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Full text of "Semanario erudito : que comprehende varias obras ineditas, criticas, morales, instructivas, políticas, historicas, satiricas, y jocosas de nuestros mejores autores antiguos, y modernos :"

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Digitized  by  the  Internet  Archive 

in  2012  with  funding  from 

Boston  Public  Library 


http://www.archive.org/details/semanarioerudito46vall 


SEMANARIO  ES.UBITO, 

QUE    COMPREHENDE 

VARIAS  OBRAS  INÉDITAS, 

CRITICAS,  MORALES,  INSTRUCTIVAS, 

políticas,  históricas,  satíricas,  Y  jocosas, 
DE    NUESTROS    MEJORES    AUTORES 

ANTIGUOS,  Y  MODERNOS. 
DALAS   A    LUZ 

DON  ANTONIO   VALLADARES 

dz  Sotomayor. 

TOMO     QUARTO, 


MADRID    MDCCLXXXVII. 


*í 


POR    DON    BLAS    ROMÁN, 

hallará  en  las  Librerías  de  Francés y  calle  de  las  Carretas,  ye» 
la  de  López ,  calle  de  la  Cruz,  y  en  los  puestos  del  Diario. 

CON   PRIVILEGIO    REAL. 


y 


Pag.  gj 

GRANDES    RUIDOSAS    CONTROVERSIAS 

acaecidas  en  la  menor  edad  del  Señor  Don  Carlos  IL°  entre  la 
Reyna  Madre  Doña  María  Ana  Teresa  de  Austria  >  el  Sere- 
nísimo Señor  D.Juan  de  Austria  ,  hijo  bastardo  de  Felipe  JV.°9 
y  el  P.Juan  Everardo ,  de  la  Compañía  de  Jesús  y  (  de  naciort 
Alemán)  del  Consejo  de  Estado ,  Inquisidor  General , 
y  Confesor  de  dicha  Señora'. 

SOBRE 

La  dirección  y  gobierno   de   estos  Reynos. 


Nota  que  manda  poner  al  principio  de  esta  obra  el 
Supremo  Consejo  de  Castilla 

Para  evitar  qualquiera  mala  inteligencia  que  se 
quiera  dar  á  esta  obra ,  ha  acordado  el  Consejo  que  se 
advierta  al  público  por  medio  de  esta  nota ,  que  debe 
leerse  con  aquella  precaución  necesaria ,  para  no  dar 
mas  opinión  y  crédito  que  el  que  corresponde  á  las 
especies  y  noticias  que  contiene. 


L 


NOTA  DEL  EDITOR. 


tA  minoridad  en  que  quedó  el  señor  Rey  Don  Car  • 
los  II.0,  el  empeño  que  hizo  la  señora  Reyna  Gober- 
nadora su  madre  en  elevar  ,  y  sobstener  en  su  privan- 
za al  Padre  Juan  Everardo ,  de  la  extinguida  Com- 
pañía de  Jesús :  y  la  recíproca  aversión  con  que  se 
trataron  este  Jesuíta ,  y  el  señor  Don  Juan  de  Austria, 
dieron  motivo  á  los  alvorotos  y  movimientos ,  que  se 

A  2  ex- 


4 

experimentaron  al  principio  de  este  reynado  ;  cuyas 
individuales  noticias  que  produce  ia  obra  que  sigue, 
no  pueden  dexar  de  ser  sumamente  gratas  al  público} 
porque  como  carecemos  de  una  historia  completa  de 
aquellos  tiempos  ,  y  lo  que  ellas  refieren  son  unos  co- 
piosos fragmentos  para  formarla ,  quanto  tienen  de  no- 
vedad los  sucesos  que  ofrece,  debe  interesar  mas  á  los 
curiosos  que  ¡a  lean. 

No  puede  negarse  que  dominó  la  ambición  al  se- 
ñor Don  Juan  de  Austria,  así  como  al  otro  de  su  nom- 
bre, hijo  del  señor  Emperador  Carlos  V.°,  la  misma 
desordenada  pasión.  Que  su  orgullo,  fundado  en  la 
maña  con  que  supo  captar  la  benevolencia  del  pueblo, 
le  hizo  alguna  vez  temerario ,  y  aún  delincuente  ,  es 
tan  cierto,  que  sus  mismos  escritos,  y  acciones  antes, 
y  después  de  gobernar  el  reyno  lo  acreditan.  Pero  no 
es  menos  constante  que  el  tesón  de  la  Reyna  en  man- 
tener á  un  Extrangero ,  á  un  Jesuíta  en  los  mayores 
empleos  de  la  Monarquía,  y  hecho  arbitro  de  ella,  sin 
conocimiento  de  sus  leyes,  sin  amor  á  los  vasallos  ,  y 
sin  interés  en  la  gloria  del  Príncipe ,  y  de  la  nación, 
pues  solo  el  suyo  le  preocupaba  ,  contribuyó  infinito  á 
los  ruidos,  alteraciones,  y  disputas,  no  sin  escándalo, 
que  ocurrieron  en  aquellos  tan  desgraciados  tiempos 
para  España  fia  que  postrada  por  el  desfallecimiento  en 
que  la  dexaron  los  reynados  anteriores,  respiraba  congo- 
jas,y  veia  casi  la  triste  época  de  su  total  exterminación. 

Don  Francisco  de  Bances  Candamo ,  que  floreció 
en  aquel  reynado  ,  entre  sus  muchas  obras,  dexó  em- 
pezada la  Crónica  del  señor  Carlos  II.0  $  y  causa  com- 
pasión que  no  la  concluyese,  y  estampase  5  porque  en  lo 
poco  que  escribió  de  ella ,  se  conoce  que  su  ánimo  era 
expresar  los  sucesos  como  pasaron  sin  que  ni  eí  temor, 
ni  la  lisonja  apartasen  su  pluma  del  camino  redo  de  la 

ver- 


5 
verdad.  Y  aunque  solo  habla  una  vez  del  señor  Don 

Juan  de  Austria ,  le  pinta  de  un  carácter  orgulloso  ,  y 
nada  propenso  á  sujetar  su  dictamen  á  ninguno;  y  mas 
pronto  á  recibir  adoraciones ,  que  á  ofrecerlas.  Y  á  la 
verdad ,  esto  se  ve  claro  en  la  carta  que  dexó  escrita 
á  la  Reyna  en  Consuegra ,  tan  libre  é  irreverente  ,  que 
ni  se  conoce  señal  de  respeto,  ni  indicio  de  sumisión} 
ademas  de  verter  en  ella  proposiciones  mal  sonantes, 
y  agenas  de  una  pluma  christiana  ;  las  que  como  tales 
deberá  graduarlas  el  prudente  lector ,  y  leerlas  solo 
para  detestarlas,  y  aborrecerlas;  para  cuyo  efecto  van 
señaladas  con  letra  bastardilla  ,  y  con  esta  señal,  ocf5» 
Sin  embargo,  estamos  persuadido  á  que  no  pode- 
mos presentar  un  objeto  en  que  mas  se  interese  el  áni- 
mo de  los  buenos  Españoles ,  que  el  que  forman  las  bien 
enlazadas  noticias  que  ofrece  esta  obra.Qualquiera  es- 
crito de  la  naturaleza,  y  verdad  de  éste  ,  es  una  espe- 
cie de  echizo  tan  grato  ,  que  el  que  empieza  á  leerle, 
no  le  dexa  hasta  que  le  concluye.  No  dudamos  al  mis- 
mo tiempo ,  que  la  lección  de  esta  obra  es  capaz  de 
producir  sentimiento  á  los  amantes  de  la  patria,  que 
contemplen  bien  la  lastimosa  situación  en  qwe  entonces 
se  hallaba  ;  pero  igualmente  conocemos ,  que  puede 
causarles  un  gozo  imponderable  el  verla  hoy  tan  bri- 
llante, instruida,  y  política  por  el  gran  Rey  que  la  rije, 
y  el  sabio  Gobierno  que  la  ilustra;  pues  la  desgracia 
que  enionces  experimentaba,  no  es  comparable  con  las 
felicidades  que  hoy  respira. 

EXCMO  SEÑOR. 

JQ¿L  haber  escusado  embarazar  á  V.  E.  en  las  dos  ulti- 
mas ocasiones  de  Flota  ,  continuándose  las  novedades  y 

su- 


o 

sucesos  de  España ,  ha  sido  juzgar  á  V.  E.  en  mayores 
cuidados  ,  y  ser  las  novedades  que  se  han  podido  escri- 
bir tan  de  sumo  desconsuelo  ,  que  por  no  aumentar  á 
V.  E.  los  en  que  se  hallaba ,  he  aguardado  llegasen  á  sus 
oídos  por  otro  mejor  Cronista.  Pero  ya  que  me  parece 
veo  á  V.  E.  con  mas  sosiego  ,  rae  atrevo  á  tomar  la  plu- 
ma para  referir  algunos  sucesos  de  los  que  en  este  tiempo 
han  ocurrido  :  que  aunque  no  son  los  mas  de  ellos  de 
gusto  ,  servirán  de  entretenimiento  en  los  ratos  que  V.  E. 
so  ocupase  en  ellos  ,  si  es  que  le  puede  haber  ,  donde  es 
necesario  acudir  á  tantas  cosas  ,  como  piden  las  obliga- 
ciones que  Dios  ha  dado  á  V.  E. ,  á  quien  suplico  me 
perdone  la  licencia  que  rae  he  tomado  en  esta  correspon- 
dencia. Guarde  Dios  á  V.  E.  muchos  años  ,  y  nos  le 
trayga  á  España  5  á  donde  espero  ver  á  V.  E.  con  los 
puestos  y  aumento  que  merece. 

Fuerza  es  referir,  para  dar  principio  á  estas  noticias, 
las  muertes  que  quedamos  llorando  en  España ,  y  que 
lloraremos  por  mucho  tiempo  ,  según  se  vá  experimen- 
tando de  los  sucesos  que  las  siguen  ,  de  nuestro  Rey  Fe- 
lipe IV.0  el  Grande,  y  del  Cardenal  Sandoval ,  mi  señor, 
que  Dios  tiene  ,  que  fueron  tan  en  un  tiempo  ,  y  tan  de 
compañia  ,  que  en  veinte  horas  los  dos  se  acompañaron 
en  mejor  vida  ,  tan  unos  como  lo  habian  sido  en  esta; 
pero  dexándonos  á  todos  con  tanto  desconsuelo  ,  como 
comprehenderá  V.  E. ,  pues  en  el  uno  perdimos  todo 
amparo  ,  y  en  el  otro  todas  nuestras  conveniencias. 

Su  Magestad  (  que  Dios  haya  )  ordenó  las  de  su  al- 
ma con  todo  cuidado  >  y  deseando  en  la  muerte  el  alivio 
de  sus  vasallos  ( que  no  pudo  conseguir  en  la  vida)  dis- 
puso para  mayor  acierto  del  gobierno  de  España  ,  el  que 
la  Reyna  nuestra  señora  fuese  tutora  y  curadora  de  si. 
hijo  el  Rey  nuestro  señor,  dándola  en  seis  sugetos  ,  que 
dexaba  nombrados  para  alivio  del  gobierno  ,  Ministros 

de 


7 
de  la  mayor  confianza,  y  Consejeros  de  toda  satisfacción, 
para  que  asistida  S.  M.  de  su  consejo ,  los  oyese  en  las 
materias  del  gobierno ,  como  votos  consultivos  3  y  en  las 
determinaciones  últimas  á  S.  M.  con  autoridad  decisiva. 
Quedaron,  pues,  nombrados  el  Presidente  de  Castilla,  que 
era  el  Conde  de  Castrillo  ,  el  Vice-Canciller  de  Aragón, 
que  lo  era ,  y  lo  es  Don  Cristoval  Crespi ,  el  Arzobispo 
de  Toledo  ,  e'  Inquisidor  General ,  que  lo  era  el  señor 
Cardenal  de  Aragón ,  y  los  que  succediesen  en  estos 
puestos ,  reservando  solo  el  Vice-Canciller  de  Aragón ,  el 
que  si  faltare  en  el  Ínterin  que  nombrase  S.  M.  quien  ocu- 
pase el  puesto,  asistiese  á  esta  Junta  el  Regente  mas  an- 
tiguo del  Consejo  de  Aragón.  Nombró  personalmente  al 
Marques  de  Aytona  por  uno  de  los  Grandes  de  España, 
y  al  Conde  de  Peñaranda  por  uno  de  los  del  Consejo  de 
Estado. 

Por  muerte  del  Cardenal  mi  señor ,  que  fue  inmedia- 
ta á  la  de  nuestro  Rey,  se  eligió  para  Arzobispo  de  To- 
ledo al  señor  Don  Pasqual  de  Aragón  ,  que  se  hallaba 
Inquisidor  General :  y  aunque  su  Eminencia  dudó  alar- 
gar el  puesto  de  Inquisidor  General ,  sobre  que  se  ofre- 
cieron algunas  dudas ,  la  Reyna  nuestra  señora  hizo  so- 
bre ello  varias  instancias  ,  con  las  que  se  consiguió* 
y  de   su  motu  propio  eligió  para  éste  puesto  al  Pa- 
dre Juan  Everardo  de  la  Compañía  de  Jesús ,  Confesor 
suyo  ,  que  traxo  de  Alemania,  á  quien  por  ser  extran- 
gero  se  le  opusieron  muchos;  pero  las  instancias  de  S.  M, 
pudieron  tanto  ,  que  hizo  que  todas  las  Ciudades  de  Es- 
paña le  diesen  la  naturaleza ,  y  con  eso  se  facilitó  el 
puesto  en  que  hoy  queda,  siendo  también  del  Consejo 
de  Estado ,  muy  observante  y  asistente  en  las  obligacio- 
nes de  sus  puestos  ,  y  deseando  mucho  en  ello  el  alivio 
universal  de  estos  Reynos» 

Con  este  gobierno  tan  santo ,  como  se  experimentó 

de 


s 

de  los  sugetos  de  el ,  se  creyó  mejorar  de  fortuna  j  pero 
la  providencia  divina  no  ha  querido  que  sea  por  ahora, 
antes  parece  que  con  mas  rigor  nos  quiere  castigar  ,  pues 
luego  que  faltó  S.  M.  se  empezó  á  inquietar  el  Francés, 
tomando  por  pretexto,  que  el  Estado  de  Brabante  en 
Fiandes  no  le  pudo  renunciar  la  Serenísima  Reyna  de 
Francia  su  muger  en  las  capitulaciones  de  sus  bodas  ju- 
radas legítimamente  en  írum  ,  por  tocarle  ,  según  las 
clausulas  del  llamamiento  á  dicho  Estado ,  y  remitiendo 
impreso  un  manifiesto  en  su  favor ,  que  si  como  es  liber- 
tado, fuera  do&o,  convenciera?  (no  censuro  la  Magestad 
que  es  soberana  ,  califico  lo  desenvuelto  del  autor  ,  por 
ser  indigno  )  y  sin  dar  lugar  á  la  respuesta  que  dio  á  la 
estampa  después  con  erudición  y  ciencia  el  Do&or  Don 
Francisco  Ramos  del  Manzano  ,  que  pudo  hacer  callar 
su  voceado  derecho ;  se  valió,  no  de  la  razón  que  alegaba^ 
sino  de  la  fuerza  de  las  armas  ( tenida  y  aún  prevenida 
por  cartas  del  Marques  de  Castel-Rodrigo ,  Goberna- 
dor de  aquellos  Estados  )  que  en  la  ocasión  le  asistía  pa- 
ra invadir  y  apoderarse  de  la  mayor  parte  de  aquel  país, 
que  sin  resistencia  se  le  entregó ,  por  no  hallarse  con  los 
socorros  que  en  otros  tiempos ,  embarazados  á  la  sazón 
en  los  malos  sucesos  que  siempre  han  tenido  nuestras  ar- 
mas en  Portugal  ;  y  creo  que  aún  socorridos  los  Flamen- 
cos, no  fuera  fácil  la  resistencia  á  un  exercito  de  sesenta 
mil  infantes  y  veinte  mü  caballos ;  con  que  orgullos®  el 
Francés  ,  se  hizo  dueño  de  las  ciudades  ,  plazas  y  lugares 
siguientes  :  La  Jatelenia  de  Lila,  Puay,  Orcheis ,  Fornay, 
y  Forneys  ,  la  Atra  ,  el  Bayliage  de  Fornos  ,  el  Bayliage 
de  Bergas,y  la  plaza  de  Jarle  Roy,  y  toda  la  Borgoña. 

Reconociéndose  las  muchas  fuerzas  del  Francés ,  y 
lo  imposibilitada  que  se  hallaba  España  de  poder  acudir 
en  tiempo  á  ías  guerras  de  Portugal,  que  con  la  ayuda 
del  Francés ,  y  asistencias  de  Inglaterra  se  habían  ensan- 

gren- 


grentado  ,  y  con  nuestros  malos  suce?os  ensobervecidos 
los  Portugueses.  Y  aunque  en  tiempo  de  nuestro  Rey 
(  que  Dios  haya  )  se  habia  por  ellos  rogado  con  la  paz, 
y  con  algunas  conveniencias  de  reputación  y  contribu- 
ción á  Castilla  ,  y  con  la  alternativa  de  la  presentación  de 
los  Obispados  ,  y  por  entonces  se  desestimó  ,  nos  obligó 
la  resolución  del  Francés  á  tratar  de  hacer  paces  con  Por- 
tugal ,  cuyo  principio  y  motivo  de  ellas  fue  ,  que  por  ser. 
el  Rey  Don  Alfonso  mal  querido ,  ó  por  incapaz  ,  como 
dicen  los  Portugueses ,  se  hizo  aborrecido  en  su  reyno, 
y  al  contrario  el  Infante  Don  Pedro  su  hermano,  que 
fue  querido  de  todos,  se  tomó  con  e'l  uña  resolución  irre- 
gular ,  dando  principio  á  ella  la  Reyna  su  muger  Mada- 
ma Enemort  \  Francesa,  que  saliendo- Una  tarde  con  sus 
damas  á  un  Convento  de  Monjas  que  llaman  en  Lisboa 
la  Anunciada  ,  se  quedó  en  el  escribiendo  á  su  marido  un 
papel,  en  que  le  decia,  que  por  defecto  suyo  que  el  sa- 
bia ,  y  era  el  de  ser  impotente  ai  matrimonio ,  la  obh> 
gaba  á  dexarlo  ;  que  así ,  que  la  volviese  su  dote  ,  que 
con  eso  se  iria  á  Francia.  Sintió  mucho  esta  resolución 
Don  Alfonso,  y  aquella  noche  con  algunos  aliados  y  va- 
lientes ,  con  quienes  andaba  ,  se  determinó  ir  al  Conven- 
to, y  sacarla.  Embarazaron  esta  determinación  de  Don  Al- 
fonso algunos  caballeros  y  Eclesiásticos ,  con  que  se  reti- 
ró á  palacio,  y  en  el  le  hicieron  ai  dia  siguiente  firmar 
una  escritura  pública,  en  que  declaró  su  imposibilidad 
para  con  su  muger  ,  y  ceder  el  gobierno  del  reyno  en 
su  hermano  Don  Pedro  5  el  que  tomando  la  voz  del  pue- 
blo que  era  el  desear  las  paces  :  se  empezaron  á  poner  en 
plática  por  medio  del  Marques  de  Eliche ,  que  se  hallaba 
en  prisión  desde  la  pretendida  con  el  señor  Don  Juan 
de  Austria  ,  y  para  este  efe&o  le  pusieron  en  libertad. 

Pareció  al  gobierno  de  Portugal ,  que  corría  por  el 
Infante  Don  Pedro  ,  que  podía  embarazarle  Don  Alfon- 

B  s% 


|0 

$o ,  y  los  .suyos,  por  ser  los  que  no  querían  paces ,  por 
sus  particulares  intereses ,  y  así  determinaron  retirarle 
á  un  quarto  de  palacio  ,  donde  le  tienen  con  muchas 
guardas  ,  y  sin  mas  comunicación  que  los  criados  do- 
mésticos que  le  asisten.  Y  es  cosa  bien  particular  la  que 
Je  sucede ,  pues  vie'ndose  encerrado  ,  y  con  guardas  has- 
ta por  las  ventanas  de  los  jardines ,  preguntó  ¿  Que  qué 
era  aquello  ,  y  cómo  se  hacia  con  él  una  cosa  semejante*.  Y  se  le 
respondió :  V.  M.  lo  ha  mandado  ,  y  el  gobierno  j  con  lo  que 
calló ,  y  se  está  en  su  encierro  sin  comunicar  mas  que  con 
los  que  le  asisten.  También  el  gobierno  nombró  quatro 
Jueces  para  el  conocimiento  de  la  nulidad  del  matrimo- 
nio ,  que  en  breves  dias  se  determinó,  y  dio  por  nulo, 
con  que  inmediatamente  se  casó  Don  Pedro  con  la 
Reyna  ,  queriendo  ya  algunos  que  este  preñada. 

Deseando  Don  Pedro  la  quietud  del  Reyno  ,  y  vien- 
do lo  que  el  pueblo  instaba  en  las  paces  ,  se  dieron  prin- 
cipio á  los  tratados  de  ellas  ,  permitiendo  que  el  Mar- 
ques de  Eliche  despachase  correo  á  Castilla  ,  y  pudiese 
remitir  pliegos  cerrados  ,  que  hasta  entonces  no  se  habia 
permitido  escribir  á  su  muger ,  sin  que  le  abriesen  las 
cartas.  Con  este  aviso  se  le  remitieron  poderes  plenipo- 
tenciarios al  Marques ,  y  con  ellos ,  y  la  asistencia  del 
Embajador  de  Inglaterra  ,  que  para  este  efe&o  fue  de  es- 
ta Corte  á  Lisboa  ,  se  confirieron  ios  capítulos  de  las  pa- 
ces ,  y  se  remitieron  5  en  cuyo  Ínterin  el  Embajador  de 
Francia  que  se  hallaba  en  Portugal ,  procuró  embarazar- 
las ;  pero  el  pueblo  que  era  el  que  mas  instancias  hacia 
por  ellas  ,  no  hizo  caso  de  sus  ofertas ,  siendo  así  que 
ofrecía  pagar  todos  los  tributos  de  un  año ,  para  que  el 
pueblo  no  viniese  en  ias  paces.  Esto  fue  de  mas  irritación 
para  ellos ,  pues  le  quisieron  quemar  la  casa ,  con  que 
le  obligaron  á  que  se  saliese  de  Lisboa.  Con  esto  ,  y  lo 
querido. que  se. hallaba.. el  Marques  de  Eliche  en  ella  por 

la 


II 

la  mucha  prudencia  y  magnanimidad  con  que  se  habia 
portado  y  portaba  ,  se  efe&uaron,  y  se  publicaren  en  es- 
ta Corte  en  19  de  Marzo  de  este  año ,  cuyos  capítulos 
han  pasado  impresos  á  ese  re  y  no  ,  y  así  no  los  pongo  en 
e'ste  por  excusar  la  molestia. 

Corre  el  comercio  de  Portugal  con  Castilla  muy  sin 
embarazo  j  pero  tan  corto  ,  que  no  viene  cosa  que  no 
sea  mucho  mas  cara  que  lo  que  hay  acá.  Sin  embargo, 
ellos  se  gobiernan  con  inteligencia ,  pues  luego  que  se 
efeduaron  las  paces,  se  quitaron  todos  los  tributos  que 
se  habían  echado  para  el  sustento  de  la  guerra ,  y  por 
haberse  estragado  con  ellas  los  trages  ,  y  la  costa  tan 
grande  que  en  ellos  se  hacia  ,  en  este  mes  de  Mayo  se 
promulgó  Pragmática  ,  en  que  se  manda :  — 

Que  ninguna  persona  ,  de  qualquier  calidad  que  sea, 
pueda  guarnecer  ios  vestidos  con  ninguna  guarnición  de 
oro  ni  plata  ,  ni  seda  ,  ni  hilo ,  y  solo  pueda  poner  en  las 
mangas  una  orden  de  puntas. 

Que  ninguna  persona  plebeya  se  pueda  poner  seda, 
ni  sus  mugeres  ,  ni  hijos. 

Que  solo  se  puedan  traer  en  cada  vestido  cincuenta 
varas  de  cinta  ,  y  en  cada  sombrero  la  que  bastare  para 
apretarle  y  no  mas  ,  poniendo  sola  una  cinta  5  y  en  las  li- 
gas no  se  puedan  poner  cintas,  sino  que  han  de  ser  de 
tafetán. 

Que  los  que  no  fueren  títulos  ú  Oidores  ,  no  pucdan< 
tener  mas  de  dos  lacayos  y  un  lacayuelo  ,  y  para  los  tí-  ' 
tulos  y  Oidores  del  Consejo  hasta  quatro  lacayos  ,  y  el 
cochero  ó  liierero;  y  para  sus  mugeres  hasta  quatro  pa- 
ges  y  no  mas ;  y  los  que  salieren  á  torear  puedan  llevar 
hasta  doce  lacayos  ,  sin  que  vayan  guarnecidos  los  ves- 
tidos sino  es  con  plata  ú  oro  falso,  sin  ir  vestidos  de 
seda. 

CJue  los  quenofueren  hidalgos,  por  mas  ricos  que  sean;* 

B  2  no 


12 

no  puedan  traer  coche  o  litera  sin  licencia  de  S.  M.,  que 
pidiéndola  ,  si  hubiere  justa  causa  ,  se  le  dará  la  licencia 
para  poder  traerlo  j  y  no  siendo  muy  urgente  ,  no  se 
le  dará. 

Que  los  Oidores  ,  sino  es  los  del  Consejo  Supremo, 
todos  anden  con  sus  garnachas  ,  sin  que  puedan  ponerse 
capa  ,  aunque  sean  muy  viejos ,  ó  tengan  enfermedades, 
ú  otra  causa. 

Que  esto  se  execute  desde  la  publicación  en  seis  me- 
ses ,  para  que  en  ellos  puedan  gastar  lo  que  tuvieren  he- 
cho ,  y  corra  cumplidos;  y  para  su  execucion  se  manda, 
que  á  ninguna  persona  se  le  admita  hablar  á  S.  M.  que 
no  guardare  la  Pragmática  e'l  y  toda  su  familia ,  y  que 
no  se  admita  petición  por  pleyto  ninguno  de  persona 
que  no  anduviere  como  se  manda  en  la  Pragmática  ,  y 
que  á  las  Justicias  que  no  celaren  su  prá&ica,  íes  sea  ca- 
pítulo de  residencia  ,  y  pena  de  suspensión  por  dos  años 
al  que  permitiere  su  contravención  5  y  que  los  texedores 
y  sastres  no  puedan  hacer  cosa  ninguna  contra  la  Prag- 
mática pena  de  veinte  ducados  y  prisión  ,  y  por  la  segun- 
da vez  doblado. 

Y  sin  embargo  del  octavo  capítulo  de  las  paces  en  que 
Se  manda  restituir  las  haciendas  á  todos  los  que  durante 
la  guerra  se  habian  incorporado  en  la  Corona  real,  se  ex- 
pidió Decreto  por  el  gobierno  de  Portugal ,  para  que  en 
¡Virtud  de  poderes  no  se  diese  posesión  á  nadie  ,  sino  es 
que  fuese  personalmente  á  pedirla.  Esto  se  limitó  por  otro 
Decreto  ,  que  ordenó  se  entendiese  así  con  los  títulos  y 
mercedes  que  habian  estado  incorporadas  á  la  Corona,  y 
rio  con  los  particulares  bienes  heredados  de  padres  y 
abuelos. 

Sin  embargo  de  esto  ,  se  hallan  en  Portugal  con  al- 
gún embarazo  en  las  presentaciones  de  los  Obispados:  por- 
que todos  dicen ,  epe  el  Pontífice  no  Jas  quiere  pasar,  por 

dfrí 


13 

decir  que  está  facultad  de  presentar  se  le  concedió  á  Fe- 
lipe II.0 ,  y  á  sus  herederos  y  descendientes ,  y  que  Por- 
tugal no  la  tiene  iras  que  para  proponer  sugetos  á  su 
Santidad  para  hacer  elección  del  que  le  pareciere  3  que  es 
lo  que  se  hacia  en  tiempo  del  Rey  Don  Sebastian  ,  de 
quien  quieren  tener  la  succesion ,  según  se  ve  por  los 
tratados. 

Parece  que  con  estas  paces  se  aliviará  algo  de  lo  mu- 
cho que  padece  esta  Monarquia,  y  mayormente  el  rey- 
no  de  Galicia  ,  que  tantos  años  ha  llevado  lá  carga  con 
la  continuación  de  la  guerra ,  teniendo  sobre  sí  notan 
solo  la  vecindad  del  enemigo  ,  sino  también  el  sustento 
de  nuestro  exercito,  que  parece  imposible  pudiese  aquel 
reyno  sustentar  tanta  máquina  ,  y  mas  con  las  insolen- 
cias que  se  han  practicado  con  el ,  pues  con  decir  que  á 
un  Capitán  de  caballos  le  valia  su  compañia  dos  mil  du- 
cados libres  ;  se  puede  reconocer  el  daño  que  recibirían 
los  pobres  vasallos  j  no  siendo  este  el  mayor ;  pues  ha- 
bía llegado  ya  la  desvergüenza  á  tal  estado  ,  que  ni  el 
mas  deventurado  merino ,  ni  el  Escribano  mas  desdicha- 
do,  no  dexaba  de  tener  inteligencia  en  el  repartimiento  de 
los  forrages  ,  con  que  los  echaban  de  sus  casas  5  y  quan- 
do  se  entendió  descansar  de  todo  esto,  para  poder  socor- 
rer á  Flandes,se  ha  sacado  gran  número  de  gente  del 
reyno  ,  dexando  los  que  eran  soldados  ,  y  llevando  los 
pobres  labradores  casi  por  fuerza  ,  y  esto  con  mucha  des- 
estimación de  los  señores  del  reyno,  pues  no  han  sido 
poderosos  para  poder  aliviar  á  sus  vasallos  ,  ni  defen- 
derlos 5  pues  habiendo  soldados  veteranos  que  conducir  á 
Flandes ,  los  dexan  en  España  ,  y  llevan  los  que  ne- 
cesita tanto. 

Determinóse  ,  que  con  esta  leva  ,  y  otras  que  se  hi- 
cieron con  toda  brevedad  en  el  año  pasado,  el  señor  Don 
Juan  de  Austria  fuese  á  Flandes  ,  por  necesitar  aquellas 

Pro- 


14 

Provincias  tanto  de  cabeza  respetable  ,  como  de  gente  y 
dineros  >  para  cuyo  efe&o  se  ordenó  que  con  novecien- 
tos mil  escudos  de  plata  ,  de  la  que  se  haba  podido  re- 
coger de  los  Galeones  ,  (porque  aunque  fue  mu/  consi- 
derable la  que  traxeron  las  últimas  flotas ,  tuvo  muy  po- 
co interés  S.  M.  por  estar  consignadas  á  hombres  de  ne- 
gocios, y  ser  lo  mas  de  particulares)  partiesen  de  Cádiz 
ocho  navios  con  el  Almirante  de  la  armada,  y  fuesen  á 
la  Coruña  ,  á  donde  se  habia  partido  Domingo  de  Ra- 
mos el  señor  Don  Juan  de  Austria ,  y  á  donde  se  habia 
de  embarcar ,  ocasionando  muy  gran  susto ,  por  ir  en 
ellos  la  plata  ,  y  haber  sido  en  el  aguage  la  dilación  mu- 
cha ,  y  mas  sabiendo  que  el  Francés  con  treinta  y  dos  na- 
vios andiba  dando  bordo  á  las  costas  de  Galicia}  pero 
fue  Dios  servido ,  que  casi  á  un  mismo  tiempo  llegase  el' 
señor  Don  Juan  á  Santiago ,  y  los  navios  á  la  ria  de  Vi- 
go  ,  adonde  la  armada  Francesa  ,  luego  que  llegaron  ,  tu- 
bo noticia,  y  intentó  quemarlos  ó  apresarlos  >  pero  se  tu- 
vo mucho  cuidado  por  ser  aquella  ria  tan  abierta  ,  y  sin 
abrigo  para  la  armada,  Don  Fernando  Carrillo  que  era 
el  Almirante  de  la  Real ,  y  que  iba  por  cabo  de  ellos, 
saltó  en  tierra  ,  y  desembarcó  treinta  y  seis  piezas ,  que 
puso  en  un  Fuerte  que  se  hizo  ,  á  cuyo  abrigo  acomodó 
sus  navios ,  previniéndose  con   muchas  embarcaciones 
menores  ,  guarnecidas  de  la  mosquetería  ,  coa  qae  no  se 
atrevió  á  entrar  el  enemigo  ,  y  se  han  podido  dar  carena 
á  los  navios,  y   hacer    provisión  de  mantenimientos, 
porque  de  todo   esto  vinieron   faltos  ,  que  es  lo   que 
nos  suele  suceder  en    todas   las   ocasiones  de  impor- 
tancia. 

Reconociendo  el  señor  Don  Juan  las  fuerzas  del 
Francés  con  su  armada ,  que  estaba  dando  bordos  por 
las  costas  de  Galicia  ,  y  la  falta  que  en  Flandes  hacia  la 
gente  ,  y  que  en  salir  su  Alteza  con  los  ochos  navios,  se 

aver» 


aventuraba  todo  ;  con  notable  destreza  fue  emiando  á 
Flandes  desde  la  Coruña  diferentes  fragatas,  con  gente, 
pero  separada  cada  una  ;  y  aunque  algunas  fueron  vistas 
del  enemigo,  se  escaparon  de  su  poder  y  otras  pasaron 
sin  embarazo. 

Hallábase  el  Francés  dueño  de  las  plazas  de  que  sin 
resistencia  se  apoderó  en  Flandes  j  pero  ni  los  mas  intere- 
sados se  declaraban  por  desarmados ,  ni  nosotros  con  tan- 
to golpe  despertábamos  ,  hasta  que  Holanda ,  e'  Inglater- 
ra ,  sangrientos  siempre  en  sus  guerras ,  trataron  de  ha- 
cer paces  y  liga  para  ayudarnos ;  á  cuyo  exemplo  llega- 
ron Embajadores  particulares  de  Treveris  ,  Babiera  ,  el 
Palatino  ,  y  del  Duque  de  Osnaburg ,  temerosos  todos 
del  Francés ,  por  confinantes  con  las  dichas  plazas,  de 
que  se  apoderó  en  Flandes,  y  todos  trataron  del  ajuste 
de  las  paces  con  nuestra  Corona  y  la  de  Francia  ,  toman- 
do la  voz  de  que  el  que  rompiera  la  guerra  se  habia  de 
hallar  con  todos  por  enemigos  ,  como  desde  luego  por 
tales  se  declaraban  ;  á  lo  que  su  Santidad  ayudaba  con 
embajada  á  Francia  ,  y  proposiciones  para  la  quietud  de 
la  christiandad  ,  exórtando  se  pusiesen  las  pretensiones 
en  juicio ,  y  cesasen  las  de  las  armas.  Dióse  principio  á  es- 
tos tratados  ,  suspendiendo  á  mediado  de  Abril  la  guerra 
por  todo  el  mes  de  Mayo;  en  cuyo  tiempo  el  Francés 
pidió ,  que  se  habia  de  quedar  con  todas  las  plazas  que 
habia  ganado  5  y  que  solo  volveria  la  Borgoña  ;  proposi- 
ción que  entendió  no  se  admitiera  ,  para  tener  pretexto 
de  continuar  con  la  guerra;  pero  es  tanto  lo  que  se  desea- 
ba la  quietud  en  España,  que  se  le  dio  orden  al  Marques 
de  Castel-Rodrigo  ,  para  que  viniese  en  todo,  y  se  ajus- 
tasen luego  las  paces  ,  como  con  efecto  se  hizo  muy  al 
gusto  del  Francés,  y  con  descrédito  nuestro;  pero  no 
tan  firmes  como  se  entendió  ,  porque  hasta  ahora  no  se 
han  enviado  Embajadores  de  una  á  otra  parte  ,  y  ca- 
da 


16 

da  día  se  espera  romper  i  porque  el  Francés  quiere  lle- 
varse lo  que  resta  de  Flandes,  si  acaso  se  contenta  con 
esto  solo. 

Fuerza  es  dexar  por  ahora  al  señor  Don  Juan  de 
Austria  en  Galicia  ,  hasta  que  los  sucesos  de  esta  rela- 
ción ie  vuelvan  á  buscar  ,  y  así  referiré  lo  que  en  la  Cor- 
te nos  sucedió  en  este  tiempo. 

En  4  de  Marzo  de  166$  dio  vista  en  esta  Corte  un 
cometa  de  extraordinario  cuerpo  ,  que  duró  el  verse  todo 
el  mes.  Era  muy  largo  ,  y  según  se  aparecía  ,  su  figura 
era  como  una  espada  j  pero  sin  reconocerse  qual  era  el 
principio,  ni  el  fin  ,  porque  no  tenia  estrella  que  hiciese 
cabeza  >  y  así  pareció  á  los  Astrólogos  que  por  la  parte 
donde  era  mas  gruesa ,  que  era  ázia  el  poniente  ,  seria 
la  cabeza  ,  y  que  lo  que  miraba  ázia  levante  seria  la  co- 
la ,  por  ser  en  extremo  mas  delgado  i  y  hacer  movimien- 
to ázia  aquella  parte  ,  al  modo  de  quando  una  lombriz 
se  alarga  y  se  encoge.  Hánse  hecho  grandes  juicios  sobre 
este  cometa  por  muchos  Astrólogos  ,  y  todos  convienen 
en  no  buenos  pronósticos  $  y  dicen  ,  que  de  esta  forma 
solo  se  han  visto  dos  en  diferentes  tiempos ,  y  después  de 
ellos  se  han  seguido  las  ruinas  de  Jerusalen.  Concuerdan 
los  mayores  Astrólogos  en  que  los  efe&os  de  este  come- 
ta empezarán  á  los  ocho  meses  de  su  aparición  ,  y  que 
durarán  por  espacio  de  un  año.  Quiera  Dios  sean  fa- 
vorables ,  y  no  los  que  se  pueden  esperar  de  lo  que  está 
sucediendo. 

Al  siguiente  dia  de  esta  aparición,  llegó  á  esta  Corte 
el  Embajador  del  Gran  Duque  de  Moscovia  5  y  habien- 
do de  ir  á  besar  la  mano  á  sus  Magestades  á  los  15  del 
dicho  mes ,  se  difirió  esta  función  por  algunas  dificulta- 
des que  ocurrieron  en  orden  ai  tratamiento  de  su  perso- 
na ,  y  la  de  otro  que  le  sucede  en  la  embajada  j  y  venci- 
das algunas  de  el  ¿  salló  de  su  casa  á  las  once  de  la  ma- 
ña- 


17 
ñaña  para  palacio  con  el  acompañamiento  de  la  casa  real, 

y  solemnidades  propias  de  tales  besamanos.  El  concurso 
fue  grande  ,  porque  la  novedad  movió  á  la  curiosidad  á 
no  perderla  ,  y  los  trages  á  la  jocosidad  para  celebrarlos, 
porque  ni  los  traían  de  Griegos  ,  ni  de  Turcos  ,  aunque 
de  ambos  se  aprovechaban  ;  bien  que  la  pedrería  y  perlas 
con  que  los  adornaron  ,  era  de  estimación  no  corta.  Iban 
delante  del  acompañamiento  cien  soldados  de  la  guarda 
con  eí  presente  que  traían  ;  que  se  componía  de  martas  y 
armiños ,  y  otros  pellejudos  de  animales  de  aquel  país,, 
que  en  esta  Corte  tienen  crecida  estimación.  Y  aunque 
corrió  voz  de  que  llegaba  el  regalo  á  sesenta  mil  duca- 
dos ,  es  cierto  que  no  se  avecindó  á  ios  treinta  mil.  No- 
tese,  que  si  el  Embajador  de  Francia  ( con  lo  que  intro- 
dujo de  géneros  Franceses  para  la  curiosidad  loca  de  las 
mugeres )  nos  quitó  el  pellejo ,  este  de  Moscovia  nos  fes- 
tejó con  los  de  mas  estima  en  su  Imperio.  Entró  en  pala- 
cio ,  y  sus  Magestades  le  recibieron  en  el  salón  de  los 
espejos  en  pie,  debaxo  del  dosel  que  llaman  de  Carlos  V.°f 
que  en  decir  fue  de  tal  Monarca  ,  se  escusa  pintar  lo  qufe 
atesora  de  perlas  y  diamantes.  Las  sillas  eran  las  de  su 
correspondencia.  Dio  su  embajada  en  Moscovita  idioma; 
su  interprete  le  tradujo  en  el  Latino ,  y  el  tradu&or  de 
lenguas  en  la  nuestra.  Fue  la  función  algo  dilatada  ,  y  no 
pudiendo  la  delicadeza  tierna  de  nuestro  Rey  tolerarla, 
le  precisaron  á  sentarse  ,  dando  á  entender  al  Embajador 
el  motivo  de  aquella  novedad  ,  que  estimó  no  poco  poc 
presumir  satisfacción  lo  que  conocía  necesidad.  Dexaron 
el  presente,  y  una  carta,  que  contenia  el  asunto  de  su 
venida,  y  hacie'ndose  entrega  de  ella  el  Marques  de  Ay- 
tona  ,  como  Mayordomo  de  la  Reyna  ,  la  puso  en  ma- 
nos de  S.  M. ,  que  según  lo  que  ha  corrido,  contenia  los 
capítulos  siguientes : 

l.° .,..Es  de  la  amistad  y  alianzas  con  el  Impe* 

C  rio, 


i8 

rio  ,  y  los  dominios  del  Rey  nuestro  señor. 

II.0 Pedir  patrocinio  para  con  el  señor  Empe- 
rador en  contemplación  del  casamiento  de  una  de  sus 
hermanas  con  el  hijo  segundo  del  Gran  Duque  de 
Moscovia. 

III.0., Que  sus  Magestades  Cesárea  y  Católica 

favorezcan  la  pretensión  de  que  el  dicho  hijo  segundo 
sea  Rey  de  Polonia  ,  así  por  perturbar  esta  preten- 
sión á  los  Franceses  ,  como  por  haber  asentado  en  las 
paces  que  hizo  con  Casimiro  ,  el  que  le  daria  los 
votos. 

IV.0 Que    siempre    que  el   Turco   rompa  la 

guerra  con  el  Emperador  ,  tomará  á  su  cargo  la  de- 
fensa para  dexar  desocupadas  las  armas  del  Im- 
perio. 

V.0,.... Que  en  qualquiera  guerra  ajustados  es- 
tos puntos ,  asistirá  con  quarenta  mil  hombres  al  Im- 
perio. 

VI.0 Que  ha  de  instruir  á  su  hijo  en  la  reli- 
gión católica  ,  y  que  permitirá  ,  que  en  todas  las  fronte- 
ras de  Polonia  y  sus  dominios  se  permita.  Y  para  que  el 
dicho  reyno  de  Polonia  no  se  junte  al  Estado  de 
Moscovia  ,  ofrece  hacer  todos  los  juramentos  ,  fian- 
zas y  seguridades ,  que  para  su  mayor  firmeza  le  sean 
pedidas. 

i  Después  de  hecha  ésta  función  ,  se  les  quitaron  los 
viveres  ,  señalándoles  para  el  gasto  de  cada  dia  trescien- 
tos ducados  ;  con  que  estuvieron  aquí  por  espacio  de  un 
mes  después  de  la  embajada ;  y  habiéndoles  dado  res- 
puesta á  ella  ,  se  volvieron  ,  y  hasta  ahora  no  se  sabe 
que'  resolución  es  la  que  se  tomó. 

En  este  mes  sucedió  lo  que  muy  continuamente  su- 
cede en  la  Corte  ,  y  es ,  que  empezó  á  correr  por  ella  la 
voz  de  que  se  baxaba  la  moneda  >  y  se  divulgó  por  sus 

con- 


153 

contornos  de  tal  suerte  ,  que  después  de  haberse  sub:do 
los  precios  en  todo  ,  nos  sitiaron  los  panaderos  en  la 
forma  que  suelen.  Túvose  por  cierto  haber  sido  el  origen 
de  esto  los  Duque  de  Pastrana   y  del  Infantado,  por  ha- 
ber escrito  á  sus  Estados  cobrasen  todos  los  atrasos  que 
se  debian  por  sus  Mayordomos >  y  porque  puso  en  la 
carta  ,  que  sí  algún  riesgo  hubiera  ,  fuera  por  su  cuenta 
si  no  pagaban  luego  5  tomaron  de  estas  palabras  sus  Ma- 
yordomos motivo  para  esparcir,  y  asegurar  por  cierto  se 
baxaba  la  moneda ,  y  que  el  Duque  se  lo  habia  escrito. 
,Y  habiéndose  descubierto  esto,  y  dado  cuenta  ala  Rey  na 
nuestra  señora  de  ello  ,  resolvió  S.  M.  mandar  que  saliese 
luego  de  la  Corte  el  Duque  de  Pastrana  ,  y  esto  con  tal 
brevedad ,  como  la  que  contiene  el  papel  que  le  envió 
el  Conde  de  Castrillo  ,  y  el  que  en  respuesta  á  el  puso  el 
Duque  ,  que  ambos  son  como  se  siguen, 

EXCM0    SEÑOR. 

Tengo  un  Decreto  de  la  Reyna  nuestra  señora 
de  9  del  corriente  ,  rubricado  de  su  real  mano  ,  en  que 
se  sirve  decir  ,  que  por  justas  consideraciones  ha  tenido 
por  conveniente  ,  que  V.  E.  salga  de  la  Corte  á  uno  de 
los  lugares  de  su  estado  dentro  de  veinte  y  quatro  horas, 
y  que  no  entre  en  Madrid  hasta  otra  orden  $  y  así  me 
manda  la  haga  entender  á  V.  E. ,  y  disponga  se  execute 
con  efecto  ,  y  el  sacarle  luego  á  V.  E.  veinte  mil  duca- 
dos ,  para  los  efe&os  en  que  S.  M.  los  mandare  emplear, 
dando  cuenta  de  haberse  cumplido  esta  orden  que  parti- 
cipo á  V.  E.  para  que  cumpla  lo  que  manda  la  Reyna 
nuestra  señora  ,  por  lo  que  á  V.  E.  toca  ,  y  á  mí  solo 
obedecer  sus  reales  órdenes ,  cumpliendo  con  mis  obliga- 
ciones. Guarde  Dios  á  V.  E.  muchos  años ,  como  deseo: 
Madrid  10  de  Marzo  de  i558.=:El  Conde  de  Castrillo. 

C  2  Res-\ 


20 


RESPUESTA    DEL    DUQUE    DE    PASTRANA 

al  Presidente  de  Castilla* 

EXC.MO  SEÑOR. 

Ongo  en  execucion  ,  por  parecerme  largo  plazo  el  efe 
las  veinte  y  quatro  horas  ,  en  que  me  manda  S.  M.  salir 
de  la  Corre  ,,  el  hacerlo  luego ,  y  para  que  en  todo  que- 
de obedecida,  quedan  en  poder  de  Don  Marcelo  Roma- 
no los  veinte  mil  ducados  que  me  manda  S.  M.  sacar 5  y¡ 
si  me  queda  que  hacer  otra  cosa,  me  lo  advertirá  V.  E. 
para  que  lo  execute.  Guarde  Dios  á  V.  E.  como  deseo. 
De  casa  10  de  Marzo  —  Excelentísimo  Señor  =  B.L.  M. 
de  V.  E.su  mayor  servidor  =  El  Duque  Duque  Marques. 

Esta  obediencia  del  Duque,  y  haberse  reconocido  no 
ser  tanta  la  culpa  que  le  imputaban ,  templó  el  negocio 
de  suerte  ,  que  se  suspendió  la  exacción  de  los  veinte  mil 
ducados  ,  aunque  no  el  destierro  ,  con  que  se  sosegó  to~ 
do  ,  y  los  panaderos  continuaron  en  traer  pan  ,  y  al  Du- 
que se  le  alzó  el  destierro ,  con  que  volvió  luego  á  la1 
Corte. 

