m
rt^Vw&vJlt»y?te^V''- n
mgmmmf***
lSj
COMPENDIO
DE LA
HISTORIA UNIVERSAL
POR
Catedrático pela Universidad Central de Guatemala
y de la Escuela Polstecxica.
TERCERA PARTE:
fttfari Moderna
Colección Luis Luján.Muñoz
Universidad Francisco MarroQMÍn
www.ufm,*du • Guatemal?
GUATEMALA:
TIPOGRAFÍA DE "EL PROGRESO", OCTAVA (JALIdgí PONIENTE NÜM. II
187».
INTRODUCCIÓN
A LA
EDAD MODEENA
El renacimiento no es una redención humana desde el punto en
que aparecen nuevos ideales de derecho y nuevas grandezas; Ita-
lia venciendo por el genio á la tradición; Grecia presentándose
en el concierto de las naciones revestida de todas sus galas y
despertando con la voz de sus * filósofos, el canto de sus poetas y
las enseñas gloriosas de sus artistaárías conciencias vacilantes:
Alemania esgrimiendo la espada de la emancipación, cínglate;
formulando las Lases de sus severas y graneles doctrinas políticas,
no libertaron en un acto al mundo, ni rompieron de un esfuerzo
las injusticias y las iniquidades heredadas, Se anuncia el dia del*
derecho con un largo crepúsculo frecuentemente agitado por
violentas tempestades: no quedaron agotadas las penalidades ni
estinguidos los despotismos. Italia y Grecia al hacer resonar su
voz en las naciones, parece que preguntan á la tierra por que
ha detenido, y la echan en cara con el ejemplo de pasadas gr;
dezas y de nobles impulsos, la estrechez en (pie vive, la intole-
rancia en que se deprime su genio, los absurdos que pugnan con
la misión moral de los hombres. La palabra mágica que nunca
se habia pronunciado para el mundo sino desde las alturas de la
filosofía griega, se pronuncia con el renacimiento; ' 'adelante', he
aquí la enseña de la humanidad: dejemos atrás ese pantano que
se llama el milenarismo y el largo periodo en que se ponen to-
das las asechanzas al pensamiento: no volvamos la espalda al
horizonte que tenemos á la vista. El tiempo ha pertenecido á
los sacerdocios, á los conquistadores, á las aristocracias y á los
privilegios. ¿Cuando pertenecerá al hombre, á este ser superior
que sintetiza el planeta? ¿Cuando no se cercenará el derecho de *
V) INTRODUCCIÓN
míos para sancionar la arbitrariedad de otros, y acabará este des-
nivel moral dentro de unas mismas sociedades y en la relación
de unos con otros pueblos? El hombre es un obrero; su deber
pensar y trabajar: como ser universal, que se comunique, que
cambie, que comercie, que nivele las producciones con las nece-
sidades entre todos los hombres. En lo antiguo, el concepto del
derecho humano, aun incompleto como se comprendia, reducíase
/i la India, al Egipto, á Grecia, a Boma: sin la palabra de los
inmortales filósofos, Grecia por su políticahubiese permanecido en
d esclusivismo oriental; Alejandro que contradice ese esclusivismo.
no halla imitadores; es todavía un loco, porque quiere un derecho
para todos los hombres, una justicia para toda la tierra. La edad
moderna iba á hacer algo mas que los siglos tradicionales: reci-
biría el conjunto de todas las enseñanzas, y cayendo y levantán-
dose, luchando y volviendo á caer, cuando se la cree detenida
con Enrique VIII, Felipe II, la inquisición, los jesuítas, las ho-
gueras y las persecuciones, aparece en elevadas cimas mostrando
en su frente el brillo de la esperanza, y ondeando el pabellón del
progreso. Hay horas en que el hombre y la humanidad se sien-
ten empujados por irresistible fuerza: una idea penetra cu la-
sociedades; ha llegado la ocasión de marchar. Los abusos de omni-
potencia pontificia dieron el primer pensamiento de la reforma:
de la presión escesiva nació una sed ardiente de avanze y de
libertad. Italia había salvado las restricckpes artísticas y cien-
tíficas; los grandes hombres habían protestado contra la presión
que se ejercía en la inteligencia y en todas las facultades indivi-
duales; no importa que Arnaldo de Brescia muera quemado, y
que Abelardo perezca en solitario claustro comprimiendo aquel
corazón mas grande que su siglo y dejando caer sobre el pecho
aquella cabeza que se elevaba sobre sus contemporáneos como
el Himalaya sobre los enjambres de los pueblos brahmánicoe:
Dante habia tenido que huir de su patria; Savonarola había muer-
to en la hoguera; la imprenta de Guttemberg era maldecida, y
aun seria .escarnecido Cristóbal Colon, y Newton y Galileo su-
frirían todos los tormentos antes de que sus magestuosas ideas
penetraran en la conciencia humana. Nada nace y crece sin do-
lor; pero compensemos los sacrificios con nuestra' gratitud y con
nuestro culto, y como honramos á los padres que nos dieron el
;ser, honremos á los, que engendraron nuestra civilización: y hon-
rémosles pon mas ardor y mas sentimiento cuanto mayores fueron
sus desdichas, mas largas sus amarguras y mas gigantescos sus
esfuerzos y mas imperturbable su energía .
De aquel movimiento prodigioso en que tienen su mérito los
pensadores de todas las épocas, y que impulsaron el vigor de
Italia, las tradiciones reveladas de Grecia- las ideas reformistas
A LA HISTORIA UNIVERSAL. 7
de Wicleff, Juan Huss y Gerónimo de Praga, las audaces y ge-
nerosas doctrinas del Dante; de aquel movimiento que no pudie-
ron detener ni las intolerancias del clero, ni los terrores ele la
inquisición, ni la soberbia de las aristocracias, ni los egoísmos
de las monarquías, lia nacido la edad moderna, y en medio de
tantas ideas, de tanta luz y de tantas esperanzas, la mas grande
personificación del siglo XV. Todos los que hemos heredado el
patrimonio histórico de aquel tiempo, debíamos tener la estatua
de Cristóbal Colon delante de nuestro escritorio ó frente al si-
tio donde acostumbramos á descansar y á meditar. Nace el gran-
de hombre en las agonías de la edad media, y sella con sus des-
cubrimientos, con sus sacrificios, y con el testimonio de su genio,
la entrada en la edad moderna. El reveló la naturaleza, enmendó
los génesis orientales y dijo al error y al sofisma, "vuestro imperio
ha concluido puesto que ya la tierra no se amolda á vuestro pensa-
miento"! Y para impedir la caída y el retroceso, estendió los
b>razos en la puerta del nuevo periodo histórico y profetizó lo
que no habían soñado los intérpretes de las antiguas cosmogonías.
Genova empequeñecida y sin ulterior misión histórica no era
aliciente capaz de apagar la sed y los deseos de su ilustre hijo:
Colon marcha á Portugal, de Portugal á la isla de Madera; es la
estación de parada mientras luce la aurora del descubrimiento.
Pero antes del éxito, ¡cuantos desengaños y humillaciones! ¡cuan-
tas lágrimas de esas que el orgullo no deja caer d las mejillas y
caen en el corazón calcinándolo y llevando á toda la vida la
desesperación y la tristeza! ¡cuantas amarguras silenciosamente
sufridas! El grande hombre á quien siglos mas ilustrados todavía
que el nuestro veneraran como el mas noble agente de la civili-
zación, implora á los reyes, y ruega á los lacayos que con escar-
nio y befa le cierran las puertas de los palacios y' del alcázar de
los omnipotentes y soberbios gobernantes de la tierra. Era la idea
nías amada que el orgullo personal, mas fuerte que los obstácu-
los: un hombre venció al mundo; y al descubrir América ciieon- .
tro en premio, las cadenes del prisionero por sus ideas eleva-
das y generosas, un epitafio de latón á cambio de un mundo que
diera á España, á las ciencias, al progreso humano y al porve-
nir. Es una víctima mas de la grandeza, un reo ilustre que no
bebió la cicuta de Sócrates, pero que bebió la cicuta de la in-
gratitud sin tener en su última hora el consuelo de las cariñosas
manifestaciones que recibiera el filósofo ateniense en su escaño
de muerte.
Un mundo tan grande como el mundo antiguo apareció ante
las miradas atónitas de Europa; cordilleras inmensas, una ñora
llena de luz y de belleza, una fauna prodigiosamente variada,
una tierra alegre donde sin embargo habían de arrancar tantas
8 INTRODUCCIÓN
lágrimas las codicias y los errores do los hombres. Cristóbal To-
lón ¡¿tentaba descubrir el estremo Oriente marchando por el
Occidente: en vez de la prolongación de Asia, halló un nuevo
mundo: la casualidad hubiera dado mas tarde a Cabral lo (pie
dio la previsión al marino genoves. Si el ideal humano del de-
recho solo lo llevaba Alejandro el macedonio al invadir el Asia,
ninguno en el grado que Cristóbal Colon tenia en su tiempo
el aliento del porvenir ni amaba tanto los ideales de la civil iza-
eion. El hombre generoso y elevado que había sufrido loaos los
martirios por una idea, no era capaz de comprender (pie solo
dominaran bastardos egoísmos al continuar su ciclópea empresa.
La utopia de Colon se había convertido en hecho irrefutable..
;.Qué es una utopia? ¿es el estravio de la razón humana, ó es con
frecuencia el augurio de una mirada mas penetrante, de una in-
teligencia privilegiada que se levanta por encima de las ordina-
rias previsiones? El pensamiento de Hexidflo seria refutado utó-
pico en tiempo de Homero, el de Thales en tiempo de Codro, <il
de Sócrates en la época de Pisistrato, y el arte de Phidias pa-
reciera en la guerra de Troya sueno engañador y fantásti-
co que para sufrimiento humano evocaran los malos espíritus.
Casi siempre es la utopia la profecía del genio ó el i\r*(u) de la
magnanimidad. lE utopia pertenece al recuerdo ó ala esperanza;
lo que ha sido y feneció en los tiempos por no corresponder .í
la talla de la humanidad, nunca se constituirá de nuevo en prin-
cipio universal de derecho. Pero lo que lia de venir, ¿que es?
Vai el orden de las instituciones, de las creencias, de los dogmas
científicos, de las artes, ¿cuál es el límite donde la inteligencia y
la actividad encontraran el non plus ultra:' Cesar Can tú en el
prólogo de su historia a la edad moderna, no ha temido conde-
nar todas las gratuitas sentencias de la pereza y de la ignoran-
cia, y todas las cobardías de los (pie ponen un dique arbitrario
/i las mas audaces investigaciones. ''Cuando un hombre, dice, que
escede á las proporciones ordinarias por la eficacia de su voluntad
unida al poder de su inteligencia, trata de aventurarse mas altó
de los límites comunes, el vulgo docto que gusta de la medianía
y solo tolera aquello que se cree capaz de hacer, esclama, "im-
posible; es un visionario, un presuntuoso", y tal vez añade, "un
loco, un charlatán". "Decid que dentro de una piedra llena de as-
perezas se encuentra el diamente, y os escarnecerá el que no ten-
ga, voluntad y manos vigorosas para romperla v descubrirlo.
Si este hombre no soporta los ultrajes que ha de-sufrir aquella
sensibilidad que es a la vez la debilidad v la fuerza, la reconv-
A LA HISTORIA UNIVERSAL. 9
peosa y la espiacion del genio, sucumbirá bajo el peso de uni-
versal reprobación dudando de sí mismo y de su inteligencia
que tanto se desvia de la de los demás. Aquel que en el reinado
de Luis XIV proyectó hacer caminar un barco por medio del
hume, despertó las amargas burlas de los cortesanos de la Ni-
ñón, se volvió loco, y murió en un hospital: el Dominiquino es-
taba á \nmto de cambiar la paleta por el cincel para descansar
de las sátiras de los mordaces; Racine viéndose pospuesto al inep-
to P radon, abandonó el teatro; Newton, cansado de sufrir con-
tradicciones, esclamaba, "no quiero pensar mas en la filosofía;
imprudencia fué abandonar el inestimable tesoro de mi tranqui-
lidad para correr tras una sombra;'7 y Pergolesi murió á los trein-
ta y tres años bajo la obstinación de los silvidos de aquellos que
al dia siguiente de sus funerales le llamaban "divino" Pero si el
genio no consiste en la paciencia, la estima como su dote prime-
ra; sabe que toda grande empresa es una lucha, una educación,
una palestra; no elude las dificultades sino que las hace frente:
se resigna á la envidia, al insulto, y lo que es peor, á la indife-
rencia de sus contemporáneos; sufre las heridas de la flecha y las
picaduras del alfiler, todavía mas molestas, y mejorando con las
contradicciones como el turíbulo aumenta sus espirales de humo
á medida que se le agita, vence una por una • las enemistades,
las envidias, las emulaciones; desprecia á los que le desprecian,
desafia los odios que le tienen los poderosos ó preocupados, y
prosigue solitario aquel sendero donde el que sucumbe antes de
concluirle es olvidado ó vilipendiado por los demás hombres.
Pero si con aquel valor que transforma las contrariedades en
problemas llega al fin que se propuso; si venciendo obstáculos
apenas sospechados del vulgo consigue fatigosamente su objeto,
entonces algunos se apresuran á hacer una justicia tarclia, para
vanagloriarse luego de haber conocido su mérito, ó porque es
muy bello prestar apoyo á quien no podemos pisotear; los que
se titulan sus amigos le conceden una aprobación inactiva que
se asemeja á la compasión; muchos por orden de otros, ó por a-
< hilarles, ó bien para demostrar que no en vano principiaron sus
ultrajes, repiten con voz hostil: "gran cosa; ¿quien no hubiera
hecho otro tanto? Bastara pensar y querer para conseguirlo, y
aun otros lo han hecho antes que él; no ha tenido mas que imi-
tar y aprovecharse de aquellos conocimientos.'7 Estas gentes ig-
noran, ó mas bien fingen que ignoran, que en el saber querer
está la eficacia del genio: que la imitación se deduce, no de la
comparación de ciertas particularidades, ya fortuitas, ya indecli-
nables, sino de la ele los principios de la acción de los métodos
y de la esencia de los sistemas: ignoran que el llegar á confines
nuevos por caminos antiguos, ó á confines comunes por vías no
10 INTRODUCCIÓN
ensayadas; que conocer la importancia de un objeto, y sacrificar
los goces, los honores, la existencia, son sólo privilegios de les
hombres grandes. "
La historia antigua pertenece á los vencedores o á las castas;
la historia media busca todas las relaciones con una religión ó un
sistema: la historia moderna pertenece á todos los hombres y
todos los pueblos; y no solo esto, sino á la integridad del pensa-
miento. El pensamiento es quien se alza sobre la dura esclavi-
tud moral de la teocracia y proclama la libertad de indagación
y la libertad artística; el pensamiento es quien se subleva con-
tra unidades tan absorventes como arbitrarias y proclama la in-
dependencia civil y la independencia de la conciencia: el pensa-
mionto es quien penetra en las instituciones y las analiza, y pro-
clama la soberanía de los pueblos. La filosofía toma carta de na-
turaleza en las sociedades y en la política; ya no será lícito que
el reformador se presente con la cuerda al cuello en la actitud
humilde de las víctimas; el hombre lia podido comprender en
las múltiples enseñanzas del progreso, (pie es acreedor al uso li-
bre de todas sus facultades, de toda su inteligencia, de todos sos
derechos; solo necesita tener energía para no dejarse arrebatar
la posesión de los fueros inherentes á su naturaleza, y las espe-
ranzas de perfeccionarse y de crecer. Ha pasado la literatura
de los dioses, de las castas, délas aristocracias; la ciencia no está
encerrada en mezquinos dogmas, pensamientos de un dia huma-
no; el capricho ha dejado de ser ley: reyes y castas nada son:
la humanidad lo es todo. Estos ideales que viven en germen des-
de el siglo XV, se desarrollan en el transcurso del tiempo. Amé-
rica es sometida, pero aun no es la ampliación del derecho á ma-
yor porción humana, sino la dilatación del despotismo impuesto
por la fuerza y sostenido por la arbitrariedad y el aniquilamiento
de las escasas energías de desventuradas razas. La edad media
llega para la América latina, mas estraviada aun, mas depresiva
que las invasiones germánicas, porque la diferencia de color y
el orgullo suplen aquellas primitivas leyes germanas que impe-
dían todo cruce y relación moral con los vencidos. Como obra
política la conquista no fué un ensayo fecundo; como obra histó-
rica, a través del error y de las ambiciones, se plantearon proble-
mas que los siglos descifrarían en el sentido del progreso. Hay
Ain mundo moral dormido, pero existe; bajo las heladas sábanas
del Norte, espera la tierra que el sudor de los puritanos ha de
fecundar; y entre la poderosa flora de los trópicos y sobre las di-
latadas llanuras y magestuosos valles del Sur, levantará la cabe-
A LA HISTORIA UNIVERSAL 11
j& algo que en nuestro siglo comienza á definirse: entonces el
mundo de Colon entonará el himno de progreso respondiendo á
la grandeza y á las esperanzas de la gloriosísima figura del si-
glo XV.
Todas las costumbres y hábitos del pasado pueden coaligarse
porque la batalla comienza: Alemania reclama el libre examen;
Lutero penetra en la conciencia pública y de ella arranca el dog-
ma de la reforma. Envano Carlos V que émulo de Carlo-magno
busca la unidad bajo su poder, pretende ahogar la doctrina refor-
mista: transige y la unidad se rompe, y el Norte de Europa aban-
donando á Roma, inicia la propaganda filosófica que traería con
los siglos la emancipación moral y política del viejo mundo. Zuin-
glio y Calvino siguen la empresa de apartamiento y disolución;
Inglaterra fatigada de viciosas intervenciones, halla pretestos en
las querellas ele Enrique VIII, y se establece la iglesia anglicana
que consolidaría Isabel I, el monarca mas grande que ha pasado
por el trono ingles. Las pequeñas naciones que rodean á Alema-
nia, Holanda, Dinamarca, adoptan la reforma bajo principios se-
mejantes, y Suecia continúa aquel movimiento que nada pudo ni
contener ni aplazar.
La política opresora del Occidente se pronuncia mas violenta-
mente cuanto mas se reduce el patrimonio espiritual de los pon-
tífices, pero en Italia y Francia las ciencias y las artes siguen
triunfando de las restricciones: que se queme el libro de Copérnico
por mano del verdugo y que se torture á Galileo, pero el mundo
sabrá por medio de qué vergonzosas crueldades se persigue la
verdad, y cuales son las esperanzas que ofrecen al pensamieuto y á
la sabiduría los despotismos y las teocracias. La inquisición como
irritada por el desprendimiento délos pueblos sajones que redu-
cían á la mitad el imperio de los papas, se ceba en los países que
les permanecían mas fieles, y es martirizada la razón, sacrificados
los indagadores, calificados de hereges los sabios. La orden de
los jesuítas viene á contradecir el vuelo de la inteligencia, y á
poner obstáculos insuperables á la propagación de la reforma; "to-
do por Roma y contra el espíritu innovador7', y al cerrar el paso
A las protestas de la conciencia, se cerraba también á las miradas
del alma, á la luz de la filosofía, á los derechos históricos del
arte. Roma y la inquisición no se habían atrevido á tanto desde
las mas tenebrosas épocas de la edad media. El Occidente
sucumbe; una reacción tenaz y cruel vigila el despertar y hasta
procura sorprender en el sueño y en lo íntimo de la familia, un
pretesto para vengar los supuestos agravios de la intolerancia y
las quejas del despotismo. Felipe II quiere reivindicar algo de lo
que Roma habia perdido; es tarde: la misma naturaleza parece
encargada de demostrar al obstinado austríaco lo efímero de su
1 2 INTRODUCCIÓN
empeño y lo imposible de sus deseos. El pueblo sobre que
pesa mas la arbitrariedad de los reyes y el terror de la inquisi-
ción, era el llamado á llevar su influjo á las remotas regiones
descubiertas por Colon: de rechazo las instituciones de España
herirían las colonias, gérmenes de nacionalidades del porvenir.
Francia mas apartada de los compromisos teocráticos, permite
alguna espansion alas ideas y tiene sus pensadores y sus filó-
sofos, cuando España se agotaba hasta caer en el estéril y envi-
lecedor reinado de Carlos II. Inglaterra que obligo á jurar a sus
reyes la carta magna y que consagró la independencia totalmen-
te civil por la reforma, daría vida á una gran nacionalidad aunque
no de un modo espontáneo y deliberado: el siglo XVI inició la
colonización y no pudo continuarla, y solo se fortaleció al aliento
de las ideas y de las esperanzas liberales. Las guerras religiosas é
internacionales llenan todo el siglo XVI; los protestantes alemanes
comenzaron á fijar su posición en la Dieta de Spira; los Países
Bajos acostumbrados á sus municipios y á sus fueros, no pueden
resistir el despotismo de la casa de Austria que uniera al trono
de España aquellas regiones como patrimonio de familia, y en lu-
cha heroica conquistan su puesto éntrelas naciones europeas.
Turquía pretende ensancharse y oscurecer á Europa, pero á sus
poderosos ejércitos ya pueden oponerse nacionalidades compactas
que neutralicen los esfuerzos de las razas orientales. El siglo
XVII el poder musulmán habia entrado en decadencia, y la mo-
narquía española cede la supremacía europea al espirar Felipe II.
Francia habia caído en funestas intolerancias: la San Bartolomé.
ese crimen horrendo nacido del comercio del despotismo con
los esclusivismos religiosos, produjo el contrarío efecto de irritar á
los perseguidos sobrevivientes y la necesidad del edicto de Nan-
tes en los útimos años del siglo XVI. La guerra unitaria nacio-
nal en Francia se hace guerra religiosa; los calvinistas, vencidos
en la Bóchela, se espatrian mas tarde cuando Luis XIV olvidan-
do las exigencias de la época y el porvenir, dá satisfacción en-
tera á sus sentimientos de intolerancia. Inglaterra triunfa de la
monarquía por la revolución de 1648, que saca victoriosos lofe
derechos del parlamento, y después ele la rcstuaraeion afirma en
el movimiento político de 1088 y el cambio de dinastía el ejercicio
de la libertad
Los tratados de paz van poniendo en mejores condiciones la
conciencia y la libertad moral. Pero Francia perdió su vigor con
Luis XIV que dejaría con gran acopio de agravios, deseos com-
primidos bajo el férreo yugo de su larga dominación. Las nionar-
A LA HISTORIA UNIVERSAL. 13
quías que parecen mas gloriosas, han sido las mas infecundas y
corruptoras: Carlos V y Felipe II, Enrique VIII, Luis XIV, em-
bellecieron el trono á espensas de la salud nacional, del desar-
rollo colectivo, de la inteligencia y de la fuerza de los pueblos.
España se habia desangrado en las guerras esteriores sin sacar
mas que vanidades estériles, mientras dentro se apagaba todo el
espíritu intelectual y moral y se preparaban para aquel pais los
tiempos mas oscuros de todas las edades. Al fin de las espedi-
ciones y de las guerras con que el orgullo monárquico gastaba
las fuerzas de España, no se encontró mas que la desmembración,
el bochorno, el aniquilamiento. Felipe II lucha con Inglaterra
por orgullo, con Francia por ambición, con Italia y los Paises
Bajos por sostener su despotismo: es un hombre que nacía ama
mas que á él mismo: degrada todo lo que piensa, humilla á sus
grandes guerreros cuando no los necesita, no puede tolerar nin-
gún talento superior al suyo, gasta el tesoro público en aventu-
ras sin importancia para la nación y que por éxito no podian te-
ner mas que crueles desengaños, destruye la libertad política de
Aragón llevando al cadalso al Justicia, — representante de las
bellas tradiciones aragonesas — y su orgullo no deja mas que rui-
nas. Felipe II que tan grande parece á los ensalzadores del
despotismo y i la ignorancia, es el que determino la caida de Es-
paña: deje) por todo monumento el Escorial, un sepulcro: fuerza,
ninguna; España estaba destruida, y para completarla obra, Fe-
lipe III arrojaría a los moriscos, los mas inteligentes en la agri-
cultura y en la industria, desheredando al pais de un elemento
poderoso; eso era lo único en que no habia puesto su fatídica ma-
no el sombrío fundador del Escorial. Inglaterra se levantaba al
compás de la debilitación de España; aquí mueren la iniciativa y
el vigor intelectual, y allí se despiertan los estímulos y sé cons-
truyen sólidos cimientos para el porvenir; el derecho personal
adquiere poderoso brio; el parlamento á nombre del pueblo y de
la nobleza se impone á los reyes.
En Francia el Cardenal Richelieu lucho á la vez contra los
calvinistas y por la unidad nacional. Luis XIV recibid los ele-
mentos necesarios de grandeza material, pero su política tan in-
fluyente en Europa, y en apariencia tan engrandecedora, mata
el espíritu público, destruye la iniciativa, y arroja también del
suelo patrio masas laboriosas de calvinistas que fecundizarían ro-
busteciendo los pueblos de la reforma. Todas las grandes luchas
en aquel tiempo tienen un doble carácter político y religioso.
La reforma se consolido por las oposiciones de España y Fran-
cia el siglo XVI: el Papa León X que habia creido que se redu-
jera á una disputa de monges, no pudo ya ver como adquiria
personalidad y se preparaba á tomar un puesto importante en
14 INTRODUCCIÓN
la política, y el primero en el progreso de Europa. AI Norte,
la Scandinavia, Dinamarca y el ducado de Brandeburgo seguían
la reforma, llegando un dia Suecia i ser el escudo de la revolu-
ción y el contrapeso del Occidente. Rusia, imperio semi-asiáti-
co emancipado en el siglo XV del influjo de los mongoles, pone
su mirada en el Sur y en el ocaso, y cuando los turcos comien-
zan a decaer, avanza contra ellos, les arrebata posesiones del
mar Negro, hace correrias en Polonia, y dispone sus fuerzas pa-
ra intervenir directamente en los negocios europeos.
Entretanto las colonias de Norte-América apoyándose en Ja
igualdad y en la libertad civil y religiosa, echan los cimientos
de una nacionalidad; las colonias latinas, sin representación y
sin parlamentos, sufren la ley impuesta por la metrópoli, y vi-
ven agerias á las oposiciones beneficiosas y á los choques de Eu-
ropa, no percibiendo mas que los desastres ele la intolerancia.
y con frecuencia los saqueos y depredaciones ocasionados por
los enemigos de España, como resultado de las guerras de la
metrópoli con las grandes naciones. La herencia llegada en suer-
te emperezó el ánimo é hizo que se estimara en poco el trabajo:
abandonóse lo permanente y lo trascendental, y se confió á la
codicia y á las ambiciones un porvenir que debía responder á
tan malos principios. España emigraba al continente de Colon y
peleaba en toda Europa dejando los campos yermos, los talleres
desiertos, las fábricas arruinadas. La pobreza en los últimos años
del funesto dominio de Felipe II y en los reinados sucesivos,
llegó á un estremo tal, que los campesinos carecían- de instru-
mentos de labranza, las ciudades se arruinaban sin que nadie
se acordara de reedificarlas, mientras Isabel de Inglaterra ci-
fraba su orgullo "en dejar á los aldeanos felices y contentos, con
colchones de plumas y buenos vestidos y subsistencias'7.
Entre las rudas oposiciones de los mas fuertes se alzábanlas
pequeñas nacionalidades, necesarias al concierto europeo: Portugal
agregado á España por Felipe II, recobra su independencia con
energía en tiempo ele Felipe IV: los Países Bajos alentados por
la libertad y por la reforma, llegan á compartir con Inglaterra
el dominio de los mares, aprovechándose también délos frutos
del descubrimiento de América; Suiza envuelta en luchas reli-
giosas, afirma su libertad en el choque de los cantones protes-
tantes y los cantones católicos; Gustavo Adolfo vigoriza Suecia
y llama con su política la atención de Europa; Dinamarca se
robustece al calor del libre pensamiento. Italia sometida á la
voluntad de los poderosos, solo conserva su libertad científica
y artística que le consuela de su triste situación, pero sin perder
la esperanza de rehabilitarse un dia.
Al entrar el siglo XVIII la influencia de Luis XIV estaba
A LA HISTORIA UNIVERSAL. 15
decaída como lo estaba la de la dinastía austríaca española ai
acabar el siglo XVI Aun alcanza Luis XIV una victoria
cuando se coloca en el trono de España su nieto Felipe V. La
dominación borbónica si bien funesta, no lo fué tanto como la
dominación austríaca. España perdió su categoría en Europa; el
pacto de familia le atraería los últimos reveses y los golpes vio-
lentos que aun no se han reparado. Austria, escudo de la Euro-
pa central y occidental desde la invasión turca, absorbió las-
naciones menos fuertes, Hungría, Bohemia, y la misma hetero-
geneidad del imperio le impuso principios de tolerancia prácti-
ca. Suecia tendría que luchar para fortalecer su personalidad
social, y Carlos XII la eleva á un poder desconocido. No pu-
dieron triunfar definitivamente de sus opuestos, ni los turcos, ni
el catolicismo, ni la reforma: estas mismas oposiciones convenían
al desarrollo de los intereses nacientes; las nacionalidades se in-
dividualizaron, y en el interior el espíritu de unidad apagaba
los últimos restos sostenidos ó consentidos del feudalismo.
Al acabar la guerra de sucesión en España, toma. Inglaterra,
aunque resuelta la guerra contra ella, grandes proporciones
de poder: el ducado de Brandeburgo que comenzaba á erigirse
en piedra angular de la reforma, se constituye en una monar-
quía que concentraría el espíritu alemán poco semejante con el im-
perio austríaco. El sistema de Luis XIV obligó á muchos reyes
de Europa ó los tentó á imitar las monarquías militares, orga-
nizándose bajo esa base, Prusia, Polonia, Austria, Rusia, Sue-
cia y Turquía. Inglaterra escudada por los mares, había hecho
de su marina la fuerza nacional, y al contrario que España que
olvidaba á los hombres de mérito, no tenia inconveniente en
hacer generales de sus audaces piratas. Pedro el grande de Ru-
sia aleccionado en los progresos europeos/ impulsa á su patria,
construye los primeros barcos, despierta nobles emulaciones, lle-
va al corazón del imperio artes é industrias desconocidas, entra
en la vida europea, y señala á su pueblo las sendas del porve-
nir, vigorizando con las influencias rusas los elementos reformis-
tas aunque mas separados del dogma católico que la confesión
griega.
Los reyes se habían atribuido la gloria del triunfo sobre las
aristocracias; mientras necesitaron del brazo del pueblo, alimen-
taron sus libertades, pero en el momento que se creen fuertes,
las derriban y proscriben, hasta decir Luis XIV, ''el Estado
soy yo," frase que si era una sanción de la ruina del feudalismo,
y á la vez una fórmula de la unidad nacional, quitaba al pueblo
la garantía de sus derechos y el premio merecido por sus sa-
crificios.
Las reformas administrativas fueron una consecuencia de los
16 INTRODUCCIÓN
nuevos intereses creados, y comienzan á aparecer las teorías e-
«eonómicas y políticas que determinarían la revolución francesa.
Las monarquías buscando el opuesto del feudalismo, exaj eraban
la centralización, y como resultado, se debilitaban los estreñios,
y se perdía la iniciativa individual. Federico II de Prusia aun-
que reformador atrevido y audaz pensador, no se desprendió de
la unidad fortísima en que se enlazaban todas las corrientes de
la política; admirador de la democracia suiza, se guardaba bien
de imitarla en los procedimientos de gobierno de su patria. El
despotismo de los reyes, con sus frutos en el tiempo y las venta-
jas adquiridas por el cuerpo nacional, no resolvía mas que el cam-
bio de un mal mayor por un mal menor. Los pueblos habían
puesto sus fuerzas al servicio de la monarquía que les dirijió en
el combate con el feudalismo; el poder estraordinario de los re-
yes en acuerdo en muchas naciones con el pontificado y con la
iglesia, hizo renacer la antigua fórmula del derecho divino que
e\ clero sancionó, mientras los países protestantes fortalecían el
derecho humano. Las letras, las ciencias, la filosofía concurren A
modificar el derecho real sucesor del derecho feudal: aristocra-
cias y sacerdocios como si ya carecieran de virilidad, do luchan
tanto por restablecer su poder como por conservar el que les
reconoce algunos privilegios: en los dramas y en los poemas,
en la filosofia y en la crítica, aparece una nueva entidad, el pue-
blo, la masa total, antes no tomada en cuenta sino como instru-
mento fiel de los señores, de los papas ó de los reyes. La mo-
narquía francesa sintióla necesidad de lo bello y de lo ideal
aun en medio de los combates que sostenía con Europa. Luis XIV
no podia suponer cuanto influjo ejercerías las opiniones e-
mitidas por los filósofos y por los literatos: creia que aquellas pa-
labras que distrajeran un rato el oido se perderían como notas
que se debilitan y mueren en alejadas ondulaciones. Las letras
y la filosofia avanzaban, y la política mantenía su inmobilidad
monárquico-absolutista, Los parlamentas Norte-americanos, la con-
federación suiza, las instituciones de Holanda, y aun la monar-
quía inglesa, servían de estudio y de términos comparativos (pie
al provocar oposiciones, salían generalmente vencedoras del hecho.
y aun se estremaban inquiriendo en la razón pura el orden mas
perfecto de gobierno. De este último modo Juan Jacobo Rousseau
predicaba la revolución desde el punto' de partida de un contra-
to sometido ú todos los asociados y aceptada por ellos, no que*
dando de consiguiente ni superioridades aristocráticas, ni teocrá-
ticas ni realengas. Ya fuera imaginario históricamente conside-
rado el contrato supuesto en las primitivas sociedades. Rousseau
llamaba la atención sobre la base origen de todos los poderes, v
sobre el derecho inalienable de los pueblos. Representando una
A LA HISTORIA UNIVERSAL. 17
-creación política superior, todos los que afirmasen algo progresivo
se inclinarían en mucho o poco á la idea del filosofo de Ginebra,
y en tanto que de ahí derivaría la doctrina del sufragio universal
y de la soberania de las naciones, otro grande hombre Francisco
Maria Arouet de Voltaire asestaria su acerada piqueta contra el
viejo edificio que abrigaba mas ó menos debilitadas las tradicio-
nes coaligadas, y haria guerra sin descanso á las supersticiones,
a los obstáculos, y á las doctrinas que cerraban el paso al porve-
nir. Federico de Prusia cuando no émulo, enemigo del Occiden-
te, animaba a Yol taire, y la crítica de este genio fecundísimo lle-
vaba en remolino agitado los hombres y las cosas del mundo cu-
yos cimientos comenzaban á pulverizarse.
El descubrimiento de América y de las grandes islas de la 0-
ceania, introdujo nuevas relaciones en el comercio, y con otra cla-
se de exigencias, la necesidad de diverso y mas complicado esfuer-
zo. Las pequeñas naciones trabajaban silenciosamente mientras
los poderosos combatían, y daban su contingente al progeso, des-
de Portugal que ilustra el siglo XV., Suiza que afirma sus libe-
rales instituciones, y Holanda que aprovecha los descubrimientos,
hasta las colonias de Norte-América que ofrecen á la conciencia un
seguro mas fuerte que todas las monarquías de Europa.
España monopoliza el comercio en sus colonias, lo mismo que
Inglaterra, pero no las deja la espansion que esta ni piensa mas
que en la continuación de su poder territorial, lejos de deliberar
los medios de engrandecer colonias y metrópoli con medidas sa-
bias y equitativas. Inglaterra saca provecho y lo dá, favorece y
prospera, y no dejando languidecer el espíritu en el interior ni en
el esterior, en el día de la independencia del Norte podía darse
el título de madre educadora, y por otra parte tenia bastante vi-
gor para trabajar por el porvenir sin que le hiciera honda mella
la pérdida de sus trece colonias. Antes de llegar Ñor te- América
& cierto madurez, ya surcaba Inglaterra reflexivamente los mares
de Australia y de la Yndia, y España que tiene su dilatación na-
tural al otro lado del estrecho de Gibraltar, había perdido el tiem-
po, la sangre y las riquezas en inútiles devaneos de ambición y
en desastrosas oposiciones con la reforma, y su industra y su co-
anercio por causa de la intolerancia y de la imprevisión de gobier-
nos tan vanos y soberbios como estériles: careciendo de industria,
habia de reducirse i mercader en beneficio de los paises produc-
tores, Holanda, Bélgica, Francia, que se enriquecían y prospera-
ban durante la molicie y los malos sistemas de los reyes de la
casa de Austria y de Borbon. El comercio y la industria no ha-
bían tenido en la civilización mas que puestos muy secundarios:
Aristóteles y Cicerón reflejando toda la antigüedad no les conce-
bían mas que despreciativos títulos. Pero ahora á través de los
2
18 INTRODUCCIÓN
grandes mares, en la relación de dos mundos y aumentada la su-
ma de exigencias; las cosas tomarían otro derrotero. Lo filosofía,
solo ocupada del espíritu y de las relaciones morales, descende-
ria á la agricultura, al taller, á la fábrica, al- barco de vela, para
dar honrosos diplomas á la creación y al tráfico, para aplicar la
inteligencia al nivel del consumo con la producción, de las nece-
sidades con el trabajo.
La enciclopedia francesa desempeña la misión honrosísima de
enaltecer el trabajo. Diderot decia: "devolvamos por fin á los ar-
tesanos lo que les es debido; las artes liberales bastante se canta-
ron á sí mismas; ahora deben emplear lo que les resta de voz pa-
ra celebrar las artes mecánicas.'' Y haciendo coro á los enciclo-
pedistas esclamaban otros: "Se han llenado poemas ensalzando y
glorificando á los héroes, á los vencedores y á las aristocracias.
¿Cuándo entramos en el poema del trabajo, de esa batalla de gi-
gantes en que el hombre lucha con la naturaleza y la domina?
El suelo produce, pero el hombre acomoda la producción á sus de-
seos, y dá belleza y utilidad á lo informe. Honremos la industria,
reina modesta pero mas grande que todas las glorias de la aris-
tocracia y que todos los orgullos deificados." La enciclopedia no
solo toma la palabra en favor de lo que era menospreciado, sino
que también llama á los hombres á la vida del derecho.
Las rivalidades de Inglaterra y Fi-ancia apenas suspendida-
desde Juan sin Tierra y Felipe Augusto, se reflejaron en las res-
pectivas colonias de América, y la guerra intercontinental deme-
diados del XVIII dio la superioridad á los ingleses y probo á la
vez la fuerza de las colonias sajonas. Celosa al mismo tiempo que
enorgullecida la metrópoli, con ese orgullo que casi siempre signe
á la victoria, quiso hacer ver que no hallaba límites su omnipo-
tencia, y las dificultades que se iniciaran falseando el espíritu de
las cartas coloniales, acabaron cou ataques manifiestos al derecho,
siguiendo poco después la guerra y la independencia. La nación
francesa, vengándose de Inglaterra y para debilitarla, ausilio el
movimiento emancipador y la independencia fué. un estímulo pa-
ra los pensadores políticos, una razón de lícita envidia para el
pueblo, y un nuevo adalid que se comprometía en la lucha por las
ideas reformistas contra el espíritu de inmovilidad. Los nombres
de Washington y de los mas ilustres miembros del Congreso de Fi-
ladelfia, cruzaron el Atlántico, enbellecidos no solo con los res-
plandores de la victoria, sino lo que es mas grande con la .aureola
de la justicia y de la libertad. Francia se encontraba postrada: la
nobleza, el clero y la corte, esplotando la debilidad del pueblo.
A LA HISTORIA UNIVERSAL. 19
le oprimían y agobiaban sin presumir que un clia sacudiría la o-
presión y podría devolver los males que se le hacían sufrir. Unían-
le á los gritos de reforma de los pensadores, las quejas de los a-
tropellados pueblos, y la corte que se hacia mas soberbia cuanto
era mas amenazada, burlábase de las ideas de los unos y de las
miserias de los otros. Luis XVI fácilmente engañado por el bri-
llo de sus palacios, por el lujo de los cortesanos y por una educa-
ción en que no habia penetrado ningún principio sano de la filo-
sofía política, creyó que las cosas no podían variar de estado, y
que eran tan necesarias al buen régimen las clases y los privile-
gios, como lógico y natural su derecho de gobernar á los hom-
bres por los medios que le habían legado sus mayores. La noble-
za era mas soberbia por lo mismo que estaba mas arraigada al
trono y con él formaba un árbol que sombreaba esterilizando Ios-
contornos; el clero que encontraba en la monarquía todas las ga-
rantías y un poder efectivo sobre las conciencias de los mas
fuertes, mantenía como un derecho permanente aquella situación
cu que no habia un solo pensamiento de mejora ni de enmienda;
era un enlace de prerogativas bajo las cuales hormigueaban las
masas para nada llamadas ni consultadas; pagaban y sufrían: la
corte cobraba y gozaba. Luis XVI benigno por naturaleza habría
realizado una evolución si las ideas recibidas desde la cuna no
le mostraran por todo dogma la in variabilidad y el absolutismo.
Los intereses que le rodeaban no le dejaban distinguir el peligro:
María Antonieta, mas soberbia que el rey su marido, calificaba,
de imposible la emancipación del pueblo que en Austria habia
visto tan sumiso, obediente y postrado como en Francia. Para Ma-
ría Antonieta la revolución era tan sacrilega y tan absurda, co-
mo si los hombres intentaran cambiar el orden de las estaciones
y la ley de gravitación de los cuerpos. En los primeros movimien-
tos del 89 enviaba sus quejas i Catalina II de Rusia que vence-
dora de todos los obtáculos, no pensaba que jamas pudiera el
pueblo mirar a los tronos si no con miedo ó con adoración: en li-
na de sus contestaciones A Maria Antonieta decia; "hay que ha-
cer de los pueblos respecto de los tronos el mismo caso que de los
perros que ladran á la luna." La revolución estalló y se hizo mas
formidable ií medida que las resistencias crecieron. La monarquía
que todo lo habia absorbido se halló en litigio con la nación que
era en definitiva el mejor consejero y agente de su porvenir. El
imposible pretendido por la monarquía se habia convertido en un
hecho que Catalina II pudo contemplar antes de bajar a la tum-
ba. Pero la grandeza de la revolución fué su cosmopolitismo: pro-
clamaba el derecho de los hombres, y no el de una sola nación
como los griegos de la época de Milciades, ó como los romanos;
del tiempo de Camilo. Toda la humanidad era acreedora á la jus-
gfl IXTROIUCCION
tícia, y toda conciencia debia exijir la garantía de Jas leyes. El
pueblo no se presentaba de rodillas como en anteriores tiempos,
ya fuera esta la pretensión de la reina y de los cortesanos. Re-
clamaba por la voz de Mirabeau, el gigante de la tribuna, y por
la lógica y la fuerza del Tercer Estado. Europa se conmovió; los
reyes de derecho divino se agitaron en sus amenazados tronos y
dispusieron sus escuadras y sus ejércitos, valiéndose como siem-
pre del pueblo preocupado ó embrutecido para aniquilar el dere-
cho del pueblo mismo. Reyes, cortesanos, nobles y clero se estre-
mecieron de terror cuando la Francia enseñó que no eran inmu-
nes las cabezas privilegiadas. Y aquella revolución amenazada,
estrechada, traicionada por todas las conjuraciones y por todos
ios atentados, en el paroxismo de la irritación, y en el estremo
peligro, no tuvo mas que esta disyuntiva dentro, k'la revolución
o la muerte;7' y fuera esta otra, "vencer ó morir'*. Y castigó la
frialdad, el desvio, el error, la disparidad de opiniones, la falta
de energia, llevando al cadalso lo mismo que á los defensores de
la tradición, á los generosos apóstoles de la democracia, álapléya-
da de los girondinos mas ilustres cuyo único delito fué acaso de-
tenerse en los principios de humanidad mas de lo que consienten
esas transiciones violentísimas entre dos mundos, dos ideas, y dos
sistemas en absoluto inconciliables. Y después que unos á otros
partidos se precipitaron en la huesa, y que el choque de las úl-
timas fracciones acababa con el reinado del terror, Francia pa re-
ce haber terminado las internas agitaciones, y lleva por Europa
el estandarte revolucionario y las tablas de los derechos humanos.
Ninguno de los padres de la revolución sobrevivió; Voltaire. Etotifi-
seau y los enciclopedistas, habían muerto; eontitucionales. giron-
dinos y montañeses mas significados desaparecieron unos tras o-
tros, como si de aquellas escenas unas veces sublimes y otras
terribles, pero siempre estraordinarias, no debieran quedar otros
testigos que las ideas inmortales, los santos principios del dere-
cho que un dia anidará en la conciencia de todos los hombres.
Al caer los fundadores de la República, con una política mas
kumana se inaugura un periodo de mas languidez, y después de
épocas difíciles y transitorias, un general cubierto de laureles,
para simbolizar masía unidad nacional impresa por la conven-
ción, erije el imperio y pasea por Europa sus águilas victorio-
sas, democratizando los tronos, sustituyendo las noblezas, des-
naturalizando en parte la revolución, pero sin quitarle en el fon-
do sus oposiciones entre el derecho divino y sus ideas en favor
del derecho humano, del mérito, de la responsabilidad y de la
causa del pueblo. Napoleón pensó demasiado en él mismo, pe-
ra no olvidó el porvenir de Francia. Aniquiló la inquisición en
los paises invadidos, y para combatir las tradicionales eostum-
A LA HISTORIA UNIVERSAL. 21
bres, revelo los principios de dignidad personal y las ideas de
la soberanía de las naciones. Sn ambición no fue totalmente es-
téril; Francia perdió en el cambio de instituciones, pero Euro-
pa y el mundo entero aprovecharon las ventajas que sembraba
al esteriorizarse el país de las revoluciones, que era y sigue sien-
do el mas hábil propagandista. Y no pudiendo conquistar á nom-
bre del derecho moderno la unidad que fuera negada á Carlo-
magno, sucumbió' dejando trastornados los viejos sistemas, y
preparados los pueblos á tomar su parte de administración y de
gobierno. La restauración monárquica, ni pudo reproducir las
formas y doctrinas que precedieron á 1789 ni destruir la obra
revolucionaria en sus cardinales principios.
Entretanto, si los ecos de la revolución Norte-americana no
habian repercutido poderosamente en la América latina, por la
política de consolidación y fortalecimiento de los Estados
Unidos, por los obstáculos interpuestos durante la paz, y porque
las revoluciones sajonas no se propagan con tanto vigor, la revo-
lución francesa que pugnaba con todo lo desemejante, ejerció un
influjo mas directo y decisivo, y agrandándose los ideales al
contacto de la doctrina de Adams divulgada por Monroe, se
forjarían las primeras armas de la independencia latino-ameri-
cana. Asociaciones secretas, connivencias seguidas aunque toda-
vía peligrosas, mantuvieron el espíritu de los hombres mas re-
flexivos, hasta que la corriente natural de los hechos dio oca-
sión á que se dilatara la comprimida atmósfera de la libertad.
La invasión de España por las tropas napoleónicas tuvo necesa-
riamente que debilitar la vigilancia, y el empeño de los revo-
lucionarios franceses y después el de Napoleón, se estendia á
todo lo que alcanzara mancomunidad ó relación con los países
con quienes estaban en lucha. Los primeros chispazos de la in-
dependencia brotando 1806 á 1810; se estrema la violencia que
puede apagar un momento el combustible, pero aparece de nue-
vo mas resuelta la idea, mas incontrastable la revolución. Bolí-
var, San Martin y otros héroes, sellan el nacimiento de pueblos
nuevos que concurrirán como individualidades á la civilización,
y no como satélites obligados á representar y seguir un genio
estraño y una política accesoria sin iniciativa y sin porvenir. La
independencia de América es el complemento de la obra de Co-
lon; las generaciones despechadas, el orgullo de un dia herido
por los hechos, no trascienden á la historia que repite con Ce-
sar Cantú que la emancipación del nuevo mundo es el suceso
mas grande y trascendental de la época
22 introducción
Norte- Amériea asegurada contra cualquier conato de reivindi-
cación europea, no lo estaba contra todos los peligros qué asal-
tan :í nu pueblo nuevo. Solo después de grandes vicisitudes afir-
mo su constitución federal, y tuvo que sufrir una invasión ingle-
sa en los primeros años de este siglo para comprender que la
unidad no debia estar solo consagrada en las leyes sino también
en el corazón y en el espíritu de los ciudadanos.
. En España la invasión napoleónica habia producido, con los
males materiales consiguientes, el desarrollo de ideas á que las
cortes de Cádiz dieron un primer impulso. Pero al regresar Fer-
nando VII de su forzado destierro, olvidó los sacrificios de los
españoles, y al mandar destruir las leyes liberales, no trató me-
jor i los hombres que se habían distinguido por sus ideas, por su
heroismo ó por su dignidad. Restablecida la constitución del 1 '2
en 1820, volvió á caer bajo la conjuración del rey y el ausilio
de Francia, ejecutora, en tan poco honrosa tarea, de la política
de la santa alianza, pacto de los reyes contra los pueblos y de
la tradición contra la libertad. Solo ;í la muerte de Fernando
YII se vislumbraron las instituciones liberales. A la indepen-
dencia de América, España se vio obligada ;í reconcentrarse y
á emprender de propio esfuerzo sus tan descuidados intereses de
la península. Los resultados acreditan que los grandes hechos
históricos hacen recaer los beneficios aun en aquellos que mas
inmediatamente se creen perjudicados. El atraso relativo de a-
quella nación depende de la política con frecuencia aventure-
ra, y siempre negligente é irreflexiva de la dinastía austríaca y
de casi todos los reyes de la dinastía borbónica; de las fuerzas
perdidas estérilmente y qué desangraron al país, de la intole-
rancia que comprimió el pensamiento y a rrojó fuerzas laboriosas
y educadoras: la conquista de América aunque produjo malos
efectos y fué una de las causas que debilitaron España, hubiera
compensado los esfuerzos con ventajas permanentes y prestigio
histórico, si las instituciones hubiesen protejido la industria y el
trabajo dentro, y buscado el adelanto mutuo de la metrópoli y
de las colonias.
Aun América no se habla desligado de la presión colonial,
cuando Grecia dio el grito de independencia, y sus generosos
sacrificios se coronaron con el éxito. Desde siglo y medio atrás,
el imperio turco estaba amenazado por Rusia. Estados interiores
han ido recabando fueros propios que las ulteriores guerras de
Oriente confirmaron.
Austria cuya omnipotente diplomacia se imponía á todos los
paieblos continentales europeos desde la caida de Napoleón. n<>
veia desarrollarse un Estado septentrional que le baria la compe-
tencia y con el tiempo la inutilizaría en la política de la Euro-
A LA HISTORIA UNIVERSAL. 23
pa central: P rusia ha sabido organizarse y esperar: Austria des-
cansada en su poder mas que real aparente, haciéndose el defen-
sor de la intolerancia, se enemistó con todos los pueblos refor-
mistas. La santa alianza se deshizo al estallar en Francia la re-
volución de 1830. Europa ya no encontró poderes tradicionales
que le contuvieran, y uno tras otro cayeron los absolutismos
mas arraigados y los sistemas que se calificaban de perpetuos.
En esta segunda revolución no se conmovió tanto Europa, ya
porque concretara mas, limitando sus aspiraciones, ó por que la
opinión general estuviera mas dispuesta en favor de la libertad.
La monarquía de Julio no podia satisfacer los deseos de la revo-
lución, ni supo afianzar el ejercicio regular de los derechos polí-
ticos.
Antes de la revolución francesa se habían proclamado en A-
lemania principios unitarios de difícil realización, no tanto por
la falta de motivos y de ventajas como por el esceso de oposi-
ciones. Las guerras y los sufrimientos y peligros fijaron mas la
atención, y si la unidad no constituyó un dogma político gene-
ral, sí fué una tesis sostenida por elevadas inteligencias y por
sinceros partidarios del progreso.
La revolución francesa de 1848, arrojó del trono á Luis Feli-
pe; ya esa revolución no se recibió en el esterior ni con el odio
de 1789, ni con la pasividad de 1830. Italia y Alemania se a-
gitaron violentamente; en la última, reemplazó casi generalmente
el sistema constitucional al absolutismo, y en Italia se perdie-
ron por entonces los esfuerzos de Yenecia y los esfuerzos de Bo-
ma. El Piamonte, guardián de Italia desde las faldas de los Al-
pes, seria el encargado de estender su influencia y su poder has-
ta que abarcara toda la península.
Mal dirijida en Francia la República de 1848, y oponiéndose
á la libertad de Roma cuya democracia destrozó con sus bayo-
netas, después de los primeros dias se desnaturalizó, por las
divisiones, por las luchas y por el mal acuerdo de la Asamblea
que á nombre de escrúpulos añejos negaba al pueblo el sufragio
universal, unido íí la ambición del presidente Luis Bonaparte.
El presidente halló de uno y otro lado pre testos para destruir-
las formas republicanas levantando un imperio por el terror y
con la aquiescencia de la reacción europea. El pontificado de Pió
IX qne se inauguró en 1846 transigiendo con la libertad política
y la filosofía, después de la República romana, emprendió el
sistema de coacciones y de intolerancia, y se hizo el ausiliar de
todos los que intentaban bastardear ó negar los modernos prin-
cipios de derecho. No era nuevo este procedimiento, y sí habia
sido escepcional el pontificado de Pió IX en su inauguración.
A los dos años de constituirse el imperio napoleónico se em-
24 INTRODUCCIÓN
prendió la guerra llamada de Crimea, que tuvo por objeto con-
tener á Rusia en sus tendencias de conquista. Después de esta
lucha en que Rusia cedió en algo á los esfuerzos reunidos de In-
glaterra, Francia, Turquía y el Piamonte. Xapoleon buscando
popularidad en Europa, repitió aquellas palabras que liabia pro-
nunciado en el destierro y en las prisiones: "la Italia libre des-
de los Alpes hasta el Adriático". El resultado de estas tenden-
cias fué la guerra con Austria, y la incorporación de Lombardia
á los dominios de Víctor Manuel. Por otro lado. Garibaldi inva-
día Ñapóles, Parma, Módena y Toscana y todos estos territorios
se anexionaron al Piamonte y Lombardia. Xapolen deslució su
obra exigiendo Niza y Saboya á cambio de su apoyo. Italia no
pudo contar con Francia para otras empresas.
La Prusia engrandecida y organizada procuraba atraerse á la
Alemania y previendo las dificultades, determinaba mas aun su
poderío militar para competir con los primeros ejércitos de Eu-
ropa. Una lucha breve con Dinamarca, de Austria y Piresia de
acuerdo, terminó haciendo ingresar en la confederación dos duen-
dos que estaban adheridos á la monarquía danesa. Poco después
se pronunció la oposición entre Prusia y Austria, entrando tam-
bién Italia contra el imperio; la guerra de I86G esclavo al Aust™
de la confederación, mostró la debilidad del imperio vencido, y pre-
paró la unidad germánica, desligando también del yugo austría-
co la Yenecia que se agregó á Italia.
Francia había sufrido dos reveses. En America los pueblos la-
tinos se agitaban en luchas civiles desde la independencia como
buscando una solución y un centro de gravedad que las enseñan-
zas coloniales no habían preparado. Chile fue la primera Re-
pública que comenzó á fijar severamente sus destinos, mientras
en los demás Estados el espíritu antiguo en abierta Incluí con
las reformas que demandaban los tiempos. . unas veces estorbaba
el ejercicio mesurado y tranquilo del derecho, y cuando le lle-
gaba el turno de gobernar hacía .política contraria al orden per-
manente y al progreso natural y necesario. Bolívar, personalidad
la mas saliente, figura la mas noble déla independencia, quizá
penetrando peligros en que todavía pocos piensan, y solicitando
armonías entre todos los pueblos de idéntico origen! concibió el
pensamiento de establecer una confederación latino-americana.
que en una idea superior contrabalanceara al Norte, dejando por
la laxitud del sistema, las genialidades propias independiente* de
los nuevos Estados. La grandiosa idea fracasó por los defectos de
la educación latina, y porque los pueblos en el primer tercio de
Á LA HISTORIA UNIVERSAL 25
este siglo eran demasiado jóvenes para comprender la eficacia
y magnitud del pensamiento propuesto. La unidad en el derecho
de los diversos Estados exige un cálculo mucho mayor que el que
existia, y ademas la estension é inmensas distancias entre las na-
cionalidades del nuevo mundo, hacian mirar el proyecto como
una idea generosa pero sin aplicación. Los Estados se individuali-
zaron no obstante sangrientas vicisitudes, y hasta las confedera-
ciones parciales de Centro-América, y de Colombia el Ecuador y
Venezuela, se rompieron, ya por el espíritu separatista como por
la tenacidad de los enemigos de todo progreso político. Entre las
naciones de mas importancia donde no habia podido circunscri-
birse la acción al derecho tranquilo en ejercicio, Méjico figuraba
en primera línea, aunque la constitución de 1857 parecía haber
traspasado el periodo mas difícil y la mas trabajosa tarea de los
pueblos hasta llegar á cierto grado de madurez. Graves sucesos
en el Norte depararon ocasión al emperador de Francia para es-
tender en América el influjo que ya abarcaba toda la Europa.
Los Estados Unidos por medio de sus representaciones legítimas
se pronunciaron contra la esclavitud mantenida en las regiones
meridionales de la República: aceptada la lucha que provoco la
resistencia del Sur, Inglaterra se apresuro á reconocer la belige-
rancia de los separatistas: cuestiones económicas se mezclaban
con el principio que aparece como única causa , eficiente. Era el
momento de penetrar en los destinos americanos quien no habia
respetado ni las leyes de su patria, ni la voluntad de los pueblos
europeos á donde llegaba su poder. Un negocio de intereses tam-
bién se presentaba aqui animando la intervención. Inglaterra y
España pactaron unidas con Francia y tí solicitud de Napoleón,
que intervendrían en Méjico al único fin de terminar las guerras
civiles que desgarraban aquella República, y de hacer valer el
derecho de la mayoría en los comicios. Napoleón falseó el tra-
tado, y dando nuevo sesgo á las cosas, cuando las tropas lle-
garon á la playa mejicana, quiso que prevaleciese la fuerza para
imponer su voluntad; el Jefe de la espedicion española pro-
testo retirándose y le siguió el Jefe de las tropas inglesas.
Maximiliano de Habsburg hermano del emperador de Austria
Francisco José, ocupó un trono levantado en Méjico sobre ba-
yonetas francesas, y proclamado por una Asamblea de traido-
res á la causa de su patria, i\ la causa de América y á la causa
de la libertad. Terminada la guerra civil del Norte, Francia fué
instada para que sus tropas abandonasen el suelo mejicano, y
Maximiliano quedó entregado á sus solos recursos mientras los
26 l\TKOIH'(VIO\
independientes le asediaban y concluían el imperio con la toma
de Querétaro y la muerte del emperador que espiaba, mas que
propias, estrenas y criminales ambiciones. Es notable el patrio-
tismo de Juárez y de sus otros compañeros que nunca desespe-
raron de la libertad, y que dejaron un ejemplo que lia engrande-
cido á América en el concepto de todos los pueblos que aman la
independencia.
Napoleón habia fracasado en América y en Europa: en Amé-
rica por el triunfo de la Repúbliea mejicana, y en Europa pol-
las victorias y por la importancia de Prusia. Por otra parte, su
sistema de no concluir las buenas empresas, en lugar de dejar
suspensa la opinión, le enemistó con todos: Italia estaba quere-
llada porque el imperio francés se declaraba protector del poder
temporal de los papas; Austria que habia sucumbido en Sadowa
le guardaba concentrado rencor: Prusia nada le agradecía por sus
victorias; Alemania veia en él un dominador, ó un arbitro que á
espensas de la debilidad de los que le rodeaban buscaba su gran-
deza. El pontífice mas estrechado cada hora por la amenazadora
revolución, se pronunciaba con mayor fuerza contra la libertad, y
en un vértigo estremo dictó las proposiciones del Syllabus que
encarnan una condenación esplícita de cuanto constituye la civi-
lización moderna y la grandeza de nuestro tiempo, ciencias, po-
lítica, artes, industria, descubrimientos y maravillosos progresos.
Y como si esto no bastase, para hacer mas ruidosa la protesta, el
concilio Vaticano pronunciaría el dogma de la infalibilidad pon-
tificia en cosas de fé, que equivale á infalibilidad indefinida pues-
to que no es extraordinario que se convierta en cuestión de creen-
cia lo que ningún roce tiene con el mecanismo religioso.
En españa la teocracia aliada con la monarquía débilmente
constitucional, sostenía las intolerancias aconsejadas desde Roma:
partidos desemejantes se asociaron al único efecto preconcebido
de modificar las instituciones, y se hizo la revoluciónele L868
que se pronunció desde el principio en sentido monárquico aun-
que fué proscrita la dinastía borbónica. Los compromisos oficio-
sos contraidos por los jefes de los partidos monárquicos con Leo-
poldo Hohenzollern, de la casa y familia del rey de Prusia, ade-
lantaron el rompimiento entre Alemania y Francia, ya que la
causa cierta no fuese la preferencia de determinada candidatura
española sino la oposición del imperio francés á la unidad de Ale-
mania, á cuyo propósito desembozadamente caminaba la política
de Prusia. Declarada la guerra apareció Alemania unida y ven-
ció á su rival: Italia enviaba sus ejércitos á Roma y proclamó la
unidad quedando abolido el poder temporal de los* papas. Fran-
cia se declaró después de la paz portas instituciones republicanas.
A LA HISTORIA UNIVERSAL.
Si Europa pasando por caídas, revoluciones y reacciones no ha
alcanzado la afirmación de los ideales, ha dado un paso gigan-
tesco al porvenir, proscribiendo los antiguos sistemas sucesores
del feudalismo 3^ que ya no se acomodaban á la educación y sen-
tido moral de las naciones. En acuerdo con Europa América con-
solida un nuevo orden político y de gobierno, que aunque no e-
liminado de exigencias progresivas, dá garantías contra peligros
de volver a periodos de postración é inmovilidad; las guerras ci-
viles de Sur América se resuelven por lo general en tendencias
de adelanto, separando gradualmente las causas y motivos qué
conmovieron los Estados durante los cuarenta años que siguieron
á la emancipación. Los principios fundamentales de la revolución
francesa combatidos por el espíritu religioso, eran penetrados y
a mados por una minoría que fué acariciada mientras la indepen-
dencia porque ella imprimió el principal impulso: después se re-
accionó el espíritu de las Repúblicas, y frecuentemente hallaron
la proscripción y el abandono los mismos que habían sido salu-
dados como fundadores y guias de los pueblos; a esta evolución
contribuyeron no poco los elementos que, vencidos en las revo-
luciones del mundo antiguo, pasaron creyendo hacer mas fácil
presa en las nacionalidades incipientes de América. Las doctri-
nas al cabo concluyen de minar el antiguo edificio, y aun los pai-
res que atravesaran mas rudas crisis como Centro-América, re-
sucitan á la vida del progreso, dejan otras las máximas tradicio-
nales de gobierno y las intolerancias que en nuestro siglo deter-
minan el consorcio mas ó menos íntimo ó la separación radical
del absolutismo, y tegen esperanzas que fructificaran si son ani-
madas por una política reflexiva y liberal.
Tanto la edad moderna no comenzó mas que por dar las bases
y las ideas de redención moral y política, que dentro de ella han
podido contemplarse abusos que para siempre se reputaban fe-
necidos. La idea de dominio que presidió la conquista de Amé-
rica, desconoció el carácter político y el carácter civil de los indí-
genas que fueron compclidos y obligados á trabajos superiores
á sus fuerzas y á empresas en desacuerdo con sus hábitos; se hi-
cieron repartimientos sometiéndoles á una servidumbre que rá-
pidamente en algunes lugares habia de agotar la raza. Al Xorte
si en apariencia fueron mejor tratados los antiguos habitadores,
se les privó de contacto con los colonos temiendo el cruce y en
definitiva su situación no fué menos precaria que en las conquis-
tas latinas. Y aun á las violencias inmediatas se agregó el nin-
gún cuidado de civilizar para entonces ni para el porvenir á los
28 INTRODUCCIÓN
indígenas, porque si se les imbuían otros principios religiosos, es-
ta propaganda tuvo el objeto de someterlos, y no el de darles ro-
bustez y elevación. Los portugueses al establecer factorías en la
costa del golfo de Guinea comenzaron el tráfico de negros, y se
inició la importación de africanos que mas tarde se estencleria a
las colonias sajonas del Sur, demostrando esto cuanto el interés,
se oponia á la moral y al derecho y como la codicia halla justi-
ficadas las mas punibles arbitrariedades. La raza negra está casi
emancipada y no acabará el siglo sin que haya desaparecido en-
teramente ese abuso incalificable de la fuerza, el mas grave de
todos los atentados contra el derecho moderno. En Eusia el ac-
tual emperador Alejandro II abolió la servidumbre de muchos-
millones de hombres que vivían sometidos al poder de la pro-
piedad y de la aristocracia. Mezcla de bienes y de males forman
el tegido de la política; por la misma mano que liberta á los ru-
sos se impone á los polacos una nacionalidad que rechazan: Po-
lonia repartida en 1776 entre Austria, Prusiay Rusia bajo el si-
lencio ó quizá la connivencia del resto de Europa, no se ha so-
metido del todo y en cada ocasión muestra, en especial lo que
pertenece al dominio ruso, que no ha perdido las esperanzas de
reconstituir la nacionalidad.
África es por todas partes asediada por Europa: al Sur Icé do-
minios ingleses se agrandan ampliando la primitiva colonia del
Cabo; en el Occidente, la costa de Guinea se puebla de factorías
francesas, portuguesas y Norte-americanas, y nacen pequeñas Re-
públicas de negros, Liberia, Orange, talvez llamadas á imbuir en
las naciones de su raza los misterios de la civilización: al Norte,
Francia se apodera de la Argelia sirviéndole de válvula para el
desarrollo de la nacionalidad; Italia ambiciona también territorios
frente á Sicilia; y España vuelve á pensar en Jos proyectos de
dilatación al otro lado del Estrecho; proyectos formulados hace-
cuatro siglos por el cardenal Cisneros. Asia, inmóvil en sus in -
diciones, está agitada por la ambición de los dos pueblos mas po-
derosos de Europa: la compañía colonial de las Indias que es-
plotaba el antiguo pais de los brahmanes, no pudo abarcar la
magnitud de sus empresas, y pasó sus derechos al gobierno bri-
tánico que constantemente agranda la conquista con nuevas ad-
quisiciones, mientras Rusia dominadora de toda la región septen-
trional lleva ya su influjo al centro y se apresta á la lucha que
tiene que surgir mas ó menos pronto entre ambos conquistado-
res. La Oceanía, menos nutrida que América por la colonización,
aun no dá señales de constituir pueblos libres, pero su comercio
colonial aumenta pesando enérgicamente en la balanza de la pro-
ducción universal.
£ LA HISTORIA UNIVERSAL. 29
Al desarrollo de la política en sentido liberal y espansivo, con-
testan las ciencias y las atrevidas empresas, junto con los descu-
brimientos, las invenciones, la generalización de las artes y la
importancia de la industria: el telescopio, el microscopio, y cien-
tos de aparatos que agrandan ó dan perfección á nuestros órganos,
el pararayos, el vapor, la electricidad, las máquinas de todas
clases para simplificar el trabajo relevando al hombre de las ta-
reas mas penosas, las combinaciones químicas que cada dia pro-
porcionan una ventaja, una suma de bienestar, y el perfecciona-
miento en toda la escala de la vida, dan á nuestra época una al-
tura inmensa sobre los anteriores periodos históricos: la libertad
de la conciencia está consagrada en todo el mundo civilizado; la
libertad del pensamiento está garantida por todos los gobiernos
cultos: ni las ciencias, ni las artes, ni la filosofía, ni la industria
encuentran diques invencibles; las montañas gigantescas se hora-
dan para abreviar las comunicaciones: los mares se confunden
rompiendo los istmos para pagar un tributo al comercio: las na-
ciones celebran grandes fiestas en honor á la industria, con un
fooato maravilloso que nunca habian conocido los reyes, las aris-
tocracias, ni los demás poderes de la tradición: el libro circula
de mano en mano llevando desde la cabana hasta los palacios el
espíritu y el adelanto de los tiempos; el periódico, esa creación
-del siglo de la filosofía, nos hace vivir en todo el planeta sintien-
do el ruido del trabajo humano y la palpitación de todas las in-
teligencias. Y no obstante ese cuadro grandioso, la edad moder-
na solo principia á desenvolverse; los pueblos se desligan de sus
opresores y vencen los obstáculos, pero ¿cuáles son las relaciones
fijas de derecho que amparen los intereses de todos y eviten el
abuso de los fuertes? Hay pueblos sin civilizar; una parte consi-
derable del planeta que no sirve al progreso, que duerme en el
fondo de las tinieblas como en la cosmogonía india dormía en ger-
men el planeta antes de que pronunciara Brahma las palabras
creadoras: ¿á qué norma ha de ajustarse la civilización para ha-
cer penetrar aquellas regiones en el todo humano con menos de-
trimento del derecho que no deja desheredados á sabios ni á ig-
norantes, á pueblos cultos ni á pueblos salvages? La ley del mas
fuerte no ha prescrito en las costumbres, aunque sea mucho que
.se la condene en las ideas: el trabajo y el capital no ha hallado
armonías que eviten graves vicisitudes; y como estos quédano-
sos muchos problemas para resolver antes aun de que broten
ideales que señalen nuevos horizontes al progreso humano. Las
instituciones se vé al lado á que se inclinan: la transacción de la
:)<) INTRODUCCIÓN
monarquía en el constitucionalismo determina un estado transito-
rio, pero no un orden permanente de Gobierno: al advenimiento
de los derechos generales pertenece á los pueblos íntegra la di-
rección de sus intereses sin ningún ingrediente tradicional.
Las ideas políticas, las ciencias, las artes, la industria, se alzan
al mismo compás, reemplazando á cuanto animaba al mundo del
pasado: nuevos estados llegan á la vida política buscando la igual-
dad legal necesaria á la realización de las ideas y á la armonía
de los sentimientos: las sociedades no están bien ordenadas mien-
tras existe mutilada y sin derecho alguna parte de ellas: esta ten-
dencia generalizadora demostrada en todas las corrientes desde
la revolución francesa, se hará invencible con el tiempo: las aris-
tocracias no pueden resucitar cuando todo hombre sabe que es
igual á otro hombre: las teocracias no pueden imponerse porque
el pensamiento es demasiado grande para sujetarse á estrechos
moldes; las monarquías, efecto de la derrota de la nobleza antes
de la elevación intelectual del pueblo, pierden terreno, sucum-
biendo á medida que se hace mas clara la percepción del dere-
cho, ó quedando como simple forma ante la omnipotencia de los
parlamentos. La nueva política de la democracia no es una susti-
tución de predominios de clase, sino la intervención de los últimos
desheredados, y la proscripción de todo privilegio y exclusivismo,
bajo la común igualdad y uso colectivo de todos los asociados. En
tal razón, de la cantidad de inteligencia y de verdades que traiga
el nuevo adalid del progreso, depende que las instituciones se en-
caucen resueltamente, ó que se tuerzan los caminos por falta de
justa comprensión. Todo conduce á la democracia, lo mismo el cul-
to que dedican al trabajo las esposiciones, (pie el derecho ala ins-
trucción, el libre acceso á los cargos públicos, el uso común de los
trajes, la dignificación del comercio y de la agricultura, el cruce
de pueblos y familias humanas, las relaciones artísticas y cientí-
ficas y el influjo intelectual sobre todas las antiguas preeminen-
cias, y el ele la honradez sobre todas las antiguas convenciones de
la moral. Cada revolución halla mas eco en el mundo, por que
cada progreso encuentra mas elementos asimilables: los mo-
vimientos de Roma en la edad media, las revoluciones de Pa-
rís, la sublevación contra Juan sin Tierra en la Gran Bretaña, na
logran conmover mas que una parte de la Sociedad, sin que tras-
ciendan al esterior. Por el contrario, las revoluciones modernas
ponen en acción la Europa y ulteriormente el nuevo mundo des-
de 1789, ensanchando cada vez mas los dominios del derecho,
hasta el tiempo, quizá aun lejano, en que asi como se admiten, se
sancionan y se unlversalizan en todos los pueblos las creaciones
científicas, se adopten y establezcan por todos los gobiernos y ar-
raí guen en todas las conciencias los últimos descubrimientos que se
A LA HISTORIA ÜNIVEE8ÁL. 31
hicieren en la esfera de la justicia, para el bienestar, justa rela-
ción y armonía de los asociados y de unas naciones con otras en
la humanidad.
V. Pujol
CAPITULO I.
DESDE FW DE LA KDAD MEDÍA HASTA LA J'AZ l)K WksíTALIA (1648.
PÁRRAFO I.
El renacimiento.
Un nuevo periodo histórico mas umversalmente humano se pre-
para por todos los movimientos é invenciones de los últimos si-
glos cíela edad media: la brújula cambia el orden de la navega-
ción y predispone á las empresas audaces: la pólvora hace que se
organicen de otro modo los ejércitos y da un golpe mortal al feu-
dalismo: la imprenta dilata la inteligencia al alimentarla profu-
samente de conocimientos y al divulgar los secretos científicos:
las artes italianas rompen las reglamentaciones estrechas del mis-
ticismo y se elevan á los ideales o se contraen ¿í la naturaleza sin
eliminar nada bello y nada digno déla humana contemplación: la
conquista del imperio bizantino por los turcos, reúne á tocios los
trabajos preparatorios, á manera de un mundo nuevo del pensa-
miento de la proscrita y enmudecida Grecia, que enviaría sus ga-
las, resto de admirable grandeza, i los sedientos espíritus del Oc-
cidente; las ciencias se emancipaban de la tradición. Los artistas y
sabios italianos se habían lanzado al espacio de la fantasía y de la
razón, como un marino ilustre se lanzaría ¿í los mares desconocidos.
El mundo antiguo revivía en los mas atrevidos pensadores y en
los mas afamados poetas: Dante augura el renacimiento, como lo
augura la escuela de medicina de Salerno. La inteligencia era de-
masiado elevada para satisfacerse con las inspiraciones de la edad
media, y busca á través de los siglos una luz mas pura, un princi-
pio mas universal, ideas que mejor llenaran las nobles ambiciones
del espíritu. Es un deseo insaciable de progreso vele movimiento
3
34 COMPENDIO
lo que llena aquel periodo de transición: el estado laico se apodera
délas ciencias inmovilizadas en los claustros: el buen gusto pene-
tra en las cortes de los príncipes y en los palacios de los magnates:
organízanse sociedades para reformar los métodos de enseñanza y
destruir el escolasticismo ya estéril para las especulaciones cientí-
ficas. Los clásicos griegos y romanos se abren paso en el ánimo de
los mas avanzados, y de ellos según los países, el estudio se estien-
de á una clase, ó á lo general del pueblo como en Alemania. La
ilustración y la constancia lucharían y vencerían las preocupacio-
nes: el estudio de las lenguas griega y hebrea, revelaría arcanos
que no podían descifrarse en el divorcio del Occidente con el < >-
riente. Todo el mundo }r toda la historia confluirían á la obra pro-
digiosa de emancipación moral: Lorenzo Valla combatía el esco-
lasticismo; Lascaris enseñaba Gramática; Chalkondylas esplicaba
literatura griega. Los pensamientos de los antiguos filósofos ve-
nían en tumulto asaltando las inteligencias, y llevando á unas la con-
vicción y el entusiasmo, á otras la curiosidad y la duda: la juven-
tnd italiana abrazaba el partido de Platón (académicos), o él de A -
ristdteles (peripatéticos) contagiando el espíritu de los poderosos y
aun el de muchos cardenales que arrastrados por la novedad apol-
la imitación menospreciaban lo que constituyera la vida de la
edad media. Si con esta acción se creaban muchos bienes
para el pensamiento, también en el olvido de todo principio
moral nacían males en las costumbres públicas y privadas. Italia
directora del trabajo reparador y engrandecedor del espíritu, era
la maestra de Europa, y lajuventud europea buscaba cu las aula-
y academias italianas, la luz que luego estenderia por las diversas
naciones. Como no hay idea triunfante sin lucha tenaz, arremoli-
nándose los hombres y clases bien dispuestos cerca de las ideas del
renacimiento, saldrían á la defensa délo antiguo y de los interese-
que se quebrantaban todos los adversarios de la innovación: los do-
partidos se titulaban "humanistas'7 y ''oscurantistas"; los humanis-
tas adoptaron principios cosmopolitas en virtud de los cuales se
estrechaban sin distinción de nacionalidad, comunicándose
timientos é ideas, y haciendo causa y gloria común el prestigio
adquirido en el combate racional: habían restablecido el lengnage
latino con una pureza que contrastaba con el latín ya desordena-
do de los oscurantistas, y á la critica aguda o severa, siempre pe-
netrante, de los reformadores, no se oponían mas que la escolásti-
ca, el fanatismo y el sofisma. Los frailes dominicos presidian y
dirigían á los oscurantistas.
Las universidades é institutos científicos se ampliaron con cá-
tedras y estudios nuevos donde el pensamiento no se contenia an-
te los obstáculos (pie habian prevalecido durante la edad media.
Alemania que tenia lazos mas íntimos con Italia, aprovechó
Di: LA HISTORIA UNIVERSAL. 35
mejor las ventajas del renacimiento, y los sucesos pasados, junto
con vigoroso espíritu, dieron á estas corrientes un sentido que
pronto se traduciría en reformas practicas: las escuelas humanistas
de Shlettstad, Munster, Deventer y otras ausiliaban poderosamente
ií las asociaciones de. propaganda: los mas celosos defensores del
humanismo recorrían las ciudades y pueblos influyendo en favor
de sus doctrinas: el clero salia de las cátedras para ser reempla-
zado por profesores laicos y sin las trabas que se imponían al Oc-
cidente. Juan Reuchlin, maestro de hebreo, aplicaba esa lengua á
la esposicion del antiguo testamento: disputas de índole diver-
sa se provocaron entre el clero y los espositores humanistas y los
Ubre-pensadores: los dominicos querían impedir las revelaciones
que pudieran perjudicar al dogma y condenaron el estudio de las
lenguas griega y hebrea bajo pretesto de que engendraban here-
gias. Pero los humanistas triunfaron: Roma no se atrevió á decidir
contra ellos; los poderes civiles estuvieron al lado de la libertad
científica y literaria. La victoria les dio nuevas alas, y ya no hu-
bo dique que les contuviera, ni para la crítica, ni para el avance
libre en sus teorías. Erasmo de Rotterdam y Ulrico Hutten, frai-
les ambos desertores del claustro, y entusiastas de la libertad ra-
cional, fueron los mas rudos adversarios del monaquisino y de la
escolástica. "El espejo" "la moral/7 el "elogio de la locura,*' las
ediciones corregidas del nuevo testamento, "los visionarios'5 y o-
tras obras, ensancharon el espíritu germánico, pudiendo decirse
que desde entonces quedaba hecha la propaganda reformista en
toda su estension. Italia que habia dado todo el impulso al rena-
cimiento, tanto por sus creaciones como por ser la primera en re-
cibir las enseñanzas griegas, no se desenvuelve con igual vigor
que Alemania por estar dividida y sujeta luego á estrañas nacio-
nalidades que le impondrían sus leyes y su intolerancia, y le ha-
rían víctima de tocio linage de vicisitudes. En el occidente el rena-
cimiento solo triunfó á medias: un espíritu menos individualista y
menos reflexivo que en Alemania, no podría vencer tantos obstá-
culos, ni llevar aquella causa hasta los últimos resultados: por o-
tra parte influían las oposiciones políticas á un diverso método pa-
ra ventilar los problemas que entrañaba el renacimiento. La in-
tolerancia pudo mas que la libertad, pero en Alemania el pensa-
miento rechazó todas las trabas y llegó hasta donde tenia nece-
sidad para salvar la libertad moral: las diversas clases sociales se
interesaban con avidez en las disputas de humanistas y oscuran-
tistas, por lo reciente de las rivalidades entre el papado y el im-
perio, y los escritores trataban también de dar á las polémicas
un tono que hiciese mella en el orgullo nacional y en los deseos
de total independencia. En los demás países, incluso Italia, no fué
tan general la enseñanza, ni la propaganda para un fin práctico
¿6 COMPENDIO
se hizo con tanta energía. Desde el instante en que el pensamien-
to no hallaba dificultad de indagación, había dos peligros parala
unidad católica; el primero la posibilidad de no sujeción al dog-
ma; el segundo, mas apasionado, los celos de los oscurantistas y
el empeño ele estos en contraer la enseñanza á sus ideas y la
política á su predominio: ambas causas obraron para determinar
la reforma religiosa, aun cuando bastaba solo la primera, puesto
que la fórmula del libre examen proclamada por los humanistas
alemanes, no reconocía doctrina impuesta sin aquiescencia, ni a-
doptada sin fallo racional.
En el arte como en todo lo demás que se refiere al ensanche de
la vida, Italia fué la iniciadora de la nueva edad: en la edad
media, las artes sirven al templo y A lo que es de la iglesia, co-
mo punto de vista general: pero ya en Venecia, Pisa. Florencia
y otras ciudades italianas, se entra en íntimo comercio con la na-
turaleza. La afición que se despertó hacia las letras y la filoso-
fía antigua, abrazó en la misma intimidad las artes: todo lo an-
tiguo de las épocas que habían precedido á la edad media, era
buscado, solicitado y requerido con un respeto idolátrico: comen-
zaron escavaciones que dieron resultados felices con los hallazgos
del Apolo de Belvedere en Antium, del grupo de Laocoon y o-
tras obras del genio griego. La pintura y la estatuaria se inspi-
raron ya en los modelos mas puros de la antigüedad sin subordi-
narse i la arquitectura como formando con ella un todo según
había sucedido en casi todos los siglos de la edad media: el buen
gusto vence á las costumbres y se impone ií la exigencias tradi-
cionales: al mismo tiempo que en la Italia del siglo XVT, en Flan-
des y en España tomaba la pintura grandes proporciones. Xi las
ideas ni la imaginación se acomodaban ya á los modelos hereda-
dos de la iglesia ó prescritos por el clero; la ciencia emancipada,
reclamó las artes seculares: lo bello se impuso á la estreche/ del
criterio dominante; el principio de verdad fué elevado sobre todas
las teorías. Asi como en otros tiempos se rechazaba sin examen
cuanto era griego ó romano, ahora se admitía por unos con cono-
cimiento y juicio, por otros para imitar á los hombres ilustrados.
Entrañaba el renacimiento en su doctrina esencial, algo superior
á las consecuencias que se deducen de cada uno de los detalles
que hemos examinado, filosofía, artes, ciencias, libertad, moral.
Era la reunión en un dia histórico, de todo el trabajo del espi-
rita humano, la confluencia de todas las corrientes de los pueblos.
en una síntesis, donde todo debía acrisolarse y nada ser sistemá-
ticamente rechazado. Grecia y Roma, la una con sus creaciones, 3
la otra con la acumulación de obras, concurrirían á lo aceptable y
lo bueno que legó la edad media: la historia se reanudaba por el
abrazo con la antigüedad en el renacimiento, y para (acuitar este
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 37
enlace fecundo y grandioso, la imprenta forjaría un nudo indiso-
luble 6 iria recabando en el todo humano cuanto fuera útil para
el porvenir. En las alturas de la filosofía ya no ha habido limita-
ciones arbitrarias al juzgar la procedencia de lo justo y de lo be-
llo: oriental, pagano ó cristiano, lo esencialmente bueno no se
pospone al dictado de una creencia cerrada por el dogma: el
hombre se encuentra unido en el espíritu, refiriendo 311 ascen-
dencia en las ideas y en el progreso, á todo lo que ha dignificado
la humanidad; principios que lentamente descenderán á la prác-
tica cuando todos los pueblos, y dentro de ellos todas las clases-
sociales, se inspiren en una doctrina de unidad formada por el
tributo ele todas las variedades de razas y paises y tiempos como
la herencia del creador espíritu humano. Al examinar las dispu-
tas del siglo XV y principios del XVI, comprendemos el entu-
siasmo de aquellos humanistas que renunciando al sosiego y atra-
vesando dolorosas vicisitudes, esparcen sus teorías en campos y
ciudades llamando á los hombres á la integridad del derecho, del
pensamiento y de la vida: la Grecia, proscrita en la edad media,
se presenta en la escena y con sus magestuosos rasgos y sublimes
epopeyas, alboroza las almas entusiastas que estallan en indig-
nación al contemplar como las preocupaciones pueden maldecir
de lo mas santo, y aherrojar lo mas engrandecedor. Aquellos
hombres que dándose el título de filósofos representaban el as-
pecto mas oscuro y las ideas menos cultas de la edad media,
habían de parecer muy pequeños al compararles con la pléyade
de pensadores griegos que desde su elevado Olimpo arrojaron tan-
tas y tan profundas doctrinas acerca de todas las relaciones de los
hombres, de todas las armonías de la naturaleza, y de la natura-
leza con el hombre: las" luchas civiles, los orgullos feudales, las
oposiciones civiles y religiosas y las batallas dinásticas, se em-
pequeñecian ante los cuadros de Marathón, las Termopilas y
Salamina, y los héroes de la edad media, perdían su prestigio
frente al heroísmo de aquel pueblo helénico que no dejó de ser
grande hasta que perdió su amor á la libertad.
Los fugitivos de Constantinopla cuando la invasión de los tur-
cos, los griegos que hallaron hospitalidad en Italia y que ense-
ñaron los clásicos, cuando la intolerancia musulmana ya no dejó
oír los ecos de la antigua sabiduría griega, no eran en lo general
notables personalidades cuyo genio pudiera sorprender al Occi-
dente; pero mas vivo en ellos el recuerdo de sus gloriosas tra-
diciones, mas imbuidos del espíritu de la filosofía, dejaron huellas
luminosas por las ideas que sembraron, y fueron el principio de
mas, dilatados estudios que se desarrollarían en el tiempo. No im-
porta la pequenez de quien emite la idea, si la idea es grande.
Los sucesos de Europa tenían preparado un ancho campo donde
38 COMPENDIO
fecundarían las enseñanzas de Grecia: los modelos y las inspira-
ciones se buscaron entre las ruinas de la Hélade, y como un pen-
samiento suele ser la fuente de otros muchos, asi las lecciones
recibidas, agrandando el vuelo del espíritu le enviaron á regiones
por las cuales asciende nuestra civilización sin que todavía haya
dejado de avanzar: los filósofos no hicieron otra cosa que los ar-
tistas, ya porque encontraran generoso difundir las doctrinas
helénicas, o porque fuese difícil crear sistemas originales en un
tiempo como aquel, después que Grecia habia pensado y había
vivido.
Pudo admirar al mundo la ostensión délos conocimientos grie-
gos, muy superiores á los de toda la edad media: debíase conocer
muy poco en esa época la historia griega, cuando se ignoraba to-
talmente el movimiento de rotarían y traslación de la tierra, la
gravitación délos cuerpos, la causa de los eclipses y tantas otras
cosas que no fueron un misterio para la ciencia helénica. En Ale-
mania donde con mas libertad se estudió la civilización antigua,
apareció Gopérnico desvirtuando el sistema de Ptolomeo: acaso
no hizo mas que reproducir lias ideas de Pyta'goras, desarrollan-
do en esplicaciones y comentarios los descubrimientos hechos
cuando menos dos mil años antes qifc viviera el autor del libro,
célebre, "de revolutionibus orbimn celestium". El siglo XV. no
obstante los notables adelantos de Italia, se aleccionó en las be-
llas tradicciones científicas de Grecia, que traia en sabiduría y en
problemas, caudales inmensos al concurso de la vida moderna.
La enseñanza mas lisonjera entre todas, era el consejo de la li-
bertad á que debió su grandeza la patria de Solón y de Sócra
donde la inteligencia estásujeta ;! prescripciones restrictivas, to-
do languidece; pero allí donde el pensamiento es libre y la con-
ciencia esta fortalecida para las* lachas racionales, si hay quien
escoja el camino del error, entre tantos que indagan la verdad se
encuentra mas ó menos tarde, y ella se abre paso en los espíritus
y desciende á las sociedades impulsándolas Inicia la justicia y el
bienestar.
El genio humano tendió las alas bajo la inspiración de todo lo
bello histórico: de la misma manera que los partidarios de la re-
forma literaria negaron intervención al clero, y rechazaron los
sistemas predominantes en la edad media. Colon saltaría mas
allá de lo conocido venciendo las preocupaciones y animado por
Toscanelli que representaba la audacia filosófica, Miguel Ángel
apartaría los modelos que se lijaban para guiar la inspira-Ion.
Gopérnico destruiría los arbitrarios sistemas astronómico.-, y
Newton sufriría hasta triunfar, todos los agravios (pie la ignorancia
prodiga tí los que estralimitan las presunciones generales. La ba-
talla tenia que ser larga por los intereses en pugna, por la con-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 39
ilición moral de las sociedades, por el choque que se determinaba,
no solo con un criterio científico, sino con un cuerpo completo de
doctrina que daba por averiguada una verdad absoluta y procedi-
mientos fijos en todas las relaciones de la vida y de la naturaleza.
AJ abrir una brecha, no peligraba solo una parte del dominio de
la tradición, sino el dominio entero, total, con todos sus efectos.
Algunos pontífices, el mas notable LeonX, dejándose llevar de la
corriente, abrazaron sino con entusiasino, con verdadera espon-
taneidad, la causa del renacimiento: mas tarde, lo que era incon-
ciliable con la reforma retrocedió aun, estremándose la violencia
cu los paises en que saliera victoriosa la reacción. En la filosofía y
en la política universal, el renacimiento ha vencido, ya que en lo
particular subsista la lucha en algunos puntos, aunque el examen
de las circunstancias no deja duda acerca del final desenlace. La
edad moderna se vigorizarla en virtud de las oposiciones. Y nías
tarde, cuando los viajes y el comercio establecieran relaciones en
toda la tierra, al contacto de los diversos pueblos, costumbres y
cosmogonías, se aclararían trascendentales problemas, podríase
indagar con exacto juicio todo lo que ¿í las sociedades conviene
para ajustar su conducta según la historia y de acuerdo con los
intereses del porvenir y para, formar el convencimiento de loque
significan los diversos símbolos y emblemas que hemos hereda-
do, y del valor de cada uno ante la razón, el derecho y la filo-
sofía.
PÁRRAFO 11.
Descubrimiento de América. Conquista,
Sistemas coloniales*
Cristóbal Colon. — Cuando al investigar las ideas y los suce-
sos humanos se encuentra una figura colosal cuyo influjo pesa
.grandiosamente en la vida de las naciones, en la inteligencia y en
el progreso, la historia debe detenerse á contemplar las circuns-
tancias en que apareciera ese genio, la parte de voluntad y de
sacrificios qon que ayudara á* lo esterior, las energías que pusie-
ra en juego, los ideales generosos que abrigara, su intervención
<?n los adelantos de la humanidad, las huellas de los pasos que
enseñaban el porvenir. Una redención es un martirio: no halla-
mos una personalidad que sobresalga en el nivel de los tiempos,
que no haya sufrido las amarguras de la ingratitud, las penalida-
des del desengaño. Cristóbal Colon hubiera sido deificado en la
40 COMRBNDIO
patria de la ñlosoíia y del arte: los griegos, mellando todas las,
orientales tradiciones, elevaban á sus primitivas celebridades, dán-
doles algo del tono y de la grandeza de los Dioses: era el prin-
cipio emancipador de la inteligencia que no reconocía límites ni de-
mandaba á lo sobrenatural lo que debia esperarse de la razón:
si los dioses eran ideales de justicia y de belleza, el hombre ten-
dría de divino lo que alcanzara en la esfera superior del bien: la
humanidad se honraba a sí misma en esas manifestaciones. Pero
en seguida que aparece la historia, los hombres grandes encuen-
tran en ella la inmortalidad que antes se confiara á generosos y e-
levados enigmas. Cristóbal Colon ha encontrado en la historia la
recompensa que le negara su siglo. Su figura es la mas grande y
la mas simpática del siglo XV; sus glorias superan aun á lo mucho
notable que en otros sentidos promueve la edad moderna. El solo
contra la humanidad, la tradición, las preocupaciones y los erro-
res. Un historiador de la generosa Francia no podia referir la his-
toria de Colon sin llorar y hacer llorar á sus oyentes, y sin er-
guirse con entusiasmo ante la constancia y el éxito y proclamar
al grande hombre como el faro que ilumina los siglos del renaci-
miento. Entristecido, engañado, rechazado, sirviendo de escarnio
,í las medianías pretenciosas y de temor ¡í los que aspiraban & mo-
nopolizar para siempre las ciencias, gasta su p i vida en li-
na lucha que fue un martirio, y después de dar al mundo anti-
guo el fruto de su perseverancia, espira acongojado por la melan-
colía y por la miseria: él. creador de mundos, es en todas partes
estrangero: la tierra apenas reconoce al que la habia sacado délas
tinieblas. Si toda la historia no nos comprobara que las ideas go-
biernan y transforman las sociedades, la vida de Cristóbal Colon
nos daria el testimonio irrecusable de esa verdad. La ignorancia
en la edad media respecto al planeta era tan entera, que apenas
alguno que otro pensador admitía, no como hecho, sino como po-
sibilidad, la rotación y la redondez de la tierra. Las hipótesis en
que las afirmaciones de Grecia se convierten, adquieren en
la conciencia de Colon una seguridad y una fuerza incontrasta-
bles; la idea agitada en aquel cerebro tan bien organizado, se pre-
senta áluchar contra todas las doctrinad qné constituyen el dog-
ma de los sabios; solo, abandonado, cubierto del sarcasmo cuando
no del ultraje, marcha adelante, sigue creyendo sin rendirse ja-
mas ni á los desprecios de los soberbios, ni á las injurjas de
ingnorantes. ¿Qué nos importa que Colon buscara el estremo ( Men-
te de Asia y que en vez de la prolongación del mundo antiguo en-
contrase un nuevo mundo? Su gloria no se debilita por eso. Per-
siguió su pensamiento como si fuera hecho real: se valió de todas
las razones déla ciencia y del sentimiento, y fué tan magnánimo
y tan grande, que ni cupo en su alma hermosísima el desprecio
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 41
con los que le habían despreciado, ni el odio contra los que le infa-
maran. Hombre nacido para crear, su espíritu era esencialmente
creador: nada habia en él de lo que destruye, y todo de lo que ele-
va y dignifica: un corazón de niño como el de Sócrates, y una volun-
tad de acero como la de Alejandro. Ofreció de nación en nación el
descubrimiento de tierras que unían la historia, las ciencias y el
planeta: otro hubiera caído rendido de cansancio y de dolor, y el
sacó fuerzas de su espíritu y no dio treguas en aquella guerra
grandiosísima contra la omnipotencia de las preocupaciones, y el
orgullo de los dogmatistas. Luchar hasta vencer, y después morir.
Nació Cristóbal Colon probablemente en 1436 en Genova 6 en*
alguno de los pueblos que rodeaban a la célebre capital ele la Re-
pública: Cogoleto, Bugiasco, Pinato, Quinto. Xervi, Savona, Pa-
lestrella, Arbizoli, Cosseria, Val ele Neglia, Placeneiay Pradello.
se disputan con Genova la honra de haber dado cuna á Cristóbal
Colon: por cartas de Colon y de los magistrados de Genova que
le llaman conciudadano, consta su calidad de genoves, aunque es-
de observar que el mismo título se daban respecto al estertor, los
diversos habitantes de los pueblos de la República. La disputa dé-
las varias localidades no ha concluido con menos oscuridades
que principió. Enviado Colon á la universidad ele Pavía, muy
pronto abandonó sus estudios para dedicarse ala carrera marítima
con su padre y luego con un ti o suyo: tenia conocimientos nada
vulgares en geometría, astronomía y cosmografía. Durante todo
el siglo XV fué Portugal el centro de los marinos audaces y de
cuantos proyectaban alguna empresa atrevida. El príncipe Enri-
que habia ya deparado á Portugal abundantes glorias con su pro-
tección decidida á los descubrimientos. Porto Santo y la Madera
eran escalas para mas avanzadas indagaciones y tentativas marí-
timas. La pequeña nación del Occidente ocupaba un lugar notable
en Europa y se le miraba con sorpresa y con entusiasmo.
Después de los primeros viajes en el Mediterráneo, no bastando
sin eluda ese mar á satisfacer -el genio de Colon, marchó á los
mares del Norte y visitóla Islandia. Al regreso-de esta escursion
tomó parte en la guerra ele Genova contra íos turcos unas veces,
y otras contra los venecianos, distinguiéndose como valiente y en-
tendido, pero en uno de los combates con algunas carabelas de
Venecia en la costa ele Portugal, se incendió el buque que mon-
taba Colon, y arrojándose al agua pudo llegar con ausilio de un
remo á la" rivera que distaba cuatro ó cinco millas. Repuesto elel
cansancio pasó á Lisboa, donde solicitado, para que se quedase,
por algunos compatriotas, y movido por los atractivos que ofrecían
las continuas empresas de los portugueses, entró al servicio de
aquel pais (1466), En Portugal contrajo matrimonio con Felipa
Perestrello, hija de Bartolomé Perestrello primer capitán dona-
42 COMPENDIO
íario de la isla de Puerto Santo; fue a esta isla y á la de Madera
viviendo en ellas algún tiempo; estudió con pertinaz constancia
todos los hechos y proyectos de los marinos portugueses, y como
violentado por un pensamiento superior, discurria de uno á otro
lado cual si esperase en medio de penosa intranquilidad que sa-
zonaran ideas que inundaban en confusión su cerebro. Las empre-
sas de Portugal en África, hicieron concebir el proyecto de lle-
gar á las Indias orientales rodeando aquella gran porción de
tierra cuyos límites aun no eran conocidos, pero Colon pensaba
en otro camino distinto para conseguir el mismo resultado: su pro-
yecto consistia en atravesar el Atlántico, llegando por el Occi-
dente al estremo Oriente: en el otro hemisferio debían existir
tierras como para determinar el equilibrio con el antiguo mundo:
la esfericidad de la tierra que no era un hecho del todo aceptado.
Colonia proclamaba con la seguridad de la evidencia: mas tierras,
mas pueblos, mas humanidad, mas comercio, y un enlace de todos
los eslabones del planeta: tal fue el objetivo de Colon. Pilotos
portugueses sospechaban la existencia de regiones ultra-atlánticas,
pues que al Oeste de las islas habían encontrado objetos de
madera, árboles y cailas de calidad desconocida y que arrastra-
ban los vientos y las corrientes de dirección occidental para el
Oriente: estos hallazgos apoyaban la presunción del marino geno-
ves, pero dudaba si lo que existía al otro lado de los mares
era una región occidental, o' la prolongación del Asia á que toe
antiguos habian dado exageradas proporciones. 1 Licia el año
1475, propuso Colon al Senado de Genova el descubrimiento que
proyectaba, comprometiéndose ;ína vega r bajo el pabellón <fc la
Bepública: el Senado geno ves desoyó la solicitud, y entónqes se
dirijió el audaz pensador al rey de Portugal Don Juan 11 (1
quien .sometió el plan á informe del obispo de Centa Diego ( )rtiz
y de dos cosmógrafos judíos muy afamados en la Corte: los comi-
sionados hicieron sufrir á Colon largos interrogatorios, y cuando
>cl marino esplicó todo su proyecto, mientras de un lado se apla-
zaba el juicio, de otro los comisionados y el rey se propusieron
emprender la espedicion enviando navegantes portugueses que ar-
rebataran á Colon su legítima gloria: los doctos le calificaban de lo-
co: los menos atrevidos, de pedantesco. El barco enviado por Juan
II á descubrir las tierras auguradas por Colon, tuvo que regresar ú
causa de las tempestades y vientos contrarios, tanto como en ra-
zón de la inferioridad del piloto que lo conducía. Xo podía llevar
á cabo una empresa semejante el que no estuviese poseído del en-
tusiasmo de las ideas. Los historiadores no están acordes a*
del punto para donde partió Colon cuando se encontró defraudados
unos pretenden que se dirigió á Genova su patria y otros que
se dirigió á España, donde se le encuentra en 1484, solo, pobre.
A LA HISTORIA UNIVERSAL. 4o
triste, coníiado siempre, comprendido de pocos y burlado de todos.
El hombre llamado á descubrir el continente americano llego á
España medio desnudo y sin recursos; habia hecho el viaje á pie
con su hijo Diego, sufriendo el frió, la intemperie, las escarchas,
y la mofa que el mundo está siempre dispuesto á prodigar á la des-
gracia. Como para contrabalancear los agravios que el convento
habia hecho sufrir á la civilización, y sus oposiciones á toda idea de
progreso y engrandecimiento humano, Cristóbal Colon halló pan.
abrigo y cariñosa acogida en el Monasterio de la Rábida; el
prior Juan Pgrez de Marchena, hombre de ánimo superior y senti-
mientos generosos oyó á aquel sublime mendigo que pobre por las
vestiduras y por la miseria del cuerpo, llevaba en el cerebro mun-
dos que regalar á las orgullosos señores de la tierra, No descono-
cía el ilustrado prior los obstáculos que hubiera de encontrar Co-
lon para su gran empresa: España ocupada en guerra con los ma-
hometanos, y poco aficionada á tentativas marítimas, habia per-
manecido indiferente ante los descubrimientos y aventuras de los
portugueses: el prior creyó el pensamiento de Colon, y proveyén-
dole de recursos, le despidió con cartas para Fernando de Talave-
ra, confesor déla reina Isabel. Este sacerdote no se entusiasmó
como el prior de la Rábida: un hombre pobremente vestido era
poca garantía; en la opinión de aquellos tiempos, para el éxito de
las cosas que ofrecía. Pero sin embargo Colon se dejó oír de otros,
y encontró al menos algún apoyo contra las preocupaciones en
€l nuncio apostólico Geraldi que declaró, que la existencia de o-
tros mundos y otros hombres no contradecía á San Agustín, á Ni-
colás de Lira ni á los sabios teólogos que bien pudieron ser age-
nos á los estudios cosmográficos. La calidad de estrangerismo fué
un motivo de celos y de cóleras que se agregaba á la vanidad de
los ignorantes, y al menosprecio de los poderosos: y sin embargo
Colon luchaba valerosamente al lado de los guerreros españoles,
buscando acaso un título por su valor á la gratitud que no se tribu-
taba al genio. Nombrada en 1485 una comisión para que examina-
se los proyectos del marino genoves, se reprodujeron los interro-
, gatorios como en Portugal, y el hombre ilustre, mas parecía un a-
cusado ante sus jueces, que un sabio ante ignorantes, y un genio an-
te pigmeos incapaces de comprender la sublimidad del genio. La
primera y mas notable conferencia se celebró en el convento de
dominicos, de Salamanca^asistiendp los doctores en teología y cien-
cias: allí Colon espuso sus ideas aun 'sin darles toda la trascen-
dencia que las suponía porque serian mayores los obstáculos cuan-
to mas complicado se adujera el pensamiento. Entonces se vio á
los pretendidos sabios satirizar á la verdadera sabiduría con obje-
ciones destituidas de razón científica; la teología negar las solu-
ciones matemáticas, la metafísica poner vetos á la cosmografía, la
44 COMPENDIO.
petulancia condenar ex-eátedra al genio. Colon severo con la ma-
jestad que inspira un arraigado convencimiento, deshacía modes-
tamente las objeciones, recurría á todos los testimonios favora-
bles de la historia, encontraba una palabra de esperanza para cada
ínteres, y un prestigio para cada protección: las acusaciones de
"loco, estraviado, presuntuoso, demente incorregible," salieron de
labios que se llamaban reveladores de la verdad y de la ciencia:
los mas considerados le calificaban de soñador. Y sin embargo ha-
bía algo en la atmósfera del siglo XY que impedia repudiar ente-
ramente al audaz pensador; ó bien aquellos jueces no queriendo
arrebatar todas las ilusiones al magnánimo convencido, no a
tre vieron á consignar de un modo espreso que fuera locura la ten-
tativa de Colon. Doctores graves, en la idea de confundir al audaz
marino, le argüían con lo ilimitado de los mares: otros alegaban la
imposibilidad de subir si en caso de ser redonda la tierra las na-
ves descendían por un meridiano ó mas abajo de la línea horizon-
tal. Mas que hoy se diriaal que intentara hacer un viaje al plane-
ta Urano, se dijo entonces al descubridor de America. Cinco años
de conferencias, de ampliaciones; cinco años de penalidades y de
burlas y de sarcasmos, no dieron mas resultado que un aplaza-
miento que Colon debía considerar como un desengaño.
.Entonces (1490) fué segunda vez á la Rábida donde halló en el
prior Marchenay en los monges tanta y mas solicitud que en la
ocasión primera, y afectos tan vivos, y sentidos testimonios de
que se hubieran defraudado las esperanzad del ilustre huésped.
Bartolomé Colon que habia ido i Inglaterra á negociar y de-
mandar recursos para llevar adelante el plan de su hermano, no
volvía ni daba razón del estado de sus pretensiones. Después
se supo que habia caído prisionero de los piratas que le retuvie-
ron desde 1484,, y que si bien transcurridos algunos años pudo
escaparse, su situación era tan precaria que se vio obligado á
trabajar mucho tiempo para reunir fondos y presentarse digna-
mente en la corte: Enrique YII dispensó honrosa acojida al emi-
sario de Cristóbal Colon, y recibió con agrado el proyecto que
tenia intención de apoyar. Pero ya en aquellos momentos las co-
sas habían cambiado en España. No sabiendo Colon nada de
hermano Bartolomé^ni esperando obtener mas ventajas, se des-
pedía del prior Marchena con intención de partir á ínglaterra
cuando fué rogado por el mismo prior para que retardase el viaje,
mientras él examinaba de nuevo el proyecto ausiliado de un ma-
temático amigo suyo: .la inclinación hacia Colon y el entusiasmo
por su empresa se redoblaron tras este examen: Juan Pérez
de Marchena escribió directamente á la reina Isabel interesan-,
dola en la tentativa mas gloriosa de todos los tiempos, y hacien-
do ver cuantos remordimientos asaltarían á España si rechazando
ÜE LA HISTORIA UNIVERSAL. 45
íí Colon, tenia la suerte ele ser amparado en otra potencia, y de
v descubrir para otros lo que los reyes españoles se dejaban ar-
rebatar. La reina invitó al prior a que pasase con Colon á la
ciudad de Santa fe, y allí se presentaron aquellos hombres ani-
mosos, pudiendo tanto sus instancias, que desde entonces Cris-
tóbal Colon fué objeto de toda suerte de deferencias: la primera
entrevista entre la reina y el prior se celebró antes de que Co-
lon llegase á Santa fé: por el entusiasmo y convencimiento del
monge se hubiera creido que defenclia su propia causa. Desde
que Isabel habia oido al marino genoves y á su generoso amigo,
algo mudaron las ideas, y no fueron tan frecuentes las burlas.
Menos elevado Fernando Y que su muger la reina de Castilla,
procuraba contrariar todos los buenos propósitos, y á fin de
alejar de una vez lo que tituló "estravagantes importunidades
de un loco/' nombró una comisión compuesta en su mayoria de
los jueces que por espacio de cinco años se habían declarado
contra el proyecto para que de nuevo lo analizasen. El grande
hombre compareció ante el tribunal con la misma impavidez y
la misma confianza; pedia que se armase una pequeña es-
cuadra bajo su mando y que se le nombrara virey perpetuo y
hereditario de las tierras que descubriese con derecho á la dé-
cima parte de las rentas: nada solicitaba en el caso de fracasar
la empresa. Los jueces se entretuvieron en disputar sobre la re-
compensa exijida. El rey consiguió su objeto: Isabel rompió las
negociaciones, y Colon salió de la corte mas desalentado que
nunca porque habia concebido lisonjeras esperanzas que otra
vez veia frustradas. Su deseo era partir ;í Inglaterra. Era pre-
cisamente el momento en que Granada iba á caer bajo el po-
der de los reyes de Castilla y Aragón: en breve se rindió la
ciudad último asilo de los mahometanos, y en medio de las ale-
grías que siguieron á la victoria, Alonso de Quintanilla y Luis
Santangel, almas grandes que tenían ocasión de acercarse á la
corte y que protegían la empresa de Colon, inclinaron el ánimo
de la reina con argumentos de tanto peso como los que ha-
bia antes espuesto el ilustrado y magnánimo prior de la Ká-
bida: inmediatamente la reina Isabel mandó llamar á Colon a-
nunciándole que aceptaba las condiciones que había espuesto y
prometiendo vender sus alhajas si necesario fuere para prepa-
rar la espedicion. Alcanzado Colon por un correo, volvió á
Santa fé, no del todo confiado porque los desengaños tan re-
petidos habían abierto en su alma profundas heridas: la reina
le recibió con tantas atenciones que • dudar aun hubiera sido
descortesía: al desaliento sucedió el gozo y la alegría; iba u re-
coger el hombre ilustre, el fruto de todos sus desvelos y la re-
compensa de todos sus sufrimientos. En 17 de Abril de 149 2 se
í(j COMPENDIO
íirmó el convenio según las primeras solicitudes de Colon. Fer-
nando firmó las condiciones pero su repulsión llegó al estremo
de no querer intervenir como rey de Aragón en nada que Se
rozara con aquella empresa: los gastos correrían á cargo de la
corona de Castilla que reportaría también los beneficios. El puer-
to de Palos, castigado por una rebelión con el deber de facilitar
dos carabelas cada año, contribuyó con tal tributo á la expedi-
ción; la familia de los Pinzones dio otro bajel, y con lastres na-
ves, Santa María, la Pinta y la Xiña. mal montadas y mal cons-
truidas, Colon se hizo ¡í la mar el 3 de Agosto de 1492, llevan-
do noventa marineros mas forzados que voluntarios, algunos a-
ventureros y otras personas encargadas de acompañar al Almi-
rante por orden de la reina Isabel: al todo componían 140 hom-
bres: los tres hermanos Pinzones, intrépidos marinos, formaban
parte de la espedicion: mandaba la primera carabela. Santa Ma-
ría, el Almirante; Martin Pinzón la Pinta y Yañez Pinzón lá
Niña. Los gastos no habían pasado de veinte mil pesos. Ai
despedirse los espedicionarios, pocos de los que Se quedaban
en el puerto abrigaban lamas leve confianza en el buen éxito
de aquella empresa, grande en cualquier condición en que se
emprendiera, temeraria con los pobres recursos que se habían
puesto a disposición del inmortal genoves. Los barcos en aque-
lla época no se construían mas que para viajes cortos. Era ne-
cesaria toda la intrepidez del genio para aventurarse á mares
desconocidos con elementos tan desfavorables. Desde el momen-
to en que se embarcó Colon, principió á anotar su diario en
que se revelan todos los pesares, vicisitudes, satisfacciones y
grandezas del atrevido descubridor: observaba todos los fi -
nómenos de la naturaleza aunque sin esplicarse algunos de ellos,
v enlazando sus observaciones y cálculos con sus ideas, cuan-
to mas avanzaba en el Atlántico, mejor se confirmaba en la
existencia de un nuevo mundo. Advirtió la desviación de la
aguja magnética, las corrientes, la diferencia de las plantas ma-
rinas en las diversas regiones y climas del Océano, apuntando
sus opiniones sobre la curvatura de la superficie terrestre \
l>re el modo de tomar las longitudes por el examen de la as-
censión recta de los astros. En todo se mezcla una le religiosa
que tiene cuidado de revelar al esterior. acaso para infundir en
sus compañeros un interés de conciencia ya que no les inspi-
rara una empresa eminentemente científica: cree Colon que
al otro lado de los mares seria vencido el islamismo, y que las
inmensas riquezas que se conquistasen servirían en primer tér-
mino para hacer triunfar la cruz en los países mas remotos.
Colon para conseguir ser protejido, recurrió á todos los medios
y ;í todos los argumentos que pudieran hacer simpáticos BUS
DÉ LA HISTORIA UNIVERSAL. 47
propósitos.
Hasta que llegaron i las Ganarías, los compañeros de Colon
en la seguridad de ver tierra, no manifestaron desaliento ni
temores, pero desde el instante en que penetraron en mares des-
conocidos, los marineros se abatieron deplorando su suerte y
recordando su patria con la angustia de quien la hubiera per-
dido para siempre, A medida que avanzaban el sentimiento era
mas vivo, y las quejas mas pronunciadas: otro hombre que Co-
lon no hubiese vencido las resistencias: cuando el 14 de Setiem-
bre observaron la desviación de la brújula, el temor se convirtió
en pánico, ydias mas tarde se tramaba una conjuración que te-
nia por objeto obligar al Almirante á retroceder: algunos propo-
nían arrojarle al mar: todo lo calmó con su persuasión, con los
alhagos, presentando brillantes perspectivas, atrayendo algu-
nas veces, amenazando pocas, despertando en unos las pasiones
generosas, en otros el ínteres, el amor propio, el valor. Tres
dias pidió de plazo (Jolón cuando ya en los primeros de Octu-
bre no halló medio de convencer á las tripulaciones insubordi-
nadas: antes de ese término se habia descubierto tierra la no-
che del once, y á la mañana siguiente el sol dejó ver á los es-
pedicionarios las primeras tierras del nuevo mundo: era la
isla de Guanahani, una de las Bahamas que fué llamada San
Salvador: la indignación délos tripulantes se tornó en respeto
y veneración para el descubridor. Los naturales recibieron
con estrañeza i las gentes de Colon que desembarcaron en la
isla á banderas desplegadas, con música de guerra y todo el apa-
rato para imponer el espíritu de los isleños. Estaba cumplido
el pensamiento de Cristóbal Colon. Lo demás pertenecía á los
tiempos, no muy á propósito para llevar ¿í cabo una grande obra
que respondiera íí la grandeza del principio y al genio inmortal
que la concibiera é intentara.
La conquista y la colonización ya no tendrían la pureza de las
ideas ni lamagestad de las esperanzas morales. Al descubrir A-
mérica, Colon sintió uno de esos placeres que compensan una vi-
da de amarguras; era verdad lo que habia imaginado; el loco, el
visionario, el soñador, habia tenido razón contra el mundo ente-
ro: daba por bieu empleados los padecimientos, las tristezas, las
miserias, si al fin el éxito confirmaba á la luz del sol los subli-
mes cuadros que viera con la luz de su genio: cuando el marinero
de la Pinta creyó haber visto un rayo movedizo, y cuando los
tripulantes entusiasmados prorumpian en gritos de alborozo,
aquellas palabras "tierra, tierra," resonaron en »1 alma de Colon
con un gozo inefable que no se confundia con el placer material y
mezquino de sus compañeros: la nueva tierra era el ideal porque
habia sufrido, era el horizonte que habia tenido la audacia de pro-
48 COMPENDIO
•clamar ante doctores preocupados, teólogos fanáticos, corte-
sanos ignorantes, magnates burlones y pueblos indiferentes que le
silbaban j le perseguían con sus menguados sarcasmos ; aquella
tierra, era como el parto de su genio que todas las vanidades reu-
nidas habían proclamado estéril; el resultado de la constancia.
esa virtud de todos los heroísmos y de todas las grandezas. Toda
la vida debió afluir al corazón del hombre ilustre. Un nuevo mun-
do necesitaba un Colon; el genio al servicio del progreso, la volun-
tad contra las preocupaciones, la perseverancia contra las velei-
dades: no le desalentó el infortunio, no le intimidaron las rechi-
flas, no se debilitó ante los dolores y la escasez; la idea le sostu-
vo contra todo, y triunfó por la energía sin desconfiar un momen-
to y sin ceder jamas en medio de los rigores de la suerte. Tal es
•el hombre que descuella entre todas las personalidades del siglo
XV. El lugar que la historia le ha señalado, no puede ser mas
eminente: ocupa todo el espacio entre la edad media y la edad
moderna, inaugura la ciencia planetaria, la geografía exacta, ia
historia verdaderamente universal; pone en relación los continen-
tes, vivifica la naturaleza, y i la tradición que coloca un -non plus
ultra'7 arbitrario, opone el "plus ultra" de la previsión, del genio,
del progreso: el renacimiento habia dicho que la inteligencia no de-
bía tener diques, ni la conciencia imposiciones: "marchemos pu
contestó Cristóbal Colon, el hijo predilecto del siglo sintético por
escelencia: la generalidad, la totalidad de los hombres veía delante
una bruma impenetrable; Colon vio la luz detras de las tinieblas:
inteligencia puesta al Oriente de todos los talentos, percibid una
aurora, cuando los demás estaban envueltos en densa noche. Tara
ser del todo grande, hasta la ingratitud de los reyes le ha sido favo-
rable en la historia, porque al violar los compromisos contraidos
eon el ilustre marino, le libraron de complicidades que no hubiera
podido eludir.
Continúan los i>ksu :buimikntos. Los naturales de ia isla
de G-uanahani no recibieron con hostilidad i sus huespedes:
contemplaban con admiración los actos de los españoles, conside-
rándoles como seres de un (>rd$n superior: pronto los indígenas
entraron en relaciones cambiando algodón y provisiones por obje-
tos de visuteria sin valor aunque brillantes. Después de tomar
posesión de la isla el Almirante, en calidad de virey (Gribbs nie-
ga que fuera Guanahani la primera tierra descubierta y dice
que fué TurkSj-lsland, opinión que siguen algunos otros autores.
pero que en general no se ha adoptado), y de informarse por los
naturales de que las regiones del oro estaban al Sin*, se puso en
marcha, descubriendo pronto las islas de Santa Maria, Isabel y Fer-
nando; después arribó á una isla grande qué los naturales que a-
A LA HISTORIA UNIVERSAL. 49
•compañaban á Coldb llamaran Caba, donde se detuvo para com-
poner los barcos y recorrer la costa: la isla pareció ' a Colón la
mas hermosa que hubieran visto ojos humanos. Los habitantes
de Cuba indicaron á Colon el rumbo donde podría encontrar oro
en abundancia y se dirigió a la Isla de Haiti, á que ilamaria "Es-
pañola": Martin Pinzón queriendo ser el primero en arribar á la
(ierra del oro, se separó de Colon, y marchó con su carabela. El
n de Diciembre llegó á Haiti é hizo relaciones con el cacique Gua-
canahari quien le envió ricos presentes. Allí por descuido de los
marinos se perdió la nave ' 'Santa Maria", y en medio de la aflic-
ción general, los naturales ayudaron poderosamente ¿ salvar lo
que se pudiera del buque. No teniendo ya mas que un barco, y
-sediento de dar cuenta de sus hallazgos, partió para España lle-
vando algunos indígenas que se prestaron voluntariamente, y
diversas producciones de América con alguna cantidad de oro,
y dejó, de acuerdo con el cacique Guaeanahari, un número de hom-
bres en el fuerte "Navidad'7 construido para ese ñn y a cuya cons-
trucción asistiéronlos naturales, mostrando en eso como en todo una
generosidad y sencillez que contrastaba con el pago que se les daria.
Para imponer a los indígenas, Colon habia mandado hacer simu-
lacros}'disparar los cañones: el ruido de estas armas aterró de
tal suerte á los isleños que se confirmaron en la creencia de la
-superioridad desús huéspedes; 38 hombres mandados por Diego
Aranda se quedaron en el fuerte de Navidad, mientras Colon
tomaba el rumbo de Europa. A poco de hacerse a la vela encon-
tró la "Pinta" y Pinzón que habia recorrido parte de la costa de
la Isabela sacando oro en tráfico con los naturales, dio algunas
escusas que Colon recibió porque deseaba no enemistarse con su
antiguo protector. Un huracán estuvo á punto de inutilizar la cé-
lebre empresa: ya los dos barcos iban á perderse y el Almirante,
menos que perder la vida temía que quedasen estériles sus es-
fuerzos y desconocidos sus descubrimientos: reunió los apuntes
mas preciosos y envueltos en tela embreada los puso en un barril
y arrojó el barril al mar, esperando que un dia se encontrara. Pero
el huracán cesó, y pudo salvarse aquel hombre á quien no queda-
ba mas que un resto de vida de sufrimientos y desengaños. Pinzón
se habia separado de nuevo con intento sin duda de ser el pri-
mero que comunicase ;í España los descubrimientos; ardid inútil
porque Colon llegó antes. En las Azores los portugueses aco-
gieron indignamente á Colon aprisionando la mitad de los tripu-
lantes: el rey de Portugal habia mandado (pie se prendiese a Co-
lon donde se le encontrara, por haberie arrebatado la gloria de
una empresa que no había aprovechado cuando el genoves se la
ofreciera. En Lisboa, el mismo rv\ suspicaz, no tuvo mas reme-
dio que ocultar %w celos y conceder al descubridor los honores
4
50 COMPENDIO
que le correspondían: marcha el Almirante hacia Palos y desem-
barcó entre el entusiasmo público, repiques de campanas y la
alegría indescriptible de la multitud. Los reyes recibieron a Co-
lon en Barcelona, oyeron el relato del viaje, y aun el mismo Fer-
nando pareció alborozado con tantas maravillas que abrillantaba
la florida imaginación del Almirante. Colon creía que las tierras
descubiertas pertenecían á la India y todos siguieron ese parecer,
dando á los descubrimientos el nombre de Indias occidentales, y
el de indios á los naturales. Siguiendo las costumbres de aquella
época que daba á los pontífices estraños derechos como vicarios
de Cristo, los reyes buscaron la confirmación del dominio por el
papa, y Alejandro YI les otorgó la propiedad de las tierras des-
cubiertas y que descubriesen; y para poner este acuerdo en rela-
ción con iguales concesiones á los portugueses, estableció por
límite entre ambos países, una línea tirada de polo á polo que
pasaría cien leguas al oeste de las Azores.
En seguida se hicieron preparativos para un segundo viaje:
armáronse diez y siete buques, algunos de gran porte con lo nece-
sario parala espedicion: el 25 de Setiembre de 1493, salió la es-
cuadra llevando mil quinientas personas entre ellas muchos ca-
balleros, y como una parte debia quedarse á colonizar, acompa-
ñaron varías especies de animales, semillas, plantas, herramientas
y útiles de todas clases. Colon había profesado los generosos prin-
cipios de libertad de los americanos, llamados por error indios,
sin consentir que se les maltratase ni oprimiese. Pero las ideas
que dominaban en el pueblo y en la corte, eran bien diversas: los
teólogos declaraban que los habitantes de la tierra descubierta
eran de calidad inferior, habiendo algunos que por sabios pasa-
batí, que resistían declarar hombres á los naturales de las islas
descubiertas hasta que se probase su filiación y que descendían de
alguno de los hijos de Noó. La inquisición admitida por Isabel la
católica, la intolerancia, la vida guerrera y otros motivos de igual
índole, hacían que entre los pueblos europeos no brillase Ks paila
como el mas pensador, el mas reflexivo, ni el que mejor pudiera
llevar á remate las consecuencias del descubrimiento con menos
vejámenes y atropellos. La gloria que recaería sobre las ciencias,
el aumento del comercio, las ideas grandiosas que pudieran des-
pertar los descubrimientos, el impulso que adquiriría la civili-
zación al concurrir producciones y combinaciones nuevas, fué en
lo que menos se pensó: oro, riquezas, engrandecimiento: he aquí
el círculo á que se contraía el deseo y á donde caminaban las es-
peranzas. ¿Qué hicieron los Ministros del Dios de paz, los intér-
pretes de una doctrina de caridad, para contener el desborda-
miento? Nada. Algunos dignos y generosos sacerdotes como Bar-
tolomé de las Casas, Bartolomé de Olmedo y muy pocos mas, lu-
A LA HISTORIA UNIVERSAL. 51
eharon contra la corriente general de los despotismos y las into-
lerancias, y aun sus ideas no alcanzaban todas las consecuencias:
Las Casas que lucho contra la opresión de los indígenas, sancio-
nó el infame tráfico de los negros africanos. Tiempos desgraciados
en que la magnanimidad de los grandes corazones no hallaba guias
que les iluminasen, ni prosélitos que les secundaran. El descu-
brimiento se había convertido en dominio absoluto: la ley déla
humanidad seiba á bastardear: las codicias echando un velo al
progreso alcanzado desde la abolición de la servidumbre, la re-
producirían con circunstancias mas graves.
En el segundo viaje descubrid Colon las islas Deseada, Do-
minica,, Mari-Galante, Guadalupe, Antigoa, Puerto Rico y otras
de menos importancia: en muchas de ellas los naturales eran an-
tropófagos. Llegó Colon á la Isabela el 22 de Noviembre, y no
encontró ni rastro de la colonia que dejara diez meses antes:
el fuerte Navidad estaba derribado. Un hermano del cacique
Guacanahari informó á Colon acerca de las causas de aquel desas-
tre: los españoles habían ejercido crueles tropelías, haciendo pre-
sa en las riquezas particulares, en las mugeres y en las provisio-
nes de los indígenas: los naturales fueron víctimas de toda clase
de violencias, hasta que exasperados se alzaron en masa y ani-
quilaron á sus enemigos. Colon se opuso á las represalias que
querían tomar los españoles. Se fundó la ciudad "Isabela'' y co-
menzaron las esploraciones al interior de la isla. Destacamentos
armados salían en todas direcciones, pero lo que mas aterrorizaba
álos indígenas era la caballería; creian que caballo y ginete
formaban un solo cuerpo dotado de razón. En el cacicato de
Cibao se construyó el fuerte de Santo Tomás. Dejando Colon
el Gobierno de la isla á su hermano Diego, salió en busca de o-
tras tierras y descubrió "Jamaica" y visitó el sur de la isla de
Cuba: un cacique se presentó á Colon y le dijo: "No sabemos si
sois hombres ó dioses, pero manifestáis tal poder que seria una
locura resistiros aunque quisiéramos hacerlo. Estamos pues á vues-
tra disposición; pero si sois dioses, aceptareis nuestros dones ju-
lios seréis propicios ; si sois hombres como nosotros sujetos á la
muerte, debéis saber que después de esta hay otra vida que es
diferente para los buenos y para los malos. Si esperáis morir algu&
dia y creéis en una vida futura donde cada uno sea tratado segua
sus merecimientos, no haréis mal á quien no os lo hace á vosotros".
Los que acompañaban á Colon solo buscaban oro; afabilidad, can-
didez, timidez de los indígenas, y cuanto contemplaran, era todo
inútil porque sus pensamientos estaban tan lejos de la moral co-
mo aferrados á la codicia, idea Tínica, propósito esclusivo que para
alcanzarlo, ni serian obstáculos los derechos de la humanidad, ni
los temores á la historia en que nadie pensaba. Al regreso á la
52 COMPENDIO.
• Española Colon halló ;í su hermano Bartolomé. Eran tan generosas
las ideas del Almirante, que había logrado inclinar en favor de
los indios a. la reina Isabel, sin duda temiendo que su sola autoridad
no bastase a contener los desbordamientos que auguraba. | Rodrí-
guez de Fonseca, arcediano de Sevilla y después patriarca de las-
Indias, había sido nombrado para dirigir los descubrimientos: un
consejo de Indias debia presidir y acordar todas las cosas de im-
portancia. En 1495 á la vuelta de Colon ala Isabela, el desor-
den lo dominaba todo: la escasez de víveres produjo desmanes
y se inició la» sublevación de los indígenas dirijidos por Caonabo
y otros caciques: todos los esfuerzos del Almirante para evitar el
rompimiento, fueron inútiles: en la necesidad de hacer la guerra.
Colon tomó todas las medidas, sin omitir el uso de los perros de
presa que tantos desastres causarían a los desgraciados indios.
Vencieron los españoles reduciendo á esclavitud á una parte con-
siderable de los vencidos, é imponiendo al resto un tributo en
oro y algodón: con medidas semejantes agregadas á los repartimien-
tos que imponían ;í los indígenas trabajos superiores á sus fuer-
zas y ¡í sus costumbres, poco tardó en decrecería población india:
de un millón de habitantes que existirían en 1493, al concluir el
siglo no quedábala tercera parte, y después se estinguiósin que
se haya conservado una sola familia de aquellas tribus (pie reci-
bieran con amor y veneración á los que les habían de sacrificar ;í
sus ambiciones. Colon tuvo la debilidad de sucumbir a las bastar-
días de los colonos; por satisfacerles había abandonado su dulzura:
por hacer ver cuantas riquezas había descubierta siguió codicio-
sos rumbos; por atraerse las simpatías del clero que solo tenia
fanatismo, olvidó las prácticas humanas y oyó consejos supers-
ticiosos. Lo que era vicios de la corte y dé los colonos, ambicione-
de todos, desorden de las conciencias egoístas, miserias y pasio-
nes de gentes sin moral, se le arrojó £ la frente como si dé él ema-
naran los sufrimientos, las pestes, la mortalidad délos rolónos:
por la opresión habían buscado el oro. y al producir efectos
contrarios, y ante las quejas del arcediano Fonseca (pie no halla-
ba realizadas las esperanzas ambiciosas de los reyes y de los aven-
tureros, se acusó ií Colon de todos los males y de todos los daños:
lo único grande debia sucumbir. Los monarcas nombraron a Juan
de Aguado ayuda de cámara del rey, para que en calidad de
comisario pasara á la Isabela y se informara de los verdaderos
motivos d« las acusacioues lanzadas contra Colon. Era ese perso-
naje tan de escasa valia como de menguados sentimientos, y se pro-
puso humillar al grande hombre valiéndose de todos los testi-
monios interesados, y de todos los datos que le proporcionaban
los enemigos del Almirante. Colon volvió» á España, y en este
viaje, habiendo pasado horribles escasezes. la tripulación quisó
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 53
sacrificar á los indígenas que iban á bordo para que sirviesen de
alimento ó al menos disminuyesen las bocas: Colon se opuso con
todas las razones humanitarias y con todas las energías de su au-
toridad, como para desmentir las injurias que le dirigieran sus
adversarios. Presentóse en la corte con la misma tranquila sere-
nidad con que compareciera un dia ante losjueses de sus proyec-
tos. Los reyes le devolvieron su afecto, y se trazó el plan de una
gran colonia (1496).
En Mayo de 1498 emprendió Colon su tercer viaje con seis
buques, llevando á bordo familias de todas clases y profesión es:
se habian interpuesto todos los obstáculos imaginables para que se
frustrara la empresa: la odiosidad contra Colon, emanada en ge-
neral de la envidia, esa lepra de las almas bajas, inutilizó los
deseos de los buenos, y no sin grande esfuerzo pudo equiparse
la pequeña especlicion: la calma de la atmósfera, mientras sufría
calentura, le hizo necesario desviarse y descubrió la isla Trini-
dad pasando por la desembocadura del Orinoco cuyo rio le pro-
bó que había descubierto el continente; recorrió la costa de Ve-
nezuela desembarcando en distintos lugares en que trabó relacio-
nes con los indígenas y halló puntos ele semejanza de estos con la
raza de las islas. Enterado de las riquezas y fertilidad de aquel pais
marchó á la Isabela donde le esperaba la mas cruel de las ingrati-
tudes. Su hermano Bartolomé habia cambiado la colonia ¿í otro
paraje fundando la ciudad de Santo Domingo: una guerra con
los indígenas habia terminado con la victoria: entre los colonos
habia muchos hidalgos, que ' 'el que mas sabia, según el P. las
Casas, ignoraba el credo y los mandamientos", frase que indica
la suprema ignorancia en el estilo de aquellos tiempos. Se tramó
una conjuración por algunos colonos contra el Almirante y sus
hermanos Bartolomé y Diego que eran acusados de arrogancia y
soberbia: la causa verdadera consistía en la envidia de aquellos
hombres que no podían soportar las preeminencias de que disfru-
taba un estrangero: no querían ser mandados por lo que llamaban
un hombre nuevo, ya hubiera prestado á la civilización mas ser-
vicios que todos los hidalgos y aventureros que le envidiaban.
Los conspiradores habían sido vencidos y se retiraron á la pro-
vincia de Xaragua. En este estado de cosas apareció el Almirante,
que pudo con medidas previsoras y sabia discreción volver la uni-
dad á* la colonia y la tranquilidad í todos, menos ií los indígenas
que sometidos á repartimientos, cayeron en una postración de
que no se levantarían. Se acusó a Colon y ¿í sus hermanos de las
revueltas y de sus consecuencias y los reyes, mas fáciles en
creer los ultrajes que se hacían al Almirante que las alabanzas que
se le tributaran, nombraron á Francisco de Bobadilla, caballero
de la orden de Calatrava, con ilimitada autoridad para que ave-
riguase la causa de las quejas. Irritado y colérico. Bobadilla buscó
54 OOMRENDIO
como Aguado los testimonia mas parciales dando á los envidiosos
el valor que no se daba á los honrados: embargó los muebles del
Almirante en su ausencia, puso en libertad á los presos por per-
turbadores, y mando prender al memorable descubridor, cargán-
dole de cadenas y haciendo que fuese transportado á un buque
que le conduciría á España con el informe del proceso: los herma-
nos de (Jolón sufrieron la misma suerte. En vano el generoso ca-
pitán del barco que conducía al Almirante quiso quitarle las ca-
denas; Colon no lo consintió: aquellas cadenas no le deshonraban,
sino que le enaltecían. Las injurias de la arbitrariedad dejan in-
maculadas sifs víctimas. :í Al escribir estas palabras, dice Cesar
Cantú después de consignar la inicua conducta de Bobadilla, me
acuerdo de las suaves lagrimas que en la edad de las ilusiones
derrame yo leyendo este pasaje en Robertson. Desde entonces
conocí que la historia ofrece mas motivos de tristeza que de con-
suelo, y que el hombre no es grande sino á costa de la felicidad".
El pueblo con frecuencia mas justo, y siempre mas sensible que
los reyes y los cortesanos, se indignó, preguntándose que se reser-
vaba á la audacia y al mérito cuando desemejante modo se tra-
taba al descubridor del nuevo mundo Los reyes mandaron que se
le pusiera en libertad, y Colon se justificó ante ellos de una ma-
nera tan completa, que Bobadilla fue separado de su cargo, pero
sin que se restituyeran á Colón ni sus honores ni dignidades, ni al
puesto que se le arrebatara. Se nombró á Nimias de Ovando go-
bernador de Santo Domingo y desde entonces el genio del siglo
XV no mereció mas que el desden déla corte y de los cortesanos,
y en cambio por donde quiera llevaba sus cadenas para acreditar
cómo se pagaban los beneficios y cómo eran premiados los sufri-
mientos 3' los heroísmos. Mientras Ovando con bastante buen
juicio mejoraba las leyes coloniales declarando la libertad de los
indios y prohibiendo que se les obligase á trabajar contra su vo-
luntad, Colon solicitaba medios para continuar sus descubrimien-
tos, sin poder obtenerlos. Por fin, dominados sus resentimientos
y prevaleciendo en él la generosidad y las ideas, continuó sus ins-
tancias y alcanzó que le diesen cuatro buques de mediano porte:
se proponía descubrir el paso alas Indias Orientales. El l1 de
Mayo de 1502 se embarcó para el cuarto y ultimo viaje; tenia
según los cálculos mas admitidos 66 aíios, pero toda la imagina-
ción y el fuego de la juventud. En Santo Domingo no quisieron
recibirle para componer sus naves: "¿quién nació, sin quitar a
Job, esclamaba el ilustre marino, que no muriera desesperado".
Una escuadra cargada de riquezas salia del puerto, y contra los
consejos de Colon se dio á la vela pereciendo casi todos los bar-
cos en furiosa tormenta. El 14 de Julio hizo rumbo la pequeña
escuadra de Colon hacia el continente, y tras larga y peligrosa
DB LA HISTORIA UNIVERSAL. 55
navegación descjaterió la Guánaya, pero en vez de seguir la direc-
ción del Occidente que le hubiera conducido á Méjico, pais del oro
según decían los naturales de Guanay a, se empeñó en buscar el
paso alas Indias Orientales: la idea dominando todos los atrac-
tivos é intereses. Descubrió la costa de Centro- América desde el
cabo de Gracias á Dios hasta la ensenada de Porto-bello; examinó
esa parte del litoral americano dando á una bahia el nombre de Al-
mirante y a otra el de bocas de Toro, y junto al rio Belén en Vera-
gua fundó una colonia que fué la primera del continente: la colo-
nia duró poco por el desorden de los colonos y la bravura de los
indígenas. A la vuelta le sorprendió un huracán que le arrastró
i las costas de Jamaica, isla alejada de Santo Domingo, único cen-
tro de donde podían facilitársele ausilios: los buques estaban casi
deshechos, y el porvenir se presentaba tenebroso cuando pensó
en el único medio de esperar la salvación: la afabilidad délos in-
dígenas y sus buenas disposiciones fueron aprovechadas: constru-
yéronse dos canoas en las cuales el español Méndez y el genoves
Fieschi pasaron a Santo Domingo en medio de peligros estreñios,
pero el gobernador Ovando negó toda clase de ausilios, declaran-
do que no permitiría la llegada de Colon á* aquella isla: solo al
cabo de un año de legendarias vicisitudes sufridas por los compa-
ñeros de Colon, y de súplicas constantes por parte de Méndez y
fieschi, consintió en enviar un buque: Colon marchó á Santo Do-
mingo y se le recibió con muestras de afecto: al poco tiempo regre-
só a España (1504): la reina Isabel acababa de morir: todas sus
reclamaciones fueron eludidas, y después de mucho instar en vano
se retiró esperando la muerte que no tardaría en llegar. El rey
Fernando no tuvo una mirada generosa, ni una palabra digna
para el ilustre descubridor de mundos: Colon recordó sus servi-
cios inútilmente: y cuando los aventureros y los cortesanos se re-
partían el oro de América, y cuando los lacayos de la corte lleva-
ban una vida abundante y regalada, Colon, mas elevado que to-
dos los reyes, voluntad tan grande como el continente que habia
descubierto, y genio preclaro que brillaba en la historia con el ful-
gor del sol de los trópicos; Colon, el alma generosa que en sus
últimas amarguras pedia humanidad para los iudios olvidando
que no serian humanos en el nuevo inundo los que con él mostra-
ban tanta ingratitud, escribía á su hijo Diego: ''Poco me han a-
provechado los veinte arios de servicios que he prestado con tantos tra-
bajos y peligros, que hoy día no tengo en Castilla una teja: si quiero
córner ó dormir, no tengo, salvo el mesón y taberna, y las nías de las
veces falta, para pagar el escote1'. Habia vendido sus últimas alha-
jas, y los gastos que hizo en su último viaje, nadie se los rein-
tegró. Para desmentir las ideas que se le habían atribuido, deja-
ba entre otros testimonios, cartas dirijidas al rey para que me-
58 COMPENDIO
jofasé la suerte de los indios, que apesar de las primeras leve-
de Ovando, estaban cruelmente oprimidos por los colonos. Refi-
riéndose á los indios escribía al rey: "Estos son ahora la verda-
dera riqueza de la isla: ellos cultivan la tierra y preparan el pan
á los cristianos, trabajan en las minas de oro y sufren toda clase
de fatigas, remando como hombres y bestias de carga. Desde que
he dejado la isla, sé que han muerto cinco sestas partes de los na-
turales por bárbaros tratamientos ó por cruel inhumanidad, al-
gunos bajo el hierro, otros á fuerza de golpes, muchos de hambre.
\? mayor parte en los montes o en las cavernas á donde se habían
retirado por no poder tolerar los trabajos que se les imponían.
Colon quiso que se le enterrase con las cadenas con que le amarra-
ra la ingratitud, y que fuera trasladado su cuerpo á Santo Do-
mingo. Y mientras A mérigo Vespucci usurpaba ¿Colon la gloria
del nombre continental, Fernando, rey de España, consentía un
proceso inicuo que tenia por objeto quitar al ilustre marino el mé-
rito del descubrimiento: se recojieron delaciones y se llamo á tes-
tigos que declararon que Colon habia tenido noticia del nuevo
mundo por un libro que existia en la biblioteca de Inocencio VIII
en Roma, y por un cántico de Salomón: solo se probó la iniquidad
délos perversosque aun después de la tumba perseguían al genio
que no eran capaces de imitar ni de comprender. Quedo á Colon-
como dice un historiador, fa felicidad de obrar. Su miseria. sñs|
agonías y su infeliz muerte, serán eternamente un baldón pam<
Fernando el católico. Algunos consignan el 12 y otros el 20 de-
Mayo de 1506, como fecha déla muerte del descubridor del nuevo
inundo: pensamos que el 20 es la fecha exacta.
Los descubrimientos de Colon despertaron un entusiasmo in-
descriptible en toda Europa.
En 1499 Alonso de Ojeda armo algunos bajeles y cruzó el At-
lántico, acompañado del matemático Amerigo Vespucci; recorrí*'
las costas de Venezuela y Colombia (esta en muy pequeña par-
te) y fue seguido por Pedro Alonso Niño que recojió en Colom-
bia abundante cantidad de oro y perlas. Ya los descubrimientos
carecían de ideal moral; tratábase de conquistar los países ultra-
atlánticos y para justificar el ataque y la esplotacion contra-
pueblos que á nadie ofendían y que no daban ni aun pretestos d<
venganza, se inventó un vergonzoso sofisma, porque minea faltan
recursos á los despotismos. Alonso de Ojeda llevó á Venezuela el
primer ejemplar de aquella estraña introducción. Comenzaba la
escitacion declarando que Dios omnipotente que creó á todos, con-
fió á San Pedro el dominio del mundo y por San Pedro á sus su-
cesores; que uno de estos habia dado á los católicos reyes de K<-
paña la posesión sobre las islas y tierra firme. Terminaba aque-
lla fórmula intimando la sumisión de los naturales bajo pena d<^
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 57
sor maltratados, perseguidos, esclavizados y vendidos. Con esto
se creia tener razón bastante para la conquista. El clero apoyó se-
mejantes supercherías, y la violencia dominó ya con imperio ab-
soluto. (Yease el testo de la fórmula, en Cesar Canta; 4° volu-
men libro XIY, capítulo Y.)
Al ver cómo el papa se pretendía dueño del nuevo mundo y
con derecho á dividirlo entre españoles y portugueses, csclamó el
rey de Francia "Me alegraría ver el testamento en que el padre
Adán dividió entre ellos el mundo sin dejarme í mi un palmo de
terreno."
Juan Cabot, protegido por Enrique YII de Inglaterra, salió con
su hijo Sebastian y dos carabelas en dirección al Norte y también
en busca de un paso para las Indias orientales: descubrió Terra-
nova y la península del Labrador recorriendo mucha parte de la
costa de Norte-América hasta Yirginia. (1497). En un segundo
viaje Sebastian Cabot descubrió la gran bahía que se llamaría de
Hudson, pero por entonces los ingleses no adelantaron mas.
Al mismo tiempo que Alonso de Ojeda recorría la cosías de
Yenezuela, Yicente Yañez Pinzón descubrió el Brasil visitando la
costa en la estension de mas de cien leguas, y después de hallar el
rio de las Amazonas, fué el primer europeo que conoció tierras
americanas en el hemisferio austral. Juan Diaz Solis que conti-
nuó mas tarde las investigaciones, fué muerto por los naturales
(1516.)
Amérigo Yespucci murió en Sevilla en Febrero de 1512: ai
morir no sabia aun que el continente nuevo llevaría su nombre:
sus trabajos geodésicos habían hecho que se diese á sus mapas el
nombre de cartas américas, de donde la costumbre fué formando
el nombre de América a falta de otro con que se distinguiera el
nuevo mundo.
En los primeros años del siglo XYI Ojeda, y Diego de Nime-
sa colono de Santo Domingo, consiguieron que el rey Fernan-
do hiciese dos gobiernos desde el cabo de la vela, en las regiones
esploradas por el primero, y el cabo de Gracias á Dios. El de
Ojeda llegaba del cabo de las velas á Da ríen, y el de Nimesa des-
de Darien hasta el cabo de Gracias á Dios. Después de tentativas
infructuosas para establecer varias colonias, solo habia podido
formarse una bajóla dirección de Yasco Nuñez de Balboa (1510.)
Juan Diaz Solis y Yicente Yañez Pinzón descubrieron la pe-
nínsula de Jucatan en 1509.
En 1508, Sebastian Cabot y Diego García se encontraron en la
desembocadura de un gran rio, y ascendiendo Cabot por él des-
cubrió el Paraguay.
Con la protección del rey Don Manuel de Portugal, Pedro Al-
barez Cabral marchaba á la India oriental, cuando separado del
58 COMPENDIO
mar de Guinea para evitar la calma, encontró una tierra descono-
cida; era el Brasil ya descubierto por Pinzón. La colonización
portuguesa fué tan trabajosa como lenta.
Juan Ponce de León, salió de Puerto Rico con tres naves en
1512, y descubrió la Florida pero no pudo detenerse por la re-
sistencia que opusieron los habitantes.
El mismo año, Vasco Nuñez de Balboa cruzó el istmo de Da-
ríen y descubrió el océano Pacifico del que tomó posesión á nom-
bre del rey de España, entrando en las aguas armado de todas ar-
mas, Balboa recibió ya entonces inspiraciones acerca de la exis-
tencia de las ricas tierras que luego se llamarían el Perú.
Fernando Magallanes, portugués al servicio de España, con
cinco naves y doscientos treinta hombres costeó la América me-
ridional y descubrió el estrecho que lleva su nombre, en 1520. pa-
sando al otro mar con tres naves, y llegando á las Filipinas á los
tres meses de penetrar en el Pacífico. Murió en 1522 peleando
contra los Filipinos, después de dar la vuelta al mundo, salvo el
arco que completaría Sebastian del Cano (de Filipinas á España).
Magallanes es uno de los marinos mas inteligentes y mas audaces
de su época y su viaje peligroso y largo resolvió el problema bus-
cado por Colon de un paso para el Oriente: el notable marino pue-
de figurar y figura ventajosamente entre las glorias del siglo XATI.
Portugal dio á las tentativas de los dos siglos XV y XVI, nave-t
gantes entendidos y capitanes célebres. Entre estos descuella
Vasco de Gama que nació en 1 -150 y murió en l-V_!o. dobló el
cabo de Buena Esperanza en 1107 abriendo el camino de las In-
dias que ha sido el derrotero del comercio europeo hasta la a-
pertura del istmo de Suez enl8G8, y á su vuelta á Portugal se le
saludó con fiestas y regocijos públicos y fué nombrado Almiran-
te de las Indias. En 1502 hizo otro viaje con diez haTQOS, co-
metió parte de la costa oriental de A frica, fundó estableciinienr
en Mozambique y Solala. y dejo ancho campo ala actividad desús
compatriotas, en África y en Asia. Su hijo Cristóbal Vasco de
Gama siguió con éxito la misma carrera y fué asesinado en Abi-
sinia en 1541.
La isla Isabela y Cuba eran el centro de la colonización y los
puntos de cita de cuantos españoles intentaban alguna aventura
en el nuevo mundo. Hallado el continente, no era difícil acometer
empresas y lanzarse en busca de tierras. Asi es (pie los descubri-
mientos que siguieron ¿í los de Colon, si se esceptuan los de Yaiiez
Pinzón, Cabot y principalmente los de Magallanes, no suponen un
mérito sobresaliente: todos los esploradores tenían certidumbre de
la proximidad de tierras, y mas bien que la idea pura de dilata-
ción, presidian las codicias y el ánimo de conquistas.
En 1517 Francisco Fernandez de Córdoba marchó en la diree-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 0(J
cion del continente con tres carabelas; desde Santiago de Cuba
donde se embarco con su gente hasta el cabo Catoche en Yuca-
tan, navegó 21 dias: en esa península hallaron indígenas vestidos
con túnicas de algodón: el interior de aquella tierra ofrecía un
aspecto de cultura superior á cuanto los españoles habian visto en
el nuevo mundo: las tentativas de conquista fueron por entonces
inútiles, y siguió la ruta a Campeche donde halló la misma resis-
tencia, viéndose obligado á regresar á Cuba.
En 1518 el Gobernador de Cuba Diego Velazquez armó cua-
tro buques á su costa y organizó una espedicion á que estaban
preparados los ánimos por las noticias que esparcieron los solda-
dos de Córdoba acerca de la abundancia y riqueza de Yucatán: el
Jefe de la espedicion fue Juan de Grijalva, y capitanes Pedro Al-
varado, Francisco Montejo y Alonso Dávila. Arribaron á Yuca-
tan desembarcando al otro lado del cabo Catoche, pero la resis-
tencia de los naturales les determinó á seguir el rumbo por la
costa: las semejanzas de algunos puntos de aquella tierra (Méjico)
con España, influyeron para que se le diese el nombre de Nue-
va España. Penetró la espedicion en el rio Tabaseo, y Grijalva
tomó posesión del pais á nombre de la monarquía española, con
las ceremonias de costumbre, siguiendo el viaje en la dirección del
Oeste hasta Guajaca donde los naturales les recibieron con afabi-
lidad y respeto: alli supieron los espedicionarios que el jefe del
gran imperio á que correspondía aquella tierra era Moctezuma:
visitaron algunas islas, entre ellas la de los Sacrificios, asi lla-
mada por el espectáculo de víctimas humanas que la superstición
ofrecía á sus dioses, y San Juan de Ulua. Pedro Alvarado fue á
dar cuenta de los descubrimientos al Gobernador de Cuba Diego
Yelazquez: Grijalva costeó Méjico hasta un promontorio que -no
pudo franquear, y volvió á Cuba en Octubre del mismo año 1518.
Yelazquez se propuso desde entonces enviar una gran espedicion
para conquistar y colonizar las regiones que tan maravillosa-
mente pintaba la fantasía de los compañeros de Grijalva. Hernán
Cortes seria el jefe designado para la grande empresa de la con-
quista de Méjico.
El descubrimiento del Pacífico por Nuñez de Balboa no dio pol-
lo pronto los resultados que auguraba el descubridor: un hombre
vulgar y envidioso, Pedro de Arias Dávila, había sucedido á Bal-
boa en el Gobierno del Darien, y el rey católico clió al nuevo go-
bernante los recursos que no habia enviado al célebre descubri-
dor del mar occidental: la envidia y los celos de Pedro de Arias,
no concluyeron sino con la muerte de Balboa, acusado arbitraria-
mente de traidor y condenado por jueces parciales cuando iba á
emprender una espedicion por las costas del Occidente (Perú). Es-
ta incalificable ingratitud y la muerte de Balboa secedieron en
60 COMPENDIO
1517. Los hombres mas grandes del descubrimiento y la conquis-
ta sufrieron la misma suerte.
En 1522 Pascual de Andagoya hizo una espedicion á los mares
del Sur y fracasó, pero las noticias que diera en Panamá sóbrela
riqueza y estension del Perú alborotaron los ánimos: Xo contara-
do con recursos de la metrópoli, tres colonos, Francisco Pizarro,
(nació en 1471), Diego Almagro y el eclesiástico Hernando Luqtie.
se asociaron para esplorar los mares del Sur y emprender los a-
zares de las conquistas que eran para todos ellos el medio de en-
riquecerse. Dos barcos y cien hombres constituían toda la fuerza
que se puso á las órdenes de Pizarro en Noviembre de 1524. Ya
en esta primera espedicion se descubrió una dilatada costa y tu-
vieron lugar los primeros combates con los naturales del Perú;
pero no obteniendo del Gobernador Pedro de Arias los medios
necesarios para realizar la empresa, después de inútiles solicitu-
des, Pizarro marchó á España, donde obtuvo de Carlos V merce-
des y atribuciones estensas aunque pocos recursos: Cortes, el con-
quistador de Méjico le ausilió, y con algunos otros fondos, armo
tres barcos y una tripulación de unos doscientos hombres, 6 hizo
rumbo al Occidente. En 1530 se hicieron todos los preparativos
y se emprendió la conquista en 1531.
En 1535 Diego Almagro hizo la primera espedicion á Chile; Pe-
dro Valdivia comenzó la conquista en 1540.
En 1540 proponiéndose Gonzalo Pizarro esplorar otros paisesr
llegó á las orillas del Ñapo, afluente del Amazonas, y constru-
yendo un buque mandó embarcar cincuenta hombres dirijidos
por Francisco de Orellana: Orellana cuando perdió* de vista á su
jefe se propuso continuar de propia cuéntala esploracion navegan-
do por el Amazonas, hasia que llegó al Atlántico después de una
travesía de mil quinientas leguas entré pueblos desconocidos.
Los países del Plata fueron descubiertos por Juan Diaz de So-
lis y comenzó la colonización y conquista en 1535' Don Pedro
Mendoza, con una escuadra de veintidós barcos y dos mil qui-
nientos hombres. Juan de Ayola, oficial de Mendoza penetró en-
el Paraguay en 1536.
La colonización del Brasil por los portugueses comenzó ei*
1535.
El descubrimiento de una parte considerable de la costa de
Centro-América fue debido á Colon en su cuarto viaje (desde Hon-
duras á Veragua), La colonia del Darien y la fundación de Pana-
má por el Gobernador sucesor de Balboa Pedro de Arias Dávila,
eran principio de nuevas investigaciones por ambos mares. A-
tlántico y Pacífico, y lo que mas debia llamar la atención de los
aventureros que confluían á Panamá, seria naturalmente el Paci-
fico donde habia menos competencias. En 1516, Fernando Ponce
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 61
y Bartolomé Hurtado se embarcaron en el mar del Sur, é hicie-
ron rumbo al Noroeste, descubriendo un golfo que los naturales
llamaban de Chira, sabiendo que mas al Norte habia un pais a-
bundante donde un lago interior comunicaba los dos mares: el
,golfo recibió el nombre de San Lucas. En 1520 Gil González de
Avila obtuvo facultades de Carlos Y para descubrir tierras al Po-
niente y Noroeste de Panamá: salid en Enero de 1521 y cien
leguas adelante en la costa, desembarcó, entro en inteligencias
con los naturales de quienes consiguió que se bautizasen en gran
número, y recibiendo una gruesa suma de oro (Costa-Rica) si-
guío hacia las tierras del Noroeste donde hallo mas poder pero
la misma afabilidad con el principe Nicarao que con el de Nicoya
en Costa-Rica; visitó el lago de Cocibolca (Nicaragua) y alcan-
zó que abrazasen el catolicismo el Jefe Nicarao y muchos miles
de nacionales. Durante la ausencia de Gil González, el piloto
Andrés Niño habia navegado al Norte hasta distinguir elevados
volcanes (Guatemala). El descubridor de Nicaragua dio á un gol-
fo el nombre de Fonsecaen recuerdo del patriarca de Indias Juan
Rodríguez Fonseca Arzobispo de Burgos, y creyendo por los in-
formes de los naturales que el gran lago se comunicaba con el
Atlántico, regresó á Panamá. Gil pidió á Pedro de xlrias el Go-
bierno de Nicaragua, y no alcanzándolo, marchó á Santo Domin-
go á solicitarlo de la Audiencia que se lo otorgó. Pero entretan-
to el Gobernador de Panamá habia enviado á Francisco Fernan-
dez de Córdoba á ocupar el territorio nicaragüense á nombre del
Gobernador; fundó Córdoba, Granada y otras ciudades. A la lle-
gada de Gil González, lucharon los dos jefes, y al mismo tiempo
(1524) Cristóbal de Olid con una escuadra penetraba en tierra
por el Norte fundando á Triunfo de la Cruz y Naco: Gil y Olid
se asocian contra Córdoba, abandonando el segundóla supremacía
de Hernán Cortes en cuyo nombre habia emprendido la espedi-
cíoti, y luego *se separan: Las Casas enviado por Cortes para a-
veriguar la conducta de Olid, le vence, y después de numerosas
peripecias muere Olid asesinado por una conjuración entre Las-Ca-
sas y Gil González. Los vencedores se separan, y los indígenas
toman parte por todos menos por su propia causa.
La esploracion de Centro-América se hizo desde Panamá y
Méjico: las tierras entregadas á la dominación de Cortes abra-
zaban todo el imperio mejicano y al Sur hasta el cabo Camarón:
por eso mientras Gil González y Córdoba peleaban en Nicara-
gua, Olid cumpliendo las órdenes de Cortes, y aun sin contener-
se en el límite fijado por las fórmulas donatarias, recorría la
costa y fundaba establecimientos.
Juan Solano y Alvaro de Acuña ocuparon Costa-Rica en nom-
bre de Pedro de Arias Dávila, Gobernador de Panamá.
62 COMPENDIO
Cuando Hernán Cortés llevando avanzadas sus conquistas,
pudo desprenderse de fuerzas, envió a Don Pedro de Alvara-
do en la dirección del Sur del imperio mejicano, y á Cristóbal
de Olid por mar, para que tomaran posesión de las tierras que
comprendían mas abajo de sus conquistas hasta el cabo Cama-
ron. A fines de 1523 salieron los espedicionarios llevando Olid
algunos barcos y Pedro de Alvarado trescientos soldados de in-
fantería, 150 de caballería, cuatro cañones y cerca de cuatro
mil indios tlascaltecas ausiliares. Así se unian por dos espedi-
ciones en sentido opuesto las regiones gobernadas por Hernán
Cortés con las que dominaba Pedro de Arias tocando en Hon-
duras los enviados de ambas partes.
Las costas del Norte comenzarían á ser colonizadas mucho
mar tarde.
Conquistas — Colonización. — Las empresas mas importantes
acometidas por los europeos después del descubrimiento, fueron
las de Méjico y el Perú, donde grandes unidades nacionales o-
frecieron una resistencia que no habían podido oponer las islas
ni las tribus de la mayor porción de las regiones del nuevo
mundo. Colon habia tenido el pensamiento de comunicar Euro-
pa con el Oriente por vias mas cortas y sin doblar el estremo
Sur de África: halló un nuevo continente y fué para él sorpre-
sa todo lo que se separaba de la idea principal de enlazar el
mundo en sus diversos eslabones. Así es que como organizador
de colonias, no está ¡í la altura de sus descubrimientos: los de-
talles le abruman como genio acostumbrado á vivir en las esfe-
ras elevadas. No podía acomodarse á las costumbres de aquel
tiempo, ni tenia fuerza para obligar á otros caminos distintos (pie
los que seguían los colonos y aventureros. La conquista de
Santo Domingo planteó un problema que tendría triste solución
en la esclavitud de los indios: iguales ó parecidas huellas se
siguieron en todas partes, y los clamores generosos de Bartolo-
mé de las Casas se perdieron entre las agitaciones codiciosas de
los colonos. Los frailes dominicos y franciscanos, rivales desde
la creación de las respectivas órdenes, sostenían tesis opuestas,
figurando los dominicos entre los partidarios de la libertad de los
naturales de América: Los franciscanos apoyaron los reparti-
mientos dando así un poderoso ausilio ú los egoísmos y ambicio-
nes, pero estremándose el rigor de los protectores de los indí-
genas, ambos partidos acudieron al rey Don Fernando quien
nombró una comisión de jurisconsultos y teólogos los cuales ;í-
cabaron por declarar que la servidumbre de los indios estaba au-
torizada por las leyes divinas y humanas y que no debia po-
nerse obstáculo a los repartimientos: todo lo que hizo el rey Fer-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 63
nando fué condenar la violencia contra los siervos. Hombres
que se llamaban religiosos, tomaban sobre su conciencia seme-
jante iniquidad. Mas de una vez declaró el pontificado que la
religión y la naturaleza se oponían á la esclavitud, uNon modo
religionem, sed etiam naturam reelamitare servitute" [León X]:
pero si los pontífices hubiesen mandado espresamente al clero
combatir la servidumbre, y les hubieran impuesto las penas que
se imponían tí los sabios y ¡í los filósofos, la esclavitud hubiese
sido imposible: no basta proclamar un principio si se consiente
su violación sin tomar medidas que le den eficacia y cumplimien-
to: la fórmula de dominio de Alonso Ojeda que todos los ulte-
riores conquistadores reprodujeron, sancionaba la esclavitud, y
por ella pasó todo el clero con leves aunque honrosas escepcio-
nes. El P. Las Casas luchó como un atleta contra la servidum-
bre, consiguió mejorar la suerte de los indios, sufrió amenazas
de muerte sin vacilar, y tuvo que encerrarse en un convento
para evitar la venganza de los colonos. El cardenal Cisneros e-
ra enemigo del proyecto de Las Casas. Cuando nada pudieron
alcanzar las súplicas del digno protector de los indígenas, pro-
puso lo que creia ser un mal menor, pero que era una iniqui-
dad; comprar negros en los establecimientos portugueses de la
costa de África y transportarlos á América para que trabaja-
sen como esclavos en las minas y en las haciendas de los colo-
nos: se habia antes probado que era mayor la resistencia de
los negros y que su robustez vencía al clima y soportaba las ta-
reas mas penosas. Las Casas compadecido de los indios no vio
que inoculaba un mal tan grave, y que inflijia á la humanidad
un daño inmenso. La esclavitud es un crimen: no era dado redi-
mir á* una raza esclavizando á otra. El plan fué adoptado y que-
dó consumada esa nueva infamia de la arbitrariedad y de la
fuerza. Hombre de sentimiento mas bien que de filosofía, el P.
Las Casas tuvo los argumentos que le inspiraba la compasión,
no la lógica de la justicia: no supo cumplir sus buenos deseos
sino á espensas de una injusticia; las intenciones eran rectas, y
no conoció el medio de vencer ó de sucumbir por la justicia en-
tera. Apesar de todo, los esfuerzos del dominico por espacio de
mas de veinte años le hacen merecedor de tantos aplausos como
son merecedores de censura sus adversarios. Carlos I de España
y Y de Alemania tuvo el triste privilegio de introducir en los
dominios españoles la esclavitud de los negros africanos, apenas
tomó posesión del trono de Isabel la Católica. Poco mejoró la si-
tuación de los indios^ y en lo sucesivo el trato que se les dio
sino llegaba al exceso que en las primeras colonias, no ha de-
jado medio de justificar á los conquistadores.
Los hábitos en general, de los naturales, estaban muy Tejos de
64 COMPENDIO
corresponder ala dureza délos invasores: si en algunas partes se
sacrificaba y devoraba á los enemigos, y en muchas eran lí-
citos los sacrificios humanos, en la mayor parte de las tribus
se hallaba hospitalidad, afecto y buenos deseos, sin omitir un
sentido moral que sorprendió á Colon en Cuba y a casi todos los
descubridores en las regiones que les toco esplorar: los conoci-
mientos eran muy limitados, y en las grandes unidades como
Méjico, el despotismo de los emperadores se imponía con una
estremada pesadumbre: la mujer era poco respetada, habiendo
lugares en que los matrimonios se concertaban por compra o por
servicios como. en las primeras tribus hebreas y otros pueblos
del Oriente: en el Sur, multitud de tribus vivían de los frutos
naturales sin aplicar ninguna industria, y á veces ningún tra-
bajo. Faltando animales domésticos que tanto han ausiliado el
desarrollo de la civilización, parecen casi todos los pueblos a-
mericanos razas primitivas que esperan recursos pura crecer, y
necesidades para despertar los estímulos. Sin embargo, Méjico
y el Peni nos demostraran que aun con medios limitados alcan-
zaron un notable crecimiento. Los metales no eran conocidos, ex-
cepto el oro. En cuanto al estado social, estaba muy lejos de
constituir organismos de la índole de los pueblos modernos, en
que todos los intereses se compenetran y un pueblo aparece
como una personalidad ante el esterior: tribus mus 6 menos gran-
des, casi siempre en guerra, y guardándose unas á otras los o-
dios y rencores mas concentrados. Dna libertad natural dejaba
todo á la espontaneidad de los indígenas, y el deber como el
derecho se regulaban por el examen de las necesidades •■' el de
los peligros: era casi común la idea de una entidad suprema
que se representaba seguti las diversas impresiones y tenden-
cias: la autoridad no implícala una fuerza de cohesión hija del
poder colectivo, y donde existe aparece con facultades absoluta*
y dominio despótico. En todos los países del Sm-, menos el Pe-
rú, se encuentra el mismo estado. Ai Nprte, incluyendo pai-
te de Centro-América, se hallan divisiones nobiliaria?, j privi-
legios y autoridades mas asentadas, y también mas regulari-
dad en el modo de gobernar: esto acaso es un dato que condu-
ciría con otros á probar inmigraciones septentrionales que apo-
derándose tal vez no en remotos tiempos de algunos patees, crea-
ban las desigualdades que enjondra toda conquista por la fuer-
za. En las islas, los jefes o caciques tenían un poder ilimitado
como también en la numerosa nación de Bogotá que sigue en
orden de civilización al Perú y Méjico: ha4>ia en ese país de I>o-
gotá una agricultura adelantada, garantías para la propiedad,
grandes ciudades, tribunales ordenadores é igualdad entre todas
las clases.
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 65
Los combates entre los indios se promovían por causa de los
territorios cuyos límites pocas veces se determinaban, y la per-
sistencia del espíritu de venganza renovaba los agravios y per-
petuaba las discordias: hacian la guerra en grupos talándolo to-
do cuando invadían pais enemigo, y valiéndose de todo género
de astucias para sorprender á los contrarios: la destrucción era
el fin de la victoria: casi siempre se sacrificaba á los prisione-
ros, y alguna vez reemplazaban á los guerreros muertos en las
familias huérfanas. Cuanto mas pequeñas eran las tribus en
guerra, eran los odios mas profundos y las venganzas mas ter-
ribles. Ni en las islas ni en la mayor parte del continente se u-
saban vestidos completos, pero en todos los pueblos había idea
del pudor: los prendidos de oro y conchas o piedras, y el hábi-
to de pintarse el cuerpo y el rostro, estaban bastante generali-
zados. Sus armas consistían en mazas de madera, estacas endu-
recidas al fuego, lanzas en cuya punta clavaban un guijarro: al-
gunos pueblos usaban flechas, y otros hondas [honderos de Chile].
Las habitaciones, salvo en los países mas adelantados, eran cho-
zas de ramas, hojas y filamentos y cortezas: no era frecuente
que se hiciesen de madera. Las canoas se construían casi siem-
pre vaciando troncos de árboles; pero para las guerras se for-
maban grandes piraguas capaces de contener hasta sesenta hom-
bres.
La idea de la inmortalidad se profesaba umversalmente atri-
buyendo á la existencia de ultratumba la continuación de un es-
tado semejante á esta vida pero con aumento de goces y delicias:
el guerrero y el cazador eran enterrados con sus armas, ponien-
do en la sepultura vestidos y víveres: á veces deudos o sirvien-
tes se enterraban con los caciques ú hombres que inspiraran
consideración y respeto. Los encantamientos y los milagros no
estaban menos arraigados en el espíritu indígena que en el es-
píritu tradicional del viejo mun.do: la adivinación se unía á la
medicina, como las iras de los dioses á las enfermedades: cuan-
to mas domina la ignorancia, mejor se acude á lo sobrenatural
para esplicarse lo que no se comprende.
Hernán Cortes. Méjico. — Fernando Cortes nació en Medellin
en 1485. Después de dos años de estudio en la universidad de Sala-
manca, se decidid por la carrera de las armas y en 1504 marcha a
Santo Domingo donde el gobernador Ovando le recibió afable-
mente; cansado de la inacción, álos dos años fué á Cuba y en la
guerra se distinguió como valiente. Después del descubrimiento de
Grijalva, el gobernador de Cuba Diego Yelazquez le nombró jefe
de la espedicion á Nueva España, á instancia de Amador de Lariz
y Andrés del Duero, pero habiéndose Cortes mostrado con mucho
5
66 COMPENDIO
aparato como enorgullecido de su elevado cargo, Telazquez entro
en celos y las calumnias de los enemigos de Cortes contribuyeron
á convertir los celos en ojeriza y odio: se embarcó en Santiago de
Cuba el 16 de Noviembre de 1518 con trescientos soldados y fué
costeando la isla para atraer gentes que le ayudaran en sus desig-
nios: en Trinidad se le unieron cien soldados. En ese punto llegó
la orden de Yelazquez para que se despojase á Cortes del mando,
pero ni el Alcalde Francisco Verdugo la llevó á efecto, ni los sol-
dados estaban dispuestos tí consentir la injusticia contra su jefe.
En la Habana, ya era orden de prisión contra Cortes la que se
encomendaba al gobernador Pedro de Barba: los soldados mani-
festaron tal disgusto y que estaban tan dispuestos á sostener al jefe,
que por propia seguridad declaró Barba que no tenia intención de
cumplir el mandato de Diego Yelazquez. El 10 de Febrero de
1519 se daba í la veíala espedicion compuesta de once buques,
mas de seiscientos hombres de todas armas y abundantes recursos.
Entre los espedicionarios se contaban Bernal Diaz del Castillo.
Pedro Alvarado, Cristóbal de Olid, Francisco Montejo, Juan Ks-
calante, Francisco Orozco jefe de la artillería, Juan Yelazquez.
Francisco Moral, Francisco Saucedo, Gines de Nortes, y Alonso
Hernández Portocarrero, mandando cada uno, escepto Bernal
Diaz, un barco, y Cortes el undécimo. Las armas de fuego no eran
mas que cuarenta y tres entre mosquetes y arcabuces y los de-
mas iban armados de espadas y picas. Todos iban defendidos con
cotas acolchadas que Cortes reputó bastantes para resistir las lu-
chas de los subditos de Moctezuma. En la isla de Cozumel recobró
ti un prisionero que los indios retenían (Gerónimo Aguilar). y que
le habia de servir de intérprete en las primeras negociaciones. De
allí marchó ¿íTabasco esperando que le recibieran bien, pero tu-
vo que emplear la violencia y derrotó tí los indios que recono-
cieron la soberanía de España. Tria india liija del cacique Guaza-
coalco, habia caído prisionera en las guerras intestinas en poder-
de! cacique de Tabasco y este la regaló ií Cortes: llamáronla Doña
Marina y como entendía los idiomas de Nueva España y el que
hablaba Gerónimo Aguilar, sirvió también al conquistador y le
prestó después considerables servicios. Dos diputados de Moctezu-
ma, Pilpatoe y Tentile, se presentaron ti Cortes para saber su inten-
to y ofrecerle la asistencia que necesitase si quería continuar la
marcha; eludió Cortes la respuesta, hizo desembarcar las tropas, y
construyó barracas, en que le ayudaron un número considerable
de indios. En una segunda entrevista con los embajadores acom-
pañados de golpe de gente principal, el conquistador dijo que
tenia que tratar con Moctezuma de los asuntos que le llevaban -,í
su imperio: ni los grandes regalos ni las ofertas lucieron retroce-
der tí Cortes: pintores mejicanos dibujaban en lienzos todo lo-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 67
estraño que veian en armas, barcos, y caballos y objetos para ellos
desconocidos: un simulacro de guerra produjo grande admiración
en los embajadores y la comitiva, y al dispararse los cañones, el
espanto no tuvo límites. Moctezuma recibid la noticia de todo y
comenzó á temer, pero procuró de nuevo, sin conseguirlo, evitar
la entrevista solicitada. La tradición de que habian de venir del
Oriente conquistadores que dominaran el imperio, y el poder que
manifestaba el pequeño ejército de Cortes que parecia augurar el
cumplimiento de la profecía, sobresaltaban los ánimos. Moctezu-
ma dio orden de que los estrangeros abandonaran el territorio y
Cortes insistió en su demanda; por entonces se cortaron las negocia-
ciones: los indígenas se retiraron tierra adentro privando á los es-
pañoles de los recursos que de ellos obtenían. Algunos soldados
temieron por el éxito de la empresa, y esponiendo á Cortes sus
dudas, después de provocar una manifestación contraria de los
mas resueltos, dejó en libertad de retirarse á los que lo desearon.
Xadie retrocedió, y aprovechando el entusiasmo, dio principio á
la fundación de Yeracruz organizando una municipalidad en
la cual resignó su poder para no deberlo á Diego Yelazqúez
de quien esperaba ulteriores daños. La municipalidad le nom-
bró Capitán general en los mismos términos que lo habia hecho
Yelazqúez, pero á nombre del rey: esto suponía ruptura completa
con el Gobernador de Cuba. Los partidarios de Yelazqúez trama-
ron conjuraciones que se frustraron. En seguida recibió Cortes una
embajada que facilitaba sus propósitos: el cacique de Zempoala en-
vió embajadores que asegurasen á Cortes sus afectos por los es-
trangeros, y de esta entrevista dedujo el suspicaz jefe que Mocte-
zuma no era amado en todo el imperio y que las divisiones in-
testinas facilitarían la conquista: marchó á Zempoala siendo muy
bien recibido y supo por el mismo cacique, cuál era el carácter de
Moctezuma y en que condición se hallaban sus subditos: al des-
potismo se unia el esceso de tributos y el poco respeto á las familias.
Desde entonces comenzaron los tratados con diversos caciques, y
se emprendió la construcción de Yeracruz á poca distancia del
primer punto que se habia intentado. Los caciques de Zempoala y
Quiabislan, contando con el apoyo de Cortes, se emancipaban de
la obediencia de Moctezuma, comenzando por prender á sus dele-
gados, á quienes hubieran sacrificado á sus dioses sin la interven-
ción de Cortes que condenaba aquella bárbara costumbre. Desean-
do el general depender solo del rey, envió á España comisionados
con todas las riquezas adquiridas: no habian desistido de poner
obstáculos los afectos a Diego Yelazqúez, y como algunos trataron
de darle aviso de lo que sucedía, tanto para evitar evasiones, como
para comprometer á todos en un común destino, sin otra solución
que la muerte ó la victoria, proyectó quemar las naves, y después
68 COMPENDIO
de participarlo a^sus amigos mas íntimos, procedió de modo que
los mismos marineros declarasen que las naves se iban á pique,
efecto de la larga permanencia en aquellas aguas: mandó sacar
jarcias, velas, y lo (pie hubiera menester y dispuso que se echasen
á fondo.
En Agosto de lo 19, salió Cortes de Zempoala llevando la ma-
yor parte de su ejército y algunos indios ausiliares y dirigióse por
el pais de Tlascala; los tlascal tecas, aunque enemigos de Mocte-
zuma, opusieron viva resistencia: creían que Hernán Cortes pro-
curaba trabar relaciones con su enemigo. Al fin se hizo la paz
reconociendo los tlaxcaltecas la soberanía del rey de España, y
cuando supieron que los estrangeros no eran amigos del empera-
dor, se unieron ú ellos fácilmente en un sentimiento común de hos-
tilidad. Cortes participaba de los vicios de su época pretendiendo
que todos estaban obligados de grado ó por fuerza íí profesar la
religión en que él creia: su intolerancia con los tlascaltecas hubiese
dado malos resultados ano ser por el consejo de Fray Bartolomé
Olmedo que declaró injusta y nociva toda violencia en materias re-
ligiosas: este intrépido sacerdote no reconocía otros medios que
la convicción y tuvo valor para resistir el fanatismo de aquel ejér-
cito, no menor que el fanatismo de los invadidos. Siguió adelante
Cortes con fuerte apoyo de los tlascaltecas. y pasando por Cholula
donde sorprendió una conjuración, se dirijio á Méjico: eerca de la
entrada de la ciudad, salió Moctezuma á recibirle con numeroso
y lucido acompañamiento de cortesanos, nobles y tropas: el resul-
tado fué que se alojasen los españoles en la Capital, Thtoochtfüan.
Durante este tiempo, había tenido lugar una batalla entre Juan
Escalante. Gobernador de Yeracruz, con algunos soldados españo-
les y ausiliares indios, y Qualpopoca, general de Moctezuma, y si
bien los españoles triunfaron, quedó mu}r debilitada y cu peligro
la fuerza que dejó Cortes en Yeracruz. Entretanto había indicios
para sospechar que se urdía una conspiración en la Capital: Cortes
en uno de sus atrevidos arranques, decidió ] >render á Moctezuma
y lo ejecutó, aunque la prisión tuvo la apariencia de dar una garan-
tía residiendo en el mismo sitio que los españoles. El emperador
era visitado y servido como en su prooio palacio, pero le vigila-
ban de cérea. Qualpopoca fué preso de orden del mismo Moctezu-
ma y sentenciado á muerte: convencido Cortes de que aquel genera 1
había obrado de acuerdo con Moctezuma, hizo que se pusieran i
este grillos: Moctezuma fué sobrecojido de un estraonlinario terror,
favo en breve se le quitaron los grillos aunque ya no tenia ni som-
bra de poder. Mandó Cortes construir naves (pie surcaran el lago
Tezcuco, y obligó ¡í Moctezuma á reconocer la autoridad del rey
de España: los nobles prestaron también homenaje. Sucedía á prin-
cipiosde 1520 la llegada dcTáníilo Xarvaez con tropas de Diego
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 69
Yelazquez. que venia á sustituirá Cortes en el mando: tras algunas
negociaciones los jefes llegaron ¡í las manos y venció Cortes unién-
dosele los soldados de Narvaez que componían un total de novecien-
tos hombres con doce piezas de artillería y diez y ocho barcos. Pe-
dro Alvarado que había quedado en Méjico custodiando á Moctezu-
ma, cometió escesos indignos asesinando en una ceremonia religiosa
á muchos nobles, sin duda para intimidarlos: los mejicanos asediaron
y atacaron el cuartel: Cortes llegó á tiempo, pero no pudo tranqui-
lizar al agitado pueblo: rompiéronse las hostilidades (Junio 1520)
con tal ímpetu de parte de los mejicanos, que el caudillo español
comenzóla pensar en la retirada, y tratando Moctezuma de acallar
el tumulto, se presentó á un pueblo desde la torre del palacio en
que los españoles estaban alojados, le dirigió una arenga que debió
disgustar al auditorio pues en seguida se levantó grave murmullo y
tras él cayeron flechas y piedras sobre el emperador, hiriéndole tan
gravemente que murió tí los tres dias: recobrando la energía tanto
tiempo debilitada, desgarró los vendajes sin querer sobrevivir á
su afrenta. La batalla siguió y el primero de Julio Cortes no tuvo
mas remedio que retirarse, perdiendo en esta retirada hombres,
caballos y tesoros en tanta monta que entre aquellos guerreros tan
avezados al peligro, solo Cortes no desconfiaba del porvenir. Todo
el pais estaba sublevado: el 8 de Julio se dio la célebre batalla
de O tumba en que venció Cortes: él mismo penetrando por las
filas del ejército enemigo arrancó la bandera de los mejicanos y
decidió el triunfo. En Diciembre, el ejército volvería contra Mé-
jico, y comenzaron las operaciones del sitio: defendía la ciudad,
Gruatimozin sucesor de Moctezuma: combates favorables unos y
adversos otros terminarou con la rendición de Méjico en Agos-
to. El tesoro que se esperaba no se encontró aunque los vencedo-
res sacrificando tx su codicia la humanidad y el respeto que debe
inspirar el valor y el heroísmo desgraciado, sometieron á tormen-
to al emperador vencido. El año 1522, temiendo Cortes que se
sublevaran los mejicanos para librar á Gruatimozin, le mandó
ahorcar, dando asi testimonio de que no se eludiría ningún medio
para llegar a la dominación por el terror y por la fuerza.
En seguida fueronse sometiendo las provincias, y habiendo en-
viado entre otros capitanes á Cristoval de Olid para someter
tierras del Sur, como nada supiera de él, marchó á Honduras y á
su regreso partió para España donde su prestigio estaba compro-
metido y dando sus descargos se le nombró Capitán general. Nue-
va España fué un vireinato. La ingratitud fué el premio que re-
cojió en cambio de sus hazañas que le elevan al rango de gran ca-
pitán, si por otra parte las ideas de su siglo manchan sus timbres
con todos los escesos que llevan consigo las victorias que por todo
fin conducen al triunfo de la avaricia y de la fuerza: quiso poner
7 O COMREXDIO
remedio á muchos abusos, pero él mismo los habia alentado en un
principio: no le odiaban por su crueldad con Gruatimozin y con los
jefes que defendían su independencia, sino por su bravura y por su
talento: todos sus émulos le lanzaban una injuria, todos los ambi-
ciosos un ultraje: no le perdonaban haber adquirido la fama de
guerrero y de heroico: en esas rivalidades no habia un sentimien-
to generoso en favor de las víctimas; ninguno de los que le disputa-
ban la gloria hubiera cometido menos escesos. Si por un momento
se pudiera separarla causa de los hechos, Hernán Cortes figuraría
al lado de los mas grandes, ya que figura al lado de los mas auda-
ces y mas tácticos; suprimamos la ponzoña de la intolerancia en
que tanto pone el ánimo individual como los tiempos, y admirare-
mos mas al hombre que con quinientos compañeros marcha á la
conquista del imperio mas poderoso de Améria destruyendo las
naves para que no quede mas retirada que la muerte. Carlos X
tan ingrato como su abuelo Fernando, nombró vi rey de Méjico á
Antonio Mendoza: Cortes se dedicó á nuevos descubrimientos, per-
dió cuanto tenia en la guerra de Argel y hasta se le negó por el
emperador la audiencia que le redamaba. Un dia que ('arlos V
marchaba en stí carroza, fueron detenidos los caballos por una
mano de hierro que recordaba al soldado de Otumba; Carlos X no
le conoció ó porque las miserias y pesares le hubieran cambiado.
ó porque la pobreza, aunque heroica, sea siempre desconocida de
los poderosos; ¿'VÍjuién ereá tó qtle asi te atreves a detenerme
dijo?" 'teoy el conquistador de Méjico: soy éí quíe os hadado mas
provincias que lugares heredasteis de vuestros abuelos". Carlos V
le ofreció proveer pero le dejó morir oscurecido, triste v pobre
cu Sevilla (1547).
- Méjico y sus costi mukks y tuadk ionks. Bl centro del impe-
rio mejicano era el valle de Anahuac i mas de dos mil metros sobre
el nivel del Océano. Referían las tradiciones (pie los toltecas ha-
bían llegado al pais en el siglo VI: eran agricultores y constructo-
res; conocían los metale^ v sabían rundirlos, tenían algunas nocio-
nes de astronomía, tegian el algodón y fabricaban casas sólidas y
pirámides al estilo oriental en honor de Quetzalcoatl, teniendo
por centro áTtila: otras civilizaciones habían precedido ;í los tol-
tecas: tras una sequía desastrosa abandonaron el país, confun-
diéndose con los habitantes de Vucatan y Guatemala. El siglo XII.
ósea un siglo después de la inmigración al Sur llegaron al Norte
los chischimecos, gente menos culta, pero dividida en clases nobles
y plebeyas que tributaban culto al Sol: los tláscaltecas y aoolo-
ímes pasaron después, mezclándose con los mas antiguos habitan-
tes. El siglo XIII aparecieron los aztecas que dominados primero
según todas las probabilidades, Se tornaron dominadores, funda-
A LA HISTORIA UNIVERSAL. 71
ron la ciudad de Tenochtitlan y se dedicaron á la agricultura, á
las artes y á la industria. Dícese que cuando se inauguro
el templo (teocal) fueron sacrificados setenta mil prisioneros
hechos por el rey Ahuitzot en las guerras contra los pueblos que
resistían su dominación. Habían levantado jardines flotantes en
los lagos, conducían las aguas de riego desde muy lejos, y en la
industria de tintorería, tegidos y labores, estaban tan adelantados
que admiraron álos europeos: pintaban, trasladaban en geroglí-
flcos los acontecimientos nacionales: cambiaban los frutos valién-
dose de granos de cacao, copos de algodón, cantidades de oro en
polvo, o laminas de metal en vez de moneda; constriñan puen-
tes, diques; calzadas, conocían, muchas plantas medicinales; te-
nían jueces para los diversos litigios: hacían poesías casi siempre
melancólicas; eran, sobre todo los aztecas, ágiles, valientes cuan-
do las supersticiones no les cegaban, y por lo general fieles en el
cumplimiento de su palabra, y hospitalarios. No era admitida la
poligamia: el sacerdote cubría a los contrayentes con un manto
de fina tela de varios colores con un esqueleto pintado para sig-
nificar la indisolubilidad del matrimonio sino por la muerte: la moral
religiosa es semejante al decálogo: á los viciosos se les reducía á
esclavitud; á los embusteros les perforaban el labio. La lengua az-
teca tiene nuestras letras escepto seis (b, d, f, g, r, s) y era rica
en nombres, y adecuada para la composición de otros nuevos.
El Gobierno tenia caracteres feudales, pero los servicios á la
patria eran medios de ennoblecerse: había esclavos principal-
mente de los sometidos en las guerras: habia jueces en las pro-
vincias y en la Capital. Tenían registros del estado civil: la pe-
na de muerte se imponía con frecuencia. Estaban divididas las
tierras entre la corona, los nobles y el pueblo ó los comunes
(calpulli); dábanse tierras á los nobles durante su vida: ciertos
bienes se trasmitían hereditariamente con los siervos adheridos á
ellas (como en las costumbres feudales): habia ademas de las pro-
piedades particulares, propiedades comunes. Los colonos tenían
la condición de conquistados sin derecho civil, y solo su parte
de cosecha.
La religión, fundada en el principio del bien y del mal, con
premios y castigos ultraterrenos, sostenía la trasmigración Teotl
era el Dios del bien y Tlecatecolototl el del mal: Octzilopotli perso-
nificaba al sol, Mexí, dictó el culto, y guió al pueblo á la tierra
prometida: las vestales mejicanas llevaban en procesión al Dios
Mexí: los templos, como en la antigüedad eran inmensos, encer-
rando jardines, habitaciones para los sacerdotes, fuentes y gran-
des patios, todo con proporciones basadas en la astronomía, } en
lo alto una capilla en forma de torre donde se hacían los sacri-
ficios: el templo estaba fortificado. Un gran sacerdote presidíala
72 COMPENDIO
religión y ciaba permiso para las guerras. Había mugeres consa-
gradas para alimentar el fuego eterno, sociedades de hombres de-
dicados á la maceracion y á la penitencia. Dividen en cuatro é-
pocas la vida del planeta: del agua de la tierra, del fuego y
del viento, y profesan la teoría de la destrucción y regeneración
del universo; esta edad debía terminar con un incendio: cada cam-
bio engendra lo susceptible de vivir transformándose la especie
humana, y en cada catástrofe se salvan un hombre y una muger
para que renueven la humanidad: la confesión, los ayunos y las vi-
gilias, no se diferenciaban de iguales hábitos europeos. El año
era de 365 dias divididos en 18 meses de 20 diascon cinco com-
plementarios. Humbold prueba las semejanzas de casi todas esta<
ideas con las teorías y costumbres del Oriente. Conocían la cansa
de los eclipses y la rotación de la tierra, entendían geometría y
topografía, levantaban pirámides en honor del Sol y de la luna:
las ruinas de Mitla y Cumalan han dejado ver restos de una civi-
lización superior aun á la de los aztecas, con sus acueductos, di-
ques, esculturas, relieves, puentes, ídolos de madera, utensilios
de piedra y metal, y vasos de barro: en algunos de sus símbolos
aparecen mitos egipcios, como el escarabajo, cruces latinas, flores
de loto, y mugeres con tiara (á la egicia). Yucatán é Itzalan han
mostrado verdaderos prodigios arquitectónicos en sus grandes
pirámides, que pertenecen á pueblos mas antignos como los mo-
numentos de Guatemala.
Del estudio detenido de las costumbres, religión y arquitectura
de los mejicanos y de los pueblos de Oriente, se pueden sacar
opiniones aproximadas acerca de la procedencia de los antiguos
habitadores de Méjico, y por relación, de otros de América: no
hay una sola fórmula que no se halle en el Oriente: en las insti-
tuciones hay formas orientales, formas germanas, monarquías de
doble personalidad (los dos reyes Kachiqueles, como entre na-
ciones antiquísimas, los spartanos, los dos cónsules de Roma): se
refiere la ascendencia al Norte, y en estos últimos tiempos, es-
cavaciones hechas en las riberas del Missisipiy el Missuri, han da-
do por resultado tradiciones y monumentos iguales á los mejica-
nos. El malentendido celo de los misioneros y el abandono de
los conquistadores, han hecho que se perdieran preciosas obras y
noticias para enlazar enteramente la historia de los pueblos de
América con el todo humano. Que esos pueblos tienen un signo
común, está demostrado; que proceden del Nortees tan probable
que la probabilidad puede esponerse sin escrúpulo como certidum-
bre. Las corrientes son en dirección del Sur como en el antiguo
mundo de Oriente á Occidente. América como Europa provienen
inmediatamente del Asia.
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 73
Conquista del Perú. — Las esploraciones de Bizarro en las
costas del Perú, le habían convencido de las riquezas que encerra-
ban aquellas latitudes: cuando regresó de España en 1530 con la
autorización y los poderes de descubridor y conquistador del Perú,
Almagro que queria dividir con él los peligros y ventajas de la
empresa, se disgustó, y apesar de la reconciliación que habia
procurado el tercer consocio Hernando de Luque, quedó una riva-
lidad que se manifestaría á la primera ocasión: en un nuevo pacto
Pizarro cedia á Diego de Almagro el empleo de adelantado.
En Enero de 1531 emprendió Pizarro la especlicion tercera y
última: las dos anteriores solo habia esplorado: la flota se compo-
nía de tres barcos y el ejército de 180 soldados de infantería y me-
nos de treinta de caballería. Almagro se quedó en Panamá para
proporcionar refuerzos. Hallando vientos contrarios desembarcó y
siguió por tierra: en las aldeas indias huian los habitantes dejan-
do todos sus efectos en poder de los invasores, repartíase el oro,
la plata y las piedras preciosas en la porción convenida deducido
el quinto del rey. Los primeros combates tuvieron lugar en la is-
la de Puna cuyos habitantes eran enemigos de los peruanos de
la costa, entre ellos los de Tumbez. En el imperio de los incas
ardia la guerra civil, disputándose Huáscar y Atahualpa el tro-
no de su padre Huaina-Capac. Las tradiciones peruanas refieren
que tiempo antes, hacia el siglo XII llegaron al Perú Manco-Capac
y Mama Oello hijos del sol que civilizaron á los hombres ense-
ñándoles la agricultura y las industrias de la vida, y á los ran-
geres instruyéndolas en el arte de hilar y teger: levantó Manco-
Capac á Cuzco y fundó su dinastía estendiendo las conquistas por
todo el territorio. También aludía la tradición á un estado de
cultura anterior á los incas que habia llevado una gente de barba
vestida de trajes distintos que los modernos. De los sucesores
de Manco-Capac fué el último Huaina-Capac que ya habia here-
dado los vastos dominios del Perú con todo el territorio que hoy
forma la República del Ecuador (Quito), pero á su muerte dividió
el imperio entre sus dos hijos Huáscar y Atahualpa. dando á
este Quito y el resto al primero: Huáscar habia caido prisionero
de su hermano después de algunos combates.
Pizarro penetró en tierra firme en Mayo de 1532: la ciudad de
Tumbez que habia visitado en anteriores espedid ones estaba des-
truida, y siguiendo adelante fundó la primera ciudad con el nom-
bre de San Miguel; marchó al interior, atravesó la cordillera de
los Andes con ciento ochenta hombres en medio de toda clase de
penalidades y obstáculos y llegó al valle de Cajamarca cuya blan-
ca ciudad fué para los espedicionarios como una tierra prometida:
el ejército de Atahualpa acampaba cerca de la ciudad en que
entró Pizarro sin su resistencia: solicitada una audiencia del Inca,
7-1 COMPENDIO
Atahualpa se les concedió con afabilidad, pero su ejército era tan
grande y bien acondicionado que los españoles se creyeron per-
didos. El 16 de Noviembre (1532) el Inca visitó á Pizarro con
solemne acompañamiento y cubierto de riquezas, llevando cantores,
bailarines y cortesanos. Aqui se vio el carácter de los invasores. El
sacerdote Val verde salió con su breviario y el crucifijo y acer-
cándose al Inca le dijo, que de orden de su jefe iba áesplicarle las
doctrinas de la fe, comenzando enseguida i hablar de los dog-
mas 3^ misterios y concluyendo por pedir al emperador que ab-
jurara sus errores y abrazase la religión cristiana reconociéndose
tributario de Carlos Y; Atahualpa solo comprendió de aquella
impertinente exhortación la exigencia de que renunciase la corona:
el Inca se irritó, pidió el libro y lo arrojó al suelo después de pa-
sar su vista por él. En aquel momento. Pizarro que había concebido
una trama tan audaz como poco digna, dio la señal de ataque, y
hubo uua matanza horrible de indígenas: Atahualpa cavó prisio-
nero sin saber lo que pasaba; la caballería, los arcabuces, el ruido
del cañón, eran todas cosas nuevas pata 1<>s naturales. Comprendió
el emperador que la codicia impulsaba todos aquellos actos y ofre-
ció grandes riquezas: Huáscar prometió ;í Pizarro cu un mensaje
(melé proporcionaría mayores tesoros, y sabiéndolo Atahualpa
mandó orden para que matasen á su hermano: la bárbara disposi-
ción fué cumplida, En 1533 Almagro llegó con grandes refuerzos;
Atahualpa dio el botín ofrecido en (al cantidad que cada soldado
tomó mas de cuatro mil pedos, y los caballeros ocho mil. después
de deducidas las partes del rey y de los caudillos: hoy equival-
dría aquel tesoro á doce millones de pesos; el socio Luque había
muerto. Pizarro y los demás jefes, temiendo ó suponiendo temer
una sublevación de los indios para librar al emperador, y envis-
ta de los murmullos del ejército, resolvieron formarle causa
haciéndole cargo por la usurpación de la corona, la muerte de su
hermano Huáscar y la tentativa de sublevar á los naturales: fué
sentenciado á muerte en la hoguera: no todos estaban conformes
ni aun el mismo Pizarro con esa barbarie, pero las pasiones y la
indignidad triunfaron: el P. Yalverde aprobó la sentencia y fué
exhortando á la víctima para que se convirtiera prometiéndole
que en ese caso se conmutaría la sentencia por la muerte en garro-
te: el Inca buscando menos dolores consintió en bautizarse y se
ejecutó al jefe del gran imperio en Cajama rea. Asi se hacían las
conversiones en la generalidad de los casos. Los siglos mas cre-
yentes son los que menos entienden la conciencia, solo mudable
por el convencimiento y por largas elaboraciones racionales.
