitución    federal,    y   el    prim< 
de  Enero  de    1825  se   abrió   el   segando    conj 
siguiendo  las  cosas  en  calma   por   espacio  de  algnn    tiempo:    los 
partidos  escoces  y  yorkino   estaban  en   pugna:  en   lv 
dre  Arenas  intento'  una  revolución  realista  que  la  \  i«l;i: 

los  empleados  españoles  fueron  destituidos  y  lúe 
espulsando  de  Méjico  ¿  todos  los  que  conservasen  la  lad 

española.  Enmedio  de  los  trabajos  electorales  pan 
cia  hubo  grandes  revueltas,  y  si  bien  triunfó 
adversarios,    que  favorecian   la    candidatura    <! 
zarón  en  armas  dirigidos  por  Santa  Ana:  sofocado  esü  movimien- 
to estalló  otro  mas  formidable  y  Pedraza  renuncia    la 
cia  (2  de  Enero  de    1829):  poco   mas  tarde  se  publica  la   I 
espulsion  definitiva  de  los   españoles.  Q-uef 
dencia  sin  oposición.  En  el  mismo  ano  de  estas  revuel  is 
el  gobierno  español  envió  una  espedicion  i 
das  y  después  de  algunos   choques,  tuvo   que  rendirse.  Ki  1 
Diciembre  el  ejército  de  reserva  A  las  orden 
mante  se  pronunció  en  Jalapa  contra  Guerr 
sidente  tuvo  que  retirarse    combatiendo,  y  un  traidor  le  entre 
i  los  subalternos  de  Bustamantc;  después  de  un 
ra  fué  fusilado.  Las  pasiones  personales,  la  ambición  \ 
den  promovieron  la  mayor  parte  de  todo-  estos  tumnlt 

Centro- America.   -Siguiendo  las  corriente 
general  de  América,   las  regiones  céntrale 
pendientes  sin  choque  el  lo  de  Setiembre  de   1821     I 
teriormente  al    imperio  de  Méjico  no  sin  grandi 
separaron  ú  la  caichi   de  Itúrbide  y    oiganizaron    una 
federativa,  proclamándola  abolición  de  la  esclavitu  oci- 

pio  de  asilo  v  hospitalidad  para   cuantos  quisieran   habitar 
Centro-América.  Los  detalles  «I,-  la  independe 
cimientos  ulteriores  necesitan  un  parra 
buena    costumbre    admitida  de  estendenfe,  aun    dentro    d< 
mites  de  un  compendio,  en  la  historia  del  país   en  que  be. 

Colonias  de  la  PLATA.     Si  Méjico    B  '""'"   i:l    : 

colonia,  tos  países  de  la  Plata  eran  los  mas  ilustrados:  Balcaí 
Belgrano  Castelli  v  otros  hombros  importantes    iniciaron    la   re- 


300  COMPENDIO 

votación:  las  ideas  de  Francia  circulaban  rápidamente  y  se  cons- 
tituían asociaciones  para  divulgarlas  en  el  pais  ven  las  regiones 
limítrofes:  Buenos  Aires  era  considerada  la  primera  ciudad  latina 
del  nuevo  mundo.  En  1808  desempeñaba  el  vireinato  el  conde 
de  Liniers:  después  de  la  invasión  francesa  en  España,  se  pre- 
sentó en  Buenos  Aires  el  emisario  Mr.  Lassenay  para  que  la  co- 
lonia reconociese  los  cambios  dinásticos  porque  atravesara  la  pe- 
nínsula: Liniers  propuso  el  reconocimiento,  pero  la  municipalidad 
se  resistió;  el  general  Elio  que  se  hallaba  en  Montevideo  negó 
obediencia  al  virey  y  organizó  una  junta:  entonces  Liniers  se  in- 
dinó al  lado  de  los  mas  avanzados:  el  emisario  de  la  Junta  de 
Sevilla,  (xoyeneche,  haciendo  una  política  doble  proyectó  la 
destitución  del  virey  sin  resultado.  Liniers  fue  reemplazado  por 
Cisneros,  y  Elio  adquirió  prestigio  y  poder  y  ascensos:  en  estas 
revueltas  el  comercio  languidecía  y  se  acumulaban  los  productos, 
los  propietarios  acudieron  al  virey  pidiendo  la  libertad  mer- 
cantil en  un  escrito  notable  redactado  por  Mariano  Moreno,  hom- 
bre ilustrado  y  de  ideas  liberales:  Cisneros  accedió  y  el  partido 
español  se  volvió  contra  él.  Los  sucesos  de  España  y  las  victo- 
rias de  los  franceses,  produjeron  grandes  agitaciones  en  toda  la 
América:  á  la  jiínta  Central  sucedió  la  regencia.  A  instancia  de! 
cabildo  se  reunió  en  Buenos- Aires  una  Asamblea  general  de  los 
funcionarios  y  notables:  en  22  de  Mayo  de  1810,  decían»  la  A- 
samblea  que  las  funciones  del  virey  serian  desempeñadas  por  el 
cabildo  que  formaría  una  junta  hasta  (pie  se  convocase  un  Congre- 
so nacional;  el  virey  Cisneros  fué  nombrado  Presidente  d< 
junta  de  regencia;  el  pueblo  se  sublevó  y  el  virey  presentó  la 
renuncia:  la  junta  se  compuso  de  partidarios  de  la  independencia 
siendo  Presidente  Saavedra:  una  tentativa  del  virey  para  recobrar 
el  poder  no  dio  otro  resultado  que  su  prisión  y  que  se  le  embar- 
case con  cinco  oidores  para  las  islas  Canarias.  Muy  luego  surgié- 
ronlos partidos  federalista  y  unitario:  los  primeros  querían  que 
tuviesen  participación  las  provincias  en  el  nuevo  orden  de  ro- 
sas; los  unitarios  rechazaban  aquella  demanda:  Saavedra  se  ro- 
deó de  todo  el  aparato  del  poder.  En  Agosto  de  1811  se  convo- 
co una  Asamblea  la  cual  nombró  un  triunvirato  para  de-empe- 
ñar el  poder  egecutivo  (Chiclana,  Paso  y  Sarratea):  el  unitaris- 
mo y  el  federalismo  lucharon  encarnizadamente  hasta  1812  en 
que  se  constituyó  el  Congreso  de  las  provincias  unidas,  disuel- 
to por  la  fuerza  á  los  seis  meses  (Abril  á  Octubre):  Peña,  Paso  j 
Fonte,  gobernaron  el  pais.  En  1813  se  reunió  una  Asamblea 
onstituyente,  que  asumió  todos  los  poderes:  á  fin  del  año  se  nom- 
bró un  director  supremo  con  un  consejo  de  siete  asesores,  con- 
fiándose ese  cargo  á  Gervasio  Posadas.' 
El   Paraguay  se   habia   sublevado  en   1811     separándose   de 


c 


DE  LA  historia  ÜNIVKR8AL. 

Buenos  Aires  qp  reeonopiíí  su  independencia.    La  banda  0, 

tal  por  e    contrario  (Uruguay)  fné  el  centro   de  operaciones  .1,1 

ejercito  de  a  metrópoli:   Ello  gobernador  .1-  llontevid* 

estaba   nombrado  virey    de    Buenos    Aires,  atacó  d 

esta  ciudad  aunque  sin  éxito,  y  repitió  el  ataque  ausili; 

los  portugueses:  en   Julio  de  1812  tropas  de  Buen« 

charon  contra  Montevideo,  y  después  de   1; 

neral  Airear  hizo  capitular   la  plaza  en  Jub 

tauraciondc  Fernando    VI!  eu    Rspafíi,    ptédl 

buenos   Aires  y  muchos  pretendían  volver  al  o 

do  Director  supremo  Alveár  en  Enero   de  L815,   su  i 

masiado  dura    produjo  un» sublevación;  el  Director  tomó   m 

das  violentas. 

José  Artigas,  jefe  atrevido  de   partidas  en,  la    Banda    Q        \A] 
había  luchado  al    lado  de  los   generales   de   Buenos    A 
enemistado    con  ellos  se    retiro  y    aun  se   hizo  enemi 
gobiernos  de  la   Capital,  constituyendo  mía   indep 
ta  en  la    Banda.  Eo  los  momentos  cti  que  la    políl 
ral  Alvear  disgustaba   ala   mayoría.    Artigl  .  iM. 

cias  deEntre-Eios,  Santa  fe  y   Corrientes:   Alvear   d 
sucediéndose  las   deserciones  se   refugió  m    m 
(Abril,  1815).  El  general  Rondeau  fué   nombra 
riño;  las    provincias  rompían   la    unidad:  la    Banda  tal  'I  - 

ruguay)  cayo  en   una  horrible  desorganización:   Ali 
de  violentos  arranques  y  de  una  dureza  impropia d  ri- 

pios que   proclamaba,  dio  rienda  suelta  tí   su    ambi 
tuvo    por  medios  crueles:   invadid  el  Paraguay 
los  escesos  de  la  invasión  á  organizar  un   poder  fu-  du- 

ra del  Dr.  Francia,  José  Rodríguez):  el  dictador  del   Párag 
disolvióla  junta  en  1813  y   llamo  un  Congreso  que  al 
en  formulas  romanas  mando   construir  sillas  cúrale*  que   el 

Dr.  Francia  ejercía  su  dictadura:  el    congreda  del   Pal  no 

era  un  cuerpo  deliberante:  mil  diputadas,  la  mayoría  sin  ii 
y  nombrados  por  el  dictador,  le  confirieron  primero  el  m- 

poraly  después  el  vitalicio  (1817):  gobernó  el  I»;-    i  dr  li- 

na manera  obsoluta  y  sin  limitacii 

En  el  Uruguay,   los  abusos  de  Artigas   anarquizaron  el   |>afe: 
una   guerra    con  el  Brasil,  produjo    su    caída  d 
desastres,  y  se  retiró  al  Paraguaya  ocuparse  dé   la   agricultura 
El  Brasil  deseaba  anexionar   el  druguaj  j 
soa  Buenos  Aires,   fün  L816  se  reuni  1  con* 

greso  (en  Tneuman).   nombró  Director  i  Poeyrredon  huno 

la  independencia  pte  las  provincias  unida-  d  ]  rio  de  la  Plata 
con  intención  de  colocar  un  rey,   de  !  E  Por- 

tniral  al   frente  del  Estado.   El  Uruguav  se  separó  definitivamen- 


:U)2  COMPENDIO 

te  de   Buenos  Aires.  Así   transcurrió  el   tiempo  sin  lijar  de    un 
modo  resuelto  la  situación  política   de   Buenos  Aires  qu< 
carácter  centralista  del  Gobierno  absorvia  el  poder  pro- 

vincias de  la  Plata.  En  1819  se  promulgó*  de  stitucion  qw 

satisfizo  ¡i  los  unitarios  ni  á  los  federalistas.  El  Presida 
redon  dimitió  su  cargo  y  el  congreso  nombró  al  ;  Rond 

los  federalistas  estaban  sublevados   y   vencieron   al  Presidente 
en  las  provincias;  habiendo  renunciado    tambi 
congreso,  se  nombró  Gobernador  ¿'Manuel  de 
lista,  (]ue  de  acuerdo  con   el  jefe  Ramírez   destruyó  el  centralis- 
mo y  la  constitución  de  1819.    Las  espedí 
el  gobierno  español,  no  se   llevaron  á  <,  n  de 

Éíegoen  San  Juan  de  las  cabezas,  apartando 
los  partidos  luchando  é   irreconciliables.    Des 
anarquía,  en  Setiembre  de  L820,  torno*  el  poder  <■! 
guez,   que  ayudado  por   Bernardino    Rivadav ¡a,  aseguró  la 
pública,  hizo  concluir  los  desórdenes,   y  i  ■ 
nárquico,  resolviendo  la  cuestión    ra 
la  política  esencial  de  los  partid 

hombres  el  principio  de  la  libertad  ,  que  na  lie  bab  I 

rantido:  tratados  con    las    provincias 
Entre-Rios,  restablecieron  la  .  i  Oetul  i 

cito,  y  s e  procedió  con  tanta  tion,   que  una  B 

despoblada,   llegó   atener  desde  el  principio  un  nombre 
mundo:  la  hacienda  y  la  administración  ei  den.  se 

estableció  un  banco  (1822),  gi  iron  tral 

Inglaterra,  se  proclamó  la  libertad  de  cultos  roa  »upritn 

todos  los  obstáculos  que  se  oponían  u  la  iiui  .n. 

Las  Heras  sucedió  i  Rodríguez  en  la  pi 
en  Diciembre  de  lsn  i   se  reunid   el   Cto  -        tita- 

yente,  é  hizo  una  constitución  qu<  al   nao      |  reunir 

condiciones  que  le  hiciesen  aceptable  á  la  m 
nardino  Rivadavia  suhió  ;í   la  presidencia  en  reemplazo  de 
lleras.  El  deseo  de  anexionar  £]a  República    ia    1 
movió  la  guerra  con  el    Brasil:   el    general    AJvear    m 
ejercito  y  Brown  la  pequeña  escuadra    nacional 
venció  al  imperio  y  se  hizo  la  paz    en  1> 
la  independencia  déla  Banda  (Uruguay):  en  Julio  de 
revolución  en  Buenos-Aires  arrojé  del  ¡ 
hombre  notable  no  quiso  defender  BU  puesto  por  la  fuei 
go  fué  nombrado  gobernador:  en  seguida  de  la  | 
convocó  una  convención  nacional   en   Santa    !/'.    D   I 
después  de  reemplazado  por  Lavalle  que  al 
que  volvían  de  la  guerra  destituyó  a  las   autorid 
délos  federales  Don  Juan  Manuel    Rosas,    hombre 


DE     LA     HISTORIA    UNIVERSAL.  303 

audaz,  que  debía  su  influjo  á  la  protección  que  le  diera  Borrego: 
nombrado  general  por  su  protector  reunió'  á  los  mas  atrevido 
fuertes  de  los  pampps,  combatió  contra  Lavalle  después  de  fusilado 
Dorrego  y  aun  que  no  le  venció,  dificultades  internacionales  (con 
Francia)  junto  con  la  hostilidad  de  los  federales  obligaron  á  La- 
valle  íí  renunciaren  1829.  Aquí  comenzó' et gobierno  de  Rosa* 
luego  su    dictadura. 

Isla  de  Santo  Domingo. — Las  guerras  europeas  favorecíais  las 
ideas  independientes  pues  ellas  siempre  tenían  protectores  en 
Francia  o'  Inglaterra,  mas  ¡í  causa  de  las  rivalidades  y  del  deseo 
de  perjudicarse,  que  por  motivos  de  libertad  y  por  sentimientos 
de  justicia.  Napoleón  primer  cónsul,  restableció  en  1802  la  escla- 
vitud en  las  colonias:  la  lucha  sostenida  por  Louverture,  íuerje 
campeón  de  su  africana  raza,  terminó  con  su  prisión,  pero  los  ne- 
gros, continuaron  las  hostilidades  en  la  forma  que  podían:  el  de- 
creto del  cónsul  produjo  una  sublevación  general.  Dessalines  fué 
nombrado  general  en  jefe  del  ejército  independiente:  la  isla  esto 
unida  desde  que  en  1795  España  había  cedido  á  los  franceses  la 
parle  «{lie  le  quedara  después  del  tratado  de  1697.  Cristophe, 
Pethion,  Clervaux  y  Dessalines  fueron  los  defensores  de  la  eman- 
cipación contra  Francia:  la  guerra  se  hacia  con  crueldad  por  am- 
bas partes,  pero  el  ejercito  francés  sucumbió  í  las  enfermedades 
y  pestes:  reforzado  Rocha  rabean,  el  jefe  francés,  logró  algunas 
ventajas  y  fusiló  á  quinientos  prisioneros  y  en  cambio  Dessalines 
hizo  ahorcar  quinientos  franceses.  En  1803  Roehambeau.  ataca- 
do también  por  los  ingleses,  tuvo  que  capitular.  Dessalines, 
Cristophe  y  Clervaux  proclamaron  la  independencia  de  Santo 
Domingo  v  se  acordó  que  se  llamaría  Haití,  nombre  que  tenia 
antes  del  descubrimiento.  El  1  °  de  Enero  de  1804  se  hizo  la 
proclamación.  Dessalines  fué  nombrado  emperador,  persiguió  a  ios 
colonos  franceses  de  una  manera  cruel,  atacó  en  la  ciudad  de 
Santo  Domingo  los  restos  del  ejercito  francés  que  mandaba  el 
ueral  Ferrand  y  fué  rechazado;  se  hizo  llamar  Jacobo  I.  deci 
una  constitución,  y  murió  asesinado  cuando  iba  á  someter  u  Pet- 
hion y  Gérin  revelados  contra  su  imperio.  Elejido  Cristophejefe 
de  la  nación  (1806)  se  emprendió  una  lucha  entre  negros  y  mu- 
latos; en  1807!  la  Asamblea  constituyente  le  destituyó  nombrand. 


?•  Francia  procuró  recobrar  Santo  Domingo  por  medios  diploma- 
ticos  y  no  lo  consiguió.  Pethion  murió  en  1818  dejando  por  sucesor 
al  general  Boyer:  en  1820  se  suicidó  Cristophe  por  no  poder  do- 
minar una  insurrección.  Los  mulatos  triunfaron  con    Boyer  y  se 


30  i  COMPENDIO 

unió  la  isla  menos  la  sección  del  Este  que  por  los  tratados  de  1814 
se  dejaba  &  España.  El  abogado  Caeeres  proclamó  la  independen- 
cia en  la  ciudad  de  Santo  Domingo  é  izó  la  bandera  colombiana: 
en  Santiago  entra. ron  los  habitantes  en  negociaciones  con  la  Re- 
pública de  Haití  y  se  unió  toda  la  isla  en  nn  solo  gobierno.  El 
Presidente  Boyer  regularizó  la  administración  y  aseguró  el  orden: 
en  1825,  Francia  reconoció  la  independencia  de  Haiti  mediante 
la.  entrega  de  ciento  cincuenta  millones  de  francote  para  in- 
demnizar á  los  colonos  franceses  perjudicados.  Aunque  los  negros 
habían  luchado  tanto  como  los  mulatos  en  favor  de  la  indepen- 
dencia, la  igualdad  ante  la  ley  solo  estaba  escrita:  los  negros  no 
ocupaban  ningún  puesto  de  importancia  sino  subordinados  ;í  los 
mulatos:  en  oposición  para  destruir  los  privilegios  pasaron  los 
anos  que  media  desde  el  reconocimiento  por  Francia  de  la  in- 
dependencia hasta  1833. 

Chile. — Desde  Buenos- Aires  se  habia  hecho  la  propaganda  li- 
beral en  la  provincia  chilena;  proclamas,  manifiestos  y  provoca- 
ciones á  la  independencia  circulaban  con  profusión  en  los  centros 
mas  cultos.  En  1808  gobernaba  Chile  el  gobernador  Carrasco  que 
en  continua  discordia  con  la  Audiencia  se  apoyaba  en  el  grupo 
délos  mas  avanzados  de  quienes  era  jefe  Don  Juan  Martínez  de 
Rosas:  los  hermanos  Prieto,  y  Bernardo  O'  11  iggins  hijo  de  un 
gobernador  del  mismo  nombre  apoyaban  á  liosas,  tendiendo  sigi- 
losamente a  la  independencia:  el  Norte  de  la  provincia  estaba  do- 
minado por  la  superstición:  la  lucha  era  difícil  por  la  abundancia 
de  recursos  de  la  uietrópoli,  y  por  ]a.  facilidad  de  aumentarlos 
con  tropas  del  Perú  donde  nadase  intentaba  contra  el  sistema 
colonial.  Manuel  Salas.  Eyzaguirrey otros  americanos  sé  dispo- 
nían ¡í  luchar  sin  embargo  de  las  dificultades  y  de  los  peligro.-. 
Por  influjo  de  Rosas  entraron  en  el  ayuntamiento  algunos  conceja- 
les del  partido  de  los  independientes:  el  gobernador  ('arrasco  ca- 
recía de  un  plan,  y  antes  que  se  inclinara  resueltamente  á  uno  de 
los  dos  bandos  opuestos,  comenzaron  las  grandes  agitaciones  en 
Buenos-Aires  y  de  rechazo  en  Chile:  el  gobernador  temiendo  que 
se  reprodujesen  en  sus  provincias  las  alteraciones  que  en  la  Plata, 
prendió  un  número  considerable  de  personas  importantes:  en  este 
estado  llegó  á  Chile  el  comisario  argentino  G*ómez  con  el  fin  de 
promover  la  revolución:  ya  las  masas  pedían  cabildo  abierto,  y 
apoyadas  por  la  Audiencia  obligaban  /ceder  al  gobernador:  Car- 
rascó  fue  destituido  y  se  nombró  para  sucederle  al  anciano  Conde 
de  la  Conquista  (Agosto  1810):  la  regencia  de  Espala  designó  ú 
Elio,  peroel  Conde  de  la  Conquista  habia  convocad.»  cabildo 
abierto  y  en  el  resignó  sus  poderes  (18  Setiembre):  el  cabilA 
compuso  en  su  mayoría  de  independientes.  En  seguida   se    formó 


DE  LA    HISTORIA    UNIYSB8AL. 

ana  junta  de  notables  presidida  por  el  gobernador  j    • 
relaciones  con   los   revolucionarios  de  Buenos-Aires.    D 
Martínez  Rosas,  hombre  de  fuertes  convicción* 
proyectaba  la  unión  de  un  Congreso  americano,  que  enten 
los  negocios  generales  y  de  la  común  defensa:  republican 
didos formaban  aliado  del  vigoroso  iniciador.    Loe    partid 
del  sistema  colonial  promovieron  un  motín  el  dia  que  debían 
brarse  las  elecciones  para  el  Congreso  nacional,    pero  abori 
Audiencia  fue  disuelta   y  desterrad»»  los    oidores  |  Abril    Lí 
Cuando  no  se  chocaba  con  obstáculos  de  las  autoridades  «  -paño- 
las,  los  mismos  independientes  los  buscaban  por   sus    qu 
luchas  intestinas.  Rosas   apoyado  por  un    fuerte  partido   quería 
elevarse  al  poder,  pero  de  todas  las  medidas  toma 
chó  Carrera,  militar  activo  y  celoso  defensor  de  |g  independí 
el  Congreso  cedió  á  su  voluntad,  fueron  escloidos  los  de 
cion  de  españoles  y  se  nombró  un  gobierno  en    que    entr'    K 
luego  se  disolvió  este  gobierno  eligiéndose  otro  y  por  fin   Carrera 
disolvió  el  Congreso  y  organizó  un  poder  militar  (doede  D¡< 
bredelSll).  Luchas  interiores  separaron  á  llosas  y   Oami 
primero  murió  desterrado  en  Mendoza:  se  proclamo  la   OOQstitn- 
cion  de  Cádiz  y  lentamente  el  pais  tomó  las   fono 
lidad:  un  proyecto  constitucional  hecho  por  los  berm 
Mariano  Egafia   establecía  fuerte  poder   egecutívo.    pi 
lítico  que  seguirían   ulteriormente  los    partid»»-  en  la   R   \ 
Chilena. 

Mientras  en  el    interior  luchaban  los  sostem 
ma  causa,    Abascal  virey  del  Perú  se  preparó  i  son 
víncia  de  Chile:   en  Diciembre   de    L812   envió  al  bi 
reja  á  Chile  y  desde  allí  llevó   la  guerra  al  Cobiern 
Carrera  de  la  dictadura,   desterró  ú  algunos  realistas,  biso  |«gar 
á  otros  un  empréstito  forzoso,  pero  no  siendo  Edil  ampaña. 

perdió  el  favor  popular  y  le  reemplazó  O'Hk&infl  Á  fines  de  1813: 
O'Hisgins  comenzó  bien,  se  le  volvió  luego  la   fortuna   \  tu 
rivado  del  poder  que  ocupó  el  coronel    La  una  suli 

militar   en  Julio  de  1814  restableció  a  Can 
los   españoles   dominaban  en  una  parte  del  pais:      traesped 
del  Perú  dirijida  por  el  general  Osorio   llegaba*  k  c 
Concepción:  en  la  sangrienta  batalla  de  B  k»bn 

de  1814)    Osorio  derrotó  á  los  independíenles  y   1 
Carrera  v  O'Higgins  que  se  habían  portado  heroica!  tuvie- 

ran que  pasar  la  frontera  siendo  bien  recibidos  por  San  M 
que  mandábanla  provincia  argentina  de  Cuyo.  Osorio penet 
la  Capital  Santiago.  . 

Así  como  Bolívares  la  personalidad  n 
zuela,  Nueva  Granada  y  Quito,  José  de   San  Martin  lo  - 


306  COMPENDIO 

(•hile y  el  Perú.   San  Martin  se  habia  educado  en  España 

en  1778);  luchó  contra  los    franceses   desde  1808  j por    val: 

ganó  el  grado   de   Coronel  en  la  batalla  de   Albufera 

1.812  dejó  el  ejército  y  marchó  á  Bueno-    A  tanque  hija 

españoles,   siendo  nacido  en   una   de  las  provincias  de  la    Plata 

(Entre-Ríos)  consideraba  América  como  su  patria.  I 

la  guerra  del  Uruguay  y  después  en  Tucuman   como  organiza 

y  hábil  político:  en  1814  le  nombraron  gobernador  de 

cía  de  Cuyo  amenazada  por  los  ejércitos  qu upaban  Chile   8 

pedir  auxilios  al  gobierno  de  Buenos  Air  linó*    un 

ejército  de  cuatro  mil  hombn  sar  de  i 

ro  que  le  combatían:  distraía  .í  los  mismos  que  le  rodeaban,   de- 
sorientaba á  todos  sin  que  se  supiese  ni  cu 
tos  ni  por   que  medios  conocía    todas 

sarios  y  hasta  los  secretos  de  familia;  noticias  falsas 

suponía  ataques    por  donde  no  i  .    tenia    enalann 

jefes  españoles  de  Chile,  j 
darios.  En  1&L7  decidid   invadir   Chile   d 
coronel  Rodríguez  con    algunas  fuei  o   de 

Planchón,  y  Las  lleras  cmi  algunas  comí 
Martin  con  el  grueso  de]    ejercito  atravesó  el  ilif 
de  los  Patos  que  do  estaba  defendido  mi 
turas  casi  inaccesibles.  las  penas  das  j  los  c-amii 

sos;  bajó  al  valle  de    Putaendg  ;. 
guay  Santa  Rosa:   los  chilenos   prestan 
lios  alas  troj>as  del  anda/   general:  Marco  de  Pon! 
tal  general  de  Chile  no  sabia  ¿que  puní  a  los 

movimientos    del  enemiga 
atacado  el  general   español  en  Cnacabu-  i     I 
dio'  los  bagages.  la  artillería  y 
cedor^  entro   en     la    capital   dos    días 
(14  Febrero),    réstabíéció   el  gobierno  popula 
tan  bien   habia  combatido  en  Chacabw 
supremo  por   renuncia    de  San    Martin    en    i\ 
bia  recaído  la   elección:  el    general    argentii 
tria   dejando  en  Chile  una   parte  de  -  mu- 

cho tiempo  en  organizarse  otrp   cspedieiop  contra  Odie    ;:   ta 
ordenes  del  general  Osorio.  San   Martin  acudió' al   | 
en  Cancha   Rayada  (Marzo   1818)  venden 
el  descuido  de   las   tropas   chileno-argentinas    í|uc   se  dqja 
sorprender  después  de  celebrar  el  santo  del  ¡el      *  in  n  - 

paro   pronto  este  desastre,  venciendo   en  Maipi 
en  uno  de  los  combates   mas  renidos  de  la  independ 
la  provincia  fué  evacuada.    \  seis  meses  después  los   chili 
se  apoderaban  del  puerto  de  de  Taleahuano  v  de  los  I  sur- 


DE  LA   HISTORIA  UNIVERSAL,  307 

tos  en  él  En  Mayo  se  reunid  un  congreso  v  votó  una  constitu- 
ción:  los  hermanos  Carrera  fueron  sacrificados  en  las  luchas  ci- 
viles: un  senado  nombrado  por  el  Director  supremo  daba  fuer- 
/a  á  la  primera  magistratura,  y  lo  que  mas  contribu  y  ó  á  ase- 
gurar desde  luego  la  independencia  fué  la  creación  de  una  es- 
cuadra. Chile  y  Buenos  Aires  se  concertaron  para  invadir  el 
IVrú  y  encargaron  el  mando  de  la  armada  al  escoces  lord  Coch- 
rane:  componíase  la  flota  de  siete  navios  armados  con  dos- 
cientos veintidós  cañones,  y  San  Martin  marchaba  por  tierra  con 
un  ejercito:  ]a  espedicion  no  tuvo  resultados:  el  estado  de  Bue- 
nos Aires  quitaba  por  aquel  lado  todo  peligro  al  virev  perua- 
no: Cophrane  necesitando  prestigiarse  atacó  el  puerto  de  Val- 
divia y  lo  tomó  con  la  Ciudad  en  los  primeros  dias  de  Febre- 
ro de  1820:  solo  quedaba  ¿los  españoles  la  isla  de  Chiloe.  Ce- 
sando en  Buenos  Aires  los  temores  de  una  invasión  por  partí' 
de  Kspaña,  San  Martin  resolvió  marchar  contra  el  Perú, 
áUnque  le  llamaba  el  gobierno  de  la  Plata:  en  Agosto  de  1820 
saliéronlas  Iropasy  llegaron  alas  playas  peruanas  el  8  de  Se- 
tiembre desembarcando  en  Pisco;  San  Martin  fondeó  en  el  Ca- 
llao el  23  de  Octubre  y  después  retrocedió  á  Huacho:  en  Li- 
ma dominaba  tanto  el  pánico  que  pidieron  al  virey  Pezuela 
que  hiciese  una  capitulación  honrosa,  pero  sus  oficiales  le  des- 
tila yeron  poniendo  en  su  lugar  a  Laserna:  al  poco  tiempo  se 
trabaron  negociaciones  de  paz,  y  no  conviniéndose  los  jefes 
de  ambos  ejércitos  se  rompieron  las  hostilidades.  El  12  de  Julio 
de  1821  entró  San  Maatin  en  Lima  y  el  15  se  proclamó  la  in- 
dependencia: sin  embargo  el  ejército  español  no  habia  sido  ven- 
cido ni  San  Martin  se  daba  prisa  en  presentar  una  batalla  de- 
cisiva: le  nombraron  protector  interino  pero  su  política  estaba 
envuelta  en  impenetrable  misterio;  una  parte  del  Perú  estaba  o- 
cupada  por  los  españoles  y  en  especial  el  Callao  y  otros  puer- 
tos de  importancia:  las  ideas  monárquicas  del  general  disgus- 
taban íí  muchos  oficiales  y  no  le  dejaban  obrar  de  un  modo 
franco;  los  aduladores  le  empujaban  para  que  se  hiciese  due- 
ño absoluto  del  poder.  Después  de  larga  e  inesplicable  inac- 
ción, en  Diciembre  de  1821  convocó  un  congreso  para  el  mes 
de  Mayo  de  1822.  En  Febrero  (1822)las  tropas  españolas  to- 
maron la  ofensiva;  luego  derrotaron  al  general  independiente 
Tristan  en  lea  y  esta  derrota  produjo  represalias  violentas  en 
la  capital  contra  los  afectos  al  antiguo  orden  de  cosas.  Lord 
Cochrane  se  enemistó  con  San  Martin  y  tuvo  que  obrar  se- 
paradamente de  la  escuadra  que  ya  no  obedecía  sus  órdenes:  el 
protector  del  Perú  celebró  una  entrevista  con  Bolívar  en  Gua- 
yaquil, sin  que  ambos  caudillos  se  pusieron  de  acuerdo.  Pre- 
téndese que  San  Martin  propuso  al  héroe  de  Colombia   una    orga- 


308  COMPENDIO 

nizacion  monárquica  que  Bolívar  rechazo,  p<  difícil  ai 

lo  que  se  tratara   pues  que  cubrió  la   entrevista   el  mas   imp 
t  rabie  sigilo.San  Martin  salió'  disgustado  y    cod    precipita 

En   1823   cayo  (y    Higgins  del  poder  en  Chile;  babia  presta- 
do grandes  servicios   á  su  patria  asegurando  el  Gob¡< 
do  la   escuadra   y  promoviendo   el  reconocimiento  de  la    inde- 
pendencia por  parte  de  los    Estados  Unidos.  Chile  era  la  lí 
blica  mas  ordenada  de  todas  las   colonias  qo  rnancip 

de   España.  La  revolución   disputó  el  poder  á  (Y  Higgins  y  aun- 
que tenia  fuerza   para  defenderse  resignóelii  büdo 
que  al   admitirle  la  renuncíale  tributó  la  i  n  de 
honrado  gobernante,  mientras  el  pueblo  le  titula!            Irede  I  l 
tírfá."  Unajunta  provisional  de  gobierno  funcionó  hasta  primei 
Abril  de  182:]  eifquefae*  nombrado  ;         lente  el           il  Freiré 
en   Julio   se  reformo  la  constitución  quitando 
rantias   ¿í  la   libertad;   una  espedicion 

á  principios  de  1821  no  tuvo  consecuencias  favorables  •  bier- 

■uo  de  Freiré:  en  Julio   el  senado  invistió   alDií  acui- 

dades  dictatoriales:    la    agitación    creci 
virtió  enfoco  de   indisciplina:  en  Enero   de 
-se  declaró  disuelto    por  no  tener   libertad  en  la-  deli 
reunido  otro  ¡í  linde  aún.   euánd 
to  del  orden,  estalló  una   sublevación  en  \  a 
grande  esfuerzo  pudo  ser  sofocada.    Ki  .ma- 

rón á  los  españoles  Chiloe  y  todo  el  archip¡<  EnJuni< 

mismo  año,   el  congreso  admitió  la  dimisión  del  general  Pi 
nombró  ;í  Manuel   Blanco   en  su   lugar 
zagmrre  con  calidad  de  interino,   y   declaró   que  las  pn 
de  Chile  formarían   una  federación  ri¡  eouio 

mejor  conviniera  ú  su>  habitante 
por  una   rebelión  militar,  y  derribado 

el  vicepresidente  Tinto  (1827).  En  le    L82Í  ionio 

el  congreso.   Las  disputas  de   unitario 
é  intransigencia  de  los  partidarios  de 
conciliar   todos  los  intereses  é  ideas,  traia 
antes  de  la  caida   de    O'  Higgins.    V 
sesiones  en   Santiago  surgió  una  suble 
poco  por  los  habitantes:  José    Miguel  hilante 
brado  Presidente  del  congreso,  y  Pinto,  Presidente  del 
la  revolución  se  enseñoreó    de  todo;    Prieto 
Freiré  (Enero  1830)  y  el  misino  Prietosubi  '  :  la  presiden 
pando  la  vicepresidencia  Diego  Portales,  un  ma- 

distinguidos  y   á  quien  mas   deben    la  organu 
y  las   buenas  instituciones  de  la    República  chil- 
la constitución    lijando  en   diez  años  el  periodo  pi 


I>E  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  ;)09 

ro    V!:l'{f  ™?W$  al  Presidente   Prieto   y  lomó  á  «  cargo 

¡-    os  abusos   administrativos,  fomentar  la  rique^  delpais 
apartar   la  política  de  funestas  intransijencias,  asegurar  la  Liber- 
tad  moral,    establecer   un    twen   sistema   económico:    y  cuando 
creytí    haber  hecto  bastante   en  servicio  de  su  pátria/simrimicl 
'«  encía  y   se  retiró   ií  la  vida  privada  de  don'de salió 

P^.las  necesidades  de  una  guerra  con  ei  Perú.  En  1835  Chile 
había  mejorado  <oiisiderablemente;  su  armada  era  la  mejor  del 
Sur  y  en  el  esterior  estaba  respetada  la  Eepública,  y  enlazada  por 
■*  <h>  comercio.  Los  partidos  políticos  aprendieron  á  go- 
bernar sin  restringir  las  libertades,  y  ú  desarrollar  esa  políti- 
ca que  no  antepone  los  egoísmos  á  los  intereses  de  la  pa- 
tria. Es  dignade  atención  la  conducta  observada  hasta  en  las 
resoluciones  chilenas;  sublevados  algunos  pueblos  contra  O 
Higgins,  al  dimitir  la  presidencia  este  hombre  distinguido,  lapa- 
siotidelos  vencedores  no  eclipsa  la  justicia  ni  desconoce  los 
méritos  del  heroico  compañero  de  San  Martin:  sus  adversarios 
aplauden  su  dignidad  y  le  piden  consejos  para  dirijirse  mejor 
al  porvenir.  Su  cuida  obedeció'  á  un  influjo  de  los  independíen- 
la Que  aspiraban  i  soluciones  mas  definidas  de  gobierno:  O' 
líiggins  acostumbrado  tanto  tiempo  álos  campos  de  batalla,  so- 
lia  no  contenerle  en  el  gobierno  en  los  límites  de  la  ley  y  en 
las  exijencias  de  la  política:  ocupó  el  poder  (1817  á  1823)  en 
un  periodo  de  transición,  cuando  no  habia  instituciones  ase- 
guradas; el  país  quiso  definirse,  sin  olvidar  los  esfuerzos  gene- 
rosos del  hombre  que  en  la  guerra  y  en  la  paz  tanto  contri- 
buyera   á    fijar   los   destinos  de  su  patria. 

El  Alto  y  Bajo  Perú. — Lima  y  el  bajo  Perú  disfrutaban  de 
perfecta  calma  mientras  las  demás  colonias  españolas  se  conmo- 
vían: las  ideas  revolucionarias  no  habían  penetrado  ni  con  tan- 
to vigor  ni  con  tanta  frecuencia;  el  pueblo  era  menos  enérgico 
que  en  el  resto  del  Sur:  hasta  las  grandes  agitaciones  de  princi- 
pios de  siglo,  solo  los  indígenas  lucharon  por  la  independencia 
siendo  la  mas  notable  la  sublevación  de  1780,  en  que  los  aborí- 
genes dirijidos  por  Josué  Gabriel  Condoreauqui,  descendiente  de 
los  lucas,  (con  el  nombre  de  Tupac  Amru)  se  alzaron  contra  el 
dominio  español  y  fueron  vencidos:  la  población  estaba  mezcla- 
da; un  lujo  estraordinario  dominaba  en  la  capital;  el  clero  y  los 
nobles  tenían  toda  la  influencia:  la  instrucción  era  muy  escasa  en  la 
generalidad,  y  según  el  juicio  de  algunos  historiadores. las  muge- 
res  eran  superiores  á  los  hombres.  El  virey  Abascal  que  gober- 
naba en  1808  odiaba  toda  clase  de  libertades,  reprimía  los  cona- 
tos reformistas  aunque  no  se  le  tachó  por  entonces  de  cruel,  y 
contaba  con  tropas  para  sostener  aquella  situación  tan  poco  ven- 


310  COMPENDIO 

tajóte  para  el  desarrollo  de   una  riqueza   permanente  y  menos 
para  el  progreso  moral. 

Libre  de  conmociones  interiores  se  disponía  á  luchar  con  los 
que  en  las  colonias  limítrofes  se  agitaban  en  favor  de  nuevos 
sistemas  políticos. 

Xo  liabia  tanta  calma  en  el  Alto  Perú  (hoy  Bolivia)  por  las 
disidencias  entre  las  autoridades  (el   Presidente    Pizarro  y   la 
Audiencia).   En  1809   llegó  á  la  capital  Charcas,  después  Chu- 
quisaca,  el  comisario  Goyeneehe  con  el  fin  de  que  se  reconociese  la 
Junta  de  Sevilla:  la  Audiencia  negó  el  reconocimiento  y  el  go- 
bernador Pizarro  lo  dio;  después  de  un  motín  que  estalló  contra 
G-oyeneche  y  el  Presidente,  la  Audiencia  prendió  ií  este  ultimo 
le  obligó  á  dimitir  y  se  erigió  en  junta  de   regencia;   en  la  Paz 
estalló  otro  movimiento  y  se  organizó  una  junta   protectora    re- 
volucionaria: Abascal  dio  tropas  a  Goyeneehe  y  terminó  la  in- 
surrección. Los  revolucionarios  de  Buenos  Aires  estendieron  SU8 
proyectos  al  Perú  por  medio  del  general  Ocampo  y  después  de 
Balcarce:  en  Cochabamba  y  la  Paz  se  insurreccionaron  de  nue- 
vo y  batieron  a  las  tropas  reales:  Balcarce  ocupó   Charcas  y  se 
hizo  dueño  de  todo  el  Alto  Perú:  un  cuerpo  de    ejército    envia- 
do contra  Buenos  Aires  por  el  virey   Abascal,  fue  rechazado  en 
Suipacha:  Casteli  y  Balcarce  descansaban  en   el  triunfo  mientras 
Goyeneehe  organizó  un  ejército  de  ocho  mil  hombres  y  con  esa 
fuerza  y  veinte  cañones  penetró  en  el  Alto  Perú  en  1811,  ata- 
có á  las  tropas  de  Buenos  Aires  en  Huaqui,  las  derrotó  (20  Ju- 
nio), siguió  hasta  la  Paz  alcanzando  después  una  segunda   victo- 
ria en  Sipesipe  sobre  Balcarce  y  Casteli  reunidos:  las  tropas  ar- 
gentinas abandonaron  el  Alto  Perú,  pero  se  sublevaron  otra  v»/ 
la  Paz  y  Cochabamba  (Noviembre);  Goyeneehe  y  el  brigadier  Be- 
navente  se  vengaron  con  tanta  saña,  que  sus  mismos  partidarios 
rechazaban  la  complicidad  temiendo  las  represalias  que  todo 
ceso  provoca.  Goyeneehe,  vencedor  del   Alto  Perú,  se  proponía 
someter  Buenos  Aires,  pero  su  general   Pió  Tristan  fué  derrota- 
do por  el  argentino  Manuel  Belgrano  (24  Setiembre  181-!).    Pol- 
la misma  época  el  vire}r  del  Perú  hacia  proclamar  la  constitución 
española,  concediendo  libertad  a  la  imprenta  y  mandando  qué  se 
eligiesen  las  diversas  representaciones  constitucionales:  esto   fa- 
cilitaba la  propaganda  de  los  independientes,  y  una  segunda  vic- 
toria de  Belgrano  sobre   el  general  Tristan  (Febrero  i  Si:])  au- 
mentó la  exaltación  pública.   Pezuela  que  reemplazó  á  (íoyene- 
che  venció  en  dos  encuentros  al  general  Belgrano  y  otra    vez 
las  tropas  españolas  ocuparon  la  capital.  Las  guerrillas  sin  em- 
bargo hacían    inútiles  los  esfuerzos   délos   numerosos  ejércitos: 
San  Martin  tomó  el  mando  del  ejército  argentino,  y  ya  tenia  en- 
redadas en  sagaces  redes  las  tropas  de  Pezuela,  cuando  una   en- 


DE    LA    HISTORIA  UNIVERSAL  ;|j  | 

Síísií  hiz°  codcr la llilWriun  del  ,'Í',V1,° [[l  R6***  i: 

En  Agosto  de  1814  estalla  ana  sublevación  en  el  Bato  P< 
.los  sublevados  eran  indígenas  y  los  capitaneaba   el  ¡efe   Puma- 
cagua;  los  independientes  se  mezclaron  Á  los  indioe;  Pamacti 

entro  en  Arequipa  y  cortó  las  comunicaciones  con  LL 
falta  de    organización  frustró    esta  tentativa:  el   ¡efe    indi., 
muerto,  las  provincias  del  Bajo   Perú  tietiéron 

perdió  las  batallas  de  Viluma  y  Sipesipe   (Noviembre  181 
la  revolución  decayó  también  en  el    Alio   Pero  quedando    a 
algunas  partidas  de  guerrilleros:  en  alguno 
ron   los  movimientos. 

En  1819,  vencedor  San  Martin  cu  Chile,  proye»  erdo 

con  los  jefes  de  esa  República  una  invasión  en  el  Perú;  noalea 
éxito  la  empresa  por  falta  de  recursos,  y   en    A 
guíente  1820  ya  se  emprendió  mas  en  regla:  en  ocho  de    - 
bre  desembarcó  en  Pisco,  entabló  negociaciones  <'<»n  P 
llegar  i  un  resultado,  marchó  al  Callao,  tnego  ;í  Huacl 
tanto  en  Lima  el  ejército  deponía  al  virey  Pezuela  reemptaándole 
con  Laserna,  por  estar  aquel  dispuesto;!  una  capitulan 
mirante  de  los  independientes   Cochrane   recobra   el  puerto 
Pisco  que  se  habia  perdido:  el  Callao  estaba  bloqueado,  la-  i 
lias  del  peruano  Agüero  inundaban  los   camin  rtín 

avanzaba  hacíala  Capital:  entabladas  negociaciones   oon 
Laserna,  se1  rompieron  sin   resultado.  El  L2 de  Julio  de  18ül  en- 
tró San  Martin  en  Lima;  una   Asamblea    de  notábl 
por  el  vencedor  proclamó  la  independencia    el  día    IV    el   3 
Agosto  se  nombró  al  General,  protector  interino  del    i 
las  tropas  españolas  ocupaban  diversos  puní 
el  almirante  Cochrane  salió  i  la  mar  con  toda  la   i  i  deso- 

bedeciendo á  San  Martin:  en  Octubre  el  protector   publico  un  es- 
tatuto para  la  administración  de  las  provincias,  y    en    ; 
convocó  al  Congreso  para  el  mes  de  Mayo  siguió  i   privanza 

del  ministro  Monteagudo   perjudicó    la   administractota    <!■•  San 
Martin  por  las  crueldades  y  venganza s  en  títi 
tor  prohibió  que  se  llamase  indios  ;í   los  naturales   man. lando  qpu 
se  nombraran  peruanos,   abolió  las   servidumbres   corporales    \ 
declaró  libres  á  los  que  naciesen  »!«'  •  •■  Bestas  j  banque- 

tes se  sucedían  sin  intervalos.  En  esta  inacción  decaían  las  fu 
zas,  y  aprovechándose  las  tropa-  españolas  enth 
á  sangre  y  fuego.  Qanteracy  Valdes  derrotaron  una  división  d 
general  independiente  Trístan  y  tomaron    en    di  h 

ofensiva:  en  Lima  se  hicieron  represalias  o 
puesque  si  las  tropas  habían  cometido  es 
que  soportaban   la   venganza  sino  las   familia-   que  ninguna  soli- 


312  COMPENDIO 

daridad  tenían  eon  semejantes  abusos.  San  Martin  se  retiro  ¿í  su 
quinta  cérea  de  la  Legua  ocupándose  de  la  agricultura:  Cochrane 
cseiíaba  al  gobierno  de  Chile  para  que  desconfiara  del  jefe  del 
Perú.  Entonces  San  Martin  entabló  negociaciones  con  la  Repú- 
blica colombiana  para  una  alianza  ofensiva  y  defensiva,  tuvo  una 
entrevista  en  Guayaquil  con  Bolivar  y  se  separaron  los  dos  ge- 
nerales disgustados  uno  de  otro.  Durante  la  ausencia  del  protec- 
tor quedó  al  frente  del  gobierno  Torre  Tagle,  marques  de  Trujillo: 
una  Asamblea  del  pueblo  restableció  el  cabildo  disuelto  y  desti- 
tuyó al  ministro  Monteagudo  desterrándole  (Julio  1822).  San 
Martin  á  su  regreso  de  Guayaquil  renunció  el  protectorado.  En 
Setiembre  se  embarcó  para  Chile  después  de  abrir  el  congreso: 
marchó  á  Buenos- Aires  y  se  embarcó  para  Europa  donde  vivid 
hasta  1850.  Las  tendencias  de  este  hombre  notable  han  inspirado 
juicios  diversos  y  aun  opuestos  á  los  historiadores:  algunos  le 
han  querido  rebajar  para  enaltecer  á  Bolívar:  otros  han  sacado 
materiales  para  zaherirle  por  sus  ideas  poco  definidas  en  pro  de 
la  República  ó  de  la  monarquía:  que  se  inclinaba  en  un  principio 
al  sistema  monárquico,  pero  bajo  el  principio  de  independencia, 
parece  confirmado  por  los  testimonios  mas  fehacientes;  la  am- 
bición de  que  le  acusan  no  esta  bien  probada  y  no  se  aviene 
con  las  palabras  que  pronunció  al  retirarse  del  poder  en  el  Pe- 
rú. '  'La  presencia  de  un  guerrero  afortunado,  dijo,  cualquiera 
que  sea  su  desinterés  es  siempre  peligrosa  para  un  Estado  nue- 
vo. Yo  he  asistido  á  la  declaración  de  independencia  «de  Chile 
y  del  Perú;  he  rasgado  con  mis  propias  manos  el  estandarte  con 
que  Pizarro  subyugó  el  imperio  de  los  Incas,  y  he  cesado  de  ser 
hombre  político:  mas  que  compensado  con  esto  de  las  fatiga- 
de  diez  años  pasados  en  las  revoluciones  y  en  los  campamentos, 
cumplo  la  promesa  que  hice  á  los  diversos  paises  en  que  he  com- 
batido, de  hacerles  independientes  y  dejar  que  se  dieran  el  go- 
bierno que  mas  les  agradara,"  Como  guerrero,  el  mérito  de  San 
Martin  es  indisputable;  no  le  abatieron  las  derrotas,  no  cedió 
nunca  á  las  dificultades,  empleó  un  vivo  ingenio  para  luchar  con 
fuerzas  superiores,  organizó  batallones  que  compitieron  en  cam- 
po raso  con  los  veteranos- de  la  independencia  española,  tuvo 
envidiosos  como  los  tiene  todo  lo  grande  aunque  no  sea  inma- 
culado, y  si  alguna  vez  abrigó  ambiciones,  no  eran  ilícitas 
en  la  época  de  desconcierto  en  que  vivió,  ya  que  por  su  espada 
se  habían  emancipado  dos  pueblos,  y  que  los  recursos  de  gobierno 
no  podian  estar  divorciados  de  la  fuerza  en  medio  de  la  lucha: 
pero  no  pugnó  por  esas  ambiciones;  salió  del  Perú  sin  intentar 
sostener  su  poder  cuando  vio  de  frente  la  opinión. 

El  Congreso  peruano  quedó  encargado   de   los   negocios   y   se 
nombró  un  triunvirato  egecutivo  presidido  por  el  general   Lámar. 


.' »    una 


DE     LA     HISTORIA     imvkimi. 

El  genera]  Alvarado  de  tfrden  dé]  triunvirato   bi» 

cion  u  los  puertos  Intermedios, 

las  tropas  de  Valdfcs  y  Canterac.  Ríva 

denda;Cánterac   con  nueve  mil  bombí 

nuevo  presidente  desarrolló  una  actividad 

el  papel  moneda  y  el   cobre,  reorganiz 

guarniciones  y  solicitó  apoyo  de  Chile  \  I 

livar  había  embarcado  tres  mil  hombre 

seguida  (pie  supo  la  derrota  de  Aivarad 

general  Sucre.  .Era  Antonio  José  Sucre  mi  hombn 

nacido  en  Cuinamí;  valiente,  sereno  en  los  peli 

esmerada,  sagaz   diplomático,  bondado 

con  ninguna  indignidad,  hábil  organizador 

gos,  respetado  y  querido  desús  enemigos".  A 

greso  peruano  dio  á  Bolívar  la  dirección  dé  ! 

terac  avanzaba  Inicia  Lima  y  la  ocupo  el  18  de  Junio;  «'1  I 

de  los  independientes  se  traslado'  al  Calla 

nombró  á  Sucre  general  en  jefe  del  ejército  destituj  i  pre- 

sidencia  á  Riva  Agüero.  Agüero  disolvió  el  I  '■ 

Can  terac  evacuaba  la  Capital  para  acudir  al  A I  icna* 

engendradas  por  la  rivalidad    de  los   hombres    roas   infl 

Agüero  fué  depuesto:  los   españoles  alcanzaban 

Cruz  desembarcó  con  cinco  mil  soldados  en  [quique   y    I 

algunos  contratiempos  se  propuso  unirse  ¿  Sucn  pudo 

conseguido  y  perdió  casi  todo  su  ejército:  Sucre  tuvo  que 

earse    en  Quilca.   El    1.°  de   Setiembre    llcg.'    Bolívar 

(1828):  se  le  recibió  con  entusiasta^  aclami 

poder  militar  y  civil:   las  circunstancias   eran   aflictivas  ¡ara  el 

Perú:  las  discordias  intestinas  se  agravaban  con 

tridos  por  el  ejército  independiente:  procura    t rain |iiil ¡zar  los  ir 

nimos,  pero  su  conducta  con  el  célebre  Iíiva  Agüen»  lia  j.n  cocido 

censuras;  le  hizo  trasladar  á  Guayaquil  dejándole  allí  en    lito 

para  marchará  p]uropa,  Biva  Agüero,  organizador  d(  illas 

fiel  siempre  á  la  causa  de  la  independencia,  político  n 

emprendedor  y  dignor  se  vio  envuelto  en  los 

en  las  pasionesque  mas  se  escitaban  <<>!i    ' 

En  Noviembre  el  Congreso  peruano  reeligio  para   la   pi 
cia  á  Torre  Tagle  y  promulgó  una  constitución  d< 
Bolivarera  realmente  el  jefe  del  Estado,  El    libertador 
termo  (1824)  y  esto  produjo  la  suspensa  Q  de  nn 

regimiento  de  negros  se  sublevó  en  <*1  Callan  y    uniéndose  COU  al- 
gunos españoles  levantó  la  band  ¡U;  la-  prín 
tropas  que  envió'  Bolívar  para  sofocar  la  ¡nsun 
ti  los  sublevados:  el  Congreso  destituyó  i . '         idenl 
firid  la  dictadura  al   Libertador:  des]               disolvía   el    mi 


3]  1  COMPENDIO 

( Songréso  (20  Febrero). 

Lima  y  el  Callao  fueron  ocupados  por  los  españoles:  Bolivar 
retrocedió  hasta  Cuenca  y  después  á  Guayaquil.  En  Mayo  se 
hallaba  el  célebre  caudillo  con  diez  mil  hombres  al  Xorte  de  Li- 
ma: el  5  de  Agostólos  independientes  alcanzaron^ventajas  en  la 
batalla  de  Junin;  Canterac,  jefe  de  las  tropas  españolas  se  retiro  al 
I  kizoó:  Bolívar  paso'  á  Lima  y  dio  orden  al  ejercito  de  tomar  cuar- 
teles de  invierno,  pero  Sucre  y  los  oficiales  superiores,  conside- 
rando peligrosa  la  confianza  del  general,  apenas  él  hubo  partido 
decidieron  atacar  álos  enemigos:  Canterac  y  Váleles  se  habían  re- 
unido formando  un  efectivo  de  trece  mil  hombres:  el  20  de  No- 
viembre se  encontraron  los  españoles  y  los  independientes  (estos 
alas  órdenes  de  Sucre)  en  la  línea  del  Pampas:  unos  y  otros  es- 
tuvieron maniobrando  por  espacio  de  diez  y  ocho  días:  por  úl- 
timo el  nueve  de  Diciembre  se  empeñó  la  batalla  decisiva  de  Aya- 
cucho  en  que  venció  Sucre;  el  virey  Laserna  y  una  parte  del 
ejército  español  quedaron  prisioneros:  con  esa  batalla  concluyó  la 
U'uerraen  el  Perú.  Sucre  marchó  al  Alto  Perú  donde  resistía  el 
general  Olañeta,  le  atacó  al  mismo  tiempo  que  se  le  amotinaban 
los  soldados  y  entró  en  Potosí  en  Marzo,  no  habiendo  nada  ya 
que  hacer  después  porque  la  victoria  sobre  Olañeta  coucluy< »  las 
resistencias.  El  general  Rodil  se  sostuvo  un  año  en  el  Callao. 

El  Perú  concedió  á  Bolivar  todos  los  honores;  el  Alto  Perú  dio 
snnombre  ala  nueva  República  (Bolivia);  se  levantaron  estatuas 
al  Libertador  y  a  Sucre:  la  familia  de  Washington  envió  aP  héroe 
del  Sur  el  retrato  del  héroe  y  gran  ciudadano  del  Xorte;  Bolivia 
le  nombró  Presidente  y  aceptó  un  código  que  el  libertador  le  re- 
mitiera (código  boliviano),  y  que  establecía  tribunos,  senadores, 
censores  y  un  poder  vitalicio:  en  Lima  le  eligieron  presidente  vi- 
talicio, pero  el  ejército  colombiano  que  gravaba  los  intereses  del 
Perú,  producía  descontento  en  la  capital;  los  soldados  querían  vol- 
ver á  su  patria;  los  oficiales  deseaban  también  regresar  para  sos- 
tener la  constitución  de  Colombia:  las  ideas  centralizadoras  y 
unitarias  que  se  atribuían  á  Bolivar  disgustaban  tanto  mas,  cuanto 
era  mayoría  distancia  que  le  separaba  de  los  diversos  pueblos:  el 
cabildo  y  los  notables  de  Lima  derribaron  el  ministerio  puesto  por 
Bolivar,  colocaron  al  frente  ele  los  negocios  al  general  Santa  I  fruz  y 
convocaron  la  asamblea  constituyente  (1.°  de  Mayo  de  1827) 
que  anuló  en  seguida  el  nombramiento  de  Bolivar  y  derogó  la 
constitución  boliviana  eligiendo  presidente  al  general  Lámar. 
Sucre  regia  á  Bolivar  de  la  manera  liberal  y  discreta  que  siempre 
habia  empleado;  habia  allí  tropas  de  Colombia  á  quienes  Lámar 
quería  sublevar  contra  Bolivar:  algunas  rebeliones  perturbaron 
el  Alto  Perú  que  fué  invadido  por  tropas  del  gobierno  de  Lima 
proclamando  la  caída  de  Sucre,    la  reforma  constitucional   v   la 


t)B  la  HISTORIA  imvi:i:mi..  315 

evacuación  del  pais  por  las  tropas  colombianas:  Sacre  sali 
Bolivia  y  el  cddfgo  fundamental  se   modificó;  pero    Bolívar  due 
veía  en  todo  eso  la  odiosidad   del    Perú  contra  él,   le  declaró  lo 

guerra  en  Julio  de  1828.  Sucre  venció  d  1. 

tratado  con  Lámar  yeste  faltó  ¿su   compromiso  ocn| 

yaquilde  donde  le  desalójete!  mismo  Bolívar  en  oca  a  que 

Lámar  era  derribado  en  Lima  de  la  presid 

ban  con  La  Fuente  jefe  del  movimiento:  en  Setien  hizo  la 

paz  y  Bolívar  renunció  i  (oda  influencia 

neralG  amarra  fue  nombrado  Presidente  (18 

seis  anos:  en  ese  tiempo  tuvo  que  combatir  va 

litares,  la  mas  grande  la  de  Ouzco  en  capitam 

general  Escobedo  que  fué  preso  y  fusilado  con  oti 

En  Bolivia  el  general  Ordininea  reempla         -  1      \sam- 

blea  constituyente  nombró  jefe  del  Estado 
(1829)  por  tiempo  de  seis  anos  (pie  ded  launion 

ei  Perú  mediante  un  pacto  federal. 

Venezuela-Nueva  Gkanada-K< TAlxii:.      1 
después  déla  independencia  se  uniría  en  una  i  abra- 

zaba el  vireinato  de  Nueva  Granada   capital  Sania  I 
la  capitanía  general  ele  Venezuela.    Capital   Cara -as.  j    la  presi- 
dencia de  Quito.  El  sistema  del  gobierno  es  turante  I 
des  acontecimientos  de  la  revolución  franc  i    que1 
el  mismo  gobierno  se  diese  cuenta.  á  que  se  divulgasen  1. 
revolucionarias,  pues  que  enviaba  al  continente    nn«\ 
pañoles  sospechosos  de  revolucionario-,  j 
canos  tachados  de  iguales  principios;  los    primeros   • 
algo  los  principios  en  las  colonias,  v    tos  -                          -a  de  la 
fuente,  podían  inspirarse  en  las  verdadera  ancifl 
que  el  absolutismo  pintaba  de  estraiias  maneras  i  n 
nes.  Desde  1789  en  las  monarquías  de    Europa 
y  folletos  desnaturalizando  loshocl 
do  falsas  biografías  de  los  hombres  ma 

neral  se  atribuía  ignorancia,  perversión  m<  alto 

irrado  crimínales.  Se  hacfe  el  soberbio  levantamiei 
Francesa  sinónimo  de  una.  rebelión  1.  del 

vicio  contra  la  moral,  y  de  la  iniquidad  contra  ¡vinas  y 

humanas.  Los  revolucionarios  porso  parte 
páganda  y  neutralizaron  coíi  vente 
nes.  Adeinas  Miranda,  Bolívar  yotr  Irían  n 

enseñanzas  de  la  libertad  sobre  el  misi 
lucion  que  conmovió  el  mundo  y  lia  I 
nes  >  los  pueblos,  contribuyendo  ala    ii  ¡a  de 

torio  tres  veces  mas  grande  que  Burop  -"1"- 


316  COMPENDIO 

tismo  del  viejo  continente.    Poco  después  de  la  revoló 
se  constituyo'  en   Bogotá   una  asociación  que  ; 
mas  revolucionarios,  pero  descubiertos  los  q 
deportados  á  España:  en  Buenos-Aires  y 
hombres  reflexivos  estudiaban  con  atención  I 
y  aunque  alejados  de  las  grandes  escenas  de  la  A 
Convención,  de  las  guerras  revolucionarias  y  de 
presas,  comprendían  que   aquel  drama  debia 
universal  mas  ó  menos  tarde,  y  cambiar  la 
del  antiguo  mundo.  Una  de  las  figuras  mas  honn 
mera  época  de  4a  independencia  es  Francisco  Miran»! 
Caracas  1750;  murió  en  Cádiz  1 
ton  por  la  independencia  del   N 
era  fácil  soportar  las  leyes  y  tra- 
visto emanciparse  las  colodias  inglesas: complicado  en  u.  ti- 
va  revolucionaria,  y  descubierto,  marchó  lí  í 

qué  la  oleada  revolucionaria  lo  invadía  todo;  ¿  >u- 

mouriez  en   defensa  de  la  revolución,    pero  acusado 
ner  relaciones  con    los  girondinos,    fn  errado 

América  esperando    coyuntura  para    intentar    la    ¡D 
solicitó  ausiliosde  los  ingleses  y  tos  bttbiera    obt< 
la  política  de  España  y  convertirse  contra  Franci; 
en  1806  invadió  con  500  hombres  l; 

encontrando  apoyo  se  vio  obügi  retirarse.  ()  d¿ 

revolución,  si  bien  frustrados,  habían  dad< 
tido  que  en  Venezuela  dirijia  secretamente  .1 
proximidad  de  esepais  y  Colombia  A  las  Antillas 
te  y  las  comunicaciones  de  todas  closc* 
délos  habitantes  de  ambas  colonias. 

El  capitán  general  de  Venezuela,  Va  que  tai 

mostrara  para  contener  cualquier  movimiento,    había    muerto 
1808  y  lesucedió  Don  Juan  Casas.  En  Julio  11  loe  delegados 

del  ejercito  francés  invasor  de  España,  para  que  la  colon 
ciera  el  nuevo  orden  de   cosas  cu  la  península:   I  mima- 

ba al  reconocimiento,  mas  el   pueblo  ¡se  sublevó    manifesUnd 
propicio  á  la  dinastía  borbónica:  se  organizó  una   junta   y   be 
se  pidió  un  gobierno  provisional  en  Caracas.  La  Juntad 
destituyó  á  Casas  y  nombró  capitán  general  d   V 
(1809).  La  dureza  que  al  principio  manifestara  pi 


piracion  que  pudo  reprimir  si  bien    QO  empleó   medios   ni   - 
fuertes:  el  capitán  general  tenia   relaciones  estri  mon 

Bolívar  á  cuyas  ideas  quizá  se  debia  el  cambio  de   conducta 
general. 

En  Quito  gobernaba  el  presidente  Rui/  «le  Castilla  dejando 
la  su  autoridad  en  manos  de   su   secretario  Tomas  Ai  de 


DE   LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  $17 

carácter  fuerte,  y   pocp  apto  para   difíciles  circunstancias:  una 

conspiración  del  I)r.  Morales  y  de  Quíroga,  aborto'  y  fueron  presos 
los  instigadores;   mas  tarde  se  unieron  al  marques  de  Selva     Ue- 
gre  para  establecer  una  junta  suprema,  se  apoderaron  del    Presi- 
dente Ruiz.de  Castilja  é  hicieron  la  revolución  (Agosto  1809)  sin 
yhoque  y  sin  sangre.   El  virey  de  Nueva  Granada  envió'  tropas  v 
fue  restablecido  el  Presidente  Ruiz:  las  prisiones  v  las  sentencia 
de  confiscación  y  de  muerte,  sucedieron  á  la   victoria  de   Ruiz   y 
A.rechaga  pero  enviándose  los  procesos  á  la  aprobación    del  rirej 
las  cosas  habían  cambiado   en  Bogotá  v  no  se  cumplieron  por 
medio  los  deseos  de  venganza  de  los  vencedores:    una  sublevación 
de  algunos  habitantes  de  Quito,    dio'  pretesto    para  satisfacer  el 
espíritu  vengativo  de  la  tropa  que  asesinó  i  28    presos  entre  ellos 
Morales  y  Quiroga:  la  impresión  y  el  horror  que  produjeron    estas 
matanzas,  obligaron  al  virey  á  sacar  aquellas  tropas"  de   Quito,    \ 
al  Presidente  a  formar  una  junta  (Agosto  1810). 

En  Venezuela  se  reunió  el  cabildo  en  Abril  (1810)  al  saber 
que  los  franceses  se  posesionaban  del  Sur  de  España,  y  pidió  el 
establecimiento  de  un  gobierno  particular;  no  accedía  el  general 
Emparan  en  un  principio,  pero  se  sublevó  el  pueblo,  y  aquel consin- 
tió en  que  se  organizarajuna  junta  suprema  para  gobernar  en  nom- 
bre de  Fernando  VII;  elegido  presidente  de  la  junta  el  Capitán 
general,  cuando  el  cabildo  se  creyó  fuerte  le  destituyó  y  le  des- 
terró negándose  á  reconocer  la  regencia. 

En  Nueva  Granada  habían  tenido  lugar  agitaciones  parciales: 
los  sucesos  de  Caracas  tenían  en  fermentación  los  ánimos;  una  in- 
juria entre  un  americano  y  un  español  bastó  para  promover  un  tu- 
multo y  que  se  pidiera  la  reunión  del  Cabildo  (Julio  L810);  reu- 
nido este  en  seguida  nombró  una  junta  presidida  por  el  vire} 
Amar;  á  los  pocos  dias  el  virey  fue  preso  por  su  decisión  en  con- 
tradecir la  voluntad  popular,  y  se  le  condujo  á  Cartagena  para 
embarcarlo  con  destino  á España.  Entonces  se  recibían  los  pro 
sos  contra  los  sublevados  de  Quito,  que  enviaba  el  presidente 
Ruiz  de  Castilla;  la  Junta  en  vez  de  revisarlos,  mandó  que  se 
quemasen  por  mano  del  verdugo. 

Bolívar  y  Miranda- se  presentaron  en  1S1  1  á  la  Junta  de  (ara- 
cas  á  ofrecerla  sus  servicios:  la  regencia  de  España  declaró  el  blo- 
queo de  Venezuela  y  consideró  rebeldes  a  los  habitantes  del  pais. 
La  Junta  convocó  un  Congreso  nacional  al  (pie  asistieron  repre- 
sentantes de  las  provincias:  el  3  de  Marzo  se  reunió  el  congreso;  si- 
guiéronse algunas  insurrecciones  de  los  partidario-  <l<i  la  coloni- 
zación, y  en  Julio  se  proclamóla  independeneia:  es  notable  el  ma- 
nifiesto del  Congreso  esplicando  las  razones  (pie  le  habían  induci- 
do ti  romper  los  lazos  que  ligaban  a  Yenezuela  <*on  la  madre  patria. 
Dos  motines,  uno  en  Caracas  v  otro  en  Valencia  se  sofocaron;  el 


318  COMPENDIO 

primero  de  una  manera  harto  dura  y  con  castigos  demasía 
les,  puesto  que  ademas  de  exagerada  violencia    a 
jaulas  de  madera  las  cabezas  de  los   ajusticiados  D         ilire 

se  votóla  constitución  aboliendo  la  jurisdicción  eclesiástica  y 
sagrando  entre  otras  cosas  los  principios  de  libertad    política   y  la 
soberania  del  pueblo,  pero  no  se  establecía  la  libertad    de   n¡ 
Paree  ia  asegurada  la  independencia,  cnando  un  violento  terremoto 
(26  Marzo  1812)  que  arruinó  Caracas,  la  Guarí 
ciudades,  cambió  el  estado  de  los  anii  el    el-  ,nd<» 

la  superstición  disminuyó   el   número   de   los  independiente 
provocó  una  reacción:  el  capitán   Domingo   Monteverde 
Venezuela:  las  tropas  y  los  pueblos  di 

nal;  San  Felipe  yPuerto  ('abello  enarbolaron  el  ifiol, 

y  el  general  Miranda  nombrado  dictador  ¡»  >r  el 
contró  sin  recursos  y  desalentado:  en  Julio  "  mte- 

vercle  á  condición  de  que  se  daría  ana    amni  indo 

salir  del  territorio  al  que   quisiese.   Moi 

sámente  á  sus  promesas:  al  i  i-  ((embarcarse    Miranda,    el  coman- 
dante de  la  Guaira  tenia  drden  deprenderlo,  y  aun  la  p 
contuvo  ahi,  sino  que  cuando  Moni  al  honrado 

ral  ele  que  había  robado  gruesas  sumas  al    gobierno   <; 
escitó  contra  él  á  sus  mismos  oficiales  «{¡¡"  aj  adaron 
Fué  enviado á  Cádiz  y  murió  ;í  los  <*ua  i:  ilivar,   Hie- 

los oficiales  ele  Miranda  lia  sido  censura  •unir  ;í  la  i 

de    su    general:    cualquiera    que    fuese    la 
de  Monteverde,    no  era    permitido   pra 
que  un  año  antes  presentaba  ¡í  Miranda  ante  la  -! 
como  el  primer  patriota   de    \  y  el   i  mas   honr 

entre  todos  sus  hijos. 

Nombrado  Monteverde  capitán  general  de    Ven< 
las  persecuciones  y  las  venganzas  én  un  grado  que 
bia  visto  en  América,  ni  aun  en  loa   tiempos   de  la  conquista:  el 
asesinato,  la  confiscación  y  las  prisiones,  constituyen)] 
de  bandolerismo  del  general  Monteverde:  1. 
España  contra  tantas    iniquidades 

zaron  enla  provincia  de  Cumanií,  figurando  á  la  cab  in- 

surrección Piar,  Valdes.  los  Bermuaez,  Marino 
pues  habían  de  ejercer  los  mas  altos  destinos  «l«:  3u  patria 
vas   atrocidades   dé  Monteverde    solo   consiguieron    ¡rri 
ánimos. 

Nueva  Granada  estaba  dividida  (Mitre  federalistas    \    miiíai . 
Bogotá quería*  centralizar  la  administración   vías    provim 
piraban  á*  participar  del  poder.    Por  la  constitución  de   l 
marca  (Abril  1813)   se  establecía  la  monarquía  demoenític 
nando  Fernando   VTI  como  fuera  í  Vivir <í   Nueva    Oranada.    Bl 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  319 

Presidente  Lozano  cayo  á  consecuencia  de  una  sublevación  y 
le  reemplazó  Antonio  Nariño  que  hubo  de  dimitir  en  breve  (Julio 
1812)  ante  la  Asamblea  federal  reunida  en  Ibaque:  la  guerra  civil 
estallo' y  no  bien  terminada,,  ya  se  preparaba  otra  sin  cuidarse 
de  las  fuerzas  malgastadas  que  se  necesitarían  para  sostener  el 
Instado. 

En  circunstancias  graves  para  Nueva  Granada,  Venezuela  y 
Quito,  se  presento'  Simón  Bolívar,  y  no  tardo' en  imponerse  por 
su  genio,  sus  victorias  y  su  prodigiosa  actividad,  á  los  bandos  y 
,ílas  personalidades  que  se  disputaban  el  poder. 

Simón  Bolívar  nació  de  una  familia  rica  y  considerada .  en 
1780,  en  la  ciudad  de  Caracas;  educado  en  España,  por  las  ense- 
ñanzas domésticas  y  la  educación  primera*  no  habría  podido  sos- 
pecharse que  fuera  llamado  á  emancipar  tantos  Estados  del  nuevo 
mundo.  Los  títulos  nobiliarios  de  su  familia  debían  engreírle;  el 
sentimiento  de  superioridad  que  casi  todos  los  privilegiados  trasmi- 
ten Á  sus  hijos  viciando  las  mejores  inclinaciones  y  corrompiendo  la 
moral  social,  dejó  en  Bolívar  huellas  imperecederas.  Pero  dotado 
de  una  inteligencia  clara  y  de  un  gran  corazón,  luchó  contra 
las  imposiciones  de  la  infancia  y  contra  las  teorías  que  recibiera 
<-n  el  hogar  domestico.  En  1804  presenció  la  coronación  de  Na- 
poleón 1  en  París:  quiso  estudiar  la  verdad  de  la  historia  re- 
volucionaria y  vid  que  1789  nohabiasido  un  gran  crimen  como 
suponían  los  tradicionalistas,  sino  una  gran  redención.  Pe  Pari< 
marchó  ;í  Poma:  por  encima  de  Napoleón  1  vagaban  aun  las  som- 
bras de  M  ¡rabean,  Tergníáud;  Danton;  pero  Roma  debía  ser  para 
una  imaginación  fogosa  y  medio  convencida  en  la  libertad,  mente 
de  nobles  inspiraciones:  el  Aventino,  el  Monte  Sacro,  el  Janículo. 
hablan  al  espíritu  que  les  interroga:  Bolívar  pudo  comparar  la 
Roma  antigua  revestida  por  su  fantasía,  con  la  Roma  de  los  pon- 
tífices, ciudad  de  n^eñdigos  y  de  ruinas,  verdadero  antro  moral 
que  parecía  la  estatua  de  la  tristeza.  Y  allí  donde  los  plebeyos 
reclamaron  sus  derechos,  donde  invocaron  la  libertad  que  la  na- 
turaleza ¿í  nadie  niega,  en  el  Monte  Sacro,  colina  de  los  recuerdes 
y  de  las  esperanzas,  juró  por  los  manes  de  todos  los  que  se  han 
sacrificado  por  la  causa  de  la  humanidad,  que  ridimiria  i  su  pa- 
tria o' perecerá  en  la  dependa.  Llevaba  en  el  cerebro  las  ideas 
de  la  libertad,  v  luchaba  contra  la  tendencia  fatal  que  heredara: 
su  vida  fue  un  combate  entre  la  sed  instintiva  de  dominación  y 
la  inteligencia  que  mitigaba  sus  arranques:  entre  su  sentimiento 
primitivo  de  orgullo  v  la  razón  que  imponía  su  dominio:  pudo  pre- 
caberse  y  hacer  al  fin  que  venciera  el  patriotismo  ¡41a  ambición,  la 
grandeza  histórica  á  la  grandeza  de  una  vida  precaria  y  breve.  Si 
el  primer  cónsul  hubiera  luchado  como  Bolívar  con  sus  inclina- 
ciones, ven  vez  de  elevarse  al  imperio  hubiera  elevado  al    pueblo 


320  COMPENDIO 

y  a  la  libertad,  hábriale  acompañado  el  aplauso  de    todos   los  si- 
glos, y  en  lugar  de  morir  como  Prometeo  encadenado  ¡¡  una  i 
murieraeomo  Washington   bendecido  por  sus   contempor 
venerado  por  la  historia.  Bolívar  ({ii iza  mas  grande  qae  Washing- 
ton por  el  genio,  no  lo  era  tanto  por  la  suma  de   las   d<  ;*»t»-- 
que  constituyen  la  perfección:  emprendedor             Bonaparte,  pe- 
ro en  mas  reducido  campo,  sé  detuvo  á  tiempo  para  salvarse.    Le 
encontraremos  en  sus  dudas,  en  sus  luchas  interior 
tonas  sobre  sí  misino,  mas  grandes  que  el  paso    de    la   giganl 
cordillera.  Ilustrado,  joven,  fuerte,  resuelto                            de  la 
historia  contra  sus  deseos  y  mirando  al  porvenir  en    I            nades 
conflictos  de  sualma.  Tal  es  el  hombre  que            [ominar 
cesos  en  Nueva  Granada.  Venezuela,    el    K 
Alto  Perú. 

Después  de  la  prisión  de  Miranda,  Boliva 
abandonando   sus  riquezas  particular  [Cu- 

razao y  reuniendo  algunos   emigrados   venezola 
provincia  de  Cartagena;  desde  I  fartag 

rillenffrances  Labatut  se  hicieron  correría  -  de 

Monteverde:  en  Diciembre  publicó  Bolívar  una  notable   mera 
sóbrelas  causas  que  produjeron  la  caída  de  V 
curso  de  Nueva  Granada,  interés  I  ensuspi 
de  .Bogotá  Camilo  Torres  quién  le  hizo  br  Leían.» 

nadino,  y  después  fueron  puestas  ú  las 
tropas  de  la  confederación.  Con   pocos  centenares  de    hon 
apoderó  de  Oúcüta  espulsando  il  Uorr< 
ócüjpó  Trujillo (Junio  L813 

con  las  tropas  realista-  acantonadas    rechazo    al  general 
destrozó  completamente  al  ejército  de    M 
(31  de  Julio),  entró  en  Valencia  y    Caracas,  y  I 
tador  por  el  cabildo  \  el  pueblo  entusiasmad*  -    Las  marchas 
pidas,  los  golpes  certeros,    la  sagacidad  con 
los  proyectos  de  Monteverde,  lasmedídas  tan  oportuna 
pe  de  vista  con  que  abrazaba  .í  los  hombres,  Li 
constancias,  elevaron  el  prestigio  de  Bolívar  [tura  qu 

de  todos  sus  compañeros  en  la  causa  de  .la    independencia:   DO 
satisfacía  con  vencer  sino  (pie  aprovecha!);!  ¡,i  victoria  ni- 

do que  en  Tacuanes  solo  escaparon  algunos  soldado  Bolí- 

var cpyó  que  las  resistencias  habían  cebado:  Mont< 
cerró  en  Puerto-Cabello  y  sus  mismos    compaña  a    le 

destituyeron:  el  asturiano  Tomas  Bovcs  aprovechando  el   1 
tentó  de  los  llaneros  de  la  costa    que  sufrían  |>or    la    para 
de  los  negocios,  losalistóe  hizo  con  su  ausilio  una  guerra    lerrible 
a  los  independientes.  Bolívar  rechazó  á  los  llanei 
nezy  Oeballos  en  la  Batalla  de  Araure.    pero   por    el    retraso   de 


DÉLA    HISTORIA    UNIVERSAL.  321 

Marino  que  no  acudid  i  tiempo,  no  pudo  sacar  todas  las  atajas 
•e  la  victoria:  Bovefe  con  cuatro  mil  hombres  tomo'  la  ofensiva 
(Ibl-J,  amenazo  a  Caracas  ausiliado  del  fraile  Rósete  que  en  Ocu- 
mare  había  degollado  it  los  vecinos  que  se  refugiaron  en  la  iglesia 
sitio  á  Bolívar  en  San  Mateó,  pero  tuvo  que  levantar  él  asedió- 
os horrorosos  asesinatos  del  fraile  Rósete  produjeron  represalia 
tan  sangrientas:  los  prisioneros  españoles  en  la  Guaira  y  Caracas 
fueron  egecütados:  Boves  y  Morales  imitaron  ¡í  Rósete':  rechaza- 
dos  los  realistas,  se  pusieron  á  las  órdenes  del  general  CagigaS!  á 
quien  venció  Bolívar  en  la  reñida  batalla  de  CaraboboY Abril  28 
de  181  1):  en  Junio  Eoves  derrotó  á  Bolívar  v  Marino  reunidos 
en  a  Puerta:  los  realistas  ocuparon  Valencia  V  Caracas:  la  causa 
de  la  independencia  había  sufrido  un  golpe  mortal.  Bolívar  se  em- 
barcó en  humana  llevando  una  fuerte  cantidad  de  dinero  para 
comprar  armas  y  municiones,  pero  le  despojó  el  jefe  de  la  Ilota 
Bianchi:  en  breve  desembarcó  Bolívar  en  Campano  (Setiembre): 
sus  compañeros  dé  armas  Piar  y  Bivas  le  habían  proscrito  cre- 
yéndole desertor  de  su  causa,  pero  Bianchi  le  protejió  v  le  con- 
dujo i  Cartagena. 

En  Nueva  Granada  las  cosas  no  iban  mejor   para  los  america- 
nos: Xariñofue  hecho  prisionero  y  conducido  á  Cádiz,    los    rea- 
listas tomaban  la  revancha.  El  congreso  se  trasladó  de   Bogotá  é 
Tunja  donde  recibió  á  Bolívar  y  le  encargó  el  mando  de  un  cuer- 
po de  ejercito:  uníanse  á  los  peligros  de  la  independencia,  las  di- 
visiones interiores  y  los  celos  de  las  provincias;  Bolívar  sometió  i 
Cundinamarca,  y  reanimado  el  congreso  con  sus  triunfos,   envío  i 
Bolívar  á  Venezuela,  pero  al  llegar  á   Cartagena  se   le   impidió 
pasar  adelante.   Entonces  venia  de  España  el   general   Morillo 
con  una  gran  espedicion  para  someter  álos  independientes:   com- 
ponían la  espedicion  ele  Morillo  un  navio  de  línea,   tres  fragatas, 
treinta  buques  pequeños  y  setenta  trasportes  con  diez  mil  seiscien- 
tos hombres  de  desembarco:  tomó  la  isla  Margarita,  arribó  á   Cu- 
maná,  fué  á  Caracas,  persiguió  duramente  á  los  enemigos  del  rea- 
lismo, y  puso  sitio  á  Cartagena,  la  plaza  mas  fuerte  de  la  América 
del  Sur  (Agosto  1815):  la  miseria  llegó  á  ser  estrema  en  la  plaza. 
y  solo  después  de  heroicos  esfuerzos  la  evacuaron  los  defensores  y 
marcharon  á  Jamaica  en  tres  barcos.  Morillo  que  creía  llevar  el 
triunfo  en  la  punta  de  la  espada  vio  que  detras   se  le  sublevalm 
Arismendien  la  isla  Margarita.  Bolívar  estaba  en  Cayes,  envidia- 
do por  algunos,  olvidado  quizá  de  muchos,  esperando  los  aconte- 
cimientos que  todavía  no  le  señalaban  un  lugar.  El  coronel   rea- 
lista Calzada  entro  en  la  provincia  granadina  de  Pamplona  y  der- 
rotó á  los  jefes  independientes  Ordaneto  y   Santander  (Febrero 
1816);  el  general  Latorre  se  dirijio  á  Bogotá  proclamando  abso- 
luta amnistía:  á  últimos  de  Mavo  llegó   Morillo  y   rompió  todos 

21 


322  COMPENDIO 

los  compromisos  comenzando  los  atropellos  y  persecuciones  mas 
grandes  que  se  vieron  en  toda  la  guerra:  la  ferocidad  de  ese  jefe 
no  tiene  igual  en  los  anales  de  este  siglo;  en  una  comunicación  de 
Junio  de  1810  fechada  en  Bogotá,  decía:  ''he  declarado  rebeldes 
á  todos  los  que  saben  leer  y  escribir,  y  han  sido  ahorcados  desnu- 
dos unos  seiscientos  notables  de  la  ciudad''.  Según  esa  y  otras 
taitas,  el  feroz  general  se  proponía  aniquilar  todo  lo  que  había  ilus- 
trado en  las  colonias.  Ningún  otro  que  Fernando  VII  podía  per- 
manecer impasible  ante  crímenes  semejantes:  era  el  tiempo  en  que 
el  despota  restaurado  ahorcaba  á  los  defensores  de  la  independen- 
cia española,  y  habia  llenado  los  presidios  de  Ceuta  y  Melilla  de 
poetas  ilustres  y  de  generosos  patricios.  Morillo  era  tan  digno  ser- 
vidor de  Fernando  VII  como  lo  habia  sido  el  Duque  de  Alba  de 
Felipe  II. 

Camilo  Torres,  Lozano,  Castillo,  Caldas.  Mejia  y  otros  hombre:» 
eminentes  fueren  egecutados  sin  consideración  ni  al  saber  ni  a  h 
integridad,  ni  ú  la  vejez;  se  fusilaba  á  las  víctimas  en  medio  de  sus- 
hijos  y  de  sus  mugeres,  se  arrastraba  á  los  débiles  al  lugar  del 
suplicio,  y  después  se  arrojaba  i  bandadas  ií  las  viudas  y  ;í  los 
huérfanos  que  morían  de  hambre  o  de  dolor  en  los  caminos  y  en 
el  destierro:  no  hay  palabras  paraesplicar  la  ferocidad  de  Morillo 
y  de  sus  infames  satélites  Warleta,  Tobra  y  (autos  otros  qiir 
disputaban  la  triste  celebridad  del  crimen.  Ni  hay  hombre  honra- 
do de  cualquier  opinión,  nacionalidad  o  creencia,  que  no  *e 
horrorice  al  contemplar  un  cuadro  mas  sombrío  que  las  mas  horri- 
bles escenas  de  la  conquista:  las  víctimas  sufrían  repugnantes  in- 
sultos, y  los  verdugos  hacían  cobarde  mofa  de  las  lagrimas  de  las 
mugeres  y  de  las  inocentes  súplicas  de  los  niños. 

Bolívar  entretanto  pasaba  ií  Jamaica  y  deesa  isla  ú  la  de  Haití 
donde  el  Presidente  Pethion  le  recibía  cordialraente:  pronto 
reunieron  (1810)  en  el  puerto  de  Cayes  los  emigrados  Bolívar, 
Zea,  Soublette,  Marino,  Piar,  Montilla,  M.  Gregor  y  muchos  ma- 
que ejercían  influjo  en  Sur-América:  Brion,  holandés  do  Curazao 
ofrecía  á  Bolívar  sus  riquezas,  su  persona  y  su  crédito;  y  con  la 
escuadra  que  equipó  á  su  costa  salid  la  espedicion  do  tre 
independientes:  en  la  isla  Margarita  proclamaron  la  Repúblú  a  de 
Venezuela:  en  Campano  publicó  Bolívar  un  Boletín  (1.°  Jumo 
1816)  ofreciendo  la  libertad  á  los  negros  que  se  alistasen  en  sus 
tilas:  amenazado  por  Morales,  jefe  realista,  tuvo  (juc  embarcarse 
siendo  esto  causa  de  nuevas  acusaciones  contra  el;  M.  Gregor  con 
seiscientos  hombres  atravesó  Venezuela;  meses  después  so  > 
nocia  de  nuevo  la  autoridad  de  Bolívar  por  los  mas  famosos  guerri- 
lleros, Gregor,  Cedeño  y  Zaraza;  llegó  á  Barcelona  y  se  disponía 
a  emprender  un  ataque  contra  la  capital,  pero  Mora  íes  y  Aldama 
con  seis  mil  realistas  le  contuvieron:   Bolívar  tenia  pocas  tuerzas. 


DE    LA     HISTORIA     Q  N  I  \  BR8AI* 

desalojo  Barcelona  yapoyó  una  espedicion  coutra    I  i  míen- 

tras  los  españoles  tomaban  la  ciudad:  Arismendj  Be  sost< 
isla  Margarita,  Pacz  en  las  llanuras  de  Gasanare  y  en  las  ues 

del  Apure:  Piar  y  Cedeño  marcharon  ti  I  i  ayaua 
de  Caura,  ocupáronlas  misiones  de  capuchinos  cata! 
Caroni(1817),  y  dando  cuenta  a  Bolívar   de 
general  se  traslado  con  sus  tropas  i 

reunió  á  los  jefes  entre  sí  enemistados  y  ausi  or  la  flote  de 

Brion  que  subió  por  el  Orinoco,  ocupa  la   rinda-  -lura. 

Pero  las  disidencias  y  envidias  imposibilitaban  la  un 
Marino  tenia  celos  de  Bolívar j  Piar  ]«•  secund 
sediciosas  y  sometido  á  un  consejo   dr  guerra 
muerte  (Octubre  1817).  Desde  entonces  se  disciplinó  el 
bien  era  sensible  que  se  comprara  la  disciplin  .!«■> 

Antonio  Paez  en  el  Oeste  distraía  á  Morillo,  y  aunque  DO  le  ven- 
ció por  lo  desigual  de  las  fuerzas,  le  fatig 
tirarse:  el  general  realista  atacó  sin  éxito  la  irita  !i<-: 

(ñámente  defendida  por  el   gobernador  <¡ 
soldados;  los  independientes  tomaban  la  Guayan 
ataque  ti  Caracas,  y  Zaraza  fu «.'  derrotad*  Uo:  unidos  en 

1818  Bolívar  y  Paez  marcharon  a  (alai  aban    i 

nidaslas  tropas  españolas;  al  presentarse  Morillo  no  t- 

este  ya  mas  que  una  división;  el  r 

tirado.  Aun  sufrió  Bolívar  un  descalabro 

(Marzo);  el  ejército  independiente  parecía 

habia  conservado  un  núcleo  de   resisten*  ando  tami> 

áSan  Fernando:  una  sublevación  coutra  la  jefatura 

en  favor  de  Paez,   produjo  nuevos  péligl 

de  Paez  evitó  los  celos  de  su  jefe  y    am 

mismo  Bolívar  tomó  el  mando  de  la 

presentación  ni  su  genio.  La  superioridad  <!< 

ticos,  el  hábito  del  trato  dr 

valor  innegable,  le  colocarían  o!  :■ 

las  cuestiones  personales  eran  para  los    indi 

culo  mas  poderoso  que  los  elemeritoe  con  que  luc  w* 

posde  batalla.    Conocido   m  Europ 

resortes  convenia  mo^er  para  in 

pecto  ¿su  patria,  su  mirada  no  se  limitó  alhori 

nes  de  o-uerra.  gino  a  toda  la    política:   en 

vivamente  el  espíritu  de  Pethion  y  le  bu 

de  la  libertad:  no  se  reducia  á  emancipar  CU 

la  America:  su  lenguaje  era   tan  eept 

los  proyectos  mas  gigantescos  sabia  pi  s  con   una 

Grandiosa:  no  localizó  su  causa  á  un  j  o   que  la  ui 

Tizó    En  Inglaterra  el  nombre  de  Bolívar  i  la   opinión; 


324  COMPENDIO 

muchos  jefe  con  líippisley,  M'   Donald,   WTilsou,    - 
bell,  Giímour,  Pigott,  Sands  y  otros  se  apr< 
Independencia  americana;  English  y    Klsom   tai 
tropas:  el  gobierno  de  Madrid  se  quejó  y  el  ministerio 
necesidad  de  atajar  los  alistamierc 

Angostura   fue  fortificada:    Boliva 
zolanoen   aquella  ciudad  ('Octubre  181  8),  y    .í 
Fernando   ATI  cerca    de  otra*  portes  para   que  m< 
asuntos  de   America,    cont  [lie   era  inútil 

no   tuviese  por  base  el  reconocimiento  de  la    ind< 
Febrero  de   1810  se  abrió  el    Congreso;   i  b    la 

Asamblea  todos  sus   poderes,  pero  se  le  confirió  denu 
sidencia  de  la  República  de  Venezuela  j  el  mand< 
citps,  insistiendo  hasta  que  aceptó  des]  uto 

veces.  Entonces  preparó    la    campana   mas 
guerra:  con  intento  de  invadir  Nueva  Granada,  Bermud* 
riíio  amagarían  por  el    lado  de  Cumana 
las   costas  de  Caraca-  para  distraer  tro  Morill 

var  con  Paez  marcliaria  conira  la  provincia   de    B  i    ca- 

ballería de  Paez  se  distinguió   sobre    manera  en 
pero  nada  se  hizo  decisivo   por  la  I  legada  del  llu- 

vias: aseguradas  las    ventaja-,    BoKvi 
fes   que  por   unanimidad  aprobaron  el  p 
va    Granada,  reservando  la  dirección  y    medios  de  la  em| 
general:   el  general    Santander    en    ( 
que  estuviese  dispuesto  á  secundar  al  ejercito  - 
nezuela,  las  rencillas  de  losj<  Fes  Undan  nen- 

di  y  Marino,  hacían  fracasar  todos  los    ¡nt< 
tras  Bolívar  emprendía  su  memorable  i 
mor  de  que  le  habían  derrotado  y  nulos  qu 

tarle. 

A  mitad  de  Mayo  de  181!)    Kolivar  se  había    pUtt 
en   dirección  á  la  Cordillera  de  los  And 
Apure;  Morillo  y  los  generales  español 
pero  sin  suponer  que  pudieran  ser  invadidos 
grandes  montanas;   el  ejercito  independiente 
inundadas,  rios  navegables,    esteros    peligí 
Junio,  reforzado  Bolívar  con  tropaadel  general  Santa 
do  dos  mil  quinientos  hombres)  tomo  el  camino 
dirección  al  Páramo  de  Pisba;  las  caballeri  inutilizaban,  a 

perdía  el  ganado  de  repuesto,  Santander 

camentos  enemigos,    los  soldados  morían  de   fi  aba- 

Uosy  tenían  que  abandonarse  las  municiona  , 1,.    boca   \ 
al  fin  de  aquella  celebre   espedicion,   el    e¡  .[  h 

mitad,  y  los  enfermos  sucumbían  sin    prorrumpir    en   uua  qii 


DE  LA    IILSTORTA  UNIVERSAL.  325 

)  llegaron  al  pueblo  de  Socha  en  el    valle  de  Soga- 


moso;  repuesto  el  ejercito  de  tantos  quebrantos,  siguió  há< 
gota  derrotando  á  las  tropas  de  Barreiro,  las  arroja  de  Pavp 
Corólo  a  {unja  y  aprisiono' la  guarnición,  voivi  Ó  d  vencer  i  Ba.- 
reiro  en  el  rio  Boyaca  y  lecojió  prisionero  con  toda  la  tropa  ar- 
mas y  bagages;  el  virey  Samano  éalIS  de  Bogotá  al  tenor  noti- 
cia de  la  batalla  (de  7  Agosto  1819)  y  Bolívar  entro'  en  la  Capi- 
tal de  Nueva  (¿ranada  el  10  de  Agosto.  La  arriesgada  y  sober- 
bia (-pedición  de  Bolívar  es  el  hecho  mas  culminante  y  mas  fa- 
moso deja,  guerra;  nada  tiene  que  envidiar  esa  marcha  á  ira 
<<"  los  \iidcs,  i  las  mas  audaces  de  Annibal  y  Napoleón:  el 
qnehizo  en  Europa  dio  á  Bolívar  el  renombre  de  gran  capitán: 
los  independientes  se  animaron,  y  los  jefes  no  se  atrevieron  a  di- 
putar al  libertador  una  autoridad  que  el  mundo  entero  le  rccono- 

:    Morillo  y  sus  tropas  aun  ocupaban  muchas  posiciones  y  ¡ 
ventajosas  en   Venezuela  y  Nueva  Granada;  Quito,    el   Perú   j 
Bolivia  estaban  en  poder  de  las   autoridades   españolas:  se  temía 
un  desembarqué  de  ausilios  que  desde  mucho  tiempo   se  amonto- 
naban en  Oifdiz,  pero  esta  espedicion  se  desbarato'  ron  la  subí. 
cion  de  Riego  en  favor  del  sistema  constitucional:  Morillo  que 
un  absolutista  intransigente,  al  saber   la   revolución  de   España 
dimitió  su  cargo  V  no  quiso  proclamar  las  leyes  liberales:  el  Con- 
greso de  Colombia,  a  quien  se  hacían  proposiciones  conciliatoria- 
declaro  que  nada  trataría  sino  después  que  se  reconociera  la  inde- 
pendencia: se  pactó  sin  embargo  una  suspensión  de  armas  (Noviem- 
bre 1820)  por  seis  meses,  en  cuyo  tiempo  delegados   de  los    fá 
pendientes  debían  ir  á  España  para   arreglar  la   paz:  ¿olivar 
Morillo  tuvieron  una  entrevista  (27  Noviembre)  en  el    pueblo 
Santa  Ana  y  a  los  veinte  dias,  se  embarcó  el  general  español   de- 
jando en  su  reemplazo  al  general  Latorre.  La  opinión  se    pn  Mali- 
ciaba con  mas  vigor  por  la  independencia;  la  ciudad  de  Maracaibo 
se  sublevó  por  la  misma  causa  entregándose  á  Urdaneta:  se  rom- 
pió la  tregua,  Bermudez  ocupó á Caracas  el  14  de  Mar<  '21. 
ven  Junio  (24)  Bolívar  y  Paez  ayudados  del  batallón  uvj;}v> 
Mackintosh  vencieron  en  una  batalla  decisiva  al  general    Latorn 
los  restos  délos  vencidos  se  refugiaron  en  Puerto  Cabello:  fos  in- 
dependientes perdieron  al  celebre  jefe  Cedeño.   Cumaná  se  rindiri 
á  Bermudez  en  16  de  Setiembre,  CartaganaáMontilla  el  2$;  Pana- 
má se  sublevó  en  Noviembre  incorporándose  á  Colombia.    Bolívar 
entonces  se  dedicó  á  trabajos  lejislativos  y  políticos  entregando  el 
mando  de   las  tropas  á  Soublette;  Paez  y  otros  jefes    negaron  obe- 
diencia al  nuevo  general;  las  discordias  dieron  ánimo  á    Morateg 
sucesor  de  Latorre,  y  los  españoles  alcanzaron  en  Venezuela  una 
serie  de  triunfos  fáciles  puesto  que  no  había   concierto   entre    la- 
diversas  columnas  independientes.    En    1853,    Morales  tuvo   que 


328  COMPENDIO 

capitular  euMaracaibo,  Puerto  Cabello  se  rindió    a    los   ¡ndej 
dientes,  y  luego  San  Felipe  corrió  la    misma   sueri 

Ya  desde  1820  los  generales   independientes    Mir 
habían  invadido  la  presidencia  de  Quito  y  derrotado  al  j< 
zada  que  mandaba  una  columna  de  tropas  españolas;  Guayí 
había  sublevado  (Octubre  1820)  confiriendo  el  | 
el  general  Sucre  enviado  por  Bolívar  alcanzó  una  i 
tante  en  Yaguachi,  y  aunque  derrotado  enseguida  en   Guachi 
el  presidente  Aymerich,  consiguió  una  t. 
cito,  marchó   victoriosamente  por  las  provincia 
Riobamba,  derrotó  en  Pichincha   á   las    tro] 
consumó  la  independencia  de  Quito  cuya  capital 
de  Mayo  de  1822:  Bolívar  al  tener  noticia  de  la  d< 
en  Guachi,  había  salido  de   Bogotá  en   diré©  i  donde 

batió  al  general  español  García  obligándole 
sus  tropas.  El  Ecuador  se  unió  &  Venezuela  \    Nueva    G 
y  formaron  los  tres  territorios  un  solo    i 

La  Asamblea  de  Cucutá  (repnida  en  Má;  -1 )  hal 

terminado  el  sistema  esencialmente  republicano,  pero 
la  federación:  la  presidencia  duraría  cuatro  añ  «,  i  I 
nadorocho;  establecíase  el  veto  susp<  limitaban  las  atri- 

buciones presidenciales  y  se  lijaba  un  término  mi 
en  oposjcion  á  principios  avanzados  aparecía  el 
en  dos  grados. 

Terminada  la  obra  de    la  independein 
Venezuela  y  el  Ecuador,  Bolívar  interviene  en    el    Al 
Perú,   llegando  á  reunir  bajo  su  dirección  l< 
seria  el  héroe  de  la  independencia  di  ultima 

Pero  el  poder  de  Bolívar  se  debilitaba  á  medida  que    tomaba  en- 
sanche. Partidario  de  la  unión  americana,  el  lito  rtadoi 
ira  las  tendencias  federales  creyqndo  posibl    organizar  una 
nación  en  tan  dilatados  territorios.  I 
ses,  no  eran  menos  fuertes  (pie  lo  habían  sido  las  rivalW 
jefes  independientes.  Pronto  se  inicia  el   movimiei 
los  aduladores  de  Bolívar  le  perjudicaron  m 
descubiertos;  propusiéronle  algunos  que  elevara  un  poder  ¡ 
una  especie  de  monarquía  orlada  por  el  laurel  de  I  B 

libertador  rechazó  semejante  proposición  ei 
los  del  gran  patriota  del  Norte  cuando  se  le  hicieron 
cimientos.    En  Venezuela  se  sublevaron  los 
la  Asamblea  reunida  en  Octubre  en  Caracas  declaró    la 
dencia  del  Estado;  al  presentarse  Bolívar 
ma:  en  Colombia  se  formaron  dos  partidos,  un- 
en contra  de  Bolívar,  dirijido  este  último   por    el    vicc-pi 
Santander.  Bolívar  envío*  su  dimisión  al  Congreso  por  cuarta 


PE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  327 

•yo  no  estoy  exento  de  ambición,  le  decia;  y  por  amor  ú  mi  pres- 
tigio, deseo  quitar  á  mis  conciudadanos  toda  clase  de  temor   y  ase- 
gurarme después  de  la  muerte  una  memoria  digna  ele  la  libertad" 
El  Congreso  no  admitió  la  renuncia. 

En  Abril  de  1828  se  reunió  una  Convención  en  Ocaña  para 
reformar  la  ley  fundamental:  los  partidos  lucharon  tenazmente  v 
retirándose  los  amigos  de  Bolívar,  no  quedó  número  suficiente  de 
diputados;  la  convencen  estaba  implícitamente  disuelta:  Bolívar 
se  apoderó  déla  dirección  suprema  y  esclusiva  del  pais,  organizó 
un  gobierno  de  fuerza,  y  pretendiendo  contener  la  anarquía,  creo 
mas  rivalidades:  una  tentativa  para  asesinarle  (Setiembre  1828) 
estreñid  los  rigores  de  la  dictadura:  vino  en  seguida  la  guerra  del 
Perú,  y  vencedor  Bolívar,  renunció  sin  embargo  á  toda  influencia 
sobre  el  antiguo  pais  de  los  Incas  y  entró  en  relaciones  amistosas 
con  Lamente.  Venezuela  se  separó  en  1829  de  Colombia;  enfermo 
Bolívar  entregó  temporalmente  la  presidencia  al  General  Caicedo. 
(1uando  en  Europa  y  en  América  se  le  acusaba  de  tendencias  mo- 
nárquicas y  la  prensa  daba  por  seguro  el  establecimiento  de  un 
imperio  al  estilo  de  Napoleón,  Bolívar  presentaba  al  Congreso  su 
renuncia  en  estos  términos:  "He  pagado  mi  deuda  á  la  patria  y  i 
la  humanidad;  mientras  la  causa  de  la  libertad  estuvo  en  peligTo. 
la  sacrifiqué  mi  sangre,  mi  hacienda  y  mi  salud.  Hoy  que  la 
América  se  halla  libre  de  las  guerras  que  la  destrozaban  y  de  la- 
armas  estrangeras,  me  retiro  á  fin  de  que  mi  presencia  no  sirva 
de  obstáculo  para  la  felicidad  de  mis  conciudadanos.  Solo  el  bien 
de  mi  pais  puede  imponerme  la  dura  necesidad  de  un  destierro 
eterno  de  la  patria".  Después  anadia;  "me  creían  tan  insensato 
que  aspirase  á  degradarme:  el  título  de  libertador,  ¿no  es  mas  glo- 
rioso que  el  de  soberano'7?  (1830).  Cuando  se  proponía  Bolívar 
abandonar  Colombia,  murió  el  17  de  Diciembre.  Colombia  estaba 
disuelta  constituyendo  tres  Estados;  Colombia,  Venezuela  y  el 
Ucuador.  Joaquín  Mosquera  había  sido  elegido  presidente  por  el 
Congreso  de  Bogotá;  Paez  estaba  al  frente  der  gobierno  de  Vene- 
zuela; en  el  Ecuador  se  convocaba  una  Asamblea  constituyente 
para  Riobamba. 

La  America  latina  ex  la  política  imvkksal. — Las  revolu- 
ciones, como  Saturno,  devoran  á  sus  hijos:  las  pasiones  encontra- 
das, los  celos  y  las  rivalidades  que  comienzan  por  fijarse  en  los 
defectos  desconociendo  las  virtudes,  acaban  por  desacreditar  aun 
á  los  mismos  quemas  servicios  prestaran:  pocos  grandes  hombres 
pueden  fiará  sus  contemporáneos  el  proceso  de  su  reputación: 
cuanto  mas  se  eleve  una  genialidad,  hallará  menos  justicia  entre 
los  que  se  mueven  en  los  trascendentales  acontecimientos;  en  unos 
inspira  entusiasmo,  en  otros  envidia,  mas  allá  odio:  ni  Washington 
estuvo  libre  de  estos  peligros.  Bolívar,  Sucre,  San  Martin,  Paez. 


:>28  COMPENDIO 

Marino  y  todos  los  caudillos  de  la  independencia  de  la    Ara 
latina  sufrieron  violentas  repulsas,    acusaciones   exajeradas, 
vios  de  la  mudable  opinión:  cada  cual  juzga  por  un  ínter 
un  acto  sin  abarcar  el  conjunto;  las  disidencias  de  opinic: 
lifican  de  crímenes,  y  siendo  imposible  avenirse  con  fe 
terios,  no  se  obtiene  jamasen  vidala  unauimid  npa- 

tias.  Cuando  después  de  mucho  tiempo  se  examina  do   un  golpe  la 
revolución  americana,  podría  creerse  que  la  empeñada  li 
de  pueblos  unidos  por  la  aspiración  de  la  libertad 
un  cuerpo  en  la  opinión  y  en  los  campos   de  batall: 
que  esto:  en  1808,  la  mayoría   no  p<  >¡i  la    ind 

grupos  de  personas  instruidas  Veían  precipitarse  1<  tra- 

taban de  darles  un  sesgo  á  propó  ribuir  ,\ 

emancipadoras:  en  los  cam]>os,  masas  ignoranfc  por 

el  clero,  organizarían  aquellas  terribles  bao 
sete,  y  aun  en  épocas  mas  avanzadas  Morales    pud  p  le- 

vantamientos contra  los  independien! 
dencia  tomó  vuelo  desde  las  primera 
agravios;  cundieron  las  id 
los  juicios  y  doctrinas  dentro  del  parti  1 
fueron  llegando  fuerzas  6  ¡ntei 
primitivas  guerrillas,  trop 
tas  y  convencidos,  sino  también  g< 
manifestó  por  ambas  parte-  Morillo  creía  al  desembon 
biera  combatir  a' bandas  indisciplinadas 
to  escribía  á  España  que  1  ados  de  la   ind< 

la  misma  sangre  que  aquellos  que  en   la    \>< 
vencer  jas  legiones  del  primer  to  de  E  .       la 

orgullosas  águilas   del  imperio  nape! 
dados  de  ambas  partes  se  baten  en  el  campo  talla  ra 

en  que  jamas  se  desenvolviera  upalncha 

mas  peligrosas  turnan  cpn  loa  ataques  m  M     alíñente 

la  independencia  estaba  hecha  i\c<i\r  el  prii 
des,  como  en  España  desde  el  2  de  Mayo  y  el  -i ti.. 
por  eso  ni  las  victorias  de  los  españoles  en  América  ni 
franceses  en  España,  eran  otra  cosq  que  una  I 
laze  irremediable;  mas  ejércitos   podían    hal 
tienda  alimentando  el  suelo  desangre  humana,  ; 
destino:  lo  que  puede  ser  independiente,  solo  to 
el  día  que  la  voluntad  se  decide,   la   ludia    I 
mas  ó  menos  plazo. 

La  independencia  de    tantas  y  tan  dilatad 
debía  ser  un  suceso  de  trascendencia  en  la  historia  human 
fuerzas  que  estuvieron  comprimidas   y   que   traerían    abundante 
cándala!  comercio  y  no  pocas  combinaciones  ,í  la  política    uní 


DE    LA    HISTORIA  UNIVERSAL  329 

sal.  La  Santa  alianza  asediaba  en  Europa  las  tendencias  liberales 
pero  Inglaterra  no  estaba  conforme  con  el  espíritu   reaccionario  d¿ 
las  potencias  continentales:  cualquier  intervención  en    los  asuntos 
de  America  por  parte  de  los  aliados  hubiera  producido  un  rompi- 
miento con.laGran  Bretaña  firmemente  apoyada  v  con  mas  direc- 
tos intereses  por  los  Estados  Unidos.    En  1822   ¿1  gobierno  v   la, 
(amaras  de  Washington  reconocieron  implícitamente  la  indepen- 
dencia de  las  colonias  latinas:  en  Europa,  causo  estraordinaria  sen- 
saciop  la  conducta  del  Norte;  el  Congreso  de  Yerona  (pie  se  deci- 
dió a  intervenir  en  los  asuntos  de  España  no  pudo   estend< 
mas  allá  de  la  península;  Wellington  presento7  á  ese    Congn  so  un 
memorándum  de  la  Gran  Bretaña,  declarando  la  necesidad  en  que 
se   había  visto  de  reconocer  la  existencia  de  los  Estados   de]  Si 
para  celebrar  tratados.  En  Francia  Chateaubriand  inspirándo- 
los viejos  sistemas,  pedia  por  una  parte  la   unidad  de  gobic¡ ; 
por  otra  llamaba  absurdas  teorías  á  los  principios  de  independen- 
cia. Temiendo  que  Francia  se  concertase  con  Fernando  VII  v 
hiciera  cuestión  internacional  la  causa  de  los  nuevos  Estados".  |qg 
astados  Unidos  e  Inglaterra  pronunciaron  mas  la  política  emanci- 
padora en  1823:  el  Presidente  Monroe  dijo  en  su  mensaje  de 
ciembre,  que  era  imposible  que  las  potencias  europeas  estendiesen 
su  sistema  político  sobre  ningún  punto  de  America  sin  turbar  la  di- 
cha y  la  paz  del  continente,  y  que  por  tanto  los  Estados  Unidos  no 
lo  verían  con  indiferencia.  Fernando  YII  insistió' cerca  de  las  po- 
tencias, y  la  Gran  Bretaña  en  Enero  de  1824,  manifestó'   que  era 
inútil  discutir  como  no  fuese  sobre  la  base  de  la  independencia  de 
las  antiguas  colonias:  en  seguida  el  gobierno  ingles  envió  delegado s 
á  Méjico  y  al  Sur  para  negociar  pactos  de  comercio  que  implicaran 
un  reconocimiento  espreso  de  la  independencia. 

Bolívar  cuyas  miradas  se  fijaban  en  Europa  á  la  vez  que  cu 
America,  seguía  con  inquietud  los  pasos  de  la  Santa  alianza  y  pro- 
curaba, sino  impedir  un  concierto  contra  los  pueblos  emancipado- 
porque  esto  no  estaba  á  su  alcance,  oponer  todas  las  imaginables 
resistencias:  la  política  americana  no  ha  tenido  quizá  mejor  in- 
terprete (pie  el  libertador;  este  grande  hombre  ante  el  peligro  di- 
quela reacción  europea  se  ligara  para  sostener  el  antiguo  estado 
de  cosas,  pensó  asociar  todo  el  continente  americano  incluso  los 
Estados  Unidos,  y  presentar  de  frente  ala  Santa  alianza,  el  lazo 
de  las  Repúblicas  del  nuevo  mundo:  la  intervención  en  España 
para  destruir  el  sistema  constitucional  probaba  qué  no  eran  tan 
arbitrarias  las  presunciones  de  Bolívar.  Convocó  pues  á  un  Con- 
greso en  Panamá  con  dos  grandes  objetos;  personalizar  América 
piara  las  mutuas  garantías  de  independencia,  y  uniformar  el  de- 
recho en  los  pueblos  del  mismo  origen.  Centro-América  celebró 
un  tratado  de  alianza  con  Colombia  (Marzo  182o)  y  se    adhirió  á 


330  COMPEN0ÍO 

la  convocatoria;  Chile  el  Perú  y  Méjico  aceptaron  la  invitación: 
el  Brasil  entro  también  aunque  con  algunas  condiciones;  el  gobier: 
no  de  Washington  espuso  al  Senado  la  conveniencia  de  enviar 
representantes  al  Congreso  de  Panamá'.  La  reunión  que  debía  ser 
en  (Mono  de  1825  se  aplazo  hasta  Junio  de  1826  y  solo  asistieron 
diputados  de  Colombia,  Méjico,  Centro-América  y  el  Perú.  Las 
circunstancias  habían  cambiado;  Europa  no  pensaba  intervenir 
en  las  cuestiones  de  España  y  América:  en  el  Sur,  el  Brasil, 
Únenos- Aires,  Chile,  el  Paraguay  y  el  Uruguay,  miraban  con  celo 
el  influjo  de  Colombia  y  el  poder  ele  Bolívar.  Xada  se  adelantó 
pues  respecto  «í  la  proyectada  federación  latina,  y  al  contrario 
desde  entonces  se  veia  iniciar  un  espíritu  separatista  dentro  de 
Colombia,  como  mas  tarde  en  Centro- América.  Pero  el  mal  éxito 
nada  disminuye  la  grandeza  de  la  idea:  sí  la  política  de  Europa 
se  hubiera  declarado  en  el  sentido  que  deseaban  algunos  diploma- 
ticos,  el  pensamiento  de  defensa  continental  hubiese  producido 
todos  sus  resultados,  y  aun  asi  contribuyó  á  apagar  inmoderados 
deseos  de  los  mas  intransigentes  sostenedores  de  la  Santa  alianza. 
Xo  habiendo  peligro,  tampoco  se  imponía  la  necesidad.  Cada  uno 
de  los  Estados  se  personalizó  y  llevó  nuevas  relaciones  de  comer- 
cio y  de  intereses  a  la  política  general:  la  Santa  alianza  no  habió 
contado  con  los  elementos  de  América  que  al  engrandecerse  ad- 
quirirían influjo  en  el  todo  político,  trascendiendo  su  existencia  y 
sus  acciones  a  los  destinos  europeos:  no  solo  las  actas  de  los  Con- 
gresos de  Yiena  y  de  Verona  se  inutilizaban  para  medio  mundo, 
sino  que  las  fuerzas  agrupadas  en  favor  de  las  instituciones  mo- 
nárquicas, era  impotentes  para  sujetar  el  movimiento  político  á  un 
plan  preconcebido.  La  diplomacia  quedó  desorientada:  Europa 
tendría  que  ceder,  ose  aislaría  de  todo  el  nuevo  mundo  que 
taba  de  acuerdo  con  la  Gran  Bretaña.  Se  habia  desunido  el 
constitucionalismo  monárquico  en  España,  y  sin  embargo,  no  habia 
medio  de  evitar  la  organización  republicana  de  América  desde  el 
San  Lorenzo  hasta  la  Patagonia:  mía  sola  sacudida  en  Francia 
bastaría  ya  para  reducir  á  polvo  el  edificio  levantado  por  la  Santa 
alianza.  Y  en  lo  sucesivo  los  nuevos  elementos  debían  necesaria- 
mente figurar  en  la  política  de  los  dos  mundos  y  concurrir  activa- 
mente al  trabajo  y  al  progreso  universal. 

PÁRRAFO  XI. 

Resumen  y  juicio  de  este  periodo. 

Preciso  seria  recurrir  á  la  grande  y  trascendentalisima  revolu- 
ción griega  que  comienza  en  la  época  de  Solón  y  concluye  con 
Alejandro  el  macedonio  sirviendo  de  base  á  otros 'decisivos  moyi- 


DE  LA  HISTORIA  ÜJttVKRSAL.  33] 

mientes  do  la  humanidad,  para  encontrar  sucesos  que  por  bu   in- 
flujo en  la  historia  y  su  prodijiosa  elevación    sean   comparabl< 
las  escenas  gigantescas  ijue  ofrece  al  mondo   la    firaiK  oh- 

donaría:  los  hechos  se  precipitan  unos    fau 
viveza  de  la  fantasía;  los  hombres  sé  levantan 
truénelo  de  las  tempestades;  las  ideas  ra¿en 
furecido;  las  muchedumbres  luchan  con  Europa  la 

niarsellesa,  himno  de  muerte  j  de  esperanza 
furor,  suspiro  y  o'dio,  razón  y  sentiinieni 
para  dirigir  á  una  generación  de  cíclopes;  los  ej 
visan  y  se  improvisan  los  genérale-  oscureciendo 
rias  pasadas  y  clavando  la  bandera  de   la    revolución 
los  tronos   y  lasgerarquias;  los  Bfcbios  ¡   bu   vid 

tria,  el  eco  de  las  Asambleas  mas  eloeu 
los  hombres,  cruza  los  mares,  penetra  en  lo-   di 
las  dormidas  conciencias,    llama  ;í  los  pueblos  moribnnd 
a  los  déspotas  y  conmueve  todos  los  cimientos  de    la  tradición,    j 
amenaza  todas  las  vanidades  del  privilegio.  I  palabras,  ti- 

pos, discursos,  grandezasy  sacrificios,  son  oí  i.» 

Nunca  se  vio  cosa  igual;  nunca  sacudimiento  an 
agito  al  universo:  tín  pueblo   delirante   de  ent 
para  la  generosidad  ó  para  la  venganza;   para  la  libertad  d    |>ara 
la  muerte;  una  nación  que  no  concibe  el  día  5  I  triun- 

fo, que  no  quiere  la  vida  sin  el  derecho.   Tod  ¡ande  hasta  en 

el  furor:  las  mugeres   se  inspiran  en    el    alma 
hombres  luchan  como  los  titanes:  en  loda  aquella  masa   de  vein- 
ticinco millones  de  hombres,  nadie  hay  i  -li- 
te: Malesherbes    muere  con  tanta  grandeza  como   1. 
dama  Rolland  con  tanta  serenidad  cofno  Vergniaüd:  fa  de 
las  masas  encarnada  en  Marat  tiene  so  grandeza  ano  dent 
lo  terrible  y  de  loestremo:  el  violento  ietnagogo  W  un  talento  | 
vilegiado  pero  que  se  consagra  á  la  vengan/. 
Mirabeau  crea  el  acento  del  pueblo,  magestuoso  como  el  ái  pecho. 
fuerte  como  la  naturaleza:  la  elocuencia  y  la  sabiduría,  Mirab 
y  Bailly,  guian  los  primeros  pasos  de  la  revoluci<                  «   »or- 
gira  medida  que  la  revolución  marcha,  los  repi  h 
filosofía  y  del  martirio,  los  a  p            de  la-  ideas   y   déla    Repú- 
blica, el  genio,  el  cálculo,  el  heroísmo,    la  abnegación,    la    fuer 
junto  con  el  espíritu  de  la  vengan/a.  de  loe  i                 la-    pañol] 
tempestuosas  y  délos  recuerda  de  todos  los  sufrimiento 
v  miserias.  La  muerte  no  intimida  porque   el  sacHfií 
los  instantes:  caen  por  cientos  de  millares  los  vandes 
publícanos^  la  guillotina  siega  desde  la  <•.  la 
cabeza  de  Robespierre:  se  vive  para  el 
cando  las  esperanzas.  Vw  diputado  del  pn 


332  ;  COMPENDIO 

que  le  maten,  que  atribuyan  su  muerte  tí  la  aristocracia,  y  que 
cadáver  sirva  de  causa  al  levantamiento  popular:  Conclorcet,  per- 
seguido de  muerte,  escribe  en  los  tejados  y  en  los  subterráneos  la 
historia  del  progreso  humano  que  no  deja  traslucir  ni  el  peligro 
del  escritor  heroico  ni  el  mas  leve  cuidado  de  la  existencia,  y 
armado  del  veneno  suicida,  huye  y  sufre  hasta  terminar  la  última 
palabra  y  toma  el  tósigo  cuando  ha  dejado  su  herencia  i  la  huma- 
nidad. En  medio  de  todas  las  tragedias  del  terror,  es  desconoci- 
do el  egoísmo;  se  maldice  la  prostitución,  se  rechaza  el  robo:  allí 
no  hay  provecho  individual:  Marat  distribuye  abundantes  socor- 
ros entre  los  necesitados:  Robespierre,  arbitro  catorce  meses  de 
la  Francia,  no  puede  pagar  cuatro  mil  francos,  ni  á  la  altura  de  su 
poder  sale  de  la  modesta  casa  del  carpintero  Duplay:  la  revolu- 
ción guillotina  íí  madama  Dubarry  por  su  delito  moral  de  corte- 
sanas-ai ofrecer  inmensas  riquezas  para  salvar  la  vida, 
exhaustas  gentes  que  le  prenden  contestan:  "es  el  dinero  do  la 
deshonra  y  nonos  mancharemos  tocándolo".  "No  me  salvo 
una  mentira,  dice  Malesherbes;  mi  muger  y  yo  sabremos  morir, 
pero  no  mentiremos".  "Amaría  la  guillotina,  osclamaba  uu  quí- 
mico diputado,  si  mi  sangre  contribuyera  á  regar  el  árbol  de  la 
libertad",  y  al  morir  añade:  "conciudadanos,  salvad  la  República7'. 
La  muger  de  Danton,  escitada  por  la  de  Camilo  Dcsmoulins  para 
solicitar  de  Robespierre  la  vida  de  su  marido:  "nú.  le  conté 
guardo  la  mitad  de  la  honra  de  Danton  y  no  la  sacrificaré  al  (or- 
gullo de  su  enemigo".  Lucila  cae  invocando  la  libertad,  y  toda 
la  Europa  contempla  espantada  aquellos  cuadros  estraordinarios, 
aquellas  sesiones  solemnes,  aquellos  combates  maravillosos  del 
espíritu  nuevo  contra  todo  el  pasado.  Nada  hay  que  sea  vulgar 
ni  que  se  contenga  en  los  límites  ordinarios,  ni  los  orador» 
escritores,  ni  el  pueblo,  ni  los  ejércitos:  se  pelea  cantando,  se  mue- 
re sin  quejas  ni  lágrimas;  todo  esperanzas  y  grandezas.  El  sacri- 
ficio dejos  girondinos  es  lo  mas  trágico  y  lo  mas  sublime  de  la 
revolución:  belleza,  juventud,  elocuencia,  entusiasmo,  filosofía. 
sentimiento;  todo  fué  aparará  la  guillotina:  aquellas  ilustres 
timas  sabían  que  vivirían  en  la  historia,  y  murieron  enlazan»! 
existencia  con  todos  los  ideales  del  derecho,  de  la  libertad  y  «Ir 
la  causa  de  las  naciones.  La  revolución,  provocada  por  las  opo- 
siciones esteriores,  en  lugar  de  acobardarse  se  irguiá  v  desalió  i! 
todo  el  universo.  "¿Estáis  autorizado,  decía  Saint  Just  á  un 
neral  austríaco,  para  tratar  á nombre  de  todos  los  reyes  de  la 
tierra?  Si  no  lo  estáis ....  ¡Soldados,  siga  el  fuego;  añadid  voh 
riemefo  al  ejéreita:"  y  entonando  la  marsellesa  man  •liaba  el  pri- 
mero contra  sus  enemigos.  La  tribuna  franeesu  fué  como  un  Sinaí 
de  los  pueblos.  Desde  el  momento  que  tronóla  voz  de  Mirabeau 
contra  el  absolutismo  monárquico,  toda?;  las  tradiciones  oscilaron  v 


DE     LA     HISTOKIA     UNIVERSAL. 

han  ido  reduciéndose  ¿escombros  hasta  í|ae  cedan    su 

derecho  moderno  en  toda  su  integridad. 