La  novedad  mas  singular  ,  digna  de  conservarse  por 
única  en  los  Anales  de  la  posteridad  ,  es  la  que  nació  "de 
una  conferencia  que  el  Conde  de  Castrillo  ,  Presidente 
de  Castilla  ,  Gobernador  de  aquestos  reynos  ,  tuvo  con 
la  Reyna  nuestra  señora  á  los  22  de  este  mes  de  Marzo, 
y  fue  retirarse  á  su  casa ,  haciendo  renunciación  de  la 
Presidencia  ,  sin  que  para  retorno  ó  satisfacción  de  sus 
continuados  servicios  pidiese  cosa  alguna  ,  ni  aún  los 
gages  que  tenia  ,  porque  todo  lo  alargó  ;  con  que  coro- 
nó generoso  las  acciones  que  le  han  acreditado  Grande, 
conservándose  en  su  retiro  con  veneración  de  los  que  le 
alabaren  el  didamen  y  confusión  de  los  que  anelaban  el 

pues- 


21 

puesto ;  pero  salióles  mal,  porque  fue  á  dar  el  golpe  muy 
lexos  de  donde  se  pensaba  ,  eligiendo  para  este  puesto  á 
Don  Diego  Riqueime  Quirós,  Obispo  de  Plasencia,  muy 
gran  Teólogo,  y  de  muy  buena  cabeza,  aunque  muy 
fuerte  en  su  dictamen.   Entró  en  los  nueve  de  Abril   á 
tomar  la  posesión  ,  que  le  duró  tan  poco,  pues  murió  á 
1 3  de  Mayo  ,  dando  en  este  corto  tiempo  muchas  mues- 
tras de  su  talento,  y  grandes  deseos  de  los  aciertos  de  su 
cargo.  Encomendóse  luego  este  puesto  al  señor  Don  Die- 
go Valladares  Sarmiento  ,  Obispo  de  Oviedo  ,  que  aun- 
que no  estaba  consagrado,  se  apresuró  la  función  de  suer- 
te f,  que  el  Domingo  de  la  Santísima  Trinidad  se  consa- 
gró ,  y  aquel  mismo  dia  besó  la  mano  á  S,  M. ,  y  el  Lu- 
nes siguiente  tomo  posesión  de  la  Presidencia  de  Castilla, 
y  el  Jueves ,  que  fue  dia  del  Corpus,  fue  en  la  Procesión? 
á  cuya  novedad  concurrió  todo  el  pueblo  ,  y  recibió  de 
el  repetidos  aplausos.  El  Sábado  siguiente  amaneció  un 
espe&aculo  en  Madrid  tan  extraordinario  ,  como  el  ver- 
se en  la  noche  del  Viernes  á  las  once  de  ella  preso  por  un 
Alcalde  de  Corte  un  hidalgo  Aragonés,  que  se  llamaba 
Don  Josef  Malladas ,  y  á  la  una  de  la  misma  noche  le 
dio  garrote  en  la  cárcel ,  en  virtud  de  una  orden  de  S.  M. 
escrita  toda  de  su  real  mano  ,  que  le  entregó  el  Presiden- 
te de  Castilla.  Fue  de  suma  admiración  este  caso 5  porque 
fue  público  inmediatamente ,  y  hasta  hoy  se  oculta  ei 
delito  que  cometió  ,  que  es  cierro  correspondería  á  tan 
horrible  castigo  ,  que  ha  dado  mucho  que  discurrir  á 
los  Teólogos  ,  y  que  admirar  á   los  Jurisconsultos  ,  y 
según  los   efe&os  que  de  e'l  han  resultado ,  parece  ha 
sido   la  piedra    del   escándalo    de  lo  que   adelante   se 
verá. 

Puerza  es  volver  á  buscar  al  señor  Don  Juan  á  Ga- 
licia ,  donde  le  dexamos  para  embarcar  ■>  y  habiendo  es- 
crito en  el  dia  25  de  Junio,  que  el  dia  26  se  embarca- 

baj 


22 

ba  >  á  los  27  del  mes  "volvió  á  escribir  ,  cscusándose  de 
hacerlo  con  decir  que  los  médicos  le  aconsejaban  no  lo 
hiciese  ,  respedo  del  achaque  que  padecía  de  una  desti- 
lación al  pecho  ,  y  que  si  pasaba  á  Flandes  f  en  breve 
tiempo  se  le  acabaría  la  vida.  Sintióse  mucho  esta  ines- 
perada resolución  ,  y  así  se  le  aceptó  luego  la  dexacion 
del  puesto  de  Flandes  ,  y  se  le  mandó  entregase  los  pape* 
les  y  despachos  que  llevaba  al  Condestable  de  Castilla, 
para  que  pasase  á  Flandes  en  su  lugar ,  y  que  su  Alte- 
za se  volviese  á  Consuegra ,  y  no  entrase  en  la  Corte  en 
veinte  leguas  en  contorno  >  con  que  se  halló  obligado  á 
pedir  licencia  para  pasar  por  muy  cerca  de  Madrid  ,  para 
irse  á  Consuegra  ,  por  no  arrodear ,  sino  es  quebrantan- 
do  el  orden  de  las  veinte  leguas.  Concediósele ,  y  luego 
que  llegó  ,  y  hizo  asiento  en  Consuegra  ,  baxó  Decre- 
to de  S.  M.  á  los  Consejos  ,  dándoles  cuenta  de  lo  que 
en  esto  habia  pasado,  para  que  tuviesen  entendida  la 
justificación  con  que  S.  M.  había  obrado  en  este  caso  y  y 
porque  es  este  Decreto  muy  al  proposito  de  lo  que  se 
dirá  adelante  ,  le  pongo  aquí: 

DECRETO 

Que  la  Rey  na  nuestra  señora  envío  a  todos  los  Consejos^ 

habiéndose  el  señor  Don  Juan  de  Austria  esatsado 

del  viage  de  Flandes, 


Espedo  del  peligroso  estado  á  que  se  reduxeron  las 
cosas  de  los  Países  baxos ,  por  la  invasión  que  el  año  pa- 
sado hicieron  los  Franreses  en  ellos ,  mande  á  Don  Juan 
de  Austria ,  que  como  Gobernador  y  General  propieta- 
rio pasase  á  sostener  la  guerra  con  los  enemigos  hasta 
conseguir  la  conservación  de  unas  Provincias  y  en  cuya 

se- 


23 

seguridad  interesa  tanto  la  de  toda  esta  Monarquía  ;  y 
con  este  conocimiento  se  hicieron  al  mismo  fin  los  últimos 
y  mayores  esfuerzos  para  ajustar  las  asistencias  necesa- 
rias de  gente  y  dinero  ,  que  se  dispusieron  con  el  trabajo 
y  gasto  que  es  notorio  ,  en  que  se  consumió  todo  el  cau- 
dal que  se  pudo  recoger  ;  pues  desde  el  tiempo  del  señor 
Emperador  Carlos  V.°  no  se  ha  hecho  hasta  hoy  tal  es- 
fuerzo ,  ni  juntadose  cerca  de  nueve  mil  Españoles ,  co- 
mo ahora  se  hizo;  y  habíe'ndose  D.Juan  encaminado  á  la 
Coruña  á  embarcarse  en  los  baxeles  que  habian  de  lle- 
var su  persona ,  y  los  socorros  prevenidos  ,  después  de  la 
dilación  de  algunos  meses  que  se  detuvo  en  aquella  Ciu- 
dad ,  finalmente  ,  quando  ,  según  lo  que  consecutivamen- 
te habia  ido  avisando  ,  se  juzgaba  que  ya  se  habria  he- 
cho á  la  vela  ,  y  aguardaba  por  horas  noticia  de  ello:  se 
ha  escusado  de  executar  su  viage  á  Flandes  ,  representan- 
do ,  que  el  achaque  de  una  destilación  se  lo  impide;  y  no 
teniendo  yo  esta  por  bastante  causa  para  determinación 
tan  intempestiva ,  y  no  pensada,  y  de  el  mayor  perjuicio 
que  podia  recibir  el  real  servicio ,  y  la  conveniencia  pú- 
blica en  la  coyuntura  presente ,  le  he  ordenado  ,  que  sin 
llegar  en  distancia  de  veinte  leguas  á  esta  Corte  ,  pase 
luego  á  Consuegra ,  y  se  detenga  allí  hasta  otra  orden 
niia.  Helo  querido  participar  al  Consejo,  para  que  se  halle 
enterado  de  mi  resolución  ,  y  de  los  motivos  que  ha  habi- 
do para  ella. Madrid  3  de  Agosto  de  1668  años. 

De  mucho  sentimiento  fue  para  su  Alteza  este 
Decreto  ,  y  mas  quando  se  esparció  por  toda  la  Cor- 
te ,  sobre  que  se  hicieron  diferentes  juicios ,  y  aun- 
que muchos  no ,  sentían  bien  de  la  resolución  del  se- 
ñor Don  Juan  ,  no  faltaba  á  quien  no  parecía  bien 
la  de  este  Decreto,  por  entender  que  no  habia  sido  el 
motivo  que  exponía  S.  M.  tan  grande  ,  para  que  fue- 
se tan  sangriento.  Retiróse  ,  pues  ,  el  señor  Don  Juan 

de 


'24 

de  Austria  á  Consuegra,  y  todo  quedó  en  calma  5  pues 
allí  estaba  como  olvidado  ya  de  todos  5  y  mas  quando 
hubo  en  la  Corte  que  hablar  sobre  la  muerte  del  Mar- 
ques de  Camarasa  ,  Virrey  de  Cerdeña ,  que  viniendo 
el  día  de  nuestra  señora  del  Carmen  con  su  muger  y  sus 
hijos  de  un  Convento  de  la  misma  orden  de  rezar  el  Ju- 
bileo ,  pasando  por  una  calle  desde  unas  rejas  de  una  ca- 
sa le  tiraron  dos  carabinazos  con  tan  buena  puntería,  que 
le  dexaron  muerto  al  lado  de  su  muger.  Escandalizó  mu- 
cho esta  nueva  en  la  nuestra  ,  y  en  aquella  Corte  ,  por- 
que fue  de  sumo  sentimiento  ,  respecto  de  ser  famoso  ca-; 
ballero  ,  y  bien  quisto  en  ella ;  pero  templóse  con  haber- 
se sabido  ,  que  el  Marques  ó  los  de  su  casa  habían  oca- 
sionado  otra  muerte ,  que  á  la  puerta  de  su  palacio  se 
habia  hecho  poco  habia  de  un  Titulo  de  aquel  reyno, 
cabeza  de  un  vando ,  y  que  el  Marques  favorecía  ai  de 
la  parte  contraria  ;  y  así  la  Marquesa  y  sus  hijos  aquella 
misma  noche  se  embarcaron  para  venir  á  España,  porque 
si  no  lo  hubieran  hecho ,  se  tiene  por  verosímil  que  hu- 
bieran peligrado  todos.  No  se  ha  hallado  forma  para  po- 
der hacer  castigo  de  los  culpados  ,  así  por  haberse  ausen- 
tado ,  como  por  ser  muchos  ,  y  muy  poderosos  en  aquel 
reyno ;   con  que  se  ha  quedado  sin  castigo  este  delito, 
como  otros  muchos  que  han  sucedido  de  esta  calidad  en 
nuestros  tiempos. 

Deseando  el  pueblo  de  la  Corte  ver  por  las  calles  de 
ellas  á  nuestro  Rey  Carlos  II.0  ( que  Dios  guarde  )  por- 
que aunque  le  gozaron  por  la  vista  de  los  balcones  de  pa- 
lacio ,  le  querían  de  mas  cerca ,  se  resolvió  hacer  la  pri- 
mera salida  á  nuestra  señora  de  Atocha  ,  la  qual  se  puso 
en  execucion  el  día  de  la  Visitación  de  nuestra  señora  2' 
de  Julio  de  1068  ;  para  cuyo  efecto  se  adornaron  las  ca- 
lles por  donde  habia  de  pasar  de  tal  calidad  ,  que  no  es 
posible  ponderarlo,  ni  tampoco  la  multitud  de  gente  que 

con- 


25 

concurrió  á  verlo;  pues  con  ser  la  distancia  tanta,  era 
la  concurrencia  de  la  gente  de  tal  calidad  ,  que  <oin  lugar 
para  pasar  sus  Magestades  no  daba  >    añadie'ndose  á 
esto  la  grita  de  Viva  nuestro  Rey ,  que  parecía  cosa  ex- 
traordinaria >  pues  con  ser  mas  de  las  diez  de  la  noche 
quando  volvieron  á  palacio  ,  parecia  el  mediodía  con  las 
luminarias  y  festejos  de  alegría  ,  con  que  á  todos  ios  que 
le  habían  visto  ,  y  veían  se  les  imprimía  en  el  corazón, 
como  á  honrados  y  leales  Españoles ,  juzgándose  cada 
uno  de  por  sí  por  el  mas  fino  y  enamorado  de  su  Rey. 
Quedó  tan  aficionado  al  pueblo  ,  como  el  pueblo  lo  está 
á  S.  M-. ,  con  que  quería  cada  dia  salk  >  y  así  después  de 
haber  hecho  la  segunda  salida  á  las  Descalzas,  fue  á  la 
Encarnación ,  y  luego  visitó  las  Imágenes  de  devoción, 
y  en  todos  los  Conventos  fue  muy  festejado  y  regalado, 
y  siempre  asistido  del  pueblo  en  todas  las  salidas  en  nu- 
meroso concurso.  Pero  porque  no  falte  azar  en  los  gus- 
tos ,  el  dia  1 3  de  Odtubre  ,  estando  para  salir  sus  Mages- 
tades en  continuación  de  estas  visitas ,  para  ir  á  la  Con- 
cepción Francisca  ,  adonde  estaba  dedicado  pasar  la  tarde; 
con  las  Religiosas ,  y  ellas  apercebidas  para  el  festejo  y 
agasajo  que  le  habían  de  hacer  ;  llegó  un  Capitán  ,  cuyo 
nombre  es  D.  Pedro  Pinilla  ,  al  quarto  de  S.  M.  diciendo, 
que  tenia  necesidad  de  hablar  á  la  Rey  ría  nuestra  señora, 
á  que  se  le  respondió  por  los  que  allí  estaban,  que  era 
imposible,  respe&o  de  estar  para  salir  sus  Magestades, 
que  aguardase  á  que  volviesen  ,  y  lo  podría  hacer  con 
facilidad.  Aceptó  esta  proposición  >  pero  pidió  se  le  pu- 
siese en  una  parte  secreta ,  á  donde.no  fuese  visto  de  na- 
die hasta  que  volviese  ,  insinuando  que  no  estaba  segu» 
ro  ,  y  que  convenia  no  ser  descubierto.  Estas  razones 
fueron  causa  de  que  el  Marques  de  Aytona  ,  Mayordo- 
mo Mayor  de  S.  M. ,  la  diese  cuenta  de  lo  que  pasaba 
con  dicho  Capitán  ,  y  S. M.  mandó  entrase,  y  habie'ndo- 

D  se 


26 

se  puesto  á  sus  píes ,  la  pidió  Audiencia  mas  secreta  \  y 
retirándose  á  otra  pieza ,  estuvieron  en  la  conferencia 
mas  de  media  hora  ,  y  luego  salió  S.  M.  á  hacer  su  visita 
á  la  Concepción  ,  dexando  al  Capitán   Pinilla  con  Don 
Blasco  de  Loyola  ,  Secretario  del  Despacho  universal ,  y, 
habiéndole  alojado  aquella  noche  en  la  Covachuela,  ama- 
neció Domingo  por  la  mañana  14  del  dicho  mes  preso 
en  la  cárcel  de  Corte D.  Bernardo  Patino,  hermano  delSe-. 
cretario  del  señor  Don  Juan  de  Austria,  y  otros  dos  criai 
dos  suyos.  Esta  novedad  ,  con  la  del  día  antecedente,  in- 
quietó toda  la  Corte  de  tal  calidad  ,  que  andaban  atur- 
didos todos  ,  y  deseosos  de  saber  el  motivo  5  y  aunque 
desde  luego  se  presumió  el  que  podia  ser ,  era  con  tanta 
variedad  lo  que  se  decia  ,  que  confundían  mas  los  juicioss 
mayormente  viendo  con  el  recato  que  se  sustanciaba  es- 
ta causa  5  pues  la  escribía  por  su  mano  Don  Lorenzo  Ma- 
theu  ,  Presidente  de  la  Sala  de  los  Alcaldes  ,  sustancian-' 
dola  un  tan  gran  Juez  como  Don  Juan  de  Arce  y  Otalo- 
ra  ,  dignísimo  Consejero  del  Real  y  Supremo  de  Castilla, 
Duró  esta  confusión  hasta  que  el  Domingo  siguiente,  2. i¡ 
del  mes  se  dio  orden  para  que  el  Marques  de  Salinas, 
Capitán   de  la  Guarda  Española,  con  cincuenta  refor- 
mados ,  cabos  todos  de  importancia ,  que  estaban  pre- 
venidos desde  el  dia  antes  ,  fuese  i  Consuegra  donde  es- 
taba el  señor  Don  Juan  ,  y  que  executase  la  instrucción 
que  se  le  daba.  Salió  de  aquí  Domingo  en  la  noche,  y  ha- 
biendo llegado  á  Consuegra  el  Martes  á  mediodía ,  halla- 
ron la  jaula  sin  el  pajaro,  y  en  ella  los  criados  que  no  ha»^ 
bian  acompañado  á  su  Alteza  ,  y  una  carta  para  la  Rey-f 
na  nuestra  señora}  de  la  que  luego  que  volvió  el  Mar- 
ques de  Salinas,  salieron  infinitas  copias ,  y  todas  concor-¡ 
des ,  y  contenia  lo  que  se  sigue ; 


CAR- 


27 

CARTA    QUE    DEXÓ    ESCRITA    EN  CONSUEGRA 
el  señor  Pon  Juan  de  Austria* 


L 


SEÑORA. 


'A  tiranía  del  Padre  Everardo ;  y  la  execrable  mal- 
dad que  ha  extendido ,  y  ha  forjado  contra  mí ,  habien- 
do preso  á  un  hermano  de  mi  Secreeario  ,  y  hecho  otras 
diligencias  con  ánimo  de  perderme  ,  y  esparcir  en  mi  des- 
honra abominables  voces  ;  me  obliga  á  poner  en  seguri- 
dad mi  persona.  Y  aunque  en  esta  acción  parezca  á  prime- 
ra vista  culpado  ,   no  es  sino  de  finísimo  vasallo  del  Rey) 
mi  señor  ,  por  quien  daré'  siempre  toda  la  sangre  de  mis 
venas ,  como  ,  siendo  Dios  servido  ,  conocerá  V.  M.  y  el 
mundo  mas  fundamentalmente  desde  la  parte  donde  me 
encamino  j  y  en  prueba  de  esto,  declaro  desde  luego  á 
tV.  M.  y  á  quantos  leyeren  esta  carta  ,  que  el  único  mo*. 
tivo  verdadero  que  tuve  para  no  pasar  á  Flandes,  fue 
el  apartar  del  lado  de  V.  M.  esta  fiera  tan  indigna  por 
todas  razones  del  lugar  tan  sagrado  que  ocupa  ;  habie'n- 
dome  inspirado  Dios  á  ello  con  una  fuerza  mas  que  na- 
tural desde  el  punto  que  oí  la  horrible  tiranía  de  dar  gar- 
rote á  aquel  inocente  hombre  con  tan  nefandas  circuns- 
tancias ;  hasta  cuyo  accidente  es  cierto  estaba  también 
en  deliberado  ánimo  de  pasar  á  aquellos  estados ,  no  obs- 
tante el  conocimiento  con  que  iba  de  lo  que  dexaba  á  las 
espaldas.  Esta  acción  medite' ,  dispuse  ,  y  pensaba  execu- 
tar  sin  escándalo,  ni  violencia  ,  mientras  no  fuese  necesa- 
ria otra  que  la  precisa  para  conseguir  el  intento  de  sepa- 
rarle del  lado  de  V.  M. ,  y  no  su  muerte*  como  su  mala 
conciencia  le  ha  hecho  temer  5  porque  aunque  según  h 
mía  j  y  lo  que  toda  razón  pedia  ,  debía  quitarle  la  vida  por 
las  causas  comunes  del  bien  de  esta  Corona  ,  y  particulares 

D  %  mhs% 


mios ,  y  para  ello  he  tenido  no  solo  repetidas  opiniones  ,  sino 
imtanúas  de  grandísimos  Teólogos  OcJ^  C^)  >  no  he  querido 
aventurar  la  perdición  de  una  alma  ,  que  tan  probablemente 
habia  de  ser  arrebatada  en  mal  estado  ,  anteponiendo  los 
riesgos  y  trabajos  de  mi  persona  al  deseo  de  hacer  á  Dios 
este  sacrificio,  que  espero  de  su  infinita  misericordia  me 
pagará  con  dar  feliz  logro  á  mi  justa  intención  ■>  que  es  y 
será  la  misma  hasta  perder  el  último  aliento  de  mi  vida, 
por  hacer  á  mi  Rey  ,  y  á  mi  patria  este  gran  servicio.  A 
este  fin ,  señora  ,  y  no  por  apreension  de  los  peligros  que 
podia  correr  en  Consuegra  ,  voy  á  ponerme  en  parage  y 
postura  ,  donde  asegurado  del  traydor  ánimo  de  este  mal 
Jesuita ,    cuyas  máximas  perniciosas  y  detestables  son 
las  que  siguen  todos  los  de  su  ropa  ,  puedan  ser  mas  en- 
tendidas de  V.  M.  mis  humildes  representaciones  ,  que 
siempre  serán  encaminadas  á  la  expulsión  de  esta  peste, 
sin  mas  interés  mió  (después  de  la  reparación  de  mi  hon- 
ra )  que  el  de  librar  estos  reynos  de  ella  ,  y  de  las  cala- 
midades y  trabajos  que  por  su  culpa  padecen  los  pobres 
y  oprimidos  vasallos.  No  he  querido  encaminarme  á  esa 
Corte,  aunque  he  podido  hacerlo  con  sobrada  seguridad: 
porque  en  la  ligereza  con  que  los  pueblos  se  mueven  ,  y 
aprenden  las  cosas ,  no  sucediese  algún  escándalo  de  ir-r 
reparable  inconveniente  al  servicio  de  V.   M.  Suplico 
á  V.  M.  de  rodillas ,  con  lagrimas  del  corazón ,  que  no  oy  ga 
V.  M.  ni  se  dexe  llevar  de  los  perversos  consejos  de  este 
emponzoñado  basilisco?  pues  si  peligra  la  vida  de  mi  Se- 
cretario, ó  de  otra  qualquiera  persona  que  me  toque  ázia 
mi ,  ó  á  mis  amigos  5  ó  si  á  los  que  en  adelante  se  decía» 
ráren  por  mios ,  que  es  lo  mismo  que  por  buenos  Espa- 

ñor 


(*)     Estas  son  las  proposiciones ,  que  advertimos  en  la  Nota 
puesta  al  principio  de  esta  obra. 


19 

ñoles  y  fieles  vasallos  del  Rey  ,  se  intentare  con  escritos, 
órdenes  ó  acciones ,  hacer  la  menor  violencia  ó  sinrazón; 
protexto  á  Dios  ,  al  Rey  mi  señor  ,  á  V.  M. ,  y  al  mun- 
do entero  ,  que  no  correrán  por  mi  cuenta  los  daños  que 
pudieren  resultar  á  la  quietud  pública  de  la  satisfacción 
que  me  será  preciso  tomar  en  semejantes  casos ,  ponien- 
do en  execucion  lo  que  sin  algunos  de  estos  motivos  no 
pensara  jamas  conmover.  Y  al  contrario,  si  V.  M.  (  como 
fio  de  la  divina  misericordia  )  suspendiere  su  juicio  y  sus 
deliberaciones  hasta  recibir  segundas  noticias  mias ,  es 
cierto  que  todo  se  dispondrá  á  entera  satisfacción  de 
V.  M. ,  y  se  hará  con  quietud  y  sosiego  el  mayor  servi- 
cio de  Dios  ,  del  Rey  nuestro  señor  ,  y  bien  de  sus  vasa- 
llos j  cuya  mira  es  la  única  de  todas  mis  resoluciones.  Y  en 
la  hora  en  que  el  mas  fiel  amigo  viese  en  mí  la  mas  leve 
muestra  que  desdiga  de  esta  obligación  .,  le  exórto  sea  el 
primero  á  quitarme  la  vida.  Dios  guarde  y  prospere  la  de 
V.  M.  para  bien  de  estos  Reynos.  Consuegra  2  1  de  Oc- 
tubre de  166$.  —  Su  mas  humilde  criado  y  vasallo  de 
V.  M.  =  Don  Juan» 

Esta  carta  ,  con  lo  sucedido  antes  de  ella ,  fue  la  pie- 
dra del  escándalo  para  pensar  cada  uno  conforme  su  in- 
tención ,  y  así  se  han  dicho  muchos  dislates ,  que  han 
pasado  á  atrevimientos  muy  descompuestos  3   los  que  se 
debieran  haberse  escusado  5  pues  solo  han  servido  de  in-t 
quietud  ,  y  querer  se  entienda  en  el   mundo  lo  que  sin 
duda   no  habrá  imaginado  ningún  cuerdo,   valiéndose 
también  para  ello  de  la  retirada  del  señor  Don  Juan¿ 
por  no  saberse  de  cierto  la  parre  donde  se  encaminaba  fi- 
xamente ,  aunque  desde  luego  se  dixo  era  al  Reyno  de 
Aragón.  En  este  tiempo  se  ocupaban  los  Ministros  que 
cuidaban   de  ella  ,  en  sustanciar  con  mas  diligencia  la 
causa,  y  los  del  Consejo  de  Estado  en  reconocerla  ,  y  ver 
lo  que  se  debia  prevenir.  Y  habiendo  hecho  diferentes 

Con- 


3° 

Consultas  áS.M.  con  juicio  muy  maduro  y  atento,  se  mari- 
dó pasase  á  Justicia  lo  a&uado ,  y  se  reconociese  allí  lo 
que  pareciese  convenia  executar.  Fue  S.  M.  servida  de 
mandar  remitir  todos  los  papeles  al  Consejo  ,  y  habie'n- 
dose  visto  en  e'i  ,  respondió  á  S.  M.  lo  que  contiene 
esta  Consulta  ,  que  porque  por  ella  se  reconoce  todo  el 
caso  ,  la  pongo  aquí, 

Consulta  del  Consejo  Real^ 

SEÑORA. 


E 


_^N  el  Consejo  se  ha  visto  un  real  Decreto  de  V.  M. 

de  25  de  este  del  tenor  siguiente  :  Habiéndome  referido 
á  boca  un  Capitán  las  noticias  individuales  que  tiene  de 
lo  que  por  parte  de  Don  Juan  de  Austria  se  intenta  exe- 
cutar en  esta  Corte  ,  mande  se  prendiese  luego  á  Don 
Bernardo  Patino  ,  á  quien  daba  por  cómplice  en  ello ,  y¡ 
que  examinado   este  sugeto  ,  se  pasase  á  hacer  informa- 
ción de  todo  como  se  executó.  Al  mismo  tiempo  llegaron 
á  mis  manos  unos  papeles  que  vinieron  de  Flandes,  y  con- 
tienen un  oroscopo  que  se  hizo  allá  del  mismo  D.  Juan;  y( 
con  vista  de  todo  ;  tuve  por  conveniente  asegurar  su  per- 
sona ,  y  se  dio  para  ello  la  orden  necesaria  al  Marques 
de  Salinas,  Capitán  de  la  Guarda  Española,  en  conformi- 
dad de  la  instrucción  que  se  le  entregó  ;  en  cuyo  cumpli- 
miento fue  á  Consuegra  ,  donde  no  le  halló  ,  de  que  dio 
aviso ,  y  de  lo  demás  que  habia  entendido  de  la  forma 
en  que  se  habia  ausentado  Don  Juan  5  el  que  me  escribió 
una  carta  ,  dando  cuenta  de  los  motivos  que  le  obligaron 
á  esta  resolución  ,  y  de  la  intención  que  tenia  en  ello.  Y¡ 
siendo  este  accidente  tan  nuevo ,  inopinado  ,  y  de  la  gra- 
vedad y  consecuencias  que  se  reconoce,  y  dexa conside- 
rar, 


3* 

rar  ,  he  querido  remitir  todos  los  papeles  de  esta  materia 
(  y  una  relación  de  lo  que  ha  pasado  con  Don  Juan ,  des- 
de que  se  ajustó  en  que  se  le  dexase  venir  aquí )  al  Con- 
sejo j  encargándole  ,  y  ordenándole  ,  como  lo  hago  ,  que 
con  la  atención  que  pide  su  gran  importancia  ,  se  vea,  y 
examine  muy  maduramente  la  calidad  de  este  delito,  co- 
metido por  la  intervención  de  Don  Juan  ,  y  otras  perso- 
nas ,  y  se  me  consulte  con  toda  reserva  de  que' genero 
es ,  y  que'  pena  le  corresponde  ,  y  está  establecida  por 
derecho  ,  y  conforme  á  las  leyes ,  para  que  enterada  con 
zelo  y  atención  de  lo  que  el  Consejo  me  representare, 
pueda  con  entero  fundamento  y  acierto  tomar  yo  en  ne- 
gocio tan  arduo  la  determinación  que  mas  convenga.  Y 
juntamente  se  han  visto  otros  papeles  que  de  orden  de 
ÍV.  M.  hizo  el  Presidente  se  reconociesen  en  e'l ,  unos  ju- 
diciales ,  y  otros  que  no  lo  son.  Y  habie'ndolos  recono- 
cido con  la  atención  y  zelo  que  la  gravedad  de  la  mate- 
ria pide  5  aunque  la  orden  de  V.  M.  referida  se  reduce 
á  que  el  Consejo  califique  la  gravedad  de  las  culpas  de 
que  se  trata  ,  y  la  pena  que  por  derecho  les  correspondes 
antes  de  responder  á  esto ,   le  ha  parecido  al  Consejo 
muy  de  su  obligación  representar  á  V.  M.  ,  que  el  acci- 
dente de  haberse  retirado  el  señor  Don  Juan  de  Consue- 
gra so  color  de  asegurar  su  persona  ,  y  no  poder  asegurar 
su  paradero,  ni  intento,  debe  prevenirse  con  muchas  con- 
sideraciones de  Estado  ,  porque  aunque  el  público  no  pe- 
ligre ,  se  debe  por  todos  caminos  cautelar  ,  atendiendo 
con  diligencias  continuas  ,  públicas  y  secretas  á  los  pasos 
del  señor  Don  Juan  ,  y  pidiendo  aviso  de  ellos  á  todos 
los  Ministros  de  mayor  y  menor  esfera ,  dando  orden  á 
los  puertos  secos  y  mojados ,  y  demás  lugares  que  con- 
venga ,  de  lo  que  pareciere  conveniente  para  atajar  qual- 
quiera  novedad  que  pudiese  ser  perjudicial.  Y  esto  espe- 
ía el  Consejo  ,  que  por  la  via  donde  toca  ,  estará  ya  he- 
cho, 


32 

cho  y  y  á  no  estarlo ,.  juzga  el  hacerlo  por  preciso  :  pues 
la  menor  edad  del  Rey  nuestro  señor  ,  la  falta  de  medios 
en  su  real  Hacienda  ,  el  desváralo  en  que  hoy  se  hallan 
las  armas  ,  las  pocas  fuerzas  y  mayor  desconsuelo  de  los 
pueblos,  la  ligereza  con  que  la  plebe  suele  abrazar  nove- 
dades ,  y  lo  principal  lo  que  los  Franceses  atenderán  á  fo- 
mentar ,.  y  lograr  quaiquiera  disensión  interna  que  nos 
trasluciese  ,.  son  discursos,  que  juntos,  y  cada  uno  de  por 
sí,  obligan  á  hacer  de  ello  grande  estimación,, pues  la  escu- 
sa de  :  Quien  tal  pensara,  no  lo  es  en  materias  tales  r  y  la 
obligación  de  los  Consejos  y  Ministros  de  V.  M.  es ,  co- 
mo dice  una  ley  de  Partida  f *  arredrar  el  daño  i  su, 

Rey  y  señor* 

Con  este  supuesto  ,  todavía  está  el  Consejo  en  gran* 
de  confianza ,  que  este  daño  ó  recelo  está  muy  lexos  t  y 
hasta  ahora  lo  tiene  por  especulativo ,  y  no  práctico  j  y^ 
presume  ,  que  el  paradero  de  el  señor  Don  Juan  será  en- 
tre Aragón  á  Cataluña  r  pues  así  lo  persuaden  algunas 
noticias  extrajudicialesr  y  por  lo  actuado  se  colige  alguna 
particular  correspondencia  con  los  que  gobiernan  aque- 
llos Reynos.  También  espera  ,  y  con  mayor  confianza  se 
halla  ,  de  que  el  ánimo  del  señor  Don  Juan  en  el  servicio 
del  Rey  nuestro  señor,  y  en  guardarle  aquella  fe  que  de- 
be á  su  real  sangre  ,  está  puro  y  derecho  en  lo  .esencial, 
si  bien  el  pretexto  de  poner  en  salvo  su  persona  f  y  el  es- 
cusar  que  con  su  prisión  anduviese  por  el  mundo  en  duda 
el  crédito  de  su  lealtad  ,  le  haya  hecho  salir  de  la  raya, 
y  puntual  observancia  de  lo  que  V*  M.  le  tenia  ordena- 
do ,  y  acerca  de  esto  ,  no  parece  que  desdicen  hasta  aho- 
ra sus  palabras  ,  ni  sus  acciones. 

Descendiendo  de  este  tan  sagrado  punto  abaxo,  soa 
muy  de  notar,  y  de  gravísima  censura  :  pues  la  retirada 
del  viage  de  Elandes  ,  la  intención  que  ha  mostrado  con 
el  Padre  Confesor  de  V.  M. ,  y  la  carta  de  Consuegra  de 

21 


35 
'« i  3e  esté  ,  es  tan  enorme  e  irreverente ,  que  faltan  ra- 
zones para  ponderaría  ,  y  se  conoce  que  el  sumo  escozor 
de  su  sentimiento  le  enagenó  de  sí ,  y  ie  hizo  olvidar  su 
acostumbrada  templanza  ,  urbanidad  y  decoro.  Estos 
efe&os  de  su  sentimiento  ,  aunque  son  muy  de  afear  ,  co- 
mo se  presume  que  los  inspiró  el  dolor,  el  Consejo  no  lo 
extraña ,  pues  llegar  á  prender  un  suge&o  de  su  grado, 
podia  tenerse  por  víspera  de  la  total  perdición  de  su  non 
ñor  y  crédito. 

El  que  haya  dado  cre'dito  el  señor  Don  Juan  á  chis-v 
mes  ,  ó  siniestros  informes  que  le  hayan  hecho  del  Padre 
Confesor  ,  no  acaba  el  Consejo  de  admirar  ,  pues  en  va- 
ron  tan  grande  por  letras  ,  por  virtud  ,  y  demás  prendas 
que  le  hacen  dignísimo  de  la  Romana  Purpura ,  y  que 
V.  M,  le  tiene  caliñcado  con  los  puestos  mayores  de  la 
Monarquía  ,  y  que  ie  merece  tanto  toda  su  confianza  ,  y 
que  no  solo  no  pasa  la  raya  de  su  obligación  y  ministe- 
rio ,  sino  que  dexa  de  proposito  de  poner  mano  en  lo 
que  pudiera  tomarla  muy  sin  nota  ,  es  cosa  bien  rara  que 
el  señor  Don  Juan  tenga  tan  sin  razón  creído  le  es  ad- 
verso y  opuesto  :  y  que  se  muestre  tan  obstinado  en  este. 
error ,  causa  radical  de  los  demás  que  se  van  reconocien- 
do ,  y  que  se  pueden  recelar  alargando  ,  como  queda  di- 
cho ,  la  vista  á  lo  posible.  Pero  ,  señora  ,  si  en  un  duelo 
entre  dos  vasallos  de  menor  grado,  en  quienes  se  atravie- 
se solo  su  bien  particular  ,  cuida  con  paternal  zeio  V.  M. 
de  su  ajuste  y  composición  >  hoy  entre  dos  sugetos  dig- 
nos cada  uno  de  particular  atención,  y  de  cuya  oposi-, 
cion  puede  á  lo  público  resultar  tan  perjudiciales  conse- 
cuencias ,  todo  el  cuidado  de  V.  M.  se  emplearía  bien  en 
servicio  de  Dios ,  y  en  conveniencia  del  Rey  nuestro  se- 
ñor ,  y  de  sus  reynos ,  en  ser  el  Ángel  de  paz  que  sere- 
ne esta  tempestad  ,  y  reduzca  á  tranquilidad  estos  nubla- 
dos y  y  ponga  en  acuerdo  estas  voluntades, 

E  Qual* 


34 

Qualquiera  insinuación  no  tímida,  sino  severa,  y  que 

junte  lo  grave  con  lo  apacible  ,  que  haga' V.  M.  al  se- 
ñor Don  Juan  ,  ofreciéndole  su  clemencia  ,  teniéndose 
por  segura  en  lo  mas  esencial  de  sus  procedimientos,  dán- 
dole á  entender  ,  que  su  real  ánimo  solo  fue  desearle  es* 
torvar  %  que  hiciese  algún  arrojo  indebido  acerca  de  lá 
persona  del  Padre  Confesor  ,  que  tampoco  se  lo  merece» 
le  reducirá  ,  y  traerá  á  sus  reales  pies :  y  encargando 
Y.  M.  esto  mismo  á  sus  Ministros  mayores  Eclesiásti- 
cos y  Seglares  de  Aragón  y  Cataluña  ,  cooperando  en 
ello  ,  con  tal  disposición  y  maña  ,  que  se  consiga  ,  y  por 
bien,  llegare'mos  al  sosiego  ,  que  acaso  de  otro  modo  se-, 
ria  imposible. 

Señora  ,  con  humildísimo  rendimiento  el  Consejo  su- 
plica á  V.  M.  cargue  toda  su  real  consideración  en  que 
se  halla  en  un  punto  ó  lance  muy  crítico  5  y  que  tomar  á 
una  mano  ú  otra  ,  puede  ser  de  perjuicio  irreparable ,  y 
en  que  solo  la  estimación  y  no  el  rigor  puede  hacer  ai  ca* 
"jo. Hoy  parece  conservarse  el  señor  D.Juan  en  ánimosin- 
cero  y  leal  en  lo  esencial  de  su  real  servicios  pero  expuesta 
está  ,,  y  en  a£to  muy  próximo  á  precipitarse  á  sí ,  y  otros 
muchos,  y  á  causar  una  tan  gran  turbación,  que  sea  muy 
difícil  su  remedio.  No  se  le  de'  ocasión  ninguna  en  que 
deslice  \  y  no  la  tendrá  r  si  V.  M.  le  manifiesta  ,  que  ha- 
llará abiertas  las  puertas  de  su  real  clemencia  ,  y  que  se- 
rá tratado  con  el  real  decoro  competente  á  su  persona» 
pero  si  por  el  contratio  hiciese  V.  M.  demostración  de  te- 
nerle por  reo  consumado  ,  y  quedase  calificada  su  culpa 
y  pena  r  es  dexarle  sin  esperanza  de  reconciliación  ,  y  sin 
miedo  para  qualquiera  precipicio.  La  mala  constelación 
de  estos  tiempos  lleva  entre  otros  males,  la  falta  de  secre- 
to ,  con  que  al  señor  Don  Juan  no  se  le  ocultará  la  pre- 
gunta que  V.  M.  ha  hecho  ai  Consejo  ,,  sus  largas  sesio- 
nes acerca  de  ella  ,  y  la  resolución  que  V.  M.  se  servirá 

de 


3Í 

de  tomar.  Sí  esta  fuese  darle  por  incurso  en  exceso  de  tan- 
to peso  y  título ,  y  quedar  calificada  su  culpa  y  pena; 
|  que  se  puede  esperar  sino  que  su  ánimo  prorrumpa  en 
la  última  impaciencia ,  y  á  todo  riesgo  quiera  salvar  su 
persona  ,  crédito  y  estado ,  que  le  juzga  tan  presente  ,  y 
atendido  en  todo  el  mundo  ?  ¿  Que'  dirá  al  ver  que  se  usa 
con  e'i  de  un  procedimiento,  que  como  Misa  Muzárabe 
empieza  por  donde  otros  acaban?  No  hay  delito  tan  enor- 
me ,  y  de  juicio  tan  sumario  y  privilegiado  ,  que  no  de- 
ba constar  precisamente  de  sus  partes  esenciales  ,  y  estas 
son  :  La  primera :  Jurisdicción  lisa  y  llana  ;  oir  al  reo  ,  y 
darle  tiempo  para  sus  defensas  ,  y  esto  aunque  este'  au-> 
senté  ,  pues  suele  llamarse  por  edictos  ,  aunque  en  caso 
que  el  cuerpo  del  delito  ,  y  el  autor  de  el  sean  noto- 
rios conocimientos  de  causa  j  y  últimamente  graduar  el 
crimen  ,  declarar  su  pena  ,  y  executarla.  Repare  bien 
V.  M.  si  hoy  se  puede  cumplir  ,  ó  dispensar  con  todo  es- 
to. La  jurisdicción  es  seglar  ,  el  sugeto  contra  quien 
había  de  proceder  del  Orden  de  san  Juan  ,  y  por  conse- 
cuencia ,  y  á  lo  menos  su  persona  exenta  de  ella^  sea  ó 
no  profeso. 

Los  Jueces  que  verosímilmente  pueden  serlo  ,  ni  es- 
tán declarados  desde  su  principio,  ni  el  señor  Don  Juan 
llamado  ,  oido  ,  ni  defendido  5  sus  excesos  no  comproba- 
dos jurídicamente  ,  ni  con  el  necesario  conocimiento  de 
causa.  Y  faltando  todo  esto ,  se  echará  un  fallo  que  con- 
tenga ,  tal  es  su  delito  ,  tal  su  pena,  Ageno  pareciera  de  ra- 
zón, y  la  que  nos  faltara,  si  se  cargase  al  señor  Don  Juan, 
clamara  á  Dios  y  á  las  gentes  ;  y  pues  hoy  agrava  tanto 
aquella  muerte  en  abreviatura  del  Aragonés ,  sin  seña 
pública  en  la  execucion ,  y  secreta  en  la  causa  ,  que  no 
se  duda  seria  grande  y  justa ;  y  esto  lo  hace  el  señor  Don 
Juan  sin  tocarle ,  pues  de  las  resoluciones  soberanas  no 
es  Juez  de  apelaciones  t  y  á  solo  Dios  darán  la  cuenta; 

£  2  en 


en  su  misma  causa,  é  interés ,  ¿  que'  no  diria  ?  ¿  Cómo  sC 
juntaría  su  queja  con  la  ordinaria  compasión  de  los  pay- 
sanos  del  muerto  ?  Piense  también  V.  M.  en  que  si  se 
quisiera  sacar  con  mano  poderosa  al  señor  Don  Juan  de 
Aragón  para  conducirle  á  Castilla  ,  donde  si  hubiera  de- 
linquido ,  no  se  podia  entender  en  ello  sin  quebrantar  el 
fuerte  fuero  de  aquella  Corona  ,  ¿  cómo  seria  esto  fácil  ? 
,Trayga  V.  M.  á  la  memoria  el  caso  de  Antonio  Pérez 
del  tiempo  del  señor  Rey  Don  Felipe  II.0  ,  y  que  distur- 
bios ocasionó  aquel  trágico  suceso  ;  y  haga  V.  M.  cotejo 
de  el  á  la  persona  del  señor  Don  Juan,  y  de  aquellos  tiem- 
pos á  estos ,  y  sacará  en  limpio  ,  que  es  atajo  no  aplicar 
el  yerro  á  cura  ,  que  con  corrosivos  lenitivos  puede  con- 
seguirse ,  y  que  es  grande  el  riesgo  de  quien  busca,  y  se¿ 
mete  en  el  peligro. 

Esta  materia  ha  resuelto  V.  M.  se  siga  por  via  judn 
cial.  Debense  ,  pues  ,  guardar  sus  reglas ;  y  en  otros  ca- 
sos son  cosas  diversas  el  cuerpo  del  delito ,  y  probar  el 
Autor  de  el.  En  el  presente  van  juntas  ambas  cosas.  Sí 
está  probado  el  cuerpo  del  delito  ,  lo  está  el  Autor  de  el; 
y  si  no,  ni  uno  ni  otro.  De  tres  culpas  se  trata  ;  el  haber 
dsxado  el  señor  Don  Juan  el  vlage  de  Flandes ;  el  conato  de 
Apoderarse  del  Padre  Confesor ,  y  desviarle  del  lado  de  V.  M.$ 
y  últimamente  de  su  carta  de  21  de  éste  '•>  cuya  enormidad 
queda  ponderada ,  y  de  sola  su  lectura  se  comprehende. 
El  haber  dexado  el  viage  á  Flandes,  muchas  consideracio- 
nes y  discursos  admite?  y  los  ya  hechos  ha  reconocido,  y 
tiene  muy  presentes  el  Consejo  5  pero  hace  gran  reparo 
en  que  la  escusa  y  despedida  del  señor  Don  Juan  ,  por 
qualquier  via  que  fuese  ,  y  sin  causa,  la  admitió  V.  M., 
y  ei  sagrado  de  está  acción  la  limitó  Y.  M.  á  la  demos- 
tración que  entonces  resolvió  con  el  señor  Don  Juan,  y¡ 
participo  á  los  Consejos  ,  sin  exagerar,  ni  dar  mas  esti- 
mación á  aquella  falta  de  obediencia?  desde  cuyo  tiem- 
po 


37 
po  ha  pasado  mucho  en  que  se  le  podia  haber  hecho  car- 
go al  señor  Don  Juan  ,  y  oírle  con  su  defensa  ;  pero  aún 
habiendo  faltado  esto  ,  al  menos  se  reconoce  ,  que  las 
perdidas  de  Flandes  fueron  antecedentes  al  estar  dispues- 
ta y  pronta  su  embarcación  ;  fuera  de  las  otras ,  que  oí- 
do quizás  representará.  Y  en  fin  ,  señora ,  esta  acción 
parece  estaba  ya  digerida  y  acabada  ,  y  que  volver  hoya 
su  examen  ,  podría  parecer  al  mundo  afectación,  y  guar- 
necer con  ella  la  causa  que  toca  al  Padre  Confesor.  Esta 
reconoce  el  Consejo  ser  gravísima  ,  y  que  hallándose  tan 
colateral  al  lado  de  V.  M.  por  ser  su  Confesor,  por  Con- 
sejero de  Estado  ,  por  de  la  Junta  mayor  de  Gobierno, 
por  Presidente  del  santo  y  venerable  Consejo  de  la  Inqui- 
sición ,  muralla  y  presidio  da  la  Fe  ,  se  compone  su  ofen- 
sa de  circunstancias  de  la  mayor  ponderación ,  y  que  pu- 
diera llegar  á  capital  la  pena  de  este  delito  ,  si  fuese  com- 
probado; pero  es  mucho  de  advertir,  que  si  loes  este,  en  lo 
judicial  hay  un  solo  testigo.  Hay  otra  declaración  de  per* 
sona  de  entera  fe  ,  y  mayor  de  toda  excepción  ;  pero  ex- 
trajudicial ,  no  jurada,  y  de  la  mayor  parte  de  oidas,  y 
la  carta  del  señor  Don  Juan  de  2  1  de  este ;  pero  que 
el  señor  Don  Juan  aún  no  ha  reconocido  ser  suya  ,  ni 
que  de  su  orden  se  pusiese  en  las  reales  manos  de  V.  M. 
Defe&os  para  concluyeme  prueba,  y  favorables  á  un  jui- 
cio plenario,  quanto  mas  en  el  que  hoy  no  pasa  de  suma- 
lio  ,  y  en  que  el  reo  no  está  oido  ,  ni  defendido. 