Pizarro hizo que se proclamase á Toparca para convertirlo en
su instrumento y marchó al Cuzco, capital del Perú: estableció
una colonia en Jauja. Manco, hermano de Huáscar sucedió á To-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 75
parca muerto durante el camino quizá por instigación dei indio
Chalcuchima que acompañaba á Pizarro y estaba en connivencia
con los naturales: Toparca, instrumento de los invasores, era un
obstáculo parala revolución. Al llegar al Cuzco se sorprendieron
los españoles de encontrar una ciudad tan grande y tan bella,
con doscientos mil habitantes. Los soldados saquearon algunos
palacios y hallaron estatuas de oro macizo, jarrones y vasos del
mismo metal y "riquezas no soñadas" según decían los soldados.
El reparto entré quinientos hombres fué próximamente tan consi-
derable como el del tesoro de Atahualpa. Inmediatamente de la
proclamación solemne de Manco, comenzó á construirse la cate-
dral y pasaron al Cuzco frailes dominicos, mercenarios y otros.
En 1534, Pedro de Alvarado, gobernador do Guatemala, tenien-
do noticias de las magnificencias del Perú, y creyendo que Quito
no estaba dentro de los límites concedidos á Pizarro y Almagro,
marchó con una flota considerable, y con quinientos hombres, de-
sembarcó en Caracas y se dirijió hacia Quito por montañas gigantes-
cas, pasos difíciles, puertos cargados de nieve y peligros sin cuen-
to: el capitán Benalcazar, del ejército de Pizarro, habia conquis-
tado á Quito, que llamó desde entonces San Francisco ele Quito. Al-
magro salió al encuentro dexllvarado yambos ejércitos se encon-
traron en las llanuras de Rio-bamba, pero entraron en arreglo y
Alvarado se volvió mediante una compensación de cien mil pesos
que no reintegraban los gastos de aquella espedicion una de las
mas atrevidas de la conquista. En 1535 se fundó Lima. Tantas ri-
quezas sorprendieron á la corte de España: Fernando Pizarro
que las llevó obtuvo algunos refuerzos y privilegios para Almagro
á fin de que descubriese nuevas tierras. La desavenencia entre
Francisco Pizarro y Almagro se pronunciaba cada dia mas. Los
naturales se aprovecharon de los enconos entre los conquistadores.
El Inca Manco se escapó, subleváronse los naturales y entraron
tx Cuzco (1536) donde murió Juan Pizarro: una reconciliación en-
tre Francisco Pizarro y Almagro precedió á estos sucesos. Tras
esfuerzos sobrehumanos de la guarnición, se levantó el sitio de
Cuzco, y desde entonces se reprodujeron las discordias entre los
españoles. En la batalla de Jucay, Almagro venció á los indígenas
capitaneados por Manco Capac. En lo sucesivo los acontecimien-
tos de mas importancia son las luchas intestinas de los españo-
les; diéronse batallas entre ellos, siendo vencido Almagro en la
de las Salinas (1537), aprisionado y ejecutado. La disidencia
venia desde el principio: Almagro no quería reconocer la supe-
rioridad de Pizarro, y procuró hacer del Cuzco un gobierno in-
dependiente del conquistador. Fernando Pizarro en otro viaje á
España (1539) fué reducido á prisión y permaneció en ella vein-
te años mientras su hermano Francisco no tenia competidor en el
76 COMPENDIO
vencido imperio de los Incas: fundó á Guamanga, Arequipa y o-
tras ciudades y colonias que aseguraban las comunicaciones, esti-
muló el comercio, y hubiese producido aun mas bienes su adminis-
tración, si no le contuvieran y desalentaran las sospechas de la
corte y los temores de la ingratitud. Algunos aconsejaron á Pi-
zarro que constituyese una nación independiente, pero lo rehusó.
En 1540 Gonzalo Pizarro salió de Quito con 340 soldados y
4000 indios ausiliares en busca de otras regiones: sufrimientos i-
nauditos y marchas penosas llevaron al esplorador ¿ las orilla?/
del rio Ñapo, donde construyó una nave que fué encargada a
Francisco Orellana; este capitán descendió por el rio, penetró en
el Amazonas y salió al Océano habiéndose desentendido de las
órdenes de su jefe que le encargara esperar la tropa de tierra.
Orellana partió a España a dar cuenta de su descubrimiento.
En 1541, una conjuración de los amigos del sacrificado Alma-
gro estalló en Lima, y Francisco Pizarro fué asesinado, procla^
mandóse Gobernador á Diego Almagro hijo del jefe del mismo
nombre. Poco después desembarcó Yaca de Castro, enviado de
España, venció á los partidarios de Almagro en la batalla de Chu-
pas (Setiembre de 1542) é hizo dar muerte á Diego Almagro y a'
muchos de sus partidarios.
En 1543 se suprimió la audiencia de Panamá, conservando las
de la isla española y Méjico, y creando ana para los gobiernos de
Guatemala y Nicaragua y otra para el Perú que tendría un virey
por presidente como la de Méjico. Al mismo tiempo se dictaron
ordenanzas para el Gobierno de las colonias, prohibiendo la escla-
vitud de los indios y el servicio personal qne no fuese del gusto
de los indígenas, pero los colonos no se dieron prisa ;í cumplir
las disposiciones de la metrópoli (ordenes de '2 Noviembre de
1542 publicadas en 1543).
Blasco Nuñez Vela, primer virey del Perú, puso en liberta»!
gran número de indios a instancia de los caciques. Manco Capar
fué muerto en 1544 por una partida de soldados fugitivos de la
facción Almagro.
Descontentos los colonos de la conducta del virey, buscaron
un jefe y lo encontraron en Gonzalo Pizarro: el virey siguió una
mala política prendiendo por sospechas á hombres respetables que
profesaban las mismas ideas, y se creó el vacio en ambos lados,
hasta que fué destituido, sucediéndole Gonzalo Pizarro en el go-
bierno apesar de las intimaciones de la Audiencia que al fin con*
sintió en designarlo con el cargo de que ya se había apoderado.
La vuelta del virey Xuñez solo sirvió para que sufriese un des-
calabro muriendo, en el combate contra los de Pizarro. Otra
vez surgieron ideas de emancipación de la colonia, pero Pizarro
resistió, enviando á España un delegado que esplicase su conducta.
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. m
Pedro de Gasea comisionado para pacificar el Perú venció á
Pizarro en Saxsahuana (Abril 1548) y mandó formar consejo á'él
y á los principales jefes que fueron ejecutados, figurando después
de Pizarro el intrépido Carbajal. anciano de 80 años, pero siem-
pre audaz en la guerra.
Los naturales ya no eran mas que espectadores de estas luchas
y aun ausiliaban i uno ú otro bando de los que se disputaban la
victoria.
Pedro Valdivia en 1535 habia marchado a la conquista de Chi-
le y venciendo á los naturales levantó la ciudad de Santiago en
1540: veinte años de guerras dieron por resultado la conquista,
pero no pudieron los españoles dominar completamente a los a-
raucanosienlos combates con estos indígenas murió en Diciembre
de 1553: Yillagran, Alderete y García Mendoza que sucedieron
a Valdivia, sostuvieron guerras hasta que el último hizo la paz
con los araucanos en 1560.
Don Pedro Mendoza emprendió la conquista del Plata, co-
menzando por fundar la ciudad de Buenos Aires (1535). Derro-
tado por los indígenas é incendiada la ciudad, remontó Mendo-
za el rio Paraná, enviando á los capitanes Juan de Ayola y Do-
mingo de Yrala á continuar la esploracion: él se situó en un pun-
to ventajoso y construyó el fuerte de Bueña-Esperanza: otros es-
tablecimientos surgieron rápidamente sin oposición de los natu-
rales. A la muerte de Mendoza en 1537, los colonos se dividieron
por ambiciones de mando: Ayola remontando el Paraná fundó
la ciudad de Asunción: entendíanse con los indios mediante tra-
tados algunos de los cuales prueban (tributo ele siete doncellas
4il jefe y dos á cada soldado) que los espedicionarios no obser-
vaban mucho sus leyes morales cuando podían eludirlas. Asi
comenzó la colonización de lo que hoy es República federal de
la Plata, y del Paraguay. A fin del siglo comenzaron las misiones
de jesuítas al Paraguay.
La obra de los portugueses en el Brasil, fué mas bien ocupa-
ción que conquista. Los sucesos mas importantes tienen lugar
•entre ellos y los franceses hasta que estos son espulsados.
De igual modo la colonización de Norte- América guarda otros
métodos distintos y responde á otras circunstancias mas reflexi-
vas y calculadas, según todo luego se mencionará. .
Costumbres y estado del Peki ai. tiempo de la combusta. —
Las tradiciones del Perú refieren el engrandecimiento nacional
á sistemas que hallamos en otros países de mas antiguo conoci-
dos: presumíase que Manco Capac y Mama ó ella habían esten-
dido su imperio por el medio dulce de la civilización y la ense-
ñanza, aboliendo la idolatría y construyendo templos, caminos
¡S COMPENDIO.
y ciudades; existía la predicción de que llegarían gentes deseo-
nocidas á destruir el imperio: el baile se mezclaba en las solem-
nidades asi como en Méjico. Los Incas tenían dominio absoluto,
mezclándose en su poder algo de religioso: la familia del sol a
de los Incas ocupaba el sacerdocio y los primeros destinos: los
curacos o gobernadores hereditarios de las provincias constituían
la segunda nobleza y daban cuenta de sus actos dos veces al a-
ño: usábase un medio postal, teniendo colocados hombres á cier-
tas distancias para trasmitir las noticias: habia registro de per-
sonas, y jefes para un número de familias: el padre pagaba la
culpa del hijo: se castigaba severamente el robo, la ociosidad y
la mentira. No conocían la escritura. Estaban adelantados en
agricultura y construcciones: el agua se conducía á través de lar-
gas distancias, por canales: la beneficencia con los ancianos é
impedidos nada tenia que envidiar á los pueblos mas cultos: el
sistema tenia algo de socio lismo por la omnipotencia del Estado
y de comunismo pues que escepto el sol y los Incas, no habia
propiedad particular: cada uno tenia asignado su oficio y su tra-
bajo. Tenían el huanaco y la llama como únicos animales ausi-
liares: conocían el cobre y el estaño y otros minerales. Las cons-
trucciones eran moles de piedras superpuestas y bien enlazadas
y encajadas ]>er<> sin otra unión: los caminos sorprendieron por-
que escepto los romanos ninguna nación los habia tenido mejores.
Se hacían ejercicios para probar la resistencia y el vigor, en es-,
pecial en la clase ó familia inca. El] medicina habían adelantado
bastante. Contaban el tiempo con cuerdas de nudos: representa-
ban tragedias por cantos heroicos conmemorativos de las grandes
hazañas. La corte usaba un idioma especial, desconocido del res-
to del pais: los sacrificios eran de frutos y algunos animales. Al
sol, representación del gran espíritu, estaban consagradas mil
quinientas vírgenes déla familia de los Incas; encerradas en
conventos no veían á otro hombre (pie al emperador; si faltaban
ala castidad, eran enterradas vivas y esterminada su familia:
en otros conventos se cuidaban jóvenes de las mas hermosas pa-
ra servir de concubinas á los emperadores. Piedras esculpidas y
maderas talladas eran los ídolos comunes. Los matrimonios se ce-
lebraban según la voluntad de los jefes y gobernadores: la muger
salia poco de casa. Enterraban á los muertos sentados en tumbas
y á veces levantaban un túmulo según la condición y mereci-
mientos: con el Inca solíanse inhumar sus mugeres y esclavos y
el luto duraba un año. Las riquezas generales no evitaban la es-
casez de goces privados y la poca iniciativa individual; era la o-
bediencia pasiva y las ideas limitadas. La creencia en la inmor-
talidad se estendia á todas las regiones del Perú.
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 79
Brasil. — En tocio el inmenso territorio que hoy se titula Era-
sil liabia tribus visiblemente de un común origen: la lengua pri-
mitiva se cree ser la de los tupis, pero se hallaban divididos
por odios y rivalidades irreconciliables. Después del descubri-
miento de Cabral los portugueses se redujeron á reconocer las
costas, fundando algunas factorías. Aprovecháronse los franceses
de este abandono y entraron en relaciones con los naturales pa-
ra lograr ventajas comerciales. En vista de esto, el rey Don
Juan III se propuso tomar una posesión mas efectiva y creo'
varias capitanías, encargándolas á Juan de Barros y otros con
encargo de colonizar el Brasil, pero no dando resultados esta
división, se nombró un Gobernador en 1549 que fué Tomás de
Souza: marchó este jefe con trescientos soldados y mil colonos
y comenzó edificando la ciudad de Bahia de Todos Santos: lle-
garon con la espedicion seis jesuitas de la sociedad reciente-
mente organizada en Europa; los jesuitas ya no solo pidieron y
ampararon la trata de negros, sino que aprobaron y fomentaron
la esclavitud de los indígenas. En 1551 se condujo al Brasil el
primer cargamento de esclavos africanos; quince años 'después
habia cinco mil en los ingenios de Olinda para una población
blanca de setecientos habitantes. El segundo Gobernador Duar-
te Da Costa llevó siete jesuitas mas.
En 1555 se estableció una colonia de franceses calvinistas en
el lugar que ocupa Rio Janeiro, guiados por el almirante Coligny,
y construyeron el fuerte de Villegagnon: esta colonia fué desa-
lojada en 1559 por el Gobernador portugués Mendo de Sá, a-
poyado en una escuadra de Bartolomé de Vasconcellos: Mendo
de Sá fundó á Rio Janeiro en 1561. En 1570 e)' Brasil se divi-
dió en dos gobiernos, meridional y septentrional.
Entre las tribus del Brasil, algunas se cruzaron con los inva-
sores, resultando una mezcla que necesariamente debia derivar
también en toda la América latina por el carácter y forma de
la conquista: llamábanse mestizos los hijos de estas uniones, y
en las colonias portuguesas formaron el establecimiento de los
paulistas en las llanuras de Piratininga: la nueva colonia tomó
grandes proporciones, y se distinguieron los paulistas en ar-
riesgadas espediciones, asi como también en el inicuo tráfico
de indios en que eran apoyados por los jesuitas, poco escrupulo-
sos en someter al cálculo la moral y las severas doctrinas: cuan-
do Portugal prohibió ese odioso tráfico, los paulistas lo conti-
nuaron con los negros: salvo algunas pocas personalidades, los
jesuitas nunca se han opuesto á ningún linaje de esclavitud.
Norte- América. — Aunque en tiempo de Isabel de Inglaterra
se habia intentado colonizar los territorios del Norte del Nue-
80 COMPENDIO
vo-mundo, no se obtuvieron resultados. En 1603, con ausilio de
Jacobo I se formaron dos compañías, la de mercaderes de Lon-
dres y la de Bristol y Plymouth, y se fundó la primera colo-
nia llamada Virginia: en 1618 se introdujeron esclavos negros
por primera vez.
En 1620 después del descubrimiento de Enrique Hudson al
servicio ele la compañía holandesa de la India Oriental, esta
compañía colonizó el territorio de Nueva Holanda cambiando
por el de New- York cuando la conquistó el Duque de York
en 1664, en unión de Nueva Jersey (Nueva Suecia por perte-
necer á los suecos) y otros territorios.
Por la misma época los puritanos ingleses desterrados y emi-
grados de su patria, abandonaban la hospitalidad de Holanda
para establecer una colonia al Oriente de América; esta colo-
nia que se llamó Masachusset se estendió luego formando las de
Rhode-island, y Conecticut.
En 1632 Lord Baltimore estableció en tierras cedidas por
Carlos I á orillas del Potomac otra colonia que tituló Mayrlaml
y algún tiempo mas tarde se organizaban las de Xew-IIamsphirc
y el Delaware.
En 1660 Carlos II concedió autorización á Clarendon, Mouck.
Albeomole. Claven, Shafterbory y otros para colonizar tierras
al Sur, fundándose las dos Carolinas.
Pensylvania fue colonizada por Guillermo Penn en 1661 y
Georgia por Eduardo Oglethope en 171)2.
Las primeras colonias fueron rudamente atacadas por tos indios
chicahominies> Pocáhontas hija del rey salvó ;í Smitb, el defen-
sor cleVirginia/ffacobo I disolvió en 1623 la compañía colonizado-
ra. La mala política de Cari os I produjo conflictos por querer mermar
las facultades de loa colonos, pero la resistencia de estos hizo «pie
se consignasen frammicias cada vez mayores. Por el acta de na-
vegación de Carlos II en [663, sé prohibió el comercio de las co-
lonias con buques éstrange ros Monopolizando asi los productos y
el abastecimiento colonial: esta acta produjo tanto descontento en
Virginia que se habló por vez primera de declararla independien-
te. En general las guerras con los indígenas no revistieron siem-
pre un carácter tan duro como en las demás regiones dominadas
por los europeos, pero los resultados fueron los mismos ó peores:
íueroú rechazando á la raza indígena lenta pero constantemente,
y destruyéndola sin cruzarse con ella. En una de las campanas con-
tra los indios de las cinco-naciones, al principio de las negociacio-
nes dé paz, el jefe de esos pueblos dijo á los colonizadores "hemos
oido que sois sabios; sabemos que sois fuertes y venimos i cono-
cer si sois justos'1. Entre todos los que colonizaron, solo el memora-
ble Guillermo' Penn fue justo, pues compró á los indígenas el
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 81
territorio uá que tenían tanto derecho como los ingleses á Ingla-
terra".
En 1535 el marino francés Santiago Cartier entró en el golfo
de San Lorenzo y tomó posesión á nombre del rey de Francia. Co-
ligny habia establecido una colonia en la Florida, pero después de
luchas con los españoles fué abandonada (1565). En 1604 el co-
mendador francés de Chatte asociado de algunos comerciantes or-
ganizó una empresa colonizadora con destino al Canadá, y salió
una escuadra dirijida por Pontgrave: después de largas esplora-
ciones, la escuadra entró en el rio de San Lorenzo y comenzó cons-
trucciones en el sitio que ocupa Quebec. En tiempo del Carde-
nal Richelieu, se formó una asociación de cien personas bajo los
auspicios del Cardenal para fomentar la colonia canadiense; los
primeros barcos fueron apresados por los ingleses (1625): los i-
roqueses, hurones y otras tribus indígenas atacaban la pequeña
colonia de Quebec. Propúsose Inglaterra arrebatar á Francia
las posesiones del Canadá pero no lo consiguió. Los misioneros
ejercían algún influjo en los naturales, pero los jesuítas rechaza-
ban toda reforma colonial de carácter pronunciadamente civil. La
compañia formada por Richelieu se disolvió en 1663, y entró la
corona en posesión de sus derechos, se nombró virey al conde de
Tracy, y se organizó una compañia concediéndole la esploracion
del comercio del Canadá. Desde entonces comenzó á crecer Que-
bec y pudo luchar con ventaja contra los indígenas: el clero pro-
dujo disturbios por su sed de dominación, y la compañia aban-
donó sus privilegios. Al fin el partido del clero fué vencido. La
paz con los ingleses é indígenas se hizo en 1700.
La Acadia, hoy Nueva Escocia, fué colonizada en 1605 por
Monts sucesor del Comendador de Chatte . que murió apenas or-
ganizada la sociedad de 1604. Fundóse Port-Royal, y destruida
esta colonia por los suriqueses en 1611 se la reemplazó con la de
San Salvador: la misión de los jesuitas solo contribuyó á aniqui-
lar Port-Royal. Franceses é ingleses se disputaron la Nueva Es-
cocia todo el siglo XVIf, y al terminar quedó en poder de los
franceses, aunque como las demás del Norte, la perderían el si-
glo XVIII.
En 1537 Fernando de Soto esploró el territorio á que luego se
daría el nombre de Luisiana: en 1671, La Salle, marino francés,
completó las esploraciones y levantó á nombre de Francia el
fuerte de Crevecour sobre el rio Illinois, y después el de San
Luis: dio el nombre de Luisiana á la comarca que riega el Missi-
sipi: La Salle murió asesinado por los suyos y los illineses des-
truyeron el fuerte de la bahia de San Bernardo degollando la
guarnición. Iberville continuó el trabajo de La Salle en 1698,
fundó á Mobila v una fortaleza en la bahia de Biloxi. La intole-
6
82 COMPENDIO
rancia de Luis XIV impidió que colonizaran en grande escala la
Luisiana los calvinistas que luego de la revocación del edicto
de Nantes lo pidieron. Poco después se apoderaban los ingleses
de tan estensos y feraces territorios.
Centro- America. — Queda indicado antes quienes fueron los es-
piradores de Centro-América: Gil González, Francisco Fernan-
dez de Córdoba, Solano y Acuña, Olid y Alvarado penetraron por
dos distintas direcciones; Olid y Alvarado por Méjico y de orden
de Cortes; los demás procedian de Panamá y fueron enviados por
Pedro de Arias Dávila. En Costa-Rica, Nicaragua y Honduras
no hubo grandes combates, y antes bien en las luchas de los mis-
mos invasores entre sí (Gil González, Olid) los naturales se in-
clinaban de uno de los bandos (Honduras, Nicaragua) sin acor-
darse de que reunidos podrían haber intentado mayores empre-
sas por la causa de su independencia.
La influencia de los habitantes de Méjico especialmente sobre
las regiones anteriores de Centro- América ó próximas al imperio,
se vé con claridad al simple examen de las costumbres y del es-
tado general.
Alvarado sometió tí los naturales de Guatemala en 1524, ter-
minó la conquista de Cuscatlan en 152G y aunque durante su mar-
cha á España se sublevaron los indígenas de Honduras á las ór-
denes del caudillo Lempira, fueron sometidos por su teniente Joa n
Chavez valiéndose do medios que eran tan frecuentes en aquella
época: no bastaba la fuerza si no que se empleaba á ser preciso la
falsiayel engaño. Desde lo I 1 ( 1entro- América constituyó una co-
lonia con gobierno directo de la metrópoli. Debiendo reseñar en
el apéndice las vicisitudes de la América central, en cuanto per-
mita la clase y condición del libro, entonces entraremos en mas
detalles acerca de los pueblos diversos que componían el territo-
rio al tiempo de la conquista.
Es indudable que Pedro de Alvarado había sido precedido de
esploradores que conocieron los hábitos 'y costumbres de Guate-
mala: los aztecas no inspiraban afecto á los pueblos próximos,
porque es ingénito el recelo de los débiles para con sus vecinos
poderosos. Asi es que aunque no se dé como cierto que los reyes
kachiqueles felicitasen á Hernán Cortes en Veracruz y le ofrecie-
ran apoyo contra el imperio mejicano, sí puede admitirse como
fundada la opinión de que trabaran relaciones ignorando el plan
general de conquista que embargaba todos los ánimos europeos.
Vencedores los aztecas de los toltecas, tlascaltecas, acolohues y
demás pueblos antiguos, la fama de las conquistas se estendió al
Sur y si no se mezclaron los vencidos con los países meridio-
nales, afinidades y parentescos anteriores harían que se pro-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 83
dugera desagradable sensación. Si los toltecas son llamados los
pelasgos de América, en el Centro habia monumentos que acre-
ditaban el poder de las tribus, como los restos de la antigua U-
tatlan capital del reino Quiche, las ruinas de Nimpokouc, capi-
tal de la nación de los P.okomanes, y las de üakyug, Xeopal, Cu-
bal y otros puntos: la afición á los geroglíficos no era menor en al-
gunos lugares del Centro que en Méjico ( Amatitlan ciudad de las car-
tas). Los naturales estaban divididos y en guerras constantes que les
debilitaban sin dejarles constituir sólidamente los gobiernos. Los re-
yes, en general hereditarios, en algunos pueblos se asociaban al
sucesor para adiestrarle en las cosas administrativas (como en-
tre los francos); estimábase la moralidad sobre la sabiduría, y la
discreción tanto como el valor: no era aceptado el rey que no a-
creditaba sensatez y paciencia. Ejercíase el gobierno por caciques
o señores; habia clases y en algunas partes esclavitud, muchas ve-
ces emanada de delitos: la administración de justicia estaba se-
parada del poder ejecutivo: los nobles tenian todo el poder del
Estado, pero los habitantes libres gozaban de ciertos derechos; se
profesaba á los ancianos gran respeto: la mayor porción de tribus
usaban la monogamia, mas en algunas se permitia la poliandria:
no conocían la escritura alfabética ni sabían leer mas que sus ge-
roglíficos y símbolos. Tenian buena imaginación y se ejercitaban
en la fuerza física saliendo en un momento de la habitual pereza
para emprender tareas pesadas; las guerras eran frecuentes y crue-
les pero breves: en su lenguage hay palabras orientales, sobre to-
do fenicias, muchas hebreas y otras derivadas del sánscrito: se
inculcaba á los niños el amor á la justicia: los sacrificios huma-
nos no eran tan comunes como en Méjico pero casi siempre se
atormentaba tí los enemigos vencidos: sus templos consagrados á
ídolos, á manifestaciones de la naturaleza, á animales, eran de
buena construcción: era casi común la idea de Dios, y muy gene-
ral la de la inmortalidad: algunos hombres y mugeres se recluían
en vida solitaria y ascética semejante á la de los conventos. Iban
vestidos con cortos tegidos en el cuello y en los ríñones. Los prín-
cipes partían la tierra y asignaban á los señores una porción de
siervos: habia algo del feudalismo germánico: construíanse tam-
bién fortalezas en las colinas: las tierras patrimoniales se llama-
ban mayegües; la sucesión en el señorío se hacia en el hijo mas
prudente y debía confirmarse por el príncipe: eran sufridos y to-
lerantes, agradecidos, serviciales y hospitalarios: en algunos si-
tios llamaban thatogues á los señores principales, del verbo tha-
toa, hablar, porque tenian la jurisdicción civil y criminal: los pa-
lacios, teo-calli, eran á veces notables: los nobles se dividían en
linajes, á semejanza de Roma; daban tierras en usufructo con la
obligación de cultivarlas. Los jueces no juzgaban después de po-
84 COMPENDIO
nerse el sol, por que la justicia debia hacerse á la luz: si algún
juez prevaricaba lo hacían trasquilar (como en algunas tribus ger-
mánicas) y le inhabilitaban: apedreaban á los adúlteros (igual
que entre los hebreos) y era frecuente la pena capital por horca:
en las bodas se hacia gran fiesta: los padres concertaban el ma-
trimonio desde la niñez de los contrayentes: era mal mirado el
concubinato; tenian oraciones para el Dios único. En las compras
y negocios presidia la buena fe, sirviendo de medida de cambio
los granos de cacao y otras producciones estimadas; conocían el
oro y la plata pero no otro metal: los labradores, mazehuales, pa-
gaban tributos á los señores y á los príncipes: los sacerdotes co-
braban el diezmo de las cosechas: los mayegües debían servir al
señor en caso de guerra, como entre los germanos: solo en el
territorio de Guatemala se hablaban las lenguas mamey, aehi.
cuahatemalteca, hutateca, chirichota, pipel, poponchi, caechi, col-
chi, popoluca, acacebalstleca, y apay: el pueblo del Quiche era el
mas organizado y numeroso: tenian pontífices que á su muerte
enterraban en su propia casa; podia suceder uno de lo^ hijos del
pontífice muerto: adoraban al sol al salir, y á dos ídolos principa-
les, Quetzalcoalt, en figura de hombre, é Iizqueye, cu figura de
muger: significaban el parentesco con siete ramas, representación
de los siete grados y se prohibía dentro de ellos contraer ma-
trimonio.
Sistemas colom a lks.~- La colonización latina difirió csencial-
rnente de la colonización inglesa, pero ninguno de los conquista-
dores y colonizadores se propuso asociar a los naturales á los in-
tereses de los colonos para el porvenir. España no bascaba ma-
que riquezas, y principalmente la corte no tenia muy en mira lo
que importaba ¿í la ciencia, a la geografía, a la relación de loe pue-
blos: no se consideró como una dilatación de la vida europea, si-
no como un monopolio, y eso que la conquista, mejor que á los
esfuerzos de los reyes se debió á la sed de aventuras de [m sol-
dados de Granada, de Italia, de Francia, que al acabar cada cam-
paña buscaban donde desenvolver su actividad y adquirir fama y
bienes. América era un campo inmenso para (<»das las audacias
y ambiciones. Uníase á la conquista de las armas sin carácter re-
flexivo, el espíritu de la intolerancia que en todos partes pene-
traba: para la fe acomodaticia de aquel periodo, bastaban las for-
mas esternas, y el afau de convertir, no solo contribuía á relajar
las costumbres de los indígenas, sino que aconsejaba la destrucción
de recuerdos y monumentos que hubieran servido á la historia
tanto ó mas que las crónicas muchas veces inexactas de los con-
quistadores. Alcanzáronse beneficios como el de abolir la cos-
tumbre de sacrificar víctimas humanas, y del canibalismo allí
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. Sb
donde existia que no era en la mayor parte de los pueblos, pero
ni hizo mas que cambiar de forma la idolatría, ni se levanto, an-
tes se abatió la vitalidad de los vencidos. Aunque la civilización
indígena fuese inferior en mucho como lo era respecto á la de Eu-
ropa, no debia considerarse que estuviesen desprovistos los natu-
rales de un juicio bastante penetrante para meditar que la reli-
gión violentamente impuesta no arraiga en las conciencias: sucum-
bieron porque no tenían otro remedio, pero al enseñarles que bas-
ta la espresion de los labios en casos de conciencia, se les indu-
jo á creer que tan convencional era la moral: los indígenas una
vez vencidos aceptaron pasivamente cuanto se les impuso, y per-
dieron energía, fuerza, inteligencia, y algo acaso de moral pues
comenzaba por no enseñar demasiada el sistema de la conquista:
se les dominó sin procurar levantarlos: la codicia les obligó á lo
que no podían, y fueron desapareciendo, unos por los trabajos,
muchos por la nostalgia del alma: no se hicieron asociados en la
humanidad, sino instrumentos del vencedor, máquinas de produc-
ción que se gastaban por precipitarlas; se les despreció por infie-
les, y nada se hizo por ellos cuando para poder vivir con menos
amargura confesaron lo que no entendían. Las colonias latinas e-
ran gobernadas desde Europa que unas veces conocía y otras ig-
noraba las necesidades: el ideal del trabajo habia sido ele los me-
nos; el de la riqueza ganada por la fuerza, el délos mas. Liber-
tad no hubo sino en el deseo de proceder con mas arbitrariedades
para mejor subyugar á los indios; ni parlamentos, ni representa-
ción, ni derechos, mas que la voluntad de los reyes guiados por
el conseja de Indias: el monopolio mercantil y las restricciones
industriales, no dejarían ensancharse las colonias, y la intoleran-
cia religiosa, literaria y filosófica, debia dejar mas desierto el
pensamiento que lo estaban la industria y los lazos comerciales.
Cortes comenzó por formar una municipalidad en Veracruz al es-
tilo de las comunidades de Castilla, pero entonces Carlos Y ven-
cía en Villalar y los fueros comunales desaparecieron para no
quedar mas que el disolvente absolutismo: dominó sin contrapeso
el principio de autoridad, no recibiendo las colonias ese acceso
gradual de vida que las prepara á la edad adulta y al uso recto
y racional de sus derechos cuando llega la hora de la indepen-
dencia. Aun en la España despótica podía percibirse el rumor de
los movimientos de Europa, pero no asi en América cerrada á to-
da acción alentadora: los sistemas coincidían como coincidieron
respectivamente al otro lado. Ya veremos mas tarde que la vita-
lidad comprimida es la primera causa de la independencia, como
en España la causa de las revoluciones.
En Inglaterra eran otras las circunstancias y las ideas: los pri-
meros colonos se propusieron el trabajo, y los puritanos la líber-
86 COMPENDIO
tad, bases de todo engrandecimiento. En cuanto á los indígenas,
menos numerosos al Norte, no ofrecieron tan vigorosas resisten-
cias, pero tampoco ganaron con la colonización sajona; se les re-
chazó constantemente y aun hoy mismo continúan iguales prác-
ticas: no tenemos preferencia entre un sistema que degrada y o-
tro que aniquila. En cambio las colonias sajonas tuvieron vida
moral y libertad, pues aunque les fué alguna vez disputada, ven-
cieron y por medio de sus parlamentos, derechos y libertades, en-
sayaron el crecimiento, para realizar después con orden y seguri-
dad la vida emancipada y la intervención directa en toda la políti-
ca. Las restricciones mercantiles no hicieron mas que atrasar á los
Estados Unidos como pueblo industrial: hábitos creados en las co-
lonias sajonas que solo tenían que ampliarse en la indepen-
dencia, hnbieron de formarse en los pueblos latinos después de
ella con las vicisitudes de todos los aprendizajes y de todos
los ensayos.Asi distinguimos las diversas corrientes de los pai-
ses americanos. En el Norte los puritanos proclamaban la liber-
tad absoluta de la conciencia. Guillermo Penn, tributando á la
propiedad débil el mismo respeto que se tributa á la propiedad de
los fuertes, compró á los indígenas el territorio que iba á coloni-
zar é hizo de Pensylvania el refugio de la libertad religiosa, in-
telectual y moral, sin rechazar raza, color, creencia ni naciona-
lidades; fundó á Filadelfia (ciudad de los hermanos) y pudo mo-
rir sin remordimiento ni torcedores: gloria tranquila, pero mas
grande que todas las que cuestan una lágrima á la humanidad.
PÁRRAFO III.
España y Portugal.
En 1504 (2G de Noviembre) murió Isabel la católica dejando
heredera de sus Estados de Castilla á su hija Doña .luana, casada
con Don Felipe, Archiduque de Austria: los otros hijos de los
reyes católicos, Don Juan, y Doña Isabel casada con el rey de
Portugal, habian muerto; caso de fallecer Doña Juana, la heren-
cia recaia en su hijo Don Carlos nacido en Gante en 1500. Llegó
á España Don Felipe de Austria y en su entrevista con su suegro,
ninguno de ambos quedó satisfecho: tanto por esta circunstancia
como por el poco apego que los castellanos tenían á Don Fernan-
do, partió á los Estados de Aragón, dejando el reino de Castilla
á Don Felipe (1506) que murió á los nueve meses. La política del
archiduque disgustaba álos castellanos pues que veían gobernad*»
el pais por un hombre que no conocía sus costumbres ni necesida-
des, y que se rodeaba de flamencos igualmente indiferentes á la
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 87
suerte de la nación. Doña Juana no pudo gobernar por incapaci-
dad mental, y se formo un consejo de regencia compuesto de siete
miembros presidido por el Cardenal Giménez Cisneros, Arzobis-
po de Toledo: por disposición de las Cortes, en 1507 paso la re-
gencia al rey Don Fernando, quien después de pacificar el reino
de las revueltas de los nobles y pueblos, formó parte de la liga de
Cambray contra los venecianos (con Julio II papa, el rey de
Francia y el emperador de Alemania Maximiliano); hizo guerra á
los moros de África conquistando Oran y haciendo pagar tributo
á los reyes de Tánger y Túnez: anexionó Navarra á sus Esta-
dos y murió en 1516, dejando heredera á su hija Doña Juana, y
muerta esta á su nieto Don Carlos: quedaban, el Cardenal Cisne-
ros regente de Castilla y el Arzobispo- de Zaragoza regente de
Aragón. Cisneros abatió el orgullo de la aristocracia quitándola
las rentas y posesiones que la diera Don Fernando.
En 1517 entró Don Carlos, hijo de Don Felipe de Austria y de
Doña Juana la Loca, al mismo tiempo que moria el Cardenal
Cisneros. En 1519 heredó el imperio de Alemania por muerte
de su abuelo Maximiliano, habiendo traido ademas la posesión
de los Paises-Bajos como herencia paterna. Comenzó manifestan-
do un carácter despótico á que no estaban acostumbrados los
españoles, lo cual produjo descontento, pero Don Carlos no hizo
caso alguno y obteniendo recursos de las cortes de Coruña en 1520,
aunque con mucha oposición, marchó á Alemania y dejó encarga-
do el gobierno de España al Cardenal Adriano: los pueblos te-
mieron por sus libertades y organizando la resistencia con el
nombre de comunidades, se prepararon para la lucha: tendían los
pueblos á conservar sus fueros, pero la nobleza en lo general se
unió al rey y en la batalla de Yillalar, 1521, fueron derrotados
los comuneros pagando los caudillos con la vida, (Juan Padilla,
Juan Bravo, Francisco Maldonado y otros menos ilustres): los pue-
blos no tuvieron buen acuerdo para la resistencia: Doña Juana
Pacheco muger de Padilla dirijió la defensa de Toledo y fué sa-
crificada al naciente despotismo: rey y nobleza lucharon contra
el pueblo mal organizado, venciéndole también en la guerra de
Valencia (Germania). Carlos I de España y Y de Alemania se
encontró con mas poder que nunca tuvieron los reyes españoles.
Cuando regresó de Alemania solo tuvo que sofocar los restos de
la insurrección de las comunidades. La rivalidad de Carlos de
España con Francisco I de Francia, derivaba de la oposición de
carácter, de la estension de los dominios de Don Carlos, de la am-
bición mutua, y del derecho disputado sobre Milán y Borgoña.
Rotas las hostilidades por Francisco I para separar Navarra de
España, y estendiéndose á todas partes la guerra, vencieron
los españoles en Lautrec (1522) conquistando el Milanesado que
88 COMPENDIO.
el emperador Don Carlos dio á Francisco Sforcia. En 1525 se
dio la batalla de Pavia, siendo vencidos los franceses y prisionero
el rey Francisco I que hizo la paz en 1526. En lugar de cumplir
el rey el tratado, formó una liga contra el emperador, para li-
bertar Italia, con el rey de Inglaterra, el papa Clemente TIL
el duque de Milán y varios príncipes italianos. El emperador en-
vió á Roma al Condestable de Borbon y la ciudad de los papas fué
tomada y saqueada. A la guerra siguió en 1529 la paz de Cam-
bray, llamada de las damas porque la concertaron la madre de
Francisco I, y Margarita tia de Carlos. Las posesiones de Italia
fueron un pretesto constante de rivalidades hasta la muerte de
Francisco I en 1547. El rey de Francia se alió con frecuencia con
los turcos y con los moros de África contra Carlos I. Ademas de
las guerras de Francia y de Alemania que mas detalladamente
se señalaran al tratar de esos Estados, emprendió el monarca es-
pañol otra contra los berberiscos de África. Componían el Xorte
de África varias naciones, Marruecos, Argel, Túnez, dominadas
por la religión mahometana: á principios del siglo XVI, dos her-
manos, Horuc, y Aradin conocido luego por el sobrenombre de
Barbaroja, hijos ambos de un bollero de Lesbos, reunieron una
escuadra, y se apoderan m délos reinos de Argel y Túnez: en
estas guerras murió Homo quedando Aradin jefe único de los
paises conquistados que puso bajo la protección de Solimán el
magnífico, emperador de ( onstantinopla: Muley-Assan. rey des-
tronado de Túnez, pidió ausilio ií Carlos 1, y la piratería y esce-
sos de Barbaroja promovieron una queja general, señalando ¿í
Don Carlos como el único que podia remediar ó castigar tantos
desmanes. En 1535, Don Carlos, con fuerte escuadra y poderoso
ejército salió de Barcelona, y i poco tomaba el Inerte de la Gole-
ta, destrozaba al ejército de Barbaroja, restablecía como tributa-
rio en el trono de Túnez ií Mule}T-Assan y daba libertad á veinte
mil cautivos cristianos. De regreso ;í Europa sometió la ciudad
de Gante que se habia sublevado por el esceso de tributos (1540),
celebró una dieta imperial germánica en Batísbona (1541), pasó i
Italia á preparar una espe< lición contra Argel, pero las tempes-
tades deshicieron los barcos, y viendo como se frustraban su
peranzas de dominio universal decayó su a'nimo ante los obsta-
culos insuperables que se oponían á su ideal. En 1555 cedió á su
hijo Felipe susderechos sobre losPaises-Bajos; el 1? de Enero de
1556, abdicó en el mismo Felipe la corona de España, y se retiró
al monasterio de gerónimos del Yuste. cerca de Plasencia, donde
murió en 1558 después de renunciar en favor de su hermano
Fernando la corona imperial y sus Estados de Austria y Ale-
mania.
Felipe II reunía bajo su poder, España, las colonias de América.
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 89
Túnez, Oran, las Canarias y otras islas, Ñapóles, Sicilia, el Mila-
nesado, los Paises-Bajos, Cerdeña y el Rosellon y el Franco-
Condado. Hecha la paz ele Chateau-Cambresis con Francia, envió
Felipe II tresespediciones contra Trípoli, 1559 á 1561, sin resul-
tado: la batalla naval de Gelves hizo concebir la idea de una
fuerte marina que se comenzó á construir activamente: las de-
fensas de Mazalquivir y Oran y la reconquista del Peñón de la
Gomera, figuraron entre los hechos notables del primer periodo
de la dominación de Felipe II. Este rey en esceso celoso por
las cosas religiosas, prohibió á los moriscos que en mucho número
residían en España, el uso de sus trajes é idiomas, con otras
coacciones que les irritaron y produjeron la sublevación llamada
de las Alpujarras (1566) nombrando por rey á Aben-Humeya: Don
Juan de Austria, hermano bastardo del re}T, terminó la guerra
en 1570. Los moriscos de Granada fueron espulsados. Los turcos
entre tanto estaban en el periodo de su mayor vigor, y por el mis-
mo tiempo de la rebelión morisca en España, se apoderaron de la
isla de Chipre que pertenecía a los venecianos: formóse una liga
de España, Yenecia y el papa Pió Y, y con una armada ele dos-
cientos barcos que se confió á Don Juan de Austria, fueron derro-
tados los turcos en labatallade Lepanto, 1572: el poder turco
quedó desde entonces quebrantado. La guerra de independencia
de los Paises-Bajos, la anexión de Portugal y las rivalidades con
la Gran Bretaña ocuparon todo el reinado de Don Felipe II. En
Aragón el absolutismo de Carlos Y no habia penetrado tanto que
dejasen los aragoneses de guardar sus fueros políticos con Cortes y
Justicia mayor. Felipe II pretestando el ausilio que Aragón diera-
á su perseguido Antonio Pérez, su antiguo secretario privado,
envió un ejército que tuvo fácil victoria por las divisiones, y
cuando ya en paz, nadie esperaba violencias, Don Juan de Lanuza,
Justicia mayor, fué llevado al cadalso, mas que como hombre,
como personalización de las libertades aragonesas (1591). El sis-
tema político cayó todo bajo el dominio mas absoluto que han
conocido los siglos modernos. Lo único que ha quedado de Felipe
II es el Monasterio de San Lorenzo del Escorial, construido en
memoria de la batalla de San Quintín contra los franceses en 1563.
Murió el rey en 1598 dejando ademas de la fama de déspota, el
de tirano en la familia; su hijo Carlos murió por los rigores do-
mésticos ya que no como otros dicen de muerte violenta por or-
den de su padre.
Sucedió al fundador del Escorial, Felipe I II, hijo del predecesor
y de Ana de Austria. España estaba despoblada y sin recursos:
los holandeses, ingleses y turcos la atacaban en los mares; las indus-
trias se abandonaban esperándolo todo de las minas del nuevo-
mundo; Felipe III no era guerrero ni político, sino hombre religioso:
90 COMPENDIO
el duque de Lerma y Rodrigo Calderón le representaron entre
otros favoritos sin inteligencia y sin grandeza: hizo confirmación
al Archiduque Alberto de la soberanía de los Paises-Bajos, sos-
tuvo la guerra siendo hecho notable el sitio y toma de Ostende
(1604) por las tropas del marques de Espinóla, pactó treguas con
la República de Holanda (1609) reconociendo en esto la
independencia, y concluyó la paz con Inglaterra y Francia. El su-
ceso de mas desgraciadas consecuencias para España fué la espul-
sion total de los moriscos, dando el último golpe á la agricultura
y á la industria (pragmática del 4 de Agosto de 1609). Rodrigo
Calderón terminó su vida en el suplicio. Felipe III murió en 1621.
heredándole su hijo Felipe IY.
No tenia mas previsión política Felipe IV que su padre; entre-
gado al Conde Duque de Olivares, hombre tenaz y ambicioso,
declaróla guerra á Holanda, Francia, Inglaterra é Italia; luchas
que terminaron en 1648 con el reconocimiento esplícito de las
Provincias unidas. Cataluña se sublevó por sus fueros atropella-
dos y los conservó aunque fue vencida en once años de combates
(1641, 1652). Al principiar la guerra de Cataluña, Portugal ya
descontento de su unión á España, se reveló tomando pretesto de
las exigencias de tropas y de los abusos del Conde-Duque de Oli-
vares, y proclamó al Duque de Brairanza con el nombre de Juan
IV: la guerra duró hasta 1668, tres años después de la victoria
de los portugueses en Villaviciosa, con la declaración de indepen-
dencia de Portugal. En 164:1 cáyió el Conde-Duque de Olivares
sucedienclole en la privanza Don Lino de Haro. La batalla de
Rocroy en Flandes acabó con el prestigio de las anuas españolas
(1643). Ñapóles y Sicilia se sublevaron también; en Ñapóles la
audacia de Tomas Aniello, apoyado por Francia, puso en peligro
la dominación de España: el Duque de Guisa nombrado jefe de
la República napolitana, fué al cabo vencido y prisionero. Siguió
la guerra con Francia por la posesión del Rosellon y el Franco
Condado, apesar de la paz de Westialia que terminara con la lu-
cha de treinta años entre Alemania y Francia, hasta la paz de los
Pirineos (1659)que devolvía á Francia el Rosellon, Conflant y
una parte del Artois. Felipe IV no pensó mas que en divertirse
en el Buen-retiro, y en vivir entre poetas que fueron los únicos
que sobresalieron en su reinado, de entre todos los hombres y
clases. España quedó agotada y débil anate la Europa.
Portugal. — Al rey Don Manuel que alentó los intereses pú-
blicos, los descubrimientos y hazañas, y que se hizo respetar en
Europa por su buen juicio y sn iniciativa, sucedió (1521) Don
Juan III que carecía del genio y del viuor de sus antecesores:
las espediciones de los portugueses al África no dieron frutos y
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 91
para término de desaciertos estableció la inquisición apoyándose
en semejante tribunal para constituir una monarquía absoluta.
Muerto en 1557, le heredó su nieto Don Sebastian, de imagi-
nación fogosa, ideas caballerescas y amigo de las aventuras y pe-
ligros, pero en cambio la educación jesuítica que habia recibido
le hizo desatender las cosas del Estado, por empeñarse en riesgos
estériles y en guerras contra los africanos. Con gentes de varios
países, italianos, españoles y alemanes, ademas de algunas tro-
pas portuguesas, marchó al África y fué derrotado en la batalla de
Alcazar-Quivir donde hecho prisionero murió á manos ele los mo-
ros (1557). Subió al trono el Cardenal Enrique tio de Don Sebas-
tian, y solo vivió dos años: fundó Don Enrique la Universidad de
Evora y otros centros literarios y científicos en Lisboa y
Coimbra.
Xo teniendo sucesores Don Enrique, Felipe II de España so-
licitó el trono como hijo de Doña Isabel primogénita del rey Don
Manuel, mientras se proclamaba Antonio, prior de Ocrato, hijo
del matrimonio secreto contraído por Luis de Beja sobrino del
mismo Don Manuel. Felipe II se valió de la seducción, de las in-
trigas jesuíticas y de todo linaje de astucias para conseguir su
objeto; ocupó á Portugal con tropas haciendo promesas que no
habia de cumplir. Antonio y los portugueses fueron vencidos en
Alcántara por el Duque de Alba que entró en Lisboa. Cincuenta
nobles y sacerdotes pagaron con la cabeza su amor á la indepen-
dencia. El comercio y la industria decayeron como en España.
Varios aspirantes á la corona supusieron ser el rey Don Sebastian,
y uno de ellos, el cuarto, corrió por toda Europa hasta que fué
•entregado á Felipe II: procesado y prisionero, nada se volvió ¿í
saber de él (en Ñapóles). Después de muchas tentativas infruc-
tuosas los portugueses recobraron la independencia en tiempo de
Felipe IV (batalla de Yillaviciosa 1565, y paz de Lisboa 1568),
proclamando por rey d Juan IV de la familia de Braganza.
PÁRRAFO IV
*
Francia é Italia.
Francia. — Luis XII gobernó desde 1497 a 1515: estuvo en
guerra con España por sus pretensiones á dominios italianos y prin-
cipalmente á Milán ¡í que creía tener derecho como nieto ele Va-
lentina de la familia ele los Visconti, guerra que terminó con el
92 COMRENDIO
tratado de Blois: arregló los tribunales de justicia suprimiendo
fueros especiales, y aunque no fué gran político representó digna-
mente los intereses de Francia. Sucedióle su hijo Francisco I en
1515; era de ánimo caballeresco, atrevido, pero mas dado i la no-
bleza que al pueblo. Hizo de la corte el centro de la galantería y
de la riqueza, dando fiestas espléndidas y reduciendo á los nobles
al servicio directo de la monarquía: la corte formó desde entonces
un cuerpo aparte alejado de las cosas populares, y el rey en
medio de la adulación preparó á sus sucesores un dominio abso-
luto é incontrastable. Hizo la paz en Friburgo con los suizos,
contrajo alianzas con los turcos, trabó guerras con España y dejó
á la Francia mas grande que la habia encontrado.
Juan Albret, protegido de Francisco I solicitaba el reino de
Navarra, y en apoyo de esa pretensión envió el rey de Francia
un ejército aprovechando los disturbios porque atravesaba Es-
paña: apoderóse al principio de Pamplona, pero en las Navas de
Esquiros vencieron los españoles. Al mismo tiempo ardia la gueri a
en los Paises-bajos y el Milanesado, y después de algunas vic-
torias por los españoles se hace una paz precaria, en parte debida
á la necesidad de reparar las fuerzas que Francia perdió en la
rota de Lautrec (1522) y las batallas de Hiagrasso (1525) donde
murió el caballero Bayardo y de Pavia en que Francisco I cavó
prisionero. El tratado de Madrid, (1526) no se cumplid, y enco-
nados los ánimos mas que lo estaban, Carlos I de España atacó la
coalición concertada por Francisco Icón el papa Clemente VII.
el rey de Inglaterra, el Duque de Milán y otros príncipes italianos,
y sus tropas mandadas por el Condestable de Itorbon tomaron y
saquearon a Roma (1527) fugándose el papa i Orbieto: Nrfpotes
resistió tí los ejércitos de la Liga, ausiliada por el almirante ge-
noves Andrés Doria que se separó de la coalición, y poco después
(1529) se pactó la paz de Cambray que tampoco era mas que
una tregua. El emperador Carlos V y 1 de España, desistía dé SUS
pretensiones al Ducado de Borgoña y Francisco [se obligaba ¿
pagar dos millones de escudos por el rescate de sus dos hijos que
habia dejado en rehenes al salir de su prisión en .Madrid. Ale-
jandro de Mediéis obtendría la soberanía de Florencia con el tí-
tulo de Gran Duque, y Francisco Sforcia debia recobrar el duca-
do de Milán.
La muerte del duque de Milán dio escusa a la renovación de las
hostilidades; Carlos I y Francisco I ambicionaban el Milanesado:
los fraaeesesjse apoderaron del Píamente y loe imperiales de Pro-
venza (campaña de 1536) y tras alternativas sin decisión se pac-
tó una tregua por diez años (1537, tregua de Niza) que los celos
redujeron á breve tiempo: antes de emprender esta tercera
guerra, Francisco í se alió con el emperador de ( onstantinopla
A LA HISTORIA UNIVERSAL. 93
Solimán el magnífico y con el pirata Barbaroja. Los franceses ven-
cieron en la batalla de Cerisoles y se firmo la paz de Cresp}', res-
tituyendo Francia al rey de Saboya las plazas que le había ocu-
pado, y acordando que el duque de Orleans, segundo hijo de
Francisco I se casaria con una hija del emperador Carlos Y, ó de
su hermano Fernando llevando en dote en el primer caso los
Paises-bajos, y en el segundo el Milanesado. Murió Francisco T
en 1547, dejando fama ele protector de las letras y de los demás
intereses públicos.
Enrique II heredo con el trono el odio de su padre á la casa
de Austria: la muerte del duque de Orleans dejaba sin efecto lo
convenido en el tratado de Crespy. Pronto se reprodujo la guerra,
apareciendo como motivo inmediato el haber sido asesinado Pedro
Luis Farnesio duque de Parma y Plasencia, y atribuirse las instiga-
ciones á* Carlos I: los príncipes protestantes de Alemania se aliaron
con Enrique II y las tropas francesas penetraron en Metz, Toul y
Verdum: ninguno de los contendientes habia adelantado cuando
abdicó Carlos I en su hijo Felipe (1556.) La paz de Vancelles no
fué sino una intriga de Francia que bajo mano solicitaba contra
España á la corte de Roma. El duque de Alba entró en los Es-
tados pontificios, una vez declarado el papa Paulo I Y por Enri-
que II, y se apoderó de varias plazas, dando con esto lugar á* la
intervención ele Francia como protectora del pontificado: el 1? de
Agosto de 1557 se dio la batalla de San Quintín siendo totalmente
derrotados los franceses (en memoria de este suceso Felipe II man-
dó construir el Escorial). El duque de Guisa, general de Enrique
II, sitió la fortaleza inglesa de Calais por hacer los ingleses guerra
en favor de Felipe II casado con la reina Maria de Inglaterra, y
la plaza fué tomada: en la batalla de Clavelinas también triun-
faron los españoles y se hizo la paz ele Chateau-Cambresis (1559),
pactando el casamiento de Felipe II, ya viudo de Maria reina de
Inglaterra, con Isabel hija del rey de Francia: acordóse que los
reyes, Felipe II y Enrique II, procurarían de común acuerdo con-
tener la herejía, guardando amistad perpetua entre las dos nacio-
nes: la paz alcanzó atocia Europa mas ó menos comprometida en
la lucha de los dos reyes mas poderosos. Durante las bodas de Fe-
lipe II é Isabel, murió Enrique II, herido de un lanzazo en un
torneo (1559).
Las ieleas reformistas habían cundido por todo el centro de P^u-
ropa y considerablemente en Francia: aunque suprimida la libertad
de la imprenta por Francisco I en 1536, la propaganda literaria y
calvinista se estendia hallando eco en los pensadores y en no po-
cos nobles. Al subir al trono Francisco II (1559) el partido pro-
testante tenia considerable poder, y le dirigían Antonio de Bor-
bon, el príncipe de Conde, el almirante Coligny, el Cardenal
04 COMPENDIO
Chatillon y otros personajes influyentes. Catalina de Mediéis,
madre del rey, los Guisas y la porción mas numerosa de la nobleza,
representaban el partido activo é intransigente de los católicos.
La debilidad de Francisco II al conferir poderes omnímodos á los
Guisas, provocó la conjuración de los protestantes (Amboise,
1560), pero fué esta debelada y los vencedores se ensangrentaron
ejerciendo inauditas venganzas. El odio de los dos partidos ya no
tuvo límites. Francisco II murió el mismo año 1560, y le sucedió su
hermano Carlos IX bajo la tutela de Catalina de Mediéis, su madre,
que comenzó una política de conciliación, valiéndose de los Borbo-
lles y de los Guisas: L' Hopital, con mas sinceridad (pie la reina qui-
so en vano reconciliar los partidos en los Estados generales de
Orleans de donde salió el triunvirato cotólico de Montmorency.
el duque de Guisa y el mariscal de San Andrés, para dirigir la
política de Francia. La reina buscó contrapeso en los calvinistas
concediéndoles la libertad religiosa, pero nada pudo atajar la
guerra iniciada por los católicos en la matanza de Vassy. irrita-
dos los ánimos y acudiendo á las armas los dos bandos, vencieron
los católicos en la batalla de Dreux (1562) en que murió Antonio
de Borbon: una paz momentánea fué interrumpida de nuevo, y en
la batalla de SaintDenis (1568) perdieron terreno loe católicos y
murió el condestable de Montmorency. después de ser asesinado
el duque de Guisa: con suerte alternativa siguió la guerra hasta
la paz de San Germán (1570) en (pie se pactó el casamiento de En-
rique de Borbon con Margarita de Valois: los protestantes tenían
libre ejercicio de su religión, derecho como los católicos á todos los
empleos, y ademas garantías por la ocupación de los fuerte- di^
La Rochela. M ontauban, La Charité y Cognac: Catalina de Mediéis
se unió ahora á los Guisas para contrarestar el inílujo de Knrique
de Borbon cerca del rey.
La noche del 24 de Agosto de 1672 debía celebrarse el matri-
monio de Enrique de Borbon con Margarita de Yaiois hermana
de Carlos IX, cuyo acontecimiento debia atraer muchos calvinis-
tas á la capital de Francia. Catalina de Mediéis y los Guisas con-
certaron para ese dia el esterininio de sus adversarios y citados
y avisados todos los cómplices. -Á las dos de la mañana sonó el
toque de rebato que comenzaba por la campana de San Germán
continuando á las demás iglesias, y tropas de asesinos con un lazo
(pieles distinguiese y una cruz blanca en el sombrero, se lanzaron
á la matanza, degollando hombres, mugeres y ancianos, y sin
perdonar la honradez, la debilidad ni la grandeza: Coligny murió
de los primeros y su cuerpo fue arrojado á la calle desde un balcón:
la matanza duró tres dias: cincuenta mil víctimas es el término me-
dio tomando todas las opiniones de los historiadores: el catolicis-
mo había triunfado por medios inicuos: el papa Gregorio XIIL
COMPENDIO 96
mancl(5 cantar un Te Deumen acción de gracias; Felipe II celebro
aquella ignominiosa jornada; Carlos IX disparó desde las ventanas
del palacio contra los desgraciados fugitivos, y muchos franceses
huyeron á suelo estrangero abandonando su patria.
A los dos años de la matanza de la San Bartolomé, murió Car-
los IX acongojado por los remordimientos y por los terrores de
sangrientas visiones. Se elevo al trono Enrique III. que no cor-
respondería á las esperanzas que habia hecho concebir: reconoció
el derecho de los protestantes, pero no sabiendo continuar una po-
lítica de transacción, y careciendo por otra parte de tino, aumen-
tó el disgusto, estallando guerras entre los aspirantes al tro-
no, sobre los descontentos y animosidades religiosas: Enrique de
Borbon y los Guisas pretendían la corona; estos últimos fueron a-
sesinados en Blois, y en 1589, también Enrique III fue asesinado
por el fraile Santiago Clemente impulsado quizá por motivos se-
mejantes á los que produjeran la matanza de 1572, puesto que
Enrique III reconocía la libertad de los calvinistas ó hugonotes;
ningún respeto se tenia á las creencias, y ninguna medida se acor-
daba para dar trance á una situación tan desastrosa. Felipe II.
de España solicitó la corona de Francia sin obtener resultado: el
Duque de Mayena jefe de la liga católica, fué derrotado por En-
rique de Borbon en las batallas de Arques y de Ivry, y tomó
posesión del trono con el nombre de Enrique IV después de ab-
jurar del protestantismo. En 1598 acabó la guerra con España
(paz de Wervvins) y publicó el edicto de Nantes dando á los cal-
vinistas libertad de culto y todas las libertades civiles y políti-
cas. El reinado de Enrique IY aunque breve, es uno de los mas
gloriosos de Europa, y el mas fecundo en la nación francesa: su
Ministro Sully, restableció la situación económica, bajó los im-
puestos, dispensó atrasos, protegió el comercio y la agricultura,
construyó caminos, puso en cultivo regiones abandonadas, y cuan-
do el rey procuraba establecer medios para evitar la guerra ya-
grupar diversos pueblos europeos en un derecho común, fué asesi-
nado por Eavaillac (Mayo 1G10), después de diez y ocho tentativas
frustradas en que es indudable tenia su parte el fanatismo.
Luis XIII quedó menor de edad á la muerte de su padre En-
rique IY y bajo la tutela de su madre Maria de Mediéis: en 1G14
los Estados generales le declararon mayor de edad para separar-
los obstáculos y turbulencias é intrigas que habian acompañado
á la minoria: hizo luego Luis asesinar á Concini, el favorito de su
madre y reemplazó su privanza con el Duque de Luines. El des-
concierto de los primeros años de esta monarquía auguraba ma-
los dias para la Francia: al querer debilitar los derechos de los
protestantes, se reunieron en la Rochela pretendiendo ampliar su
independencia; siguió la guerra que terminó por el tratado de
90 DE LA HISTORIA UNIVERSAL.
Montpcller y el reconocimiento de garantías religiosas, y por muer-
te del Duque de Luines entró de Ministro el Obispo de Luzon.
Richelieu, luego Cardenal. La política de este hombre célebre fué
una mezcla de bienes y de males; levantó la Francia, aniquiló la
nobleza, luchó con éxito contra la casa de Austria, y aprovechan-
do todos los elementos que dejara hacinados Enrique IV, dio una
fuerte unidad a su patria: en cambio centralizó demasiado la ad-
ministración y desconoció el derecho que todo hombre tiene á sus
manifestaciones de conciencia. El elemento protestante en Fran-
cia como en el resto de Europa, era una fuerza contra el despo-
tismo político, y esto combatió Richelieu tanto como la reforma:
hizo guerra á los calvinistas, tomó la Rochela (1528) y las de-
mas plazas que tenían en su poder, mientras se preparaba á com-
batir la nobleza: María de Mediéis agrupaba á los enemigos de
Richelieu: Marillan, Montmorency y otros pagaron en el cadalso
sus oposiciones al omnipotente Ministro: persiguió el duelo cas-
tigándolo con la muerte; intervino en la guerra de treinta años
contra el Austria después de la muerte de Gustavo Adolfo y a-
liándose con Suecia y Dinamarca, y en la de Holanda é Italia, u-
niéndbse á los holandeses é italianos contra España. Turena y o-
tros generales daban brillantes triunfos á la nación francesa: en
Somerhausen (1641) fueron vencidos los imperiales é iniciada la
paz, no se llevaron adelante las negociaciones por la muerte de
Richelieu que daba esperanzas á sus enemigos de poder gamil-
lo que perdieran luchando con una capacidad tan sobresaliente.
La industria, las ciencias, las artes y la agricultura florecieron
bajo la preteccion del hábil Ministro que no obstante las guerras
csteriores nada desatendía de las cosas interiores y d<k la admi-
nistración. Es el fundador de la Academia francesa y protegió
constantemente el talento y el valor, no mostrando en la victo-
ria ni el orgullo ni las violencias que la marchitan. Las batallas
de Hocrov, Xordlingha y Leus, ganadas por los franceses que ca-
pitaneaba el duque de Enghien (después príncipe de Conde), de-
terminaron la paz de Westfalia entre Francia. Alemania y Sue-
cia (1G48). España y Francia siguieron la guerra, pero la impor-
tancia del tratado de 1648 abrazaba puntos capitalísimos que de-
tallaremos en el siguiente periodo.
Luis XIII murió en L643 cuando el heredero Luis XIV no te-
nia mas que cinco años: el parlamento de Pafris nombró regente
á la madre del rey, Ana de Austria. á quien aconsejó y dirigió el
Cardenal Mazarino, político tan sagaz y hábil como Richelieu (pie
continuó la misma política.
Italia. — Las artes, las ciencias y las letras tendrían su patria
en Italia desde el renacimiento: á despecho de la división territo-
COMPENDIO 97
rial y aun en medio de las guerras que tienen por causa el domi-
nio por los estraños del suelo italiano, subsiste cierta unidad de
genio, un pensamiento superior que no perece en los desastres y
entre las ambiciones de España, Francia y Alemania: el Milane-
sado, Ñapóles, Sicilia caen en poder de los reyes de España se-
gún se espuso en el párrafo IX Capitulo III del libro que corres-
ponde á la edad media: Venecia tuvo aun aliento para oponer re-
sistencia á los turcos, unida con los españoles y el papa, en la
célebre batalla de Lepanto (1571), pero ademas de los motivos
superiores que influían en su decadencia (los descubrimientos, la
creación de naciones marítimas, el poder de los turcos), la concen-
tración interior del poder en los tres inquisidores del Estado, de-
bilitó las fuerzas sociales, y fué sucesivamente quebrantándose á
medida que avanzaba la edad moderna, debiendo sin embargo al-
go del brillo que aun pudo manifestar, al acierto en las alianzas
y á su sagacidad diplomática. Los ducados de Parma, Mddena y
Toscana se hacen como satélites del pontificado, y Roma intervi-
niendo en todas las disputas de Europa, aunque débil como poder
político territorial, vencida ó vencedora saca ilesos sus dominios.
Saboya y el Piamonte tomarían el encargo de rehacer la naciona-
lidad á fuerza de tiempo y de esfuerzos, ayudadas por las revolu-
ciones esteriores, por las necesidades y peligros comunes, por
las ideas de emancipación nunca apagadas y por las rivalidades
nacionales. Subyugada toda la Italia baja y media al extrangero
con escepcion de Roma y algunas ciudades que aun no eludían
las imposiciones de fuera, no determina una política propia mas
que en algunos ideales y sufre las vicisitudes y es regida por las
leyes de los pueblos que la dominan: Yenecia sola no podía con-
trarestar el poder esterior; pero de tal modo aun no prevalecía
un deseo unánime ni en el pensamiento de libertar las diversas
pequeñas entidades, que pacta alianzas la misma Yenecia según
un interés propio prestando poca atención al de todos los italianos.
La política no seguía el derrotero de la unidad que resalta en
ciencias, artes, descubrimientos y atrevidos problemas. Será por
esto .mas fácil y mas comprensible referir en el último periodo de
ía edad moderna cdmo se han unido y de donde parten y porque
caminos han llegado las diversas fracciones y desgarraduras de I-
talia, hasta la solución del problema nacional. La política de Es-
paña en el territorio italiano, es la misma que en España: el abso-
lutismo se impone violentamente, y aunque estallan sublevacio-
nes como la de Masaniello (Tomas Aniello) antes de mitad del
siglo XYII, no se consiguen mas que resultados fugaces que vuel-
ven á perderse. Los italianos en los primeros siglos de esta e-
dad, como en los últimos de la edad media, derraman torrentes
de sangre por causas y ambiciones agenas: el esfuerzo reunido a-
1
98 DE LA HISTORIA UNIVERSAL.
provechando iguales circunstancias que después, habria anticipa-
do la nacionalidad: la idea unitaria era profesada por muy pocos.
y hasta que se generalizara, no saldría Italia de su postración y
abatimiento político.
PÁRRAFO Y.
Austria. Alemania. La reforma.
Maximiliano I sucesor de Fernando III contrajo matrimonio
con Maria de Borgoña: los celos de Francia produjeron la guerra-
pero derroto á los franceses en la batalla de Guinegate. En se-
guida rompió las hostilidades contra los suizos que le habían a-
bandonado en la campaña anterior, pero perdió ocho batallas se-
guidas é hizo la paz en Basilea (1499) reconociendo la confedera-
ción helvética y cediéndola Basilea, Schaífousen y Appencel. En-
gradeció el imperio con adquisiciones matrimoniales; Maria de
Borgoña le llevo los Paises bajos y Flandes: Blanca Galeazo Sfor-
cia, parte de la alta Italia; el casamiento de su hijo Felipe con Do-
na Juana la Loca unía al imperio Austro-alemán. España y to-
das sus posesiones; sobre esto conquistó el Franco Condado, y se a-
íirmó como uno de los primeros poderes europeos. Al morir en
1519, heredó las posesiones de Austria Don Carlos su nieto, hijo
de Don Felipe, y la Dieta de Aquisgran, Junio del mismo año,
confirió al heredero de Austria, que ya lo era de España por <us
abuelos Doña Isabel y Don Fernando, el imperio alemán.
Carlos í de España y Y de Alemania reunió el imperio mas
poderoso de la edad moderna; como patrimonio de familia los Paí-
ses bajos y Flandes; como sucesión hereditaria y por elección,
tres fuertes naciones, España, Austria y Alemania. Todos esas
pueblos carecían en el todo de homogeneidad, y discrepaban en
ideas y sentimientos políticos. En España las cortes <lc (astilla y
de Aragón y los fueros populares, se oponían al absolutismo:
en Alemania los príncipes electores rechazaban la centralización
de poder; en los Paises bajos y Flandes (Holanda y Bélgica) las
municipalidades sostenían derechos y privilegios amados por
todo el pueblo: Pero Austria había ido constituyéndose en gobier-
no absoluto personal y sus principios querían aplicarse ;í todos
los dominios imperiales. Carlos V de Alemania reunía auna ac-
tividad febril una ambición ilimitada: desde muy pronto abrigó el
pensamiento de imponerse á todas las instituciones y poderes:
protegiendo la unidad católica, pretendía el arbitraje como bra-
zo y mas enérgico apoyo de Roma: decidir en todo era su deseo
favorito, de tal suerte que ni aun sus ideas propias triunfantes le
COMPENDIO. 99
satisfacían, si por otros eran llevadas á cabo. Carlo-Magno n$
habia tenido otro émulo ni mas poderoso ni mas constante persegui-
dor de su objeto: unitario en política como en religión, penetraba
en la política universal como guardián de la autoridad papal pa-
ra convertirse de ausiliar en jefe, pero las circunstancias se le o-
pusieron tenazmente: luchó y fué vencido en los mas trascenden-
tales debates; Francia neutralizó su pensamiento de heguemonía
europea, Alemania rompió la unidad religiosa: esas dos fuerzas hi-
cieron escollar los dos propósitos mas generales del emperador, y
en lo opuesto, sus triunfos en España y en Italia perjudicaron á
las dos nacionalidades, preparando á Italia el martirio de siglos y
á España la decadencia. La monarquía universal como dogma de
orgullo puesto que ahogaba todas las variedades, hubiese sido lo
contrario del renacimiento, la reacción inevitable en toda la vida
europea. Empeñado Carlos V en guerras sin tregua, conoció al
lln que sus proyectos eran de realización imposible y se retiró del
poder sin alcanzar mas victorias que las de las armas y en Es-
paña victorias contra la libertad que son las menos gloriosas.
La reforma. — Antes de morir Maximiliano 1 se habían indi-
cado fórmulas prácticas de reforma que auguraban un cambio es
las relaciones político-religiosas: el renacimiento pesaba inmedia-
tamente en Alemania: el espíritu individual favorecido por los elec-
tores, sacaba de las nuevas ideas una ventaja política, y una repre-
salia contra la invasión del poder eclesiástico en el estado civil: la
libertad literaria y la libertad científica abriendo ancho campo á
la inteligencia, ponían enjuicio todos los dogmas y costumbres: la
inquisición, símbolo de la intolerancia y del despotismo teocráti-
co, estaba en pugna con las ideas del imperio que mantuviera en
largas y sangrientas guerras las preeminencias civiles: la inmora-
lidad de una parte del clero daba motivos á la sátira y á la cen-
sura, sin que se concretara á esto la indagación, si no también
al orden de la disciplina y á las leyes que presidian el catolicis-
mo. Del examen y cotejo de la doctrina cristiana y de la doctri-
na romana, aparecía disparidad, y fuese entrando en la naturale-
za y en la esencia, brotando á la vez diversas oposiciones que
reuniéndose engendrarían la ruptura con Roma. Los concilios de
Constanza y Basilea que se propusieran estudiar los males de la
iglesia para corregirlos, terminaron sin limitar los abusos, y no
fueron atendidas ni las reclamaciones de los príncipes, ni las que-
jas del pueblo, ni las advertencias de los pensadores; la jurisdic-
ción eclesiástica estorbaba á la civil; annatas, indulgencias y be-
neficios, hacían tributarios los Estados, de un poder estrangero:
los obispos rechazaban servir ciegamente instigaciones que casi
siempre tenían un fin interesado ó político, y el clero secular veia
100 DE LA HISTORIA UNIVERSAL.
de mal grado las órdenes religiosas que sin mirar la patria ni el
bien común, gozaban privilegios y exenciones arbitrarias. A todo
esto se agregaba la relajación y los vicios de algunos obispos
mas afectos á Roma, y las supersticiones con que se embrutecía
á las masas. Los humanistas hacian presa en todas las faltas de
sus adversarios, y los hussitas levantaban de nuevo la cabeza pa-
ra terciar en las polémicas y en las batallas.
En Roma León X, afecto al renacimiento, se burlaba de cier-
tas ceremonias, y consentia que sacerdotes de su misma cámara
hiciesen alarde de incontinencia: enemigos del catolicismo, como
Rutilio Numanciano, dedicaban al papa sus obras y León X
admitia la dedicatoria. Era un literato con tiara: el renacimiento
estaba en todas partes, y mas ó menos en todas las conciencias.
Pero el genio alemán no se contentaba con aquel desorden que sin
tener nada observado, dejaba proseguir y perpetuarse los abusos.
Cuando ya los ánimos estaban preparados, apareció en escena Mar-
fin Lutero, hombre capaz, ilustrado y de actividad incansable: na-
ció en Eisleben en 1483, estudió en la Universidad de Erfurt, des-
pués se encerró en un convento déla misma ciudad: á la edad de
25 años se encargó de una cátedra de teología en Wittemberg don-
de combatió el escolasticismo. En 1517 una predicación de indul-
gencias prometiendo á los fieles el perdón general de los pecados
(publicada por el Arzobispo de Maguncia) si la tomaban, dio oca-
sión á Lutero para sus primeras manifestaciones de reforma prác-
tica, y la víspera del dia de todos los santos, fijó en la puerta de la
iglesia principal de Wittemberg una tabla con noventa y cinco
theses que ofrecía defender; en estas theses combatía la eficacia
de las indulgencias y la facultad arbitraria de perdonar los peca-
dos. La reputación de Lutero era tan general en Alemania que
pronto halló eco, sobre todo entre la juventud, esta censura á los
comercios del clero: los dominicos sostuvieron la omnipotencia pa-
pal. Citado Lutero ante el papa, el Elector consiguió que la pre-
sentación se hiciera ante el nuncio en Augsburgo: el nuncio des-
pués de oir á Lutero le despidió no sin algunos insultos, y esperan-
do el reformador medidas violentas, salió dejando un escrito en
que apelaba para ante el papa. Pidió el nuncio la entrega de
Lutero, ó á lo menos la espulsionde Sajonia donde estaba acojido.
y el Elector se negó. El papa León X solo creia ver en esto una
disputa de frailes.
La vacante del trono imperial en aquellos momentos (muerte
de Maximiliano I, 1519) distrajo la atención del papa y de los po-
deres civiles: el papa apoyaba la candidatura de Francisco I
de Francia contra Carlos I de España, pero fracasaron sus nego-
ciaciones con los electores: el emisario pontificio Miltiz, en una
conferencia con Lutero, reconoció el abuso de la* indulgencias,
COMPENDIO 101
invitando al reformador á callar, para no dividir la iglesia, á lo
cual accedió' Lutero aunque solo en el caso de que también calla-
sen los contrarios. A poco tiempo el profesor de Ingolstadt Juan
Eck desafio' á un certamen literario ti los teólogos de Witteiftberg,
Carlstadt y Lutero y se celebró la polémica enLeipzick & presencia
del duque elector y de una muchedumbre que quería oir á los di-
sertantes ( Febrero, 1519): del certamen solo resultaron nuevos mo-
tivos de di scordia, pues Lutero negó la delegación que Eck preten-
día ser divina en el papa, y la infalibilidad de los concilios. Felipe
Melanchton, deBretten, profesor de lenguas griega y hebrea en
Wittemberg y companero de Lutero en Leipzick, se dirigía al mismo
objeto aunque solo por la ciencia. Eck escribió un libro contra las
proposiciones luteranas, lo presentó en Roma y alcanzó una bula
condenando algunas de esas proposiciones, escomulgando al autor
y mandando quemar su libros: el mismo Eck llevó la bula al im-
perio alemán, pero solo se cumplió en Colonia, Maguncia y Lovai-
na. De aqui surgieron mas vivas oposiciones á Roma. Lutero pu-
blicó dos escritos: "A la nobleza cristiana de la nación germánica"
y "del cautiverio de Babilonia y de la libertad cristiana", recor-
dando todos los ultrajes recibidos por la nación, las injusticias y
los monopolios, y negando la transustanciacion, la eficacia y ver-
dad de este sacramento, y la pureza de la comunión tal cual se
hacía. Alemania tomó estas proposiciones como el grito de guerra
de independencia: Lutero quemó la bula de escomunion y las de-
cretales del papa (Diciembre 1520) ante un numeroso concurso
de estudiantes y del pueblo de Wittemberg. El poder temporal, el
carácter sagrado del clero, el celibato, la enseñanza religiosa y la
profusión de conventos, fueron igualmente combatidos.
Oarios V después de ser coronado en Aquisgran recorrió Ale-
mania en medio ele exhortaciones para que se pusiera al frente de
la reforma, pero muy al contrario de esto, se hizo su enemigo mas
irreconciliable. Tal vez no hubiese demostrado tanta oposición. í
no comprender que la libertad religiosa reclamaba mas ensanche
político que el que se proponía sostener. Las ideas nuevas eman-
cipaban, no parcial, sino totalmente el pensamiento: la crítica y el
libre examen, no podían hallar escollo en los despotismos políticos
cuando luchaban con los despotismos religiosos. En Worms en-
cargó á su hermano Fernando del gobierno de Austria, y convocó
una Dieta, citando á Lutero que se presentó provisto de salvo
conducto (1521): asistían ala sesión, el emperador, el nuncio,
príncipes, obispos y diputados, con una gran muchedumbre: sostuvo
Lutero sus theses, y requerido para que se retractase contestó que
no lo haria hasta que se le convenciese de error: la Dieta pronun-
ció sentencia contra Lutero y sus escritos (Mayo): pasó á Wittem-
berg donde el Elector aparentando prenderlo le tuvo custodiado
102 DE LA HISTORIA UNIVERSAL.
durante un año que empleó en escribir contra los votos monás-
ticos y las indulgencias, y en traducir la Biblia. Por otro lado
Carlstadt suprimía la misa, administraba la comunión en las
dos especies y predicaba contra los santos, asociándosele los
"profetas de Zwikan" que condenaban el bautismo y rebautizaban
(jrebaptizantes, anabaptistas) á los adultos: turbas del pueblo
asaltaban las iglesias destruyendo las imágenes y talando los con-
ventos: Lutero predicó contra estas violencias.
El papa Adriano VI, conocia la necesidad de una reforma y
quiso llevarla adelante, pero vivió poco. Wittemberg, Sajonia y
Hesse, siguieron al reformista Lutero. Una liga católica com-
puesta del Austria, Baviera y los principados episcopales se or-
ganizó en 1524, y en oposición los reformistas propusieron una
Asamblea de los suyos para concertar los medios de defensa (en
Spira): el emperador prohibió que se reuniese la Asamblea. En-
tonces se formó la contra-liga de Torgau, entrando ademas de
ios primeros adeptos á la reforma, Luneburgo, Meklemburgo.
Anhalt, Mansfeld y las ciudades libres, imperiales, Hamburgo.
Lubeck, y otras. Proponíase la contra-liga la defensa mutua con-
tra cualquier ataque por motivos de religión. Con estos hechos
coincidían guerras terribles: los rebaptizantes dirijidos por Toma.-
Munzer, recorrían el Mediodía de Alemania aumentando sus tro-
pas y proclamando la igualdad absoluta: condenaban la iglesia
y el imperio: en Wutach hasta Dreisan, Müller de Bulgembach
seguido de numerosa tropa pedia la abolición de los diezmos y
servicios feudales, predicación libre del evangelio, libertad de
caza, pesca y corte de maderas, elección libre de los pastores y
la hermandad cristiana aboliendo el orden existente: á tra-
vés de todo esto, todos los hombres audaces se constituían en agi-
tadores, y mil doctrinas diversas se ponían al servicio de aquel
movimiento estraordinario. pero sin plan, concierto, ni objetivo-
determinados: los escesos pusieron sobre aviso á los príncipes y
fueron vencidos los insurrectos que á su vez serian víctimas <!<•
tantos atropellos como los que habían cometido: Lutero condenaba
la fuerza, hasta que la depredación y el incendio le impulsaron á
aconsejar otros medios que los pací ticos (152o). En el mismo hBo
el reformador contrajo matrimouio con la monja secularizada
Catalina Boren. Las guerras de Carlos V con Francia le impidieron
mezclarse en los asuntos germánicos. Rn 1527 Melancliton publi-
có el "manual de visita", dando instrucciones al clero é iniciando
la disciplina reformada. La innovación se estendia en todo el Norte
y centro, sin que pudieran atajarla las resistencias de Roma. Rn
1530 se fundó en Marburgo (Hesse) la primera universidad refor-
mada; la Frisia oriental, el Schleswig y el Holsteín habían in-
gresado en la nueva confesión: el elector de Brandoburgo porteño-
COMPENDIO 103
cia también á ella; entonces se estendia en Curlandia, Liftandia,
Suecia y Dinamarca: las ciudades de Pomerancia; Goslar, Rostock.
Ulm, Strasburgo, se unian á la reforma, suprimiéndose en todas
partes los conventos y desamortizando los bienes eclesiásticos.
Era preciso ya dar unidad á las aspiraciones y se fué definiendo
•el dogma luterano en fórmulas precisas: la sagrada escritura libre-
mente interpretada, era la base déla fe; de los sacramentos, son
eficaces el bautismo y la eucaristia con la penitencia: Cristo es
el único medianero entre Dios y el hombre: la misa latina seria
reemplazada por el servicio divino compuesto de sermón, oración y
canto: se suprimía la confesión auricular, el voto de continencia, y
el culto a* las imágenes: se disminuían las fiestas; se separábala
nueva iglesia del poder papal, perteneciendo de alli en adelante
al Estado político; cesaba todo fuero y privilegio eclesiástico, y los
derechos de estola y pié de altar se redujeron á pequeñas cuotas.
En 1529, el emperador, de acuerdo con el papa, Austria.
Baviera, Colonia y Maguncia, reunió la Dieta en Spira y se acor-
dó un sesgo ni afirmativo ni negativo de la reforma: los que ha-
bía cumplido el edicto de Worms, debian obedecerlo en adelante,
y en los demás Estados se suspendía toda innovación. Los refor-
mistas protestaron para un concilio general (de aqui el apellido de
protestantes): el emperador no hizo caso de la protesta y las cosas
siguieron sin resolverse nada definitivo. La Dieta de Augsburgo
el año siguiente no produjo mejores resultados: algunas conferen-
cias y negociaciones probaron la irreconciliabilidad de Jos dos par-
tidos, pero decretó la misma Dieta (19 Noviembre, 1530) que se-
rian castigados los que en el plazo de cuatro meses no renuncia-
sen á la heregia: antes de este decreto se habían retirado los
luteranos. Viendo que transcurría el plazo sin que los príncipes
ni los pueblos retractasen sus doctrinas, la Cámara imperial abrió
un proceso contra los Electores y príncipes que habían tomado
parte de los bienes eclesiásticos: los amenazados formaron la liga
de Smacalda (1531) ofensiva y defensiva contra cualquiera que
les inquietase por motivo de religión: el Elector de Sajonia y los
Duques de Baviera, entraron en la liga, disgustados de que Don
Carlos hubiera delegado en su hermano Don Fernando la autori-
dad imperial. Graves dificultades políticas, y la necesidad de opo-
nerse á los turcos que se preparaban para atacar Austria, apla-
zaron la guerra religiosa y se firmó la paz de Nuremberg (1532).
conviniendo el emperador y la liga en no recurrir á las armas
hasta que resolviese el concilio que convocaría. La paz se entendía
solo con los Estados luteranos anteriores á la confesión de Augsbur-
go, pero no á los que después habían abrazado la reforma. Ri-
validades interiores promovieron otros obstáculos y mayor desa-
sosiego: depuesto Ulrico de Wurtemberg del Ducado á consecuencia
104 DE LA HISTORIA UNIVERSAL.
desús escesos, lo dirigió Fernando hermano del emperador, lo*
cual produjo celos y quejas de los demás príncipes: Felipe de
Hesse se declaro protector de Ulrico: Francia le apoyó también
con un ejército y le restableció en el Ducado después de la batalla
deLaufen(1534): Ulrico consintió la propagación de la reforma y
cambió la constitución eclesiástica, siguiendo el ejemplo el Duca-
do de Badén y algunos territorios de Alsacia. á
Por la misma apoca (1533 á 1535) los rebaptizantes que ha-
bían hecho propaganda en algunas ciudades de Westfalia, logra-
ron derribar el gobierno de Munster y poner á sus correligiona-
rios: les guiaban el propagandista Rottmann, Juan Matthys, Juan
Leiden y otros, y uno de sus primeros actos fué espulsar álos ene-
migos del segundo bautismo, repartiéndose sus bienes; establecióse
el comunismo, se organizaron para la defensa, y atacados por
tropas de Colonia, Hesse y de otros puntos, resistieron enérgica-
mente por espacio de largo tiempo hasta que el hambre les obligó *
á capitular. Antes de la guerra y durante ella, habían autorizado
la poligamia; Juan Leiden se tituló profeta y rey del Nuevo Israel,
alternándola crueldad con el misticismo y la devoción estremada
con el libertinaje. Los vencedores no cumplieron la capitulación-
atormentaron á los jefes rebaptizantes y les colgaron en jaulas de
hierro; del pueblo, parte murió en la pelea, otros en el suplicio y
muchos fueron desterrados: se abolieron los fueros de la ciudad y se
restauró el catolicismo. Los rebaptizantes desterrados se reunieron
luego en parroquias en los Paises-Bajos y Norte de Alemania to-
mando el nombre de mennonitas, por Menno, sacerdote que les
organizó: la poligamia, el comunismo y otras prácticas que procla-
maron en Munster, ya las profesaron luego.
Los luteranos, para constituir su iglesia sin contagio con las
demás aspiraciones religiosas, publicaron los libros simbólicos
partiendo de la confesión de Augsburgo y de las decretales dg
los primeros concilios cristianos. Paulo III se decidió á convocar
el concilio del cual algunos esperábanla reconciliación antro Ro-
ma y los reformistas: las bases para volver á la unidad se redac-
taron porLutero en 1537 (artículos deSmaealda), mostrando las
diferencias cardinales entre las dos profesiones, lo que era, en el
hecho mismo de la esposicion, un obstáculo insuperable. A la liga
de Smacalda se opuso la contraliga católica de Xuremberg entre
los Duques de Baviera, los arzobispos de Maguncia y Salzburgor
Gregorio de Sajonia y Enrique de Brunschwik. Otra vez prohibió
el emperador la guerra por el plazo de Franfort: la muerte de
Gregorio de Sajonia, católico, restó las fuerzas de la contraliga de
NTuremberg, pues el sucesor Enrique se declaró por la reforma:
los hijos de Joaquin de Brandeburgo abandonaron el catolicismo
si bien por entonces permanecieron neutrales: todo el Norte de
COMPENDIO 105
Alemania fué arrastrado por igual impulso y aun los Electores
católicos se vieron precisados £ tolerar las doctrinas luteranas: el
último Ducado del Norte que abrazó la reforma era Brunschwik.
Wolfembutel cuyo duque fué vencido en guerra por los sajones y
hesseses. En el Oeste y el Mediodía, la reforma se infiltraba con
mas lentitud, pero sin embargo, el palatinado, Badén y otros
territorios la admitían de derecho y de hecho, y hasta en Austria
cundía la nueva doctrina. Otra conferencia en Eegensburgo soste-
nida por Melanchtony Contareno legado del papa (1541) comen-
zó con negociaciones que prometían buen resultado, pero la sus-
picacia del papa que desconfiaba de Contareno, y el temor de
Lutero de que se tendiese un lazo, hicieron que concluyera como
las anteriores. Entonces el emperador Carlos Y que estaba en
paz con Francia y en tregua con los turcos, se decidió á repri-
mir con, las armas á* los enemigos del catolicismo. Lutero murió
(1546) antes de concluir la guerra y cuando estaba reunido el
concilio de Trento convocado por Paulo III (1545). Los protes-
tantes recusaron el concilio alegando falta de libertad y de im-
parcialidad, y pidieron un Concilio nacional de Alemania. Desde
este momento puede decirse que la reforma estaba consumada,
pues los católicos no tendrían contrapeso en la gran Asamblea de
Trento. Los duques de Baviera y de Sajonia se pasaron al partido
del emperador: la liga de Smacalda reunió tropas sin desconfiar en-
teramente en la paz: Don Carlos no espresó de un modo abierto el
motivo de los preparativos belicosos, y procuró hacer entender que
solo pensaba reprimir las facciones contra la paz pública. Los de
la liga sorprendieron cartas del emperador y se descubrió que el
verdadero fin era acabar con la reforma: rotas las hostilidades en
Ingolstad por la liga, las cosas tomaban para ella el mejor aspecto
cuando se supo la defección de Maurico de Sajonia, y decayó el
¿mimo de los protestantes, se deshizo el ejército, se retiraron los
jefes y Don Carlos se apoderó de todo el Sur del imperio: el con-
sejo de que se permitiera el libre ejercicio de la religión, no fué
escuchado; el emperador creia el triunfo seguro y sus ideas
de unidad política reclamaban también la unidad^ religio-
sa: en Bohemia resucitaba el espíritu hussita: todo el Norte de
Alemania se armaba para la resistencia, y la ofrecían ausilios los
ingleses y los franceses que rechazó el jefe de la liga Juan Fede-
rico de Hesse: un fuerte ejército imperial venció al ejército de la
liga en el bosque de Lochan (Abril 1547) y el jefe cayó prisionero.
Brema, Magdeburgo y otras ciudades del Norte opusieron al em-
perador un baluarte poderoso y le contuvieron en su triunfal
carrera.
Durante el concilio de Trento, el papa temia la omnipotencia
del emperador, y el emperador aspiraba á limitar las atribucio-
100 A LA HISTORIA UNIVERSAL.
nes del papa: brotaron discordias y el pontífice traslado el con-
cilio i Bolonia (Marzo 1547), separó sus tropas de las imperiales
y se ligó con Francia. Don Carlos reunió una Dieta en Augsbur-
go con asistencia de los protestantes que ofrecieron reconocer el
concilio si volvía áTrento:ni el papa ni los obispos se prestaron
á la nueva traslación ó reinstalación, y en vista de esto, resolvió
el empera ior hacer por sisólo la reforma hasta el diíinitivo acuer-
do del concilio (el Interim, Mayo 1548): en el Interim se limita el
poder papal, se permite la comunión en dos especies y el matri-
monio de los eclesiásticos y se determinan principios de transac-
ción que no produjeron efecto, pues ni el Interim gustó á* los ca-
tólicos, ni lo aceptaron mas que algunas secciones protestantes
después de alterado y corregido. En los instantes en que el poder
y el orgullo del emperador eran mayores, Mauricio de Sajonia
concertaba una alianza con Enrique II de Francia (1551), por te-
mor de que el esceso de la fuerza imperial perjudicase á los prín-
cipes territoriales amenguando sus derechos: el partido protes-
tante -contaba ahora con todos los recursos; los franceses ocuparon,
Metz, Toul y otras plazas y Mauricio de Sajonia con tres ejércitos
se dirijió al Tirol derrotando al paso las tropas imperiales (1552)
y resuelto á prender al emperador en Inspruck. Don Carlos huyó,
¿se disolvió el concilio, y se encargó de negociar la paz el delegado
imperial Fernando de Austria, que la hizo en el tratado de Passau
(Agosto 1552). Por el tratado se afirmaba la libertad religiosa
derogando el Interim; las decisiones del Concilio de Trento no
obligarían á los protestantes; se daba amnistía general y se reco-
nocía la igualdad civil de las dos confesiones, debiéndose reunir
auna Dieta para el arreglo de los demás puntos que importaba re-
solver. Al año siguiente (1553) murió Mauricio de Sajonia en la
guerra contra Alberto de Brandeburgo.
En 1555, se abrió la Dieta de Augsburgo por Fernando de Aus-
tria á* nombre del emperador, y en ella se afirrmaron los principios
concertados en Passau, pero la indecisión en el estremo de si de-
berían ó no perder su dignidad y sus rentas los príncipes ecle-
siásticos que en lo sucesivo abrazaran el protestantismo, dejó
sembrados gérmenes de discordia por haber aceptado la llamada
"'reserva religiosa". Carlos V abandonó el imperio y la vida po-
lítica en 1556.
La religión luterana no se mantuvo bajo las reglas de su fun-
dador: Lutero y Melanchton discrepaban en varios puntos y en
«especial sobre la predestinación y las predicaciones esclusivas del
evangelio: en 1680 se suscribió un acta de concordia por las dos
secciones del luteranismo, si bien continuaron las disputas teo-
lógicas. Fernando I (hasta 1564) y Maximiliano II (¿í 1576)
conservaron la paz, se grangearon el aprecio de protestantes y
COMPENDIO 107
católicos por su acierto y buenas medidas y dejaron fuerte y
respetado el imperio. Rodulfo IT? hijo de Maximiliano (1576 a
1612) era aficionado alas ciencias y muy poco á la política: las
rivalidades religiosas de católicos y protestantes estallaron or-
ganizándose dos confederaciones, "La Union protestante" diriji-
da por Federico IV palatino, y la " liga católica" por Maximi-
liano de Baviera. En 1608 Rodulfo cedió ¡í su hermano Matias
la Moravia y la Hungria y después Bohemia y Silesia. No fue
tolerante con los reformistas y permitió que se agitara violenta-
mente la contra-reforma por consejo délos jesuitas. "La reserva
religiosa" producía quejas', por las diversas interpretaciones que
se daban al tratado de Passau y Dieta de Augsburgo, y por los
escesos cometidos en Carintia y la Carniola por Fernando nieto
del emperador Fernando I, que coartaba la libertad de concien-
cia y perseguía á los protestantes.
Matias (1612 á 1619) no era mejor político que su hermano
Rodulfo, y nombró sucesor de Austria Hungria y Bohemia á su
primo Fernando, educado por los jesuitas, é intolerante hasta el
estremo de no respetar creencia ni doctrina que no fuera la
suya. Los utraquistos y luteranos bohemios, después de solicitar
en vano el derecho que se les negaba, se organizaron para la re-
sistencia: dos consejeros imperiales. Martinitz y Slawata fueron
arrojados por los balcones del palacio de Praga: los utraquistas
se apoderaron del Gobierno de Bohemia, espulsaron á* los jesuitas
y levantaron un ejército bajo el conde de Thurn. Ni las órdenes de
Fernando para que devolviesen la administración y el poder y
dejaran las armas les disuadieron, ni el ejército mandado por el
rey pudo nada contra los sublevados.
Aqui comienzan las guerras que durarían treinta años genera-
lizándose ti la mayor parte de Europa.
Guerra de treinta anos. — En 1619 murió el emperador Ma-
tías á quien sucedería mas tarde Fernando II ya rey de Bohemia.
Austria y Hungria. Los bohemios estaban entonces preparándo-
se para la resistencia; las tropas enviadas por Fernando fueron
derrotadas por el Conde de Thurn y Ernesto de Mansfeld (Mayo
1619), y Moravia se unió á Bohemia. El vencedor Conde de
Thurn siguió adelante hasta las puertas de Yiena y entrando
en tratos con los protestantes austríacos, se retiró. Procla-
mado Fernando II Emperador de Alemania, Bohemia, Moravia
y Silesia se separaron de la casa de Austria eligiendo por rey al
Elector palatino Federico A", jefe de la liga protestante, que ad-
mitió la corona contra el consejo de los demás electores y de
Francia é Inglaterra, por los peligros de la situación y las dificul-
tades del porvenir. Tomó posesión en Praga en Nobre, (1619) y
1 08 DE LA HISTORIA UNIVERSAL.
con su fanatismo calvinista disgusto á los católicos, luteranos y
utraquistas. Fernando se unió á la liga católica aumentada con
Maximiliano de Baviera, y aliándose con España y el elector lu-
terano de Sajonia Juan Gregorio, sujetó el palatinado con los sol-
dados españoles de Espinóla que como tantas otras veces lucha-
ban por causas agenas á sus intereses. Thurn se acercó otra vez
á Viena pero sin resultados, y como hiciese la unión protestante
un tratado con la liga, Federico V quedó solo contra tantos ene-
migos. Maximiliano de Baviera y el general flamenco Tilli entra-
ron con fuerte ejército en Bohemia, se unieron á las tropas del em-
perador Fernando, y se dirigieron á Praga: en Monte Blanco
(Noviembre 1620) quedó vencido Federico y huyó á Silesia y de
allí á Berlín y á Holanda sin esperar las tropas de Mansfeld que
le iban de refuerzo: Bohemia, Silesia y Moravia volvieron á la do-
minación austríaca: los protestantes mas distinguidos murieron en
el cadalso, otros perdieron sus bienes, se cerró á los disidentes
los hospitales y se les negó sepultura pública: se anularon los ma-
trimonios y testamentos, siendo las casas invadidas y atropellados
sus habitantes. Mas de treinta mil familias abandonaron Bohemia,
La unión protestante alemana se disolvió.
Mientras Federico huia, Mansfeld, Cristiano de Brunschwik.
y Gregorio Federico de Baden-Durlach tomaron su defensa; el
duque Cristiano se declaró caballero de la reina Isabel, mujer de
Federico, entró en Westfalia con tropas de mercenarios asaltan-
do iglesias y monasterios: Mansfeld marchó por el alto Palatina-
do y la Franconia al Palatinado del Rhin; á la sombra de este e-
jército volvió Federico Y: unido Mansfeld á Gregorio Federico
de Badén venció en Biesloch á Tilli (1622), pero separados, re-
cobró Tilli lo perdido en la batalla de Wimpfen, y quedó la vic-
toria definitiva por los austríacos, con las venganzas que eran a-
costumbradas. Cristiano de Brunschwik fué derrotado en Stadtlohn
el año siguiente (1623) que habían renovado las hostilidades. Fe-
derico perdió toda esperanza, y el emperador Fernando pronun-
ció mas su política intransigente y absolutista.
Los Estados vecinos á Alemania, Francia y Holanda, y tam-
bién Inglaterra, estaban celosos del engrandecimiento austríaco:
Richelieu que gobernaba en Francia, aunque defensor dentro de la
unidad católica, apoyó en Alemania á los protestantes con el ob-
jeto de enflaquecer la casa de Habsburg: con el ausilio directo
de Jacobo I de Inglaterra, Mansfeld, el heroico general de Fede-
rico V, salió ií campaña, y lo mismo Cristiano de Brunschwik:
Cristiano IV de Dinamarca, tanto por consolidar la reforma, co-
mo por ganar dominios y favorecer á su pariente Federico V,
prestó servicios á los bohemios y luego entró como actor en la
guerra. Waldstein, general bohemio que se habia hecho célebiv en
COMPENDIO 109
las guerras con los protestantes bohemios y con los turcos, se pu-
so al frente de los ejércitos imperiales, que en mucha parte le-
vanto por su cuenta. Cristiano IV era el primer adalid de los re-
formistas y rompió las hostilidades (1624) como jefe del círculo
de la baja Alemania: Mansfeld sufrió pronto una derrota en Des-
sau y al retirarse hacia Venecia murió (1626); Cristiano IV fué
también vencido en Lutter (1627): los Estados protestantes de la
baja Alemania se sometieron: Holstein, Schleswig y Jutland.
cayeron en poder de Waldstein y Tilli, y el 1629 por la paz de
Lubeck volvieron esos territorios á poder de Dinamarca, á con-
dición de no mezclarse en las cosas de Alemania.
Triunfante la casa de Austria, Fernando II no reconoció pru-
dencia, ni puso límite á su orgullo y absolutismo: las persecuciones
tomaron un carácter desusado de violencia: en Bohemia y Aus-
tria tuvieron los reformadoras que elegir entre las prisiones ó la
muerte, y el destierro: en el alto Falatinado hacía lo mismo Maxi-
miliano de Baviera aconsejado por los jesuítas. Waldstein domi-
naba una parte del Norte, y como para cerrar el paso del Báltico
á los enemigos de Austria proyectase establecer una fuerza na-
val, cundió la alarma en las ciudades comerciales, en Holanda é
Inglaterra, y Francia aprovechó las circunstancias para continuar
su política contra la casa austríaca. La ciudad de Strasburgo no
quiso recibir la guarnición que le imponía Waldstein y sufrió un
largo sitio saliendo vencedora con el ausilio de Dinamarca y Sue-
cia. El Edicto de restitución, 1619, por el que el emperador man-
daba que se devolviesen los bienes eclesiásticos ocupados después
del tratado de Passau, que los calvinistas quedasen escluidos de
la paz religiosa y los Estados católicos autorizados á emplear los
medios convenientes para la conversión de sus subditos protestantes,
encendió otra vez la guerra. A instancia de algunos Electores
Fernando II depuso á Waldstein. Gustavo Adolfo de Suecia se de-
claró el adalid del protestantismo é intervino en la guerra ale-
mana con ausilios de Richelieu. Desembarcó Gustavo Adolfo en
las costas de Pomerania (1630), ocupó todo ese territorio y aun-
que la mayor parte de los príncipes se declararon neutrales (Dieta
de Leipzik, 1631), tuvo de ausiliares, Magdeburgo, Hesse Cassel,
Sajonia Weimar, Luneburgo y Lanemburgo y después el
Brandeburgo: Magdeburgo fué sitiada y destruida por las tropas
de Tilli que después de saquearla la incendiaron mientras el ven-
cedor hacia cantar un Te-Deum en la catedral: en Setiembre de
1631 alcanzó el rey sueco una victoria completa contra los im-
periales en los campos de Leipzik: este triunfo le abrió el camino
del Palatinado. Muerto Tilli, el emperador volvió á llamar á
Waldstein. En la Batalla de Lutzen, 1632, vencieron los suecos,
pero murió Gustavo Adolfo. La guerra siguió aunque el ejército
110 DE LA HISTORIA UNIVERSAL
sueco fué mandado por Bernardo de Weimar. Waldstein fué ase
sinado en una conjuración con todos los que le rodeaban, por sos-
pechas de que traicionase al imperio. Sucedió en el mando del
ejército imperial, Fernando, hijo del emperador, y derrotó á los
suecos en la batalla de Nordlingen(1634): Sueciase separó de la
dirección de la guerra, y pocos Estados protestantes la continua-
ron (Hesse-Cassel, Badén y Wurtembe/g). En cambió Francia se
unió á los protestantes y suecos (tratado de Weimar) con el fin
de ensanchar el territorio y debilitar al Austria: con tal refuerzo
los suecos tomaron la ofensiva y vencieron en el Norte (1636)
apoderándose de Pomerania, Turinguia y Sajonia. Fernando II
murió (1637) heredándole su hijo Fernando III. Francia incor-
poró la Alsacia á sus dominios y fué la principal sostenedora de
la guerra, con sus grandes generales duque de Enghien (Conde) y
Turenay vencia á los españoles en la batalla de Rocroy (1643).
Banner, famoso general sueco habia muerto, sucediéndole Tors-
tenson, tan hábil y táctico como su antecesor; ocupó la Silesia,
venció en Leipzik á los imperiales (1642), penetró en Bohemia,
amenazó las misma Capital de Austria y sorprendió á Europa por
la rapidez de sus movimientos y por la grandeza de sus hechos.
Por enfermedades y disgustos dejó eí mando y le reemplazó
Wrangel que reunido con el general francés Turena invadió Ba-
viera. La paz de Wcstfalia puso término á otras empresas <iue se
proyectaban.
PÁRRAFO VI
Turquía.
Las consecuencias de la conquista de Constantinopla afectaron
á toda Europa que se vio amenazada por un poder al que no tuvo
la previsión de resistir cuando todavía era hora de ausiliar al im-
perio bizantino: los turcos se inspiraban en un proselitismo que
tendía á reducir todo el Occidente, y los ejércitos y armadas de
los conquistadores podían luchar con ventaja con la nación mas
poderosa. Mahomet II cuidó de afirmar su poder, pero estable-
ciendo una irritante desigualdad entre los vencedores y los venci-
dos: los bizantinos perdieron toda representación política y civil:
un absolutismo completo y sin contradicción ni moderador dominó
<íl estremo sureste de Europa, sirviendo como de columna á
todas las ambiciones que en igual sentido despótico se desarro-
llarían en los Estados Occidentales. Los turcos distaban mucho de
poseer el vigor moral, la iniciativa y las nobles aficiones que un
COMPENDIO 111
dia llevaron los árabes al kalifato de Córdoba : ni la tolerancia, ni
la ciencia y las artes tenían en ellos sostenedores y prosélitos:
el fatalismo lo llenaba todo, desde la religión á la política, sin
que tuvieran con los antiguos árabes mas lazo de unión que los
dogmas de Mahoma, y las fórmulas y costumbres religiosas. El
imperio bizantino ya no cumplía un fin histórico: guardaba algo de
las bellas tradiciones helénicas, sin animarlas y aun sin divulgar-
las, pero los turcos, desconocedores de la historia y que no fiaban
la grandeza mas que á su religión y á las armas, no apreciaban
las creaciones helénicas, y antes como signo de corrupción tomaban
las preciadas artes y la filosofía, que como senderos que presa-
giaran y condujeran á una civilización mas compleja. Xo tenían
idea de progreso y por consiguiente tampoco querían unir á sus
instituciones y conocimientos otras doctrinas que sintetizaran las
obras de varias humanas personalidades. Su porvenir era su pasado,
su presente la ley del profeta: el imperio de la fatalidad, y un
despotismo que no admitía réplica ni corrección. Todos los que
pensaban tuvieron que huir ante la mas horrible intransigencia.
Eran pues los turcos lo opuesto en el sentido histórico á los fun-
dadores del kalifato de Córdoba que trasladaron los conocimien-
tos recojidos en el Oriente para iluminar desde España las tinie-
blas de los primeros siglos de la edad media europea.
Los ataques contra la isla de Rodas defendida por los caballe-
ros de San Juan, fueron infructuosos; también les resistió por en-
tonces Belgrado á las órdenes de Hunniades Corvino, pero su-
cumbieron, la Servia, Atenas, Morea y Trebisonda: la guerra con
los venecianos proporcionó á los turcos, Bosnia, la Albania, y las
islas de Lesbos y Negroponto. Dirigía sus armas contra Italia
Mahomet II cuando le sorprendió la muerte en Bitinia (1481).
Bajaceto II continuó las hostilidades con Yenecia y se apoderó
de Lepanto y Modon: ausiliada Yenecia por los reyes católicos de
España, si no alcanzó notables ventajas, hizo una paz honrosa en
1501. Bajaceto cedió la corona á su hijo Selim I obligado por los
tumultos y las conjuraciones interiores. El hecho mas importante
de Selim íes la conquista de Egipto y de la Siria. Solimán II que su-
bió al trono en 1520, conquistó Belgrado y la isla de Rodas, venció
;í los húngaros en la batalla de Mohacs, se apoderó de Buda y
otras ciudades húngaras, pero hubo de detener su terrible espedi-
cion ante los muros de Yiena. Francisco I de Francia no tuvo in-
conveniente en aliarse con Solimán II, que apesar de su carácter
despótico era muy superior por su generosidad y su talento á los
sultanes que le habian precedido y á los que le siguieron: fundó
bibliotecas y hospitales en Constantinopla, mandó redactar un có-
digo de leyes, embelleció el imperio favoreciendo también la a-
gricultura y la industria, pero no le imitaron sus sucesores. Dié-
112 DE LA HISTORIA UNIVERSAL,
ronle el título pomposo de "Magnífico'' que merecía por su es-
plendidez y por su genio emprendedor: Selim II (1566 á 1574)
aun conservo el poderio adquirido por Solimán: sin embargo, arre-
ciando los embates de los turcos y en la necesidad de rechazarlos
se unieron el papa, Felipe II y Venecia, y destrozaron la armada
turca en la batalla naval de Lepanto (1571) que determino con la
ruina del poder naval de los sultanes, la decadencia del imperio
turco. Tentativas ulteriores contra Hungría y Austria conclu-
yeron sin éxito: motines y asonadas, conspiraciones internas, el
predominio de los genízaros, las intrigas del serrallo, y principal-
mente la falta de libertad individual, debilitaron la Turquia,
mientras vigorizándose el imperio ruso le ponia asechanzas y ame-
nazaba hasta su misma existencia. Rusia desde entonces ganaría
en fuerza todo lo que perdía el imperio de Constantinopla: desde
hace dos siglos los intereses y oposiciones de Europa han soste-
nido ese imperio que ya en sí mismo no tiene elementos de resis-
tencia.
PÁRRAFO VII.
Los pueblos scandinavos. Rusia y
Polonia.
La unión de Calmar bajo el poder de Margarita la (írande
(1397) no apagó las disputas de los nobles y el clero, ni los ma-
les de los pueblos: Margarita con habilidad y disposiciones acer-
tadas contuvo las impaciencias y rivalidades y valiéndose de su
influencia personal impidió que estallasen las desavenencias. \-
nas veces usó de rigor, las menos de benevolencia. Fué
titulada "Semíramis'' del Norte, por su audacia tanto como por
su despotismo: no obstante su sexo, enfrenó á los nobles, se im-
puso á todos los descontentos, y aumentó su autoridad en los tres
reinos que la eligieron. Sucedióle Erico (1412, 1439) que consu-
mió su reinado en luchas para recobrar el Holstein, y fué depues-
to, eligiéndose á Cristóbal, conde palatino del Rhifl, rey de Dina-
marca y después de Suecia y Noruega: murió sin descendencia
en 1448 desconceptuado entre el pueblo. Se rompió la Union de
Calmar, y nombraron los daneses á Adolfo VIII duque de
Schleswigy conde de Holstein y por su indicación se le reemplazó
con su sobrino Cristiano, Conde de Oldenburgo. En Suecia se dis-
putaron la corona el mismo Cristiano y Carlos VIII, y venciendo
el primero se restableció la Union de Calmar, agregando también
el Holstein (1459). Depuesto y restaurado Cristiano I. murió en
1481, y siguióle en el gobierno y administración de los reinos
COMPENDIO 113
Juan I, que ¡sostuvo luchas con los gobernadores de Suecia, atures,
y rigió el Estado con discreción y talento hasta 1513 en que le
sucedió Cristiano Tí después de disturbios y perturbaciones culos
reinos. Con escasa educación, pe roscón ambiciones .desmedidas, su
ideal era el despotismo humillando lo mismo al clero que á la noble-
za y al pueblo. Síenon Sture opuso enérgica resistencia á la domi-
nación de Cristiano II, y después de muerto en las batallas, su
viuda Cristiana Guilienstiern defendió siete meses la ciudad de
Stokolmo con una energía que supo trasmitir á los guerreros has-
ta que cedieron al número de sus adversarios y á los escesivos su-
frimientos. Apoyado Cristiano en el Arzobispo de Upsal y en li-
na bula de León contra Sture, mandó degollar á los nobles en nú-
mero de noventa y cuatro (8 Noviembre 1520: matanza de Sto-
kolmo) cuyas familias murieron ahorcadas al dia siguiente: á la
vuelta, el Ministro Holst le ofreció el espectáculo de seiscientos
ahorcados que colgaban de los árboles del camino, presente que
no agradeció Cristiano II pues que mando ahorcar á su ministro.
Habia escapado de la matanza Gustavo Ericson Wasa. hijo de li-
na de las víctimas, y preso en Dinamarca, pudo escapar de la
prisión, huyó á Suecia, y poniéndose al frente de los insurrectos
Dalecarlios y con ausilio de la ciudad de Lubeck alcanzó la victoria
sobre las tropas de Cristiano II, y fué proclamado rey de Suecia
en Junio de 1523: la paz se hizo el año siguiente. Para obtener
recursos acudió Gustavo Wasa al clero que en la última guerra
estuvo al lado de Cristiano II: consintió las predicaciones refor-
mistas y la esplicacion de la Biblia luterana y en 1527, se adop-
tó la reforma (Dieta de Westeras) secularizándose los bienes ecle-
siásticos: la nobleza atraída por algunas ventajas, como la de reco-
brar sus bienes que hubieran pasado á manos muertas desde 14G3,
suscribió la declaración. La religión se sujetó á la política, los
movimientos católicos fueron reprimidos, y se dedicó á fomentar
los intereses materiales, la industria y el comercio, llevando há-
biles inmigrantes de Alemania y otras naciones: buenos tratados
comerciales con Holanda é Inglaterra le atrajeron las simpatías
de ambos pueblos: de electiva se hizo la corona hereditaria en la
Dieta de 1544. Sucedióle su hijoErico XIY menos en los ducados
de Finlandia, Ostgotlandia y Sudermanlandia que Gustavo dejó
á sus otros tres hijos. Erico pretendió hacer mudanzas en el go-
bierno y el descontento aumentó por las violencias y persecucio-
nes á que sin freno se entregaba: rebelados sus hermanos con un
ejército, le vencieron y prendieron y murió envenenado en la
prisión (1578). El segundo hijo de Gustavo Wasa, Juan, subió
al trono, y abjuró en un principio la reforma, inclinado por su
mujer Catalina de Polonia, pero se arrepintió luego. A su muerte
en 1592 dejo hedero ásu hijo Segismundo quien solo gobernó en
8
114 DE LA HISTORIA UNIVERSAL.
el nombre: Carlos, tercer hijo de Wasa, tio del rey dirigió los a-
suntos del reino basta que logró la deposición de su sobrino
(1604) y que se le proclamase por la Dieta (tomo el nombre de
Carlos IX): fué perseverante, ^altivo, pero receloso y cruel: en
los últimos años empeño guerras con Rusia, Dinamarca y Polo-
nia. Su sucesor Gustavo Adolfo, 1613, hizo la paz, y terció en
los asuntos de Alemania afirmando la reforma en Suecia y al-
canzando una fama superior á la de todos sus competidores. Su
genio y su magnanimidad le rodearon de admiradores entusiastas;
quizá ambicionó la dirección de Alemania, y sino descubrió del
todo su intento, hizo bastante para que se enfriase la solicitud
con que al principio le recibieran los electores. Murió en la ba-
talla de Lutzen (guerra de treinta años). Fué proclamada su hija
Cristina con la regencia de Oxenstiern. La nobleza ganó privile-
gios durante la minoría y se hizo rival del trono. Al llegar á
mayor edad se vio que si Gustavo Adolfo habia sido el primer
guerrero de su tiempo, era su hija la mas protectora de las cien-
cias y artes: varonil en todo, discutía con los sabios y mostraba;
en la política una energía qué sorprendió á los hombres mas ave-
zados de Suecia: sus opiniones religiosas no estaban de acuerdo
con el protestantismo sueco (confesión de Augsburgo). En 1 65 I
renunció el trono en favor de su primo Carlos Gustavo, se dedicó
;í viajar y vivió y murió en Roma. Como muger no siempre tu-
vo la reserva que impone su sexo.
En Dinamarca el Gobierno de Cristiano II presentaba un < ,-
(rano contraste de violencia, de soberbia y por otra parte de pro-
gresos y adelantos: los campesinos adquirieron ventajas y pro-
tección, el comercio se estendia y Cristiano II se hacia respetar
de Inglaterra y otras podero-as naciones. En 1523 se rebeló la
nobleza danesa contra Cristiano y proclamó al tio del rey Fede-
rico de Schleswig ( Wiborg. Enero) sin (pie pudiera recobrar el
trono no obstante esfuerzos y ausilios estrangeros. Federico I
dejaba propagar las doctrinas reformistas y apoyado en el pue-
blo, declaraba en la Dieta do Odenseé, Í527, Ja igualdad de
derechos civiles y políticos entre las dos confesiones protestan-
te y católica, la elección capitular de los obispos sin confirma-
ción de Roma, y la abolición del celibato eclesiástico- en Í530, la
Dieta de Copenhague establecía la éohfesiou luterana y la libertad
de cultos. Cristiano II que desembarcó y sostuvo guerra con ausi-
lio de los noruegos y del clero danés, fue derrotado y hecho preso.
Sucedió a Federico I Cristiano 111, luterano, qué completó la re-
forma, pero procedió violentamente contra sus adversarios, apri-
sionándolos sin causa justificable y privándoles de derechos polí-
ticos Noruega se vio obligada á recibir las decisiones del rey y de
las Dietas, aunque pronto se generalizaron las doctrinas latera-
COMPENDIO 115
nás. Federico 11 (1559 á 1588), y Cristian IV (1G48), protegie-
ron la enseñanza y las artes, y organizaron la hacienda, el ejér-
cito y la administración. Cristiano IV fomento' el comercio con
la India, aumento' la marina danesa* y fundó una importante co-
lonia en Tranquebar: intervino en la guerra de los treinta años
y si bien le vencieron los imperiales, recobró los territorios que
le habían ocupado: fué quizá el gobernante mas ilustrado y celo-
so del bien público de todos los que le habían precedido* desde
la unión de Calmar.
Rusia. — El imperio ruso, ageno á los movimientos europeos
durante los últimos tres siglos de la edad media, comenzó á re-
constituirse el siglo XV emancipándose de los mongoles. La con-
quista de los turcos en el Oriente, fué para Rusia grave obstácu-
lo pues que tendría un enemigo mas para desenvolverse.
Al emperador Juan heredó Basilio IV (1505) y se propuso
consolidar la monarquía y reunir en un lazo estrecho todas las
provincias imperiales humillando á la vézalos pueblos próximos:
á estos objetos dirigió su política obrando como un déspota y a-
cometiendo arbitrariamente pueblos que ningún daño le habían
hecho. Ywan IV (1533, 1587), heredero en la menor edad en que
gobernó su madre Elena de una manera despótica y no con me-
nos violencia los regentes que le sucedieron, principió mal su rei-
nado, pero se corrigió kiego, reformó las leyes que favorecían la
arbitrariedad, concedió algunos derechos políticos y organizó en
los pueblos consejos de ancianos: al mismo tiempo alentaba la
instrucción pública y llamaba artistas y sabios estrangeros; con-
quistó Cazan, Crimea, y Livonia; ya en sus últimos anos á conse-
cuencia de enfermedades y disgustos, se dedicó á la embriaguez.
persiguió y aniquiló sin contemplación ni medida, mataba pre
con su propia mano, desterraba por capricho, ahorcaba sin pie-
dad, y en una sola ciudad, Nowgorod, hizo perecer sesenta mil ha-
bitantes porrebeldia: otras ciudades sufrieron la misma suerte: paiv
que nada faltase á este déspota, asesinó á su hijo Juan por sospe-
chas de que aspirase al trono. En ese tiempo el Kahn de Cri-
mea invadió ¿Moscou y la quemó: en el incendio perecieron ciento
veinte mil habitantes. La conquista de Siberia sucedió también
bajo su reinado.
El tártaro Boris Godunof gobernó en nombre de Teodoro F:
tuvo el ministro ó favorito virtudes y vicios, talento ambición,
espíritu organizador, previsión y tacto político; envió á Siberia
las primeras colonias, hizo la paz con Suecia obteniendo la Care-
lia y la Yngria, emancipó la iglesia rusa del patriarcado de Cons-
tantinopla, y en cambio dio á la nobleza nuevos privilegios qui-
tando á los campesinos libertades y prohibiéndoles trasladarse
116 DK LA HISTORIA UNIVERSAL.
dé una á otra tierra. A la muerte de Teodoro I (1598) fue ele-
gido Boris valiéndose de la astucia y del crimen, y después go-
bernó con discreción, iniciando una política más europea y mas
relacionada con los intereses occidentales. Boris había mandado
asesinar á Demetrio, único hermano de Teodoro 1. y un fraile ru-
so, Gregorio Otrepief. se hizo pasar por el príncipe, apoyado pol-
los polacos y cosacos: penetró el impostor en Rusia y Boris mu-
rió envenenado. Elegido Teodoro II hijo de Boris. se le opuso el
falso Demetrio y triunfó quitando la vida á Teodoro. El gobierno
de Gregorio Otrepief fue suave y hábil. Una conspiración tramada
y dirijida por Basilio Schuiski acabó con la impostura y con el
impostor. Coronado Basilio y conociéndose el ardid de Otrepief.
otros conspiraron con el nombre de Demetrio, y el imperio se
convirtió en espantosa anarquía, cebándose en ías ciudades el ham-
bre de tal modo, que en Moscou se vendía carne humana y al que
salía de los muros le mataban para devorarlo. Basilio i\\6 depues-
to. Al cabo de grandes desastres fué elegido Miguel Federico fto-
manoff, de la antigua familia imperial: hizo la paz con Suecía ce-
diéndole la Ingria que era la llave del Báltico, y con Polonia de-
jándole Smolesko, Siberia y CheruakofF; arregló tratadoscon Fran-
cia y con ÍVrsia. Fn 1 C 45 !e sucedió su hijo Alejo (pie sostuvo
guerras ventajosas con Bolonia y otras con Turquía (desde
1672): entonces el imperio ruso comenzó ú figurar en Europa.
Teodoro Til solo gobernó seis anos (1G7<> ;í L682)y durante (dios
hizo la paz con los turcos, y dejo dos hijos varones, Juan y Pedro,
menores de edad, y Sofía ya mayor. Siguiéronse extraordinarias
turbulencias: Juan fué aclamado ('zar bajo la tutela de su her-
mana Sofía que mostró entereza y vigor: pero los ánimos estaban
tan agitados que surgieron otras rebeliones igualmente que las
interiores terminadas con suplicios. Sofía gobernó i nombre de
:>us hermanos y adquirid á través de sus muchos estravips, fuer-
za, respetabilidad y poder: recobró la Siberia. Smolesko y Qher-
nikoff, adquirid Kiev y el país de los cosacos zaporogos y la pe-
queña Rusia. Tomó el nombre de soberana, y confundiendo los
homenajes que se le tributaban por su poder, con las simpatías
que presumía inspirar, atentó contra sus hermanos: la conspira-
ción fué descubierta: Sofía entró en un convento y Pedro subió
al trono por cuanto su hermano Juan estaba incapacitado. Pedro
el Grande señaló los destinos futuros ele Rusia y la puso en la
senda del engrandecimiento.
Polonia. — Segismundo II se inclinó al partido católico en
medio de las revueltas que agitaban el país, declaró la igualdad
civil y política entre las diferentes profesiones religiosas y pro-
curó vivir en paz con las diversas creencias. Livonia atacada
COMPENDIO 1 17
por Rusia se sometió al rey polaco con la condición de quo res-
petase la religión luterana, los bienes, fueros é inmunidades de
los habitantes. La guerra con Rusia no le i\\6 desfavorable aun-
que tampoco consiguió grandes ventajas, unió Polonia con ü-
tuania, ducado que le pertenecia por Familia, En L572 murió
y los nobles eligieron á Enrique de Valois, después Enrique III
de Francia, limitando previamente la autoridad real en bene-
ficio de la nobleza por el ' 'pacta conventa". La muerte de Cario-
[X en Francia dio el trono francés a Enrique de Valois que
abandonó Polonia aun antes de ser elegido rey en su patria.
Los nobles designaron á Esteban Bathori príncipe de Transilva-
nia recomendado por el sultán Amurates III, pero dando la so-
beranía á la futura de Bathori, Ana, por evitar la elección de
un subdito del sultán. Los tártaros habían invadido entretanto
Polonia, saqueando ciudades y aldeas. Rusia declaró otra v» ¡z
la guerra por causa del ducado de Livonia, y venció Bathori.
Al fallecimiento del rey en 1586, la desordenada nobleza reanu-
dó sus conjuraciones y celadas: el archiduque de Austria y Segis-
mundo hijo de Juan III de Suecia, candidatos de los partido.-,
presentaron armados disputándose la corona: Segismundo triunfó
de su adversarios (1587) y rigió cuarenta y cinco años, mucha
parte en guerra civil con los nobles y el resto con los suecos y los
turcos; su hijo Uladislao VII prosiguió las guerras con rusfts y
turcos sin conseguir otra cosa que debilitar á Polonia y crearla
en todas partes enemigos: la parcialidad de Segismundo con Jos
católicos, dejaba a Polonia aislada enmedio de los turcos, cismá-
ticos y protestantes, sin que de nada le valiera la amistad de Aus-
tria comprometida en las guerras de la reforma. Uladislao mu-
rió en 1648 dejando la nación polaca espucsía á todos los peligro.-:
el pueblo carecía de libertad y sufria el despotismo de la nobl<
mas soberbia de Europa; los tártaros indisciplinados hacían d\
laderas correrías, y álos lados crecían Rusia y .Braudeburgo ame-
nazando la existencia de un pueblo que no sabia constituirse ni a-
cababa de consolidar un gobierno serio, capaz y previsor.
PÁRRAFO VIH;
Suiza. La reforma.
Asegurada la independencia suiza desde principios del siglo
XVI, la política nacional tenia por primer objetivo eludir los com-
promisos con las naciones poderosas que rodeaban la confedera-
ción, desarrollar el comercio interior, y establecer la mejor armo-
nía entre los cantones: los escesos deque se quejaban los alema-
nes llegaban de igual modo á la suiza, y las ideas que se desarro-
118 ÜE LA HISTORIA UNIVERSAL.
liaron con el renacimiento, no podían pasar desapercibidas á las
puertas de las naciones mas pensadoras. Por los años que Lute-
ro iniciaba la reforma en Alemania. Ulrico Zuinglio se anuncia-
ba como reformador político, moral y religioso en Grlaris y en Zu-
rich; condenaba que los suizos vendieran sus servicios como sol-
dados á los déspotas de Europa, atacaba las pensiones de las fa-
milias poderosas, censuraba las indulgencias, la idolatría, los abu-
sos del clero: escribió setenta y siete theses anticatólicas y ar-
rancó de muchas iglesias las cruces, imágenes y símbolos, dejan-
do por única serial la cena en memoria de los primitivos convites
de amor (Ágapas); la diversa interpretación acerca de la eucaris-
tía separaba entre otras cosas á Lutero de Zuinglio: Ecolampá-
dio, Haller y muchos discípulos de Zuinglio propagaban la refor-
ma, y otros desacreditaban al clero. Los cantones reformaban las
costumbres evitando en lo posible los enganches de soldados sui-
zos para potencias estrañas. Las disputas de Ecolampadio con el
católico Eek-acaloraron mas los ánimos sin resultado para la unión
*{ue se buscaba. Rápidamente cundió la reforma en Zurich. Berna.
Apenzel, San Gall, Schafhotise, Turgobia y otras regiones, perma-
neciendo fieles al culto antiguo Pchwyz. Uri, ünterwald, Lucer-
na y Zug; ademas estos cantones prohibieron la propaganda re-
formista y casi igaron con prisiones y con hoguera- :: los pri
tantes partidarios de Zuinglio: los déla profesión opuesta no res-
petaban mas las contrarias creencias, y se encendió guerra civil
ausiliados los católicos por el Austria, y los reformista por Stras-
burgo y Constanza: luego de una transacción oportuna cuando iban
á llegar á las manos, se hizo inevitable la ludia: habíase conveni-
do, 1529.cn que los cantones católicos abandonaran la alianza aus-
tríaca, que prohibiesen las injurias contra los reformadores, y que
estos á su vez consentirían en sus territorios la predicación católi-
ca- Zuinglio quería la guerra para cambiar todo el estado de Sui-
za*, repródujcronse los ultrajes, y tomando Berna y Zurich dispo-
siciones perjudiciales al comercio de los cantones católicos, se pre-
cipitaron contra Zurich desprevenido y derrotaron SUS tropas reu-
nidas apresuradamente en número de dos mil hombres: Zuinglio
pereció en esta jornada con muchos ciudadanos de Zurich (bata-
lla de Kappel, 1531). y su cuerpo fué quemado y echadas al
viento sus cenizas. Berna rival comercial de Zurich no acudió ala
.defensa de los vencidos. Poco después se firmo la paz dejando \\
í?ada cantón el arreglo de sus asuntos religiosos, aunque la vic-
toria fue aprovechada por los católicos para afirmar el catolicismo
«en los cantones indecisos. Pasaron algunos anos en fermentación:
la política suiza influida por la situación esterior, fluctuaba en
-cutido de la reforma ó del catolicismo según las corrientes mas
poderosas de Alemania: Guillermo Farel y Viret estendieron las
COMPENDIO 119
doctrinas reformadas en los cantones italianos: Ginebra se des-
prendió del señorío de los duque de Saboya se unió á la confe-
deración y á la reforma. Juan Calvino, natural de Picardía, ju-
rista y teólogo (nació (1509) se estableció en Ginebra de donde
fué espulsado, 1538, por sus tendencias morales y religiosas: ven-
cedor su partido en 1541, volvió y se puso á la cabeza de la re-
forma, como legislador absoluto. El carácter de Calvino distaba
mucho de la tolerancia, pero sin embargo dio asilo á todos los di-
sidentes y convirtió Ginebra en centro de las agitaciones refor-
mistas: las imprentas ginebrinas proveían de libros á las iglesias
reformadas (del nombre Eidgenossen, compañeros jurados, que se
daban los liberales de Ginebra antes de su triunfo, derivó el de
hugonotes con que los disidentes se distinguieron después en par-
ticular en Francia). Calvino persiguió á los que no pensaban co-
mo él, Gentili, Castalion, Ochino }r otros, y al mas audaz Miguel
Servet que fué quemado vivo por negar la Trinidad: en esto no
se diferenciaba de la inquisición católica. Pero tan laborioso y
activo, tan constante en la defensa de sus doctrinas y de talento
tan profundo, que su fama de estendió por todas partes: En la
"instrucción sobre la doctrina cristiana,*7 esplicó sus principios que
en lo esencial de la fé siguen á Zuinglio, aunque admite parte de
predestinación creando en consecuencia ó dejando subsistir el fa-
talismo y la impotencia humana: en las coremonias, su propósito
era volver al estado primitivo cristiano, desterrando las imáge-
nes y ornamentos, suprimiendo todas las fiestas menos el domin-
go, y reemplazando la misa con la oración, el sermón y el canto.
El común de los fieles representado por los ancianos ejercía el
gobierno eclesiástico: el presbiterio (asamblea de ancianos) elige
los pastores, vigila las costumbres, mantiene la disciplina y ad-
ministra las limosnas: la autoridad legislativa reside en el sínodo
compuesto de los pastores y ele los ancianos. Calvino ademas
condenaba el teatro, el baile y los recreos sociales: Murió en
1554, y sus ideas se esparcieron por muchos cantones suizos, por
Francia, Holanda Alemania y hasta América en los primeros
tiempos de la colonización del Norte: en el Occidente de Europa el
calvinismo influyó mas que las doctrinas luteranas.
PÁRRAFO IX.
Los Paises-foíuos.
Al contraer matrimonio Maximiliano I de Austria con María
de Borgoña, esta llevó en dote los Paises-Bajos y Flandes: por
muerte de Don Felipe de Austria, casado con Doña Juana la
loca, heredó Don Carlos su hijo aquellos Estados patrimoniales de
120 ÜE LA HISTORIA UNIVERSAL.
su abuela María de Borgona, uniendo bajo la dominación coman
otras provincias y el Franco Condado: Carlos mando' por una
pragmática que fuesen indivisibles bajo la protección del imperio.
Estaban gobernadas esas provincias por un Stathouder 6 vicario,
pero cada una se regia por leyes propias, y tenían entre otros
privilegios el de no dar alojamiento í tropas estrangeras. Xo era
fácil que Don Carlos tan ambicioso y poco mirado con lo que en-
contraba establecido, respetara los privilegios y libertades de los
Países-bajos cuando en España destruía las comunidades y levan-
taba un despotismo siendo entonces como era la península el mas
poderoso de todos sus dominios: guardaba sin embargo, predilec-
ción a las provincias de los Países-bajos (Hol-land. tierra baja ú
honda) y las visito diez veces durante su imperio. Las escesivas con-
tribuciones ya producían descontento los últimos años de la vida
del emperador: la idea unitaria que profesaba, y el orgullo de om-
nipotencia, eran peligros contra todas las libertades: aellas debían
los Paises-bajos su desenvolvimiento artístico, industrial y
agrícola: los municipios y las asociaciones cooperativas elevaron
los pueblos mucho mas que elevan las fugaces victorias de la
fuerza.
En comercio con todo el centro de Europa, los Países-bajos se
contagian pronto de las doctrinas reformistas: Edgardo. Conde de
Otsfrisiadió ti conocer los escritos de Lutero. y por la necesidad
de poblar y por natural tolerancia, recibía ;í lc¡8 protestantes
emigrados. El emperador prohibió leer y tener obras contra el
dogma católico, y persiguió duramente á los pertinaces hasta ins-
pirar un terror que a amentaba por el contraste con la antigua
libertad. María de Austria, hermana de Carlos Y . elegida gober-
nadora en 1531 (hasta 1555) consiguió que los comerciantes y
estrangeros se libraran d$ las persecuciones inquisitoriales. Carlos
V favorecía por otra parte el comercio, abría puertos, construía
caminos y colocaba á los Paises-bajos en las mejores circunstan-
cias entre todos sus reinos. De esta manera si se odiaba su into-
lerancia, no se despertaría el espíritu independiente iniciado en
seguida que subió al trono Felipe II. En 155(3 el rey dio ,í conocer
sus ideas fanáticas, y a poco éñvid de gobernadora i su hermana
natural Margarita de Parma que debía inspirarse en el Ministro
Antonio Perrenot, Obispo de Arras. La inquisición establecida
en Brabante en 1522, tenia limitaciones, lo cual disgustaba
á Felipe II que se propuso organizaría como en España.
pero las ciudades se opusieron, y el rey envió un ejército emi-
tiendo un empréstito para sostenerle: las leyes prohibían dar (Mitra-
da á ejército estrangero, y aunque quiso eludir la dificultad nom-
brado jefes á Guillermo de Nassau, príncipe de Orange. y al ( 'onde
de Egmont, estos no aceptaron tales puestos. Felipe II. creó diez y
COMPENDIO 121
cíete obispos de tres que había, y aumento loa tribunales inquisito-
riales. Una esposicion de cuatrocientos nobles para que se reme-
diaran tantos males, fué desoída: Margarita de Parmano estaba de
acuerdo con la conducta de su hermano y hubiera preferido la to-
lerancia. Para Felipe II era un crimen toda oposición ií su des-
potismo: el obispo Perrenot ya hecho Cardenal, instaba al rey
contra los pueblos, y aunque en opinión de Felipe II, no era malo
cortar algunas cabezas, separó por entonces al Cardenal (1563).
Empeñado después en imponer las prescripciones del concilio ele
Trento, el principe de Orange y otros doee nobles firmaron un
compromiso para asegurar la libertad nacional (1565) y ¡í ellos
se agregaron muchos otros sin distinción de creencias religiosas:
los coaligados pidieron que se suprimiera la inquisición. Margarita
de Parma temiendo hacer plena justicia por miedo á su hermano,
mandó que se colgase á los herejes en vez de quemarlos; Felipe II
la censuró por su lojiganimidad intempestiva. Los reformados, que
en 1659 habían publicado su profesión de fe en 37 artículos, re-
corrían los campos y aldeas quemando Iglesias y conventos; la Ca-
tedral de Amberesfué también incendiada: los luteranos negaron
su apoyo á la sublevación: cien mil ciudadanos emigraron y se
restableció el orden por medio de escesos mayores, que los de los
insurrectos. El duque de Alba con un ejército de españoles y fran-
ceses,se presentó en los Paises-bajos: Orange emigró, Egmont, el
Conde Horn y diez y ocho nobles fueron ahorcados: la sangre cor-
rió por todas partes, y Margarita de Parma que condenaba tantas
iniquidades, se retiró á Italia: el Duque instaló un consejó <3k los
tumultos que los flamencos llamaron tribunal de la sangre: la horca,
la cuchilla y la hoguera, fueron la política de Felipe II y del Duque
de Alba; el comercio y la industria se aniquilaban. De todos los
crímenes cometidos por el despotismo el siglo XYI, hay pocos
comparables con los de aquel periodo; fué según la espresion ul-
terior del príncipe de Orange, Una San Bartolomé que duró mucho*
años: los impuestos crecían ¡í medida que aumentaba la pobreza. Al
cabo en 1572 Guillermo de Orange se puso al frente de la revolu-
ción en Holanda, Zelanda, Otrechy Frisia: el Duque ele Alba en
Xarden y otras ciudades, degolló ;í los habitantes desde los ni-
ños hasta los ancianos. Aunque la civilización nada tiene de envi-
diable en el siglo de la San Bartolomé, Felipe II se vio obligado
a llamar al sanguinario general y envió ií Don Luis Zúñiga de Re-
quesens, mas templado y digno que su anterior: venció en la bata-
lla de Mokerheide donde murieron dos hermanos de Grüillenno
de Orange, pero en el sitio deLeiden los habitantes en el último
apuro rompieron los diques del mar, y se ahogaron muchos de los
sitiadores (1575): en el mismo año proclamaron los independien-
tes la confesión calvinista en el sínodo de Dosdrecht v vendieron
122 DE LA HISTORIA UNIVERSAL.
los bienes de las iglesias católicas. Concertóse una liga de las
provincias septentrionales con las del Sur (paz de Gante 1576) des-
pués de la muerte del Gobernador Zúñiga, á fin de espulsar las
tropas españolas y suspender las leyes religiosas: los españoles
salieron, pero en el Norte continuó la guerra hasta la indepen-
dencia. Don Juan de Austria gobernó con alguna discreción en
Flandes, y enemigo de violencias, si alguna llevó á cabo fué com-
pelido por el rey á quten en esa materia solo el duque de Alba sa-
bia servir. La religión separó al Norte del Sur de los Paises-bajos:
los reyes de España continuaron dominando las provincias meri-
dionales hasta el fin déla guerra de sucesión. á principios del siglo
XVIII, pero con política mas humana que la cíe Felipe II, y de-
volviendo los fueros y libertades que se les habían arrebatado. En
1581 se proclamó la independencia y la República de las provin-
cias unidas del Norte: en el Sur las tentativas de una monarquía
fracasaron y los dos candidatos Matias de Austria y Carlos de
Anjóu abandonáronla empresa. La política de Alejandro Famesio
hijo de Margarita de Parma, que sucedió á Don Juan de Austria
en el Gobierno délos Paises-bajos, se dirijió principalmente á
enemistar el Norte vel Sur. Guillermo de Orange fue asesinad»»
en 1584, se cree que por. sugestiones de Felipe II: sucedió a Gui-
llermo su hijo Mauricio que con el apoyo de Inglaterra continuó
las hostilidades contra Alejandro Farnesio. La destrucción de la
armada invencible que compuesta de ciento cincuenta buques ha-
bía salido de España contra Inglaterra quebrantó el poder de Es-
paña en los mares, y Holanda pudo afirmar sus instituciones: Ho-
landa, Zelanda, ütrech. Gueldres, Groninga, Frisia y Ovcr-
Yssel, fueron las provincias separadas. Holanda se hizo pueblo
marítimo, y figuró entre las potencias europeas: su constitución era
federativa; cada provincia tenia sus derechos. Los reyes de Espa-
ña no habían reconocido la independencia de los Paises-bajos:
Felipe II los dio en dote a su hija Clara Eugenia esposa de Alber-
to de Austria con la condición de que volverían ¡í la corona cas».
deque Alberto y Clara murieran sin hijos: los Paises-bajos no hi-
cieron caso de la cesión y si bien fueron atacados se defendieron
con vigor hasta la tregua de Amberes (1609) que implícitamente
reconocía la independencia, como espresamente seria declarada en
la paz de Westfalia. El poder ejecutivo de las provincias unidas
residia en un consejo supremo; el legislativo en los Estados ge-
nerales; las provincias se administraban por consejos provinciales.
La libertad dio pronto á los pueblos una grandeza estraordinaria;
las Universidades de Leiden y Utrech adquirieron fama; sus ma-
rinos eran los mas apreciados y las artes alcanzaron notable eleva-
ción.
COMPENDIO 123
PÁRRAFO X.
Inglaterra*— La reforma.
A Enrique VII muerto en 1509, .sucedió Enrique \ III que
se manifestó desde un principio fogoso defensor del catolicismo
y persiguió tenazmente á los reformadores: escribió contra las
doctrinas de Lutero, mereciendo del Papa el título de defensor
de la fé: su carácter atraviliario y despótico no admitía contra-
dicción de ninguna especie: la hoguera, las confiscaciones y cala-
bozos no se interrumpieron hasta que un motivo privado le in-
dujo á separarse de Roma sin que en este cambio ganara en
moral y en discreción. Había contraído matrimonio con su cu-
ñada Catalina de Aragón, tia de Carlos I de España, y quiso di-
vorciarse de ella solicitando la sanción del pontífice que lo e-
ra entonces Clemente VIX, pero corno importaba al pontificado
no ehagenarse las simpatías de Carlos I, mas poderoso que el
rey de Inglaterra, rehusó invalidar el matrimonio: Enrique YIII
consultó el caso á varias universidades nacionales y estrange-
ras y con voto favorable de algunas, aunque contrario de otras
(las de Alemania), hizo declarar nulo el casamiento por el Ar-
zobispo Cranmer de Cantorbery, y se desposó con Ana Boleyn
(1533): en 1534 el parlamento le reconoció por jefe de la igle-
sia anglicana. A esto precedieron polémicas sobre la superiori-
dad pontificia, y los reformadores que desde mucho tiempo an-
tes combatían el pontificado, hallaron ocasión de «intervenir con
éxito en una disputa que en sí misma no tenia trascendencia.
El Cardenal Wolsey, Ministro quince años de Enrique YIII fué
reemplazado con Tomas Cromwell que empujaba al rey alimen-
tando su orgullo lo misino en las cuestiones con Roma, que en las
demás que a la monarquía se refirieran. Distaba mucho Enri-
que YIIJ de ser un reformista doctrinal y de comprc-iider las ne-
cesidades del espíritu moderno, asi es que su reforma se redu-
jo á variación de términos, sin cambiar el despotismo y la in-
tolerancia, Los bienes de los conventos se repartieron entre la
corona, los cortesanos y la beneficencia: condenáronse las imá-
genes, se desenterraron cadáveres (el de Tomas Becket), y se for-
muló el estatuto de seis artículos (1539) declarando la presencia
real de Cristo en la eucaristía, el celibato, la confesión auricular.
Jos votos monásticos, la misa rezada y la negación del cáliz • ó co-
munión en dos especies á los legos; para los enemigos de la pre-
sentía real de Cristo en la eucaristía, dejó la pena de muerte en
hoguera, y de horca para los disidentes délos otros cinco artícu-
124 A LA HISTORIA UNIVERSAL.
los: el era el jefe de la iglesia: católicos y protestantes sucumbian
en las hogueras y persecuciones sin que valiese á los últimos ha-
ber en parte apoyado la emancipación religiosa nacional. Paulo
ÍII le escomulgó por la persecución de sus partidarios, ií cuya
bula contestó haciendo dar muerte á Margarita de Salisbury, úl-
tima Plantagenet y anciana de ochenta aíios, con todos sus ami-
gos y parciales que la rodeaban: una sublevación de campesinos
(procesiones de la gracia) fué ahogada en sangre: Ana Boleyn
subió al cadalso, y el rey se casó con Juana Seymur, después
con Ana Cleves princesa alemana que abandonó por Catalina
Howard á su vez muerta en el cadalso para hacer lugar ;' Catalina
Parr: su favorito Cromwell murió en el patíbulo por luterano, y
y cerca de la agonía, el déspota mandó matar al Duque de Xorfolk
y á su hijo: esta orden no fué cumplida porque antes murió Enri-
que YITT (1547). Eduardo YI contaba seis años al morir su padre,
y gobernaron por él el Duque de Somnierset y el Arzobispo de
Cantorbery con otros catorce egecutores testamentarios: Somnier-
set apoyó la reforma en sentido luterano: el rey quedó jefe de la
iglesia; varios teólogos compusieron el ritual y ceremonial (pie
aprobó el parlamento; se suprimió el celibato, y se estableció la
comunión en dos especies añadiéndola profesión de fé arreglada
por los teólogos estrangeros Martin Bucero y Pedro Martin Yer-
miglio: subsistió el episcopado y el uso de sus ornamentos y la
ordenación reservada í( los obispos. A los cinco anos (1552) de
minoría cayó el duque de Sommersel y luego fué condenado ,í
muerte por odio do los nobles, reemplazándole al frente del con-
sejo de regencia el conde de Warwick, duque de Xoríliumberland.
En 1553 subió al trono María Tudor, hija de Enrique YIÍT é hizo
pagar ¡í Warwick en el cadalso las tentativas para privarla de la
corona en beneficio de Juana Grey que murió de igual manera
junto con su marido (¡uilfonl I )uley, por la misma causa y ser
ella la indicad:! para, ocupar el trono en las insinuaciones de
Warwict: depuso y mando quemará! Arzobispo reformado Cran-
mer y á sus principales partidarios, y restableció el catolicismo
rehabilitando también el matrimonio de su madre Catalina de A-
ragon con Enrique VIII: la intolerancia se es tremó hasta un punto
nunca visto: el que no asistía ;í misa corría peligro de muerte; las
hogueras ardieron y los disidentes que se libraron abandonaban
por millares su pa*t ría. El matrimonio de Maria con Felipe II
atizó el* fanatismo: tenia prisionera en Tower á su hermana de
padre Isabel, hija de Ana Boleyn: en 1558 murió la reina y de la
prisión pasó al trono Tsabel (pie puso las cosas en situación pare-
cida á la que dejara el duque de Somnierset: la nueva reina persi-
guió á* los disidentes, con particularidad; no consintió mas pro-
fesión de fé (pie la que había aclamado: hizo que se jurase su su-
COMPENDIO 125
premaqiá religiosa y atropello a los que resistieron el juramepto,
tanto calvinistas como católicos y puritanos, llevándoles a las ho-
gueras, y u los calabozos: no sufría imposiciones del parlamento
ni del pueblo, de forma que no había otro poder verdadero en
la política y en la iglesia, que la reina: prisionera suya Alaria
Stuard de Escocia, las tentativas de los católicos para librarla y
colocarla en el tronóla irritaron haciéndole perder toda paciencia:
condenó á muerte i la Stuard, pero los epíettiigos de su gobierno
eran no solo los católicos, sino también los liberales, y de ellos
los puritanos secta enemiga de ceremonias que quería un culto sen-
cillo, constitución presbiterial y social, y disciplina severa fuera de
todo goce terreno: deesta secta salieron los independientes, que estre-
mando las ideas rechazaban la autoridad de los sínodos aspirando
á la iglesia sujeta solo ;í Dios, y á un derecho absoluto de la con-
ciencia para ejercer el culto según su dictado. Si se pudiera pres-
cindir del absolutismo de la reina Isabel y de su intolerancia,
seria muy superior a cuantos han dirijido los Estados europeos en
los tres siglos primeros de la edad moderna, y aun con sus vicios,
casi generales en su época, es el monarca mas grande del siglo
XYI: atendió á la agricultura, fomentó vigorosamente la indus-
tria, creó la marina, alentó las ciencias, las letras y las artes, diri-
giéndose siempre á engrandecer su patria y eligiendo entre sus
consejeros á los mas honrados y mas profundos: Isabel I puso el
cimiento a la grandeza británica: nada olvidó de lo que necesitaba
el puebio y exigía el porvenir; económica en sus gastos propios.
ertt pródiga en obras nacionales reproductivas, y consultaba los
intereses comunes que nunca pospuso á los suyos: con un talento
penetrante, aprovechaba/en los consejos todas las ideas para for-
mar los planes de acuerdo con loque mas conviniera: nunca con-
trajo matrimonio si bien se la ha acusado de intimidad con el ('on-
de de Leicester y después con el caballero Essex; este último en-
tro en una conjuración contra el trono y fué decapitado. Murió
Isabel en 1603, dejando por sucesor á Jacobo YI hijo de Maria
Stuard de Escocia.
Escocia fue agitada por los reformistas durante el reinado de
Jacobo V (1513 á 1542); el rey luchó dentro coutralos innovadores
y fuera contra Enrique VIII: murió después de una batalla del pe-
sar al ver defraudados sus intentos, y dejó heredera a su hija
Maria Stuard con la tutela de Maria de Guisa, católica y de na-
ción francesa. Los reformistas perecían en el cadalso y las ho-
gueras: el cardenal David Beatón que alentaba la persecución fué
asesinado, y si bien no triunfó la reforma, no cesaron de cundir las
ideas: Juan Knox, mío délos reformistas mas notables, volvió de
la espatriacion en 1559 y comenzó la guerra religiosa que acabó
por entonces con el triunfo al mismo tiempo que moría la Regente
12G DE LA HISTORIA UNIVERSAL.
María de Guisa: el parlamento escoces estableció la profesión y
ritos calvinistas y prohibió la misa y el culto católico (1560) bajo
penas severas, repartiendo el patrimonio eclesiástico entre los no-
bles. En 1561, va viuda María Stuard del rey de Francia Fran-
cisco II, marchó á Escocia su patria y se colocó en el trono, siguien-
do la religión católica y las costumbres francesas distintas de las
escocesas por los placeres, el lujo y el boato: no reconoció el tra-
tado de Edimburgo que establecía la reforma y se enemistó con
su pueblo y con Isabel de Inglaterra, aunque tampoco se opuso con
hechos. Contrajo matrimonio con Darnlei, ¿instancia de Isabel, con
el cual no estuvo de acuerdo: por celos de Darnlei fué asesinado
David Ricio italiano que tenia algún favor en palacio: después
María Stuard dio confianza al conde Botlnvell i quien se acusó de
la muerte violenta de Darnlei en una casa de campo á donde le
habia llevado la reina para que convaleciese de una enfermedad:
tres meses después se casó con María Stuard lo que contribuyó a
confirmar las sospechas que contra ella se abrigaban: la nobleza
se sublevó para vengar el crimen; Botlnvell huyó, y Maria prisio-
nera en Edimburgo fué trasladada al castillo de Lochlcvin. y obli-
gada á renunciar la corona en favor de su hijo Jacóbo VI con la re-
genciade Murray (1667). Pudó huir de la prisión ausiliada por
la familia Ifamilton. pero vencida, en la batalla de Langside, mar-
chó tí Inglaterra para no caer en manos de sus enemigos, [sabe!
aprisionó a laex-reina dé Escocia, y provocándose disturbios para
libertarla, por partidarios católicos, la hizo conducir de castillo en
castillo estrechando cada ve/ mas la vigilancia: conspiraciones
guidas contra Isabel, al parecer con conocimiento dé María
Stuard. hicieron recaer una sentencia de muerte que se egécutó
en el castillo de FothéMngáy én I587:niel influjo de las cortes es-
trangeras ni el temor ;í las consecuencias detuvo al tribunal de la
Cámara estrellada ni A la reina Isabel que después alegó haberse
obrado precipitadamente sin su orden. Jacobo VI, ó creyendo en
lacomplicidad de su madreen el asesinato de Darnlei su padre. 6
por temor ;í Isabel, nada hizo por impedir los resultados áe la cé-
lebre causa: esta conducta ha merecido justas censuras.
Jacobo I de Inglaterra y Vi de Escocia reunid las dos coronas:
débil y mas inclinado á la teología que tí la política, lo único que
hizo fué incorporar mas fuertemente Irlanda á Inglaterra. Los ca-
tólicos estaban descontentos por que habiéndoles prometido la to-
lerancia, les exijió luego la capitación impuesta por Isabel: algu-
nos de ellos en inteligencia con un misionero jesuíta, se conjura-
ron para volar el parlamento el dia de la apertura de las sesiones,
(conjuración de la pólvora) pero descubierta la tentativa, pagaron
en el suplicio los principales conjurados. Murió en 1623 cuando el
parlamento adquirió fuerzas y se proponía debilitar el poder real.
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 127
Carlos I su hijo, casado con Enriqueta de Francia, hermana de
Luis XIII, encontró aspiraciones liberales con que ya había lu-
chado su padre, y obstáculos para continuar el absolutismo monár-
quico: en los dos primeros anos disolvió dos veces el parlamento
que no le permitía obrar arbitrariamente en la exacción de tributos:
sin embargo los impuso por si solo, emprendió guerras con Espa-
ña y Francia sin beneficio y sin ideal, aconsejado por su favorito
Buckingham, }renla tercera reunión del parlamento (1628) se le
presentó la proposición de derechos que tuvo que aprobar: consig-
nábase la seguridad personal, inviolabilidad de la propiedad, in-
tervención parlamentaria en todo impuesto, declarando traidor al
que lo pagase, con otros principios que anulaban el despotismo
monárquico: cerrado el parlamento por disolución, nueve diputa-
dos fueron aprisionados y comenzó la oposición del pueblo contra
la corte: Buckingham fué asesinado: Sttrafibrd aconsejaba al rey la
violencia y la supresión del parlamento: las contribuciones se im-
ponían sin autorización de las Cámaras, los puritanos eran perse-
guidos y los que se negaban á pagar la contribución, encarcelados:
Laúd obispo de Londres, sostenia el derecho divino de los reyes
frente á los embates denlos liberales cada dia mas empeñados:
Hampden, Prynn y otros sufrieron castigos y mutilaciones. La
reina estaba en relación con los jesuítas, se transformaba el culto
y todo parecía indicar una reacción religiosa junto con el despo-
tismo político. En P^scocia estalló la rebelión al modificarse el culto:
se instaló el covenant para la conservación del puritanismo: para
recaudar dinero y emprender la guerra reunió el rey al parla-
mento (1639)pero en vez de dar subsidio shizo recriminaciones y
levantó quejas contra el despotismo. El rey lo disolvió por cuarta
ves; la nobleza iiQgó los recursos que se la pedían y entretanto los
insurrectos escoceses avanzaban desalojando de sus posiciones á
las tropas reales: no hubo otro medio que convocar el (plinto par-
lamento ó parlamento largo (1640) que se compuso en su inmensa
mayoría, de los enemigos de la corte y aun de la religión angli-
cana. Oliverio Cromwell figuraba aliado de Vane, Prynn, .Hollis.
Hamden, Seldeno y otros que ademas de sus ideas tenían agravios
personales que vengar. Laúd y Sttrafford fueron acusados y apri-
sionados, se negaron subsidios y el parlamento se previno para to-
das las contingencias, haciendo en secreto causa común con los esco-
ceses sublevados; el rey nombró un ministerio de oposicionistas
pero aun asi no contuvo la efervescencia ; se desconfiaba de él,
Sttrafford murió en el cadalso mediante un juicio en que no se guar-
daron todas las formas. Se suprimieron la alta comisión y la ( Ja-
mara estrellada. El rey hizo un viaje á Esoecia para probar la
alianza de los escoceses y el parlamento y acusarlo ante el pueblo;
el parlamento levantó un ejercito y algunos nobles y oficiales se
128 COMPENDIO.
reunían al rey. Un bilí para que se sujetara á la aprobación parla-
mentaria el nombramiento de los jefes militares, produjo violentos
altercados; el rey por su parte tampoco cedia: quiso prender il los
mas notables, y no lo consiguió: en Irlanda los católicos asesinaban
á los colonos protestantes, en tan gran número que se hacían subir
las víctimas a cincuenta mil. En 1G42 Carlos I marcho a Yorck
decidido a sostener por las armas sus prerogativas contra el par-
lamento: este cuerpo absorbió todo el poder, y esperó acumulan-
do elementos de defensa. El rey agrupaba tropas y la reina desde
Holanda buscaba apoyo estrangero: en los primeros combates
venció el ejercito real, hasta que Oliverio Cromwell organizó una
fuerza tan decidida que emulaba el resto de las tropas, y el parla-
mento se ligó con el Covenant escoces: en la batalla (JeMarsten-
moor murieron diez mil realistas y en su consecuencia los parla-
mentarios ocuparon la ciudad de Yorck: Laúd murió en el patí-
bulo: los puritanos reemplazaban con el suyo todos los caitos sin
dar mas señales de tolerancia que los (pie les habían perseguido:
esta conducta dividió ai parlamento, y los presbiterianos se incli-
naban a transacciones con el rey: se acordó que ningún diputado
pudiera tener cargo civil ni militar y Fairfax, amigo de Cromwell
sucedió al General Esséx: solo se admitióla escepcion de Crom-
wel corno jefe dek caballería: en Naseby (Í'045) recogió Cromwell
nuevos laureles. El rey pedia ausilios es trange ros ¡sorprendidas sus
cartas se publicaron y acabó esto de desprestijiarle: los parlamen-
táristas negaban cuartel a los irlandeses y loa fusilaban con tanta
crueldad como ellos habían empleado contra los colonos protes-
tantes. Sitiado Carlos en Oxford pudo huir con un disfraz y mar-
chó ;í Escocia donde esperaba reanimar el espíritu público en su
favor: los escoceses se negaron á defender SU causa, le retuvieron
obligándole á oir sermones presbiterianos en que se le recordaban
sus esiravios y los de su familia, y por último le propusieron con-
diciones «jnenopodia aceptar, siendo entre ellas la mas dura que
abandonara al pueblo á sus amigos; trataron con el parlamento á
quien el rey entregaron por cuatrocientas mil libras esterlinas. y se
disolvió el ejercito escoces. Las intenciones del rey al proponer
medios de arreglo, no «Tan sinceras: escribió a su muger Enriqueta
de Francia, que desharía lo que forzado hiciese y que esperaba á
sus enemigos una cuerda de cánamo ( 1 6 17. Enero, entrega del
rey.)
El parlamento, compuesto en su mayoría de presbiterianos quiso
reducir el ejército: los soldados no obedecieron. Cromwell hizo
trasladar al rey al castillo de Ilamptancourt en medio del ejérci-
to; los presbiterianos temieron y propusieron transacciones ron el
rey. pero tampoco entraba eso en el calculo de los puritanos inde-
pendientes, cuyo ejército se aproximaba a Londres pidiendo la
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 129
espulsion de once diputados presbiterianos á la cual accedió el
parlamento. Cromwell desistió de todo proyecto de reconciliación
convencido de la falta de sinceridad del rey. y disolvió la sociedad
de Levellcrs, especie de comunistas. Otra vez huye el rey Carlos
de la prisión (Holrnby) y se refugió en la isla de Wight, cuando
los escoceses arrepentidos de haberle entregado se preparaban á
defenderle; el rey rehusó la avenencia que le ofrecían los presbi-
terianos; la agitación realista crecía: Cromwell batió á los escoce-
ses, prendió al rey y lo hizo conducir á un castillo solitario (Di-
ciembre 1648), mientras Pride cercaba el parlamento y aprisio-
naba á ochenta y un diputados que se sustituyeron con indepen-
dientes. Un tribunal compuesto de diputados, oficiales del ejérci-
to y jueces ordinarios presididos por Bradshaw, condenó al rey á
muerte. El 30 de Enero de 1649 fué egecutado.
Se disolvió la Cámara de los lores que ya solo se habia reduci-
do á doce miembros, y tomó el parlamento la investidura de po-
der supremo con el título de Parlamento de Inglaterra; el poder
egecutivo se delegó á un consejo de cuarenta y dos miembros pre-
sidido por Bradshaw: el gran poeta Mil ton era uno de los secreta-
rios: el tribunal supremo para los delitos de Estado reemplazó á
la Cámara estrellada: dominaron los presbiterianos, en medio de
la agitación y ele la aparición de sectas nuevas y de predicaciones
las mas variadas y estrañas: un zapatero, Gregorio Fox, fundó en
1649 la sociedad de los amigos, llamados Quakeros (tembladores)
por el pueblo: Fox recorría los pueblos predicando la penitencia
y el arrepentimiento y anunciando un reino de Dios.
Escocia é Irlanda se alzaron en armas, pero Comwell y sus te-
nientes vencieron, empleando con tocias las artes de la guerra todo
el ensañamiento del terrorismo: Carlos II que habia sido procla-
mado en Escocia, reunió un ejército y pasando á Inglaterra con-
vocó á sus parciales; sin que se le reunieran muchos presentó ba-
talla en Worcester y fué derrotado con pérdida de millares de
soldados: el pretendiente después de graves peligros se salvó en
Francia (1651). Deseaba Comwell entrar en relaciones estrechas
con Holanda y envió un delegado á quien los realistas fugitivos
asesinaron: otro segundo recibió ultrajes que produjeron un rom-
pimiento entre las dos naciones: la guerra duró tres años ven-
ciendo la marina inglesa. Cromwell concertó la paz con Francia
y España, levantó el comercio, y dio á la marina tan grande im-
pulso, que desde entonces Inglatarra pudo competir en los mares
con las naciones mas aventajadas, y aun sobrepujarlas: Dunkerke
y la isla de Jamaica se unieron á los dominios ingleses.
En 1653 Cromwell disolvió el parlamento, y haciendo salir á
los diputados con palabras injuriosas, cerró la puerta del salón de
sesiones v se metió la llave en el bolsillo: elegido otro parlamen-
9
130 COMPENDIO
to, lo despidió también el mismo año. Entonces se compuso uno
de los tres reinos, Inglaterra Escocia é Irlanda, con el poder le-
gislativo y la elección de los altos cargos, y Cromwell quedó co-
mo Lord Protector de la República, ejerciendo el poder ejecutivo
con un consejo de Estado. El Dictador gobernó con energía en-
grandeciendo fuera el nombre de su patria: su vida privada era
intachable: trabajó por la libertad religiosa en Saboya y Francia:
con muchos proyectos en el interior para organizar la alta Cáma-
ra y para concertar constituciones, nada concluyó, y las sospe-
chas, y el temor ú, las conjuraciones unas veces reales y otras ima-
ginarias, le precipitaron la muerte (1658): le sucedió su hijo Ri-
cardo con la misma representación, mas el hijo distaba mucho del
genio y sagacidad del padre. Al cabo de algún tiempo renunció.
y en Mayo de 1060, el general Monk después de muchas intrigas
proclamó la restauración monárquica. Carlos II n su entrada en
Londr.es prometió amnistía general y libertad de conciencia: nin-
guna de ambas promesas cumplid,
Desde tiempo de la reina Isabel se proyectaba el estableci-
miento de colonias en Norte- Amencia; en los reinados sucesivos
tomaron mas impulso los provecto- y se llevaron á cubo por el
orden que (letal laníos cu el párrafo II.
PÁRRAFO XI.
La iglesia católica y el pontificado
Los concilios de Constanza y Basilea habían tenido por olyetc
poner un límite ;í la propaganda reformista y rorrejir los abusos
que los mismos papas echaban de ver en las costumbres del clerp:
pero nada se hizo, y aun se faltó ;í los compromisos contraídos
con los bohemios. Nicolás V, elegido poco antes de disolverse el
concilio de Basilea (trasladado ;í Feriara y luego á Florencia
por Eugenio IV) era amigo de la ilustración y reprimió algunos
abusos. Restauró el panteón de Agripa, creó bibliotecas, ordenó
traducciones de las mejores obras griegas protegiendo generosa-
mente ií los traductores y literatos, hizo levantar palacios, hos-
pitales y baños páralos enfermos. Pero su despotismo hacía nías
daño á sus subditos que el bien que reportaban por los adelantos
materiales: Esteban Foscari intentó restaurar la República roma-
na, pero murió en el suplicio. Calisto III y Fio íl no remediaron
los males de los pueblos católicos; antes al contrario, las ambi-
ciones y codicias junto con la arbitrariedad agravaban la situa-
ción. Paulo II persiguió ;í los restauradores de la literatura cl;í~
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 131
sica y tuvo mas interés en enriquecer á su familia que en hacer
adelantar su patria (Pedro Barbo, veneciano) y en enmendar los
escesos de que todos se resentían. Sisto IV hizo guerra contra los
turcos, pero también la encendió en Italia ensangrentándose de
una manera que desdice de su carácter sacerdotal: su política fué
el nepotismo: sus mismos parciales le acusan de desleal. Inocencio
TIII no fué mejor que Sisto IV: vendía los destinos creando otros:
protegía á los bandidos que infestaban el territorio romano. "De
este modo, dice el historiador católico Cesar Cantú, los papas,
siendo cada vez menos dignos de la tiara preparaban el azote que
estaba ya próximo. Alejando VI (Borgia), como reuniendo todos
los vicios de los pontífices que censura Cesar Cantú, vivió en el
concubinato, en la crápula y en toda clase de escándalos: envene-
naba á los ricos para sucede ríes, amparaba (cuando no era cóm-
plice) los enormes crímenes de su hijo Cesar Borgia y las prosti-
tuciones de su hija Lucrecia. Un dia, queriendo envenenar al
cardenal Corneto, bebió por equivocación el veneno y murió,
dejando fama de abyecto, relajado é infame: el terror constituyó la
política de los Borgia: la lascivia, los envenenamientos, los inces-
tos, sus costumbres privadas y sus medios de despojo y de ver-
gonzosos comercios. Se siguió una lucha encarnizada dentro de
Roma terciando españoles y franceses en las disputas de Cesar
Bergia Orsini y Colona: Borgia tuvo qqe abandonar la pretensión
ala tiara, y fué elegido Pió III que solo vivió 2G elias, y después
Julio II que fomentó las guerras y las intrigas haciéndose fuerte
en medio del general desconcierto. .León X (Juan de Mediéis)
su sucesor, estaba imbuido de las ideas del renacimiento: no le
asustaban las polémicas pero no entendió que el modo de restable-
cer el orden cuando se ha turbado, es dar la razón al que la tiene
y en lo que la tenga: protegió las artes, las ciencias y las letras:
creyó que la reforma iniciada porLutero era una polémica escolás-
tica sin consecuencias: escitado para que reuniese un concilio,
desoyó el consejo: tenia mas ele artista que de sacerdote, y mas de
tolerante que ele fanático; "dejar hacer'7, fué la norma de su siste-
ma, pero siguieron los abusos de las indulgencias, y aunque por
su parte no cometiera grandes faltas, se cometieron á su vista sin
que las remediara. Clemente VII déspota en sus costumbres y
celoso de su autoridad pontificia, recordando que el Concilio de
Basilea habia querido limitar el poder de los pontífices, eludió la
convocatoria del que reclamaban los mismos protestantes. Su su-
cesor Paulo III convocó el concilio de Trento, pero ya era tarde:
(miso reformarlas arbitrariedades y abusos comenzando por restrin-
gir su autoridad, y á este fin encomendó á varios cardenales de los
mas ilustrados eme redactasen las bases de la reforma: eidero era
ignorante y relajado, y esto, ademas de las ideas trascendentales,
* Jo2 COMPENDIO
■»iabia dado tí los humanistas sus mas afilada» armas. Paulo ÍIT
para no desmentir a sus predecesores, se aficiono al lujo. ¡í los pla-
ceres y á escesosde concupiscencia: Julio III y Marcelo II no hi-
cieron mas que dejarse arrastrar por la corriente. Paulo IV estre-
mo las persecuciones de lainquisicion.no solo por hechos, sino
• por sospechas, y presunciones; á su muerte (1559) el pueblo der-
ribo sus estatuas y demolió la casa inquisitorial. Pió IV faé avaro
y poco escrupuloso: mandó asesinar á tres sobrinos de Paulo IV
para proteger ásu familia dándola los puestos vacantes. Pió Y.
reformador del breviario persiguió como Paulo IV hasta las infrac-
ciones mas leves de las prácticas religiosas estertores. Gregorio
XIII, amigo de las ciencias y protector de la imprenta no supo
despojarse del fanatismo (pie le condujera á celebrar con un Te-
Deum la infame matanza de "la San Bartolomé" en Francia
j¡ (reformó el calendario). Sisto V solo se cuidó de estirpar las disi-
■ dencias religiosas y de volver al papado su antigua omnipotencia;
* en cambio fomentó la industria, socorrió las necesidades de loé
-desvalidos, restauró la justicia y limpió de salteadores el territorio
-romano: desenterró monumentos antiguos y levantó otros (pie com-
petían en grandeza cou los restos descubiertos. Clemente VIH
-dio á Francia la libertad religiosa, protegió las letras y las artes,
vjcorono al Tasso. y* sin embargo dé i sobrepujar á los papas «1
¿poca, dejó morir en las hogueras de la inquisición al filósofo Jfcr-
<dano Bruno. Paulo V fomentó la guerra con Venecia. acabó la
iglesia de San Pedro y enriqueció el museo del Vaticano: ( ¡ regorio
XV aficionado á las letras, trabajó por engrandecer el pontificado:
I ¡rbano VIII (1623, 1 644) siguió la misma política pero tiene so-
mbré él la mancha y el descrédito de haber obligado al ilustre
GrJÜileo á retractar la doctrina d(k' la rotación de la tierra (pie
jueces ignorantes declararon, falsa, absurdto; formalmente herética
r¡ contraria A la Santa Efcritura: la inquisición ud perdonaba nin-
guna clase de libertad y ningún principio científico que eseediéra
•la altura del nivel ordinario.
Los jesuítas.— Fundó la compañía de jesuítas en 159 I. reconté
«Ida por el papa Paulo III en 1 ó 10. Ignacio de Loyola (pie había
'nacido en 1490 en las provincias vascongadas. Xorte de España.
Guerrero en sus primeros anos, abandonóla carrera de las armas
y se envolvió en un saco de penitente, proponiéndose el sufrimien-
to y la penitencia por la fe: visitó Jerusalen en 152:> y regresó con
lüa idea de fundar una milicia de Cristo; estudió filosofía y teología
en las universidades de España y marchó á París en 1528: allí
acabó sus estudios. Eeunido con otros seis místicos. Pedro Le-
• febre, Francisco Javier, Simón Rodríguez, Diego Lainez. Alfonso
Salmerón y Nicolás Bobadilla. juraron ademas délos tres rotos
DÉLA HISTORIA UNIVERSAL. loo
monásticos (pobreza, castidad y obediencia), obedecer al pontí-
fice en cuanto les encargase, y á sus superiores en lagerartpHáqae
se })royectaba (1534): agregados otros presentaron sus estatutos
al papa Paulo III, que lo« aprobó: llamábase la sociedad ' 'orden
de religiosos de la compañía de Jesús". Loyola fué el primer ge-
neral de la orden: solo habia un fm. el fio religioso. El consejo
de asistentes elegía al general, este álos superiores de provincias
y después en escala gerárquica hasta el último jesuíta. La vigi-
lancia era recíproca y la obediencia absoluta. Los aspirantes se
sometían á pruebas difíciles: habia seis grados; novicios, herma-
nos temporales, escolares con votos simples, coadjutores, profe-
sos de tres votos y profesos de cuatro votos: de esta clase sesta
salían los superiores. Al entrar en la compañía se rompían todos
los vínculos de la familia y de la sociedad civil. El papa concedió
privilegios á esta Sociedad que habia de ser tan funesta en eí '
porvenir: sus miembros podían mezclarse en todas las relaciones
de la vida y obrar sin estorbo, separándose de todo empleo y des-
tino fijo: eran diversas las funciones deljesuita según su aptitud:
uríos se dedicaban alas ciencias ó á la contemplación: otros á la-
enseñanza ó á la política: serian á todo destinados porque su olí-
jeto era universal. Pronto creció la Sociedad: cincuenta años
después de establecida, contaba mas de trece mil miembros dis^
minados en todo el mundo, y en todas partes influyendo al fm co-
mún y bajo una sola dirección. El destino déla Compañía de Je-
sus ha sido lo opuesto al renacimiento, á la libertad moral, y al
progreso: un reinado teocrático cuyo dios en la tierra fuese el pon-
tífice: como resultado natural ele ese propósito, los jesuítas comba-
tieron la reforma filosófica, la reforma política y la reforma reli-
giosa: en el confesonario dominaban las conciencias, en la polí-
tica tegian los lazos para hacer afluir á sus fines los grandes me-
dios de que disponían ; ilustraban al clero y contenían al pueblo
quitando á este armas y proporcionándolas á los primeros: pero su-
ilustracion no era moral en el sentido lato, sino determinada-
mente religiosa, casi siempre acomodaticia, sofística: la confianza
y la lealtad se sometían á propósitos ambiciosos; la reéerya menta*
que falsea todas las armonías sociales, la justificación de los medios
que absuelve el crimen y lo enaltece bastando alegar un fin útil,
desnaturalizaban las conciencias envileciendo desde las dulzuras ,
de la familia, hasta los resortes complicados de la política: la false-
dad, la astucia y la intriga, se aprobaban como recursos lícitos:
por estos caminos dominaron dos siglos con ayuda de los pontífices
y el apoyo indiscreto del clero. No desarrollaban las facultades
del pensamiento, sino que lo encerraban en moldes mezquinos: el
mecanismo, era toda su enseñanza: se educaba una parte del hom-
bre para profesión ú oficio determinado, pero no todo el hombro
134 COMPENDIO
puesto en todas las relaciones que emanan de la política, de la so-
ciedad y de la familia: el alumno jesuita era hábil en una cosa:
empleado ó artista, comprendía su misión, pero nada mas allá: la
inconsciencia era el sistema de los inferiores en la sociedad jesuí-
tica, y del pueblo respecto á ellos: la libre indagación se achacaba
á orgullo, mientras á lo esterior se atribuía todo el mérito en
acuerdo con el propósito religioso: su filosofía tenia que ser y era
estrecho, sin fundamento; fatigaba el espíritu sin enseñarle: creaba
escépticos del pensamiento: su historia, era una crónica sin crítica,
sin pintura, sin examen y sin profundidad. Cultivaban bien las
ciencias exactas porque no contradecían á su objeto: todo lo que
era encauzar la inteligencia lo admitían: todo lo que era liber-
tarla, lo rechazaban. Por su educación, no se asentaba ninguna
moral mas que la del egoísmo: aprovechaban lo que hay de im-
perfecto en la naturaleza para someterlo convirtiéndolo en ins-
trumento: la conciencia salia escéptica, el pensamiento sin hori-
zontes: asi preparaban su dominio en el Confesonario y en la
escuela. Como organización, se hizo incontrastable: es hábil pero
nociva: es un sistema para someter á los individuos y á los pue-
blos conviniéndoles á una obediencia pasiva sin protesta, sin
idealidad, sin elevación y sin porvenir: crear el vacío filosófico
intelectual para un dominio pontificio en las conciencias, y un
imperio absoluto del jesuitismo sobre los pontífices: la religión ha
sido esplotada como medio. Asi los jesuítas no lian creado hom-
bres religiosos, sino fanáticos que sujetos á un yugo no ven mas
camino que aquel porque son arrastrados. Kl jesuitismo fin' el
principio déla reacción religiosa.
El Concilio de Trento. — La oposición literaria y filosófica en-
tre oscurantistas y humanistas, se ensanchó á la esfera práctico
religiosa desde los primeros movimientos de la reforma. En Ale-
mania los ánimos estaban predispuestos, apoyándose la agitación
tanto en las ideas como en el recuerdo de los agravios que había
sufrido la nacionalidad. Favorecieron la reforma las luchas eiítre
Francia y España, los celos de los reyes y de estos coto los pa-
pas, y el poco empeño del pontificado en coi -regir vicios que la-
mentaban hasta los mas fervientes católicos como Sadolet, Conta-
reno y otros cardenales respetados por su saber y prudencia. Los
jesuítas llegaron tarde para combatir en el Norte el desarrolle
de la reforma, pero promovieron la contra reforma, y en alian/a
con otros elementos reaccionaron el espíritu occidental. La obe-
diencia pasiva de los subordinados dejaba á los generales y supe-
riores del jesuitismo un poder (pie exigía del lado opuesto organi-
zaciones fuertes: eso mismo á través de tantos vicios del jesuitis-
mo les dio el finico mérito de penetrar en todas las regiones hasta
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 135
<íon el sacrificio de su vida: marchaban obligados, fundaban esta-
blecimientos, emprendían misiones que aun desde su punto de
vista hubiesen sido mas meritorias á no ser tan forzadas: sirvieron
en algo al comercio y alas ciencias, aunque esto no compensó ni
con mucho el daño que hicieran ala moral, ala inteligencia po-
lítica y al derecho humano.
Tras repetidas instancias, Paulo III reunió el Concilio en Tren-
toel año 1545: las dos primeras reuniones, de 1546 al 48 y de
1551 al 52, nada se concluyó y hasta 1562 continuaron asi las
cosas: se abrieron en ese año las sesiones á las cuales no concur-
rieron los protestantes: tenían voto ademas de los obispos los em-
bajadores de los príncipes. El emperador Carlos Y quería hacer
algunas reformas en el papado, respecto al celibato, el número de
cardenales, las dispensas, los beneficios eclesiásticos, la eucaristía
y los ayunos. Pío IY que habia sucedido á Paulo III rechazaba
las innovaciones. En .el dogma nada se alteró, y fué confirmado el
carácter de infalibilidad de los artículos de fe: de consiguiente
caía el anatema contra las doctrinas opuestas y las interpreta-
ciones anticatólicas: toda idea de reconciliación estaba cortada,
pero ni los protestantes ni los católicos deseaban avenirse: se
corrigieron algunos abusos de disciplina renovando leyes antiguas
y se declaró cuales eran las obligaciones de los obispos. Asi pre-
tendía haberse dado el último toque á la constitución eclesiástica:
de allí en adelante cesaron las asambleas generales eclesiásticas
delegando en la monarquía papal: seguíase en esto el rumbo de
la política de los reyes que absorviendo todo el poder prescin-
dirían de las cortes, asambleas y representaciones. El catolicismo
tomó el carácter de inmutabilidad absoluta mientras las iglesias
protestantes marchaban hacia la variedad y la libertad. El Con-
cilio de Trento estaba desautorizado al reunirse por tercera vez:
el papa veia todo antes de discutirse y no estaba dispuesto á pu-
blicar nada contrario á sus ideas intolerantes: los obispos france-
ses se quejaban de esta conducta: Enrique II de Francia deciu
que el concilio era un convento: el emperador de Alemania quedó
descontento y agraviado aunque se trató de compensarle. Con los
retoques dados á la disciplina y la confirmación del dogma, ya la
Iglesia católica no cambiaría pero la historia no se sujeta á las
arbitrariedades y creencias de un dia; asi con el tiempo se consa-
graría la libertad religiosa, y los mismos católicos necesitarían
recurrir á los medios cíe discusión y polémica que entrañan incon-
formidad con el absoluto inmutable de las prescripciones del con-
cilio del siglo XYI. En el occ^Gnte nacían nuevas órdenes re-
ligiosas, y la inquisición y los jesuítas acallaban el espíritu inda-
gador convirtiendo ú los pueblos al rigorismo religioso (pietismo):
prohibíase la circulación de los libros, se contradecían las inves-
136 COMPENDIO
tigaciones científicas, se condenaba la libertad de crítica, y todo
él ejercito de la iglesia se dedicó á combatir el nuevo espíritu de
los tiempos y las tendencias reformadoras del renacimiento.
Paulo IV fundó las órdenes de los teatinos y autorizó la congre-
gación de padres del oratorio; el siglo XYII se reformaba la or-
den de San Bernardo y se fundaba la regla de monjas de la Visi-
tación, con otras muchas creaciones que indicaban el éxito déla
reacción religiosa: propagábanse noticias de milagros y crecía eí
misticismo á la vez que por otro lado la inquisición apagaba las
llamaradas de la inteligencia, hasta llegar en España los tiempos
desgraciados de Carlos II, en Francia la revocación del edicto de
Xantes por Luis XIV, en Italia y Austria las mismas exajera-
ciones místicas con olvido de toda la vida social y universal.
Emancipados los pueblos protestantes, pudieron adelantar en la
educación moral y científica durante el retroceso occidental que
no limitaba solo las aspiraciones de la conciencia, si es que también
el vuelo del pensamiento y la reforma de Tos sistemas políticos:
de esta suerte los protestantes progresarían evolucionando las so-
ciedades, y los católicos necesitaron la violencia revolucionaria
para concurrir á las combinaciones de la política universal y al
destino de los pueblos y las razas en la civilización total humana.
El mayor error de los hombres es suponer absoluto e inmutable,
loque piensa ó cree la humanidad ó una parte de ella en un dia
histórico, porque cerrando el paso ;í la inteligencia, la niegan fu-
ciles transiciones y la obligan a' estallar rompiendo las paredes en
que se la contuvo.
PÁRRAFO XII.
Resumen del primer periodo tiistórieo de
la edad moderna.
italiano esperó el renacimiento para ponerse al frente de la-
artes, las letras y las ciencias: mas bien ella lo inició con sus gran-
des poetas, sus artistas y sus indagadores científicos. Las anti-
güedades griegas uniendo sus bellezas ;( los progresos italianos
impulsaron al siglo XV. y despertaron nuevos sentimientos 6
ideales: el amor ;í la literatura y ií la filosofía antigua, si fué sim-
plemente para unos desagravio contra el oscurantismo, fué para
los reflexivos y pensadores palanca de adelanto y cimiento firme
de una civilización espléndida. La libertad que hizo de la patria
de Codro la patria de Sóphoeles y Arístides. fin' la primera invo-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 137
ración del renacimiento: la consideración del hombre examinado
desde una independencia filosófica, le devolvía los fueros perdi-
dos entre preocupaciones y desvíos humanos: los héroes y los filó-
sofos desde sus sepulcros señalaban al pensamiento sus derroteros
y enseñaban que no han vivido parala historia los pueblos que so-
portaban el despotismo, y que son inmortales losque conocieron y
aprovecharon la libertad. La actividad fue universal y en todas
direcciones; sed de descubrimientos, de ciencias, de progreso, de
vitalidad. Un filósofo, Toscanelli, lleva la duda no como sistema
sino como medio de llegar á la verdad; alienta á Cristóbal Colon,
y cuando todos llaman loco al ilustre genoves, el dice; "muy bien
puede ser un cuerdo sublime". En el momento en (pie la Europa
está en ebullición, vías ideas se entrechocan, v los antiguos siste-
mas oscilan sobre sus pedestales seculares, un marino, solo, aban-
donado, ofrece el descubrimiento de un mundo y Genova y Por-
tugal rechazan el presente, y España solo lo admite después de
haber hecho sufrir al genio todos los torcedores de la amargura:
Juan Pérez de Marchena, prior de la Rábida, tiene la gloria de
presentir al hombre inmortal bajo los pobres harapos de Colon.
Doctores y sabios, corte y pueblo, nobles y plebeyos, persiguen
con sarcasmo la magestuosa figura y la noble testarudez del ma-
rino: pero él también persigue su objeto: todas las conjuraciones de
la desdicha y todos los dardos de la perversidad y de la ignorancia
son impotentes contra la idea que se mueve en aquel cerebro de
luz, y contra la fortaleza templada á prueba de las mas crueles
adversidades.
¿Qué parte de gloria cabe á los reyes católicos en la ciclópea em-
presa de Colon? A Fernando Y ninguna; á Isabel el mérito de du-
dar, luchar y aventurarse: no era fácil cosa en aquel tiempo tor-
cer la corriente de ideas que engarzaban en la religión y con ella
formaban liga estrecha. Llega el dia deseado y Colon hace rum-
bo al Occidente, y á medida que avanza todos dejan de creer y
solo él cree mejor. Acaso nunca en la humanidad palpitó tanto
un corazón al oir una palabra pronunciada por los labios de los
que habían negado. "Tierra, tierra" dijeron los marineros; el sue-
ño de Colon tomaba formas, el espíritu había creado, la idea era
el hecho: las hipótesis acerca de la tierra tenían su solución y su
grandioso desenlace: aquel momento de una dicha superior á to-
dos los humanos placeres, compensaba las amarguras y las ingra-
titudes del pasado. Hasta ahi el gran suceso. ¿Qué seria de
América? ¿qué requerían de la historia los segundos actores de
aquella escena? Colon no había terminado: (pieria descubrir mas.
y aun en las últimas súplicas al rey Fernando, después de haber
escudriñado uua porción del continente, escribia. 'todavía puedo
ser útil: me siento llamado á otras empresas". El rey le abando-
138 COMPENDIO
no: murió corno cu general los siglos dejan morir ¿los que valen
mas que las generaciones coetáneas.
Después del primer viaje Colon deseaba elevar el entusiasmo,
y solo entusiasmo inspiraban las riquezas: acaudaló oro, permitió
lo que rechazaba su honrada conciencia y fué acusado de las tíra-
nias que se le impusieron 3^ de los estravios que obrando con es-
pontaneidad hubiera evitado. Entonces los soldados de Granada.
y después los guerreros contra Italia y Francia, buscarían las ha-
zafías y las riquezas en el nuevo-mundo: los segundones del feu-
dalismo vencido pedirían reparación á su audacia: el clero tenia
anchos horizontes para ejercer su ministerio: la impaciente codicia
no esperaba del trabajo el premio: parecíale que fuese todo lícito
para satisfacerse y aprovechó los absurdos de los franciscanos,
la teoría de los fanáticos y las doctrinas del egoismo y de la per-
fidia: América fué tierra de conquista: no se intentaba asociar á
los que muchos teólogos escluian de la familia humana: la vida de
los desgraciados indígenas no inspiraba compasión ni otro respeto
humano. Levantaron la voz los dominicos en noble campana: de-
fendió Las Casas la libertad de aquellas masas que caian ante
esfuerzos superiores ásus facultades, pero si de la metrópoli lle-
gaban consejos ú órdenes que atenuasen el nial, habla medios de
eludirlos. Las Casas, compadecido de los dolores mas inmediato-.
pidió el reemplazo de la esclavitud indígena con la esclavitud de
los africanos, la sustitución de un mal sin estirparlo: viendo las
penalidades mas próximas buscó cualquier solución admisible á la
codicia: sentimiento géneros»» manchado por falta de rellexiou bas-
tante, pero siempre digno del aprecio que merecen las lágrimas
derramadas sobre los humanos sufrimientos. Los portugueses ha-
bían tenftlo la desgraciada idea de abrir el tráfico de negros en el
Golfo de Guinea: el cristianismo negaba la esclavitud, péro¿ctfmo
se estaba practicando la doctrina de Cristo.' ¿Existían aquellos
principios mas que en los labios? Los indígenas desaparecieron de
las grandes Antillas, viaraza negra fué sometida al martirio
por hombres, católicos ó protestantes, que decían tener por
dogma el evangelio.
Viéronse en la conquista hechos heroicos, [razanas dignas de
ser cantadas por Homero: Cortes en Méjico. Pizarro y Almagro
cu el Perú: caudillos que con un puñado de hombres asaltaban
imperios poderosos sufriendo miserias sin cuento y peligros sin in-
terrupción: suben á los picos de los Andes y bajan á valles tan
estensos como la mitad de Europa; acometen, avanzan, caen se
levantan, siguen, vencen, queman las naves, vuelven las armas
unos contra otros y hacen el pacto de la victoria ó de la muerte.
El heroísmo es independiente de la causa. Leónidas fué héroe de-
fendiendo en las Termopilas la libertad y la independencia de
A LA HISTORIA UNIVERSAL. 1 oí)
Grecia, y héroe fué Cesar aniquilando la libertad, las leyes y la
República de Roma. La historia de hoy, tiene el deber de mirar
por encima del brio de los atletas, la justicia ó injusticia que se
defiende. Los medios fueron malos; aquello no era el derecho:
los indígenas tenían su posesión tan prescrita como la de los de-
mas países: España acababa de* luchar ocho siglos en demanda
de reivindicación. Y sin embargo, no es equitativo aplicar al siglo
XVI la lógica de nuestro siglo que aun en la actualidad no ha-
lla sanción práctica. Poco hacía que en las guerras se arrebataba
la propiedad particular entre cristianos, y entre disidentes nin-
gún escrúpulo abrigaba el vencedor: lo particular respondía á la
política universal poco equitativa ó demasiado arbitraria en
honor de la fuerza.
Si la situación de España por su carácter belicoso debido á las
constantes luchas con los mahometanos, era la mas propia para las
aventuras y para la conquista, las ideas estaban lejos de poder
prevenir un orden que dado el estado general, mereciera, sino
aplauso, justificación de la posteridad: la guerra vigorizó el bra-
zo, pero también acostumbró á la violencia: los reyes católicos
habián faltado á las capitulaciones de Granada: el espíritu religio-
so estaba escitado en la larga contienda de" dos dogmas: asi se
ven salir hombres mezclados de heroicidad y de fanatismo que
aprendieron á no reconocer por sus semejantes á los que profe-
saran otras creencias. La ignorancia de las masas favorecía las am-
biciones y dejaba absueltos los medios: el pontificado que en aque-
lla época tenia el deber de velar por los fueros humanos, estaba aun
mas corrompido que los pueblos: Alejandro VI que fijó los límites
ideales de los dominios portugueses y españoles, mcestuaba con
su hija Lucrecia, y envenenaba para adquirir riquezas. ^olo una
ceguedad universal podia consentir la fórmula que llevó Alonso
deOjeda como título de dominio; fórmula que era la usurpación
apoyada en el sofisma, la esclavitud amparada y reconocida pol-
la religión: se quemaba á los filósofos y se perseguía á los sabios:
para el Occidente, y en especial para España, la verdadera edad
ile calamidades y de intolerancia, comenzó con la dinastía de
Habsburgo: la religión lo fué todo, y como dentro de ella los teó-
logos (comisión de Fernando X) aprobábanla esclavitud Ja codi-
cia no necesitaba mas ni aun tantos testimonios. En general los
conquistadores eran ignorantes: Pizarro y Almagro no firmaron,
por no saber, el pacto famoso con Hernando de Luque para con-
quistar el Perú. Pero de* entre las ideas dominantes solia aparecer
una protesta. Bartolomé de Olmedo reprendió íí Hernán Cortes
sus escesos contra la religión tlascalteca y negó que hubiese otros
medios que la razón para convertir á los indígenas: ese fraile ani-
moso invocaba la libertad de conciencia cuando la virtud se hacia
140 COMPENDIO
consistir en la intolerancia. En pro de los conquistadores hay al-
gunas circunstancias atenuantes, pero que no les justifican: los
reyes, la corte y el clero solo tienen en su abono el mérito de las
pocas personalidades que salieron á la defensa del derecho escar-
necido, pues al ennegrecer mas la conducta de los poderosos al me-
nos se puede alegar que no fué unánime la impiedad. La conquis-
ta es una epopeya escrita con sangre y con lágrimas: aquellos
guerreros nada tenian que envidiar a los de Marathón: Hernán
Cortes en Otumba, es tanto como Cesar en Manda: falto la dig-
nidad de la causa: nietos de los héroes de las Navas de Tolosa.
llevaban el mismo corazón, solo que allí vibraba por la indepen-
dencia, yaquiporlas codicias y las pasiones: asi la historia apre-
cia de diferente modo el valor de Muelo Scévola y el valor de Ja-
cobo Clemente.