Abatida  la  monarquía,   persegoi  illotinad 

titucionales,   los  realistas  v  los  girondino 
todo:  a  cada  peligróse  mutilábala    c  Dantou  quiere 

contener  y  le  falta   el  contrapeso  de   la   Gironda;     : 
que  no  había  sabido  morir  defendiendo  las 
Octubre,  y  que  precipita  i  Dan  ton,  | 

nsmo  que  el  alentara,   y  cae  al  espirar  el    I  lo  de  los 

cadalsos  y  de  las  hecatombes:  so 

tas  tendencias  de  la   multitud  ellaron    en  sus    mi* 

bilidades:  muere  sin  pronunciar  una  palabra,  p 
varse  suscribiendo  una  rebelión  aconsejada  por  bu 
bre  misterioso  que  unas  veces  atrae  por  lo   - 
ra  por    lo  inflexible:  moralidad  no  manchada  por  la  r 
codicia,  y  que  sin   embargo  no  se  atreve  tí  nq         i   pueblo 
cabezas  que  le  pide.  Nadie  se  ha  atrevido  ú    juzgar  al  que  domi- 
nó la  Convención:  se  le  vé  cerca  de   la   guillotina    • 
de  salvación   pública  y  en  la  tribuna  de  I  j    le  «  ñi- 

pan todos  sus  adversarios  por  los  estravi 
nadie  es  capaz  de  probar   que  no  fuera   instrum 'ut<»  mejoi 
guia  de  la  revolución:  persiguió  las  inmoralidades  y  las   eorrop- 
ciones  y   fué  incorruptible;  por  eso  apareció  como  el  último 
del  pueblo;  pero  debió   ver  cuanto  peligro  hav  en 
solo  criterio  el  fallo  del  bien  y  el   nial,  y  en  aplicar   una    lo 
inflexible  á  las  .impurezas  déla  vida.  Para  suprimir  cu  absoluto 
la  corrupción,  la  debilidad,  las  pasiones,  los 
era  necesario  que  un  pais  se  redujese  :í  un  grnj 
te  grupo  a  la  individualidad  mas   moral   y  ma-  redes 
lítica,  tomarse  el  derecho  de  juzga r  y  senten 
ríos,  es  lo  mismo  que  condenarlos  haciendo  de  part 
un  sistema  que  en  las  agitaciones  revolucionarias  n<.  pu< 
cindir   de  miras  esclnsivas  y  de   apasionamientos  egoístas     Ir- 
aquí que  todas  las  empresas  de    Robesptem  fracasaron 
el  esfuerzo  prodigioso  para   levantar  al    pueblo  \    hacerle 
prenderlo  injusto  de  las  desigualdad*  la  Mon- 

taña tenia  el  objetivo  del  pueblo;  dignificarlo,  angraadecerlo.  oon- 
prometer   á  toda   Francia    en    una    cau-a  j   baoer   imposible    la- 
restauraciones  por  el  divorcio  absoluto  del   pnebl 
y   su  complicidad  entera  en   lo  bueno    y  en  le  ti 
íucion.  Los  constitucionales  tuvieron  sus   grandes   pa 
ro  Europa  no  admitía  la  constitución,  ni  la  admita  I  un;. 

serie  de  terribles  dilemas  suceden   á  17  marquta  y  la   li- 

bertad se  hicieron  incompatibles;   uñad-  sucumbir 

V  sucumbid  la  monarquía,  y  apena-  es  9  de   Lofc  KV1 


334  COMPENDIO 

aparece  otro  dilema;   la   G  i  ronda  y   la    monta  fui  no  podían  ; 
ehar  de  acuerdo:  para  los  girondinos  la  revolución 
cha;  simbolizaba  todo  lo  gene  lo  bello,  lo   ide 

la  verdad  se  impone  sin   fuerza,  que  los  homb:  i  b 

eficacia  del  bien:  pensaron  en  una  conciliación   ení 
de  la  paz  y  la  revolución:   era  la  filosofa  del  d 
la  gotas  de  miel  en  la  conciencia,  pero  siú  distinguir  qae  el 
político  reclamaba  audacia  para   imponerse-  querían  «'1  mu 
libre,  el  departamento  con  fueros  propios,  cuando  el  i 
tallaba  y  se  exijia   la  unidad  de  lian  el 

sin  admitir  los  medios  de  salvarle;  n  de   ¡ 

sin  embargo   no  dejaron  otro  medio  ni 
sis  solemne:  atacada  la  revolución  dentro 
nes  revolucionarias  engendraban   la   p;t  <-l    triunfo 

(lironda  hubiese   dejado  mas  pura  la   lanía  • 

hubiera  perdido  la  revolución:  h  le*  lo 

que  el  acto  á  la  voluntad.  Franci 
gros;  ó  vencer  ó  sor  vencido.-:  tal  era  el   | 
dias  y  de  todos  los  instantes.   Los  i 
tamente  al  objeto;  en  la    lejana  cim 
pueblo,  ó  la  bandera  de  i  idumbre 

far.  sino  de  obrar:  lo  antiguo  no  trai 
revolución  se  hizo  también  inl 
era  matar  ó  morir:  to  Kolucioi 

conocían  que  su  derrota  cíala  dern  la  Imni 

el  cuello  en  el  tajo  de  la  guillotina  con 
sacrificio  se  imponía    por  una  causa,  no   |>or  un 
gacion  ó  el  exceso  pertenecían  u  la- 
te, pero  sí  importaba   la    revolución:  en  mi  nombre 
lo  heroico  y  lo  censurable,   lo  sublime   \    lo  ti 
eran  personificaciones  de  las  edían  en 

revolución  se  aseguraba:  si  cía   indispensable  II 
el  abismo  para  pasar  al  otro   lado,  se  decretal 
fosa  estaba  abierta:  allí  debía 
toda  la  tradición:  los  revolución:, 
tes  del  porvenir,  pasan  de   la  ludia   al  crin 
ren  manchados  de  sangre,  y   dic?n  á  la 
os  atrevéis  nuestros  hechos,  pero    rfeojed  la  libertad  • 
sotros  se  hará  imperecedera  en  la  tierra:  juzgadw 
sotros  el  mundo  habría  permanecido  en  ti. 
la  sangre,  pero  nosotros  no  hemos  negado  la  i 
si  hemos  tenido  que  ser  crueles,  comparad  ^uieii    men 
absolución,  si  los  que  se  arman  haMa   de    ! 
los  derechos  humanos,  ó  aquellos   que  tenían  prepar: 
para  imponéroslo  por  todos  lo?  siglos:  nuestra  emancipación  < 


DÉLA  HISTORIA  UNIVERSAL.  335 

ba  en  la  muerte,  pero  la  vuestra  dependía  de  nuestro  esfuerzo: 
no  hemos  podido  hacer  mas  que  luchar  y  morir:  de  nuestra  san- 
gre y  de  la  sangre  derramada,  se  formará  otro  mundo  en  Amé- 
rica y  en  Europa:  después  de  nosotros  el  despotismo  es  imposi- 
ble, el  pueblo  se  conocerá  y  nadie  podrá  secuestrar  sus  derechos: 
llevamos  la  defensa  hasta  lo  estremo  del  terror;  ved  sin  embar- 
go lo  que  significa  la  sangre  de  un  dia,   al  lado  de  siglos  que  re- 
cojeran   el  fruto  bendito  de  la  libertad.  Examinad  el  egoísmo  de 
los  privilegiados  y  la  abnegación  nuestra;  su  codicia  y    nuestro 
precio  á  los  bienes;  Lucila  Desmoulins  no  tenia  seis  escudos 
para  comprar  un  retrato;  la  viuda  de  Lebas  que  pudo  hacerse 
mas   rica  que  Lómenle,  es  lavandera  al  otro  dia  de  su  viudez: 
Robespierre  y  Saint  Just  mueren  pobres;  el  ilustre   Vergniaud 
asusto  con   su  miseria  á  su  honrado  cuñado:  nadie  se  reservaba 
mas  que  las  ¡deas,  los  peligros  y   la   responsabilidad;  censurad, 
pero  decid    también  que   no   nos  guió  un   sentimiento  egoísta. 
que  nada  hicimos    por  nosotros,  que  no  mancharon  nuestras  ac- 
ciones, ninguna  codicia,  ningún  deseo  personal:  á  la  libertad  hu- 
mana sacrificamos  hasta  nuestra  reputación  personal,  y   por  to- 
do premio  nos  preparamos  la  miseria  o  la  muerte.''  Tal  es  la  ver- 
dad y  la  grandeza  de   la  revolución.  Casi  todos  los   girondinos 
-aerificados  en  Octubre  del  93  eran  jóvenes  y  ricos:  en  su   úl- 
tima,  hora   ni  se  acuerdan  de  su  juventud,  ni  se  acuerdan  de    mi- 
riquezas;  solo  de  las  ideas,  del    pueblo,  de   la  verdad.    Al    morir 
los   montañeses,  no  tienen  una  palabra  que  les  haga   indignos; 
ninguno  pide  la  vida;  solo  piden  la  salud  de  la  humanidad,  el 
progreso,  la  democracia:  habían  puesto  en  la  obra  de  la  libertad 
todo  su  esfuerzo  y  todas  sus  pasiones,  y  mueren  sin  quejarse  con- 
fiando en  el  porvenir  y  en  la  fecundidad  de  la  revolución.  El  or- 
den de  la  tradición  se  transformo7;  á  las  ceremonias  vacias  y  fpr- 
malistasde  las  monarquías,  reemplaza  la  grave  seriedad  del   de- 
recho:  las  relaciones  internacionales  se  cambian:    ;'hay  naciones; 
con  ellas  nos"  entenderemos,  no  con  los  reyes,    dice  Danton: 
preciso  que  los  pueblos  sepan  que  se  ha  usurpado  su  nombre: 


es  preciso  que  caiga  todo  lo  que  se  opone  al  ejercicio  libre  é  in- 
tegro de  las  sociedades  monopolizadas  por  la  arbitrariedad  y  el 
escándalo."  La  vieja  diplomacia  sucumbe:  no  sirven  para  la  re- 
volución los  sofismas  de  loa  cortesanos  de  Europa:  "hablad  cla- 
ro, dice  Saint  Just,  porque  nosotros  que  rasgamos  toda  la  tradición. 


un  triste  papel  con  aquel  joven  de  veinticinco  anos  que  cortaba  im- 
portunes exordios  con  estas  palabras:  " tenemos  prisa  de :  salvar 
a  la  humanidad  v  vosotros  no  tenéis  ninguna  por  redimirla:  Das- 


33G  COMPENDIO 

ta  ele  ceremonias:  al  hecho:  ¿reconocéis  que    todo  hoi 
bre  por  naturaleza,  y  que  lo  es  la  Francia  \  im- 

prescriptibles? Si  negáis  el  derecho,  hable  el  canon:  e 

La  revolución  es  lógica  en  todo:  habla  á  los  r 
deza  de  los  pueblos,  y  á  los  pueblos  con  la  grande/ 
arroja  todas  las  imposiciones  tradicionales  de  un  modo  ten 
no  queréis  ser  iguales  en  la  ley,  lo   seréis  en  la    guillotina: 
dice  también  ;í  la  aristocracia,  al  privilegio,   á  los   ni 

La  convención  pone   en    todo  la  mano,  h_  la  proj 

dad,  sobre  la  administración,   sobre   losjuici 
res;  da  nueva  organización  á  la    Francia,  cica  - 
manda  vencer  o' morir:  el  general  que  se  descuida    ú  uo  cumple 
sus  deberes,  cae  en  la  guillotina.    Napoleón  huh 
Oustirie  si  colocado  el  93  donde  estuvo  el  96  hubi 
do  las  arengas  de  Italia:  presentó  al  ejército  la-  rica9  cindi 
y  abundantes  llanuras  para    conducirlo  ;í  la    victoria,   Si  tal    hi- 
ciera en  la  época  de  la  convención,   loa  convención 
sen  dicho:   "el  ejército  se  bate  por  la    libertad   qu< 
y  no  por  la  rapiña  y  la  codicia  que  ea  su  deshonra      V   habría 
rodado  la  cabeza  de  Bouaparte  como    rodd  la  de  Custine  senten- 
ciado desde  los  tributos  de  Francfort.  N  iba  por  la 
de  riqueza  y  las  ambición*'-,   sillo   por  el    derecho  huma 

Robespierrc  muere  cuando  concluía  el  terror:  él  misil  -ria 

destruirlo:  le  derribó  no  una  idea  superior  sino  una  conspira 
del  miedo:  la  Convención  estaña  cu  decadencia;   1"   grand 
perecido:  el  terror  acabara    lo    mismo    con    Rol  SÍll 

61:  si  los  convencionales  dr  la  gran  época  habían  sia 
de  la  segunda  fueron  mezquinos:  elsofistaa,  li 
la  falta  de  ideales,  hicieron  degenerarla  revolución  hasta  que  hn 
aparará   un  hombre:  en  !  jan  indemniza 

algunas  tenían  por  objeto  llenar  él    tesoro;  loa   mu 
eran  saqueados:  los  especuladores  sucedieron  il  los  hombres  abne- 
gados: el  lujo  á  la  sencillez,  la  prevaricación   ti   la   moralidad:  el 
directorio  no  fue  mas  que  un  paréntesis  entro  el 
y  el  poder   de   Bonaparte:   la  generosidad    estaba   proscriti 
prostitución  dorada  volvió  á  ejercer  su  influencia; 
ocupaban  el  lugar  de  las  grandes  decisiones:  no  había    actividad, 
ni  vigor,  ni  ñlosofia,  ni  ideas:  todo  se  abandonaba  por  fal¡ 
capacidad,  al  contrario  que  la  primera  época  convencional  que  -.1 
todo  atendía  á  la  vez,   pueblos  y  ejércitos,   leyes  y    luchas,  ad- 
ministración }r  gobierno:  de  este  modo   Sieyes  que  apenas  salie- 
ra de  la  oscuridad  frente  á  los  grandes    hombres,    pudo  man 
los  sucesos  y  burlarse  délos  representantes    \    directores:    todo 
habia  bajado  de  talla:  una  prensa  que  balbuceaba  y  adulaba,  dis- 
cursos pobres,  soluciones  mediocres,  tipos  vulgar  jeep- 


DE    LA    HISTORIA  UNIVERSAL  337 

tuan  algunos  y  aun  contagiados  por  la  universal  degeneración:  la 
República  murió  con  Kobespierre:  este  hombre  que  tantas  du- 
das inspira,  daba  á  todos  los  elementos  la  unidad  de  una   lógica 
y  de  una  fuerza  intelectual.  Después  vino  la  intriga,  el  egoísmo. 
la  vanidad:  en  esta  segunda  época  la  patria  y  la  libertad   son 
lo  de  menos;  reinan  las  concupiscencias,  el  deseo  inmoderado,  la 
confusión,  la   oratoria  hueca  y  sin  sentido.  Napoleón  podia  impo- 
nerse y  ser  el  amo  por  el  rebajamiento  del  nivel  de  los  hom- 
bres y  las  cosas:  los  sucesores  de  Robespierre  ni  aun  supieron  ma- 
nejar las  inmensas  fuerzas  qne   dejara  la   convención:  todo   se 
convertía  en  parodias;  al  patriotismo  de  Madama  Roland,  reem- 
plazó la  moda  de  Teresa  Cabarrus:  a  lo  ideal  lo  escéptico;  el  pla- 
cer sustituyó  á  la  inteligencia,  los  intereses  al  verdadero  heroís- 
mo de  la  revolución:  sólo  el  ejército  reflejaba  la  fuerza  revolu- 
cionaria: los  grandes  generales  se  habian  formado  bajo  la  Con- 
vención, 1  loche,    Moreau,   Fichegru,  Jourdan,  Kleber.  Napoleón 
qoe   tenia   talento   organizador   aprovechó  los   recursos  ^cumu- 
lados y  los  hizo   escabel  de  su   fortuna, 

ütil   es  examinar  á  fondo  los  caracteres  ele  la  revolución:  los 
modernos  pueblos  civilizados  la  tributan  homenaje:  se  abusan  sin 
embargo  sus  violencias,  el  terror,   las   sangrientas   hornadas   «Ir 
la  guillotina   si   al  89  hubiera  precedido  una  moral  política  con 
sendas  abiertas  al  porvenir,  habríase  realizado  una  evolución 
querellas,  sin  odios,  sin  sangre:  para  esto  fuera  necesario  qygdo- 
minase  la  idea  del  derecho  en  todas  las  relaciones  sociales,   ju- 
ro el  voto   del  pueblo  no  era    valido  en  las  antiguas   iii,lm¡ 
nes;  nada  podia  la  voluntad   general  contra  el  hecho,  y  si   n 
hubiera  armado  el  brazo,   el  despotismo  se  hubiese  mantenido 
apesar  de  la  opinión.    En  otro  tiempo  el  edicto  de  Nantes  pie- 
paraba  la  libertad;  la  monarquía  de  nadie  se  aconsejó  para  ar 
jar  quinientos  mil  calvinistas  y  para  negar  la  libertad    primera 
entre  todas  las  libertades:  lo   arbitrario  constituido  en  dereého, 
no  admitía  competencia:  ai  Luis  XYI  ni  la  corte  uspuul  u 
volver  í  la  nación  sus  facultades:  el  rey  sin  embargo  de  su  bon- 
dad relativa,  pensaba  que  de  él  emanaran  todo  el  mentó  o  toda 
la  responsabilidad:  el  pueblo  debia   ser  el  eterno  protegido,   per- 
petuo menor  de  edad:  de  semejante  sistema  se  vahan  la  aristo- 
cracia y  la  teocracia  para  convertir  la  acción  monárquica    .ai  su 
beneficio.  En  las  disputas  que  preceden  a  1789,  para  nada  entra 
el  pensamiento  de  libertad  común;  los   parlamentos   luchan  con 
la  corte  para  ensanchar  sus  privilegios;  los  nobles  y  el   enrose 
oponen  á  la  igualdad   de  tributos;  la  corte  disfruta   de  grandes 
pensiones,  el  pueblo  paga;  nadie  le  pregunta  y  nadie  oye  sus  que- 
as:  aunque  el  trono  estuviera  bien  dispuesto,  su  circulo  no  le  re- 
presentarla jamas  la  verdad  ni  le  propondría  disminuir   las  caí- 


338  COMPENDIO 

gas  que  reducirían  .las  pensiones  y  prodigalidades:  eran  dofl  na- 
ciones distintas;  una  que  sufría;  otra  que  disfrutaba.   Asi  deja: 
la  Francia  Luis  XIAr  y  Luis  XV.  y  asi  debia  continuar:  las  con- 
cesiones se  mirarían  como  favores,  no  como  conquisí 
del  derecho  popular.-  Al-  80  concurren  la  fil  ¡a. 

el  patriotismo,  la  sed  de  venganza,   los  agrava 
del  pueblo:  las   instituciones  absolutistas  afirmadas   en    la  tradi- 
ción y  el  ínteres,  no  prestarían  oídos  á  la  filosofía:  sin   la  fuer 
la  revolución  no  se  impondría,  pero  los  filo's<  :poco  podrían 

sujetar  el  desbordamiento  cuando  la  irritación 
el  cauce  de  las  costumbres:  el  influjo  de   Rol 
contra  Marat  y  Hebert,  el  de  los  girondinos  contra   1«  el 

pueblo  no  estaba  intelectualmente  preparad* 
ron  de  repente  }r  como  los  privilegios  engen  lea 

el  espíritu  igualitario  supero  en  las  masas  al  i  liberal.  Lúa 

revolución  ordenada  se  hace  cuando  los  pod 
í  ceder  á  la  conveniencia  y  comprenden  «-l  derecb 
nobleza  y  el  alto. clero  se  burlaban   del  pueblo  y    homilía 
tercer  Estado:  creían  imposible  y  absurda  la  na 

vez  despierta  la  dignidad  individual  por  la  preí 
dores,   cada  recuerdo  de  las  humillaciones  sufri  tonaba 

un  deseo  de  venganza  y  si  los  intransi  tu- 

vieron compasión  á  las  desdichas  ni  reí  hombrea  que 

ciben  su  derecho  de  la  natura!  ra  mucli 

la  derrota  hallasen   la  equidad  absolul 
mofa  y  escarnio.   Los  privilegiados  nunca    respetaron 
de  Francia:  la  nación  i  ra  un  patrimonio  en  usuíruct  rip- 

tible  bajo  la  garantía  de  instituciones  inmdi 
pestad  arrecio,  huyeron  al  esttangerOj  permitieron  que    Bra 
p  wik  insultase  su  patria,  guiaron  á  íosejércit  •ru- 

sia, entregaron  Tolón  A  los  inj  é  intimaron  al 

cionara   la  constitución    poniéndose  de  acu<  a  la    Europa 

absolutista  para  someter  al  pueblo   v  ponerlo  bajo  el 
los  mas  insolentes  aristócratas.   Entonces 
ron,  y  los  asesinatos   en  masa  cu  Setimí! 
da  y  violentamente  á  las  traiciones  (pie   rodeaban 
pública:  hombres  que  nunca    fueron    compad 
man  compasión:   irreconciliables  los  privilegiad( 
tolerante  el  pueblo;  un  esceso  arr  rao  Un- 

jo es  seguido  de  un  gran  reflujo.   Si   preguntamos  loo 
narquiay  la  aristocracia  habían  ensenado  a!    ¡ 
pudiera  ser  moderado  en  las  victorias,   el  pueblo  nos 
raque  siempre   se  le  desprecia,   (pie  nunca  se  le  d  lito 

un  camino  de  derecho  paraquese  formara  con  solidez  aunque  c 
lentitud;  el  desprecio  de  que  habia  sido  víctima     fa 


DE  LA   HISTORIA  UNIVERSAL.  339 

muerte  de  sus  antiguos  señores,   entrando  la  venganza  en  mueho 
mas  que  la  idea  de  la  necesidad.  Una   derrota   del  pueblo,   le 
hubiese  sumido  en  mayor  servidumbre;   los   grandes  agitadores 
lo  sabian  y  dejaron  obrar,  cuando  no  iniciaron,  para  que  se    en- 
sanchase el  abismo  entre  la  antigua  Francia  y  la  Francia  revo- 
lucionaria: la  inundación  fue  provocada  por  los  privilegios  y  la 
negativa  á  todo  progreso:  una  vez  desbordado  el  torrente,  arras- 
tró aun  á  los  mismos  revolucionarios  que  trataban  de  contener- 
le: el   pueblo  podía  haber  retrocedido  ante  la  sangre,   pero  en- 
tonces sus  implacables   enemigos  habrían  aniquilado  la  libertad 
y  aherrojado  la  nación  puesto  que  no  eran  mas  escrupulosos  que 
loa  mas  fieros  revolucionarios:  el  desafio  era  á  muerte,    sin  cuar- 
tel y  sin  examen  de  medios:  Bouillé   habia  comenzado;  la  escua- 
dra  de  la  República  ardia  en  el  puerto  de  Tolón;  los  vandeanos 
colgaban  de  los  árboles  á  los  liberales;  los  emigrados  hacían  de 
la  traición  una  causa,  y  llamaban  a  Europa  para  ahogar  la  revo- . 
lucion  aunque  Francia  tuviera  que  borrarse  del  catálogo  de    las 
naciones:   toda  la  Francia  contestó  al  reto  de  la  tradición  y  del 
absolutismo  europeo;  levantó   la   guillotina   y  frenética   ante  las 
desdichas,  las  traiciones,   los  recuerdos  y  los  peligros,  no  conten- 
ta con  los  golpes  del  tajo,  arrojó /t  cientos  las  víctimas  al  Loire 
y  al  Garona,  fusiló  por  millares,   ametralló   hombres,  mugeivs. 
niños  y  ancianos;   era  un  delirio  tremendo  pero  alíñenos   tenia 
por  fin  la  patria,  la  libertad  y  el  derecho,    mientras   sus  enemi- 
gos sin  sentir  mas  misericordia,  se  proponían  el  despotismo,  ■  el 
privilegio  y  la  arbitrariedad:  el  ataque   se  presentaba  en  todas 
maneras  y  formas,  y  la  defensa  se   hacia  por   todos  los  medios 
sin  juzgar  tranquilamente,  porque  no  habia  tiempo  ni  serenidad, 
cual  seria  el   límite  en  que  convenia  detenerse.  La  tradición  no 
podia  argüir  ele  esceso,  porque  no  habia  creado  costumbres:  holló 
los  derechos  generales,  se  burló  del  'trabajo,  azotó  la  pobrea 
impuso   todos   los  tributos  mas    pesados   á  los  mas  desvalidos,, 
sin  nutrir  su  espíritu   porque  al  ilustrarle  le  hubiera   enseñado 
una  dignidad  emancipadora:  se  les  habia  tratado  como  siervos- 
y  se  pretendía  que  el  dia  de  la  revolución  apareciesen  como  fi- 
lósofos comprimiendo  todas  las  pasiones  y  perdonando  todos  los; 
agravios.  Habia  imperado  la  fuerza  sobre  la  justicia  y  se  recka- 
zaba  el  triunfo  de  la  misma  fuerza  á  nombre  del  derecho.  La  l1.!* 
tima  de  las  personalidades  ele  fe  revolución,   tiene  mas  genio  y 
mas  sentido  que  todos  los  privilegiados,  ya  se  estravien,  y  con- 
viertan en  orgia,  como  Hebcrt,  Marat,   Chaumette,  Carriel-  y  o- 
tros,  la  mas    santa  ele  las  causas.  Los  hombres  superiores  de  la 
revolución  consagran  las  ideas  y  dirigen  las  grandes  luchas;   el 
pueblo  sigue,  se  venga,  aniquila  los  obstáculos  y  mira  con  sospe- 
cha hasta  las  connivencias  del  sentimiento,  porque  la  revolución 


340  COMPENDIO 

de  las  masas  es  tanto  de  odio  á  todo  lo  pasado  como  de  vaga  es- 
peranza del  porvenir.  Se  destruye  6  se  transforma  cuanto  recuer- 
da la  tradición;  un  solo  resabio  se    toma  como  una   resistencia. 
Pero,  ¿no  habia  hecho  igual  la  tradición  en  sentido  eontrar: 
pueblos  encontraban   cerradas  todas  las  puertas:  estaba   vedada 
la  justicia,  luego  aquel  sistema  debia  caer  todo  entero  al  emba- 
te de  la  Francia  revolucionaria.  Las  instituciones  inflexibles  siem- 
pre acarrearan  los  mismos  resultados:  los  pueblos  d 
el  dia  que  sienten  la  primera  impresión  de  su  dignidad  y 
recho,  creen  que  la  venganza  es  una  legítima  represalia,  pero  no 
sabiendo  despreciar  odian,  y  el  odio  en   la  fiebre   revolucionaria 
es  una  sentencia  de  muerte.  Y  sin  embargo,  si  el  peligro,  el 
sasosiego,  las  provocaciones  y  las  injurias  no  huí  Mesen  exacerba- 
do el  ánimo,  la  revolución  no  habría  llegad*  >rror:   cuando 
después  de  una  activa  propaganda,  veinticuatro  millón-  cu- 
bres se  encontraron  amenazados  en  los  derechos  adquiridos,  y  la 
imprudencia  de  sus  enemigos  les  mostró  el  yugo  y  la  hor 
castigo  de  haber  aclamado  la  libertad,  el  fu¡             tuvo   limito 
-  se  desterro  toda  idea  de  compasión  para  quien  n<>  la   tenia   con 
'  los  revolucionarios,  y  se  jugó  la  suerte  del  porvenir  Á  la  mor 
y  á  la  guillotina.  Qae  la  conciencia  independí                     timien- 
to  espontáneo  del  pueblo  no  habría  llevado  ]  lo 
dicen  aquellas  escenas  misl             en  que                       i  la   feí 
cidad  con  las  lágrimas  del  enternecimiento:  los  degolladora  del 
dos  Y  tres  de  Setiembre,    lloran  de  placer  cuando  convencidos  de 
la  inocencia  y  patriotismo  de  algún   pi                        ilvar  ll 
tima  señalada:  uno  de  aquellos   hombres  sanguinari                   i  á 
su  muger  que  le  lleve  un  pan  al  Temple  porque   no  | 
dos  dias,  y  que  busque  al  dueño  de  Beis  mil  (Van 
la  puerta  de  la  municipalidad;  se  atreve  á  matar,  y  no           Un 
sueldo  de  un  hallazgo  (pie  guarda  fate 
tales  son  esas  situaciones  estraordi^frrias  en  que 
honrado  por  encima  de  lo  san-                     lo   mas  cnlmi 
la  revolución,  predomina  la   Montana;    su  ideal                       al 
pueblo;  medios  todos:  lo  (pie  lia  sido  desprecíadi 
mar  á  uno  aristócrata  es   empujarlo  á  la  guillotina,  i 
tiempo  llamará  uno  plebeyo  era  señalarle  •[  las  ironiaf 
carnio  de  los  cortesanos,    al  desprecio    de   la  oobl 
injurias  délos  lacayos.  En  medio  del  terrorismo,    los   montai 
supieron  elevar   al  pueblo  inspirándole    los    principios  de 
dad,  las  leyes  del  honor,  y   la  grandeza  de  las  eienci 
roismo  de  los  combates.  Fué  tan  grande  el  sacudimiento,   -me  *] 
caer   Robespierre,  la  tradición  estaba  pulverizada:  la   mooaratü 
no  pudo  recomponer   mas   que  una    parte  del    viejo  edificio;   el 
pueblo  jamas   se  olvidaría  de  sus  títulos  v  de   su  poder,  y    rúan- 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  341 

do  los  olvido'  Carlos  X,  las  barricadas  de  Julio  le  recordaron 
que  era  inútil  pensar  mas  lejos  del  89,  y  que  era  peligroso  inspi- 
rares en  los  antiguos  consejos  del  absolutismo.  El  derecho  de  los 
reyes  cedió'  su  lugar  al  derecho  de  los  pueblos. 

Mutilada  la   revolución  al  morir  sus   apastóles  y  caudillos,  lie* 
gó  a  regir  los  destinos  de  Francia  un  hombre,  francés  por   la    vi- 
veza,  corso  por  la  astucia,   revolucionario  por  la  razón,   egoísta 
por  el  sentimiento,  universal  por  el   genio;  disolviólos  perezosos 
consejos  y   ocupó  el  lugar  de  los  poderes  constituidos:    i   las    A- 
sambleas  de  intriga  sucedía  la  imposición  de  la  fuerza.  Cónsul    y 
emperador,  Bonaparte  toma  el  nombre  del   pueblo,  afirma  el  de- 
recho  humano,  y  amigo  de  pompas  y  solemnidades,  saca  una  no- 
bleza de    los  campos  de  batalla  y  pretende  dar  á   los  duques   y 
condes    plebeyos,    el  tono  de    los   antiguos  representantes  de   la 
tradición.    Y  al  recorrer  Europa  en  triunfo  llevando   de  ayudan- 
tes príncipes  y  reyes  que  se  creían  ungidos  por  Dios,  recuerda  la 
época  en  que  era   teniente,  como  queriendo  significar  hasta  donde 
pueden  subir  los  plebeyos  por  su  esfuerzo,    y  hasta  donde   pue- 
den bajar  las  artificiales  aristocracias  y  los  soberbios   defensores 
del  derecho  divino.  Prosigue  en  la  obra  de  la  unidad   los  traba- 
jos de  la  convención,  pero  no  deja  al  pueblo  mas  que   los   cam- 
pos de  batalla:  barájalas  dinastías,  desconcierta  los  Estados,   hu- 
milla  á  los  reyes,  borra  la  inquisición   de  Europa,  hace  (pie  el 
pontífice  consagre  el  sufragio  universal,  y  limitando  la   libertad 
en  Francia  á  cambio   de  laureles,  la  propaga  en  Europa  contra 
los   monarcas,   esterioriza   la  revolución  y  hace  saber  á  todos  que 
no    existe  otro  derecho  que  el  derecho  de  los  pueblos:  llega  á 
dominar  Europa,  dibuja  nuevos  mapas,  rehace  las  fronteras,  eren 
reinos  para  su  familia,  coloca  á  sus  generales  en  tronos   de   los 
reyes,  protege  las  ciencias  exactas,  comprime  las  morales  que  ro- 
bustecen la  individualidad  política,  y  mientras  la  costumbre  de 
mando  y  el  éxito  de  la  guerra  consolidan  su  despotismo,  Europa 
despierta,  y  alli  donde  los  reyes  sucumben,  se  levantan  los  pue- 
blos, España  y  Rusia,  probando  que  la  revolución  no  les  habia 
llamado  en  vano,  y  probando  también  que  ellos  tienen  la  ver- 
dadera fuerza  y  que  está  en  sus  manos  adquirir  y  conservar  la 
integridad  de  sus  derechos.  Los  revolucionarios  dijeron  que   el 
pueblo  lo  era  todo:  Napoleón,  hijo  ingrato  del  89,  olvidó  aquella 
verdad;  derrotó   á  todos  los  ejércitos  de"  Europa,  paseó  en  triun- 
fo sus  águilas  y  se  impuso  á  los  reyes:  en   el  Sur  y  en  el  Norte, 
le  salieron  al  encuentro  los  pueblos  y  sepultaron  sus  mejores  le- 
giones; el  imperio  estaba  perdido:   entonces  se  acordó  de  la  li- 
bertad que  engendrara  las  energías  que  él  gastó;  el  pueblo  fran- 
cés sorprendido  por  el  genio  de  la  guerra  no  vio    que    dándole 
entusiasmo  le    robaban  el  alma;  rotas  las  águilas   en    Zaragoza, 


342  COMPENDIO 

Gerona  y  los  páramos  ele  Rusia,   se  encontró  Francia  defrauda- 
da: entonces  se  acordó  de  sus  hijos  muertos,  de  los  huérfanos  y 
de  las  viudas  y  contestó  á  Napoleón,  que  le  había  quitado  la  li- 
bertad y  le  habia    robado  la  sangre  mas  pura  y  mas  generosa. 
Un  segundo  imperio  levantó  el  ánimo  por  un  momento  y  se  hun- 
dió en  Vaterloo.  La  restauración  se  vio  obligada  á  transigir  con 
las  ideas  del  89:  Napoleón  era  conducido  á  Santa  Elena:  allí  in- 
tentó justificarse  en  la  posteridad:  "su  memorial"  es  una  defensa 
que  presentaba  ante   la  severidad  de  la  historia.    Grande  por  el 
genio  y  por  la  ilustración,  cometió   el  estravio  de  aliarse  con  las 
pompas  tradicionales;  se  llenó  de  vanidad,    buscó  afinidades  con 
los   privilegiados  de  Europa,  creó  injustificables  noblezas   y   so- 
bre todo  redujo  ásu  servicio  á  su  patria  por  no  comprender  que 
es  mas  grande  servir  al  pueblo  y  á  la  humanidad  que  dominar- 
los. Washington  era  su  ídolo  y  no  le  imitó:  como  soldado  de    la 
libertad  habría  engrandecido  Francia  y    Europa   mucho  mas   que 
se  engrandecieron  por  las  circunstancias;  como  emperador,  deja 
ráfagas  de  su   genio,  mucha  sangre  en  los  campos   de  batalla,   la 
primera  reputación  militar  del   siglo,  la  justicia  de  algunos  aplau- 
sos y  la  necesidad  de  censuras:  un  hombre  no  debe  jamas 
absorber  á  su  patria  y  convertirla  en  instrumento  de  su    gran- 
deza personal,  aunque  fuera  dado  que  su  genio  ¡  mas  que 
el  genio  acumulado  de  todos  sus  contempor.             la  grandeza  (pie 
se  quita  al  pueblo  para    darla  á  un  hombre,             -u  61  en  la  tum- 
ba; la   grandeza  (pie  un    horno              irior  entrega   ¿í  BU  patria 
refleja  en  toda  la  historia:   Napoleón,  como   Cesar,  era  capaz  de 
morir  por  su  ambición,  no  de  sacrificarse  por  la  libertad  y  la 
ticia.  Francia  necesitaba  libertad  ó  laureles:  no  reconociendo  Na- 
poleón  su  coexistencia   con   el  imperio,    hizo  guerras  arbitrarias 
para   m»  perder  •'!   prestigio  público:  la  primera  derrota  h 
caida:  fué  un  gran   conquistador,  pero   un   mal  ciudadano:    en    el 
progreso  hizo  cuanto  pudo  1¡:              límites  (pie   permitía  su  po- 
der: por  eso  Comenzó  mucha-            y  ninguna  completa.  Prolon- 
gando el  choque  con  la  Europa  monárquica,  los   pueblos  Fueron 
levantándose,  individualizándose,  y    la    idea    liberal  S€  generalizó 
por  diversos  impulsos  mientras  Napoleón              naba    restrin- 
girla según  su  sistema    v  su   sed  dominadora.    Se    siente    BU  caida 
porque  lo  que  siguió  era  mas  pequeño  (pie  el  imperio  y    porque 
el  gran  pueblo  revolucionario  quedaba  humilladle  destituido   pel- 
el pueblo,  no  se  le  compadecería;  destituido  y  prisionero  por  los 
reyes,  se  le  devuelven  las  simpatías  que  se  enagenara  por  su  po- 
lítica: tenia  algo  de   la  revolución,    ya  fuera    el   carácter  empren- 
dedor, ó  porque   simbolizara  las  energías  nacionales:  SU  origen  Ir 
coloeaba  frente  á  las  dinastía-  europeas:  para  ese  fin  agitó  la  ban- 
dera  revolucionaria  y  cumplida  su  objeto  la  volvió  á  plegar.  En- 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  343 

ropa  no  descanso  hasta  vencer  al  arbitro  de  las  nacionalidades: 
Invocaba  la  libertad  de  los  pueblos  para  combatir  la  arbitrarie- 
dad napoleónica,  pero  después  de  la  victoria  la  santa  alianza  im- 
puso su  despotismo  á  las  naciones;  hizo  el  último  esfuerzo  abso- 
lutista pensando  eternizar  lo  que  la  revolución  había  declarado 
caduco,  organizo  como  le  plugo  los  diversos  países,  y  pacto  la 
Indestructibilidad  de  la  monarquía  absoluta.  El  Congreso  de  Yie- 
na  fué  la  imposición  mas  .violenta  al  derecho  de  los  pueblos: 
los  privilegios  se  estrechaban  por  última  vez,  y  las  vanidades 
lanzaban  el  último  sarcasmo  contra  la  libertad.  La  revolución 
iba  penetrando  en  las  inteligencias  y  á  su  influjo  se  deshizo  la 
Santa  Alianza,  y  los  reyes  tuvieron  que  admitir  lo  que  quisieron 
dejarles  los  pueblos. 

La  id|a  monárquica  no  había  desencarnado  ni  de  Europa  ni  de 
las  colonias  latinas  en  América.  Ai  invadirlos  franceses  Portu- 
gal y  España,  úñense  á  las  ideas,  motivos  inmediatos  de  emanci- 
pación: el  Brasil  se  separaría  sin  violencia;  las  colonias  de  España 
inician  la  lucha  contra  la  monarquía  impuesta  por  Napoleón:  acla- 
mase á  Fernando  VII,  surgen  las  primeras  divisiones,  quieren 
hacer  valer  su  personalidad  las  colonias,  y  obligadas  a  ceder  las 
autoridades,  tratan  de  reivindicar  el  poder  por  la  fuerza,  y  cada 
€hoque  moral  ó  material  debilita  los  lazos  con  la  metrópoli:  los 
verdaderamente  independientes,  pocos  en  numero  en  un  principio, 
-aprovechan  las  dificultades  y  logran  determinar  un  movimiento 
mas  pronunciado  contra  la  colonización  aunque  en  algunos  puntos 
no  se  deseche  ni  la  monarquía  ni  la  dinastía:  una  ley  histórica 
debía  cumplirse  mas  (3  menos  tarde:  el  sistema  colonial  contenía 
el  desarrollo  de  América;  las  leyes  no  tendían  á  formar  pueblos 
grandes,  sino  pueblos  sumisos:  jamas  la  América  del  Norte  ni  la 
América  latina  hubiesen  adquirido  el  desarrollo  ni  las  riquezas 
permanentes  que  después  han  acumulado:  la  vanidad  ó  la  ambi- 
ción de  un  pueblo,  no  pueden  oponerse  a  la  ley  del  desenvolvi- 
miento humano,  y  aunque  haya  interés,  el  interés  debe  ceder  á  un 
bien  mayor  y  á  la  realización  del  derecho.  Son  limitados  los  casos 
en  que  la  coíonizacon  produce  un  beneficio  humano  cuando  ya  las 
colonias  tienen  fuerza  para  gobernarse;  casi  siempre  se  las  com- 
prime aun  bajo  poderes  mas  flexibles  que  lo  era  la  monarquía 
absoluta.  La  filosofía  de  la  historia  no  tiene  necesidad  de  oír  las 
quejas  de  los  que  inmediatamente  se  perjudican;  pregunta  al  de- 
recho si  debia  suceder  lo  que  ha  sucedido;  y  si  hecho  y  derecho 
guardan  correlación,  aprueba,  y  determina  el  progreso  realizado 
por  la  ley  del  deber.  Tal  fué  la  independencia  cíe  América.  Si 
España  hubiese  sido  una  democracia  estensiva  ti  las  colonias,  la 
.geograíia  impidiera  que  metrópoli  y  países  americanos  constitu- 
yesen una  unidad  durable:  un   privilegio,  ventajas   y   necesarios 


344  COMPENDIO 

desequilibrios,  tenían  que  emanar  de  entidades  separadas  por  los 
grandes  mares;  siendo  un  despotismo  entonces,  con  mas  razón  se 
buscaría  la  independencia.  La  revolución  de  las  colonias  sajonas 
y  la  revolución  francesa  ejercieron  un  influjo  positivo  en  la 
America  latina:  los  malos  sistemas  unieron  considerables  masas 
á  los  grupos  de  pensadores:  las  dificultades  de  la  península  pro- 
porcionaron las  agitaciones  que  precipitarían  un  suceso  necesario. 
En  lo  general  el  pueblo  de  las  colonias  estaba  poco  educado  en  la 
vida  del  espíritu  y  menos  para  la  vida  política:  de  aquí  los  males 
ulteriores,  porque  hubieron  de  crearse  costumbres  después  del 
hecho  de  la  independencia.  La  guerra  iniciada  por  muy  pocos,  to- 
ma incremento  ¿í  medida  que  se  adhieren  la  propiedad,  el  saber, 
soldados  geniales  y  caudillos  inteligentes.  El  diverso  carácter  de 
la  libertad  y  del  absolutismo,  aun  en  lo  que  afecta  ¿í  sucesos  de 
condición  nacional,  se  refleja  en  el  periodo  de  la  guerra:  en  el  pri- 
mer momento  la  Junta  de  Sevilla  y  la  Regencia  desconocen  el 
estado  del  mundo  después  déla  revolución  francesa  las  cortes  de 
Cádiz  convocan  alas  colonias  para  que  lleven  su  representación  y 
si  bien  no  existe  una  idea  muy  éspansiva,  mas  tarde  en  L820  in- 
tentan la  reconciliación  pacífica,  aconteciendo  !<>s  principales 
cesos  en  la  época  del  absolutismo,  del  quince  al  veinte  y  de  la 
restauración  del  23  hasta  el  linde  la  guerra.  Peinando  Vil  mas 
ignorante  y  mas  absolutista  que  Felipe  II.  no  comprendía  los  sen- 
timientos de  independencia  de  los  pueblos:  tradujo  los  sacrificios 
de  España  en  una  defensa  obligada  de  SU  rey,  y  los  esfuerzos  de 
America ])or  una  rebelión  anárquica  contra  bu  derecho  divino. 
Destruida  la  constitución  en  la  península  por  el  brazo  de  la  Santa 
alianza,  pidió  igual  concurso  para  América;  los  Estados  Unidos  é 
Inglaterra  desbaratáronlos  proyectos  de  la  diplomacia  de  Yero- 
na.y  terminóla  lucha  después  de  derramarse  sangre  (pie  hubiera 
economizado  la  previsión  de  un  éxito  ineludible,  como  la  habían 
economizado  en  el  Norte  los  Ingleses.  La  América  independiente 
fue  un  elemento  contra  la  Santa  alianza  cuyas  fuerzas  quebrantó 
revelando  1<>  aparente  y  ficticio  de  su  omnipotencia:  los  diplomá- 
ticos bajaron  la  cabeza  ante  (OS  hechos  consumados,  y  contra 
el  concierto  despótico  (le  Viéna  se  presentaron  doce  Estados  con 
personalidad  reconocida  por  Inglaterra  y  los  Estados  ruidos: 
el  fin  superior  del  advenimiento  de  los  pueblos  se  realizaba  ape- 
sar  de  los  privilegios  coaligadoe  y  de  las  monarquías  absolutas  en 
alianza.  V  no  solo  nacían  las  Repúblicas  y  Be  preparaban  ;;  una 
nueva  vida,  sino  que  revelaron  notables  caracteres  políticos,  in- 
signes guerreros,  inteligencias  sagaces,  y  pensamientos  de  indis- 
putable superioridad  moral.  Las  colonias  hacen  causa  común  en 
todo  el  Sur:  San  Martin  sigue  con  su  espada  la  propaganda  de 
Buenos-Aires,  y  vá  de  Chile  al  Perú  donde   después  encontrarla 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  ¿>4D 

los  ejércitos  ele  Colombia.  Las  rivalidades  personales  que  ele  anti- 
guo dominan  la  política  latina,  cohiben  las  fuerzas  desde  el  primer 
momento,  neutralizan  el  impulso  é  impiden  la  unidad  de  acción 
tan  necesaria  para  la  guerra  como  para  fundar  nuevos  organismos 
sociales.  Bolivar,  el  hombre  mas  grande,  aunque  no  el  mas  in- 
maculaelo  de  la  independencia  latina,  medita  el  plan  de  la  unión 
americana,  quiere  imprimir  un  signo  de  derecho  común  en  los  paí- 
ses ele  igual  origen,  y  fracasa  porque  el  espíritu  unitaria  no  estaba 
preparado  como  en  el  Norte  por  la  educación  análoga,  por  las 
costumbres  de  la  libertad,  por  los  parlamentos  y  el  ejercicio  del 
derecho  indivielual:  el  aislamiento  de  las  colonias  y  la  falta  de 
intereses  que  nacieran  del  mutuo  esfuerzo,  las  hacían  estraiías 
unas  de  otras,  mientras  que  en  el  septentrión  la  libertad  las  agru- 
paba y  el  estudio  ele  las  necesidades  tegia  pactos  en  beneficio  de 
tocios  mucho  antes  ele  la  independencia.  El  proposito  de  total  eman- 
cipación se  abrigo  en  Buenos- Aires  antes  que  en  Colombia,  pero 
Bolivar  unlversalizo  espresamete  la  causa  ele  los  americanos  ha- 
ciendo suyos  en  la  política  de  hecho  los  principios  doctrinales  ele 
Adams  y  ele  Monroe:  colocado  el  libertador  á  la  cabeza  de  tres 
pueblos,  y  llevando  sus  armas  al  alto  y  bajo  Perú,  inspiro'  recelos 
exagerados:  en  las  colonias  emancipadas  no  se  deseaba  la  unión 
latina;  el  esfuerzo  del  representante  ele  la  unidad  reacciono  en 
sentido  contrario  al  espiritu  del  Sur  y  se  deshizo  aun  la  confe- 
racion  colombiana:  mas  preparados  en  el  Norte,  lucharon  sin  em- 
bargo los  grandes  hombres  y  solo  después  de  largos  trabajos  y  pe- 
ligros, se.  consagró  la  unidad.  La  América  latina  por  su  gran  es- 
tension  no  se  prestaba  aun  organismo  político:  hubiese  exigido 
en  todos  un  gran  conocimiento  del  derecho  y  una  tendencia  irre- 
sistible á  unir  los  destinos  de  las  antiguas  colonias:  aunque  por 
un  instante  Bolivar  hubiera  realizado  su  trascendental  idea,  el 
espíritu  localista  heredado  del  sistema  vencido,  rompiera  las  ma- 
llas tegiclas  por  una  política  superior.  El  mismo  Bolivar  confiesa 
que  es  ambicioso;  pero  la  ambición  puede  ser  digna  ó  bastarda: 
cuando  el  hombre  reduce  á  su  egoismo  las  fuerzas  que  ponen  en 
sus  manos  las  circunstancias,  se  hace  acreedor  á  censuras:  si  ilus- 
trado por  una  concepción  superior  de  derecho,  abriga  el  deseo  de 
inocular  un  progreso  en  su  patria  y  en  la  humanidad,  sin  reser- 
varse mas  que  la  gloria  de  haber  concurrido  en  primera  línea  á 
establecer  lo  útil  y  lo  justo,  la  ambición  de  cuie  su  nombre  vaya 
unido  al  bien,  eslejítimay  plausible.  Seria  gratuito  y  temerario 
afirmar  que  el  Annibal  del  Sur  hubiera  pretendido  la  monarquía; 
no  lo  es  tanto  que  pretendiera  la  dictadura;  gran  guerrero  quiso 
ser  gran  legislador  y  se  estrelló  en  los  acontecimientos,  en  la  di- 
versidad ele  pareceres,  en  lo  imposible  de  someter  la  mitad  de 
América  á  un  código:  la  independencia,  por  una  razón  lógica,  hace- 


346  COMPENDIO 

derivar  por  el  pronto  oposición    ¿í  toda   fuerte  disciplina-   en   el 
^orte  sucedió' cosa  parecida,  y   Jas  tendencias  organizadora*   de 
\\  ashington  le  crean  considerable  número  de  enemigos   políti< 
bolívar  quena  el  poder  para  unir  y  consolidar  las   colonia-  i 
proposito  pudo  entonces  ser  calificado  de  despotismo,  pero   hoy 
que  han  cedido  las  pasiones  lo  vemos  de  otra  manera.  Las  luchas 
y  rivalidades  agrian  los  ánimos:  Bolívar  se  sale  de  la  lev   y  vuel- 
ve á  ella  como  se  vuelve  á   la  buena  senda  por  la  reflexión   des- 
pués del  arrebato:  yerra,  pero  medita  v  deja  de  persistir:   jamás 
pensó  en  otra  cosa  que  en  la  República  ni  invoco'  otros    ideales 
que  la  libertad:  si  sus  sentimientos  á  veci-    ge    rebelaban   contra 
los  lazos  de  los  nuevos  sistemas,  Ja  razón  sancionaba  mas  tarde  el 
derecho  de  las  pueblos.    Busco'  en  el  estertor  apoyo  para  las   na- 
cientes nacionalidades,  y  encontró  soldados   en  Inglaterra     sim- 
patías en  todas  partes:  quiso  probar  que  la  independen.  ud 
hecho  inquebrantable,  y    se  hizo  fuerte  tomando  el  noml 
Colombia,  y  hablando  de  igual  á  igual  con  todos   loe                 de 
atierra.    Su  lama  se  adhería  al  prestigiode  Am                       tila 
la  causa  de  las  jóvenes  Repúblicas:  el  derecho  ci                  ¡mien- 
to  demlindabaeraeldetodosfcmescepcion,  süTco            r  que 
hubiese  terminado  el  litigio  del  nuevo   mondo  raiei  |a 
perica  no  fuese  independiente:  insinuante,  vivo  de  genio  eseri- 
tornots         de  fiícil<          ¡ony  de  gran  golpe  d(                      ra- 
ba los  simpatías  generales.  Conocedor  | 

resefi  ylosd(  en  los  momenl  ttpo 

f?caJlae  ilhl"^  m¡  sibles  délos  pu< 

bdad.  por  su  elocuencia  y  su  entusiasmo  t( 
morales  A  la  causaque  sostenía. Su  actividad  es  infai 
previsión  tan  penetrante  como  aje 

d<  80  patria  y  cuando  se  le  «r.  c  vencido  entra  con  mas  ¿ni 
mas  complicados  proyectos;  atraviesa  los  And 
de  las  águilas  y  cae  con  la  foerza  incontrastable  de  la  avalancl 
v  Cimenta  la  independencia  admirando  al  mundo  con   SU    anda. 
consugenio,  con  su  energía:  y  atento  tí  todo,  lo  mismo  ¿   1-    ru- 
mores del  parlamento  ingles,  que  i  las  inspiraciones  del  gobien 
de  \\a:diin(utony  A  las  intrigas  deVerona 
lianza  el  pacto  de  América,  la  liga  de  la   República  yáe  la  lita 
tadj el  gobierno  de  Washington  reconoce  la  grandeza  <\r\  proyi 

to  de  holivar:  la  Santa  alianza  ;iliwiú  A  jr  mas    |<  h, 

idea  de  Bolívar  en  ese  principal  panto   no   tuvo  que   realiza] 
por  haber  desaparecido  el  peligro.   Cumplida  su  misión,  renuncia 

el  poder  y  muere. 

En  Europa  la  Santa  alian/a  es  el  pacto  de  resistencia  á  las  ideas 
v  al  progresó.   Francia  entregada  A  la  restauración,  no  olvida  I 
principios  revolucionarios:  la  monarquía  tiene  que  admitir  el   sis- 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  347 

tema  parlamentario;  la  literatura  anima  la  política;  un  sueño  ele 
derecho  divino  agita  á  Carlos  X  y  despierta  entre  las  barricadas, 
y  la  guardia  nacional  le  enseña  el  camino  del  destierro.  Alemania 
se  reconstituye  esgrimiendo  el  pensamiento  unitario,  y  Prusia  se 
concentra  meditando  el  plan  de  la  unidad  á  la  vez  que  Austria 
gobernada  por  Metternich  escribe  proyectos  fantásticos  contra  las 
tendencias  liberales.  Bélgica  y  Holanda  reunidas  por  los  arbitros 
de  Viena,  se  conmueven,  y  Bélgica  prepara  la  ruptura,  y  la  na- 
oionalidad  libre. 

Suiza  mal  asegurada  con  sus  pactos  federales,  tiende  a  la  nacio- 
nalidad esperando  propicias  coyunturas:  Italia  sacudida  por  los 
carbonarios,  concierta  planes  unitarios  eligiendo  como  punto  de  a- 
poyo  la  monarquía  piamontesa:  el  pontificado  cree  ver  deshecha  la 
nube  rovolucionaria,  y  con  el  "non  possumus77  responde  á  las  solici- 
tudes de  los  pueblos:  Rusia  espia  a  los  turcos,  se  fortalece,  mejora 
sus  leyes,  y  da  esperanzas  á  los  siervos  que  luego  habia  de  redimir: 
Inglaterra  ensancha  su  comercio  en  América,  prosigue  sus  con- 
quistas en  la  India  y  guarda  una  política  neutral  favorable  al  de- 
sarrollo de  las  pequeñas  nacionalidades:  los  Estados  Unidos,  pa- 
sada la  lucha  con  la  Gran  Bretaña,  se  agrupan  con  mas  senti- 
miento y  confianza  y  principian  á  influir  en  el  consejo  universal 
de  los  pueblos,  y  en  la  total  economía  por  sus  producciones,  su  co- 
mercio y  su  actividad:  España  maltratada  por  el  despotismo  y 
por  la  ingratitud  de  Fernando  VII,  restablece  la  constitución  de 
Cádiz  en  1820,  y  sometida  ala  Santa  alianza  en  1823,  no  desiste 
de  la  libertad  y  prepara  un  avance  político  antes  de  la  muerte  del 
rey  déspota.  En  las  regiones  orientales  se  levanta  un  pueblo;  la 
patria  de  las  artes,  de  la  filosofía  y  de  la  bella  literatura;  la  patria 
de  los  filósofos  y  de  las  musas,  de  los  hermosos  recuerdos,  de  los 
sacrificios  heroicos;  la  patria  de  la  libertad  antigua  que  es  un 
poema  desde  el  nacimiento  hasta  la  tumba,  resucita  como  el  Phe- 
nis  y  desde  el  Olimpo  pide  su  puesto  entre  los  pueblos  vivos:  la 
Santa  alianza  vé  en  tan  grande  resurrección  una  amenaza,  y  pro- 
pone ayudar  á  los  bárbaros  'turcos  á  someter  á  la  madre  de  nues- 
tra cultura,  de  nuestro  derecho  moderno,  de  nuestras  inspiracio- 
nes. Por  encima  del  pacto  del  despotismo,  se  eleva  el  voto  ele 
simpatía  de  las  naciones,  y  Grecia  se  declara  independiente:  no 
es  sino  nn  recuerdo,  pero  debia  libertarse  de  la  barbarie  aquella 
tierra  alimentada  por  la  sangre  de  tantos  héroes,  aquel  país  que 
aun  hace  resonarías  palabras  sublimes  délos  filósofos. 

El  nuevo  elemento  popular  se  impone  incontrastablemente:  ni 
rej^es  ni  aristocracias,  ni  pactos  del  despotismo,  ni  sistemas  into- 
lerantes, pueden  contener  el  impulso  de  las  revoluciones;  á  la 
alianza  espresa  de  la  tradición,  y  á  sus  propósitos  absurdos  de  in- 
movilidad contesta  la  alianza  tácita  ele  los   pueblos:   los  antiguos 


348  COMPENDIO 

gobiernos  se  modifican  ó  sucumben;  la  vieja  deplomacia  que  in- 
vocaba la  eternidad  del  absolutismo,  no  es  ya  mas  que  vaga  som- 
bra, que  ni  asusta  á  la  política  moderna,  ni  influiría  en  ios  des- 
tinos del  mundo.  En  el  primer  instante,  los  reyes  creen  haber  do- 
minado las  circunstancias  y  haber  vencido  decisivamente  la  revo- 
lución; los  arbitros  de  Yiena  no  gozarían  largo  tiempo  de  su  triun- 
fo: America  se  hace  independiente;  Grecia  se  levanta  é  invoca  la 
libertad;  España  proclama  la  Constitución  y  Ñapóles  le  responde: 
las  sociedades  secretas  italianas  minan  los  poderes  tradicionales; 
el  derecho  democrático  afirmado  en  Suecia  v  en  Noruega  es  el 
apo'stal  del  Norte,  y  la  confederación  suiza  el  objetivo  de  las 
piraciones  liberales  en  el  centro;  el  respeto  i  la  tradición  cede,  y  el 
deseo  ala  libertad  se  desarrolla:  la  inquisición  do  puede  sobrevi- 
vir un  dia  ¿í  la  revolución  francesa:  el  absolutismo  monárquico 
repara  el  agrietado  edificio  y  vé  (jue  cae  reducido  á  polvo  por 
todas  sos  esquinas:  la  Santa  alianza  no  necesita  decreto  deroga- 
torio; la  derogaron  los  hechos,  la  desconocieron  los  pueblos,  la 
aniquiló  el  espíritu  de  libertad:  lo  sagrado,  lo  inviolable,  lo  inmó- 
vil, ya  116  seria  aquello  arbitrario  que  fundaron  los  privilegios  y 
los  egoísmos.  La  revolución  que  se  creía  muerta  estaba  mas  viva 
que  nunca:  el  triunfo  délos  reyes  no  fue  completo,  pero  aun  den- 
tro de  las  condiciones  de  la  victoria,  qo  era  para  la  revolución  mas 
(pie  loque  es  levenubeque  momentáneamente  intercepta  los  ra- 
yos solares;  detras  de  la  nube  está  el  sol,  como  detras  de  la  Santa 
alianza  estaban  los  pueblos  estudiando  los  principios  revolucio- 
narios y  gravándolos  de  uno  en  uno  en  su  alma. 


CAPITULO  IV. 


Desde  la  revolución  de  1830  en  Francia  hasta  la  unidad  de 
Italia  y  de  Alemania. 


La  Santa  alianza  estaba  debilitada  por  la  independencia  de  la 
América  latina  y  por  el  movimiento  democrático  de  los  pueblos: 
la  revolución  francesa  la  destruyo  de  hecho  dejando  ele  influir  la 
coalición  absolutista-religiosa  sobre  las  tendencias  generales  de 
Europa:  Inglaterra  ha'bia  combatido  hábilmente  el  espíritu  de  la 
Santa  alianza.  Otra  vez  se  colocaban  los  franceses  al  frente  del 
movimiento  político,  influyendo  en  todo  el  Occidente  de  acuerdo 
con  la  Gran  Bretaña:  Austria.  Busia  y  Prusia  representaban  la 
monarquía  absoluta  y  la  política  tradicional,  y  si  bien  no  podían 
contener  por  completo  las  exigencias  populares,  concedíanles  li- 
mitadas representaciones  á  reserva  de  dominarlos  sucesos:  cuan- 
to mas  se  pronunciaba  el  principio  del  derecho  humano  en  el  Oc- 
cidente, j  la  armonia  entre  Inglaterra  y  Francia  prestaba  fuerzas 
á  los  pueblos  latinos  y  Estados  menores,  en  el  Oriente  y  Norte 
afirmábase  la  alianza  moral  del  absolutismo:  Alemania,  Suecia. 
Noruega  y  Dinamarca,  Suiza  y  España  se  inclinaban  á  las  doctri- 
nas reformistas.  Prusia  descuidó  conservar  el  prestigio  que  otro 
tiempo  adquiriera  en  Alemania:  Polonia  estimulada  por  •  Francia 
volvia  á  pensar  en  su  independencia;  Italia  se  preparaba  al  com- 
bate por  la  libertad;  Bélgica  se  separó  de  Holanda;  los  pueblos 
sometidos  á  Turquía  se  agitan  para  sacudir  el  yugo  mahometano. 
Las  dos  poderosas  fuerzas  opuesta^,  la  libertad  patrocinada  por 
Inglaterra  y  Francia,  y  el  absolutismo  por  las  tres  potencias  que 
sacrificaron  á  Polonia,  constituyen  dos  grandes  unidades  que 
dividen  la  Europa  y  que  mutuamente  se  contrapesan  y  combaten. 
Todas  las  relaciones  jurídicas  de  la  Europa  continental  que  se 
determinaran  por  el  congreso  de  Yiena  y  los  sucesivos  comple- 
mentarios hasta  Verona,  se  modificaron  á  impulso  de  la  revolución, 
reaccionando  el  espíritu  de  los  pueblos  en  beneficio  de  la  libertad: 
esta  conmoción  daria  resultados  positivos  en  1848  al  caerla  mo- 
narquía burocrática  ele  Luis  Felipe. 


350  COMPENDIO 


PÁRRAFO  I. 


Rusia  y  Polonia.  Suecia-Xoruega 
Dinamarca. 


Rusia —  A  la  muerte  de  Alejandro  I.  1  825,  muerte  <jue  ha  sido 
sospechada  de  violencia,  subió  al  trono  Nicolás  1.  hombre  de  una 
voluntad  enérgica  y  de  una  constancia  inquebrantable:  siguió  la 
misma  política  que  su  hermano  y  antecesor  Alejandro  proponién- 
dose estender  el  imperio  y  dominar  los  mares  interiores.  Caspio, 
Báltico  y  mar  Negro:  la  heterogeneidad  de  la  nación  rusa  recla- 
maba entonces  una  poderosa  fuerza  central:  vivían  en  ella  des- 
cendientes de  los  hunos,  de  losavaro 

y  armenios,  con  lo-  georgianos,  circasianos,  bí  po- 

lacos, armenios  y  otras  familias  de  difícil  compenetración  y  acuer- 
do: las  religiones  eran  tan  variadas  como  1  acias  de 
pueblos:  ana  guerra  con  Persia  ¡n  que  ocupó 
trono  el  emperador  Nicolás»,  di<5  por  r  do  la  anexión  A  R 
de  las  provincias  de  Erivan  y  Ñackirvan,  y  la  navegación  libre 
del  mar  Caspio:  por  los  tratados  de  Turquía  en  j  1831, 
alcanzaron  relativa  independencia  Besarabia,  Moldavia  y  Vala- 
quia,  paises  que  servirían  á  Rusia  como  de  palanca  para  promo- 
ver ulteriores  contiendas  opn  los  turcos  y  que  quedaban  bqjo 
protectorado:  toda  la  autoridad  poli  tico- religiosa  del  rador 
se  dirigid  á  unificar  el  país  y  hacer  pesar  la  influencia  del  Norte 
en  los  destinos  de  Europa:  Alejandro  l  habia  emancipado  los  sier- 
vos de  la.  Esttoniay  Sib  continuó  la  emancipación  parcial 
su  sucesor  Nicolás.  Buscando  en  lo  político  medios  de  dilatar  bu 
poder,  favoreció  á  los  griegos  (pie  aun  estaban  sometidos  al  impe- 
rio turco,  y  pidió  A  Turquía  ley  ras  bajo  las  mismas 
garantías  d  habitantes  de  la  Moldavia  y  Valaquia: 
el  sultán  Abdul-Medjid  negó  las  pre  lem- 
pénó  la  guerra  en  1853:  la  escuadra  de  Turquía  peí  d  el 
Mar  Xegro,  delante  de  Sinope;  el  imperio  turco  iba  á  desapar 
bajo  el  poder  <le  Rusia  cuando  mediaron  Inglaterra  y  Francia 
que  ya  temían  las  ambiciones  del  Norte:  las  negociaciones  no  tu- 
vieron éxito,  y  aliadas  e-as  dos  naciones  y  el  Piamonte  como  au- 
siliar,  declararon  la  guerra ú los  rusos  en  1854:  una  fuerte  escua- 
dra, con  numeroso  ejercito  aliado  d<  abarco  penetró  en  el 
Mar  Negro,  y  otra  en  el  Báltico:  los  aliados  vencieron  en  las  ba- 
tallas de  Alma,  Bulaklavaé  Intermann:  en  1855,  Marzo,  murió  el 
emperador  Nicolás  sucediéndole  SU  hijo  Alejandro  II  menos    beli- 


DE   LA   HISTORIA    UNIVERSAL.  351 

coso  que  su  padre,  pero  sostenedor  tan  constante  de  la  política 
engrandecedora  de  sus  mayores.  Después  que  los  rusos  perdieron 
la  plaza  fuerte  de  Sebastopol,  se  firmo  la  paz  en  Marzo  de  1856 
que  entre  otras  cosas  garantizaba  la  existencia  política  de  Tur- 
quía (tratado  ele  Paris  signado  por  Rusia,  Austria,  Inglaterra, 
Pr usia,  Francia  y  el  Piamonte).  La  paz  solo  era  un  aplazamiento 
á  las  ambidiones  de  Rusia.  Alejandro  II  se  dedicó  entonces  á  los 
progresos  interiores,  abolió  radicalmente  la  servidumbre,  reformó 
las  leyes,  y  dictó  algunas  medidas  liberales  protegiendo  las  artes, 
las  ciencias  y  la  industria.  El  imperio  contenido  en  sus  conquistas 
por  la  coalición  de  1854,  llevó  todas  sus  energías  al  interior  y 
lia  seguido  desenvolviendo  una  política  progresiva  y  civilizada: 
Rusia  ya  no  es  el  pueblo  semi-asiatico  que  todavía  se  revelaba 
en  la  época  de  Alejandro  I:  sus  academias  y  centros  de  enseñanza 
están  a  la  altura  de  los  adelantos  modernos;  la  libertad  religiosa, 
y  la  libertad  política,  aunque  templada,  han  regenerado  sino  toda 
la  sociedad,  una  parte  muy  considerable:  Rusia  es  tenida  como 
pueblo  culto. 

En  1854  por  sugestiones  estrañas  y  por  sed  de  independencia, 
se  sublevaron  los  circasianos  bajo  la  dirección  de  Schamill:  tras 
una  larga  guerra  de  montaña  vencieron  los  rusos,  terminando  las 
hostilidades  en  1859:  la  vertiente  Norte  del  Cáucaso,  ha  pertene- 
cido ya  al  imperio  ruso.  Sin  embargo,  de  los  evidentes  adelantos 
realizados  por  Alejandro  II,  el  carácter  de  crueldad  de  su  go- 
bierno no  ha  desaparecido:  con  frecuencia  se  sacrifican  las  ideas 
generosas  alas  ideas  de  represalia  y  de  sujeción  de  los  pueblos 
sometidos:  en  las  guerras  del  Cáucaso  y  de  Polonia,  Rusia  estre- 
mó innecesariamente  la  crueldad. 

Distingüese  aquel  gobierno  por  su  sagacidad  diplomática  y  por 
la  constancia  imperturbable  para  perseguir  la  política  de  Pedro  I: 
en  Asia,  después  de  absorbida  toda  la  Siberia,  lleva  su  influjo  á 
los  países  centrales  amenazando  á  la  vez  los  dominios  del  sultán 
en  el  Occidente,  y  los  de  Inglaterra  en  el  Sur.  En  1867  cedió 
á  los  Estados  Unidos  del  Norte-América  las  tierras  que  ocupaba 
en  el  nuevo-mundo.  En  los  choques  de  Europa  permaneció  neutral 
desde  que  terminó  la  campaña  de  1854-1856  pero  sin  dejar  de 
organizarse  y  disponer  sus  elementos  para  el  dia  en  que  pudiera 
sacar  ventajas  con  menos  peligros  y  compromisos.  El  protectorado 
sobre  Rumania  y  Servia  le  presentaría  motivo  para  cercenar 
otra  parte  del  imperio  turco  en  la  guerra  de  1876-1877.  Aunque 
opuestos  y  rivales  los  rusos  y  germanos,  los  gobiernos  de 
Berlín  y  San  Petersburgo  se  apoyan  mutuamente  permitiéndose 
desenvolver  la  política  de  engrandecimiento  que  ambos  pueblos 
prosiguen.  En  esta  iiltima  época  se  han  acometido  notables  em- 
presas en  ferro-carriles  y  otras  obras  públicas. 


362  COMPENDIO 

Polonia. — Tanto  como  lia  tenido  Polonia  de  inhábil  para  go- 
bernarse, tuvo  de  perseverante  para  luchar  por  su  emancipación. 
Los  sucesos  de  1830  en  Francia  conmovieron  toda  la  antigua  na- 
cionalidad polaca.  Rusia  aun  no  habia  impuesto  su  dominio  abso- 
luto; una  constitución  moderada  con  Dietas  y  guardia  nacional 
dejaba  una  sombra  de  vida  propia  y  de  espontaneidad  política: 
la  industria,  el  comercio,  la  agricultura,  las  letras  y  las  artes  pi 
peraban,  y  para  libertar  i  los  labradores  de  la  servidumbre 
habían  dictado  leyes  <jue  Alejandro  II  hacia  cumplir:  apesar  de 
todo,  ni  los  emigrados  polacos  ni  el  partido  que  se  sometiera  á  la 
fuerza  estaban  satisfechos  con  aquellos  adelantos  que  pendían  de 
una  voluntad  sin  dar  garantías,  y  que  por  otra  parte  no  dejaban 
esperanzas  para  llegar  ¿í  un  perfecto  derecho:  el  virey  Constan- 
tino procedía  despóticamente  sin  conceder  á  los  nacionales  las 
preferencias  que  les  correspondían.  En  Noviembre  de  18 
talló  la  revolución  en  Varsovia:  el  virev  hayo*,  v  se  formó  un 
gobierno  provisional  compuesto  de  Lubeky,  Gzartorisky,  Nie- 
muwitzy  Chlopiki:  este  último  fué  nombrado  luego  dictador,  pero 
se  reincidió  en  el  vicio  y  en  el  esclusivi^nu  iempre;  la  i 

lucion  se  hizo  aristocrática;  no  abolí.»  la  servidumbre  de  los  cam- 
pesihosy  separó  á  ta  juventud  por  sospechas  '  su  democracia: 
Francia  no  dio  ningún  ausilio,  y  entre  los  errores  de  los  nobles  v 
el  abandono  de  la  Europa,  sucumbieron  los  revolucionarios  ven- 
cidos primero  por  el  general  ruso  Diebitsch  y  cfespues  por 
Paskievitsch:   las  minas  de  Siberia  fueron   la  tumi  aullares 

de  polacos;  los  ricos  perdieron  sus   bienes  !  los 

vencidos  su  sistema  administrativo.  Debíase  la  derrota  principal- 
mente al  egoísmo  y  soberbiado  la  nobleza  polaca  que  rio  qni 
concurso  del  pueblo   ni    renunciar  ú  las  prerogativas   que 
época  habia  disfrutado:  Rusia  él  siglo  pasado  y  el  actual,  no  ha 
hecho  mas  que  aprovechar  los  desaciertos  de  los  nobl<  asin- 

justicip    j  privilegios  jamas  pospusieron  •!  su  patria.  El  era; 
dor  ruso  manddcerrar  las  universidades  de  Varsovia  y   Wllna  y 
transportar  á  San  Petersburgo  todas  las  riquezas  del  arte. 

En  1836  los  polacos  eligieron  la  república  de  Cracovia  para 
dar  el  grito  de  independencia,  pero  fueron  derrotados,  y  la  segun- 
da tentativa  en  1845  concluyó  con  la  incorporación  de  la  i 
blica  iíla  monarquía  austríaca.  En  la  provincia  polaca  de  P< 
sometida  ¡i  los  prusianos,  se  sintieron  sacudimientos  que  estaban 
ramificados  en  Galitzía  y  en  la  Polonia  rusa:  todos  los  conatos 
se  estrellaron  ante  ki  fuerza  de  las  grandes  naciones:  la  desunión, 
el  espíritu  absorveute  de  la  nobleza  y  la  falta  de  vigor  del  estado 
llano  al  que  los  nobles  habían  retenido  en  la  ignorancia,  hicieron 
fracasar  todos  los  planes.  Transcurrieron  algunos  años  antes   de 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  353 

que  se  curaran  las  cicatrices  ele  tan  continuas  derrotas.  En  1862, 
Polonia  abrigaba  esperanzas  de  reconstituir  la  nacionalidad:  en 
reuniones  y  manifestaciones  se  pedia  al  Czar  que  devolviera  la  liber- 
tad íx  los  polacos:  los  estados  de  sitio  y  las  persecuciones  respon- 
dieron á  la  solicitud  de  los  independientes:  en  Enero  de  1863  es- 
talla la  revolución:  Rusia  y  Prusia  se  concertaron  para  sujetar  á  los 
polacos  sin  que  el  haber  intercedido  Francia,  Inglaterra  y  Austria 
sirviera  mas  que  para  mitigar  el  espíritu  vengativo  de  los  genera- 
les rusos:  los  jefes  patriotas  Mierolawiski  y  Sengiawicz,  sucum- 
bieron; el  comité  revolucionario  no  logró  ventajas  apesar  de  es- 
traordinarios  esfuerzos,  y  Polonia  cayo  de  nuevo  en  la  servidum- 
bre política:  el  emperador  Alejandro  proscribid  el  uso  del  idio- 
ma polaco  en  la  enseñanza  y  en  toda  relación  oficial  y  pública,  y 
el  general  Murawietz  se  hizo  el  terror  de  la  desgraciada  patria  de 
Kosciusko  y  un  objeto  de  antipatía  en  toda  Europa.  Y  no  obstan- 
te Polonia  no  ha  perdido  la  esperanza  en  el  porvenir:  vencida  en 
las  ciudades  y  en  los  campos  de  batalla,  influye  por  su  genio  y 
da  ideas  en  unión  de  la  raza  Slava  á  la  política  del  grande  imperio 
del  Norte. 

Suecia  y  Norueua — Bernardotte,  general  de  Napoleón  I,-  ele- 
jido  sucesor  de  Carlos  XIII,  heredó  el  trono  de  Suecia  en  1818; 
Noruega  quedaba  unida  ;í  la  monarquía  sueca  según  el  tratado 
de  Viena,  pero  con  diferente  constitución:  el  rey  electo  tomó 
el  nombre  de  Carlos  XIY  y  se  unió  á,  los  intereses  del  Norte: 
su  política  fué  de  paz  y  de  progreso,  hasta  su  muerte  en  1844 
en  que  le  heredó  su  hijo  Osear  I:  en  las  guerras  esteriores 
conservó  la  neutralidad,  tratando  de  afirmar  en  el  interior  el 
orden  y  la  libertad:  solo  tomó  parte  en  favor  de  Dinamarca 
cuando  se  sublevaron  contra  esta  nación  los  ducados  Holstein 
y  Schlewig  (1846),  y  en  1855  se  compromótió  á  impedir  el 
paso  de  tropas  rusas  por  sus  dominios:  murió  Osear  I  en  1859 
y  le  sucedió  su  hijo  Carlos  XV,  mas  celoso  aun  que  sus  ma- 
yores en  la  defensa  de  las  instituciones  liberales  y  en  la  causa 
del  progreso  general:  prestó  su  concurso  á  la  causa  de  la  uni- 
dad italiana  y  envió  auxilios  á  Garibaldi,  el  heroico  guerrillero 
de  Italia.  Por  iniciativa  de  Carlos  XY  se  organizó  en  Stokolmo 
una  asociación,  después  ratificada  en  Suecia  y  Noruega,  con  el 
objeto  de  propagar  el  pensamiento  de  confederar  los  pueblos 
scandinavos  bajo  principios  comunes  ele  derecho  y  con  auto- 
nomía particular  de  los  Estados:  muerto  en  1872  le  heredó  su 
hermano  Osear  II  Federico  que  sigue  las  mismas  huellas.  Desde 
que  el  general  Bernardotte  ocupó  el  trono,  todas  las  fuerzas 
del  Estado  sueco-noruego  se  han  encaminado  al  progreso  mo- 
ral y  material  de  los   pueblos:  sociedades   científicas,  empresas 

23 


:)o4  COMPENDIO 

audaces  y   meritorias,   adelantos  en    la  agricultura   y  en  la  in- 
dustria,   protección   no    desmentida    á  todo  lo  útil  y    fecundo, 
han   hecho  de  la    Suecia   uno  de  los   paires  mas  cultos   y  mas 
ilustrados    del  mundo:   en  la  estadística  de  la    enseñanza   y  de 
las   ciencias  fisico-naturales  ocupa  un  lugar  privilegiado.   Sueeia 
y  Noruega  no  se  rijen  por  las  mismas  instituciones:   en  la  pri- 
mera el  rey  tiene  parte  en  el  poder  lejislativo  y  ejerce  ma 
influjo  político:   en  Xoruega   las   Cámaras  solo   han    dejad 
jefe  el  veto  suspensivo  y    muy  débil  intervención  en  1. 
de  Estado:   es  una   República  con  jefatura    vitalicia   gobernada 
independientemente;  la   instrucción  pública,   y  la  aplicaron  de 
todos  los  inventos  y  adelantos  modernos  han  conseguido 
afirmar   el  derecho,  si  no  también   mejorar    las  ~  ma- 

teriales   de  la    vida  en  ludia   con    una  naturaleza  poco  pródiga: 

Dinamarca.     A    Fe<  VI  sucedí  ,¡t  VII 1 

que  imitó  el   sistema  progresivo  y  laborioc  a  hermano:  >in 

embargo,  el  celo  por  conservar  los  dominios   <j;, 
dado  le  indujo    á    publicar    la    caria  ¡  por  la  que   unía  de 

un    modo    definitivo  ;í  Dinamarca    los  duca<  Schl< 

Holstein.   Estos   <\u<-<  incorporaron  ú  Dinamarca  por  el 

tratado  con  Snecia,   de  junio   de    1721,  determinándose  qu< 
linguida    la    casa    reinante    volverían    ;í    la  COnfedi  rnu¡- 

pica:    al    perder   la    e.peían/a   por    la    caria    jálente.    I 
sublevaron  sosteniendo  la  guerra  por  cuati  Cristian  VIH 

murió  en    I  «Sis  heredándole  Federico   VII:  Suecia,  Rusia  6  In- 
glaterra  apoyaban  ;í  Dinamarca,  y  por  su    mediación  se  hizo 
la   paz  que  dejaba   l<>s  ducado-   sometidos   :í  la  monarquía 
nesa  aunque   con   una  constitución   propia.    Prusia  que   comen- 
zaba á  meditar  bus  proyct  ;i   de   la   unidad  germánica, 
procuró  separar   ;í   los  ducados;  Alemania   quería   también  que 
entrasen   en  la  confederación.    Murid    Federico    VII    en    : 
Cristian   IX   halló   varias  dificultades  por   causa  de   lo.-  duca- 
dos:   en    L866    Austria    y    í 'rusia  ;í  nombre    de  Alemania  pidie- 
ron la  anexión   del    Hoktein  y  Schlewig  3    después   <le  algu- 
nos meses   di4    guerra    triunfaron    de    los   daneses   que    tu\¡ 
qué    sucumbir   al    número,    no   obstante   su    valor:    los    ducadog 
ingresaron    en    la  confederación,   Dinamarca   no  se  lia  mezclado 
ya    en  ludias  esteriores:   aunque  no  tan   adelantada  COm< 
y   Noruega,  su   gobierno  es  ilustrado,  el  pueblo   se   eleva  mer- 
ced  ¡í   la   difusión   de  las  luces,  v   se  realiza  el    progrt 
ral    y   político   en    todas    SUS    formas    de    desarrollo. 


DE     LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  355 

PÁRRAFO    II. 

Bélgica  y  Holaiada*  —  -Suiza.  —  Turquia  — 

C*recia0 

Por   el   tratado  de   Viena   se   unieron    en    una   nacionalidad 
Holanda,    Bélgica  y   el  Luxemburgo.    Esta  unión  hecha  por  la 
diplomacia  no  tenia  la  sanción  de  los  pueblos.   Holanda  no  daba 
participación  igual  á  las   provincias  agregadas;  antes  bien   las 
trataba  como  territorios  sometidos:  en  los  años  que  precedieron 
á  la   revolución  francesa  de  1830,  los  belgas  manifestaban  cla- 
ramente el  descontento  y  sus    ideas   separatistas:  la  fusión  les 
obligaba  á  pagar  parte  de  una   deuda   que   no  se    habia  con- 
traído en  su  provecho:    su   idioma  y  sus  leyes  eran   abolidos, 
y   las   cuestiones  religiosas  les  separaban  mejor  que  acercarles: 
las   quejas  y  exijencias  de  los  belgas  se  castigaban  con  dureza: 
ya  habia  partidas  armadas  cuando  al  tener  noticia  de  la  revo- 
lución  de  Julio   resolvieron  conquistar  la  independencia:  en  una 
noche  de  Agosto,  el  pueblo  que  salia  de  la  ópera  "La  mutta  di 
Portier7  inicio  la  revolución  en  Bruselas  y  eñ  los  días  siguientes 
se  organizo  la  milicia  cívica,  instalándose  una  comisión  popular 
gubernativa:    toda  la  Bélgica   levantó  la  bandera  nacional.  Los 
holandeses  atacaron  á  Bruselas,   pero  sin  resultado,   y  aunque 
el  príncipe   de   Orange   ofreció  un  gobierno   independiente  bajo 
su  dirección,   no  se    conformaron  los  belgas.    En  Noviembre  se 
reunió  el  congreso  presidido  por  Potter,   y  proclamó  la  inde- 
pendencia:  la  conferencia   de   Londres  en  el  mismo  mes  recono- 
ció los  hechos  consumados  y  señaló  las  fronteras  entre  Holanda 
y   Bélgica:   la  Asamblea   belga   adoptó  el  sistema  monárquico 
constitucional    eligiendo  por  rey,  primero  al  Duque  de  Nemours 
y  luego,   por  no  haber  aceptado  Luis  Felipe,    al  príncipe  Leo- 
poldo de  Sajonia  Ooburgo.  Pronto  se  publicó  una  constitución 
liberal  y  pudo   figurar  en   Europa  el   nuevo  Estado,  que  si  es 
yjequeño   por  su  territorio,  se  ha  hecho  importante  por  sus  ade- 
lantos, su   actividad   y  sus  notables  progresos  en  las  ciencias, 
las    artes  y  la  industria.  Holanda  intentó  aun  sujetar  la  Bélgica, 
mas    á  pesar  ele  sus  grandes  esfuerzos   abandonó  la  empresa, 
siendo   ademas   contrariada   por   Inglaterra  que  la  amenazó  con 
sus  escuadras,   y  por   Francia  que  envió  un  ejército  á  las -órde- 
nes del  general  G-erard  (el  ejército   francés  tomo  la  ciudadela 
de  Amberes  ocupada  aun  por   los   holandeses.)    Las  dos  nacio- 
nes  se   gobernaron   libremente    alcanzando   prestigio   merecido 
por  sus  empresas.  A  Gruillermo  primero  sucedió    Guillermo  II 
en  Holanda  sin  que  las  instituciones  sufrieran   cambio  ninguno: 


35  G  compexdio 

Guillermo  III,  su  hijo,  gobierna  desde  1849  dando  impulso  á 
las  fuerzas  del  pais  y  liberalizando  constantemente  las  leyes. 
Holanda  es  uno  de  los  pueblos  mas  emprendedores  y  mas  li- 
bres de  Europa.  En  Bélgica  Leopoldo  I  obedeció  los  principios 
revolucionarios  y  rigió  el  pais  hasta  su  muerte  en  1865;  fué 
amigo  del  progreso  y  de  la  libertad,  y  apoyó  toda  medida  en- 
caminada ¿i  consolidar  el  crédito  y  desenvolver  la  riqueza  na- 
cional. Su  hijo  Leopoldo  II  no  ha  sostenido  con  tirineza  la  po- 
lítica del  primer  rey  belga,  pues  si  bien  ha  fomentado  los  inte- 
reses materiales  no  de  igual  modo  los  adelantos  morales  por 
las  predilecciones  que  casi  constantemente  manifestó  hacia  los 
partidos  tradicionalista-.  Esto  no  obstante,  supo  eludir  las  reac- 
ciones que  le  aconsejaban  y  obedecer  la  voluntad  nacional  cuan- 
do de  una  manera  espresa  se  significó  en  favor  de  soluciono 
y   partidos  progresista-. 

Colocadas  Bélgica  y  Holanda  en  el  centro  de  Europa,  en 
ventajosa  situación  para  el  comercio,  desde  muy  antiguo  se  hi- 
cieron pueblos  industriales,  y  han  desplegado  todas  sus  ener- 
gías y  recursos  desde  su  independencia,  coando  la  iniciativa 
y  el  genio  nacional  no  eran  ya  contrariados  por  sistemas  ni 
tendencias  estrafias.  Inglaterra  que  se  lia  erigido  cu  defensora 
de   las  pequeñas   nacionalidades,    se  lia  o]  constantemente 

a    la  ambición   de  los  poderosos  pueblos  que  cercan  á  Bél{ 
y    Holanda. 

Suiza.—  La  falta  de  anudamiento  nacional  entre  1«>-  cantonea 

era    causa    de   debilidad    y    mal  gobierno:    1<>  IHDOS 

estaban  gobernados  por  un  vicario  general  nombrado  por  el 
papa  (pie  protegía  la  propaganda  de  los  jesuítas  j  alentaba 
el  altramontanismo.  La  revolución  de  Julio  detuvo;  torció  tal 
orden    de    cosas:  cu  la  mayor    parte   de   los   cantones  hubo  al/a- 

mientoa  y  se  sustituyeron  coa  instituciones  déme  i  las 
instituciones   aristocráticas:  el  partid.»  liberal  acordd  en 

ferencias  de  Badén  sujetar  la  Iglesia  ;í  la  inspección  del  Estado, 

fundar  la    enseñanza  libre  y   desamortizar  los  bienes  de   los 

conventos  aplicando   su   valor   á  iuw<  nacionales:   ni  la   prol 
de  los  ultramontanos,   ni  ulteriores  rebeliones,  lograron  detener 
la    marcha  de   los   sui  Suiza    se    dividid   en   dos    partido.-, 

radical  y  conservador;  los  cantone-  católicos  formaron  la  ooft- 
federación  parcial  conocida  con  el  nombre  de  Sunderbund  para 
oponerse  i  las  reformas  religiosas  de  la  Dieta  federal:  loé 
dicales  pidieron  la  espulsion  de  los  jesuítas  y  la  acordó  la  Dieta 
(1§47)  después  de  una  breve  guerra  civil  en  que  triunfaron  los 
reformistas  dirigidos  por  el  general  Dufour:  IVusia.  Austria  y 
Francia,    cada  cual    por  motivos  diferentes  apoyaban  al  Sunder- 


DÉLA  HISTORIA  UNIVERSAL.  357 

btmd  y  proyectaban  invadir  el  territorio  suizo,  pero  la  rápida 
victoria  de  los  radicales  corto  todas  las  tramas.  La  Dieta  trato 
en  seguida  de  dar  á  la  Suiza  una  organización  nacional  hacien- 
do popular  la  representación  y  unificando  el  sistema  político. 
Desde  1830,  las  naciones  europeas  se  quejaban  contra  Suiza 
por  la  libertad  de  que  gozaban  los  refugiados  políticos  que  des- 
de allí  urdían  conjuraciones  y  planes  revolucionarios:  el  estado 
interior,  la  desavenencia  entre  los  cantones  y  las  luchas  reli- 
giosas, deparaban  pretestos  para  una  intervención  que  era  el 
primero  en  animar  el  ministro  francés  Guizot.  La  revolución 
de  1848  en  Francia  dio  fin  á  las  maquinaciones  contra  el  pueblo 
de  los  Alpes.  El  mismo  año  se  sanciono  la  constitución  helvética 
que  consignaba  derechos  y  libertades  comunes,  dobles  cámaras 
en  representación  de  los  cantones  y  del  pueblo,  y  autonomía 
administrativa  de  los  Estados:  la  libertad  de  imprenta  y  de 
enseñanza,  la  libertad  religiosa,  científica  y  política  y  los  de- 
rechos personales,  quedaron  garantidos  por  el  código  funda- 
mental de  la  confederación  helvética.  Napoleón  III  tuvo  pro- 
yectos de  intervención  de  acuerdo  con  Austria:  en  1856  los 
realistas  del  cantón  de  Neufchatel  proclamaron  por  soberano 
al  rey  de  Prusia;  la  Dieta  declaró  la  guerra  y  el  ejército 
federal  venció,  pero  surgieron  quejas  por  parte  de  Prusia  co- 
mo protectora  de  Neufchatel  hasta  el  tratado  de  Paris  en 
1857.  Desde  entonces  no  han  ocurrido  en  Suiza  aconteci- 
mientos graves:  las  opiniones  y  las  creencias,  amparadas  por 
la  constitución,  se  manifiestan  con  entera  libertad,  y  los  prin- 
cipios de  tolerancia  suceden  á  las  agitaciones  que  hasta  hace 
poco  amenazaban  la  tranquilidad  de  la  confederación.  Suiza  es 
el  refugio  de  todos  los  emigrados  por  causas  políticas;  la  libre 
hospitalidad  que  concede  á  los  proscritos  le  ha  hecho  acreedo- 
ra á  universales  simpatías,  puesto  que  en  la  rapidez  con  que 
siguen  unos  á  otros,  partidos  y  gobiernos,  á  todos  llega  el  be- 
neficio cuando  les  toca  ser  derrotados.  Las  agrupaciones  polí- 
ticas se  moralizan  á  medida  que  pasa  el  tiempo;  discusiones 
levantadas  y  racionales  reemplazan  á  las  antiguas  discordias, 
y  la  justicia  se  perfecciona  y  asienta  con  mas  solidez  que  en 
ninguna  otra  nación  de  Europa.  La  constitución  de  1848  no 
satisface  á  los  que  quisieran  mas  unidad  política,  pero  á  las  re- 
formas centralizadoras  se  opone  un  partido  que  vela  preferen- 
temente por  la  autonomía  de  los  cantones,  y  por  el  mayor 
ensanche   posible  de  sus  atribuciones. 

Turquía. — Desde  las  guerras  del  siglo  XVIII,  el  imperio 
turco  solo  debe  su  existencia  á  las  rivalidades  de  las  naciones 
europeas,   y  á  los  mutuos  temores   de    engrandecimiento;  des- 


358  COMPENDIO 

pues  de  la  pérdida  de  las  islas  jónicas  y  de  Grecia,  le  fué 
arrebatado  el  dominio  inmediato  de  la  Servia,  Moldavia  y  Va- 
laquia  que  por  el  tratado  de  Andrinópolis  (1829)  estarían  pro- 
tejidas  por  Rusia;  Francia  conquistó  también  Argel,  regencia 
tributaria   del  sultán,   y  el   Egipto   1 1  e _  ser    tributario  con 

una  semi-independencia.  Mehemet-Alí,  pacha  de  Egipto,  macee 
donio  de  origen,  y  que  de  comerciante  y  corsario  se  eleva 
á  la  jefatura  del  pueblo  de  los  Faraones,  negó  al  sultán  el 
tributo  que  estaba  comprometido  a  pagar:  sometió  la  Xubia  y 
Cordofan.    se   proclamó    independie.  tnqnistd    mediante  su 

hijo  Ibrain  la  Siria  y  Palestina  (1831  á  lS3:i ).  pero  mediaron 
las  grandes  potencias  europeas,  menos  Francia,  y  se  «suspendió 
la  guerra:  en  1830  se  rompieron  de  nuevo  las  hostilida 
el  ijercito  turco  fue  destruido  en  Nisibis  por  Ibraliin  á  quien 
se  j)asó  con  toda  la  flota  del  sultán  el  almirante  Kapudau 
Pacha;  las  potencias  intervinieron  de  nuevo  (cuádruple  alianza) 
bombardearon  a  Beirut  en    \  las  del   Pacha 

egipcio,  amenazaron  Alejandría  y  sé  hizo  la  paz  conviniendo 
Melieiiicd-Alí  en  pagar  un  tributo  ala  Po  desocupar  Siria 

y   Creta  y  devolver   la   Ilota  al    sultán   i  condición  de   n 
y;arse  el  gobierno  hereditario  de  Egipto  y   Xubia. 

M;¡  ara  Turquía  la  guerra  di  i:  el  emperador 

ruso   Ricolas  í   exigi  altan   Abdul-Mejid  el   protectora  Lo 

de  los  griegos  subditos  del  imperio  turco;  la  negativa  fu 
guida  de  la  lucha;  Turquía  perdió  la  escuadra  delante  de  Sino- 
pe  en  el  mar  Negro,  v  es  idamente  amenazado  lo.i 
poder  de  los  musulmanes  cuando  intervinieron  Inglaterra.  I-Yan- 
eia  y  el  Piamonte  (1854):  ¿í  los  dos  año  Errmd  el  tratado 
de  Paris  asegurando  diplomáticamente  la  existencia  política 
de  Turquía  como  pueblo  que   necesita  a,  pasa  do 

ptrecer.  Desde  entonces  la  diplomacia  rusa  lia  bQSOado  repre- 
salias animando  ,-í  1<<  Bervios,  rumanos  \  demás  pue- 
blos descontento-  del  yugo  musulmán.  Mientras  toda  la  Europa 
avanza  en  instituciones  y   progresos   -  cíales,   Turquía   perma- 

tiece    inmóvil,    sumida    en    el    fatalismo    re  na    ;í  los 

movimientos    de  los    pueblos   que  la    rodean;  si  alguna  ve/  <>  l  >  1  i  - 
gada  por   forzados  compromisos  admite  innovaciones,  las  m 
se  al/an  proclamando   lo  antiguo  y  ejerciendo   tropelías  j  de- 
predaciones. Durante  el    sultanado    de    Murad    V,    y  aun   desde 
épocas   anteriores  se  agitaban  los  servios,    herzegovinos,  moii- 

tenegrinOS,  bosnios,  búlgaros  y  rumano-:  Abdul-Amid-Khau 
sucedió  ;í  Murad  en  Agosto  de  1876  cuando  la  Rusia  otaba 
ya  dispuesta  a  secundar  el  niovimiento  de  los  principados  tr¡- 
l)ularios  y  de  algunas  provincias  del  imperio  turco:  vencida 
durante   el    ano    1S77.  la  Turquía   perdióla    Bulgaria  del  Norte 


DE    LA    HISTORIA  UNIVERSAL  359 

que  so  constituye  en  principado,  Bosnia  y  Herzegovina  inter- 
venidas por  Austria,  y  el  señorío  sobre  Servia  y  Rumania 
declaradas  independientes,  dejando  ademas  en  poder  de  los 
rusos,  puestos  avanzados  de  Asia,  y  en  Europa  por  devolu- 
ción de  la  Besarabia  al  imperio  del  Norte.  El  tratado  de  Berlín 
firmado  en  1878,  vuelve  á  garantizar  los  restos  del  imperio 
turco  sin  que  se  alcance  como  puede  ser  mas  eficaz  la  garantía 
de  1878  que  la  de  1856  tan  débilmente  defendida  por  las  po- 
tencias signatarias  del  centro  de  Europa. 

Grecia. — La  república  griega  se  transformo'  en  monarquía 
constitucional  por  arreglo  de  las  grandes  naciones  en  la  con- 
ferencia de  Londres,  señalando  los  límites  del  pueblo  griego: 
Otón  T  de  la  casa  de  Baviera  fué  propuesto  para  rey  y  lo 
acepto  el  congreso  helénico  reunido  en  Nauplia,  en  Agosto 
de  1832.  No  era  fácil  arraigar  el  drden  bajo  instituciones, 
sistemas  y  procedimientos  que  el  estrangero  imponía  á  la  de- 
bilidad del  naciente  pueblo.  Inglaterra,  Francia  y  Rusia  por 
intereses  diversos  habían  concurrido  á  la  defensa  de  Grecia, 
pero  cada  una  de  esas  grandes  potencias  pretendía  dirijir  la 
política  griega:  serios  desórdenes  ocurrieron  bajo  la  monarquía 
de  Otón  I  hasta  que  fué  destronado  en  1863  y  le  sustituyo 
Jorje  I  de  la  casa  Schleswig-Holstein.  Desde  esta  época  ha 
renacido  la  confianza  y  los  partidos  elevando  su  mirada  pien- 
san mas  allá  del  límite  de  las  facciones.  Rusia  apoyó  secre- 
tamente las  ambiciones  territoriales  de  los  griegos,  y  la  diplo- 
macia inglesa  trata  de  un  modo  sigiloso  de  levantar  sospechas 
contra  los  rusos.  El  movimiento  político  de  Italia  despierta  en- 
tre los  griegos  trascendentales  ideas  y  aspiraciones:  la  Grecia 
independiente,  unida  á  los  thesalios,  macedonios  y  á  otras 
provincias  de  procedencia  helénica  sometidas  aun  al  impe- 
rio turco,  componen  una  agrupación  de  mas  de  cinco  millo- 
nes y  medio  que  si  se  constituyeran  en  nacionalidad  podrían 
ejercer  acaso  un 'alto  destino  en  la  política  oriental:  algunos 
publicistas  de  aquel  pais  que  fué  tan  grande,  creen  que  pue- 
de resucitar  el  antiguo  genio  y  dar  á  la  humanidad  glorias 
nuevas  y  señalarle  otros  derroteros  para  resolver  las  crisis 
profundas  de  nuestra  época.  Grecia  aspira  á  unir  todos  los 
elementos  helénicos,  y  aunque  por  hoy  nacía  hace  sospechar 
su  resurrección  moral,  las  simpatías  que  inspira  en  el  mundo 
le  dan  una  fuerza  que  en  sí  no  tiene.  El  congreso  de  Berlín 
ha  propuesto  la  rectificación  de  fronteras  en  beneficio  del  pue- 
blo helénico:  Alemania  que  durante  la  primera  época  de  la 
independencia  protegió  á  los  griegos,  le  presta  hoy  su  pode- 
rosa atención  y  pide   que  se  cumpla  lo   prevenido  por  los  pie- 


360  COMPENDIO 

nipoteiieiarios  del  último  Congreso.  Este  puede  ser  un  motivo 
para  unos,  y  para  otros  una  escusa,  de  promover  la  cuestión 
de   Oriente,  siempre  aplazada   y    siempre  amenazadora. 


PÁRRAFO  ÍÍI. 

Aiistria-Prusia-lnglaterra. 


ArsTRiA. — La  diplomacia  austríaca  prepondera  con  Afetternich 
en  el  periodo  que  sigue  í  la  caída  de  Napoleón  I:  la  nacionalidad. 
compuesta  de  diversas  matrices,  no  encuentra  solidez  ni  asiento; 
germanos,  slavosy  magyares  luchan  por  la  preponderancia  ó  pol- 
la vida:  una  parte  de  los  slavos,  diseminados  en  la  monarquía 
austríaca,  obedecen  la  civilización  moderna  y  traían  en  el  silencio 
de  convertirse  ¿n guias  de  un  nuevo  arden  d  j:  Bohemia  mal 

hallada  bajo  el  dominio  de   los  Habsburg,   espia    la  d    de 

emanciparse:  (¡aliizia  une  sus  esperanza-  A  las  esperanzas  de  la 
Polonia  entera:  Hungría  quiere  recobrar  sus  fueros  y  privil  . 
una  tendencia  común  de  los  slavos  (panslai  ismo)  busca  la  unión 
por  encima  de  las  nacionalidades  tf  que  se  halla  sometido:  en  Ilun- 
ltuí:i,  el  espíritu  esclusivista  domina  en  las  relaciones  privada 
mo  en  las  públicas:  en  1 839  adoptaron  el  idioma  magyar  para  las 
is  interiores  desterrando  los  lenguag*  rigieron 

todos  los  empleos  civiles  y  militares,  abriendo  poco  mas  tarde  BU 
sistema  ;í  mayor  espansion,  y  decretaron  leyes  que  emanciparan  de 
la  servidumbre  i  los  labradores:  en  1835  había  cesado  la  exen- 
ción de  tributos,  privilegio  de  que  gozaba  la  nobleza. 

Meiiernicli  siguid  la  política  mas  funesta  para  la  prosperidad 
y  crecimiento  moral  de  imperio  austríaco:  creia  «jue  la  Sania 
alianza  era  bastante  para  contener  el  espíritu  *  universal  de  los 
pueblos:  las  oleadas  democráticas  subían,  y  la  vieja  diplomacia  se 
encastillaba  en  sus  tradiciones  y  egoísmos:  Kíetternicn  ademas  de 
influir  en  Kuropavontra  las  tendencias  liberales,  encerraba  al 
imperio  separándole  de  toda  relación  esterior,  filosófica,  literaria 
y  política:  el  espionaje,  la  violación  de  la  correspondencia,  la  cen- 
sura para  los  libros,  la  intolerancia  en  todo  manifestada,  aislaron 
á  los  austríacos:  la  venalidad  y  el  fraude  en  las  esfera-  oficiales 
creaban  un  estado  artificial  que  se  continuo  aun  después  de  la  re- 
volución de  Julio:  los  espías  y  agentes  vigilaban  basta  las  conver- 
saciones privadas:  los  frailes  y  jesuítas  llamados  como  ausiliares 
déla  tradición,  sistematizaban  las  costumbres  y  presidian  la  en- 
señanza encaminándola  :í  sujetar  el   pensamiento:  las    representa- 


DE  LA   HISTORIA  UNIVERSAL.  361 

dones  políticas  eran  abolidas  ó  desconocidas  escepto  en  Hungría, 
la  Croacia  y  la  Iliria:  los  privilegios  y  vejaciones  seguían  impe- 
rando: ninguna  idea  grande  animaba  el  espíritu  egoísta  de  Metter- 
nicli:  una  guerra  declarada  al  progreso  y  á  los  adelantos  del  es- 
píritu, dejaba  el  Austria  decaer  y  le  preparaba  la  debilidad  y  el 
atraso  con  relaciona  todos  los  pueblos  de  Europa:    en   Alemania 
intervenía  secretamente  Metternich   oponiéndose   al    desenvolvi- 
miento intelectual:  cuanto  significaba   ilustración  era  maldecido; 
las  indagacionas  morales  castigadas  como  crímenes,   y   las  ideas 
regeneradoras  perseguidas  encarnizadamente.  Desde  mucho  tiem- 
po antes,  las  sociedades  secretas  de  Italia  trabajaban  por  la  nacio- 
nalidad  y  veían  en  Austria,  dominadora  de  Lombardia  y  Yene- 
cía,  el  mas  fuerte  obstáculo  á  sus  aspiraciones:    Carlos    Alberto, 
elegido  jefe  de  la  confederación  italiana  en  1848.  rompió   las  hos- 
tilidades con  Austria  y  se  apoderó  de  algunas  plazas  de  Lombar- 
dia, pero  el  mariscal  austríaco  Kadetzky  derrotó    á   los  italianos 
en  Custozza  y  Carlos  Alberto  tuvo  que  retirarse  á  sus   Estados; 
reanudada  la  guerra,  una  segunda  derrota  de  Carlos  Alberto    en 
Novara,  quitó  la   esperanza  al  rey  del  Piamonte  y    á  sus  parcia- 
les: sobre  el  mismo  campo  de  batalla,    el  monarca  piamontes  ab- 
dicó en  su  hijo  Yictor  Manuel  II  y  se  desterró   voluntariamente. 
Graves  fueron  también  para  el   imperio  austríaco  los  sucesos 
que  en  el  interior  provocó  la  noticia  de  la  revolución  francesa  de 
1848:  la  literatura  y  las  ideas    reformistas   habían  penetrado  en 
Austria  á  despecho  de  la  tradición:  conocíanse  los  vicios   del  go- 
bierno y  se  censuraban  con  acritud:  Hungría  reclamaba  un  go- 
bierno nacional  independiente:  en  Bohemia  y  en  la  misma  Capital 
del  imperio,  habia  agitaciones  y  movimientos  parciales:  los  estu- 
diantes pedían  audazmente  reformas  y    libertades  é  interesando 
al  pueblo  desafiaban  unidos  con  él,  las  iras  del  ministerio:  Metter- 
nich dimitió  á  principios  de  Marzo  (1848)  refugiándose  en  Ingla- 
terra: las  reuniones  tumultuarias  y  la  exaltación   de  la   prensa 
mantenían  á  Yiena  en  constante  desasosiego;  las  tropas  se  vieron 
precisadas  á  salir:  el  monarca  transigió  haciendo  concesiones,  pero 
el  espíritu  democrático  avanzaba  y  el  pueblo  sublevado  obligó    á 
que  se  convocara  una  Asamblea  constituyente:  el  emperador  Fer- 
nando se  retiró  á  Inspruk   y  solo  volvió  á  Yiena   llamado  por  la 
Asamblea  ya  reunida:  un  partido  quería  el   aislamiento  de  Aus- 
tria y  otro  su  fusión  con  Alemania:  los  bohemios  vse  alzaron  por 
su  independencia,  pero  los  derrotó    el  general  Windisch-Graez 
que   también   bombardeó   Praga    (Junio);   Bann-Jelachich   apa- 
ciguó á  los  húngaros:    el    emperador   por    fin  trasladó    la    corte 
á  Olmutz,  convocó  la  Dieta  en  Moravia  y  mandó  bombardear  la 
Capital,     abdicó  en  su  sobrino  Fernando  José  I   que   disolvió  la 
Asamblea  constituyente  y  dio  una  constitución  política  al  imperio 


362  COMPENDIO 

(Diciembre  de  1848).    Alzadas  el  año  siguiente  Hungría  y  Bohe- 
mia á  las  ordenes  de  Kossuth,  Georgey  y  otros  jefes,   habri 
do  difícil  al  Austria  contener   el    movimiento  si  el  emperador  de 
Rusia,  temiendo  que  la  revolución  penetrara  en  sus    Estados,   no 
prestase  su  apoyo  á  Francisco  José:  pacificado   el  imperio,  fueron 
anuladas  todas  las  concesiones  hechas.  Las  relacione-  de  Rusia  con 
Austria  se  enfriaron  por  la  pasivided  de  la  última    en  la    guerra 
de  Oriente  (1854  á  185G).  En  Italia  no  se  habían  apagado  ias  ten- 
dencias unitarias:  la  opinión  liberal  señalaba  á  Víctor  Manuel  íí 
rey  de.Cerdeña  y  el  Piamonte  como  el  brazo  de  la  revolución  na- 
cional, y  el  rey  aconsejado  por  el  célebre  hombre   de  Estado  I 
de  de  íavour.  agrupaba   elementos  para  el  movimiento  decisivo. 
contando  con  el  apoyo  de  Francia.  El  gobierno  austríaco 
Víctor  Manuel  que  licenciare  las  tropas  recientemente   ¿listadas; 
el  rey  se  negó  y  el  congreso  de  las  potencias  reunj  ra  inter- 

poner sn  mediación  (1859) 40  consiguió  que  ¡a  ninguno  de 

contendientes:  un  ejército  austríaco  penetró  en    los  dominios 
de  Vicfor  Manuel  <|ue  tuvo  «pie  repl<.  '   Turin  (Abril    LS 

Francia  hizo  causa  común  con  el  Piamonte  y  desembarca  sua 
ejército*  nova  en  el  r i  -piamon- 

tes  venció  á  los  austria  tóontebello;  la  batal]  .■•uta 

con  el  mismo  éxito  abrid  al  renó^dor  la  ciudad    de  Milán.    J    des- 
pués ana  decisiva  victoria  en  Solferino  oblig 
retirarse  al  cuadrilátero:  Napoleón  III  que  había 

libertad  de  Italia  desde  Los   Alpes  al  Adriático, 

sitos  y  firma  con  Austria  el  tratado  de  Villa  (Junio    1 

suspendiendo  las  hostilidades  enZurich   la   paz  defini- 

tiva por  }a  cual  Austria  le  cedíala   Lombardia  «pie   renuncio  en 
fayor  de  Viqtor  Manuel:   en  cambio  Napoleón  se  hizo  ceder  > 
ySaboya  para  anexionarlas  .'    Francia.  La  cuestión  de  los   duca- 
dos Schlewig  y  Ilolstein  produjo  otra  guerra  en  L81  Austria 
y  Prusia  aliadas  contra  Dinamarca:  la  victoria  orno 

tenia  que  declararse  por  1"-  aliadoay  en  Agosto  se  hizo  la  paz 
ingresando  én  la  confederación  germánica  aquellos  dos  territorios. 
La  política  de  Prnsia  se  pronunciaba  por  la  imion  de  Alemania: 
en  Austria  las  reformas  de  18  habían  abolido  mientra-    Bub- 

sistiauen  la  monarquía  prusiana: el  antagonismo  entre  las  dos  na- 
ciones se  significaba  en  la  política  particular  tanto  como  en  la  po- 
lítica común  de  la  Dieta  germánica:  eleyadoá   la  cancillería  de 

IVusia  en  1803  el  conde  de  Bismaik,  este  hombre  notable  dirigió 
todas  sus  fuerzas  y  empleo  todo  su  talento  al  fin  de  preparar  la 
unidad  de  Alemania.  Prnsia  se  aliaba  con  Italia  impaciente  por 
la  anexión  de  Yenecia.  y  Austria  continuaba  siéndola  represen- 
tante de  las  ¡deas  y  de  [os  intereses  tradicionales:  el  objeto  mani- 
fiesto de  Hismark  era  quitar  todo  intlujo  en    la    confederación  al 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  363 

imperio  austríaco,  y  constituir  un  pueblo  poderoso  llevando  al 
frente  la  iniciativa  y  la  vitalidad  de  Prusia,  Estalló  la  guerra 
entre  Prusia  y  Italia  poruña  parte  y  por  otra  el  Austria;  los  aus- 
tríacos vencieron  á  los  italianos  (1866)  en  la  batalla  de  Custozza 
y  en  el  combate  naval  de  Lissa,  pero  fueron  derrotados  por  los 
prusianos  en  la  sangrienta  batalla  de  Sadowa:  el  emperador  Fran- 
cisco José  cedió  Yenecia  á  Napoleón  III  quien  la  traspasó  á  Víc- 
tor Manuel:  pactado  un  armisticio  Armo  la  paz  en  Praga  dando 
por  consecuencia  esta  guerra  la  retirada  de  los  austríacos  de  Italia, 
la  disolución  de  la  confederación  germánica  que  se  reorganizaría 
sin  el  concurso  de  Austria,  y  el  engrandecimiento  moral  y  político 
de  Prusia  y  de  Italia. 

La  derrota  de  Sadowa  fue  una  lección  provechosa  para  el  im- 
perio austríaco;  la  política  atrasada  y  torpe  que  liabia  seguido, 
le  aisló  en  Europa,  hasta  el  punto  de  no  encontrar  alianza  ni 
simpatías  en  ninguna  nación.  Inmediatamente  concedió  el  impe- 
rio una  organización  nueva  á  Hungría  constituyéndola  en  monar- 
quía confederada  con  el  Austria,  y  subió  al  poder  el  Barón  de 
Beust  que  llevó  á  cabo  trascendentales  reformas,  comenzando  por 
separar  todos  los  elementos  teocráticos  tradicionales  para  poner 
al  imperio  en  armonía  con  la  libertad  y  la  cultura  moderna.  Des- 
de entonces  Austria  se  consagró  á  los  cuidados  interiores,  y  ha 
guardado  neutralidad  en  las  guerras  de  Francia  y  Alemania,  y 
Rusia  y  Turquía:  una  constitución  templada  anímala  vida  polí- 
tica, y  la  libertad  religiosa  con  la  supresión  de  muchos  privilegios 
h#  levantado  algo  el  prestigio  del  pueblo  austríaco  y  su  valor  y 
representación  positiva  en  el  mundo.  En  1878,  á  consecuencia 
de  lo  establecido  en  el  Congreso  diplomático  de  Berlín  ocupó  Bos- 
nia y  Herzegovina  quizá  con  el  verdadero  propósito  de  anexio- 
narlas aunque  solo  se  le  confió  el  deber  de  darles  organización  y 
aplicar  convenientes  reformas. 

En  1862,  secundando  la  ambiciosa  y  perturbadora  política  de 
Xapoleou  III,  consintió  Francisco  José  en  que. aceptara  el  trono 
de  Méjico  su  hermano  Maximiliano  de  Habsburg.  Las  enseñan- 
zas recojidas  en  Italia,  Sadowa  y  América,  le  sirvieron  para  que 
cambiase  de  política  y  se  acomodara  á  las  exigencias  de  los 
tiempos  modernos.  Pero  sin  embargo,  la  heterogeneidad  no  solo 
de  pueblos  sino  de  intereses  y  tendencias,  hace  difícil  que  se  con- 
solide el  imperio  austríaco. 

Prusia. — Federico  Guillermo  III  protector  de  la  industria  y 
las  ciencias,  no  procuraba  con  el  mismo  espíritu  la  libertad  moral, 
religiosa  y  política:  ala  Dieta  germánica  llevaba  su  intransigencia 
religiosa,  y  á  la  monarquía  prusiana  un  absolutismo  apenas  limi- 
tado por  las  vigorosas  costumbres  de  una  parte  de  la  nación:    las 


3G4  COMPENDIO 

atribuciones  de  la  representación  provincial  eran  mermadas,  sin 
que  se  hubiesen  abierto  paso  en  el  pais;  ni  la  igualdad  jurídica, 
ni  la  publicidad  en  los  juicios,  ni  la  libertad  de  enseñanza:  aparte 
de  las  mayores  energías  de  los  prusianos  y  de  su  ilustración  mas 
pronunciada,  las  instituciones  no  les  proporcionaban  mas  sólidas 
garantías  que  las  que  rigieran  en  Austria:  la  prensa  estaba  en- 
cerrada en  estrecho  círculo,  los  libros  eran  sometidos  á  censuras. 
y  si  en  Austria  se  imponía  la  intolerancia  católica,  en  Prusia  do- 
minaba la  intolerancia  protestante.  El  absolutismo  prusiano  nada 
tenia  que  exigir  á  Rusia  ni  al  Austria.  Federico  Guillermo  IV 
( I  8  10)  principió  su  reinado  con  reformas  liberales  de  las  que  lue- 
go se  arrepintió:  deseaba  hacer  innovaciones  pero  solo  en  virtud 
de  su  voluntad:  su  esclusivismo  religi  rjudicaba  la  libertad 

del  pensamiento,  y  su  apego  «í  las  tradiciones  le  hacían  aborribles 
los  principios  que  proclamaba  el  Occidente  de  Europa:  adverl 
en  el  reyuna  lucha  entre  el  sentimiento  y  el  orgullo  que  le  acon- 
sejaban la  reacción,  y  la  inteligencia  ilustrada  que  tendía  ,í  la  li- 
bertádmele este  modo,  guiándose  por  la-  circunstancias,  y  por 
temores  y  por  las impn  dictaba  un  día  medidas  de  pro- 

greso contenidas  al  siguiente.  Defensor  acérrimo  déla  unidad  de 
Alemania,  quería  que  Prusia;  ocupase  el  primer  lugar,  pero  se  M- 
zo  antipático  á  loe  alemanes  porau  repugnancia  i  la  reforma  \  i 
la  libertad:  el  país  demandaba  constantemente  innovaciones,  y  eta 
1 8  17  se  anunciaron  pr<  dé  bu  sacudimiento  que  conmovería 

el  ?iejo  edificio  del  absolutismo.  Federico  Guillermo  hizo  <•« 
sienes  autorizando  la  publicidad  de  los  juicios,    la   forma  oral   en 
los  tribunales,  la  libertad  de  (aprensa  aun  rtos límites, 

y  la  libertad  religiosa  al  tenor  úél  edicto  de  tolerancia;  en   Pé« 
breró  convoód  los  Estados  provinciales  pero  la  asamblea   se  pro- 
nuncies en  favoi-  de  lo<  principios  mas  avanzados,  de  libertades  mas 
claras  y  de  derechos  menos  dependientes  de  la  monarquía  qu< 
que  Aspiraba  el  trono:  el  rey  declara  que  nadie  le  obligaría  i  una 

constitución  escrita  y  la     Asamblea  -  n>  dejando  al    pueblo 

esperanzas  defraudadas  y  deseos  difíciles  de  sujetar:   la   carestía 

en  las  ciudades  y  la  miseria  en  loa  campos  fueron  un  nuevo  com- 
bustible para  la  réirolncion  que  amenazaba  al  absolutismo:  motines 
parciales  en  Berlín,  Btuttgard  y  otras  ciudades  fueron  reprimi- 
dos pero  sin  que  cesase  la  causa  ni  sé  aquietaran  los  ánimos:  en 

estas  circunstancias  estalló  la  revolución  de  Paris  (Febrero  1848) 
y  la  monarquía  prusiana  se  vid  mas  apremiada  para  que  inic 
un  movimiento  reparador  y  liberal:  hombres  políticos  notables, 
con  la  mirada  tija  en  el  porvenir,  creían  que  la  grandeza  de  Pru- 
sia y  de  Alemania,  dependía  de  la  unión  sincera  en  política,  en 
derechos  y  en  aspiraciones,  pero  no  bajo  el  absolutismo,  sino  bajo 
los  dogmas  de  la  libertad:  el  rey  alegando  se  derecho  divino  no  oy<5 


DE    LA   HISTORIA    UNIVERSAL.  365 

los  oportunos  consejos  y  fiado  en  el  ejército  rechazó  todas  las  pe- 
ticiones que  le  fueron  presentadas  en  demanda  de  la  libertad  de 
la  prensa  y  de  la  ampliación  de  derechos  políticos.  Los  sucesos 
de  Yiena  agitaron  mas  á  los  prusianos;  las  reuniones  de  Berlín 
alarmaban  la  corte  de  Federico  Guillermo,  y  al  fia  se  ofrecieron 
reformas  cuando  ya  habia  habido  algunos  choques  entre  las  tropas 
y  el  pueblo:  en  17  de  Marzo  se  declaró  libre  la  prensa  y  fué  abo- 
lida la  censura  prometiendo  una  constitución:  el  pueblo  ofendido 
por  los  escesos  de  los  soldados,  pidió  que  la  tropas  saliesen  de 
Berlín  y  que  se  entregara  la  ciudad  á  una  milicia  cívica:  el  rey 
se  negó;  un  cuerpo  de  ejército  hizo  fuego  sobre  las  masas  que  irri- 
tadas ante  la  sangre  y  las  víctimas,  levantaron  barricadas  y 
aceptaron  una  batalla  en  las  calles,  batalla  que  duró  catorce  horas 
sostenida  por  los  estudiantes  y  los  obreros,  y  en  que  la  libertad 
y  el  entusiasmo  y  la  cólera  vencieron  á  la  disciplina  y  organiza- 
ción del  ejército:  en  la  mañana,  del  19  de  Marzo  se  suspendió  este 
combate  encarnizado;  el  rey  mandó  retirar  las  tropas,  despidió  al 
ministerio  y  dispuso  que  se  organizase  la  milicia  cívica:  los  revo- 
lucionarios llevaron  los  cadáveres  de  los  ciudadanos  al  patio  del 
palacio  y  Federico  Guillermo  tuvo  que  contemplarlos  con  la  ca- 
beza descubierta.  El  absolutismo  habia  muerto.  Ya  las  desgra- 
cias sean  el  mejor  consejero  de  los  poderosos,  ó  bien  él  rey  pru- 
siano sintiera  que  debia  ser  grande  por  la  libertad  el  pueblo  que 
era  tan  grande  por  el  valor,  la  política  tomó  un  sesgo  diverso:  se 
publicó  una  amnistía  general,  escuchó  y  siguió  las  amonestaciones 
de  los  liberales  y  proclamó  francamente  la  unión  de  Alemania. 
El  pueblo  hizo  solemnes  exequias  á  las  víctimas  de  Marzo:  en 
Abril  se  reunieron  los  Estados  prusianos  y  después  de  establecer 
la  ley  electoral  convocaron  una  Asamblea  constituyente.  Berlín 
se  convirtió  en  un  foco  de  agitación:  los  clubs  y  reuniones  se  im- 
ponían como  en  la  Francia  del  93:  la  suspensión  de  los  negocios,  la 
clausura  de  fabricas  y  las  perturbaciones,  aumentaban  la  miseria: 
la  Asamblea  constituyente  estaba  dividida,  y  el  rey  que  pensaba 
disolverla  la  trasladó  á  Brandeburgo  y  declaró  á  Berlin  en  es- 
tado de  sitio:  una  parte  de  la  Cámara  se  quedó  en  la  Capital  y 
se  separó  por  la  fuerza:  se  publicó  una  constitución  calcada  en 
principios  liberales,  y  disuelta  la  constituyente  se  convocó  á  e- 
lecciones  para  la  Asamblea  legislativa. 