De  un  oroscope  y  cartas  de  Flandes  ninguna  estima- 
ción hace  el  Consejo  ,  porque  ni  en  poco  ,  ni  en  mucho  se 
reconoce  en  ellas  acción  propia  del  señor  D.  Juan,  ni  aún 
la  primera  noticia  suya.  Solo  vana  curiosidad  y  antojo 
delirante  de  alguno  desús  allegados;  de  cuya  culpa  el  se- 
ñor Don  Juan  no  es  obligado.  De  manera  ,  que  las  pro- 
pias (si  las  hay)  están  en  embrión  informe  ,  que  para  ha- 
cer de  ellas  juicio ,  aún  no  tienen  ser;  y  del  que  tuvieren, 

pro- 


3« 

probando  enteramente  sus  defensas  el  señor  Don  Juan, 
sin  otras  circunstancias  que  se  pudieran  proponer,  ie  po- 
drían variar ,  y  hacer  de  otra  especie  y  estimación ,  déla 
qual  procediese  la  que  los  Jueces  habrían  de  hacer  de  la 
calidad  de  la  culpa  ,  y  de  su  competente  pena  >  pues  ¿  có- 
mo se  podrá  hacer  ,  faltando  el  sugeto?  Primero  es  que 
le  haya  ,  que  ponerle  nombre  >  sus  términos  debidos  lle- 
vará esta  causa  5  V.  M.  nombrará  Jueces;  de  ella :  el  se- 
ñor Donjuán  ha  de  ser  llamado,  oido  y  defendido  j  pro  t 
banzas  en  plenaria  se  podrán  hacer  de  ambas  partes,  an- 
tes que  se  dé  por  concluso ,  y  á  todo  esto  se  seguirá  ver 
de  qué  clase  y  accidentes  se  forma  esta  culpa  para  que 
sea   correspondiente  la  sentencia  ;  y  antes  es.  sin  tiempo 
quererla  disponer  en  su  gravedad,  y  pena. 

Bien  podrá  hoy  el  Consejo  decir  á  V..  M.  por  reglas 
generales ,  que  quien  mate  á  prenda  á  alguno,  de  los  Mi- 
nistros de  sus  reynos  ,.  incurre  en  pena  capital.  Que  de 
esto  hay  otros  atroces  delitos ,  solo  sí  el  canato  es  tan 
posible  como  el  hecho.  Que  los  que  le  auxilian  ó  fomen- 
tan ,  merecen  igual  pena  >  y  últimamente  r  que  los  varios 
accidentes  que  pueden  concurrir  en  el  agresor ,  en  el 
ofendido  ,  y  en  otras  circunstancias  de  que  se  vista  el 
caso  i  como  quiera  que  sea  gravísimo  T  obligaron  al 
Legislador  á  no  señalar  pena  fixa  y  cierta  r  sino  ar- 
bitraria 5  como  en  los  mas  adequados  términos  dixo 
la  L.  i.  titulo  1 6.  Partida  2.  r  cuyas  palabras  son  las, 
siguientes  : 

Conocer  é  guardar  debe  el  Pueblo  al  Rey  en  sus  Ofi- 
ciales ,  por  la  honra  del  bien  que  él  les  face  ,  é  por  los 
oficios  que  tienen  de  él  cotidianamente ,  en  que  le  han 
de  servir  ,  así  como  mostramos  en  el  título  que  fabla, 
quál  debe  ser  el  Rey  á  sus  oficiales  ;  ca  los  unos  le  han 
de  guardar  el  anima  ,  é  los  otros  su  cuerpo  ,  é  los  otros 
le  han  de  ayudar  de  consejo,  é  de  obra,  como  mantenga 

su 


3í> 
su  gente  buena  ,  e'  derechamente;  é  pues  que  todas  estas 

cosas  tornan  á  guarda  ,  e'  á  pro  del  su  pueblo  derecho  ,  e 
otroji,  que  ellos  sean  por  el  guardados,  e'  por  ende  ningún 
homedebe  ser  atrevido  á  deshonrallos  de  dicho,  nin  de  fe- 
cho 5  é  el  que  lo  ficiere  erraría  muy  gravemente  ,  por- 
que el  tuerto  ,  ó  la  deshonra  que  les  fuere  fecha  ,  no  ata- 
rie  á  ellos  tan  solamente  ,  mas  al  Rey  ,  en  cuyo  servicio 
guardan  ,  é  están  ,  e'  merecen  por  ende  muy  grande  pe- 
na. É  porque  las  personas  de  los  Oficiales  del  Rey  ,  nin 
los  que  errasen  contra  ellos  ,  no  podrían  ser  siempre  de 
una  natura,  ni  estarían  en  un  estado,  por  ende  no  les  po- 
demos poner  pena  cierta  ;  rilas  los  que  lo  ficieren  de  pa- 
labra ,  ó  de  fecho  deben  hacer  pena  ,  según  el  Rey  con 
su  Corte  fallare  por  razón  ,  é  por  derecho  ,  catando  pri- 
mero estas  seis  cosas.  La  primera,  qué  home  es  facedor  del 
yerro.  La  segunda,  quál  es  el  Oficial.  La  tercera,  que  yer- 
ro, ó  que'  tuerto  es  el  que  fizo.  La  quarta,  sobre  qué,  y  en 
quier  manera  fue  fecho.  La  quinta,  el  lugar  del  oficio.  La 
sexta,  el  tiempo  en  que  fue  fecho. 

Esta  ,  señora ,  es  la  ley  ,  en  cuyas  advertencias  pu- 
dieran hacerse  largos  discursos  ,  y  el  Consejo  dá  con  ella 
respuesta  á  lo  que  V.  M.  pregunta ;  y  resumiendo  todo 
lo  dicho ,  halla  fácil  calificar  por  mayor ,  y  en  su  género 
los  delitos  5  pero  intratable  el  calificar  este  de  que  se  tra- 
ta ,  hasta  verle  comprehendido  por  sus  debidos  términos, 
y  á  su  tiempo ,  que  hoy  no  lo  es.  Antes  fuera  contra  to- 
da razón  de  derecho  ,  de  prudencia  ,  y  de  Estado  ,  si  se 
dieran  por  plenamente  justificados  los  delitos  referidos» 
Todo  lo  qual  pesará  V.  M.  con  su  maduro  y  alto  juicio; 
de  cuya  resolución  el  Consejo  espera  la  mas  acertada, 
y  que  nuestro  Señor  la  guiará  á  su  entera  quietud 
de  V.  M.  ,  y  á  su  mayor  servicio.  O&ubre  29  de 
166%. 

Sin  embargo  de  ser  esta  consulta  tan  justificada  ,  y 

tan 


4° 

tan  bien  considerada  como  se  dexa  reconocer  por  sus  ra-¿ 

zones  ,  no  se  tomó  resolución  en  cosa  alguna  j  antes  que- 
dándose en  este  estado  ,  y  no  sabiéndose  el  paradero  del 
señor  Don  Juan  ,  dio  Ucencia,  á  los  atrevidos  á  que  escri- 
biesen con  algún  descoco  contra  el  señor  Don  Juan,  me- 
tiendo la  gravedad  de  este  negocio  á  copiillas  y  sátiras; 
sin  reconocer  los  que  las  escribieron  el  inconveniente  tan 
perjudicial  que  se  seguia  ,  ponderando  la  carta  ,  y  el  des- 
embarazo de  ella  >  sin  hacer  reparo  de  la  ocasión  en  que 
se  había  escrito  >  bien  que  no  faltó  algún  político  de  en- 
tendimiento ,  y  sin  pasión  ,  que  considerando  lo  mejor, 
quiso  que  se  entendiese  lo  que  en  ella  se  decia ,  y  se  ma- 
nifestase á  todos  el  buen  zelo  del  señor  Don  Juan ,  y  se 
les  quitase  las  cataratas  á  los  infames  que  sobre  ella 
glosaban  ,  y  aún  afirmaban  lo  que  no  es  decible.  Yi 
porque  la  prudencia  del  autor  es  digna  de  alabar ,  y 
que  se  vea  >  y  reconozca  su  buena  intención  ,  me  ha 
parecido  ponerla  aquí  con  el  título  con  que  ella  se^ 
manifestó  al  pueblo.         ..: 

POLÍTICA  CENSyRA 

Á  la  carta  del  Serenísimo  señor  Don  Juan  de  Austria^ 

escrita  por  su  Alteza  á  la  Reyna  nuestra  semray 

en  ocasión  de  su  retirada. 


L 


f  A  carta  del  señor  Don  Juan  de  Austria  no  puede 
ser  mas  justificada  ,  ni  tener  mas  claras  señas  de  fideli- 
dad ,  zelo  y  bondad  j  pues  solo  pretende  el  bien  univer- 
sal de  la  Monarquía  ,  y  conservación  del  reyno ,  real 
Hacienda  ,  y  Patrimonio  ,  que  con  tanta  evidencia  se  vá 
disipando,  quedando  el  erario  y  tesoro  público  (que  es 
el  nervio  y  defensa  de  los  estados )  exhaustos  ,  ó  por  la 

ava* 


avaricia  ele  los  que  tienen  la  maño  en  el  Gobierno  ,  y  ía 
entran  sin  temor  de  Dios ,  y  de  los  hombres  en  las  arcas 
reales  ,  ó  por  la  ignorancia  y  falta  de  capacidad  con  que 
todos  se  tienen  por  dignos  de  Jos  puestos  ,  y  executan  su 
di&amen  ;  no  pudiéndole  formar  sin  conocer  causas  ,  ni 
prevenir  efectos  $  de  que  nacen  tantos  absurdos  ,  como 
cada  dia  se  ven  y  experimentan ,  ó  por  la  malicia  y  de-, 
pravada  voluntad  con  que  se  tuerce  la  Justicia  ,  se  que- 
brantan los  derechos ,  y  todo  se  desoía.  La  distribución 
de  premios  está  ya  en  el  arbitrio  ,  y  no  en  el  mérito ,  6 
razón  5  el  castigo  no  es  divulgado  ,  como  debiera  ,  sino 
del  inocente  ,  ó  á  lo  menos  del  que  se  tinde  porque  mas 
no  puede,  sugeto  á  las  temas,  á  las  pasiones,  á  las  enemis- 
tades, y  álos  afe&os  particulares}  y  se  autorizan  los  Decre- 
tos que  suenan  al  oro  de  la  real  Hacienda,  y  puesto  en  el 
fuego  del  examen,  son  ó  plomo  ó  estaño,  que  inclina 
este   edificio  hasta   la  profundidad   del  abismo  5    vive 
la  lisonja ,  y  hace  los   pesos  tan  desiguales  ,  que  dá 
por  santa  la  ambición  ,  canoniza  la  sed  insaciable  de  ri- 
queza j  dice  que  es  decoro  la  injusticia  $  á  la  ignorancia 
llama  bondad,  á  la  verdad  desahogo  ;  y  últimamente  ,  en 
esta  gran  perversión  de  costumbres  ,  en  este  hacer  agua 
el  bagel ,  en  este  irnos  todos  á  pique  ,  no  quieren  que 
haya  un  Daniel  que  se  ponga  de  parte  de  la  verdad  ,   y 
desnude  el  acero  por  la  razón  i  pero  importa  poco  un  no 
quiero  ,  que  podrá  ser  temeridad,  mas  no  valentia.  No 
se  pueden  medir  las  cortas  fuerzas  de  la  sinrazón  con  los 
generosos  alientos  de  la  verdad ;  siempre  e'sta  fue  mal  vis- 
ta ,  y  mas  si  viene  desnuda  5  todos  la  echan  de  casa,  y 
tienen  tan  buena  luz  ,  que  aborrecen  lo  hermoso ,  si  no 
viene  con  grandes  aliños  ,  y  al  uso  de  palacio;  diligen- 
cias todas  mas  para  brujulear  ,  que  para  ver  :  mas  para 
hacer  equivoca  la  materia  ,  que  para  dar  claridad  j  pues 
desciende  de  lo  universal  á  singularizar  y  señalar  su- 

5  ge-, 

\ 


4* 

getos ,  de  quienes  las  iras ,  los  enojos ,  y  el  embravecerse, 

no  son  contra  la  verdad ,  aunque  quisieran  negarla  ,  sino 
contra  quien  la  dice,  como  si  pudiera  pecar  el  que  dice,  no 
siendo  pecado  lo  que  dice  ;  y  como  si  fueran  dioses  ( tal 
es  su  presunción)  se  quieren  entrar  en  fuero  sagrado,  re- 
gistrar el  corazón  ,  y  hacer  juicio  de  que  la  intención  es 
mala  ,  siendo  todas  las  señales  buenas ;  y  al  contrario  en 
el  sugeto  notado  por  malo,  aunque  todas  las  acciones  son 
tales ,  dicen ,  y  quieren  que  la  intención  y  el  corazón 
sea  bueno  5  como  si  por  entenderlo  así ,  se  mudara  ó  aña- 
diera algo  á  la  criatura. 

Dice  el  señor  Don  Juan  ,  que  conviene  se  aparte  del 
lado  de  la  Rey  na  nuestra  señora  el  Padre  Confesor  por 
lo  mal  que  influía  ,  ó  porque  es  el  dueño  de  esta  Monar- 
quía. Y  porque  la  tiene  á  pique  de  espirar  dice  ,  que  lo 
ha  intentado  sin  su  muerte  ,  y  que  proseguirá  en  este  in- 
tento ,  y  trátalo  con  vilipendio  ,  y  usa  de  palabras  sig- 
nificativas de  lo  mal  que  usa.  Tres  cosas  hay  aquú  en  esta 
última  es  dudoso  si  se  pudoescusar?  y  á  mi  ver,  solo  se  pu- 
do omitir,  omitiendo  todo  el  punto  de  que  se  trata,  y  de- 
jando abandonada  esta  suma  importancia,  seria  cooperar 
á  la  perdición  pública  con  los  demás;  porque  si  bien  se  pu- 
diera templar  el  estilo,  fuera  faltar  á  la  verdad,  y  esto  fue- 
ia  faltar  al  fin,  porque  no  hay  duda  en  que  las  voces  signi- 
fican las  cosas;  y  si  en  la  metáfora  de  mayor  decencia  , 
es  cierto  que  la  obscuridad  deslumhra  ,  quienquiera 
deshacer  tinieblas  ,  no  ha  de  cerrar  la  linterna  ,  y  mas 
quando  está  tan  cerrado  en  todos  el  entender.  Y  si  esto 
Jio  basta  ,  confieso  el  exceso  no  por  el  sugeto  ,  sí  por  la 
grandeza  de  la  persona  á  quien  se  dice ;  y  en  tal  caso  so- 
bra mirarle  como  accidente  que  no  varía  la  sustancia,  y  se 
debe  entender ,  no  como  suyo,  sino  como  hijo  de  su  ze- 
lo  ,  amor  y  fidelidad ;  en  las  quales  cosas  jamas  hubo  ex- 
ceso que  se  apartase  del  medio ,  y  así  ninguno  parece  que 
fue  vicioso  ó  culpable.  Di- 


43: 

Dice  el  señor  Don  Juan  ío  principal  y  primero  ,  que 
conviene  la  separación  de  este  sugeto   del  lado  de  la  Rey  na 
nuestra  señora.  Ninguno  de  buen  juicio  y  despiertos  ojos 
puede  negarlo  ,  porque  no  es  posible  que  sea  buen  lado 
el  que  fuere  vicioso.  Que  e'ste  lo  sea ,  son  tantas  las  expe- 
riencias que  lo  acreditan  ,  que  no  puede  la  buena  inten-i 
cion  esforzarse  á  negarlo.  Con  la  ambición,  que  manifes- 
tó desde  los  principios ,  no  dexó  escalón  ,  ó  dignidad  á 
que  no  aspirase ,  sentándose  con  efe&o  en  las  dos  sillas 
Eclesiástica  y  Secular >  Consejero  de  Estado  ,  Inquisidor 
General ,  y  gobierno  del  reyno,  dando  por  escusa,  que 
lo  quiere  así  la  Reyna  nuestra  señora  ;  voz  tan  frivola, 
quanto  cierto  su  apetito  insaciable  de  dominar  •■,  porque 
l  justifica  acaso  con  esto  si  es  ó  no  es  así  ?  Si  es ,  y  quie- 
re dar  á  entender  le  hacen  fuerza  ,  y  padece  violencia  en 
los  puestos  que  ocupa ,  sobre  ser  consumada  hipocresía, 
le  pregunta  la  razón  ¿á  dónde  está  la  virtud  que  no  re- 
siste? ¿  á  dónde  el  propio  conocimiento  que  no  ve  la  inca- 
pacidad y  de'biles  fuerzas  ,  para  poner  tanto  peso  sobre 
sus  flacos  hombros  ?  Y  si  no  es  así ,  ¿  cómo  cada  dia  se 
hace  mas  dueño ,  mas  despótico ,  y  mas  absoluto ,  de 
suerte,  que  solo  le  falta  lo  material  del  cetro?  Luego  cier- 
to es ,  que  siendo  el  impulso  culpable,  su  ánimo  está  del 
todo  poseído  de  este  abominable  vicio.  Pues  si  volvemos 
á  la  avaricia  los  ojos ,  es  cierto  que  no  cabe  en  este  papel 
la  suma  que  el  mundo  publica  ha  extraído  del  real  Era- 
rio. Lo  que  se  ve'  es  ,  que  el  pueblo  está  en  suma  pobre- 
za,  sin  armada  ,  sin  exercito  la  Monarquía  ,  dos  Provin- 
cias perdidas  en  la  minoridad  de  tres  años  ;  y  en  uno  solo 
consumidos  trece  millones.  ¿A  dónde  se  trasladaron  es- 
tos talegos?  Yo  no  lo  se  ;  solo  se  que  tiene  aquí  el  cora- 
razon   este  dignísimo  sugeto ,  y  queriendo  ,  y  pudien- 
do  ,  como    puede  y  quiere,   habrá  hecho,    y  hará   lo 
que  puede  y  quiere  ,  sin  que  sea  temerario  el  juicio, 

F  2  que 


44 

que  por  no  escandalizar  sedexan  las  noticias  generales  y 
singulares  de  esta  tan  sabida  y  conocida  inclinación.  La 
injusticia  bien  se  ve' clara  en  el  garrote  dado  á  aquel  po- 
bre hombre,  y  de  conocida  calidad,  que  se  dice  así  T  por- 
que caso  que  hubiese  causa  ,  siempre  fue  sin  cansa ,.  pues 
ni  se  le  dio  tiempo  ,  ni  se  le  oyó.  Contra  todo  derecho  di- 
vino, natural  y  humano  murió  indefenso^  sin  haber  por 
que  j  y  esto  con  la  mano  de  la  justicia.  ¡Inaudita  maldad! 
Didando,  la  sentencia  un  Sacerdote  de  tantas  circunstan- 
cias ;  pera  Jesuita  ,  que  todo  cabe  ert  ellos..  No  contento» 
con  esto,. ha  querido  violar  el  sagrado  del  honor  del  ma- 
yor vasallo^con  destierros  y  pública  ignominia ,  decretos* 
hermanos  de  su  limpio  y  christiano  corazón^  Y  última- 
mente, tiene  tan  poco  afeito- al  lugar  que  ocupa,,  que 
ykndo  que  queria  el  señor  D.  Juan  remediar  estos  malesr 
y  quitarle  de  el,  decretó  su  prisión  ,,y  aún  según  el  mun^ 
do  cree,  ha  maquinado  contra  su  vida.  Dexo  aparte  su¿ 
ignorancia,,  sobervia,,  y  su  propio  di  da  raen  con  que  vi- 
ye  tan  casado-,  que  ninguna  razón  le  obliga  al  divorcio,.. 
y  todas  Ib  llevan  al  precipicio  y  ruina  suya  ,,y  del  mise- 
rable rey  no  que  domina.. 

Este  es  el  lado- j  este  el  que  el  señor  Don  Juan  quiere 
quitar  ,  justo  ,,  fiel  y  leaL  Véase  si  hay  circunstancia  al- 
guna que  pueda  manchar  esta  intención  y  atención  ,,limr 
pia.  de  todo  recelo*  Solo>  hay  el  que  pueda  pensar  ó  fin* 
gir  la  mala  conciencia  de  los  que  temen  no  se  alargue  & 
mas  el  remedio  ,  ó  el  que  sin  fundamento  discurra  una 
larga  política  de  remota  presunción  ,,  teniendo  por  mas 
eficaz  y  efediva  ,  que  la  experiencia  la  vista  de  los  daños 
presentes.  Todo- nace  á  mi  ver  de  amarse,  estos  mas  á.  sír  y 
á  sus  intereses  ,  que  ala  pública  conveniencia. 

Dice  el  señor  Don  Juan  en  consecuencia  de  este  áni- 
mo deliberado  ,  y  última  resolución  :  Que  proseguirá  este 
intento  basta  conseguir le  %  sin  desistir  basta  el  último  aliento 

te 


45i 
de  su  vida»  Parece  que  este  medio  violento  desdice  del 

respeto  que  se  debe  á  la  Reyna  nuestra  señora  y  y  que 
es  querer  hacer  fuerza  á  su  voluntad  j  mas  este  es  un 
aparente  engaño  ,  porque  aquí  mas  se  solicita  persuadir, 
y  reducir  á  senda  ,  seguridad  y  decoro  r  que  hacer  fuer- 
za 5  y  si  alguna  hay  T  es  de  la  razón  j  á  la  qual  nadie  por 
soberano  que  sea  ,.  se  debe  negar,  y  á  quien  se  debe  an- 
tes obedecer  que  á  todo  ei  mundo  y  y  á  la  verdad  ,  no 
será  valentia  ei  no  rendirse  á  ella  >  porque  ¿si  es  desespe- 
rado el  achaque  r  cómo  puede  dexar  de  ser  violento  el 
remedio?  No  es  desatención  negarle  el  agua  al  hidrópi- 
co ,  aunque  sea  Rey  ,  ni  despertar  al  que  padece  el  letar- 
go, aunque  sea  Emperador;  y  siendo  io  uno  y  lo  otro  tan 
violento ,  lo  hace  la  mano  del  vasallo  ,.  sin  que  ha- 
ya hombre  que  no  llame  lealtad  á  este  que  parece  dis~ 
gusto. 

Añade- el  señor  D.  Juan:  Q&epudo  venir  a  la  Corte  (fon 
segundad ,  y  solo  receló  el  alborota  de  los  pueblos.  Dic£ ,  que 
no  pel'gre  la  v'da  del  criado  preso  ,  ni  se  haga<  molestia  á  sus^ 
amigos ,  ni  d  los  demás  que  hoy  se  h  llegaren  ,  porque  le  ser» 
fuerz.atomar  pública- satisfacción-,  y  concluye  ,. asegurando 
la  lisura  de  su  ámmo  y  ret'iitud  de  intención  rexbrtando  al 
q,ue  viere  oír  a  cosa  r  aunque  sea  su  mayor  amigo  ,-  á  que  h 
quite  la  vid'av 

En  quanto  á  la  seguridad  ,-  creo  que  no  fue  imagina'- 
cion  ,  sino  verdad.  Así  lo  atestigua  la  voz  pública*  Yo 
me  persuado  á  ello  no  con  facilidad  ,  sino  es  con  grandes 
fundamentos  que  cada  dia  se  encuentran  aún  en  los  de 
menos  noticias  ;  y  he  observado  que  es  muy  cierta  esta' 
expresión.  Y  siendo  asi,  bien  en  las  manos  estaba  el  albo> 
roto,  y  la  sedición  temida  y  recelada  de  S.  A.  con  que' 
no  parece  haber  sido  vana  confianza  r  sino  bien  fun- 
dada advertencia.  Ni  fue  sobervia  r  sino  conocimiento- 
del  universal  cariño  que  le  tiene  el  gueblo  v  y  uni- 

ver- 


4  6 

versal  odio  al  Padre  Everardo  ;  y  por  este  respeto,  uni- 
versal aversión  al  Gobierno }  cosa  tan  clara ,  que  aún 
sin  ojos  se  dexa  ver ,  y  el  mas  sordo  percibe  los  ecos 
de  esta  veráad. 

La  defensa  de  sus  amigos  ,  del  criado  preso  ,  y  de  los  que 
a  S.  A,  en  esta  ocasión  se  le  llegaren ,  parece  voz  de  discor- 
dia ,  desunión  y  batalla  >  y  bien  mirado  y  pensado  ,  no 
es  sino  hija  de  su  sangre  ,  zelo  y  atención  al  bien  públi-» 
co  }  porque  si  se  sacan  las  manos  contra  los  que  las  po- 
nen en  la  curación  de  este  achaque  ,  que  tiene  moribun^ 
do  al  reyno  >  justa  cosa  será  desatar  ,  y  librar  estas  ma- 
nos de  la  violenta  opresión  5  y  tan  justo,  y  mas  claro  se- 
ria decirlo  sin  mal  olor  de  discordia  y  parcialidad  ,  por- 
que si  es  servicio  de  Dios  y  del  Rey  arrojar  del  dominio 
al  que  influye  el  daño  del  Rey  ,  y  de  los  vasallos ,  como 
de  verdad  lo  es  :  también  será  servicio  de  Dios ,  y  del 
Rey  defender  á  los  que  defienden  la  honra  de  Dios  ,  y 
la  Corona  del  Rey ,  la  salud  y  libertad  de  los  vasallos. 
I  Que  importa  al  decoro  de  la  Reyna  nuestra  señora  que 
esto  se  diga  ,  si  es  de  la  mayor  importancia  para  su  ser- 
vicio ,  y  bien  de  sus  vasallos?  Los  remedios  siempre  son 
penosos?  mas  la  esperanza  de  convalecer  los  aligera.  Y, 
creo  ,  que  si  el  señor  Don  Juan  pudiera  quitar  el  dolor, 
le  quitara  ,  y  excusara  la  pesadumbre ,  que  de  su  aten- 
ción se  debe  juzgar  así ;  mas  la  mano  que  pone  fuego  á  la 
herida  ,  quiere  curarla  ,  y  no  perderla  >  y  como  el  señor 
Don  Juan  es  cierto  tiene  conocido  ,  como  todos  lo  cono- 
cemos ,  que  está  el  reyno  en  lo  último  ,  juzgó  necesario 
aplicar  este  cauterio  como  último  remedio. 

Pone  fin  con  la  fidelidad  que  empezó  ,  y  manifiesta  su 
ánimo.  Ysobre  tan  grandes experienciasde  tantos  años,  no 
hay  razón  parano  creerle.  Discurra  cada  uno  lo  quequisie- 
re,que  los  motivos  todos  están  en  contrario.  Dueño  ha  sido 
de  los  exercitos ,  de  las  voluntades  y  aclamaciones  públi- 
cas. 


47, 

cas  ,  y  siempre  ha  sido  dueño  de  sí  mismo.  Solo  quiero 

advertir  ,  que  en  este  punto  he  dicho  mi  sentir  con  la 
veneración  debida  á  las  personas  que  toca  ,  sin  odio, 
amor  ,  ni  pasión,  alguna  ,  sino  examinando  la  verdad ,  y 
con  gran  dolor  de  la  patria  ,  por  las  calamidades  que  se 
pueden  esperar.  Yo  quedo  como  fiel  vasallo,  temiendo, 
y  aún  llorando  pueda  mas  la  tema  que  la  razón.  Dios  nos 
alumbre.  Amen. 

Cada  cosa  de  estas  ha  sido  de  mas  incentivo  á  la  ma- 
teria ,  y  ha  obligado  á  dividir  la  Corte  en  vandos  ,  de 
tal  suelte  ,  que  hasta  los  mas  principales  de  ella  lo  están. 
Y  se  dice  ,  que  en  el  mismo  quarto  de  S.  M.  entre  las  da- 
mas hay  sus  diferiencias ,  llamándose  las  unas  Austríacas^ 
y  las  otzas  Everardas.  Pero  como  en  estos  casos,  el  adquirk 
séquito,  es  importante,  parecie'ndole  al  Padre  Everardo,y 
á  todos  sus  hermanos  los  Jesuitas  ,  que  seria  bueno  ma- 
nifestar al  mundo  su  inocencia ,  y  su  ignorancia  en  los 
cargos  que  le  hace  el  señor  Don  Juan  ,  sin  saber  los  que 
son  i  hizo  este  papel ,  publicando  en  el  los  que  pare» 
cen  podrán  ser. 

Copia  de  una  Consulta  que  hizo  el  señor  Inquisidor  general* 

Confesor  de  la  Reyna  nuestra  señora  y  respondiendo  i  una> 

carta  que  escribió  á  S.  M*  el  señor  Don  Juan  de 

Austria  desde  Consuegra. ,  en  2  1  de  Oóiubre 

de  este  ano  >  satisfaciendo  á  los  cargos  que 

le  hace  en  ella*. 

SEÑORA. 

jy>N  2 1  de  este  mes  escribió  á  V.  M.  ei  señor  D.  Juan 
de  Austria  desde  Consuegra  una  carta ,  cuya  copia  vi- 
na 


no  á  mucíios  de  esta  Corte ,  y  una  de  ellas  liego  tam- 
bién á  mis   manos.  Lo  que  contiene,  se  reduce  á  cinco; 
ó  seis  puntos  principales.  El  primero  consiste  en  palabras 
muy  ignominiosas ?  y  muy  injuriosas  á  mi  persona.  El 
segundo ,  en  que  da  noticia  de  su  fuga ,  para  ponerse, 
en  salvo.  El  tercero ,  es  la  confesión  que  hace  de  su  de- 
terminación á  desviarme  de  los  reales  pies  de  V.  M.  Eí 
quarto  ,  contiene  amenazas  á   V.  M.  si  se  hace  demons-l 
cracion  contra  el  hermano  de  su  Secretario  ,  ó  ázia  sus 
amigos  ,  que  koy  lo  son,  ó  se  declaren   por  suyos.  El 
quinto ,,  contiene  una  protesta  que  hace  á  V.  M.  y  al 
mundo  entero  ,  que  no  correrán  por  su  cuenta  los  da- 
ños  que  pudieren  resultar.  El  sexto  ,  en  que  alega  di  ver-* 
sos  cargos  contra  mió  y  los  toma  por  motivos  de  ia  reso-i 
lucion  ,  que  ha  tomado  en  orden  á  desviarnos  de  los  rea- 
des  pies  ¿e  V-  M-, 

Y  aunque  por  las  obligaciones  que  debo  á  Dios,  ya 
mis. puestos,,  en  que  sin  méritos  míos.,   me   ha  puesto 
nuestro  Señor  ,  la  Sede  Apostólica  ,  y  V.  M.  estuve  de- 
terminado á  ningún  genero  de  respuesta  ,  ofreciéndolo  á 
nuestro  Señor  ,  y  suplicándole  se  sirviese  de  perdonar 
con  su  infinita  piedad  qualquier  ofensa,  que  de  esta  carta 
hubiere  resultado  al  servicio  de  Dios,  de  V.  M.  y  bien 
común  i  pero  habie'ndolo  considerado  ,  y  encomendán-j 
dolo  mucho  á  Dios ,  me  ha  parecido  ser  de  su  servicio, 
y  del  de  V.  M.  y  de  su  corazón  ,  representarla  con  todo 
rendimiento  ,  brevedad,  verdad,  y  claridad,  lo  que  hay, 
y  me  parece  á  cerca  de  lo  que  contienen  estos  seis  pun- 
tos ,   siguiendo  el  consejo  de  san  Pablo  ,  que  dice  á  sus 
discípulos:   Providentes  bona  non  solum  coram   Deo  ,  sed 
eiiam  coram  hominibus  ,  que  quiere  decir  ;  que  tenemos  obli- 
gación de  parecer ,  no  solo  bkn  á  Dios  ,  pero  también  á  los 
hombres. 

En 


En  qúanto  al  primero ,  tocante  á  las  palabras  tan 
ofensivas  ,  é  injuriosas  á  nú  persona  ,  y  crédito  ,  sembra- 
das por  toda  la  carta  del  señor  Don  Juan  ,  no  me  parece 
propio  de  mi  vocación  ,  y  profesión  volverlas  á  repetir  á 
V.  M. ,  cuya  real  persona  ,  en  sentir  de  todos ,  está  pa- 
deciendo hoy  la  enfermedad  que  lloramos  ,  originada  de 
haberlas  oído,  con  las  demás  que  contiene  la  carta,  Mucho 
menos  dar  respuesta  aellas,  siguiendo  la  doctrina  del  Após- 
tol :  donde  dice :  Maledicimur,  &  benedicimus ,  blasfemoMury 
&  obsecramus.  Y  el  exemplo  de  Quisto  señor  nuestro, 
de  quien  dice  san  Pablo  :  Cum  maUdheretur  non  contradi" 
cebam.  Y  el  Profeta :  Tanquam  ovis  duftus  ad  occisionem  non 
aperuit  os  suum.  Dexandolo  todo  en  las  manos ,   y  sabi-< 
duria  de  Dios  ,  que  escudriña  el  corazón,  i  intentos  in- 
teriores de  los  hombres  ;  no  deseando  ,  ni  pidiendo  ven- 
ganza, sino  perdón  y  misericordia  al  que  las  pronunció, 
imitando  al  santo  Rey  David  ,  que  fugitivo  de  la  per- 
secución de  su  hijo  Absalon  ,  injuriado  fea  y  gravemen-< 
te  de  palabras  de  Semey,  y  queriendo  sus  soldados  ven-< 
garle  ,  prohibióselo  ,  y  dixo  :  Sinite  illum  ,  ut  makdicat 
mlhly  si  forte  Deust  pro  bac  malediclione  mibi  retribuat  bene- 
difíionem,  que  quiere  decir :   No  le  hagáis  mal ,  y  dexadlc 
decir  lo  que  quisiere  contra  mi ;  porque  acaso  Dios  me  quie- 
re echar  su  bendición  por  estas  maldiciones  de  Semey  j  por  lo 
qual  paso  á  lo  que  se  sigue. 

El  segundo  punto  se  reduce  á  confesar  el  señor  Don 
¡Juan,  y  dar  cuenta  de  su  retirada,  y  justificándola  por  los 
motivos  que  refiere ,  y  los  tocare'  abaxo.  En  este  pun- 
to ,  tampoco  quiero  representar  á  V.  M.  lo  que  pudie- 
ra ,  remitiéndolo  al  sapientísimo  juicio  de  V.  M.  y, 
de  sus  Consejeros  y  Ministros ,  que  ( miradas  todas 
las  circunstancias  )  preguntados  ,  dirán  á  V.  M.  lo 
que  irguye  ,  ó  no  esta  acción  en  las  circunstancias  pre- 
sentes. 

Q  Ecj 


50 

En  quanto  al  tercer  puntó ,  en  que  el  señor 'Don 
Juan  confiesa  que  la  acción  dispuesta  por  e'l  ,  y  encami- 
nada su  execucion  por  Don  Bernardo  Patino  ,  hermano 
¡de  su  Secretario  (  temiendo  que  este  la  habia  declarado 
en  la  prisión  )  de  desviarme  de  los  reales  pies  de  V.  M, 
la  meditó ,  dispuso  ,  y  pensó  executar  sin  escándalo  ,  ni  mas 
violencia  {mientras  no  fuese  necesaria  otra)  que  la  precisa  pa- 
ra conseguir  el  intenta  ,  aunque  podía  ,  y  debía,  quitarme  la 
vida  por  las  causas  comunes  del  bien  de  esta  corona  ,  y  partí" 
culares  suyas  que  va  refiriendo ;  tampoco  de  estas  palabras, 
ni  de  esta  acción ,  quiero  hacer  ponderación  alguna  á 
V.  M.  remitiéndolo  todo  al  juicio  de  V.  M. ,  y  de  sus 
reales  Ministros  .,  y  sobre  todo  á  la  infinita  soberana  cle- 
mencia de  Dios,  á  quien  suplico  entrañablemente ,  se 
sirva  de  perdonarle  esta  acción  ,  juzgando  como  juzgo, 
que  lo  habrá  emprendido  el  señor  Don  Juan  por  falta  de 
luz  de  la  verdad  de  las  cosas ,  y  influido  también  por 
yentura  de  engañados. 

El  quarto  toca  en  las  amenazas  con  que  previene  á 
V.  M.  para  que  no  pase  ¡a  demonst ración  alguna  ,  ni  en 
hecho  ,  ni  en  órdenes ,  ni  en  escrito  contra  el  hermano  de  su 
Secretario  ,  ú  otra  qualquier  persona  que  le  toque  ,  ó  ¿t  sí  9  ó 
a  sus  amigos  yod  los  que  en  adelante  se  declararen  por  suyos» 
Este  punto  tiene  tanto  que  notar,  que  no  es  para  este  bre- 
ve papel ,  ni  es  mi  intento  de  entrar  en  el  >  y  esta  cau- 
sa la  remito  á  Dios,  á  V.  M.  y  á  sus  Reales  Consejos ,  y 
Ministros  ,  á  quien  toca  el  examen  de  esta  proposición. 

El  quinto  punto  contiene  la  protexta  ,  que  el  señor 
Don  Juan  hace  á  Dios,  al  Rey',  á  V.  M.  y  á  todo  el 
mundo  entero  :  de  que  en  caso  de  ¡hacer  V.,  M.  alguna  de- 
monstraron de  las  referidas  en  el  punto  antecedente ,  que 
no  correrán  por  su  cuenta  los  daños  que  "pudieren  resultar  a 
la  quietud  pública ,  de  la  satisfacción  que  le  será  preaso  to- 
mar en  semejantes  casos.  También  esta  protexta 9  Señora,,  y 

su 


5i 

su  contení  Jo,  pertenece  á  la  gran  providencia  de  V.  M. 
de  sus  reales  Consejos  y  Ministros.  Lo  que  á  mí  me  toca, 
es  suplicar  á  Dios  nuestro  señor  les  de  la  luz  ,  y  acierto 
conveniente  para  negocio  de  esta  calidad. 

El  sexto  ,  y  último  punto  del  señor  Don  Juan  ,  toca 
en  los  cargos  que  me  hace,  y  dice  han  sido  motivos  para 
tomar  contra  mí  la  resolución  ,  que  confiesa  y  refiere,  Á 
estos,  Señora  ,  me  hallo  precisamente  obligado  ,  y  nece- 
sitado á  responder ,  con  la  brevedad  posible  ,  para  que 
papel  tan  esparcido  ,  no  haga  alguna  impresión  dañosa» 
no  solo  á  mi  persona  ,  y  crédito  (que  es  lo  de  menos)  sino 
al  servicio  de  Dios,  al  del  Rey  nuestro  señor,  y  á  V.  M* 
del  bien  público  de  esta  Corona, 

El  primer  cargo  que  el  señor  Don  Juan  me  hace,  lo; 
propone  con  estas  palabras  :  La  tiranía  del  Padre  Everar-> 
do  y  y  la  execrable  maldad ,  que  he  entendida  ha  forjada 
contra  mi  ,  habiendo  preso  a  un  hermano  de  mi  Secreta* 
rio  t  &c.  A  que  digo  á  V.  M.  la^primero;  que  este  carga 
es  ageno  de  todo  lo  que  paso  en  realidad  del  hecho  ,  y 
se  prueba  lo  contrario  evidentemente  con  la  misma  ver- 
dad del  hecho  ;  porque  Sábado  1 3  de  este  mes  por  la  tar- 
de  á  las  quatro  me  hallé  en  el  Consejo  de  Estado  hasta 
las  siete ,  sin  saber  alguno  de  nosotros  la  menor  cosa  de 
lo  que  en  este  tiempo  pasó  á  cerca  de  la  Audiencia  que 
pidió  un  soldado  ,  y  la  tuvo  con  V,  M,  5  de  que  son  tes- 
tigos todo  el  Consejo ,  de  donde  me  vine  á  casa  ,  hallan- 
do en  ella  diferentes  personas ,  que  me  querían  hablar, 
y  entre  otras ,  al  Conde  de  Medellin  j  que  después  de  ha- 
berme propuesto  un  negocio  suyo  ,  me  refirió  loque 
habia  pasado  con  dicho  soldado,  en  orden  á  obtener  la 
Audiencia  con  V.  M.  >  sin  discurrir,  ó  decirme  nada  de 
lo  que  podia  habsr  ocasionado  la  Audiencia  j  y  aunque 
lo  estrañe  ,  y  juzgué ,  que  sería  cosa  tocante  al  servicia 
de  V.  M.  no  me  pasó  por  el  pensamiento  nada  que  pu- 

G  2  die-» 


52 

diese  tocar  al  señor  Don  Juan,  ó  al  hermano  ele  su  Se* 
cretario,  y  así  pase  á  oír  á  los  demás ,  que  me  quisieron 
hablar  ,  y  después  de  esto  al  rezo  de  mis  horas,  y  may- 
tines  del  dia  siguiente.  Y  últimamente  al  despacho  de  las 
cosas  tocantes  á  mi  oficio,  como  suelo  y  debo  hacerlo 
todas  las  noches  ,  en  que  estuve  hasta  las  diez.  En  todo 
este  tiempo  se  detuvo  Don  Blasco  de  Loyola  en  Palacio 
(  fuera  de  lo  acostumbrado  )  ocupado  (  á  lo  que  des-^ 
pues  me  refirió)  en  dar  órdenes  concernientes  á  esta  ma- 
teria ,  y  á  la  prisión  de  Don  Bernardo  Patino  ,  her- 
mano del  Secretario  del  señor  Don  Juan  5  y  á  la  vuelta 
á  su  casa  ,  se  paso  por  la  mia  ,  diciendome  por  mayor  lo 
que  habia  pasado,  y  pasaba  en  esta  materia.  Y  esta  es. 
la  verdad  del  hecho  5  de  todo  lo  qual  se  convence  evi- 
deatemente  que  yo  no  prendí ,  ni  tuve  arte  ni  parte,  t\í 
noticia  de  la  prisión  del  dicho  Don  Bernardo.  De  esta; 
verdad  tan  clara,  y  manifiesta,  pongo  con  humilde  re-i 
Verenda  á  V.  M.  por  testigo,  y  á  D  Blasco  de  Loyola,¡ 
y  á  todos  los  que  intervinieron  en  esta  prisión  ,  y  dispo-, 
-sicion.  Con  que  queda  desvanecido  totalmente  el  cargo 
<que  el  señor  Don  Juan  me  hace  ¿  y  por  consiguiente,  no 
subsiste  el  motivo  ,  que  el  señor  Don  Juan  alega  3 
favor  de  su  resolución  tomada  contra  mí  por  est$ 
culpa. 

Lo  segundo:  este  cargo  no  puede  subsistir ,  porque 
ni  es  de  mi  obligación  ,  ni  de  mi  jurisdicción  y  potestad 
(como  de  Ministro  de  V.  M.)el  prender  ni  mandar  pren- 
der personas  por  delitos ,  que  no  sean  de  la  jurisdicción 
de  Inquisidor  General  3  y  así  ¡  diciendo  el  señor  Don 
Juan  ,  que  yo  habia  preso  al  hermano  de  su  Secretario, 
dice  una  cosa  que  no  puede  caber  eñ  mí ,  ni  serme  im- 
putada 5  pues  es  manifiesto  j  que  aunque  yo  hubiera  pa- 
sado los  límites  de  mi  obligación  y  poder  >  mandando  tal 
prisión  j  nadie  me  obedeciera  ?  ni  podía  obedecer  >  sin 

es- 


53 
'especial  comisión  de  V.  M.  que  ni  la  he  tenido ,  ni  la 

tengo. 

Lo  tercero:  porque  dado  que  yo  hubiese  tenido  no- 
ticia de  la  relación  de  aquel  soldado  ,  y  en  virtud  de  ella, 
concurrido  en  alguna  manera  á  dicha  prisión  de  Don 
Bernardo  Patino ,  hermano  del  Secretario  del  señor  Don 
Juan  ,  no  podia  yo  por  esto  ser  justamente  culpado; 
pues  hubiera  en  tal  caso  cumplido  con  las  obligaciones 
de  buen  vasallo  ,  criado ,  y  Ministro ,  y  cooperado  á 
una  justificada  resolución  de  V.  M.  como  se  debe  supo- 
ner ;  pues  caía  sobre  una  prisión  de  un  hombre,  que  era 
cómplice  mandatario,  y  executor  de  la  acción  (en  juicio 
común  contra  todo  derecho)  que  el  mismo  señor  Don 
Juan  confiesa  en  su  carta  ,  diciendo  ,  lo  tenia  meditado^ 
dispuesto  y  y  pensado  executar  contra  mi  persona  ,  queriendo 
apartarme  de  los  reales  pies  de  V.  M.  con  sacarme  vio- 
lentamente de  Madrid  y  de  España  ,  ó  si  esto  no  basta- 
ba ,  con  quitarme  la  vida  ;  fuera  de  que  á  cada  uno 
es  licita ,  y  conforme  al  derecho  natural  la  defensa  le- 
gítima de  su  persona.  Y  así ,  no  alcanzo  como  el  señor 
Don  Juan  (aún  en  este  caso ,  dado  y  no  concedido)  pu- 
do llamar  tal  acción  mia  :  tirania  ,  y  execrable  maldad  ,  y 
menos  forjada  contra  e'l. 