En la segunda parte de la conquista la religión ejerce el princi-
pal papel: los indígenas aherrojados y humillados, reciben las
formas sin convertirse: lo mas que se consigue es fanatizarlos, y
el resultado es la esterilidad. Al Sur los jesuítas fundan conside-
rables establecimientos y los enriquecen; sus dominios del Para-
guay adquieren una prosperidad sorprendente, pero colonias y
razas van agotándose hasta extinguirse: se les formaba para la
servidumbre moral y esta servidumbre aniquiló los establecimien-
tos de que se enorgullecían los discípulos de Loyola. porque todos
los bienes son infecundos cuando se mata la conciencia y el pen-
samiento, y se atrofia Ja vitalidad íntima de los pueblos. Líos so-
fistas y amigos de paradojas han querido escosar tantos abusos
atribuyendo a los indígenas una estrema decadencia moral y po-
lítica. No eran las naciones del continente sociedades envidiables
por sucdltura, pero en Méjico, el Perú. Bogotá' y parte áé
Centro- América, tenian una fortaleza que en nada se parecy ú
la debilidad de los actuales restos dé aquellos pueblos: sus monu-
mentos y su ideas acreditan que eran capaces de progreso, que
podían fructificar en sus almas todos los generosos impulsos. "Cree
tu lo que quieras, que la creencia es libre: pero déjanos amar los
Dioses que hemos heredado no con menos títulos que tú los tuyos",
decían los tlascaltecas í Hernán ('ortos: Esto arguye una con-
ciencia mucho mas sana que la de los conquistadores y una razón
bastante clara para inspirar juicios diversos á los que se lian
profesado sobre la situación de los indígenas. Se les abatió apa-
gando su iniciativa, y se les ha dejado morir creyendo haberlo he-
cho todo con que aparentemente se convirtieran u doctrinas que
no han penetrado en su alma aunque las invoquen sus labios: la
nostalgia hizo mas estragos (píela guerra. V para quitarles de
delante los símbolos tradicionales, seprivd á la historia de gran-
DE LA -HISTORIA I NIYKKSAL. 141
des tesoros: hizo aun mas daño el sistema de eonversion (jue el
funesto sistema de eouqaista.
La reforma alemana, como la inglesa y suiza, no son mas que
un resultado de la propaganda humanista: el libre pensamiento
que quito trabas a la literatura y á la filosofía, engendro la crí-
tica y de la crítiea nació la reforma religiosa: el principio de au-
toridad y el principio de libertad, lucharon con todas las armas:
la reforma no podia ser uniforme aunque emanada de la misma
causa porque los intereses y los agravios tomaban parte tan prin-
cipal como las ideas, y daban giros acomodaticios: Carlos Y as-
piraba á la unidad opuesta á los privilegios de los príncipes ale-
manes: la reforma atacaba también el absolutismo político: la
autoridad era tan violenta, que al frente del Interim. el emperador
decia "Declaración que haceS. M. imperial y real, que determina
cual ha de ser la relie/ion en el santo imperio romano hasta la cele-
bración de un concilio general: se mandaba creer como se manda
pagar una contribución: se sujetaba la conciencia en la manera
con que hoy se dictan reglas de policía: ¿podían ser religiosos
los pueblos dependiendo ele la autoridad la profesión de fe? Los
humanistas se burlaron del Interim-. los oscurantistas sino acep-
taban la orden de Carlos Y, la admitían incondicionalmente de
los papas, que viene á ser lo mismo. En vano se intentó la sumi-
sión por la fuerza: Alemania tenia rencor á Boma y los que pensa-
ban, se apoyaron en el sentimiento nacional ; Lu tero tocó ese resorte
y su partido tomó proporciones inmensas. En Suiza Zuinglio y Cal-
vino se apartan de la confesión romana, sin que el segundo abando-
ne las ideas intolerantes; pero el calvinismo entrañaba principios de
libertad que desarrollaría en el tiempo. Enrique YIII de Ingla-
terra no hace la reforma: satisface su orgullo y sus pasiones sin
cambiar ni aun la disciplina católica; pero haciendo palanca los
verdaderos reformadores, darían un paso en la época de Isabel,
y ulteriormente afirmarían dogmas ya no debidos solo al principio
de autoridad. Gustavo Wasa en Suecia y Cristiano en Dinamar-
ca, aprovechan vicisitudes políticas y se valen de la reforma no
como de un principio sino como de una arma: concurrían las
oposiciones interiores á favorecer la división, aunque presidiendo
á todo un movimiento intelectual superior que deparaba ocasiones
á la política. Sin el deseo permanente del pontificado y del clero
de subyugar al poder civil, la reforma se hubiera retardado
en algunos países, y hubiese seguklo quizá otras sendas mas
lógicas.
En los pueblos latinos la unidad del poder se amparaba en los
principios católicos; hubo lucha y venció el absolutismo: de este
modo la monarquía absoluta de Luis XIV dio el último golpe á
la reforma con la revocación del edicto de Xantes: el poder reli-
142 COMPENDIO
gioso servia á los monarcas absolutos que solo con esa condición
prestaban otros servicios. Cuando el papa se opone í Carlos V.
este envia á Roma al condestable de Borbon que asalta y saquea
la ciudad: la reforma auna al otro estremo autoridad y religión,
papas y reyes en cuanto mutuamente les conviene: el pensamien-
to atacaba ambas cosas y era interés contenerle. Pero la rivali-
dad entre Francia y España no permite un exacto acuerdo occi-
dental, y esto favorece en Francia la difusión de las ideas en el
instante que mas se perseguían en España. Felipe II es la som-
bra de las edades mas tenebrosas, la encarnación del despotismo
que no liabia de dejar mas que ruinas: dilapida como su padre la
sangre nacional en causas que solo importaban ú su ambición som-
bría; deshonra el ejército en los Países-bajos., y decapita i los re-
presentantes últimos- de la ley y de la libertad (Lanuza): y em-
pleando la maldad y la hipocresía, presta juramentos con reser-
vas mentales, se une á los jesuítas conjurando contra Orange en
Holanda y contra la reina Isabel en Inglaterra: persigue á An-
tonio Pérez por el asesinato de Escobedo que él liabia ordenado,
y ele intriga en intriga, y recorriendo todo los caminos de la per-
versidad, destruye la vida nacional y para impedir que se reco-
bre, prohibe que los españoles salgan á estudiar en países estran-
geros lo que no se estudiaba en España: odia todo lo grande, al
sabio, al héroe y al pensador: y ni perdona á su hijo su odio ai
despotismo, ni ;í su hermano Don Juan de Austria sus proezas y
su generosidad: pero ni se pone al frente de los ejércitos como su
padre, ni vé jamas hn campo de batalla. Felipe li nada anuí mas
que su orgullo: desde entonces España no haría mas que decaer.
Al Norte Rusia se concentra en medio de crueldades horribles
y de guerras interminables: los degüellos y asesinatos, las conju-
raciones v los fratricidios forman el eslabonado de su historiabas-
ta Pedro el Grande: v al levantarse Rusia la indisciplinada y des-
pótica aristocracia de Polonia preparaba la tumba ;í su patria:
Turquía cede en sus pretensiones conquistadoras, dejando ya au-
gurar la muerte de un pueblo que no sabe gobernarse y la suer-
te de una nación oriental (pie al debilitarse no encontraría en su
envilecedor fatalismo los medios de resucitar.
El imperio austríaco no puede ahogar la reforma ¡ anexiona I>ohe-
mia y Hungría y reconstituye elementos propios haciéndose el de-
fensor y escudo de Occidente hasta que representara en su mas
genuina espresion el principio de autoridad en estrecha alianza
con la religión. Los Paises-bajos se emancipan de la dinastía aus-
tríaca, y al recobrar la libertad, se desenvuelven con un poder
que haria vacilar á las mas soberbias monarquías de Europa. I-
talia sigue su peregrinación moral hacia el progreso, y su eterno
suplicio político; victima siempre de estrangeras ambiciones, no
DÉLA HISTORIA UNIVERSAL. L£3
deja de pensar buscando entre tantas desdichas la solución del
enigma de la patria, y aprisionada y agonizante, muestra al mun-
do que su inteligencia no muere: en sus dias tristes presenta ¿
Jorelano Bruno y á Galileo martirizados como ella y sometidos
al tormento. Y Galileo obligado ;í retractarse, y á confesar que la
tierra permanece inmóvil en el espacio, cuando el tormento le ar-
ranca la retractación, deshonrosa para los inquisidores y el papado,
su alma pronuncia las palabras no dichas pero sentidas por todos
los genios de la historia que fueron asaeteados por la ignorancia,
las palabras de convicción intima, el ¡é pursi innove!, noble pro-
testa ele la sabiduría contra el sofisma, de la verdad contra el er-
ror á despecho de los tiranos: eran el testimonio de la grandeza
6 inflexibilidad de la idea de tras de lo precario y lo débil del
cuerpo. La doctrina de rotación de la tierra fué declarada heré-
tica, contraria á las escrituras y falsa: los inquisidores y el papa
estaban de acuerdo. Y se aspiraba sin embargo á* la inmutabili-
dad, y se pretendía haber enseñado á los hombres todas las ver-
dades de la vida y de la naturaleza. La intolerancia y el despo-
tismo armados de un código absoluto encendían las hogueras pa-
ra arrojar en ellas al que se atreviese ii dar un paso mas allá de
la ciencia revelada, de sistemas genesiacos que no eran en defini-
tiva mas que la creencia ó juicio en un dia histórico de los es-
píritus reflexivos: lo mismo toda la humanidad podía haberse a-
bismado en la contemplación de las ideas dogmatizadas por los
sacerdocios primitivos. A pesar de todo, el renacimiento tenia
bastante fuerza para vencer.
Las luchas políticas ele Inglaterra y las disidencias religiosas.
completaron la empresa de colonización iniciada por el ínteres en
Norte-América. Formas y bases diversas que en el resto del mun-
do de Colon, se emplearían en las colonias septentrionales, pero
un hombre ilustró la colonización y dejó memoria indeleble de su
espíritu de justicia. En opinión de Quillermo Penn, los indígenas
no tenían á sus tierras menos derecho que los ingleses ;í la (irán
Bretaña: no satisfecho con las donaciones de la corona, compró á
los naturales el territorio que intentaba coloniza r, y en todo, sus
prácticas respondieron í tan honrado principia. Xo era solo esta
enseñanza la que legarían los colonos del Norte. En Europa la va-
riedad de religiones no habia quitado sus fueros á la intransigen-
cia de cáela profesión de fé: Calvino en Ginebra quemó á Miguel
Servet como los inquisidores romanos quemarían á* Jordano Bruno:
los reyes de Inglaterra perseguían todas las religiones que se se-
paraban del anglicanismo; la libertad de conciencia era un ideal, no
un hecho. Pero en Norte- América las colonias puritanas estable-
cieron un derecho perfecto que derivaba de la lógica ele la liber-
tad: proclamaron la conciencia libre y el culto sin privilegios y
144 rOMPKNÜlO
sin restricciones. Asi el inundo de Colon que fuera testigo de tan-
tos desastres, lo era también de la mas elevada consagración de
la libertad religiosa; era la victoria del progreso sobre la intole-
rancia, como Colon había sido el triunfo del genio y de la ver-
dad sobre las preocupaciones y la superstición.
Los reyes pretendieron aun dentro de la reforma someter á su
alvedrio las nacionalidades.- El pensamiento rebasaba la medida
que estableciera el principio autoritario, y en el flujo y espansion
de las ideas, serian arrollados los obstáculos: no podría afirmarse
una autaridad omnipotente, cuando no se reconocía un dogma ab-
soluto. Carlos I que había olvidado el verdadero origen de los
poderes, subió al cadalso, probándose en este hecho que los res-
petos monárquicos tan arraigados en el pueblo ingles, no eran su-
ficientes para deteneV las aspiraciones liberales.
Y como en #1 Norte crecía el impulso reformista, en contrario
sentido se reaccionaba el occidente por las fuerzas concilladas del
absolutismo y el papado, la inquisición y los jesuítas que lograron
ahogar la vitalidad moral hasta que penetrando y difundiéndose
las ideas apesar de la intolerancia estallasen todos los sufrimien-
tos y dolores como inmensa tempestad y barrieran los obstácu-
los con tanta violencia como se empleara en impedir la marcha
regular y tranquila del espíritu humano y de las sociedades Ini-
cia el progreso.
CA1TÜL0 II.
DESDÉ LA PAZ DE WKSTFAI/LA HASTA LA REVOLUOIOH KIÍAXCHS.\.
PÁRRAFO I.
Tratado de Westfalia,
La guerra de treinta años llenó de ruinas la Alemania: la mi-
tad de los habitantes perecieron, los campos quedaron desiertos.
la industria y las artes estaban en sensible decadencia: los seno-
res territoriales ganaron en fuerza y poder lo que perdía la uni-
dad: la casa de Austria que comprometió á España en todas las
grandes luchas europeas, fué también en Alemania la promovedo-
ra de tantos desastres. Suecia tenia guerra con Austria, Baviera
y Sajonia; Francia con Austria y España; España con Francia y
Holanda: Austria con Francia y los Estados protestantes: dispu-
tábanse cuestiones religiosas, políticas y territoriales: cuanto ma-
duraba aquella estraordinaria conmoción, menos fácil se hacia re-
solver el conflicto. En 1643 se iniciaron negociaciones que no ob-
tuvieron resultado, pero reanudadas en 1645 comenzaron á ven-
tilarse los diversos y complicados asuntos europeos poniendo los
medios de terminar una situación ruinosa para la mayoría de los
Estados. A las enemistades descubiertas se agregaban celos y ri-
validades ocultas; te aliase el poder de los adversarios y la eseesi-
va preponderancia de los aliados. Representaban los plenipoten-
ciarios junto al interés de su nación respectiva las pasiones reli-
giosas y aun las pasiones propias. La reunión se verificó en Or-
nabruck y Munster con asistencia de plenipotenciarios del empe-
rador, del papa, de Portugal, Francia. España. Suiza, las Países-
bajos, Suecia, Dinamarca, Saboya, Toseana y Mantua. Después de
discutir tres años el 24 de Octubre de 1648 se concluyó la paz
de Westfalia estableciendo relaciones legales mediante transaccio-
nes. Los Paises-bajos, y Suiza fueron reconocidos como pueblos
independientes; Francia adquirió la Alsacia. la confirmación de
Metz. Toul v Yerdun, v el Pi^nerol en el Piamonte. pero ruar-
lo
146 COMPENDIO
dando á las ciudades y territorios imperiales sus antiguas liber-
tades y su comunicación con el imperio: á la Suecia se enexionó
la Pomerania meridional con las islas de Rugen. Wismar, Bre-
men y Yerden (estos dos últimos obispados) bajo la soberanía del
imperio; se le indemnizaron cinco millones de thalers por gastos
de guerra y tuvo tres votos en la Dieta germánica. La parte o-
ríental de la Pomerania del Norte se adjudicó al Brandeburgo
ademas de los obispados de Magdeburgo Halberstaclt, Minden y
Camin: los obispos de Schwerin y Ratseburgo pasaron al Mecklem-
bunro: á Sajonia se unió Lusacia y cuatro bailias de Magdeburgo:
al Hesse, la abadía de Hersfeld y parte del obispado de Minden.
recibiendo ademas una indemnización pecuniaria: se constituyó
un octavo elector del bajo Palatinado;para indemnizar á los prín-
cipes, fueron secularizados los bienes eclesiásticos, entrando los
demás Estados en las posesiones que les correspondían antes de
la guerra. Nada se hizo respecto á Francia y Espaíia, y España y
Portugal por ser inconciliables los interese-.
En lo político, el derecho de lejislacion. tributos, paz y guerra
y otros puntos de primera importancia de Alemania competirían
á la Dieta germánica compuesta del Emperador y los Estados,
reservándose los príncipes la soberanía territorial y el derecho de
alianzas entre sí y con otras naciones, pero no contra el empera-
dor: la cámara imperial llamada á decidir de la contienda entre
los Estados y de los juicios de los subditos con los príncipes, se com-
pondría de igual número de miembros protestantes y católicos:
las ciudades imperiales tendrían el mismo voto que los príncipes:
se abolió la reserva religiosa, confirmando el tratado de Passau y
la paz de de Augsburgo: la paz alcanzó á los calvinistas: las tres
confe iones tuvieron igual derecho político y libertad de religión y
culto: i los disidentes de otro credo, se les reconoció la libertad de
eoQc'e icia, el culto domestico y la facultad de emigrar libremente:
las órdenes religiosas se conservarían en los Estados protestantes,
pero no se fundarían ni se permitirían otras nuevas: los protes-
tantes no quedaban sujetos á ninguna dependencia religiosa este-
rior. Aunque el pontífice anuló en una bula los artículos que se
refieren á la religión, fueron observados desde entonces.
La unidad germánica se debilitó en beneficio de los príncipes
territoriales: las cosas importantes pertenecían á la Dicta com-
puesta de los ocho electores y doscientos cuarenta votos mas. Los
príncipes, sosteniendo tropas por su cuenta, determinaban su in-
dependencia, y cada Estado, en la esencia, constituía un pueblo
autónomo salvo las limitaciones ele la Dieta. La libertad religiosa
no se sancionaba ele un modo absoluto, puesto que en el tratado
de paz de Westfalia solo se amparaba el derecho de las confesio-
nes católica, luterana v calvinista, si bien se reconocía el fuero
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 147
privado á los creyentes de otros dogmas. Aun con esa limitación,
se realizo un progreso porque eran admitidos en las relaciones de
la política universal principios opuestos religiosos como entida-
des efectivas de derecho. Francia obtuvo las principales ventajas;
Austria estaba debilitada, y la soberanía territorial de los prínci-
pes con todas las atribuciones y poderes de que se les investía,
era una causa de disgregación en beneficio de la nación francesa
que aprovechó aquí hábilmente la antigua máxima de ''dividir
para vencer.7'
PÁRRAFO II.
■ Polonia. Rusia.
Polonia. — Los vicios de la política interior bastaban para en-?
flaquecer la nación polaca: la aristocracia ademas de egoísta y so-
berbia, estaba dividida: el pueblo carecía de espíritu y tampoco
se puso empeño en educarle: las correrías y depreciaciones de los
cosacos atizaban el malestar. A la muerte de Ladislao VII los cosa-
cos, guiados por Khmielnicki se estendieron como una inundación
por el pais, derrotaron á los polacos, llegaron á Lcmberg donde saca-
ron una contribución de setecientos mil florines, sitiaron á Zamose
y exijieron á la Dieta que eligiera sucesor de Ladislao á Juan Ca-
simiro hijo de Sigismundo III de Suecia que habia sido destrona-
do. Juan Casimiro era jesuíta profeso y cardenal cuando le nom-
bró la Dieta rey de Polonia; relevado de sus votos, subió al tro-
no y se caso': nada consiguió de las negociaciones amistosas con los
cosacos, y delarándoles la guerra no hizo mas que provocar su i-
ra y las devastaciones mas grandes que nunca sufrió Bolonia; al
cabo el rey fue derrotado, confirmó la antigua constitución de los
cosacos, admitió cincuenta mil de ellos en el ejercito nacional y pro-
metió aceptar para todo el Estado la religión griega, obligán-
dose á satisfacer un tributo anual de noventa mil llorínes al Khan
de los tártaros; pero no tuvieron efecto estos compromisos por
la derrota de los tártaros y cosacos; se redujeron las condiciones
y el jefe cosaco pidió ausilio al emperador de Rusia Alejo Miche-
íovitz: de esta solicitud se aprovechó Rusia para emprender guer-
ra con Polonia, y Suecia que bajo Carlos X acometió y venció, á
los polacos: las desavenencias entre rusos y suecos salvaron la
nación polaca; se pactó una tregua y hubo un respiro de paz.^ En
1657, murió el jefe cosaco Khmielnicki nombrando sucesor á su
hijo Jorje con la tutela del ministro Juan Wigohiski, pero este,
nombrado jefe de los moscovitas, sometió los cosacos á Polonia,
formando un ducado con el nombre de Rusia, los tres palatina-
148 COMPENDIO
dos Kiev, Chernikof y Brailof: guerras inmediatas dividieron í
los cosacos. El desconcierto de Polonia llego á un estremo peli-
groso: un solo voto inutilizaba las decisiones de la Dieta; la ad-
ministración era anárquica y corrompida; las controversias religio-
sas gastaban dentro la energía que reclamaba la salud pública. Juan
Casimiro espuso á la Dieta la grave situación del pais, auguran-
do que los cosacos y moscovitas, bran deburgueses y austríacos se
aprovecharían de tantas discordias para desgarrar Polonia y re-
partirse sus despojos. Sin una política fija, sin energía y sin re-
solución, después de luchas intestinas abdicó Juan Casimiro
(16G8) siendo elegido sucesor Miguel Koribut Wisniowiecki de
la familia de los Piasti que reinó entre revueltas: le reemplazó en
breve Juan Sobieski quien dando impulso á las desorganizadas
Tuerzas de Polonia, hizo guerra á los turcos, les obligó á levantar
el sitio de Viena, inclinó la opinión en favor de su patria y hubie-
re prolongado la existencia de aquella nacionalidad si por ambi-
ciones no abandonara los cuidados generales:; cedió i Rusia algu-
nas conquistas antiguas, Smolesko, la pequeña Rusia y otras, y so
debilitó fortaleciendo al enemigo mas peligroso de su nación.
Por la paz de Oliva, renunció a la soberanía de Prusia y entregó
la Livoniaá Sueeia. Murió en 1696 lamentando los males de Po-
lonia y augurándole triste suerte. Federico Augusto, elector de
Sajorna compre) el trono, porque no fué otra cosa el estrtt&o co-
mercio entre él y los electores de la Dieta.
La importancia de Sueeia desde la guerra délo- treinta años
tenia recelosas á Rusia. Dinamarca y Polonia. A la muerte de
Carlos XI, creyeron esas potencias hallar ocasión propicia para
el logro de ambiciosas aspiraciones: Pedro 1 pretendía el mar
Oriental; Federico Augusto )j de Polonia, la Liftandia. y el rey
de Dinamarca las provincias qne habia perdido en la paz de
Copenhague y el ducado de Scbleswig<que pertenecía al duque de
ílolstein Gottorp suegro de Carlos XII. Se firmó la liga contra
rfuecia en 1699 v Federico Augusto marchó contra Liflandia.
mientras por otros lados atacaban á los suecos, los dinainar<juese>
y los rusos: Carlos XII les venció á todos, penetra en Polonia,
entró en Varsovia sin resistencia, derrotó al ejército sajon-polaco
en Klisovo (1702)y ocupando Cracovia, y las principales ciuda-
des de la nación polaca insistió en la destitución de Federico
Augusto que habia recamado: la Dieta le destituyó eligiendo bajo
las influencias suecas á Stanislao Leseinsky Woiwoda de Posen
(1704). Después de vencido en Palta va ("arlos XII por los rusos.
Federico Augusto volvió á* Polonia (1710) y quteo asegurarse sos-
tenido por tropas sajonas, pero los nobles le obligaron ;¡ despedir-
las: propúsose sin embargo debilitar Á la nobleza y lo consiguió'.
pero al dominarla la enervó no dejando fuerza viva que deten-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 149
diera la agonizante nacionalidad: los católicos animados por los
jesuítas provocaron persecuciones; la Dieta prohibió en 1717 edi-
ficar iglesias protestantes: los disidentes fueron arrojados de la
Dieta y de los cuerpos públicos: la intolerancia seria una escusa,
mas para los ambiciosos que espiaban la ocasión de lanzarse sobre
Polonia.
En 1733 murió Federico Augusto II: la Dieta eligió á Stanislao
Leczinsky, suegro de Luis XV de Francia: la nobleza había jura-
do no aceptar rey estrangero: Austria y Rusia favorecían la can-
didatura de Federico Augusto hijo del predecesor; Leczinsky hu-
yó sin que le sirvieran los pequeños refuerzos que le envió Fran-
cia, y recibió el ducado de Lorena. Federico Augusto 111(1737}
ocupó el trono y mantuvo muchos años la paz fomentando la
corrupción entre sus subditos: por otra parte la intolerancia no
estremó como en la precedente época. Pero el espíritu de bande-
ría en lugar de estinguirse se pronunciaba mas: Rusia hacia pe-
netrar su influencia en los negocios interiores de Polonia: una par-
te de la nobleza aspiraba á* enflaquecer el trono para dominar sin
contrapeso: otro bando dirijido por los Czartoriskis descendientes
de los duques de Lituauia. pretendían robustecerlo haciendo la
monarquía hereditaria; esta familia de los Czartoriskis trabajaba
por llegar al trono. En 1763, ya estuviese cansado Augusto III
de tantas intrigas ó bien le fatigara seguir casi supeditado á Rusia,
abandonó el poder y marchó á sus Estados hereditarios de Sa-
jonia. En el interregno los Czartoriskis hicieron trascendentales
reformas negando los privilegios de la nobleza, pero como estx>
vigorizaba al pais, Rusia y Prusia se opusieron. Bajo la presión
de Rusia fué elegido Stanislao Poniatowiski que tenia relaciones
con la emperatriz rusa Catalina. Sin cualidades para luchar con
los infinitos obstáculos del gobierno, ligado con la Rusia y oscu-
recido en Polonia por el influjo de los Czartoriskis, se halló pronto
estrechado por todas las oposiciones: los lituanios se or-
ganizaron en confederaciones para restablecer su independencia;
los disidentes religiosos pedían á* Catalina su intervención contra
los católicos; la Dieta confirmó el decreto contra la libertad de cul-
tos, Reppin embajador ruso dominaba al rey y amenazaba á los no
bles; tropas rusas quitaban libertad á* las deliberaciones; se hicieron
reformas restableciendo la libertad de cultos y dejando los vicios
políticos; aun el derecho de la conciencia no se reconocía como tal,
sino en cuanto convenia á los proyectos rusos. La nobleza acudió
al pueblo que antes había despreciado y le arrastró ú tumultos
que precipitáronla ruina de Polonia. Una confederación de no-
bles, clero y pueblos, se proponía luchar por el catolicismo y la
libertad: Turquía se declaró protectora de la independencia pola-
ca; Francia secundaba ií los independientes contra Rusia. Después
150 (compendio
de invadir los cosacos Polonia y cubrirla de horribles depreda-
ciones, hubo un periodo de relativa calma, cuando al embajador
ruso Reppin sucedió Wolkouski: una Dieta suplica í Catalina que
retirase las tropas rusas: la Czarina intimo áStanislao que decla-
rase la guerra á los confederados y como no fuese obedecida se
enemisto con él, al mismo tiempo que era destituido por la confe-
deración apoyada en Turquía. El hambre hacía estragos en algu-
nos territorios polacos; los guerreros se batian con valor pero sin
disciplina ni unidad: una tentativa de rapto contra Stanislao, el
rey depuesto, dio ocasión al último golpe que Rusia meditaba. Ru-
sia, Austria y Prusia proyectaban dividirse la Polonia: los pru-
sianos enviaron tropas bajo pretestos de formar un cordón contra
la peste: los austríacos invadieron provincias polacas suponiendo
que pertenecían á Hungría: no se sabe á punto fijo quien de los
tres monarcas inicio el plan de repartición: el proyecto es uno de
los mas oprobiosos ele la historia, y cada potencia ha procurado
descargarse arrojando la responsabilidad sobre las otras dos: un
hermano de Federico II de Prusia, Enrique, y José U de Austria
estuvieron en San Pctersburgo. El 5 de Agosto de 1772 se firmó
en San Pctersburgo un nefando tratado en que después de hipó-
critas formulas de humanidad, en cuyo fondo aparecen el egoísmo
y la perfidia, se adjudicaban i Rusia los gobiernos de Poloste y Mo-
hileff; al Austria las trece ciudades del condado de Zips, y la an-
tigua Rusia roja que formarían el reino de (íalitzia y Lodomiria
(Sandomir); á Prusia. la Prusia polaca y las comarcas delWeich-
sel (Elbttrg, Mariemburgo, Culni y otros). Polonia protestó contra
tan inicua agresión: las vejaciones y los atropellos de los rusos
contra los polacos, no tuvieron límites: Europa dejó abandonada
la desmembrada nacionalidad, y solo el sultán torco Mustaftf IIÍ
prorrumpió en quejas amargas y quiso intentar que no se llevara
;í cabo semejante injuria tila civilización. Los ingleses y franc
callaron alegando no tener noticia del hecho hasta que se consu-
mó por consentimiento forzoso de Polonia; Carlos III de España,
deseoso de sostener a Polonia, carecía de recursos. La mayor in-
gratitud fué la de los austríacos que debían á Polonia su indepen-
dencia por haberla librado de los turcos. En esos momentos de
agonía, Polonia que no habia sabido gobernarse ni establecer
verdaderas libertades, comenzó á mostrarse grande por el heroís-
mo y por el sacrificio: muchos nobles se suicidaron, otros pelearon
hasta morir sin tener el consuelo de la esperanza en el éxito: de-
jaron las potencias usurpadoras en la reducida nación, todo aque-
llo que contribuiría á destruir totalmente el deprimido Estado,
y aunque establecieron la libertad religiosa, no era esto bastante
ni para compensar el informe repartimiento, ni para robustecer
las fuerzas del pais. El sucesor de Federico II de Prusia parecía
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 151
resuelto á devolver á Polonia la porción que le habia correspon-
dido; Stanislao II organizo fuerzas, la Dieta se propuso reformar
la constitución (1790) que publico' en 1791: todos los habitantes
eran libres y sometidos á una sola legislación; corres pond ¡a á los
Estados el poder legislativo, el ejecutivo al rey y al CWejo. el
judicial á los tribunales; la monarquía se hacia hereditaria. Otra
vez la nobleza conspiró en favor de sus antiguos privilegios y bus-
có el apoyo de Rusia. La emperatriz Catalina que deseaba un
repartimiento total de Polonia, escribió á su embajador, que esta-
ba en su mano, si los polacos dejaban de obedecerla, borrar del
mapa la nacionalidad: se siguió la guerra, puestas de acuerdo
Rusia y Prusia: el heroico Kosciusko, alentado por la revolución
francesa, se puso á la cabeza del movimiento nacional y liberal:
los rusos vencieron sin embargo, y fué abolida la constitución del
91: en seguida los prusianos ocuparon la mayor parte de la Gran
Polonia que se llamaría Prusia meridional, y la emperatriz Cata-
lina declaró que habia resuelto restringir el territorio polaco.
Una nueva sublevación de Kosciusko terminó con la derrota
del héroe que al caer prisionero esclamó "Finis Polonia3?'. Aus-
tria terció en estos últimos sucesos: Polonia habia muerto. Kos-
ciusko vivió hasta 1845: su muerte acaecida en Soleura (Suiza)
fué sentida de todos los polacos: la revolución francesa y el im-
perio de Napoleón procuraron la primera sostener, y el segundo
levantar Polonia, pero Napoleón no tuvo propósito absoluto de
reconstituir un pueblo que ya invocaba la libertad en los momen-
tos en que el laurel y la gloria la desterraban del imperio.
Rusia. — El imperio ruso tenia hasta el siglo XVII mas caracte-
res asiáticos que europeos; asi que se ensanchaba la nacionalidad,
fuese mezclando en los sucesos de Occidente, pero sin cambiar la
condición despótica que distinguiera al Gobierno desde el princi-
pio. La casa de Romanoff poseia como en propiedad los inmensos
territorios cual señorio sostenido por la fuerza; el.emperador de-
signaba uno de sus hijos para sucederle; tenia el Czar derecho de
vida y bienes sobre sus subditos: para declarar la guerra, se leian
en una iglesia las quejas contra el enemigo: la nobleza se dividía
en cuatro clases, y solo ella podia llevar espada; laclase media de
los comerciantes de las ciudades estaba cscluida de los destinos
públicos: los aldeanos estaban adscritos tí la tierra, sin tener pro-
piedad; los esclavos servian en todos los trabajos; unos lo eran por
vida y otros también en su descendencia; la ley prohibia que se
les matase ó se les mutilara. Un consejo de Estado compuesto de
Boyardos, jueces y consejeros, entendia en lo que le sometiera el
Czar: el ejército se formaba de voluntarios y de hombres dados
por los ricos; los Strelitz ó tiradores formaban el primer cuerpo: el
152 COMPENDIO
pueblo vivía esclavizado, ignorante y miserable; algunas veces el
sufrimiento le hacia sublevarse y el Czar lo acallaba con el sacri-
ficio de ministros ú otros que fueran objeto de animadversión. Do-
minaba un despotismo oriental en la familia y en el Estado: ni ei
marido tenia trabas en la ley contra los escesos, ni el Czar en las
costumbres contra la tiranía: las muge res de alta categoría vivían
casi recluidas en sus casas. Habia una mezcla de lujo y de barbarie
que no se parecía ni al refinamiento oriental ni ¿! la sencillez de
muchos pueblos de occidente. En todo era Rusia un pueblo en
formación.
Pedro el grande, 1089, 1725. — Separada del Gobierno la am-
biciosa Sofía, subió al trono su hermano Pedro, dejando al inca-
pacitado Juan, hermano mayor, solo el título de Czar. Habíase c-
ducado el nuevo emperador en los principales centros de cultura
europea, aprendiendo por él mismo las artes de la agricultura del
capitán Leforten Ginebra. Viajó por Holanda, Alemania ó Ingla-
terra, y estuvo de oficial en el taller de un carpintero de Zaar-
dam. cerca de Amsterdain: en Venecia y Austria siguió estudian-
do las costumbres y meditando en los medios de elevar á su pa-
tria; envió á Rusia marineros, artesanos, artistas y sabios. En su
ausencia se reprodujeron los desórdenes, y regres ! al tener noti-
cia de una sublevación de los Strelitzes ( 1 *iM7). — Aunque inspira-
do por ideas generosas, y con un talento superior.la educación. y la
barbarie de su pueblo, hicieron de Pedro I una confusión de
crueldades y de grandes pensamientos; el hombre brutal y coléri-
co aparecía detras del audaz reformador. Llegó ;¡ Rusia, enrodó i
dos mil hombres y decapitó cinco mil; asi concluyó el motín de
los Strelitzes. En seguida cambió la táctica del ejercito organizán-
dolo al estilo europeo, y creando una poderosa artillería. De la
guerra contra los turcos sacó por el tratado de Carlowitz (1699)
la posesión de Azoff;se había valido de oficiales prusianos, aus-
tríacos y holandeses: luego fundó ;í Tangarow, y se cuidó de en-
viar á las naciones mas civilizadas un número considerable de ru-
sos para eme aprendieran y Iteraras asa patria los adelantos mo-
dernos. En 1699, se firmó la liga de Rusia, Polonia y Dinamarca
contra Suecia: los rusos querían la posesión del mar Oriental: e1
joven rey sueco Carlos XII batió tí los dinamarqueses haciéndo-
les separarse de la liga, y venció á los rusos en Narwa (Noviem-
bre TG99) y Curlandía, destrozó á los polacos, pasó ;í Sajonia, elec-
torado del rey de Polonia Federico Augusto, pero durante estas
correrías, Pedro de Rusia levantó fortalezas, echó los cimientos
de la moderna Petersburgo, desecó las marismas del Xerva para
hacer navegable ese rio, disciplinó sus ejércitos y esperó ií Carlos
Xil que devuelta de Silesia y Polonia se dirijia al corazón del
COMPENDIO 153
imperio ruso: Carlos XII ocupó a G-rodnoy Wilna (1708), marchó
ií Smolesko sin hallar resistencias, tornó ¡í la Ukrania sin aguardar
á su general Lovenhaupt que llevaba refuerzos y víveres y que
fué derrotado por los rusos por no poder unírsele a' tiempo, y las
lluvias, los trios y las enfermedades, no detuvieron aquella espe-
dicion á través de inmensas selvas y desiertos; los soldados mo-
rían helados, como un siglo después los de Xapoleon, y los rusos
aprovechaban todas las circunstancias para hostigar á sus enemi-
gos. En 1709 fué el rey sueco vencido delante de PultaAva.
capital de la Ukrania. cuya plaza sitiaba; Pipery los otros gene-
rales suecos cayeron prisioneros, y el tren y caja de guerra se
perdieron también. Los rusos volvieron á vencer á Lovenhaupt
que se rindió con diez y seis mil hombres. Pedro í estendió sus
conquistas ala Estlandia. laLiflándia y una parte de la Finlandia.
Fugitivo Carlos XII en Turquía consiguió que los turcos declara-
sen la guerra á Rusia, y un ejército del sultán penetró en Molda-
via donde estaba Pedro I: en el Prnth las tropas rusas iban á caer
en poder de los turcos, cuando Catalina, esposa de Pedro I (anti-
gua esclava del general MenzikoíF) compró la paz devolviendo
Azoffá Turquía y desmantelando la ciudad de Tangarow. Desde
la guerra sueca comenzó el engrandecimiento de Rusia que adqui-
rió provincias estensas, costa al mar Oriental y el mar Negro, co-
municaciones fáciles por la traslación de la Capital á Petersburgo,
é intervención directa en la política europea. Pedro I construyó
caminos, canales, ciudades, y puertos, protejió ei comercio, formó
la marina rusa, alentó la industria, estableció fábricas, esplotó mi-
nas, reformó el urden interior regularizando el servicio público y
la policía, creó una Academia de Ciencias, suprimió el patriarcado
eclesiástico sustituyéndolo por Sínodos, intentó dar á su pueblo un
código civil aunque no tuvo tiempo de realizar su pensamiento, pe-
ro cometió la crueldad de condenar á muerte á su hijo Alejo, prínci-
pe inquieto, enemigo de reformas y mal avenido con la política
regeneradora de su padre. Otra guerra con Rusia estendió el in-
flujo ruso en el centro de Asia. En los últimos años de su vida
viajó por Europa segunda vez estudiándolo todo, pero llamando
la atención por aquel doble carácter de hombre á medio civilizar
y de un talento privilegiado y una tendencia irresistible al pro-
greso de su patria. Murió en 1725 no se sabe si emponzoñado ó de
muerte natural, dejando marcada la senda política de Rusia que
consistiría según Pedro el grande, en arrojar á los turcos de Eu-
ropa, comprometer al Austria, mantener el imperio en pié de guer-
ra, estenderse por el mar Negro y el Báltico, llegar á Constantino-
pla, unirse con Inglaterra, mantener la anarquía en Polonia y
Suecia hasta poder subyugarlas, procurar la rivalidad de Francia
y Austria, dividir para debilitar, y dominarlo todo por la debili-
154 DE LA HISTORIA UNIVERSAL.
dad agena: en el comercio pensaba que la India era el nías gigan-
tesco foco de riqueza.
Catalina I solo vivió dos años después de la muerte del empe-
rador; el sucesor Pedro II, hijo del príncipe Alejo, murió en
1730 tras una regencia despótica de Menzicoff y después de Do-
gorucky. Ana sobrina de Pedro I (1730 á 1740) gobernó tiránica-
mente con su favorito Byron y con Ostermanh y Munich, alemanes
de talento y espertos en cosas políticas: hizo guerra i los turcos de
acuerdo con Austria, conquistó la Crimea,ocupó Moldavia, y habría
seguido adelante á no anticipar Austria la paz en que se convino
la devolución de lo conquistado. Designado Juan, nieto de una so-
brina de la emperatriz; durante la minoría se encargaron de la
regencia los padres del Czar nombrado, Antón Ulrico de Brunch-
wik-Luneburgo, y Ana, eligiendo Ministro á Munnich. Al año
siguiente (1741) una sublevación de la guardia imperial colocó en
el trono á Isabel hija menor de Pedro el grande, muger licenciosa
y corrompida que acabó de desmoralizar la corte ya bastante des-
moralizada en el tiempo de la emperatriz Ana: los favoritos Les-
toc, Bestucheff y otros ejercieron sucesivamente pernicioso inílujo.
En 1762 murió Isabel heredándola Pedro III: lia bia fundado la
Universidad de Moscou, y el teatro nacional y una academia de
bellas artes en San Petersburgo; quedaba la Rusia engrandecida,
sujetos los cosacos, y atemorizadas Turquía y Prnsia. per»» las cos-
tumbres relajadas de la corte, la disolución alternada con la hipo-
cresía, el espionaje casi elevado ;í magistratura, eran males quizá
superiores á los beneficios reportados por las guerras y por la di-
plomacia.
Pedro Hiera hijo de Ana, primogénita de Pedro el grande; rei-
nando en el Holstein Gottorp, Isabel le había hecho marchar á Ru-
sia, le obligó a abrazar la religión griega y le casd con Sofía de
Analt-Zerbst,qnc tomó el nombre de Catalina. En 1762 boma pose-
sión del imperio y le corrígió de algunos de sus vicios; abolió el
tormento y el tribunal secreto de inquisición política, reformó el
ejército, protegió la industria mas que ninguno de sus predecesores,
desamortizó los bienes eclesiásticos v se unió á Federico II de Pru-
y
sia contra los austríacos. Su esposa Catalina, muger impúdica, tan-
to como ambiciosa, conspiraba contra su marido aun antes de que
ocupase el trono; hacíase la defensora de la religión y el amparo
de todos los descontentos, y por último estalló la revolución que
la proclamaba autócrata, y venciendo á Pedro III solo le concedió
la vida para que poco después los favoritos Orlofy Odart le enve-
nenaran acabándole apuñaladas porque tardaba en morir. La ac-
ción que faltaba á Pedro III, era la primera fuerza de su muger.
Los reyes de Europa la reconocieron, cada cual por su interés par-
ticular. Fingió sentimiento por la muerte de su marido, al hago al
COMPENDIO 155
ejercito y al clero, y trató de captarse las simpatías populares. Va-
rias conjuraciones para destronarla, la mas importante por Basilio
Mitrowitch, no tuvieron éxito. Otros revolucionarios se presenta-
ron en campaña con el nombre de Pedro III, y al fin sucumbieron,
Los sucesos ele Polonia facilitaban la ambiciosa política de Catali-
na II que hizo elegir rey á su favorito StanislaoPoniatowski: las
cuestiones religiosas la dieron intervención en favor de los disi-
dentes: el embajador de Catalina en Varsovia dominaba al rey
polaco y el ejército ruso se imponía al pueblo y á la dieta; los disi-
dentes apoyados por Rusia alcanzaron el edicto de tolerancia (1767)
pero sublevados los católicos, venció Rusia y persiguió á los venci-
dos hasta territorio turco, asolando al paso cuanto encontraba: el
Sultán de Constantinopla escitado por el embajador de Francia de-
claró la guerra á Catalina II (1768); los católicos de Polonia se
vengaron de los disidentes. Comenzó la guerra ruso-turca con una
ferocidad estraordinaria;la matanza y el incendio acompañaban las
victorias: el general ruso Romanzoff derrotó en Julio y Agosto á
los turcos sobre el Pruth y conquistó Moldavia y Yalaquia. En la
toma de Bender, se hizo admirar de Europa (1770) que no conocía
bien los poderosos elementos de Rusia: los griegos de la Morea
sublevados contra el yugo turco, eran pasados á degüello, y que-
mados los pueblos: la Crimea cayó en poder de Catalina: la ilota
turca se incendió cerca de la isla de Chios, en el combate naval
de Tschesmé; la peste se unia á la desolación y á los asesinatos en
masa: Alejo y Gregorio Orloff jefes déla campaña, perseguían
encarnizadamente álos fugitivos indefensos haciendo en ellos hor-
rorosa matanza. Sujeta Crimea con falsías é intrigas, Catalina
construyó la ciudad de Cherson haciendo escribir sobre la puerta
que miraba al lado de Turquía. ''Camino de Constantinopla?,Turquia
vencida en Schnmla,hizo la paz de Kudschuck-Kainardsché (1771)
declarando independientes del sultán los tártaros y la Crimea, su-
jetos al protectorado ruso los principados de Moldavia y Yalaquia,
y libre el paso por los Dardanelos y mares de Turquía á los barcos
rusos. (Poco después tornó Rusia la Crimea mediante engaños
seguidos de la guerra con el Khanato). Hedíala paz, Polonia fué
víctima señalada á la ambición de Catalina II, y tras guerras san-
grientas en que ardieron muchas ciudades, Catalina, José II de
Austria y Federico II de Prusia, firmaron el manifiesto de 1772
que arrancaba una parte considerable del territorio polaco y lo
distribuía entre las tres potencias.
En 1783, por instigación de Inglaterra y Francia,Turquia decla-
ró la guerra á Catalina II, y se hizo con tanta crueldad como la
primera: en la toma de Oczakow por los rusos se encontraron las
trincheras cegadas por cadáveres; Beuder é Ismail sucumbieron
al poder ruso, pero la muerte de José II de Austria y la paz de
156 A LA HISTORIA UNIVERSAL.
su sucesor con los turcos, obligó á Catalina II á Armar la de Jassy
(Febrero 1792) por estar amenazada por Inglaterra y Polonia, y
haber agotado el tesoro; fueron devueltas las conquistas señalándo-
se el Dniéper como límite entre Rusia y Turquia. El proyecto de
nueva constitución en Polonia atrajo á esta nación las simpatías de
Europa, pero el odio mas encarnizado de Rusia: las divisiones de
los polacos favorecieron de nuevo la intervención de Catalina II:
Kosciusko luchó heroicamente, pero divididos los partidarios de
la constitución por la política sagaz de Rusia, triunfó Catalina y
en 1793, ella y la monarquía prusiana acordaron el segundo re-
parto de Polonia: Lituania, la pequeña Polonia, Podolia. la Ukra-
nin y otros territorios menos importantes entraron en el imperio
ruso: Prusia tomó la gran Polonia con Danzigy Thorn: los atrope-
llos contra los diputados déla dieta y los hombres de mas valia
acompañaron la grande iniquidad y el incalificable despojo del débil
por el fuerte. El resto de Polonia quedaba ligado ¡í Rusia que
podria enviar sus ejércitos cuando le acomodase, é impedir todo
cambio en el orden interior. Los polacos adquirieron en ese mo-
mento supremo toda la energía y la unidad que antes les faltara:
reunidos en 1794 á las órdenes de Kosciusko, vencieron á los ru-
sos, incendiaron el palacio del embajador Igelstrom y arrojaron las
guarniciones rusas: Cracovia y Lituania secundaron el movi-
miento; Suwaroff, célebre y cruel general ruso venció al cabo ú
los independientes; Kosciusko cayó prisionero y herido: en Pra-
ga, arrabal de Yarsovia. Suwaroff acuchilla doce mil habitantes
indefensos arrojando sus cadáveres al Weichsel. En Huero de
1795, Rusia, Austria y Prusia declararon que en interés de la paz y
de la seguridad de sus Estados, debían repartirte el resto de Polo*
nía. Curlandia y una superficie de dos mil millas se adjudicaron .í
Rusia. Ademas de grandes territorios polacos adquirió Catalina:
en Persia, Íes provincias de Kokhet, Oardonet y Daghestan, e!
país de los Ossetes. parte de Georgia y del Chinan: la Crimea,
Azoffy el territorio de Kerrs la isla de Taman y parte de Kon-
ban; la Mingrelia, el principado de ímerethia. el pais de los bañes,
los Tcgkis y de los circacianos. y el de los cosacos del Don y de!
Mar Negro. Murió Catalina en 1796. Su gobierno, sin adolecer
de muchas faltas, (Mitre ellas la de un implacable despotismo, for-
taleció la unidad nacional e hizo reformas útiles. Kra Catalina ! í
instruida y amante de la filosofía, pero no obedecía los preceptos
de la justicia cuando tenia ínteres en conculcarlos: estaba en cor-
respondencia con Voltaire y los enciclopedistas: mejoró la adminis-
tración civil, creó escuelas, fomentólas que existían: elevó la con-
dición délos comerciantes, favoreció la industria y la agricultura;
humilló a la nobleza, no tanto por estirpar privilegios levantan-
do al pueblo, como porque rechazaba toda competencia de poder
COMPENDIO 15 i
y quería dominnr sola por medio de sus favoritos unas veces
dueños y otras instrumentos suyos: las victorias en el esterior la
dieron estraordinario prestigio: nadie le disputo el imperio en los
últimos años: en ocasiones era cruel hasta el ensañamiento, y en
otras flexible hasta la despreocupación: la adulación la hizo rene-
gar desús primeras ideas; protegía al pueblo como tí un menor
de edad sin comprender ni permitir que pudiera imponérsele:
nobles y siervos eran iguales ante ella que á todos tenia subyuga-
do. Al estallar la revolución francesa aconsejaba que se humillase
al pueblo; era su condición despótica, queriendo sin embargo ha-
cer cosas útiles pero que á ella sola se debieran como fuente de
bienes. En la vida privada nada tenia que envidiar á su predece-
sora Isabel: la prostitución y la inmoralidad dominaban con impe-
rio absoluto en la corte: los queridos se imponían un momento
para dejar paso á otros nuevos; Orloff, (Gregorio) y Potemkin el
Tauro fueran los de influencia mas duradera,
PÁRRAFO III.
Sucedió á Cristian IV de Dinamarca (1048) su hijo Federico III
que gobernó algunos años en paz: proponiéndose cambiar las ins-
tituciones del pais, unió á la clase media contra la nobleza y
fundó el absolutismo: la Asamblea de los Estados hizo la corona
hereditaria y autorizó al rey para dictar una constitución que co-
menzó el secretario (label y completó Schumachez: el antiguo
Consejo real se reducía á cuerpo consultivo: declaró el rey ;í
Copenhague Capital del reino, estendió entre laclase media y el
clero privilegios de, que solo hasta entonces había disfrutado la
nobleza (1600). fijó el orden de sucesión irasmisibíe también á las
hembras ;í falta de varones, y agregó á la corona los bienes y pre-
bendas de la iglesia. Durante los movimientos reformistas Car-
los X de Suecia invadió Dinamarca, pasó sobre los lóelos í la tela
deSeeland amenazando á Copenhague y arrebató algunas pose-
siones de la monarquía danesa: el influjo de Suecia había desper-
tado rivalidades en todo el Norte y Federico III se valia de la
ocasión al ligarse con Holanda para recobrar territorios tiempos
antes cedidos ¿í Suecia. La paz de Koskild libró á los daneses de
los peligros que les amenazaban ( 1 (\h^): Cromwell se había oj uesto
¿tíos repartos de Polonia y de Dinamarca que deseaban los pue-
blos del Norte. Fu el instante en que se hacían las reformas po-
líticas por Federico III, los suecos invadieron por segunda vez la
158 DE LA HISTORIA UNIVERSAL.
Dinamarca embistiendo la Capital Copenhague; los ciudadonos se
defendieron, los potencias reprobaron aquel injusto ataque y con
una escuadra de refuerzo Federico III venció en el Sund a los
suecos: en seguida se renovó la paz de Koskild, quedando apesar
de todo la Suecia preponderante en el Báltico (1659): en otra
guerra con Carlos XI de Suecia, los daneses vencieron mas tarde
alas escuadras suecas (1675). Murió Federico en 1670, heredán-
dole su hijo Cristiano Y que impulsó la prosperidad nacional,
estableció la compañia mercantil para las Indias occidentales,
agrandó la marina, hizo un código civil, igualó los pesos y medi-
das y estableció el alumbrado público en Copenhague: en su tiem-
po aparecieron las primeras fábricas de seda en Dinamarca. Fe-
derico IV (de 1700 á 1730) se coaligó con Rusia y Polonia con-
tra Carlos XII de Suecia; derrotado por los suecos, hizo en 1720
la paz de Stokolmo. En esta época, Hans Egede, clérigo de Vogens
armó por suscricion tres buques y marchó á la Groenlandia desde
largo tiempo abandonada, y dio ocasión á que otros continuaran
las esploraciones; luego se organizó una colonia de hermanos mo-
ravos; también adquirió de los franceses la isla de de Santa Cruz
en las Antillas.
Cristiano VI (1730 á 1746) restableció la Universidad de Copen-
hague, impulsó la industria nacional, fundó compañías industria-
les, obligó á los señores á abrir escuelas, y anexionó por compra
los ducados de Holstein y Schleswig. Federico V (1746 á 1766)
señala el periodo mas pujante déla monarquía danesa: declaro
libre el tráfico para todos sus subditos, fundo una sociedad de co-
mercio para hacer de Copenhague el centro de las mercancías del
Báltico, compró los derechos de la compañía de Indias y Guinea,
creó casas de inválidos, institutos de artes y oficios, academias
militar y de bellas artes, teatros, ja rd i n botánico, y ayudado de
su célebre Ministro ífernstof, levantó el crédito del país y lo puso
á la altura de las naciones mas reputadas por ms adelantos. Una
sociedad de sabios recojió las antigüedades de blandía. Una breve
guerra por la posesión del ííolstein y Schleswig (pie ambicionaba
Rusia, concluso quedando los daneses en posesión de los ducados
á cambio de otras compensación
Cristiano VII gobernó desde 1766 á 1808; inteligente pero
bil de carácter, buscaba mejor las impresiones (pie perseguir con
constancia un objeto: visitó la Europa y entretanto perturbaban
el reino su muger Carolina Matilde de Galles, hermana de Joige
III de Inglaterra, la viuda de Cristiano VI, y Juliana, madrastra
del rey. Al regresar del viage, Cristiano VII se confió al médico
Juan Federico Struensee que luego tuvo amores con la reina
Matilde: reformó Struensee la administración, abolió mu hos tí-
tulos y honores, suprimió monopolios y privilegios, pero con otras
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 159
medidas menos discretas se enagenó las simpatías del pueblo, único
ausiliar cuando habia humillado á la nobleza. La medida mas ra-
dical fué declarar la prensa libre. Una conspiración dirijida por
Juliana, tuvo por resultado que el rey firmara el decreto de pri-
sión de Struensee y de destierro de la reina á la fortaleza de
Kronemburgo (1772): el proceso se sentencia contra Struensee
condenado á perder la mano derecha y la cabeza; la reina fue
separada del rey y enviada íiLille donde muró de pesar á los tres
años: Juliana se apoderó del gobierno y lo mantuvo doce aíios
hasta que el príncipe real Federico se lo arrebató y rigió Dina-
marca á nombre de su padre con el Ministro Bernstorf, sobrino
del afamado valido de Federico Y, protegiendo la riqueza nacio-
nal. El gobierno de Federico se señaló especialmente por la eman-
cipación de los siervos de terruño. En 1808, por la muerte de
Cristiano YII su padre, entró á reinar.
Suecia. — Al subir al trono Carlos X Gustavo, Suecia estaba
empobrecida y sin medios de obtener recursos: el rey obligó á la
nobleza á devolver los bienes realengos poseídos por compra ó
donaciones desde la muerte de Gustavo Adolfo: Cristiano habia
procedido con un despotismo que Carlos X creyó siempre peligro-
so. Su primer paso fué reanudar las glorias de Gustavo Adolfo
estendiendo su dominación á los países que rodean el Mar Báltico.
Al año siguiente de tomar posesión del trono (1655) emprendió
guerra con Polonia cuyo rey Juan Casimiro alegaba derechos á
Suecia. se apoderó de Yarsovia y Cracovia, sometió Mazo vía y
la Lituania, pero despertando rivalidades en el esterior. pron-
to se encontró frente á un poderoso ejército de Juan Casimiro á
qnien ayudaban Dinamarca, Sajonia y el emperador alemán: ven-
ció sin embargo en la batalla de Yarsovia (Julio 1656) y hubiera
corrido grave riesgo la independencia polaca, si la invasión de
los daneses en Suecja no le obligara á retroceder en defensa de su
propio territorio: en 1669 se hizo el tratado de AVelan en que
Juan Casimiro renunciaba sus pretensiones al trono sueco y
abandonaba el protectorado sobre Rusia, aunque Polonia habia.
ya recobrado la independencia desde 1657. Caries X acometió
á los daneses á su vuelta de Polonia, les tomó Sehleswig y el
Jutland, pasó por encima del hielo el pequeño y el gran Belt, y
obligó tí sus adversarios á pactar el término de las hostilidades
por el tratado de Koskild. A los pocos meses Carlos X acometió
de nuevo á los daneses que ahora se defendieron enérgicamente
hasta que con ausilio de Holanda y las oposiciones que contra los
suecos se manifestaron en el Brandeburgo. Polonia y Austria,
tomaron las cosas buen aspecto para los invadidos. Carlos X
murió durante el sitio de Copenhague sosteniendo guerra contra
160 COMPENDIO
seis naciones ¿ la vez. La paz de Copenhague intervenida por
Francia, Inglaterra v Holanda modificaba solo accidentalmente
el tratado de Koskiíd (1668).
El gobierno quedó en poder de cinco regentes y de la viu-
da de Carlos X, en la minoria de Carlos XI: las fuerzas públicas
se debilitaron, el desorden agotó el erario y el prestigio de Sue-
cia decayó en toda Europa en medio de las fluctuaciones interiores
y la inhabilidad de los regentes. A los diez y siete años de edad
(1672) se hizo cargo del Estado Carlos XI. y por su alianza con
Francia, emprendió guerra con Holanda, penetró en el Brande-
burgo aliado de los holandeses y fue derrotado en Fehrbellin: to-
das las potencias del Norte y del centro se levantaron entonces
contra Suecia: los daneses la hicieron perder una escuadra, y se
pensaba en repartir el territorio sueco cuando por influjo de Luis
XIY se celebraron paces particulares con los Estados del Norte.
Carlos XI se dedicó ya ú los negocios del gobierno, aumentó las
rentas, quitó al consejo real la autoridad deque se había investido
en los interregnos y minorías 6 hizo ;í los nobles restituir todos
los bienes realengos enagenados.
Carlos XII (1697 ¿í 1719) de diez y ocho años de edad, sin ad-
mitir la* regencia testamentaria tomó el poder. Suecia estaba flo-
reciente: dominaba las costas del mar Oriental y la desembocadura
del Wesser, el Oder, el Duina y elNeva: sus fronteras llegaban
hasta el territorio en que Se rondaría IYíersburgo. Las naciones
vecinas la miraban con envidia y aprovecharon la muerte de Gar-
losXl parcfadquirir posesiones que suponían no podría defender
el joven Carlos XII. Pedro l de Rusia ambicionaba el mar Orien-
tal; Dinamarca y Polonia las provincias que cedieron en anterio-
res tratados. Unidas las tres naciones en una liga (1699), Fede-
rico Augusto de Polonia marchó Inicia Liflandia. tropas rusas
invadieron la Fstlandia y los daneses declaraban1 la guerra al
duque de Holsteiu Gottorp: (arlos XII con poderosa escuadra
sitió tí Copenhague y la obügó ti separarse de la liga (paz de
Travendal, Agosto !(><><)): en seguida fué contra los rusos y loe
derrotó en Narwá con un ejército diez veces menor, y tí Curlandia
donde los rusos y sajones sufrieron la misma suerte: exigió la des-
titución del rey polaco Federico Augusto, penetró en Polonia,
entró en Varsovia, destruyó al ejército polaco sajón en Klisow,
ocupó á Cracovia (1*702)' le entregaron ó conquistó las principa-
les ciudades, hizo proclamar rey de Polonia ¿í Stanislao Leszinzky,
pasó ;í (íalitzia devastando el territorio, regresó á Polonia donde
Federico habia tomado de nuevo el gobierno, hizo retirar íí los
rusos de Lituania, marchó á Sajonia que fué cruelmente maltra-
tada y aunque Federico Augusto renunció la corona de Polonia
en el tratado de Altrandstadt (170<)) las tropas suecas siguieron
DE LA HISTORIA UNIVERSAL ÍÜl
uu año en tíajonia. Mientras estas correrías de Carlos XII, Pedro
de Rusia se apoderó de la Ingria y parte de Liflandia y
Estlandia. Carlos XII marchó hacia Moscou, pasó el Bere-
cine, y por sugestiones del jefe cosaco Macepa, su ausiliar,
no esperó el refuerzo del general Lovenhaupt y se dirijió i la
Ukrania sin encontrar resistencia: millares de soldados murieron
de frió: Carlos puso sitio á Pultawa capital de la Ukrania; habia
perdido la artillería, y fué vencido en la batalla que le presentó
el emperador de Rusia Pedro I (Julio 1709). Los generales
Rhenskjold, Piper y algunos otros quedaron prisioneros: Loven-
haupt tuvo que entregarse en la retirada con diez y seis mil hom-
bres y Carlos XII se salvó llegando á Turquía: el sultán le reci-
bió con agasajos: consiguió que Turquía declarase la guerra á
Rusia, mientras todo^sus enemigos combatían la Suecia: la paz
turco- rusa dejaba al rey paso libre para sus Estados, pero se de-
tuvo, y le aprisionaron los turcos. En 1714 llegó á Suecia: ademan
de Polonia, Rusia y Dinamarca, se habían unido á la liga Han-
üover y Prusia: luchó Carlos en Stralsund, peto no pudiendo re-
sistir á todos sus enemigos, se retiró á Suecia: la Pomerania y h
isla de Rugen pasaron á los prusianos. Penetró todavia en Noruega
y tuvo que retroceder compelido por el frió y por la resistencia
de los habitantes (1716): otra segunda intentona no produjo me-
jor éxito. Por último en 1718 murió Carlos XII delante de la
fortaleza de Friedrichshall, según se aseguró, por mano asesina.
En 1719 fué elegida reina Ulrica Eleonora, casada con el du-
que de Hesse-Cassel, y hermana de Carlos XII: la nobleza sueca
recobró antes sus privilegios y obligó á la reina á reconocer la
antigua constitución aristocrática y el Consejo que tenia poder-
igual al del monarca. Se prohibió á la clase media comprar bie-
nes de los nobles, y fueron castigados los defensores del sistema
inaugurado por Carlos XI. La guerra terminó por el tratado de
Nystadt. La aristocracia se vendia vergonzosamente á las cortes
«strangeras (Francia ó Rusia): una guerra promovida por escita-
€Íon de Francia, entre Suecia y Rusia, tuvo por resultado la hu-
millación de Suecia (1743, paz de Abo):que perdió parte de Finlan-
dia, obligándose ademas á nombrar sucesor en el trono á Adolfo
Federico duque de Holstein cuñado de Federico II de Prusia. La
reina murió en 1757 y hasta 1771 gobernó Federico, débil de
carácter, limitado ademas en atribuciones, y con los peligros que
llevaban las ambiciones de Rusia y los compromisos por Francia:
los Mutzen quisieron restringir los fueros nobiliarios y fracasaron
(Mutzen partido de los bonetes, afecto á Rusia: Hütte, de los som-
breros, afecto á Francia). Mezclándose Suecia en la guerra de siete
años, cayó el partido Hütte, y le reemplazó el partidario de Rusia,
no con menos sufrimientos del pueblo y humillaciones del Estado.
11
162 COMPENDIO
Adolfo Federico abdicó en 1771 entrando á sueederle su hijo
(Gustavo III (1771 a 1792) que por medio de una rovolucion
quito' el poder a la nobleza y restableció la autoridad monár-
quica: se abolió el-tormento, se reformaron los tribunales, creá-
ronse instituciones benéficas; pero el carácter militar del reino y
la 'introducción de costumbres refinadas de que Gustavo III se
rodeaba, perjudicaron al pais. Renováronse los torneos y juegos
déla edad media cuando ya se habia perdido el espíritu que los
inspiró, y se empeñó el rey en caprichos- estravagantes de ningu-
na utilidad, como fueron las leyes sobre trajes y otras. En la
guerra con Rusia, el ejército no quiso obedecer acusando la lucha
de inconstitucional; el rey apeló al pueblo, castigó á los autores
del tumulto y por el acta de unión, y aecpirichd. se dio al monarca
el derecho de hacer la guerra sin consultar* al consejo: siguieron
las hostilidades con honra hasta la paz de Wérela (1700). pero
sin provecho. Intentó Gustavo en alianza con Rusia hacer guerra
ala Francia revolucionaria, pero la Dieta le negó los recursos
y los nobles tramaron una conjuración que acabó con la muerte
del rey (1792) en un baile de máscaras. Le heredó su hijo (Justa-
vo TV imitador de las costumbres «leí predecesor su padre y
perdió la corona en 1 809.
PÁRRAFO IV
IPrusia .
K\ territorio prusiano se constituyó en ducado hereditario á
principios del siglo XVI, bajo el protectorado de Polonia, de la
cual se haria independiente á mitad del siglo "XVII. Su importan-
cia en Furopa habia sido muy escasa porque su situación y el
poder de las naciones vecinas no le consentían desenvolverse. En
1640, Federico Guillermo heredó el Electorado de Brandeburgo
y los ducados de Prusia y (leves y estrechó sus dominios en una
sola nacionalidad. El Elector ejercía influjo en Alemania, y antes
del siglo XVII el Brandeburgo se habia significado por su poder
y también por haber adoptado la reforma. Federico Guillermo
llamó estrangeros aprovechándose délas luchas religiosas, pro-
tegió las artes y el comercio, y creó un ejército permanente: al
morir en 1 688 dejaba un nombre prestigiado, un poder muy su-
perior al de cualquiera de los Electoras de Alemania, y elementos
dispuestos para continuar la obra comenzada. Su hijo Federico I
dio á sus dominios el aparato de una monarquía, y á la norte las
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 16$
solemnidades y ceremonias que usaban los re}res. La guerra de
sucesión al trono de España envolvió a casi todas las nacionas de
Europa, }r Federico tomó parte por la casa de Austria: agrade-
cido á este servicio el emperador Leopoldo, le reconoció como rey
de Prasia (1700), se coronó luego en Koenisberg y en el tratado
de Utréch (1713) le reconocieron las potencias signatarias. Al
tiempo de su coronación creó la orden del águila negra. Aunque
vano por carácter, consagró una protección decidida á las letras,
el comercio, las ciencias, y la artes: creó academias y fomentó la^
que existían, favoreció la libertad científica, abrió universidades y
consumió parte en mejoras y otra en lujo los tesoros del pais. En
1713 le sucedió Federico Guillermo I, tan económico que rayaba
en la avaricia; suprimió el lujo y dejó solo la servidumbre indis-
pensable: las alhajas fueron vendidas para pagar deudas atrasa-
das: tenia tertulias sencillas, huyendo de los banquetes y fiestas.
Semejante espíritu de economía perjudicó á las ciencias que no se-
sostuvieron en este reinado á la altura que en el anterior: al pres-
cindir de lo supérfluo, no supo contenerse en el límite que separa
los gastos reproductivos de los estériles. Era el rey franco pero
duro; él mismo enseñaba los ejercicios militares y acostumbraba
con el ejemplo á soportar las fatigas: redujo las contribuciones-
hizo hereditarios los feudos, reedificó las ciudades arruinadas.
prescribió leyes antieconómicas para impedir la entrada de arte-
factos estrange ros; protegió á los emigrados de todas clases, se-
propuso la sencillez y el orden aun á costa de estravagantes pro-
hibiciones; creó un colegio de cadetes, casas de espósitos y hospi-
tales; era justiciero y aveces cruel: parecía acumular los recursos
que pondría en juego su hijo Federico II: á su muerte (I740)r e!
Erario estaba enriquecido, el ejército disciplinado y fuerte, los
tributos ingresaban con regularidad.
Federico II no gustaba de las costumbres llanas de su padre:
amaba el arte, la literatura, las modas. Estas tendencias que con-
trariaban á Federico Guillermo enemistaron al padre y al hijo:
Federico hastiado de la dureza del rey había querido fugarse ií
Inglaterra, pero descubierto, sus cómplices pagaron con la muer-
te y con prisiones, y á él mismo se le impuso la pena capital como»
desertor, pero le fué conmutada por encierro en la fortaleza d&
Kustriu: á los cuatro años de prisión salió y se le obligó á trabajar-
en las obras del castillo antes de que recobrase la espada. Tales cas-
tigos no le desviaron de sus preferencias y hábitos: inspiran dese-
en los héroes griegos y romanos, abrigaba esperanzas de imitar-
los: se escribía con Voltaire y los principales filósofos y literatos.
De este modo los hombres mas pensadores de Europa celebraron
la elevación al trono de un príncipe que en su juventud diera tan-
tas muestras de cultura é inteligencia. Las primeras medidas de
164 COMPENDIO
Federico II (1710 a 1786) le acreditaron como hombre de previ-
sión y de gobierno; las ciencias comenzaron á adquirir ese lastre
que era la base del estraordinario desarrollo ulterior. La guerra
daria al rey de Prusia ocasión inmediata de probar sus fuerzas.
Carlos YI de Austria, no teniendo hijos varones, dejó sucesora
i su hija única Maria Teresa. A la muerte del emperador, ('arlos
Alberto, Elector de Baviera adujó pretensiones al imperio y le
apoyaban Francia y España: Federico II reclamó derechos a los
principados de Jagendorf, Líegnitz, Brieg y Wohlan ocupados
por Austria desde la guerra de treinta años y se declaró por el
pretendiente con la condición de que pasase la Moravia al rey de
Polonia Augusto III. Federico II invadió la Silesia con sus gene-
mies Schwerin y Leopoldo Dessau, y venció í los austríacos en
la batalla de Molwitz (1741) y después en la de Czaslau: Maria
Teresa queausilíada por los.húngaros luchaba contra el preten-
diente Carlos Alberto, hizo la pazcón Federico en Breslau (1742)
cediéndole casi toda la alta y baja Silesia. En 1744, haciéndose la
guerra general, el rey de Prusia que temía perder lo adquirido
rompió las hostilidades, perdió parte de lo ganado y lo recobró en
la batalla de Hohenfriebeig (1745) contratos austríacos: su fama
y la de sus generales se estendíó por toda Europa: Dessau ganó la
batalla de Kesselsdorf, Federico ocupó la capital de Sajonia
Dresde, y se hizo la paz quedando en su poder Silesia y G latz
y recibiendo ademas una indemnización pecuniaria. La guerra de
sucesión enseñó á Federico II el estado de los países europeos:
aumentó el ejército, fomentó la agricultura y la industria, y es-
peró los acontecimientos, puebla paz de Aquisgnvn que volvía
las cosas al ser ysituacioade antes de la guerra (1748, paz de
Aquisgran) dejaba senda abierta ;í ulteriores desavenencias. Ru-
sia y Austria habían firmado en 1746 una liga contra Prusia, y
se renovó en 1756; pretendía Rusia las riberas del mar Oriental
y Austria la devolución de Silesia. Sajoniase unió á los enemigos
de Federico II; Francia se coaligó también con Maria Teresa con
intento de reducir á Federico al electorado de Brandeburgo: In-
glaterra se ligó con el rey de Prusia pero solo con el fin de evitar
que penetraran en Alemania ejércitos estrangeros: la guerra que
se preparaba tenia solo por causa la soberbia de los reyes. En-
terado de cuanto pasaba, se anticipó Federico II y con setenta mil
hombres, sorprendió Sajonia, ocupó Dresde y las principales ciu-
dades y organizó la administración al estilo prusiano, cobrando
las rentas y ocupando armas, víveres y tolo 10 qué le era útil:
el ejército sajón fué sitiado en Pirna, mientras el rey salía con-
tra los austríacos dirijidos por el general Brown y les derrotó en
Lowsitz; la guarnición de Pirna se rindió también y fué obligada
á entrar al servicio de Prusia, pero los soldados desertaron ;í
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 165
la primera ocasión y huyeron á Polonia. Alemania y Suecia, for-
maron desde ese momento en la coalición: estaban al lado de
Prusia, Inglaterra, Hannover, Brunschwick, Hesse-Cassel y Gotha
á quien dejo frente á los franceses que adelantaban hacia el Wesser;
con un cuerpo de ejército derrotó a los rusos que ya habían pene-
trado en Prusia (batalla de G rossjagerndorf) y con otro fué con-
tra los austríacos á Bohemia á quienes venció en Praga costan-
do la vida al célebre Schwerin (1757): su general Rollin perdió
lo ganado y la guerra cambió de aspecto, pero Federico atacó á
los franceses en Rossbach y los destruyó: los austríacos adelanta-
ban en Silesia y vencieron al general Winterfel, el mas querido
de Federico; acudió el rey y alcanzó una victoria decisiva en
Leuthen (Diciembre 1757) recobrando toda la Silesia. Los ingle-
ses pronunciaron mas su apoyo en favor de Prusia; Fernando de
Brunschwick ganó á Francia la batalla de Crefeld y arrojó á los
estrangeros del Norte de Alemania, Los rusos al mando del gene-
ral Femor ocuparon la Prusia mandando á la ciudad de Koenis-
berg que reconociese por soberana á la emperatriz Isabel, entra-
ron en Brandeburgo, les salió al encuentro Federico y les derrotó
en Zorndorf; de vuelta á Sajonia, los prusianos perdieron la bata-
de Hochkirch; después logró arrojar á los austríacos de Silesia y
Sajonia, Una terrible rota en Kunesford puso a' Federico en el
ultimo apuro; entretanto Fernando de Brunschwik vencia á los
franceses en Minden (1759). El rey prusiano se mantuvo a la de-
fensiva en la campaña de 1760: al comenzar el año perdía la Sile-
sia y en seguida la recobró en la batalla de Liegnitz, pero un
3uerpo de ejército austríaco ocupó Berlín y devastó los territo-
rios del Brandeburgo: ala llegada del rey los- invasores se retira-
ron; Federico les alcanzó y destrozó al ejército austríaco en
Torgau.
Tantos enemigos á la vez no podían ser combatidos con éxito
por una sola potencia: solo el ejército francés constaba de mas do
ciento cincuenta mil hombres. En 17G2 sucedió á Isabel de Rusia
Pedro III admirador del monarca prusiano, é hizo con él la paz
y se le unió en liga ofensiva y defensiva; Sueeia también aban-
donó la guerra: Catalina II ratificó la paz aunque no la alianza y
mandó retirar el ejército ruso: los generales de Prusia vencieron
ya a los austríacos y franceses: los Estados alemanes pedían la
paz y después de un armisticio se celebró en Ilubetsburgo (Fe-
brero 1763): Silesia pertenecería definitivamente á Prusia y esta
potencia adquirió el rango de nación de primer orden. Todos ha-
bían sufrido, pero en particular Prusia que luchaba casi sola con-
tra toda Europa: perecieron doscientos mil prusianos y cerca de
un millón de coaligados; los campos estaban yermos; los animales
de labor habían desaparecido en su mayor parte en Prusia; la po-
166 COMPENDIO
l3reza era estraordinaria. Federico II se dedicó á curar las llagas
que no había podido evitar; abrió canales, indemnizó á los que mas
sufrieron, alentó la industria y el comercio, y tan empeñado en
el progreso durante la paz, como táctico y fuerte en la guerra,
mereció el nombre de Grande que le dieron sus contemporáneos.
El partido protestante ganó preponderancia con las victorias y el
prestigio de la monarquía prusiana. Federico II era ademas aman-
te de la filosofía y acérrimo partidario del libre examen.
En 1786 murió Federico II, sucediéndole Federico Guillermo
II: menos tolerante y mas aficionado al lujo que su tío y predece-
sor, perdió la influencia que heredara: publicó el edicto de religión
prohibiendo á los eclesiásticos toda enseñanza fuera de la doctri-
na evangélica y estableció la censura. En 1797 murió Federico
Guillermo II dejando al pais espuesto á repetir las guerras ya
sostenidas desde 1792 con la revolución francesa.
PÁRRAFO Y.
Austria y Alemania.
Austria. — Fernando III vivió nueve años después de la paz
de Westfalia tan desfavorable para la casa de Habsburg. Luis XIV
aspiraba al imperio, mas no pudiendo hacerse elegir impuso con-
diciones á Leopoldo I que fué elegido por la Dieta: obligábase
Leopoldo á restitur él Monfe mito á Saboya y á no dar ausilio .í
ios españoles. Poco elevado para lo <jue exigían las difíciles cir-
cunstancias en que la paz de Westfalia colocaba al Austria, dejó
«crecer el influjo de Luis XIV en Alemania, y se ocupó de estudio-
teológicos, de alquimia y de prodigar á los jesuítas las riquezas
del pais. Era muy amigo déla etiqueta, intolerante cu religión
poco culto en su trato; y débil de carácter. Por causa de Transil-
vanía, Austria fué invadida por los turcos;! las órdenes del ge-
neral Acmet (era sultán MelieinetKropole): el pontificado, \\<-
paña, Francia, Venecia y Géijová ausiliaron á los austríacos man-
dados por el modenes Montecucculi: tos turcos fueron derrotados
en la sangrienta batalla de San (Jotardo (1664) y se hizo la paz.
Otra guerra de los turcos puso en peligro á Viena (1683) y se ha-
bría rendido sin la oportuna protección de Juan Sobieski rey de
Polonia: en la paz ({lie se afirmaría énl6&9, Austria adquirió la
Esclavonia, Sirmio, parte de Transilvania y quince condados hún-
garos que habían estado en poder de Turquía (paz de Carlowitz).
A Leopoldo I suceuió José I entre disputas con los húngaros so-
freía elección real y el derecho de insurrección. Después de
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 1 07-
graves altercados los húngaros se presentaron á coronar al hijo
cíe Leopoldo como heredero y con merma de los fueros naciona-
les: en 1703, tomó posesión José I del trono y del imperio se
mezcló en la guerra de sucesión de España, y continuó las medidas
<le intolerancia principalmente en Hungría: los húngaros se su-
blevaron y proclamaron su independencia con su rey Andrés II,
Bajo la monarquia de Carlos VI, emperador también de Alemania.
Hungría se sometió^ ya no se separó del Austria. La elevación
de Carlos VI puso términoií la guerra general, pues siendo él
quien competía con los Borbones para el trono de España, los
aliados no deseaban que otra vez se reuniesen bajo una sola coro-
na los antiguos dominios de la casa de Austria: comenzaron las
conferencias y se hizo la paz de Utrech. Desde el principio estu-
vo Carlos VI en guerra con los turcos y les venció adquiriendo
por el tratado de Passarowitz, Temes war, Yalaquia hasta Aluta
y territorios de Bosnia y Servia. En otra guerra inmediata per-
dieron los austríacos lo que habían ganado (paz de Belgrado
1734).
No teniendo hijos varones Carlos YI, resolvió dejar sus Esta-
dos á su hija única Maria Teresa casada con el duque Francisco
Esteban de Lorena (pragmática sanción), declarando los Estados
austríacos indivisibles y trasmisibles á la linea femenina á falta de
la masculina. A la muerte de Carlos YI (1740), el elector de Ba-
viera Carlos Alberto se declaró pretendiente fundado en un tes-
tamento de Fernando I, y apoyado por Francia y España con la
condición de que a su acceso al imperio dejaría á los franceses lo
conquistado en el Rhin y los Países-bajos, y á los españoles la
influencia libre en Italia: Federico II de Prusia reclamaba los
principados de Jagendorf, Liegnitz, Brieg, y Wohlan; el rey de
Polonia Augusto III pedia la Moravia. Comenzó la guerra con
derrotas continuas de los austríacos, pero recurriendo María
Teresa á los húngaros, estos se alzaron y volvieron la fortuna a
las armas de Austria: franceses y ba'rvaros tuvieron que retroce-
der: por la paz de Breslau con Prusia, alejó Maria Teresa á un
enemigo poderoso (1742): Inglaterra también favorecia á la em-
peratriz y después entraron en la liga Cerdeña y Sajonia. Tantas
victorias alcanzadas por Austria alarmaron á Federico II de
Prusia que rompió las hostilidades en 1744: Francia declaró la
guerra directamente al Austria. Carlos Alberto de Baviera murió
en 1745, y su hijo Maximiliano José pidióla paz y renunció ala
sucesión austríaca en el tratado de Füscen: la Dieta imperial votó á
Francisco I marido de Maria Teresa, y la paz de Dresde terminó
la lucha con Prusia, quedando solo en armas los demás conten-
dientes en Italia v los Paises-Bajos hasta la paz de Aquisgran en
1748.
168 COMPENDIO
En 1755 Anstria, Rusia y Sajonia unidas sostuvieron otra
güera con Federico TI de Prusia (guerra de siete años): María
Teresa quería reconquistar Silesia y poner límites al engrandeci-
miento de la nación prusiana. Una serie de batallas favorables
unas y otras adversas, nada resolvieron en los primeros años: Fe-
derico II luchando contra casi toda Europa gane? una fama univer-
sal; por último Austria tuvo que desistir, confirmando a Prusia en
la posesión de Silesia (paz de Hubetsbuí-go, 1-763).
José II hijo de Maria Teresa entre? á reinar en 1765 (hasta 1790)
en el imperio y en 1780 en Austria por la muerte de su madre:
tuvo empeño en refrenar los abusos del clero y difundir la edu-
cación en el pueblo, y quiso reducir a un solo derecho los fue-
ros y leyes délas diversas provincias: era laborioso, severo con-
tra los abusos, amigo del bien y de la justicia y fiel en el cumpli-
miento de su palabra. Contra las tradiciones de la casa de Austria,
autorizo la tolerancia de cultos á los calvinistas, luteranos y cis-
máticos griegos, dando á todos igualdad de derechos políticos:
suprimid dos terceras partes de los conventos secularizando sus
bienes y aplicando sus productos á la enseñanza, ala fundación do
hospitales é institutos útiles; declare? exentos los conventos restan-
tes de todo dominio estraño; hizo que los cánticos religiosos se
tradujeran al lenguage vulgar, rebajo los derechos de la curia ro-
mana é intentó constituir una iglesia nacional. El papa Pió VT
fué á Viena donde se le recibid con agasajo, pero nada torció la
marcha de José II. En lo político abolió la servidumbre corporal,
iguale? los impuestos según los haberes de los ciudadanos, ordene'
la formación de un ce?digo civil y otro criminal, establecie? el nía-
triraono civil y disoluble, la sucesión de hijos naturales de padres
solteros, y suprimie? los deree*hos de primogenitura: el comercio, la
agricultura, y las ciencias, hallaron en el emperador un ausiliar
enérgico. Los Paises-Bajos austríacos, (Bélgica) y Hungría resis-
tieron la unidad política y civil y judicial: en los Paises-bajos
estalla (1787) una sublevación dirijída por eidero y la nobleza:
después de algunos combates las provincias flamencas se declara-
ron independientes en el Congreso de Bruselas (Enero 1790). En
Hungría el emperador tuvo que abandonar casi todas sus refor-
mas. Murie? por el pesar de ver desbaratados sus proyectos, en
1790, sucediéndole su hermano Leopoldo II que deroge? todas las
reformas menos la de tolerancia religiosa y volvie? á someter la
Bélgica: la guerra contra los turcos sostenida por José II y Pusia,
termine? y Leopoldo firme? una liga con Prusia contra Francia en-
tónces agitada por la revolución. Muerto en 1792 le sucedi<> su
hijo Francisco II.
Alemania. — Por la paz de Westfalia, Alemania se debilitó en
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 169
el conjunto y los Estados particulares adquirieron una indepen-
dencia poco limitada por la Dieta, Pero la paz no impidió' los es-
eesos de los jesuítas para convertir de grado ó por fuerza á los
protestantes délos Estados católicos ; Austria ejercía todo el in-
flujo que tenia á su alcance contra la reforma. En Salzburgo y
otros territorios se ejercieron violencias que no tuvieron término
hasta que alcanzó poder incontrastable la monarquia prusiana y
.se puso al frente del partido reformista: Prusia y Brandeburgo,
antes de constituirse en monarquia, ya habían prestado hospitali-
dad á los protestantes fugitivos y desde 1700 fué la monarquia
prusiana el amparo de los perseguidos. El siglo XVII, no esti-
mándose en mucho las cosas religiosas, los señores territoriales y
los poderosos cambiaban fácilmente de religión según sus intere-
ses políticos: el siglo XVIII continuó la misma inmoralidad. El
teólogo Calisto trató de conciliar las iglesias católica y protes-
tante, sin conseguir resultado (conferencias de Thorn): Leibnitz,
también procuró en vano igual objeto. Diversas sectas, salién-
dose de los límites de las iglesias católica, luterana y calvinista.
se organizaban para dar al cristianismo un sentido mas íntimo
que interesara el corazón y la vida (pietistas): de ahi tomaron
base los hermanos bohemios y moravos para constituir una iglesia:
los metodistas de Inglaterra aspiraban como los pietistas en Ale-
mania, á levantar el sentimiento y la religión del corazón por
encima de la letra y del tecnicismo de las respectivas religiones
luterana y episcopal.
Las Cortes alemanas vivían en el lujo y el pueblo en la esca-
sez y la miseria; los príncipes hacían gala de multiplicar las fies-
tas y goces; las costumbres nacionales se olvidaban por las es-
trangeras; habia competencia de boato, prodigalidad y desorden:
la vanidad eclipsaba todos los deberes de los gobernantes: las
alianzas con países estraños separaban los intereses y rompían los
vínculos de la nacionalidad: según la moda, y el carácter de los
duques y príncipes, se protegían ó repudiaban las artes, la indus-
tria y lo que constituye la fuerza de los pueblos: las cortes vivían
en el placer y el estado llano en la ignorancia: las supersticiones y
fanatismos alcanzaban á los territorios protestantes lo mismo que
á los católicos; la libertad era santificada un día y otro maldecida:
un príncipe gastaba en cacerías y en favoritas lo que otros destina-
ban á fiestas y empresas inútiles; de vez en cuando un jefe dis-
creto como Augusto IV de Sajonia cicatrizaba las heridas pú-
blicas, ó como Gregorio II de Hannovcr fundaba Universidades
llamando á los primeros sabios sin distinción de opiniones reli-
giosas. En la última mitad del siglo XVIII, el ejemplo de Federico
de Prusia, sirvió de emulación á los príncipes y en general em-
prendieron una senda mas de acuerdo con la prosperidad de Ale-
1.70 COMPENDIO
inania. De Jas guerras exteriores los alemanes no sacaron mas
que desastres, siendo para ellos el dominio de la casa de Austria
tan funesto como lo fué para España. Sajonia y Baviera sufrieron
cruelmente en la guerra de sucesión austríaca y en la de siete años:
los Habsburg, persiguiendo su política intolerante basta José II,
fueron un motivo permanente de discordias intestinas. Entre los
príncipes no habia una tendencia común nacional, y la Dieta era
tan lenta en discutir como en el obrar, porque convenia á los señores
territoriales no dar autoridad á un centro que pudiera cercenar
sus atribuciones: el tribunal de la Cámara eternizaba los litigios
de Estado, ó de particulares con los Estados: los fuertes vejaban
á los débiles, y aunque los emperadores quisieran poner remedio,
carecían de poder: las buenas ideas de José II no tuvieron apli-
cación: desligados los diversos miembros del imperio, solo un gra-
ve motivo esterior podría volver la concentración á un cuerpo
que en la unidad recobraría su grandeza y su puesto en la polí-
tica universal. El imperio era tan poco considerado, efecto de su
organismo interior y de su debilidad, que en tratados importan-
tes no se le dio participación, ganando Francia, I 'rusia y Rusia lo
que Alemania perdía por motivo de sus divisiones.
PÁRRAFO VI.
España y Portugal.
A la muerte de Felipe I Y en L6í>5 estaba España en plena de-
cadencia: no conoció ni estudio' el penúltimo de los Habsburg las
necesidades de su pueblo; satisfecha su frivolidad en las comedia»
y diversiones del buen retiro, no necesitaba mas que del círculo
de aduladores que en vida le llamaban literato siendo necio, y en
muerte le llamaron grande, cuando no merece mas que censuras
y reproches de la historia. Solo podía superarle en esterilidad
su hijo ysueesor ('arlos II que vino ;í resumí- toda- las esterilida-
des hasta la del cerebro y del poder generador, Ouedu de cuatro
años ('arlos II ;í la muerte de su padre, bajo la tutela de su
madre María Ana de Austria ausiliada de una junta de go-
bierno: el jesuíta Nitard fué el personaje de confianza de la reina,
distinguiéndose como todos los de su clase poruña política pérfida
y corrompida que aun á los misinos cortesanos disgusto. La guerra
promovida por Luis XIV contra Fspaña por pretensiones al
lb-avante,Flandes y el Franco-( Ymdado (1 iUi7 ). acabó cediendo Es-
paña una parte de Flandes: tomando luego parte en la guerra
franco-holandesa los españoles, perdieron el Franco-Condado;
luego recobraron algo en 1097 para perderlo después. Carlos II
no tuvo hijos en el primero ni el segundo matrimonio: los corte-
DÉLA HISTORIA UNIVERSAL. 171
sanos se dividieron pretendiendo unos la sucesión austríaca y
otros la francesa. A tal debilidad llegó España que por tratados
en la Haya y Londres (1G98 y 1700) entre las naciones europeas.
se resolvió repartir aquel pais en beneficio de los que alegaban
derechos. Carlos II testó en favor de Felipe Anjou de Borbon
nieto de Luis XIV y murió á los ocho dias (Febrero de 1700). La
situación de España era desesperada; ni ciencias, ni letras, ni
generales, ni marinos, ni un solo hombre de Estado que conjura-
se los peligros y volviera por la dignidad del pais. El fanatismo
lo había absorvido todo; la miseria se propagaba de un modo
espantoso: solo autos de fe se dieron al pueblo en vez de inspirar-
le energía y de proteger sus bienes y alentarle en la vida del pen-
samiento y del trabajo. La inquisición y los conventos tuvieron
existencia holgada mientras todo se hundía, glorias pasadas, le-
tras, artes, y hasta la independencia corría riesgo.
Felipe Y. de Borbon marchó a Madrid en 1701, y le confirma-
ron las Cortes de Castilla, Aragón y Cataluña. Leopoldo de Aus-
tria protestó, organizóse una coalición contra los Borbones por la
misma Austria, Inglaterra, Holanda, el elector de Brandeburgo.
reconocido entonces como rey de Prusia por el imperio, el duque
de Saboya y el rey de Portugal: los coaligados atacaron los domi-
nios de España en Italia y los Paises-Bajos (1702): la escuadra
anglo-holandesa derrotó á las escuadras de España y Francia
en Vigo y Felipe Y ganó las batallas de Santa Yictoria y Luzara
En 1704 el almirante ingles Rooke se apoderó de Gibraltar, y los
austriacos y alemanes batieron á* los franceses. Cataluña, Aragón
y Yalencia se sublevaron en 1705 en favor del Archiduque de
Austria: los aliados tomaron luego Alicante, las islas Baleares, el
Milanesado y los Países Bajos, y mas tarde Ñapóles, compensando
esas derrotas la batalla de A Imansa y la pacificación de Cataluña
y demás regiones sublevadas en España. La batalla de Malplaquet
perdida por Francia volvió a los aliados la fuerza: Luis XIY pidió
la paz, pero proponiéndosele condiciones excesivamente onerosas,
continuó la lucha: Felipe Y venció álos coaligados en Yillavicio-
sa y amenazaba alargarse la guerra, cuando por la muerte de Jo-
sé I heredó el imperio el pretendiente al trono de España, Archi-
duque de Austria (con el nombre de Carlos YI): la unión de las po-
sesiones austro-alemanas y españolas en una mano era mas peli-
grosa que el triunfo de los Borbones en España. Se abrieron nego-
ciaciones y se firmó en 1713 la paz de Utrech: Felipe Y era reco-
nocido rejT de España, renunciando sus derechos eventuales á la
corona de Francia: Cerdeña, Ñapóles y Milán, se adjudicaban á la
casa de Austria; Sicilia ¿í Saboya; los Paises-Bajos y casj todo lo
que correspondía á España en Flandes, pasaba á poder de los
austriacos; G-ibraltar y Menorca serian retenidos por los ingleses.
172 COMPENDIO
España perdia los territorios que no le habían producido mas que
ruinas, y al mismo tiempo el suelo nacional estaba invadido
y mutilado por la pérdida de G-ibraltar y Menorca.
Felipe V estableció la ley de sucesión para asegurar el dominio
de los suyos, y triunfó de las oposiciones interiores. Tentativas del
ministro Alberoni para recobrar las posesiones antiguas de Italia y
para eme ocupara Felipe V la regencia de la monarquía francesa,
encendieron otra guerra, aliándose con Rusia y Suecia; á los coa-
ligados de la guerra de sucesión se unió ahora Francia: no pudien-
do combatir España contra tantos adversarios se hizo la paz (La
Haya 1720): España sufrió vejaciones y perdió una parte de la
escuadra en combates con los ingleses. En 1724 abdicó Felipe V
la corona de su hijo Luis I; pero el joven rey murió el mismo año..
y su padre volvió ú encargarse del gobierno. Nueva guerra, de
Francia y España con los austríacos, dio por resultado el recono-
cimiento del infante Don Carlos, hijo de Felipe V como rey de
las dos Sicilias (1733 á 1735). Murió en 1746 el primer rey Bor-
bon de España. En medio de luchas que ningún positivo interés
llevaban á la nación, supo levantar el espíritu público, fundó las
academias de la historia y de la lengua, reorganizó la marina,
construyó fortalezas, pero no defendió la libertad mas que la ha-
bían defendido los austríacos; los fueros de Aragón, Cataluña y
Valencia se acabaron de perder; Felipe V fundó un absolutismo
sin competencia, aunque en cambio protegió el desarrollo interior
en todos los ramos de la riqueza. España, no obstante el sistema
político del rey, recobró una parte de su fuerza y de su poder.
Fernando VI gobernó desde 1740 ;í 1759; mas atento aun que
su padre al desarrollo de la riqueza nacional, eludió los compro-
misos esteriores que le llamaban ;! la guerra y guardó una neutra-
lidad armada: el ejercito y la marina volvieron á imponer respeto
en Europa, se reformóla hacienda, se suprimieron privilegios da-
ñosos para la agricultura: los sabios fueron protegidos, se crearon
centros literarios y artísticos, y se abrieron caminos. Murió en
1759 sin sucesión y le heredó Carlos III su hermano que tuvo
que abandonar el reino de las dos Sicilias abdicando en favor de
su hijo Fernando. En 1761 hizo un tratado con Francia (pacto de
familia) que tenia por objeto la mutua defensa de las dos coronas:
en virtud de este pacto se mezcló en la guerra de siete años con
malos resultados pues que los ingleses le tomaron algunas pose-
siones: la paz de 17G3, le redujo a consagrarse al cuidado interior.
Las ideas propagadas en Francia durante el siglo habían influido
en España y hombres tan inteligentes como el conde de Anuida.
Floridablancay Campomanes manifestaban tendencias liberales
en los mismos consejos del rey. Decretó Carlos III la libertad de
comercio en todos los puertos de España, estableció el Banco de
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 173
San Carlos, introdujo en el ejército la' táctica prusiana, organizo
sociedades económicas, creó clases de ciencias exactas y físicas,
pobló con emigrados y leyes tolerantes algunas regiones de Anda-
lucia, promovió la agricultura y la industria, levantó monumentos
y edificios célebres, reconquistó Menorca é intentó aunque sin éxi-
to la reconquista de Gibraltar. En 1767 decretó el rey la espul-
eion de los jesuítas por perturbadores de la paz pública: á una mis-
ma hora, la noche del 31 de marzo fueron cerradas las casas de
los jesuítas, aprehendidos ellos y conducidos luego á los puertos y
después á Civitta-Vechia donde el papa no los quiso recibir ale-
gando diversos pretestos. Las demás Cortes borbónicas habían
hecho una cosa semejante con anterioridad, y mas tarde el pontifi-
cado acordaría una espulsion general. También se limitó la inqui-
sición y se cortaron otros abusos en beneficio de las nuevas ideas
que se difundían en Europa.
Carlos "IV (1788) no tenia instrucción ni capacidad para el go-
bierno en la difícil época en que murió su padre; el Conde de Aran-
da sucedió á Floridablanca en seguida que estalló la revolución
francesa y declaró la guerra á Francia á la muerte de Luis XVI:
invadida España por los ejércitos republicanos se arregló lapaz y
se alió España con la república. Carlos IV era dominado por el
iavorito Godoy que desconcertó el país y el gobierno: la alianza
con Francia produjo la guerra con la Gran Bretaña, y la pérdida
en Trafalgar<(1805) de los mejores barcos. Los hombres mas dig-
nos, Saavedra, Jovellanos y otros, eran desterrados ó presos; el
ejército estaba desorganizado; Fernando príncipe de Asturias
conspiraba contra su padre: Carlos IV y Godoy lo habían arruina-
do todo:Fernando VII seria respecto á su padre, aun peor que Car-
los II había sido respecto á Felipe IV. Una parte de la historia de
estos reyes está envuelta en la revolución francesa y en los pro-
vectos napoleónicos. Carlos IV abdicó en 1808 en su hijo Fernan-
do VIL
Portugal.— Declarada independiente la nación portuguesa, su-
bió al trono en 1640 Don Juan IV de Braganza.Portugal habia de-
caído durante la dominación de España. Largas revueltas y ase-
chanzas perturbaron aquel pueblo hasta que reconoció su indepen-
dencia el gobierno español en 1G68. A la muerte de Juan V su-
cedió [1656) Alfonso VI joven vicioso y enfermizo; contrajo Al-
fonso matrimonio con Maria Francisca de Saboya, muger tan bella
como ambiciosa que obligó á su marido á abdicar en favor de Pe-
dro hermano del rey, y separándose de este se unió al nuevo mo-
narca. Pedro II gobernó independientemente desde 1683 en que
murió Alfonso. Sostuvo en la guerra de sucesión de España pri-
mero á los Borbones y después á los austríacos. Juan V entró á
reinar en 1706 y continuó la guerra en favor de Archiduque de
174 COMPENDIO
Austria hasta la paz de Utrech. Desde ese tiempo Portugal siguió
la política favorable á Inglaterra contra Francia y España. Por el
tratado Methuen los ingleses suministrarian á Portugal las manu-
facturas y granos en cambio de las producciones nacionales. En 1750
murió Juan V: habia invertido su larga dominación en fundar
iglesias, dejando el gobierno á los eclesiásticos. Le sucedió José
Manuel I (hasta 1777) que nombró luego Ministro general al conde
de Ocyras, mas tarde Marques de Pombal, hombre ilustrado y
tan enemigo de la nobleza como de la teocracia: espulsó Pombal
á los jesuitas (1759), refrenó la inquisición, reivindicó los bie-
nes dados á la iglesia por Juan Y. reformó las escuelas y
universidades, fundó academias é institutos, redujo los dias festi-
vos, limitó la autoridad papal, amplió la libertad literaria y cientí-
fica y trabajó en todos los sentidos por la prosperidad nacional.
Los jesuítas habían dominado tan en absoluto en Portugal que ellos
mismos confesaban que nada se hacía en la iglesia ni en el Estado
sin su intervención y consentimiento. Un terremoto habia destrui-
do en 1? de Noviembre de 17 •"> o la mitad de Lisboa: Pombal ali-
vió el desastre con disposiciones acertadas y protegiendo abierta-
mente el comercio, la agricultura y la industria, levantando edifi-
cios por cuenta del Estado y restaurando en la medida de lo> re-
cursos nacionales todo lo ojie se pudo: trató de mejorar las colo-
nias á la vez (pie progresaba la metrópoji, y no obstante la guerra
de sieteaíios en que sé mezcló Portugal, bastaron los tributos or-
dinarios'para cubrir todas las atenciones A la muerte de José Ma-
nuel I, 1777, le sucedió su hija Maria casada con Don Pedro Iíl
y cayó Pombal y con él casi todas sus reformas. Se le acusó de
haber supuesto la tentativa de regicidio contra el rey José Manuel
y por cuyo proceso habían perecido algunos de los acusados, per»»
se justificó y sus enemigos solo consiguieron que se le desterrás(
Con el reinado de María I volvió la teocracia a imponerse, y Por-
tugal á decaer; el hijo de la reina Juan VI se encargó del gobier-
no en 1792, por incapacidad mental de su madre, y la sucedió
en 1816. En 1807 la familia real portuguesa huyó al Brasil ante
el peligro de la invasión francesa.
PÁRRAFO Vil.
Holanda Suiza é Italia.
Las siete provincias de Holanda formaban un gobierno federati-
vo: los diputados residían en la Capital La Haya: un consejo de
listado, una cámara del almirantazgo y un tribunal de cuentas
A LA HISTORIA l \\ I VERBAL. f?0
dirijian la administración: el gran pensionario de Holanda llego á
ser jefe de la nnion y el Stathouder de los siete Estados.
A la muerte de Felipe IV de España Luis XIV pretendió la
Flandes y otras posesiones por su muger Maria Teresa, hija del
rey español; invadió los Paises-bajos con tres ejércitos y conquis-
tó' los dominios dé España. Holanda temiendo por su existencia
firmo' un tratado con Inglaterra al que se agregó Suecia para de-
fender á los españoles contra Francia, y Luis XIV se vio obligado
afirmar la paz de Aquisgran (1668) aunque se quedó con las
provincias conquistadas escepto el Franco-Condado. Pero resen-
tido el rey de Francia con Holanda, separó de la confederación la
alianza de Inglaterra y Suecia y declaró la guerra á Holanda
(1672): la situación del país era mas ventajosa que nunca: los
holandeses habían adquirido por el comercio una riqueza estraor-
dinaria: su marina competía con la inglesa como se viera en la
ultima campaña con los ingleses (1661 á 1667) á consecuencia de
disputas entre los colonos respectivos de África y América. Luis
XIV ocupó la Lorena aliada de Holanda, penetró con un ejército
de ciento veinte mil hombres y los generales Turena, Conde y
Vauban en Colonia, pasó el Rhin, llegó á Holanda donde se le pidió
la paz que no se concluyó por las exigencias humillantes del rey:
el elector de Brandeburgo se ligó á los holandeses: Liejay otras
ciudades habían sucumbido: el rey volvió á París dejando á sus
generales seguir la lucha: los holandeses rompieron los diques del
mar como habían hecho contra los españoles: Austria intervino
en favor de Holanda: después de vicisitudes de todas clases,
fueron vencidos los ejércitos de Luis XIV en la batalla de Sassbach
(1675) donde murió Turena. La guerra se complicó mezclándose
Suecia en favor de Francia contra el Brandeburgo, pero los sue-
cos sucumbieron en la batalla de Fehrbelling. El Stathouder
Guillermo III sostuvo la campaña ya concentrada en los Paises-
bajos: en 1679 se firmó la paz de Nimega, devolviendo á Holanda
las conquistas, agregando á Francia el Franco-Condado y algunas
plazas fuertes, y sacando también ventajas en Alemania: Lorena
se unió á Francia.
Entró también Holanda en la coalición contra los Borbolles a
causa de la muerte del rey de España Carlos TI (guerra de suce-
sión). La elevación al trono de Inglaterra, de un Orange, (1688)
unió los dos pueblos en empresas comunes. Desde mucho tiempo
no dominaban los Oranges en Holanda aunque tenían poderoso
influjo. Pero en 1747 fué elegido el príncipe de Orange Stathouder
general, haciendo este cargo hereditario aun para las muge res.
Guillermo V sucedió en 1751 bajóla tutela de su madre Ana:
Holanda permaneció neutral en las guerras de siete años. La re-
gente protegió las ciencias, la marina y la industria. Guillermo V
176 COMPENDIO
se mostró intolerante con la libertad filosófica; á ios pocos años co-
menzaron las disputas de los partidos: una guerra con la Gran Bre-
taña con motivo de la independencia de Norte-América, produjo la
ruina de la marina holandesa, pero se repusieron si bien nunca ya
podrían competir con sus rivales en el mar. Las desgracias públicas,
contagios, ruptura de diques, é inundaciones, servían para agitar
los partidos: la oposición contra el príncipe de Orange se hizo for-
midable; se destituyó á Guillermo V (1786) pero una afrenta
hecha á su muger, hermana del rey de Prusia, provocó la guerra
con esta potencia: en menos de un mes los prusianos ocuparon to-
da la Holanda, y restablecido Guillermo Y, procedió con modera-
ción. Poco mas tarde se comprometería Holanda como toda Eu-
ropa en los sucesos est raordinarios de la revolución francesa.
Suiza. — La confederación helvética era independiente mucho
antes de que la reconociese el tratado de Westfalia, pero este re-
conocimiento le daba nuevos títulos en Europa. Los cantones cató-
licos y calvinistas se tenían mutuos rencores y sus simpatías en
los conflictos europeos estaban del lado de las creencias semejantes.
Tampoco habia perfecta unidad en el dogma calvinista hasta
muy entrado el siglo XYII. Las guerras religiosas eran frecuen-
tes, pero algunes veces triunfaba el buen sentido y las disputa- se
resolvían por arbitros. La última lucha religiosa fué de 1705 a
1718. Por el tratado de Aran todos consintieron en la libertad de
cultos. Al ser revocado en Francia el edicto de Xantes (1685)
muchos hugonotes emigraron á Suiza llevando conocimientos in-
dustriales y agrícolas que fomentaron la riqueza y convirtieron i
la fertilidad regiones despobladas. No habia aun en Suiza unidad
política; las ciudades dominaban a' los campos; en Berna, Soleara,
Friburgo y Lucerna, tenia el poder la aristocracia; en las menos
partes dominaba la democracia: cada pueblo y aldea de los Gri-
sones era una República independiente: los jefes federales sol<>
desde principio del siglo XVIII tuvieron alguna autoridad: la
política suiza con relación al estertor, consistía en no intervenir
en agenas contiendas; asi fueron desarrollándose las ciencia.-, la-
artes y la industria y las letras, y aunque lentamente, iba el to-
do nacional emancipa'ndose de la teocracia y de la nobleza que ha-
bían ejercido un despotismo tan humillador como en cualquier
otro país de Europa. Ginebra llegó á ser una de las ciudades mas
ricas de Europa. La revolución francesa intluiria de un modo
favorable en los cantones suizos, en cuanto les obligaría á concen-
trarse fundando una verdadera nacionalidad. La confederación
tal cual en un principio se organizó y como subsistió hasta 1789.
no tenia las condiciones de pais confederado como hoy es y se en-
tiende: ni habia pactos de común libertad, ni derechos personales
DÉLA HISTORIA l'MVKKSAI, 1
i i
garantizados por leyes generales, ai un mismo espíritu, apare-
ciendo mas bien las diferentes secciones como pueblos autónomos
en alianza para defenderse y conservar su independencia, y uni-
dos por algunos tratados de comercio. Carecían de constitución
formal, y dentro se pactaban confederaciones particulares muchas
veces esplotaelas por los mas fuertes: las repúblicas se goberna-
ban, algunas por señoríos tradicionales, otras por oligarquías co-
diciosas. Penetraron las doctrinas de Rousseau como en Francia
y se principio á seguir una corriente favorable á la nacionalidad
bajo principios universales, garantías comunes, y lazos mas es-
trechos que los que hasta allí dominaran. Ante los peligros, tenían
prevista la organización de un ejército de noventa y tres mil hom-
bres: esto y las relaciones mercantiles constituían todos los lazos
entre las diversas entidades suizas. Desde principios de este siglo
es cuando se ha organizado el pueblo ele los Alpes y deparado tan
grandiosas enseñanzas políticas.
Italia.— La patria de los hombres mas eminentes del renaci-
miento continuaba siendo teatro de sangrientas escenas, y campo
de batalla de los poderosos de Europa: dominábanla los españo-
en Sicilia, Ñapóles y el Milanesado: Yenecia agitada por las guer-
ras con los turcos y por los peligros que ponia á su paso la casa de
Austria, no pensábanlas que en el comercio y en las batallas; el Go-
bierno de Saboya apenas podía mantener su independencia, y los
pontífices, mezclándose en la política europea y siempre en fa-
vor ó en contra de estraños pueblos, no se cuidaban ele intentar
una empresa de redención: las pequeñas cortes, asi como los vi-
reina tos, procuraban competir en lujo y grandeza con los grandes
Estados: los ciudadanos se debilitaban en la inacción, ó se des-
moralizaban al convertirse en instrumentos de sus dominadores.
El nombre y el prestigio de Italia se debían á sus tradiciones y á
capacidades eme inspirándose en la bella historia italiana, envia-
ban con un esfuerzo del genio una protesta e-orno augurio de re-
dención y testimonio de existencia; desangrado el país, converti-
das en ruinas las ciudades, disputada la posesión por todos los
ambiciosos, abandonados por los papas todos los intereses supe-
riores, Italia hubiera sucumbido como Polonia si su alma genero-
sa no hubiese confiado en un porvenir, y su misma grandeza aun-
que humillada y ensangrentada no hubiese sabido imponerse pol-
la belleza y por la indagación á los opresores de todas clases que
la mutilaban: á la nobleza guerrera sucedía con la dominación
estraña una nobleza de solio procedente de las familas papales
cuyos títulos se fundaban en el nepotismo: el derecho no se ha-
cia consistir en la fuerza interna y en la calidad individual, sino
que aspirando cada cual á* ser menos oprimido, se pedia favor á
12
178 ' COMPENDIO
los poderosos cambiándose en servicio mutuo despotismos acepta-
dos y secundados contra los pueblos en provecho de nuevas en-
vilecidas aristocracias: los reinos y ducados pasaban de mano sin
consultar á los habitantes y sin tener en cuenta la Italia: se
mandaba en absoluto por franceses, españoles ó austríacos, mono-
polizando todos los cargos de importancia y sin dejar al pueblo mas
que el deber de obedecer: el centro del poder estando lejano no po-
día vigilar los abusos dado caso que se propusiera remediarlos, y
la incompetencia y la venalidad hacían consorcio con los sistemas
intolerantes: la nobleza alhagada con títulos y propiedades, se
paraba de todo ideal fecundo, y el pueblo entregado á sí mismo,
ni discurría manera de salir de la postración, ni hallaba quien le
dirigiera á un fin elevado; el feudalismo se reproducía cuando en
casi todo el resto de Europa había caído; las contribuciones a-
gobiaban á los trabajadores; el talento se posponía al dinero bien
o mal ganado; el orgullo se hacia dogma de los gobernantes y
de los que participaban de mas inmediatos beneficios:habia obispos
señores de horca y cuchillo (Ñapóles): la justicia era fácil contra
los débiles, ineficaz contra los Tuertes: la inquisición perseguía á I09
pensadores y se imponía al poder civil: los autos de f$ (el prime-
ro en Xápoles en 1641) eran el único espectáculo ofrecido al
pueblo gratuitamente: Campanclla era sometido al tormento por
(d delitode pensar: las sublevaciones populares pe sofocaban fácil-
mente no habiendo unidad ni propósitos definidos: la posesión
de Italia ya éntrala en el orgullo de ios omnipotentes. Solo la
Saboya escudada con sus montanas daba señales de robustez; li-
gándose en las guerras europeas con grandes potencias, sacó á
salvo la nacionalidad «'• intervino en Italia como la única perso-
nalidad no sometida á otras fuerzas (Constituida Wi monarquía por
(d tratado de Utrech con el aumento de las dos Sieilías camina-
das luego por Cerdeo*), (arlos, hijo de Felipe V de Kspafia ocu-
pó el trono de las dos Sieilías por el tratado de Yiena (1735^;
el Milanesado pasó al Austria por el de Utrecli. Kstos cambios
produjeron beneficio á la baja Italia, pues que si se le había im-
puesto un jefe estrangero, al menos ya no dependían las Sieilías
de otros intereses. Toscana adherida á la «asa de Austria después
délas guerras de Felipe V. se sepan» formando un señorío inde-
pendiente en L766, Por el mismo tiempo la política saboyana s<i
dirigía secretamente hacia la unidad «le Italia aprovechando las
compeiencias y celos de las grandes naciones. Francia enemiga de
la casa de Habsbu?g favorecía estos pensamientos en el Norte,
pero en el Sur, por m enlace con los Borbones. cuando rio afei-
ta, era neutral respecto á la monarquía de las dos Sieilías. Peque-
ños condados y posesiones encendían guerras por la ambición de
los poderosos que les rodeaban: los juristas sacaban los archivos
DE LA HISTORIA DN 1 VERSAL. 1 7&
y tratados para sus alegaciones, pero en definitiva resolvía la fuer-
za. Al llegar la revolución francesa los Borbones dominaban la Si-
cilia constituida en monarqiua independiente con los sucesores de
Carlos (III de P^spaña); al Norte los austricos; al Centro el pontífice
y señoríos sometidos á las influencias estrañas; Yenecia decayendo
y ambicionada por Austria; Saboya y el Piamonte en la región
mas septentrional esperaban los efectos de su hábil política tenien-
do fija la vista en Italia. La revolución y el imperio darían lu-
gar á grandes cambios en la nación italiana.
Poco antes del tratado de Westfalia fué elegido pontífice Ino-
cencio X (1644), tan económico como pródigo fue el antecesor
Urbano VIII; parecía en un principio dispuesto tí corregir los a-
busos que encontrara, pero dominado pronto por su cuñada 0-
limpia Maldaquina y por su sobrina de la casa de AldobrandL
perdió mucho de su crédito: por medios tan poco equitativos co-
mo los generalmente empleados, aumentó los territorios pontifi-
cios. Francia y Austria luchaban para elegirle sucesor (1655)1.
Alejandro VII triunfó en el cónclave y aunque se propuso ha-
cer reformas, las aplazó y murió sin intentar nada seriamente
Clemente IX (1667 á 1670) animó el comercio sin incurrir en los
desórdenes que traían perturbada Roma: Clemente X anciano de
ochenta años gobernó la iglesia católica hasta 1676; Inocencio
XI pasó su pontificado en disputas con Luis XIV de Francia; quisa
moderar el nepotismo y no halló en Roma quien le secundase: su
sucesor Alejandro VIII no tuvo tiempo mas que para enriquecer
á su familia; Inocencio XII atacólos vicios de la administración,
pero sin fundar nada sólido: Clemente XI (1700) trató de me-
jorar el territorio romano con obras públicas, (hospitales y cár-
celes, acueductos y caminos) y cortó algunos abusos, pero él co-
mo sus sucesores se interesaron en todas las guerras europeas tan
frecuentes durante el pasado siglo. Benedicto XIII (1721 á 1734)
siguió las reformas de Clemente XI; su sucesor Clemente XII
dio el Arzobispado de Toledo á un niño de siete años y no mos-r
tro empeño en sostener la política de sus dos predecesores: Be-
nedicto XIV (1740 á 1758) creo' academias de ciencias y artes,
y cátedras científicas, aumentó la bibloteca, moralizó la admi-
nistración, y reformólos tribunales: Clemente XIII aunque notan
profundo y hábil, trabajó por enaltecer á Roma y continuar, las
empresas de Benedicto XIV. En su tiempo fueron espulsados de
España y Portugal los jesuítas: el sucesor Clemente XIV (de 1769
á 1774) suprimió esa orden: Pió VI (á 1799) se opuso á las re-
formas en Austria y luego en Francia, y frente á la revolución lu-
chó por recobrar el poder religioso político de otros tiempos.
La orden de los jesuitas desde su creación intervenia en los
grandes sucesos políticos de Europa: las ideas avanzaban as®
180 COMPENDIO
pesar, y donde quiera que los gobiernos se inclinaban ti las re-
formas estaba amenazada la compañía. Su organización era fuer-
te por la disciplina, por el número de afiliados, por la habilidad
en el manejo de los negocios, y por la religión que convertían en
medio é instrumento. Combatían lo mismo la libertad filosófica
que la política: rodeaban los tronos, los pueblos y el pontificado:
concertaban ó desbarataban alianzas impulsados por una misma
consigna; industriales y empresarios no obstante las prohibicio-
nes pontificias se enriquecían podiendo ofrecer por la abundan-
cia de recursos la enseñanza gratuita para modelar ií su antojo
las conciencias: á los que no aprendían los sujetaban por la pro-
paganda religiosa uniformemente di rijida por ellos al fin de de-
bilitar la individualidad y el vigor moral: sus teorías sobre el
regicidio les hacia odiosos á los reyes: sus principios de educa-
ción mecánica, les hacia aborrecibles á los hombres que deseaban
empujar las sociedades; su enseñanza de pasiva obediencia per-
petuaba el despotismo: en América sostenían y practicaban la es-
clavitud corporal, y en todas partes la esclavitud del alma: cuan-
do el comercio salía bien reportaban la utilidades, y ruando nó.
alegaban que la orden no podia traficar, dejando por tanto en la
ruina á los acreedores (entre otros casos sucedió esto cuando el
padre Lavalette envió dos barcos de mercancías ;í Marsella; .los
ingleses los apresaron, y la compañía para eludir el pago de las
deudas alegó que el padre Lavalette comerciaba contra las
prescripciones de la orden: el parlamento pidió, la constitución
jesuítica y averiguó también que Lavalette era un representante
de la compañía: esta fue condenada ,í pagar con costas é intere-
ses (1762). Portugal lee espulsó en 1759, Francia en 1764, Es-
paña en 1767;
En la Audiencia de Rennes (Francia) se inició1 el proceso so-
bre la constitución de los jesuítas. El abogado general Mondar
publicó un informe sobre las doctrinas de la compañía probando
que se componían de despotismo y servilismo: el parlamento man-
dó quemar por mano del verdugo los escritos de veinte y siete
jesuitas, publicados con autorización de la compañía, y que con-
tenían enseñanzas sediciosas y repugnantes á la moral, y conde-
nó á los jesuitas entre otras cosas "por sacrilegos, anticatólicos
y defensores del parricidio (una nota de Cesar Cantú dice:" La re-
solución del parlamento de 1 7 r> 2 condena á los jesuitas como noto-
riamente culpados de haber enseñado en todos los tiempos y cons-
tantemente con aprobación de sus superiores generales, la simo-
nía, la blasfemia, el sacrilegio, la astrología. la irreligión, la ido-
latría, la superstición, la lujuria, el perjurio, el falso testimonio,
las prevaricaciones de los jueces, el hurto, el parricidio, el ho-
micidio, el suicidio, el regicidio: como favorecedores del arria-
1>K LA HISTORIA UNIVERSAL. 181
uismo, del soeianinismo, del sabclianismo, del nestorianismo. do
los luteranos, de los calvinistas y oíros innovadores del siglo XVI:
como reproductores de la hcregia de WielefT y de los errores de
Pelagio. de los scmipelagianos. de Casio, de Fausto, de los retar-
selleses; como protectores de la impiedad, de los montañistas, y
como propagadores de una doctrina injuriosa íí los santos padres:
-.{ los apostóles y á Abraham)."* — Se les acusó de lo cierto y de lo
dudoso, pero las sentencias del primer cuerpo de una gran na-
ción es imposible que sean de todo punto arbitrarias aunque pue- ■
den exajerar el hecho: los jesuítas para defender el despotismo
y unlversalizar la servidumbre moral, se han valido de todos los
sistemas y recursos; pero no es fácil que incurrieran autorizada-
mente en tantas heregias, siendo asi que la reforma estaba den-
tro de un criterio superior de libertad, y que los jesuítas han si-
do siempre los enemigos mas encarnizados de cuanto contribuye-
ra á emancipar la inteligencia. Ante las quejas generales, el pa-
pa Clemente XIV tuvo que suprimir la orden de los jesuítas. En >
1774 murió el papa, según se aseguró envenenado. Ningún
gobierno católico reclamó en favor de los jesuítas, y sí lo hicieron
los cismáticos, luteranos y anglicanos (Rusia, Prusia é Inglater-
ra). Considerable número de jesuítas pasaron á Polonia y Rusia.
Por una parte la existencia de los jesuítas enervando á los pue-
blos ¡católicos favorecía á los protestantes; de otra los principios
de reforma política ya divulgados por el occidente, no cuadraban \
á las monarquías despóticas de Rusia y Prusia. Francia que no pu-
do vencer con muchos ausiliares á solo Federico II, cuando fue-
ra impulsada por la libertad vencería sin ningún apoyo á toda la ,
Europa coaiigada. Los jesuítas no han dominado sino a espensas ¡
de los pueblos y de los gobiernos: su imperio implica y ha impli- •
cado siempre la postración de los Estados, el desdoro de la auto- j
ridad civil y la debilidad general. Los que les atribuyen un me- ,
rito grande, pueden contemplar los hechos que son mas elocuen- ¡
tes que las opiniones favorables ó adversas.
PÁRRAFO VIH.
.FRANCIA.
Ala muerte de Richelieu, 1012, sucedió en la privanza el luí-.
bil Cardenal Mazarino: poco después murió Luis X III encargando
el gobierno á una regencia in'luida por el Cardenal: la reina Ana
y la nobleza y los parlamentos hicieron anular la disposición de*
Luis XIII y dieron la regencia única a la misma reina durante la;
minoría de Luis XIV. Pero Mazarino fué también el ministro de
182 COMPENDIO
la Regente: los nobles y los parlamentos se ligaron para recobrar
gas privilegios; el pueblo que al principio les oyó. abandonó á los
ligados al ver que no era la libertad ni el odio al despotismo lo
que les impulsara, si no la sed de honores y los beneficios anti-
guos de la aristocracia. Asi siguieron las cosas hasta la paz de
Westfalia: la cámara de cuentas del parlamento resistió entonces
continuar en sus registros los impuestos estraordinarios: el gobier-
no prendió algunos consejeros y la ciudad de París se sublevó
(liga y guerra de la Fronda) y libertó á los presos: el Cardenal
de Retz y los notables se unieron al parlamento y al pueblo: la
reina se retiró al arrabal de San Grerman y el General Conde ata-
<?ó*á Paris, pero se transigió; fueron reducidas las contribuciones
y corregidos algunos abusos. Conde se inclinó á los frondistas, y la
peina estuvo vacilando: Mazarino salió de Francia aunque influid
desde Colonia, volvió al poco tiempo con fuerza armada y estalló
£a guerra civil en los momentos en que Luis XIV. ya dé mayor
edad, subía al trono (1651). Los frondistas tuvieron que ceder des-
pués de una lucha tenaz, y Mazarino gobernó aun diez años. Luis
XIV humillaría á la nobleza y i la Francia, aunque se impondría
á Europa por sus victorias. Cuando el parlamento creia tenor al-
gún poder, el rey entró en la sala de sesiones en traje de caza, y
le impuso silencio. La guerra con España que continuó después
del tratado de Westfalia, concluyó por el tratado de los Pirineos
(1659), pactándose el matrimonio de Luis XIV con Maria Teresa
hija de Felipe IV, y la cesión á Francia del Rosellon, Confiant y
una parte del Artois con algunas plazas en Flandes y el Luxeni-
hurgo. En 1661 murió Mazarino. Luis XIV vencedor de la noble-
za, alhagado por el ejercitó, reconciliado con los enemigos de Ma-
zarino, y prestigiado en Europa por los ventajosos tratados de
paz, se impuso cíe un modo absoluto ;í la nación: los nobles le pe-
dían por gracia loque en otras épocas demandaban por la Tuerza :
la aristocracia se convirtió á la servidumbre del rey; la adulación
alimentaba el orgullo de Luis XIV: el esplendor de la corte des-
tumbraba al pueblo ignorante que ahora tendría sobre él á la mo-
uarqnia, ala nobleza y alelen». La corte daba la consigna en las
modas como en las letras. Todas las circunstancias favorecían al
orgulloso monarca. Enrique IV, el verdadero engrandecedor de
Francia, dejó los elementos que tan hábilmente aprovecharía Ki-
chelieu: este Cardenal humilló ala nobleza, sacó ventajas de las
perturbaciones europeas y logró quebrantar la .casa de Habsburg.
Mazarino menos grande que Rieholieu conservó los bienes adquiri-
dos y ganó otros en la paz de Westfalia y en la de los Pirineos.
El pueblo por si solo nada podia: las victorias le admiraban, y si
por este lado Luis XIV se atraía A los impresionables, se airara
al clero por su devoción, al ejército por las guerras. ;í la nobleza*
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 1 8)>
por las dádivas. Muerto Mazarino, rehuyó el rey toda privanza,
aunque la tuvieron las mugeres. Tuvo el acierto de elegir para go-
bernar la hacienda á Colbert: llamó ¿í Conde que se pasara a Es-
paña perseguido por Mazarino; nombró á Lionne para que en-
tendiera de los negocios exteriores y á Letellicr para lo interior.
El mismo lo examinaba todo, guerra, hacienda, diplomacia y jus-
ticia. Turena, Conde, Vauban, Luxemburgo, estaban mandando
los ejércitos; Juan Bart, Duquesne y otros grandes marinos, la
armada. Redujo la administración, suprimió gastos inútiles, elevó
el comercio y la industria por medio del notable ministro Colbert,
y aumentó las contribuciones sin gravar al pais, y solo por buenas
medidas económicas que ensanchaban la producción.
En 1667 aduciendo Luis XIV derechos á los Paises-Bajos españo-
les, por su muger María Teresa, no obstante haber renunciado á
toda clase de herencia territorial, envió tres ejércitos áFlandes, to-
mó algunas plazas, pero temerosos los holandeses del poder de Fran-
cia, hicieron liga con Inglaterra y Suecia y obligaron á Luis XIV á
firmar la paz que siempre le fué ventajosa puesto que se quedó con lo
conquistado escepto el Franco-Condado (paz de Aquisgran, 1668).
El gobierno de Francia sintiéndose humillado por la Holanda, se
propuso hacerla pagar su osadía, y después de conseguir con dine-
ro é intrigas separar de la alianza á los ingleses y suecos, la de-
claró la guerra en 1672: Holanda estaba dividida por las facciones.
Comenzó la campaña por la ocupación de Lorena aliada de Ho-
landa; los generales franceses Turena, Conde y Vauban, penetra-
ban en territorios imperiales sin permiso del emperador ni de los
Electores; llegaron á Holanda con ciento veinte mil hombres y á la
cabeza el mismo rey de Francia; tomaron las plazas de Liejay U-
trech y Oberissel, pero entreteniéndose en el asedio de otras for-
talezas, dieron tiempo á que se reanimaran los holandeses, y á que
Austria y el imperio germánico, desembarazados de otras dificul-
tades, declarasen, ayudados también por España, la guerra á Fran-
cia por haber invadido y ocupado territorios imperiales. Los fran-
ceses fueron derrotados en Sassbach (1675) donde murió Turena.
y tuvieron que abandonar la orilla derecha del Rhin. Para dis-
traer al Brandeburgo, Luis XIV incitó ¿í la Suecia que con mal
éxito secundó los planes de Francia. Concentrada la guerra en los
Paises-Bajos con vicisitudes diversas se firmó al cabo la paz de
Nimega (i 679) alcanzando Francia la posesión del BFranco-Conda-
do y las plazas fuertes situadas en la linea de Yalenciennes y
Maubengue, y las ciudades de Friburgo y Brisgaus que habían
pertenecido al imperio: la Lorena pasó también á Francia pues
el duque prefirió abandonar su territorio mejor que sujetarse á las
humillantes condiciones que se le imponían. Tantos triunfos alen-
taron al rey de Francia á cometer atropellos que no por ser fre-
IS-l COMPENDIO
cuentes entrañaban menos escándalo y perfidia. La ambigüedad
de los límites territoriales establecidos por las paces de Westfalia
y Nimcga, daban ocasión á que la astucia y la fuerza resolviesen
aun mas allá de todas las probabilidades de dominio: Creo Fnis
XI Y en Metz y Brisach cámaras de reunión para que designasen
los límites de los dominios franceses. La cámara de Metz declaró
(1686) pertenecientes á Francia ochenta feudos, la de Brisach,
diez ciudades imperiales de la Alsacia con los territorios de Ha-
genau y Weisemburg, llegando al numero de seiscientos entre
ciudades, lugares y aldeas: al ducado de Wurtemberg se le arre-
bató Mumpelgard, y á España el Luxemburgo; (aunque España
no lo cedió, el mariscal (Jrequi tomó la ciudad). La ciudad de
Strasburgo también se unió á Francia previa ocupación por vein-
te mil franceses. Una coalición organizada contra estas arbitra-
riedades, no tuvo consecuencias inmediatas. Pero los ligados vigi-
laban á Francia, y Luis XÍV para anticiparse mientras Austria
estaba ocupada en guerra con los turros, invadió el imperio ger-
mánico (1689), comenzando esta guerra por devastar muchas le-
guas mas allá de la frontera francesa para impedir á los enemigos
la entrada en Francia: la sucesión al Palatinado era el pretestode
esta contienda: cuatrocientas ciudades y aldeas fueron incendia-
das en menos de una semana: Austria, el imperio, Holanda. Bavie-
ra y otros pequeños principados unidos por la liga de Augsburgo.
hicieron frente á Francia; en las batallas de Fleurus y Stenkeuken
vencieron los franceses, pero la escuadra anillo-holandesa derrotó
á la francesa cerca del cabo Hogue ( 1 690, Pleuras; 1692 Hogue):
en Neerwinden (1693) volvieron á triunfar los ejércitos de Luis
XIV, y en España ganaban á (Jerona y Barcelona. La imposibili-
dad de vencer en una guerra larga una sola nación contra tantas,
de una parte, !y de otra los desashes tan continuos, hicieron
pensar en la paz (píese celebró en Iíuwik (1697); Francia con-
servó la Alsacia y Strasburgo dejando Friburgo. Brisach y Filips-
burgo; el duque de Saboya recobró sus posesiones y Fspaña. la
mayor parte de las suya* ím Flandesy todas en el territorio nacio-
nal. La última guerra de Luis XIV fué por la sucesión al trono de
España, en que salió vencedor Felipe V de Borbon. Fl poder de
Francia era el primero de Furopa, pero desde que la casa de Bor-
bon dominó en la nación española, se alzaron los celos de todo-
Ios pueblos haciendo sorda guerra á los dos países hasta que que-
daron quebrantados también Los franceses, puesto que Fspaíia na-
da podia decaer después de Carlos II el hechizado.
Fu el interior Colhert elevó la industria á un grado nunca cono-
cido: abrió canales, desecó pantanos, habilitó puertos i Brest y
Tolón) y engrandeció todos los ramos de producción. Fu Bondi-
cherv se establecían factorías, v colonias en Madairascar v Fave-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 185
na: ias tiestas y el lujo eran los dioses.de Versalles, y las artes y
las letras servían á la corte, como la nobleza que no pudiendo
competirse humillaba ante el monarca: la licencia y el desenfre-
no contenidos al principio, no tuvieron límites en la segunda é-
poca: el rey, reservado en sus amores con la Valí ¡ere y la Mon-
tespan, vano puso reserva con la Ninon Léñelos que hacia alar-
de de dominar al avasallador de Francia y de Europa. La corrup-
ción se estendia desde el trono hasta los lacayos, y debajo de las
formulas y ceremonias religiosas, se agitaban corazones gangre-
nados por la mas desbordada inmoralidad: las favoritas tenían su
círculo según el rango desús queridos: la Ninon era rodeada y
servida por magnates y obispos, y el mismo Luis XIV la confiaba
los secretos mas íntimos de Estado; su influjo pesaba mas que el
de todos juntos y la justicia ó el agravio pendían de una palabra
suya. Cuando la Maintenon subió al favor, ya Luis XIV estaba
envejecido asombrando como tanto poder en Francia y en Euro-
pa, estuviese tan absolutamente supeditado á mugeres sin pudor,
á cortesanas sin miramiento ni dignidad: hacíase burla de todo
sentimiento y la pepravacion se enseñoreó por entero de la corte,
de la nobleza y aun del orden administrativo y judicial. Lnis XIV
disputaba con el papa sobre las regalías: revocó el edicto de Xan-
tes (1685) que implicaba una libertad que á nadie concedía, y
quinientos mil calvinistas dejaron el suelo de Francia. Fué ese
reinado una batalla gloriosa contra Europa, pero debajo de los
laureles se escondían la prostitución y la inmoralidad: la última
época de Luis XIY es la mas desenfrenada que recuerda la his-
toria de Francia.
Mientras tanto hombres célebres como los Dupin intentaban
formar una iglesia nacional: los jesuítas que sostenían el despo-
tismo de Luis XIV no querían llevarlo tan lejos que se hiciera
también el jefe de la iglesia francesa: en 1682. una Asamblea de
arzobispos, obispos 3r diputados del clero sancionó, que el papa no
tiene poder civil compitiéndole solólo espiritual; y que el juicio
del papa sobre la fe no es irreformable sino cuando la iglesia
lo confirma: mediaron disputas y Dupin escribió contra el pon-
tífice.
Los jesuítas siempre mezclados en cosas políticas, acomodaban
a' su objeto tocios sus pasos. Para hacer prosélitos éntrela inmo-
ralidad, declaraban, que solo existía culpa cuando había conoci-
miento de causa, pero no en el simple hecho; la reserva mental
se adiccionaba con el probabilismo: la maldad tendría siempre
una salida, la prostitución un pretesto: era imposible el castigo
de ningún crimen si el criminal niega la intención. Jansenio opu-
so las teorías de San Agustín algunas de las cuales fueron conde-
nadas por el papa á instancias de los jesuítas: Arnaldo, Pascal.
186 COMPENDIO
Domat y oíros siguieron á los jansenistas: surgía la disputa con des-
crédito de los jesuítas, porque ya se les acusó de corruptores.
Alejandro VII é Inocencio XI reprobaron ciento diez proposicio-
nes jesuíticas; ya la lucha entraba en dominios mas vastos: se ata-
caban los vicios del clero, la soberbia de los pontífices y la maldad
de los jesuítas, pero estos apoyados por la Maintenon. concubina
de Luis XIV, y por el rey, consiguieron ventajas de hecho y se
persiguió a los jansenistas. Esta es una de las grandes manchas del
reinado de Luis XIV, y no menor la persecución á los calvinis-
tas que quiso convertirá la fuerza: las dragonadas por las cuales
se enviaban á los pueblos calvinistas escuadrones de caballería
que se alojaban en las casas de los disidentes y que tomaban los
bienes insultando á los habitantes: y mas pérfido aun que las dra-
gonadas y el edicto de derogación del de Xantes. el haber prohi-
bido la emigración bajo pena de galeras y pérdida de bienes, i
los maltratados y perseguidos (apesar de eso abandonaron Fran-
cia mas de quinientos mil hugonotes).
En 1715 murió Luis XIV; de sus descendientes mas inmediatos
Rabian muerto casi todos, y le sucedió su biznieto (Luis XV)
que contaba cinco años de edad: la deuda nacional era inmensa.
la corrupción habia contagiado todas las clases preponderantes
durante el largo reinado: el ejército estaba aniquilado por tantas
guerras, y todas las mejoras de Colbert ó abandonadas ó en deca-
dencia: la mendicidad según Vauban. alcanzaba :í la décima parte
de la población: los departamentos calvinistas en ruina, la intole-
rancia en apogeo, y la depravación de la corte en toda su fuerza
A eso quedaba reducida la gloria de un pueblo sacrificado A la
vanidad de uu hombre. En la minoría de Luis XV gobernó el
duque Felipe de Orleaofi, sobrino de Luis XIV que con el imnistio
Cardenal Duvois continuaría las prodigalidades y devaneos del
agitador de Europa. No tuvo la regencia hechos de importancia,
y sí agios y desórdenes como el del banquero Law que esplotó el
pais ausiliado por Orleans y Duvois, y sembró la ruina en el pue-
blo cuya codicia habia despertado anunciando ganancias pingües
en América. Luis XV no rigió independientemente hasta tT22 en
que falleciera el regente: fué ministro el Cardenal Fleury que mas-
atento á la prosperidad de su patria huyó de las guerras y dedi-
có sus cuidados á la agricultura, la industria y el comercio. Pron-
to cambió él aspecto político: Luis XV buscó la grandeza en la
idolatría, los consejeros en los aduladores y dio el poder á las
cortesanas: su tarea favoria era la caza. La Duquesa de Chateau-
poux dominó con un imperio absoluto en Francia y en el rey. S<
imitóla corte de Luis XIV con mas relajación y sin el contrapeso
de las glorias esteriores. La Pompadour que reemplazó a madama
Chateauroux. escedió a esta en dominio absoluto: ella arreglábala
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 187
paz ó la guerra con el ministro Choiseul á quien habia colocado
para que la sirviera de instrumento, disponia del tesoro, manda-
ba en la administración, quitaba y ponía jefes en el ejército, y fué
cortesana y reina tí la vez sin contradicción y sin que la moderase
niel rey mismo enteramente sometido á los mas leves caprichos
de su querida. Pero la Pompadour tenia ilustración y al menos
para justificarse ante los que no se acercaban á la corte, empren-
día mejoras públicas, y gastaba en progresos materiales una parte
-de los tesoros que le confiaban la esclavitud del rey y el servilis-
mo de los cortesanos. La condesa Dubarry, muger vulgar, ocupo
el puesto de la Pompadour, ya en los últimos diez años del cor-
rompido reinado de Luis XV: aquello ya era la prostitución or-
ganizada: el rey, débil y sin ideas, acostumbrado á que le domi-
naran las favoritas, no sabia ni ponerse al frente del mando ni en-
cauzar la administración, ni vigorizar el ejército que se resentía
de tantos males: la Dubarry estando segura de dominarlo, le
aconsejaba que no se desprendiera de una sola facultad ni en be-
neficio de los parlamentos ni de nadie: las cortesanas, especie de
ejército de la Dubarry, disponían con ella de todo, y sus queridos
ocupaban los primeros puestos: en la guerra de sucesión austríaca
y en la de siete años con Federico II de Prusia, probo Francia
cuanto la habían debilitado los vicios de la política y de los reyes
últimos. Fueron arrojados los jesuítas por el gran clamor que se
¿tizó contra ellos (1764), y se hizo el pacto de familia entre
Francia y España para la mutua defensa, mas que de los pueblos,
de los Borbones. En 1774 murió" Luis XV, habiendo perdido en
su ultima guerra con los ingleses, el Canadá y el prestigio de la
marina francesa, agregado Córcega á Francia, y disuelto el parla-
mento de París que reorganizó á su capricho.
Lilis XVI, nieto de Luis XY encontró las arcas del tesoro va-
cias, una deuda de cuatro mil millones, el crédito perdido, la inmo-
ralidad en todas partes, el pueblo esclavizado, la corte corrom-
pida. De buenos sentimientos, habia sido educado sin embargo, en
las teorías del absolutismo, y creía de buena fé que los pueblos no
tenían mas derechos que los emanados de sus señores. Los condes
<le Provenza y de Artois, sus hermanos, contrariaban sus deseos
«de moderar los gastos; débil de carácter, no sabia resistir la in-
fluencia de María Antonieta de Austria, muger orgullosa para
quien las naciones eran patrimonios vinculados en ciertas fami-
lias. Coji menos tiranía que en los anteriores reinados, Luis XY1
y su muger eran objeto de mas acerbos odios: la enciclopedia y los
escritos de Voltaire y Rousseau habían penetrado en el pueblo: el
rey no rechazaba el bien como no menguara su autoridad; la rei-
na y la corte despreciaban á las clases desacomodadas, sin enfre-
nar el lujo y la prodigalidad. La casa de Austria defensora del
1 88 COMPENDIO
derecho divino de los reyes, se mezclaba en María A n lometa con
la herencia de los principios despóticos de XIY y Luis XY. Se
acuso ú la reina de infidelidad (proceso del collar), pero solo re-
sultó la impostura de Cardenal de Roban y de la condesa de La
Motte. Los males públicos crecían y no se ponia límite. A pesar
de las oposiciones de Corte, Luis XVI llamo a Turgot al minis-
terio de hacienda que propuso trascendentales reformas ayudado
de Malesberbes: pero ambos reformadores cayeron entre la re-
chifla déla corte, el clero y la nobleza. Xecker no fué mas feliz,
aunque su célebre informe sobre la situación de la Hacienda fué
el principio déla revolución: cayo poco después del informe
(1781) y continuó la anarquía económica. Calonne no hizo mas
que distraer la opinión: agotadas las rentas, el rey convocó la
Asamblea de los notables (1787) que propuso una contribución ge-
neral ¡i Ja que resistiéronlos nobles y el clero. A Calonne sucedió
Lomenie de Brienne, Arzobispo de Tolosa: proyectó nuevas con-
tribuciones y el Parlamento de Paris las rechazó sin que la
sesiohreaj convirtiese los ánimos; el pueblo se mezclaba en ias
contiendas, y reformadores inteligentes pedían la convocación de
los Estados generales: un empréstito acordado no se pudo emitir
por la protesta de muchos consejeros entre ellos el duque de
Orleans; D' Espremesnil y luego otros consejeros se declararon
contra el principio de que el poder legislativo residiera en el rey:
los consejeros mas atrevidos fueron presos: en Bretaña el pueblo
quemaba la estatua del ministro r>iienne: un cuerpo llamado Ca'-
mara plena entendió en ciertas atribuciones que habían sido del
parlamento: en Provenza y el Delíinado se repetían los tmnuhos:
el descontento no se mitigaba ni con las cargas de caballeria.nl
ni con las amenazas de la nobleza. Llamado de nuevo Xecker al
ministerio, indujo al re\ á convocar los listados generales. La corte,
los nobles y el clero resistian esa medida: el parlamento de Paris
solo amaba sus privilegios sin acordarse del pueblo: las publica-
ciones prevenían al tercer estado para que no ae dejara sorpren-
der. Al cabo se convocó áloe Estados en el orden y forma que se
había hecho en 1 014, debiendo ser en doble número los diputa-
dos del tercer Estado que el de cada uno de los otros dos órdenes,
clero y nobleza: serian seiscientos los diputado- del Estado llano,
trescientos los de la nobleza y otros trescientos los del clero. La
Asamblea se reuniría el primero de Mayo de 1789.
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. lí 9
PÁRRAFO IX
Inglaterra.
Carlos II habia ofrecido al entrar en Londres, libertad de con-
ciencia y a mnistia completa en lo político, pero ninguna de am-
bas promesas cumplió: diez de los jueces en el proceso de Carlos 1
murieron en el cadalso: los cuerpos de Cromwel!, Yretony Brasd-
haw fueron desenterrados y espuestos en el horca; muchos republi-
canos y puritanos tuvieron que huir; la intolerancia anglicana reco-
bró sus privilegios, y mientras el rey sembraba el luto de la ven-
ganza, una epidemia hacia cien mil víctimas solo en Londres; en
1666 en la misma Capital destruyó un incendio trece mil casas y
la flota holandesa penetró en el Támesis y saqueó las riberas y se
llevó los barcos. Carlos II no se cuidó de los males públicos: nece-
sitando dinero, vendió Dunkerke á los franceses, y gastó el precio
en fiestas. Emprendió guerra con Holanda sin ganar nada y con
propósito esclusivo de cobrar las pensiones que le ofrecía Luis
XIV: el parlamento, pasada la primera sorpresa, hizo oposición
á los desórdenes del rey: una conspiración de los católicos fué
duramente castigada con suplicios y cárceles. Sancionó la ley q\ie
escluia de los empleos á los disidentes del anglicanismo. pero no
autorizó la esclusion de su hermano el duque de Yorckal trono in-
gles. Disuelto el parlamento en 1678, convocó otro para el año
siguiente esperando encontrar menos resistencias, pero las halló
majares y una oposición formidable á las ideas católicas que la
corte profesaba por mas que oficialmente no constasen las creen-
cias del rey. El ministerio Shaftesbury publicó la famosa acta del
liabeas corpus (1676) que garantizaba la seguridad personal. For-
máronse en esta época los dos partidos whigs y torys que aun do-
minan en la política inglesa; los whigs interpretaban la constitu-
ción como un contrato entre el rey y la nación: los torys no admi-
tían que el pueblo fuera el origen del poder y le exigían obedien-
cia (el juicio de esos partidos ha cambiando; whigs y torys reco-
nocen la supremacía nacional por el órgano de sus representacio-
nes: parlamentos). La corte persiguió á los whigs: Lord Russell
y Sidney murieron en el cadalso por supuestos conspiradores.
Corlos II dominó ya despóticamente hasta su muerte en 1685, su-
cediéndole su hermano el Duque de Yorck con el nombre de Ja-
cobo II. El Duque de Monmouth, hijo natural de Carlos II, desem-
barcó con una tropa de fugitivos para disputar el trono á su tio,
pero se frustró la empresa y murió en el cadalso con muchos de
11)0 COMPENDIO
sus partidarios. El juez Jefferies recorría los departamentos ú con-
dados seguido de los útiles del suplicio. Jacobo II tendía directa-
mente á restablecer el catolicismo; restableció la misa en su pa-
lacio, envió un embajador al papa, permitió la vuelta de los jesuí-
tas: el olvido de las leyes y la promulgación de otras arbitrarias
junto con la protección dispensada á los católicos, alarmó á Esco-
cia é Inglaterra: los whigs ofrecieron el trono ingles a Guillermo*
III de Orange Stathoucler de Holanda, casado con María hija de
J acabo II que habia guardado la fé anglicana: Guillermo desem-
barcó (Noviembre 1G80) en las costas inglesas y triunfando de las
pocas resistencias que le salieron al encuentro entró en Londres
en breve tiempo. Jacobo II habia huido á Francia, después de re-
vocar los decretos causa de la revolución y de no ser escuchado por '
el pais; el nacimiento de un hijo del rey no contuvo a los whigs n;
después á los revolucionarios. El nuevo gobierno no sancionó una
completa libertad religiosa aunque tampoco estremó las persecucio-
nes: fué abolido el episcopado ingles y restablecidos los sínodos
presbiterianos. Los escoceses reconocieron la monarquía de Orange:
los irlandeses resistieron guiados por Jacobo II pero fueron ven-
cidos en lo batalla de Boyne (1690) y emigraron gran número
de ellos: Irlanda perdió sus derechos políticos y se la trató como
pais conquistado. Se cretí el Banco de Londres, se establecióla
libertad de la prensa, la marina tomó incremento. Muertos
sin hijos los reyes, les sucedió ( 1 70?) Ana, hija menor de Jacobo II
casada con un príncipe danés. Ño quedando tampoco hijos de
este matrimonio, pasó* la corona al Elector de Hannover Gregorio
(1714) nieto de Isabel reina de Bohemia, que tomó el nombre de
Jorge 1: dos tentativas de Jacobo III y su hijo ('arlos Eduardo*
para adquirir el trono, fracasaron (en el intervalo de 30 anos una
de otra). Durante el reinado de Ana habia estado la nación en lu-
cha contra España y Francia y conquistó ( J ibraltar y Menorca
uniendo definitivamente Escocía á Inglaterra. En el reinado de
Jorge I gobernó veintiún anos el célebre Roberto Walpole. Hí-
zose una ley de los parlamentos seténales y otra para el aumento de
la milicia interior: las libertades políticas quedaron aseguradas:
el partido whigs en el poder abolió los monopolios, conservó la
paz, modificó los aranceles en beneficio del comercio y dio á la in-
dustria el ascendiente sobre los demás países productores: la mis-
ma conducta observaron luego los toiys. Jorge II (17^7 á 1 760) en-
contró al pais en guerra con España y Suecia; se hizo la paz sin
tomar parte en la lucha del Norte de Europa por la sucesión de
Polonia: una nueva guerra con España por causa del contrabando
de América fué motivo de la caída «le Walpole: en 1756 subió
Pitt al poder (Lord Chatan, jefe del partido tory) y comenzó la
guerra de siete años de Federico II de Prusia: Inglaterra su alia-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 191
da rompió la hostilidades contra Francia y en los siete años has-
ta la paz de 1663, conquistó el Canadá en América, el Seaegal en
África y Pondieherycn Asia. Desde la elevación de los Borbo-
lles en España, los ingleses se propusieron destruir el poder de
esa familia. La fuerza de los ingleses no emanaba de la perspicacia
ai del genio de sus reyes, sino de la energía del pueblo y del talen-
to de sus hombres de Estado. Los reyes no dejaban de ostentar
inmoralidades que habrian dado los resultados que en Francia i
no tener el parlamento tanta energia y el pais tanta vigilancia y
atención: la condesa de Platen llegó a ejercer gran influjo: y la
Walmoden en tiempo de Jorge II tomaba parte en las conferencias
de Estado: sin embargo, no pudo dominar mas que al rey á quien
el parlamento no consentía delegaciones efectivas como Luis XV
ala Pompadoury Luis XIV á la Xinon. De mas genio y ambi-
ción que Jorge II era su muger Carolina de Brandeburgo Aus-
pache que daba ;í la política fuerte impulso é inspiraba resolucio-
nes atrevidas.
La elevación de Inglaterra creó un orgullo nacional y especial-
mente una soberbia parlamentaria que perjudicarla ;í las colonias
en los derechos y libertades que de antiguo se les había otorgado.
La India, no en la estension que hoy domina la Gran Bretaña, es-
taba en poder de una compañía protegida por el gobierno: las
colonias de Norte-América eran por su importancia los primeros
dominios de la Gran Bretaña y a ellos se unió el Canadá y la Flo-
rida u consecuencia de la guerra internacional en que los colonos
pelearon contra los franceses. De esa guerra nacerían las contien-
das que solo habían de concluir con la independencia.
Jorge III en su largo reinado (1760 á 1820) vería la emancipa-
ción de Norte- América, la revolución francesa, el imperio y la cai-
da de Napoleón. Inglaterra estuvo en medio de todas esas luchas.
PÁRRAFO X.
Las colonia* aiiglo-aufiericana$«
Desde que los franceses se establecieron en el Norte, habia una
oposición viva y tenaz entre ellos y los colonos ingleses: todas las
guerras de Europa en que terciaban las dos potencias, tenían eco
en América. En 1694 los colonos de New- York y Conecticut pre-
pararon una gran espedicion para atacar á Montreal y Quebec,
y fracasó por la tardanza de los indios ausiliares y la mala direc-
ción déla empresa: otras tentativas se suspendieron en 1697 al
hacer la paz Inglaterra y Francia. Durante la guerra de sucesión
192 compendio
española conquistaron Jos angloamericanos la Aeadia. Las colo-
nias se robustecían en estos choques y adquiriendo conciencia de
su poder, ensanchaban sus derechos llegando hasta imponer en
1719 la colonia de Massachusset un derecho sobre las mercancías
importadas en buques ingleses, y después hasta declarar la guerra
á los indios sin intervención del gobernador británico: y aunque
la Asamblea fue disuelta, los colonos volvieron á nombrar los
mismos diputados. En 1729 la Carolina se dividid en dos provin-
cias, Norte y Sur: guerras con los indios yamasis y otras tribus
distraen las colonias, pero constantemente ensanchan su territorio.
En Carolina y Georgia >e sostuvo nueve años (1739 á 1748) una
guerra con los españoles: de una y otra parte se cometieron esce-
sos. Pero mas vigorosa y unánime fué la campaña de 1746 contra
los colonos franceses, y aunque suspendida en 1748 viviael deseo
de renovarla á la primera ocasión. Francia habia estendido sus
posesiones por las riberas del Ohio y la Luisiana enlazando de
Sur a Norte sus dominios: los límites eran perene motivo de dis-
putas. Washington, joven entonces, fué nombrado (1751) piara que
arreglara algunas diferencias con el comandante francés de las
fortalezas del Ohio, é propositó del litigio de derechos por haber
autorizado él gobierno ingles la formación de una sociedad comer-
cial (compañía del Ohio) en pais que los franceses consideraban
suyo: la misión de Washington no dio resultados: la compañía del
Ohio organizo un regimiento bajo el mando de Washington, pero
fué derrotado y preso el jefe. Efitóneesel gobierno ingles mando
a las colonias que se reuniesen para la defensa común: Xew-
llainsphíre. Connecticut, Pennsilvania, Massachuséet, Rliode-
fsland, Marilaud y New- York, enviaron delegados á Alvany y
esto-, deddieron la constitución de un gran consejo de la$ diver-
sas asambleas legislativas y de un presidente general, para lijar
el contingente de los Estados y acordar los tributos de guerra.
Connecticut no aprobó el plan y el gobierno ingles lo rechazó. En
1755, Inglaterra envió numerosas tuerzas, y los gobernadores de
las colonias reunidos en Virginia trazaron el plan de campana: el
principio fué bueno, los franceses perdieron terrétad, pero lo re-
cobraron con esceso delante del fuerte Duquesne en que fué derro-
tado el ejército anglo-americano y muerto el general Braddoek:
Washington salvó los restos del ejercito: los indios aprovechando
las circunstancias devastaban las fronteras de los Estados del Sur:
en los dosaños siguientes la campaña fué desfavorable ¿í los in-
gleses y colonos. El conde Condón al frente de cincuenta mil
hombres de tropa inglesa y colonial, conquistó en 1758 la ciudad
de Luisburgo y las fortalezas de Duquesne y Frontignac: en 1759
marcharon los vencedores contra Quebec y frente á la ciudad se
dio la batalla mas sangrienta de la época colonial del Norte; los
DÉLA H1ST0RU UNIVERSAL, 1,93
generales Wolf ingles y Alontcalm, francés, murieron en la pelea;
Quebec capitula (15 Setiembre 1759). En Enero de 17G0 capitula-
ba Montreal. El Canadá estaba en poder de los ingleses. Un año
de paz dio tiempo á (pie se preparasen los vencidos en la Luisia-
na: los indígenas les ayudaron haciendo desastrosas correrias.
Por último triunláron los ingleses, y la paz de 1763 confirmo
la posesión del Canadá y la de la Florida pasando á España la
Luisiana. Las colonias inglesas habían probado su vigor: entre
sus hombres notables aparecia Washington tenido en mucho, des-
de la campaña de 1755 en que por no oir sus consejos pereció
el general Braddock con una parte del ejército y Washington sal-
vó el resto. La prosperidad, sin embargo de tantas guerras, iba
en aumento. Los peligros dieron á las colonias la unidad que les
faltaba en las primeras épocas: estrechadas por los franceses y
españoles, se ejercitaban, y las mismas dificultades servíanles de
medio para fortalecerse: la libertad se afianzó no solo por las con-
diciones de la fundación, sino mas aun por el convencimiento del
poder colonial: los parlamentos les acostumbraban á ver y dis-
cutir, y á una independencia relativa: el respeto á la conciencia y
al culto de cada confesión se generalizó. Todos estos precedentes
y energías necesitaban las colonias para la lucha que se pre-
paraba.
PÁRRAFO XI
Causas de la guerra de la independencia.
El verdadero fundamento de la independencia de miembros de
un pueblo separado por largas distancias, es una ley política ine-
ludible cuando el territorio permite engrandecimiento. Las colo-
nias se emancipan de la madre patria, lo mismo que los hijos de
sus padres cuando entran en la plenitud de la vida y pueden go-
bernarse por sí mismos. A medida que las naciones progresan,
mas intervención directa reclama cada uno de los ciudadanos: si
esto es un hecho dentro de territorios unidos en la geografía, debe
mejor suceder en aquellos que no pueden formar un conjunto ni
prestan, por la heterogeneidad de regiones y necesidades, los mis-
mos motivos á un legislador. Preexistiendo un genio igual, puede a-
plazarse la separación, pero ni es fácil que mediando los mares sub-
sista carácter uniforme ni ideas comunes, ni aun en ese caso acon-
sejaría la equidad una sujeción ya fuese limitada á gobiernos que
en cada clia no pueden estudiar lo mas útil á los intereses que
presiden, y lo mas justo en las relaciones sociales: si la unión no es
un monopolio, la amistad puede teger lazos sólidos y mutuamente
* 18
194 COMPENDIO
proyechososjsi loes, el esplotado debe emanciparse: no cabe la
unidad en una familia política Constituida en regiones diversas
alejadas. En cada continente, y aun en las partes de ellos, el ge-
nio humano torna giros diferentes; se debilitan unas fuerzas y na-
cen otras; se dejan nnas aficiones y *q adquieren !a< que estén
mas de acuerdo con la vida nueva ó con los medios mas propios
para el éxito. De aquí que las grandes colonias hayan aspirado
siempre ala independencia en seguida que tuvieron fuerza. La
unidad de origen no seria un obstáculo, cuando en lo mas inme-
diato, en la familia privada, es imposible una tutela perpetua aun-
que el padre personificara todas los virtudes; la personalida
nn derecho desde que ha}' razón para cumplirlo: cuando las cir-
cunstancias han negado ese derecho, y la fuerza se ha impuesto,
no se ha conseguido mas (jue mutilar lo que tiene facultad esen-
cial de crecer.
Había otros motivos que quizá precipitaron la independencia,
ro que no eran la base. Se observa en la vida colonial del Norte que
la idea de derecho propio se formaliza asi que se entra en robus
De este modolos grandes hombres de las colonias dudaban uros del
éxito, otros de la oportunidad moral, ninguno déla necesidad de
que sucediera un día la emancipación. No puede haber igualdad
de gobierno a (raves de miles de legua-, ni se concibe una nación
formada en grupos ;í remotas distancias. Sino entra semejante si
raaen la esfera <l!i la \ddú política pura, men I terreno de lo¡
hechos en que hasta lo mas sencillo se desnaturaliza con Frecuencia
al contacto de los gobiernos y los partido-. El pensamiento <!•
monia y de reciprocidad nunca ha prevalecido respecto ¿colonias
deliberadamente fundadas: todo signo de fuerza parece humillar ;I la
metrópoli, y todo conato de progreso, conspirar contra sus derechos.
Las colonias del Norte si» habían organizado de un modo diferen-
te á las del Sur: el espíritu de libertad fué con los puritanos, cal-
vinistas y hasta con los católicos guidos por la intolerancia
anglicana: esperimeníados mi sus propias desventuras, no admiti-
rían en el nuevo mundo aquellos ^istema^ por los cuales abandona-
ban su patria; pOréSo la libertad de conciencia fie' el alma de las
colonias del Norte y stí trasmitía aun á las <jue a otras caudas de-
bían su fundación en las regiones meridionales anglo-americaí
Los celos de Inglaterra se despertaron antes de la lucha intercoaíi-
nentálj pero crecieron con ella: las tropas inglesas no se batieron
con mas heroísmo que las coloniales, pe rolos oficiales de la metro-
poli tenían mas sueldo y despreciaban á sus compañeros
El parlamento ingles venció a los reyes; la marinase posesionó
de los mares; Francia quedó vencida en Europa y América: la
gran Bretaña (pie se imponía á las naciones, estaba demasiado
convencida de su pode!* para sospechar que la resistieran las coló-
DE LA HISTORIA UNIVEESAL. 195
nias que fuertes y ricas, no tenían sin embargo tres millones de
habitantes. En la guerra intercontinental el gobierno ingles hizo
gastos inmensos, y juzg'ó el parlamento que era justo cargar á las
colonias una parte ele la deuda estableciendo derechos de importa-
ción á ios géneros que no sé importaban directamente de la me-
trópoli, y un derecho también de sello para el papel que se em-
please en los contratos. Las colonias alegaron de injusticia, por-
que no estaban representadas en el parlamento que habia votado
los tributos; estaban dispuestas á aliviar los sacriíicios de la madre
patria, pero por los medios legales, por acuerdo de sus represen-
taciones. Pitt se opuso á las medidas del parlamento, El Coronel
Barre pronunció enérgicos discursos en favor de los americanos,
pero el ministro Grenville resistió la oposición y las quejas. Los
de Virginia se negaron á recibirlas mercancías gravadas, pero
Pitt subió al poder, revocó las medidas declarando sin embargo
••que las colonias estaban subordinadas por derecho á la corona
y al parlamento ingles, de quienes dependían y en 'quienes resi-
dían la autoridad y el pleno poder de hacer leyes obligatorias."
Dejaba pues subsistente la omnipotencia del parlamento británico,
y en el fondo solo se prescindía, á^l accidente. Los colonos sostenían
la inseparabilidad del tributo y la representación, y el litigio fué
ya de derecho: se derogó el impuesto del sello y se impuso sobre el
vidrio, el thé y el papel, pero la resistencia no cesó: el Massaehu-
sset prohibió la importación de esos artículos é invitó á las de-
mas colonias á hacer lo mismo: el gobierno ingles envió tropas
que no sirvieron mas que para irritar los ánimos: una asamblea
general celebrada en Boston prohibió la entrada de buques mer-
cantes en los puertos de las colonias; el ministro Lord Xorth, abolió
los impuestos dejando solo el del thé para hacer pasar invisible-
mente la supremacía inglesa; los colonos lo comprendieron, y de-
jaron solo la prohibición de esa mercancía. Las cuestiones de
derecho se ventilaban en la prensa colonial con una lucidez admi-
rable: Adams en el diario de Boston, Patrick Henry en Virginia
y otros publicistas aclaraban la situación y llevaban el convenci-
miento á los ánimos. Lord Xorth bloqueó el puerto de Boston y
abolió la Constitución de Massaehusset (pie habia manifestado las
mas decididas oposiciones: autorizó al gobernador para que enviase
á Inglaterra los rebeldes para juzgarlos allí, y mandó tropas para
apoyar la egecucion de sus órdenes. Las colonias imitaron al
Massaehusset. Washington, los hermanos Adams, Ricardo Bland,
Jorge Wythe, Patrick Henry y otros grandes hombres sostuvieron
el derecho de los colonos y su libertad: á los habitantes se les obli-
gaba á recibir soldados en alojamiento contra lo prescrito en las
constituciones coloniales. Samuel Adams, tan activo en el obrar
como en el pensar, habia convocado una Asamblea y esta propuso la
196 COMPKXDÍO
convocatoria de un Congreso que se reuniría en Filadelfia el cinco de
Setiembre de 1774. El Congreso se redujo por lo pronto ú dirigir
manifiestos al pueblo ingles, al rey. y á los habí tan tos de las colo-
nias-, la mayor parte de los representantes creían en la posibili-
dad de una reconciliación con 'Inglaterra, pero ninguno estaba dis-
puesto á ceder ni á consentir que se atrepellasen los derechos co-
rniales. Antes de separarse los representantes declararon qtte el
comercio de esclavos era perjudicial á los intereses de América, j
«ofensivo para su civilización, y se decretó la suspensión de las re-
laciones comerciales con Inglaterra, aconsejando la convocatoria de
•otra Asamblea para el ano siguiente 1775 en la misma Ciudad de
Filadelfia. Inglaterra dictaba entretanto medidas contra el comer-
cio y las libertades coloniales. La junta de Virginia fué la pri-
mera que decretó la guerra y Patrick Henry y Washington los
primeros que la proclamaron. Eu el parlamento ingles encontró
Lord North grande oposición. Pitt pronunciaba estas elocuentes
palabras en la Cámara de los lores: ''Recordad milores que los
hombres de espíritu libre y emprendedor que se refugiaron en
aquella tierra, -"-lo hicieren por no someterse ¿principios serviles
y tiránicos que entonces dominaban en nuestro infortunado país;
¿que mucho que los descendientes de tan generosos varones se
indignen al verse arrebatar los privilegios á tanta costa comprados".
•"Milores; la historia fué siempre mi estudio predilecto, y aunque
orgulloso ele ser ingles, con placer y atención be nutrido mi espíritu
<eon los grandes ejemplos del patriotismo de Grecia y Roma. A-
hórábien; en estas dos clásicas tierras de la libertad, no he visto
mi pueblo ni Senado que se hayan conducido mas noble y mas li-
bremente que el Congreso de Filadelfia. Meditando los actos y los
discursos de aquellos sabios diputados, me decía yo; la arrogan-
cia y los manejos de nuestros ministros son tan impotentes para
degradar á hombres semejantes, como las fuerzas de nuestra isla
v algunos millares de esclavos armados del Asia para subyugar
»in pais en cuyo inmenso espacio se respira la pasión déla libertad
y todas las virtudes que la consolidan. ¡Ciegos ministros! ¿no veis
qne la America tiene sus líampden y sus Sidney? El espíritu de
«oposición que hoy la anima, es el mismo que alentaba á nuestro»
Abuelos cuando resistían las contribuciones arbitrarias, y cuando
«en tiempos remotos sancionaban que á ningún subdito de la Gran
Bretaña se le pudiese imponer una contribución sin su consenti-
miento. Congratulémonos porque la voz de los whigs, fieles cus-
todios de nuestra constitución, ha tenido eco en la otra parte del
Atlántico. "Pedia después la reconciliación, revocando todo
io que humillara, y augurando que seria posible una derrota que
«1 parlamento creia absurda. Wilkes en la Cámara de los
eomunes se espresaba con el mismo ardor, y eoneluia asi uno de
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 107
sus discurso*': L'iQuién sabe si en premio de nuestras amenazas los
americanos nos arrojaran la vaina después de desnudar la espada,.
y si dentro de pocos años celebraran ellos la era gloriosa de la
revolución de 1775 como nosotros celebramos la de 1C88!:T Pero-
la pasión domino a la razón. Grage gobernador y jefe de las tropas
recibió refuerzos y envío una parte de ejercito á jíassaehusset
para destruir los depósitos de armas: en el camino se encontrareis
algunas fuerzas americanas, y se rompieron las hostilidie
(Lexington, 19 de Abril de 1775).
PÁRRAFO XII.
Guer ra ele i la, Independenciau-
El gobierno ingles pretirió la soberbia á la prudencia: Ios-
manifiestos del Congreso de Filadelfia que forman época en la
historia del derecho político, y las nobles protestas de Barre, Pitt>
Wilkes y otros hombres generosos de la metrópoli, se estrellaron*
ante la inllexibilidad de Lord North y del ministerio. El parlamen-
to creia "poder hacerlo todo menos cambiar los sexos."
Grage, gobernador y jefe de las tropas, estaba acuartelado eii
Boston: en la noche del diez y ocho de Abril envió un destacamento»
i ocupar algunas armas que los colonos tenían en Concord, y al
amanecer del 10 los espedicionarios encontraron algunas fuerzas
de la milicia colonial en losalderredores de la aldea de Lexingtoiu
sobre las cuales hicieron fuego matando é hiriendo algunos mili-
cianos: al regreso de Concord el destacamento fue ataeado por
tropas mas considerables, y aunque reforzado por una columna
inglesa, sufrió pérdidas considerables. Se habia derramado la pri-
mera sangre.
El 10 de Mayo del mismo año 1775 abría sus sesiones en Fila-
delfia el segundo Congreso continental, y comenzaba apelando
por última vez á la justificación y buena le ele Inglaterra. Todo
fue en vano. E^Congreso nombró general en jefe á Jorge Washing-
ton, "al hombre prudente y honrado", según espresionde Patrick
Henry, y al año siguiente 1770 declaró la independencia (4 de-
Julio). Entretanto que la Asamblea apelaba inútilmente, seguían
aunque en pequeña escala las hostilidades. El coronel Preseoü
con mil hombres oeup' el 10 de Junio del 75 el monte Bunker
Hill y lo fortificó para hacer fuego desde allí ;í los barcos ingleses:
Boston estaba medio asediada por fuerzas americanas: las tropas
de Gage atacaron el monte y después de ser rechazados dos ve-
ces, penetraron en la fortificación. A principios de Julio llegó
198 COMPENDIO
Washington a Cambridge, y en Marzo de 1777 obligo u Gage á
evacuar Boston, ocupo New- York, pero reforzados los ingleses
con nuevas tropas del general Howe tuvo que retirarse i Valle?
Forge. En el invierno siguiente pasó el Delaware, cortó un cuer-
po de tropas Hessesas y derroto ¡í los ingleses en Princetown: al-
gunas derrotas parciales neutralizaron las primeras ventajas:
Lord Oornwallis ocupó í Filadelfia. En 1777 el general ingles
Burgoyne salió del Canadá y en Saratoga encontró un ejército
de diez mil americanos mandados por el General Gates: después
de algunas acciones Burgoyne capituló con siete mil ingleses
(capitulación de Saratoga, 15 Octubre). Francia que había apo-
yado con dinero á los independientes, reconoció entonces la inde-
pendencia. Lafayette combatía al lado de Washington: Kosciusko.
el héroe de Polonia, defendía en América la libertad antes
de que se sacrificara en vano por la libertad de <u patria.
Francklin acreditaba en Paris á los independientes y atraía las
simpatías generales. El ministerio ingles quiso abrir negociacio-
nes, pero era tarde. Con suerte varia continuó la campana
hasta 1780: Lord Cormvallis derrotó ú los americanos en dos ba-
tallas: Arnold hizo traición á la causa de América; las tropas inde-
pendientes carecían de recursos. En 1781 Washington encerró
en Yorcktown aCornwallis y le obligó a rendirse éoú artillería y
todas' las subsistencias: los ingleses se redujeron i la defensiva, y
la independencia fué un hecho. En 1783 las tropas inglesas se em-
barcaron: por la paz de París. Inglaterra reconoció la indepen-
dencia de las colonias escepto el Canadá que permaneció unido ,í
la metrópoli. Ochenta mil hambres habia costado esta lucha ;íla
Gran Bretaña, y cien millones de libras esterlinas,
En el periodo que precede ;í la independencia y durante ella
aparecen los hombres mas grandes que quizá han nacido en la
Union Norte- Americana, Mezcla todos ellos de sencillez y grande-
za, no se sabe si admirar mas la honradez que el talento, la abne-
gación que la constam-ta. La guerra atravesó épocas desconsola-
doras para los independientes: el primer entusiasmo de las masas
se debilitó en tan continuos desastres y peligros: la Asamblea i}r
Filadelfia no tenia autoridad en los Estados y cada uno quería
proveer ;í su defensa: los soldados enganchados por tiempo aban-
donaban el ejército al concluir el plazo de enganche. Washington tu-
vo que resumir toda- las facultades militares. Benjamín Eranklin
est&baen Inglaterra cuando surgieron las primeras desavenencias.
y al preguntarle algunos americanos su parecer, "tened machos
hijos, contestaba, y educad los para la libertad y la independen-
cia". Impresor en sus primeros anos, periodista luego, publicista
y físico mas tarde, enviado diplomático en Paris desde la guerra:
activo, estudioso, de una sencillez sublime, amante de su patria v
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. ' 199
solo de la libertad tanto eomo de la patria, era objeto de contem-
plación, de curiosidad, en un pais donde lo grande se habia solo
manifestado por la corrupción de la corte de Ycrsalles. Parecía
un campesino y era un sabio" hablaba como un antiguo profeta,
sentía como Arístides, sonreía como Sócrates". Virtuoso y pa-
triota, fué en la vieja Europa como la resurrección del bien, la
promesa de la libertad.
Jefferson, el redactor del manifiesto de la independencia, se
habia inspirado en la historia, y agrupando en su poderosa inteli-
gencia lo mas noble y mas digno de los grandes recuerdos,
los consignó como testimonio de las aspiraciones nacionales: sus
escritos respiran patriotismo, dulzura, constancia, convicción ín-
tima del derecho: no habia en Europa quien mas penetrara la ver-
dad política, ni pluma mas gallarda para reflejar los sentimientos
mas vivos, las ideas mas profundas. Los hombres mas levantados
del antiguo mundo oyeron la voz de Jefferson con una admira-
ción y afecto inesplicable: era la causa humana lo que Jefferson
revelaba: todos los hombres y todos los pueblos tenían allí su
decálago del porvenir: las gacetas oficiales de las monarquías, en
odio a Inglaterra, publicaban ese y los anteriores manifiestos: la
impresionable y generosa Francia enviaba sus* hijos al combate
por la libertad. Jefferson fué el apóstol del derecho, como la
Asamblea de Filadelfia, sobre todo en su primer periodo, era la
educadora de las naciones.
Juan Adams, vigoroso, enérgico, honrado y profundo,
buscaba en el origen de nuestra naturaleza el origen de la libertad,
haciendo inseparable la personalidad de los atributos, la esencia
de la forma propia: él no comprendía ni el dominio sóbrelos hom-
bres, ni la imposición sobre las conciencias, ni la sujeción contra
derecho: penetrando todas las tradiciones, hallaba una violencia
permanente de la ley natural, y se convertía en propagandista de
lo verdadero en términos tan sencillos que iluminaran todas las
tilmas. América que debía desenvolver genio propio, no poclia es-
lar sometida í los vaivenes políticos de otros pueblos, ni a domi-
naciones que limitaran sus facultades; asi proclamó que América
debia ser para los americanos, y Monroe mas emprendedor, re-
presentaría en el hecho político la grande doctrina de Adams.
Samuel Adams talento penetrante y corazón elevado, desarro-
llaría los principios fundamentales del derecho de las colonias:
principios que no buscaba solo en los testos de las cartas, sino
en el libro de la naturaleza, en el organismo humano: "nadie su-
perior á'otro en la ley social". Para aquellos corazones magná-
nimos, el triunfo de la fuerza sobre la verdad era el crimen mas
odioso y la desvirtuacion mas inicua del destino humano.
Enrique Lee que promovió la declaración de independencia
200 COMPENDIO
era un hombre de hábitos apacibles, de condición bondadosa, pero-
de resoluciones enérgicas una vez convencido: estudió i fondo la
situación; era imposible someterse sin humillación, y no pudiendo
retroceder, proponía el desenlace. Desde aquel momento siguió Ini-
cia el porvenir sin vacilar, sin temer, sin contar los peligros. Y
con estos grandes hombres que honraban la causa de la indepen-
dencia y son título de orgullo para toda la humanidad, otro^s mu-
chos cuyos esfuerzos y sacrificios, generosidad y talento solo pueden
reseñarse en especial historia del memorable suceso del Norte.
Al frente de la pléyade de hombres grandes de la independen-
cia figura Jorge Washington, propietario de Virginia, compañero
del fogoso Patrick Henry en la Asamblea de la colonia. Patrick
Henry fué de los primeros que creyeron ineludible la guerra y ne-
cesaria la emancipación: cuando un motivo cualquiera ha desper-
tado odios entre metrópoli y colonias, la solución única es la rup-
tura: el célebre orador asi lo proclamó: sus servicios le ponen al
nivel de las primeras eminencias.
No era Washington ni genio de la guerra, ni genio de la tri-
buna; era algo menos en esa facultad que en ciertos hombres ab-
sorbe la existencia entera, y mucho mas en el conjunto: si
su alma hubiera estado templada como la de Oesa r, solo en pre-
mio habría alcanzado el sacrificio de Leónidas. Kra Washington
la prudencia, la constancia, la abnegación y la dignidad moral.
Lafayette dice daélensus memorias". 'Simple soldado, hubiera
sido el mas valiente; oscuro ciudadano, todos sus vecinos le hu-
bieran respetado. Be juzgó siempre i sí mismo y juzgó ,í las cir-
cunstancias con un corazón tan recto como su espíritu. La natura-
leza formándole ¡í propósito para esta revolución, se liizo honor ;í
sí misma, y para mejor mostrar su obra le colocó de modo que ca-
da una de sus cualidades hubiera sido inútil ¿no haber estado
sostenida por todas las demás". Habíase dado •.[ conocer en la
guerra intercontinental. Puesto al frente del ejército, vid cundirla
insubordinación sin desalentarse; organizó las bandas de reclutas,
puso su fortuna al servicio del pais. suplió con sus riquezas la es-
casez de recursos que se le confiaban, renuncia sueldos y merce-
des tomando solo lo indispensable para vivir, porque tenia al pais
en más queáél, "y no (pieria darle limosna". Derrotado, volvió ;í
las batallas; vencedor ftié siempre generoso, valiente evitó la te-
meridad pensando que no jugaba solo su vida sino la suerte dé-
la patria: estaba en todas partes: sereno en la adversidad, tran-
quilo en la fortuna: tomaba las medidas con tal acierto que no se
le escapaba un detalle, ni le cogía desprevenido ninguna vicisi-
tud. Las marchas y las batallas, las penalidades de la guerra y
la escasez, no le privaban de otras empresas tan levantadas* co-
mo las del campo de acción: estaba en correspondencia con los
Dfi LA HISTORIA UNIVERSAL. 201
hombres oías notables, estimulaba el patriotismo, pedia alas co-
lonias la unidad á nombre del porvenir y de la grandeza que pre-
sentía; volvía al orden a los insubordinados: reconciliaba ;í los
disidentes y ayudado del infatigable Hamilton. su joven secreta-
rio y admirador, tenia en acción las trece colonias, y en actividad
á todos los pensadores y á todos los guerreros. En las duras al-
ternativas de la guerra, nunca se le encontró desconcertado: mar-
chaba con la serenidad del justo, con la firmeza del héroe. Los
que le rodeaban, son los que mas le admiraron; los generales fran-
ceses orgullosos de la superioridad de los ejércitos europeos, se le
sometieron, y lo que es mas difícil, le amaban. Era una gloria que
oscurecía á todas las demás glorias. No quiso mas nombre que el
de la patria y á ella dedicó todos sus sacrificios y \$ consagró to-
dos los honores. Desempeñó su destino grandioso^in orgullo, co-
mo un deber cuyo cumplimiento honra, y acabada la guerra, solo
dio gracias por haber podido servir fielmente i la patria de quien
él era la estrella mas brillante y el corazón mas generoso.
PÁRRAFO XIII.
Al terminar la guerra cundía el descontento en el ejército: se
adeudaba á los oficiales mas ele la mitad de sus asignaciones: mu-
chos de ellos mutilados, otros enfermos y pobres, no esperaban
mas que la miseria y la desolación para el dia en que el ejército
se disolviese. El pueblo Norte-americano no quería establecer
derechos pasivos ni menos sostener un ejército permanente. El
Congreso casi abandonado y sin autoridad, no inspiraba confianza:
pero todos la tenían ilimitada en Washington. Los oficiales, de-
cididos á no abandonar las filas sin que se les pagaran sus habe-
res, pensaron vengarse de la ingratitud de sus conciudadanos
saliendo de la patria para constituir otro pueblo al Occidente:
Washington salvó aquel conflicto con su habitual tino. No faltó
quien aconsejara al grande hombre que se proclamase rey. pero
Washington rechazó indignado tal propuesta con aquella pureza
de ánimo que le ha hecho admirar hasta de sus enemigos políticos;
;no me he consagrado, dijo, á la defensa de la justicia para ven-
der después de tantos sacrificios mi patria y mi honra á mis am-
bición es''.
En el segundo año después de proclamada la independencia
(1777) el Congreso americano aprobó los artículos de la confede-
ración para los trece Estados: en ellos se conságrala libertad abso-
'2.02 COMPENDIO
luta individual dentro de los Estados, y la autonomía de estos en
cuanto no corresponda al Congreso reunido; fiíjanse algunos princi-
pios de reciprocidad, se declara abolida toda preeminencia y supri-
midos los títulos nobiliarios, y se determinan las atribuciones del
Congreso. Estos artículos eran insuficientes para dar una organiza-
ción al país; no se sabia á ciencia cierta cuales eran las relacio-
nes de los Estados ni se ventilaban los deberes del poder ege-
cutiro y judicial. Cuando se celebró la paz, friéronse advirtiendo
los defectos capitales de aquella constitución, hecha en medio de
la guerra y dirijida solo á teger los primeros lazos de la nacionali-
dad. Loa Estados, mas alectos á sus intereses particulares que ú
los de la Union, se arrogaron todos los poderes: el Congreso solo
era una sombra* acordaba y no tenia fuerza para hacerse respetar:
aparecían trece» nación es en vez de una, y los mas espuestos á
vejaciones y atropellos, los pequeños Estados, se veian ocupados
en resistir las exigencias de propiedad, de territorios y de dere-
chos, de los Estados mas importantes: el Congreso carecía de re-
cursos: no habia crédito pues las naciones no prestaban á un po-
der nominal que únicamente gozaba de las atribuciones que dese-
chábanlos Estados: incumbíale la representación sin medios de
sostenerla. Los asignados habían descendido: no se pagaban deu-
das ni intereses: el provincialismo exagerado mataba la inion y
esponia á las antiguas colonias i graves peligros: los indios hacían
continuas incursiones en territorio de los Estados: culos mares
de África se insultaba el pabellón americano: no había tropas ni
barcos que hiciesen respetar la nacionalidad. Ena comisión de-
sempeñaba el poder egccut i \o. En L786, el Congreso espuso al
país- el estado de desorganización nacional, los compromisos que
pesaban sobre el pueblo, y los obstáculo- cmi que se luchaba en
ui¿ desorden semejante. Washington se habia retirado ó Monte*
Yeriion: era tan grande en los cuidados de la agricultura como
en los campos de batalla. Los Estados evitaban poderes centralis-
tas que cohibiesen su libertad: estaban escarmentados de los siste-
mas unitarios. Cosa .harto difícil era organizar el pais de forma
quedando un carácter al gobierno de la nación y concediéndole
atribuciones superiores dentro y respecto al esterior, se conserva-
se la autonomía de las entidades políticas inferiores, Hacer que
esas dos esferas girasen sin chocar, estaba reservado á ese pueblo,
aunque no sin atravesar circunstancias y crisis dolorosas.
Al comenzar el ano 1787, todos los americanos reflexivos ten-
dían á establecer sobre bastía solidas el gobierno de la Cnion.
Una Asamblea reunida en Annápolis pata discutir los asuntos
comerciales, aunque solo cinco Estados tenían representación,
propuso la convocatoria de una convención federal encargada no
solo de ventilar los asuntos del comercio, sino de establecer una
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 208
constitución que concertase los intereses y afirmara la nacionali-
dad. Todos los Estados menos Rhode Ysland enviaron sus repre-
sentantes i Filaclelíia, y las sesiones se abrieron el 25 de Mayo
de 1787: el 29 presentaba Ilamdolph un proyecto de bases cons-
titucionales que fué aprobado con algunas enmiendas: Washington,
delegado de Virginia, era Presidente de la Convención. Muchas
y graves dificultades surgieron antes de terminar la reforma. Los
pequeños Estados eran mas y querían tener una representación
tan numerosa como los grandes; habia disidencia no solo en el
modo de organizar los poderes, sino también en las atribuciones
que cada uno asumiría. La cuestión de dobles cámaras no hallo
opositores porque educadas las colonias en las costumbres polí-
ticas inglesas, las tenían todos los Estados. No se .conocía la no-
bleza y esto no ocupó. Era también libre la conciencia, y el
Estado no tenia que distraerse ni invadir los fueros puramente
individuales.
Los Norte-Americanos comprendieron de diferente manera que
los demás países constitucionales cuales eran los deberes de la
representación, y que fuerza y poder tenían sus asambleas. Cons-
tantemente habían negado al parlamento ingles el derecho de im-
poner tributos íx las colonias, pues para esto, decían, es preci-
so estar representados. Este principio les llevaba ;í otro: i declarar
que cualquiera que sea un poder, no significa mas que la delega-
ción popular, y no puede por consiguiente esceder las atribucio-
nes que se le han conferido. El pueblo nunca abdica su soberanía,
sino que la delega en aquella parte y para los efectos que la co-
lectividad no puede realizar, ó que no son propiedad esclusiva del
individuo. En Ñor te- América las Asambleas no son nunca so-
beranas; si ordinarias, tienen sus facultades definidas en las le-
yes,; si extraordinarias, deben desempeñar tan solo la misión ú
que son llamadas. El Congreso no determinaría la libertad: estaba
sobre él: no fundaría iglesias, porque eso Compete al fuero indivi-
dual. Después de largos debates en los Estados, nueve aprobaron
la constitución, y como formaban las dos terceras partes que se
había fijado para sancionarla, quedó vigente desde 1781). Was-
hington fué elegido Presidente por cuatro anos y reelegido des-
pués por igual tiempo. La Union adquirió desde entonces vigor
y se hizo respetar, aunque necesitaría correr peligros para fun-
dirse mas en los intereses comunes. Cada Estado tenia su parla-
mento, y el todo un Congreso que representaba la nación, y un
Senado que representaba los Estados particulares, con dos votos
■cada uno. La esclavitud se reconoció con sentimiento de la ma-
yoría por evitar discordias, pero prescribiéndose un plazo para
aboliría: Las garantías individuales no podrían restringirse por
aino'im título. En vez de la reforma total de la constitución, cuan-
204 COMPENDIO
do las circunstancias aconsejaran que se modifícase, el cambio se
haría por enmiendas que derogando las prescripciones contrarias.
facilitaban los progresos naturales en la política. Para evitar las
influencias de un p]stado sobre los demás en un cuerpo tan poco
numeroso como el Senado, se encargábala presidencia al Vicepre-
sidente de la confederación; la Capital de la Union donde el Con-
greso celebraría sus sesiones, se hizo independiente de los Esta-
dos (Washington) tomando una parte de Maryiand y otra de Vir-
ginia para fundar el territorio de Colombia (hoy queda solo la par-
te de Maryiand). Desde 1789 la constitución Xorte- Americana ha
pasado por algunas enmiendas.
El poder judicial es independiente; sus deberé- se contraen á
la ley constituida con obligación de velar sobre lo mas fundamen-
tal, que es la Constitución, para resolverlos litigios de derecho y
amparar las libertades individuales centra cualquier funcionario
que las invada. El presidente de la Union tiene veto suspensivo,
pero para que sean ley las disposiciones objetadas por la presiden-
cia, deben concurrir dos terceras parte» de votos en las Cámaras
legislativas.
Sobre esas bases cardinales ac constituyeron las colonias eman-
cipadas de Inglaterra: eran fuertes antes de llegar :í la indepen-
dencia: sus grandes hombres las dejaron ejemplos que admirar y
virtudes (pie imitar: las sesiones déla Asamblea de Filadelíia. que
forman un tratado de derecho político, ilustraron al pueblo, y de-
jaron para siempre consignado el testimonio del mas puro patrio*
tismo. La revolución del Norte con sus enseñanzas, animo áloe
reformistas de Europa: desde entonces se encadenarían loe Buce-
sos hasta que cayeran las antiguas instituciones absolutistas y se
transformara la política de ambos continentes^
PARRAf» XIV.
Resumen del anterior periodo histórico.
La paz de Wcstfalia lijo la situación de los protestantes alema-
nes hasta entonces indefinida. No por concluirla guerra de trein-
ta anos descansarían las armas. Un pueblo que hasta entónoea
había ejercido poco inílujo en los destinos de Europa, aparece con
una fuerza capaz de de imponerse í las naciones que le rodean:
Rusia era un imperio semi-ashítico aun bajo Pedro el (¡rand-
una agrupación de tribus y nacionalidades que iria tomando for-
mas al derredor de un despotismo ¿mental: los hermanos conspi-
raban entre sí: la horca v la rueda concluían las guerras civiles
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. %ÜÚ
con hecatombes: los tártaros y cosacos hacían correrías devastan-
do el territorio: las luchas crueles de todos los pueblos orienta-
les se reproducían al Norte de Europa: Al llegar al imperio Pe-
dro el Grande, Romanoff, comprendió con una superior inteli-
gencia que el porvenir de su patria dependía de una educación só-
lida en las artes, en las ciencias y en el derecho: heredero de todas
las pasiones y vicios de sus mayores, su actividad y su talento no
le ponen al abrigo de inauditos escesos: no se ha aclarado que ma-
tase por sí mismo á su hijo Alejo, pero en los ratos de melancolía
se acusaba después de haber vertido su sangre: dominador abso-
luto en lo religioso y en lo político, legislando sobre las costum-
bre, é imponiendo su voluntad hasta en lo íntimo de las familias,
era sin embargo dominado por su muger Catalina, como Luis
XIV de Francia por la Maintenon. La grandeza de Rusia deriva de
la época de Pedro el grande: luchó con Carlos XII de Suecia, el
rey guerrero, y le venció en Pultawa;, viajó por Europa hacién-
dose admirar por sus hábitos estranos en contraste con su talen-
to y su espíritu observador: ninguna grandeza le pasaba desa-
percibida, y ningún adelanto dejaba de aplicar para elevar su
patria. Al visitar el sepulcro de Richelieu dijo: "Grande hombre:
yo te hubiera dado la mitad de mis Estados con tal que me ense-
ñases á gobernar el resto.7' Quiso ver á la Maintenon, la dés-
pota de Luis XIY, entonces enferma, y permaneció junto á su le-
cho algunos instantes: París admiró al célebre viagero. Sus últi-
mos consejos han servido de norma á la política rusa. Creó la ma-
rina, fomentó todos los ramos de producción, reorganizó el ejér-
cito y dejó á su patria dispuesta á lanzarso contra Polonia v con-
tra Turquía. Las emperatrices Ana, Isabel y Catalina, escandali-
zaron la corte con los favoritismos, pero no se olvidó la política
de Pedro el Grande. Polonia víctima en el interior de la indisci-
plina y de la tiranía de los nobles, no vio el peligro hasta que
pendía sobre su cabeza el despotismo de Catalina II: nunca se ha-
bía visto el escándalo de pactar varios gobiernos la destrucción
de otro pueblo cuyo único delito consistía en su debilidad: nin-
gún ultrage había inferido Polonia á Prusia. Austria y Rusia, y
en plena paz, resuelven en la conferencia de San Petersburgo re-
partirse una porción considerable del territorio polaco. Hasta en-
tonces las usurpaciones se habían hecho por la fuerza de las ar-
mas sin anunciarlas descaradamente al mundo; ahora el despotis-
mo arrojaba la máscara, y bajo escusas inadmisibles, tres pode-
rosas potencias declaraban que iban á desgarrar una nacionalidad:
después del primer reparto llegó el segundo: el heroico Koscius-
ko fué vencido y Polonia cayó ensangrentada bajo el poder de Ca-
talina II. Europa calló: los intereses ahogaban la voz de la huma-
nidad y del derecho: alguna protesta estéril, solo arrancó á Ca-
206 COMPENDIO
taima II estas palabras; "Si los polacos no se encuentran bien en
su patria, irán á poblar Siberia." Millares de ellos habían muer-
to en las heladas regiones del Xorte.
Sneeia, muerto Carlos XII dejó de influir directamente en la
política general: Dinamarca se concentraba en la vida interior de-
senvolviendo la industria y el progreso intelectual. Turquía que
aun tenia fuerzas, luchaba con los rusos y los austríacos, perdien-
do posesiones del mar Negro y espuesta desde Pedro ei Grande
íí los ataques moscovitas. Austria en oposición con el protestan-
tismo alemán, seria como el eje de la política, sin evitar ni el en-
grandecimiento de Francia ni la creación de un poder competi-
dor en Prusia: el antiguo ducado de Prusia y el Brandeburgo. a-
dalides de la reforma, al constituirse en monarquía imprimirían
en Alemania una fortaleza no lograda apesar de las ventajas de
Westfalia, Si en la conciencia pública no varían ra'pidamententc
por intereses bastardos las creencias, en los principados, los E-
lectores y Duques haciendo de las doctrinas moda, cambiarían
según ei aspecto de los negocios ó las conveniencias políticas mas
inmediatas. Los primeros reyes prusianos organizan un Estado
militar; Federico I í lucha en la guerra de sucesión austri.
ven la de 8ÍBte años «atiene todo el peso de Kuropa ganando pa-
ra su patria la categoría de potencia de primer orden. Asi como
Pedro el Glande iraca costumbres casi salvajes nn talento pri-
vilegiado y un deseo inagotable de progreso, Federico II. filosofo
y admirador de las democracias suizas, conserva e! despotismo en
sus Estados sin renunciar ;í ninguna, de las formas y hábitos de la
tradición: se burla de los reyes y mantiene la tiranía: ayuda á
Voltaire ¿ destruir las preocupaciones, y las conserva en su pais:
la (ilosoiia. no encarnaba en el corazón sino en la cabeza: era la
razón moderna sobre el Fondo de los sentimientos antiguos pro-
clamaba muchas verdades, las comprendía, pero sin cumplidlas
en su corte ni en su nación. A pesar de esta-; contradicciones
tan grande Federico II en la paz como en la guerra: restaña las
heridas de la terrible lucha de siete anos, gasta tesoros en la a-
gricultura y da á las ciencias exactas y ;í las del pensamiento li-
na libertad de que nunca había gozado IVusia. La política al
lutista permanece inalterable, y deja sin embargo (pie se socaben
los cimientos, con tal que á él no lleguen las consecuencias. Sus
sucesores, menos pensadores (pie él, limitarían la libertad de exa-
men. El escepticismo cundía en todas las cortes: en la misma
Austra, José II reforma por sisólo el clero y reconoció libertades
que pugnaban con toda la tradición de aquella monarquía;
Holanda engrandeciendo su industria y su comercio, envia sus
naves á todos los vientos, y sin tener campos se convierte en gra-
nero del Norte: las guerras la debilitaban pero sin destruir sus
DE LA HISTORIA UNIVERSAL JÍ07
tendencias y su espíritu emprendedor. El resto de los Faises-ba-
jos, y Flandes, pasan al dominio de Francia y de Austria. Espa-
ña decadente en tiempo de Felipe IV, llega á la situación mas
triste en el de (Jarlos II el hechizado; solo sorprende durante el
ultimo Habsburgo, la frecuencia de los autos de fe: la única gran-
deza era la de la barbarie inquisitorial: el rey, perseguido por
sombras, cubierto de relicarios que no le privaban de horribles sue-
ños, olvida la política y se olvida de España; el pueblo agarrotado
por la intolerancia, en el mas desesperado abandono, pasa de sor-
presa en sorpresa, resignado como el dolor y perdiendo en la mise-
ria el último resto de sus esperanzas. La guerra de sucesión pone vi-
nos frente á oíros los españoles, y la España entera se divide, y ios
reyes negocian ix costa de España que pierde G-ibraltar y Menorca:
era la herencia de la casa de Austria, la mas fatal que pueblo algu-
no ha recibido de las dinastías: guerras que á través de unos laureles
solo acarreaban la miseria, concluyeron dejando al estrangero a-
postado en el territorio nacional. Ño cabria mejor suerte moral á
las colonias que la suerte desventurada que cupo á España: el cle-
ro supremo imperante, la inquisición en la omnipotencia, los mi-
lagros cruzándose con los fantasmas, el terror impuesto á todos los
/mimos. Felipe V restablece en algo la fuerza nacional y Carlos
III influido por hombres educados en la enciclopedia, fomenta el
progreso, y aunque de familia estrangera, lo hace olvidar con sus
beneficios. Ya Carlos IV como Fernando VII m> harían maligne
aniquilar !a obra de A randa y Kloridablanca.