En  la  provincia  de  Posen  proclamaron  los  polacos  la  indepen- 
dencia acompañando  el  movimiento  con  algunos  escesos;  el  rey  de 
Prusiales  ofreció  una  nuevo  organización  política  bajo  administra- 
ción propia,  y  no  habiendo  aceptado,  principió  una  lucha  en  que 
triunfaron  las  tropas  prusianas:  después  de  la  victoria  se  dio  á 
Posen  la  organización  que  antes  rechazara. 

Desde  1848  Prusia  se  colocó  moralmente   á  la  eabeza  de  Ale- 


$©6  COMPENDIO 

inania  aunque  no  simpatizaban  mucho  con  ella  los  Estados  me- 
ridionales. En  1840  abdicó  el  príncipe  Carlos  Antonio  Hohen- 
zollern  recayendo  en  la  monarquía  prusiana  sus  dominios  de  Nü- 
rembérg.  En  1858,  enfermo  Federico  (¿uillcrmo.  y  encargo'  la  ad-' 
ministracion  del  reino  con  el  título  de  regente  a  su  hermanó  que 
tomó  el  nombre  de  (Guillermo  I  que  heredó  el  trono  tí  la  muer- 
te del  rey  (2  Enero  de  1861).  La  política  prusiana  siguió  la 
misma  senda  qne  los  últimos  anos:  en  el  interior  se  fortale- 
cían todos  los  elemento-  sociales,  y  en  Alemania  Be  conservaba 
y  aumentaba  la  preponderancia  de  Pfusia.  En  I 
lá  cancillería  del  reino  "1  conde  de  Bismark.  personaje  ya  cono- 
cido en  la  diplomacia  europea  y  que  tenia  probado  su  talento  y 
acreditan  unitarias.  Prn<  fa  chocardon  dosfuer- 

zas  poderosas  para  llegar' al  objeto  propuesto:    AJem  iguia 

corrientes  de  Austria  Prusia,  siendo  difícil  que  bajo  las 

jhismas  tendencias  preponderase  la  última:  los  cambi 
persistieron  en  la  i  prusiana,  mas  no  en  el  imperio  austria- 

eo:  hasta  esa  épocéi  existía  un  acuerdo  d 

naciones  ettra  absolutistas,  pWóya  en  I  >   Prusia  invo- 

caría la  anidad  como  un  principió  de  libertad  indé- 

/.;i.   La  política  de  Metternich  y  la  de  I'  Qtoillefrno  III  no 

se  lijó  demasiado  en  los  ideales  qn  >ma  Iverian, 

mas  Gruillpímo   I  y  su  anl  •  Federico   Guillermo  IV.  signifi- 

caron anas  reces  Caramente  y  otras   coé    trabajos  diplomal 
ocultos,  el  pmpó^itn  nacional  .-í  que   aspiraban!   La  anidad 
Prusia  <t;i  mas  ftlcíl  en  cuanto  se  componía  de  elémenl 
m añicos ;  I:i  anidad  con   Austria  solo  podia  ser  efecto  de  lá  fuer- 
za, yn  por  e]  carácter  del  gobierno  de   Vienfc,  como   por  el  ais- 
lamiento en  que  h&bia  vivido  él  imperio  austríaco  desde  la  caída 
de  Napoleón  y  la   falta  de  i'  atractivos  entre  pue- 

blos.  Prusia  robustecí!  rcito  y  apoyaba  las  Ideas  de   unión: 

tiempo  antes  apoyó  al  Schlewig  y  Holstein  contra  Dfnaraarc 
no  se  detuvo  hasta  que  proi  i  guerra  para  separar  loa  du- 

cados de  la  monarquía  danesa:  de  acuerdo  con  Austria,  como 
brazos  los  mas  ftiertes  de  la  confederación  germánica,  rompiólas 
hostilidad»-  fen  1864,  y  las  tropas  confederadas  triunfaron.  En 
L865  el   Lauenburgo  se  incoi  '■   Prusia:  esta  incorporación, 

el  reparto  provisional  de  los  ducados  y  las  miras  generales  de 
Bismark;  provocaron  -«'rías  sospechas  en  Austria,  y  la  enemistad 
se  tone'  hostilidad  cuando  la  monarquía  prusiana  paetó  alian/a 
con  Víctor  Mauuel,  rey  de  Italia.  La  política  de  uavour  en  la 
península  itálica  enyolvia  en  una  red  i  toda  la  diplomacia  euro- 
pea: conociendo  que  nada  podia  esperar  del  imperio  francés  pro- 
tector de  la  autoridad  pontificia,  habia  inclinado  los  ánimos  a  la 
alianza  con    Prusia  cuya  energía  comprendía  mejor  que  los  mis- 


.  DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  367 

mos  prusianos.  Pronto  propuso  el  gobierno  de  Guillermo  I  la 
reforma  de  la  confederación:  algunos  Estados  creían  que  se  vul- 
neraban sus  derechos;  Austria  se  proclama  defensora  del  antiguo 
orden  de  cosas;  la  guerra  se  hizo  ineludible:  algunas  potencias 
quisieron  intervenir  pero  Bismark  declaró  que  no  se  podían  evi- 
tar las  hostilidades  por  ser  un  problema  insoluole  bajo  un  punto 
de  vista  común:  Austria  y  algunos  Estados  alemanes  declararon 
la  guerra:  Italia  hizo  causa  común  con  Prusia  y  aunque  no  ven- 
ció distrajo  fuerzas  bastantes  que  facilitarían  el  triunfo  decisivo 
de  los  prusianos  en  Sadowa  (3  de  Julio  de  1866):  Napoleón  que 
reclamó  de  Prusia  la  devolución  de  territorios  perdidos  en  1815, 
recibió  una  enérgica  negativa;  su  intervención  oficiosa  luego,  ante 
la  rápida  victoria  de  los  generales  prusianos  (el  mas  distinguido  fue 
el  príncipe  Federico  Carlos)  precipitó  la  paz:  Austria  dejó  de  perte- 
necer á  la  confederación  germánica,  la  Dieta  declaró  disuelto  el 
pacto]  federal  (Agosto  1866),  y  se  organizó  la  confederación  del 
Norte  á  la  que  se  adhirió  Sajorna:  los  Estados  confirieron  al  rey 
de  Prusia  la  presidencia  en  el  parlamento  de  Berlín  (abierto  en 
Febrero  de  1867),  Wutemberg,  Baviera,  Badén  y  el  ducado  de 
Hesse  formaron  la  Alemania  del  Sur:  el  mismo  año  1867  quedó 
aprobada  la  Constitución  federal  de  los  Estados  del  Norte.  Pero 
la  última  guerra,  los  proyectos  tya  manifestados  claramente  por 
Bismark  de  unir  toda  la  Alemcnia,  y  los  celos  de  Francia,  da- 
ban pocas  esperanzas  de  paz:  Prusia  se  sentía  fuerte  y  no  en- 
contraba términos  hábiles  para  realizar  la  unión  del  antiguo  im- 
perio germánico:  Francia,  celosa  de  las  victorias  prusianas,  rio 
ocultaba  su  disgusto,  y  el  emperador  Napoleón  acostumbrado 
á  que  se  contara  con  él  en  Europa,  estaba  ofendido  por  la  re- 
pulsa y  desaires  de  Bismark.  La  política  de  Francia  tendía  des- 
de mucho  tiempo  á  impedir  la. constitución  de  grandes  naciona- 
lidades en  sus  fronteras;  el  imperio  germánico  era  débil  bajo  la 
dirección  de  Austria,  pero  sometido  al  influjo  de  los  prusianos 
trasmitirian  estos  su  energía  y  su  fuerte  organización,  elevando 
el  poder  de  la  confederación  germánica  contra  los  proyectos  y 
la  política  de  Francia:  Bismark  trabajaba  activamente  en  los 
Estados  del  Sur  y  se  anticipaba  á  los  sucesos  tejiendo  lazos  entre 
los  pueblos  germánicos:  la  guerra  se  hacía  inevitable.  Por  otra 
parte  la  derrota  de  Austria,  no  solo  habia  mostrado  la  debilidad 
del  imperio,  sino  que  descubrió  su  mala  organización  y' las  gra- 
ves condiciones  en  que  se  hallaba:  los  austríacos  no  podían  en- 
trar en  campaña;  los  rusos  favorecían  los  proyectos  de  Prusia; 
Inglaterra  rival  de  Francia  no  pensaría  terciar  en  la  lucha;  los 
demás  Estados  ó  eran  indiferentes  ó  estaban  quejosos  como  Es- 
paña é  Italia  de  la  política  de  Napoleón  III,  y  otros  aunque 
parciales  no  tenían  fuerza   para  inclinar  por  su  propio  peso  la 


368  COMPENDIO 

balanza  de  los  acontecimientos.  Una  circunstancia  precipitó  la 
guerra.  Hecha  la  revolución  en  España  en  1868,  triunfó  en  la 
Asamblea  constituyente  la  solución  monárquica,  y  el  jefe  del 
partido  vencedor  mas  numeroso,  general  Prim,  promovió  negó- , 
daciones]  una  tras  otra  con  varios  príncipes  de  Europa  para  la 
candidatura  al  trono  español:  En  los  primeros  meses  de  I 
después  de  proyectos  frustrados,  se  había  lijado  la  atención  en 
Leopoldo  Hohenzollern,  hijo  de  Carlos  Antonio  Hohenzollern 
que  en  1849  abdicara  el  burgraviato  de  Nuremberg  en  favor 
3e  Prusiá  con  cuya  casa  real  estaba  emparentado.  Al  reve- 
larse la  candidatura,  el  emperador  Napoleón  III  reclamó  di- 
plomáticamente alegando  no  poder  consentir  que  le  rodeasen  por 
todas  partes  las  influencias  prusianas.  Prusia  que  en  el  fondo 
deseaba  la  guerra,  pero  que  también  deseaba  aparecer  sincerada 
á  los  ojos  de  Europa,  dio  explicaciones,  y  el  príncipe  (arlos  Anto- 
nio Hohenzollern  renunció  a  nombre  de  su  hyo  el  trono  que  se  le 
ofrecía.  Napoleón  creyó  que  contaba  con  elementos  bastantes  para 
no  temer  un  rompimiento,  y  las  ('amara-  francesas  no  anduvieron 
más  prudentes;  la  prensa  agitaba  los  tfnimós,  el  pueblo  pedia 
la  guerra  y  se  aducían  toda  suerte  de  quqjas  dando  á  ento  i 
con  bastante  evidencia  que  no  era  aquel  ampie  incidente  de  la 
candidatura  la  causa  sino  el  protesto  de  la  guerra.  Na]  exi- 

gid del  \ry  de  Prusia  que  renunciase  parasen  lo  porvenir  todo 
ofrecimiento  semejante  respecto  ú  los  príncipe  su   familia, 

pretensión   fuera  de  lugar  y  de  oportunidad  que  no  podía  diri- 
jirse  mas  que  á  humillar  al  rey  prusiano:  Guillermo  1  se 
no  quiso  ya  di  recibir  al  embajador  Benedetti:  él  L9  de 

Julio  Napoleón   III  d<  guerra  y  puso  las  tropas  en  mo- 

vimiento: la  falta  de  tino  v  de  dad  política  del  jefe  de  Fran- 

e  manifestó  en   todo  el  conjunto  de  la  guerra:   los 
consignaban  una  fuerza  militar  que  no  existía;  la  administración 
militar  estaba  mal  montad;;,  y  el  error  fundamental  del  imperio 
fué  desconocer  abdólutame  tiaeion  de  Alemania.  Cuando 

Napoleón  pensaba  que  alguno  4e  los   E  l  Sur  haria  con 

él  causa  común,  Bismark  babia  comprometido  i  toda  la  Alema- 
nia que  aparecí.;  unida  en  los  cam|  atalla  y  resuell 
tener  la  causa   de   la    unidad.    L  pasaron  el    líhin  y 
vencieron  con  una  rapidez  pasmosa  á  los  ejércitos    fran< 
Woerth,   Gravelotte  y   otras  batallas;   encerraron  la  parte  mas 
considerable  del  ejército  francés  en  Metz,  p<  ¿  Napo- 
león y  le  obligaron  a  capitular  en  Sedan,  rindieron  i  roigo 
y  después  .í  Metz  cogiendo  dentoq  de  millares  de  prisione 
asediaron  a   Tari-,   proclamaron  el  imperio  germánico  en  Vi 
lies  y  solo  se  hizo  la  paz  perdiendo  Frauda  la  cuarta  parte  de  la 
Lorena  incluso  Metz  y  la  ¿Visada   escepto  Belfort,  con  pagoáde- 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  369 

mas  de  rail  millones  de  pesos  de  indemnización  (Febrero  de  1871.) 

Inglaterra. — Desde  la  revolución  de   1688,   las  instituciones 
inglesas  adquirieron  una  fuerza  que  no    seria  debilitada   por   los 
choques  esteriores  ni  por  las  rivalidades  continentales:  la  monar- 
quía tomaba  las  condiciones  del  progreso  por  la  acción  del  parla- 
mento; la  seguridad  individual,  las  libertades  políticas   y   el  res- 
peto á  las  leyes,   habian  creado  costumbres  enérgicas  entre  todas 
las  clases  de  la  sociedad:  tratados  ventajosos  de  comercio  favore- 
cían su  industria  cada  dia  mas  estendida  por  el  predominio  marí- 
timo: sus  establecimientos,  colonias  y  factorías   llegaban  á   los  úl- 
timos límites  de  los  mares,  y  sus  relaciones  con  todo  el   mundo  le 
deparaban  representación,  beneficios   }r  crédito:   colocada  fuera 
del  alcance  material  del  continente,  tenia  garantida  su  seguridad 
interior  consagrando  sus  fuerzas  y  recursos  á  influir  en  todas  par- 
tes y  a  proteger  sus  intereses:  la  Gran  Bretaña  fué    el  refugio  de 
los  perseguidos  políticos  de  las  diversas  naciones:  con  mas  poder 
que  Suiza,  nadie  pudo  obligarle  á  faltar  á  los   principios   hospita- 
larios que  se  impuso  como  un  deber  de  su  liberal  gobierno:    la  ú- 
nica  intolerancia  respecto  á  Irlanda,  en  el  interior,  fué    la  presión 
religiosa  que  ejercía  á  nombre  del  protestantismo,  pero  de  la  cual 
había  de  ceder  mas  tarde  por  convencimiento  tras  una  elevada  lu- 
cha racional:  en  el  mediterráneo   poseía  Gibraltar  y   Malta,   sus 
naves  penetraban  en  los  Dardanelos,  su  industria  se  estendia  por 
el   Canadá,  la  India,  Oceania,  África:  de  todos  los    tratados  y  de 
todas  las  guerras  reportaba  beneficios:  por  ínteres  y  por  sistema 
protegía  las  pequeñas  nacionalidades,    Bélgica,   Portugal,    Dina- 
marca: se  coloco  fuera  de  la  Santa  alianza,  contrariándola  en   su 
política  de  América,  favoreciendo  la  independencia  de  Grecia,  y 
reconociendo  luego   los  gobiernos  constitucionales  de  Occidente: 
sus  hombres  de  listado  de  todos  los   partidos,  Pitt,   Castlereagh, 
Palmerston,  se  propusieron  constantemente  fines  mas   elevados 
que  las  ventajas  de  partido:  el  espíritu  de  asociación  tomo  un  po- 
deroso impulso  y  las  empresas  se  multiplicaron  dentro  y  fuera:  el 
respeto  á   la  ley  no  reconocía  escepcion  y  el  derecho  constituido 
ni  se  traspasaba  por  las  oposiciones    ni   se    cercenaba  por  los  go- 
biernos: las  fundaciones  libres  de  enseñanza  secundan  los  esfuer- 
zos oficiales:  la  idea  se  manifiesta  libremente  en  pro  den  contra 
de  todas  las  doctrinas,  escuelas  y  principios,  fiando  íx  la  inteligen- 
cia y  no  á  la  fuerza  la  solución  de  los    problemas  que   traen  los 
tiempos  y  las  corrientes  históricas:  Peel  proclama  la  libertad  de 
comercio,  el  grande  orador  O'  Conellla  libertad  religiosa,  Burton 
"Wilberforce  la  emancipación  de  los  negros,  pero  con   una  energía 
individual   y  con  una  constancia  que  no  ceja  sino  en   la  victoria. 

Pero    frente  á  estos  bienes,  los  esfuerzos  gigantescos  de    la  nación. 

24 


370  COMPENDIO 

inglesa  contra  el  imperio  napoleónico  habían  aumentado  la  deuda, 
estendido  y  creado  contribuciones  v  mermado  la  pequeña  propie- 
dad en  favor  de  los  capitalistas:  Canning  en  1822  acudió  á*  reme- 
diar la  miseria  pública:  Roberto  Peel  mejoró  la  condición  de  los 
trabajadores  en  1832,  y  en  1840  abolió  las  leyes  restrictivas  so- 
bre los  cereales  y  quitó  todos  los  gravámenes  á  la  importación  de 
artículos  alimenticios  y  primeras  materias  de  la  industria  manu- 
facturera. Irlanda  sufría  también  bajo  la  presión  del  protestantis- 
mo: los  señores  del  suelo  mantenían  en  perpetua  subordinación  á* 
los  colonos  y  la  iglesia  anglicana  se  imponía  á*  los  católicos  en  las 
escuelas,  en  el  disfrute  del  patrimonio  eclesiástico  y  cu  las  carga- 
que  se  les  obligaba  en  favor  de  los  pastores  de  una  religión  que  no 
era  la  suya:  en  1829  los  irlandeses  fueron  autorizados  para  ingresar 
en  el  parlamento  no  obstante  sus  creencias.  El  rey  Jcííge  IV 
(1820  á  1830)  no  miró  con  mucha  atención  por  la  prosperidad  del 
pueblo;  sus  goces  consistían  en  atendiendo  secundariamen- 

te á  la  política:  sucedióle  en  el  trono  su  lien;  aillermo   i v 

sus  leyes  mas  importantes  fueron  las  de  abolición  de  la  esclavi- 
tud en  las  colonias  Indemnizando  á  los  plañía  stablecid  por 
pactos  el  derecho  de  visita  ;  iguid  vigorosamente  la  trata  (fe 
negros;  Eü  1837  subió  al  trono  Victoria  Alejandri  ¡na  dé 
Guillermo  IV  é  hija  del  duque  de  Kent:  ten  'nces  diez  y 
ocho  años:  sn  carácter  gener  i  buena  inteligencii 
cion  auguraban  un  reinado  próspero  y  tranquilo:  ra- 
jo matrimonio  con  Alberto  de    Sajorna-' 

para  consagrar  ¡í  la  prosperidad  interior  los  inme  jos  del 

pais,  reprodujo  las  disposiciones   contra  la  esclavitud,  alentó  el 
comercio,  promovió  privadas  de  caridad  y  coopera- 

ción, y   se  ha  inspirado  en  el  largo  periodo  Ti  biernoen    los 

intereses   públicos  y  en  las  exigencia-  de    las  clases  mas    ne- 
cesitadas: nunca  habia  llegado  Inglaterra    á  la  altura   val   poder 
que  alcanza  en  esta  época.  La  influencia  de  la   monarquía   en   el 
pueblo  ingles  tiene  su  base  en  el  parlamento,    verdadera   omnipo- 
tencia de  aquella  nacionalidad:  ni  la  reina  ni  sos  (rea  pr< 
han  impuesto  el  veto  una  sola  vez  ;í  las  decisiones  de 
bajo  ciertos  aspectos,  el  gobierno  de  la  Gran  Bretaña  podía   < 
pararse  auna  república  aristocrática  bajo  poder  ejecutivo  perma- 
nente: la  monarquía  es  la  cúpula  del  edificio  político  aristocráti 
pero  con  la  ventaja  sobre  iguales  sistemas,  de  que   la    acción   del 
pueblo  se  desarrolla  de  una  manera  constante  aunque    lenta,    ya 
por  la  mayor  estension  del  derecho  electoral,  como  por  el    acc 
ií  puestos  y  destinos  que  antes  ocupara  la  noble/a.   Guillermo  IV 
y  Victoria  Alejandrina,  apoyaron  en  España   al   partido  liberal 
contra  el  absolutismo,  y  estrechando  relaciones  con  la   monarquía 
de  Julio  en  Francia,  dieron  vigoroso  prestigio  á  la  contra-reacción 


DE  LA   HISTORIA  UNIVERSAL.  371 

europea:  viviendo  en  paz  con  las  naciones  continentales,  el  go- 
bierno ingles  trató  de  ensanchar  sus  conquistas  en  Asia,  África  y 
Oceania,  tanto  para  dar  salida  á  su  industria  cuyos  rendimientos 
mermaban  por  el  progreso  industrial  alcanzado  en  otros  países, 
como  por  dar  empleo  á  su  poderosa  marina  y  acaudalar  riquezas  y 
medios  de  prosperidad  para  la  nación.  La  compañía  inglesa  de  la 
India  Oriental  aprovechaba  la  división  de  los  indígenas  para  reca- 
bar territorios  y  posesionarse  de  la  gran  península  indostánica:  la 
debilidad  del  imperio  de  los  mongoles  por  las  guerras  civiles  y  es- 
teriores,  presentó  ocasión  el  siglo  pasado  á  la  compañía  para 
emprender  guerra,  y  en  1765,  los  príncipes  indígenes  reconocie- 
ron la  soberanía  de  la  Gran  Bretaña  en  Bengala  mediante  un  tri- 
buto: mas  tarde  se  agregó  la  provincia  de  Benares,  obligando  al 
sultán  de  Misore  tí  establecer  el  comercio  libre:  la  compañía  or- 
ganizó un  ejército  de  naturales  (cipayos)  que  mandados  por  oficia- 
les ingleses  la  han  servido  para  sostener  sus  ricas  y  estensas  po- 
sesiones. Ningún  escrúpulo  ni  miramiento  detuvo  á  .la  compañía 
para  esplotar  y  dominar  al  pais;  sin  causa  ni  razón  emprendió 
guerra  á  fin  del  siglo  pasado  con  los  príncipes  maharatas,  pero 
la  resistencia  fué  tan  grande  que  solo  dividiendo  á  los  príncipes 
pudo  conservar  sus  territorios:  TippooSaib,  hijo  de  Hider  Ali, 
sultán  de  Misore,  tras  una  guerra  terrible,  reconoció  la  sumisión 
de  la  India:  los  gastos  escesivos  de  la  campaña  la  obligaron  á  re- 
currir al  gobierno  de  quien  dependería  en  adelante  (bilí  de  1784 
declarando  á  la  India  oriental  sujeta  en  la  administración,  la  po- 
lítica y  la  guerra  auna  comisión  del  gobierno).  Calcuta,  Madras 
y  Bombay  fueron  capitales'de  las  tres  presidencias  establecidas: 
la  compañía  se  quedó  con  los  negocios  comerciales.  Nueva  guerra 
promovida  por  TippooSaib  en  1790  acabó  cediendo  el  sultán  la 
mitad  de  sus  Estados:  sin  embargo,  cuando  Napoleón  desembarcó 
en  Egipto,  animado  eí  sultán  de  Misore  y  en  alianza  con  Persia, 
rompió  los  hostilidades  y  puso  en  grave  riesgo  la  dominación  in- 
glesa: en  1799  los  ingleses  tomaron  la  capital  de  Misore  (Serniga- 
Patam)  y  Saib  perdió  el  trono  y  la  vida  en  una  batalla:  la  Gran 
Bretaña  conquistó  las  posesiones  de  los  franceses  y  holandeses  en  el 
Oriente  de  la  India,  sujetó  unos  tras  otros  á  los  príncipes  mahara- 
tas apoderándose  de  Delhi  y  sometió  el  imperio  Mogol:  ningún 
obstáculo  insuperable  encontró  Inglaterra  hasta  1857  en  que  se 
sublevaron  casi  todas  las  regiones  de  la  India  (insurrección  de  los 
cipayos):  los  generalss  ingleses  Havelock  y  Compbel  fueron  der- 
rotados: el  pais  quedó  aniquilado  después  de  un  año  de  pertinaz 
lucha  en  que  la  disciplina  británica  triunfó  del  número:  en  el  par- 
lamento ingles  hubo  graves  debates  y  se  cambió  el  ministerio 
Ellemborough  por  haber  aprobado  las  medidas  tiránicas  del  go- 
bernador de  Onda  contra  los  indígenas;  en  consecuencia  se  libe- 


372  COMPENDIO 

raliztf  el  gobierno  de  la  India,  y  se  afirmaron  derechos  civiles  y 
políticos  que  dan  vitalidad  á  los  grandes  dominios  orientales.  La 
Gran  Bretaña  no  ha  detenido  sus  conquistas  desde  la  revolución 
de  1857:  los  antiguos  límites  del  Ganges  se  traspasaron  y  pro- 
vincias de  la  Indo-China  caen  bajo  el  poder  de  los  conquistadores 
que  ya  dominan  mas  allá  del  Indo  al  Occidente,  y  hasta  el  Ili- 
malaya  por  el  Norte.  Desde  1857  la  influencia  de  la  Gran  Breta- 
ña se  empeña  en  civilizar  ¿  los  pueblos  indígenas  sometidos  a  la 
servidumbre  intelectual:  se  ha  reformado  la  justicia,  la  adminis- 
tración y  la  hacienda;  caminos  y  ferrocarriles  sustituyen  á  la  an- 
tigua molicie  y  al  abandono  de  los  naturales,  y  costumbres  mas 
cultas  cunden  entre  las  provincias  mas  accesibles  al  cambio  de 
hábitos. 

Inglaterra  hacia  recorrer  sus  barcos  en  todos  los  mares  imponién- 
dose por  los  tratados  <j  por  la  fuerza  para  que  se  abriesen  los 
puertos  de  Asia  ásu  comercio:  en  1848  estipula  con  la  China  tra- 
tados comerciales  que  tenían  por  base  la  apertura  de  algunos 
puertos,  pero  los  chinos  repugnaban  entrar  cu  relaciones  con  los 
estrangeros:  en  1857  el  mandarín  dr  Cantón  neg<5  cumplimiento 
ií  lo  estipulado  y  el  representante  ingles  sufrid  insulto-:  Francia 
se  unió  ií  [nglaterta  y  ambas  declararon  la  guerra  que  concluya, 
apesar  del  valor  de  los  chinos,  con  la  ocupación  de  Cantón  y  <'l  re- 
conocimiento del  derecho  de  libre  entrada  en  lospuerl  todas 
buques  europeos. 

Mas    gravea  fueron   las    ludias    en  qu  npromete'  en  Eu- 

ropa la  (irán  Bretaña.  Debilitado  el  imperio  turco,  hace  mu- 
chos años  hubiera  desaparecido  ií  ho  ser  por  las  rivalidades  6 
intereses  «le  las  grandes  potencias:   R  oía  el  protectorado 

.sobre  Servia,  Moldavia  y  Yala<|iiia.  y  lo  pretendió  para  los 
griegos  (pie  vivían  dentro  del  imperio  musulmán;  la  resistencia 
de  Turquía  prodigo  la  guerra:  los  rusos  avanzaban  quizá  aspi- 
rando ;í  convertir  la  querella  en  guerra  de  conquisto,  cuando 
se  interpusieron    Inglaterra  y   Francia  <•  influjo   que 

adquiría  el  imperio  del  Norte:  siendo  estórH  la  m<  o  diplo- 

mática se  rompieron  las  hostilidades    en  1854  por   la  coali 
de  Inglaterra,  Francia  y  el   Píamente,  y  Rusia  - 
;!   retroceder    haciendo  la   paz  después  de  la  toma  de  Sebastopol 
por  los  aliados:  en   18of>  se  lirm<>  en  París  un  tratado    que 
rantizaba  la  existencia  de  Turquía  y  se  .  Rumania  la 

Besarabia. 

Los  acontecimientos  de  Aiin'riea  también  fueron  ocasión  de 
intervenciones  de  índole  diversa:  en  los  Estados  Unidos  estalló 
la  guerra  civil  (1861)  que  tenia  por  motivo  la  política  aboli- 
cionista del  Presidente  Lincoln  y  déla  mayoría  de  las  Cámaras, 
y  ademas  cuestiones  encondmicas  latentes  entre  el  Norte  y  el  Sur 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  37o 

de  la  Union,  y  la  interpretación  diversa  en  los  Estados  respec- 
tivos del  código  fundamental  de  la  República:  en  seguida  que 
los  confederados  del  Sur  tuvieron  fuerzas  respetables,  Inglaterra 
reconoció  su  beligerancia,  ya  por  celos  al  poder  de  la  Union 
como  por  causas  comerciales:  las  dificultades  que  sobrevinieron 
íí  consecuencia  de  haberse  armado  barcos  confederados  en  los 
puertos  de  Inglaterra  (cuestión  del  Alhabama)  fueron  resueltas, 
terminada  la  lucha,  por  un  tribunal  arbitral  en  Ginebra.  Un 
tratado  con  Francia  y  España  para  intervenir  en  Méjico,  que- 
dó sin  efecto  en  1862,  y  se  retiraron  los  barcos  y  tropas  de 
Inglaterra  y  España  del  puerto  de  Veracruz  dejando  í  los 
franceses  que  se  proponían  otros  fines  distintos  á  los  de  la, 
estipulación. 

En  1866  se  formó  una  sociedad  que  tenia  por  objeto  separar 
á  Irlanda  de  Inglaterra  bajo  la  forma  de  gobierno  republicana 
(fenianos);  siguieron  grandes  agitaciones,  y  habiendo  suspendido 
el  gobierno  ingles  el  habeas  corpus  en  Irlanda,  se  sublevaron 
Dublin  y  Drogheda,  pero  venció  el  gobierno  y  se  restableció» 
el    orden. 

En  1767  tuvo  lugar  la  guerra  de  Abisinia  cuyo  rey  Theodoros; 
habia  preso  y  retenido  muchos  subditos  ingleses:  el  general 
Napier  tomó  la  capital  Magdala,  Theodoros  se  suicidó,  y 
luego  los   ingleses  y  abisinios  hicieron  la  paz. 

En  1868  se  declaró  libre  la  iglesia  de  Irlanda  y  desde  en- 
tonces ha  reinado  el .  orden   en  la  isla. 

En  todas  las  guerras  y  conflictos  de  los  cincuenta  últimos 
años,  la  Gran  Bretaña  ha  obtenido  notables  ventajas;  hasta 
ele  sus  dificultades  con  los  Estados  Unidos  por  la  cuestión  del 
Alhabama,  conquistó,  aun  obligada  á  indemnizar,  el  prestigio 
de  haber  sometido  un  litigio  internacional  á  la  sentencia  de 
arbitros.  Lord  Palmerston  y  Lord  Russell  influyeron  desde  él 
gobierno  en  favor  ele  la  unidad  de  Italia,  pero  Palmerston  no^ 
pudo  verla  realizada  (murió  lord  Palmerston  en  1865).  Neutral 
en  las  guerras  austro-prusiana  y  franco-alemana,  el  pais  pronun- 
ció su  opinión  y  sus  simpatías  por  Prusia  y  en  la  segunda  con- 
tra el  imperio  napoleónico,  y  el  gobierno  reconoció  en  seguida 
la  unidad  de  Alemania  y  la  mitad  de  Italia- 

Los  últimos  sucesos  de  Oriente  han  estado  á  punto  de  pro- 
vocar un  duelo  gigantesco  entre  Inglaterra  y  Rusia:  la  cuestión, 
de  Turquía  se  ha  aplazado  en  el  Congreso  de  Berlin  (1878)i. 
No  obstante  el  poder  inmenso  de  la  nación  británica,  lucha  con. 
enormes  dificultades  en  el  interior:  el  aumento  de  producciom 
industrial  en  los  Estados  Unidos  y  en  las  naciones  europeas,, 
merma  sus  transacciones  y  puede  ser  causa  de  una  profunda 
crisis..  En  lo  esterior  sostiene  la  política  de  equilibrio  y  apoya 


374  COMPENDIO 

á  las  naciones  débiles  europeas  en  contrapeso  ¿í  las  mas  fuertes, 
pero  buscando  beneficios  y  ganancias  para  su  industria  ó  para 
su  poder.  Hoy  ejerce  sobre  Turquía  y  sus  dominios  un  ver- 
dadero   protectorado. 


PÁRRAFO    IX. 

España  y  Portugal* 


En  Setiembre  de  1833  murió  Fernando  VII  instituyendo 
heredera  á  su  hija  Doña  Isabel  y  nombrando  á  María  Cristina 
tutora  y  curadora  de  la  reina  y  de  su  hermana  Luisa  Fernanda: 
en  4  de  Octubre,  del  mismo  ano,  Doña  Mana  Cristina  publicó 
un  manifiesto  en  (pie  declaraba  que  conservaría  intacto  el  de- 
pósito de  la  autoridad  real,  y  mantendría  religiosamente  la  forma 
y  leyes  fundamentales  de  la  monarquía  sin  admitir  innova- 
ciones, lo  cual  era  confirmar  el  absolutismo  en  toda  su  ple- 
nitud; los  realistas  Rieron  protegidos  sin  qn  atendiese 
un  principio  ni  á  las  manifestaciones  de  la  opinión  ni  :!  tos 
consejos  de  los  hombrea  ilustrad  -  liberales  pedían  qW 
reunieran  las  corte-  y  el  pai-tido  personal  de  Don  Oarioe 
estada  satisfecho  del  pro  dinástico  impu<  i  la  última  de- 
cisión de  Fernando  Vil.  Doña  María  Cristina;  aunque  nada 
afecta  al  criterio  liberal,  comprendió  que  el  trono  d t  su  hija 
hallaría  mas  ¿poyo  entre  loa  reformadores  qtíé  entre  los  ab 

3  intransigentes;  áió  amnistía  por  delitos  pólfl  decretó 

r\  desarme  de  los  realista  i  qne  ya  se  inclinaban  al  bando  de  Don 
('arlos:    Valdespina,  Santos  Ladrón  y  otn  Izaron  por  Don 

('arlos:   el  clero  se  pronuncia  aá  igual  sentido,  y  se  declara  la 
guerra   sostenida  hasta    I  n  (pie  el  general   Espartero  la 

termina  con  negociaciones  por  eü  convenio  de  Vergara,   El  par- 
tido liberal   no  cesaba   de  reclamar  la  convocación  de  corto 
estos   misin  espusiert>n   por  gefee  de  graduación  en 

el   ejército:  nada   cambia   en  la  forma   bajo  el  ministe 
Bermudez,   ¿Rimo  de    Fernando   VII  y  primero  de  la  reina  go- 
bernadora Doña  María  Cristina.  Fn  1834  Beconeluyd  nn  tratado 
(Cuádruple    alian/a),    por    el  que  Francia.     Inglaterra  y  Portugal 

reconocían  á  Isabel   II.   y    facilitaron  recursos  las  dos  últimas. 
Martínez   de  la    Rosa  constituyó  ministerio  ;í  principios  de  1 
dando  luga?  a  hombres   capaces,  pero   no  de  homogénea   doc- 
trina.   Eira    Martine/.   de   la    liosa   nna   notabilidad   en  Ins  letras, 
probo  en  la    política,   y    liberal  de  las  primeras  ép  onsti- 

tueio  -rales:    en    Abril    se    publicó  el  Estatuto   real,    y  se  tomaron 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  375 

medidas  encaminadas   ¿í  pacificar  el  pais:  España  ayudó  al  rey 
Don  Pedro  de  Portugal  contra  Don  Miguel;  el  marques  ele  Ro- 
dil persiguió  al  presidente  Don   Carlos  y  lo  habría  capturado 
á  no  darle  hospitalidad  un  buque  ingles.    En  Julio  Don  Carlos 
penetraba  en  las  provincias  vascongadas  uniéndose   á  Zuñíala- 
cárregui,    el  jefe  carlista  mas  táctico  6  inteligente.    A  las  cala- 
midades de  la  guerra  se  unió  el  cólera  morbo,   y  á  uno  y  otro 
los  escesos    de  los  sublevados,    el  desconcierto   en  los  partidos 
y  los   apuros  del   gobierno.    Las  cortes   abrieron   sus   sesiones 
el  24  de   Julio,   y  se   pasó  el  tiempo  en  discusiones   secunda- 
rias cuando  era  el   momento  de  obrar:  en  el  ministerio  no  ha- 
bía unidad,   ni  energía  bastante;  los   tumultos   y  los   actos  de 
indisciplina   favorecían  la  causa  del  carlismo;  los  escesos  de  las 
dos  partes   alejaban    toda   probabilidad  de  avenencia.    El    mal 
orden     en     el   campo    liberal     fué    atenuado    en  sus     efectos 
por  la  muerte    de   Zumalacárregui  en  1835,  sin  que   los  jefes 
carlistas  que  le  siguieron,    Don   Sebastian    Eguía,    Villareal   y 
otros  consiguieran   adquirir  tanto  prestigio.   Como  resultado  de 
la  exaltación   de  los  a'nimos,   junto  con  el  cólera,    tuvo  lugar 
el  asalto   de  los  conventos  y  ocurrieron  sangrientas  escenas  que 
engendraba  en  unos   el  miedo,  en  otros  el  deseo  de  represalias 
contra  los  auxiliares    del   partido  absolutista:  si    el  hecho   no 
puede  aprobarse,    siesta  fuera  de  duda  que  los  conventos  eran 
focos   de    conspiración:  el  vulgo  les  acusó  de  haber  envenenado 
las   aguas,  y  los  hombres  políticos  aprovecharon  las  suposiciones 
y  los  escesos   para  suprimir  las  órdenes  religiosas.   Al  princi- 
piar el   ano   1835,  una  rebelión  militar  costó  la  vida  al  general 
Canterac  que  quiso  debelarla.  Yaldes,  Sanfield,  Mina,  Llauder 
y  Córdova  eran  los  jefes  del  ejército  de  la  reina  que  aun  cuan- 
do luchaba  con   bravura,   no   pudo   dar   un  golpe    decisivo  á  la 
insurrección  carlista:  en  los  ejércitos  habia  las  mismas  divisiones 
personales  y  políticas  que  en  las  ciudades.    El  conde  de  Toreno 
que  reemplazó  á  Martínez  de  la  Rosa,  organizó  los   cuerpos  fran- 
cos, creó   arbitrios  para-  armar   la  milicia  nacional  y    emprendió 
la  guerra  con  mas  actividad  y  mas  unidad  de  sistema.  El  29  de 
Mayo  de  1835  se  cerró  la  Asamblea  sin  dar  los  resultados  que  se 
esperaban  y  sin  resolver  acerca  de  la   constitución  del   pais;   las 
provincias  se  sublevaban  y  organizaban  juntas   quitando  poder  y 
recursos  al  gobierno.    Don  Juan   Albarez   Mendizabal   sustituyó 
al  conde  de  Toreno,  sin  que  por  el  pronto  lograra  sujetar  la   a- 
narquia:  el  carlismo  tomaba   ventajas   en    Cataluña,   Valencia   y 
Aragón,  teniendo  al  frente  á  Quilez,   Cabrera  y  otros   caudillos: 
suprimió  Mendizabal  los  institutos  regulares  y  las   órdenes   mili- 
tares incorporando  sus  bienes  al  Estado,  llamó  á  todos  al  servicio 
de  las  instituciones,  é  hizo  forzoso  el  alistamiento  en  la  milicia  na- 


376  COMPEXDIO 

cionalruna  cspedicion  ¡i  Castilla   del  jefe  carlista   Batanero,    se 
frustro,  como  mas  tarde  otra  de  Don  Carlos  contra  la   capital.   El 
22  de  Marzo  de  1836  se  reuniéronlas  cortes  y    fueron  disueltas 
por  el  ministerio  Isturiz  sucesor  de  Mendizabaí:  Madrid  y  Málaga 
proclamaron  revolucionariamente  la  constitución  de  1812    (en    el 
tumulto  de  Madrid  murió  el  general  Quesada):  en  el  sitio  real  de 
San  Ildefonso,  una   conspiración  militar  obliga  il  la    reina   gober- 
nadora á  publicar  la  constitución  y  á  cambiar  de  ministerio:  entró  á 
gobernar  Don  José  Maria  Calatrava.  de  ideas  progresistas,  y  con- 
vocadas las  cortes  dictaron  estas  el  código  político  de  1837  refor- 
mando el  de  1812:  la  ñu  astitücion  dividía  el  poder  legislati- 
vo en  dos  cámaras  con  el  veto  real  y    la    sanción:  consagraba   las 
libertades  políticas,  pero   no  la  libertad  de  conciencia. 
nocía  el  principio  de  la  soberanía  nacional.  í]n  el  ejército  del   Nor- 
te el  general  Espartero  había  sucedido  á    Córdoba    y    alcanzado 
señaladas  victorias  (Luchana.  Diciembre  de  1835):  Cabrera  gana- 
ba ventajas  para  la    cansa    carlista  en  Valencia  y  Aragón,  y    loa 
liberales  estaban  divididos  en  moderado  1    triun- 
fo electoral  dé  loa  moderados  puso  al  frente  del  -¡'bienio  al  conde 
de  Ofalia  q(ue  pidió   inútilmente  la  intervención  francesa:  el   du- 
que de  Frías  ojie  le  reemplazó,  á  fm  de  contrastar  las  influencias 
liberales  del  ejército  del  Norte,  organizó  un 
y  lo  puso  ;ílas  órdenes  del  geneifel  Don   Ramón   Maria   Xar 
( 1838).  Bn  1839,  á                                     el  camj           lista   no 
eran  menas  ténaa            sidencias  que  en  el  partido  liberal:  las 
provincias  vascongadas  luchaban  mas  poi              raj  qué  poi 
absolutismo  de  los  rey-:  moderados  é  intrai                     disputa- 
ban el  favor  de  la  corte  de  Don  Cari                        mas  decidi- 
dosy  prácticos,  eran  con  frecuencia  pospu< 
é  intrigantes;   el  partido  fanático  triunfó  del    partido   militar  y 
fueron  desterrados  Villareal,  Elfo;  Zariátegui  y  Latorre:   ele 
Maroto,  Be  inclinó  A  los  oficiales:  y  jefes  retirttdoe:  loe 
intrinsigentés  (Jarcia  j                urdieron  una  conspiración  contra 
Maroto,  y  fueron  fastlados:                               comenzadas  en  A- 
brilde  1 839  terminaron  con  la  paz  de  Vergar                     anocieto- 
dolos  lucrosa'    las  provincias    Vascongadas   y  parte  :¡    Navarra: 
una  porción  del  ejército  carlista  deseaba  la  paz.  Espartero  nía: 
¿Cataluña  y  Araron,  y  al  año  siguiente  termina  la  guerra. 
brera  y  los  jefes  de  nías  importancia  se   refugiaron  en    el   estran- 

gero:  en  Araron  y  Cataluña  se  habia  estremado  la  crueldad  mas 
que  donde  luchaban  los  grandes  ejércitos:  la  madre  de  Cabrera 
fué  fusilada  jníeuainente  en  represalia  absurda  dé 
cometidos  por  su  hijo  que  desde  entonces  no  conocid  (reno  ni  lí- 
mite í  la  crueldad  que  le  hizo  acreedor  al  poco  envidiable  ape- 
llido de  "tiirredel  maestrazgo". 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  377 

En  la  corte  de  la  reina  gobernadora  se  protegía  la  política 
moderada:  el  Gobierno  disolvió  las  cortes  en  Noviembre  de 
1839  y  convoco'  otras  para  Febrero  de  1840,  en  qne  también 
triunfaron  los  moderados  por  la  presión  oficial:  un  manifiesto  de 
Espartero  en  Mas  de  las  Matas  contrabalanceaba  el  espíritu  re- 
trogrado de  la  Asamblea  y  del  Ministerio.  Pérez  de  Castro,  je- 
fe del  gabinete,  seguía  las  mismas  huellas  que  el  Duque  de  Frias: 
los  pueblos  se  alzaban,  y  la  reina  gobernadora  nombró  un  mi- 
nisterio progresista  bajo  la  presidencia  de  Don  Vicente  Sancho, 
y  rechazó  después  su  programa,  retrocediendo  hasta  la  admi- 
nistración de  Cortázar- Ar teta:  los  movimientos  populares  toma- 
ban proporciones  alarmantes  para  la  corte  y  el  gobierno;  llama- 
do Espartero  a  combatir  la  insurrección,  eludió  la  orden,  y  al 
reina  gobernadora  se  vio  precisada  á  renunciar  la  regencia  en  el 
Gobierno  presidido  por  Espartero.  Las  Cortes  discutieron  sobre 
la  regencia,  y  adoptaron  por  mayoria  el  nombramiento  de  Es- 
partero, regente  único,  siendo  causa  de  nuevas  divisiones  y  cho- 
ques con  los  que  pretendían  una  regencia  de  tres  personas:  la 
tutela  de  la  reina  fué  confiada  á  Don  Agustín  Arguelles:  al  cer- 
rarse las  cortes  en  Agosto  de  1840,  surgieron  varios  motines 
militares  y  rebeliones  capitaneadas  por  O7  Donell.  Borso  di  Car- 
minati  y  otros  partidarios  de  María  Cristina,  y  alzamientos  de 
ciudades  como  Barcelona  en  1842  por  cuestiones  complejas  en 
que  mediaban  la  industria,  la  política  y  las  oposiciones  de  par- 
tido: dos  disoluciones  déla  Asamblea  perjudicaron  al  regente  sin 
dar  anadie  beneficios  mas  que  a  los  enemigos  de  una  situación 
dirigida  con  buena  fe,  pero  en  malas  circunstancias  y  quizá  con 
poca  discreción.  Espartero  quiso  formar  ministerio  de  la  mayoria 
parlamentaria  y  no  halló  medios;  nombró  á  Don  Joaquín  María 
López,  notable  orador  pero  mal  gobernante,  y  rehusó  la  solicitud 
deque  alejase  personas  de  su  íntima  confianza:  una  liga  de  gene- 
rales y  hombres  políticos,  Serrano,  Concha,  Narvaez,  el  ministro 
López,  Olózaga  y  algunos  otros  de  representación,  pusieron  a  Es- 
partero en  el  caso  de  salir  de  Madrid  en  Junio  de  1843;  se  diri- 
gió á  Sevilla  y  Cádiz,  y  se  embarcó  para  Inglaterra:  los  progre- 
sistas adversarios  de  Espartero,  comprendieron,  cuando  no  había 
remedio,  que  habían  contribuido  á  perder  su  causa.  Convocadas 
cortes  para  Octubre,  se  nombró  un  ministerio  presidido  por  Don 
Salustiano  Olózaga:  la  reina  fué  declarada  de  mayor  edad,  y  en- 
vuelto Olózaga  en  una  trama  palaciega,  cayó  para  abrir  paso  a 
Narvaez:  el  partido  moderado  se  hizo  dueño  absoluto  de  la  situa- 
ción; reformó  la  constitución  en  sentido  retrógrado  (1845),  desarmó 
la  milicia,  quitó  á  las  corporaciones  populares  toda  representación 
política,  y  cercenó  la  libertad  en  todas  y  en  cada  una  de  sus  ma- 
nifestaciones legítimas:  Galicia  se  sublevó  pagando  su   oposición 


378  COMPENDIO 

con  sangrientas  egecuciones:  el  ministerio  Narvaez  dimitió  y  poco 
después  gobernó  de  nuevo:  Isabel  II  contrajo  matrimonio  con  su 
primo  Don  Francisco  de  Asis  Borbon  en  1846;  el  gobierno  inter- 
vino en  los  asuntos  interiores  de  Portugal  enviando  al  general 
Concha  en  apoyo  del  gabinete  dirijido  por  Costa-Cabral;  los  mo- 
vimientos de  Italia,  y  después  de  Francia  y  Alemania,  se  repro- 
dujeron en  Madrid  y  Sevilla  aunque  sin  éxito:  Cabrera  apareció 
en  Cataluña ;  el  elemento  democrático  se  presentaba  por  vez  pri- 
mera en  las  luchas  políticas  de  1848,  y  á  medida  que  Europa  a- 
vanzaba  a  consecuencia  de  la  revolución  francesa,  el  gobierno  de 
España  retrocedía  pasando  de  Xarvaez  i  Bravo  Murillo  después 
de  la  intervención  española,  de  acuerdo  con  Francia  y  Austria, 
para  destruir  la  Ilepública  romana:  estos  ministerios  y  los  de 
Roncali,  Lersundi  y  Sartorios,  hasta  u  todo  su  em- 

peño en  proscribir  las  ideas  liberales:  l¡  era  el  centro  de 

todas  las  intrigas,    guardando  una  tendencia   constante   y   mani- 
fiesta aun  absolutismo  apenas  velado  por  formas  Dales 
casi   siempre    olvidadas  <'  conculcadas.  En  1852  él  cura  Merino 
atento  contra  la  vida  <le  la  reina  Isabel,  pero  se  fnjptrd  r\  golpe. 
De  elementos  moderados  se  formo  un  partido  mas  qué 
uniéndose  con  algunos  pro             ts  compuso  luego  la  unión  lili 
En  Julio  de  1854  se  subleva  O1  Donell,  y  vencido,  publica  el  mani- 
fiesto del  Manzanares  que  agitd  mas  la   revolución,    viniendo 
consecuencia  el  llamamiento  de  Espartero  y  un  gobierno  i 
progresistas  y  unionistas:  la    falta  de  un  do. 
y  el  mal  acuerdo  entre  los  revolucionarios,  dieron  pr<            '   O1 
Donell  para  el  golpe  de  Estado  Ae  Julio  de  L866   y  para  la  diso- 
lución de  la  Asamblea  constituyente:  Esparten            tir<5   «le   la 
política  y  no   volví»)  ;í  figurar   en   ella.    Cinco    anos  (] 
unionista,  conservaron  la  paz  pero  ;!  espensas  de  la  libertad  y  ba- 
jo dudoso  respeto  a  la  moral  y  i  las  leyes:  la  guerra  de   áfrica 

(imperio  de  Marruecos )  promovida  en  1859  dio  el    triunfo    i 
españoles,  pero  no  al  inllujo  de  ( )'  Donell  la  vitalidad  pro- 

metía. Una  intentona  carlista  diryidapor  Montemolin  y 
rali  Mega,  fracasó    en  1860:    Desde  1861    :í  1SG8.    unionisi. 
moderados  se  disputaron  el  poder,  representando  sucesivamente 
mejor  intereses  de  partido  que  obj  ideales   oacionali 

comprometiendo  con  frecuencia  la  tranquilidad  del  pais  en  empre- 
sas aventuradas  y   en  intrusiones  pelii  y   arbitrarias.   Un 

tratado  con  Francia  en  1861  para  mediar  en  la  de    Méjico 

habfia  perjudicados  España  sin  I  lucion    del  general  de    las 

tropas  espedicionarias  Don  Juan  Prim  que  negándose    i  secundar 
los  propósitos  de  Napoleón  III,  regresa   ¡¡   la  península  con   su 
ejército:  casi  al  mismo  tiempo  el  gobierno  español  aceptaba   I 
nexion  de  Sanio  Domingo  hecha  por  el  general  y   Presidente  Don 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  379 

Pedro  Santana:  tras  largos  sacrificios  tuvo  el  gobierno  que  aban- 
donar la  isla  á  la  revolución  promovida  por  los  independientes; 
una  guerra  funesta  con  Chile  y  el  Perú  avivó  las  antiguas  ene- 
mistades, con  daño  del  comercio  y  de  las  conveniencias  morales 
de  España  y  de  las  repúblicas  latinas. 

La  unión  liberal,  tan  egoísta  é  imprevisora  en  el  fondo  como 
los  moderados,  representaba  no  obstante  un  sentido  mas  espansivo 
ó  menos  opresor:  los  partidos  progresista  y  democrático,  descon- 
fiando de  poder  obtener  ni  victorias  ni  ventajas  en  los  comicios, 
ya  por  los  medios  empleados  por  los  gobiernos,  y  también  por  las 
injusticias  contra  esos  partidos,  pues  que  se  habia  negado  la  exis- 
tencia legal  del  partido  democrático,  acordaron  el  retraimiento 
desde  1865  y  se  pronunciaron  por  la  revolución:  la  monarquía,  la 
corte,  el  clero  y  todos  los  elementos  oficiales,  determinaban  con 
mas  energía  una  política  reaccionaria  en  las  costumbres,  -en  la 
enseñanza  y  en  el  gobierno  y  administración,  porque  hasta  en  las 
cuestiones  de  derecho  se  mezclaban  la  parcialidad  y  la  influencia 
y  el  favoritismo:  los  revolucionarios  avanzaban  en  soluciones 
cuanto  retrocedían  el  trono  y  sus  ausiliares.  La  sublevación  de 
Prim  con  algunas  fuerzas  de  caballería  en  Enero  de  1866;  la  de 
los  artilleros  y  una  parte  del  pueblo  de  Madrid  en  Junio  del  mis- 
mo año,  y  la  de  la  montaña  en  1867,  fueron  los  movimientos  pre- 
cursores de  la  caída  de  la  dinastía.  Coaligados  los  partidos  pro- 
gresista, demócrata  y  unionista,  hicieron  ía  revolución  qne  se  ini- 
ció en  la  marina  por  el  brigadier  Topete  y  continuó  en  el  ejército 
de  Andalucía,  decidiéndose  en  la  batalla  de  Alcolea  (28  Setiem- 
bre de  1868)  la  suerte  en  favor  de  los  revolucionarios  dirigidos 
por  el  general  Serrano:  el  29  se  alzó  Madrid  y  siguieron  las  pro- 
vincias constituyéndose  juntas  que  luego  renunciaron  ante  el  go- 
bierno provisional.  La  reina  Doña  Isabel  que  se  encontraba  en 
San  Sebastian  marchó  á  Francia  con  toda  su  familia:  el  gobierno 
dictó  medidas  de  tolerancia,  reformó  las  leyes  de  instrucción  pú- 
blica y  convocó  una  Asamblea  constituyente  que  se  reuniría  el 
11  de  Febrero  de  1869.  En  el  primer  momento  de  la  revolución 
subsistió  la  unidad  de  los  partidos  que  la  llevaron  á  cabo,  aunque 
no  se  ocultaban  las  tendencias  republicanas  de  unos  y  monárqui- 
cas de  otros:  la  división  estalló  luego  revolucionándose  Andalucía; 
las  cortes,  en  su  mayoría  monárquica,  adoptaron  el  sistema  de  su 
preferencia,  pero  consignando  amplias  libertades  y  derechos  en 
una  de  las  constituciones  mas  liberales  de  Europa:  el  general  Ser- 
rano fué  nombrado  regente  y  el  general  Don  Juan  Prim  presiden- 
te del  ministerio,  significándose  ya  la  dualidad  entre  progresistas 
y  unionistas,  y  ademas  de  estos  con  los  demócratas  Rivero,  Mar- 
tos  y  otros  que  aceptaron  la  monarquía  en  cambio  de  la  consig- 
nación de  algunos  de  sus  principios  políticos.  Durante  la  regencia 


380  COMPENDIO 

estalló  la  sublevación  republicana,  debida  en  parte  al  modo  con 
que  el  gobierno  interpretaba  el  código  fundamental.  Rechazada 
por  la  mayoría  parlamentaria  la  dinastía  borbónica,  y  no  siendo 
tampoco  aceptado  el  duque  de  Montpensier.  aun  cuando  con  ese 
objeto  favoreció  la  revolución  no  obstante  él  parentesco  inmedia- 
to de  Doña  Isabel  II,  los  jefes  del  gobierno  buscaron  candidatos 
entre  las  familias  reales  de  Italia  y  Alemania,  siendo  pretesto 
de  la  guerra  franco-prusiana  la  candidatura  de  Leopoldo  Hohen- 
zollern  de  la  familia  del  rey  de  Prusia,  después  emperador  de 
Alemania.  El  partido  progresista  dirigido  por  Priin  y  Don  Ma- 
nuelRuiz  Zorrilla,  consiguió  al  cabo  (16  Noviembre  de  1870)  la 
elección  de  Don  Amadeo  de  Saboya,  hijo  del  rey  de  Italia  Víctor 
Manuel:  el  1.  °  de  Enero  de  1871  entraba  en  Madrid  el  rey:  (unco 
dias  antes,  el  27  de  Diciembre,  habia  sido  asesinado  el 
Primal  regresar  délas  cortes:  esta   muerte  quitó  al    par- 

tido progresista  y  la  dio  ala  unión  liberal.  Don  Amad  bernó 

constitucionalmente  hasta  su  abdicación  el  10  dq  Febrerode  1 
haciéndose  acreedor  i  las  deferencias  aun  deaquell<  comba- 

tían el  si-tema  monárquico:  pero  la  división  de  sus  partidaria 
radicales  y  conservadores,  la  oposición  délos  republicanos,  j 
alzamiento  de  los  carlistas  en  las  provincias  del  Norte  y  en  Ca- 
taluña, mantuviera  rtado  anormal:  el  partido 
conservador  aspiraba  á  restringir  el  espíritu  de  la  constitución, 
usando  también  en  la-  de  medios  reprobados,  y  el  ra- 
dical «mi  sus  ausencias  del  poder,  protestaba  contra  su]  pre- 
dilecciones del  vry.  resultando,  al  menos  icir  de  las  mar 
tacio!  ernas,  queno  habia  otros  partidarios  dinásticos  que 
los  que  mandaban.  Ante  tantas  dificultades  agravadas  por  la  di- 
solución del  cuerpo  de  oficiales  dé  artillería,  p<>r  los  apuros  del 
Erario  y  por  el  poder  que  adquiría  la  rebelión  carlista,  abdica 
Don  Ajnaqeo,  no  queriendo  ni  salirse  de  la  ley  para  ir  la 
monarquía,  ni  seguir  en  la  falsa  posición  en  que  le  habían  clocado 

tieesos. 

Las  cortes  admitieron  la  renuncia  y  proclamaron  la  República 
democrática,  formándose  un  ministerio  misto  dé  cadicales  y  repu- 
blicanos, que  desavenidos  luego  dejaron  paso  ¿otro  republicano 
homogéneo.  La  Asamblea  suspendía  luego  la  nombrando 

una  comisión  permanente  de  diez  y  seis  miembros  para  que  ayu- 
dara con  sus  consejos  alas  cosas  del  gobierno:  pronto  Be  mostra- 
ron graves  disidencias  que  concluyeron  por  la  disolución  de  la 
comisión  permanenie  y  por  un  conato  revolucionario  de  los  radi- 
cales en  la  plaza  de  toros  de  Madrid;  conato  Ucilmeo  tado 
por  el  gobierno:  &  principios  de  Mayo  se  celebraron  las  el< 
ysé  reunid  la  Asamblea  en  principíósde  Junio,  siendo  el  primer 
acuerdo  la  proclamación  de  la  República    federal.    El  Presidente 


DE   LA   HISTORIA  UNIVERSAL  381 

de  la  República  Don  Estanislao  Pigueras  huyó  á  Francia  alegan- 
do no  querer  ser  vir  de  bandera  álos  republicanos  intransigentes; 
Don  Francisco  Pí  y  Margall  le  sucedió  y  fué  reemplazado  por 
Don  Nicolás  Salmerón,  cuando  los  intransigentes  se  alzaron  en 
armas,  proclamando  de  hecho  los  cantones  antes  que  la  Asamblea 
decidiera:  entretanto  los  carlistas  aprovechaban  el  desconcierto  y 
aumentaban  sus  lilas:  las  provincias  vascongadas  tenían  ya  ejér- 
citos rebeldes  y  en  Cataluña  las  partidas  discurrían  por  todas  par- 
tes, volando  puentes,  destrozando  las  líneas  férreas  y  quemando 
estaciones:  los  pueblos  sufrían  continuados  quebrantos;  el  ejército 
nacional  estaba  desorganizado  y  sin  buena  dirección  en  la  arti- 
llería: los  soldados  se  indisciplinaban  contra  los  jefes  asesinando 
algunos  de  ellos,  y  las  cortes  rodeadas  de  inquietudes  y  de  alar- 
mas no  tenían  tiempo  para  obrar  con  la  tranquilidad  que  su  misión 
demandaba.  Al  comenzar  el  mes  de  Setiembre  se  constituyó  un 
ministerio  con  la  presidencia  del  gran  tribuno  Don  Emilio  Cas- 
telar  que  restableció  en  algún  tanto  la  tranquilidad  y  organizó  el 
ejército  llamando  á  los  oficiales  de  artillería  que  se  habían  sepa- 
rado del  servicio  en  la  última  época  de  Don  Amadeo.  Suspensas 
las  sesiones,  confiriendo  previamente  a  Castelar  la  dictadura,  usó 
de  todos  los  medios  para  devolver  la  paz  al  pais,  pero  aunque  la 
opinión  le  fué  favorable,  al  reunirse  la  Asamblea  el  2  de  Enero 
de  1874,  la  mayoría  pronunció  contra  él  un  voto  de  censura, 
Castelar  dimitió,  y  después  de  muchas  horas  sin  resolver,  el  capi- 
tán general  de  Madrid,  Pavía,  rodeó  las  cortes,  hizo  penetrar  tro- 
pas en  el  edificio,  y  arrojó  á  los  diputados.  En  seguida  se  formó 
un  ministerio  presidido  por  Serrano  que  determinó  una  reacción 
política:  Cartagena,  último  baluarte  de  los  cantonales,  se  rindió 
el  13  de  Enero;  mas  en  la  guerra  carlista,  el  nuevo  gobierno  no 
pudo  obtener  ninguna  victoria  decisiva:  antes  bien  sufrió  reveses 
en  Febrero  y  Junio  (muerte  del  general  en  jefe  Concha):  el  29  de 
Diciembre  el  ejército  del  centro  clirijido  por  el  general  Jovellar  y 
á  instigaciones  del  general  Martínez  Campos,  se  alzó  por  Don 
Alfonso,  no  tardando  en  seguirle  las  tropas  del  Norte  y  las  guar- 
niciones de  las  ciudades.  Una  breve  regencia  presidida  por  Cá- 
novas del  Castillo  gobernó  hasta  la  llegada  de  Don  Alfonso  de 
Borbon,  á  mitad  de  Enero  de  1875.  Ademas  de  las  guerras  in- 
teriores. España  sostenía  otra  en  Cuba  desde  Octubre  de  1868: 
tanto  ésta  como  la  de  los  carlistas  han  terminado  en  1876  v 
1878. 

Las  condiciones  y  carácter  de  la  política  en  España,  y  los  há- 
bitos de  los  partidos,  las  tendencias  á  la  división,  y  el  influjo  que 
se  deja  ejercer  al  amor  propio  sobre  intereses  mas  trascendenta- 
les, hicieron  imposible  todo  gobierno  que  armonizase  la  libertad 
con  el  orden. 


382  COMPENDIO 

Portugal. — La  política  portuguesa  se  desenvuelve  de  un  mo- 
do análogo  ala  España;  asi  como  Doña  Isabel  II  propendió  á  debi- 
litar los  derechos  de  la  nación  en  beneficio  de  la  autoridad,  Doña 
Maria  de  la  Gloria  se  inclinaba  al  absolutismo  político  especial- 
mente desde  1836  en  que  su  marido  en  segundas  nupcias  Fernan- 
do de  Sajonia  Coburgo,  se  hizo  jefe  del  partido  aristocrático:  las 
camarillas  gobernaban  el  Estado,  y  las  Cortes  eran  frecuentemen- 
te disueltas  si  no  se  sujetaban  í  los  deseos  de  la  reina  y  de  los 
cortesanos.  Los  sucesos  de  España  en  1836,  en  que  las  tropas 
de  la  Granja  obligaron  á  la  reina  gobernadora  Doña  María  Cris- 
tina de  Borbon  i  proclamar  la  constitución  de  1812.  se  reproduje- 
res en  Setiembre  en  Portugal;  Doña  Maria  de  la  (1  loria  cedía  á 
las  instancias  de  la  opinión,  y  aunque  luego  se  arrepintió,  fuécom- 
pelida  á  convocar  cort<  promulgaron  la  constitución  con  dos 

cámaras  y  veto    real. 

El  partido  absolutista  se  sublevó  peí'»  sucumbid  en  la  locha. 
En  1842  vencieron  los  mo<  hasta  L846  en  qur  forma  ministe- 

rio  el  liberal  (Juque  de  Pálmela,  destituido  al  año  siguiente  p  >r  un 
gobierno    moderado,  y  con  tan  grandes  ven  que 

obligaron  tí  protestar  ;í  Francia,    Inglaterra  En   1851, 

el  duque  deSaldanha,  y  Das'Antas  se  alzaron  i  jército, 

constituyó  un  ministerio  liberal.  En  L853  murid  Dona  María  de 
la  Gloria,  heredándole  su  hijo  &.  Pedro  V.  bajóla  r  ideFer- 

nando  de  Sajonia:  desde  aquella  época  se  regulari 
de  Portugal,  pues  aunque  turnáronlos  |  beral  j 

\ador,  no  se  estremaron  ;  iones  ni 

los  de  opresión  yd<  anzascomo  los  primeros  mini 

duque  de  Terceira  y  Costa  Cabrál,  3  1  el  qu<  nizó 

¡í  la  eaida  del  duque  de  Pálmela  en  L847.  En  Noviembre  de 
1861,  por  muerte  de  Don  IYdro  V,  ocupó  el  trono  su  hermano  Luis 
Felipe  Maria   (pie  ha  gobernado  principios    Litorales  aun 

con  gabinetes  conservadores:  el  irfflujo  de  1  obre  la  na- 

ción occidental  de  la  península  ibérica,  acaso  ha  rido  benefi< 
para  las  instituciones. 

La    revolución  de  Setiembre  en    España,  abrigaba   entre  otros 
ideales  el  de  la  unión  ibérica:  el  partido  monárquico  pensó  en  la 
candidatura  de  Don  Fernando,  padre  del  rey  de  Portugal,  pero 
Don  Fernando  110  quiso  aceptar:  la  idea  unitaria  es  rechazada 
la  mayoría  de  los   portugueses,    tanto  por  los  poco  liso  re- 

cuerdos (pie  dejaron  Felipe  II  y  sus  dos  sucesores,  como  porque 
la  política  de  Kspaña  ofrece  menos  beneficios  que  la  que  disfrutan 
en  la  independencia. 


DE  LA  HISTORÍA  UNIVERSAL.  383 

PÁRRAFO  V. 

Francia* 


Si  bien  la  restauración  borbónica  habia  tenido  que  aceptar  al- 
gunos de  los  principios  revolucionarios,  el  carácter  de  la  monar- 
quía, las  tendencias  de  la  nobleza  y  el  influjo  del  clero,  rcvestian 
formas  inadecuadas  al  espíritu  que  inoculara  la  revolución:  al  su- 
bir al  trono  de  Julio  Luis  Felipe  de  Orleans,    sus  partidarios   en- 
tre ellos  Lafayette  y  Lafítte  proclamaron  aquel  sistema  como   la 
mejor  de  las  repúblicas,  presentando  al  rey  ciudadano  cual  sím- 
bolo de  los  ideales  políticos  de  la  Francia  reformista:  la  oposición 
liberal  y  los  amigos  de  Napoleón  que  le  sobrevivieron  eran  el  nú- 
cleo del  nuevo  orden  de  cosas;  la  clase  media  rodeo  á  Luis   Feli- 
pe, dejando   descontentos  á  los   legítimistas  y  á  los    republicanos 
que  desde  muy  luego  significaban  una  viva  resistencia:  el  rey  que- 
ría la  paz,  y  esto  le  proporcionaría  adversarios  en  un  pueblo  que 
ante  todo  amaba  la  gloria  de  las  armas:  no  apoyo  álos  italianos 
sublevados  por  la  libertad,  ni  á  los  polacos  sublevados  por  la  inde- 
pendencia.    En  un  principio  Luis  Felipe  fué  fiel  á  las  doctrinas 
de  la  revolución,   pero  pronto   imito  los  usos  y   máximas  de  los 
Borbones;  la  política  era  entregada  al.  capital  por  el  censo  sin  que 
interviniera  el  pueblo  ni  las  últimas   capas  de  la  clase  media:  la 
corrupción  se  hizo  medio  electoral  consiguiendo  por  tales  sendas 
mayorías  dóciles  para  la  cámara  de  diputados;  la  cámara  de  los  pa- 
res nombrados  por  el  rey  carecía  de  fuerza  y  era  elemento  sin  re- 
laciones con  la  oposición  ni  con  los  intereses  nacionales:  Thiers, 
Lafitte,  y  Lafayette,    fueron  sucesivamente  alejados  y  les  reem- 
plazaron hombres  sin  fé  en  las  ideas  y  sin  móviles  de  progreso  ni 
de  reforma:  el  gobierno  servia  á  Luis  Felipe  para  enriquecerse  y 
enriquecer  á  su  familia,  y  los  que  seguían   sus  consejos  y  obede- 
cían sus  miras   le  imitaban  con  menoscabo  de  la  moral,  descrédi- 
to del  Estado  y  peligro  de  las  mismas  instituciones;  el  reinado  se 
tornó  en  fuente   de  agios,  de  codicias  y  prevaricaciones,   siendo 
común  que  se  premiara  con  mas  prodigalidad  lo  que  era  mas  des- 
moralizado y  reprensible:   Thiers  sostenía  la  monarquía  constitu- 
cional democrática,  y  Guizot  la  monarquía  moderada  y  doctrina- 
ria que  huia  de  dar  participación  al  pueblo  en  los  negocios  comu- 
nes apesar  de  ofrecer  dedicarse  al  servicio  de  todas  las  clases:  todo 
para  el  pueblo,  pero  nada  por  él  era  el  dogma,  ya  antes  proclama- 
da por  el  absolutismo  austríaco:  Luis  Felipe  aspiraba   á  parecerse 
á  la  monarquía  inglesa,  y  tanto  él  como  Guizot,  creyeron  que  se 


384  COMPENDIO 

hiciera  eterna  la  dinastía  de  Orleans,  juzgando  por  la  historia  de 
Inglaterra  el  porvenir  de  Francia,  pero  sin  poner  los  medios  prác- 
ticos que  han  hecho  posibles  en  la  Gran  Bretaña  la  libertad  y  las 
instituciones  monárquicas. 

Europa  se  hallaba  en  circunstancias   excepcionales  después  de 
la  revolución  de  1830  en  Francia:  el  rey  no  se  decidia  por  ningu- 
na de  las  causas  porque  se  batallaba  en  los  pueblos,  huyencl 
de  mantener  como  de  rechazar  en  sus  relaciones  internacionales, 
los  principios  de  la  libertad  general  ni  los  que  acababan  de  caer  á 
impulso  de  los  sucesos  de  Julio  y  de  la  derrota  de  la  santa  alian- 
za.    Aspirando  á  una  teoría  de  justo  medio,   no  era  un  gobierno 
de  doctrina,  sino  de  enlaces  y  zurcidos,  ií  través  de  los    cual' 
distinguíala  devoción  al  egoísmo  val  monopolio  de  intereses,  que 
parecían  constituir  los  únicos  verdaderos    ideales  del    raonar 
de  sus  mas  fieles  adeptos.     Casimiro  Perier.  j<  doctrinaris- 

mo  con  Guizot  su  sucesor,    establecía  dogmas  lijos   y  a  sin 

examen  de  circunstancia-  y  necesidades,  queriendo  sujetar  toda  la 
política  á  criterio  y  juicio  preconcebido:  de   forma  que  bus  princi- 
ertfntan  inmóviles  como  los  principios  absolutista.-,  aunque 
difiriendo  en  los  elemento- que  constituían  el  sistema  rtado 

se  hacia  censor  en  las   ciencias,   arbitro   en   la   lucha  3  co- 

mici'  guiador  del  ¡miento  público:  los   Bortones  y  bus 

partidarios  desacreditaban  la  monarquía  de  Orleans  por  ¡ni 
dinástico  y  con  los  pretestos  que  en  abundancia  deparaban  loa 
bienios;  los  republicanos  conspiraban  en  París,  Lionj  <  iuda- 

des,  insistiendo  aunque  vencidos  en  183]  3  Limando  Carrel 

combatía  la  situación  ¡í  nombre  de  la  democracia,  pero  la  dii 
de  los  republicanos  en  áh  fracción  decid  la  monarq 

y  las  doctrina-   dé  Proudhom  y  las    de  -   inclinaron 

temporalmente  lástoerzas  de  la  propiedad  en  G 
tablecido:  en  el  espacio  de  cinco  años  se  atenta  ocl  'Utra 

la  vida  de   Luis  Felipe:  cada  atentado  producía  una  d  en 

el  gobierno:  Luis  Napoleón,  sbbrino  de  Napoleón  1 
Strasburgo  sriti  Boulogneén  lv  Itimo 

ano  fueron  transportados  i  Párií  león: 

en  18 42 se  construyeron  las  fortificaciones  que  rodean  i  París 
fel  lin  de  sujetar  la  ciudad,  mejor  que  para  prevenirse  contra  in- 
vasiones exteriores  según  las  escusas  1<  aerraporla 
posesión  de  Argel  continuó  sin  poriní  Jítico 
exterior,  como  para  entretener  al  perrito  y  ofrecer  victorias  i  la 
avidez  de  la  nación  francesa:  en  W37  se  reconoció  :,  ranía 
d^  Francia  en  la  Regencia  de  Ajgel,  pero  reanudada  la  guerra,  se 
necesitaron todóá  los  recursos  délos  generales  Boúgeaudy  Larao- 
rieiere  para  Quebrantar  el  poder  del  emir  Abdel  Kader  que  lu- 
dio hasta  1S1T:  los  franceses  emplearon  en  la  COliquista  la  de 


DE     LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  385 

cion  y  el  terror,  llevándolo  todo  á  sangre  y  fuego:  era  el  objeto 
del  gobierno,  permanentemente  sostenido,  aumentar  sus  estacio- 
nes y  su  influencia  en  el  Mediterráneo  y  singularmente  en  Egipto. 
En  Qceanía  se  sostuvieron  luchas  de  poca  trascendencia  general 
(protectorado  de  Otahiti.) 

Los  franceses  comprendían  que  no  era  duradero  un  gobierno 
apoyado  en  la  intriga  y  en  la  corrupción;  los  hombres  que  desea- 
ban purificar  la  atmosfera  política  se  fijaron  en  la  reforma  electo- 
ral que  al  difundir  nuevo  espíritu  por  la  accesión  de  otros  elemen- 
tos, normalizaría  el  orden  moral,  quitando  al  fraude  y  á  los  malos 
medios  el  poder  y  la  representación  que  tuvieran:  todas  las  oposi- 
ciones demandaban  la  reforma;  se  celebraron  banquetes  reformistas 
en  las  ciudades;  el  gobierno  prohibió  los  demás  que  se  proyecta- 
ban, pero  Odilon  Barro  t.  Arago  y  los  principales  miembros  de  la 
oposición  liberal  enviaron  invitaciones  á  la  Guardia  nacional:  la 
reunión  fué  prohibida  y  el  ministerio  tomó  medidas  militares:  es- 
tudiantes y  obreros  recorrían  las  calles  pidiendo  la  reforma  y  la 
caída  de  Guizot;la  Guardia  nacional  simpatizaba  con  el  pueblo  y 
la  tropa  no  estaba  resuelta:  el  22  y  23  de  Febrero  de  1848,  se 
alzaron  barricadas  y  peleó  el  pueblo  con  el  ejército;  este  último  dia 
el  rey  admitió  la  renuncia  de  Guizot  y  llamó  á  Mole,  lo  cual  pro- 
dujo una  reacción  pública,  las  barricadas  se  deshicieron,  hubo  ilu- 
minación y  todos  creían  en  el  restablecimiento  de  la  paz  cuando 
un  incidente  fué  el  botafuego  de  la  revolución:  de  un  grupo  de 
gente  salió  un  tiro  á  tiempo  que  instaba  para  que  se  iluminasen 
las  ventanas  del  ministerio  de  relaciones  exteriores;  la  Guardia 
creyéndose  atacada  hizo  fuego  resultando  muertos  y  heridos;  la 
muchedumbre  se  encolerizó  y  acusando  de  traidor  al  gobierno,  a- 
cuclió  á  las  armas;  en  la  mañana  del  24  de  Febrero,  Paris  amane- 
ció erizado  de  barricadas;  el  rey  llamó  á  Thiers  pero  inútilmente; 
la  Guardia  nacional  se  pasaba  al  pueblo  ó  permanecía  inactiva; 
las  tropas  de  línea  después  de  una  lucha  sin  ventaja,  retrocedían 
y  se  concentraban:  Luis  Felipe  abdicó  en  favor  de  su  nieto  el  con- 
de de  Paris  y  nombró  regente  á  la  duquesa  de  Orleans,  marchán- 
dose en  seguida  de  la  Capital,  y  luego  de  errar  muchos  dias  pudo 
embarcarse  para  Inglaterra:  la  duquesa  de  Orleans  se  presentó  en 
la  cámara  de  diputados,  pero  tuvo  que  abandonarla  porque  las 
masas  invadieron  el  lugar  de  las  sesiones  á  los  gritos  de  "Viva  la 
República."  Un  ministerio  presidido  por  Dupont  de  L'Eure  fué 
intermediario  de  la  monarquía  á  la  República:  en  la  casa  munici- 
pal se  agrupaba  el  pueblo  armado  y  allí  se  instaló  el  gobierno  de 
que  formaban  parte  Alfonso  Lamartine,  Arago,  Garnier  Pages, 
Ledrú  Eollin  y  Luis  Blanc;  las  turbas  asaltaban  las  Tullerías  y 
sacando  el  trono  á  la  plaza  de  la  Bastilla,  lo  destruían:  el  ejército 
se  puso  al  lado  del  gobierno:  la  revolución  estaba  hecha  y  la  Rc- 

25 


386  COMPENDIO 

pública  triunfante.  El  entusiasmo  y  la  unanimidad  de  los  prime- 
ros momentos,  fueron  debilitándose  ante  las  dificultades  polfti 
había  en  aquello  revolución  ingredientes  socialistas  que  se  impu- 
sieron en  parte  al  gobierno:  se  constituyeron  y  organizaron  talle- 
res nacionales  que  consumían  cantidades  inmensas  sin  beneficio 
público  ni  del  Estado:  el  4  de  Mayóse  reúne  la  Asamblea  nacio- 
nal Constituyente,  ya  resultado  de  las  di  visiones  que  surgieronen- 
tre  los  revolucionarios,  y  <\c  lasventaj  ara- 

ron los  adversarios  de  la  República:  los  talleres  nacionales  atraían 
proletarios  de  toda  Francia,  pero  creyendo  me- 

jor (.iie  una  compensación  de  servicios,    una  d¿div¡ 
tesoro  público,  se  eludían  los  deberes  mienti  *•!  era- 

rio y  las  clases  acomodadas  entraban  en  graves  tem  Asam- 

blea decretó  que  se  cerrasen  tos  talle 

obreros  eJ  socorro  diario.     E  lente 

del  gobierno  provisional,  vene  pública 

roja  en  1j  Junio,  y  hecha   laconstitnci  procede 

á  elegiré!  Presidente  por  sufragio  univ< 
Luís  Napoleón  Bonaparte  (Dioiembn 
apellido  tenia    entro  las  n 

6  y  1 8 10  oontra  el  iodo  Luis  I  acia  de 

'r\\  última  intentona  fué  pr  ■  dondt 

siguió  Fugarse:  en  Sui;  ibiií  en  alha- 

cion, 
le  dieron  jlatcrra:  la  lama  d 

recuerdo  de  lai  imperiales,  las  do 

to  en  favor  del  proletariad 
habían  deser  \-  de  una  elección  qm 

cesarismo.     Luis  Bonaparte  se  babia   presentado  i 
en  Bou]  irao  un  aral  nario 

desinteresado,   pero  A  su  triui         atribuyeron  di;  ircuns- 

tancias:  el  pueblo  esperab  partidarios 

del  imperio  au<  elemenl 

lian  un  gobierno  de  fuerza.     Bonaparte 
dí(  en  la  presidencia:  ¿  Mr.  Thier  quiso  dictarle  los  términos 

su  primera  manifestación  oficial,  le  conl  y  no 

necesito  por  ahora  coi  La    Asamblea  constituyente  d< 

t<>    una  constituoifn  liberal  con   una.    Cámara, 
derechos  individuales,  y  r  habilidad  del   Presidei 

por   cuatro  años.  Disuelta  lacons  oteen  Ma; 

reunid   la   Asamblea,  legislativa,  compuesta  de   elementos   ; 
rqgeneoS)  y  cuya  mayoría,  por  miedo  al   socialismo  y  d  los  tumul- 
tos provocados  por  los  socialistas  ringid  el  sufragio  y  la  li- 
bertad de  imprenta.  Napoleón  Bonaparte  pronunciaba  su  política 
ésterior  en  sentido   retrogrado,  como  para  predisponer  en  su  la- 


DE  LA   HISTORIA  UNIVERSAL.  387 

vor  a  la  reacción  europea:  de  acuerdo  con  Austria,  Ñapóles,  y  cok. 
el  Gobierno  de  España,  se  propuso  contener  la  revolución  en  Ita- 
lia y   destruir  la  república  romana:    el  partido  avanzado  de  la  A- 
samblea  legislativa  protesto  del  envió  de  tropas,   y   provocó    al- 
zamientos en   Parisy  León:  Eonaparte  obró  con  el  mayor   rigor: 
las  leyes  de   instrucción  publica  sometían  la  enseñanza  al  crite- 
rio del    Gobierno  dando   participación  al  clero:  el  presidente  pe- 
dia aumento  de  dotación,  y  dejaba  ver  tendencias  ambiciosas  que 
despertaron  sospechas  en  la  Asamblea,  la  cual  á  su  vez   nada  a- 
tenta  á  los  derechos  y  libertades  del  pueblo,    perdía  influjo   que- 
dando abandonada  de  la  opinión:  por  otro  lado,   el  Presidente  se- 
paraba á  los  jefes  militares  liberales  y  los  sustituía  con  sus  amigo» 
personales  y  con  otros  comprometidos  en  su  suerte:  en  sus    espe- 
diciones,    recordaba   el  primer  imperio  y  se  proclamaba  defensor 
de  las  clases  populares  achacando  á    la  Asamblea  los  males  que 
se  sentían  en  la   nación.   En    Mayo  de  1851   propuso  que  se  re- 
visara la  constitución  para  conseguir  ser  reelegido,  pero  la   de- 
manda fué  rechazada:  estos  hechos  colocaron  ya  en   abierta  di- 
sidencia los  dos  poderes:  los  diputados  mas  celosos  buscaban  me- 
dios de  evitar  el  peligro  que  amenazaba  la   República,,  pero  Na- 
poleón se  anticipo,  y  después  de  hacer  numerosas   prisiones  el 
primero  de  diciembre  de  1851  (los  generales  Changarnier,  Laroo- 
riciere,  y  Cavaignac,  el  coronel  Charras  y  muchos  hombres    polí- 
ticos entre  ellos  Thiers),  disolvióla  Asamblea  legislativa  el  2    de 
Diciembre  y  convoco  al  pueblo  para  votar   una  nueva  constitu- 
ción: algunos  pronunciamientos,  mal  dirigidos  y  sin  tomar    parte 
grandes  masas,  fueron  comprimidos;  en  París,  las  tropas  hicieron 
fuego  sobre   gentes  indefensas:    Eonaparte  se  proponía  el    triunfo 
por  el   terror  y  por   la  audacia:  79  diputados    fueron  presos  ó  de- 
portados.   El    sufragio    confirió'   á  Napoleón   la  presidencia  por 
diez  años  con  facultad  de  dictarla  constitución:  en  ella   estable- 
ció el  Presidente  un  senado    nombrado  por  el  mismo,  y    una    Cá- 
mara legislativa  elegida  por  el  voto  popular,   pero    sin   derecho 
de  iniciativa  ni  enmienda;  un  consejo  de    Estado,  municipios    su- 
jetos al  poder  egecutivo,  y  limitación  de  todos  los  derechos    y  li- 
bertades (11  Enero  de   1852):  once   meses   después,   por  iguales 
procedimientos  se  proclamó  el  imperio:   Francia  no  tuvo   otra  re- 
presentación que  el  emperador:  la   prensa   estaba  subyugada,   el 
clero  protegido,  la  monarquía  omnipotente,  la   libertad  vencida  y 
sin  cercanas    esperanzas;   el  militarismo  echó   raices  no  solo    en 
Francia,  sino  por  relación  y    consecuencia,  en    toda  Europa:    el 
pueblo  y  el  ejército   parecían  dos  entidades  diversas   y    aun  o- 
puestas.    Pero  ai  mismo  tiempo  que  Napoleón  aniquilaba  el  dere- 
cho y  convertía  en  todo  poderosa  la  fuerza  de  las  bayonetas,  co- 
mo si  sintiese  sobre  su  alma  poco  escrupulosa   el  peso  de  esta 


388  COMPENDIO 

época  de  revoluciones,  procuraba  hacerse  menos  odioso  prome- 
tiendo sigilosamente  á  Italia  los  bienes  que  tantos  siglos  esperaba. 
El  tercer  ano  del  imperio,  1854.  en  alianza  con  Inglaterra,  el  Pia- 
monte  y  Turquía,  emprendió  Napoleón  la  guerra  contra  Rusia 
que  ambicionaba,  con  escusa  del  protectorado  sobre  los  griegos. 
dar  el  golpe  mortal  al  imperio  mahometano:  en  esta  empresa  Bo- 
naparte  seguía  el  espíritu  nacional  interesado  en  la  solución  del 
problema  de  Oriente,  del  que  ha  aspirado  hace  un  siglo  ¿1  reca- 
bar ventajosos  resultados  para  su  comercio  y  para  su  importan- 
cia en  el  Mediterráneo;  el  ejército  francés  se  batió  heroicamen- 
te, y  aunque  bíü  beneficios  territoriales,  Francia  adquirió  por  la 
guerra  y  por  la  paz  un  indujo  decisivo  en  la  política  europea: 
la  gloria,  que  ea  la  preocupación  y  el  instinto  de  los  franc 
dio  á   Bonaparte  mayor  |  italianos    habían    también 

combatido  en   Crin  i  podían  esperar  otra  cosa  que  un  apo- 

yo en   bus  aspiraciones  unitarias  en   corapeí 
cios  por  unacausaque  dilectamente  no  fes   importaba.   El   impe- 
rio austríaco,  colocado  aun  entonces  al  frente   de    Alemania,  y 
inerte  en  la   opinión  de  Europa,  estaba  amenazado  por  la  pol 
Je  Pmsia  y  por  la    revolución   de  Italia:   Boní  b  hu- 

millarlo favoreciendo  á  Italia  ;í quien  qo  temía,  para  reinar  entre 
débiles.  Mu  L858el  espíritu  italiano  marchaba  evidentement 
la  revolución;  loa  sacudimientos  de  1848  y  1849  dejaron  hon- 
das huellas  en  todo  el  centro  de  Ei  I  empe- 
perauor.  acaso  pretendió  también  encontrad  lauros  y  aplausos 
entre  loa  liberales,  y  ser  arbitro  >1  por 
la  diplomacia  ó  por  la  guerra.  Aliado  r  Manuel, 
de  Oerdena  y  el  Piamonte,  protegió  las  ideas emanci]  ita- 
lianas: en  l  •  rompieron  las  hostil  ida  ¡ctor  Manuela- 
cumulaba  armamen                     tino  conocido  de   emplearlo 

servicio  de  la  unidad  italiana  j  A  ustria 

pensión  de  los  enganches  de   las 

tropas:  el  rey  piamon  í  contando  con  el  a po;         Fran- 

cia, y  se  abrit»  la  campaña  venciendo  los  franc  batallas 

de  Magenta.  Solferino,  Moatebeilo  y  o^as  ^\r  menos-importancia: 
pero   cuando  Italia  esperaba  una  total  ion.    el  emperador 

trances  hizo  la  paz  de  Villafranca:  Austria  le  cedióla  Lombar- 
dia,  y  á  su  vez£tonaparte  la  trasmitió  a  Víctor  .Manuel.  Entre 
tanto  Garibaldi  marcha) ;       v    poles  dondi  mbarcó 

minos    cientos  de  voluntarios;   el    vv)   de  la.-  dos  Sicilia-   Prai 

co   11    huyo  encerrándose  cu  Gaeta;  los  revoluciona)  apo- 

deraron de  los  ducados  de   Parma,  Modena  y  Toscana,  y  1 
o  II  tuvo  que  capitular.  Napoleón  autorizó  este  movimiento 

en  el  Sur  de  la  península  itálica,  si  bien  puso  el  veto  :í  la  ocu- 
pación del  territorio  pontificio:  los   italianos   quedaban   por  una 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  389 

parte  agradecidos,  por  otra  disgustados:  se  habia  comenzado  la 
obra,  y  el  mismo  hombre  que  proclamara  la  unidad  y  la  libertad 
de  la  Italia  desde  los  Alpes  al  Adriático  y  basta  el  último  cabo 
meridional  de  Sicilia,  dejaba  Yenecia  en  poder  del  Austria 
derrotada,  y  Eoma  en  poder  de  los  pontífices-reyes.  Napoleón 
era  casi  el  arbitro  de  Europa,  y  para  mantener  su  posición  con- 
tra los  celos  mal  comprimidos  de  Inglaterra,  abandonó  á  los 
polacos  y  se  unid  á  la  política  rusa.  Hasta  este  tiempo,  1860,  el 
poder  del  imperio  iba  en  aumento.  Desde  la  constitución  del 
reino  italiano,  el  mismo  año,  principian  las  dificultades,  se  sus- 
pende  la  exaltación  y   viene    mas  tarde   la  decadencia. 

En  Méjico  las  guerras  civiles  no  daban  un  momento  de  descan- 
so á  aquella  República  tan  fecunda  como  perturbada:  en  los  Es- 
tados Unidos  estallaba  en  1861  la  guerra  abolicionista.  Napoleón 
aprovecho  las  dificultades  porque  atravesaran  esas  naciones  ame- 
ricanas para  llevar  su  influjo  al  nuevo  continente. 

El  Congreso  mejicano  decretó  en  1861  la  suspensión  de  pagos  al 
estrangero:  Napoleón  reclama  el  pago  de  deudas  ásus  nacionales: 
Francia  Inglaterra  y  España  celebran  un  tratado  de  intervención 
para  arreglar  las  reclamaciones  pendientes,  y  á  principios  de  E- 
nero  de  1862  llega  á  Yeracruz  la  escuadra  combinada  con  tropas 
de  desembarco:  en  Febrero,  los  representantes  europeos  y  el  del 
Presidente  mejicano  Don  Benito  Juárez  celebraron  el  tratado  de 
Soledad,  y  mientras  la  aceptación,  las  tropas  europeas  ocuparon 
Córdoba  y  Orizaba  y  otras  ciudades:  el  emperador  francés  habia 
procedido  de  mala  fé:  sus  pro}-ectos  de  engrandecimiento  y  de 
intervención  arbitraria  se  descubrieron,  y  el  general  Prim,  sin 
contar  con  el  gobierno  español,  resolvió  volverse  con  sus  tropas, 
eludiendo  concurrir  aun  atentado  político;  el  jefe  ingles  con  sus 
fuerzas  siguióla  misma  conducta,  y  quedaron  solos  los  franceses 
en  las  buenas  posiciones  que  habían  ocupado  por  concesión  de  Juá- 
rez: en  las  alturas  de  Puebla  fué  batido  el  ejército  francés,  pero 
después  mandado  por  Forey  (sucesor  de  Lorencer)  toma  la  ciudad, 
y  llega  á  la  Capital,  Méjico,  á  últimos  de  Mayo  de  1863.  El  ven- 
cedor reunió  una  Asamblea  de  hombres  poco  cuidadosos  del  ho- 
nor y  de  la  independencia  de  su  patria,  y  esta  Asamblea  procla- 
mó la  monarquía  hereditaria  bajo  un  emperador;  luego  ofreció  la 
corona  á  Maximiliano  de  Habsburg,  hermano  del  emperador  de 
Austria,  y  aceptada,  porque  todo  de  anteman»  estaba  conveni- 
do con  Napoleón,  llegó  Maximiliano  á  Méjico  en  Ma.yo  de  1864, 
y  tomó  posesión  en  la  Capital  el  mes  de  Julio:  Márquez  y  otros 
generales  mejicanos  habían  hecho  traición  á  su  patria.  Juárez  no 
desconfió  del  porvenir;  siguió  la  guerra,  y  al  acabar  la  de  los  Esta- 
dos Unidos,  las  protestas  del  gobierno  de  Washington  obligaron  á 
Napoleón  asacar  sus  tropas  de  Méjico  (Marzo    1867):  tres  meses 


390  COMPENDIO 

después,  Maximiliano  se  rendía   en   Qucrétáró'y  era   fusilado   en 
virtud  de  sentencia  de  un  consejo  de  guerra. 

Xo  solo  este  golpe    habia  sufrido  el  imperio  napoleónico.  ^Vis- 
cando  el  equilibrio  de  los  Estados  de  Alemania  para  debilita 
sirio  anim<5,  consintióla  guerra  austro-prusiana  de    1866;  coa 
vio  el  triunfo  Hipido  de  Prusia,  intervino   oficiosamente;    Austria 
Te  cedió  Yenecia  di-  irlos  italianos,    y    él    la    eñtreg 

Víctor  Manuel:  la  c  >n  germáni 

otra  áí  Korté  bajo  la  á  te  Prusia  j   Austria  dejo  de    in- 

fluir en  los  E  alemanes:  la  Alemania  del  Sur   resistía   la  u- 

nion  por  los  interesé  á  príncipes,  p  íiller   prusiano 

Bísmarl  ite  y  unía  las   volunta  que 

ilizara  la  unidad  política.  Napoleón,  mas  inclii 
ger  al  el  ántó  mayores  eran  los 

Roma  pata  garantizare  >ntrá  uhgolp  -  de  fu 
narios  de  [talia,  el  poder  I  al  de  los  papas:  el   mismo  que 

(lacia  alarde  de  ler  <1  •  la  voluntad   nacional  violaba 

ese  principio  en  elTiber:  nop  las  ban  í-atfbaldi 

íetémato:  los  italian  hizo 

el  jefe  de  la  nación  fran  i  publie  '  par- 

le-- del  general  Montebello  dando  cu  rrota  d 

ribaldínoa  en  ol  cómbate  de  M 
bello,  Ir  que  habían   ra 

paírio/  aá  italiano 

Pira  ncia  s  atía  al  liiísmo  tiempo  que  el 
cionde  ía  nacionalidad  germá  >r  Prnsio    podía 

eclipsar  en  Europa  el  influjo  I  u  de  la 

industria  de 

ira  Prusia:  un  i  del  Lnxemburj 

lx»  iendo. 

En  1 86  ivolucion  en  España  y  fu  roñada 

fia  [sabel  Ií:  triunfante  <m  la  A-  ido  moniírquic 

fijó*  eri  algunos  prfncfp 

nól,  y  era  el  último  en  la  priman  1870,    L  •  >poldo  Hol 

zoljern,  hijo  de  Antonio    i  I  Nureml 

que  en  ls'r.i  cedió  i  Prasi  \  aquel   territorio: 

el  candidato  pertenecía  A  la  familia  real  de    Prusia:    Napoleón  y 
con  él  todos  los  oficialeá,  aceptaron  el  pr 

deparaba  paráeymr  las  ■  déla  política  unitario- 

manicade  Uismark,  y  aunque  L  Hobenzollern    nunca  po- 

día reunir  las  dos  corolas,  ¡i;   era  fácil  que  la  política  de   España 
y  de  Alemania  se  aliaran  í  un  fin   euro  napoleón  la 

renuncia  de  la  candidatura,  y  fué  renunciada.  No  satisfecho 
sto,  pidió*  al  rey  de  Prusia  por  medio  de  su  embajador  Benedetti 


que  la  renuncia  se  estendiese  i  todos  los  miembros    i\^  la   familia 


DE    LA    HISTORIA  UNIVERSAL  391 

real  y  á  perpetuidad:  quizá  interpreto  por  flojedad  ó  temor  el 
primer  paso:  el  rey  de  Prusia  se  negó  concluyendo  por  no  recibir 
al  embajador;  en  vista  de  esto  Napoleón  declaró  la  guerra  (19  de 
Julk)  de  1870)  sin  tener  endienta  las  advertencias  previsoras  de 
Thicrs  y  de  otros  que  sospechaban  que  el  pais  no  estaba  en  cir- 
cunstancias favorables,  ni  por  los  elementos,  ni  por  el  numero  y 
organización  de  las  fuerzas.  No  se  sabia  mucho  del  estado  de 
Alemania,  y  Bismark  y  el  general  en  Jefe  Moltke  lo  conocían  to- 
do respecto  á  Francia.  Alemania  apareció  unida  y  con  sus  contin- 
gentes de  ejercito:  el  emperador  que  proyectaba  dividirla,  uiauu 
pudo  pasar  el  Rhiu:  el  primer  encuentro  insignificante,  en  Sarre- 
bruk,  vencen  los  franceses,  el  segundo,  en  Wisemburgo,  son  derro- 
tados; el  7  de  Agosto,  vencieron  los  prusianos  en  Risehoffen:  en 
París,  la  emperatriz  regente  anuncia  la  situación  peligrosa  de 
Francia:  las  fuerzas,  del  ejército  francés  ^concentraron  en  Metz: 
los  franceses  sucumben  eu  Forhaeh  como  antes  en  Voerth:  en  la 
Capital,  cae  el  ministerio  Olivier  y  sube  Palicao;el  imperio  pier- 
de fuerza;  los  republicanos  culpan  á  Napoleón  de  todos  los  desas- 
tres; las  Cámaras  asumen  todo  el  poder:  las  tropas  prusianas  avan- 
zan y  salen  victoriosas  en  los  diversos  encuentros:  Napoleón  es  im- 
potente; Mac-Mahon  ha  sido  derrotado,  Bazaine  se  cobija  bajo  las 
murallas  de  Metz  después  de  largos  combates;  Strasburgo  estaba 
sitiada:  á  últimos  de  Agosto  se  pensaba  ya  en  la  defensa  de  Paris: 
los  alemanes  domiciliados  salen  de  la  Capital  y  de  Francia  mien- 
tras penetran  sus  ejércitos:  el  cuatro  de  Setiembre  Napoleón  ca- 
pitula en  Sedan  después  de  la  defensa  de  Mae-Mahoif;  en  Paris  se 
proclama  la  República:  los  ejércitos  están  destruidos,  y  todas  las 
plazas  del  Norte  sitiadas:  Gambetta,  Favre,  Garniel*  Pages,  Cre- 
mieux,  Pelletan,  Picará  y  Rochefort  componen  el  gobierno;  Trochú 
es  encargado  del  armamento  de  Paris;  Napoleón  está  prisionero  en 
Cassel;  llegan  á  los  alrededores  de  Paris  tropas  alemanas  y  comien- 
za el  asedio  á  últimos  de  Setiembre:  Francia  quiere  la  paz.  pero  una 
entrevista  de  Julio  Favre  y  Bismark  no  deja  esperanza:  Bazaine 
se  entrega  con  todo  su  ejército,  Strasburgo  capitulados  príncipes 
de  Alemania,  el  heredero  y  Federico  Carlos,  siguen  los  restos 
del  ejército  francés  y  vencen;  el  bombardeo  incendia  y  destruye 
muchos  edificios  de  Paris,  v  la  escasez,  el  desasosiego,  los  moti- 
ríes,  debilitan  la  resistencia:  el  gobierno  de  la  República  pasó  á 
Tours  y  de  Ton rs  á  Burdeos  para  organizar  Indefensa  nacional.  A 
últimos  de  Enero  de  1871  se  pactó  un  armisticio  y  se  convocó 
la  Asamblea  nacional:  luego  se  hizo  la  paz  cediendo  Francia  toda 
la  Alsacia  menos  la  heroica  plaza  de  Belfort,  y  la  quinta  parte  de 
la  Lorena  incluso  Metz:  ademas  clebia  pagar  cinco  mil  millones  de 
francos  por  indemnización  de  guerra  y  mantener  las  tropas  que 
ocuparan  los  departamentos  del  Norte  hasta  que  se  asegurase   el 


392  COMPENDIO 

pago  de  la  indemnización  (1.  °  de  Marzo).  Algo  mas  tarde  esta- 
llaba el  movimiento  de  la  commnne  de  París,  mezcla  de  ideas  li- 
berales con  aspiraciones  socialistas  y  con  deseos  imitadores  de  las 
municipalidades  omnipotentes  de  la  primera  revolución.  Thfers, 
entonces  jefe  de  la  República,  lucha  con  la  cominune  y  vence,  pero 
ya  en  el  estertor  de  la  agonía,  los  revolucionarios  incendian  las 
casas  y  cometen  estraordinarios  eseesos:  Mac-Mahon  entró  en 
París  y  sus  tropas  se  vengaron  cruelmente  en  los  vencidos. 

La  Asamblea  elegida  entre  los  clamores  públicos  y  el  estruen- 
do de  la  guerra,  entre  el  temor  y  la  desesperación  y  bajo  el  canon 
enemigo,  no  era  el  eco.  ni  podia  serlo  del  pensamiento  íntimo  de 
Francia,  ni  un  intérprete  de  las  opiniones  generales:  no  había  ailí 
una  idea  política  definirla.  Thiers  figuraba  como  orleanista.  solu- 
ción la  mas  impopular  de  todas,  pero  sus  eminentes  servicios  al 
país  le  hacían  acreedor  al  primer  puesto  del  Estado  en  aquellas 
difíciles  circunstancias.  En  1873,  la  Asamblea  ledfó  un  voto  de 
censura  y  eligid  presidente  provisional  al  general  Ifac-Mahon:  en 
Noviembre  del  mismo  ano  se  ofreció*  el  trono  al  conde  de 
riiambord  mediante  condiciones  que  no  acepta;  en-  a  Asam- 

blea nombra  á  Mac-Mahon  presidente  ^l^  la  República   por 
anos.  Napoleón  Ilí  habia  muerto  el  9  de  Enero  de  1878  en  Ohisel- 

liurs,  ( Inglaterra). 


PÁRRAFO  VI. 
Alemania. 


Durante  el  imperio  de  Napoleón  [,  los  príncipes  ale;  que 

necesitaban  del  Apoyo  del  pueblo,  ofrecían  libertades  y  beneficios 
de  que  no  se  acordaron  cuando  desapareció  el  peligro:  las  ideas  sin 
embargo,  no  se  habían  oscurecido:  los  gobiernos  cohibían  la  opi- 
nión, y  no  distinguiendo  el  cambia  de  ép<  cas  \  de  necesidades  ¡n- 
telectnales.  aspiraban  ¡i  vivir  como  en  otros  tiempos  al  amparo 
de  la  ignorancia  y  el  silencio  y  gobernando  arbitrariamente  sin 
cortapisa}1  sin  censura:  ante  obstáculos  de  esta  índole,  los  pensa- 
dores se  refugiaron  en  su  idealismo  político  .jue  si  animaba  •'!  es- 
píritu cosmopolita,  efrecia  lejanos  remedios  -,{  los  niales  de  los  bo- 
tados germánicos: la  obra  del  Congreso  de  Yiena  por  lo  que  hace 
a  Alemania,  debilitaba  en  lugar  de  fortalecerla  nacionalidad, 
preceptuó  el  deber  de  dictar  constituciones,  pero  6  no  se  dieron. 
(»  las  establecidas  no  dejaban  apenas  representación  y  derechos  ú 
los  pueblos:  los  ideales  unitarios  propagados  ú  fines  del  siglo 
XVIII  por  los  filósofos  y    los    poetas    tomaban    ensanche    en   los 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  393 

centros  mas  erutos,  no  obstante  el  obsolutisino  de  Austria  y    Prti- 
sia   que  no  podría  cuadrar  á  las  esperanzas  de    los    nacionalistas: 
Prusia  que  había  marchado  á  la  vanguardia,  repugnaba  mas  que 
ningún  otro  Estado  la  libertad,  siguiendo  el  sistema  de  tutela  per- 
petua de  Haller;  dos  partidos,  uno  aristocrático  apoyado   por  los 
príncipes,  y  otro  liberal  que  arraigaba  en  el  corazón   del  pueblo, 
absorbían  todo  el  ínteres  político;  los  estudiantes  y  los  obreros  en- 
sayaban manifestaciones   y  demandaban   derechos   esplícitos   y 
claras  garantías,  y  por  otro  lado  los  gobiernos,  y  cuando  no  ellos 
la  Dieta,  decretaban  medidas  de  intolerancia,  y  persecuciones:  la 
unidad  de  Alemania  era  condenada  por  el   espíritu    reaccionario. 
La  revolución  francesa  de  Julio  dio  ánimos  á    los  liberales,    pero 
también  se  malograron   las  esperanzas  por  el  triunfo  en  la  Dieta 
y  en  la  mayor  parte  de  los  Estados  de  los   sistemas  restrictivos, 
sin  que  valieran  las  protestas  de  Inglaterra  y  Francia  contra  las 
usurpaciones  délos  soberanes  alemanes;  se  redujeron  los   privile- 
gios de  algunas  universidades  y  hasta  se    prohibió  á   los  obreros 
salir  de  la  confederación  sin   previo  permiso   de    las  autoridades 
(1835).  Era  pues  un  desconcierto  el  estado  de  los  pueblos   germá- 
nicos: los  gobiernos  particulares  no  ciaban  en  su  mayoría  represen- 
tación á  los  elementos  sociales;  la  Dieta,  dominada  por  los  Esta- 
dos absolutistas  Austria  y  Prusia,  impedia  toda  tendencia   al  pro- 
greso, y  aun  no  se  guardaba  en  ello  un  orden   regular,   pues  que 
sin  que  se  contara  con  la  Dieta  ni  con  los  pueblos,  se    reunían  los 
príncipes  y  duques  (consejo  estraordinario  de  Yiena,  ¿834)  y    re- 
solvían según  sus  particulares  intereses,  siendo   difícil  la   coexis- 
tencia con  semejantes  arbitrariedades  de  las  constituciones.de  Sa- 
jorna, Wurtemberg,  Badén,  Hesse  Darmstadt.  Hannover  y  otros 
Estados  que  las  habían  proclamado,  generalmente    por  imposición 
del  pueblo.  Pero  apesar  de  tantos  obstáculos  y  anomalías,    el  sen- 
tido alemán  prevalecía  en  sus  oposiciones  con  Holanda,  con  Rusia 
y  con  Dinamarca.  Los  ducados  de   Schleswig  y  Holstein  incorpo- 
rados á  la  nación  danesa,  pugnaban   por   separarse   y   unirse   a 
Alemania  cuando  se  estinguiera  la  casa   reinante  en  Dinamarca, 
pero  habiéndoles  Cristiano  VIII  incorporado    incondicionalmente 
por  la  carta  de  1846,  surgiría  una  lucha  que  solo  había  de  termi- 
nar de  un  modo  definitivo  en  1864  por  la  intervención  de  la   Die- 
ta germánica  y  la  guerra  de  Austria  y   Prusia  contra  Dinamarca. 
Los  gobiernos  germánicos,  la  Dieta,  y  principalmente  los  Estados 
austríaco  y  prusiano,  reprimían  en  el  interior  de  Alemania  los  sen- 
timientos liberales;  la  dejación  y  el  espionaje  figuraban  entre  los 
medios  de  los  poderes  públicos  que  eran  tan  fáciles  en  el  castigo  de 
las  ideas   corno  tardos  o  resistentes  en  penar  los  muchos  y  conti- 
nuados atropellos  de  la  tropa  y  de  los  empleados;  se  hacia  fuego 
sobre  turbas  de  gentes  indefensas,  se  condenaba  sin  pruebas,  y  se 


394  COMPENDIO 

asesinaba  en  las  prisiones  á  denunciados  contra  quienes  ningún 
testimonio  de  criminalidad  existia:  con  esto  aumento  la  inmigra- 
tion  a  Francia,  Suiza  y  América:  los  príncipes  se  revistn 
facultades  estraordinarias.  los  derechos  particulares  de  los  Esta- 
dos quedaron  al  arbitrio  de  la  Dieta  y  ni  se  dejó  á  las  Cámaras 
territoriales  libertad  para  anrüir  las  impuestos:  todas  las  asocia- 
ciones política» fueron  disueltas:  realmente  sq ¡constituyó  un 
potismo.  con  censura   de  obras  estrangeras  y  t  .olii- 

biciones:  y  los  sofismas  mas  estraños  se  utilizaban  para  ir  el 

derecho  privado:  en  el  I  í<  toral,  se  declaró  que  si  la  ( 'amara 

estaba  llamada  ¿otorgar  l  íribueiones,  no  tenia  igual  facul- 

tad, para  negarlas;  en  Nassau  el  $uquehizo  patrinn  bie- 

las cpmum  avenía  inutilizar  algún  hombre  influyeni 

acusaba  y  sometiéndole  i  la  vigilancia  de  la  autoridad,  quedaba  in- 
habilitado para  toda  función  política;  la  lad  prohibía  u  con- 
cedía  la  impresión  'le  libros  jrde  periódicos:  en  Hannoyer,  el  pro- 
fesorado resistió   las  imposición/ 
Augusto  ((íerviuus.  (¡niiiinv  otras  eminen 
bl ico  acompañó  en  los  destierros  y  vejación  bios. 
El  pais  que  oías  ideas  ha  lanzado  al  mando  moderno  en  Is 
lía  y  en  las  cieñen                         oprimido   | 
Dicta  y  de  los  príncipes  territ            :  el  pueblo 
gobiernos  y  despreciaba  ¿sus  adeptos:  los ]                 ribian  sobre 
la.-  miserias  del  proletariado;                 -  imprimíanla   idea   pcr- 
ceptibledel  derecho  en  la  juventud:  la  oposi                          lerte 
que  el  poder*no  obstante  las  penalidades  qnese  la   ba            ifrir: 
Prusia  estableció  la  unidad  deadi 
á  la  unidad  política.  La  literatura  y  el  peo 
pisaban  .í  una  nacionalidad  grande  J  libre  «pie  tuviera  | 
la  armonía  de  Ínter                          ¡aridad                                         3   in- 
teriores: una  repree                            y  un  derecho   común 
peras  de  la  revolución                 d  Francia,  toda  la  Alema 
ba  conmovida:  un  combate  en  las  calles  de  Munich  entre  el  pu< 
y  la  tropa:,  dio  el  triunfo  al  primero,  La  revolución  de   Parjs  tu- 
vo eco  inmediato  en  rauch'      '              germánicos:  los  rnos 
ó  accedieron  ¡í  las  peticione-  de  los  liberales,  ó  fueron  derriba 
la  Dieta  se  modificó  cu  igual  sentidp:  triunfante  la   revolución 
Yieua  y  líerlin.  se  completó  en  los  Estados.  Prusia  afirmó  sug  líber* 
tades,  adquiriéndola  este  hecho  mas  títulos  ala  consideración  de 
Alemania,  que  el  imperio  austríaco  que  seguía  sus  antiguas    p 
ticas  apesarde  la  constitución  de  ISIS,  mas  formal  que    esencial, 
y  mal  cumplida  por  una  dinastía  que  amaba  entre  todas  l¡ 
el  absolutismo:  la  tendencia  de  los  príncipes  y  duques  no   cambió 
radicalmente  y  en  algunos  Estados  la   revolución  degeneró,  \    si 
no  todos,  muchos  délos  abstáculos  destruidos  volvieron    a  apare- 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  39; 

eer.  La  Dieta  seguía  influida  por  Austria  y  Prusia.  En 
de  1859  de  Austria  y  Francia,  Alemania  permaneció  neutral; 
cinco  años  mas  tarde  los  austríacos  y  prusianos  intervinieron  en 
la  cuestión  de  Dinamarca  con  el  Schlewig  y  Holstein  que  se  in- 
corporaron á  la  confederación.  Desde  que  en  18G3  Labia  entra- 
do el  conde  ele  Bismark  en  la  cancillería  prusiana,  los  proyectos 
■unitarios  no  se  velaban;  tocia  la  política  de  Prusia  y  su  hábil  di- 
plomacia se  encaminaban  á  estrechar  los  lazos  de  la  nacionalidad 
bajo  el  influjo  de  la  vigorosa  monarquía  del  Norte.  Austria  sos- 
pechó demasiado  tarde,  quizá  por  confianza  en  sus  fuerzas:  hacía 
tiempo  que  Bismark,  y  el  primero  de  los  diplomáticos  europeos, 
Conde  de  Cavour,  ministro  del  rey  de  Italia  Yictor  Manuel,  se 
entendían,  y  preparaban  la  alianza  que  se  manifestó  después  de 
1 8 05:  la  causa  de  Alemania  tenia  analogías  con  la  causa  de 
Italia:  en  ambos  pueblos  los  hombres  mas  eminentes,  los  partidos 
iiias  reflexivos  y  las  escuelas  mas  ilustradas,  comprendían  que 
el  problema  importante  sobre  todos  en  su  política  era  la  unidad 
nacional.  Austria  no  podía  fusionarse  con  los  Estados  germáni- 
cos; la  heterogeneidad  del  imperio  no  se  amolda  á  un  misino 
espíritu,  terciando  también  intereses  y  objetivos  diversos:  Aus- 
tria ha  constituido  siempre  un  elemento  aparte  de  Alemania, 
sin  que  los  emperadores  pusieran  empeño  en  acercar  las  dos  na- 
cionalidades: por  el  contrario  Prusia,  organizada  con  fuerzas  é 
ideas  germánicas,  podia  camplir  el  fin  propuesto  de  una  mane- 
ra natural.  Guillermo  I  propuso  la  reforma  de  la  confederación 
en  sentido  liberal:  algunos  príncipes  temerosos  de  la  política 
unitaria  que  les  arrebataba  sus  privilegios,  se  opusieron,  y  Aus- 
tria les  apoyó  proclamándose  defensora  del  actiguo  orden  de  co- 
sas: la  guerra  se  hizo  necesaria  y  venció  Prusia  en  Sacio wa, 
saliendo  Austria  de  la  confederación  y  disolviéndose  la  Dieta  fe- 
deral (Agosto  1866):  inmediatamente  se  organizó  la  confede- 
ración del  Norte  de  la  cual  'se  confirió  la  presidencia  al  rey 
de  Prusia  en  el  parlamento  de  Berliu  abierto  en  Febrero  de 
1867:  Wurtemberg,  Baviera,  Badén  y  Hesse  formaron  la  Ale- 
mania del  Sur:  el  mismo  ano  1867  se  decretó  la  constitución 
federal  de  los  Estados  del  Norte.  Sin  embargo  de  la  separación 
del  Norte  y  del  Sur,  continuaban  los  trabajos  unitarios,  y  se 
hacia  viva  propaganda  para  resolver  definitivamente  el  'pro- 
blema nacional;  el  Conde  de  Bismark  declaraba  que  la  línea  del 
Mein  era  imaginaria  y  que  preponderaba  un  mismo  sentido  en 
todos  los  Estados  alemanes.  Napoleón  III  enredado  en  la  po- 
lítica de  Bismark  pensó  tarde  en  impedir  el  movimiento  hacia 
la  unidad;  solo  después  de  Sadowa  vio  que  tenia  que  consentir 
la  organización  de  un  gran  imperio,  ó  que  evitarlo  por  las  armas: 
Prusia  no  se  detenia:  los  Estados  del  Norte  la  secundaban:  los 


396  COMPENDIO 

del  Sur  se  aproximaban  por  la  opinión  general.  Asi  se  estrello 
la  política  francesa  por  su  afán  de  predominio  en  Europa:  servia 
de  obstáculo  á  la  unidad  de  Italia  y  a  la  unidad  de  Alemania. 
Por  consecuencia  de  la  candidatura  de  Leopoldo  Holienzollern 
para  el  trono  de  España,  se  hallo  pretesto  de  romper  las 
tilidades.  Bismark  sabia  que  la  unidad  de  Alemania  nunca  sé 
haria  con  el  beneplácito  de  Francia:  era  un  vecino  bastante 
poderoso  para  dejar  de  ser  temido:  desde  Sadowa  se  preparaba 
Prnsia,  pero  importaba  ;í  su  prestigio  aparecer  provocada  aun- 
que fuese  quien  tenia  mas  deseo  de  entrar  en  la  liza  para  obrar 
con  desembarazo  é  independencia.  Alemania,  apenas  declarada 
la  guerra,  se  presentó  armada  y  unida  contra  Francia:  o 
ocultó  á  la  cancillería  prusiana  que  aquel  estado  de  tirantez,  aun 
bajo  aparente  etiqueto,  seria  imposible  prolongarlo:  los  trabajos 
diplomáticos  dieron  completo  éxito,  y  Alemania  unida  en  la 
guerra,    triunfo  constituyéndose  en   un  imperi  autonomía 

relativa  de  los  diversos   Bstados,    Asambl  nerales  y  prin- 

cipios   comunes    de   derecho:   la    proclamación    imperial  en  ¡; 
del  rey  de   Prusia,  con  el  nombre  <!.•  Guillermo  I,   se  hizo  en 
Versalles  durante  el  sitio  de  París  por  los  príncipes  y  re 
sentantes   de  los  Estados.    Austria   no  salió   de  bu    neutralidad: 
Pruaia  v  Alemania  tenían  las  simpatías  de  Ruoajsi  no  por  alian- 
za  pactada,  por  una  ajnistad  estrecha:  envuelto  con 
problema  de  la  Italia  en  el  de  la  unidad  alemana,  t  dos  los  par- 
tidarios   en  el  exterior  de  e.sis  dos  causas,  deseaban  (|lle  N;i|  I 

dejase  de  s<  r  un  dique  ¡í  resultados  de  trascender  ia. 