Lo  quarto ,  y  pasando  mas  adelante  ,  digo  ,  señora: 
Que  aún  dado  caso  que  yo  ,  no  solamente  hubiese  con- 
currido á  dicha  prisión  de  Don  Bernardo ,  y  que  esta 
(lo  que  Dios  no  permita)  hubiera  sido  menos  justificada, 
todavía  no  podia  ,  ni  debía  el  señor  Don  Juan  tomar 
contra  mí  aquella  fuerte  resolución  que  confiesa ;  pues 
para  ella  no  tenia  ,  ni  tiene  autoridad  ,  ni  jurisdicción, 
como  se  dirá  mas  abaxo  >  y  si  el  Señor  Don  Juan  ha  te- 
nido tan  grande  sentimiento  ,  y  por  el  tomado  Una  re- 
solución tan  pesada  contra  mí,  sin  tener  sólida,  y  ver- 
edera noticia  de  lo  sucedido  en  este  caso  ,  y  solo  por 

al- 


alguna  relación  engañada:  \ con  quinta  mas  razón  po~ 
dría  yo  tener  queja  ,  y  sentimiento  del  señor  Don  Juan, 
por  haber  tomado  dicha  resolución  de  tanta  gravedad, 
constándome  claramente  de  la  verdad  de  ella,  por  su  mis* 
ma  confesión  l  Pero  esto  también  lo  pongo  á  los  pies  de 
Christo  crucificado  ,,  pidie'ndole  .*.  Ne  statuat  Mis  hoc  pec~{ 
catum* 

Eí  segundo  cargo  es :  Que  yo  he  hecho  otras  diligencias 
con  dañado  ánimo  de  perderle*  A  que  respondo  ,  lo  primea 
ro  :  Que  ó  el  señor  Don  Juan  habla  de  diligencias  hechas 
por  mí  en  orden  á  la  prisión  del  hermano  de  su  Secreta- 
rio ,  ó  de  otras  ordenadas  á  fin  de  perderle  á  e'l.  Si  ha- 
bla de  aquellas ,  ya  consta  de  lo  referido  arriba  ,.  que  en, 
orden  á  esta  prisión ,  y  perder  por  ella  al  señor  D.  Juan^ 
no  he  hecho,  ni  obrado  alguna  diligencia  j  y  así  cesa  el 
cargo.  Y  si  el  señor  Don  Juan  me  hace  cargo  ,  y  habla, 
en  su  carta  de  otras  diligencias  hechas  por  mí ,,  á  fin  de: 
perderle  ,  debía  ,  según  razón  y  derecho,,  no  solamente0 
especificarlas,  pero  también  claramente  probarlas ,  para, 
hacerme ,  y  publicar  un  cargo  de  tanto  peso ,,  y  motivo 
de  resolución  semejante.  Y  no  haciendo  el  señor  Don 
Juan  ni  lo  uno  ,  ni  lo  otro  ,  debo  yo  no  ser  condenado 
de  e'l,  ni  de  nadie  por  este  cargo,  hasta  que  se  me  haya; 
legítimamente  probado.  Y  si  acaso  el  señor  Don  Juan 
en  estas  palabras  alude  ,  y  habla  de  otras  diligen-* 
cias ,  que  de  orden  de  V.  M.  se  han  hecho  con  e'l, 
para  abiarle  á  Flandes  ,  y  á  la  defensa  de  aquellos 
países  ,  como  se  tiene  por  constante  ,  y  lo  comprue- 
ba un  papel  escrito  en  la  Coruña,  y  remitido  á  esta. 
Corte  ,  que  vá  de  mano  en  mano  ,  y  se  divide  en  seis 
puntos ,  en  que  se  dan  graves  y  repetidas  quejas  contra 
el  gobierno  de  V.  M. ,  y  de  sus  Ministros  ,  acusándolos 
de  apasionados  y  malévolos  ,  y  que  buscaron  pretextos, 
y  ocasión  para  echarle  de  Madrid,  y  arrojarle  de  España* 

Y 


55 

y  perderle  aún  á  costa  de  la  perdida  de  los  Países  baxoss 

respondo  lo  primero :  Que  este  cargo  ya  no  es  contra  mí 
solo  ,  sino  contra  todos  los  demás  Ministros  ,  y  aún  con- 
tra la  real  persona  de  V*  M. ,  pues  todos  han  hecho  di- 
versas diligencias  cada  uno  por  su  parte ,  para  que  el  se^ 
ñor  Don  Juan  pasase  á  Flandes  á  defender  y  conservar 
aquellos  paises.  Y  así ,  si  el  señor  Don  Juan  me  hace  este 
cargo  por  haber  concurrido  yo  á  estas  diligencias  ,  y  de 
aquí  ha  tomado  motivo  para  desviarme  de  los  reales  pies 
de  V.  M.  por  medios  tan  violentos ,  también  podia  ha- 
cérsele á  los  demás  Ministros  „  que  concurrieron  4  las 
mismas  diligencias ,  y  aún  á  V.  M.  que  se  conformó  con 
su  parecer  ,  y  mandó  pasar  al  señor  Don  Juan  á  Ilandes, 
pues  fue  estala  mayor  y  mas  eficaz  diligencia  entre  todas 
las  demás,  Y  no  pudiendo  ,  ni  debiendo  el  señox  Don 
Juan  alargarse  á  esto  ,  ¿  cómo  á  mí  solo  me  imputa  este 
cargo  ?  J-o  segundo ,  si  pudiera  constar  al  señor  Don 
Juan  ,  que  yo  por  ventura  en  ciertas  ocasiones  no  hu- 
biese hecho  estas  diligencias  para  aviarle  i  flandes ,  en 
tal  caso.,  ya  no  tenia  fundamento  de  hacerme  este  cargo, 
y  mucho  menos  de  tomar  tina  tan  fuerte  resolución  con- 
tra mí  j  y  lo  que  ha  pasado  £n  esto,  Jo  sabe  Dios  ,  y 
V.  M.  y  otros  Ministros  suyos  ;  yo  ni  lo  afirmo ,  ni  lo 
niego  por  amor  del  secreto. X,o  tercero,  el  mismo  señor 
Don  Juan ,  después  de  haberse  escusado  de  ir  á  Flandes 
Ja  primera  vez ;  y  V.  M.  admitido  su  escusa,  hizo  de 
propio  motu  diversas  diligencias,,  y  á  -esa  causa  parece 
no  debia  hacerme  este  cargo  ,  ni  haber  tomado  aquella 
tan  sensible  resolución  contra  mí ,  supuesto  que  igual- 
mente hemos  concurrido  á  estas  diligencias  en  orden  i  su 
pasage  á  í landes.  Últimamente ,  la  ida  del  ¡señor  Don 
Juan  á  JFiandes^  se  ha  juzgado  en  común  opinión  de  ca- 
si todos  ser  no  solamente  convenicntísima  5  pero  tam- 
hien  necesaria  para  la  defensa  ,  y  conservación  de  aque- 
llos 


0 

líos  estados ,  y  por  esta  razón  se  han  hecho  tantas,  y  tan 
exá&as  diligencias  en  orden  á  las  instancias  necesarias 
para  su  Ida  á  Flandes  >  y  así  confieso  ,  que  no  alcanzo, 
como  las  diligencias  hechas ,  y  ordenadas  á  un  fin  tan 
concerniente,  y  necesario  para  la  defensa  de  aquellos  paí- 
ses ,  y  bien  de  la  Monarquía  ,  pueda  ser  materia  para 
hacer  cargo  á  nadie  ,  por  haber  hecho  algunas  diligen- 
cias á  este  mismo  fin  ,  y  mucho  menos  para  executar 
una  resolución  tan  dura  y  desusada?  A  que  se  añade, 
que  quando  yo  por  mi  desgracia  ,  por  haber  hecho  al- 
gunas diligencias  semejantes  ,  hubiera  delinquido ,  no 
tocaba  al  señor  Don  Juan  el  disponer  ,  y  resolver  ua 
castigo  tan  rigoroso ,  como  el  que  confiesa  en  su  carta 
haber  meditado,  y  dispuesto  contra  mí  i  pues  le  falta  la 
autoridad  suprema  ,  necesaria  para  tal  execucion.  FinaU 
mente  ,  suponiendo  que  yo  he  hecho  algunas  dili- 
gencias para  promover  el  pasage  del  señor  Don  Juan 
á  Flandes  ,  no  se  sigue ,  ni  se  puede  inferir  ,  que  las  hu- 
biese hecho  con  ánimo  dañado  de  perder  al  señor  Don 
Juan  ,  pues  podia  haberlas  hecho  con  el  zelo  ,  i  inten- 
ción que  semejantes  acciones  piden  delante  de  Dios ,  y  no 
con  ánimo  dañado  de  perder  al  señor  Don  Juan  ,  ni  al 
menor  de  la  República  ,  como  fio  en  la  misericordia  de 
Dios  me  le  hubiera  dado,  y  no  me  hubiera  dexado  de  su. 
divina  mano,  para  faltar  á  tantas  obligaciones  ,  como 
me  corren  $  con  que  este  cargo  no  subsiste  ,  ni  ayuda  a 
la  justificación  de  la  resolución  tomada.  Y  si  por  dili- 
gencias que  se  me  imputan,  como  hechas  con  ánimo  daña; 
do  de  perder  al  señor  D.  Juan  ,  y  no  se  prueban  ,  ni  po- 
dia probar  el  señor  Don  Juan ,  tomó  la  resolución  de 
desviar  ,  y  perderme,  ¿quánto  mas  podia  yo  hacer  cargo 
al  señor  Don  Juan  ,  de  haber  manifiestamente  intentado 
contra  mí  todo  lo  que  confiesa  en  su  carta ,  y  es  ver- 
dad constante  ?  Pero  de  esta  defensa  (aunque  tan  justa} 


taav] 


también  me  abstengo  ,  remitie'ndola  á  Dios  ,  y  al  jus- 
to juicio  de  los  que  saben  dar  peso  á  la  razón  y 
yerdad. 

El  tercero  cargo  es ,  que  he  esparcido  en  deshonor 
idel  señor  Don  Juan  abominables  voces;  A  que  se  respon- 
de lo  primero ,  que  si  este  cargo  mira  á  lo  sucedido  en 
la  prisión,  ya  está  respondido  á  e'l  por  todo  lo  dicho  arrii 
ba  >  y  si  mira  á  otros  tiempos ,  seria  del  cargo  del  señor 
Donjuán  el  proponerlo  á  V.  M.  y  probarlo  antes  de 
haber  pasado  á  una  resolución  de  este  ge'nero  ,  para  la 
qual  era  necesaria  mas  justificación  ,  y  autoridad  su- 
prema ,  que  no  tiene,  como  se  ponderará  mas  abaxo. 

El  quarto  cargo  que  me  hace  el  señor  Don  Juan  en 
su  carta ,  en  que  me  imputa  el  garrote  ,  que  se  dio  en 
la  cárcel  de  Corte  (á  primeros  de  Julio)  á  un  hombre, 
que  llama  inocente  ,  y  lo  propone  con  estas  palabras: 
Declaro  desde  luego  á  V.  M.,y  á  quantos  leyeren  esta  carta% 
que  el  único  motivo  verdadero  ,  que  me  detuvo  de  pasar  á 
Tlandes  ,  fue  el  de  apartar  del  lado  di  V,  M.  á  esa  fiera  tan 
indigna ,  por  todas  razones,  del  lugar  tan  sagrado  que  ocupat 
habiéndome  inspirado  Dios  á  ello  con  una  fuerza  mas  que  na" 
tur  al ,  desde  el  punto  que  oí  la  horrible  tiranía  de  dar  gañi 
rote  d  aquel  inocente  hombre  ,  con  tan  nefandas  circunstan- 
cias, A  este  cargo ,  señora  ,  respondo  lo  primero ,  confe- 
sando  á  V.  M.  que  por  todas  razones  me  reconozco  in- 
digno de  estar  á  los  pies  de  V.  M. ,  y  que  solo  me  pudo 
habilitar  ,  y  hacer  idóneo  para  estar  á  ellos  ,  la  grandeza 
del  señor  Emperador  Ferdinando  III.0  padre  de  V.  M. 
que  se  sirvió  de  elegirme ,  y  nombrarme  para  este  minis- 
terio ,  y  consta  por  derecho  civil ,  y  razón  natural,  que 
el  favor  ,  y  la  elección  del  Príncipe  ,  dignifica  la  persona 
elegida  ,  como  también  la  continuación  de  esta  elección, 
y  ocupación  ,  con  que  el  Rey  (que  está  en  el  cielo)  se  sir-, 
vio  de  honrarme  con  muy  especiales,  y  singulares  de  h 

H  mons-i 


J8 

monstraciones  de  satisfacción  ,  que  repetidas  veces  manf¿ 
festó  á  V.  M.  á  quien  pongo  por  testigo  ,  y  á  otras  mu- 
chas personas,  sirvie'ndose  de  mi  corta  suficiencia  en  mu- 
chas cosa^  tocantes  á  su  real  servicio  j  y  con  muy  singu- 
lar confianza  ,  encargándome  la  defensa  de  palabra  ,  y¿ 
por  escrito  del  sagrado  misterio  de  la  Inmacula  Concep- 
ción de  la  Virgen  Santísima  Madre  Dios  ,  de  que  hay 
hartos  testigos,  y  decretos  en  la  real  Junta  de  dicho  Mis» 
terio ,  y  es  bien  notorio  en  la  Europa  ,  y  America ,  don- 
de llegaron  mis  libros.  Y  no  será  difícil  de  persuadir  ,  el 
que  estos  favores  Imperiales  y  reales ,  continuados  por 
tantos  años,  y  aprobados  con  tantas  demonstraciones,  me 
hayan  dignificado  ,  y  si  quiera  en  alguna  manera  suplido 
la  pequenez,  ó  indignidad  de  mi  me'rito  y  persona.  Y  esta 
dignificación,  y  habilitación  de  Principes  hecha  á  tantas 
personas  de  suyo  bien  desproporcionadas  ,  la  confesarán 
las  mismas  ,  como  yo ,  con  todo  rendimiento  ,  y  recono- 
cimiento de  su  corazón.  A  que  pudiera  añadir  la  digna- 
ción de  V.  M.  con  que  no  solamente  me  ha  sufrido  mas 
de  veinte  y  quatro  años  á  sus  reales  pies  ,  y  nunca  que- 
rido darme  licencia  para  poderme  retirar  á  mi  rincón, 
habiéndoselo  suplicado  con  todas  las  veras,  de  mi  cora^ 
zon  ,  y  repetidas  veces  instado  á  V.  M.  en  esto  mismo, 
sino  antes  mandadome  ,  y  aún  (si  se  puede  decir  )  roga- 
dome  por  el  amor  que  debo  á  Dios  ,  no  hablase  en  esto 
palabra  ,  ni  la  desamparase  en  el  estado  de  su  soledad  ,  y 
viudez ,  continuando  mi  asistencia  para  el  consuelo  de 
su  alma.  Ni  son  nuevos  ,  ni  los  primeros  estos ,  y  seme- 
jantes favores  y  honores  ,  que  yo  ,  mis  padres,  y  abuelos 
hemos  recibido  de  la  clementísima  mano  de  los  gloriosos 
progenitores  de  V.  M. ,  y  de  la  Augustísima  casa  de  Aus- 
tria 5  pues  consta  por  Diplomas  Cesáreos  5  ( cuya  copia  au- 
tentica tengo  en  mi  poder,  y  la  ha  visto  V.  M.)  en  que  se 
da  testimonio  de  que  desde  el  tiempo  del  señor  Empera- 
dor 


%9 

3or  Maximiliano  I.°,  padre  del  señor  Rey  Felipe  I.°,  y, 

abuelo  del  Emperador  Carlos  V,°  se  han  servido  sus  Ma- 
gestades  de  ocupar  y  emplear  á  los  de  mi  familia  en 
puestos  nobles  y  principales ,  así  políticos  ,  como  milita- 
res en  el  sacro  Imperio  ,  Italia ,  y  otras  partes  ,  como 
consta  por  dicho  Diploma >  y  así  á  lo  menos  por  estas 
dignificaciones ,  nacidas  de  la  grandeza  ,  y  clemencia  de 
tantos  ,  y  tan  soberanos  Príncipes  ,  cesa  el  cargo  que  me 
hace  el  señor  Don  Juan  en  esta  parte  ,  como  también 
el  motivo  de  querer  apartarme  del  lado  tan  sagrado  de 
lV.  M.  por  esta  razón, 

Respondo  lo  segundo  ;  que  aunque  abiertamente  el 
señor  Don  Juan  no  me  imputa  el  garrote  dado  á  aquel 
inocente  hombre  ,  (como  dice  el  señor  Don  Juan)  qué  lla^ 
ma  horrible  tiranía ,  todavia  se  colige  evidentemente  ,  así 
del  asunto  ,  como  de  todo  el  contexto  ,  y  fin  de  su  car- 
ta ,  que  me  le  atribuye  á  mí.  Tque  esto  ha.  sido  el  princi- 
pal motivo  de  su  detención  en  España  ,  para  apartarme  del 
sagrado  lado  de  V.  M.i  pero  para  esta  resolución,  tan  nota- 
da de  todos,  y  hacerme  reo  de  este  garrote,  que  como  di* 
go  ,  llama  horrible  tiranía ,  era  necesario  ,  según  toda  ra- 
zón y  derecho  ,  que  el  señor  Don  Juan  hubiese  tenida 
lleno  conocimiento  del  ajusticiado  ,  y  de  toda  su  causa, 
y  circunstancias  de  ella  ;  y  siendo  cierto  que  no  lo  tuvo, 
como  era  precisamente  necesario  ,  sigúese  que  el  señor 
Don  Juan  no  me  puede,  ni  debe  hacer  este  cargo j  ní 
tampoco  valerse  de  este  suceso  para  motivar  con  el  su 
detención ,  ni  para  apartarme  del  lado  de  V,  M.  en  la  for- 
ma ,  y  modo  que  dice  tenia  meditado  y  dispuesto. 

Respondo  lo  tercero  :  que  el  garrote  que  se  dio  á 
aquel  hombre  ,  no  tocó  ,  ni  pudo  tocar  á  mi  puesto  ,  y 
estado  \  pues  su  causa  había  de  ser  criminal  forzosamen- 
te ,  y  al  parecer  exterior  de  crimen  de  lesa  Magestad, 
ajustado  en  el  modo  que  pedirían  la  razón  ,  el  derecho, 

Hz  el 


óo 

el  tiempo ,  y  otras  circunstancias ;  por  cuya  causa  no  se 
me  puede  á  mí  imputar  este  garrote  ,  pues  tocaba  á  la 
justicia  ordinaria  }   por  la  qual  se  executó  á  vista  de 
V.  M.  5  y  debemos,  según  todas  reglas  de  derecho  ,  y¡ 
razón  natural,  presumir  de  la  justificación  del  Prínci- 
pe ,  y  mucho  mas  de  la  de  V.  M.,  de  cuya  virtud  ,  be-( 
nignidad,  y  clemencia  da  testimonio  todo  el  mundo,  como 
también  del  fusto  proceder  de  sus  reales  Ministros  ,  sus 
letras ,  ciencia  ,  y  temor  de  Dios,  que  se  obraría  en  esto, 
conforme  á  la  reditud  de  la  justicia  ;  luego  el  señor  Don 
Juan  debió  presumir  lo  mismo  5  y  por  consiguiente  ,  no 
hacerme  este  cargo ,  ni  tomarle  por  motivo  para  su  re-, 
solución  tomada  contra  mi  persona. 

Lo  quarto  respondo  :  que  aunque  todo  lo  diejao  pue- 
de ,  y  debe  satisfacer  á  qualquiera  desapasionado  para 
juzgar  por  ageno  de  mí  este  cargo  ,  y  por  otra  parte  no 
tener  yo  obligación  de  probar  mi  inocencia  en  hecho 
ageno  obrado  por  la  justicia ;  todavía  por  haberme  cons- 
tituido el  señor  Don  Juan  ador  en  esta  causa  ,  y  hecho- 
íne  á  mí  reo  (como  queda  dicho  arriba)  de  este  garrote, 
que  llama  horrible  tiranía  ,  á  el  como  ador  ,  le  incumbe 
la  probanza  del  delito  que  acumula  :  sin  embargo ,  no 
me  faltan  argumentos  positivos  ,  y  probanzas  sólidas  ,  y 
eficaces  con  que  pudiera  hacer  manifiesta  mi  inocencia, 
y  no  las  produzgo  en  este  papel ,  por  juzgar  no  ser  ne- 
cesario ,  reservándolas  para  quando  lo  sea  *  poniendo  en 
el  ínterin  á  Dios,  y  á  V.  M.  por  testigos  de  esta  ver- 
dad, fiado  la  defenderán  dónde  ,  y  quándo  conviniere  á 
su  servicio ,  y  á  mi  amparo ,  y  consuelo.  Por  todo  lo 
qual ,  consta  :  Que  el  señor  Don  Juan  no  me  debió  ha*- 
cer  este  cargo,  ni  tampoco  tomarle  por  -motivo  para  su 
enojo  ,  y  resolución  5  en  cuya  virtud  dispuso  apartar- 
me del  sagrado  lado  de  V.  M.  en  la  forma  ,  y  modo  que 
confiesa  en  su  carta.  Y  si  el  señor  Don  Juan  ,  por  la 

lus" 


61 

justicia  hecha  en  un  hombre  particular  no  conocido,  y 
de  mediana  esfera  y  suposición  ,  ni  criado ,  ni  amigo 
(al  parecer)  ni  pariente  suyo  :  y  ademas  de  esto  ,  sin  la 
debida  noticia ,  y  conocimiento  de  esta  causa  ,  ha  toma* 
do  motivo  contra  mí  para  hacerme  cargo  tan  pesado  de 
una  justicia  que  llama  horrible  tiranía ,  como  también  pa- 
ra tomar  la  resolución  de  apartarme  tan  violentamente 
de  los  reales  pies  de  V.  M.  ¿Que  razón  ,  y  justicia  no 
tendré'  yo  para  formar  quejas,  y  sentimientos  justísimos 
de  esta  resolución ,  y  disposición  tan  rigorosa  del  señor 
Donjuán,  ocupando  como  ocupo  á  la  vista  de  Dios, 
y  del  mundo  ,  los  puestos  públicos ,  que  se  ven  en  su 
santa  Iglesia  ,  y  en  esta  Monarquía;  teniendo  de  mi  par- 
te tan  manifiestos  argumentos  de  mi  justicia  ,  e'  inocien- 
cia?  De  las  quales  no  me  pretendo  valer  para  mas  ,  que 
para  lo  que  sea  precisamente  necesario  á  mi  defensa ,  y 
manifestación  de  la  verdad  ,  para  los  que  fueren  sinies- 
tramente impresionados  ;  porque  todo  lo  demás  lo  remi- 
to á  Dios  ,  no  á  fin  de  que  vengue  la  injusticia  que  se 
me  hace,  sino  para  que  tenga  de  todos  misericordia. 

Y  supuesto  que  este  garrote  no  es  hecho  mió  ,  sino 
de  justicia  pública ,  que  tiene  V.  M.  con  quien  (  como  se 
debe  suponer  y  creer)  se  comunicó  toda  la  causa ,  me 
causa  horror  ,  que  dicha  justicia ,  llame  el  señor  Don 
Juan  horrible  tiranía  ;  palabra  que  justamente  pudo  ,  y 
debió  causar  á  V.  M.,  y  á  todos  los  jueces  y  Ministros  de 
justicia  entrañable  dolor  y  desconsuelo. 

El  quinto  le  toma  de  mi  mala  conciencia  ,  de  que 
remordido  dice ,  que  en  cierta  ocasión  (diferente  de  la 
presente)  en  que  el  señor  Don  Juan  dispuso  de  darme  la 
muerte  ,  y  le  propone  con  las  palabras  siguientes  :  Esta 
acción  medité  ,  dispuse  ,  y  pensaba  executar  sin  escándalo  ,  ni 
mas  violencia  ( mientras  no  fuese  necesaria  otra')  que  la  pre- 
cisa para  conseguir  el  intento  ¡y  no  su  muerte ,  como  su  mala 

con" 


6% 

conciencia  le  ha  hecho  temer.  De  este  cargo  que  toca  en  mí 
muerte  intentada  en  diez  y  siete  de  Febrero  pasado  ,  de 
que  había  ei  señor  Don  Juan,  como  si  no  Fuera  el  darme 
la  muerte  ,  sino  otra  cosa  menos  escandalosa  i  puedo  de^ 
cir  á  V.  M,  con  verdad,  que  jamas  he  hablado  ,  ni  publi- 
cado este  caso  ,  y  he  tenido  ánimo  de  dexarlo  á  los  se-, 
cretos  consejos  de  Dios  nuestro  señor  ,  como  otras  mu- 
chas cosas  i  pero  ya  que  ei  señor  Don  Juan  lo  confiesa 
públicamente  ,  no  solo  en  la  carta  para  V.  M.  pero  en 
copias  de  ella  enviadas  á  diferentes  personas ,  y  conven- 
tos de  Madrid  ,  me  parece  que  me  es  licito ,  y  aun  preci- 
so el  representar  á  V.  M*  no  lo  mucho  que  podia  decir 
sobre  este  designio,  sino  solamente  lo  que  puede  servir  de 
legítima  defensa  mia  ,  en  orden  á  dar  alguna  satisfacción 
á  dicho  cargo  ,  y  así  respondo  á  el. 

Lo  primero :  que  habiendo  tenido  avisos  de  personas 
de  mucha  suposición  ,  que  aquel  Viernes  diez  y  siete  de 
Febrero  ( que  era  del  perdón  de  enemigos )  me  convenia 
estar  en  mi  casa  ,  y  no  salir  por  la  tarde  á  la  junta  del 
gobierno  i  porque  sin  duda  estaba  dispuesta  mi  muerte 
al  pasar  por  el  convento  de  la  Encarnación,  Y  aunque 
nunca  me  persuadí  á  temor  ,  y  fiaba  en  Dios  sería  servi- 
do de  mirarme  con  ojos  de  piedad,  y  guardarme  todavía» 
fueron  tantos  los  que  me  dixeron  ,  que  era  tentar  á  Dios 
el  exponerme  á  ese  riesgo ,  sin  especial  necesidad  >  que 
por  esta  razón  ,  y  otras  de  conocido  ,  y  forzoso  impe- 
dimento de  mi  ocupación ,  no  fui  á  la  Junta  5  y  á  esto  lla- 
ma el  señor  Don  Juan  temor  de  mi  mala  coneienciavDigo 
pues,  señora,  que  aunque  entonces  por  la  benignidad  de 
Dios ,  no  tuve  remordimiento  de  mi  conciencia  de  pe- 
cado grave,  sin  embargo  :  Non  in  hoc  juttificAtm  sum  ,  co« 
mo  dixo  ei  Apóstol  de  sí  mismo  ,  sabiendo  muy  bien, 
lo  que  dice  el  Espíritu  Santo  ,  por  el  Concilio  de  Tren-. 
to  :  Quod  nescit  homo  ,  an  odio  ,  vel  amore  dlgnm  sit  %  níñ 

spe- 


*3 

spectale  revelatione  id  didicerit.  Que  quiere  decir:  Que  no 

sabe  el  hombre  si  es  digno  de  odio  ,  ó  de  amor  de  Dios  ,  sino 
que  se  lo  revele  el  Espíritu  Santo.  Si  bien  por  algunas  seña- 
íes  ,  de  que  tratan  ios  Teólogos  ,  y  especialmente  el  Pa- 
dre Jeremías  Dregelio  de  mi  sagrada  Religión,  en  su  Zo- 
diaco ,  puede  conjeturar ,  y  tener  alguna  certeza  moral, 
de  que  está  en  la  gracia  de  Dios  ,  y  que  S.  M.  le  ama ;  y 
no  digo  esto ,  porque  yo  juzgue  que  á  mí  me  asistiesen 
semejantes  señales  :  Quia  non  in  justificationibus  meis  ,  sed 
in  multis  De  i  miserationibus  prosterno  ante  faciem  ejus  de' 
frecationem  meam.  Y  asi  confiado  en  estas  mismas  miseri- 
cordias de  Dios ,  anduve  con  seguridad  de  mi  conciencia, 
ni  tuve  particular  temor  de  la  muerte  ,  que  sabia  se  me 
intentaba.. 

Respondo  lo  segundo  :  que  habiendo  esta  meditación^ 
disposición  ,  y  resolución  del  señor  Don  Juan  sucedido  en 
los  diez  y  siete  de  Febrero  ,  como  queda  dicho  ,  y  fue  or- 
denada adarme  la  muerte,  y  por  este  medio  apartarme 
de  los  reales  pies  de  V,  M.  manifiestamente  se  ve  ,  que  ni 
el  motivo  de  la  prisión  del  hermano  de  su  Secretario, 
que  á  mi  me  imputa  ,  ni  el  garrote  de  aquel  hombre  que 
llama  inocente  ,  que  fue  á  principios  de  Junio  ,  se  pu- 
dieron atribuir  á  dicha  resolución  de  darme  la  muerte  ,  ó 
desviarme  de  los  reales  pies  de  V.  M.  pues  dicha  resolución 
fue  meditada  ,  dispuesta  ,  y.pensada  mucho  antes  de  dicha 
prisión  y  garrote  ,  que  fue  tres  meses  antes  >  por  lo  qual 
consta  con  claridad ,  que  dichos  motivos  alegados  del  se- 
ñor Don  Juan  ,  para  la  resolución  de  su  acción ,  no  sub- 
sisten ,  y  debo  yo  ser  absuelto  de  este  cargo. 

Respondo  lo  tercero :  que  se  sabe  ,  y  bien  ,  que  el 
mandato  ,  y  disposición  del  señor  Don  Juan  para  diez  y 
siete  de  Febrero  ,  era  no  solo  para  desviarme  de  los  rea- 
les pies  de  V.  M.  sino  para  quitarme  la  vida;  de  que  cons< 
ta ,  que  la  resolución  que  el  señor  Don  Juan  dice  tenia, 

me- 


*4 

meditada ,  dispuesta,  y  pensada ,  se  estendía  á  mas   daño 

mió  ,  que  el  que  refiere  ahora  en  su  carta. 

Lo  quarto  respondo:  que  el  huir  la  muerte,  y  mas 
de  la  violenta  ,  no  es  argumento  siempre  de  la  mala  con- 
ciencia} pues  la  muerte  natural  la  temen  todos  ,  aún  los 
mas  buenos,  como  consta  de  la  vida  de  san  Hilarión  ,  y 
de  otros  inumerables  santos. 

Lo  quinto  :  si  la  huida  de  la  muerte  ,  fuera  argu- 
mento de  mala  conciencia,  fuera  culpable  Christo ,  que 
se  escondió  diversas  veces  ,  quando  le  quisieron  dar  la 
muerte  :  y  decir  esto  ,  fuera  blasfemia.  Y  el  mismo  Señor 
mandó  á  sus  Discípulos  ,  que  quando  los  persiguiesen  en 
una  ciudad,  se  huyesen  á  otra  j  punto  que  elegante- 
mente le  trata  san  Atanasio  ,  y  los  demás  Padres  ,  y  Teó- 
logos. Finalmente  ,  el  señor  Don  Juan  ,  ahora  en  su  fu- 
ga se  condena  de  mala  conciencia ,  si  fuera  verdad  el 
cargo  que  me  hace  ,  y  como  no  querrá  que  le  hagan  car- 
go de  mala  conciencia  por  haber  huido  ,  por  solo  un 
aviso  ,  y  sola  una  detención  ,  y  aseguración  de  su  per- 
sona ,  ordenada  por  una  santa  Reyna  ,  y  señora  sobera- 
na j  tampoco  debe  querer  hacerme  á  mí  este  cargo  de 
mala  conciencia  ,  y  tomarla  por  motivo  de  la  justifica-^ 
cion  de  su  resolución  ,  por  haber  escusado  el  ir  á  la 
junta  de  la  gobernación  ,  y  esto  tanto  mas  ,  que  no» 
dexe  de  ir  á  ella  por  temor  de  la  muerte  ,  sino  por  otros 
motivos  ,  y  embarazos  que  ocurrieron  como  arriba 
dixe.  v 

El  sexto  cargo  que  me  hace  el  señor  Don  Juan  en  su 
carta,  es  decir  ;  Que  según  su  conciencia  ,  tenia  algunos  mo- 
tivos para  quitarme  la  vida  por  las  causas  comunes  del  bien 
de  esta  corona  ,  y  particulares  suyas  ,  &c.  A  esto  respondo 
lo  primero :  que  en  particular  no  refiere  el  señor  Don 
Juan  ninguna  causa  del  bien  común  de  esta  Monarquía^ 
y  mucho  menos  la  prueba»  como  en  todo  derecho  divino, 

y 


! 


y  humano,  es  necesario  para  quitar  á  un  hombre  la  vida; 
y  mientras  el  señor  Don  Juan  no  haga  demonstracion  de 
ellas,  no  entiendo  cómo  ,  según  su  conciencia  y  toda  ra- 
zón podia  ,  y  debía  quitarme  la  vida. 

Lo  segundo :  que  no  será  bien  oída  esta  doctrina  de 
los  que  saben  cómo ,  y  en  que  casos  es  licito  el  homicidio; 
porque  persona  particular  ninguna  puede  ,  conforme  al 
mandamiento  de  Dios ,  matar  á  otro  por  causas  comunes; 
cuya  solicitud  y  cuidado ,  toca  á  los  Príncipes.  Y  lo  ter- 
cero ,  mucho  menos ,  sin  haber  precedido  acusación  de 
delitos  ante  jueces  competentes ,  y  probanza  de  ellos.  Lo 
quarto ,  porque  sería  lo  contrario  introducir  contra  la 
Ley  de  Dios  ,  una  do&rina  del  perjuicio  que  se  sabe  ,  y 
se  ve.  Lo  quinto:  el  particular  que  puede  solo  en  su  de- 
fensa ,  con  la  moderación  de  defensa  inculpable  ,  dar  á 
otro  la  muerte  ,  ha  de  ser  en  caso  ,  que  no  tenga  otro  re- 
medio su  vida  inocente  ;  pero  solo  por  el  bien  común, 
no  puesto  en  cargo ,  ni  descargo ,  ni  ante  el  que  le  tiene 
á  su  cuenta  ,  e'  imperio  ,  inaudita  la  parte  ,  con  autori- 
dad propia  matar,  ó  mandar  matar  ,  no  lo  puede  dictar 
ninguna  sana  conciencia. 

Lo  que  el  señor  Don  Juan  añade,  y  particulares  mlasi 
no  veo  como  se  puede  verificar  en  muerte  de  hombre  par- 
ticular, y  mucho  menos  en  un  Consejero  de  Estado,  Con- 
fesor de  una  Rey  na  de  España,  Inquisidor  General,  De- 
legado de  la  Sede  Apostólica  para  la  defensa,  y  conser- 
vación de  nuestra  santa  Fe'  Católica  en  estos  rey  nos ,  y 
Ministro  de  la  gobernación  universal  de  esta  Monarquía, 
títulos ,  y  oficios  todos  ,  con  que  sin  méritos  irlos ,  y 
por  sola  la  divina  gracia  ,  estoy  condecorado  por  el  Vi- 
cario de  Christo,  y  ios  Reyes  Católicos  :  y  tales  ,  que  ni 
el  Rey  nuestro  señor  pudiera  ,  ni  ningún  Emperador,  ni 
Príncipe  seglar,  ni  Eclesiástico  darme  la  muerte  sin  cono- 

I  ci- 


66 

cimiento  de  causa,  ó  notoriedad  de  hecho  constante,  que 

la  mereciese. 

Lo. segundo:  menos  pudo  sin  haber  dicho  á  V.  M. 
las  causas ,  y  delitos  míos ,  y  á  los  que  podían  conocer  de 
ellos ,  para  que  examinados ,  V.  M.  procediese  á  lo  que 
ellos  pedían.  Pero  el  señor  Don  Juan  no  me  ha  probado 
delito  contra  su  persona,  en  particular  de  muerte  5  y  creo 
que  si  yo  le  hubiera  cometido  ,  no  se  me  hubiera  dexado 
encubierto  5  pues  se  saca  en  esta  carta  á  plaza  una  justi- 
cia, en  que  hago  testigo  á  Dios  ,  que  nos  ha  de  juzgar, 
que  estoy  agenísimo  de  ella.  Luego  si  el  señor  Don  Juan 
tuviera  causas  particulares  suyas ,  dignas  de  mi  muerte, 
bien  se  puede  creer  ,  que  se  supieran  ,  y  dixeran  j  -y  el  no 
habérseme  imputado  hasta  en  este  papel ,  creo  que  V.  M; 
y  sus  reales  Ministros  y  Consejeros  ,  lo  tendrán  por  bas- 
tante prueba  de  mi  verdad. 

Añade  diciendo  :  Tpara  ello  be  tenido  no  solo  repetidas 
opiniones ,  sino  Instancias  de  gravísimos  Teólogos,  Señora, 
los  Teólogos  responden  á  los  casos  conforme  se  los  pin- 
tan ,  como  los  confesores  absuelven  de  los  pecados  en  la 
calidad ,  y  modo  que  los  refiere  el  que  los  confesó.  Pa- 
ra que  debiera  el  señor  Don  Juan  quitarme  la  vida ,  no 
creo  que  haya  Teólogo  que  lo  sea  ,  que  pueda  sentirlo: 
y  así  creeré  que  de  relaciones  que  hicieron  al  señor  Don 
Juan  los  que  no  tuvieron  atención  á  la  realidad  de  ver- 
dad ,  sino  á  sus  sospechas  ,  sin  bastante  fundamento,  y; 
juicios  desviados  de  la  razón  ,  se  formaría  la  que  el  se- 
ñor Don  Juan  hizo  á  los  Teólogos  >  que  engañados ,  y 
prácticamente  herroneos  ,  dixeron  lo  que  el  señor  Don 
Juan  refiere :  y  á  esa  causa  no  puede  tener  su  parecer  pe- 
so >  porque  lo  dieron  sin  debido  conocimiento  de  causa, 
y  sus  circunstancias. 

El  séptimo  cargo  y  motivo ,  que  el  señor  Don  Juan 

pro- 


producé ,  en  orden  á  justificar  su  resolución  meditada,  dis* 
puesta,  y  pensada  tanto  antes,  diciendo  ,  que  ha  temido  la 
condenación  de  mi  alma  ,  creyendo  que  estaba  en  mal  estado** 
y  prosigue  el  señor  Don  Juan  ,  diciendo.:  No  he  querido 
nunca  aventurar  la  perdición  de  una  alma,  que  tan  probable- 
mente había  de  ser  arrebatada  en  mal  estado  ,  anteponiendo 
los  riesgos  ,  y  trabajos  de  mi  persona  ,  al  deseo  de  hacer  a 
Dios  este  sacrificio  , ,  que  espero  de  su  infinita  misericordia^ 
me  pagará  en  dar  feliz,  logro  á  mi  justa  intenúon  :  todo  es- 
to, señora,  que  toca  al  zelo  que  el  señor  D.  Juan  ha  teni- 
do de  que  yo  no  muriera  en  pecado  mortal ,  por  el  mal 
estado  en  que  probablemente  juzgó  entonces  estuve  ,  se 
lo  debo  agradecer,  como  lo  hago  5  y  el  estado  y  conoci- 
miento de  mil  conciencia  ,  lo  dexo  á  Dios  que  ha  de  mani- 
festar lo  mas  escondido  de  los  corazones ,  y  juzgará  á  ca- 
da uno  según  sus  obras  ,  como  dice  san  Pablo.  Solo  debo 
reparar  en  que  el  señor  Don  Juan  no  solo  llama  justa  la 
intención  de  matarme  j  pero  que  espera  de  Dios  el  conse- 
guir lo  que  pretende  por  este  sacrificio  que  le  hace.  Se-s 
ñora,  diré'  á  V.  M.  con  san  Pablo  ,  amenazado  de  muer- 
te :  Non  fació  animam  meam  pr^tiosiorem  quam  me.  Mas 
estimo  mi  alma  ,  que  mi  vida.  Y  el  mismo  Apóstol,  que 
e'l  y  los  demás  Apostóles  :  Tanquam  mor  ti  destinati.  No 
solo  amenazados  de  muerte  >  pero  aún  para  la  misma 
muerte.  Y  dixo  Christo  nuestro  señor  ,  que  los  que  les 
quitasen  la  vida  ,  habían  de  pensar  que  hacia n  grato  sa- 
crificio á  Dios  :  Et  cum  ínter fecerint  -vos  arbitr  antur  se  ob- 
sequian prestare  Deo.  A  mí  no  me  toca  el  defenderme  mas 
que  con  la  verdad  de  mis  procedimientos,  que  por  la  mí* 
sericordia  de  Dios  he  vivido  á  la  vista  de  Dios  ,  y  de  ios 
hombres. 

El  octavo  cargo  que  me  hace  el  señor  Don  Juan,  y 
motivo  para  persistir  en  su  intención  ,  que  es ,  según  di- 
ce :   La  expulsión  de  esta  peste  (así  me  llama)  para  librar 

I  2  es- 


estos  reynos  de  ella  ,  y  de  las  calamidades  ,  y  trabajos  ,  que 
por  su  culpa  padecen  los  pobres  ,  y  oprimidos  vasallos.  Sí  este 
cargo,  señora  ,  tuviera  subsistencia  ,  confesara  yo  publi- 
camente ,  que  era  justa  mi  expulsión ,  y  destierro  de  es' 
tos  reynos ,  y  yo  el  primero  me  condenara  á  este  castigo 
y  pena;  pero  seguro  en  Dios  ,  y  en  mi  conciencia  ,  es- 
pero me  absolverán  de  este  cargo  todos  los  que  conocie- 
ren ,  y  quisieren  sin  pasión  instruirse ,  é  informarse  de 
mis  procedimientos ,  de  que  luego  apuntare  algo.  Por 
ahora  ,  digo,  que  aunque  esto  fuera  así  ,  mi  expulsión 
habia  de  ser  por  el  camino  ,  forma  ,  y  modo  que  prescri- 
ben la  ley  natural ,  divina,  y  humana  5  y  que  nada  de 
esto  asiste  hoy  á  la  resolución,  e'  intención  del  señor  Don 
Juan;  pues  ni  Dios,  ni  V.  M.  hasta  ahora  le  han  dado 
esta  potestad  ,  derecho  ,  ó  comisión  :  siendo  así,  qua  om~ 
nis  put estas  stat  a  Deo  :  y  que  yo  no  soy  causa  de  las  ca- 
lamidades, y  trabajos  que  hoy  padecen  los  pobres,  y 
oprimidos  vasallos  de  estos  reynos.  Lo  pruebo  en  primer 
lugar  con  el  argumento  que  llaman  negativo  ,  y  es  en 
el  caso  presente  afirmarlo,  y  decirlo  el  señor  Don  Juan, 
y  no  probarlo  >  como  es  preciso  ,  según  todo  derecho  ,  y 
especialmente  en  cargo  de  tanto  peso  y  conseqüencia, 
que  aún  de  sola  aprehensión  ,  puede  originar  mucho  da- 
ño contra  mi  opinión  ,  y  mucho  mas  si  fuere  creído.  Por 
lo  que  siendo  ador  contra  mí  el  señor  Don  Juan,  le  in- 
cumbe la  probanza,  y  que  esta  sea  manifiesta  de  este  car- 
go :  y  mié nt tas  no  lo  probare  en  esta  forma  ,  no  debo 
ser  condenado  de  nadie ,  que  tema  á  Dios  ,  que  dixo: 
Nollée  secundumfaciem  judicare.  Y  san  Pablo  :  Ñeque  ante 
tempus.  Nadie  juzgue,  dice  Christo  señor  nuestro,  á  otro 
por  la  apariencia  de  las  cosas,  ni  tampoco  antes  del  tiem- 
po en  que  sea  convencido ,  y  especialmente  en  materia 
tan  grave.  Y  en  segundo  lugar  se  prueba  :  que  yo  no 
he  sido ,  ni  soy  causa  de  las  calamidades ,  y  trabajos 

gnc 


69 

que  padecen  los  vasallos .  como  me  lo  Imputa  el  señor 
Don  Juan;  porque  desde  los  tiempos  del  señor  Empera- 
dor Carlos  Vo.  Felipe  II.°,  III.0,  y  IV.°Jia  sido  el  clamor 
de  España   toda  en  su  perdición  ,    y   destrucción  por 
los  tributos.  Consta  de  consulta  hecha  por  el  Consejo 
real  de  Castilla  el  año  \6 ig  ,  que  después  comentó  ,  y 
deducid  eruditamente  Navarrete  en  su  libro  ,  y  pido  á 
V.  M.  y  á  todos  los  que  quisieren  ser  enterados  de  esta 
verdad ,  se  sirvan  de  leerla  desde  el  principio.  Consta 
también  de  los  tiempos  del  señor  Rey  Felipe  IV.0  ( que 
está  en  el  cielo)  que  para  las  proposiciones  de  tributos,  y 
donativos,  se  propuso  siempre  á  los  Teólogos  la  extrema 
necesidad  en  que  se  hallaba  la  Monarquía.  Y  en  virtud  de 
esta  opinión  se  han  impuesto  los  tributos  con  que  se  ha- 
llan cargados  los  vasallos.  Véanse  las  consultas   hechas 
del  rey  no -en  Cortes  ,  y  tiempos  antecedentes  que  se  ha- 
llan en  diversas  Secretarías  ;  de  que  se  sigue  ,  é  infiere 
claramente  que  yo  no  soy  causa  de  estas  calamidades  ,  y 
trabajos  ;  y  por  consiguiente  ,  queda  sin  fuerza  este  gra- 
vísimo ,  y  perjudiciaiisimo  cargo  que  el  señor  Don  Juan 
me  hace  para  mi  descrédito  ,  y  separación  del  lado  de 
V.  M. 

Lo  tercero  :  algunos  años  antes  ,  que  muriese  el  Rey 
nuestro  señor  (que  está  en  el  cielo)  fue  servido  de  nom- 
brarme por  uno  de  los  que  asistian  en  la  Junta  general 
de  Medios ,  por  haber  reconocido  en  mí  S.  M.  un  ar- 
diente zelo  (que  por  la  misericordia  de  Dios  me  acom- 
paña) del  bien  común,  y  alivio  de  estos  reynos  ,  y  vasa- 
llos ;  y  todo  lo  que  á  su  favor  he  obrado,  y  votado  cons- 
tantemente en  dicha  Junta ,  dirán  las  consultas  que  la 
Junta  hizo  á  S.  M. ,  y  se  hallarán  en  las  Secretarías  ,  que 
son  instrumentos  auténticos  de  la  verdad  ,  y  que  acre- 
ditarán lo  que  digo.  Testigos  hay  vivos ,  que  son  el  Du- 
que de  Medina ,  el  Conde  de  Castrilo?  Don  Antonio  de 

Con» 


yo 

Contreras ,  Fray  J&án  Martínez,  Confesor  de  S.  M.  y 
otros,  que  testificarán  lo  mismo.  Y  el  Duque  de  Medi- 
na sobre  ciertos  pareceres  míos  ,  encaminados  á  que  no 
se  impusiesen  nuevos  tributos ,  los  alabó  con  palabras 
bien  encarecidas ,  diciendo  :  Que  había  hablado  como  un  san 
Juan»  Y  lo  refiero  con  confusión  mía  ,  aunque  necesaria, 
para  testimonio  de  la  verdad,  que  aquí  propongo  y  de- 
fiendo 5  que  le  dará  también  el  Secretario  Legasa  ,  que  lo 
era  de  la  Junta.  De  que  se  infiere ,  que  las  calamidades,  y 
trabajos  no  se  padecen  por  mí. 

Pruébase  claramente  esto  mismo ,  lo  quarto  :  porque 
desde  que  murió  S.  M.  (que  goce  de  Dios)  no  se  ha  im- 
puesto tributo  general  alguno  en  estos  reynos,  ni  pedido 
donativo  alguno  en  las  ciudades  ,  y  reynos  de  Castilla, 
á  que  he  asistido  en  todas  las  ocasiones,  que  se  trataba 
de  esto  ,  con  todas  mis  fuerzas ,  y  razones  que  disuadie- 
ron semejantes  imposiciones  y  donativos  $  de  que  hago 
testigo  á  todos  los.  que  concurrieron  conmigo  en  los  Con- 
sejos y  Juntas  i  y  otros  muchos  que  me  oyeron  hablar 
de  esto  fuera  de  ellas ;  á  demás  que  consta  auténticamente 
de  las  consultas  que  se  hicieron  sobre  dichas  materias  ,  á 
que  me  refiero  y  remito. 