Suiza amagada por Estados poderosos, evita los choques, y sin
tener una ley que asocie los cantones en una nacionalidad, hace
pactos de defensa y prepara sus fuerzas para conservar íntegro
el territorio que un dia había de ser por su moral y por siís liber-
tades, el pueblo mas admirado de Europa.
Los pontífices desde mitad del siglo XVII no presentan ni tan-
tas escenas de sangre, ni tantos cuadros de inmoralidad: sin nin-
guna independencia a posar del poder temporal, Austria <> Fran-
cia imponen la elección, y triunfa una idea política: tendencias á
reformar los abusos del clero y el nepotismo de la corte romana,
son frecuentemente contradichas por los cortesanos; pero en me-
dio de todo, se hacen menos comunes los escíndalos y se cum-
plen mejor las leyes del pudor. Clemente XIV escitaclo por las
monarquías borbónicas suprime la orden de los jesuítas con aplau-
so de los pueblos y gobiernos católicos: era el primer paso de la
revolución moral que conmovía toda la Europa.
La revolución de 1648 nada habia enseñado ?í los Stuardos que
al restaurarse en el trono continuarían la política de Ja cobo I y
Garios l. El movimiento de 1688 añrmaria la libertad británica:
los reyes no ocuparían en la esencia mas que el segundo lugar des-
208 COMPENDIO
pues dei parlamento. El poder de la Gran Bretaña crecía por el
vigor que proporciona la libertad y por las ventajas obtenidas en
todas las contiendas europeas. Desde la coronación de Felipe V
en España, todo el peso de los pueblos sajones cayo sobre las di-
nastías borbónicas; si durante el dominio de la casa Habsburg en
la península, había sido Francia la encargada de debilitar el po-
der de los austríacos aliados de los españoles, por semejantes mo-
tivos Inglaterra lucharía contra la casa de Borbon por temor a la
decisiva influencia que pudiera derivar de sus alianzas. España
en ambos casos fue la víctima. La política de Felipe Y y sus su-
cesores afecta á Francia, hizo inclinar í Portugal en favor de In-
glaterra sometiéndosele en el comercio y siguiéndola en la vicisitu-
des continentales. De ahí viene la separación de Portugal y Es-
paña, naciones mas alejadas entre sí, si se esceptua la semejanza
del idioma, que lo están España y Francia. Las malas artes de
Felipe II y la conducta de sus dos sucesores trajeron esas con-
secuencias.
Inglaterra se había elevado á espensas de España y de Fran-
cia; en los mares derrotó á su competidora Holanda, y destruyó
la marina francesa: por su posición geográfica no podía temer
á Europa mientras dominara el mar: Rusia siguió el consejo de
Pedro el Grande; Inglaterra la política de Isabel y Cromwellj un
objeto tenazmente ambicionado se dio cu premio á la constancia. El
parlamento orgulloso de su poder, alucinado por una grandeza
emanada de sus victorias en Europa, quiso que sus colonia.- com-
prendiesen m fuerza y la supremacía que debiera con facilidad
imponerse cuando se había impuesto en todas las guerras gigan-
tescas de siglo y medio. Las colonias de Norte-América habían de-
sarrollado su genio al calor de las libertades coloniales: los par-
lamento- compuestos de hombres sin orgullo, pero no poco cono-
cedores de sus derecho.-, defendían (\v>(\v muy antiguo SUS prc-
rogativas contra las usurpaciones de la corona inglesa: los mas
fuertes marcharon un tiempo í buscar un refugio para SU concien-
cia maltratada por las intolerancias europeas. Las colonia- no ha-
bían costado ;í Inglaterra mas que lo que consumiera en sus guer-
ras de rivalidad (con Francia) ó de ambición. La guerra de siete
años sostenida por Federico II de Prusia en el centro de Europa,
se generalizó buscan lo en ella venganza todos los celos, y satis-
facción todos los agravios: Inglaterra luchó con Francia en los ma-
res; las colonias inglesas y las del Cañad tí eran rival' -em-
peño en el nuevo-mundo una campaña tan sangrienta como cos-
tosa: ningún beneficio directo reportaban los colonos 'sojones, mas
(pie librarse de un adversario: la Gran Bretaña érala qué ga-
naba en poder, y la que después de la independencia de los tre-
ce Estados conservaría sus ultimas conquistas. Para indemnizarse
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 209
de parte de los gastos, el parlamento ingles impuso tributos con-
tra las prescripciones de las cartas, y los colonos resistieron. Es-
ta resistencia pareció á la mayoría parlamentaria un acto de insu-
bordinación digno de castigo. Las voces generosas de Pitt, Fox y
tantos otros se perdieron en la soberbia de aquel cuerpo que
había vencido á las monarquías, habia luchado con Europa, y
no quería tolerar que dos millones o tres de colonos no prestaran
el homenaje á su omnipotencia. Towunshend decia; "Esos hijos
establecidos por nuestros cuidados, alimentados por nuestra bon-
dad, protegidos por nuestras armas, ¿se negaran ahora que han
adquirido mas fuerza y riqueza, á ayudarnos á soportar las car-
gas siempre crecientes? "El Coronel Barre contestaba;" ¿hijos es-
tablecidos por vuestros cuidados? Decid mejor que vuestra opre-
sión fué la que les obligo á huir á buscar allí un asilo entre inde-
cibles padecimientos. Alimentados por vuestra bondad? Antes bien
crecieron cuando vosotros los abandonasteis; y cuando pensasteis
en ellos solo fué para enviarles agentes que maquinasen contra su
libertad y saquearan su patrimonio. ¿Protegidos por vuestras ar-
mas?; ellos son por el contrario los que las tomaron para vues-
tra defensa, los que abandonando la trabajosa industria, bañaron
con su sangre la frontera mientras que en el interior consagra-
ban para vuestro solaz los ahorros de sus familias. Creedme; el
espíritu de libertad que animó á este pueblo desde su origen, se-
rá el que lo anime siempre."
La oposición hablaba con -tanta sinceridad y 'tanta grandeza,
que los mas celosos parlamentaristas no se atrevieron desde lue-
go á tomar medidas violentas. Derogados los principales tributos,
se quiso sorprender á los colonos con hábiles fórmulas que tenían
por base un velado reconocimiento de la omnipotencia del parla-
mento ingles. Se sancionaba el derecho y se prescindía por enton-
ces de las contribuciones. Los colonos lo comprendieron recha-
zando no solo las consecuencias, si no el principio. No hubo me-
dio de arreglo, y se rompieron las hostilidades. La Asamblea de
Filadelíia era una cosa nueva de América, y también una cosa
nueva en el mundo: allí se buscó el derecho en el fondo de la na-
turaleza, y se invocó la libertad como un principio humano supe-
rior á toda lev v al abrigo de las arbitrarias convenciones de los
poderosos. La magestad y altura de las ideas, la discreción délos
diputados y su firmeza, hicieron meditar á los ingleses: nunca se
habia visto mas grandeza en medio de tanta cordura. Para la ma-
yoría del parlamento ingles, los colonos eran plantadores sin ilus-
tración, ó industriales deshabituados de las tareas morales. Y sin
embargo, todo respiraba sabiduría en los manifiestos de la Asam-
blea de Filadelfia: al leer aquellas apelaciones solemnes, decia
Pitt, "estos hombres no pueden ser sometidos por la fuerza." Mu-
14
210 COMPENDIO
cho tiempo antes, en los altercados de las colonias con los indíge-
nas, habían tenido también los colonos ocasión de sorprenderse
al oir grandiosos pensamientos de gentes que creían ignorantes. Tra-
tando de la paz los diputados ele las cinco naciones, el jefe solo dijo
ií los ingleses. "Hemos oido que sois sabios sabemos que sois fuer-
tes; venimos i averiguar si sois justos.'' Debían verse muchas co-
sas estrañas en el nuevo mundo. Inglaterra comenzó á comprender
que tenia delante no un rebaño de vasallos si no un pueblo fuerte
La moderación no supo vencer al orgullo. Xorte- América combatió
y se hizo independiente, y como habían aparecido los sabios de Fila-
delfta, aparecieron guerreros como Wasginhton, la noble ligura de
la primera nacionalidad de América que se ha hecho la reputa-
ción mas universal entre todos los guerreros. Sereno como el con-
vencimiento, grande como verdad, fuerte como el granito, discre-
to como la encarnación de la prudencia, valiente hasta el heroís-
mo, y abnegado con el desinterés mas digno de la historia; todo
el orgullo del triunfo, lo dio á la patria; se guardó los sufrimien-
tos y los torcedores, y al ser coronado de rosas por las jó venes
de la nación libre, al oir el inmenso clamoreo de un pueblo (pie
le bendecía, "lo admito, dijo, en representación de la patria: que
ella es todo y solo á mi me ha tocado el deber y la honra de ser-
virla." De Washington se puede decir mucho, pero quizá debe de-
cirse poco; fué grande. Por encima de tres siglos la figura mas gi-
gantesca del siglb XV abraza al hombre mas puro, mas elevado
y mas generoso del siglo \ Y I II.
La reforma (k^alemania penetró con mas ó menos vigor en todo
el occidente, pero la reacción religiosa triunfa después de estfre-
madas violencias. Francia estaba contagiada también del espíri-
tu calvinista: Enrique IX cedió á las ideas de derecho y en el e-
dicto de Nantes reconoció la libertad religiosa de los hugonotes:
Eichelieu luchó por la unidad nacional y la monarquía absoluta, y
Luis XIV absorvió todos los poderes y levantó en uno todos ;
despotismos incluso el de la inmoralidad: clero y aristocracia sucum-
bieron ante el poder del rey entonces mas poderoso de Europa:
Versalles era una bacanal: el omnipotente en Francia y sojuzga-
dor ele Europa se entregaba al capricho de las concubinas y lle-
gó á entregarles también todo su poder: el desenfreno cundía en
. la corte: una escala de cor(e-anas desde la Yalliere. la Ninon ó
la Maintenon hasta los útimos peldaños de la aristocracia obtenían
todo el íavor y el influjo: cuanto mas aumentaba la gloria de los
jórcitos franceses se relajaba mas la moral de la monarquía: las
fiestas de Versalles consumían una parte de las rentas públicas;
las empresas de Colberí se perdían en el olvido; el pueblo am-
briento y despreciado contemplaba aquellas orgias sin compren-
der que con un solo esfuerzo de su voluntad podían terminar tan-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 211
tos infortunios: la nobleza convertida á la servidumbre de los re-
yes y de sus favoritas, guardaba para el estado llano el mismo or-
gullo con que era tratada. La corrupción se estendia de alto á ba-
jo. Por otra parte, en los consejos dominaba la política mas cruel
sobre el modo de hacer la guerra: mas allá de las fronteras de A-
lemania. debían ser arrasados los campos, quemadas las aldeas» y
creado el desierto para evitar una invasión del enemigo: los des-
graciados campesinos, inocentes en las querellas de sus reyes, huían
desolados á buscar refugio contra el hambre: la Alsacia era ar-
rancada al imperio germánico sin pacto previo y sin estado da
guerra.
Luis XIY habia recibido las fuerzas que puso en movimiento,
y las empleó en engrandecer la monarquía y en satisfacer su or-
gullo; él no habia formado los grandes generales Turena, Conde.,
Luxemburgo, ni los sabios y poetas á quienes como sucedió á Ra>-
cine, con frecuencia anteponía una recomendación arbitraria de
sus favoritas: Carlos I Y y Richelieu le prepararon una abundan-
te herencia que consumió dejando á su patria mucho mas débil
que la encontrara. Después que en el cabo de Hogue fué destrui-
da la marina francesa, no supo levantarla; en cambio de lo que
habia heredado, dejó una semilla ele corrupción, á la Francia es-
puesta al odio de Europa, territorios desiertos por la espatriacion
de los calvinistas, deudas, anarquía moral y nepotismo. Francia
le llamó grande por sus victorias y por su lujo: Europa le con-
firmó el título: se habia impuesto á las potencias en la paz de Ni-
mega y era el arbitro de la política europea. Pero aquella políti-
ca de codicia en que el objetivo era el lustre del poder y la so-
berbia de un hombre, no podia concluir bien; perdida la superio-
ridad en los mares después del combate ele Hogue, en la guerra de
sucesión española el ejército fué también vencido en Ramilliers y
Malplaquct: la nación francesa estaba en decadencia: Luis XIY
que gastó los elementos acumulados por sus predecesores, nada
creó sino el despotismo mas grande que habia sufrido la Francia..
Despreció, y enseñó á los cortesanos á despreciar al pueblo, con-
cluyó de ahogar el espíritu público, sometió á los parlamentos r se
burló de la libertad que alguna vez invocaban los poetas, y sira
embargo que creía ser el amo de Francia y el único arbitro de sus
destinos, estaba supeditado á la cortesana de moda ante la cual
ya se llamara Ninon ó Maintenon, se humillaban la corte y la no-
bleza, el rey y los ministros que las mismas favoritas imponían*..
El clero seguía al rey, Bossuet le ayudaba contra Roma,, y mien-
tras se desligaba parcialmente del papa, cortaba la disputa de los
jansenistas del modo violento con que habia destruido la libertad
de los hugonotes. El ejército y los generales no oian mas que su
voz: el pueblo distraía su malestar con las victorias, y sufría las
212 COMPENDIO
consecuencias ele las derrotas: el brillo y el lujo de Yersalles o-
cultaban una profunda llaga social: desde las fiestas de la corte
no se veian los sufrimientos; si masas de gentes mendigaban, im-
portaba poco por que los pueblos en opinión de Luis XIY y de
sus aduladores, no eran mas que rebaños de siervos nacidos para
trabajar y para servir á sus señores.
La regencia de Orleans sustentaba las mismas ideas que Luis
XIV respecto al poder monárquico; el rey no tenia mas que áDios
por superior: la justicia humana no le alcanzaba. Luis XV herede-
ro de iguales máximas, estremó mas la inmoralidad de Yersalles
é hizo de la corrupción la ley vergonzosa de su política. Luis XIY
no le habia dejado las fuerzas que él heredara; para distraer la
desmoralización no tenia ni el contrapeso de las victorias y de en-
grandecimientos territoriales: el pueblo sufria, pero como al fin
quedaran satisfechos los deseos de la corte, la miseria pública no
daba cuidado. La Pompadour seria mas arbitra de Luis XY que la
Ninon lo habia sido de Luis XIY. El tesoro público no respon-
día á las necesidades del Estado, sino á las prodigalidades de las
soberbias concubinas del monarca. La Dubarry menos educada
y menos atenta tí la crítica esterior, no puso freno ni á su orgu-
llo ni á sus arbitrariedades. Debilitado Luis XV, los parlamentos
cobraban fuerza, pero la Dubarry hizo que se les quitasen todas sus
atribuciones porque cuanto mas absoluto fuera el rey, menos lí-
mites tendría el poder de la cortesana. Los parlamentos se cui-
daban del pueblo y de la libertad tan poco como la monarquía
y la corte; querían privilegios de corporación sin ninguna otra ten-
dencia ni generosa ni nacional. Se hicieron eco de la animadver-
sión contra los jesuítas y les odiaban como un poder secreto que
les servia de obstáculo: al acumular cargos servían las conve-
niencias del pais, pero su intención era que solo ¿ ellos les aprove-
chase para recobrar preeminencias. Por debajo de todo esto -
ba formando la nube que envolvería á los parlamentos, ;í los re-
yes, á los cortesanos, al clero y á los nobles.
Cuando la revolución francesa estallo', España habia perdido
todas sus posesiones de la alta Italia y de Flandes: una monar-
quía borbónica independiente se alzaba en Sicilia y Ñapóles: los
duques de Saboya eran reyes de Cerdena. Saboyay el Piamonte:
Módena y Toscana constituían dos ducados y otro Parma: la Re-
pública veneciana aunque débil se sostenía por el comercio, ynie-
'diante alianzas: el territorio de Roma, en poder de los pontífices,
estaba decadente y pobre: Austria habia reunido el Milanesado
al imperio alemán, y la parte de Flandes que no se anexionara á la
monarquía francesa le fué también cedida por el tratado de Bas-
tad! complemento del de Utrech. Francia tenia otra parte
de Flandes, y Alsacia y la Lorena. Prusia constituida en monar-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 213
quia, prestigiada y fuerte desde la época de Federico II, contrape-
saba como cabeza de la reforma, el influjo de Austria en el im-
perio germánico: Dinamarca unida con Noruega en la misma mo-
narquía, seguia un rumbo ordenado híícia el progreso; Suecia tan-
quebrantada por guerras de un siglo, no podia oponerse al en-
sanche ele Rusia. Turquia después de intentar estender su pres-
tigio al occidente, habia tenido que reducirse tí contener á Rusia
cuya politíca invasora se hizo temible desde la época de Pedro
el Grande, y se hizo sentir durante el imperio de Catalina II.
Rusia posesionada del mar oriental procuraba hacerse una nación
marítima, y desde que colocara la capitalidad en San Petersburgo
estaba en relaciones políticas y económicas inmediatas con Euro-
pa. Austria, baluarte del occidente contra los turcos, tenia mer-
mado su poder desde que se levantara en el imperio una poten-
cia tan fuerte como ella engrandecida con territorios considera-
bles de Polonia. Holanda aun conservaba fuerza marítima si bien
menos que durante el siglo XVII. La Flandes austríaca, declara-
da independiente con el nombre de Bélgica íí consecuencia de las*
reformas de José II, volvió al mismo dominio bajo su sucesor.
Portugal, estrechado en alianza con Inglaterra, seria el opuesto á la
política y á las relaciones europeas de España dentro de la penín-
sula. La Gran Bretaña, vencedora de la marina francesa en Ho-
gue y de la española y francesa en Yigo, dominaba los mares, en-
grandecía sus posesiones de la India, y se indemnizaba en un ac-
tivo comercio de las pérdidas sufridas en la guerra de América y
de Francia. Suiza, tranquila en sus montañas, iba constituyéndo-
se en una esfera de derecho cada vez mas amplia, sin intervenir
en las contiendas europeas, pero también sin verdadera unidad
política. Los Estados Unidos de América, gobernados por Was-
hington comenzaban á ejercer influjo robusteciéndose bajo una ad-
ministración moral, democrática y sabia, y procurando crecer
durante la neutralidad, la inmigración y el comercio. Polonia des-
membrada solo esperaría un segundo repartimiento y la muerte.
El Brasil prosperaba al abrigo de Portugal y del apoyo de In-
glaterra; las colonias españolas sujetas á* leyes estacionarias, ais-
ladas por un sistema de viciosa precaución, y sometidas á la in-
tolerancia, percibían en muy poco el influjo del Norte que aun e-
ra poco fuerte para emprender con éxito una propaganda acomo-
dada al pensamiento de John Adams y Monroe.
Los intereses de Europa no podían avenirse ni por la paz ni
por la guerra. La política de equilibrio primero sostenida por
Francia contra el imperio y España, y después por Inglaterra
contra Francia, áió resultados favorables á sus partidarios en las
épocas respectivas, saliendo al cabo beneficiada la Gran Bretaña
y Prusia. Tres siglos de oposición de Francia y Austria debilitan
1¿14 COMPENDIO
á esta última potencia; en la guerra de siete años, los franceces
upo jan á los austríacos, y si bien al principio Eusia les secunda.
al morir la emperatriz Isabel, Pedro III protege á los prusianos,
y Federico II busca ya en el Norte el contrapeso de Austria, au-
xiliado también por Inglaterra. Austria y Prusia no se unirían ya
sinceramente -aunque su seguridad y mutuas ambiciones les hagan
luchar de acuerdo contra la Polonia ó contra Francia. Las cues-
tiones dinásticas aniquilan á España, primero por la unión en
«Carlos V, de las dos coronas, luego por la alianza espresa unas
Teces y otras tácita de los reyes Habsburg, y por último por
la familia borbónica. Isabel I de Inglaterra formulaba la teoria
-del equilibrio que obedecida por los gobiernos ulteriores obtendría
un resultado aparente, y un predominio real de la nación inglesa.
Eusia también camina sin vacilar á su objeto; se reconstituye, y
fuerte dentro, se dilata ahogando la nacionalidad polaca y estre-
chando á Turquia. Dentro del imperio alemán, la poca eficacia de
la Dieta, y la constitución de los principados, dejan ver mejor (pie
ia unidad, un conjunto de naciones con simpatías y propósitos di-
versos: los Estados protestantes se inspiran en Prusia que á este
«efecto enlaza su política con Inglaterra, Holanda y Eusia; y los
Estados católicos se apoyan en Austria á su vez sostenida contra
«1 influjo protestante por el papado y Francia. Pero lo que hace
concordar, no es toda la política, si no una parte de ella: el gobier-
no francés vigila las posesiones austríacas de Flandes. y Austria
adversaria de Prusia suscribe el reparto de Polonia. Lo que In-
glaterra afirma en la constitución polaca, lo combate en la revo-
cación francesa; Federico II que vé subir la oleada en Francia,
mucho antes de que la viera Luis XVI, no consiente que loa
lucos levanten la cabeza. La emperatriz Catalina II estaba en re-
lación con los enciclopedistas y filósofos; admite el principio y se
■estraña de las consecuencias; Francia era su enemiga y le alegraba
lo que no hubiera permitido en Eusia y menos en Polonia.
La revolución francesa encontraría en las oposiciones y quere-
llas europeas, circunstancias favorables para dar los primeros pa-
sos: cuando xa se hubiera fortalecido, seria imposible contenerla.
CAPITULO III.
DESDE LA REVOLUCIÓN FRANCESA HASTA EL FIN DE LA GUERRA DE
INDEPENDENCIA DE AMERICA
PÁRRAFO I.
Preliminares úe la revolución,
Leibnitz habia predicho una revolución europea y Yoltaire u-
11a revolución francesa; Rousseau examinando á fondo el Estado
y meditando sobre la política continental, escribia "Creo imposi-
ble que puedan continuar por mucho tiempo las grandes monar-
quías. Nos acercamos á la crisis, al siglo de la revolución." Luis
XV consumido en los placeres y sin mas objetivo que el deleite,
veia los males de la sociedad, contemplaba las oleadas siempre
crecientes del espíritu público, y decia, "después de mi, el dilu-
vio.'7 Las letras, las ciencias, las disputas religiosas, las oposicio-
nes del parlamento y el clero, los vicios de la monarquía, el mal-
estar del estado llano, las sátiras, las enseñanzas políticas, los sis-
mas económicos, la filosofía, eran elementos que se hacinaban pa-
ra la revolución: habia fuerzas positivas y negativas: positivas,
las lecciones que recibía el pueblo, los ejemplos ele países que
prosperaban bajo otros sistemas, los conocimientos de derecho sem-
brados en la conciencia nacional; negativas, los abusos de los pri-
vilegiados, la intolerancia del clero, del parlamento y de la cor-
te, los agravios acumulados, el orgullo y la vanidad de los favo-
ritos, la miseria en algunas regiones, por nadie atendida ni reme-
diada. Toda Europa marchaba í una revolución moral: quemado
el libro de Copérnico, los sabios adoptaban su doctrina; martiri-
zado Galileo, la autoridad no podia impedir que se le admirase y
que se le creyera: á los principios sobre el mundo de Descartes,
se oponían los principios triunfantes de Newton: el materialismo
se abría camino con Hobbes, el panteísmo con Espinosa: Bossuet y
Pascal habían reprimido el espíritu absorvente de Roma ; Fenelon
habia enseñado deberes á los príncipes: los principios deMaquiavelo
triunfantes en la corte de los reyes, eran combatidos en el parla-
216 COMPENDIO
mentó ingles: la reforma en el Norte nada había quitado al despotis-
mo monárquico: los pueblos estaban sometidos, pero no resignados:
los católicos todo lo consentían contra los protestantes, y los pro-
testantes atacaban al catolicismo aun por medios escépticos y
combatiendo doctrinas políticas que eran comunes á todas las mo-
narquías: todo el Xorte daba acojida á los filósofos de Francia,
como si sus dogmas jamas pudieran implantarse en los países pro-
testantes: el pueblo estaba tan humillado en Rusia como en los
Estados alemanes; el favoritismo y el privilegio reducían á la nu-
lidad el mérito. La corte de Prusia bajo Federico II hacía gala
de escéptica; las sátiras de Yol taire no eran cosa sorprendente pa-
ra un rey que se burlaba de los reyes y un jefe protestante que
se reia de todas las religiones. El absolutismo político temia que
vencidas otras fuerzas tradicionales, se le minara por la base. Luis
XIV habia proscrito el culto calvinista y años después el parla-
mento de Paris prohibía bajo pena de muerte (1724) que se pro-
pagasen teorias contra el principio de los cuatro elementos de A-
ristóteles: el absolutismo como el pontificado pretendían señalar
el límite de las ciencias, el modelo de la literatura, el urden de
la religión: cada ramo científico se desarrollaba separadamente de
los demás, y la política terciaba para decidir é imponía prescrip-
ciones según el interés de los monarcas. Las letras no se creían sus-
ceptibles de un carácter filosófico y educador, y si los literatos
habían obtenido favores de Luis XIV, eran humillados como da-
se inferior que debiera agradecer el contacto con la grandeza. Los
antiguos parlamentos, escepto en la Gran Bretaña, ya no tenían
mas que una sombra de representación y ningún poder: Catalina
de Rusia no opinaba del pueblo mejor que Luis XV: la literatu-
ra les distraía hasta que veían algo peligroso para su despotismo;
la filosofía no la consideraban mas que como bellos sueños que
reemplazaran en otro campo de acción á las novelescas elucubra-
ciones de otra época: por eso Catalina II se retiró de sus tendencia^
filosóficas al distinguir que iban mas allá que las vacias discusio-
nes: la impotencia popular y la ignorancia de las masas, dejó creer
al despotismo que tal sistema fuese el orden regular de las socie-
dades; ningún dogma religioso era mas fuertemente sostenido ni
estaba mas profundamente arraigado en las cortes. Si contra el feu-
dalismo no se habia encontrado otro remedio que la monarquía
absoluta, comenzaba á verse en todas partes que solo se habia
reemplazado el mal, y una vez lanzados los pensadores á la inda-
gación, era imposible que se contuviesen ante despotismos no mas
lógicos ni mas racionales que los antiguos sistemas. Coincidió con
todo esto el principio del renacimiento orientalista que descubría
la causa de muchos misterios, y la clave política de los pueblos de
Oriente aniquilados por los dogmas despóticos. En [nglaterra, la
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 217
libertad asegurada desde la revolución de 1688, habia enseñado
á discutir sin violencia consiguiendo el beneficio de que al cabo
de las contraversias triunfase la razón: para destruir las doctrinas
de Hobbes no se recurrid ala prohibición, sino al examen libre: los
ingleses rechazaban el fatalismo y las fórmulas despóticas que son
su resultado.
En tiempo ele Luis XI Y la literatura bastante educadora .con
Fenelon, Pascal, Bossuet, Racine, Coneille y Moliere, no dejaba
sin embargo de contagiarse de la adulación al rey, y de pagar o-
tras veces un tributo al desenfreno de la corte. Guardábanse las
formas y se velaban los grandes vicios: el mismo rey era presenta-
do en dramas y comedias como tipo de galanteria que hacía sus
conquistas al estilo de los antiguos caballeros; la belleza de los
versos venia á sancionar el adulterio y la prostitución. Los litera-
tos buscaban el apoyo ele la corte que en cambio les imponia tole-
rancia con sus vicios. Pero lo que se habia dicho de la grandeza
de Luis XIV en la época de Colbert y de las victorias de Ture-
na, Conde y Luxemburgo, no podia ya repetirse en el periodo
de Choiseul y de la decadencia. La Maintenon avasallaba con sus
alhagos ó con sus odios, y comenzaron las oposiciones, aunque
contenidas por el ascendiente de la favorita. Bajo la regencia,
los negocios de Law enriquecieron á los cortesanos y empobrecie-
ron á los pequeños comerciantes, dando lugar á mordaces críti-
cas contra un agio que perjudicaba al pueblo. Los artistas servian
á la corte y preparaban sorpresas de concupiscencia á los corazo-
nes gastados: la religión se convertía en fórmulas hipócritas de
piedad que turnaban en los ejercicios de la vida ordinaria con las
intrigas amorosas, los versos lascivos, los cuadros de vacantes y
las costumbres licenciosas: todo este aparato de desmoralización
consentido por el clero, preparó las sátiras del reinado siguiente
pasando de la forma á la esencia, de la hipocresía á los funda-
mentos religiosos. Luis XIY ya no parecía tan grande. Toda la
moral se hizo cuestión de convenciones: el esterior pudoroso po-
dia ocultar un alma infame, pero no se buscaba el fondo. Los poe-
tas vulgares que solicitaban una dádiva ó un favor, cantaban el
despotismo de la hermosura como en los tiempos de la caballería;
les importaba no ver que detras de la Xinon estaban la impudi-
cicia, el escándalo y la perturbación de la corte; y detras de tan-
tas bajezas, el desdoro de la Francia.
El pensamiento humano abierto á todas las impresiones desde
el renacimiento, iba ganando terreno en las ciencias, en la histo-
ria y en la filosofía; buscaba firmeza y entre tanto de uno á otro
ensayo solo conseguía remedios parciales; el protestantismo daba
una parte de libertad y no toda la libertad; el sucesor de Federi-
co II de Prusia establecería la censura en favor de su iglesia. To-
218 COMPENDIO
da Europa estaba conmovida; en lucha los magistrados y los guer-
reros; el pueblo deseando algo que su ignorancia no definia; los
filósofos valiéndose de los recursos que las instituciones les per-
mitieran para despertar los espíritus; las ciencias dejando com-
prender la naturaleza: donde no liabia partidos políticos habia es-
cuelas filosóficas: en los países mas intolerantes, se tomaba inte-
rés por alguno de los principios debatidos en el esterior: los
hombres de letras y de toga, se acordaban alguna vez del pueblo
á que pertenecían, y por moda, por alardes no sentidos, ó por ver-
dadera sinceridad, íiacian alguna manifestación para mejorar la
suerte del estado llano. Francia colocada á las puertas de Italia y
de Alemania, no podia sustraerse al movimiento científico: los i-
talianos gimiendo bajo poderes despóticos, no descansaban; les fal-
taba una patria material pero guardaron una patria del espíritu.
El pueblo que en un arranque de entusiasmo siguiera á Juana de
Arco, la nación central rodeada por España á quien no quedaban
mas que energías individuales, por Italia y por Alemania que
simbolizaban el arte y la filosofía; la Francia entusiasta por carác-
ter, constituida en la unidad por Richelieu, agitada por disputas
de parlamentos y clero, inpresionable, viva, fácil en la acción y
que cuando se decide no calcula los obstáculos ni cuenta el nú-
mero de sus enemigos, ni el grado ele sus sacrificios, debia ser la
que tomara la voz para despertar á todo el continente, y para
señalar, no en una, sino en todas sus direcciones las consecuen-
cias del renacimiento.
Yoltaire (Francisco María Arouet, 1G94 á 1778) nació en el
periodo de decadencia de Luis XYV: de ánimo enérgico y de ta-
lento profundo, fué pronto conocido y apreciado: unos versos con-
tra Luis XIY, que ya habia muerto, irritaron á la corte y V « ¿taire
sufrió prisión en la Bastilla: allí aguzó su genio satírico: la cor-
te que se burlaba del pueblo gustaba de la mordacidad cuando
no se emplease contra ella: tales tendencias le animaron, y desde
muy pronto las preocupaciones y hasta la religión fueron tema de
sus sarcasmos. Los cortesanos dividían í los poetas y se divertían
con sus luchas y recíprocos ultrajes: el teatro fué la primera es-
cena de Yoltaire^ después el poema, luego la política, la historia,
la filosofía de la historia, las ciencias. Su orgullo, entonces racio-
nal y legítimo, no podia sufrir las impertinencias de la nobleza,
ni su talento las imposiciones intolerantes del clero: ofendido un
dia el caballero de Rohan por Yoltaire, hizo que sus criados le
maltratasen, y cuando Yoltaire se presentó á desaliarle, se le
arrojó ignominiosamente déla casa: los nobles no podían batirse
con los plebeyos: era deshonrarse: una segunda prisión en la
Bastilla fué el premio de la audacia del poeta: todos le abando-
naron y al salir, después de seis meses de encierro, se retiró á
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 219
Inglaterra donde le recibieron de un modo espléndido y generoso:
entusiasmado de la libertad inglesa, dejó todos los escrúpulos á
que obedeciera por conveniencias, y examinando el mundo bajo
todos sus aspectos, la religión, la política, los reyes y los pueblos,
lanzó su genio contra todo cuanto le parecia censurable. Los sa-
bios ingleses, no hallando en el anglicanismo mucha mas filosofía
que en el catolicismo, se hacían deístas: Yol taire aceptó el deís-
mo: la Herniada le proporcionaba suscriciones abundantes, y la
representación de Bruto le deparó uno de los triunfos mas gran-
des de su vida: después de Bruto Zaira y otros dramas y tragedias,
conmovían la conciencia pública, mientras Montesquieu por otro
lado (1689 á 1755) con las cartas persas y notables trabajos sobre
derecho penal, tendía á la reforma de los tribunales, á la aboli-
ción del tormento, y á la transformación de las ideas jurídicas
(escribió el espíritu de las leyes, consideraciones sobre la grande-
za y decadencia de Roma y otras obras que ejercieron gran influjo
en Francia y en Europa): disgustado de luchas que herían su amor
propio, marchó á Prusia, trató íntimamente A Federico II pero no
pudieron mantener largas relaciones; escribió la historia de Luis
XIY y de Carlos XII donde no revela pensamientos contra la
monarquía: el ensayo sobre las costumbres de las naciones, su
diccionario, la filosofía, y otras publicaciones, si le crearon enemi-
gos por sus ideas, le dieron una reputación superior á su fama de
poeta. Montesquieu con una gran profundidad y elocuencia, ten-
día á reconstituir el Estado sobre bases mas justas y ordenadas: le
repugnaba en tormento, odiaba los privilegios, y no comprendía que
muchos hombres se dejasen gobernar por los caprichos del despotis-
mo: dando solución á la reformafpolítica, se quedaba sin embargo tí
mitad del camino aunque para el tiempo proclamase un verdadero
beneficio; aspiraba á la monarquía templada y á una libertad
presidida por la discreción, pero no definida para lo absoluto de
todos las clases: enemigo del despotismo, no pudo sin embargo
romper con la nobleza, creación artificial de las edades de fuerza:
habiendo estado en Inglaterra en la misma época que Yoltaire, se
aficionó á las instituciones inglesas, tí cuyos rasgos no son estrañas
en el fondo las lecciones de derecho que divulgó en Francia.
Yoltaire mas inclinado á la filosofía, apenas enseñó fórmulas que
reemplazasen las que destruía con su poderosa piqueta: despotis-
mo, preocupaciones, creencias, símbolos, todo caía á los golpes del
obstinado demoledor. En Francia en Inglaterra, en Suiza, en su
retiro de Ferney, una actividad incomprensible agitaba todos los
resortes de la política, de la religión, de las costumbres, del papa-
do, del clero, de los reyes, de la nobleza: se vale de todo como pa-
lanca: en Bruto resplandece la virtud republicana contra la mo-
narquía, y en la historia de Luis XIV \m reinado de gloria contra
220 COMPENDIO
Luis XV que es im reinado de prostitución sin contrapeso: en la
íilosofía arranca los atributos morales y en el diccionario interpre-
ta los símbolos y golpea de muerte la tradición. Voltaire apegar
de su indisputable grandeza, y de su instrucción, la mas vasta del
siglo XVIII, no podia haber sido el fundador ni el regulador de
una democracia: amaba el talento, hacía del saber el arbitro de
los destinos de los puebles, pero no se cuidaba de elevar la moral
sóbrela sabiduría, ni la virtud sobre el genio: encontró un mundo
absurdo, se reconcentró en su poderoso espíritu y vio que los hom-
bres estaban engañados, las sociedades humilladas, la razón pros-
crita, la vanidad impuesta, el despotismo triunfante: se levantó
como un cíclope y luchó contra todos los vicios, supersticiones,
desórdenes y arbitrariedades. Circunstancias particulares estre-
maron sus amargas sátiras; en la corte le pospusieron á Crebillon;
el parlamento condenó entre otras obras, su religión natural] en-
tonces se revolvía contra los indoctos cortesanos y contra los in-
tolerantes jueces, lanzando un huracán de invectivas, una nube de
rayos que pulverizaban á sus enemigos: como literato es la gloria
mas grande de la Francia; como pensador cumplió un íin social en
su tiempo: los trabajos mas prácticos de Montesquieu y de Rous-
seau y los enciclopedistas, no dieran tan prontos resultados si
Voltaire con sus tempestuosas y agudísimas sátiras, no torciefa
las costumbres y desterrara perniciosas veneraciones al despotis-
mo y hábitos arraigados de supersticiones (el mismo Luis XV in-
vocaba al diablo haciéndose acompañar de alguno de sus minis-
tros en sus escursiones nocturnas). Estaba en correspondencia
con reyes y sabios de Europa, trasmitiendo su espíritu, y siendo
estimado de muchos por sus ideas, de casi todos por su inmenso
talento. Quería destruirlo todo, sin ver como se reedificaría. Era
la protesta contra lo existente, en todos los órdenes de la concien-
cia, de la administración y del gobierno. Sin embargo de BÜ pro-
digioso genio, si otros no hubieran construido mientras el destruía,
la conciencia se hubiese encontrado escéptica, las instituciones de-
sacreditadas, sin caminos abiertos y medios dispuestos para reem-
plazarlas. Fué el primero que trató á fondo la filosofía de la his-
toria abajando á toda la lmmanidad; la ciencia y las letras le
recordaran siempre: la democracia dirá de él que suprimid obs-
táculos sin dejar de crear algunos, pero que no fue sn fundador ni
su apóstol: el sentimiento de superioridad, no le dejaba descender
demasiado; quería el bien del pueblo, pero sin los medios popula-
re*; sus ideales, mejor deducidos del conjunto de sus doctrinas,
(pie esplieados en ellas, podían formar un despotismo ilustrado lo
mismo que una república aristocrática: en su último viaje á Taris
se le recibió como á Milciades á la vuelta de Marathón en Atenas;
era mas poderoso que Luis XVI; pero si su fama histórica escede
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 221
al prestigio de todos los hombres ele su siglo, las democracias mo-
dernas, han tributado honores mas íntimos á Rousseau que las dio
la fórmula de su derecho.
Juan Jacobo Rousseau nació en Ginebra en 1712 (murió en
1778): en sus primeros años aprendió el oficio de relojero que aban-
donó por la música y por las letras: imbuido del espíritu calvi-
nista y democrático, y por naturaleza inclinado á la observación,
vio al pueblo por todas partes sufriendo, a los gobiernos consi-
derándose, no como depositarios sino como dueños del poder: á
la nobleza orgullosa, al clero mundano y avaro, al trabajador hu-
millado. Viendo la adulación junto con las aristocracias, y hasta
el talento solicitando privilegios, acusó de corruptoras á las cien-
cias y las letras, y apesar de esto por las letras alcanzaría cele-
bridad y por ellas se precipitaría la revolución. Su inteligencia
es mas humana que sus sentimientos; filántropo de razón, aban-
donó cinco hijos á la casa de espósitos, y su modestia revela con-
frecuencia mas el cálculo que la espontaneidad: en Paris fué el es-
critor de moda muchos años; compitió con Yoltaire, le odió y las
dos grandes figuras del siglo XVIII se lanzaron al rostro injurias
y denuestos que si no les arrebataban la fama, hacían dudar ele su
prudencia y de su sensatez. De imaginación poética, gustaba ins-
pirarse en la ideas puras y formaba mundos ilusorios donde go-
bernaban con soberano imperio la razón, la igualdad y el derecho:
se irritaba de que los hombres tolerasen las diferencias artificiales
de nacimiento y riqueza, y reclamaba la sencillez como base mas
perfecta de la libertad; sus discursos sobre la desigualdad de con-
diciones, impresionaron al pueblo: el Emilio enseñaba amor y
moralidad en las familias, la confesión del vicario saboyano, quitaba
fórmulas á la conciencia y daba pureza al corazón; el contrato
social devolvía, aunque bajo una ficción histórica, la facultad á los
asociados, y el poder á los pueblos: la dulzura y los atractivos del
sentimiento, hacían penetrar hondamente sus enseñanzas; las ma-
dres abandonaron la moda de entregar sus hijos á manos cstra-
ñas; las artiílcialidades cedían á la naturaleza; el pueblo comen-
zaba á tener esperanzas; los pequeños, según llamaba la corte al
estado llano, fuéronse levantando, y cuando Beaumarchais pro-
clamó su ciudadanía, el título de ciudadano como entidad igual á
la mas elevada, llegó á ser de moda. Las luchas de Voltaire y
Rousseau, ponían en acción un circulo social que se agrandaba á
medida que crecían en talla los rivales; los parlamentos se inspi-
raban en Montesquieu que no les arrebataba por completo sus pri-
vilegios; los pensadores seguían ó imitaban á Voltaire: el pueblo
sin dejar de admirar al grande filosofo, amaba mas intimamente
á Rousseau. El escritor ginebrino iba mas derecho á la democra-
cia; si la forma del contrato social era arbitraria, el fondo era
222 COMPENDIO
exacto; el poder radica en la colectividad de asociados; toda aris-
tocracia y todo privilegio, es una usurpación y un desorden. El
hecho para Rousseau nada significa como no esté de acuerdo con
la verdad. Al proclamar la soberanía absoluta, se corría el riesgo
de que pueblos no educados convirtiesen la libertad en fin único
de la política, no siendo mas que un estado, y un medio para la
justicia: la soberanía podía destruir el derecho interno á nombre
de su omnipotencia: en opinión de Rousseau, el todo social no po-
día engañarse, y si se engañaba debia ser obedecido. Con este cri-
terio se podia fundar un despotismo, porque la libertad no estaba
al abrigo del sufragio. Pero de todas maneras era preferible una
institución en que todos intervenían en todo sin obstáculos ni cor-
tapisas, á otros sistemas que sin garantizar el derecho esplotaban
la sociedad. Habia en el sistema de Rousseau mas igualdad que
libertad, y en ese concepto aparecía inferior ú los dogmas que
proclamaría la Asamblea de Filadelfia. El sentimiento de los pue-
blos es aun mas impresionado par la desigualdad que por la opre-
sión: por eso se ha podido hacer mas largo el absolutismo de los
reyes. El contrato social de Rousseau seria como la partida de
bautismo de la revolución.
Desde antes de mitad del siglo XVII 1 reuníanse en Taris jo-
venes de toda Francia, atraídos por los cómbales literarios, pol-
las aficiones poéticas, por el espíritu de novedad, por la fama de
la riqueza de la corte, por las modas, y por el deseo de lucir:
los artistas hallaban trabajo en la corte; los literatos no tenían o-
tro campo de acción, los pensadores iban ;í parar ;í la fuente y d
comunicarse sus impresiones y sentimientos: se conocía n. se reu-
nían y formaban grupos afectos á los diversos sistemas filos» .li-
eos ó científicos, pero en todos se manifestaba una tendencia in-
dagadora y progresiva. Las ciencias se desarrollaban bastam
Europa para que inspirare interés metodizarlas y divulgarlas; la-
letras ya no servían solo ¿í una aristocracia, si no que buscaban
en una opinión mas general, la del pueblo, el favor y el a. pía uso:
los jóvenes no seguían automáticamente) las lecciones muchas ve-
ces severas de Roliin ni los consejos de Auguesseau, si noque for-
maban juicio propio fundando escuela no en la cátedra o en el fo-
ro, si no en la unidad de un mismo espíritu.
Diderot (Dionisio, 171:) á 1784) yD' Alembert (JuanLeRond.
1717 á 178o), concibieron el pensamiento de fundar una obra (pie
fuese como el manantial de luz que iluminando todos los espíri-
tus, desterrara las preocupaciones, engrandeciera la vida yacer-
cara á los hombres en una doctrina de verdad. Era Diderot tan
franco y generoso como inteligente y audaz: en sus p
filosóficos (1740) negaba absolutamente la revelación: sus enemi-
gos aunque creían mas sencillo perseguirle que refutarlo, no pu-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 223
dieron alcanzar su intento; la corte fluctuaba sin resolverse ato-
mar una senda; agradábanle los actos de atrevimiento como no
se convirtieran en su perjuicio directo: la elocuencia de Diderot,
su entusiasmo por la filosofía, lo cortes de sus maneras y su con-
ducta honrada, le proporcionaban discípulos y amigos poderosos.
D7 Alembert, matemático profundo, siendo joven fué premiado en
la Academia de Berlín por una memoria que envió sobre la teo-
ría de los vientos; defendió' las doctrinas newtonianas, y en cál-
culo y matemáticas trascendentales alcanzó pronto fama europea.
Ambos eran inflexibles en sus ideas, pero D7 Alembert mas a-
propósito por su genio organizador para llevar á cabo la obra co-
losal del "diccionario enciclopédico.'7 Fontenelle y otros filósofos,
censuraban los anticuados sistemas de aislar las ciencias sin pre-
sentar al entendimiento las relaciones que todas guardan entre sí.
La enciclopedia era el ensayo sintético: buscaron notabilidades
que colaborasen en las diferentes clases del saber humano, y en
1751 aparecieron los dos primeros libros, provocando todas las
cóleras de la tradición, y todas las violencias de los intereses en-
contrados. Los escritos morales eran antireligiosos; los científicos,
algunos buenos, otros ligeros y pálidos, pero siempre útiles por-
que generalizaban conocimientos que el pueblo nunca habia podi-
do adquirir: la definición del alma, era cuasi materialista. La cor-
te que secundaba los deseos del clero cuando le tenia propicio, y
los rehuía cuando era por él atacada, esperó algún tiempo á de-
cidirse: en realidad madama Pompadour resolvería en último tér-
mino: de una muger caprichosa dependía la continuación de la
enciclopedia, y la libertad de los enciclopedistas: en 1752, un de-
creto prohibió la publicación de la enciclopedia como opuesta á
la religión y al Estado, pero la Pompadour que impuso á Luis XV
la prohibición, no dejó que se persiguiera á los enciclopedistas á
quienes reservaba para oponerlos al clero en seguida que se des-
mandase. Diderot habia pasado dos años preso en Vicennes por
algunas sátiras de sus "cartas sobre los cielos.'7 Al poco tiempo
se continuaba la enciclopedia; alli se trataba de todo, artes y ofi-
cios, profesiones y ciencias, letras y crítica, religión y filosofia:la
nación entera y Europa tenían en el diccionario un ínteres, una
ventaja y una enseñanza aun prescindiendo de las causas esencia-
les políticas, la economía se ventilaba con severidad; Duelos
lucía sus galas de lenguage, Voltaire su sátira, Argenville
sus conocimientos en hidráulica y botánica: Rousseau, Lalan-
de y otros muchos en las mas variadas lecciones. Los hombres i-
lustrados de todos los países, leían la enciclopedia constituyendo
asi un espíritu uniforme que se revelaría hasta en Portugal con
Pombal y en España con el conde de Aranda: no se eludíanlas
definiciones, ni se empleaban los equívocos: el sentimiento pú-
224 COMPENDIO
Mico en Francia desterraba va lo antiguo y se embebía en los
principios de los intérpretes del derecho nuevo: si la enciclope-
dia entrañaba un germen de escepticismo, los beneficios que es-
tendia compensaban en mucho sus males inherentes.
A este movimiento en sí mismo bastante para producir un cam-
bio político, se agregaban otras estimulantes: la filosofía y las cien-
cias engendraban la revolución; los agravios la precipitarían.
El entusiasmo por las ideas nuevas era afirmado por los resul-
tados que una política mas justa obtenia en Inglaterra y Améri-
ca. El odio á la Gran Bretaña empujaba á favorecer la causa de
sus colonias americanas tanto como las ideas: la corte no quería
intervenir en los negocios de América, pero la opinión la obligo;
en este influjo habia variedad de sentimientos; los franceses es-
pulsados del Canadá querían vengarse, el elemento oficial desea-
ba tomar la revancha contra Inglaterra, los filósofos pedían pro-
tección para la causa tan valorosamente sostenida en Piladelfia;
todo junto hacia aparecer una opinión unánime aunque derivaban
los impulsos de distintos y aun opuestos motivos. Xo tarda-
ron Lafayette y Rochambeau en reclutar voluntarios que fueran
á pelear cerca de Washington por la causa de la libertad: en 1780
Francia ya envió un pequeño cuerpo de ejército. Terminada la
guerra de la independencia, los ausiliares volvieron y sembraron
la admiración por los principios vencedores en América: Lafayette
llevaba los símbolos de la libertad americana, y encomiaba la ins-
tituciones hasta la adoración. Franklin que desde el principio de
la guerra viviera en París, fué objeto de curiosidad y de cariño
por parte de los innovadores y del pueblo; afable, modesto, pro-
fundó, oportuno, y digno en todas sus relaciones y en su vida pri-
vada, se le consideraba como el tipo de la libertad enlazada con
la sabiduría: como inventor del pararayos tenia prestigio éntrelos
hombres de ciencia; como represéntente de la democracia, los re-
formadores le honraban; como hombre puro, la honradez de todas
las opiniones le guardaba respetuosas deferencias. Su vida en Pa-
rís fué una propaganda, y su virtud y su sencillez eran presentadas
al pueblo como ejemplo de las costumbres libres, en oposición álos
desórdenes de las aristocracias, y á las corrupciones de los cor-
tesanos. Todos los. males y sufrimientos se achacaban al gobier-
no; los propagandistas aprovechaban la predisposición del pueblo,
y acusaban al despotismo de causa inmediata del déficit, de los
tributos cscesivos, de la miseria del Norte, del descontento gene-
ral. Los parlamentos intentaban sacar sus privilegios de la debi-
lidad de la monarquía, el clero parroquial maltratado por el alto
clero, se quejaba haciendo en muchos lugares causa común con el
pueblo: la parte joven de la nobleza aspiraba al influjo político i-
mitando las instituciones inglesas: la aristocracia tradicional cin-
Í)E LA HISTORIA UNIVERSAL. 225
pujaba la monarquía contra todas las innovaciones y la contrade-
cía al querer Luis Xvl aliviar las desgracias de los campesinos.
Donde quiera se organizaban sociedades como la de Helvecio y
el barón de Holbach ejerciendo activa propaganda contra las cos-
tumbres, pero algunas, y determinadamente esa, sin enseñar una
moral que rigiese la vida, y por el contrario burlándose de toda
clase de virtud y de dignidad. La agitación crecía, pero como no
habia esperiencias revolucionarias, la monarquía y la 'corte pen-
saban que era fácil cosa dominar aquel movimiento cuando llegase
á cierto límite. El pueblo acostumbrado á la soberbia de Luis XY
y á las indignidades de Yersalles, confiaba en Luis XVI que vi-
vía honradamente y que habia manifestado deseos de aliviar la
suerte de los desheredados. La revolución estaba á las puertas
del trono, y los cortesanos creían que apenas era un tumulto de
soñadores.
La nobleza solo tenia privilegios; ningún poder efectivo; goza-
ba pensiones por destinos estravagantes (el de apresurador de a-
sadosos de la casa regía, el guarda muebles, el de ordenador de ta-
pizados) que les asemejaba á humildes lacayos; el servicio del pa-
lacio real no tenia menos de ochocientas personas; el lujo llegaba
á la prodigalidad y el esceso de pensiones á la anarquía económi-
ca. El alto clero estaba desmoralizado y no se llegaba á las grandes
posiciones por el mérito, sino por el favor; alcanzábanle los donati-
vos y gracias, las exenciones y privilegios y los placeres de la corte:
en los conventos se suscitaban pendencias escandalosas: el Arzo-
bispo de París, Beaumont, arrojaba del Hospital á los enfermos
que no hacían profesión de fe ortodoxa: la nobleza de iglesia es-
taba en disidencia con la nobleza de toga, y ambas con la nobleza
ele espada dividida ea antigua y nueva; la inmunidad en algu-
nos territorios nobiliarios hacia recaer los tributos sobre ios mas
pobres: en algunos lugares preexístia la justicia arbitraria feudal:
era tan difícil alcanzar justicia contra lo** nobles, como peligro**)
esponerse á sus iras, porque provistos de cédulas de prisión en
blanco, hacían prender al primero que intentaba devolverles sus
ultrajes o moderar su insolencia. Los empleos de la magistratura
se habían vinculado por compra en ciertas familias; los mas im-
portantes de la administración y de la política los tenían los no-
bles: en el ejército ellos o los ricos disfrutaban los grados de sub-
teniente en adelante; los hijos del pueblo ingresaban de soldados
y los nobles de oficiales: cuando un plebeyo después de veinte ó
treinta años de campaña llegaba á subteniente, que eran muy ra-
ros, se les llamaba oficiales de fortuna. El gobierno no contaba
con el Estado llano mas que para imponerle servicios; ni aun tenia
derecho de intervención en los repartos tributarios: en los campos,
el clero cobraba el diezmo del producto total, v donde subsistía el
15
226 COMPENDIO «
feudalismo, los señores imponían su voluntad y apremiaban con
exacciones para sostener sus competencias de lujo y sus prodiga-
lidades. Habia siervos de terruño que solo podían abandonar el
campo abandonando sus bienes, y siervos de cuerpo que perte-
necían al señor y vivian sujetos i sus caprichos y á sus violencias:,
esta servidumbre no subsistía mas que en algunos distritos, pero
no dejaba por eso de ser ignominiosa. Todo plebeyo era soldado
de diez y. seis í cuarenta años y entraba todos los años en suerte
comenzando por la primera edad: casi todas las ciudades tenían
privilegios, y la clase acomodada se redimía por dinero. Los arte-
sanos estaban reunidos en gremios con privilegios colectivos, pero
con las tiranías consiguientes de los reglamentos sobre la clase,
medida, color y forma délo que trabajaban: el aprendiz que no
tenia dinero para comprar el título de maestro, no podía trabajar
nunca por su cuenta sin esponerse i prisiones y atropellos; los^
litigios entre los artesanos de los diversos oficios, separaban sus
intereses y debilitaban su fuerza. Las aldeas eran como patrimo-
nio de la soberbia aristocrática: el trabajo representaba menos que
loque pudiera influir el último lacayo de Versalles: las contribu-
ciones se aumentaban y mientras tanto se cegaban canales y ace-
quias y nadie procuraba el fomento de la agricultura. Cuándo un
campesino atropellado pedia justicia se le contestaba con burlas y
mas comunmente con castigos porque en él era desacato toda queja.
y agravio toda manifestación de dignidad: el comercio estaba li-
mitado por los privilegios, acechado por el fisco, perseguido pol-
las codicias de los pródigos cortesanos: al abandono del pueblo se
unia su humillación; le despreciaban como á esclavo y debia reci-
bir las órdenes sin murmurar: no habia medios de satisfacer ni los
ultrajes hechos por los poderosos i la propiedad ni los hechos á
la honra: los bienes de los nobles estaban vinculados; los del clero
amortizados: inertes hipotecas pesaban sobre los mayorazgos, y
domó no podían venderse, se descuidaban con detrimento de la pro-
ducción, y la riqueza mermaba cuanto subían las contribuciones,
las prodigalidades y el desorden. Rousseau creia que era j i
rible morir á vivir la vida del campesino, sobre todo allí donde
había servidumbre: Diderot se quejaba amargamente de las pe-
nalidades délas aldeas; no tenían derechos, jpero sí todos los de-
beres; el hombre del pueblo pagaba casi todas las contribucio-
nes e impuestos, la tasa, el diezmo, portazgos, pontazgos.
fiscalización y gabelas de mil clases: podía morir en el cam-
po de batalla pero no pasar de sargento aunque fuera un héroe,
ni ocupar altos destinos aunque fuera un genio: por todas partes
se le limitaba el horizonte, era el eterno vencido sin otro ampa-
ro que una dolorosa resignación. Los sacerdotes virtuosos no as-
cendían á los primeros grados del clero: el favoritismo y la intri-
DE, LA HISTORIA UNIVERSAL 227
ga avasallaban el mérito. La nobleza no creía que jamas aquellas
gentes humilladas y despreciadas pudieran reclamar sus derechos
de hombres, derechos que siempre les habían negado. No es de
admirar que los primeros arranques de la revolución moral fueran
de odio, porque no se podía demandar filosofía á las víctimas de
todas las aristocracias y de todos los despotismos. En el pueblo se
sentía como en las reuniones de los doctos la es t raña conmoción
que precede á todas las tempestades: las contribuciones no eran
bastante á cubrir las necesidades del Estado y los desgraciados
campesinos se preguntaban en el seno de la confianza y de la fa-
milia, qué beneficios recibían en compensación del sudor que les
arrebataban los cobradores: las fiestas no cesaban por la miseria
ni se suspendían por los déficits: las pensiones crecian en razón
inversa á los ingresos: la corte recordando los negocios de Law
hacía préstamos ficticios, conversiones de pápela bajo precio co-
tizado por créditos reembolsables en su integridad: la codicia no
guardaba ninguna consideración á la miseria: clero, parlamento,
pueblo, aristocracia, todo estaba en desconcierto; la filosofía y la
literatura, avanzaban á velas desplegadas hacia la revolución. En
circunstancias tan graves subió al poder Luis XYI enseñado por
su abuelo á sostener que el mando era de los reyes, y la obedien-
cia de los pueblos.
PÁRRAFO II.
LO@ Estados generales.
Los parlamentos no tenían atribuciones legislativas, sino mas
bien judiciales con el privilegio de registrar los decretos del rey:
desde fines del siglo XV aumentó el poder del parlamento de
París comenzando á ser un intermedio de la monarquía y el pue-
blo: el parlamento general había sido dividido por Carlos YII en
varios parlamentos provinciales que resolvían en causas é intere-
ses privados y establecían jurisprudencia para lo futuro: el de
París llegó á intervenir en la política con beneplácito de los reyes
que le preferían á los Estados generales en cuanto era fácil do-
minarle: la facultad de registrar los decretos implicaba poder de
rechazarlos, y ademas adquirió el derecho de votar los impuestos;
el rey cuando se negaba el parlamento á suscribir una disposición,
tenia medio de obligarle acudiendo á lo que se llamaba el solio de
justicia; presentábase en el tribunal, se sentaba en el trono, los
miembros del parlamento votaban en voz alta, y afirmasen o ne-
gasen se inscribía el decreto. Los magistrados habían comprado
228 COMPENDIO
i
sus destinos y en los apuros del Estado se aumentó el parlamento
con otros nuevos igualmente vendidos: tenia ese cuerpo el orgullo
de clase y amor a sus privilegios pero no era inspirado por los
intereses generales; fuerte con los débiles y débil con los fuertes.
No había leves que regulasen sus atribuciones, ni estaba enlazado
con el rey, ni con el pueblo, sino que obraba según conveniencias
de clase.
Disuelta la Asamblea de los notables llamada por el rey, el
parlamento de Paris se negó a registrar dos decretos imponiendo
nuevas contribuciones: la oposición no se quebrantó ni con la sesión
regia. Necker aconsejó la convocatoria de los Estados generales.
Consistía esta Asamblea llamada por primera vez en tiempo de
Felipe IV el bello, en la reunión de los tres brazos, nobleza, clero
y pueblo: acordaba los impuestos y en armonía con el rey entendía
en las cuestiones generales. La última vez que los Estados se ha-
bían reunido fué en 1614 en que el .pueblo se presentó en la posi-
ción mas humilde como si sus diputados mas bien que tales fueran
esclavos de la monarquía y de la aristocracia. Desde la época de
Felipe IV solo veintidós veces se habían reunido los Estados ge-
nerales: los poderes no estaban bien definidos, pero la monarquía
que buscaba en el pueblo apoyo contra la nobleza, llamaba doble
número de diputados del tercer Estado que el de los otros dos
órdenes, de modo que el pueblo representaba lo mismo que el clero
y la aristocracia juntos. Luis XIV y Luis XV eran demasiado ab-
solutos para dar á nadie participación en el poder. En tiempo de
Enrique IV y de Richelieu se había convocado una Asamblea
de notables que aunque pertenecía ú los tres brazos eran nombra-
dos por el rey y no tenían mas que voto consultivo: esta es la
Asamblea que se convocó en 1787, y que sostuvo los privilegios
negándose á una contribución general y equitativa. Las sesiones
terminaron sin resultado: el parlamento de Paris no quiso regis-
trar los decretos de nuevos tributos: el rey devolvió ;í los
testantes los derechos civiles -Á escepcion de pod
y maestros: el parlamento hizo una declaración contra el despo-
tismo real yíe negó el derecho de imponer contribuciones, que
correspondía á los Estados generales. Los parlamentos y la Asam-
blea de notables de nuevo consultada, opinaron que los Esti
.se rigiesen para discutir y votar como en 1614. Esto era continuar
el dominio de la nobleza y el clero, pero triunfó en el gobierno la
opionion contraria: los diputados reunidos votarían por cabezas V
no por órdenes, y los del tercer Estado serian dobles en número
que cada uno de los primeros. "D' Eütragues publicaba un libro
contra la monarquía y la nobleza: Sieyes otro en favor del tercer
Estado (¿Qué es el tercer Estado:' No i"! sido nada, quien
algo, debe serlo todo)". Por decreto de diciembre de 1788 se fijaban
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 229
en 600 los diputados del pueblo, y en trescientos los de cada uno
de los otros dos brazos, clero y nobleza, y se señalaba la apertura
de las sesiones para el cinco de Mayo. Las elecciones eran de dos
grados. El 5 de Mayo de 1789 fué laaudienca real, la presentación
ante el rey délos representantes de los tres órdenes. En el clero ha-
bía mucha parte favorable al pueblo, en especial curas de aldea que
habian contemplado de cerca las miserias y habian lamentado el
desvio de la corte. La nobleza nada habia perdido de su orgullo;
los diputados del tercer Estado estaban dispuestos á luchar por
la libertad y por la igualdad. El rey dijo que se alegraba ver jun-
tos á los altivos descendientes 'de los conquistadores y á la humilde
'posteridad de los vencidos. Las consideraciones y honores fueron
parala nobleza y eidero; la humillación para el pueblo.
Claramente se vio que no era llamado el brazo del pueblo mas
que para que votara contribuciones: el clero quería algunas reglas
igualitarias, los diputados populares deseaban afianzar sus dere-
chos. Pronto comenzaron disputas sobre la comprobación de po-
deres; la corte seguía humillando al tercer Estado: la monarquía
se inclinaba á la nobleza: el pueblo parisién acudía en tumulto 11
Yersalles aclamando & sus representantes: el lujo de la nobleza
contrastaba con la sencillez del Estado llano. Asi siguieron las
cosas estreinándose cada dia mas la tirantez entre la nobleza y el
pueblo. El tercer Estado celebraba sesiones esperando que se le
unieran los otros dos: alzaba en ellas la voz el Conde de Mirabeau
que rechazado por la nobleza se afilió entre los elementos popula-
res: su voz, sus conocimientos, sus arranques liberales y su fuerza
dialéctica, dieron valor á los diputados del pueblo que hasta en-
tonces no veian definido su poder ni sus sentimientos. Era presi-
dente del tercer Estado el astrónomo Bailly. Mirabeau que habia
sido víctima del despotismo paterno, odiaba todas las tiranías y
mas insoportable se le hacia la de la nobleza que le habia humilla-
do: sus palabras iban dirij idas contra el trono que evidentemente
rechazaba al pueblo: proclamó la inviolabilidad del diputado y
propuso que el tercer Estado se constituyese en Asamblea y deli-
berase como representación nacional; los nobles habian interpre-
tado como temor la prudencia de sus adversarios: en vano se les
invitó á que se unieran para cumplir los fines políticos de la patria.
Un clia que se habia celebrado sesión ante el rey, los diputados del
tercer Estado se quedaron á discutir; el marques de Breze les in-
timó la orden de salir del local, y cuando todos vacilaban Mirabeau
declaró que no abandonarían el salón sino impelidos por la fuerza:
no queriendo el rey emplear medidas violentas, fué enviada una
sección de carpinteros para recomponer el local; el ruido de los ma-
zos y martillos no desconcertó a los diputados que siguieron el
debate, hasta que aquellos mismos artesanos deteniéndose ante
230 COMPENDIO
las voces elocuentes, unieron sus vítores y aplausos á los aplausos
de los representantes. Era cosa resuelta que la corte se burlaba del
pueblo y de sus diputados. El 17 de Junio el tercer Estado se cons-
tituyó bajo el nombre de Asamblea nacional : Luis XYI culpaba á
los representantes populares de querer perturbar el pais siendo la
nobleza la que buscaba medidas de fuerza oponiendo los agravios
á la discreción, y el odio á las invitaciones conciliatorias. Se anun-
ció una sesión regia para el 2¿> de Junio, y entretanto fué cerrado
el salón de sesiones; Bailly' lo supo tarde y al llegar con los dipu-
tados creyó en una nueva humillación y dirijo la Asamblea al jue-
go de pelota (20 de Junio de 1789) donde los representantes jura-
ron no separarse hasta afirmar los derechos de la Francia. Un solo
diputado se negó á escribir el soleme juramento de la libertad:
miembros del clero se unian al tercer Estado: la sesión siguiente
se celebró en la iglesia de San Luis. El 27 de Junio el rey mandó
á los dos órdenes privilegiados que se uniesen ¿í los diputados del
pueblo. Tras muchas humillaciones el tercer Estado triunfaba.
PÁRRAFO III.
La Asamblea nacional.
Al reunirse los Estados generales, todos los pueblos de Francia
creían que el rey favorecia la causa de la clase llana: nobleza y
clero representaban menos de doscientos mil individuos, y la na-
ción se componía de veinticinco millones de habitantes. Luis X\\
poco apto para el gobierno, débil de carácter, y educado en las
doctrinas del absolutismo, compadecía á los que sufrían pero no
les daba derecho á que se redimieran por sí mismos; su bondad
estaba en el sentimiento que no resistiría al interés monárquico, íí
losalhagos de la nobleza, y ¿í los consejos de los reyes de Europa.
Cuando observó que el pueblo pedia libertades y garantías, le
pareció la solicitud una rebelión y no puso obstáculo á las intrigas
de los nobles ni de los cortesanos. Maria Antonieta reina oí
llosa y poco conocedora del estado de Francia, dominaba el cora-
zón de su marido, y aunque sin intervención visible en la política.
contaban con ella los cortesanos y los nobles: Necker habia ¡ai-
do de nuevo: la corte declaraba francamente las hostilidades: re-
gimientos de suizos y alemanes llegaban ¿í Vérsalles para intimi-
Á la Asamblea: las agitaciones crecían en París y en los cen-
3 populares; los periódicos y folletos acusaban de una manera
desembozada á la corte, y de un modo encubierto ú Luis XYI:
Camilo Demoulins, joven vehemente y político atrevido y profun-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 231
•do. escita al pueblo contra sus enemigos: la reina y la nobleza pre-
paran un golpe de fuerza apesar de la protesta ' de la Asamblea
contra la reunión de tropas: Lafayette al frente de la guardia
nacional aclama la libertad: el pueblo de París constituye una
municipalidad colocando a Bailly en la presidencia: los bustos de
Necker y del duque de Orleans son paseados en triunfo, se apres-
tan las armas, se llama á los soldados nacionales contra los sol-
dados estrangeros, y el 14 de Julio las turbas se lanzan contra la
Bastilla y la toman. Luis XVI se traslada á Paria escribiendo
previamente una protesta contra lo que en adelante se viese obli-
gado á hacer: en Paris le recibieron bien, pero los gritos de "vi-
va la nación" se elevaban sobre las otras manifestaciones. El triun-
fo del pueblo habia sido sangriento: algunos aristócratas sucum-
bieron en medio de los tumulto de los dias de Julio. Vuelto á lla-
mar Necker al ministerio de hacienda, y no atreviéndose el rey
á dar un golpe de fuerza según la nobleza le aconsejaba, el con-
de Artois, hermano de Luis XVI, y muchos nobles abandonaron
la Francia. La Bastilla fué demolida: las llaves se enviaron á
Washington como testimonio de que también en la nación francesa
se habia conquistado la libertad. En las provincias la toma y des-
trucción de la fortaleza de Estado, hizo un eco estraordinaria: pue-
blos y aldeas se armaron, invadieron los castillos y conventos des-
truyendo los restos del feudalismo y proclamando la libertad. La
Asamblea nacional proclamó los derechos del hombre, y el 4 de
Agosto á propuesta del Vizconde de Noailles, suegro de Lafayette,
los representantes aristócratas renunciaron á sus privilegios feu-
dales; el clero renunció a los diezmos; y la Asamblea en pleno
proclamó la igualdad ante la ley en medio de un entusiasmo deli-
rante como acaso jamas se viera en ningún pueblo y en ningún
tiempo. El 5 de Octubre masas del pueblo de Paris se dirigían á
Versalles pidiendo que pasaran ala Capital el rey, la corte y la
Asamblea: una parte del Palacio fué invadida y varios guardias
muertos por la muchedumbre: el 6 de Octubre las turbas llevaban
en picas las cabezas: el rey marchó á Paris y la Asamblea le si-
guió ocupando esta el picadero, y la corte las Tullerias- El 2 de
Noviembre á propuesta de Talleyrand, obispo de Autum, se de-
claraban los bienes eclesiásticos propiedad del Estado con obli-
gación de dotar al clero, al culto y á la beneficencia; otro decreto
suprimía los conventos y órdenes religiosas. Entonces Mirabeau
que si odiaba las monarquías, temia á las repúblicas, quiso recon-
ciliarse con la corte: Maria Antonieta le rechazaba como á* deser-
tor de su causa, el rey no le quería porque los golpes mas fuertes de
la revolución él los habia dirijido: los tumultos populares le esponian
á perder un dia su influencia: pensó contenerla revolución sugetán-
dola en los límites del trono. De una elocuencia sublime, con-
232 COMPENDIO
taba dominar al pueblo para inclinarlo en favor del rey. como
lo liabia empujado contra él: su orgullo no consentía rivales:
negociaba y se comunicaba con todos sin seguir á nadie: la monar-
quía podia esperar lo mismo amenazas que amagos: Luis XVI en
el estremo peligro, se refugió á, Mirabeau como á una tabla de sal-
vación; Mirabeau percibió medio millón de francos, y diez mil pe-
sos mensuales: si esta venta podia calificarse (Je traición, el gran
tribuno, aparte del juicio que inspiren sus otros sentimientos, no
hizo traición a la libertad nial pueblo; aconsejó al rey que debia
asociarse lealmente á la libertad y al progreso y seguir al frente
del movimiento de la Francia. Instruía á los ministros por medio
de notas, guiaba á la monarquía por entre las dificultades diarias,
sostenía en la Asamblea la armonía de los poderes, y condenaba
los motines. Su conducta pasada perjudicaba su reputación: todo
el heroísmo no le hubiera hecho merecer el título que solo se tri-
buta á la probidad patriótica. El hecho de recibir caudales por
defender una institución, prueba el influjo y la persistencia de su
viciada moral. La posteridad no le hubiera acusado si indepen-
diente de toda mira codiciosa, hubiese defendido la misma causa.
Barnave, los hermanos Lameth y Duport, decidieron una <•
titucion en que solo se dejaba el nombre íí la monarquía: la orga-
nización del clero fue modificada eligiendo el pueblo sus pasto
consignábanse la libertad de cultos, los derechos nion, a»
cion e imprenta, la igualdad ante la ley, rél
con los haberes. El re; >nó la constitución, pero estaba des-
contento de ella; los nobles emigraban, el clero resistía pr<
juramento, la nación manifestara mas deseo ito era un
peligro para la reforma, Europa $e ponia amenazadora: la fron-
tera alemana se Henal»;) de' emigrad*!- que conspiraban contra
Francia. Maury y Cázales en la Asamblea representaba^ un me-
dio revolucionario que permi te ar los principios, pero que
se asusta de las consecuencias. La corte fluctuaba eníre las espe-
ranzas y temores: el rey asistía á la fiesta de la federación en el
aniversario de la toma de la Bastilla; el pueblo aun le vitoriaba;
la revolución se arraigaba en los departamentos: el clero obligado
á prestar asentimiento y ;í jurar la oqus titucion eclesiástica, r<
tía y emigraba: la hacienda no entraba en orden, los asignados,
billetes de garantía que creó la Asamblea, perdían de su valor:
los clubs mantenían los ánimos en agitación: Danton con su voz
estentórea parecía encarnar los furores del pueblo, y Robespierre
con su lógica representaba el lado inflexible de la revolución. De-
magogos comoMarat pedían sangre para que la libertad fructifi-
case y combatían á la vez con todos los partidos: Camilo Dcs-
moulins en sus escritos penetrantes é ingeniosos, desacreditaba
todo lo favorable ala corte y esplicaba al pueblo sus derechos no
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 233
como concesión sino como atributos esenciales: larseccione9 dfe
París armadas y con sus jefes se preparaban í imponer su volun-
tad 4 la misma Asamblea. Mirabeau luchaba contra
pero perdía terreno, y esta misma desigualdad de fue
que pusiese enjuego su poderoso genio y que sacara tod
recursos para mantener aun aquel equilibrio imposible la
autoridad no conforme con la libertad, y la liber a a »u-
tra la autoridad. Los trabajos escesivos* los viol-
tos nerviosos, el cansancio de una lucha que él solo so son-
Ira el influjo de todas las oposiciones y partí: • tu-
raleza. Cayo' enfermo y entonces Francia recordó que hábi
jido los primeros -pasos déla revolución y los mas
liaros contra las tradiciones: la capital se conmovió al cono
el gravísimo estado del efelebre orador: un cordón de gentes
municaba d la población los progresos ó accidentalidades déla
enfermedad: la corte temblaba por aquella vida en quien dep
tara su salvación: Mirabeau pidió flores y mus i < I i}
de Abril de 1791: le sintió toda Francia*: su cuerpo fué deposita-
do en el panteón nacional de hombres ilustres. Dos me
dio mas tarde el rey huia en dirección á Alemania de acuei
los emigrados y con el general Bouillé que mandaba troj
déla frontera: sorprendido en Várennos, se le volvió a París: ha-
bía perdido casi todas las simpatías que le quedaban. Unos que-
rían formarle proceso, otros los menos, le defendían: la muni
palidad de Paris se erige en un poder: los reyes del Norte de
Europa se arman y esperan: la nobleza emigrada esci .1 Aus-
tria, Alemania y España contra su patria; el rey se comunica con
las cortes estrangeras; Barnave, y los Lamelh reemplazan la in-
fluencia de Mirabeau; todo la nación está conmovida y :
comienza á conmoverse. La Asamblea declaró terminada I;
íueion cuando en realidad no habia pronunciado mas que la
muía. Un movimiento tan gigantesco en medio de la Euro]
lutistay sin quedar vencidos los elementos afelios í la tradici
tendría que sancionarse por la fuer/a.
La Asamblea constituyente dio un paso ó en las ii
tuciones libres. La conciencia (juedaba emancipada y sin privile-
gios ninguna religión: proclamó los derechos humanos, la iuviola-
bilidad de la .correspondencia, la abolición déla nobleza, de la
servidumbre, de los privilegios y de los diezmos: desamortizó los
buenos amortizados; suprimió la cédulas de prisión, las áduai
interiores, los derechos de puertas, las jurisdicciones señorial
las contribuciones sobre los judíos, el privilegio de caza: facilitó
los procedimientos de justicia: libertó al trabajo de los gremi
alas letras de la censura, alas ciencias de la fiscalización poiíti
á la tierra de las cargas arbitrarias y desiguales: mandó mejorar
234 COMPENDIO
las prisiones, moralizo la administración, levantó la dignidad na-
cional antes representada por la corte ó manchada por las inmo-
ralidades de Versalles; estableció una sola Cámara, limitó el veto
regio a dos legislaturas: hizo potestativo déla Asamblea declarar
la guerra y concluir la paz; impuso responsabilidad á los minis-
tros haciendo esos cargos incompatibles con la diputación: organizó
el jurado y los jueces de paz; fnndó tribunales mercantiles y milita-
res; publicó un código rural y otro de minas: separó el poder
judicial del administrativo; dividió la nación en ochenta y tres de-
partamentos; vigorizó la agricultura, quitó todas las trabas ¿ la
inteligencia y al trabajó, reconoció al pais como único poder su-
premo y que todos los demás eran delegados; abolió la diferencia
de impuestos, creó un banco nacional, dejó libre la circulación de
los granos, dictó medidas para conservar los montes y arboledas,
y con la desamortización aumentó el número de propietarios aña-
diendo el interés á las tendencias morales de la revolución. En lo
eclesiástico, se escluyó al clero de todo cargo judicial, se arregló
la constitución de la iglesia y cayeron de una vez todos los privi-
legios, negando la intervención del papa para destituir á curas
y obispos.
Acordada la no reelección inmediata de losdiputados, se disol-
vió la Asamblea Nacional celebradas elecciones para la ligislativa
(30 Setiembre 1791). Francia habia presenciado hechos que los
mas atrevidos reformadores que prepararon la revolución, nanea
hubieran imaginado ni presumido: el juramento del juego de pelo-
ta, la ñesta déla federación, la renuncia de previlegios la noche
del 4 de Agosto, el despertar de todo el pais y el entusiasmo gene-
ral por la libertad, eran cada uno en su género acontecimientos su-
periores á todo augurio. La nobleza que quedó en Francia, cons-
piraba; los diputados aristócratas votaban contra toda medida
conveniente: los intereses perjudicados por la igualdad espiaban
la ocasión de vengarse; la corte se valia de intriga u rela-
ciones con el esterior, preparaba el golpe de gracia á las nuevas
instituciones. En la Asamblea estaban los hombres mas notables
de la política: aunque dividido el tercer Estado por los partidos,
conservaba una moralidad admirable y una cordura digna del
mas espontáneo encomio. Pero en el fondo se distingue el choque
de las opiniones diversas que concurrieron á un trabajo común:
si los partidarios de Montesquieu afirmaban el orden monárquico,
los discípulos de Rousseau le quitaban todas las atribuciones. La
constitución en el punto que se refiere al organismo político, era
mucho para la monarquía, y poco para la democracia pues se de-
claraba inviolable é irresponsable al primer jefe del pais. Las
cuestiones de libertad y de igualdad, no ofrecieron dudas: sí las
ofreció la reforma de los poderes y se advirtió que los revolucio-
narios estaban en desacuerdo.
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 235
PÁRRAFO IV.
La Asamblea legislativa.
Decretada la no reelección de los diputados constituyentes, de-
bían ir á la Asamblea hombres nuevos: la municipalidad de Pa-
rís se renovaba también sucediendo en la presidencia Pethion á
Bailíy: Danton y Robespierre entraban en el cuerpo municipal
que ya tenia pretensiones ele influir en la revolución de un modo
pronunciadamente republicano. Los clubs no debilitaban su ac-
ción porque se hubiera promulgado el código fundamental.
La Asamblea legislativa se componía de 745 diputados la ma-
yor parte jóvenes; sentábanse á la derecha los partidarios de la
monarquía constitucional y á la izquierda y parte del centro los
republicanos; en los bancos altos los mas avanzados y mas revo-
lucionarios (montañeses). Los diputados del parlamento de la
(lironda dieron nombre á un partido: eran jóvenes entusiastas
por la revolución y la libertad, y unian en un sentimiento la pa-
tria y el progreso, la justicia y la razón. Inspirábanse en las i-
deas mas grandes de la antigüedad, y rechazaban la violencia
innecesaria, la centralización en el gobierno y la tiranía de una
ciudad sobre la Francia ó de un municipio sobre la representa-
ción nacional: querían una República en que la elocuencia, el arte
y el trabajo concentraran todos los intereses, y en que el valor
supiera sacrificarse por el bien: defendían la propiedad como base
del derecho individual en la economía ele las sociedades, y al ne-
gar á los reyes el despotismo, no lo concedían á los pueblos: fáci-
les en el pensar, no lo eran en la acción y estudiaban medios pa-
ra transigir con lo inevitable. Los montañeses llevaban al mismo
tiempo que la inflexibilidacl, la lógica de la revolución, Los gi-
rondinos pensaban y amaban; los montañeses organizaban y obra-
ban: podia compararse á los primeros, con la belleza de las ideas:
á los segundos con la fuerza; una muger llegó á ser el jefe de
los girondinos, y Robespierre, inflexible como la fatalidad, el
jefe de los jacobinos. Un escritor ha dicho que los jacobinos te-
nían el corazón en la cabeza y los girondinos la cabeza en el cora-
zón. Los girondinos eran en general hombres de letras, filósofos
y legistas mas dispuestos á las luchas de la palabra que á los com-
bates sangrientos; los jacobinos se inspiraban en las masas, y el
hervor de las pasiones y la queja de los dolores hacían su alma
inaccesible á otro sentimiento que no fuera el sentimiento por su
causa. EnPilnitz (Agosto 1791) Prusia y Austria habían firmado
una coalición declarando que la suerte de Francia importaba á
236 COMPENDIO
todos los príncipes y que debían ponerse de acuerdo para estable-
cer un gobierno conveniente al trono y al pueblo: Inglaterra faci-
litaba fondos i las potencias. Los emigrados reunidos en Coblen-
za se preparaban á guiar los ejércitos estrangeros: lo que en re
lidad la temían las monarquías era que se propagasen los principos
de la revolución. La diplomacia creia cosa muy sencilla aniqui-
lar la Franica revolucionaria y desmembrarle; los oficiales nobles
emigraban abandonando al ejército, y no se sospechaba que pu-
dieran improvisarse tropas capaces de competir con los veteranos
de Prusia y Austria; el clero atizábala discordia, los realistas
cobraban ánimos y desde dentro y fuera se amenazaba á la revo-
cion. La Asamblea legislativa no se anonado ante tantos peli-
gros: en Noviembre decretó que se inscribiesen en un registro los
curas juramentados é injuramentados; estos debían sufrir dos años
de prisión si escitaban al pueblo contra las leyes: por otro decr
se declaraba que los emigrados que hasta Enero de 1792 no hubie-
sen vuelto á Francia serian considerados como traidores y confis-
cados sus bienes. El rey impuso el veto ¿í los dos decretos. La Asam-
blea se irritó contra Luis XVI i quien atribuía esperanzas secre-
tas de volver al antiguo sistema: los girondinos subieron al poder y
reclamaron contra los armamentos de los emigrados en Alemania,
y contra los preparativos de Rusia y Austria, [snard i a al
rey que no tuvo mas remedio que instar al Austria para que di-
solviese las reuniones de emigrados: muere el emperador Leopol-
^ do y su sucesor Francisco II contesta á Francia que del Me-
cerse la monarquía como estaba en 1789: tres ejércitos man<
dos por Luckner, Lafayette y Rochambeau se situaron en las
fronteras. En Abril se declaró la guerra al rey de Austria y Hun-
gría: Bélgica sublevada contr;: el Austria debía ser el primer
campo de batalla; la guardia nacional se ofrece i marchar, y al
primer encuentro, huyen las tropas revolucionarias. El general
Dumouriezno había podido poner en campana un b com-
pleto que no lo habla en Francia? La derrota convierte á París
en un volcan; los partidos se culpan mutuamente: el ejercito pru-
siano se pone en marcha pero con tanta lentitud que no aprove*
el desconcierto de las primeras horas: las mas. fuertes acusaciones
se lanzaban contra el rey, la reina y los nobles: Danton, Robes-
pierre y Marat tenían en conmoción al pueblo: una numerosa
manifestación invade el veinte de Junio el palacio real y obli
al rey á ponerse el gorro frigio. La Asamblea llama veinte mil
hombres del mediodía para la defensa de Paris, y acuerda el
destierro de los clérigos no juramentados, pero el rey impone el
veto. Lafayette se presenta en París después de la manifestación
de Junio y tuvo que volverse sin intentar nada en favor déla
corte, como era su intención. Los marselleses penetraron en Taris
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 2 37
con motivo de la fiesta de la confederación, cantando el himno
famoso de Pouger de Lisie (la marsellesa, por ser los marselleses
los primeros de quienes lo oyeron los de París); el entusiasmo llega-
ba á su colmo; en esa canción se traducía el corazón de la Fran-
cia revolucionaria, con sus deseos, sus temores, sus odios, sus es-
peranzas, su decisión y su fuerza. El duque de Brunswik genera-
lísimo del ejército austro-prusiano, escribió una proclama contra
lo.s revolucionarios. amenazando destruir Paris si se tocaba al rey;
tratábase de una manera insolente á la revolución é injuriosa á
la Asamblea. Paris respondió preparando un alzamiento; se de-
clara la patria en peligro; Danton, Pobespierre.. Collot de Her-
bois y otros convocaron las secciones y á las órdenes de Wester-
man y Santerre la muchedumbre atacó las Tullerias el diez de
Agosto después de reorganizar la municipalidad con los republica-
nos mas exaltados: novecientos suizos, algunos nobles y una par-
te de la guardia nacional defendían el palacio: el rey se refugió
en la Asamblea, la lucha comenzó desbandándose los guardias
nacionales de las Tullerias y dos mil víctimas de uno y otro la-
do, sellaron con su sangre aquella batalla y aquel dia terrible;
después el pueblo se desbordó y siguió la carnicería hasta las
mismas puertas de la Asamblea. El Presidente Yergniaud decla-
ró la suspensión de la monarquía, y la Asamblea acordó que el
rey y su familia fueran puestos bajo vigilancia, y que se convo-
case una convención nacional para proveer á la constitución de
la nacionalidad. Se formó un ministerio en que entró Danton en Jus-
ticia y ele guarda-sellos. Los clérigos fueron perseguidos; la irri-
tación crecía con las victorias; el enemigo avanzaba hacia Fran-
cia; se decretó la organización de un nuevo ejército de treinta
mil hombres, y ante los peligos reales, pero aun abultados por
cólera, se prendió á multitud ele afectos al antiguo sistema, y no
bastando las cárceles, en ellas y fuera se hizo una horrible ma-
tanza del dos al cuatro de Setiembre; matanza que nada puede
justificar y que nunca absolverán los hombros honrados ¡
profesen las mas exageradas opiniones: sin forma de juicio, sin
consideración á la edad ni al sexo, sin motivos y aun sin sospe-
chas, miles de victimas cayeron á los golpes de desenfrenadas
turbas que corrían de cárcel en cárcel cebándose sangrientamen-
te en los presos, sin preguntar supliera su nombre ni el motivo
de su prisión: un fanatismo político reproducía el crimen del fa-
natismo religioso de la San Bartolomé: de los hombres eminentes
de la revolución solo Danton rehusó negar su complicidad en aque-
lla infame matanza :despues de los primeros escesos se constituyen
tribunales en las mismas cárceles, y se condena la opinión y la
sospecha. Lafayette huyó á Holanda después de intentar en vano
volver el ejército contra la Asamblea. El 20 de Setiembre se reu-
238 COMPENDIO
nia la convención nacional. El rey estaba preso en el Temple.
Maximiliano Robespierre abogado de Arras se había distinguido
en la defensa del pararayos inventado por Francklin, contra los
campesinos que lo rechazaban suponiendo que atrae las tormen-
tas. Era entusiasta por las doctrinas de Rousseau, pero para ha-
cerlas fecundas, buscaba la verdad en la razón pora, y estendien-
do las convicciones-pretendía que la soberania nacional fuese siem-
pre interprete del derecho: amaba la patria sin alarde, y era aus-
tero y modesto sin ostentación: en la primera Asamblea propuso
la abolición de la pena de muerte: su semblante era rígido, su
voz imperfecta pero i fuerza de constancia llegó á ser un orador
notable. Vio venir la revolución con la severidad de un filósofo
y se precipitó en sus corrientes; su virtud principal era la constan-
cia, y su austeridad solo disminuía de valor cuando la procla-
maba; pensaba en él mismo como poseedor de la verdad y como
interpreté de las ideas; acusaba todas las corrupciones, aunque
se contagió de aquel espíritu exajerado de sospecha que hizo de
la convención un despotismo,}' que convirtió la revolución
terror. Cometió la debilidad de no intentar contener los primeros
escesosque repugnaban ;í sus sentimientos: fué envidioso con los
grandes, y llegó á ser cruel para estar en relación con su terri-
ble lógica: tenia el vicio de la intolerancia contra las imperfec-
ciones que no eran suyas: condenaba el crimen del do
tiembre sin atreverse á maldecirlo públicamente; sabría morir
con valor por su causa, pero no interponerse en el camino de
los estravios: sus propósitos adquirían la \'u • la obstinación:
estralimitó los medios de la política, aunque jamas fallói
ral administrativa dominando en la convención, y por la
vención en Francia: se creyó señalado por el destii
el derecho; dejó caerá unos y precipitó las próximas filas hasta
qué apareció en primer lugar: quiza entonces dudó, y la duda
le llevó á la guillotina: sin ser por reflexión sanguinario, dio á las
masas enfurecidas todas las cábelas que le pidieron: impritni
Francia la tremenda unidad de su carácter, pero como camino
de la libertad eligió el mal medio del despotismo: su pensamiento
abarcaba problemas sociales que aun el siglo XIX dejar.'
resolverlas luchas de Europa agriaron mi ánimo: enemigó de
la guerra, cuando la hizo fué jugando toda la vida de la nación,
y enemigo de la sangre, cuando vio correrlas primeras gotas
alucinó y creyó <(ue ya podia derramarse un Océano: solo apare
ce en él desde 1789 el hombre político (pie todo lo sacrifica á las
conveniencias, y no el hombre político que mira el sentimiento
y los medios para que la historia le justifique: ahogó la amistad
y la gratitud en el fondo de su alma, y pasó sobre montanas de
cadáveres amigos y enemigos, suponiendo (pie las formas de un
Dp] LA HISTORIA UNIVERSAL. 239
proceso clan un fondo de moral que quitarían las arbitrariedades.
Simbolizo la desesperación fría tomándola por el deber, é hizo de
la lógica un instrumento de muerte. La posteridad le ha quita-
do muchas culpas que le atribuyeron sus contemporáneos, pero
le ha cargado otras y dejado algunas subsistentes.
Danton era la fuerza revolucionaria como Robespierre la lógi-
ca; grande en sus pasiones y en su elocuencia, lo era en pensa-
mientos superiores políticos: solo él sabia si es heroica ó vana
esta frase, ,,se« maldito mi nombre, pero triunfe la libertad." Si la
pronunció con conciencia aun bajo el error, el sacrificio es superior
á la que puede exigirse á los hombres, que saben morir, pero no
quieren deshonrarse deliberadamente por ninguna causa. Aceptó
todas las acusaciones pretendiendo justificarse con el fin propues-
to, teoría que si no es lícita á los jesuítas, no lo puede ser á los
revolucionarios. Mas generoso que Robespierre, se lijaba poco
aun en sus enemigos, pero mucho en las cosas é ideas contrarias:
habría luchado con la masa entera de sus adversarios, mejor que
con uno solo; por esto sus estravios son mas terribles, pero me-
nos premeditados que los de Robespierre. Su crueldad no es solo
de los prohombres de la revolución, si no también de las circuns-
tancias: nadie dominaba al pueblo, y el mismo Robespierre fué
tanto su instrumento como su guia. Danton recomendaba la auda-
cia,los golpes trascendentales y rápidos, porque ellos comprometían
y le comprometían mas. Fiaba poco en el desenlace, pero no era
capaz de abandonar su causa. El cálculo largo de destrucción no
estaba conforme con su genio: creía que las iras populares nece-
sitaban contrapeso; quiso salvar á los girondinos mas ilustres, y
las manchas de sangre de la mano que les alargaba impidieron
toda inteligencia. Su voz estentórea era la mas propia para las
tempestades populares: dominaba al auditorio y en sus violentos
arranques, traducía todos los deseos ó todas las pasiones de las
muchedumbres.
En oposición á esos dos caracteres se levantaba Márat, médico
de Neufchatel, hombre irritable, sanguinario, violento, que reco-
jiendo las miserias morales y materiales de la sociedad, las lan-
zaba al rostro de las instituciones y gobiernos; era como la ven-
ganza de las desdichas, pero también el intérprete de la ab}7ec-
cion, para que de todo hubiera en aquel movimiento colosal que
cada dia admira mas el espíritu reflexivo: su Dios era la revolu-
ción y á él sacrificaba todas sus acciones: acusado ante la Asam-
blea se defendió con el escudo de los peligros que corría la patria:
su religión era la naturaleza: para sancionar sus relaciones con Al-
bertina, muge r vulgar pero amante del demagogo, salió una mañana
al campo y juró ante el sol que cumpliría los deberes de la familia,
y fué fiel á su juramento hasta la muerte. La declaración de la
240 COMPENDIO
patria en peligro elevo su furor hasfa el paroxismo: ua
siempre cabezas.'1 como Danton quería "audacia y siempre audacia:"
cuanto estorbaba á la revolución debía caer; á todos llamaba cor-
rompidos porque tenia la virtud de ser incorruptible: todo el oro
del mundo no bastaba á comprarle; tomó de la revolución lo que
tenia de fiero, asi como los girondinos tomaron de ella lo que te-
nia de generoso; era cruel por sistema, colérico por temperamento:
habría decretado la muerte de su hermano sino pensara co-
mo el; su periódico í 'El amigo del pueblo/' destilaba sangre y
horror: era una furia idolatrada por todos los furiosos; i sus esce-
sos llamaba patriotismo, y sin oir lá voz de la naturaleza, hacía
de la política un campo de batalla en que nada debía sobrevivir
mas que sus ideas y sus terribles falanges: temeroso por su vida
huía de los lugares solitarios: guiaba á las muchedumbres contra
la misma Asamblea: había llegado á esa embriaguez que no en-
cuentra obstáculo ni para la insolencia ni para el crimen: escitaba
al asesinato de sus enemigos con una horrible convicción de que
cumplía su destino; odiaba los talentos y las grandezas que des-
trejan í las masas de seguirle y comprenderle. Hombre miste-
rioso que como los asesinos del dos de Setiembre, era incapaz
hurto mas leve, y capaz de dirigir las hecatombes mas sangrientas.
Lafayette un día ídolo de París, se habia intimi ate las j
porciones que adquiría la revolución; quiso contener al pueblo
en la monarquía constitucional y tuvo que huir, y sufrió las inju-
rias de los austríacos en largas prisiones: á quie-
nes gusta dirigir los movimientos y que creen pófl tenerlos
á su alvedrio; se despopularizó por inconsecuente ¡republicano al re-
gresar deAmérica, pretendió ser el escudo d anarquía cuando
ya estaba perdida, y no supo serio cu ocasión que
fuerte contribuyó á desacreditarla: tenia corazón, pero le faltaron
ideas: complacíanle los principios y ¿e asustaba •neii-
cias:debia huir, ó perecer en aquella revolución que lo transfor-
maba todo atoque Riera á costa de un baño desang
Las venganzas particulares acompañaban A las venganzas polí-
ticas; mugeres engañadas se mezclaban en los tumultos escita
la ira contra los que las engañaran y capitaneando gn
ciaban en la sangré de aquellos de quienes habían sido víctimas:
aquel estado febril daba á los corazones la inliexibilidad del acero:
Teroigne de Mericourt persiguió años enteros á su amante antiguo
hasta que le sacrificó ;la habia deshonrado abusando de su sencillez,
y de nuiger se convirtió en licra:lo mismo los despotas abusando de
la docilidad del pueblo le habían oprimido no dejándole otro porve-
nir que la venganza ya que le negaron el progreso natural y el
ejercicio del derecho: periodistas que censuraban lo 30S. eran
bascados y arrastrados por las turbas: Sulié moría i las puertas
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 241
de la Asamblea el 10 de Agosto y Teroigne de Merieoui't armada
de la pica lelieria en la agonía y pisoteaba „ su cabeza con una
rabia solo comprensible en la locura. Los asesinos del 2 de Se-
tiembre al descargar golpes sobre sus víctimas les decian: 'Acuér-
date de la San Bartolomé". A través de doscientos veinte años
se hacía pagar al fanatismo religioso un crimen enorme en la ca-
beza de muchos que ni conocían aquel funesto suceso; un crimen
respondía á otro crimen igualmente odioso. Y aquellos hombres
que como fieras degollaban las víctimas, lloraban de placer cuan-
do podían librar á un preso, guardaban íntegramente hasta el
último franco encontrado en las prisiones para entregarlo á los
parientes ele las víctimas. Un hombre que halló seis mil francos,
envió á su muger el dinero para que lo presentase en la municipa-
lidad, añadiendo que le remitiera un pan porque no habia comi-
do en dos dias. El despotismo que embrutecía al pueblo, no podia
legar otros bienes que estas contradicciones horribles.
En medio de la sobrescitacion de la Francia: de la invasión es-
trangera, de peligros en todas partes, de anarquía en los departa-
mentos, de las predicaciones de Marat, y del furor de las masas de
Paris, se abrió la convención nacional el 20 de Setiembre de
1792.
PÁRRAFO V.
La Convención.
El himno de la inarsellesa resonaba de uno á otro lado de la
Francia: en los departamentos se reproducían los escesos de Paris:
una palabra simpática al pasado, era un motivo de persecución:
Prusia y Austria invadían la Francia y en los gabinetes se habla-
ba de repartirla: la prisión de Luis XYI y de su familia, y las
matanzas de Setiembre hacían en Europa un eco estraordinario;
los gobiernos publicaban acusacioDes exagerando los crímenes y
y burlándose de los derechos que Francia proclamaba.
La convención se componía de girondinos y montañeses: Ro-
bespierre, Marat, Dantorí; Yirguiaud, Brissot, Ducos, Fonfrede,.
Guadet, Louvet, Roland, Lasource Pethion,, Lajunnais Grennsoné.
representaban lo mas visible de aquel cuerpo. Saint-Just que ido-
latraba á Robespierre, seguía sus principios con una inflexibilidad
inquebrantable. Era un joven de veinticinco años que solo sabia
la necesidad de hacer triunfarla revolución: quería morir por ella
ó destruir á sus enemigos: no habia obstáculos ya costara salvar-
los montañas de cadáveres: apto para el discurso, podia ejercer el
16
242 COML'KXDIO
imperio de la convención en les campos de batalla: fué el brazo
de Robespierre y muchas veces la cabeza.
El partido girondino, idealista, generoso, pero sin la energía de
las grandes resoluciones, amaba la libertad como el mas precioso
don de la naturaleza, y la República como la reforma propia del
derecho nacional: no le arrebataba el espíritu de la venganza ni el
odio de los jacobinos: en medio de un pueblo libre ya y siu peligros-
hubiese sido su victoria el reinado de !o justo y de lo bello. Par-
tido de la juventud, se formó en la revolución, pero no tenia un
centro fijo porque sus principales entidades germinaron al calor
del movimiento revolucionario: ií falta de nn prestigio histórico
que sirviera de eje, los girondinos rodearon auna muger, tipo dig-
nísimo de la virtud privada y de la generosidad en las ideas.
Madama Rolland se había educado en principios superiores >S. sus
recursos de familia; hija de un gravador. sintiéndose con talento
y predisposiciones á lo bueno y á lo grande, se inspiró en los nui-
dros sublimes de Grecia y Roma. Mr. Rolland que casi la dobla-
ba en edad, la solicitó en matrimonio, pero el retardo enfrió el
carino de la joven: después le profesó estimación, y no pudiendo
llenar su alma de un amor imposible por la inferioridad de su
marido y por la diferencia de edades, consagró su espirita ti las ideas
y á los sentimientos de caridad: en su vida del campo fué el so-
corro de los pobres y el alivio de todos los infortunios: los des-
graciados la bendecían y ella encontraba en esta gratitud nunca
desmentida, una rri'.a fnerza y un consuelo contra la- asper
zas de un matrimonio sin fuego, y de una unión sin entusiasmo.
Rolland, colaborador de la enciclopedia en cuestión ticas
era la personificación de la honradez y de la dignidad; un roma-
no de los buenos tiempos, capaz de todos los ¡jacrifici^s por el de-
berr y de todos los trabajos por la libertad: este carácter hizbá
la muger respetuosa, y al hombre honrado siempre. La revolu-
ción les atrajo á París <h>s<\<> su retirodel campo, y faé la
de Rolland el centro de una juventud culta y entusiasta. Mada-
ma Rolland con mas talento que su marido, tenia la habilidad de
imbuirle el germen de principios que él desarrollaba y los creía
propios: nunca humilló ;! su marido nKdejó de honrarle; le ser-
via de amanuense cuando dictaba loqaesin conocerlo aprendiera
de ella: en las discusiones callaba á reservq de tomar sus resolu-
ciones que i\ veces hacia adoptar habilidosamente sin aparecer en
escena. Lo* girondinos respetaban a Boíl and y ;í. su muger. miran-
do en ellos, de una parte la honradez de la revolución, de otra
la belleza J la gracia que entra como ingrediente en todo lo gran-
de: madama Rolland hubiera sido Lucrecia en Roma, pero nunca
Safo: el entusiasmo jamas estralimitaba.cn ella el deber: amo ií un
hombre y iruardó el carino en el fotídodesu alma combatiéndolo
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 243
con toda la fuerza de su poder: ella y Louvet murieron sin pronun-
ciar sus nombres.
Brissot que luego figuró como jefe de los girondinos carecía
de la pureza que da superioridad cuando se une á la inteligencia;
escritor cáustico, irritó a sus enemigos y se detuvo en el límite
que separa la provocación de la lucha: como orador era una de las
eminencias de la Gironda; gracia, altivez, vigor, lógica, pero irre-
solución. Vergniaud, abogado de Limoges, era republicano antes
de la revolución y orador antes de las Asambleas. Xo hay
en la revolución francesa un alma mas pura, un sentimiento mas
delicado, ni un corazón mas generoso: habia nacido, no para des-
truir, sino para morir por la libertad: su temperamento indolente
encerraba el fuego sagrado de las ideas mas bellas; sabia que co-
mo Saturno, las revoluciones devoraban á sus hijos, y pensaba
también que la sangre de los mártires fecunda la libertad mas que
la sangre vertida en las venganzas: se habia desposado con la li-
bertad y no quería vivir sin ella: combatió el absolutismo délos
reyes, y el absolutismo de las masas; le repugnaba la sangre sin
querer averiguar si era necesaria: mas universal su doctrina que
la de los jacobinos, la proclamaba en todas las esferas y para. to-
dala tierra, incluso para los tiranos de la víspera. Se elevó á la
jefatura del partido de la (i ¡ronda porque lo representaba como
lo hubiera representado madama Kolland á no impedirlo las exi-
gencias de su sexo. Petblóü, patriota, pero vano, fluctuaba entre
la Gironda y la Montaña; venció su generosidad y se inclinó á lo
menos cruel. De la presidencia de la municipalidad, pasó á la
presidencia de la convención y de allí á la persecución y ala muer-
te. Barbaroux, joven marselles, habia guiado su terrible batallón
á Paris entonando la Marsellesa: amaba la libertad, y como todos
los girondinos no' se atrevía á arrostrarlo todo para hacerla im-
perecedera. Ducos y Fonfrede, jóvenes ilustres, animaban su
partido con su elocuencia y su patriotismo; amigos íntimos, uni-
dos vivieron* y abrazados oyeron su sentencia de muerte en las
horas mas patéticas que han pasado para la humanidad. Lajunnais
con su audaz heroísmo, clamaba contra losescesos de las masas y
en unión de sus compañeros, pedia que la Francia entera se lan-
zase contra los tiranos de Europa y reintegrase á los hombtes en
sus derechos.: después desaliaría la temerte con un valor que nadie
ha superado. Louvet y Guadet iluminaban con sus rayos inge-
niosos las Asambleas y las reuniones de su partido, mirando con
amor la libertad, con indiferencia el peligro de muerte que cor-
rían. Todos juntos eran una pléyade de jóvenes animosos y distin-
guidos por su educación y su saber, formaban el grupo mas digno
de la libertad, pero no la fuerza mas incontrastable para sacarla
triunfante de las coaliciones europeas, y de la conjuración interior.
244 COMPENDIO
Las primeras palabras de los girondinos en la Convención fueron
una censura contra los asesinatos del 2 de Setiembre, y una
exigencia para impedir que los presos cayeran bajo el pañal. Los
jacobinos callaron y algunos aprobaron tímidamente. Marat acu-
saba de federalistas á los diputados de la G-ironda é insultaba á
madama Rolland: las masas aplaudian esos escritos furiosos que
comenzaban por amenazar y concluían por pedir la cabeza de los
.señalados con su ira. Escribía enérgicamente, y sabia ser profun-
do: cuando hablaba de la naturaleza y de los sentimientos,
parecía el opuesto al sicario sangriento de los motines: era vivo
de inteligencia, fácil en su dicción, terrible en sus apostrofes: su
ingenio convertido á la crueldad le hizo mas peligroso que los
otros demagogos que le secundaban. El duque de Orleans estaba
entre los convencionales: por adular al pueblo se puso e! nombre de
Felipe Igualdad, pero sus títulos nobiliarios eran sospechosos para
los republicanos.
El 22 de Setiembre se proclamo' la República una e indivisible.
Los girondinos aunque mas numerosos, perdían la ¡afluencia que
ganaban los jacobinos; <í estos se dirijian las peticiones; las tribu-
nas ocupadas por los mas audaces, silvaban ¿í la Gironda y aplau-
dían á la Montana. Bn el ejército mejoraban las cosas: voluntarios
de toda Francia llegaban cantando la Marsellesa é inspirando el
entusiasmo de la revolución; en Valmy, Duinouriez resistió ;í los
enemigos y los prusianos tuvieron que retirarse4; en Jemmapes
derrotó á los austríacos: los reclutas acometían como veteranos:
Custine entretanto invadía Alemania y tomaban Spira y Magun-
cia: la guerra con Francia no era tan paseo militar como suponían
los emigrados y los prusianos. La convención enviaba comisarios
;í los pueblos descontentos y hacía reconocer la República por
algunos Estados italianos. Luis XVI estaba unas veces olvidado.
otras sometido á demostraciones hostiles: t< malee sé atri-
buían ¿los presos del Templé, y por descuido o por o:lio. se les
hacia carecer de lo indispensable. Cuando la prisión de Luis XVI
embarazaba & lá Convención que no sabia (pie hacer de su pri-
sionero, unincidente la fcacá de su indecisión. Luis XVI era afi-
cionado ií las artes y oficios; gustaba trabajar en herrería y
carpinteria en sus ratos ele ocio, y una de tantas obras fué la de un
anuario que hizo ausiliadó de un carpintero en los muro- de la-
Tullerias. Poruña coincidencia que fue funesta al rey. su ausiliat
enfermo poco después de concluirse la obra, y debilitándose mal
cada día, le ocurrió que habría sido envenenado para que no pu-
diera descubrir el secreto: era el momento en que comenzaban i
encenderse las pasiones entre la Gironda y la Montana. Aquel ha-
llazgo denunciado por lamuger del carpintero enfermo, fue nuevo
combustible arrojado ;í la hoguera de la revolución. El ministro
DE LA HISTORÍA UNIVERSAL. 245
Rolland encontró cartas y documentos en que aparecíala relación,
de la Corte con los emigrados y con Austria, y la prevaricación de
Mirabeau: los jacobinos supusieron que Roliand habia destruido
10 que les comprometía, pero no paso de sospecha que no pudieron
fundar. Saint- Just fué el encargado de promover la acusación; la
Convención decidió procesar á Luis XYI por traidor y conspirador
contra la patria. El proceso era la muerte; los jacobinos estaban
resueltos; los girondios opuestos los mas, indecisos los otros. El
11 y el 2G de Diciembre, compareció el rey ante la Convención
con los defensores Tronchet y Deséze: Malesherbes se unió espon-
táneamente á los defensores; habia sostenido conTurgot la refor-
ma social, y le pareció cobarde no ausiliar en la desgracia al que
habia servido en la prosperidad: conocía que aquella defensa le
acarreaba la muerte, y se conformó con valor y con dignidad al
peligro que suele aconpaiiar á la gratitud respecto á los vencidos.
Las tribunas y los alrededores de la Convención estaban llenos
de gente que reclamaba la muerte de Luis XYI. Los girondinos
no veían causa bastante, ni entendían que una Asamblea parcial
juzgase á sus enemigos políticos, y pidieron el voto del pueblo.
Yergniaud hizo esfuerzos gigantescos, pero infructuosos; el pueblo
acusaba ele traidores álos girondinos por creer que un juicio esta
lejos de ser una venganza: ellos odiaban la monarquía, pero no
suponían que fuera indispensable la muerte del rey. La Conven-
ción no discutía con libertad; las secciones amotinadas amenaza-*
ban como si fueran cómplices á los que rechazasen la muerte; si
no se alzaba la guillotina, se hubiera preparado una escena como
las de Setiembre. La convención votóla muerte el 17 de Enero
de 1793 y el 21 subió al cadalso Luis XYI, mas que por sus cul-
pas, por las culpas de sus mayores: las amenazas de los reyes de
Europa, que no comprendían el carácter ni la fuerza de la revolu-
ción, fueron tan funestas ¿íLuis XYI durante la prisión, como lo
habían sido en víspera del 10 de Agosto del 92. Murió con valor
y con serenidad. Para emprender la reforma política le faltó edu-
cación; para sostenerla después que otros la hicieron, le faltó
energía: sus vicios eran heredados: la corte y la nobleza le pre-
cipitaron. Su muerte de nada sirvió ala revoluciou: si se quería
prabar el absurdo de las inviolabilidades, bastaba la idea y lo
ratificaba la prisión desde el 10 de Agosto. No era lógico ni jurí-
dico que una Asamblea republicana juzgase y sentenciase aun rey
depuesto; el fallo parecía una venganza y el proceso una diatriva:
otro tribunal hubiera cumplido las formas j quitado la tacha de
parcialidad, aun acreditando que en aquella disyuntiva de la revo-
lución ó la muerte no había preferencias.'
Bélgica, Saboya y Niza fueron incorporadas ;í la República
francesa; los ejércitos se reorganizaban; masas de soldados acudían
246 COMPENDIO
á las ülas de los defensores de la patria. La convención enviaba
comisionados á los campamentos para vigilará los generales 6 im-
buir el espíritu republicano en las tropas. Duniouricz
por el priíncipe de Coburgo en Nerwinden (Marzo 1 7
de la derrota á los diputados convencionales, amenazo a la
vención que le cito ¿í responder, y no podiendo arrastrar el -
dto contra la República, se paso' al enemigo c«
y Luis Felipe Orleans, hijo del convencional Felipe L
la Convención le declaro' traidor, y vivió errante sin '
nombre hasta su muerte. En Alemania, el ejército ret]
salojando Maguncia; el general Beaüharnais
descuido en reforzar la ciudad y el general I también
en la guillotina por haber dejado que el enemL
zas de Conde y Valenciennes. La Convención raandab
morir; las derrotas la enfurecían y las traiciones
Ja guillotina no cesaba de funcionar: tod<
tajo: se constituyo' una comisión de seguridad pública
individuos y un tribunal revolucionario de
jueces, del cual era fiscal Fouquier Tínville
podía juzgar í los miembros de la Convención. ! I
tunosas escitaciones de Marat en el per¡(
la municipalidad se componía de jacobinos presidid
Henriot mandaba la guardia nacional: la Vende*
los ingleses amenazaban los puertos; la iv¡an tumul-
tos y pedían ala Convención las cabezas de p'rondin
sados de complicidad con Dumouriez: acusado Ufa i
ronda, salid absuelto; este triunfo le dio ala
de 1 ans y de los clubs de toda Francia se íntimal
vención el juicio contra los girondinos: los ma
naban en Francia. Se acuso' por fin a los girondinosqu*
dieron débilmente y fueron presos los veintidós prini
^deW0B-^pí0Bc*tac|«i Guadet, Pethion, Barf*i
í¡Sf^«"?:^dpd^ del mediodia odiaban á
que tan horriblemente comenzaba: Barbaron
e departamento de Calvados: en (acuco,:. Carlota I
¡EiS1-11? b\.#.ilu^radaporloscuad
SSlií^0 lublonsm^marlosescesos. La* ruei
Si ?S2 pronto deshechas 1><ir ,;
SJ1 gUVISt* se unieron i los republi
¡£*4ri hrfmnl! miSma Süerte- S° díctó °M constitución
Sv^SSTí^í Asamblea anual ejercía el poder !
J^^jcuatpo individuos designados por ella, e
^tivoqne nombraría losgenenües y los ministro. !
presentantes de la Convención ejercían en los
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 247
tiranía tanto nías inicua cuanto se bacía í nombre de ía libertad
<jue deshonraban. ^iutu
Carlota Corday, atribuyendo á Marat la causa de todos los má-
t públicos, seprotápó asesinarlo; se despidió de una tía con
Weil vivía en Caen, marcha á Paris en los últimos dias de Junio
(.)•>) y consiguiendo ser recibida por Marat, le asesto' una puñala-
da que arabo con su vida; hecho heroico de una muger que cree
salvar su patria y qué solo la precipitaba en nuevos estravios-
»" M Homicidio estéril como estéril es todo crimen aunque la
fantasía lo revista de las galas del patriotismo: el horror Inicia un
malvado arad el brazo de una joven sencilla y educada, pensan-
do que asi que desapareciera el sangriento agitador, resplandece-
ría la República, pura y gloriosa como ella se la presentaba en
Tai-Iota Corday fué guillotinada, y Marat elevado á la
apoteosis por la adulación y el terror público (muerte de Marat, 13
de Julio). Todas las acusaciones recaían contra los girondinos. Pú-
gil i vos, des] mm lazados y hambrientos, Barbaroux, Guadet y algunos
otros girondinos, corrían los campos escondiéndose de sus perse-
guidores: un montón de huesos descarnados hallados en una selva,
hicieron creer que allí babián perecido aquellos jóvenes llenos de
lanzas, de ilusiones \ de patriotismo: se ignora si murieron
de hambre; vivos (í muertos se supone qué las fieras los devora-
ron. El 10 de Octubre subía á la guillotina Maria Antonieta acusa-
da dé haber pervertido a su propio hijo; "apelo al corazón de to-
das las madres", dijo la ex-reina. Su hijo fué confiado al zapatero
Simón que le hacia servir de criado: niño aun para comprender el
valor de las palabras, le enseñaron canciones deshonrosas contra su
padre Luis XVI y las repetía para dar gusto á aquel hombre soez.
Las prisiones no bastaban para contener la inmensidad de presos:
la guillotina cercenaba despacio las cabezas en opinión de los de-
magogos. Llego' la vez á los girondinos. El tres de Octubre ha-
bían sido acusados otros setenta y tres girondinos de la Conven-
ción y declarados culpables los veintidós presos: Robespierre sal-
vó á los primeros; ó no pudo o' temió salvar álos últimos. "Piden
sangre, y siempre sangre, esclamaba cuando intercedían por los
girondinos el ministro Grarat y otros; también querrán mi cabeza
y no la disputaré". El 26 de Octubre comenzó el proceso contra
los veintidós por conspiración contra la unidad é indivisibilidad
de la República; ele aquel número, faltaban algunos que el tribu-
nal revolucionario reemplazó con otros: la calumnia y la infamia
se lanzaron contra aquellas frentes que resplandecían de juven-
tud y de patriotismo; declararon los testigos mas parciales y mas
viles, Paché, Cabot, Hebert, Bourdon y los terroristas mas de-
gradados. La sentencia estaba prevista; el 30 de Octubre, el tri-
bunal revolucionario condenaba á muerte á los republicanos mas
248 COMPENDIO
ilustres de Francia. Áloir la sentencia, Valazy se suicido'; los
girondinos por un momento debutados ante aquel proceso, sar-
casmo v mota de la justicia, se irguieron de nuevo. Sillery escla-
ma 'hoy luce el dia mas bello de mi vida". Vergniaud pasea su
tranquila mirada por sus compañeros, el tribunal, la fuerza pú-
blica v la muchedumbre, y calla, pensando sin duda en la pos-
teridad . Al grito de "viva la República'' se levanta la sesión,
v el mismo grito une á las víctimas y á los verdugos. Los giron-
dinos desfilan entonando la Marseílesa ya sus acentos retumba-
ban las bóbedas de la Consergeria. El tribunal manda que el ca-
dáver de Valazy, fuera guillotinado con los demás girondinos: to-
dos los presos besan la inanimada mano de su compañero, y aque-
lla noche juntos iban á dar el testimonio mas soberbio de su gran-
deza. El diputado Bailleul había ofrecido á los girondinos un úl-
timo banquete para el dia de su absolución o de su muerte; al vol-
ver los sentenciados al calabozo encontraron la mesa puesta y
adornada de flores. Durante la cena todos espusieron sus ideas, en
general racionalistas, Fouché católicas, otros materialistas. Verg-
niaud presidia la mesa; él resumió el debate y como fin de un
discurso magestuoso pronunció estas solemnes y proféticas pala-
bras: ''Amigos míos, hemos muerto el árbol ingertándole; los anos
lo envejecían, y Robespierre lo arranca, ¿Será Q^iv mas dicl
que nosotros? No. Nuestro patrio suelo es demasiado ligero para
sustentar las raices de la libertad cívica; este pueblo es demasiado
niño para manejar sus leyes sin dañarse, y polvera á sus reyes co-
mo el niño vuelve á sus juguetes. Nos hemos engañado de época al
nacer y morir por la libertad del mundo; hemos creído estar en
Roma, y nos encontramos en Paris. Pero las revoluciones que en-
canecen en una noche á los hombres, educan velozmente á los pue-
blos. La sangre de nuestras venas es bastante ardiente para fe-
cundizar el suelo de la República. No nos llevemos con nosotros
su porvenir, y dejemos la esperanza al pueblo en cambio de la
muerte que nos dá ''El silencio siguió á estas palabras, y tras largo
rato tomó la discusión la solemnidad de esos momentos que
ñalan el paso de la vida á la muerte, pero sin debilidad, sin temor
y sin vacilaciones. El 31 de Octubre cinco carretas condúcion al
patíbulo lo mas ilustre de la revolucionólas notas de la marseílesa
brotaban enérgicas de aquellos labios que amagaba la muerte, v
no se apagaron hasta que cayó la última cabeza, A medida que
morían se debilitaba el coro: Vergniaud seguía cantando: su voz
cesó al bajarse la cuchilla; el partido de la (lironda había muerto.
Madama Rolland siguió álos girondinos ala guillotina: su fugitivo
marido se suicidó al saber su muerte; Condorcet perseguido, es-
cribía entre peligros y hasta en los abrigos de los tejado-; su his-
toria sobre el progreso humano, y cansado de vivir se envenenó:
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 249
Malesherbes, el defensor de Luis X Vi. acusado jauto Con su mu-
ger, inspiró simpatías i los jueces (pie le iniciaban la ma
contestar para salvarse: <;es inútil, dijo ni Presidente del Tribunal;
ni mimugérni jó hemos mentido jamas, ni mentiríamos por
varaos". Se le acusaba de haber escrito y recibido cartas de sim-
pleamistad de algunos emigrados. Subidal cadal ieron
también Bailly, el digno presidente de la Asambl
sabio Lavoisier, filósofos, matemáticos, gnerreí
bres notables eran tachados de frialdad con el terror
chas de girondinos. El estado de desasosiego aumentaba I
cios; en todas partes se veia un peligro, una conjuración, ana
cion; los espías dominaban toda la Francia. En los departan*
Carrier, Maiguet, Gravier, Collot de Herbois y cftn
taiites no se contentaban con laperezaáe la guillotinaren I
se destrozaban masas de acusados á* cañona
ahogaba: monárquicos, constitucionales y girondi]
mismos golpes; después se unirían los dantonistas: el temor
muerte habia desaparecido; las mugeres de 1<>< acusad*»- querían
morir con sus maridos, los hijos con los padres, la pr
el prometido; en la frontera se acometía al enemigo
la Marsellesay se marchaba á la muerte como i una fl<
lipe Igualdad habia muerto en la guillotina: los
no esperaban otro castigo que la muerte: loa representante
convención, armados al frente de los ejércitos, entonaban el
no patriótico y corrían, contra los adversarios: el tenor hizo l
da difícil, la muerte fácil. Sentenciados por equivocación,
jian de hombros sin protestar. Danton se latinaba de tanto
cios: la muerte de los girondinos le habia afectado hondam<
Camilo Desmoulins estaba entristecido y se arrepentía
ques á la Grironda. La dualidad se manifestó en la asamblea desde
antes de Octubre: Robespierre odiaba i Danton. y Danton
bespierre. Danton confió demasiado en la popularidad, 3
migóle minó el terreno: en Abril de 1794, 1. Camilo
moulins. Westerman y otros partidarios suyos morían en el cadal
so > las turbas aplaudían siempre: Efeberl 3
también, y por último, después de proclamar I ierre al
Supremo en una fiesta cívica, una conjuración enl
convencionales le derriba el27de Jultó renden
muchedumbre lo salva y le lleva ¿ la municipalidad: inñtilef
ron las suplicas p^ra que promoviese lá guerra civil; su negativa
desconcertó los poderosos elementos triun-
fante la convención: el pueblo al oir qi claraba fnera de la
ley á los que desobedecíanla- lini'-
dó y abandonó ásu ídolo: las tropas invaden la casi municipal:
un jplicíá llamado Médá dispara contra Robespierre que ni ha
L'oil COMPENDIO
intentado huir, y le hiere ene! rostro: el herido cae sobre la mesa.
\ al siguiente diá muere en la guillotina con Saint-Just y sus
principales amigos: el pueblo siguió aplaudiendo. Los verdaderos
olucionarios habían muerto, precipitándose unos á otros en la
guillotina,
Mientras los celos, las sospechas, las persecuciones y los eadaí-
ha.iaii tantas víctimas, el ejército triunfaba de los antirevolu-
cionarios en Lyon, Tolón y Marsella: la ciudad de Tolón se había
entregado ;í los ingleses; al ser recobrada por las tropas conven-
cionales. s<> dio á conocer por vez primera el oficial de artillería
Napoleón íkmaparte. En aquella terrible Convención liabia tanto
genio y grandeza como crueldad. Organizó catorce ejércitos, i-
gualó los pesos y medidas, fundió la Francia en la unidad, creó
fábricas de armas, satisfizo todas las necesidades de la guerra,
se hizo respetar de Europa por su poder, levantó al proletariado.
comenzó el código civil é hizo todo el tratado de "las personas,"
atendió á las subsistencias, creó hospitales y casas de beneficen-
cia, esplotó las minas de salitre, hierro y cobre, suprimió los
procedimientos difusos de los tribunales, protegió las ciencias,
aplicó un calendario basado en la naturaleza, facilitó los correos,
rehizo la marina, y teniendo que luchar con Europa, armó mas de
un millón de hombres comprometiendo á toda la nación en la
causa revolucionaria. Los convencionales trabajaban con tanta ac-
tividad como desinterés: nada fue estrailo a sus empresas: la de-
sesperación les condujo á la sangre, pero salvaron la patria: a-
proyecharon el telégrafo para las comunicaciones, cambiaron la
táctica de la guerra ;hicieron pasar ante el pueblo todo lo maravillo-
so de las ideas y todo lo terrible de la fuerza, y consagraron la
igualdad aun á costa de medios estreñios. Murieron todos por su
<eausa. que ninguno habia defendido por inmoralidad: consagraron
su vida a la libertad y se sacrificaron á ella después de sacrifi-
car trescientas mil cabezas: dieron tal golpe al pasado, que harían
imposible su resurrección. La guerra de la Tendee costó cin-
cuenta mil hombres; hijos del pueblo se batían allí por los no-
bles que prometían ponerse á su cabeza. Después de una
lucha sangrienta, los vendeanos sucumbieron. En Junio de 1794
Pichegrú, general francés, ocupó Á Ipres, Jourdan batió á los a-
Iiados enFleurus: toda Europa estaba en armas contra Francia:
España envió tropas á la frontera desde el principio de la revo-
lución, y penetrando en territorio francés después de la muerte
para los holandeses que perdieron la colonia del cabo
üe Buena Esperanza, Malaca y otras posesiones y colonias.
DE LA 1IISTOUIA IJNIVJERSAL.
estados y moderados; las costumbres adquirid
pero pronto triunfaron loa moderad |a\om
mo la guardia nacional, y vencida una sul
Constitución de 1 93, fueron deportados ó murieron en el
los últimos montañeses que habian influido en
revolucionario: las venganzas de las ciudad
ees Palidecer al terrorismo convencional. 3
bresdel 93 morían en los cadalsos ó asesinado
(1795) estableciendo dos Cámaras, una de quinii
mayores de treinta anos renovable todos l<
partes y otra de ancianos de doscientos eincueafc
mas de cuarenta años, casado- ó* viudos
las leyes y la segunda las sancionaba. Desemj
cutivo un directorio de cinco individuos que nombral
tros: se declaraba la libertad de cultos y la lü
se confirmaba la desamortización, y se hacían ele( tiv<
de justicia. Bonaparte venció «í los amotinados
cion, y este cuerpo se disolvió el 26de Octubre de 17
pues de aboliría pena de muerte. La Convem í
existencia once mil doscientos décrefc
PÁRRAFO VI.
ES directorio
La guerra concluida con Prnsia por el tratado
bril 95) seguía con Austria donde Moreau
sobre los austríacos, y con [taliá: l<>ss-
•el abandono porque la política interior absorbía I
gobierno. El ejercito de Italia aunque valiente, no podía ava
nombrado Napoleón Bonaparte gene
en las tropas aquel entusiasmo que no
ños de campanas con toda Europa: senald como o
ciudades italianas, y si con esto estil
mucho ú la abnegación y desinterés . ¡
soldados republicanos. A principios
derrotó a los austríacos en Milesími _
marchó á Turin después de otra vi M nduvi y oMi¡
Víctor Amadeo rey del Piamonte y C az humillan-
te: se revolví.» el general victorioso contra lá ni-
25*2 COMPENDIO
bátdia, pasó el puente de Lodi entre una lluvia de balas, y todos
loú príncipes italianos pidiéronla paz, pagando sumas inmensas y
dejando (pie el vencedor enviara á París los objetos mas preciosos
del arte. Al general austríaco Beaulieu sucedió Wurmser. pero
con tan nial éxito, que perdió las batallas de Lonato y Castiglio-
ne. y su ejercito fue encerrado en Mantua; las tropas austríacas que
acudieron enausilio de la ciudad fueron batidas en Arcóle por Na-
poleón Bonaparte; otras tres victorias decidieron la rendición de
Mantua: el Papa pió VI firmó la paz entregando treinta millones
de libras, Bolonia, Ferrara y otras plazas, y renunciando el se-
ñorío de Avignon y el condado de Yenusino con muchos cuadros
del museo de Roma: el archiduque Carlos, vencido y persegui-
do, llevó el terror hasta Yiena, y Austria firmó la paz de Leoben
(Abril. 1797); entretanto que se celebraba el tratado definitivo,
instigó Napoleón & Veneeia. En Octubre se hizo la paz de Cam-
po Formio que entregaba í Francia la alta Italia con el nombre
de República cisalpina, y la Bélgica. Napoleón volvió á Francia a-
clamadó por el pueblo y honrado por el directorio: sus palabras
son las de un republicano, pero sus hechos desmienten las ideas
que aclama; al incorporar Veneeia al Austria, buscaba compensa-
ciones que no produjeron ventaja á la libertad; su sistema de
exigir crecidas indemnizaciones á los vencidos aunque fueran dé-
biles corno las ciudades de Italia, perjudicaba la moral política,
y abría los apetitos de botin y de conquista. El Directorio se
componía de republicanos sinceros (Carnot, Barras, ReiüH; los
mas avanzados), y las Cámaras de republicanos tibios: tuvo que
combatir el nuevo gobierno á los comunistas dirigidos por Grac-lm
Babeufque se suicidó después de un proceso ruidoso, v á los realis-
tas que teniendo connivencias en las Cámaras preparaban la con-
trarevolucion. Bonaparte por medio de los generales Bernardotte
y Augereau, destruyó la conjuración prendiendo á los diputados en-
tre ellos Pichegrú y el director Carnot que aunque republicano
conspiraba por enemistades particulares con sus compañeros. Casi
todos los principales comprometidos fueron transportados á Ca-
yena en la Guyana francesa. Por un decreto se declararon nulas
as elecciones del tercio, que habían sido favorables á los realis-
tas se espulsó de Francia i nobles é individuos de la antigua la-
mina real, se suprimieron los periódicos monárquicos y se depor-
toú sus propietarios y redactores: Moreau fue separado del ejer-
cito. El directorio persiguió á los realistas v á los jacobinos pro-
curando conservar un término medio, pero inactivo', án soluciones
y sm ideales: no pudo evitar la bancarrota, y empleó medios in-
_iPaTa SaT fT ,de los Paises mecl[o -^juzgados. En la
segunda guerra de la Tendee el general Hoche adquiría reputa-
ción, y en la guerra con Austria recojia laureles tan limpios v mas
DE LA HISToill \ UNIVERSAL.
desinteresados <jue los de Ponapai;Uí cu Italia. Km- gran
digno de su valiente ejército, v sincero republicano i
1798.
Napoleón proyecto una espedicion u Egipto, bac¡QDd<
la voz deque se dirijia á Inglaterra. El 19 Je Mayo d<
hizo a la vela, llevándolos mejoro uiatemiítfo
diez mil marinos y cuarenta mil soldadqs: la ¡a de
quince navios, catorce fragatas, sesenta buqm
cientos transportes. Desde Egipto intentaba dominar en el \\
terraneo, y amenazar a Inglaterra en sus pos «Ir ¡a [ndia.
España se ligo con Francia con ira Inglaterra. En E_
nuevas victorias, después de marcha-* penosas
egipcio en la batalla de las pirámides (¿] .Julio) y en ti I (ai-
ro: el almirante ingles Nelson destruyo' parte de la flota
el combate de Abukir: este desastre hizo pensará Napota
tenerse mas, organizo' el gobierno de Egipto mientra- lo*
estudiaban las maravillas de aquella tierra; venció una rebelión,
marcho á la Siria y derrotó al ejercito de mamelucos que '-¡i\ ¡abi
el sultán, se apoderó de Jafía pero no pudo towai .luán «le
Acre. Deshechos los turcos por Junol y Deber, peni
sin embargólos franceses fuerza-, y Bonaparte tuvo que i b
á Egipto. En Julio del 99 tres ejércitos turcos sucumbían á la dis-
ciplina francesa: sabiendo lo que pasaba m Europa. \ el eí
de la guerra en Italia, se embarcó secretamente para Boropt
quinientos soldados y los generales Launcs. Bertfüer, I1 Mar-
inont y Muraf, y con la moyor parte de los sabios que le habían
acompañado. Kleber quedaba mandando el ejército (muerto ese
general por un mameluco, el ejército no acometió4 empresas de
importancia y regresó á Europa. El 8 de Octubre, libre de kw
cruceros ingleses desembarco' Napoleón cu Frejuí
Mientras tanto, á fin de 1797, loa romanos ayn I i un
ejército francés habían depuesto al papa y cambiado la m<
quia por un gobierno consular. Ea Et^public
sucesor de Pió VI, Fio Vil. volvid
se constituyó también una repúbli a que
Xapoleon la agregó á Francia: Nápol
partenopea), y toda Italia pstab
cion de Austria y Rusia y la rota de .Mm' lina
esposa del rey Fernando de Uápok
francesa: formó un ejército«que se
Mack é invadió y ocupó Roma, |
el general Championet le derrotar'
tonces se constituyó la República). Si dida
por las tropas del directorio con pretesto de apoyar á sm
gionarios; el general Bruñe penetró en Berna ■■•■utribu-
25 | COMPENDIO
ciónos: la confederitciei se disolvió proclamando la República hel-
vética una indivisible con un directorio y dos consejos legislati-
vos (Abril, 1 798): Ginebra fué incorporada á Francia. Austria,
'■: , íúrqtriá c Inglaterra pactaron la segunda coalición (Di-
ciembre 1798) Cn ataque de los franceses á la fortaleza Ehren-
fcstein sin previa declaración de hostilidades, abrió la campa-
fin: el general trances fue derrotado en Alemania por el Archidu-
que Carlos: los austríacos y rusos vencían á Moreau y Macdonald
en í ¡assano y en Trebia y después en la sangrienta batalla de Xovi
( Agosto 1 709); vuelta la familia real ¿ Ñapóles, se cebó en los re-
publicanos mostrando la reina Carolina una crueldad que en nada
cede i la de los mas temidos terroristas del 93: cuatro mil de los
principales napolitanos murieron en el cadalso ó en las prisiones:
la reina pedia mas venganzas y proclamando que no hay deberes
contra los rebeldes, consideraba causa de crimen capital el no
servirla y secundar su ensañamiento. Carolina de Ñapóles tiene
poco que envidiar á los terroristas á quienes mostraba tanto odio.
En Suiza se sostenían ios franceses contra los rusos y aus trieos:
y atacaban Massena y Soult, generales del directorio (francés), pe-
ro eran vencidos en la batalla de Zurich (26 y 27 Setiembre de
1799): una derrota en Holanda del ejército anglo-ruso, ocasionó la
ruptura de la coalición que abandonó el emperador de Rusia
Pablo I (hijo de Catalina II).
En el. directorio y las Cámaras dominaba el desconcierto: Bar-
ras y Sieyes (sucesor de Reubel) hacían oposición á los otros
directores Merlin deDonai y Lareveillere-Lepeux y les obligaban
;í dimitir: las persecuciones acumulaban odiosidades contra el di-
rectorio; los realistas conspiraban; los jacobinos culpaban ai
bienio por las derrotas de Italia. En esos momentos volvía Bona-
parte de Egipto: las noticias de sus victorias se le habían antici-
pado, y la distancia las cubría de maravilloso prestigio: le recibie-
ron como á un vencedor: el directorio competía en alabanzas con
el pueblo buscando el poyo del célebre general. Mientras Roña-
parte recibía las ovaciones, forjaba con su hermano Luciano y con
Sieyes un complot para derribar al gobierno: seguro de una parte
del ejército, y suponiendo una conspiración jacobina, consiguió
que las Cámaras se trasladasen á Saint Cloud y que se le encarga-
ra de la furza armada. Llamado á prestar juramento, se presentó
con sus oficiales en la Asamblea de los ancianos. ¿í la vez que
los batallones desfilaban por las calles: declaró que quería una
República fundada en la libertad, y juró que Francia la tendría:
asi eludió el juramento: dirijió luego una arenga á los soldados
que le victorearon, logró que los miembros del directorio renun-
ciasen, y ios consejeros, temiendo un golpe de fuerza, se reunieron
y juraron la constitución del año III (1795) aunque se hallaban
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 255
rodeados de tropas. Bbnaparte entrando al consejo <l
nos hablo' de la patria sin descubrir aun -,,
cáúdaxá de los quinientos, y allf le recibieron con los
"abajo el tirano, abajo el dictador." le echaron en
don, y le amenazaron; y en los momeátóe ma
la sala los granaderos y se llevaron al general
le había aclamado el ejército; dijo á las tropas <
le habían querido asesinar y les mandó pen
y disolverla á bayonetazos. Napoleón Bonaparte', -
ger Bucos formaron nn gobierno consular, ;
misión de cincuenta diputados para ejercer las fu
lativas durante la suspensión de las sesión
una constitución y un código civil. Tal fué
18 y 19 brumario (7 y S Noviembre).
Napoleón Bonaparte habia nacido el 1 5 de
Ajacio, capital de la isla de Co'rcega adquirida por I ;i en el
reinado de Luis XV: la isla sostuvo su tad
tado, pero se hizo memorable Paoli por
rosidad y su elevación, Era Napoleón hijo de C
Leticia Ramolino, y tenia otros siete hermanos; José el maj
de todos ellos, Luciano, Luis., Gerónimo, M
rolina. Muy joven aun. entro en el colegio militar
pues en el de París de donde salín teniente de artillería
fué promovido al empleo de comandante de guardias
mando un batallón de artillería en el siti.. ; • '!'• Ion 17 !»•
se distinguió obteniendo el grado de gen-
mandante de artillera: ;í la caida do Robespierre ido
por jacobino, y repuesto luego por influí
realistas en las calles de París: ! con Josefina
general guillotinado Reáuharnais, y se hiz-. culebreen las camp
ñas de Italia y Egipto. Hoche tan notable cómo B Hi-
rió en 1708, y encontró el futuro emperador nn
nos, obstáculo que le habría sido dificil ' i'*!
malogrado jefe republicano: 1<>- generales <-<>n qm la
Francia eran de primer orden y habían salid
blo en las grandes levas del 92 al 9 I inferior
del ejército (Moreau, Augereau. Bernardotí !)
Massena, Brúne, Eleber, Ney, Pichégrfi, Carnol él gran organi-
zador y otros). Fue Napoleón il y el i¡
audaz, no el mejor de aquellos güera
lucion: aprovechó la debilidad del gobierno y d
regirlo sino derribarlo para coloc armo tavo entu-
siasmó por las ideas sino por la gloria: noquií no Washin
ton el glorioso servidor de la patria y de la Id) tii! ar-
bitro de Fran-aa: abandonó en Egipto el ejército]
256 COMPENDIO
jos titulándose el hombre necesario y el salvador de la República:
sin llamarle á el, Massena liabia derrotado á los rusos y austría-
cos en Suiza, y Bruñe á los austríacos é ingleses en Holanda. Hom-
bre superior en talento y en valor, prefirió seguir las huellas de
( !esar que aniquila la libertad a costa de su honra en la posteridad,
á las de Washington a quien admiraba o fingía admirar, y que
inspirara el respeto y amor de los siglos cuando la crítica haya des-
nudado de los oropeles á los déspotas victoriosos. El directorio era
un gobierno inútil y lleno de presunciones; los consejos no valían
mucho mas: pero había en Francia energías bastantes para pro-
seguir con sensatez la obra del 89: y de todas maneras la usurpa-
ción no se justifica por los desórdenes ágenos, por que entonces el
patriotismo debería convertirse á la maldad, y los Cincinatos y
Washington de la historia perderian el brillo de su grandeza ya que
pensaron mas que en las ambiciones, en la patria y en la libertad.
Xapoleon se fijó mas en el presente que en el porvenir, y no salió
de su epicureismo político hasta que ya no tenían remedio ni en-
mienda sus errores.
PÁRRAFO VII.
El Consulado y el imperio
Muy pronto se dejó conocer que solo Napoleón Bonaparte tenia
influjo en el triunvirato: entendía de hacienda y de derecho,de guer-
ra y de política, de ciencias y de letras: se restableció algo la con-
fianza, mejoró el crédito y los pagos se hacían con regularidad. Gau-
din. llamado al ministerio de hacienda, suprimió las contribuciones
arbitrarias; regresaron á Francia muchos emigrados, entre ellos La
Fayette, Carnot y Portalis: se restablecieron los días festivo.-, se
permitió el culto interior, se prohibieron las repesentacioiies en que
se ridiculizaba a los partidos vencidos y cesó toda clase de tenor. Si
Bonaparte hubiera unido á su energía uu corazón generoso podía
haber asegurado la República. Seiyes trabajaba un provecto de
constitución que se discutió y aprobó con algunas enmiendas de
Napoleón. El sistema da elección era confuso 6 indirecto: el
lor se dividía, en un Senado de sesenta miembros como cuerpo
ervadordelas leyes, con la facultad de elegir de las li
enviadas de los departamentos, los individuos del cuerpo legislati-
vo, JJ."f.ces y altos funcionarios; el cuerpo legislativo que se
subdividia en el tribunado compuesto de cien miembros para exa-
minar los proyectos de ley presentados por el gobierno, v el cuer-
po legislativo formado de trescientos diputados para la" votación
definitiva de las leyes: estos dos últimos cuerpos se renovaban
cada ano por quintas partes. El poder egecutivo estaba a cargo
DK LA HISTORIA UNIVERSAL
de tres cónsules elegidos por dos años: el primer crfoaul piw
por si o por medio del Senado los oafgos públicos, decidía d<
paz, y se acompañaba de un consto dé Esta*. La Constitatíon
fue aprobada por el pueblo en Febrero de L8
Dueos sé retiraron sooedíéndoles Gamba bruií. El mi
teño se formó de notabilidades, Carnot en guerra, Tkllej i
relaciones esteriores, Maret secretario general, I yu
seguida se comenzó á, trabajar en el código civil, siendo los prin-
cipales comisionados Cambaceres, Lebrun. RJ tferlin. Bboa»
parte invitó a la paz al rey de Inglaterra y al emperador
mania, pero se le contestó con insinuación^ «1,
bonica y mostrando deseos de (pie Franca Be red ni
guos límites: Napoleón aprovechó ese desaire para levantare!
espíritu belicoso delpais:de todas partes acudían i
primer cónsul se puso al frente del ejército aunque la oonstitni
se lo prohibía y pasó el San Bernardo (Alpes) con treinta \ aneo
mil hombres; la rapidez de los movimientos y la andaoi
fado con que se publicaba el plan de campaña, sorprendí
engañaron á Europa: el general austríaco Melas le «p rK>r
donde no había de pasar: Bonaparte fué i Milán y -
gobierno popular, restableció la Universidad de Pavía dai
clases á los profesores mas ilustres, mientras Mural tomaba
senciay dividía al ejército alemán: Mélas atacó al ejéreifc
ees en las llanuras de Marcngo: Dasaix decidió la victoria
de su vida; los austríacos se retiraron á .Mantua dejando casi tudas
las fortalezas de Lombardia. En Alemania. Morcan penetraba
Baviera. pero se detuvo al saber (pie Napoleón había ¡ un
armisticio en Italia: las negociaciones se rompieron por la mala
del emperador Francisco II que se valia de ella- para reunir ele-
mentos: Morcan derrotó al archiduque Juan en Iloenlindeu y B6 di-
rigió hacia Viena (3 Diciembre: batalla de Marcngo 1 1 Junio):
asustados los austríacos pidieron la paz: en Italia los franceses
vencían en todas las acciones. El í) de Febrero de 1801 i»r<í
la paz de Luneville confirmando el tratado de Gambo Form¡<
diendo a Francia la orilla izquierda del Ethín mediante pompea*
saciones á los príncipes perjudica . los princij
ticos del imperio: fueron reconocidas la- Repúblicas ba'tava. Ii
vética, cisalpina y liguriana. Pablo I dé In-
glaterra y Austria, se había separado de la liga: España y Perla'
gal hicieron la paz con Francia y la primera se alió al consula
por un tratado secreto. Inglaterra aisla- -pie firmar la paz
en Amiens (11 Marzo 1801): reconocía la¿ esBqpistaa de I-Van
en el continente, restituyó á las colonias francesas en cambio
la Trinidad, isla quitada á España, y de Ceibal quitada á los ho-
landeses, dejando á estos la colonia del cabo de Buena Esperanza
17
258 COMPENDIO
y Malta ú loa caballeros ele la orden maltesa. La prensa de ín-
ula tena combatió' la paz de Amiens atacando rudamente á los mi-
nistros de Jorge III y á Napoleón; el primer cónsul contestaba ó
hacia contestar en la gaceta, y cerraba los puertos de Francia y
Holanda al comercio ingles. Proponíase Napoleón pasar á la gran
Bretaña páralo cual tenia reunido poderoso ejército en Boulogne.
'si dominamos el estrecho doce horas, decia, la Inglaterra ha vi-
vido.'7 La situación de Europa, las amenazas de Austria y la
muerte del almirante La Touche Tourville, le obligaron i tomar
otro rumbo. Pitt que habia sostenido siempre la política de la
guerra con Francia, subió otra vez al ministerio de la Gran Bre-
taña y se coaligó con Rusia donde Alejandro I habia sucedido á
su padre Pablo I asesinado en una conjuración de la corte. Asi
comenzó la tercera coalición y la lucha general de Europa.
Durante el consulado se sorprendieron diferentes conjuraciones;
ana máquina infernal estuvo á punto de matar á Napoleón quien
culpó á los jacobinos y les persiguió encarnizadamente. Desde a-
quel momento fueron cayendo todas las libertades de 1789: el tri-
bunado, única representación de carácter popular, fué abolido; la
instrucción pública recibió impulso, pero sujetándola á las tenden-
cias de Bonaparte. El código comenzado por la revolución,
rehizo y concluyó; establecía el divorcio, fijaba unas mismas ley-
para todos los ciudadanos, é iguales tribunales, prohibía toda vin-
culación, pero el comercio ni la industria no participaban de la li-
bertad de las leyes territoriales: el código penal significaba un no-
torio retroceso, y el de comercio tenia por base leyes despóticas de
Luis XI Y: Napoleón se separó de la libertad á medida que se con-
solidaba en el poder. En 1801 hizo un concordato con el papa
Fio VII: por él se absolvia á los clérigos casados y se les prohibía
el matrimonio para en lo sucesivo; reconocíase la validez de la desa -
mortizacion y la división en diócesis según el arreglo de las Asam-
bleas revolucionarias. Chateaubriand escribía el "genio del cris-
tianismo'7 invocando la poesía religiosa pero sin probar ninguna
tesis délas que los filósofos combatían; Chenier se burlaba de los
conversos y de los hipócritas. El deseo de Napoleón de someter á
Santo Domingo que se habia hecho independiente, le costó una
guerra prolongada: Santos Lcuverture se proclamó rey y escribía
al primer cónsul: "el primero de los negros, al primero de los
blancos77. Pero el primer cónsul quería restablecerla esclavitud
y autorizó el tráfico de negros por decreto de diez pradial de 1 802 :
Leclerccon un ejército de veinticinco mil hombres desembarcó en
Santo Domingo, prendió áLeuverture traidoramente y lo envió á
Francia donde murió en un calabazo; pero Dessalines . sucesor de
Leuverture hizo morir diez mil colonos y soldados; una fiebre ¿ató
otros quince mil incluso Leclerc. y Rochambean después de come-
DE LA HISTORIA l M VERSAL.
ter inauditos escesos, tuvo que rendirse i los ingleses anstliai
los dominicanos: habían perecido v ein te genérales y veiatieineo
mil soldados franceses. En 1803 se proclama \g independencia de
Haití y el negro Dessalines se hizo emperador ooo el nonti)
Jacobol; murió asesinado, y su sucesor Enrique I Iristobal Be awk»
y se organizó la República. La Luísíana cedida :í Francia por I
pana fué vendida á los Estados Unidos por el primer « (fanal.
Napoleón no ocultaba su codicia de poder: bu mtger Josefina
'estaba rodeada de una corte y se hacia tratar como reina: la guar-
dia consular era mas afecta á Bonaparte qoe ;í la libertad; l'or
una provocación al pueblo solicitó y le fue otorgado el OObsoto
vitalicio (3 Agosto 1802): quería la guerra para adquirir i
laureles y deslumhrar á la nación: ni él ni los inglese! compita
los tratados; en el Continente, Napoleón hacia lo que qneria, Jf
el mar Inglaterra asaltaba las islas y apresaba bareos m-ntra!
unos conspiraban en favor de los vendeanos y otros en favor
Irlanda cuyos movimientos ya habían costado mas de cien miDoi
de pesos á Inglaterra. En Suiza las agitaciones i ni pulsaron la, in-
tervención del primer cónsul y por el acta de ( tetnbre I L802) se
uniformáronlos cantones representados por una dina, remudán-
dolas familias nobles á todo privilegio y estaUéeitodoeq la anid
en el ejército ven la aduanas: se pactó también allana
con Francia: en Alemania se deshacían y formaban prim-ij
voluntad de Napoleón. Una nueva tentativa iv\<»lueMouaria
Jorge Cadoudal, Pichegrú, y otros, fué ahogada en -
poleon cometió la indignidad de comprometer arbitrarían*
general Moreau, su noble émulo que guardaba lodo el entn
por la república; no teniendo culpa, solo le sentenciaron
años de prisión para dar tiempo al cónsul i qae tomara BQfl in-
das: el duque de Enghien, Luis Antonio de Borbon i
territorio neutral, (Badén) llevado i Paria y fusilado de n<
los fosos de Yicennes. En 18 de Marzo de [804 i propuesta <\r tri-
bunos aduladores, el Senado nombró emperador i Napoleón y la
Francia aprobó el nombramiento en Noviembre. Pnebk), liberl
derechos, literatura v prensa desaparedeitai para dejar pal
un solo hombre. Napoleón seria el arbitro de Francia y de Lu ro-
pa; á la antigua nobleza, opuso otra nobleza: demagogo
tidos tomaron títulos de duques y marqueses; la oorte no era menos
espléndida que la antigua, ni la etiqueta menos ridicula porque
mas afectada: muchos nobles antiguos se afiliaban i la Late:
imperial pidiendo pensiones: el 2 de Diciembre el p
roñaba al discípulo y partidario de 1 pierre en medio de
horribles burlas de la prensa inglesa: loa Borbones protestaban
en la reunión de Colmar v hacían un proyecto d« constitución.
siendo notable que cuando el hijo de la revolución y de la Kepu-
2(5() < oMPKXMO
bliea retrocedía hasta, el despotismo, los herederos de la tradieion
¡ransio-ieran eon la libertad. Napoleón juró observar los principios
del 89, pero cumplió' su juramento lo mismo que el que habia pres-
tado cu 1 Tí)!) en favor de las instituciones republicanas. El clero
recibió alguna influencia, la nueva aristocracia pudo vincular ma-
yorazgosupesárdel código civil; el derecho electoral fue cerce-
nado hasta anularse. Pero si se abandonábanlos intereses mora-
les, desarrollábanse todas las mejoras materiales bajo la prodigiosa
actividad del emperador.
Inglaterra se empeñó en una tercera coalición: Rusia debía po-
ner en campaña quinientos mil hombres recibiendo un millón dos-
cientas mil libras esterlinas mensuales del tesoro ingles: en seguida
las dos naciones pidieron á Napoleón la evacuación de Italia, de
llannover, del Norte de Alemania y de la isla de Elba: que reco-
nociese la independencia de Holanda y Suiza y quedaran alianza-
das las nacionalidades: Francia que habia enpréndido las guerras
en defensa propia y para sostener su libertad, era instada ahora
en /avor de aquellos principios que Europa desconoció desde 1 7
Austria fué arrastrada á la coalición mediante subvenciones de
la Gran Bretaña; Suecia se unia A las tres monarquías, Turquí;
declaraba, contra la Francia, y Carolina de Ñapóles se adhirió tam-
bién: Prusiano quiso salir de su neutralidad. Holanda comenzó
por pagar su alianza con los franceses perdiendo algunas colonias.
Napoleón se puso encampana cercó al general austríaco Mack en
Ulma y le obligó á rendirse con treinta y tres mil hombres, marchó
,í Yiena, se revolvió contra los rusos y austríacos y les destrozó en
la célebre batalla de Austerlitz (2 de Diciembre de 1805): cuarenta
mil coaligados quedaron en el campo de batalla. Pocos dias antes los
ingleses derrotaban á las escuadras francesa y española en Trafal-
gar: España parecía condenada a ser víctima de todas las canas
estrañas. Pero Austerlitz compensó á Napoleón de aquella deno-
ta marítima. Los austríacos ya no tuvieron ánimo para luchar: en
una entrevista de Napoleón y Francisco II de Austria se concertó
la paz; Alejandro de Rusia evacuó el territorio disgustado por la
defección austríaca: Austria cedió por la paz de Presburgo. á Ita-
lia, Yenecia con la Dalmacia y la Albania: á la Bavicra el Tirol
y algunos otros territorios; Würtemberg y Badén fueron también
mejorados: y ademas de reconocer la nueva constitución suiza,
pagó el imperio austríaco á Francia veintiocho millones de pesos
que habia recibido délos ingleses. Napoleón puso á su hermano
José en el trono de Na'poles (Marzo 1806) defraudando las únicas
esperanzas de legitimar tantas guerras con la unidad de Italia.
José Bonaparte reformó todos los servicios públicos, suprimió los
privilegios y feudos, alentóla instrucción pública, abolió las con-
tribuciones indirectas, unificó los tribunales y códigos, y hubiera
I>K LA HISTORIA UNIVERSAL. 261
hecho mas si su hermano hubiese querido la Libertad: Carolina é$
Ñapóles seguía conspirando con una tenacidad sin ejemplo.
Napoleón suprimió el imperio germánico, 6 hizo una eonfe 1< ra-
ción de reinos y principados bajo el protector F
(confederación delRhin); casó individuo- de su familia con Q<
alemanas, pactó una paz secreta con Sosia, <\*\\<'> HaUnover ::
Prusia, y su palabra tuvo un imperio absoluto en Buropa: el afa-
mado ministro ingles Pitt, murió de pena al ver eJ triunfo
enemigo; Fox, amigo de Napoleón y sucesor de Pin. • la
paz, pero falleció pronto y Grcnville que le reempla/'. roí
las negociaciones, de modo que la guerra oólttinuah
ocupaba una parte de la Prusia con sus ejércitos: 1<
se quejaban de tantas depredaciones y tributos, y si el rey 1
rico Guillermo III carecía de aquel espíritu que hac l por
la independencia, su muger Luisa Augusta mostraba un
estraordinario y servia de centro y déjele de los independí*
la prisión de unos libreros alemanes y la sentencia y egecucion d«-
uno de ellos sin otra causa que la de espender lü
ciones dirijidas al espíritu alemán, puso colmo i la ind
general: el rey de Prusia pidió que los francés uaran Ale-
mania; Rusia se unió á los prusianos, pero estos salieron ;í i
paña antes de llegar sus aliados, y fueron vencido- en la reñida
batalla de Jena (14 Octubre de 1809).
Enseguida se presentó Napoleón en Perlin. y en multitud
combates fueron deshechos los prusianos apeeárde su valor b
co. Entonces Blücher y otros jefes organizaron guemll
éxito: la capital de Prusia pagó una fuerte contribuí*
ra; el emperador dividió el reino en cuatro provincias
muchas familias yelió órdenes como las liabia dado en Vi.
embargo, entre las aclamaciones entusiasias de toe fri
lian voces favorables ¡í la paz, y el Senado aunq nenie
se espresó en el mismo sentido en su mensaje de felicitación, I i
nuevo levantamiento de troj>as auguraba la continuación d
guerra. Napoleón marchó á Posen y se creyd que ib;,
la nacionalidad polaca, pero solo buscaba colocar qoc
le sirviesen contra sus enemigos: no elevar pu-
po en el centro de Polonia, hiixxraarteles deinTÍernoen \
en 8 de Febrero derrotó a los rasos en la batalla de Kyhni j
tro meses después (14 Junio 1807) en la de Frfedknd: loa
se batieron admirablemente: Napoleón COm| ludid q«
fácil destruirlos como á lo* austríacos. A ii;
conferencias en Tilsit entre los dos emperadores de Fi
Rusia que acordaron trascendentales modificaciones Rus
fortificarse en Moldavia v Vala<|iiia. entenderse sobre el n
uto, el Báltico y el Danubio: napoleón adquirid la Pomerania
262 COMPENDIO
sueca, \ queda en libertad para disponer del Occidente: Prüsia
filé reducida á la mitad de su territorio; Polonia se constituyo
sobré los límites que quedaron después del primer reparto, for-
mando el gran ducado de Yarsobia hereditario en el rey de Sa-
jón ¡a y organizado aristocráticamente; arregló Napoleón con pe-
dazos dePrnsia y de otros Estados germánicos el reino de West-
falia para su hermano Gerónimo Bonaparte, y aunque se habló
del reparto de Turquía, no se pasó adelante. Europa quedaba sa-
crificada á la ambición de los dos grandes imperios. Napoleón no
se cuidó ya de pueblos, ni cámaras, ni representaciones; despidió
á Talleyrand que deseaba la paz marítima, cerró los oidos á todo
consejo racional, destruyó el tribunado, pretendió gobernarlo to-
do incluso los matrimonios de sus hermanos; no respetó indepen-
dencia de pueblos, ni derechos, ni leyes; vinculó doce ducados en
Yenecia, otros en Ñapóles y Alemania sin cuidarse de gobiernos
ni ele libertades: la adulación fué lo único agradable al emperador:
dijo como Luis XIY: "el Estado soy yo" bajo la falsa idea de que
el pueblo habia abdicado en él todos los poderes: casó á su herma-
no Gerónimo, rey de Westfalia con una princesa de Würtemberg,
y dio la Holanda á su otro hermano Luis: de todos los países
subyugados sacaba contribuciones para sus prodigalidades en el
ejército. Solo Inglaterra estaba al abrigo de sus golpes, venci-
da, pero fuerte preparando por todas partes enemigos al omnipo-
tente emperador; en el mar venció siempre á sus enemigos: al pres-
cribir Napoleón el bloqueo continental, exasperó á los ingleses
que aniquilaron la marina de todos los pueblos ya fuesen adver-
sarios ó neutrales; hizo prender á todos los ingleses que se encon-
traran en los pueblos ocupados por tropas francesas; el absolutis-
mo disgustaba á todos y exigia mas severidad cada momento: el
bloqueo continental perjudicaba á Inglaterra, pero cerraba Europa
al comercio del resto del mundo; el daño fué para todos: creía Na-
poleón que la producción es arbitraria y que podia hacer de Mu-
ropa una agricultura y una industria universal; pero el café, el al-
godón y el azúcar con otras producciones, no podia darlas la tier-
ra europea: se desarrolló algo la industria aunque con mas eares-
tia: las quejas y el descontento no pudieron vencerse con las ba-
tallas. Inglaterra defendió la libertad de comercio: Francia la
restricción. Un ataque de los ingleses á Copenhague y la entre-
ga de los barcos de Dinamarca, irritó al emperador de* Rusia que
se unió á Napoleón y declaró la guerra á la Gran Bretaña.
En la nación española la reina Maria Luisa dominalm á ( ¡arlos
IV y su favorito Godoy disponia del gobierno. Napoleón arregla-
ba Europa como le parecía: sin dar cuenta siquiera á España 1<-
quitó las islas Baleares; Carlos IY se disgustó y entró en la coali-
ción europea, pero las victorias en Prusia le obligaron ¡í someter-
DE LA HISTORIA l MVK.i;>aL.
se ^álas condiciones que Napoleón quiso imponer, v ,¡¡(; nn (
cito de diez y seis mil hombres mandados por d marques de" la
Komana para que combatieran por los intereses napoleónicos
Portugal había entrado también en la coalición: Napoleón «1
cuerdo con el gobierno de España trato de >ub\ ligarlo v i,
un reparto en beneficio de España, Francia, el reino de Ktruria \
de Godoy a quien se darian los Algarbes: en Bégaida envid nn
ejército á las o'rdenes de Junot y Murat. v exigid de Portigal que
declarara la guerra á los ingleses, entregan la escuadra lí Wtmm
cerrase los puertos del Tajo y destruyera las viñas de ( >porto: el
regente Don Juan, hijo de Maria I firmó aquellas in ,
pero llego' al puerto de Lisboa una escuadra inglesa mandada por
Sidney Smith para prevenir el golpe y procurar que marchasen
América los reyes de Portugal y España: el emperador por nn
creto suprimió la monarquía portuguesa; la corte marcha
sil (Noviembre 1807) y Junot entró en Lisboa con muy pocos s
dados imponiendo cien millones de «contribución
Francia á las personas notables. Entretanto Femando Vil
raba contra su padre Carlos IV. y Napoleón ocupaba Itt ciada
y fortalezas llamándose aliado de España contra 1"
Marzo de 1808 abdicaba el rey Carlos en su hijo Fernán
entró en Madrid y por consejo de los enviados imperiales
nando se trasladó á Bayona bajo la protección del imperio IV
ees: en Bayona, Savary le intimó la orden de abdicar, j no qqb
guiéndolo, Napoleón llamó á Carlos IY y allí el padre j el I
dieron un espectáculo de riñas domésticas que debía hacer!
preciables ante el dominador de Europa. Al cabo devolvid I
nando la corona á su padre y este renuncia al trono de üspaüa J
las Indias en favor del emperador, con la compensación de gn
des pensiones y bienes para él y su familia y para Gtadoy. Duran-
te estos sucesos Madrid habia resistido y los puebkw W prepara-
ban á defenderse: el 2 de Mayo el general Murat d<
turbas, y Daoiz y Velarde levantaban el irrito de independen!
que resonó en toda la península. José Ikmaparte ocupo el u
España dejando el de Ñapóles que ocuparía Joaquín Mura; \
poleon creía que España no le resistiría: "un pueblo, dijo, en que
hay muchos frailes, es siempre débil*': sin embargo, el pueblo se
preparó ala lucha y no cejó hasta haber atrojado á los iqyaaoi
del suelo nacional. José Bonaparte era liberal y modesto: sus
yestendianá suprimir obstáculos económicos y mercan i i les: (nerón
suprimidos la inquisición y los convenio-, w facilitó la admi-
nistración, se liberalizaron las instituciones, pero el pais nada
quería recibir por la fuerza: los guerrilleros llenaban loa < amin
los jóvenes tomaban las armas: juntas revolucionaria- BUTgian en
las provincias y organizaban la resistencia: no se hacia -mira
264 GQMPENDIO
reyea J ejércitos, sino guerra de un pueblo entero que no obedece
otro interés que el de su patriotismo: los ingleses que vigilaban
á Europa y estaban prontos á apoyar cualquier oposición al impe-
rio, celebraron el alzamiento de un pueblo que siete siglos lucho
por bu independencia y al que solo habían dejado los estravios de
sus reyes las energías del corazón que no les habían podido arre-
batar.* El general español Castaños hizo capitular tí Dupont con
veintitrés milhombres en Bailen: Wellington, general ingles, de-
sbaba reo con algunos refuerzos: Portugal y España se aliaron:
Zaragoza y Gerona imitaron el heroísmo de Numancia: la presen-
cia de Napoleón en Madrid no cambió el curso de las cti&as: vic-
torias notables no hacían adelantar á los franceses un paso, porque
detras del ejército vencido estaba la nación preparada á todos los
sacrificios: Wellington aprovechaba todas las coyunturas y decia
á sus soldados ingleses; "estáis bien vestidos y bien mantenidos;
el que no cumpla su deber será ahorcado'1: el marques de la Ro-
mana al saber que se luchaba en su patria, acudió con los restos
de su ejército: el ministro ingles Canning veía en España la caida
de Napoleón; uun rey se vence) una nación es invencible '. La suble-
vación de España animó álos prusianos y alemanes: él pueblo que
se creía mas débil había dado el ejemplo de la resistencia mas
heroica; de setenta mil habitantes, Zaragoza perdió cuarenta y
cuatro mil. Napoleón en vista del estado de Europa llamó ,í una
conferencia en Erfurth al emperador Alejandro de Rusia: compo-
nían su corte cuatro reyes y veintisiete duques y príncipes. Poco
después el emperador repudiaba ásumuger Josefina y contraía
matrimonio con la Archiduquesa de Austria, hija de Francisco
II. Los pactos con Rusia tenían por base el predominio de Napo-
león en el Centro y Occidente de Europa. Inglaterra se apodera-
ba de la Martinica, última colonia francesa, incendiaba la- » -
cuadras de Francia, sembrando el oro para armar soldados en
Austria, Alemania, Prusia y Holanda. Austria armó ¡í cuatro-
cientos mil hombres; el Tirol secundó a los austríacos, y los reyes
que nunca se habían ocupado délos pueblos, les invocaban ahora
y les ofrecían garantías, y derechos: Napoleón acometió al archi-
duque Carlos y le rechazó en cinco días de batalla (Abril 1809)
siendo la principal la de Eckmühl, marchando después A Viena
que se rindió el 17 de Mayo: la precisión de los moviniienios. la
rapidez de las marchas, lo certero de los golpes, y la prodigiosa
habilidad para sacar todas las ventajas de" una victoria, elevaron á
Napoleón en esta campaña á una fama superior en mucho á la que
tenia bien merecida: desde Viena suprimió el poder temporal de
los papas y agregó ese territorio al imperio. El ejército austríaco
se había rehecho á la espalda del emperador, v denotó al maris-
cal Lannes en la batalla de Essling (2o Mayo): Napoleón tuvo
DE LA HISTORIA UNIVERSAL.
que retroceder y Massena decia: ?'$i yo hubiera sido i ' loque
Carlos no habría quedado un solo francas para II
déla derrota'1: los generales austríacos oada teuiai ■■man
con los mariscales de Francia: Lannes había muerto. P
después (5yG de Julio) el emperador destruía al ejército au
co en la sangrienta batalla de Wagram: Bprthier, M
vous, Macdonald, Oudinot, Marmont y Bern n loe
héroes de la jornada. Quedaban aun fuerzas al A u
bargo temió y pacto' un armisticio; el duque de íhun-
hicieron heroica guerra de guerrillas. Napoleón se vali
dades para sorprender á los patriotas alejnane i^ndo
amnistía, atrajo á algunos y los fusiló pntre ellos al ' 'ofler
del Ti rol. La paz con Austria era pasajera porque
siado humillada. En medio de las guerras que
tud de Francia, se empeñó en ser arbitro en las cuestión*
sas: convocó un Sanedrín de israelitas jara i las
prácticas judaicas, quiso reformarlo todo según su volunt
gun su capricho, y se creó por donde quii
pafué preso por Murat y conducido u Sayona; el i i del im-
perio francés seria llamado rey de Roma. La reí
del pontífice, la condenación del divorcio de J
á consagrar obispos, produjo una perturbación. El
cutía con los obispos como había discutido con lee
máticos y con toda clase ele hombres y d
profundizaba con una sagacidad maravillosa las nía-
áridas: a las fórmulas que desconociera, oponía la
naturaleza, pero al servicio de su d< imo y do al de la
tad, porque perjudicándole, acudía al sofisma y
gloria, Tan repetidos triunfos tenían desconcertada •' la Europa;
organizábanse coaliciones y Napoleón las deshacía en
los pueblos estaban disgustados, la- &OCÍ<
raban, Inglaterra reelutabay pagaba fuerzas contra
aquel gemo de la guerra, volaba de Madrid á Berlín
Polonia, áFranfort, ven el camino todo C
su paso. En Suecia, ¿Gustavo III sucediJ Gué
Carlos XIII: anciano y achaquiento este rey, ora dqpiinad
codicias cortesanas, y como. muriese su
permitió que se religiera rey í Bernai
alhajar porque nunca se le había mo,tr le nom-
bró sucesor de Carlos XIII. y apenas i
negó á cerrar los puertos á las m\ I
ban inclinar el ánimo de su emperador A
publicó el autócrata ruso un arancel de
ban los géneros. franceses y se admitían h
neutral: Francia estendia sus conquistas en Alemania .
266 COMPENDIO
daba el ducado de Varsovia. Deseoso Alejandro de presentarse
como el adalid de la Europa humillada, despachó correos á Mo-
reau que estaba en América, se entendió con Dumouriez y todos
dé acuerdo, proyectaron colocaren el trono francés á Luis Felipe
de Orleans con una constitución liberal. Se iba á dar el último
combate en aquella guerra de veinte años por toda la Europa con-
1 1 a el genio y la ambición de un hombre. Los Estados Unidos de-
rla ra ron la guerra ¡í la Gran Bretaña por instigación del empera-
dor. Napoleón acumula elementos considerables para destrozar á
los coaligados; Austria, Prusia é Inglaterra no esperaban mas que
una coyuntura. Seguido de quinientos mil soldados, de los cuales
solo trescientos mil eran franceses, se puso en marcha en direcciou
á Rusia: como no tenia veteranos masque los que peleaban en Es-
paña, sacó algunas fuerzas que debilitaron las tropas imperiales
en la península: en Dresde se presentaron como á prestarle ho-
menaje, el emperador de Austria, los reyes de Prusia, Westfalia.
Baviera y Würtemberg y los grandes duques de la conferacion:
todos los sometidos ó aliados concurrían á la espedicion, la mas
famosa y la mas funesta de los tiempos modernos. Pasó el Nie-
men sin hallar resistencia (primavera de 1812), mientras Rusia
proclamaba la guerra santa, y armaba nn millón de hombres: la
táctica de Alejandro era no presentar batallas decisivas, fa I iga r i
Napoleón como en España, arrojarle la caballería ligera de los co-
sacos, dejarle penetrar, y creando detras el desierto, colocarlo
entre una retirada horrible y humillante y los hielos de las altas
regiones. En Agosto venció á los rusos delante de Smolesko cuya
dudad encontró luego desierta y ardiendo: cien mil soldados ha-
bían muerto ó estaban enfermos: el general Kutusof presentó lía-
talla en Borodmo sobre el Moskowa: vencieron los franceses con
grandes pérdidas, y quedaron en el campo setenta mil hombres
de las dos partes: Moscou fué abandonada: al entrar Napoleón viá
arder el Kremlin; el ejército encontró abundantes víveres: los
rusos ni hablaban de paz ni la querian: la ciudad s<iltt<t habla si-
do sacrificada al patriotismo y se convertia en cenizas por la ma-
no de sus mismos habitantes: los generales franceses estaban cau-
sados de una campaña contra el desierto: nubes de cosacos destro-
zaban las partidas de forrageadores y las fuerzas que dejara Na-
poleón para cubrir la retirada y protegerla: el pueblo era invenci-
ble como en España; los frios sucedieron al calor sin transición; el
hambre comenzaba á cebarse en el ejército. El 19 de Octubre
principió la retirada; el grande ejército se reducia tí doscientos mil
hombres, pero jamas se ha visto un desastre ni un cuadro mae
trájico que esta retirada: los rusos acostumbrados á sus heladas
regiones interceptaban el paso; las aldeas y lugares del transito
estaban destruidos; habia que andar cuatrocientas leguas cu el de-
DELAJ11ST0HIA l'M\ í R8AL.
sicrto y á través de hielo, do los enemigos, sin reéursós, mu posi-
bilidad de socorro: las aevad&s borraron loe caminos, el fKo in-
tensísimo helaba al que calarlos más valerosos deseaban la muerte,
y al hallar un triste descanso, regimientos de i catan i
ciadas sobre aquellos restos que ya no se defendían por sah i
sino por el honor de sus banderas; el hambre obligaba í matar los
caballos y á comer las cortezas de los árboles: ciento qoe
se habían dormido una noche amanecían helados: loe soldad*
abrazaban para comunicarse y guardar calor, y con frea
poco rato les estrechaba la muerte o' el vivo* alna/ lo nn
cadáver; los ginetes abrían el vientre álos caballos para guardar-
se^ y la persecución se hacía mas violenta á medida que
frimientos eran mas inaguantables: el termómetro señalaba veinti-
dós grados bajo cero; y ningún abrigo, ninguna esperanza. Veinte
ó treinta mil hombres, la mayor parte embrutecido-, loco
mos, y aterrorizados, quedaban del gran ejército al pasare! Bere»
sina protegidos por Oudinot y el mariscal de Saint victor «jue se
habían quedado enLituania. Napoleón anunciaba que nunca su sa-
lud había sido mejor y no tuvo ni una palabra de consuelo para nn
millón de huérfanos, ni una lágrima ala memoria de tanta valien-
tes que habia sacrificado á su ambición, ni un recuerdo para l0€ qiM
sobrevivieron. En un boletín anunciaba el desastre mocho
fríamente y con menos dolor que lo escribirán los historiadores
después de veinte siglos. Malet, un antiguo liberal tramó una re-
volución publicando que Napoleón habia muerto, pero filé Sorpren-
dido y después sacrificado. Francia estaba cansada ^^ tanta-
luchas. Prusia se coaligaba con Rusia; organizábanse batallón*
voluntarios: Alemania estaba sublevada: era la sesta coalición eu-
ropea contra la Francia: aun vencieron los franceses en la- liata-
llas de Gross-Grorschen y Bantzen (2 y 20 Mayo L818
tónces sus enemigos no cedían. Austria por el Congreso d
se hizo mediadora de la paz, pero no svscribiend
bertar las nacionalidades, volvió á emprenderse la guerra J el im-
perio austríaco se unió á la coalición: en la batalla <!<• Drcsdc
(26 y 27 de Agosto) triunfó Napoleón mientras su mariscal Mae-
donald era vencido por Blüclier en Silesia, el mariscal Yandam-
me en Bohemia y otros generales en Gross- P, cerní y Dennewite.
Bernardotte rey de Suecia, peleaba contra napoleón; lo?
alemanes desertaban de las lilas francesas. El 16 de Octubi
encontráronlos ejércitos coaligadós en la llanura de Leipzik
el ejército francés: mandaba las tropa- austríacas el príncipe
Schwarzemberg (como general en jefe - ; Barcl
Benningsen las rusas: Blücher las prusiana? Bernardotte las rae-
caá j Napoleón dirigía doscientos milhombres y los alia-
cientos mil: Murat, Macdonald. Xey. AngereaD y el polaco Poma-
208 COMPENDIO
towski hicieron prodigios de valor, pero la estrella di* Napoleón ñf
habia eclipsado (16, 17, 18 Octubre): ochenta mil hombres <p:
ron fuera de combate, y el emperador vencido por pi
perseguidos los franceses, les salió al encuentro el general Wrede
vio derrotaron enHanau (30, 31 Octubre); siguier
cia y murieron treinta mil de una epidemia: los - mi!
hombres de Leipzick estaban reducidos i cuarenta mil
enfermos. Cayó la monarquía de West&lia, Dinamarca rompí
alianza con Francia y cedió Noruega a la Su i coa-
federación del Rhin: Italia pasaba, una parte bajo el poder
tria (Lombardia); otra bajo el <lc toe antigu Vil
volvió á Roma; y en España las tropa- frai ¡ao los últi-
mos descalabros \ evacuaban la península. Los aliado-
la paz á Napoleón si reconocía el Rhin como límite del
pero el emperador organizaba nuevo-
determinaron invadir la Francia; i el Rhin el 31 Diciembre
1813 y 1? Enero 1814): en Enero y Febrero
en combates parciales á los prusianos y austi n la
paz y exigió tanto que se lii/o ¡mposibl ieher alcanza una
señalada victoria en Craonc (7 de Manso tría que in-
tervenido para la paz, se decidió á marchar endo
resuelto ip\ destronamiento de Napoleón: i d An
dos los franceses (2() y 21 Marzo). El ::i
Paris: la regencia de la emperatriz < •:.
dores que tanto habían adulado á Napoleón le «1
tronado el l°de Abril y Tallevrand. pn
provisional, trabajaba por la vuelta de lo
hallaba en Fontainebleau con una parte d
ros que se reducían por la deserción; al
Paris, abdicó en su hijo, niño de tres ano
despidió de sus granadero*. A la emperatriz María Lni
ducado de P^rma hereditario en suhijo (duque «1 ,li>;
la familia de Napoleón recibid honores, títulos ¡
poleon se confirió la soberanía de la isla de RÍ1
vanos generales, entre ellos Bertrand v M
trocientes guardias. Pocos días despi
taurandose la dinastía borbónica con Luis XVIII 1
Luis XA I (el hijo Luis XVI había muerto) y
tucional: h rancia tendría los límites de L799. Cu Congn
na debía arreglar el derecho público europeo
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 2t)í)
PÁRRAFO VIII.
El congreso de Vlena.— Los cien dias.
Fl primero de Noviembre de 1814 se inauguraron las sesiones
del Congreso de Viena, asistiendo los emperadores de Rusia v
Austria, los reyes.de Prusia, Baviera y Wnrtcmbei-ír: Tallevrand
representaba á Francia y Castlereagh'á Inglaterra; MettermfcÜ al
A nstria, el cardenal Gonsalvi al papa, Gentz á Rusia, HáWémberg
yHlimboldl *í Prusia, Gómez Labrador á España: algunos Estados
menoresde Alemania estaban también representados: fes gastos
para hospedar i los reyes y diplomáticos fueron estraordinarios:
fiestas, juegos y teatros, carreras y diversiones de todas clases
habrían hecho suponer que los poderosos se reunían para gozar
y no para establecer el orden en Europa. Éustá tenía el princi-
pal influjo, pero desde luego las grandes naciones manifestan-n
sus propósitos d* arreglar el continente sin intervención de las
naciones pequeñas: las intrigas no se hicieron esperar: Ingla-
terra quería mermar el influjo de Alejandro y los que concerta-
ban en un estremo, sobre la organización de Italia ó de Suiza.
disentían en otros hasta el punto de ser imposible un acuerdo.
Sabría Sido muy probable la guerra entre las naciones vence-
doras, si el desembarco de Napaleon en el puerto de ('aunas
(1? de Marzo de 1815) no hubiera unido momentáneamente á to-
dos. Los batallones enviados por Luis XVIII contra Napoleón,
se le unieron; el rey huyo'; Ney, Soult y los mariscales que le
habían abandonado el año anterior, se pusieron á sus órde-
nes: los aliados respondieron á las proposiciones de paz de Na-
poleón, proscribiéndolo en nombre de la paz pública y ofre-
ciendo por su cabeza dos millones de francos (como se hubiera
hecho en las épocas mas salvages). El emperador hacia alarde de
sentimientos liberales: se formaron ocho ejércitos y dos millo-
nes de guardias nacionales, pero Napoleón tío (pieria dar ala-
ai pueblo: sus hechos desmentían sus palabras; las concesiones
que hizo parecían forzadas á los menos suspicaces y se compren-
día que había de emplear otro tono si volvía á lucir su estrella
de Marengo y Austerlitz: dio una constitución sin tribuna libre:
las cámaras ya no callaban como en otro tiempo: era cosa deci-
dida que el genio guerrero no podía tolerar oposiciones, censu-
ras ni críticas, ni menos competencia de poder: (ion semejante
hombre, Francia era invencible si él hubiera proclamado since-
ramente la libertad. Murat había sido arrojado de Ñapóles dos
meses después del desembarco de Napoleón; por aquel lado no
1>70 COMPENDIO
tenia apoyo el imperio. Napoleón salió á campaña contra tres
ejércitos de los aliados; el prusiano mandado por Blücher; el
inglés por Wellington y el austríaco por Schwartzemberg; derro-
tó ií los ingleses y prusianos separadamente, entró en Bélgica y
la sublevó ni su favor; los sajones, bávaros y Wurtembergueses
le Biguen también; en Ligny destroza á los prusianos encomen-
dando ií (írouchí que los persiga (16 de Junio:) pero sus soldados
no le obedecen con el antiguo entusiasmo; los generales arguyen
sus órdenes; él mismo carece de aquel arranque de genio qne
habia decidido la batalla de Lodi y el paso de Arcóle: si inme-
diatamente hubiera atacado i los ingleses, el imperio se conso-
lidaba; esperó dos dias, y Wellington pudo resistir en Water-
loo hasta la llegada de Bhücher que habia eludido la persecución
de Grouchí. El ejército francés atacó la meseta de San Juan, o-
eupada por el ejército anglo-aleman, ya muy entrada la mañana
del 18 de Junio; una lluvia durante la noche impidió qne la ar-
tillería marchara; los ingleses y los alemanes resistieron heroi-
camente: la llegada de Grouchí ó Blücher decidía de Europa:
llego Blücher al anochecer cuando los ejércitos estaban rendidos,
y el ejército francés acometido por tropas de refresco, se disper-
só: Napoleón llevó í Paris la noticia del desastre; pide la dicta-
dura pero los representantes se oponen y le instan para qne ab-
dique: los aliados entran en Paris; Napoleón marcha ií Roche-
fort con intención de embarcarse para los Estados Unidos y no
encontrando un buque en aquel rumbo va á bordo de una nave
inglesa y escribe al príncipe regente de Inglaterra, "vengo como
Temístocles á sentarme al hogar del pueblo británico": los alia-
dos le consideran como prisionero de guerra y resuelven enviar-
lo á Santa Elena, isla inglesa en los mares de África: los aliado-
violaron inicuamente el derecho y la Gran Bretaña que hubiera
faltado en consentirlo, es mas censurable por concurrir ¡í aquél
escandaloso atentado contra un hombre ya humillado y vencido:
el miedo de las naciones no escuda ni menos justifica el atrope-
llo de que Napoleón fué víctima: los mismos que le acusaban de
arbitrariedad, la emplearon allí y en otras muchas ocasiones que
les convino. La causa de Napoleón estaba de todas maneras per-
dido: Francia se cansaba: Napoleón no podia representar las
tradiciones en su dinastía, ni las ideas revolucionarias: Europa
estaba mas fuerte que nunca, aunque contra la Francia unida no
hubiera triunfado: los que se habían enriquecido en las guerras,
querían disfrutar del botin y del bienestar: mientras Napoleón
venció, se \% idolatraba, pero al demostrarse que no era inven-
cible, los que le habían seguido, en su inmensa mayoría busca-
ron el oriente de otro sol para adorarle como habían adorado
al emperador. Napoleón debia llevar en su alma el desensaño
DÉLA HISTORIA l.MVKKSAI.. 271
y esto le debilitó. Con menos impaciencia, quizase hubiese en-
cendido la guerra europea de resultas délas intrigas de \ i< n;i
y él habría estado á salvo de la coalición qoeaUyusus pi
sitos del imperio de los cien dias. Acaso fué una desgracia pan
todos los hombres de genio á quienes quepa gobernar loe pue-
blos, que Napoleón no encontrase en Etocheforl un barco qne 1«'
condujera ala Union americana; allí ante la venerada tumi a de
Washington habría comprendido qne hay glorias Buperioreí i loe
laureles recogidos en los campos de batalla cuando N defiende
un poder y una ambición y no la libertad y la independencia
los pueblos: una enmienda moral de aquel genio profiwdo, una
palabra de arrepentimiento y de envidia al generoso lil
del Norte, habría sido la lección mas provechosa para tod
poderosos que alguna vez duelen entre su grandeza y la verda-
dera grandeza de la patria, entre su amor propio y la libertad
Napoleón murió el 5 de Mayo de 1821 después de escrib
célebre "Memorial de Santa Elena.*
La diplomacia arregló el mapa de Europa i Batis&OCKHl «1
mas poderosos: España fué víctima como siempre, y apenafl
oyó después de concurrir mas que ninguna otra oactonalMl
las derrotas de Napoleón, y de animara Buropa cuando I
pa estaba acobardada y los reyes servían d Ita al w
dor de Jena, de Eylau, de Friedland y de Wagram,
Los intereses de la justicia, la tranquilidad de Europ;
causa del progreso, no inspiraban un gran entusiasmo i I
plomáticos reunidos en Viena.
Austria recobró la Galitzia oriental, el obispado de >a!/bui-
go y el reino Lombardo- Véneto y la Dalmacia: la Oiría formaría
también parte del imperio.
Todos los Países-Bajos se reunieron en una monarquía bqjO
el rev Guillermo de Orange que a-re-- el Luxembí
Ala monarquía de Cerdena restaura. la ron \ u-i icl I
se aumentó Genova.
Los ducados de Módena y Tqecana beron dad iembn*
de la casa de Austria, y el de Lúea i Los Borboi
Parma permanecería bajo María Latea de Austria upe-
ratriz de Francia. ; .
El papa Pió VII fué confirmado eo la posesión del territorio
P°EnfiSpoles y Sicilia unidos con el título de reino de las dos
Siciliasse restauró la familia borbóiiua. • -
La República de las siete islas j&HW* » conaprv.. bajo el
protectorado de Inglaterra. .11,1
España y Portugal restauraban las dinastías borMmca 3 d*
Braganza.
272 COMPENDIO
Silería afirmo la incorporación de Noruega con diferente cons-
titución.
Rusia anexiona á su imperio la Finlandia, Bcsarabia. parte
de Moldavia y otros territorios. El gran ducado ée Yársovia
el nombre de reino de Polonia, una constitución indepen-
diente y vírey, pertenecería á la casa Romanoff.
¡Vusía sé engrandeció con el ducado de Posen: Cracovia fue
garantida como República independiente por Rusia, Prusia y
Austria.
Ginebra, el Vales y Xeufchatel fueron anexionadas á Suiza.
Tai Alemania se hicieron compensaciones á los mas influyen-
tes á costa de los mas desamparados y se reconstituyó la anti-
gua con federación bajo el imperio de la casa de Austria. Los
Estados eran treinta y ocho; un imperio, el de Austria; los rei-
nos de Prusia, Ba viera, Hannover, Sajonia y Würtembergj el
Electorado de Hesse-Cassel ; siete grandes ducados; nueve duca-
dos, diez principados; el landgraviato de Hesse-Itoniburgo y
cuatro ciudades libres (Hamburgo, Francfort, Lubek y Brema).
Respecto al estertor, forma la confederación un solo EJstado y
potencia política.
La Alsacia quedaría unida á Francia.
Inglaterra ganó la isla de Malta y la colonia del (abo de
Buena Esperanza con otras ventajas menos importantes.
Al reunirse los reyes por última vez en Paris, organizaron
un pacto á que se llamó santa alianza] los emperadores de Ru-
sia y Austria y el rey de Prusia prometieron guardar, sin dis-
tinción de confesión cristiana, las palabras de la Escritura, go-
bernar bien á sus subditos, mantener la justicia y ausiliarse
mutuamente: todos los demás reyes de Europa, menos el de In-
glaterra, entraron en la santa alianza que de un pacto místico
se estendió pronto á la consagración de la monarquía absoluta
y de la reacción contra el espíritu del siglo; debían ahogarse
y se ahogaron todas las tendencias liberales en beneficio de los tro-
nos y de las ideas arbitrarias de aquella aristocracia coronada (pie
pensaba dominar eternamente á las naciones, sin mas leyes (pie
su capri-ho, .sin otros progresos que la reproducción perpetua de
cuanto había condenado la revolución francesa. España procla-
maría !u constitución del 12 en 1820, y la santa alianza impon-
dría al pueblo español el absolutismo con el apoyo de Luis
XVIII que envió cien mil soldados, y de los amaños pérfidos
de Fernando VIL Los reyes habían invocado la libertad y la
constitución cuando temían al guerrero del siglo: prometieron
constituciones y olvidaron su promesa; pensaron que las ideas
de la revolución se habían evaporado para siempre, y se bur-
laron de los deseos, de las aspiraciones legítimas y de los sa-
DE LA HISTORIA l MVKKSAL
orificios ele los pueblos. Por eso. no sólo la r< i, adou
mas prestigio, sino que llega a rehabilitarse en la opio
ios pensadores políticos el imperio que sucumbiera
en Waterloo. El despotismo impuesto por la
so, es# menos humillante que el despotismo ¡mpues la hi-
pocresía y por la fuer/a brutal de ioseusa! in-
justificables soberbias.
PÁRRAFO IX.
Europa hasta a 830.
Francia. — El gobierno provisional organizado eo de
la primera abdicación napoleónica trazó una oonstitu
nociendo la soberanía de los Borbolles y la in¡ del
pais en el gobierno; Luis XYIII (el conde de Pioi
la constitución, pero mejor aconsejado dio otra i ¡nst
emperador Alejandro, de Talleyrand y del gobierno
Por la carta el rey tenia el poder ejecutivo, y el legidati
dos cámaras, una hereditaria, de los paree, que nombra na el
monarca y la otra electiva con el sufragio cei
ser diputado se debían pagar .trescientos francoe de oontribneion,
y cien para ser elector: los ministros eran raspóos tri-
bunales independientes; se reconocía la desvinculados
amortización, la deuda pública y la nueva nobleza; d la
imprenta líbrelo mismo que la conciencia; a la i-
gualdadante la ley, y la opción de los ciudadanos g ftodoe
cargos. Los principios del 80 se imponían al trono de
Luis XYIII. Pero el rey proscribióla bandera tricolor alfe
suizos para su guardia, volvió á las antifj
degradó la Legión de honor estatuida poi león, j
del ejército á los oficiales delimperio: el plaa las
prodigalidades obligaron ¿ imponer inerte.» tribal
Chateaubriand pedían mas discreción j
dos se encontraban mal bajo una ínonarqui
pradores de bienes nacionales odial la eorl
ra entrar en las escuelas mili::; una nobleza do
cien años de antigüedad. En esas circunsfc
poleon en Cannas, y si él hubiese llama» rá-
elo su libertad, es indudable qu< decido
der. Después del imperio de cien días se pac!
no provisional que nadie seria inquietado por mis opinión*
pero Luis XYIII se burlaba de compromisos de esa índole: di-
18
274 COMPENDIO
solvió' las cámaras y el ejercito, y proscribid ó condenó i muer-
te á muchos de los que habían desempeñarlo cargos importa:
Ney y Labedoyere murieron en el suplicio: toda la famili:
Bonaparte y los antiguos convencionales, fueron desterra
Sieyes, Carnot Barreré y Cambaeercs. £oult. Mar- Dton
sufrieron la misma suerte: en e! Mediodía ian
horribles venganzas; el valiente Mariscal Brnne era fusilad.
Avignon: en Tolosa, Ramen que quisó contener
sucumbió; en Ximes y otras poblaciones los di-
sidentes religiosos; en Burdeos murieron 1"- generales, heno
Faucher. Un acto de justicia devolvió ;í Italia los
ticos que se le habían quitado en las guern l de
Angulema, hija de Luis XVÍ escitaba la n clon queriendo
vengar con el despotismo los maleé qne la babia hecho sufrir
la revolución. El papa restauraba la compafiia '«tía
bula de 7 de Agosto de 181 !. y I"- jesuítas penetrara
das partes llevando su faneátó influjo y sus mas fui
ñanzas: hacíase una guerra i muerte á la ilustración J i la li-
bertad: la hija de Luis XVI calificaba la revoluí
dalosa violencia de los escbft la fuer-
za del siglo era mas grande qtte las Ideas antiguas, y la mo-
narquía tuvo que luchar y que ceder. ESI rey de P invitaba
á las iglesias alemanas i unir- ¿unieron
en una confesión evangélica protestan!
Pasados los primeros momentos d<- \ la opinión
teniendo influjo; por otro lado el Conde de \r iano de
Luis XYííI) y la duquesa de Angulema repreí ' realis-
mo puro; el clero dominaba este partido: el re; ado i ti
sigir con todos, un dia nombraba para el mini v.n-
cionai Gregoire y otro al moderado De I ibriand que
había servido constantemente la causa d<> la
demasiarlo liberal para la corté; la i ! minis-
tro Villele en cuya época fué espulsado de h el honra-
do Manuel porhaberse opuesto a la vergonzosa Inva «tra
la libertad en España: en 1822 babian lo motines qm
velaban el descontento de la Francia; el General Bertoo <;
el cadalso había proclamado la República. Chateaubriand
en las cámaras la libertad de imprenta contra el i 'rae!
gobierno. Benjamín Constan! hablaba del derecho de los pue-
blos; Villemain, Gnizot, Cousin, Royer Collard, m el
amor, unos ¡1 la filosofía y otros al derecho: Bei <'l entus
ta de Grecia, Del&vigne y Pablo Luis Courrier Be inspir
el 89 contra la restauración: los jesuítas hacían frente al gran
movimiento intelectual y político' bajo el nombí
lafé, y sugerían al rey medidas de persecución y de intolr-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 275
rancia. Mole combatía la intervención en España para restable-
cer el absolutismo de Fernando VII. Murió' Luis XVIII en
18¿4 heredándole su hermano el conde de Artois (Garlos X
por haber muerto el heredero de la corona duque de Berry-
luzose consagrar en Reims como los antiguos reyes v anun-
cio que gobernaría del mismo modo que sus "antepasados-
la revolución no era en su concepto mas que un desorden;
pasagero; los jesuítas escribían en sus historias que Napo-
león había sido un general bajo las o'rdenes del rey Luis
A\ II. y que no se había suspendido un momento la monarquía
francesa. Los nobles y el clero pedían que se les restituyesen
los bienes vendidos ó nacionalizados, pero Carlos X tuvo que
renunciar tí esa idea, pudiendo solo conseguir una suma de mil
millones de francos para indemnizar á los mas perjudicados; los
jesuítas influyeron en esto, y el pais se disgusto por un grava-
men que si tenia alguna justificación respecto á los perjudica-
dos, no en cuanto á las gratuitas recompensas concedidas á los
amigos de los Borbones: autorizáronse los conventos de monjas;
y tanto avanzaba la reacción que las oposiciones fueron al otro
linio de la carta constitucional, quedándose la ley en medio de
unos que la rechazaban por avanzada y ele otros que la repudia-
ban por muy monárquica. Los enciclopedistas y las obras de
Voltaire volvieron á popularizarse; la juventud asistía á las cá-
tedras donde secsplicaban teorías liberales; la guardia nacional
gritaba contra los jesuítas, y el rey la disolvió: el gobierno persi-
guió'á la prensa, estableció la censura para los libros y el sello
para las hojas sueltas; hasta la Academia protestó y algTinos aca-
démicos fueron perseguidos: la Cámara de los pares mostraba
oposición y se aumento con hornadas y por simple favoritismo.