Concluida  la  paz  se  anexión.»  Alemania.  Casi  toda  la  LIsacia 
y  parte  de  la  Lorena  con  las  dos  grandes  fortalezas  Sfetz  y 
Strasburgo.   Desde  entonces  lia   pasado  al  imperio  germánico  la 

influencia  que   tuvo  Napoleón  III  en  la  política  de  Europa:  loe 

antiguos    príncipes    fueron    en   evneral    indemnizado-. 


PÁRRAFO  VII. 
Italia. 


Al  caer  la  dinastía  borbónica  cu  Francia  por  la  revolución  de 
Julio.  Italia  estaba  dividida  en  tres  fltyonarquias;  la  de  las 
Sicilias.  la  de  Saboya  y  (Yrdeíia.  y  la  papal:  en  los  ducado 
Parma.  Modena  y  Toscana.  el  principado  de  Monaco  y  la  re- 
pública de  San  Marino:  Venecia  y  Lombardia  pertenecían  á 
los  austríacos:  duques,  príncipes  y  reyes  gobernaban  con  el  Ma- 
terna   absoluto.  Toda   la    Italia  se  conmovió   en   1830,  di^d^   la 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  397 

Cerdeña  y  el  Piamonte  á  los  Estados  Pontificios,  pero  las  arm^s 
austríacas  intervienen  bajo  el  silencio  de  la  Francia  de  Luis 
Felipe,  }T  vuelven  las  cosas  á  su  antiguo  estado:  los  reyes  ele 
Europa  habían  hecho  presa  en  la  desgraciada  patria  ele  tantos 
genios  y  tantos  héroes:  el  Congreso  de  Viena  clá  á  la  ex-empera- 
triz  María  Luisa  el  ducado  de  Parma,  y  organiza  como  le  place 
la  península:  todas  las  intrigas  y  ambiciones  tenian  por  objetivo 
la  Italia  ele  continuo  invadida  por  los  poderosos  y  rasgada  por  vi- 
tuperables codicias:  el  pais  menos  mal  administrado  era  el  del 
Piamonte,  Saboya  y  Cerdeña:  el  que  sufría  mas  opresión  el  reino 
lombardo  véneto;  allí  el  emperador  ele  Austria  y  sus  agentes  y 
emisarios  ahogaban  violentamente  el  espíritu  público:  "quiero 
subditos  obedientes  y  no  ciudadanos  ilustrados,"  decía  Fran- 
cisco I  á  los  que  demandaban  siquiera  alguna  estension  en  la  en- 
señanza: la  policía  cubría  como  una  nube  todas  las  acciones 
públicas  y  privadas;  el  talento  solo  servia  de  torcedor  y  amargura; 
la  instrucción  se  dirigía  únicamente  á  transformar  el  espíritu  ií 
una  ciega  obediencia;  amparábase  la  fraseología  hueca  y  sin  valor 
que  no  daña,  á  los  opresores  y  distrae  á  los  oprimidos,  y  se  perse- 
guía toda  verdad  y  todo  raciocinio  que  condujese  á  levantar 
el  espíritu:  las  cátedras  se  ocupaban  por  hombres  de  poco  va- 
lor; no  se  les  pedían  conocimientos  sino  servilismo  con  la  polí- 
tica absolutista;  las  eminencias  eran  en  mil  modos  diversos  tor- 
turadas por  la  prisión  o  por  los  insultos  de  un  periodismo  bajo 
atizado  por  la  policía:  solo  ocupaban  destinos  aquellos  que  eran 
distinguidos  por  su  od¿o  á  la  libertad,  y  como  el  patriotismo  vi- 
vía en  el  pueblo  y  en  las  personas  ilustradas,  la  administración 
estaba  servida  por  los  mas  ignorantes  y  mar>  degradados:  la 
maldad  con  tal  que  sirviese  al  despotismo  era  protegida  y  pre- 
miada; el  espionage  se  mezclaba  en  la  amistad  y  en  lo  íntimo 
de  la  familia;  prendíase  sin  escusa  y  sin  formar  proceso;  se  in- 
ventaban crímenes,  se  violaba  el  sigilo  ele  la  correspondencia, 
y  se  honraba  todo  lo  mezquino  á  espensas  ele  la  verdadera  vir- 
tud, del  honor  y  de  la  libertad.  Lómbardia  disfrutaba  aun  de- 
rechos administrativos,  pero  esto  no  compensaba  la  intolerancia 
política,  la  opresión  y  los  males  que  lleva  consigo  el  despotismo. 
No  cambió  sino  muy  levemente  la  situación  de  Lómbardia  y 
Yenecia  hasta  eme  se  hicieron    independientes. 

En  los  ducados,  Parma,  Modena  y  Toscana,  las  autoridades 
reflejaban  la  política  de  Poma:  el  lujo  y  los  placeres  en  la  corte, 
la  ignorancia  en  el  pueblo:  si  se  alentaban  los  intereses  mate- 
riales era  para  tener  elementos  y  multiplicar  los  goces,  sin 
amor  ni  buen  deseo  para  los  productores:  la  libertad  estaba 
perseguida;  todo  se  reducía  al  oro  y  aun  refinamiento  irreflexivo. 

En  Ñapóles,   Fernando  II  (1830)   hizo  muchas    promesas    al 


398  COMPENDIO 

subir  al  trono  y  cumplió  las  menos  que  pudo:  sin  embargo 
disminuyeron  los  conventos  y  fueron  caducando  muchos  títulos 
nobiliarios.  El  pontífice  administraba  pésimamente  sus  dominios 
romanos:  Tesar  Cantó,  escritor  ortodoxo,  dice  "Quedaba  todavía 
en  Italia  Ja  gran  plaga  de  un  dominio  que  concentra  en  una  misma 
perfcona  la  soberanía  temporal  y  el  imperio  de  las  conciencias." 
Al  Xoríe.  Corles  Alberto  fomentaba  el  desarrollo  de  la  riqu 
descuidando  menos  que  los  otros  reyes  y  príncipes  el  j 
moral.  Pero  p<  ajo  del  absolutismo  oficial  y  de  las  fuerzas 

organizadas   por   la  tfadic  pitaban  las 

¡tendía    por  toda   la  península,  la  asociación  qufe 
ganizó  José  Mazzini  con  el  nombre  de  "la 
nia  por  lemas   principal  independencia.   Aun- 

que   vencido  el 'movimiento  de  L830  y  1831,   signio*  la  pf 

canso.   Era   Mazzini  uno  de  eso-   hombres    lian: 
u  trabajar   en    primcí*a  lila  por 
cido,   entusiasta,   elocueni  ana  ol 

temeridad,  no  cono  ni  le  i  aios: 

su  existencia  lia  durado 

sa  ;í  !;>  que  cincuenta  años  sacrificó  su  Tranquilidad  y  ,-í  la  qtu 
tuvo  consagrado   hora   po  in    que  le  ame 

amenazas  de  ! 

los  alhagos.  Sin  cambi  basta  la  ra 

te  de  i rregorio  XVI:  !  ü  apoj 

eia.  se  \h'!  fraudad  de  Julio 

había    (aliado   .'  DO  rct^ 

unirse  en  una   misma  Austria,  la  defensora  del 

solutismo:    Italia  oprimid  :  embaí 

muchos  problec  ;  el  pontifi*  me- 

nos  u   los    paises  l  L(  pudiera    ' 

cer   indiferente  A  la  i  XYh  la 

diplomacia    francesa    trabajaba  en  favor  de    un   candidato  aci 
ble  tí  las  reformas  que  r  iban  los  tiempos:  triunfó  el  car- 

denal  Mastai   Perreti  (Junio  de  que  c  ibre   de 

Pió   IX   inaugura  una   polítl  -.'  la  <\^  los  papa 

precedieron:   los  liberales  aclamaron  A  Pió  IX   com 
de  redención;   toda  la  Italia  se  puso  en  actividad;  en  X;'pol. 
i •■■;    tuvo  que  dar  un  código  político;  T<  otó  el  ejemplo; 

Carlos   Alberto,  rey  del  Piatnonte  y  Oerdeña,  aclamó  el 
constitucional;  el  duque  de  Mtídena  tuvo  que  huir  ante  1 
ua/as   did  pueblo:   "1    ducado   de   !>arma    también   se  transí'.'; 
en   el    sentido  general:    las    ciudades   de  la  Italia    supe 
blevaban   contra   los   austríacos  y   el   grito   de    •'mueran 
suitas  y   los  tudescos"  se  oía    desde  el  esíivino    Norte  al  estremo 
Sur   de  la  península:    el   emperador  de  Austria    hizo  que  sus  tro- 


DE  LA  HISTOIUA  UNIVERSAL.  399 

pas  ocuparan  á  Ferrara,  y  el  papa  protesto:  los  unitarios  espe-% 
raban  una  palabra  decisiva  del  pontífice  contra  el  imperio  aus- 
tríaco y  en  favor  de  la  unidad  italiana,  pero  Pió  IX  se  con- 
tuvo en  los  momentos  mas  críticos,  si  bien  decreto  una  consti- 
tución, armo  la  guardia  cívica  y  estableció  muchas  y  prove- 
chosas reformas.  Sicilia  se  había  emancipado  del  rey  de  Ña- 
póles. En  estas  circunstancias  tuvo  lugar  la  revolución  de  Fe- 
brero (1848)  en  París-  este  suceso  exaltó  mas  los  ánimos  y 
pronunció  resueltamente  un  pensamiento  revolucionario  nacional: 
las  ciudades  de  la  Alta  Italia  y  Venecia  se  sublevan  con  el 
auxilio  de  Carlos  Alberto  y  arrojan  las  guarniciones  austríacas; 
el  rey  de  Cerdeña  hace  retroceder  las  tropas  imperiales  y  ocupa 
á  Peschiara;  los  cuerpos  francos  avanzan  hasta  el  Tirol  ita- 
liano; el  papa  que  no  había  querido  declarar  la  guerra  al  Aus- 
tria, pierde  prestigio;  el  pueblo  invoca  la  República;  nombra 
Pió  IX'  un  ministerio  presidido  por  Rossi  y  Rossi  es  asesinado 
al  entrar  en  la  Cámara  por  los  sublevados  que  marchan  en  se- 
guida al  Quirinal  y  demandan  al  pontífice  la  promulgación  de 
la  unidad  italiana  y  la  reunión  de  una  Asamblea  constituyente: 
Pió  IX  abandona  Roma  y  se  refugia  en  Gaeta  (Diciembre  1848): 
Leopoldo  de  Toscana  inició  grandes  reformas,  pero  tuvo  luego 
que  huir  y  se  proclamó  la  República:  los  duques  de  Parma  y 
Módena  resistieron  la  revolución  haciendo  causa  común  con  Aus- 
tria. En  Roma  se  convocaba  una  Asamblea  constituyente  que 
al  reunirse  el  8  de  Febrero  de  1849,  destituyó  al  pontífice  del 
poder  temporal  y  votó  la  República  nombrando  un  triunvirato 
compuesto  de  Mazzini,  Saín  y  Armellini  para  desempeñar  el  po- 
der ejecutivo:  en  Toscana  se  constituía  al  mismo  tiempo  otro 
gobierno  triunviral    con   Guerrazzi,  Mazzoni  y   Montanelli. 

Tanto  en  el  movimiento  nacional,  como  en  la  lucha  contra 
los  austríacos  faltó  unidad;  y  los  obstáculos  que  por  todas  par- 
ces aparecían,  no  seria  fácil  salvarlos  tan  rápidamente  como  de- 
seaban los  mas  patriotas:  el  absolutismo  no  había  empleado  solo 
sus  medios  propios  de  conservación,  si  no  que  pagando  la  intriga 
y  escitando  las  enemistades,  consiguió  que  unos  pueblos  odiaran 
á  los  otros  y  que  se  cubriesen  mutuamente  de  ultrajes  y  de  ri- 
dículo: se  espío  taban  contra  la  revolución  los  desórdenes  de 
Francia,  y  los  celos  personales  y  las  pasiones  quitaban  aquella 
fuerza  unánime  que  decide  en  ciertos  momentos  los  destinos  de 
un  pueblo:  ademas,  otras  circunstancias  contribuían  á  dificultar 
la  unión:  Carlos  Alberto,  puesto  á  la  cabeza  del  movimiento  li- 
beral del  Xorte,  no  era  secundado  por  el  centro,  y  aunque  Si- 
cilia elegía  por  rey  al  duque  de  Genova,  hijo  del  rey  piamontes, 
los  republicanos  aclamaban  la  unidad  con  la  República,  y  la 
dualidad  se  revelaba  aun  dentro  de  Lombardia  y  Yenecia  cuyas 


400  COMPENDIO 

p  tradiciones  se  amoldaban  al  sistema  republicano:  el  rey  de  Ña- 
póles después  de  enviar  refuerzos  contra  los  austríacos,  dio  ur- 
den para  que  volviesen:  algunos  soldados  dirijidos  por  el  cons- 
tante y  enérgico  liberal  Guillermo  Pepe  marcharon  í  Yenecia: 
los  príncipes,  celosos  del  prestigio  de  Carlos  Alberto,  se  en- 
friaron cada  dia  mas.  Todos  estos  motivos  hicieron  decaer  la 
revolución;  un  ejército  austríaco  dirigido  por  Welden  y  Nugent 
bajaba  los  Alpes  Cárnicos  en  Abril  (1848)  y  ocupaba  el  terri- 
torio veneciano;  el  general  Radetzki  llegó  con  otro  ejército  im- 
perial á  Yerona  y  venció  al  ejército  de  Carlos  Alberto  en  el 
campo  de  Oustozza  (25  Julio)  posesionándose  en  seguida  de 
Lombardia:  Carlos  Alberto  se  retiró  á  su  reino  pactando  un 
armisticio  con  los  jefes   austríacos:  las  queja  criminaciones 

se    pusieran  á  la  orden  del   dia  con 
los  desastres:   se  amena/aba  al   rey; 

lado  je  le  instigaba  para  que  vengase  la  humillación  de  .a: 

Carlos  Alberto  propaso  un  deracion  d  3  italiana 

y  quiso  que  los  i   sin  ninguna 

fia  inte  ion:  (Jiober  !  del  ministerio  piamontes  j 

sucesor  Chiodo  declaro  terminado  el  armisticio  con 
n-idó  la  guerra,  y  en  lade  ida  batalla  de  Noi  I  Mar- 

zo .1 8  19)   fueron  de  nuei  o  derrotad*  r  los  a 

triacos  tí  quienes  también  mandaba  Radetzki;  Garlos  áJberto  ab- 
dicó en  su  hijo  Victor  Manuel  II  sobre  el  mismo  lu  om- 
íiate.  y  Bedirijió  ■•'  Portugal  muriendo  de  pena  en  Oporto  al 
poco  ti  >  el  po  ler  de  las  tropas  del  rey  de 
Ñapóles  y   fué  «lar                      la. 

Los  esfuerzos  de   Garibaldi  al   frente  de  1.  tampo- 

co dieron  resultado. 

La   Asamblea  y  el  ( tobierno  de  Fran< 
nireu    Italia  y    restablecer  en  el  trono   al    papa:    Pió  IX    pidió 
también  aosilio  ú  España,  Austria  y    Nápol< 
poderes   de  esos  países,  enviaron  ejércit(  \brii    y    Mta 

de  L849  se  apoderaron  de  Roma  no  sin  encontrar  grande 
tencia:  el  papa    volvió  a  la  capital  en  medio  del sile 
los  vítores  dé  otro  tiempo,  ni  recojió   una  sola   flor  de   aque- 
llas   queel   entusiasmo  público  le  arrojaba  al  paso  cuando  I 
v<>  amigo  de  la   libertad  y  de  la  patria  italiana. 

Venecia,  dirigida  por  el  heroico  ftfanin  se  dfcfendiáde  !■ 
triacos  hasta  el  ultimo  trance,  causado  admiración  en  toda  Mu- 
ropa:  al  lin  sucumbid  en  -A  yendo  otra  vez  bajo 
el  despótico  yugo  de  Austria.  VA  pontífice/ los  duques,  el  i 
de  Ñapóles,  no  tuvieron  mas  que  una  política;  la  política  de  ¡a 
fuerza  y  déla  intolerancia  y  la  opresión:  creían  que  el  despotis- 
mo no  liabia  de  estar   sometido  á  otra  crisis,  y  se  vengaban  en 


DE  LA    HISTORIA  UNIVERSAL.  401 

las  ideas  y  en  los  pensadores.  Solo  al  Norte  Víctor  Manuel  que 
hiciera  una  paz  necesaria  con  el  imperio  austriaco,  sostenía  la  li- 
bertad, restañaba  las  heridas  de  la  guerra,  y  acojia  en  su  al- 
ma generosa  las  esperanzas  de  redención  de  Italia;  supo  cum- 
plir con  honradez  todos  sus  compromisos,  y  espero  la  ocasión  de 
continuar  la  grande  obra  de  la  unidad.  El  golpe  de  Estado  en 
Francia  y  la  política  reaccionaria  de  Luis  Napoleón  Bonapar- 
te  apoyaban  de  un  modo  moral  todos  los  despotismos  que  pesa- 
ban sobre  la  Italia.  Pero  Napoleón  no  podría  olvidar  que  en- 
tre las  sociedades  de  carbonarios  principio  su  vida  política,  que 
ellos  le  ayudaron  á  levantarse,  y  acaso  que  habia  adquirido 
compromisos  con  ios  unitarios:  en  1854  Yictor  Manuel  envió  á  la 
guerra  oriental  un  contingente  de  ejército  que  lucho  con  valor, 
mereciendo  la  gratitud  de  los  aliados.  El  rey  del  Piamonte  pro- 
nunció mas  la  política  de  unidad;  aconsejado  por  hombres  há- 
biles y  por  diplomáticos  superiores  á  todos  los  de  Europa  (Con- 
de de  Cavour)  se  preparó  á  la  guerra,  hizo  alianza  con  Napo- 
león III  y  resistió  las  reclamaciones  de  Austria  para  que  sus- 
pendiese los  armamentos  y  el  alistamiento  ó  enganche  de  t*5¡£ 
pas.  Italia  volvía  á  estar  en  conmoción;  las  asociaciones  pro- 
pagaban las  ideas  unitarias  sin  que  pudieran  ser  contenidas  ni 
neutralizadas:  todas  las  miradas  volvieron  al  Piamonte;  Mazzini 
tenia  en  agitación  la  baja  Italia;  Graribaldi,  ese  brazo  entusias- 
ta de  todo  pensamiento  grande,  se  disponia  á  la  guerra;  Aus- 
tria la  declaró  al  ver  que  no  era  atendida;  ejércitos  franceses 
desembarcaron  en  Italia  y  unidos  con  los  italianos  derrotaron  á 
los  austríacos  en  Magenta  y  Solferino  (1859):  Napoleón  hizo  la 
paz  en  Yillafranca:  la  Lombardia  fué  anexionada  al  reino  de 
Yictor  Manuel.  Cuando  la  guerra  acaba  en  el  Norte,  el  general 
Garibaldi  seguido  de  algunos  cientos  de  voluntarios,  emprende 
una  espedicion  á  Sicilia,  hace  la  revolución,  pasa  á  Ñapóles  que 
se  subleva  en  su  favor  yes  aclamado  dictador;  los  ducados  son 
también  invadidos,  y  aunque  en  apariencia  Yictor  Manuel  no 
está  de  acuerdo  con  los  actos  de  Garibaldi,  envia  un  ejército 
que  lucha  con  las  tropas  francesas  mandadas  por  Lamoriciere 
en  defensa  del  poder  temporal  del  papa,  vence  en  Castelfidar- 
do,  y  tras  de  algunas  negociaciones  se  unen  á  Lombardia  y  el 
Piamonte,  Sicilia,  Ñapóles,  Toscana,  Módena,  Parina,  las  Roma- 
nias  y  la  Ombría  (1860).  El  rey  de  Ñapóles  Francisco  II  se 
habia  encerrado  en  Gaeta  y  tuvo  que  capitular  después  de  bre- 
ve asedio:  el  reino  de  Italia,  ya  asi  llamado,  tuvo  la  capital  en 
Florencia:  Yenecia  y  Roma  faltaban  solo  para  realizar  la  unidad. 
Desde  ese  momento  Napoleón  inclina  su  política  de  un  modo 
poco  favorable  á  las  esperanzas  italianas:  Mazzini,  Garibaldi  y 
Cavour,  no  se  satisfacen  con  los  triunfos   adquiridos;   el  famoso 

26 


402  COMPENDIO 

guerrillero  reúne  periódicamente  sus  bandas   de   voluntaria  - 
penetra   en  territorio  pontificio:  compromisos  políticos  que  no  es- 
cusan del  todo   á  Víctor   Manuel,  le  hacen  oponer   sus  tropas 
las   bandas  garibaldinas.  y  en  una  de  las  refriegas  Garibaldi  cae 
herido  en  Aspromonte:  el  emperador  de  Francia    sostiene  el  po- 
der  temporal  y  refuerza  la  guarnición  francesa  en  Roma:   Grari- 
baldi  sin  embargo  avanza,  yes  detenido   en   Mentana  donde 
general   Montebello  venció'  y  dispersa  sus    fuerzas.    Mientras  la 
propaganda  de    Mazzini  y  los  suyo-  anima  la  opinión  para  termi- 
nar el  problema  italiano,   el  Gobierno  prestigiado  por  él   carác- 
ter de  Víctor  Manuel  y  el  genio  do   ('avour.    prepara    la  alian- 
za con  Prusia  que  se  encaminaba  ;í  la  unidad  de  Alemania,  y 
terciando  en  la  guerra  austro-prusiana   (1866).  aunque  vencida 
en  Cnstozzay  en  el  combate  Naval  de  f  alcanza  la  anexión 

de  Venencia.  Niza  ySabo;  habían  desprendido  de  Italia  pol- 

las  exigencias  de    Napoleón  en  cambio  de  rviciós   qtíe   la 

prestara  en    1869.    I>  el  punto  dé  mira  de  la  revolu- 

ción seria  Roma:  los  romanos  están  subyugados  por  bayonetas 
trabgeras;  la  monarquía   pontificia  solo  tiene   medjant< 

apoyo  moral  y  la    presión  de  Francia,  i  Italia,  y 

diante  la  fuerza  material  respectó  d  la  opinión  del  pueblo,  y  de 
los  voluntario^    de   Graribaldi:   <il    año     18  talla  la  gu 

franco-alemana,  y  los  ejércitos  de  Italia  irii  □   Roma  ya  de- 

salójadn  de 

ial  sé  estableció  en  la  ciudad  ¿terna:  el    poder  temporal   fu 
bólido  y  Vifctor  Manuel  despiíe^dé  la  obra  ipmensa   de   la  unifi- 
cación, se  consagro  .í  robustecer  la  patria   italiana  y  ¡í  imprimir 
un  misino   esbfrítU    político  y  la    misma    vida    de    la  libertad,  allí 

donde  se  habla  guardado  la  unidad  del  n  las  cienci 

las  artes,   átravesde  mártir  tfrimientós   ifafi- 

nitos.    ('avour  murió     sin  ver  concluida   la   empresa     nacional; 

Mazzini  qspird  poco  mas  tarde  dé  la   entrada  de   Víctor  Manuel 

cu    liorna:    Victor   Manuel  ha    muerto   en   Muero   de    181 

el  heroico   Garibaldi,   sobrevive   í  sus  memorables  compai 

en  los  desastre-,  en  las  e>prmnzas.  en  la-  amarguras  y  cu  las 
victorias.  Italia  lia  sabido  hacera  digna  en  la  unidad,  de  la  no- 
ble  causa  que  defendiera. 

El  pontificado. — Gregorio  XVI  que  gobernó  la  iglesia  y  el 
Estado  romano  desde  L830  á  1846\  continua  la  política  intole- 
rante y  absolutista  en  las  cosas  interior.'-  como  en  sus  relacio- 
nes con  los  pueblos  católicos:  la  doctrina  de  la  inmutabilidad 
cohibía  la  libertad  de  pensar;  asentía  el  pontífice  a  las  supers- 
ticiones qué  en  oposición  al  escepticismo  se  fomentaban  en  los 
sociedades  religiosas,  y   el  sistema;  de  imponer  silencio  á  la  tazón 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  403 

ante  la   fe,  constituyo  una  escuela   enemiga  irreconciliable  de  to- 
da reforma  y  aun  del   examen  metódico  de  las  mismas  enseñan- 
zas religiosas:   los    ultramontanos    intentaban   hacer   retroceder 
las  cosas  hasta  las  ideas  de  la  edad   media,  como   si  transvertir 
los  tiempos,  y  echar  al  olvido  muchos  siglos  de  trabajo  fuera  el 
objetivo  a  que  debiera  convertirse  la  conciencia  del  creyente.  Fran- 
cia interesada,  no   obstante  la  decadencia  de  los  principios  revo- 
lucionarios bajo  los  gobiernos   doctrinarios   de   Luis  Felipe,   en 
concordar  mejor  las  tendencias   papales  á  los  principios  moder- 
nos, hizo   lo  que  pudo  para  alcanzar   un  cambio  de  política:   la 
elección  de  Pió  IX  á  juzgar  por  los   antecedentes,  podia  concur- 
rir  al  fin   propuesto.   El   cardenal  Mastai   Ferreti   representaba 
en  el   Cónclave   el  elemento  mas  accesible  á  la   armonía  con  el 
derecho  de   esta  época:  sus  primeras  manifestaciones  daban  es- 
peranzas á  los   pueblos    italianos  sedientos   de  libertad;  invocó 
la  libertad  y  dejó  que  los  romanos  y  toda  la  Italia  le  aplaudieran: 
el  triunfo  de  Fio  IX  fué  de  los  mas  espléndidos,  pero    también  el 
mas  triste  desengaño  de  los  italianos:    después  délas   primeras 
reformas,   cuando  los  italianos  pedían  el   cumplimiento  de  su  mas 
íntimo  deseo,  la  unidad  de  la  patria,    el  pontífice  retrocedió  invo- 
cando los  fueros  de  la  autoridad  y  de   la  Santa   sede;  sus  mani- 
festaciones de  Abril  de  1848,  le  enagenaron  las  simpatías  de  la 
nacionalidad,  y  el  pontífice'  mas  aplaudido  en  los  dias  que  hicie- 
ra causa  común  con  el  pueblo  y  con  la  libertad,  se  vio   abandona- 
do de  la  opinión  por  haber  defraudado  las  esperanzes    de   Italia. 
A  fin  de  1848   huye  de  Roma  pasando    á  Ñapóles  y  después  á 
Gaeta,  pide  el  concurso  del  estrangero  para  que  le  conquiste  los  bie- 
nes temporales,  y  entra  en  la  Capital  en  1850  entre  el  silencio  y  la 
animadversión  de  la  mayoría,  protegido  por  las  bayonetas  de  los 
pueblos  que  durante  muchos  siglos  habían  esclavizado  Italia,  des- 
de entonces  la  política  de  Fio  IX  fué  de  persecución  y  de  fuerza: 
no  dominaría  por  el  afecto  público  sino  por  el  temor  y  por  el  apo- 
yo estraño;  el  papado  fué  el  centro  ele  la  reacción  europea;  las 
naciones  no  podían  moverse  sin  incurrir  en  el  enojo   pontificio;   la 
reacción  hallaba  siempre  amparo  en  los   consejos  y  en  las  influen- 
cias de  Roma;  la  liga  no  se  hace  con  el  trabajo  que  sufre,  sino  con 
los  gobiernos  que  oprimen  y  retroceden:  para  obligar  á  las  nacio- 
nes, eludiendo  las  reformas  que  el  tiempo   reclama,  se  hacen  con- 
cordatos dándoles  el  carácter  de  tratados  internacionales,   aunque 
solo  el  beneficio  se  contraía  á  Roma   imponiendo  cargas  arbitra- 
rias á  la  otra   parte;  ele  este  modo  se  faltaba  á  los  principios  gene- 
rales de  derecho  y  aun  se  cohibia  la  independencia  de  las  naciones. 
La  iglesia  al  salir  de  su  condición  uuiversal,  hacia  valer  los  negocios 
temporales  sobre  la  doctrina,adoleciendo  ele  ilegitimidad  los  concor- 
datos y  avenencias  en  favor  de  uno  de  los  contratantes  y  daño  del 


404  COMPENDIO 

otro,  y  del  vicio  de  arbitrariedad  por  ser  pactados  con  mucha  fre- 
cuencia por  autoridades  poco  celosas  del  bien  público  aunque  mucho 
lo  fueran  de  conservarse  buscando  ausilio  en  los  elementos  del  pon- 
tificado y  desús  subordina  los:  y  era  ademas  irregular  que  el  jefe 
de  una  escuela  religiosa  contratase  con  calidad  espiritual  para 
efectos  terrenos.  Por  esto  los  concordatos  envende  ser  semillas  de 
paz.  como  las  avenencias  y  pactos  entre  las  naciones,  han  sido 
fuente  de  discordia  y  malo:  porque  loa  pueblos  al  seguir  la  cor- 
riente de  su  destino,  hallan  obstáculos  imprevistos  nacidos  de  una 
fuerza  esterior  que  si  se  respetara  cohibiría  su  independencia,  y 
esta  no  puede  ser  legítimamente  comprometida  por  los  gobiernos 
que  tienen  el  deber  de  velar  por  los  inte  iales,    y    no 

derecho  de  destruir  ni  disminuir  su  vital!  lad:  de  otro  modo  y  con 
otra  doctrina,  un  poder  (»asajero  podía  ligar  la  patria  al  arbitrio 
de  nación  (.autoridad    estrangera. 

El  jesuitismo,  rechazado  en  los  primeros  tiempos   de    Ido   IX. 
ocupó  ahora  el    primer  lugar   en  la   política  pontificia:   Pió  L\ 
combatid  la  libertad  de  las  naciones  y  sus  lej  es  interiores,  apoj 
doee  en  compromisos  adquiridos   óen   supuestos    í  ¡cía 

iglesia,  fin  lo  religioso,  que  es  loque  en  estos  tiempos  meuos  ha 
empeñado  el  ánimo  de  Roma,  el  papa  dogmatizo  el  misteriode 
la  inmaculada  concepción:  las  tendencias  manifiestas  del  ponti- 
ficado eran  hacerse  arbitro  de  los  poderes  civiles:  ¡í  los  pueblo 
les  quería  sujetar  por  la  conciencia,  y  tí  los  gobiernos  por  el  in- 
flujo que  en  los  pueblos  se  ejercía.  Sin  embargo  la  revolución  no 
se  contuvo,  y  bajo  las  protestas  y  escora  uniones  del  papa,  Gari- 
baldi  y  sus  voluntarios  invadieron  Nrfpoles,  loti  ducados  y  el  ter- 
ritorio pontificio,  y  se  fundó*  aunque  incompleto,  el  reino  de  Italia 
(1860).  Todas  las  naciones  europeas  estaban  en  efervescencia  pre- 
viéndose un  cambio  total  de  gobierno  en  beneficio  de  la-  defrau- 
dadas naciones:  Pió  IX  retrocedía  combatiendo  la  revolución  ;í 
nombre  de  los  principios  mas  ultramontanos:  el  Syllabus  era  una 
declaración  de  guerra  á  la-  doctrinas  libérale-:  en  esa  recapitula- 
ción de  cargos  se  hacían  incompatibles  con  el  tfrden  religioso  la 
libertad  y  la  cultura  moderna,  y  de  un  modo  tan  esplícito  que  no 
dejaba  lugar  ni  adudas  ni  ;í  interpretaciones:  los  pueblos  católi- 
cos oyeron  el  Syllabus  y  no  lo  admitieron,  pues  que  ESspa&fl 
alzó  por  la  libertad  en  1868,  é  Italia  y  Francia  aclamaron  ¡guales 
principios  de  derecho  en  1870.  El  papa  convocd  un  concilio  en 
L868:  los  representantes  de  la  iglesia  reunidos  en  el  Vaticano, 
confirmaron  el  Syllabus  y  dogmatizaron  la  infalibilidad  pontificia 
aunque  no  sin  oposición  de  algunos  obispo-  alemanes.  La  infali- 
bilidad, poco  temible  en  materia  de  interpretación  del  dogma  y  de 
disciplina,  podía  entrañar  graves  males,  dado  (pie  el  pontífice  lia 
hecho  solidarios  sus  intereses  temporales    con    la    religión,    y   lia 


DE    LA    HISTORIA   UNIVERSAL  405 

mezclado  en  la  ortodoxia  los  asuntos  políticos  y  aun  las  ciencias, 
resultando  de  aqui  que  bajo  un  criterio  infalible  haya  lugar  a 
pretender  erigirse  en  juez  de  las  leyes  civiles  y  de  asuntos  que  en 
realidad  no  tienen  relaciones  con  la  religión.  El  concilio  de  1868 
se  disolvió  sin  haber  hecho  otra  cosa:  la  infalibilidad  inutiliza  ya 
la  reunión  délas  Asambleas  católicas;  no  debiendo  ser  en  buena 
lógica  llamadas  mas  que  como  un  cuerpo  consultivo.  De  manera  que 
mientras  en  el  estado  civil  el  derecho  se  ensancha  y  llega  hasta 
las  últimas  clases  antes  alejadas  de  toda  participación  política,  en 
la  religión  el  cuerpo  ó  entidad  colectiva  abdica  confiando  á  un  solo 
hombre  las  decisiones  en  última  instancia;  esto  es.  retrocediendo 
desde  la  representación  (por  los   concilios)  al  absolutismo. 

En  1860  el  papa  tuvo  que  ceder  una  parte  de  sus  dominios: 
desde  1866,  los  revolucionarios  italianos  asediaron  a  Roma  defen- 
dida por  tropas  francesas:  Pió  IX  no  tuvo  una  palabra  de  senti- 
miento por  la  sangre  que  se  derramaba  en  beneñcio  de  sus  inte- 
reses terrenales:  en  1870,  evacuada  Roma  por  los  franceses,  pe- 
netraron las  tropas  italianas  (20  de  Setiembre)  y  se  declaró  la  uni- 
dad Italiana.  Desde  aquella  época  ha  lamentado  el  papa  sus  anti- 
guos dominios  y  ha  pedido  la  devolución  con  mas  insistencia  que 
los  suyos  Francisco  II  de  Ñapóles,  el  conde  de  Chambord  y  los 
demás  reyes  y  príncipes  destronados  en  estos  últimos  tiempos, 
autorizando,  ya  que  no  aconsejara,  que  se  aclamase  como  dogma 
por  los  ultramontanos  la  necesidad  de  un  reino  como  otros  muchos 
conquistado  y  perdido,  y  precisamente  en  favor  de  una  institución 
religiosa  que  en  su  base  y  en  su  esencia  es  totalmente  agena  á  las 
ambiciones,  y  al  dominio  político  sobre  los  pueblos.  Pió  IX  murió 
en  Febrero  de  1878,  á  los  treinta  y  un  años  y  siete  meses  de 
pontificado. 


PÁRRAFO  VIII. 

Estados  Unidos  de  Norte-Ainérica-Méjico» 


Estados  Unidos. — Los  partidos  republicano  y  demócrata  se 
sucedían  en  el  poder  por  el  influjo  de  la  opinión  robustecida  en 
el  ejercicio  de  la  libertad.  Al  general  Jackson  sucedió  en  1837 
Van-Buren  que  acababa  de  desempeñar  la  vice-presidencia  y 
pertenecía  también  al  partido  democrático:  en  1841  triunfaron  los 
republicanos  en  la  presidencia  eligiendo  al  general  Harrison  que 
murió  pronto  sustituyéndole  según  el  orden  legal  el  vice-presi- 
dente  Tyler.  Años  antes  había  surgido  guerra  entre  Méjico  y  uno  de 
sus  Estados,  la  provincia  de  Tejas,  que  conquistó  su  independencia 


406  COMPENDIO 

después  de  una  larga  campaña;  los  habitantes  de  Tejas  se  incli- 
naban a  la  anexión  <í  los  Estados  Unidos,  y  estaban  empeñadas 
las  negociaciones  cuando  cesó  el  periodo  legal  de  Tvler  entran- 
do en  la  presidencia  Polk:  el  Congreso  de  la  Union  autorizó  al 
Presidente  para  que  tratase  lo  relativo  á  Tejas,  y  aunque  el  Jefe  del 
gobierno  de  Tejas,  Auson  Jones,  estaba  en  an  ¡on   Méjico, 

el  poder  legislativo  adoptóla  anexión    á   1«  Unidos   y 

luego  fue  ratificada  por  el  pueblo  (Julio  1845):   fuerzas  milifc 
del  Norte  y  de  Méjico  esperaban  en  Corpus  Cristi  las  primer 
en  Matamoros  las  otras  el  resultado  de  lo  que  acordase  el  Coi 
so  de  Washington;  á  principios  de  1846   se  admitid   la  unión  de 
Tejas;  en  Marzo,  el  ejercito  de  los  Estados  Unidos    mandado   por 
el  general  Taylor  pasó  el  rio  Nueces   y  marchó   en   dirección   ;í 
Matamoros  donde  estaban  las  tropas  mejicanas  día  del 

general  Arista:  la  Union  y  Méjico  se  disputaban  los  límites  en- 
tre Tejas  y  la  República  mejicana;  pero  en  el  fondo.  <il  gobierno 
de  Washington  y  los  Estados  del  Sur  buscaban  engrandecimiento 
territorial  como  al   lin   lo  alcanzaron    trasd<  hos- 

tilidades: el  general  Taylor  vencida  Arista  en  la-  batallas  del  7  y 
8 de  Mavo(lsii;).  ocupo  luego  Matamoi  nnque  por   enl 

■  io  fueron  grandes  las  exigencias  del  rao   de   la   Union, 

cuando  después  de  rechazar  Méjico  las    proposiciones   alcanzaron 
nuevas  victorias  los  Norte-americanos  (batalla   del   Sacramento; 
Febrero  de  L847V   pidieron  o$ros  territori        N        i    Méji< 
Nueva  California),   y  continuando  la  gue  d  de  la    u- 

nion  tomad  Veracruz  en  Manso  de  is'7  y  la    Capital   de 

Méjico  en  Setiembre,  ao  sin  largos  combai  sideral 

didas  que  hicieron  cara  la  victoria.  En  A.bril  de  1848 se  hizo  la 
pa/.  cediendo  los  vencidos,  Nuevo  Méjico  y  Nueva  California,  y 
pagando  una  indemnización  de  guerra:  Méj  inundaba    tam- 

bién i  la  posesión  de  Teja  Migaba  i  reprimir  la  >rias 

de  los  indios  por  la  Frontera  del  Norte.  El  general  James  Polk  du- 
rante sn  gobierno  habia   determinado  la  política  de  engrane! 
miento  representada  particularmente  por   los    Esl  del  Sur. 

pero  también  se  di<5  el  mal  ejemplo  en  América  de  desnaturalizar 
una  cuestión  de  límites  convirtiéndola  «ai  guerra  de  conquista 
puesto  que  Nueva  Méjico  y  California  no  habian  sido  objeto  de  li- 
tigio ni  para  adquirirlas  se  adujo  siquiera  pretesto  de  de 
acción  que  tendiera  á  legitimar  las  exigencias  suscritas  por  el  ven- 
cido en  el  tratado  de  Guadalupe  Hidalgo.  El  venced,»!-,  general 
Zacarías  Taylor  obtuvo  en  premió  la  presidencia  de  la  Union; 
murió  en  1850  desempeñando  su  puesto  hasta  terminar  el  plazo 
legal  el  vicepresidente  Millard  Fillmore:  la  fedefacion  constaba 
va  de  treinta  y  un  Estado.  Antes  que  la  paz,  produjo  dificulta- 
des el  aumento  de  territorio;  la  índole  de  los  Estado?  anexionado- 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  407 

turbaba  la  antigua  relación  de  los  partidos,  y  ni  los    republicanos 
ni  los  demócratas  tenían  contada  mayoría:  en  el  Sur    prevalecían 
sino  opiniones  pronunciadamente    separatistas,    sí  principios  de 
exajerada  independencia  tendiendo  á  debilitar  los    poderes  de  la 
Union;  en  el  Norte  las  ideas  abolicionistas   eran   generales,  y  el 
partido  adolicionista  fiaba  en  que  el  gobierno  y  las  Cámaras  fede- 
rales resolverían  el  problema  de  la  esclavitud  en  el   sentido  que 
dictábala  humanidad:  una  política  conciliatoria  aplazó  el   conflic- 
to. En  1852  fué  elegido  Presidente  Franklin  Pierce  que  se  propo- 
nía continuar  el  sistema  de  \su    predecesor   durante  su   periodo 
(1853  á  1857)  pero   las  circunstancias   no  le  fueron   favorables: 
producciones  literarias  y  trabajos  periodísticos  de  los  abolicionis- 
tas, conducían  á  la  opinión  á  decidir  un  problema  que  mas  ó   me- 
nos tarde  tendría  que  resolverse:  apareció  constituido  el   partido 
republicano  con  mayoría  en  las  Cámaras   y   espuso   francamente 
sus  teorias  unitarias  y  antiesclavistas:    la  lucha  con   los  demó- 
cratas se  hizo  violenta,  y  apartándose  estos  cada  vez  mas  de  la 
Constitución,  la  interpretaban  de  un  modo  arbitrario   dejando  al 
sistema  como  una  sombra  de  organismo  nacional  y  sin  poder  ape- 
nas sobre  los  Estados  particulares.  A   Pierce   sucedió   (1857  á 
1801)  James  Buchanam  que  si  bien  se  mantenía  en  apariencia   en 
término  medio  respecto  á  los  republicanos  y  demócratas,    era  en 
el  fondo  afecto  á  los  propósitos  é  ideales  del  Sur:  durante  la  pre- 
sidencia de  Buchanam  los  Estados  meridionales  se  prepararon  á 
la  lucha  ya  inminente  en  el  caso  de  que  la   elección   próxima  les 
fuese  adversa:  el  malestar  no  podía  sostenerse  por  mucho  tiempo: 
la  incertidumbre  comenzaba  á  dejarse  sentir  en  todos  los  intereses, 
pero  no  por  esto  fué  menos  enérgica  la  lucha:  en   las  elecciones  de 
1860  venció  el  candidato  republicano  Abraham  Lincoln  que  des- 
de la  posición  mas  humilde  se  habia  elevad©  á  la  primera  dignidad 
de  la  Union  por  su   laboriosidad,   talento   y  constancia.   Lincoln 
figuraba  entre  los  mas  resueltos  abolicionistas:  á  este    triunfo  res- 
pondería la  guerra  provocada  por  los  del  Sur;  la   Carolina  meri- 
dional votó  en  Diciembre  de  18601a   separación,    siguiéndole  los 
Estados  de  Virginia,  Missisipí,  Florida,   xUabama,  Georgia,  Lui- 
siana,  Arkansas,  Tenessee  y  Tejas:  un  congreso  de  separatistas 
reunido  en  Montgomeri  sancionó  la   ruptura    del  pacto   federal, 
hizo  una  constitución   y  nombró  Presidente  á   Jefferson   Davis 
(1861):  en  Abril  las  tropas  de  la  Union  se  vieron  obligadas  á  de- 
salojar el  fuerte  Sumpter  atacado  por  los  separatistas  y  el  único 
de  importancia  que  conservaban  en  el  Sur  las  fuerzas  federales:  se 
formaron  ejércitos  por  los  dos  gobiernos,    pero  el  general  Scott, 
del  Norte,  eraderrotado  en  Bull  Eun  (Julio  1861)  desbandándose 
su  ejército;  los  puertos  del  Sur  fueron  bloqueados:  los   generales 
Ulises  Grant  y  Mac  Clellan  mandábanlos  ejércitos  de   la   Union; 


408  COMPENDIO 

Lee  los  separatistas:  en  el  Sur  y  Géstese   combatía   continua  y 

tenazmente,  y  aunque  sin  decisivas  ventajas,  recobrábanlos  unio- 
nistas el  equilibrio  perdido  en  los  primeros  encuentros:  ( r  rain  y  el 
Comodoro  Foote  tomaron  el  fuerte  Donelson  en  Tenessee:  el 
general  Lee  derroto'  ¿  los  unionistas  en  Richmond  y  Prederisburgo, 
penetró  en  Maríland  y  fué  obligado  tí  retroceder  después  de  la 
batalla  de  Antietamren  el  mar  los  separatistas  atacaban  las  na- 
ves de  la  Union  y  llevaban  ventaja  hasta  que  estos  inventaron  los 
monitores:  el  primero  de  Enero  de  1803.  el  Presidente  Lincoln 
declaró  libres  los  esclavos  en  todo  el  teiTÍtorio  de  la  confederación; 
el  general  (Iraní  se  apoderó  de  Vicfcsburg  eñ  Julio,  mientras  1- 
pafatistas  vencían  al  general  Hoókerque  dejaba  paso  ;í  Lee  vence- 
dor para  penetraren  I  Vnnsilvania:  el  _  I  unionista  Kfeade 
venció  á  Lee  en  Gettisburg  obligándole  A  retroceder;  Karly  y 
Johnson  jefes  separatistas,  combaten  con  1  rcitos  unitario- 
mandado-  por  Slicrid;in  y  Sherman,  pero  perdiendo  terrero 
18G4  el  general  Grant  dirijió  mis  tropas  Inicia  Richmond,  capital 
de  los  separatistas;  un  ano  después  Lee  había  tenido  que  reno 
Shermañ  hizo  lo  mismo,  y  Richmond  y  otras  plazas  menos  impor- 
tante ii  al  vencedor;  el  Presidente  Lineólo  habia 
sido  reelegido  para  el  periodo  de  Lí  el  Norte  y  el 
Sur  desplegaron  elementos  gigantescos  j  ste  batieron  con  un 
lorií  toda  prueba:  desde  que  toe  separatistas  habían  mostrado 
grandes  recursos,  Inglaterra  r¿con<  rancia,  bien  con 
el  ánimo  de  dividirla  poderosa  República  de]  Norfc  can- 
sa de  mi- ¡nte¡  ime^ciales:  Francia  sostenía  el  imperio  me- 
jicano combatido  amenté  por  los  independientes;  en  los 
puertos  de  la  Gran  Bretaña  se  habían  armado  barcos  (el  Alá- 
banla) en  favor  délos   separatistas,  pero  la    Union  alcanzó   la 

victoria:    después  de  la    toma  de    Richmond  termina   la  guerr 

ejército  se  licenció  y  todos  volvieron  a  sus  ocupaciones:  queda- 
ban redimid..-    tres  millones    y    medio   de    esclavo-.    Y    BÍO   cin- 

bargo,    Abi'aliam  Lincoln,  el   grande   hombre  que  tanto  influjo 

habia  ejercido  en  la     redención   de  una    raza,     aclamado  por  todos 

emancipados,  vitoreado  por  el  Norte  y  respetado  aun  de 
los  vencidos,  no  pudo  librarse  de  muerte  violenta:  la  boche  del  1  1 
(le  Abril  ( ¡1865)  fué  asesinado  pttf  John  Wükea  Booth  <m  <il 
teatro,  al  mismo  tiempo  que  otros  asesinos  inmolaban  al 
cretario  de  Estado  Sevvard;  el  vice-presidente  Johnson  ocupó 
la  presidencia;  Fefferson  Davis.  Presidente  «le  loe  separatistas 
cavo  prisionero  y  alcanzó  luego  la  libertad.  Bu  1867  el  Grobier- 
no   Norte-americano  compelió  i  Francia   i  sacar  sus   tropas  de 

Méjico,  obteniendo  satisfacción  a  sus  redamaciones:  el  misino  a- 
úo  Rusia  cedía  sus  posesiones  del  estremo  Norte-continental  ú 
la   República:  mas  tarde  las   reclamaciones  de    los    Estados  Tni- 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  409 

dos  ala  (irán  Bretaña  por  feaber  pértnitídó  armamentos  de  los- 
separatistas  en  los  puertos  ingleses,  fueron  ventiladas  en  un 
congreso  arbitral  reunido  en  Ginebra  (durante  la  presidencia 
de  Grant,  1869  á  1873).  El  vice-presidente  Andrés  Johnson, 
encargado  de  las  funciones  egecutivas  á  la  muerte  de  Lincolnr 
estuvo  sometido  á  información  acerca  de  ilegalidades  atribuidas 
pero  que  no  se  probaron  (1867).  En  las  elecciones  de  1868  triun- 
fo la  candidatura  del  general  Ulíses  Grant,  el  jefe  que  mas  se 
había  distinguido  en  la  guerra  civil,  y  uno  de  los  mas  ardientes- 
partidarios  de  la  unidad;  los  negros  comenzaron  á  gozar  de  los 
derechos  civiles  y  políticos,  manifestando  por  instruirse  un  afán 
tan  grande,  que  hicieron  ceder  las  preocupaciones  que  aun  se  a- 
brigaban  sobre  la  indolencia  y  abandono  por  su  perfeccionamien- 
to. El  general  Grant  fué  reelegido  para  el  periodo  de  1873  £ 
1877.  La  Union  se  habia  recargado  de  una  eluda  inmensa;  los 
daños  de  la  guerra  tanto  directos  como  indirectos  reclamaban 
eficaz  consagración  á  los  intereses  públicos:  el  Gobierno  a  todo 
atendió  principiando  por  amortizar  parte  de  la  deuda  y  por  a- 
cometer  empresas  de  la  importancia  del  ferrocarril  interoceá- 
nico, el  mas  grande  y  el  mas  costoso  del  mundo,  Las  dificulta- 
des surgidas  entre  los  propietarios  y  los  negros  libres  del  Sur, 
han  ido  cediendo,  y  tras  el  periodo  último  de  Grant  que  se  si- 
guió una  política  algún  tanto  tirante  con  los  Estados  separatis- 
tas, se  ha  iniciado  nueva  época  de  conciliación.  Si  la  Union  re- 
veló en  la  guerra  una  fuerza  estraordinaria,  no  ha  demostrado 
luego  para  ías  cosas  de  la  paz  y  del  progreso  menos  grandeza  y 
vitalidad.  Su  industria  se  desarrolla  y  las  ciencias  tienen  allí  e- 
levados  indagadores  y  célebres  representantes.  En  1845  Sa- 
muel Morse  habia  inventado  el  telégrafo  eléctrico;  con  esto  se 
debían  á  los  Estados  Unidos  los  dos  mas  fecundos  resortes  de  la 
civilización  moderna;  el  vapor  aplicado  a  la  locomoción,  y  el  te- 
légrafo. •  Tanto  en  esto  como  en  el  desenvolvimiento  que  alcan- 
zan todas  las  ciencias,  en  lo  afianzadas  que  están  las  liberta- 
des, en  la  tolerancia  legal  y  práctica,  en  la  difusión  de  la  ense- 
ñanza y  en  continuas  creaciones  para  el  progreso  humano,  la  U- 
nion  del  Norte  prueba  que  está  llamada  á  cumplir  una  alta  mi- 
sión en  la  vida  universal.  Formada  la  nacionalidad  de  tantos  e- 
lementos  propios,  como  estraños  por  la  inmigración  que  ha  prote- 
gido abiertamente  con  notable  éxito,  las  fuerzas  de  continuo  alle- 
gadas, muy  útiles  para  el  porvenir,  es  natural  que  turben  con 
el  ingrediente  de  otras  costumbres  y  hábitos  la  unidad  moral 
del  pais.  Las  trece  colonias  no  tenían  tres  millones  de  habitan- 
tes al  proclamarse  la  independencia;  hoy  los  treinta  y  ocho  Es- 
tados de  la  confederación  llegan  á  cuarenta  y  cinco  millones  de 
habitantes.  El  código  fundamental   ha   pasado   por  algunas    en- 


410  COMPENDIO 

miendas,  pero  sirviendo  de  base  y  lazo  nacional. 

Méjico. — Con  la  muerte  de  Guerrero  perdió  la  República 
uno  de  los  hombres  que  mas  se  habían  distinguido  en  la  lucha  déla 
independencia:  no  se  vé  en  el  fondo  de  las  revoluciones  que  te- 
nian  en  constante  agitación  al  pais  una  pronunciada  disidencia  de 
doctrina:  las  ambiciones  hacíanlas  veces  de  los  partid»»-,  y  el 
pandillaje  lasdelas  ideas:  en  lucha  de  principios,  no  se  hubie- 
ran olvidado  los  títulos  <jue  tenia  Guerrero  ¿í  la  consideración  del 
vencedor;  en  lucha  de  personas  y  de  egoísmos,  se  le  sacrifica 
por  que  esa  política  nunca  trasciende  mas  allá  del  ({dio,  y  de 
la  fengajiza.  Guerrero  habia  abolido  la  eselavidft 
un  honor  para  él  y  para  la  República,  se  convirtió  en  arma  d 
posición  entre   sus  mismos  partidarios.  Bustalhant*  ipeñó  la 

presidencia   mientras  estaba   ausente   Gómez  Pedraza  (1830  á 
1832),   pero   Pedrada  renunció:  d  general  Santa  Am  ible- 

vó  pidiendo  la   vuelta  al  poder  de  Gómez  Pedraza,  y   triunfan- 
do esta  idea  ud  el  nuevo  Presidente  hasta  1833   en  que  fué 
elegido  Santa  Ana;  despuesde   tomar  posesión  del  mando 
tiró   temporalmente,  encargando  del    poder  al    Vice-presídente 
Valentín  Gómez  Parias:  pronto  apareció  Santa  Ana  (183 
ró  las  Cámaras,  se  ligó  con   «-i  partido  del  clero  é   inicio   la 
reacción.  El  estado  de  'I''  habia   sublevado  en   L830  con- 
tra la  centralización  establecida  por  el  Gobierno  de   Bustaman 
teten  L832,  losde  Tejas  secundaron  el  movimiento  revoluciona- 
rio de  Santa   Ana.  anien desde  el  poder  cambid   de  conducta  y 
olvidó  sus  promesas  ¡  Tejas  fué  combatido;  en  I  talla  allí  u- 
iki  sublevación  cu  mayores  proporciones,   j    aloai  a  prime- 
ros triunfos:  al  comenzar  el  año  I          tanta  Ana  marcho  contra 
los  insurrectos,  tone'  la  ciudad  de  P>c¡;«r  \               cruelmente  tí 
los  prisioneros  tájanos  hechos  p«»¡-  el  general  ürrea  (fusilamien- 
tos cerca  de  Goliat),  Bn  Abril  fué  Santa  Ana  sorprendido  en 
Jacinto  por  el  general   Bonston  que  le  hizo  prisionerp  y  le  dqjó 
marchar  á  los  Estados    Unidos.    Bustamante,    colorado  ahort 
frente  del  partido  centralista.  ocupóla  presidencia.    Sabia  re- 
clamado Francia  indemnización  por  los  perjuicios  que  sufrieron 
sus   nacionales,  y  no  obteniéndola,  envió  dos  escuadras  álaf 
denes  de  Baroche  j  del  almirante  Baudin  ^  l  ^ ♦  ►  * *» )  pidiendo  ade- 
mas las  ventajas  que  en  el  comercio  gozaban  los   países   mas  ía- 
vorecidos:  los  franceses  tomaron  la   plaza  de  San  Juan  de    Tilia. 
Méjico  declaró  la  guerra,  y  después  de  algunos  choques  lavora- 
bles  á  las  armas.  francesas  se  celebró  la  paz  en  Marzo  de   L839 
mediante   el  pago  de  una   indemnización:   Santa    Ana.de 
asu    patria,    aun   tuvo  ocasión  de   combatir.   KnlSU.  el  general 
Paredes  se  sublevó  en  (¡uadalajara.  y  por  renuncia  de  Bustaraap- 


DE     LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  411 

te  subió  otra  vez  Santa  Ana  á  la  presidencia  y  ejerció   una  dicta- 
dura poco  limitada  por  unas  bases   orgánicas,    obra  de  una  junta 
de  notables  en  1843.    En  1844  se  pronunció  de  nuevo  el  general 
Paredes,  los   diputados  eligieron  Presidente  al  general  Don  Jo- 
sé Joaquín  Herrera,  y  Santa  Ana  fué  preso  y  retenido  en   Jalapa 
algunos  meses:    el  gobierno  de    Herrera  cayó    en   Diciembre   de 
1845  ii  consecuencia  de  un  tercer  pronunciamiento  de  Paredes  á 
quien  se  nombró  Presidente  en  Enero  de  1846  y  sucumbió  en  o- 
tra   rebelión  militar  de   los  generales  Morales  y  Salas  (Agosto 
ele  1846):  al  ano  siguiente  se  sublevó  Veracruz,  llamó  á  Santa  A- 
na  quien  restableció  la  constitución  federal  de  1824  y  fué  nom- 
brado  Presidente   de   la   República,  En  aquellos  momentos  la 
cuestión    de  Tejas  y  de  límites  había  provocado  la  guerra   en- 
tre los  Estados   Unidos  y  Méjico:  después  de   algunas  victorias 
obtenidas  por  los  Norte-americanos,  pudo  el  gobierno   de   Mé- 
jico  hacer  una  paz  menos  desventajosa,  pero  ya   sea    por   sus- 
ceptibilidad ó   por   demasiada  confianza,   continuó  las  hostilida- 
des y  se  vio  obligado  á  ceder  Nuevo  Méjico  y  Nueva  California, 
El   general  Santa  Ana  se  retiró  á  Jamaica  entrando  en  el  poder 
el  general    Herrera  (1849  á  1851)  quien  gobernó  con  mas  dis- 
creción y  con  mas  solicitud:  los   asuntos  públicos   mejoraron   y 
terminó  legalm ente  el  plazo  presidencial;  cosa   bien  rara   en  me- 
dio de  tan  constantes  desórdenes.    En  1851  se  nombró  Jefe  del 
Estado    al    general  Mariano  Arista,   candidato  del  partido  de- 
mocrático, que   desde  luego    tuvo  que  empeñarse  en  la  guerra 
provocada  por  los  indios  del   Norte  y  los  de   Yucatán:  otra  re- 
belión del  guerrillero  Carbajal  fué  vencida,  pero  el   triunfo  nun- 
ca  era  definitivo  pues  el  fin  de  un  pronunciamiento  apenas  deja- 
ba descanso  para  prepararse    á   combatir   otro  nuevo.  En  1852, 
por    motivos  de  los    Estados  particulares  y  también   en  varios 
puntos  por  cuestiones  de  la   política  general,  se  sublevaron  Maza- 
tlan,  Gruadalajara,  y  otros  pueblos,  y  pronto  se  halló  el  pais   en 
plena  revolución;  en  Guadalajara  se  formuló  implan  que  tenia  por 
base  el  nombramiento  de  nuevo    Presidente   y  la   reunión  de  un 
Congreso  para  reformar  la  constitución:  el  general  Santa  Ana  fué 
llamado,  y  Arista  renunció  la  presidencia,  antes  de  la  victoria  de 
los  sublevados,  en    Don   Juan  Bautista  Ceballos,    presidente  del 
Tribunal  Supremo  de  justicia,    quien   disolvió  las  Cámaras  por 
la  fuerza. 

En  Marzo  de  1853  fué  elegido  el  general  Santa  Ana:  su  admi- 
nistración y  el  carácter  de  su  gobierno  no  desmintieron  los  pre- 
cedentes, cstralimitándolos  aun  y  dándose  tratamientos  impro- 
pios de  las  instituciones  á  cuyo  frente  se  hallaba.  En  1855  co- 
menzó otra  revolución  en  Acapulco,  y  aunque  victorioso  al  prin- 
cipio Santa  Ana,  no  dejó  de  tomar  incremento:  en  Agosto  de  1855 


412  COMPENDIO 

se  embarco  Santa  Ana  en  Veracrtiz:  elegido  Aívarez  jefe  de  la  re- 
volución convoco*  una  Asamblea  en  Cuernavaea  la  cual  reunida 
en  Octubre  le  nombró  Presidente:  el  ministerio  abolió  el  fuero 
militar  y  el  eclesiástico,  pero  la  violenta  oposición  le  oblig 
dimitir,  y  Alvarez  dejó  también  la  presidencia  sucediéndole  in- 
terinamente Comonfort.  uno  de  los  jefes  revolucionarios:  la  Asam- 
blea constituyente  prosiguió  las  reformas  liberales  no  obstante 
los  continuos  motines  y  alzamientos:  cueste  periodo  se  significa 
mejor  la  lucha  entre  la  libertad* y  la  reacción:  el  clero  agitaba 
los  ánimos  y  se  oponía  á  todas  las  innovaciones:  el  Congreso  de- 
creto en  Junio  de  1856  la  desamortización  y  venta  de  los  bienes 
eclesiásticos;  los  obispos  protestaron  y  estallo  la  guerra  civil, 
comenzada  va  antes  en  pequeña  escala  por  Vidaurri  enemigo  de 
Comonfort:  hecho  un  arreglo  con  Vidaurri,  las  tropa- mejicanas 
marcharon  sobre  Puebla  donde  se  habia  alzad»».  ral  Orí- 

huela,  y  entraron  en  la    ciudad  el  :\  de  Dicieml  i  for- 

mal  :   Orihuela  fué  fusilado:  entretanto  partidas  i\(^  malhechores 
penetraban   <m¡   las  hacienda-  y  asesinaban  ;í   los  propi 
dando   Idgar,  por  la  índole  dé  su  nacionalidad  nplicaci 

estertores.   La    asamblea   promulgó   á  principios  de    1 857  una 
constitución   ampliamente   liberal   en  que  se  consignaban  l 

principios  del  derecho   moderno:  el  i  maz- 

mente.    Conflictos  con    [nglaterra  y  Espai  ivaban  la  situa- 

ción del  Gobierno:  los  arreglos  sobre  la  deuda  española  no  • 
admitidos  por  el  gobierno  de  Comonfort  que  pedia  s 
ti  causa  de  irregularidades  rw  lá  liquidación;  el  gobierno  pro- 
gresista español  lletabé  las  cuestiones  á  buen  término,  pero  do 
sucedió  lo  mismo  con  el  conservador  que  le  reemplazo  y  que 
participaba  de  idead  menos  conciliatorias.  En  1857,  estando  ti- 
rantes las  relaciones  entre  Méjico  y  España  se  elevó  tí  la  pre- 
sidencia constitucional  Comonfori  «pie  la  habia  ocupado  inte- 
rinamente y  en  Diciembre  dio  un  golpe  de  Estado  disolviendo 
el  congreso  que  i  instancia  del  Presidente  y  para  Unes  del  orden 
público   habia  suspendido  poco  tiempo  antes  las  garantías  i 

titucionales:  el  V  ice-pre-idente  Benito  .1  liare/  faé  aprehendido: 
el  partido  eonservador  procuraba  &  toda  costa  inclinar  d  Co- 
monfort luíeia  sus  principios.  El  L.  °  de  Enero  de 
l)le\(»  contra  Comonfbri  el  genera)  La  Parra,  proclamando  ;¡ 
Zuloaga  que  en  apariencia  sostenía  al  Presidente:  el  partido  con- 
servador separa  al  Jefe  del  Estado  de  sus  partidarios  para  derri- 
barle lUegO:  Osollo  y  Miramon  triunfaron  interviniendo  en  los 
sucesos  sin  otros  motivos  que  el  interés  personal:  Zuloaga  subió 
interinamente  a  la  presidencia  y  derogo  la  ley  dé  desamortiza- 
ción y  la  de  anidad  de  fueros.  Entonces  Benito  Juárez  que  con- 
servaba los  derechos   <|iio  le  confirieran  las  leyes  dio*  un  maní- 


DE  LA    HISTORIA     UNIVERSAL.  41 ;) 

fiesto  en  Guanajuato  declarándose  Jefe  de  la  República  en  au- 
sencia de  Comonfort:  Parrodi,  Doblado  y  Alvarez  hicieron  causa 
común  con  Juárez,  y  se  estableció  un  gobierno  en  Guanajua- 
to: eran  el  partido  de  la  revolución  y  el  de  la  reacción  los  que 
se  disputaban  el  poder:  las  tropas  de  Zuloaga  vencieron  al  prin- 
cipio; los  constitucionales  tomaron  á  Veracruz  mas  tarde  y  pa- 
saron allí  su  gobierno:  una  rebelión  militar  arrojó  del  poder  en 
Méjico  n  Zuloaga  (Diciembre  1858);  Juárez  rechazó  las  proposi- 
ciones conciliatorias  que  se  le  hicieron,  y  Miramon  reemplazó 
interinamente  al  presidente  destituido:  los  Estados  Unidos  reco- 
nocieron tí  Juárez,  guardián  de  la  constitución  do.  1857,  única 
legalidad  ú  través  de  las  revoluciones  y  de  los  desórdenes  de 
generales  ambiciosos  y  de  ejércitos  indisciplinados.  En  Agosto 
ele  18G0  Miramon  era  derrotado  por  el  general  González  Or- 
tega en  Silao;  las  tropas  constitucionales  se  dirigieron  á  la  ca- 
pital y  penetraron  en  ella  después  de  vencer  a  los  centralistas 
en  San  Miguel  de  Oalpulafpan.  En  Enero  de  1861  se  constituyó 
el  gobierno  de  Juárez:  el  triunfo  de  este  hombre  importante 
salia  de  los  límites  ;í  que  se  redujeran  desde  muchos  años  atrás 
los  movimientos  políticos:  Juárez  luchaba  por  la  ley  contra  los 
ambiciosos  y  por  la  libertad  contra  las  tradiciones:  no  invocó 
otros  principios  que  la  constitución  de  1857.  Reunida  la  Asam- 
blea  y  elegido  Juárez  Presidente,  si  mermaban  los  peligros  in- 
teriores, aumentaban  los  esteriores:  el  congreso  acordó  la  sus- 
pensión de  pagos  en  el  estrangero:  las  guerras  habian  dejado 
exhausto  el  tesoro,  y  el  pais  estaba  empobrecido  después  de 
treinta  años  de  intranquilidad  y  bajo  gobiernos  que  ó  no  habian 
sabido,  ó  no  habian  podido  ocuparse  ni  de  la  hacienda  pública 
ni  de  los  intereses  generales.  Francia,  España  é  Inglaterra  sus- 
cribieron en  Octubre  de  1861  un  tratado  para  reclamar  daños 
y  perjuicios  de  sus  nacionales  apoyándose  en  la  fuerza.  Al  co- 
menzar el  año  1862  llega  á  Yeracruz  la  escuadra  combinada; 
al  mes  siguiente  se  celebra  entre  representantes  de  esas  na- 
ciones europeas,  y  el  general  Doblado  representante  de  Juárez, 
el  tratado  de  Soledad,  y  mientras  se  aceptaba  por  los  respectivos 
gobiernos,  las  tropas  de  desembarco  ocuparon  Córdova,  Orizaba 
y  Tehuacan,  previa  declaración  de  que  no  había  por  entonces 
caso  de  guerra:  el  gobierno  francés  rechaza  el  convenio  de  So- 
ledad para  poner  en  juego  proyectos  é  influencias  que  afectaban 
á  la  independencia  de  Méjico:  el  general  Prim  jefe  de  las  fuer- 
zas españolas  resuelve  retirarse  y  el  jefe  ingles  le  sigue,  dejando 
á  los  franceses  toda  la  responsabilidad:  el  gobierno  español  com- 
puesto de  elementos  conservadores,  vacilaba  entre  la  aproba- 
ción y  el  silencio,  pero  la  opinión  general  aplaudió  al  general 
Prim  que  había  librado  á  su  patria  de  graves  complicaciones:  al 


i  1  1  COMPENDIO 

fin  Cámaras  y  Gobierno  aceptaron  la  política  del  general  espe- 
dicionario.  Las  tropas  francesas  dirijidas  primero  por  Lorenccr  y 
¿lespues  por  Forey  avanzaron  y  tras  algunos  contratiempos  to- 
maron á  Puebla:  Juárez  sé  trasladaba  i  San  Luís  de  Potosí,  los 
franceses  entran  en  la  capital  y  organizan  un  gobierno:  una 
Asamblea  de  elementos  tradicionales  y  de  verdaderos  mercade- 
res políticos,  cambia  la  forma  de  gobierno  (Julio  de  L863)  adop- 
tando la  monarquía  hereditaria  con  el  nombre  de  imperio,  y 
dominada  por  Napoleón  líí  ofrece  el  trono  &  Maximiliano  de 
Habsburg,  según  se  había  arreglado  en  Europa  de  acuerdo  el 
Emperador  francés  y  Francisco  José  de  Austria,  hermano  del 
candidato.   Ed  Junio  de    L864   Maximiliano  t  del 

trono;    Márquez  y  ofros  generales  mejican*  abian  unid 

los  franc  m  patria,  pero  Juárez  no  iaba,  y  per- 

sistiendo en  la  ludia  no  dejri  á  los  imperialistas  disfrutar  el  triun- 
fo alcanzado  por  el  estrangero.    Despu  >ncluyd  en  los 
Estados  Cuido-   |g  gm          vil.   la  situación  de  Méjico  varid 
L867    Napoleón   es  competido  por  el  Gobierno  del  Noi 
car  Hls  tropas  déla   nación    mejicana;  y  •  después, 
vencidos  los   imperialistas                     ncuentros  por  el   general 
Porfirio    Díaz  y  otros  je       '         do  sitia  Qnerétaro,  obli 
la  ciudad  A  capitular  y  preí                imiliano,    Miraraon   Mejia 
y   o¡           tnerales:  un                      ierra  1  a  de 
muerte  y  fueron  Fusilados   mi  .luna».    En  seguid; 
Congreso,  y  fué  nombrado  Presidente  líen  i  to  Juárez:  ini< 

llevaron  .-:  cabo  I;  >  liberal  n  del 

57    con  su- 
do mi  predominio  que  ayivido    '   la   sentida   rauert< 
Juai-c/  eti   18*72,  Benito  Jua  !  privilegio  de  bal 
el  primero  que  sostuvo  la  las  lej  tpndo 
(•mi  su  energía           cridad                                                Id  ha- 
bían  Combatido  por   el    poder  y  no  por   las    ideas:    los   úli: 
catorce   años   de  sti    vida   (beroh' de  lucha;  primeto  p<»¡-  la  .  ■ 
liiueion   riolada    l>ajo  los  gobieiW   de   Zuloaga  y   ú 
después  por  la  independí            jpov  la    Repúblca   cuyo   triunfo 
implicaba   las  reformas  por  tanto  tiempo  propw             siempre 
resistidas.    Porfel  carácter,   por  la  constancia,   por  la  sinceridad 
y  el  talento  político,  Juárez  merece   figurar  entre  las  primeras 

eminencias  contemporáneas.     IVro    Méjico  no  ha  abandonado  del 

todo  el  sistema  de  gastar  su   vitalidad  y*  distraer  sus  recurso* 

en     luchas  civiles. 


DÉLA  HISTORIA  UNIVERSAL.  415 

PÁRRAFO  IX. 

América  del  Sur. 


Colombia. — Disuelta  la  confederación  de  Colombia,  Venezue- 
la y  el  Ecuador,  cada  uno  de  los  Estados  se  gobernó  indepen- 
dientemente. En  Noviembre  de  1831  se  reunid  una  convención 
en  Bogotá,  y  después  de  fijar  los  límites  de  la  República  según 
los  que  tenia  el  antiguo  vireinato,  estableció  una  constitución: 
significábase  ya  la  lucha  interior  entre  los  liberales  y  bol  i  vanos, 
ó  sea  separatistas  y  unitarios;  para  el  ejercicio  presidencial  de 
1832  á  1836  fué  elegido  el  general  Francisco  de  Paula  Santan- 
der ({lie  invito  á  los  colombianos  á  la  concordia,  pero  se  mos- 
tró luego  intransigente  con  sus  adversarios  políticos,  y  toleró 
violencias  contra  ellos:  el  censo  de  población  se  elevaba  á 
1.687,000  habitantes;  población  harto  escasa  para  un  territorio 
tan  considerable:  la  deuda  contraída  antes  de  que  se  disolviera 
la  unidad  con  el  Ecuador  y  Venezuela  se  distribuye;  entre  los 
tres  Estados,  correspondiendo  á  Colombia  la  mitad.  El  general 
Santander  llamó  la  atención  del  comercio  hacia  el  istmo  de  Pa- 
ma que  se  proponía  cruzar  con  una  línea  forrea,  y  declaro  li- 
bres Puertobello  y  Panamá  para  tocias  las  naciones  que  no  es- 
tuvieran en  guerra  con  la  República,  con  prohibición  de  impor- 
tar esclavos:  al  espirar  el  plazo  presidencial  triunfó  el  partido 
opuesto  á  Santander  con  el  doctor  Márquez  (José  Ignacio):  los 
partidarios  del  candidato  derrotado,  don  José  María  Ovando,  se 
prepararon  &  la  guerra  civil  que  al  fin  se  emprendió  en  1839 
y  duró  hasta  1841  venciendo  el  doctor  Márquez.  El  general 
I).  Pedro  Alcántara  Herran  que  le  sucedió,  acabó  su  período  le- 
gal en  1845:  en  1843  se  había  reformado  la  constitución:  el 
general  Mosquera  elegido  presidente,  atendió  á  la  amortización 
de  la  deuda,  á  la  enseñanza  pública  mirada  ya  preferentemente 
por  su  antecesor,  y  dictó  algunas  medidas  favorables  á  la  liber- 
tad de  comercio,  protegiendo  también  la  inmigración,  asunto  ca- 
pital para  las  estensas  y  poco  pobladas  nacionalidades  de  la  A- 
mérica  latina.  En  1849  subió  á  la  presidencia  el  general  José 
Hilario  López  jefe  del  partido  avanzado:  espulsó  á  los  jesuítas, 
abolió  la  pena  de  muerte,  estableció  la  libertad  absoluta  de  la 
prensa,  suprimió  los  fueros  especiales  y  decretó  la  abolición  de 
la  esclavitud  (Mayo  de  1851):  el  partido  conservador  se  pronun- 
ció contra  las  reformas,  pero  triunfó  el  gobierno:  el  Arzobispo 
de  Bogotá  y  algunos   obispos  fueron  desterrados:  en  1853  se  dis- 


410  COMPENDIO 

cutid  y  acordó  por  el   Congreso  otra  constitución  que   reconocía 

los  derechos  individuales,  descentralizaba  el  orden  administrati- 
vo y  separaba  la  iglesia  del  Pistado:  el  general  Obando  había  re- 
emplazado á  D.  José  Hilario  López  en  Abril  de  1853:  el  partido 
democrático  se  dividió  en  gólgotas  ó  puros  y  draconianos  en  que 
predominaba  el  elemento  militar,  extremándose  la  escisión  al  dis- 
cutirse el  modo  de  organizar  el  ejército:  en  Abril  de  1854  el 
general  1).  José  María  Meló  se  sublevó  con  la  guarnición  de  Bo- 
gota  y  proclamo  la  dictadura,  aprisionando  algunos  ministro-  y 
disolviendo  la    Cámara;  el  código  político  \  en  parte 

ablecido  miú  la  nbargo,  la  dic- 

tadura cayó  junto  Meló  combatido  por  los  cons- 

titucionales entre  |qs   que  estabq  ahora   el  general  Mosq 
vice-presidente  D.  Manuel  María  Mallarim  ¡¡  i  del  poder 

>5).  Bn  la  legislatura   de  ido  democr  inició 

el  proyecto  de  organizaría    República  en  forma  federativa,  y  de 
atraer  bajo  tal  sistema  á  Venezuela,  el  Bcuadory  loe  Bstadosde 
la  América  central;  después  de   algunas  tentativa 
plan  de  los  demócratas  colombianos.   El  mismo  aSo,  la  división 
de  los   radicales  en   !  dio  el  triunfo  al  partido  con- 

servador y  á  su  candidato D,  Mariano  I  tapiña:  apesar  de  las  i- 
deas  retrógrad  intralistas  de  Ospina,  Colombia  anisó 

en   una  confederación   compuesta   de  -  de  Aütioquia, 

r;uic;i.  Oundinamarca,  Bolívar,  Boyaca,  Magdalena» Panamá 
lima  y  Santander:  el  poder  ejecutivo  uo  pudo  <;  no  quiso  oponer- 
se .í  la  reforma  y  la  aceptó  y  propuso  una  renovación  ,;  revi- 
sión constitucional:  revisada  la  constitución  por  las  Cámaras 
reunid:!-,  el  Estado  Colombiano  tomó  el  nombre  de  Confedera- 
ción Granadina:  en  Santander.  Canea,  Bolívar  j  Magdalena 
alzaron  en  arma-  los  conservadores  j  otros  descontentos,  des- 
obedeciendo la>  prescripciones  del  Congreso  de  la  Union  y  de 
las  autoridades  centrales:  diversos  motivos  producían  el  al/a- 
miento de  algunos  Estados:  los  conservadores  necesitaban  el 
desprestigio  de  las  instituciones,  los  verdaderos  federalistas  qoe- 
rian  quitar  autoridad  al  pode?  central,  y  con  esto  se  unían  las 
sospechas  de  los  bandos  políticos  y  las  rivalidades  de  personan: 
el  general  Mosquera  jefe  del  Cauca  acusaba  al  «robierno  de  pro- 
mover  la  división  para  triunfar  fraudulentamente  en  las  eleccio- 
nes: después  de  choques  parciales  y  de  otros  cernías  tropas  del 
gobierno,  y  de  un  armisticio  desaprobado  por  Ospina» se  cele- 
braron  las  elecciones  en  Setiembre  de  L 860,  siendo  elegido  pre- 
sidente Di  Julio  Arboleda  jefe  del  partido  conservador,  peroné 
pudo  tomar  posesión  en  Mar/o  de  1861  por  el  estado  revolucio- 
nario en  que  el  pais  se  hallaba:  ocupada  después  la  presidencia, 
fué  derrotado  por   los  generales  Mosquera  y  López:  Mosquera  se 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  41  é 

.apodero  de  Bogotá  en  Junio  de  18G2  y  se  titulo  presidente 
¡provisional  de  los  Estados  Unidos  de  Colombia;  después  siguió 
Ja  lucha,  j  acabó  de  vencer  á  los  conservadores:  Arboleda  mu-« 
fió  asesinado  en  un  desfiladero  en  Noviembre  del  mismo  año. 
Por  un  tratado  délos  Estados  se  pactóla  unión:  el  Congreso  reu- 
nido en  Rio  Negro  en  1863  votó  una  nueva  constitución  que  es 
la  que  aun  rige  en  los  Estados  Unidos  de  Colombia:  elegido  pre- 
sidente interino  Mosquera,  en  1864  dejó  el  puesto  al  doctor 
D.  Manuel  Murillo  Toro:  una  breve  lucha  con  el  Ecuador,  en 
1863,  terminó  con  la  derrota  de  los  ecuatorianos  en  la  batalla 
•de  Cuaspad  (Diciembre). 

Según  la  constitución,  cada  Estado  se  organizaría  autonómica- 
mente con  sus  cámaras  y  poderes:  todo  los  empleos  están  sujetos 
A  elección:  las  munipalidades  se  gobiernan  de  una  manera  libre  en 
lo  que  concierne  á  sus  intereses:  el  gobierno  federal  reside  en  Bo- 
gotá }-  se  compone  de  un  presidente  elegido  cada  dos  años  que  no 
puede  ser  reelegido  dos  veces  consecutivas;  forman  el  poder  le- 
gislativo, el  Senado  y  la  Cámara  de  diputados:  los  nueve  Estados 
oombran  el  Tribunal  supremo  de  justicia  que  lo  constituyen  tres 
magistrados  y  un  procurador  general  de  la  nación.  La  República 
liabia  quedado  agobiada  por  las  guerras,  y  el  desconcierto  econó- 
mico que  es  su  natural  consecuencia:  en  los  Estados  surgían  aso- 
ciadas ó  bien  por  luchas  de  los  partidos  ó  por  ambiciones  é  intere- 
ses personales:  algunos  querían  romper  la  Union:  en  1866  vol 
vio  Mosquera  al  poder,  pero  tomó  medidas  arbitrarias  que  el  con- 
greso reprobó  por  inconstitucionales,  sobre  todo  algunas  relativas 
á  la  hacienda;  una  reconciliación  pasajera  entre  el  poder  legisla- 
tivo y  el  egecutivo,  dio  alguna  tregua;  pronto  sin  embargo  apare- 
cieron otras  disidencias  y  el  Congreso  fué  disuelto  de  una  manera 
ademas  de  ilegal  desordenada;  las  violencias  del  general  Mosque- 
ra produjeron  una  sublevación  dirijida  por  el  segundo  vice-presi- 
dente  Don  Santos  Acosta-:  Mosquera  cayó  preso  (Mayo  1867)  y 
después  de  un  juicio  se  le  destituyó  condenándole  á  cuatro  años 
de  destierro.  En  1868  se  eligió  Presidente  al  vice-presidente 
Gutiérrez  á  quien  sucedió  Salgar  de  1870  á  1872.  El  Dr.  Don 
Manuel  Murillo  Toro  (1872  á  1874)  dio  grande  impulso  á  los  ade- 
lantos materiales,  continuando  sus  sucesores  la  misma  senda,  aun- 
que algo  interrumpida  por  la  guerra  última  entre  liberales  y  con- 
servadores (1876-1877). 

La  República  colombiana  es  una  de  las  mas  ilustradas  de  la 
América  latina  y  su  capital  Bogotá  quizá  la  ciudad  mas  culta:  la 
libertad  se  ha  ejercitado  sin  temor  á  las  dificultades.  Puede  de- 
cirse de  Colombia  que  es  el  pueblo  que  mejor  ha  ensayado  el  me- 
lado federativo  á  partir  de  la  unidad  nacional.  Las  Repúblicas 
federales  se  han  formado  comunmente  desde  la   disgregación  ha- 

21 


4  1  8  COMPENDIO 

cía  la  unidad  (Norte- América,  Suiza):  Colombia,  organizada  en 
una  nacionalidad,  cambio  su  organismo  fundamental  dando  vida 
propia  á  los  Estados  ó  provincias  particulares  con  éxito  superior 
al  obtenido  bajo  los  mismos  impulsos  en  Venezuela.  Méjico 
tras  Repúblicas.  Si  es  cierto  que  lia  tropezado  con  obstáculos. 
ellos  no  dejaron  de  aparecer  ni  en  la  patria  de  Washington  que 
atravesó  periodos  graves  hasta  que  se  fusionaron  las  antiguas 
lonias,  ni  en  el  pueblo  de  los  Alpes  que  sufrid  tenaces  resistencias 
hasta  el  código  fundamental  de  1848. 

A  través  de  los  combates  y  luchas  se  revelan  elevados  carao- 
terésy  pensamientos  superiores:  Ospina  que  subid  i  la  presiden- 
cia con  teorías  conservadoras,  obedece  la  voluntad  nacional 
presada  por  lo-  legisladores,  acepta  la  constitución,  y  al  acabar 
el  plazo,  se  alista  como  simple  soldado  cu  defensa  do  las  1' 
asi  lavo  jaitas  cometidas  en  el  poder:  los  hombres  eminentes  de 
los  partidos  políticos,   no  olvidan  el  pais:  en  lí  ¡naugur 

ferrocarril  interoceánico  de  Colon  ¿í  lañan:  multiplican 

obras  interiores,   sé  fomenta  la    industria  y    la   inmigración,  j 
mientras  tanto  la  acción  privada  revela  el  desarrollo   intelectual 
por  escritores  y  poetas  de  primera  talla,  por  pensadores  profun- 
dos '-n  todas  partes  respetados,  y  por  hombrea   polític 
y  honrados.  En  la  actualidad  se  empeñad  ;  tnstruc 

de  un   canal  que  comunique  l< 
nuevo  continente.  D  ¡ '  I  !>r.  P 

Trnjillo  han  sido  loa   últimos 

Venezuela.     Al  disolverse  la  confederación  quedau  por  lími- 
tes de   Venezuela   los  de  la   antigua    Capitanía   general 
neral  Paez  fué  el  primer  Presidente  constitucional 
sé  había  proclamado  la  c  institución  bajo  principios  demo< 
pero  embarazada  por  la  elección  de  ■  Paez  propuso  la  aboli- 

ción de    la  os  davitud  en  183  í.  decreto  medidas 
tadasy  ocabd  I  úon  entre  los  independientes  y   lo«   partida- 

rios de  la  unidad  Colombiana:   por  bu   influencia   fué   elegid 
Di-,  Don  Joe  al  campo   de 

donde  solo  salió  para  defender  al  Presidente  depuesto  p<>r  una 
conjuración  militar  y  embarcado  para  la  isla  de  Sanio  Tomas; 
vencedor  de  los  amotinados,  repusoá   V.  u   la    presidencia: 

en  L839  Don    Antonio  Tac/,  obtuvo  mayoría  de  sul 
n<>  con  buen  tino  y  con  la  prudencia  que  en  la  primera  época,  hasta 
L843enquele  reemplazó   el  general   Don  Carlos  Soubletú 
nuevo  Presidente  continuó  la  política  de  Paez,  pero  en  L846  sor* 
i»io  la   revolución  entre  los  hombres  de  color  contra   loa  blancos 
v  fué  también  debelada  por  el  general  Paez.  El  general  Don  .lo-' 
Tadeo  Monagos  resulto  elegido  por  influjo  d"    Paez  que  gozaba 


BE  LA    HISTORIA  UNIVERSAL.  419 

de  inmensa  popularidad,  y  que  se  habia   hecho  aereedor   en  la 
última  guerra  á  las  universales  simpatías  como  dictador   y  como 
hombre  generoso;  pero  Monagas  se  encontró  en  posición  falsa  tan- 
to respecto  á  la  opinión  como  respecto  á  las  Cámaras    que  le  pi- 
dieron cuentas  de  sns  actos  al  reunirse  en    Enero  de  1848,    y  á 
quienes  respondió  con  una  dispersión  violenta;   los  soldados    en- 
traron en  el  lugar  de  sesiones  y  á  tiros  arrojaron  á  los  diputados 
hiriendo  algunos:  Monagas   procuró   escusarse  aunque  no    se    le 
c  rey  ó :  Paez  se  sublevó;  el  gobierno,  y   la   Asamblea    por   cuyos 
derechos  se  alzaba,  le  declararon  rebelde   y  fuera  de    la   ley.  y 
vencido  por  el  general  Silva  fué  hecho  prisionero  y    conducido  a 
Caracas  (Agosto  1849)  no   recobrando    la  libertad    hasta  el    año 
siguiente:  dos  tentativas  habia  hecho  Paez  para  restablecer  la  au- 
toridad del  poder  legislativo:  la  primera  en  1848  y  la   segunda  era 
1849,  ambas    infructuosas.  Don  Gregorio  Monagas,  hermano  del 
Presidente,  aunque  no  tuvo  mayoria   devotos  en   las  elecciones 
de  1  Sol.  fué  nombrado  por  el  Congreso:  después  de  una   adminis- 
tración regular  de  dos  años,  se   promovió  una  revolución  (Maya 
L8§3i)  que  puso  en  peligro  al  poder  constituido,    pero  que  al  fin  se 
redujo  a  dimana  donde  también  acabó  por  resultado  de  un  terre- 
moto que  convirtió  en    ruinas    la  ciudad:  el    Congreso  de   1854 
abolió  definitivamente  la  esclavitud  mediante  indemnización  á  Ios- 
propietarios  de  esclavos  (Marzo):  para  el  siguiente  periodo  presi- 
dencial, de  1855  a  1859  fué  elegido  Don  Tadeo  Monagas:    en  este 
tiempo  se  trató  de  reorganizar  la  confederación  colombiana   mos- 
trándose propicio  el  Presidente;  no  tuvo  consecuencias  la  deman- 
da de  facultades  estraordinarias  hecha  al  Congreso  que  se  declaró' 
desautorizado    para  introducir  cambios  esenciales  en  la   constitu- 
ción: Brache  y  otros  jefes  se  insurreccionaron,  y  si  bien  el  gobier- 
no triunfó,  el  Congreso  prorogó  por  s¿ls  años  los  poderes  de  Mo- 
nagas y  del  vice-presidente  Oriach:  á  principios  de    1858  se  dio.' 
un  decreto  de  amnistía  que  no  cortó  las   tendencias    revoluciona- 
rirs:  en  Marzo  se  alzó  el  coronel  Brito;.el  general  Don  Julián  Cas- 
tro estaba  sublevado  en  Valencia  y  reunía  diez  mil  hombres:  Mo- 
nagas tuvo  que  abandonar  la  capital  y  Castro  penetró  en  ella  or- 
ganizando un  gobierno  provisional;  llamó  á  Paez,    Soublette  y  o- 
tros  desterrados  y  en  Julio  se   reunió  una  convención  en  Valen- 
cia y  en  Diciembre  acordó  un  código  político    centralizado!*:  con- 
tinuamente estallaron   insurrecciones  aun  dentro  del  elementa- 
vencedor,   mezcla  de  conservadores  y  liberales:   Castro  fué  derri- 
bado por  los  suyos,  ademas  de   la  guerra  entre  conservadores  y 
federalistas  que  duró  el  año  1859  y  parte  del  60:  á  Castro  sucedió, 
temporalmente  en  la  presidencia  í)on  Pedro  Gual  y  á   este   Doy* 
Manuel  Felipe  Tovar:  las  reclamaciones  de  España  por  perjuicios 
que  sufrieran  sus  súbitos  en  medio  de  estas  «Tierras,    dificultaban 


t20  COMPENDIO 

mas  el  estado  del  país.  En  1801  Paezse  eneaigd  del  mando  del 
ejército:  disidencias  con  el  Presidente  Tovar  produjerou  la  dimi- 
sión del  general  Paez  y  después  la  del  jefe  del  Estade:  Goal  ocu- 
pa el  poder  reponiendo  á  Paez  que  se  retiro  poce  mas  tarde:  en 
Agosto  una  rebelión  militar  dio  al  general  la  dictadura:  el  movi- 
miento federalista,  un  momento  contenido,  seguía  con  fuerza  diri- 
jidoporel  general  Don  Joan  José  Faicon:  el  ministerio  toma- 
ba medidas  arbitrarias  con  asentimiento  de  Par/  que  por  su  edad 
noestabaen  disposición d  irnar:  losfeden  alcanzaban 

\  enlajas:  Maraeaibo  se  separé  de  sto  de  1862:   al 

comenzar  el  ano  1803.  Paezse  v\ó  forzado  a  entrar  en  negocia 
néfi  con    los  federalistas  estipul¡índos<  iiiiaria  auna  junta 

la  administración  déla  República:  en  Junio,  Paez  y  Faicon  re- 
nunciaron sus  puestos:  la  Junta  feombrú  Presidente  i  Don  Juan 
Palcon  y  rice-presidente  á  Guzman  Bla  abolióla  pena  de 

muerte  y  fué.convocada  una  Asamblea  que  inauguró  sus  sesiones 
en  Caracas  el  24  de  Diciembre:  en  Abril  de  se  promulgóla 

constitución:  un  Senado  y  una  Cámara  de  representantes  compo- 
nen el  poder  legislativo:  la  República  se  llaman  idos  Unidos 
de  Venezuela"  por  su  organización  feden  lo  t  i< m  i  • 
bierno  particular  y  poder  legislativo; el  pod  utivode  h¡ 
federación  3e  encarga  Á  un  Presidente  nombí  años: 
los  Estados  dan  un  contingente  parael  eje  i}K>ne 
adema-  de  los  voluntarios  reclutados:  \  m  la 
eonlederaeion.  En  medio  de  la  criáis  financiera,  no  se  descuidaron 
obras  de  importancia:  línea-  de  vapores,  lín  telas 
de  ingenieros  y  de  artes  y  ofi  >n  otros  establecimientos  úti- 
les  promovieron  el  adelanl  d.  Dn  1864  Palcon  entreg 
gobierno  al  general  Tria-  surgieron  pronunciamientos  en  los  li- 
tados, y  volvió  á  encargara  del  mando,  y  » 
aunque  de  hecho  qjercia  el  gobierno  el  general  <  ¡u/man  Planeo: 
en  Apure.  Maraeaib.»  y  otros  Estados,  i  ni  las  luchas  intes- 
tinas: el  conflicto  de  Chile  y  el  P  i  K-paíia.  interesaba  a  los 
venezolanos  pero  no  tomaron  una  actitud  decidida:  Be  -impen- 
dieron los  pagos  del  tesoro,  medida  contra  la  cual  |*rotestd  G-uz- 
man  Blanco  que  representaba  i  la  confederación  en  París  y  Lon- 
dres: las  provincias  tendían  á  desligarse  déla  unidad:  el  Congreso 
dio  facultades  extraordinarias  á  Palcos  perocaytJ  en  i  868  vencién- 
dolos Unitariosque  pusieron  en  la  presidencia  a  Don  .!.  P.  Mona- 
das: muerto  este  en  Noviembre  le  sucedió  el  general  Don  Venancio 
Pulgar:  la  guerra  civil  duro  hasta  1873:  en  .u/man  Planeo 
se  pronunció  y  tomo  á  Paracas:  un  congreso  reunido  en  Julio  en 
Valencia  le  hizo  Presidente  provisional,  y  estuvo  en  guerra  con- 
tra los  sublevados  hasta  su  elección  definitiva  en  Febrero  de  1 
no  hubo  sin  embargo  una  paz  completa.  Guzman  Blanco   prol 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL  421 

la  inmigración  obteniendo  buenos  resultados,  pero  las  rivalidades 
personales  y  los  celos  de  los  partidos,  confunden  en  nna  censura 
los  actos  de  los  adversarios,  no  dejando  de  ser  común  en  Vene- 
zuela como  en  otros  muchos  pueblos  latinos,  que  el  hombre  mas 
prestigiado  y  basta  adulado  nn  dia,  sea  objeto  al  siguiente  de  ge- 
neral animadversión. 

En  Venezuela  se  ha  sostenido  una  lucha  larga,  tenaz,  y  aun  no 
terminada  entre  federalistas  y  unitarios:  la  República  encuentra 
iguales  obstáculos  que  Colombia  para  constituirse  por  el  sistema 
federativo,  concurriendo  de  una  parte  el  estremo  centralizador  y 
de  otra  el  separatista:  de  aqui  que  se  hagan  inconciliables  y  qu'e 
no  sea  fácil  llegar  al  término  de  orden  de  las  Repúblicas  que  se 
toman  como  modelo  para  evitar  la  disolución  ó  la  reacción. 

Ecuador. — Esta  República  se  dividió  en  siete  provincias  y 
después  en  doce  formando  tres  departamentos,  Pichincha,  Guayas 
y  Azuay:  no  surgieron  luchas  sobre  el  federalismo  ó  la  unidad, 
pero  se  disputaron  el  poder  los  demócratas  y  conservadores:  el 
Estado  no  se  constituyó  definitivamente  hasta  1835:  fué  el  primer 
presidente  Don  Vicente  Roca-Fuerte  y  el  segundo  el  general 
Flores  hombre  ambicioso  y  de  apetitos  desordenados:  una  revolu- 
ción arrojó  al  general  Flores  del  poder  en  1844:  la  convención 
nacional  eligió  á  Don  Ramón  Roca  por  cuatro  años  (1845,  1849): 
en  este  periodo  Flores  emigrado  en  Europa,  buscó  apoyo  para 
recobrar  el  poder,  compró  barcos,  y  hubo  motivo  para  sospechar 
de  su  acuerdo  con  la  monarquia  de  Isabel  II  moralmente  dirijida 
por  Dona  Maria  Cristina  de  Borbon:  cortadas  esas  tentativas, 
Flores  regresó  á  América  y  organizó  fuerzas  para  sublevar  el  E- 
cuaclor  y  el  Perú  y  Bolivia,  pero  tampoco  alcanzó  éxito.  Las 
elecciones  inmediatas  fueron  tan  difíciles  como  reñidas:  una  breve 
lucha  por  los  armas  terminó  por  avenencia  de  Noboa  y  Elizalde. 
generales  de  los  dos  bandos,  y  se  convocó  una  convención  (Diciem- 
bre, 1850)  que  eligió  áDon  Diego  Noboa,  conservador,  jefe  del 
poder  supremo;  se  dictó  una  constitución  que  restringía  el  sufragio, 
limitaba  el  derecho  de  elegibilidad  y  confirmaba  la  intolerancia 
religiosa,  los  diezmos  y  el  fuero  eclesiástico.  Noboa  y  su  partido 
apoyaron  á  los  jesuítas  espulsados  de  Nueva  Granada,  y  atiza- 
ban la  discordia  en  aquella  República  contra  el  gobierno  liberal: 
la  guerra  se  hacia  ineludible,  cuando  en  Julio  de  1851  se  sublevó 
en  Giiaj'aquil  el  general  Urbina,  derrocó  á  Noboa  y  se  elevó  á  la 
presidencia:  las  leyes  y  hechos  de  la  convención  fueron  censura- 
dos; Flores  arillo  una  flota,  desembarcó  con  tropas  en  las  costas 
del  Ecuador,  pero  sufrió  una  derrota  y  marchó  al  Perú.  Urbina 
desempeñó  la  presidencia  por  cuatro  años;  fueron  espulsados  los 
jesuítas  y  se  llevaron  á  cabo  reformas  liberales,   elevándose  el  es- 


122  COMPENDIO 

pirita  público  y  siendo  favorecidos  todos  los  pr  5.    El  gene- 

ral Don  Francisco  Robles  sucedió  ¿  Urbina  sin  alterar  su  política: 
Flores  refujiado  en  el  Perú  escitaba  contra  su   patria   al  gobierno 
de  Castilla  que  al  cabodwoidós  a  sus   insinuaciones  y  proi 
una  lucha  pretestando  ofensas  de  la  prensa  y  resucitando  la  cues- 
tión de  límites:  se  declaró  la  guerra,  y  mientras  tanto  los  partida- 
rios de  Flores  hacían  tentativas  en  el  interior  del  Ecuador  aunque 
sin  consecuencias:  la  escuadra  peruana  bloqueó   Guayaquil, 
general  Franco  que  defendía  la  plaza,   firmó  un  convenio  y  se    re- 
tiró con  las  tropas:  una  revolución  en  Guayaquil  oblig  !   al   Presi- 
dente Robles  á  renunciar  el  mando  y  se  embarco  para  Chile;  Ur- 
bina salid  también  del  Ecuador:  Franco  stítuyo  en  jefe  ci- 
vil y  militar:  habia  dos  gobiernos:  el  sup  ¡n    Guayaquil, 
conocido  y  apoyado  por  Castilla,  Presidente  del   Perú,  que  habia 
entrado  con  bus  tropas  en  el  departamento  ecuatoriano  de  <  ruayas. 
y  el  de  Quito  presidido  por  I  tercia  Moreno:  loa  -  Hu- 
maron í  Flores,  y  pue                      1  de  las            de  Quito,  mar- 
cid  contra  Franco  y   le  derrotó  (lí          a   convención   el< 
luego,  nombró  ¡i  García  Moreno  Pr<                      '            goberna- 
dor de  Guayaquil.   La  política  de  García  Moreno  curia  al    princi- 
pio algunos   niales,  poro   pronto  se  pronunció  en  un  sentido  tan 
retrógrado,  que  bí  por  una  parte  restringía  la   independencia    por 
•in  concordato  con  Roma,           asolicíts          ranas   protecciones 
para  mantenerse  en  el  poder  contra  la  opinión           al,   y  ponía 
en  peligro  la   seguridad  de  los   Estados   amei                  suscitó 
guerra  con  Nueva  Granada,  j  fueron  d                      ecuatori 
en  la  batállade  Ouaspud  (Diciembre  de  1863):  el 
oribió  una  paz  sin  ninguna  condición  humillante:  García    Moreno 
retrocedió  hasta  convertir  el  gobierno  en    una   rueda  de  la 
erada;  varios  conatos  revolucionarios  solo   produjeron  trian: 
gobierno:  Plores  unir:              época  I  I  86  I     En  -   de 
1.865  obtuvo  el  triunfo  Don  Gerónimo  Carrion,  candidato  conser- 
vador y  subordinado  A  < tyrcia  Moreno:  el  general   Urbina  qn 
hallaba  desterrado  en  el  Perú,  penetró  en  el   Ecuador  apodenín- 
idose^del  vaipor  de  guerra  Guayas:  la  revolución   s            rd  tam- 
Bbieo:  en  continuas  alarmas}  por  intrigas  aun  dentro  del  partido 
conservador,  García  Moreno           ¡contra  Cairion  á  quién  en  se- 
guida  destituyrfel  Congreso:  el  vicepresidente   Arteta   ocupó  la 
presidencia  hasta  L868  en  que  lé  sucedió  por  elección   el  general 
Espinosa.  Bn  1869  se  apoderó  del  mando  García  Moreno  pofseis 
años;  el  gobierno  era  ya  francamente   tradicionalista:   al  espirar 
A  plazo,  quiso  continuar  en  su    puesto  apesar  de    la  constitución 
«que  negaba  el  derecho  de  reelección  inmediata:   alterados  Ioí 
nimoscou  la  nueva  transgresión  legal,  después  de  tantos  ata 
¡se  acudid  al  medio  menos  admisible  para  derrocar  al   gobierno:  el 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  423 

6  de  Agosto  de  1875  fué  asesinado  García  Moreno  por  hombres 
apostados  en  la  escalera  de  su  palacio:  la  sana  política  rechaza 
esos  crímenes  que  no  pueden  revestir  siquiera  una  escusa  de  legi- 
timidad: la  situación  por  eso  no  eambj^  trascendentalmente,  pues 
Borren)  que  le  sucedió  tuvo  que  ser  derribado  por  otra  revolución 
que  tampoco  ha  dado  señales  de  gran  vitalidad  ni  muy  aventaja- 
das soluciones. 

De  los  paises  americanos  hasta  ahora  señalados,  el  í^cuador  es 
el  que  se  encuentra  en  peores  condiciones  y  el  que  ha  sufrido 
mas  con  menos  compensación:  Flores  solo  hizo  una  política  egoís- 
ta y  anti-nacional,  buscando  el  poder  mediante  intervenciones 
vergonzosas  y  con  riesgo  de  la  independencia:  García  Moreno 
entregó  toda  la  política  al  clero,  la  enseñanza  á  los  jesuítas, 
y  no  pocos  derechos  de  la  nacioualidad  quedaron  á  merced  de 
Roma:  la  colonización  era  repudiada  imprimiéndose  un  espíritu 
de  aislamiento  y  de  intransijencia  funesto  para  el  porvenir  de 
aquella  República:  el  concurso  prestado  á  los  intereses  per- 
manentes ha  sido  tan  débil,  que  no  se  desarrolló  la  riqueza  ni 
se  aprovecharon  los  estraordinarios  medios  con  que  cuenta  el 
pais:  la  teocracia  imperando  por  tantos  años,  ha  mantenido  al 
pueblo  ignorante  y  superticioso,  sin  brios  para  acometer  empre- 
sas, y  en  lo  general  hasta  sin  alicientes  que  aguijoneen  el  trabajo. 

Bolivia. — El  general  Santa  Cruz  presidente  de  la  República 
boliviana  al  romperse  la  constitución  establecida  por  Bolívar, 
gobernó  en  paz  hasta  1834,  pero  con  el  pensamiento  de  reunir 
Bolivia  y  el  Perú  en  una  República  federativa:  disputas  sobre 
la  presidencia  peruana  le  dieron  ocasión  de  intervenir  en  1835. 
y  seguido  de  un  ejército  de  cinco  mil  hombres,  derrotó  ya  den- 
tro del  Perú  al  general  Gamarra  y  á  Salaverry  alzados  en  ar- 
mas contra  el  presidente  Orbegoso:  dividió  el  Perú  en  dos  Es- 
tados, Norte  y  Sur,  quedando  al  frente  ele  los  gobiernos  res- 
pectivos Orbegoso  y  el  general  Herrera;  ambos  Estados  junto 
con  Bolivia  constituían  la  confederación  perú-boliviana  bajo  el 
protectorado  de  Santa  Cruz.  El  vencedor  allanó  los  obstáculos 
interiores,  pero  no  pudo  impedir  los  celos  y  quejas  de  Chile 
que  con  apoyo  de  los  adversarios  del  sistema  de  Santa  Cruz 
en  el  Perú  hizü  una  guerra  de  tres  años,  derrotó  á  Santa 
Cruz  y  después  de  la  defección  de  los  generales  del  protector, 
Ballivian  y  Yelasco,  se  deshizo  el  trabajo  unitario:  el  general 
Santa  Cruz  se  embarcó:  Yelasco  fué  nombrado  Presidente  de 
Bolivia  é  hizo  la  paz  con  Chile  (1839):  en  1841  se  sublevó  el  par- 
tido de  Santa  Cruz  y  derribó  á  Yelasco,  encargándose  de  la 
presidencia  el  vice-presidente  Ballivian:  el  gobierno  peruano 
intervino  enviando  fuerzas  á  Bolivia,  probablemente  con  acuerdo 


424  COMPENDIO 

de    Ballivian,  y  de  Gamarra  Presidente  del  Perú,   pero  asegu- 
rado aquel   rechazo   las  tropas  de  Gamarra,  entró  al  Perú,  se 
posesionó  del  puerto   de  Arica,   y  sin  ganancia   de  ninguno  de 
los  dos  países  se  firmó  la  paz:  Santa   Cruz  intentó  recobrar  el 
poder  en   1844.   pero  le  prendieron  y  deportaron.    Ballivian  ha- 
bía obtenido  la  presidencia   electiva    en    1843:  las  pretensiones 
de  los  candidatos  promovieron   constantes    discordias  hasta  que 
cayó    Ballivian  ¡i  quien  sucedió  Velasco  derrotado   por  la  r- 
lucion  que  capitaneó  el  ministro  de  la  guerra  Don  Manuel  isidro 
Béízú  en  1848  y  triunfó  definitivamente  en  la  batalla  de  Zam- 
paray  en    Marzo  de  184í>:   Belzú  gobernó  de  un   modo   pr< 
sional    dos    anos  y    entonces   se  le   confirió    la    presiden. 
conjuraciones  no  se  interrumpían,   costando  la  vida  ,-í  Ballivian, 
Linares  y  otros  hombres   de  importancia:  el  Presidente  ejerció 
una  dictadura  violenta,  pero  cu  1851    cambió    algo  su 
y   convocó  una   Asamblea  que  dio  ;í   Bolivia    forma-  constitu- 
cionales  si   bien  con   principios    demasiado   retro  'intole- 
rancia religiosa,  supresión  de   ayuntamientos,  limitaciones  de  la 
libertad  política)':  gobernó  Belzu   hasta    L855,    siendo   reempla- 
zado   por    el  general  Córdova.    Una   guerra   coji  el   Perú   por 
agravios  al  representante  peruano,  ocupó  el  ultimo  periodo  de 

la    presidencia    del   general    lielzú:    los  limite-  entre   and- 

públicas  fueron  por  entonces  fijados,  v  un  concordato  con  \l< 
dio  í  elemento-  exteriores,  compon  otras   parte-,  un  indebido 
influjo  en  las  leyes  y  en  la  política  interior:  I  tan  Jorge  Córdoja 
gobernó  en  paz  aunque   no  con  discreción  ni   talento,  durante 
(lósanos:  en  Setiembre  de   L857   se   sublevóla   guarnición  de 
Oruro.  y  poco  m;i>   tarde  ¡¡i  revolución   triunfó  en  ChuquU 
era   gefe  del  movimiento  el  Dr.   Don  ,  ifaria    1  <ilUk 

perteneeia  al    partido  democrático:  la  reacción  le  hizo  la  guerra 
y  si  bien  no  I outó  vencerle  en  las  primeras  tentativas,  puso  eo 
l>eor  estado  l;i  hacienda  é  impidió  <¡,lr  se   cumpliera   el    hon- 
roso programa  del  Presidente.   En  L861    un  motín  de  jefec 
perfores  del  ejército  le  derrocó  y  nombró  ana  Junta  de  Estado 
encargada  de  convocar  la  Asamblea  constituyente:  Formaban  lu 
Junta.    Manuel    Antonio  Sánchez.   José   María    Adía   y    Bup 
Fernandez:  el   coronel    indio  Vanez  hizo  fusilar  en  la  P 
tubre  de    L861)  cien  blancos  y  mestizos  uno#le  loa  fusilados 
fué  el   general   y  ex-presidente  Córdova:   los   miembros  de 
Junta,  trabajaban   separadamente  por  bus  particulares  ambicio- 
nes: durante  un  ano  de  anarquía,  el  Perú  y  Chile  pensaron  en 
distribuirse    Bolivia.  Bu  L862   la  convención  nacional  eligió  Jefe 
del    Estado   á   Don  José   Maria  Aeha:  Fernandez  se   sublevó  nm 
el  coronel    Balza.   pero    cayó   vencido  y    emigró  á  la    República 
Argentina:    los   partidarios  de    Bclzú.    también  se   alzaron,    y  el 


DÉLA  HISTORIA  UNIVERSAL.  425 

general  Pérez  enviado  contra  ellos  se  proclamó  presidente:  Acha 
le  derrotó  cerca  de  Orare.  Algún  tiempo  de  paz  consintió  al 
Gobierno  dedicarse  á  los  cuidados  interiores  y  reanudar  las 
relaciones  con  el  esterior.  En  1865L.cl  coronel  Melgarejo  se 
pronunció  en  Cochabamba  erigiéndose  presidente  de  la  Repú- 
blica: Belzú  que  le  disputaba  el  poder  como  lo  habia  dispu- 
tado al  presidente  Acha,  murió  en  la  Paz:  Melgarejo  fué  ele- 
jido  por  cuatro  años  y  acabó  el  periodo  apesar  de  continuas 
agitaciones:  en  1868  se  promulgó  una  constitución  y  se  abolió 
en  18G9;  en  1871  se  dictó  otra:  elevado  á  la  presidencia  el 
coronel  Don  Agustín  Morales,  se  propuso  mejorar  la  hacienda, 
establecer  vías  de  comunicación,  ferrocarriles  y  telégrafos  y  alen- 
tar la  colonización,  pero  murió  á  ñnes  de  1872  antes  de  tener 
tiempo  para  realizar  sus  proyectos.  Ballivian  y  el  Dr.  Frias 
siguieron  a  Morales,  pero  no  acabó  la  época  de  las  rebeliones 
militares  que  dan  y  quitan  el  poder  en  aquella  trabajada  Re- 
pública: sin  poder  consagrarse  ningún  gobierno  á  fomentar  la 
riqueza  del  pais;  sin  hacer  mejoras  ni  fundar  bienes  que  hagan 
fáciles  de  soportar  las  cargas  ó  que  justifiquen  los  compromisos 
contraidos,  habia  todos  los  años  un  déficit  considerable  y  la 
deuda  pasaba  de  diez  y  seis  millones  de  pesos.  Las  aspiracio- 
nes de  los  primeros  tiempos  de  la  independencia,  se  han  des- 
vanecido entre  los  motines  y  las  codicias  de  poder,  buscándose 
el  gobierno  por  ambición  y  no  por  el  deseo  de  engrandecer  la 
República.  Bolivia  que  dejaba  entrever  tantas  esperanzas  en 
la  primera  época,  es  hoy  uno  ele  los  pueblos  mas  atrasados 
de  América:  á  una  política  de  motines  se  une  en  perjuicio  de 
la  nacionalidad  el  aislamiento  á  que  la  reduce  su  posición; 
para  un  territorio  dos  veces  y  media  mas  grande  que  Francia, 
solo  tiene  el  puerto  de  Cobija.  Los  habitantes  que  apenas  lle- 
gan á  dos  millones,  son  casi  todos  de  color:  las  ambiciones  han 
esplotado  los  odios  y  antagonismos  de  raza,  alejando  por  el 
abandono  y  por  la  guerra  la  colonización  que  es  su  porvenir. 
Los  cambios  que  en  sentido  de  la  paz  y  del  progreso  se  ad- 
vierten en  el  conjunto  de  la  marcha  política  de  los  países  latino- 
americanos, acaso  influyan  para  mejorar  la  situación  de  Bolivia, 
nación  rica  en  producciones  y  metales,  pero  en  que,  como  en 
otras  partes  hasta  ahora  ha  sucedido,  parece  que  los  hombres  se 
han  propuesto  esterilizar  los  inmensos  recursos  que  la  naturaleza 
les  prodigaba. 