Lo  quinto  se  prueba  esta  verdad :  porque  apenas  mu- 
rió el  Rey  nuestro  señor ,  quando  suplique'  á  V.  M  á 
quien  pongo  por  testigo  ,  se  sirviese  mandar  formar  una 
Junta  de  Ministros  zelosos ,  e'  inteligentes ,  que  se  lla- 
mó del  alivio  de  los  tributos ,  principalmente  en  las  cin-> 
co  especies  necesarias  ;  que  son  carne  ,  pescado ,  vino, 
aceyte  ,  y  vinagre.  Y  V.  M.  fue  servida  de  conformarse 
consuma  propensión  de  su  real  voluntad ,  y  nombrar 
para  ella  á  Don  Manuel  de  Salamanca  ,  entonces  Presi- 
dente de  Hacienda  ,  á  Don  Miguel  Pantoja  ,  Don  Ge- 
rónimo de  San  Vítores  ,  y  á  Don  Francisco  de  Herrera, 
Corregidor  de  esta  Vilia  de  Madrid  ,  y  á  mí.  Y  habien- 
do- 


7* 
dose  dispuesto  muchas  cosas  por  esta  Junta,  y  entre 

otras  mas  de  veinte  ciudades  ,  y  muchos  arrendadores, 
baxado  la  mitad  de  los  precios  de  estas  especies,  ofre- 
ciendo la  misma  paga  ajustada  por  su  arrendamiento, 
y  se  hubiera  executado  en  todas ,  si  no  se  hubieran 
ofrecido  ,  y  opuesto  tantas  dificultades  ,  que  fue  fuerza 
á  V.  M.  desistir  por  entonces  de  su  prosecución,  con  in- 
creible  dolor,  y  sentimiento  suyo  ,  y  mió  por  verse  frus- 
trado mi  zelo,  y  entrañable  deseo  de  ver  aliviados  los  po- 
bres vasallos  ,  de  que  hago  testigos  á  los  sobredichos  con 
el  testimonio  autentico  de  las  consultas  ,  que  paran  en 
las  Secretarías  ,  y  en  especial  en  la  de  Don  Lorenzo  de 
Jauregui  ,  que  era  Secretario  de  dicha  Junta  ;  á  que  se 
añade  ,  que  en  esta  misma  Junta  ,  procure'  con  todo  es- 
fuerzo persuadir ,  que  se  quitasen  las  quiebras  de  mU 
liones ,  como  tributo  el  mas  gravoso  ,  y  sensible  para 
los  vasallos  ,  y  mayormente  pobres  >  y  á  este  fin  se  han 
hecho  muchas  ,  y  muy  particulares  diligencias  ,  para 
vencer  las  graves  dificultades  que  se  ofrecían  contra  su 
execucion  :  y  no  habiendo  sido  posible  por  las  urgen- 
tes necesidades  ( que  entonces  grandemente  apretaban) 
el  poderlas  vencer,  y  quitar  dicho  tributo  ,  se  halló 
la  Junta ,  y  yo  con  ella  ,  obligada  á  desistir  por  en^ 
tonces  de  este  santo  intento ,  con  increible  dolor  ,  y  sen- 
timiento de  todos ,  habiéndonos  de  consolar  con  saber, 
que  la  buena  voluntad  tiene  su  premio  delante  de  Dios, 
y  debe  ser  también  estimada  de  los  hombres ,  según  el 
dicho  del  Sabio:  In  arduis  voluisse  sat  est  ¿  que  en  las 
cosas  arduas  ,  no  es  poco  ,  sino  mucho  haber  emprehen* 
dido  hacerlas. 

Pruébase  lo  sexto :  porque  conociéndose  ser  un  tri- 
buto tan  quantioso  el  de  las  medias  Annatas  de  ios  juros 
antiguos  y  nuevos  ,  nunca  jamas  fui  de  parecer ,  ni 
consentido  por  mi  voto,  que  estas  medias  Annatas  se 

qui- 


7i 

quitasen  a  los  Juristas ,  por  las  razones ,  y  motivos  que 
me  persuadieron  á  esto  j  de  que  hago  testigos  á  quan- 
tos  hay  que  han  concurrido  conmigo ,  en  que  se  trata- 
ba este  punto.  Y  asimismo  á  las  Consultas  que  se  han 
hecho  sobre  e'l.  Digo  esto  por  ser  sabido ,  y  público, 
porque  á  no  serlo >  ni  lo  dixera  ,  ni  pudiera  decirlo.  Yj 
no  habie'ndose  conformado  el  Rey  ,  ni  V.  M.  juzgando 
debia  seguir  el  parecer  contrario  de  tantos  ,  y  tan  gran- 
des Ministros ,  que  yo  también  venero  ,  y  siempre  he 
Venerado  ,  como  á  principio  extrínseco  ,  fundado  en  au- 
toridad ,  no  se  me  puede  hacer  cargo  por  esta  razón  ,  ni 
imputar  el  que  yo  sea  causa  de  las  calamidades,  y  traba-i 
jos  que  se  padecen. 

Pruébase  lo  séptimo  :  porque  apenas  llegue'  á  Es- 
paña sirviendo  á  V.  M.  ,  quando  oyendo  los  clamo- 
res ,  tributos ,  y  cobranzas  de  ellos  por  la  multitud  de 
Ministros  ocupados  en  ellas  ,  que  se  contaba  al  parecer 
un  número  increible ,  con  las  costas  y  daños  que  ha- 
dan ,  quando  procure'  se  introduxese  en  España  el  mo- 
do de  cobrarlas  del  señor  Emperador  ,  y  orros  Poten- 
tados ,  para  que  los  vasallos  de  España  no  sintiesen 
opresión  de  tanta  molestia,  y  aún  de  tanto  perjuicio  á  la 
misma  cobranza  *  pero  tampoco  esto  se  ha  podido  conse- 
guir ,  por  causas  ocurrentes ,  que  lo  estorvaron  ,  con  no 
pequeño  dolor  ,  y  sentimiento  de  mi  alma  ;  de  que  se 
infiere  ,  que  no  puedo  yo  set  la  causa  de  las  calamidades 
que  se  experimentan. 

Pruébase  lo  o&avo  :  porque  habiendo  llegado  á  mis 
manos  un  papel  grave  de  una  persona  de  letras ,  e'  inteli- 
gencia en  materia  de  tributos ,  en  que  persuadia ,  que 
los  que  estaban  puestos  ,  no  eran  conformes  á  la  razón, 
necesidad  y  tiempo  ,  y  que  todos  se  podían  ,  y  debiart 
reducir  á  uno ,  que  carecía  de  todos  los  daños  que  se  ex- 
perimentaban en  los  impuestos ,  con  el  grande  deseo  que 

tu- 


73 
tuve  siempre  del  alivio  ele  íos  pobres  vasallos,  bien  proba- 
do en  aquel  papel  j  se  lo  dixe  ,  y  represente  al  Rey  nues- 
tro señor ,  y  después  de  su  muerte  á  V.  M.  suplicándola 
constantemente,  se  sirviese  de  remitir  dicho  papel  ala  Jun 
ta  genetal  de  Medios ,  y  á  los  Consejos  Real  y  de  Ha- 
cienda. Y  habiendo  V.  M.  venido  en  ello  con  mucho 
gusto  ,  examinado  en  dichos  Consejos ,  aunque  en  ellos 
se  facilitaron  algunas  dificultades ,  que  se  ofrecían  en  la 
execucion  ,  todavia  para  vencer  las  demás  se  formó  una 
Junta  ,  en  que  entraron  el  Presidente  de  Hacienda  Don 
Antonio  de  Contreras  ,    el  Conde  de  Villa-Umbrosa, 
Don  Gerónimo  de  san  Vítores  ,  Don  Juan  de  Gongora, 
y  yo;  que  con  sumo  gusto,  sin  embargo  de  las  continuas, 
y  casi  intolerables  ocupaciones  mias,  me  ofrecí  á  asistir, 
por  el  deseo  ardientísimo  que  siempre  he  tenido  del  ali- 
vio de  los  pobres  vasallos;  y  se  va  trabajando  en  el  modo 
de  la  execucion  ,  para  que  se  consiga  el  alivio  que  V.  M. 
ha  deseado  ,  y  yo  solicitado  constantemente  siempre.  De 
esto  hago  testigos  á  todos  quantos  Consejos  tiene  V.  M.¿ 
y  á  los  de  la  Junta  de  Medios  ,  de  que  son  también  au- 
ténticos testimonios  las  consultas  de  los  Consejos ,  y  de 
la  Junta  formada  para  esto.  Luego  yo  no  puedo  ser  acu- 
sado ,  ni  condenado  como  causa  de  estas  calamidades  y 
trabajos  por  nadie ,  y  mucho  menos  por  el  señor  Don 
Juan  ,  á  quien  se  lo  referí  el  año  pasado  en  el  Retiro  ,  y 
alabó  mucho  mi  solicitud  y  zelo  ,  y   no  puedo  de-? 
xar  de  alegarle  por  testigo  ,  porque  en  esta  causa  no 
padece  excepción. 

Esto  se  prueba  lo  nono  ,  con  la  claridad  manifies- 
ta ,  por  saberse  constantemente  en  todos  los  Consejos 
las  instancias  que  he  hecho ,  para  que  no  fuesen  mas. 
vexados  con  algún  tributo  los  vasallos,  y  juntamente 
instado  varias  veces  que  para  este  alivio  ,  que  con 
tantas  veras  he  pretendido ,  se  cercenasen  gastos  super* , 

K         -  fluosw 


74 

fíuos ,  y  se  reduxesen  á  "moderación  competente  ,  así  en 
la  casa  real  de  V.  M.  como  en  los  sueldos  de  Ministros  ¿y 
Oficiales,  en¡  mercedes  ,  raciones  y  ayudas  de  costa  ,  y 
otras  cosas  ,  de  que  se  podia  recoger  una  suma  conside-, 
rabie  de  dinero  ,  sin  los  gastos  y  perjuicios  en  su  cobran* 
za  ,  que  intervinieren  en  los  demás  tributos.  Y  de  esta 
verdad  son  aute'nticos  testimonios  mis  pareceres ,  y  vo- 
tos en  los  Consejos  y  Juntas ,  y  las  consultas  hechas  so- 
bre todo  esto  ,  y  cada  cosa  en  particular.  Y  sobre  ser  no- 
torio y  público  ,  son  testigos  otros  Consejeros  que  fueron 
del  mismo  parecer  ,  y  solo  á  fin  del  alivio  de  los  Vasallos. 
De  que  se  infiere  ,  que  el  señor  Don  Juan  justamente  no 
puede  hacerme  á  mí  este  cargo  de  las  calamidades  y  opre* 
siones  de  los  vasallos  j  ni  tomarlo  por  motivo  ,  pa- 
ra la  resolución  que  refiere  en  su  carta  tomó  con-r 
tra  mí. 

A  estas  pruebas  añado  otra  ,  que  es  la  decima  ,  por 
ser  la  pública  voz  y  fama  ,  y  constante  en  esta  Corte: 
Que  el  señor  Don  Juan  con  otros  de  su  séquito  ,  fue  de 
Voto  ,  y  parecer  ?  que  V.  M.  con  la  venida  de  Galeones^ 
se  echase  sobre  seis  millones  de  plata  de  los  particulares; 
á  que  resistí  yo  con  otros  ,  porque  esta  era  una  aflicción 
gravísima  de  los  vasallos  ,  sobre  la  que  padecían  ,  ( de 
que  hace  motivos  y  argumentos  el  señor  Don  Juan  con- 
tra mí)  y  se  le  quitaba  no  solo  á  los  dueños ,  peroá 
otros  muchos ,  la  utilidad  pública  y  común  ,  que  había 
de  redundar  de  los  seis  millones  en  tantos  ,  y  todos  que- 
darían por  puertas.  Y  porque  era  destruir  no  solo  todo 
el  cre'dito,  pero  el  comercio  de  las  Indias  ,  y  á  las  Indias 
con  España  ,  y  lo  dependiente  de  este  comercio  ,  que  to- 
do se  arruinaba  con  la  toma  de  los  seis  millones  5  y 
ademas  de  que  era  dar  causas  y  motivos  á  distur- 
bios,  e  inquietudes,  y  todo  lo  demás  que  se  podia,  y 
debia  temer  dentro  y  fuera  de  España  de  la  toma  de  seis 

mi- 


75 
millones  de  particulares  ;  y  por  esta  causa  nunca  ha  po- 
dido el  señor  Don  Juan  hacerme  este  cargo  de  la  opre- 
sión de  los  vasallos ,  y  mucho  menos  tomar  motivo  de 
ella  contra  mí,  para  la  resolución  que  refiere  en  su  car- 
ta ,  sabiendo  lo  que  en  esta  parte  obre'  por  el  consuelo 
de  ellos. 

Lo  undécimo  se  prueba.  Que  el  señor  D.  Juan  antes 
de  partir  á  la  Coruña,  pidió  tales,  y  tantas  cantidades  de 
dinero,  como  consta  desús  cartas,  yes  público.  Y  después, 
desde  la  Coruña,  haciendo  queja  gravísima  de  que  no  se  le 
asistia  mas  que  con  quatrocientos  mil  reales  de  á  ocho,  ha- 
biéndosele ofrecido  un  millón  ,  se  le  cumplió  en  mo- 
neda labrada  ,  barras  de  plata  ,  y  letras  de  cambio,  fuera 
de  seiscientos  mil  escudos  de  plata  :  y  de  todo  hizo  poco 
caso ,  pidiendo  siempre  mas  y  mas  ,  juzgando  que  era 
precisamente  necesario  todo  lo  que  pedia  para  la  defensa 
de  Flandes ,  á  que  iba,  aunque  no  ignoraba  ,  que  era  ,  y 
habia  de  ser  con  nueva  carga  de  los  pobres  vasallos,  sobre 
quienes  habia  de  cargar  todo  ,  añadiéndoles  aflicción  so- 
bre aflicción  ,  pero  necesaria  en  juicio  del  señor  Don 
Juan  ,  para  la  defensa  de  Flandes.  Y  esto  ,  señora  ,  fue 
ayer  ,  y  hecho  del  señor  Don  Juan  ,  no  mió  ,  como  ni  la 
guerra  ,  en  que  yo  no  he  tenido  culpa  ,  ni  me  puede  ha- 
cer cargo  de  ella  el  señor  Don  Juan  ,  ni  tomarla  por  mo-* 
tivo  para  la  resolución  ,  que  en  su  carta  refiere  ha  inten~ 
tado  contra  mí. 

Pruébase  lo  duodécimo :  porque  desde  la  paz  de  Por- 
tugal,  cuya  guerra,  por  la  mayor  parte  ocasionó  las 
opresiones  que  se  padecen  ,  y  para  dicha  paz  hizo  tan- 
tas instancias  el  señor  Don  Juan  ,  diciendo  era  precisa 
para  la  jornada  á  Flandes  ,  hasta  la  resolución  ,  que  to- 
mó de  no  ir ,  por  acudir  ai  alivio,  como  dice  de  los  po- 
bres, y  afligidos  vasallos,  no  se  contará,  que  corrieron  sino 
tres  meses  escasos  ,  poco  mas  ó  menos.  En  estos  tres  me- 

K  2  ses, 


*¡6 

ses,  señora ,  ¿  como  he  podido  yo  ser  causa  de  esta  opre* 
sion,  no  habiéndolo  sido  de  la  guerra?  Ni  en  estos  tres 
meses  ,  ¿cómo  he  podido  yo  ser  causa  del  alivio  de  los 
vasallos  ,  que  tantos  años  he  buscado  ,  pretendido  ,  y  de* 
seado?  Especialmente  no  dependiendo  de  mí  solo  ,  como 
del  mas  minimo  de  los  mayores  Ministros  de  V.  M. :  de 
que  se  sigue  ,  que  tampoco  ha  podido  el  señor  Don  Juan 
hacerme  a  mí  este  cargo  tres  meses  después  de  la  guerra, 
ni  tenido  motivo  en  ellos  por  la  opresión  que  dice ,  para 
tomar,  como  tomó  contra  mí  la  resolución  que  renereen 
su  carta,  como  ei  único  autor  de  ella. 

Dexo ,  señora,  el  que  en  este  tiempo  ,  ni  después  de 
la  muerte  del  Rey  (que  está  en  el  cielo)  tributo  ó  impo-f 
sicion  nueva  no  se  ha  visto,  y  habiendo  durado  las  guer- 
ras ,  hasta  que  el  señor  Don  Juan  partió  á  la  Coruña  ,  sí 
fueron  pesados  los  tributos ,  lo  eran  por  la  pesadumbre 
de  la  guerra ,  que  pedia  todo  eso,  y  mucho  mas  ,  coma 
constó  y  consta  claramente  al  señor  Don  Juan  del  tiem- 
po que  la  tuvo  á  su  cargo  en  Portugal ,  y  de  las  quexas 
continuas  que  dio  de  lo  poco ,  con  que  se  le  asistia,  sien- 
do considerabilísimas  sumas  de  millones ;  pero  no  alcan- 
zaban á  las  pagas  ,  que  habia  en  tiempo  del  señor  Don 
Juan  5  por  lo  qual  se  vio  sumamente  oprimida  toda  la 
Extremadura  por  los  soldados  ,  y  alojamientos  i  de  que 
son  testigos  todos  los  vivientes  de  aquella  Provincia  ,  y 
las  cartas  del  señor  Don  Juan  ,  y  los  libros  del  Consejo 
de  Hacienda  ,  donde  consta  la  remisión  de  dinero  ,  aun- 
que se  quexa  siempre  agriamente  ,  de  que  no  era  sufi- 
ciente. Y  sabiendo  ei  señor  Don  Juan  ,  que  era  necesario 
á  qualquiera  costa  ,  aunque  fuese  con  opresión  de  los 
pobres  vasallos  asistirle:  ¿cómo  puede  ahora  el  señor  Don 
Juan  hacerme  á  mí  legítimamente  cargo  ,  corno  au- 
tor de  esta  opresión,  ni  tomarla  por  motivo  contra  mi  (co- 
mo dice  en  su  carta)  para  su  resolución  y  determinación? 

La 


77 

La  última  prueba ,  confieso  á  V.  M.  la  omitiera  de 
buena  gana  ,  porque  toca   en  mi  persona.  Bien  sabe  el 
mundo ,  y  la  Corte  ,  que  si  padecen  opresión  los  vasa- 
llos ,  no  es  por  interés   que  yo  perciba  de   ella  ,  ni  mis 
padres  ,  ni  hermanos  ,  deudos  ,  amigos  ,  ó  paniaguados, 
en  quien  se  derrame  el  dinero  ,   que  sale  de  dicha  opre- 
sión. Por  el  Consejo  de  Hacienda  consta  el  empleo  de  las 
Rentas  reales  5  saqúese  alguna  partida  librada  por  mí ,  ó 
por  consulta  mia  de  algo  que  haya  sido  consumido  por 
mí ,  ó  por  deudos  naturales  de  estos  reynos  ,  ó  de  fuera 
de  ellos  j  que  pues  las  rentas  de  V.  M.  no  las  puedo  yo 
cobrar  ,  ni  hacer  invisibles ,  ni  remitir  por  los  ayres  á 
otras  partes  ,  sino  que  es  fuerza  ,  que  por  el   Presidente 
de  Hacienda  ,  con  cuenta  y  razón  ,  y  con   las  notas  del 
porque,  ó  para  qué,  este'n  todas  las  partidas  en  los  li- 
bros ,  sería  muy  fácil  convencerme  por  ellos;  pero  aún 
no  es  esto  suficiente  para  el  cargo  ,  que  me  hace  el  se- 
ñor  Don  Juan  ,   y  resolución  que  tomó  contra  mí ,  co- 
mo si  yo   fuese  autor  de  la  opresión  de  los  pobres  vasa- 
llos, pues  no  he  podido  serlo.  Y  por  no  haber  podido  yo 
hacer  el  invertimienio  dicho   de   la  Hacienda  real ,  ya 
queda    desvanecido  todo  el  motivo  que  tomó  el  señor 
Don  Juan  ,  para  lo  que  dice  en  su  papel ,  pues  le  cons- 
taba que  durante  la  guerra  ,  era  caso  imposible  que  yo 
fuese  autor  de  la  opresión  ,  que  padecían  por  ella  ;  cons- 
tando también  al  señor  Don  Juan  ,   que  yo  no  era  au- 
tor de  la  guerra  ,  y  que  ella  trayendo  la  opresión,    que 
dice,  á  los  pobres  vasallos ,  ningún  fruto  me  habia  traí- 
do á  mí,  ni  á  mis  padres,  ni  hermanos,  ni  deu  dos,  ni  ami- 
gos ,  ni  confidentes  propios  de  estos  reynos ,  ó  extraños; 
como  se  hará  demonstracioa  por  ios  libros  del  real  Con- 
sejo de  Hacienda  de  V.  M. 

Señora  ,  este  punto  dei  invertimiento  de  la  H  acien- 
da  real,  le  toman  ahora  por  motivo  nuevo  ,  habien  - 

do 


7» 

do  sido  antiguo;  pero  siempre  falso,  fingido  y  fabricado  in- 
justamente, no  solo  contra  mi  crédito  (que  importa  poco) 
sino  contra  el  de  V.  M.,  á  fin  de  desacreditar  el  soberano 
gobierno  de  V.  M.,  y  destruirme  á  mí,  porque  viendo  que 
esta  carta,  quepensó  el  señor  D.Juan  había  de  bastar  para 
alterar,  y  con  mover  los  pueblos  contra  V.  M.tomándomeá 
mí  por  pretexto,yautordel  investimiento  de  la  Hacienda 
del  Rey  nuestro  señor,  no  ha  causado  este  efedro,  divulgan 
ahora,  y  resucitan  aquellas  voces,  que  en  íostiempos  ante- 
cedentes,  después  de  la  muerte  del  Rey  (que  está  en  el 
cielo)  esparcieron  de  que  V.  M.  remitia  ,  con  ocasión  de 
la  ida  de  la  señora  Emperatriz  á  Alemania  ,  muchos  mi^ 
llones  de  plata  y  joyas ,  así  para  el  señor  Emperador 
hermano  de  V.  M. como  también  á  fin  de  edificar,  y  fun- 
dar un  Convento  ,  para  retirarse  á  el  V.  M.  aun  dexan- 
do ,  y  desamparando  al  Rey  nuestro  señor  su  hijo  en  es- 
ta su  tierna  edad.  Desvanecida  esta  falsa  voz  ,  con  la  ver» 
dad  del  hecho  ,  lo  hicieron  al  mismo  intento  con  ocasión 
de  haber   nombrado   V.  M.  á  Don  Diego  Riquelme, 
Obispo  de  Plasencia,  por  Presidente  del  real  Consejo  de 
Castilla ,  diciendo  que  V.  M.  le  habia  mandado  con  todo 
imperio ,  buscase  tres  millones  de  escudos  ,  para  remitír- 
selos al  señor  Emperador  de  Alemania >   y  que  á  este 
fin  ,  entre  otros  principalmente  r  le  habia  hecho  Presiden- 
te. Y  que  habiendo  el  resistidóse  á  este  mandato,  V.M. 
habia  mostrado  mucha  indignación   contra  e'i ,  y  encar- 
gadome  á  mí  procurase  con  todas  veras  hablar  á  dicho 
Presidente  ,  é  inducirle  á  la  execucion  de  este  mandato 
de  V.  M.  ,  y  que  habie'ndolo  hecho,  llegamos  á  lance  de 
perdernos  el  respeto.  Desvanecióse  de  la  misma  manera 
este  testimonio  falso  ,  y  sosegado  el  mar  por  poco  tiem- 
po ,  vuelve  ahora  como  he  dicho ,  otra  vez  á  resucitar- 
se la  voz  misma  por  los  criados ,  aliados  ,  y  confidentes 
del  señor  Don  Juan  (según  se  dice)  divulgando  por  el 

pue- 


19 
pueblo  ,  que  V.  M.  de  nuevo  habia  remitido  millones 
de  dinero  al  señor  Emperador  su  hermano  5  y  que  el  se- 
ñor Don  Juan  habia  apresado  grandes  cantidades  de  esta 
remesa  j  de  que  se  ha  originado  tal  ,  y  tan  grande  des- 
consuelo ,  murmuraciones  ,  y  desabrimientos  ,  que  á  no 
ser  los  Españoles  tan  cordialmente  reverenciadores  ,  y 
amantes  de  sus  Reyes  ,  y  especialmente  de  la  virtud, 
santidad  ,  y  benignidad  de  V.  M.  podia  temerse  algún 
desmán ,  y  mal  suceso.  Y  como  para  todo  esto  no  se  atre- 
ven á  la  magestad ,  y  soberanía  de  sus  Reyes  ,  y  por  otra 
parte  me  tienen  por  el  mayor  confidente  de  V.  M. ,  y 
por  cuya  mano  se  encaminan  estas  sumas  á  Alemania, 
resulta  que  todo  el  odio ,  rencor  ,  y  desabrimiento  recae 
sobre  mí,  y  esto  tan  pesadamente ,  que  tengo  á  milagro 
el  vivir,  y  estar  en  pie.  Esto  es  lo  que  el  señor  Don  Juan 
ha  emprehendido  conseguir,  así  por  su  carta,  como  tam- 
bién por  estas  voces,  no  menos  falsas ,  que  injuriosas  á 
V.  M. ,  al  señor  Emperador  su  hermano  ,  y  á  mí.  Pero 
fuera  de  lo  dicho,  ahora  constará  con  claridad  ,  y  evi- 
dencia por  los  libros  ,  y  cuenta  del  Consejo  de  Hacien- 
da esta  verdad  ,  y  de  la  falsedad  con  que  imputan  á 
V.  M.  tomándome  á  mí  por  pretexto  ,  el  invertimiento 
de  la  Hacienda  real  en  las  partes  de  Alemania,  y  la  opre- 
sión, y  calamidad  que  de  ahí  dicen  forzosamente  pade- 
cen los  pueblos  de  España. 

Pero  confio ,  señora  ,  en  la  misericordia  de  Dios 
nuestro  señor  ,  que  ha  de  manifestar  á  los  corazones  de 
todos  la  verdad  ,  y  suma  inocencia  de  V.  M. ,  y  de  este 
su  mínimo  ,  y  fidelísimo  capellán  y  criado  ,  y  confun- 
dir, y  cerrar  las  bocas  de  ios  que  hablan  semejantes  mal- 
dades, enderezadas ,  ó  ignorante  ó  maliciosamente  á  tur- 
bar el  gobierno  ,  y  quietud  pública  de  estos  reynos ,  y  á 
hacerme  odioso  á  los  pueblos  5  cuyo  alivio  y  consuelo 

con 


8o 

con  tintas  veras  y  desvelos,  siempre  he  procurado,  y 

procurare'  en  quanto  me  fuere  posible. 

Todo  esto,  señora,  he  querido  ,  y  aún  debido  decir 
á  V.  M. ,  no  porque  lo  ignora  V.  M.,  sino  porque  lo  acre- 
dite con  su  real  aprobación  ,  y  autoridad.  Ni  tanto  para 
mi  defensa  ,  quanto  para  la  de  V.  M. ,  y  en  apoyo  de  la 
Verdad ,  y  conservación  de  la  paz  ,  y   quietud   pública, 
mayormente  constando  ,  que  se  han  esparcido  en  todos 
estos  reynos ,  por  el  señor  Don  Juan,  y  sus  confidentes, 
un  sin  número  de  copias  de  su  carta  ,  con  las  quales  (en 
común  sentir  de  todos)  ha  querido  escandalizar,  y  con- 
citar contra  mi  en  apariencia  ;  pero  en  realidad  de  ver- 
dad contra  V.  M.  5  alterando  contra  el  gobierno  ,  y  los 
demás  Ministros  de  V.  M.  los  ánimos  quietos  y  pacíficos, 
y  mas  los  que  con  falta  de  luz  de  la  verdad  ,  creen  todo 
lo  que  se  dice  ,   como  también  á  fortificar  ,  y  á  alentar 
á  los  que  tenian  los  ánimos  turbados ,  e  inquietos  por 
sus  influencias. 

A  todo  lo  qual  era  necesario  ocurrir  de  mi  parte  con 
la  verdad  que  en  este  papel  brevemente  represento  ,  que 
pongo  en  sus  reales  manos  con  todo  rendimiento  5  y  el 
peso  que  le  diere  ,  será  justo  ,  y  digno  de  toda  ve- 
neración y  reverencia.  Madrid  y  Octubre  25  de  i6"68. 

Este  papel  fue  de  tanta  codicia  luego  que  salió ,  que 
le  solicitaban  todos  con  ansia.  Y  reconociendo  esto  los- 
Padres  de  la  Compañia  ,  con  su  acostumbrada  providen- 
cia ,  después  de  repartidos  algunos  ,  procuraron  se  sacase, 
la  costa  de  la  imprenta,  vendiendo  los  que  habian  queda-, 
do;  con  que  á  muy  poca  se  hizo  esta  función.  Pareció  este 
papel  bien,  según  el  sentir  de  esta  parte  ;  y  tanto  ,  que. 
publicaban  que  había  convertido  á  muchos  de  la   con- 
traria j  que  por  el  habian  reconocido  la  verdad  ,  y  que 
como  todo  lo  que  en  el  se  dice  era  cierto  y  verdadero, 

no 


Si- 
no podía  faltar.  Los  de  la  contraría  ,  pusieron  mil  obje- 
ciones ,  diciendo  si  satisfacía  ó  no  ,  ó  si  eran  ,  ó  no 
eran  ciertos  los  presupuestos}  porque  el  seííor  Don  Juan 
nunca  le  quiso  matar,  ni  estose  califica  ,  ni  se  prueba 
mas  que  por  su  papel ;  pues  es  cierto  que  si  hubiera  que- 
rido hacerlo  ,  le  hubiera  sido  mas  fácil  ,  que  no  lo  que 
tenia  intentado ;  pues  lo  primero  lo  podía  executar  un 
hombre  solo,  y  lo  segundo  había  de  ser  con  muchos  ,  y 
quizas  por  esto  se  habia  descubierto  este  caso  tan  inau-" 
dito  i  como  lo  es  también  haber  venido  del  otro  mundo 
á  responder  á  esta  consulta  el  Marques  de  Viilena  ,  que- 
viendo  que  todos  los  vivientes  no  tenían  atrevimiento 
para  ello ,  por  estar  amedrentados  con  el  garrote  de  Aba- 
lladas,  acompañado  con  Don  Pedro  el  cruel,  y  la  flema 
de  Pedro  Hernández,  cuyos  nombres  en  el  mundo  son 
tan  conocidos,  y  todos  tres  intitulando  los  de  la  fama  y 
hicieron  este  discurso. 

"    Los  tres  de  la  fama  :  junta  de  muertos,  y  desengaño 

de  vivos» 


B 


fN  el  campo  de  Breñigal ,  en  la  apacible  margen  cíe 
un  arroyuelo  ,  que  al  mismo  tiempo  reza  ,  y  murmura; 
porque  ya  la  Corte  no  administra  otra  cosa  que  moti- 
vos de  llanto,  y  de  risa  ,  se  encontraron  dos  venerables 
ancianos  :  y  después  de  las  cortesías  y  preguntas  que  en 
semejantes  lances  estila  la  curiosidad,  y  la  urbanidad  acos- 
tumbrada, dixo  uno  de  ellos  :  Yo  amigo  ,  soy  Don  Pedro, 
Rey  de  Castilla,  que  por  mi  suma  re&itud  ,  merecí  (á  la 
verdad)  el  nombre  de  justiciero  i  como  lo  notó  bien  el 
Conde  de  la  Roca.  Pero  ;ay  de  mi!  ¡Que  solo  conse- 
guí del  pueblo  el  de  carnicero  y  cruel !  Dios  nos  libre 
(¡oh  amigo!)  de  que  el  pueblo  de  en  que  uno  rabia,  que 
rabiará  sin  duda,  aunque  tenga  el  corazón  hecho  una 

L  tr  ia 


8* 

triaca,  y  una  pura  epítima.  ¡Oh,  qué  mal  liacen  los  Prínci- 
pes, q¿ie  inflexibles  en  su  dictamen  (por  justo  quesea)nosa- 
ben  buscar  epiqueyas  á  la  rectitud  ;  y  se  ven  imprudente- 
mente expuesLos  al  curso  violento  de  la  sinrazón  popular! 
Pues  tal  vez  dexándose  llevar  de  la  furiosa  corriente,  logra- 
ría la  orilla,  el  que  acogido  á  la  violencia  rápida  del  sauce,; 
zozobra  sin  remedio.  Y,  ¡oh¿  qué  mal  hacen  las  Princesas, 
que  satisfechas  de  su  inocenpia,  mas  que  temerosas  de  la 
común  murmuración  ,  no  quitan  la  materia  á  los  jui- 
cios! ¡Quantas  menos  Rey  ñas  estuvieran  en  las  Historias, 
si  lo  que  les  sobraba  de  santidad  ,  lo  hubieran  añadido 
á  la  cautela!  ¡Y  qnantos  menos  Reyes  hubieran  sido, 
desgraciados,  si  dexándose  de  pundonores. y  regalías,  hu* 
bieran  sabido  ceder  á  la  violencia »  Considerando,  que 
en  la  mejor  razón  de  Estado ,  no  es  la  mas  segura  alma 
Ja  razón  pundonorosa  ,  sino  la  conservación  ,  ó  sea  esto 
por  medio  de  expugnación  del  contrario,  ó  por  la  volun- 
taria cesión,  ó  por  el  disimulo.  ¡Qué  bien  entiende  esta 
política  el  Rey  de  Francia,  pues  no  hizo  ascos  de  admi- 
tir en  su  casa  ,  y  en  su  gracia  al  Principe  de  Conde, 
que  poco  antes  le  quitó  la ,  le  estorvó  las  conquis- 
tas ,  y  le  quiso  quitar  la  corona  1  ¿  Pero  qué  mucho  ,  sí 
le  convino  para  su  conservación  ,  y  aumento  en  las. paces 
ventajosas  que  hizo?  En  fin ,  sirva  mi  fracaso  de  escar- 
miento, quando  por  no  caer  un  punto  de  mi  di&amen, 
y  regalía  ,  perdí  con  la  vida  el  rey no >  y  con  esto,  el  vas-, 
tardo  Enrique  ,  y  el  pueblo ,  que  solo  se  contentaran, 
con  que  yo  moderase  mis  nimiedades  y  rigores  ,  logra- 
ron mas  triunfo  del  que,  había  imaginado  su  lealtad.  Esto 
me  sucedió  á  mí,  aún  sin  andar  tan  arrebatado  ,  que 
prendiese  á  Enrique,  hasta  que  desnaturalizado,  me  ocu- 
pó las  Plazas  con  su  Exército.  Ni  le  di  por  rebelde  ,  has- 
ta que  teniéndole  en  prisiones  por  tres  años  continuos, 
me  detuve  en  tomar  la  resolución  ,  cuyas  resultas  fueron 

las 


4»- 

ias  que  debe  esperar  el  que  sin  tiempo  prende,  el  que  sin 
causa  determina,  y  sin  consideración  intenta.  Dlxo  :  Y 
prosiguiendo  el  otro  prorrumpió  en  estas  razones. 

Yo,  Serenísimo  señor  ,  soy  el  Marques  de  Villena  ,  á 
quien  la  Astrología  hizo  celebre  en  el  mundo  ,  y  el  ar- 
bitrio de  la  redoma  hizo  famoso.  Dicen,  que  picado  me  en- 
tre' en  ella  ,  para  registrar,  como  por  vidriera  christalina, 
los  sucesos  de  los  siglos  venideros  •  y  dicen  bien:  porque 
¿.quien  que  tuviese  la  sangre  que  yo  ,  no  se  picara  por 
ver  lo  que  en  estos  tiempos  sucede?  ¿Quie'n  no  se  picara 
por  ver  fracasarse  una  Monarquía  por  un  particular, 
abandonarse  los  Príncipes ,  y  Señores  por  un  plebeyo, 
las  repúblicas  por  un  Religioso ,  y  los  naturales  por  un 
advenedizo?  ¿Y  lo  que  mas  es  ,  aventurarse  un  Rey  por 
un  vasallo,  un  hermano  del  Rey  por  un  criado  ,  y  el  ho- 
nor sagrado  de  una  Reyna  por  un  Jesuita  ?  Es  verdad, 
queme  pique,  no  lo  niego;  pero  pique'me  ,  por  ver 
la  fe'  purísima  de  nuestra  España  gobernada  por  un 
sugeto  (aunque  santo)  nacido  en  la  Alemania  ,  y  no 
en  los  ceremoniales  de  nuestro  Gavinete  ,  y  en  nuestros 
Ritos. 

Y  me  pique' ,  por  ver  que  una  Reyna ,  que  ha  de  go- 
bernar Españoles  con  nuestras  leyes  propias,  sea  interior, 
y  exteriormente  dirigida  por  quien  no  se  ha  criado  con  las 
de  nuestros  reynos.  No  se  puede  temer  que  yerre  S.  M. 
de  voluntad  ,  sino  de  entendimiento,  por  falta  del  que  tie- 
nen su  confesor  y  diredores ,  por  criados  en  otras  Prag- 
máticas ,  y  leyes  desconvenientes  á  nuestros  estilos. 

Y  me  pique  ,  por  ver  Gorbernador  de  nuestra  Mo- 
narquía ,  á  quien  por  no  conocer  los  temperamentos  de 
sus  provincias  ,  no  puede  gobernarlas  según  ío  que  piden 
sus  naturales;  y  que  por  ignorar  la  graduación  de  las  ca- 
lidades de  los  Principes,  y  los  méritos  de  los  vasallos, 
no  puede   administrar  con  acierto  la  justicia  distributi-  * 

La  va. 


tva.  Y  finalmente,  porque  por  no  ser  de  nuestro  idioma,  ni 
puede  entender  bien,  ni  ser  entendido. 

Y  me  pique  ,  por  ver  Consejero  de  Estado  ,  al  que 
en  el  suyo  de  religioso ,  solo  puede  haber  aprendido  á 
rezar,  y  decir  Misa,  y  á  retirarse  de  los  honores  j  que  ese 
es  su  instituto  ,  y  huir  de  las  dignidades  ,  y  pompas  del 
mundo,  sin  solicitar  las  políticas  ,  y  razones  de  Estado, 
que  es  de  lo  que  un  Consejero  de  Estado  necesita, 

Y  me  pique' ,  por  ver  que  el  que  es  Gobernador  ,  y 
Privado ,  juntamente  sea  Confesor  ,  sin  que  en  ambos 
fueros  la  Rey  na  hable  con  otro.  Porque'  ¿cómo  la  desa- 
hogara la  conciencia,  y  sacará  de  escrúpulos  en  la  confe- 
sión contra  sí  ,  el  mismo  que  apasionado  ,  ó  interesado 
pudo  obrar  mal? 

¿Quien  no  se  habia  de  picar,  por  ver  en  estos  tiem- 
pos el  cumplimiento  de  los  pasados  ,    y  misteriosos  vati- 
cinios i  si  ya  no  son  mas ,  que  juiciosas  revelaciones  ? 
Véase  á  santa  Lugardis  en  su  impresión  original ,  y  no 
en  la  traducida  por  uno  de  la  Compañía  j  á  ver  si  ame- 
naza la  perdición  de  este  reyno  por  un  Jesuita  l  Véase 
á  Quevedo  sobre  los  Monopantones  en  U  hora  de  todos  ,  á 
ver  si  ha  llegado  la  de  España  por  el  mismo  camino  ? 
Léase  al  mismo  en  el  libro  de  las  pestes  ,  y  fantasmas ,  en 
el  de  la  pobreza. ,  á  ver  si  habla  en  propios   te'rminos  so- 
bre aquel  lugar  ;  Qui  deborant  viduas :::  Léase  á  santa  Te- 
resa ,  á  ver  si  predice  á  alguna  Religión  temprana  fata~ 
lidad  ,  originada  de  sus  hijos ,  sino  á  esta.  Y  léase  á  san 
Ignacio  de  Loyola  en  sus  instrucciones  ó  a&os  %  á  ver  si 
se  la  amenaza  á  su  religión  ,  quando  alguno  de  ella  ad- 
mitiese las  dignidades  que  el  Santo  les  prohibe.,  Y  final- 
mente, léase  el  Apólogo  donde  favoreciendo  los  lobos  á 
las.  ovejas  ,  y  corderos  contra  los  pastores  ,  y  mastines, 
vencidos,  los  mastines  >  y  pastores, logró  su  astucia  en  los 
corderos ,  y  ovejas  su  bien  trazada  carnicería  5  á  ver  si 

en 


«SI 

en  ias  promesas ,  y  socorros  de  Franceses ,  que  á  unos, 

y  á  otros  se  hacen  ,  se  puede  temer  la  mesma  ruina  ,  en 
el  ardid  mismo.  Es  verdad  que  me  pique  5  ¿pero  quien 
no  se  habia  de  picar  por  ver  salir  á  la  plaza  del  mundo  ün 
manifiesto  defensorio  tan  lleno  de  nulidades  ,  y  razones 
frivolas  ? 

Pique'me  ,  por  ver  asegurado  en  el  ,  que  sus  padres 
fueron  criados  antiguos  de  la  Cesárea  casa,  quando  saben 
todos  ,  que  la  de  antiguos  ,  solo  les  venia  por  los  años  '■>  y 
la.de  criados ,  por  haber  hecho  unas  puertas  y  ventanas 
para  la  referida  casa. 

Piqueme  por  ver  en  e'l  asegurado  ,  que  el  dicho  pa- 
dre ha  sido  Maestro  del  señor  Emperador  Ferdinandoj 
quando  saben  todos  (  y  hay  testigos  de  vista  )  que  nun- 
ca entró  en  Palacio  ,  sino  por  compañero  :  y  que  habien- 
do tres  padres  de  su  orden  renunciado  la  confesión  de 
nuestra  Reyna  ,  fue  elegido  de  quarta  impresión ,  como 
quien  no  podia  negarse  á  una  tan  exúverante  dicha,  pues 
nunca  la  imaginó  ,  quien  nunca  en  su  Religión  tuvo  ofi- 
cio de  dignidad ,  ni  pasó  de  enseñar  á  los  muchachos  las 
artes. 

Piqueme ,  por  ver  en  e'l ,  que  para  escusarse  del  gar- 
rote ,  de  principios  morales,  sacando  conclusiones  Pisicasj 
(sin  duda  que  aún  la  Lógica  se  le  olvidó  )  y  pasándose 
del  derecho  hasta  el  hecho,  concluye  que  no  pudo  influir 
en  la  muerte  por  ser  sacerdote  ;  como  si  porque  los  sacer- 
dotes tengan  particular  prohibición ,  les  faltarán  las  fuer- 
zas, y  el  alvedrio  para  poder  con  mas  ó  menos  culpa  man- 
dar dar  la  muerte  al  mas  pintado  ,  y  cometer  otro  qual- 
quier  delito. 

Piqueme :  por  ver  que  se  niega  á  las  noticias  de  la 
prisión  de  Patino  con  la  santidad  de  rezar  Maytines  para 
otro  dia  ,  como  si  el  rezar  con  tanta  prevención  ,  fuera 
argumento  irrefragable  de  inocencia ,  y  no  fuese  des- 

acuer- 


0 

acuerdo  alegar  semejantes  sutilidades  ( y  solo  buenas  pa- 
ra las  burlas)  en  una  materia  tan  diversa  ;  y  esto  quan- 
do  sabe  el  mundo ,  que  envió  á  Pinilla  para  que  hablase 
á  la  Reyna  con  estrepito ,  para  que  la  prisión  de  su  Al- 
teza ,  que  se  queria  hacer  ,  hallase  menos  resistencia  ,  e 
hiciese  menos  ruido  en  los  ánimos  ,  que  debian  estar 
atónitos  é  insensibles  con  tan  ruidosa  e  inopinada  no- 
vedad. 

¿  Qiüe'n  no  se  habia  de  picar  por  ver  que  por  des- 
cargo de  los  puestos ,  que  intempestivamente  ha  ocupa- 
do ,  tragándose  sobre  indigesto  los  mayores  de  esta  Mo- 
narquía ,  sin  que  la  brevedad  de  los  unos  diese  lugar 
para  dirigir  las  -obligaciones  de  los  primeros  ,  diga  que 
no  ios  queria  ,  y  que  la  Rey  na  le  ha  obligado  á  tomar- 
los j  quando  sabemos  las  ansias  y  diligencias  que  en  vida 
de  nuestro  gran  Filipo  hizo  porque  le  hiciesen  Inquisidor 
particular  ,  y  le  entrasen  en  algunas  Juntas?  ¿Y  quando 
saben  muchos  señores  los  ruegos  con  que  pedia  su  inter- 
posición para  entrar  en  el  Consejo  de  Estado  e  Inquisi- 
ción? Digalo  Aytona,  que  entonces  menos  espiritual ,  y 
mas  político  ,  echaba  verbos.  Digalo  Castel-Rodrigo, 
que  se  escandalizó  de  tan  arrebatada  ambición.  Y  digalo 
Gastrillo  ,  que  recibió  por  un  regalo  que  le  hizo,  la  expre- 
sión de  que  le  regalase  menos  ,  é  hiciese  mas  merced.  Y  es- 
to fue  porque  entonces  Castrillo  se  oponia  á  su  preten-  ; 
sion.  Hablen  las  ciudades  sobre  las  instancias  ,  y  agasa- 
jos que  le  costó  su  naturalización.  Hable  el  Cardenal 
Moneada  á  ver  si  para  acomodarse  de  rentas  y  pensio- 
nes ,  ha  necesitado  de  los  preceptos  de  la  Reyna. 

Digo  ,  que  con  razón  me  pique  ,  por  ver  que  de  no 
haber  quitado  los  tributos,  se  purga  con  decir  ,  que  ha 
solicitado  ios  alivios ,  poniendo  por  testigos  á  los  Minis- 
tros de  las  Juntas ,  con  que  carga  á  los  otros  de  crueles, 
y  el  se  acredita  de:zeloso.  Pero  ellos  niegan  la  suposición, 

y 


y  dicen,  que  la  pruebe  :  y  que ,  ¿como  viene  bien  con 
su  deseo  ,  el  haber  hechado  tributo  para  reparos  del  Pa- 
lacio de  Alemania  ?  ¿  Y  cómo  siendo  el  todo  poderoso  en 
las  demás  cosas,  con  total  independencia  ,   no  se  valió  de 
la  absoluta  para  quitar  ios  tributos  ,  que  le  pareció  con- 
venia ,  por  mas  que  los  Ministros  repugnasen  ?  ¿Y  cómo 
puede  verificarse  el  que  no  haya  medios  para  quitarlos, 
quando   han   cesado  los  fines  en  que  consumirlos?  Y  el 
traer  por  testigo  á  la  Reyna,  sobre  ser  sobrada  llanezayes; 
poca  legalidad,  pues  siendo  juez  de  su  causa  ,  mal  puede 
ser  presentada  en  ella  por  testigo. 

Piqueme ,  por  ver  que  al  cargo  de  que  transporta  ri- 
quezas á  Alemania  ,  se  exonera  con  decir  que  no  tiene 
en  ella  padres,  ni  parientes  para  quien  sean  ;  no  advir- 
tiendo ,  que  de  la  carencia  de  un  fin  particular  e  inade- 
quado  ,  no  se  arguye  bien  la  imposibilidad  de  una  acción 
que  puede  tener  otros  fines.  Hable  Don  Blasco  lo  que  en 
esto  siente :  hable  el  Embajador  en  Alemania  ,  y  el  de 
Alemania  en  España  :  hable  el  Guarda-joyas  :  hable  el 
Parque  :  hablen  los  Carros  largos  :  hable  Manteles  :  ha- 
ble Bustos  :  y  hablen  los  que  han  comprado  oficios.  Y  sí 
no  tiene  hermanos ,  ¿que'  serán  los  de  la  Compañía  ?  ¿  No 
son  hermanos  para  haberles  dado  ,  y  dotado  dos  Cáte- 
dras en  Alcalá,  contra  toda  razón  ,  inmunidad  y  resis- 
tencia de  aquella  Universidad  ?  ¿  y  otra  en  Salamanca, 
venciendo  con  halagos  ,  y  promesas  ios  votos  ?  Digalo  el 
Padre  Romero.  ¿  No  son  hermanos  para  haber  llenado 
las  Inquisiciones  de  Calificadores  de  ella?  Digalo  la  dc; 
.Valencia.  ¿Y  para  haber  reducido  á  las  Juntas  de  sus  Ca- 
lificadores ,  todas  las  materias  de  la  Inquisición  l  Dígan- 
lo los  Calificadores  de  otras  Ordenes  ,  que  han  perdido  el 
exercicio  ■>  y  díganlo  los  Carmelitas  ,  que  sienten  no 
haber  dado  puntada  sobre  su  historia  profetica  ,  sin  sa- 
ber 


88 

ber  si  es  por  las  grandes  ocupaciones ,  ó  porque  fue  el  de- 
nunciador el  Padre  Salinas. 