Bonald defendía todas estas medidas. El ministerio Martignac
(1828) modificó la ley de imprenta y reprimió á los jesuítas, pera
en seguida fue reemplazado por Polignac que disolvió la Cámara:
triunfó la oposición y el gobierno volvió á disolverla. El ejército
en la espedicion de Argel adquiría gloria, y creyó Carlos X que
con eso tenia bastante para contradecir el espíritu general; ven-
cieron también los liberales y entonces el rey mandó publicar las-
tres ordenanzas, suspendiendo la libertad de imprenta, disolviendo
la Cámara, y reformando la ley electoral. Estallóla revolución d(
tres días (27, 28 y 29 de Julio de 1830) y se nombró un gobierno-
provisional compuesto de Lafayette, Casimiro Perier, y Odilon Bar-
rot. El 31 Luis Felipe de Orleans era proclamado Teniente general
del reino: Carlos X salió de París y de Francia, 4 de Agesto, y el
(> de Agosto la Cámara eligió rey al Teniente general Luis Felipe,
hijo del convencional Felipe Igualdad: la escarapela tricolor fué
el emblema del reinado: Soult, Sieyes, Maret, Bassanoy los des-
276 COMPENDIO
torrados por los Borbones, regresaron á Francia. Thiers habia sido
uno de los enemigos mas decididos de Carlos X y habia proclama-
do la revolución.
Paisks del Norte. — Toda Europa se encontró envuelta en la
revolución y en las guerras del imperio. Dinamarca sufrió los gol-
pes de los aliados y las imposiciones de Napoleón. Cristiano VII a-
doptó la neutralidad armada pero tuvo que salir de ella, y se unió
;il emperador; la escuadra inglesa incendio á Copenhague. En 1808
subió al trono Federico VI (hasta 1839) que siguió la misma polí-
tica. En 1814 perdió la Noruega que se agregó á Suecia, Hecha la
paz se dedicaron el pueblo y el rey á fomentar el comercio, la indus-
tria y las ciencias, la agricultura, las artes y la marina. Los duca-
dos de Holstein y Schlewich, incorporados á Dinamarca en 1721.
no renunciaban á la confederación germánica, y por tanto a su au-
tonomía para cuando terminara la casa reinante. Cristiano YIII
(1839 á 1848) declaró por un acta la anexión incondicional de
los ducados (1846); estos se sublevaron, y aunque vencidos, Fe-
derico VII sucesor de Cristiano VIII derogó la carta concedién-
doles mas libertades.
Gustavo Adolfo IV reinó en Suecia desde 1792 í 1809; entró
en la neutralidad armada del Norte, pero luego se volvió contra
Francia é hizo la guerra aliado con ingleses. En 1809 la Dieta le
obligó á abdicar, sucediéndole Carlos XIII Duque de Sudermania:
muerto el llamado ásucederle, Cristian de Holstein, la Dieta nom-
bró sucesor áBernardotte general francés, por la humanidad que
habia demostrado en las guerras. Pronto se ligó Suecia con las po-
tencias de Europa por resistir la clausura de los puertos i los
barcos ingleses según exigia Napoleón; se agregó Noruega á Sue-
cia con una constitución propia, y á la muerte de Carlos XIII en
1818, entró á reinar Bernardotte con el nombre de Carlos XIV v
gobernó con acierto favoreciendo la cultura moral y los progresos
materiales. Murió en 1844 heredándole su hijo Osear I (pie ani-
mado de las mismas ideas pacíficas y progresistas, concentró
.acción en el interior, guardando neutralidad en las ludias .uro-
peas: solo en la guerra del Holstein y el Schlewich estuvo del la-
do de Dinamarca.
Catalina II de Rusia tenia tan mal concepto de los pueblos, que
no les creía capaces de sobreponerse á sus dominadores; la revo-
lución francesa le sorprendió, y acaso la hubiera combatido si sus
negocios de Polonia no le interesasen mas que las cosas del Oc-
cidente: en los últimos dias de su reinado ya se unió á los ene-
migas de Francia. Pablo I hijo de Catalina (1796 á 1801) pro-
siguió la guerra de la coalición, pero se disgustó por el poco cor-
curso que le prestaban, é hizo la paz. En 1801 fué asesinado ne
una conjuración palaciega de que se acusó á los ingleses si bien no
DE LA HISTORIA IMVKKSAL.
hay testimonios que prueben la sospecha: su hijo AJejandl
ba en el complot aunque no quería la muerte de *u padre. Bu es-
pectativa desde un principio, entró luego en campaña y con ra-
ros intervalos, peleó hasta lacaida de Napoleón y fué p r
de mucho tiempo el poder mas influyente de Ehiropa. A.bol
tormento, la confiscación y el tribunal secreto; di<» libertad filo-
sófica á las escuelas superiores; emancipó los siervos de la
nia y de la Siberia; protegiólas ciencias, influya en Francia
que la restauración aceptase el sistema constitucional, pero en tof
últimos años se hizo suspicaz é intolerante, quizá temiendo
rer la misma suerte que su padre. Nicolás í [1825 á 1855] se
inspiró en la política de Pedro el Grande, dio unidad al
rio, fomentó la marina, y el deseo de estenderse al Occfcl
dujo la guerra de Crimea [1854].
Alemania y Austria. — La revolución francesa y el im|
no encontraron fuertes resistencias en Alemania dividid
tados casi independientes y que tenían facultad de contraer alian-
zas esteriores según sus ambiciones ó sus temores: ademas la opo-
sición de los protestantes al Austria tenia que debilitar la a
de defensa común. Algunos principados, si no admitían en su to-
talidad los principios' de 1789, distaban de elloe
Austria: la Dieta imperial carecía de autoridad. Solo en medio de
las desgracias públicas se estendió la doctrina unitaria, v 1'
que se preparaba á reunir la nación germáni r to-
dos los medios desautorizar i la dinastía de Habeburgo i
no estaba de acuerdo desde que se constituyera la monar
siana en 1700. Austria representaba el catolicismo J ría de
Federico el Grande la reforma: sin estas oposición i<> di-
fícil á Napoleón dominar tantos pueblo*
formando la confederación del Rtain que i todoe
bilitaba. José II de Austria murió en 1 7' «nano Leopoldo
II, gran duque de Toscana suprimió casi too >rmas de
José II, pero no. amaba la guerra, de modo que sposicion
de ánimo favoreció también íí los revolucionarios franceses. Poco
conocedor de las ideas de su época, dio escaf revolu-
ción
do entrar
do heredero ~
á 1835]: la guerra con la revolución y con el i 'Si-
do fácil á la monarquía austríaca si Ñapóle
política popular y verdaderamente emancipador;) itos de
Francisco II fueron derrotados durante veinte años, ; por le >m
mo que no mostraban una fuerza incontrastable, se les cod<
paz siempre que la solicitaron: el em¡ [Uiso tei
al imperio austríaco ó no halló en beneficio de quien deshacerlo;
cedor de las ideas de su época. Cttú escaso vaior a ia re^
y aunque comprometido contra Francia, api pu-
ntrar en liza con sus adversario-. Iv
leredero de Austria y del imperio bu Mjo Francisco II [i
2 I 8 COMPENDIO
para lo primero, lo humilló demasiado; para lo segundo vaciló y
nunca se resolvía ;í una gran transformación. En 1820 y 1821
reprimid los movimientos liberales de Italia. Metternich dirigía la
política de Francisco TI y la diplomacia europea. Fernando IV
que sacedlo ¡í su padre en 1835 [á 1848] vivió en paz hasta 1847
y 1848 cu que las agitaciones de Italia produjeron una larga
guerra, y la revolución francesa fué el principio de una gran su-
blevación en todo el imperio germánico.
En Prusia Federico Guillermo II [1786 á 1797] sigue el cami-
no opuesto ú su antecesor Federico el Grande; la intolerancia re-
prime el espíritu filosófico y literario; el edicto de religión y la
censura perjudicaron la vida moral y las energías del reino pru-
siano. En las guerras con Francia gastó las economías de Federi-
co II, y la corte, abandonando la antigua sencillez imitó el faus-
to y la prodigalidad de las antiguas gastadas monarquías france-
sas. Su hijo Federico Guillermo III [1797 á 1840] sostuvo la
paz cuanto le fue posible: las circunstancias de Europa no eran -1
propósito para neutralidad pues ni Inglaterra ni Napoleón lo to-
leraban: obligado a romper las hostilidades, fué vencido en Jena y
én otras muchas batallas, perdiendo una parte de sus dominios.
Mas enérgica su muger Luisa Augusta, se puso al frente del mo-
vimiento nacional, y aunque vencida, mostró la persistencia pa-
triótica que acarrea los grandes triunfos, y se hizo idolatrar no
solo de Prusia si no de toda Alemania. Triunfante la coalición.
Federico Guillermo restableció el absolutismo y el pais se divi-
dió en dos bandos, el tradicional y el liberal: la política prusia-
na inclinada constantemente á los alemanes, encontró profundos
intérpretes que aunque con lentitud prepararían los últimos su-
cesos de Europa y la unidad nacional. Pero como para represen-
tarima gran idea era preciso romper los antiguos moldes de la
política-, Federico Guillermo IV [1840] se pronunció por los prin-
cipios liberales determinando la oposición al Austria.
Biíluica, Holanda y Suiza. — De una á otra nación pasaban
los dominios antiguos patrimoniales de los Habsburgos. pero sin
acabar de perder sus fueros y privilegios. Independiente Holan-
da, fué víctima durante la revolución, de su alianza con los fran-
ceses; Bélgica, mal hallada bajo el dominio de Austria, ya quiso
emanciparse y corriendo la suerte de la revolución francesa cam-
bia de dominadores según que la Europa ó Francia podían impo-
nerse, El congreso de Viena formó un reino de todos los Paiscs-
Bajos: la separación tan larga entre Holanda y Bélgica habia o-
puesto intereses y creado antagonismos; asi es que mantenidas en
unión en los primeros anos de la paz europea, al estallar la revo-
lución francesa de 1830, Bélgica se sublevó proclamando la in-
DE LA HISTORIA l'MVKl^AL.
dependencia, y constituyo una monarquía nombrando rey í
poldo I de Sajorna [1830 á L865], mientra I franges l
Holanda.
Suiza era una agrupación de Repúblicas 3¡n pnlaoe, eu d
P
ni el deseo de fortalecer la unidad. A la « \r de
Francia, los cantones católicos querían pn
testantes y estos sobre aquellos: el Congrí
la confederación uniendo Ginebra, el Vale
protección del rey de Prusia. Una dieta d
debía entender de la reforma. Las luchas de
Suiza; los cantones no querían ceder una parte de su indi
dencia en beneficio del iodo. Eu 1830
constitucionales sobre principios de libertad, j
lo y publicó la constitución federativa.
Inglaterra. — Jorge III perdió la razón m muer-
te [acaecida en 1820] y gobernó con id título D iii-
jo que le sucedería con el nombre de
enemigo mas implacable de Francia: tuvo ú sueld lu-
chó sin descanso, llevó su apoyo a tod
don francesa, y se hizo dueña absoluta de lo-
ca inglesa distaba mucho de ser dirigida por un ;
moral; buscó el engrandecimiento por med
con un comercio casi monopolizado en loí
que subvencionaba los ejércitos europeos: la I que
contra la revolución, contra la Francia p tderosa
rítima: destruyó las naves de España y Francia, qu
Turquia como' habia hecho en Tolón con las írauc
las de Dinamarca, aniquiló las de Holand.
portaba beneficios, apoyó una política combal
les con lógica, pero sostenida por el ínteres. El
rao de la Gran Bretaña deriva de aquellas guerras; Be p
de los mares después de vencer y destruir I
de Europa; el fin era el predominio, y eonsigu
el comercio de Europa con Asia y América. La ¡o
de los Estados Unidos la obligó á conc W h
India con mas provecho v mas esperanza
Jorge IV nada cambia en la política ¡ngl
ñas nacionalidades oponiéndolas a' las ma*
Francia; Portugal ¿España]; se estiende en á*ia y la Oceania
v el Sur de África; protege i los turcos c otra lo rusos,
holandeses contra Prusia: en el interior su¿ libertades están alir-
280 COMPENDIO
madas; del derecho de los demás pueblos no le ocupa: calla ante
la santa alianza, y nada dice cuando Austria destruye la consti-
tución de Ñapóles, y los franceses apoyando á Fernando TU. la
constitución de España: el egoísmo es la norma política en las re-
laciones con los diversos países. Irlanda apenas podia ser consi-
derada como una porción integrante de Inglaterra, pues hasta
1840 no comienza á disfrutar de los derechos verdaderos de na-
cionalidad y libertad.
Italia. — La península itálica, pais de los grandes hombres, y
de los inmortales artistas, parecía señalada como juguete de un
sarcástico destino. El General Bonaparte entra saqueando sus ciu-
dades y sus museos en 1796; y las guerras de austríacos, rusos y
franceses, llevan la desolación á los campos, la tristeza y la mise-
ria á las familias, y el dolor á todos los que soñaban con la in-
dependencia. Napoleón pudiendo fundar una nacionalidad pode-
rosa, juega con los diversos Estados y comete la falta imperdona-
ble de entregar Venecia á los austríacos, y después quiere domi-
nar en la Italia rota y desangrada por medio de reyes que el co-
loca y de códigos que él dicta.
El congreso de Viena une las dos Sicilias en una monarquía re-
gida por el rey de Ñapóles Fernando IV que toma el nombre de
Fernando I de las dos Sicilias: la venganza es toda la política de
la restauración: asegurado Fernando I no piensa mas que en su
trono y en su corte; la revolución de 1821 perece, y el absolu-
tismo se dogmatiza como ley de aquel bello é inforturado pais.
Francisco I no cambia de sistema. La Santa alianza declaró, "que
los cambios en la legislación de los Estados no debían emanar si-
no de aquellos á quienes Dios habia hecho responsables del po-
der1' [Mayo 1821]. Semejante ultraje á la honra y al derecho
de las naciones no podia menos de engendrar una revolución eo
todo el sistema europeo. El último rey de Ñapóles decía "aunque
me vuelva loco, creo que jamas me ocurrirá la estravagancia de
consentir instituciones liberales". El habia suprimido la libertad,
pero seria arrojado por la revolución como debia suceder á to-
dos los que se crean mas grandes que los pueblos.
Víctor Amadeo III, rey de Saboya, el Píamente y (Vrdcña
[1773 á 1802] fné despojado por Napoleón quedándole solo la
isla de Cerdeña. Víctor Manuel I (1802 á 1821) fué restableci-
do en sus antiguos dominios por el Congreso de Viena. Abdic
1821 en su hermano Carlos Felis, compelido por la revolución que
agitaba toda la Italia: en Cerdeña la revolución habia escrito en
sus banderas; "Confederación italiana; Reino de Italia: Indepen-
dencia nacional." Los austríacos batieron á los piamonteses en
•Novara y restablecieron el absolutismo. Sociedades secretas di-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL.
vulgaban las ideas liberales y concertaban i los revoluckmarh
vencida la revolución una y otra vez. surgía de nuevo, cada dia
mejor ayudada por las transformaciones de Europa. Mu 1831 mu-
rió Carlos Felis, sucediéndole Carlos Alberto, príncipe de I
nan, en cuyo tiempo se inicia un movimiento decidido liaría la Í¡-
bertad y la unidad.
Lombardia y Yenecia estaban sometidas al despotismo de Aus-
tria, pero no resignadas al yugo de la nación mas absoluti
Europa.
.La revolución de 1330 en Francia, conmovía toda la Italia;
Bolonia, la Romanía y la Umbría, estallóla revolución; Ifai
Luisa tuvo que huir de Parma; el papa fué destituido del poder
temporal, pero todo se deshizo por las bayoneta a]
sin que Francia interviniera en una causa que era 1..
El papa Fio YII que coronó a Napoleón i de-
volvió el poder temporal, fué arrojado de nuevo en 181 "1-
vió en 1814 á cortinuar la política de estrecha íntolera di-
mitió el trono del Congreso de Yiena aun cuando lo debía .í las
naciones protestan- os, pero se separó de ellas en lo po \*o-
dia entrañar algún principio tolerante con las LeOB XII.
Pió VIII y Gregorio XVI, siguieron la misma
dola a medida que tomaba fuerza la revolución.
Grecia. — La revolución francesa tenia que
blo de las bellas tradiciones. Desde 1810 existían en i
ciaciones que trabajaban por la imí
griego de Corfú, las había dadounidadj
gos con promesas del emperador de Rusia enemigo de
Alejandro Ipsilanti, moldavo al sen icio de I
compatriotas á la libertad y escitó á los hel<
pío. La Grecia entera se subí ev iUr
la diplomacia europea estaba reunida en el Ooogí
para tratar de la santa alianza: Metternidh habW a
volucion griega y pidió que se la ai
tad inspiraba" horror entre aquellos diplom
turcos comenzaron su venganza en los g
el patriarca y los obispos fueron los de la pu<
pío; familias enteras eran degolladas sin pret
cordia: el batallón de Ipsilanti fué sorprendido en V alaquia y
aniquilado en eí combate de Dr un (Junio I .¡efe
fugitivo encerrado en una fortal
no protector de todas las. tiranía-. El di fué la i a de
las tropas mahometanas: Demetrio ipsilanti Gdocotron
micali dirijian í los griegos: donde qui<
vados el valor v el patriotismo de la antigua • lafi Cernu -
282 COMPENDIO
pilas volvieron ti ser teatro de hechos heroicos. En el Congreso
dé EpMaura(1822) se proclamo la República: voluntarios de Ale-
mania,} de Inglaterra é Italia iban a defender la libertad ti las
montanas embellecidas por los recuerdos mas grandes de la his-
toria; pero los reyes de aquella alianza que por escarnio de la
humanidad y de sus derechos se llamó santa, abandonaron á
los generosos descendientes de Codro y de Leónidas y tacharon
como un crimen su patriotismo: Lord Byron marchaba á* Grecia
aparejada su lira sublime y dispuesto el brazo; Normann, gene-
ral alemán, organizaba una partida de jóvenes entusiastas que
qtierián morir por la patria de las musas. Cuatro años de guer-
ra dieron tí los griegos repetidos triunfos, pero auxiliados los
turcos por los mamelucos egipcios (1825) se volvió la fortuna, y
vierónse arder ciudades y campos, y ser arrastradas las mugeres.
y aplastados los niños de pecho contra las rocas del caminó <>
los muros de las ciudades. En Abril de 1826 sucumbía la ciu-
dad de Missolonghi; todos los sitiados con mugeres y niños sa-
lieron contra el enemigo; la tercena parte murieron; el resto se
arrojó á las llamas, y las mugeres con sus hijos en los brazos se
precipitaban invocando la libertad y la honra, y las sublimes tra-
diciones de sus mayores. Cannino; en Inglaterra levantó su voz
contra los turcos; Rusia y Francia siguieron, 6 intimado Ibraim.
jefe de los mamelucos para que evacuase la Grecia, como se
negase , los aliados atacaron la flota turco-egipcia y la destroza-
ron (combate de Navarino, 27 de Octubre de 1827). Muerto
Canning, Inglaterra se separó de la alianza, pero Rusia conti-
nuó protegiendo á los griegos, derrotó tí los turcos en los balka-
nes, penetró en Andrinópoíis y Turquía se vio forzada á la paz.
En el tratado de Andrinópoíis" (Setiembre 1820) se reconoció la
independencia griega; se declaró libre la navegación del Danubio
y la entrada en los Dardapelos y Servia, Valaquia y Moldavia
adquirieron garantías bajo el protectorado ruso. Móreá, Livadia,
una parte de Thesalia; la isla de Eubea y las cíela -miaron
un reino que después de Capo de Istria gobernó Othon I de la
casa de Baviera (Congreso de Nauplia, 1832).
Portugal.,— En 1792, Don Juan, hijo de la reina Doña María
les proclamado regente. En 1807 marche} la corte al Brasil i
consecuencia de la invasión francesa. Concluida la guerra filé
gobernado el país por un consejo: en 1816 murió la reina v en-
tra a^sucederle el regente con el nombre de Juan VI; en 'l820
volvió Don Juan á su patria encargando la regencia del Brasil i
su hijo Don Pedro. En el mismo año se proclama en Portugal
el sistema constitucional que cayó ala vez que en España. En
1826 murió Don Juan VI; pero no queriendo regresar del Brasil
DE LA HISTORIA [JNIVKBSAL.
el heredero Don Pedro renuncia el trono en íavor de su bna
Dona Mana de la Gloria bajo la regenda de bu tio I» ¿\
a condición de que conserve el sistema constitucional El
te abolió la constitución, se proclamen rey jrpereignid al
liberal; entonces Don Pedro cedida su hijo !;i enrona del B
armo una flota y desembarcó con un ejército en Portugal
liado por Francia é Inglaterra (1832 á 1834) ven
guel y le obligó á salir del reino. A la mttrte del ida
al poco tiempo de ocupar el trono, le sucedió su hija*
na II de la gloria, que en 1835 con trajo matrimonio
nando de Sajonia Coburgo. Portugal yH Bi habían
ráelo sin lucha, constituyéndose en mi imperio ese territori
ricano.
España.— Carlos I V ocupó el trono de España en 1788:
servó algún tiempo á los consejeros do so padre, pero .pronto
fueron reemplazados por un oficial de guardias d llama-
do Manuel Godoy favorito de la reina María I
contra la convención francesa fue mal dirijida y apesar de
de las tropas, no pudieron impedir que lo> repnl me-
traran en las provincias y adelantasen hasth Miranda. II
paz de Basilea concesión A Francia de la parte espalS
to Domingo, España que había sido comprometida por el pa
de familia en una guerra sin objeto, se comprometió en el I
tado de San Ildefonso [1796) én una alianza ofensiva y d
va con la República. La corte no se cuidaba del lina
dominaba á su marido y Godoy dominaba í la reina: loi
bres notables que se quejaban de aquella política
de aquel gobierno inmoral é imbécil, l'ueron presos y pasar
calabozo en calabozo hasta la caída de Godoy. ¿avellanos un
momento ministro, pagó su patriotismo en una prisión: la mari-
na se pierde en Trafalgar, y los intereses públi
abandono de la corte, y por la ignorancia de loa que din jen aq
lia funesta política. Fernando VII recibe el trofeo por abdicación
de su padre después de un inotin en Aranjuez. y llamado i Rtt*>-
na lo devuelve, y padreé hijo ponen á Bspana a mere
poleon. Pocas veces, en medio de tantos cuadros de p
como presenta la historia, se contempla algo mi
mezquino y repugnante que la conduela «le Fernando VII j
su padre; el uno pide la sanción del emperador i los hechos de
la política interior de España; el otro, recobrado el trono por
medio de amenazas de Napoleón, lo cede i este recibiendo en
cambio pensiones y propiedades particulares. AJzase la nación
por su independencia, y Fernando VII desde Valencey feli-
cita á Napoleón por las victorias obten i ¡ tra los españoles.
284 COMPENDIO
Pedia á Napoleón una princesa de su familia en matrimonio y le
escribia en 3 de Mayo de 1810; "Esta unión podrá ejercer una
influencia saludable sobre el destino de las Españas, y quitar i
un pueblo ciego y furioso el pretesto de continuar cubriendo de
sangre su patria en nombre de un príncipe, el primogénito de su
antigua dinastía, que se ha convertido por un tratado solemne,
por la propia elección, y por la mas gloriosa de todas las adop-
ciones, en príncipe francés é hijo de Y. M. I y E." Napoleón pu-
blicaba todas las cartas de Fernando en el Monitor para que le-
yéndolas, perdieran los españoles la afición al hombre mas in-
digno de todo el imperio y de tocias las épocas. Pero en España
se creia que las cartas eran apo'eri fas: no podían suponer Mina,
el Empecinado, Castaños y cien otros héroes que regaban el suelo
con su sangre, que les insultara infamemente el mismo en cuyo
nómbrese batían. En la correspondencia «le Fernando Y II hay
aun cosas mas bajas que sus insultos y sus protestas del 3 de
Mayo.
En Sevilla se habia constituido una junta centra] en la cual
abdican las provinciales: las victorias napoleónicas la obligan ;'
retirarse á la isla de León en 1810 y se disuelve nombrando un
consejo de regencia y convocando á Cortes constituyentes. El 24
de Setiembre se abre la Asamblea y aparece dividida en dos
bandos, liberal y servil: en 1812 publican la Constitución de la
monarquía española qne declaraba hereditario el trono, la unidad
religiosa y la intolerancia, reconociendo en cambio la liberta-
imprenta, de reunión y asociación, y suprimiendo los señoríosju-
risdicionales; establecíase el principio de la soberanía nacional,
la responsabilidad de los ministros, la inviolabilidad de los di
tados y la división de poderes. Los obispos de Lérida, Ürgel, T -
ruel, Pamplona, Santander y otros muchos, comenzaron :í c
batirla constitución, guiados por el nuncio Gravina. En Setiem-
bre de 1813 se cerraron las sesiones convocando á cortés ordina-
rias. Los franceses, quebrantados por una guerra sin tregua, j
vencidos en 1813 en Yictoria, San Marcial y Soraura, pasan el
Pirineo y á la caída de Napoleón vuelve Fernando VII, rompe la
constitución al cruzar el Yidasoa y ásu llegada á Madrid en M
de 1814 disuelve las cortes, restablece el absolutismo y perdigue ¿í
los mas generosos defensores de la independencia. José" Bou
hecho rey de España por su hermano Napoleón en 1808, habia
vivido cuatro anos en Madrid, dictando le>es qne si entonces no
se aplaudían, mas aquietados después los ánimos se han celebra-
do por los amigos de la libertad: las Cortes de Cádiz tomai
disposiciones principales de los decretos de José Bonaparte.
Pero no se trataba de la cantidad de bien que pudiera sembrar
un rey estrangero, sino de la independencia, y aunque muchos
DE LA HISTORIA UNIVERSAL,
hombres ilustrados se adhirieron al Gobierno irapue
nación, salvo ese pequeño número lo repudia.
^ Fueron perseguidos por Fernando VII los afranC v los
liberales, se restableció la inquisición y i los jesuítas la
enseñanza, dominó el despotismo en todo has-
ta los teatros; los actores notables eran desterrad* --presen-
tar con viveza cuadros heroicos; los autores advertidos y castiga-
dos; los principales patriotas tenían que huir d
Después de algunas tentativas frustradas, el prim
1820 Rafael de Riego proclamó Ja constitución en medio d( I
-cito formado en San Juan de las Cabezas para man'
•ca donde las colonias se habian alzado y sostenían d»
Iras una guerra de independencia: Quiroga. López Danoe 1
»bal y los demás jefes siguieron el movimento que rápidamente
.cundió por toda España. El 7 de Marzo Fernando VII jaral
.constitución de 1812 y convocaba Cortes. D de tos
un ejército francés de cien mil hombres mandados por el duque
de Angulema, en representación de la Santa alianza, pe
España y ausiliado por el clero y el partido absolutista,
los liberales (Cádiz, , el Trocadero, de cuya mala eausa tomd la
monarquía francesa base para uno de sus monumenl 9 rey
que había sido obligado á marchar i Cádiz con las Cortee, ruan-
do estuvo libre, declaró nulo todo lo hecho desde el J Malte
de 1820: se formaron asociaciones de i 3 (el ángel
nador) contra los liberales, y Riego. Quirogs y cuanto habito fi-
gurado en las época constitucional, murieron en los cadalsoí
los calabozos ó por el puñal; los que pudieron
á Portugal ó á Francia: el terror alcanzó de Pelo-
nes; los oficiales del ejército liberal fueron despojados, pan que
ocuparan sus puestos los mas violentos partidarios de la ti:
Fernando YII formaba sus camarillas do honibr
dicion, y quería conservar su popularidad acodiend
y garitos; estos consejeros caían desde H favor i los cali
otros de la misma índole se levantaban: suprimí- dras
de ciencias útiles y se abrieron clases de toreo. ?( pudo
restablecer la inquisición: como las persecuciones no habian de ser
eternas, cesaron en 1825 y entóm mas exaltados real
se inclinaron hacia Don CartoS promoviendo sublevi que
aunque reprimidas, obligaban ¿Fernando VII i \
fuerzas. En 1827 murió la tercera nía;
en 1829 Fernando contrajo cuarto matrimoni a nueva rei-
na Doña María Cristina de Borbon. prima
que tan absolutista como toda su familia. I
pulsaron i tomar otro rumbo político: en 1830 tuvo una hija (I-
sabel), y queriendo afirmar en ella el tro- a las a
28 G COMPENDIO
ncs de Don Carlos, hermano de Fernando YII, indujo al rey á
mostrar mas tolerancia con los partidos: por la pragmática de 29
de Mar/o del mismo año, se había establecido la sucesión regular
á la corona, haciéndola hereditaria en las hembras á falta de va-
rones: íí Calomarde sucedió en el Ministerio Cea Bermudez; en-
fermo el rey en 1832 se confió el gobierno á la reina Cristina que
publicó en seguida un indulto general y después un decreto de
amnistía; abrió las universidades, y sacó de las cárceles á los pre-
sos políticos. En Junio de 1833 las Cortes del reino juran por
sucesora del trono á la infanta Doña Isabel, y Don Carlos pro-
testa desde Portugal: el partido mas tradicional se opone á la
sucesión de la infanta y el partido liberal la sostiene. En Setiem-
bre murió Fernando YII quedando heredera su hija y regente
Doña Maria Cristina de Borbon. Las medidas de la reina mien-
tras estuvo encargada del Gobierno, su apoj'o á la ilustración, la
amnistía y y sobre todo su oposición al bando de Don Carlos,
convirtieron á Maria Cristina en ídolo de los liberales que en lar-
ga guerra civil defendieron el trono de su hija y poco después de
vencer encontráronla ingratitud y la proscripción. Fernando Vil
dejó la peor reputación tanto como rey cuanto como hombre; ha-
bía insultado á la nación que por el y por la independencia der-
ramara su sangre, y habia pagado con los suplicios y calabozos la
abnegación v el heroísmo.
PÁRRAFO X.
América,
Estados Unidos.— Al hacerse la paz en 1783, el tesoro de la
Union estaba agotado, la deuda importaba mas de cuarenta mi-
llones de dollars, y pesaban grandes obligaciones sobre el gobier-
no. Nacieron los dos partidos que después se han disputado el
triunfo; el de los federales que quería una constitución nacional v
que formaran un cuerpo político todos los Estados, y el de los de-
mócratas que pretendía restringir las atribuciones del Congreso
en beneficio de los Estados particulares. El ejército se disolvió, v
los defensores de la independencia se convirtieron en labradores
y formaron la sociedad de "Cincinati." La constitución se acordó
en 1787 y se completó en 1789. Fueron elegidos, Presidente Jor-
ge Washington, vice-presidente John Adams, Jefferson ministro
de relaciones esteriores, Hamilton de hacienda v Knox de la guer-
ra. El primer Congreso (1789 á 1791) estuvo á la altura de las
circunstancias y de las necesidades políticas: la Union comenzó á
ser respetada en los mares; las contribuciones se regularon por
DÉLA HISTORIA UNIVERSAL.
los sistemas de mas sencillez y equidad, pactó
comercio y la República adquirid la seguridad \ :..
que había deslindarse su grandeza ulterior. Bu Begun
so ya aparecieron profundas divisiones de Fed<
era tas: en Pennsilvania hubo insurrecciones contra
tos, pero Washington con su prudencia y patrii
gar los ánimos aunque era imposible acabar las rivalidades
ticas. Los sucesos de Francia entusiasmaban
pedia intervención en favor de los revolacionari R
fué reelegido y del mismo 'modo Adaras: la-
so se combatían en los Estados; al occidenfc ip-
tura de la unidad; Pennsilvania volvió a sul>le\. :itra un ¡u-
puesto sobre los licores, pero se sometió sin • fasioo
Jeíferson y Hamilton tuvieron que salir del mi
Washington terminó el segundo periodo presidencial, j
á Monte-Yernon dirigiendo una patriótica proclama blo
Norte-Americano. Le sucedió John Adama, aepr leí (par-
tido federalista, obteniendo su opositor Jefferson I; in-
da: disidencias con la República francesa estan ponto de
causar la guerra; ya se habia encargado ,í Waa
del ejercitóle organizaron fuerzas marítimas, y en i triun-
fó la opinión déla paz.El 13 de diciembre de 17'JS murió Wa>hi;
ton, sentido por todos, aclamado como el hombre mas gflB
de su patria y después como el hombre mafl grande d HM
siglo. Federalista por convicciones, tenia miado por
sus adversarios, pero era tan justo, (pie ellos mism imaban
como el símbolo de las virtudes privadas v de las virtudes pa-
trióticas: en Francia se oyó un grito de dolor; en [nglatei
pronunciaron en honra de tan bella figura histórica
cursos que al glorificar al héroe glorifican al pueblo iflgtaf
poleon decía; "¿por que mueren los sublimes mu huma-
nidad?" No hubo un corazón generoso (pie no se cubriera de lu-
to al saber la muerte del ilustre americano. Loe dem
combatían y a la vez le veneraban; Jeflerson, j< uó-
cratas no sabia como hacer (.posición ;í la virtud personificada,
ó un hombre que adoraba desde lo íntimo de >u afana* S rio em-
bargo, algo sintió déla mordedura de la< paaione* lia-'
jó de la presidencia Hoy. en la política univei-al. i...
lugar antes que Washington: la posteridad no ha teñid»» pa
ni una censura arbitraria: es el recm los
los recuerdos. Jefferson fué el tercer
se le reeligió en el periodo inmediato: loe d
otro ausilio ni otros recursos qnc el d
Gran Bretaña y Francia perjudicaba ¿todaslafl naciones: Na]
león bloqueaba el continente é Inglaterra prohibía ¡f los neutral
288 COMPENDIO
el comercio con Francia: la República Norte-Americana sufría
grandes daños, y se pensó en el Congreso declarar la guerra á los
dos despotismos europeos: no siendo esto conveniente se inicia-
ron negociaciones separadas; Napoleón cedió', Inglaterra insistió
y ejercía un derecho arbitrario de registro en todos los barcos y
por tanto en los americanos, buscando desertores de su marina y
con frecuencia tomando los que no le pertenecían: al mismo tiempo
los indios invadían los Estados causando extraordinarias depreda-
ciones: el pueblo de la Union pedia la guerra: el almirante Rod-
jers derrotó á un capitán ingles, y se declaró la guerra el 21 de
Julio de 1812, siendo presidente Madisson, sucesor de Tomas
Jeíferson (proclamando los Estados Unidos la libertad de los ma-
res). La confederación se había aumentado con la Luisiana que le
vendió Francia, Yermont, Kentucky, Tennessee y el Ohio, Yndia-
na y Alhabama. En 1807, Roberto Fulton, de Pensilvania, apro-
vechando anteriores ensayos, aplicó el vapor a la navegación: el
progreso de la Union se manifestaba en su riqueza, en sus flore-
cientes ciudades y en el desarrollo de la agricultura y la indus-
tria. Puso el gobierno sobre las armas ciento cincuenta mil hom-
bres, y mandó construir barcos de guerra: los barcos del Xorte
se acreditaron en brillantes hechos; una escuadra llegó al canal
de la Mancha y probó á los ingleses que no eran invencibles en
los mares. En tierra sufrieron considerables perjuicios los ameri-
canos; las escuadras inglesas talaban la costa y las ciudades marí-
timas; el ejército de la Union fué varias veces derrotado. En
estado cayó Napoleón y quedó Inglaterra libre para emplear to-
das sus fuerzas en la guerra de América; quizá pasó por la men-
te de la Gran Bretaña recobrar sus antiguas colonias, pero no
conocía la fuerza que encerraba aquella República tan joven. Fué
esta serie d,e invasiones y de desastres una lección provechosa pa-
ra Norte-América: los Estados propendían á una descentraliza-
ción exajerada; algunos querían separarse de la Union; el egoís-
mo local debilitaba la nacionalidad: nada se temía y las oposi-
ciones campeaban sin obstáculo no previendo peligros. Pero ante
las derrotas y los desastres comunes, todos las Estados se fundie-
ron en un solo pensamiento, y toda disidencia cesó. Los ingleses
Orleans fueron derrotados los ingleses por el general Jackson.
Por último se firmó la paz, proclamándose en América en Febre-
ro de 1815. Desde entonces se consolidó la unión y comenzó i
desarrollar en mas grande escala sus poderosos elementos. Mon-
roe sucedió á Madison en la presidencia; de todas partes de Eu-
ropa llegaban inmigrantes, se formaban nuevos Estados, crecía la
DE LA HISTORIA DN1YER8AL.
marina, .se unió la Florida á la confederaciM mediante i
eiones con España, reconoció Uonroe la independe
lomas latinas que se habían emancipado, y declaró la d
vención de Europa en los asuntos americanos. Habien presidido
la Limón, Washington ocho anos (1789 a L797); John Idams
cuatro (1797 á W01); Jefferson ocho (1801 á i
tros ocho (1809 á 1817) é igual tiempo Monroe (1811
John Quincy Adams hijo del segundo presidente, tu- elevado i
las elecciones de 1824: representaba al partido federalista en •
sido© ai demócrata del cual era candidato el
disputas eleccionarias y promociones reformistas llcnai
riodo al cabo del que fue elegido Jacksou, ¡ ido pasado
primer periodo (1829 ú 1837).
El Presidente no tenia la misma discreción en la j q*e
valor en los campos de batalla: hubo gravea «lili.
parolina del Sur sobre los derechos prote-ctoiv
liaron todos los deseos y se restablecióla «alma
tiempo se robustecían los Estados, se hacia
americana, y por los elementos y el rápido desamlb) m-
cionalidad, era considerada la Union como potencia de prifl
orden.
El Brasil. — La gran colonia portuguesa del brasil toa
«liento cuando la metrópoli era gobernada por el min
Pombal: abriéronse caminos, se esploraron i
y se permitieron algunas aunque muy limitadas libertad
micas: el comercio se ensanchaba ala ve/ que la agricultura, aun
cuando en lo. moral la intolerancia en nada cedía i la de bu
nias peor tratadas: ni escuelas superiores, ni imprentas, ni i
de robustecimiento intelectual tenia el Brasil; loslibl
surados antes de entrar: asi es que la vida del pensamiento no
guarnabá relaciones con la prosperidad material de la «•< d< .nia. La
guerra provocada por Francia á Portugal obUgd i la familia i
nante á embarcarse buscando en Ajnériea un refugio contra la
omnipotencia de Napoleón. En Enero de 1808 Ilegal
el Regente Don Juan y la corte: los habitante a Ciudad
querían que allí se estableciera la capitalidad, p se
decidió por Rio-Janeiro cuyo puerto ofrecía ina- -« -iiridad.-
Grandes fiestas acqjieron tí los regios hi pronto sed
impulso á la administración, i las obra- públi a dase d
progresos, y se abrió una imprenta: el regente EMMnbrá un minis-
terio y un tribunal supremo de justicia, con otras autoridades tjm
daban mejores garantías que el sistema anti lonial; en » i
apareció un periódico, se establecí*' un ba un
teatro: la colonia tomaba el aspecto de pueblo independiente
19
290 COMPENDIO
la corte era relujada, y pródiga, y frecuentemente abusaba de su
poder, o' en beneficio de los ingleses sus protectores, ó para satis-
facer sus codicias. En 1814 se formó enPernambuco una sociedad
con tendencias republicanas, y las ideas de emancipación circu-
laron por la colonia animada por el ejemplo de las posesiones espa-
ñolas: en 1815 por disposición del mismo gobierno el Brasil se
constituyó en nacionalidad, aunque no definiendo si formaban la
colonia y Portugal dos naciones ó la antigua metrópoli quedaba
subordinada: una guerra para ocupar la banda oriental, atrajo al
gobierno la hostilidad de España y la de los revolucionarios de
sus colonias: una revolución republicana estalló en Pernambuco y
fué vencida, y castigados los insurrectos de una manera cruel.
Doña María I .había muerto en 1816 y entró á reinar el regen-
te Juan VI cuyo hijo Don Pedro no pensaba del mismo modo
que el gobierno y los ministros. Cuando se recibió en el Brasil
la noticia de la sublevación de Portugal y que se habia adopta-
do el sistema constitucional, el príncipe Don Pedro estaba al
frente de la oposición. El primero de Enero de 1821 se procla-
mó la constitución portuguesa en la importante ciudad de Para:
siguió Bahía y se estendió el movimiento A casi todas las provin-
cias: el rey Juan VI fué cediendo por grados, nombró juntas y co-
misiones, y al fin nada decisivo quedaba terminado. Una conju-
ración de los liberales dio por consecuencia el alzamiento de las
tropas y el triunfo de la libertad (26 Eebrero d'^ 1823 ). Desde a-
quel momento el verdadero rey era el príncipe Don Pedro que
por sí y por su padre juró fidelidad y respeto á la opinión
neral: el rey convocó á los electores y después de grandes dis-
turbios salió de Rio Janeiro el 24 de Abril, la política de] re-
gente fué por mucho tiempo equívoca; era ambicioso y aunque
instruido, contradecía con medidas de fuerza los principios libe-
rales de que hacía alarde: juró en Junio las bases de la constitu-
ción portuguesa: las cortes de Lisboa unian en una nacionalidad
la colonia y la metrópoli, pero las ideas de independencia, por
muchos motivos estimuladas, resistían toda sujeción: llamado el
regente á Portugal, todos los partidos se opusieron á su marcha
menos los republicanos que ya habían formado en Pernambuco
un gobierno provisional dirijido por Ferreira: la provincia de San
Paulo dirigió una escitacion ií Don Pedro para que desoyese el
llamamiento de la Asamblea portuguesa; la municipalidad de 1 vio-
Janeiro hizo lo mismo; las tropas portuguesas se aprestaban ú
compeler al príncipe u que se marchase, y el regente las reprimió
obligándolas á embarcarse: no se rompió'la unidad bajo la dinas-
tía, pero sí la unidad con Portugal. En 19 de Junio convocaba
Don Pedro cortes constituyentes; en primero de Agosto pedí* en
-un manifiesto i los ciudadanos que proclamasen la independencia:
DE LA HISTORIA l\\l\
ep -.21 de Octubre J^t municipalidad de Rio-Janeiro le procbu
emperador; por un decreto de doce de Xo\ ¡cimbre se privd i I
portugueses délos empleos públicos y en oooe de Diciemb
emperador secuestraba todas las propiedades de loe nrismoc
tugueses, para facilitar la pacificación porque! ¿as de
Para, MaranhaoV Babia estaban aun sometidas i Portu lat
provincias fueron vencidas con ausilio del almiran
chirane. En 3 de Mayo de 1823 se abrieron !
tes, pero Don Pedro las cerró por \\n golpe de Bstaéo «•! Ijj i
Noviembre: una comisión nombrada por el emperador hizo <•! pro*
yecto de ley fundamental, y á principios de 1 72 I la
las municipalidades: sin embargo, la forma < la
constitución se hiciera y publicara produjo a): m
muchas partes del imperio hubo sublevaciones qae
aon con ausilio de lord Cochirane. Portugal <pm no el
Brasil fuese independiente, envió al Conde del Eti<
(|ue arreglase todas las diferencias; al He le intim-' la
den de salir si no reconocia el imperio brasileño: I
gó el apoyo que le pedia el gobierno portügo su.
Después de muchas vacilaciones se restablecieron las relacHMMB
comerciales quedando sancionada la indep ion
portuguesa dirijió su esfuerzo á otras empree
el Brasil fué desarrollan lose apefiar de algún;
líticas por la falta de un sistema constante del en: • Don
Pedro y por las desconfianzas (pie inspiraba. En 1 8
lento cíe los brasileños amenazaba con una gran revolución, man-
do Don Pedro abdicó en su hijo Don IYdro II de <¡u
edad con la administración por tina re-e;;
Colonias kspaxolas.— Al estallar la revolu
pana tenia en America cuatro vireiattos; fío
bia (Santa fe de Bogotá). Perú y Rio de la Huta, v
nías generales de Guatemala. Chile, Venezuula y Cobfl
diencias eran tribunales supremos de ju como loe \
v capitanes generales, -responsables de si
'indias (pie ejercía jurisdicción sobre
casa de contratación, tribunal reside
los negocios pertenecientes al comercio y tráfico de las In«l
cidentales. Durante el periodo colonial nadie \
mentar la vida déla inteligencia, ni los í
de tal índole (pie se propusieran ensanchar
una política de intereses materiales, perú ana mal dirijw
falta de plan y buenos sistemas: en I
solo se recomendaba á los propietarios qu
catecismo a los indígenas teniéndoles I abandono
292 COMPENDIO
mas absoluto. La suerte de los naturales fué en t.oclas partes la mis-
ma; proscritos de toda intervención política, sin voz ni voto en las
cesas de su antigua patria, perdieron la energía que les restaba,
se apagó la vida moral, y constituyeron sociedades aparte, pasi-
vas y sin ideales, dentro de las colonias: asi se redujo extraordi-
nariamente, la población. La economía política #era desconocida:
los métodos de comercio se establecían según las inmediatos pers-
pectivas, y los privilegios liacian inútiles los estímulos, del mismo
modo que las leyes prohibitivas mantenían alas colonias en
trecha tutela. Se pensaba en estender los dominios y no en crear
permanente prosperidad: procuraba evitarse que se fortaleciera ki
inteligencia; el proteccionismo cohartaba las fuerzas y mantenía
en languidez el trabajo: los generales y gobernadores carecían
casi siempre de conocimientos administrativos y tenían mas deseo
de mandar que de abrir nuevas fuentes de riqueza: si algo pro-
yectaban, los. cambios frecuentes de autoridad hacían ilusionas las
tentativas, y los abusos quedaban impunes porque lo alejado de
la metrópoli, aunque hubiera tenido intención de poner remedios,
no permitía acudir tí ella, teniendo también cuidado las autori-
dades de evitar que se conociese la verdad. Los habitantes át la-
colonias eran considerados como inferiores; muy pocos y pocas ve-
ces ocupaban los altos cargos: la fiscalización y censura sobre loe
libros conservábala ignorancia; cinco sestas partes de los colono-
no sabían leer. La metrópoli se reservaba la importación y ln
csportacion, prohibía las manufacturas y obligaba á los colono- u
que le vendieran las primeras materias y á* que le compraran los
artefactos y elaboraciones industriales. Semejantes restricciones y
desórdenes no podían prolongarse mucho en seguida que penetra-
ran las ideas generalizadas por la revolución francesa. Las colonias
equivalían á una superficie territorial ochenta veces mayor que
la metrópoli: cada región tenia condieionalidades propias imponi-
bles de ser estudiadas a tan remotas distancias, y se dictaban
siempre leyes sin conocer las necesidades; y menos se podía con-
sagrar una atención debida cuando no había deseo de formar pue-
blos sino de guardar conquistas y dominios: decadente la nación
española por la desastrosa política de la casa de Habsburg, no
podia vigilar todas sus colonias, y se empeñaba en proseguir un
absolutismo sin fuerzas, y coacciones mercantiles sin marina y sin
industria: los tesoros de América se gastaban en las guerras euro-
peas, y los reyes contando con esas riquezas prescindían de la-
Cortes y representaciones españolas estremando el despotismo:
la vida monacal, las luchas de dos siglos y la colonización, des
biaban España: los audaces ó ambiciosos, no esperaban de un
trabajo lento y seguro su porvenir: tenían delante America, cam-
po abierto al egoísmo, y si bien en las colonias no había libertad
DÉLA HISTOKU I M\ I íRg \l .
ni vida moral, la metrópoli nada tenia que valiera mas: dominando
on todas partes la opresión, seria mas llevad. ¡a:
los favoritos daban destinois y privilegios, y <•! »pK» merecía un
premio lo demandaba en un empleo lucrativo! De esl
formaban tres entidades diversas: los indios A quienes 56 i
nia en oposición con los colonos viejos que ¡han toma
de la tierra, y los nuevos previlegiados y funcionarios qne tlefl
ban de España. Los que habian nacido «ai A in- ;
cierta fuerza moral de nacionalidad, y aspiraban ídú in-
tereses aunque todavía no pensasen en desligarse «!»■ la madre
patria. Por razones morales de fácil comprensión, 1:: ha-
bía, influido en los nuevos americanos y era mu\ Ja-
chasen de advenedizos á los empleados de la |W
en el tiempo habian cobrado carta de natal
etico se revelarla mas á las claras cuando en ra
y después de la independencia se echaba en can I la
conquista con todos sus abusos y arbitrariedades. n<> <i< la-
nera ni con menos encono que si los primitivo- habitadores hu-
biesen reivindicado los derechos que Ka ropa 1«
La colonización adoleció de los vicios é intransigencias d<
Europa occidental; el despotismo se cernid sobre
les y colonos: no podían aguardar mejor BUerte los síibd
los reyes en América que en Europa. Cóm
les, la metrópoli no estaba preparada al porvenir. I II I
reconoció la beligerancia de las colonias ing
oposiciones europeas facilitaban el desenlace <h- aquel esti
cosas insostenible: si era lógica' la independencia délNori
gica seria la del Centro y Sur de América. U
cesores de Carlos III, ni eran capaces
darán el afecto de las colonias, ni se encontraron <
eias favorables.
Toda la Europa fué conmovida por la r^volucioi
Santo Domingo se sublevó y a las puertas del contínei
ron gritos de independencia que tenían qu(
lencia cuanto mayores erar, las
sarrollo de las colonias. La emancipan-
sembró algunas ideas en ias demás r continental
como el aviso que se daba i los am(
gado la ocasión de secundar «•! n*óvimi<
ña se mezcló en toda la guerra europea: primero «mi
que divulgaría en América los principios del B
favor de Francia lo cual daria arw
se déla polírica de Carlos Hí. Si por un lap-
ídeas sacudiendo el sueno de lo; >r otrol
obligarían á reunir fuerzas para resistir Ioí delosm^
291 COMPENDIO
ses y después los ataques de la Francia, i.
cas agitaron los dos continentes: el virey (
ques, arsenales y fábricas de fundición en M
colonias se acumulaban los mismos eleu
al ejercicio de las ideas, el ejercicio de la
tenia recursos para poner en condición
mensas posesiones con solo las tropas de la me!
necesitaba mas para la independencia: est;. -lia.
Lo opuesto habia concurrido ido á 1< \
exijencias morales: Inglaterra era perjudic
ciones mercantiles; Francia csíendia loe principia
Los motivos fundamental* m en la
ley general que no permite la composición de un j
pos alejados unos de otros, y que
territorio este sujeto áoi;
teres ha de evitar su desenvolvimiento:
mantenerse mas que sobre regiones desp
caso de simple posibilidad pa< altar y
si la geografía impide la estrecli i de in-
tereses: la sociedad es una reciprocidad d
la esplotacion son inmoral nifican oníi
saparecido el sistema de conquista y que no ha doi
á lo codicioso utilitario. Delgobien
no podía esperar-ron tonelo qnc
es mas pertinaz cnanto mas débil: I
nerosidad como Luis XIV; Peinando Vil no
tiranías se hacen mas pronunciadas y terrible
el momento de espirar: asila persecnc
cristianos «8cedidá las precedentes, y la San Bartotomé tav<
gar en vísperas del edicto de I Un rey qn<
toreo cerrando las de las univ.
ches ociosas en loa, garitos y tabarro
la previsión que exijian las
ria ni otra política qne la de mti
térra con mas podereedfó ol campo
sibihdad de continuarla lucha, si no por ititil d<
mar mas sangre si el desenlace efital
el conflicto y sacó provecho de -
paña influido por toreros, aduladores v ■
dio lo irremisible de la independencia ara<
tiempos y los motivos, y podiendo aprovecharen l
mun y mediauie tratados mas ventajas que I
obtenido, jugo el todo por el todo cnando vano ra d
éxito ehizoá hispana solidaria de ¡ncalificabl
emanaban del despotismo y de la ignorancia d( o: \
DÉ LA HISTORIA UNIVERSAL. 295
encastillándose luego en la intrasigencia, abandone? los medio, de
-anar en licito comercio rendimientos mas morales une los con-
seguidos por la colonización: Inglaterra, Francia y los Estado,
nidos aprovecharon todos los errores, y la mala política de
Femando Vil y de otros gobiernos que le sucedieron hizo que
en America se olvidara con el tiempo hasta las producciones oe*
• ninsmares que podían y debían preferirse.
Dependencia. —Marica— En los países de la Plata en Co-
ombia y en otras colonias bullían las ideas de libertad,' v bajo
la aparente calma de los colonos circulaban los programas de la
revolución francesa, se formaban pequeños círculos bajo nom-
bres distintos, y se esperaban circunstancias favorables, obser-
vándose que la tendencia de casi todos los primeros agitada
tenia un carácter de universalidad como si se inspiraran en \o<
principios de la Francia del 89 y del 92. La poca población, las
extraordinarias distancias de uno á otro centro, y el aislamiento
0U que se retenían las colonias, debian ser obstáculos para la
empresa que se meditaba desde largo tiempo, cuando la inva-
sión de los franceses en la península, y la elevación al trono de
José Bonaparte, depararon coyunturas^ propicias: las colonias no
querían reconocer el cambio político de España, y organizaron
juntas (pie sostenedoras en un principio déla unión con la dinas-
lía y la metrópoli, fueron lentamente tomando fuerza y repre-
sentación nacional: Méjico era el territorio mas rico y mas con-
siderado: los vireyes gastaban lujo como una pequeña corte, v
no era generalmente la moralidad lo que presidia la adminis-
tración.
En 1808 desempeñaba el vireynato Iturrigaray, hombre afi-
cionado á las ceremonias y suntuosidades de las monarquías: hi
concesión de privilegios y el tráfico con los destinos producía
bastante para mantener, ademas de las rentas y recursos ordina-
rios, los placeres y boato del gobierno colonial. Al recibirse en
Julio de 1808 la noticia de la invasión francesa en España, la
Audiencia y la municipalidad de Méjico declararon nula la ab-
dicación de Fernando Vil, pero el virey guardo una actitud
equívoca. El partido avanzado quería también rechazar la direc-
ción de la junta de Sevilla, y así se decidió en reuniones celebra-
das en Agosto y principios de Setiembre, acordando que se re-
mitiese una* memoria al Ayuntamiento sobre la conveniencia de
reunir un congreso. Aunque el virey no se declaraba abierta-
mente afecto á ningún proposito, se decidiría por el que le con-
servase la autoridad y la posición: el partido español se apoderó
de él aprisionándole en su mismo palacio y enviándole luego á
España: nombró la Audiencia para sucederle al general don Pe-
296 COMPENDIO
dro (Jaribay quien hizo prender á Azca'rate y á Jos quemas -
habían Significado por independientes ó por amigos del virey:
por disposición de la Junta Central el Arzobispo Lezana reem-
plazó :( (Jaribay; los independientes fueron consentidos, sino a-
yudados, y fracasó la tentativa del partido español para aprisio-
nar ií Lezana y enviarle a la península. La regencia de España
did el poder ala Audiencia de Méjico; mostróse ese cuerpo in-
transigente, pero luego se vid obligado á ceder, y comenzaron a
debatirse con cierta libertad los intereses del vireinato. No era
posible una revolución pacífica por el estado inconciliable del par-
tido español que tenia en el centro la mayor parte de las rique-
zas y que se creia seguro bajo el sistema colonial. Kl virey Ap-
liegas (1810) halla el país en fermentación; toda la America la-
tina sentia los mismos sacudimientos y el mismo malestar. En
Setiembre las cosas estaban dispuestas para una revolución en la
provincia de Guanajuato, y el 16, Miguel Hidalgo, párroco del
pueblo de Dolores dio el grito de independencia: las autoridades
que tenian noticia de planes revolucionarios habían dado arden
al corregidor de Querétaro para que prendiese á Hidalgo y al
coronel Allende que con él estaba en relaciones, pero la muger
del corregidor avisó á los amenazados y esto precipitó el movi-
miento: toda la provincia de Guanajuato se sublevó al paso de
Hidalgo con una multitud de indios y de otras gentes de (oda-
clases: Guanajuato cayó en poder délos sublevados, y engrue-
sando su ejército, á fines de Octubre ocupaba áToluca, cerca de
la capital, y vencía al General Trujillo: el Arzobispo de Mé
escomulgó a los revolucionarios; algún efecto produjo en las filas
de Hidalgo y como además se tuviera conocimiento de la llegada
de un refuerzo en favor de la capital, por el Coronel Calleja ye)
Conde de la Cadena, el jefe revolucionario emprendió la retira-
da, fué derrotado en las llanuras de Acúleo y se dirijió á Valla -
dolid y luego á Guadalajara en cuyas cercanías sufrió otra der-
rota en Enero de 1811; después por traición' de Klizondo fué en-
tregado á los españoles y fusilado en Chihuahua el '2l.) de Jallo
Algunos escesos cometidos por las fuerzas sublevadas, las ven-
ganzas después de la muerte de Hidalgo y las persecuciones con-
tra los independientes imprimieron ¿í la guerra un carácter san-
griento: Rayón, Yillagran, el cura José María Morelos y otros
jefes de partida continuaron la lucha: se organizó una junta en
Zitacuaro con la presidencia de Morelos: con mas organización
y disciplina que las tropas de Hidalgo, consiguieron tos subleva-
dos ventajas en las provincias del Sur de Méjico y tomaron to-
das las plazas: la defensa que hizo Morelos en Cuantía- Amilpas
es uno de los hechos mas audaces y memorables de aquella guer-
ra (1812) Orizaba y Oajaca y después Acapuleo cayeron en po-
DE LA IIlSTouiA UNIVERSAL.
dG!\ú? \\°}'dos- ** constitución espaí I
pitalde Méjico y cambia algo las ideas de la pobla
(l.° de, Setiembre) serwinid e^Chilp
cano y proclamó la independencia. En el
sucedió Calleja que llegando al poder , arantir lali
toé su mas encarnizado enemigo: la campaña
mas vigor: Morelps cambia de plan y fué den
de y Llano: Miguel Bravo defensor de la ind
salado; Oajaca cayó en poder de las tropa
también se evacuó muriendo Galbana en la r<
Octubre publicaba Moreles una constitución i
siguiente, defendiendo la retirada del i
ñero y le fusilaron en San Cristóbal. Jo>.' M
organizar la resistencia, prestigiar la causa di
á sus compatriotas un valor meditado y un pr
table;es uno de los hombres mas notables de a
do de la guerra: pertenecía ¿í la raza ind
cidad uniéndola á una energía de prim at«-
claro y aun patriotismo sincero. Muerto Mor,
votación: el general Teran disolvió el
ga'ndosc sus poderes. Sobresalían además
Guadalupe Victoria.
Don Juan Ruiz de Apodaos, sucesor del virey Cali
ró atraer con medidas conciliatorias ¿ los subí
guió en parte. Una espedicion reclutada en lo
por Don Francisco Javier Mina, fracasó: Mi-
de Noviembre de 1817) después d<
mostrar un valor a toda prueba: Victoria. Guerrero y otra
fes de partida habían tenido que internar-
ron entrando en Jas filas del ejército y llevan
apegar de la casi pacificación, los sentimiento
ganaban terreno estendiéndose á todas las I.
(constitución proclamada en España en
en las colonias que aun no se habían emancij
Méjico resistía las leyes suprimiendo los CpnveJ
opuestas, debilitando á los defens
cían á los independientes: Fernando VU encaigdp al ni
Apodaca que no cumpliese (a constitución j>":
mirla, el virey destituyó al general A: ;in
ítúrbide, hombre osado, ano*
do, emulo de los héroes del Sur. no por la
de nombradla; aparentaba realism
republicanismo sin spr republicano: ibtfenl
para conseguir un objeto: había servid i yál
coloniales: tenia el atrevimiento de la ;in>; nio ni
298 • COMPENDIO
el de la libertad: fué cruel con los vencidos, sanguinario con los
prisioneros Cuando el virey le confió el encargo de destruir la
constitución, se hallaba persiguiendo á Guerrero, y en seguida le
invito á confraternizar; Guerrero le contestó que se unirían cuan-
do [itúrbide abrazara la causa nacional: en una entrevista acor-
daron las bases de la unión, y en 24 de Febrero de 1821. pu-
blicó el general un manifiesto, "plan dé Iguala:" la Nueva Es-
paña debia hacerse independiente, transformándose en monar-
quía limitada con Femado VII ó algún otro miembro de su fa-
milia como emperador; todos los que se declarasen por Ja inde-
pendencia conservarían sus empleos y dignidades: la religión ca-
tólica era la única permitida; no habría diferencia entre espa-
ñoles y americanos: el plan fue generalmente adoptado, y se re-
conoció la autoridad de Itúrbide, menos en la capital y Vera-
cruz. Entonces llegó el virey O'donojú y entró en negociaciones
con Itúrbide: convinieron en el plan de Iguala y se formó una
junta para hacer las veces de poder legislativo hasta la convo-
cación de un congreso. Mientras se recibían noticias de España,
se agitaban los partidos políticos; el tradicional frente al repu-
blicano que dirigían Guerrero y Yictoria, y el ''escoces", llama-
do asi por ía Idgia masónica del rito de Escocia que lo servia
de Centro y capitaneaba José Maria Fagoaga: Itúrbide colocad*,
á la cabeza de la regencia, mandaba las tropas, y le seguían en
su política, Santana, Cortázar, Echevarri y otros oficiales supe-
riores. En Febrero de 1822 se reunió el Congreso mejicano; los
borbónicos estaban en mayoría. Al recibirse la noticia de qué
España rechazaba el plan de Iguala, el ministro Jos»' Manuel do
Herrera y otros partidarios del sistema monárquico á la vez que
de la independencia, trabajaron por elevar al poder único ;í Itúr-
bide. El 18 de Mayo el sargento Pió Marcha al frente de algu-
nos soldados y paisanos, salió por las calles, y todos juntos procla-
maron emperador á Itúrbide con el nombre de Agustín 1: las
cortes mermadas y amenazadas secundaron la proclamación: las
provincias se adhirieron, y se hizo la coronación con toda pom-
pa: pronto comenzaron las disidencias y oposiciones en el Con-
greso y fuera de él. Itúrbide redujo el congreso y después h> di-
solvió (31 Octubre 1822) sustituyéndolo con una junta. El bri-
gadier Antonio López de Santa Ana se tableta en Veracruz y
se. le unió Victoria y después Guerrero y Echevarri: en lí) de
Marzo de 1823 abdicó Itúrbide la corona y se embarcó: el con-
greso sin admitir abdicaciones, declaró que la elección imperial
era nula por haber sido arrancada á la fuerza. Se eligió un triun-
virato republicano compuesto de Bravo. Yictoria y Xegrete: si-
guiéronse luchas y revueltas intestinas; Itúrbide desembarcó en
Julio de 1824 en Soto déla Marina, con intención do probar fbfr-
DE LA HISTÓR] \ I M\i.i:-.\i..
tuna, pero hechd prisionero por el general Felipe de la Ghu
fué fusilado el 19 del misino mes en Padilla: Cení
ca que se habia unido aunque de tina manera éqi
perid se separa constituyendo una Fedei
mejicano estableció el sistema federad
Méjico). Victoria fue elegido presidente porcnal
Octubre se promulga hi constitución federal, y el prim<
de Enero de 1825 se abrió el segando conj
siguiendo las cosas en calma por espacio de algnn tiempo: los
partidos escoces y yorkino estaban en pugna: en lv
dre Arenas intento' una revolución realista que la \ i«l;i:
los empleados españoles fueron destituidos y lúe
espulsando de Méjico ¿ todos los que conservasen la lad
española. Enmedio de los trabajos electorales pan
cia hubo grandes revueltas, y si bien triunfó
adversarios, que favorecian la candidatura <!
zarón en armas dirigidos por Santa Ana: sofocado esü movimien-
to estalló otro mas formidable y Pedraza renuncia la
cia (2 de Enero de 1829): poco mas tarde se publica la I
espulsion definitiva de los españoles. Q-uef
dencia sin oposición. En el mismo ano de estas revuel is
el gobierno español envió una espedicion i
das y después de algunos choques, tuvo que rendirse. Ki 1
Diciembre el ejército de reserva A las orden
mante se pronunció en Jalapa contra Guerr
sidente tuvo que retirarse combatiendo, y un traidor le entre
i los subalternos de Bustamantc; después de un
ra fué fusilado. Las pasiones personales, la ambición \
den promovieron la mayor parte de todo- estos tumnlt
Centro- America. -Siguiendo las corriente
general de América, las regiones céntrale
pendientes sin choque el lo de Setiembre de 1821 I
teriormente al imperio de Méjico no sin grandi
separaron ú la caichi de Itúrbide y oiganizaron una
federativa, proclamándola abolición de la esclavitu oci-
pio de asilo v hospitalidad para cuantos quisieran habitar
Centro-América. Los detalles «I,- la independe
cimientos ulteriores necesitan un parra
buena costumbre admitida de estendenfe, aun dentro d<
mites de un compendio, en la historia del país en que be.
Colonias de la PLATA. Si Méjico B '""'" i:l :
colonia, tos países de la Plata eran los mas ilustrados: Balcaí
Belgrano Castelli v otros hombros importantes iniciaron la re-
300 COMPENDIO
votación: las ideas de Francia circulaban rápidamente y se cons-
tituían asociaciones para divulgarlas en el pais ven las regiones
limítrofes: Buenos Aires era considerada la primera ciudad latina
del nuevo mundo. En 1808 desempeñaba el vireinato el conde
de Liniers: después de la invasión francesa en España, se pre-
sentó en Buenos Aires el emisario Mr. Lassenay para que la co-
lonia reconociese los cambios dinásticos porque atravesara la pe-
nínsula: Liniers propuso el reconocimiento, pero la municipalidad
se resistió; el general Elio que se hallaba en Montevideo negó
obediencia al virey y organizó una junta: entonces Liniers se in-
dinó al lado de los mas avanzados: el emisario de la Junta de
Sevilla, (xoyeneche, haciendo una política doble proyectó la
destitución del virey sin resultado. Liniers fue reemplazado por
Cisneros, y Elio adquirió prestigio y poder y ascensos: en estas
revueltas el comercio languidecía y se acumulaban los productos,
los propietarios acudieron al virey pidiendo la libertad mer-
cantil en un escrito notable redactado por Mariano Moreno, hom-
bre ilustrado y de ideas liberales: Cisneros accedió y el partido
español se volvió contra él. Los sucesos de España y las victo-
rias de los franceses, produjeron grandes agitaciones en toda la
América: á la jiínta Central sucedió la regencia. A instancia de!
cabildo se reunió en Buenos- Aires una Asamblea general de los
funcionarios y notables: en 22 de Mayo de 1810, decían» la A-
samblea que las funciones del virey serian desempeñadas por el
cabildo que formaría una junta hasta (pie se convocase un Congre-
so nacional; el virey Cisneros fué nombrado Presidente d<
junta de regencia; el pueblo se sublevó y el virey presentó la
renuncia: la junta se compuso de partidarios de la independencia
siendo Presidente Saavedra: una tentativa del virey para recobrar
el poder no dio otro resultado que su prisión y que se le embar-
case con cinco oidores para las islas Canarias. Muy luego surgié-
ronlos partidos federalista y unitario: los primeros querían que
tuviesen participación las provincias en el nuevo orden de ro-
sas; los unitarios rechazaban aquella demanda: Saavedra se ro-
deó de todo el aparato del poder. En Agosto de 1811 se convo-
co una Asamblea la cual nombró un triunvirato para de-empe-
ñar el poder egecutivo (Chiclana, Paso y Sarratea): el unitaris-
mo y el federalismo lucharon encarnizadamente hasta 1812 en
que se constituyó el Congreso de las provincias unidas, disuel-
to por la fuerza á los seis meses (Abril á Octubre): Peña, Paso j
Fonte, gobernaron el pais. En 1813 se reunió una Asamblea
onstituyente, que asumió todos los poderes: á fin del año se nom-
bró un director supremo con un consejo de siete asesores, con-
fiándose ese cargo á Gervasio Posadas.'
El Paraguay se habia sublevado en 1811 separándose de
c
DE LA historia ÜNIVKR8AL.
Buenos Aires qp reeonopiíí su independencia. La banda 0,
tal por e contrario (Uruguay) fné el centro de operaciones .1,1
ejercito de a metrópoli: Ello gobernador .1- llontevid*
estaba nombrado virey de Buenos Aires, atacó d
esta ciudad aunque sin éxito, y repitió el ataque ausili;
los portugueses: en Julio de 1812 tropas de Buen«
charon contra Montevideo, y después de 1;
neral Airear hizo capitular la plaza en Jub
tauraciondc Fernando VI! eu Rspafíi, ptédl
buenos Aires y muchos pretendían volver al o
do Director supremo Alveár en Enero de L815, su i
masiado dura produjo un» sublevación; el Director tomó m
das violentas.
José Artigas, jefe atrevido de partidas en, la Banda Q \A]
había luchado al lado de los generales de Buenos A
enemistado con ellos se retiro y aun se hizo enemi
gobiernos de la Capital, constituyendo mía indep
ta en la Banda. Eo los momentos cti que la políl
ral Alvear disgustaba ala mayoría. Artigl . iM.
cias deEntre-Eios, Santa fe y Corrientes: Alvear d
sucediéndose las deserciones se refugió m m
(Abril, 1815). El general Rondeau fué nombra
riño; las provincias rompían la unidad: la Banda tal 'I -
ruguay) cayo en una horrible desorganización: Ali
de violentos arranques y de una dureza impropia d ri-
pios que proclamaba, dio rienda suelta tí su ambi
tuvo por medios crueles: invadid el Paraguay
los escesos de la invasión á organizar un poder fu- du-
ra del Dr. Francia, José Rodríguez): el dictador del Párag
disolvióla junta en 1813 y llamo un Congreso que al
en formulas romanas mando construir sillas cúrale* que el
Dr. Francia ejercía su dictadura: el congreda del Pal no
era un cuerpo deliberante: mil diputadas, la mayoría sin ii
y nombrados por el dictador, le confirieron primero el m-
poraly después el vitalicio (1817): gobernó el I»;- i dr li-
na manera obsoluta y sin limitacii
En el Uruguay, los abusos de Artigas anarquizaron el |>afe:
una guerra con el Brasil, produjo su caída d
desastres, y se retiró al Paraguaya ocuparse dé la agricultura
El Brasil deseaba anexionar el druguaj j
soa Buenos Aires, fün L816 se reuni 1 con*
greso (en Tneuman). nombró Director i Poeyrredon huno
la independencia pte las provincias unida- d ] rio de la Plata
con intención de colocar un rey, de ! E Por-
tniral al frente del Estado. El Uruguav se separó definitivamen-
:U)2 COMPENDIO
te de Buenos Aires. Así transcurrió el tiempo sin lijar de un
modo resuelto la situación política de Buenos Aires qu<
carácter centralista del Gobierno absorvia el poder pro-
vincias de la Plata. En 1819 se promulgó* de stitucion qw
satisfizo ¡i los unitarios ni á los federalistas. El Presida
redon dimitió su cargo y el congreso nombró al ; Rond
los federalistas estaban sublevados y vencieron al Presidente
en las provincias; habiendo renunciado tambi
congreso, se nombró Gobernador ¿'Manuel de
lista, (]ue de acuerdo con el jefe Ramírez destruyó el centralis-
mo y la constitución de 1819. Las espedí
el gobierno español, no se llevaron á <, n de
Éíegoen San Juan de las cabezas, apartando
los partidos luchando é irreconciliables. Des
anarquía, en Setiembre de L820, torno* el poder <■!
guez, que ayudado por Bernardino Rivadav ¡a, aseguró la
pública, hizo concluir los desórdenes, y i ■
nárquico, resolviendo la cuestión ra
la política esencial de los partid
hombres el principio de la libertad , que na lie bab I
rantido: tratados con las provincias
Entre-Rios, restablecieron la . i Oetul i
cito, y s e procedió con tanta tion, que una B
despoblada, llegó atener desde el principio un nombre
mundo: la hacienda y la administración ei den. se
estableció un banco (1822), gi iron tral
Inglaterra, se proclamó la libertad de cultos roa »upritn
todos los obstáculos que se oponían u la iiui .n.
Las Heras sucedió i Rodríguez en la pi
en Diciembre de lsn i se reunid el Cto - tita-
yente, é hizo una constitución qu< al nao | reunir
condiciones que le hiciesen aceptable á la m
nardino Rivadavia suhió ;í la presidencia en reemplazo de
lleras. El deseo de anexionar £]a República ia 1
movió la guerra con el Brasil: el general AJvear m
ejercito y Brown la pequeña escuadra nacional
venció al imperio y se hizo la paz en 1>
la independencia déla Banda (Uruguay): en Julio de
revolución en Buenos-Aires arrojé del ¡
hombre notable no quiso defender BU puesto por la fuei
go fué nombrado gobernador: en seguida de la |
convocó una convención nacional en Santa !/'. D I
después de reemplazado por Lavalle que al
que volvían de la guerra destituyó a las autorid
délos federales Don Juan Manuel Rosas, hombre
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 303
audaz, que debía su influjo á la protección que le diera Borrego:
nombrado general por su protector reunió' á los mas atrevido
fuertes de los pampps, combatió contra Lavalle después de fusilado
Dorrego y aun que no le venció, dificultades internacionales (con
Francia) junto con la hostilidad de los federales obligaron á La-
valle íí renunciaren 1829. Aquí comenzó' et gobierno de Rosa*
luego su dictadura.
Isla de Santo Domingo. — Las guerras europeas favorecíais las
ideas independientes pues ellas siempre tenían protectores en
Francia o' Inglaterra, mas ¡í causa de las rivalidades y del deseo
de perjudicarse, que por motivos de libertad y por sentimientos
de justicia. Napoleón primer cónsul, restableció en 1802 la escla-
vitud en las colonias: la lucha sostenida por Louverture, íuerje
campeón de su africana raza, terminó con su prisión, pero los ne-
gros, continuaron las hostilidades en la forma que podían: el de-
creto del cónsul produjo una sublevación general. Dessalines fué
nombrado general en jefe del ejército independiente: la isla esto
unida desde que en 1795 España había cedido á los franceses la
parle «{lie le quedara después del tratado de 1697. Cristophe,
Pethion, Clervaux y Dessalines fueron los defensores de la eman-
cipación contra Francia: la guerra se hacia con crueldad por am-
bas partes, pero el ejercito francés sucumbió í las enfermedades
y pestes: reforzado Rocha rabean, el jefe francés, logró algunas
ventajas y fusiló á quinientos prisioneros y en cambio Dessalines
hizo ahorcar quinientos franceses. En 1803 Roehambeau. ataca-
do también por los ingleses, tuvo que capitular. Dessalines,
Cristophe y Clervaux proclamaron la independencia de Santo
Domingo v se acordó que se llamaría Haití, nombre que tenia
antes del descubrimiento. El 1 ° de Enero de 1804 se hizo la
proclamación. Dessalines fué nombrado emperador, persiguió a ios
colonos franceses de una manera cruel, atacó en la ciudad de
Santo Domingo los restos del ejercito francés que mandaba el
ueral Ferrand y fué rechazado; se hizo llamar Jacobo I. deci
una constitución, y murió asesinado cuando iba á someter u Pet-
hion y Gérin revelados contra su imperio. Elejido Cristophejefe
de la nación (1806) se emprendió una lucha entre negros y mu-
latos; en 1807! la Asamblea constituyente le destituyó nombrand.
?• Francia procuró recobrar Santo Domingo por medios diploma-
ticos y no lo consiguió. Pethion murió en 1818 dejando por sucesor
al general Boyer: en 1820 se suicidó Cristophe por no poder do-
minar una insurrección. Los mulatos triunfaron con Boyer y se
30 i COMPENDIO
unió la isla menos la sección del Este que por los tratados de 1814
se dejaba & España. El abogado Caeeres proclamó la independen-
cia en la ciudad de Santo Domingo é izó la bandera colombiana:
en Santiago entra. ron los habitantes en negociaciones con la Re-
pública de Haití y se unió toda la isla en nn solo gobierno. El
Presidente Boyer regularizó la administración y aseguró el orden:
en 1825, Francia reconoció la independencia de Haiti mediante
la. entrega de ciento cincuenta millones de francote para in-
demnizar á los colonos franceses perjudicados. Aunque los negros
habían luchado tanto como los mulatos en favor de la indepen-
dencia, la igualdad ante la ley solo estaba escrita: los negros no
ocupaban ningún puesto de importancia sino subordinados ;í los
mulatos: en oposición para destruir los privilegios pasaron los
anos que media desde el reconocimiento por Francia de la in-
dependencia hasta 1833.
Chile. — Desde Buenos- Aires se habia hecho la propaganda li-
beral en la provincia chilena; proclamas, manifiestos y provoca-
ciones á la independencia circulaban con profusión en los centros
mas cultos. En 1808 gobernaba Chile el gobernador Carrasco que
en continua discordia con la Audiencia se apoyaba en el grupo
délos mas avanzados de quienes era jefe Don Juan Martínez de
Rosas: los hermanos Prieto, y Bernardo O' 11 iggins hijo de un
gobernador del mismo nombre apoyaban á liosas, tendiendo sigi-
losamente a la independencia: el Norte de la provincia estaba do-
minado por la superstición: la lucha era difícil por la abundancia
de recursos de la uietrópoli, y por ]a. facilidad de aumentarlos
con tropas del Perú donde nadase intentaba contra el sistema
colonial. Manuel Salas. Eyzaguirrey otros americanos sé dispo-
nían ¡í luchar sin embargo de las dificultades y de los peligro.-.
Por influjo de Rosas entraron en el ayuntamiento algunos conceja-
les del partido de los independientes: el gobernador ('arrasco ca-
recía de un plan, y antes que se inclinara resueltamente á uno de
los dos bandos opuestos, comenzaron las grandes agitaciones en
Buenos-Aires y de rechazo en Chile: el gobernador temiendo que
se reprodujesen en sus provincias las alteraciones que en la Plata,
prendió un número considerable de personas importantes: en este
estado llegó á Chile el comisario argentino G*ómez con el fin de
promover la revolución: ya las masas pedían cabildo abierto, y
apoyadas por la Audiencia obligaban /ceder al gobernador: Car-
rascó fue destituido y se nombró para sucederle al anciano Conde
de la Conquista (Agosto 1810): la regencia de Espala designó ú
Elio, peroel Conde de la Conquista habia convocad.» cabildo
abierto y en el resignó sus poderes (18 Setiembre): el cabilA
compuso en su mayoría de independientes. En seguida se formó
DE LA HISTORIA UNIYSB8AL.
ana junta de notables presidida por el gobernador j •
relaciones con los revolucionarios de Buenos-Aires. D
Martínez Rosas, hombre de fuertes convicción*
proyectaba la unión de un Congreso americano, que enten
los negocios generales y de la común defensa: republican
didos formaban aliado del vigoroso iniciador. Loe partid
del sistema colonial promovieron un motín el dia que debían
brarse las elecciones para el Congreso nacional, pero abori
Audiencia fue disuelta y desterrad»» los oidores | Abril Lí
Cuando no se chocaba con obstáculos de las autoridades « -paño-
las, los mismos independientes los buscaban por sus qu
luchas intestinas. Rosas apoyado por un fuerte partido quería
elevarse al poder, pero de todas las medidas toma
chó Carrera, militar activo y celoso defensor de |g independí
el Congreso cedió á su voluntad, fueron escloidos los de
cion de españoles y se nombró un gobierno en que entr' K
luego se disolvió este gobierno eligiéndose otro y por fin Carrera
disolvió el Congreso y organizó un poder militar (doede D¡<
bredelSll). Luchas interiores separaron á llosas y Oami
primero murió desterrado en Mendoza: se proclamo la OOQstitn-
cion de Cádiz y lentamente el pais tomó las fono
lidad: un proyecto constitucional hecho por los berm
Mariano Egafia establecía fuerte poder egecutívo. pi
lítico que seguirían ulteriormente los partid»»- en la R \
Chilena.
Mientras en el interior luchaban los sostem
ma causa, Abascal virey del Perú se preparó i son
víncia de Chile: en Diciembre de L812 envió al bi
reja á Chile y desde allí llevó la guerra al Cobiern
Carrera de la dictadura, desterró ú algunos realistas, biso |«gar
á otros un empréstito forzoso, pero no siendo Edil ampaña.
perdió el favor popular y le reemplazó O'Hk&infl Á fines de 1813:
O'Hisgins comenzó bien, se le volvió luego la fortuna \ tu
rivado del poder que ocupó el coronel La una suli
militar en Julio de 1814 restableció a Can
los españoles dominaban en una parte del pais: traesped
del Perú dirijida por el general Osorio llegaba* k c
Concepción: en la sangrienta batalla de B k»bn
de 1814) Osorio derrotó á los independíenles y 1
Carrera v O'Higgins que se habían portado heroica! tuvie-
ran que pasar la frontera siendo bien recibidos por San M
que mandábanla provincia argentina de Cuyo. Osorio penet
la Capital Santiago. .
Así como Bolívares la personalidad n
zuela, Nueva Granada y Quito, José de San Martin lo -
306 COMPENDIO
(•hile y el Perú. San Martin se habia educado en España
en 1778); luchó contra los franceses desde 1808 j por val:
ganó el grado de Coronel en la batalla de Albufera
1.812 dejó el ejército y marchó á Bueno- A tanque hija
españoles, siendo nacido en una de las provincias de la Plata
(Entre-Ríos) consideraba América como su patria. I
la guerra del Uruguay y después en Tucuman como organiza
y hábil político: en 1814 le nombraron gobernador de
cía de Cuyo amenazada por los ejércitos qu upaban Chile 8
pedir auxilios al gobierno de Buenos Air linó* un
ejército de cuatro mil hombn sar de i
ro que le combatían: distraía .í los mismos que le rodeaban, de-
sorientaba á todos sin que se supiese ni cu
tos ni por que medios conocía todas
sarios y hasta los secretos de familia; noticias falsas
suponía ataques por donde no i . tenia enalann
jefes españoles de Chile, j
darios. En 1&L7 decidid invadir Chile d
coronel Rodríguez con algunas fuei o de
Planchón, y Las lleras cmi algunas comí
Martin con el grueso de] ejercito atravesó el ilif
de los Patos que do estaba defendido mi
turas casi inaccesibles. las penas das j los c-amii
sos; bajó al valle de Putaendg ;.
guay Santa Rosa: los chilenos prestan
lios alas troj>as del anda/ general: Marco de Pon!
tal general de Chile no sabia ¿que puní a los
movimientos del enemiga
atacado el general español en Cnacabu- i I
dio' los bagages. la artillería y
cedor^ entro en la capital dos días
(14 Febrero), réstabíéció el gobierno popula
tan bien habia combatido en Chacabw
supremo por renuncia de San Martin en i\
bia recaído la elección: el general argentii
tria dejando en Chile una parte de - mu-
cho tiempo en organizarse otrp cspedieiop contra Odie ;: ta
ordenes del general Osorio. San Martin acudió' al |
en Cancha Rayada (Marzo 1818) venden
el descuido de las tropas chileno-argentinas í|uc se dqja
sorprender después de celebrar el santo del ¡el * in n -
paro pronto este desastre, venciendo en Maipi
en uno de los combates mas renidos de la independ
la provincia fué evacuada. \ seis meses después los chili
se apoderaban del puerto de de Taleahuano v de los I sur-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL, 307
tos en él En Mayo se reunid un congreso v votó una constitu-
ción: los hermanos Carrera fueron sacrificados en las luchas ci-
viles: un senado nombrado por el Director supremo daba fuer-
/a á la primera magistratura, y lo que mas contribu y ó á ase-
gurar desde luego la independencia fué la creación de una es-
cuadra. Chile y Buenos Aires se concertaron para invadir el
IVrú y encargaron el mando de la armada al escoces lord Coch-
rane: componíase la flota de siete navios armados con dos-
cientos veintidós cañones, y San Martin marchaba por tierra con
un ejercito: ]a espedicion no tuvo resultados: el estado de Bue-
nos Aires quitaba por aquel lado todo peligro al virev perua-
no: Cophrane necesitando prestigiarse atacó el puerto de Val-
divia y lo tomó con la Ciudad en los primeros dias de Febre-
ro de 1820: solo quedaba ¿los españoles la isla de Chiloe. Ce-
sando en Buenos Aires los temores de una invasión por partí'
de Kspaña, San Martin resolvió marchar contra el Perú,
áUnque le llamaba el gobierno de la Plata: en Agosto de 1820
saliéronlas Iropasy llegaron alas playas peruanas el 8 de Se-
tiembre desembarcando en Pisco; San Martin fondeó en el Ca-
llao el 23 de Octubre y después retrocedió á Huacho: en Li-
ma dominaba tanto el pánico que pidieron al virey Pezuela
que hiciese una capitulación honrosa, pero sus oficiales le des-
tila yeron poniendo en su lugar a Laserna: al poco tiempo se
trabaron negociaciones de paz, y no conviniéndose los jefes
de ambos ejércitos se rompieron las hostilidades. El 12 de Julio
de 1821 entró San Maatin en Lima y el 15 se proclamó la in-
dependencia: sin embargo el ejército español no habia sido ven-
cido ni San Martin se daba prisa en presentar una batalla de-
cisiva: le nombraron protector interino pero su política estaba
envuelta en impenetrable misterio; una parte del Perú estaba o-
cupada por los españoles y en especial el Callao y otros puer-
tos de importancia: las ideas monárquicas del general disgus-
taban íí muchos oficiales y no le dejaban obrar de un modo
franco; los aduladores le empujaban para que se hiciese due-
ño absoluto del poder. Después de larga e inesplicable inac-
ción, en Diciembre de 1821 convocó un congreso para el mes
de Mayo de 1822. En Febrero (1822)las tropas españolas to-
maron la ofensiva; luego derrotaron al general independiente
Tristan en lea y esta derrota produjo represalias violentas en
la capital contra los afectos al antiguo orden de cosas. Lord
Cochrane se enemistó con San Martin y tuvo que obrar se-
paradamente de la escuadra que ya no obedecía sus órdenes: el
protector del Perú celebró una entrevista con Bolívar en Gua-
yaquil, sin que ambos caudillos se pusieron de acuerdo. Pre-
téndese que San Martin propuso al héroe de Colombia una orga-
308 COMPENDIO
nizacion monárquica que Bolívar rechazo, p< difícil ai
lo que se tratara pues que cubrió la entrevista el mas imp
t rabie sigilo.San Martin salió' disgustado y cod precipita
En 1823 cayo (y Higgins del poder en Chile; babia presta-
do grandes servicios á su patria asegurando el Gob¡<
do la escuadra y promoviendo el reconocimiento de la inde-
pendencia por parte de los Estados Unidos. Chile era la lí
blica mas ordenada de todas las colonias qo rnancip
de España. La revolución disputó el poder á (Y Higgins y aun-
que tenia fuerza para defenderse resignóelii büdo
que al admitirle la renuncíale tributó la i n de
honrado gobernante, mientras el pueblo le titula! Irede I l
tírfá." Unajunta provisional de gobierno funcionó hasta primei
Abril de 182:] eifquefae* nombrado ; lente el il Freiré
en Julio se reformo la constitución quitando
rantias ¿í la libertad; una espedicion
á principios de 1821 no tuvo consecuencias favorables • bier-
■uo de Freiré: en Julio el senado invistió alDií acui-
dades dictatoriales: la agitación creci
virtió enfoco de indisciplina: en Enero de
-se declaró disuelto por no tener libertad en la- deli
reunido otro ¡í linde aún. euánd
to del orden, estalló una sublevación en \ a
grande esfuerzo pudo ser sofocada. Ki .ma-
rón á los españoles Chiloe y todo el archip¡< EnJuni<
mismo año, el congreso admitió la dimisión del general Pi
nombró ;í Manuel Blanco en su lugar
zagmrre con calidad de interino, y declaró que las pn
de Chile formarían una federación ri¡ eouio
mejor conviniera ú su> habitante
por una rebelión militar, y derribado
el vicepresidente Tinto (1827). En le L82Í ionio
el congreso. Las disputas de unitario
é intransigencia de los partidarios de
conciliar todos los intereses é ideas, traia
antes de la caida de O' Higgins. V
sesiones en Santiago surgió una suble
poco por los habitantes: José Miguel hilante
brado Presidente del congreso, y Pinto, Presidente del
la revolución se enseñoreó de todo; Prieto
Freiré (Enero 1830) y el misino Prietosubi ' : la presiden
pando la vicepresidencia Diego Portales, un ma-
distinguidos y á quien mas deben la organu
y las buenas instituciones de la República chil-
la constitución lijando en diez años el periodo pi
I>E LA HISTORIA UNIVERSAL. ;)09
ro V!:l'{f ™?W$ al Presidente Prieto y lomó á « cargo
¡- os abusos administrativos, fomentar la rique^ delpais
apartar la política de funestas intransijencias, asegurar la Liber-
tad moral, establecer un twen sistema económico: y cuando
creytí haber hecto bastante en servicio de su pátria/simrimicl
'« encía y se retiró ií la vida privada de don'de salió
P^.las necesidades de una guerra con ei Perú. En 1835 Chile
había mejorado <oiisiderablemente; su armada era la mejor del
Sur y en el esterior estaba respetada la Eepública, y enlazada por
■* <h> comercio. Los partidos políticos aprendieron á go-
bernar sin restringir las libertades, y ú desarrollar esa políti-
ca que no antepone los egoísmos á los intereses de la pa-
tria. Es dignade atención la conducta observada hasta en las
resoluciones chilenas; sublevados algunos pueblos contra O
Higgins, al dimitir la presidencia este hombre distinguido, lapa-
siotidelos vencedores no eclipsa la justicia ni desconoce los
méritos del heroico compañero de San Martin: sus adversarios
aplauden su dignidad y le piden consejos para dirijirse mejor
al porvenir. Su cuida obedeció' á un influjo de los independíen-
la Que aspiraban i soluciones mas definidas de gobierno: O'
líiggins acostumbrado tanto tiempo álos campos de batalla, so-
lia no contenerle en el gobierno en los límites de la ley y en
las exijencias de la política: ocupó el poder (1817 á 1823) en
un periodo de transición, cuando no habia instituciones ase-
guradas; el país quiso definirse, sin olvidar los esfuerzos gene-
rosos del hombre que en la guerra y en la paz tanto contri-
buyera á fijar los destinos de su patria.
El Alto y Bajo Perú. — Lima y el bajo Perú disfrutaban de
perfecta calma mientras las demás colonias españolas se conmo-
vían: las ideas revolucionarias no habían penetrado ni con tan-
to vigor ni con tanta frecuencia; el pueblo era menos enérgico
que en el resto del Sur: hasta las grandes agitaciones de princi-
pios de siglo, solo los indígenas lucharon por la independencia
siendo la mas notable la sublevación de 1780, en que los aborí-
genes dirijidos por Josué Gabriel Condoreauqui, descendiente de
los lucas, (con el nombre de Tupac Amru) se alzaron contra el
dominio español y fueron vencidos: la población estaba mezcla-
da; un lujo estraordinario dominaba en la capital; el clero y los
nobles tenían toda la influencia: la instrucción era muy escasa en la
generalidad, y según el juicio de algunos historiadores. las muge-
res eran superiores á los hombres. El virey Abascal que gober-
naba en 1808 odiaba toda clase de libertades, reprimía los cona-
tos reformistas aunque no se le tachó por entonces de cruel, y
contaba con tropas para sostener aquella situación tan poco ven-
310 COMPENDIO
tajóte para el desarrollo de una riqueza permanente y menos
para el progreso moral.
Libre de conmociones interiores se disponía á luchar con los
que en las colonias limítrofes se agitaban en favor de nuevos
sistemas políticos.
Xo liabia tanta calma en el Alto Perú (hoy Bolivia) por las
disidencias entre las autoridades (el Presidente Pizarro y la
Audiencia). En 1809 llegó á la capital Charcas, después Chu-
quisaca, el comisario Goyeneehe con el fin de que se reconociese la
Junta de Sevilla: la Audiencia negó el reconocimiento y el go-
bernador Pizarro lo dio; después de un motín que estalló contra
G-oyeneche y el Presidente, la Audiencia prendió ií este ultimo
le obligó á dimitir y se erigió en junta de regencia; en la Paz
estalló otro movimiento y se organizó una junta protectora re-
volucionaria: Abascal dio tropas a Goyeneehe y terminó la in-
surrección. Los revolucionarios de Buenos Aires estendieron SU8
proyectos al Perú por medio del general Ocampo y después de
Balcarce: en Cochabamba y la Paz se insurreccionaron de nue-
vo y batieron a las tropas reales: Balcarce ocupó Charcas y se
hizo dueño de todo el Alto Perú: un cuerpo de ejército envia-
do contra Buenos Aires por el virey Abascal, fue rechazado en
Suipacha: Casteli y Balcarce descansaban en el triunfo mientras
Goyeneehe organizó un ejército de ocho mil hombres y con esa
fuerza y veinte cañones penetró en el Alto Perú en 1811, ata-
có á las tropas de Buenos Aires en Huaqui, las derrotó (20 Ju-
nio), siguió hasta la Paz alcanzando después una segunda victo-
ria en Sipesipe sobre Balcarce y Casteli reunidos: las tropas ar-
gentinas abandonaron el Alto Perú, pero se sublevaron otra v»/
la Paz y Cochabamba (Noviembre); Goyeneehe y el brigadier Be-
navente se vengaron con tanta saña, que sus mismos partidarios
rechazaban la complicidad temiendo las represalias que todo
ceso provoca. Goyeneehe, vencedor del Alto Perú, se proponía
someter Buenos Aires, pero su general Pió Tristan fué derrota-
do por el argentino Manuel Belgrano (24 Setiembre 181-!). Pol-
la misma época el vire}r del Perú hacia proclamar la constitución
española, concediendo libertad a la imprenta y mandando qué se
eligiesen las diversas representaciones constitucionales: esto fa-
cilitaba la propaganda de los independientes, y una segunda vic-
toria de Belgrano sobre el general Tristan (Febrero i Si:]) au-
mentó la exaltación pública. Pezuela que reemplazó á (íoyene-
che venció en dos encuentros al general Belgrano y otra vez
las tropas españolas ocuparon la capital. Las guerrillas sin em-
bargo hacían inútiles los esfuerzos délos numerosos ejércitos:
San Martin tomó el mando del ejército argentino, y ya tenia en-
redadas en sagaces redes las tropas de Pezuela, cuando una en-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL ;|j |
Síísií hiz° codcr la llilWriun del ,'Í',V1,° [[l R6*** i:
En Agosto de 1814 estalla ana sublevación en el Bato P<
.los sublevados eran indígenas y los capitaneaba el ¡efe Puma-
cagua; los independientes se mezclaron Á los indioe; Pamacti
entro en Arequipa y cortó las comunicaciones con LL
falta de organización frustró esta tentativa: el ¡efe indi.,
muerto, las provincias del Bajo Perú tietiéron
perdió las batallas de Viluma y Sipesipe (Noviembre 181
la revolución decayó también en el Alio Pero quedando a
algunas partidas de guerrilleros: en alguno
ron los movimientos.
En 1819, vencedor San Martin cu Chile, proye» erdo
con los jefes de esa República una invasión en el Perú; noalea
éxito la empresa por falta de recursos, y en A
guíente 1820 ya se emprendió mas en regla: en ocho de -
bre desembarcó en Pisco, entabló negociaciones <'<»n P
llegar i un resultado, marchó al Callao, tnego ;í Huacl
tanto en Lima el ejército deponía al virey Pezuela reemptaándole
con Laserna, por estar aquel dispuesto;! una capitulan
mirante de los independientes Cochrane recobra el puerto
Pisco que se habia perdido: el Callao estaba bloqueado, la- i
lias del peruano Agüero inundaban los camin rtín
avanzaba hacíala Capital: entabladas negociaciones oon
Laserna, se1 rompieron sin resultado. El L2 de Julio de 18ül en-
tró San Martin en Lima; una Asamblea de notábl
por el vencedor proclamó la independencia el día IV el 3
Agosto se nombró al General, protector interino del i
las tropas españolas ocupaban diversos puní
el almirante Cochrane salió i la mar con toda la i i deso-
bedeciendo á San Martin: en Octubre el protector publico un es-
tatuto para la administración de las provincias, y en ;
convocó al Congreso para el mes de Mayo siguió i privanza
del ministro Monteagudo perjudicó la administractota <!■• San
Martin por las crueldades y venganza s en títi
tor prohibió que se llamase indios ;í los naturales man. lando qpu
se nombraran peruanos, abolió las servidumbres corporales \
declaró libres á los que naciesen »!«' • •■ Bestas j banque-
tes se sucedían sin intervalos. En esta inacción decaían las fu
zas, y aprovechándose las tropa- españolas enth
á sangre y fuego. Qanteracy Valdes derrotaron una división d
general independiente Trístan y tomaron en di h
ofensiva: en Lima se hicieron represalias o
puesque si las tropas habían cometido es
que soportaban la venganza sino las familia- que ninguna soli-
312 COMPENDIO
daridad tenían eon semejantes abusos. San Martin se retiro ¿í su
quinta cérea de la Legua ocupándose de la agricultura: Cochrane
cseiíaba al gobierno de Chile para que desconfiara del jefe del
Perú. Entonces San Martin entabló negociaciones con la Repú-
blica colombiana para una alianza ofensiva y defensiva, tuvo una
entrevista en Guayaquil con Bolivar y se separaron los dos ge-
nerales disgustados uno de otro. Durante la ausencia del protec-
tor quedó al frente del gobierno Torre Tagle, marques de Trujillo:
una Asamblea del pueblo restableció el cabildo disuelto y desti-
tuyó al ministro Monteagudo desterrándole (Julio 1822). San
Martin á su regreso de Guayaquil renunció el protectorado. En
Setiembre se embarcó para Chile después de abrir el congreso:
marchó á Buenos- Aires y se embarcó para Europa donde vivid
hasta 1850. Las tendencias de este hombre notable han inspirado
juicios diversos y aun opuestos á los historiadores: algunos le
han querido rebajar para enaltecer á Bolívar: otros han sacado
materiales para zaherirle por sus ideas poco definidas en pro de
la República ó de la monarquía: que se inclinaba en un principio
al sistema monárquico, pero bajo el principio de independencia,
parece confirmado por los testimonios mas fehacientes; la am-
bición de que le acusan no esta bien probada y no se aviene
con las palabras que pronunció al retirarse del poder en el Pe-
rú. ' 'La presencia de un guerrero afortunado, dijo, cualquiera
que sea su desinterés es siempre peligrosa para un Estado nue-
vo. Yo he asistido á la declaración de independencia «de Chile
y del Perú; he rasgado con mis propias manos el estandarte con
que Pizarro subyugó el imperio de los Incas, y he cesado de ser
hombre político: mas que compensado con esto de las fatiga-
de diez años pasados en las revoluciones y en los campamentos,
cumplo la promesa que hice á los diversos paises en que he com-
batido, de hacerles independientes y dejar que se dieran el go-
bierno que mas les agradara," Como guerrero, el mérito de San
Martin es indisputable; no le abatieron las derrotas, no cedió
nunca á las dificultades, empleó un vivo ingenio para luchar con
fuerzas superiores, organizó batallones que compitieron en cam-
po raso con los veteranos- de la independencia española, tuvo
envidiosos como los tiene todo lo grande aunque no sea inma-
culado, y si alguna vez abrigó ambiciones, no eran ilícitas
en la época de desconcierto en que vivió, ya que por su espada
se habían emancipado dos pueblos, y que los recursos de gobierno
no podian estar divorciados de la fuerza en medio de la lucha:
pero no pugnó por esas ambiciones; salió del Perú sin intentar
sostener su poder cuando vio de frente la opinión.
El Congreso peruano quedó encargado de los negocios y se
nombró un triunvirato egecutivo presidido por el general Lámar.
.' » una
DE LA HISTORIA imvkimi.
El genera] Alvarado de tfrden dé] triunvirato bi»
cion u los puertos Intermedios,
las tropas de Valdfcs y Canterac. Ríva
denda;Cánterac con nueve mil bombí
nuevo presidente desarrolló una actividad
el papel moneda y el cobre, reorganiz
guarniciones y solicitó apoyo de Chile \ I
livar había embarcado tres mil hombre
seguida (pie supo la derrota de Aivarad
general Sucre. .Era Antonio José Sucre mi hombn
nacido en Cuinamí; valiente, sereno en los peli
esmerada, sagaz diplomático, bondado
con ninguna indignidad, hábil organizador
gos, respetado y querido desús enemigos". A
greso peruano dio á Bolívar la dirección dé !
terac avanzaba Inicia Lima y la ocupo el 18 de Junio; «'1 I
de los independientes se traslado' al Calla
nombró á Sucre general en jefe del ejército destituj i pre-
sidencia á Riva Agüero. Agüero disolvió el I '■
Can terac evacuaba la Capital para acudir al A I icna*
engendradas por la rivalidad de los hombres roas infl
Agüero fué depuesto: los españoles alcanzaban
Cruz desembarcó con cinco mil soldados en [quique y I
algunos contratiempos se propuso unirse ¿ Sucn pudo
conseguido y perdió casi todo su ejército: Sucre tuvo que
earse en Quilca. El 1.° de Setiembre llcg.' Bolívar
(1828): se le recibió con entusiasta^ aclami
poder militar y civil: las circunstancias eran aflictivas ¡ara el
Perú: las discordias intestinas se agravaban con
tridos por el ejército independiente: procura t rain |iiil ¡zar los ir
nimos, pero su conducta con el célebre Iíiva Agüen» lia j.n cocido
censuras; le hizo trasladar á Guayaquil dejándole allí en lito
para marchará p]uropa, Biva Agüero, organizador d( illas
fiel siempre á la causa de la independencia, político n
emprendedor y dignor se vio envuelto en los
en las pasionesque mas se escitaban <<>!i '
En Noviembre el Congreso peruano reeligio para la pi
cia á Torre Tagle y promulgó una constitución d<
Bolivarera realmente el jefe del Estado, El libertador
termo (1824) y esto produjo la suspensa Q de nn
regimiento de negros se sublevó en <*1 Callan y uniéndose COU al-
gunos españoles levantó la band ¡U; la- prín
tropas que envió' Bolívar para sofocar la ¡nsun
ti los sublevados: el Congreso destituyó i . ' idenl
firid la dictadura al Libertador: des] disolvía el mi
3] 1 COMPENDIO
( Songréso (20 Febrero).
Lima y el Callao fueron ocupados por los españoles: Bolivar
retrocedió hasta Cuenca y después á Guayaquil. En Mayo se
hallaba el célebre caudillo con diez mil hombres al Xorte de Li-
ma: el 5 de Agostólos independientes alcanzaron^ventajas en la
batalla de Junin; Canterac, jefe de las tropas españolas se retiro al
I kizoó: Bolívar paso' á Lima y dio orden al ejercito de tomar cuar-
teles de invierno, pero Sucre y los oficiales superiores, conside-
rando peligrosa la confianza del general, apenas él hubo partido
decidieron atacar álos enemigos: Canterac y Váleles se habían re-
unido formando un efectivo de trece mil hombres: el 20 de No-
viembre se encontraron los españoles y los independientes (estos
alas órdenes de Sucre) en la línea del Pampas: unos y otros es-
tuvieron maniobrando por espacio de diez y ocho días: por úl-
timo el nueve de Diciembre se empeñó la batalla decisiva de Aya-
cucho en que venció Sucre; el virey Laserna y una parte del
ejército español quedaron prisioneros: con esa batalla concluyó la
U'uerraen el Perú. Sucre marchó al Alto Perú donde resistía el
general Olañeta, le atacó al mismo tiempo que se le amotinaban
los soldados y entró en Potosí en Marzo, no habiendo nada ya
que hacer después porque la victoria sobre Olañeta coucluy< » las
resistencias. El general Rodil se sostuvo un año en el Callao.
El Perú concedió á Bolivar todos los honores; el Alto Perú dio
snnombre ala nueva República (Bolivia); se levantaron estatuas
al Libertador y a Sucre: la familia de Washington envió aP héroe
del Sur el retrato del héroe y gran ciudadano del Xorte; Bolivia
le nombró Presidente y aceptó un código que el libertador le re-
mitiera (código boliviano), y que establecía tribunos, senadores,
censores y un poder vitalicio: en Lima le eligieron presidente vi-
talicio, pero el ejército colombiano que gravaba los intereses del
Perú, producía descontento en la capital; los soldados querían vol-
ver á su patria; los oficiales deseaban también regresar para sos-
tener la constitución de Colombia: las ideas centralizadoras y
unitarias que se atribuían á Bolivar disgustaban tanto mas, cuanto
era mayoría distancia que le separaba de los diversos pueblos: el
cabildo y los notables de Lima derribaron el ministerio puesto por
Bolivar, colocaron al frente ele los negocios al general Santa I fruz y
convocaron la asamblea constituyente (1.° de Mayo de 1827)
que anuló en seguida el nombramiento de Bolivar y derogó la
constitución boliviana eligiendo presidente al general Lámar.
Sucre regia á Bolivar de la manera liberal y discreta que siempre
habia empleado; habia allí tropas de Colombia á quienes Lámar
quería sublevar contra Bolivar: algunas rebeliones perturbaron
el Alto Perú que fué invadido por tropas del gobierno de Lima
proclamando la caída de Sucre, la reforma constitucional v la
t)B la HISTORIA imvi:i:mi.. 315
evacuación del pais por las tropas colombianas: Sacre sali
Bolivia y el cddfgo fundamental se modificó; pero Bolívar due
veía en todo eso la odiosidad del Perú contra él, le declaró lo
guerra en Julio de 1828. Sucre venció d 1.
tratado con Lámar yeste faltó ¿su compromiso ocn|
yaquilde donde le desalójete! mismo Bolívar en oca a que
Lámar era derribado en Lima de la presid
ban con La Fuente jefe del movimiento: en Setien hizo la
paz y Bolívar renunció i (oda influencia
neralG amarra fue nombrado Presidente (18
seis anos: en ese tiempo tuvo que combatir va
litares, la mas grande la de Ouzco en capitam
general Escobedo que fué preso y fusilado con oti
En Bolivia el general Ordininea reempla - 1 \sam-
blea constituyente nombró jefe del Estado
(1829) por tiempo de seis anos (pie ded launion
ei Perú mediante un pacto federal.
Venezuela-Nueva Gkanada-K< TAlxii:. 1
después déla independencia se uniría en una i abra-
zaba el vireinato de Nueva Granada capital Sania I
la capitanía general ele Venezuela. Capital Cara -as. j la presi-
dencia de Quito. El sistema del gobierno es turante I
des acontecimientos de la revolución franc i que1
el mismo gobierno se diese cuenta. á que se divulgasen 1.
revolucionarias, pues que enviaba al continente nn«\
pañoles sospechosos de revolucionario-, j
canos tachados de iguales principios; los primeros •
algo los principios en las colonias, v tos - -a de la
fuente, podían inspirarse en las verdadera ancifl
que el absolutismo pintaba de estraiias maneras i n
nes. Desde 1789 en las monarquías de Europa
y folletos desnaturalizando loshocl
do falsas biografías de los hombres ma
neral se atribuía ignorancia, perversión m< alto
irrado crimínales. Se hacfe el soberbio levantamiei
Francesa sinónimo de una. rebelión 1. del
vicio contra la moral, y de la iniquidad contra ¡vinas y
humanas. Los revolucionarios porso parte
páganda y neutralizaron coíi vente
nes. Adeinas Miranda, Bolívar yotr Irían n
enseñanzas de la libertad sobre el misi
lucion que conmovió el mundo y lia I
nes > los pueblos, contribuyendo ala ii ¡a de
torio tres veces mas grande que Burop -"1"-
316 COMPENDIO
tismo del viejo continente. Poco después de la revoló
se constituyo' en Bogotá una asociación que ;
mas revolucionarios, pero descubiertos los q
deportados á España: en Buenos-Aires y
hombres reflexivos estudiaban con atención I
y aunque alejados de las grandes escenas de la A
Convención, de las guerras revolucionarias y de
presas, comprendían que aquel drama debia
universal mas ó menos tarde, y cambiar la
del antiguo mundo. Una de las figuras mas honn
mera época de 4a independencia es Francisco Miran»!
Caracas 1750; murió en Cádiz 1
ton por la independencia del N
era fácil soportar las leyes y tra-
visto emanciparse las colodias inglesas: complicado en u. ti-
va revolucionaria, y descubierto, marchó lí í
qué la oleada revolucionaria lo invadía todo; ¿ >u-
mouriez en defensa de la revolución, pero acusado
ner relaciones con los girondinos, fn errado
América esperando coyuntura para intentar la ¡D
solicitó ausiliosde los ingleses y tos bttbiera obt<
la política de España y convertirse contra Franci;
en 1806 invadió con 500 hombres l;
encontrando apoyo se vio obügi retirarse. () d¿
revolución, si bien frustrados, habían dad<
tido que en Venezuela dirijia secretamente .1
proximidad de esepais y Colombia A las Antillas
te y las comunicaciones de todas closc*
délos habitantes de ambas colonias.
El capitán general de Venezuela, Va que tai
mostrara para contener cualquier movimiento, había muerto
1808 y lesucedió Don Juan Casas. En Julio 11 loe delegados
del ejercito francés invasor de España, para que la colon
ciera el nuevo orden de cosas cu la península: I mima-
ba al reconocimiento, mas el pueblo ¡se sublevó manifesUnd
propicio á la dinastía borbónica: se organizó una junta y be
se pidió un gobierno provisional en Caracas. La Juntad
destituyó á Casas y nombró capitán general d V
(1809). La dureza que al principio manifestara pi
piracion que pudo reprimir si bien QO empleó medios ni -
fuertes: el capitán general tenia relaciones estri mon
Bolívar á cuyas ideas quizá se debia el cambio de conducta
general.
En Quito gobernaba el presidente Rui/ «le Castilla dejando
la su autoridad en manos de su secretario Tomas Ai de
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. $17
carácter fuerte, y pocp apto para difíciles circunstancias: una
conspiración del I)r. Morales y de Quíroga, aborto' y fueron presos
los instigadores; mas tarde se unieron al marques de Selva Ue-
gre para establecer una junta suprema, se apoderaron del Presi-
dente Ruiz.de Castilja é hicieron la revolución (Agosto 1809) sin
yhoque y sin sangre. El virey de Nueva Granada envió' tropas v
fue restablecido el Presidente Ruiz: las prisiones v las sentencia
de confiscación y de muerte, sucedieron á la victoria de Ruiz y
A.rechaga pero enviándose los procesos á la aprobación del rirej
las cosas habían cambiado en Bogotá v no se cumplieron por
medio los deseos de venganza de los vencedores: una sublevación
de algunos habitantes de Quito, dio' pretesto para satisfacer el
espíritu vengativo de la tropa que asesinó i 28 presos entre ellos
Morales y Quiroga: la impresión y el horror que produjeron estas
matanzas, obligaron al virey á sacar aquellas tropas" de Quito, \
al Presidente a formar una junta (Agosto 1810).
En Venezuela se reunió el cabildo en Abril (1810) al saber
que los franceses se posesionaban del Sur de España, y pidió el
establecimiento de un gobierno particular; no accedía el general
Emparan en un principio, pero se sublevó el pueblo, y aquel consin-
tió en que se organizarajuna junta suprema para gobernar en nom-
bre de Fernando VII; elegido presidente de la junta el Capitán
general, cuando el cabildo se creyó fuerte le destituyó y le des-
terró negándose á reconocer la regencia.
En Nueva Granada habían tenido lugar agitaciones parciales:
los sucesos de Caracas tenían en fermentación los ánimos; una in-
juria entre un americano y un español bastó para promover un tu-
multo y que se pidiera la reunión del Cabildo (Julio L810); reu-
nido este en seguida nombró una junta presidida por el vire}
Amar; á los pocos dias el virey fue preso por su decisión en con-
tradecir la voluntad popular, y se le condujo á Cartagena para
embarcarlo con destino á España. Entonces se recibían los pro
sos contra los sublevados de Quito, que enviaba el presidente
Ruiz de Castilla; la Junta en vez de revisarlos, mandó que se
quemasen por mano del verdugo.
Bolívar y Miranda- se presentaron en 1S1 1 á la Junta de (ara-
cas á ofrecerla sus servicios: la regencia de España declaró el blo-
queo de Venezuela y consideró rebeldes a los habitantes del pais.
La Junta convocó un Congreso nacional al (pie asistieron repre-
sentantes de las provincias: el 3 de Marzo se reunió el congreso; si-
guiéronse algunas insurrecciones de los partidario- <l<i la coloni-
zación, y en Julio se proclamóla independeneia: es notable el ma-
nifiesto del Congreso esplicando las razones (pie le habían induci-
do ti romper los lazos que ligaban a Yenezuela <*on la madre patria.
Dos motines, uno en Caracas v otro en Valencia se sofocaron; el
318 COMPENDIO
primero de una manera harto dura y con castigos demasía
les, puesto que ademas de exagerada violencia a
jaulas de madera las cabezas de los ajusticiados D ilire
se votóla constitución aboliendo la jurisdicción eclesiástica y
sagrando entre otras cosas los principios de libertad política y la
soberania del pueblo, pero no se establecía la libertad de n¡
Paree ia asegurada la independencia, cnando un violento terremoto
(26 Marzo 1812) que arruinó Caracas, la Guarí
ciudades, cambió el estado de los anii el el- ,nd<»
la superstición disminuyó el número de los independiente
provocó una reacción: el capitán Domingo Monteverde
Venezuela: las tropas y los pueblos di
nal; San Felipe yPuerto ('abello enarbolaron el ifiol,
y el general Miranda nombrado dictador ¡» >r el
contró sin recursos y desalentado: en Julio " mte-
vercle á condición de que se daría ana amni indo
salir del territorio al que quisiese. Moi
sámente á sus promesas: al i i- ((embarcarse Miranda, el coman-
dante de la Guaira tenia drden deprenderlo, y aun la p
contuvo ahi, sino que cuando Moni al honrado
ral ele que había robado gruesas sumas al gobierno <;
escitó contra él á sus mismos oficiales «{¡¡" aj adaron
Fué enviado á Cádiz y murió ;í los <*ua i: ilivar, Hie-
los oficiales ele Miranda lia sido censura •unir ;í la i
de su general: cualquiera que fuese la
de Monteverde, no era permitido pra
que un año antes presentaba ¡í Miranda ante la -!
como el primer patriota de \ y el i mas honr
entre todos sus hijos.
Nombrado Monteverde capitán general de Ven<
las persecuciones y las venganzas én un grado que
bia visto en América, ni aun en loa tiempos de la conquista: el
asesinato, la confiscación y las prisiones, constituyen)]
de bandolerismo del general Monteverde: 1.
España contra tantas iniquidades
zaron enla provincia de Cumanií, figurando á la cab in-
surrección Piar, Valdes. los Bermuaez, Marino
pues habían de ejercer los mas altos destinos «l«: 3u patria
vas atrocidades dé Monteverde solo consiguieron ¡rri
ánimos.
Nueva Granada estaba dividida (Mitre federalistas \ miiíai .
Bogotá quería* centralizar la administración vías provim
piraban á* participar del poder. Por la constitución de l
marca (Abril 1813) se establecía la monarquía demoenític
nando Fernando VTI como fuera í Vivir <í Nueva Oranada. Bl
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 319
Presidente Lozano cayo á consecuencia de una sublevación y
le reemplazó Antonio Nariño que hubo de dimitir en breve (Julio
1812) ante la Asamblea federal reunida en Ibaque: la guerra civil
estallo' y no bien terminada,, ya se preparaba otra sin cuidarse
de las fuerzas malgastadas que se necesitarían para sostener el
Instado.
En circunstancias graves para Nueva Granada, Venezuela y
Quito, se presento' Simón Bolívar, y no tardo' en imponerse por
su genio, sus victorias y su prodigiosa actividad, á los bandos y
,ílas personalidades que se disputaban el poder.
Simón Bolívar nació de una familia rica y considerada . en
1780, en la ciudad de Caracas; educado en España, por las ense-
ñanzas domésticas y la educación primera* no habría podido sos-
pecharse que fuera llamado á emancipar tantos Estados del nuevo
mundo. Los títulos nobiliarios de su familia debían engreírle; el
sentimiento de superioridad que casi todos los privilegiados trasmi-
ten Á sus hijos viciando las mejores inclinaciones y corrompiendo la
moral social, dejó en Bolívar huellas imperecederas. Pero dotado
de una inteligencia clara y de un gran corazón, luchó contra
las imposiciones de la infancia y contra las teorías que recibiera
<-n el hogar domestico. En 1804 presenció la coronación de Na-
poleón 1 en París: quiso estudiar la verdad de la historia re-
volucionaria y vid que 1789 nohabiasido un gran crimen como
suponían los tradicionalistas, sino una gran redención. Pe Pari<
marchó ;í Poma: por encima de Napoleón 1 vagaban aun las som-
bras de M ¡rabean, Tergníáud; Danton; pero Roma debía ser para
una imaginación fogosa y medio convencida en la libertad, mente
de nobles inspiraciones: el Aventino, el Monte Sacro, el Janículo.
hablan al espíritu que les interroga: Bolívar pudo comparar la
Roma antigua revestida por su fantasía, con la Roma de los pon-
tífices, ciudad de n^eñdigos y de ruinas, verdadero antro moral
que parecía la estatua de la tristeza. Y allí donde los plebeyos
reclamaron sus derechos, donde invocaron la libertad que la na-
turaleza ¿í nadie niega, en el Monte Sacro, colina de los recuerdes
y de las esperanzas, juró por los manes de todos los que se han
sacrificado por la causa de la humanidad, que ridimiria i su pa-
tria o' perecerá en la dependa. Llevaba en el cerebro las ideas
de la libertad, v luchaba contra la tendencia fatal que heredara:
su vida fue un combate entre la sed instintiva de dominación y
la inteligencia que mitigaba sus arranques: entre su sentimiento
primitivo de orgullo v la razón que imponía su dominio: pudo pre-
caberse y hacer al fin que venciera el patriotismo ¡41a ambición, la
grandeza histórica á la grandeza de una vida precaria y breve. Si
el primer cónsul hubiera luchado como Bolívar con sus inclina-
ciones, ven vez de elevarse al imperio hubiera elevado al pueblo
320 COMPENDIO
y a la libertad, hábriale acompañado el aplauso de todos los si-
glos, y en lugar de morir como Prometeo encadenado ¡¡ una i
murieraeomo Washington bendecido por sus contempor
venerado por la historia. Bolívar ({ii iza mas grande qae Washing-
ton por el genio, no lo era tanto por la suma de las d< ;*»t»--
que constituyen la perfección: emprendedor Bonaparte, pe-
ro en mas reducido campo, sé detuvo á tiempo para salvarse. Le
encontraremos en sus dudas, en sus luchas interior
tonas sobre sí misino, mas grandes que el paso de la giganl
cordillera. Ilustrado, joven, fuerte, resuelto de la
historia contra sus deseos y mirando al porvenir en I nades
conflictos de sualma. Tal es el hombre que [ominar
cesos en Nueva Granada. Venezuela, el K
Alto Perú.
Después de la prisión de Miranda, Boliva
abandonando sus riquezas particular [Cu-
razao y reuniendo algunos emigrados venezola
provincia de Cartagena; desde I fartag
rillenffrances Labatut se hicieron correría - de
Monteverde: en Diciembre publicó Bolívar una notable mera
sóbrelas causas que produjeron la caída de V
curso de Nueva Granada, interés I ensuspi
de .Bogotá Camilo Torres quién le hizo br Leían.»
nadino, y después fueron puestas ú las
tropas de la confederación. Con pocos centenares de hon
apoderó de Oúcüta espulsando il Uorr<
ócüjpó Trujillo (Junio L813
con las tropas realista- acantonadas rechazo al general
destrozó completamente al ejército de M
(31 de Julio), entró en Valencia y Caracas, y I
tador por el cabildo \ el pueblo entusiasmad* - Las marchas
pidas, los golpes certeros, la sagacidad con
los proyectos de Monteverde, lasmedídas tan oportuna
pe de vista con que abrazaba .í los hombres, Li
constancias, elevaron el prestigio de Bolívar [tura qu
de todos sus compañeros en la causa de .la independencia: DO
satisfacía con vencer sino (pie aprovecha!);! ¡,i victoria ni-
do que en Tacuanes solo escaparon algunos soldado Bolí-
var cpyó que las resistencias habían cebado: Mont<
cerró en Puerto-Cabello y sus mismos compaña a le
destituyeron: el asturiano Tomas Bovcs aprovechando el 1
tentó de los llaneros de la costa que sufrían |>or la para
de los negocios, losalistóe hizo con su ausilio una guerra lerrible
a los independientes. Bolívar rechazó á los llanei
nezy Oeballos en la Batalla de Araure. pero por el retraso de
DÉLA HISTORIA UNIVERSAL. 321
Marino que no acudid i tiempo, no pudo sacar todas las atajas
•e la victoria: Bovefe con cuatro mil hombres tomo' la ofensiva
(Ibl-J, amenazo a Caracas ausiliado del fraile Rósete que en Ocu-
mare había degollado it los vecinos que se refugiaron en la iglesia
sitio á Bolívar en San Mateó, pero tuvo que levantar él asedió-
os horrorosos asesinatos del fraile Rósete produjeron represalia
tan sangrientas: los prisioneros españoles en la Guaira y Caracas
fueron egecütados: Boves y Morales imitaron ¡í Rósete': rechaza-
dos los realistas, se pusieron á las órdenes del general CagigaS! á
quien venció Bolívar en la reñida batalla de CaraboboY Abril 28
de 181 1): en Junio Eoves derrotó á Bolívar v Marino reunidos
en a Puerta: los realistas ocuparon Valencia V Caracas: la causa
de la independencia había sufrido un golpe mortal. Bolívar se em-
barcó en humana llevando una fuerte cantidad de dinero para
comprar armas y municiones, pero le despojó el jefe de la Ilota
Bianchi: en breve desembarcó Bolívar en Campano (Setiembre):
sus compañeros dé armas Piar y Bivas le habían proscrito cre-
yéndole desertor de su causa, pero Bianchi le protejió v le con-
dujo i Cartagena.
En Nueva Granada las cosas no iban mejor para los america-
nos: Xariñofue hecho prisionero y conducido á Cádiz, los rea-
listas tomaban la revancha. El congreso se trasladó de Bogotá é
Tunja donde recibió á Bolívar y le encargó el mando de un cuer-
po de ejercito: uníanse á los peligros de la independencia, las di-
visiones interiores y los celos de las provincias; Bolívar sometió i
Cundinamarca, y reanimado el congreso con sus triunfos, envío i
Bolívar á Venezuela, pero al llegar á Cartagena se le impidió
pasar adelante. Entonces venia de España el general Morillo
con una gran espedicion para someter álos independientes: com-
ponían la espedicion ele Morillo un navio de línea, tres fragatas,
treinta buques pequeños y setenta trasportes con diez mil seiscien-
tos hombres de desembarco: tomó la isla Margarita, arribó á Cu-
maná, fué á Caracas, persiguió duramente á los enemigos del rea-
lismo, y puso sitio á Cartagena, la plaza mas fuerte de la América
del Sur (Agosto 1815): la miseria llegó á ser estrema en la plaza.
y solo después de heroicos esfuerzos la evacuaron los defensores y
marcharon á Jamaica en tres barcos. Morillo que creía llevar el
triunfo en la punta de la espada vio que detras se le sublevalm
Arismendien la isla Margarita. Bolívar estaba en Cayes, envidia-
do por algunos, olvidado quizá de muchos, esperando los aconte-
cimientos que todavía no le señalaban un lugar. El coronel rea-
lista Calzada entro en la provincia granadina de Pamplona y der-
rotó á los jefes independientes Ordaneto y Santander (Febrero
1816); el general Latorre se dirijio á Bogotá proclamando abso-
luta amnistía: á últimos de Mavo llegó Morillo y rompió todos
21
322 COMPENDIO
los compromisos comenzando los atropellos y persecuciones mas
grandes que se vieron en toda la guerra: la ferocidad de ese jefe
no tiene igual en los anales de este siglo; en una comunicación de
Junio de 1810 fechada en Bogotá, decía: ''he declarado rebeldes
á todos los que saben leer y escribir, y han sido ahorcados desnu-
dos unos seiscientos notables de la ciudad''. Según esa y otras
taitas, el feroz general se proponía aniquilar todo lo que había ilus-
trado en las colonias. Ningún otro que Fernando VII podía per-
manecer impasible ante crímenes semejantes: era el tiempo en que
el despota restaurado ahorcaba á los defensores de la independen-
cia española, y habia llenado los presidios de Ceuta y Melilla de
poetas ilustres y de generosos patricios. Morillo era tan digno ser-
vidor de Fernando VII como lo habia sido el Duque de Alba de
Felipe II.
Camilo Torres, Lozano, Castillo, Caldas. Mejia y otros hombre:»
eminentes fueren egecutados sin consideración ni al saber ni a h
integridad, ni ú la vejez; se fusilaba á las víctimas en medio de sus-
hijos y de sus mugeres, se arrastraba á los débiles al lugar del
suplicio, y después se arrojaba i bandadas ií las viudas y ;í los
huérfanos que morían de hambre o de dolor en los caminos y en
el destierro: no hay palabras paraesplicar la ferocidad de Morillo
y de sus infames satélites Warleta, Tobra y (autos otros qiir
disputaban la triste celebridad del crimen. Ni hay hombre honra-
do de cualquier opinión, nacionalidad o creencia, que no *e
horrorice al contemplar un cuadro mas sombrío que las mas horri-
bles escenas de la conquista: las víctimas sufrían repugnantes in-
sultos, y los verdugos hacían cobarde mofa de las lagrimas de las
mugeres y de las inocentes súplicas de los niños.
Bolívar entretanto pasaba ií Jamaica y deesa isla ú la de Haití
donde el Presidente Pethion le recibía cordialraente: pronto
reunieron (1810) en el puerto de Cayes los emigrados Bolívar,
Zea, Soublette, Marino, Piar, Montilla, M. Gregor y muchos ma-
que ejercían influjo en Sur-América: Brion, holandés do Curazao
ofrecía á Bolívar sus riquezas, su persona y su crédito; y con la
escuadra que equipó á su costa salid la espedicion do tre
independientes: en la isla Margarita proclamaron la Repúblú a de
Venezuela: en Campano publicó Bolívar un Boletín (1.° Jumo
1816) ofreciendo la libertad á los negros que se alistasen en sus
tilas: amenazado por Morales, jefe realista, tuvo (juc embarcarse
siendo esto causa de nuevas acusaciones contra el; M. Gregor con
seiscientos hombres atravesó Venezuela; meses después so >
nocia de nuevo la autoridad de Bolívar por los mas famosos guerri-
lleros, Gregor, Cedeño y Zaraza; llegó á Barcelona y se disponía
a emprender un ataque contra la capital, pero Mora íes y Aldama
con seis mil realistas le contuvieron: Bolívar tenia pocas tuerzas.
DE LA HISTORIA Q N I \ BR8AI*
desalojo Barcelona yapoyó una espedicion coutra I i míen-
tras los españoles tomaban la ciudad: Arismendj Be sost<
isla Margarita, Pacz en las llanuras de Gasanare y en las ues
del Apure: Piar y Cedeño marcharon ti I i ayaua
de Caura, ocupáronlas misiones de capuchinos cata!
Caroni(1817), y dando cuenta a Bolívar de
general se traslado con sus tropas i
reunió á los jefes entre sí enemistados y ausi or la flote de
Brion que subió por el Orinoco, ocupa la rinda- -lura.
Pero las disidencias y envidias imposibilitaban la un
Marino tenia celos de Bolívar j Piar ]«• secund
sediciosas y sometido á un consejo dr guerra
muerte (Octubre 1817). Desde entonces se disciplinó el
bien era sensible que se comprara la disciplin .!«■>
Antonio Paez en el Oeste distraía á Morillo, y aunque DO le ven-
ció por lo desigual de las fuerzas, le fatig
tirarse: el general realista atacó sin éxito la irita !i<-:
(ñámente defendida por el gobernador <¡
soldados; los independientes tomaban la Guayan
ataque ti Caracas, y Zaraza fu «.' derrotad* Uo: unidos en
1818 Bolívar y Paez marcharon a (alai aban i
nidaslas tropas españolas; al presentarse Morillo no t-
este ya mas que una división; el r
tirado. Aun sufrió Bolívar un descalabro
(Marzo); el ejército independiente parecía
habia conservado un núcleo de resisten* ando tami>
áSan Fernando: una sublevación coutra la jefatura
en favor de Paez, produjo nuevos péligl
de Paez evitó los celos de su jefe y am
mismo Bolívar tomó el mando de la
presentación ni su genio. La superioridad <!<
ticos, el hábito del trato dr
valor innegable, le colocarían o! :■
las cuestiones personales eran para los indi
culo mas poderoso que los elemeritoe con que luc w*
posde batalla. Conocido m Europ
resortes convenia mo^er para in
pecto ¿su patria, su mirada no se limitó alhori
nes de o-uerra. gino a toda la política: en
vivamente el espíritu de Pethion y le bu
de la libertad: no se reducia á emancipar CU
la America: su lenguaje era tan eept
los proyectos mas gigantescos sabia pi s con una
Grandiosa: no localizó su causa á un j o que la ui
Tizó En Inglaterra el nombre de Bolívar i la opinión;
324 COMPENDIO
muchos jefe con líippisley, M' Donald, WTilsou, -
bell, Giímour, Pigott, Sands y otros se apr<
Independencia americana; English y Klsom tai
tropas: el gobierno de Madrid se quejó y el ministerio
necesidad de atajar los alistamierc
Angostura fue fortificada: Boliva
zolanoen aquella ciudad ('Octubre 181 8), y .í
Fernando ATI cerca de otra* portes para que m<
asuntos de America, cont [lie era inútil
no tuviese por base el reconocimiento de la ind<
Febrero de 1810 se abrió el Congreso; i b la
Asamblea todos sus poderes, pero se le confirió denu
sidencia de la República de Venezuela j el mand<
citps, insistiendo hasta que aceptó des] uto
veces. Entonces preparó la campana mas
guerra: con intento de invadir Nueva Granada, Bermud*
riíio amagarían por el lado de Cumana
las costas de Caraca- para distraer tro Morill
var con Paez marcliaria conira la provincia de B i ca-
ballería de Paez se distinguió sobre manera en
pero nada se hizo decisivo por la I legada del llu-
vias: aseguradas las ventaja-, BoKvi
fes que por unanimidad aprobaron el p
va Granada, reservando la dirección y medios de la em|
general: el general Santander en (
que estuviese dispuesto á secundar al ejercito -
nezuela, las rencillas de losj< Fes Undan nen-
di y Marino, hacían fracasar todos los ¡nt<
tras Bolívar emprendía su memorable i
mor de que le habían derrotado y nulos qu
tarle.
A mitad de Mayo de 181!) Kolivar se había pUtt
en dirección á la Cordillera de los And
Apure; Morillo y los generales español
pero sin suponer que pudieran ser invadidos
grandes montanas; el ejercito independiente
inundadas, rios navegables, esteros peligí
Junio, reforzado Bolívar con tropaadel general Santa
do dos mil quinientos hombres) tomo el camino
dirección al Páramo de Pisba; las caballeri inutilizaban, a
perdía el ganado de repuesto, Santander
camentos enemigos, los soldados morían de fi aba-
Uosy tenían que abandonarse las municiona , 1,. boca \
al fin de aquella celebre espedicion, el e¡ .[ h
mitad, y los enfermos sucumbían sin prorrumpir en uua qii
DE LA IILSTORTA UNIVERSAL. 325
) llegaron al pueblo de Socha en el valle de Soga-
moso; repuesto el ejercito de tantos quebrantos, siguió há<
gota derrotando á las tropas de Barreiro, las arroja de Pavp
Corólo a {unja y aprisiono' la guarnición, voivi Ó d vencer i Ba.-
reiro en el rio Boyaca y lecojió prisionero con toda la tropa ar-
mas y bagages; el virey Samano éalIS de Bogotá al tenor noti-
cia de la batalla (de 7 Agosto 1819) y Bolívar entro' en la Capi-
tal de Nueva (¿ranada el 10 de Agosto. La arriesgada y sober-
bia (-pedición de Bolívar es el hecho mas culminante y mas fa-
moso deja, guerra; nada tiene que envidiar esa marcha á ira
<<" los \iidcs, i las mas audaces de Annibal y Napoleón: el
qnehizo en Europa dio á Bolívar el renombre de gran capitán:
los independientes se animaron, y los jefes no se atrevieron a di-
putar al libertador una autoridad que el mundo entero le rccono-
: Morillo y sus tropas aun ocupaban muchas posiciones y ¡
ventajosas en Venezuela y Nueva Granada; Quito, el Perú j
Bolivia estaban en poder de las autoridades españolas: se temía
un desembarqué de ausilios que desde mucho tiempo se amonto-
naban en Oifdiz, pero esta espedicion se desbarato' ron la subí.
cion de Riego en favor del sistema constitucional: Morillo que
un absolutista intransigente, al saber la revolución de España
dimitió su cargo V no quiso proclamar las leyes liberales: el Con-
greso de Colombia, a quien se hacían proposiciones conciliatoria-
declaro que nada trataría sino después que se reconociera la inde-
pendencia: se pactó sin embargo una suspensión de armas (Noviem-
bre 1820) por seis meses, en cuyo tiempo delegados de los fá
pendientes debían ir á España para arreglar la paz: ¿olivar
Morillo tuvieron una entrevista (27 Noviembre) en el pueblo
Santa Ana y a los veinte dias, se embarcó el general español de-
jando en su reemplazo al general Latorre. La opinión se pn Mali-
ciaba con mas vigor por la independencia; la ciudad de Maracaibo
se sublevó por la misma causa entregándose á Urdaneta: se rom-
pió la tregua, Bermudez ocupó á Caracas el 14 de Mar< '21.
ven Junio (24) Bolívar y Paez ayudados del batallón uvj;}v>
Mackintosh vencieron en una batalla decisiva al general Latorn
los restos délos vencidos se refugiaron en Puerto Cabello: fos in-
dependientes perdieron al celebre jefe Cedeño. Cumaná se rindiri
á Bermudez en 16 de Setiembre, CartaganaáMontilla el 2$; Pana-
má se sublevó en Noviembre incorporándose á Colombia. Bolívar
entonces se dedicó á trabajos lejislativos y políticos entregando el
mando de las tropas á Soublette; Paez y otros jefes negaron obe-
diencia al nuevo general; las discordias dieron ánimo á Morateg
sucesor de Latorre, y los españoles alcanzaron en Venezuela una
serie de triunfos fáciles puesto que no había concierto entre la-
diversas columnas independientes. En 1853, Morales tuvo que
328 COMPENDIO
capitular euMaracaibo, Puerto Cabello se rindió a los ¡ndej
dientes, y luego San Felipe corrió la misma sueri
Ya desde 1820 los generales independientes Mir
habían invadido la presidencia de Quito y derrotado al j<
zada que mandaba una columna de tropas españolas; Guayí
había sublevado (Octubre 1820) confiriendo el |
el general Sucre enviado por Bolívar alcanzó una i
tante en Yaguachi, y aunque derrotado enseguida en Guachi
el presidente Aymerich, consiguió una t.
cito, marchó victoriosamente por las provincia
Riobamba, derrotó en Pichincha á las tro]
consumó la independencia de Quito cuya capital
de Mayo de 1822: Bolívar al tener noticia de la d<
en Guachi, había salido de Bogotá en diré© i donde
batió al general español García obligándole
sus tropas. El Ecuador se unió & Venezuela \ Nueva G
y formaron los tres territorios un solo i
La Asamblea de Cucutá (repnida en Má; -1 ) hal
terminado el sistema esencialmente republicano, pero
la federación: la presidencia duraría cuatro añ «, i I
nadorocho; establecíase el veto susp< limitaban las atri-
buciones presidenciales y se lijaba un término mi
en oposjcion á principios avanzados aparecía el
en dos grados.
Terminada la obra de la independein
Venezuela y el Ecuador, Bolívar interviene en el Al
Perú, llegando á reunir bajo su dirección l<
seria el héroe de la independencia di ultima
Pero el poder de Bolívar se debilitaba á medida que tomaba en-
sanche. Partidario de la unión americana, el lito rtadoi
ira las tendencias federales creyqndo posibl organizar una
nación en tan dilatados territorios. I
ses, no eran menos fuertes (pie lo habían sido las rivalW
jefes independientes. Pronto se inicia el movimiei
los aduladores de Bolívar le perjudicaron m
descubiertos; propusiéronle algunos que elevara un poder ¡
una especie de monarquía orlada por el laurel de I B
libertador rechazó semejante proposición ei
los del gran patriota del Norte cuando se le hicieron
cimientos. En Venezuela se sublevaron los
la Asamblea reunida en Octubre en Caracas declaró la
dencia del Estado; al presentarse Bolívar
ma: en Colombia se formaron dos partidos, un-
en contra de Bolívar, dirijido este último por el vicc-pi
Santander. Bolívar envío* su dimisión al Congreso por cuarta
PE LA HISTORIA UNIVERSAL. 327
•yo no estoy exento de ambición, le decia; y por amor ú mi pres-
tigio, deseo quitar á mis conciudadanos toda clase de temor y ase-
gurarme después de la muerte una memoria digna ele la libertad"
El Congreso no admitió la renuncia.
En Abril de 1828 se reunió una Convención en Ocaña para
reformar la ley fundamental: los partidos lucharon tenazmente v
retirándose los amigos de Bolívar, no quedó número suficiente de
diputados; la convencen estaba implícitamente disuelta: Bolívar
se apoderó déla dirección suprema y esclusiva del pais, organizó
un gobierno de fuerza, y pretendiendo contener la anarquía, creo
mas rivalidades: una tentativa para asesinarle (Setiembre 1828)
estreñid los rigores de la dictadura: vino en seguida la guerra del
Perú, y vencedor Bolívar, renunció sin embargo á toda influencia
sobre el antiguo pais de los Incas y entró en relaciones amistosas
con Lamente. Venezuela se separó en 1829 de Colombia; enfermo
Bolívar entregó temporalmente la presidencia al General Caicedo.
(1uando en Europa y en América se le acusaba de tendencias mo-
nárquicas y la prensa daba por seguro el establecimiento de un
imperio al estilo de Napoleón, Bolívar presentaba al Congreso su
renuncia en estos términos: "He pagado mi deuda á la patria y i
la humanidad; mientras la causa de la libertad estuvo en peligTo.
la sacrifiqué mi sangre, mi hacienda y mi salud. Hoy que la
América se halla libre de las guerras que la destrozaban y de la-
armas estrangeras, me retiro á fin de que mi presencia no sirva
de obstáculo para la felicidad de mis conciudadanos. Solo el bien
de mi pais puede imponerme la dura necesidad de un destierro
eterno de la patria". Después anadia; "me creían tan insensato
que aspirase á degradarme: el título de libertador, ¿no es mas glo-
rioso que el de soberano'7? (1830). Cuando se proponía Bolívar
abandonar Colombia, murió el 17 de Diciembre. Colombia estaba
disuelta constituyendo tres Estados; Colombia, Venezuela y el
Ucuador. Joaquín Mosquera había sido elegido presidente por el
Congreso de Bogotá; Paez estaba al frente der gobierno de Vene-
zuela; en el Ecuador se convocaba una Asamblea constituyente
para Riobamba.
La America latina ex la política imvkksal. — Las revolu-
ciones, como Saturno, devoran á sus hijos: las pasiones encontra-
das, los celos y las rivalidades que comienzan por fijarse en los
defectos desconociendo las virtudes, acaban por desacreditar aun
á los mismos quemas servicios prestaran: pocos grandes hombres
pueden fiará sus contemporáneos el proceso de su reputación:
cuanto mas se eleve una genialidad, hallará menos justicia entre
los que se mueven en los trascendentales acontecimientos; en unos
inspira entusiasmo, en otros envidia, mas allá odio: ni Washington
estuvo libre de estos peligros. Bolívar, Sucre, San Martin, Paez.
:>28 COMPENDIO
Marino y todos los caudillos de la independencia de la Ara
latina sufrieron violentas repulsas, acusaciones exajeradas,
vios de la mudable opinión: cada cual juzga por un ínter
un acto sin abarcar el conjunto; las disidencias de opinic:
lifican de crímenes, y siendo imposible avenirse con fe
terios, no se obtiene jamasen vidala unauimid npa-
tias. Cuando después de mucho tiempo se examina do un golpe la
revolución americana, podría creerse que la empeñada li
de pueblos unidos por la aspiración de la libertad
un cuerpo en la opinión y en los campos de batall:
que esto: en 1808, la mayoría no p< >¡i la ind
grupos de personas instruidas Veían precipitarse 1< tra-
taban de darles un sesgo á propó ribuir ,\
emancipadoras: en los cam]>os, masas ignoranfc por
el clero, organizarían aquellas terribles bao
sete, y aun en épocas mas avanzadas Morales pud p le-
vantamientos contra los independien!
dencia tomó vuelo desde las primera
agravios; cundieron las id
los juicios y doctrinas dentro del parti 1
fueron llegando fuerzas 6 ¡ntei
primitivas guerrillas, trop
tas y convencidos, sino también g<
manifestó por ambas parte- Morillo creía al desembon
biera combatir a' bandas indisciplinadas
to escribía á España que 1 ados de la ind<
la misma sangre que aquellos que en la \><
vencer jas legiones del primer to de E . la
orgullosas águilas del imperio nape!
dados de ambas partes se baten en el campo talla ra
en que jamas se desenvolviera upalncha
mas peligrosas turnan cpn loa ataques m M alíñente
la independencia estaba hecha i\c<i\r el prii
des, como en España desde el 2 de Mayo y el -i ti..
por eso ni las victorias de los españoles en América ni
franceses en España, eran otra cosq que una I
laze irremediable; mas ejércitos podían hal
tienda alimentando el suelo desangre humana, ;
destino: lo que puede ser independiente, solo to
el día que la voluntad se decide, la ludia I
mas ó menos plazo.
La independencia de tantas y tan dilatad
debía ser un suceso de trascendencia en la historia human
fuerzas que estuvieron comprimidas y que traerían abundante
cándala! comercio y no pocas combinaciones ,í la política uní
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 329
sal. La Santa alianza asediaba en Europa las tendencias liberales
pero Inglaterra no estaba conforme con el espíritu reaccionario d¿
las potencias continentales: cualquier intervención en los asuntos
de America por parte de los aliados hubiera producido un rompi-
miento con.laGran Bretaña firmemente apoyada v con mas direc-
tos intereses por los Estados Unidos. En 1822 ¿1 gobierno v la,
(amaras de Washington reconocieron implícitamente la indepen-
dencia de las colonias latinas: en Europa, causo estraordinaria sen-
saciop la conducta del Norte; el Congreso de Yerona (pie se deci-
dió a intervenir en los asuntos de España no pudo estend<
mas allá de la península; Wellington presento7 á ese Congn so un
memorándum de la Gran Bretaña, declarando la necesidad en que
se había visto de reconocer la existencia de los Estados de] Si
para celebrar tratados. En Francia Chateaubriand inspirándo-
los viejos sistemas, pedia por una parte la unidad de gobic¡ ;
por otra llamaba absurdas teorías á los principios de independen-
cia. Temiendo que Francia se concertase con Fernando VII v
hiciera cuestión internacional la causa de los nuevos Estados". |qg
astados Unidos e Inglaterra pronunciaron mas la política emanci-
padora en 1823: el Presidente Monroe dijo en su mensaje de
ciembre, que era imposible que las potencias europeas estendiesen
su sistema político sobre ningún punto de America sin turbar la di-
cha y la paz del continente, y que por tanto los Estados Unidos no
lo verían con indiferencia. Fernando YII insistió' cerca de las po-
tencias, y la Gran Bretaña en Enero de 1824, manifestó' que era
inútil discutir como no fuese sobre la base de la independencia de
las antiguas colonias: en seguida el gobierno ingles envió delegado s
á Méjico y al Sur para negociar pactos de comercio que implicaran
un reconocimiento espreso de la independencia.
Bolívar cuyas miradas se fijaban en Europa á la vez que cu
America, seguía con inquietud los pasos de la Santa alianza y pro-
curaba, sino impedir un concierto contra los pueblos emancipado-
porque esto no estaba á su alcance, oponer todas las imaginables
resistencias: la política americana no ha tenido quizá mejor in-
terprete (pie el libertador; este grande hombre ante el peligro di-
quela reacción europea se ligara para sostener el antiguo estado
de cosas, pensó asociar todo el continente americano incluso los
Estados Unidos, y presentar de frente ala Santa alianza, el lazo
de las Repúblicas del nuevo mundo: la intervención en España
para destruir el sistema constitucional probaba qué no eran tan
arbitrarias las presunciones de Bolívar. Convocó pues á un Con-
greso en Panamá con dos grandes objetos; personalizar América
piara las mutuas garantías de independencia, y uniformar el de-
recho en los pueblos del mismo origen. Centro-América celebró
un tratado de alianza con Colombia (Marzo 182o) y se adhirió á
330 COMPEN0ÍO
la convocatoria; Chile el Perú y Méjico aceptaron la invitación:
el Brasil entro también aunque con algunas condiciones; el gobier:
no de Washington espuso al Senado la conveniencia de enviar
representantes al Congreso de Panamá'. La reunión que debía ser
en (Mono de 1825 se aplazo hasta Junio de 1826 y solo asistieron
diputados de Colombia, Méjico, Centro-América y el Perú. Las
circunstancias habían cambiado; Europa no pensaba intervenir
en las cuestiones de España y América: en el Sur, el Brasil,
Únenos- Aires, Chile, el Paraguay y el Uruguay, miraban con celo
el influjo de Colombia y el poder ele Bolívar. Xada se adelantó
pues respecto «í la proyectada federación latina, y al contrario
desde entonces se veia iniciar un espíritu separatista dentro de
Colombia, como mas tarde en Centro- América. Pero el mal éxito
nada disminuye la grandeza de la idea: sí la política de Europa
se hubiera declarado en el sentido que deseaban algunos diploma-
ticos, el pensamiento de defensa continental hubiese producido
todos sus resultados, y aun asi contribuyó á apagar inmoderados
deseos de los mas intransigentes sostenedores de la Santa alianza.
Xo habiendo peligro, tampoco se imponía la necesidad. Cada uno
de los Estados se personalizó y llevó nuevas relaciones de comer-
cio y de intereses a la política general: la Santa alianza no habió
contado con los elementos de América que al engrandecerse ad-
quirirían influjo en el todo político, trascendiendo su existencia y
sus acciones a los destinos europeos: no solo las actas de los Con-
gresos de Yiena y de Verona se inutilizaban para medio mundo,
sino que las fuerzas agrupadas en favor de las instituciones mo-
nárquicas, era impotentes para sujetar el movimiento político á un
plan preconcebido. La diplomacia quedó desorientada: Europa
tendría que ceder, ose aislaría de todo el nuevo mundo que
taba de acuerdo con la Gran Bretaña. Se habia desunido el
constitucionalismo monárquico en España, y sin embargo, no habia
medio de evitar la organización republicana de América desde el
San Lorenzo hasta la Patagonia: mía sola sacudida en Francia
bastaría ya para reducir á polvo el edificio levantado por la Santa
alianza. Y en lo sucesivo los nuevos elementos debían necesaria-
mente figurar en la política de los dos mundos y concurrir activa-
mente al trabajo y al progreso universal.
PÁRRAFO XI.
Resumen y juicio de este periodo.
Preciso seria recurrir á la grande y trascendentalisima revolu-
ción griega que comienza en la época de Solón y concluye con
Alejandro el macedonio sirviendo de base á otros 'decisivos moyi-
DE LA HISTORIA ÜJttVKRSAL. 33]
mientes do la humanidad, para encontrar sucesos que por bu in-
flujo en la historia y su prodijiosa elevación sean comparabl<
las escenas gigantescas ijue ofrece al mondo la firaiK oh-
donaría: los hechos se precipitan unos fau
viveza de la fantasía; los hombres sé levantan
truénelo de las tempestades; las ideas ra¿en
furecido; las muchedumbres luchan con Europa la
niarsellesa, himno de muerte j de esperanza
furor, suspiro y o'dio, razón y sentiinieni
para dirigir á una generación de cíclopes; los ej
visan y se improvisan los genérale- oscureciendo
rias pasadas y clavando la bandera de la revolución
los tronos y lasgerarquias; los Bfcbios ¡ bu vid
tria, el eco de las Asambleas mas eloeu
los hombres, cruza los mares, penetra en lo- di
las dormidas conciencias, llama ;í los pueblos moribnnd
a los déspotas y conmueve todos los cimientos de la tradición, j
amenaza todas las vanidades del privilegio. I palabras, ti-
pos, discursos, grandezasy sacrificios, son oí i.»
Nunca se vio cosa igual; nunca sacudimiento an
agito al universo: tín pueblo delirante de ent
para la generosidad ó para la venganza; para la libertad d |>ara
la muerte; una nación que no concibe el día 5 I triun-
fo, que no quiere la vida sin el derecho. Tod ¡ande hasta en
el furor: las mugeres se inspiran en el alma
hombres luchan como los titanes: en loda aquella masa de vein-
ticinco millones de hombres, nadie hay i -li-
te: Malesherbes muere con tanta grandeza como 1.
dama Rolland con tanta serenidad cofno Vergniaüd: fa de
las masas encarnada en Marat tiene so grandeza ano dent
lo terrible y de loestremo: el violento ietnagogo W un talento |
vilegiado pero que se consagra á la vengan/.
Mirabeau crea el acento del pueblo, magestuoso como el ái pecho.
fuerte como la naturaleza: la elocuencia y la sabiduría, Mirab
y Bailly, guian los primeros pasos de la revoluci< « »or-
gira medida que la revolución marcha, los repi h
filosofía y del martirio, los a p de la- ideas y déla Repú-
blica, el genio, el cálculo, el heroísmo, la abnegación, la fuer
junto con el espíritu de la vengan/a. de loe i la- pañol]
tempestuosas y délos recuerda de todos los sufrimiento
v miserias. La muerte no intimida porque el sacHfií
los instantes: caen por cientos de millares los vandes
publícanos^ la guillotina siega desde la <•. la
cabeza de Robespierre: se vive para el
cando las esperanzas. Vw diputado del pn
332 ; COMPENDIO
que le maten, que atribuyan su muerte tí la aristocracia, y que
cadáver sirva de causa al levantamiento popular: Conclorcet, per-
seguido de muerte, escribe en los tejados y en los subterráneos la
historia del progreso humano que no deja traslucir ni el peligro
del escritor heroico ni el mas leve cuidado de la existencia, y
armado del veneno suicida, huye y sufre hasta terminar la última
palabra y toma el tósigo cuando ha dejado su herencia i la huma-
nidad. En medio de todas las tragedias del terror, es desconoci-
do el egoísmo; se maldice la prostitución, se rechaza el robo: allí
no hay provecho individual: Marat distribuye abundantes socor-
ros entre los necesitados: Robespierre, arbitro catorce meses de
la Francia, no puede pagar cuatro mil francos, ni á la altura de su
poder sale de la modesta casa del carpintero Duplay: la revolu-
ción guillotina íí madama Dubarry por su delito moral de corte-
sanas-ai ofrecer inmensas riquezas para salvar la vida,
exhaustas gentes que le prenden contestan: "es el dinero do la
deshonra y nonos mancharemos tocándolo". "No me salvo
una mentira, dice Malesherbes; mi muger y yo sabremos morir,
pero no mentiremos". "Amaría la guillotina, osclamaba uu quí-
mico diputado, si mi sangre contribuyera á regar el árbol de la
libertad", y al morir añade: "conciudadanos, salvad la República7'.
La muger de Danton, escitada por la de Camilo Dcsmoulins para
solicitar de Robespierre la vida de su marido: "nú. le conté
guardo la mitad de la honra de Danton y no la sacrificaré al (or-
gullo de su enemigo". Lucila cae invocando la libertad, y toda
la Europa contempla espantada aquellos cuadros estraordinarios,
aquellas sesiones solemnes, aquellos combates maravillosos del
espíritu nuevo contra todo el pasado. Nada hay que sea vulgar
ni que se contenga en los límites ordinarios, ni los orador»
escritores, ni el pueblo, ni los ejércitos: se pelea cantando, se mue-
re sin quejas ni lágrimas; todo esperanzas y grandezas. El sacri-
ficio dejos girondinos es lo mas trágico y lo mas sublime de la
revolución: belleza, juventud, elocuencia, entusiasmo, filosofía.
sentimiento; todo fué aparará la guillotina: aquellas ilustres
timas sabían que vivirían en la historia, y murieron enlazan»!
existencia con todos los ideales del derecho, de la libertad y «Ir
la causa de las naciones. La revolución, provocada por las opo-
siciones esteriores, en lugar de acobardarse se irguiá v desalió i!
todo el universo. "¿Estáis autorizado, decía Saint Just á un
neral austríaco, para tratar á nombre de todos los reyes de la
tierra? Si no lo estáis .... ¡Soldados, siga el fuego; añadid voh
riemefo al ejéreita:" y entonando la marsellesa man •liaba el pri-
mero contra sus enemigos. La tribuna franeesu fué como un Sinaí
de los pueblos. Desde el momento que tronóla voz de Mirabeau
contra el absolutismo monárquico, toda?; las tradiciones oscilaron v
DE LA HISTOKIA UNIVERSAL.
han ido reduciéndose ¿escombros hasta í|ae cedan su
derecho moderno en toda su integridad.
Abatida la monarquía, persegoi illotinad
titucionales, los realistas v los girondino
todo: a cada peligróse mutilábala c Dantou quiere
contener y le falta el contrapeso de la Gironda; :
que no había sabido morir defendiendo las
Octubre, y que precipita i Dan ton, |
nsmo que el alentara, y cae al espirar el I lo de los
cadalsos y de las hecatombes: so
tas tendencias de la multitud ellaron en sus mi*
bilidades: muere sin pronunciar una palabra, p
varse suscribiendo una rebelión aconsejada por bu
bre misterioso que unas veces atrae por lo -
ra por lo inflexible: moralidad no manchada por la r
codicia, y que sin embargo no se atreve tí nq i pueblo
cabezas que le pide. Nadie se ha atrevido ú juzgar al que domi-
nó la Convención: se le vé cerca de la guillotina •
de salvación pública y en la tribuna de I j le « ñi-
pan todos sus adversarios por los estravi
nadie es capaz de probar que no fuera instrum 'ut<» mejoi
guia de la revolución: persiguió las inmoralidades y las eorrop-
ciones y fué incorruptible; por eso apareció como el último
del pueblo; pero debió ver cuanto peligro hav en
solo criterio el fallo del bien y el nial, y en aplicar una lo
inflexible á las .impurezas déla vida. Para suprimir cu absoluto
la corrupción, la debilidad, las pasiones, los
era necesario que un pais se redujese :í un grnj
te grupo a la individualidad mas moral y ma- redes
lítica, tomarse el derecho de juzga r y senten
ríos, es lo mismo que condenarlos haciendo de part
un sistema que en las agitaciones revolucionarias n<. pu<
cindir de miras esclnsivas y de apasionamientos egoístas Ir-
aquí que todas las empresas de Robesptem fracasaron
el esfuerzo prodigioso para levantar al pueblo \ hacerle
prenderlo injusto de las desigualdad* la Mon-
taña tenia el objetivo del pueblo; dignificarlo, angraadecerlo. oon-
prometer á toda Francia en una cau-a j baoer imposible la-
restauraciones por el divorcio absoluto del pnebl
y su complicidad entera en lo bueno y en le ti
íucion. Los constitucionales tuvieron sus grandes pa
ro Europa no admitía la constitución, ni la admita I un;.
serie de terribles dilemas suceden á 17 marquta y la li-
bertad se hicieron incompatibles; uñad- sucumbir
V sucumbid la monarquía, y apena- es 9 de Lofc KV1
334 COMPENDIO
aparece otro dilema; la G i ronda y la monta fui no podían ;
ehar de acuerdo: para los girondinos la revolución
cha; simbolizaba todo lo gene lo bello, lo ide
la verdad se impone sin fuerza, que los homb: i b
eficacia del bien: pensaron en una conciliación ení
de la paz y la revolución: era la filosofa del d
la gotas de miel en la conciencia, pero siú distinguir qae el
político reclamaba audacia para imponerse- querían «'1 mu
libre, el departamento con fueros propios, cuando el i
tallaba y se exijia la unidad de lian el
sin admitir los medios de salvarle; n de ¡
sin embargo no dejaron otro medio ni
sis solemne: atacada la revolución dentro
nes revolucionarias engendraban la p;t <-l triunfo
(lironda hubiese dejado mas pura la lanía •
hubiera perdido la revolución: h le* lo
que el acto á la voluntad. Franci
gros; ó vencer ó sor vencido.-: tal era el |
dias y de todos los instantes. Los i
tamente al objeto; en la lejana cim
pueblo, ó la bandera de i idumbre
far. sino de obrar: lo antiguo no trai
revolución se hizo también inl
era matar ó morir: to Kolucioi
conocían que su derrota cíala dern la Imni
el cuello en el tajo de la guillotina con
sacrificio se imponía por una causa, no |>or un
gacion ó el exceso pertenecían u la-
te, pero sí importaba la revolución: en mi nombre
lo heroico y lo censurable, lo sublime \ lo ti
eran personificaciones de las edían en
revolución se aseguraba: si cía indispensable II
el abismo para pasar al otro lado, se decretal
fosa estaba abierta: allí debía
toda la tradición: los revolución:,
tes del porvenir, pasan de la ludia al crin
ren manchados de sangre, y dic?n á la
os atrevéis nuestros hechos, pero rfeojed la libertad •
sotros se hará imperecedera en la tierra: juzgadw
sotros el mundo habría permanecido en ti.
la sangre, pero nosotros no hemos negado la i
si hemos tenido que ser crueles, comparad ^uieii men
absolución, si los que se arman haMa de !
los derechos humanos, ó aquellos que tenían prepar:
para imponéroslo por todos lo? siglos: nuestra emancipación <
DÉLA HISTORIA UNIVERSAL. 335
ba en la muerte, pero la vuestra dependía de nuestro esfuerzo:
no hemos podido hacer mas que luchar y morir: de nuestra san-
gre y de la sangre derramada, se formará otro mundo en Amé-
rica y en Europa: después de nosotros el despotismo es imposi-
ble, el pueblo se conocerá y nadie podrá secuestrar sus derechos:
llevamos la defensa hasta lo estremo del terror; ved sin embar-
go lo que significa la sangre de un dia, al lado de siglos que re-
cojeran el fruto bendito de la libertad. Examinad el egoísmo de
los privilegiados y la abnegación nuestra; su codicia y nuestro
precio á los bienes; Lucila Desmoulins no tenia seis escudos
para comprar un retrato; la viuda de Lebas que pudo hacerse
mas rica que Lómenle, es lavandera al otro dia de su viudez:
Robespierre y Saint Just mueren pobres; el ilustre Vergniaud
asusto con su miseria á su honrado cuñado: nadie se reservaba
mas que las ¡deas, los peligros y la responsabilidad; censurad,
pero decid también que no nos guió un sentimiento egoísta.
que nada hicimos por nosotros, que no mancharon nuestras ac-
ciones, ninguna codicia, ningún deseo personal: á la libertad hu-
mana sacrificamos hasta nuestra reputación personal, y por to-
do premio nos preparamos la miseria o la muerte.'' Tal es la ver-
dad y la grandeza de la revolución. Casi todos los girondinos
-aerificados en Octubre del 93 eran jóvenes y ricos: en su úl-
tima, hora ni se acuerdan de su juventud, ni se acuerdan de mi-
riquezas; solo de las ideas, del pueblo, de la verdad. Al morir
los montañeses, no tienen una palabra que les haga indignos;
ninguno pide la vida; solo piden la salud de la humanidad, el
progreso, la democracia: habían puesto en la obra de la libertad
todo su esfuerzo y todas sus pasiones, y mueren sin quejarse con-
fiando en el porvenir y en la fecundidad de la revolución. El or-
den de la tradición se transformo7; á las ceremonias vacias y fpr-
malistasde las monarquías, reemplaza la grave seriedad del de-
recho: las relaciones internacionales se cambian: ;'hay naciones;
con ellas nos" entenderemos, no con los reyes, dice Danton:
preciso que los pueblos sepan que se ha usurpado su nombre:
es preciso que caiga todo lo que se opone al ejercicio libre é in-
tegro de las sociedades monopolizadas por la arbitrariedad y el
escándalo." La vieja diplomacia sucumbe: no sirven para la re-
volución los sofismas de loa cortesanos de Europa: "hablad cla-
ro, dice Saint Just, porque nosotros que rasgamos toda la tradición.
un triste papel con aquel joven de veinticinco anos que cortaba im-
portunes exordios con estas palabras: " tenemos prisa de : salvar
a la humanidad v vosotros no tenéis ninguna por redimirla: Das-
33G COMPENDIO
ta ele ceremonias: al hecho: ¿reconocéis que todo hoi
bre por naturaleza, y que lo es la Francia \ im-
prescriptibles? Si negáis el derecho, hable el canon: e
La revolución es lógica en todo: habla á los r
deza de los pueblos, y á los pueblos con la grande/
arroja todas las imposiciones tradicionales de un modo ten
no queréis ser iguales en la ley, lo seréis en la guillotina:
dice también ;í la aristocracia, al privilegio, á los ni
La convención pone en todo la mano, h_ la proj
dad, sobre la administración, sobre losjuici
res; da nueva organización á la Francia, cica -
manda vencer o' morir: el general que se descuida ú uo cumple
sus deberes, cae en la guillotina. Napoleón huh
Oustirie si colocado el 93 donde estuvo el 96 hubi
do las arengas de Italia: presentó al ejército la- rica9 cindi
y abundantes llanuras para conducirlo ;í la victoria, Si tal hi-
ciera en la época de la convención, loa convención
sen dicho: "el ejército se bate por la libertad qu<
y no por la rapiña y la codicia que ea su deshonra V habría
rodado la cabeza de Bouaparte como rodd la de Custine senten-
ciado desde los tributos de Francfort. N iba por la
de riqueza y las ambición*'-, sillo por el derecho huma
Robespierrc muere cuando concluía el terror: él misil -ria
destruirlo: le derribó no una idea superior sino una conspira
del miedo: la Convención estaña cu decadencia; 1" grand
perecido: el terror acabara lo mismo con Rol SÍll
61: si los convencionales dr la gran época habían sia
de la segunda fueron mezquinos: elsofistaa, li
la falta de ideales, hicieron degenerarla revolución hasta que hn
aparará un hombre: en ! jan indemniza
algunas tenían por objeto llenar él tesoro; loa mu
eran saqueados: los especuladores sucedieron il los hombres abne-
gados: el lujo á la sencillez, la prevaricación ti la moralidad: el
directorio no fue mas que un paréntesis entro el
y el poder de Bonaparte: la generosidad estaba proscriti
prostitución dorada volvió á ejercer su influencia;
ocupaban el lugar de las grandes decisiones: no había actividad,
ni vigor, ni ñlosofia, ni ideas: todo se abandonaba por fal¡
capacidad, al contrario que la primera época convencional que -.1
todo atendía á la vez, pueblos y ejércitos, leyes y luchas, ad-
ministración }r gobierno: de este modo Sieyes que apenas salie-
ra de la oscuridad frente á los grandes hombres, pudo man
los sucesos y burlarse délos representantes \ directores: todo
habia bajado de talla: una prensa que balbuceaba y adulaba, dis-
cursos pobres, soluciones mediocres, tipos vulgar jeep-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 337
tuan algunos y aun contagiados por la universal degeneración: la
República murió con Kobespierre: este hombre que tantas du-
das inspira, daba á todos los elementos la unidad de una lógica
y de una fuerza intelectual. Después vino la intriga, el egoísmo.
la vanidad: en esta segunda época la patria y la libertad son
lo de menos; reinan las concupiscencias, el deseo inmoderado, la
confusión, la oratoria hueca y sin sentido. Napoleón podia impo-
nerse y ser el amo por el rebajamiento del nivel de los hom-
bres y las cosas: los sucesores de Robespierre ni aun supieron ma-
nejar las inmensas fuerzas qne dejara la convención: todo se
convertía en parodias; al patriotismo de Madama Roland, reem-
plazó la moda de Teresa Cabarrus: a lo ideal lo escéptico; el pla-
cer sustituyó á la inteligencia, los intereses al verdadero heroís-
mo de la revolución: sólo el ejército reflejaba la fuerza revolu-
cionaria: los grandes generales se habian formado bajo la Con-
vención, 1 loche, Moreau, Fichegru, Jourdan, Kleber. Napoleón
qoe tenia talento organizador aprovechó los recursos ^cumu-
lados y los hizo escabel de su fortuna,
ütil es examinar á fondo los caracteres ele la revolución: los
modernos pueblos civilizados la tributan homenaje: se abusan sin
embargo sus violencias, el terror, las sangrientas hornadas «Ir
la guillotina si al 89 hubiera precedido una moral política con
sendas abiertas al porvenir, habríase realizado una evolución
querellas, sin odios, sin sangre: para esto fuera necesario qygdo-
minase la idea del derecho en todas las relaciones sociales, ju-
ro el voto del pueblo no era valido en las antiguas iii,lm¡
nes; nada podia la voluntad general contra el hecho, y si n
hubiera armado el brazo, el despotismo se hubiese mantenido
apesar de la opinión. En otro tiempo el edicto de Nantes pie-
paraba la libertad; la monarquía de nadie se aconsejó para ar
jar quinientos mil calvinistas y para negar la libertad primera
entre todas las libertades: lo arbitrario constituido en dereého,
no admitía competencia: ai Luis XYI ni la corte uspuul u
volver í la nación sus facultades: el rey sin embargo de su bon-
dad relativa, pensaba que de él emanaran todo el mentó o toda
la responsabilidad: el pueblo debia ser el eterno protegido, per-
petuo menor de edad: de semejante sistema se vahan la aristo-
cracia y la teocracia para convertir la acción monárquica .ai su
beneficio. En las disputas que preceden a 1789, para nada entra
el pensamiento de libertad común; los parlamentos luchan con
la corte para ensanchar sus privilegios; los nobles y el enrose
oponen á la igualdad de tributos; la corte disfruta de grandes
pensiones, el pueblo paga; nadie le pregunta y nadie oye sus que-
as: aunque el trono estuviera bien dispuesto, su circulo no le re-
presentarla jamas la verdad ni le propondría disminuir las caí-
338 COMPENDIO
gas que reducirían .las pensiones y prodigalidades: eran dofl na-
ciones distintas; una que sufría; otra que disfrutaba. Asi deja:
la Francia Luis XIAr y Luis XV. y asi debia continuar: las con-
cesiones se mirarían como favores, no como conquisí
del derecho popular.- Al- 80 concurren la fil ¡a.
el patriotismo, la sed de venganza, los agrava
del pueblo: las instituciones absolutistas afirmadas en la tradi-
ción y el ínteres, no prestarían oídos á la filosofía: sin la fuer
la revolución no se impondría, pero los filo's< :poco podrían
sujetar el desbordamiento cuando la irritación
el cauce de las costumbres: el influjo de Rol
contra Marat y Hebert, el de los girondinos contra 1« el
pueblo no estaba intelectualmente preparad*
ron de repente }r como los privilegios engen lea
el espíritu igualitario supero en las masas al i liberal. Lúa
revolución ordenada se hace cuando los pod
í ceder á la conveniencia y comprenden «-l derecb
nobleza y el alto. clero se burlaban del pueblo y homilía
tercer Estado: creían imposible y absurda la na
vez despierta la dignidad individual por la preí
dores, cada recuerdo de las humillaciones sufri tonaba
un deseo de venganza y si los intransi tu-
vieron compasión á las desdichas ni reí hombrea que
ciben su derecho de la natura! ra mucli
la derrota hallasen la equidad absolul
mofa y escarnio. Los privilegiados nunca respetaron
de Francia: la nación i ra un patrimonio en usuíruct rip-
tible bajo la garantía de instituciones inmdi
pestad arrecio, huyeron al esttangerOj permitieron que Bra
p wik insultase su patria, guiaron á íosejércit •ru-
sia, entregaron Tolón A los inj é intimaron al
cionara la constitución poniéndose de acu< a la Europa
absolutista para someter al pueblo v ponerlo bajo el
los mas insolentes aristócratas. Entonces
ron, y los asesinatos en masa cu Setimí!
da y violentamente á las traiciones (pie rodeaban
pública: hombres que nunca fueron compad
man compasión: irreconciliables los privilegiad(
tolerante el pueblo; un esceso arr rao Un-
jo es seguido de un gran reflujo. Si preguntamos loo
narquiay la aristocracia habían ensenado a! ¡
pudiera ser moderado en las victorias, el pueblo nos
raque siempre se le desprecia, (pie nunca se le d lito
un camino de derecho paraquese formara con solidez aunque c
lentitud; el desprecio de que habia sido víctima fa
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 339
muerte de sus antiguos señores, entrando la venganza en mueho
mas que la idea de la necesidad. Una derrota del pueblo, le
hubiese sumido en mayor servidumbre; los grandes agitadores
lo sabian y dejaron obrar, cuando no iniciaron, para que se en-
sanchase el abismo entre la antigua Francia y la Francia revo-
lucionaria: la inundación fue provocada por los privilegios y la
negativa á todo progreso: una vez desbordado el torrente, arras-
tró aun á los mismos revolucionarios que trataban de contener-
le: el pueblo podía haber retrocedido ante la sangre, pero en-
tonces sus implacables enemigos habrían aniquilado la libertad
y aherrojado la nación puesto que no eran mas escrupulosos que
loa mas fieros revolucionarios: el desafio era á muerte, sin cuar-
tel y sin examen de medios: Bouillé habia comenzado; la escua-
dra de la República ardia en el puerto de Tolón; los vandeanos
colgaban de los árboles á los liberales; los emigrados hacían de
la traición una causa, y llamaban a Europa para ahogar la revo- .
lucion aunque Francia tuviera que borrarse del catálogo de las
naciones: toda la Francia contestó al reto de la tradición y del
absolutismo europeo; levantó la guillotina y frenética ante las
desdichas, las traiciones, los recuerdos y los peligros, no conten-
ta con los golpes del tajo, arrojó /t cientos las víctimas al Loire
y al Garona, fusiló por millares, ametralló hombres, mugeivs.
niños y ancianos; era un delirio tremendo pero alíñenos tenia
por fin la patria, la libertad y el derecho, mientras sus enemi-
gos sin sentir mas misericordia, se proponían el despotismo, ■ el
privilegio y la arbitrariedad: el ataque se presentaba en todas
maneras y formas, y la defensa se hacia por todos los medios
sin juzgar tranquilamente, porque no habia tiempo ni serenidad,
cual seria el límite en que convenia detenerse. La tradición no
podia argüir ele esceso, porque no habia creado costumbres: holló
los derechos generales, se burló del 'trabajo, azotó la pobrea
impuso todos los tributos mas pesados á los mas desvalidos,,
sin nutrir su espíritu porque al ilustrarle le hubiera enseñado
una dignidad emancipadora: se les habia tratado como siervos-
y se pretendía que el dia de la revolución apareciesen como fi-
lósofos comprimiendo todas las pasiones y perdonando todos los;
agravios. Habia imperado la fuerza sobre la justicia y se recka-
zaba el triunfo de la misma fuerza á nombre del derecho. La l1.!*
tima de las personalidades ele fe revolución, tiene mas genio y
mas sentido que todos los privilegiados, ya se estravien, y con-
viertan en orgia, como Hebcrt, Marat, Chaumette, Carriel- y o-
tros, la mas santa ele las causas. Los hombres superiores de la
revolución consagran las ideas y dirigen las grandes luchas; el
pueblo sigue, se venga, aniquila los obstáculos y mira con sospe-
cha hasta las connivencias del sentimiento, porque la revolución
340 COMPENDIO
de las masas es tanto de odio á todo lo pasado como de vaga es-
peranza del porvenir. Se destruye 6 se transforma cuanto recuer-
da la tradición; un solo resabio se toma como una resistencia.
Pero, ¿no habia hecho igual la tradición en sentido eontrar:
pueblos encontraban cerradas todas las puertas: estaba vedada
la justicia, luego aquel sistema debia caer todo entero al emba-
te de la Francia revolucionaria. Las instituciones inflexibles siem-
pre acarrearan los mismos resultados: los pueblos d
el dia que sienten la primera impresión de su dignidad y
recho, creen que la venganza es una legítima represalia, pero no
sabiendo despreciar odian, y el odio en la fiebre revolucionaria
es una sentencia de muerte. Y sin embargo, si el peligro, el
sasosiego, las provocaciones y las injurias no huí Mesen exacerba-
do el ánimo, la revolución no habría llegad* >rror: cuando
después de una activa propaganda, veinticuatro millón- cu-
bres se encontraron amenazados en los derechos adquiridos, y la
imprudencia de sus enemigos les mostró el yugo y la hor
castigo de haber aclamado la libertad, el fu¡ tuvo limito
- se desterro toda idea de compasión para quien n<> la tenia con
' los revolucionarios, y se jugó la suerte del porvenir Á la mor
y á la guillotina. Qae la conciencia independí timien-
to espontáneo del pueblo no habría llevado ] lo
dicen aquellas escenas misl en que i la feí
cidad con las lágrimas del enternecimiento: los degolladora del
dos Y tres de Setiembre, lloran de placer cuando convencidos de
la inocencia y patriotismo de algún pi ilvar ll
tima señalada: uno de aquellos hombres sanguinari i á
su muger que le lleve un pan al Temple porque no |
dos dias, y que busque al dueño de Beis mil (Van
la puerta de la municipalidad; se atreve á matar, y no Un
sueldo de un hallazgo (pie guarda fate
tales son esas situaciones estraordi^frrias en que
honrado por encima de lo san- lo mas cnlmi
la revolución, predomina la Montana; su ideal al
pueblo; medios todos: lo (pie lia sido desprecíadi
mar á uno aristócrata es empujarlo á la guillotina, i
tiempo llamará uno plebeyo era señalarle •[ las ironiaf
carnio de los cortesanos, al desprecio de la oobl
injurias délos lacayos. En medio del terrorismo, los montai
supieron elevar al pueblo inspirándole los principios de
dad, las leyes del honor, y la grandeza de las eienci
roismo de los combates. Fué tan grande el sacudimiento, -me *]
caer Robespierre, la tradición estaba pulverizada: la mooaratü
no pudo recomponer mas que una parte del viejo edificio; el
pueblo jamas se olvidaría de sus títulos v de su poder, y rúan-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 341
do los olvido' Carlos X, las barricadas de Julio le recordaron
que era inútil pensar mas lejos del 89, y que era peligroso inspi-
rares en los antiguos consejos del absolutismo. El derecho de los
reyes cedió' su lugar al derecho de los pueblos.
Mutilada la revolución al morir sus apastóles y caudillos, lie*
gó a regir los destinos de Francia un hombre, francés por la vi-
veza, corso por la astucia, revolucionario por la razón, egoísta
por el sentimiento, universal por el genio; disolviólos perezosos
consejos y ocupó el lugar de los poderes constituidos: i las A-
sambleas de intriga sucedía la imposición de la fuerza. Cónsul y
emperador, Bonaparte toma el nombre del pueblo, afirma el de-
recho humano, y amigo de pompas y solemnidades, saca una no-
bleza de los campos de batalla y pretende dar á los duques y
condes plebeyos, el tono de los antiguos representantes de la
tradición. Y al recorrer Europa en triunfo llevando de ayudan-
tes príncipes y reyes que se creían ungidos por Dios, recuerda la
época en que era teniente, como queriendo significar hasta donde
pueden subir los plebeyos por su esfuerzo, y hasta donde pue-
den bajar las artificiales aristocracias y los soberbios defensores
del derecho divino. Prosigue en la obra de la unidad los traba-
jos de la convención, pero no deja al pueblo mas que los cam-
pos de batalla: barájalas dinastías, desconcierta los Estados, hu-
milla á los reyes, borra la inquisición de Europa, hace (pie el
pontífice consagre el sufragio universal, y limitando la libertad
en Francia á cambio de laureles, la propaga en Europa contra
los monarcas, esterioriza la revolución y hace saber á todos que
no existe otro derecho que el derecho de los pueblos: llega á
dominar Europa, dibuja nuevos mapas, rehace las fronteras, eren
reinos para su familia, coloca á sus generales en tronos de los
reyes, protege las ciencias exactas, comprime las morales que ro-
bustecen la individualidad política, y mientras la costumbre de
mando y el éxito de la guerra consolidan su despotismo, Europa
despierta, y alli donde los reyes sucumben, se levantan los pue-
blos, España y Rusia, probando que la revolución no les habia
llamado en vano, y probando también que ellos tienen la ver-
dadera fuerza y que está en sus manos adquirir y conservar la
integridad de sus derechos. Los revolucionarios dijeron que el
pueblo lo era todo: Napoleón, hijo ingrato del 89, olvidó aquella
verdad; derrotó á todos los ejércitos de" Europa, paseó en triun-
fo sus águilas y se impuso á los reyes: en el Sur y en el Norte,
le salieron al encuentro los pueblos y sepultaron sus mejores le-
giones; el imperio estaba perdido: entonces se acordó de la li-
bertad que engendrara las energías que él gastó; el pueblo fran-
cés sorprendido por el genio de la guerra no vio que dándole
entusiasmo le robaban el alma; rotas las águilas en Zaragoza,
342 COMPENDIO
Gerona y los páramos ele Rusia, se encontró Francia defrauda-
da: entonces se acordó de sus hijos muertos, de los huérfanos y
de las viudas y contestó á Napoleón, que le había quitado la li-
bertad y le habia robado la sangre mas pura y mas generosa.
Un segundo imperio levantó el ánimo por un momento y se hun-
dió en Vaterloo. La restauración se vio obligada á transigir con
las ideas del 89: Napoleón era conducido á Santa Elena: allí in-
tentó justificarse en la posteridad: "su memorial" es una defensa
que presentaba ante la severidad de la historia. Grande por el
genio y por la ilustración, cometió el estravio de aliarse con las
pompas tradicionales; se llenó de vanidad, buscó afinidades con
los privilegiados de Europa, creó injustificables noblezas y so-
bre todo redujo ásu servicio á su patria por no comprender que
es mas grande servir al pueblo y á la humanidad que dominar-
los. Washington era su ídolo y no le imitó: como soldado de la
libertad habría engrandecido Francia y Europa mucho mas que
se engrandecieron por las circunstancias; como emperador, deja
ráfagas de su genio, mucha sangre en los campos de batalla, la
primera reputación militar del siglo, la justicia de algunos aplau-
sos y la necesidad de censuras: un hombre no debe jamas
absorber á su patria y convertirla en instrumento de su gran-
deza personal, aunque fuera dado que su genio ¡ mas que
el genio acumulado de todos sus contempor. la grandeza (pie
se quita al pueblo para darla á un hombre, -u 61 en la tum-
ba; la grandeza (pie un horno irior entrega ¿í BU patria
refleja en toda la historia: Napoleón, como Cesar, era capaz de
morir por su ambición, no de sacrificarse por la libertad y la
ticia. Francia necesitaba libertad ó laureles: no reconociendo Na-
poleón su coexistencia con el imperio, hizo guerras arbitrarias
para m» perder •'! prestigio público: la primera derrota h
caida: fué un gran conquistador, pero un mal ciudadano: en el
progreso hizo cuanto pudo 1¡: límites (pie permitía su po-
der: por eso Comenzó mucha- y ninguna completa. Prolon-
gando el choque con la Europa monárquica, los pueblos Fueron
levantándose, individualizándose, y la idea liberal S€ generalizó
por diversos impulsos mientras Napoleón naba restrin-
girla según su sistema v su sed dominadora. Se siente BU caida
porque lo que siguió era mas pequeño (pie el imperio y porque
el gran pueblo revolucionario quedaba humilladle destituido pel-
el pueblo, no se le compadecería; destituido y prisionero por los
reyes, se le devuelven las simpatías que se enagenara por su po-
lítica: tenia algo de la revolución, ya fuera el carácter empren-
dedor, ó porque simbolizara las energías nacionales: SU origen Ir
coloeaba frente á las dinastía- europeas: para ese fin agitó la ban-
dera revolucionaria y cumplida su objeto la volvió á plegar. En-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 343
ropa no descanso hasta vencer al arbitro de las nacionalidades:
Invocaba la libertad de los pueblos para combatir la arbitrarie-
dad napoleónica, pero después de la victoria la santa alianza im-
puso su despotismo á las naciones; hizo el último esfuerzo abso-
lutista pensando eternizar lo que la revolución había declarado
caduco, organizo como le plugo los diversos países, y pacto la
Indestructibilidad de la monarquía absoluta. El Congreso de Yie-
na fué la imposición mas .violenta al derecho de los pueblos:
los privilegios se estrechaban por última vez, y las vanidades
lanzaban el último sarcasmo contra la libertad. La revolución
iba penetrando en las inteligencias y á su influjo se deshizo la
Santa Alianza, y los reyes tuvieron que admitir lo que quisieron
dejarles los pueblos.
La id|a monárquica no había desencarnado ni de Europa ni de
las colonias latinas en América. Ai invadirlos franceses Portu-
gal y España, úñense á las ideas, motivos inmediatos de emanci-
pación: el Brasil se separaría sin violencia; las colonias de España
inician la lucha contra la monarquía impuesta por Napoleón: acla-
mase á Fernando VII, surgen las primeras divisiones, quieren
hacer valer su personalidad las colonias, y obligadas a ceder las
autoridades, tratan de reivindicar el poder por la fuerza, y cada
€hoque moral ó material debilita los lazos con la metrópoli: los
verdaderamente independientes, pocos en numero en un principio,
-aprovechan las dificultades y logran determinar un movimiento
mas pronunciado contra la colonización aunque en algunos puntos
no se deseche ni la monarquía ni la dinastía: una ley histórica
debía cumplirse mas (3 menos tarde: el sistema colonial contenía
el desarrollo de América; las leyes no tendían á formar pueblos
grandes, sino pueblos sumisos: jamas la América del Norte ni la
América latina hubiesen adquirido el desarrollo ni las riquezas
permanentes que después han acumulado: la vanidad ó la ambi-
ción de un pueblo, no pueden oponerse a la ley del desenvolvi-
miento humano, y aunque haya interés, el interés debe ceder á un
bien mayor y á la realización del derecho. Son limitados los casos
en que la coíonizacon produce un beneficio humano cuando ya las
colonias tienen fuerza para gobernarse; casi siempre se las com-
prime aun bajo poderes mas flexibles que lo era la monarquía
absoluta. La filosofía de la historia no tiene necesidad de oír las
quejas de los que inmediatamente se perjudican; pregunta al de-
recho si debia suceder lo que ha sucedido; y si hecho y derecho
guardan correlación, aprueba, y determina el progreso realizado
por la ley del deber. Tal fué la independencia cíe América. Si
España hubiese sido una democracia estensiva ti las colonias, la
.geograíia impidiera que metrópoli y países americanos constitu-
yesen una unidad durable: un privilegio, ventajas y necesarios
344 COMPENDIO
desequilibrios, tenían que emanar de entidades separadas por los
grandes mares; siendo un despotismo entonces, con mas razón se
buscaría la independencia. La revolución de las colonias sajonas
y la revolución francesa ejercieron un influjo positivo en la
America latina: los malos sistemas unieron considerables masas
á los grupos de pensadores: las dificultades de la península pro-
porcionaron las agitaciones que precipitarían un suceso necesario.
En lo general el pueblo de las colonias estaba poco educado en la
vida del espíritu y menos para la vida política: de aquí los males
ulteriores, porque hubieron de crearse costumbres después del
hecho de la independencia. La guerra iniciada por muy pocos, to-
ma incremento ¿í medida que se adhieren la propiedad, el saber,
soldados geniales y caudillos inteligentes. El diverso carácter de
la libertad y del absolutismo, aun en lo que afecta ¿í sucesos de
condición nacional, se refleja en el periodo de la guerra: en el pri-
mer momento la Junta de Sevilla y la Regencia desconocen el
estado del mundo después déla revolución francesa las cortes de
Cádiz convocan alas colonias para que lleven su representación y
si bien no existe una idea muy éspansiva, mas tarde en L820 in-
tentan la reconciliación pacífica, aconteciendo !<>s principales
cesos en la época del absolutismo, del quince al veinte y de la
restauración del 23 hasta el linde la guerra. Peinando Vil mas
ignorante y mas absolutista que Felipe II. no comprendía los sen-
timientos de independencia de los pueblos: tradujo los sacrificios
de España en una defensa obligada de SU rey, y los esfuerzos de
America ])or una rebelión anárquica contra bu derecho divino.
Destruida la constitución en la península por el brazo de la Santa
alianza, pidió igual concurso para América; los Estados Unidos é
Inglaterra desbaratáronlos proyectos de la diplomacia de Yero-
na.y terminóla lucha después de derramarse sangre (pie hubiera
economizado la previsión de un éxito ineludible, como la habían
economizado en el Norte los Ingleses. La América independiente
fue un elemento contra la Santa alianza cuyas fuerzas quebrantó
revelando 1<> aparente y ficticio de su omnipotencia: los diplomá-
ticos bajaron la cabeza ante (OS hechos consumados, y contra
el concierto despótico (le Viéna se presentaron doce Estados con
personalidad reconocida por Inglaterra y los Estados ruidos:
el fin superior del advenimiento de los pueblos se realizaba ape-
sar de los privilegios coaligadoe y de las monarquías absolutas en
alianza. V no solo nacían las Repúblicas y Be preparaban ;; una
nueva vida, sino que revelaron notables caracteres políticos, in-
signes guerreros, inteligencias sagaces, y pensamientos de indis-
putable superioridad moral. Las colonias hacen causa común en
todo el Sur: San Martin sigue con su espada la propaganda de
Buenos-Aires, y vá de Chile al Perú donde después encontrarla
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. ¿>4D
los ejércitos ele Colombia. Las rivalidades personales que ele anti-
guo dominan la política latina, cohiben las fuerzas desde el primer
momento, neutralizan el impulso é impiden la unidad de acción
tan necesaria para la guerra como para fundar nuevos organismos
sociales. Bolivar, el hombre mas grande, aunque no el mas in-
maculaelo de la independencia latina, medita el plan de la unión
americana, quiere imprimir un signo de derecho común en los paí-
ses ele igual origen, y fracasa porque el espíritu unitaria no estaba
preparado como en el Norte por la educación análoga, por las
costumbres de la libertad, por los parlamentos y el ejercicio del
derecho indivielual: el aislamiento de las colonias y la falta de
intereses que nacieran del mutuo esfuerzo, las hacían estraiías
unas de otras, mientras que en el septentrión la libertad las agru-
paba y el estudio ele las necesidades tegia pactos en beneficio de
tocios mucho antes ele la independencia. El proposito de total eman-
cipación se abrigo en Buenos- Aires antes que en Colombia, pero
Bolivar unlversalizo espresamete la causa ele los americanos ha-
ciendo suyos en la política de hecho los principios doctrinales ele
Adams y ele Monroe: colocado el libertador á la cabeza de tres
pueblos, y llevando sus armas al alto y bajo Perú, inspiro' recelos
exagerados: en las colonias emancipadas no se deseaba la unión
latina; el esfuerzo del representante ele la unidad reacciono en
sentido contrario al espiritu del Sur y se deshizo aun la confe-
racion colombiana: mas preparados en el Norte, lucharon sin em-
bargo los grandes hombres y solo después de largos trabajos y pe-
ligros, se. consagró la unidad. La América latina por su gran es-
tension no se prestaba aun organismo político: hubiese exigido
en todos un gran conocimiento del derecho y una tendencia irre-
sistible á unir los destinos de las antiguas colonias: aunque por
un instante Bolivar hubiera realizado su trascendental idea, el
espíritu localista heredado del sistema vencido, rompiera las ma-
llas tegiclas por una política superior. El mismo Bolivar confiesa
que es ambicioso; pero la ambición puede ser digna ó bastarda:
cuando el hombre reduce á su egoismo las fuerzas que ponen en
sus manos las circunstancias, se hace acreedor á censuras: si ilus-
trado por una concepción superior de derecho, abriga el deseo de
inocular un progreso en su patria y en la humanidad, sin reser-
varse mas que la gloria de haber concurrido en primera línea á
establecer lo útil y lo justo, la ambición de cuie su nombre vaya
unido al bien, eslejítimay plausible. Seria gratuito y temerario
afirmar que el Annibal del Sur hubiera pretendido la monarquía;
no lo es tanto que pretendiera la dictadura; gran guerrero quiso
ser gran legislador y se estrelló en los acontecimientos, en la di-
versidad ele pareceres, en lo imposible de someter la mitad de
América á un código: la independencia, por una razón lógica, hace-
346 COMPENDIO
derivar por el pronto oposición ¿í toda fuerte disciplina- en el
^orte sucedió' cosa parecida, y Jas tendencias organizadora* de
\\ ashington le crean considerable número de enemigos políti<
bolívar quena el poder para unir y consolidar las colonia- i
proposito pudo entonces ser calificado de despotismo, pero hoy
que han cedido las pasiones lo vemos de otra manera. Las luchas
y rivalidades agrian los ánimos: Bolívar se sale de la lev y vuel-
ve á ella como se vuelve á la buena senda por la reflexión des-
pués del arrebato: yerra, pero medita v deja de persistir: jamás
pensó en otra cosa que en la República ni invoco' otros ideales
que la libertad: si sus sentimientos á veci- ge rebelaban contra
los lazos de los nuevos sistemas, Ja razón sancionaba mas tarde el
derecho de las pueblos. Busco' en el estertor apoyo para las na-
cientes nacionalidades, y encontró soldados en Inglaterra sim-
patías en todas partes: quiso probar que la independen. ud
hecho inquebrantable, y se hizo fuerte tomando el noml
Colombia, y hablando de igual á igual con todos loe de
atierra. Su lama se adhería al prestigiode Am tila
la causa de las jóvenes Repúblicas: el derecho ci ¡mien-
to demlindabaeraeldetodosfcmescepcion, süTco r que
hubiese terminado el litigio del nuevo mondo raiei |a
perica no fuese independiente: insinuante, vivo de genio eseri-
tornots de fiícil< ¡ony de gran golpe d( ra-
ba los simpatías generales. Conocedor |
resefi ylosd( en los momenl ttpo
f?caJlae ilhl"^ m¡ sibles délos pu<
bdad. por su elocuencia y su entusiasmo t(
morales A la causaque sostenía. Su actividad es infai
previsión tan penetrante como aje
d< 80 patria y cuando se le «r. c vencido entra con mas ¿ni
mas complicados proyectos; atraviesa los And
de las águilas y cae con la foerza incontrastable de la avalancl
v Cimenta la independencia admirando al mundo con SU anda.
consugenio, con su energía: y atento tí todo, lo mismo ¿ 1- ru-
mores del parlamento ingles, que i las inspiraciones del gobien
de \\a:diin(utony A las intrigas deVerona
lianza el pacto de América, la liga de la República yáe la lita
tadj el gobierno de Washington reconoce la grandeza <\r\ proyi
to de holivar: la Santa alianza ;iliwiú A jr mas |< h,
idea de Bolívar en ese principal panto no tuvo que realiza]
por haber desaparecido el peligro. Cumplida su misión, renuncia
el poder y muere.
En Europa la Santa alian/a es el pacto de resistencia á las ideas
v al progresó. Francia entregada A la restauración, no olvida I
principios revolucionarios: la monarquía tiene que admitir el sis-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 347
tema parlamentario; la literatura anima la política; un sueño ele
derecho divino agita á Carlos X y despierta entre las barricadas,
y la guardia nacional le enseña el camino del destierro. Alemania
se reconstituye esgrimiendo el pensamiento unitario, y Prusia se
concentra meditando el plan de la unidad á la vez que Austria
gobernada por Metternich escribe proyectos fantásticos contra las
tendencias liberales. Bélgica y Holanda reunidas por los arbitros
de Viena, se conmueven, y Bélgica prepara la ruptura, y la na-
oionalidad libre.