Perú. — A  Riva  Agüero  y  Lámar,  primeros  jefes  de  la  na- 
cionalidad peruana  después  de  la  revolución  de  1827  contra  las 
leyes  de  Bolívar,  sucedió  en  la  presidencia  el  general  Don  A- 
gustin  G&marra  (1827  á  1833):   tuvo  que  luchar  contra  algunas 


426  COMPENDIO 

insurrecciones,  cómo  la  de  Escobedo  en  Cuzco  (1830),  y  se  libro 
de  un  atentado  contra  su  vida  en  L832:  aunque  ("i amarra  espe- 
raba que  le  reeligiesen,  el  Congreso  nombró  i  Don  Luis  Orbe- 
iroso,  frustrándose  la  resolución  que  para  recobrar  el  poder 
inició  el  ex-presidente:  Orbegoso  pertenecía  al  partido  conser- 
vador y  su  elección  produjo  descontento:  Gamarra,  Bermudez  y 
San  Román  se  sublevaron  en  1834.  siendo  vencidos:  Lafuente  su- 
blevo' la  guarnición  del  Callao  en  Enero  de  1835  (en  Junio 
anterior,  se  había  promulgado  una  constitución  bajo  principios 
conservadores):  La  fuente1  fué  derrotado  por  el  general  Sala- 
verry  quien  quiso  sacar  provecho  de  su  victoria  para  elevarse 
al  poder;  marcho  contra  Lima,  y  sin  derramamiento  de  sangre 
se  proclamó  Jefe  Supremo  imponiendo  grandes  contribuí 
dejando  a  un  lado  toda-   las  leyes.  Orto  arequipa 

licitó  el  apoyo  de   Bolivia  que  le   presl  ¡ral  Santa  Cruz; 

el   presidente  boliviano  invadid  el    Pero  con  cinco  mil  homl 
derrotó  i  Gamarra  en  ÜTanacocha  (Abril  lf  en  -unida  á 

Salaberry  en  Socoboya,  ypudo  Orbegoso  volví  ma;  pero  el 

general  Santa  Cruz  se  proponía  confederar  los  dos  petados: divi- 
did el  Perú  en  dos  regiones,  S^n^  j  Sur.  presidida^  por  Or- 
begoso y  -I  general  Herrera,  j  se  titulo  i  >r  de  la  confe- 
deración: las  Asambleas  de  Sicoane  y  Huaure  aprobaron  estas 
modificación  3alaberry  fué  fusilado:  una  guerra  con  Chile, 
temerosa  del  poder  que  adquirían  los  confederad»  rjudi- 
eada  en  el  comercio,  acá  i  la  confederación  (ls:,.'.,>.  Ga- 
marra ejercid  el  mando  con  una  nueva  constitución  que  acordd 
el  Congreso  de  Huancayo:  poco  mas  tarde,  habiendo  triunfado 
en    Bolivia  el  partido  de   Santa   Cruz  con  la  presidencia   de    Ba- 

llivian.   (¡amarra  0,11c  so  creia  en    peligro,    invadí»'    la     República 

boliviana  y  aunque  entro  en  la  Paz,  le  derrotaron  completa- 
mente en  la  batalla  de  ÜTugaiz  (1841)  donde  encontró  la  muerte: 
los  bolivianos  á  su  vez  invadieron  el  Perú,  y  se  hizo  la  paz  en 
Junio  de  1842:  mientras  tanto,  no  adquiría  mejor  aspecto  la 
política  peruana:  luchas  entre  Lafuente,  San  Etoman,  1 
rales  Don  Manuel  Méndez,  !><>n  .luán  Crisdstomo  Torrico,  j 
Vidal,  hicieron  del  pais  una  anarquía.  La  dictadura  pasd  por 
Torrico  y  Vidal;  después  Vivanco  triunfó  por  las  estrtóas  proe- 
zas de  bu  muger  Dña.  CiprianaLatorre:  pero  luego  de  algunas 
reformas  administrativas,  incurrid  en  escesoa  reaccionarios,  des- 
terra y  deportó  á  los  constitucionales  y  no  hubo  mas  ley  que  su 
voluntad:  Vivanco  perdió* la  popularidad  y  el  prestigio  que 
nara  merced  ií  la  audacia  de  su  raugei".  El  general  Don  Ramón 
Castilla  be  alzó  en  armasjy  en  medio  de  la  lucha  (mire  él  y  \*i- 
vanco.  el  Gobernador  de  Lima  Don  Domingo  Elias  se  proclamo 
Presidente,  peroal   cabo  venció  el  general  Castilla,  y  en    la 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  427 

lecciones  obtuvo  la  presidencia,  (1846)  que    conservó  seis   años 
bajo  una    buena  administración;  mejoróla  marina  y  el    ejército, 
protejió  la   industria  y  el  comercio  y  mantuvo  la  paz:    en  esa   e- 
poca   se  construyo  el  primer  ferrocarril  (de   Lima  al  Callao):   al 
espirar  el    plazo  presidencial  en  1851    publico"  un  manifiesto  dan- 
do cuenta  de  su  política  y  del  estado  en  que  se  hallaba   el  pais. 
Le  reemplazo  el  general  Don  José  Rufino    Echenique  que  se  pro- 
ponía  quitar  trabas  al  comercio  y  fomentar  la  inmigración:  las  di- 
ficultades interiores  y  la  protección  que  dispensó  á  los  propósitos 
del  ecuatoriano  Flores,  le   colocaron   en  situación   peligrosa:  en 
1852   se   promovió  una   insurrección  por  Yivanco,  San  Román 
y  otros  generales;  un   conflicto   con  los   Estados    Unidos  por  la 
posesión  de  las   islas  de  Lobos  acabo  pacíficamente    por  los  bue- 
nos oficios  de  Inglaterra  y  Francia.    En  1853,  el    gobierno    pe- 
ruana reclamó   al   de  Bol  i  vía   sobre  la  emisión  de  moneda   de 
mala  ley;  el  enviado  del    Perú,    Paredes,   fue  espulsado    por    el 
ministro  de  relaciones  boliviano,   y  en  represalia  el  gobierno  del 
Perú  suprimió  las   franquicias  que  disfrutaba  el  comercio  de  Bo- 
lívia.    reclamando  ademas  satisfacción  del   agravio:  no  obtenien- 
do reparación,  el  Presidente  Echenique   envió   una   pequeña  es- 
cuadra al   puerto  de  Cobija.    La  situación  económica  del  Perú  era 
grave;   Belzú,  jefe  de  la    República  boliviana  invadió  a  su  adver- 
saria  y  ocupó   varios  pueblos  dejando  entender  que  no  hacia 
la  guerra  al    pais  sino  al  gobierno:  Don   Domingo  Elias,  dester- 
rado  peruano  que  públicamente  habia   acusado  al   gobierno  por 
sus  malas  gestiones  administrativas,  desembarcó  en    Tumbes  co- 
menzando la  revolución,   que  aunque  sofocada  por  lo  pronto  rea- 
pareció   en  lea  y  se  estendió    por  toda  la  República:    el  general 
Castilla    se  puso  al  frente  del  movimiento:  el   general    invasor 
Belzú  se  retiró  de  toda  intervención  mientras  la  contienda  civil: 
por  fin  en    1854    Echenique   fue  derrotado  en   la  batalla  de  la 
Palma:  la   convención    nacional     reunida  en    Febrero   de  1855 
nombró  ¡í  Castilla  jefe  del  poder  egecutivo:    en  Julio  se  dio  un 
estatuto  provisional  en  que  se  consignábanla  organización  admi- 
nistrativa y  las   garantías  individuales  y  atribuciones   de  los  po- 
deres, pero  no  se  estableció  la  libertad  de  cultos  ni    se    prescin- 
dió de  la  intolerancia  *que   indicaba  el  influjo  del  tradicionalis- 
mo:   la    constitución  promulgada  luego  abolía  la  pena  de  muerte 
y  establecía  el  sufragio  universal:  en  Agosto  de  185G   estalló  una 
rebelión  militar  que  fue  vencida  con  mucho  esfuerzo:  las    tenden- 
cias de  la    constitución   á  limitar  los  privilegios  eclesiásticos,  dis- 
gustaron al  clero  y  al  partido  conservador;   algunos    representan- 
res  opuestos  á    las    reformas  sublevaron  la    ciudad   de    Arequipa 
colocando   al  frente  del  movimiento  al  general   Yivanco  quien  se 
apoderó  de   los    principales  barcos    de  la  escuadra  y    con   ellos 


428  COMPENDIO 

ocapó  las  islas    Chinchas:  al  cabo  de  do?  anos    de  guerra    ven- 
cí''  el  gobierno  despees  que  Arequipa  filé  tomada  (Marzo 

por  el  general   Castilla:    la    Asamblea  había    sido  disuelta  en  un 
motín    militar  el  2  de   Noviembre  de 1857,  y  aunque  el  Presiden- 
te condenó  el  atentado  en  un  manifiesto,  de   la    di- 
solución: en    Agosto  de  L858  el  sufragio  universal  elegió'  Jefe  del 
Estado  al  general  Castilla,  elección  que  aprobó  y   confirmó  clin- 
mediato  I                  en  Noviembre  de  1860  se   promulgó  definiti- 
vamente la  constitución:  l¡"           i    <-uat¿  do  pre- 
sidencial, y  organizaba  el  p                                        Cámaras,   Se- 
nado  y  Congreso;    una                                            r  el  apoyo  que 
el   Perú  prestaba  ni  general  V                                    le  límites, 
acabó  en  L86Ó  obteniendo  algunas  franquicias  i  tmerciales  la  I 
publica   peruana;  pero                                     campana 
cíeron  mi  el    Ecuado                       vadore  illa 
perdió  influencia  y  apo;              |  neblo  ¡í  la  vez  que  se  le  aei 
ba  de  haber             ado  sin  motivo  ni  utilidad  el   presupuesto  j 
los  compromisos  de  la  nación:  un  atentado  contra  el  Presidente 
fué  causa  de  que  ge  modificasen  alguna-  prescripci 
nales    y    de   <¡u«'                           ia  la    pena  de    mueri  ral 

Castilla  protestó  contra  la  anexión  Doming  ana.  y 

otra  la   intervención    francesa  en    Méjico;  en    Mayo  de    L£ 
drj.l  el    puestea]   general  San  Román  que  había    sido  elegido  en 
Octubre  do486l;  sus  I  m>  pudieron    realiza: 

por  sorprenderle  la  muerte  en    Abril   d<  por 

sn  iniciativa  destinó  el  ( '"  públi- 

cas, y  por  olra  parto  >\r  las  reí  a- 

normaíes  y  frías  que   en  la  su  ante*  an  con 

Francia,    [nglaterra,el  Ecuador  y  Bolivia.  ■  del  Go- 

bierno el  segundo  «ice  presidente  general  Canseco,    pon  ausencia 
del  primero  Don  Juan  Antonio  Pi  del  mando  del   ejército 

el  general  Castilla:  al  n  de  Pezel  ocupóla  presidencia,  sal- 

vó las  dificultad  transijió  con  el  Brasil 

acerca  de  la  navegacioaporel  rio  dé  las  Amazonas,  j  Fe   dedicó 
A  la  administración  protegiendo  lo  tntos  industriales  y  ba- 

tiendo conce  para    construir  ferrocarriles:  para   evitar  la 

ingerencia  de  Europa  en  los  asuntofl  americanos,  propuso  la  reu- 
nión de  un  Congreso  que  estableciera  la  alianza  ofensiva  y  de- 
fensiva de  las  Repúblicas  de  América  contra  cualquier  amena/a 
a  su  independencia  y  á  9U libertad.  A  principios  de  1864  lh 
al  Pero  Don  Ensebio  Salazar  y  Mazarredo  con  el  título  de  co- 
misario del  Gobierno  de  España  para  hacer  reclamaciones  al 
Gobierno  peruano  de  créditos  •'•  intereses,  pero  el  Gobierno 
del  Perú  no  se  avino  a'  tratar  eon  el  delegado  COB  «'1  carácter 
que   llevaba,  y  considerando   Mazarredo  romo  mi  de-aire  y  u- 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  421) 

na  negativa  lo  que  era  susceptibilidad  nacional,  se  tras- 
lado á  Pisco  ií  bordo  de  la  escuadra  española  mandada  por 
el  almirante  Pinzón  y  por  orden  suya  fueron  ocupadas  (14  Abril 
L864)  las  islas  Chinchas  á  modo  de  prenda  por  las  recla- 
maciones aducidas:  aquel  hecho  era  irregular  por  la  forma 
y  mas  en  el  fondo  cuando  se  hablo  de  reivindicación  de  antiguos 
dominios  cuyas  libertad  está  consumada;  ni  era  un  comisario  el 
que  debía  presentar  las  quejas  de  España  á  Un  patis  que  tiene  su 
autonomía  por  mas  qáe  no  estuviera  reconocido  por  la  antigua 
metrópoli:  el  espíritu  racional  se  resintió  en  el  Peí/,  y  los  espa- 
ñoles y  sus  intereses  privados  en  el  nuevo  inundo  fueron  los  real- 
mente perjudicados  con  la  política  poco  discreta  del  gobierno  con- 
servador español:  en  Chile  se  hicieron  ruidosas  manifestaciones 
que  avivaban  funestos  odios  ya  casi  apagados  antes  de  estos  su- 
cesos. En  Noviembre  se  reunió  en  Lima  un  Congrsso  de  repre- 
sentantes de  las  Repúblicas  latinas  de  América,  para  tratar  de  las 
medidas  convenientes  ;í  su  seguridad:  Pareja  reemplazo  á  Pinzón 
en  el  mando  déla  escuadra;  española  y  el  28  de  Enero  de  1865  se 
firmaron  en  el  Callao  los  preliminares  de  un  arreglo:  el  Perú  re- 
conocía los  créditos  de  España  y  se  obligaba  á  satisfacer  una  in- 
demnización de  tres  millones  de  pesos.  Este  tratado  irritó  á  la 
opinión  que  proferia  gritos  de  muerte  contra  los  españoles:  Pe- 
zet  tuvo  que  abandonar  el  poder:  el  gobernador  de  Arequipa, 
coronel  Prado,  se  había  sublevado  proclamándose  dictador  y  es- 
tableciendo un  gobierno  en  Arica,  Puno,  Cuzco  y  otras  provincias; 
Canseco,  segundo  vice- presidente,  estaba  unido  á  los  insurrectos: 
el  gobierno  español,  colocándose  en  el  punto  por  que  debió  empe- 
zar, envió  un  ministro  plenipotenciario  que  fué  recibido  por  Pezet 
poco  antes  ele  su  caída:  Canseco  le  sucedió  en  la  presidencia  y  pro- 
curó evitar  un  rompimiento,  pero  fué  depuesto  en  Noviembre  y 
se  proclamó  dictador  al  coronel  Prado:  la  escuadra  española  blo- 
queaba los  puertos  de  Chile  lo  cual  mantenia  en  mayor  eferves- 
cencia alas  muchedumbres:  el  gobierno  de  Prado  se  anunció  á  to- 
dos los  representantes  de  las  naciones  menos  al  de  España  que  se 
embarcó  en  Diciembre  inmediato  (1865);  Chile  y  el  Perú  se  vi- 
nieron en  alianza  ofensiva  y  defensiva  adhiriéndose  luego  Soli- 
via y  el  Ecuador:  en  14.de  Enero  de  1866  se  declaro  el  estado  de 
guerra  con  España:  el  combate  del  Callao  fué  el  mas  grande  de 
esta  guerra;  la  escuadra  española  se  retiró  y  ambos  contendientes 
se  atribuyeron  la  victoria;  sin  hacer  la  paz  y  sin  hostilidades 
activas,  con  solo  un  armisticio  en  principio  (convenio  de  2  de 
Enero  de  1867)  siguió  un  estado  incierto  hasta  después  de  la  re- 
volución de  Setiembre  en  España,  que  gobiernos  liberales  mas 
previsores  concluyeron  un  armisticio  que  era  en  realidad  concier- 
to implícito  de  pacificación.   Afines   de  1866  fué  elegido   Presi- 


430  COMPKNDlO 

«lentecí  coronel  Prado:  los  indios  se  sublevaban  ai  Sur.  y  el  an- 
ciano general  Castilla  se  declaraba  contra  Prado:  al  cabo  triunfo 
el  gobierno:  el  31  de  Agosto  de  18  adoptó  una  constitución 

bastante  liberal  menos  en  lo  reUgioso  que  era  intolerante:  la  n 
lucion  promovida  en  el  mismo  aíío  por  Cansecoy  el  coronel   Bal- 
ta,  arrojó  de  la  presidencia  ;í  Prado  después  de  algunos  meses  de 
combates;  se  restableció  la  constitución   de  y    Balta    salid 

elegido  presidente  por  cuatro  anos  que  comenzaban  el  primen 
Mayo  de   1868.  Favoreció  los  adelantos  materiales  y  gobernó  en 
paz,  pero  el  espirar  el  periodo.  la  lucha  i  al  era    <:i    i  -Memo 

ardiente,  y  fluctuando  entre  consejos  o]  .    r  el 

mando,  y  cambiando  después  de  par*  i  dispuesto»  dejar 

libre  el  paso  al  elegido  Pardo,  cuando  el  ministro  de  la 
roiiel   PonTomas   Gutiérrez  le  prendió,  disolvió  el   I 
se  proclamó  Presidente.  Palta  fué  asesinado  en  la  prisión  (22  Julio 
J72)  por  un  hermano  de  Uutierrez  i  Marcelino  (Jut  La 

ciudad  de  Lima--"  sublevó  a    pj    pueblo  degoll  -  herini 

Gutiérrez,  Pon  Manuel  Pardo  tomó  posesión  delfi  ia. 

\o  obstante  las  ludia-  que  han  mantenido  al  Perú  en  perpetua 
agitación,  lop  corrientes  poli  ti  encamic  ••»n  mas 

pronunciado  sentido  Ii;ícia  el  | 

aquella  República    ha    pr  demente,   pudi 

advertirse  su  vitalidad  y  dos  que 

lia  disfrutado  de  calma  i¡  -ulai 

de  las  m  I  Zamarra  debi  mu- 

ger  hasta  que  esta  logró  colocarlo  i  q  la 

dio  del    ejército  aun   que   la    de  <  la- 

marra,  la  muger  de  \rivai  influjo   estraordin&rio 

la  ^evolución  queuió  .  I  poder  queelja  babia  conquise 

ta4o:  desde  Arequipa uiarchó  íhc  alcamp;        toen  qu< 

taban  dos  regiraiei  _uir  de  los  jefes  y  aclamar  d 

soletados.,  toin<»  la  ciudad  de  A  requipa  prendiendo  ;í  la  h  ida- 

des  en  sus  lechos,  y  reunió  á  los  notables  que  junto  con  las 
proclamaron  á  Viyarico  Jefe  supremo  del  K  En  mucha- otras 

¡••'\ olnciones  han  figurado  luí  de  toda 

'•¡ales:  muy  de  admirar  lucra  linaria    no 

picada  en  lm-has  civiles  para  propósitos  de  amor  propio  y  ambi- 
ción sino  para  salvar  la  independencia  d<  alentar 
las  ideas  generosas  que  los  engrandecen. 

Pkasil.      iícredero  did  imperio  Urasilefiu  Pon  Pedro    !i 
menor  edad,  fué  su  primer  tutor  Pon  Bonifacio ^c  Vndrade. 

pero árrojadp pqr  la  fuerza  pública  en  1833  le  sustituyo  un  con- 
sejo de  regencia:  el  Congresqde  1834  descentralizó  la  admi- 
nistración:   en    epte   tiempo  algunas    distrito-    se    insurr< 


DE     LA     HISTORIA    "l.'Xl  VERSA  L.  431 

naron:  en  Rio^grande  del  Sur  duro  largos  anos  la  guerra  civil; 
(laribaldi  luchó  en  favor  de  los  independientes  de  Rio-grande. 
Elegido  regente  el  P.  Antonio  Feijóo  en  1835,  sostuvo  dos  años 
de  luchas  y  dimitió  sucediéndole  Don  Pedro  Araujo  de  Lima 
que  gobernó  hasta  1840  en  que  las  cortes  declararon  de  mayor 
edad  á  Don  Pedro  II,  que  contaba  quince  años:  disueltas  en  se- 
guida las  cortes,  surgieron  diversas  insurrecciones  republicanas 
que  se  dominaron  en  1842.  Desde  aquella  época  ha  gobernado 
Don  Pedro  IT  con  la  constitución  de  1824  reformada  por  dos 
actas  adiccionales:  el  poder  legislativo  se  divide  en  dos  Cámaras: 
Senado  y. Congreso:  el  Senado  es  elegido  por  el  emperador,  y  el 
Congreso  pot  elecciones  en  segundo  grado;  las  libertades  indivi- 
duales y  políticas  están  consignadas  en  la  ley  fundamental:  las 
provincias  tienen  sus  corporaciones  administrativas  aunque  con 
la  presidencia  ele  un  delegado  del  poder  central.  En  1851  el  Bra- 
sil se  empeñó  en  guerra  con  la  República  Argentina,  y  en  1865 
con  el  Paraguay,  quizá  ambas  promovidas,  ya  que  con  diversos 
motivos  de  ocasión,  con  el  intenta  secreto  de  ensanchar  el  terri- 
torio: la  victoria  sobre  el  Paraguay  le  proporcionó  una  parte  de 
territorio  disputada  desde  años  antes.  El  Brasil  es  una  monarquía 
constitucional:  el  partido  liberal  y  el  conservador  se  disputan  el 
gobierno,  llevando  hasta  ahora  la  ventaja  el  primero,  en  parte 
debida  á  la  ilustración  de  Don  Pedro  II,  hombre  dedicado  mas 
que  á  gobernar,  al  estudio  de  los  adelantos  modernos  y  á  la  apli- 
cación de  progresos  útiles  ásu  patria.  No  obstante  estas  buenas 
tendencias,  el  Brasil.no  se  ha  visto  libre  de  interiores  agitaciones, 
unas  veces  provocadas  por  los  dos  partidos  constitucionales,  y 
otras  por  el  clero.  En  1871  se  votó  una  ley  aboliendo  parcial- 
mente la  esclavitud;  todas  las  Repúblicas  de  América  se  habían 
anticipado  en  esta  medida  humanitaria,  estendiéndola  á  la  liber- 
tad absoluta  y  entera  de  la  raza  subyugada.  Los  ferrocarriles  y 
telégrafos,  carreteras,  depósitos  y  puertos,  aumentan  cada  clia;  se 
protege  la  instrucción  pública  haciendo  obligatoria  la  primaria, 
se  crean  escuelas  agrícolas,  y  la  inmigración  íia  tomado  bastantes 
proporciones.  La  superficie  del  Brasil  es  mayor  que  la  de  Europa, 
y  solo  cuenta  doce  millones  de  habitantes:  allí  como  en  el  resto 
de  la  América  latina,  el  clero  se  opone  constantemente  á  las  re- 
formas liberales  que  amenguan  su  influencia:  en  1874  el  gobierno 
se  vio  obligado  á  tomar  medidas  serias  contra  los  obispos  de  Per- 
nambuco,  Olinda  y  Para:  los  jesuítas  fueron  espulsados  de  la  pro- 
vincia de  Pernambuco,  y  el  partido  ultramontano  conmovió  el 
país,   logrando  aun  alcanzar  ventajas  pasajeras*. 


432  COMPENDIO 

Paraguay.— El  Dr.  Francia  gobernó  de  üd  modo  absoluto 
el  Paraguay  hasta  su  ruuerteen  1840:  el  pueblo  estuvo  aislado 
del  esterior  y  sin  libertad  en  el  interior:  loa  estranjeros  no  po- 
dian  atravesar  aquel  territorio  sin  peligro:  el  espíritu  nacional 
se  apagó  bajo  aquel  despotismo  asiático  y    ¡Mjuel  ia  aisla- 

dor y  de  monopolio:    á  nombre  del    Estado  se  hacía  agricultor   y 
comerciante  uniendo  la   tiranía    con   cierto  comunismo  que  de- 
gradaba   el    trabajo   matando  '¡mulos:   el    Dr.    Francia  era 
un   asceta  en  el  pódér:  tomaba  por   medidas  de  Estado  sijs 
trav&gantes  elucubraciones,  y  por  drden   el  silencio   «1»'  los 
pulcros:  organizó  tropas  para    su  servicio  y  para   vigilar   el  en- 
claustramierito  del    pais:  en  todas  partes    veía    conjuraciones,    ;■• 
una  simpl"  sospecha  ó  el  temor  del   déspota   bastaba  para   que 
fusilase  ó   deportara  á  los  que  juzgaba    enefi  *u   gobierno 
tenia   por  base  elterror,   por  ideal  la  sumisión  completa  del  pue- 
blo:   cuando  salía  de  casa,    todos    se    refugiaban  en  la  suya:    las 
prisiones  eran  tan  horribles  que  ¿su  lado  palidecen  la-  de  Vm 
mi  oca-iones  la  décima  fiarte  de  los  habitantes  de  la  Asunción,  Ca- 
pital del  Paraguay,  sufrían  en  las  corceles   «'1  rigor  del  déspota: 
no  teniendo  ingí            aduana-. (anuido  necesitaba  recursos  ademas 
de   los  tributos)   ordinario                       de  los  particulai 

amena/as   y    i  previo  secuestro;    en   la    ruina    de    la-  [for- 

tunas privadas,  se  apoderó  de  las  alhaja- dr  la-  iglesias:  el  pais 
soportaba  esta  incalificable  tiranía:  estaba  educad'»  por  loe  je- 
suítas pura  la  obediencia  pasita  é incondicional:  los  habitantes 
se  solvieron  sohibrios,  desaseados,  indiferentes:  en  L840  murió 
el  \)\\  Frauda:  habia  dominado  él  Paraguay  de  una  manera 
ma-  despótica  «pie  ningún  rey  otfental:  la  miseria  estaba  en 
todas   parte-  II-»  ibia,  ni  había  apariencias  deque  se  pen- 

:  los  jesuítas  prepararon  «'-a  herencia  recojida  y  esplotada 
pof  este  personaje  lúgubre  3* funesto.  La-  Repúblicas  inmedia- 
tas, ocupadas  en  su<  querellas  intestinas,  no  estaban  en  dispo- 
sición de  intervenir  para  librar  al  Paraguay  de  tan  vergonzoso 
estado.  En  los  últimos  anos  se  mostró  el  Dr.  Francia  mas  cruel 
que  nunca;  un  dia  eran  presos  todos  los  estrangeros,  y  otro  pre- 
senciaba el  déspota  el  fusilamiento  de  muchos  i'  u  el 
pais  solo  había  un  médico.  Pati  icretario  del  Dr.  Francia 
quiso  ocupar  el  poder,  pero  Fué  preso,  y  se  ah<  1  la  pri- 
sión: lo-  comandantes  militares  eligieron  dos  cónsules;  l><»n 
Martin  Roque  Alonso  y  Don  Antonio  Lope?  iltimo  pro- 
pendió ala  dictadura  é  hizo  fusilar ¿  los  que  podían  ser  un  obs- 
táculo: un  congreso  amenazado  y  cohibido  aprobó  la  constitu- 
ción (1844)  propuesta  por  López,  y  que  sin  reconocer  ningún 
derecho,  dejaba  al  Presidente  las  misma-  facultades  que  habia  te- 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  433 

nido  el  Dr.  Francia.  Apesar  de  esto,    el  nuevo  jefe   comprendió 
que  era  ruinoso  el  aislamiento  y  que  la  República  necesitaba  re- 
laciones esteriores:   fomentó  algo  el   progreso  material  y  en  1857 
hizo  tratados  de  amistad  y  comercio  con  Francia.  Inglaterra,  los 
Estados  Unidos  y   otras   naciones:    construyó   buques  con  ope- 
rarios ingleses,  aumentó  la   riqueza,   pero  mas  que   la  pública  la 
.suya  particular    y  la  de  su  familia;  la  iglesia  principal  la  desig- 
nó para  panteón  suyo   y  de  sus  deudos;   estaban   alumbradas 
las  calles  que    frecuentaba  el  Presidente:  en  1861  se  inauguró   el 
primer   ferrocarril  desde  la  Capital  í  Yilla-Rica:   López  disol- 
vió el  mismo  año  las  misiones  y    reconoció  á  los  indios   derechos 
de  ciudadanía.   El    Dr.  Francia  habia  extremado  la  tirania  cuan- 
to mas  avanzaba  en  edad;  López,   aunque  no  cambiando  esencial- 
mente el  sistema,  alentó  las  mejoras  y  oprimió  menos   el    espíritu 
nacional:  murió  en  1862  después  de  haber  designado  para   suce- 
derle  á  su  hijo  Don  Francisco  Solano  López,  designación  que  ra- 
tificó el  congreso:  con  mas   cuidado  que  su  padre,  se  consagró  á 
las  mejoras  materiales  y   á   difundir   la   enseñanza.  Los  gobier- 
nos de  la  República  Argentina  tenían  pretensiones  sobre  el  ter- 
ritorio del   Paraguay,  abrigando  los  Estados  de  la  Plata   el  de- 
seo de  monopolizar   la  navegación  del  rio  y  de  sus  afluentes:  So- 
lano López,   viendo  llegar  la  cuestión  de  límites,  puso  al  pais  en 
■estado  de   defensa,  y  á  las  primeras  dificultades  tomó  la  ofensiva, 
penetró  en  el  Brasil  con  un   ejército  de  diez  mil   hombres,   (Di- 
ciembre 1864)  y   ocupó  varias  plazas;  por  otra  parte  sus  buques 
atacaban  á  los   argentinos  y   tropas  de  desembarco   tomaron  la 
ciudad   de  Corrientes  proclamando  el  sistema  federativo.   El  U- 
ruguay   se  unió  al   Brasil  y  la  República  Argentina  para  com- 
batir á  Solano  López  (1865),  y  librar  al  Paragua}r  del  yugo  del 
despotismo  (según  el  testo  del  tratado):  la  lucha  siguió   por  es- 
pacio de  cuatro  años   con  mas  pérdidas  de  los  aliados  que  de  los 
paraguayos:    á  últimos  de  diciembre  de  1868,    López  habia  teni- 
do que  ceder  al   número  de  sus  adversarios   no  sin   mostrar  él  y 
su  ejército  un  valor  notable:  aun  restableció  la  campaña  en  1869, 
y  fué  derrotado  por  el  Conde  de  Eu  yerno   del  emperador   del 
Brasil  sin  que  por  esto  desistiese  de  continuar  la  defensa:  los   a- 
liados    establecieron  en   la    Asunción   un    gobierno  provisional 
compuesto  de  Loizaga,  Rivarola  y  Diaz  de  Bedoya,  y  declararon 
fuera  de  la  ley  al  Presidente   López;   por   fin  murió  López   en 
un  desesperado  combate  el  primero  de  Mayo  de  1870:  el  Para-  • 
guay  quedó   aniquilado;  su  población  se  redujo  á  menos  de  tres- 
cientos mil  habitantes  de  millón  y  medio  que  antes  tenia;  la  pes- 
te,  casi  siempre  compañera   de  la  guerra,  ayudó  á  los  aliados  i 
despoblar  un   territorio  rico  y  abundante.  Hecha  la   paz  se  reu- 
nió un   Congreso  y   proclamó  la  constitución  bastante  liberal;  el 

28 


434  COMPENDIO 

Brasil  había  ganado  algunos  territorios  ú  espensas  de  los  ven- 
cidos. En  Agosto  de  1871  se  elegió'  Presidente  por  tres  años  ií 
Don  Cirilo  Antonio  BLvarola,  <jiiien  entrando  en  disidencias  con 
el  Congreso  lo  disolvió  pidiendo  ausilio  ;í  las  guarniciones  ar- 
gentina y  brasileña  (Diciembre  de  1871  ):  los  plenipotenciarios 
negáronla  intervención  y  Rivarola  dejó  su  puesto,  siendo  ele- 
gido el  Yice-presidente  Sánchez  Jovellanos  por  tres  anos  qne 
concluyeron  en  1874  sucediéndole  Don  Juan  Bautista  Gil:  la 
estraordinaria  indemnización  de  guerra  ojie  ge  Gomprooa<etió  ú 
pagar  el  (íobierno  del  Paraguay,  debía  agobiarle  indefinida- 
mente (doscientos  treinta  y  seis  millones  de  pespG  de  loa  «-nales 
doscientos  corresponderían  al  Brasil):  las  tropas  brasileñas  ocu- 
pan el  territorio  paraguayo  hasta  que  termine  el  plazo  «le  diez 
anos. 

Sin  embargo  de  las  fantfstus  tradiciones  del  Dr.  rYamaa.  y  «le 
los  desastre-  por  la  guerra  decim-o  años,  pl  Paraguay  nata  de 
levantarse  y  reparar  los  pasada  males:    la    «m  ¡on  que  lu- 

cho, y  la  rapidez  con  que  salid  «le  la  estremí  postración  en  que 
le    dejara  el    Dr.    I'Yam-ia.   prueban  que  el    Paraguay  <  izde 

regenerarse:    La  mayor  parte  délos  cronistas  concern] 
Gatea  de    la     Ann'rma    del  Sur.  lamentan  <jue    la    Kcpábliea     Ar- 
gentina y  el   Uruguay  cometieran   el  error  -_ra\e  de   llevar  la 
guerra  ha-la  un    punto    <|Ue   hvantara  el    inllujo    del     Brasil    QOD 

menoscabo,  y  acaso  con  «laño,  da*  todos  lo»    1!-  limítrofe 

CüKii  w.  Kl  Presidente  elevado  en  la  Jiepúbüca  del  Uru- 
guay después  «lelsiin.  Don  Fructuoso  R¡vera(  I  ,h'- 
rrotó  á  la-  tribus  >ah  lie  cometían  toda  suertudo  depreda- 
ciones; las  conspiraciones  militares  vinieron  en  seguid           squi- 

eiar  un    Iv-tado  cuya    autonomía    estaba  ;iiü 

y  'a   República    Argentina,   Bn  1825    rué  elegido   Pon   Manuel 
Oribe,  y   temiendo  la   revolución  ya  provocada    por  sus    en 
gos.  solicito  («1  apoyo  del  Jefe,  de  la   Repúblic  .mina.  Don 

Juan  Manuel  Orti/.  de    Rosas:    Posas    estata 
general  Rivera  por  haber   amparado  t<  los  emigrados  tinos 

y  por  haberse  prestado  i  secundar  la  revolución  contra  el  Re- 
sidente de  la  confederación;  ademas  abr  amiento  de 
unir  el  Uruguay,  y  era  esta  o«casion  de  intentar  la  ¡ncorp 
«•ion:  el  ministro  residente  de  Francia  protesta,  pero  sin  resulta- 
rlo: el  general  Rivera  que  en  L837  tuvo  qne  refugiarse  en  el 
Brasil,  invadió  luego  el  Uruguay  y  rw  L 838  entró «n  Montevideo 
y  fué  elegido  Presidente,  mientras  Oribe  marchó  ;í  la  República 
Argentina  y  acepto  de  Rosas  el  empleo  «le  general:  la  gtt«erra 
duró  cinco  anos,  y  Oribe  rechazado  por  sus  compatriota 
vengó  cruelmente  de  esto  odio,  dando  mas  fuerza    ú   la   resisten- 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  435 

cia  la  traición    de  mi  hombre  que    por   ambiciones  y  despecho 
combatía  contra  su  patria:    después  de    largas    escaramuzas  y 
batallas,   Oribe  puso  sitio  á  Montevideo  en  Febrero   de  1843;  los 
estrangeros  se  armaron  en    favor  del  Uruguay,  luchando  á  la  ca- 
beza José  Garibalcli  que  hizo  prodigios  de  valor,   y  mereció'  que 
se  le  confiase  el  mando  de  la  escuadrilla  oriental:  el  bloqueo  del 
Puerto  de  Montevideo  reducia  la  ciudad  al  último   estremo,  pero 
resistía:  el  general  Rivera  fué  destrozado  en  la  batalla   de  Judia 
muerta  (28  Marzo  de  1845)  por  Urquiza,   general   de  Rosas.   El 
Brasil,   receloso  del  poder  de   Rosas  promovió   la  intervención 
de  Inglaterra  y  Francia,  pero   estas   naciones  se  pusieron    entre 
sí  de   acuerdo  sin   la    cooperación  del  imperio   brasileño  á  fin 
de  que  no  se  envolviera   en  nuevas  complicaciones:    el   pacto  te- 
nia por   base   la  independencia  é  inviolabilidad  del  Uruguay:  la 
escuadra  combinada  derrotó  ala  argentina  y  dejó  libre  el  puer- 
to,  y  aunque  siguieron  las   hostilidades  los  uruguayos  pudieron 
competir  con   mas  ventaja:    las  revoluciones  interiores  de  la  Re- 
pública Argentina   facilitaron  al   Uruguay  el  desenlace;   Urquiza 
se  separó  de  Rosas,   se  inclinó  al  lado  de  los  unitarios  prote- 
gidos también  por  el  Brasil,  venció  á  Oribe  y  libertó   Montevi- 
deo (1851):  por  espacio  de  algunos  años  la   República  necesitó 
reponer  sus  quebrantadas  fuer/as;  en  1859  se    firmó  un    tratado 
entre    el  Uruguay,    la  Confederacic :n  argentina  y  el   Brasil  para 
garantiza ¡-  la  independencia    del   estado    oriental   y  evitar  con- 
flictos caso  de   guerra   entre  los  otros  dos  contratantes:  el  Presi- 
dente   Pereira   fué    reemplazado  por  Don   Bernardo  Berro,   del 
partido  conservador,  en  1860,  y  en   1863  estalló  una  revolución 
liberal  dirijida   por  Don  Venancio  Flores;  Berro  acabó   su   pe-, 
riodo  en  1864  y  le  reemplazó  Aguirre  en   medio  de   dificultades 
interiores  yesteriores:    el   Brasil  pidió  que  se  indemnizase    á  sus 
nacionales  por  los  perjuicios  sufridos  en  las  luchas   civiles,  y  no 
obteniendo  satisfactoria  contestación,    comenzó  las  hostilidades; 
Flores  se  unió  ;í  los  brasileños  que  amagaban  ya  la  capital  á  prin- 
cipios de    1865:  Aguirre  renunció  el  poder  y  se  eligió    á  Yillal- 
va:  en  seguida,    por  un  convenio  pasaba  el  Gobierno   á  Flores 
♦  {tie  entró  en  Montevideo  el  23   de  Febrero,  y  después  de  al- 
gunos decretos  en  favor  de  los  jesuítas  y  de  las   asociaciones  re- 
ligiosas, decretos  que  no   confirmaban  el  título  de  liberal    que  se 
daba  Flores,   pactó  con  la  confederación  y  el  Brasil   una  alianza 
ofensiva   contra  López,  Presidente  del  Paraguaty.  No   obstante 
progresó  de  una  manera  extraordinaria  el  Uruguay  en   este  tiem- 
po; telégrafos,  ferrocarriles,  cables  submarinos,    carreteras,  casas 
de  beneficencia  y  empresas  de  todas  clases  fueron  atendidas  y 
fomentadas  con  notable  solicitud:  al  comenzar  el  año  1868  fué  a- 
sesinado    el    Presidente  Flores:  acusábanle  de  haberse  vendido  al 


436  COMPENDIO 

lirasil  y  de  haber  sometido  la  política  á  sus  designios  perso- 
nales. Le  sucedió  el  general  Don  Lorenzo  Batlle.  del  partido 
avanzado,  que  sostuvo  una  prolongada  lucha  con  los  conser- 
vadores hasta  que  se  verifico  una  transacion  en  Enero  de  1s7j 
y  se  encargó  del  Gobierno  el  presidente  del  Senado  Dr.  G-o- 
mensoro  hasta  las  nuevas  elecciones  que  dieron  el  triunfo  al 
ür.  Don  Elias  Kllauri:  la  revolución  le  obligó  ¿dimitir;  pero  su 
sucesor  Don  Pedro  Várela  (  I  «fluí  un  ano  entre  di- 

ficultades, reemplazándole  como    gobernador  interino    de    la  Re- 
pública  el  coronel  Don    Lorenzo  Lfttorre. 

El  Uruguay  ég  el  pais  mas  productor  de  la  América  del  Sur; 
dentro  de  sus   condiciones  territoriales:  desde  I  la    inmigra- 

ción europea  se  dirige  preferentemente  a'  Montevideo  a  la  ve* 
que  a.  Buenos-Aires:  las  discordias  intestinas,  y  la  irreflexiva  guer- 
ra con  el  Paraguay,  han  desconcertado  la  hacienda  y  cortado  en 
parte  el  vuelo  i  la  prosperidad  nacional  pero  apesar  de  todo, 
ha  podido  ensanchar  sus  relaciones  y  mejorar  la  agricultura,  la 
ganadería  j  el  comercio;  los  mas  riooa  ganaderas  del  mund 
encuentran  en  aquella  República.     Kii    la  eampafia    COD  el    1' 

dente  argentino  R  acredit  '  el  üt  un   valor  indoma- 

ble. 

CoNri:i»KUAcio.N   Ak«.i:n  n\  \.     Mu   Diciembre  de  182?  fhé  ele- 
gido Don  Juan  Manuel  ónix  de   Rosas  gobernador  y   capitán 

general  de  la  provincia  de  Buenos-Aires  1  m  fir- 

mó un  pació  federal  entre  Buenos-Aires  1.  -anta 

Fé  y  Entre-Ríos,  al  cual  se  adhir  mentes:  sublevad* 

Córdoba  Iqs  unitarios,  fueron  vencidos:  eD  1832  [losas  emprendió 

guerra  contra  los  indios  del  Sur  y  se  pqso  al  frente  de  las  tropas 
no  admitiendo  la  reelección  de  la  presidencia:  esta  guerra  produ- 
jo la  anexión  de  grandes  territorios  que  en  parte  distribuya  R  k 
sas  entre  su  familia  y  sus  amigos;  partidarios:  Baleares  ocupd 
la  presidencia,  formo  un  partido  numero-.»,  y  favorecid  la-  ten- 
dencias liberales,  pero  esto  irrit.'  i  los  partidaria  den- 
tro de  Buenos-Aires  triunfaron  las  bandas  del  general  federalista 
con  no  pocos  atropellos  y  matan/a-  al  grito  de  u  mueran  los  salvj 
unitarios":  la  Asamblea  confirió  ú  I'  der  absoluto  por  cinco 
anos  confirmado  por  el  sufragio  universal:  el  poder  legislafn 
concreto  a  funciones  secundarias;  los  que  podían  competir  en  in- 
flujo «)  prestigio  con  Rosas,  eran  '  alejados  ÍQuÍTÓ- 
ga,  López):  SU  modode  ver  la  calidad  de  !<  -  estrai  '¡uie- 
nes  (pieria  obligar  i  los  mismos  servicios  que  ;í  los  nacionales,  le 
trajo  dificultades  exteriores;  Francia  rechazo  ese  principio,  pidió 
reparación  de  agravios  inferidos  i  los  SUJOS,  y  como  no  la  obtu* 
viera,  el  almirante  Leblanc  bloquea  el   puerto  de  Buenos-Aires 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  437 

(1838):  en  el  interior  (lela  confederación  aparecían  graves  desa- 
venencias contra  el  dictador;  Rivera  desde  el  Uruguay  favorecía 
las  insurrecciones  argentinas;  Rosas  intervino  en  favor  de  Oribe, 
con  el  intento  de  unir  á  la  confederación  la  República  oriental: 
esta  guerra  duro  con  leves  alternativas  catorce  años:  en  1845 
Francia  é  Inglaterra  por  un  tratado  que  ajustaron  á  iniciativa  del 
Brasil,  intervinieron  aunque  solo  con  sus  escuadras:  destruyeron 
la  flota  argentina  y  levantaron  el.  bloqueo  del  puerto  de  Montevi- 
des:  los  uruguayos  habían  llevado  la  guerra  á  Entre-Ríos  y  Cor- 
rientes, ausiliando  á  los  enemigos  de  Rosas  reelegido  en  1840  por 
otros  cinco  años  (el  mismo  año  termino  el  conflicto  franco-argen- 
tino sobre  reclamaciones):  las  tropas  del  jefe  argentino  vencían  en 
las  provincias  cometiendo  incalificables  escesos  (confiscación  y 
proscripciones  en  masa).  Distinguióse  en  esta  campaña  por  áu 
crueldad  y  por  sus  victorias  el  general  Don  Justo  Urquiza  que 
aunque  ocultaba  sus  aspiraciones  era  tenido  por  émulo  y  secreto 
adversario  del  dictador:  en  el  esterior  los  emigrados  y  los  escri- 
tores independientes  ponían  de  relieve  los  vicios  y  abusos  de  Ro- 
sas, los  crímenes  y  maldades  que  impled  para  sostenerse  en  el 
gobierno.  Urquiza,  mas  sañudo  aun  y  vengativo  que  Rosas,  go- 
bernaba la  provincia  de  Entre-Rios:  su  conducta  ademas  de  cri- 
minal era  baja  pues  siendo  tendero  de  oficio,  prohibió  todas  las 
tiendas  gfin  autorizar  mas  que  a  sus  amigos  con  quienes  entraba 
en  participación  de  ganancias:  buscaba  ocasión  para  derribar  al 
dictador  de  Buenos-Aires,  pero  esperando  el  momento  propicio, 
y  de  resultados  mas  seguros:  en  1851  la  cooperación  del  Brasil  le 
decidió,  tomando  por  pretesto  la  conveniencia  de  organizar  de- 
finitivamente la  federación:  cada  cinco  años  Rosas  presentaba  Ya 
renuncia  del  poder  en  la  seguridad  de  que  no  se  le  aceptaría;  af- 
ilora Urquiza  á  nombre  de  la  provincia  de  Entre-Rios  eludía  la 
costumbre,  y  uniéndose  al  Brasil  y  el  Uruguay  promovió  la  guer- 
ra que  concluiría  con  la  dictadura  de  Rosas;  la  provincia  de  Cor- 
rientes se  alzó  también  á  oscitación  de  su  gobernador  Yirasoro: 
Urquiza  se  puso  en  movimiento  con  un  ejército  hacia  el  Uruguay, 
hizo  capitular  a  Oribe,  jefe  de  las  fuerzas  de  Rosas  .que  asediaban. 
á  Montevideo,  y  reunidas  todas  las  tropas  coaligadas,  en  número 
de  treinta  mil  hombres,  se  encargó  el  mando  á  Urquiza;  la  pro- 
vincia de  Santa  Fe  se  unió  á  la  coalición:  Rosas  con  treinta  y 
cinco  mil  hombres,  esperaba  cerca  de  la  hacienda  de  Monte- 
.Caseros,  donde  se  dio  la  acción  (3  Febrero  de  1852)  venciendo 
Urquiza  apenar  de  su  incompetencia  militar:  Rosas  huyó  y  se  em- 
barcó al  siguiente  dia  para  Irlanda.  Encargado  de  la  presidencia 
el  Dr.  López  presentó  luego  la  dimisión  sucediéndole  el  general 
Pinto:  convocada  la  Asamblea,  Urquiza  la  disolvió  al  poco  tiem- 
po dando  el  gobierno  de  Buenos- Aires  al  general   Galán;   la   era- 


438  COMFEKDIO 

dad  arrojó  al  gobernador  y  se  declaró  independiente,  mantenién- 
dose asi  sin  embargo  del  asedio  que  la  puso  Urquiza  y  que  do 
produjo  resoltados . 

Urquiza.  nombrado  Director  Supremo,  estableció  el  gobierno  en 
Paraná  y  reconoció  la  independencia  de  Buenos- Aires  que  presi- 
dia el  Dr.  Obligado:  los  hombres  mas  notables  de  la  oposición, 
Mitré,  Pareja,  Pórtela.  Ortiz  y  otros,  habían  sido  embarcados  en 
nú  buque  de  guerra:  separadas  las  dbs  secciones  de  la  confedera- 
ción argentina,  se  establecieron  pactos  para  la  mejor  inteligencia, 
y  comenzaron  á  desarrollarse  los  progresos  materiales:  I'rquiza 
quería  anudar  el  pacto  federal  y  provoco' dificultades  que  no  tuvie- 
ron consecuencias  serias  hasta  1:859  en  que  las  provincias  se  mani- 
festaron resueltas  á  que  in  je  Buenos-Aires  en  la  confedera- 
ción: el  general  Mitré  fué  derrotado  por  Urquiza  en  la  batalla  de 
Cepeda  (23  Octubre  de  1  859  l,  y  be  lirmó  nn  tratado  por  él  cual  se 
reconstituía  la  unidad  entre  los    Esta*  rgentinos.   Kl   general 

Urquiza  cedió  el  pu<  sto  .■'  Don  Santiago  Denjui  elegido   por 
años:  Mitre,  era  gobernador  de  Buenos-Aire  algunas  dificul- 

tades que  estuvieron  a  punto  de  producir  un    seguid.»  cht 
celebráronlas  fiestas  de  la  paz     Petfola   tranquilidad    nn   tardri 
en  alterarse  en  toda  la  Bepublica  i  consecuencia  de  una- resolu- 
ción en  San  .luán  donde  fberon  asesinad  berriador  Virásóro, 
su  hermano  y  algunos  de  bus  parciales.  Nombrada   una  comi 
que  acudiera  al  lugar  de  1"-  sucesos,  el  preside! 
Don  Juan  Saa  venció  alo            iluciónarios    haciendo  acomp 
la  victoria  de  niini'                                                incia  d  loba    fué 

también  invadida  y  cayeron  las  nitorid;i  f  al  unitarismo 

que  sostenía  Buenos-Aires:  Iban  árotóf>erse  las  hostill  mttfe 

las  dos   '•''•iones  unidas,  cuando  mediaron  loa   representantes   de 
Francia  é  Inglaterra,  pero  tr  ¡tóciones  sin  éxito  el   ESstado 

de  Imenos-Airesy  el  gobierno  confederado  llegaron  ú  las  manos: 
en  la  batalhule  Pavón,  (17   Setembrt  nadie  ak 

ventajas  materiales  de  aunque   ->'  Bnenos-Air 

ventajas  morales  por  el  pánico  délos  confeden  cobiernó 

de  Paraná  rennncWy  las  fu<  i  •  apoderaron  de  la 

escuadra  federal:  la  confederación  estaba  disuelta.  Kl 
Mitré  ocup<>  la  presidencia  de  la  República  Argentina:  poco  mas 
tarde  tuvo  lugar  la  guerra  contra  el  Paraguay,  mientras  la-  pro* 
vincias  se  desligaban  siguiendo  diferentes  tendencia-.  El  Dr.  Sar- 
miento entró  d  presidirla  República  en  Octubre  dé  I  jus- 
tifieden  él  gobierno  clamo!'  que  como  publicista  había  manifes- 
tado por  la  instrucción  publica  y  por  el  progreso:  [Jrquíza  se  in- 
clinaba i  la  conciliación  de  loa  partidos  (fué  asesinado  en  Abril  de 
IB70):  i  la  muerte  de  Urquiza  hubocaihbios  esenciales  en  la  pr<»- 
vincia  de  Entre-Riós,  y  en  ISTI  las  tropas  argentinas  destruyeron 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  439 

al  ejército  de  López  Jordán  que  se  habia  hecho  Presidente  de  la 
provincia  de  un  modo  violento.  Al  terminar  la  lucha  con  el  Para- 
guay, ocurrieron  dificultades  entre  el  Brasil  y  la  República  Ar- 
gentina, pero  se  hizo  un  arreglo  amistoso.  La  cuestión  con  la  Re- 
pública chilena  sobre  derechos  á  colonizar  la  Patagonia,  está 
todavía  pendiente:  ninguno  de  los  dos  países  tiene  población  de 
sobra  y  no  se  hace  por  tanto  perentorio  el  desenlace.  La  presi- 
dencia del  Dr.  Sarmiento  concluyó  en  1874,  y  se  eligió  al  Doctor 
Don  Nicolás  Avellaneda:  el  opositor  general  Mitré  se  alzó  en  ar- 
mas por  creer  que  en  la  votación  se  habían  cometido  fraudes:  el 
ejército  á  las  órdenes  del  Dr.  Sarmiento  obtuvo  la  victoria.  A 
principios  de  1875,  los  jesuítas  y  eidero  alarmaron  á  Buenos- 
Aires  con  las  predicaciones  ultramontanas  y  pidiendo  la  devolu- 
ción de  los  bienes  de  la  iglesia:  una  manifestación  de  estudiantes 
quiso  atravesar  los  patios  de  la  casa  en  que  se  albergaban  los 
jesuítas  que  era  propiedad  nacional;  obtenido  el  permiso,  no  bien 
había  cruzado  el  umbral  de  la  puerta  el  estudiante  que  llevaba 
la  bandera,  los  jesuítas  se  arrojaron  sobre  él,  le  derribaron  y  le 
cortaron  la  cabeza;  los  primeros  que  le  seguían  cayeron  muertos 
ó  salieron  heridos:  la  muchedumbre  invadió  la  casa,  mató  á  to- 
dos los  jesuítas,  y  luego  corrió  al  palacio  arzobispal  y  registró 
el  edificio  y  los  papeles  de  la  curia:  el  arzobispo  habia  huido. 

La  República  Argentina  como  el  resto  de  la  América  no  tiene 
otro  obstáculo  verdadero  para  su  desenvolvimiento  que  el  ultra- 
montanismo,  base  de  todos  los  conflictos  y  núcleo  de  fuerzas  siem- 
pre dispuestas  á  perturbar  los  pueblos  donde  quiera  que  haya  de 
ganar  algo  la  teocracia  ó  que  importe  á  cualquiera  de  los  intereses 
tradicionales  ele  fuera  ó  dentro  de  los  Estados:  de  ahi  que  todos 
los  caziquismos  egoístas  hayan  encontrado  amparo  á  espensas  de 
la  libertad  y  de  la  paz  de  las  jóvenes  Repúblicas.  Son  tantas  y 
tan  poderosas  las  energías  de  los  pueblos  del  Sur,  que  aun  envuel- 
tos en  luchas  desastrosas  han  visto  crecer  sus  recursos,  su  repre- 
sentación y  su  vitalidad:  la  República  Argentina  hace  un  comer- 
cio de  mas  de  cien  millones  de  pesos,  está  en  relación  coa.  todas 
las  plazas  del  mundo,  y  afluye  una  inmigración  numerosa  y  tra- 
bajadora. Alsina,  Mitré,  el  Dr.  Sarmiento  y  otros  hombres  polí- 
ticos de  tanta  inteligencia  como  honradez  y  patriotismo,  señalan 
un  camhio  de  rumbo  en  la  política  de  aquel  dilatado  pais. 

Chile. — El  Presidente,  general  Don  Joaquín  Prieto,  elegido 
-en  1830,  tuvo  de  vice-presidente  y  consejero  á  Don  Diego  Por- 
tales, hombre  de  gran  capacidad  que  realmente  gobernó  durante  la 
vice-precidencia,  la  cual  suprimió  por  innecesaria  cuando  ya  habia 
impreso  su  política  en  el  gobierno.  En  1833  se  reformó  la  cons- 
titución estableciendo  entre  otras  menos  visibles   modificaciones, 


440  COMPENDIO 

la  duración  por  diez  años  del  periodo  presidencial  con  la  reelec- 
ción por  una  sola  vez  (en  1871  se  ha  derogado  la  prescripción  re- 
ferente ¿  la  reelegibilidad). 

El  general  Santa  Cruz  jefe  de  la  confederación  peni-boliviana, 
proporcionó  armas  y  barcos  ¿í  Freiré  y  otros  desterrados  chi- 
lenos para  que  iniciaran  la  guerra  civil:  habia  ademas  puesto 
restricciones  al  comercio  de  Miile:  la  espedicion  de  Freiré 
frustro'  (1836)  cayendo  prisionero  con  casi  todos  los  espedieio- 
narios.  El  gobierno  chileno  declaró  h  guerra  í  Santa  Cruz:  m 
escuadra  apresó  algunos  buques  peruanos,  y  la  actividad  de 
Portales,  vuelto  al  poder  ante  los  peligros  del  pai¿  anifesto 

en  todos  los  preparativos  y  determinaciones:  debía  embarcarse 
en  1837  con  un  ejército  de  cinqp  mil  hombres  en  Ouillota  y  quiso 
el  mismo  Portales  presenciar  las  maniobra-.  Pasaade  revista  rf 
las  tropa-,  se  -ublevó  el  coronel  Yidaurre  epll  un  batallón,  pren- 
dió ií  Pórtales  obligándole  a  linnar  la  entrega  «le  la  ciudad  de 
Valparaíso,  y  de  la  escuadra:  Vidaurre  marchó  ;í  Valpai 
pero  halló  resistencia  y  quedó  derrotado:  el  ministro  i'  -  fué 

fusilado  por  orden  del  jefe  insprrecto:  poco  mas  tarde  fueron 
fusilados   Yidaurre  y  sus  principales  pedición 

chilena  partid  en  Setiembre  (48*7)  mandada  por  el  general  Blan- 
co Encelada:  desembarcaron  las  tropas  en  May.  tomaron  la 
efudad   de   Arequipa  organizando  el  gobierno*  del   Berú   con  la 

ideneia  del  evncral   Laíucnte:   un  tratado  de  paz  (Noviembm) 

reconocía   la  deuda  de  un  milico)  ochocientos  mil 
de  Chile:  al  ano  siguiente  1838  su 

(lela  confederación  perú-boliviana  con   las   Repúblicas   chilena 
y  argentina,    tanto  por   perjuicios  del  comando  cuanta 
bitos   reclamado-   al   Perú:  cinco  mil   espedioionaríofi  desembar- 
caron tí  las  órdenes  del  general  Bulnes  frente     i  dterv 
rotaron  las  tropas  de  Santa  Cruz  f  entraron  tn  Unía:  Gtan 
rué  colocado  rn  la  presidencia;  luego  los  partidarios  *\r  Santa 

Cruz    se    agruparon    cu    ejército   considera!»!.'.    (íamarra    evacué 

Lima  eon  el  general  Bulnes,  pero  en  la  batalla  de  Yancas  q 
enteramente  derrotado  Santa   Cruz;  la  paz  se  i  iida 

En  184]  el  -enera!  Don  Manuel  Bulnes  gido  Presiden- 

te,  administró  eon  acierto  loe  intereses  de  la  República  y  en- 
tré  en  relaciones  eon  la  antigua  metrópoli  previo  mcoaariiinion 
t»)  de  la   independencia. 

En  185]   se   hicieron  las  alecciones  en  media  de  una 
efervescencia;  Ide  dos   partidas   radical  y  oonsemrador,  lucharen 
con  el   mayor  empeño:   triunfo  el   candidato  conservador    Don 
Manuel  Montt,  hubo  algunas  sublevaciones  populares  de  |&j  <-ua- 

-alio  vencedor  el  general  Biún  reveló  una 

mas  liberal  que   lo  (¡ue  podía  esperarse  de  las  condiciones  del 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  441 

partido  victorioso;  no  rechazando  sistemáticamente  ninguna  re- 
forma útil,  comprendiendo  las  exijencias  de  la  época,  se  separo 
de  las  prácticas  habituales  de  los  conservadores  é  inauguró  un 
periodo  de  paz,  de  progreso  y  de  respeto  á  las  leyes,  sin  oponer 
resistencia  á  la  opinión  libremente  manifestada.  Don  José  Joa- 
quín López  se  elevó  á  la  primera  magistratura  del  Estado  en 
1861;  pertenecía  al  partido  liberal,  y  se  advirtió  el  caso  sin- 
gular de  haber  obtenido  los  sufragios  de  todos  los  compromi- 
sarios menos  de  dos  que  no  llegaron  á  tiempo  para  emitir  su  voto 
y  que  después  se  adhirieron:  el  Presidente  Montt  por  evitar 
discordias  abandonó  la  protección  del  candidato  conservador 
Don  Antonio  Yaras,  y  recomendó  la  unión  en  la  candidatura 
liberal:  el  primer  proyecto  del  G-obierno  fué  el  de  .una  amnistía 
general  que  el  congreso  votó  por  aclamación.  El  Gobierno  de 
Pérez  adolecía  de  debilidad;  queriendo  conciliar  los  partidos,  no 
obedeció  ni  los  principios  liberales  en  la  es  tensión  que  reclama- 
ban los  radicales,  ni  las  prácticas  conservadoras  que  invocaban 
sus  contrarios;  sin  embargo  hizo  lo  que  pudo  por  concordar  las 
opiniones,  ó  mantener  en  otro  caso  la  lucha  en  la  esfera  de  la 
razón  y  de  las  ideas. 

En  1864,  la  ocupación  de  las  islas  Chinchas,  propiedad  del 
Perú,  por  la  escuadra  española,  produjo  una  estraordinaria  agi- 
tación en  toda  la  República  chilena:  en  las  ciudades  se  hicie- 
ron vivas  manifestaciones  en  favor  de  los  peruanos  y  contra 
España:  después  del  frágil  tratado  del  Callao,  el  Gobierno  de 
España  reclamó  de  agravios,  pero  mediante  esplicaciones  quedó 
satisfecho  el  representante  español  en  Santiago,  á  pesar  de  esto 
el  Gobierno  de  España  no  se  satisñzo,  y  envió  al  almirante 
Pareja  con  una  escuadra:  el  17  de  Setiembre  de  1865,  el  almi- 
rante se  presentó  en  el  puerto  de  Valparaíso,  y  el  18  dirijió 
un  ultimátum  al  Gobierno  de  Chile,  exigiendo  el  saludo  de 
veintiún  cañonazos  á  la  bandera  española,  y  esplicaciones  in- 
mediatas sobre  todas  las  reclamaciones  pendientes:  el  ministro 
Cobarrubias  se  negó  sin  que  alcanzara  mayor  éxito  un  segundo 
idtimatum  del  22  de  Setiembre.  El  Presidente  Pérez  publicó  una 
alocución  esponiendo  la  resolución  ele  resistir  á  todo  trance  y 
el  congreso  votó  veinte  millones  de  pesos  para  atender  á  la 
guerra,  mientras  el  almirante  Pareja  declaraba  bloqueados  los 
puertos  de  Valparaíso,  Coquimbo.  Herradura,  Caldera  y  Tal- 
cahuano:  en  cambio  el  Gobierno  abrió  treinta  y  ocho  puertos 
libres  de  derechos  de  aduanas.  En  Noviembre  la  corbeta  chi- 
lena "Esmeralda"  abordó  á  la  española  "Covadonga"  y  se  apo- 
deró de  ella:  al  conocer  este  suceso  el  almirante  Pareja,  se 
suicidó:  Méndez  Nuñez  tomó  el  mando  de  la  escuadra  española: 
en   Marzo    de   1866,   Méndez    Nuñez  bombardeó  Valparaíso:   á 


142  ÜOMJPKNWO 

mitad  de  Abril  levantó  el  bloqueo  y  se  retiro  con  la  escuadra. 
En  todo  ese  erítieo  periodo,  nada  se  alteraron  las  leves  inte- 
riores: la  libertad  continuó  imperando,  y  cada  dia  adquirían 
mas  robustez  las  instituciones  y  mas  garantías  el  orden  público: 
terminada  la  guerra,  el  Gobierne  dio  mayor  impulso  A  la  ma- 
rina y  ;í  las  obras  de  fortificación,  reduciendo  al  mismo  tiempo  el 
ejército  permanente:   la    República  adquirí  s  territorios 

en  la  Araucania. 

En  1871  recayó  la  elección  presidencial  en  Brrasnriz:  <-ues- 
tiones  sobre  posesión  de  la  Araucania  y  Panuronia  con  la  Confe- 
deración argentina,  y  con  Bolivia  sobre  límites,  terminaron  satis- 
íiicloriii  fuente  en  los  dos  primeros  anos  del  gobierno  de    KrraMiriz. 

La    República  chilena  mas    prestigiada    mi    la    América 

latina  por  BU  discreción  política,  por  el  afianzamiento  de  bus 
libertades,  buen  juicio  de  los  partidos,  y  adelantos  qae  se  lian 
hecho  continuadamente  desde  la  independencia.  La  constitución 
de  1833  abolió  la  esclavitud;  pero  aun  allí  el  ultrainontanisino 
procura  ganar  terreno  y  produce  perturbaciones  si  bien  basta 
ahora  90D  dominadas  con  facilidad.  La  instrucción  publk 
protejido  por  todo-  1<>-  gobiernos  >í  quienes  sirve  de  lemf 
principio  de  que  la  base  necesaria  de  la  prosperidad  y  de  la 
verdadera  y  sólida    libertad,  ilustración    nacional 

minos  de  hierro   unen   los   principal'  la    República; 

el    telégrafo   enla/a    con    !<»-    EgtJ  por    encima  de  los 

Andes,  y  el  cable  con  Bdrop&.    La  guerra  con  España  perju 
el  comercio  de  Chile  y  muy  gravemente  1<>-  intereses  de  los 
pañoles  en  aquella  y  otras  regiones  del  uuevo   nram  tase 

en  la  política  chilena  un  j»i  evidente  sobre  losdemas  Estados 

latinos  de  Ann'rica  y  Europa:  '*i  partido  que  cu  los  demás  pue- 
blos se  llama  conservador  con  afinidades  ¿adicionales  y  que  ha 
engenditodo  casi  todos  los  despotismos  contemporáneos,  nada  üe- 
ne  de  coman  con  los  conservadores  chilenos,  que  sin  de 
de  los  tiempos  ni  eludir  las  legítimas  necesidades  del  ¡ 
avienen   ;í  las    ciivmittancias  admitiendo    los  resultado-  naturales 

de   las  grandes  revoluciones  de  un   siglo. 

Haití  y  Santo  DOMINGO,      luida  la    República  bajo  la  pf 
delicia    de    Uoyer.    no  cesaron    las  dificultades  ni  las    luchas,  ni  el 
principio   de    igualdad    QUé  se    proclamara    existia    mas    <}Ue    en 
las   leyes,   no  en  la   practica  ni  en  los  raétod  gobierno:  la 

oposición  del  general   Boyer  pedia  desde  i  cumplimiento 

de   las  promesas  hechas:  en  1833,  los  diputados   I  Ierard-Dumesle 

y  Saint-Preux  fueron  espulsados  déla  Cámara,  peio  años  des- 
pués volvían  al  Congreso,  y  fortalecidos  sus  partidarios  en  L839 
eligieron  &  i  Ierard-Dumesle    presidente  de  la  ('amara  de  fépre- 


DE     LA     IIISTOKIA    UNIVERSAL.  443 

sentantes,  sin  que  por  esto  se  ganara  por  entonces  terreno: 
Boyer  arrojó  de  la  Asamblea  á  los  principales  de  sus  adver- 
sarios; repitió  el  mismo  abuso  en  1842  al  verse  derrotado  en 
los  comicios.  En  Febrero  de  1843  se  sublevó  la  ciudad  de  Cayes 
en  demanda  d%  la  sustitución  de  Boyer  y  todo  el  Sur  de  la  isla 
secundó  la  insurrección  organizando  un  gobierno  provisional:  el 
Presidente  renunció  el  puesto  y  se  emloarcó  para  Jamaica.  La 
sección  española  de  la  isla  aprovechó  la  revolución  constituyén- 
dose en  República  independiente. 

Haití. — 0.  L.  Herard  ocupó  la  presidencia  de  Haití;  pero 
luego  triunfó  la  raza  negra  y  elevó  á  su  candidato  general 
Guerrier;  le  sucedió  Pierrot  derribado  en  seguida  por  Biché 
que  guiado  por  buenas  intenciones  comenzaba  á  realizar  su  plan 
de  reforma  cuando  murió:  el  senado  nombró  Presidente  á  Faus- 
tino Soulouque  hombre  vano  y  superticioso  que  se  atrajo  las 
burlas  ó  los  odios  de  las  personas  ilustradas:  Soulouque  se  ven- 
gó de  sus  enemigos  por  medio  de  matanzas  y  saqueos.  En 
1849  le  nombraron  emperador  con  el  título  de  Faustino  I,  y  se 
estableció  una  aristocracia,  una  orden  de  la  legión  de  honor,  y 
privilegios  difíciles  de  arraigar:  Soulouque  quería  parecerse  ¿í 
Napoleón.  Así  gobernó  diez  años  por  el  espanto  y  la  tiranía: 
deseando  unir  la  isla  con  el  territorio  separado  a  la  caída  de 
Boyer,  emprendió  guerras  largas  y  sin  éxito  á  la  República  domi- 
nicana: en  1859  el  general  Geffrard  hizo  la  revolución  y  fué 
elegido  presidente;  luego  tuvo  que  luchar  con  otras  ambiciones, 
siendo  al  ftn  derrotado  en  1867  •  por  el  general  Salnave:  las 
revoluciones  han  continuado  sin  descanso  ofreciendo  aquel  pais 
un  cuadro  de  cambios,  caídas  y  triunfos,  solo  comparable  al 
de  la   República   dominicana. 

República  dominicana. — Ei  general  Don  Pedro  Santa- Ana 
que  dirijió  el  movimiento  de  separación  de  Haití  á  la  caida 
de  Boyer,  ocupó  la  presidencia  por  cuatro  años:  le  sucedió  el 
general  Baez  y  en  1852  se  eligió  de  nuevo  ú.  Santa- Ana,  reem- 
plazado en  1856  por  el  general  Alfan:  en  tocio  el  tiempo  del 
imperio  de  Soulouque  en  Haití,  la  República  dominicana  es- 
tuvo amenazada  y  en  guerra  con  sus  vecinos.  ¿í  la  vez  que  en  el 
interior  pugnaban  las  ambiciones  de  los  generales,  y  se  aniqui- 
laba la  hacienda.  Desde  tiempo  atrás  algunos  dominicanos  in- 
tentaban solicitar  el  protectorado  de  una  potencia  estrangera 
que  les  pusiese  al  abrigo  de  las  hostilidades  de  Haití.  Vuelto 
al  poder  Santa- Ana,  promovió  en  Marzo  ele  1861  una  decla- 
ración anexionista  ¡í  España,  proclamando  la  soberanía  de  la 
reina   Doña  Isabel    ÍT.  Por  un  decreto  de  19  de  Mavo,    el  Go- 


144  COMPENDIO 

bienio  español  incorporaba  la  República  de  Santo  Domingo  a 
la  monarquía:  el  Presidente  de  Haití  genei'al  Geffrard  proteste' 
en  un  manifiesto  comunicado  á  todas  las  naciones;  la  mayor  parte 
de  los  Estados  de  Sur  América  protestaron  también:  se  envia- 
ron tropas  y  barcos  de  guerra  de  la  isla  de  Qfba,  y  represen- 
tantes de  España  tomaron  posesión  del  territorio  á  nombre  de 
la  reina.  En  1863  el  general  dominicano  Pimentel  proclamó 
la  independencia  y  principio  la  guerra:  en  Julio  de  1865  las 
tropas  españolas  evacuaron  la  isla:  se  constituyó  un  gobierno 
provisional  presidido  por  el  general  Cabral.  y  en  18GG  las  cortes 
constituyentes  nombraron  í  Baex  derrocado  luego  por  Cabral  y 
triunfante  otra  vez  en  1868:  las  discordias  intestina 
dieron  con  leves  interrupciones  hastia  la  presidencia  de  Don 
Ignacio  Maria  González,  en  1873  qnfc  aseguró  temporalmente 
<\\y.  <-<m  medidas  acertadas:  no  duní  macho  la  tranquilidad: 
puede  decirse  nue  la  guerra  civil  es  la  situación  normal  de  la- 
dos Repúblicas  de  la  isla:  el  din  que  las  instituci  unen 
asiento.  Santo  Domingo  podrá  revelar  la-  grandes  riquezas  que 
entraña  un  suelo  tan  pródigo  y  capaz  de  contener  un  número 
de  habitantes  diez  veces  mayor.  La  mezcla  de  \  ida  una 
de  hi<  cuales  quiere  prjep  i .  es  un  obstáculo  para  la 
solidacion  de  la  pa/:  en  Haití  dominan  loe 
rivalidades  entre  ellos  que  las  otras  razas  déla  República  do- 
minicana. 

El  paso  del  Gobierno  español  aceptando  la  anexión  fué  pre- 
cipitado y  perjudicial:  ni  la  opinión  se  había  manifestado  libre 
y  espontáneamente,  ni  era  posible  que  se  mantuviera  la  paz 
los  celos  que  el  dominio  estrangero  despertaría  en  Haití:  la  na- 
ción española  perdió  veinte  mil  soldados  que  murieron  sin  glo- 
ria y  sin  verdadero  provecho,  y  la  influencia  moral  «le  la  pe- 
nínsula quedd  mal  parada  por  actos  de  un  gobierno  impre\ 
(¡ue  únicamente  buscaba  prestigio  de  partido  en  engrandecimien- 
tos innecesarios  >'•  inoportunos  y  esponiéndoí  com- 
plicaciones. 


PÁRRAFO  X 
América  C  eittral. 


La  regioa conocida  con  el  nombre   de    Aamérica   Central,   (,-t.í 

entre  las  dos  grandes  masa-  de  tierra  del  nuevo  mundo:  el  conti- 
nente se  estiende  al  Norte  hasta  mas  all;í  de  los  setenta  y  ocho 
grados  de  latitud  y  al  Sur  hasta  los  cincuenta    y  cinco:  por   el  la- 


DE   LA    HISTORJA  UNIVERSAL  445 

go  de  Nicaragua  pasaría  la  línea  que  dividiera  en  dos  partes 
iguales  la  América  entre  los  paralelos  estreñios  septentrional  y 
meridional:  la  posición  de  Centro-América  es  ventajosa  para  el 
comercio  y  puede  ofrecer,  sino  se  anticipa  Colombia,  medio  de 
comunicar  el  Analítico  y  el  Pacífico;  preyecto  que  se  abrigaba  de 
antiguo  y  que  en  la  actualidad  vuelve  á  ser  considerado  como  de 
importancia  primera  para  los  intereses  de  los  Estados  centrales. 
Delante  de  la  América-Central  hay  una  cadena  de  islas  grandes  y 
pequeñas  como  parte  de  un  muro  compacto  que  debió  en  otras 
épocas  cerrar  el  paso  á  las  aguas  del  Océano  Atlántico:  entre 
las  islas  y  la  costa  continental,  se  forman  dos  mares  interiores:  el 
golfo  de  Méjico  que  recibe  y  devuelve  las  aguas  al  Atlántico  por  el 
canal  de  la  Florida  entre  el  estremo  Sur  de  la  península  de  ese 
nombre  y  el  punto  mas  al  Norte  de  la  isla  de  Cuba  rasando  el 
trópico  y  luego  á  través  de  las  Bahamas,  Lucayas  y  otras  peque- 
ñas islas,  y  se  comunica  con  el  mar  de  las  Antillas  por  el  canal  de 
Yucatán  entre  el  cabo  Catoche  de  esa  península  y  el  de  San  An- 
tonio de  Cuba;  el  mar  ele  las  Antillas  está  en  relación  con  el  Golfo 
de  Méjico  por  el  canal  de  Yucatán,  y  con  el  Atlántico  por  el  Paso 
del  viento,  entre  el  cabo  Mayxí  al  oriente  de  Cuba  y  el  de  San 
Nicolás  al  Occidente  ele  Santo  Domingo:  por  el  canal  de  la  Mona 
entre  las  islas  de  Santo  Domingo  y  Puerto-Rico,  y  por  los  interme- 
dios de  las  pequeñas  Antillas  que  desde  el  Este  de  Puerto-Rico  se 
dilatan  en  un  arco  hasta  las  bocas  del  Orinoco  en  el  Noroeste  de 
Venezuela. 

Está  comprendida  Centro- América  entre  los  ocho  grados  diez 
minutos,  y  los  diez  y  nueve  y  diez  y  ocho  minutos  de  latitud  Nor- 
te: la  superficie  es  de  ciento  sesenta  y  cinco  mil  millas  cuadradas. 
Cristóbal  Colon  descubrió  la  costa  de  Honduras,  Nicaragua  y 
Costa-rica  en  su  cuarto  viaje,  cuando  mas  empeñado  estaba  en 
buscar  un  paso  que  comunicase  con  el  Oriente  á  través  del  itsmo 
de  Darien:  mucho  tiempo  transcurrid  antes  de  que  se  hicieran  nue- 
vas esploraciones  en  la  costa  de  la  América  central:  en  1516  ellicen- 
ciado  Espinosa  y  los  capitanes  Hernando  Ponce  y  Bartolomé 
Hurtado  reconocieron  la  costa  del  Sur  de  Panamá  por  el  Pacífico 
hasta  el  golfo  de  Nicoya:  Gil  González  de  Avila  y  Francisco 
Fernandez  de  Cordova  "conquistaron  desde  1521  Nicaragua,  y 
Alvaro  de  Acuña  y  Juan  Solano,  Costa-rica;  en  1523,  Cristóbal 
de  Olid  marchaba  por  mar  á  la  conquista  de  Honduras  de  urden 
de  Hernán  Cortes,  y  Pedro  de  Alvarado  se  dirigía  por  tierra  á 
Guatemala,  juntándose  en  Honduras  Olid  y  González  de  Avila. 
Los  pueblos  de  Centro- América  diferian  esencialmente  en  civili- 
zación: el  influjo  de  la  familia  tolteca,  mas  adelantaba  que  otras 
naciones,  no  parece  que  se  estendiera  á  los  actuales  territorios  de 
Nicaragua  y  Costa-rica.    Habitaban  la  superficie  de  lo  que  es    a- 


446  *  COMPKNDiO 

hora  la  America  Central,  entre  otras  pueblas  menos  nombrados,  los 
viceitas.  guatusos,  orotinas.  tiribis  talamancas  y  blancos  en  Costa- 
riea:  los  niquiranos  choroteganos.  ehontales  y  earibisi.  con  algunas 
colonias  de  origen  mejicano,  en  Nicaragua;  loa  payos,  jicaques,  ca- 
ribisi.  ehontales  y  otros  en  Honduras;  en  el  Salvador  la  ciudad  mas 
poderosa  era  Cuscatlan  habitando  la  nación  los  pipiles  y  otras  tri- 
bus: en  Guatemala  eran  las  mas  importantes  los  reinos  Quiche  y 
Kachújuel,  ademas  de  los  Poeomanes.  Xutuhiles  y  mames,  pero 
ninguno  de  los  actuales  Kstados  abrazaba  un  reino  ni  grupo  de 
reinos:  el  Payaquí  tenia  territorios  en  Honduras,  el  Salvador  y 
Guatemala  (capitel. Copan);  e\ pueblo  chontal  endia  entre 

Xicsiragna  y  Honduras:  las  divisiones  en  la  forma  que  ahora  exis- 
ten no \ emanan  de jnoti vos  áerln  oonquistasino  de  causas  ulterio- 
ras. I']!  Licenciado  Palacio  al  describir  las  costumbres  de  ios  indios 
de  la  pro vincia  de Guatemala,  cuando  ya$e  había  constituido  la 
Audiencia  que  ejercía  juri  m  sobre  loe  cinco  Estados  de  hoy 

y  ademas  9¿bre  Soconusco  y  Ghiápas,  dice  que  etí  el  territorio  se 
hablaban  las  siguientes  lenguas;  en  Chiapas.  la  ehiapaiiecá,  hoque. 
mexicana,  /o/il  y  zeidanguelen:  en  Soconusco',  la  mejicana 
rupia  y  la  materna  á  bebetlateea;  en  Suchrtcpeqoezy  Cnaahtemalfe, 
la  mamey.  aehi  eiiaahteaialteca.  huta  teca  )  ohirichota:  en 
í/aleos  y  eoshi  de  Gkmzacapan;  la  popolnca  j  pipil ;eu  V>rapaz  la 
poponehi.  caechi,  jrcolehhen  ían Salvador  la  pipil  y  la  chontal; 
"ti  la  valle  de  I  [acá  n  el  de  Chimula  de  ;¡  la  ba- 

cacevastteca  y  la  apay;enSan  Miguel.  Poton.  Itaulepav  Ulna,  la 
oholuteca,  mangue  v  chontal;  en  Honduras  la  alba,  chontal  y  pipil; 
en  Nicaragua,  la  pipil  corrupta,  mangue,  marfblO,  poton  y  chon- 
ta!: en  Teguz-(  .alpa  la  materna  j  mejicana  la  ¡nico- 
j  a  materna  y  mangue  nerita  .í  la  de  d< 
raentos  inéditos  publicados  por  Mendoza  tomo  VI). Costa-rica  era 
lomónos  pablado  d  ion  del  auevn  mundo;  pero  eran eflo- 
recientes la  ciudades  de  Quepo,  Chira  y  ntfBS,  COTOO  Salí 
Kolotlan  (Managua),  Orotina,  Culhuacan,  tficaraocalli,  Ymbita. 
en  Nicaragua;  Copan  y  Teguz-Ghilpa  eu  Hondu  ttlan  en 
San  Salvador,  y  Hadan.  Yxinehé,  T/iqíiinahay.   Xelahu    y   otras 

en  Guatemala. 

Al  descubrirse  América,  las  tribus  que  la  habitaban    hablaban 
según  Muiubitlt  dos  mil  idioma-  y  dialectos,  de  los    cuales  en 
ees  se  estudiaron  algunos  y  no  con  demasiada  atencioi]  ya    poí  el 
carácter  de  los  conquistadores  como  por  el  n<  uto   interés   de 

los  gobiernos  de  aquella  época  para   facilitar  los  estadios  de   los 

pueblos  y  razas:  exceptuando  hombres  notables  y  de  sentimientos 

poca  comunes;  debía  inspirar  leve  cuidado  -í  la  generalidad  loque 
se  reúrmra  a  los  indígenas,  cuando  el  papa  Paulo    11!    -•'  vh 
la  precisión  de  declarar  en  una  bula   (1537)  que  los  indios   eran 


DE  LA   HISTORIA  UNIVERSAL.  447 

seres  racionales;  el  fanatismo  destruyó  muchos  de  los  monumen- 
tos que  revelaban  la  tradición  y  que  quiza  hubiesen  presentado 
menos  oscuro  el  cuadro  de  la  fusión  de  pueblos,  de  las  conquistas 
y  de  las  invasiones,  al  menos  las  inmediatas:  el  mito  y  el  geroglí- 
íico  espresaban  como  en  países  orientales,  tanto  los  pensamientos 
religiosos  como  la  reseña  de  los  sucesos  mas  importantes:  respecto 
á  los  pueblos  de  Centro- America,  seria  imposible  determinar  ni 
cuales  son  los  primeros  habitadores,  ni  qué  naciones  y  en  qué 
épocas  fueron  superponiéndose,  ni  aun  con  exactitud  de  donde 
procedan:  la  ma}Tor  parte  de  los  autores  atribuyen  lí  los  países 
asiáticos  la  ascendencia  de  los  americanos  estableciendo  analogías 
delenguage.  de  religión  y  de  émbolos  entre  unos  y  otros:  los  mi- 
tos de  América  se  hallan  en  general  en  el  Oriente;  sus  ideas  acerca 
de  la  aparición  del  hombre,  del  diluvio  y  de  seres  predestinados 
á  redimir  la  humanidad,  no  varían  en  la  esencia:  los  héroes  no  se 
revelan  de  otro  modo,  encontrándose  semejanzas  tan  grandes, 
como  la  de  Votan  fundador  de  la  dinastía  que  rigió  el  imperio  de 
Xibalba,  con  el  (Mino  seandinavo. 

Cesar  Cantú.  examinándolas  diversas  opiniones  acerca  de  la 
población  de  América,  arguye  la  probabilidad  de  una  invasión  tár- 
tara o  mongólica,  preguntando  como  las  naciones  civilizadas 
de  Méjico  y  el  Perú  pueden  proceder  de  las  hordas  salvages  del 
Norte  del  Asia:  la  distancia  salva  esa  dificultad  que  nada  tiene 
de  invencible:  como  á  través  de  los  tiempos  los  piratas  normandos 
han  podido  producir  unByron,  y  un  Shakespeare  la  raza  de  los 
bárbaros  que  hacían  vasos  del  cráneo  de  sus  enemigos  y  colga- 
ban las  rahezas  de  las  crines  de  los  caballos,  así  las  hordas  sal- 
vages se  tornan  con  los  siglos  en  pueblos  cultos.  La  filología  com- 
parada }  la  etnografía,  mas  pruebas  que  objeciones  nos  dan  acer- 
ca déla  procedencia  asiática  de  los  pueblos  hallados  en  América. 

Las  revoluciones  y  luchas  no  son  menos  frecuentes  y  encarni- 
zadas que  en  Kuropa:  en  Centro-América  como  en  Méjico  y  otros 
países  del  eontinente.  las  rivalidades  de  los  naturales  facilitaban 
la  conquista:  los  Quiches  eran  irreconciliables  enemigos  de  los 
Kachiqueles.  los  nagrandinos  de  los  dirianes.  y  los  poderosos  por 
estender  sus  dominios  y  los  débiles  por  impedirlo,  sostenían 
constantes  guerras,  semillas  de  mortales  odios  que  en  algunos 
puntos  no  se  estinguian  ni  por  la  común  desgracia.  La  conquista 
de  todos  los  países  que  hoy  constituyen  la  América  central,  no 
se  hizo  inmediatamente,  ni  gentes  había  entre  los  conquistadores 
y  colonos  que  por  su  número  pudieran  dominar  toda  la  ostensión 
de  las  tierras  descubiertas.  La  resistencia  mas  grande  se  presente) 
al  Norte  de  la  América  central:  en  Nicaragua  y  Honduras,  divi- 
didos los  indígenas  tan  profundamente  como  los  de  G  uatemala. 
aun  estreinaron   los  medios  de  conquista  ausiliando  á  los  bandos 


448  COMPENDIO 

conquistadores,  en  las  luchas,  de  González  de  Avila.  Fernandez 
de  Córdova,  Olid  y  las  Casas:  ni  estaban  tampoco  tan  adelantados 
al  Sur  como  las  regiones  septentrionales  en  general  dominadas  por 
los  toltecas,  raza  constructora  y  vigorosa  que  había  venido  del 
Norte  y  establecido  un  dilatado  imperio  Inicia  el  siglo  V  de  nues- 
tra era.  Sacudimientos  interiores  en  Méjico,  semejantes  i  los  de 
los  germanos  en  Europa  por  consecuencia  dfe  sucesivas  inmigra- 
ciones del  Norte,  produjeren  una  invasión  tras  otra  por  distintos 
puntos  de  la  America  Central;  establecieron  colonias  y  después 
absorvieron  loa  pueblos  mas  débiles  tomando  nombre-  diversos 
según  la  posición  que  ocupaban;  asi  una  misma  familia  inmigran- 
te, con  el  tiempo  aparece  separada^  desunida  por  resultado  de 
la  primera  división,  prevaleciendo  mas  ó  menos  bu  carácter 
según  sea  la  fuerza  de  los  paisefl  Sometidos,  y  la  mezcla  de  lengua- 
y  de  hábitos:  los  Quiches  constituían  el  pueblo  mas  numeroso  j 
había  ejercido  una  verdadera  heguemonía  .-obre  los  kachiqaeles, 
zutuliiles.  rabinálés  j  otras  naciones  hasta  que  decayeron  en  las 
guerras  con  los  Cachiqueles:  la  hostilidad  entre  ellos  era  agra- 
vada por  por  discordia-  intestinas  no  menos  sangrientas  ni  niñe- 
tas (pie  las  ludias  internacionales:  la  noticia  déla    llegada    de   los 

españoles  á  Méjico  no  fué  motivo  bastante  para  <|i,  tran  las 

desavenencias: quichés,  mames  y  mtfúules  estaban  en  guerra  il  la 
llegada  de  los  españoles  i  quienes  acompañaban  ausiliares  tías 

is  y  a'-ollmas:  en   el  mes  dr  Febrero  de  1524,  Don  Pedro   A\- 

varado  prnetr.i  en  Surliitrprijiic/   y   derrota    i    los  indios   en    1*9 

orillas  del  rio  Tilapa;  el  rey  quicfa  im-UmM   reunid   un   nu- 

meroso ejército  pero  fué  batido  en  diferentes  batallas  (le  mas  im- 
portante ií  orillas  del  rio  Olintepeque),  y  mariden  medio  de  km 
combates:  los  ¡cachiqueles  recibieron  en  paz  al  conquistador  en  bu 
capital  Yxiinché;  los  zutuhiles  y  pipiles  fueron  derrotados  no 
grande  resistencia;  á.1  varado  tuvo  que  aplazar  la  conquista  áe 
Cusoatlan  por  el  mal  tiempo  v  para  reponerlas  fuerza-  quebran- 
tadas de  sus  tropas.  ESo  Junio  se  Comenzó  la  fundación  de  San- 
tiago de  los  Caballeros  que  había  de  «fcr  la  capital  del  pais  invadi- 
do; dosaños  mas  tarde  el  territorio  salvadoreño  c  n  poder 
del  invasor.  Bn  Honduras  j  nicaragua,  Ion  consquistadoré 
disputaban  la  dominación  con  un  encarnizamiento  tan  grande, 
que  los  indígenas  pensaron  en  proveer  á  la  defensa  propia  por 
mucho  tiempo  abandonada:  Alvarado  acudió  y  pacifica  el  pais. 
La  envidias  y  rivalidades  délos  con  |UÍ8tadore^  en  la  iones 
contrates  como  en  el  resto  de  América,  habrían  hecho  imposible 
la  conquista  ;í  no  ser  por  la  superioridad  de  las  arma-  y  por 
el  aúsilio  que  les  proporcionaban  los  mismos  indígenas  ene- 
mistados unos  con  otros  hasta  que  ya  habian  perdido  la 
y  la  oportunidad  de  hacer  triunfar  su  causa.  Cristóbal  de   Olid 


DE    LA    HISTORIA  UNIVERSAL  449 

sé  separó  de  las  ordenes  de  Cortes,  venció  á  las  Casas  enviado  por 
el  conquistador  de  Méjico,  pero  sucumbió  á  consecuencia  de  u- 
na  conjuración  éntrelas  Casas  y  González  de  Avila;  la  misma 
suerte  corrió  después  Fernando  de  Córdova:  los  invasores  no 
eran  menos  implacables  entre  sí  que  con  los  indígenas.  Enviados 
Olid  y  Alvarado  por  Cortes  para  ocupar  tierras  del  Sur  hasta 
el  cabo  Camarón,  ambos  aspirarían  á  formar  gobiernos  inde- 
pendientes, pero  Alvarado  procedió  con  mas  cautela  y  consiguió 
el  resultado  apetecido:  su  gobierno  no  se  estendia  aun  mas  que 
á  Guatemala  y  el  Salvador,  habiendo  en  Honduras,  Nicaragua 
y  Costar ica  gobernadores  particulares  no  poco  celosos  entre  sí: 
todos  querian  depender  inmediatamente  del  rey  de  España  para 
evitar  la  vigilancia  de  una  autoridad  mas  próxima.  En  un  viaje 
á  Honduras,  Cortes  dejó  de  gobernador  a  Fernando  de  Saave- 
dra  quien  pronto  se  vio  atacado  por  tropas  de  Pedro  Arias 
Dávila:  el  rey  de  España  enviaba  de  Gobernador  de  Nicaragua 
á  Diego  López  Salcedo,  y  no  siendo  reconocido  venció  á  Saave- 
clra  y  lo  desterró  á  Cuba:  Nicaragua  y  Honduras  no  estaban 
separadas  todavía:  la  lucha  siguió  entre  los  pretendientes:  Dá- 
vila hizo  un  viaje  á  España  y  obtuvo  el  gobierno  de  Nicaragua 
debiendo  dejar  á  Salcedo  el  de  Honduras:  los  indígenas  subleva- 
dos en  ambas  regiones  fueron  duramente  sometidos.  La  audien- 
cia de  Panamá  ejercía  jurisdicción  en  Costarica,  Nicaragua  y 
parte  de  Honduras;  aunque  desde  el  principióse  espuso  la  con- 
veniencia de  establecer  una  Audiencia  para  Centro-América,  Al- 
varado  resistió  y  logró  evitarlo;  pero  en  seguida  de  su  muerte, 
(1541)  se  organizó  la  Audiencia  de  los  confines  que  residió  pri- 
mero en  Comayagua,  después  en  Gracias  y  mas  tarde  pasó  á  la 
Capital  del  reino  de  Guatemala,  abrazando  Soconusco,  Chiapa, 
Guatemala,  Yerapaz,  Honduras,  Nicaragua  y  Costarica  (en  Gua- 
temala está  comprendido  el  actual  territorio  del  Salvador,  según 
la  ''demarcación  y  división  de  las  Indias,  códice  J.  15,  colección 
por  Mendoza).  Alvarado  solicitaba  el  Gobierno  de  Honduras 
para  unirlo  á  Guatemala;  pretensión  combatida  por  el  adelanta- 
do Francisco  de  Montejo  que  en  sus  cartas  al  rey  Don  Carlos 
(dos  fechadas  en  primero  de  Junio  de  1539,  y  otra  el  25  Agosto, 
tomo  II  de  la  colección  de  Mendoza)  prueba  su  animosidad  con- 
tra Alvarado  lo  mismo  que  este  contra  Montejo  en  su  carta  al 
rey  (fecha  4  Agosto  1539).  De  esos  documentos  se  desprende 
la  dificultad  de  que  en  la  metrópoli  pudiera  procederse  con  im- 
parcialidad cuando  las  partes  que  recurren,  exageran  tanto 
sus  méritos  y  servicios  como  atenúan  ó  niegan  los  del  contrario: 
lo  mismo  debia  pasar  en  las  cosas  de  la  administración  y  del 
gobierno;  cada  cual  alega  en  su  favor  atribuyendo  á  otros  los 
desaciertos,  ocultándolos  ó  negándolos  v  buscando  los  intereses  v 

29 


40 O  COMPENDIO 

ventajas  personales  por  encima  de  la  justicia,  sin  que  nunca  tai- 
taran  testimonios    para  dejar  impunes  los  abusos. 

El  aniquilamiento  de  los  indígenas  en  ^anto  Domingo  debió 
aconsejar  mejor  trato;  en  ese  sentido  se  espedían  la  mayor  par- 
te de  las  ordenes  de  la  metrópoli  aunque  no  siempre  se  hacían 
cumplir  por  mas  que  se  conociera  que  se  habían  conculcado:  los 
indígenas  de  Centro-América  no  tuvieron  mas  fortuna  (pie  los 
del  resto  del  continente:  los  repartimientos  se  hacían  con  auto- 
rización ó  sin  ella,  sin  que  se  les  diera  participación  en  lo  ad- 
ministrativo ni  en  lo  político:  los  pueblos  vencidos  decayeron 
reduciéndose  á  una  pasividad  sin  energías,  y  lo  qne  i  r  sin 

esperanzas:  no  se  abrigó  un  momento  la  idea  de  asociarles  en  una 
empresa  común:    la    política  filé   en    absoluto    de  conquista  y 
rao  en  las  tradiciones  mas  remotas*  al  superpon  1   vencedor 

se  condenó    al  vencido  á   perpetua    tutela   como  raza    prescrita 

é  irredimible:     ningún     pueblo    europeo     fué     maS    despreocupado 

ni  mas  generoso;   nunca  los   indígenas  fueron  tratados  como  i- 
guales,  ni  el  clero  qne  en  algunos   ponto    \    rapaz)  los  BometW, 
hizo  otra  cosa  que  sostener   los  privilegios  y  aconsejar  una 
vidumbre   práctica  endulzada  con  promesas   religiosas.    Reduci- 
dos los  pueblos  al  dominio  de  razas  nuevas  y  empujados 
encías  en  que   no  podia   tener  parte  I 

miembros  de  ana    Bociedad  activa   perdiendo   la    individualidad. 
estacionándose  y  degenerando   Ebica  y  inoralm*  orno  sucede 

á  toda  nación  escluida  de  un   destino  común  poi  tador: 

eran  est<  antes  motil  ra   la  decadencia  aunque  tan    fre- 

cuentes  no  hubieran  sido  los  atropellos,  los  y  todas   las 

demás   razones  de  fuerza  y   de  olio,   La  intol  im- 

puso una   religión  nueva:   los  vencidos  la  aceptaron    pasivai 
te  como  pite  una    fórmula  ante  una   amenaza;   creían   qne 

adulaban  mejor   mostrando  n  •  no  recibí 

délos  símbolos  mas  que  las  palabra* 

ran  su    fantasía  sin  int<  r<  idiroien  mcia 

no  puede  exigir  no  ra  y  lia  de  contentarse  con  • 

ticas  formalistas:  no  se  les  pude  imponer  la  •  una 

dependencia  y  servidumbre    religiosa    com 
mas  servidumbres. 

Aunque  la   capitanía  general  de  Guatemala  aba 
rica    Central,  no  por  eso  dejaron  de   tener  autoridades  propias 
Nicaragua  y  Costarica  (gobernadores  nombra 

Varias  causas  se  oponían  al  desarrollo  del  comercio  y  de  la 
industria:  sometidas  las  colonias  al  monopolio  J  separada-  d 

da   relación  mercantil  con   las  naciones,   dependían  de  la  me 
poli  y   debían  también  sufrir  las  consecuencias  de   las   gro 
que  España  sostenía  en  toda   Europa:  Ida  piratas  asaltaban    los 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  451 

puertos  del   Norte    quebrantando  los  intereses   de  las  ciudades 
y  obligando  á  concentrarse  al  Sur  en  cuya   costa  también   habia 
de    faltar  la  seguridad  por  las  espediciones  de  Drake  y  otros  au- 
daces aventureros.    No  solo  se  limitaba  el  comercio  para  que   lo 
beneficiara  la   metrópoli,  si  no  que  también  el  sistema   exagera- 
damente protector  dictaba   de  nn  lado  privilegios  y  de  otro  pro- 
hibía el  cultivo   de  ciertos   frutos  en  determinadas    regiones,  en- 
tregando  á  un  cálculo  gratuito    lo  que  debia  dejarse  á  la  natura- 
leza y  á  la   conveniencia  de    los  pueblos:  por  reales   ordenanzas 
se  fijaba  y    establecía  lo   que  en  las  diversas   provincias   habia 
de  ser  objeto  de  cultivo:  aquellas  limitaciones  han  dado  fatales 
resultados  que    todavía  no  del  todo  han   podido  corregir  los   po- 
co poblados  Estados.  En  el  informe  que  dio  en  Honduras  el  Ade- 
lantado Montejo  en  primero  de  Junio  de    1539,  dice    entre  otras 
cosas;    "En  la  tierra  he  cojido  trigo,   é  se  cojera  de  aquí  adelante 
mucho.    He  probado  á  poner  viñas  y  han  probado  tan  bien  que 
se  ha  cojido  un  fruto  y  agora  están  las  parras  llenas   de  uvas  las 
mas  hermosas  que  se  han  visto  en  estas  partes."  La  diversidad 
de  climas  y    condiciones  del  suelo  en  la   América  Central   hacia 
posible  el  trasplante  de  producciones  de  la  zona  tórrida  y   de  al- 
gunas de  la  zona  templada,  pero  las  leyes  prohibitivas  que    en 
otro  concepto  y  para  otros  lugares  importaban  un  privilegio,  re- 
dujeron el  cultivo  haciendo  imposible  que   las  latitudes   mas  fa- 
vorecidas por  la   naturaleza  pudieran  bastarse  á  sí  mismas:  estos 
monopolios  tenían  que   ser   seguidos  de    medidas  vejatorias  en 
que   se  determinaban  los  puertos  de  embarque  rehusando  habili- 
tar  otros  de  mas  fácil  salida  para  los  productos.    Mas   de  una 
vez  se  alzaron  los  colonos  contra  ordenanzas  que  les  obligaban  a 
producir  lo  que  no  les  convenía  prohibiéndoles   el    cultivo  de  lo 
que  creían  mas  provechoso:  sujetados  por  el  temor  ó  por  la  fuerza,, 
comenzaron  á  dar   abrigo  á  los  primeros  sentimientos  de  indepen- 
dencia á  causa  del  daño  de  intereses  ya  que  no  hubiera  llegado 
la  época  de  transformación  de  las  ideas;  quizá  menos  se  hubieran 
contenido  los  descontentos  si  los  peligros  esteriores,  por   las  ame- 
nazas de  los    ingleses,   no  hubieran  reclamado  el  apoyo  de  la 
metrópoli.   Desde    el    principio   de  la  colonización,    los  jefes  y 
autoridades  que  llegaban  de  España  atribuían  cierta  inferioridad 
á  los    criollos  ó  europeo- americanos,  y   no  existia  entre  los  espa- 
ñoles   un  perfecto  acuerdo:   era    fundado  el  celo  y  justa  la   queja 
de   que  solo  en  muy  raros  casos  ocuparan  los  cargos  importantes, 
colonos  nacidos  en  América:   el  clero   sostenía  con  mas  firmeza 
la  autoridad  y   las  medidas  de  la  metrópoli,    influyendo   en    las 
cuestiones  políticas  con  tanto  mas   ahinco   cuanto    estuviera   mas 
cerca  de  los  poderes  constituidos;  asi  su  intervención  fué  directa 
en   Guatemala,  y  algún  tanto  indirecta  y  á  veces  escasa  ó   nula 


t52  COMPENDIO 

en  otras  provincias.  La  inquisición,  los  jesuítas  y  los  conventos 
contribuían  á  sujetar  las  voluntades  y  á  impedir  el  desarrollo 
de  las  ideas,  evitando  lecturas  que  pudieran  perjudicar  á  los 
sistemas  dominantes. 

Sí >] o  después  de  muchos  años  los  conquistadores  ocuparon 
todo  el  territorio  de  la  América  Central:  el  Peten,  parte  de 
osfarica  y  otras  regiones  se  sometieron  en  general  por  la  fuer- 
za, apareciendo  en  estas  anexiones  como  en  las  primeras  con- 
quistas, medidas  contradictorias  que  de  una  parte  se  dirigían  a 
favorecer  ¿  los  indios  y  de  otra  ií  despojarles:  así  Felipe  II  al 
comisionar  al  Gobernador  de  Costar!::.  Nicaragua 
Diego  de  Artieda  Cherino,  el  descubrimiento  de  ti 
carga  que  trate  bienálos  indios,  les  defienda,  no  1<  judiqae 

en  lo  suyo  y  les  incline  sin    violencia    ala    i  inme- 

diatamente añade;  li\  I  onas  que  fueren  alia 

poblaciones,  depositaran  en  nuestro  re- 

partimientos de  indios,  conforme  a'sus  servicios  y   tí  la    calidad 
de  las  persona^  ;í  que  se  dieren,  poniendo   en    nn 
cabeceras  mas    principales  y  l< 
'•ion  de  Mendoza,  tomo  XV  neralm  tmplian 

eludía  en  lo  posible  el  cumplimiento 
bles  á  los   indígenas:  los  frailes    franci  "que   no 

podían   tomar 

consiih  de  las  colonias   y  de  Jo- 

nos,"  loque  equivalía  r  la  eód  lucro  ii 

de  la  equidad.  Por  otra  pai  la  pol 

C¿    de  Felipe  1!  y  BUS  BU<  de  la  \      tria,  no    \ 

venían   en   favor  «le   1-  ípulos  que  pudieran  de 

faltar  ;í   promi         tal  cumplida-  allá  en   Por 
peor  por  tanto  realizadas  con  ¡  co- 

mún en  Felipe  [I  dar  leí  ¡ando  benignidad,   y 

letras  privadas  en  que  exijia  la  habitual 

el  despotismo. 

SegUll  el    maestro  !o>ja<  lar  •    mane;  "la 

primera  (Miando  contrae  la   tal  servidumbre  por  nacimiento 
su  madre  era  esclava,   aunque  si  la  madre  era  libre  cus 
cibio  (el  original   di.  palabra  equivalente  de  nsohaj 

culto)  es  duda    entre    los  jn;  de    la 

erra  hecha  por  autoridad  del  que  no  reconocía  sup< 
papa,    emperador  ó  rey  <\<>   España  é  Franci;  3  jurista 

la  tercera  se  contrae  por  delito  omoel  que  11 

otras   cosas    prohibidas  ¿í  los   sarracenos,  qu 

de  los  que  los  toman:  la  cuarta  se  coptrae  por  voluntad  propia, 

asi  como  el  que  es  mayor  de  veinte  é  cinco  años  y   sabe  que 

libre,    permite  qué  le   vendan:  y  esto  lian  de  saber    el  que  lo  ven- 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  4o3 

de  y  el  que  lo  compra;  la  quinta  se  contrae  por  necesidad  de 
hambre,  asi  como  cuando  el  padre  compelido  por  hambre  ven- 
de al  hijo,  el  cual  es  esclavo,  lo  cual  la  madre  no  puede  hacer. 
El  tal  se  puede  libertar  en  todo  tiempo  ganando  lo  que  se  dio 
por  él."  La  conquista  corresponde  á  las  dos  primeras  maneras 
(Parecer  del  reverendo  padre  maestro  Rojas  para  el  herrar  de 
los  indios  esclavos,  colección  de  Mendoza,  tomo  X.)  Las  cartas 
é  instrucciones  de  los  obispos  para  el  trato  de  los  indios,  ade- 
mas de  no  establecer  una  teoria  clara  sobre  la  situación  de  los 
vencidos.  •  no  son  mas  obedecidas  en  lo  favorable  á  los  indíjenas 
que  las  ordenes  de  la  metrópoli:  el  obispo  de  Guatemala  Marro- 
quin  prohibía  u  los  curas  exijir  servicios  gratuitos  y  comerciar 
al  fiado,  demandar  misas  ni  emolumentos  por  enseñar  la  doc- 
trina, pero  el  clero  siguió  obteniendo  prestaciones  sin  que  sur- 
tieran efecto  los  consejos  del  diocesano. 

La  frecuencia  con  que  se  mudaban  los  Alcaldes  mayores  y 
otros  empleados  era  causa  de  descontento  y  de  vejaciones  para 
los  indígenas  y  los  colonos:  no  podia  tenerse  cuidado  de  cosas 
de  beneñcio  permanente  ni  llevarse  á  cabo  proyectos  de  mejora, 
pues  aun  no  bien  concebidos  llegaba  otro  funcionario  con  diver- 
sas ideas  y  seguro  también  de  ser  reemplazado  luego.  La  Amé- 
rica. Central  fué  muy  considerada  cuando  se  buscaba  el  paso 
á  las  Indias  orientales,  pero  después  el  principal  empeño  re- 
cayó en  el  Perú  y  en  Méjico  de  donde  se  sacaban  grandes  ri- 
quezas: si  habia  algún  interés  se  concentraba  en  la  provincia 
cíe  Guatemala  asiento  de  las  autoridades  superiores,  cayendo 
las  otras  poco  menos  que  en  completo  abandono  hasta  para 
impedir  los  ataques  de  los  piratas.  La  metrópoli  no  podia  aten- 
der con  solicitud  á  territorios  dilatadísimos  sobre  estar  empe- 
ñada en  todas  las  guerras  europeas:  estas  dificultades  se  apro- 
vechaban por  los  vireyes  y  capitanes  generales  para  rejir  las 
colonias  según  ¿í  ellos  y  á  sus  adeptos  conviniera  evitando  las 
reclamaciones  ó  dejando  que  se  perdieran  por  la  distancia  y 
entre  los  complicados  asuntos  del  gobierno  español.  Los  indí- 
genas habían  disminuido  considerablemente  en  el  Sur  de  Centro 
América:  la  esportacion  de  negros  africanos  no  se  hizo  en 
grande  escala  y  las  minas  abundantes  de  Honduras  y  Nicaragua 
apenas  se  esplotaron:  los  inmigrantes  marchaban  con  preferencia 
donde  la  fama  de  las  riquezas  les  atraía  no  siendo  los  mas  los 
que  liaban  el  porvenir  al  trabajo  lento  pero  seguro.  En  la  de- 
marcación y  división  de  Indias,  muchas  años  después  de  esta- 
blecida la  Audiencia  en  Santiago  de  Guatemala,  se  consignan 
respecto  al  territorio  en  esa  Audiencia  los  siguientes  datos  que 
prueban  el  poco   fomento  de  las  colonias  de  la  America   Central. 

"La   Audiencia  de  Guathemala  que  primero  se  llamó  de  los 


454  COMPENDIO 

Confines  por  haberse  mandado  fundar  primero  en  los  de  Nica- 
ragua y  Guathemala,  sin  señalarle  pueblo  cierto,  tiene  de  largo 
Este  Oeste,  doscientas  y  sesenta  ó  doscientas  y  ochenta  leguas 
desde  el  Meridiano;  ochenta  y  cuatro  hasta  noventa  y  seis  6  no- 
venta y  ocho  de  longitud;  y  Xorte  Sur.  de  ancho,  ciento  y  ochen- 
ta desde  nueve  ú  diez  grados  de  altura  hasta  diez  y  ocho  ó  diez 
y  nueve  en  que  se  comprehenden  las  provincias  de  Guathemala. 
Soconusco,  Chiapa,  la  Verapaz.  Honduras.  Nicaragua  y  Costarica. 

"La  provincia  y  governacion  de   Guathemala.  sobre   la  <•■ 
de  la  mar  del  Sur.  al  largo  délla,  será  romo  sesenta  y  cinco  6  se- 
tenta leguas;  y  de  ancho,  Norte  Sur.  ti  veinte  y  ;í  treinta :  es  tierra 
de  buen  temple,  fértil  de  maiz,  algodón  y  trigo  en  abundancia  y 
otros  frutos,  aunque  hay  >'ieblos  en  ella  de  españoles. 

"La  ciudad  de  Sanctiago  de  Guathemala.  la  cabeza  de  la  ¡ro- 
vernacion  donde  reside  la  Audiencia,   en  cato:  los  v  medio 

de  altura  y  noventa  y  tres  del  Meridiano  de  Toledo,  de  donde  dis- 
tará por  un  círculo  mayor,  mil  y  seiscienta  jenta  leguas  y 
doce  de  la  mar:  pueblo  de  quinientos  ¡tenta  e 
mendero-:  reside  en  el  la  Audiencia  de  la  Hacienda  y 
casa  Real,  la  casa  de  fundición  y  la  Cathedral  sufragana  i  Mé- 
xico, en  (pie  hoy  un  moi  Domin  otro  de  la  Mer- 
ced, y  un  hospital;  y  en  bu  co  3  mil  indios 
tributarios. 

"La  ciudad  de  Sai  Salvador,  cu  lengua  de  indios  Cozcatlan, 
cuarenta    leguas  de  la  ciudad   de  Sanctiago,  al  ■.  de  «icnto 

y  cincuenta    vecinos:  los  sesenta  comenderos;  y  un 

monasterio  de   Dominicos;  y  en  su  i  i   con  diez  mil  indios 

tributarios. 

"La  villa  de  la  Trinidad,  en  leí  los  indios  Cinzonate, 

veinte  y  seis  le  i  al  Sudueste,  cna  oas  del 

puerto  de  Acaxutla,  de  cuatrocientos  vecin  ninguno 

encomendero,  alcaldía  ma  >n  título  de  Su  Merced,  con  un 

monasterio  de  Dominicos,  cu  COD  írtil  de  J"  1<>s  ludios 

délla  jurisdicion  de  Santiago. 

"La  villa  de  San   Miguel;  sesenti  guas  de  Sanctii 

y    veinte  y  dos  de   San    Salvador,    al     Sudueste;    dos   leguas    de 
la  mar  y  Baya  de  Ponseca  que  le  sirve  de  puerto;  de  ciento  y 

Ireinla    vecinos:  y  en  su    comarca    ochenta    pu<  de    indi 

en    ellos,    cinco    mil    tributarios. 

"La  villa  de  Xerez  de  la  Frontera,  en  lengua  de  indios,  la 
Ohuíüteea,  en  losconlie.es  de  Guathemala  y  Nicaragua,  ochenta 
leguas  (Je  Santiago  y  veinte  de  San  Miguel,  al  Sudueste  de  en- 
trambos: de  treinta  vecinos  españoles:  en  comarca  fértil  de  al- 
godón y  de   maiz:   aunque  no  se  d;í   trigo. 

"Ay  en  esta  governacion.    treinta   pueblos  de  indios  y  en  ellos 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  455 

cuarenta  o  cuarenta  y  cinco  mil  indios  tributarios. 

"Los  puertos  tiesta  governacion,  en  la  mar  del  Sur,  demás 
ele  los  referidos,  son  la  Baya  de  Fonseca,  junto  á  San  Miguel, 
en  doce  grados  y  medio  de  altura,  y  dentro  della  una  isla  que 
llaman  la  Petronila. 

"El  puerto  de  Acaxute,  junto  á  la  Trinidad,  en  doce  grados 
de  altura:  el  principal  desta  governacion  para  Nueva  España  y 
el  Perú,  y  la  Baya  de  Guathemala,  doce  leguas  della:  y  el  rio  de 
Xicalapa,  siete  de  la  Baya  al  Poniente,  por  la  parte  del  Norte; 
no  alcanza  esta  provincia  costa  ninguna  porque  no  llega  ú  la  mar, 
con  cuarenta  leguas  hasta  un  desembarcadero  que  llaman  el  puer- 
to de  Golfo  Dulce,  desde  donde  se  meten  las  mercaderías  que 
vienen  de  España  por  el  Golfo  de  Honduras;  la  tierra  adentro 
con  arrias  hasta  Gualhemala,  San  Salvador  y  la  Trinidad,  y  diez 
ú  doce  leguas  antes  de  Guathemala,  en  el  camino  Real  de  Mé- 
jico, está  la  laguna  de  Atitlan,  de  diez  leguas  de  baxo  y  quatro 
de  ancho,    sin  fondo. 

Soconusco. 

"La  provincia  y  governacion  de  Soconusco,  lo  mas  ocidental 
de  la  Audiencia  de  Guathemala,  sobre  la  costa  de  la  mar  del  Sur, 
de  largo  y  ancho  de  treinta  ;í  treinta  y  quatro,  fértil  de  cacao,  la 
mayor  contratación  della  y  de  todo  lo  que  en  ella  se  siembra  sal- 
vo el  trigo;  no  ay  mas  de  solo  un  pueblo  de  españoles  que  se  lla- 
ma Guevetlan,  de  sesenta  vecinos  españoles,  donde  reside  el  Go- 
vernador,  en  cuya  comarca  ay  treinta  pueblos  de  indios  y  en 
ellos  como  dos  mil  tributarios. 

"La  costa  de  esta  governacion,  en  la  mar  del  Sur,  que  no  la 
alcanza  en  la  del  Norte,  comienza  siete  leguas  del  rio  de  Ayutla 
al  Ocidente,  y  luego  los  rios  Coatlan,  Capanarealte,  Coíatta, 
Haztatlan,   Amatituc  y  Quizatatlan. 

Chiapa. 

"La  provincia  y  Obispado  de  Chiapa,  mediterránea  entr^  So- 
conusco, por  el  Sur,  y  lo  último  de  la  Nueva  España,  por  el  Po- 
niente y  por  el  Norte  y  Oriente,  entre  Tabasco  y  la  Yerapaz; 
de  largo  Este  Oeste,  como  de  treinta  ó  quarenta  leguas,  y  de 
ancho  algunas  menos;  fértil  de  mucho  trigo  y  maiz  y  otras  semi- 
llas, y  de  ganados,  salvo  de  carneros  que  no  ay  muchos:  ay  en 
ella  solo  un  pueblo  de  españoles,  que  se  llama  Ciudad-Real,  se- 
tenta leguas  de  Santiago  de  Guathemala,  hacia  el  Nortdeste,  de 
doscientos  vecinos  españoles,  .que  por  privilegio  se  gobiernan  por 
alcaldes  ordinarios,  sin  Governador;   reside  aqui  la  Cathedral,  y 


45  6  COMPENDIO 

un  monasterio   Dominicos  que  ay. 

"Ay  muchos  pueblos  de  indios  en  su  comarca,  y  en  ellos  como 
veinte  y  seis  mil  tributarios:  llámase  Chiapa  el  pueblo  mas  prin- 
cipal dellos,  de  do  tomó  el  nombre  de  provincia. 

í  lerqpaz. 

"La  provincia  de  la  Yerapaz.  también  meditearanea.  éntrelos 
términos  de  Soconusco,  Chiapa,  Yucatán.  Honduras  y  (luathe- 
mala,  de  veinte  y  cinco  ó  treinta  leguas  de  travesía  y  olías  tan- 
tas de  Sanctiago  de  Guatlicmala:  tierra  húmeda  y  por  esto  me- 
jor para  el  maíz  (pie  se  dá  en  ella  dos  vece-  al  ano.  que  para 
trigo.  Ay  algodón  y  algún  cacao  y  much  de  las  que  dan 

las  pluma-  de  colores  para  las   pinturas  que  hacen  los  indios,  (pie 
es  grangeria  <l<"  esta  provincia,  en  que  no  hay   pueblo  ninguno 
de  españoles,  y  aunque  es  diozessi  de  Obispado,  no  está  erigida 
la  Oathedral  ni  ay  en  ella  ma--  que  un  monasterio  de  ñrail 
miníeos,  en  un  pueblo  de  indios,  dedi<  y  odio 

queños  que  ay  en  ella:  y  en  todos,  como  quatro  mil  tributarios:  no 
ay  G-ovemador  sino  un  alcalde  mayor  proveído  por  la  Audiencia. 

//< 

"La  provincia  y  governacion  de  I  [ondi 
Oeste  por  la  costa  de  la  mar  del  Norte,  mas  de  i 
(a  leguas;  y  de  ancho  desde  la  mar  basta  los  términos  de  Costar- 
rica  y  G-uathemala,  por  parte,  ochenta;  <•-<•'  toda  1!« 

de   sierra.    pero    fértil   de  maíz  0.  J    tod  Mia- 

dos  y   algunas  mina-  de  oro  y    piala:    ay  en  -  de 

españoles  en  un  (  obispado,   que  son: 

"La  ciudad  de  Vallid,  en    lengua  de  indios  Comaj  nía 

leguasde  Sanctiago  de  G-uathemala,  al  Orien  orno  cuj 

de  la  mar  del  Norte;  de  cien  vecinos  españ<  dde  el  Gover- 

nador  y  la  Oathedral,  desde  el  ano  de  cincuenta  y  ocho  que 

t  paso  de  Trujillo,    donde   al    principio  estuvo:   y  un    novicio  de  la 

Merced;    y  en  su  comarca  cincuenta  pueblos  de  indios,  y 

en  (jHos  dos  mil  y  seiscientos  tributarios. 

"La  ciudad  de  (íracias  ;í  Dios,    Ireinta   leguas  de    Vallid.    C 

al  Poniente,  de  cincuenta  vecinos,  los  treinta  j  Qconende* 

ros.  un  monasterio  de  la  Merced;  en  >u  comarca,  sesenta  pueblos 

de  indios,  y  en  ellos  tres  mil  tributan 

"La  villa  de  San  Ledro,  treinta  leguas  de  Comayagua,  al  Nor- 
te, algo  desviado  al  Poniente,  y  once  del  puerto  de  Caballos,  de 
cincuenta  vecinos  españoles,  donde  residen  ios  oficial  ales 

desta    provincia,    por   ser    puerto   de   ('aballes,  enfermo,  adonde 


DE  LA  HISTORr A  UNIVERSAL  .  45  / 

acuden  al  despacho  de  los  navios;  ay  en  su  comarca  treinta  pue- 
blos de  indios  en  que  habia  como  sietecientos  tributarios. 

"La  villa  de  San  Juan,  de  puerto  C¿iballos,  en  quince  grados 
de  altura,  once  leguas  de  San  Pedro,  cuatro  de  Comayagua,  de 
veinte  cassas  de  factores,  de  mercaderes  y  negros  y  no  mas;  por 
ser  solo  puerto  enfermo  que  aunque  es  baya  es  bueno. 

"La  ciudad  de  Truxillo,  sesenta  leguas  de  Comayagua,  de  des- 
poblado, al  Nortdeste,  y  cuarenta  de  puerto  de  Caballos,  al  O- 
riente,  y  una  de  la  mar  del  Norte;  de  diez  vecinos,  los  tres  o 
cuatro  encomenderos  con  un  teniente  de  governacion;  estuvo  a- 
qui  al  principio  la  Cathedral;  el  puerto  della  se  llama  Juan  Gil. 
es  bueno,  aunque  no  tiene  barra  sino  baya  muerta,  abrigada,  don- 
de primero  hacen  escala  los  navios  que  van  ti  Guathemala;  ay 
en  esta  governacion  como  dozientos  y  veinte  d  treinta  pueblos 
de  indios,  y  en  ellos  ocho  ó  nueve  mil  tributarios. 

"La  villa  de  Sant  Xorxe  de  Olancho,  cuarenta  leguas  ele  Co- 
mayagua, al  Oriente,  de  cuarenta  vecinos,  y  en  su  comarca  como 
diez  mil  indios  tributarios,  y  mucho  oro,  principalmente,  en  el  rio 
de  Guayape,  doce  leguas  desta  villa,  aunque  se  saca  poco  por 
haber  pocos  negros. 

"La  costa  desta  provincia,  en  la  mar  del  Norte,  porque  no 
llega  á  la  del  Sur,  está  todo  en  el  Golfo  que  llaman  ele  Hondu- 
ras, que  es  toda  la  mar  que  hay  entre  esta  provincia  y  Yucatán, 
hasta  donde  se  junta  con  ella  por  la  provincia  de  Yerapaz.  Por 
donde  se  llama  el  golfo  de  Guanaxos,  la  primera  punta  es  la  de- 
Higueras  en  diez*  y  seis  grados  de  altara  junto  al  Golfo  Dulce, 
puerto  para  Guathemala,  á  donde  parece  haber  estado  poblado. 
San  Gil  de  Buenavista,  ó  junto  al  Cabo  de  tres  puntas,  al  Oriente 
del  Golfo  Dulce  y  mas  al  Oriente,  el  rio  Piche  y  rio  Baxo,  y  el 
de  Ulúa,  por  otro  nombre  Balahama,  antes  del  puerto  de  Caba- 
llos que  está  en  quince  grados;  y  después  el  rio  y  punta  de  la  Sal, 
y  Triunpho  de  la  Cruz,  un  Cabo  de  tres  puntas  y  rio  de  Hulma 
ú  de  Xagua,  y  al  Norte  de  su  boca,  Utila;  una  isla  que  tiene  y 
al  Nortdeste  otras  que  llaman  Guayava  y  Hele  y  Guanaxo  o 
San  Francisco,  Norte  Sur,  con  la  punta  de  Truxillo  o  Cabo  Del- 
gado, y  por  otro  nombre  de  Honduras,  desde  donde  al  Cabo  del 
Camarón,  en  cuya  demanda  se  va  desde  Xamayca,  ay  trece  rios 
y  la  punta  del  cabo  un  placel  6  bajo  grande  de  mas  de  veinte 
leguas  á  la  mar;  y  en  medio  del,  junto  á  la  costa,  una  isla  grande 
que  llaman  de  los  Baxos  y  otra  al  Norte,  cerca  del  baxo  dicha, 
San  Millan;  y  passaclo  el  baxo,  la  Baya  de  Cartago  y  Baya  Hon- 
da antes  del  Cabo  de  Gracias  á  Dios,  que  está  en  catorce  grados 
y  un  tercio;  y  al  Norte  del,  tres  isletas  que  llaman  los  Yicciosas, 
y  Quitasueño,  y  Roncador,  dos  baxos  peligrosos;  y  passado  el 
Cabo,  el  Golfo  de  Nienessa,  y  el  rio  Deyare,  en  trece  grados, 


458  COMPENDIO 

donde  se  juntan  las  governaciones  de  Honduras  y  Nicaragua. 


Ni 


l<< 


icaraffi 

"La  provincia  y  governacion  de  Nicaragua,  que  por  el  Po- 
niente se  junta  con  Guathemala,  y  por  el  Norte  con  Honduras, 
y  por  el  Mediodía  en  Costarri  ito  y  cuarenta  6  ciento 

y  cincuenta  leguas  del  Este  Oeste   y  setenta   ú  ochenta   Norte 
Sur;  tierra  fértil  de  maíz  y  <•;  don  y  ganados,   sin  trigo 

ni  ovexas,  y  en  ella  cinco  pueblos  de  español  son: 

"León  de  Nicaragua,  ciento  y  cuatro  de 

Guathemala.    como  al  Sue.-t<\   y   doce  de  la  mar  del  Sur  junto  á 
la  laguna  grande  de  Ni  un:  de   ciento  y  cincuenta   vecinos, 

los  ciento  encomenderos,  don  ales 

Reales  y  la  Iglesia  Cathedral.  y  un  ¡  la  Merced: y 

en  su  comarca  mas  de  cien  pueblos  lios  en 

cien  mil  tributarios. 

"La  ciudad  de  Granada,   diez  j  I    al 

Sudueste,   veinte  del  puerto  del  Bealexo,   riberas  de  la  Laguna 
Grande  «le  Nicaragua;  de  dozien  la    mitad  •'  menos 

de  encomenderos,  en  cuya  jurisdicion  di  le  la  Laguna  Gran- 

de está  la  de  Liml  ftdo. 

•La  Nueva  Segovia,  treinta  les  León  al  [ 

tantas  de  (¡ranada,  también  cassi  al 

en  cuya  oojnare  mucho  hay  en 

ellos  no  hay  relación. 

"La  Nueva  Jaén;  treinta  leguas  «le  la  mar  d 
la.  Laguna  Grande  de  Nicar;  ¡«'lia  el   rio 

(¡ue  llaman  el  Desaguadei 

«lerias  que  se  traen  desde  el  Nombre  d .«   .  I¡  ino< 

españoles  y  en  su  comarca  haj 
"La  villa  del  Bealexo,  una  Puerto  de  la  I  ñon, 

que  comunmente  llaman  del  Realexo,  de  treinta  vecinos:  está  el 
puerto  en  Once  grados  y  medio  y  es  de  los  mq$<  guros 

que  hay  en  toda  aquella  c  d  que  se  bacen  navios  por  la  ma- 

dera  que  hay  para  ello-. 

"Ay  en  esta  governacion  niucli  de  indios,  y  en  ellos 

muchos  de  tributarios  en  los  confina  desta  y  de 

Costarrica, 

•Xicova.  cuarenta  y  ocho  leguas  de  la  ciudad  de  Granada  en 
la  «costa  de  (¡ranada  en  la  «costa  de  la  niar  del  Sur.  (*n  corre- 
gimiento de  indios  en  el  cual  y  en  ia  ¡.-la  Chira  orne  es  d 
bernacion.  ocho  leguas  en  la  mar.  habrá  como  cuatro  mil  indio- 
tributarios  de  la  Chiona  Keal.  subjet<»s  antiguamente  i  la  Au- 
diencia de   P&namá,   por  haberse  pacificado  por   capitanes  pro- 


DE     LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  459 

vados  della,  hasta  el  ano  de  setenta  y  tres  que  se  incorporo  en 
Costar  rica,  cuyo  governador  pone  en  ella  un  teniente,  y  el  Obis- 
po de  Nicaragua  un  vicario;  y  hay  en  ella  un  puerto  razonable 
en  la  costa  desta  provincia  de  la  mar  del  Norte;  hay  después  el 
rio  Yare  que  la  divide  de  la  de  Honduras,  el  de  Yarepa,  antes 
del  rio  y  puerto  de  Sant  Juan,  que  llaman  el  Desaguadero,  con 
una  isla  grande  a  la  boca  y  después  otros  algunos  rios  comunes  á 
Costarrica  en  la  mar  del  Sur;  tiene  después  del  Realexo  que  está 
en  once  grados  y  medio  el  Puerto  de  Sanctiago  antes  de  la  isla 
de  Chira  y  del  Puerto  de  Porro,  enfrente  dn  Nicoya  en  el  Golfo 
que  nombran  de  Salmas,  antes  de  la  punta  de  Sant  Lázaro,  y 
Cabo  de  Bórica,  á  cuyo  Levaute  están  las  islas  de  Sancta  Maria 
y  Sancto  Martilla.  Cobaya  y  Sebaco:  junto  á  los  términos  de  Ye- 
ragua,    comunes  á  Costarrica. 

Costarrica. 

"La  provincia  y  governacion  de  Costarrica,  lo  mas  oriental 
de  las  Indias  del  Norte,  y  Audiencia  de  G-uathemala.  tendrá  de 
largo  Este  Oeste  como  ochenta  ú  noventa  leguas  desde  los  con- 
lines  de  Veragua  hasta  los  de  Nicaragua,  con  quien  se  junta  por 
el  Norte  y  Poniente;  ay  en  ella  dos  pueblos  de  españoles  de  que 
no  se  tiene  mucha  noticia,  porque  aunque  está  descubierta,  no 
ay  relación  en  particular  mas  que  es  tierra  buena  y  con  muchas 
muestras  de  oro  y  algunas  de  plata;  los  pueblos  son: 

"La  villa  de  Aran  juez,  cinco  leguas  de  los  indios  chomes,  pue- 
blo de  la  jurisdicion  de  Nicoya,  de  tres  ó  quatro  vecinos  no  mas. 