¿Quien  no  se  habia  de  picar ,  por  ver  en  su  manifies- 
to, que  se  querella  del  señor  Don  Juan  sin  querellarse :  y 
sin  decir  nada  de  e'l ,  lo  dice  todo ;  y  dexándoselo  todo  á 
Dios,  no  se  dexa  nada  en  el  tintero  i  pues  le  agravia  mas 
gravemente,  que  S.  A.  le  injurió  quando  le  atribuye  la 
muerte  de  Santone' ,  y  el  haber  intentado  la  de  su  per- 
persona  ,  y  después  el  haberle  querido  transportar  en  un 
coche  5  (como  si  el  haber  hecho  Dios  lo  mismo  con  Elias, 
hubiese  sido  repugnado  del  Santo)  aunque  S.  A.  si  lo  pen- 
só así ,  sería  por  aliviar  de  su  rigor  al  pueblo ,  á  instan- 
cias suyas  ?  Y  finalmente  ,  motejó  á  S.  A.  desublevador 
del  pueblo  contra  la  Reyna  •■>  y  quando  dice  :  que  no  van 
contra  él  sus  clamores  ,  sino  contra  la  Magestad  :  ¿  á  quién 
pretende  desacreditar  ,  y  malquistar  con  sus  pretextos, 
sino  á  S.  M.?  Ahora,  véase  si  me  pique  con  razón  vien- 
do ,  que  dexa  á  Dios  la  satisfacción  ,  quando  carga 
de  esta  suerte  á  S.  A. ,  y  véase  quien  queda  mas  agra- 
ciado. 

Y  me  pique'  ,  viendo  que  se  lava  las  manos  en  los 
agravios  de  S.  A.  quando  se  sabe  le  desterraba  á  Flan- 
des,  le  prendía  en  Consuegra  ,  le  fulminaba  causas  atro- 
ces en  Madrid,  y  le  solicitaba  prender  ó  matar  en  Barce- 
lona. Digánlo  los  Virreyes  de  Aragón  ,  y  Cataluña,  y  el 
Príncipe  de  Parma,  que  le  intentaba  dar  por  traidor  ,  y 
confiscar  los  bienes,  ganando  los  votos  del  Consejo  con 
promesas  y  halagos. 

Y  me  pique'  por  ver  que  haya  tenido  en  sí ,  y  en  los 
suyos  Teología  para  hacer  paces  infames  con  un  tirano, 
que  se  quedó  con  un  reyno ,  escusándole  de  traidor  j  y 
no  la  tenga  para  escusar  de  traidor  al  zelo  christiano  de 
un  hermano  de  su  propio  Rey  ,  y  antes  la  muestra  te- 
ner 


8p 

ner  para  ío  contrario  ,  y  aún  para  matarle.  Y  esto  quan- 
do  se  admira  de  que  haya  habido  Teólogos ,  que  hayan, 
asegurado  la  conciencia  de  los  que  mataran  á  su  Excelen- 
cia ,  siendo  esta  doctrina  corriente ,  bien  que  impía ,  de 
los  de  su  ropa. 

Y  me  pique',  por  ver  que  siendo  igualmente  doctrina 
del  padre  Moya,  Salinas ,  y  de  su  Orden  toda,  que  pue- 
de entregarse  voluntariamente  un  inocente  al  cuchillo, 
por  libertar  de  la  opresión  á  su  Patria  ,  y  puede  volarse 
de  pólvora  una  flota  ,  y  los  que  en  ella  vienen  por  mar, 
si  resulta  contra  la  Patria  que  se  enriquezcan  sus  enemi- 
gos y  y  puede  uno  dexarse  ahogar  dando  su  tabla  á  otro 
para  que  se  salve  ,  si  es  de  mas  importancia  al  común; 
no  quiera  el  padre  Confesor  ,  ni  los  suyos  usar  de 
esta  opinión,  no  digo  para  darse  la  muerte  ,  que  no  se  le 
pide  tanto  ,  ni  para  desposeerse  de  los  honores  ,  y  como- 
didades ,  que  esos  se  los  lleva  ,  sino  para  irse  á  su  Patria. 
\  Miren  adonde  ,  y  con  sesenta  mil  ducados  de  pensión! 
jPor  cierto  que  es  gran  lastima!  Y  esto  quando  de  no  ir- 
se ,  han  de  suceder  infinitas  calamidades,  muertes  de  ino« 
centes,  violencias,  robos,  y  en  fin  la  pe'rdida  de  toda 
esta  Monarquía.  jO,  santo  profeta  Joñas !  ¡Que'  dirás. 
á  esto !  Si  progter  me  exorta  est  tempestas. ,  mitite  me  i» 
mare. 

Y  me  pique' ,  porque  sabiendo  yo  que  motejando  los 
Jesuítas  de  inhumanos  á  los  Dominicos  en  un  papel  que 
días  há  escribieron  sobre  el  punto  de  la  Concepción  7  les 
argüían  ,  ¿que  cómo  no  dexaban  su  opinión  menos  pro- 
bable ,  por  la  mas  probable  ,  que  era  la  pia  ,  siendo  así 
que  lo  podían  ,  y  debían  hacer  ,  y  en  ello  iba  la  honra 
de  la  Reyna  del  Cielo,  y  la  común  quietud  del  rey- 
no  ?  Y  hoy  ellos  quando  va  la  honra  de  una  reyna  ,  y  la 
quietud  de  estos  reynos,  no  quieren  apearse  de  su  pare» 
cer  ,  y  opinión ,  solo  seguida    de  quatro   interesados, 

M  quan^ 


SO 

quando  la  opinión  común  de  todo  el  mundo  es  el  que 
conviene  que  se  vaya  el  padre  Confesor, 

¿Y  quien  no  se  habia  de  picar  para  ver  ,  que  el  padre 
Confesor ,  ni  por  el  escrúpulo  del  daño  que  nos  hace*  ni 
por  temor  del  daño  que  le  puede  venir,  no  quiera  imitar 
el  retiro  del  santo  Rey  David ,  y  del  Cardenal  Adriano? 
I  Ni  tema  la  expulsión  de  Mr.  de  Geures ,  del  Conde-Du- 
que de  Olivares  en  España  9  del  Cardenal  Richilieu  en 
Francia  ,  y  del  Cardenal  Bolseo  en  Inglaterra  ?  ¿  Ni  vea 
el  exeniplar  de  Trastamára  ,  Privado  de  Don  Alonso  en 
su  menoridad  ,  quemado  en  Tordehumos  por  el  levan- 
tamiento ,  y  quejas  de  tres  ciudades  5  el  de  Luna  ,  y  el 
de  Calderón  en  España  ,  y  el  del  Cardenal  Jorge ,  tutor 
del  niño  Rey  Estefano  de  Hungría,  el  deAristo  arrastra- 
do en  Lacedemonia  ,  y  el  de  Fisetaen  los  Espartos? 

Y  me  pique',  por  ver  que  se  traigan  á  Madrid  armas 
y  mosquetes  para  repartir  á  sus  vecinos  ,  quando  solo 
los  estaba  aguardando  para  hacer  lo  que  los  Napolitanos 
del  varrio  de  santa  Lucia ,  contra  un  extrangero  ,  y  sus 
aliados.  Y  quando  no  fuera  tan  cierto  ,  lo  que  no  tiene 
duda  es,  que  en  formando  Compañías,  no  entrará  el  pan, 
y  se  alborotarán  los  hambrientos. 

Y  me  pique-,  por  ver  que  para  guardar  esta  Corte, 
traigan  tantos  soldados  ,  que  no  es  otra  cosa  ,  que  poner 
en  guarda  de  la  carne  los  gatos :  pues  por  el  afe£to  que 
muestran  al  señor  Don  Juan  ,  ó  por  el  interés  que  espe- 
ran de  la  revolución  ,  han  de  ser  los  primeros  ,  que  en- 
tren á  saco  á  Madrid.  Bien  discurrido  tienen  ellos ,  que 
de  pelear  contra  S.  A.  si  no  tropiezan  por  dicha  con  Ja 
muerte  ,  no  adelantan  á  lo  menos  su  fortuna  5  pero  de 
pelear  contra  sus  enemigos  ,  pueden  salir  de  esta  vez  ri- 
cos para  toda  la  vida.  ¡Oh,  quántos  tienen  ya  echado 
el  ojo  á  la  casa  mas  bien  proveída  de  doblones!  ¡Y  quán- 
tos á  las  crueldades  que  les  propuso  su  venganza  !vQuie-- 

ra 


91 

ra  Dios  ,  que  ne'  sea  Madrid  segunda  Jerusalen  en 
las  desdichas.  Y  note'se  ,  que  el  cometa  del  año  pasa- 
do, es  hermano  del  que  predixo  la  asolación  de  Je- 
rusalen. 

Y  me  pique' ,  por  ver  que  la  Compañía  de  Jesús ,  in- 
discretamente ambiciosa ,  no  reconozca  con  los  humos 
de  la  pasión  ,  que  la  ciega  ,  su  ruina  5  ni  que  escarmenta- 
dos de.  Venecia  ,  Malta  ,  Alemania  ,  México  ,  Pamplo- 
na, &c.  no  teman  la  desdicha  de  los  Templarios  ,  y  que 
saque  á  la  plaza  del  mundo  unos  papelones  tan  indiscre- 
tos, que  sobre  malquistarlos  la  voluntad,  los  desacredita 
los  entendimientos. 

Y  me  pique',  por  ver  que  se  colora  el  no  echar  al 
padre  Confesor  ,  con  el  pretexto  de  la  Regalía  ,  diciendo 
que  es  contra  la  Magestad  ;  como  si  contra  la  suprema 
del  señor  Carlos  V.°  hubiese  sido  echar  á  instancias  del 
pueblo,  á  Mr.  de  Geures.  Y  finalmente  ,  como  si  hu- 
biera sido  contra  la  divina  Magestad  el  haber  echa- 
do desde  la  primera  silla  á  los  profundos  infiernos  á 
Luzbel  ,  un  instante  después  que  le  hizo  su  primer 
Ministro.  ,' 

Y  me  pique' ,  por  ver  que  se  temiesen  intentos  so- 
beranos del  señor  Don  Juan  estando  en  esta  Corte  ,  y 
Consejo  de  Estado  5  por  lo  qual ,  se  le  echaba  á  Flan- 
des  ,  y  hoy  no  se  le  admite  ;  quando  hoy  asistido  de 
razón  ,  de  quejas  ,  y  lo  que  mas  es  de  los  Reyes  de 
varios  reynos  ,  y  de  todos  los  afe&os  ,  no  se  le  teme 
en  Campaña.  O  es  hoy  vano  el  desprecio  ,  ó  no  pu- 
do ser  antes  fundado  el  temor  ,  ó  fia  poco  de  sí  ,  y  de 
los  suyos  el  que  juzga  ha  de  poder  ahora  en  el  corazón 
de  Castilla  contrastar  una  corona  contra  la  lealtad  de 
España  ,  el  que  con  la  asistencia  de  casi  toda  ella  no 
puede  echar  un  Jesuita  estrangero  ,  solo  por  ser  cuenta 
tocada  á  la  Magestad. 

M2  Y 


9*  _ 

Y  en  fin  ,  digo  señor ,  que  me  pique  por  lo  dicho, 

y  por  otras  muchas  cosas  ,  que  por  no  alargarme  omito. 
¡Y  así  picado  vengo  del  otro  mundo  á  responder  á  ciertos 
parientes  mios  ,  que  degenerando  de  su  talento  y  sangre, 
y  apartándose  del  sentir  común  ,  han  dado  materia  dila- 
tada  á  este  incendio  ,  pues  á  haberse  unido  todos  los  se- 
ñores con  el  pueblo  ,  con  Castilla  ,  con  Aragón  ,  y  Ca^ 
taluña ,  y  con  toda  la  Monarquía  que  desean ,  que  el 
Padre  Confesor  se  vaya ,  ya  la  Reyna  nuestra  señora  es- 
tuviera consolada  ,  el  señor  Don  Juan  pacifico  ,  el  rey  no 
sin  temores  internos  y  externos  del  France's ,  que  amena- 
za ,  y  el  Padre  Confesor  estuviera  en  su  patria  conten- 
to ,  y  nosotros  pagados  5  pues  si  nos  dexaba  que  comer, 
poca  fáltanos  hiciera,  aunque  se  llevara  consigo  los 
manteles  Alemaniscos  que  nos  traxo.  Bastábanos  las  ta- 
blillas que  puso  á  los  pobres ,  quando  les  quitó  el  re- 
curso natural  de  las  limosnas  ,  y  el  haberlas  cercenado  á 
los  Conventos  ,  y  á  las  viudas  ,  que  son  las  buenas  obras 
que  por  acá  ha  hecho.  Y  finalmente  ,  voy  á  decir  á  todos 
los  señores  mis  parientes  que  se  unan  ,  pues  en  la  unión 
consiste  el  fin  de  la  contienda  ,  y  en  la  desunión  y, 
parcialidad  ,  la  continuación  de  las  desdichas.  Bí£e. 

Y  el  Rey  prosiguió  :  Pues  yo  voy  también  á  presen* 
tarme  por  exemplar  á  la  Reyna  ,  al  Jesuita  ,  y  Consejos. 
Ya  comenzaban  á  partirse  ,  quando  una  muger  desafio-* 
radamente ,  gorda  y  fofa  ,  con  dos  muletas  ,  baxo  de  los 
brazos  ,  saliendoles  al  encuentro  ,  les  dixo  ;  Tened ,  Prin- 
cipes de  la  fama,  que  todo  lo  que  habéis  hablado,  detras 
de  esta  peña  ,  os  he  atendido.  Sabed  que  yo  soy  también 
una  de  las  famosas,  pues  soy  la  celebrada  fien  a  de  Pero 
Hernández  :  y  porque  mas  os  admiréis ,  sabed  que  soy 
consejera  trascendental  de  todos  los  Consejos  de  esta  Cor- 
te ,  desde  el  Supremo  del  gobierno  ,  hasta  el  mas  ínfimo 
de  todos.  En  todos  me  hallo ,  y  sin  mí  no  se  resuelve  na- 
da^ 


, 9* 

da :  y  pues  no  podéis  despachar  sin  mí ,  bien  será  que 
.nos  vamos  todos  juntos  poco  á  poco.  Admirólos  la  mu- 
ger  ,  y  la  propuesta  5  pero  viniendo  en  eila  ,  tomaron  el 
camino  juntos  j  mas  viendo  que  ella  lo  tomaba  con  tanta 
sorna  ,  la  dixeron  :  Buen  reposo  guarda  vmd.  quando 
según  las  materias  á  que  venimos ,  de  una  hora  á  otra  se 
puede  perder  el  mundo.  Á  que  ella  con  su  flema  acos- 
tumbrada respondió  :  Si  gastan  tanta  cólera  ,   bien  se  . 
pueden  volver,  que  acá  en  Madrid,  aunque  todo  se  pier- 
da ,  no  salimos  de  este  paso.  Pues  mas  largo  le  trae  el 
Francés  ,  y  el  señor  Don  Juan  ,  dixeron  ellos;  y  así  pues 
que  os  queréis  perder ,  perdeos ,  que  nosotros  desespera- 
dos de  vuestro  remedio,  nos  volveremos.  Quizás  debe  de- 
pender de  mas  alta  providencia  vuestra  ceguedad  ;  pues 
para  ganaros  debe  de  importar  ,  como  medio  único  ,  ei 
perderos.  Y  volviendo  las  espaldas  ,  se  desaparecieron  ca- 
da uno  por  su  parte. 

Ninguno  de  quantos  escritos  ha  habido  ,  han  dicho 
tanto  en  respuesta  del  Padre  Confesor  ,  como  el  que  sa- 
lió con  nombre  de  Consulta  ,  siendo  un  Manifiesto  ;  pero 
sin  embargo  ,  los  que  le  aplaudian  ,  y  no  tenian  noticia 
de  este  papel  del  Marques  de  Villena,  pareciales  que  el  se- 
ñor D.  Juan  de  Austria  no  tenia  séquito  alguno;  y  sin  sa- 
ber su  paradero  ,  se  alargaron  en  hablar  mucho  ,  aunque 
mal;  y  alguno  del  vando  de  los  Jesuítas  se  adelantó  en  el 
pulpito  mas  de  lo  que  debia  ,  y  pedia  el  Sermón ;  pero  el 
señor  Don  Juan  (de  quien  dice  un  político:  Este  mu- 
chacho es  demonio  ,  pues  con  unas  cartillas  en  romance  da  que 
hacer  á  tantos  ,  /  tan  doóios  hombres  )  hizo  con  segunda 
carta  ,  que  escribió  desde  Torre  de  Lledó  ,  dos  leguas 
de  Barcelona  ,  que  callasen  los  maldicientes ,  y  discur- 
riesen los  cuerdos.  Acompañaban  otras  para  los  señores 
de  la  Junta  grande ,  ó  de  Gobierno  ,  y  copia  de  lo  que 

es- 


94 

escribió  al  réyno  de  Aragón,  cuyos  motivos  por  ellas  se 

reconocen.  Y  para  contar  lo  sucedido  después ,  es  fuerza 

leerlas  ,  que  son  en  esta  conformidad. 

Carta  que  el  señor  Donjuán  de  Austria  escribió  a  la  Reyna 

nuestra  señora  desde  Torre  de  Lledá  á  1 3  de  Noviembre 

de    166%. 


SEÑORA. 


A 


2 1  del  pasado  dexé  escrita  á  V.  M.  en  Consuegra 
una  carta  yendo  á  montar  á  Caballo ,  para  resguardar- 
me ,  sin  mayores  escándalos  de  la  violencia ,.  que  en  aquel 
instante  supe  me  prevenia  el  Padre  Everardo ,  lleno ,  y( 
herido  el  corazón  del  justo  dolor  que  me  causó  hallarme 
-en  natural  necesidad  de  tomar  semejante  determinación, 
quando  mas  lexos  estaba  de  merecerla ,  y  con  mayor  de- 
seo de  que  todos  los  míos  fuesen  del  mayor  agrado  de 
LV.  M.,  y  ver  atropellada  por  este  Religioso  (tan  sin  razón) 
la  sangre  r  y  memoria  que  en  mí  concurre  del  Rey  nues- 
tro señor  {que  está  en  el  Cielo),  lo  mucho  que  S.  M«  me 
honró  ,  y  fió  en  mi  immutable  fidelidad  ,  desintere's ,  y^ 
amor  á  su  servicio  ,  y  los  importantes  y  grandes  que  hej 
hecho  á  esta  Corona, 

En  esta  Carra  (  que  no  dudo  llegaría  á  las  reales  ma- 
nos de  V.  M. )  ofrecí ,  que  desde  el  parage  adonde  me. 
encaminaba,  remitiría  á  V.  M.  segundas  noticias  mías*, 
Después  entendí ,  que  la  malevolencia  del  Padre  Eve- 
rardo habia  llegado  á  te'rminos  de  mover  el  real  y  be- 
nignísimo ánimo  de  V.  M. ,  á  que  mandase  poner  por 
obra  lo  que  yo  por  noticias  anticipadas  tenia  entendido» 
y  que  con  mano  armada  ,  y  nunca  oida  resolución  en  es- 
tos 


9f 

tos  reynos ,  con  persona  como  yo,  en  quién  no  hay  ,  ni 
podrá  jamas  haber  culpa  que  lo  merezca  ,  se  fue  á  Con- 
suegra (como  con  efe&o  se  executó  dos  dias  antes  de  mi 
partida  )  á  llevarme  preso  al  Alcázar  de  Segovia  ;  acción 
que  es  preciso  que  admire  ,  y  escandalize  á  quamos  la 
oyeren  ,  aunque  yo  puedo  afirmar  con  verdad  á  V.  M. 
que  he  llevado  este  grande  ultraje  ,  y  quantos  me  ha  he- 
cho desde  la  hora  en  que  espiró  el  Rey  nuestro  señor 
(  que  está  en  el  Cielo)  con  interior  consuelo  de  que  los 
padecia  por  el  mayor  servicio  del  Rey  nuestro  señor 
(Dios  le  guarde)  por  el  de  V,  M.,  y  bien  de  toda  la  Mo- 
narquía; y  con  igual  esperanza  de  que  la  divina  provi- 
dencia habia  de  permitir  ,  que  este  camino  mismo  agrio 
y  escabroso,  me  condujese  á  favorable  disposición  ,  en 
que  poder  contribuir  á  estos  tres  fines  tan  de  mi  obliga- 
ción. Y  como  quiera  que  todos  ellos  se  comprehenden 
en  que  V.  M.  se  digne  mandar  al  Padre  Everardo  ,  que 
salga  de  los  dominios  de  V.  M, ,  y  se  encamine  á  Ro- 
ma ó  á  la  parte  que  V.  M.  sea  servida  fuera  de  ellos; 
reservo  también  hasta  entonces  todas  las  noticias  que 
ofrecí  á  V»  M.  en  esta  humilde  ,  y  respetuosa  súplica, 
en  que  es  cierto ,  señora ,  que  es  V.  M.  la  primera  in- 
teresada después  del  Rey  nuestro  señor,  pues  no  habrá 
nadie  que  mire  sin  pasión  el  estado  de  nuestras  cosas, 
que  no  confiese  consistir  en  ella  ía  mas  segura  prenda 
del  prudentísimo  gobierno  de  V.  M.,  á  quien  toda  la 
felicidad ,  y  reputación  Española  quedará  eternamente 
obligada  por  haberla  exonerado  V.  M.  de  un  yugo  tan 
indigno  y  molesto  ;  rescatando  al  mismo  tiempo  V.  M. 
su  propia  libertad,  y  soberano  juicio  y  prudencia  ,  para 
poderla  aplicar  al  común  beneficio  de  esta  Corona  ,  y, 
emplear  en  esto  el  tiempo  que  el  Padre  Everardo  gasta- 
ba solamente  en  divertir  ,  y  executar  los .  medios  de  su 

par- 


96 

particular  conservación  ,  valiéndose  V.  M.  en  conformi- 
dad de  lo  que  el  Rey  nuestro  señor  fue  servido  de  dexar 
dispuesto  ,  de  ios  Ministros  naturales  de  estos  reynos  >  en 
quienes  debe  concurrir  dolor  para  sentir  su  ruina ,  com- 
pasión para  solicitar  su  remedio  ,  y  el  alivio  de  tanto  po- 
bre vasallo  i  (por  cuya  vejación  sin  duda  nos  envia  Dios 
los  infortunios  que  padecemos )  y  zelo ,  y  experiencias 
para  hacer  que  esta  grande  Monarquía  vuelva  á  ser  for- 
midable á  sus  émulos }  siendo,  después  de  Dios,  la  primera 
causa  de  todos  estos  saludables  efe&os ,  y  la  restauración 
del  honor ,  y  nombre  Español ;  lo  que  rendidamente  re- 
presento ,  y  suplico  á  V.  M.  cuya  execucion  ,  siendo  tan 
breve,  como  el  estado  de  las  cosas,  y  el  servicio  de  V.  M., 
requieren,  seré'  yo  el  primero  que  desee  y  vote  sea 
en   la   forma  mas  decente ,  y  decorosa  á  la  real  so- 
beranía de  V.  M. ,  y  al  agrado  con  que  ha  tenido  V.  M» 
por  bien  de  favorecer  á  este  Religioso :   para  lo  qual 
sobran  á  la  grandeza  de  VY  M.    muchos  caminos  y 
medios. 

Estos,  señora,  son»  mis  intrínsecos  ,  y  verdade- 
ros dictámenes ,  sin  otro  humano  interés ,  ó  fin  par- 
ticular mió ,  como  lo  mostrará  á  V.  M.  el  tiempo  ;  y 
creo  firmemente  ,  que  muy  en  breve  ha  de  experi-, 
mentar  V.  M.  quán  del  servicio  de  V.  M.  son  estas  hu- 
mildes representaciones  que  hago  á  lo  pies  de  V.  M.  dan» 
do  Dios  á  V.  M.  felicísimos  aciertos ,  que  aumente  cada 
día  el  lustre  ,  reputación  ,  y  aHvio  de  estos  reynos ,  y  la 
adoración  con  que  veneramos  á  V.  M.  quantos  tenemos  el 
honor  y  la  dicha  de  ser  sus  escíavos  y  vasallos.  Y  porque 
ha  cesado  ,  ya  todo  motivo  de  detener  mas  tiempo  preso 
ai  hermano  de  mi  secretario  r  no  dudo  que  V.  M.  se  dig- 
nará de  hacerme  a  mi  la  honra  de  ordenar  se  le  ponga 
hiego  en  libertad. 

Tara» 


fttf 

También  estoy  en  precisa  obligación  de  suplicar  á 
V.  M.  constantemente,  que  así  como  los  apasionados  in- 
formes ,  y  sugestiones  violentas  del  Padre  Everardo  haa 
forzado  (por  decirlo  como  lo  entiendo)  la  retta  y  clemen- 
tísima intención  de  V.  M.  para  que  se  me  haya  qui- 
tado el  honor,  y  la  reputación  en  todos  los  quatro  ángu» 
los  del  mundo,  con  quantas  manifiestas  demostraciones 
lo  ha  podido  extender  mas  en  ellos  ,  se  sirva  V.  M.  de 
restituirme  también  con  demostraciones ,  y  honras  piU 
blicas  estas  preciosas  prendas  ,  que  por  tantas  razones  he 
antepuesto  siempre  á  la  propia  vida ;  en  cuya  propor- 
ción me  será  todo  lo  demás  despreciable.  Y  finalmente, 
señora,  repito  á  V.  M.  con  humilde  reverencia,  y  por  des- 
cargo de  mis  grandes  obligaciones  al  servicio  del  Rey  nues- 
tro señor,  y  de  V.  M.  y  al  mayor  bien  de  los  re  y  nos,  que 
ellos  mismos  son  ,  y  serán  los  que  me  conserven  en  estos 
mis  dictámenes  con  tan  inmutable  constancia  ,  que  cree- 
ría faltar  á  la  mas  sagrada  lealtad  ,  que  debo  al  Rey  nues- 
tro señor,  y  á  V.  M.  si  desistiese  de  ellos  en  un  solo  ápice: 
con  que  se  declara  quanto  se  puede  la  firmeza  de  esta  re- 
solución. Dios  guarde  la  Católica  y  real  persona  de  V.  M. 
como  deseo  y  he  menester.  Torre  de  Lledó  á  1 3  de  No- 
viembre de  1 658.  ^  Su  mas  humilde  vasallo  de  V.  M.  = 
Don  Juan. 

Copia  de  las  cartas ,   que  el  señor   Don  Juan  escribió   a 

los  de  la  Junta  de  Gobierno  ,  A  cada  uno  de  pvr  sí} 

ti  mismo  di  a  I  3  de  Noviembre* 

AL  ARZOBISPO  DE   TOLEDO. 

I  fuese  posible  que  en  las  grandes  ocupaciones  y  zelo 
de  V.  £m.  cupiese  intención  ,  ó  deseo  de  turbar  ,  ó  perr 
tier  el  mundo  5   á  io  menos  se  le  habia  venido  á  las  ma- 

N  nos 


P8 

nos  la  ocasión  ;  pero  ya  que  en  esta  parte  no  tengo  que 
pedir ,  ni  que  protestar  á  V,  Em. ,  le  protesto  ,  y  le  pido 
por  Dios ,  y  por  ese  inocente  ángel ,  y  dueño  nuestro, 
que  aplique  V,  Em.  ese  mismo  zelo  y  obligación  con  que 
nació  adonde  juzgare  necesario ,  para  evitar  los  malos 
efe&os  ,  que  seria  preciso  resultasen  de  la  terquedad  del 
Padre  Everardo  en  resistir  salir  de  estos  reynos  ,  como 
tanto  nos  importa  á  todos?  y  que  se  piense  bien  si  es 
alhaja  de  tanto  precio ,  que  válgala  inquietud  de  toda 
España.  En  quanto  á  mí ,  desde  ahora  declaro ,  que  ni 
quiero  ,  ni  he  de  sacar  del  logro  de  este  empeño  ,  ni  de 
sus  conseqiiencias  mas  ínteres  que  la  gloria  de  librar  el 
fracasado  baxel  de  esta  Corona  ,  de  un  piloto  tan  indig- 
no de  regir  su  difícil  timón  ,  y  que  la  Reyna  nuestra  se- 
ñora me  restituya  la  honra  ,  que  por  las  iniquas  suges- 
tiones de  este  Religioso  ha  permitido  se  me  quite  publi- 
camente >  que  son  las  humildes  súplicas  que  hago  en  la 
carta  que  escribo  hoy  á  S.  M. ,  y  verá  V.  Em.  todo  lo 
demás  favorable ,  que  fio  en  Dios  producirá  la  perfec- 
ción de  esta  importante  obra  ,  y  que  ha  de  quedar  (  con 
su  divina  ayuda)  en  beneficio  del  Rey  nuestro  señor, 
de  su  Magestad  misma  ,  y  de  estos  reynos :  cuyo  honor 
y  conservación  es  mi  único  fin  ,  y  por  el  me  he  consti- 
tuido hasta  ahora  á  padecer  ( sin  ninguna  contradicion  ) 
las  injustas  calumnias,  y  castigo  delinqüente  y  destinado: 
y  últimamente  ,  el  efe&o  mas  execrable  de  la  alevosía  del 
dicho  Padre  Everardo  de  echarme  la  mano  como  á  cri- 
minal reo  :  acción  sin  exemplar  en  quien  nació  como  yo, 
y  no  puede ,   ni   tiene ,  ni  puede   tener    jamás   culpa  , 
que  corresponda  á  tan  desmedido  ultraje  y  escándalo. 
Dios  &c. 

"  En  esta  misma  conformidad  escribió  el  señor  Don 
Juan  al  Vice-Canciller  de  Aragón,  al  Marques  de  Ay to- 
na ,  y  al  Conde  de  Peñaranda. 

AL 


99 

AL  PRESIDENTE  DE  CASTILLA. 

.Cuerdese  V.  S.  I.  que  antes  debió  á  Dios  el  ser  Es- 
pañol y  vasallo  de  nuestro  Rey  ,  que  al  Padre  Everardo 
el  lugar  en  que  le  puso  ;  y  crea  V.  S.  I.  que  no  puede 
haber  nada  mas  loable  ,  ni  que  mejor  le  este' ,  que  no 
turbar  el  orden  de  estas  obligaciones,  y  reconocer  la  pri- 
mera no  solo  por  la  mayor,  sino  por  la  única 5  y  esto 
nunca  puede  sonar  mas  ,  que  á  deseo  de  los  aciertos  de 
V.  S.  I. ,  y  que  se  luzcan  en  servicio  del  Rey  nuestro 
señor.  Dios  guarde  &c. 

A  D.BLASCO  DE  LOYOLA. 

_l  ^SA  carta  pondrá  Vm.  luego  en  las  reales  manos  de 
la  Rey  na  nuestra  señora,  y  según  mi  cuenta  ,  espero 
en  estos  quince  dias  la  respuesta  ,  y  la  noticia  de  haber 
condescendido  benignamente  S.  M.  á  lo  que  en  ella  le 
suplico.  Dios  por  quien  es ,  la  inspire  estos  saludables 
dictámenes  ,  y  dome  la  terca  cerviz  del  Padre  Everardo 
á  que  se  ajuste  á  ellos  con  la  brevedad  que  digo ,  y  tan- 
to nos  conviene  5  por  quanto  al  contrario  no  podían  de* 
xar  de  seguirse  graves  inconvenientes  en  la  inmutable 
prosecución  de  este  empeño.  De  que  he  querido  prevenir 
repetidamente  á  Vm.  para  descargo  de  mi  obligación,  y 
de  mi  conciencia  ,  para  que  como  Ministro  tan  zeloso  del 
servicio  de  Rey  nuestro  señor  ,  procure  que  se  disponga 
lo  que  se  propone  sin  mas  dilación  ,  y  le  deba  S.  M.  y  to- 
da España  este  gran  servicio.  Dios  guarde  &c. 


N2  G>- 


[IOO 


ffofifl  de  carta  ,  que  el  señor  Don  jftían  de  Austria  es- 
cribió  al  reyno  de  Aragón  *  y  en  la  misma  confort 
mi  dad  á  todas  las  Ciudades  y  Villas ,  c±ue  tienen 
•     .  voto  en  Corte  i \ 


■«Jffv— 


L^Uego  que  pise  el  terreno  de  ese  reyno  ,  lo  participe 
á  V.  S.  por  medio  del  Sargento  general  de  batalla ,  Con- 
de de  Escalante,  Gentil  hombre  de  mi  Cámara,  del  qual, 
y  del  extrajo  de  carta  para   la  Reyna  nuestra  señora, 
que  envíe  á  V.  S. ,  habrá  entendido  las  causas  que  me 
reduxeron  á. precisa  obligación  de  poner  en  seguridad  mí 
persona.  Ahora  diré'  á  V.  S.  en  execucion  de  lo  que  en- 
tonces le  ofrecí  ,  que  estas  fueron  en  dos  m©dos.  Las 
unas ,  y  de  mayor  realce  ,  que  tocaban  al  servicio  del 
Rey  nuestro  señor,  conservación  de  sus  reynos ,  y  repu- 
tación y  honor  de  todos  sus  vasallos  :  y  las  otras,   que 
miraban  á  mis  particulares.  En  estas  no  me  dilatare'  por 
ser  yo  el  inmediato  interesado  5  y  porque  á  vista  de  aque- 
llas ,  las  he  atendido  menos  siempre  >  de  mas  de  que  han 
sido  tan  sin  intermisión  desde  la  hora  en  que  para  casti- 
go común  de  esta  Monarquía  espiró  el  Rey  nuestro  se- 
¿Sor  (que  goza  de  Dios),  que  sería  menester  mucho  volu- 
men ,  y  tiempo  para  reducirlas  á  escrito  5  y  así  bastará 
insinuar  ,  que  desde  aquel  instante  hasta  el  presente  dia, 
apenas  ha  amanecido  alguno  en  que  el  Padre  Everardo 
no  haya  maquinado  nuevas  violencias,  y  ofensiones  con- 
tra mí  j  habiendo  llegado  su  última  alevosía  á  procurar 
con  tan  profunda  malicia  como  se  ha  visto ,  reducirme 
á  postura  de  delinqüente,  induciendo  el  benignísimo  áni- 
mo de  la  Reyna  nuestra  señora  ,  á  que  como  á  tal  se  pen- 
sase ,  y  pusiese  en  execucion  ei  intento  de  prenderme, 

con 


I O  I. 

con  desprecio  ele  todas  las  divinas  ,  y  humanas  atencio- 
nes-,  y  de  la  sangre  ,  y  memoria  que  en  mí  reside  del 
Rey  nuestro  señor  (que  este  en  el  cielo).  Y  que  sea  ver- 
dad ,  que  el  designio  de  querer  espeler  á  este  Religioso, 
no  haya  tenido  ninguna  consideración  ,   ni  particular  in- 
terés ó  satisfacción  ,  lo  muestra  mi  modo  de  proceder; 
pues  si  me  hubiera  dexado  llevar  del  estimulo  de  la  ven- 
ganza ,  y  no  le  hubiese  hecho  suelta  delante  de  Dios  de 
quanto  ha  obrado  contra   mi  honor  y   vida  ,   hubiera 
visto  quán  fácil  me  hubiera  sido  acabar  con  él ,  por  ca- 
minos mas  recatados  ,  y  seguros  ;  pero  hasta  ahora   no 
me   ha   aconsejado  mi  ánimo  hacer  acción  de  que   no 
me  pueda  declarar  autor  sin  ningún  empacho  ,  y   me 
pesaría  infinito  verme  reducido   á   tan  estrechos    tér- 
minos. 

En  lo  que  el  servicio  de  nuestro  Monarca,  la  conser- 
vación de  su  Corona ,  y  la  reputación  de  sus  vasallos^ 
se  ha  deteriorado  ,  padecido  ,  y  enviiecidose  por  razón 
de  la  soberanía  en  que  se  ha  colocado  dicho  Padre  Eve- 
rardo  ,   fueran  mas  justas  las   ponderaciones  ,  si  es  que 
hay  algunas  bastantes  á  explicarlo.  Él  es  causa  única,  y 
absoluta  de  todas  nuestras  calamidades  ,  y  disipación  de 
dominios  dentro  y  fuera  deEspaña  por  sus  caprichos.  Tie- 
ne el  Rey  menos  tan  estimables  piedras  de  su  Corona  ,  y 
nos  vamos  acabando  de  perder  á  largo  paso  ,  sin   que  en 
el  haga  esto  ninguna  aprehensión.  Su  cruel  ánimo ,  de- 
sigual á  las  otras  calidades  que  le  alimentan ,  bien  lo  expe- 
rimentó aquel  desdichado  Malladas  ,  hijo-  de  ese  reyno, 
en  que  hizo  lo  mas  á  que  han  llegado  los  mayores  tiranos 
del  mundo. 

Si  en  tiempo  del  señor  Emperador  Carlos  V.°  de  glo- 
riosa memoria ,  padeció  España  las  tribulaciones  ,  que 
se  saben  ,  por  no  poder  sufrir  á  un  Ministro  extranjero, 
no  obstante  suceder  en  sazón  ,    que  era  regida  por  su 

Rey, 


10  2 

Rey  ,   y  señor   natural ,  y  concurrieron  en  el  Ministro 
las  calidades  de  ser  vasallo  suyo,  de  gran  sangre  ,   cau- 
dal ,  y  juicio  para  gobernar  ,  como  los  extremos  los  mos- 
traban ,  y  la  fidelidad  ,  y  reputación  grande  que  enton- 
ces gozaba  toda  la  Monarquía  5  ¿que'  no  se  podrá   temer 
ahora  en  una  menoridad  ,  si  se  continuase  la  monstruosi- 
dad ,  y  el  horror  de  ver  entronizado  en  el  mas  despótico 
poder  á  que  jamas  llegó  Valido,  á  un  hombre  en  quien 
se  juntan  quantas  impropias  partes  pueden  imaginarse 
para  tener  en  las  manos   una  valanza  tan  preciosa  y  de- 
licada ,   nacido  fuera  de  los  dominios  de  la  Corona  ,    de 
obscuro  linage  ,  de  cortísima  comprehension  natural ,  so- 
bre faltarle  totalmente  las  experiencias  de  que  necesita  el 
difícil  arte  de  gobernar  ,  y  presumido  á  esta  proporción, 
pues  no  ha  acertado  á  conducir  el  timón   de.  este  gran 
baxel  de  la  Monarquía  Española,  en  que  tan  atinados  pi- 
lotos se  han  perdido?  ¿Ambicioso  en  el  último  grado;  pues 
contra  las  expresas  prohibiciones  ,  que  el  Rey  nuestro  se- 
ñor (que  está  en  el  cielo)  dexó  en  su  testamento  ,  y  con- 
tra lo  mismo  que  S,  M.  obró  en  su  vida  ,  no  habie'ndole 
querido  dar  nunca  el  mas  leve  cara&er  de  Ministro  ,  se 
ha  puestto  tan  arrebatadamente  sobre  nuestras  cabezas, 
atrepellando  todas  estas  nulidades  ?  Y  el  haber  ascendi- 
do á  quanto  tiene ,   no  solo  sin  Consejo  ,  sino    contra 
el  expreso  dictamen  de  la  Junta  que  S.  M.  puso  á  la  Rey- 
na  nuestra  señora  para  los  fines ,  que  constan  del  testa- 
mento. ¿Quien  no  llorará  con  lagrimas  de  sangre,  al  con- 
siderar cabeza  y  juez  de  la  Religión  Católica  en  estos 
reynos  ,  dispensador  de  la  justicia  ,  y  dueño  de  nuestras 
honras  ,  vidas  y  haciendas  ,   á  un  hombre  de  estas  pren- 
das con  la  nunca  vista  incompatibilidad  de  Confesor  y  Va- 
lido ,  que  es  lo  mismo  que  Fiscal   y  parte  ,   quando   los 
efe&os  corresponden  tan  puntualmente  á  estas  causas  en 
el  desorden  general  del  gobierno  ,  repetidas  perdidas  de 

rey- 


103 
reynos  y  provincias  enteras ,  con  ignominia  nuestra ,  y 
escarnio  de  nuestros  enemigos :  despreciadas  y  ajadas  la 
nobleza  ,  y  la  milicia  5  sin  justicia  ,  sin  economía  rendi- 
didos  y  aniquilados  los  pobres  vasallos  de  Castilla,  con  ei 
insoportable  peso  de  tributos? 

Finalmente  ,  por  no  detener  mas  á  V.  S.  con  lo  que 
es  tanto  menos  necesario  de  ponderar  ,  quanto  lo  tene- 
mos todos  mas  á  la  vista  ,  pasare'  á  decir ,  que  en  exe- 
cucion  de  lo  que  ofrecí  á  la  Reyna  nuestra  señora  en  mi 
carta  de  2 1  de  O&ubre  ,  he  enviado  hoy  á  sus  reales  ma- 
nos la  humilde  súplica  ,  que  V.  S.  verá  por  las  adjuntas 
copias  ,  para  que  sirva  de  mandar  salga  luego  de  estos 
reynos  el  Padre  Everardo.  Y  aunque  fio  de  la  suma  pru- 
dencia de  S.  M.  que  conociendo  el  zelo  ,  y  desinterés  con 
que  me  muevo  á  este  empeño  y  determinación  ,  y  que 
á  nadie  le  va  mas  en  su  logro ,  después  del  Rey  nues- 
tro señor  ,  que  á  S.  M.  misma  ,  se  dignará  de  condescen- 
der benignamente  con  lo  que  se  le  súplica  ,  no  dando  oí- 
dos á  los  perniciosas  consejos  del  dicho  Padre  5  con  todo 
eso  ,  condesíderando  quán  atendidas  serán  de  S.  M.  las 
representaciones  de  V.  S. ,  y  deseando  mas  que  la  pro- 
pia vida  ,  aplicar  quantos  medios  juzgo  eficaces  para  que 
se  consiga  este  importante  fin,  sin  los  inconvenientes, 
que  sería  preciso  resultasen  de  la  terquedad  de  este  Re- 
ligioso de  no  venir  en  los  partidos ,  que  se  le  ofrecen: 
pido  y  exórto  á  V.  S.  (que  como  miembro  tan  noble  ,  y 
principal  de  esta  Monarquía,  y  como  quien  es,  es  preciso 
mire  con  gran  dolor  el  lamentable  estado ,  y  riesgo  en 
que  se  halla  )  coopere  con  sus  prontas  instancias  ,  y  fer- 
vorosos oficios  ,  por  medio  de  persona  expresa  ,  á  obte- 
ner de  S.  M.  lo  que  tanto  nos  conviene  á  todos  5  que  de 
mi  parte  estoy  tan  en  la  importancia  ,  y  obligación  de 
no  mover  cosa  de  que  pueda  resultar  el  mas  ligero  peli- 
gro á  la  quietud  pública  ,  y  de  conservarme  en  este  mis- 
mo 


104 
mo  conocimiento  ,  á  quantos  cotí  tanta  razón  tienen  he- 
cho concepto  de  que  lo  que  obrare  ó  dige're  que  obren, 
será  siempre  io  que  mejor  este  al  servicio  del  Rey  nues- 
tro señor  ,  que  aún  no  he  querido  hasta  ahora  dar  á  luz 
pública  el  manifiesto  que  tengo  formado  en  reparación 
de  mi  honor  ,  esperando  en  la  divina  misericordia  ,  que 
hemos  de  vencer  la  dureza  de  este  Religioso  ,  sin  pasar 
de  los  medios  lenitivos  ,  en  que  tocará  á  V.  S.  tan  loable, 
y  principal  parte  j  á  lo  que  yo  por  el  público ,  y  parti- 
cular interés ,  le  quedare'  con  particular  obligación,  y  re- 
conocimiento. 5 

En  habiendo  cumplido  con  una  promesa  que  he  heJ 
cho  á  nuestra  señora  de  Monserrate ,  (cuyo  soberano  pa- 
trocinio invoco  desde  el  principio  para  la  especial  direc- 
ción de  estos  negocios),  espero  volverme  á  acercar  á  ese 
reyno  para  hallarme  mas  pronto  por  lo  que  pudiere  ofre- 
cerse ,  y  para  alimentar  la  esperanza  con  que  siempre 
estoy  de  expresar  personalmente  á  V.  S.  quanto  debe  fiar 
de  mi  estimación  y  voluntad;  y  entre  tanto  que  se  me  di- 
latare el  cumplimiento  de  este  deseo  ,  me  remito  á  lo  que 
habrá  dicho  ,  y  dirá  á  V.  S.  el  Conde  de  Escalante.  sS 
Dios  guarde  áV.S.  muchos  años  en  toda  felicidad.  Torre 
Liedó  13  de  Noviembre  de  i6"68. 

Estas  cartas  llegaron  á  los  16  del  mismo  mes  con  cor- 
reo extraordinario  *,  y  luego  que  se  dieron  á  S.  M. ,  y  á 
los  demás  para  quien  venian  ,  se  imprimieron  con  lá 
que  habia  escrito  S.  A.  al  reyno  de  Aragón,  y  se  dieron 
diferentes  pliegos  á  señores  y  comunidades  por  la  Corte, 
con  que  empezó  á  haber  mucho  ruido  j  y  no  poco  con 
haber  hecho  plaza  de  armas  el  sitio  del  Pardo,  donde 
aquartelaron  docientos  caballos  ,  que  sacaron  de  los  alo- 
jamientos ,  no  cesando  en  hacer  acercar  á  Madrid  ,  y 
á  diferentes  lugares  otras  tropas  ;  cosa  que  tuvo  en  gran 
confusión  á  la  Corte.  Á  este  mismo  tiempo  se  hicieron 

di- 


I0*í 

diferentes  Consejos  de  Estado  i  y  también  al  real  de  Cas- 
tilla se  le  mandó  reconociese  si  estaba   ya  en  estado  la 
materia  de  hallar  culpa  en  el  señor  Don  Juan ,  que  fue- 
se digna  de  reprobar  estas  acciones ,  y  de  algún  castigo 
severo.  Y  aunque  parece  (según  se  dexa  reconocer  por 
los  efe&os)  que  estuvo  el  Consejo  con  indiferencia  ,  y  que 
los  mas  fueron  de  la  parte  del  Padre  Confesor  ,  no  qui- 
so Don  Antonio  de  Contreras  se  le  pasase  al  pueblo  el 
buen  rato  que  dio  á  todos,  manifestando  su  voto  por  es- 
crito, que  fue  singular,  y  así  después  de  haberle  enviado 
á  la  Reyna  nuestra  señora  ,  se  esparció  en  la  Corte, 
haciendo  todos  grande  estimación  de  el ,  así  por  lo  biéa 
fundado  ,  como  porque  hablaba  como  Ministro  chris-^ 
tiano  ,  virtuoso  ,  y  con  todo  desinterés  j  el  qual  fue  comqj 
se  sigue. 


D 


VOTO     DE    DON    ANTONIO 

DE      CONTRERAS. 


'ON  Antonio  de  Contreras  dice :  Que  este  negocíaf 
es  muy  grave ,  y  las  circunstancias  que  en  e'l  ha  habido,, 
le  ha  hecho  gravísimo  i  y  si  en  lo  que  se  obrare  de  hoy 
mas  ,  no  se  acertase  á  componer  ,  seria  de  mucho  perjuin 
ció  para  la  Regalía  y  causa  pública.  Por  lo  qual ,  lo  prl-| 
mero  es  encomendarlo  á  Dios  nuestro  señor ,  para  que 
se*sirva  su  divina  Magestad  de  mirar  esta  República  con; 
misericordia  ,  y  encaminar  lo  que  mas  fuere  del  servicio 
suyo  $  y  procurar  disponer  este  negocio  con  atención  ai 
principio  que  ha  tenido,  al  progreso  que  tiene  ,  y  al  fin 
que  se  puede  esperar  >  procurando  los  medios  christia- 
nos ,  prudentes  y  eficaces.  El  Consejo ,  á  quien  se  remi- 
tió este  negocio  después  de  la  prisión  de  Patino  ,  de  ha-f 
ber  salido  los  Ministros  á  la  execucion  de  la  prisión  del 
señor  Don  Juan  ,  de  su  retirada  ,  y  después  que  vino  la 

O  car* 


io6 

carta  ,  que  dexó  escrita  á  V.  M. ,  ha  hecho  dos  consul- 
tas á  V.  M. ,  con  quien  se  ha  conformado.  Y  en  esta ,  que 
és  la  tercera  ,  ha  parecido  á  Don  Antonio  poner  su  voto 
por  cumplir  con  la  obligación  de  la  conciencia  ,  desean- 
do poner  ( según  lo  entiende  )  lo  que  mas  sea  del  servicio 
de  Dios  nuestro  señor  ,  de  V.  M. ,  del  Rey  nuestro  se- 
ñor ,  y  bien  de  la  Monarquía. 