Suiza mal asegurada con sus pactos federales, tiende a la nacio-
nalidad esperando propicias coyunturas: Italia sacudida por los
carbonarios, concierta planes unitarios eligiendo como punto de a-
poyo la monarquía piamontesa: el pontificado cree ver deshecha la
nube rovolucionaria, y con el "non possumus77 responde á las solici-
tudes de los pueblos: Rusia espia a los turcos, se fortalece, mejora
sus leyes, y da esperanzas á los siervos que luego habia de redimir:
Inglaterra ensancha su comercio en América, prosigue sus con-
quistas en la India y guarda una política neutral favorable al de-
sarrollo de las pequeñas nacionalidades: los Estados Unidos, pa-
sada la lucha con la Gran Bretaña, se agrupan con mas senti-
miento y confianza y principian á influir en el consejo universal
de los pueblos, y en la total economía por sus producciones, su co-
mercio y su actividad: España maltratada por el despotismo y
por la ingratitud de Fernando VII, restablece la constitución de
Cádiz en 1820, y sometida ala Santa alianza en 1823, no desiste
de la libertad y prepara un avance político antes de la muerte del
rey déspota. En las regiones orientales se levanta un pueblo; la
patria de las artes, de la filosofía y de la bella literatura; la patria
de los filósofos y de las musas, de los hermosos recuerdos, de los
sacrificios heroicos; la patria de la libertad antigua que es un
poema desde el nacimiento hasta la tumba, resucita como el Phe-
nis y desde el Olimpo pide su puesto entre los pueblos vivos: la
Santa alianza vé en tan grande resurrección una amenaza, y pro-
pone ayudar á los bárbaros 'turcos á someter á la madre de nues-
tra cultura, de nuestro derecho moderno, de nuestras inspiracio-
nes. Por encima del pacto del despotismo, se eleva el voto ele
simpatía de las naciones, y Grecia se declara independiente: no
es sino nn recuerdo, pero debia libertarse de la barbarie aquella
tierra alimentada por la sangre de tantos héroes, aquel país que
aun hace resonarías palabras sublimes délos filósofos.
El nuevo elemento popular se impone incontrastablemente: ni
rej^es ni aristocracias, ni pactos del despotismo, ni sistemas into-
lerantes, pueden contener el impulso de las revoluciones; á la
alianza espresa de la tradición, y á sus propósitos absurdos de in-
movilidad contesta la alianza tácita ele los pueblos: los antiguos
348 COMPENDIO
gobiernos se modifican ó sucumben; la vieja deplomacia que in-
vocaba la eternidad del absolutismo, no es ya mas que vaga som-
bra, que ni asusta á la política moderna, ni influiría en ios des-
tinos del mundo. En el primer instante, los reyes creen haber do-
minado las circunstancias y haber vencido decisivamente la revo-
lución; los arbitros de Yiena no gozarían largo tiempo de su triun-
fo: America se hace independiente; Grecia se levanta é invoca la
libertad; España proclama la Constitución y Ñapóles le responde:
las sociedades secretas italianas minan los poderes tradicionales;
el derecho democrático afirmado en Suecia v en Noruega es el
apo'stal del Norte, y la confederación suiza el objetivo de las
piraciones liberales en el centro; el respeto i la tradición cede, y el
deseo ala libertad se desarrolla: la inquisición do puede sobrevi-
vir un dia ¿í la revolución francesa: el absolutismo monárquico
repara el agrietado edificio y vé (jue cae reducido á polvo por
todas sos esquinas: la Santa alianza no necesita decreto deroga-
torio; la derogaron los hechos, la desconocieron los pueblos, la
aniquiló el espíritu de libertad: lo sagrado, lo inviolable, lo inmó-
vil, ya 116 seria aquello arbitrario que fundaron los privilegios y
los egoísmos. La revolución que se creía muerta estaba mas viva
que nunca: el triunfo délos reyes no fue completo, pero aun den-
tro de las condiciones de la victoria, qo era para la revolución mas
(pie loque es levenubeque momentáneamente intercepta los ra-
yos solares; detras de la nube está el sol, como detras de la Santa
alianza estaban los pueblos estudiando los principios revolucio-
narios y gravándolos de uno en uno en su alma.
CAPITULO IV.
Desde la revolución de 1830 en Francia hasta la unidad de
Italia y de Alemania.
La Santa alianza estaba debilitada por la independencia de la
América latina y por el movimiento democrático de los pueblos:
la revolución francesa la destruyo de hecho dejando ele influir la
coalición absolutista-religiosa sobre las tendencias generales de
Europa: Inglaterra ha'bia combatido hábilmente el espíritu de la
Santa alianza. Otra vez se colocaban los franceses al frente del
movimiento político, influyendo en todo el Occidente de acuerdo
con la Gran Bretaña: Austria. Busia y Prusia representaban la
monarquía absoluta y la política tradicional, y si bien no podían
contener por completo las exigencias populares, concedíanles li-
mitadas representaciones á reserva de dominarlos sucesos: cuan-
to mas se pronunciaba el principio del derecho humano en el Oc-
cidente, j la armonia entre Inglaterra y Francia prestaba fuerzas
á los pueblos latinos y Estados menores, en el Oriente y Norte
afirmábase la alianza moral del absolutismo: Alemania, Suecia.
Noruega y Dinamarca, Suiza y España se inclinaban á las doctri-
nas reformistas. Prusia descuidó conservar el prestigio que otro
tiempo adquiriera en Alemania: Polonia estimulada por • Francia
volvia á pensar en su independencia; Italia se preparaba al com-
bate por la libertad; Bélgica se separó de Holanda; los pueblos
sometidos á Turquía se agitan para sacudir el yugo mahometano.
Las dos poderosas fuerzas opuesta^, la libertad patrocinada por
Inglaterra y Francia, y el absolutismo por las tres potencias que
sacrificaron á Polonia, constituyen dos grandes unidades que
dividen la Europa y que mutuamente se contrapesan y combaten.
Todas las relaciones jurídicas de la Europa continental que se
determinaran por el congreso de Yiena y los sucesivos comple-
mentarios hasta Verona, se modificaron á impulso de la revolución,
reaccionando el espíritu de los pueblos en beneficio de la libertad:
esta conmoción daria resultados positivos en 1848 al caerla mo-
narquía burocrática ele Luis Felipe.
350 COMPENDIO
PÁRRAFO I.
Rusia y Polonia. Suecia-Xoruega
Dinamarca.
Rusia — A la muerte de Alejandro I. 1 825, muerte <jue ha sido
sospechada de violencia, subió al trono Nicolás 1. hombre de una
voluntad enérgica y de una constancia inquebrantable: siguió la
misma política que su hermano y antecesor Alejandro proponién-
dose estender el imperio y dominar los mares interiores. Caspio,
Báltico y mar Negro: la heterogeneidad de la nación rusa recla-
maba entonces una poderosa fuerza central: vivían en ella des-
cendientes de los hunos, de losavaro
y armenios, con lo- georgianos, circasianos, bí po-
lacos, armenios y otras familias de difícil compenetración y acuer-
do: las religiones eran tan variadas como 1 acias de
pueblos: ana guerra con Persia ¡n que ocupó
trono el emperador Nicolás», di<5 por r do la anexión A R
de las provincias de Erivan y Ñackirvan, y la navegación libre
del mar Caspio: por los tratados de Turquía en j 1831,
alcanzaron relativa independencia Besarabia, Moldavia y Vala-
quia, paises que servirían á Rusia como de palanca para promo-
ver ulteriores contiendas opn los turcos y que quedaban bqjo
protectorado: toda la autoridad poli tico- religiosa del rador
se dirigid á unificar el país y hacer pesar la influencia del Norte
en los destinos de Europa: Alejandro l habia emancipado los sier-
vos de la. Esttoniay Sib continuó la emancipación parcial
su sucesor Nicolás. Buscando en lo político medios de dilatar bu
poder, favoreció á los griegos (pie aun estaban sometidos al impe-
rio turco, y pidió A Turquía ley ras bajo las mismas
garantías d habitantes de la Moldavia y Valaquia:
el sultán Abdul-Medjid negó las pre lem-
pénó la guerra en 1853: la escuadra de Turquía peí d el
Mar Xegro, delante de Sinope; el imperio turco iba á desapar
bajo el poder <le Rusia cuando mediaron Inglaterra y Francia
que ya temían las ambiciones del Norte: las negociaciones no tu-
vieron éxito, y aliadas e-as dos naciones y el Piamonte como au-
siliar, declararon la guerra ú los rusos en 1854: una fuerte escua-
dra, con numeroso ejercito aliado d< abarco penetró en el
Mar Negro, y otra en el Báltico: los aliados vencieron en las ba-
tallas de Alma, Bulaklavaé Intermann: en 1855, Marzo, murió el
emperador Nicolás sucediéndole SU hijo Alejandro II menos beli-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 351
coso que su padre, pero sostenedor tan constante de la política
engrandecedora de sus mayores. Después que los rusos perdieron
la plaza fuerte de Sebastopol, se firmo la paz en Marzo de 1856
que entre otras cosas garantizaba la existencia política de Tur-
quía (tratado ele Paris signado por Rusia, Austria, Inglaterra,
Pr usia, Francia y el Piamonte). La paz solo era un aplazamiento
á las ambidiones de Rusia. Alejandro II se dedicó entonces á los
progresos interiores, abolió radicalmente la servidumbre, reformó
las leyes, y dictó algunas medidas liberales protegiendo las artes,
las ciencias y la industria. El imperio contenido en sus conquistas
por la coalición de 1854, llevó todas sus energías al interior y
lia seguido desenvolviendo una política progresiva y civilizada:
Rusia ya no es el pueblo semi-asiatico que todavía se revelaba
en la época de Alejandro I: sus academias y centros de enseñanza
están a la altura de los adelantos modernos; la libertad religiosa,
y la libertad política, aunque templada, han regenerado sino toda
la sociedad, una parte muy considerable: Rusia es tenida como
pueblo culto.
En 1854 por sugestiones estrañas y por sed de independencia,
se sublevaron los circasianos bajo la dirección de Schamill: tras
una larga guerra de montaña vencieron los rusos, terminando las
hostilidades en 1859: la vertiente Norte del Cáucaso, ha pertene-
cido ya al imperio ruso. Sin embargo, de los evidentes adelantos
realizados por Alejandro II, el carácter de crueldad de su go-
bierno no ha desaparecido: con frecuencia se sacrifican las ideas
generosas alas ideas de represalia y de sujeción de los pueblos
sometidos: en las guerras del Cáucaso y de Polonia, Rusia estre-
mó innecesariamente la crueldad.
Distingüese aquel gobierno por su sagacidad diplomática y por
la constancia imperturbable para perseguir la política de Pedro I:
en Asia, después de absorbida toda la Siberia, lleva su influjo á
los países centrales amenazando á la vez los dominios del sultán
en el Occidente, y los de Inglaterra en el Sur. En 1867 cedió
á los Estados Unidos del Norte-América las tierras que ocupaba
en el nuevo-mundo. En los choques de Europa permaneció neutral
desde que terminó la campaña de 1854-1856 pero sin dejar de
organizarse y disponer sus elementos para el dia en que pudiera
sacar ventajas con menos peligros y compromisos. El protectorado
sobre Rumania y Servia le presentaría motivo para cercenar
otra parte del imperio turco en la guerra de 1876-1877. Aunque
opuestos y rivales los rusos y germanos, los gobiernos de
Berlín y San Petersburgo se apoyan mutuamente permitiéndose
desenvolver la política de engrandecimiento que ambos pueblos
prosiguen. En esta iiltima época se han acometido notables em-
presas en ferro-carriles y otras obras públicas.
362 COMPENDIO
Polonia. — Tanto como lia tenido Polonia de inhábil para go-
bernarse, tuvo de perseverante para luchar por su emancipación.
Los sucesos de 1830 en Francia conmovieron toda la antigua na-
cionalidad polaca. Rusia aun no habia impuesto su dominio abso-
luto; una constitución moderada con Dietas y guardia nacional
dejaba una sombra de vida propia y de espontaneidad política:
la industria, el comercio, la agricultura, las letras y las artes pi
peraban, y para libertar i los labradores de la servidumbre
habían dictado leyes <jue Alejandro II hacia cumplir: apesar de
todo, ni los emigrados polacos ni el partido que se sometiera á la
fuerza estaban satisfechos con aquellos adelantos que pendían de
una voluntad sin dar garantías, y que por otra parte no dejaban
esperanzas para llegar ¿í un perfecto derecho: el virey Constan-
tino procedía despóticamente sin conceder á los nacionales las
preferencias que les correspondían. En Noviembre de 18
talló la revolución en Varsovia: el virev hayo*, v se formó un
gobierno provisional compuesto de Lubeky, Gzartorisky, Nie-
muwitzy Chlopiki: este último fué nombrado luego dictador, pero
se reincidió en el vicio y en el esclusivi^nu iempre; la i
lucion se hizo aristocrática; no abolí.» la servidumbre de los cam-
pesihosy separó á ta juventud por sospechas ' su democracia:
Francia no dio ningún ausilio, y entre los errores de los nobles v
el abandono de la Europa, sucumbieron los revolucionarios ven-
cidos primero por el general ruso Diebitsch y cfespues por
Paskievitsch: las minas de Siberia fueron la tumi aullares
de polacos; los ricos perdieron sus bienes ! los
vencidos su sistema administrativo. Debíase la derrota principal-
mente al egoísmo y soberbiado la nobleza polaca que rio qni
concurso del pueblo ni renunciar ú las prerogativas que
época habia disfrutado: Rusia él siglo pasado y el actual, no ha
hecho mas que aprovechar los desaciertos de los nobl< asin-
justicip j privilegios jamas pospusieron •! su patria. El era;
dor ruso manddcerrar las universidades de Varsovia y Wllna y
transportar á San Petersburgo todas las riquezas del arte.
En 1836 los polacos eligieron la república de Cracovia para
dar el grito de independencia, pero fueron derrotados, y la segun-
da tentativa en 1845 concluyó con la incorporación de la i
blica iíla monarquía austríaca. En la provincia polaca de P<
sometida ¡i los prusianos, se sintieron sacudimientos que estaban
ramificados en Galitzía y en la Polonia rusa: todos los conatos
se estrellaron ante ki fuerza de las grandes naciones: la desunión,
el espíritu absorveute de la nobleza y la falta de vigor del estado
llano al que los nobles habían retenido en la ignorancia, hicieron
fracasar todos los planes. Transcurrieron algunos años antes de
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 353
que se curaran las cicatrices ele tan continuas derrotas. En 1862,
Polonia abrigaba esperanzas de reconstituir la nacionalidad: en
reuniones y manifestaciones se pedia al Czar que devolviera la liber-
tad íx los polacos: los estados de sitio y las persecuciones respon-
dieron á la solicitud de los independientes: en Enero de 1863 es-
talla la revolución: Rusia y Prusia se concertaron para sujetar á los
polacos sin que el haber intercedido Francia, Inglaterra y Austria
sirviera mas que para mitigar el espíritu vengativo de los genera-
les rusos: los jefes patriotas Mierolawiski y Sengiawicz, sucum-
bieron; el comité revolucionario no logró ventajas apesar de es-
traordinarios esfuerzos, y Polonia cayo de nuevo en la servidum-
bre política: el emperador Alejandro proscribid el uso del idio-
ma polaco en la enseñanza y en toda relación oficial y pública, y
el general Murawietz se hizo el terror de la desgraciada patria de
Kosciusko y un objeto de antipatía en toda Europa. Y no obstan-
te Polonia no ha perdido la esperanza en el porvenir: vencida en
las ciudades y en los campos de batalla, influye por su genio y
da ideas en unión de la raza Slava á la política del grande imperio
del Norte.
Suecia y Norueua — Bernardotte, general de Napoleón I,- ele-
jido sucesor de Carlos XIII, heredó el trono de Suecia en 1818;
Noruega quedaba unida ;í la monarquía sueca según el tratado
de Viena, pero con diferente constitución: el rey electo tomó
el nombre de Carlos XIY y se unió á, los intereses del Norte:
su política fué de paz y de progreso, hasta su muerte en 1844
en que le heredó su hijo Osear I: en las guerras esteriores
conservó la neutralidad, tratando de afirmar en el interior el
orden y la libertad: solo tomó parte en favor de Dinamarca
cuando se sublevaron contra esta nación los ducados Holstein
y Schlewig (1846), y en 1855 se compromótió á impedir el
paso de tropas rusas por sus dominios: murió Osear I en 1859
y le sucedió su hijo Carlos XV, mas celoso aun que sus ma-
yores en la defensa de las instituciones liberales y en la causa
del progreso general: prestó su concurso á la causa de la uni-
dad italiana y envió auxilios á Garibaldi, el heroico guerrillero
de Italia. Por iniciativa de Carlos XY se organizó en Stokolmo
una asociación, después ratificada en Suecia y Noruega, con el
objeto de propagar el pensamiento de confederar los pueblos
scandinavos bajo principios comunes ele derecho y con auto-
nomía particular de los Estados: muerto en 1872 le heredó su
hermano Osear II Federico que sigue las mismas huellas. Desde
que el general Bernardotte ocupó el trono, todas las fuerzas
del Estado sueco-noruego se han encaminado al progreso mo-
ral y material de los pueblos: sociedades científicas, empresas
23
:)o4 COMPENDIO
audaces y meritorias, adelantos en la agricultura y en la in-
dustria, protección no desmentida á todo lo útil y fecundo,
han hecho de la Suecia uno de los paires mas cultos y mas
ilustrados del mundo: en la estadística de la enseñanza y de
las ciencias fisico-naturales ocupa un lugar privilegiado. Sueeia
y Noruega no se rijen por las mismas instituciones: en la pri-
mera el rey tiene parte en el poder lejislativo y ejerce ma
influjo político: en Xoruega las Cámaras solo han dejad
jefe el veto suspensivo y muy débil intervención en 1.
de Estado: es una República con jefatura vitalicia gobernada
independientemente; la instrucción pública, y la aplicaron de
todos los inventos y adelantos modernos han conseguido
afirmar el derecho, si no también mejorar las ~ ma-
teriales de la vida en ludia con una naturaleza poco pródiga:
Dinamarca. A Fe< VI sucedí ,¡t VII 1
que imitó el sistema progresivo y laborioc a hermano: >in
embargo, el celo por conservar los dominios <j;,
dado le indujo á publicar la caria ¡ por la que unía de
un modo definitivo ;í Dinamarca los duca< Schl<
Holstein. Estos <\u<-< incorporaron ú Dinamarca por el
tratado con Snecia, de junio de 1721, determinándose qu<
linguida la casa reinante volverían ;í la COnfedi rnu¡-
pica: al perder la e.peían/a por la caria jálente. I
sublevaron sosteniendo la guerra por cuati Cristian VIH
murió en I «Sis heredándole Federico VII: Suecia, Rusia 6 In-
glaterra apoyaban ;í Dinamarca, y por su mediación se hizo
la paz que dejaba l<>s ducado- sometidos :í la monarquía
nesa aunque con una constitución propia. Prusia que comen-
zaba á meditar bus proyct ;i de la unidad germánica,
procuró separar ;í los ducados; Alemania quería también que
entrasen en la confederación. Murid Federico VII en :
Cristian IX halló varias dificultades por causa de lo.- duca-
dos: en L866 Austria y í 'rusia ;í nombre de Alemania pidie-
ron la anexión del Hoktein y Schlewig 3 después <le algu-
nos meses di4 guerra triunfaron de los daneses que tu\¡
qué sucumbir al número, no obstante su valor: los ducadog
ingresaron en la confederación, Dinamarca no se lia mezclado
ya en ludias esteriores: aunque no tan adelantada COm<
y Noruega, su gobierno es ilustrado, el pueblo se eleva mer-
ced ¡í la difusión de las luces, v se realiza el progrt
ral y político en todas SUS formas de desarrollo.
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 355
PÁRRAFO II.
Bélgica y Holaiada* — -Suiza. — Turquia —
C*recia0
Por el tratado de Viena se unieron en una nacionalidad
Holanda, Bélgica y el Luxemburgo. Esta unión hecha por la
diplomacia no tenia la sanción de los pueblos. Holanda no daba
participación igual á las provincias agregadas; antes bien las
trataba como territorios sometidos: en los años que precedieron
á la revolución francesa de 1830, los belgas manifestaban cla-
ramente el descontento y sus ideas separatistas: la fusión les
obligaba á pagar parte de una deuda que no se habia con-
traído en su provecho: su idioma y sus leyes eran abolidos,
y las cuestiones religiosas les separaban mejor que acercarles:
las quejas y exijencias de los belgas se castigaban con dureza:
ya habia partidas armadas cuando al tener noticia de la revo-
lución de Julio resolvieron conquistar la independencia: en una
noche de Agosto, el pueblo que salia de la ópera "La mutta di
Portier7 inicio la revolución en Bruselas y eñ los días siguientes
se organizo la milicia cívica, instalándose una comisión popular
gubernativa: toda la Bélgica levantó la bandera nacional. Los
holandeses atacaron á Bruselas, pero sin resultado, y aunque
el príncipe de Orange ofreció un gobierno independiente bajo
su dirección, no se conformaron los belgas. En Noviembre se
reunió el congreso presidido por Potter, y proclamó la inde-
pendencia: la conferencia de Londres en el mismo mes recono-
ció los hechos consumados y señaló las fronteras entre Holanda
y Bélgica: la Asamblea belga adoptó el sistema monárquico
constitucional eligiendo por rey, primero al Duque de Nemours
y luego, por no haber aceptado Luis Felipe, al príncipe Leo-
poldo de Sajonia Ooburgo. Pronto se publicó una constitución
liberal y pudo figurar en Europa el nuevo Estado, que si es
yjequeño por su territorio, se ha hecho importante por sus ade-
lantos, su actividad y sus notables progresos en las ciencias,
las artes y la industria. Holanda intentó aun sujetar la Bélgica,
mas á pesar ele sus grandes esfuerzos abandonó la empresa,
siendo ademas contrariada por Inglaterra que la amenazó con
sus escuadras, y por Francia que envió un ejército á las -órde-
nes del general G-erard (el ejército francés tomo la ciudadela
de Amberes ocupada aun por los holandeses.) Las dos nacio-
nes se gobernaron libremente alcanzando prestigio merecido
por sus empresas. A Gruillermo primero sucedió Guillermo II
en Holanda sin que las instituciones sufrieran cambio ninguno:
35 G compexdio
Guillermo III, su hijo, gobierna desde 1849 dando impulso á
las fuerzas del pais y liberalizando constantemente las leyes.
Holanda es uno de los pueblos mas emprendedores y mas li-
bres de Europa. En Bélgica Leopoldo I obedeció los principios
revolucionarios y rigió el pais hasta su muerte en 1865; fué
amigo del progreso y de la libertad, y apoyó toda medida en-
caminada ¿i consolidar el crédito y desenvolver la riqueza na-
cional. Su hijo Leopoldo II no ha sostenido con tirineza la po-
lítica del primer rey belga, pues si bien ha fomentado los inte-
reses materiales no de igual modo los adelantos morales por
las predilecciones que casi constantemente manifestó hacia los
partidos tradicionalista-. Esto no obstante, supo eludir las reac-
ciones que le aconsejaban y obedecer la voluntad nacional cuan-
do de una manera espresa se significó en favor de soluciono
y partidos progresista-.
Colocadas Bélgica y Holanda en el centro de Europa, en
ventajosa situación para el comercio, desde muy antiguo se hi-
cieron pueblos industriales, y han desplegado todas sus ener-
gías y recursos desde su independencia, coando la iniciativa
y el genio nacional no eran ya contrariados por sistemas ni
tendencias estrafias. Inglaterra que se lia erigido cu defensora
de las pequeñas nacionalidades, se lia o] constantemente
a la ambición de los poderosos pueblos que cercan á Bél{
y Holanda.
Suiza.— La falta de anudamiento nacional entre 1«>- cantonea
era causa de debilidad y mal gobierno: 1<> IHDOS
estaban gobernados por un vicario general nombrado por el
papa (pie protegía la propaganda de los jesuítas j alentaba
el altramontanismo. La revolución de Julio detuvo; torció tal
orden de cosas: cu la mayor parte de los cantones hubo al/a-
mientoa y se sustituyeron coa instituciones déme i las
instituciones aristocráticas: el partid.» liberal acordd en
ferencias de Badén sujetar la Iglesia ;í la inspección del Estado,
fundar la enseñanza libre y desamortizar los bienes de los
conventos aplicando su valor á iuw< nacionales: ni la prol
de los ultramontanos, ni ulteriores rebeliones, lograron detener
la marcha de los sui Suiza se dividid en dos partido.-,
radical y conservador; los cantone- católicos formaron la ooft-
federación parcial conocida con el nombre de Sunderbund para
oponerse i las reformas religiosas de la Dieta federal: loé
dicales pidieron la espulsion de los jesuítas y la acordó la Dieta
(1§47) después de una breve guerra civil en que triunfaron los
reformistas dirigidos por el general Dufour: IVusia. Austria y
Francia, cada cual por motivos diferentes apoyaban al Sunder-
DÉLA HISTORIA UNIVERSAL. 357
btmd y proyectaban invadir el territorio suizo, pero la rápida
victoria de los radicales corto todas las tramas. La Dieta trato
en seguida de dar á la Suiza una organización nacional hacien-
do popular la representación y unificando el sistema político.
Desde 1830, las naciones europeas se quejaban contra Suiza
por la libertad de que gozaban los refugiados políticos que des-
de allí urdían conjuraciones y planes revolucionarios: el estado
interior, la desavenencia entre los cantones y las luchas reli-
giosas, deparaban pretestos para una intervención que era el
primero en animar el ministro francés Guizot. La revolución
de 1848 en Francia dio fin á las maquinaciones contra el pueblo
de los Alpes. El mismo año se sanciono la constitución helvética
que consignaba derechos y libertades comunes, dobles cámaras
en representación de los cantones y del pueblo, y autonomía
administrativa de los Estados: la libertad de imprenta y de
enseñanza, la libertad religiosa, científica y política y los de-
rechos personales, quedaron garantidos por el código funda-
mental de la confederación helvética. Napoleón III tuvo pro-
yectos de intervención de acuerdo con Austria: en 1856 los
realistas del cantón de Neufchatel proclamaron por soberano
al rey de Prusia; la Dieta declaró la guerra y el ejército
federal venció, pero surgieron quejas por parte de Prusia co-
mo protectora de Neufchatel hasta el tratado de Paris en
1857. Desde entonces no han ocurrido en Suiza aconteci-
mientos graves: las opiniones y las creencias, amparadas por
la constitución, se manifiestan con entera libertad, y los prin-
cipios de tolerancia suceden á las agitaciones que hasta hace
poco amenazaban la tranquilidad de la confederación. Suiza es
el refugio de todos los emigrados por causas políticas; la libre
hospitalidad que concede á los proscritos le ha hecho acreedo-
ra á universales simpatías, puesto que en la rapidez con que
siguen unos á otros, partidos y gobiernos, á todos llega el be-
neficio cuando les toca ser derrotados. Las agrupaciones polí-
ticas se moralizan á medida que pasa el tiempo; discusiones
levantadas y racionales reemplazan á las antiguas discordias,
y la justicia se perfecciona y asienta con mas solidez que en
ninguna otra nación de Europa. La constitución de 1848 no
satisface á los que quisieran mas unidad política, pero á las re-
formas centralizadoras se opone un partido que vela preferen-
temente por la autonomía de los cantones, y por el mayor
ensanche posible de sus atribuciones.
Turquía. — Desde las guerras del siglo XVIII, el imperio
turco solo debe su existencia á las rivalidades de las naciones
europeas, y á los mutuos temores de engrandecimiento; des-
358 COMPENDIO
pues de la pérdida de las islas jónicas y de Grecia, le fué
arrebatado el dominio inmediato de la Servia, Moldavia y Va-
laquia que por el tratado de Andrinópolis (1829) estarían pro-
tejidas por Rusia; Francia conquistó también Argel, regencia
tributaria del sultán, y el Egipto 1 1 e _ ser tributario con
una semi-independencia. Mehemet-Alí, pacha de Egipto, macee
donio de origen, y que de comerciante y corsario se eleva
á la jefatura del pueblo de los Faraones, negó al sultán el
tributo que estaba comprometido a pagar: sometió la Xubia y
Cordofan. se proclamó independie. tnqnistd mediante su
hijo Ibrain la Siria y Palestina (1831 á lS3:i ). pero mediaron
las grandes potencias europeas, menos Francia, y se «suspendió
la guerra: en 1830 se rompieron de nuevo las hostilida
el ijercito turco fue destruido en Nisibis por Ibraliin á quien
se j)asó con toda la flota del sultán el almirante Kapudau
Pacha; las potencias intervinieron de nuevo (cuádruple alianza)
bombardearon a Beirut en \ las del Pacha
egipcio, amenazaron Alejandría y sé hizo la paz conviniendo
Melieiiicd-Alí en pagar un tributo ala Po desocupar Siria
y Creta y devolver la Ilota al sultán i condición de n
y;arse el gobierno hereditario de Egipto y Xubia.
M;¡ ara Turquía la guerra di i: el emperador
ruso Ricolas í exigi altan Abdul-Mejid el protectora Lo
de los griegos subditos del imperio turco; la negativa fu
guida de la lucha; Turquía perdió la escuadra delante de Sino-
pe en el mar Negro, v es idamente amenazado lo.i
poder de los musulmanes cuando intervinieron Inglaterra. I-Yan-
eia y el Piamonte (1854): ¿í los dos año Errmd el tratado
de Paris asegurando diplomáticamente la existencia política
de Turquía como pueblo que necesita a, pasa do
ptrecer. Desde entonces la diplomacia rusa lia bQSOado repre-
salias animando ,-í 1<< Bervios, rumanos \ demás pue-
blos descontento- del yugo musulmán. Mientras toda la Europa
avanza en instituciones y progresos - cíales, Turquía perma-
tiece inmóvil, sumida en el fatalismo re na ;í los
movimientos de los pueblos que la rodean; si alguna ve/ <> l > 1 i -
gada por forzados compromisos admite innovaciones, las m
se al/an proclamando lo antiguo y ejerciendo tropelías j de-
predaciones. Durante el sultanado de Murad V, y aun desde
épocas anteriores se agitaban los servios, herzegovinos, moii-
tenegrinOS, bosnios, búlgaros y rumano-: Abdul-Amid-Khau
sucedió ;í Murad en Agosto de 1876 cuando la Rusia otaba
ya dispuesta a secundar el niovimiento de los principados tr¡-
l)ularios y de algunas provincias del imperio turco: vencida
durante el ano 1S77. la Turquía perdióla Bulgaria del Norte
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 359
que so constituye en principado, Bosnia y Herzegovina inter-
venidas por Austria, y el señorío sobre Servia y Rumania
declaradas independientes, dejando ademas en poder de los
rusos, puestos avanzados de Asia, y en Europa por devolu-
ción de la Besarabia al imperio del Norte. El tratado de Berlín
firmado en 1878, vuelve á garantizar los restos del imperio
turco sin que se alcance como puede ser mas eficaz la garantía
de 1878 que la de 1856 tan débilmente defendida por las po-
tencias signatarias del centro de Europa.
Grecia. — La república griega se transformo' en monarquía
constitucional por arreglo de las grandes naciones en la con-
ferencia de Londres, señalando los límites del pueblo griego:
Otón T de la casa de Baviera fué propuesto para rey y lo
acepto el congreso helénico reunido en Nauplia, en Agosto
de 1832. No era fácil arraigar el drden bajo instituciones,
sistemas y procedimientos que el estrangero imponía á la de-
bilidad del naciente pueblo. Inglaterra, Francia y Rusia por
intereses diversos habían concurrido á la defensa de Grecia,
pero cada una de esas grandes potencias pretendía dirijir la
política griega: serios desórdenes ocurrieron bajo la monarquía
de Otón I hasta que fué destronado en 1863 y le sustituyo
Jorje I de la casa Schleswig-Holstein. Desde esta época ha
renacido la confianza y los partidos elevando su mirada pien-
san mas allá del límite de las facciones. Rusia apoyó secre-
tamente las ambiciones territoriales de los griegos, y la diplo-
macia inglesa trata de un modo sigiloso de levantar sospechas
contra los rusos. El movimiento político de Italia despierta en-
tre los griegos trascendentales ideas y aspiraciones: la Grecia
independiente, unida á los thesalios, macedonios y á otras
provincias de procedencia helénica sometidas aun al impe-
rio turco, componen una agrupación de mas de cinco millo-
nes y medio que si se constituyeran en nacionalidad podrían
ejercer acaso un 'alto destino en la política oriental: algunos
publicistas de aquel pais que fué tan grande, creen que pue-
de resucitar el antiguo genio y dar á la humanidad glorias
nuevas y señalarle otros derroteros para resolver las crisis
profundas de nuestra época. Grecia aspira á unir todos los
elementos helénicos, y aunque por hoy nacía hace sospechar
su resurrección moral, las simpatías que inspira en el mundo
le dan una fuerza que en sí no tiene. El congreso de Berlín
ha propuesto la rectificación de fronteras en beneficio del pue-
blo helénico: Alemania que durante la primera época de la
independencia protegió á los griegos, le presta hoy su pode-
rosa atención y pide que se cumpla lo prevenido por los pie-
360 COMPENDIO
nipoteiieiarios del último Congreso. Este puede ser un motivo
para unos, y para otros una escusa, de promover la cuestión
de Oriente, siempre aplazada y siempre amenazadora.
PÁRRAFO ÍÍI.
Aiistria-Prusia-lnglaterra.
ArsTRiA. — La diplomacia austríaca prepondera con Afetternich
en el periodo que sigue í la caída de Napoleón I: la nacionalidad.
compuesta de diversas matrices, no encuentra solidez ni asiento;
germanos, slavosy magyares luchan por la preponderancia ó pol-
la vida: una parte de los slavos, diseminados en la monarquía
austríaca, obedecen la civilización moderna y traían en el silencio
de convertirse ¿n guias de un nuevo arden d j: Bohemia mal
hallada bajo el dominio de los Habsburg, espia la d de
emanciparse: (¡aliizia une sus esperanza- A las esperanzas de la
Polonia entera: Hungría quiere recobrar sus fueros y privil .
una tendencia común de los slavos (panslai ismo) busca la unión
por encima de las nacionalidades tf que se halla sometido: en Ilun-
ltuí:i, el espíritu esclusivista domina en las relaciones privada
mo en las públicas: en 1 839 adoptaron el idioma magyar para las
is interiores desterrando los lenguag* rigieron
todos los empleos civiles y militares, abriendo poco mas tarde BU
sistema ;í mayor espansion, y decretaron leyes que emanciparan de
la servidumbre i los labradores: en 1835 había cesado la exen-
ción de tributos, privilegio de que gozaba la nobleza.
Meiiernicli siguid la política mas funesta para la prosperidad
y crecimiento moral de imperio austríaco: creia «jue la Sania
alianza era bastante para contener el espíritu * universal de los
pueblos: las oleadas democráticas subían, y la vieja diplomacia se
encastillaba en sus tradiciones y egoísmos: Kíetternicn ademas de
influir en Kuropavontra las tendencias liberales, encerraba al
imperio separándole de toda relación esterior, filosófica, literaria
y política: el espionaje, la violación de la correspondencia, la cen-
sura para los libros, la intolerancia en todo manifestada, aislaron
á los austríacos: la venalidad y el fraude en las esfera- oficiales
creaban un estado artificial que se continuo aun después de la re-
volución de Julio: los espías y agentes vigilaban basta las conver-
saciones privadas: los frailes y jesuítas llamados como ausiliares
déla tradición, sistematizaban las costumbres y presidian la en-
señanza encaminándola :í sujetar el pensamiento: las representa-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 361
dones políticas eran abolidas ó desconocidas escepto en Hungría,
la Croacia y la Iliria: los privilegios y vejaciones seguían impe-
rando: ninguna idea grande animaba el espíritu egoísta de Metter-
nicli: una guerra declarada al progreso y á los adelantos del es-
píritu, dejaba el Austria decaer y le preparaba la debilidad y el
atraso con relaciona todos los pueblos de Europa: en Alemania
intervenía secretamente Metternich oponiéndose al desenvolvi-
miento intelectual: cuanto significaba ilustración era maldecido;
las indagacionas morales castigadas como crímenes, y las ideas
regeneradoras perseguidas encarnizadamente. Desde mucho tiem-
po antes, las sociedades secretas de Italia trabajaban por la nacio-
nalidad y veían en Austria, dominadora de Lombardia y Yene-
cía, el mas fuerte obstáculo á sus aspiraciones: Carlos Alberto,
elegido jefe de la confederación italiana en 1848. rompió las hos-
tilidades con Austria y se apoderó de algunas plazas de Lombar-
dia, pero el mariscal austríaco Kadetzky derrotó á los italianos
en Custozza y Carlos Alberto tuvo que retirarse á sus Estados;
reanudada la guerra, una segunda derrota de Carlos Alberto en
Novara, quitó la esperanza al rey del Piamonte y á sus parcia-
les: sobre el mismo campo de batalla, el monarca piamontes ab-
dicó en su hijo Yictor Manuel II y se desterró voluntariamente.
Graves fueron también para el imperio austríaco los sucesos
que en el interior provocó la noticia de la revolución francesa de
1848: la literatura y las ideas reformistas habían penetrado en
Austria á despecho de la tradición: conocíanse los vicios del go-
bierno y se censuraban con acritud: Hungría reclamaba un go-
bierno nacional independiente: en Bohemia y en la misma Capital
del imperio, habia agitaciones y movimientos parciales: los estu-
diantes pedían audazmente reformas y libertades é interesando
al pueblo desafiaban unidos con él, las iras del ministerio: Metter-
nich dimitió á principios de Marzo (1848) refugiándose en Ingla-
terra: las reuniones tumultuarias y la exaltación de la prensa
mantenían á Yiena en constante desasosiego; las tropas se vieron
precisadas á salir: el monarca transigió haciendo concesiones, pero
el espíritu democrático avanzaba y el pueblo sublevado obligó á
que se convocara una Asamblea constituyente: el emperador Fer-
nando se retiró á Inspruk y solo volvió á Yiena llamado por la
Asamblea ya reunida: un partido quería el aislamiento de Aus-
tria y otro su fusión con Alemania: los bohemios vse alzaron por
su independencia, pero los derrotó el general Windisch-Graez
que también bombardeó Praga (Junio); Bann-Jelachich apa-
ciguó á los húngaros: el emperador por fin trasladó la corte
á Olmutz, convocó la Dieta en Moravia y mandó bombardear la
Capital, abdicó en su sobrino Fernando José I que disolvió la
Asamblea constituyente y dio una constitución política al imperio
362 COMPENDIO
(Diciembre de 1848). Alzadas el año siguiente Hungría y Bohe-
mia á las ordenes de Kossuth, Georgey y otros jefes, habri
do difícil al Austria contener el movimiento si el emperador de
Rusia, temiendo que la revolución penetrara en sus Estados, no
prestase su apoyo á Francisco José: pacificado el imperio, fueron
anuladas todas las concesiones hechas. Las relacione- de Rusia con
Austria se enfriaron por la pasivided de la última en la guerra
de Oriente (1854 á 185G). En Italia no se habían apagado ias ten-
dencias unitarias: la opinión liberal señalaba á Víctor Manuel íí
rey de.Cerdeña y el Piamonte como el brazo de la revolución na-
cional, y el rey aconsejado por el célebre hombre de Estado I
de de íavour. agrupaba elementos para el movimiento decisivo.
contando con el apoyo de Francia. El gobierno austríaco
Víctor Manuel que licenciare las tropas recientemente ¿listadas;
el rey se negó y el congreso de las potencias reunj ra inter-
poner sn mediación (1859) 40 consiguió que ¡a ninguno de
contendientes: un ejército austríaco penetró en los dominios
de Vicfor Manuel <|ue tuvo «pie repl<. ' Turin (Abril LS
Francia hizo causa común con el Piamonte y desembarca sua
ejército* nova en el r i -piamon-
tes venció á los austria tóontebello; la batal] .■•uta
con el mismo éxito abrid al renó^dor la ciudad de Milán. J des-
pués ana decisiva victoria en Solferino oblig
retirarse al cuadrilátero: Napoleón III que había
libertad de Italia desde Los Alpes al Adriático,
sitos y firma con Austria el tratado de Villa (Junio 1
suspendiendo las hostilidades enZurich la paz defini-
tiva por }a cual Austria le cedíala Lombardia «pie renuncio en
fayor de Viqtor Manuel: en cambio Napoleón se hizo ceder >
ySaboya para anexionarlas .' Francia. La cuestión de los duca-
dos Schlewig y Ilolstein produjo otra guerra en L81 Austria
y Prusia aliadas contra Dinamarca: la victoria orno
tenia que declararse por 1"- aliadoay en Agosto se hizo la paz
ingresando én la confederación germánica aquellos dos territorios.
La política de Prnsia se pronunciaba por la imion de Alemania:
en Austria las reformas de 18 habían abolido mientra- Bub-
sistiauen la monarquía prusiana: el antagonismo entre las dos na-
ciones se significaba en la política particular tanto como en la po-
lítica común de la Dieta germánica: eleyadoá la cancillería de
IVusia en 1803 el conde de Bismaik, este hombre notable dirigió
todas sus fuerzas y empleo todo su talento al fin de preparar la
unidad de Alemania. Prnsia se aliaba con Italia impaciente por
la anexión de Yenecia. y Austria continuaba siéndola represen-
tante de las ¡deas y de [os intereses tradicionales: el objeto mani-
fiesto de Hismark era quitar todo intlujo en la confederación al
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 363
imperio austríaco, y constituir un pueblo poderoso llevando al
frente la iniciativa y la vitalidad de Prusia, Estalló la guerra
entre Prusia y Italia poruña parte y por otra el Austria; los aus-
tríacos vencieron á los italianos (1866) en la batalla de Custozza
y en el combate naval de Lissa, pero fueron derrotados por los
prusianos en la sangrienta batalla de Sadowa: el emperador Fran-
cisco José cedió Yenecia á Napoleón III quien la traspasó á Víc-
tor Manuel: pactado un armisticio Armo la paz en Praga dando
por consecuencia esta guerra la retirada de los austríacos de Italia,
la disolución de la confederación germánica que se reorganizaría
sin el concurso de Austria, y el engrandecimiento moral y político
de Prusia y de Italia.
La derrota de Sadowa fue una lección provechosa para el im-
perio austríaco; la política atrasada y torpe que liabia seguido,
le aisló en Europa, hasta el punto de no encontrar alianza ni
simpatías en ninguna nación. Inmediatamente concedió el impe-
rio una organización nueva á Hungría constituyéndola en monar-
quía confederada con el Austria, y subió al poder el Barón de
Beust que llevó á cabo trascendentales reformas, comenzando por
separar todos los elementos teocráticos tradicionales para poner
al imperio en armonía con la libertad y la cultura moderna. Des-
de entonces Austria se consagró á los cuidados interiores, y ha
guardado neutralidad en las guerras de Francia y Alemania, y
Rusia y Turquía: una constitución templada anímala vida polí-
tica, y la libertad religiosa con la supresión de muchos privilegios
h# levantado algo el prestigio del pueblo austríaco y su valor y
representación positiva en el mundo. En 1878, á consecuencia
de lo establecido en el Congreso diplomático de Berlín ocupó Bos-
nia y Herzegovina quizá con el verdadero propósito de anexio-
narlas aunque solo se le confió el deber de darles organización y
aplicar convenientes reformas.
En 1862, secundando la ambiciosa y perturbadora política de
Xapoleou III, consintió Francisco José en que. aceptara el trono
de Méjico su hermano Maximiliano de Habsburg. Las enseñan-
zas recojidas en Italia, Sadowa y América, le sirvieron para que
cambiase de política y se acomodara á las exigencias de los
tiempos modernos. Pero sin embargo, la heterogeneidad no solo
de pueblos sino de intereses y tendencias, hace difícil que se con-
solide el imperio austríaco.
Prusia. — Federico Guillermo III protector de la industria y
las ciencias, no procuraba con el mismo espíritu la libertad moral,
religiosa y política: ala Dieta germánica llevaba su intransigencia
religiosa, y á la monarquía prusiana un absolutismo apenas limi-
tado por las vigorosas costumbres de una parte de la nación: las
3G4 COMPENDIO
atribuciones de la representación provincial eran mermadas, sin
que se hubiesen abierto paso en el pais; ni la igualdad jurídica,
ni la publicidad en los juicios, ni la libertad de enseñanza: aparte
de las mayores energías de los prusianos y de su ilustración mas
pronunciada, las instituciones no les proporcionaban mas sólidas
garantías que las que rigieran en Austria: la prensa estaba en-
cerrada en estrecho círculo, los libros eran sometidos á censuras.
y si en Austria se imponía la intolerancia católica, en Prusia do-
minaba la intolerancia protestante. El absolutismo prusiano nada
tenia que exigir á Rusia ni al Austria. Federico Guillermo IV
( I 8 10) principió su reinado con reformas liberales de las que lue-
go se arrepintió: deseaba hacer innovaciones pero solo en virtud
de su voluntad: su esclusivismo religi rjudicaba la libertad
del pensamiento, y su apego «í las tradiciones le hacían aborribles
los principios que proclamaba el Occidente de Europa: adverl
en el reyuna lucha entre el sentimiento y el orgullo que le acon-
sejaban la reacción, y la inteligencia ilustrada que tendía ,í la li-
bertádmele este modo, guiándose por la- circunstancias, y por
temores y por las impn dictaba un día medidas de pro-
greso contenidas al siguiente. Defensor acérrimo déla unidad de
Alemania, quería que Prusia; ocupase el primer lugar, pero se M-
zo antipático á loe alemanes porau repugnancia i la reforma \ i
la libertad: el país demandaba constantemente innovaciones, y eta
1 8 17 se anunciaron pr< dé bu sacudimiento que conmovería
el ?iejo edificio del absolutismo. Federico Guillermo hizo <•«
sienes autorizando la publicidad de los juicios, la forma oral en
los tribunales, la libertad de (aprensa aun rtos límites,
y la libertad religiosa al tenor úél edicto de tolerancia; en Pé«
breró convoód los Estados provinciales pero la asamblea se pro-
nuncies en favoi- de lo< principios mas avanzados, de libertades mas
claras y de derechos menos dependientes de la monarquía qu<
que Aspiraba el trono: el rey declara que nadie le obligaría i una
constitución escrita y la Asamblea - n> dejando al pueblo
esperanzas defraudadas y deseos difíciles de sujetar: la carestía
en las ciudades y la miseria en loa campos fueron un nuevo com-
bustible para la réirolncion que amenazaba al absolutismo: motines
parciales en Berlín, Btuttgard y otras ciudades fueron reprimi-
dos pero sin que cesase la causa ni sé aquietaran los ánimos: en
estas circunstancias estalló la revolución de Paris (Febrero 1848)
y la monarquía prusiana se vid mas apremiada para que inic
un movimiento reparador y liberal: hombres políticos notables,
con la mirada tija en el porvenir, creían que la grandeza de Pru-
sia y de Alemania, dependía de la unión sincera en política, en
derechos y en aspiraciones, pero no bajo el absolutismo, sino bajo
los dogmas de la libertad: el rey alegando se derecho divino no oy<5
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 365
los oportunos consejos y fiado en el ejército rechazó todas las pe-
ticiones que le fueron presentadas en demanda de la libertad de
la prensa y de la ampliación de derechos políticos. Los sucesos
de Yiena agitaron mas á los prusianos; las reuniones de Berlín
alarmaban la corte de Federico Guillermo, y al fia se ofrecieron
reformas cuando ya habia habido algunos choques entre las tropas
y el pueblo: en 17 de Marzo se declaró libre la prensa y fué abo-
lida la censura prometiendo una constitución: el pueblo ofendido
por los escesos de los soldados, pidió que la tropas saliesen de
Berlín y que se entregara la ciudad á una milicia cívica: el rey
se negó; un cuerpo de ejército hizo fuego sobre las masas que irri-
tadas ante la sangre y las víctimas, levantaron barricadas y
aceptaron una batalla en las calles, batalla que duró catorce horas
sostenida por los estudiantes y los obreros, y en que la libertad
y el entusiasmo y la cólera vencieron á la disciplina y organiza-
ción del ejército: en la mañana, del 19 de Marzo se suspendió este
combate encarnizado; el rey mandó retirar las tropas, despidió al
ministerio y dispuso que se organizase la milicia cívica: los revo-
lucionarios llevaron los cadáveres de los ciudadanos al patio del
palacio y Federico Guillermo tuvo que contemplarlos con la ca-
beza descubierta. El absolutismo habia muerto. Ya las desgra-
cias sean el mejor consejero de los poderosos, ó bien él rey pru-
siano sintiera que debia ser grande por la libertad el pueblo que
era tan grande por el valor, la política tomó un sesgo diverso: se
publicó una amnistía general, escuchó y siguió las amonestaciones
de los liberales y proclamó francamente la unión de Alemania.
El pueblo hizo solemnes exequias á las víctimas de Marzo: en
Abril se reunieron los Estados prusianos y después de establecer
la ley electoral convocaron una Asamblea constituyente. Berlín
se convirtió en un foco de agitación: los clubs y reuniones se im-
ponían como en la Francia del 93: la suspensión de los negocios, la
clausura de fabricas y las perturbaciones, aumentaban la miseria:
la Asamblea constituyente estaba dividida, y el rey que pensaba
disolverla la trasladó á Brandeburgo y declaró á Berlin en es-
tado de sitio: una parte de la Cámara se quedó en la Capital y
se separó por la fuerza: se publicó una constitución calcada en
principios liberales, y disuelta la constituyente se convocó á e-
lecciones para la Asamblea legislativa.
En la provincia de Posen proclamaron los polacos la indepen-
dencia acompañando el movimiento con algunos escesos; el rey de
Prusiales ofreció una nuevo organización política bajo administra-
ción propia, y no habiendo aceptado, principió una lucha en que
triunfaron las tropas prusianas: después de la victoria se dio á
Posen la organización que antes rechazara.
Desde 1848 Prusia se colocó moralmente á la eabeza de Ale-
$©6 COMPENDIO
inania aunque no simpatizaban mucho con ella los Estados me-
ridionales. En 1840 abdicó el príncipe Carlos Antonio Hohen-
zollern recayendo en la monarquía prusiana sus dominios de Nü-
rembérg. En 1858, enfermo Federico (¿uillcrmo. y encargo' la ad-'
ministracion del reino con el título de regente a su hermanó que
tomó el nombre de (Guillermo I que heredó el trono tí la muer-
te del rey (2 Enero de 1861). La política prusiana siguió la
misma senda qne los últimos anos: en el interior se fortale-
cían todos los elemento- sociales, y en Alemania Be conservaba
y aumentaba la preponderancia de Pfusia. En I
lá cancillería del reino "1 conde de Bismark. personaje ya cono-
cido en la diplomacia europea y que tenia probado su talento y
acreditan unitarias. Prn< fa chocardon dosfuer-
zas poderosas para llegar' al objeto propuesto: AJem iguia
corrientes de Austria Prusia, siendo difícil que bajo las
jhismas tendencias preponderase la última: los cambi
persistieron en la i prusiana, mas no en el imperio austria-
eo: hasta esa épocéi existía un acuerdo d
naciones ettra absolutistas, pWóya en I > Prusia invo-
caría la anidad como un principió de libertad indé-
/.;i. La política de Metternich y la de I' Qtoillefrno III no
se lijó demasiado en los ideales qn >ma Iverian,
mas Gruillpímo I y su anl • Federico Guillermo IV. signifi-
caron anas reces Caramente y otras coé trabajos diplomal
ocultos, el pmpó^itn nacional .-í que aspiraban! La anidad
Prusia <t;i mas ftlcíl en cuanto se componía de elémenl
m añicos ; I:i anidad con Austria solo podia ser efecto de lá fuer-
za, yn por e] carácter del gobierno de Vienfc, como por el ais-
lamiento en que h&bia vivido él imperio austríaco desde la caída
de Napoleón y la falta de i' atractivos entre pue-
blos. Prusia robustecí! rcito y apoyaba las Ideas de unión:
tiempo antes apoyó al Schlewig y Holstein contra Dfnaraarc
no se detuvo hasta que proi i guerra para separar loa du-
cados de la monarquía danesa: de acuerdo con Austria, como
brazos los mas ftiertes de la confederación germánica, rompiólas
hostilidad»- fen 1864, y las tropas confederadas triunfaron. En
L865 el Lauenburgo se incoi '■ Prusia: esta incorporación,
el reparto provisional de los ducados y las miras generales de
Bismark; provocaron -«'rías sospechas en Austria, y la enemistad
se tone' hostilidad cuando la monarquía prusiana paetó alian/a
con Víctor Mauuel, rey de Italia. La política de uavour en la
península itálica enyolvia en una red i toda la diplomacia euro-
pea: conociendo que nada podia esperar del imperio francés pro-
tector de la autoridad pontificia, habia inclinado los ánimos a la
alianza con Prusia cuya energía comprendía mejor que los mis-
. DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 367
mos prusianos. Pronto propuso el gobierno de Guillermo I la
reforma de la confederación: algunos Estados creían que se vul-
neraban sus derechos; Austria se proclama defensora del antiguo
orden de cosas; la guerra se hizo ineludible: algunas potencias
quisieron intervenir pero Bismark declaró que no se podían evi-
tar las hostilidades por ser un problema insoluole bajo un punto
de vista común: Austria y algunos Estados alemanes declararon
la guerra: Italia hizo causa común con Prusia y aunque no ven-
ció distrajo fuerzas bastantes que facilitarían el triunfo decisivo
de los prusianos en Sadowa (3 de Julio de 1866): Napoleón que
reclamó de Prusia la devolución de territorios perdidos en 1815,
recibió una enérgica negativa; su intervención oficiosa luego, ante
la rápida victoria de los generales prusianos (el mas distinguido fue
el príncipe Federico Carlos) precipitó la paz: Austria dejó de perte-
necer á la confederación germánica, la Dieta declaró disuelto el
pacto] federal (Agosto 1866), y se organizó la confederación del
Norte á la que se adhirió Sajorna: los Estados confirieron al rey
de Prusia la presidencia en el parlamento de Berlín (abierto en
Febrero de 1867), Wutemberg, Baviera, Badén y el ducado de
Hesse formaron la Alemania del Sur: el mismo año 1867 quedó
aprobada la Constitución federal de los Estados del Norte. Pero
la última guerra, los proyectos tya manifestados claramente por
Bismark de unir toda la Alemcnia, y los celos de Francia, da-
ban pocas esperanzas de paz: Prusia se sentía fuerte y no en-
contraba términos hábiles para realizar la unión del antiguo im-
perio germánico: Francia, celosa de las victorias prusianas, rio
ocultaba su disgusto, y el emperador Napoleón acostumbrado
á que se contara con él en Europa, estaba ofendido por la re-
pulsa y desaires de Bismark. La política de Francia tendía des-
de mucho tiempo á impedir la. constitución de grandes naciona-
lidades en sus fronteras; el imperio germánico era débil bajo la
dirección de Austria, pero sometido al influjo de los prusianos
trasmitirian estos su energía y su fuerte organización, elevando
el poder de la confederación germánica contra los proyectos y
la política de Francia: Bismark trabajaba activamente en los
Estados del Sur y se anticipaba á los sucesos tejiendo lazos entre
los pueblos germánicos: la guerra se hacía inevitable. Por otra
parte la derrota de Austria, no solo habia mostrado la debilidad
del imperio, sino que descubrió su mala organización y' las gra-
ves condiciones en que se hallaba: los austríacos no podían en-
trar en campaña; los rusos favorecían los proyectos de Prusia;
Inglaterra rival de Francia no pensaría terciar en la lucha; los
demás Estados ó eran indiferentes ó estaban quejosos como Es-
paña é Italia de la política de Napoleón III, y otros aunque
parciales no tenían fuerza para inclinar por su propio peso la
368 COMPENDIO
balanza de los acontecimientos. Una circunstancia precipitó la
guerra. Hecha la revolución en España en 1868, triunfó en la
Asamblea constituyente la solución monárquica, y el jefe del
partido vencedor mas numeroso, general Prim, promovió negó- ,
daciones] una tras otra con varios príncipes de Europa para la
candidatura al trono español: En los primeros meses de I
después de proyectos frustrados, se había lijado la atención en
Leopoldo Hohenzollern, hijo de Carlos Antonio Hohenzollern
que en 1849 abdicara el burgraviato de Nuremberg en favor
3e Prusiá con cuya casa real estaba emparentado. Al reve-
larse la candidatura, el emperador Napoleón III reclamó di-
plomáticamente alegando no poder consentir que le rodeasen por
todas partes las influencias prusianas. Prusia que en el fondo
deseaba la guerra, pero que también deseaba aparecer sincerada
á los ojos de Europa, dio explicaciones, y el príncipe (arlos Anto-
nio Hohenzollern renunció a nombre de su hyo el trono que se le
ofrecía. Napoleón creyó que contaba con elementos bastantes para
no temer un rompimiento, y las ('amara- francesas no anduvieron
más prudentes; la prensa agitaba los tfnimós, el pueblo pedia
la guerra y se aducían toda suerte de quqjas dando á ento i
con bastante evidencia que no era aquel ampie incidente de la
candidatura la causa sino el protesto de la guerra. Na] exi-
gid del \ry de Prusia que renunciase parasen lo porvenir todo
ofrecimiento semejante respecto ú los príncipe su familia,
pretensión fuera de lugar y de oportunidad que no podía diri-
jirse mas que á humillar al rey prusiano: Guillermo 1 se
no quiso ya di recibir al embajador Benedetti: él L9 de
Julio Napoleón III d< guerra y puso las tropas en mo-
vimiento: la falta de tino v de dad política del jefe de Fran-
e manifestó en todo el conjunto de la guerra: los
consignaban una fuerza militar que no existía; la administración
militar estaba mal montad;;, y el error fundamental del imperio
fué desconocer abdólutame tiaeion de Alemania. Cuando
Napoleón pensaba que alguno 4e los E l Sur haria con
él causa común, Bismark babia comprometido i toda la Alema-
nia que aparecí.; unida en los cam| atalla y resuell
tener la causa de la unidad. L pasaron el líhin y
vencieron con una rapidez pasmosa á los ejércitos fran<
Woerth, Gravelotte y otras batallas; encerraron la parte mas
considerable del ejército francés en Metz, p< ¿ Napo-
león y le obligaron a capitular en Sedan, rindieron i roigo
y después .í Metz cogiendo dentoq de millares de prisione
asediaron a Tari-, proclamaron el imperio germánico en Vi
lies y solo se hizo la paz perdiendo Frauda la cuarta parte de la
Lorena incluso Metz y la ¿Visada escepto Belfort, con pagoáde-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 369
mas de rail millones de pesos de indemnización (Febrero de 1871.)
Inglaterra. — Desde la revolución de 1688, las instituciones
inglesas adquirieron una fuerza que no seria debilitada por los
choques esteriores ni por las rivalidades continentales: la monar-
quía tomaba las condiciones del progreso por la acción del parla-
mento; la seguridad individual, las libertades políticas y el res-
peto á las leyes, habian creado costumbres enérgicas entre todas
las clases de la sociedad: tratados ventajosos de comercio favore-
cían su industria cada dia mas estendida por el predominio marí-
timo: sus establecimientos, colonias y factorías llegaban á los úl-
timos límites de los mares, y sus relaciones con todo el mundo le
deparaban representación, beneficios }r crédito: colocada fuera
del alcance material del continente, tenia garantida su seguridad
interior consagrando sus fuerzas y recursos á influir en todas par-
tes y a proteger sus intereses: la Gran Bretaña fué el refugio de
los perseguidos políticos de las diversas naciones: con mas poder
que Suiza, nadie pudo obligarle á faltar á los principios hospita-
larios que se impuso como un deber de su liberal gobierno: la ú-
nica intolerancia respecto á Irlanda, en el interior, fué la presión
religiosa que ejercía á nombre del protestantismo, pero de la cual
había de ceder mas tarde por convencimiento tras una elevada lu-
cha racional: en el mediterráneo poseía Gibraltar y Malta, sus
naves penetraban en los Dardanelos, su industria se estendia por
el Canadá, la India, Oceania, África: de todos los tratados y de
todas las guerras reportaba beneficios: por ínteres y por sistema
protegía las pequeñas nacionalidades, Bélgica, Portugal, Dina-
marca: se coloco fuera de la Santa alianza, contrariándola en su
política de América, favoreciendo la independencia de Grecia, y
reconociendo luego los gobiernos constitucionales de Occidente:
sus hombres de listado de todos los partidos, Pitt, Castlereagh,
Palmerston, se propusieron constantemente fines mas elevados
que las ventajas de partido: el espíritu de asociación tomo un po-
deroso impulso y las empresas se multiplicaron dentro y fuera: el
respeto á la ley no reconocía escepcion y el derecho constituido
ni se traspasaba por las oposiciones ni se cercenaba por los go-
biernos: las fundaciones libres de enseñanza secundan los esfuer-
zos oficiales: la idea se manifiesta libremente en pro den contra
de todas las doctrinas, escuelas y principios, fiando íx la inteligen-
cia y no á la fuerza la solución de los problemas que traen los
tiempos y las corrientes históricas: Peel proclama la libertad de
comercio, el grande orador O' Conellla libertad religiosa, Burton
"Wilberforce la emancipación de los negros, pero con una energía
individual y con una constancia que no ceja sino en la victoria.
Pero frente á estos bienes, los esfuerzos gigantescos de la nación.
24
370 COMPENDIO
inglesa contra el imperio napoleónico habían aumentado la deuda,
estendido y creado contribuciones v mermado la pequeña propie-
dad en favor de los capitalistas: Canning en 1822 acudió á* reme-
diar la miseria pública: Roberto Peel mejoró la condición de los
trabajadores en 1832, y en 1840 abolió las leyes restrictivas so-
bre los cereales y quitó todos los gravámenes á la importación de
artículos alimenticios y primeras materias de la industria manu-
facturera. Irlanda sufría también bajo la presión del protestantis-
mo: los señores del suelo mantenían en perpetua subordinación á*
los colonos y la iglesia anglicana se imponía á* los católicos en las
escuelas, en el disfrute del patrimonio eclesiástico y cu las carga-
que se les obligaba en favor de los pastores de una religión que no
era la suya: en 1829 los irlandeses fueron autorizados para ingresar
en el parlamento no obstante sus creencias. El rey Jcííge IV
(1820 á 1830) no miró con mucha atención por la prosperidad del
pueblo; sus goces consistían en atendiendo secundariamen-
te á la política: sucedióle en el trono su lien; aillermo i v
sus leyes mas importantes fueron las de abolición de la esclavi-
tud en las colonias Indemnizando á los plañía stablecid por
pactos el derecho de visita ; iguid vigorosamente la trata (fe
negros; Eü 1837 subió al trono Victoria Alejandri ¡na dé
Guillermo IV é hija del duque de Kent: ten 'nces diez y
ocho años: sn carácter gener i buena inteligencii
cion auguraban un reinado próspero y tranquilo: ra-
jo matrimonio con Alberto de Sajorna-'
para consagrar ¡í la prosperidad interior los inme jos del
pais, reprodujo las disposiciones contra la esclavitud, alentó el
comercio, promovió privadas de caridad y coopera-
ción, y se ha inspirado en el largo periodo Ti biernoen los
intereses públicos y en las exigencia- de las clases mas ne-
cesitadas: nunca habia llegado Inglaterra á la altura val poder
que alcanza en esta época. La influencia de la monarquía en el
pueblo ingles tiene su base en el parlamento, verdadera omnipo-
tencia de aquella nacionalidad: ni la reina ni sos (rea pr<
han impuesto el veto una sola vez ;í las decisiones de
bajo ciertos aspectos, el gobierno de la Gran Bretaña podía <
pararse auna república aristocrática bajo poder ejecutivo perma-
nente: la monarquía es la cúpula del edificio político aristocráti
pero con la ventaja sobre iguales sistemas, de que la acción del
pueblo se desarrolla de una manera constante aunque lenta, ya
por la mayor estension del derecho electoral, como por el acc
ií puestos y destinos que antes ocupara la noble/a. Guillermo IV
y Victoria Alejandrina, apoyaron en España al partido liberal
contra el absolutismo, y estrechando relaciones con la monarquía
de Julio en Francia, dieron vigoroso prestigio á la contra-reacción
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 371
europea: viviendo en paz con las naciones continentales, el go-
bierno ingles trató de ensanchar sus conquistas en Asia, África y
Oceania, tanto para dar salida á su industria cuyos rendimientos
mermaban por el progreso industrial alcanzado en otros países,
como por dar empleo á su poderosa marina y acaudalar riquezas y
medios de prosperidad para la nación. La compañía inglesa de la
India Oriental aprovechaba la división de los indígenas para reca-
bar territorios y posesionarse de la gran península indostánica: la
debilidad del imperio de los mongoles por las guerras civiles y es-
teriores, presentó ocasión el siglo pasado á la compañía para
emprender guerra, y en 1765, los príncipes indígenes reconocie-
ron la soberanía de la Gran Bretaña en Bengala mediante un tri-
buto: mas tarde se agregó la provincia de Benares, obligando al
sultán de Misore tí establecer el comercio libre: la compañía or-
ganizó un ejército de naturales (cipayos) que mandados por oficia-
les ingleses la han servido para sostener sus ricas y estensas po-
sesiones. Ningún escrúpulo ni miramiento detuvo á .la compañía
para esplotar y dominar al pais; sin causa ni razón emprendió
guerra á fin del siglo pasado con los príncipes maharatas, pero
la resistencia fué tan grande que solo dividiendo á los príncipes
pudo conservar sus territorios: TippooSaib, hijo de Hider Ali,
sultán de Misore, tras una guerra terrible, reconoció la sumisión
de la India: los gastos escesivos de la campaña la obligaron á re-
currir al gobierno de quien dependería en adelante (bilí de 1784
declarando á la India oriental sujeta en la administración, la po-
lítica y la guerra auna comisión del gobierno). Calcuta, Madras
y Bombay fueron capitales'de las tres presidencias establecidas:
la compañía se quedó con los negocios comerciales. Nueva guerra
promovida por TippooSaib en 1790 acabó cediendo el sultán la
mitad de sus Estados: sin embargo, cuando Napoleón desembarcó
en Egipto, animado eí sultán de Misore y en alianza con Persia,
rompió los hostilidades y puso en grave riesgo la dominación in-
glesa: en 1799 los ingleses tomaron la capital de Misore (Serniga-
Patam) y Saib perdió el trono y la vida en una batalla: la Gran
Bretaña conquistó las posesiones de los franceses y holandeses en el
Oriente de la India, sujetó unos tras otros á los príncipes mahara-
tas apoderándose de Delhi y sometió el imperio Mogol: ningún
obstáculo insuperable encontró Inglaterra hasta 1857 en que se
sublevaron casi todas las regiones de la India (insurrección de los
cipayos): los generalss ingleses Havelock y Compbel fueron der-
rotados: el pais quedó aniquilado después de un año de pertinaz
lucha en que la disciplina británica triunfó del número: en el par-
lamento ingles hubo graves debates y se cambió el ministerio
Ellemborough por haber aprobado las medidas tiránicas del go-
bernador de Onda contra los indígenas; en consecuencia se libe-
372 COMPENDIO
raliztf el gobierno de la India, y se afirmaron derechos civiles y
políticos que dan vitalidad á los grandes dominios orientales. La
Gran Bretaña no ha detenido sus conquistas desde la revolución
de 1857: los antiguos límites del Ganges se traspasaron y pro-
vincias de la Indo-China caen bajo el poder de los conquistadores
que ya dominan mas allá del Indo al Occidente, y hasta el Ili-
malaya por el Norte. Desde 1857 la influencia de la Gran Breta-
ña se empeña en civilizar ¿ los pueblos indígenas sometidos a la
servidumbre intelectual: se ha reformado la justicia, la adminis-
tración y la hacienda; caminos y ferrocarriles sustituyen á la an-
tigua molicie y al abandono de los naturales, y costumbres mas
cultas cunden entre las provincias mas accesibles al cambio de
hábitos.
Inglaterra hacia recorrer sus barcos en todos los mares imponién-
dose por los tratados <j por la fuerza para que se abriesen los
puertos de Asia ásu comercio: en 1848 estipula con la China tra-
tados comerciales que tenían por base la apertura de algunos
puertos, pero los chinos repugnaban entrar cu relaciones con los
estrangeros: en 1857 el mandarín dr Cantón neg<5 cumplimiento
ií lo estipulado y el representante ingles sufrid insulto-: Francia
se unió ií [nglaterta y ambas declararon la guerra que concluya,
apesar del valor de los chinos, con la ocupación de Cantón y <'l re-
conocimiento del derecho de libre entrada en lospuerl todas
buques europeos.
Mas gravea fueron las ludias en qu npromete' en Eu-
ropa la (irán Bretaña. Debilitado el imperio turco, hace mu-
chos años hubiera desaparecido ií ho ser por las rivalidades 6
intereses «le las grandes potencias: R oía el protectorado
.sobre Servia, Moldavia y Yala<|iiia. y lo pretendió para los
griegos (pie vivían dentro del imperio musulmán; la resistencia
de Turquía prodigo la guerra: los rusos avanzaban quizá aspi-
rando ;í convertir la querella en guerra de conquisto, cuando
se interpusieron Inglaterra y Francia <• influjo que
adquiría el imperio del Norte: siendo estórH la m< o diplo-
mática se rompieron las hostilidades en 1854 por la coali
de Inglaterra, Francia y el Píamente, y Rusia -
;! retroceder haciendo la paz después de la toma de Sebastopol
por los aliados: en 18of> se lirm<> en París un tratado que
rantizaba la existencia de Turquía y se . Rumania la
Besarabia.
Los acontecimientos de Aiin'riea también fueron ocasión de
intervenciones de índole diversa: en los Estados Unidos estalló
la guerra civil (1861) que tenia por motivo la política aboli-
cionista del Presidente Lincoln y déla mayoría de las Cámaras,
y ademas cuestiones encondmicas latentes entre el Norte y el Sur
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 37o
de la Union, y la interpretación diversa en los Estados respec-
tivos del código fundamental de la República: en seguida que
los confederados del Sur tuvieron fuerzas respetables, Inglaterra
reconoció su beligerancia, ya por celos al poder de la Union
como por causas comerciales: las dificultades que sobrevinieron
íí consecuencia de haberse armado barcos confederados en los
puertos de Inglaterra (cuestión del Alhabama) fueron resueltas,
terminada la lucha, por un tribunal arbitral en Ginebra. Un
tratado con Francia y España para intervenir en Méjico, que-
dó sin efecto en 1862, y se retiraron los barcos y tropas de
Inglaterra y España del puerto de Veracruz dejando í los
franceses que se proponían otros fines distintos á los de la,
estipulación.
En 1866 se formó una sociedad que tenia por objeto separar
á Irlanda de Inglaterra bajo la forma de gobierno republicana
(fenianos); siguieron grandes agitaciones, y habiendo suspendido
el gobierno ingles el habeas corpus en Irlanda, se sublevaron
Dublin y Drogheda, pero venció el gobierno y se restableció»
el orden.
En 1767 tuvo lugar la guerra de Abisinia cuyo rey Theodoros;
habia preso y retenido muchos subditos ingleses: el general
Napier tomó la capital Magdala, Theodoros se suicidó, y
luego los ingleses y abisinios hicieron la paz.
En 1868 se declaró libre la iglesia de Irlanda y desde en-
tonces ha reinado el . orden en la isla.
En todas las guerras y conflictos de los cincuenta últimos
años, la Gran Bretaña ha obtenido notables ventajas; hasta
ele sus dificultades con los Estados Unidos por la cuestión del
Alhabama, conquistó, aun obligada á indemnizar, el prestigio
de haber sometido un litigio internacional á la sentencia de
arbitros. Lord Palmerston y Lord Russell influyeron desde él
gobierno en favor ele la unidad de Italia, pero Palmerston no^
pudo verla realizada (murió lord Palmerston en 1865). Neutral
en las guerras austro-prusiana y franco-alemana, el pais pronun-
ció su opinión y sus simpatías por Prusia y en la segunda con-
tra el imperio napoleónico, y el gobierno reconoció en seguida
la unidad de Alemania y la mitad de Italia-
Los últimos sucesos de Oriente han estado á punto de pro-
vocar un duelo gigantesco entre Inglaterra y Rusia: la cuestión,
de Turquía se ha aplazado en el Congreso de Berlin (1878)i.
No obstante el poder inmenso de la nación británica, lucha con.
enormes dificultades en el interior: el aumento de producciom
industrial en los Estados Unidos y en las naciones europeas,,
merma sus transacciones y puede ser causa de una profunda
crisis.. En lo esterior sostiene la política de equilibrio y apoya
374 COMPENDIO
á las naciones débiles europeas en contrapeso ¿í las mas fuertes,
pero buscando beneficios y ganancias para su industria ó para
su poder. Hoy ejerce sobre Turquía y sus dominios un ver-
dadero protectorado.
PÁRRAFO IX.
España y Portugal*
En Setiembre de 1833 murió Fernando VII instituyendo
heredera á su hija Doña Isabel y nombrando á María Cristina
tutora y curadora de la reina y de su hermana Luisa Fernanda:
en 4 de Octubre, del mismo ano, Doña Mana Cristina publicó
un manifiesto en (pie declaraba que conservaría intacto el de-
pósito de la autoridad real, y mantendría religiosamente la forma
y leyes fundamentales de la monarquía sin admitir innova-
ciones, lo cual era confirmar el absolutismo en toda su ple-
nitud; los realistas Rieron protegidos sin qn atendiese
un principio ni á las manifestaciones de la opinión ni :! tos
consejos de los hombrea ilustrad - liberales pedían qW
reunieran las corte- y el pai-tido personal de Don Oarioe
estada satisfecho del pro dinástico impu< i la última de-
cisión de Fernando Vil. Doña María Cristina; aunque nada
afecta al criterio liberal, comprendió que el trono d t su hija
hallaría mas ¿poyo entre loa reformadores qtíé entre los ab
3 intransigentes; áió amnistía por delitos pólfl decretó
r\ desarme de los realista i qne ya se inclinaban al bando de Don
('arlos: Valdespina, Santos Ladrón y otn Izaron por Don
('arlos: el clero se pronuncia aá igual sentido, y se declara la
guerra sostenida hasta I n (pie el general Espartero la
termina con negociaciones por eü convenio de Vergara, El par-
tido liberal no cesaba de reclamar la convocación de corto
estos misin espusiert>n por gefee de graduación en
el ejército: nada cambia en la forma bajo el ministe
Bermudez, ¿Rimo de Fernando VII y primero de la reina go-
bernadora Doña María Cristina. Fn 1834 Beconeluyd nn tratado
(Cuádruple alian/a), por el que Francia. Inglaterra y Portugal
reconocían á Isabel II. y facilitaron recursos las dos últimas.
Martínez de la Rosa constituyó ministerio ;í principios de 1
dando luga? a hombres capaces, pero no de homogénea doc-
trina. Eira Martine/. de la liosa nna notabilidad en Ins letras,
probo en la política, y liberal de las primeras ép onsti-
tueio -rales: en Abril se publicó el Estatuto real, y se tomaron
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 375
medidas encaminadas ¿í pacificar el pais: España ayudó al rey
Don Pedro de Portugal contra Don Miguel; el marques ele Ro-
dil persiguió al presidente Don Carlos y lo habría capturado
á no darle hospitalidad un buque ingles. En Julio Don Carlos
penetraba en las provincias vascongadas uniéndose á Zuñíala-
cárregui, el jefe carlista mas táctico 6 inteligente. A las cala-
midades de la guerra se unió el cólera morbo, y á uno y otro
los escesos de los sublevados, el desconcierto en los partidos
y los apuros del gobierno. Las cortes abrieron sus sesiones
el 24 de Julio, y se pasó el tiempo en discusiones secunda-
rias cuando era el momento de obrar: en el ministerio no ha-
bía unidad, ni energía bastante; los tumultos y los actos de
indisciplina favorecían la causa del carlismo; los escesos de las
dos partes alejaban toda probabilidad de avenencia. El mal
orden en el campo liberal fué atenuado en sus efectos
por la muerte de Zumalacárregui en 1835, sin que los jefes
carlistas que le siguieron, Don Sebastian Eguía, Villareal y
otros consiguieran adquirir tanto prestigio. Como resultado de
la exaltación de los a'nimos, junto con el cólera, tuvo lugar
el asalto de los conventos y ocurrieron sangrientas escenas que
engendraba en unos el miedo, en otros el deseo de represalias
contra los auxiliares del partido absolutista: si el hecho no
puede aprobarse, siesta fuera de duda que los conventos eran
focos de conspiración: el vulgo les acusó de haber envenenado
las aguas, y los hombres políticos aprovecharon las suposiciones
y los escesos para suprimir las órdenes religiosas. Al princi-
piar el ano 1835, una rebelión militar costó la vida al general
Canterac que quiso debelarla. Yaldes, Sanfield, Mina, Llauder
y Córdova eran los jefes del ejército de la reina que aun cuan-
do luchaba con bravura, no pudo dar un golpe decisivo á la
insurrección carlista: en los ejércitos habia las mismas divisiones
personales y políticas que en las ciudades. El conde de Toreno
que reemplazó á Martínez de la Rosa, organizó los cuerpos fran-
cos, creó arbitrios para- armar la milicia nacional y emprendió
la guerra con mas actividad y mas unidad de sistema. El 29 de
Mayo de 1835 se cerró la Asamblea sin dar los resultados que se
esperaban y sin resolver acerca de la constitución del pais; las
provincias se sublevaban y organizaban juntas quitando poder y
recursos al gobierno. Don Juan Albarez Mendizabal sustituyó
al conde de Toreno, sin que por el pronto lograra sujetar la a-
narquia: el carlismo tomaba ventajas en Cataluña, Valencia y
Aragón, teniendo al frente á Quilez, Cabrera y otros caudillos:
suprimió Mendizabal los institutos regulares y las órdenes mili-
tares incorporando sus bienes al Estado, llamó á todos al servicio
de las instituciones, é hizo forzoso el alistamiento en la milicia na-
376 COMPEXDIO
cionalruna cspedicion ¡i Castilla del jefe carlista Batanero, se
frustro, como mas tarde otra de Don Carlos contra la capital. El
22 de Marzo de 1836 se reuniéronlas cortes y fueron disueltas
por el ministerio Isturiz sucesor de Mendizabaí: Madrid y Málaga
proclamaron revolucionariamente la constitución de 1812 (en el
tumulto de Madrid murió el general Quesada): en el sitio real de
San Ildefonso, una conspiración militar obliga il la reina gober-
nadora á publicar la constitución y á cambiar de ministerio: entró á
gobernar Don José Maria Calatrava. de ideas progresistas, y con-
vocadas las cortes dictaron estas el código político de 1837 refor-
mando el de 1812: la ñu astitücion dividía el poder legislati-
vo en dos cámaras con el veto real y la sanción: consagraba las
libertades políticas, pero no la libertad de conciencia.
nocía el principio de la soberanía nacional. í]n el ejército del Nor-
te el general Espartero había sucedido á Córdoba y alcanzado
señaladas victorias (Luchana. Diciembre de 1835): Cabrera gana-
ba ventajas para la cansa carlista en Valencia y Aragón, y loa
liberales estaban divididos en moderado 1 triun-
fo electoral dé loa moderados puso al frente del -¡'bienio al conde
de Ofalia q(ue pidió inútilmente la intervención francesa: el du-
que de Frías ojie le reemplazó, á fm de contrastar las influencias
liberales del ejército del Norte, organizó un
y lo puso ;ílas órdenes del geneifel Don Ramón Maria Xar
( 1838). Bn 1839, á el camj lista no
eran menas ténaa sidencias que en el partido liberal: las
provincias vascongadas luchaban mas poi raj qué poi
absolutismo de los rey-: moderados é intrai disputa-
ban el favor de la corte de Don Cari mas decidi-
dosy prácticos, eran con frecuencia pospu<
é intrigantes; el partido fanático triunfó del partido militar y
fueron desterrados Villareal, Elfo; Zariátegui y Latorre: ele
Maroto, Be inclinó A los oficiales: y jefes retirttdoe: loe
intrinsigentés (Jarcia j urdieron una conspiración contra
Maroto, y fueron fastlados: comenzadas en A-
brilde 1 839 terminaron con la paz de Vergar anocieto-
dolos lucrosa' las provincias Vascongadas y parte :¡ Navarra:
una porción del ejército carlista deseaba la paz. Espartero nía:
¿Cataluña y Araron, y al año siguiente termina la guerra.
brera y los jefes de nías importancia se refugiaron en el estran-
gero: en Araron y Cataluña se habia estremado la crueldad mas
que donde luchaban los grandes ejércitos: la madre de Cabrera
fué fusilada jníeuainente en represalia absurda dé
cometidos por su hijo que desde entonces no conocid (reno ni lí-
mite í la crueldad que le hizo acreedor al poco envidiable ape-
llido de "tiirredel maestrazgo".
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 377
En la corte de la reina gobernadora se protegía la política
moderada: el Gobierno disolvió las cortes en Noviembre de
1839 y convoco' otras para Febrero de 1840, en qne también
triunfaron los moderados por la presión oficial: un manifiesto de
Espartero en Mas de las Matas contrabalanceaba el espíritu re-
trogrado de la Asamblea y del Ministerio. Pérez de Castro, je-
fe del gabinete, seguía las mismas huellas que el Duque de Frias:
los pueblos se alzaban, y la reina gobernadora nombró un mi-
nisterio progresista bajo la presidencia de Don Vicente Sancho,
y rechazó después su programa, retrocediendo hasta la admi-
nistración de Cortázar- Ar teta: los movimientos populares toma-
ban proporciones alarmantes para la corte y el gobierno; llama-
do Espartero a combatir la insurrección, eludió la orden, y al
reina gobernadora se vio precisada á renunciar la regencia en el
Gobierno presidido por Espartero. Las Cortes discutieron sobre
la regencia, y adoptaron por mayoria el nombramiento de Es-
partero, regente único, siendo causa de nuevas divisiones y cho-
ques con los que pretendían una regencia de tres personas: la
tutela de la reina fué confiada á Don Agustín Arguelles: al cer-
rarse las cortes en Agosto de 1840, surgieron varios motines
militares y rebeliones capitaneadas por O7 Donell. Borso di Car-
minati y otros partidarios de María Cristina, y alzamientos de
ciudades como Barcelona en 1842 por cuestiones complejas en
que mediaban la industria, la política y las oposiciones de par-
tido: dos disoluciones déla Asamblea perjudicaron al regente sin
dar anadie beneficios mas que a los enemigos de una situación
dirigida con buena fe, pero en malas circunstancias y quizá con
poca discreción. Espartero quiso formar ministerio de la mayoria
parlamentaria y no halló medios; nombró á Don Joaquín María
López, notable orador pero mal gobernante, y rehusó la solicitud
deque alejase personas de su íntima confianza: una liga de gene-
rales y hombres políticos, Serrano, Concha, Narvaez, el ministro
López, Olózaga y algunos otros de representación, pusieron a Es-
partero en el caso de salir de Madrid en Junio de 1843; se diri-
gió á Sevilla y Cádiz, y se embarcó para Inglaterra: los progre-
sistas adversarios de Espartero, comprendieron, cuando no había
remedio, que habían contribuido á perder su causa. Convocadas
cortes para Octubre, se nombró un ministerio presidido por Don
Salustiano Olózaga: la reina fué declarada de mayor edad, y en-
vuelto Olózaga en una trama palaciega, cayó para abrir paso a
Narvaez: el partido moderado se hizo dueño absoluto de la situa-
ción; reformó la constitución en sentido retrógrado (1845), desarmó
la milicia, quitó á las corporaciones populares toda representación
política, y cercenó la libertad en todas y en cada una de sus ma-
nifestaciones legítimas: Galicia se sublevó pagando su oposición
378 COMPENDIO
con sangrientas egecuciones: el ministerio Narvaez dimitió y poco
después gobernó de nuevo: Isabel II contrajo matrimonio con su
primo Don Francisco de Asis Borbon en 1846; el gobierno inter-
vino en los asuntos interiores de Portugal enviando al general
Concha en apoyo del gabinete dirijido por Costa-Cabral; los mo-
vimientos de Italia, y después de Francia y Alemania, se repro-
dujeron en Madrid y Sevilla aunque sin éxito: Cabrera apareció
en Cataluña ; el elemento democrático se presentaba por vez pri-
mera en las luchas políticas de 1848, y á medida que Europa a-
vanzaba a consecuencia de la revolución francesa, el gobierno de
España retrocedía pasando de Xarvaez i Bravo Murillo después
de la intervención española, de acuerdo con Francia y Austria,
para destruir la Ilepública romana: estos ministerios y los de
Roncali, Lersundi y Sartorios, hasta u todo su em-
peño en proscribir las ideas liberales: l¡ era el centro de
todas las intrigas, guardando una tendencia constante y mani-
fiesta aun absolutismo apenas velado por formas Dales
casi siempre olvidadas <' conculcadas. En 1852 él cura Merino
atento contra la vida <le la reina Isabel, pero se fnjptrd r\ golpe.
De elementos moderados se formo un partido mas qué
uniéndose con algunos pro ts compuso luego la unión lili
En Julio de 1854 se subleva O1 Donell, y vencido, publica el mani-
fiesto del Manzanares que agitd mas la revolución, viniendo
consecuencia el llamamiento de Espartero y un gobierno i
progresistas y unionistas: la falta de un do.
y el mal acuerdo entre los revolucionarios, dieron pr< ' O1
Donell para el golpe de Estado Ae Julio de L866 y para la diso-
lución de la Asamblea constituyente: Esparten tir<5 «le la
política y no volví») ;í figurar en ella. Cinco anos (]
unionista, conservaron la paz pero ;! espensas de la libertad y ba-
jo dudoso respeto a la moral y i las leyes: la guerra de áfrica
(imperio de Marruecos ) promovida en 1859 dio el triunfo i
españoles, pero no al inllujo de ( )' Donell la vitalidad pro-
metía. Una intentona carlista diryidapor Montemolin y
rali Mega, fracasó en 1860: Desde 1861 :í 1SG8. unionisi.
moderados se disputaron el poder, representando sucesivamente
mejor intereses de partido que obj ideales oacionali
comprometiendo con frecuencia la tranquilidad del pais en empre-
sas aventuradas y en intrusiones pelii y arbitrarias. Un
tratado con Francia en 1861 para mediar en la de Méjico
habfia perjudicados España sin I lucion del general de las
tropas espedicionarias Don Juan Prim que negándose i secundar
los propósitos de Napoleón III, regresa ¡¡ la península con su
ejército: casi al mismo tiempo el gobierno español aceptaba I
nexion de Sanio Domingo hecha por el general y Presidente Don
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 379
Pedro Santana: tras largos sacrificios tuvo el gobierno que aban-
donar la isla á la revolución promovida por los independientes;
una guerra funesta con Chile y el Perú avivó las antiguas ene-
mistades, con daño del comercio y de las conveniencias morales
de España y de las repúblicas latinas.
La unión liberal, tan egoísta é imprevisora en el fondo como
los moderados, representaba no obstante un sentido mas espansivo
ó menos opresor: los partidos progresista y democrático, descon-
fiando de poder obtener ni victorias ni ventajas en los comicios,
ya por los medios empleados por los gobiernos, y también por las
injusticias contra esos partidos, pues que se habia negado la exis-
tencia legal del partido democrático, acordaron el retraimiento
desde 1865 y se pronunciaron por la revolución: la monarquía, la
corte, el clero y todos los elementos oficiales, determinaban con
mas energía una política reaccionaria en las costumbres, -en la
enseñanza y en el gobierno y administración, porque hasta en las
cuestiones de derecho se mezclaban la parcialidad y la influencia
y el favoritismo: los revolucionarios avanzaban en soluciones
cuanto retrocedían el trono y sus ausiliares. La sublevación de
Prim con algunas fuerzas de caballería en Enero de 1866; la de
los artilleros y una parte del pueblo de Madrid en Junio del mis-
mo año, y la de la montaña en 1867, fueron los movimientos pre-
cursores de la caída de la dinastía. Coaligados los partidos pro-
gresista, demócrata y unionista, hicieron ía revolución qne se ini-
ció en la marina por el brigadier Topete y continuó en el ejército
de Andalucía, decidiéndose en la batalla de Alcolea (28 Setiem-
bre de 1868) la suerte en favor de los revolucionarios dirigidos
por el general Serrano: el 29 se alzó Madrid y siguieron las pro-
vincias constituyéndose juntas que luego renunciaron ante el go-
bierno provisional. La reina Doña Isabel que se encontraba en
San Sebastian marchó á Francia con toda su familia: el gobierno
dictó medidas de tolerancia, reformó las leyes de instrucción pú-
blica y convocó una Asamblea constituyente que se reuniría el
11 de Febrero de 1869. En el primer momento de la revolución
subsistió la unidad de los partidos que la llevaron á cabo, aunque
no se ocultaban las tendencias republicanas de unos y monárqui-
cas de otros: la división estalló luego revolucionándose Andalucía;
las cortes, en su mayoría monárquica, adoptaron el sistema de su
preferencia, pero consignando amplias libertades y derechos en
una de las constituciones mas liberales de Europa: el general Ser-
rano fué nombrado regente y el general Don Juan Prim presiden-
te del ministerio, significándose ya la dualidad entre progresistas
y unionistas, y ademas de estos con los demócratas Rivero, Mar-
tos y otros que aceptaron la monarquía en cambio de la consig-
nación de algunos de sus principios políticos. Durante la regencia
380 COMPENDIO
estalló la sublevación republicana, debida en parte al modo con
que el gobierno interpretaba el código fundamental. Rechazada
por la mayoría parlamentaria la dinastía borbónica, y no siendo
tampoco aceptado el duque de Montpensier. aun cuando con ese
objeto favoreció la revolución no obstante él parentesco inmedia-
to de Doña Isabel II, los jefes del gobierno buscaron candidatos
entre las familias reales de Italia y Alemania, siendo pretesto
de la guerra franco-prusiana la candidatura de Leopoldo Hohen-
zollern de la familia del rey de Prusia, después emperador de
Alemania. El partido progresista dirigido por Priin y Don Ma-
nuelRuiz Zorrilla, consiguió al cabo (16 Noviembre de 1870) la
elección de Don Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia Víctor
Manuel: el 1. ° de Enero de 1871 entraba en Madrid el rey: (unco
dias antes, el 27 de Diciembre, habia sido asesinado el
Primal regresar délas cortes: esta muerte quitó al par-
tido progresista y la dio ala unión liberal. Don Amad bernó
constitucionalmente hasta su abdicación el 10 dq Febrerode 1
haciéndose acreedor i las deferencias aun deaquell< comba-
tían el si-tema monárquico: pero la división de sus partidaria
radicales y conservadores, la oposición délos republicanos, j
alzamiento de los carlistas en las provincias del Norte y en Ca-
taluña, mantuviera rtado anormal: el partido
conservador aspiraba á restringir el espíritu de la constitución,
usando también en la- de medios reprobados, y el ra-
dical «mi sus ausencias del poder, protestaba contra su] pre-
dilecciones del vry. resultando, al menos icir de las mar
tacio! ernas, queno habia otros partidarios dinásticos que
los que mandaban. Ante tantas dificultades agravadas por la di-
solución del cuerpo de oficiales dé artillería, p<>r los apuros del
Erario y por el poder que adquiría la rebelión carlista, abdica
Don Ajnaqeo, no queriendo ni salirse de la ley para ir la
monarquía, ni seguir en la falsa posición en que le habían clocado
tieesos.
Las cortes admitieron la renuncia y proclamaron la República
democrática, formándose un ministerio misto dé cadicales y repu-
blicanos, que desavenidos luego dejaron paso ¿otro republicano
homogéneo. La Asamblea suspendía luego la nombrando
una comisión permanente de diez y seis miembros para que ayu-
dara con sus consejos alas cosas del gobierno: pronto Be mostra-
ron graves disidencias que concluyeron por la disolución de la
comisión permanenie y por un conato revolucionario de los radi-
cales en la plaza de toros de Madrid; conato Ucilmeo tado
por el gobierno: & principios de Mayo se celebraron las el<
ysé reunid la Asamblea en principíósde Junio, siendo el primer
acuerdo la proclamación de la República federal. El Presidente
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 381
de la República Don Estanislao Pigueras huyó á Francia alegan-
do no querer ser vir de bandera álos republicanos intransigentes;
Don Francisco Pí y Margall le sucedió y fué reemplazado por
Don Nicolás Salmerón, cuando los intransigentes se alzaron en
armas, proclamando de hecho los cantones antes que la Asamblea
decidiera: entretanto los carlistas aprovechaban el desconcierto y
aumentaban sus lilas: las provincias vascongadas tenían ya ejér-
citos rebeldes y en Cataluña las partidas discurrían por todas par-
tes, volando puentes, destrozando las líneas férreas y quemando
estaciones: los pueblos sufrían continuados quebrantos; el ejército
nacional estaba desorganizado y sin buena dirección en la arti-
llería: los soldados se indisciplinaban contra los jefes asesinando
algunos de ellos, y las cortes rodeadas de inquietudes y de alar-
mas no tenían tiempo para obrar con la tranquilidad que su misión
demandaba. Al comenzar el mes de Setiembre se constituyó un
ministerio con la presidencia del gran tribuno Don Emilio Cas-
telar que restableció en algún tanto la tranquilidad y organizó el
ejército llamando á los oficiales de artillería que se habían sepa-
rado del servicio en la última época de Don Amadeo. Suspensas
las sesiones, confiriendo previamente a Castelar la dictadura, usó
de todos los medios para devolver la paz al pais, pero aunque la
opinión le fué favorable, al reunirse la Asamblea el 2 de Enero
de 1874, la mayoría pronunció contra él un voto de censura,
Castelar dimitió, y después de muchas horas sin resolver, el capi-
tán general de Madrid, Pavía, rodeó las cortes, hizo penetrar tro-
pas en el edificio, y arrojó á los diputados. En seguida se formó
un ministerio presidido por Serrano que determinó una reacción
política: Cartagena, último baluarte de los cantonales, se rindió
el 13 de Enero; mas en la guerra carlista, el nuevo gobierno no
pudo obtener ninguna victoria decisiva: antes bien sufrió reveses
en Febrero y Junio (muerte del general en jefe Concha): el 29 de
Diciembre el ejército del centro clirijido por el general Jovellar y
á instigaciones del general Martínez Campos, se alzó por Don
Alfonso, no tardando en seguirle las tropas del Norte y las guar-
niciones de las ciudades. Una breve regencia presidida por Cá-
novas del Castillo gobernó hasta la llegada de Don Alfonso de
Borbon, á mitad de Enero de 1875. Ademas de las guerras in-
teriores. España sostenía otra en Cuba desde Octubre de 1868:
tanto ésta como la de los carlistas han terminado en 1876 v
1878.
Las condiciones y carácter de la política en España, y los há-
bitos de los partidos, las tendencias á la división, y el influjo que
se deja ejercer al amor propio sobre intereses mas trascendenta-
les, hicieron imposible todo gobierno que armonizase la libertad
con el orden.
382 COMPENDIO
Portugal. — La política portuguesa se desenvuelve de un mo-
do análogo ala España; asi como Doña Isabel II propendió á debi-
litar los derechos de la nación en beneficio de la autoridad, Doña
Maria de la Gloria se inclinaba al absolutismo político especial-
mente desde 1836 en que su marido en segundas nupcias Fernan-
do de Sajonia Coburgo, se hizo jefe del partido aristocrático: las
camarillas gobernaban el Estado, y las Cortes eran frecuentemen-
te disueltas si no se sujetaban í los deseos de la reina y de los
cortesanos. Los sucesos de España en 1836, en que las tropas
de la Granja obligaron á la reina gobernadora Doña María Cris-
tina de Borbon i proclamar la constitución de 1812. se reproduje-
res en Setiembre en Portugal; Doña Maria de la (1 loria cedía á
las instancias de la opinión, y aunque luego se arrepintió, fuécom-
pelida á convocar cort< promulgaron la constitución con dos
cámaras y veto real.
El partido absolutista se sublevó peí'» sucumbid en la locha.
En 1842 vencieron los mo< hasta L846 en qur forma ministe-
rio el liberal (Juque de Pálmela, destituido al año siguiente p >r un
gobierno moderado, y con tan grandes ven que
obligaron tí protestar ;í Francia, Inglaterra En 1851,
el duque deSaldanha, y Das'Antas se alzaron i jército,
constituyó un ministerio liberal. En L853 murid Dona María de
la Gloria, heredándole su hijo &. Pedro V. bajóla r ideFer-
nando de Sajonia: desde aquella época se regulari
de Portugal, pues aunque turnáronlos | beral j
\ador, no se estremaron ; iones ni
los de opresión yd< anzascomo los primeros mini
duque de Terceira y Costa Cabrál, 3 1 el qu< nizó
¡í la eaida del duque de Pálmela en L847. En Noviembre de
1861, por muerte de Don IYdro V, ocupó el trono su hermano Luis
Felipe Maria (pie ha gobernado principios Litorales aun
con gabinetes conservadores: el irfflujo de 1 obre la na-
ción occidental de la península ibérica, acaso ha rido benefi<
para las instituciones.
La revolución de Setiembre en España, abrigaba entre otros
ideales el de la unión ibérica: el partido monárquico pensó en la
candidatura de Don Fernando, padre del rey de Portugal, pero
Don Fernando 110 quiso aceptar: la idea unitaria es rechazada
la mayoría de los portugueses, tanto por los poco liso re-
cuerdos (pie dejaron Felipe II y sus dos sucesores, como porque
la política de Kspaña ofrece menos beneficios que la que disfrutan
en la independencia.
DE LA HISTORÍA UNIVERSAL. 383
PÁRRAFO V.
Francia*
Si bien la restauración borbónica habia tenido que aceptar al-
gunos de los principios revolucionarios, el carácter de la monar-
quía, las tendencias de la nobleza y el influjo del clero, rcvestian
formas inadecuadas al espíritu que inoculara la revolución: al su-
bir al trono de Julio Luis Felipe de Orleans, sus partidarios en-
tre ellos Lafayette y Lafítte proclamaron aquel sistema como la
mejor de las repúblicas, presentando al rey ciudadano cual sím-
bolo de los ideales políticos de la Francia reformista: la oposición
liberal y los amigos de Napoleón que le sobrevivieron eran el nú-
cleo del nuevo orden de cosas; la clase media rodeo á Luis Feli-
pe, dejando descontentos á los legítimistas y á los republicanos
que desde muy luego significaban una viva resistencia: el rey que-
ría la paz, y esto le proporcionaría adversarios en un pueblo que
ante todo amaba la gloria de las armas: no apoyo álos italianos
sublevados por la libertad, ni á los polacos sublevados por la inde-
pendencia. En un principio Luis Felipe fué fiel á las doctrinas
de la revolución, pero pronto imito los usos y máximas de los
Borbones; la política era entregada al. capital por el censo sin que
interviniera el pueblo ni las últimas capas de la clase media: la
corrupción se hizo medio electoral consiguiendo por tales sendas
mayorías dóciles para la cámara de diputados; la cámara de los pa-
res nombrados por el rey carecía de fuerza y era elemento sin re-
laciones con la oposición ni con los intereses nacionales: Thiers,
Lafitte, y Lafayette, fueron sucesivamente alejados y les reem-
plazaron hombres sin fé en las ideas y sin móviles de progreso ni
de reforma: el gobierno servia á Luis Felipe para enriquecerse y
enriquecer á su familia, y los que seguían sus consejos y obede-
cían sus miras le imitaban con menoscabo de la moral, descrédi-
to del Estado y peligro de las mismas instituciones; el reinado se
tornó en fuente de agios, de codicias y prevaricaciones, siendo
común que se premiara con mas prodigalidad lo que era mas des-
moralizado y reprensible: Thiers sostenía la monarquía constitu-
cional democrática, y Guizot la monarquía moderada y doctrina-
ria que huia de dar participación al pueblo en los negocios comu-
nes apesar de ofrecer dedicarse al servicio de todas las clases: todo
para el pueblo, pero nada por él era el dogma, ya antes proclama-
da por el absolutismo austríaco: Luis Felipe aspiraba á parecerse
á la monarquía inglesa, y tanto él como Guizot, creyeron que se
384 COMPENDIO
hiciera eterna la dinastía de Orleans, juzgando por la historia de
Inglaterra el porvenir de Francia, pero sin poner los medios prác-
ticos que han hecho posibles en la Gran Bretaña la libertad y las
instituciones monárquicas.
Europa se hallaba en circunstancias excepcionales después de
la revolución de 1830 en Francia: el rey no se decidia por ningu-
na de las causas porque se batallaba en los pueblos, huyencl
de mantener como de rechazar en sus relaciones internacionales,
los principios de la libertad general ni los que acababan de caer á
impulso de los sucesos de Julio y de la derrota de la santa alian-
za. Aspirando á una teoría de justo medio, no era un gobierno
de doctrina, sino de enlaces y zurcidos, ií través de los cual'
distinguíala devoción al egoísmo val monopolio de intereses, que
parecían constituir los únicos verdaderos ideales del raonar
de sus mas fieles adeptos. Casimiro Perier. j< doctrinaris-
mo con Guizot su sucesor, establecía dogmas lijos y a sin
examen de circunstancia- y necesidades, queriendo sujetar toda la
política á criterio y juicio preconcebido: de forma que bus princi-
ertfntan inmóviles como los principios absolutista.-, aunque
difiriendo en los elemento- que constituían el sistema rtado
se hacia censor en las ciencias, arbitro en la lucha 3 co-
mici' guiador del ¡miento público: los Bortones y bus
partidarios desacreditaban la monarquía de Orleans por ¡ni
dinástico y con los pretestos que en abundancia deparaban loa
bienios; los republicanos conspiraban en París, Lionj < iuda-
des, insistiendo aunque vencidos en 183] 3 Limando Carrel
combatía la situación ¡í nombre de la democracia, pero la dii
de los republicanos en áh fracción decid la monarq
y las doctrina- dé Proudhom y las de - inclinaron
temporalmente lástoerzas de la propiedad en G
tablecido: en el espacio de cinco años se atenta ocl 'Utra
la vida de Luis Felipe: cada atentado producía una d en
el gobierno: Luis Napoleón, sbbrino de Napoleón 1
Strasburgo sriti Boulogneén lv Itimo
ano fueron transportados i Párií león:
en 18 42 se construyeron las fortificaciones que rodean i París
fel lin de sujetar la ciudad, mejor que para prevenirse contra in-
vasiones exteriores según las escusas 1< aerraporla
posesión de Argel continuó sin poriní Jítico
exterior, como para entretener al perrito y ofrecer victorias i la
avidez de la nación francesa: en W37 se reconoció :, ranía
d^ Francia en la Regencia de Ajgel, pero reanudada la guerra, se
necesitaron todóá los recursos délos generales Boúgeaudy Larao-
rieiere para Quebrantar el poder del emir Abdel Kader que lu-
dio hasta 1S1T: los franceses emplearon en la COliquista la de
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 385
cion y el terror, llevándolo todo á sangre y fuego: era el objeto
del gobierno, permanentemente sostenido, aumentar sus estacio-
nes y su influencia en el Mediterráneo y singularmente en Egipto.
En Qceanía se sostuvieron luchas de poca trascendencia general
(protectorado de Otahiti.)
Los franceses comprendían que no era duradero un gobierno
apoyado en la intriga y en la corrupción; los hombres que desea-
ban purificar la atmosfera política se fijaron en la reforma electo-
ral que al difundir nuevo espíritu por la accesión de otros elemen-
tos, normalizaría el orden moral, quitando al fraude y á los malos
medios el poder y la representación que tuvieran: todas las oposi-
ciones demandaban la reforma; se celebraron banquetes reformistas
en las ciudades; el gobierno prohibió los demás que se proyecta-
ban, pero Odilon Barro t. Arago y los principales miembros de la
oposición liberal enviaron invitaciones á la Guardia nacional: la
reunión fué prohibida y el ministerio tomó medidas militares: es-
tudiantes y obreros recorrían las calles pidiendo la reforma y la
caída de Guizot;la Guardia nacional simpatizaba con el pueblo y
la tropa no estaba resuelta: el 22 y 23 de Febrero de 1848, se
alzaron barricadas y peleó el pueblo con el ejército; este último dia
el rey admitió la renuncia de Guizot y llamó á Mole, lo cual pro-
dujo una reacción pública, las barricadas se deshicieron, hubo ilu-
minación y todos creían en el restablecimiento de la paz cuando
un incidente fué el botafuego de la revolución: de un grupo de
gente salió un tiro á tiempo que instaba para que se iluminasen
las ventanas del ministerio de relaciones exteriores; la Guardia
creyéndose atacada hizo fuego resultando muertos y heridos; la
muchedumbre se encolerizó y acusando de traidor al gobierno, a-
cuclió á las armas; en la mañana del 24 de Febrero, Paris amane-
ció erizado de barricadas; el rey llamó á Thiers pero inútilmente;
la Guardia nacional se pasaba al pueblo ó permanecía inactiva;
las tropas de línea después de una lucha sin ventaja, retrocedían
y se concentraban: Luis Felipe abdicó en favor de su nieto el con-
de de Paris y nombró regente á la duquesa de Orleans, marchán-
dose en seguida de la Capital, y luego de errar muchos dias pudo
embarcarse para Inglaterra: la duquesa de Orleans se presentó en
la cámara de diputados, pero tuvo que abandonarla porque las
masas invadieron el lugar de las sesiones á los gritos de "Viva la
República." Un ministerio presidido por Dupont de L'Eure fué
intermediario de la monarquía á la República: en la casa munici-
pal se agrupaba el pueblo armado y allí se instaló el gobierno de
que formaban parte Alfonso Lamartine, Arago, Garnier Pages,
Ledrú Eollin y Luis Blanc; las turbas asaltaban las Tullerías y
sacando el trono á la plaza de la Bastilla, lo destruían: el ejército
se puso al lado del gobierno: la revolución estaba hecha y la Rc-
25
386 COMPENDIO
pública triunfante. El entusiasmo y la unanimidad de los prime-
ros momentos, fueron debilitándose ante las dificultades polfti
había en aquello revolución ingredientes socialistas que se impu-
sieron en parte al gobierno: se constituyeron y organizaron talle-
res nacionales que consumían cantidades inmensas sin beneficio
público ni del Estado: el 4 de Mayóse reúne la Asamblea nacio-
nal Constituyente, ya resultado de las di visiones que surgieronen-
tre los revolucionarios, y <\c lasventaj ara-
ron los adversarios de la República: los talleres nacionales atraían
proletarios de toda Francia, pero creyendo me-
jor (.iie una compensación de servicios, una d¿div¡
tesoro público, se eludían los deberes mienti *•! era-
rio y las clases acomodadas entraban en graves tem Asam-
blea decretó que se cerrasen tos talle
obreros eJ socorro diario. E lente
del gobierno provisional, vene pública
roja en 1j Junio, y hecha laconstitnci procede
á elegiré! Presidente por sufragio univ<
Luís Napoleón Bonaparte (Dioiembn
apellido tenia entro las n
6 y 1 8 10 oontra el iodo Luis I acia de
'r\\ última intentona fué pr ■ dondt
siguió Fugarse: en Sui; ibiií en alha-
cion,
le dieron jlatcrra: la lama d
recuerdo de lai imperiales, las do
to en favor del proletariad
habían deser \- de una elección qm
cesarismo. Luis Bonaparte se babia presentado i
en Bou] irao un aral nario
desinteresado, pero A su triui atribuyeron di; ircuns-
tancias: el pueblo esperab partidarios
del imperio au< elemenl
lian un gobierno de fuerza. Bonaparte
dí( en la presidencia: ¿ Mr. Thier quiso dictarle los términos
su primera manifestación oficial, le conl y no
necesito por ahora coi La Asamblea constituyente d<
t<> una constituoifn liberal con una. Cámara,
derechos individuales, y r habilidad del Presidei
por cuatro años. Disuelta lacons oteen Ma;
reunid la Asamblea, legislativa, compuesta de elementos ;
rqgeneoS) y cuya mayoría, por miedo al socialismo y d los tumul-
tos provocados por los socialistas ringid el sufragio y la li-
bertad de imprenta. Napoleón Bonaparte pronunciaba su política
ésterior en sentido retrogrado, como para predisponer en su la-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 387
vor a la reacción europea: de acuerdo con Austria, Ñapóles, y cok.
el Gobierno de España, se propuso contener la revolución en Ita-
lia y destruir la república romana: el partido avanzado de la A-
samblea legislativa protesto del envió de tropas, y provocó al-
zamientos en Parisy León: Eonaparte obró con el mayor rigor:
las leyes de instrucción publica sometían la enseñanza al crite-
rio del Gobierno dando participación al clero: el presidente pe-
dia aumento de dotación, y dejaba ver tendencias ambiciosas que
despertaron sospechas en la Asamblea, la cual á su vez nada a-
tenta á los derechos y libertades del pueblo, perdía influjo que-
dando abandonada de la opinión: por otro lado, el Presidente se-
paraba á los jefes militares liberales y los sustituía con sus amigo»
personales y con otros comprometidos en su suerte: en sus espe-
diciones, recordaba el primer imperio y se proclamaba defensor
de las clases populares achacando á la Asamblea los males que
se sentían en la nación. En Mayo de 1851 propuso que se re-
visara la constitución para conseguir ser reelegido, pero la de-
manda fué rechazada: estos hechos colocaron ya en abierta di-
sidencia los dos poderes: los diputados mas celosos buscaban me-
dios de evitar el peligro que amenazaba la República,, pero Na-
poleón se anticipo, y después de hacer numerosas prisiones el
primero de diciembre de 1851 (los generales Changarnier, Laroo-
riciere, y Cavaignac, el coronel Charras y muchos hombres polí-
ticos entre ellos Thiers), disolvióla Asamblea legislativa el 2 de
Diciembre y convoco al pueblo para votar una nueva constitu-
ción: algunos pronunciamientos, mal dirigidos y sin tomar parte
grandes masas, fueron comprimidos; en París, las tropas hicieron
fuego sobre gentes indefensas: Eonaparte se proponía el triunfo
por el terror y por la audacia: 79 diputados fueron presos ó de-
portados. El sufragio confirió' á Napoleón la presidencia por
diez años con facultad de dictarla constitución: en ella estable-
ció el Presidente un senado nombrado por el mismo, y una Cá-
mara legislativa elegida por el voto popular, pero sin derecho
de iniciativa ni enmienda; un consejo de Estado, municipios su-
jetos al poder egecutivo, y limitación de todos los derechos y li-
bertades (11 Enero de 1852): once meses después, por iguales
procedimientos se proclamó el imperio: Francia no tuvo otra re-
presentación que el emperador: la prensa estaba subyugada, el
clero protegido, la monarquía omnipotente, la libertad vencida y
sin cercanas esperanzas; el militarismo echó raices no solo en
Francia, sino por relación y consecuencia, en toda Europa: el
pueblo y el ejército parecían dos entidades diversas y aun o-
puestas. Pero ai mismo tiempo que Napoleón aniquilaba el dere-
cho y convertía en todo poderosa la fuerza de las bayonetas, co-
mo si sintiese sobre su alma poco escrupulosa el peso de esta
388 COMPENDIO
época de revoluciones, procuraba hacerse menos odioso prome-
tiendo sigilosamente á Italia los bienes que tantos siglos esperaba.
El tercer ano del imperio, 1854. en alianza con Inglaterra, el Pia-
monte y Turquía, emprendió Napoleón la guerra contra Rusia
que ambicionaba, con escusa del protectorado sobre los griegos.
dar el golpe mortal al imperio mahometano: en esta empresa Bo-
naparte seguía el espíritu nacional interesado en la solución del
problema de Oriente, del que ha aspirado hace un siglo ¿1 reca-
bar ventajosos resultados para su comercio y para su importan-
cia en el Mediterráneo; el ejército francés se batió heroicamen-
te, y aunque bíü beneficios territoriales, Francia adquirió por la
guerra y por la paz un indujo decisivo en la política europea:
la gloria, que ea la preocupación y el instinto de los franc
dio á Bonaparte mayor | italianos habían también
combatido en Crin i podían esperar otra cosa que un apo-
yo en bus aspiraciones unitarias en corapeí
cios por unacausaque dilectamente no fes importaba. El impe-
rio austríaco, colocado aun entonces al frente de Alemania, y
inerte en la opinión de Europa, estaba amenazado por la pol
Je Pmsia y por la revolución de Italia: Boní b hu-
millarlo favoreciendo á Italia ;í quien qo temía, para reinar entre
débiles. Mu L858el espíritu italiano marchaba evidentement
la revolución; loa sacudimientos de 1848 y 1849 dejaron hon-
das huellas en todo el centro de Ei I empe-
perauor. acaso pretendió también encontrad lauros y aplausos
entre loa liberales, y ser arbitro >1 por
la diplomacia ó por la guerra. Aliado r Manuel,
de Oerdena y el Piamonte, protegió las ideas emanci] ita-
lianas: en l • rompieron las hostil ida ¡ctor Manuela-
cumulaba armamen tino conocido de emplearlo
servicio de la unidad italiana j A ustria
pensión de los enganches de las
tropas: el rey piamon í contando con el a po; Fran-
cia, y se abrit» la campaña venciendo los franc batallas
de Magenta. Solferino, Moatebeilo y o^as ^\r menos-importancia:
pero cuando Italia esperaba una total ion. el emperador
trances hizo la paz de Villafranca: Austria le cedióla Lombar-
dia, y á su vez£tonaparte la trasmitió a Víctor .Manuel. Entre
tanto Garibaldi marcha) ; v poles dondi mbarcó
minos cientos de voluntarios; el vv) de la.- dos Sicilia- Prai
co 11 huyo encerrándose cu Gaeta; los revoluciona) apo-
deraron de los ducados de Parma, Modena y Toscana, y 1
o II tuvo que capitular. Napoleón autorizó este movimiento
en el Sur de la península itálica, si bien puso el veto :í la ocu-
pación del territorio pontificio: los italianos quedaban por una
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 389
parte agradecidos, por otra disgustados: se habia comenzado la
obra, y el mismo hombre que proclamara la unidad y la libertad
de la Italia desde los Alpes al Adriático y basta el último cabo
meridional de Sicilia, dejaba Yenecia en poder del Austria
derrotada, y Eoma en poder de los pontífices-reyes. Napoleón
era casi el arbitro de Europa, y para mantener su posición con-
tra los celos mal comprimidos de Inglaterra, abandonó á los
polacos y se unid á la política rusa. Hasta este tiempo, 1860, el
poder del imperio iba en aumento. Desde la constitución del
reino italiano, el mismo año, principian las dificultades, se sus-
pende la exaltación y viene mas tarde la decadencia.
En Méjico las guerras civiles no daban un momento de descan-
so á aquella República tan fecunda como perturbada: en los Es-
tados Unidos estallaba en 1861 la guerra abolicionista. Napoleón
aprovecho las dificultades porque atravesaran esas naciones ame-
ricanas para llevar su influjo al nuevo continente.
El Congreso mejicano decretó en 1861 la suspensión de pagos al
estrangero: Napoleón reclama el pago de deudas ásus nacionales:
Francia Inglaterra y España celebran un tratado de intervención
para arreglar las reclamaciones pendientes, y á principios de E-
nero de 1862 llega á Yeracruz la escuadra combinada con tropas
de desembarco: en Febrero, los representantes europeos y el del
Presidente mejicano Don Benito Juárez celebraron el tratado de
Soledad, y mientras la aceptación, las tropas europeas ocuparon
Córdoba y Orizaba y otras ciudades: el emperador francés habia
procedido de mala fé: sus pro}-ectos de engrandecimiento y de
intervención arbitraria se descubrieron, y el general Prim, sin
contar con el gobierno español, resolvió volverse con sus tropas,
eludiendo concurrir aun atentado político; el jefe ingles con sus
fuerzas siguióla misma conducta, y quedaron solos los franceses
en las buenas posiciones que habían ocupado por concesión de Juá-
rez: en las alturas de Puebla fué batido el ejército francés, pero
después mandado por Forey (sucesor de Lorencer) toma la ciudad,
y llega á la Capital, Méjico, á últimos de Mayo de 1863. El ven-
cedor reunió una Asamblea de hombres poco cuidadosos del ho-
nor y de la independencia de su patria, y esta Asamblea procla-
mó la monarquía hereditaria bajo un emperador; luego ofreció la
corona á Maximiliano de Habsburg, hermano del emperador de
Austria, y aceptada, porque todo de anteman» estaba conveni-
do con Napoleón, llegó Maximiliano á Méjico en Ma.yo de 1864,
y tomó posesión en la Capital el mes de Julio: Márquez y otros
generales mejicanos habían hecho traición á su patria. Juárez no
desconfió del porvenir; siguió la guerra, y al acabar la de los Esta-
dos Unidos, las protestas del gobierno de Washington obligaron á
Napoleón asacar sus tropas de Méjico (Marzo 1867): tres meses
390 COMPENDIO
después, Maximiliano se rendía en Qucrétáró'y era fusilado en
virtud de sentencia de un consejo de guerra.
Xo solo este golpe habia sufrido el imperio napoleónico. ^Vis-
cando el equilibrio de los Estados de Alemania para debilita
sirio anim<5, consintióla guerra austro-prusiana de 1866; coa
vio el triunfo Hipido de Prusia, intervino oficiosamente; Austria
Te cedió Yenecia di- irlos italianos, y él la eñtreg
Víctor Manuel: la c >n germáni
otra áí Korté bajo la á te Prusia j Austria dejo de in-
fluir en los E alemanes: la Alemania del Sur resistía la u-
nion por los interesé á príncipes, p íiller prusiano
Bísmarl ite y unía las volunta que
ilizara la unidad política. Napoleón, mas inclii
ger al el ántó mayores eran los
Roma pata garantizare >ntrá uhgolp - de fu
narios de [talia, el poder I al de los papas: el mismo que
(lacia alarde de ler <1 • la voluntad nacional violaba
ese principio en elTiber: nop las ban í-atfbaldi
íetémato: los italian hizo
el jefe de la nación fran i publie ' par-
le-- del general Montebello dando cu rrota d
ribaldínoa en ol cómbate de M
bello, Ir que habían ra
paírio/ aá italiano
Pira ncia s atía al liiísmo tiempo que el
cionde ía nacionalidad germá >r Prnsio podía
eclipsar en Europa el influjo I u de la
industria de
ira Prusia: un i del Lnxemburj
lx» iendo.
En 1 86 ivolucion en España y fu roñada
fia [sabel Ií: triunfante <m la A- ido moniírquic
fijó* eri algunos prfncfp
nól, y era el último en la priman 1870, L • >poldo Hol
zoljern, hijo de Antonio i I Nureml
que en ls'r.i cedió i Prasi \ aquel territorio:
el candidato pertenecía A la familia real de Prusia: Napoleón y
con él todos los oficialeá, aceptaron el pr
deparaba paráeymr las ■ déla política unitario-
manicade Uismark, y aunque L Hobenzollern nunca po-
día reunir las dos corolas, ¡i; era fácil que la política de España
y de Alemania se aliaran í un fin euro napoleón la
renuncia de la candidatura, y fué renunciada. No satisfecho
sto, pidió* al rey de Prusia por medio de su embajador Benedetti
que la renuncia se estendiese i todos los miembros i\^ la familia
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 391
real y á perpetuidad: quizá interpreto por flojedad ó temor el
primer paso: el rey de Prusia se negó concluyendo por no recibir
al embajador; en vista de esto Napoleón declaró la guerra (19 de
Julk) de 1870) sin tener endienta las advertencias previsoras de
Thicrs y de otros que sospechaban que el pais no estaba en cir-
cunstancias favorables, ni por los elementos, ni por el numero y
organización de las fuerzas. No se sabia mucho del estado de
Alemania, y Bismark y el general en Jefe Moltke lo conocían to-
do respecto á Francia. Alemania apareció unida y con sus contin-
gentes de ejercito: el emperador que proyectaba dividirla, uiauu
pudo pasar el Rhiu: el primer encuentro insignificante, en Sarre-
bruk, vencen los franceses, el segundo, en Wisemburgo, son derro-
tados; el 7 de Agosto, vencieron los prusianos en Risehoffen: en
París, la emperatriz regente anuncia la situación peligrosa de
Francia: las fuerzas, del ejército francés ^concentraron en Metz:
los franceses sucumben eu Forhaeh como antes en Voerth: en la
Capital, cae el ministerio Olivier y sube Palicao;el imperio pier-
de fuerza; los republicanos culpan á Napoleón de todos los desas-
tres; las Cámaras asumen todo el poder: las tropas prusianas avan-
zan y salen victoriosas en los diversos encuentros: Napoleón es im-
potente; Mac-Mahon ha sido derrotado, Bazaine se cobija bajo las
murallas de Metz después de largos combates; Strasburgo estaba
sitiada: á últimos de Agosto se pensaba ya en la defensa de Paris:
los alemanes domiciliados salen de la Capital y de Francia mien-
tras penetran sus ejércitos: el cuatro de Setiembre Napoleón ca-
pitula en Sedan después de la defensa de Mae-Mahoif; en Paris se
proclama la República: los ejércitos están destruidos, y todas las
plazas del Norte sitiadas: Gambetta, Favre, Garniel* Pages, Cre-
mieux, Pelletan, Picará y Rochefort componen el gobierno; Trochú
es encargado del armamento de Paris; Napoleón está prisionero en
Cassel; llegan á los alrededores de Paris tropas alemanas y comien-
za el asedio á últimos de Setiembre: Francia quiere la paz. pero una
entrevista de Julio Favre y Bismark no deja esperanza: Bazaine
se entrega con todo su ejército, Strasburgo capitulados príncipes
de Alemania, el heredero y Federico Carlos, siguen los restos
del ejército francés y vencen; el bombardeo incendia y destruye
muchos edificios de Paris, v la escasez, el desasosiego, los moti-
ríes, debilitan la resistencia: el gobierno de la República pasó á
Tours y de Ton rs á Burdeos para organizar Indefensa nacional. A
últimos de Enero de 1871 se pactó un armisticio y se convocó
la Asamblea nacional: luego se hizo la paz cediendo Francia toda
la Alsacia menos la heroica plaza de Belfort, y la quinta parte de
la Lorena incluso Metz: ademas clebia pagar cinco mil millones de
francos por indemnización de guerra y mantener las tropas que
ocuparan los departamentos del Norte hasta que se asegurase el
392 COMPENDIO
pago de la indemnización (1. ° de Marzo). Algo mas tarde esta-
llaba el movimiento de la commnne de París, mezcla de ideas li-
berales con aspiraciones socialistas y con deseos imitadores de las
municipalidades omnipotentes de la primera revolución. Thfers,
entonces jefe de la República, lucha con la cominune y vence, pero
ya en el estertor de la agonía, los revolucionarios incendian las
casas y cometen estraordinarios eseesos: Mac-Mahon entró en
París y sus tropas se vengaron cruelmente en los vencidos.
La Asamblea elegida entre los clamores públicos y el estruen-
do de la guerra, entre el temor y la desesperación y bajo el canon
enemigo, no era el eco. ni podia serlo del pensamiento íntimo de
Francia, ni un intérprete de las opiniones generales: no había ailí
una idea política definirla. Thiers figuraba como orleanista. solu-
ción la mas impopular de todas, pero sus eminentes servicios al
país le hacían acreedor al primer puesto del Estado en aquellas
difíciles circunstancias. En 1873, la Asamblea ledfó un voto de
censura y eligid presidente provisional al general Ifac-Mahon: en
Noviembre del mismo ano se ofreció* el trono al conde de
riiambord mediante condiciones que no acepta; en- a Asam-
blea nombra á Mac-Mahon presidente ^l^ la República por
anos. Napoleón Ilí habia muerto el 9 de Enero de 1878 en Ohisel-
liurs, ( Inglaterra).
PÁRRAFO VI.
Alemania.
Durante el imperio de Napoleón [, los príncipes ale; que
necesitaban del Apoyo del pueblo, ofrecían libertades y beneficios
de que no se acordaron cuando desapareció el peligro: las ideas sin
embargo, no se habían oscurecido: los gobiernos cohibían la opi-
nión, y no distinguiendo el cambia de ép< cas \ de necesidades ¡n-
telectnales. aspiraban ¡i vivir como en otros tiempos al amparo
de la ignorancia y el silencio y gobernando arbitrariamente sin
cortapisa}1 sin censura: ante obstáculos de esta índole, los pensa-
dores se refugiaron en su idealismo político .jue si animaba •'! es-
píritu cosmopolita, efrecia lejanos remedios -,{ los niales de los bo-
tados germánicos: la obra del Congreso de Yiena por lo que hace
a Alemania, debilitaba en lugar de fortalecerla nacionalidad,
preceptuó el deber de dictar constituciones, pero 6 no se dieron.
(» las establecidas no dejaban apenas representación y derechos ú
los pueblos: los ideales unitarios propagados ú fines del siglo
XVIII por los filósofos y los poetas tomaban ensanche en los
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 393
centros mas erutos, no obstante el obsolutisino de Austria y Prti-
sia que no podría cuadrar á las esperanzas de los nacionalistas:
Prusia que había marchado á la vanguardia, repugnaba mas que
ningún otro Estado la libertad, siguiendo el sistema de tutela per-
petua de Haller; dos partidos, uno aristocrático apoyado por los
príncipes, y otro liberal que arraigaba en el corazón del pueblo,
absorbían todo el ínteres político; los estudiantes y los obreros en-
sayaban manifestaciones y demandaban derechos esplícitos y
claras garantías, y por otro lado los gobiernos, y cuando no ellos
la Dieta, decretaban medidas de intolerancia, y persecuciones: la
unidad de Alemania era condenada por el espíritu reaccionario.
La revolución francesa de Julio dio ánimos á los liberales, pero
también se malograron las esperanzas por el triunfo en la Dieta
y en la mayor parte de los Estados de los sistemas restrictivos,
sin que valieran las protestas de Inglaterra y Francia contra las
usurpaciones délos soberanes alemanes; se redujeron los privile-
gios de algunas universidades y hasta se prohibió á los obreros
salir de la confederación sin previo permiso de las autoridades
(1835). Era pues un desconcierto el estado de los pueblos germá-
nicos: los gobiernos particulares no ciaban en su mayoría represen-
tación á los elementos sociales; la Dieta, dominada por los Esta-
dos absolutistas Austria y Prusia, impedia toda tendencia al pro-
greso, y aun no se guardaba en ello un orden regular, pues que
sin que se contara con la Dieta ni con los pueblos, se reunían los
príncipes y duques (consejo estraordinario de Yiena, ¿834) y re-
solvían según sus particulares intereses, siendo difícil la coexis-
tencia con semejantes arbitrariedades de las constituciones.de Sa-
jorna, Wurtemberg, Badén, Hesse Darmstadt. Hannover y otros
Estados que las habían proclamado, generalmente por imposición
del pueblo. Pero apesar de tantos obstáculos y anomalías, el sen-
tido alemán prevalecía en sus oposiciones con Holanda, con Rusia
y con Dinamarca. Los ducados de Schleswig y Holstein incorpo-
rados á la nación danesa, pugnaban por separarse y unirse a
Alemania cuando se estinguiera la casa reinante en Dinamarca,
pero habiéndoles Cristiano VIII incorporado incondicionalmente
por la carta de 1846, surgiría una lucha que solo había de termi-
nar de un modo definitivo en 1864 por la intervención de la Die-
ta germánica y la guerra de Austria y Prusia contra Dinamarca.
Los gobiernos germánicos, la Dieta, y principalmente los Estados
austríaco y prusiano, reprimían en el interior de Alemania los sen-
timientos liberales; la dejación y el espionaje figuraban entre los
medios de los poderes públicos que eran tan fáciles en el castigo de
las ideas corno tardos o resistentes en penar los muchos y conti-
nuados atropellos de la tropa y de los empleados; se hacia fuego
sobre turbas de gentes indefensas, se condenaba sin pruebas, y se
394 COMPENDIO
asesinaba en las prisiones á denunciados contra quienes ningún
testimonio de criminalidad existia: con esto aumento la inmigra-
tion a Francia, Suiza y América: los príncipes se revistn
facultades estraordinarias. los derechos particulares de los Esta-
dos quedaron al arbitrio de la Dieta y ni se dejó á las Cámaras
territoriales libertad para anrüir las impuestos: todas las asocia-
ciones política» fueron disueltas: realmente sq ¡constituyó un
potismo. con censura de obras estrangeras y t .olii-
biciones: y los sofismas mas estraños se utilizaban para ir el
derecho privado: en el I í< toral, se declaró que si la ( 'amara
estaba llamada ¿otorgar l íribueiones, no tenia igual facul-
tad, para negarlas; en Nassau el $uquehizo patrinn bie-
las cpmum avenía inutilizar algún hombre influyeni
acusaba y sometiéndole i la vigilancia de la autoridad, quedaba in-
habilitado para toda función política; la lad prohibía u con-
cedía la impresión 'le libros jrde periódicos: en Hannoyer, el pro-
fesorado resistió las imposición/
Augusto ((íerviuus. (¡niiiinv otras eminen
bl ico acompañó en los destierros y vejación bios.
El pais que oías ideas ha lanzado al mando moderno en Is
lía y en las cieñen oprimido |
Dicta y de los príncipes territ : el pueblo
gobiernos y despreciaba ¿sus adeptos: los ] ribian sobre
la.- miserias del proletariado; - imprimíanla idea pcr-
ceptibledel derecho en la juventud: la oposi lerte
que el poder*no obstante las penalidades qnese la ba ifrir:
Prusia estableció la unidad deadi
á la unidad política. La literatura y el peo
pisaban .í una nacionalidad grande J libre «pie tuviera |
la armonía de Ínter ¡aridad 3 in-
teriores: una repree y un derecho común
peras de la revolución d Francia, toda la Alema
ba conmovida: un combate en las calles de Munich entre el pu<
y la tropa:, dio el triunfo al primero, La revolución de Parjs tu-
vo eco inmediato en rauch' ' germánicos: los rnos
ó accedieron ¡í las peticione- de los liberales, ó fueron derriba
la Dieta se modificó cu igual sentidp: triunfante la revolución
Yieua y líerlin. se completó en los Estados. Prusia afirmó sug líber*
tades, adquiriéndola este hecho mas títulos ala consideración de
Alemania, que el imperio austríaco que seguía sus antiguas p
ticas apesarde la constitución de ISIS, mas formal que esencial,
y mal cumplida por una dinastía que amaba entre todas l¡
el absolutismo: la tendencia de los príncipes y duques no cambió
radicalmente y en algunos Estados la revolución degeneró, \ si
no todos, muchos délos abstáculos destruidos volvieron a apare-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 39;
eer. La Dieta seguía influida por Austria y Prusia. En
de 1859 de Austria y Francia, Alemania permaneció neutral;
cinco años mas tarde los austríacos y prusianos intervinieron en
la cuestión de Dinamarca con el Schlewig y Holstein que se in-
corporaron á la confederación. Desde que en 18G3 Labia entra-
do el conde ele Bismark en la cancillería prusiana, los proyectos
■unitarios no se velaban; tocia la política de Prusia y su hábil di-
plomacia se encaminaban á estrechar los lazos de la nacionalidad
bajo el influjo de la vigorosa monarquía del Norte. Austria sos-
pechó demasiado tarde, quizá por confianza en sus fuerzas: hacía
tiempo que Bismark, y el primero de los diplomáticos europeos,
Conde de Cavour, ministro del rey de Italia Yictor Manuel, se
entendían, y preparaban la alianza que se manifestó después de
1 8 05: la causa de Alemania tenia analogías con la causa de
Italia: en ambos pueblos los hombres mas eminentes, los partidos
iiias reflexivos y las escuelas mas ilustradas, comprendían que
el problema importante sobre todos en su política era la unidad
nacional. Austria no podía fusionarse con los Estados germáni-
cos; la heterogeneidad del imperio no se amolda á un misino
espíritu, terciando también intereses y objetivos diversos: Aus-
tria ha constituido siempre un elemento aparte de Alemania,
sin que los emperadores pusieran empeño en acercar las dos na-
cionalidades: por el contrario Prusia, organizada con fuerzas é
ideas germánicas, podia camplir el fin propuesto de una mane-
ra natural. Guillermo I propuso la reforma de la confederación
en sentido liberal: algunos príncipes temerosos de la política
unitaria que les arrebataba sus privilegios, se opusieron, y Aus-
tria les apoyó proclamándose defensora del actiguo orden de co-
sas: la guerra se hizo necesaria y venció Prusia en Sacio wa,
saliendo Austria de la confederación y disolviéndose la Dieta fe-
deral (Agosto 1866): inmediatamente se organizó la confede-
ración del Norte de la cual 'se confirió la presidencia al rey
de Prusia en el parlamento de Berliu abierto en Febrero de
1867: Wurtemberg, Baviera, Badén y Hesse formaron la Ale-
mania del Sur: el mismo ano 1867 se decretó la constitución
federal de los Estados del Norte. Sin embargo de la separación
del Norte y del Sur, continuaban los trabajos unitarios, y se
hacia viva propaganda para resolver definitivamente el 'pro-
blema nacional; el Conde de Bismark declaraba que la línea del
Mein era imaginaria y que preponderaba un mismo sentido en
todos los Estados alemanes. Napoleón III enredado en la po-
lítica de Bismark pensó tarde en impedir el movimiento hacia
la unidad; solo después de Sadowa vio que tenia que consentir
la organización de un gran imperio, ó que evitarlo por las armas:
Prusia no se detenia: los Estados del Norte la secundaban: los
396 COMPENDIO
del Sur se aproximaban por la opinión general. Asi se estrello
la política francesa por su afán de predominio en Europa: servia
de obstáculo á la unidad de Italia y a la unidad de Alemania.
Por consecuencia de la candidatura de Leopoldo Holienzollern
para el trono de España, se hallo pretesto de romper las
tilidades. Bismark sabia que la unidad de Alemania nunca sé
haria con el beneplácito de Francia: era un vecino bastante
poderoso para dejar de ser temido: desde Sadowa se preparaba
Prnsia, pero importaba ;í su prestigio aparecer provocada aun-
que fuese quien tenia mas deseo de entrar en la liza para obrar
con desembarazo é independencia. Alemania, apenas declarada
la guerra, se presentó armada y unida contra Francia: o
ocultó á la cancillería prusiana que aquel estado de tirantez, aun
bajo aparente etiqueto, seria imposible prolongarlo: los trabajos
diplomáticos dieron completo éxito, y Alemania unida en la
guerra, triunfo constituyéndose en un imperi autonomía
relativa de los diversos Bstados, Asambl nerales y prin-
cipios comunes de derecho: la proclamación imperial en ¡;
del rey de Prusia, con el nombre <!.• Guillermo I, se hizo en
Versalles durante el sitio de París por los príncipes y re
sentantes de los Estados. Austria no salió de bu neutralidad:
Pruaia v Alemania tenían las simpatías de Ruoajsi no por alian-
za pactada, por una ajnistad estrecha: envuelto con
problema de la Italia en el de la unidad alemana, t dos los par-
tidarios en el exterior de e.sis dos causas, deseaban (|lle N;i| I
dejase de s< r un dique ¡í resultados de trascender ia.
Concluida la paz se anexión.» Alemania. Casi toda la LIsacia
y parte de la Lorena con las dos grandes fortalezas Sfetz y
Strasburgo. Desde entonces lia pasado al imperio germánico la
influencia que tuvo Napoleón III en la política de Europa: loe
antiguos príncipes fueron en evneral indemnizado-.
PÁRRAFO VII.
Italia.
Al caer la dinastía borbónica cu Francia por la revolución de
Julio. Italia estaba dividida en tres fltyonarquias; la de las
Sicilias. la de Saboya y (Yrdeíia. y la papal: en los ducado
Parma. Modena y Toscana. el principado de Monaco y la re-
pública de San Marino: Venecia y Lombardia pertenecían á
los austríacos: duques, príncipes y reyes gobernaban con el Ma-
terna absoluto. Toda la Italia se conmovió en 1830, di^d^ la
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 397
Cerdeña y el Piamonte á los Estados Pontificios, pero las arm^s
austríacas intervienen bajo el silencio de la Francia de Luis
Felipe, }T vuelven las cosas á su antiguo estado: los reyes ele
Europa habían hecho presa en la desgraciada patria ele tantos
genios y tantos héroes: el Congreso de Viena clá á la ex-empera-
triz María Luisa el ducado de Parma, y organiza como le place
la península: todas las intrigas y ambiciones tenian por objetivo
la Italia ele continuo invadida por los poderosos y rasgada por vi-
tuperables codicias: el pais menos mal administrado era el del
Piamonte, Saboya y Cerdeña: el que sufría mas opresión el reino
lombardo véneto; allí el emperador ele Austria y sus agentes y
emisarios ahogaban violentamente el espíritu público: "quiero
subditos obedientes y no ciudadanos ilustrados," decía Fran-
cisco I á los que demandaban siquiera alguna estension en la en-
señanza: la policía cubría como una nube todas las acciones
públicas y privadas; el talento solo servia de torcedor y amargura;
la instrucción se dirigía únicamente á transformar el espíritu ií
una ciega obediencia; amparábase la fraseología hueca y sin valor
que no daña, á los opresores y distrae á los oprimidos, y se perse-
guía toda verdad y todo raciocinio que condujese á levantar
el espíritu: las cátedras se ocupaban por hombres de poco va-
lor; no se les pedían conocimientos sino servilismo con la polí-
tica absolutista; las eminencias eran en mil modos diversos tor-
turadas por la prisión o por los insultos de un periodismo bajo
atizado por la policía: solo ocupaban destinos aquellos que eran
distinguidos por su od¿o á la libertad, y como el patriotismo vi-
vía en el pueblo y en las personas ilustradas, la administración
estaba servida por los mas ignorantes y mar> degradados: la
maldad con tal que sirviese al despotismo era protegida y pre-
miada; el espionage se mezclaba en la amistad y en lo íntimo
de la familia; prendíase sin escusa y sin formar proceso; se in-
ventaban crímenes, se violaba el sigilo ele la correspondencia,
y se honraba todo lo mezquino á espensas ele la verdadera vir-
tud, del honor y de la libertad. Lómbardia disfrutaba aun de-
rechos administrativos, pero esto no compensaba la intolerancia
política, la opresión y los males que lleva consigo el despotismo.
No cambió sino muy levemente la situación de Lómbardia y
Yenecia hasta eme se hicieron independientes.
En los ducados, Parma, Modena y Toscana, las autoridades
reflejaban la política de Poma: el lujo y los placeres en la corte,
la ignorancia en el pueblo: si se alentaban los intereses mate-
riales era para tener elementos y multiplicar los goces, sin
amor ni buen deseo para los productores: la libertad estaba
perseguida; todo se reducía al oro y aun refinamiento irreflexivo.
En Ñapóles, Fernando II (1830) hizo muchas promesas al
398 COMPENDIO
subir al trono y cumplió las menos que pudo: sin embargo
disminuyeron los conventos y fueron caducando muchos títulos
nobiliarios. El pontífice administraba pésimamente sus dominios
romanos: Tesar Cantó, escritor ortodoxo, dice "Quedaba todavía
en Italia Ja gran plaga de un dominio que concentra en una misma
perfcona la soberanía temporal y el imperio de las conciencias."
Al Xoríe. Corles Alberto fomentaba el desarrollo de la riqu
descuidando menos que los otros reyes y príncipes el j
moral. Pero p< ajo del absolutismo oficial y de las fuerzas
organizadas por la tfadic pitaban las
¡tendía por toda la península, la asociación qufe
ganizó José Mazzini con el nombre de "la
nia por lemas principal independencia. Aun-
que vencido el 'movimiento de L830 y 1831, signio* la pf
canso. Era Mazzini uno de eso- hombres lian:
u trabajar en primcí*a lila por
cido, entusiasta, elocueni ana ol
temeridad, no cono ni le i aios:
su existencia lia durado
sa ;í !;> que cincuenta años sacrificó su Tranquilidad y ,-í la qtu
tuvo consagrado hora po in que le ame
amenazas de !
los alhagos. Sin cambi basta la ra
te de i rregorio XVI: ! ü apoj
eia. se \h'! fraudad de Julio
había (aliado .' DO rct^
unirse en una misma Austria, la defensora del
solutismo: Italia oprimid : embaí
muchos problec ; el pontifi* me-
nos u los paises l L( pudiera '
cer indiferente A la i XYh la
diplomacia francesa trabajaba en favor de un candidato aci
ble tí las reformas que r iban los tiempos: triunfó el car-
denal Mastai Perreti (Junio de que c ibre de
Pió IX inaugura una polítl -.' la <\^ los papa
precedieron: los liberales aclamaron A Pió IX com
de redención; toda la Italia se puso en actividad; en X;'pol.
i •■■; tuvo que dar un código político; T< otó el ejemplo;
Carlos Alberto, rey del Piatnonte y Oerdeña, aclamó el
constitucional; el duque de Mtídena tuvo que huir ante 1
ua/as did pueblo: "1 ducado de !>arma también se transí'.';
en el sentido general: las ciudades de la Italia supe
blevaban contra los austríacos y el grito de •'mueran
suitas y los tudescos" se oía desde el esíivino Norte al estremo
Sur de la península: el emperador de Austria hizo que sus tro-
DE LA HISTOIUA UNIVERSAL. 399
pas ocuparan á Ferrara, y el papa protesto: los unitarios espe-%
raban una palabra decisiva del pontífice contra el imperio aus-
tríaco y en favor de la unidad italiana, pero Pió IX se con-
tuvo en los momentos mas críticos, si bien decreto una consti-
tución, armo la guardia cívica y estableció muchas y prove-
chosas reformas. Sicilia se había emancipado del rey de Ña-
póles. En estas circunstancias tuvo lugar la revolución de Fe-
brero (1848) en París- este suceso exaltó mas los ánimos y
pronunció resueltamente un pensamiento revolucionario nacional:
las ciudades de la Alta Italia y Venecia se sublevan con el
auxilio de Carlos Alberto y arrojan las guarniciones austríacas;
el rey de Cerdeña hace retroceder las tropas imperiales y ocupa
á Peschiara; los cuerpos francos avanzan hasta el Tirol ita-
liano; el papa que no había querido declarar la guerra al Aus-
tria, pierde prestigio; el pueblo invoca la República; nombra
Pió IX' un ministerio presidido por Rossi y Rossi es asesinado
al entrar en la Cámara por los sublevados que marchan en se-
guida al Quirinal y demandan al pontífice la promulgación de
la unidad italiana y la reunión de una Asamblea constituyente:
Pió IX abandona Roma y se refugia en Gaeta (Diciembre 1848):
Leopoldo de Toscana inició grandes reformas, pero tuvo luego
que huir y se proclamó la República: los duques de Parma y
Módena resistieron la revolución haciendo causa común con Aus-
tria. En Roma se convocaba una Asamblea constituyente que
al reunirse el 8 de Febrero de 1849, destituyó al pontífice del
poder temporal y votó la República nombrando un triunvirato
compuesto de Mazzini, Saín y Armellini para desempeñar el po-
der ejecutivo: en Toscana se constituía al mismo tiempo otro
gobierno triunviral con Guerrazzi, Mazzoni y Montanelli.
Tanto en el movimiento nacional, como en la lucha contra
los austríacos faltó unidad; y los obstáculos que por todas par-
ces aparecían, no seria fácil salvarlos tan rápidamente como de-
seaban los mas patriotas: el absolutismo no había empleado solo
sus medios propios de conservación, si no que pagando la intriga
y escitando las enemistades, consiguió que unos pueblos odiaran
á los otros y que se cubriesen mutuamente de ultrajes y de ri-
dículo: se espío taban contra la revolución los desórdenes de
Francia, y los celos personales y las pasiones quitaban aquella
fuerza unánime que decide en ciertos momentos los destinos de
un pueblo: ademas, otras circunstancias contribuían á dificultar
la unión: Carlos Alberto, puesto á la cabeza del movimiento li-
beral del Xorte, no era secundado por el centro, y aunque Si-
cilia elegía por rey al duque de Genova, hijo del rey piamontes,
los republicanos aclamaban la unidad con la República, y la
dualidad se revelaba aun dentro de Lombardia y Yenecia cuyas
400 COMPENDIO
p tradiciones se amoldaban al sistema republicano: el rey de Ña-
póles después de enviar refuerzos contra los austríacos, dio ur-
den para que volviesen: algunos soldados dirijidos por el cons-
tante y enérgico liberal Guillermo Pepe marcharon í Yenecia:
los príncipes, celosos del prestigio de Carlos Alberto, se en-
friaron cada dia mas. Todos estos motivos hicieron decaer la
revolución; un ejército austríaco dirigido por Welden y Nugent
bajaba los Alpes Cárnicos en Abril (1848) y ocupaba el terri-
torio veneciano; el general Radetzki llegó con otro ejército im-
perial á Yerona y venció al ejército de Carlos Alberto en el
campo de Oustozza (25 Julio) posesionándose en seguida de
Lombardia: Carlos Alberto se retiró á su reino pactando un
armisticio con los jefes austríacos: las queja criminaciones
se pusieran á la orden del dia con
los desastres: se amena/aba al rey;
lado je le instigaba para que vengase la humillación de .a:
Carlos Alberto propaso un deracion d 3 italiana
y quiso que los i sin ninguna
fia inte ion: (Jiober ! del ministerio piamontes j
sucesor Chiodo declaro terminado el armisticio con
n-idó la guerra, y en lade ida batalla de Noi I Mar-
zo .1 8 19) fueron de nuei o derrotad* r los a
triacos tí quienes también mandaba Radetzki; Garlos áJberto ab-
dicó en su hijo Victor Manuel II sobre el mismo lu om-
íiate. y Bedirijió ■•' Portugal muriendo de pena en Oporto al
poco ti > el po ler de las tropas del rey de
Ñapóles y fué «lar la.
Los esfuerzos de Garibaldi al frente de 1. tampo-
co dieron resultado.
La Asamblea y el ( tobierno de Fran<
nireu Italia y restablecer en el trono al papa: Pió IX pidió
también aosilio ú España, Austria y Nápol<
poderes de esos países, enviaron ejércit( \brii y Mta
de L849 se apoderaron de Roma no sin encontrar grande
tencia: el papa volvió a la capital en medio del sile
los vítores dé otro tiempo, ni recojió una sola flor de aque-
llas queel entusiasmo público le arrojaba al paso cuando I
v<> amigo de la libertad y de la patria italiana.
Venecia, dirigida por el heroico ftfanin se dfcfendiáde !■
triacos hasta el ultimo trance, causado admiración en toda Mu-
ropa: al lin sucumbid en -A yendo otra vez bajo
el despótico yugo de Austria. VA pontífice/ los duques, el i
de Ñapóles, no tuvieron mas que una política; la política de ¡a
fuerza y déla intolerancia y la opresión: creían que el despotis-
mo no liabia de estar sometido á otra crisis, y se vengaban en
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 401
las ideas y en los pensadores. Solo al Norte Víctor Manuel que
hiciera una paz necesaria con el imperio austriaco, sostenía la li-
bertad, restañaba las heridas de la guerra, y acojia en su al-
ma generosa las esperanzas de redención de Italia; supo cum-
plir con honradez todos sus compromisos, y espero la ocasión de
continuar la grande obra de la unidad. El golpe de Estado en
Francia y la política reaccionaria de Luis Napoleón Bonapar-
te apoyaban de un modo moral todos los despotismos que pesa-
ban sobre la Italia. Pero Napoleón no podría olvidar que en-
tre las sociedades de carbonarios principio su vida política, que
ellos le ayudaron á levantarse, y acaso que habia adquirido
compromisos con ios unitarios: en 1854 Yictor Manuel envió á la
guerra oriental un contingente de ejército que lucho con valor,
mereciendo la gratitud de los aliados. El rey del Piamonte pro-
nunció mas la política de unidad; aconsejado por hombres há-
biles y por diplomáticos superiores á todos los de Europa (Con-
de de Cavour) se preparó á la guerra, hizo alianza con Napo-
león III y resistió las reclamaciones de Austria para que sus-
pendiese los armamentos y el alistamiento ó enganche de t*5¡£
pas. Italia volvía á estar en conmoción; las asociaciones pro-
pagaban las ideas unitarias sin que pudieran ser contenidas ni
neutralizadas: todas las miradas volvieron al Piamonte; Mazzini
tenia en agitación la baja Italia; Graribaldi, ese brazo entusias-
ta de todo pensamiento grande, se disponia á la guerra; Aus-
tria la declaró al ver que no era atendida; ejércitos franceses
desembarcaron en Italia y unidos con los italianos derrotaron á
los austríacos en Magenta y Solferino (1859): Napoleón hizo la
paz en Yillafranca: la Lombardia fué anexionada al reino de
Yictor Manuel. Cuando la guerra acaba en el Norte, el general
Garibaldi seguido de algunos cientos de voluntarios, emprende
una espedicion á Sicilia, hace la revolución, pasa á Ñapóles que
se subleva en su favor yes aclamado dictador; los ducados son
también invadidos, y aunque en apariencia Yictor Manuel no
está de acuerdo con los actos de Garibaldi, envia un ejército
que lucha con las tropas francesas mandadas por Lamoriciere
en defensa del poder temporal del papa, vence en Castelfidar-
do, y tras de algunas negociaciones se unen á Lombardia y el
Piamonte, Sicilia, Ñapóles, Toscana, Módena, Parina, las Roma-
nias y la Ombría (1860). El rey de Ñapóles Francisco II se
habia encerrado en Gaeta y tuvo que capitular después de bre-
ve asedio: el reino de Italia, ya asi llamado, tuvo la capital en
Florencia: Yenecia y Roma faltaban solo para realizar la unidad.
Desde ese momento Napoleón inclina su política de un modo
poco favorable á las esperanzas italianas: Mazzini, Garibaldi y
Cavour, no se satisfacen con los triunfos adquiridos; el famoso
26
402 COMPENDIO
guerrillero reúne periódicamente sus bandas de voluntaria -
penetra en territorio pontificio: compromisos políticos que no es-
cusan del todo á Víctor Manuel, le hacen oponer sus tropas
las bandas garibaldinas. y en una de las refriegas Garibaldi cae
herido en Aspromonte: el emperador de Francia sostiene el po-
der temporal y refuerza la guarnición francesa en Roma: Grari-
baldi sin embargo avanza, yes detenido en Mentana donde
general Montebello venció' y dispersa sus fuerzas. Mientras la
propaganda de Mazzini y los suyo- anima la opinión para termi-
nar el problema italiano, el Gobierno prestigiado por él carác-
ter de Víctor Manuel y el genio do ('avour. prepara la alian-
za con Prusia que se encaminaba ;í la unidad de Alemania, y
terciando en la guerra austro-prusiana (1866). aunque vencida
en Cnstozzay en el combate Naval de f alcanza la anexión
de Venencia. Niza ySabo; habían desprendido de Italia pol-
las exigencias de Napoleón en cambio de rviciós qtíe la
prestara en 1869. I> el punto dé mira de la revolu-
ción seria Roma: los romanos están subyugados por bayonetas
trabgeras; la monarquía pontificia solo tiene medjant<
apoyo moral y la presión de Francia, i Italia, y
diante la fuerza material respectó d la opinión del pueblo, y de
los voluntario^ de Graribaldi: <il año 18 talla la gu
franco-alemana, y los ejércitos de Italia irii □ Roma ya de-
salójadn de
ial sé estableció en la ciudad ¿terna: el poder temporal fu
bólido y Vifctor Manuel despiíe^dé la obra ipmensa de la unifi-
cación, se consagro .í robustecer la patria italiana y ¡í imprimir
un misino esbfrítU político y la misma vida de la libertad, allí
donde se habla guardado la unidad del n las cienci
las artes, átravesde mártir tfrimientós ifafi-
nitos. ('avour murió sin ver concluida la empresa nacional;
Mazzini qspird poco mas tarde dé la entrada de Víctor Manuel
cu liorna: Victor Manuel ha muerto en Muero de 181
el heroico Garibaldi, sobrevive í sus memorables compai
en los desastre-, en las e>prmnzas. en la- amarguras y cu las
victorias. Italia lia sabido hacera digna en la unidad, de la no-
ble causa que defendiera.
El pontificado. — Gregorio XVI que gobernó la iglesia y el
Estado romano desde L830 á 1846\ continua la política intole-
rante y absolutista en las cosas interior.'- como en sus relacio-
nes con los pueblos católicos: la doctrina de la inmutabilidad
cohibía la libertad de pensar; asentía el pontífice a las supers-
ticiones qué en oposición al escepticismo se fomentaban en los
sociedades religiosas, y el sistema; de imponer silencio á la tazón
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 403
ante la fe, constituyo una escuela enemiga irreconciliable de to-
da reforma y aun del examen metódico de las mismas enseñan-
zas religiosas: los ultramontanos intentaban hacer retroceder
las cosas hasta las ideas de la edad media, como si transvertir
los tiempos, y echar al olvido muchos siglos de trabajo fuera el
objetivo a que debiera convertirse la conciencia del creyente. Fran-
cia interesada, no obstante la decadencia de los principios revo-
lucionarios bajo los gobiernos doctrinarios de Luis Felipe, en
concordar mejor las tendencias papales á los principios moder-
nos, hizo lo que pudo para alcanzar un cambio de política: la
elección de Pió IX á juzgar por los antecedentes, podia concur-
rir al fin propuesto. El cardenal Mastai Ferreti representaba
en el Cónclave el elemento mas accesible á la armonía con el
derecho de esta época: sus primeras manifestaciones daban es-
peranzas á los pueblos italianos sedientos de libertad; invocó
la libertad y dejó que los romanos y toda la Italia le aplaudieran:
el triunfo de Fio IX fué de los mas espléndidos, pero también el
mas triste desengaño de los italianos: después délas primeras
reformas, cuando los italianos pedían el cumplimiento de su mas
íntimo deseo, la unidad de la patria, el pontífice retrocedió invo-
cando los fueros de la autoridad y de la Santa sede; sus mani-
festaciones de Abril de 1848, le enagenaron las simpatías de la
nacionalidad, y el pontífice' mas aplaudido en los dias que hicie-
ra causa común con el pueblo y con la libertad, se vio abandona-
do de la opinión por haber defraudado las esperanzes de Italia.
A fin de 1848 huye de Roma pasando á Ñapóles y después á
Gaeta, pide el concurso del estrangero para que le conquiste los bie-
nes temporales, y entra en la Capital en 1850 entre el silencio y la
animadversión de la mayoría, protegido por las bayonetas de los
pueblos que durante muchos siglos habían esclavizado Italia, des-
de entonces la política de Fio IX fué de persecución y de fuerza:
no dominaría por el afecto público sino por el temor y por el apo-
yo estraño; el papado fué el centro ele la reacción europea; las
naciones no podían moverse sin incurrir en el enojo pontificio; la
reacción hallaba siempre amparo en los consejos y en las influen-
cias de Roma; la liga no se hace con el trabajo que sufre, sino con
los gobiernos que oprimen y retroceden: para obligar á las nacio-
nes, eludiendo las reformas que el tiempo reclama, se hacen con-
cordatos dándoles el carácter de tratados internacionales, aunque
solo el beneficio se contraía á Roma imponiendo cargas arbitra-
rias á la otra parte; ele este modo se faltaba á los principios gene-
rales de derecho y aun se cohibia la independencia de las naciones.
La iglesia al salir de su condición uuiversal, hacia valer los negocios
temporales sobre la doctrina,adoleciendo ele ilegitimidad los concor-
datos y avenencias en favor de uno de los contratantes y daño del
404 COMPENDIO
otro, y del vicio de arbitrariedad por ser pactados con mucha fre-
cuencia por autoridades poco celosas del bien público aunque mucho
lo fueran de conservarse buscando ausilio en los elementos del pon-
tificado y desús subordina los: y era ademas irregular que el jefe
de una escuela religiosa contratase con calidad espiritual para
efectos terrenos. Por esto los concordatos envende ser semillas de
paz. como las avenencias y pactos entre las naciones, han sido
fuente de discordia y malo: porque loa pueblos al seguir la cor-
riente de su destino, hallan obstáculos imprevistos nacidos de una
fuerza esterior que si se respetara cohibiría su independencia, y
esta no puede ser legítimamente comprometida por los gobiernos
que tienen el deber de velar por los inte iales, y no
derecho de destruir ni disminuir su vital! lad: de otro modo y con
otra doctrina, un poder (»asajero podía ligar la patria al arbitrio
de nación (.autoridad estrangera.
El jesuitismo, rechazado en los primeros tiempos de Ido IX.
ocupó ahora el primer lugar en la política pontificia: Pió L\
combatid la libertad de las naciones y sus lej es interiores, apoj
doee en compromisos adquiridos óen supuestos í ¡cía
iglesia, fin lo religioso, que es loque en estos tiempos meuos ha
empeñado el ánimo de Roma, el papa dogmatizo el misteriode
la inmaculada concepción: las tendencias manifiestas del ponti-
ficado eran hacerse arbitro de los poderes civiles: ¡í los pueblo
les quería sujetar por la conciencia, y tí los gobiernos por el in-
flujo que en los pueblos se ejercía. Sin embargo la revolución no
se contuvo, y bajo las protestas y escora uniones del papa, Gari-
baldi y sus voluntarios invadieron Nrfpoles, loti ducados y el ter-
ritorio pontificio, y se fundó* aunque incompleto, el reino de Italia
(1860). Todas las naciones europeas estaban en efervescencia pre-
viéndose un cambio total de gobierno en beneficio de la- defrau-
dadas naciones: Pió IX retrocedía combatiendo la revolución ;í
nombre de los principios mas ultramontanos: el Syllabus era una
declaración de guerra á la- doctrinas libérale-: en esa recapitula-
ción de cargos se hacían incompatibles con el tfrden religioso la
libertad y la cultura moderna, y de un modo tan esplícito que no
dejaba lugar ni adudas ni ;í interpretaciones: los pueblos católi-
cos oyeron el Syllabus y no lo admitieron, pues que ESspa&fl
alzó por la libertad en 1868, é Italia y Francia aclamaron ¡guales
principios de derecho en 1870. El papa convocd un concilio en
L868: los representantes de la iglesia reunidos en el Vaticano,
confirmaron el Syllabus y dogmatizaron la infalibilidad pontificia
aunque no sin oposición de algunos obispo- alemanes. La infali-
bilidad, poco temible en materia de interpretación del dogma y de
disciplina, podía entrañar graves males, dado (pie el pontífice lia
hecho solidarios sus intereses temporales con la religión, y lia
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 405
mezclado en la ortodoxia los asuntos políticos y aun las ciencias,
resultando de aqui que bajo un criterio infalible haya lugar a
pretender erigirse en juez de las leyes civiles y de asuntos que en
realidad no tienen relaciones con la religión. El concilio de 1868
se disolvió sin haber hecho otra cosa: la infalibilidad inutiliza ya
la reunión délas Asambleas católicas; no debiendo ser en buena
lógica llamadas mas que como un cuerpo consultivo. De manera que
mientras en el estado civil el derecho se ensancha y llega hasta
las últimas clases antes alejadas de toda participación política, en
la religión el cuerpo ó entidad colectiva abdica confiando á un solo
hombre las decisiones en última instancia; esto es. retrocediendo
desde la representación (por los concilios) al absolutismo.
En 1860 el papa tuvo que ceder una parte de sus dominios:
desde 1866, los revolucionarios italianos asediaron a Roma defen-
dida por tropas francesas: Pió IX no tuvo una palabra de senti-
miento por la sangre que se derramaba en beneñcio de sus inte-
reses terrenales: en 1870, evacuada Roma por los franceses, pe-
netraron las tropas italianas (20 de Setiembre) y se declaró la uni-
dad Italiana. Desde aquella época ha lamentado el papa sus anti-
guos dominios y ha pedido la devolución con mas insistencia que
los suyos Francisco II de Ñapóles, el conde de Chambord y los
demás reyes y príncipes destronados en estos últimos tiempos,
autorizando, ya que no aconsejara, que se aclamase como dogma
por los ultramontanos la necesidad de un reino como otros muchos
conquistado y perdido, y precisamente en favor de una institución
religiosa que en su base y en su esencia es totalmente agena á las
ambiciones, y al dominio político sobre los pueblos. Pió IX murió
en Febrero de 1878, á los treinta y un años y siete meses de
pontificado.
PÁRRAFO VIII.
Estados Unidos de Norte-Ainérica-Méjico»
Estados Unidos. — Los partidos republicano y demócrata se
sucedían en el poder por el influjo de la opinión robustecida en
el ejercicio de la libertad. Al general Jackson sucedió en 1837
Van-Buren que acababa de desempeñar la vice-presidencia y
pertenecía también al partido democrático: en 1841 triunfaron los
republicanos en la presidencia eligiendo al general Harrison que
murió pronto sustituyéndole según el orden legal el vice-presi-
dente Tyler. Años antes había surgido guerra entre Méjico y uno de
sus Estados, la provincia de Tejas, que conquistó su independencia
406 COMPENDIO
después de una larga campaña; los habitantes de Tejas se incli-
naban a la anexión <í los Estados Unidos, y estaban empeñadas
las negociaciones cuando cesó el periodo legal de Tvler entran-
do en la presidencia Polk: el Congreso de la Union autorizó al
Presidente para que tratase lo relativo á Tejas, y aunque el Jefe del
gobierno de Tejas, Auson Jones, estaba en an ¡on Méjico,
el poder legislativo adoptóla anexión á 1« Unidos y
luego fue ratificada por el pueblo (Julio 1845): fuerzas milifc
del Norte y de Méjico esperaban en Corpus Cristi las primer
en Matamoros las otras el resultado de lo que acordase el Coi
so de Washington; á principios de 1846 se admitid la unión de
Tejas; en Marzo, el ejercito de los Estados Unidos mandado por
el general Taylor pasó el rio Nueces y marchó en dirección ;í
Matamoros donde estaban las tropas mejicanas día del
general Arista: la Union y Méjico se disputaban los límites en-
tre Tejas y la República mejicana; pero en el fondo. <il gobierno
de Washington y los Estados del Sur buscaban engrandecimiento
territorial como al lin lo alcanzaron trasd< hos-
tilidades: el general Taylor vencida Arista en la- batallas del 7 y
8 de Mavo(lsii;). ocupo luego Matamoi nnque por enl
■ io fueron grandes las exigencias del rao de la Union,
cuando después de rechazar Méjico las proposiciones alcanzaron
nuevas victorias los Norte-americanos (batalla del Sacramento;
Febrero de L847V pidieron o$ros territori N i Méji<
Nueva California), y continuando la gue d de la u-
nion tomad Veracruz en Manso de is'7 y la Capital de
Méjico en Setiembre, ao sin largos combai sideral
didas que hicieron cara la victoria. En A.bril de 1848 se hizo la
pa/. cediendo los vencidos, Nuevo Méjico y Nueva California, y
pagando una indemnización de guerra: Méj inundaba tam-
bién i la posesión de Teja Migaba i reprimir la >rias
de los indios por la Frontera del Norte. El general James Polk du-
rante sn gobierno habia determinado la política de engrane!
miento representada particularmente por los Esl del Sur.
pero también se di<5 el mal ejemplo en América de desnaturalizar
una cuestión de límites convirtiéndola «ai guerra de conquista
puesto que Nueva Méjico y California no habian sido objeto de li-
tigio ni para adquirirlas se adujo siquiera pretesto de de
acción que tendiera á legitimar las exigencias suscritas por el ven-
cido en el tratado de Guadalupe Hidalgo. El venced,»!-, general
Zacarías Taylor obtuvo en premió la presidencia de la Union;
murió en 1850 desempeñando su puesto hasta terminar el plazo
legal el vicepresidente Millard Fillmore: la fedefacion constaba
va de treinta y un Estado. Antes que la paz, produjo dificulta-
des el aumento de territorio; la índole de los Estado? anexionado-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 407
turbaba la antigua relación de los partidos, y ni los republicanos
ni los demócratas tenían contada mayoría: en el Sur prevalecían
sino opiniones pronunciadamente separatistas, sí principios de
exajerada independencia tendiendo á debilitar los poderes de la
Union; en el Norte las ideas abolicionistas eran generales, y el
partido adolicionista fiaba en que el gobierno y las Cámaras fede-
rales resolverían el problema de la esclavitud en el sentido que
dictábala humanidad: una política conciliatoria aplazó el conflic-
to. En 1852 fué elegido Presidente Franklin Pierce que se propo-
nía continuar el sistema de \su predecesor durante su periodo
(1853 á 1857) pero las circunstancias no le fueron favorables:
producciones literarias y trabajos periodísticos de los abolicionis-
tas, conducían á la opinión á decidir un problema que mas ó me-
nos tarde tendría que resolverse: apareció constituido el partido
republicano con mayoría en las Cámaras y espuso francamente
sus teorias unitarias y antiesclavistas: la lucha con los demó-
cratas se hizo violenta, y apartándose estos cada vez mas de la
Constitución, la interpretaban de un modo arbitrario dejando al
sistema como una sombra de organismo nacional y sin poder ape-
nas sobre los Estados particulares. A Pierce sucedió (1857 á
1801) James Buchanam que si bien se mantenía en apariencia en
término medio respecto á los republicanos y demócratas, era en
el fondo afecto á los propósitos é ideales del Sur: durante la pre-
sidencia de Buchanam los Estados meridionales se prepararon á
la lucha ya inminente en el caso de que la elección próxima les
fuese adversa: el malestar no podía sostenerse por mucho tiempo:
la incertidumbre comenzaba á dejarse sentir en todos los intereses,
pero no por esto fué menos enérgica la lucha: en las elecciones de
1860 venció el candidato republicano Abraham Lincoln que des-
de la posición mas humilde se habia elevad© á la primera dignidad
de la Union por su laboriosidad, talento y constancia. Lincoln
figuraba entre los mas resueltos abolicionistas: á este triunfo res-
pondería la guerra provocada por los del Sur; la Carolina meri-
dional votó en Diciembre de 18601a separación, siguiéndole los
Estados de Virginia, Missisipí, Florida, xUabama, Georgia, Lui-
siana, Arkansas, Tenessee y Tejas: un congreso de separatistas
reunido en Montgomeri sancionó la ruptura del pacto federal,
hizo una constitución y nombró Presidente á Jefferson Davis
(1861): en Abril las tropas de la Union se vieron obligadas á de-
salojar el fuerte Sumpter atacado por los separatistas y el único
de importancia que conservaban en el Sur las fuerzas federales: se
formaron ejércitos por los dos gobiernos, pero el general Scott,
del Norte, eraderrotado en Bull Eun (Julio 1861) desbandándose
su ejército; los puertos del Sur fueron bloqueados: los generales
Ulises Grant y Mac Clellan mandábanlos ejércitos de la Union;
408 COMPENDIO
Lee los separatistas: en el Sur y Géstese combatía continua y
tenazmente, y aunque sin decisivas ventajas, recobrábanlos unio-
nistas el equilibrio perdido en los primeros encuentros: ( r rain y el
Comodoro Foote tomaron el fuerte Donelson en Tenessee: el
general Lee derroto' ¿ los unionistas en Richmond y Prederisburgo,
penetró en Maríland y fué obligado tí retroceder después de la
batalla de Antietamren el mar los separatistas atacaban las na-
ves de la Union y llevaban ventaja hasta que estos inventaron los
monitores: el primero de Enero de 1803. el Presidente Lincoln
declaró libres los esclavos en todo el teiTÍtorio de la confederación;
el general (Iraní se apoderó de Vicfcsburg eñ Julio, mientras 1-
pafatistas vencían al general Hoókerque dejaba paso ;í Lee vence-
dor para penetraren I Vnnsilvania: el _ I unionista Kfeade
venció á Lee en Gettisburg obligándole A retroceder; Karly y
Johnson jefes separatistas, combaten con 1 rcitos unitario-
mandado- por Slicrid;in y Sherman, pero perdiendo terrero
18G4 el general Grant dirijió mis tropas Inicia Richmond, capital
de los separatistas; un ano después Lee había tenido que reno
Shermañ hizo lo mismo, y Richmond y otras plazas menos impor-
tante ii al vencedor; el Presidente Lineólo habia
sido reelegido para el periodo de Lí el Norte y el
Sur desplegaron elementos gigantescos j ste batieron con un
lorií toda prueba: desde que toe separatistas habían mostrado
grandes recursos, Inglaterra r¿con< rancia, bien con
el ánimo de dividirla poderosa República de] Norfc can-
sa de mi- ¡nte¡ ime^ciales: Francia sostenía el imperio me-
jicano combatido amenté por los independientes; en los
puertos de la Gran Bretaña se habían armado barcos (el Alá-
banla) en favor délos separatistas, pero la Union alcanzó la
victoria: después de la toma de Richmond termina la guerr
ejército se licenció y todos volvieron a sus ocupaciones: queda-
ban redimid..- tres millones y medio de esclavo-. Y BÍO cin-
bargo, Abi'aliam Lincoln, el grande hombre que tanto influjo
habia ejercido en la redención de una raza, aclamado por todos
emancipados, vitoreado por el Norte y respetado aun de
los vencidos, no pudo librarse de muerte violenta: la boche del 1 1
(le Abril ( ¡1865) fué asesinado pttf John Wükea Booth <m <il
teatro, al mismo tiempo que otros asesinos inmolaban al
cretario de Estado Sevvard; el vice-presidente Johnson ocupó
la presidencia; Fefferson Davis. Presidente «le loe separatistas
cavo prisionero y alcanzó luego la libertad. Bu 1867 el Grobier-
no Norte-americano compelió i Francia i sacar sus tropas de
Méjico, obteniendo satisfacción a sus redamaciones: el misino a-
úo Rusia cedía sus posesiones del estremo Norte-continental ú
la República: mas tarde las reclamaciones de los Estados Tni-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 409
dos ala (irán Bretaña por feaber pértnitídó armamentos de los-
separatistas en los puertos ingleses, fueron ventiladas en un
congreso arbitral reunido en Ginebra (durante la presidencia
de Grant, 1869 á 1873). El vice-presidente Andrés Johnson,
encargado de las funciones egecutivas á la muerte de Lincolnr
estuvo sometido á información acerca de ilegalidades atribuidas
pero que no se probaron (1867). En las elecciones de 1868 triun-
fo la candidatura del general Ulíses Grant, el jefe que mas se
había distinguido en la guerra civil, y uno de los mas ardientes-
partidarios de la unidad; los negros comenzaron á gozar de los
derechos civiles y políticos, manifestando por instruirse un afán
tan grande, que hicieron ceder las preocupaciones que aun se a-
brigaban sobre la indolencia y abandono por su perfeccionamien-
to. El general Grant fué reelegido para el periodo de 1873 £
1877. La Union se habia recargado de una eluda inmensa; los
daños de la guerra tanto directos como indirectos reclamaban
eficaz consagración á los intereses públicos: el Gobierno a todo
atendió principiando por amortizar parte de la deuda y por a-
cometer empresas de la importancia del ferrocarril interoceá-
nico, el mas grande y el mas costoso del mundo, Las dificulta-
des surgidas entre los propietarios y los negros libres del Sur,
han ido cediendo, y tras el periodo último de Grant que se si-
guió una política algún tanto tirante con los Estados separatis-
tas, se ha iniciado nueva época de conciliación. Si la Union re-
veló en la guerra una fuerza estraordinaria, no ha demostrado
luego para ías cosas de la paz y del progreso menos grandeza y
vitalidad. Su industria se desarrolla y las ciencias tienen allí e-
levados indagadores y célebres representantes. En 1845 Sa-
muel Morse habia inventado el telégrafo eléctrico; con esto se
debían á los Estados Unidos los dos mas fecundos resortes de la
civilización moderna; el vapor aplicado a la locomoción, y el te-
légrafo. • Tanto en esto como en el desenvolvimiento que alcan-
zan todas las ciencias, en lo afianzadas que están las liberta-
des, en la tolerancia legal y práctica, en la difusión de la ense-
ñanza y en continuas creaciones para el progreso humano, la U-
nion del Norte prueba que está llamada á cumplir una alta mi-
sión en la vida universal. Formada la nacionalidad de tantos e-
lementos propios, como estraños por la inmigración que ha prote-
gido abiertamente con notable éxito, las fuerzas de continuo alle-
gadas, muy útiles para el porvenir, es natural que turben con
el ingrediente de otras costumbres y hábitos la unidad moral
del pais. Las trece colonias no tenían tres millones de habitan-
tes al proclamarse la independencia; hoy los treinta y ocho Es-
tados de la confederación llegan á cuarenta y cinco millones de
habitantes. El código fundamental ha pasado por algunas en-
410 COMPENDIO
miendas, pero sirviendo de base y lazo nacional.
Méjico. — Con la muerte de Guerrero perdió la República
uno de los hombres que mas se habían distinguido en la lucha déla
independencia: no se vé en el fondo de las revoluciones que te-
nian en constante agitación al pais una pronunciada disidencia de
doctrina: las ambiciones hacíanlas veces de los partid»»-, y el
pandillaje lasdelas ideas: en lucha de principios, no se hubie-
ran olvidado los títulos <jue tenia Guerrero ¿í la consideración del
vencedor; en lucha de personas y de egoísmos, se le sacrifica
por que esa política nunca trasciende mas allá del ({dio, y de
la fengajiza. Guerrero habia abolido la eselavidft
un honor para él y para la República, se convirtió en arma d
posición entre sus mismos partidarios. Bustalhant* ipeñó la
presidencia mientras estaba ausente Gómez Pedraza (1830 á
1832), pero Pedrada renunció: d general Santa Am ible-
vó pidiendo la vuelta al poder de Gómez Pedraza, y triunfan-
do esta idea ud el nuevo Presidente hasta 1833 en que fué
elegido Santa Ana; despuesde tomar posesión del mando
tiró temporalmente, encargando del poder al Vice-presídente
Valentín Gómez Parias: pronto apareció Santa Ana (183
ró las Cámaras, se ligó con «-i partido del clero é inicio la
reacción. El estado de 'I'' habia sublevado en L830 con-
tra la centralización establecida por el Gobierno de Bustaman
teten L832, losde Tejas secundaron el movimiento revoluciona-
rio de Santa Ana. anien desde el poder cambid de conducta y
olvidó sus promesas ¡ Tejas fué combatido; en I talla allí u-
iki sublevación cu mayores proporciones, j aloai a prime-
ros triunfos: al comenzar el año I tanta Ana marcho contra
los insurrectos, tone' la ciudad de P>c¡;«r \ cruelmente tí
los prisioneros tájanos hechos p«»¡- el general ürrea (fusilamien-
tos cerca de Goliat), Bn Abril fué Santa Ana sorprendido en
Jacinto por el general Bonston que le hizo prisionerp y le dqjó
marchar á los Estados Unidos. Bustamante, colorado ahort
frente del partido centralista. ocupóla presidencia. Sabia re-
clamado Francia indemnización por los perjuicios que sufrieron
sus nacionales, y no obteniéndola, envió dos escuadras álaf
denes de Baroche j del almirante Baudin ^ l ^ ♦ ► * *» ) pidiendo ade-
mas las ventajas que en el comercio gozaban los países mas ía-
vorecidos: los franceses tomaron la plaza de San Juan de Tilia.
Méjico declaró la guerra, y después de algunos choques lavora-
bles á las armas. francesas se celebró la paz en Marzo de L839
mediante el pago de una indemnización: Santa Ana.de
asu patria, aun tuvo ocasión de combatir. KnlSU. el general
Paredes se sublevó en (¡uadalajara. y por renuncia de Bustaraap-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 411
te subió otra vez Santa Ana á la presidencia y ejerció una dicta-
dura poco limitada por unas bases orgánicas, obra de una junta
de notables en 1843. En 1844 se pronunció de nuevo el general
Paredes, los diputados eligieron Presidente al general Don Jo-
sé Joaquín Herrera, y Santa Ana fué preso y retenido en Jalapa
algunos meses: el gobierno de Herrera cayó en Diciembre de
1845 ii consecuencia de un tercer pronunciamiento de Paredes á
quien se nombró Presidente en Enero de 1846 y sucumbió en o-
tra rebelión militar de los generales Morales y Salas (Agosto
ele 1846): al ano siguiente se sublevó Veracruz, llamó á Santa A-
na quien restableció la constitución federal de 1824 y fué nom-
brado Presidente de la República, En aquellos momentos la
cuestión de Tejas y de límites había provocado la guerra en-
tre los Estados Unidos y Méjico: después de algunas victorias
obtenidas por los Norte-americanos, pudo el gobierno de Mé-
jico hacer una paz menos desventajosa, pero ya sea por sus-
ceptibilidad ó por demasiada confianza, continuó las hostilida-
des y se vio obligado á ceder Nuevo Méjico y Nueva California,
El general Santa Ana se retiró á Jamaica entrando en el poder
el general Herrera (1849 á 1851) quien gobernó con mas dis-
creción y con mas solicitud: los asuntos públicos mejoraron y
terminó legalm ente el plazo presidencial; cosa bien rara en me-
dio de tan constantes desórdenes. En 1851 se nombró Jefe del
Estado al general Mariano Arista, candidato del partido de-
mocrático, que desde luego tuvo que empeñarse en la guerra
provocada por los indios del Norte y los de Yucatán: otra re-
belión del guerrillero Carbajal fué vencida, pero el triunfo nun-
ca era definitivo pues el fin de un pronunciamiento apenas deja-
ba descanso para prepararse á combatir otro nuevo. En 1852,
por motivos de los Estados particulares y también en varios
puntos por cuestiones de la política general, se sublevaron Maza-
tlan, Gruadalajara, y otros pueblos, y pronto se halló el pais en
plena revolución; en Guadalajara se formuló implan que tenia por
base el nombramiento de nuevo Presidente y la reunión de un
Congreso para reformar la constitución: el general Santa Ana fué
llamado, y Arista renunció la presidencia, antes de la victoria de
los sublevados, en Don Juan Bautista Ceballos, presidente del
Tribunal Supremo de justicia, quien disolvió las Cámaras por
la fuerza.
En Marzo de 1853 fué elegido el general Santa Ana: su admi-
nistración y el carácter de su gobierno no desmintieron los pre-
cedentes, cstralimitándolos aun y dándose tratamientos impro-
pios de las instituciones á cuyo frente se hallaba. En 1855 co-
menzó otra revolución en Acapulco, y aunque victorioso al prin-
cipio Santa Ana, no dejó de tomar incremento: en Agosto de 1855
412 COMPENDIO
se embarco Santa Ana en Veracrtiz: elegido Aívarez jefe de la re-
volución convoco* una Asamblea en Cuernavaea la cual reunida
en Octubre le nombró Presidente: el ministerio abolió el fuero
militar y el eclesiástico, pero la violenta oposición le oblig
dimitir, y Alvarez dejó también la presidencia sucediéndole in-
terinamente Comonfort. uno de los jefes revolucionarios: la Asam-
blea constituyente prosiguió las reformas liberales no obstante
los continuos motines y alzamientos: cueste periodo se significa
mejor la lucha entre la libertad* y la reacción: el clero agitaba
los ánimos y se oponía á todas las innovaciones: el Congreso de-
creto en Junio de 1856 la desamortización y venta de los bienes
eclesiásticos; los obispos protestaron y estallo la guerra civil,
comenzada va antes en pequeña escala por Vidaurri enemigo de
Comonfort: hecho un arreglo con Vidaurri, las tropa- mejicanas
marcharon sobre Puebla donde se habia alzad»». ral Orí-
huela, y entraron en la ciudad el :\ de Dicieml i for-
mal : Orihuela fué fusilado: entretanto partidas i\(^ malhechores
penetraban <m¡ las hacienda- y asesinaban ;í los propi
dando Idgar, por la índole dé su nacionalidad nplicaci
estertores. La asamblea promulgó á principios de 1 857 una
constitución ampliamente liberal en que se consignaban l
principios del derecho moderno: el i maz-
mente. Conflictos con [nglaterra y Espai ivaban la situa-
ción del Gobierno: los arreglos sobre la deuda española no •
admitidos por el gobierno de Comonfort que pedia s
ti causa de irregularidades rw lá liquidación; el gobierno pro-
gresista español lletabé las cuestiones á buen término, pero do
sucedió lo mismo con el conservador que le reemplazo y que
participaba de idead menos conciliatorias. En 1857, estando ti-
rantes las relaciones entre Méjico y España se elevó tí la pre-
sidencia constitucional Comonfori «pie la habia ocupado inte-
rinamente y en Diciembre dio un golpe de Estado disolviendo
el congreso que i instancia del Presidente y para Unes del orden
público habia suspendido poco tiempo antes las garantías i
titucionales: el V ice-pre-idente Benito .1 liare/ faé aprehendido:
el partido eonservador procuraba & toda costa inclinar d Co-
monfort luíeia sus principios. El L. ° de Enero de
l)le\(» contra Comonfbri el genera) La Parra, proclamando ;¡
Zuloaga que en apariencia sostenía al Presidente: el partido con-
servador separa al Jefe del Estado de sus partidarios para derri-
barle lUegO: Osollo y Miramon triunfaron interviniendo en los
sucesos sin otros motivos que el interés personal: Zuloaga subió
interinamente a la presidencia y derogo la ley dé desamortiza-
ción y la de anidad de fueros. Entonces Benito Juárez que con-
servaba los derechos <|iio le confirieran las leyes dio* un maní-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 41 ;)
fiesto en Guanajuato declarándose Jefe de la República en au-
sencia de Comonfort: Parrodi, Doblado y Alvarez hicieron causa
común con Juárez, y se estableció un gobierno en Guanajua-
to: eran el partido de la revolución y el de la reacción los que
se disputaban el poder: las tropas de Zuloaga vencieron al prin-
cipio; los constitucionales tomaron á Veracruz mas tarde y pa-
saron allí su gobierno: una rebelión militar arrojó del poder en
Méjico n Zuloaga (Diciembre 1858); Juárez rechazó las proposi-
ciones conciliatorias que se le hicieron, y Miramon reemplazó
interinamente al presidente destituido: los Estados Unidos reco-
nocieron tí Juárez, guardián de la constitución do. 1857, única
legalidad ú través de las revoluciones y de los desórdenes de
generales ambiciosos y de ejércitos indisciplinados. En Agosto
ele 18G0 Miramon era derrotado por el general González Or-
tega en Silao; las tropas constitucionales se dirigieron á la ca-
pital y penetraron en ella después de vencer a los centralistas
en San Miguel de Oalpulafpan. En Enero de 1861 se constituyó
el gobierno de Juárez: el triunfo de este hombre importante
salia de los límites ;í que se redujeran desde muchos años atrás
los movimientos políticos: Juárez luchaba por la ley contra los
ambiciosos y por la libertad contra las tradiciones: no invocó
otros principios que la constitución de 1857. Reunida la Asam-
blea y elegido Juárez Presidente, si mermaban los peligros in-
teriores, aumentaban los esteriores: el congreso acordó la sus-
pensión de pagos en el estrangero: las guerras habian dejado
exhausto el tesoro, y el pais estaba empobrecido después de
treinta años de intranquilidad y bajo gobiernos que ó no habian
sabido, ó no habian podido ocuparse ni de la hacienda pública
ni de los intereses generales. Francia, España é Inglaterra sus-
cribieron en Octubre de 1861 un tratado para reclamar daños
y perjuicios de sus nacionales apoyándose en la fuerza. Al co-
menzar el año 1862 llega á Yeracruz la escuadra combinada;
al mes siguiente se celebra entre representantes de esas na-
ciones europeas, y el general Doblado representante de Juárez,
el tratado de Soledad, y mientras se aceptaba por los respectivos
gobiernos, las tropas de desembarco ocuparon Córdova, Orizaba
y Tehuacan, previa declaración de que no había por entonces
caso de guerra: el gobierno francés rechaza el convenio de So-
ledad para poner en juego proyectos é influencias que afectaban
á la independencia de Méjico: el general Prim jefe de las fuer-
zas españolas resuelve retirarse y el jefe ingles le sigue, dejando
á los franceses toda la responsabilidad: el gobierno español com-
puesto de elementos conservadores, vacilaba entre la aproba-
ción y el silencio, pero la opinión general aplaudió al general
Prim que había librado á su patria de graves complicaciones: al
i 1 1 COMPENDIO
fin Cámaras y Gobierno aceptaron la política del general espe-
dicionario. Las tropas francesas dirijidas primero por Lorenccr y
¿lespues por Forey avanzaron y tras algunos contratiempos to-
maron á Puebla: Juárez sé trasladaba i San Luís de Potosí, los
franceses entran en la capital y organizan un gobierno: una
Asamblea de elementos tradicionales y de verdaderos mercade-
res políticos, cambia la forma de gobierno (Julio de L863) adop-
tando la monarquía hereditaria con el nombre de imperio, y
dominada por Napoleón líí ofrece el trono & Maximiliano de
Habsburg, según se había arreglado en Europa de acuerdo el
Emperador francés y Francisco José de Austria, hermano del
candidato. Ed Junio de L864 Maximiliano t del
trono; Márquez y ofros generales mejican* abian unid
los franc m patria, pero Juárez no iaba, y per-
sistiendo en la ludia no dejri á los imperialistas disfrutar el triun-
fo alcanzado por el estrangero. Despu >ncluyd en los
Estados Cuido- |g gm vil. la situación de Méjico varid
L867 Napoleón es competido por el Gobierno del Noi
car Hls tropas déla nación mejicana; y • después,
vencidos los imperialistas ncuentros por el general
Porfirio Díaz y otros je ' do sitia Qnerétaro, obli
la ciudad A capitular y preí imiliano, Miraraon Mejia
y o¡ tnerales: un ierra 1 a de
muerte y fueron Fusilados mi .luna». En seguid;
Congreso, y fué nombrado Presidente líen i to Juárez: ini<
llevaron .-: cabo I; > liberal n del
57 con su-
do mi predominio que ayivido ' la sentida rauert<
Juai-c/ eti 18*72, Benito Jua ! privilegio de bal
el primero que sostuvo la las lej tpndo
(•mi su energía cridad Id ha-
bían Combatido por el poder y no por las ideas: los úli:
catorce años de sti vida (beroh' de lucha; primeto p<»¡- la . ■
liiueion riolada l>ajo los gobieiW de Zuloaga y ú
después por la independí jpov la Repúblca cuyo triunfo
implicaba las reformas por tanto tiempo propw siempre
resistidas. Porfel carácter, por la constancia, por la sinceridad
y el talento político, Juárez merece figurar entre las primeras
eminencias contemporáneas. IVro Méjico no ha abandonado del
todo el sistema de gastar su vitalidad y* distraer sus recurso*
en luchas civiles.
DÉLA HISTORIA UNIVERSAL. 415
PÁRRAFO IX.
América del Sur.
Colombia. — Disuelta la confederación de Colombia, Venezue-
la y el Ecuador, cada uno de los Estados se gobernó indepen-
dientemente. En Noviembre de 1831 se reunid una convención
en Bogotá, y después de fijar los límites de la República según
los que tenia el antiguo vireinato, estableció una constitución:
significábase ya la lucha interior entre los liberales y bol i vanos,
ó sea separatistas y unitarios; para el ejercicio presidencial de
1832 á 1836 fué elegido el general Francisco de Paula Santan-
der ({lie invito á los colombianos á la concordia, pero se mos-
tró luego intransigente con sus adversarios políticos, y toleró
violencias contra ellos: el censo de población se elevaba á
1.687,000 habitantes; población harto escasa para un territorio
tan considerable: la deuda contraída antes de que se disolviera
la unidad con el Ecuador y Venezuela se distribuye; entre los
tres Estados, correspondiendo á Colombia la mitad. El general
Santander llamó la atención del comercio hacia el istmo de Pa-
ma que se proponía cruzar con una línea forrea, y declaro li-
bres Puertobello y Panamá para tocias las naciones que no es-
tuvieran en guerra con la República, con prohibición de impor-
tar esclavos: al espirar el plazo presidencial triunfó el partido
opuesto á Santander con el doctor Márquez (José Ignacio): los
partidarios del candidato derrotado, don José María Ovando, se
prepararon & la guerra civil que al fin se emprendió en 1839
y duró hasta 1841 venciendo el doctor Márquez. El general
I). Pedro Alcántara Herran que le sucedió, acabó su período le-
gal en 1845: en 1843 se había reformado la constitución: el
general Mosquera elegido presidente, atendió á la amortización
de la deuda, á la enseñanza pública mirada ya preferentemente
por su antecesor, y dictó algunas medidas favorables á la liber-
tad de comercio, protegiendo también la inmigración, asunto ca-
pital para las estensas y poco pobladas nacionalidades de la A-
mérica latina. En 1849 subió á la presidencia el general José
Hilario López jefe del partido avanzado: espulsó á los jesuítas,
abolió la pena de muerte, estableció la libertad absoluta de la
prensa, suprimió los fueros especiales y decretó la abolición de
la esclavitud (Mayo de 1851): el partido conservador se pronun-
ció contra las reformas, pero triunfó el gobierno: el Arzobispo
de Bogotá y algunos obispos fueron desterrados: en 1853 se dis-
410 COMPENDIO
cutid y acordó por el Congreso otra constitución que reconocía
los derechos individuales, descentralizaba el orden administrati-
vo y separaba la iglesia del Pistado: el general Obando había re-
emplazado á D. José Hilario López en Abril de 1853: el partido
democrático se dividió en gólgotas ó puros y draconianos en que
predominaba el elemento militar, extremándose la escisión al dis-
cutirse el modo de organizar el ejército: en Abril de 1854 el
general 1). José María Meló se sublevó con la guarnición de Bo-
gota y proclamo la dictadura, aprisionando algunos ministro- y
disolviendo la Cámara; el código político \ en parte
ablecido miú la nbargo, la dic-
tadura cayó junto Meló combatido por los cons-
titucionales entre |qs que estabq ahora el general Mosq
vice-presidente D. Manuel María Mallarim ¡¡ i del poder
>5). Bn la legislatura de ido democr inició
el proyecto de organizaría República en forma federativa, y de
atraer bajo tal sistema á Venezuela, el Bcuadory loe Bstadosde
la América central; después de algunas tentativa
plan de los demócratas colombianos. El mismo aSo, la división
de los radicales en ! dio el triunfo al partido con-
servador y á su candidato D, Mariano I tapiña: apesar de las i-
deas retrógrad intralistas de Ospina, Colombia anisó
en una confederación compuesta de - de Aütioquia,
r;uic;i. Oundinamarca, Bolívar, Boyaca, Magdalena» Panamá
lima y Santander: el poder ejecutivo uo pudo <; no quiso oponer-
se .í la reforma y la aceptó y propuso una renovación ,; revi-
sión constitucional: revisada la constitución por las Cámaras
reunid:!-, el Estado Colombiano tomó el nombre de Confedera-
ción Granadina: en Santander. Canea, Bolívar j Magdalena
alzaron en arma- los conservadores j otros descontentos, des-
obedeciendo la> prescripciones del Congreso de la Union y de
las autoridades centrales: diversos motivos producían el al/a-
miento de algunos Estados: los conservadores necesitaban el
desprestigio de las instituciones, los verdaderos federalistas qoe-
rian quitar autoridad al pode? central, y con esto se unían las
sospechas de los bandos políticos y las rivalidades de personan:
el general Mosquera jefe del Cauca acusaba al «robierno de pro-
mover la división para triunfar fraudulentamente en las eleccio-
nes: después de choques parciales y de otros cernías tropas del
gobierno, y de un armisticio desaprobado por Ospina» se cele-
braron las elecciones en Setiembre de L 860, siendo elegido pre-
sidente Di Julio Arboleda jefe del partido conservador, peroné
pudo tomar posesión en Mar/o de 1861 por el estado revolucio-
nario en que el pais se hallaba: ocupada después la presidencia,
fué derrotado por los generales Mosquera y López: Mosquera se
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 41 é
.apodero de Bogotá en Junio de 18G2 y se titulo presidente
¡provisional de los Estados Unidos de Colombia; después siguió
Ja lucha, j acabó de vencer á los conservadores: Arboleda mu-«
fió asesinado en un desfiladero en Noviembre del mismo año.