"La  ciudad  de  Cartago,  á  la  parte  del  Sur,  treinta  y  siete  o 
quarenta  leguas  de  Nicoya  y  veinte  de  la  mar,  cassi  enmedio  de 
la  provincia;  no  ay  noticia  de  los  vecinos  que  tiene  ni  de  los  pue- 
blos de  indios  de  su  comarca:  alcanza  puertos  y  desembarcade- 
ros esta  provincia,  en  la  costa  del  mar  del  Sur  y  mar  del  Norte, 
en  que  ay  algunos  rios  entre  Nicaragua  y  Veragua,  comunes  á 
esta  governacion;  y  las  bayas  de  San  Hieronimo  y  de  Caribaco, 
cerca  de  los  límites  de  Veragua.'' 

No  llegan  á  tres  mil  vecinos  españoles  los  que  existen  en  los 
pueblos  de  la  América  Central  mas  de  cincuenta  años  después  de 
conquistadas  sus  principales  regiones. 

En  1541  una  inundación  de  agua  y  cieno  que  se  desprendió 
del  volcan  llamado  de  agua,  destruyó  la  mayor  parte  de  la  ciu- 
dad fundada  por  Alvarado  (Doña  Beatriz  ele  la  Cueva,  viuda  de 
Don  Pedro  de  Alvarado  y  gobernadora  interina  pereció'  en  esa 
catástrofe),  y  se  edificó  la  ciudad  mas  al  oriente  á  las  faldas  del 
mismo  volcan  (Antigua).  La  nueva  capital  se  destruyó  también 
por  los  terremotos  en  1773,    trasladándose  el  Gobierno  del  reino 


460  COMPEXDIO 

á  la  Nueva   Guatemala,   capital  hoy   del  Estado  y   República 
guatemalteca. 

Hacia  mediados  del  siglo  XVI  mejoro  la  condición  de  loa  in- 
dígenas quedando  suprimida  en  derecho  la  esclavitud  si  bien 
en  el  hecho  no  cambió  esencialmente  la  suerte  de  los  vencidos. 

Las  leyes  restrictivas  y  prohibitivas  fueron  modificadas  ¿í  úl- 
timos del  siglo  XVIII  por  Carlos  III;  se  abrieron  nuevos  puer- 
tos, se  reformó  la  administración  y  se  protegieron  los  intei 
materiales:  comarcas  que  no  habían  sido  ocupadas  al  Norte  de 
Xicaragua  y  Honduras  entran  á  formar  parte  del  territorio: 
el  Gobierno  español  trató  dé  establecer  la  comunicación  intero- 
ceánica é  hizo  que  el  ingeniero  Galisleo  reconociese  el  istmo  de 
Rivas  y  buscara  la  diferencia  de  nivel  entre  ino  paci 

y  las  aguas  del  lago  de  Nicaragua.  Después  de  1786  -  alza- 

ron las  intendencias  y  Costa-Rica  qu<  .¡i  inafc 

fiscales  al  intendente    de    N  na. 

El  comercio,   la   industria  y  la   vida  moral  estaban  reprimí 
porun  sistema  que  no  quería  ni   preveerque  mas  ó  n  irde 

>lo!iia>  habían  de  ser  pueblos  y  los 
paña  participaba  leveménl  i  por 

sus  leyes  cohibitivas  ó  prohibitivas  par-:,»  qne  ad 
i  industria,  ni  tenia  recursos  para  -unir  tanto 
población  cada  dia  mas  reducida  ]  $,  por  I 

•r  la  ini, 
;  n  poderoso  com<  otras  n  Ionizado 

Si  un  tiempo  habia  sido  posible  cerrar  América  al  tranco  con  los 

•  curo;  cundaba   ese  proposito  I 

ríos  de  Carlos  V.  y   Felipe  í¡  ya  mellada  en  ¡  a  de 

Felipe  lli.  Felipe  1  v  j  I  ¡arlos  Lunque    E 

rehizo  algo  con  los    Borboi  i  poder  no  estaba  al   nivel  de 

sus  dominios;  las  coloni  ¡an  en  mas  proporciones  qu< 

trdpolij  las  idea  atendían  i  despecho  de  L  a,   y  los 

acontecimientos  políticos  dejaban  de  localizarse  para  to  pec- 

to  de  universalidad  y  trascender  los  continentes.     L 

lucion  de  ÍIo¡rte  ájnérica  era  la  primera   brecha  abiei 
minaciOU  europea:  los  int < 
bian  aprovechar  y  aprovecharon  toda-  las  coyunl 
obstáculos  al  libre  comercio.     Aun  taba 

dispuesta  i  la  einaneipaeion  (Miando  el  Norte  se    or  en    líe- 

públfca  federativa,  pero  fué  un  aviso  secundado   por  la  ruid 
revolución  de  Francia  <|ue  alarmo  ó  conmovió  todos  los  pueblos. 
España  había  reconocido  &  los  Estados  Cuidos  engendrando  na- 
turales quejas  en  el  gobierno  Ingles q  presura  n» 
reconocer  la  independencia  del  Sur.     Los  afectos  al  dominio 
lonial  calificaban  en  Centro  Ájnérica  y  en  el  resto  del  Continente 


DE  LA   HISTORIA  UNIVERSAL.  461 

la  revolución  francesa,  como  uno  de  los  mas  punibles  estravios  de 
la  inteligencia  humana:  los  libros  y  hojas  comentando  aquel  tras- 
cendental acontecimiento  no  tenían  mas  sentido  que  las  estrañas 
intimaciones  de  los  primeros  conquistadores  á  los  indígenas;  y 
las  mismas  diatrivas  que  contra  los  revolucionarios  franceses  de 
1789 — 1793.  se  lanzaban  á  los  insurgentes  del  Sur  y  a  los  que  en 
México  levantaban  pendón  por  la  independencia:  el  fanatismo  era 
invocado  contra  la  revolución  y  se  disfrazaban  causas  y  hechos 
para  inspirar  horror  á  las  innovaciones:  de  esta  manera  se  procu- 
raba contener  ya  con  amenazas  y  violencias  como  con  alhagos  y 
promesas.  En  1811  era  capitán  general  del  reino  de  Guatemala, 
Don  José  Bustamante,  hombre  arbitrario  y  receloso  para  quien 
eran  crímenes  las  ideas.  En  Noviembre  estalló'  una  conspiración 
en  San  Salvador,  dirijida  por  los  curas  Don  Matías  Delgado  y 
Don  Nicolás  Agailar,  por  dos  hermanos  de  este  y  otras  personas 
de  valia,  pero  se  frustró  por  falta  de  cooperación  de  las  provin- 
cias, y  una  amnistía  acabó  ele  pacificar  la  ciudad;  en  León  de 
Nicaragua  y  en  Granada  hubo  un  levantamiento  en  el  mes  de  Di- 
ciembre, también  sin  consecuencias  aunque  los  granadinos  organi- 
zaron fuerzas  considerables:  muchos  presos  fueron  trasladados  á 
Guatemala  y  deportados  á  Ultramar:  en  la  capital  del  reino  se 
sorprendió  el  proyecto  de  algunos  revolucionarios  para  prender 
al  capitán  general,  libertar  los  presos  políticos  y  proclamar  la 
independencia  (juntas  de  Betlen),  siendo  condenados  á  varias  pe- 
nas el  Doctor  Dtm  Tomás  Ruiz,  Don  José  Francisco  Barrunclia, 
Don  Andrés  Darclon,  Ibarra  y  otros  comprometidos:  "Este  fué 
el  resultado  dice  Maniré  (bosquejo  histórico  de  las  revoluciones 
de  la  América  Central)  de  los  primeros  pasos  que  se  dieron  en 
favor  de  la  independencia;  no  era  posible  que  tuvieran  otro  éxito 
en  medio  de  un  pueblo  todavía  dominado  por  las  preocupaciones 
de  una  educación  servil  y  que  por  lo  mismo  no  podía  interesarse 
poruña  causa  cuya  justicia  le  era  aun  desconocida;  en  medio  de 
un  pueblo  que  acostumbrado  á  no  oír  mas  voz  que  la  del  fanatis- 
mo alimentaba  sus  creencias  con  los  absurdos  mas  estravagantes, 
entretenía  su  curiosidad  con  falsos  milagros  y  veía  con  horror  to- 
do lo  que  tendía  á  sacarle  de  su  abyección  é  ignorancia;  en  medio 
de  un  pueblo  fascinado  que  estaba  dando  pruebas  relevantes  de 
fidelidad,  haciendo  cuantiosos  donativos  á  la  metrópoli  y  proster- 
nándose ante  el  busto  del  monarca  cautivo.77  A  Bustamante  su- 
cedió en  1818  Don  Carlos  Urrut.ia  débil  de  carácter  y  acaso  inti- 
midado por  el  aspecto  que  tomaban  los  sucesos  en  tocia  la  Améri- 
ca latina.  Proclamada  la  Constitución  de  1820,  la  prensa  comenzó 
á  debatir  cuestiones  políticas:  Urrutia  enfermo  y  achaquiento  de- 
legó sus  poderes  en  el  sub-inspector  general  del  ejército  Don  Ga- 
villo Gainza;  dos  partidos,  el  liberal  (caco)  y  el  afecto  á  la  política 


462  COMPENDIO 

colonial  (gazista)  se  disputaban  el  triunfo  en  los  comicios  y  el  in- 
flujo para  con  los  gobernantes,  pero  en  general  í  la  vista  de  los 
sucesos  exteriores  los  hombres  de  mas  significación  convenían  en 
la  necesidad  de  proclamar  la  independencia  si  bien  diferian  en  los 
medios  y  en  el  momento:  los  liberales  independientemente  délo 
que  acaeciera  en  México  deseaban  emanciparse,  pretendiendo  los 
otros  seguir  las  huellas  de  aquel  país  y  someterse  á  los  resultados 
del  plan  de  [guala  pactado  entre  Itúrbide  y  Guerrero;  después 
de  algunas  manifestaciones  lebró  una  reunión  la  mañana  del 

15  de  Setiembre  de  1821  ;í  la  qne  asistieron  las  autornt  .   fun- 

cionarios, diputados  <lc  las  corporaciones  y  representación  «le!  cle- 
ro, y  después  de  largo  debate  presenciado  por  la  muchedumbre, 
se  proclamó  la  independencia  levantando  un  acta  la  Diputación 
provincial  y  el  Ayuntamiento  como  órganos  de  la  opinión; se  oon- 
vocó  una  Asamblea   constituyente   quedando  i  del  go- 

bierno el  general  Gainza  con  an  consejo  provisional:   Chiapa 
había  adherido  al  plan  de  iguala  separándose  desde  entonce-  de 
('entro  -América;  el  23  se  jura  la  independencia  en  la  plaza  ma- 
yor: Nicaragua  y  Honduras  aunque  proclamáadbse  independientes 
no  estaban  de  acuerdo  con  Guatemala  y  se  pronunciaban  unos  en  fa- 
vor y  otros  en  contra  de  la   unión;  a  fin  de  procurar  d  nen- 
<-¡a.  se  enviaron  comisionados  de  la  Capital 
que  pretendían  anexionar                     dgunas  ciu          de  Gua- 
temala adoptaron  también    el  plan  de    [guala;                             rada 
la  independencia,                  aban   dificulta*                          para 
or^ani/ar  un  gobierno   COIUU1                                               unión. 
México  el  general  [túrbide  al                               to  de  ai 
(oda  la  América  Central  significándoselo  tí  Gainza  en  un  oficio  que 
este  recibid  en  Noviembre;  la  Junta  remiti 
del  pueblo,  y  en  votación  acordaron  afirma 
tro  ayuntamientos  con!                                                        ita  y 
siete  que  no  habían                           uniéndose  Guatemala  ti 
xico  como  resultado  de  la  im]            u  de  u 
icion  de  otros  ¡!  los  princip            la  liber 
dor  mantuvo  su  autonomía  por  la  fuei 
Santa  Ana  y  San  Miguel,    contri 
Julio  de  1 822,  dos   me          ipues  de  habei 
radorde  México  i  i  general  Itúrbide-.  entro  en  Guatemala  Fil 
con  fuer/as  mejicanas  y  ocupó  el  mando  que  quitaba  á  Gainza. 
I*]'    Savador   fué  ocupado 

la  otra    parte  de  la  Ai 
tuvo  su   autonomía:  pronto  cayd  en   Méjico  el  imperi  [túr- 

bide;  Pilfsola    convoca  el   Congrec  Centro   Ají 

venido  en  el  acta  de  independencia,  volviendo  ;í  ser  de  he- 
cho   independiente    y   un     poco    mas    tarde    por    acuerdo    d 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  463 

Asamblea:  el  Congreso  mejicano  a  instancia  de  los  diputados 
guatemaltecos  Talle  y  Mayorga  declaro  que  las  provincias 
eran  libres  para  pronunciarse  en  el  sentido  que  quisieran:  la 
unión  habia    durado   menos  de  año   y    medio. 

La  independencia  no  se  habia  dirijiclo  por  un  mismo  pen- 
samiento ni  fué  precedida  de  bases  concretas  que  determina- 
ran dogmas  políticos  de  Gobierno:  los  hombres  influenciados 
por  las  revoluciones  aspiraban  á  transformar  el  pais  dándole 
leyes  y  gobierno  capaces  de  elevarlo,  y  aboliendo  los  pri- 
vilegios y  abusos  que  constituyeran  el  sistema  colonial;  los 
bien  hallados  con  la  tradición  y  que  gozaran  de  alguna  pre- 
eminencia, veian  menos  peligros  para  sus  intereses  en  la  eman- 
cipación con  tal  de  que  se  hicieran  arbitros  de  los  destinos 
del  pais,  que  en  la  marcha  que  llevaban  las  cortes  españolas 
mas  avanzadas  que  lo  que  podian  admitir  los  privilegiados 
y  los  amantes  ele  lo  pasado;  los  primeros  buscaban  la  in- 
dependencia por  el  derecho  y  los  segundos  parte  por  egoís- 
mo y  también  aceptando  como  ley  la  necesidad  pues  que  de 
la  America  no  rJMia  quedar  sometida  solo  la  región  central: 
junto  con  la  independencia  aclamaban  losi  liberales  doctrinas 
ya  formuladas  en  América  y  en  Europa,  y  sus  adversarios 
no  se  cuidaban  de  cambiar  el  orden  establecido  librándose 
únicamente  de  la  presión  que  en  momentos  dados  pudiera  e- 
jercer  la  metrópoli;  como  tal  presión  clebian  considerarse  las 
reformas  y  los  cambios  de  personal  en  agentes  ó  funcionarios 
peninsulares:  ademas  los  partidarios  del  antiguo  orden  de  co- 
sas no  estaban  en  ánimo  de  admitir  que  el  pueblo,  elemento 
nuevo  traído  á  la  política  por  las  revoluciones  modernas,  par- 
ticipase del  gobierno  y  tuviera  voz  y  voto  en  los  nego- 
cios de  mas  trascendencia.  Muy  de  otra  manera  comprendían 
la  revolución  el  Dr.  Molina,  Barrundia,  D.  Basilio  Porras  y 
otros  que  acaudillaban  las  masas  haciendo  pesar  su  influjo  en  to- 
das las  grandes  decisiones  (incluso  la  del  15  de  Setiembre 
de  1821.)  La  disidencia  se  marcó  en  seguida:  habia  un  par- 
tido defensor  de  la  emancipación  con  la  libertad;  otro  soste- 
nedor de  la  misma  causa  pero  sin  cambiar  esencialmente  el 
sistema  esclusivista  y  sin  aceptar  reformas  liberales:  los  hom- 
bres mas  sagaces  del  partido  avanzado  sacudieron  al  pueblo 
llevándole  esperanzas  que  del  otro  lado  le  negarían;  los  acos- 
tumbrados á  la  tradición  y  que  querían  gobernar  sin  concur- 
so, vieron  que  el  poder  se  les  iba  de  entre  las  manos  cuan- 
do á  petición  de  los  liberales  se  reformó  la  disposición  que 
daba  á  las  juntas  el  derecho  electoral,  y  se  aferraron  á  las 
soluciones  de  Méjico  que  les  darían  garantías  de  preeminen- 
cia contra   el  pueblo   aleccionado  por    sus   directores    en  ideas 


464  COMPENDIO 

republicanas:  la  anexión  al  imperio  de  Itúrbide  y  á  la  na- 
cionalidad mejicana,  si  no  faé  obra  esclusiva  de  los  privilegia- 
dos, la  favorecieron  estos  en  primer  término  arrastrando  á 
muchos  indecisos  y  valiéndose  del  estado  anormal  por  que  el 
país  atravesaba:  si  las  masas  hubieran  permanecido  en  silen- 
cio, los  partidarios  del  antiguo  sistema,  teniendo  asegurada ta 
ventaja,  no  trataran  de  anexionarse  i  otra  nación,  pues  que 
á  sus  ideales  cuadraría  mejor  el  aislamiento  sin  influjo 
ño  que    como    el  del   constitucionalismo  1  pudiese   un  día 

quitarle  sus   prerogativaa   y    i'undar   una    igualdad   que    recha- 
zaban:  tenían  mas  peligro  de  perder  frente  al   pueblo,  que  < 
mo   auxiliares    del    plan   de    Iguala,    monárquico   6  intol  i 
en   religión,  y  de  los  planes  de   ttúr  lar  un  im- 

perio necesitaría  cortesanos,    privilegiado* 
Centro  Á.méricá   de  los   pueblos  (pie   manifestaron 
cidacl   y  menos  aspiración»  ro- 

phabau   el   entusiasmo  d<  dirigirlo  ¡o- 

itos,  tenían  cu   realidad  mus  fuerz¡ 

no  se   habLa   «1"  irse  detenflnani  princi- 

pios  que   pugnaban.con    la    intolerancia 
distraído  mus  que  abandonado  por  |<  el  plan 

[guala   <tu   ;'    1<>  m  <    la   ti  i    un   I  pie 

preferían  á  lo  impr  .  -leí 

lo  pasado  y   principio-  del  actual  arrojado  demasi 
para   que  se    tuviera    1.»    cerl  indeinid 

dogmas  que  añaran  A  la  emancipj  1  pueblo] 

;ui<5  quitar  » I  .¡unta   su- 

prema d  ¡  <  ruat< 
h.s    populares    y    fué    animada 

favorables   á    la    anexión  -lia 

respecto    ,í   ese    punto    la  Junta    lo   resolvió,    j  i  mala 

tn'  a  formar  parte  del  imperio  de  Itúrbide:  aun   en  aquellas 
circunstancias         era  dado  rf  una   mayoría   relativa  de  Ayun- 
tamientos ni  á  la  Junta,  resoh         otra  la  autonomía  d< 
debió    convocarse    una    Asamblea    con    i  determinado 

y  aun   someter  su  sionista  apro- 

bación directa  del  pueblo :  pero  lo  que  men<  dos 

cuya   opinión   triunfo,    era  que    el  pueblo   se    u¡ 
ni  leves  asuntos   de   gobierno.   Por  contrario   impulso,  al   d 
prenderse  Guatemala  de  Méjico   por   la  caida   d  de 

Itúrbide,    triunfaron   los  anti-imporialistas   en  1.  ara 

-•1  Congreso  constituyente  que  debía  reunirse  el  primero  de 
Junio  según  la  convocatoria,  y  no  se  reunió  hasta  el  -i 
[1823].  El  triunfo  de  los  liberales  parecía  seguro,  y  lo  fue 
momentáneamente.    Tero  no  había   razón   ni   tiempo   para   que 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  465 

se  hubiesen  modificado  en  la  esencia  las  costumbres  que  Ma- 
rure  lamenta  en  el  párrafo  trascrito:  puede  ser  grande  el  en- 
tusiasmo por  la  independencia  y  nulas  las  tendencias  libera- 
les: el  pueblo  quería  recabar  algunos  derechos  como  el  de 
sufragio,  se  enorgullecía  con  la  emancipación  total,  mas  faltaba 
saber  si  ya  individualizado  el  pais  prevalecerían  en  la  con- 
ciencia general  las  doctrinas  revolucionarias  ó  los  recuerdos 
tradicionales:  la  intolerancia  había  formado  una  masa  indife- 
rente aunque  impresionable;  no  había  podido  ser  tan  univer- 
sal que  no  la  eludieran  ciertos  hombres  que  constituyeron  un 
núcleo  ilustrado:  sin  embargo,  entre  estos  y  la  muchedumbre 
había  enorme  distancia  no  intermediada  por  una  clase  que  en 
relación  continua  con  el  pueblo  le  imbuyese  las  ideas  de  los 
pensadores:  después  de  un  grupo  de  personas  que  penetraban 
el  tiempo  moderno  y  el  espíritu  de  la  revolución  y  de  la  li- 
bertad, no  se  veían  escalas  que  comunicasen  á  la  masa  im- 
presionada pero  no  profundamente  convencida:  Delgado,  Valle, 
G-alvez,  Molina,  Barrundia,  Castilla,  Rivera  ■  Cabezas  y  otros  fi- 
guraban en  primeYa  linea;  después  venían  muchedumbres  que 
no  habían  tenido  mas  enseñanzas  que  la  tradición  y  que  si 
bien  impulsadas  por  ideas  generosas,  no  era  fácil  que  se  apa- 
rejaran í  larga  y  necesaria  lucha,  ni  que  se  libraran  de  las 
asechanzas  tradicionales  tan  eficaces  en  pueblos  no  prepara- 
dos que  de  repente  conquistan  su  autonomía:  la  piedra  de  to- 
que de  la  religión,  tan  esplotada  para  fines  políticos,  debili- 
taría los  primeros  ímpetus  y  reaccionaría  la  opinión.  Las  con- 
secuencias del  voto  anexionista,  han  pasado  ¿í  toda  la  historia 
ele  Centro- América:  de  la  lucha  precipitadamente  emprendida  con 
el  Salvador  para  obligarle  á  cumplir  un  pacto  que  repugnaba, 
surgieron  rivalidades  no  estinguidas  al  reunirse  la  constitu- 
yente ni  largos  años  después;  Costa-rica  se  acostumbró  á 
gobernarse  independientemente  del  resto  de  la  América  Central,  y 
se  justificaron  celos  interiores  que  han  trascendido  á  otras 
épocas  y  aun  pueden  reputarse  como  el  motivo  originario  de 
tantas   y   tan  funestas   disidencias. 

La  Asamblea  constituyente  se  dividió  en  dos  bandos;  liberal  y 
federalista,  y  moderado  ó  servil  y  centralista.  En  primero  de 
Julio  (1823)  la  Asamblea  Nacional  constituyente  espidió  un  de- 
creto declarando  que  las  provincias  de  que  se  componía  el  rei- 
no de  Guatemala  eran  libres  é  independientes  de.  España,  de  Mé- 
jico y  de  cualquiera  otra  potencia  asi  del  antiguo  como  del  nuevo 
mundo,  y  que  no  eran  ni  debían  ser  patrimonio  de  persona  ni  fa- 
milia alguna:  el  Estado  se  titularía  "Provincias  unidas  de  Centro- 
América  :"  como  al  emitir  el  decreto  no  estaban  representadas  Hon- 
duras. Nicaragua  y  Costa-rica,   se  ratificó  el  primero   de   Octubre 

30 


466  COMPENDIO 

• 

después  que  habiau  enviado  sus  diputados  las  dos  primera.-: 
establecieron  los  poderes  legislativo,  egecutivo  y  judicial:  se  re- 
conoció la  deuda,  se  declaro  religión  del  Estado  la  católica  con  es- 
clusion  de  cualquier  otra  apesar  de  las  objeciones  de  Molina  y 
Villacorta,  y  se  eligió  el  poder  egecutivo  compuesto  de  Don  Ma- 
nuel José  Arce.  Don  Pedro  Molina  y  Don  Joan  Vicente  Villaeorta, 
y  por  ausencia  y  renuncia  de  Arce,  de  Don  Antonio  Rivera  Ca- 
bezas. La  Asamblea  dispuso  que  saliesen  las  tropos  mejicanas  que 
trajera  Filísola.  Kl  gobierno  lachaba  con  dificultad*  udmicas 

y  no  se  presentaban  medios  fáciles  de  restablecer  la  hacienda: 
muchos  de  los  empleados  afectos  al  imperio  fueron  destituidos 
reemplazándolos  con  otros  liberales.  Desordenes  y  asonadas  Rie- 
ron c&usa  del  cambio  de  los  miembros  del  poder  egecutivo, 
trando  Arce.  Valle  v  O'  lloran:  djel Salvador  se  habían  puesto  en 
marcha  tropas  <in  ansiliodel  gobierno  colocada  iligro  por  asona- 

das militaras  en  la  capital:  das  que  produjeron  el  cambio  per- 

sonal en  el  poder  egecutivo  en  daño  de  los  liberales.  En  Ni 
las  antiguas  rivalidades  costaron  choques  y  i  Diciembre 

de  i8231a  Asamblea  decretó  las  bas<  titacionales:   la  escla- 

vitud fué  totalmente  abolida  en  1  7  de  Abril  del  ano  1 v  table- 

ciéndose  ú  la  vez  medidas  favorables  para  el  comercio  y  brindan- 
do hospitalidad  átodos  los estrangeros que  quisieran   habita] 
territorio  de  la  República:  aunque  se  acordaba  indemnización   pa- 
ra |0á  du-    . 

Mente:  Guatemala,  sino  promo  las  tendencias  de  ar- 

monía, conciliación  y  apoyó  mutuo  de  las  coloni  incipadi 

envió  de  representantes  al  Congreso  de    Tañan  lado  por 

Bolívar  á  los  doctores  Larrazabaly  Molina      Lrce  había   renun- 
ciado su  puesto  en  el   poder   egecutivo   por  incompatibilidad  de 
caracteres  entre  $1  y  Valle,  y  le  reemplazó  el  nicaragüen 
Josié  Manuel  de  la  Cerda.  Antes  de  que  se  decretara  la   consl 
eion  definitiva,  las  provincias  tenían  organizados  los   poderes  pú- 
blicos según  las  b;i  ostitucionaleí  primen 
dentes,  de  Guatemala   Don   Juan   Barrundia,  del  salvador  Don 
.luán  Vicente  Villacorta;  de  Honduras  Don  Dionisio    Herréra,.de 
Costa-rica  Don  Juan  Mora:  Xicai-ae.ua  estaba   en  guerra  civil,  y 
hasta  Abril  de  1825  no  se  constituyó  el  poder  egecutivo  de    Es- 
tado para  que  fué  elegido  Don  Manuel  Antonio  de   la   Cerda,   La* 
Asambleas  de  Estado  se  dividían   en  bandos   como  la   Asamblea 
federal.  La  constitución  se  promulgó  en  Noviembre  de  1824: 
código  establecía  dos  (Minara-.  Congreso  y  Senado,  un  Presiden- 
te y  un  vice-presidente,  y  una  corte  suprema  de  justicia;  poderes 
todos  elegidos  por  sufragio:  el  Congreso   votaba  los  tributos,    dic- 
taba las  leyes  generales,  declaraba  la  j>az.  y  la    guerra,   entendía 
en  el   comercio,  lijaba  el  valor  y  peso  de  la  moneda;  correspondía 


DE    LA   HISTORIA  UNIVERSAL.  467 

al  Senado  sancionar  la  ley,  aconsejar  al  poder  egecutivo,  proponer 
en  terna  los  empleados  principales  y  declarar  la  responsabilidad 
de  los  altos  funcionarios:  los  Estados  elegian  un  Congreso  y  un 
consejo,  presidencia  y  vice-presidencia  y  corte  de  justicia  para 
las  leyes,  el  gobierno  y  las  cosas  interiores:  consignáronse  las  ga- 
rantías de  la  libertad  individual  escepto  la  religiosa,  la  igualdad 
civil,  abolición  de  servidumbres,  unidad  de  fuero  y  supresión  de 
títulos  nobiliarios:  el  proyecto  era  obra  principalmente  del  Dr. 
Molina,  Galvez,  Delgado  y  Barrundia  (DonM.  F). 

Graves  obstáculos  se  oponían  al  cumplimiento  del  código  polí- 
tico: el  partido  centralistra  estaba  dispuesto  á  crear  peligros   al 
nuevo  sistema:  las  provincias  eran  demasiado  celosas  de   su  auto- 
nomía y  no  podían  sufragar  los  gastos  de  la  federación:  la  relación 
entre  los  poderes  y  atribuciones  de  los   Estados   y  representacio- 
nes federales  solo  estaba  en  parte  aclarada  y  hubiera  sido  preciso 
para  conservar  la  armonía  que     en    todos    existieran   tenden- 
cias conciliatorias:  el  celo  de  algunos  Estados   contraía  antigua 
capital  del  reino  había   crecido   durante  los   sucesos  de  1822  y 
1823,  y  lo  que  es  mas  decisivo,  no  se  comprendía  por  todos  la  con- 
veniencia deque  formase  un  solo  grupo   nacional   el  pais  centro- 
americano:   las  leyes  y  disposiciones  superiores    no   eran  espon- 
táneamente obedecidas   sino  cuando  nada  costaban  á  los  Estados, 
y  ínula  .mermaban  su  ciri  si  absoluta  autonomía:    los    partidos   en 
lucha  querían  hacer  prevalecer  su  opinión  y  sus  ideas  de  la   parte 
al  todo,  y  cuando  se  impusieron  poderes  federales   animados  de 
espíritu  centralista,  procuraban  limitar  los  derechos    particulares 
de  los  Estados.  El  sistema  federativo  es  el  mas  justo  y  el  mas  en  ar- 
monía con  la  libertad,    pero    exije    preparación,    y  conocimiento 
general  sobre  todo  de   los   beneficios  que  las   diversas  entidades 
políticas  reportan.  Los  autores  de  la  constitución  dieron  un  paso 
notable,  pero  las  dificultades  fueron  superiores  á  ellos,  y  la  época 
inferior  al  espíritu  que  presidid  sus  leyes:  de  un  lado  el  bando  tra- 
dicional era  demasiado   centralista,    y  de    otro  los  Estados  iban 
mas  allá  de   una  federación  bien  entendida:    por  eso  se    rompió 
tan  fácilmente  la  unidad.  Mientras  la  unión  del   Norte,  cuyo   cd- 
digo  sirvió  de  base  á  los  comisionados,  estaba  preparada  por  sus 
parlamentos  y  cartas  políticas  á  la  adopción  del   sistema   demo- 
crático federativo.  Centro- Amé  rica  carecía  de  buenas  tradiciones, 
siendo  todavía  muy    pocos  los  que  se  atrevían  á  romper  con  la 
intolerancia  religiosa,    y  los  que  concebían   medios   ele  gobierno 
dentro  del  cual  pudieran  girar  sin  chocarse  los    diversos   organis- 
mos.  Muchas  veces,  dice  Marure,  los  directores  del  partido  fede- 
ralista, á  fuerza  de  elocuencia  y  de  una  táctica   legislativa  que  no 
debía  esperarse  de  los  primeros  ensayos,  hacian  pasar  á  dos  ter- 
cios devotos,  un  artículo  que  al  principiarse  á  discutir  no   conta- 


468  COMPENDIO 

ba  ni  con  una  simple  mayoría:  mas  cuando  se  estaba  en  el  caso 
de  ir  adelante  en  las  consecuencias  y  desarrollo  de  lo  acordado, 
ralos  del  bando  contrario  habían  podido  en  reconvenciones  j>ri- 
vadas.  recojer  y  fortificar  ;;  sos  dispersos  en  las  votaciones,  y 
obligarlos  á  contrariarlas  deducciones  de  lo  misino  «pie  ya  habían 
aprobado:  de  este  modo  no  es  es  t  rano  que  se  noten  grandes  defec- 
tos en  la  constitución  de  Centro- América; mas  aun  cuando  fuesen 
mayores,  y  aunque  es  cierto  quese  propusieron  en  ella  algunas 
teorías  mas  brillantes-  que  practicables,  siempre  hará  honor  ú 
sus  autores  la  firmeza  con  que  proclamaron  las  doctrinas  mas  lu- 
minosas del  siglo,  sobreponiéndose  ;í  las  amenazas  de  los  parti- 
darios de  las  rutinas  y  de  los  amigos  de  los  antiguos  al 

La  Asamblea  se  disolvió  en   Enero  de  182o:  los  frailes   promo- 
vieron algunos  conflictos,  y  aunquejuraron  la  constitución,    esta- 
ban arrojadas  las  semillas  de  ulteriores  disturbios  puesto  que  con- 
traías leyes  invocaban  Uus  áendolos  prim 
en  calificarlas  de  incompatible-.  Las  medidas  oficíales  dieron  oca- 
sión-pronto ¿(disidencias  entre  los  mismo-   liberales:   los   ataques 
comenzaron  por  la  s.ítira  y  de  un  modo  violento  que  había  de  con- 
cluir por  separar  las  personas  que  diferian  poco  en  ideas.    Kl  pri- 
mer congreso  federal  instalado  en  6   de  Febrero   de  1826   eligid 
Presidente  ;í  Don  Mariano  Gal  vez,  uno  de  los  hombres  que   mas 
influjo  ejercieron  basta  la  ruptura  d&  la  federación  desdedí   prin- 
cipio de  la  independencia,  con  Don  José  Fi  Barrundl 
el  Dr.  Molina  del  lado  de  los  libélale-:  Don   José    Valle,  escrito* 
distinguido  y  por  qtros  títulos  notable,  un  i             il¡a<l<> 
guridad  ;í  ningún  bando  no  obstante  sus  ideas   mas  afectas   .í   la 
libertad  que  á  la  tradición:  entre  los  moderados  figuraban  Don  • 
Franciséo  Cdrdova,  DonManuel  Montui'ar.  el  marques  de  Ayci- 
nena  con  todos  los  «pie  se  titulaban  nobles  y  lo-  que  desdeñaban 
al  pueblo,  apoyados  en  el  clero  3  en  la  parte  m  sada  de  las 
masas.    Arce  fué  elegido  Presidente  de  la  República:  aunque 
didato  de  los  liberales,  se  inclind  al  ptro  bando:  las  disidencia 
tre  los  poderes  federales  y  losdel  Ektado  de  Guatemala,   la   po- 
lítica falsa  de  4fce  y  sus  predilecciones  por  el  partido  opuesto  á 
las  instituciones,  causaron  varios  distun           >mo  la   prisión 
jete  de  Estado  Don  Juan  Barrundiayla  traslación   de  la    Asam- 
blea de  Guatemala  íSan  Martin:    el  vi'             Don    Cirilo    Floro 
fué  asesinado  en  Ouezaltenango  por  las  turbasen  la    misma    igle- 
cia  parroquial:  los  frailes  instigaron  la  sublevación  yotros 
puntos  de  la  República:    la  Asamblea  «I              lo    fpé  disuelta:  las 
nuevas  elecciones  influidas  por  el  gobierno  central  dieron  <il  triun- 
fo á  Don  .Mariano  Aycinena  para  la  presidencia  de  Guatemala   y 
á  Don  Mariano  Cdrdova  para  la  vice-presidencia.  Por  un  dec 
de  diez  de  Octubre  de  1826,    Arce  convocd  un  C 


DE   LA    HISTORIA  UNIVERSAL  469 

nal  estraordinario  que  debía  reunirse  en  Cojutepeque.  Desde   es- 
te momento  fa  situación  se  presentaba  francamente:  Arce  se  apo- 
yo en  el  fanatismo  como  en  arma  la  mas  poderosa;   habia   agitado 
los  pueblos  de  Guatemala  contra  sus  autoridades   y  alentado  las 
predicaciones  retrogradas  del  clero    que    producirían    consecuen- 
cias tan  funestas  como  la  del  asesinato  de  Flores,    uno    de  tantos 
crímenes  del  fanatismo:  las  tropas  federales  vencieron  á   las  del 
Estado  y  Arce  no  encontró  obstáculos  que  le  detuvieran   sino   en 
las  ideas  de  los  moderados  que  pretendían  reducirle  á   instrumen- 
to de  sus  planes:  ese  mismo  partido  rechazó  la  avenencia  que   al- 
gunos amigos  de  Arce  proponían  contando  también  con  el  asenti- 
miento de  los  liberales.  Los  decretos  de  la  presidencia   coartaron 
la  libertad  y  dejaron  las  leyes  á  la  discreción  del  poder:  las  auto- 
ridades del    Salvador  en  un   principio  propicias   al  Presidente 
Arce  se  le  opusieron,  y  de  aquí  surgió  una  lucha  que  tenia  por  ob- 
jeto de  parte  del  Salvador,  restablecer  las  autoridades  y  las  leyes 
anteriores  á  los  abusos  de  Arce:  en  Arrazola,  Marzo  1827,  triun- 
faron las  tropas  federales,  -pero  poco  después  eran   derrotadas    en 
Milingo:  Arce  tuvo  que  dejar  el  mando  continuando   con    lentitud 
las  operaciones:  dirigía  a  los  salvadoreños  Don  Mariano  Prado, 
hombre  de  energía  y  de  opiniones   liberales  quien  justificaba    su 
actitud  ^reclamándose  defensor  de  las  leyes  holladas  por   la    su- 
prema autoridad   federal:  espidió    un    decreto  convocando   para 
Ahuachapan  á  los  diputados  federales  de  la  Asamblea  que  se  ha- 
ttia    disuelto  é  instaba  á  los  gobiernos  de  Nicaragua,    Honduras 
y  Costa-rica  para  restablecer  el  orden  legal  de  acuerdo  común;  los 
dos  primeros  Estados  se  avinieron    á  la  instancia   de    Prado   y 
Costa-rica  aprobó  aunque  de  una  manera  menos  esplícita  los   pro- 
yectos del  jefe  salvadoreño:  el  Congreso  no  se  instaló  debidamen- 
te por  falta  de  número  de  diputados:    asi  comenzaron  las  disiden- 
cias entre  el  Salvador  y  el  gobierno  de  Arce:   después  de  comba- 
tes sin  decisivo  resultado  pero  que  no  dejaron  de  costar  sangre 
(batalla  de  Chalchuapa,  Marzo  1828),  entró  a  figurar  en  la  guerra 
Don  Francisco  Morazan  que  desempeñaba  entonces  en   Honduras 
cargos  importantes:  apresado  en    Ojojona,   logró  evadirse   de    la 
prisión  y  cuando  seiba  á  embarcar  para  Méjico,   fué  escitado  por 
Yidaurre,  comisionado  del  Salvador  en  Nicaragua,    á  fin  de  que 
concurriese  á  la  causa  salvadoreña:  en  León  le  dieron    algunos  re- 
cursos y  marche'  á  Hondurss  posesionándose  de  Coinayagua   des- 
pués de  algunas  victorias  contra  las  fuerzas  federales  y  poniéndose 
al  frente  del  gobierno  hondureno;  marchó  al  Salvador  derrotando 
en  Gualcho  (Julio)  al  coronel  Domínguez,  obligó  á rendirse   alas 
tropas  del  ejército  federal  que  habían  invadido  el  Salvador,  y  des- 
de Ahuachapan  se  dirigió  á  Guatemala  al  comenzar  el   año   1829 
con  dos  mil  hombres:  tras  de  algunas  acciones  se  apoderó  de  la 


470  COMPENDIO  f 

capital  en  el  mes  de  Abril. 

Las  autoridades  de  Estado  destituidas  en  1826  fueron  resta- 
blecidas: la   Antigua  habia  representado  un  papel  importante    en 
todo  el  periodo    revolucionario  en  pro    de  los  principios  liberal 
Arce  linbia  tenido  que  dejar  la  presidencia   ;í  Don   Mariano  Av- 
cinena.  y  procuró  aunque  sin  resultad*  nciliarse  con  los  li- 

berales: marchó  al  Salvador,  y  en  el  camino,  aquellos  ;í   quien 
babia  favorecido  (los  moderados)    le  ultrajwon  deteniéndole   en 
una  choza  hasta  (jue  le  fue  remitido  el    pasaporte. 

VA  partido  moderado  estaba  vencido.   Los   Estados,    temer» 
déla   centralización,  y  descontentos  con  justicia  de  la  política  del 
( i obierno  federal,  vencieron  ausilíados  por  el  partido  liberal    de 
Gruatemala:  la  federación  *3n  aquel    Estado  de  cosas  y  de  ideas 
era    difícil  bajo  la    libertad    que  se   tomaba  en  su   sentid 
amplio  por  los  tismos  particulares,  y  mas  difícil    biyo  doctri- 

nas retrogradas  que  quisieran   absorver  las  provincia-.    Arce   y 
los    jnoderados,  desaq  L  826,  no   solo  pretendieron    •  lar  su 

poder   en  Gruatemala  y  mediante  el  gobierno  fed< 
proponían  cambial' en  elinteriorde  -    autoridades 

para   hacer  que  todo  concor  >  plan:  mas  de   una  \ 

y  por  motivos  de  índole  secundaría    amenazaron    los 
con   romper  el  p»  ¡  ^dependiente,  lo  quq  prueba 

que  eran  Hojos  los  j  estaban  mal  armoi 

Marure  dice  de  Mo razan:    "sin  ser  vengativo   ni    sanguinai 
Mora/an.  demasiadamente  apasionado  á  !  ria  militar,    ha  í£ 

provechado  con  ansia  las  o<  >s  de  ej<  ms  talentos 

reros  y  i\t^   humillar  con  sus  triunfos   :!  los  que   alguna    vez  le 
lian  agraviado.    Bajoel  dosel,  no  ha  descubierto  un    genio   en 
dor  ni  ha  sabido  promover  e  'itiles  que   hacen  olvi- 

dar los  males  de  la  guerra  >  que  debieran  poner  el  complemen- 
to ala  regeneración  de  la  República,  ¡  ha  manifestado 
respetuoso  y  sumiso  ala  ley,  lia  acatado  siempre  ti  loe  cuerp 
representativos  d^  la  nación,  y  en  medio  de  de  las 
circunstancias,  lia  sabido  mant<  |>etabilidad  del  mando 
haciéndolo  al  mismo  tiempo                   >eteeido  <lc  tod< 

hicieron  algunas  prisiones   entre  ellas  las  de   Aycinena 
vice-presidente   Beltranena,  Arce,  y  algunos  min  peroesl 

be  muy   lejos  de    paree  ¡a    victoria    al  modo  con  <|u»* 

r  'acciones  lian  solemnizado  las  suyas;  el  bando  \  en- 

saña con  los  vencidos: 

El  Congreso  y  el   Penado  disueltos  en  L 826  fueron   convocados: 
el 22  de  Junio  de   1829  se  instaló  el   C  1   26  Bonito 

Presidente  provisional  á  Don  José  Francisco  Barrundia como  se- 
nador mas  antiguo  V  á  su  instancia  el  Congreso concedía  indulto 
do  la  pona  che  muerto  por  los  sucesos  políticos  pasados,  haciendo 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  471 

á  la  vez  otras  declaraciones  con  diversas    ordénes   que   constan 
del   decreto  de  22  de  Agosto:   el  Arzobispo  Casaus  y  los   frailes 
de  Santo  Domingo,  San   Francisco  y   la   Recolección,   fueron  es- 
pulsados del  territorio  de  la  República  por  trastornadores  del  or- 
den público,  y  se  decreto  la  supresión  de  los  conventos  de  hombres 
escepto   de  losbelemitas:  en  Setiembre  el  Congreso  declaró  que 
la  "nación  no   reconocía  ni  admitía  en  su  seno  orden  alguna  de  re- 
ligiosos. Apesar  de  la  violenta  oposición  del  fanatismo,  el  parti- 
do liberal  no  habría  corrido  tan  graves  peligros  si   las  divisiones 
interiores  no  lo  debilitaran  dando  fuerza  á  sus  adversarios  y  des- 
prestigiándose mutuamente  las  fracciones.  Elegido  Presidente  del 
Estado  de  Guatemala  Don  Pedro  Molina  en  Agosto  de  1829,  sie- 
te meses  después  la  Asamblea  le  declaraba  sujeto  á  responsabi- 
lidad criminal  por  hechos  que  acusaban   mas   que   faltas  reales, 
pretestos  para  inutilizarle;  la  Corte  Suprema  de  Justicia  le  absol- 
vió, pero   el  Dr.  Molina  no  fué  repuesto  en  su  cargo  que  desem- 
peñó el  vice-jefe  Don  Antonio   Rivera    Cabezas.  Elegido   presi- 
dente del  Estado  de    Guatemala  Don  José  Francisco  Barrundia. 
que  en   la  jefatura   provisional    del    Estado  federal   habia   sido 
reemplazado  por  el  general  Morazan,   renunció   el  cargo  con  in- 
sistencia ocupando  su  lugar  el  vice-jefe  Márquez.  En  Agosto  de 
1831  fué  elegido  el  Dr.  Don  Mariano  Galvez  jefe  del   Estado   ele 
Guatemala:  Galvez  impulsó  la  instrucción   pública  y  determinó 
una  marcha  progresista  en  su  gobierno:  en  1835    fué  reelegido, 
t Fuera  de  Guatemala  el    orden  era   frecuentemente   turbado   en 
Honduras,    Nicaragua  ó  el  Salvador:  el   partido  vencido    conspi- 
raba dentro  y.  en   el  estrangero:  los  liberales  estaban  divididos   y 
se  ocupaban  mas  de  sus  personales  celos   que  de  la  salvación  co- 
mún: cada  hombre  importante  formaba  un  grupo,  y  cada  opinión 
se  cerraba  á  transacciones  que  el    inminente    peligro  debia    acon- 
sejar:   el   clero  aprovechaba  los  terremotos,  el'cólera  y  todas   las 
calamidades,  esplotándolas  como  si  de  ellas  fueran  causa  los  libe- 
rales:   el   gobierno   se  debilitaba  combatido  por  las  preocupacio- 
nes y  fanatismos  y  por  las  discordias  internas:    el  clero  apoyaba 
todas   las  supersticiones,  y  las  supercherías   se  hacían  mas   lugar 
que  las  sanas  doctrinas  de  la  moral.    No   faltaban   hombres  dis- 
tinguidos por  el  talento,  la  firmeza  y  el   desinterés,    pero   faltaba 
la  unión  y  sobraba  la  confianza  como  si  del  desprestigio  y  caida  de 
unos  no   hubiese  de  trascender  el  mal  á  tocios  los  liberales,  al   or- 
den del  Gobierno  y  á  la  vitalidad  de  Centro- América.  La  federa- 
ción nunca  estuvo  asegurada  ni  libre  de  motines  que  distraían  al 
poder  central  de  objetos  mas  importantes:  mientras  los  vencedo- 
res luchaban  entre  sí,  los  vencidos  se  robustecieron  y  la  federa- 
ción quedó  disuelta  con  el  triunfo  definitivo  de  Carrera. 

La  adopción  del  código    de   Livingstone,   el    establecimiento 


172  COMPENDIO 

del  jurado  y  del  matrimonio  civil,  contribuían  ;í  escitar  mas  la 
violenta  propaganda  tradicionalista:  no  se  atacaba  lo  (pie  la  re- 
forma tenia  de  incompleta  é  impremeditada,  sino  !o  que  tuviera 
de  progresista  y  nueva:  la  mayoría  del  clero  era  una  oposición 
;í  la  libertad  y  al  orden:  debiendo  ser  la  misión  sacerdotal  de 
concordia  y  armonía,  los  papas  (León  XI í.  Gregorio  XVI  hasta 
aquella  época)  eran  los  primeros  en  deparar  obstáculos  íí  la  cons- 
titución délas  nacionalidades  según  sus  intereses  y  su  porvenir. 
Para  dar  un  golpe  mortal  á  las  instituciones,  bastaban  las  dis- 
cordias de  los  liberales  y  los  movimientos  que  en  uno  ú  otro  Es- 
tado surgían  de  continuo,  aunque  no  hubiera  sido  tan  potente  el 
partido  que  resistía  las  reformas:  cuando  «'1  cólera  invadid  la 
provincia,  se  acu-  adeptos  del  Gobierno  de  que  envenená- 

banlas aguas,  y  una  parte  del  clero'  esplotó  la  preocupación  de 
los  indígenas  y  de  los  ignora  somenzó  la  revolución  tradici 

nalistay  tomó  proporciones  merced  al  desconcierto  que  reinaba 
enelcampo  liberal:  cutre  los  cabecillas  sublevados  aparecía  Ka- 
faal  Carrera  que  despu^  habia  de  ejercer  tan  funesto  influjo  en 
los  destino-  de   Guatemala   y  de   Centr  ica:   batidas   las 

facciones   por  las  tro]  Ivian  al  combate:  el  gobierno  de  Gal- 

vez  creyó  desarmar  ;í  los  descontentos  con  medidas genei  in- 

dultos, y  ellos  aprovecharon   las  dilaciones    para  aumentar   sus 
fuerzas  y  dar  incremento  á  la  revolución.  Morazan  tuvo  la  debi- 
lidad de  aconsejar  quese    tran  i    Carrera,    cuyas   opi- 
niones no  bien  definida-,  dejaban  es]           in  mil»;  coiyett 
rar   que  no   eran    favorables  .í  la  libertad;  pront  el 
convencimiento  de  su  oposición  decidid;           principios  de  la  r 
forma   política,  Laspasiones  estaban  tan  escitadas,  que  i  la  vista 
del  enemigo  común,  la  op<»Mci<>n  liberal  hizo  armas  contra  Gal* 
ve/,  y  fuerzas  de  la  Anii                >n  ;í  combatirle  y    pidieron  au- 
sílio  ;í  Gorrera  contra  el    gobierno  que  si   ten            defectos 
fendia   la  libertad  que  des            caidapereció.    La-    tropas  de  la 
oposición    y  las   «le  ('añera  se  apoderaron  de  la  Capital  y  fué   a- 
sesinado  por  un  grupo  de                       el  vico  jefe  del  Estado  Don 
José   Gregorio  Salazar  que  se  refugiara  en  casa  de  Don    Quirinq 
Mores.  A    Gal  vez  sucedió   Don  Pedro  Valenzuela  ¿quien   reeip- 
pla/aria    nías    tarde    Don    Mariano    Rivera    Paz.    Los    opositotf 
vencedores  evitaron  el  saqueo  que  solicitaba  Carrera    dándole  u- 
na  cantidad  de  dinero:  Carrera  salid  de  la   Capital  con  las  turbas 
que  le  acompañaban:  los  pueblos  de  los  Altos  se   declararon  - 
parados  de   Guatemala  y   constituyeron  un   litado  del    qu< 
Presidente  el  notable  jurisconsulto  Don   Miguel  Larreinaga.    í> 
meses  después  Carrera  era   derrotado  por   el  general   Don    Tari 
Salazar,  pero  se  rehacía  en  medio  de  los  disturbios  qué  aflijian  la 
confederación;  en  Abril  de   1839  entro    vencedor  i  a    Guatei  tal 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  473 

el  general  Don  Carlos  Salazar  que  presidia  provisionalmente  el 
Estado  fué  destituido  restableciendo  á  Rivera  Paz  en  la  presi- 
dencia: en  seguida  se  levantó  el  destierro  del  Arzobispo  Casans, 
volvieron  las  comunidades  religiosas  y  se  derogaron  todas  las  dis- 
posiciones liberales.  xVl  comenzar  el  año  1840,  Carrera  incorporó 
¡t  Guatemala  los  departamentos  de  los  Altos  y  mandó  fusilar  á 
la  municipalidad  de  Quezaltenango:  Morazan  llegó  á  la  Capital 
con  tropas  salvadoreñas  y  la  ocupó,  pero  Carrera  con  fuerzas  ma- 
yores le  obligó  á  desalojarla.  La  confederación  se  deshizo:  Mo- 
razan salió  de  Centro- América  y  en  1842  regresó  á*  Costarica; 
bien  recibido  en  un  principio,  pronto  se  le  volvió  la  suerte,  y 
vencido  y  preso  fué  fusilado  el  15  de  Setiembre  del  mismo  año 
1842:  hasta  1847  subsistió  al  menos  la  esperanza  de  que  se  reanu- 
dasen los  lazos  federales;  en  "ese  tiempo  se  declaró  Guatemala 
República  independiente.  Las  tentativas  de  unión  entre  Nicara- 
gua, Honduras  y  el  Salvador  promovidas  por  el  director  nicara- 
güense Don  Manuel  Pérez,  también  se  frustraron. 

Desde  la  muerte  de  Morazan  cada  uno  de  los  cinco  Estados  de 
Centro- América  se  gobernó  autonómicamente  comenzando  una 
historia  propia  sin  relaciones  ininediatas#  políticas  con  los  demás. 
Nicaragua  habia  sufrido  mas  constantes  guerras  que  ninguna  o- 
tra  provincia,  contribuyendo  sobre  los  motivos  generales  la 
rivalidad  de  León  con  Granada,  sus  ciudades  mas  importantes. 
Costa-rica,  alejada  del  asiento  de  las  autoridades  federales,  estu- 
co casi  desligada  de  la  común  nacionalidad,  aunque  sin  sustraer- 
se al  pacto*  federal,  y  asi  como  Nicaragua,  tuvo  mas  tarde  la 
suerte  de  no  estar  sometida  á  las  influencias  de  la  política  que  se 
inauguró  en  Gruatemala:  en  este  Estado  ocupó  la  presidencia  Don 
Venancio  López  en  1841,  y  por  su  renuncia  en  Mayo  de  1842,  le 
sucedió  Rivera  Paz  á  quien  reemplazó  .Carrera  en  1844.  La 
política  se  inclinó  cada  vez  mas  en  sentido  tradicional;  el  clero 
recobró  su  antigua  influencia;  no  habia  leyes  á  las  cuales  se  su- 
jetaran los  poderes.  Carrera,  hombre  vulgar,  sin  educación  y  sin 
conocimientos,  debia  someterse  á  los  ideales  del  partido  vence- 
dor: cuanto  los  Gobiernos  habían  promovido  desde  1839,  sede- 
rogó,  organizándose  un  periodo  de  fuerza  y  de  arbitrariedad 
sin  ningún  elevado  propósito  y  sin  otro  sistema  que  volver  lo  mas 
atrás  posible  en  el  orden  de  la  política,  de  la  enseñanza  y .  del 
gobierno.  En  1847  surgieron  alteraciones  en  algunos  departa- 
mentos de  Guatemala;  Don  José  Francisco  Barrundia  y  Don 
Pedro  Molina  agitaron  la  opinión  por  la  prensa  y  fueron  perse- 
guidos, pero  Carrera  se  vio  precisado  u  convocar  una  Asamblea 
constituiente;  las  elecciones  dieron  mayoría  á  la  oposición,  y  este 
resultado  y  las  conmociones  de  la  montaña  hicieron  que  el  Pre- 
sidente dimitiera  y  que  se   retirase  tí  Méjico:    la   Asamblea  eligió 


474  COMPENDIO 

Jefe  provisional  de  la  República  á  Don  Juan  Antonio  Martínez: 
á  Martínez  sucedió  Don  Bernardo  Escobar  reemplazado  por  el 
coronel  Don  Mariano  Paredes  que  se  puso  en  relación  con 
Carrera  y  contribuyó  a  su  regreso  nombrándole  comandante  ge- 
neral de  armas.  Los  montañeses  antes  sublevados  contra  Car- 
rera se  habían  vuelto  contra  los  liberales:  los  vencedores  en  la 
Asamblea  de  1848  habian  incurrido  en  las  mismas  divisiones  que 
en  la  época  de  Morazan:lcs  faltó  resolución  y  plan  y  paso  á  pa- 
so prepararon  el  triunfo  de  Carrera.  Honduras  y  el  Salvador  in- 
vadieron a Guatemala  contra  Carrera  quien*les  dei*rotd  en  la  A- 
rada  (Febrero  1851);  la  causa  federalista  sucumbid  definitiva- 
mente en  ésa  batalla.  En  Octubre  se  publicd  el  Acta  constitutiva 
de  la  República  de  Guatemala  por  la  Asamblea  convocada  des- 
pués del  triunfo  de  Febrero:  Pare  ¡día  Presidencia  ;í  Car- 
rera: en  el  Acta  se  consignaban  eapesivas  atribuciones  al  poder 
egeeutivo;  atribuciones  «jue  no  habian  de  emplearse  mas  que  para 
oprimir  el  pensamiento  y  fundar  un  despotismo  sistemático:  el 
presidente  seria  elegido  por  una  asamblea  compuesta  de  la  I 
niara  de  representantes,  el  arzobispo,  los  magistrados  de  la  cor- 
te de  justicia  y  el  consejóle  Estado, jx>r  tiempo  de  cuatro  añ< 
no  hubo  competencia  cu  la  elección; Carrera  obtuvo  la  presiden- 
cia. Bu  1853,  una   guerra  con  Hondura-  teftnind  con  la  victor 

de  las  tropas  de  Carrera  ojie  en    L855  fué  ele-ido    Presidente    vi- 
talicio: poco  después,  los  Ni  liciou  de  l< 
filibusteros)  hicieron  intervenir  en  aquella  contienda  ¿I  todos  los» 
Estados  de  Centro- América  dando  paomentác          piu  alas  dfe- 
cordias  intestinas;  el  gobierno  de  Guatemala  envid/uerzas  y  con- 
currid A  la  espulston  de    Walk<          -  filibusl  En    tí 
declard  la  guerra  entre  «'1  Salvador  y  <  Guatemala;  Rieron  los  resul- 
tados la   destitución  del   Presidente  Salvadoreño  Don  Gerardo 
Barrios  ;í  quien  reemplazd  Don  Francisco  Dueñas:  eh  lSt ••"».   Bar- 
rios se  preparaba  i  invadir  el  Salvador  contra  el  ■_         10  de  Due- 
ñas, y  sorprendido  en  dominios  de  Nlcara            tecapturd  y  en- 
tregd  tilas  autoridades  salvadoreñas:  en    agosto  un  consejo  de 
guerra  le  condead  á  muerte. 

Carrera  inurid  en  L$65  y  la  Asamblea  nombrd  Presiden- 
té  .í  D.  Vicente  Cerna  que  en  nada  carabid  la  política;  re- 
elegido Cerna  en  1869,  cay»' por  la  revolución  di'  1871  une 
fué  el  principio  de  una  época  nueva.  El  periodo  de  h»  do- 
minación  de  Carrera    lia   sido  el  mas  funesto  para  estol  región 

del  nuevo  mundo:  no  satisfecho  con  Vencer,  estinguid  al  par- 
tido liberal  sin  pararse  en  los  medios:  instrumento  de  la  teo- 
cracia por  la  doctrina  y  la  conducta  política,  no  se  dejaba 
sin  embargó  imponer  cuando  le  convenía  mostrarse  indepen- 
diente,   pero  sus  arrain|iie-.    pocas  reces  Favorables   al  progre- 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  4  i  5 

so,  tenían  por'  motivo  la  soberbia  y  no  deseos  ni  principios 
morales:  no  carecía  Carrera  de  talento  natural;  servia  una 
causa  á  condición  de  ser  servido,  y  debió  hacerlo  tan  bien, 
que  mando  sin  oposición  y  ii  su  muerte  sus  necrologistas  le 
colocaban  á  la  diestra  de  Dios  padre:  es  por  desgracia  dema- 
siado sabido  á  espensas  de  qué  intereses  la  teocracia  prodi- 
ga sus  adulaciones:  Cerna  fue  menos  independiente  sin  cam- 
biar de  rumbo,  y  sin  comprender  ó  sin  aceptar  los  reme- 
dios que  exijia  el  porvenir.  Como  uno  de  los  testimonios  de 
la  política  del  Gobierno  ele  Carrera,  queda  la  ley  de  instruc- 
ción pública  de  1852  que  nada  deja  que  envidiar  al  tradi- 
cionalismo mas  exigente:  esa  ley  hace  al  clero  arbitro  de  la 
enseñanza  reservando  lo  -que  escape  ú  su  inspección,  á  la 
mirada  fisealizadora  del  Gobierno  y  á  sus  coacciones  mez- 
quinas. 

La  República  del  Salvador  habia  manifestado  primero  una 
resistencia  abierta  al  imperio  de  Itúrbide  y  á  la  anexión  á 
Méjico;  después  al  sistima  centralizador  del  Gobierno  federal 
de  1826  ;í  1829:  Morazan  encontró  allí  sus  principales  re- 
cursos. El  triunfo  de  Carrera  de  1840  no  hizo  perder  á  los 
salvadoreños  la  esperanza  de  reconstituir  la  federación:  des- 
ligada de  hecho  la  República,  se  gobernó  independiente- 
mente, significando  marcada  rivalidad  con  el  Gobierno  de  Gua- 
temala: el  triunfo  de  los  liberales  y  la  salida  de  Carrera 
ofrecían  probabilidades  de  enmendar  pasados  errores,  pero  se 
perdió  el  tiempo  sin  dirigirse  á  propósitos  serios:  el  Presiden- 
te del  Salvador  Yasconcelos,  se  puso  al  frente  del  ejército 
salvacloreño-hondurense  que  combatió  á  Carrera  en  1850;  ven- 
cidos en  el  combate  de  la  Arada  los  aliados,  se  volvió  ú 
pensar  en  la  federación  del  Salvador,  Honduras  y  Nicaragua 
para  lo  cual  ya  se  habían  decretado  algunos  preliminares  en 
1849:  en  1851  se  convocó  una  Asamblea  constituyente  de  los 
tres  Estados,  en  Tegucigalpa;  la  Asamblea  dictó  la  constitu- 
ción federal  que  no  se  ratificó  por  el  Salvador  y  Nicaragua: 
¿í  las  tentativas  de  unión  sucedieron  pactos  entre  los  Estados, 
ya  de  alianza  ó  de  amistad:  en  1856  aliado  el  Salvador  con 
las  demás  Repúblicas  centrales  contra  los  filibusteros  de  Ni- 
caragua, envió  un  ejército  y  luchó  hasta  el  fin  de  la  guer- 
ra. Con  leves  intervalos  la  República  salvadoreña  no  siguió 
las  corrientes  políticas  del  Gobierno  de  Guatemala.  En  1860 
subió  a  la  presidencia  el  general  Don  Gerardo  Barrios;  en  un 
principio  estuvo  en  paz  interior  y  esterior,  pero  en  1863. 
Carrera  le  declaró  la  guerra  antes  que  por  razones  fundadas, 
por  incompatibilidad  de  ideas  y  por  celos  personales:  cerca 
de    dos   años   duraron    las   hostilidades;   las   defecciones,    y    el 


470  OMPENDIO 

auxilio  que  á  Carrera  prestaba  el  partido  enemigo  de  Bar- 
rios, dieron  el  triunfo  al  ejército  ele  Guatemala:  el  Presiden- 
te salió  del  Salvador  y  ocupó  la  presidencia  Don  Francisco 
Dueñas,  que  de  liberal  en  los  tiempos  de  la  federación  y  poste- 
riormente, sin  otro  motivo  que  rivalidades  personales  había  ¡do  á 
figurar  en  el  bando  opuesto  y  representaba  una  política  ultra- 
conservadora.  El  general  Don  Gerardo  Barrios  trataba  de 
derrocar  á  Dueñas,  y  cuando  se  preparaba  A  entrar  en  el 
Salvador,  fué  capturado  en  aguas  de  Nicaragua,  y  el  Gobier- 
no de  ese  Estado  lo  entregó  al  de  Dueops:  la  sentencia  de 
muerte  impuesta  por  un  consejo  de  guertfl  se  cumplió  sin  I 
ner   en    cuenta    la   irregularidad   de   la  apr<  m  ni    lo  ar- 

bitrario de  un  Fallo  que  dictaba  el  odio  y  la  saña  política. 
El  Presidente  Dueñas  fu<i  derrocado  por  la  revolución  .[  cu- 
ya cabeza  estaba  el  general  Don  San:  lonzalez,  en  A- 
bril  de   L871. 

Honduras   tampoco  habia  desistido  de  volver  á   la  de- 

racion    centro  americana:  las   dificulto  M\ 

-cutir   la    necesidad  de  ser  auxiliada.  V 
guerras  de    Espolia  ep   Europa,   los  ingl  ban  de  'a; 

derarse  de  algunos  puntos    de   C  :  la  política  de 

los  litados   Unidos   del   fcíort  res  entre 

Cnion   y  la  Gran  B  ponían   al  continente  al  abrigo  de 

invasiones  esterioret  3    de  dominaciones,    pero 

ierra,  aunque  de  un  modo  velado,   insistió  «ai  algun<  ras* 

proyectos,    ofreciéndole  m   de  intervenir   en  las   contien- 

das y  de  establecer  otra-  an- 

tiguos privilegios  (en    Belis 

clamaban   su   protección,  quizá  previamente  puer- 

tos  de   Honduras  fueron  repetidas  atacador  1  ingle- 

(|tie   ocuparon    Trcyillo  vi  impelida  la   Republ 

consentirlo  por  un  tratado:  solo  tras  de  mucho  tiempo  Bé  1¡- 
íteiiaron  los   hondurenos  «1  pos   cjue  de  fuera  léé  ara 

na/aban. 

En  L 860  hizo  Honduras,  de  acuerdo  con  el  Salvador,  guer- 
ra a  Carrera,  Presidente  de  Guatemala:  en  -.'produjo 
y  no  acabó  hasta  (pie  todos  1'»-  Estl  m  ¿  <'<mi- 
batir  :í  Walker  en  Nicaragua.  Ni  los  hondurenos  ni  $ua- 
te  mal  tecos  alcanzaron  en  aquella  campaña  mas  que  resultados 

de  correrías  nocivas  para  los  pueblo!  y  nada  gloriosas  ni  para 
Carrera    que  gobernaba  Guatemala,    ui   para   Cabanas  que  pr 

sidia  Honduras:  ('abañas  saquea  Chiqoimula  y  Re  retiró;  Car- 
rera lu/o  lo  mismo  en  Santa  Rosa  y  retrocedió:  ninguno  de 
ambos  contendientes  parecía  proponerse  de-lindar  «-1  litigio  en 
un   combate   formal  v    decisivo:    las    causas  de   la  guer 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  477' 

veces  eran  de  tal  índole  que  no  pudieran  ventilarse  sin  riÉn- 
gua  del  decoro  de  los  Estados,  pero  en  general  no  mediaban 
cuestiones  de  hecho  ni  derecho  que  afectaran  los  pueblos,  sino 
celos  y  rencillas  de  los  gobernantes.  Concluida  la  guerra  ele 
Nicaragua  se  elevo  á  la  presidencia  de  Honduras  el  gene- 
ral (xiiardiola   que    á  poco  murió  asesinado. 

Vencido  el    Norte-americano  Walker  en  Nicaragua  en  1857, 
no    abandonó    la  empresa  de  restablecer  su  poder  y  su  pres- 
tigio en    Centro- América.    En  Agosto  de   1860  desembarcó    en 
Trujillo    apoderándose    sin    obstáculos   del   puerto:    la  interven- 
ción    del     capitán    de  un   buque    ele  guerra    ingles,    obligó    á 
Walker    á  internarse   y  acosado  por   las  fuerzas  centro-ameri- 
canas y  cortadas    las  comunicaciones   con   el    esterior,    se    rin- 
dió á  un  oficial  del   buque    ingles,    quien  le  entregó  á  las  au- 
toridades de  Honduras  que  le  sometieron  á  un  consejo   de  guer- 
ra y  le  fusilaron.   El    historiadar  Leompart   añade    u  Asi    con- 
cluyó   el  lamoso  filibustero  que    por   espacio  de   seis  años  ha- 
bía sostenido  la  bandera  revolucionaria  contra  todos  los   con- 
servadores de  Centro-América  y  cuyo  móvil  político  era  en  el 
fonek)   el   mantenimiento  de   la   doctrina   de   Monroe,    doctrina 
destinada  á  triunfar  en   tóelos   los  Estados  del   nuevo   mundo, 
como  la  sola  que   puede  salvarlos  de  la  influencia  peligrosa  de 
la  Europa    monárquica.    Nótese  que    fueron  los  representantes 
genuinos   de  esta    influencia,    los  ingleses,  los   que  sacrificaron 
,  á  Walker,   faltando  á  todas  las  consideraciones  de  honor  y  de 
humanidad."   (Apesar  de    este    juicio   tan    favorable   debe    ad- 
vertirse   que   Walker   no  se  concretó  al  papel  de   auxiliar  del 
partido    avanzado,    sino    que   muy   pronto   se  erigió  en   arbitro 
en   Nicaragua  bien  por  que  se    reconociese  mas    capaz  que  sus 
protegidos,    ó   por  que   deseara   traer  á  Centro-América    influen- 
cias   que   si  bien   no   europeas,    no   cuadraban  al    pensamiento 
general   de  los  Estados). 

Desde  el  asesinato  de  Gruardiola,  Honduras  ha  vivido  en 
anarquía  constante;  la  ambición  de  poder  de  Medina  y  otros 
caudillos  engendró  guerras  sin  tregua,  con  olvido  de  la  ad- 
ministración, del  crédito,  y  de  la  enseñanza:  en  esos  años  la- 
deuda  creció  de  una  manera  pasmosa  adquiriendo  el  pais 
compromisos  ruinosos  sin  bienes  que  los  compensaran:  influen- 
ciada aquella  República  unas  veces  por  Guatemala  y  otras 
por  el  Salvador:  no  quedando  á  los  gobiernos  mas  tiempo  que 
para  defenderse  del  caudillage,  llegó  á  la  situación  mas  pre- 
caria y  al  desconcierto  mas  desesperado.  Nicaragua  habia  si- 
do victima  de  iguales  permanentes  discordias  políticas  enla- 
zadas con  la  cuestión  de  capitalidad  entre  Granada  y  León, 
pero  al  fin  colocada  la  capital    en   Managua,    cesó    una  de  las 


478  COMPENDIO 

cajeas  y  se  hicieron  menos  frecuentes  los  disturbios,  i  me- 
dida que  en  Honduras  embargaban  la  atencian  general  y  ha- 
cían perder  la  esperanza  á  los  mas  optimistas:  los  poderes  le- 
vantados por  el  motín,  al  influjo  del  motín  sucumbían,  no  siendo 
casi  siempre  las  apariencias  de  legalidad  mas  que  arbitrarieda- 
des disfrazadas.  Los  gobiernos  de  Medina.  Arias  y  Leí  va  que 
precedieron  al  de  Don  Marco  Aurelio  Soto,  en  nada  mejora- 
ron las  condiciones  del  pais.  empobrecido,  sin  hacienda  y  sin 
crédito,  sin  orden,  sin  seguridad,  y  sin  protección  ;í  los  inte- 
reses privados.  Én  L876  se  inauguro  el  (robierno  de  Don 
Mareo  Aurelio  Soto,  quien  emprendió  una  política  regenera* 
dora    que    ha    merecido   aplausos  des   y    que    puede    Béfc 

la   base   de   una   nueva    era    -  ogra    desarraigar   el   espí- 

ritu turbulento  y   el    predominio  del  caciquismo. 

Rota  de   hecho   la    confederación   en    L840,    Nicaragua 
maneció  cuatro  años    cu  el  mismo   estado  anómalo   que  las  ot: 
provincias,    pero  entone»         decidid  ú   proclamar   su  indepen- 
dencia  acreditando   representantes  en    •!  estertor  y  oontrayen* 
do  compromisos   por  si   sola:  el    proyecto  de    Honduras  y   el 
Salvador,  no  tuvo  éxito:   al    Directo  Don    Manuel    Perea   -u- 
cedio   (d    misino   afio    1SU    Don    José    León    Sandoval    reempla- 
zado después  de  un   periodo  turbulento  en   1847  por  Don  •', 
(¡uerrero.   ConvoccJ   Guerrero  una    Asamblea   de  lo-  tres    ! 

tados    y    nuevos     CObatQC    »i('    ('«>ii!  OH    dieron     los    m¡80B 

resultados  negativos:  después  del  ••!  proyecto  en- 

titucional   de   Tegucigalpa   mi  ibandon¿  la  idea  con- 

trayéndose   la-    ElepÚhlii  una-  diíeren- 

«•ias  sobre  la  posesión  de   I  ruana  relación 

entre   Nicaragua 

suscitadas  con    la  Gran    Bretaña:  en 

habían     apoderado    del    puerto   de    San    Juan     del     \  -:a- 

bleciendo    una    aduana:  el   Gobierno  nica  tropas 

(1847)   y  1(>  ocuparon  sin   resistencia:  Mac-Donald  ¡-inten- 

dente de   Inglaterra  en  Belize  acudid   y    recobro  el   puerto  <( 
volvieron  ;í    tomar    las   fuerzas  de    Nicaragua   «mi  seguida    q 

[\ó   Mac-Donald:  aleaban   los   ing  que  el   pu< 

cía  tí   los   indios  mosquitos  y  tomaban  en  de- 

fensa: el  capitán    Lock  llego  a   ¡:l   ('"^í;l    coy  fuerza-   enviadas 

por    (d    gobernador    de   Jamaica    <1iarlc-    ti  rey.    tOOHJ   el    puer- 
to  y    los    Inertes    y    marcln»    -,{    ( ¡  ranada  donde    permaneció  li- 
la que  obtuvo  seguridades  de  que   los  indios  mosquitos  no  » 
rian   turbados  en  qI  dominio  de  la  costa  del  Atlántico:  en  lv 
nicaragua   buso   un   tratado  con    Mr.   Squier  repr<  ate   de 

los  Estados   unidos:   los    ingleses  ocuparen   la   isla  del   Tigre, 
pero  interviniendo   el  Gobierno  Norte-Ajnericano  en  favor  de 


DE     LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  479 

Nicaragua  y  Honduras,  cedió  Inglaterra  lirmáudose  el  tratado 
Clayton-Bulwer  de  Abril  de  1850,  por  el  cual  se  reconocía 
la  independencia  é  integridad  de  la  América-central,  garan- 
tizándose la  neutralidad  de  las  vias  interoceánicas  que  se  hi- 
cieran, y  en  especial  la  del  canal  proyectado  en  territorio 
nicaragüense:  Managua  fué  erigida  en  capital  el  año  1851.  A 
Guerrero  sucedieron  en  el  Gobierno  Don  Norberto  Ramírez, 
Don  Laureano  Pineda  y  en  1853  Don  Fruto  Chamorro  per- 
teneciente al  grupo  conservadador:  en  1854  la  Asamblea  cons- 
tituyente derogo'  la  constitución  de  1838,  y  pronunciándose 
la  política  contra  los  demócratas,  emigraron  muchos  de  estos  al 
Salvador  volviendo  poco  después,  con  una  partida  capitaneada  por 
los  jefes  Jerez  y  Castellón:  conseguidas  algunas  ventajas,  los  re- 
volucionarios sitiaron  al  Presidente  Chamorro  en  Granada, 
pero  no  pudieron  tomar  la  ciudad*  en  nueve  meses  de  asedio: 
Chamorro  murió  en  1855  y  fué  elegido  Don  José  Maria  Es- 
trada: los  revolucionarios  trataron  con  William  Walker,  norte- 
americano que  vivia  en  California,  y  este  se  comprometió  á 
ayudarles  desembarcando  en  Junio  (1855)  con  un  cuerpo  de 
tropas  llamadas  de  filibusteros:  tras  algunos  contratiempos  se 
apoderó  Walker  de  Granada  formando  un  Gobierno  nacional 
que  presidia  Don  Patricio  Rivas:  el  coronel  Kidney  habia  des- 
embarcado en  San  Juan  del  Sur  y  proclamó  la  independen- 
cia cío  aquella  parte  de  la  costa:  las  Repúblicas  centrales 
no  reconocieron  el  cambio;  una  tentativa  de  Corral,  jefe  de 
los  vencidos  fué  sorprendida  }r  el  jefe  pasado  por  las  armas: 
en  Honduras  que  simpatizaba  con  la  revolución,  cayó  el  Pre- 
sidente Cabanas  y  le  reemplazó  el  conservador  general  Guar- 
diola:  Costa-rica  intervino  y  su  ejército  invadió  á  Nicaragua 
consiguiendo  al  principio  algunas  victorias:  Walker  fué  elegi- 
do Presidente  en  185C  poniéndose  en  desacuerdo  con  Don  Pa- 
tricio Rivas;  embargó  los  vapores  del  tránsito,  restableció  la 
esclavitud  y  pudo  sostenerse  con  ventaja  por  algún  tiempo 
hasta  que  los  costaricenses-  tomaron  los  barcos  del  lago  pri- 
vándole de  las  comunicaciones;  asacado  por  todos  los  Estados 
centro-americanos,  se  vio  obligado  á  capitular  con  setecientos 
hombres  en  Rivas  después  de  un  asedio  de  cuatro  meses: 
Walker  durante  su  gobierno  y  apesar  de  las  dificultades  con 
que  tropezaba,  protegió  la  inmigración,  comenzó  empresas  car- 
reteras y  mostró  capacidad  nada  común.  En  1860  desembar- 
có otra  vez  en  Trujilio,  puerto  de  Honduras,  y  no  pudien- 
do  sostenerse  se  rindió  á  un  oficial  de  un  buque  ingles  que 
le  entregó  á  las  autoridades  hondurenas:  condenado  á  muerte 
en   un  consejo    de  guerra,   fué  fusilado. 

Los  partidos  políticos  á  la   vista   de  tantas    ruinas   perdieron 


480  COMPENDIO 

macho  de  su  irréboneiliabilidad;  los  generales  Martínez  y  Jerez 
organizaron  nn  gobierno  provisional;  la  Asamblea  constituyente 
de  1857  nombró  jefe  supremo  al  general  Martínez  reelecto  en 
1802:  sucedió  á  Martínez.  Don  Facundo  (inzuían  en  cuya  época 
estalló  la  guerra  civil  sostenida  por  Jerez  y  el  ex-presidente  Mar- 
tínez: Don  Vicente  Cuadra  que  reemplazó  á  (inzuían  en  1871. 
trató,  como  su  antecesor  de  reconstituir  el  país  y  la  hacienda 
arruinada  unas  veces  por  la  guerra  y  otras  por  el  abandono  dé 
los  gobiernos:  se  inicióla  política  deno  intervención  en  los  usan- 
tos  exteriores,  y  ha  vivido  en  paz  la  República  con  leyes  aunque 
no  muy  avanzada-,  respetadas,  y  en  paz  dentro  y  con  los  demás 
Estados  centrales.  Las  guerras  redujeron  á  Nicaragua  al  estado 
mas  precario  del  qtre  solo  saldrá  si  logra  afirmar  la  tranquilidad 
durante  muchos  años:  sus  riaüezas  naturales  ao  encuentran  aun 
Tuerzas  activas:  la  población/  del   canal    in- 

teroceánico tantas  \ví-í-<  aducido,  traca-'  siempre  sin  que  esté  hoy 
mas  adelantado  que  hace  medio  siglo. 

Costa-rica  por  su  alejamiento  del  centro  del  gobien  eral, 

mantuvo  una  scini-autoiiomia:  disuelta  la  federa*  ftlgu- 

nos  ano.-  á  constituirse  independientemente  de  derecho,  acudien- 
do alas  Asambleas  y  mostrando  deseo  de  que  sé  reanudara 
lazó  federal:  con  menos  guerras  3  discordias  que  las  demás  Re- 
públicas de  Centro-América,  pudo  trabajar  por  su  prosperidad: 
con  menos  preocupaciones  que  los  otros  Estados,  tenia  aquel  terri- 
torio la  ventaja  dé  la  homogeneidad  de  población  pues  apena-  con- 
tendrá diez  mil  indígenas  que  no  pueden  detener  ni  neutralizar  el 
impulsodé  los  blanco-.  Carrillo,  primer  Presidente  despnes  dedi- 
suelta  la  confederación,  se  liabia  apoderado  ilegalmente  del 
bienio,  y  fué  el  mas  (irme  >o>tcnc(lor  de   la   autonomía   de    Co 

rica:  en  L844  se  promulga  la  constitución  y  ií  través  de  varias 
revueltas  fué  elegido  jefe  supremo  Don  Francisco    Mariano  Orea- 

inuiioujuien  abandono  el  puesto  ti  causa  de  las  Constantes  alarma-: 

tras  nombramientos   provisional!  eligió    Presidente   tí   Don 

María  Castró  en  1847;  en  184Í1  lé  sucedió  Don  Juan  Rafael 

Mora:  bajo  esa  presidencia  y  la  de  Doü  Francisco  Montealegr 
del  Dr,  ('astro,  se  Rusentan  los  intereses  nacionales  protegiendo 
la  agricultura,  la  industria  y  las  artes;  se  abren  escuelas  y  cole- 
gios y  se  construyen  obra-  públicrs,  permaneciendo  el  pais  aleja- 
do de  las  revueltas  ib>  ( '.entro-América:  en  L856  interviene  Costa- 
rica  en  los  asuntos  de  Nicaragua  y  lucha  qon  íxito  contra  Walker. 
Don  José  Maria  Montealegre derribó  u  Don  .luán  Rafael  .Mora 
reelegido  para  un  segundo  periodo  presidencial:  u  Montea 
sucedió  Don  Jesús  Q-imenez  que  pertenecía  al  partido  tradicio- 
nalista.y  tras  él  volvió  á  la  presidencia  ttl  Dr.  Don  J  Maria 
Castró  que  fué  derribado  poruña  insurrección  militar  volviendo  al 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  481 

pode*  Don  Jesús  G-imenez  contra  quien  trabajo  el  partido  li- 
beral: en  Abril  de  1870,  preparados  los  elementos  contra  el  go- 
bierno de  G-imenez,  Don  Tomas  G-uardia  sublevo  las  tropas ; 
venció  la  revolución,  siendo  elegido  Presidente  Don  Bruno  Car- 
ranza quien  renunció  ante  la  Asamblea  al  muy  poco  tiempo  y  le 
reemplazó  Don  Tomas  Guardia:  desde  aquella  época  ha  goberna- 
do el  general  Guardia  con  leves  intervalos  (presidencia  de  Esqui- 
vel  y  provisional  de  Don  Vicente  Herrera).  Aunque  Costa-rica 
no  escaseó  los  frecuentes  movimientos,  no  tenían  larga  duración 
por  el  carácter  de  los  habitantes,  mas  dado  al  trabajo  y  á  la  e- 
conomia  que  á  la  vida  de  revueltas:  desde  1821  aquel  pueblo  ha 
hecho  diversas  constituciones,  y  sin  embargo  no  se  alteró  pro- 
fundamente el  orden:  su  posición  en  un  estremo  de  Centro- 
América  le  ponia  al  abrigo  de  las  complicadas  contiendas  y  dis- 
putas de  los  Estados,  y  supo  eludir  compromisos  en  la  política  es- 
traña,  alcanzando  también  que  se  le  respetara:  sus  mas  graves  li- 
tigios fueron  sobre  límites  con  Nueva-Granada  y  con  Nicaragua. 

En  el  conjunto,  la  Repúblicas  centro-americanas  vivían  en  no- 
table atraso  antes  de  1870;  ni  los  medios  modernos  de  comunica- 
ción, ni  la  vida  y  las  espansiones  de  las  grandes  países,  se  habían 
hecho  lugar  á  través  de  una  política  turbulenta,  y  bajo  principios 
refractarios  en  algunas  de  ellas  al  progreso:  en  Costa-rica  "donde 
la  intolerancia  nunca  predominara,  el  gobierno  de  Giménez  co- 
menzaba á  torcer  las  sanas  prácticas;  en  Guatemala  era  ya  la  into- 
lerancia un  sistema  y  se  descuidaba  absolutamente  el  porvenir:  el 
Salvador  bajo  la  administración  de  Dueñas  había  debilitado  su 
antiguo  espíritu  y  se  determinaba  allí  una  política  análoga  á  la 
de  Guatemala:  Honduras  cambiaba  rápidamente  de  gobernantes 
empleando  en  la  guerra  y  en  las  pasiones  de  los  bandos,  las  ener- 
gías que  reclamaba  el  estado  precario  del  pais:  Nicaragua  procu- 
raba cicatrizar  las  hondas  heridas*de  sus  pasadas  discordias  ini- 
ciando una  época  de  paz  y  agobiada  por  las  deudas  y  la  ruina 
interior. 

En  1871  el  general  González  dirigióla  revolución  en  el  Salva- 
dor contra  el  gobierno  de  Dueñas  y  triunfó  en  el  mes  de  Abril: 
por  ese  tiempo  ya  estaban  en  armas  en  Guatemala  el  general 
García  Granados  y  el  jefe  Don  J.  Rufino  Barrios  contra  la  admi- 
nistración del  Presidente  Cenia:  por  el  acta  de  Patzicia  se  nom- 
braba Presidente  provisional  á  Don  Miguel  García  Granados:  el 
ejército  revolucionario  triunfó,  después  de  otros  combates  en  el 
de  San  Lucas  (29  de  Junio)  y  entró  en  la  capital  (el  30)  sin  que 
se  cometiera  ningún  escesó.  La  reacción  se  alzó  á  poco  en  el 
Oriente  y  fué  debelada  por  el  general  Barrios,  y  vuelta  á  vencer 
cuando  de  nuevo  se  levantó  en  1873;  en  1872  los  gobiernos  de 
Guatemala  v  el  Salvador  hicieron  guerra  al    de  Don   José  Maria 

31 


482  COMPENDIO 

Medina  de  Honderas,  á  quien  sucedió  después  déla  paz  Don  Ce- 
ledonio Arias.  Elegido  Presidente  de  Guatemala  el  General 
Barrios  en  1873,  se  le  confirieron  facultades  estraordinarias  en 
vista  de  los  peligros  que  rodeaban  la  situación:  la  política 
cambió  trascendentalmente:  habían  sido  suprimidas  las  comu- 
nidades religiosas  y  echados  los  jesuítas:  se  ere»)  un  ministerio 
de  Fomento,  se  abrieron  escuelas,  y  se  trazó  el  plan  de  vas- 
tas  empresas  para  reparar  el  abandono  de  treinta  anos  «ti- 
pleados en  someterlo  todo  ú  las  creencias.  Desde  aquel  tiempo  s 
ha  hecho  una  red  complete  de  telégrafos  en  Guatemala  y  el  Sal- 
vador, se  han  abierto  caminos,  creado  c  cénelas  normal 
v  de  artes  v  oficios,  reformado  las  leyes  «le  enseñanza,  dictado 
códigos,  reorganizado  loe  tribunales  y  mejorado  los  servicios  pú- 
blicos. En  Honduras  el  gobierno  de  Don  Marco  Aurelio  Soto  ha 
emprendido  nna  política  nacional  y  de  i  ».  en  vez  <lc  la 
política  de  pandillaje  que  había  reducido  aquel  Bstado  i  la  d 
coniianza  y  al  malestar  crónico.  Ba  el  Salvador,  i  consecuencia 

de  una  guerra  con    Guatemala  en  1876,  deja  el    poder    el  general 

Don  Santiago  González  y  le  reemplaad  el  Dr,   ZaMiva]  tro- 

América  ha  mejorado  en  todos  loe  Sentidos  «n  el  bw  de 

diez  anos:  (¡na  tenia  la  cuenta  con  dos  bancos  de  emisionydecrédito; 
tres  tiene  Costa-rica: el  telégrafo  une  ||  >licaa  nía-  sep- 

tentrionales del  Centro  y  pronto  a l.;i !i/;¡ :  '  ;í  Nicaragua:  ea  Isa  ra- 
dasabii'i-tii' ;  del  Pacífico  que  sirveode  pu  construí 

muelles,  y  todo  indica  que  sosteniéndose  la  paz  continuaran  los 
adelanto-,  manando  el  tiempo  que  86  perdí (5  en  tinos  Estados  en 
la  inmovilidad,  en  todos  eo  guerras  y  choques  qne  empobrecían 
las  Repúblicas,  les  Inician  olvidar  el  porvenir,  y  despoblaren 
territorios  ya  barto  deaierto 

QoNsiDKB ai'idms.     Las  tierras  que  bo         stituyen  la  Ainéri- 
ca-Ccntral  fueron  al  principióle!  descubrimiento  ''li- 

ción preferente  para  el  Gobierno  de  Es]  que  en  esa 

parte  del  nuevo  mundo  debía  haber  nn  paso  que  comunicara  lo- 
dos maro:   Con/ale/  de  Avila   lo  había  dado  por  encontrado: 
el  gran  Iggo  de  Nicaragua  seria  el  centro  ^\r  aquellas  relacioi 
entre    el  Pacífico  y  el  Atlántico:  pronto  se  di  íon- 

(jiiistadores.  y  las  riquezas  de  Méjico  y  del  Perú  atrajeron  toda- 

las   miradas.    Ann(]iie    fueran    propicias  las  circunda:  l  qpe 

se   encontró   Eepaüa  para  realizar  la   conquista  del  nuevo  mun- 
do,  no  lo  eran  tanto    los   recursos  para  poblar  una  eBtension  I 
veces  mayor  que  Europa,  ni  envuelta  en  las  guerras  de  Francia 

y  Alemania,  de  África  y  de  Italia,  podia  dedicar  sn  vijilancia 
mas  que  desigualmente  sobre  regiones  privilegiadas.  Aun  vivia 
Hernán  Cortés  cuando  se  pensó  en  establecer  las  comunicacio- 
nes interoceánicas,   pero  los  sucesos  ee  repetían  con  tal  rapidez. 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  483 

que  proyectos  mas  sazonados  hubiesen  fracasado;  ni  fué  tampo- 
co tal  idea  sino  una  vaga  aspiración  de  los  hombres  mas  reflexi- 
vos. 

Colocándose  con  el  pensamiento  en  aquellos  tiempos,  se  pene- 
tran las  dificultades  que  debieran   ofrecerse  al  gobierno  español 
para  la  administración  y  buen  arreglo  de  tan  dilatados  dominios; 
la  suerte  de  los  indígenas  penderia  mas  del    ánimo   y  avaricias 
de  los  colonos  que  de  la  voluntad  de  la  metrópoli,  unas  veces  no 
obedecida,  y  otras  desconocedora  délos   verdaderos  intereses  de 
America. .  Desde  un  principio  existió  dualidad  entre  los  conquis- 
tadores y  los  emisarios  de  los  reyes,  y  después  entre  los  nacidos 
en  el  continente  y  los  nuevos  allegados  ó  peninsulares:    el  absolu- 
tismo que  se  había  quitado  todas  las    trabas  y  vencido   todas  las 
resistencias^en  España,  no   querría  creárselas  en  América;  pre- 
tendíase someterlo  todo  á  un  cálculo  y  á  una  voluntad,  y  en  rea- 
lidad no  derivaba  mas   que  la  anarquía;  no  otra  cosa  fué  el  pri- 
mer periodo,  el  siglo  militar  que  yá  dejó  oír  voces  por  la  indepen- 
dencia entre  los  mismos  conquistadores,  y  cuyas  luchas  y   desa- 
venencias  produjeron  tantas     ingratitudes    como    usurpaciones. 
Centro-América  fué  teatro  de  revueltas  como  el  Perú,  y  de   riva- 
lidades de  que    dan  evidente  señal  Alvarado  y  Montejo.  La  uni- 
dad de  gobierno  no  fué  un  hecho  ni    después   de  establecida   en 
Guatemala  la  Audiencia  y  la  Capitanía  Generadlos  gobernadores 
de  Nicaragua  y  Costarica,  nombrados  directamente  por  el  rey,  á 
veces  tenían  favor  bastante  para  eludir  en  la  esencia  todo   respe- 
to á  las  autoridades  superiores:    el  principal  interés  radicaba  en 
lo  que  hoy  constituye  el  Estado  de  Guatemala,  centro  militar  y  re- 
ligioso, y  base  ele  las  relaciones  con  Europa.  Tras   los  conquista- 
dores llegaron  los   frailes  que  podrían  imprimir  mas  unidad   res- 
pondiendo al   ideal  monárquico,  pero  las  influencias  teocráticas  no 
pesaron    tan  activamnnte  como   en  el  centro,  en  las  otras  provin- 
cias: Guatemala  era  }r  es   el  punto  donde  se   estendiera   mas   el 
fanatismo:  la  educación  política,  mala  en  todas  las  colonias,   era 
menos  negativa  en  los  lugares  alejados  de  la   inmediata   acción 
del  gobierno  pues  que  quedaba  alguna  espansion  que  no  podia  ser 
tan  absolutamente  contenida;  los  privilegios  creaban,  servidumbres 
económicas,  y  la  habilidad  y  la  intriga  se    ponían  con  frecuencia 
en  el  lugar  del  mérito  siempre  menos  audaz  que   la  ambición.  La 
distancia,  dice  Herrera  en  sus  decadas,  no  dejaba  distinguir   bien 
las  cosas,  (y  era  un  obstáculo  insuperable  para  la  justicia,  aunque 
hubieran  dominado  ideas  menos  estrechas). 

Carlos  III  favoreció  algo  los  intereses  económicos  de  las  pro- 
vincias, pero  sin  que  las  reformas  perdieran  por  entero  el  sello 
de  los   viejos  sistemas. 

La  emancipación  de   América  era  una  necesidad ;  en   la  esfera 


484  COMPENDIO 

de  las  ideas  un  problema  resuelto:  la  región  central  sígalo  las 
corrientes  del  Sur-jr  de  Méjico,  pero  había  menos  fuerzas  aeti 
se  hizo  de  una  manera  pacífica  interviniendo  las  autoridades  es- 
pañolas que  reconociéronla  independencia.  Bste  suceso  no  cam- 
biaba el  fundamento  de  las  instituciones  en  el  parecer  de  todos; 
de  las  manifestaciones  de  los  independientes  americanos,  sé  a- 
doptó  por  numerosas  :  Sentido    esencial,  el    plan    me- 

nos   revolucionario,  y  como  resultado  acaeció  la  anexión   a   Méji- 
co, no  con  poca-  protestas  y  resistencias:  hubo   quien    cotno  I 
hu-ií-a.  io>  sintió  intervenciones  estrenos,  ?obérn(5  silenciosa- 

íneiitc  sin  que  le  llegara  el  influjo  mejicano:  la  primera  idea  o- 
puesta  al  imperialismo  fué  la  de  federación  que  dictaban  las  con- 
diciones en  que  habían  vivido  las  provincias,  pero  que  no 
encontraría  educación  preparatoria  ni  medies  fíciles  para  reali- 
zarse: el  partido  liberal  era  federalista,  y  el  tradicional  uni- 
tario: el  sistema  federal  no  solo  lia  sido  de  trabaje»  ntíón  en 
pueblo^  latinos  qme  grandes  ((¡pequeños  han  pretendido  la 
unidad  de   podci-.  sino  también  -etí  la-  confederaciones  sajona  y 

suiza     que     hoy     96     toman     como    ejemplo  pen- 

sadores mas  eminentes  el  ideal  de  gobierno,  peto  por   lo  mismo, 

como  todo  bien,  noscalcanza    sin  lar  No    pudiendo 

el  partido  tradicionalista  destruir  la  constitución,  le  d 
1826  un  sentido  centralizado]-,  invade  los  Bfftftdoe^  procura  mer- 
mar sus  atribuciones  que  por  contrario  impulso  loa  Estados  exa- 
gacaq  tendiendo  i  una  cuasi  separación:  la  victoria  deMtffazan  en 
L829  favorece  la  libertad,  me  en  elrfrden  del  organismo  político, 
es  la  victoria  de  loe  listados  sobre  Guatemala:  la  federados  te- 
ma otro  carácter:  en  Nicaragua.  León  y  i  í  ranada  podrían  de 
rarse  sin  que  el  poder  federal  interviniera;  en  Cost&ricft  la  actitud 
pectante:  anos  aira-   aunque  ú    laguerra  COn'el     Salvador-    se 

le  d;í  forma  federal  y  se  hace  rm\  protestos  federal  a  ¡n- 

tervieue  por  la  paz  J  amenaza  romperé!    |  <1  -'rden  no  BC 

restablece.   La  constitución  cía    imperfecta;    dificultades    ^\r    cada 

<lia  encontraban  desprevenidos  i  los  poderes  federi  los  eon- 

íiietos  de  ley  imposibilitaban   un  ejercicio  sosegado  del  gobierno: 

ahora   la  oposición  mas  fuerte  comía  Mora/mi.    partiría  del  centro. 

de  Guatemala^  nada  desprestigia  tanto  como  las  luchas  constantes 
con  lo  imprevisto.  Eran  pocos  los  hombres  que  con  fcxaefco  cono- 
cimiento estaban  de  este  lado  de  las  revoluciones  de  últimos  del 
siglo  pasado  y  de  principios  del  actual:  la  constitución  de  L820 
fué  rechazada  per  les  tradicionalista- de  \i  ;  i  y  de  Centro- Amé- 
rica que  al  concurrir  a  la  independencia  llevaban  la  mira  de  <•- 
manciparse  del  intlujo  de  la  metrópoli  respecto  á  principios  no 
acomodados  i  las  ideas  de  unos  y  á  los  privilegios  de  otfOB:  la 
iudependenoia  no  era  un  pensamiento  aislado;    debía    abarcar    el 


DE  LA  HISTORIA   fNIVURSAL.  48o 

acceso  a  sistemas  mas  perfectos  y  que  ofrecieran  mas  desarrollo  a 
la  vida  moral  y  a  la  prosperidad  pública:  Itúrbicle  en  Méjico, 
solo  cambiaba  de  apariencia  dejando  el  fondo;  aspiró  á  la  domi- 
nación, por  una  lógica  indeclinable  de  doctrinas  que  nada  te- 
nían de  reformistas.  En  tal  concepto,  la  independencia  en  lugar 
de  ser  un  bien,  continuaba  el  sistema  depresivo  que  España  en- 
tonces comenzaba  precisamente  á  sacudir,  cuando  á  Calomarde 
reemplazarían  Espartero,  Olózaga  y  Don  Joaquín  María  López, 
menos  contemplativos  con  las  leyes  pasadas  que  lo  fueron  Santa 
Ana  en  Méjico  y  Carrera  en  Guatemala.  Entrañaba  pues  la  in- 
dependencia necesidades  históricas,  dogmas  nuevos,  organismos 
apropiados  para  poder  marchar  al  compás  del  progreso  de  otros 
pueblos.  Si  este  sentimiento  anidaba  en  Don  José  Francisco  Bar- 
rundia,  Don  Mariano  Galvez,  Don  Francisco  Morazan,  Don  Pe- 
dro Molina  y  aun  en  Valle  }T  otros  menos  definidos,  y  en  varias 
personalidades  dignas,  aunque  ya  en  segunda  fila  por  su  impor- 
tancia política,  y  si  conocían  las  exigencias  de  la  nueva  época,  no 
eran  convencida  y  racionalmente  secundados  por  todos  los  que 
de  liberales,  y  menos  por  todos  los  que  de  independientes  se  da- 
ban el  título:  las  primeras  medidas  de  aplicación  revelarían  des- 
de luego  la  dualidad  en  partidos;  mas  tarde  las  disidencias  den- 
tro del  bando  liberal:  el  clero  habia  tenido  una  intervención  di- 
recta en  la  política,  intervención  que  la  reforma  le  negaba;  á  las 
oposiciones  políticas-se  unió  la  oposición  religiosa  y  se  esgrimía 
el  arma  llevando  escrúpulos  y  temores  á  las  conciencias.  Aun 
que  los  mismos  liberales  eran  partidarios  de  la  intolerancia  reli- 
giosa, combatida  solo  por  Molina  y  alguna  otra  individualidad, 
no  hacían  alarde  de  ortodoxia;  así  cuando  Carrera,  no  afecto  to- 
davía á  un  sistema  político,  penetraba  con  sus  bandas  rezando  el 
mi 're  reyi/id,  podía  creerse  que  n<*  traía  á  los  liberales  su  concur- 
so, sino  la  guerra,  ya  fuera  por  entonces  mas  de  caciquismo  que 
de  ideas.  No  obstante,  los  peligros  que  tan  claros  aparecen  en  la 
historia,  pasaron  desapercibidos  ose  escaparon  á  la  penetración 
de  los  hombres  mas  influyentes  del  partido  liberal  vencedor.  La 
confederación  era  poco  mas  que  nominal:  el  poder  carecía  de  ele- 
mentos: como  Arce  había  hecho  guerra  al  Salvador  con  el  ejér- 
cito de  Guatemala,  Morazan  la  hizo  á  Carrera  con  el  ejército  del 
Salvador:  lo  que  á  los  Estados  se  pedia,  ellos  lo  consideraban  ó 
como  una  merma  de  sus  bienes  y  rentas,  ó  como  una  prodigali- 
dad; pocas  veces  como  el  cumplimiento *  de  una  atención  y  de  un 
deber  ineludible:  no  tenia  pues  vida  la  confederación:  bastó  el 
triunfo  de  Cari-era  en  uno  de  los  cinco  Estados,  para  que  se  di- 
solviera de  hecho  sin  que  aun  hubiera  cuidado  de  afirmar  esplí- 
citamente  la  ruptura  hasta  siete  años  después.  Era  por  consiguien- 
te un  periodo  de  lucha;  predominó  la  aspiración  federal  en  tiempo 


486  COMPENDIO 

de  Morazan:  las  victorias  encaminaban  sin  resolver:  nunca   hubo 
verdadero  enlace  armónico.    Pero  siendo  el    problema   de    difícil, 
sino  de  imposible  solución  por   entonces,   quedaba    espacio   á  lo 
contingente  y  se  daba  tiempo  al  desarrollo  de  las    ideas   mientr 
en  Guatemala  subsistiera  el  influjo  liberal:  que  de   otro  modo   la 
centralización  ó  la    ruptura  vendrían  por  su  propio  peso:    Guate- 
mala dio  entonces  el    espectáculo    de   encarnizada^  luchas    entre 
los  hombres  que    dirigían  la    opinión  liberal: hechos  que  ni  siquie- 
ra se  incluyeron   enel  capítulo  de  car_  rra  An-e   apesar  de 
que  lé  alcanzaran,  fueron  causa  de  i           on,  proceso  y  suspensi 
de  cargo  del   Presidente  Don  Pedro  Molina,  £or  enojo  de  loséu- 
vos,  y  absuelto,  los  liberales  le  niegan  la   rehabilitación  t   le  ha- 
cefl  sustituir  enla   presidencia  por  nuevas  ra- 
nos iio    eran  tratado-  tan  injustamente  como  !<»<  p^opioe          :n<> 
si  esto  no  bastase,  luchas  sin  tregua  entre  Barruüdia  y  Galvez  y 
entre  las  secciones  del  partido  liberal,  concluyen  por  derrocar 
una  situación  que  tendri                                                          ita, 
para  en  definitiva  dejar  el  campo  .í  la  tfadicion  organizada  'turante 
el  entretenimiento  y  las  torpezas  de  los  reformadores.    [Jw 
siva  confianza  origind  las  violentas  disidencias!   Garren  no   fué 
reputado  romo  un  peligro,  -i  no  como    mi    cacique    fácilmente  do- 
raraable;  aun  no  se  adhería  i  los  ooliservadi                        algu- 
na ambición»)  alguna  codicia,  se  presumía  quevolveriil  ala   os- 
curidad y  al  silencio,  pero  la  tradición  vid  en  Carrera  el  homb 
(jue  necesitaba^  ya  Riese  vulgar  é  inculto,  y  coando  los  liberales 
recapacitaron,  ya  todos  estaban  confundid            los  mismos  peli- 
gros y  en  las  misma-  desgracias; duro  castigo  qu<            sobre 
líos  y  sobre  el  pais  que  solo  después  de   treinta  años  podría 
nien/ar  de  nuevo  su  reconstitución. 

En   el   primer   periodo  Carrera    es   un    gobernante  arbitrario 
á  (piien  ni   moderan   claras   ideas  ni  detienen  sentimientos  de 

niniiuna    clase:  la     reacción    (^  i\r    heclio.    violenta,    pero   sin  cal- 
culo:  el  partido  tradicionalista  le  quiso   hacer  -ii  instrumento 
en  realidad    le    lii/o  SU  dueño:   fué  un  Cambii  en  que 

Carrera  saco  la  omnipotencia:  en  el  tegundo  periodo  la  reí 
cion  es  sistemada:  se  arregla  por  el  Estatuto,  por  la  ley  ^\^ 
instrucción  pública  que  sometía  la  educación  al  clero  y  i  la  vo- 
luntad oficial,  por  la  presidencia  vitalicia,  j  se  ai  ato  todos  lo- 
ca bos  ) >ara  que  el  espíritu  social  vaya  acomodándose  í  la  pos- 
tración, al  abandono  de  aspiraciones  superiores,  i  la  soledad, 
a  la  indiferencia  por  lo  estertor:  las  antiguas  energías  se  apa- 
gan, el  partido  liberal  queda  estinguido,  y  no  se  prestaría  au- 
xilio ni  concurso  al  que  no  se  contrajera  i  los  principio- del 
gobierno,  que  eran  por  el  tin  y  por  los  medio-  los  princip 
de  la    teocracia.    Los    intereses    materiales  qnési    a<>   satisfacen 


DE     LA   HISTORIA  UNIVERSAL.  487 

la  vida  moral,  ni  por  ellos  solos  llenan  el  ánimo  de  los  pue- 
blos, al  menos  despiertan  emulaciones  y  disponen  las  fuerzas  ;í 
la  actividad,  tampoco  eran  fomentados.  Los  tiempos  y  las  cir- 
cunstancias serian  causa  de  que  se  viesen  comprimidos  algunos 
espíritus  que  bajo  otras  instituciones  habrían  combatido  lo  que 
entonces  tenian  que  tolerar,  pero  no  escusan  á  los  gobiernos  ni 
en  su  intransigencia  respecto  á  las  ideas  ni  en  su  inmovilidad  res- 
pecto al  progreso  material.  Lo  que  no  justifica  á  los  reyes  ab- 
solutos en  una  época  remota  en  que  el  mundo  entero  estaba 
sometido  ti  restricciones  é  intolerancias,  no  puede  justificar  á  los 
gobiernos  en  un  tiempo  que  ya  conocía  el  vapor,  el  telégrafo, 
la  revolución  del  Norte  y  la  revolución  de  Francia:  no  admi- 
tiéndose los  adelantos  aceptados  por  las  sociedades  modernas, 
¡se  colocaba  al  pais  en  condiciones  desventajosas  para  entonces 
y  para  lo  venidero;  cerrando  el  paso  á  las  ideas  se  corría  el 
riesgo  de  presentarse  como  estraños  á  la  civilización,  y  de  no 
entender  un  mundo  que  se  tiene  el  deber  de  estudiar  y  de  se- 
guir en  cuanto  adelanta  y  perfecciona:  el  clero  creyó  perpetuar 
las  instituciones  destruyendo  la  iniciativa  particular:  en  unos  falta- 
ba el  deseo,  en  otros  la  esperanza.  Un  periodo  tan  largo  de  inmovi- 
lidad, dejo'  el  sello  en  las  generaciones  durante  él  nacidas:  de  aqui  lo 
trabajoso  que  seria  luego  poner  en  acción  los  elementos  necesarios 
para  concurrir  á  fines  progresivos:  el  jesuitismo  vino  por  úl- 
timo á  determinar  mas  pronunciadamente  la  parálisis  social: 
cesaron  hasta  los  inocentes  entretenimientos,  y  no  hubo  mas 
lugar  de  reunión  que  los  templos,  ni  otros  actos  públicos  que 
las  procesiones,  viéndose  penitentes  que  se  maceraban  por  las 
calles  como  en  la  edad  media,  y  adquiriendo  la  sociedad  ese 
carácter  melancólico  y  desfallecido  que  imprime  siempre  el  do- 
minio de  la  teocracia.  Y  como  si  el  ideal  de  la  vida  fuera  seme- 
jante postración,  el  clero  santificaba  al  hombre  que  por  interés, 
por  escepticismo  y  desamor  al  progreso,  sostuviera  tal  estado 
de  cosas,  y  colocándole  en  la  felicidad  eterna,  estimulaba  á  que 
le  imitasen  aquellos  que  en  el  gobierno  le  sucedieran.  Las  en- 
señanzas limitadas  rechazaban  toda  doctrina  que  pudiera  des- 
pertar el  deseo  de  marchar  con  el  mundo  culto:  pocas  y  ma- 
las carreteras,  ni  líneas  telegráficas,  ni  proyecto  ni  idea  de  a- 
provechar  los  modernos  descubrimientos,  ni  de  moralizar  ni  de 
perfeccionar:  ninguno  de  los  otros  Estados  quedó  tan  atrás  en 
doctrinas  ni  en  instituciones  y  mejoras:  el  Salvador,  aun  en  sus 
reacciones,  tenia  sus  adelantos  materiales;  Honduras  olvidado  de 
sus  riquezas  naturales  en  los  motines  y  asonadas,  no  estaba  tan 
oprimido  en  su  condición  moral:  Nicaragua  entraba  después  de 
muchos  sacrificios  en  una  senda  de  reparación  y  de  tolerancia; 
Costa-Rica  desde   muy  lejos   tenia   emancipada  la  conciencia  y 


488  COMPENDIO 

mas  activo  el   pensamiento   hasta  el  periodo  de  Jiménez  que  co- 
menzó á  torcer    la  política  amparando  preocupaciones  y  abrien- 
do la  puerta   á  la  intervención  del   clero  que  nunca   o  j  i 
ees    se   mezclara   alli  en    los   asuntos  públicos. 

La  revolución  de  1871  era  una  necesidad  de  los  infere-  - 
del  pensamiento,  y  del  prestigio  nacional:  la  mas  importante 
cion  de  Centro-A  merica  que  en  el  esterior  llevaba  generalmente 
la  representación  moral  de  los  cinco  Estados,  inspiraba  comen- 
tarios poco  alliagüenos:  la  América  latina  se  movía,  mejorando 
por  las  obras  públicas,  las  relaciones  con  todo  el  mando,  el  per- 
feccionamiento de  las  leve-,  y  (iuatemala  permanecía  agena  á 
todo    (progreso  ain   qm  trp^umiera  que  eutra-v  en  b »-  <-;íl«-u- 

l«'i    gobierno   emprender   distinto  rumbo.    La    rrvoluci.ui  se 
hizo   concurriendo  ideas  y  oposiciones  de   lipages  distintos;  fué 

-;   mas  general   la  opinión  de  que  ee    realizaba  un  cambio  de 

onas,  que  no  el  pensamiento  de  que  se  modificase  la  do 
na:   hombres   de  todas  procedencias  aparecían  en   (os  p 
cargos    publico-    a-i    que  se    inauguro    la  nueva    situación;    | 
al    comprender    que  im    -••    <-ontinuaban  las  tradición. 
afeptoa  a]   antiguo  sistema  desertaron  Ijd  la    insurrección 

■mida    hasta    1 873:  en    los    d  le    la    presidencia 

visiona]  del  general  Don  Miguel  García  Granados,  sQ£uprimi< 
las  tfrdfcnea   rnonáqtieas  \    fueron  expulsados   los  jespi  tas;  la  pri- 
mara  medida  la  dictó  el  general    L  Jnn^odc  ls7 

tando    encargado    acralentalmaiiíc    del  nuda    la 

inicia  como  jefe  de  la-   fuerzas  de  los    A 

Presidente   (¡aivia  Granados,  La  desamortización  ruó  nno.de  lp« 

motivos    que    mas    irritaron  al  fanatismo,   j 
sitrlo   que  Jpvellanpf  estimaba  necesaria  esa  medida  y  la  hallaba 
compatible  hasta    con    las  condiciono   de  la  monarquía  ab-uluta. 
Los    resultados  morales  de  la    revolución    no    pueden    apreciarse 

aun.  ni  tampoco  pertenece  ú   la  historia  el  juicio  crítico  delmp- 

mento  en  que  se  'htíIic  ni  de  loa  hombres  que  inmediatamen- 
te   filiaran    en   1».-    apQUtecimientOS    de)  día:  pero   gí   puede    i 

signarse  el  heclio  innegable,  v  este  hecho  es,  el  progreso  realiza- 
do en  la  construcción  de  trescientas  leguas  de  carreteras  y  de 
una  r(eq  telegráfica  que  comunica  todas  las  ciuda4es  deis  Re- 
pública en  trayecto  de  cuatrocientas  !  en  la  creación  de 
universidades  6  institutos,  de  una  escuela  militar,  otra  normal 
de  maestros,  y  otra  de  artes  y  oficios;  en  la  apertura  de  cua- 
trocientas escuelas  do  primera  enseñanza  que  eleva  ¿seiscien- 
tas el  número  de  lasque  existen  en  laJBepúbliea^ en  la  refor- 
ma de  las  leyes  civiles,  penales  y  mercantiles  que  hace  mas 
fácil  la  administración  de  justicia  y  ma-  espeditos  losprpcedi- 
niientos;   en  el  planteamiento  del    rejistro  civil   y  de   la  propio- 


DE     LA     HISTORIA    UNIVERSAL.  489 

dad,  en  el  decorado  de  las  ciudades,  construcción  de  puentes, 
y  de  dos  penitenciarias;  en  la  habilitación  de  puertos,  el  esta- 
blecimiento de  rápidas  comunicaciones  en  el  interior  y  frecuen- 
tes con  el  esterior;  en  la  protección  dada  á  la  agricultura  y  á 
las  nacientes  industrias.  La  libre  indagación  no  está  cohibida. 
ni  la  libertad  de  enseñanza  limitada,  ni  la  conciencia  sujeta  á 
ningún  dictado  político,  ya  puedan  tener  queja  los  que  solo  creen 
en  la  independencia  religiosa  cuando  á  ella  vá  unido  el  predomi- 
nio. El  general  Barrios,  presidente  de  la  República,  ha  contraí- 
do un  mérito  positivo  aumentado  por  el  triunfo  sobre  los  obs- 
táculos de  todas  clases  que  se  presentábanla  oposición  sistemá- 
tica, el  indiferentismo  y  la  debilidad  moral  que  derivara  de 
la  política  inmovilista  del  pasado.  Los  hombres  políticos  y  es- 
pecialmente los  reformadores,  pocas  veces  obtienen  justicia  sin 
contradicción  aun  acerca  ele  aquellas  cosas  que  son  del  domi- 
nio de  los  sentidos  y  que  todos  pueden  ver  y  observar. 

Honduras  ha  sido  el  Estado  que  entro  últimamente  en  la  sen- 
da de  reparación:  al  inaugurarse  el  gobierno  del  Presidente  Soto 
en  Agosto  de  1876,  la  Hacienda  estaba  en  ruina,  faltaba  siste- 
ma metódico  de  tributos,  el  pais  desconfiaba,  los  bienes  priva- 
dos y  la  seguridad  individual  se  hallaban  espuestos  al  motin, 
las  obras  públicas  no  podían  ser  atendidas  por  la  inseguridad  de 
los  gobiernos  y  la  pertinacia  de  las  facciones:  á  todo  se  dio 
impulso,  y  aunque  es  obra  larga  realizar  generosas  aspiracio- 
nes, hasta  hoy  se  va  cumpliendo  el  programa  emitido  sobre 
la  base  de  una  política  de  espansion,  de  progreso  y  de  orden. 
Aun  cuando  en  la  América  Central  y  en  el  resto  de  la  Amé- 
rica latina  no  se  hayan  alcanzado  los  ideales  de  los  que  tanto 
porvenir  esperan  para  el  nuevo  mundo,  ya  hoy  no  serian  apli- 
cables estas  palabras  que  el  historiador  Weber  estampaba  ha- 
ce mas  de  treinta  años  en  su  doctrinal  histórico:  "las  colonias 
españolas,  decia,  han  asegurado  la  independencia  esterior,  pe- 
ro no  un  gobierno  y  libertad  interior,  ni  han  utilizado  aun 
los  inmensos  recursos  que  el  seno  y  el  suelo  de  la  tierra,  y  los 
mares  vecinos,  ofrecen  alli  á  su  actividad.  En  los  Estados  de  la 
América  central,  en  Colombia,  Perú  y  Bol  i  vi  a  y  en  Méjico,  han 
luchado  encarnizadamente  dos  partidos,  el  de  los  centralistas  y 
el  de  los  liberales  (federalistas  o'  demócratas):  Rafael  Carrera  en 
Guatemala  acaudillando  un  populacho  feroz  y  hambrientoá  las  vo- 
ces de  ¿viva  la  religión!  ¡mueran  los  estrangeros!  contra  el  federalis- 
ta Morazan;  San  tana,  Bustamante  y  Herrera  en  Méjico;  Rosas  y 
Rivera  en  Buenos  Aires,  han  probado'  en  América  cuan  fu- 
nesto es  el  presente  de  la  libertad  á  los  pueblos  que  aun  no 
la  merecen"  (desde  la  fecha  en  que  escribió  Weber,  la  situa- 
ción  de    América  ha   cambiado  en   el   conjunto  y  en  cada  una 


490  COMPENDIO 

de  sus  partes). 

Las  vicisitudes,  guerras  y  reacciones  porque  ha  pasado  la  A- 
mérica-Central.  no  la  han  permitido  aquella  asiduidad  en  el 
cultivo  de  las  letras  y  las  ciencias  que  parece  ser  patrimonio  de 
estados  normales  y  por  otra  parte  de  instituciones  espansiva>. 
Sin  embargo,  y  apesar  de  la  intolerancia  en  Guatemala  y  periódi- 
camente en  otras  República  hasta  tace  diez  anos,  do  pudo  que- 
brantarse del  todo  la  afición,  ni  proscribirse  el  estudio  de  lo  útil 
y  de  lu  bello;  faltaba  atmosfera  donde  la  inteligencia  funciona- 
ra, y  se  vé  en  alguna  conceptos  inferior  el  último  periodo  compa- 
rado eou  la  época  primera  de  la  independencia.  Don  José  Ce- 
cilio del  Valle,  Don  José  Francisco  Barrundia,  Don  Pedro  Mo- 
lina, Don  Migue]  Larreinaga,  Don  Mariano  GMvez,  eran  escri- 
tores distinguidos  y  oradores;  Vallé  y  Larreinaga  ademas  natu- 
ralistas: en  la  oratoria  política  Ikirrundia  y  Molina  dejaban  no- 
tar lo  ardiente  de  so  alma  y  el  faflgo  <|iie  nunca  30 apaga  ni  aun 
en  la    decadencia  de   la  vida  en  cierl  rítusj  1  de  la 

espresion  competía  con  la  galanura  y  la  espontaneidad,  calidades 
que  se  revelan  en  los  escritos  ae  esas  cinco  personalidades  qne 
tanto  inilujo  ejercieron  en  los  destinos  p  entre  otros   han 

figurado  como  matemáticos  Don  Manuel  Santos  Mofiocj  Don  San- 
tiago liarbcrcna:  como   prosista,  orador  \    poeta   Don    Enrique 

llovó-:  como  escritor   Don    José    Antonio   Cañas.    El  Sr,    Triarle 

en  su  galería  poética  de  Centro-América  reproduce  poesiaa  de 
ratee  notables:  Don   Rafael  García  Goyena,  Don  José  Antonio  <\c 

Irisarri.  Doña  Maria    Josefa  I  Jarcia   Granad  hermanos  Die- 

goez  (Don  Juan  y  Don  Manuel.)  Don  José  Batrá  Montú&r?Don 
Ignacio  (i  ome/.  Don  José  Milla  (mas  prosista  aio  fcmbargo  que 
poeta).   Don  Juan   Jo  Don  Matías  Córdoba,   Don  Joa- 

quín Vasconcelos,  Don  Francisco  Lainliesta.  \  otros  muchos  han 
¡lastrado  en  grpdps  dii  ú  letra!  centwHUHÓrtcanas,  auqne 

en   un  la r<¿-o  periodo  no   favorecían    to  circtmitanctas,    poderoso- 

ausiliares  para  el  desenvolvimiento  intelectual:  «'1    P*    Beyes   ba 

sido  uno  de  los  poetas  mas  distinguiera  de  Honduras:  en  la-  cinco 

Repúblicas  hay  hombres  <  .pie  lian   dado  muestras  di 

talento,  aunque  la  taita  de  círculos  científicos  y  la  condición  re- 
traída de  los  habitantes  en'los  Estados,  ya  -«-a  en  uno-   mas  «pie 

en   otros,    haeen  <jue  no  pueda  desarrollarse  el    espíritu  0ODD 
desarrollaría  dentro  de  una  gran  actividad   moral    y    del   choque 
constante  de  las  Jdeas  y  los   sentimientos.   Latinidad    de    Centro- 
América,  al  acercarlos   intereses  comunes    aproximaría  también 
las  inteligencias  y  daría  nuevos  horizontes  y  puntos  de  vista   a! 

esfuerzo  individual  en  las  ciencias.  la<  letra-,  las  artes  y  la  in- 
dustria: en  los  últimos  anos  la  idea  de  unión  se  lia  reproducid*» 
acaso  mediante  preliminares  mas  apropiados  al  fln  qu6   en   otro- 


DE  LA  HISTOKJA  UNIVERSAL.  49  1 

tiempos,  pero  la  opinión  general  no  está  bien  formada,  las  comu- 
nicaciones son  difíciles  y  se  mantienen  restos  de  los  antiguos  ce- 
los  que  se  irán  estinguiendo  con  una  política  de  buena  fe  y  pol- 
la difusión  de  la  enseñanza,  la  frecuencia  de  las  relaciones  y  el 
convencimiento  del  interés  general;  el  localismo  ha  sido  mas 
fuerte  hasta  ahora  aun  en  la  época  de  la  confederación  (tan  fá- 
cilmente rota  por  que  no  la  sostenían  arraigados  sentimientos  é 
ideas  claras  de  la  conveniencia);  los  progresos  materiales,  cami- 
nos, ferrocarriles,  telégrafos,  y  la  normalidad  en  cada  Estado, 
inñuirian  tanto  como  la  propaganda  moral  en  la  realización  de 
la  unidad  que  es  el  objetivo  mas  elevado  ele  la  política  centro- 
americana. 