Señora ,  después  de  los  principios  ,  ha  discurrido 
Don  Antonio  en  este  negocio  y  halla  ,  que  es  diferencia 
entre  dos  vasallos  de  gran  suposición.  El  uno  el  señor 
Don  Juan  de  Austria ,  que  no  tiene  comparación  con 
ninguno ;  hijo  del  Rey  nuestro  señor  ( que  este'  en  el 
Cielo),  medio  hermano  del  Rey  nuestro  señor,  (que  Dios 
ha  sido  servido  darnos ,  y  que  guarde  su  divina  Mages^ 
tad  muchos  años)  de  la  señora  Emperatriz  ,  y  de  la  se- 
ñora Reyna  de  Francia  ,  y  primo  de  V.  M.  Y  el  otro  el 
Padre  Juan  Everardo ,  Confesor  de  V.  M. ,  Inquisidor 
General ,  del  Consejo  de  Estado  ,  y  uno  de  los  Goberna- 
dores de  estos  reynos.  En  medio  de  estos  dos  sugetos  está 
la  Regalía  que  Dios  nuestro  señor  puso  en  la  real  persona 
de  V.  M. ,  para  que  con  maduro  ,  igual  y  christiano  ze- 
lo  gobierne  esta  diferencia  ,  con  atención  ,á  que  no  per- 
diendo de  vista  la  justicia  ,  se  eviten  los  daños  que  ame- 
nazan á  la  Regalía,  y  á  la  causa  pública.  El  frangente  en 
que  nos  hallamos ,  es  grande  ,  por  la  inquietud  de  los 
reynos  ,  si  no  se  tomase  medio  competente  para  aquietar 
estos  vasallos  ,  y  que  se  viva  en  paz  ,  que  es  el  principal 
cuidado  que  debe  tener  la  Regalía.  V.  M.  (Dios  la  guar- 
de )  desea  esto  ,  preguntando  á  diferentes  Consejos  ,  y¡ 
Ministros  se  le  diga  lo  que  podia  ,  y  debia  hacer  en  este 
caso  5  y  cada  Ministro  tiene  obligación  de  decir  á  V.  M. 
el  di&amen  que  tuviere ,  para  que  con  vista  de  todos, 
V.  M.  elija  lo  que  convenga.  Y  para  decir  Don  Antonio 
el  suyo ,  supone  la  proposición  del  señor  Don  Juan  ,  de 

que 


107 
que  V.M.se  sirva  de  apartar  de  sí  al  Padre  Juan  Everardo 
su  Confesor ,  juzgándole  por  el  Ministro  que  gobierna 
las  acciones  de  V.  M.  Esta  proposición  del  señor  Don 
Juan  tiene  dos  partes  :  una  es  las  instancias  de  ella  ,  y 
otra  el  modo  con  que  se  dice,  que  lo  queria  intentar.  Uno  y 
otro  puede  ser  reprobado  i  pero  la  primera  de  desear 
apartar  á  los  Validos  de  los  Reyes ,  apenas  se  considera 
tiempo  que  no  haya  exemplares  de  este  deseo  ,  y  de  su 
execucion.  Debe  de  ser  pensión  natural  del  puesto  de  los 
Validos,  y  no  se  suele  aborrecer  la  persona,  sino  el 
exerctcio  >  y  si  consultamos  las  divinas  letras ,  vemos  á 
David  en  casa  del  Rey  Achis ,  santo  y  bueno  ,  querido 
del  Rey  ,  que  le  aliviaba  sus  cuidados ;  mas  los  criados 
del  Rey  procuraron  hechar  á  David  i  aunque  con  gran 
sentimiento  del  Rey  que  le  tenia  por  santo  y  bueno» 
pero  Satrapís  non  pUcet.  Vete  con  Dios.  Si  consultamos 
las  historias  de  todos  los  reynos ,  se  hallarán  muchos 
exemplares  ,   pues  en  Castilla  frescos  los  hemos  alcanza- 
do. Del  Duque  de  Lerma  fue  notable  el  valimiento  con 
su  Rey  ;  fue    el  Duque   perseguido  ,  y  se  determinó 
á  procurar  un  Capelo,  como  lo  tuvo ,  y  después  se  fue  á 
Valladolid  j  á  que  se  dice  ayudó  harto  su  propio  hijo.  En 
el  Conde  de  Olivares  sucedió  así  como  todos  sabemos,  y 
con  el  consentimiento  de  los  Reyes  han  salido  por  aquie* 
tar  los  pueblos. 

En  el  modo  que  se  dice  disponía  ,  y  dispuso  el  señor 
Don  Juan  esto ,  hubo  tres  cosas.  La  primera ,  la  dis- 
posición que  dicen  tenia  tratada  :  la  segunda  ,  la  carta 
que  escribió  á  V.  M.,  y  la  tercera  ,  haber  vuelto  las  es- 
paldas sin  esperar  el  mandato  de  V.  M.  En  la  primera 
de  querer  sacar  de  la  Corte  al  Padre  Everardo  ,  (aunque 
no  sea  mas  que  el  conato  )  es  muy  de  notar  y  reparar. 
A  un  Confesor  de  V.  M.  Religioso  ,  Inquisidor  general 
sacarle  de  estos  reynos  violentamente,  sin  susdignida- 

O  2  des, 


\ 


■xo8 

des,  ni  su  hacienda,  y  ponerle  en  parte  donde  apenas  tií-J 
viese  con  que  sustentarse  ;  ya  se  ve  lo  que  es  >  y  aunque 
se  dice  que  hay  exemplar  ,  sería  muy  perjudicial  tocarle 
aquí.  La  segunda  ,  de  haber  escrito  la  carta  ?  es  de 
gran  nota  y  reparo.  No  parece  haberla  escrito  el  señor 
Don  Juan  5  si  ya  no  es  que  se  puede  recibir  en  cuenta 
del  justo  dolor  que  tendría  de  verse  privado  de  la  gra- 
cia de  V.  M. ,  y  ajado  con  el  mandato  de  su  prisión. 
La  tercera  de  haber  vuelto  las  espaldas ,  fue  convenien* 
cia  ,  pues  si  sus  vasallos  que  tanto  le  quieren  ,  vieran  lie* 
var  preso  á  su  dueño ,  nos  aventuraba  á  que  hiciesen 
pedazos  á  todos  quantos  iban  ,  y  que  de  ello  resultasen 
unas  guerras  civiles  de  grandes  daños.  Señora  ,  Don 
Antonio  siente  así  de  este  caso  ,  y  después  de  haber  di- 
cho su  parecer  en  el  Consejo ,  se  ha  conformado  de  que 
se  use  de  medios  suaves ,  y  hasta  ahora  apenas  ha  oído 
decir  que  se  haya  usado  de  ninguno. 

El  primero  que  parece  se  ofrece  es  ,  la  respuesta  de 
esta  carta ,  que  ha  escrito  el  señor  Don  Juan  á  V.  M. ,  y 
me  parece  muy  acertado ,  que  V.  M.  sea  servida  de 
responder ,  formando  el  principio  de  la  carta  con  pala- 
bras de  cariño,  y  satisfacción  ;  (como  mejor  pareciere) 
prosiguiendo  en  ella  que  V.  M.  ha  estado  muy  atenta 
á  todo  lo  que  ha  sucedido  después  que  este  negocio  se 
empezó ,  y  ha  notado  algún  conato  que  se  prevenia  en 
ur.a  carta  que  se  escribió.  Y  aunque  eso  ,  y  otras  cir- 
cunstancias ,  era  muy  digno  de  censura  ,  V.  M.  ha  sido 
servida  de  mandar  se  olvide  todo  ,  atenta  al  tiempo, 
y iá  sazón  en  que  se  escribió.  Pero  por  dar  satisfacción 
á  'la  justicia  ,  le  debe  mandar  V.  M.  que  se  vuelva  á 
Consuegra  j  que  podrá  venir  con  seguridad  ,  debaxo  de 
la  protección  de  V.  M. ,  y  desde  allí  podrá  decir  las  ra- 
zones ,  que  tiene  para  que  V.  M.  aparte  de  sí  al  Padre 
Juan  Everardo  ,  para  que  con  vista  de  ellas  >  y  lasque 

di- 


IOp 

digerc  á  V.  M.  el  Padre  Confesor,  con  este  conocimiento 
de  causa  ,  podrá  hacer  V.  M.  lo  que  convenga  en  justi- 
cia ,  y  en  razón.  Y  para  que  el  señor  Don  Juan  ,  y  todos 
los  rey  nos  entiendan  la  justificación  con  que  desease  haga, 
sin  recelo  de  estar  cerca  de  V.  M. ,  desde  luego  le  apar- 
te V.  M. ,  y  se  confiese  V.  M.  con  otro  que  sea  Castella- 
no ,  Religioso  ,  y  que  no  tenga  dependencia  del  señor 
Don  Juan  ,  ni  del  Padre  Everardo  3  al  qual  debe  man- 
dar V.  M.  no  entre  ea  el  Consejo  de  Estado ,  ni  en  la 
Junta  de  Gobierno  >  que  aunque  esto  sea  contra  el  testa- 
mento de  S.  M.  (que  esté  en  el  cielo  ) ,  por  un  impedí 
mentó  legítimo ,  le  puede  dexar  5  y  también  que  le  or- 
dene V.  M.  no  entre  en  Palacio ,  ni  se  le  ren  ita  papel 
ninguno}  y  si  alguna  vez  viniere  á  Palacio,  hable  en  Cas- 
tellano á  V.  M.  en  Audiencia  pública  ,  como  los  demás 
exerciendo  su  Inquisición  general  ,  que  se  la  dio  el 
Pontífice.  Y  que  podrá  tener  entendido  el  señor  Don 
Juan  ,  que  V.  M.  con  vista  de  la  razón  de  una  y  otra 
parte  ,  hará  justicia  solo  con  atención  al  servicio  de  Dios 
nuestro  señor  ,  y  bien  de  sus  reynos.  Y  mandará  V.  M. 
al  señor  Don  Juan  tenga  cuidado  de  avisar  quando 
llegare  á  Consuegra.  Este  es  el  parecer  de  Don  Antonio 
deContreras  ;  quien  suplica  á  V.  M.  sea  servida  de  en- 
viarle á  las  partes  interesadas  ,  y  el  señor  Don  Juan, 
si  fuere  la  carta  en  esta  conformidad ,  lo  verá  allá  5  y  aquí 
pido  á  V.  M.  mande  se  muestre  al  Padre  Juan  Everar- 
¿o,  que  es  un  voto  que  se  lia  encomendado  á  Dios  nues- 
tro señor,  que  le  pone  un  Ministro  mas  antiguo  de  los 
Tribunales  de  justicia  que  hay  en  el  reyno,  y  ha  que  sir- 
ve en  ellos  cinqüenta  y  tres  años  5  que  tiene  el  pie  en  la 
sepultura,  y  procura  no  tener  mas  deseo  ,  que  el  servicio 
de  Dios  nuestro  señor ,  y  de  vuestras  Magestades  ,  y  del 
bien  de  su  Monarquía  ,  y  la  unión  -de  todos  los  vasallos. 
V.  M.  ordenará  lo  que  sea  de  su  mayor  servicio. 

Pa- 


110 

Pareció,  como  llevo  dicho  ,  bien  generalmente  este 
voto;  pero  no  ie  faltó  su  censura  5  mas  sin  embargo  de 
ella  ,  se  executó  en  parte  ,  pues  la  Reyna  nuestra  seño- 
ra respondió  á  S.  A.  con  mucha  templanza  >  remitiendo 
la  carta  al  Duque  de  Osuna  ,  para  que  se  la  diese  y  di- 
xese  que  se  volviese  á  Consuegra  ,  ó  á  la  parte  que  quK 
siese  cerca  de  la  Corte  ,  desde  donde  se  pudiese  confe- 
rir negocio  de  tanta  importancia.  Esto,  aunque  no  he  vis- 
to los  papeles  principales  de  ello  ,  se  tiene  por  cierto  >  y 
lo  califica  la  respuesta  del  señor  Don  Juan  de  1 1  de  Di-» 
ciembre ,  que  es  la  que  se  sigue* 

Copia  de  Carta  del  señor  Don  Juan  de  Austria  ,  a  la  Reyna 
nuestra  señora  de  11  de.  Diciembre  de,  1668* 


E 


fL  Duque  de  Osuna  me  ha  dado  la  real  carta  de 
V.  M.  de  tres  de  este ,  en  creencia  de  lo  que  V.  M.  le 
ordena  me  diga  en  su  real  nombre.  Y  antes  de  pasar  á 
repetir  lo  que  el  Duque  me  ha  referido,  y  lo  que  con  e'l 
conferí,  y  se  me  ofrece  ,  debo  postrarme  rendidamente 
á  los  reales  pies  de  V.  M.   por   las  honras  que  en  esta 
carta  se  sirve  V.  M*  de  hacerme ,  pues  entre  otras  de  su- 
ma veneración  mia  ,  veo  asegurado  en  la  real  benignidad 
de  V.  M.  el  haberme  compadecido  en  algunas  palabras 
con  que  se  explicó  mi  gran  dolor  en  la  que  dexe'  escrita 
á  V.  M»  en  Consuegra  ,  á  tiempo  en  que  me  iba  á  po- 
ner á  caballo  para  salvar  la  honra  ,  y  la  vida  ,  dignán- 
dose V.  M.  de  subir  de  punto  esta  deuda  con  manifes- 
tar ,  que  no  faltará  jamas  de  su  real  memoria  ei  que  soy 
hijo  del  Rey  nuestro  señor  :  Cclue  está  en  el  cielo)  pren- 
da en  que  hallo  afianzada  mi  mayor  felicidad  ,  pues  no 
cabe  en  V,  M.  á  vista  de  ella  ,  dexar  de  favorecerme  ,  y 
honrarme  en  el  mayor  grado  ,  ni  se  puede  dar  caso  en 

que 


I II 

que  mis  andamientos  obliguen  ,  y  fuerzen  á  V.  M.  á 
tratarme  diferentemente  como  se  sirve  V.  M.  de  decir  en 
la  misma  carta.  Porque  ,  señora  ,  de  quien  como  yo  no 
aspira  á  acumular  hacienda  ,  ni  ha  menester  mas  dig- 
nidades ,  ni  desear  manejo  en  el  gobierno  \  y  porque  por 
el  cabello  mas  corto  de  su  Rey,  verterá  toda  la  san- 
gre de  sus  venas ,  de  que  tiene  el  mundo  tan  repetidas 
experiencias  ,  es  muy  fácil  sacar  en  limpio  ,  aún  al  jui- 
cio menos  favorable  ,  que  no  puede  pensar  ,  ni  obrar  na- 
da que  se  aparte  un  solo  punto  del  mayor  servicio  del 
Rey  nuestro  señor  ,  de  V.  M.,  y  del  aumento,  alivio  y 
reputación  de  sus  vasallos. 

Hame  dicho  el  Duque  en  execucion  de  las  reales  ór- 
denes V.  M.  que  para  ajustar  las  demandas ,  que  he  re- 
presentado á  V.  M.  sería  conveniente  que  yo  pasase  á 
Consuegra,  ó  á  otro  lugar  de  la  cercanía  de  esa  Corte* 
pudiéndolo  hacer  sobre  Ja.palabra  de  V.  M.  pues  no  se 
podia  tratar  esto  con  la  brevedad  que  conviene  en  tan 
gran  distancia  ,  como  la  que  hay  de  Madrid  á  esta  ciu- 
dad ,  y  que  el  tener  estos  movimientos  pendientes  ,  po- 
drían ser  de  gran  perjuicio  á  la  causa  pública  j  con  lo  de- 
mas  que  V.  M.  se  ha  servido  de  mandarle  me  insinúe, 
habiéndome  referido  por  palabras  formales  de  V.  M.  que 
quiere.  V.  M.  se  trate  esta  materia  con  trato  amigable, 
y  confianza  ,  y  como  '¿Se  debe  entre  V.  M,,y  un  hijo  de 
tal  padre  5  términos,  cuya  estimación  no  acertare  jamás  á 
ponderar  á  V.  M. 

Y  pasando  á  responder  á  esto  con  aquel  sano  zelo, 
y  desinterés  que  Dios  sabe  tertgo  en  este  negocio  ,  diré' 
á  V.  M.  que  para  asegurarme  yo  del  justo  y  benigno  áni- 
mo de  V.  M.  habré  menester  mucho  menos ,  que  la  real 
palabra  que  V.  M.  ofrece ,  sobrando  para  ello  la  menor 
de  las  honras  que  me  hace  V.  M.  5  pero  para  fiarme  del 
Padre  Everardo ,  Confesor  de  V .  M.  fuera  de  estos  para- 

ges 


IIa 

ges  donde  me  considero  seguro  ,  bien  conocerá  V.  M.  y 

todo  el  mundo  ,  que  no  puede  haber  debaxo  del  cielo 
nada  que  baste,  mientras  e'l  este  en  disposición  y  parage, 
que  pueda  usar  de  su   malevolencia  j  pues  quando  las 
reales  órdenes  de  S.  M. ,  y  el  contrapeso  de   los  buenos. 
Ministros  le  contuviesen  para  no  valerse  en  mi  daño  de 
su  despótico  poder  ,  con  manifiesta  violencia  5  ¿cómo  po- 
día yo  estar  jamas  seguro  de  una  oculta  alevosía  ,  don- 
de e'l  la  puede  executar  ?  Tanto  mas,  quando  puedo  afir- 
mar á  V.  M.  con  la  verdad  que  profeso  ,   que  he  tenido 
pocas  horas  há  en  mi  mano  una  carta  ,  y  no  sin  firma, 
sino  con  las  de  personas  grandes ,  y  mas  conocidas  en  el 
mundo  ,  en  que  aseguran  con  señales  ,   y  circunstancias 
evidentes  ,  estar  anualmente  tratando  mi  muerte  dicho  P#- 
dre  Everardo,  con  esperanzas  de  conseguirla  dentro  de  bre- 
ves días  ?  Que   son  las  palabras  mismas  de  la  carta, 
demás   de   otras   noticias  ,   que  aunque  las    doy    por 
falibles  ,  han  llegado   á  la  materia  con  harta   proba- 
bilidad   de  que  ha  intentado   encargar   el  dicho   Pa^ 
dre  esta  misma  comisión  al  Conde  de  Aranda  ,  y  que 
esperando  ganarle  á  este  fin ,  le  ha  introducido  en  el  Vir- 
rey nato  de  Aragón  tan  atropelladamente ,  como  se  ha 
visto,  contra  las  consultas  de  aquel  Consejo,  y  de  la  Jun- 
ta del  Gobierno  ,  con  tanto  desayre  de  un  vasallo  deí 
grado,  y  méritos  del  Duque  de  Terranova,  y  desprecian- 
do  el  motivo  de  poca  satisfacción  en  esta  arrevatada  mudan- 
za  ,  se  ha  dado  á  lo  general  de  aquel  reyno ,  por  cons^ 
guir  dicho  Padre  su  mal  intento.  Y  no  dudo,  señora  ,  de 
las  mismas  honras  que  V.  M.  acaba  de  hacerme  ,  y  de  U 
larga  experiencia  ,  que  tengo  de  las  que  he  debido  siem- 
pre á  V.  M.  que  no  despreciará  tanto  la  vida  de  quiea 
solo  la  desea  ,  y  aprecia  para  aventurarla  en  el  real  ser- 
vicio del  Rey  nuestro  señor  ,  de  V.  M. ,  y  bien  de  estos 
reynos ,  que  anteponga  Y.  M,  al  evidente  riesgo  de  que 


yo  La  pierda  sin  ningún  provecho  de  estos  fines ,  el  corto 
útil  ,  y  diferencia  de  tratar  estas  materias  unas  pocas  de 
leguas  mas  ó  menos.  Qupdame  solo  que  suplicar  á  V.  M., 
que  pues  con  tan  justa  razón  está  V.  M.  en  conocimien- 
to de  lo  que  importa  el   resolverlas   brevemente ,  pues 
por  esto  supone  V.  M.  tan  conveniente  el  que  yo  me  acer- 
case mas  á  esa  Corte  ;  que  ya  que  esto  no  pueda  ser,  por 
lo  que  dexo  dicho ,  y  porque  es  obligación  indispensa- 
ble j  y  natural  de  cada  uno  el  guardar,  y  asegurar  su  vi- 
da 5  se  sirva  V.  M.  de  que  se  ganen  los  instantes  de  tiem- 
po en  los  te'rminos,  y  fin  de  este  tratado,  pues  qualquie- 
ra  nueva  dilación  ,  que  con  qualquier  pretexto  se  inter- 
pusiese en  ello ,  daria  tan  justamente   á  conocer  al  mas 
torpe  discurso  ,  no  haberse  propuesto  con  la  sinceridad  y 
buena  fe',  en  que  V.  M.  debe  ser  aconsejada.  Así  lo  fio 
yode  la  suma  prudencia  de  V.  M.,  y  quedo  rogando 
incesablemente  á  Dios  ,  y  á  su  santísima  Madre  se  lo  ins- 
pire á  V.  M. ,  y  que  guarde  la  real  persona  de  V.  M.  pa- 
ra bien  universal  de  estos  rey  nos  como  he   menester  ,  y 
mas  que  á  mí.  Del  Jesús  de  Barcelona  á  11   de  Diciem- 
bre de  1558.  Su  mas  humilde  vasallo  de  V.  M.  =  Don 
Juan. 

Aunque  esta  carta  parece  da  á  entender  lo  que  se  le 
escribió  al  señor  Don  Juan  ,  mas  individual  parece  lo  di- 
ce S.  A.  en  la  que  escribió  en  respuesta  de  otra  ai  Conde 
de  Peñaranda  ,  que  es  la  que  se  sigue. 


Qh 


il  14 

Copia  de  carta  del  señor   Don  Juan  ,    escrita   al  Conde 
,  de   Peñaranda  en    12    de  Diciembre 

de    1668. 


c 


ON  mucho  gusto  he  leído  la  carta  de  V.  E.  de  3  de 
este,  en  que  responde  á  la  mia  de  13  del  pasado  ,  por 
entender ,  que  V.  E.  se  halla  con  buena  salud  ,  y  por 
todo  lo  que  me  dice  en  ella  en  orden  á  su  fineza  ,  sien-í 
-do  cierto  que  no  se  engaña  V.  E.  en  suponer  el  grara 
aprecio  que  hago  de  su  consumado  juicio  ,  experiencias 
y  zeio  del  servicio  del  Rey  nuestro  señor  ,  y  la  estima-¡ 
cion  con  que  reconozco ,  y  agradezco  el  afeito  que  siem- 
pre me  ha  mostrado  V.  E.  Con  todo  creo  ,  que  cumplo 
en  esta  ocasión  siguiendo  ,  y  apoyando  el  dictamen  de 
tV.  E. ,  de  que  estas  materias  se  traten  ,  y  resuelvan  por 
los  medios  mas  rendidos  ,  y  adequados  á  la  real  grande- 
za y  soberanía  de  la  Reyna  nuestra  señora ;  cosa  que, 
nunca  se  podia  dudar  de  lo  que  yo  respeto  á  S.  M.  por 
todas  las  razones  que  debo.  La  substancia  de  lo  que  el 
Duque  de  Osuna  me  ha  dicho  de  orden  de  S.  M. ,  se  re- 
sume en  dos  partes.  La  una  es ,  mostrar  S.  M.  deseo  y 
conocimiento  de  que  este  negocio  se  concluya  brevemen- 
te ,  y  de  que  qualquiera  dilación  podría  ser  dañosa  al 
intento  ,  alargando  la  vista  de  las  conseqüencias  de  den- 
tro y  fuera  de  España.  La  otra  es  ,  que  por  este  mismo 
fin  de  la  brevedad  ,  yo  me  acerque  á  esa  Corte  debaxo 
de  la  palabra  ,  y  fe  real  de  la  Reyna  nuestra  señora  5  no 
pudiendo  S.  M.  mostrar  en  nada  mas  el  concepto  que 
tiene  hecho  de  lo  que  importa  salir  de  este  negocio  sin 
ninguna  tardanza  ,  que  en  querer  por  este  medio  ganar 
los  pocos  dias  que  se  detendrían  mas  los  correos  en  lle- 
gar de  aejuí  á  la  Corte  ,  que  de  Consuegra  á  aquella  dis- 
tancia. 

En 


1 1  y, 

En  quanto  á  esta  segunda  parte  ,  por  lo  que  respon- 
do á  S.  M.  ,  y  por  toda  divina  y  humana  razón  ,  creo 
no  habrá  hombre  que  me  niegue  la  que  tengo  en  escu- 
sarme  de  salir  de  aquí,  pues  el  pedir  yo  á  la  Rey  na, 
nuestra  señora  (como  V.  E.  me  propone)  seguridad  en- 
tera ,  y  competente  para  ir  á  tratar  esta  materia  de  mas, 
cerca  ,  después  de  haberme  ofrecido  S.  M.  su  palabra  y 
fe  real >  ni  cabe  en  el  respeto  con  que  yo  la  aprecio  ,  ni 
para  su  justísimo  ánimo  podrá  haber  ninguna,  que  no> 
fuese  menor  ,  ni  quando  yo  consiguiese  otra  ,  quedaría 
S.  M.  obligada  á  guardarme  e'sta  ,  que  es  la  que  reconoz- 
co por  mas  infalible.  Al  mismo  paso  no  se  halla  juLío 
humano  que  no  conozca  la  total  imposibilidad  de  que 
S.  M.  ,  ni  otra  alguna  persona  del  mundo  me  puede  ase- 
gurar del  intrínseco  odio  ,  y  violencia  del  Padre  Everar- 
do ,  mientras  no  estuviere  fuera  de  estos  reynos ;  de  ma- 
nera ,  que  ni  á  la  lisonja  ,  interés  y  ambición ,  que  hoy 
le  predominan  (tan  indignamente),  les  pueda  pasar  por 
la  cabeza ,  que  llegue  caso  en  que  le  vuelvan  á  ofrecer 
incienso. 

Que  este  Religioso  desee  ,  y  procure  mi  perdición  á 
precio  de  la  ruina  de  estos  reynos  ,  es  mas  ciaro  que  la 
luz  del  mediodía.  Dexo  otras  razones  e  injusticias  ,  que 
cada  día  escandalizan  el  mundo  ,  y  toco  solo  esta  recien- 
te ,  y  mas  vituperada,  de  mi  pretendida  prisión  con  sub- 
repticios instrumentos  ,  consulta  entre  compadres  ,  y 
execrables  circunstancias  ,  empezando  por  donde  se  ha^ 
habia  de  acabar  ,  como  Misa  Muzárabe  ;  y  todo  ello  á 
fin  de  privarme  de  la  honra  ,  y  de  la  vida  en  abreviatu- 
ra 5  y  ahora  con  mas  fresca  maldad  está  trazando  el  qui- 
tármela ,  y  solo  por  parecerle  que  lo  podría  facilitar  asgo 
el  poner  al  Virrey  que  ha  introducido  en  Araron  ,  le 
metió  allí  de  poder  absoluto,  á  despecho  de  los  Consejos, 

P  2  y 


H  \6 

y  de  todos  aquellos  naturales ;  cuyos  efe&os  nunca  pue- 
den ser  buenos. 

Repruebame  V.  E.  que  pusiese  termino  de  quince 
'días  para  que  saliese  el  Padre  Everardo;  y  tendría  V.  E. 
gran  razón  ,  si  yo  hubiese  caido  en  este  absurdo  :  pero 
es  cierto  que  lo  que  quise  decir  á  Don  Blasco  de  Lo- 
yola  ,  no  miraba  de  ningún  modo  á  prescribir  dias  á 
S.  M.  ,  sino  á  hacer  una  suposición  de  lo  que  po- 
dría tardar  el  correo  en  ida ,  consulta  ,  resolución ,  y 
yueita. 

La  observancia  de  las  órdenes  de  las  personas  en  quien 
reside  la  suprema  potestad,  no  la  ignoro  ,  y  en  la  Reyna 
nuestra  señora  la  reverencio  sobre  mi  cabeza  :  pero  no  es 
contra  ella,  ni  ha  sido  infinitas  veces  contra  la  de  grandes 
Reyes  el  condescender  con  las  humildes,  y  respetuosas  sú- 
plicas de  sus  vasallos  en  las  cosas  que  mas  repugnan.  La 
mía,  si  algún  imprudente  ardor  y  sentimiento  ,  pudo  en 
sus  principios  ponerla  á  luz,  que  desdigese  de  su  rendí- 
do  obsequio ,  ya  la  ve  V.  E.  reducida  á  el ,  por  medio 
de  su  atento  consejo.  La  suma  importancia ,  y  conve- 
niencia del  negocio ,  nadie  puede  dudarla.  Los  grandes 
daños  que  la  dilación  del  Padre  Everardo  en  salir  de  estos 
rey  nos  nos  atraería  ,  sin  riesgos  de  que  suene  á  amena- 
za ,  puedo  decir  que  se  conoce  de  lo  mismo  ,  que  S.  M. 
se  sirve  escribir  al  Duque  de  Osuna,  y  de  lo  que  la  gran 
comprehension  de  V.  E.  dibuja  con  colores  tan  finos ,  y 
.verdaderos.  Con  que  por  todas  consideraciones  ,  llega  el 
caso  en  que  V.  E.  discurre ,  de  que  los  Ministros  de 
S.  M.  concurran  á  S.  R.  P.  con  mis  fervientes  votos ,  pa- 
ra que  no  se  levanten  de  ellos  hasta  conseguir  de  su  be- 
nignidad ,  que  nos  conceda  á  todos  esta  gracia  tan  im- 
portante y  tan  precisa  i  pues  á  la  verdad  aunque  esta 
materia  hubiese  comenzado  solamente  entre  mí ,  y   el 

Pa- 


Padre  Everardo  ,  ya  es  propia  del  Rey  nuestro  señor, 
y  de  sus  Ministros  ,  y  Consejeros ;  de  tal  manera  ,  que 
aunque  Dios  permitiese  que  yo  fuese  infame  ,  y  que  de- 
sistiese del  intento  ,  le  debian  tomar  por  suyo  particular 
todos  Vuecelencias. 

Acabare  con  pedir  á  V.  E.  considere  quán  desvaneci- 
da queda  (con  tan  inegabie  claridad)la  segunda  parte  que 
dixe  al  principio  de  poder  yo  salir  de  aquí  á  la  trata- 
ción de  este  negocio ;  y  en  toda  su,  fuerza  la  primera  del 
gran  deseo  ,  y  importancia  que  S.  M.  muestra  ,  y  reco- 
noce en  ganar  las  horas  ;  porque  todo  quanto  de  hoy 
mas  resolviere  ,  que  no  sea  encaminado  á  que  el  Duque 
de  Osuna,  y  Virrey  de  Aragón  pongan  alas  en  las  postas, 
y  envien  y  encaminen  por  los  mismos  ayres  los  correos 
que  fueren  ,  y  vinieren  de  aquí  á  la  Corte  ,  será  tan  sos- 
pechoso á  los  ojos  del  mundo  bien  intencionado,  que  na- 
die que  coteje  los  antecedentes,  y  las  conseqüencias,  dexa- 
rá  de  descubrir  manifiestamente,  que  esta  proposición  ha 
sido  hecha  solo  con  ánimo  de  sacarme  de  aquí  y  perder- 
me. Si  esto  estará  bien  al  servicio  del  Rey  nuestro  señor, 
al  honor  de  los  Ministros  ,  y  á  los  mismos  fines  que  se 
pretenden  evitar,  V.  E.  lo  considerará  mas  profundamen- 
te que  yo.  Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años.  Del  Jesús 
junto  á  Barcelona  12  de  Diciembre  de  1668,  =  Don 
Juan. 

Y  porque  se  pueda  explicar  mejor,  y  se  pueda  en- 
tender con  mas  facilidad  el  estado  en  que  se  ha  puesto  la 
materia,  me  ha  parecido  poner  aquí  la  carta  que  el  señor 
Don  Juan  escribió  á  Barcelona ,  que  por  ella  se  reconoce 
lo  antecedente,  y  nos  da  noticias  bastantes  para  seguridad 
de  lo  que  queda  referido. 


Qh 


áiS 


Copia  de  Carta  que  el  señor  Dm  Juan  de  Austria  escribió 
ala  ciudad  de  Barcelona  en  14  de  Diciembre  1668. 


E  visto  lo  que  escribe  la  Reyna  nuestra  señora  á 
V.  S.  ,  y  lo  que  con  este  motivo  me  representa,  tan  pro- 
pio de  su  gran  zelo,  y  atención  al  mayor  servicio  del  Rey; 
mi  señor,  y  bien  común  de  sus  rey  nos.  Y  porque  V.  S. 
este'  en  noticia  de  la  carta  que  S.  M.  cita  en  la  suya  ha- 
berme escrito ,  remito  inclusa  la  copia.  Lo  que  el  Duque 
de  Osuna  me  ha  dicho  en  virtud  de  su   creencia  ,  se   re* 
duce  á  dos  partes.  La  una  es  el  gran  deseo  con  que  S.  M. 
está  de  que  se  resuelvan  con   brevedad  las  súplicas  que 
humildemente  la  hize  en  13  del  pasado,  y  el  conocimien- 
to de  los  malos  efectos ,  que  podrían  resultar  á  la  causa 
pública,  de  tenerlas  mas   tiempo  en  suspensión,  encar- 
gándome S.  M.  (con  palabras  y  te'rminos  de  sumo  reco- 
nocimiento mió)  que  se  disponga  esto  por  un  tratado 
amigable.  La  otra  parte  es  ,  que  por  este  fin  de  la  breve- 
dad, por  la  distancia  grande  que  hay  de  la  Corte  á  esta 
ciudad ,  convendría  que  yo  me  acercase  á  Consuegra, 
ó  á  otro  lugar  de  aquel  parage  ,  para  que  con  mayor 
aceleración  se  concluyesen  estos  negocios ,  ofrecie'ndome 
S.  M.  su  real  fe',  y  palabra  en  resguardo  de  mi  persona. 
A  la  primera  parte  de  estas  ,  por  lo  que  S.  M.  me  ordena, 
y  por  lo  que  V.  S.  me  insinúa ,  de  cuyo  afe£to  hago  yo 
tan  particular  estimación  y  confianza  ,  y  por  todas  las 
demás  razones  á  que  me  induce  mi  obligación  ,    mi  res- 
peto ,  y  mi  esclavitud  á  la  Reyna  nuestra  señora,  no  me 
he  debido  ajustar  ,  sino  rendir  á  S.  M.  infinitas  gracias  en 
nombre  del  Rey  nuestro  señor  ,  y  de  todos  sus  vasallos, 
porque  tan  benignamente  se  digna  de  abrir  una  puerta 
tan  favorable  al  breve  logro  de  estas  tan  importantes  ma- 
te- 


terias.  En  quánto  á  la  segunda  parte  ,  no  dudo   yo  que 
antes  de   oír  ninguna  palabra  mia  ,  conocerá  V.  S. ,  y 
qualquiera  hombre  del  mundo,  que  no  me  fuera  posible 
venir  en  ello  ,   sino  es  queriendo  hacer  un  voluntario 
sacrificio  ,  y   presente  de  mi  vida  al  Padre  Everardo, 
de  cuya  malevolencia  ,  ni  la  palabra  real  de  la  Reyija 
nuestra  señora ,■  ni  otro  humano  resguardo  puede  ase-, 
gurarme  fuera  de  estos  parages  ,  mientras  e'l   se  detu- 
viere en  estos  reynos,  y  conservare  en  su   mano,  la  vo- 
luntad ,  y  soberanía  absoluta  de  S.  M.  que  es  la  que  nos. 
destruye ,  y  pierde  á  todos.  La  prueba  de  esto  acaba  de 
suceder.  Poco  ha  que  llegó  la  noticia  de  haber  muerta 
á  8  de  este  el  Duque  de  Medina  de  las   Torres ,  en  el 
discurso  de  diez  horas  de   enfermedad  5  y  se  debe  creer, 
haber  muerto  naturalmente ,  aunque  no  faltan  premisas 
para  dudado  Y  si  yo  muriese  ayudado  en  otras  tantas 
horas ,  también  se  podria  decir  era  muerte  natural.  Pues 
si  esto  es  infalible  ,  ¿  con  que'  razón  podria  reconvenir 
S.  M.  que  habian  quebrantado  su  fe'  j   y  palabra  real  ? 
¿  Ni  con  que'  motivo  castigar  al  que  lo  hiciere  ?  Como  es 
cierto  que  estas  cosas  nadie  las  confiesa  ,  y  también  lo 
es ,  que  como  el  Duque  ha  muerto  naturalmente  ,  pue- 
de haber  sido  otra  cosa  ,   y  ninguna  señal  hay  que  ca- 
lifique lo  uno  ,  ni  lo  otro  >  debiéndose  decir  lo  mismo  de 
una  alevosía  con  arma  violenta ,  y  de  otras  infinitas  co-, 
sas  que  no  tienen  humano  resguardo ,  si  una  vez  me  en- 
tregase yo  al  arbitrio ,  y  odio  del  Padre  Everardo.  Y 
para  que  V.  S.  quede  informado  mas   por   menor  de   lo. 
que  digo  á  S.  M.  sobre  este  particular  ,  envió   también, 
inclusa  copia  de  mi  respuesta  ,  y  de  otra  carta  que  he 
escrito  á  uno  de  los  primeros  Ministros  ,  satisfaciendo  á 
otra  suya  ,  en  que  con  muy  buen  zelo  me  persuadia   á. 
que  me  ajustase  á  estas  proposiciones ;  y  yo  ruego  á  V.-S¿. 
cargue  la  consideración  sobre  lo  que  digo  en  elias ,  y  es- 
pe- 


120 

penalmente  lo  último  de  ambas ,  y  que  este'  á  la  mka  de 
lo  que  en  Madrid  se  resolviere  para  sacar  la  conseqüen- 
cia  de  la  parte  ,   que  en  ello  tuviere  la  intención  del  Pa- 
dre Everardo  j  la  qual  se  muestra  bastantemente  en  las 
obligaciones  que  se  me  pretenden  acordar  ,  y  cargos  que 
se  me  procuran  hacer  en  la  Corte,  que   con  la   firma 
real  de  S.  M.  escribió  á  V.  S.  j  pues  en  primer  lugar  se 
supone  por  un  negocio  de  suma  conveniencia  mia  el 
haberme  mandado  S.  M.  entrar  en  el  Consejo  de  Estado; 
como  si  yo  fuese  algún  extraño,  ó  inconfidente  ,  habie'n- 
dome  honrado  el  Rey  nuestro  señor  (que  está  en  el  cielo) 
con  la  confianza  de  este  puesto  diez  y  nueve  años  há,  por 
los  grandes  servicios  que  le  habia  hecho  en  la  reducción! 
á  su  obediencia  del  reyno  de  Ñapóles ,   y  expugnación 
de  las  plazas  de  Puerto  Longon  ,  y  Pombíim ,  en  cuya 
conseqüencia  fue  servido  siempre  no  solo  de  comunicarme 
las  materias  mas  sagradas ,  é  importantes  de  su  Monar- 
quía ,  haciendo  mucho   mas  caso  de   mis  zelosos  dictá- 
menes de  lo  que  ellos  merecian  ,  ni  á  mí   me  está  bien 
declarar,  sino  que  en  su  Corte  me  mandó  presidir  en  una 
Junta  compuesta  de  los  mayores  ,  y  mas  graduados  Mi- 
nistros de  la  Corona  ,  con  la  grande  y  nunca  (hasta  en- 
tonces) vista  preeminencia,  de  que  no  votase  en  ella, 
sino  que  propusiese  solamente  ,  oyese  los  votos  ,  los  re- 
cogiese ,  y  después  remitiéndolos  á  las  reales  manos  de 
S.  M.  sobre  todos  ellos  ,  le  diese  el  mió  reservadamente. 
Considere  V.  S.  si  á  vista  de  estas  altas  prerrogativas,  era 
materia  para  acordada  al  viso  de  beneficio  y  favor,  el 
haberme  mandado  S.  M.  llamar  desde  Aranjuez  ,  donde 
á  la  sazón  me  hallaba  ,  para  que  me  sentase  en  unos  ban- 
cos comunes  ,  y  votase  en  concurrencia  de  otros  muchos 
Ministros.  Yo  creo  cierto  que  no  se  podia  decir  mas  si  se 
ponderase  la  monstruosidad  de  que  tenga  lugar  en  ellas 
el  Padre  Everardo  ,  y  de  que  le  haya  visto  el  mundo  ro- 
zan- 


12  1 

zándose  lado  á  lado  conmigo,  con  general  murmuración.  Y 
este  sacrificio,  que  yo  me  dispuse  hacer  por  el  servicio  del 
Rey  nuestro  señor  ,  por  cuyo  motivo  fue  S.  M.  servida 
de  decir,  que  me  llamaba  ,  como  consta  de  su  real  Carta 
(que  todavia  conservo)  quiera  ahora  la  influencia  del  Pa- 
dre Everardo  pintarla  con  misteriosas  lineas  de  obliga- 
ción ,  beneficio ,  y  honor  grande  mió.  No  es  menos  ex- 
traño ,  que  pretenda  persuadir  por  efe&o  de  suma  con- 
fianza el  haberse  puesto  en  mis  manos  el  Gobierno  de 
las  Provincias  del  Pais  Baxo  en  la  mas  fuerte   ocurren- 
cia, que  en  muchos  años  se  habia  ofrecido;  y  esto  se  pon- 
dera, hallándome  yo  Gobernador  propietario   de  aque- 
llas Provincias  ,   y  de  Borgoña  ,  y  Cherloes  por  el  Rey 
nuestro  señor  (que  está  en  el  cielo)  desde  el  año  de  r^43> 
sin  mas  intermisión  de  tiempo  ,  que  el  que  las  gobernó 
el  serenísimo  Archiduque  Leopoldo  Guillermo ,  habien- 
do sido  mi  Teniente  en  aquellos  cargos  el  Marques  de 
Castel-Rodrigo.  Y  quando  por  la  divina  misericordia  na- 
cí en  medio  de  España ,  y  todas  mis  acciones  no  solo 
han  correspondido,  tan  sin  el  menor  átomo  de  escrúpulo, 
á  mis  grandes  obligaciones  en  el  servicio  de  mi  Rey,  si- 
no esmerándose  en  el  último  grado  de  un  constante  ze- 
lo  ,  trabajo  ,  y  fineza  ;  se  quiere  dar  á  entender,  que  fue 
confianza  grande  mandarme  ir  á  servir  mis  puestos ,  que 
tantos  años  habia  exercido  con  la  misma  guerra;  y  ahora  en 
ocasión  que  si  Dios  no  lo  hubiera  dispuesto  de  otro  mo- 
do ,  era  tan  creíble  ,  que  me  hubiese  perdido  ,  y  que  in- 
trínsecamente fue  esta  la  intención  ,  y  el  fin  que  se  to- 
mó   en  aquella   deliberación  ,  débese  de  decir  sin  du- 
da ,  esta  confianza  por  la  parte  de  mi  insuficiencia  ;  y 
si  es  por  esto  ,  confieso  la  razón  sin  ninguna  hipocre- 
sía; aunque   con  igual  seguridad  de   que   tal  qual  soy, 
saben    y    conocen    aquellas    Provincias    quán    cordial- 
mente  le  pago  el  amor  que  me  tienen  ,  v  con  el  que  en 

Q  es- 


12  2 

esta  ocasión  me  esperaban,  y  la  franqueza  con  que  he  ex- 
puesto, y  expondré' siempre  mi  vida  á  ios  mayores  riesgos 
por  su  conservación  y  fidelidad. 

Dexo  ahora  a!  prudente  juicio  de  V.  S.  que  le  ha-í 
ga  estas  dos  reconvenciones  de  obligación  ,  que  las  su- 
gestiones del  Padre  Everardo  intentan  publicar  $  y  paso 
á  los  cargos  que  me  hace  ,  de  que  hallándome  con  todos 
los  medios  necesarios  para  hacer  esta  jornada  de  Flandes, 
tome  una  súbita  resolución  de  escusarla  después  de  tan^ 
tos  meses  de  dilación ;  sobre  lo  qual  habia  tanto  que 
responder  de  mi  parte  ,  que  no  es  para  esta  ocasión. 
Baste  insinuar  ahora  ,  que  si  bien  nos  pudiéramos  con- 
tentar con  que  en  solo  esto  estuviese  mal  informada  la 
Reyna  nuestra  señora  ,  con  todo  eso  ,  es  de  harta  consi- 
deración ( y  de  mucho  dolor  mió  ,  que  tanto  he  deseado, 
y  deseo  merecer  su  real  agrado  )  el  ver  á  S.  M.  tan  poco 
favorablemente  influida  ázia  mí ,  que  no  se  digna  de 
acordarse  ,  que  halle  en  los  navios  en  que  me  habia  de 
embarcar  poco  mas  de  la  tercera  parte  del  dinero  ,  que 
se  me  prometió  por  fixo  en  Madrid  se  me  embarcaria  en 
ellos ,  y  en  cuya  fe  me  resolví  salir  de  la  Corte ,  y  que 
en  esto  se  obró  con  tan  indigno  trato  ,  que  con  cuidado 
se  me  escusaron  las  cartas ,  y  las  noticias  ,  que  me  lo 
podían  dar  á  conocer  ,  hasta  estar  en  la  marina.  Que  en 
la  infantería  Española  y  Italiana  >  que  se  me  ofreció  ven- 
dría en  los  mismos  navios  ,  hubo  no  menos  quiebra  :  y 
que  la  guerra  con  Francia  ( que  era  el  motivo  principal, 
y  aún  único  que  se  quería  dar  á  mi  jornada  )  cesó  ,  co- 
mo el  mundo  sabe;  y  la  dilación  que  se  me  pretende  atri- 
buir ,  no  estuvo  jamas  en  mi  mano  ,  como  puedo  hacer 
constar  con  instrumentos  infalibles  ,  y  con  la  contesta- 
ción de  quantas  personas  se  hallaban  á  la  sazón  en  aque- 
llos puertos  :  siendo  cierto ,  que  quando  me  detuve  en 
el  de  la  Coruña ,  hasta  que  supe  la  muerte  abreviada  del 

Ara- 


Aragonés ,  que  fue  lo  que  me  hízo  mudar  de  di&amen* 
embarazó  la  partida  de  los  navios  en  que  me  había  de 
embarcar,  ó  el  estado  de  su  avío,  ó  la  presencia  a&ualde  los 
de4  enemigo ,  ó  los  tiempos  contrarios  5  y  casi  siempre; 
rodas  estas  cosas  juntas  j  como  parece  también  por  lo  quq 
entonces  iba  participando  á  la  Reyna  nuestra  señora,  y 
las  respuestas  y  aprobaciones  de  S.  M.  que  tengo  en  mí 
poder  i  pero  aunque  los  accidentes  dichos  ,  los  engaños 
con  que  se  obró  conmigo,  y  la  conseqüencia  tan  clara  de; 
lo  que  debia  esperar  quanto  mas  lexos  estuviese  ,  pudie-^ 
ran  con  tan  justa  razón  haberme  obligado  á  escusar  de; 
pasar  á  Flandes,  no  fue  nada  de  lo  dicho  la  intrínseca 
causa  de  mi  escusa  ,  sino  ver  al  Padre  Everardo ,  no  solo, 
nuestro  despótico  Rey  ,  sino  también  tirano  ,  y  no  que- 
rer pasar  por  su  vasallo.  Esto  he  dicho  otras  veces  ,  y 
esto  mismo  repetiré'  hasta  verme  á  mí ,  y  á  toda  España' 
libre  de  su  cautiverio  ,  como  fio  en  la  divina  Magestad, 
y  en  su  soberana  Madre  lo  ha  de  disponer  con  todo  de- 
coro ,  gusto  y  satisfacción  de  la  Reyna  nuestra  señora^ 
que  es  lo  que  yo  deseo  ,  mas  que  la  propia  vida ,  y  á  que 
no  dudo  contribuirá  V.  S.  con  sus  prudentes  delibera^ 
ciones  ,   como  se  lo  pido  ,    y  encargo  con  toda  efi-¡ 
caria.    Dios  conserve    á    V.    S.   con    la    felicidad    que 
deseo.  Del  Jesús  de  Barcelona   á    14    de    Diciembre; 
de   1668. 