Por un tratado délos Estados se pactóla unión: el Congreso reu-
nido en Rio Negro en 1863 votó una nueva constitución que es
la que aun rige en los Estados Unidos de Colombia: elegido pre-
sidente interino Mosquera, en 1864 dejó el puesto al doctor
D. Manuel Murillo Toro: una breve lucha con el Ecuador, en
1863, terminó con la derrota de los ecuatorianos en la batalla
•de Cuaspad (Diciembre).
Según la constitución, cada Estado se organizaría autonómica-
mente con sus cámaras y poderes: todo los empleos están sujetos
A elección: las munipalidades se gobiernan de una manera libre en
lo que concierne á sus intereses: el gobierno federal reside en Bo-
gotá }- se compone de un presidente elegido cada dos años que no
puede ser reelegido dos veces consecutivas; forman el poder le-
gislativo, el Senado y la Cámara de diputados: los nueve Estados
oombran el Tribunal supremo de justicia que lo constituyen tres
magistrados y un procurador general de la nación. La República
liabia quedado agobiada por las guerras, y el desconcierto econó-
mico que es su natural consecuencia: en los Estados surgían aso-
ciadas ó bien por luchas de los partidos ó por ambiciones é intere-
ses personales: algunos querían romper la Union: en 1866 vol
vio Mosquera al poder, pero tomó medidas arbitrarias que el con-
greso reprobó por inconstitucionales, sobre todo algunas relativas
á la hacienda; una reconciliación pasajera entre el poder legisla-
tivo y el egecutivo, dio alguna tregua; pronto sin embargo apare-
cieron otras disidencias y el Congreso fué disuelto de una manera
ademas de ilegal desordenada; las violencias del general Mosque-
ra produjeron una sublevación dirijida por el segundo vice-presi-
dente Don Santos Acosta-: Mosquera cayó preso (Mayo 1867) y
después de un juicio se le destituyó condenándole á cuatro años
de destierro. En 1868 se eligió Presidente al vice-presidente
Gutiérrez á quien sucedió Salgar de 1870 á 1872. El Dr. Don
Manuel Murillo Toro (1872 á 1874) dio grande impulso á los ade-
lantos materiales, continuando sus sucesores la misma senda, aun-
que algo interrumpida por la guerra última entre liberales y con-
servadores (1876-1877).
La República colombiana es una de las mas ilustradas de la
América latina y su capital Bogotá quizá la ciudad mas culta: la
libertad se ha ejercitado sin temor á las dificultades. Puede de-
cirse de Colombia que es el pueblo que mejor ha ensayado el me-
lado federativo á partir de la unidad nacional. Las Repúblicas
federales se han formado comunmente desde la disgregación ha-
21
4 1 8 COMPENDIO
cía la unidad (Norte- América, Suiza): Colombia, organizada en
una nacionalidad, cambio su organismo fundamental dando vida
propia á los Estados ó provincias particulares con éxito superior
al obtenido bajo los mismos impulsos en Venezuela. Méjico
tras Repúblicas. Si es cierto que lia tropezado con obstáculos.
ellos no dejaron de aparecer ni en la patria de Washington que
atravesó periodos graves hasta que se fusionaron las antiguas
lonias, ni en el pueblo de los Alpes que sufrid tenaces resistencias
hasta el código fundamental de 1848.
A través de los combates y luchas se revelan elevados carao-
terésy pensamientos superiores: Ospina que subid i la presiden-
cia con teorías conservadoras, obedece la voluntad nacional
presada por lo- legisladores, acepta la constitución, y al acabar
el plazo, se alista como simple soldado cu defensa do las 1'
asi lavo jaitas cometidas en el poder: los hombres eminentes de
los partidos políticos, no olvidan el pais: en lí ¡naugur
ferrocarril interoceánico de Colon ¿í lañan: multiplican
obras interiores, sé fomenta la industria y la inmigración, j
mientras tanto la acción privada revela el desarrollo intelectual
por escritores y poetas de primera talla, por pensadores profun-
dos '-n todas partes respetados, y por hombrea polític
y honrados. En la actualidad se empeñad ; tnstruc
de un canal que comunique l<
nuevo continente. D ¡ ' I !>r. P
Trnjillo han sido loa últimos
Venezuela. Al disolverse la confederación quedau por lími-
tes de Venezuela los de la antigua Capitanía general
neral Paez fué el primer Presidente constitucional
sé había proclamado la c institución bajo principios demo<
pero embarazada por la elección de ■ Paez propuso la aboli-
ción de la os davitud en 183 í. decreto medidas
tadasy ocabd I úon entre los independientes y lo« partida-
rios de la unidad Colombiana: por bu influencia fué elegid
Di-, Don Joe al campo de
donde solo salió para defender al Presidente depuesto p<>r una
conjuración militar y embarcado para la isla de Sanio Tomas;
vencedor de los amotinados, repusoá V. u la presidencia:
en L839 Don Antonio Tac/, obtuvo mayoría de sul
n<> con buen tino y con la prudencia que en la primera época, hasta
L843enquele reemplazó el general Don Carlos Soubletú
nuevo Presidente continuó la política de Paez, pero en L846 sor*
i»io la revolución entre los hombres de color contra loa blancos
v fué también debelada por el general Paez. El general Don .lo-'
Tadeo Monagos resulto elegido por influjo d" Paez que gozaba
BE LA HISTORIA UNIVERSAL. 419
de inmensa popularidad, y que se habia hecho aereedor en la
última guerra á las universales simpatías como dictador y como
hombre generoso; pero Monagas se encontró en posición falsa tan-
to respecto á la opinión como respecto á las Cámaras que le pi-
dieron cuentas de sns actos al reunirse en Enero de 1848, y á
quienes respondió con una dispersión violenta; los soldados en-
traron en el lugar de sesiones y á tiros arrojaron á los diputados
hiriendo algunos: Monagas procuró escusarse aunque no se le
c rey ó : Paez se sublevó; el gobierno, y la Asamblea por cuyos
derechos se alzaba, le declararon rebelde y fuera de la ley. y
vencido por el general Silva fué hecho prisionero y conducido a
Caracas (Agosto 1849) no recobrando la libertad hasta el año
siguiente: dos tentativas habia hecho Paez para restablecer la au-
toridad del poder legislativo: la primera en 1848 y la segunda era
1849, ambas infructuosas. Don Gregorio Monagas, hermano del
Presidente, aunque no tuvo mayoria devotos en las elecciones
de 1 Sol. fué nombrado por el Congreso: después de una adminis-
tración regular de dos años, se promovió una revolución (Maya
L8§3i) que puso en peligro al poder constituido, pero que al fin se
redujo a dimana donde también acabó por resultado de un terre-
moto que convirtió en ruinas la ciudad: el Congreso de 1854
abolió definitivamente la esclavitud mediante indemnización á Ios-
propietarios de esclavos (Marzo): para el siguiente periodo presi-
dencial, de 1855 a 1859 fué elegido Don Tadeo Monagas: en este
tiempo se trató de reorganizar la confederación colombiana mos-
trándose propicio el Presidente; no tuvo consecuencias la deman-
da de facultades estraordinarias hecha al Congreso que se declaró'
desautorizado para introducir cambios esenciales en la constitu-
ción: Brache y otros jefes se insurreccionaron, y si bien el gobier-
no triunfó, el Congreso prorogó por s¿ls años los poderes de Mo-
nagas y del vice-presidente Oriach: á principios de 1858 se dio.'
un decreto de amnistía que no cortó las tendencias revoluciona-
rirs: en Marzo se alzó el coronel Brito;.el general Don Julián Cas-
tro estaba sublevado en Valencia y reunía diez mil hombres: Mo-
nagas tuvo que abandonar la capital y Castro penetró en ella or-
ganizando un gobierno provisional; llamó á Paez, Soublette y o-
tros desterrados y en Julio se reunió una convención en Valen-
cia y en Diciembre acordó un código político centralizado!*: con-
tinuamente estallaron insurrecciones aun dentro del elementa-
vencedor, mezcla de conservadores y liberales: Castro fué derri-
bado por los suyos, ademas de la guerra entre conservadores y
federalistas que duró el año 1859 y parte del 60: á Castro sucedió,
temporalmente en la presidencia í)on Pedro Gual y á este Doy*
Manuel Felipe Tovar: las reclamaciones de España por perjuicios
que sufrieran sus súbitos en medio de estas «Tierras, dificultaban
t20 COMPENDIO
mas el estado del país. En 1801 Paezse eneaigd del mando del
ejército: disidencias con el Presidente Tovar produjerou la dimi-
sión del general Paez y después la del jefe del Estade: Goal ocu-
pa el poder reponiendo á Paez que se retiro poce mas tarde: en
Agosto una rebelión militar dio al general la dictadura: el movi-
miento federalista, un momento contenido, seguía con fuerza diri-
jidoporel general Don Joan José Faicon: el ministerio toma-
ba medidas arbitrarias con asentimiento de Par/ que por su edad
noestabaen disposición d irnar: losfeden alcanzaban
\ enlajas: Maraeaibo se separé de sto de 1862: al
comenzar el ano 1803. Paezse v\ó forzado a entrar en negocia
néfi con los federalistas estipul¡índos< iiiiaria auna junta
la administración déla República: en Junio, Paez y Faicon re-
nunciaron sus puestos: la Junta feombrú Presidente i Don Juan
Palcon y rice-presidente á Guzman Bla abolióla pena de
muerte y fué.convocada una Asamblea que inauguró sus sesiones
en Caracas el 24 de Diciembre: en Abril de se promulgóla
constitución: un Senado y una Cámara de representantes compo-
nen el poder legislativo: la República se llaman idos Unidos
de Venezuela" por su organización feden lo t i< m i •
bierno particular y poder legislativo; el pod utivode h¡
federación 3e encarga Á un Presidente nombí años:
los Estados dan un contingente parael eje i}K>ne
adema- de los voluntarios reclutados: \ m la
eonlederaeion. En medio de la criáis financiera, no se descuidaron
obras de importancia: línea- de vapores, lín telas
de ingenieros y de artes y ofi >n otros establecimientos úti-
les promovieron el adelanl d. Dn 1864 Palcon entreg
gobierno al general Tria- surgieron pronunciamientos en los li-
tados, y volvió á encargara del mando, y »
aunque de hecho qjercia el gobierno el general < ¡u/man Planeo:
en Apure. Maraeaib.» y otros Estados, i ni las luchas intes-
tinas: el conflicto de Chile y el P i K-paíia. interesaba a los
venezolanos pero no tomaron una actitud decidida: Be -impen-
dieron los pagos del tesoro, medida contra la cual |*rotestd G-uz-
man Blanco que representaba i la confederación en París y Lon-
dres: las provincias tendían á desligarse déla unidad: el Congreso
dio facultades extraordinarias á Palcos perocaytJ en i 868 vencién-
dolos Unitariosque pusieron en la presidencia a Don .!. P. Mona-
das: muerto este en Noviembre le sucedió el general Don Venancio
Pulgar: la guerra civil duro hasta 1873: en .u/man Planeo
se pronunció y tomo á Paracas: un congreso reunido en Julio en
Valencia le hizo Presidente provisional, y estuvo en guerra con-
tra los sublevados hasta su elección definitiva en Febrero de 1
no hubo sin embargo una paz completa. Guzman Blanco prol
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 421
la inmigración obteniendo buenos resultados, pero las rivalidades
personales y los celos de los partidos, confunden en nna censura
los actos de los adversarios, no dejando de ser común en Vene-
zuela como en otros muchos pueblos latinos, que el hombre mas
prestigiado y basta adulado nn dia, sea objeto al siguiente de ge-
neral animadversión.
En Venezuela se ha sostenido una lucha larga, tenaz, y aun no
terminada entre federalistas y unitarios: la República encuentra
iguales obstáculos que Colombia para constituirse por el sistema
federativo, concurriendo de una parte el estremo centralizador y
de otra el separatista: de aqui que se hagan inconciliables y qu'e
no sea fácil llegar al término de orden de las Repúblicas que se
toman como modelo para evitar la disolución ó la reacción.
Ecuador. — Esta República se dividió en siete provincias y
después en doce formando tres departamentos, Pichincha, Guayas
y Azuay: no surgieron luchas sobre el federalismo ó la unidad,
pero se disputaron el poder los demócratas y conservadores: el
Estado no se constituyó definitivamente hasta 1835: fué el primer
presidente Don Vicente Roca-Fuerte y el segundo el general
Flores hombre ambicioso y de apetitos desordenados: una revolu-
ción arrojó al general Flores del poder en 1844: la convención
nacional eligió á Don Ramón Roca por cuatro años (1845, 1849):
en este periodo Flores emigrado en Europa, buscó apoyo para
recobrar el poder, compró barcos, y hubo motivo para sospechar
de su acuerdo con la monarquia de Isabel II moralmente dirijida
por Dona Maria Cristina de Borbon: cortadas esas tentativas,
Flores regresó á América y organizó fuerzas para sublevar el E-
cuaclor y el Perú y Bolivia, pero tampoco alcanzó éxito. Las
elecciones inmediatas fueron tan difíciles como reñidas: una breve
lucha por los armas terminó por avenencia de Noboa y Elizalde.
generales de los dos bandos, y se convocó una convención (Diciem-
bre, 1850) que eligió áDon Diego Noboa, conservador, jefe del
poder supremo; se dictó una constitución que restringía el sufragio,
limitaba el derecho de elegibilidad y confirmaba la intolerancia
religiosa, los diezmos y el fuero eclesiástico. Noboa y su partido
apoyaron á los jesuítas espulsados de Nueva Granada, y atiza-
ban la discordia en aquella República contra el gobierno liberal:
la guerra se hacia ineludible, cuando en Julio de 1851 se sublevó
en Giiaj'aquil el general Urbina, derrocó á Noboa y se elevó á la
presidencia: las leyes y hechos de la convención fueron censura-
dos; Flores arillo una flota, desembarcó con tropas en las costas
del Ecuador, pero sufrió una derrota y marchó al Perú. Urbina
desempeñó la presidencia por cuatro años; fueron espulsados los
jesuítas y se llevaron á cabo reformas liberales, elevándose el es-
122 COMPENDIO
pirita público y siendo favorecidos todos los pr 5. El gene-
ral Don Francisco Robles sucedió ¿ Urbina sin alterar su política:
Flores refujiado en el Perú escitaba contra su patria al gobierno
de Castilla que al cabodwoidós a sus insinuaciones y proi
una lucha pretestando ofensas de la prensa y resucitando la cues-
tión de límites: se declaró la guerra, y mientras tanto los partida-
rios de Flores hacían tentativas en el interior del Ecuador aunque
sin consecuencias: la escuadra peruana bloqueó Guayaquil,
general Franco que defendía la plaza, firmó un convenio y se re-
tiró con las tropas: una revolución en Guayaquil oblig ! al Presi-
dente Robles á renunciar el mando y se embarco para Chile; Ur-
bina salid también del Ecuador: Franco stítuyo en jefe ci-
vil y militar: habia dos gobiernos: el sup ¡n Guayaquil,
conocido y apoyado por Castilla, Presidente del Perú, que habia
entrado con bus tropas en el departamento ecuatoriano de < ruayas.
y el de Quito presidido por I tercia Moreno: loa - Hu-
maron í Flores, y pue 1 de las de Quito, mar-
cid contra Franco y le derrotó (lí a convención el<
luego, nombró ¡i García Moreno Pr< ' goberna-
dor de Guayaquil. La política de García Moreno curia al princi-
pio algunos niales, poro pronto se pronunció en un sentido tan
retrógrado, que bí por una parte restringía la independencia por
•in concordato con Roma, asolicíts ranas protecciones
para mantenerse en el poder contra la opinión al, y ponía
en peligro la seguridad de los Estados amei suscitó
guerra con Nueva Granada, j fueron d ecuatori
en la batállade Ouaspud (Diciembre de 1863): el
oribió una paz sin ninguna condición humillante: García Moreno
retrocedió hasta convertir el gobierno en una rueda de la
erada; varios conatos revolucionarios solo produjeron trian:
gobierno: Plores unir: época I I 86 I En - de
1.865 obtuvo el triunfo Don Gerónimo Carrion, candidato conser-
vador y subordinado A < tyrcia Moreno: el general Urbina qn
hallaba desterrado en el Perú, penetró en el Ecuador apodenín-
idose^del vaipor de guerra Guayas: la revolución s rd tam-
Bbieo: en continuas alarmas} por intrigas aun dentro del partido
conservador, García Moreno ¡contra Cairion á quién en se-
guida destituyrfel Congreso: el vicepresidente Arteta ocupó la
presidencia hasta L868 en que lé sucedió por elección el general
Espinosa. Bn 1869 se apoderó del mando García Moreno pofseis
años; el gobierno era ya francamente tradicionalista: al espirar
A plazo, quiso continuar en su puesto apesar de la constitución
«que negaba el derecho de reelección inmediata: alterados Ioí
nimoscou la nueva transgresión legal, después de tantos ata
¡se acudid al medio menos admisible para derrocar al gobierno: el
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 423
6 de Agosto de 1875 fué asesinado García Moreno por hombres
apostados en la escalera de su palacio: la sana política rechaza
esos crímenes que no pueden revestir siquiera una escusa de legi-
timidad: la situación por eso no eambj^ trascendentalmente, pues
Borren) que le sucedió tuvo que ser derribado por otra revolución
que tampoco ha dado señales de gran vitalidad ni muy aventaja-
das soluciones.
De los paises americanos hasta ahora señalados, el í^cuador es
el que se encuentra en peores condiciones y el que ha sufrido
mas con menos compensación: Flores solo hizo una política egoís-
ta y anti-nacional, buscando el poder mediante intervenciones
vergonzosas y con riesgo de la independencia: García Moreno
entregó toda la política al clero, la enseñanza á los jesuítas,
y no pocos derechos de la nacioualidad quedaron á merced de
Roma: la colonización era repudiada imprimiéndose un espíritu
de aislamiento y de intransijencia funesto para el porvenir de
aquella República: el concurso prestado á los intereses per-
manentes ha sido tan débil, que no se desarrolló la riqueza ni
se aprovecharon los estraordinarios medios con que cuenta el
pais: la teocracia imperando por tantos años, ha mantenido al
pueblo ignorante y superticioso, sin brios para acometer empre-
sas, y en lo general hasta sin alicientes que aguijoneen el trabajo.
Bolivia. — El general Santa Cruz presidente de la República
boliviana al romperse la constitución establecida por Bolívar,
gobernó en paz hasta 1834, pero con el pensamiento de reunir
Bolivia y el Perú en una República federativa: disputas sobre
la presidencia peruana le dieron ocasión de intervenir en 1835.
y seguido de un ejército de cinco mil hombres, derrotó ya den-
tro del Perú al general Gamarra y á Salaverry alzados en ar-
mas contra el presidente Orbegoso: dividió el Perú en dos Es-
tados, Norte y Sur, quedando al frente ele los gobiernos res-
pectivos Orbegoso y el general Herrera; ambos Estados junto
con Bolivia constituían la confederación perú-boliviana bajo el
protectorado de Santa Cruz. El vencedor allanó los obstáculos
interiores, pero no pudo impedir los celos y quejas de Chile
que con apoyo de los adversarios del sistema de Santa Cruz
en el Perú hizü una guerra de tres años, derrotó á Santa
Cruz y después de la defección de los generales del protector,
Ballivian y Yelasco, se deshizo el trabajo unitario: el general
Santa Cruz se embarcó: Yelasco fué nombrado Presidente de
Bolivia é hizo la paz con Chile (1839): en 1841 se sublevó el par-
tido de Santa Cruz y derribó á Yelasco, encargándose de la
presidencia el vice-presidente Ballivian: el gobierno peruano
intervino enviando fuerzas á Bolivia, probablemente con acuerdo
424 COMPENDIO
de Ballivian, y de Gamarra Presidente del Perú, pero asegu-
rado aquel rechazo las tropas de Gamarra, entró al Perú, se
posesionó del puerto de Arica, y sin ganancia de ninguno de
los dos países se firmó la paz: Santa Cruz intentó recobrar el
poder en 1844. pero le prendieron y deportaron. Ballivian ha-
bía obtenido la presidencia electiva en 1843: las pretensiones
de los candidatos promovieron constantes discordias hasta que
cayó Ballivian ¡i quien sucedió Velasco derrotado por la r-
lucion que capitaneó el ministro de la guerra Don Manuel isidro
Béízú en 1848 y triunfó definitivamente en la batalla de Zam-
paray en Marzo de 184í>: Belzú gobernó de un modo pr<
sional dos anos y entonces se le confirió la presiden.
conjuraciones no se interrumpían, costando la vida ,-í Ballivian,
Linares y otros hombres de importancia: el Presidente ejerció
una dictadura violenta, pero cu 1851 cambió algo su
y convocó una Asamblea que dio ;í Bolivia forma- constitu-
cionales si bien con principios demasiado retro 'intole-
rancia religiosa, supresión de ayuntamientos, limitaciones de la
libertad política)': gobernó Belzu hasta L855, siendo reempla-
zado por el general Córdova. Una guerra coji el Perú por
agravios al representante peruano, ocupó el ultimo periodo de
la presidencia del general lielzú: los limite- entre and-
públicas fueron por entonces fijados, v un concordato con \l<
dio í elemento- exteriores, compon otras parte-, un indebido
influjo en las leyes y en la política interior: I tan Jorge Córdoja
gobernó en paz aunque no con discreción ni talento, durante
(lósanos: en Setiembre de L857 se sublevóla guarnición de
Oruro. y poco m;i> tarde ¡¡i revolución triunfó en ChuquU
era gefe del movimiento el Dr. Don , ifaria 1 <ilUk
perteneeia al partido democrático: la reacción le hizo la guerra
y si bien no I outó vencerle en las primeras tentativas, puso eo
l>eor estado l;i hacienda é impidió <¡,lr se cumpliera el hon-
roso programa del Presidente. En L861 un motín de jefec
perfores del ejército le derrocó y nombró ana Junta de Estado
encargada de convocar la Asamblea constituyente: Formaban lu
Junta. Manuel Antonio Sánchez. José María Adía y Bup
Fernandez: el coronel indio Vanez hizo fusilar en la P
tubre de L861) cien blancos y mestizos uno#le loa fusilados
fué el general y ex-presidente Córdova: los miembros de
Junta, trabajaban separadamente por bus particulares ambicio-
nes: durante un ano de anarquía, el Perú y Chile pensaron en
distribuirse Bolivia. Bu L862 la convención nacional eligió Jefe
del Estado á Don José Maria Aeha: Fernandez se sublevó nm
el coronel Balza. pero cayó vencido y emigró á la República
Argentina: los partidarios de Bclzú. también se alzaron, y el
DÉLA HISTORIA UNIVERSAL. 425
general Pérez enviado contra ellos se proclamó presidente: Acha
le derrotó cerca de Orare. Algún tiempo de paz consintió al
Gobierno dedicarse á los cuidados interiores y reanudar las
relaciones con el esterior. En 1865L.cl coronel Melgarejo se
pronunció en Cochabamba erigiéndose presidente de la Repú-
blica: Belzú que le disputaba el poder como lo habia dispu-
tado al presidente Acha, murió en la Paz: Melgarejo fué ele-
jido por cuatro años y acabó el periodo apesar de continuas
agitaciones: en 1868 se promulgó una constitución y se abolió
en 18G9; en 1871 se dictó otra: elevado á la presidencia el
coronel Don Agustín Morales, se propuso mejorar la hacienda,
establecer vías de comunicación, ferrocarriles y telégrafos y alen-
tar la colonización, pero murió á ñnes de 1872 antes de tener
tiempo para realizar sus proyectos. Ballivian y el Dr. Frias
siguieron a Morales, pero no acabó la época de las rebeliones
militares que dan y quitan el poder en aquella trabajada Re-
pública: sin poder consagrarse ningún gobierno á fomentar la
riqueza del pais; sin hacer mejoras ni fundar bienes que hagan
fáciles de soportar las cargas ó que justifiquen los compromisos
contraidos, habia todos los años un déficit considerable y la
deuda pasaba de diez y seis millones de pesos. Las aspiracio-
nes de los primeros tiempos de la independencia, se han des-
vanecido entre los motines y las codicias de poder, buscándose
el gobierno por ambición y no por el deseo de engrandecer la
República. Bolivia que dejaba entrever tantas esperanzas en
la primera época, es hoy uno ele los pueblos mas atrasados
de América: á una política de motines se une en perjuicio de
la nacionalidad el aislamiento á que la reduce su posición;
para un territorio dos veces y media mas grande que Francia,
solo tiene el puerto de Cobija. Los habitantes que apenas lle-
gan á dos millones, son casi todos de color: las ambiciones han
esplotado los odios y antagonismos de raza, alejando por el
abandono y por la guerra la colonización que es su porvenir.
Los cambios que en sentido de la paz y del progreso se ad-
vierten en el conjunto de la marcha política de los países latino-
americanos, acaso influyan para mejorar la situación de Bolivia,
nación rica en producciones y metales, pero en que, como en
otras partes hasta ahora ha sucedido, parece que los hombres se
han propuesto esterilizar los inmensos recursos que la naturaleza
les prodigaba.
Perú. — A Riva Agüero y Lámar, primeros jefes de la na-
cionalidad peruana después de la revolución de 1827 contra las
leyes de Bolívar, sucedió en la presidencia el general Don A-
gustin G&marra (1827 á 1833): tuvo que luchar contra algunas
426 COMPENDIO
insurrecciones, cómo la de Escobedo en Cuzco (1830), y se libro
de un atentado contra su vida en L832: aunque ("i amarra espe-
raba que le reeligiesen, el Congreso nombró i Don Luis Orbe-
iroso, frustrándose la resolución que para recobrar el poder
inició el ex-presidente: Orbegoso pertenecía al partido conser-
vador y su elección produjo descontento: Gamarra, Bermudez y
San Román se sublevaron en 1834. siendo vencidos: Lafuente su-
blevo' la guarnición del Callao en Enero de 1835 (en Junio
anterior, se había promulgado una constitución bajo principios
conservadores): La fuente1 fué derrotado por el general Sala-
verry quien quiso sacar provecho de su victoria para elevarse
al poder; marcho contra Lima, y sin derramamiento de sangre
se proclamó Jefe Supremo imponiendo grandes contribuí
dejando a un lado toda- las leyes. Orto arequipa
licitó el apoyo de Bolivia que le presl ¡ral Santa Cruz;
el presidente boliviano invadid el Pero con cinco mil homl
derrotó i Gamarra en ÜTanacocha (Abril lf en -unida á
Salaberry en Socoboya, ypudo Orbegoso volví ma; pero el
general Santa Cruz se proponía confederar los dos petados: divi-
did el Perú en dos regiones, S^n^ j Sur. presidida^ por Or-
begoso y -I general Herrera, j se titulo i >r de la confe-
deración: las Asambleas de Sicoane y Huaure aprobaron estas
modificación 3alaberry fué fusilado: una guerra con Chile,
temerosa del poder que adquirían los confederad» rjudi-
eada en el comercio, acá i la confederación (ls:,.'.,>. Ga-
marra ejercid el mando con una nueva constitución que acordd
el Congreso de Huancayo: poco mas tarde, habiendo triunfado
en Bolivia el partido de Santa Cruz con la presidencia de Ba-
llivian. (¡amarra 0,11c so creia en peligro, invadí»' la República
boliviana y aunque entro en la Paz, le derrotaron completa-
mente en la batalla de ÜTugaiz (1841) donde encontró la muerte:
los bolivianos á su vez invadieron el Perú, y se hizo la paz en
Junio de 1842: mientras tanto, no adquiría mejor aspecto la
política peruana: luchas entre Lafuente, San Etoman, 1
rales Don Manuel Méndez, !><>n .luán Crisdstomo Torrico, j
Vidal, hicieron del pais una anarquía. La dictadura pasd por
Torrico y Vidal; después Vivanco triunfó por las estrtóas proe-
zas de bu muger Dña. CiprianaLatorre: pero luego de algunas
reformas administrativas, incurrid en escesoa reaccionarios, des-
terra y deportó á los constitucionales y no hubo mas ley que su
voluntad: Vivanco perdió* la popularidad y el prestigio que
nara merced ií la audacia de su raugei". El general Don Ramón
Castilla be alzó en armasjy en medio de la lucha (mire él y \*i-
vanco. el Gobernador de Lima Don Domingo Elias se proclamo
Presidente, peroal cabo venció el general Castilla, y en la
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 427
lecciones obtuvo la presidencia, (1846) que conservó seis años
bajo una buena administración; mejoróla marina y el ejército,
protejió la industria y el comercio y mantuvo la paz: en esa e-
poca se construyo el primer ferrocarril (de Lima al Callao): al
espirar el plazo presidencial en 1851 publico" un manifiesto dan-
do cuenta de su política y del estado en que se hallaba el pais.
Le reemplazo el general Don José Rufino Echenique que se pro-
ponía quitar trabas al comercio y fomentar la inmigración: las di-
ficultades interiores y la protección que dispensó á los propósitos
del ecuatoriano Flores, le colocaron en situación peligrosa: en
1852 se promovió una insurrección por Yivanco, San Román
y otros generales; un conflicto con los Estados Unidos por la
posesión de las islas de Lobos acabo pacíficamente por los bue-
nos oficios de Inglaterra y Francia. En 1853, el gobierno pe-
ruana reclamó al de Bol i vía sobre la emisión de moneda de
mala ley; el enviado del Perú, Paredes, fue espulsado por el
ministro de relaciones boliviano, y en represalia el gobierno del
Perú suprimió las franquicias que disfrutaba el comercio de Bo-
lívia. reclamando ademas satisfacción del agravio: no obtenien-
do reparación, el Presidente Echenique envió una pequeña es-
cuadra al puerto de Cobija. La situación económica del Perú era
grave; Belzú, jefe de la República boliviana invadió a su adver-
saria y ocupó varios pueblos dejando entender que no hacia
la guerra al pais sino al gobierno: Don Domingo Elias, dester-
rado peruano que públicamente habia acusado al gobierno por
sus malas gestiones administrativas, desembarcó en Tumbes co-
menzando la revolución, que aunque sofocada por lo pronto rea-
pareció en lea y se estendió por toda la República: el general
Castilla se puso al frente del movimiento: el general invasor
Belzú se retiró de toda intervención mientras la contienda civil:
por fin en 1854 Echenique fue derrotado en la batalla de la
Palma: la convención nacional reunida en Febrero de 1855
nombró ¡í Castilla jefe del poder egecutivo: en Julio se dio un
estatuto provisional en que se consignábanla organización admi-
nistrativa y las garantías individuales y atribuciones de los po-
deres, pero no se estableció la libertad de cultos ni se prescin-
dió de la intolerancia *que indicaba el influjo del tradicionalis-
mo: la constitución promulgada luego abolía la pena de muerte
y establecía el sufragio universal: en Agosto de 185G estalló una
rebelión militar que fue vencida con mucho esfuerzo: las tenden-
cias de la constitución á limitar los privilegios eclesiásticos, dis-
gustaron al clero y al partido conservador; algunos representan-
res opuestos á las reformas sublevaron la ciudad de Arequipa
colocando al frente del movimiento al general Yivanco quien se
apoderó de los principales barcos de la escuadra y con ellos
428 COMPENDIO
ocapó las islas Chinchas: al cabo de do? anos de guerra ven-
cí'' el gobierno despees que Arequipa filé tomada (Marzo
por el general Castilla: la Asamblea había sido disuelta en un
motín militar el 2 de Noviembre de 1857, y aunque el Presiden-
te condenó el atentado en un manifiesto, de la di-
solución: en Agosto de L858 el sufragio universal elegió' Jefe del
Estado al general Castilla, elección que aprobó y confirmó clin-
mediato I en Noviembre de 1860 se promulgó definiti-
vamente la constitución: l¡" i <-uat¿ do pre-
sidencial, y organizaba el p Cámaras, Se-
nado y Congreso; una r el apoyo que
el Perú prestaba ni general V le límites,
acabó en L86Ó obteniendo algunas franquicias i tmerciales la I
publica peruana; pero campana
cíeron mi el Ecuado vadore illa
perdió influencia y apo; | neblo ¡í la vez que se le aei
ba de haber ado sin motivo ni utilidad el presupuesto j
los compromisos de la nación: un atentado contra el Presidente
fué causa de que ge modificasen alguna- prescripci
nales y de <¡u«' ia la pena de mueri ral
Castilla protestó contra la anexión Doming ana. y
otra la intervención francesa en Méjico; en Mayo de L£
drj.l el puestea] general San Román que había sido elegido en
Octubre do486l; sus I m> pudieron realiza:
por sorprenderle la muerte en Abril d< por
sn iniciativa destinó el ( '" públi-
cas, y por olra parto >\r las reí a-
normaíes y frías que en la su ante* an con
Francia, [nglaterra,el Ecuador y Bolivia. ■ del Go-
bierno el segundo «ice presidente general Canseco, pon ausencia
del primero Don Juan Antonio Pi del mando del ejército
el general Castilla: al n de Pezel ocupóla presidencia, sal-
vó las dificultad transijió con el Brasil
acerca de la navegacioaporel rio dé las Amazonas, j Fe dedicó
A la administración protegiendo lo tntos industriales y ba-
tiendo conce para construir ferrocarriles: para evitar la
ingerencia de Europa en los asuntofl americanos, propuso la reu-
nión de un Congreso que estableciera la alianza ofensiva y de-
fensiva de las Repúblicas de América contra cualquier amena/a
a su independencia y á 9U libertad. A principios de 1864 lh
al Pero Don Ensebio Salazar y Mazarredo con el título de co-
misario del Gobierno de España para hacer reclamaciones al
Gobierno peruano de créditos •'• intereses, pero el Gobierno
del Perú no se avino a' tratar eon el delegado COB «'1 carácter
que llevaba, y considerando Mazarredo romo mi de-aire y u-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 421)
na negativa lo que era susceptibilidad nacional, se tras-
lado á Pisco ií bordo de la escuadra española mandada por
el almirante Pinzón y por orden suya fueron ocupadas (14 Abril
L864) las islas Chinchas á modo de prenda por las recla-
maciones aducidas: aquel hecho era irregular por la forma
y mas en el fondo cuando se hablo de reivindicación de antiguos
dominios cuyas libertad está consumada; ni era un comisario el
que debía presentar las quejas de España á Un patis que tiene su
autonomía por mas qáe no estuviera reconocido por la antigua
metrópoli: el espíritu racional se resintió en el Peí/, y los espa-
ñoles y sus intereses privados en el nuevo inundo fueron los real-
mente perjudicados con la política poco discreta del gobierno con-
servador español: en Chile se hicieron ruidosas manifestaciones
que avivaban funestos odios ya casi apagados antes de estos su-
cesos. En Noviembre se reunió en Lima un Congrsso de repre-
sentantes de las Repúblicas latinas de América, para tratar de las
medidas convenientes ;í su seguridad: Pareja reemplazo á Pinzón
en el mando déla escuadra; española y el 28 de Enero de 1865 se
firmaron en el Callao los preliminares de un arreglo: el Perú re-
conocía los créditos de España y se obligaba á satisfacer una in-
demnización de tres millones de pesos. Este tratado irritó á la
opinión que proferia gritos de muerte contra los españoles: Pe-
zet tuvo que abandonar el poder: el gobernador de Arequipa,
coronel Prado, se había sublevado proclamándose dictador y es-
tableciendo un gobierno en Arica, Puno, Cuzco y otras provincias;
Canseco, segundo vice- presidente, estaba unido á los insurrectos:
el gobierno español, colocándose en el punto por que debió empe-
zar, envió un ministro plenipotenciario que fué recibido por Pezet
poco antes ele su caída: Canseco le sucedió en la presidencia y pro-
curó evitar un rompimiento, pero fué depuesto en Noviembre y
se proclamó dictador al coronel Prado: la escuadra española blo-
queaba los puertos de Chile lo cual mantenia en mayor eferves-
cencia alas muchedumbres: el gobierno de Prado se anunció á to-
dos los representantes de las naciones menos al de España que se
embarcó en Diciembre inmediato (1865); Chile y el Perú se vi-
nieron en alianza ofensiva y defensiva adhiriéndose luego Soli-
via y el Ecuador: en 14.de Enero de 1866 se declaro el estado de
guerra con España: el combate del Callao fué el mas grande de
esta guerra; la escuadra española se retiró y ambos contendientes
se atribuyeron la victoria; sin hacer la paz y sin hostilidades
activas, con solo un armisticio en principio (convenio de 2 de
Enero de 1867) siguió un estado incierto hasta después de la re-
volución de Setiembre en España, que gobiernos liberales mas
previsores concluyeron un armisticio que era en realidad concier-
to implícito de pacificación. Afines de 1866 fué elegido Presi-
430 COMPKNDlO
«lentecí coronel Prado: los indios se sublevaban ai Sur. y el an-
ciano general Castilla se declaraba contra Prado: al cabo triunfo
el gobierno: el 31 de Agosto de 18 adoptó una constitución
bastante liberal menos en lo reUgioso que era intolerante: la n
lucion promovida en el mismo aíío por Cansecoy el coronel Bal-
ta, arrojó de la presidencia ;í Prado después de algunos meses de
combates; se restableció la constitución de y Balta salid
elegido presidente por cuatro anos que comenzaban el primen
Mayo de 1868. Favoreció los adelantos materiales y gobernó en
paz, pero el espirar el periodo. la lucha i al era <:i i -Memo
ardiente, y fluctuando entre consejos o] . r el
mando, y cambiando después de par* i dispuesto» dejar
libre el paso al elegido Pardo, cuando el ministro de la
roiiel PonTomas Gutiérrez le prendió, disolvió el I
se proclamó Presidente. Palta fué asesinado en la prisión (22 Julio
J72) por un hermano de Uutierrez i Marcelino (Jut La
ciudad de Lima--" sublevó a pj pueblo degoll - herini
Gutiérrez, Pon Manuel Pardo tomó posesión delfi ia.
\o obstante las ludia- que han mantenido al Perú en perpetua
agitación, lop corrientes poli ti encamic ••»n mas
pronunciado sentido Ii;ícia el |
aquella República ha pr demente, pudi
advertirse su vitalidad y dos que
lia disfrutado de calma i¡ -ulai
de las m I Zamarra debi mu-
ger hasta que esta logró colocarlo i q la
dio del ejército aun que la de < la-
marra, la muger de \rivai influjo estraordin&rio
la ^evolución queuió . I poder queelja babia conquise
ta4o: desde Arequipa uiarchó íhc alcamp; toen qu<
taban dos regiraiei _uir de los jefes y aclamar d
soletados., toin<» la ciudad de A requipa prendiendo ;í la h ida-
des en sus lechos, y reunió á los notables que junto con las
proclamaron á Viyarico Jefe supremo del K En mucha- otras
¡••'\ olnciones han figurado luí de toda
'•¡ales: muy de admirar lucra linaria no
picada en lm-has civiles para propósitos de amor propio y ambi-
ción sino para salvar la independencia d< alentar
las ideas generosas que los engrandecen.
Pkasil. iícredero did imperio Urasilefiu Pon Pedro !i
menor edad, fué su primer tutor Pon Bonifacio ^c Vndrade.
pero árrojadp pqr la fuerza pública en 1833 le sustituyo un con-
sejo de regencia: el Congresqde 1834 descentralizó la admi-
nistración: en epte tiempo algunas distrito- se insurr<
DE LA HISTORIA "l.'Xl VERSA L. 431
naron: en Rio^grande del Sur duro largos anos la guerra civil;
(laribaldi luchó en favor de los independientes de Rio-grande.
Elegido regente el P. Antonio Feijóo en 1835, sostuvo dos años
de luchas y dimitió sucediéndole Don Pedro Araujo de Lima
que gobernó hasta 1840 en que las cortes declararon de mayor
edad á Don Pedro II, que contaba quince años: disueltas en se-
guida las cortes, surgieron diversas insurrecciones republicanas
que se dominaron en 1842. Desde aquella época ha gobernado
Don Pedro IT con la constitución de 1824 reformada por dos
actas adiccionales: el poder legislativo se divide en dos Cámaras:
Senado y. Congreso: el Senado es elegido por el emperador, y el
Congreso pot elecciones en segundo grado; las libertades indivi-
duales y políticas están consignadas en la ley fundamental: las
provincias tienen sus corporaciones administrativas aunque con
la presidencia ele un delegado del poder central. En 1851 el Bra-
sil se empeñó en guerra con la República Argentina, y en 1865
con el Paraguay, quizá ambas promovidas, ya que con diversos
motivos de ocasión, con el intenta secreto de ensanchar el terri-
torio: la victoria sobre el Paraguay le proporcionó una parte de
territorio disputada desde años antes. El Brasil es una monarquía
constitucional: el partido liberal y el conservador se disputan el
gobierno, llevando hasta ahora la ventaja el primero, en parte
debida á la ilustración de Don Pedro II, hombre dedicado mas
que á gobernar, al estudio de los adelantos modernos y á la apli-
cación de progresos útiles ásu patria. No obstante estas buenas
tendencias, el Brasil.no se ha visto libre de interiores agitaciones,
unas veces provocadas por los dos partidos constitucionales, y
otras por el clero. En 1871 se votó una ley aboliendo parcial-
mente la esclavitud; todas las Repúblicas de América se habían
anticipado en esta medida humanitaria, estendiéndola á la liber-
tad absoluta y entera de la raza subyugada. Los ferrocarriles y
telégrafos, carreteras, depósitos y puertos, aumentan cada clia; se
protege la instrucción pública haciendo obligatoria la primaria,
se crean escuelas agrícolas, y la inmigración íia tomado bastantes
proporciones. La superficie del Brasil es mayor que la de Europa,
y solo cuenta doce millones de habitantes: allí como en el resto
de la América latina, el clero se opone constantemente á las re-
formas liberales que amenguan su influencia: en 1874 el gobierno
se vio obligado á tomar medidas serias contra los obispos de Per-
nambuco, Olinda y Para: los jesuítas fueron espulsados de la pro-
vincia de Pernambuco, y el partido ultramontano conmovió el
país, logrando aun alcanzar ventajas pasajeras*.
432 COMPENDIO
Paraguay.— El Dr. Francia gobernó de üd modo absoluto
el Paraguay hasta su ruuerteen 1840: el pueblo estuvo aislado
del esterior y sin libertad en el interior: loa estranjeros no po-
dian atravesar aquel territorio sin peligro: el espíritu nacional
se apagó bajo aquel despotismo asiático y ¡Mjuel ia aisla-
dor y de monopolio: á nombre del Estado se hacía agricultor y
comerciante uniendo la tiranía con cierto comunismo que de-
gradaba el trabajo matando '¡mulos: el Dr. Francia era
un asceta en el pódér: tomaba por medidas de Estado sijs
trav&gantes elucubraciones, y por drden el silencio «1»' los
pulcros: organizó tropas para su servicio y para vigilar el en-
claustramierito del pais: en todas partes veía conjuraciones, ;■•
una simpl" sospecha ó el temor del déspota bastaba para que
fusilase ó deportara á los que juzgaba enefi *u gobierno
tenia por base elterror, por ideal la sumisión completa del pue-
blo: cuando salía de casa, todos se refugiaban en la suya: las
prisiones eran tan horribles que ¿su lado palidecen la- de Vm
mi oca-iones la décima fiarte de los habitantes de la Asunción, Ca-
pital del Paraguay, sufrían en las corceles «'1 rigor del déspota:
no teniendo ingí aduana-. (anuido necesitaba recursos ademas
de los tributos) ordinario de los particulai
amena/as y i previo secuestro; en la ruina de la- [for-
tunas privadas, se apoderó de las alhaja- dr la- iglesias: el pais
soportaba esta incalificable tiranía: estaba educad'» por loe je-
suítas pura la obediencia pasita é incondicional: los habitantes
se solvieron sohibrios, desaseados, indiferentes: en L840 murió
el \)\\ Frauda: habia dominado él Paraguay de una manera
ma- despótica «pie ningún rey otfental: la miseria estaba en
todas parte- II-» ibia, ni había apariencias deque se pen-
: los jesuítas prepararon «'-a herencia recojida y esplotada
pof este personaje lúgubre 3* funesto. La- Repúblicas inmedia-
tas, ocupadas en su< querellas intestinas, no estaban en dispo-
sición de intervenir para librar al Paraguay de tan vergonzoso
estado. En los últimos anos se mostró el Dr. Francia mas cruel
que nunca; un dia eran presos todos los estrangeros, y otro pre-
senciaba el déspota el fusilamiento de muchos i' u el
pais solo había un médico. Pati icretario del Dr. Francia
quiso ocupar el poder, pero Fué preso, y se ah< 1 la pri-
sión: lo- comandantes militares eligieron dos cónsules; l><»n
Martin Roque Alonso y Don Antonio Lope? iltimo pro-
pendió ala dictadura é hizo fusilar ¿ los que podían ser un obs-
táculo: un congreso amenazado y cohibido aprobó la constitu-
ción (1844) propuesta por López, y que sin reconocer ningún
derecho, dejaba al Presidente las misma- facultades que habia te-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 433
nido el Dr. Francia. Apesar de esto, el nuevo jefe comprendió
que era ruinoso el aislamiento y que la República necesitaba re-
laciones esteriores: fomentó algo el progreso material y en 1857
hizo tratados de amistad y comercio con Francia. Inglaterra, los
Estados Unidos y otras naciones: construyó buques con ope-
rarios ingleses, aumentó la riqueza, pero mas que la pública la
.suya particular y la de su familia; la iglesia principal la desig-
nó para panteón suyo y de sus deudos; estaban alumbradas
las calles que frecuentaba el Presidente: en 1861 se inauguró el
primer ferrocarril desde la Capital í Yilla-Rica: López disol-
vió el mismo año las misiones y reconoció á los indios derechos
de ciudadanía. El Dr. Francia habia extremado la tirania cuan-
to mas avanzaba en edad; López, aunque no cambiando esencial-
mente el sistema, alentó las mejoras y oprimió menos el espíritu
nacional: murió en 1862 después de haber designado para suce-
derle á su hijo Don Francisco Solano López, designación que ra-
tificó el congreso: con mas cuidado que su padre, se consagró á
las mejoras materiales y á difundir la enseñanza. Los gobier-
nos de la República Argentina tenían pretensiones sobre el ter-
ritorio del Paraguay, abrigando los Estados de la Plata el de-
seo de monopolizar la navegación del rio y de sus afluentes: So-
lano López, viendo llegar la cuestión de límites, puso al pais en
■estado de defensa, y á las primeras dificultades tomó la ofensiva,
penetró en el Brasil con un ejército de diez mil hombres, (Di-
ciembre 1864) y ocupó varias plazas; por otra parte sus buques
atacaban á los argentinos y tropas de desembarco tomaron la
ciudad de Corrientes proclamando el sistema federativo. El U-
ruguay se unió al Brasil y la República Argentina para com-
batir á Solano López (1865), y librar al Paragua}r del yugo del
despotismo (según el testo del tratado): la lucha siguió por es-
pacio de cuatro años con mas pérdidas de los aliados que de los
paraguayos: á últimos de diciembre de 1868, López habia teni-
do que ceder al número de sus adversarios no sin mostrar él y
su ejército un valor notable: aun restableció la campaña en 1869,
y fué derrotado por el Conde de Eu yerno del emperador del
Brasil sin que por esto desistiese de continuar la defensa: los a-
liados establecieron en la Asunción un gobierno provisional
compuesto de Loizaga, Rivarola y Diaz de Bedoya, y declararon
fuera de la ley al Presidente López; por fin murió López en
un desesperado combate el primero de Mayo de 1870: el Para- •
guay quedó aniquilado; su población se redujo á menos de tres-
cientos mil habitantes de millón y medio que antes tenia; la pes-
te, casi siempre compañera de la guerra, ayudó á los aliados i
despoblar un territorio rico y abundante. Hecha la paz se reu-
nió un Congreso y proclamó la constitución bastante liberal; el
28
434 COMPENDIO
Brasil había ganado algunos territorios ú espensas de los ven-
cidos. En Agosto de 1871 se elegió' Presidente por tres años ií
Don Cirilo Antonio BLvarola, <jiiien entrando en disidencias con
el Congreso lo disolvió pidiendo ausilio ;í las guarniciones ar-
gentina y brasileña (Diciembre de 1871 ): los plenipotenciarios
negáronla intervención y Rivarola dejó su puesto, siendo ele-
gido el Yice-presidente Sánchez Jovellanos por tres anos qne
concluyeron en 1874 sucediéndole Don Juan Bautista Gil: la
estraordinaria indemnización de guerra ojie ge Gomprooa<etió ú
pagar el (íobierno del Paraguay, debía agobiarle indefinida-
mente (doscientos treinta y seis millones de pespG de loa «-nales
doscientos corresponderían al Brasil): las tropas brasileñas ocu-
pan el territorio paraguayo hasta que termine el plazo «le diez
anos.
Sin embargo de las fantfstus tradiciones del Dr. rYamaa. y «le
los desastre- por la guerra decim-o años, pl Paraguay nata de
levantarse y reparar los pasada males: la «m ¡on que lu-
cho, y la rapidez con que salid «le la estremí postración en que
le dejara el Dr. I'Yam-ia. prueban que el Paraguay < izde
regenerarse: La mayor parte délos cronistas concern]
Gatea de la Ann'rma del Sur. lamentan <jue la Kcpábliea Ar-
gentina y el Uruguay cometieran el error -_ra\e de llevar la
guerra ha-la un punto <|Ue hvantara el inllujo del Brasil QOD
menoscabo, y acaso con «laño, da* todos lo» 1!- limítrofe
CüKii w. Kl Presidente elevado en la Jiepúbüca del Uru-
guay después «lelsiin. Don Fructuoso R¡vera( I ,h'-
rrotó á la- tribus >ah lie cometían toda suertudo depreda-
ciones; las conspiraciones militares vinieron en seguid squi-
eiar un Iv-tado cuya autonomía estaba ;iiü
y 'a República Argentina, Bn 1825 rué elegido Pon Manuel
Oribe, y temiendo la revolución ya provocada por sus en
gos. solicito («1 apoyo del Jefe, de la Repúblic .mina. Don
Juan Manuel Orti/. de Rosas: Posas estata
general Rivera por haber amparado t< los emigrados tinos
y por haberse prestado i secundar la revolución contra el Re-
sidente de la confederación; ademas abr amiento de
unir el Uruguay, y era esta o«casion de intentar la ¡ncorp
«•ion: el ministro residente de Francia protesta, pero sin resulta-
rlo: el general Rivera que en L837 tuvo qne refugiarse en el
Brasil, invadió luego el Uruguay y rw L 838 entró «n Montevideo
y fué elegido Presidente, mientras Oribe marchó ;í la República
Argentina y acepto de Rosas el empleo «le general: la gtt«erra
duró cinco anos, y Oribe rechazado por sus compatriota
vengó cruelmente de esto odio, dando mas fuerza ú la resisten-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 435
cia la traición de mi hombre que por ambiciones y despecho
combatía contra su patria: después de largas escaramuzas y
batallas, Oribe puso sitio á Montevideo en Febrero de 1843; los
estrangeros se armaron en favor del Uruguay, luchando á la ca-
beza José Garibalcli que hizo prodigios de valor, y mereció' que
se le confiase el mando de la escuadrilla oriental: el bloqueo del
Puerto de Montevideo reducia la ciudad al último estremo, pero
resistía: el general Rivera fué destrozado en la batalla de Judia
muerta (28 Marzo de 1845) por Urquiza, general de Rosas. El
Brasil, receloso del poder de Rosas promovió la intervención
de Inglaterra y Francia, pero estas naciones se pusieron entre
sí de acuerdo sin la cooperación del imperio brasileño á fin
de que no se envolviera en nuevas complicaciones: el pacto te-
nia por base la independencia é inviolabilidad del Uruguay: la
escuadra combinada derrotó ala argentina y dejó libre el puer-
to, y aunque siguieron las hostilidades los uruguayos pudieron
competir con mas ventaja: las revoluciones interiores de la Re-
pública Argentina facilitaron al Uruguay el desenlace; Urquiza
se separó de Rosas, se inclinó al lado de los unitarios prote-
gidos también por el Brasil, venció á Oribe y libertó Montevi-
deo (1851): por espacio de algunos años la República necesitó
reponer sus quebrantadas fuer/as; en 1859 se firmó un tratado
entre el Uruguay, la Confederacic :n argentina y el Brasil para
garantiza ¡- la independencia del estado oriental y evitar con-
flictos caso de guerra entre los otros dos contratantes: el Presi-
dente Pereira fué reemplazado por Don Bernardo Berro, del
partido conservador, en 1860, y en 1863 estalló una revolución
liberal dirijida por Don Venancio Flores; Berro acabó su pe-,
riodo en 1864 y le reemplazó Aguirre en medio de dificultades
interiores yesteriores: el Brasil pidió que se indemnizase á sus
nacionales por los perjuicios sufridos en las luchas civiles, y no
obteniendo satisfactoria contestación, comenzó las hostilidades;
Flores se unió ;í los brasileños que amagaban ya la capital á prin-
cipios de 1865: Aguirre renunció el poder y se eligió á Yillal-
va: en seguida, por un convenio pasaba el Gobierno á Flores
♦ {tie entró en Montevideo el 23 de Febrero, y después de al-
gunos decretos en favor de los jesuítas y de las asociaciones re-
ligiosas, decretos que no confirmaban el título de liberal que se
daba Flores, pactó con la confederación y el Brasil una alianza
ofensiva contra López, Presidente del Paraguaty. No obstante
progresó de una manera extraordinaria el Uruguay en este tiem-
po; telégrafos, ferrocarriles, cables submarinos, carreteras, casas
de beneficencia y empresas de todas clases fueron atendidas y
fomentadas con notable solicitud: al comenzar el año 1868 fué a-
sesinado el Presidente Flores: acusábanle de haberse vendido al
436 COMPENDIO
lirasil y de haber sometido la política á sus designios perso-
nales. Le sucedió el general Don Lorenzo Batlle. del partido
avanzado, que sostuvo una prolongada lucha con los conser-
vadores hasta que se verifico una transacion en Enero de 1s7j
y se encargó del Gobierno el presidente del Senado Dr. G-o-
mensoro hasta las nuevas elecciones que dieron el triunfo al
ür. Don Elias Kllauri: la revolución le obligó ¿dimitir; pero su
sucesor Don Pedro Várela ( I «fluí un ano entre di-
ficultades, reemplazándole como gobernador interino de la Re-
pública el coronel Don Lorenzo Lfttorre.
El Uruguay ég el pais mas productor de la América del Sur;
dentro de sus condiciones territoriales: desde I la inmigra-
ción europea se dirige preferentemente a' Montevideo a la ve*
que a. Buenos-Aires: las discordias intestinas, y la irreflexiva guer-
ra con el Paraguay, han desconcertado la hacienda y cortado en
parte el vuelo i la prosperidad nacional pero apesar de todo,
ha podido ensanchar sus relaciones y mejorar la agricultura, la
ganadería j el comercio; los mas riooa ganaderas del mund
encuentran en aquella República. Kii la eampafia COD el 1'
dente argentino R acredit ' el üt un valor indoma-
ble.
CoNri:i»KUAcio.N Ak«.i:n n\ \. Mu Diciembre de 182? fhé ele-
gido Don Juan Manuel ónix de Rosas gobernador y capitán
general de la provincia de Buenos-Aires 1 m fir-
mó un pació federal entre Buenos-Aires 1. -anta
Fé y Entre-Ríos, al cual se adhir mentes: sublevad*
Córdoba Iqs unitarios, fueron vencidos: eD 1832 [losas emprendió
guerra contra los indios del Sur y se pqso al frente de las tropas
no admitiendo la reelección de la presidencia: esta guerra produ-
jo la anexión de grandes territorios que en parte distribuya R k
sas entre su familia y sus amigos; partidarios: Baleares ocupd
la presidencia, formo un partido numero-.», y favorecid la- ten-
dencias liberales, pero esto irrit.' i los partidaria den-
tro de Buenos-Aires triunfaron las bandas del general federalista
con no pocos atropellos y matan/a- al grito de u mueran los salvj
unitarios": la Asamblea confirió ú I' der absoluto por cinco
anos confirmado por el sufragio universal: el poder legislafn
concreto a funciones secundarias; los que podían competir en in-
flujo «) prestigio con Rosas, eran ' alejados ÍQuÍTÓ-
ga, López): SU modode ver la calidad de !< - estrai '¡uie-
nes (pieria obligar i los mismos servicios que ;í los nacionales, le
trajo dificultades exteriores; Francia rechazo ese principio, pidió
reparación de agravios inferidos i los SUJOS, y como no la obtu*
viera, el almirante Leblanc bloquea el puerto de Buenos-Aires
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 437
(1838): en el interior (lela confederación aparecían graves desa-
venencias contra el dictador; Rivera desde el Uruguay favorecía
las insurrecciones argentinas; Rosas intervino en favor de Oribe,
con el intento de unir á la confederación la República oriental:
esta guerra duro con leves alternativas catorce años: en 1845
Francia é Inglaterra por un tratado que ajustaron á iniciativa del
Brasil, intervinieron aunque solo con sus escuadras: destruyeron
la flota argentina y levantaron el. bloqueo del puerto de Montevi-
des: los uruguayos habían llevado la guerra á Entre-Ríos y Cor-
rientes, ausiliando á los enemigos de Rosas reelegido en 1840 por
otros cinco años (el mismo año termino el conflicto franco-argen-
tino sobre reclamaciones): las tropas del jefe argentino vencían en
las provincias cometiendo incalificables escesos (confiscación y
proscripciones en masa). Distinguióse en esta campaña por áu
crueldad y por sus victorias el general Don Justo Urquiza que
aunque ocultaba sus aspiraciones era tenido por émulo y secreto
adversario del dictador: en el esterior los emigrados y los escri-
tores independientes ponían de relieve los vicios y abusos de Ro-
sas, los crímenes y maldades que impled para sostenerse en el
gobierno. Urquiza, mas sañudo aun y vengativo que Rosas, go-
bernaba la provincia de Entre-Rios: su conducta ademas de cri-
minal era baja pues siendo tendero de oficio, prohibió todas las
tiendas gfin autorizar mas que a sus amigos con quienes entraba
en participación de ganancias: buscaba ocasión para derribar al
dictador de Buenos-Aires, pero esperando el momento propicio,
y de resultados mas seguros: en 1851 la cooperación del Brasil le
decidió, tomando por pretesto la conveniencia de organizar de-
finitivamente la federación: cada cinco años Rosas presentaba Ya
renuncia del poder en la seguridad de que no se le aceptaría; af-
ilora Urquiza á nombre de la provincia de Entre-Rios eludía la
costumbre, y uniéndose al Brasil y el Uruguay promovió la guer-
ra que concluiría con la dictadura de Rosas; la provincia de Cor-
rientes se alzó también á oscitación de su gobernador Yirasoro:
Urquiza se puso en movimiento con un ejército hacia el Uruguay,
hizo capitular a Oribe, jefe de las fuerzas de Rosas .que asediaban.
á Montevideo, y reunidas todas las tropas coaligadas, en número
de treinta mil hombres, se encargó el mando á Urquiza; la pro-
vincia de Santa Fe se unió á la coalición: Rosas con treinta y
cinco mil hombres, esperaba cerca de la hacienda de Monte-
.Caseros, donde se dio la acción (3 Febrero de 1852) venciendo
Urquiza apenar de su incompetencia militar: Rosas huyó y se em-
barcó al siguiente dia para Irlanda. Encargado de la presidencia
el Dr. López presentó luego la dimisión sucediéndole el general
Pinto: convocada la Asamblea, Urquiza la disolvió al poco tiem-
po dando el gobierno de Buenos- Aires al general Galán; la era-
438 COMFEKDIO
dad arrojó al gobernador y se declaró independiente, mantenién-
dose asi sin embargo del asedio que la puso Urquiza y que do
produjo resoltados .
Urquiza. nombrado Director Supremo, estableció el gobierno en
Paraná y reconoció la independencia de Buenos- Aires que presi-
dia el Dr. Obligado: los hombres mas notables de la oposición,
Mitré, Pareja, Pórtela. Ortiz y otros, habían sido embarcados en
nú buque de guerra: separadas las dbs secciones de la confedera-
ción argentina, se establecieron pactos para la mejor inteligencia,
y comenzaron á desarrollarse los progresos materiales: I'rquiza
quería anudar el pacto federal y provoco' dificultades que no tuvie-
ron consecuencias serias hasta 1:859 en que las provincias se mani-
festaron resueltas á que in je Buenos-Aires en la confedera-
ción: el general Mitré fué derrotado por Urquiza en la batalla de
Cepeda (23 Octubre de 1 859 l, y be lirmó nn tratado por él cual se
reconstituía la unidad entre los Esta* rgentinos. Kl general
Urquiza cedió el pu< sto .■' Don Santiago Denjui elegido por
años: Mitre, era gobernador de Buenos-Aire algunas dificul-
tades que estuvieron a punto de producir un seguid.» cht
celebráronlas fiestas de la paz Petfola tranquilidad nn tardri
en alterarse en toda la Bepublica i consecuencia de una- resolu-
ción en San .luán donde fberon asesinad berriador Virásóro,
su hermano y algunos de bus parciales. Nombrada una comi
que acudiera al lugar de 1"- sucesos, el preside!
Don Juan Saa venció alo iluciónarios haciendo acomp
la victoria de niini' incia d loba fué
también invadida y cayeron las nitorid;i f al unitarismo
que sostenía Buenos-Aires: Iban árotóf>erse las hostill mttfe
las dos '•''•iones unidas, cuando mediaron loa representantes de
Francia é Inglaterra, pero tr ¡tóciones sin éxito el ESstado
de Imenos-Airesy el gobierno confederado llegaron ú las manos:
en la batalhule Pavón, (17 Setembrt nadie ak
ventajas materiales de aunque ->' Bnenos-Air
ventajas morales por el pánico délos confeden cobiernó
de Paraná rennncWy las fu< i • apoderaron de la
escuadra federal: la confederación estaba disuelta. Kl
Mitré ocup<> la presidencia de la República Argentina: poco mas
tarde tuvo lugar la guerra contra el Paraguay, mientras la- pro*
vincias se desligaban siguiendo diferentes tendencia-. El Dr. Sar-
miento entró d presidirla República en Octubre dé I jus-
tifieden él gobierno clamo!' que como publicista había manifes-
tado por la instrucción publica y por el progreso: [Jrquíza se in-
clinaba i la conciliación de loa partidos (fué asesinado en Abril de
IB70): i la muerte de Urquiza hubocaihbios esenciales en la pr<»-
vincia de Entre-Riós, y en ISTI las tropas argentinas destruyeron
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 439
al ejército de López Jordán que se habia hecho Presidente de la
provincia de un modo violento. Al terminar la lucha con el Para-
guay, ocurrieron dificultades entre el Brasil y la República Ar-
gentina, pero se hizo un arreglo amistoso. La cuestión con la Re-
pública chilena sobre derechos á colonizar la Patagonia, está
todavía pendiente: ninguno de los dos países tiene población de
sobra y no se hace por tanto perentorio el desenlace. La presi-
dencia del Dr. Sarmiento concluyó en 1874, y se eligió al Doctor
Don Nicolás Avellaneda: el opositor general Mitré se alzó en ar-
mas por creer que en la votación se habían cometido fraudes: el
ejército á las órdenes del Dr. Sarmiento obtuvo la victoria. A
principios de 1875, los jesuítas y eidero alarmaron á Buenos-
Aires con las predicaciones ultramontanas y pidiendo la devolu-
ción de los bienes de la iglesia: una manifestación de estudiantes
quiso atravesar los patios de la casa en que se albergaban los
jesuítas que era propiedad nacional; obtenido el permiso, no bien
había cruzado el umbral de la puerta el estudiante que llevaba
la bandera, los jesuítas se arrojaron sobre él, le derribaron y le
cortaron la cabeza; los primeros que le seguían cayeron muertos
ó salieron heridos: la muchedumbre invadió la casa, mató á to-
dos los jesuítas, y luego corrió al palacio arzobispal y registró
el edificio y los papeles de la curia: el arzobispo habia huido.
La República Argentina como el resto de la América no tiene
otro obstáculo verdadero para su desenvolvimiento que el ultra-
montanismo, base de todos los conflictos y núcleo de fuerzas siem-
pre dispuestas á perturbar los pueblos donde quiera que haya de
ganar algo la teocracia ó que importe á cualquiera de los intereses
tradicionales ele fuera ó dentro de los Estados: de ahi que todos
los caziquismos egoístas hayan encontrado amparo á espensas de
la libertad y de la paz de las jóvenes Repúblicas. Son tantas y
tan poderosas las energías de los pueblos del Sur, que aun envuel-
tos en luchas desastrosas han visto crecer sus recursos, su repre-
sentación y su vitalidad: la República Argentina hace un comer-
cio de mas de cien millones de pesos, está en relación coa. todas
las plazas del mundo, y afluye una inmigración numerosa y tra-
bajadora. Alsina, Mitré, el Dr. Sarmiento y otros hombres polí-
ticos de tanta inteligencia como honradez y patriotismo, señalan
un camhio de rumbo en la política de aquel dilatado pais.
Chile. — El Presidente, general Don Joaquín Prieto, elegido
-en 1830, tuvo de vice-presidente y consejero á Don Diego Por-
tales, hombre de gran capacidad que realmente gobernó durante la
vice-precidencia, la cual suprimió por innecesaria cuando ya habia
impreso su política en el gobierno. En 1833 se reformó la cons-
titución estableciendo entre otras menos visibles modificaciones,
440 COMPENDIO
la duración por diez años del periodo presidencial con la reelec-
ción por una sola vez (en 1871 se ha derogado la prescripción re-
ferente ¿ la reelegibilidad).
El general Santa Cruz jefe de la confederación peni-boliviana,
proporcionó armas y barcos ¿í Freiré y otros desterrados chi-
lenos para que iniciaran la guerra civil: habia ademas puesto
restricciones al comercio de Miile: la espedicion de Freiré
frustro' (1836) cayendo prisionero con casi todos los espedieio-
narios. El gobierno chileno declaró h guerra í Santa Cruz: m
escuadra apresó algunos buques peruanos, y la actividad de
Portales, vuelto al poder ante los peligros del pai¿ anifesto
en todos los preparativos y determinaciones: debía embarcarse
en 1837 con un ejército de cinqp mil hombres en Ouillota y quiso
el mismo Portales presenciar las maniobra-. Pasaade revista rf
las tropa-, se -ublevó el coronel Yidaurre epll un batallón, pren-
dió ií Pórtales obligándole a linnar la entrega «le la ciudad de
Valparaíso, y de la escuadra: Vidaurre marchó ;í Valpai
pero halló resistencia y quedó derrotado: el ministro i' - fué
fusilado por orden del jefe insprrecto: poco mas tarde fueron
fusilados Yidaurre y sus principales pedición
chilena partid en Setiembre (48*7) mandada por el general Blan-
co Encelada: desembarcaron las tropas en May. tomaron la
efudad de Arequipa organizando el gobierno* del Berú con la
ideneia del evncral Laíucnte: un tratado de paz (Noviembm)
reconocía la deuda de un milico) ochocientos mil
de Chile: al ano siguiente 1838 su
(lela confederación perú-boliviana con las Repúblicas chilena
y argentina, tanto por perjuicios del comando cuanta
bitos reclamado- al Perú: cinco mil espedioionaríofi desembar-
caron tí las órdenes del general Bulnes frente i dterv
rotaron las tropas de Santa Cruz f entraron tn Unía: Gtan
rué colocado rn la presidencia; luego los partidarios *\r Santa
Cruz se agruparon cu ejército considera!»!.'. (íamarra evacué
Lima eon el general Bulnes, pero en la batalla de Yancas q
enteramente derrotado Santa Cruz; la paz se i iida
En 184] el -enera! Don Manuel Bulnes gido Presiden-
te, administró eon acierto loe intereses de la República y en-
tré en relaciones eon la antigua metrópoli previo mcoaariiinion
t») de la independencia.
En 185] se hicieron las alecciones en media de una
efervescencia; Ide dos partidas radical y oonsemrador, lucharen
con el mayor empeño: triunfo el candidato conservador Don
Manuel Montt, hubo algunas sublevaciones populares de |&j <-ua-
-alio vencedor el general Biún reveló una
mas liberal que lo (¡ue podía esperarse de las condiciones del
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 441
partido victorioso; no rechazando sistemáticamente ninguna re-
forma útil, comprendiendo las exijencias de la época, se separo
de las prácticas habituales de los conservadores é inauguró un
periodo de paz, de progreso y de respeto á las leyes, sin oponer
resistencia á la opinión libremente manifestada. Don José Joa-
quín López se elevó á la primera magistratura del Estado en
1861; pertenecía al partido liberal, y se advirtió el caso sin-
gular de haber obtenido los sufragios de todos los compromi-
sarios menos de dos que no llegaron á tiempo para emitir su voto
y que después se adhirieron: el Presidente Montt por evitar
discordias abandonó la protección del candidato conservador
Don Antonio Yaras, y recomendó la unión en la candidatura
liberal: el primer proyecto del G-obierno fué el de .una amnistía
general que el congreso votó por aclamación. El Gobierno de
Pérez adolecía de debilidad; queriendo conciliar los partidos, no
obedeció ni los principios liberales en la es tensión que reclama-
ban los radicales, ni las prácticas conservadoras que invocaban
sus contrarios; sin embargo hizo lo que pudo por concordar las
opiniones, ó mantener en otro caso la lucha en la esfera de la
razón y de las ideas.
En 1864, la ocupación de las islas Chinchas, propiedad del
Perú, por la escuadra española, produjo una estraordinaria agi-
tación en toda la República chilena: en las ciudades se hicie-
ron vivas manifestaciones en favor de los peruanos y contra
España: después del frágil tratado del Callao, el Gobierno de
España reclamó de agravios, pero mediante esplicaciones quedó
satisfecho el representante español en Santiago, á pesar de esto
el Gobierno de España no se satisñzo, y envió al almirante
Pareja con una escuadra: el 17 de Setiembre de 1865, el almi-
rante se presentó en el puerto de Valparaíso, y el 18 dirijió
un ultimátum al Gobierno de Chile, exigiendo el saludo de
veintiún cañonazos á la bandera española, y esplicaciones in-
mediatas sobre todas las reclamaciones pendientes: el ministro
Cobarrubias se negó sin que alcanzara mayor éxito un segundo
idtimatum del 22 de Setiembre. El Presidente Pérez publicó una
alocución esponiendo la resolución ele resistir á todo trance y
el congreso votó veinte millones de pesos para atender á la
guerra, mientras el almirante Pareja declaraba bloqueados los
puertos de Valparaíso, Coquimbo. Herradura, Caldera y Tal-
cahuano: en cambio el Gobierno abrió treinta y ocho puertos
libres de derechos de aduanas. En Noviembre la corbeta chi-
lena "Esmeralda" abordó á la española "Covadonga" y se apo-
deró de ella: al conocer este suceso el almirante Pareja, se
suicidó: Méndez Nuñez tomó el mando de la escuadra española:
en Marzo de 1866, Méndez Nuñez bombardeó Valparaíso: á
142 ÜOMJPKNWO
mitad de Abril levantó el bloqueo y se retiro con la escuadra.
En todo ese erítieo periodo, nada se alteraron las leves inte-
riores: la libertad continuó imperando, y cada dia adquirían
mas robustez las instituciones y mas garantías el orden público:
terminada la guerra, el Gobierne dio mayor impulso A la ma-
rina y ;í las obras de fortificación, reduciendo al mismo tiempo el
ejército permanente: la República adquirí s territorios
en la Araucania.
En 1871 recayó la elección presidencial en Brrasnriz: <-ues-
tiones sobre posesión de la Araucania y Panuronia con la Confe-
deración argentina, y con Bolivia sobre límites, terminaron satis-
íiicloriii fuente en los dos primeros anos del gobierno de KrraMiriz.
La República chilena mas prestigiada mi la América
latina por BU discreción política, por el afianzamiento de bus
libertades, buen juicio de los partidos, y adelantos qae se lian
hecho continuadamente desde la independencia. La constitución
de 1833 abolió la esclavitud; pero aun allí el ultrainontanisino
procura ganar terreno y produce perturbaciones si bien basta
ahora 90D dominadas con facilidad. La instrucción publk
protejido por todo- 1<>- gobiernos >í quienes sirve de lemf
principio de que la base necesaria de la prosperidad y de la
verdadera y sólida libertad, ilustración nacional
minos de hierro unen los principal' la República;
el telégrafo enla/a con !<»- EgtJ por encima de los
Andes, y el cable con Bdrop&. La guerra con España perju
el comercio de Chile y muy gravemente 1<>- intereses de los
pañoles en aquella y otras regiones del uuevo nram tase
en la política chilena un j»i evidente sobre losdemas Estados
latinos de Ann'rica y Europa: '*i partido que cu los demás pue-
blos se llama conservador con afinidades ¿adicionales y que ha
engenditodo casi todos los despotismos contemporáneos, nada üe-
ne de coman con los conservadores chilenos, que sin de
de los tiempos ni eludir las legítimas necesidades del ¡
avienen ;í las ciivmittancias admitiendo los resultado- naturales
de las grandes revoluciones de un siglo.
Haití y Santo DOMINGO, luida la República bajo la pf
delicia de Uoyer. no cesaron las dificultades ni las luchas, ni el
principio de igualdad QUé se proclamara existia mas <}Ue en
las leyes, no en la practica ni en los raétod gobierno: la
oposición del general Boyer pedia desde i cumplimiento
de las promesas hechas: en 1833, los diputados I Ierard-Dumesle
y Saint-Preux fueron espulsados déla Cámara, peio años des-
pués volvían al Congreso, y fortalecidos sus partidarios en L839
eligieron & i Ierard-Dumesle presidente de la ('amara de fépre-
DE LA IIISTOKIA UNIVERSAL. 443
sentantes, sin que por esto se ganara por entonces terreno:
Boyer arrojó de la Asamblea á los principales de sus adver-
sarios; repitió el mismo abuso en 1842 al verse derrotado en
los comicios. En Febrero de 1843 se sublevó la ciudad de Cayes
en demanda d% la sustitución de Boyer y todo el Sur de la isla
secundó la insurrección organizando un gobierno provisional: el
Presidente renunció el puesto y se emloarcó para Jamaica. La
sección española de la isla aprovechó la revolución constituyén-
dose en República independiente.
Haití. — 0. L. Herard ocupó la presidencia de Haití; pero
luego triunfó la raza negra y elevó á su candidato general
Guerrier; le sucedió Pierrot derribado en seguida por Biché
que guiado por buenas intenciones comenzaba á realizar su plan
de reforma cuando murió: el senado nombró Presidente á Faus-
tino Soulouque hombre vano y superticioso que se atrajo las
burlas ó los odios de las personas ilustradas: Soulouque se ven-
gó de sus enemigos por medio de matanzas y saqueos. En
1849 le nombraron emperador con el título de Faustino I, y se
estableció una aristocracia, una orden de la legión de honor, y
privilegios difíciles de arraigar: Soulouque quería parecerse ¿í
Napoleón. Así gobernó diez años por el espanto y la tiranía:
deseando unir la isla con el territorio separado a la caída de
Boyer, emprendió guerras largas y sin éxito á la República domi-
nicana: en 1859 el general Geffrard hizo la revolución y fué
elegido presidente; luego tuvo que luchar con otras ambiciones,
siendo al ftn derrotado en 1867 • por el general Salnave: las
revoluciones han continuado sin descanso ofreciendo aquel pais
un cuadro de cambios, caídas y triunfos, solo comparable al
de la República dominicana.
República dominicana. — Ei general Don Pedro Santa- Ana
que dirijió el movimiento de separación de Haití á la caida
de Boyer, ocupó la presidencia por cuatro años: le sucedió el
general Baez y en 1852 se eligió de nuevo ú. Santa- Ana, reem-
plazado en 1856 por el general Alfan: en tocio el tiempo del
imperio de Soulouque en Haití, la República dominicana es-
tuvo amenazada y en guerra con sus vecinos. ¿í la vez que en el
interior pugnaban las ambiciones de los generales, y se aniqui-
laba la hacienda. Desde tiempo atrás algunos dominicanos in-
tentaban solicitar el protectorado de una potencia estrangera
que les pusiese al abrigo de las hostilidades de Haití. Vuelto
al poder Santa- Ana, promovió en Marzo ele 1861 una decla-
ración anexionista ¡í España, proclamando la soberanía de la
reina Doña Isabel ÍT. Por un decreto de 19 de Mavo, el Go-
144 COMPENDIO
bienio español incorporaba la República de Santo Domingo a
la monarquía: el Presidente de Haití genei'al Geffrard proteste'
en un manifiesto comunicado á todas las naciones; la mayor parte
de los Estados de Sur América protestaron también: se envia-
ron tropas y barcos de guerra de la isla de Qfba, y represen-
tantes de España tomaron posesión del territorio á nombre de
la reina. En 1863 el general dominicano Pimentel proclamó
la independencia y principio la guerra: en Julio de 1865 las
tropas españolas evacuaron la isla: se constituyó un gobierno
provisional presidido por el general Cabral. y en 18GG las cortes
constituyentes nombraron í Baex derrocado luego por Cabral y
triunfante otra vez en 1868: las discordias intestina
dieron con leves interrupciones hastia la presidencia de Don
Ignacio Maria González, en 1873 qnfc aseguró temporalmente
<\\y. <-<m medidas acertadas: no duní macho la tranquilidad:
puede decirse nue la guerra civil es la situación normal de la-
dos Repúblicas de la isla: el din que las instituci unen
asiento. Santo Domingo podrá revelar la- grandes riquezas que
entraña un suelo tan pródigo y capaz de contener un número
de habitantes diez veces mayor. La mezcla de \ ida una
de hi< cuales quiere prjep i . es un obstáculo para la
solidacion de la pa/: en Haití dominan loe
rivalidades entre ellos que las otras razas déla República do-
minicana.
El paso del Gobierno español aceptando la anexión fué pre-
cipitado y perjudicial: ni la opinión se había manifestado libre
y espontáneamente, ni era posible que se mantuviera la paz
los celos que el dominio estrangero despertaría en Haití: la na-
ción española perdió veinte mil soldados que murieron sin glo-
ria y sin verdadero provecho, y la influencia moral «le la pe-
nínsula quedd mal parada por actos de un gobierno impre\
(¡ue únicamente buscaba prestigio de partido en engrandecimien-
tos innecesarios >'• inoportunos y esponiéndoí com-
plicaciones.
PÁRRAFO X
América C eittral.
La regioa conocida con el nombre de Aamérica Central, (,-t.í
entre las dos grandes masa- de tierra del nuevo mundo: el conti-
nente se estiende al Norte hasta mas all;í de los setenta y ocho
grados de latitud y al Sur hasta los cincuenta y cinco: por el la-
DE LA HISTORJA UNIVERSAL 445
go de Nicaragua pasaría la línea que dividiera en dos partes
iguales la América entre los paralelos estreñios septentrional y
meridional: la posición de Centro-América es ventajosa para el
comercio y puede ofrecer, sino se anticipa Colombia, medio de
comunicar el Analítico y el Pacífico; preyecto que se abrigaba de
antiguo y que en la actualidad vuelve á ser considerado como de
importancia primera para los intereses de los Estados centrales.
Delante de la América-Central hay una cadena de islas grandes y
pequeñas como parte de un muro compacto que debió en otras
épocas cerrar el paso á las aguas del Océano Atlántico: entre
las islas y la costa continental, se forman dos mares interiores: el
golfo de Méjico que recibe y devuelve las aguas al Atlántico por el
canal de la Florida entre el estremo Sur de la península de ese
nombre y el punto mas al Norte de la isla de Cuba rasando el
trópico y luego á través de las Bahamas, Lucayas y otras peque-
ñas islas, y se comunica con el mar de las Antillas por el canal de
Yucatán entre el cabo Catoche de esa península y el de San An-
tonio de Cuba; el mar ele las Antillas está en relación con el Golfo
de Méjico por el canal de Yucatán, y con el Atlántico por el Paso
del viento, entre el cabo Mayxí al oriente de Cuba y el de San
Nicolás al Occidente ele Santo Domingo: por el canal de la Mona
entre las islas de Santo Domingo y Puerto-Rico, y por los interme-
dios de las pequeñas Antillas que desde el Este de Puerto-Rico se
dilatan en un arco hasta las bocas del Orinoco en el Noroeste de
Venezuela.
Está comprendida Centro- América entre los ocho grados diez
minutos, y los diez y nueve y diez y ocho minutos de latitud Nor-
te: la superficie es de ciento sesenta y cinco mil millas cuadradas.
Cristóbal Colon descubrió la costa de Honduras, Nicaragua y
Costa-rica en su cuarto viaje, cuando mas empeñado estaba en
buscar un paso que comunicase con el Oriente á través del itsmo
de Darien: mucho tiempo transcurrid antes de que se hicieran nue-
vas esploraciones en la costa de la América central: en 1516 ellicen-
ciado Espinosa y los capitanes Hernando Ponce y Bartolomé
Hurtado reconocieron la costa del Sur de Panamá por el Pacífico
hasta el golfo de Nicoya: Gil González de Avila y Francisco
Fernandez de Cordova "conquistaron desde 1521 Nicaragua, y
Alvaro de Acuña y Juan Solano, Costa-rica; en 1523, Cristóbal
de Olid marchaba por mar á la conquista de Honduras de urden
de Hernán Cortes, y Pedro de Alvarado se dirigía por tierra á
Guatemala, juntándose en Honduras Olid y González de Avila.
Los pueblos de Centro- América diferian esencialmente en civili-
zación: el influjo de la familia tolteca, mas adelantaba que otras
naciones, no parece que se estendiera á los actuales territorios de
Nicaragua y Costa-rica. Habitaban la superficie de lo que es a-
446 * COMPKNDiO
hora la America Central, entre otras pueblas menos nombrados, los
viceitas. guatusos, orotinas. tiribis talamancas y blancos en Costa-
riea: los niquiranos choroteganos. ehontales y earibisi. con algunas
colonias de origen mejicano, en Nicaragua; loa payos, jicaques, ca-
ribisi. ehontales y otros en Honduras; en el Salvador la ciudad mas
poderosa era Cuscatlan habitando la nación los pipiles y otras tri-
bus: en Guatemala eran las mas importantes los reinos Quiche y
Kachújuel, ademas de los Poeomanes. Xutuhiles y mames, pero
ninguno de los actuales Kstados abrazaba un reino ni grupo de
reinos: el Payaquí tenia territorios en Honduras, el Salvador y
Guatemala (capitel. Copan); e\ pueblo chontal endia entre
Xicsiragna y Honduras: las divisiones en la forma que ahora exis-
ten no \ emanan de jnoti vos áerln oonquistasino de causas ulterio-
ras. I']! Licenciado Palacio al describir las costumbres de ios indios
de la pro vincia de Guatemala, cuando ya$e había constituido la
Audiencia que ejercía juri m sobre loe cinco Estados de hoy
y ademas 9¿bre Soconusco y Ghiápas, dice que etí el territorio se
hablaban las siguientes lenguas; en Chiapas. la ehiapaiiecá, hoque.
mexicana, /o/il y zeidanguelen: en Soconusco', la mejicana
rupia y la materna á bebetlateea; en Suchrtcpeqoezy Cnaahtemalfe,
la mamey. aehi eiiaahteaialteca. huta teca ) ohirichota: en
í/aleos y eoshi de Gkmzacapan; la popolnca j pipil ;eu V>rapaz la
poponehi. caechi, jrcolehhen ían Salvador la pipil y la chontal;
"ti la valle de I [acá n el de Chimula de ;¡ la ba-
cacevastteca y la apay;enSan Miguel. Poton. Itaulepav Ulna, la
oholuteca, mangue v chontal; en Honduras la alba, chontal y pipil;
en Nicaragua, la pipil corrupta, mangue, marfblO, poton y chon-
ta!: en Teguz-( .alpa la materna j mejicana la ¡nico-
j a materna y mangue nerita .í la de d<
raentos inéditos publicados por Mendoza tomo VI). Costa-rica era
lomónos pablado d ion del auevn mundo; pero eran eflo-
recientes la ciudades de Quepo, Chira y ntfBS, COTOO Salí
Kolotlan (Managua), Orotina, Culhuacan, tficaraocalli, Ymbita.
en Nicaragua; Copan y Teguz-Ghilpa eu Hondu ttlan en
San Salvador, y Hadan. Yxinehé, T/iqíiinahay. Xelahu y otras
en Guatemala.
Al descubrirse América, las tribus que la habitaban hablaban
según Muiubitlt dos mil idioma- y dialectos, de los cuales en
ees se estudiaron algunos y no con demasiada atencioi] ya poí el
carácter de los conquistadores como por el n< uto interés de
los gobiernos de aquella época para facilitar los estadios de los
pueblos y razas: exceptuando hombres notables y de sentimientos
poca comunes; debía inspirar leve cuidado -í la generalidad loque
se reúrmra a los indígenas, cuando el papa Paulo 11! -•' vh
la precisión de declarar en una bula (1537) que los indios eran
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 447
seres racionales; el fanatismo destruyó muchos de los monumen-
tos que revelaban la tradición y que quiza hubiesen presentado
menos oscuro el cuadro de la fusión de pueblos, de las conquistas
y de las invasiones, al menos las inmediatas: el mito y el geroglí-
íico espresaban como en países orientales, tanto los pensamientos
religiosos como la reseña de los sucesos mas importantes: respecto
á los pueblos de Centro- America, seria imposible determinar ni
cuales son los primeros habitadores, ni qué naciones y en qué
épocas fueron superponiéndose, ni aun con exactitud de donde
procedan: la ma}Tor parte de los autores atribuyen lí los países
asiáticos la ascendencia de los americanos estableciendo analogías
delenguage. de religión y de émbolos entre unos y otros: los mi-
tos de América se hallan en general en el Oriente; sus ideas acerca
de la aparición del hombre, del diluvio y de seres predestinados
á redimir la humanidad, no varían en la esencia: los héroes no se
revelan de otro modo, encontrándose semejanzas tan grandes,
como la de Votan fundador de la dinastía que rigió el imperio de
Xibalba, con el (Mino seandinavo.
Cesar Cantú. examinándolas diversas opiniones acerca de la
población de América, arguye la probabilidad de una invasión tár-
tara o mongólica, preguntando como las naciones civilizadas
de Méjico y el Perú pueden proceder de las hordas salvages del
Norte del Asia: la distancia salva esa dificultad que nada tiene
de invencible: como á través de los tiempos los piratas normandos
han podido producir unByron, y un Shakespeare la raza de los
bárbaros que hacían vasos del cráneo de sus enemigos y colga-
ban las rahezas de las crines de los caballos, así las hordas sal-
vages se tornan con los siglos en pueblos cultos. La filología com-
parada } la etnografía, mas pruebas que objeciones nos dan acer-
ca déla procedencia asiática de los pueblos hallados en América.
Las revoluciones y luchas no son menos frecuentes y encarni-
zadas que en Kuropa: en Centro-América como en Méjico y otros
países del eontinente. las rivalidades de los naturales facilitaban
la conquista: los Quiches eran irreconciliables enemigos de los
Kachiqueles. los nagrandinos de los dirianes. y los poderosos por
estender sus dominios y los débiles por impedirlo, sostenían
constantes guerras, semillas de mortales odios que en algunos
puntos no se estinguian ni por la común desgracia. La conquista
de todos los países que hoy constituyen la América central, no
se hizo inmediatamente, ni gentes había entre los conquistadores
y colonos que por su número pudieran dominar toda la ostensión
de las tierras descubiertas. La resistencia mas grande se presente)
al Norte de la América central: en Nicaragua y Honduras, divi-
didos los indígenas tan profundamente como los de G uatemala.
aun estreinaron los medios de conquista ausiliando á los bandos
448 COMPENDIO
conquistadores, en las luchas, de González de Avila. Fernandez
de Córdova, Olid y las Casas: ni estaban tampoco tan adelantados
al Sur como las regiones septentrionales en general dominadas por
los toltecas, raza constructora y vigorosa que había venido del
Norte y establecido un dilatado imperio Inicia el siglo V de nues-
tra era. Sacudimientos interiores en Méjico, semejantes i los de
los germanos en Europa por consecuencia dfe sucesivas inmigra-
ciones del Norte, produjeren una invasión tras otra por distintos
puntos de la America Central; establecieron colonias y después
absorvieron loa pueblos mas débiles tomando nombre- diversos
según la posición que ocupaban; asi una misma familia inmigran-
te, con el tiempo aparece separada^ desunida por resultado de
la primera división, prevaleciendo mas ó menos bu carácter
según sea la fuerza de los paisefl Sometidos, y la mezcla de lengua-
y de hábitos: los Quiches constituían el pueblo mas numeroso j
había ejercido una verdadera heguemonía .-obre los kachiqaeles,
zutuliiles. rabinálés j otras naciones hasta que decayeron en las
guerras con los Cachiqueles: la hostilidad entre ellos era agra-
vada por por discordia- intestinas no menos sangrientas ni niñe-
tas (pie las ludias internacionales: la noticia déla llegada de los
españoles á Méjico no fué motivo bastante para <|i, tran las
desavenencias: quichés, mames y mtfúules estaban en guerra il la
llegada de los españoles i quienes acompañaban ausiliares tías
is y a'-ollmas: en el mes dr Febrero de 1524, Don Pedro A\-
varado prnetr.i en Surliitrprijiic/ y derrota i los indios en 1*9
orillas del rio Tilapa; el rey quicfa im-UmM reunid un nu-
meroso ejército pero fué batido en diferentes batallas (le mas im-
portante ií orillas del rio Olintepeque), y mariden medio de km
combates: los ¡cachiqueles recibieron en paz al conquistador en bu
capital Yxiinché; los zutuhiles y pipiles fueron derrotados no
grande resistencia; á.1 varado tuvo que aplazar la conquista áe
Cusoatlan por el mal tiempo v para reponerlas fuerza- quebran-
tadas de sus tropas. ESo Junio se Comenzó la fundación de San-
tiago de los Caballeros que había de «fcr la capital del pais invadi-
do; dosaños mas tarde el territorio salvadoreño c n poder
del invasor. Bn Honduras j nicaragua, Ion consquistadoré
disputaban la dominación con un encarnizamiento tan grande,
que los indígenas pensaron en proveer á la defensa propia por
mucho tiempo abandonada: Alvarado acudió y pacifica el pais.
La envidias y rivalidades délos con |UÍ8tadore^ en la iones
contrates como en el resto de América, habrían hecho imposible
la conquista ;í no ser por la superioridad de las arma- y por
el aúsilio que les proporcionaban los mismos indígenas ene-
mistados unos con otros hasta que ya habian perdido la
y la oportunidad de hacer triunfar su causa. Cristóbal de Olid
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 449
sé separó de las ordenes de Cortes, venció á las Casas enviado por
el conquistador de Méjico, pero sucumbió á consecuencia de u-
na conjuración éntrelas Casas y González de Avila; la misma
suerte corrió después Fernando de Córdova: los invasores no
eran menos implacables entre sí que con los indígenas. Enviados
Olid y Alvarado por Cortes para ocupar tierras del Sur hasta
el cabo Camarón, ambos aspirarían á formar gobiernos inde-
pendientes, pero Alvarado procedió con mas cautela y consiguió
el resultado apetecido: su gobierno no se estendia aun mas que
á Guatemala y el Salvador, habiendo en Honduras, Nicaragua
y Costar ica gobernadores particulares no poco celosos entre sí:
todos querian depender inmediatamente del rey de España para
evitar la vigilancia de una autoridad mas próxima. En un viaje
á Honduras, Cortes dejó de gobernador a Fernando de Saave-
dra quien pronto se vio atacado por tropas de Pedro Arias
Dávila: el rey de España enviaba de Gobernador de Nicaragua
á Diego López Salcedo, y no siendo reconocido venció á Saave-
clra y lo desterró á Cuba: Nicaragua y Honduras no estaban
separadas todavía: la lucha siguió entre los pretendientes: Dá-
vila hizo un viaje á España y obtuvo el gobierno de Nicaragua
debiendo dejar á Salcedo el de Honduras: los indígenas subleva-
dos en ambas regiones fueron duramente sometidos. La audien-
cia de Panamá ejercía jurisdicción en Costarica, Nicaragua y
parte de Honduras; aunque desde el principióse espuso la con-
veniencia de establecer una Audiencia para Centro-América, Al-
varado resistió y logró evitarlo; pero en seguida de su muerte,
(1541) se organizó la Audiencia de los confines que residió pri-
mero en Comayagua, después en Gracias y mas tarde pasó á la
Capital del reino de Guatemala, abrazando Soconusco, Chiapa,
Guatemala, Yerapaz, Honduras, Nicaragua y Costarica (en Gua-
temala está comprendido el actual territorio del Salvador, según
la ''demarcación y división de las Indias, códice J. 15, colección
por Mendoza). Alvarado solicitaba el Gobierno de Honduras
para unirlo á Guatemala; pretensión combatida por el adelanta-
do Francisco de Montejo que en sus cartas al rey Don Carlos
(dos fechadas en primero de Junio de 1539, y otra el 25 Agosto,
tomo II de la colección de Mendoza) prueba su animosidad con-
tra Alvarado lo mismo que este contra Montejo en su carta al
rey (fecha 4 Agosto 1539). De esos documentos se desprende
la dificultad de que en la metrópoli pudiera procederse con im-
parcialidad cuando las partes que recurren, exageran tanto
sus méritos y servicios como atenúan ó niegan los del contrario:
lo mismo debia pasar en las cosas de la administración y del
gobierno; cada cual alega en su favor atribuyendo á otros los
desaciertos, ocultándolos ó negándolos v buscando los intereses v
29
40 O COMPENDIO
ventajas personales por encima de la justicia, sin que nunca tai-
taran testimonios para dejar impunes los abusos.
El aniquilamiento de los indígenas en ^anto Domingo debió
aconsejar mejor trato; en ese sentido se espedían la mayor par-
te de las ordenes de la metrópoli aunque no siempre se hacían
cumplir por mas que se conociera que se habían conculcado: los
indígenas de Centro-América no tuvieron mas fortuna (pie los
del resto del continente: los repartimientos se hacían con auto-
rización ó sin ella, sin que se les diera participación en lo ad-
ministrativo ni en lo político: los pueblos vencidos decayeron
reduciéndose á una pasividad sin energías, y lo qne i r sin
esperanzas: no se abrigó un momento la idea de asociarles en una
empresa común: la política filé en absoluto de conquista y
rao en las tradiciones mas remotas* al superpon 1 vencedor
se condenó al vencido á perpetua tutela como raza prescrita
é irredimible: ningún pueblo europeo fué maS despreocupado
ni mas generoso; nunca los indígenas fueron tratados como i-
guales, ni el clero qne en algunos ponto \ rapaz) los BometW,
hizo otra cosa que sostener los privilegios y aconsejar una
vidumbre práctica endulzada con promesas religiosas. Reduci-
dos los pueblos al dominio de razas nuevas y empujados
encías en que no podia tener parte I
miembros de ana Bociedad activa perdiendo la individualidad.
estacionándose y degenerando Ebica y inoralm* orno sucede
á toda nación escluida de un destino común poi tador:
eran est< antes motil ra la decadencia aunque tan fre-
cuentes no hubieran sido los atropellos, los y todas las
demás razones de fuerza y de olio, La intol im-
puso una religión nueva: los vencidos la aceptaron pasivai
te como pite una fórmula ante una amenaza; creían qne
adulaban mejor mostrando n • no recibí
délos símbolos mas que las palabra*
ran su fantasía sin int< r< idiroien mcia
no puede exigir no ra y lia de contentarse con •
ticas formalistas: no se les pude imponer la • una
dependencia y servidumbre religiosa com
mas servidumbres.
Aunque la capitanía general de Guatemala aba
rica Central, no por eso dejaron de tener autoridades propias
Nicaragua y Costarica (gobernadores nombra
Varias causas se oponían al desarrollo del comercio y de la
industria: sometidas las colonias al monopolio J separada- d
da relación mercantil con las naciones, dependían de la me
poli y debían también sufrir las consecuencias de las gro
que España sostenía en toda Europa: Ida piratas asaltaban los
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 451
puertos del Norte quebrantando los intereses de las ciudades
y obligando á concentrarse al Sur en cuya costa también habia
de faltar la seguridad por las espediciones de Drake y otros au-
daces aventureros. No solo se limitaba el comercio para que lo
beneficiara la metrópoli, si no que también el sistema exagera-
damente protector dictaba de nn lado privilegios y de otro pro-
hibía el cultivo de ciertos frutos en determinadas regiones, en-
tregando á un cálculo gratuito lo que debia dejarse á la natura-
leza y á la conveniencia de los pueblos: por reales ordenanzas
se fijaba y establecía lo que en las diversas provincias habia
de ser objeto de cultivo: aquellas limitaciones han dado fatales
resultados que todavía no del todo han podido corregir los po-
co poblados Estados. En el informe que dio en Honduras el Ade-
lantado Montejo en primero de Junio de 1539, dice entre otras
cosas; "En la tierra he cojido trigo, é se cojera de aquí adelante
mucho. He probado á poner viñas y han probado tan bien que
se ha cojido un fruto y agora están las parras llenas de uvas las
mas hermosas que se han visto en estas partes." La diversidad
de climas y condiciones del suelo en la América Central hacia
posible el trasplante de producciones de la zona tórrida y de al-
gunas de la zona templada, pero las leyes prohibitivas que en
otro concepto y para otros lugares importaban un privilegio, re-
dujeron el cultivo haciendo imposible que las latitudes mas fa-
vorecidas por la naturaleza pudieran bastarse á sí mismas: estos
monopolios tenían que ser seguidos de medidas vejatorias en
que se determinaban los puertos de embarque rehusando habili-
tar otros de mas fácil salida para los productos. Mas de una
vez se alzaron los colonos contra ordenanzas que les obligaban a
producir lo que no les convenía prohibiéndoles el cultivo de lo
que creían mas provechoso: sujetados por el temor ó por la fuerza,,
comenzaron á dar abrigo á los primeros sentimientos de indepen-
dencia á causa del daño de intereses ya que no hubiera llegado
la época de transformación de las ideas; quizá menos se hubieran
contenido los descontentos si los peligros esteriores, por las ame-
nazas de los ingleses, no hubieran reclamado el apoyo de la
metrópoli. Desde el principio de la colonización, los jefes y
autoridades que llegaban de España atribuían cierta inferioridad
á los criollos ó europeo- americanos, y no existia entre los espa-
ñoles un perfecto acuerdo: era fundado el celo y justa la queja
de que solo en muy raros casos ocuparan los cargos importantes,
colonos nacidos en América: el clero sostenía con mas firmeza
la autoridad y las medidas de la metrópoli, influyendo en las
cuestiones políticas con tanto mas ahinco cuanto estuviera mas
cerca de los poderes constituidos; asi su intervención fué directa
en Guatemala, y algún tanto indirecta y á veces escasa ó nula
t52 COMPENDIO
en otras provincias. La inquisición, los jesuítas y los conventos
contribuían á sujetar las voluntades y á impedir el desarrollo
de las ideas, evitando lecturas que pudieran perjudicar á los
sistemas dominantes.
Sí >] o después de muchos años los conquistadores ocuparon
todo el territorio de la América Central: el Peten, parte de
osfarica y otras regiones se sometieron en general por la fuer-
za, apareciendo en estas anexiones como en las primeras con-
quistas, medidas contradictorias que de una parte se dirigían a
favorecer ¿ los indios y de otra ií despojarles: así Felipe II al
comisionar al Gobernador de Costar!::. Nicaragua
Diego de Artieda Cherino, el descubrimiento de ti
carga que trate bienálos indios, les defienda, no 1< judiqae
en lo suyo y les incline sin violencia ala i inme-
diatamente añade; li\ I onas que fueren alia
poblaciones, depositaran en nuestro re-
partimientos de indios, conforme a'sus servicios y tí la calidad
de las persona^ ;í que se dieren, poniendo en nn
cabeceras mas principales y l<
'•ion de Mendoza, tomo XV neralm tmplian
eludía en lo posible el cumplimiento
bles á los indígenas: los frailes franci "que no
podían tomar
consiih de las colonias y de Jo-
nos," loque equivalía r la eód lucro ii
de la equidad. Por otra pai la pol
C¿ de Felipe 1! y BUS BU< de la \ tria, no \
venían en favor «le 1- ípulos que pudieran de
faltar ;í promi tal cumplida- allá en Por
peor por tanto realizadas con ¡ co-
mún en Felipe [I dar leí ¡ando benignidad, y
letras privadas en que exijia la habitual
el despotismo.
SegUll el maestro !o>ja< lar • mane; "la
primera (Miando contrae la tal servidumbre por nacimiento
su madre era esclava, aunque si la madre era libre cus
cibio (el original di. palabra equivalente de nsohaj
culto) es duda entre los jn; de la
erra hecha por autoridad del que no reconocía sup<
papa, emperador ó rey <\<> España é Franci; 3 jurista
la tercera se contrae por delito omoel que 11
otras cosas prohibidas ¿í los sarracenos, qu
de los que los toman: la cuarta se coptrae por voluntad propia,
asi como el que es mayor de veinte é cinco años y sabe que
libre, permite qué le vendan: y esto lian de saber el que lo ven-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 4o3
de y el que lo compra; la quinta se contrae por necesidad de
hambre, asi como cuando el padre compelido por hambre ven-
de al hijo, el cual es esclavo, lo cual la madre no puede hacer.
El tal se puede libertar en todo tiempo ganando lo que se dio
por él." La conquista corresponde á las dos primeras maneras
(Parecer del reverendo padre maestro Rojas para el herrar de
los indios esclavos, colección de Mendoza, tomo X.) Las cartas
é instrucciones de los obispos para el trato de los indios, ade-
mas de no establecer una teoria clara sobre la situación de los
vencidos. • no son mas obedecidas en lo favorable á los indíjenas
que las ordenes de la metrópoli: el obispo de Guatemala Marro-
quin prohibía u los curas exijir servicios gratuitos y comerciar
al fiado, demandar misas ni emolumentos por enseñar la doc-
trina, pero el clero siguió obteniendo prestaciones sin que sur-
tieran efecto los consejos del diocesano.
La frecuencia con que se mudaban los Alcaldes mayores y
otros empleados era causa de descontento y de vejaciones para
los indígenas y los colonos: no podia tenerse cuidado de cosas
de beneñcio permanente ni llevarse á cabo proyectos de mejora,
pues aun no bien concebidos llegaba otro funcionario con diver-
sas ideas y seguro también de ser reemplazado luego. La Amé-
rica. Central fué muy considerada cuando se buscaba el paso
á las Indias orientales, pero después el principal empeño re-
cayó en el Perú y en Méjico de donde se sacaban grandes ri-
quezas: si habia algún interés se concentraba en la provincia
cíe Guatemala asiento de las autoridades superiores, cayendo
las otras poco menos que en completo abandono hasta para
impedir los ataques de los piratas. La metrópoli no podia aten-
der con solicitud á territorios dilatadísimos sobre estar empe-
ñada en todas las guerras europeas: estas dificultades se apro-
vechaban por los vireyes y capitanes generales para rejir las
colonias según ¿í ellos y á sus adeptos conviniera evitando las
reclamaciones ó dejando que se perdieran por la distancia y
entre los complicados asuntos del gobierno español. Los indí-
genas habían disminuido considerablemente en el Sur de Centro
América: la esportacion de negros africanos no se hizo en
grande escala y las minas abundantes de Honduras y Nicaragua
apenas se esplotaron: los inmigrantes marchaban con preferencia
donde la fama de las riquezas les atraía no siendo los mas los
que liaban el porvenir al trabajo lento pero seguro. En la de-
marcación y división de Indias, muchas años después de esta-
blecida la Audiencia en Santiago de Guatemala, se consignan
respecto al territorio en esa Audiencia los siguientes datos que
prueban el poco fomento de las colonias de la America Central.
"La Audiencia de Guathemala que primero se llamó de los
454 COMPENDIO
Confines por haberse mandado fundar primero en los de Nica-
ragua y Guathemala, sin señalarle pueblo cierto, tiene de largo
Este Oeste, doscientas y sesenta ó doscientas y ochenta leguas
desde el Meridiano; ochenta y cuatro hasta noventa y seis 6 no-
venta y ocho de longitud; y Xorte Sur. de ancho, ciento y ochen-
ta desde nueve ú diez grados de altura hasta diez y ocho ó diez
y nueve en que se comprehenden las provincias de Guathemala.
Soconusco, Chiapa, la Verapaz. Honduras. Nicaragua y Costarica.
"La provincia y governacion de Guathemala. sobre la <•■
de la mar del Sur. al largo délla, será romo sesenta y cinco 6 se-
tenta leguas; y de ancho, Norte Sur. ti veinte y ;í treinta : es tierra
de buen temple, fértil de maiz, algodón y trigo en abundancia y
otros frutos, aunque hay >'ieblos en ella de españoles.
"La ciudad de Sanctiago de Guathemala. la cabeza de la ¡ro-
vernacion donde reside la Audiencia, en cato: los v medio
de altura y noventa y tres del Meridiano de Toledo, de donde dis-
tará por un círculo mayor, mil y seiscienta jenta leguas y
doce de la mar: pueblo de quinientos ¡tenta e
mendero-: reside en el la Audiencia de la Hacienda y
casa Real, la casa de fundición y la Cathedral sufragana i Mé-
xico, en (pie hoy un moi Domin otro de la Mer-
ced, y un hospital; y en bu co 3 mil indios
tributarios.
"La ciudad de Sai Salvador, cu lengua de indios Cozcatlan,
cuarenta leguas de la ciudad de Sanctiago, al ■. de «icnto
y cincuenta vecinos: los sesenta comenderos; y un
monasterio de Dominicos; y en su i i con diez mil indios
tributarios.
"La villa de la Trinidad, en leí los indios Cinzonate,
veinte y seis le i al Sudueste, cna oas del
puerto de Acaxutla, de cuatrocientos vecin ninguno
encomendero, alcaldía ma >n título de Su Merced, con un
monasterio de Dominicos, cu COD írtil de J" 1<>s ludios
délla jurisdicion de Santiago.
"La villa de San Miguel; sesenti guas de Sanctii
y veinte y dos de San Salvador, al Sudueste; dos leguas de
la mar y Baya de Ponseca que le sirve de puerto; de ciento y
Ireinla vecinos: y en su comarca ochenta pu< de indi
en ellos, cinco mil tributarios.
"La villa de Xerez de la Frontera, en lengua de indios, la
Ohuíüteea, en losconlie.es de Guathemala y Nicaragua, ochenta
leguas (Je Santiago y veinte de San Miguel, al Sudueste de en-
trambos: de treinta vecinos españoles: en comarca fértil de al-
godón y de maiz: aunque no se d;í trigo.
"Ay en esta governacion. treinta pueblos de indios y en ellos
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 455
cuarenta o cuarenta y cinco mil indios tributarios.
"Los puertos tiesta governacion, en la mar del Sur, demás
ele los referidos, son la Baya de Fonseca, junto á San Miguel,
en doce grados y medio de altura, y dentro della una isla que
llaman la Petronila.
"El puerto de Acaxute, junto á la Trinidad, en doce grados
de altura: el principal desta governacion para Nueva España y
el Perú, y la Baya de Guathemala, doce leguas della: y el rio de
Xicalapa, siete de la Baya al Poniente, por la parte del Norte;
no alcanza esta provincia costa ninguna porque no llega ú la mar,
con cuarenta leguas hasta un desembarcadero que llaman el puer-
to de Golfo Dulce, desde donde se meten las mercaderías que
vienen de España por el Golfo de Honduras; la tierra adentro
con arrias hasta Gualhemala, San Salvador y la Trinidad, y diez
ú doce leguas antes de Guathemala, en el camino Real de Mé-
jico, está la laguna de Atitlan, de diez leguas de baxo y quatro
de ancho, sin fondo.
Soconusco.
"La provincia y governacion de Soconusco, lo mas ocidental
de la Audiencia de Guathemala, sobre la costa de la mar del Sur,
de largo y ancho de treinta ;í treinta y quatro, fértil de cacao, la
mayor contratación della y de todo lo que en ella se siembra sal-
vo el trigo; no ay mas de solo un pueblo de españoles que se lla-
ma Guevetlan, de sesenta vecinos españoles, donde reside el Go-
vernador, en cuya comarca ay treinta pueblos de indios y en
ellos como dos mil tributarios.
"La costa de esta governacion, en la mar del Sur, que no la
alcanza en la del Norte, comienza siete leguas del rio de Ayutla
al Ocidente, y luego los rios Coatlan, Capanarealte, Coíatta,
Haztatlan, Amatituc y Quizatatlan.
Chiapa.
"La provincia y Obispado de Chiapa, mediterránea entr^ So-
conusco, por el Sur, y lo último de la Nueva España, por el Po-
niente y por el Norte y Oriente, entre Tabasco y la Yerapaz;
de largo Este Oeste, como de treinta ó quarenta leguas, y de
ancho algunas menos; fértil de mucho trigo y maiz y otras semi-
llas, y de ganados, salvo de carneros que no ay muchos: ay en
ella solo un pueblo de españoles, que se llama Ciudad-Real, se-
tenta leguas de Santiago de Guathemala, hacia el Nortdeste, de
doscientos vecinos españoles, .que por privilegio se gobiernan por
alcaldes ordinarios, sin Governador; reside aqui la Cathedral, y
45 6 COMPENDIO
un monasterio Dominicos que ay.
"Ay muchos pueblos de indios en su comarca, y en ellos como
veinte y seis mil tributarios: llámase Chiapa el pueblo mas prin-
cipal dellos, de do tomó el nombre de provincia.
í lerqpaz.
"La provincia de la Yerapaz. también meditearanea. éntrelos
términos de Soconusco, Chiapa, Yucatán. Honduras y (luathe-
mala, de veinte y cinco ó treinta leguas de travesía y olías tan-
tas de Sanctiago de Guatlicmala: tierra húmeda y por esto me-
jor para el maíz (pie se dá en ella dos vece- al ano. que para
trigo. Ay algodón y algún cacao y much de las que dan
las pluma- de colores para las pinturas que hacen los indios, (pie
es grangeria <l<" esta provincia, en que no hay pueblo ninguno
de españoles, y aunque es diozessi de Obispado, no está erigida
la Oathedral ni ay en ella ma-- que un monasterio de ñrail
miníeos, en un pueblo de indios, dedi< y odio
queños que ay en ella: y en todos, como quatro mil tributarios: no
ay G-ovemador sino un alcalde mayor proveído por la Audiencia.
//<
"La provincia y governacion de I [ondi
Oeste por la costa de la mar del Norte, mas de i
(a leguas; y de ancho desde la mar basta los términos de Costar-
rica y G-uathemala, por parte, ochenta; <•-<•' toda 1!«
de sierra. pero fértil de maíz 0. J tod Mia-
dos y algunas mina- de oro y piala: ay en - de
españoles en un ( obispado, que son:
"La ciudad de Vallid, en lengua de indios Comaj nía
leguasde Sanctiago de G-uathemala, al Orien orno cuj
de la mar del Norte; de cien vecinos españ< dde el Gover-
nador y la Oathedral, desde el ano de cincuenta y ocho que
t paso de Trujillo, donde al principio estuvo: y un novicio de la
Merced; y en su comarca cincuenta pueblos de indios, y
en (jHos dos mil y seiscientos tributarios.
"La ciudad de (íracias ;í Dios, Ireinta leguas de Vallid. C
al Poniente, de cincuenta vecinos, los treinta j Qconende*
ros. un monasterio de la Merced; en >u comarca, sesenta pueblos
de indios, y en ellos tres mil tributan
"La villa de San Ledro, treinta leguas de Comayagua, al Nor-
te, algo desviado al Poniente, y once del puerto de Caballos, de
cincuenta vecinos españoles, donde residen ios oficial ales
desta provincia, por ser puerto de ('aballes, enfermo, adonde
DE LA HISTORr A UNIVERSAL . 45 /
acuden al despacho de los navios; ay en su comarca treinta pue-
blos de indios en que habia como sietecientos tributarios.
"La villa de San Juan, de puerto C¿iballos, en quince grados
de altura, once leguas de San Pedro, cuatro de Comayagua, de
veinte cassas de factores, de mercaderes y negros y no mas; por
ser solo puerto enfermo que aunque es baya es bueno.
"La ciudad de Truxillo, sesenta leguas de Comayagua, de des-
poblado, al Nortdeste, y cuarenta de puerto de Caballos, al O-
riente, y una de la mar del Norte; de diez vecinos, los tres o
cuatro encomenderos con un teniente de governacion; estuvo a-
qui al principio la Cathedral; el puerto della se llama Juan Gil.
es bueno, aunque no tiene barra sino baya muerta, abrigada, don-
de primero hacen escala los navios que van ti Guathemala; ay
en esta governacion como dozientos y veinte d treinta pueblos
de indios, y en ellos ocho ó nueve mil tributarios.
"La villa de Sant Xorxe de Olancho, cuarenta leguas ele Co-
mayagua, al Oriente, de cuarenta vecinos, y en su comarca como
diez mil indios tributarios, y mucho oro, principalmente, en el rio
de Guayape, doce leguas desta villa, aunque se saca poco por
haber pocos negros.
"La costa desta provincia, en la mar del Norte, porque no
llega á la del Sur, está todo en el Golfo que llaman ele Hondu-
ras, que es toda la mar que hay entre esta provincia y Yucatán,
hasta donde se junta con ella por la provincia de Yerapaz. Por
donde se llama el golfo de Guanaxos, la primera punta es la de-
Higueras en diez* y seis grados de altara junto al Golfo Dulce,
puerto para Guathemala, á donde parece haber estado poblado.
San Gil de Buenavista, ó junto al Cabo de tres puntas, al Oriente
del Golfo Dulce y mas al Oriente, el rio Piche y rio Baxo, y el
de Ulúa, por otro nombre Balahama, antes del puerto de Caba-
llos que está en quince grados; y después el rio y punta de la Sal,
y Triunpho de la Cruz, un Cabo de tres puntas y rio de Hulma
ú de Xagua, y al Norte de su boca, Utila; una isla que tiene y
al Nortdeste otras que llaman Guayava y Hele y Guanaxo o
San Francisco, Norte Sur, con la punta de Truxillo o Cabo Del-
gado, y por otro nombre de Honduras, desde donde al Cabo del
Camarón, en cuya demanda se va desde Xamayca, ay trece rios
y la punta del cabo un placel 6 bajo grande de mas de veinte
leguas á la mar; y en medio del, junto á la costa, una isla grande
que llaman de los Baxos y otra al Norte, cerca del baxo dicha,
San Millan; y passaclo el baxo, la Baya de Cartago y Baya Hon-
da antes del Cabo de Gracias á Dios, que está en catorce grados
y un tercio; y al Norte del, tres isletas que llaman los Yicciosas,
y Quitasueño, y Roncador, dos baxos peligrosos; y passado el
Cabo, el Golfo de Nienessa, y el rio Deyare, en trece grados,
458 COMPENDIO
donde se juntan las governaciones de Honduras y Nicaragua.
Ni
l<<
icaraffi
"La provincia y governacion de Nicaragua, que por el Po-
niente se junta con Guathemala, y por el Norte con Honduras,
y por el Mediodía en Costarri ito y cuarenta 6 ciento
y cincuenta leguas del Este Oeste y setenta ú ochenta Norte
Sur; tierra fértil de maíz y <•; don y ganados, sin trigo
ni ovexas, y en ella cinco pueblos de español son:
"León de Nicaragua, ciento y cuatro de
Guathemala. como al Sue.-t<\ y doce de la mar del Sur junto á
la laguna grande de Ni un: de ciento y cincuenta vecinos,
los ciento encomenderos, don ales
Reales y la Iglesia Cathedral. y un ¡ la Merced: y
en su comarca mas de cien pueblos lios en
cien mil tributarios.
"La ciudad de Granada, diez j I al
Sudueste, veinte del puerto del Bealexo, riberas de la Laguna
Grande «le Nicaragua; de dozien la mitad •' menos
de encomenderos, en cuya jurisdicion di le la Laguna Gran-
de está la de Liml ftdo.
•La Nueva Segovia, treinta les León al [
tantas de (¡ranada, también cassi al
en cuya oojnare mucho hay en
ellos no hay relación.
"La Nueva Jaén; treinta leguas «le la mar d
la. Laguna Grande de Nicar; ¡«'lia el rio
(¡ue llaman el Desaguadei
«lerias que se traen desde el Nombre d .« . I¡ ino<
españoles y en su comarca haj
"La villa del Bealexo, una Puerto de la I ñon,
que comunmente llaman del Realexo, de treinta vecinos: está el
puerto en Once grados y medio y es de los mq$< guros
que hay en toda aquella c d que se bacen navios por la ma-
dera que hay para ello-.
"Ay en esta governacion niucli de indios, y en ellos
muchos de tributarios en los confina desta y de
Costarrica,
•Xicova. cuarenta y ocho leguas de la ciudad de Granada en
la «costa de (¡ranada en la «costa de la niar del Sur. (*n corre-
gimiento de indios en el cual y en ia ¡.-la Chira orne es d
bernacion. ocho leguas en la mar. habrá como cuatro mil indio-
tributarios de la Chiona Keal. subjet<»s antiguamente i la Au-
diencia de P&namá, por haberse pacificado por capitanes pro-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 459
vados della, hasta el ano de setenta y tres que se incorporo en
Costar rica, cuyo governador pone en ella un teniente, y el Obis-
po de Nicaragua un vicario; y hay en ella un puerto razonable
en la costa desta provincia de la mar del Norte; hay después el
rio Yare que la divide de la de Honduras, el de Yarepa, antes
del rio y puerto de Sant Juan, que llaman el Desaguadero, con
una isla grande a la boca y después otros algunos rios comunes á
Costarrica en la mar del Sur; tiene después del Realexo que está
en once grados y medio el Puerto de Sanctiago antes de la isla
de Chira y del Puerto de Porro, enfrente dn Nicoya en el Golfo
que nombran de Salmas, antes de la punta de Sant Lázaro, y
Cabo de Bórica, á cuyo Levaute están las islas de Sancta Maria
y Sancto Martilla. Cobaya y Sebaco: junto á los términos de Ye-
ragua, comunes á Costarrica.
Costarrica.
"La provincia y governacion de Costarrica, lo mas oriental
de las Indias del Norte, y Audiencia de G-uathemala. tendrá de
largo Este Oeste como ochenta ú noventa leguas desde los con-
lines de Veragua hasta los de Nicaragua, con quien se junta por
el Norte y Poniente; ay en ella dos pueblos de españoles de que
no se tiene mucha noticia, porque aunque está descubierta, no
ay relación en particular mas que es tierra buena y con muchas
muestras de oro y algunas de plata; los pueblos son:
"La villa de Aran juez, cinco leguas de los indios chomes, pue-
blo de la jurisdicion de Nicoya, de tres ó quatro vecinos no mas.
"La ciudad de Cartago, á la parte del Sur, treinta y siete o
quarenta leguas de Nicoya y veinte de la mar, cassi enmedio de
la provincia; no ay noticia de los vecinos que tiene ni de los pue-
blos de indios de su comarca: alcanza puertos y desembarcade-
ros esta provincia, en la costa del mar del Sur y mar del Norte,
en que ay algunos rios entre Nicaragua y Veragua, comunes á
esta governacion; y las bayas de San Hieronimo y de Caribaco,
cerca de los límites de Veragua.''
No llegan á tres mil vecinos españoles los que existen en los
pueblos de la América Central mas de cincuenta años después de
conquistadas sus principales regiones.
En 1541 una inundación de agua y cieno que se desprendió
del volcan llamado de agua, destruyó la mayor parte de la ciu-
dad fundada por Alvarado (Doña Beatriz ele la Cueva, viuda de
Don Pedro de Alvarado y gobernadora interina pereció' en esa
catástrofe), y se edificó la ciudad mas al oriente á las faldas del
mismo volcan (Antigua). La nueva capital se destruyó también
por los terremotos en 1773, trasladándose el Gobierno del reino
460 COMPEXDIO
á la Nueva Guatemala, capital hoy del Estado y República
guatemalteca.
Hacia mediados del siglo XVI mejoro la condición de loa in-
dígenas quedando suprimida en derecho la esclavitud si bien
en el hecho no cambió esencialmente la suerte de los vencidos.
Las leyes restrictivas y prohibitivas fueron modificadas ¿í úl-
timos del siglo XVIII por Carlos III; se abrieron nuevos puer-
tos, se reformó la administración y se protegieron los intei
materiales: comarcas que no habían sido ocupadas al Norte de
Xicaragua y Honduras entran á formar parte del territorio:
el Gobierno español trató dé establecer la comunicación intero-
ceánica é hizo que el ingeniero Galisleo reconociese el istmo de
Rivas y buscara la diferencia de nivel entre ino paci
y las aguas del lago de Nicaragua. Después de 1786 - alza-
ron las intendencias y Costa-Rica qu< .¡i inafc
fiscales al intendente de N na.
El comercio, la industria y la vida moral estaban reprimí
porun sistema que no quería ni preveerque mas ó n irde
>lo!iia> habían de ser pueblos y los
paña participaba leveménl i por
sus leyes cohibitivas ó prohibitivas par-:,» qne ad
i industria, ni tenia recursos para -unir tanto
población cada dia mas reducida ] $, por I
•r la ini,
; n poderoso com< otras n Ionizado
Si un tiempo habia sido posible cerrar América al tranco con los
• curo; cundaba ese proposito I
ríos de Carlos V. y Felipe í¡ ya mellada en ¡ a de
Felipe lli. Felipe 1 v j I ¡arlos Lunque E
rehizo algo con los Borboi i poder no estaba al nivel de
sus dominios; las coloni ¡an en mas proporciones qu<
trdpolij las idea atendían i despecho de L a, y los
acontecimientos políticos dejaban de localizarse para to pec-
to de universalidad y trascender los continentes. L
lucion de ÍIo¡rte ájnérica era la primera brecha abiei
minaciOU europea: los int <
bian aprovechar y aprovecharon toda- las coyunl
obstáculos al libre comercio. Aun taba
dispuesta i la einaneipaeion (Miando el Norte se or en líe-
públfca federativa, pero fué un aviso secundado por la ruid
revolución de Francia <|ue alarmo ó conmovió todos los pueblos.
España había reconocido & los Estados Cuidos engendrando na-
turales quejas en el gobierno Ingles q presura n»
reconocer la independencia del Sur. Los afectos al dominio
lonial calificaban en Centro Ájnérica y en el resto del Continente
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 461
la revolución francesa, como uno de los mas punibles estravios de
la inteligencia humana: los libros y hojas comentando aquel tras-
cendental acontecimiento no tenían mas sentido que las estrañas
intimaciones de los primeros conquistadores á los indígenas; y
las mismas diatrivas que contra los revolucionarios franceses de
1789 — 1793. se lanzaban á los insurgentes del Sur y a los que en
México levantaban pendón por la independencia: el fanatismo era
invocado contra la revolución y se disfrazaban causas y hechos
para inspirar horror á las innovaciones: de esta manera se procu-
raba contener ya con amenazas y violencias como con alhagos y
promesas. En 1811 era capitán general del reino de Guatemala,
Don José Bustamante, hombre arbitrario y receloso para quien
eran crímenes las ideas. En Noviembre estalló' una conspiración
en San Salvador, dirijida por los curas Don Matías Delgado y
Don Nicolás Agailar, por dos hermanos de este y otras personas
de valia, pero se frustró por falta de cooperación de las provin-
cias, y una amnistía acabó ele pacificar la ciudad; en León de
Nicaragua y en Granada hubo un levantamiento en el mes de Di-
ciembre, también sin consecuencias aunque los granadinos organi-
zaron fuerzas considerables: muchos presos fueron trasladados á
Guatemala y deportados á Ultramar: en la capital del reino se
sorprendió el proyecto de algunos revolucionarios para prender
al capitán general, libertar los presos políticos y proclamar la
independencia (juntas de Betlen), siendo condenados á varias pe-
nas el Doctor Dtm Tomás Ruiz, Don José Francisco Barrunclia,
Don Andrés Darclon, Ibarra y otros comprometidos: "Este fué
el resultado dice Maniré (bosquejo histórico de las revoluciones
de la América Central) de los primeros pasos que se dieron en
favor de la independencia; no era posible que tuvieran otro éxito
en medio de un pueblo todavía dominado por las preocupaciones
de una educación servil y que por lo mismo no podía interesarse
poruña causa cuya justicia le era aun desconocida; en medio de
un pueblo que acostumbrado á no oír mas voz que la del fanatis-
mo alimentaba sus creencias con los absurdos mas estravagantes,
entretenía su curiosidad con falsos milagros y veía con horror to-
do lo que tendía á sacarle de su abyección é ignorancia; en medio
de un pueblo fascinado que estaba dando pruebas relevantes de
fidelidad, haciendo cuantiosos donativos á la metrópoli y proster-
nándose ante el busto del monarca cautivo.77 A Bustamante su-
cedió en 1818 Don Carlos Urrut.ia débil de carácter y acaso inti-
midado por el aspecto que tomaban los sucesos en tocia la Améri-
ca latina. Proclamada la Constitución de 1820, la prensa comenzó
á debatir cuestiones políticas: Urrutia enfermo y achaquiento de-
legó sus poderes en el sub-inspector general del ejército Don Ga-
villo Gainza; dos partidos, el liberal (caco) y el afecto á la política
462 COMPENDIO
colonial (gazista) se disputaban el triunfo en los comicios y el in-
flujo para con los gobernantes, pero en general í la vista de los
sucesos exteriores los hombres de mas significación convenían en
la necesidad de proclamar la independencia si bien diferian en los
medios y en el momento: los liberales independientemente délo
que acaeciera en México deseaban emanciparse, pretendiendo los
otros seguir las huellas de aquel país y someterse á los resultados
del plan de [guala pactado entre Itúrbide y Guerrero; después
de algunas manifestaciones lebró una reunión la mañana del
15 de Setiembre de 1821 ;í la qne asistieron las autornt . fun-
cionarios, diputados <lc las corporaciones y representación «le! cle-
ro, y después de largo debate presenciado por la muchedumbre,
se proclamó la independencia levantando un acta la Diputación
provincial y el Ayuntamiento como órganos de la opinión; se oon-
vocó una Asamblea constituyente quedando i del go-
bierno el general Gainza con an consejo provisional: Chiapa
había adherido al plan de iguala separándose desde entonce- de
('entro -América; el 23 se jura la independencia en la plaza ma-
yor: Nicaragua y Honduras aunque proclamáadbse independientes
no estaban de acuerdo con Guatemala y se pronunciaban unos en fa-
vor y otros en contra de la unión; a fin de procurar d nen-
<-¡a. se enviaron comisionados de la Capital
que pretendían anexionar dgunas ciu de Gua-
temala adoptaron también el plan de [guala; rada
la independencia, aban dificulta* para
or^ani/ar un gobierno COIUU1 unión.
México el general [túrbide al to de ai
(oda la América Central significándoselo tí Gainza en un oficio que
este recibid en Noviembre; la Junta remiti
del pueblo, y en votación acordaron afirma
tro ayuntamientos con! ita y
siete que no habían uniéndose Guatemala ti
xico como resultado de la im] u de u
icion de otros ¡! los princip la liber
dor mantuvo su autonomía por la fuei
Santa Ana y San Miguel, contri
Julio de 1 822, dos me ipues de habei
radorde México i i general Itúrbide-. entro en Guatemala Fil
con fuer/as mejicanas y ocupó el mando que quitaba á Gainza.
I*]' Savador fué ocupado
la otra parte de la Ai
tuvo su autonomía: pronto cayd en Méjico el imperi [túr-
bide; Pilfsola convoca el Congrec Centro Ají
venido en el acta de independencia, volviendo ;í ser de he-
cho independiente y un poco mas tarde por acuerdo d
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 463
Asamblea: el Congreso mejicano a instancia de los diputados
guatemaltecos Talle y Mayorga declaro que las provincias
eran libres para pronunciarse en el sentido que quisieran: la
unión habia durado menos de año y medio.
La independencia no se habia dirijiclo por un mismo pen-
samiento ni fué precedida de bases concretas que determina-
ran dogmas políticos de Gobierno: los hombres influenciados
por las revoluciones aspiraban á transformar el pais dándole
leyes y gobierno capaces de elevarlo, y aboliendo los pri-
vilegios y abusos que constituyeran el sistema colonial; los
bien hallados con la tradición y que gozaran de alguna pre-
eminencia, veian menos peligros para sus intereses en la eman-
cipación con tal de que se hicieran arbitros de los destinos
del pais, que en la marcha que llevaban las cortes españolas
mas avanzadas que lo que podian admitir los privilegiados
y los amantes ele lo pasado; los primeros buscaban la in-
dependencia por el derecho y los segundos parte por egoís-
mo y también aceptando como ley la necesidad pues que de
la America no rJMia quedar sometida solo la región central:
junto con la independencia aclamaban losi liberales doctrinas
ya formuladas en América y en Europa, y sus adversarios
no se cuidaban de cambiar el orden establecido librándose
únicamente de la presión que en momentos dados pudiera e-
jercer la metrópoli; como tal presión clebian considerarse las
reformas y los cambios de personal en agentes ó funcionarios
peninsulares: ademas los partidarios del antiguo orden de co-
sas no estaban en ánimo de admitir que el pueblo, elemento
nuevo traído á la política por las revoluciones modernas, par-
ticipase del gobierno y tuviera voz y voto en los nego-
cios de mas trascendencia. Muy de otra manera comprendían
la revolución el Dr. Molina, Barrundia, D. Basilio Porras y
otros que acaudillaban las masas haciendo pesar su influjo en to-
das las grandes decisiones (incluso la del 15 de Setiembre
de 1821.) La disidencia se marcó en seguida: habia un par-
tido defensor de la emancipación con la libertad; otro soste-
nedor de la misma causa pero sin cambiar esencialmente el
sistema esclusivista y sin aceptar reformas liberales: los hom-
bres mas sagaces del partido avanzado sacudieron al pueblo
llevándole esperanzas que del otro lado le negarían; los acos-
tumbrados á la tradición y que querían gobernar sin concur-
so, vieron que el poder se les iba de entre las manos cuan-
do á petición de los liberales se reformó la disposición que
daba á las juntas el derecho electoral, y se aferraron á las
soluciones de Méjico que les darían garantías de preeminen-
cia contra el pueblo aleccionado por sus directores en ideas
464 COMPENDIO
republicanas: la anexión al imperio de Itúrbide y á la na-
cionalidad mejicana, si no faé obra esclusiva de los privilegia-
dos, la favorecieron estos en primer término arrastrando á
muchos indecisos y valiéndose del estado anormal por que el
país atravesaba: si las masas hubieran permanecido en silen-
cio, los partidarios del antiguo sistema, teniendo asegurada ta
ventaja, no trataran de anexionarse i otra nación, pues que
á sus ideales cuadraría mejor el aislamiento sin influjo
ño que como el del constitucionalismo 1 pudiese un día
quitarle sus prerogativaa y i'undar una igualdad que recha-
zaban: tenían mas peligro de perder frente al pueblo, que <
mo auxiliares del plan de Iguala, monárquico 6 intol i
en religión, y de los planes de ttúr lar un im-
perio necesitaría cortesanos, privilegiado*
Centro Á.méricá de los pueblos (pie manifestaron
cidacl y menos aspiración» ro-
phabau el entusiasmo d< dirigirlo ¡o-
itos, tenían cu realidad mus fuerz¡
no se habLa «1" irse detenflnani princi-
pios que pugnaban.con la intolerancia
distraído mus que abandonado por |< el plan
[guala <tu ;' 1<> m < la ti i un I pie
preferían á lo impr . -leí
lo pasado y principio- del actual arrojado demasi
para que se tuviera 1.» cerl indeinid
dogmas que añaran A la emancipj 1 pueblo]
;ui<5 quitar » I .¡unta su-
prema d ¡ < ruat<
h.s populares y fué animada
favorables á la anexión -lia
respecto ,í ese punto la Junta lo resolvió, j i mala
tn' a formar parte del imperio de Itúrbide: aun en aquellas
circunstancias era dado rf una mayoría relativa de Ayun-
tamientos ni á la Junta, resoh otra la autonomía d<
debió convocarse una Asamblea con i determinado
y aun someter su sionista apro-
bación directa del pueblo : pero lo que men< dos
cuya opinión triunfo, era que el pueblo se u¡
ni leves asuntos de gobierno. Por contrario impulso, al d
prenderse Guatemala de Méjico por la caida d de
Itúrbide, triunfaron los anti-imporialistas en 1. ara
-•1 Congreso constituyente que debía reunirse el primero de
Junio según la convocatoria, y no se reunió hasta el -i
[1823]. El triunfo de los liberales parecía seguro, y lo fue
momentáneamente. Tero no había razón ni tiempo para que
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 465
se hubiesen modificado en la esencia las costumbres que Ma-
rure lamenta en el párrafo trascrito: puede ser grande el en-
tusiasmo por la independencia y nulas las tendencias libera-
les: el pueblo quería recabar algunos derechos como el de
sufragio, se enorgullecía con la emancipación total, mas faltaba
saber si ya individualizado el pais prevalecerían en la con-
ciencia general las doctrinas revolucionarias ó los recuerdos
tradicionales: la intolerancia había formado una masa indife-
rente aunque impresionable; no había podido ser tan univer-
sal que no la eludieran ciertos hombres que constituyeron un
núcleo ilustrado: sin embargo, entre estos y la muchedumbre
había enorme distancia no intermediada por una clase que en
relación continua con el pueblo le imbuyese las ideas de los
pensadores: después de un grupo de personas que penetraban
el tiempo moderno y el espíritu de la revolución y de la li-
bertad, no se veían escalas que comunicasen á la masa im-
presionada pero no profundamente convencida: Delgado, Valle,
G-alvez, Molina, Barrundia, Castilla, Rivera ■ Cabezas y otros fi-
guraban en primeYa linea; después venían muchedumbres que
no habían tenido mas enseñanzas que la tradición y que si
bien impulsadas por ideas generosas, no era fácil que se apa-
rejaran í larga y necesaria lucha, ni que se libraran de las
asechanzas tradicionales tan eficaces en pueblos no prepara-
dos que de repente conquistan su autonomía: la piedra de to-
que de la religión, tan esplotada para fines políticos, debili-
taría los primeros ímpetus y reaccionaría la opinión. Las con-
secuencias del voto anexionista, han pasado ¿í toda la historia
ele Centro- América: de la lucha precipitadamente emprendida con
el Salvador para obligarle á cumplir un pacto que repugnaba,
surgieron rivalidades no estinguidas al reunirse la constitu-
yente ni largos años después; Costa-rica se acostumbró á
gobernarse independientemente del resto de la América Central, y
se justificaron celos interiores que han trascendido á otras
épocas y aun pueden reputarse como el motivo originario de
tantas y tan funestas disidencias.
La Asamblea constituyente se dividió en dos bandos; liberal y
federalista, y moderado ó servil y centralista. En primero de
Julio (1823) la Asamblea Nacional constituyente espidió un de-
creto declarando que las provincias de que se componía el rei-
no de Guatemala eran libres é independientes de. España, de Mé-
jico y de cualquiera otra potencia asi del antiguo como del nuevo
mundo, y que no eran ni debían ser patrimonio de persona ni fa-
milia alguna: el Estado se titularía "Provincias unidas de Centro-
América :" como al emitir el decreto no estaban representadas Hon-
duras. Nicaragua y Costa-rica, se ratificó el primero de Octubre
30
466 COMPENDIO
•
después que habiau enviado sus diputados las dos primera.-:
establecieron los poderes legislativo, egecutivo y judicial: se re-
conoció la deuda, se declaro religión del Estado la católica con es-
clusion de cualquier otra apesar de las objeciones de Molina y
Villacorta, y se eligió el poder egecutivo compuesto de Don Ma-
nuel José Arce. Don Pedro Molina y Don Joan Vicente Villaeorta,
y por ausencia y renuncia de Arce, de Don Antonio Rivera Ca-
bezas. La Asamblea dispuso que saliesen las tropos mejicanas que
trajera Filísola. Kl gobierno lachaba con dificultad* udmicas
y no se presentaban medios fáciles de restablecer la hacienda:
muchos de los empleados afectos al imperio fueron destituidos
reemplazándolos con otros liberales. Desordenes y asonadas Rie-
ron c&usa del cambio de los miembros del poder egecutivo,
trando Arce. Valle v O' lloran: djel Salvador se habían puesto en
marcha tropas <in ansiliodel gobierno colocada iligro por asona-
das militaras en la capital: das que produjeron el cambio per-
sonal en el poder egecutivo en daño de los liberales. En Ni
las antiguas rivalidades costaron choques y i Diciembre
de i8231a Asamblea decretó las bas< titacionales: la escla-
vitud fué totalmente abolida en 1 7 de Abril del ano 1 v table-
ciéndose ú la vez medidas favorables para el comercio y brindan-
do hospitalidad átodos los estrangeros que quisieran habita]
territorio de la República: aunque se acordaba indemnización pa-
ra |0á du- .
Mente: Guatemala, sino promo las tendencias de ar-
monía, conciliación y apoyó mutuo de las coloni incipadi
envió de representantes al Congreso de Tañan lado por
Bolívar á los doctores Larrazabaly Molina Lrce había renun-
ciado su puesto en el poder egecutivo por incompatibilidad de
caracteres entre $1 y Valle, y le reemplazó el nicaragüen
Josié Manuel de la Cerda. Antes de que se decretara la consl
eion definitiva, las provincias tenían organizados los poderes pú-
blicos según las b;i ostitucionaleí primen
dentes, de Guatemala Don Juan Barrundia, del salvador Don
.luán Vicente Villacorta; de Honduras Don Dionisio Herréra,.de
Costa-rica Don Juan Mora: Xicai-ae.ua estaba en guerra civil, y
hasta Abril de 1825 no se constituyó el poder egecutivo de Es-
tado para que fué elegido Don Manuel Antonio de la Cerda, La*
Asambleas de Estado se dividían en bandos como la Asamblea
federal. La constitución se promulgó en Noviembre de 1824:
código establecía dos (Minara-. Congreso y Senado, un Presiden-
te y un vice-presidente, y una corte suprema de justicia; poderes
todos elegidos por sufragio: el Congreso votaba los tributos, dic-
taba las leyes generales, declaraba la j>az. y la guerra, entendía
en el comercio, lijaba el valor y peso de la moneda; correspondía
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 467
al Senado sancionar la ley, aconsejar al poder egecutivo, proponer
en terna los empleados principales y declarar la responsabilidad
de los altos funcionarios: los Estados elegian un Congreso y un
consejo, presidencia y vice-presidencia y corte de justicia para
las leyes, el gobierno y las cosas interiores: consignáronse las ga-
rantías de la libertad individual escepto la religiosa, la igualdad
civil, abolición de servidumbres, unidad de fuero y supresión de
títulos nobiliarios: el proyecto era obra principalmente del Dr.
Molina, Galvez, Delgado y Barrundia (DonM. F).
Graves obstáculos se oponían al cumplimiento del código polí-
tico: el partido centralistra estaba dispuesto á crear peligros al
nuevo sistema: las provincias eran demasiado celosas de su auto-
nomía y no podían sufragar los gastos de la federación: la relación
entre los poderes y atribuciones de los Estados y representacio-
nes federales solo estaba en parte aclarada y hubiera sido preciso
para conservar la armonía que en todos existieran tenden-
cias conciliatorias: el celo de algunos Estados contraía antigua
capital del reino había crecido durante los sucesos de 1822 y
1823, y lo que es mas decisivo, no se comprendía por todos la con-
veniencia deque formase un solo grupo nacional el pais centro-
americano: las leyes y disposiciones superiores no eran espon-
táneamente obedecidas sino cuando nada costaban á los Estados,
y ínula .mermaban su ciri si absoluta autonomía: los partidos en
lucha querían hacer prevalecer su opinión y sus ideas de la parte
al todo, y cuando se impusieron poderes federales animados de
espíritu centralista, procuraban limitar los derechos particulares
de los Estados. El sistema federativo es el mas justo y el mas en ar-
monía con la libertad, pero exije preparación, y conocimiento
general sobre todo de los beneficios que las diversas entidades
políticas reportan. Los autores de la constitución dieron un paso
notable, pero las dificultades fueron superiores á ellos, y la época
inferior al espíritu que presidid sus leyes: de un lado el bando tra-
dicional era demasiado centralista, y de otro los Estados iban
mas allá de una federación bien entendida: por eso se rompió
tan fácilmente la unidad. Mientras la unión del Norte, cuyo cd-
digo sirvió de base á los comisionados, estaba preparada por sus
parlamentos y cartas políticas á la adopción del sistema demo-
crático federativo. Centro- Amé rica carecía de buenas tradiciones,
siendo todavía muy pocos los que se atrevían á romper con la
intolerancia religiosa, y los que concebían medios ele gobierno
dentro del cual pudieran girar sin chocarse los diversos organis-
mos. Muchas veces, dice Marure, los directores del partido fede-
ralista, á fuerza de elocuencia y de una táctica legislativa que no
debía esperarse de los primeros ensayos, hacian pasar á dos ter-
cios devotos, un artículo que al principiarse á discutir no conta-
468 COMPENDIO
ba ni con una simple mayoría: mas cuando se estaba en el caso
de ir adelante en las consecuencias y desarrollo de lo acordado,
ralos del bando contrario habían podido en reconvenciones j>ri-
vadas. recojer y fortificar ;; sos dispersos en las votaciones, y
obligarlos á contrariarlas deducciones de lo misino «pie ya habían
aprobado: de este modo no es es t rano que se noten grandes defec-
tos en la constitución de Centro- América; mas aun cuando fuesen
mayores, y aunque es cierto quese propusieron en ella algunas
teorías mas brillantes- que practicables, siempre hará honor ú
sus autores la firmeza con que proclamaron las doctrinas mas lu-
minosas del siglo, sobreponiéndose ;í las amenazas de los parti-
darios de las rutinas y de los amigos de los antiguos al
La Asamblea se disolvió en Enero de 182o: los frailes promo-
vieron algunos conflictos, y aunquejuraron la constitución, esta-
ban arrojadas las semillas de ulteriores disturbios puesto que con-
traías leyes invocaban Uus áendolos prim
en calificarlas de incompatible-. Las medidas oficíales dieron oca-
sión-pronto ¿(disidencias entre los mismo- liberales: los ataques
comenzaron por la s.ítira y de un modo violento que había de con-
cluir por separar las personas que diferian poco en ideas. Kl pri-
mer congreso federal instalado en 6 de Febrero de 1826 eligid
Presidente ;í Don Mariano Gal vez, uno de los hombres que mas
influjo ejercieron basta la ruptura d& la federación desdedí prin-
cipio de la independencia, con Don José Fi Barrundl
el Dr. Molina del lado de los libélale-: Don José Valle, escrito*
distinguido y por qtros títulos notable, un i il¡a<l<>
guridad ;í ningún bando no obstante sus ideas mas afectas .í la
libertad que á la tradición: entre los moderados figuraban Don •
Franciséo Cdrdova, DonManuel Montui'ar. el marques de Ayci-
nena con todos los «pie se titulaban nobles y lo- que desdeñaban
al pueblo, apoyados en el clero 3 en la parte m sada de las
masas. Arce fué elegido Presidente de la República: aunque
didato de los liberales, se inclind al ptro bando: las disidencia
tre los poderes federales y losdel Ektado de Guatemala, la po-
lítica falsa de 4fce y sus predilecciones por el partido opuesto á
las instituciones, causaron varios distun >mo la prisión
jete de Estado Don Juan Barrundiayla traslación de la Asam-
blea de Guatemala íSan Martin: el vi' Don Cirilo Floro
fué asesinado en Ouezaltenango por las turbasen la misma igle-
cia parroquial: los frailes instigaron la sublevación yotros
puntos de la República: la Asamblea «I lo fpé disuelta: las
nuevas elecciones influidas por el gobierno central dieron <il triun-
fo á Don .Mariano Aycinena para la presidencia de Guatemala y
á Don Mariano Cdrdova para la vice-presidencia. Por un dec
de diez de Octubre de 1826, Arce convocd un C
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 469
nal estraordinario que debía reunirse en Cojutepeque. Desde es-
te momento fa situación se presentaba francamente: Arce se apo-
yo en el fanatismo como en arma la mas poderosa; habia agitado
los pueblos de Guatemala contra sus autoridades y alentado las
predicaciones retrogradas del clero que producirían consecuen-
cias tan funestas como la del asesinato de Flores, uno de tantos
crímenes del fanatismo: las tropas federales vencieron á las del
Estado y Arce no encontró obstáculos que le detuvieran sino en
las ideas de los moderados que pretendían reducirle á instrumen-
to de sus planes: ese mismo partido rechazó la avenencia que al-
gunos amigos de Arce proponían contando también con el asenti-
miento de los liberales. Los decretos de la presidencia coartaron
la libertad y dejaron las leyes á la discreción del poder: las auto-
ridades del Salvador en un principio propicias al Presidente
Arce se le opusieron, y de aquí surgió una lucha que tenia por ob-
jeto de parte del Salvador, restablecer las autoridades y las leyes
anteriores á los abusos de Arce: en Arrazola, Marzo 1827, triun-
faron las tropas federales, -pero poco después eran derrotadas en
Milingo: Arce tuvo que dejar el mando continuando con lentitud
las operaciones: dirigía a los salvadoreños Don Mariano Prado,
hombre de energía y de opiniones liberales quien justificaba su
actitud ^reclamándose defensor de las leyes holladas por la su-
prema autoridad federal: espidió un decreto convocando para
Ahuachapan á los diputados federales de la Asamblea que se ha-
ttia disuelto é instaba á los gobiernos de Nicaragua, Honduras
y Costa-rica para restablecer el orden legal de acuerdo común; los
dos primeros Estados se avinieron á la instancia de Prado y
Costa-rica aprobó aunque de una manera menos esplícita los pro-
yectos del jefe salvadoreño: el Congreso no se instaló debidamen-
te por falta de número de diputados: asi comenzaron las disiden-
cias entre el Salvador y el gobierno de Arce: después de comba-
tes sin decisivo resultado pero que no dejaron de costar sangre
(batalla de Chalchuapa, Marzo 1828), entró a figurar en la guerra
Don Francisco Morazan que desempeñaba entonces en Honduras
cargos importantes: apresado en Ojojona, logró evadirse de la
prisión y cuando seiba á embarcar para Méjico, fué escitado por
Yidaurre, comisionado del Salvador en Nicaragua, á fin de que
concurriese á la causa salvadoreña: en León le dieron algunos re-
cursos y marche' á Hondurss posesionándose de Coinayagua des-
pués de algunas victorias contra las fuerzas federales y poniéndose
al frente del gobierno hondureno; marchó al Salvador derrotando
en Gualcho (Julio) al coronel Domínguez, obligó á rendirse alas
tropas del ejército federal que habían invadido el Salvador, y des-
de Ahuachapan se dirigió á Guatemala al comenzar el año 1829
con dos mil hombres: tras de algunas acciones se apoderó de la
470 COMPENDIO f
capital en el mes de Abril.
Las autoridades de Estado destituidas en 1826 fueron resta-
blecidas: la Antigua habia representado un papel importante en
todo el periodo revolucionario en pro de los principios liberal
Arce linbia tenido que dejar la presidencia ;í Don Mariano Av-
cinena. y procuró aunque sin resultad* nciliarse con los li-
berales: marchó al Salvador, y en el camino, aquellos ;í quien
babia favorecido (los moderados) le ultrajwon deteniéndole en
una choza hasta (jue le fue remitido el pasaporte.
VA partido moderado estaba vencido. Los Estados, temer»
déla centralización, y descontentos con justicia de la política del
( i obierno federal, vencieron ausilíados por el partido liberal de
Gruatemala: la federación *3n aquel Estado de cosas y de ideas
era difícil bajo la libertad que se tomaba en su sentid
amplio por los tismos particulares, y mas difícil biyo doctri-
nas retrogradas que quisieran absorver las provincia-. Arce y
los jnoderados, desaq L 826, no solo pretendieron • lar su
poder en Gruatemala y mediante el gobierno fed<
proponían cambial' en elinteriorde - autoridades
para hacer que todo concor > plan: mas de una \
y por motivos de índole secundaría amenazaron los
con romper el p» ¡ ^dependiente, lo quq prueba
que eran Hojos los j estaban mal armoi
Marure dice de Mo razan: "sin ser vengativo ni sanguinai
Mora/an. demasiadamente apasionado á ! ria militar, ha í£
provechado con ansia las o< >s de ej< ms talentos
reros y i\t^ humillar con sus triunfos :! los que alguna vez le
lian agraviado. Bajoel dosel, no ha descubierto un genio en
dor ni ha sabido promover e 'itiles que hacen olvi-
dar los males de la guerra > que debieran poner el complemen-
to ala regeneración de la República, ¡ ha manifestado
respetuoso y sumiso ala ley, lia acatado siempre ti loe cuerp
representativos d^ la nación, y en medio de de las
circunstancias, lia sabido mant< |>etabilidad del mando
haciéndolo al mismo tiempo >eteeido <lc tod<
hicieron algunas prisiones entre ellas las de Aycinena
vice-presidente Beltranena, Arce, y algunos min peroesl
be muy lejos de paree ¡a victoria al modo con <|u»*
r 'acciones lian solemnizado las suyas; el bando \ en-
saña con los vencidos:
El Congreso y el Penado disueltos en L 826 fueron convocados:
el 22 de Junio de 1829 se instaló el C 1 26 Bonito
Presidente provisional á Don José Francisco Barrundia como se-
nador mas antiguo V á su instancia el Congreso concedía indulto
do la pona che muerto por los sucesos políticos pasados, haciendo
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 471
á la vez otras declaraciones con diversas ordénes que constan
del decreto de 22 de Agosto: el Arzobispo Casaus y los frailes
de Santo Domingo, San Francisco y la Recolección, fueron es-
pulsados del territorio de la República por trastornadores del or-
den público, y se decreto la supresión de los conventos de hombres
escepto de losbelemitas: en Setiembre el Congreso declaró que
la "nación no reconocía ni admitía en su seno orden alguna de re-
ligiosos. Apesar de la violenta oposición del fanatismo, el parti-
do liberal no habría corrido tan graves peligros si las divisiones
interiores no lo debilitaran dando fuerza á sus adversarios y des-
prestigiándose mutuamente las fracciones. Elegido Presidente del
Estado de Guatemala Don Pedro Molina en Agosto de 1829, sie-
te meses después la Asamblea le declaraba sujeto á responsabi-
lidad criminal por hechos que acusaban mas que faltas reales,
pretestos para inutilizarle; la Corte Suprema de Justicia le absol-
vió, pero el Dr. Molina no fué repuesto en su cargo que desem-
peñó el vice-jefe Don Antonio Rivera Cabezas. Elegido presi-
dente del Estado de Guatemala Don José Francisco Barrundia.
que en la jefatura provisional del Estado federal habia sido
reemplazado por el general Morazan, renunció el cargo con in-
sistencia ocupando su lugar el vice-jefe Márquez. En Agosto de
1831 fué elegido el Dr. Don Mariano Galvez jefe del Estado ele
Guatemala: Galvez impulsó la instrucción pública y determinó
una marcha progresista en su gobierno: en 1835 fué reelegido,
t Fuera de Guatemala el orden era frecuentemente turbado en
Honduras, Nicaragua ó el Salvador: el partido vencido conspi-
raba dentro y. en el estrangero: los liberales estaban divididos y
se ocupaban mas de sus personales celos que de la salvación co-
mún: cada hombre importante formaba un grupo, y cada opinión
se cerraba á transacciones que el inminente peligro debia acon-
sejar: el clero aprovechaba los terremotos, el'cólera y todas las
calamidades, esplotándolas como si de ellas fueran causa los libe-
rales: el gobierno se debilitaba combatido por las preocupacio-
nes y fanatismos y por las discordias internas: el clero apoyaba
todas las supersticiones, y las supercherías se hacían mas lugar
que las sanas doctrinas de la moral. No faltaban hombres dis-
tinguidos por el talento, la firmeza y el desinterés, pero faltaba
la unión y sobraba la confianza como si del desprestigio y caida de
unos no hubiese de trascender el mal á tocios los liberales, al or-
den del Gobierno y á la vitalidad de Centro- América. La federa-
ción nunca estuvo asegurada ni libre de motines que distraían al
poder central de objetos mas importantes: mientras los vencedo-
res luchaban entre sí, los vencidos se robustecieron y la federa-
ción quedó disuelta con el triunfo definitivo de Carrera.
La adopción del código de Livingstone, el establecimiento
172 COMPENDIO
del jurado y del matrimonio civil, contribuían ;í escitar mas la
violenta propaganda tradicionalista: no se atacaba lo (pie la re-
forma tenia de incompleta é impremeditada, sino !o que tuviera
de progresista y nueva: la mayoría del clero era una oposición
;í la libertad y al orden: debiendo ser la misión sacerdotal de
concordia y armonía, los papas (León XI í. Gregorio XVI hasta
aquella época) eran los primeros en deparar obstáculos íí la cons-
titución délas nacionalidades según sus intereses y su porvenir.
Para dar un golpe mortal á las instituciones, bastaban las dis-
cordias de los liberales y los movimientos que en uno ú otro Es-
tado surgían de continuo, aunque no hubiera sido tan potente el
partido que resistía las reformas: cuando «'1 cólera invadid la
provincia, se acu- adeptos del Gobierno de que envenená-
banlas aguas, y una parte del clero' esplotó la preocupación de
los indígenas y de los ignora somenzó la revolución tradici
nalistay tomó proporciones merced al desconcierto que reinaba
enelcampo liberal: cutre los cabecillas sublevados aparecía Ka-
faal Carrera que despu^ habia de ejercer tan funesto influjo en
los destino- de Guatemala y de Centr ica: batidas las
facciones por las tro] Ivian al combate: el gobierno de Gal-
vez creyó desarmar ;í los descontentos con medidas genei in-
dultos, y ellos aprovecharon las dilaciones para aumentar sus
fuerzas y dar incremento á la revolución. Morazan tuvo la debi-
lidad de aconsejar quese tran i Carrera, cuyas opi-
niones no bien definida-, dejaban es] in mil»; coiyett
rar que no eran favorables .í la libertad; pront el
convencimiento de su oposición decidid; principios de la r
forma política, Laspasiones estaban tan escitadas, que i la vista
del enemigo común, la op<»Mci<>n liberal hizo armas contra Gal*
ve/, y fuerzas de la Anii >n ;í combatirle y pidieron au-
sílio ;í Gorrera contra el gobierno que si ten defectos
fendia la libertad que des caidapereció. La- tropas de la
oposición y las «le ('añera se apoderaron de la Capital y fué a-
sesinado por un grupo de el vico jefe del Estado Don
José Gregorio Salazar que se refugiara en casa de Don Quirinq
Mores. A Gal vez sucedió Don Pedro Valenzuela ¿quien reeip-
pla/aria nías tarde Don Mariano Rivera Paz. Los opositotf
vencedores evitaron el saqueo que solicitaba Carrera dándole u-
na cantidad de dinero: Carrera salid de la Capital con las turbas
que le acompañaban: los pueblos de los Altos se declararon -
parados de Guatemala y constituyeron un litado del qu<
Presidente el notable jurisconsulto Don Miguel Larreinaga. í>
meses después Carrera era derrotado por el general Don Tari
Salazar, pero se rehacía en medio de los disturbios qué aflijian la
confederación; en Abril de 1839 entro vencedor i a Guatei tal
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 473
el general Don Carlos Salazar que presidia provisionalmente el
Estado fué destituido restableciendo á Rivera Paz en la presi-
dencia: en seguida se levantó el destierro del Arzobispo Casans,
volvieron las comunidades religiosas y se derogaron todas las dis-
posiciones liberales. xVl comenzar el año 1840, Carrera incorporó
¡t Guatemala los departamentos de los Altos y mandó fusilar á
la municipalidad de Quezaltenango: Morazan llegó á la Capital
con tropas salvadoreñas y la ocupó, pero Carrera con fuerzas ma-
yores le obligó á desalojarla. La confederación se deshizo: Mo-
razan salió de Centro- América y en 1842 regresó á* Costarica;
bien recibido en un principio, pronto se le volvió la suerte, y
vencido y preso fué fusilado el 15 de Setiembre del mismo año
1842: hasta 1847 subsistió al menos la esperanza de que se reanu-
dasen los lazos federales; en "ese tiempo se declaró Guatemala
República independiente. Las tentativas de unión entre Nicara-
gua, Honduras y el Salvador promovidas por el director nicara-
güense Don Manuel Pérez, también se frustraron.
Desde la muerte de Morazan cada uno de los cinco Estados de
Centro- América se gobernó autonómicamente comenzando una
historia propia sin relaciones ininediatas# políticas con los demás.
Nicaragua habia sufrido mas constantes guerras que ninguna o-
tra provincia, contribuyendo sobre los motivos generales la
rivalidad de León con Granada, sus ciudades mas importantes.
Costa-rica, alejada del asiento de las autoridades federales, estu-
co casi desligada de la común nacionalidad, aunque sin sustraer-
se al pacto* federal, y asi como Nicaragua, tuvo mas tarde la
suerte de no estar sometida á las influencias de la política que se
inauguró en Gruatemala: en este Estado ocupó la presidencia Don
Venancio López en 1841, y por su renuncia en Mayo de 1842, le
sucedió Rivera Paz á quien reemplazó .Carrera en 1844. La
política se inclinó cada vez mas en sentido tradicional; el clero
recobró su antigua influencia; no habia leyes á las cuales se su-
jetaran los poderes. Carrera, hombre vulgar, sin educación y sin
conocimientos, debia someterse á los ideales del partido vence-
dor: cuanto los Gobiernos habían promovido desde 1839, sede-
rogó, organizándose un periodo de fuerza y de arbitrariedad
sin ningún elevado propósito y sin otro sistema que volver lo mas
atrás posible en el orden de la política, de la enseñanza y . del
gobierno. En 1847 surgieron alteraciones en algunos departa-
mentos de Guatemala; Don José Francisco Barrundia y Don
Pedro Molina agitaron la opinión por la prensa y fueron perse-
guidos, pero Carrera se vio precisado u convocar una Asamblea
constituiente; las elecciones dieron mayoría á la oposición, y este
resultado y las conmociones de la montaña hicieron que el Pre-
sidente dimitiera y que se retirase tí Méjico: la Asamblea eligió
474 COMPENDIO
Jefe provisional de la República á Don Juan Antonio Martínez:
á Martínez sucedió Don Bernardo Escobar reemplazado por el
coronel Don Mariano Paredes que se puso en relación con
Carrera y contribuyó a su regreso nombrándole comandante ge-
neral de armas. Los montañeses antes sublevados contra Car-
rera se habían vuelto contra los liberales: los vencedores en la
Asamblea de 1848 habian incurrido en las mismas divisiones que
en la época de Morazan:lcs faltó resolución y plan y paso á pa-
so prepararon el triunfo de Carrera. Honduras y el Salvador in-
vadieron a Guatemala contra Carrera quien*les dei*rotd en la A-
rada (Febrero 1851); la causa federalista sucumbid definitiva-
mente en ésa batalla. En Octubre se publicd el Acta constitutiva
de la República de Guatemala por la Asamblea convocada des-
pués del triunfo de Febrero: Pare ¡día Presidencia ;í Car-
rera: en el Acta se consignaban eapesivas atribuciones al poder
egeeutivo; atribuciones «jue no habian de emplearse mas que para
oprimir el pensamiento y fundar un despotismo sistemático: el
presidente seria elegido por una asamblea compuesta de la I
niara de representantes, el arzobispo, los magistrados de la cor-
te de justicia y el consejóle Estado, jx>r tiempo de cuatro añ<
no hubo competencia cu la elección; Carrera obtuvo la presiden-
cia. Bu 1853, una guerra con Hondura- teftnind con la victor
de las tropas de Carrera ojie en L855 fué ele-ido Presidente vi-
talicio: poco después, los Ni liciou de l<
filibusteros) hicieron intervenir en aquella contienda ¿I todos los»
Estados de Centro- América dando paomentác piu alas dfe-
cordias intestinas; el gobierno de Guatemala envid/uerzas y con-
currid A la espulston de Walk< - filibusl En tí
declard la guerra entre «'1 Salvador y < Guatemala; Rieron los resul-
tados la destitución del Presidente Salvadoreño Don Gerardo
Barrios ;í quien reemplazd Don Francisco Dueñas: eh lSt ••"». Bar-
rios se preparaba i invadir el Salvador contra el ■_ 10 de Due-
ñas, y sorprendido en dominios de Nlcara tecapturd y en-
tregd tilas autoridades salvadoreñas: en agosto un consejo de
guerra le condead á muerte.
Carrera inurid en L$65 y la Asamblea nombrd Presiden-
té .í D. Vicente Cerna que en nada carabid la política; re-
elegido Cerna en 1869, cay»' por la revolución di' 1871 une
fué el principio de una época nueva. El periodo de h» do-
minación de Carrera lia sido el mas funesto para estol región
del nuevo mundo: no satisfecho con Vencer, estinguid al par-
tido liberal sin pararse en los medios: instrumento de la teo-
cracia por la doctrina y la conducta política, no se dejaba
sin embargó imponer cuando le convenía mostrarse indepen-
diente, pero sus arrain|iie-. pocas reces Favorables al progre-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 4 i 5
so, tenían por' motivo la soberbia y no deseos ni principios
morales: no carecía Carrera de talento natural; servia una
causa á condición de ser servido, y debió hacerlo tan bien,
que mando sin oposición y ii su muerte sus necrologistas le
colocaban á la diestra de Dios padre: es por desgracia dema-
siado sabido á espensas de qué intereses la teocracia prodi-
ga sus adulaciones: Cerna fue menos independiente sin cam-
biar de rumbo, y sin comprender ó sin aceptar los reme-
dios que exijia el porvenir. Como uno de los testimonios de
la política del Gobierno ele Carrera, queda la ley de instruc-
ción pública de 1852 que nada deja que envidiar al tradi-
cionalismo mas exigente: esa ley hace al clero arbitro de la
enseñanza reservando lo -que escape ú su inspección, á la
mirada fisealizadora del Gobierno y á sus coacciones mez-
quinas.
La República del Salvador habia manifestado primero una
resistencia abierta al imperio de Itúrbide y á la anexión á
Méjico; después al sistima centralizador del Gobierno federal
de 1826 ;í 1829: Morazan encontró allí sus principales re-
cursos. El triunfo de Carrera de 1840 no hizo perder á los
salvadoreños la esperanza de reconstituir la federación: des-
ligada de hecho la República, se gobernó independiente-
mente, significando marcada rivalidad con el Gobierno de Gua-
temala: el triunfo de los liberales y la salida de Carrera
ofrecían probabilidades de enmendar pasados errores, pero se
perdió el tiempo sin dirigirse á propósitos serios: el Presiden-
te del Salvador Yasconcelos, se puso al frente del ejército
salvacloreño-hondurense que combatió á Carrera en 1850; ven-
cidos en el combate de la Arada los aliados, se volvió ú
pensar en la federación del Salvador, Honduras y Nicaragua
para lo cual ya se habían decretado algunos preliminares en
1849: en 1851 se convocó una Asamblea constituyente de los
tres Estados, en Tegucigalpa; la Asamblea dictó la constitu-
ción federal que no se ratificó por el Salvador y Nicaragua:
¿í las tentativas de unión sucedieron pactos entre los Estados,
ya de alianza ó de amistad: en 1856 aliado el Salvador con
las demás Repúblicas centrales contra los filibusteros de Ni-
caragua, envió un ejército y luchó hasta el fin de la guer-
ra. Con leves intervalos la República salvadoreña no siguió
las corrientes políticas del Gobierno de Guatemala. En 1860
subió a la presidencia el general Don Gerardo Barrios; en un
principio estuvo en paz interior y esterior, pero en 1863.
Carrera le declaró la guerra antes que por razones fundadas,
por incompatibilidad de ideas y por celos personales: cerca
de dos años duraron las hostilidades; las defecciones, y el
470 OMPENDIO
auxilio que á Carrera prestaba el partido enemigo de Bar-
rios, dieron el triunfo al ejército ele Guatemala: el Presiden-
te salió del Salvador y ocupó la presidencia Don Francisco
Dueñas, que de liberal en los tiempos de la federación y poste-
riormente, sin otro motivo que rivalidades personales había ¡do á
figurar en el bando opuesto y representaba una política ultra-
conservadora. El general Don Gerardo Barrios trataba de
derrocar á Dueñas, y cuando se preparaba A entrar en el
Salvador, fué capturado en aguas de Nicaragua, y el Gobier-
no de ese Estado lo entregó al de Dueops: la sentencia de
muerte impuesta por un consejo de guertfl se cumplió sin I
ner en cuenta la irregularidad de la apr< m ni lo ar-
bitrario de un Fallo que dictaba el odio y la saña política.
El Presidente Dueñas fu<i derrocado por la revolución .[ cu-
ya cabeza estaba el general Don San: lonzalez, en A-
bril de L871.
Honduras tampoco habia desistido de volver á la de-
racion centro americana: las dificulto M\
-cutir la necesidad de ser auxiliada. V
guerras de Espolia ep Europa, los ingl ban de 'a;
derarse de algunos puntos de C : la política de
los litados Unidos del fcíort res entre
Cnion y la Gran B ponían al continente al abrigo de
invasiones esterioret 3 de dominaciones, pero
ierra, aunque de un modo velado, insistió «ai algun< ras*
proyectos, ofreciéndole m de intervenir en las contien-
das y de establecer otra- an-
tiguos privilegios (en Belis
clamaban su protección, quizá previamente puer-
tos de Honduras fueron repetidas atacador 1 ingle-
(|tie ocuparon Trcyillo vi impelida la Republ
consentirlo por un tratado: solo tras de mucho tiempo Bé 1¡-
íteiiaron los hondurenos «1 pos cjue de fuera léé ara
na/aban.
En L 860 hizo Honduras, de acuerdo con el Salvador, guer-
ra a Carrera, Presidente de Guatemala: en -.'produjo
y no acabó hasta (pie todos 1'»- Estl m ¿ <'<mi-
batir :í Walker en Nicaragua. Ni los hondurenos ni $ua-
te mal tecos alcanzaron en aquella campaña mas que resultados
de correrías nocivas para los pueblo! y nada gloriosas ni para
Carrera que gobernaba Guatemala, ui para Cabanas que pr
sidia Honduras: ('abañas saquea Chiqoimula y Re retiró; Car-
rera lu/o lo mismo en Santa Rosa y retrocedió: ninguno de
ambos contendientes parecía proponerse de-lindar «-1 litigio en
un combate formal v decisivo: las causas de la guer
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 477'
veces eran de tal índole que no pudieran ventilarse sin riÉn-
gua del decoro de los Estados, pero en general no mediaban
cuestiones de hecho ni derecho que afectaran los pueblos, sino
celos y rencillas de los gobernantes. Concluida la guerra ele
Nicaragua se elevo á la presidencia de Honduras el gene-
ral (xiiardiola que á poco murió asesinado.
Vencido el Norte-americano Walker en Nicaragua en 1857,
no abandonó la empresa de restablecer su poder y su pres-
tigio en Centro- América. En Agosto de 1860 desembarcó en
Trujillo apoderándose sin obstáculos del puerto: la interven-
ción del capitán de un buque ele guerra ingles, obligó á
Walker á internarse y acosado por las fuerzas centro-ameri-
canas y cortadas las comunicaciones con el esterior, se rin-
dió á un oficial del buque ingles, quien le entregó á las au-
toridades de Honduras que le sometieron á un consejo de guer-
ra y le fusilaron. El historiadar Leompart añade u Asi con-
cluyó el lamoso filibustero que por espacio de seis años ha-
bía sostenido la bandera revolucionaria contra todos los con-
servadores de Centro-América y cuyo móvil político era en el
fonek) el mantenimiento de la doctrina de Monroe, doctrina
destinada á triunfar en tóelos los Estados del nuevo mundo,
como la sola que puede salvarlos de la influencia peligrosa de
la Europa monárquica. Nótese que fueron los representantes
genuinos de esta influencia, los ingleses, los que sacrificaron
, á Walker, faltando á todas las consideraciones de honor y de
humanidad." (Apesar de este juicio tan favorable debe ad-
vertirse que Walker no se concretó al papel de auxiliar del
partido avanzado, sino que muy pronto se erigió en arbitro
en Nicaragua bien por que se reconociese mas capaz que sus
protegidos, ó por que deseara traer á Centro-América influen-
cias que si bien no europeas, no cuadraban al pensamiento
general de los Estados).
Desde el asesinato de Gruardiola, Honduras ha vivido en
anarquía constante; la ambición de poder de Medina y otros
caudillos engendró guerras sin tregua, con olvido de la ad-
ministración, del crédito, y de la enseñanza: en esos años la-
deuda creció de una manera pasmosa adquiriendo el pais
compromisos ruinosos sin bienes que los compensaran: influen-
ciada aquella República unas veces por Guatemala y otras
por el Salvador: no quedando á los gobiernos mas tiempo que
para defenderse del caudillage, llegó á la situación mas pre-
caria y al desconcierto mas desesperado. Nicaragua habia si-
do victima de iguales permanentes discordias políticas enla-
zadas con la cuestión de capitalidad entre Granada y León,
pero al fin colocada la capital en Managua, cesó una de las
478 COMPENDIO
cajeas y se hicieron menos frecuentes los disturbios, i me-
dida que en Honduras embargaban la atencian general y ha-
cían perder la esperanza á los mas optimistas: los poderes le-
vantados por el motín, al influjo del motín sucumbían, no siendo
casi siempre las apariencias de legalidad mas que arbitrarieda-
des disfrazadas. Los gobiernos de Medina. Arias y Leí va que
precedieron al de Don Marco Aurelio Soto, en nada mejora-
ron las condiciones del pais. empobrecido, sin hacienda y sin
crédito, sin orden, sin seguridad, y sin protección ;í los inte-
reses privados. Én L876 se inauguro el (robierno de Don
Mareo Aurelio Soto, quien emprendió una política regenera*
dora que ha merecido aplausos des y que puede Béfc
la base de una nueva era - ogra desarraigar el espí-
ritu turbulento y el predominio del caciquismo.
Rota de hecho la confederación en L840, Nicaragua
maneció cuatro años cu el mismo estado anómalo que las ot:
provincias, pero entone» decidid ú proclamar su indepen-
dencia acreditando representantes en •! estertor y oontrayen*
do compromisos por si sola: el proyecto de Honduras y el
Salvador, no tuvo éxito: al Directo Don Manuel Perea -u-
cedio (d misino afio 1SU Don José León Sandoval reempla-
zado después de un periodo turbulento en 1847 por Don •',
(¡uerrero. ConvoccJ Guerrero una Asamblea de lo- tres !
tados y nuevos CObatQC »i(' ('«>ii! OH dieron los m¡80B
resultados negativos: después del ••! proyecto en-
titucional de Tegucigalpa mi ibandon¿ la idea con-
trayéndose la- ElepÚhlii una- diíeren-
«•ias sobre la posesión de I ruana relación
entre Nicaragua
suscitadas con la Gran Bretaña: en
habían apoderado del puerto de San Juan del \ -:a-
bleciendo una aduana: el Gobierno nica tropas
(1847) y 1(> ocuparon sin resistencia: Mac-Donald ¡-inten-
dente de Inglaterra en Belize acudid y recobro el puerto <(
volvieron ;í tomar las fuerzas de Nicaragua «mi seguida q
[\ó Mac-Donald: aleaban los ing que el pu<
cía tí los indios mosquitos y tomaban en de-
fensa: el capitán Lock llego a ¡:l ('"^í;l coy fuerza- enviadas
por (d gobernador de Jamaica <1iarlc- ti rey. tOOHJ el puer-
to y los Inertes y marcln» -,{ ( ¡ ranada donde permaneció li-
la que obtuvo seguridades de que los indios mosquitos no »
rian turbados en qI dominio de la costa del Atlántico: en lv
nicaragua buso un tratado con Mr. Squier repr< ate de
los Estados unidos: los ingleses ocuparen la isla del Tigre,
pero interviniendo el Gobierno Norte-Ajnericano en favor de
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 479
Nicaragua y Honduras, cedió Inglaterra lirmáudose el tratado
Clayton-Bulwer de Abril de 1850, por el cual se reconocía
la independencia é integridad de la América-central, garan-
tizándose la neutralidad de las vias interoceánicas que se hi-
cieran, y en especial la del canal proyectado en territorio
nicaragüense: Managua fué erigida en capital el año 1851. A
Guerrero sucedieron en el Gobierno Don Norberto Ramírez,
Don Laureano Pineda y en 1853 Don Fruto Chamorro per-
teneciente al grupo conservadador: en 1854 la Asamblea cons-
tituyente derogo' la constitución de 1838, y pronunciándose
la política contra los demócratas, emigraron muchos de estos al
Salvador volviendo poco después, con una partida capitaneada por
los jefes Jerez y Castellón: conseguidas algunas ventajas, los re-
volucionarios sitiaron al Presidente Chamorro en Granada,
pero no pudieron tomar la ciudad* en nueve meses de asedio:
Chamorro murió en 1855 y fué elegido Don José Maria Es-
trada: los revolucionarios trataron con William Walker, norte-
americano que vivia en California, y este se comprometió á
ayudarles desembarcando en Junio (1855) con un cuerpo de
tropas llamadas de filibusteros: tras algunos contratiempos se
apoderó Walker de Granada formando un Gobierno nacional
que presidia Don Patricio Rivas: el coronel Kidney habia des-
embarcado en San Juan del Sur y proclamó la independen-
cia cío aquella parte de la costa: las Repúblicas centrales
no reconocieron el cambio; una tentativa de Corral, jefe de
los vencidos fué sorprendida }r el jefe pasado por las armas:
en Honduras que simpatizaba con la revolución, cayó el Pre-
sidente Cabanas y le reemplazó el conservador general Guar-
diola: Costa-rica intervino y su ejército invadió á Nicaragua
consiguiendo al principio algunas victorias: Walker fué elegi-
do Presidente en 185C poniéndose en desacuerdo con Don Pa-
tricio Rivas; embargó los vapores del tránsito, restableció la
esclavitud y pudo sostenerse con ventaja por algún tiempo
hasta que los costaricenses- tomaron los barcos del lago pri-
vándole de las comunicaciones; asacado por todos los Estados
centro-americanos, se vio obligado á capitular con setecientos
hombres en Rivas después de un asedio de cuatro meses:
Walker durante su gobierno y apesar de las dificultades con
que tropezaba, protegió la inmigración, comenzó empresas car-
reteras y mostró capacidad nada común. En 1860 desembar-
có otra vez en Trujilio, puerto de Honduras, y no pudien-
do sostenerse se rindió á un oficial de un buque ingles que
le entregó á las autoridades hondurenas: condenado á muerte
en un consejo de guerra, fué fusilado.
Los partidos políticos á la vista de tantas ruinas perdieron
480 COMPENDIO
macho de su irréboneiliabilidad; los generales Martínez y Jerez
organizaron nn gobierno provisional; la Asamblea constituyente
de 1857 nombró jefe supremo al general Martínez reelecto en
1802: sucedió á Martínez. Don Facundo (inzuían en cuya época
estalló la guerra civil sostenida por Jerez y el ex-presidente Mar-
tínez: Don Vicente Cuadra que reemplazó á (inzuían en 1871.
trató, como su antecesor de reconstituir el país y la hacienda
arruinada unas veces por la guerra y otras por el abandono dé
los gobiernos: se inicióla política deno intervención en los usan-
tos exteriores, y ha vivido en paz la República con leyes aunque
no muy avanzada-, respetadas, y en paz dentro y con los demás
Estados centrales. Las guerras redujeron á Nicaragua al estado
mas precario del qtre solo saldrá si logra afirmar la tranquilidad
durante muchos años: sus riaüezas naturales ao encuentran aun
Tuerzas activas: la población/ del canal in-
teroceánico tantas \ví-í-< aducido, traca-' siempre sin que esté hoy
mas adelantado que hace medio siglo.
Costa-rica por su alejamiento del centro del gobien eral,
mantuvo una scini-autoiiomia: disuelta la federa* ftlgu-
nos ano.- á constituirse independientemente de derecho, acudien-
do alas Asambleas y mostrando deseo de que sé reanudara
lazó federal: con menos guerras 3 discordias que las demás Re-
públicas de Centro-América, pudo trabajar por su prosperidad:
con menos preocupaciones que los otros Estados, tenia aquel terri-
torio la ventaja dé la homogeneidad de población pues apena- con-
tendrá diez mil indígenas que no pueden detener ni neutralizar el
impulsodé los blanco-. Carrillo, primer Presidente despnes dedi-
suelta la confederación, se liabia apoderado ilegalmente del
bienio, y fué el mas (irme >o>tcnc(lor de la autonomía de Co
rica: en L844 se promulga la constitución y ií través de varias
revueltas fué elegido jefe supremo Don Francisco Mariano Orea-
inuiioujuien abandono el puesto ti causa de las Constantes alarma-:
tras nombramientos provisional! eligió Presidente tí Don
María Castró en 1847; en 184Í1 lé sucedió Don Juan Rafael
Mora: bajo esa presidencia y la de Doü Francisco Montealegr
del Dr, ('astro, se Rusentan los intereses nacionales protegiendo
la agricultura, la industria y las artes; se abren escuelas y cole-
gios y se construyen obra- públicrs, permaneciendo el pais aleja-
do de las revueltas ib> ( '.entro-América: en L856 interviene Costa-
rica en los asuntos de Nicaragua y lucha qon íxito contra Walker.
Don José Maria Montealegre derribó u Don .luán Rafael .Mora
reelegido para un segundo periodo presidencial: u Montea
sucedió Don Jesús Q-imenez que pertenecía al partido tradicio-
nalista.y tras él volvió á la presidencia ttl Dr. Don J Maria
Castró que fué derribado poruña insurrección militar volviendo al
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 481
pode* Don Jesús G-imenez contra quien trabajo el partido li-
beral: en Abril de 1870, preparados los elementos contra el go-
bierno de G-imenez, Don Tomas G-uardia sublevo las tropas ;
venció la revolución, siendo elegido Presidente Don Bruno Car-
ranza quien renunció ante la Asamblea al muy poco tiempo y le
reemplazó Don Tomas Guardia: desde aquella época ha goberna-
do el general Guardia con leves intervalos (presidencia de Esqui-
vel y provisional de Don Vicente Herrera). Aunque Costa-rica
no escaseó los frecuentes movimientos, no tenían larga duración
por el carácter de los habitantes, mas dado al trabajo y á la e-
conomia que á la vida de revueltas: desde 1821 aquel pueblo ha
hecho diversas constituciones, y sin embargo no se alteró pro-
fundamente el orden: su posición en un estremo de Centro-
América le ponia al abrigo de las complicadas contiendas y dis-
putas de los Estados, y supo eludir compromisos en la política es-
traña, alcanzando también que se le respetara: sus mas graves li-
tigios fueron sobre límites con Nueva-Granada y con Nicaragua.
En el conjunto, la Repúblicas centro-americanas vivían en no-
table atraso antes de 1870; ni los medios modernos de comunica-
ción, ni la vida y las espansiones de las grandes países, se habían
hecho lugar á través de una política turbulenta, y bajo principios
refractarios en algunas de ellas al progreso: en Costa-rica "donde
la intolerancia nunca predominara, el gobierno de Giménez co-
menzaba á torcer las sanas prácticas; en Guatemala era ya la into-
lerancia un sistema y se descuidaba absolutamente el porvenir: el
Salvador bajo la administración de Dueñas había debilitado su
antiguo espíritu y se determinaba allí una política análoga á la
de Guatemala: Honduras cambiaba rápidamente de gobernantes
empleando en la guerra y en las pasiones de los bandos, las ener-
gías que reclamaba el estado precario del pais: Nicaragua procu-
raba cicatrizar las hondas heridas*de sus pasadas discordias ini-
ciando una época de paz y agobiada por las deudas y la ruina
interior.
En 1871 el general González dirigióla revolución en el Salva-
dor contra el gobierno de Dueñas y triunfó en el mes de Abril:
por ese tiempo ya estaban en armas en Guatemala el general
García Granados y el jefe Don J. Rufino Barrios contra la admi-
nistración del Presidente Cenia: por el acta de Patzicia se nom-
braba Presidente provisional á Don Miguel García Granados: el
ejército revolucionario triunfó, después de otros combates en el
de San Lucas (29 de Junio) y entró en la capital (el 30) sin que
se cometiera ningún escesó. La reacción se alzó á poco en el
Oriente y fué debelada por el general Barrios, y vuelta á vencer
cuando de nuevo se levantó en 1873; en 1872 los gobiernos de
Guatemala v el Salvador hicieron guerra al de Don José Maria
31
482 COMPENDIO
Medina de Honderas, á quien sucedió después déla paz Don Ce-
ledonio Arias. Elegido Presidente de Guatemala el General
Barrios en 1873, se le confirieron facultades estraordinarias en
vista de los peligros que rodeaban la situación: la política
cambió trascendentalmente: habían sido suprimidas las comu-
nidades religiosas y echados los jesuítas: se ere») un ministerio
de Fomento, se abrieron escuelas, y se trazó el plan de vas-
tas empresas para reparar el abandono de treinta anos «ti-
pleados en someterlo todo ú las creencias. Desde aquel tiempo s
ha hecho una red complete de telégrafos en Guatemala y el Sal-
vador, se han abierto caminos, creado c cénelas normal
v de artes v oficios, reformado las leyes «le enseñanza, dictado
códigos, reorganizado loe tribunales y mejorado los servicios pú-
blicos. En Honduras el gobierno de Don Marco Aurelio Soto ha
emprendido nna política nacional y de i ». en vez <lc la
política de pandillaje que había reducido aquel Bstado i la d
coniianza y al malestar crónico. Ba el Salvador, i consecuencia
de una guerra con Guatemala en 1876, deja el poder el general
Don Santiago González y le reemplaad el Dr, ZaMiva] tro-
América ha mejorado en todos loe Sentidos «n el bw de
diez anos: (¡na tenia la cuenta con dos bancos de emisionydecrédito;
tres tiene Costa-rica: el telégrafo une || >licaa nía- sep-
tentrionales del Centro y pronto a l.;i !i/;¡ : ' ;í Nicaragua: ea Isa ra-
dasabii'i-tii' ; del Pacífico que sirveode pu construí
muelles, y todo indica que sosteniéndose la paz continuaran los
adelanto-, manando el tiempo que 86 perdí (5 en tinos Estados en
la inmovilidad, en todos eo guerras y choques qne empobrecían
las Repúblicas, les Inician olvidar el porvenir, y despoblaren
territorios ya barto deaierto
QoNsiDKB ai'idms. Las tierras que bo stituyen la Ainéri-
ca-Ccntral fueron al principióle! descubrimiento ''li-
ción preferente para el Gobierno de Es] que en esa
parte del nuevo mundo debía haber nn paso que comunicara lo-
dos maro: Con/ale/ de Avila lo había dado por encontrado:
el gran Iggo de Nicaragua seria el centro ^\r aquellas relacioi
entre el Pacífico y el Atlántico: pronto se di íon-
(jiiistadores. y las riquezas de Méjico y del Perú atrajeron toda-
las miradas. Ann(]iie fueran propicias las circunda: l qpe
se encontró Eepaüa para realizar la conquista del nuevo mun-
do, no lo eran tanto los recursos para poblar una eBtension I
veces mayor que Europa, ni envuelta en las guerras de Francia
y Alemania, de África y de Italia, podia dedicar sn vijilancia
mas que desigualmente sobre regiones privilegiadas. Aun vivia
Hernán Cortés cuando se pensó en establecer las comunicacio-
nes interoceánicas, pero los sucesos ee repetían con tal rapidez.
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 483
que proyectos mas sazonados hubiesen fracasado; ni fué tampo-
co tal idea sino una vaga aspiración de los hombres mas reflexi-
vos.
Colocándose con el pensamiento en aquellos tiempos, se pene-
tran las dificultades que debieran ofrecerse al gobierno español
para la administración y buen arreglo de tan dilatados dominios;
la suerte de los indígenas penderia mas del ánimo y avaricias
de los colonos que de la voluntad de la metrópoli, unas veces no
obedecida, y otras desconocedora délos verdaderos intereses de
America. . Desde un principio existió dualidad entre los conquis-
tadores y los emisarios de los reyes, y después entre los nacidos
en el continente y los nuevos allegados ó peninsulares: el absolu-
tismo que se había quitado todas las trabas y vencido todas las
resistencias^en España, no querría creárselas en América; pre-
tendíase someterlo todo á un cálculo y á una voluntad, y en rea-
lidad no derivaba mas que la anarquía; no otra cosa fué el pri-
mer periodo, el siglo militar que yá dejó oír voces por la indepen-
dencia entre los mismos conquistadores, y cuyas luchas y desa-
venencias produjeron tantas ingratitudes como usurpaciones.
Centro-América fué teatro de revueltas como el Perú, y de riva-
lidades de que dan evidente señal Alvarado y Montejo. La uni-
dad de gobierno no fué un hecho ni después de establecida en
Guatemala la Audiencia y la Capitanía Generadlos gobernadores
de Nicaragua y Costarica, nombrados directamente por el rey, á
veces tenían favor bastante para eludir en la esencia todo respe-
to á las autoridades superiores: el principal interés radicaba en
lo que hoy constituye el Estado de Guatemala, centro militar y re-
ligioso, y base ele las relaciones con Europa. Tras los conquista-
dores llegaron los frailes que podrían imprimir mas unidad res-
pondiendo al ideal monárquico, pero las influencias teocráticas no
pesaron tan activamnnte como en el centro, en las otras provin-
cias: Guatemala era }r es el punto donde se estendiera mas el
fanatismo: la educación política, mala en todas las colonias, era
menos negativa en los lugares alejados de la inmediata acción
del gobierno pues que quedaba alguna espansion que no podia ser
tan absolutamente contenida; los privilegios creaban, servidumbres
económicas, y la habilidad y la intriga se ponían con frecuencia
en el lugar del mérito siempre menos audaz que la ambición. La
distancia, dice Herrera en sus decadas, no dejaba distinguir bien
las cosas, (y era un obstáculo insuperable para la justicia, aunque
hubieran dominado ideas menos estrechas).
Carlos III favoreció algo los intereses económicos de las pro-
vincias, pero sin que las reformas perdieran por entero el sello
de los viejos sistemas.
La emancipación de América era una necesidad ; en la esfera
484 COMPENDIO
de las ideas un problema resuelto: la región central sígalo las
corrientes del Sur-jr de Méjico, pero había menos fuerzas aeti
se hizo de una manera pacífica interviniendo las autoridades es-
pañolas que reconociéronla independencia. Bste suceso no cam-
biaba el fundamento de las instituciones en el parecer de todos;
de las manifestaciones de los independientes americanos, sé a-
doptó por numerosas : Sentido esencial, el plan me-
nos revolucionario, y como resultado acaeció la anexión a Méji-
co, no con poca- protestas y resistencias: hubo quien cotno I
hu-ií-a. io> sintió intervenciones estrenos, ?obérn(5 silenciosa-
íneiitc sin que le llegara el influjo mejicano: la primera idea o-
puesta al imperialismo fué la de federación que dictaban las con-
diciones en que habían vivido las provincias, pero que no
encontraría educación preparatoria ni medies fíciles para reali-
zarse: el partido liberal era federalista, y el tradicional uni-
tario: el sistema federal no solo lia sido de trabaje» ntíón en
pueblo^ latinos qme grandes ((¡pequeños han pretendido la
unidad de podci-. sino también -etí la- confederaciones sajona y
suiza que hoy 96 toman como ejemplo pen-
sadores mas eminentes el ideal de gobierno, peto por lo mismo,
como todo bien, noscalcanza sin lar No pudiendo
el partido tradicionalista destruir la constitución, le d
1826 un sentido centralizado]-, invade los Bfftftdoe^ procura mer-
mar sus atribuciones que por contrario impulso loa Estados exa-
gacaq tendiendo i una cuasi separación: la victoria deMtffazan en
L829 favorece la libertad, me en elrfrden del organismo político,
es la victoria de loe listados sobre Guatemala: la federados te-
ma otro carácter: en Nicaragua. León y i í ranada podrían de
rarse sin que el poder federal interviniera; en Cost&ricft la actitud
pectante: anos aira- aunque ú laguerra COn'el Salvador- se
le d;í forma federal y se hace rm\ protestos federal a ¡n-
tervieue por la paz J amenaza romperé! | <1 -'rden no BC
restablece. La constitución cía imperfecta; dificultades ^\r cada
<lia encontraban desprevenidos i los poderes federi los eon-
íiietos de ley imposibilitaban un ejercicio sosegado del gobierno:
ahora la oposición mas fuerte comía Mora/mi. partiría del centro.
de Guatemala^ nada desprestigia tanto como las luchas constantes
con lo imprevisto. Eran pocos los hombres que con fcxaefco cono-
cimiento estaban de este lado de las revoluciones de últimos del
siglo pasado y de principios del actual: la constitución de L820
fué rechazada per les tradicionalista- de \i ; i y de Centro- Amé-
rica que al concurrir a la independencia llevaban la mira de <•-
manciparse del intlujo de la metrópoli respecto á principios no
acomodados i las ideas de unos y á los privilegios de otfOB: la
iudependenoia no era un pensamiento aislado; debía abarcar el
DE LA HISTORIA fNIVURSAL. 48o
acceso a sistemas mas perfectos y que ofrecieran mas desarrollo a
la vida moral y a la prosperidad pública: Itúrbicle en Méjico,
solo cambiaba de apariencia dejando el fondo; aspiró á la domi-
nación, por una lógica indeclinable de doctrinas que nada te-
nían de reformistas. En tal concepto, la independencia en lugar
de ser un bien, continuaba el sistema depresivo que España en-
tonces comenzaba precisamente á sacudir, cuando á Calomarde
reemplazarían Espartero, Olózaga y Don Joaquín María López,
menos contemplativos con las leyes pasadas que lo fueron Santa
Ana en Méjico y Carrera en Guatemala. Entrañaba pues la in-
dependencia necesidades históricas, dogmas nuevos, organismos
apropiados para poder marchar al compás del progreso de otros
pueblos. Si este sentimiento anidaba en Don José Francisco Bar-
rundia, Don Mariano Galvez, Don Francisco Morazan, Don Pe-
dro Molina y aun en Valle }T otros menos definidos, y en varias
personalidades dignas, aunque ya en segunda fila por su impor-
tancia política, y si conocían las exigencias de la nueva época, no
eran convencida y racionalmente secundados por todos los que
de liberales, y menos por todos los que de independientes se da-
ban el título: las primeras medidas de aplicación revelarían des-
de luego la dualidad en partidos; mas tarde las disidencias den-
tro del bando liberal: el clero habia tenido una intervención di-
recta en la política, intervención que la reforma le negaba; á las
oposiciones políticas-se unió la oposición religiosa y se esgrimía
el arma llevando escrúpulos y temores á las conciencias. Aun
que los mismos liberales eran partidarios de la intolerancia reli-
giosa, combatida solo por Molina y alguna otra individualidad,
no hacían alarde de ortodoxia; así cuando Carrera, no afecto to-
davía á un sistema político, penetraba con sus bandas rezando el
mi 're reyi/id, podía creerse que n<* traía á los liberales su concur-
so, sino la guerra, ya fuera por entonces mas de caciquismo que
de ideas. No obstante, los peligros que tan claros aparecen en la
historia, pasaron desapercibidos ose escaparon á la penetración
de los hombres mas influyentes del partido liberal vencedor. La
confederación era poco mas que nominal: el poder carecía de ele-
mentos: como Arce había hecho guerra al Salvador con el ejér-
cito de Guatemala, Morazan la hizo á Carrera con el ejército del
Salvador: lo que á los Estados se pedia, ellos lo consideraban ó
como una merma de sus bienes y rentas, ó como una prodigali-
dad; pocas veces como el cumplimiento * de una atención y de un
deber ineludible: no tenia pues vida la confederación: bastó el
triunfo de Cari-era en uno de los cinco Estados, para que se di-
solviera de hecho sin que aun hubiera cuidado de afirmar esplí-
citamente la ruptura hasta siete años después. Era por consiguien-
te un periodo de lucha; predominó la aspiración federal en tiempo
486 COMPENDIO
de Morazan: las victorias encaminaban sin resolver: nunca hubo
verdadero enlace armónico. Pero siendo el problema de difícil,
sino de imposible solución por entonces, quedaba espacio á lo
contingente y se daba tiempo al desarrollo de las ideas mientr
en Guatemala subsistiera el influjo liberal: que de otro modo la
centralización ó la ruptura vendrían por su propio peso: Guate-
mala dio entonces el espectáculo de encarnizada^ luchas entre
los hombres que dirigían la opinión liberal: hechos que ni siquie-
ra se incluyeron enel capítulo de car_ rra An-e apesar de
que lé alcanzaran, fueron causa de i on, proceso y suspensi
de cargo del Presidente Don Pedro Molina, £or enojo de loséu-
vos, y absuelto, los liberales le niegan la rehabilitación t le ha-
cefl sustituir enla presidencia por nuevas ra-
nos iio eran tratado- tan injustamente como !<»< p^opioe :n<>
si esto no bastase, luchas sin tregua entre Barruüdia y Galvez y
entre las secciones del partido liberal, concluyen por derrocar
una situación que tendri ita,
para en definitiva dejar el campo .í la tfadicion organizada 'turante
el entretenimiento y las torpezas de los reformadores. [Jw
siva confianza origind las violentas disidencias! Garren no fué
reputado romo un peligro, -i no como mi cacique fácilmente do-
raraable; aun no se adhería i los ooliservadi algu-
na ambición») alguna codicia, se presumía quevolveriil ala os-
curidad y al silencio, pero la tradición vid en Carrera el homb
(jue necesitaba^ ya Riese vulgar é inculto, y coando los liberales
recapacitaron, ya todos estaban confundid los mismos peli-
gros y en las misma- desgracias; duro castigo qu< sobre
líos y sobre el pais que solo después de treinta años podría
nien/ar de nuevo su reconstitución.