PÁRRAFO  Xf. 

Resumen  y  ampliación  del  periodo  his- 
tórico contemporáneo. 


La  primera  oposición  invencible  que  se  presento  á  la  política 
meditada  por  la  Santa  alianza,  fué  la  independencia  de  la  América 
latina:  los  compromisos  de  Yiena  y  de  Verona  tuvieron  que  Aojar- 
se por  el  desvio  de  Inglaterra  y  el  nacimiento  de  intereses  nuevos 
que  no  podían  avenirse  á  los  principios  del  congreso  diplomático, 
ni  alas  miras  estrechas  del  absolutismo:  las  doctrinas  revolucio- 
narias minaban  rápidamente  el  edificio  tradicional.  Error  fué 
grave,  hijo  de  una  política  irreflexiva  y  torpe,  intentar  volver  el 
mundo  á  su  antiguo  estado,  sin  ver  que  estaban  pulverizados  los 
viejos  ídolos  y  que  se  habia  transformado  la  conciencia  de  las  na- 
ciones: la  misma  Francia  donde  se  impusiera  la  restauración  bor- 
bónica, no  era  ya  la  Francia  que  los  borbones  habían  dejado:  ce- 
losos defensores  de  la  monarquía,  como  Chateaubriand,  reclamaban 
la  libertad  de  pensar,  y  luego  católicos  fervientes  como  Montalem- 
bert,  pedirían  que  la  iglesia  se  hiciera  accesible  al  progreso  de  los 
tiempos:  los  reyes  dirigían  atrás  sus  miradas,  y  los  pueblos  adelante: 
un  jesuíta  historiador  snprímia  la  revolución  y  hacia  del  emperador 
Napoleón  I  un  general  de  Luis  XVII,  peroá  despecho  del  orgullo 
dinástico,  la  nación  francesa  habia  roto  los  moldes  del  pasado: 
mientras  los  dos  partidos  de  Carlos  X,  transigente  y  teocrático, 
estaban  embebidos  en  sus  propósitos,  el  pueblo  se  cansaba,  y  en 
tres  dias  arrojó  la  dinastía  de  los  Borbones:  sí  otros  acontecimien- 
tos habían  inhabilitado  y  dejado  ya  estéril  la  política  de  *  la 
santa  alianza,  la  revolución  de  Julio  la  aniquiló  en  absoluto:  ni 
aun  tuvo  la  diplomacia  que  declarar  roto   el    pacto   de  los  reyes 


192  iPKN'Dlü 

contra  la  libertad:  como  la  independencia  de  America,  la  inde- 
pendencia de  G  recia  habia  dado  un  golpe  mortal  á  los  protocolos 
<!e  la  diplomacia:  la  revolución  (pie  se  creia  atajada  y  sometida, 
apareció  mas  fuerte  que  nunca:  parte  por  sorpresa,  mucho  por 
temor  a  que  pudiera  reproducirse  el  -    dio'    a  Francia    una 

monarquía  «pie  Laíayette  llamaba  la  mejor  de  la<  Repúbl 
monarquía  se  confia  al  hijo  de  nn  convencional,  a  Luis  Felip 
Orleans,  como. para  conciliar  el  trouo  con  la  revolución.  Luis  Fe- 
upe  do  procuró  levantar  por  igual  toda-  5,  ni   prestar  la 
inisma  protección  a  todos  los  elementos  dp1  país;  favoreció  la  ban- 
ca, el  comerció,   representó  á  la  clase  media  mas   que  al  pueblo. 
ymucna           3  sometió  a  su  egoísmo            de   lxn  -  plañe- 
políticos;  á  medida  que  se  fortale            apartaba  de  I  tpro- 
misos  contraidos,  y  hacia  mas  ilusorias  1;  idas; 
se  inmovilizaba  en  la  política  doctrinaria,  como  en  el  absolutismo 
cerrado  se  encastilló  la  monarquía  antigua:  la-   ¿¿ambles   II 
ron  á  ser  eco  del  interés  dinástica                                  untes  de    la 
corona,  mejor  que  sus  inspiradoras  y   <¿u                         |iiitaba 
presentación  al  pueblo,  el  d¡n<                a    primera    influencia, 
rey  y  loa  suyos  se  enriquecieron,  y  el    monopolio   de   pandil 
reemplazaba   ú  una  sana  poli            ional:  para  que  el          aten- 
to estallara  ño  se  1                      [ue  un  incidente,    una   coacoi 
la  libertad  ¿é  reunirse.  É2n  Ulij  bi 

dinastía  de  (  !  la  dinastía  de  ürleans  en  |o&  tres  días 

de  Febrero  *\<- 

La  revolución  de  Julio  conmovió  ú  Europ¡  oas  preparada 

que  en  L780;  Sui/n  estrechaba  sus  aunque  sin  de- 

terminarlos por  entero;  Italia  esperaba   \  en 

Alemania  la  literatura  se  pronunciaba  por  la  unidad  símbolo  de 
mayor  libertad  co,ntra  la  tiranía  de  sufi  principen   \  du  Tres 

afms  después  de  la  raida  de  <  ¡arlos  X.  murió  en  Es|  mando 

Vil:  su  hermano  Don  Carlos promovió  l<  uida 

hasta  L83D;  el  sistema  constitucional  tfiunfab^,  mejor  de 

las  circunstancias  que  délas  ideas  de  la  cor  te  d$  la    reina    1- 
y  déla  tutora  regente  Pona  María   Cristina.   La    regente  declaro 
que  mantendría  las  ¡nstitueio:  m)\0  las  liabía    e¡. 

irado,   pero  debía,  peder  ante  los  peli  ue  no  le   que- 

daba otro  apoyo  qu.e   el   partido    liberal.    Inauj 
Cristina  su  indujo  en  la    cort"    con    medidas    conciliatorias  qu< 
llevaron  la  simpatía  de     los   perseguidos  y    el     cari  fio    del     pueblo: 

sin  presagiar  un  cambio  abierto  de  sistema,  hacía  una  política 
generosa  y  progresiva:  no  era f^il  órnelas  mismas  doctrinas  hu- 
bieran sido  mucho  tiempo  representadas  \)Qf    la    reina    regente   y 
por  el  rebelde  I>on  (arlos:    el  partid*»  tradicional  que    no  admitía 
transacciones,  estaba  con  el  hermano  de  Fernando  VII:    los   libe- 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  493 

rales  por  un  sentimiento  común  liaban  en  una  evolución  necesaria 
del  sistema,  y  era  Doña  Maria  Cristina  él  ídolo  de  todos  ellos  sin 
que  les  desengañara  la  falta  de  espontaneidad  de  la  reina  en  los 
actos  mas  trascendentales:  el  partido  liberal  se  dividió  no  bien 
comenzada  la  guerra,  distinguiéndose  en  el  progresista  tendencias 
á  debilitar  el  trono,  y  en  el  moderado  á  robustecerlo  haciendo  el 
menor  número  posible  de  concesiones  a  las  ideas  nuevas  y  á  la 
iniciativa  del  pais:  Doña  María  Cristina  rio  dejó  duda  acerca 
de  su  pensamiento,  hasta  que  se  hizo  incompatible  con  los  progre- 
sistas y  le  sucedió  en  la  regencia  el  general  Espartero  que  habia 
terminado  la  guerra  civil  y  que  sucedió  á  Cristina  en  el  amor  del 
pueblo.  Era  Espartero  tan  valiente  en  los  campos  de  batalla  como 
generoso  en  la  paz,  fácil  á  reconciliarse,  y  por  su  carácter  y  condi- 
ciones morales  digno  de  ser  estimado;  pero  sin  hábitos  políticos 
ni  conocimiento  ele  las  intrigas  que  cercan  al  poder,  los  que  le 
rodearon  tuvieron  habilidad  bastante  para  atribuirle  sus  yerros, 
y  él  no  encontró  medios  de  resolver  las  dificultades  que  apare- 
cían diariamente;  sus  amigos  se  dividieron  y  algunos  buscaron  en 
los  opuestos  bandos  fuerzas  para  derribar  al  que  la  víspera  levan- 
taran: el  bombardeo  de  Barcelona  y  otros  errores  dieron  cuenta 
de  la  regencia  de  Espartero,  oscureciéndose  mas  la  política  hasta 
que  la  reina  Doña  Isabel  fué  declarada  de  mayor  edad  aunque 
solo  tenia  trece  años;  pronto  el  olvido  alcanzó  á  todos  los  progre- 
sistas, y  el  partido  moderado  se  entronizó  hasta  1854  gobernan- 
do con  la  constitución  del  45  mal  cumplida  en  lo  que  al  pueblo 
tocaba,  y  exajerada  en  la  práctica  en  beneficio  de  la  autoridad  del 
trono.  Vuelto  al  poder  Espartero  en  1854,  cayó  el  56  por  una 
medida  de  fuerza:  Doña  Isabel  II  olvidaba  que  del  pueblo  habia 
recibido  la  victoria  y  la  corona:  confiada  en  estremo  en  las  creen- 
cias monárquicas  del  pais,  proscribió  al  partido  progresista,  resis- 
tió sus  conmociones  y  castigó  sus  amenazas,  y  sin  embargo  bus- 
caba el  afecto  público  como  si  por  deber  déla  nación  le  correspon- 
diera, ya  que  no  por  sus  merecimientos. 

Bélgica  mal  hallada  con  la  unión  de  Holanda  que  la  impusiera 
la  diplomacia  de  Europa,  se  separó  en  1830  constituyendo  nacio- 
nalidad aparte  bajo  una  monarquía  liberal.  Italia  se  conmovió 
saliendo  derrotada  en  sus  tentativas  revolucionarias.  Al  Norte 
el  imperio  ruso  con  medidss  preparatorias  se  disponía  á  emanci- 
par los  siervos,  entrando  cada  dia  mas  en  la  política  europea  y 
realizando  notables  adelantos  en  las  ciencias:  Suecia  y  Noruega, 
agrupadas  por  el  Congreso  de  Yiena,  se  concentran  en  el  trabajo 
y  aseguran  sus  instituciones,  no  uniformes  en  los  dos  Estados, 
pero  en  ambos  libres.  Dinamarca  quiere  reunir  definitivamente 
los  ducados  de  Holstein-Schleswich  contraviniendo  á  los  pactos 
de  anexión  condicional,  y  lucha  consiguiendo  vencer  aunque  su 


4í)4  COMPENDIO 

victoria  seria  poco  duradera.  Austria  y  Prusia,  los  dos  brazos  mas 
fuertes  de  la  confederación  germánica,  mantienen  el  absolutismo 
hasta  1848.  y  aun  Austria.no  obstante  la  revolución,  vuel- 
ve sobre  sus  pasos  y  continua  la  política  de  Metternich:  Suiza 
trata  de  unir  mas  sus  cantones,  lucha  con  la  intolerancia,  espulsa 
á  los  jesuítas  y  asegura  la  unidad  en  la  constitución  de  1" 
Portugal  hace  triunfar  con  Doria  María  ÍI  de  la  Gloria  el  sistema 
parlamentario  contra  el  pretendiente  Don  Miguel:  el  imperio  tur- 
co e$  trabajado  por  las  provincias  tributarias  <jue  buscan  la 
emancipación  ausiliadas  por  Rusia,  y  (i  recia  procura  ensanchar 
su  territorio  ú  espeusas  de  los  dominadores  musulmanes,  anas 
veces  protegida  por  loe  rosos  y  oirás  porta  ingleses.  Kl  imperio 
gei-iuiínico  sujeto  á  la  Dieta  y  ¿los  príncipes,  era  gobernad 
los  intereses  lócale-  prevaleciendo  la  política  absolutista,  adentras 
su  lilosoiía  llenaba  de  ¡dea-  la  Kuropa  y  disfrutaba  de  una  libar* 
tad  omnímoda  dentro  «le  las  especulaciones  intelectual 

La  revolución  de  Febrero  el  princtpi 

obstáculos;  los  talleres  nación*         fcablecidoe   pan 
algo  laa  ideas  sociales,  daban  resultad  al  decrel 

-a  disolución  Be  preparó  una  batalla  de   las  mas  formidables 

lafi  «-alies  de  Tari-:  la  A-aiiiblea.  QO  elegida  OH  los  primeros  mo- 
mentos, represt  'litaba  tendencias  di\  aun   opuef 

pirita  re\'oluciouari<c  Lamartine  istraer  al   puebla,   y 

i  Mierle  algonas  \ eces<  hasl  i  Ai*mbl<  i 

resolverla  situación  ni  darle  Lufa    napoleón  Boná- 

parte  triunfo  en  las  ele  denciales,  debiendo i¡  divi 

causas  la  victoria:  los  amante 
daban  con  entusiasmo  al  primer  imj  i 

perabau  mucho  de  las  opiniones  del  prisionera  de  I  [aro;  lai  clases 
conservadoras  creían  ver  en  él  un  freno  á  la*  turbulencias  polí- 
ticas; quiza  el  clero  una  restauración  de  su  influencia.  £  19  la 
Asamblea  acordaba  intervenir  en  Roma  para  cortar  la  nevoluoton 
italiana  devolviendo  al  pontífice  sus.dominit  Lomba  r- 

dia,  el  Piamonte.  los  [tacados  y  Umna  estaban  en  guerra  mas  p<"- 
la  libertad  que  por  la   unidad:   la   República  frai  labe  sus 

ideas  parala  emancipación  de  los  pueblos,   j  | 
servicio  de  loa  enemigos  de  esa  emancipación:   las   tropas  franco- 
sas  penetraban  eq  Roma  apesar  ^\r  la  deí  rtencia  de  los 

romanos,  y  Pin  IX  en  L850  entraba  de  nuevo  en  posesión  de  los 
dominios  temporalea  Desde  un  principio  el  jefe  de  la  República 
francesa  tomó  sus  medidas  para  aumentar  j    prolongar  bu  poder: 

en  sus  espediciones  ;í  los  departamentos  parecía  reclamar  el  con- 
curso de]  pueblo  contra  las  Asambleas,  y  recordándole  las  proe- 
zas del  imperio,  iba  connaturalizando  sus  ideas  en  una  parte  de 
la  nación  amant"  ante  todo  de  predominio  y  de  laureles:  no  falta- 


DE    LA    HISTORIA   UNIVERSAL  495 

han  motivos  de  disidencias  entre  los  poderes  legislativo    y  egecu- 
tivo;  al  primero,  aun  en  ocasiones  supremas,  no  le  unian  las  ideas 
sino  los  peligros;  cerceno  el  sufragio  enagenándose   las  simpatías 
de  las  masas,  y  lucho  mas  por  su  preeminencia  que  por  los  prin- 
cipios democráticos.  Napoleón  dio  el  golpe  de   Estado  esplotando 
en  su  provecho  los  errores  y  las  dudas  del  cuerpo   legislativo,   y 
siguiéndolos  procedimientos  y  graduaciones  del  primer  Napoleón, 
llego  al  imperio  sin   pararse  en  ningún  linage   de  escrúpulos: 
Francia  se  organizo  monárquicamente;  los  tronos  de  Europa    re- 
conociéronla usurpación  para  verse  libres  de    una  República:   la 
libertad  sufrió  las  fluctuaciones  y    caprichos   déla  voluntad  im- 
perial.  Pero  Napoleón  no  dejaba  de  abrigar  pensamientos    gene- 
rales; asi  intervino  en  todas  las  grandes  contiendas  y  fué  la    cla- 
ve de  la  política  europea  hasta  sus  últimos  dias:  primero  le    ani- 
mó la  idea  de  la  unidad  de  Italia,  idea  que  abandonó  después   de 
1  as  batallas  d  e  Magenta  y  Sol  ler  ino ;  q  u  i  so  d  ebi  1  i  ta  r  a  1   A  u  s  tr  i  a  y 
contener  á  Rusia,  y  acaso  su  pensamiento   constante  era  unir  la 
Bélgica  moralmente  sostenida  por  Inglaterra:  el  sistema  del  equi- 
librio europeo  le  arrastraba  á  cavilaciones  perpetuas,  pero  en  de- 
linitiva  semejante  sistema,  suponía  el  deseo  de  engrandecerse   em- 
pequeñeciendo á  los  demás:  ninguna  amenaza  formal  de  estraordi- 
naria  preponderancia  existia  desde  el  momento  en  que  Rusia  fué 
contenida  en  la  guerra  de  Crimea;    por   esto  dio   intervención  y 
prestigio  á  Víctor  Manuel,  y  contra  el  Austria  hizo  la  campaña 
de  1859  arrancándole  la  Lombardia  y  separándose  repentinamen- 
te de  la  empresa  de  libertar  y  unificar  Italia.  Arbitro  en  Europa, 
quiso  hacer  pesar  en  América  su  influencia  y  fracasó  en  sus    pro- 
yectos monárquicos  de  Méjico;  después  se  equivocó  en  Alemania 
dejando  llegar  á  Prusia  á  un  poder  que  no  había  previsto,  y  cuan- 
do las  circunstancias  le  obligaron,  jugó  con  su  suerte  y  con  su  po- 
lítica de  equilibrio,  la  tranquilidad  y  el  bienestar  de  Francia:   po- 
der fiado  no  en  la  justicia,  sino  en  el  éxito,  cayó  con    la    derrota: 
se  conservó  mientras  daba  esperanza  de  gloria.    Los    partidos  li- 
berales habían  rechazado  sus  concesiones;  la  seducción  de  Emilio 
Ülivier  y  de  otros  demócratas,  fué  estéril,  y  la  armonía  que  soña- 
ba se  alejaba  mas  según  Napoleón  quería  transigir:   no  puede   ni 
debe  la  libertad  de  los  pueblos  emanar  de  un  acto  del  poder    le- 
vantado para  garantizarla;  oes  superior  á  ese  poder  ó  es   un  so- 
fisma. Y  si  en  Francia  la  opinión  liberal  no  transigía  con   el  im- 
perio, en  el  esterior,  era  Napoleón  considerado  como  el  escudo  de 
todas  las  malas  causas,  el  sostenedor  del  poder  temporal  impues- 
to por  las    bayonetae   francesas  en    1849    y  sostenido  luego  por 
guarniciones  francesas,  y  el  que  pretendiera  implantar  en  América 
las  instituciones    monárquicas  también  por    fuerzas  estrangeras: 
cuan  efímeros  son  los  respetos  que  se  tributan  por  miedo,    lo  pro- 


496  COMPENDIO 

bó  la  caída  de  Napoleón:  por  donde  quiera  llovían  censuras  y 
fueron  olvidados  aun  los  beneficios  de  otro  tiempo  en  pro  déla 
redención  de  Italia:  Rusia  miró  impasible  la  ruina  del  imperio 
contra  quien  tenia  las  quejas  y  los  recuerdos  de  Sebastopol:  Aus- 
tria veía  allí  el  castigo  de  Sadówá,  Inglaterra  recobraba  la  Impor- 
tancia de  que  la  privara  la  cuasi  heguemonía  europea  dé  Napo- 
león: Bélgica  sétitia de  nténosel  pesó  de  una  amenaza:  Italia  la 
supresión  de  un  obstáculo,  España  celebraba  el  triunfo  de  los 
italianos  y  la  unidad  de  Alemania  que  era  un  derecho  y  una 
conveniencia  general  política:  el  partido  tradicíonalísta  sufrid  un 
golpe  masradó  que  en  1848.  Demasiado  cara  había  contado  la 
conducta  de  Napoleón,  pero  aun  asi  no  se  manifestó  Francia  muy 
previsora.  La  Asamblea  reunida  para  hacer  la  paz,  toipd  el  carác- 
ter de  constituyente  y  deahi  vinieron  ulteriores  dificultades;  bajo 
el  caBón  del  enemigo  y  entre  las  ruinas  y  el  humo  de  los  inpendios, 
cuando  había  doscientos  mil  prisioneros  en  Alemania  y  otras  tan- 
tas familias  en  la  íncertiduu^bre,  'no  se  había  convocado  i  una 
Asamblea  para  que  discutiera  idamente  las  l<  las    iné- 

tituciones.  sino  para  qué  resolviera  la  paz  ó  la  guerra;  personali- 
dades que  obtenían  sufragios  para  determinado  lin.  podiau  do 
obtenerlos  para  constituir  la  nación:  de  ahí  áerivd  que  el  partido 
mas  numeroso  formara  minoría en  la  Asamblea,  y  que  la  agrupa- 
ción mas  exigua,  la  legitii  i  ií  punto  «i»'  triunfar 
la  eléceiondel  Conde  de  Cnambord  ofrecida  en  Octubre  de  I 
por  la  mayoría  de  los  representan! 

fl  niers.  uno  de  los  patrie!  de  la  Francia  mofíerna, 

engañado  por  las  apari  mi  concilio  ion  de  los  primero-  ins- 

tantes, vkeyó  (|ue  subsistiría  el  mistn<  t;econs- 

tiluycra  la  nacionalidad:  pert  l  la  fracción  orleanÍMa.  y     Of) 

teniendo  su  candidato  probabilidades  de  triunfo,  debia  inclini 
un  día  a!  gooierno  republicano;  era  de  ;  an   dique 

los  propósitos  de  legitimif  j    le  arrojaron   de 

la  presidencia  para  reemplazarle  ron   un  hombre  eró 

acomodara  i  las  Sugestiones  de  los  partid» 

Alemania  estaba  influenciada  por  la  de  lines 

del    último   Biglo;   la  opinión   se   fué   consolidando,  y  contribuía 

al  mismo   tiempo  la  literatura,  la  filosofía  }   la    política.    En 
estallaron  revoluciones  en  much*  aun<]UC    con    ten- 

dencias í  la  unidad,  temían   A  Prusia  gobernada  hastq    ent< 
por  principios  absolutistas.  Hecha  la  h&volucion  en    Berlín,  el  rey 
pioeuro  acercar  los  elementos  germánicos,  ¡  hizo  imposible 

<\r<<W  lue^-o  intentarla   fusión  de    losdiversos  pueblos:  al  Austria 
aun  fuerte,  se  uniría  el  retroceso  qué  en    todas    partes  jperí- 

mentó  tras  de  la  derrota  de  las  revoluciones  italianas:    la    guerra 
franco-austríaca d<J  1859,  fué  ventajosa  para   Prusia    y    Alemania. 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  49  i 

por  de  pronto  ninguna  modificación  hubo  en  el  imperio  ni  en  la 
Dieta,  aunque  se  generalizaban  las  ideas  y  tomaba  consistencia  el 
sistema  liberal  en  la  monarquía  prusiana:  no  siendo  asimilable  el 
imperio  austríaco  al  alemán,  carecía  de  verdadero  nudo  de  rela- 
ción, mientras  Prusia  era  alemana  por  sus  tradiciones,  por  sus 
pensadores  y  por  sus  esperanzas;  asi  pudo  preparar  engrandeci- 
mientos, ya  con  la  cesión  de  Nuremberg  hecha  por  el  burgrave 
Antonio  Hohenzollern,  ya  mucho  mas  tarde  anexionando  Lanem- 
burgo  y  procurando  enlaces  y  avenencias  que  concurrieran  al  fin 
unitario:  sin  embargo  ele  una  política  que  no  dejaba  de  ser  ambi- 
ciosa é  invasora,  despertaba  Prusia  menos  sospechas  que  el  mas 
leve  conato  de  Austria  para  arraigar  en  Alemania  hubiese  des- 
pertado. Hecha  la  guerra  de  los  Ducados  daneses  é  incorporados 
á  la  confederación,  Prusia  manifestó  mas  á  las  ckras  su  propósito 
de  unidad  y  se  alió  con  Italia;  este  paso  era  un  desafio  al  Austria 
declarada  enemiga  de  Víctor  Manuel  y  de  los  liberales  italianos: 
la  guerra  de  1860  escluyó  de  Alemania  al  imperio  austríaco,  se 
organizó  la  confederación  del  Norte  y  con  sagacidad  y  acierto  el 
canciller  conde  de  Bismark  consiguió,  mediante  tratados,  que  los 
ejércitos  del  Sur  formaran  un  cuerpo  con  el  resto  de  Alemania  en 
caso  de  guerra;  por  esto  al  ocurrir  el  choque  entre  la  confedera- 
ción del  Norte  y  Francia,  los  alemanes  aparecieron  unidos  de 
hecho,  y  no  costó  mas  que  proclamar  la  unidad  bajo  un  imperio 
federativo  cuando  las  armas  germánicas  tenían  ya  asegurada  la 
victoria:  Napoleón  acudió  demasiado  tarde  á  contener  la  obra  de 
Bismark:  la  guerra  estaba  prevista  desde  1866  sin  que  Alemania 
tratase  de  ocultar  su  fuerza,  pero  sí  esperando  ser  provocada 
para  unir  al  propósito  alcanzado,  la  justificación;  que  siempre 
sirve  de  alguna  cosa  ante  estraños  y  propios  poder  cargar  la  res- 
ponsabilidad á  los  contrarios  y  aparecer  llevados  con  violencia  á 
una  lucha  que  se  desea:  la  rapidez  con  que  se  dispusieron  los  di- 
versos contingentes,  y  la  facilidad  con  que  se  aprontaron  todos  los 
recursos  necesarios,  prueba  que  no  causó  sorpresa  la  guerra  de- 
clarada por  el  imperio  francés:  aunque  imaginarias,  según  el  conde 
de  Bismark,  las  fronteras  del  Mein,  no  era  posible  traspasarlas 
sin  provocar  un  conflicto:  ni  cabía  tampoco,  una  vez  comenzado 
el  desenlace,  vivir  en  permanente  incertidumbre:  lo  irremediable 
de  la  guerra  se  conocía  en  Alemania  y  en  Francia;  si  á  Prusia 
hubiera  convenido  aplazarla,  la  aplazara  del  modo  hábil  con  que 
supo  eludir  otros  compromisos.  La  razón  pues  cierta  de  la  guerra, 
fué  la  constitución  ya  casi  terminada  y  en  vias  de  solución  defini- 
tiva de  una  nacionalidad  poderosa  á  las  puertas  de  Francia,  y  que 
necesariamente  adquiría  á  sus  espensas  un  grande  influjo  en  la 
política  europea,  ya  que  no  el  reemplazo  del  que  habia  tenido  el 
imperio:  el  rev  Guillermo  declaró  que   la  guerra  era   defensiva 

32 


498  COMPENDIO 

por  partéele  Alemania,  pero  esta  declaración  que  era  é  implicaba 
una  promesa  de  respetar  la  integridad  del  territorio  trances,  no 
tuvo  valor,  según  lo  atestiguan  la  forzadas  anexiones  de  Alsacia. 
y  Lorena:  asi  generalmente  cumplen  en  la  guerra  y  tras  la  vic 
toria.  todos  los  poderosos.  Vencedor  Napoleón,  habría  puesto  las 
fronteras  en  el  Rhin  bajo  pretesto  de  que  habían  sido  en  otra 
época  límite  de  los  dos  países,  como  bajo  análogas  escusas  el  em- 
perador de  Alemania  titulaba  reivindicación  á  la  anexión  y  apó- 
deramiento  de  los  territorios  de  que  Francia  prendió   por  la 

fuerza:  la  voluntad  de  los  pueblos  conquistados  no  ge  consultó 
para  nada,  apesar  de  ser  hoy  en  buen  derecho  lo  único  que  debe 
resolver. 

Alemania  adquirid  por  resultado  de  las  victorias  y  de  su  en- 
grandecimiento, una  estraordinarifl  preponderancia  en  todo  el 
mundo;  desde  1871  tiende  á  ensaqcb&r  bus  costas  para  constituirse 
en  nacionalidad    marítima  <\^  primer  orden,  como  lo    i  :<ma- 

lidad  continental,  y  á  ventilar  las £U68tionefl  BC 

que  en  el  interior  la  amenazan. 

Italia  no  ha  podido  redimirse  de  opresión  e<t  rafia  ha-ta  «[lie  ha 
realizado  la  unidad:  adema-  de  Carloe  Alberto  y  Víctor  Manuel. 
tres bprabres$lleoan  ene]  i  >  contera  ,historia  de  las 

ivNoluciones  italiana-:  José  Ma//ini.  el  célebre  agitador  qne  ante- 
de  la  revolución  de  Julio  en  Francia  había  organizado  ia  Bociedad 
"Jdven  Italia"  con  un  sentido  manifiestamente  unitario:.! 
i-ibaldi.  Iit'roe  de  la  libertad  en  |<  mundos  qn  Bómbate 

en  Pernambttco  contra  el  imperio  bra  d  Montevideo  ooo- 

tjra  lo- 1  ejércitos  de  i;  •.  \  •  necia  ¡  LombarcUatontralos 

austríacos,  en  Etomn  oontijalftó  tropas  del    Presidei  ñaparte, 

\  en  las  dosSicilias  contra  loe  Borbon  v 

de  la  República  francesa:  el  Conde  «le  Cavour  profundo  diplomá- 
tico que  envuelve  eñ  bus  proj  gobierna  Inan- 
ia de    los  obstáculos  y  aun  saca  provecho   de    todas  derrotas 

y  lecciones  útiles    de    todo-  los 

No  separados,  sino  enen.  an  un  D   la 

península  itálica  á  principios  de  e  do- 

minaban material  o  moralmente,  aguaaban  los  odios  y    las 
días  intestinas  para  continuar  ándola:  Maz/ini  con  otros  pro- 

pagandistas, combatid  el  espíritu  de  desunió  o   bodas 

jKirtes  asociaciones  (|iie  tuvieran  por  lin  la  libertad  común  nacio- 
nalidad: fué  en, el  pueblo,  loque  Cavour  en  ladiplomac  ■  el 
gobierno  de  la  casa,  de  Saboya:  G-aritaldi  se  hi/.o  el  brazo  é 
idea  y  ludid  al  mismo  tiem|»o  contra  todos  los  enemigos  de  Italia: 
las  tendencias  de  emancipación  parcial  fueron  de  L830  á  1 
y  desde  esa  época,  ya  trabajaba  el  espíritu  general,  apagadas  las 
antiguas  rivalidades  causa  déla  postración  y  de  la   debilidad  de 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  499 

los  italianos.  Yago  aun  el  pensamiento  de  la  unidad  en  1846,   al 
ocupar  el  solio  pontificio  el  Cardenal  Mastai  Fcrreti,    creyeron 
muchos  que  él  podría  simbolizar   la    patria:  las   ideas  del  nuevo 
pontífice  alentaban  la  esperanza  de  los  italianos:  Pió  IX   habia 
proclamado  la  libertad  y  la  ratificaba   desde   el   trono   pontificio: 
pero  inaugurar  en  Roma  una  política  semejante  agraviaba  al  Aus- 
tria mantenedora  del  absolutismo,  y  no  poco  al  gobierno  español, 
mas  contemporizador  y  aliado  de  los  que  habían  combatido   que 
de  los  que  mejor  sostuvieron  el  trono  ele  Doña  Isabel  II:    el    pon- 
tífice no  podia  ponerse  á  la  cabeza  de  Italia:  al  Norte    Carlos  Al- 
berto adoptaría  el  sistema   constitucional;  de  todas  maneras   no 
tiene   garantías  la  libertad  entregada  á  un  poder  político  religio- 
so. Las  condiciones  en  que  habia  vivido  Roma,  la  presión  de  los 
gobiernos  pontificios,  la  ausencia  del  pueblo  en  las  cosas  políticas, 
la  falta  de  hábitos,  harían  que  la  revolución  fluctuase  mas   según 
las  impresiones  que  según  reglas  invariables  o  prestablecidas:   el 
movimiento  se  estendid  por  toda  la  Italia;  los  príncipes  se  vieron 
obligados  á  hacer  reformas,    pero  en  los  Ducados  acabo    la   revo- 
lución por  absorverlo  todo  y  en   la   monarquía  pontificia  domino 
y  se  impuso  al  pontífice:  los  duques  como  el  papa  creían  hacedero 
contener  las  innovaciones:    teniendo  costumbre  de  dictar   su  vo- 
luntad, no  podrían  acomodarse  á  marchar  tras  de  la  opinión  y  á 
obedecer  al  sentimiento  público  que  aunque  no  siempre  justo   tie- 
ne mas  títulos  que  cualquiera  de  los  poderes  tradicionales.    El  pa- 
pa salid  de  Roma  y  se  proclamo  la  República,    y  el  mismo   Pió 
IX  que  reconocid  y  ensalzo  la  libertad  en  1846  y  1847,,  solicitó 
una  cruzada,  una  intervención  estrangera  para  sujetar  álos  roma- 
nos: Francia,  Austria,  España,  y  Ñapóles   fueron   los  egecutores 
de  los  deseos  pontificios:  Italia  sucumbid   no  obstante   el   valor 
heroico  con  que  los  romanos  resistieron  á  los  franceses,  y  los   ve- 
necianos á  los  austríacos.  De  vuelta  en  Roma,  Pío  IX  no  empleo 
otra  política  que  la  ele  la  fuerza:  Carlos  Alberto   vencido   por   los 
ejércitos  de  Austria,  habia  abdicado  en  los   campos   de   Novaran- 
Italia  estaba  sometida  y  amenazada:  los  duques  de  Parma  y  Md- 
dena  restablecieron  las  antiguas  prácticas;  Austria   estremaba  el 
despotismo  en  Lombardia  y  Venecia,  y  el  papa  imponía   silencio 
en  Roma.  No  consideraban  los  reyes  menos  difinitiva  esta  victoria 
que  habían  juzgado  la  de  1815,  y  sin  embargo  á  los  diez  años  del 
desastre  de  Novara,  Lombardia  se  desprendía  de  Austria  y  al  po- 
co tiempo,  las  Sicilias,  Parma,  Toscana  y  Mdclena,  aclamaban    á 
(xaribaldi   que  nada  hubiera  podido   con  nueve   millones  de  ha- 
bitantes si  ellos  no  estuvieran  resueltos  por  la  libertad   y   la  uni- 
dad. La  revolución  estaba  otra  vez  triunfante   y   en   mas  grandes 
proporciones  y  con  mejores  recursos  que  en   1848:   cuanto   mas 
crecía  la  oleada  revolucionaria,  retrocedía  hasta  mas  lejos  el   pon- 


500  COMPENDIO 

tincado  llegando  la  intolerancia  al  límite  de  condenar  en  el  Svlla- 
bus,  ideas  y  cosas,  creaciones  y  progresos,  con  cuanto  ha  produ- 
cido la  civilización  moderna:  todo  porque  la  revolución  se  propo- 
nía unir  Italia  quitando  al  pontífice  un  territorio  cuyos  habitan- 
tes no  querían  pertenecerle.  y  que  en  su  tiempo  había  sido  ad- 
quirido por  medios  tan  profanos  c  ojno  lo  adquiriera  cena  de  tres 
siglos  antes  Theodorico,  rey  de  los  ostrogodos. 

No  pudiendo  Víctor  Manuel,  ya  rey  de  Italia  aunque  para  la 
unidad  faltaban  Yenecia  y  Roma,  esperar  eficaz  concurso  del 
emperador  Napoleón,  se  ali<»  -({  Pruna,  y  apestar  de  las  derrotas 
en  Cnstozzay  !  ganó  Venecki  por    resultado  de  las  ventajas 

alcanzadas  por  los  prusianos  en  Sadowa  tras   menos   in 

tantes  batallas.  Desde  la  anexión  de  '  revolucionario- 

intentaron frccuí'ii'  ■  penetrar  en  Roma  guarnecida  por  tre- 

pa- francesas,  pero  sin  conseguirlo;  Fraftcti  nia  al  gobierno 

de    Italia  que  no  bien  efeguro  en  le  adelairl  oompto- 

misosj  peligros:  la  guerra  franco-áietoana  dejd   libre 
soldados  de  Víctor  Manuel  que  ocuparon  Roña  el20  de  Setiem- 
bre dé  1870:  El  poder  ten  apaste   existía;  Pió  IX 
protesta  de  usurpación,   y  antee  y  d  ertido  el 
poder  temporal,  en  esencia  y  forma  tan  ten                 tico  como  él 
imperio  de  lea  masut»           el  Amado  de   iíddüaiÉj   en  cuestión 
religiosa  y  motivo  de  querellas  d<                           ¡mido   i 
deneia  la  fuerza  que  tirnei              mbiciones   en    los  que 
pofr  su  institncion  están  llamad                              ¡rituales;   Boma 
estaba  sometida  contra  su  voluntad,  do  aun    por   presión   uv 
Erinb  por  las  armas  estrang                                     con  inesperado 
beroismo  i  tos  sold                 'taparte  que    réstabl 
temporal,  y  en  1870  recibid  con  loa  brazos  al>¡<                     ladop 
de  Víctor  Manuel  queaboliati  la  monarquía  pontificia:   si  la 
'untad  de  loa  pueblos  no  es  faente  de  derecho  dentro  del  criterio 

tradicional,  y  loesla  conquista,  Italia  lia  podido U<  loe    mi- 

nios resultadi 

Bl  reino  italiano  se  ba  fortalecido  &  fíOsin  que   por  i 

sea  tina  amena/a  contra  la  nación  francesa:  Napoleón  III  cesó  de 
prestar  apoyo  ú  loe  unitarios  temiendo  que  Italia  una  rea  Inerte 
contrapesara  bu  influencia,  y  en  esta  reacción  le  seoondaron 
Thiers  y  otros  hombro  eminentes  que  no  pertenecían  al  imperio. 
Casi  siempre  el  sisteína  de  equilibrioso  ha  invocado  i  nombre  de 

un  egoísmo  bajo  sofismas  urdidos  por  la  diplomacia  de  loi  |  <>- 
de  rosos. 

Asi  come  Italia  y  Alemania  consiguieron  beneficios  materiales 
y  morabas  por  la  guerra    de    1  Austria    vencida    en    Sadowa 

también  sacó  provecho  de  su  derrota:  aquella  campaña  descubrió 
la  debilidad  del  imperio  austríaco  inmóvil   en   su  absolutismo  y 


DE    LA   HISTORIA  UNIVERSAL.  501 

en  la  intolerancia.  Francisco  José  cambió  de  política,  llamo'  al 
barón  de  Beust,  dejó  sin  efecto  parte  del  concordato  con  el  pon- 
tífice, reconoció  la  autonomía  de  Hungría,  apartó  al  clero  de 
toda  intervención  en  los  asuntos  de  Estado,  amplió  las  prescrip- 
ciones sobre  libertad  religiosa  y  política,  y  dio  mas  vitalidad  á 
cada  una  de  las  provincias  del  imperio:  Austria  ha  continuado 
la  serie  de  reformas  perdiendo  el  carácter  tradicionalista  que  la 
hacia  chocar  con  los  pueblos  europeos;  á  estos  cambios  debe 
quizá  el  no  haber  sido  envuelta  en  ulteriores  conflictos;  pero  en 
el  interior,  la  heterogeneidad  de  pueblos,  lenguas  y  costumbres,  y 
la  dualidad  que  se  pronuncia  mas  cada  dia  entre  los  húngaros  y 
el  resto  del  imperio,  son  graves  presagios  para  que  pueda  prome- 
terse una  marcha  tranquila,  ni  aun  asegurar  la  unidad  de  pue- 
blos celosos  unos  de  otros,  y  ele  razas  que  son  desde  fuera  solici- 
tadas y  atraídas.  El  imperio  austríaco  no  se  ha  mezclado  en  nin- 
guna guerra  desde  1866;  últimamente  á  consecuencia  del  tratado* 
ele  Berlín  ocupó  las  provincias  de  Bosnia  y  Herzegovina  que  ha- 
bían correspondido  al  imperio  turco:  la  ocupación  es  solo  provi- 
sional según  el  testo  del  tratado. 

La  regularidad  y  orden  de  la  política  inglesa,  no  dá  lugar  á 
sucesos  estraordinarios:  allí  la  libertad  de  la  iglesia  de  Irlanda  se 
conquistó  sin  guerra;  las  reformas  se  establecen  sin  graneles  con- 
mociones y  aun  los  partidos  que  las  combatieran,  desde  que  son 
ley,  se  creen  en  el  deber  de  arraigarlas  y  prestarles  acatamiento; 
el  derecho  electoral  se  modifica  de  tiempo  en  tiempo  en  sentido 
liberal,  y  las  revueltas  son  inútiles  donde  la  opinión  no  halla  obs- 
táculos para  entronizarse:  hay  otros  países  en  que  las  instituciones 
son  forma  mas  propia  de  la  libertad  y  consagran  mejor  la  igual- 
dad política,  pero  en  ninguno  es  la  personalidad  mas  libre,  ni  la 
ley  mas  respetada,  ni  los  adelantos  están  menos  espuestos  á  per- 
derse: la  nobleza  existe  aun  y  conserva  algún  poder  á  condición  de- 
ser  un  elemento  de  progreso:  los  cambios  de  gobierno  no  son 
sensibles  para  los  intereses  permanentes  de  la  socieelad,  porque 
radicales  y  conservadores  admiten  los  mismos  principios  esencia- 
les y  dejan  la  libertad  al  abrigo  ele  toda  clase  ele  peligros.  En  su 
política  esterior  es  Inglaterra  absorvente  y  suspicaz:  en  todas  las 
zonas  tiene  posesiones  y  en  todo  el  mundo  influencia;  su  marina  y 
su  comercio  son  los  primeros,  y  para  ensanchar  la  esfera  de  acción 
no  admite  escrúpulos  ni  respeta  dificultades:  Rusia  su  rival  en  Asia, 
puede  amenazar  algún  dia  los  dominios  de  la  India,  y  cuando  Ingla- 
terra halla  ocasión  la  quebranta  en  Europa,  no  consintiendo  que 
se  estienda  al  Occidente  ni  que  haga  de  Constantinopla  uno  de  sus 
grandes  mercados,  y  cierre  los  estrechos  al  comercio:  sostuvo  ayu- 
elada  de  Francia  y  el  Piamonte  una  guerra  costosa  en  1854  y  hoy 
ha  estado  á  punto  de  acudir  á  las   armas  por   igual  razón  de  la 


502  COMPENDIO 

política  oriental.  En  1857.  la  sublevación  de  los  eipayos  y  de 
gran  porción  de  la  India,  reclamo  un  esfuerzo  prodigioso  de  lo 
Gran  Bretaña:  triunfo  al  cabo  y  continúa  sus  conqu  i   el 

Ganges  llegando  á   los  límites   Sur  del  imperio  chino   mientras 
Rusia  amenaza    provincia-  del  Norte  del   mismo  imperio  d> 
sus  dilatadas  ■  S iberia.  Las  luchas  europeas    han   au- 

mentado la  importancia   de  Inglaterra:  ella  acude  á  lo<  mercados 
que  los  contendientes  abandonan,  y  en   lejanas  tierras  ira  na    pro- 
vincias sin  que  nadie  le  ariruva  ni  lo  impida:  desde  la  colonia 
Cabo  se  dirige  ahora  hacia  el  Oriente  del  estreñid  Sur  de    África, 
y  obliga  de  grado  <>  porfderza  á  la  sumisión  de  pueblos.   d  i  p 
tar  los  beneficios  que  d  tgreso  de  Berlín   recabd  me- 

dicti  que  hicieran  posible  la  cesión  en  su  favor  de  la  isla  de 
Chipre. 

Rusia  prodigue   la  política  de   P  >1  Grande;  sos  árt 

iictran  en  la  Turquía  en   la  Turquía  europea:   d( 

hace  mas  de  un  siglo  n<>  abandoi  mino   de  Constantinopla, 

ni  deja  dé  combatir  al   poder  musulmán;  eri  ¡  centre  de 

la  raza  slava,  atrae  i  la-  familia   huma  para 

tos  principados  danubianos;  concurré  i  la  in 
detenida  dog  ino  par;» 

continuar  su  joeebla  diplomacia:   despu  Abolida    la 

servidumbre,   ha   mejorado  las  feondici*  la   la 

nación  consignando  derecfa  libertad  que  lira  en- 

erando en  los  hábitos  de   Km  dando  i 

muestras  de  su  amor  al  progr  -  i  Por  la  última  guerra  eou  Tur- 
quía (1876-78)  adquirí  liudade  ¡  parte  de  Be- 
sarabia  que  correspondía  i  Rumani 

Suiza  al  ampara  i  paa  d  Hie- 

ra justificando  que  el  bue  i  depende  de  la  armonía  j    de  la 

tolerancia:  en  L84J  itítucion  qu  ura  la 

nomia  de  los  cantones  y  las  li1»  rtades  indn 
lativas  de  reforma  han  fn  ■  que  liflc<5 

parcialmente  el  oádigo  fundamental. 

BsjȖa  oprimida  por  la  intolerancia  y  la  arbitrariedad,  hiz 
revolución  en  1 868;  loa  dn  ¡dieron  par- 

tidos pasaron  por  el  poder,  y  el  espíritu  de  discordia  fatij 
aimos  aun  (aiamlo  la  revolución  engendró  notables  adelantos:  res- 
taurada   al  espirar  el  ano  1  ST  1  la    monarquía    borbónica, 
casi  todas  las  disposiciones  revolucionarias,  limitando   ol 
mo  la  libertad  religiosa  que  se  interpreta  cual   bí  fuera  oonoe 
casi   forma  y  no   un  derecho  perfecto  que  deben  reconocer  y 
garantir  las  leves  que  busquen  bu  origen  en  lajusticia:  la   guerra 
civil    sostenida  por  los  vasro-navarms  ausiliados  de  los  catalanes. 
ha    sido   menos  sangrienta  que  la  primera  '!''    L833   á    L  839;  las 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  503 

provincias  del  Norte  mas  que  la  defensa  del  absolutismo  preten- 
dían la  seguridad  de  sus  privilegios  influyendo  también  la  cues- 
tión religiosa  agitada  por  el  clero.  Durante  el  periodo  revolu- 
cionario dirigieron  el  pais,  un  gobierno  provisional,  la  regencia  de 
Serrano,  lamonarquia  de  Don  Amadeo  de  Saboya,  ia  República, 
y  un  ministsrio  de  transición:  la  discordia  rompia  los  lazos  de 
los  partidos,  las  situaciones  se  debilitaban  por  los  celos  perso- 
nales, sin  que  tornara  asiento  de  un  modo  seguro  ningún  gobier- 
no ni  pudiera  llevar  á  remate  sus  propósitos.  La  monarquía  de 
Don  Amadeo  conservo  las  libertades  consignadas  en  la  constitu- 
ción de  1869  aun  contra  sugestiones  de  partido:  cuando  el  rey 
no  pudo  sootenerse  sin  apelar  á  recursos  de  fuerza,  abdicó,  y 
las  Cámaras  votaron  la  República.  La  elección  de  la  Asamblea 
constituyente  al  llamar  un  miembro  de  la  (tasa  de  Saboya  fué 
acertada  desde  el  punto  de  vista  monárquico;  España  se  enlaza- 
ba con  la  política  de  Italia  y  de  Alemania  que  eran  fuertes  a- 
demas  de  representar  los  intereses  délos  pueblos  modernos;  pe- 
ro el  partido  republicano  se  mostró  impaciente  y  los  grupos 
monárquicos  en  la  forma  (pie  estaban  constituidos  eran  una  opo- 
sición antes  que  un  apoyo  del  rey  constitucional.  La  República 
halló  al  pais  en  guerra  civil,  al  erario  exhausto,  "las  pasiones 
escitadas;  los  agitadores  indisciplinaron  el  ejército,  y  la  ambición 
y  la  sed  de  revueltas,  que  no  ideas  claras  y  definidas,  provoca- 
ron el  alzamiento  de  los  cantonales  que  ponía  en  grave  riesgo  las 
instituciones:  los  hombres  mas  eminentes  del  partido  republica- 
no pasaron  por  el  poder  sin  que  les  fuera  dado  atajar  los  suce- 
sos: la  honradez  y  el  buen  deseo  se  estrellaron  ante  la  anarquía 
moral  y  material:  la  Asamblea  se  dividió  en  bandos  y  se  empe- 
ñó en  disputas  á  espensas  de  la  República  combatida  por  las  in- 
transigencias, por  las  envidias  personales  y  por  toda  suerte  de 
conflictos  en  el  interior  y  en  el  esterior:  aun  no  se  había  salvado  un 
peligro  ó  remediado  un  mal,  otro  peligro  amagaba  y  otra  difi- 
cultad reclamaba  la  inmediata  atención:  en  el  último  periodo  se 
confirió  la  dictadura  á  Castelar,  el  mas  grande  propagandista 
de  la  raza  latina:  Castelar  reorganizó  el  ejército,  venció  en  parte 
la  anarquía  y  fué  censurado  en  la  Asamblea  por  acusaciones  fú- 
tiles: era  quizá  el  principal  motivo,  que  en  pueblos  de  pocas  cos- 
tumbres políticas,  las  revoluciones  creen  que  se  quita  á  la  liber- 
tad lo  que  se  da  al  orden  bien  entendido  y  necesario  en  las  so- 
ciedades. Un  golpe  de  fuerza  por  el  capitán  general  de  Madrid 
disolvió  la  Asamblea  y  entregó  el  gobierno  á  hombres  de  di- 
versas procedencias,  y  un  año  después  el  ejército,  sin  ninguna 
intervención  del  pueblo,  proclamaba  la  monarquía  de  Alfonso 
XII. 

Por  encima  de  parciales  retrocesos,    tanto  Europa  en  su  con- 


504  COMPENDIO 

junto,  como  América,  han  avanzado  en  los  cuarenta  años  que 
median  desde  1830  hasta  1870:  la  riqueza  aumenta  apesar  de 
accidentales  crisis,  se  ensancha  el  círculo  de  personas  ilustradas, 
se  aplican  las  ciencias  á  inmediata  utilidad,  se  facilitan  las  co- 
municaciones por  el  vapor  y  el  telégrafo,  y  ge  arraigan  mas  prin- 
cipios de  justicia  éntrelos  hombres:  en  1830  solo  eran  países  cons- 
titucionales en  Europa.  Inglaterra,  Francia.  ^uecia-Xorueira.  do- 
minando en  el  resto  el  absolutismo,  ¿scepto  Suiza  federáímente 
organizada  pero  que  no  habia  dictado  principios  generales  de 
derecho  para  toda  la  confederación:  en  1870,  toda  Europa  es 
constitucional,  pues  si  bien  Rusia  no  se  ha  despojado  del  siste- 
ma absoluto,  por  pkases  imperial*-  tiene  la  Libertad  garantí 
amparo  los  derechos  individuales:  aun  Turquía,  pueblo  asiático 
que  no  participa  de  la  vida  euro;  a  visto  obligada,  rindien- 

do homenaje  á  la  civilización.  ;í  consignar  principioi  liberales. 
Italia  que  <'ii  la  época  déla  revolución  de  Julio  m  componía  de 
siete  fracciones,  se  ha  unido  l>ajo  leve-  superiores  á  las  de  t<>do< 
los  antiguos  Estados  y    provincias,    lo  mismo  qiu  Alemania,  mas 

emancipada  hoy  en    el  derecho  aunque  BUS  territorios    hayan  per- 
dido una    parte  de  bu  autonomía  por   la  constitución  federal  de 
L871:  los  principios  de   la  libertad   qne   se  invocaban  revolucio- 
nariamente hace  cuarenta  aSos,  son  ahora  la  fórmula  de 
de  gobierno. 

Ajuérica  hn  pasado  por  notables  caml  su  independen* 

cía:  careciendo  de  i  acias  y  de  educadoras  tradiciones  los 

Estados  latino-,  ban buscado  lirmeza  átrai  vicisitudes, 

corriendo   tras  la  solución  del  problema  qu<  anara  la   liber- 

tad y  el  orden  sin  haberla   definitivamente  encontrado*  A!  - 
rarse  de  la  metrópoli  no  cambiaron  ni   podían  cambiar  loa  pue- 
blos de  elemento^,  subsistiendo  todos   los  que   habían  mantenido 
la  aisladora  é  inni<>v¡l  política  colonial:  laconquis(  he- 

cho por   la  guerra  y  pe  habia  asegurado  por  la  religionrel  influjo 
del  clero  fué  mas  s.'lido  y  permanente  que  el  déla  milicia,  j 
breyiyid  a    las  revoluciones  emancipadoras  hasta  lograr  en  la  ma- 
yor  parte  de  las  Repúblicas  un  dominio  mas  ú  menos  absoluto  en 
lasu-entes  y  un  arbitraje  en  la  marcha  de  ! 
habia  adquirido  en  L830  su  personalidad,    su  independencia    br* 

nial,  pero  no  su  libertad  ygq  independencia  real:  la-  teocracias 
han  si^O siempre  y  serán  avasalladoras:  exigirles  un  acom 
miento  con  instituciones  (pie  reirulen  el  derecho  general,  es  una 
utopia  por(|iie  faltarían  á  la  condición  de  su  naturaleza:  desde 
que  el  clero  interviene  directa  ó  indirectamente  en  la  política,  es 
para  dominar,  y  su  intervención  es  bien  manifiesta  velara  ^i^- 
de  que  el  pontificado,  ya  material  ó  moralmente.  quiso  reducirlo- 
poderes  civiles.    El   movimiento  de    América  es    universal  j 


DE  L-A    HISTORIA    UNIVERSAL.  505 

mo  emanado  de  una  causa  superior,  de  una  necesidad  y  exigen- 
cia histórica:  pero  examinados  de  uno  en  uno  sus  detalles,  no 
encontrariamos  suficiente  base  para  organizar  los  Estados  de  la 
manera  libre  que  ambicionaban  los  hombres  mas  distinguidos:  por 
el  plan  de  Iguala  se  establece  la  monarquía,  con  preferencia  de 
Fernando  VIÍ  ó  de  alguno  de  sus  hermanos:  en  el  Perú  reina  la 
paz  cuando  por  todas  partes  se  baten  los  americanos;  pocos  Es- 
tados declaran  abolida  desde  luego  la  servidumbre;  menos  aun 
son  los  que  proscriben  la  intolerancia:  la  revolución  debía  seguir 
su  marcha  trabajosa  y  larga:  los  independientes  antes  de  rom- 
per dentro  los  lazos  que  les  ligaban  á  la  tradición,  debían  preo 
cuparse  de  la  defensa,  de  los  conatos  de  la  santa  alianza,  ele  los 
peligros  esteriores:  asegurada  la  independencia  comenzaría  una 
segunda  y  mas  costosa  tarea  que  habría  de  hallar  resistencias  po- 
derosas. No  pudiendo  luchar  Roma  con  la  revolución  universal, 
lucharía  habilidosamente  en  detalle,  sujetando  á  las  naciones  me- 
diante concordatos  que  las  obligaban  sin  reciprocidad  de  bene- 
ficios, y  que  en  parte  creaban  la  inmovilidad  política:  aun  go- 
biernos compuestos  por  hombres  perspicaces  y  celosos  del  dere- 
cho de  su  patria,  sucumbieron  ó  á  una  necesidad  del  momento,  ó 
al  temor  de  comprometer  los  intereses  adquiridos:  dando  al  con- 
cordato, que  es  siempre  una  imposición  en  menoscabo  de  la  in- 
tegridad del  derecho  nacional,  el  carácter  de  solemne  tratado  no 
derogable  sin  acuerdo  de  las  dos  partes,  se  ligaba  indefinidamen- 
te el  pais,  hallándose  imposibilitado  de  marchar  en  muchos  pun- 
tos al  compás  del  progreso  universal:  ya  por  esta  circunstancia  ó 
por  que  en  otras  partes  preexistiera  el  dominio  de  los  tradicio- 
nalistas,  costó  grave  esfuerzo  suprimir  conventos,  prohibir  la 
propaganda  jesuítica  y  desamortizar  los  bienes  de  la  iglesia,  en 
cuanto  la  reforma  encontraba  de  frente  todo  el  influjo  del  clero 
apoyado  bajo  pretestos  religiosos  por  la  mayoría  ó  al  menos  por 
masas  considerables  de  los  pueblos:  como  en  el  camino  de  la  li- 
bertad no  se  puede  dar  un  paso  sin  ciertos  preliminares,  muchas 
revoluciones  se  esterilizaron  ó  murieron  al  nacer:  no  es  lógico 
desvincular  mayorazgos  de  familia  si  se  conserva  la  vinculación 
en  una  gerarquia  ó  clase.  Los  ataques  á  la  ingerencia  del  clero 
en  lo  político,  se  trasmudaban  é'interpretaban  capciosamente  co- 
mo ataques  á  la  religión,  y  poniendo  en  alarma  las  conciencias 
eran  estas  empujadas  en  pro  de  los  sistemas  que  mejor  la  tradi- 
ción garantizasen,  lo  cual  si  de  un  lado  conducía  á*  la  reacción  po- 
lítica y  ai  fanatismo,  de  otro  por  natural  reflujo  guiaba  a  la  frial- 
dad y  aun  en  parte  al  -divorcio  entre  la  religión  y  la  reforma 
para  el  efecto  de  la  lucha.  Con  menos  comunicaciones  y  menos 
choques  de  ideas  que  las  grandes  nacionalidades,  el  aislamien- 
to protegía  las  tendencias  retrógradas:  naciones  estensas   y  poco 


506  COMPENDIO 

pobladas,  se  hacia  fácil  dominarlas  por  permanente  consejo  y  se- 
guida  actividad  del  clero,  y  auna  acción  de  las  ciudad  tar- 
daba en  responder  una    reacción  délos  distritos  ó  de  los  campos. 
Acostumbrado  el    clero  i  dominar  sin  contradicción  en  lo    moral. 
y  á  guiar  la  educación  y  el  pensamiento  de  loe  pueblos,  no  sopor- 
taría la  libertad  filosófica  y  crítica  que  puede  sembrar  la  descon- 
fianza y  la  duda,  sentar  liases  menos    alterables    que    las    de  un 
dogma  de  escuela.  ó  comprometer  sobre  todo  su  imperio:  la 
lerancia  debía    precaverle  contra  el  peligro:  p              la    libertad 
religiosaj  cimiento  y  fílente  de                  lemas,  -                m  caute- 
la o  se  combatió  con  ciiranii/.amiento.    La  guerra' déla  indepen- 
dencia fué  una  obra  de   fuerza  y                                         ría  til í 
para  amoldar  la  personalidad  independiente  al  derecho,  ha  -ido  li- 
na obra  de    idea- tan    ira-                                 la  primera  pai 
porvenir  de  América,   En  el  fondo kl<           estado  «le 
dentemente  demostrado  en  la   polític          eral  déla  América    la- 
tina y  en  la  política  especial  de  cada  ÉBO                pncl.]. 

razón  primordial  d< 

CÍO  de  cincuenta  a¡ 

Ninguna  dé   las  ftepubl  le   América,    ni  el   imperio  del 

iK'iieiitran  en  las  mismas  ni  en  peoí  que 

en  la  «'poca  de'aaíndependenci         emporalmente  como  en  Coi 
América^  en  ton  taba  mas  vitalidad  (jue  en  oti  ados, 

je  manifestaban  \  gpiractooes 

qne  parecían  conducidas 
rías,  amenazaban  i  qor  que   contrape 

dados  por  el  estade  general  de  los  |  .  miení 

i  los  esfiier/os    i n i •  re    la    vi»;.  ia«la 

en  ciertos  principios  «le  j 

tibies  las  necesidades  políticas  por  tai  enseñanza 
todo  el  mundo  en  este  peri«odo  de  total  tr¡  on.    Ma 

América  países  singularmente  arih  el  I '. 

el  Dr,  Francia:  mas  aisladora  su  política  que  la  colonial,  fonda 
un  despotismo  sin  límites,  y  por  pirar  á  la  i  ion  del 

socialismo;  «!«'  tal  modo  se  hace  el  Dr.  Francia  árl  !  comer- 

cio, de  las  relaciones  mótales,  de  la  industria  y  aun  de  la  b 
cultura.  Pero  e  Lema  que  no  emababa   mas  que  de  un 

bre.    con    él    debía  morir,    sin   íjue   el  Dr.  Lope  I  imi- 

tarlo del  todo  aun  en  el  grado  que  se  propuso;   á  la  muertt 
Lope/,  el  Paraguay  inaugura   la  era  de   progreso  en  la  medida 
que  lo  permitían  sus  circunstancias. 

Los  hechos  mas  importantes  y  qn  ¡nal  espíritu,    al   ín- 

teres á  al  prestigio  de  Anu'riea,  son:  la  organización  y  ruptura 
de  las  federaciones,  las  «merras  esteri«ores,  la  abolición  de  la  es- 
clavitud, la  erección  y  caída  del    imperio  «le    Maximiliano,  la    re- 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  507 

organización  de  Estados  unitarios  en  federales. 

En  Méjico,  las  guerras  civiles  principian  apenas  acabada  la 
independencia:  el  periodo  legal  de  los  poderes  constituidos,  po- 
cas voces  llega  á  su  término:  al  choque  superior  entre  la  tradi- 
ción y  la  revolución,  se  agregan  las  ambiciones  de  los  jefes 
que  instan  por  las  armas  lo  que  no  obtienen  de  los  comicios; 
de  este  modo  va  la  política  por  caminos  inseguros  y  difíciles 
ocasionando  las  contiendas  esteriores  conflictos:  tras  largas  dis- 
cordias se  deflne  el  estado  de  la  República  en  la  constitución 
ele  1857,  no  mas  respetada  luego  que  lo  Rabian  sido  la  del 
24  y  las  ulteriores.  Pero  apareció  un  hombre  de  particulares 
condiciones  que  con  su  influencia  y  dotes  daria  nuevo  rum- 
bo a  la  política:  á  la  caida  del  Presidente  Comonfort,  el  vice- 
presidente Don  Benito  Juárez,  aunque  vencido  por  la  revolu- 
ción, se  acoje  á  la  ley,  y  bajo  su  amparo  llama  al  pueblo 
para  reivindicar  el  poder  que  en  derecho  le  correspondía; 
combate  por  espacio  de  dos  años  y  triunfa  por  la  constan- 
cia haciendo  prevalecer  la  constitución  y  las  leyes:  era  la  vez 
primera  que  la  revolución  salia  del  estrecho  circulo  de  los 
bandos  á  nombre  de  la  República:  la  misma  fortaleza  que  pa- 
ra luchar,  tuvo  para  la  reforma:  ningún  carácter  mas  idóneo 
para  salvar  las  circunstancias  graves  y  arrostrar  los  peligros. 
Francia  concertada  con  Inglaterra  y  España,  dirije  reclamacio- 
nes sobre  pago  de  deudas,  y  negándose  á  ratificar  el  con- 
venio de  Soledad  en  que  Juárez  promete  lo  que  le  es  consen- 
tido sin  mengua  de  la  dignidad  nacional,  mientras  el  jefe  es- 
pañol Prim  y  el  jefe  ingles  dejan  las  playas  de  Méjico,  los 
ejércitos  franceses  penetran  en  la  República,  ocupan  la  capital 
y  en  acuerdo  con  la  reacción  mejicana  establecen  el  imperio 
ofreciendo  la  corona  á  Maximiliano  de  Habsburg:  la  causa  de 
Méjico  pareciera  por  entonces  perdida,  si  Juárez  discurriendo 
de  montaña  en  montaña,  sereno  en  la  adversidad  y  sin  per- 
der un  instante  la  esperanza,  no  hablara  á  nombre  de  la  Re- 
pública y  de  la  patria,  y  espidiera  decretos  cual  si  nadie  hu- 
biera de  turbar  su  egecucion:  cinco  años  de  heroica  lucha  y 
de  trabajos  sobrehumanos,  si  quebrantaban  sus  fuerzas,  no  dis- 
minuían su  energía  moral  y  el  vigor  de  su  espíritu;  apesar  de 
Francia  y  del  imperio,  no  había  para  Juárez  otra  constitución 
que  la  del  57  ni  otra  forma  de  Gobierno  que  la  República; 
aislado  en  un  principio  por  la  sorpresa  y  las  traiciones,  pron- 
to le  rodeaban  grupos  ele  independientes  y  después  ejércitos 
republicanos:  las  tropas  francesas  sostenían  con  dificultades 
el  imperio,  y  el  dia  que  ellas  salieron  por  oscitación  de  los 
Estados  Unidos,  no  tardó  en  caer  la  institución  cimentada  en 
bastardas   combinaciones  napoleónicas,    y    en    el    egoismo  y  la 


Ó08  COMPENDIO 

codicia  de  los  tradicionalistas.  Habia  triunfado  Juárez  sin  aban- 
donar las  leyes:  la  libertad  tenia  un  título  mas  para  su  afian- 
zamiento: el  haber  sido  por  segunda  vez  el  emblema  de  la 
independencia  y  de  la  República.  Xo  curado  aun  Méjico  de 
sus  discordias,  tiene  ya  sin  embargo  un  punto  de  partida  mas 
allá  del  cual,  la  constitución  de  1857,  ninguna  de  las  frac- 
ciones de   mas  fuerza  intenta  ir. 

Centro- América  agregada,  no  sin  protestas  y  resistencias,  ai 
imperio  de  Itúrbide,  se  desliga,  y  organiza  una  confederación 
que  para  aunarse  con  los  dogmas  liberales  necesito  las  vic- 
torias de  Morazan:  la  discordia  de  un  lado  y  de  otro  el  fa- 
natismo, las  dificultades  de  un  nsttaa  nuevo,  las  oetoedeloe 
Estados,  las  fuerzas  vivas  de  la  tradición.  aunque  no  siem- 
pre en  la  misma  actividad,  hiciera  vacilar  la  unión  y  la  rom- 
pieron al  lin.  emprendiendo  camino  é  historia  particular  las 
cinco    República-   céntrales,   con  daño    de  y    menoscabo 

de  la    libertad    común.    áÜ08   antes  se    liabia   dísoelto    la  confe- 
deración organizada  en  Colombia   por  Bolívar,    paro  alii  se 
decia    ¿¡   Hs     tradiciones    territoriales,    volviendo    i   ser    lo    que 

habían  sido    Venezuela,  el   Ecuador  v  Colombia:   Centro  Amé- 

■i 

rica  que  constituyera  una  capitanía  señera),  estaba  llamada  i 
vivir  cu  agrupación  bí  las  Buceptibííidadea  provinciales  3 
ínteres  tradicional  no  consiguieran  lo  que  Msracaibo  ¡ntentd 
en  \auo  en  Venezuela.  3  varios  deffartamentos  en  otrfcG  H§* 
tados.  La  ruptura  de  la  confederación  prodnjo  un  1 
cuanto  A  la  vitalidad  y  i  la  representación  de  Oentro-América 
entre  las  naciones,  y  se  indied  una  reacción  política  determi- 
nada mas  en  unas  qtte  r\\  otras  Repúblicas,  dejando  muy  atra- 
los    principios   aclamados    en    1824,    J    tendiendo   al    aislamiento 

que  convierte  ,1  los  pequeños  y  aun  á  los  grandes  pueblos 
en  fácil  presa   de  la  tradición.  ¡lidad  y 

de  adormecedora   indolencia.    De   tal  estado   se   libertan 
sivameutc   las  Repúblicas,    realizándose  el   cambio  principa]  en 

1S71  por  la-  revoluciones  del  Salvador  j  <  i  uatema!a.  La  Di- 
solución de  la  nacionalidad  habría  sido  menos  »  i  no 
surgir  repetidamente  is  ijue  Bembran  1  rivalida 
y  (pujas,  dificultaran  Ida  medios  de  volver  á  constituir  un  cuer- 
po político,  al  menos  con  la  rapidez  con  que  puede  formarse 
sentimiento  general  en  cosas  de  evidente  conveniencia 
ta   de  mutuos  agravios. 

Bn   1836   quedaban  separados  el   Bcuad  tombía  y    Ye- 

n  vuela:  las  dos   primeras,    lo  mismo  q*e   Méjico  y    la    R< 
blica   Airgentina,  emuladas   por   los  Bstadoe  Unidos  del  Norte 
tenderían  i  la  federación  que  al  cabo  lian  establecido  después 
de  prolongadas  luchas.   La  manera  de  organizarse  Estados, 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  509 

era  la  inversa  que  la  Union  del  Norte;  los  anglo-sajones  agru- 
paron las  trece  colonias  en  un  pacto  federal;  Méjico,  y  la  Re- 
pública Argentina,  Colombia  y  Venezuela,  formando  cada  una 
un  cuerpo  político,  resisten  las  tradiciones  unitarias,  y  con- 
fian en  derecho,  que  no  todas  en  el  hecho,  ¿í  la  provincia  y 
al  municipio,  la  gestión  de  sus  negocios  y  el  gobierno  regio- 
nal ó  local.  Por  el  mismo  tiempo  que  Méjico  decretaba  su  có- 
digo fundamental  ele  1857,  Colombia  pugnaba  para  establecer 
su  sistema  predilecto  definido  en  la  constitución  de  Rio  Tin- 
to, y  la  República  Argentina  se  perfeccionaba  para  eludir  del 
mismo  modo  la  centralización  y  la  anarquia.  El  Ecuador  no 
ha  imitado  á  sus  antiguos  confederados,  ni  aun  tras  de  sus 
revueltas  ha  podido  definirse  en  avance  al  nivel  de  la  mayo- 
ria  de  la  Repúblicas  latinas.  Al  estremo  sur,  la  República 
de  Chile,  mejor  gobernada  y  con  menos  turbulencias  que  el 
resto  de  la  América  latina,  encabeza  el  progreso  de  la  mitad 
del  continente,  menos  espuesta  también  á*  reacciones  y  revo- 
luciones por  el  organismo  y  criterio  de  los  partidos  políticos; 
pues  mientras  en  casi  todos  los  pueblos  latinos  de  América 
y  Europa  las  escuelas  conservadores  son  mas  afines  de  la  tra- 
dición que  de  la  libertad,  en  Chile  al  contrario  viven  den- 
tro de  los  progresos  modernos  y  de  las  ideas  liberales,  dis- 
putando ú  los  radicales  mas  la  oportunidad  que  la  justicia  ele 
muchas  de  sus  demandas.  Ha  tenido  que  sostener  Chile  al- 
gunas guerras  en  el  Sur  y  otra  con  España  en  1866:  cues- 
tiones de  límites,  y  de  derechos  á  /los  territorios  de  Patago- 
nia,  con  la  confederación  Argentina,  se  promueven  ele  tiempo 
en  tiempo,  y  se  aplazan  por  no  existir  ineludible  necesidad  de 
resolverlas.  El  Perú  se  ha  desarrollado  mas  ventajosamente 
que  Bolivia  al  mismo  tiempo  nacida  á*  la  independencia:  á  tra- 
vés de  revoluciones  afirma  sus  leyes  y  sus  derechos,  y  como 
las  otras  Repúblicas,  crea  fuentes  de  riqueza  con  los  progre- 
sos materiales.  La  falta  de  contacto  con  el  esterior  mantiene 
á*  Bolivia  mas  atrasada;  un  solo  puerto  para  su  dilatado  ter- 
ritorio, y  la  carencia  de  vias  fáciles  y  de  comunicación  cons- 
tante,   la  reconcentran   y   aislan. 

Al  Norte  posee  Inglaterra  el  Canadá,  gran  colonia  gober- 
nada por  parlamento  propio  y  que  disfruta  las  mismas  liber- 
tades que  los  habitantes  de  la  metrópoli:  es  la  única  región 
que  no  trató  de  emanciparse  entre  los  dominios  que  fueran 
de  los  ingleses  en  Norte-América  antes  de  1776:  la  constitu- 
ción canadiense  no  difiere  de  la  inglesa  en  los  principios  car- 
dinales. Rusia  poseía  en  1867  un  considerable  territorio  des- 
de la  península  de  Alaska  en  el  estremo  Noroeste  del  continen- 
te:  en   ese   ano  lo  cedió    á   los  Estaelos  Unidos. 


510  COMPENDIO 

Objeto  de  particular  estudio  es  la  República  del  Norte  que 
teniendo  trece  Estados  y  menos  de  tres  millones  de  habitan- 
tes en  1776  en  que  se  proclamó  la  independencia,  cuenta  en 
la  actualidad  treinta  y  ocho  Estados  y  mas  de  cuarenta  millo- 
nes de  habitantes.  Después  de  adquirir  por  compra  y  por  tra- 
tados territorios  mas  estensos  que  las  primitivas  colonias,  unió 
Tejas,  Nuevo  Méjico,  y  la  Nueva  California  en  1846  y  1848: 
sus  ciudades  compiten  con  las  mas  populosas  y  ricas  de  Eu- 
ropa, y  sus  empresas  aventajan  ú  las  de  las  Daciones  mas  au- 
daces. La  República  se  ha  engrandecido  por  la  inmigración 
solicitada  con  un  empeño  solo  comparable  al  éxito  obtenido. 
El  mas  grave  peligro  por  qne  la  Union  atravee¿,  fué  la  guer- 
ra separatista  principiada  y  concluida  durante  la  presidencia 
de  Abraham  Lincoln.  9egun  el  criterio  de  los  Estad<  -  del  Sur 
de  la  Union,  no  entraba  en  las  atribuciones  de  las  répri 
tabones  fedérales  intervenir  en  los  asuntos  propios  de  los  di- 
versos grupos  confederad*  nía  el  Smi  la  esclavitud  tan 
resueltamente  eQmo  el  Norte  la  combatía:  aplazada  la  cues- 
tión por  algunos  anee;  las  elecciones  de  1 890  dieron  el  triun- 
fo al  candidato  republicano  Abraliain  Lincoln,  (•«►nocido  aboli- 
cionista: el  problema  tal  oh  referia  al  al- 
cance de  la  constitución  y  i  1<>-  derechos  de  tas  Estad 
de  la  República*  per*»  &  •  principios  del  -¡irlo  y  no 
habría  engendrado  la  guerra  sin  el  motivo  de  ia  esclavitud 
(jiie  algunos  Estados  sostenían  en  virtud  de  -a  pretendido  de- 
recho, y  qne  el  Norte,  ral  el  partido  republicano. 
rechazaba  y  se  proponía  estirpar  eu  umbrede  la  humanidad,  y 
fundado  en  los  rocúrs  ftitucionalea.  Decía  en  rebelión 
casi  todos  ios  Ee1  leí  Sur  leraron  limitando 
el  cÜdigo  político  nuevo   las   atribuí 

(rale  tisanchando   la  autonomía   de   eada    1  Lincoln 

venció  y  quedaron    librea  tres  millones  y  medio  d 
pero  la  unión  babia  contraído  deudas  j"  i  ds  tres  mil  millo- 

nes de  déilars   y  estaban   de  hecho  Quebrantada  relacio- 

nes de  las  entidades  políticas  que  intervinieran  en  la  guer- 
ra: en  anuas,  en  invención-  en  tierra  y  en  «'1 
mar.  se  mostré»  la  iniciativa  \  la  fu  leí  pueblo  Norte* 
Ainéricano.  De  gran  conflicto  pendieron  oti  tinenta- 
intereontinentales.  Inglaterra  ia  la  beligerancia  de! 
Sur.  y  Napoleón  III,  llevaba  ;í  Méjico  una  dinastía  europea 
sostenida  por  él  material  y  ínornlmente:  terminada  la  lucha 
del  Norte,  el  emperador  (Vanees  tuvo  qd< 
América,  y  mas  tarde  un  tribunal  de  arbitros  reuiiido  en  Gi- 
nebra, condenaba  a'  Inglaterra  ;í  pagar  una  indemnización  al 
Gobierno    federal,    por  haber   consentido   qu<          amalan   en 


DE    LA    HISTORIA  UNIVERSAL  511 

sus  puertos  barcos  separatistas.  En  los  años  sucesivos,  al  mis- 
mo tiempo  que  se  proseguían  las  obras  públicas,  atendia  el 
Gobierno  de  Washington  al  pago  de  los  intereses  de  la  deuda 
y  amortizaba  parte  de  ella.  El  comercio  y  las  producciones 
de  la  Union  aumentan  en  razón  del  desarrollo  de  la  nacio- 
nalidad; la  industria  reclama  menos  concurso  esterior,  y  se 
pueblan  territorios  occidentales  que  pueden  influir  en  las  no  a- 
cabadas  disidencias  del  Norte  y  del  Sur  de  la  República:  las 
relaciones  mercantiles  con  Asia  se  estrechan  cada  dia  sacan- 
do la  Union  considerables  beneficios  en  aquellas  regiones.  No 
está  sin  embargo  despejado  el  horizonte  político  de  la  nacio- 
nalidad: los  dos  grandes  partidos  que  luchan  en  todas  las  elec- 
ciones, ambicionan  algo  mas  que  el  logro  de  un  poder  sin  ul- 
teriores propo'sitos:  el  republicano  afianza  la  unidad  sin  variar- 
la interpretación  constitucional  de  su  escuela,  y  el  demócrata 
busca  mas  autonomía  y  separación  á  espensas  del  Gobierno 
central:  apagadas  en  parte  las  pasiones  de  la  guerra,  no  se  han 
renunciado  en  el  Sur  algunas  de  las  tendencias  reveladas  des- 
de antes  de  1860;  tendencias  que  de  estremarse  y  encontrar 
coyunturas  favorables,  podían  dar  á  los  Estados  la  condición 
de  naciones  independientes  dejando  donde  existe  la  confedera- 
ción una  sombra  sin  realidad. 

Todos  los  pueblos  en  la  época  contemporánea  tratan  de  dila- 
tarse en  su  vida  interior  y  en  sus  relaciones  esternas;  los  paí- 
ses mas  concentrados  y  recluidos  en  tradicional  aislamiento,  por 
el  estímulo  ó  por  la  fuerza  han  tenido  que  concurir  al  tocio: 
China  fué  obligada  á  recibir  en  sus  puertos  barcos  de  todas  las 
naciones;  elJapon  resucita  a  nueva  vida  y  guiado  por  la  impre- 
sión que  le  produce  lo  desconocido,  acepta  las  modas  como  los 
hábitos,  y  acoje  muchas  reformas  civilizadoras:  en  África  el  in- 
flujo de  todas  las  naciones  abre  al  comercio  toda  la  costa  de 
Guinea;  la  Gran  Bretaña  conquista  territorios  del  Sur,  Francia  i- 
nicia  en  su  colonia  de  Argel  empresas  útiles,  y  aunque  no  pro- 
meta pronta  realización,  ha  surgido  el  proyecto  de  inundar  el  de- 
sierto de  Sahara  convirtiéndolo  en  un  mar  que  facilite  las  co- 
municaciones con  el  África  central. 

Las  cuestiones  sociales  en  Europa  ofrecen  serias  dificultades  á 
los  gobiernos  y  á  los  pueblos;  la  falta  de  trabajo,  las  crisis  in- 
dustriales, las  sequias  frecuentes,  la  variación  de  condiciones  e- 
conomicas  de  paises  que  de  consumidores  se  tornan  productores, 
dejan  masas  de  hombres  sin  recursos  y  numerosas  familias  en  la 
miseria:  lo  considerable  de  la  población  es  un  obstáculo  en  los 
males  sin  que  los  gobiernos  mejor  intencionados  hallen  remedios 
que  la  política  no  puede  dar;  la  tierra  está  como  ocupada  y  las 
máquinas  que   producen  economías,  suprimen    brazos:  Europa  a- 


512  COMPENDIO 

penas  puede  ya  desarrollarse  en  población:  la  penuria  y  las  crisis. 
aunque  no  lo  impidiera  el  territorio,  hacen  decrecer  y  no  au- 
mentar los  habitantes.  Pero  en  cambio  América  reúne  los  ele- 
mentos orne  podían  mas  que  nivelar  y  satisfacerlas  necesidades: 
en  estensos  territorios  dos  veces  mas  grandes  que  Europa  ape- 
nas viven  veinte  y  cinco  millones  de  habitantes  que  no  pue 
poner  en  movimiento  las  fuerzas  y  las  riquezas  que  se  pierden 
en  la  impotencia:  alzado  número  de  inmigracionisi;  n   todos 

los  años  d-e  los  puertos  europeos,  pero  si  eo  las  actuales  tundi- 
ciones de  la  política  intercontinental  puede  esto  satisfacer,  es  poco 
en  proporciónalo  que  debían  intentar  de  común  acuerdo  Buropá  y 
América,  y  en  provecho  de  una  parte  do  la  humanidad  que  sufre: 
cada  conflicto  entre  el  antiguo  y  el  nuevo  mundo  despierta  ren- 
cores y  promueve  susceptibilidades  que  aplazan  por  largos  años 
una  hueiia  inteligencia:  lafl  demandas  de  Francia  con  la  Repú- 
blica Argentina  en  tiempo  de  Rosas,  guerra  de  España  con 
Chile  yol  Pérúr  la  intervención  del  imperio  fra  d   Méji< 

basta    <i<  savenencias  de  menos n  uno  la  de  Inglaterra] 

Perú  i  causa  del  ataque  por  dos  barcos  ii  ¿  an  bateo 

ruano  sublevado  con  Piel  ao  kM  gobier- 

nos ni  las  clase  lastradas,  lo  general  de  los  pueblos  reducen 

á  odios  que  solo  el  tiempo  estingue  jr  qu<  crudeeeny  revelan 

en  toda  su  (berza  al  mas  leí  e  pr<  ido  de  an   lado   las 

necesidades  y  loe  recn  tnveniencia  y  el  porvenir, 

loq  gobiernos  de  Buropá  y  América  procuraran  establecer  una 
corriente  regular  inaMgracionista,  ni  fueran  alU  kai)  teniiblea  cier- 
tos peligros,  ni  §€  redujera  la  osplotacion  del  suelo  .í  una  pal- 
io insignificante  menos  de  la  duodécima,  en  la  A 
latina;  y  loa  fcemorei  de  abandonar  el  ps  tn  menos  violentos, 
teniendo  los  inmigrantes  seguridad  de  encontrar  otros  y  de 
seguidos  mas  tarde.  En  ningún  caso  la  inmigración   se  baria   en 

tal  escala  <|iie  implica  ra  amena/a  ni    pudiera    ¡inspirar    COÍdad< 

Los  pueblos,  por  débiles  qv  pues  ya  no  tienen   lugar  las 

inmigraciones  en  masa:  ademas  ensena  la  experiencia  que  los 
inmigrantes  se  amoldan  pronto  a'  la  nacionalidad  que  lea  iá  abri- 
go, ó  cuando  menos  permanecen  I  is  contienda.-.  J  i  la 
segunda  generación  se  confunden:  tal  habia  sucedido  cuaud 
emanciparon  las  colonias,  no  solo  «on  hijo.-  de  españoles  y  portu- 
gueses, sino  también  con  muchos  que  habían  nacido  en  Europa. 

VA  florecimiento  y  prosperidad  de  1  idos  Unidos  del  Norte 

deriva  de  las  inmigraciones  i  las  cuales  deben  por  lo  menos  la  mi- 
tad de  la  población:  lofl  inmigrantes  del  Asia,  en  particular  chi- 
nos, pueden  ofrecer  mayor  contingente,  pero  no  concurso  á  la 
civilización  ni  robustez  a  la  vida  de  las  naciones  americanas:  an- 
tes al  contrario,  si  ejercieron  alguna  iniuencb  moral,   ella   seria 


DE     LA    HISTORIA  UNIVERSAL.  513 

enervante  y  prepararía  nuevos  obstáculos  á  los  que   trabajan   con 
reflexión  por  el  porvenir  de  América. 

En  Europa,  las  últimas  guerras  y  la  cuestión  de  Oriente,  han 
puesto  á  debate  las  oposiciones  y  destino  de  la  razas;  después  de 
1870,  el  influjo  de  Francia  pasu  á  la  confederación  germánica,  co- 
mo una  victoria  sobré  los  elementos  latinos,  pero  detras  de  Ale- 
mania está  Eusia  dividida  en  dos  grandes  partidos,  y  que  toman- 
do el  nombre  ele  la  raza  6  familia  slava,  procura  correrse  al  Occi- 
dente cual  si  la  sangre  europea  necesitara  la  infusión  de  la  san- 
gre de  lps  hijos  del  Norte:  Bosnia,  Servia,  Rumania,  Polonia, 
Silesia,  Rusia,  parte  de  Bohemia,  Pomerania  y  Brandeburgo, 
corresponden  al  grupo  de  slavos-lettones:  los  partidos  políticos 
rusos,  tradicional  é  innovador,  aristocrático  y  comunista,  no  obs- 
tante sus  diferencias  radicales,  concurren  en  un  principio  absor- 
vente  y  conquistador  guiados  por  una  especie  de  mesianismo  que 
en  su  opinión  ha  de  purificar  la  tierra  por  el  predominio  slavo: 
la  religión,  cuasi  dependiente  de  la  política  en  el  imperio  ruso, 
alienta  los  aspiraciones  nacionales  difícilmente  contenidas  por  el 
temperamento  pacífico  del  imperador  Alejandra  II:  si  los  gobier- 
nos de  Rusia  y  Alemania  se  prestan  apoyo  y  permanecen  en 
alianza  moral,  los  pueblos  están  muy  lejos  de  corresponder  á  esa 
armonía:  el  pueblo  alemán  rechaza  las  tendencias  slavas,  y  el 
slavo  piensa  que  el  individualismo  germánico  ha  perturbado  sus 
tradiciones  llevando  el  desorden  al  pensamiento  popular.  Rusia 
no  se  separa  de  sus  inmediatos  objetivos  de  conquista  que  están  en 
Turquía:  protectora  de  Servia  y  ele  Rumania  como  de  todas  las 
provincias  donde  nace  espíritu  de  independencia,  estrecha  á  los 
musulmanes  arrancándoles  una  parte  de  poder  en  cada  uno  de  los 
conflictos  hábilmente  preparados:  el  problema  de  Oriente  es  una 
continua  amenaza  para  la  paz  de  Europa,  unido  al  panslavismo 
en  cuyo  ideal  no  cede  el  imperio  del  Norte:  la  diplomacia  y  la 
guerra  no  han  hecho  hasta  ahora  mas  que  aplazar  la  solución, 
pero  el  imperio  turco  carece  de  vida  propia,  se  descompone  rá- 
pidamente por  sucesivas  desmembraciones,  y  rodeado  de  enemi- 
gos, no  debe  su  existencia  mas  que  á  la  disputa  no  poco  ardua 
sobre  el  aprovechamiento  de  la  herencia  ya  desde  luego  interve- 
nida por  las  grandes  naciones.  Los  griegos  aspiran  á  reorganizar 
la  antigua  nacionalidad  apoderándose  también  de  Constantinopla. 
ciudad  que  constituye  la  mas  empeñada  ambición  de  Rusia:  el 
ensanche  de  ese  poderoso  imperio  bajo  el  ideal  de  unión  slava. 
amenaza  al  Austria  que  posee  grandes  provincias  slavas,  y  á 
Prusia  que  se  encontraría  con  la  revolución  dentro  de  su  mismo 
territorio  (Silesia,  Pomerania,  Brandeburgo):  la  descomposición 
de  que  están  amenazados  algunos  pueblos  por  la  política  nacional 
rusa,  se  estenderia  á  atros  reclamados  á  nombre   del  germanismo 


33 


5  1  4  COMPENDIO 

que  querría  compensar  sos  pérdidas,  api-upando  a  su  vez  Bélgica, 
Holanda,  Dinamarca  y  Suiza.  Rechazada  Rusia  en  1854  y  conte- 
nida después,  no  se  adelantó  masque  tiempo  sin  orillar  ni  supri- 
mir dificultades:  la  organización  del  imperio  le  da  una  tuerza  in- 
eontrastable  respeeto  6.  los  países  europeos  divididos  en  grupos 
rivales  y  en  intereses  opuestos:  como  los  germai  'dieron 

al  Occidente  regenerando  las  provincias  del  romano  imperio,  asi 
los  slavos  ereen  que  tienen  en  la  historia  la  misión  de  n  ir  al 

Occidente  y  el  Centro  que  suponen  agotados  de  vitalidad  y  de 
verdaderas  energías:  si  los  latinos  han  dado  ,-í  Europa  la  fórmula 
social  y  los  germanos  la  libertad  individual,  los  slavos  pretenden 
realizar  la  síntesis  de  esos  dos  términos  y  determinar  una  justicia 
política  superior:  la  prueba  délas  convicciones  íntimas  del  pueblo 
ruso  está  en  esa  conducta  persistente  de  la  que  i  ira    por 

mas  que  evita  precipita 

imperio  turco;  para  derrocarlo  y  heredarlo  tiene  que  vencer  las 
resistencias  de    Inglaterra  int<  ¡  en  los   mares  y   en   el 

mercio  de  Oriente,  y  de  Austria  que  quedaría  frente  jí  la  propa- 
ganda panslavista  y  quiza  expuesta  por  SUS  provincias    -lava-    ;íla 

situación  en  que  ahora  Be  encuentra  Turquía  respecto  ¿  Servia, 
Rumania  y  otras  regiones  que  se  desgajan  del  imperio  musulmán. 
A  la  política  de  engrandecimiento  de  Ro  unen  contra  Tur- 

bina los  odíOS  religiosos  que  aun  durante  la  paz  nose    atenúan    en 

el  pueblo  ruso. 

A  penas  n  la  unidad  de  Italia  y  la  unid 

•  le  Alemania,  aparecen  las  dificultades  de  Oriente,    cada 

mas  complicación  de  intereses.  Peroeael  estado  actual  de  Europa, 
epreveenique  una  raza  pueda  ya  erigirse  eu  dominadora,  ni 
que  choques  violentos  de  una  con  otra  puedan  conmover   el  anti- 
guo mundo  y  perturbar  trascenden taimen  te  las  relaciones  de  los 

pueblos:  antes  al   contrario  el  influjo  germánico   debilita  d< 
largo  tiempo  el  comunismo  de  la-  estepas,      Italia,   pueblo  latino 

ha  VÍvidoen  alianza  con  Prusía  y  con  el  imperio  alemán,     sin    que 

las  pasiones  producidas  por  la  -nena  tranco-alemana  tengan  Otro 

alcance  que  el  de  todas  las  contieudas aun  dentro  de  una  raza  ó 
gran  familia;  la  ausencia  de  peligros  atenúa  la  falta  de  no  haber 
contraído  lazos  comunes  las  nacionalidades  del  mismo  origen: 
Francia  no  tiene  con  BspaSamaa  que  las  relaciones  generales  de 
cortesía,  y  de  comercio,  siendo  tan  débiles  la-  de  España  y  Portu- 
gal y  las  de  Francia  6   Italia. 

En  América  las  dos  razas  colonizadoras  no  lian  tenido  com- 
petencias de  una  tercera,  como  la slava  en  oposición  .í  germanos  y 
latinos  en  Kuropa:  pero  la  América  sajona  lia  crecido  i  espensa< 
de  la  América  latina,  y  tal  vez  no  de8¡ate  de  ensanchar  mas  sus 
territorios,  ya  para  fines  de  la  política  interior  como  para  dominar 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  515 

otros  mares  y  hallar  nuevas  válvulas  á  su  extraordinario  desarro- 
llo: las  ideas  de  agrupación  han  aparecido  en  las  Repúblicas  lati- 
nas en  los  momentos  de  peligro  esterior,  pero  sin  alcanzar  otros 
resultados,  ni  establecer  bases  comunes  de  intereses  ni  de  defen- 
sa: las  rivalidades  subsisten  de  unos  á  otros  Estados,  y  aun  las 
Repúblicas  en  sus  discordias  y  ludias  han  sido  á*  veces  causa 
directa  ó  indirecta  de  que  engrandeciera  su  territorio  la  única 
monarquía  de  América  (á  espensas  del  Paraguay  y  Bolivia):  en 
las  contiendas,  ya  menos  frecuentes,  si  bien  no  raras,  no  siempre 
predomina  el  deseo  de  conciliación,  aunque  es  de  esperar  fructi- 
fique el  consejo  délos  publicistas  para  que  particularmente  en  li- 
tigios de  derecho,  suceda  u  la  guerra  el  arbitraje,  y  resuelva  un 
tribunal  imparcial  lo  que  habian  de  resolver  las  armas. 

Desde  1870  y  1871  han  tenido  lugar  acontecimientos  de  no 
escasa  trascendencia  en  América  y  en  Europa,  pero  están  muy 
inmediatos  para  formar  juicio  cabal  y  no  darles  un  sesgo  mas  pro- 
pio de  los  debates  de  actualidad  y  déla  política  palpitante  que 
de  la  historia. 


■»  +■ 


CAPITULO  V. 

Cultura  y  progresos  de  la  edad  moderna. 


El  siglo  XV  es  el  siglo  sintético  por  escelencia:  las  ciencias, 
artes,  letras  y  filosofía  del  pueblo  helénico  afluyen  á  la  vida  oc- 
cidental que  ya  habia  comenzado  a  animarse  en  los  estudios  y 
en  las  artes  de  los  últimos  tiempos  de  la  edad  media:  la  filosofía 
rompe  los  obstáculos  y  crea  aquella  audacia  científica  que  en- 
sancho el  espíritu  humano,  comunicó  los  continentes,  elevó  las 
miradas  á  otros  planetas  y  á  otros  sistemas  solares,  luchó  contra 
las  intolerancias  y  erigió  la  razón  sobre  las  preocupaciones  y  el 
libre  examen  sobre  los  sistemas,  instituciones  y  dogmas  antiguos. 
Una  pléyade  de  hombres  ilustres  iluminan  el  tránsito  de  la  edad 
media  á  la  edad  moderna;  Leonardo  de  Vinci,  Copérnico,  Miguel 
Ángel,  Rafael,  Yasco  cíe  Gama,  Lutero,  Amérigo  Vespucci,  Ti- 
eiano,  Magallanes,  Holbein,  Durero,  Toscanelli,  son  contemporá- 
neos de  Cristóbal  Colon:  nada  escapa  á  la  indagación,  á  la  sed 
científica,  al  deseo  de  crecimiento  que  anima  á  los  graneles  inau- 
guradores  del  periodo  histórico  moderno;  unos  como  Colon  y 
Vasco  de  (lama  resistiendo  al  desprecio  de  los  sabios  y  á  la  ig- 
norancia de  las  masas,  corren  en  busca  de  tierras  desconocidas  y 
crean  la  geografía  universal  y  traen  á  la  historia  todas  las  razas 
y  todos  los  pueblos,  y  á  las  ciencias  naturales  todos  los  recursos 
del  planeta,  todos  los  eslabones  de  la  vida  terrestre;  otros  co- 
mo Miguel  Ángel,  Rafael,  Ticiano,  subliman  el  arte  compitiendo 
con  los  genios  mas  preclaros  de  la  patria  de  Homero;  Copér- 
nico rechaza  la  teoría  arbitraria  de  nuestro  sistema  solar  é  inspi- 
rado por  antiguos  problemas  y  enseñanzas  funda  el  dogma  as- 
tronómico sobre  la  verdad  de  la  ciencia;  Lutero  arguye  la  disci- 
plina y  los  abusos  de  Roma  y  dá  al  espíritu  filosófico  mas  vigor, 
:í  la  conciencia ,  mas  responsabilidad,  al  libre  examen  una  inter- 
vención que  no  habia  tenido;  Amérigo  Yespucci  estudia  y  clasi- 
fica los  descubrimientos.  Y  en  tocias  partes  brota  el  deseo  de  co- 
nocer, de  indagar,  de  saber,  como  si  los   hombres  quisieran    reco- 


518  COMPENDIO 

brar  por  la  actividad  el   tiempo  perdido  en  tantos  -  _    s.  y  apr  - 
vechar  todas   las  fuerzas  que  el    Oriente  y  el    Occidente    ponii 
en  sns  roanos:   el   siglo  XVII  comenzaría  con  Galileo,    Kepl< 
Bocón,  Tycho,    Descartes.   Huygehs   y  Fermal   y  acabaría    con 
Leíbnítz  y  Newton. 

Las  ciencias  fisicafe  y  naturales  y  las  ciencias   exj  apo- 

deraron  de   la  libertad  que  el  renacimiento  ofrecía  con  un 
que  no  podrían  neutralizar  loe  despotismos  políticos.    Las  mate- 
iñáticas  estaban  atrasadas  el  Bigld  XV;  "llegaba  ¿su  término,  di- 
ce Cesar  Cantil,  y  aun  n  lían   resolver   mas   gue  na- 
ciones determinadas  de  prin                                      algunas   deri- 
vativas, ni  se  babid    lijarlo!                                 -i    la-    r;ii-  iti- 
vas  ni  imairii:              Italia,  la  moderna    Grecia,   fué   la  primera 
qne áió impulso  á  los  adelantos  matemáticos,  con  Fi           >Man- 
roKco,  Escípi          Perro;  Paciólo;  Antonio  María  del  Ffore,  V 
ta,  Galigai  j                   aritmética  y   álgebra;   con   Retico   <! 
en   geometría;  desde  entonces  loepr<                   tan  rápidas 
mo  admirables;  Justo   B          inventa  en  !•'•<»•'>             taritmos  \ 
él  compás  de  própordon,  Buenaventura   I        lieri  funda   ei 
<•!  cálenlo  infinitesimal  en   -  ib- 
nit/y    Xrwtnu.  el   cálculo  deferencia]    en                   nouilli  en 
L700  el  cátenlo  integral.  EH  perfeccionamiento  de   las  mal 
éafl  lleva  oóttó                                    y  la  mecánica;  no  pasa  un 
aú<»  sin  grandes                     Pernel  mide  un  arco  de   meridiano. 
Co$érnicó  adopta  el                      tario  que   h                seña;  -'' 
Kantista    Porta  intenta  el  teles                 I    mará  oscura  en  15 
Ghiillermo  Lee  demtresl                      del   mundo  y  las   fuerzas 
centrífuga  y   centrípeta               ■  ilileo  perfe                         -'i' 
y  afirma   el  movimiento  de  la    tierra  descubriendo  la   t<  fc  la 
péndola;  él   holandés   Cbrnelio   Dressdl    ¡n\           >1    termómetro 
(1621)ylo  pérfi            Eteaumur;  Rvangelis          rricelli  el   ; 
rómetro  en  1626;  Otto  Gruerick   la  máquina  pneumática  en  16 
Bans   y   Zacarías  Jausen   habían  inventad.»  el   microscopio 
L  590;  Huygens  aplica  lapéndplaal   movimiento  de   los   relojes 
en  1670,  y   Barlovo  lóí  hizo  de  repetición  en   L676;  Papiñ  api 
ta   primer  máquina  fle  v;i|mr  dcpiston  y  cilindro  con  bomba 
dos  cuerpos  en    L  690;  Juan    Domingo  Cassini   determínala    ¡ 
fe  déla  Tierra  eti  L701:Lieberkuhn   invenía  el  microscopio 
taren   1745  y  Euléro  los  lentes  acroma)          ilTlT:    Benjamín 
Franklin  inventa  el  parara                       Watt  la   primer  máqui- 
na de  vapor  de  bomba  de  un  cuerpo  en    L769;  Pnlton  aplica   el 
vapórala    locomoción  en    L807;    Moráe   inventa  el   telégrafo 
léctrtco  en  1845,  y  últimamente  Edisson,  él  teléphono  que  trasmi- 
te los  sonidos  pot  él  alambre,  y  el   fonógrafo  que   los  guarda  en 
pliegues  para    espedirlos  en  la    forma  »jue   se  emitieron,   en   cual- 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  519 

quier  momento.  Con  estas  creaciones  coincidían   prodigiosos  estu- 
dios sobre  la  naturaleza  orgánica  é  inorgánica,   aplicaciones  para 
la  comodidad  de  la  vida,  perfeccionamientos  de  los  aparatos  óp- 
ticos, indagaciones  geológicas  y  astronómicas  que   lentamente    i- 
ban  apagando  las  preocupaciones  y   ciando  un   sentido  nuevo  al 
espíritu  y  al  progreso  universal:  Gregorio  XIII  reformó  el  calen- 
dario en   1582;  fray  Pedro  Ponce   de   León  encontró  medio  de 
instruir  á  los  sordo-mudos  (1584);  á  las  espinas  de  marfil   ó   ma- 
dera suceden  los  alfileres  en  1590;  Pinuccini  crea  la  ópera  musi- 
cal en  1607,  Sarpi,   Cesalpini  y  Harvey   descubren  las  leyes  y 
reglas  de  la  Circulación  de  la   sangre;  á  principios  del  siglo  XVII 
aparece  en  Holanda  la  prensa  periódica,  y  se  fundan  academias 
de  ciencias  eu  Italia,  Francia  é  Inglaterra.  Hombres  de   talla   gi- 
gantesca,  Gopérnico,  Descartes,  (íalileo.  Keplero.  Newton.  Leib- 
nitz  se  consagran  á  esperimentos  de  todas  clases  y  luchan  tenaz- 
mente contra  los  obstáculos:   la  intolerancia  religiosa  y  el  fanatis- 
mo en  las  costumbres  no  dejaban  de  poner  espinas  en    el   cami- 
no de  los  sabios.  Nicolás    Gopérnico  nació  en  Torhn  en  1473   y 
murió  en  1543;  estudiando   los   autores  antiguos,   rehabilitó  las 
doctrinas   de  Filolao   sobre  el    orden  del  sistema  planetario   y 
publicó  sus  teorías  que  se  hicieron  lado  en  la  humanidad  á  despe- 
cho de   la   intransigencia   romana;  sus  principales  obras  fueron 
quemadas  en  Poma  por  mano  del  verdugo,  é  insertas  en  las  pro- 
hibiciones del  índice:  Galileo  G-alilei  nació  en    Pisa  en   1574   y 
murió    en  1642,  el  mismo  año  que  nació  Newton;  enseñó  el  siste- 
ma de  Gopérnico  y  denunciado  á  la  inquisición   fué    amonestado: 
después  se  le  condenó  á  prisión  perpetua  por  sentencia  de   Junio 
de  1633,  pero  afirmó  que  la  tierra  se  movia  y  que  giraba  al  derre- 
dor del  sol  ("Obligado   á  retractarse  de  rodillas  de  aquellos  prin- 
cipios, la  rotación  y  traslación  de  la  Tierra,  que  la  inquisición,  el 
pontificado  y  la  iglesia  calificaban    de    absurdos  y  filosóficamente 
falsos,  formalmente  heréticos,  y  espresamente  contrarios  á  la    santa, 
.escritura,  cuando  se  habia  leido  la  fórmula,  se  levantó  esclamando 
con  el   convencimiento  del  genio;  "é  pur  si  muove":  la   tierra   se 
movia  apesar  de  la  inquisición  y  de  los  inquisidores,  de  la   iglesia 
y  de  la  intolerancia,?).  Su  telescopio  aumentaba  treinta  y  dos  ve- 
ces los  objetos;  descubrió  la  balanza   hidrostática,  el   compás   de 
proporción  y  otros  instrumentos  científicos.  Penato  Descartes  na- 
ció en  1596  y  murió  en  1650;  una  parte  considerable  de  su  vida 
la  pasó  fuera  de   su  patria,  Francia:  fué   filosofo,    soldado,    físico 
y  matemático;  esplicó  la  refracción  de  la  luz  é  hizo  notables   tra- 
bajos matemáticos  ademas  de  los   filosóficos.   Juan   Kepler  vivió 
de  1571  ál630:   apoyó  las  doctrinas  de  Copérnico   perfeccionán- 
dolas, descubrió  las   leyes  de  la  revoluciones  planetarias  y  fué 
uno  de  los  que  en  Alemania   ilustraron  mas  las  matemáticas.  I- 


520  COMPENDIO 

saac  Newton  nació  en  Woolsthrope,  Inglaterra,  en  1642  y  mo- 
rid en  1727:  dotado  de  nn  talento  portentoso  y  de  una  energía 
que  no  cedió  í los  desengaños,  emprendió  la  reforma  moral  de 
las  ciencias  físicas  dando  ;í  la  observación  la  importancia  qne  qui- 
taba al  sistema  de  las  hipótesis:  espuso  el  sistema  de  la  gravitación 
universal,  ya  aducido  en  Grecia  pe*o  rechazado  ano  conocido 
en  la  edad  media:  perfeccionó  los  instrumentos  de  óptica,  inven- 
tó el  telescopio  de  reflexión  y  escribid  multitud  de  obras  defen- 
diendo sus  teorías  que  no  admitidas  envida,  han  sido  después  de 
su  muerte  una  ley  para  los  sabio-  y  op  inmenso pr  para  las 

ciencias.  (íodofredo  Guillermo  Leibnitx.  genio  de  los  mas  univer- 
sales que  hayan  existido,  nació  en  1641  y  murió  A  171  «i:  salid 
de    Alemania  SU  patria  y    estudió  en    Taris  y  uliv-;  t  . 

¡nulo  de  Newton  que  romo  él  se  atribuía  la   invención  del  cálen- 
lo diferencial  (que  ambos  i  la  vez  descubrieron  propuso   la 
reforma  de  la  meta          dando  fuenw  ya  que  no  creando  la   filo- 
sofía   subjetiva,  y  escribid   afamados   libros  de  matemáticas,  filo- 
sofía y  teología:  trabajó  también  por  reconciliar  el  pi  ntis- 
tno  alemán  con  el  catolicismo  romano.  Cristiano  Huj          eivid 
desde  L629  á  1695,  (holandejsj  se   distinguid  como   matemáti 
astrónomo;  descubrió  el   anillo  de  Saturno  y  ano  de  sus  Batel 
perfeccionó  los  relojes,  y   escribió  obras  notajes  d 
íísica  y  astronomía. 

A  medida  que  la  intolerancia  tenia  que  ceder  por  el  pj 
de  los  grandes  hombres*,  la  cien  ensañe!  >mande 

tade  naturaleza  en  todas  las  naciones;  Alemania  6 Inglaterra,  no 
oprimidas  por  escrúpulos  y  dificultades,  animaban  la  indagación; 
Italia,  aunque  rota  en  pedazos  y  sometida  á  gobiernos  despóticos 
no  podía   contenerse;  Francia  abrió  muy  |u<  loa 

estudios  científicos  que  al  principio  del   renacimiento 

diera  bu  contingente  á  las  ciencias  cay  den  la    ¡  qne  ne- 

cesariamente tenia  que  derivar  de  la  mezquina  política  de   todos 

[OS    reyes  de  la  casa  de  Austria. 

Los  ¿abios  no  buscaran  mas  N<»rte  que  la   esperiencia  para  tmi,- 
dar  y  enseñar  la¿  verdades  naturales;  el  renacimiento  quiti 
dogma  el  derecho  de  resolver  \    Newtop   desacreditó  los 
sistemas  hipotéticos  que  eran  a' la  ciencia  algo  de  lo  que  fué  la 
escolástica  i  la  filosofía. 

No  es  dado  consignar  en  un  compendio  todos  loa  descubri- 
mientos é  invenciones  en  las  matemáticas,  r\\  la  física,  la  mecáni- 
ca, la  medicina  y  la  química:  generalizado  el  ¡ateces  tífieo, 
'odas  las  naciones  estudian,  combinan  y  producen:  en  otras  .'po- 
cas, basta  analizarla  (i recia  para  conocer  lo  que  el  intuido  daba 
de  mas  progresivo  y  mas  grande:  ahora  9ou  muchos  loa  sumandos 
déla   civilización;  no  transcurre  un  mes  sin  que  aparezca  un   in- 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  521 

vento  útil,  un  hallazgo  en  la  naturaleza,  una  combinación  que  sir- 
ve á  la  medicina  y  á  la  industria:  los  hombres  viven  mas  en  re- 
lación con  lo  que  les  rodea  y  ponen  en  actividad  sus  facultades 
para  darse  cuenta  de  lo  que  los  pasados  tiempos  dogmatizaban 
sin  comprender,  ó  creían  sin  estudiar.  La  libertad  científica,  como 
la  libertad  artística  y  filosofea,  es  un  hecho  en  todo  el  mundo 
culto:  han  adquirido  tanta  robustez  las  ciencias,  que  vencieron  á 
los  sistemas  intolerantes  y  les  obligaron  á  reconocer  lo  mismo 
que  negaban  y  maldecían:  los  pontífices  que  fueran  tan  celosos 
en  mantener  incólumes  é  irrefutables  las  teorías  científicas  de  las 
Escrituras,  han  sido  arrastrados  por  el  torrente  viéndose  forzados 
no  solo  á  llevar  al  Vaticano  las  artes  profanas  del  renacimiento, 
sino  también  á  levantar  observatorios  y  mantener  astrónomos  que 
como  el  P.  Sechi  contribuyen  al  lustre  de  nuestra  cultura  moder- 
na. Las  ciencias  ayudaron  tan  poderosamente  á  la  filosofía  que 
cabe  dudar  si  mejor  que  ausiliares  no  han  sido  principales  moto- 
res de  los  progresos  realizados  en  lo  religioso,  en  lo  político  y 
en  lo  moral.  Nada  hay  que  no  se  someta  á  la  observación  y  al 
análisis.  La  edad  media  se  esforzaba  por  marchar  adelante,  y  co- 
mienza á  emanciparse  por  el  genio  italiano:  en  el  siglo  de  Colon 
se  da  la  señal  de  los  descubrimientos  y  ya  la  humanidad  no  se 
ha  detenido.  No  se  deja  pasar  un  fenómeno  atribuyéndole  cómo- 
damente á  amenazas,  castigos  ó  exhibiciones  de  voluntad  sobre- 
natural, si  es  que  se  buscan  sus  causas  y  se  indagan  las  leyes  que 
presidan  todos  los  fenómenos  de  la  misma  índole:  la  electricidad 
ha  sido  estudiada  lo  mismo  que  el  magnetismo;  la  naturaleza  ter- 
restre de  igual  modo  que  el  organismo  humano;  nuestro  sistema 
solar  de  manera  análoga  que  sistemas  alejados  que  al  reclamar 
esfuerzos,  provocan  trabajos  creadores  é  invenciones  asombrosas. 
Huygens  y  Horke  formularon  la  teoría  de  las  ondulaciones,  y 
la  defendió  Euler:  Galileo  hizo  sus  termoscopios  que  se  hallaban 
subordinados  á  los  cambios  de  temperatura  y  á  la  presión  este- 
rior  del  aire;  Yolta,  Tomas  Young,  Ersted  y  Faraday  trataron 
de.la  electricidad  óptica  y  del  magnetismo;  JuanHelmont,  Juan 
Bey,  Hoke,  Moyoro,  Bayle  y  Becher,  cíela  química  neumática; 
Van-Helmont  estudió  el  gas  silvestre  no  inflamable:  Black  y  Ca- 
vendish  demostraron  que  el  ácido  carbónico  y  el  hidrógeno  son 
fluidos  aeriformes  específicamente  distintos:  Boussingault  y  Dil- 
uías comprobaron  la  composición  química  del  aire  determinando 
las  relaciones  de  cada  una  de  sus  partes;  Nicolás  Stenson,  Mar- 
tin Sister,  Eoberto  Hoke,  Leonardo  de  Yinci,  Fracastor,  Ber- 
nardo Palysi  y  Juan  Muller  se  dedicaron  á  la  geognosia  ó  mi- 
neralogía fósil.  Cuvier,  Alejandro  Brougmart,  Roy  Wodo- 
ner  y  Burnet,  hicieron  estudios  notables  sobre  la  naturale- 
za y  las   leyes  que  la  rigen:   Faraday  sentó  que  la  luz,  el  calor,  la 


522  COMPENDIO 

electricidad  y  el  magnetismo  son  en  el  fondo  una  fuerza  única: 
Bercelius  fundó  la  teoría  electroquímica:  Malos  descubrió  la  po- 
larización por  reflexión  y  Arago  la  polarización  cromatica  y  el 
magnetismo  de  rotación:  Halley  conoció  que  la  luz  boreal  es  un 
efecto  magnético:  Eolecher  y  Romer  calcularon  después  de 
profundos  estudios  el  número  de  los  diversas  plantas  de  la  tier- 
ra: Seheman,  Delice,  Verner  y  Dolomico  clasificáronlos  terrenos 
y  capas  del  globo  esplicando  la  formación  de  las  edades  geoló- 
gicas: líumboldt.  el  sabio  indagador  de  América,  ilustro  las  cien- 
c-as  con  sus  observaciones  sobre  el  nuevo-mundo.  y  desenvol- 
vió laidcu  de  una  dirección  uniforme  j>nlar  en  la  estructura  del 
planeta;  la  teoría  del  fuego  central  y  la  de  levantamiento  de  ca- 
pas terrestres:  Cuvier  trató  profundamente  de  paleontología  y 
zoología  fósil,  y  reconstituyo  ciento  cincuenta  animales  verte- 
brados pertenecientes  ¿cincuenta  géneros  éstinguidos;  Herbei 
Costa  y  llultou  estudiaron  los  lea  Cauclus  inventó 

nuevos  métodos  para  resol  ver  las  ecuación*  Wroue 

trató  déla  metafísica  matemática:  Nobili  inventó  la  pila  termo- 
eléctrica, siguiéndolas  invenciones  del  gronómetro,  el  cronríme- 
tro.  el  esferómetro,  la  palanca  de  contacto  y  la  de  ten-ion.  el 
galvanómetro,  los  lente-  acromáticos,  el  areómetro,  los  télese 
píos  de  Herschely  A.raic¡,  y  de  otros  instrumentos  químicos,  a- 
nat(>inicos  y  quirúrgicos;  Linneo,  Spallanzani  y  Bmfbn,  esplican 
naturaleza ¡  Guy ton Morveau  encuéntralos   m  de  desm- 

otar ej   aire:  Lavoisier  descompone  el  agua  y  el*aire  y  dd  me 
íesgo  '  la   química;  Samuel Taylor  inventa  la  estenografía;   M 

i-  ensena   el  magnel israo  animal :  Claudio  Chape  crea    los   te* 
légrafoa  de  señal  la  química  il  la-  ai  jri- 

<-ultura:se  descubren,  así  que  aumenta  la  potencia  de   los   tel 
copios,  mundos  ignorados;  Herschel  ré  el  planeta  Urano  en  L781, 
y   Leverrier  en   L846  señala  matemáticamente  el   lugar  de   otro 
planeta.   Neptupo,  que  descubrió  < ralle:  Vroita  inventó  la  pila  que 

lleva  su  nombre;    ¡tfongolñer  inventa  el  ariete  hidráulico  y    Etid 

la  estereotipia;  Daguerre  descubre  el  modocto  lijar  los  contor- 
nos de  los  objetos  en  lámina-  petálioas  por  los  efectos  de  las;  de 
ahí  toma  la   base  la  fotografía:  la  botánica  es   oto¡jei  snefa- 

dos estudios,  eomo   la  zoología  y  la  mineralogía; la  medicina, 

liendode  las  preocupaciones  de  la  edad  media,  vuelve  con  Oor- 
nario  el  siglo  XV  I  al  método  científico  inspirando 
orates  y  buscando  SO  cimiento  eH  la  anatomía,  la  fisiología  y 
la  química;  ¡numerables  aparatos  quirúrgicos  y  combinaciones 
químicas  la  perfeccionan;  últimamente  ei  Dr.  Stem  de  Franfm; 
lia  inventado  ú&jujmQfonQ  que  permite  oir  los  movimientos  de 
las  principales  visceras  del  cuerpo  humano  y  darse  (atenta  de 
los  latidos  del  corazón  y  de    las  oscilaciones  del  peeho:  la  medici- 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  523 

na  es  délas  ciencias  mas  complejas  y  difíciles;  por  eso  sus  gran- 
des adelantos  no  parecen  tan  decisivos  como  los  que  se  hacen  en 
otros  ramos  de  menos  horizontes: 

En  la  jurisprudencia,  emancipándose  el   espíritu  de  la  rutina, 
se  ha  ido  penetrando  cada  vez  mas  en  el  derecho  recibiendo  este 
una  forma  científica   desde   Hofíman.    Alciati,   Cuyas  y  otros,  el 
derecho  se  estendió  á  la  relación  privada  de  los    hombres  de  di- 
ferentes  nacionalidades  y  alas    naciones  entre  sí;  clw  este   modo 
se  buscó  la  ley  en   la  naturaleza  y  no  en  el  fuero  especial    de  los 
pueblos  ó  razas;  las  penas  se   dulcificaron  quitándoles   el  carácter 
bárbaro  de  la  edad  media;  la  desigualdad  de   religiones  comenzó 
á  no  ser  obstáculo  al  ejercicio  de  las  libertades    comunes:  Fran- 
cisco  Victoria,  Domingo  Soto,    Baltasar  Avala,   Grocio  y   otros 
sacaron  á  la  jurisprudencia  de  los  estrechos  antiguos  moldes  ele- 
vándola en  interés  humano  y  en  dignidad;  las    penas  infamantes 
están  en  desuso  en  todos  los  países  civilizados;  la  igualdad   civil 
viene  consagrándose  desde  las    revoluciones   políticas,   y   por  el 
examen  de  la  personalidad  en  su  condición  privada  y   social,    se 
han  icio   aboliendo  privilegios,  y  levantándose  el  espíritu  de  to- 
das las  clases  sociales.    Los  juristas  mas  celebrados  han  contri- 
buido en    primer  término  á  los  progresos  sociales.  Merced    ai  es- 
tudio y  difusión    del  derecho,   ceden  los  antiguos  esclusivismos, 
se  agrandan  todas  las  relaciones  humanas  y  si  no  es  una    verdad 
la   armonía  entre  los  pueblos,  ya  no  existe  en  teoría  y    en   hecho 
la  hostilidad  perpetua  de  una  para  con  otra  nación.  Los  estudios 
continuados  y  profundos  que  se  hacen  en  Alemania.   Italia    Fran- 
cia y  otros  países,  prueban  la  importancia  del  derecho,  y  la  refor- 
ma de  casi  todos  los  códigos  antiguos  en  un  sentido  mas  justo  acre- 
dita que  esa  ciencia  marcha  al   compás  de  los  muchos    adelantos 
realizados  en  la    edad  moderna;  ya  no  es    delito  la  disidencia  re- 
ligiosa y  la  opinión  política  ó  científica,  ni  lo  son  los   agravios  su- 
puestos por  los  esclusivismos  y  las    intolerancias,   ni    existen  en 
las  leyes  penas  de  hechicería  y  tantas  otras  que  hoy  acusarían   u- 
ua  injustificable  demencia, 

La  astronomía  desde  la  época  de  Copérnieo  ha  tomado  vuelo 
maravilloso;  telescopios  de  inmensa  potencia,  como  el  de  John 
Ross,  llevan  la  mirada  del  observador  á  mundos  remotos  y  dejan 
descubrir  pequeños  planetas  y  satélites  (los  dos  de  Marte  descu- 
biertos por  Mr.  Hall,  director  del  observatorio  de  Washington 
en  1877),  cuya  existencia  hace  un  siglo  no  se  sospechaba;  se  mide 
con  ausilio  de  las  matemáticas  la  distancia  entre  los  astros,  y  se 
estudia  su  composición  y  elementos  con  ausilio  de  la  química  es- 
pectral: de  los  conocimientos  acumulados  nacen  ideas  nuevas  su- 
geridas por  la  comparación  y  por  la  lógica;  tales  son  las  que  Flam- 
marion  y  otros  divulgan  acerca  de  la  posibilidad  de  que   estén  ha- 


524  COMPENDIO 

hitados  otros  planetas  superiores  &  la  Tierra  que  no  es  va  racii 

creer  sea  el  único  punto  en  que  viva  la  inteligencia.   Laplá 

nes  del  siglo  pasado  y  principios  del  actual.    Chacornac,  Sechi  y 

tantos  otros  sabios,  han  generalizado  los  descubrimiento 

mieos  y  sometido  ;í  la  opinión  to  probleí 

das  las  dudas  y  aspiración-  la  ciencia  abriga. 

Descubrimientos  tan  importante  \\   hecho  i 

copio  qneíkcilit  ;udio  de  lo  infinitamente  pequeño: 

animado,  desde  los  orga  adimentari 

sometido  raen,  y  n  menor  interés  el 

vive  •  en  escalas  in:  ie  lo  qu<  ande 

desarrollo   y   lo  que   ap  brillan!  unes 

miradas. 

Lo  han  contribuido  al   i 

aproximación  de  V  \  radnalmenl 

do  poco  raro  qi 

•a  diferencia  de    tiem- 
po un  difícil  problema:    •  \  3    Leibnitz 
ferenciíd  cu;            1    las   ni:;'  ible  altura: 
Bergman  en  la  Academia                            Berlín,   3  amin 
Pranklin  en  las  col. >nia                                         on  el   modo  de 

?blÍaston  en  ' 
Cuidos  inventan  Casi  il  la   \«-  que 

Kulton  aplicara  el  van  ion,  W\  dsayado 

encontrando,  no  obstáculo 
cdstumbí  aun  n  aradas  ti   tan 

sorpresa:  el  siglo  XVI I  y 

el  vajior:  el  dia  qu  las  iuij '  simplificaron   las 

distancii  f>ndo  d 

contrarios,  y  d(  prontitud  las    ne< 

dades  y  nivelar  mejor  en  el  mundo  la   producción   y   el   consumo 
estencHéndo  xculo  d  iban  los 

la  cultura  ínoderna.  Tab  .  comer  clamab 

medio  rápido  de  la  comunica» 

ditaban  hacía  tiempo   para   1  tirio,    hasta   que    N 

Morse  hallan  manera  deenViarla  palabn  del  a- 

lambre  eléctrico,  y  ahora  Edis 

<\o  una  á  otra  boquilla  del  teléphono  y  aun  que  \  en    los 

sonidos  por  el  fonógrafo. 

Los  adelantos  en  las  matemáticas  han  hecho  concebir  obras  pro- 
digiosas, asi  en  puentes,    canalizaciones   de  ríos,  y    monumei 
como  on  túneles,  rotura  d<  y  mucha-  otrasempí 

minadas  ;í  acercarlos  pueblos,  facilitara  rcio  y  destruir   los 

obstáculos  materiales  que  en  algún  mod<  gran    la  actividad  ó 

la  hagan  menos  eficaz.  Cada  un.»  de  . 


DE     LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  525 

otros  muchos;  esplotacion  ele  minas,  aprovechamiento  de  sustancias 

o  minerales,  combinaciones  químicas  que  mejor  sirvan  á  un  objeto: 
la  luz  eléctrica,  ya  adoptada  en  principio  para  alumbrar  las  ciu- 
dades con  mas  baratura,  se  ha  encontrado  que  es  divisible  En  este 
estado  de  la  civilización,  todas  las  regiones  de  la  tierra  entrañan 
una  riqueza  que  deberá  concurrir  al  todo  en  cambio  de  sus  necesi- 
dades para  alcanzar  una  relación  no  de  perfecto  equilibrio  pero 
superior  á  los  tiempos  en  que  siendo  muy  limitado  el  círculo  de  la 
actividad  pasaban  desapercibidos  tanto  bienes  que  las  ciencias 
han  traído  al  comercio. 

Italia  tuvo  el  privilegio  de  elevar  las  artes  mas  que  ninguna 
otra  nación,  sin  esperar  el  renacimiento;  pero  con  nuevos  ideales 
é  inspiraciones  que  de  Grecia  recibiera  el  siglo  XY,   llegó  á   su 
mayor  altura  á  últimos  de  ese  siglo  y  en  la  primera  mitad  del   si- 
guiente: en  1504  los   italianos  inventaron  la  pintura  sobre  esmalte 
y  en  1518  el  grabado  al  agua  fuerte;  Clemente  Birago  de  Milán  des- 
cubre la  manera  de  grabar  sobre  el  diamante  en  i 5 04.  Xacla  con- 
túvola inspiración  ele  los  artistas:  en  Italia  la  escuela  veneciana, 
la  florentina  y  la  romana  se  disputan  la  preeminencia;  la  primera 
es  superior  en  colorido,  la  segunda    en   armonía,    la    romana    en 
dibujo:  Juan  Bellini  preside  la  renovación  de  la   pintura  que   to- 
maba sus  motivos    principalmente    de    la  naturaleza:   Cima    de 
Conégliano,  Basaiti,  Carpacio  y  Giorgione  Barbarelli  impulsan  el 
arte  pictórico  preparando    el  periodo   mas    brillante    del  renaci- 
miento: la  pintura  y  la  escultura  toman  carácter  mas   profano  en- 
trando en  los  palacios,  en  las  asambleas,  en  los  monumentos  pú- 
blicos; la  anatomía  sirve  de  base  á   los    artistas:  Felipe  Lippi,  no 
obstante  su  carácter  sacerdotal,  elije  tipos  en  la   hermosura    me- 
jor que  en  la  devoción;  Rafael  del  Garbo  y    Cosme   Roselli    ade- 
lantan aun  mas:  Perugino  y  Rafael    Sanzio  se    elevan  sobre    sus 
predecesores  en  la  pintura:  nació  Rafael    en  Urbino    en  1488  y 
murió  en  1520;  hizo  su  aprendizaje  con  Perugino   á   quien    sobre- 
puja en  perfección  y  en  dulzura  llegando  á  figurar  entre    los   mas 
grandes  artistas  de  la  historia:  aunque  era  también   arquitecto,  no 
alcanzó  la  reputación  que  conquistara  como  pintor.  Mas  larga    vi- 
da que  Rafael   tuvo  Miguel    Ángel    Buonarroti     (nació   en   1474 
y  murió  en  1564)  natural    de    Caprese,   discípulo  de  Domingo  y 
David  Ghirlandajo,  célebres  pintores    de    Florencia:   fue    pintor, 
escultor  y  arquitecto,  y  en  todo  genio  maravilloso  capaz  de  ilus- 
trar por  sí  solo  una  época:  pintó  los  frescos  de  la  capilla  Sixtina  é 
hizo  multitud  de  obras  ácual  mas  prodigiosas;  "la  divina  comedia" 
le  inspiraba  sus  grandes  cuadros  y   los   arranques   de   exaltación 
artística:  rompió  los  moldes  tradicionales  y  se  entregó  todo   entero 
á  la  naturaleza  aun  á  riesgo  de   pecar  de  impúdico:   á   todas  sus 
obras  dio  un  tono  y  un  pensamiento  superior  haciendo  resplandecer 


526  'OMPEXDIO 

su  inventiva  cuanto  en  el  arte  italiano  le  había  precedido: 

de  Bramante  aprendió   arquitectura.  Baltasar    Peruzzi  adqnirió 
merecida  celebridad  por  sus   cuadros  y   construcciones  arquitec- 
tónicas: entre  los  innumerables  artistas  que  hacían  de  Italia  un  mu- 
seo, aparecen  Andrés  del  Sarto,  Verrochio,   Jacobp  Oarducci,  Ti- 
ciano  Veeelli  ( 1  Í77  á  1576    Leonardo  de   Vmci (1452-1519),    An- 
toufc)AUegriCorréggio(]  194-1534),  Bombaja,  Guido  Re      S  Jaro, 
Aücati.  Sah<-!í'»r  Rosa,  Benvenúto Cellini,  Caradosso.  Fbppa,  Tin- 
toreto  Joan  de  Oarniola,    Alejandro  Qesari,    Pablo   Verones  Do- 
mingo Caín  pagnola,  Hugo  del  Carpí,  el   Doininicino,    M  An- 
tonio Raimondi,  Carracci,  Damián Lercaro,  C 
leto).  Leonardo  de  Vinci  descuella  por  su  talento  variado   y 
fundo:   poeta,  escritor,    n¡                                  >,    pintor.    Bl<Jg 
escultor  y   n                                                            ttmiéjiti 
y  ciencias,  Italia  p;                           espirito                         empre- 
sas del  arte,  era  aguijoneada  ;                       m  entr< 
|ioi-  I;i  recompensa  que                             n traba  el  mérito 
buril  gu«to  de  la  nación  mas  amante  de   lo  bello  entn 
pueblos  modernos:  la  fandiciony            >ado,  el  trabajo  en  cri 

en  rpiniatura,  bacian  cor 
laí  obras  del  pmcel:  1" 

llezá,  obligan  tí  contemplar  lío   itálico  que 

pudieron  estinguir  toda  Roma  secundo 

con  León  X.  Julio  II  y  gran- 

dioso rjue  contribuía  u  levi  .ara- 

ba, aunque  para  u  ¡  lejana,  la  patria  pol 

la  unidad  en  el  arte,  en  la  fan!  to  pinfc 

flamencos  florecen  Van-Enk,  Ro¡    rVaí        briden  Gan- 

te, Juan  de  Lohaina,  !  [upo  Vand  Q 

Mensi,  Rubens,  \';iu>lik.  Paulo   Potter,    Vai  felde,    B 

Rembrandt,  Steen  Temeri  lleígrd» 

el.  ligio  XV,   Velazqucz  el  XVI,  Al  Murillo 

siglo  X  V !  1.  Juan  «le  .Inane-.  Francisco  R ¡bol te,    Espinosa,  I  ¡oello, 
Navarrete,  Morales  -».  < rimeneg,  y  Ri 

las  Ponmo,  Lesnecer,  Lorenzi  yol  tTuiUerraoHogardh 

y  Pió  Yantes;  alemanes,  Hans  Holbein,   Alberto  Durero,    Lucas 
(xrabaili*  berne  Manuel:  en  el*arte  de   vidrio   sobn 

lieron  los  franceses  y  los  flamencos:  l  ticos  fue  nocidos 

en  España  antes  que  en  el  resto  de  Enropa  |K>rl  bea  que  lew 

llevaron  de  ( oriente. 

Elsiglo  XVII  decayeron  las  bellas  artet:  los   reyes   y   loa  du- 
ques buscaban  lo  voluptuoso  y  el  capricho  ttejorqae  la  perfección: 
no  babia  artUtas  tan  creadores  romo  el  sijrlo  precedente  ni    los 
tiempos  dejaban  elegir  los  mas  afamados  modelos:   bui  embaí 
Italia  eojiwvd  "1  espirita  del  renacimiento  con  Pasinelle  y  otros, 


DE    LA    HISTORIA   UNIVERSAL  -)'¿í 

distinguiéndose  en  la  perspectiva  la  escuela  de  Bolonia  y  deca- 
yendo menos  la  escuela  genovesa  conCarnoliy  Parodi:  apesar  de 
los  esfuerzos  de  los  gobiernos  y  de  las  recompensas  que  obtienen 
las  bellas  artes,  no  se  ha  llegado  ya  ni  á  esceder  ni  á  igualar  á  los 
grandes  artistas  de  los  dos  primeros  siglos  del  renacimiento:  son 
notables  el  siglo  pasado  y  principios  del  actual,  Rafael  Mengs  pin- 
tor bohemio,  Felipe  Jubara  arquitecto  de  Mesina,  Juan  Bautista 
Pigal  y  Esteban  Falconet.  escultores;  los  hermanos  Wanloo  pin- 
tores i  quienes  escedieron  Boucher,  Vien,  Barbier.  Vernet.  David 
y  Grenze  en  Francia;  en  Inglaterra  adquirieron  reputación  Rey- 
nolds, Wilson,  y  Flaxinan:  Cano  va  ha  figurado  como  uno  de  los 
mas  grandes  escultores  de  este  siglo. 

Los  trabajos  de  fundición  tan  perfeccionados  en  nuestra  época 
han  quitado  parte  de  su  interés  al  cincel  del  escultor:  las  cien- 
cias, la  industria,  el  comercio  y  la  política,  llaman  hacia  mu- 
chas  partes  la  actividad  y  el  cálculo:  sin  se  que  haya  perdido  lá 
afición  y  el  gusto  por  las  bellas  artes,  pues  que  por  el  contrario 
son  buscadas  las  obras  maestras  y  compensados  en  general  los 
buenos  artistas  quizá  como  en  ningún  otro  tiempo,  es  indudable  la 
decadencia  de  los  dos  últimos  siglos:  ítalia  sigue  siendo  la  mas 
creadora  y  floreciente  y  sin  embargo  carece  de  genios  artísticos 
comparables  á  los  del  siglo  XVI:  en  el  progreso  humano  no  so 
realiza  el  adelanto  sucesivo  y    continuo    en  todas  las  cosas. 

Como  en  la  pintura,  la  escultura  y  la  arquitectura,  se  inspiro 
el  siglo  XV  en  las  letras  del  pueblo  helénico^  no  era  nuevo  en  Ita- 
lia que  se  apreciara  la  literatura  y  se  ensalzara  á  los  grandes  poe- 
tas antes  del  renacimiento:  la  imprenta  estendió'  por  todas  partes 
los  modelos  mas  célebres  y  ofrecía  reputación  á  los  ingenios:  el 
teatro  que  tambien^lebia  su  restauración  al  desarrollo  intelectual, 
presentaba  campo  para  adquirir  celebridad  (la  primera  comedia 
moderna  es  "la  Calandra''  de  Bibiena  publicada  eií  1513):  los  auto- 
res griegos  y  latinos  sirven  en  su  principio  de  modelo  á  los  poe- 
tas y  luego  se  desarrolla  espontáneamente  la  literatura:  Luis  A- 
riosto  (1474  á  1533)  escribió'  el  poema  "Orlando  el  furioso"',  y  al- 
canzó gran  renombre;  después  de  Ángel  Poliziani,  Cecilio  Mag- 
no, Agustín  Argente  y  otros  que  no  gozarían  mas  quede  momen- 
tánea celebridad,  aparecí  ó  Torcuato  Tasso  (natural  de  Sorrento, 
1544  á  1595)  autor  del  poema  "Reinaldo''  y  ele  la  "Jerusalen 
libertada",  y  superior  á  tocios  los  poetas  ele  su  tiempo.  Juan  Bau- 
tista Marini,  Gabriel  Chiabrera.  Monti  y  Manzoni  esceden  la  talla 
de  la  multitud  de  autores  de  lóselos  últimos  siglos:  no  seria  da- 
ble contar  los  que  en  prosa  escribían  historia,  ciencias  y  novelas, 
ya  de  un  modo  original,  ó  imitando  el  estilo  antiguo.  La  tragedia 
era  una  imitación  ele  la  antigüedad;  son  los  principales  trágicos 
Decio,  Manfredi  y  Giraldi:  convertida  á   la  ópera    la  trajedia,  so 


528  COMPENDIO 

hizo  resumen  de  novelas,  ó  libretos  breves  de  transiciones  rápidas 
y  pronto  desenlace:  Alñeri  figura  en  primer  logar  entre  los  trá- 
gicos del  siglo  XVIII:  en  la  comedia  adquirieron  reputación  A- 
i'iosto.  Tedro  Aretino.  Goldoni.  los  henéanos GrOtsá. 

La   situación  de    Italia  tan   depresiva    para  aquella    naciona- 
lidad  durante  los   primeros  siglos  de    la  edad   moderna,    fáé  íh- 
V! .rabie   á  los  pueblos   que    la   dominaban  en    cuanto    encontra- 
ron   en  ella   estímulos    y   modelos  literari  ¡rtístieos:    Grar- 
ciaso  de    la    Vega  y   Fernando  de   Herrera    iniciaron  en    Es- 
paña al    comenzar   el   siglo    XVI    una   poesía   mas   art'sti- 
ilustrada   que    la   que    precediera;    í-V.    Luis   de   León   se   dis- 
tinguió  poco  después    po          ingenio  y   su   agudeza;  loe  Ar- 
gensolas,    Lope   de   V                        de  la   Barca,   AJaroon,  Rio- 
ja.    Villegas,    Gabriel  Tellez,  Moreto.   ilustraron,  todos  la 
sia,    la   mayor   parte    elevaron    el                    ¡pañol    á   una   altu- 
ra qne   no   tenían   kw  demás  de   Bnropa  y  qne  no  ha  recobra- 
do ya   España:  contemporáneo    de    L  fué  M 
Cervantes   Saavedra,    po<  ;i  li- 
bro ]n,;~  c.'icbre   es     Don  Quijote  que  d           >lpe    mortal   al 
agonú          espíritu  d<                          andante  y  oponía  lo 
á  lo  imaginario,   lo  cierto  ú   lo  tlusori*          aprieboeo.   Aunque 
cojj  menos  robustez,  la    ¡                                    ado  dig 
presentantes  con  Melendoz^  Moi 

mosilla,  Miñano,  Quintana.  le  la 

liosa,   Don  Javier  de  V»  ■'.•_•»-.   I>«»i    ventara  de  la  Lar- 

ra, GiJ  de   ¡Zarate,    Harfc  i   Gutiérrez,  Zorrilla, 

Avala.   Bretón   ijc   los  Herrero,  ií  /   Rub<  aj   y 

otras  de    nn-io  arando  como  fabulista    notable 

Don   Miguel    Agustín    Priuei  rico   Viller- 

Poi  eultivabo    la  ¡1   antes   que    Italia;   en 

el  siu.lt>   X  V 1  uaciii  uno  de  los  |k 

cimiento  1 1  ">  1 7  á    1579 1;   Luis  rado   <í 

corte  i  luchar  al    África,    perdió  un   ojo  y  marchó  ;í  ka 

colonias   portuguesas   en    Aaia:   ... 

l,las   \a  en  qte   reft  au  patria,   loe 

cubrimientos  de   sus  grandes  }    una    parte   d 

historia    nacional:   el   genio   de    Carao  d   grande,  que 

desaparecen   bajo   su    pn 

Lobo,    Oortereal,    Macias,  jefe  de  la   |  vier   ^^ 

Meneaos,    La   grandeza   que  Portugal   oon   bus   dea- 

eubrimiciitos,    despertó    la    literatura    Llegando 
bien     reducida    a    temas    a;n* 

Bn    ln-latcra    seria    mas   lento  el  rollo  dr   la    potsia,    \ 

sus   principios    obedecieron    ;!  la   imitación   de    los   cid  como 


DE     LA   HISTORIA  UNIVERSAL.  529 

en  casi  todas  las  naciones  europeas:  se  traducía  á  los  grie- 
gos y  romanos  y  a  los  autores  mas  célebres  de  Italia:  la  rei- 
na Isabel  protegía  la  literatura  y  los  estudios  filosóficos;  ella 
misma  comentó  á  Platón.  Edmundo  Spencer,  inspirándose  en 
la  antigüedad  y  en  los  poetas  italianos,  dio  sin  embargo  un 
sentido  y  rumbo  nacional  á  la  poesia  (1553  1598);  las  aficio- 
nes escesivas  á  una  alegoría  recargada  cedieron  desde  Spencer: 
John  Davie§,  Tulk  Greville  y  lord  Brooke,  Donne,  Cowley, 
Samuel  Daniel,  Brayto-n  dieron  á  la  poesia  un  vigor  original 
que  sobresalió  en  el  teatro  con  Cristóbal  Marlowe  y  el  ge- 
nio mas  grande  en  las  letras  inglesas  Guillermo  Shakspeare 
(1564  1616).  Shakespeare  se  emancipó  por  su  talento  prodi- 
gioso de  pobre  é  incompleta  educación;  todas  sus  impresiones 
las  llevó  al  teatro  donde  recojió  gloriosos  laureles;  el  vicio 
y  la  virtud,  los  odios',  las  estra vagancias,  las  verdades  y  las 
mentiras  las  presentaba  ante  el  publico  de  una  manera  mara- 
villosa y  con  aquellos  arranques  que  no  se  han  imitado:  lo 
serio  y  lo  grotesco  se  confunden  en  sus  dramas  como  en  la 
.sociedad  que  el  gran  poeta  quería  reflejar:  Cesar  Can  tú  dice: 
* 'setecientos  personajes  se  han  contado  en  sus  obras,  y  todos, 
aun  aquellos  que  no .  hacen  mas  que  aparecer,  tienen  índole 
y  vida  propia,  copiados  siempre  según  la  naturaleza  y  con  aquella 
justa  mezcla  de  lo  ideal  y  lo  verdadero  por  medio  de  la  cual 
sus  héroes  son  lo  mismo  de  aquel  tiempo  que  de  todos  los 
demás:  de  aquí  que  mientras  otros  describen  tal  ó  cual  hom- 
bre, él  les  dá  vida  y  muchos  de  los  caracteres  que  creó  han 
quedado  como  verdaderos  tipos.  Cuando  toma  sus  personajes 
de  la  historia,  no  los  adula  ni  calumnia,  no  hace  de  ellos  mons- 
truos ni  héroes  sino  hombres  tales  como  los  producía  el  siglo 
precedente,  grandes  sin  moralidad,  valientes  sin  justicia,  gene- 
rosos sin  análisis,  magnánimos  y  bárbaros.  Asombra  ver  como 
se  olvidaba  de  si  mismo  y  de  su  edad  para  convertirse  en 
juez  imparcial  del  hombre  y  de  sus  actos;  no  perdona  una 
debilidad  á  los  fuertes,  ni  un  defecto  á  los  virtuosos,  y  apa- 
rece estraño  á  las  pasiones  que  mueven  y  ajitan  á  sus  per- 
sonajes/' Independiente  de  su  época,  lo  fué  de  las  exijencias 
del  público  y  reveló  su  genio  tal  como  era  sin  permitir  que 
se  le  torcióse  ni  desnaturalizara:  confiado  en  su  poder  moral, 
rompió  las  vallas  y  reglas  no  buscando  mas  que  verdad  y 
naturaleza  sin  coacción  ni  hipocresía;  representaba  la  libertad 
moral  y  las  aspiraciones  del  pueblo,  indagaba  todos  los  resor- 
tes del  corazón,  todos  los  defectos  de  las  instituciones  y  to- 
dos los  móviles  de  la  vida:  es  un  filósofo  profundo  dotado  de 
imaginación  portentosa  para  producir  un  eco  mas  sonoro  en 
la  conciencia  de  su  patria.  Beaumont  v   Fletcher   siguieron   á 

34 


530  COMPENDIO 

Shakspeare  con  mas  conocimiento  de  la  escena,  pero  menos 
del  mundo  y  de  la  naturaleza.  Messinger  y  Ben-Johnson  ilus- 
traron  el  teatro,  pero  los  sucesos  políticos  cambiaron  el  der- 
rotero de  la  poesía:  Juan  Milton  (1608  á  1674)  estando  ya 
ciego,,  dictó  el  "Paraíso  perdido:"  después  Sheridan.  Goldsmith, 
Thomson,  Pope,  Eduardo  Young,  Wordsworth  sostuvieron  la 
literatura.  El  mas  grande  de  todos  los  poetas  de  este 
en  Inglaterra  es  Lord  Byron  (Jome  Gordon,  1788  1824)  autor 
de  Childe  Harold  y  de  otros  poemas  en  que  descuella  el  vi- 
gor del  espíritu  con  la  magnificencia  de  la  espresion:  su 
tempestuosa  acabó  defendiendo  la  elevada  de  la  indepen- 

dencia griega;   como  Shakspeare.   el   genio  <le    I >y ron  no    n 
nocia   trabas  y  hacia   brotar  en  inmens  plosiones  el    fi 

de  su  alma.  Samuel  Roger,  Campbell,  Helicia  Hemans.  Paisley. 
Burn,    Tomas  Moore,    Walter  Scott,  Dickens  y  i  optinoa- 

pqn  cultivando  la    po<  on  notable;  éxito. 

En   Norte    America    predomina  la  literatura    ingl 
ue  sus  poetas  como   Longfellow   que  la  darán  un  sesgo  propio 
y    estilo   nacional. 

Ocupada    Alemania  en  las  luchas  religi<  del 

renacimiento,    no    pudo    dar  tanto    vuelo   tí    1;  las 

naciones   tneridioni  e  tradncia   ío  antiguo  y 

himnos,   y   pátiras    i  on    i  indultaban 

sos;    Fucharj    fué   el  i  ingenia 

distinguía  w aldis  y  i!  en  la  poesía  drai 

después  se    tomaron  i,  •'•    i  i  n  i  I  dop- 

jartícter  propio  la  gran  literatura  alemana  lia- 
XVIII.  con  Klopstok,  Lessing,  Herder,  Wieland, 
SchiÜer:  a  esto  s   grandes  •  unía  una 

ya<le  de  ftantoree   que  animaban   la  nacionalidad  y    la  pr< 
rabañ  como  en  Italia  con   la  unidad  del  espíritu  la  comunidad 

de    un    destino:    (ioellie   nació   en  L749    y  murió  eu 

lo  generalizado^,    indagaba  lo  paisroo  la   i  princi- 

pios  newionianos.   que   1-  acienoin,  las  debi- 

lidades y    Fragilidad   de  la  vida,   el    orden  il- 
las  impresiones  de  (os   \  iaj< 

mu  sucedía   también    en    Francia   y    aun    en    b  alia. 

no  tenian  solo    por  objeto  distraer   u  un   pública 
pasajeras   impresiones,  sino   aguijonear   el  espíritu,  estimular  el 
desarrollo  intelectual,    dar    i    la    realidad    toda    su     importa: 
sin  las  preocupaciones  del  pasado  ni  sueños  que  hagan 

desatender   la    existencia.    Kn    Fausto,    su    obtt  ..'.    batallan 

todos  los  sentimientos  y  todas  las  contradicciones  que  inquie- 
tan y  agitan  nuestro  espíritu;  la  oposición  del  deseo  y  el  de- 
ber,  la   ciencia  y   los   placel  bia  conciliarse  en  ni 


DE     LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  531 

sis  de  que  solo  aparecen  magistralmente  sentadas  la  tesis  y 
la  antítesis.  Los  comentaristas  de  ese  complicado  drama  le  a- 
tribuven  el  mas  grande  interés  trascendental  humano.:  es  el 
problema  de  la  vida  siempre  sedienta,  incompleta  en  el  espí- 
ritu cuando  nada  en  los  placeres,  no  descansada  ni  satisfecha 
en  el  placer  mismo  cuando  lo  busca  renunciando  á  la  ciencia, 
y  girando  siempre  en  pos  de  una  felieidad  sonada  sin  darle 
alcance.  Schiller  se  mezcla  mas  que  Goethe  en  la  política  ac- 
tiva, y  eleva  la  bondad  del  sentimiento  sobre  todas  las  no- 
blezas, la  verdad  sobre  los  sofismas  arriba  o  abajo  sustenta- 
dos, la  libertad  sobre  la  intolerancia,  el  derecho  sobre  la  fuer- 
za. Inspirada  Alemania  por  su  ejemplo  y  el  de  los  afamados 
filósofos  de  su  época  (Juan  Federico  Schiller,  nació  en  1759, 
murió  en  1805)  Kant,  Hegel,  Fichte  y  otros,  vigorizó  su  per- 
sonalidad moral  y  se  dispuso  á  cumplir  un  alto  fin  político. 
La  poesia  del  siglo  XVIII  y  principios  del  actual  siglo  es  en 
general  reformista:  frecuentemente  los  problemas  filosóficos  y 
políticos  se  plantean  para  dar  á  los  pueblos  representación 
y  voto,  animarles  á  la  perfección  ó  divulgar  entre  ellos  no- 
ciones que  les    eleven. 

La  corte  galante  de  Borgoíia  y  la  viveza  provenzal  con- 
servaron los  trovadores  y  cancioneros  durante  los  últimos  si- 
glos de  la  edad  medL:  en  Francia,  por  sus  condiciones  espe- 
ciales, debia  florecer  la  poesia  tan  bien  como  en  las  demás 
naciones,  pero  no  halló  tanta  protección  como  aclamaban  los 
reyes  y  los  poderosos:  hasta  bien  entrado  el  siglo  XYI  no 
aparecieron  notables  poetas:  los  estímulos  del  renacimiento  lle- 
gaban á  todas  partes;  los  reyes  no  solo  tenían  poetas  á  su 
devoción,  sino  que  algunos,  como  francisco  I,  se  honraban  con 
publicaciones  literarias  que  con  frecuencia  no  eran  suyas:  con- 
tra los  cancioneros  de  la  corte  iniciaron  una  cruzada  los  par- 
tidarios de  la  imitación  clásica;  entre  estos  sobresalía  Pedro 
Ronsard  que  alcanzó  en  su  tiempo  fama  superior  á  sus  me- 
recimientos: Malherbe  quitó  á  la  poesia  la  forma  pedantesca 
y  declamatoria  iutroclucida  por  Ronsard  y  su  escuela:  la  sá- 
tira se  perfeccionaba  con  Pedro  Leroy  y  Teodoro  Agripa  de 
Aubigne.  Eq  1577  los  actores  italianos  se  trasladaron  á  Paris, 
y  desde  entonces  aparecen  los  autores  cómicos  y  dramáticos 
de  mas  justa  celebridad.  Pedro  Corneille  (1606  á  1684)  el  mas 
grande  autor  francés  del  siglo  XVII,  menos  natural  que  Shaks- 
peare,  crea  sin  embargo  admirables  tipos  en  que  si  falta 
la  verdad  no  la  perfección:  Juan  Racine  (1639  á  1699)  mas 
dulce  no  produce  grandes  idealidades,  pero  retrata  mejor  los 
sentimientos  verdaderos  y  las  luchas  del  corazón;  Juan  Bau- 
tista Poquelin  (Moleere,  1622  1673)  actor  y  autor  como  Shaks- 


~y.\'2  COMPENDIO 

peare,  es  mas  cómico  y  jocoso  que  dramático;  critica  las  cos- 
tumbres, se  burla  de  las  estravagancias  de  su  tiempo,  y  á 
\eccs  sin  salir  de  su  carácter  penetra  en  los  males  sociales 
y  señala  los  peligros  del  vicio.  Otros  poetas  concurren  ü  ame- 
nizar la  literatura  hasta  entrado  el  siglo  XVIII  en  que  todo 
en  Francia  se  prepara  á  la  revolución:  Voltaire  en  sus  dra- 
mas lleva  al  teatro  las  dudas  y  los  ataques  que  comenzaron 
&  darle  celebridad;  Beaumarchais  ponía  en  ridículo  á  las  alta- 
clases;  Conchar  Lebrun  cantó  la  revolución:  los  hermanos  Che- 
nier  se  distinguen.  Andrés  por  la  dulzura  y  la  independencia 
y  el  sentimiento;  José  María  por  sus  tendencias  política 
mas  sujeción  al  interés  de  partido.  TraS  la  restauración  fran- 
cesa figuraron  como  poeta-  Cario  lier,  Alfonso  dé  La- 
martine y  Yictor  Huli<>:  (•«)!,  dos  últimos  ><•  inauguró  ni 
Franeia  la  escuela  romántica  que  fejerce  un  influjo  decisiva 
las  costumbres  y  es  apoyada  por  Alfredo  Yi-uy.  Emilio 
Alfredo  de  Musset.  Elisa  Mercoeur,  Alejandro  Damas,  y 
<l¿uinet  que  se  inspira  en  el  romanticismo  alemán:  Casimiro 
Delavigne  pretendió  combinar  la  i  a  y  la  román- 
tica y  siguieron  la  clásica  Lemercier,  Beraqg  3  ibé  j  otros. 
Víctor  Hugo  ha  sido  »-l  poeta  mas  enérgico  \  fecundo  de  la 
Francia  de  este   Siglo. 

En  otro  orden  do  la  literatura  han  dado  la  mayor  parti- 
rle los  pueblos  numerosos  historiadores,  noveli  itores  de 
costumbres,  jurisprudencia,  viajes  6  impn             en  la  historia 

sobresalen   por    la    profundidad  D   lo>  in_ 

alemanes;  por  la  viveza  3    estension  dé   1<>-  trabajos  los  Iran- 
ís   é   italian 

Los  pueblos   latino-americanos  aunque  j  con  las  di- 

ficultades de  sus  constantes  turbulencias  han  revelado  l 
monios  de  su  capacidad  y  afición  literaria;  entre  1<>-  poetas  de 
Méjico  puede  contarse  I><>u  Juan  Ruiz  de  Alarcon  el  gran  dra- 
mático que  compitió  con  1*  spañoles  dé  la  buena 
época:  Fray  Manuel  de  Navarrete,  Manuel  Carpió,  José  Joa- 
quín Pesado.  (íorosti/.a.  Manuel  Acuña.  Guillermo  Prieto,  Ma- 
teos, [sabe!  Prieto  do  Landaeuri,  Lafrt  Justo  Sierra,  Xa- 
inacóna,  Fernando  Calderón.  Rbdr  Ghdvan  León  Céntré- 
ras.  Sanche/  Tagle  con  Dtrds  muchos  poe  \  uota- 
bles  prosistas  (Riva  Palacio.  Al tami rano)  que  enriquecieron  la- 
letras  mejicanas;  en  Colombia  figuran  Gutiérrez  (ion/al' 
Kusebio  ('aro.  Fernandez  Madrid.  Julio  Arboleda  calificado 
como  el  primer  literato  de  Colombia  en  sQ  tiempo:  son  distin- 
guidos los  escritores  Manuel  María  Madiedo,  Restrepo,  Jo» 
alaria  Q-root,  Florentino  (ion/ale/.  José  Mana  Samper,  Tor- 
res Caicedo  y  otros.   Rn   Venezuela  adquirieron  reputación   en 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  53o 

la  poesia,  José  Antonio  Gaicano,  Rafael  Maria  Baralt,  José 
Heriberto  García  de  Queveclo,  Abigail  Lozano,  José  Ramón 
Yepes,  José  Antonio  Maitin:  el  célebre  escritor  Andrés  Bello 
es  oriundo  de  Venezuela,  aunque  fijó  su  residencia  en  Chile.. 
En  el  Ecuador  se  han  distinguido  los  poetas  José  Joaquín  Ol- 
medo, Numa  Pompilio  Liona,  Juan  León  Mera  y  otros;  en  el 
Perú  Manuel  Nicolás  Corpancho,  Ricardo  Palma,  José  Arnal- 
do.  Márquez,  Pedro  Paz  Soldán,  Carlos  Augusto  Salaberri;  en 
Cuba,  José  Maria  Heredia,  Gabriel  de  la  Concepción  Valdes 
Juan  Clemente  Zenea,  José  Jacinto  lailanes,  Francisco  Orgas. 
Joaquín  Lorenzo  Luaces,  y  muchos  otros:  Cuba  es  de  los  paí- 
ses mas  fecundos  en  poetas;  en  la  República  Argentina,  Juaír 
Maria  Gutiérrez,  José  Marmol,  José  Rivera  Yndarte,  Esteban 
Echeverría,  Luis  L.  Domínguez,  Bartolomé  Mitré,  Florencio- 
Balcarce,  Juan  Bautista  Alberdi,  (los  cuatro  últimos  distin- 
guidos prosistas;  Ventura  de  la  Vega  auque  residente  en  Es- 
paña habia  nacido  en  Buenos  Aires):  en  Chile  Guillermo  Matta., 
Carlos  Moría  Vicuña,  Eusebio  Lulo,  Salvador  Sanfuentes,  Gui- 
llermo Blest  Gana:  escritores  notables,  Miguel  Luis  Amunáte- 
gui,  Vallejo  y  sobre  todos  Andrés  Bello  que  vive  en  Chile 
aunque  procede  de  Venezuela,  y  Lastarria:  en  el  Uruguay. 
Alejandro  Magariños  Cervantes,  Francisco  Acuña  ele  Figueroa.. 
Heraclio  C.  Fajardo  y  otros.  Hay  también  en  América  poe- 
tisas de  reconocido  mérito  siendo  la  mas  celebrada  la  cubana. 
Gertrudis  Gómez  de  Avellaneda.  (De  Centro  América  queda 
hecha  la  reseña  de  sus  poetas  mas  notables,  en  el  párrafo  úl- 
timo del  capitulo  anterior).  (El  colombiano  Torres  Caicedo,  en 
el  libro  primero  de  los  ensayos  biográficos,  dice  "¿Tiene  la 
América  una  literatura  que  le  sea  propia?  sus  literatos,  ¿tienen 
originalidad?  Lo  que  pudiera  imprimir  á  nuestra  literatura  un 
sello  particular,  original,  seria  el  asunto:  si  nuestros  vates,  es- 
critores de  costumbres  y  novelistas  se  ocuparan  en  la  descrip- 
ción ele  las  bellezas  de  nuestras  ricas  zonas,  en  la  narración 
de  nuestras  tradiciones,  en  el  relato  de  todo  lo  que  hubo  de 
grandioso  y  noble  en  la  lucha  por  nuestra  independencia,  en 
la  pintura  de  nuestras  costumbres,  el  asunto  seria  americano, 
y  bajo  tal  punto  de  vista,  contamos  con  pocas  producciones 
de  este  género.  Si  se  refiere  á  la  forma,  al  arte,  pueblos  na- 
cientes, tenemos  que  ir  á  beber  nuestros  conocimientos  á  otra 
parte;  otros  han  trabajado  por  nosotros,  y  en  esta  labor  de 
la  humanidad,  venimos  á  recojer  maduro  fruto.  Por  ser  ori- 
ginales, ¿deberíamos  pasar  por  todos  los  ensayos  que  han  con- 
ducido á  las  sociedades  adelantadas  al  punto  donde  están?  La 
sabiduría  de  los  siglos  se  compone  de  la  ignorancia  de  los  siglos, 
ha  dicho  Chateaubriand;  pues  bien,  aprovechémonos  de  esa  sa- 


534  .COMPENDIO 

biduría  sin  pasar  por  esa  ignorancia:  eso  nos  cumple  hacer 
a  los  americanos.  Nuestra  literatura  es  original  en  cuanto  á  la 
descripción  de  los  objetos  esteriores.  es  imitadora  en  cuanto 
á  todo  lo  demás.'7  Los  pueblos  no  adquieren  la  madurez  sino 
á  espensas.  de  su  juventud:  tener  una  literatura  original  y  em- 
prender caminos  científicos  que  nadie  haya  hollado,  solo  se  re- 
serva á  individualidades  ó  colectividades  inertemente  consti- 
tuidas. America  recibió  la  educación  europea  y#  fué  guiada  por 
las  mismas  corrientes  sin  manera  de  separar  >u  genio  del  de 
ÍMiropa.  sin  poder  beber  en  otras  fuentes:  el  organismo  moral 
de  las  naciones   antiguas  y  modere  rraado   del  mis- 

mo  modo   por    heredamiento,    por  adopción   forzosa:   indas    co- 
menzaron por   imitar   !o  mismo  Grecia    que   Roma,   igualmente 
en   las    letras  <jue  en  la   religión;   el    renacimiento   es   una 
cáela' griega  abierta  el   siglo    XV  donde  piran  todas  las 

inteligencia-  sedientas  de  luz;  después  btotai  de  rela- 

tiva originalidad,    no   de  absoluta,    y  la  -mea   de   inl  :a  y 

de  trabajo   luí   constituido  t>  moderna    civilización 

xa   de  siglos,  de  concurso  de   pueblos,   y    de    innum 
fuer/.'x.  L¡i    Ainérica  del   Norte  tiene   poí   mas  propia  tpn 
nacional,  la  literatura  inglesa  infinitamente  mas  rica  y  varii 
comienza  i  engrande  mtie  p  scri- 

tores,   y   sin   embargo,    ha   podido  r   en    | 

magnificencia  material  á  la  madre   patria   j    no   ha  aira- 

do ni    un   Sha!.  .   ni    un   Millón:    la    voluntad    0  pre- 

dispone y  empuja    los  pueblos;  no  pidamente  i 

ellos  quisieran^.  Aden  nacionalidad* 

sitaron  invertir  parí'  i  tiempo  en  coustitu 

ron  otro  largo  espacio  en   lucha-  ¡nt<  en   y 

abalen    la  lauta>ia    y  el    genio    mejor  CfD 

ras    civiles    no    inspiran.    Apoar    pues    di 

América    latina    ha    revelad  «reía    Sí    vitalidad    moral 

sus   poetas  distinguidos,    muchos  de  «líos  de  envidiable  espon- 
taneidad,  91  de  prime  n.   pub 
sádores.) 

Todos  los  idiomas  modero  han  perfeccionado  por  influ- 

jo del  desarrollo  literario;  la   prosa    tiene  li»  >;>    bellezas   d( 
nocidas  en   el   primer  periodo  del   renacimiento  H  en 

en  Inglaterra.  Man/.oni  en  Italia.  (a>tclar  en  España,  Ti- 
bergbieri.en  Bélgica,  Michelet,  Víctor  Hugo  y  Pelletan  en  Fran- 
cia, han  elevado  prodigiosamente  la  prosa  poética  revistién- 
dola de  tanto-  encantos  dbfflo  tenían  los  antigu  etoas: 
Francia,  ensaya  y  perfecciona  todos  los  estilos;  lo  mas  árido 
V  lo  mas  profundo,  lo  Idos. -tico  y  lo  polítii  A  r,>11 
alhauadores    atractivo^    v    con    todos  los   adornos   de    la   belleza. 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  535 

La  elocuencia  sale  con  el  renacimiento  del  carácter  esclu- 
;sivo  religioso:  las  polémicas  del  siglo  XVI  acostumbran  í  los 
pueblos  de  la  reforma  á  las  luchas  del  espíritu:  el  movimien- 
to de  las  multitudes  y  su  intervención  en  la  política  debían 
vigorizar  la  oratoria  y  darle  el  prestigio  que  solo  en  lo  reli- 
gioso, con  Pedro  el  Ermitaño  y  otros,  tuviera  en  la  edad  me- 
dia. La  oratoria  adquirió  elevado  vuelo  en  los  parlamentos 
y  en  las  revoluciones  desenvolviéndose  ante  grandes  concur- 
sos, en  la  plaza  pública  á  presencia  de  las  muchedumbres: 
ios  Bienzi  en  Boma,  Savonarola  y  Juan  Huss  mas  tarde,  pre- 
pararon el  advenimiento  de  la  oratoria  política:  la  prensa  y 
la  palabra  forman  en  estos  tiempos  unas  veces  y  revelan  otras 
la  opinión:  A  fines  del  pasado  siglo,  lord  Chattan,  Burke  y 
Fox  en  el  parlamento  ele  Inglaterra,  y  Mirabeau  y  Vergniaud 
en  la  asamblea  francesa  muestran  ese  poder  de  la  elocuencia 
tribunicia  que  Grecia  y  Boma  enseñaron  á  Europa.  En  nues- 
tro siglo,  O'  Conell,  el  celebre  agitador  irlandés,  Daniel  Webs- 
ter y  Henri  Clay  en  Norte  América,  Thiers  y  Lamartine  en 
Francia,  Don  Joaquin  Maria  López,  Olózaga  y  Castelar  en  Es- 
paña dan  á  la  tribuna  todas  las  glorias  de  la  mejor  época  del 
foro  romano:  la  palabra  es  la  idea  palpitante  dotada  de  la  es- 
tética, del  sentido  y  del  vigor  mas  propio  para  conmover,  per- 
suadir y  agitar:  lo  que  en  estos  tiempos  ha  decaido  la  poesia, 
lo  han  ganado  la  prosa  y  la  oratoria;  las  grandes  evoluciones 
y  los  sucesos  mas  trascendentales  no  han  encontrado  poetas 
que  los  reflejen,  pero  sí  oradores  y  publicistas  que  los  gra- 
ven en  la  conciencia  y  en  la  historia.  (Los  tiempos  son  supe- 
riores á  los  poetas:  no  se  ha  cantado  con  la  grandeza  de  un 
Dante,  ni  el  descubrimiento  de  América,  ni  su  independencia, 
ni  las  revoluciones  que  destruyeron  los  antiguos  sistemas,  ni 
la  emancipación  de  la  raza  negra,  ni  los  maravillosos  descu- 
brimientos científicos  de  dos  siglos:  el  pararayos,  el  vapor,  el 
telégrafo,  la  luz  eléctrica,  han  tenido  menos  fortuna  que  los 
guerreros  de  Troya,  que  el  naufragio  de  Ulises  y  la  emigra- 
ción de  Eneas:  desde  Camoens  que  cantó  las  glorias  de  un 
pueblo,  se  espera  un  poeta  que  cante  las  glorias  del  progre- 
so y  las  maravillas  científicas  ¿Contribuirá  en  todo  ó  en  par- 
te el  poco  estímulo  para  las  letras  en  un  periodo  de  comer- 
cio, de  industria  y  de  tanta  acción  especulativa?  Este  motivo 
nota  parcialmente  y  respecto  á  América  el  Sr.  Batres  en  el 
prólogo  á  las  lecciones  de  literatura  americana;  al  indicar  que 
no  han  encontrado  recompensas  hombres  notables  de  América 
que  escribieron  útiles  libros,  deja  comprender  cuan  difícil  se- 
rá que  semejante  olvido  no  distraiga  las  mejores  tendencias  y 
lleve  por  otros  derroteros  á  los  espíritus  mejor   preparados  á 


536  COMPENDIO 

las   letras.) 

Los  estudios  filosóficos  tenían  que  tomar  grandes  propor- 
ciones en  una  época  que  devolvía  a  la  razón  todos  sus  fueros; 
lo  pasado  seria  sometido  ií  la  crítica  y  examen  sin  que  de- 
tuvieran las  preocupaciones:  la  religión,  el  papado,  el  trono. 
las  aristocracias,  el  pueblo,  la  política  y  el  arte,  serian  entre- 
gados i  juicio,  buscándose  en  el  fundamento  de  las  institucio- 
nes y  en  el  origen  de  las  cosas  una  armonía  para  el  gobier- 
no de  los  hombres  y  las  relaciones  con  la  naturaleza:  el  aná- 
lisis del  hecho  no  bastaba  á  la  inteligencia  que  tendía  á  sus- 
tituir lo  erróneo  por  lo  verdadero,  lo  injusto  por  lo  justo. 
Las  tearias  de  Platón,  de  Aristóteles  y  de  los  mas  afamados 
filósofos  griegos  sirvieron  de  tema  á  los  pensadores  del  g 
XV;  la1  traducción  de  los  libros  antiguos  generalizó  conocimien- 
tos adquiridos  solo  por  unos  pocos:  el  empeño  y  violencia  de 
los  partidos  religiosos  se  empleaba  también  por  los  partidos 
filosóficos  en  los  principios  del  renacimiento  (Pedro  Ramos, 
perseguido  por  los  aristotélicos  en  Francia  y  Alemania):  los 
autores  pitagóricos  y  orientales  también  ejercían  influencia  en- 
tre los  doctos,  derivando  una  escuela  mística  en  lo-  m< 
sicos,    y   alquimista   y    mágica   entre    1 

cuelas  no  dimanaron  útiles  resultados  sino  en   cuanto  contribuían 
á  reclamar  la  libertad  de  pensn-.    Kn   Alemania  echa   hondas 
raices  la   filosofía  y  siivin   de    palanca   á  la    reforma   religiosa: 
la,   poesía   y   la   novela  toman    j»arte   en    el    movimiento   int. 
tual:    si    de    un    lado    la    filosofía    tendió    ;í   dar   á    las    O 

verdadero  sentido.  i  las  sociedades  su  asiento,  á  la  vida  bu 
exacta  definición,  á  las  ciencias  BU  independencia,  de  otra  par- 
te en  su  nombre  pe  defendía  todo  y  todo  se  combatía:  To- 
mas Moro  y  Oampanela  trataron  de  la  política  llevando  ;í  BQS 
últimas  consecuencias  BpS  pensamiento-  comunistas:  mas  útil 
habría  sido  la  doctrina    de   tíicher  fi  }i<>   de  los  pue- 

blos sino  autorizara  violencias  particulares  bajo  el  supuesto  de 
una  justicia  (pie  toca  á  Ipfl  pueblos  hacer-'  y  no  á  los  indi- 
viduos:    las     tradiciones,     el    predominio    pontifical    V     el    derecho 

divino  tuvieron  numerosos  defensores  en  Bellannine  y  otros 
muchos  teólogos.   Montaigne,   y   Charrqn  dictan   principios  de 

una  moral  independiente  del  dogma:  Platón  y  Aristóteles  eran 
obedecidos  por  unos,  argüidos  por  otros,  pero  sin  que  ya  se 
admitieran  como  los  dos  únicos  temas  de  la  filosofía.  Sin  es- 
tablece? doctrinas  completas  de  cada  filósofo  nacía  un  princi- 
pio protector  de  la  ciencia  y  de  la  libertad  nacional:  Telesio 
rechazaba  todas  las  máximas  á  priori;  Campanella  iba  en  bus- 
ca de  todos  los  conocimientos  humanos:  Tomas  Moro  inquiría 
las  doctrinas  políticas   solo   de  la  idea  racional.   Francisco  Ha- 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  Oo  i 

con  (de  Londres,  1561  á  1626)  fundaba  la  ciencia  en  la  es- 
perimentacion:  resumió  todos  los  trabajos  hechos  en  el  mismo 
sentido  antes  que  él.  Pedro  Gassendi  (de  Provenza  1592  ú 
1655)  se  apoya  en.  la  duda  para  partir  á  la  indagación:  en  su 
concepto  la  filosofía  es  afición,  estudio  y  práctica  de  la  sabi- 
duría que  es  á  su  vez  la  disposición  moral  para  juzgar  sana- 
mente de  las  cosas*  y  conducirse  bien  en  la  vida:  la  idea  pro- 
viene de  los  sentidos  y  la  fuerza  de  la  materia;  el  alma  es  la 
atenuación,  casi  la  abstracción  de  la  materia;  combatió  las 
supersticiones  y  sostuvo  el  sistema  de  Copérnico.  Eenato  Des- 
cartes (de  Turena.  1596  1650)  buscó  en  la  geometría  la  re- 
lación de  las  cosas;  encontró  en  la  filosofía  una  confusión  de 
elementos  heterogéneos  y  se  dedicó  á  estudiar  y  analizar  por 
sí  mismo,  rechazando  la  autoridad  y  la  creencia  como  habían 
hecho  Montaigne  y  Bacon.  "No  es  verdadero  sino  aquello  que 
tiene  evidencia  íntima  en  la  conciencia  ó  aquello  cuya  evi- 
dencia comprende  el  espíritu  necesaria  é indudablemente;'7  para 
creer  se  necesita  convencimiento;  para  adoptar,  examen  racio- 
nal: comenzó  por  evidenciarse  de  que  existia  y  armado  del 
y  ó  se  dedicó  á  la  indagación  de  las  cosas:  la  duda  es  el  prin- 
cipio de  la  ciencia:  sin  dejar  de  incurrir  en  vacíos,  fortaleció 
el  espíritu  entregándole  el  destino  de  la  vida:  en  física  y  me- 
cánica se  hizo  tan  célebre  como  en  filosofía:  Malebranche  (París, 
1738)  estudia  la  relación  de  las  facultades  anímicas  dis- 
tinguiendo las  ideas  de  las  sensaciones  v  de  los  sentimien- 
tos;  trata  de  las  pasiones  3^  de  los  móviles  que  las  producen, 
y  busca  en  lo  existente  una  relación  lógica  y  una  armonía  ne- 
cesaria; defiende  que  el  alma  se  conoce  por  el  sentimiento  y 
no  por  la  idea:  trató  de  la  naturaleza  del  alma  y  de  su  origen. 

Jordano  Bruno  italiano  y  Baruch  Espinosa,  holandés,  sostu- 
vieron el  panteísmo:  Espinosa  consideraba  que  "el  pensamien- 
to y  la  estension  son  propiedades  de  la  sustancia  material: 
las  creencias  se  refieren  á  la  fe,  la  filosofía  á  la  verdad  que 
no  puede  adquirirse  mas  que  por  la  razón:  los  milagros  no 
existen,  y  las  religiones,  invención  del  espíritu  humano,  no 
son  absolutas  sino  relativas  á  las  circunstancias  en  que  naoen;" 
trató  de  la  política  y  de  la  metafísica,  coincidiendo  con  Des- 
cartes y  Bacon  en  que  la  verdad  solo  se  adquiere  con  las 
fuerzas   del  espíritu. 

Juan  Locke  (Wrington,  1632  á  1704)  califica  el  alma  como 
una  fuerza  de  actividad  lógica  que  recibe  de  los  sentidos  la 
idea  de  las  cosas,  distintas  del  sujeto  pensante:  afirma  que 
los  conocimientos  humanos  provienen  de  los  sentidos:  su  filo- 
sofía se  fundaba  en  la  observación  esterior:  en  política  com- 
batió el   absolutismo  y   reconoció  el   derecho   de  los  pueblos  á 


538  COMPENDIO 

(Miiur.se   por    instituciones  libres. 

La  filosofía  de  Tomas  Hobbes  (15SS  a  1680)  se  funda  en 
el  materialismo,  y  en  moral  y  en  política  hace  consistir  el  e- 
(juilíbrio  de  las  sociedades  en  el  egoísmo,  el  ínteres  y  la  vio- 
lencia: según  él  los  hombres  son  entre  si  hostiles,  malos  li- 
nos para  otros,  é  injustos:  bajo  estas  ideas#prefiere  élgobiér- 
no  absoluto  de  la  fuerza.  Samuel  Clark  combatió  á  Hobbés. 
ú  Espinosa  y  ¿í  Locke.  Godofredo  Guillermo  LerbnHz(]646 
1710;   natural   de  Leipzick  zó  proponiendo    reformas 

derecho   romano.    Be  dedico  ;í   la    diplomacia    y   á  las  mato 
ticas,   á    la   historia  y    a  la  filosofía;  ii¡  rincipioá 

las  cosas   y  de  las  facultades   morales,  dirigiéndose    por  la   ra- 
zón  pero  cayendo   en  u¡.  do  idealismo:   el   hombre 
I  '    i'M    relación    con    iodo   el    un  .    reconi  ncias 
simples   y   que   lo   dompu            l  una    relación:  los               son  la- 
mónadas  qué   tienen  sus   cualicL             su    carácter  que  ia>  dis- 
tingue de  las   demás  y   que  se  modifican  internamente:   admito 
en   el  alma,  las   Ideas   d          ablea  de  la-             y  ciertos  ins- 
tintos   inherente-  i  días  que   nos    impulsan    a    reflexionar 
bre   las  mismas  ideas:  la-   percepciones   distintas  de  1., 
sensibles,  están   unidas   pofr  la   memoria.  >r   la 
razón   suficiente  y  la  contradicción;  á   la  idea  «Ir   la  a  di- 
vina sobre  el  mundo,   reemplaza  la  armonía  prestáblecida. 

A   iraves  de  la>  contradicciones  de  loa  SI  is  lu- 

chas.  &  ¡raba  la    libertad   del   pensamiento  nlia  au- 

toridad   la    tradición; «i    0  miaba    mucho   la    me  ...  la- 

ciencia-  ian   litotes  de   obstáculos  autoritarios,  la 

se   encaminaba  i  mej  tinciones -y  la  intolerancia  tenia  que 

i-  al  espíritu  indagador  de  la-   di 
y   Pascal   rw   Francia  ¡ojian   a'  la    K   aunque  I  endo 

en   mucho  con  las  ¡«lea-  moral»  on  la   libertad  inmediata: 

si  para,  ellos  la  ra/.on  no  podia  llegar  hasta  «'1  conocimiento 
de  las  causas^  in  y  en   la  vida  real. 

Mu  literatura  iil<>~  obresalcn  <i  siglo  XVIII,  Renato 

sage,  Carlos  Duelos.   Antonio  Prevot,  Carlos  Montesquien,  Car- 
Ivollin.  Guillermo  iíaynal.    rYeret.    Maupertnk    Vulney.  Pu- 
pu)%  Condillac*    Vroltaire,  Rousseau  y  los  enciclopedistas:  Mably 
y   Benthan,    Kant.  Quesnayj    ikdam  Bnrith  y  mucho  tra- 

tan de  la  reforma  de   las  sociedades  y   i  aomia    poli 

La9  lena-,    la  crítica    y    la    filosofía     presagiaban     la    revoh, 

francesa  y  un  cambio  trascendental  en  toda  la  Europa:  en  la 
Gran  Bretaña  durante  la  guerra  del  parlamento,  la  Repúbli- 
ca  y    la    restauración,    había  un   movimiento  estraordinario  pero 

mas    concreto    a    la    religión    y    u    la     política:    J  I.erkley. 

Tomas    Brown,     Steward   y    Wol:     -     kpoyan  en  los  filete 


DE   LA    HISTOBIA  UNIVERSAL  539 

anteriores:  unos  hallan  la  razón  del  conocimiento  ele  las  cosas 
en  los  sentidos,  otros  en  las  ideas;  ú  los  sistemas  y  escuela 
se  oponía  el  eclectismo  basta  que  la  filosofía  tomo  nuevo  y 
grandioso  rumbo  en  la  pensadora  Alemania.  España  habia  con- 
currido en  un  principio  al  movimiento  filosófico  con  Luis  Vi- 
ves, Salmerón.  Becerra  y  otros,  pero  la  intolerancia  ahuyen- 
tó   tí   los    filósofos   y  comenzó    la  decadencia  intelectual. 

Nació  Manuel  Kant  en  Koenisberg  en  1724  (murió  en    1804): 
dotado  de  una  poderosa  inteligencia  se  dedicó  á  los  estudios   mas 
trascendentales  y  analizó  los   diferentes   sistemas  filosóficos  (pie 
aparecieron  antes  de  él:  es  el  fundador  déla  filosofía  crítica.   Co- 
menzó afirmando  (pie  el  conocimiento  solo  proviene  de  la  esperien- 
cia,  pero  dejó  aparte  conocer  las  cosas  en  sí  mismas  y  estableció 
dos  principios,  sugeto  y  objeto,  buscando  las   relaciones  entre  am- 
bos: los  fenómenos  suceden  en  el  tiempo  y  en   el  espacio  que  son 
leyes  déla  sensibilidad:  no  se  conoce  por  la  sensación   sino   que 
esta  se  transfigura  en  la  inteligencia  que  determina  y  define  los 
objetos  percibidos  por  la  sensibilidad:  las  sensaciones  se  elevan    á 
noción  y  las  nociones  se  relacionan  con  los  objetos;  los   elementos 
del  juicio,  cantidad,  cualidad,  relación,  modo,  son  formas  déla  in- 
teligencia: la  noción  no  basta  para  conocer  sino  que  se  necesita    la 
razón  que  unlversaliza  los  juicios  y  los  eleva  á  ideas:  la  razón  de- 
be contraerse  á  lo  posible  para  que  sea  eficaz:  en   la  crítica  de  la 
razón  pura  analiza  las  fuerzas   y  límites    racionales:    rechaza   los 
juicios  sobre  lo  incomprensible,  niega  el  sofisma  y  deja  la  defini- 
ción de  la  imposible,  fuera  de  la  filosofía;  induce  por  la   necesidad 
una  causa  superior,  pero  sin  esplicarla;  reconoce  la  libertad  moral: 
la  moral  es  la  base  ele  tocias  las  religiones:  "la   razón  práctica"  y 
"la  crítica  del  juicio",  enlazan  con  su  obra  primera:  el  hombre  ha 
nacido  con  facultades  y  derechos  propios  como  condiciones  inhe- 
rentes al  ser:  la  moral  es  independiente  delinteres:  el  bien  se  ama 
por  el  bien  mismo  sin  que  entre  para  nada  el  temor  ó  la  esperanza: 
cada  acción  debe  ajustarse  á  la  lev  moral  formando  en   su  conjun- 
to la  regla  universal  de  la  vida:  la  libertad  del  pensamiento  es  un 
derecho  necesario;  fúñela  la  soberanía  de  la  razón,  enlaza  la  ley  con 
la  moral;  en  'da  doctrina  del  derecho"  y    en  otras  publicaciones, 
condena  la  guerra  y  la  conquista  y  establece  las  relaciones   huma- 
nas por  la  justicia;  eleva  una  ley  común  humana  sobre  las  nacio- 
nalidades á  manera  ele  una  federación  moral,  á  cuya   \q\  ajustada 
á  la  equidad  deban  acomodarse  los  principios  civiles  y  políticos  de 
cada  pueblo.   Los  conocimientos  se   dividen  en  subjetivos  y  obje- 
tivos: no  entrando  la  materia  en  el  conocimiento  real    sino  por  la 
forma  no  se  conoce  el  objeto  sino  por  medio  de  sujeto;  ha  de   par- 
tirse del  pensamiento  y  ia  forma  y  no  del  objeto.   La  mente  divide 
en  partes    la   idea  por  el  análisis  ó    reúne  las  partes  en    la  idea 


540  COMPENDIO 

por  la  síntesis:  el  acto  que  dáá  los  juicios  unidad  es  el  raciocinio 
por  el  cual  la  razón  busca  la  condición  absoluta  que  dicta  las  pre- 
misas para  deducir  las  consecuencias:  hay  tres  formas  de  racio- 
cinio, la  categórica,  la  hipotética,  y  la  disyuntiva:  el  conocimiento 
humano  deriva  de  un  elemento  empírico  y  de  otro  intelectual:  las 
nociones  déla  razón  pura  no  tienen  realidad  objetiva  pues  aquella 
obra  sobre  las  formas  de  los  juicios  producíaos  por  el  entendimien- 
to: la  inteligencia  es  la  facultad  de  las  ideas  y  la  razón  la  facultad 
délo  absoluto.  Los  principios  filosáfioos  de  Kant  fueron  apliet 
á  las  ciencias  y  í  las  artes. 

Fichte  (Juan  Ramenau    de  Lusaofa    1762   á    181-1)  afirma 
personalidad  como  principio  esencial,  el   yo  como  base   de  todo 
sisteipa  y  de  toda  doctrina  científica;  el  yo   tiene  un  opuesto,   de 
realidad  distinta,  la  idea  del  individuo  se  deriva  de  las  reía  •: 
con  sus  semejantes  «pie  reclaman  «-l  derecho  como  condición   de  la 
individualidad:  el  dereeho  es  ] >riniit i v< ».  coercitivo   y  político:    por 

el  primero  se  eleva  «'1  hombre  Á  la  cansa  de  >u  vida:  por  el  segun- 
do haee  coexistir  loe  fieros  y  derechos  de  1"-  demás  homl 
derechq  político  establece  la  voluntad  coman  base   «le   las    I 

perfeccionado  el  individuóse  perfecciona  la  humanidad :   el   fui    de 
la  vida  es    el  cumplimiento  de  los  preceptos  de    la  ia/on:    Uta 

consiste  en  el  deber  y  en  la  abnegación;  «>hrar.  el  tema   c 
de  la  filosofía  de  Fjchte;  rechaza  el  formalismo  de  li  lle- 

va i  sus  últimas  consecuencias  el  sistema  de  Kant.  v  deri 

independencia  individual  todafl  lafi  relaciones  de  la  vida, 

tica  v  la  moral:  la  filos  ria  v  fundamento  de  li 

cías  y  debe  tener  un  principio  cierto  y  absoluto  y  ana  I 

friática  <|ue  síi-va  detipo;  el  esplritualismo  fué  el  tema  predilecto; 

la  actividad  racional  se   j  '•« mío »  verdad  primera  y  casi  es- 

clnsiva:  la  raionprea  lo  «pie  concibe,  p,  ii    .1.  Schellii 

de  Fichte  y  continuador  de  la  tilosofia.de  Kanl  pairado 

de  las  deducioues  de  ambos  fil  re  on( 

una  sustancialidad  pi-opia  distanta  de  la-   creación*  i'itu: 

la  filosofía  de  la  naturaleza  tiene  por  fin   la  espresion  del   mundo 
estertor;  la  filosofia  trascendentales  la  filosofía  de   la   naturaleza 

hecha  interior  en  el  espíritu:  cada  una  se    divide  en    tres    p:¡ 
teórica,  practica  y  filosofía  del  arte: afirmo  la  identidad  de  lo  ideal 
y  1<>  real,  tomando  por  e-tn  <u  M<tema  el   nombre    de   filosofía    de 

la  identidad:  la  idea  de  intuición  intelectual  es  un  acto  de  la   ra- 
zón absoluta:  entre  el  sujeto  y  el  objeto  no  hay    diferencia  cualita- 
tiva, sino  diferencia  de  cantidad,  no  siendo  nada  ni  solo  Biyet 
solo  objeto:  el  mundo  es  una  generación  del  absoluto:  el  fin  de  la 
historia  según  el  filosofo  es  la  reconciliación  de  Dio  mundo. 

Jorge  Begel  (Stuttgard,  1770-1835)  áió  ú  la  filoso  medios 

de  una  clara  dialéctica;  dividid   la  filosofía  en    lógica,  filosofía  de 


DE  LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  541 

la  naturaleza  y  filosofía  del  espíritu,  la  identidad  de  lo  subjetivo 
con  lo  objetivo  constituye  el  saber  absoluto  áque  debe  tender  el 
espíritu;  el  objeto  de  la  filosofía  es  la  verdad;  el  derecho  tiene  su 
origen  en  la  inteligencia  y  parte  de  la  libre  voluntad;  la  realidad 
subjetiva  del  derecho  tiene  su  historia  representada  por  la  fami- 
lia, las  entidades  políticas  y  la  historia  del  mundo;  la  familia  se 
desarrolla  bajo  los  aspectos  de  matrimonio,  propiedad  y  educación; 
la  sociedad  enlazada  por  las  necesidades  establece  la  ley  de  rela- 
ción que  debe  fundarse  en  la  justicia:  lahistora  es  el  desarrollo 
del  espíritu  universal  en  el  tiempo;  la  política  el  progreso  de  la 
conciencia;  solo  viven  en  la  historia  los  pueblos  que  representan 
una  idea  precisa;  el  espíritu  del  mundo  se  desenvuelve  progresiva- 
mente: el  espíritu  o? el  mundo  se  ha  desenvuelto  en  cuatro  princi- 
pios; "primero,  la  manifestación  inmediata  del  espíritu  universal, 
forma  sustancial  en  que  la  unidad  se  sepultaba  en  su  propia  exis- 
tencia; segundo,  la  conciencia  cíela  sustancia  que  produce  el  sen- 
timiento, la  independencia,  ni  vida;  tercero,  un  desarrollo  mas 
profundo  de  la  conciencia  debido  á  la  oposición  entre  una  univer- 
salidad abstracta  y  una  individualidad  aún  mas  abstracta;  cuarto, 
posesión  de  la  verdad  concreta  de  las  cosas  y  de  la  moral".  La 
idea  es  el  principio  del  hecho:  todo  es  susceptible  de  crecimiento 
y  de  progreso,  pero  tiene  que  vivir  dentro  de  sus. condiciones  na- 
turales: el  desarrollo  del  espíritu  se  realiza  por  la  dialéctica:  la 
divinidad  es  la  esencia  de  los  fenómenos  que  se  presentan  á  la  in- 
teligencia: la  ciencia  tiene  por  objeto  conformar  lo  ideal  con  lo 
real;  Dios  y  el  mundo  no  se  diferencian:  Hegel  funda  el  panteís- 
mo espiritual  á  través  de  todos  sus  métodos  y  doctrinas. 

Al  idealismo  absoluto  de  Hegel  se  opuso  Schopenhauer  con  su 
sistema  filosófico  de  la  voluniad  y  del  pesimismo:  la  voluntad  lo 
produce  todo  desde  lo  esternoá  las  funciones  orgánicas:  la  per- 
fección moral  según  Schopenhauer  consiste  en  reducir  la  voluntad 
á  la  nada  convirtiéndose  la  vida  á  una  indiferencia  total  del  alma; 
la  renovación  constante  de  la  vida,  las  catástrofes  humanas,  le  con- 
ducen de  un  lado  á  la  desesperación,  de  otro  al  misticismo  ageno  á 
lo  esterior  é  incapaz  de  moverse  por  mejorar  al  mundo  ni  estable- 
cer principios  de  justicia. 

Federico  Enrique  Jacobi  (1743-1819)  opuso  al  idealismo  sub- 
jetivo ele  Fichte  la  filosofía  del  sentimiento:  dio  á  la  filosofía  la 
base  de  la  creencia;  se  conoce  por  nna  especie  de  instinto  racional, 
por  una  percepción  directa  de  la  verdad;  la  naturaleza  se  sepa- 
raba de  la  ciencia  viniendo  á  caer  tal  filosofía  en  el  misticismo. 

Federico  Krause  (1782  á  1832)  fundó  la  filosofía  armónica:  aso- 
cia la  psicología  á  la  ontologia,  el  individuo  á  la  sociedad,  lo  inte- 
rior á  lo  esterior,  lo  finito  á  lo  infinito:  la  ciencia  se  dirige  al  co- 
nocimiento que  supone  relación  entre  el  sujeto  y  el  objeto:  la  ver- 


542  COMPENDIO 

dad  está  en  lo  es  junto  con  el  que  piensa:  el  método  es  la  escala 
científica; siendo  el  conocimiento  instintivo  y  deductivo,  los  méto- 
dos son.  el  analítico  y  el  sintético:  en  todo  conocimiento  existe  tesis 
antítesis  y  síntesis:  en  esta  doctrina  se  reconocen  como  términos 
del  conocimiento  la  oposición  esencial  cualitativa  del  espirita  y  la 
naturaleza,  el  absolutismo  en  Dios  y  la  relación  posible  de  Dios 
con  Ipsseres  finitos;  el  individuo  tien  yes   propias  en    rela- 

ción con  la  humanidad,  y  la  humanidad  leyes  «'manadas  de  lo 
absoluto  ven  relación  con  la  verdad  eterna:  el  ideal  es  la  armonía 
por  medio  de  la  razón  y  del  derecho;  el  ideal  déla  humanidad  es 
la  ciencia  en  todas  las  relaciones  humanan  la  armonía  en  lodo  lo 
(íue  existe,  el  cumpliraieñl  -  (Jeberes   y  la    realización  del 

derecho  ee  todas  las  direr  los   hombres  deben  ele- 

vare! sentimiento  por  el  amor,  la  política  por  la  justicia  la 
intelectual  por  la  ciencia:  la  humanidad  tiene  un  origen  y  nn  des- 
tino común  que  debe  cumplir    "derecho  es  el  conjunto  orgánic 
condiciones  libres,  dependienl  ¡untad,  que  han   de  cum- 

plir la  misión  del  hombre  sobre  la  tierra';  <';  derecho  >n  el 

hombre  y  se  ejercita  para  la  per  del  derecho 

en  independiente  de  la  voluntad  social  y  de  laa  leve-  históricas: 
la  sociedad  debe  oonstituii  il  individuo  y 

.;•!.•  ao   "  oscurezca  ante  ¡d  y  variedad;  W  orden  de   fun- 

•ion  iitn  el  desarrol  ia  in- 

dividuales, artes,  ciencias,  tan  lej  10  de  la 

aaarqnia:  los  bienal  hi  en  una 

ni»  patrimonio  hura  e  en  príucip 

perio  miembros  de  una  familia: 

ffe  han  de  encaminar  ¿dar  per  que 

juntos  compone  com- 

ponen la  humanidad;  la  lej  de  la    humanidad  fecciona- 

m  Lento  v  el  i"'1 

!».■  Maisl re  reliere  ka  ciei  >nald  i  la   reí 

e¡on:  los  filósofos  teólogos  fortalecían  la  autoridad,  y   los   RW 
científicos  la  revolución. 

Be  medio  del  movimiento  de  la  filosofía  estallo  la  revolución 
francesa  preparada  dentro  y  fuera  por  el  estudio,  por  la  duda, 
y  por  los  ataques  i  laa  instituciones:   !'  i  con    sn  literatura 

lilosutieo-política.    devolvía  a  |as  pitoWoe    SUS    der  Vnltairc 

con  su  aguda  crítica  barrenaba  '  loso- 

tia  aunque  dirigida  <í  traes  irales  no  podifl  oder  el  es- 

tado de    las  naciones:  Kant.  Hegel,    Fichte    Scheling   estudiaron 
el  organismo  político,  y  unos  mas  espinamente  que   otro-  d 
minaron  principios  de  derecho  político  superiores  ;í  la-  leyes   que 
gobernaban  los  Bstados  euro¡)eos.  Rl  absolutismo  estaba  conde- 
nado por  lea  ttlásofos  mas  eminentes  antee   de  qoe  las  Ideas  de 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  543 

reforma  llegaran  á  los  pueblos:  la  literatura  mezclaba  máximas  fi- 
losóficas en  el  drama  ó  en  la  novela;  ni  los  grandes  literatos  ni 
los  grandes  filósofos  creyeron  (jue  la  política  fuera  un  tema  ve- 
dado á  sus  indagaciones.  La  política  entraba  en  el  dominio  gene- 
ral, y  la  filosofía  se  aplicaba  á  todas  las  cosas:  la  novela  se  hizo 
filosófica  é  histórica,  mezclando  el  arte,  el  sentimiento,  la  refle- 
xión, y  los  remedios  del  pasado,  en  trabajos  que  tienen  por  ob- 
jeto mas  que  un  pasatiempo  sin  huellas,  complejos  propósitos.  La 
historia  tampoco  se  reduce  á  la  enumeración  de  hechos,  al  re- 
lato pasivo  de  lo  acaecido  en  una  época,  si  no  qne  penetrando 
en  terreno  déla  filosofía  pone  en  oposición  de  funestos  sucesos, 
lo  que  debió  ser,  o  apoya  como  ejemplos  dignos  de  contemplación 
los  (pie  se  ajustan  á  la  equidad.  Antes  que  cedieran  en  la  políti- 
ca las  ideas  intolerantes,  habían  tenido  que  ceder  en  las  ciencias 
y  en  la  filosofía;  todas  las  escuelas  afectaban  en  pro  ó  en  contra 
a  los  dogmas  admitidos  provocando  oposiciones  que  no  podían 
contener  los  poderes  cuando  contra  ellos  eran  dirigidas.  Puesto 
(píese  ponía  entela  de  juicio  la  doctrina  acerca  de  orígenes  y 
principios,  natural  era  que  no  se  respetara  lo  accidental:  el  absolu- 
tismo de  los  reyes  fué  pues  enérgicamente  contradicho  por  la  fi- 
losofía, y  proclamada  después  de  la  independencia  moral,  la  in- 
dependencia política.  Del  estudio  de  las  sociedades  surgieron  di- 
ferente:; escuelas,  principalmente  en  Frauda:  proclamaban  unas 
e  1  m ej o r a m  i e n  t o  m o r a  1  d e  1  o s  i n d i  v i d u os ,  y  o t r a s  el  m ej o r a m i e n - 
to  material  buscando  remedios  estrenaos  á  los  males  de  la  socie- 
dad, y  alternando  la  idea  de  prodominio  de  las  diversas  clases: 
el  Conde  San  Simón  quería  elevar  la  industria  á  primera  función 
social;  trasvertía  todas  las  relaciones  sociales  para  determinarlas 
en  este  principio  í4íí  cada,  uno  según  sus  obras  y  sus  méritos7':  Ba- 
beuf  pedia  la  abolición  de  la  propiedad,  de  la  familia,  del  ma- 
trimonio, como  estorbos  ala  igualdad,  y  fraternidad  absoluta  én- 
trelos hombres;  condenaba  la  civilización  y  ponía  el  fin  social 
solo  en  la  comunión  y  comunicación  del  trabajo,  de  los  bienes 
y  del  goce:  Cabet  pide  entera  igualdad  política  y  comunión  de 
bienes  mediante  el  repartimiento  de  los  productos;  no  toca  al  ma- 
trimonio ni  a  la  familia,  y  espera  llegar  al  triunfo  solo  por  la  con- 
vicción y  la  educación:  admite  transitoriamente  un  Estado  que 
vaya  igualando  los  bienes  y  la  cultura,  y  modificando  los  de- 
rechos hereditarios  y  los  institutos  de  educación:  Proudhom  re- 
conoce la  propiedad  individual  sin  herencia  y  según  el  mérito 
de  cada  uno,  y  ataca  las  revoluciones  políticas  porque  no  cam- 
bian en  la  esencia  la  sociedad:  Bazard  proclamó  que  debia  ce- 
sar la  esplótaeion  del  hombre  por  el  hombre:  que  mediante  una 
esplotacion  equitativa  del  suelo  se  debe  prevenir  el  acaso  ciego 
que  hoy  preside  al  género  humano,  debiendo  ser  abolida  la  suce- 


o  44  COMPENDIO 

sion  hereditaria,  devueltas  al  Estado  las  herencias  vacantes,  y 
con  el  sistema  de  bancos  ser  repartidos  los  bienes  según  el  prin- 
cipio, "íí  cada  cual,  conforme  á  su  capacidad:  á  cada  capacidad 
según  sus  méritos";  1/  Enfantin  predicaba  la  armonía  de  la  carne 
y  del  espíritu:  un  jefe  sacerdotal  debia  mandar  como  padre  y 
providencia;  la  familia  humana  debia  estar  dividida  en  varias  ca- 
tegorías según  la  respectiva  capacidad  y  haciende  estensívos  á  la 
muger  los  derechos  y  ventajas.  f  arlos  Fourrier,  decía  (pie  la 
salud  de  la  humanidad  consiste  en  la  unión  de  fuerzas  é  indivi- 
duos para  fines  comunes  (sistema  social)  y  en  la  armonía  social 
para  la  cual  es  el  destino  humano,  mediante  el  recto  conocimien- 
to de  la  inclinación,  motivos  y  pasiones,  y  mediante  la  división 
de  las  funciones  so¿ial<  in  aquellati   tendencia-:  (pie  la   satis- 

facción de  !:  i  en  el  trabajo  como  en  el  exige  la 

unión  de  muchos  individuos  de  diferent&edad,  naturaleza  y  sexo, 
en  c;1  »mia  común  y  familia  social,  estableciéndose  por  fa- 

langes de  mil  doscientas  i  mil  ochocientas  personas  (falans 
con  una  base  de  tierra  contó  de  una  milla  cuadrada    viviría  un 
faknsterio;  el  capital  social  se  forma  sobre   acciones  que  dan   un 
derecho  de  propiedad  hereditaria.  Fourrier  divide  el  trabajo  en 
varias  élase  iriep  con   subdivisiones;  economía  done-tica 

cultivo  del  suelo,  fabricación,  educación,  ciencia,   arte,  o  -upán- 
en  ellas  los  miembros  de  la    falai  eiciones: 

el  producto  se  distribuye  en  razón  del  talenl  trabajo. 

va  ensayar  bu  sistema,  dirigid  una    esettacion  ;í  loe  a  mi.  loe 

pobres  tí  fin  de  que  leí  tenenlaempn  i    un  millón  de 

¡'raucos:  acudió  al   luga*  y  lena    que    señalaba    para    el  «I 

durante  doce  año*  seguid<  int  corrigid  algo  la-   Ideas 

de  Fourrier.  Oweu,  ingle  i    patria:  de  cora- 

zón genei4>so  é  imbuido  de   ideas  filantrópicas,  quiso  ensa; 
sí  mismo  la  pra  le  doctrinas  socialistas:  poseedorde  un 

siderable  capital,  dio  participación  á  loe  obreros  en  los  benefi 
de  sus  fabricas;  hecho  esto,  intenl  Jverel  matrimonio.;  man- 

eoinuui/ar  las  familias:  el  trabajo  dirigido  |)or  la  ¡ntelij  me- 

recía segun  él  la  recompensa  principal,  perteneciéndole  de-dere- 
cho la  mejor  porción  del  producto  cu  sus  relaciones  OOn   el  capital. 

(El  ensayo  i'u«' funesto  para  Owen   y  estéril  para  loe  trabajad 
en  seguida  que  se  tooói  la  familia,  las  obre  aun 

aquellos  participaban  de  doctrina-  comunistas.    La    partí* 
del  trabajador  en  los  beneficios,    proporcionalment  nan- 

■  •ias.  no  es    un  principio  socialista:   OwetíliD 

sino  que  de  propietario  se  hizo  igual  ií  los  operario--,  lo  que  dicta 
un  pensamiento  filantrópico,  condujo  ,í  la    ruina,    como  el    cíe 
socialista  y  comunista  deCabel  en  las  playas  de  América),   inde- 
pendiente el  pensamiento  produjo  ideas  y   reformas  beneficiosas 


DE    LA    HISTORIA    UNIVERSAL.  545 

aunque  por  otra  parte  se  emitieran  opiniones  inaplicables  o  con- 
traproducentes: el  socialismo  y  el  comunismo  son  miradas  al  pasa- 
do que  con  pretensiones  de  adelanto  no  determinan  mas  que  una 
reacción.  Asi  como  de  la  escuela  de  Sócrates  derivaron  diferentes 
sistemas,  algunos  de  los  cuales  por  mala  inteligencia  de  los  prin- 
cipios ó  desvíos  de  las  consecuencias  iban  á  sostener  una  doctrina 
contraria,  déla iilosoíia  moderna  individualista  en  la  esencia  se 
adoptaron  temas  que  lógicamente  desenvueltos  robustecían  y  lian 
robustecido  la  personalidad,  pero  que  desnaturalizados  en  algún 
punto  hicieron  á  hombres  y  grupos  adoptar  dogmas  que  ataban  en 
vez  de  emancipar  ó  que  estremaban  soluciones  hasta  lo  incom- 
prensible con  daño  del  verdadero  y  útil  progreso  que  es  dado 
alcanzar  en  el  actual  estado  humano. 

En  el  derecho  público  se  hicieron  ya  el  siglo  pasado,  y  con  mas 
ínteres  continúan  en  el  presente,  serios  estudios.  Moser,  Yattel, 
Martens,  Schoel  y  otros,  procuraron  aclarar  los  principios  mas 
equitativos  para  la  relación  entre  las  naciones,  apoyándose  en  el 
derecho  natural.  Bynkershoek  defendió  que  en  las  cuestiones  ma- 
rítimas es  obligatorio  todo  lo  conforme  á  la  razón  y  lo  que  se  prac- 
tica en  las  naciones  mas  civilizadas.  El  derecho  penal  mereció 
particular  atención:  hasta  el  filósofo  Kant,  la  pena  se  consideraba 
como  una  venganza  de  la  sociedad:  Hencke  proponía  solo  la  cor- 
rección: Schulze  presentaba  como  objetivo  el  mejoramiento  moral 
del  hombre  y  admitía  en  el  Estado  el  derecho  de  castigar:  sin 
que  en  la  actualidad  se  hayan  puesto  de  acuerdo  juristas  y  pen- 
sadores acerca  de  la  naturaleza  de  las  penas  y  estension  del  de- 
recho de  castigar,  las  leyes  se  han  reformado  en  sentido  de  benig- 
nidad, y  los  juristas  y  los  gobiernos  velando  sóbrela  suerte  de 
los  delincuentes  penados,  no  los  olvidan  ni  desprecian  como  en  o- 
tros  tiempos  si  no  que  tratan  por  medio  de  buenos  sistemas  peni- 
tenciarios,'de  devolver  sano  á  la  sociedad  al  que  se  habia  hecho  cul- 
pable, educándolo  y  moralizándolo:  con  estos  fines  se  ha  reunido  un 
congreso  el  año  último  en  la  capital  de  Suecia.  Los  Estados  Uni- 
dos del  Norte  han  ido  á  la  cabeza  de  las   reformas  carcelarias. 

El  incremento  de  las  ciencias  ha  contribuido  poderosamente  á 
desarrollar  el  comercio;  aprovechándose  todos  los  frutos  y  pro- 
ducciones de  las  diversrs  latitudes,  á  todas  partes  se  estiende  el 
tráfico  y  se  ponen  en  relación  países  que  no  entrarían  en  contacto 
aun,  sino  por  necesidades  económicas:  la  industria  ha  crecido 
prodigiosamente;  las  máquinas  multiplican  el  trabajo  del  hombre 
y  lo  mismo  en  las  fábricas  que  en  los  campos  le  relevan  de  las 
mas  penosas  fatigas:  en  Inglaterra,  Francia,  Austria  y  los  Estados 
Unidos  de  Norte- América,  se  han  celebrado  esposiciones  univer- 
sales á  donde  concurrieron  las  mas  acabadas  obras  de  este  siglo 
como  escuelas  v  ejemplos  para  general   estímulo:  la   rapidez  de 

35 


546  COMPENDIO 

las  comunicaciones  hace  que  todas  las  exigencias  se  satisfagan: 
por  la  imprenta  y  por  el  comercióse  divulgan  las  ideas  y  se  cam- 
bian las  cosas  de  uno  ú  otro  continente:  el  vapor  surca  todos  lo- 
mares de  la  zona  tórrida  y  de  las  zonas  templadas  penetrando 
dentro  de  los  círculos  polares:  atrevidos  espiradores  salen  en  bus- 
ca del  Polo  Xorte  guiados  por  ,l  sos  móviles  cien tíft 
como  otros.  Livingstono.  Stanley,  marchan  á  1;  idas  re- 
giones del  África  centra]  para  enriquecer  la  ge<  grafía  ó  iniciar 
la  comunicación  con  razas  tan  separadas  del  mundo  civilizado.  A- 
irevidas  empresas  se  proyectan  y  se  confluyen  sin  que  ninguna  in- 
tolerancia pueda  oponer  obstácuL  obras  de 
Xf onMVnN  y  el  canal  de  Suez,  y  los  proy  l  subma- 
rino entre  Inglaterra  y  Francia,  y  d  Panamá 
o  por  Nicaragua,  ademas  de  otros  «pie  aunque  solo  en  principio 
como  el  proyecto  de  la  inundación  &                          'Sanara.    | 

ban  la  confianza  que  tí  uio  un 

glo. 


I  i  Kooi;  U  I  \  POLI!  '«    \    DI 
la  efi  próximamente  de    quiñi  liez    müloi. 

cuadrados,  de    los  CUal< 

y  cinco  mili'  da    una    gran   porción   íW 

planeta  en  d  b<  i 

ostensión  en  la  zon.,  al  del  N  hay 

regiones  no  esploradas  y  de  ellas  ap 

muy  incompletos.   La  población  de  la   I  ula   en  mil 

cuatrocientos  milk  •    habitantes   aunque    n 

con  exactitud  tanto  por  ralta  la  mayor  part< 

los  países  ^\r  A-ia  y   Afra  a.  COMO  por  o¡  OtrOH 

a  (pie  solo  por  relacin.  atribuye  cierto  grado 

Los  habitantes  del  plai  m  califi 

Nanea,  etiópica  y  mongólica?  p<>.  blanca, 

etiópica,  amarilla  «'  mongólica,  poja 

nica,  pero  cnlrc  alias    hay    grada  infinita-   que 

mente    acri-can  una-  áotí  presume; que  la  raza  blan< 

la  seiscientos  millonea  de  individuos.  quifiientOS  cincuenta  la  n 
gulica.  trece  la  americana,  noventa  millól  ia/.a  negra   V 

lo  cincuenta  la  morena  ü  malaya  llamada  también 
geógrafos  han  dividido  la  tierra  en  cinco  parí*  -  k&\ñ,  Kuropa 
América.  África  y  Occania:  de  estas  cinco  paro-.  BuropajT  Anié- 
rica  son  en  general  independientes  y  de  una  civilización  <u- 
perior  alas  demás:  Occania  está  sometida  i  las  DaOlODéS  de  Mu- 
ropa  y  África  comienza  á  ser  subyugada  por  potencia-  o-t  rafias: 
Rusia,     Inglaterra    y    el    imperio    turco      dominan     una     parte 


DE   LA    HISTORIA  UNIVERSAL  547 

considerable  de  Asia,  y  las  dos  estienden  rápidamente   sus    con- 
quistas. 

La  India  y  regiones  considerables  de  la  Indo-China,  correspon- 
den á  la  (Irán  Bretaña  que  posee  en  el  África  la  colonia  del  Cabo 
y  se  estiende  por  las  conquistas  á  los  países  dé  Cafreria  con  los 
cuales  está  en  guerra;  en  América  tiene  la  dilatada  posesión  del 
Canadá  y  algunas  islas;  en  la  Oceania  Australia:  Rusia  ocupa 
todo  el  XortedeAsia  y  amenaza  la  parte  septentrional  de  la 
China  y  del  Turkestan.  peñerando  al  Occidente  por  las  posesio- 
nes turco- asiáticas  de  que  en  la  última  guerra  (1876  i  1878)  ha 
arrancado  Erzerurn,  Kars  y  otras  ciudades  del  Occidente  del 
Cáucaso.  El  Asia  se  divide  en  varias  nacionalidades  independien- 
tes; la  península  arábiga,  Persia,  Beluchistan,  Afghanistan,  Tur- 
kestan, el  imperio  chino  con  la  Mongoliayel  Tibet,  los  imperios 
de  Anam  y  Birman  y  el  reino  de  Siam  en  la  Indo-China  ya  in- 
fluenciada por  los  ingleses,  y  el  Japón:  la  religión  dominante  es, 
al  Occidente  la  mahometana,  en  la  India  la  bramánica  y  la  an- 
glicana  llevada  por  los  conquistadores,  en  el  Oriente  la  religión 
de  Confheio  y  el  bludismo,  en  el  Norte  la  idolatría  y  la  religión 
griega  estendida  por  los  rusos:  todas  las  naciones  independientes 
son  gobernadas  despóticamente;  lo  mas  civilizado  es  el  territorio 
dominado  por  los  ingleses  y  ocupado  por  ellos:  el  Asia  que  esta- 
ba unida  al  África  por  el  istmo  de  Suez  se  ha  separado  al  abrir 
el  canal  (pie  comunica  el  mar  rojo  con  el  mediterráneo:  África 
que  era  una  gran  península  al  abrirse  el  canal  de  Suez  se  ha  con- 
vertido en  un  continente.  Asia  y  Europa  no  forman  en  realidad 
mas  que  una  masa  de  tierra;  las  limita  por  el  Occidente  de  Asia  la 
cordillera  de  los  Urales  y  el  rio  Ural,  el  mar  Caspio,  el  Cáucaso, 
la  costa  meridional  del  mar  Negro,  el  canal  de  los  dardanelos  y 
el  de  Constantinopla,  el  canal  de  Suez,  el  mediterráneo  y  el 
mar  rojo.  Al  comenzar  la  edad  moderna,  Europa  no  tenia  en  el 
Asia  mas  que  factorías  y  pequeñas  posesiones:  Portugal  fué  el 
primer  pueblo  que  llevo  una  influencia  que  cada  año  se  desarro- 
llaría. 

Toda  la  Europa  ha  sufrido  modificaciones  cíesele  que  Colon 
descubrió  América:  el  imperio  turco  perdió  gran  parte  de  sus 
conquistas  aun  antes  de  emanciparse  Grecia  en  el  primer  ter- 
cio de  este  siglo:  el  Brandeburgo  constituido  en  Electorado, 
y  en  monarquía  en  1700,  ha  llegado  á  ser  la  poderosa  Pru- 
sia  que  sirvió  de  núcleo  á  la  nacionalidad  alemana:  Italia  ha 
sacudido  la  dominación  estrangera  y  constituido  un  solo  pue- 
blo de  sus  diversos  Estados:  Rusia  se  ha  engrandecido  á  es- 
pensas  de  Polonia,  ele  Suecia  y  de  otras  nacionalidades;  Sui- 
za formó  por  agrupación  los  veintidós  cantones  que  hoy  la 
constituyen;   Inglaterra   anexionó  Escocia;  Borgoña  desapareció 


548  COMPENDIO 

en  beneficio  de  Francia  y  Suiza;  los  Paises-bajos  se  hicieroB 
independientes:  la  unión  de  Calmar  por  la  que  se  unían  Sue- 
cia,  Noruega  y  Dinamarca,  se  rompió  quedando  Xorm 
Dinarnarea  hasta  181o  en  que  fué  agregada  á  S  st;  Fran- 
cia ganó  parte  de  Navarra  al  Sur.  de  Borgofiaral  Oriente  y 
de  Italia  por  último  (Niza  y  Saboya);  Austria  pado  agrupar 
Hungría  y  Bohemia   icón  el  archiducado  y  atros  pan  'au- 

dición   heterogénea:  la  tendencia  a'  constituir   2 
iidades  ha  hecho   desaparecer  gran   número 
Misionaron  con  sus  mas  semejantes,  si  h¿en  algupa   vez  la  unión 
•10  tuvo  mas  bases  <nm  la   fuerza:    Euro]  impone  hoy  de 

las  áigúiéntes  naciones  España  y  Portngal  dentro  de  la  pe- 
nínsula celtibérica;  al  Norte  Francia,  y  al  Norte  de  Francia, 
-••parada    por  el   canal  de  Id   Mancha.    Inglaterra  qp  Com- 

pone de  dos   [slas;    Inglaterra    y    Eé  Irlanda:   al  N.  N.  F. 

de   Francia.     Bélgica  y  al   Norte  de  a    Holanda;  Suiza 

al   Orienté  de  la  nación  francesa;  al  Sur  de  Suiza,   Italia:  mas 

al    Centro    europeo,    el    imperio   aU8trfac  rio    alemán: 

al  Sur  de  Austria,  Servia,  ya  independiente  y  al  B.  B.  ftn- 
mania;  Turquí   y  Grecia  si  nó   meridional:  entre  Servia 

y    Rumania  y    los   montéis    Balkam  lia   organizado  aemi- 

¿lutonóniieameiite  la  Bulgaria  septentrional:  al  Norte  de  Ale- 
mania. Dinamarca:  Suefeía  y  Noruega,  se  loe  Al- 
pes scandinavos,  forman  una  gran  p<  ida  por  el 
atlántico;  el  Skager  Rack,  el  Kattegat,  el  Sumí,  el  mar  Bál- 
tico, y  unida  á  tierra  por  la  La]  ocupa  tod 
Oriente  europeo  desde  el  Niemen,  Oí  j  el  Prnth,  j 
tendiendo  su  imperio  al  otro  lado  de  loe  montes  Drales,  do- 
mina   hasta  el    Fstrcelio    dfe    Bering    en    una    superficie     total    de 

mas  de  la  sesta  parte  «i<-  tierra  habitable:  [aíandia,  que  pfer- 
leneee  á  Din&mftft  Considerada  conio  europea:  1 

religiosos    varían    en    las    di, 

vn  su   mayoría   el   protestantismo  anglicano,   la    Alema 

Norte  el    prote-tautismo  latera!:  OOU10    Sueeia.    Norm 

Dinamarca;  el  Sur  de  Alemania  el  catolicismo;  en  Austria  pre- 
domina  el  eatolieisino  >« »l>i**-   una    numerosa  minoría   protealan- 

te;    en    Suiza    se    rej)arten    el     imperio    6at  ealvini 

en    Holanda    los  ealvini-  tstituyen  el  mayor  número 

Bélgica,  Italia,  Francia.  Fspaña  y  Portugal,  lo 
Rusia,  Servia,  Rumania  y  (i  recia,  los  cismátic 
las  provincias  de  Tttrqtña  dominan,  la  religión  de  Mahoma  en 
la  ra/a  turca,  las  religiones  griega  y  católica  en  los  pueblos 
sometidos.  Sui/a  es  una  Confederación  republicana:  Francia  Re- 
pública unitaria:  Turquía  un  imperio  des]  en  la  esencia 
aunque  con   formas  ahora  representativas;   Rusia    no  ha  perdi- 


DE  LA  HISTORIA  UNIVERSAL.  549 

do  aun  su  condición  de  imperio  absoluto  limitado  por  algunos 
principios  de  derecho  moderno:  Noruega,  unida  á  Suecia  con- 
serva su  autonomía  administrativa  y  política;  el  Congreso  (Stor- 
ning)  puede  legislar  independientemente  de  Suecia  cuyo  rey 
solo  tiene  veto  suspensivo;  los  demás  países  europeos  están  or- 
ganizados constitucionaimente  con  monarquías  hereditarias:  Ale- 
mania es  un  imperio  federal.  Aunque  los  publicistas  moder- 
nos condenan  los  engrandecimientos  por  conquista,  el  hecho 
no  está  aun  de  acuerdo  con  las  ideas;  no  tan  solo  se  estienden 
las  conquistas  de  los  pueblos  mas  poderosos  por  Asia  y  Áfri- 
ca, sino  que  dentro  ele  la  misma  Europa  han  sido  separadas 
violentamente  y  contra  su  voluntad  provincias  que  correspon- 
dían á  determinadas  naciones;  sin  embargo  cada  dia  se  come- 
ten con  menos  frecuencia  usurpaciones  que  los  vencedores  to- 
maban como  derechos  en  la  edad  media  y  los  primeros  siglos 
del  renacimiento. 

América  ha  cambiado  radicalmente  en  su  modo  de  ser  po- 
lítico en  el  espacio  de  un  siglo:  las  trece  colonias  inglesas  del 
Norte,  aumentadas  con  territorios  cedidos  por  Francia,  arre- 
batados á  Méjico,  y  otros  anexionados  espontáneamente  ó  for- 
mados en  virtud  de  las  facultades  que  reconoce  la  ley  funda- 
mental, constituyen  una  poderosa  nacionalidad  bajo  institucio- 
nes republicano-federativas:  Rusia  cedió  á  la  Union  sus  do- 
minios del  Noroeste:  la  República  cuenta  hoy  treinta  y  oche- 
Estados  y  otros  nuevos  van  formándose  en  la  región  occiden- 
tal; la  población  es  de  mas  de  cuarenta  millones  de  habitan- 
tes; domina  en  lo  general  el  protestantismo  pero  existe  una 
variedad  extraordinaria  de  doctrinas  al  amparo  de  leyes  que 
protegen  todas  las  manifestaciones  de  la  conciencia:  al  Norte 
tiene  cinco  grandes  lagos;  Erie,  Ontario,  Superior,  Hurón.  Mi- 
chigan: la  República  debe  su  prosperidad  á  la  inmigración 
europea.  Hoy  viven  en  la  Union  del  Norte  tres  millones  y 
medio  de  negros  libres.  La  República  es  de  los  países  mas 
activos  del  mundo:  ha  sido  la  primera  en  poner  en  juego  los 
grandes  resortes  del  telégrafo  y  el  barco  de  vapor:  la  ins- 
trucción pública  está  muy  difundida:  tiene  un  constante  y  pro- 
ductivo comercio  en  todo  el  mundo;  la  industria  se  ha  de- 
sarrollado considerablemente   en   los   últimos  treinta  años. 

Al  Norte  de  los  Estados  Unidos  está  el  Canadá  pertenecien- 
te á  Inglaterra  con  cinco  millones  de  habitantes  y  una  esten- 
sion  ma}Tor  que  la  de  la  Union,  pero  casi  deshabitado  en  las 
regiones  occidental  y  septentrional:  tiene  parlamento  propio,  y 
gobernadores  enviados  por  la  Gran  Bretaña,  La  Groenlandia 
al  Noreste  de  América  es  una  estensa  región  poco  poblada 
(de  esquimales);  penetra  hasta  muy  adentro   en  el   circulo  po- 


550  COMPENDIO 

lar  ártico  pero  no  ha  podido   esplorarse   el   fin   sino  basta    el 
grada  83   de   latitud. 

Al  Sur  de  la  confederación  Norte-americana  está  la  República 
federativa  de  Méjico  con  ocho  millones  de  habitantes;  por  el  tra- 
tado de  2  de  Febrero  de  1848  se  establecieron  los  límites  con  la 
Union:  se  estiende  desde  cerca  de  los  quince  y  medio  gfttdos  de 
latitud  hasta  los  treinta  y  tres:  ha  perdido  algunos  territorios  del 
antiguo vi-reinátó  (Nueva  Méjico  Alta  California)  en  benelicio  de 
los  Estados  Tuidos.  Las  cínéo  Repúblicas  de  Centro-América, 
situadas  entre  Méjico  y  Colombia  constituyeron  una  confed 
cion  hasta  1840  desde  1824:  están  situadas  en  j  i    ventajosa 

paria  el  comercio  con  Etrropa  y  con  Asia  y  Oceania;  su  población. 
incluyeftdd  mas  de  un  millón  de  indígenas,  no  11 
y  medio  en  una  superficie  de  diez  y    nueve  mil  adradas: 

t'hiapas  y  Soconusco  qüd  pertenecían á  la  Audiencia  y    Capitanía 
general  de  Guatemala  auto  de  laindepend  ahora  parte 

de  la  República  mejicana:  el  lago  mas  iinportai  1   de   \ 

ragua:  los  cinco  gobiei1  aditivos,   <  falombia   forma 

aña  confederación  republicana,  bj  poblada  al  Occidente  y 

niuypocoal  Orienté:  compren  >vi-reinató  de 

al    Sur  el  Iv-uador.  también  «•;.  poblado  y    a!    Oriente     Vi 

zuela  (Confederación)  y  la  i,  holán 

que  han  tomado  muy  leve  fncrem  1  imperio  del  Brasil,  única 

monarquía  de  A.niéHca,         tiende  p 

de  los  cuatro  gtodbs  f  medio  latitud  Norte  liasta  los  treinta  y 
tres  Sur:  lo  mala  habitado  e  ieútal;  su  superficie  es  ma- 

yor<|i!c  Gtiróp&i  al  i  m  el  Peí 

Paraguay,  y  al  Sur  el  Uruguay,  Repúblicas unil 
QCQpa  el  eentro  entre  el  Brasil  y  la    con 
laguerhi  fte  la  penúltima   decada    perdW  algunos   territorios 
j)rovechodel  imperio  brasileño:  Chil  A  faja  de  ti  si  re- 

gulad de  anchura  qtié  bajá  desde  él  grado  ve'ur 
mas  del  cuarenta  y  uno  de  latitud  Sur  y    pin  as   las 

del  mediodía:  los  Andes  la  separan  de  la  conté'',  \  lina, 

dilatado  territorio    de  una  extraordinaria  ri<pn/a:rl  l  for- 

íd;j  un  ángulo  entre  loa  límites  del  Brasil  al 
pública  Argentina  al  Oeste:  la  Patagonia,  pais  incii 
jeto  de  ambición  de  los  argentinos  y  chinos:  de  las  Autilla- 

lia  hecho  independiente  la  isla  de  Santo  DotaingO:  én  todq  el  Sur 
de  América  hay  unos  veinticinco  millones  de  Habitantes:  la  inini- 
gradion  europea  afluye  principalihen te  al  Crúg&ay  y  la  confedera- 
ción Argentina:  fuera  de  las  (iuyanas.  ninguna  parte  del  Sur  cor- 
responde ;í  naeiones  europeas:  en  el  centro  tienen  los  ingleses  la 
pequeBa  colonia  de  Belize.  La  mayoría  de  los  habitantes  de  la 
América  latina  profesa  el  catolicismo. 


DE     LA    HTSTOllIA    UNIVERSAL.  551 

El  África  es  la  parte  de  tierra  menos  conocida  y  menos  civili- 
zada por  lo  que  ha  podido  apreciarse  de  lo  que  se  conoce:  al  Norte 
posee  Francia  la  Argelia:  Marruecos,  Túnez  y  Trípoli  son  inde- 
pendientes: profesan  la  religión  de  Malioma  y  carecen  de  cultura 
aunque  tienen  algunas  industrias:  el  Egipto  se  gobierna  por  un  jefe 
tributario  de  Turquía  (Kheclive);  ocupa  la  región  Noreste  limitan- 
do con  el  mar  Rojo:  los  habitantes  han  disminuido  sensiblemente 
desde  que  dominan  los  mamelucos:  al  Sur  del  Egipto  está  la  Nu- 
bia  y  mas  al  mediodia  la  Abisinia  en  cuyas  montañas  nace  el  Nilo: 
el  inmenso  desierto  de  Sahara  es  habitado  en  sus  oasis  por  tribus 
de  beduinos,  (se  estiende  desde  el  Occidente  de  Egipto  hasta  la 
costa  del  Atlántico):  al  mediodia  del  desierto  están,  la  Senegam- 
bia,  el  Sudan,  Vaday,  Dakfur;  al  Sur  de  Senegambia  y  Sudan,  las 
dos  Guineas:  las  regiones  pro'ximas  al  Ecuador  no  se  han  esplora- 
do en  la  parte  central:  la  pequeña  Eepública  de  Liberia  ocupa  un 
breve  espacio  en  la  costa  ele  los  granos  (Guinea  septentrional)  en- 
tre los  cinco  y  los  siete  grados  de  latitud  Norte;  bajo  el  Ecuador 
tienen  los  portugueses  las  posesiones  de  Loango,  Gongo  y  Benguela 
(costa  del  golfo  de  Guinea)  al  Oriente  y  Sureste  los  países  de  los 
Gallas  y  Somales,  Zanguebar,  Mozambique.  Sofala  (estas  dos  po- 
sesiones portuguesas)  y  Cafrcria,  Repúblicas  de  Orange  y  Trans- 
vaal;  al  estremo  Sur,  la  colonia  del  Cabo  y  Natal  (posesiones  in- 
glesas); al  Norte  de  ellas  los  países  de  Balunda  y  Hotentotia,  Zam- 
bezia  y  otros.  La  gran  isla  de  Madagascar  separada  de  África  por 
el  canal  de  Mozambique,  al  Oriente,  entre  los  doce  y  veinticinco 
grados  de  latitud  Sur;  está  bastante  atrasada  aunque  no  tanto  como 
la  mayor  parte  de  los  pueblos  africanos:  las  religiones  como  las 
lenguas  son  infinitas  en  el  África;  en  todas  las  naciones  indepen- 
dientes rige  un  despotismo  sin  límites.  Inglaterra  estiende  sus  po- 
sesiones del  Sur  por  medio  de  conquistas,  y  en  la  costa  del  Golfo 
de  Guinea  todos  los  gobiernos  fuertes  establecen  factorías:  los  re- 
yes y  príncipes  de  esa  costa  fueron  los  que  fomentaban  el  tráfico 
de  negros   que  aún  no  ha  concluido  del  todo. 

*La  Oceania  es  una  inmensa  agrupación  de  islas,  entre  ellas  la 
mayor  Australia,  que  pertenece  á  Inglaterra;  le  siguen  en  impor- 
tancia, Java  y  Madura,  Sumatra  y  las  Célebes  que  corresponden 
á  Holanda:  hay  muchas  independientes  pero  que  van  sucumbiendo 
á  las  naciones  mas  poderosas  de  Europa.  La  Oceania  parece  un 
continente  en  formación ;  prometiendo  porvenir  alhagüeño,  aque- 
llas tierras  no  tienen  hoy  vida  propia,  ni  representación  política  en 
el  mundo.  Inglaterra  ha  convocado  para  una  oposición  universal 
en  Melbonrne,  Australia. 

Aunque  las  ideas  de  conquista  pierden  terreno  cada  siglo,  no  es 
difícil  augurar  ulteriores  modificaciones  en  la  geografía  política: 
Rusia  agrega  constantemente  territorios  limítrofes  á  la  Siberia   y 


552  COMPENDIO 

amenaza  en  Europa  al  imperio  turco  aspirando  quiza  también  a 
incorporar  los  Pistados  danubianos:  Alemania  necesita  para  agru- 
par su  raza  los  diez  millones  de  alemanes  que  en  la  actualidad 
obedecen  al  imperio  austríaco;  Italia  aspira  á  Trieste  y  el  Tren  tino: 
España  tiene  su  natural  salida  al  otro  lado  del  Estrecho  de  (ii- 
braltar,  único  punto  de  ensanche  que  exigirá  el  desarrollo  de  la 
población;  Francia  no  renuncia  á  la  devolución  de  Alsacia  y  L<>- 
rena;  la  Gran  Bretaña,  si  bien  nada  pretende  en  Europa,  en 
y  África  agranda  sus  posesiones  enriqueciéndose  cada  diez  años. 
En  América  no  es  problemático  el  deseo  de  los  Estados  Unidos  de 
anexionar  tierras  del  Sur,  y  aun  entre  pueblos  de  menos  impor- 
tancia política  se  muestran  ambiciones  (proyectos  de  repartimien- 
to de  Bolivia,  hace  algunos  años,  por  Chile  y  el  Perú):  la  guerra 
actual  de  Chile  con  el  Alto  y  Bajo  Perú  no  tiene  en  la  esencia  mas 
causa  que  motivos  territoriales.  Las  islas  de  la  I  teeania  SOQ  | 
del  primer  ocupante:  el  África  está  espuesta  por  todos  lados  á  la 
invasión:  para  la  Oceania.  África  y  Asia,  en  realidad  no  rigen  las 
costumbres  y  leyes  de  respeto  y  mutualidad  que  se  invocan  en 
el  resto  del  mundo:  el  mih  fuerte  conqoi  produ 

quejas  ni  surjan  conflictos  diplomáticos  ma>  que  entre    las    os 
ues  interesadas  directamente:  aunqm  miad  haya  bautizado 

a  este  tiempo  con  el  nombre  dé   siglo  de  la   ilustración.   ^>lo  es 
aplicable  á  una  parte  de  la  tierra;  i.  en  sus  elemen- 

tos propios,  viven  en  una  edad  de  tinieblas  y  componen    pat    bí 
solas  mas  de  dos  terceras  partes  de  !<»-  habitantes  del  planeta. 


APÉNDICE. 


En  cualquier  obra  histórica  por  limitada  que  sea,  hay  que 
consultar  considerable  número  de  autores  desde  los  de  mas 
importancia  hasta  aquellos  que  sin  pretensiones  de  libro  solo 
han  consignado  en  oportunidad  un  hecho  trascendental  sin  re- 
laciones esternas:  seria  difuso  .consignar  todas  las  fuentes  de 
que  se  han  sacado  aqui  los  materiales,  pero  es  útil  anotar  las 
obras  principalmente   consultadas,   que   son: 

Cesar  Cantú,  Historia  Universal. — F.  Laurent,  estudios  so- 
bre la  historia  de  la  humanidad. — Conde  de  Segur,  Historia 
Universal. — Delisle  de  Salles,  Historia  de  los  hombres. — Miilot, 
Elementos  de  la  historia  general. — Ferrario  costumbres  anti- 
guas y  modernas, — Müller,  Historia  Universal. — Anquetil,  His- 
toria Universal. — Heeren,  Manual  de  historia  antigua. — Rollin, 
Historia  antigua. — Bianchini,  Historia  Universal. — Maltte-Brun, 
Geografía  Universal, — Balbi,  Geografía  Universal. — Bohlen,  La 
India  antigua. — Lassen,  Antigüedades  indias. — Beroso,  Anales 
caldeos. — Diddoro  de  Sicilia,  Tradiciones  antiguas. — Herodoto, 
Historias  griegas. — Rosellini,  Descripción  del  Egipto. — Pritchar, 
Esposicion  de  la  mitologia  egipcia. — Jenofonte,  Instituciones  de 
los  persas. — Justino.  Tradiciones  primitivas. — Muller,  Historia 
de  las  ciudades  y  naciones  helénicas. — Zinkeisen,  Historia  de 
Grecia. —  Thucídides,  Pasages  históricos.— Strabon,  Emigración 
de  los  jonios  y  de  los  dorios. — Plutarco,  Biografías,  El  Epiro, 
Los  molosos. — Q'  Curcio,  Historia  de  Alejandro.— Josefo,  Ar- 
queología judia. — Niebuhr,  Historia  de  Roma. — Kampe,  Histo- 
ria de  Roma, — Weker,  Historia  Universal.  Weber,  Doctrinal 
de  la  historia  universal.. — Butfman,  Museo  de  arqueología. — Wal- 
ter,  Historia  del  derecho  romano  hasta  Justiniano. — Gottling. 
Historia   de  la  constitución  política  romana  hasta  la  muerte  de 


554  COMPENDIO 

ar. — Rubfno,   Indagaciones  sobre  la  constitución  y  la  histo- 
ria de   Boma. — Historias  de  Tito  Libio.  Polibio.  Appiano,  Dion- 
Casio,  y  Yeleyo  PatérCulo. — AYesterman.  Historia  de  la  elocuen- 
cia  romana. — Tácito,    Anales.    Costumbres    de    los  german 
Zosimo,   Historia  romana. — Eutropo.    Compendio  de  la  Hisl 
romana  hasta  Tálente. — Historia   de  la   edad   media,    Enry  Ha- 
llara,— Del  origen   de  los  godos.  Jornandes. — Xeander.    Histo- 
ria  general  de  la    religión   y  la  iglesia   cristiana. — Relim.    I 
pendió   déla  historia  déla  edad    inedia.  -Leo.   Doctrinal   déla 
historia  universal. — Kortum.  Historia  de  d  inedia. — Wachs- 

mut.   Historia    de    las    costumbres    europeas  su  origen. — 

Lidembrog,  Colección  de  leyes   anti  oanas.    -Mansi,    I/.. 

ia  en  la  edad  media.    le  Historia  de  I 

vándalos  y  suevos. — Cludius.  ln  religión  de  Sfahoma  según  el 
Koran. — Gregorio  Turonense,  Historia  de  los  franooc  ¡lips. 

Historia   alemana.     Hume.    Historia    de  [nglaterr 
Historia   de    E  -Leland.     Historia    *\r   M\ 

.oria  primitiva  de  Suecia.     Dahlmann,   Hi 
Ilcmoldi,  crónica  de  l<  -Karaí  i  del 

imperio    ruso.     Iíoppel.    Historia  dé    Polonia.     Kulihorn.   I! 
lia  general    de  la  cultura    de  la  i  G 

trinál  de  la   Historia   literaria  de  Ids   pa 

edad   media.     D^pping,     Hi  marí- 

timas de  los  normandos,  scel,    Historia  de   Alemania 

imperadores  francos.     M  Jismoudi,  Historia  de  1 

i  la.    Thierri.   Historia  de  la  conqui  por  [os 

maneos.     Conde,   Hiá 

Gbebard,   Mariana  y   Lai  le    Rspaña.     Wilken, 

Historia  «le  las  cruzadas.     <  ren  ¡ñus    E  Brito, 

Srlialler.  Barros,  Historia  de  Portugal.  Muller,  Historia  de  I» 
confederación  Suiza.      Leliret.  H  de  la  RepAbllC 

Ycnecia.  líosmini.  Historia  «¿«'Milán.  -Juan  PoCftS,  Historia 
bizantina. —  Ilaminer.    Historia   del    imperio    otoni  Dumonl 

Cuerpo  universal  «leí  derecho  de  gentes  hasta  1731,  Mattens 
Colección    de   tratados,     [lamer,   Historia   d«-  Euro]  le  fin 

del  siglo  \Y.      Aneillou.  Cuadro  de  la-    revoll  \Vamh>- 

uiut.    Xarraeiones  sobre    la    historia    moderna.      Le  B  míen 

histórico  de   los  tiempos  túodernoá.«    Spreagel,    Historia  de  Ion 

descubrimientos.      Sultán,  Historia  de  l  abrimientos  v  con- 

« 

quistas  de  los  portugueses  en  ( )riente.  —  Kuli).  Historia  délos 
descubrimientos  modernos.  Yrving.  Historia  de  la  vida  y  via- 
jes de  Colon.  Herrera,  decadas  de  Yndias.  RobértsoÜ,  His- 
toria de  América.  -Colección  de  Muñoz.  Colección  <lc  docu- 
mentos inéditos  por  Mendoza  (sobfre  la  colonización  y  cosas  de 
América)    Humboldt,  Knsayo  político  sobre   la  Nueva    Kspaíi;i. 


DE  LA  HIST0KIA  UN1VEKSAL,  555 

Aeosta,  Historia  natural  y  moral  ele  las  Indias;  Solis  Fres- 
cott,  Historia  de  la  conquista  de  Méjico. — Jerez,  conquista  del 
Perú. — Zarate,  Historia  del  descubrimiento  y  conquista  del  Pe- 
rú..—  Menzel,  Historia  moderna  de  los  alemanes. — Rampau,  His- 
toria de  los  Paises-bajos. — Muratori,  anales  de  Italia. — Eamsay. 
Historia  ele  la  revolución  americana.  —  Bancroff.  Speneer. 
Laboulaye.  Historia  de  los  Estados  Unidos  de  Norte-Amé- 
rica.— Mili,  Historia  de  la  India  británica. — Saalfeld,  Historia 
general  del  tiempo  moderno. — Schepeler,  Historia  de  la  revo- 
lución de  la  América  Española. — Historia  y  crónica  de  la  pro- 
vincia de  Guatemala,  por  el  abate  Brasseur. — Torquemada,  mo- 
narquía indiana,— Gerónimo  Román,  República  de  los  indios. — 
Oviedo  y  Yaldes.  Historia  general  y  natural  de  las  indias. — 
Berna!  I)iaz  del  Castillo,  Historia  de  la  conquista  de  Nueva 
España. — Tienemann,  Historia  de  la  filosofía. — Cousin,  histo- 
ria de  la  filosofía. — Las  obras  completas  de  Leibnitz,  Newton 
Descartes,  Gibbon,  Burnouf,  Champollion,  Remusat,  Montesquieu. 
Rouseau,  Yoltaire,  TÉiíers,  Michelet,  Lamartine,  Guizot.  Man- 
zoni  y  Castelar. — Respecto  á  la  historia  de  Centro  Améri- 
ca ademas  de  los  historiadores  y  compendistas  que  la  in- 
cluyen en  lo  general  de  América,  se  han  consultado,  el  bos- 
quejo de  Marure  y  lo  publicado  á  continuación  por  el  Ur.  Mon- 
tufar;  a  Squire,  Molina,  Levy  y  otros,  tomando  Informes  de  la 
época  mas  inmediata  en  fuentes  imparciales  y  con  el  propósito 
de  una  estricta  imparcialidad. — Los  últimos  acontecimientos  de 
Europa  y  América  ele  que  no  se  han  apoderado  aun  las  his- 
torias universales  ni  particulares,  se  consignan  en  vista  de  pu- 
blicaciones oficiales,  deduciéndose  del  conjunto  de  precedentes 
y  hechos   los  juicios  que  quedan   emitidos. 


usura© 


EDAD  MODERNA 

PÁGINAS 


Introdueion 


ÓÓ 


CAPITULO  L— Desde  el  fin  de  la  edad  media  bástala 

— paz   de    Westfalia 

Párrafo  I. — El  renacimiento 31! 

Párrafo  II. — Descubrimiento  de  America. — Conquista. 

— Sistemas  coloniales   39 

Cristóbal    Colon 39 

Continúan    los  descubrimientos " 48 

Conquistas. — Colonización 62 

Párrafo  III. — España  y  Portugal 86 

Párrafo  IV. — Francia  é  Italia 9.1 

Párrafo    V.— Austria. — Alemania.— La   reforma 98 

Párrafo  VI.—  Turquía  . 110 

Párrafo  VIL — Los  pueblos  seandinavos. — Rusia  y  Po- 

— lonia 112 

Párrafo  VIII. — Suiza. — La  reforma 117 

Párrafo  IX. — Los   Paises-bajos 119 

Párrafo  X. — Inglaterra. — La   reforma 1  23 

Párrafo  XI. — La  iglesia   católica  y    el   pontificado.  .  .    13Í) 

Los  jesuítas 132 

El  concilio  de  Trento 1  3 -1 

Párrafo  XII. — -Resumen   del  primer  periodo  histórico 

—de  Ja   edad  *  moderna 136 

CAPITULO  II.—  Desde  la   paz  de    Westfalia   hasta   la 
--revolución    francesa 14-5 


0>5  !  PENDIÓ 


Párrafo  I.-— Tratado   de    WestíUlia 145 

Párrafo  II.— Poímia.- — Rusia 1  17 

Párrafo  ÍIÍ.  —  I)iimrnar<-  Suecia 

Párrafo  ÍV.      Prusiíi  ' 162 

Párrafo  V.      Austria    y  Alemania 166 

Párrafo  VI.     España   y    Pbrtngal *    170 

Párrafo. VIL     Holanda.— Suiza    6    Italia      174 

Párrafo  VIII,  --Francia 

ralo  IX.-  Inglaterra 

Párrs  L91 

Párrafo  X  !.  la  indo] 

Párrafo  XI!.     Guerra    '1"    la    independencia       . 

Párrafo  XIII;—] 

Párrafo  XIV.     Resumen  del  ai 
C&PÍTULQ  ÍM.     D  el 

fi 

Párrafo  [.— P  Jló 

Párrafo  I! 

Párrafo  MI.     i,;:    A 

ralo  I  \' 

•    fo  \ 

•ajo   V!.     MI  dii 
vil.     El 

Párrafo  VIII.     '     ' 

Párrafo  IX.     En 
Francia: 

Paisas    del    JíortC 

.llcmania    y    Austria  277 

Bélgica.     I  I<»I:iii'i  27i 

Inglaterra^  279 

Italia. 

(rrecla.. 
Portugal 
España 
Párrafo    X.     Ainéric; 
Estados-Unidos. 

El    P>rasil 

Colonias    españolas .    •-!'.' 1 

independencia.     Méjico     295 

<  Vatro-Anu-rica 

Colonias    de   la    Plata 299 

isla  de   Santo    Domingo •'>>,,"> 

Chile 304 


DE -LA  HISTORIA  UNIVERSAL,  559 

PÁGINAS. 

El    alto  y   bajo  Perú 300 

Venezuela. — Nueva  Granada. — Ecuador 315 

La    América    latiua    en  la    política  universal 327 

Párrafo  XI. — Resumen   v    juicio  de  este    periodo....  330 
CAPÍTULO  IV.— Desde  la  revolución  ele  1830  en  Fran- 

— cia,  hasta    la  unidad  de  Italia  y  de  Alemania 340 

Párrafo  I.— Rusia    y    Polonia. — Sueeia    y    Noruega. 

—  Dinamarca 350 

Párrafo  H. — Bélgica    y  Holanda,  —Suiza.  —  Turquía, 

(1  recia ' * . ,  . J55 

Párrafo  III. — Austria, — Prusia.- — Inglaterra 3G0 

Párrafo  IV. — España    v   Portugal 374 

Párrafo    V.— Francia  .  ' " 383 

Párrafo    VI.— Alemania 392 

Párrafo  VIL— Italia 3íh; 

El  pontificado:  ••■ 402    * 

Párrafo    VIIL— Estados     Unidos     de    Xorte-Amériea. 

— .Méjico 405 

Párrafo  IX. -América    del   Sur 415 

Colombia 415 

Venezuela >. u 418 

Ecuador • 421 

Bolivia 123 

Perú ■.  ..  425 

Brasil 430 

Paraguay 432 

1  Ifaguay 1  3  -1 

Confederación  Aro-entina 43G 

Clile 43R 

Haití  y  Santo   Domingo 442 

Párrafo  X. — América  Central 444 

Párrafo  XI. — Resumen   y  ampliación  del  periodo  liis- 

— torico  contemporáneo 401    * 

CAPÍTULO   V.— Cultura    y   progresos    de  la  edad  mo- 

— derna 517 

Apéndice    553 


Mwwmámm 


Página, 
43 

69 

77 
121 
L28 
L7É 
180 
1!M) 

191 

207 


Linea. 
36 

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