En el primer periodo Carrera es un gobernante arbitrario
á (piien ni moderan claras ideas ni detienen sentimientos de
niniiuna clase: la reacción (^ i\r heclio. violenta, pero sin cal-
culo: el partido tradicionalista le quiso hacer -ii instrumento
en realidad le lii/o SU dueño: fué un Cambii en que
Carrera saco la omnipotencia: en el tegundo periodo la reí
cion es sistemada: se arregla por el Estatuto, por la ley ^\^
instrucción pública que sometía la educación al clero y i la vo-
luntad oficial, por la presidencia vitalicia, j se ai ato todos lo-
ca bos ) >ara que el espíritu social vaya acomodándose í la pos-
tración, al abandono de aspiraciones superiores, i la soledad,
a la indiferencia por lo estertor: las antiguas energías se apa-
gan, el partido liberal queda estinguido, y no se prestaría au-
xilio ni concurso al que no se contrajera i los principio- del
gobierno, que eran por el tin y por los medio- los princip
de la teocracia. Los intereses materiales qnési a<> satisfacen
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 487
la vida moral, ni por ellos solos llenan el ánimo de los pue-
blos, al menos despiertan emulaciones y disponen las fuerzas ;í
la actividad, tampoco eran fomentados. Los tiempos y las cir-
cunstancias serian causa de que se viesen comprimidos algunos
espíritus que bajo otras instituciones habrían combatido lo que
entonces tenian que tolerar, pero no escusan á los gobiernos ni
en su intransigencia respecto á las ideas ni en su inmovilidad res-
pecto al progreso material. Lo que no justifica á los reyes ab-
solutos en una época remota en que el mundo entero estaba
sometido ti restricciones é intolerancias, no puede justificar á los
gobiernos en un tiempo que ya conocía el vapor, el telégrafo,
la revolución del Norte y la revolución de Francia: no admi-
tiéndose los adelantos aceptados por las sociedades modernas,
¡se colocaba al pais en condiciones desventajosas para entonces
y para lo venidero; cerrando el paso á las ideas se corría el
riesgo de presentarse como estraños á la civilización, y de no
entender un mundo que se tiene el deber de estudiar y de se-
guir en cuanto adelanta y perfecciona: el clero creyó perpetuar
las instituciones destruyendo la iniciativa particular: en unos falta-
ba el deseo, en otros la esperanza. Un periodo tan largo de inmovi-
lidad, dejo' el sello en las generaciones durante él nacidas: de aqui lo
trabajoso que seria luego poner en acción los elementos necesarios
para concurrir á fines progresivos: el jesuitismo vino por úl-
timo á determinar mas pronunciadamente la parálisis social:
cesaron hasta los inocentes entretenimientos, y no hubo mas
lugar de reunión que los templos, ni otros actos públicos que
las procesiones, viéndose penitentes que se maceraban por las
calles como en la edad media, y adquiriendo la sociedad ese
carácter melancólico y desfallecido que imprime siempre el do-
minio de la teocracia. Y como si el ideal de la vida fuera seme-
jante postración, el clero santificaba al hombre que por interés,
por escepticismo y desamor al progreso, sostuviera tal estado
de cosas, y colocándole en la felicidad eterna, estimulaba á que
le imitasen aquellos que en el gobierno le sucedieran. Las en-
señanzas limitadas rechazaban toda doctrina que pudiera des-
pertar el deseo de marchar con el mundo culto: pocas y ma-
las carreteras, ni líneas telegráficas, ni proyecto ni idea de a-
provechar los modernos descubrimientos, ni de moralizar ni de
perfeccionar: ninguno de los otros Estados quedó tan atrás en
doctrinas ni en instituciones y mejoras: el Salvador, aun en sus
reacciones, tenia sus adelantos materiales; Honduras olvidado de
sus riquezas naturales en los motines y asonadas, no estaba tan
oprimido en su condición moral: Nicaragua entraba después de
muchos sacrificios en una senda de reparación y de tolerancia;
Costa-Rica desde muy lejos tenia emancipada la conciencia y
488 COMPENDIO
mas activo el pensamiento hasta el periodo de Jiménez que co-
menzó á torcer la política amparando preocupaciones y abrien-
do la puerta á la intervención del clero que nunca o j i
ees se mezclara alli en los asuntos públicos.
La revolución de 1871 era una necesidad de los infere- -
del pensamiento, y del prestigio nacional: la mas importante
cion de Centro-A merica que en el esterior llevaba generalmente
la representación moral de los cinco Estados, inspiraba comen-
tarios poco alliagüenos: la América latina se movía, mejorando
por las obras públicas, las relaciones con todo el mando, el per-
feccionamiento de las leve-, y (iuatemala permanecía agena á
todo (progreso ain qm trp^umiera que eutra-v en b »- <-;íl«-u-
l«'i gobierno emprender distinto rumbo. La rrvoluci.ui se
hizo concurriendo ideas y oposiciones de lipages distintos; fué
-; mas general la opinión de que ee realizaba un cambio de
onas, que no el pensamiento de que se modificase la do
na: hombres de todas procedencias aparecían en (os p
cargos publico- a-i que se inauguro la nueva situación; |
al comprender que im -•• <-ontinuaban las tradición.
afeptoa a] antiguo sistema desertaron Ijd la insurrección
■mida hasta 1 873: en los d le la presidencia
visiona] del general Don Miguel García Granados, sQ£uprimi<
las tfrdfcnea rnonáqtieas \ fueron expulsados los jespi tas; la pri-
mara medida la dictó el general L Jnn^odc ls7
tando encargado acralentalmaiiíc del nuda la
inicia como jefe de la- fuerzas de los A
Presidente (¡aivia Granados, La desamortización ruó nno.de lp«
motivos que mas irritaron al fanatismo, j
sitrlo que Jpvellanpf estimaba necesaria esa medida y la hallaba
compatible hasta con las condiciono de la monarquía ab-uluta.
Los resultados morales de la revolución no pueden apreciarse
aun. ni tampoco pertenece ú la historia el juicio crítico delmp-
mento en que se 'htíIic ni de loa hombres que inmediatamen-
te filiaran en 1».- apQUtecimientOS de) día: pero gí puede i
signarse el heclio innegable, v este hecho es, el progreso realiza-
do en la construcción de trescientas leguas de carreteras y de
una r(eq telegráfica que comunica todas las ciuda4es deis Re-
pública en trayecto de cuatrocientas ! en la creación de
universidades 6 institutos, de una escuela militar, otra normal
de maestros, y otra de artes y oficios; en la apertura de cua-
trocientas escuelas do primera enseñanza que eleva ¿seiscien-
tas el número de lasque existen en laJBepúbliea^ en la refor-
ma de las leyes civiles, penales y mercantiles que hace mas
fácil la administración de justicia y ma- espeditos losprpcedi-
niientos; en el planteamiento del rejistro civil y de la propio-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 489
dad, en el decorado de las ciudades, construcción de puentes,
y de dos penitenciarias; en la habilitación de puertos, el esta-
blecimiento de rápidas comunicaciones en el interior y frecuen-
tes con el esterior; en la protección dada á la agricultura y á
las nacientes industrias. La libre indagación no está cohibida.
ni la libertad de enseñanza limitada, ni la conciencia sujeta á
ningún dictado político, ya puedan tener queja los que solo creen
en la independencia religiosa cuando á ella vá unido el predomi-
nio. El general Barrios, presidente de la República, ha contraí-
do un mérito positivo aumentado por el triunfo sobre los obs-
táculos de todas clases que se presentábanla oposición sistemá-
tica, el indiferentismo y la debilidad moral que derivara de
la política inmovilista del pasado. Los hombres políticos y es-
pecialmente los reformadores, pocas veces obtienen justicia sin
contradicción aun acerca ele aquellas cosas que son del domi-
nio de los sentidos y que todos pueden ver y observar.
Honduras ha sido el Estado que entro últimamente en la sen-
da de reparación: al inaugurarse el gobierno del Presidente Soto
en Agosto de 1876, la Hacienda estaba en ruina, faltaba siste-
ma metódico de tributos, el pais desconfiaba, los bienes priva-
dos y la seguridad individual se hallaban espuestos al motin,
las obras públicas no podían ser atendidas por la inseguridad de
los gobiernos y la pertinacia de las facciones: á todo se dio
impulso, y aunque es obra larga realizar generosas aspiracio-
nes, hasta hoy se va cumpliendo el programa emitido sobre
la base de una política de espansion, de progreso y de orden.
Aun cuando en la América Central y en el resto de la Amé-
rica latina no se hayan alcanzado los ideales de los que tanto
porvenir esperan para el nuevo mundo, ya hoy no serian apli-
cables estas palabras que el historiador Weber estampaba ha-
ce mas de treinta años en su doctrinal histórico: "las colonias
españolas, decia, han asegurado la independencia esterior, pe-
ro no un gobierno y libertad interior, ni han utilizado aun
los inmensos recursos que el seno y el suelo de la tierra, y los
mares vecinos, ofrecen alli á su actividad. En los Estados de la
América central, en Colombia, Perú y Bol i vi a y en Méjico, han
luchado encarnizadamente dos partidos, el de los centralistas y
el de los liberales (federalistas o' demócratas): Rafael Carrera en
Guatemala acaudillando un populacho feroz y hambrientoá las vo-
ces de ¿viva la religión! ¡mueran los estrangeros! contra el federalis-
ta Morazan; San tana, Bustamante y Herrera en Méjico; Rosas y
Rivera en Buenos Aires, han probado' en América cuan fu-
nesto es el presente de la libertad á los pueblos que aun no
la merecen" (desde la fecha en que escribió Weber, la situa-
ción de América ha cambiado en el conjunto y en cada una
490 COMPENDIO
de sus partes).
Las vicisitudes, guerras y reacciones porque ha pasado la A-
mérica-Central. no la han permitido aquella asiduidad en el
cultivo de las letras y las ciencias que parece ser patrimonio de
estados normales y por otra parte de instituciones espansiva>.
Sin embargo, y apesar de la intolerancia en Guatemala y periódi-
camente en otras República hasta tace diez anos, do pudo que-
brantarse del todo la afición, ni proscribirse el estudio de lo útil
y de lu bello; faltaba atmosfera donde la inteligencia funciona-
ra, y se vé en alguna conceptos inferior el último periodo compa-
rado eou la época primera de la independencia. Don José Ce-
cilio del Valle, Don José Francisco Barrundia, Don Pedro Mo-
lina, Don Migue] Larreinaga, Don Mariano GMvez, eran escri-
tores distinguidos y oradores; Vallé y Larreinaga ademas natu-
ralistas: en la oratoria política Ikirrundia y Molina dejaban no-
tar lo ardiente de so alma y el faflgo <|iie nunca 30 apaga ni aun
en la decadencia de la vida en cierl rítusj 1 de la
espresion competía con la galanura y la espontaneidad, calidades
que se revelan en los escritos ae esas cinco personalidades qne
tanto inilujo ejercieron en los destinos p entre otros han
figurado como matemáticos Don Manuel Santos Mofiocj Don San-
tiago liarbcrcna: como prosista, orador \ poeta Don Enrique
llovó-: como escritor Don José Antonio Cañas. El Sr, Triarle
en su galería poética de Centro-América reproduce poesiaa de
ratee notables: Don Rafael García Goyena, Don José Antonio <\c
Irisarri. Doña Maria Josefa I Jarcia Granad hermanos Die-
goez (Don Juan y Don Manuel.) Don José Batrá Montú&r?Don
Ignacio (i ome/. Don José Milla (mas prosista aio fcmbargo que
poeta). Don Juan Jo Don Matías Córdoba, Don Joa-
quín Vasconcelos, Don Francisco Lainliesta. \ otros muchos han
¡lastrado en grpdps dii ú letra! centwHUHÓrtcanas, auqne
en un la r<¿-o periodo no favorecían to circtmitanctas, poderoso-
ausiliares para el desenvolvimiento intelectual: «'1 P* Beyes ba
sido uno de los poetas mas distinguiera de Honduras: en la- cinco
Repúblicas hay hombres < .pie lian dado muestras di
talento, aunque la taita de círculos científicos y la condición re-
traída de los habitantes en'los Estados, ya -«-a en uno- mas «pie
en otros, haeen <jue no pueda desarrollarse el espíritu 0ODD
desarrollaría dentro de una gran actividad moral y del choque
constante de las Jdeas y los sentimientos. Latinidad de Centro-
América, al acercarlos intereses comunes aproximaría también
las inteligencias y daría nuevos horizontes y puntos de vista a!
esfuerzo individual en las ciencias. la< letra-, las artes y la in-
dustria: en los últimos anos la idea de unión se lia reproducid*»
acaso mediante preliminares mas apropiados al fln qu6 en otro-
DE LA HISTOKJA UNIVERSAL. 49 1
tiempos, pero la opinión general no está bien formada, las comu-
nicaciones son difíciles y se mantienen restos de los antiguos ce-
los que se irán estinguiendo con una política de buena fe y pol-
la difusión de la enseñanza, la frecuencia de las relaciones y el
convencimiento del interés general; el localismo ha sido mas
fuerte hasta ahora aun en la época de la confederación (tan fá-
cilmente rota por que no la sostenían arraigados sentimientos é
ideas claras de la conveniencia); los progresos materiales, cami-
nos, ferrocarriles, telégrafos, y la normalidad en cada Estado,
inñuirian tanto como la propaganda moral en la realización de
la unidad que es el objetivo mas elevado ele la política centro-
americana.
PÁRRAFO Xf.
Resumen y ampliación del periodo his-
tórico contemporáneo.
La primera oposición invencible que se presento á la política
meditada por la Santa alianza, fué la independencia de la América
latina: los compromisos de Yiena y de Verona tuvieron que Aojar-
se por el desvio de Inglaterra y el nacimiento de intereses nuevos
que no podían avenirse á los principios del congreso diplomático,
ni alas miras estrechas del absolutismo: las doctrinas revolucio-
narias minaban rápidamente el edificio tradicional. Error fué
grave, hijo de una política irreflexiva y torpe, intentar volver el
mundo á su antiguo estado, sin ver que estaban pulverizados los
viejos ídolos y que se habia transformado la conciencia de las na-
ciones: la misma Francia donde se impusiera la restauración bor-
bónica, no era ya la Francia que los borbones habían dejado: ce-
losos defensores de la monarquía, como Chateaubriand, reclamaban
la libertad de pensar, y luego católicos fervientes como Montalem-
bert, pedirían que la iglesia se hiciera accesible al progreso de los
tiempos: los reyes dirigían atrás sus miradas, y los pueblos adelante:
un jesuíta historiador snprímia la revolución y hacia del emperador
Napoleón I un general de Luis XVII, peroá despecho del orgullo
dinástico, la nación francesa habia roto los moldes del pasado:
mientras los dos partidos de Carlos X, transigente y teocrático,
estaban embebidos en sus propósitos, el pueblo se cansaba, y en
tres dias arrojó la dinastía de los Borbones: sí otros acontecimien-
tos habían inhabilitado y dejado ya estéril la política de * la
santa alianza, la revolución de Julio la aniquiló en absoluto: ni
aun tuvo la diplomacia que declarar roto el pacto de los reyes
192 iPKN'Dlü
contra la libertad: como la independencia de America, la inde-
pendencia de G recia habia dado un golpe mortal á los protocolos
<!e la diplomacia: la revolución (pie se creia atajada y sometida,
apareció mas fuerte que nunca: parte por sorpresa, mucho por
temor a que pudiera reproducirse el - dio' a Francia una
monarquía «pie Laíayette llamaba la mejor de la< Repúbl
monarquía se confia al hijo de nn convencional, a Luis Felip
Orleans, como. para conciliar el trouo con la revolución. Luis Fe-
upe do procuró levantar por igual toda- 5, ni prestar la
inisma protección a todos los elementos dp1 país; favoreció la ban-
ca, el comerció, representó á la clase media mas que al pueblo.
ymucna 3 sometió a su egoísmo de lxn - plañe-
políticos; á medida que se fortale apartaba de I tpro-
misos contraidos, y hacia mas ilusorias 1; idas;
se inmovilizaba en la política doctrinaria, como en el absolutismo
cerrado se encastilló la monarquía antigua: la- ¿¿ambles II
ron á ser eco del interés dinástica untes de la
corona, mejor que sus inspiradoras y <¿u |iiitaba
presentación al pueblo, el d¡n< a primera influencia,
rey y loa suyos se enriquecieron, y el monopolio de pandil
reemplazaba ú una sana poli ional: para que el aten-
to estallara ño se 1 [ue un incidente, una coacoi
la libertad ¿é reunirse. É2n Ulij bi
dinastía de ( ! la dinastía de ürleans en |o& tres días
de Febrero *\<-
La revolución de Julio conmovió ú Europ¡ oas preparada
que en L780; Sui/n estrechaba sus aunque sin de-
terminarlos por entero; Italia esperaba \ en
Alemania la literatura se pronunciaba por la unidad símbolo de
mayor libertad co,ntra la tiranía de sufi principen \ du Tres
afms después de la raida de < ¡arlos X. murió en Es| mando
Vil: su hermano Don Carlos promovió l< uida
hasta L83D; el sistema constitucional tfiunfab^, mejor de
las circunstancias que délas ideas de la cor te d$ la reina 1-
y déla tutora regente Pona María Cristina. La regente declaro
que mantendría las ¡nstitueio: m)\0 las liabía e¡.
irado, pero debía, peder ante los peli ue no le que-
daba otro apoyo qu.e el partido liberal. Inauj
Cristina su indujo en la cort" con medidas conciliatorias qu<
llevaron la simpatía de los perseguidos y el cari fio del pueblo:
sin presagiar un cambio abierto de sistema, hacía una política
generosa y progresiva: no era f^il órnelas mismas doctrinas hu-
bieran sido mucho tiempo representadas \)Qf la reina regente y
por el rebelde I>on (arlos: el partid*» tradicional que no admitía
transacciones, estaba con el hermano de Fernando VII: los libe-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 493
rales por un sentimiento común liaban en una evolución necesaria
del sistema, y era Doña Maria Cristina él ídolo de todos ellos sin
que les desengañara la falta de espontaneidad de la reina en los
actos mas trascendentales: el partido liberal se dividió no bien
comenzada la guerra, distinguiéndose en el progresista tendencias
á debilitar el trono, y en el moderado á robustecerlo haciendo el
menor número posible de concesiones a las ideas nuevas y á la
iniciativa del pais: Doña María Cristina rio dejó duda acerca
de su pensamiento, hasta que se hizo incompatible con los progre-
sistas y le sucedió en la regencia el general Espartero que habia
terminado la guerra civil y que sucedió á Cristina en el amor del
pueblo. Era Espartero tan valiente en los campos de batalla como
generoso en la paz, fácil á reconciliarse, y por su carácter y condi-
ciones morales digno de ser estimado; pero sin hábitos políticos
ni conocimiento ele las intrigas que cercan al poder, los que le
rodearon tuvieron habilidad bastante para atribuirle sus yerros,
y él no encontró medios de resolver las dificultades que apare-
cían diariamente; sus amigos se dividieron y algunos buscaron en
los opuestos bandos fuerzas para derribar al que la víspera levan-
taran: el bombardeo de Barcelona y otros errores dieron cuenta
de la regencia de Espartero, oscureciéndose mas la política hasta
que la reina Doña Isabel fué declarada de mayor edad aunque
solo tenia trece años; pronto el olvido alcanzó á todos los progre-
sistas, y el partido moderado se entronizó hasta 1854 gobernan-
do con la constitución del 45 mal cumplida en lo que al pueblo
tocaba, y exajerada en la práctica en beneficio de la autoridad del
trono. Vuelto al poder Espartero en 1854, cayó el 56 por una
medida de fuerza: Doña Isabel II olvidaba que del pueblo habia
recibido la victoria y la corona: confiada en estremo en las creen-
cias monárquicas del pais, proscribió al partido progresista, resis-
tió sus conmociones y castigó sus amenazas, y sin embargo bus-
caba el afecto público como si por deber déla nación le correspon-
diera, ya que no por sus merecimientos.
Bélgica mal hallada con la unión de Holanda que la impusiera
la diplomacia de Europa, se separó en 1830 constituyendo nacio-
nalidad aparte bajo una monarquía liberal. Italia se conmovió
saliendo derrotada en sus tentativas revolucionarias. Al Norte
el imperio ruso con medidss preparatorias se disponía á emanci-
par los siervos, entrando cada dia mas en la política europea y
realizando notables adelantos en las ciencias: Suecia y Noruega,
agrupadas por el Congreso de Yiena, se concentran en el trabajo
y aseguran sus instituciones, no uniformes en los dos Estados,
pero en ambos libres. Dinamarca quiere reunir definitivamente
los ducados de Holstein-Schleswich contraviniendo á los pactos
de anexión condicional, y lucha consiguiendo vencer aunque su
4í)4 COMPENDIO
victoria seria poco duradera. Austria y Prusia, los dos brazos mas
fuertes de la confederación germánica, mantienen el absolutismo
hasta 1848. y aun Austria.no obstante la revolución, vuel-
ve sobre sus pasos y continua la política de Metternich: Suiza
trata de unir mas sus cantones, lucha con la intolerancia, espulsa
á los jesuítas y asegura la unidad en la constitución de 1"
Portugal hace triunfar con Doria María ÍI de la Gloria el sistema
parlamentario contra el pretendiente Don Miguel: el imperio tur-
co e$ trabajado por las provincias tributarias <jue buscan la
emancipación ausiliadas por Rusia, y (i recia procura ensanchar
su territorio ú espeusas de los dominadores musulmanes, anas
veces protegida por loe rosos y oirás porta ingleses. Kl imperio
gei-iuiínico sujeto á la Dieta y ¿los príncipes, era gobernad
los intereses lócale- prevaleciendo la política absolutista, adentras
su lilosoiía llenaba de ¡dea- la Kuropa y disfrutaba de una libar*
tad omnímoda dentro «le las especulaciones intelectual
La revolución de Febrero el princtpi
obstáculos; los talleres nación* fcablecidoe pan
algo laa ideas sociales, daban resultad al decrel
-a disolución Be preparó una batalla de las mas formidables
lafi «-alies de Tari-: la A-aiiiblea. QO elegida OH los primeros mo-
mentos, represt 'litaba tendencias di\ aun opuef
pirita re\'oluciouari<c Lamartine istraer al puebla, y
i Mierle algonas \ eces< hasl i Ai*mbl< i
resolverla situación ni darle Lufa napoleón Boná-
parte triunfo en las ele denciales, debiendo i¡ divi
causas la victoria: los amante
daban con entusiasmo al primer imj i
perabau mucho de las opiniones del prisionera de I [aro; lai clases
conservadoras creían ver en él un freno á la* turbulencias polí-
ticas; quiza el clero una restauración de su influencia. £ 19 la
Asamblea acordaba intervenir en Roma para cortar la nevoluoton
italiana devolviendo al pontífice sus.dominit Lomba r-
dia, el Piamonte. los [tacados y Umna estaban en guerra mas p<"-
la libertad que por la unidad: la República frai labe sus
ideas parala emancipación de los pueblos, j |
servicio de loa enemigos de esa emancipación: las tropas franco-
sas penetraban eq Roma apesar ^\r la deí rtencia de los
romanos, y Pin IX en L850 entraba de nuevo en posesión de los
dominios temporalea Desde un principio el jefe de la República
francesa tomó sus medidas para aumentar j prolongar bu poder:
en sus espediciones ;í los departamentos parecía reclamar el con-
curso de] pueblo contra las Asambleas, y recordándole las proe-
zas del imperio, iba connaturalizando sus ideas en una parte de
la nación amant" ante todo de predominio y de laureles: no falta-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 495
han motivos de disidencias entre los poderes legislativo y egecu-
tivo; al primero, aun en ocasiones supremas, no le unian las ideas
sino los peligros; cerceno el sufragio enagenándose las simpatías
de las masas, y lucho mas por su preeminencia que por los prin-
cipios democráticos. Napoleón dio el golpe de Estado esplotando
en su provecho los errores y las dudas del cuerpo legislativo, y
siguiéndolos procedimientos y graduaciones del primer Napoleón,
llego al imperio sin pararse en ningún linage de escrúpulos:
Francia se organizo monárquicamente; los tronos de Europa re-
conociéronla usurpación para verse libres de una República: la
libertad sufrió las fluctuaciones y caprichos déla voluntad im-
perial. Pero Napoleón no dejaba de abrigar pensamientos gene-
rales; asi intervino en todas las grandes contiendas y fué la cla-
ve de la política europea hasta sus últimos dias: primero le ani-
mó la idea de la unidad de Italia, idea que abandonó después de
1 as batallas d e Magenta y Sol ler ino ; q u i so d ebi 1 i ta r a 1 A u s tr i a y
contener á Rusia, y acaso su pensamiento constante era unir la
Bélgica moralmente sostenida por Inglaterra: el sistema del equi-
librio europeo le arrastraba á cavilaciones perpetuas, pero en de-
linitiva semejante sistema, suponía el deseo de engrandecerse em-
pequeñeciendo á los demás: ninguna amenaza formal de estraordi-
naria preponderancia existia desde el momento en que Rusia fué
contenida en la guerra de Crimea; por esto dio intervención y
prestigio á Víctor Manuel, y contra el Austria hizo la campaña
de 1859 arrancándole la Lombardia y separándose repentinamen-
te de la empresa de libertar y unificar Italia. Arbitro en Europa,
quiso hacer pesar en América su influencia y fracasó en sus pro-
yectos monárquicos de Méjico; después se equivocó en Alemania
dejando llegar á Prusia á un poder que no había previsto, y cuan-
do las circunstancias le obligaron, jugó con su suerte y con su po-
lítica de equilibrio, la tranquilidad y el bienestar de Francia: po-
der fiado no en la justicia, sino en el éxito, cayó con la derrota:
se conservó mientras daba esperanza de gloria. Los partidos li-
berales habían rechazado sus concesiones; la seducción de Emilio
Ülivier y de otros demócratas, fué estéril, y la armonía que soña-
ba se alejaba mas según Napoleón quería transigir: no puede ni
debe la libertad de los pueblos emanar de un acto del poder le-
vantado para garantizarla; oes superior á ese poder ó es un so-
fisma. Y si en Francia la opinión liberal no transigía con el im-
perio, en el esterior, era Napoleón considerado como el escudo de
todas las malas causas, el sostenedor del poder temporal impues-
to por las bayonetae francesas en 1849 y sostenido luego por
guarniciones francesas, y el que pretendiera implantar en América
las instituciones monárquicas también por fuerzas estrangeras:
cuan efímeros son los respetos que se tributan por miedo, lo pro-
496 COMPENDIO
bó la caída de Napoleón: por donde quiera llovían censuras y
fueron olvidados aun los beneficios de otro tiempo en pro déla
redención de Italia: Rusia miró impasible la ruina del imperio
contra quien tenia las quejas y los recuerdos de Sebastopol: Aus-
tria veía allí el castigo de Sadówá, Inglaterra recobraba la Impor-
tancia de que la privara la cuasi heguemonía europea dé Napo-
león: Bélgica sétitia de nténosel pesó de una amenaza: Italia la
supresión de un obstáculo, España celebraba el triunfo de los
italianos y la unidad de Alemania que era un derecho y una
conveniencia general política: el partido tradicíonalísta sufrid un
golpe masradó que en 1848. Demasiado cara había contado la
conducta de Napoleón, pero aun asi no se manifestó Francia muy
previsora. La Asamblea reunida para hacer la paz, toipd el carác-
ter de constituyente y deahi vinieron ulteriores dificultades; bajo
el caBón del enemigo y entre las ruinas y el humo de los inpendios,
cuando había doscientos mil prisioneros en Alemania y otras tan-
tas familias en la íncertiduu^bre, 'no se había convocado i una
Asamblea para que discutiera idamente las l< las iné-
tituciones. sino para qué resolviera la paz ó la guerra; personali-
dades que obtenían sufragios para determinado lin. podiau do
obtenerlos para constituir la nación: de ahí áerivd que el partido
mas numeroso formara minoría en la Asamblea, y que la agrupa-
ción mas exigua, la legitii i ií punto «i»' triunfar
la eléceiondel Conde de Cnambord ofrecida en Octubre de I
por la mayoría de los representan!
fl niers. uno de los patrie! de la Francia mofíerna,
engañado por las apari mi concilio ion de los primero- ins-
tantes, vkeyó (|ue subsistiría el mistn< t;econs-
tiluycra la nacionalidad: pert l la fracción orleanÍMa. y Of)
teniendo su candidato probabilidades de triunfo, debia inclini
un día a! gooierno republicano; era de ; an dique
los propósitos de legitimif j le arrojaron de
la presidencia para reemplazarle ron un hombre eró
acomodara i las Sugestiones de los partid»
Alemania estaba influenciada por la de lines
del último Biglo; la opinión se fué consolidando, y contribuía
al mismo tiempo la literatura, la filosofía } la política. En
estallaron revoluciones en much* aun<]UC con ten-
dencias í la unidad, temían A Prusia gobernada hastq ent<
por principios absolutistas. Hecha la h&volucion en Berlín, el rey
pioeuro acercar los elementos germánicos, ¡ hizo imposible
<\r<<W lue^-o intentarla fusión de losdiversos pueblos: al Austria
aun fuerte, se uniría el retroceso qué en todas partes jperí-
mentó tras de la derrota de las revoluciones italianas: la guerra
franco-austríaca d<J 1859, fué ventajosa para Prusia y Alemania.
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 49 i
por de pronto ninguna modificación hubo en el imperio ni en la
Dieta, aunque se generalizaban las ideas y tomaba consistencia el
sistema liberal en la monarquía prusiana: no siendo asimilable el
imperio austríaco al alemán, carecía de verdadero nudo de rela-
ción, mientras Prusia era alemana por sus tradiciones, por sus
pensadores y por sus esperanzas; asi pudo preparar engrandeci-
mientos, ya con la cesión de Nuremberg hecha por el burgrave
Antonio Hohenzollern, ya mucho mas tarde anexionando Lanem-
burgo y procurando enlaces y avenencias que concurrieran al fin
unitario: sin embargo ele una política que no dejaba de ser ambi-
ciosa é invasora, despertaba Prusia menos sospechas que el mas
leve conato de Austria para arraigar en Alemania hubiese des-
pertado. Hecha la guerra de los Ducados daneses é incorporados
á la confederación, Prusia manifestó mas á las ckras su propósito
de unidad y se alió con Italia; este paso era un desafio al Austria
declarada enemiga de Víctor Manuel y de los liberales italianos:
la guerra de 1860 escluyó de Alemania al imperio austríaco, se
organizó la confederación del Norte y con sagacidad y acierto el
canciller conde de Bismark consiguió, mediante tratados, que los
ejércitos del Sur formaran un cuerpo con el resto de Alemania en
caso de guerra; por esto al ocurrir el choque entre la confedera-
ción del Norte y Francia, los alemanes aparecieron unidos de
hecho, y no costó mas que proclamar la unidad bajo un imperio
federativo cuando las armas germánicas tenían ya asegurada la
victoria: Napoleón acudió demasiado tarde á contener la obra de
Bismark: la guerra estaba prevista desde 1866 sin que Alemania
tratase de ocultar su fuerza, pero sí esperando ser provocada
para unir al propósito alcanzado, la justificación; que siempre
sirve de alguna cosa ante estraños y propios poder cargar la res-
ponsabilidad á los contrarios y aparecer llevados con violencia á
una lucha que se desea: la rapidez con que se dispusieron los di-
versos contingentes, y la facilidad con que se aprontaron todos los
recursos necesarios, prueba que no causó sorpresa la guerra de-
clarada por el imperio francés: aunque imaginarias, según el conde
de Bismark, las fronteras del Mein, no era posible traspasarlas
sin provocar un conflicto: ni cabía tampoco, una vez comenzado
el desenlace, vivir en permanente incertidumbre: lo irremediable
de la guerra se conocía en Alemania y en Francia; si á Prusia
hubiera convenido aplazarla, la aplazara del modo hábil con que
supo eludir otros compromisos. La razón pues cierta de la guerra,
fué la constitución ya casi terminada y en vias de solución defini-
tiva de una nacionalidad poderosa á las puertas de Francia, y que
necesariamente adquiría á sus espensas un grande influjo en la
política europea, ya que no el reemplazo del que habia tenido el
imperio: el rev Guillermo declaró que la guerra era defensiva
32
498 COMPENDIO
por partéele Alemania, pero esta declaración que era é implicaba
una promesa de respetar la integridad del territorio trances, no
tuvo valor, según lo atestiguan la forzadas anexiones de Alsacia.
y Lorena: asi generalmente cumplen en la guerra y tras la vic
toria. todos los poderosos. Vencedor Napoleón, habría puesto las
fronteras en el Rhin bajo pretesto de que habían sido en otra
época límite de los dos países, como bajo análogas escusas el em-
perador de Alemania titulaba reivindicación á la anexión y apó-
deramiento de los territorios de que Francia prendió por la
fuerza: la voluntad de los pueblos conquistados no ge consultó
para nada, apesar de ser hoy en buen derecho lo único que debe
resolver.
Alemania adquirid por resultado de las victorias y de su en-
grandecimiento, una estraordinarifl preponderancia en todo el
mundo; desde 1871 tiende á ensaqcb&r bus costas para constituirse
en nacionalidad marítima <\^ primer orden, como lo i :<ma-
lidad continental, y á ventilar las £U68tionefl BC
que en el interior la amenazan.
Italia no ha podido redimirse de opresión e<t rafia ha-ta «[lie ha
realizado la unidad: adema- de Carloe Alberto y Víctor Manuel.
tres bprabres$lleoan ene] i > contera ,historia de las
ivNoluciones italiana-: José Ma//ini. el célebre agitador qne ante-
de la revolución de Julio en Francia había organizado ia Bociedad
"Jdven Italia" con un sentido manifiestamente unitario:.!
i-ibaldi. Iit'roe de la libertad en |< mundos qn Bómbate
en Pernambttco contra el imperio bra d Montevideo ooo-
tjra lo- 1 ejércitos de i; •. \ • necia ¡ LombarcUatontralos
austríacos, en Etomn oontijalftó tropas del Presidei ñaparte,
\ en las dosSicilias contra loe Borbon v
de la República francesa: el Conde «le Cavour profundo diplomá-
tico que envuelve eñ bus proj gobierna Inan-
ia de los obstáculos y aun saca provecho de todas derrotas
y lecciones útiles de todo- los
No separados, sino enen. an un D la
península itálica á principios de e do-
minaban material o moralmente, aguaaban los odios y las
días intestinas para continuar ándola: Maz/ini con otros pro-
pagandistas, combatid el espíritu de desunió o bodas
jKirtes asociaciones (|iie tuvieran por lin la libertad común nacio-
nalidad: fué en, el pueblo, loque Cavour en ladiplomac ■ el
gobierno de la casa, de Saboya: G-aritaldi se hi/.o el brazo é
idea y ludid al mismo tiem|»o contra todos los enemigos de Italia:
las tendencias de emancipación parcial fueron de L830 á 1
y desde esa época, ya trabajaba el espíritu general, apagadas las
antiguas rivalidades causa déla postración y de la debilidad de
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 499
los italianos. Yago aun el pensamiento de la unidad en 1846, al
ocupar el solio pontificio el Cardenal Mastai Fcrreti, creyeron
muchos que él podría simbolizar la patria: las ideas del nuevo
pontífice alentaban la esperanza de los italianos: Pió IX habia
proclamado la libertad y la ratificaba desde el trono pontificio:
pero inaugurar en Roma una política semejante agraviaba al Aus-
tria mantenedora del absolutismo, y no poco al gobierno español,
mas contemporizador y aliado de los que habían combatido que
de los que mejor sostuvieron el trono ele Doña Isabel II: el pon-
tífice no podia ponerse á la cabeza de Italia: al Norte Carlos Al-
berto adoptaría el sistema constitucional; de todas maneras no
tiene garantías la libertad entregada á un poder político religio-
so. Las condiciones en que habia vivido Roma, la presión de los
gobiernos pontificios, la ausencia del pueblo en las cosas políticas,
la falta de hábitos, harían que la revolución fluctuase mas según
las impresiones que según reglas invariables o prestablecidas: el
movimiento se estendid por toda la Italia; los príncipes se vieron
obligados á hacer reformas, pero en los Ducados acabo la revo-
lución por absorverlo todo y en la monarquía pontificia domino
y se impuso al pontífice: los duques como el papa creían hacedero
contener las innovaciones: teniendo costumbre de dictar su vo-
luntad, no podrían acomodarse á marchar tras de la opinión y á
obedecer al sentimiento público que aunque no siempre justo tie-
ne mas títulos que cualquiera de los poderes tradicionales. El pa-
pa salid de Roma y se proclamo la República, y el mismo Pió
IX que reconocid y ensalzo la libertad en 1846 y 1847,, solicitó
una cruzada, una intervención estrangera para sujetar álos roma-
nos: Francia, Austria, España, y Ñapóles fueron los egecutores
de los deseos pontificios: Italia sucumbid no obstante el valor
heroico con que los romanos resistieron á los franceses, y los ve-
necianos á los austríacos. De vuelta en Roma, Pío IX no empleo
otra política que la ele la fuerza: Carlos Alberto vencido por los
ejércitos de Austria, habia abdicado en los campos de Novaran-
Italia estaba sometida y amenazada: los duques de Parma y Md-
dena restablecieron las antiguas prácticas; Austria estremaba el
despotismo en Lombardia y Venecia, y el papa imponía silencio
en Roma. No consideraban los reyes menos difinitiva esta victoria
que habían juzgado la de 1815, y sin embargo á los diez años del
desastre de Novara, Lombardia se desprendía de Austria y al po-
co tiempo, las Sicilias, Parma, Toscana y Mdclena, aclamaban á
(xaribaldi que nada hubiera podido con nueve millones de ha-
bitantes si ellos no estuvieran resueltos por la libertad y la uni-
dad. La revolución estaba otra vez triunfante y en mas grandes
proporciones y con mejores recursos que en 1848: cuanto mas
crecía la oleada revolucionaria, retrocedía hasta mas lejos el pon-
500 COMPENDIO
tincado llegando la intolerancia al límite de condenar en el Svlla-
bus, ideas y cosas, creaciones y progresos, con cuanto ha produ-
cido la civilización moderna: todo porque la revolución se propo-
nía unir Italia quitando al pontífice un territorio cuyos habitan-
tes no querían pertenecerle. y que en su tiempo había sido ad-
quirido por medios tan profanos c ojno lo adquiriera cena de tres
siglos antes Theodorico, rey de los ostrogodos.
No pudiendo Víctor Manuel, ya rey de Italia aunque para la
unidad faltaban Yenecia y Roma, esperar eficaz concurso del
emperador Napoleón, se ali<» -({ Pruna, y apestar de las derrotas
en Cnstozzay ! ganó Venecki por resultado de las ventajas
alcanzadas por los prusianos en Sadowa tras menos in
tantes batallas. Desde la anexión de ' revolucionario-
intentaron frccuí'ii' ■ penetrar en Roma guarnecida por tre-
pa- francesas, pero sin conseguirlo; Fraftcti nia al gobierno
de Italia que no bien efeguro en le adelairl oompto-
misosj peligros: la guerra franco-áietoana dejd libre
soldados de Víctor Manuel que ocuparon Roña el20 de Setiem-
bre dé 1870: El poder ten apaste existía; Pió IX
protesta de usurpación, y antee y d ertido el
poder temporal, en esencia y forma tan ten tico como él
imperio de lea masut» el Amado de iíddüaiÉj en cuestión
religiosa y motivo de querellas d< ¡mido i
deneia la fuerza que tirnei mbiciones en los que
pofr su institncion están llamad ¡rituales; Boma
estaba sometida contra su voluntad, do aun por presión uv
Erinb por las armas estrang con inesperado
beroismo i tos sold 'taparte que réstabl
temporal, y en 1870 recibid con loa brazos al>¡< ladop
de Víctor Manuel queaboliati la monarquía pontificia: si la
'untad de loa pueblos no es faente de derecho dentro del criterio
tradicional, y loesla conquista, Italia lia podido U< loe mi-
nios resultadi
Bl reino italiano se ba fortalecido & fíOsin que por i
sea tina amena/a contra la nación francesa: Napoleón III cesó de
prestar apoyo ú loe unitarios temiendo que Italia una rea Inerte
contrapesara bu influencia, y en esta reacción le seoondaron
Thiers y otros hombro eminentes que no pertenecían al imperio.
Casi siempre el sisteína de equilibrioso ha invocado i nombre de
un egoísmo bajo sofismas urdidos por la diplomacia de loi | <>-
de rosos.
Asi come Italia y Alemania consiguieron beneficios materiales
y morabas por la guerra de 1 Austria vencida en Sadowa
también sacó provecho de su derrota: aquella campaña descubrió
la debilidad del imperio austríaco inmóvil en su absolutismo y
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 501
en la intolerancia. Francisco José cambió de política, llamo' al
barón de Beust, dejó sin efecto parte del concordato con el pon-
tífice, reconoció la autonomía de Hungría, apartó al clero de
toda intervención en los asuntos de Estado, amplió las prescrip-
ciones sobre libertad religiosa y política, y dio mas vitalidad á
cada una de las provincias del imperio: Austria ha continuado
la serie de reformas perdiendo el carácter tradicionalista que la
hacia chocar con los pueblos europeos; á estos cambios debe
quizá el no haber sido envuelta en ulteriores conflictos; pero en
el interior, la heterogeneidad de pueblos, lenguas y costumbres, y
la dualidad que se pronuncia mas cada dia entre los húngaros y
el resto del imperio, son graves presagios para que pueda prome-
terse una marcha tranquila, ni aun asegurar la unidad de pue-
blos celosos unos de otros, y ele razas que son desde fuera solici-
tadas y atraídas. El imperio austríaco no se ha mezclado en nin-
guna guerra desde 1866; últimamente á consecuencia del tratado*
ele Berlín ocupó las provincias de Bosnia y Herzegovina que ha-
bían correspondido al imperio turco: la ocupación es solo provi-
sional según el testo del tratado.
La regularidad y orden de la política inglesa, no dá lugar á
sucesos estraordinarios: allí la libertad de la iglesia de Irlanda se
conquistó sin guerra; las reformas se establecen sin graneles con-
mociones y aun los partidos que las combatieran, desde que son
ley, se creen en el deber de arraigarlas y prestarles acatamiento;
el derecho electoral se modifica de tiempo en tiempo en sentido
liberal, y las revueltas son inútiles donde la opinión no halla obs-
táculos para entronizarse: hay otros países en que las instituciones
son forma mas propia de la libertad y consagran mejor la igual-
dad política, pero en ninguno es la personalidad mas libre, ni la
ley mas respetada, ni los adelantos están menos espuestos á per-
derse: la nobleza existe aun y conserva algún poder á condición de-
ser un elemento de progreso: los cambios de gobierno no son
sensibles para los intereses permanentes de la socieelad, porque
radicales y conservadores admiten los mismos principios esencia-
les y dejan la libertad al abrigo ele toda clase ele peligros. En su
política esterior es Inglaterra absorvente y suspicaz: en todas las
zonas tiene posesiones y en todo el mundo influencia; su marina y
su comercio son los primeros, y para ensanchar la esfera de acción
no admite escrúpulos ni respeta dificultades: Rusia su rival en Asia,
puede amenazar algún dia los dominios de la India, y cuando Ingla-
terra halla ocasión la quebranta en Europa, no consintiendo que
se estienda al Occidente ni que haga de Constantinopla uno de sus
grandes mercados, y cierre los estrechos al comercio: sostuvo ayu-
elada de Francia y el Piamonte una guerra costosa en 1854 y hoy
ha estado á punto de acudir á las armas por igual razón de la
502 COMPENDIO
política oriental. En 1857. la sublevación de los eipayos y de
gran porción de la India, reclamo un esfuerzo prodigioso de lo
Gran Bretaña: triunfo al cabo y continúa sus conqu i el
Ganges llegando á los límites Sur del imperio chino mientras
Rusia amenaza provincia- del Norte del mismo imperio d>
sus dilatadas ■ S iberia. Las luchas europeas han au-
mentado la importancia de Inglaterra: ella acude á lo< mercados
que los contendientes abandonan, y en lejanas tierras ira na pro-
vincias sin que nadie le ariruva ni lo impida: desde la colonia
Cabo se dirige ahora hacia el Oriente del estreñid Sur de África,
y obliga de grado <> porfderza á la sumisión de pueblos. d i p
tar los beneficios que d tgreso de Berlín recabd me-
dicti que hicieran posible la cesión en su favor de la isla de
Chipre.
Rusia prodigue la política de P >1 Grande; sos árt
iictran en la Turquía en la Turquía europea: d(
hace mas de un siglo n<> abandoi mino de Constantinopla,
ni deja dé combatir al poder musulmán; eri ¡ centre de
la raza slava, atrae i la- familia huma para
tos principados danubianos; concurré i la in
detenida dog ino par;»
continuar su joeebla diplomacia: despu Abolida la
servidumbre, ha mejorado las feondici* la la
nación consignando derecfa libertad que lira en-
erando en los hábitos de Km dando i
muestras de su amor al progr - i Por la última guerra eou Tur-
quía (1876-78) adquirí liudade ¡ parte de Be-
sarabia que correspondía i Rumani
Suiza al ampara i paa d Hie-
ra justificando que el bue i depende de la armonía j de la
tolerancia: en L84J itítucion qu ura la
nomia de los cantones y las li1» rtades indn
lativas de reforma han fn ■ que liflc<5
parcialmente el oádigo fundamental.
BsjȖa oprimida por la intolerancia y la arbitrariedad, hiz
revolución en 1 868; loa dn ¡dieron par-
tidos pasaron por el poder, y el espíritu de discordia fatij
aimos aun (aiamlo la revolución engendró notables adelantos: res-
taurada al espirar el ano 1 ST 1 la monarquía borbónica,
casi todas las disposiciones revolucionarias, limitando ol
mo la libertad religiosa que se interpreta cual bí fuera oonoe
casi forma y no un derecho perfecto que deben reconocer y
garantir las leves que busquen bu origen en lajusticia: la guerra
civil sostenida por los vasro-navarms ausiliados de los catalanes.
ha sido menos sangrienta que la primera '!'' L833 á L 839; las
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 503
provincias del Norte mas que la defensa del absolutismo preten-
dían la seguridad de sus privilegios influyendo también la cues-
tión religiosa agitada por el clero. Durante el periodo revolu-
cionario dirigieron el pais, un gobierno provisional, la regencia de
Serrano, lamonarquia de Don Amadeo de Saboya, ia República,
y un ministsrio de transición: la discordia rompia los lazos de
los partidos, las situaciones se debilitaban por los celos perso-
nales, sin que tornara asiento de un modo seguro ningún gobier-
no ni pudiera llevar á remate sus propósitos. La monarquía de
Don Amadeo conservo las libertades consignadas en la constitu-
ción de 1869 aun contra sugestiones de partido: cuando el rey
no pudo sootenerse sin apelar á recursos de fuerza, abdicó, y
las Cámaras votaron la República. La elección de la Asamblea
constituyente al llamar un miembro de la (tasa de Saboya fué
acertada desde el punto de vista monárquico; España se enlaza-
ba con la política de Italia y de Alemania que eran fuertes a-
demas de representar los intereses délos pueblos modernos; pe-
ro el partido republicano se mostró impaciente y los grupos
monárquicos en la forma (pie estaban constituidos eran una opo-
sición antes que un apoyo del rey constitucional. La República
halló al pais en guerra civil, al erario exhausto, "las pasiones
escitadas; los agitadores indisciplinaron el ejército, y la ambición
y la sed de revueltas, que no ideas claras y definidas, provoca-
ron el alzamiento de los cantonales que ponía en grave riesgo las
instituciones: los hombres mas eminentes del partido republica-
no pasaron por el poder sin que les fuera dado atajar los suce-
sos: la honradez y el buen deseo se estrellaron ante la anarquía
moral y material: la Asamblea se dividió en bandos y se empe-
ñó en disputas á espensas de la República combatida por las in-
transigencias, por las envidias personales y por toda suerte de
conflictos en el interior y en el esterior: aun no se había salvado un
peligro ó remediado un mal, otro peligro amagaba y otra difi-
cultad reclamaba la inmediata atención: en el último periodo se
confirió la dictadura á Castelar, el mas grande propagandista
de la raza latina: Castelar reorganizó el ejército, venció en parte
la anarquía y fué censurado en la Asamblea por acusaciones fú-
tiles: era quizá el principal motivo, que en pueblos de pocas cos-
tumbres políticas, las revoluciones creen que se quita á la liber-
tad lo que se da al orden bien entendido y necesario en las so-
ciedades. Un golpe de fuerza por el capitán general de Madrid
disolvió la Asamblea y entregó el gobierno á hombres de di-
versas procedencias, y un año después el ejército, sin ninguna
intervención del pueblo, proclamaba la monarquía de Alfonso
XII.
Por encima de parciales retrocesos, tanto Europa en su con-
504 COMPENDIO
junto, como América, han avanzado en los cuarenta años que
median desde 1830 hasta 1870: la riqueza aumenta apesar de
accidentales crisis, se ensancha el círculo de personas ilustradas,
se aplican las ciencias á inmediata utilidad, se facilitan las co-
municaciones por el vapor y el telégrafo, y ge arraigan mas prin-
cipios de justicia éntrelos hombres: en 1830 solo eran países cons-
titucionales en Europa. Inglaterra, Francia. ^uecia-Xorueira. do-
minando en el resto el absolutismo, ¿scepto Suiza federáímente
organizada pero que no habia dictado principios generales de
derecho para toda la confederación: en 1870, toda Europa es
constitucional, pues si bien Rusia no se ha despojado del siste-
ma absoluto, por pkases imperial*- tiene la Libertad garantí
amparo los derechos individuales: aun Turquía, pueblo asiático
que no participa de la vida euro; a visto obligada, rindien-
do homenaje á la civilización. ;í consignar principioi liberales.
Italia que <'ii la época déla revolución de Julio m componía de
siete fracciones, se ha unido l>ajo leve- superiores á las de t<>do<
los antiguos Estados y provincias, lo mismo qiu Alemania, mas
emancipada hoy en el derecho aunque BUS territorios hayan per-
dido una parte de bu autonomía por la constitución federal de
L871: los principios de la libertad qne se invocaban revolucio-
nariamente hace cuarenta aSos, son ahora la fórmula de
de gobierno.
Ajuérica hn pasado por notables caml su independen*
cía: careciendo de i acias y de educadoras tradiciones los
Estados latino-, ban buscado lirmeza átrai vicisitudes,
corriendo tras la solución del problema qu< anara la liber-
tad y el orden sin haberla definitivamente encontrado* A! -
rarse de la metrópoli no cambiaron ni podían cambiar loa pue-
blos de elemento^, subsistiendo todos los que habían mantenido
la aisladora é inni<>v¡l política colonial: laconquis( he-
cho por la guerra y pe habia asegurado por la religionrel influjo
del clero fué mas s.'lido y permanente que el déla milicia, j
breyiyid a las revoluciones emancipadoras hasta lograr en la ma-
yor parte de las Repúblicas un dominio mas ú menos absoluto en
lasu-entes y un arbitraje en la marcha de !
habia adquirido en L830 su personalidad, su independencia br*
nial, pero no su libertad ygq independencia real: la- teocracias
han si^O siempre y serán avasalladoras: exigirles un acom
miento con instituciones (pie reirulen el derecho general, es una
utopia por(|iie faltarían á la condición de su naturaleza: desde
que el clero interviene directa ó indirectamente en la política, es
para dominar, y su intervención es bien manifiesta velara ^i^-
de que el pontificado, ya material ó moralmente. quiso reducirlo-
poderes civiles. El movimiento de América es universal j
DE L-A HISTORIA UNIVERSAL. 505
mo emanado de una causa superior, de una necesidad y exigen-
cia histórica: pero examinados de uno en uno sus detalles, no
encontrariamos suficiente base para organizar los Estados de la
manera libre que ambicionaban los hombres mas distinguidos: por
el plan de Iguala se establece la monarquía, con preferencia de
Fernando VIÍ ó de alguno de sus hermanos: en el Perú reina la
paz cuando por todas partes se baten los americanos; pocos Es-
tados declaran abolida desde luego la servidumbre; menos aun
son los que proscriben la intolerancia: la revolución debía seguir
su marcha trabajosa y larga: los independientes antes de rom-
per dentro los lazos que les ligaban á la tradición, debían preo
cuparse de la defensa, de los conatos de la santa alianza, ele los
peligros esteriores: asegurada la independencia comenzaría una
segunda y mas costosa tarea que habría de hallar resistencias po-
derosas. No pudiendo luchar Roma con la revolución universal,
lucharía habilidosamente en detalle, sujetando á las naciones me-
diante concordatos que las obligaban sin reciprocidad de bene-
ficios, y que en parte creaban la inmovilidad política: aun go-
biernos compuestos por hombres perspicaces y celosos del dere-
cho de su patria, sucumbieron ó á una necesidad del momento, ó
al temor de comprometer los intereses adquiridos: dando al con-
cordato, que es siempre una imposición en menoscabo de la in-
tegridad del derecho nacional, el carácter de solemne tratado no
derogable sin acuerdo de las dos partes, se ligaba indefinidamen-
te el pais, hallándose imposibilitado de marchar en muchos pun-
tos al compás del progreso universal: ya por esta circunstancia ó
por que en otras partes preexistiera el dominio de los tradicio-
nalistas, costó grave esfuerzo suprimir conventos, prohibir la
propaganda jesuítica y desamortizar los bienes de la iglesia, en
cuanto la reforma encontraba de frente todo el influjo del clero
apoyado bajo pretestos religiosos por la mayoría ó al menos por
masas considerables de los pueblos: como en el camino de la li-
bertad no se puede dar un paso sin ciertos preliminares, muchas
revoluciones se esterilizaron ó murieron al nacer: no es lógico
desvincular mayorazgos de familia si se conserva la vinculación
en una gerarquia ó clase. Los ataques á la ingerencia del clero
en lo político, se trasmudaban é'interpretaban capciosamente co-
mo ataques á la religión, y poniendo en alarma las conciencias
eran estas empujadas en pro de los sistemas que mejor la tradi-
ción garantizasen, lo cual si de un lado conducía á* la reacción po-
lítica y ai fanatismo, de otro por natural reflujo guiaba a la frial-
dad y aun en parte al -divorcio entre la religión y la reforma
para el efecto de la lucha. Con menos comunicaciones y menos
choques de ideas que las grandes nacionalidades, el aislamien-
to protegía las tendencias retrógradas: naciones estensas y poco
506 COMPENDIO
pobladas, se hacia fácil dominarlas por permanente consejo y se-
guida actividad del clero, y auna acción de las ciudad tar-
daba en responder una reacción délos distritos ó de los campos.
Acostumbrado el clero i dominar sin contradicción en lo moral.
y á guiar la educación y el pensamiento de loe pueblos, no sopor-
taría la libertad filosófica y crítica que puede sembrar la descon-
fianza y la duda, sentar liases menos alterables que las de un
dogma de escuela. ó comprometer sobre todo su imperio: la
lerancia debía precaverle contra el peligro: p la libertad
religiosaj cimiento y fílente de lemas, - m caute-
la o se combatió con ciiranii/.amiento. La guerra' déla indepen-
dencia fué una obra de fuerza y ría til í
para amoldar la personalidad independiente al derecho, ha -ido li-
na obra de idea- tan ira- la primera pai
porvenir de América, En el fondo kl< estado «le
dentemente demostrado en la polític eral déla América la-
tina y en la política especial de cada ÉBO pncl.].
razón primordial d<
CÍO de cincuenta a¡
Ninguna dé las ftepubl le América, ni el imperio del
iK'iieiitran en las mismas ni en peoí que
en la «'poca de'aaíndependenci emporalmente como en Coi
América^ en ton taba mas vitalidad (jue en oti ados,
je manifestaban \ gpiractooes
qne parecían conducidas
rías, amenazaban i qor que contrape
dados por el estade general de los | . miení
i los esfiier/os i n i • re la vi»;. ia«la
en ciertos principios «le j
tibies las necesidades políticas por tai enseñanza
todo el mundo en este peri«odo de total tr¡ on. Ma
América países singularmente arih el I '.
el Dr, Francia: mas aisladora su política que la colonial, fonda
un despotismo sin límites, y por pirar á la i ion del
socialismo; «!«' tal modo se hace el Dr. Francia árl ! comer-
cio, de las relaciones mótales, de la industria y aun de la b
cultura. Pero e Lema que no emababa mas que de un
bre. con él debía morir, sin íjue el Dr. Lope I imi-
tarlo del todo aun en el grado que se propuso; á la muertt
Lope/, el Paraguay inaugura la era de progreso en la medida
que lo permitían sus circunstancias.
Los hechos mas importantes y qn ¡nal espíritu, al ín-
teres á al prestigio de Anu'riea, son: la organización y ruptura
de las federaciones, las «merras esteri«ores, la abolición de la es-
clavitud, la erección y caída del imperio «le Maximiliano, la re-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 507
organización de Estados unitarios en federales.
En Méjico, las guerras civiles principian apenas acabada la
independencia: el periodo legal de los poderes constituidos, po-
cas voces llega á su término: al choque superior entre la tradi-
ción y la revolución, se agregan las ambiciones de los jefes
que instan por las armas lo que no obtienen de los comicios;
de este modo va la política por caminos inseguros y difíciles
ocasionando las contiendas esteriores conflictos: tras largas dis-
cordias se deflne el estado de la República en la constitución
ele 1857, no mas respetada luego que lo Rabian sido la del
24 y las ulteriores. Pero apareció un hombre de particulares
condiciones que con su influencia y dotes daria nuevo rum-
bo a la política: á la caida del Presidente Comonfort, el vice-
presidente Don Benito Juárez, aunque vencido por la revolu-
ción, se acoje á la ley, y bajo su amparo llama al pueblo
para reivindicar el poder que en derecho le correspondía;
combate por espacio de dos años y triunfa por la constan-
cia haciendo prevalecer la constitución y las leyes: era la vez
primera que la revolución salia del estrecho circulo de los
bandos á nombre de la República: la misma fortaleza que pa-
ra luchar, tuvo para la reforma: ningún carácter mas idóneo
para salvar las circunstancias graves y arrostrar los peligros.
Francia concertada con Inglaterra y España, dirije reclamacio-
nes sobre pago de deudas, y negándose á ratificar el con-
venio de Soledad en que Juárez promete lo que le es consen-
tido sin mengua de la dignidad nacional, mientras el jefe es-
pañol Prim y el jefe ingles dejan las playas de Méjico, los
ejércitos franceses penetran en la República, ocupan la capital
y en acuerdo con la reacción mejicana establecen el imperio
ofreciendo la corona á Maximiliano de Habsburg: la causa de
Méjico pareciera por entonces perdida, si Juárez discurriendo
de montaña en montaña, sereno en la adversidad y sin per-
der un instante la esperanza, no hablara á nombre de la Re-
pública y de la patria, y espidiera decretos cual si nadie hu-
biera de turbar su egecucion: cinco años de heroica lucha y
de trabajos sobrehumanos, si quebrantaban sus fuerzas, no dis-
minuían su energía moral y el vigor de su espíritu; apesar de
Francia y del imperio, no había para Juárez otra constitución
que la del 57 ni otra forma de Gobierno que la República;
aislado en un principio por la sorpresa y las traiciones, pron-
to le rodeaban grupos ele independientes y después ejércitos
republicanos: las tropas francesas sostenían con dificultades
el imperio, y el dia que ellas salieron por oscitación de los
Estados Unidos, no tardó en caer la institución cimentada en
bastardas combinaciones napoleónicas, y en el egoismo y la
Ó08 COMPENDIO
codicia de los tradicionalistas. Habia triunfado Juárez sin aban-
donar las leyes: la libertad tenia un título mas para su afian-
zamiento: el haber sido por segunda vez el emblema de la
independencia y de la República. Xo curado aun Méjico de
sus discordias, tiene ya sin embargo un punto de partida mas
allá del cual, la constitución de 1857, ninguna de las frac-
ciones de mas fuerza intenta ir.
Centro- América agregada, no sin protestas y resistencias, ai
imperio de Itúrbide, se desliga, y organiza una confederación
que para aunarse con los dogmas liberales necesito las vic-
torias de Morazan: la discordia de un lado y de otro el fa-
natismo, las dificultades de un nsttaa nuevo, las oetoedeloe
Estados, las fuerzas vivas de la tradición. aunque no siem-
pre en la misma actividad, hiciera vacilar la unión y la rom-
pieron al lin. emprendiendo camino é historia particular las
cinco República- céntrales, con daño de y menoscabo
de la libertad común. áÜ08 antes se liabia dísoelto la confe-
deración organizada en Colombia por Bolívar, paro alii se
decia ¿¡ Hs tradiciones territoriales, volviendo i ser lo que
habían sido Venezuela, el Ecuador v Colombia: Centro Amé-
■i
rica que constituyera una capitanía señera), estaba llamada i
vivir cu agrupación bí las Buceptibííidadea provinciales 3
ínteres tradicional no consiguieran lo que Msracaibo ¡ntentd
en \auo en Venezuela. 3 varios deffartamentos en otrfcG H§*
tados. La ruptura de la confederación prodnjo un 1
cuanto A la vitalidad y i la representación de Oentro-América
entre las naciones, y se indied una reacción política determi-
nada mas en unas qtte r\\ otras Repúblicas, dejando muy atra-
los principios aclamados en 1824, J tendiendo al aislamiento
que convierte ,1 los pequeños y aun á los grandes pueblos
en fácil presa de la tradición. ¡lidad y
de adormecedora indolencia. De tal estado se libertan
sivameutc las Repúblicas, realizándose el cambio principa] en
1S71 por la- revoluciones del Salvador j < i uatema!a. La Di-
solución de la nacionalidad habría sido menos » i no
surgir repetidamente is ijue Bembran 1 rivalida
y (pujas, dificultaran Ida medios de volver á constituir un cuer-
po político, al menos con la rapidez con que puede formarse
sentimiento general en cosas de evidente conveniencia
ta de mutuos agravios.
Bn 1836 quedaban separados el Bcuad tombía y Ye-
n vuela: las dos primeras, lo mismo q*e Méjico y la R<
blica Airgentina, emuladas por los Bstadoe Unidos del Norte
tenderían i la federación que al cabo lian establecido después
de prolongadas luchas. La manera de organizarse Estados,
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 509
era la inversa que la Union del Norte; los anglo-sajones agru-
paron las trece colonias en un pacto federal; Méjico, y la Re-
pública Argentina, Colombia y Venezuela, formando cada una
un cuerpo político, resisten las tradiciones unitarias, y con-
fian en derecho, que no todas en el hecho, ¿í la provincia y
al municipio, la gestión de sus negocios y el gobierno regio-
nal ó local. Por el mismo tiempo que Méjico decretaba su có-
digo fundamental ele 1857, Colombia pugnaba para establecer
su sistema predilecto definido en la constitución de Rio Tin-
to, y la República Argentina se perfeccionaba para eludir del
mismo modo la centralización y la anarquia. El Ecuador no
ha imitado á sus antiguos confederados, ni aun tras de sus
revueltas ha podido definirse en avance al nivel de la mayo-
ria de la Repúblicas latinas. Al estremo sur, la República
de Chile, mejor gobernada y con menos turbulencias que el
resto de la América latina, encabeza el progreso de la mitad
del continente, menos espuesta también á* reacciones y revo-
luciones por el organismo y criterio de los partidos políticos;
pues mientras en casi todos los pueblos latinos de América
y Europa las escuelas conservadores son mas afines de la tra-
dición que de la libertad, en Chile al contrario viven den-
tro de los progresos modernos y de las ideas liberales, dis-
putando ú los radicales mas la oportunidad que la justicia ele
muchas de sus demandas. Ha tenido que sostener Chile al-
gunas guerras en el Sur y otra con España en 1866: cues-
tiones de límites, y de derechos á /los territorios de Patago-
nia, con la confederación Argentina, se promueven ele tiempo
en tiempo, y se aplazan por no existir ineludible necesidad de
resolverlas. El Perú se ha desarrollado mas ventajosamente
que Bolivia al mismo tiempo nacida á* la independencia: á tra-
vés de revoluciones afirma sus leyes y sus derechos, y como
las otras Repúblicas, crea fuentes de riqueza con los progre-
sos materiales. La falta de contacto con el esterior mantiene
á* Bolivia mas atrasada; un solo puerto para su dilatado ter-
ritorio, y la carencia de vias fáciles y de comunicación cons-
tante, la reconcentran y aislan.
Al Norte posee Inglaterra el Canadá, gran colonia gober-
nada por parlamento propio y que disfruta las mismas liber-
tades que los habitantes de la metrópoli: es la única región
que no trató de emanciparse entre los dominios que fueran
de los ingleses en Norte-América antes de 1776: la constitu-
ción canadiense no difiere de la inglesa en los principios car-
dinales. Rusia poseía en 1867 un considerable territorio des-
de la península de Alaska en el estremo Noroeste del continen-
te: en ese ano lo cedió á los Estaelos Unidos.
510 COMPENDIO
Objeto de particular estudio es la República del Norte que
teniendo trece Estados y menos de tres millones de habitan-
tes en 1776 en que se proclamó la independencia, cuenta en
la actualidad treinta y ocho Estados y mas de cuarenta millo-
nes de habitantes. Después de adquirir por compra y por tra-
tados territorios mas estensos que las primitivas colonias, unió
Tejas, Nuevo Méjico, y la Nueva California en 1846 y 1848:
sus ciudades compiten con las mas populosas y ricas de Eu-
ropa, y sus empresas aventajan ú las de las Daciones mas au-
daces. La República se ha engrandecido por la inmigración
solicitada con un empeño solo comparable al éxito obtenido.
El mas grave peligro por qne la Union atravee¿, fué la guer-
ra separatista principiada y concluida durante la presidencia
de Abraham Lincoln. 9egun el criterio de los Estad< - del Sur
de la Union, no entraba en las atribuciones de las répri
tabones fedérales intervenir en los asuntos propios de los di-
versos grupos confederad* nía el Smi la esclavitud tan
resueltamente eQmo el Norte la combatía: aplazada la cues-
tión por algunos anee; las elecciones de 1 890 dieron el triun-
fo al candidato republicano Abraliain Lincoln, (•«►nocido aboli-
cionista: el problema tal oh referia al al-
cance de la constitución y i 1<>- derechos de tas Estad
de la República* per*» & • principios del -¡irlo y no
habría engendrado la guerra sin el motivo de ia esclavitud
(jiie algunos Estados sostenían en virtud de -a pretendido de-
recho, y qne el Norte, ral el partido republicano.
rechazaba y se proponía estirpar eu umbrede la humanidad, y
fundado en los rocúrs ftitucionalea. Decía en rebelión
casi todos ios Ee1 leí Sur leraron limitando
el cÜdigo político nuevo las atribuí
(rale tisanchando la autonomía de eada 1 Lincoln
venció y quedaron librea tres millones y medio d
pero la unión babia contraído deudas j" i ds tres mil millo-
nes de déilars y estaban de hecho Quebrantada relacio-
nes de las entidades políticas que intervinieran en la guer-
ra: en anuas, en invención- en tierra y en «'1
mar. se mostré» la iniciativa \ la fu leí pueblo Norte*
Ainéricano. De gran conflicto pendieron oti tinenta-
intereontinentales. Inglaterra ia la beligerancia de!
Sur. y Napoleón III, llevaba ;í Méjico una dinastía europea
sostenida por él material y ínornlmente: terminada la lucha
del Norte, el emperador (Vanees tuvo qd<
América, y mas tarde un tribunal de arbitros reuiiido en Gi-
nebra, condenaba a' Inglaterra ;í pagar una indemnización al
Gobierno federal, por haber consentido qu< amalan en
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 511
sus puertos barcos separatistas. En los años sucesivos, al mis-
mo tiempo que se proseguían las obras públicas, atendia el
Gobierno de Washington al pago de los intereses de la deuda
y amortizaba parte de ella. El comercio y las producciones
de la Union aumentan en razón del desarrollo de la nacio-
nalidad; la industria reclama menos concurso esterior, y se
pueblan territorios occidentales que pueden influir en las no a-
cabadas disidencias del Norte y del Sur de la República: las
relaciones mercantiles con Asia se estrechan cada dia sacan-
do la Union considerables beneficios en aquellas regiones. No
está sin embargo despejado el horizonte político de la nacio-
nalidad: los dos grandes partidos que luchan en todas las elec-
ciones, ambicionan algo mas que el logro de un poder sin ul-
teriores propo'sitos: el republicano afianza la unidad sin variar-
la interpretación constitucional de su escuela, y el demócrata
busca mas autonomía y separación á espensas del Gobierno
central: apagadas en parte las pasiones de la guerra, no se han
renunciado en el Sur algunas de las tendencias reveladas des-
de antes de 1860; tendencias que de estremarse y encontrar
coyunturas favorables, podían dar á los Estados la condición
de naciones independientes dejando donde existe la confedera-
ción una sombra sin realidad.
Todos los pueblos en la época contemporánea tratan de dila-
tarse en su vida interior y en sus relaciones esternas; los paí-
ses mas concentrados y recluidos en tradicional aislamiento, por
el estímulo ó por la fuerza han tenido que concurir al tocio:
China fué obligada á recibir en sus puertos barcos de todas las
naciones; elJapon resucita a nueva vida y guiado por la impre-
sión que le produce lo desconocido, acepta las modas como los
hábitos, y acoje muchas reformas civilizadoras: en África el in-
flujo de todas las naciones abre al comercio toda la costa de
Guinea; la Gran Bretaña conquista territorios del Sur, Francia i-
nicia en su colonia de Argel empresas útiles, y aunque no pro-
meta pronta realización, ha surgido el proyecto de inundar el de-
sierto de Sahara convirtiéndolo en un mar que facilite las co-
municaciones con el África central.
Las cuestiones sociales en Europa ofrecen serias dificultades á
los gobiernos y á los pueblos; la falta de trabajo, las crisis in-
dustriales, las sequias frecuentes, la variación de condiciones e-
conomicas de paises que de consumidores se tornan productores,
dejan masas de hombres sin recursos y numerosas familias en la
miseria: lo considerable de la población es un obstáculo en los
males sin que los gobiernos mejor intencionados hallen remedios
que la política no puede dar; la tierra está como ocupada y las
máquinas que producen economías, suprimen brazos: Europa a-
512 COMPENDIO
penas puede ya desarrollarse en población: la penuria y las crisis.
aunque no lo impidiera el territorio, hacen decrecer y no au-
mentar los habitantes. Pero en cambio América reúne los ele-
mentos orne podían mas que nivelar y satisfacerlas necesidades:
en estensos territorios dos veces mas grandes que Europa ape-
nas viven veinte y cinco millones de habitantes que no pue
poner en movimiento las fuerzas y las riquezas que se pierden
en la impotencia: alzado número de inmigracionisi; n todos
los años d-e los puertos europeos, pero si eo las actuales tundi-
ciones de la política intercontinental puede esto satisfacer, es poco
en proporciónalo que debían intentar de común acuerdo Buropá y
América, y en provecho de una parte do la humanidad que sufre:
cada conflicto entre el antiguo y el nuevo mundo despierta ren-
cores y promueve susceptibilidades que aplazan por largos años
una hueiia inteligencia: lafl demandas de Francia con la Repú-
blica Argentina en tiempo de Rosas, guerra de España con
Chile yol Pérúr la intervención del imperio fra d Méji<
basta <i< savenencias de menos n uno la de Inglaterra]
Perú i causa del ataque por dos barcos ii ¿ an bateo
ruano sublevado con Piel ao kM gobier-
nos ni las clase lastradas, lo general de los pueblos reducen
á odios que solo el tiempo estingue jr qu< crudeeeny revelan
en toda su (berza al mas leí e pr< ido de an lado las
necesidades y loe recn tnveniencia y el porvenir,
loq gobiernos de Buropá y América procuraran establecer una
corriente regular inaMgracionista, ni fueran alU kai) teniiblea cier-
tos peligros, ni §€ redujera la osplotacion del suelo .í una pal-
io insignificante menos de la duodécima, en la A
latina; y loa fcemorei de abandonar el ps tn menos violentos,
teniendo los inmigrantes seguridad de encontrar otros y de
seguidos mas tarde. En ningún caso la inmigración se baria en
tal escala <|iie implica ra amena/a ni pudiera ¡inspirar COÍdad<
Los pueblos, por débiles qv pues ya no tienen lugar las
inmigraciones en masa: ademas ensena la experiencia que los
inmigrantes se amoldan pronto a' la nacionalidad que lea iá abri-
go, ó cuando menos permanecen I is contienda.-. J i la
segunda generación se confunden: tal habia sucedido cuaud
emanciparon las colonias, no solo «on hijo.- de españoles y portu-
gueses, sino también con muchos que habían nacido en Europa.
VA florecimiento y prosperidad de 1 idos Unidos del Norte
deriva de las inmigraciones i las cuales deben por lo menos la mi-
tad de la población: lofl inmigrantes del Asia, en particular chi-
nos, pueden ofrecer mayor contingente, pero no concurso á la
civilización ni robustez a la vida de las naciones americanas: an-
tes al contrario, si ejercieron alguna iniuencb moral, ella seria
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 513
enervante y prepararía nuevos obstáculos á los que trabajan con
reflexión por el porvenir de América.
En Europa, las últimas guerras y la cuestión de Oriente, han
puesto á debate las oposiciones y destino de la razas; después de
1870, el influjo de Francia pasu á la confederación germánica, co-
mo una victoria sobré los elementos latinos, pero detras de Ale-
mania está Eusia dividida en dos grandes partidos, y que toman-
do el nombre ele la raza 6 familia slava, procura correrse al Occi-
dente cual si la sangre europea necesitara la infusión de la san-
gre de lps hijos del Norte: Bosnia, Servia, Rumania, Polonia,
Silesia, Rusia, parte de Bohemia, Pomerania y Brandeburgo,
corresponden al grupo de slavos-lettones: los partidos políticos
rusos, tradicional é innovador, aristocrático y comunista, no obs-
tante sus diferencias radicales, concurren en un principio absor-
vente y conquistador guiados por una especie de mesianismo que
en su opinión ha de purificar la tierra por el predominio slavo:
la religión, cuasi dependiente de la política en el imperio ruso,
alienta los aspiraciones nacionales difícilmente contenidas por el
temperamento pacífico del imperador Alejandra II: si los gobier-
nos de Rusia y Alemania se prestan apoyo y permanecen en
alianza moral, los pueblos están muy lejos de corresponder á esa
armonía: el pueblo alemán rechaza las tendencias slavas, y el
slavo piensa que el individualismo germánico ha perturbado sus
tradiciones llevando el desorden al pensamiento popular. Rusia
no se separa de sus inmediatos objetivos de conquista que están en
Turquía: protectora de Servia y ele Rumania como de todas las
provincias donde nace espíritu de independencia, estrecha á los
musulmanes arrancándoles una parte de poder en cada uno de los
conflictos hábilmente preparados: el problema de Oriente es una
continua amenaza para la paz de Europa, unido al panslavismo
en cuyo ideal no cede el imperio del Norte: la diplomacia y la
guerra no han hecho hasta ahora mas que aplazar la solución,
pero el imperio turco carece de vida propia, se descompone rá-
pidamente por sucesivas desmembraciones, y rodeado de enemi-
gos, no debe su existencia mas que á la disputa no poco ardua
sobre el aprovechamiento de la herencia ya desde luego interve-
nida por las grandes naciones. Los griegos aspiran á reorganizar
la antigua nacionalidad apoderándose también de Constantinopla.
ciudad que constituye la mas empeñada ambición de Rusia: el
ensanche de ese poderoso imperio bajo el ideal de unión slava.
amenaza al Austria que posee grandes provincias slavas, y á
Prusia que se encontraría con la revolución dentro de su mismo
territorio (Silesia, Pomerania, Brandeburgo): la descomposición
de que están amenazados algunos pueblos por la política nacional
rusa, se estenderia á atros reclamados á nombre del germanismo
33
5 1 4 COMPENDIO
que querría compensar sos pérdidas, api-upando a su vez Bélgica,
Holanda, Dinamarca y Suiza. Rechazada Rusia en 1854 y conte-
nida después, no se adelantó masque tiempo sin orillar ni supri-
mir dificultades: la organización del imperio le da una tuerza in-
eontrastable respeeto 6. los países europeos divididos en grupos
rivales y en intereses opuestos: como los germai 'dieron
al Occidente regenerando las provincias del romano imperio, asi
los slavos ereen que tienen en la historia la misión de n ir al
Occidente y el Centro que suponen agotados de vitalidad y de
verdaderas energías: si los latinos han dado ,-í Europa la fórmula
social y los germanos la libertad individual, los slavos pretenden
realizar la síntesis de esos dos términos y determinar una justicia
política superior: la prueba délas convicciones íntimas del pueblo
ruso está en esa conducta persistente de la que i ira por
mas que evita precipita
imperio turco; para derrocarlo y heredarlo tiene que vencer las
resistencias de Inglaterra int< ¡ en los mares y en el
mercio de Oriente, y de Austria que quedaría frente jí la propa-
ganda panslavista y quiza expuesta por SUS provincias -lava- ;íla
situación en que ahora Be encuentra Turquía respecto ¿ Servia,
Rumania y otras regiones que se desgajan del imperio musulmán.
A la política de engrandecimiento de Ro unen contra Tur-
bina los odíOS religiosos que aun durante la paz nose atenúan en
el pueblo ruso.
A penas n la unidad de Italia y la unid
• le Alemania, aparecen las dificultades de Oriente, cada
mas complicación de intereses. Peroeael estado actual de Europa,
epreveenique una raza pueda ya erigirse eu dominadora, ni
que choques violentos de una con otra puedan conmover el anti-
guo mundo y perturbar trascenden taimen te las relaciones de los
pueblos: antes al contrario el influjo germánico debilita d<
largo tiempo el comunismo de la- estepas, Italia, pueblo latino
ha VÍvidoen alianza con Prusía y con el imperio alemán, sin que
las pasiones producidas por la -nena tranco-alemana tengan Otro
alcance que el de todas las contieudas aun dentro de una raza ó
gran familia; la ausencia de peligros atenúa la falta de no haber
contraído lazos comunes las nacionalidades del mismo origen:
Francia no tiene con BspaSamaa que las relaciones generales de
cortesía, y de comercio, siendo tan débiles la- de España y Portu-
gal y las de Francia 6 Italia.
En América las dos razas colonizadoras no lian tenido com-
petencias de una tercera, como la slava en oposición .í germanos y
latinos en Kuropa: pero la América sajona lia crecido i espensa<
de la América latina, y tal vez no de8¡ate de ensanchar mas sus
territorios, ya para fines de la política interior como para dominar
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 515
otros mares y hallar nuevas válvulas á su extraordinario desarro-
llo: las ideas de agrupación han aparecido en las Repúblicas lati-
nas en los momentos de peligro esterior, pero sin alcanzar otros
resultados, ni establecer bases comunes de intereses ni de defen-
sa: las rivalidades subsisten de unos á otros Estados, y aun las
Repúblicas en sus discordias y ludias han sido á* veces causa
directa ó indirecta de que engrandeciera su territorio la única
monarquía de América (á espensas del Paraguay y Bolivia): en
las contiendas, ya menos frecuentes, si bien no raras, no siempre
predomina el deseo de conciliación, aunque es de esperar fructi-
fique el consejo délos publicistas para que particularmente en li-
tigios de derecho, suceda u la guerra el arbitraje, y resuelva un
tribunal imparcial lo que habian de resolver las armas.
Desde 1870 y 1871 han tenido lugar acontecimientos de no
escasa trascendencia en América y en Europa, pero están muy
inmediatos para formar juicio cabal y no darles un sesgo mas pro-
pio de los debates de actualidad y déla política palpitante que
de la historia.
■» +■
CAPITULO V.
Cultura y progresos de la edad moderna.
El siglo XV es el siglo sintético por escelencia: las ciencias,
artes, letras y filosofía del pueblo helénico afluyen á la vida oc-
cidental que ya habia comenzado a animarse en los estudios y
en las artes de los últimos tiempos de la edad media: la filosofía
rompe los obstáculos y crea aquella audacia científica que en-
sancho el espíritu humano, comunicó los continentes, elevó las
miradas á otros planetas y á otros sistemas solares, luchó contra
las intolerancias y erigió la razón sobre las preocupaciones y el
libre examen sobre los sistemas, instituciones y dogmas antiguos.
Una pléyade de hombres ilustres iluminan el tránsito de la edad
media á la edad moderna; Leonardo de Vinci, Copérnico, Miguel
Ángel, Rafael, Yasco cíe Gama, Lutero, Amérigo Vespucci, Ti-
eiano, Magallanes, Holbein, Durero, Toscanelli, son contemporá-
neos de Cristóbal Colon: nada escapa á la indagación, á la sed
científica, al deseo de crecimiento que anima á los graneles inau-
guradores del periodo histórico moderno; unos como Colon y
Vasco de (lama resistiendo al desprecio de los sabios y á la ig-
norancia de las masas, corren en busca de tierras desconocidas y
crean la geografía universal y traen á la historia todas las razas
y todos los pueblos, y á las ciencias naturales todos los recursos
del planeta, todos los eslabones de la vida terrestre; otros co-
mo Miguel Ángel, Rafael, Ticiano, subliman el arte compitiendo
con los genios mas preclaros de la patria de Homero; Copér-
nico rechaza la teoría arbitraria de nuestro sistema solar é inspi-
rado por antiguos problemas y enseñanzas funda el dogma as-
tronómico sobre la verdad de la ciencia; Lutero arguye la disci-
plina y los abusos de Roma y dá al espíritu filosófico mas vigor,
:í la conciencia , mas responsabilidad, al libre examen una inter-
vención que no habia tenido; Amérigo Yespucci estudia y clasi-
fica los descubrimientos. Y en tocias partes brota el deseo de co-
nocer, de indagar, de saber, como si los hombres quisieran reco-
518 COMPENDIO
brar por la actividad el tiempo perdido en tantos - _ s. y apr -
vechar todas las fuerzas que el Oriente y el Occidente ponii
en sns roanos: el siglo XVII comenzaría con Galileo, Kepl<
Bocón, Tycho, Descartes. Huygehs y Fermal y acabaría con
Leíbnítz y Newton.
Las ciencias fisicafe y naturales y las ciencias exj apo-
deraron de la libertad que el renacimiento ofrecía con un
que no podrían neutralizar loe despotismos políticos. Las mate-
iñáticas estaban atrasadas el Bigld XV; "llegaba ¿su término, di-
ce Cesar Cantil, y aun n lían resolver mas gue na-
ciones determinadas de prin algunas deri-
vativas, ni se babid lijarlo! -i la- r;ii- iti-
vas ni imairii: Italia, la moderna Grecia, fué la primera
qne áió impulso á los adelantos matemáticos, con Fi >Man-
roKco, Escípi Perro; Paciólo; Antonio María del Ffore, V
ta, Galigai j aritmética y álgebra; con Retico <!
en geometría; desde entonces loepr< tan rápidas
mo admirables; Justo B inventa en !•'•<»•'> taritmos \
él compás de própordon, Buenaventura I lieri funda ei
<•! cálenlo infinitesimal en - ib-
nit/y Xrwtnu. el cálculo deferencia] en nouilli en
L700 el cátenlo integral. EH perfeccionamiento de las mal
éafl lleva oóttó y la mecánica; no pasa un
aú<» sin grandes Pernel mide un arco de meridiano.
Co$érnicó adopta el tario que h seña; -''
Kantista Porta intenta el teles I mará oscura en 15
Ghiillermo Lee demtresl del mundo y las fuerzas
centrífuga y centrípeta ■ ilileo perfe -'i'
y afirma el movimiento de la tierra descubriendo la t< fc la
péndola; él holandés Cbrnelio Dressdl ¡n\ >1 termómetro
(1621)ylo pérfi Eteaumur; Rvangelis rricelli el ;
rómetro en 1626; Otto Gruerick la máquina pneumática en 16
Bans y Zacarías Jausen habían inventad.» el microscopio
L 590; Huygens aplica lapéndplaal movimiento de los relojes
en 1670, y Barlovo lóí hizo de repetición en L676; Papiñ api
ta primer máquina fle v;i|mr dcpiston y cilindro con bomba
dos cuerpos en L 690; Juan Domingo Cassini determínala ¡
fe déla Tierra eti L701:Lieberkuhn invenía el microscopio
taren 1745 y Euléro los lentes acroma) ilTlT: Benjamín
Franklin inventa el parara Watt la primer máqui-
na de vapor de bomba de un cuerpo en L769; Pnlton aplica el
vapórala locomoción en L807; Moráe inventa el telégrafo
léctrtco en 1845, y últimamente Edisson, él teléphono que trasmi-
te los sonidos pot él alambre, y el fonógrafo que los guarda en
pliegues para espedirlos en la forma »jue se emitieron, en cual-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 519
quier momento. Con estas creaciones coincidían prodigiosos estu-
dios sobre la naturaleza orgánica é inorgánica, aplicaciones para
la comodidad de la vida, perfeccionamientos de los aparatos óp-
ticos, indagaciones geológicas y astronómicas que lentamente i-
ban apagando las preocupaciones y ciando un sentido nuevo al
espíritu y al progreso universal: Gregorio XIII reformó el calen-
dario en 1582; fray Pedro Ponce de León encontró medio de
instruir á los sordo-mudos (1584); á las espinas de marfil ó ma-
dera suceden los alfileres en 1590; Pinuccini crea la ópera musi-
cal en 1607, Sarpi, Cesalpini y Harvey descubren las leyes y
reglas de la Circulación de la sangre; á principios del siglo XVII
aparece en Holanda la prensa periódica, y se fundan academias
de ciencias eu Italia, Francia é Inglaterra. Hombres de talla gi-
gantesca, Gopérnico, Descartes, (íalileo. Keplero. Newton. Leib-
nitz se consagran á esperimentos de todas clases y luchan tenaz-
mente contra los obstáculos: la intolerancia religiosa y el fanatis-
mo en las costumbres no dejaban de poner espinas en el cami-
no de los sabios. Nicolás Gopérnico nació en Torhn en 1473 y
murió en 1543; estudiando los autores antiguos, rehabilitó las
doctrinas de Filolao sobre el orden del sistema planetario y
publicó sus teorías que se hicieron lado en la humanidad á despe-
cho de la intransigencia romana; sus principales obras fueron
quemadas en Poma por mano del verdugo, é insertas en las pro-
hibiciones del índice: Galileo G-alilei nació en Pisa en 1574 y
murió en 1642, el mismo año que nació Newton; enseñó el siste-
ma de Gopérnico y denunciado á la inquisición fué amonestado:
después se le condenó á prisión perpetua por sentencia de Junio
de 1633, pero afirmó que la tierra se movia y que giraba al derre-
dor del sol ("Obligado á retractarse de rodillas de aquellos prin-
cipios, la rotación y traslación de la Tierra, que la inquisición, el
pontificado y la iglesia calificaban de absurdos y filosóficamente
falsos, formalmente heréticos, y espresamente contrarios á la santa,
.escritura, cuando se habia leido la fórmula, se levantó esclamando
con el convencimiento del genio; "é pur si muove": la tierra se
movia apesar de la inquisición y de los inquisidores, de la iglesia
y de la intolerancia,?). Su telescopio aumentaba treinta y dos ve-
ces los objetos; descubrió la balanza hidrostática, el compás de
proporción y otros instrumentos científicos. Penato Descartes na-
ció en 1596 y murió en 1650; una parte considerable de su vida
la pasó fuera de su patria, Francia: fué filosofo, soldado, físico
y matemático; esplicó la refracción de la luz é hizo notables tra-
bajos matemáticos ademas de los filosóficos. Juan Kepler vivió
de 1571 ál630: apoyó las doctrinas de Copérnico perfeccionán-
dolas, descubrió las leyes de la revoluciones planetarias y fué
uno de los que en Alemania ilustraron mas las matemáticas. I-
520 COMPENDIO
saac Newton nació en Woolsthrope, Inglaterra, en 1642 y mo-
rid en 1727: dotado de nn talento portentoso y de una energía
que no cedió í los desengaños, emprendió la reforma moral de
las ciencias físicas dando ;í la observación la importancia qne qui-
taba al sistema de las hipótesis: espuso el sistema de la gravitación
universal, ya aducido en Grecia pe*o rechazado ano conocido
en la edad media: perfeccionó los instrumentos de óptica, inven-
tó el telescopio de reflexión y escribid multitud de obras defen-
diendo sus teorías que no admitidas envida, han sido después de
su muerte una ley para los sabio- y op inmenso pr para las
ciencias. (íodofredo Guillermo Leibnitx. genio de los mas univer-
sales que hayan existido, nació en 1641 y murió A 171 «i: salid
de Alemania SU patria y estudió en Taris y uliv-; t .
¡nulo de Newton que romo él se atribuía la invención del cálen-
lo diferencial (que ambos i la vez descubrieron propuso la
reforma de la meta dando fuenw ya que no creando la filo-
sofía subjetiva, y escribid afamados libros de matemáticas, filo-
sofía y teología: trabajó también por reconciliar el pi ntis-
tno alemán con el catolicismo romano. Cristiano Huj eivid
desde L629 á 1695, (holandejsj se distinguid como matemáti
astrónomo; descubrió el anillo de Saturno y ano de sus Batel
perfeccionó los relojes, y escribió obras notajes d
íísica y astronomía.
A medida que la intolerancia tenia que ceder por el pj
de los grandes hombres*, la cien ensañe! >mande
tade naturaleza en todas las naciones; Alemania 6 Inglaterra, no
oprimidas por escrúpulos y dificultades, animaban la indagación;
Italia, aunque rota en pedazos y sometida á gobiernos despóticos
no podía contenerse; Francia abrió muy |u< loa
estudios científicos que al principio del renacimiento
diera bu contingente á las ciencias cay den la ¡ qne ne-
cesariamente tenia que derivar de la mezquina política de todos
[OS reyes de la casa de Austria.
Los ¿abios no buscaran mas N<»rte que la esperiencia para tmi,-
dar y enseñar la¿ verdades naturales; el renacimiento quiti
dogma el derecho de resolver \ Newtop desacreditó los
sistemas hipotéticos que eran a' la ciencia algo de lo que fué la
escolástica i la filosofía.
No es dado consignar en un compendio todos loa descubri-
mientos é invenciones en las matemáticas, r\\ la física, la mecáni-
ca, la medicina y la química: generalizado el ¡ateces tífieo,
'odas las naciones estudian, combinan y producen: en otras .'po-
cas, basta analizarla (i recia para conocer lo que el intuido daba
de mas progresivo y mas grande: ahora 9ou muchos loa sumandos
déla civilización; no transcurre un mes sin que aparezca un in-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 521
vento útil, un hallazgo en la naturaleza, una combinación que sir-
ve á la medicina y á la industria: los hombres viven mas en re-
lación con lo que les rodea y ponen en actividad sus facultades
para darse cuenta de lo que los pasados tiempos dogmatizaban
sin comprender, ó creían sin estudiar. La libertad científica, como
la libertad artística y filosofea, es un hecho en todo el mundo
culto: han adquirido tanta robustez las ciencias, que vencieron á
los sistemas intolerantes y les obligaron á reconocer lo mismo
que negaban y maldecían: los pontífices que fueran tan celosos
en mantener incólumes é irrefutables las teorías científicas de las
Escrituras, han sido arrastrados por el torrente viéndose forzados
no solo á llevar al Vaticano las artes profanas del renacimiento,
sino también á levantar observatorios y mantener astrónomos que
como el P. Sechi contribuyen al lustre de nuestra cultura moder-
na. Las ciencias ayudaron tan poderosamente á la filosofía que
cabe dudar si mejor que ausiliares no han sido principales moto-
res de los progresos realizados en lo religioso, en lo político y
en lo moral. Nada hay que no se someta á la observación y al
análisis. La edad media se esforzaba por marchar adelante, y co-
mienza á emanciparse por el genio italiano: en el siglo de Colon
se da la señal de los descubrimientos y ya la humanidad no se
ha detenido. No se deja pasar un fenómeno atribuyéndole cómo-
damente á amenazas, castigos ó exhibiciones de voluntad sobre-
natural, si es que se buscan sus causas y se indagan las leyes que
presidan todos los fenómenos de la misma índole: la electricidad
ha sido estudiada lo mismo que el magnetismo; la naturaleza ter-
restre de igual modo que el organismo humano; nuestro sistema
solar de manera análoga que sistemas alejados que al reclamar
esfuerzos, provocan trabajos creadores é invenciones asombrosas.
Huygens y Horke formularon la teoría de las ondulaciones, y
la defendió Euler: Galileo hizo sus termoscopios que se hallaban
subordinados á los cambios de temperatura y á la presión este-
rior del aire; Yolta, Tomas Young, Ersted y Faraday trataron
de.la electricidad óptica y del magnetismo; JuanHelmont, Juan
Bey, Hoke, Moyoro, Bayle y Becher, cíela química neumática;
Van-Helmont estudió el gas silvestre no inflamable: Black y Ca-
vendish demostraron que el ácido carbónico y el hidrógeno son
fluidos aeriformes específicamente distintos: Boussingault y Dil-
uías comprobaron la composición química del aire determinando
las relaciones de cada una de sus partes; Nicolás Stenson, Mar-
tin Sister, Eoberto Hoke, Leonardo de Yinci, Fracastor, Ber-
nardo Palysi y Juan Muller se dedicaron á la geognosia ó mi-
neralogía fósil. Cuvier, Alejandro Brougmart, Roy Wodo-
ner y Burnet, hicieron estudios notables sobre la naturale-
za y las leyes que la rigen: Faraday sentó que la luz, el calor, la
522 COMPENDIO
electricidad y el magnetismo son en el fondo una fuerza única:
Bercelius fundó la teoría electroquímica: Malos descubrió la po-
larización por reflexión y Arago la polarización cromatica y el
magnetismo de rotación: Halley conoció que la luz boreal es un
efecto magnético: Eolecher y Romer calcularon después de
profundos estudios el número de los diversas plantas de la tier-
ra: Seheman, Delice, Verner y Dolomico clasificáronlos terrenos
y capas del globo esplicando la formación de las edades geoló-
gicas: líumboldt. el sabio indagador de América, ilustro las cien-
c-as con sus observaciones sobre el nuevo-mundo. y desenvol-
vió laidcu de una dirección uniforme j>nlar en la estructura del
planeta; la teoría del fuego central y la de levantamiento de ca-
pas terrestres: Cuvier trató profundamente de paleontología y
zoología fósil, y reconstituyo ciento cincuenta animales verte-
brados pertenecientes ¿cincuenta géneros éstinguidos; Herbei
Costa y llultou estudiaron los lea Cauclus inventó
nuevos métodos para resol ver las ecuación* Wroue
trató déla metafísica matemática: Nobili inventó la pila termo-
eléctrica, siguiéndolas invenciones del gronómetro, el cronríme-
tro. el esferómetro, la palanca de contacto y la de ten-ion. el
galvanómetro, los lente- acromáticos, el areómetro, los télese
píos de Herschely A.raic¡, y de otros instrumentos químicos, a-
nat(>inicos y quirúrgicos; Linneo, Spallanzani y Bmfbn, esplican
naturaleza ¡ Guy ton Morveau encuéntralos m de desm-
otar ej aire: Lavoisier descompone el agua y el*aire y dd me
íesgo ' la química; Samuel Taylor inventa la estenografía; M
i- ensena el magnel israo animal : Claudio Chape crea los te*
légrafoa de señal la química il la- ai jri-
<-ultura:se descubren, así que aumenta la potencia de los tel
copios, mundos ignorados; Herschel ré el planeta Urano en L781,
y Leverrier en L846 señala matemáticamente el lugar de otro
planeta. Neptupo, que descubrió < ralle: Vroita inventó la pila que
lleva su nombre; ¡tfongolñer inventa el ariete hidráulico y Etid
la estereotipia; Daguerre descubre el modocto lijar los contor-
nos de los objetos en lámina- petálioas por los efectos de las; de
ahí toma la base la fotografía: la botánica es oto¡jei snefa-
dos estudios, eomo la zoología y la mineralogía; la medicina,
liendode las preocupaciones de la edad media, vuelve con Oor-
nario el siglo XV I al método científico inspirando
orates y buscando SO cimiento eH la anatomía, la fisiología y
la química; ¡numerables aparatos quirúrgicos y combinaciones
químicas la perfeccionan; últimamente ei Dr. Stem de Franfm;
lia inventado ú&jujmQfonQ que permite oir los movimientos de
las principales visceras del cuerpo humano y darse (atenta de
los latidos del corazón y de las oscilaciones del peeho: la medici-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 523
na es délas ciencias mas complejas y difíciles; por eso sus gran-
des adelantos no parecen tan decisivos como los que se hacen en
otros ramos de menos horizontes:
En la jurisprudencia, emancipándose el espíritu de la rutina,
se ha ido penetrando cada vez mas en el derecho recibiendo este
una forma científica desde Hofíman. Alciati, Cuyas y otros, el
derecho se estendió á la relación privada de los hombres de di-
ferentes nacionalidades y alas naciones entre sí; clw este modo
se buscó la ley en la naturaleza y no en el fuero especial de los
pueblos ó razas; las penas se dulcificaron quitándoles el carácter
bárbaro de la edad media; la desigualdad de religiones comenzó
á no ser obstáculo al ejercicio de las libertades comunes: Fran-
cisco Victoria, Domingo Soto, Baltasar Avala, Grocio y otros
sacaron á la jurisprudencia de los estrechos antiguos moldes ele-
vándola en interés humano y en dignidad; las penas infamantes
están en desuso en todos los países civilizados; la igualdad civil
viene consagrándose desde las revoluciones políticas, y por el
examen de la personalidad en su condición privada y social, se
han icio aboliendo privilegios, y levantándose el espíritu de to-
das las clases sociales. Los juristas mas celebrados han contri-
buido en primer término á los progresos sociales. Merced ai es-
tudio y difusión del derecho, ceden los antiguos esclusivismos,
se agrandan todas las relaciones humanas y si no es una verdad
la armonía entre los pueblos, ya no existe en teoría y en hecho
la hostilidad perpetua de una para con otra nación. Los estudios
continuados y profundos que se hacen en Alemania. Italia Fran-
cia y otros países, prueban la importancia del derecho, y la refor-
ma de casi todos los códigos antiguos en un sentido mas justo acre-
dita que esa ciencia marcha al compás de los muchos adelantos
realizados en la edad moderna; ya no es delito la disidencia re-
ligiosa y la opinión política ó científica, ni lo son los agravios su-
puestos por los esclusivismos y las intolerancias, ni existen en
las leyes penas de hechicería y tantas otras que hoy acusarían u-
ua injustificable demencia,
La astronomía desde la época de Copérnieo ha tomado vuelo
maravilloso; telescopios de inmensa potencia, como el de John
Ross, llevan la mirada del observador á mundos remotos y dejan
descubrir pequeños planetas y satélites (los dos de Marte descu-
biertos por Mr. Hall, director del observatorio de Washington
en 1877), cuya existencia hace un siglo no se sospechaba; se mide
con ausilio de las matemáticas la distancia entre los astros, y se
estudia su composición y elementos con ausilio de la química es-
pectral: de los conocimientos acumulados nacen ideas nuevas su-
geridas por la comparación y por la lógica; tales son las que Flam-
marion y otros divulgan acerca de la posibilidad de que estén ha-
524 COMPENDIO
hitados otros planetas superiores & la Tierra que no es va racii
creer sea el único punto en que viva la inteligencia. Laplá
nes del siglo pasado y principios del actual. Chacornac, Sechi y
tantos otros sabios, han generalizado los descubrimiento
mieos y sometido ;í la opinión to probleí
das las dudas y aspiración- la ciencia abriga.
Descubrimientos tan importante \\ hecho i
copio qneíkcilit ;udio de lo infinitamente pequeño:
animado, desde los orga adimentari
sometido raen, y n menor interés el
vive • en escalas in: ie lo qu< ande
desarrollo y lo que ap brillan! unes
miradas.
Lo han contribuido al i
aproximación de V \ radnalmenl
do poco raro qi
•a diferencia de tiem-
po un difícil problema: • \ 3 Leibnitz
ferenciíd cu; 1 las ni:;' ible altura:
Bergman en la Academia Berlín, 3 amin
Pranklin en las col. >nia on el modo de
?blÍaston en '
Cuidos inventan Casi il la \«- que
Kulton aplicara el van ion, W\ dsayado
encontrando, no obstáculo
cdstumbí aun n aradas ti tan
sorpresa: el siglo XVI I y
el vajior: el dia qu las iuij ' simplificaron las
distancii f>ndo d
contrarios, y d( prontitud las ne<
dades y nivelar mejor en el mundo la producción y el consumo
estencHéndo xculo d iban los
la cultura ínoderna. Tab . comer clamab
medio rápido de la comunica»
ditaban hacía tiempo para 1 tirio, hasta que N
Morse hallan manera deenViarla palabn del a-
lambre eléctrico, y ahora Edis
<\o una á otra boquilla del teléphono y aun que \ en los
sonidos por el fonógrafo.
Los adelantos en las matemáticas han hecho concebir obras pro-
digiosas, asi en puentes, canalizaciones de ríos, y monumei
como on túneles, rotura d< y mucha- otrasempí
minadas ;í acercarlos pueblos, facilitara rcio y destruir los
obstáculos materiales que en algún mod< gran la actividad ó
la hagan menos eficaz. Cada un.» de .
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 525
otros muchos; esplotacion ele minas, aprovechamiento de sustancias
o minerales, combinaciones químicas que mejor sirvan á un objeto:
la luz eléctrica, ya adoptada en principio para alumbrar las ciu-
dades con mas baratura, se ha encontrado que es divisible En este
estado de la civilización, todas las regiones de la tierra entrañan
una riqueza que deberá concurrir al todo en cambio de sus necesi-
dades para alcanzar una relación no de perfecto equilibrio pero
superior á los tiempos en que siendo muy limitado el círculo de la
actividad pasaban desapercibidos tanto bienes que las ciencias
han traído al comercio.
Italia tuvo el privilegio de elevar las artes mas que ninguna
otra nación, sin esperar el renacimiento; pero con nuevos ideales
é inspiraciones que de Grecia recibiera el siglo XY, llegó á su
mayor altura á últimos de ese siglo y en la primera mitad del si-
guiente: en 1504 los italianos inventaron la pintura sobre esmalte
y en 1518 el grabado al agua fuerte; Clemente Birago de Milán des-
cubre la manera de grabar sobre el diamante en i 5 04. Xacla con-
túvola inspiración ele los artistas: en Italia la escuela veneciana,
la florentina y la romana se disputan la preeminencia; la primera
es superior en colorido, la segunda en armonía, la romana en
dibujo: Juan Bellini preside la renovación de la pintura que to-
maba sus motivos principalmente de la naturaleza: Cima de
Conégliano, Basaiti, Carpacio y Giorgione Barbarelli impulsan el
arte pictórico preparando el periodo mas brillante del renaci-
miento: la pintura y la escultura toman carácter mas profano en-
trando en los palacios, en las asambleas, en los monumentos pú-
blicos; la anatomía sirve de base á los artistas: Felipe Lippi, no
obstante su carácter sacerdotal, elije tipos en la hermosura me-
jor que en la devoción; Rafael del Garbo y Cosme Roselli ade-
lantan aun mas: Perugino y Rafael Sanzio se elevan sobre sus
predecesores en la pintura: nació Rafael en Urbino en 1488 y
murió en 1520; hizo su aprendizaje con Perugino á quien sobre-
puja en perfección y en dulzura llegando á figurar entre los mas
grandes artistas de la historia: aunque era también arquitecto, no
alcanzó la reputación que conquistara como pintor. Mas larga vi-
da que Rafael tuvo Miguel Ángel Buonarroti (nació en 1474
y murió en 1564) natural de Caprese, discípulo de Domingo y
David Ghirlandajo, célebres pintores de Florencia: fue pintor,
escultor y arquitecto, y en todo genio maravilloso capaz de ilus-
trar por sí solo una época: pintó los frescos de la capilla Sixtina é
hizo multitud de obras ácual mas prodigiosas; "la divina comedia"
le inspiraba sus grandes cuadros y los arranques de exaltación
artística: rompió los moldes tradicionales y se entregó todo entero
á la naturaleza aun á riesgo de pecar de impúdico: á todas sus
obras dio un tono y un pensamiento superior haciendo resplandecer
526 'OMPEXDIO
su inventiva cuanto en el arte italiano le había precedido:
de Bramante aprendió arquitectura. Baltasar Peruzzi adqnirió
merecida celebridad por sus cuadros y construcciones arquitec-
tónicas: entre los innumerables artistas que hacían de Italia un mu-
seo, aparecen Andrés del Sarto, Verrochio, Jacobp Oarducci, Ti-
ciano Veeelli ( 1 Í77 á 1576 Leonardo de Vmci (1452-1519), An-
toufc)AUegriCorréggio(] 194-1534), Bombaja, Guido Re S Jaro,
Aücati. Sah<-!í'»r Rosa, Benvenúto Cellini, Caradosso. Fbppa, Tin-
toreto Joan de Oarniola, Alejandro Qesari, Pablo Verones Do-
mingo Caín pagnola, Hugo del Carpí, el Doininicino, M An-
tonio Raimondi, Carracci, Damián Lercaro, C
leto). Leonardo de Vinci descuella por su talento variado y
fundo: poeta, escritor, n¡ >, pintor. Bl<Jg
escultor y n ttmiéjiti
y ciencias, Italia p; espirito empre-
sas del arte, era aguijoneada ; m entr<
|ioi- I;i recompensa que n traba el mérito
buril gu«to de la nación mas amante de lo bello entn
pueblos modernos: la fandiciony >ado, el trabajo en cri
en rpiniatura, bacian cor
laí obras del pmcel: 1"
llezá, obligan tí contemplar lío itálico que
pudieron estinguir toda Roma secundo
con León X. Julio II y gran-
dioso rjue contribuía u levi .ara-
ba, aunque para u ¡ lejana, la patria pol
la unidad en el arte, en la fan! to pinfc
flamencos florecen Van-Enk, Ro¡ rVaí briden Gan-
te, Juan de Lohaina, ! [upo Vand Q
Mensi, Rubens, \';iu>lik. Paulo Potter, Vai felde, B
Rembrandt, Steen Temeri lleígrd»
el. ligio XV, Velazqucz el XVI, Al Murillo
siglo X V ! 1. Juan «le .Inane-. Francisco R ¡bol te, Espinosa, I ¡oello,
Navarrete, Morales -». < rimeneg, y Ri
las Ponmo, Lesnecer, Lorenzi yol tTuiUerraoHogardh
y Pió Yantes; alemanes, Hans Holbein, Alberto Durero, Lucas
(xrabaili* berne Manuel: en el*arte de vidrio sobn
lieron los franceses y los flamencos: l ticos fue nocidos
en España antes que en el resto de Enropa |K>rl bea que lew
llevaron de ( oriente.
Elsiglo XVII decayeron las bellas artet: los reyes y loa du-
ques buscaban lo voluptuoso y el capricho ttejorqae la perfección:
no babia artUtas tan creadores romo el sijrlo precedente ni los
tiempos dejaban elegir los mas afamados modelos: bui embaí
Italia eojiwvd "1 espirita del renacimiento con Pasinelle y otros,
DE LA HISTORIA UNIVERSAL -)'¿í
distinguiéndose en la perspectiva la escuela de Bolonia y deca-
yendo menos la escuela genovesa conCarnoliy Parodi: apesar de
los esfuerzos de los gobiernos y de las recompensas que obtienen
las bellas artes, no se ha llegado ya ni á esceder ni á igualar á los
grandes artistas de los dos primeros siglos del renacimiento: son
notables el siglo pasado y principios del actual, Rafael Mengs pin-
tor bohemio, Felipe Jubara arquitecto de Mesina, Juan Bautista
Pigal y Esteban Falconet. escultores; los hermanos Wanloo pin-
tores i quienes escedieron Boucher, Vien, Barbier. Vernet. David
y Grenze en Francia; en Inglaterra adquirieron reputación Rey-
nolds, Wilson, y Flaxinan: Cano va ha figurado como uno de los
mas grandes escultores de este siglo.
Los trabajos de fundición tan perfeccionados en nuestra época
han quitado parte de su interés al cincel del escultor: las cien-
cias, la industria, el comercio y la política, llaman hacia mu-
chas partes la actividad y el cálculo: sin se que haya perdido lá
afición y el gusto por las bellas artes, pues que por el contrario
son buscadas las obras maestras y compensados en general los
buenos artistas quizá como en ningún otro tiempo, es indudable la
decadencia de los dos últimos siglos: ítalia sigue siendo la mas
creadora y floreciente y sin embargo carece de genios artísticos
comparables á los del siglo XVI: en el progreso humano no so
realiza el adelanto sucesivo y continuo en todas las cosas.
Como en la pintura, la escultura y la arquitectura, se inspiro
el siglo XV en las letras del pueblo helénico^ no era nuevo en Ita-
lia que se apreciara la literatura y se ensalzara á los grandes poe-
tas antes del renacimiento: la imprenta estendió' por todas partes
los modelos mas célebres y ofrecía reputación á los ingenios: el
teatro que tambien^lebia su restauración al desarrollo intelectual,
presentaba campo para adquirir celebridad (la primera comedia
moderna es "la Calandra'' de Bibiena publicada eií 1513): los auto-
res griegos y latinos sirven en su principio de modelo á los poe-
tas y luego se desarrolla espontáneamente la literatura: Luis A-
riosto (1474 á 1533) escribió' el poema "Orlando el furioso"', y al-
canzó gran renombre; después de Ángel Poliziani, Cecilio Mag-
no, Agustín Argente y otros que no gozarían mas quede momen-
tánea celebridad, aparecí ó Torcuato Tasso (natural de Sorrento,
1544 á 1595) autor del poema "Reinaldo'' y ele la "Jerusalen
libertada", y superior á tocios los poetas ele su tiempo. Juan Bau-
tista Marini, Gabriel Chiabrera. Monti y Manzoni esceden la talla
de la multitud de autores de lóselos últimos siglos: no seria da-
ble contar los que en prosa escribían historia, ciencias y novelas,
ya de un modo original, ó imitando el estilo antiguo. La tragedia
era una imitación ele la antigüedad; son los principales trágicos
Decio, Manfredi y Giraldi: convertida á la ópera la trajedia, so
528 COMPENDIO
hizo resumen de novelas, ó libretos breves de transiciones rápidas
y pronto desenlace: Alñeri figura en primer logar entre los trá-
gicos del siglo XVIII: en la comedia adquirieron reputación A-
i'iosto. Tedro Aretino. Goldoni. los henéanos GrOtsá.
La situación de Italia tan depresiva para aquella naciona-
lidad durante los primeros siglos de la edad moderna, fáé íh-
V! .rabie á los pueblos que la dominaban en cuanto encontra-
ron en ella estímulos y modelos literari ¡rtístieos: Grar-
ciaso de la Vega y Fernando de Herrera iniciaron en Es-
paña al comenzar el siglo XVI una poesía mas art'sti-
ilustrada que la que precediera; í-V. Luis de León se dis-
tinguió poco después po ingenio y su agudeza; loe Ar-
gensolas, Lope de V de la Barca, AJaroon, Rio-
ja. Villegas, Gabriel Tellez, Moreto. ilustraron, todos la
sia, la mayor parte elevaron el ¡pañol á una altu-
ra qne no tenían kw demás de Bnropa y qne no ha recobra-
do ya España: contemporáneo de L fué M
Cervantes Saavedra, po< ;i li-
bro ]n,;~ c.'icbre es Don Quijote que d >lpe mortal al
agonú espíritu d< andante y oponía lo
á lo imaginario, lo cierto ú lo tlusori* aprieboeo. Aunque
cojj menos robustez, la ¡ ado dig
presentantes con Melendoz^ Moi
mosilla, Miñano, Quintana. le la
liosa, Don Javier de V» ■'.•_•»-. I>«»i ventara de la Lar-
ra, GiJ de ¡Zarate, Harfc i Gutiérrez, Zorrilla,
Avala. Bretón ijc los Herrero, ií / Rub< aj y
otras de nn-io arando como fabulista notable
Don Miguel Agustín Priuei rico Viller-
Poi eultivabo la ¡1 antes que Italia; en
el siu.lt> X V 1 uaciii uno de los |k
cimiento 1 1 "> 1 7 á 1579 1; Luis rado <í
corte i luchar al África, perdió un ojo y marchó ;í ka
colonias portuguesas en Aaia: ...
l,las \a en qte reft au patria, loe
cubrimientos de sus grandes } una parte d
historia nacional: el genio de Carao d grande, que
desaparecen bajo su pn
Lobo, Oortereal, Macias, jefe de la | vier ^^
Meneaos, La grandeza que Portugal oon bus dea-
eubrimiciitos, despertó la literatura Llegando
bien reducida a temas a;n*
Bn ln-latcra seria mas lento el rollo dr la potsia, \
sus principios obedecieron ;! la imitación de los cid como
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 529
en casi todas las naciones europeas: se traducía á los grie-
gos y romanos y a los autores mas célebres de Italia: la rei-
na Isabel protegía la literatura y los estudios filosóficos; ella
misma comentó á Platón. Edmundo Spencer, inspirándose en
la antigüedad y en los poetas italianos, dio sin embargo un
sentido y rumbo nacional á la poesia (1553 1598); las aficio-
nes escesivas á una alegoría recargada cedieron desde Spencer:
John Davie§, Tulk Greville y lord Brooke, Donne, Cowley,
Samuel Daniel, Brayto-n dieron á la poesia un vigor original
que sobresalió en el teatro con Cristóbal Marlowe y el ge-
nio mas grande en las letras inglesas Guillermo Shakspeare
(1564 1616). Shakespeare se emancipó por su talento prodi-
gioso de pobre é incompleta educación; todas sus impresiones
las llevó al teatro donde recojió gloriosos laureles; el vicio
y la virtud, los odios', las estra vagancias, las verdades y las
mentiras las presentaba ante el publico de una manera mara-
villosa y con aquellos arranques que no se han imitado: lo
serio y lo grotesco se confunden en sus dramas como en la
.sociedad que el gran poeta quería reflejar: Cesar Can tú dice:
* 'setecientos personajes se han contado en sus obras, y todos,
aun aquellos que no . hacen mas que aparecer, tienen índole
y vida propia, copiados siempre según la naturaleza y con aquella
justa mezcla de lo ideal y lo verdadero por medio de la cual
sus héroes son lo mismo de aquel tiempo que de todos los
demás: de aquí que mientras otros describen tal ó cual hom-
bre, él les dá vida y muchos de los caracteres que creó han
quedado como verdaderos tipos. Cuando toma sus personajes
de la historia, no los adula ni calumnia, no hace de ellos mons-
truos ni héroes sino hombres tales como los producía el siglo
precedente, grandes sin moralidad, valientes sin justicia, gene-
rosos sin análisis, magnánimos y bárbaros. Asombra ver como
se olvidaba de si mismo y de su edad para convertirse en
juez imparcial del hombre y de sus actos; no perdona una
debilidad á los fuertes, ni un defecto á los virtuosos, y apa-
rece estraño á las pasiones que mueven y ajitan á sus per-
sonajes/' Independiente de su época, lo fué de las exijencias
del público y reveló su genio tal como era sin permitir que
se le torcióse ni desnaturalizara: confiado en su poder moral,
rompió las vallas y reglas no buscando mas que verdad y
naturaleza sin coacción ni hipocresía; representaba la libertad
moral y las aspiraciones del pueblo, indagaba todos los resor-
tes del corazón, todos los defectos de las instituciones y to-
dos los móviles de la vida: es un filósofo profundo dotado de
imaginación portentosa para producir un eco mas sonoro en
la conciencia de su patria. Beaumont v Fletcher siguieron á
34
530 COMPENDIO
Shakspeare con mas conocimiento de la escena, pero menos
del mundo y de la naturaleza. Messinger y Ben-Johnson ilus-
traron el teatro, pero los sucesos políticos cambiaron el der-
rotero de la poesía: Juan Milton (1608 á 1674) estando ya
ciego,, dictó el "Paraíso perdido:" después Sheridan. Goldsmith,
Thomson, Pope, Eduardo Young, Wordsworth sostuvieron la
literatura. El mas grande de todos los poetas de este
en Inglaterra es Lord Byron (Jome Gordon, 1788 1824) autor
de Childe Harold y de otros poemas en que descuella el vi-
gor del espíritu con la magnificencia de la espresion: su
tempestuosa acabó defendiendo la elevada de la indepen-
dencia griega; como Shakspeare. el genio <le I >y ron no n
nocia trabas y hacia brotar en inmens plosiones el fi
de su alma. Samuel Roger, Campbell, Helicia Hemans. Paisley.
Burn, Tomas Moore, Walter Scott, Dickens y i optinoa-
pqn cultivando la po< on notable; éxito.
En Norte America predomina la literatura ingl
ue sus poetas como Longfellow que la darán un sesgo propio
y estilo nacional.
Ocupada Alemania en las luchas religi< del
renacimiento, no pudo dar tanto vuelo tí 1; las
naciones tneridioni e tradncia ío antiguo y
himnos, y pátiras i on i indultaban
sos; Fucharj fué el i ingenia
distinguía w aldis y i! en la poesía drai
después se tomaron i, •'• i i n i I dop-
jartícter propio la gran literatura alemana lia-
XVIII. con Klopstok, Lessing, Herder, Wieland,
SchiÜer: a esto s grandes • unía una
ya<le de ftantoree que animaban la nacionalidad y la pr<
rabañ como en Italia con la unidad del espíritu la comunidad
de un destino: (ioellie nació en L749 y murió eu
lo generalizado^, indagaba lo paisroo la i princi-
pios newionianos. que 1- acienoin, las debi-
lidades y Fragilidad de la vida, el orden il-
las impresiones de (os \ iaj<
mu sucedía también en Francia y aun en b alia.
no tenian solo por objeto distraer u un pública
pasajeras impresiones, sino aguijonear el espíritu, estimular el
desarrollo intelectual, dar i la realidad toda su importa:
sin las preocupaciones del pasado ni sueños que hagan
desatender la existencia. Kn Fausto, su obtt ..'. batallan
todos los sentimientos y todas las contradicciones que inquie-
tan y agitan nuestro espíritu; la oposición del deseo y el de-
ber, la ciencia y los placel bia conciliarse en ni
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 531
sis de que solo aparecen magistralmente sentadas la tesis y
la antítesis. Los comentaristas de ese complicado drama le a-
tribuven el mas grande interés trascendental humano.: es el
problema de la vida siempre sedienta, incompleta en el espí-
ritu cuando nada en los placeres, no descansada ni satisfecha
en el placer mismo cuando lo busca renunciando á la ciencia,
y girando siempre en pos de una felieidad sonada sin darle
alcance. Schiller se mezcla mas que Goethe en la política ac-
tiva, y eleva la bondad del sentimiento sobre todas las no-
blezas, la verdad sobre los sofismas arriba o abajo sustenta-
dos, la libertad sobre la intolerancia, el derecho sobre la fuer-
za. Inspirada Alemania por su ejemplo y el de los afamados
filósofos de su época (Juan Federico Schiller, nació en 1759,
murió en 1805) Kant, Hegel, Fichte y otros, vigorizó su per-
sonalidad moral y se dispuso á cumplir un alto fin político.
La poesia del siglo XVIII y principios del actual siglo es en
general reformista: frecuentemente los problemas filosóficos y
políticos se plantean para dar á los pueblos representación
y voto, animarles á la perfección ó divulgar entre ellos no-
ciones que les eleven.
La corte galante de Borgoíia y la viveza provenzal con-
servaron los trovadores y cancioneros durante los últimos si-
glos de la edad medL: en Francia, por sus condiciones espe-
ciales, debia florecer la poesia tan bien como en las demás
naciones, pero no halló tanta protección como aclamaban los
reyes y los poderosos: hasta bien entrado el siglo XYI no
aparecieron notables poetas: los estímulos del renacimiento lle-
gaban á todas partes; los reyes no solo tenían poetas á su
devoción, sino que algunos, como francisco I, se honraban con
publicaciones literarias que con frecuencia no eran suyas: con-
tra los cancioneros de la corte iniciaron una cruzada los par-
tidarios de la imitación clásica; entre estos sobresalía Pedro
Ronsard que alcanzó en su tiempo fama superior á sus me-
recimientos: Malherbe quitó á la poesia la forma pedantesca
y declamatoria iutroclucida por Ronsard y su escuela: la sá-
tira se perfeccionaba con Pedro Leroy y Teodoro Agripa de
Aubigne. Eq 1577 los actores italianos se trasladaron á Paris,
y desde entonces aparecen los autores cómicos y dramáticos
de mas justa celebridad. Pedro Corneille (1606 á 1684) el mas
grande autor francés del siglo XVII, menos natural que Shaks-
peare, crea sin embargo admirables tipos en que si falta
la verdad no la perfección: Juan Racine (1639 á 1699) mas
dulce no produce grandes idealidades, pero retrata mejor los
sentimientos verdaderos y las luchas del corazón; Juan Bau-
tista Poquelin (Moleere, 1622 1673) actor y autor como Shaks-
~y.\'2 COMPENDIO
peare, es mas cómico y jocoso que dramático; critica las cos-
tumbres, se burla de las estravagancias de su tiempo, y á
\eccs sin salir de su carácter penetra en los males sociales
y señala los peligros del vicio. Otros poetas concurren ü ame-
nizar la literatura hasta entrado el siglo XVIII en que todo
en Francia se prepara á la revolución: Voltaire en sus dra-
mas lleva al teatro las dudas y los ataques que comenzaron
& darle celebridad; Beaumarchais ponía en ridículo á las alta-
clases; Conchar Lebrun cantó la revolución: los hermanos Che-
nier se distinguen. Andrés por la dulzura y la independencia
y el sentimiento; José María por sus tendencias política
mas sujeción al interés de partido. TraS la restauración fran-
cesa figuraron como poeta- Cario lier, Alfonso dé La-
martine y Yictor Huli<>: (•«)!, dos últimos ><• inauguró ni
Franeia la escuela romántica que fejerce un influjo decisiva
las costumbres y es apoyada por Alfredo Yi-uy. Emilio
Alfredo de Musset. Elisa Mercoeur, Alejandro Damas, y
<l¿uinet que se inspira en el romanticismo alemán: Casimiro
Delavigne pretendió combinar la i a y la román-
tica y siguieron la clásica Lemercier, Beraqg 3 ibé j otros.
Víctor Hugo ha sido »-l poeta mas enérgico \ fecundo de la
Francia de este Siglo.
En otro orden do la literatura han dado la mayor parti-
rle los pueblos numerosos historiadores, noveli itores de
costumbres, jurisprudencia, viajes 6 impn en la historia
sobresalen por la profundidad D lo> in_
alemanes; por la viveza 3 estension dé 1<>- trabajos los Iran-
ís é italian
Los pueblos latino-americanos aunque j con las di-
ficultades de sus constantes turbulencias han revelado l
monios de su capacidad y afición literaria; entre 1<>- poetas de
Méjico puede contarse I><>u Juan Ruiz de Alarcon el gran dra-
mático que compitió con 1* spañoles dé la buena
época: Fray Manuel de Navarrete, Manuel Carpió, José Joa-
quín Pesado. (íorosti/.a. Manuel Acuña. Guillermo Prieto, Ma-
teos, [sabe! Prieto do Landaeuri, Lafrt Justo Sierra, Xa-
inacóna, Fernando Calderón. Rbdr Ghdvan León Céntré-
ras. Sanche/ Tagle con Dtrds muchos poe \ uota-
bles prosistas (Riva Palacio. Al tami rano) que enriquecieron la-
letras mejicanas; en Colombia figuran Gutiérrez (ion/al'
Kusebio ('aro. Fernandez Madrid. Julio Arboleda calificado
como el primer literato de Colombia en sQ tiempo: son distin-
guidos los escritores Manuel María Madiedo, Restrepo, Jo»
alaria Q-root, Florentino (ion/ale/. José Mana Samper, Tor-
res Caicedo y otros. Rn Venezuela adquirieron reputación en
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 53o
la poesia, José Antonio Gaicano, Rafael Maria Baralt, José
Heriberto García de Queveclo, Abigail Lozano, José Ramón
Yepes, José Antonio Maitin: el célebre escritor Andrés Bello
es oriundo de Venezuela, aunque fijó su residencia en Chile..
En el Ecuador se han distinguido los poetas José Joaquín Ol-
medo, Numa Pompilio Liona, Juan León Mera y otros; en el
Perú Manuel Nicolás Corpancho, Ricardo Palma, José Arnal-
do. Márquez, Pedro Paz Soldán, Carlos Augusto Salaberri; en
Cuba, José Maria Heredia, Gabriel de la Concepción Valdes
Juan Clemente Zenea, José Jacinto lailanes, Francisco Orgas.
Joaquín Lorenzo Luaces, y muchos otros: Cuba es de los paí-
ses mas fecundos en poetas; en la República Argentina, Juaír
Maria Gutiérrez, José Marmol, José Rivera Yndarte, Esteban
Echeverría, Luis L. Domínguez, Bartolomé Mitré, Florencio-
Balcarce, Juan Bautista Alberdi, (los cuatro últimos distin-
guidos prosistas; Ventura de la Vega auque residente en Es-
paña habia nacido en Buenos Aires): en Chile Guillermo Matta.,
Carlos Moría Vicuña, Eusebio Lulo, Salvador Sanfuentes, Gui-
llermo Blest Gana: escritores notables, Miguel Luis Amunáte-
gui, Vallejo y sobre todos Andrés Bello que vive en Chile
aunque procede de Venezuela, y Lastarria: en el Uruguay.
Alejandro Magariños Cervantes, Francisco Acuña ele Figueroa..
Heraclio C. Fajardo y otros. Hay también en América poe-
tisas de reconocido mérito siendo la mas celebrada la cubana.
Gertrudis Gómez de Avellaneda. (De Centro América queda
hecha la reseña de sus poetas mas notables, en el párrafo úl-
timo del capitulo anterior). (El colombiano Torres Caicedo, en
el libro primero de los ensayos biográficos, dice "¿Tiene la
América una literatura que le sea propia? sus literatos, ¿tienen
originalidad? Lo que pudiera imprimir á nuestra literatura un
sello particular, original, seria el asunto: si nuestros vates, es-
critores de costumbres y novelistas se ocuparan en la descrip-
ción ele las bellezas de nuestras ricas zonas, en la narración
de nuestras tradiciones, en el relato de todo lo que hubo de
grandioso y noble en la lucha por nuestra independencia, en
la pintura de nuestras costumbres, el asunto seria americano,
y bajo tal punto de vista, contamos con pocas producciones
de este género. Si se refiere á la forma, al arte, pueblos na-
cientes, tenemos que ir á beber nuestros conocimientos á otra
parte; otros han trabajado por nosotros, y en esta labor de
la humanidad, venimos á recojer maduro fruto. Por ser ori-
ginales, ¿deberíamos pasar por todos los ensayos que han con-
ducido á las sociedades adelantadas al punto donde están? La
sabiduría de los siglos se compone de la ignorancia de los siglos,
ha dicho Chateaubriand; pues bien, aprovechémonos de esa sa-
534 .COMPENDIO
biduría sin pasar por esa ignorancia: eso nos cumple hacer
a los americanos. Nuestra literatura es original en cuanto á la
descripción de los objetos esteriores. es imitadora en cuanto
á todo lo demás.'7 Los pueblos no adquieren la madurez sino
á espensas. de su juventud: tener una literatura original y em-
prender caminos científicos que nadie haya hollado, solo se re-
serva á individualidades ó colectividades inertemente consti-
tuidas. America recibió la educación europea y# fué guiada por
las mismas corrientes sin manera de separar >u genio del de
ÍMiropa. sin poder beber en otras fuentes: el organismo moral
de las naciones antiguas y modere rraado del mis-
mo modo por heredamiento, por adopción forzosa: indas co-
menzaron por imitar !o mismo Grecia que Roma, igualmente
en las letras <jue en la religión; el renacimiento es una
cáela' griega abierta el siglo XV donde piran todas las
inteligencia- sedientas de luz; después btotai de rela-
tiva originalidad, no de absoluta, y la -mea de inl :a y
de trabajo luí constituido t> moderna civilización
xa de siglos, de concurso de pueblos, y de innum
fuer/.'x. L¡i Ainérica del Norte tiene poí mas propia tpn
nacional, la literatura inglesa infinitamente mas rica y varii
comienza i engrande mtie p scri-
tores, y sin embargo, ha podido r en |
magnificencia material á la madre patria j no ha aira-
do ni un Sha!. . ni un Millón: la voluntad 0 pre-
dispone y empuja los pueblos; no pidamente i
ellos quisieran^. Aden nacionalidad*
sitaron invertir parí' i tiempo en coustitu
ron otro largo espacio en lucha- ¡nt< en y
abalen la lauta>ia y el genio mejor CfD
ras civiles no inspiran. Apoar pues di
América latina ha revelad «reía Sí vitalidad moral
sus poetas distinguidos, muchos de «líos de envidiable espon-
taneidad, 91 de prime n. pub
sádores.)
Todos los idiomas modero han perfeccionado por influ-
jo del desarrollo literario; la prosa tiene li» >;> bellezas d(
nocidas en el primer periodo del renacimiento H en
en Inglaterra. Man/.oni en Italia. (a>tclar en España, Ti-
bergbieri.en Bélgica, Michelet, Víctor Hugo y Pelletan en Fran-
cia, han elevado prodigiosamente la prosa poética revistién-
dola de tanto- encantos dbfflo tenían los antigu etoas:
Francia, ensaya y perfecciona todos los estilos; lo mas árido
V lo mas profundo, lo Idos. -tico y lo polítii A r,>11
alhauadores atractivo^ v con todos los adornos de la belleza.
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 535
La elocuencia sale con el renacimiento del carácter esclu-
;sivo religioso: las polémicas del siglo XVI acostumbran í los
pueblos de la reforma á las luchas del espíritu: el movimien-
to de las multitudes y su intervención en la política debían
vigorizar la oratoria y darle el prestigio que solo en lo reli-
gioso, con Pedro el Ermitaño y otros, tuviera en la edad me-
dia. La oratoria adquirió elevado vuelo en los parlamentos
y en las revoluciones desenvolviéndose ante grandes concur-
sos, en la plaza pública á presencia de las muchedumbres:
ios Bienzi en Boma, Savonarola y Juan Huss mas tarde, pre-
pararon el advenimiento de la oratoria política: la prensa y
la palabra forman en estos tiempos unas veces y revelan otras
la opinión: A fines del pasado siglo, lord Chattan, Burke y
Fox en el parlamento ele Inglaterra, y Mirabeau y Vergniaud
en la asamblea francesa muestran ese poder de la elocuencia
tribunicia que Grecia y Boma enseñaron á Europa. En nues-
tro siglo, O' Conell, el celebre agitador irlandés, Daniel Webs-
ter y Henri Clay en Norte América, Thiers y Lamartine en
Francia, Don Joaquin Maria López, Olózaga y Castelar en Es-
paña dan á la tribuna todas las glorias de la mejor época del
foro romano: la palabra es la idea palpitante dotada de la es-
tética, del sentido y del vigor mas propio para conmover, per-
suadir y agitar: lo que en estos tiempos ha decaido la poesia,
lo han ganado la prosa y la oratoria; las grandes evoluciones
y los sucesos mas trascendentales no han encontrado poetas
que los reflejen, pero sí oradores y publicistas que los gra-
ven en la conciencia y en la historia. (Los tiempos son supe-
riores á los poetas: no se ha cantado con la grandeza de un
Dante, ni el descubrimiento de América, ni su independencia,
ni las revoluciones que destruyeron los antiguos sistemas, ni
la emancipación de la raza negra, ni los maravillosos descu-
brimientos científicos de dos siglos: el pararayos, el vapor, el
telégrafo, la luz eléctrica, han tenido menos fortuna que los
guerreros de Troya, que el naufragio de Ulises y la emigra-
ción de Eneas: desde Camoens que cantó las glorias de un
pueblo, se espera un poeta que cante las glorias del progre-
so y las maravillas científicas ¿Contribuirá en todo ó en par-
te el poco estímulo para las letras en un periodo de comer-
cio, de industria y de tanta acción especulativa? Este motivo
nota parcialmente y respecto á América el Sr. Batres en el
prólogo á las lecciones de literatura americana; al indicar que
no han encontrado recompensas hombres notables de América
que escribieron útiles libros, deja comprender cuan difícil se-
rá que semejante olvido no distraiga las mejores tendencias y
lleve por otros derroteros á los espíritus mejor preparados á
536 COMPENDIO
las letras.)
Los estudios filosóficos tenían que tomar grandes propor-
ciones en una época que devolvía a la razón todos sus fueros;
lo pasado seria sometido ií la crítica y examen sin que de-
tuvieran las preocupaciones: la religión, el papado, el trono.
las aristocracias, el pueblo, la política y el arte, serian entre-
gados i juicio, buscándose en el fundamento de las institucio-
nes y en el origen de las cosas una armonía para el gobier-
no de los hombres y las relaciones con la naturaleza: el aná-
lisis del hecho no bastaba á la inteligencia que tendía á sus-
tituir lo erróneo por lo verdadero, lo injusto por lo justo.
Las tearias de Platón, de Aristóteles y de los mas afamados
filósofos griegos sirvieron de tema á los pensadores del g
XV; la1 traducción de los libros antiguos generalizó conocimien-
tos adquiridos solo por unos pocos: el empeño y violencia de
los partidos religiosos se empleaba también por los partidos
filosóficos en los principios del renacimiento (Pedro Ramos,
perseguido por los aristotélicos en Francia y Alemania): los
autores pitagóricos y orientales también ejercían influencia en-
tre los doctos, derivando una escuela mística en lo- m<
sicos, y alquimista y mágica entre 1
cuelas no dimanaron útiles resultados sino en cuanto contribuían
á reclamar la libertad de pensn-. Kn Alemania echa hondas
raices la filosofía y siivin de palanca á la reforma religiosa:
la, poesía y la novela toman j»arte en el movimiento int.
tual: si de un lado la filosofía tendió ;í dar á las O
verdadero sentido. i las sociedades su asiento, á la vida bu
exacta definición, á las ciencias BU independencia, de otra par-
te en su nombre pe defendía todo y todo se combatía: To-
mas Moro y Oampanela trataron de la política llevando ;í BQS
últimas consecuencias BpS pensamiento- comunistas: mas útil
habría sido la doctrina de tíicher fi }i<> de los pue-
blos sino autorizara violencias particulares bajo el supuesto de
una justicia (pie toca á Ipfl pueblos hacer-' y no á los indi-
viduos: las tradiciones, el predominio pontifical V el derecho
divino tuvieron numerosos defensores en Bellannine y otros
muchos teólogos. Montaigne, y Charrqn dictan principios de
una moral independiente del dogma: Platón y Aristóteles eran
obedecidos por unos, argüidos por otros, pero sin que ya se
admitieran como los dos únicos temas de la filosofía. Sin es-
tablece? doctrinas completas de cada filósofo nacía un princi-
pio protector de la ciencia y de la libertad nacional: Telesio
rechazaba todas las máximas á priori; Campanella iba en bus-
ca de todos los conocimientos humanos: Tomas Moro inquiría
las doctrinas políticas solo de la idea racional. Francisco Ha-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. Oo i
con (de Londres, 1561 á 1626) fundaba la ciencia en la es-
perimentacion: resumió todos los trabajos hechos en el mismo
sentido antes que él. Pedro Gassendi (de Provenza 1592 ú
1655) se apoya en. la duda para partir á la indagación: en su
concepto la filosofía es afición, estudio y práctica de la sabi-
duría que es á su vez la disposición moral para juzgar sana-
mente de las cosas* y conducirse bien en la vida: la idea pro-
viene de los sentidos y la fuerza de la materia; el alma es la
atenuación, casi la abstracción de la materia; combatió las
supersticiones y sostuvo el sistema de Copérnico. Eenato Des-
cartes (de Turena. 1596 1650) buscó en la geometría la re-
lación de las cosas; encontró en la filosofía una confusión de
elementos heterogéneos y se dedicó á estudiar y analizar por
sí mismo, rechazando la autoridad y la creencia como habían
hecho Montaigne y Bacon. "No es verdadero sino aquello que
tiene evidencia íntima en la conciencia ó aquello cuya evi-
dencia comprende el espíritu necesaria é indudablemente;'7 para
creer se necesita convencimiento; para adoptar, examen racio-
nal: comenzó por evidenciarse de que existia y armado del
y ó se dedicó á la indagación de las cosas: la duda es el prin-
cipio de la ciencia: sin dejar de incurrir en vacíos, fortaleció
el espíritu entregándole el destino de la vida: en física y me-
cánica se hizo tan célebre como en filosofía: Malebranche (París,
1738) estudia la relación de las facultades anímicas dis-
tinguiendo las ideas de las sensaciones v de los sentimien-
tos; trata de las pasiones 3^ de los móviles que las producen,
y busca en lo existente una relación lógica y una armonía ne-
cesaria; defiende que el alma se conoce por el sentimiento y
no por la idea: trató de la naturaleza del alma y de su origen.
Jordano Bruno italiano y Baruch Espinosa, holandés, sostu-
vieron el panteísmo: Espinosa consideraba que "el pensamien-
to y la estension son propiedades de la sustancia material:
las creencias se refieren á la fe, la filosofía á la verdad que
no puede adquirirse mas que por la razón: los milagros no
existen, y las religiones, invención del espíritu humano, no
son absolutas sino relativas á las circunstancias en que naoen;"
trató de la política y de la metafísica, coincidiendo con Des-
cartes y Bacon en que la verdad solo se adquiere con las
fuerzas del espíritu.
Juan Locke (Wrington, 1632 á 1704) califica el alma como
una fuerza de actividad lógica que recibe de los sentidos la
idea de las cosas, distintas del sujeto pensante: afirma que
los conocimientos humanos provienen de los sentidos: su filo-
sofía se fundaba en la observación esterior: en política com-
batió el absolutismo y reconoció el derecho de los pueblos á
538 COMPENDIO
(Miiur.se por instituciones libres.
La filosofía de Tomas Hobbes (15SS a 1680) se funda en
el materialismo, y en moral y en política hace consistir el e-
(juilíbrio de las sociedades en el egoísmo, el ínteres y la vio-
lencia: según él los hombres son entre si hostiles, malos li-
nos para otros, é injustos: bajo estas ideas#prefiere élgobiér-
no absoluto de la fuerza. Samuel Clark combatió á Hobbés.
ú Espinosa y ¿í Locke. Godofredo Guillermo LerbnHz(]646
1710; natural de Leipzick zó proponiendo reformas
derecho romano. Be dedico ;í la diplomacia y á las mato
ticas, á la historia y a la filosofía; ii¡ rincipioá
las cosas y de las facultades morales, dirigiéndose por la ra-
zón pero cayendo en u¡. do idealismo: el hombre
I ' i'M relación con iodo el un . reconi ncias
simples y que lo dompu l una relación: los son la-
mónadas qué tienen sus cualicL su carácter que ia> dis-
tingue de las demás y que se modifican internamente: admito
en el alma, las Ideas d ablea de la- y ciertos ins-
tintos inherente- i días que nos impulsan a reflexionar
bre las mismas ideas: la- percepciones distintas de 1.,
sensibles, están unidas pofr la memoria. >r la
razón suficiente y la contradicción; á la idea «Ir la a di-
vina sobre el mundo, reemplaza la armonía prestáblecida.
A iraves de la> contradicciones de loa SI is lu-
chas. & ¡raba la libertad del pensamiento nlia au-
toridad la tradición; «i 0 miaba mucho la me ... la-
ciencia- ian litotes de obstáculos autoritarios, la
se encaminaba i mej tinciones -y la intolerancia tenia que
i- al espíritu indagador de la- di
y Pascal rw Francia ¡ojian a' la K aunque I endo
en mucho con las ¡«lea- moral» on la libertad inmediata:
si para, ellos la ra/.on no podia llegar hasta «'1 conocimiento
de las causas^ in y en la vida real.
Mu literatura iil<>~ obresalcn <i siglo XVIII, Renato
sage, Carlos Duelos. Antonio Prevot, Carlos Montesquien, Car-
Ivollin. Guillermo iíaynal. rYeret. Maupertnk Vulney. Pu-
pu)% Condillac* Vroltaire, Rousseau y los enciclopedistas: Mably
y Benthan, Kant. Quesnayj ikdam Bnrith y mucho tra-
tan de la reforma de las sociedades y i aomia poli
La9 lena-, la crítica y la filosofía presagiaban la revoh,
francesa y un cambio trascendental en toda la Europa: en la
Gran Bretaña durante la guerra del parlamento, la Repúbli-
ca y la restauración, había un movimiento estraordinario pero
mas concreto a la religión y u la política: J I.erkley.
Tomas Brown, Steward y Wol: - kpoyan en los filete
DE LA HISTOBIA UNIVERSAL 539
anteriores: unos hallan la razón del conocimiento ele las cosas
en los sentidos, otros en las ideas; ú los sistemas y escuela
se oponía el eclectismo basta que la filosofía tomo nuevo y
grandioso rumbo en la pensadora Alemania. España habia con-
currido en un principio al movimiento filosófico con Luis Vi-
ves, Salmerón. Becerra y otros, pero la intolerancia ahuyen-
tó tí los filósofos y comenzó la decadencia intelectual.
Nació Manuel Kant en Koenisberg en 1724 (murió en 1804):
dotado de una poderosa inteligencia se dedicó á los estudios mas
trascendentales y analizó los diferentes sistemas filosóficos (pie
aparecieron antes de él: es el fundador déla filosofía crítica. Co-
menzó afirmando (pie el conocimiento solo proviene de la esperien-
cia, pero dejó aparte conocer las cosas en sí mismas y estableció
dos principios, sugeto y objeto, buscando las relaciones entre am-
bos: los fenómenos suceden en el tiempo y en el espacio que son
leyes déla sensibilidad: no se conoce por la sensación sino que
esta se transfigura en la inteligencia que determina y define los
objetos percibidos por la sensibilidad: las sensaciones se elevan á
noción y las nociones se relacionan con los objetos; los elementos
del juicio, cantidad, cualidad, relación, modo, son formas déla in-
teligencia: la noción no basta para conocer sino que se necesita la
razón que unlversaliza los juicios y los eleva á ideas: la razón de-
be contraerse á lo posible para que sea eficaz: en la crítica de la
razón pura analiza las fuerzas y límites racionales: rechaza los
juicios sobre lo incomprensible, niega el sofisma y deja la defini-
ción de la imposible, fuera de la filosofía; induce por la necesidad
una causa superior, pero sin esplicarla; reconoce la libertad moral:
la moral es la base ele tocias las religiones: "la razón práctica" y
"la crítica del juicio", enlazan con su obra primera: el hombre ha
nacido con facultades y derechos propios como condiciones inhe-
rentes al ser: la moral es independiente delinteres: el bien se ama
por el bien mismo sin que entre para nada el temor ó la esperanza:
cada acción debe ajustarse á la lev moral formando en su conjun-
to la regla universal de la vida: la libertad del pensamiento es un
derecho necesario; fúñela la soberanía de la razón, enlaza la ley con
la moral; en 'da doctrina del derecho" y en otras publicaciones,
condena la guerra y la conquista y establece las relaciones huma-
nas por la justicia; eleva una ley común humana sobre las nacio-
nalidades á manera ele una federación moral, á cuya \q\ ajustada
á la equidad deban acomodarse los principios civiles y políticos de
cada pueblo. Los conocimientos se dividen en subjetivos y obje-
tivos: no entrando la materia en el conocimiento real sino por la
forma no se conoce el objeto sino por medio de sujeto; ha de par-
tirse del pensamiento y ia forma y no del objeto. La mente divide
en partes la idea por el análisis ó reúne las partes en la idea
540 COMPENDIO
por la síntesis: el acto que dáá los juicios unidad es el raciocinio
por el cual la razón busca la condición absoluta que dicta las pre-
misas para deducir las consecuencias: hay tres formas de racio-
cinio, la categórica, la hipotética, y la disyuntiva: el conocimiento
humano deriva de un elemento empírico y de otro intelectual: las
nociones déla razón pura no tienen realidad objetiva pues aquella
obra sobre las formas de los juicios producíaos por el entendimien-
to: la inteligencia es la facultad de las ideas y la razón la facultad
délo absoluto. Los principios filosáfioos de Kant fueron apliet
á las ciencias y í las artes.
Fichte (Juan Ramenau de Lusaofa 1762 á 181-1) afirma
personalidad como principio esencial, el yo como base de todo
sisteipa y de toda doctrina científica; el yo tiene un opuesto, de
realidad distinta, la idea del individuo se deriva de las reía •:
con sus semejantes «pie reclaman «-l derecho como condición de la
individualidad: el dereeho es ] >riniit i v< ». coercitivo y político: por
el primero se eleva «'1 hombre Á la cansa de >u vida: por el segun-
do haee coexistir loe fieros y derechos de 1"- demás homl
derechq político establece la voluntad coman base «le las I
perfeccionado el individuóse perfecciona la humanidad : el fui de
la vida es el cumplimiento de los preceptos de la ia/on: Uta
consiste en el deber y en la abnegación; «>hrar. el tema c
de la filosofía de Fjchte; rechaza el formalismo de li lle-
va i sus últimas consecuencias el sistema de Kant. v deri
independencia individual todafl lafi relaciones de la vida,
tica v la moral: la filos ria v fundamento de li
cías y debe tener un principio cierto y absoluto y ana I
friática <|ue síi-va detipo; el esplritualismo fué el tema predilecto;
la actividad racional se j '•« mío » verdad primera y casi es-
clnsiva: la raionprea lo «pie concibe, p, ii .1. Schellii
de Fichte y continuador de la tilosofia.de Kanl pairado
de las deducioues de ambos fil re on(
una sustancialidad pi-opia distanta de la- creación* i'itu:
la filosofía de la naturaleza tiene por fin la espresion del mundo
estertor; la filosofia trascendentales la filosofía de la naturaleza
hecha interior en el espíritu: cada una se divide en tres p:¡
teórica, practica y filosofía del arte: afirmo la identidad de lo ideal
y 1<> real, tomando por e-tn <u M<tema el nombre de filosofía de
la identidad: la idea de intuición intelectual es un acto de la ra-
zón absoluta: entre el sujeto y el objeto no hay diferencia cualita-
tiva, sino diferencia de cantidad, no siendo nada ni solo Biyet
solo objeto: el mundo es una generación del absoluto: el fin de la
historia según el filosofo es la reconciliación de Dio mundo.
Jorge Begel (Stuttgard, 1770-1835) áió ú la filoso medios
de una clara dialéctica; dividid la filosofía en lógica, filosofía de
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 541
la naturaleza y filosofía del espíritu, la identidad de lo subjetivo
con lo objetivo constituye el saber absoluto áque debe tender el
espíritu; el objeto de la filosofía es la verdad; el derecho tiene su
origen en la inteligencia y parte de la libre voluntad; la realidad
subjetiva del derecho tiene su historia representada por la fami-
lia, las entidades políticas y la historia del mundo; la familia se
desarrolla bajo los aspectos de matrimonio, propiedad y educación;
la sociedad enlazada por las necesidades establece la ley de rela-
ción que debe fundarse en la justicia: lahistora es el desarrollo
del espíritu universal en el tiempo; la política el progreso de la
conciencia; solo viven en la historia los pueblos que representan
una idea precisa; el espíritu del mundo se desenvuelve progresiva-
mente: el espíritu o? el mundo se ha desenvuelto en cuatro princi-
pios; "primero, la manifestación inmediata del espíritu universal,
forma sustancial en que la unidad se sepultaba en su propia exis-
tencia; segundo, la conciencia cíela sustancia que produce el sen-
timiento, la independencia, ni vida; tercero, un desarrollo mas
profundo de la conciencia debido á la oposición entre una univer-
salidad abstracta y una individualidad aún mas abstracta; cuarto,
posesión de la verdad concreta de las cosas y de la moral". La
idea es el principio del hecho: todo es susceptible de crecimiento
y de progreso, pero tiene que vivir dentro de sus. condiciones na-
turales: el desarrollo del espíritu se realiza por la dialéctica: la
divinidad es la esencia de los fenómenos que se presentan á la in-
teligencia: la ciencia tiene por objeto conformar lo ideal con lo
real; Dios y el mundo no se diferencian: Hegel funda el panteís-
mo espiritual á través de todos sus métodos y doctrinas.
Al idealismo absoluto de Hegel se opuso Schopenhauer con su
sistema filosófico de la voluniad y del pesimismo: la voluntad lo
produce todo desde lo esternoá las funciones orgánicas: la per-
fección moral según Schopenhauer consiste en reducir la voluntad
á la nada convirtiéndose la vida á una indiferencia total del alma;
la renovación constante de la vida, las catástrofes humanas, le con-
ducen de un lado á la desesperación, de otro al misticismo ageno á
lo esterior é incapaz de moverse por mejorar al mundo ni estable-
cer principios de justicia.
Federico Enrique Jacobi (1743-1819) opuso al idealismo sub-
jetivo ele Fichte la filosofía del sentimiento: dio á la filosofía la
base de la creencia; se conoce por nna especie de instinto racional,
por una percepción directa de la verdad; la naturaleza se sepa-
raba de la ciencia viniendo á caer tal filosofía en el misticismo.
Federico Krause (1782 á 1832) fundó la filosofía armónica: aso-
cia la psicología á la ontologia, el individuo á la sociedad, lo inte-
rior á lo esterior, lo finito á lo infinito: la ciencia se dirige al co-
nocimiento que supone relación entre el sujeto y el objeto: la ver-
542 COMPENDIO
dad está en lo es junto con el que piensa: el método es la escala
científica; siendo el conocimiento instintivo y deductivo, los méto-
dos son. el analítico y el sintético: en todo conocimiento existe tesis
antítesis y síntesis: en esta doctrina se reconocen como términos
del conocimiento la oposición esencial cualitativa del espirita y la
naturaleza, el absolutismo en Dios y la relación posible de Dios
con Ipsseres finitos; el individuo tien yes propias en rela-
ción con la humanidad, y la humanidad leyes «'manadas de lo
absoluto ven relación con la verdad eterna: el ideal es la armonía
por medio de la razón y del derecho; el ideal déla humanidad es
la ciencia en todas las relaciones humanan la armonía en lodo lo
(íue existe, el cumpliraieñl - (Jeberes y la realización del
derecho ee todas las direr los hombres deben ele-
vare! sentimiento por el amor, la política por la justicia la
intelectual por la ciencia: la humanidad tiene un origen y nn des-
tino común que debe cumplir "derecho es el conjunto orgánic
condiciones libres, dependienl ¡untad, que han de cum-
plir la misión del hombre sobre la tierra'; <'; derecho >n el
hombre y se ejercita para la per del derecho
en independiente de la voluntad social y de laa leve- históricas:
la sociedad debe oonstituii il individuo y
.;•!.• ao " oscurezca ante ¡d y variedad; W orden de fun-
•ion iitn el desarrol ia in-
dividuales, artes, ciencias, tan lej 10 de la
aaarqnia: los bienal hi en una
ni» patrimonio hura e en príucip
perio miembros de una familia:
ffe han de encaminar ¿dar per que
juntos compone com-
ponen la humanidad; la lej de la humanidad fecciona-
m Lento v el i"'1
!».■ Maisl re reliere ka ciei >nald i la reí
e¡on: los filósofos teólogos fortalecían la autoridad, y los RW
científicos la revolución.
Be medio del movimiento de la filosofía estallo la revolución
francesa preparada dentro y fuera por el estudio, por la duda,
y por los ataques i laa instituciones: !' i con sn literatura
lilosutieo-política. devolvía a |as pitoWoe SUS der Vnltairc
con su aguda crítica barrenaba ' loso-
tia aunque dirigida <í traes irales no podifl oder el es-
tado de las naciones: Kant. Hegel, Fichte Scheling estudiaron
el organismo político, y unos mas espinamente que otro- d
minaron principios de derecho político superiores ;í la- leyes que
gobernaban los Bstados euro¡)eos. Rl absolutismo estaba conde-
nado por lea ttlásofos mas eminentes antee de qoe las Ideas de
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 543
reforma llegaran á los pueblos: la literatura mezclaba máximas fi-
losóficas en el drama ó en la novela; ni los grandes literatos ni
los grandes filósofos creyeron (jue la política fuera un tema ve-
dado á sus indagaciones. La política entraba en el dominio gene-
ral, y la filosofía se aplicaba á todas las cosas: la novela se hizo
filosófica é histórica, mezclando el arte, el sentimiento, la refle-
xión, y los remedios del pasado, en trabajos que tienen por ob-
jeto mas que un pasatiempo sin huellas, complejos propósitos. La
historia tampoco se reduce á la enumeración de hechos, al re-
lato pasivo de lo acaecido en una época, si no qne penetrando
en terreno déla filosofía pone en oposición de funestos sucesos,
lo que debió ser, o apoya como ejemplos dignos de contemplación
los (pie se ajustan á la equidad. Antes que cedieran en la políti-
ca las ideas intolerantes, habían tenido que ceder en las ciencias
y en la filosofía; todas las escuelas afectaban en pro ó en contra
a los dogmas admitidos provocando oposiciones que no podían
contener los poderes cuando contra ellos eran dirigidas. Puesto
(píese ponía entela de juicio la doctrina acerca de orígenes y
principios, natural era que no se respetara lo accidental: el absolu-
tismo de los reyes fué pues enérgicamente contradicho por la fi-
losofía, y proclamada después de la independencia moral, la in-
dependencia política. Del estudio de las sociedades surgieron di-
ferente:; escuelas, principalmente en Frauda: proclamaban unas
e 1 m ej o r a m i e n t o m o r a 1 d e 1 o s i n d i v i d u os , y o t r a s el m ej o r a m i e n -
to material buscando remedios estrenaos á los males de la socie-
dad, y alternando la idea de prodominio de las diversas clases:
el Conde San Simón quería elevar la industria á primera función
social; trasvertía todas las relaciones sociales para determinarlas
en este principio í4íí cada, uno según sus obras y sus méritos7': Ba-
beuf pedia la abolición de la propiedad, de la familia, del ma-
trimonio, como estorbos ala igualdad, y fraternidad absoluta én-
trelos hombres; condenaba la civilización y ponía el fin social
solo en la comunión y comunicación del trabajo, de los bienes
y del goce: Cabet pide entera igualdad política y comunión de
bienes mediante el repartimiento de los productos; no toca al ma-
trimonio ni a la familia, y espera llegar al triunfo solo por la con-
vicción y la educación: admite transitoriamente un Estado que
vaya igualando los bienes y la cultura, y modificando los de-
rechos hereditarios y los institutos de educación: Proudhom re-
conoce la propiedad individual sin herencia y según el mérito
de cada uno, y ataca las revoluciones políticas porque no cam-
bian en la esencia la sociedad: Bazard proclamó que debia ce-
sar la esplótaeion del hombre por el hombre: que mediante una
esplotacion equitativa del suelo se debe prevenir el acaso ciego
que hoy preside al género humano, debiendo ser abolida la suce-
o 44 COMPENDIO
sion hereditaria, devueltas al Estado las herencias vacantes, y
con el sistema de bancos ser repartidos los bienes según el prin-
cipio, "íí cada cual, conforme á su capacidad: á cada capacidad
según sus méritos"; 1/ Enfantin predicaba la armonía de la carne
y del espíritu: un jefe sacerdotal debia mandar como padre y
providencia; la familia humana debia estar dividida en varias ca-
tegorías según la respectiva capacidad y haciende estensívos á la
muger los derechos y ventajas. f arlos Fourrier, decía (pie la
salud de la humanidad consiste en la unión de fuerzas é indivi-
duos para fines comunes (sistema social) y en la armonía social
para la cual es el destino humano, mediante el recto conocimien-
to de la inclinación, motivos y pasiones, y mediante la división
de las funciones so¿ial< in aquellati tendencia-: (pie la satis-
facción de !: i en el trabajo como en el exige la
unión de muchos individuos de diferent&edad, naturaleza y sexo,
en c;1 »mia común y familia social, estableciéndose por fa-
langes de mil doscientas i mil ochocientas personas (falans
con una base de tierra contó de una milla cuadrada viviría un
faknsterio; el capital social se forma sobre acciones que dan un
derecho de propiedad hereditaria. Fourrier divide el trabajo en
varias élase iriep con subdivisiones; economía done-tica
cultivo del suelo, fabricación, educación, ciencia, arte, o -upán-
en ellas los miembros de la falai eiciones:
el producto se distribuye en razón del talenl trabajo.
va ensayar bu sistema, dirigid una esettacion ;í loe a mi. loe
pobres tí fin de que leí tenenlaempn i un millón de
¡'raucos: acudió al luga* y lena que señalaba para el «I
durante doce año* seguid< int corrigid algo la- Ideas
de Fourrier. Oweu, ingle i patria: de cora-
zón genei4>so é imbuido de ideas filantrópicas, quiso ensa;
sí mismo la pra le doctrinas socialistas: poseedorde un
siderable capital, dio participación á loe obreros en los benefi
de sus fabricas; hecho esto, intenl Jverel matrimonio.; man-
eoinuui/ar las familias: el trabajo dirigido |)or la ¡ntelij me-
recía segun él la recompensa principal, perteneciéndole de-dere-
cho la mejor porción del producto cu sus relaciones OOn el capital.
(El ensayo i'u«' funesto para Owen y estéril para loe trabajad
en seguida que se tooói la familia, las obre aun
aquellos participaban de doctrina- comunistas. La partí*
del trabajador en los beneficios, proporcionalment nan-
■ •ias. no es un principio socialista: OwetíliD
sino que de propietario se hizo igual ií los operario--, lo que dicta
un pensamiento filantrópico, condujo ,í la ruina, como el cíe
socialista y comunista deCabel en las playas de América), inde-
pendiente el pensamiento produjo ideas y reformas beneficiosas
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 545
aunque por otra parte se emitieran opiniones inaplicables o con-
traproducentes: el socialismo y el comunismo son miradas al pasa-
do que con pretensiones de adelanto no determinan mas que una
reacción. Asi como de la escuela de Sócrates derivaron diferentes
sistemas, algunos de los cuales por mala inteligencia de los prin-
cipios ó desvíos de las consecuencias iban á sostener una doctrina
contraria, déla iilosoíia moderna individualista en la esencia se
adoptaron temas que lógicamente desenvueltos robustecían y lian
robustecido la personalidad, pero que desnaturalizados en algún
punto hicieron á hombres y grupos adoptar dogmas que ataban en
vez de emancipar ó que estremaban soluciones hasta lo incom-
prensible con daño del verdadero y útil progreso que es dado
alcanzar en el actual estado humano.
En el derecho público se hicieron ya el siglo pasado, y con mas
ínteres continúan en el presente, serios estudios. Moser, Yattel,
Martens, Schoel y otros, procuraron aclarar los principios mas
equitativos para la relación entre las naciones, apoyándose en el
derecho natural. Bynkershoek defendió que en las cuestiones ma-
rítimas es obligatorio todo lo conforme á la razón y lo que se prac-
tica en las naciones mas civilizadas. El derecho penal mereció
particular atención: hasta el filósofo Kant, la pena se consideraba
como una venganza de la sociedad: Hencke proponía solo la cor-
rección: Schulze presentaba como objetivo el mejoramiento moral
del hombre y admitía en el Estado el derecho de castigar: sin
que en la actualidad se hayan puesto de acuerdo juristas y pen-
sadores acerca de la naturaleza de las penas y estension del de-
recho de castigar, las leyes se han reformado en sentido de benig-
nidad, y los juristas y los gobiernos velando sóbrela suerte de
los delincuentes penados, no los olvidan ni desprecian como en o-
tros tiempos si no que tratan por medio de buenos sistemas peni-
tenciarios,'de devolver sano á la sociedad al que se habia hecho cul-
pable, educándolo y moralizándolo: con estos fines se ha reunido un
congreso el año último en la capital de Suecia. Los Estados Uni-
dos del Norte han ido á la cabeza de las reformas carcelarias.
El incremento de las ciencias ha contribuido poderosamente á
desarrollar el comercio; aprovechándose todos los frutos y pro-
ducciones de las diversrs latitudes, á todas partes se estiende el
tráfico y se ponen en relación países que no entrarían en contacto
aun, sino por necesidades económicas: la industria ha crecido
prodigiosamente; las máquinas multiplican el trabajo del hombre
y lo mismo en las fábricas que en los campos le relevan de las
mas penosas fatigas: en Inglaterra, Francia, Austria y los Estados
Unidos de Norte- América, se han celebrado esposiciones univer-
sales á donde concurrieron las mas acabadas obras de este siglo
como escuelas v ejemplos para general estímulo: la rapidez de
35
546 COMPENDIO
las comunicaciones hace que todas las exigencias se satisfagan:
por la imprenta y por el comercióse divulgan las ideas y se cam-
bian las cosas de uno ú otro continente: el vapor surca todos lo-
mares de la zona tórrida y de las zonas templadas penetrando
dentro de los círculos polares: atrevidos espiradores salen en bus-
ca del Polo Xorte guiados por ,l sos móviles cien tíft
como otros. Livingstono. Stanley, marchan á 1; idas re-
giones del África centra] para enriquecer la ge< grafía ó iniciar
la comunicación con razas tan separadas del mundo civilizado. A-
irevidas empresas se proyectan y se confluyen sin que ninguna in-
tolerancia pueda oponer obstácuL obras de
Xf onMVnN y el canal de Suez, y los proy l subma-
rino entre Inglaterra y Francia, y d Panamá
o por Nicaragua, ademas de otros «pie aunque solo en principio
como el proyecto de la inundación & 'Sanara. |
ban la confianza que tí uio un
glo.
I i Kooi; U I \ POLI! '« \ DI
la efi próximamente de quiñi liez müloi.
cuadrados, de los CUal<
y cinco mili' da una gran porción íW
planeta en d b< i
ostensión en la zon., al del N hay
regiones no esploradas y de ellas ap
muy incompletos. La población de la I ula en mil
cuatrocientos milk • habitantes aunque n
con exactitud tanto por ralta la mayor part<
los países ^\r A-ia y Afra a. COMO por o¡ OtrOH
a (pie solo por relacin. atribuye cierto grado
Los habitantes del plai m califi
Nanea, etiópica y mongólica? p<>. blanca,
etiópica, amarilla «' mongólica, poja
nica, pero cnlrc alias hay grada infinita- que
mente acri-can una- áotí presume; que la raza blan<
la seiscientos millonea de individuos. quifiientOS cincuenta la n
gulica. trece la americana, noventa millól ia/.a negra V
lo cincuenta la morena ü malaya llamada también
geógrafos han dividido la tierra en cinco parí* - k&\ñ, Kuropa
América. África y Occania: de estas cinco paro-. BuropajT Anié-
rica son en general independientes y de una civilización <u-
perior alas demás: Occania está sometida i las DaOlODéS de Mu-
ropa y África comienza á ser subyugada por potencia- o-t rafias:
Rusia, Inglaterra y el imperio turco dominan una parte
DE LA HISTORIA UNIVERSAL 547
considerable de Asia, y las dos estienden rápidamente sus con-
quistas.
La India y regiones considerables de la Indo-China, correspon-
den á la (Irán Bretaña que posee en el África la colonia del Cabo
y se estiende por las conquistas á los países dé Cafreria con los
cuales está en guerra; en América tiene la dilatada posesión del
Canadá y algunas islas; en la Oceania Australia: Rusia ocupa
todo el XortedeAsia y amenaza la parte septentrional de la
China y del Turkestan. peñerando al Occidente por las posesio-
nes turco- asiáticas de que en la última guerra (1876 i 1878) ha
arrancado Erzerurn, Kars y otras ciudades del Occidente del
Cáucaso. El Asia se divide en varias nacionalidades independien-
tes; la península arábiga, Persia, Beluchistan, Afghanistan, Tur-
kestan, el imperio chino con la Mongoliayel Tibet, los imperios
de Anam y Birman y el reino de Siam en la Indo-China ya in-
fluenciada por los ingleses, y el Japón: la religión dominante es,
al Occidente la mahometana, en la India la bramánica y la an-
glicana llevada por los conquistadores, en el Oriente la religión
de Confheio y el bludismo, en el Norte la idolatría y la religión
griega estendida por los rusos: todas las naciones independientes
son gobernadas despóticamente; lo mas civilizado es el territorio
dominado por los ingleses y ocupado por ellos: el Asia que esta-
ba unida al África por el istmo de Suez se ha separado al abrir
el canal (pie comunica el mar rojo con el mediterráneo: África
que era una gran península al abrirse el canal de Suez se ha con-
vertido en un continente. Asia y Europa no forman en realidad
mas que una masa de tierra; las limita por el Occidente de Asia la
cordillera de los Urales y el rio Ural, el mar Caspio, el Cáucaso,
la costa meridional del mar Negro, el canal de los dardanelos y
el de Constantinopla, el canal de Suez, el mediterráneo y el
mar rojo. Al comenzar la edad moderna, Europa no tenia en el
Asia mas que factorías y pequeñas posesiones: Portugal fué el
primer pueblo que llevo una influencia que cada año se desarro-
llaría.
Toda la Europa ha sufrido modificaciones cíesele que Colon
descubrió América: el imperio turco perdió gran parte de sus
conquistas aun antes de emanciparse Grecia en el primer ter-
cio de este siglo: el Brandeburgo constituido en Electorado,
y en monarquía en 1700, ha llegado á ser la poderosa Pru-
sia que sirvió de núcleo á la nacionalidad alemana: Italia ha
sacudido la dominación estrangera y constituido un solo pue-
blo de sus diversos Estados: Rusia se ha engrandecido á es-
pensas de Polonia, ele Suecia y de otras nacionalidades; Sui-
za formó por agrupación los veintidós cantones que hoy la
constituyen; Inglaterra anexionó Escocia; Borgoña desapareció
548 COMPENDIO
en beneficio de Francia y Suiza; los Paises-bajos se hicieroB
independientes: la unión de Calmar por la que se unían Sue-
cia, Noruega y Dinamarca, se rompió quedando Xorm
Dinarnarea hasta 181o en que fué agregada á S st; Fran-
cia ganó parte de Navarra al Sur. de Borgofiaral Oriente y
de Italia por último (Niza y Saboya); Austria pado agrupar
Hungría y Bohemia icón el archiducado y atros pan 'au-
dición heterogénea: la tendencia a' constituir 2
iidades ha hecho desaparecer gran número
Misionaron con sus mas semejantes, si h¿en algupa vez la unión
•10 tuvo mas bases <nm la fuerza: Euro] impone hoy de
las áigúiéntes naciones España y Portngal dentro de la pe-
nínsula celtibérica; al Norte Francia, y al Norte de Francia,
-••parada por el canal de Id Mancha. Inglaterra qp Com-
pone de dos [slas; Inglaterra y Eé Irlanda: al N. N. F.
de Francia. Bélgica y al Norte de a Holanda; Suiza
al Orienté de la nación francesa; al Sur de Suiza, Italia: mas
al Centro europeo, el imperio aU8trfac rio alemán:
al Sur de Austria, Servia, ya independiente y al B. B. ftn-
mania; Turquí y Grecia si nó meridional: entre Servia
y Rumania y los montéis Balkam lia organizado aemi-
¿lutonóniieameiite la Bulgaria septentrional: al Norte de Ale-
mania. Dinamarca: Suefeía y Noruega, se loe Al-
pes scandinavos, forman una gran p< ida por el
atlántico; el Skager Rack, el Kattegat, el Sumí, el mar Bál-
tico, y unida á tierra por la La] ocupa tod
Oriente europeo desde el Niemen, Oí j el Prnth, j
tendiendo su imperio al otro lado de loe montes Drales, do-
mina hasta el Fstrcelio dfe Bering en una superficie total de
mas de la sesta parte «i<- tierra habitable: [aíandia, que pfer-
leneee á Din&mftft Considerada conio europea: 1
religiosos varían en las di,
vn su mayoría el protestantismo anglicano, la Alema
Norte el prote-tautismo latera!: OOU10 Sueeia. Norm
Dinamarca; el Sur de Alemania el catolicismo; en Austria pre-
domina el eatolieisino >« »l>i**- una numerosa minoría protealan-
te; en Suiza se rej)arten el imperio 6at ealvini
en Holanda los ealvini- tstituyen el mayor número
Bélgica, Italia, Francia. Fspaña y Portugal, lo
Rusia, Servia, Rumania y (i recia, los cismátic
las provincias de Tttrqtña dominan, la religión de Mahoma en
la ra/a turca, las religiones griega y católica en los pueblos
sometidos. Sui/a es una Confederación republicana: Francia Re-
pública unitaria: Turquía un imperio des] en la esencia
aunque con formas ahora representativas; Rusia no ha perdi-
DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 549
do aun su condición de imperio absoluto limitado por algunos
principios de derecho moderno: Noruega, unida á Suecia con-
serva su autonomía administrativa y política; el Congreso (Stor-
ning) puede legislar independientemente de Suecia cuyo rey
solo tiene veto suspensivo; los demás países europeos están or-
ganizados constitucionaimente con monarquías hereditarias: Ale-
mania es un imperio federal. Aunque los publicistas moder-
nos condenan los engrandecimientos por conquista, el hecho
no está aun de acuerdo con las ideas; no tan solo se estienden
las conquistas de los pueblos mas poderosos por Asia y Áfri-
ca, sino que dentro ele la misma Europa han sido separadas
violentamente y contra su voluntad provincias que correspon-
dían á determinadas naciones; sin embargo cada dia se come-
ten con menos frecuencia usurpaciones que los vencedores to-
maban como derechos en la edad media y los primeros siglos
del renacimiento.
América ha cambiado radicalmente en su modo de ser po-
lítico en el espacio de un siglo: las trece colonias inglesas del
Norte, aumentadas con territorios cedidos por Francia, arre-
batados á Méjico, y otros anexionados espontáneamente ó for-
mados en virtud de las facultades que reconoce la ley funda-
mental, constituyen una poderosa nacionalidad bajo institucio-
nes republicano-federativas: Rusia cedió á la Union sus do-
minios del Noroeste: la República cuenta hoy treinta y oche-
Estados y otros nuevos van formándose en la región occiden-
tal; la población es de mas de cuarenta millones de habitan-
tes; domina en lo general el protestantismo pero existe una
variedad extraordinaria de doctrinas al amparo de leyes que
protegen todas las manifestaciones de la conciencia: al Norte
tiene cinco grandes lagos; Erie, Ontario, Superior, Hurón. Mi-
chigan: la República debe su prosperidad á la inmigración
europea. Hoy viven en la Union del Norte tres millones y
medio de negros libres. La República es de los países mas
activos del mundo: ha sido la primera en poner en juego los
grandes resortes del telégrafo y el barco de vapor: la ins-
trucción pública está muy difundida: tiene un constante y pro-
ductivo comercio en todo el mundo; la industria se ha de-
sarrollado considerablemente en los últimos treinta años.
Al Norte de los Estados Unidos está el Canadá pertenecien-
te á Inglaterra con cinco millones de habitantes y una esten-
sion ma}Tor que la de la Union, pero casi deshabitado en las
regiones occidental y septentrional: tiene parlamento propio, y
gobernadores enviados por la Gran Bretaña, La Groenlandia
al Noreste de América es una estensa región poco poblada
(de esquimales); penetra hasta muy adentro en el circulo po-
550 COMPENDIO
lar ártico pero no ha podido esplorarse el fin sino basta el
grada 83 de latitud.
Al Sur de la confederación Norte-americana está la República
federativa de Méjico con ocho millones de habitantes; por el tra-
tado de 2 de Febrero de 1848 se establecieron los límites con la
Union: se estiende desde cerca de los quince y medio gfttdos de
latitud hasta los treinta y tres: ha perdido algunos territorios del
antiguo vi-reinátó (Nueva Méjico Alta California) en benelicio de
los Estados Tuidos. Las cínéo Repúblicas de Centro-América,
situadas entre Méjico y Colombia constituyeron una confed
cion hasta 1840 desde 1824: están situadas en j i ventajosa
paria el comercio con Etrropa y con Asia y Oceania; su población.
incluyeftdd mas de un millón de indígenas, no 11
y medio en una superficie de diez y nueve mil adradas:
t'hiapas y Soconusco qüd pertenecían á la Audiencia y Capitanía
general de Guatemala auto de laindepend ahora parte
de la República mejicana: el lago mas iinportai 1 de \
ragua: los cinco gobiei1 aditivos, < falombia forma
aña confederación republicana, bj poblada al Occidente y
niuypocoal Orienté: compren >vi-reinató de
al Sur el Iv-uador. también «•;. poblado y a! Oriente Vi
zuela (Confederación) y la i, holán
que han tomado muy leve fncrem 1 imperio del Brasil, única
monarquía de A.niéHca, tiende p
de los cuatro gtodbs f medio latitud Norte liasta los treinta y
tres Sur: lo mala habitado e ieútal; su superficie es ma-
yor<|i!c Gtiróp&i al i m el Peí
Paraguay, y al Sur el Uruguay, Repúblicas unil
QCQpa el eentro entre el Brasil y la con
laguerhi fte la penúltima decada perdW algunos territorios
j)rovechodel imperio brasileño: Chil A faja de ti si re-
gulad de anchura qtié bajá desde él grado ve'ur
mas del cuarenta y uno de latitud Sur y pin as las
del mediodía: los Andes la separan de la conté'', \ lina,
dilatado territorio de una extraordinaria ri<pn/a:rl l for-
íd;j un ángulo entre loa límites del Brasil al
pública Argentina al Oeste: la Patagonia, pais incii
jeto de ambición de los argentinos y chinos: de las Autilla-
lia hecho independiente la isla de Santo DotaingO: én todq el Sur
de América hay unos veinticinco millones de Habitantes: la inini-
gradion europea afluye principalihen te al Crúg&ay y la confedera-
ción Argentina: fuera de las (iuyanas. ninguna parte del Sur cor-
responde ;í naeiones europeas: en el centro tienen los ingleses la
pequeBa colonia de Belize. La mayoría de los habitantes de la
América latina profesa el catolicismo.
DE LA HTSTOllIA UNIVERSAL. 551
El África es la parte de tierra menos conocida y menos civili-
zada por lo que ha podido apreciarse de lo que se conoce: al Norte
posee Francia la Argelia: Marruecos, Túnez y Trípoli son inde-
pendientes: profesan la religión de Malioma y carecen de cultura
aunque tienen algunas industrias: el Egipto se gobierna por un jefe
tributario de Turquía (Kheclive); ocupa la región Noreste limitan-
do con el mar Rojo: los habitantes han disminuido sensiblemente
desde que dominan los mamelucos: al Sur del Egipto está la Nu-
bia y mas al mediodia la Abisinia en cuyas montañas nace el Nilo:
el inmenso desierto de Sahara es habitado en sus oasis por tribus
de beduinos, (se estiende desde el Occidente de Egipto hasta la
costa del Atlántico): al mediodia del desierto están, la Senegam-
bia, el Sudan, Vaday, Dakfur; al Sur de Senegambia y Sudan, las
dos Guineas: las regiones pro'ximas al Ecuador no se han esplora-
do en la parte central: la pequeña Eepública de Liberia ocupa un
breve espacio en la costa ele los granos (Guinea septentrional) en-
tre los cinco y los siete grados de latitud Norte; bajo el Ecuador
tienen los portugueses las posesiones de Loango, Gongo y Benguela
(costa del golfo de Guinea) al Oriente y Sureste los países de los
Gallas y Somales, Zanguebar, Mozambique. Sofala (estas dos po-
sesiones portuguesas) y Cafrcria, Repúblicas de Orange y Trans-
vaal; al estremo Sur, la colonia del Cabo y Natal (posesiones in-
glesas); al Norte de ellas los países de Balunda y Hotentotia, Zam-
bezia y otros. La gran isla de Madagascar separada de África por
el canal de Mozambique, al Oriente, entre los doce y veinticinco
grados de latitud Sur; está bastante atrasada aunque no tanto como
la mayor parte de los pueblos africanos: las religiones como las
lenguas son infinitas en el África; en todas las naciones indepen-
dientes rige un despotismo sin límites. Inglaterra estiende sus po-
sesiones del Sur por medio de conquistas, y en la costa del Golfo
de Guinea todos los gobiernos fuertes establecen factorías: los re-
yes y príncipes de esa costa fueron los que fomentaban el tráfico
de negros que aún no ha concluido del todo.
*La Oceania es una inmensa agrupación de islas, entre ellas la
mayor Australia, que pertenece á Inglaterra; le siguen en impor-
tancia, Java y Madura, Sumatra y las Célebes que corresponden
á Holanda: hay muchas independientes pero que van sucumbiendo
á las naciones mas poderosas de Europa. La Oceania parece un
continente en formación ; prometiendo porvenir alhagüeño, aque-
llas tierras no tienen hoy vida propia, ni representación política en
el mundo. Inglaterra ha convocado para una oposición universal
en Melbonrne, Australia.
Aunque las ideas de conquista pierden terreno cada siglo, no es
difícil augurar ulteriores modificaciones en la geografía política:
Rusia agrega constantemente territorios limítrofes á la Siberia y
552 COMPENDIO
amenaza en Europa al imperio turco aspirando quiza también a
incorporar los Pistados danubianos: Alemania necesita para agru-
par su raza los diez millones de alemanes que en la actualidad
obedecen al imperio austríaco; Italia aspira á Trieste y el Tren tino:
España tiene su natural salida al otro lado del Estrecho de (ii-
braltar, único punto de ensanche que exigirá el desarrollo de la
población; Francia no renuncia á la devolución de Alsacia y L<>-
rena; la Gran Bretaña, si bien nada pretende en Europa, en
y África agranda sus posesiones enriqueciéndose cada diez años.
En América no es problemático el deseo de los Estados Unidos de
anexionar tierras del Sur, y aun entre pueblos de menos impor-
tancia política se muestran ambiciones (proyectos de repartimien-
to de Bolivia, hace algunos años, por Chile y el Perú): la guerra
actual de Chile con el Alto y Bajo Perú no tiene en la esencia mas
causa que motivos territoriales. Las islas de la I teeania SOQ |
del primer ocupante: el África está espuesta por todos lados á la
invasión: para la Oceania. África y Asia, en realidad no rigen las
costumbres y leyes de respeto y mutualidad que se invocan en
el resto del mundo: el mih fuerte conqoi produ
quejas ni surjan conflictos diplomáticos ma> que entre las os
ues interesadas directamente: aunqm miad haya bautizado
a este tiempo con el nombre dé siglo de la ilustración. ^>lo es
aplicable á una parte de la tierra; i. en sus elemen-
tos propios, viven en una edad de tinieblas y componen pat bí
solas mas de dos terceras partes de !<»- habitantes del planeta.
APÉNDICE.
En cualquier obra histórica por limitada que sea, hay que
consultar considerable número de autores desde los de mas
importancia hasta aquellos que sin pretensiones de libro solo
han consignado en oportunidad un hecho trascendental sin re-
laciones esternas: seria difuso .consignar todas las fuentes de
que se han sacado aqui los materiales, pero es útil anotar las
obras principalmente consultadas, que son:
Cesar Cantú, Historia Universal. — F. Laurent, estudios so-
bre la historia de la humanidad. — Conde de Segur, Historia
Universal. — Delisle de Salles, Historia de los hombres. — Miilot,
Elementos de la historia general. — Ferrario costumbres anti-
guas y modernas, — Müller, Historia Universal. — Anquetil, His-
toria Universal. — Heeren, Manual de historia antigua. — Rollin,
Historia antigua. — Bianchini, Historia Universal. — Maltte-Brun,
Geografía Universal, — Balbi, Geografía Universal. — Bohlen, La
India antigua. — Lassen, Antigüedades indias. — Beroso, Anales
caldeos. — Diddoro de Sicilia, Tradiciones antiguas. — Herodoto,
Historias griegas. — Rosellini, Descripción del Egipto. — Pritchar,
Esposicion de la mitologia egipcia. — Jenofonte, Instituciones de
los persas. — Justino. Tradiciones primitivas. — Muller, Historia
de las ciudades y naciones helénicas. — Zinkeisen, Historia de
Grecia. — Thucídides, Pasages históricos.— Strabon, Emigración
de los jonios y de los dorios. — Plutarco, Biografías, El Epiro,
Los molosos. — Q' Curcio, Historia de Alejandro.— Josefo, Ar-
queología judia. — Niebuhr, Historia de Roma. — Kampe, Histo-
ria de Roma, — Weker, Historia Universal. Weber, Doctrinal
de la historia universal.. — Butfman, Museo de arqueología. — Wal-
ter, Historia del derecho romano hasta Justiniano. — Gottling.
Historia de la constitución política romana hasta la muerte de
554 COMPENDIO
ar. — Rubfno, Indagaciones sobre la constitución y la histo-
ria de Boma. — Historias de Tito Libio. Polibio. Appiano, Dion-
Casio, y Yeleyo PatérCulo. — AYesterman. Historia de la elocuen-
cia romana. — Tácito, Anales. Costumbres de los german
Zosimo, Historia romana. — Eutropo. Compendio de la Hisl
romana hasta Tálente. — Historia de la edad media, Enry Ha-
llara,— Del origen de los godos. Jornandes. — Xeander. Histo-
ria general de la religión y la iglesia cristiana. — Relim. I
pendió déla historia déla edad inedia. -Leo. Doctrinal déla
historia universal. — Kortum. Historia de d inedia. — Wachs-
mut. Historia de las costumbres europeas su origen. —
Lidembrog, Colección de leyes anti oanas. -Mansi, I/..
ia en la edad media. le Historia de I
vándalos y suevos. — Cludius. ln religión de Sfahoma según el
Koran. — Gregorio Turonense, Historia de los franooc ¡lips.
Historia alemana. Hume. Historia de [nglaterr
Historia de E -Leland. Historia *\r M\
.oria primitiva de Suecia. Dahlmann, Hi
Ilcmoldi, crónica de l< -Karaí i del
imperio ruso. Iíoppel. Historia dé Polonia. Kulihorn. I!
lia general de la cultura de la i G
trinál de la Historia literaria de Ids pa
edad media. D^pping, Hi marí-
timas de los normandos, scel, Historia de Alemania
imperadores francos. M Jismoudi, Historia de 1
i la. Thierri. Historia de la conqui por [os
maneos. Conde, Hiá
Gbebard, Mariana y Lai le Rspaña. Wilken,
Historia «le las cruzadas. < ren ¡ñus E Brito,
Srlialler. Barros, Historia de Portugal. Muller, Historia de I»
confederación Suiza. Leliret. H de la RepAbllC
Ycnecia. líosmini. Historia «¿«'Milán. -Juan PoCftS, Historia
bizantina. — Ilaminer. Historia del imperio otoni Dumonl
Cuerpo universal «leí derecho de gentes hasta 1731, Mattens
Colección de tratados, [lamer, Historia d«- Euro] le fin
del siglo \Y. Aneillou. Cuadro de la- revoll \Vamh>-
uiut. Xarraeiones sobre la historia moderna. Le B míen
histórico de los tiempos túodernoá.« Spreagel, Historia de Ion
descubrimientos. Sultán, Historia de l abrimientos v con-
«
quistas de los portugueses en ( )riente. — Kuli). Historia délos
descubrimientos modernos. Yrving. Historia de la vida y via-
jes de Colon. Herrera, decadas de Yndias. RobértsoÜ, His-
toria de América. -Colección de Muñoz. Colección <lc docu-
mentos inéditos por Mendoza (sobfre la colonización y cosas de
América) Humboldt, Knsayo político sobre la Nueva Kspaíi;i.
DE LA HIST0KIA UN1VEKSAL, 555
Aeosta, Historia natural y moral ele las Indias; Solis Fres-
cott, Historia de la conquista de Méjico. — Jerez, conquista del
Perú. — Zarate, Historia del descubrimiento y conquista del Pe-
rú..— Menzel, Historia moderna de los alemanes. — Rampau, His-
toria de los Paises-bajos. — Muratori, anales de Italia. — Eamsay.
Historia ele la revolución americana. — Bancroff. Speneer.
Laboulaye. Historia de los Estados Unidos de Norte-Amé-
rica.— Mili, Historia de la India británica. — Saalfeld, Historia
general del tiempo moderno. — Schepeler, Historia de la revo-
lución de la América Española. — Historia y crónica de la pro-
vincia de Guatemala, por el abate Brasseur. — Torquemada, mo-
narquía indiana,— Gerónimo Román, República de los indios. —
Oviedo y Yaldes. Historia general y natural de las indias. —
Berna! I)iaz del Castillo, Historia de la conquista de Nueva
España. — Tienemann, Historia de la filosofía. — Cousin, histo-
ria de la filosofía. — Las obras completas de Leibnitz, Newton
Descartes, Gibbon, Burnouf, Champollion, Remusat, Montesquieu.
Rouseau, Yoltaire, TÉiíers, Michelet, Lamartine, Guizot. Man-
zoni y Castelar. — Respecto á la historia de Centro Améri-
ca ademas de los historiadores y compendistas que la in-
cluyen en lo general de América, se han consultado, el bos-
quejo de Marure y lo publicado á continuación por el Ur. Mon-
tufar; a Squire, Molina, Levy y otros, tomando Informes de la
época mas inmediata en fuentes imparciales y con el propósito
de una estricta imparcialidad. — Los últimos acontecimientos de
Europa y América ele que no se han apoderado aun las his-
torias universales ni particulares, se consignan en vista de pu-
blicaciones oficiales, deduciéndose del conjunto de precedentes
y hechos los juicios que quedan emitidos.
usura©
EDAD MODERNA
PÁGINAS
Introdueion
ÓÓ
CAPITULO L— Desde el fin de la edad media bástala
— paz de Westfalia
Párrafo I. — El renacimiento 31!
Párrafo II. — Descubrimiento de America. — Conquista.
— Sistemas coloniales 39
Cristóbal Colon 39
Continúan los descubrimientos " 48
Conquistas. — Colonización 62
Párrafo III. — España y Portugal 86
Párrafo IV. — Francia é Italia 9.1
Párrafo V.— Austria. — Alemania.— La reforma 98
Párrafo VI.— Turquía . 110
Párrafo VIL — Los pueblos seandinavos. — Rusia y Po-
— lonia 112
Párrafo VIII. — Suiza. — La reforma 117
Párrafo IX. — Los Paises-bajos 119
Párrafo X. — Inglaterra. — La reforma 1 23
Párrafo XI. — La iglesia católica y el pontificado. . . 13Í)
Los jesuítas 132
El concilio de Trento 1 3 -1
Párrafo XII. — -Resumen del primer periodo histórico
—de Ja edad * moderna 136
CAPITULO II.— Desde la paz de Westfalia hasta la
--revolución francesa 14-5
0>5 ! PENDIÓ
Párrafo I.-— Tratado de WestíUlia 145
Párrafo II.— Poímia.- — Rusia 1 17
Párrafo ÍIÍ. — I)iimrnar<- Suecia
Párrafo ÍV. Prusiíi ' 162
Párrafo V. Austria y Alemania 166
Párrafo VI. España y Pbrtngal * 170
Párrafo. VIL Holanda.— Suiza 6 Italia 174
Párrafo VIII, --Francia
ralo IX.- Inglaterra
Párrs L91
Párrafo X !. la indo]
Párrafo XI!. Guerra '1" la independencia .
Párrafo XIII;—]
Párrafo XIV. Resumen del ai
C&PÍTULQ ÍM. D el
fi
Párrafo [.— P Jló
Párrafo I!
Párrafo MI. i,;: A
ralo I \'
• fo \
•ajo V!. MI dii
vil. El
Párrafo VIII. ' '
Párrafo IX. En
Francia:
Paisas del JíortC
.llcmania y Austria 277
Bélgica. I I<»I:iii'i 27i
Inglaterra^ 279
Italia.
(rrecla..
Portugal
España
Párrafo X. Ainéric;
Estados-Unidos.
El P>rasil
Colonias españolas . •-!'.' 1
independencia. Méjico 295
< Vatro-Anu-rica
Colonias de la Plata 299
isla de Santo Domingo •'>>,,">
Chile 304
DE -LA HISTORIA UNIVERSAL, 559
PÁGINAS.
El alto y bajo Perú 300
Venezuela. — Nueva Granada. — Ecuador 315
La América latiua en la política universal 327
Párrafo XI. — Resumen v juicio de este periodo.... 330
CAPÍTULO IV.— Desde la revolución ele 1830 en Fran-
— cia, hasta la unidad de Italia y de Alemania 340
Párrafo I.— Rusia y Polonia. — Sueeia y Noruega.
— Dinamarca 350
Párrafo H. — Bélgica y Holanda, —Suiza. — Turquía,
(1 recia ' * . , . J55
Párrafo III. — Austria, — Prusia.- — Inglaterra 3G0
Párrafo IV. — España v Portugal 374
Párrafo V.— Francia . ' " 383
Párrafo VI.— Alemania 392
Párrafo VIL— Italia 3íh;
El pontificado: ••■ 402 *
Párrafo VIIL— Estados Unidos de Xorte-Amériea.
— .Méjico 405
Párrafo IX. -América del Sur 415
Colombia 415
Venezuela >. u 418
Ecuador • 421
Bolivia 123
Perú ■. .. 425
Brasil 430
Paraguay 432
1 Ifaguay 1 3 -1
Confederación Aro-entina 43G
Clile 43R
Haití y Santo Domingo 442
Párrafo X. — América Central 444
Párrafo XI. — Resumen y ampliación del periodo liis-
— torico contemporáneo 401 *
CAPÍTULO V.— Cultura y progresos de la edad mo-
— derna 517
Apéndice 553
Mwwmámm
Página,
43
69
77
121
L28
L7É
180
1!M)
191
207
Linea.
36
12 .
Í2 .
10
34
genio
un
ó ella
anterior
al n .aruii
V
ote.
LO
25 .... Ii]
32 durant
•_'." la
;.■■ Desio !
81
470
:iv adeinaa algún*
S
pa.
.ate.