Ai  mismo  tiempo  que  llegó  esta  carta  ,  vinieron  mu«* 
chas  de  diferentes  ciudades  ,  de  las  que  tienen  voto  eti 
Cortes  ,  con  diferentes  notas ,  aunque  unas  mismas  en 
sustancia,  que  el  señor  Don  Juan  les  habia  escrito.  Unas, 
vendiendo  la  fineza  de  no  haberlas  leido  :  otras  ,  pidien- 
do á  S.  M.  se  sirviese  de  mandar  executar  lo  que  pedia 
el  señor  Don  Juan,  por  los  inconvenientes  que  podían 
resultar  de  no  hacerlo  así.  En  efe&o  ,  la  carta  del  señor 
Don  Juan  ,  como  las  de  las  ciudades  ,  obligaron  á  hacer 

Q2  din 


224 

diferentes  Consejos  de  Estado ,  y  luego  pasaron  al  de 
Castilla  5  y  como  e'ste  se  compone  de  tantos  señores  ,  se 
empezó  luego  á  susurrar  lo  que  había  pasado ,  y  se  dixo 
de  cierto  se  habia  dividido  de  tal  suerte  ,  que  fue  la  con- 
sulta con  votos  distintos.  Resolvióse  también ,  que  el 
Consejo  de  Aragón  viese  todos  los  papeles ,  y  diese  su. 
parecer ,  y  habie'ndolo  hecho  ,  y  conferido  la  materia 
con  mucho  acierto  ,  consultó  su  parecer  ;  que  según  se 
dixo  ,  habia  sido  el  mismo  que  habia  resuelto  el  Consejo 
de  Estado  5  y  se  tiene  por  cierto  ,  que  el  parecer  de  estos 
Consejos  fue  el  de  que  S.  M.  tomase  el  pretexto  que  fuese 
servida  ,  y  resolviese  se  fuese  de  España  el  Padre  Con- 
fesor. Esto  corrió  algunos  dias  por  fixo ,  y  se  asentaba 
por  cierto  ,  que  se  tomaria  por  pretexto ,  que  fuese  á 
Alemania  por  Embaxador  extraordinario. 

En  este  estado  se  hallaba  la  Corte  alegre  ,  y  aún  to- 
da España,  y  cada  dia  se  esperaba  la  salida  :  quando 
S.  M.  (  que  Dios  guarde  )  resolvió  ,  que  para  tomar  re- 
solución en  este  negocio  tan  grave  ,  se  juntase  la  Junta 
grande,  que  así  se  llamaba  la  del  gobierno:  que  son  el  Ar- 
zobispo de  Toledo  ,  el  Presidente  de  Castilla  ,  Inquisidor 
General,  Vice-Canciller,  Conde  de  Peñaranda,  y  el  Mar- 
ques de  Aytona ,  y  hallarse  S.  M.  en  ella  ,  como  con 
efedo  se  executó  en  30  de  Diciembre  ,  no  hallándose  en 
ella  el  Padre  Confesor  por  lo  que  le  toca.  Dicese ,  que 
allí  se  vieron  las  consultas  de  todos  los  tres  Consejos  ,  y 
después  de  haber  hecho  relación  de  ellas  ,  ó  leidolas  Don 
Blasco  de  Loyola ,  Secretario  del  Despacho  universal, 
hablaron  los  asistentes  cada  uno  en  su  lugar*,  y  dieron 
su  voto  en  presencia  de  la  Reyna  nuestra  señora.  Y  ha- 
biendo oido  S.  M.  la  conferencia,  se  levantó,  dicen  que 
con  sentimiento  grande  ,  diciendo  :  Ta  os  he  oido.  Aguar- 
daba el  pueblo  la  resolución  de  esta  conferencia  cori 
grande  gusto,»  creyendo  seria  la  que  los  Consejos  habían 

re- 


125 

resuelto  ,  ó  consultado.  Y  aunque  se  dilato  algunos  dias, 
solo  se  declaró  ,  que  S.  M.  había  resuelto ,  que  no  halla- 
ba razón  para  que  el  Padre  Everardo  saliese.  Mucho  fue 
el  sentimiento  de  todos  ,  y  mas  viendo ,  que  algu- 
nos particulares ,  afectando  severidad  altiva  ,  mandaban 
con  algo  de  mas  imperio  que  de  antes  5  con  que  la  mayor 
parte  andaba  corrida  ,  y  con  gran  silencio  por  haber  em- 
pezado á  hacer  averiguación  de  los  escritores  de  diferen- 
tes papelones  que  habian  salido,  y  esparcidose  en  la  Cor- 
te contra  el  Padre  Confesor  ,  pero  no  contra  los  que  se 
habian  escrito  contra  S.  A.  No  puedo  hacer  ponderación 
de  lo  que  en  esto  ha  pasado ,  y  así  paso  á  lo  que  se  sigue; 
que  es ,  que  estando  esto  en  silencio  ,  y  todos  suspensos 
en  sus  juicios ,  á  los  30  de  Enero  amanecieron  en  Ma- 
drid las  tres  cartas  que  se  siguen  :  que  aunque  ocuparon 
los  discursos ,  no  fue  con  poca  alegría  del  pueblo  ,  y  mas 
quandoen  los  20  de  este  habia  su  Santidad  enviado  or- 
den á  su  Nuncio ,  para  que  en  su  nombre  tomase  la  ma- 
no ,  y  procurase  ajustar  esta  materia  ;  y  aunque  habia  ya 
empezado  á  hablar  en  ello,  no  se  habia  resuelto  cosa  al- 
guna ,  \  las  cartas  nos  darán  motivo  para  pasar  adelante 
en  este  discurso ,  que  son  estas. 

Copia  de  carta  que  el  señor  Donjuán  de  Austria ,  escribió  a 
la  Rey  na  nuestra  señora  en  22  de  Enero^de  16 6 o. 


la  Rey  na  nuestra  señora  en  22  de  Eneróle  1669. 
SEÑORA. 


A 


1 2  del  pasado  respondí  á  la  real  carta  de  V.  M. 
de  tres  del  mismo  ,  escusándome  con  las  humanas  razo- 
nes ,  que  entonces  represente  á  V.  M.  de  no  dexar  la  se- 
guridad de  estos  parages  ,  mientras  el  Padre  Confesor 
de  V.  M.  no  estuviese  fuera  de  estos  reynos  5  y  habien- 
do ponderado  entonces  el  Duque  de  Osuna  en  el  real 

nom- 


12$ 

nombre  (le  V.  M.  quanto  deseaba  V.  M.  que  yo  me  acer« 
case  á  esa  Corte  por  lo  mucho  que  convenia  ganar  el 
tiempo  en  la  conclusión  amigable  de  mis  súplicas  j  motn 
vando  V.  M.  únicamente  esta  insinuación  con  la  grande 
importancia  de  haber  la  corta  diferencia  de   horas  ,  que, 

Jodia  tardar  mas  un  correo  ,  desde  esta  ciudad  ,   que  de 
tro  lugar  menos  distante  >  se  han  visto  pasar  tantos  dias 
Jen  que  todo  podia  estar  muchas  veces  ajustado)  sin  reci- 
bir respuesta  alguna  de  V.  M.  Yo ,  ni  los  tres  principales 
Consejos  de  Estado ,  Castilla  ,  y  Aragón  ,  que  con  loable^ 
y  uniforme  zelo  ,  consultaron  á  V.  M.  sobre  su  real  ór^ 
den  (y  con  las  clausulas  que  nadie  ignora)  ser  precisa  la 
salida  de  estos  reynos  del  Padre  Confesor  5  en  cuyos  vo- 
tos se  incluyen  tres  de  los  cinco  de  la  Junta  de  Gobiern 
no  ,  sin  que  deba  hacer  á  los  dos  restantes  el  agravio  de 
imaginar  ,  que  le   tuviesen  diferente  ,  conformándose 
tantos  ,  y  tan  experimentados  Ministros ,  por  admirable 
influencia  de  Dios ,  con  su  divina  inspiración  ,  y  con  el 
clamor  universal  de  los  pueblos  ,   que  de  ordinario  son 
su  misma  voz ;  pero  aunque  la  consideración  de  todas 
estas  cosas  podia  ,  y  debia  tenerme  sin  justa  sospecha^ 
todavia  oyendo  las  torpes  voces  ,  que  con  el  motivo  de 
mi  asistencia  en  ella  ,  y  venida  de  los  Franceses  ;  á  esta 
frontera  ,  se  pretenden  esparcir  contra  la  propia  ,  innata 
y  primera  obligación  ,  que  me  alimenta  ,   mas  por  de- 
sengañar á  los  mismos  Franceses  ,  si  acaso  les   ha  pa- 
sado tal  fantasía  por  la  cabeza  ,   que  porque  juzgue  dig- 
no de  mí  el  satisfacer  á  esta  necia  malicia  ,  quando  es 
cierto  que  los  propios  que  se  valen  de   ella  ,  por  supo-i 
nerla  útil  á  sus  riñes  particulares  ,  la  creen  menos,  quan- 
to mas  la  apoyan  :  he  resuelto  aceptar  ,  y  valermc  de  la 
real  palabra ,  y  fe  que  V.  M»  me  tiene  dada  por   mano 
del  Duque  de  Osuna  ,  sin  pedir  otra  ninguna  pleytesía, 
y  omenaje  ,  ajustandome  al  deseo ,  y  gusto  de  V.  M. 

con 


127 
con  arrimarme  á  esa  Corte  ,  para  que  se  acaben  de  con- 
cluir estas  materias  con  la  brevedad  ,  que  V.  M.  y  todo 
el  mundo  conoce  convenir.  Y  porque  el  mortal  odio ,  y 
espíritu  de  venganza  del  Padre  Confesor  contra  mí  ,  se 
aumenta  cada  hora  ,  y  sus  violentos  efectos  (como  tengo 
dicho  )  no  los  puede  reprimir ,  ni  resguardar  esta  fe  ,  y 
palabra  real  que  V.  M.  me  da ,  siendo  ley  indispensable 
de  la  naturaleza  procurar  cada  uno  no  abandonarse  de 
conocido  á  la  perdida  de  su  honra  y  vida  j  he  pedido  a! 
Duque  la  escolta  necesaria  para  este  efe&o  ,  yendo  muy 
alborozado  de  acercarme  á  la  real  sombra  del  Rey  nues- 
tro señor  ,  y  de  V.  M.  de  quien  espero  recibir  las  hon- 
ras ,  que  siempre  he  deseado  merecer  á  V.  M. :  cuya  Ca- 
tólica ,  y  real  persona  guarde  Dios.  Barcelona  22  de  Uñe- 
ro de  1669.  zz  Don  Juan. 

Copia  de  Carta  que  el  Duque  de  Osuna  escribió  á  la   Reyna 
nuestra  señora  en  22  de  Enero  de  166$, 


c 


SEÑORA. 


ON  gran  gusto  llego  á  los  reales  píes  de  V.  M.  por 
estos  renglones  ,  dando  cuenta  á  V.  M.  que  el  señor  Don 
Juan  ha  resuelto  quanto  se  podia  esperar  de  sus  gran- 
des obligaciones  ,  ponie'ndose  á  ellos  ,  y  en  conformidad 
de  lo  que  V.  M.  me  ordenó  por  la  instrucción  que  se  me 
envió  para  este  efecto  en  3  de  Diciembre  ,  se  le  ha  man- 
dado acercarse  á  Castilla  ;  haciéndome  grande  envidia 
(como  puede  hacerla  á  todos)  la  resolución,  que  ha  toma- 
do por  tan  hidalgos ,  y  fidelísimos  motivos  como  le  han 
movido  >  los  que  manifiesta  en  sus  cartas ,  no  querien- 
do dexar  á  los  Franceses ,  ni  aún  aquella  despropositada 
esperanza  que  los  ha  podido  acercar  á  estas  fronteras  ,  dé 
que  serian  reparados  del  señor  Don  Juan  sus  andamien- 
tos, 


128 

tos ,  sino  es  para  tratarlos  así.  Y  siendo  yo  con  quien  ha 
discurrido  esta  grande  ,   y  honrada  determinación  ,   me 
ha  constituido  ,  cierto  en  crecido  vinculo  de  amistad,  y, 
obligación  al  señor  Don  Juan  >   y  habie'ndome  mandado 
V.  M.  solicitase  el  que  se  acercase  á  esa  Corte  ,  y  dig- 
nándose V.  M.  de  elegirme  para  este  negocio ,  ofrecie'n- 
dole  por  mi  mano  la  fe,  y  palabra  real  de  V.  M.  para  su  se- 
guridad (como  yo  en  fe'  de  ellos,  y  délas  reales  órdenes  se 
la  he  asegurado)  dexo  empeñada  en  este  negocio  toda  mí 
honra  y  honor  ,  y  quanto  soy  ,   con  gran  gusto  ,  y  satis- 
facción del  señor  Don  Juan.  Y  para  llevar  alguna  segu-< 
ridad  de  los  peligros  de  una  marcha  tan  larga  ,  y  pa- 
sando por  tan  diferentes  rey  nos  ,  y   humores ,  me  ha¡ 
pedido  una  guarda  de  caballería  ,  que  asegure  su  perso- 
sona,  y  me  ha  parecido  no  poder  negársela,  y  así  se, 
la  he  dado  ,  pues  es  cierto   que  á  la   vida ,   y  custo- 
dia de  un  hombre  tal ,  y  que  obra  como  se  ve  en  lo 
que  hace  ,  se  debe  contribuir  por  todos  caminos.  Guarde 
Dios  á  V.  M.  &c. 

Copia  de  carta  que  escribió  el  Duque  de  Osuna  al  Conde  de  Pe: 
ñaranda  en  22  de  Enero  de  1669. 


E 


fXcelentísimo  señor.  =  Tío  y  señor  mió.  Por  la  que  es* 
cribo  á  S.  M.  de  que  envió  copia  á  V.  E.  verá  la  gran 
resolución  que  ha  tomado  el  señor  Don  Juan  ,  tan  digna, 
cierto,  deS.  A.,  y  de  su  obrar,  que  á  mímedexa  envidio- 
sísimo ,  y  á  todos  puede  ,  pues  se  abandona  á  todo  por  los 
motivos  que  refiere.  Solo  tengo  que  añadir  áV.  E.  ene'sta, 
que  he  sido  el  interlocutor  de  este  negocio  ,  á  quien 
S.  M.  lo  ha  fiado  ,  y  el  que  en  fe'  de  la  real  palabra ,  y 
las  órdenes  ,  la  he  dado  al  señor  Don  Juan  de  su  seguri- 
dad en  todo.  V.  E.  vea  que  en  esto  tengo  empeñada  la 

non- 


12$ 

Honra  ,  el  Honor  ,  y  quanto  soy ,  y  valgo  j  y  que  los 
hombres  de  nú  esfera  ,  no  tenemos  otra  cosa  que  estimar, 
que  la  reputación.  La  mía  no  le  cae  á  V.  E.  tan  de  lexos, 
que  no  crea  yo  le  parecerá  muy  bien  el  aprecio' que  he 
hecho ,  y  hago  siempre  de  ella  j  y  para  esto  hago  re- 
cuerdo á  V.  É.  de  lo  que  me  hizo  á  mí  (en  estas  mismas 
materias)  de  que  es  nieto  V,  E.  de 'mis  abuelos-,  con  que  en 
pocas  palabras  se  lo  digo  todo.  He  dado  al  señor  Don 
Juan  aquella  guarda  competente  quees  justo,  para  que  no 
se  aventure  su  persona  en  una  marcha  tan  larga,  y  mas 
pasando  por  parages ,  de  quien  no  tiene  gran  satisfac- 
ción j  que  el  asegurar  la  vida  de  quien  obra  así ,  es  obli-, 
gacion  de  quantos  tienen  nuestra  sangre.  Nuestro  señor 
guarde  á  V.  E.  muchos  años  como  deseo  ,  y  he  menester. 
Barcelona  22  de  Enero  de  i65p.-=Excelentísim©señor  = 
El  Duque  de  Osuna, 

§. 

Es  fuerza  destroncar  en  este  párrafo  la  'historia  e«¿ 
que  se  va  corriente  ,  por  no  perder  una  pieza,  que  jue- 
ga en  ella 'la  discreción,  y  agudeza  del  Duque  de  Alva, 
Y  es  el  caso ,  que  hallándose  el  Conde  de  Villalonso ,  in- 
mediato heredero  de  la  casa  de  la  Puebla  de  Llerena, 
mozo  de  veinte  años,  y  con  muy  cortos  medios ,  hizo 
una  travesura  este  invierno  con  muy  poco  acuerdo ,  y 
fue  que  sabiendo  que  su  tia ,  hermana  de  su  abuelo, 
Doña  Lorenza  de  Cárdenas,  viuda  de  Don  Lorenzo  Ra^ 
mirez  de  Prado  ,  se  hallaba  con  alguna  cantidad  de 
doblones  sin  haberlos  menester ,  con  tres  criados  suyos, 
y  otros  seis  camaradas ,  una  noche  entraron  tapadas  las 
caras ,  y  la  quitaron  en  su  presencia  hasta  ocho  mil  do- 
blones. Y  aunque  en  esta  acción  anduvo  el  Conde  poco 
atento  ,  lo  anduvo  menos  el  dia  siguiente  ,  pues  se  fue 
á  la  cárcel  de  Corte  á  solicitar  con  los  Alcaldes  le  solta- 
sen los  tres  criados  que  le  habian  preso  5  y   como  de  lo 

R  es- 


'13° 

escrito  ya  constaba  ser  el  culpado  con  ellos ,  se  hallaron 

obligados  los  Alcaldes  á  deternarle  en  la  cárcel ,  y  dar 
cuenta  ;  con  que  se  resolvió  que  se  asentase  por  preso. 
Executóse ,  poniéndole  en   una  torre  de  la  cárcel  con 
guardas  de  vista ,  sin  que  se  comunicase  con  nadie.  Cau- 
so ^gran  novedad  esto,  y  no  menos  el  que  su  tia  se  hubie- 
se querellado  de  el ,  porque  no  quiso  proceder  de  otro 
«iodo ,  que  judicialmente  ;  y  así  obligados  del  precepto 
de  una  hermana  suya  ,  dama  de  la  Reyna  nuestra  señor 
ra  ,  el  Conde  de  Melgar  ,  y  su  hermano  ,  hijos  del  Al- 
mirante de  Castilla  ,  y  Don   Antonio  de  Toledo  ,  hijo 
primogénito  del  Duque  de  Alva  ,  y  el  Marques  de  Cas- 
trofuerte ,  y  Don  Albaro  Osorio  ,  señor  de  Villacisj  to- 
maron por  su  cuenta  el  empeño  ,  y  víspera  de  año  nue- 
_vo ,  á  las  diez  de  la  noche ,  acompañados  con  algunos 
temerones  aliados  suyos ,  entraron  en  la  cárcel  á  la  de- 
sliada con  achaque  de  verle ,  y  le  sacaron  de  ella  con 
gran  quietud,  y  sin  alboroto.,  Gran  ruido  hizo  en  la  Cor-: 
te  este  caso  por  acompañarle  las  nuevas ,  y  cartas  que  Ve- 
nían del  señor  Don  Juan  ,  y  las  parcialidades  que  con 
ellas  se  seguían  $  pero  no  menor  el  que  hizo  el  Almiran- 
te de  Castilla  con  sus  dos  hijos ,  pues  metiéndolos  en.  su. 
coche  S.  E.  en  persona  ,  los  llevó  á  la  cárcel ,  y  entregó 
al  Alcáyde.Tuvo  muchos  vítores  de  la  gente  común  está 
acción  '■>  pero  entre  los  señores  y  cortesanos  no  pareció 
tan  bien  j  y  mas  quando  se  habia  apartado  del  común  sen- 
tir de  todos ,  en  orden  á  la  expulsión  del  Padre  Confe- 
sor ,  á  cuyo  lado  se  había  puesto  j  causa  que  dio  motivo 
al  dicho  Padre  á  persuadirse  que  tenia  toda  la  nobleza 
de  España  de  su  parte.  Y  este  juicio  se  divulgó  por  el 
tanto,  que  en  los  mas  principales  Grandes  de  Castilla 
fue  de  sumo  sentimiento  5  tanto  ,  que  obligó  al  Duque 
de  Alva  á  darse  por  entendido  en  la  forma  que  contiene 
Ja  carta  ,  que  escribió  á  S.  A.  en  respuesta  de  otra  ,  que 

le 


*3* 

le  escribió  ,  dándole  el  pésame  de  haberse  hallado  Don 

Antonio  su  hijo  en  el  lance  de  haber  sacado  ai  Conde  de 
Yiüalonso  ,  que  es  esta. 

Copia  de  Carta  del  Duque  de  Alva. 

SERENÍSIMO  señor. 

XvEcibo  la  carta  de  V.  A.  de  12  de  este  ,  en  que  me 
favorece ,  sintiendo  el  digusto  en  que  se  ha  metido  mí 
hijo  Antonio»  Hele  enviado  á  cazar  ,  y  para  huir  de  la 
justicia  ,  ha  necesitado  de  pocos  favores  ,  con  que  no 
le  he  procurado  ninguno  ;  pareciendome  para  no  presen- 
tarle en  la  cárcel ,  que  de  la  autoridad  de  vasallo  como 
el ,  resulta  la  mayor  autoridad  de  los  Príncipes*  En  el 
particular  de  los  negocios  de  V»  A*  siento  que  se  haya 
faltado  á  Dios ,  razón  y  justicia  para  tratar  de  una  re- 
putación tan  sagrada  como  la  de  V.  A.>  de  que  Dios  le 
hizo  dueño ,  y  no  á  otro  ninguno  para  quitársela ,  y 
pues  esto  han  hecho  ,  atropellaráñ  con  todo  para  quitar 
tar  la  vida  á  V.  A.  que  no  es  mas  que  á  lo  que  han  ti- 
rado hasta  aquí  5  pero  habiendo  declarado  todos  los  tri- 
bunales >  y  la  aclamación  de  todos  la  verdad  ,  no  hallo 
que  pueda  haber  nadie  tan  ruin  »  que  al  hermano  del 
Rey  >  y  hijo  de  su  mismo  padre  ,  le  haya  de  dexar  car- 
gado de  razón  ,  y  de  zelo  de  su  servicio  ,  por  el  Con- 
fesor de  la  Reyna  ,  y  por  decirlo  todo  >  por  un  Jesuíta; 
y  aunque  por  gusto  de  los  Reyes  se  puede  arriesgar 
mucho,  por  el  gusto  que  es  contra  los  intereses  comunes, 
y  beneficio  de  la  corona  i  no  es  servicio  suyo  seguirle  su 
gusto.  Este  Padre  vive  tan  mal  informado ,  que  le  ha 
parecido  posible  ,  que  la  nobleza  de  estos  reynos  le  tenga 
por  caudillo  sin  ser  elección  suya  ;  y  esta  fantasía  tan  re- 
prehensible por  sí ,  y  por  quien  la  pensó  amanecer  ,  co- 

R2  rao 


1 1  i 

mo  si  pudiera  tener  algún  fundamento ,  íe  íísongea  sim-a 
plemente  ,  pues  si  se  llegara  á  declarar  ,  se  hallara  castH 
gado  viéndose  escupir  de  hidalgos  de  privilegio.  Yo  con-, 
fieso  á  V.  A.  que  creo  que  con  haber  pocos  desvergon- 
zados ,  hubiera  menos  ,  sino  se  hallaran  tan  consentidos^ 
y  que  puesto  V.  A.  en  estos  confines  ,  se  extinguieran 
con  gran  facilidad ,  pues  ios  mantiene  la  ruin  atención 
que  se  profesa  sin  ningún  otro  motivo  justo  ,  ni  Leal. 
V,  A.  perdone  lo  que  le  he  cansado. ,  y  crea  que  míen** 
tras  sea  puesto  en  términos  de  poderme  hallar ,  no  falta- 
re' á  todo  lo  que  fuere  de  mayor  servicia  suyo.  Madrid 
27  de  Enero  de  1669. 

Con  esta  carta  del  Duque  ,  y  la  antecedente  deí  sc^ 
ñor  Don  Juan ,  se  hallaron  los  apasionados  del  Padre 
Confesar  con  algún  desconsuelo  ,  por  parecerles  no  se  dis- 
ponían sus  pronósticos  á  la  medida  de  sus  deseos  ;  pues 
entre  las  cosas  que  decian  era ,  que  S.  A.,  se  había  hel- 
eno hombre  sin-  juego,  y  que  sin  duda  alguna  se  perdería  en 
esta  pretensión'-)  pero  como  vieron  que  al  primer  bruju- 
leo le  habia  entrado  tan  buen  triunfo  como  el  Duque  de 
Alva,  recelaron  mucho  no  le  entrasen  otros  con  que. 
pudiese  asegurar  sus  ideas  j  y  mas  quando  en  lasque: 
los  contrarios  tenían  fundada  la  seguridad  de.  la  oposición 
á  S.  A.  se  vieron  sin  efe&o  5  porque  pensando  que  Ara- 
gón vendría  con  facilidad,  en  su  gusto  ,  dispusieron  que 
S.  M.  (que  Dios  guarde)  escribiese,  y  ordenase  no  tan  so* 
lamente  que  no  se  hiciesen  agasajos  á  S.  A.  al  pasar,  sitio 
que  se  le  previniesen  desaires;  pero  los  naturales  de  aquel 
reyno  ,  conociendo  lo  extraviadas  que  iban  las  órdenes 
de  S.  M.  se  escusaron  con  sus  Fueros  de  obedecerlas  ,  y, 
respondieron,  con  la  carta  que  se  sigue  á  S.  ML.  que  llega 
á  esta  Corte ,  y  se  publicó  luego,  juntamente  con  las  fies- 
tas ,  y  agasajos  que  se  hirieron  á  S.  A.  en  Zaragoza:  que 
todo,  ello  es.  como  se  sigue» 


'Qtpia  de  carta  del  Consistorio  de  ¡a  Diputación  de  este  reym 
de  Aragón  á  la  Rey  na  nuestra  señora*. 

SEÑORA. 

jljL  3 1  ¿d  mes  pasado  despachó  un  corre©  á  la  posta 
este  Consistorio  ,  remitiendo  á  V.  M.  copias  de  una  car- 
ta que  habiamos  recibido  entonces  del  señor  Don  Juan, 
en  que  nos  daba  aviso  de  la  jornada  que  emprendia  ,  en 
ejecución  de  las  reales  órdenes  de  V.  M. ,  y  á  la  que  no- 
sotros le  respondimos ,  dándole  las  gracias  de  tan  acerta- 
da resolución  ,  y  insinuando  repetírselas  quando  pasase 
por  esta  Ciudad  >  no  solo  por  cumplir  con  la  cortesía  ,  y 
obsequio  debido ,  y  que  se  ha  hecho  siempre  á  tales  per- 
sonas 5  sino  por  entender  ,  que  en  esto  se  le  .hacia  muy, 
particular  á  V.  M. ,  y  que  seria  muy  de  su  real  servicio 
¡y  gusto  ,  que  apoyásemos ,  y  concurriésemos  con  nues- 
tro agradecimiento ,  y  nuestras  súplicas  á  la  prosecución 
del  viage  que  V.  M.  por  la  conveniencia  de  tenerle  mas 
cerca  para  la  composición  amigable  de  estos  tratados, 
había  mandado  hacer  al  señor  Don  Juan.  El  Martes  á 
;5  de  este  mes  de  Febrero ,  entró  el  Abogado  Fiscal  en 
¡el  Consistorio  á  notificarnos  un  papel  firmado  de  su  ma- 
iio  ,  (cuya  copk  remitimos  á  V.  M. )  pidiendo  el  mismo 
para  llevarse  otra  firmada  de  nuestro  Secretario  ,  y  que- 
dando todo  esto  en  el  registro  por  testimonio.  Estas  cir- 
cunstancias nos  movieron  á  reparar  en  ellas  por  la  nove- 
dad i  y  mucho  mas  quando  supimos  ,  que  pasando  des- 
de allí  á  hacer  la  misma  diligencia  en  el  Consistorio  de 
Ja  Ciudad  de  Zaragoza  ,  no  se  había  admitido  el  mis- 
mo papel,  sino  es  quitándole,  ó  mudándole  la  última 
clausula  ;  y  ni  aún  de  esa  suerte  se  habia  consentido  que 
ge  testificase  a&q  de  Notario ,  como  acá  se  habia  hecho, 

.Coa 


134 

Con  esto  nos  vimos  obligados  á  juntar  los  Abogados  del 
reyno  ,  ios  quales  habiendo  visto  el  papel ,  y  informado- 
se  de  lo  que  había  pasado ,  convinieron  todos  en  que  era 
gran  perjuicio  para  este  reyno,  por  oponerse  á  sus  Fue- 
ros ,  costumbres  y  observancias ,  y  á  la  posesión  inme- 
morial en  que  siempre  ha  estado  de  estas  urbanidades, 
no  soio  en  la  novedad  de  las  circunstancias,  sino  en  la 
misma  sustancia  ;  pues  en  semejantes  puntos  de  cortesía, 
no  acostumbra  V.  M.  poner  semejantes  mandatos  para 
con  los  que  no  son  enemigos  declarados  de  la  real  Coro- 
na :  y  quando  se  sirve  de  enviar  algún  orden  semejante 
áeste  Consistorio  ,  ( que  tan  atento  está  siempre  á  la  mas 
leve  insinuación  de  su  real  gusto ,  que  por  los  medios 
acostumbrados  ,  seguros  y  forales  llega  á  nuestra  noti- 
cia )  siempre  V.  M.  nos  suele  honrar  aún  para  negocios 
de  mucha  menor  importancia  y  consecuencia ,  con  sus 
reales  y  repetidas  cartas  despachadas  por  el  Consejo  Su- 
premo de  esta  Corona  inmediatamente  á  este  Consisto- 
rio ,  de  que  están  llenos  sus  registros.  Con  este  parecer, 
íeñora  ,  de  los  Abogados  del  reyno  conformes  ,  que  son 
nuestros  asesores   ordinarios  ( cuya   copia  remitimos ) 
viéndonos   obligados  por  el  jurameno  ,  y  censuras  á  la. 
conservación  de  los  Fueros ,  y  observancias  de  este  rey- 
no  ,  de  que  somos  los  únicos  Procuradores  ,  nos  pareció 
por  todo  lo  dicho  ,  y  por  evitar  la  inquietud  ,  que  estas 
novedades  podían  ocasionar  en  los  ánimos  del  pueblo  en 
tiempo  que  tanto  se  pueden  temer  ,  y  se  deben  atajar, 
enviar  un  Diputado  á  proponer  al  Virrey  algunos  mer 
dios  ,  que  mas  abajo  se  refieren  ;  con  los  quales  ,  sin  que 
al  reyno  se  le  siguiese  perjuicio  ,  se  pusiese  en  execucion 
lo  contenido  en  el  papel  notificado  á  este  Consistorio  por 
el  Abogado  Fiscal.  Y  no  habiéndole  abrazado' ninguno 
de  los  que   le  componen  ,  y  sabiendo  que  ya  el  señor 
Don  Juan  se  acercaba  á  Zaragoza ,  y  que  el  mismo  Vir- 
rey 


frey  tenia  convidada  á  toda  ía  nobleía  de  esta  Ciudad 
para  que  fuesen  en  su  compañía  á  visitar  dos  leguas  antes 
de  llegar  á  S.  A. ,  (como  con  efe&o  lo  executó)  y  que 
lo  mismo  hacían  no  solo  todos  los  particulares  de  la 
Ciudad  ,  sino  otros  5  y  que  al  Consistorio  de  la  Diputa- 
ción se  le  prohibía  ,  que  aún  los  particulares  de  el ,  si  no 
entraba  en  Zaragoza  ,  y  habiendo  entrado  ,  como  el  pa- 
pel dice  /le  visitasen  ,  y  cumpliesen  con  la  cortesía  ,  y 
obsequio  que  se  ha  hecho  siempre  con  personas  de  mu- 
cha menor  suposición  ,  y  que  tan  debido  es  á  un  hijo 
de  S.  M.  ( que  este  en  gloria )  y  hermano  del  Rey  nues- 
tro señor  (  que  Dios  guarde ) ,  y  que  el  dexarlo  de  hacer, 
pudiera  ser  no  solo  de  tanto  perjuicio  para  los  mismos  in- 
tentos de  la  amigable  composición  con  que  V.  M.  se  ha 
servido  de  llamar  á  S.  A. ,  sino  de  tanta  nota  ,  inquie- 
tud ,  y  escándalo  para  el  pueblo  ;  volvimos  antes  de  ayer 
Sábado  á  enviar  en  nombre  del  Consistorio  dos  Diputa- 
dos al  mismo  Virrey  ,  representándole  todas  estas  razo- 
nes y  inconvenientes  ,  y  añadiendo  á  los  medios  que  se 
le  propusieron  la  primera  vez  ,  otros  que  de  nuevo  ocur- 
rieron ,  para  que  lo  contenido  en  el  papel  del  Abogado 
íiscal ,  se-executase  sin  que  el  rey  no  quedase  perjudi- 
cado ,  como  fueron  que  el  mismo  se  apartase  de  la  noti- 
ficación ,  y  a&o  ,  que  se  habia  hecho  ,  ó  que  constase, 
y  se  publicase  para  sosegar  al  vulgo,  que  el  señor  Don 
Juan  habia  escrito  ( según  se  decia  )  al  mismo  Virrey, 
que  por  el  modo  y  priesa  con  que  pasaba  ,  no  gustaba 
de  que  los  pueblos  le  visitasen.  Ninguno  de  estos  ,  ni 
otros  medios  quiso  admitir  5  con  que  para  cumplir  con 
nuestra  obligación  ,  y  con  la  que  nos  imponen  el  jura- 
mento, y  las  censuras,  nos  vimos  necesitados  á  tomar 
resolución  uniformemente  de  que  se  hiciese  elección  de 
firma  ,  para  que  en  la  Corte  del  Justicia  de  Aragón, 
se  conociese  de  lo  contenido  en  dicho  papel ,  y  del  modo 

de 


¡t$6  _ 

de  su  despaciío,  y  notificación  en  perjuicio  3e  los  Fuerosy 
y  observancias  de  este  reyno.  Y  como  el  poner  nosotros 
en  execucion  io  mismo  ,  que  contradecíamos  era  clara  in* 
conseqüencia  ,  y  deshacer  con  la  obra  lo  mismo  que  pre- 
tendíamos ,  y  que  procuramos  conseguir  con  la  elección 
de  firma  ,  dando  por  atentado  y  nulo  en  la  sustancia  ,  y 
en  el  modo  el  dicho  papel ,  escribimos  al  señor  Don  Juan 
en  la  forma  que  V.  M.  mandará  ver  en  la  copia  que  re- 
mitimos de  nuestra  carta  ,  y  de  la  que  S.  A.  nos  respon- 
dió j  con  lo  qual ,  quando  supimos  que  llegaba  el  señor 
Don  Juan  al  puesto  á  donde  ha  salido  siempre  este  Con- 
sistorio á  saludar,  y  dar  la  bien  venida  á  personas  seme- 
jantes ,  fuimos  en  la  forma  acostumbrada  ,  y  sin  otra  de- 
mostración ,  ni  prevención  de  fiestas ,  regalos  ó  regoci- 
jos 5  le  dimos  la  bien  venida,  alabando  como  es  razón,  la 
obediencia  ,  y  rendimiento  á  las  órdenes  de  V.  M. ,  y  sig^ 
nificándole  la  tan  debida  atención  con  que  está ,  y  estará 
siempre  este  reyno  á  lo  que  conduzca  al  servicio  del 
Rey  nuestro  señor  (que  Dios  guarde).  Esto,  señora  ,  es 
lo  que  pasó  antes  de  ayer  Sábado  9  ;  y  ayer  Domingo) 
10  de  Febrero.  De  todo  lo  qual  nos  ha  parecido  dar  lúe-* 
go  cuenta  ,  despachando  un  correo  á  V.  M.  no  solo  para' 
que  io  tenga  entendido  por  el  consuelo  ,  que  tendrá  to-í 
do  este  reyno  de  que  sus  reales  órdenes  vengan  despa- 
chadas en  la  forma  acostumbrada  por  el  Consejo  supre- 
mo de  Aragón,  á  quien  toca,  y  que  tan  noticioso  está  de 
nuestros  Fueros,  usos  y  observancias,  sino  porque  nos pro« 
metemos  que  ha  de  darse  V.  M.  por  servida  de  lo  que  este 
Consistorio  ,  y  todos  los  que  asistimos  en  el  deseamos,  y 
procuramos  sin  faltar  á  la  obligación  de  nuestras  con- 
ciencias (en  que  entendemos  hacer  una  gran  lisonja  al 
católico  zelo  de  V.  M.)  cumplir  con  el  obsequio  debido 
á  V.  M. ,  cuya  católica ,  y  real  persona  guarde  Dios 
nuestro  señor  como  deseamos  para  bien  de  la  christian- 

dad. 


137 

dad.  Zaragoza  y  Febrero  1 1  de  1 66 g.  ~  Fray  Antonio, 
Obispo  de  santa  Maria  de  Albarrazin.  =  El  Marques  de 
Cañizar  y  san  Felices,  rs  El  Do&or  Miguel  Isabál.  =5 
Don  Fernando  Antonio  de  Zayas  Zapata.  —  Don  Sebas- 
tian Cavero.  —  Don  Luis  Lorenzo  de  Orera  ,  Diputados 
del  reyno  de  Aragón.  =  Don  Antonio  Virto  de  Espinal, 
Secretario. 

Relación  verdadera  del  festejo  y  aplauso  con  que  el  señor  Don 

Juan  de  Austria,  fue  recibido  en  la  ciudad  de  Zaragoza  ,  del 

reyno  de  Aragón  ,  y  tránsitos  que  ha  hecho  desde 

su  entrada  hasta  Cadereita» 


E 


JdL  dia  5  de  Febrero  de  1669  llegó  S.  A.  á  la  ciudad 
de  Lérida  ,  cuyos  Proceres  (que  así  se  llaman  los  que  la 
representan)  salieron  un  quarto  de  legua  á  caballo  con 
todas  las  insignias  ,  y  demostraciones  de  mayor  respeto, 
habiendo  el  dia  antecedente  ido  en  busca  de  S.  A.  el  Ca- 
bildo y  Obispo  j  en  cuyo  palacio  estuvo  S.  A.  aquella 
noche ,  y  el  dia  siguiente.  A  los  siete  tomó  el  camino  de 
Fraga  ,  y  á  la  entrada  de  Aragón  aguardaba  á  S.  A.  el 
Capitán  de  la  guarda  de  aquel  reyno,  con  sus  dos  compa- 
ñías de  Infantería  ,  y  Caballería  ,  un  Juez  del  Consejo, 
y  el  Comisario  general  del  reyno  ,  con  otros  Ministros, 
enviados  todos  para  que  recibiesen ,  alojasen  y  acompa- 
ñasen á  S.  A.  por  los  tránsitos  de  Aragón.  Entró  en  Fra- 
ga ,  y  en  todos  los  demás  lugares  hasta  la  Puebla  ,  que 
dista  dos  leguas  de  Zaragoza  ,  con  excesos  de  alegría  ,  y 
general  aclamación  5  pues  gran  trecho  antes  de  entrar, 
y  mucho  después  de  salir  de  ellos ,  no  se  oia  ni  via  otra 
cosa  ,  que  sombreros  en  el  ayre ,  y  voces  de  viva  nuestro 
Rey  ,  y  el  señor  Donjuán  de  Austria.  En  el  camino  tuvo 
S.  A.  noticia  de  que  el  Virrey ,  Conde  de  Aranda  ,  ha- 

S  bia 


i38 

bia  hecho  notificar  al  reyno  y  ciudad,  por  mano  del  Fis- 
cal ,  y  en  suposición  de  ser  orden  de  la  Reyna  nuestra 
señora,  que  no  hiciesen  demonstracion  alguna  con  S.  A., 
ni  le  visitasen  ;  extravagancia  ,  que  recelada  de  S.  A.  la 
había  prevenido  de   ante  mano  escribiendo  al  Conde, 
que  la  prisa  con  que  pasaba  ,  y  los  términos  de  incóg- 
nito en  que  iba,  no  le  permitian  recibir  agasajos  públicos, 
y  que  lo  previniese  así  á  los  cuerpos  de  ciudad  y  rey- 
no.  Halló  S.  A.  en  la  Puebla  á  los  Marqueses  de  Ariza 
de  Novarres ,  y  de  Coscojuela  ,  á  los  Condes  de  Fuen- 
clara  ,  y  de  Castel  Florit ,  y  otros  Caballeros  ,  á  quie- 
nes  siguieron  luego  el  Justicia  ,    Cabildo    del   Aseo, 
otros  muchos  particulares  ,  y  el  Virrey  con  número  de 
nobleza  5  el  que  dicen  ,  que  deseó  mucho  justificar  su  in- 
tención ,  y  procedimientos  en  el  ánimo  del  señor  Don 
Juan  ,  y  S.  A.  le  respondió  :  Que  nunca,  había  creído  de  él 
cosa  que  fuese  contra  la  obligación  ,  que  le  asistía  de  buen  va- 
salla del  Rey  nuestro  señor ,  y  la  opinión  que  tenia  de  buen  po- 
lítico >  pues  en  obrar  contra  los  dióiamenes  de  S.  A.  ,  falta- 
ría á  ambas  cosas.  A  la  primera,  porque  quatquiera  que  no 
acudiese  a  ellos  ,  iría  contra  el  Rey.  T  ala  segunda  ,  porque 
seria  gran  error  de  prudencia  embarcarse  en  una  barca  de  ca- 
ña ,  y  arrimarse  a  un  árbol  tan  flaco  ,  y  poco  seguro  ,  como 
era  elPadreConfesor,que  mañana,  o  esotro, le  veríamos  corta- 
do por  el  tronco,  ó  arrancado  de  quajo.  A  la  vista  del  Virrey, 
y  de  la  nobleza  ,  siguió  en  lo  restante  de  aquel  dia 
gran  cantidad  de  gente  de  la'  ciudad  de  todos  estados, 
que  con  indecibles  muestras  de  voluntad  ,  deseaban  vec 
á  S.  A.  Al  mismo  tiempo  que  estaba  con  el  Virrey  ,  die- 
ron á  S.  A.  una  carta  de  los  Diputados  del  reyno  en  es- 
ta forma. 


SE- 


l$9 

SERENÍSIMO  señor. 

I  1  Abiendo  llegado  á  la  noticia  de  este  Consistorio, 
que  V.  A.  por  venir  incógnito  ,  y  pasar  por  esta  ciudad 
con  tanta  prisa  ,  ha  escrito  al  Virrey  (según  se  dice)  mos- 
trando gusto  de  que  no  le  visitasen  los  pueblos ,  nos  ha 
parecido  ser  muy  de  nuestra  obligación  ,  para  no  faltar 
á  ella  ,  asegurarnos  en  esta  noticia ,  teniéndola  de  V.  A. 
para  que  según  ella  ,  obremos  cumpliendo  con  el  obse- 
quio debido  á  la  serenísima  persona  de  V.  A.  j  que  guar- 
de, y  prospere  el  cielo  como  deseamos.  Zaragoza  y  Fe- 
brero á  9  de  1669.  =  Fray  Antonio  ,  Obispo  de  santa 
Maria  de  Albarrazin.  =  El  Marques  de  Cañizar  y  san  Fe- 
lices. —  El  Do&or  Miguel  Isabál.  =  Don  Fernando  Anto- 
nio Zayas  Zapata. ■=  Don  Sebastian  Cavero.  s  Don  Luis 
Lorenzo  de  Orera  ,  Diputados  del  reyno  de  Aragón.  = 
Don  Antonio  Virto  de  Espinal,  Secretario. 

Con  esta  noticia  ,  y  la  de  estar  el  Consistorio  en 
resolución  de  salir  á  visitar  á  S.  A.  le  respondió  lo  si- 
guiente : 

En  este  punto  recibo  la  carta  de  V.  S.  con  todas 
aquellas  demonstraciones  de  afe&o,  que  le  merece  mi 
voluntad.  Es  así  que  escribí  ai  Conde  de  Aranda  que 
la  prisa  de  mi  jornada  ,  y  la  forma  en  que  la  hacia  ,  no 
me  permitia  detener  ahí ,  quanto  deseara  i  pero  esto  no 
podrá  embarazarme  nunca  el  que  yo  manifieste  á  V.  S. 
personalmente  siempre  que  quisiere  oirlo  ,  la  suma  esti- 
mación con  que  me  tiene  prendado  su  fineza  ,  y  el  per- 
petuo reconocimento  que  conservare  á  las  atenciones  que 
en  esta  ocasión  ha  mostrado  V.  S.  al  mayor  servicio  del 
Rey  nuestro  señor  (Dios  le  guarde).  Yo  parare  mañana 
algún  rato  en  la  Torre  de  Don  Francisco  Sanz.  Si  V.  S. 

S  2  qui- 


14° 

quisiere  tomarse  la  descomodidad  de  venir  á  ella  ,  reco- 
nocerá quán  ciertas  son  las  clausulas  de  esta  carta.  Pros- 
pere Dios  á  V.  S.  en  toda  felicidad.  La  Puebla  á  $  de 
Febrero  de  1669. 

En  estos  lances  obró  con  exemplar  fineza  el  reyno  y 
sus  Abogados,  á  quienes  consultaron  sobre  el  caso,  y  ellos 
respondieron  con  la  gallardía  ,  y  constancia  que  también 
se  ve  por  las  siguientes  copias. 

Copia  de  la  notificación  hecha  al  reyno  de  Aragón  por  el 
Abogado  Fiscal. 


E 


^L  Abogado  Fiscal  dice  ,  que  habiendo  tenido  noti- 
cia S.  M.  de  la  venida  del  señor  Don  Juan  ,  ha  sido  ser- 
vida ordenar  al  señor  Conde  de  Aranda  ,  que  como 
Virrey  ,  y  Capitán  general  de  este  reyno  ,  y  en  su  real 
nombre,  adviertiese  á  V.S.que  en  nombre  de  su  Consisto- 
rio no  haga  demostración  alguna  con  S.  Á.;  pero  que  sí 
resolviere  entrar  el  señor  Don  Juan  en  esta  ciudad  ,  ha- 
biendo entrado ,  podrá  particularmente  cada  uno  visi- 
tarle si  quiere.  Y  yo  en  nombre  de  S.  E.  lo  advierto  así 
á  V.  S.  para  que  tenga  entendido  lo  que  ha  de  hacer, 
cumpliendo  con  la  voluntad ,  y  orden  de  S.  M.  Á  5  de  Fe-, 
brero  de  1669.  =.  El  Do&or  Orcariz  y  Velez, 

Proposición  que  los  Diputados  hicieron  á  sus  Abogados 


L 


fOS  señores  Diputados  del  reyno  de  Aragón  consul- 
tan lo  que  deben  executar  en  razón  de  la  Intima  ,  que. 
les  ha  hecho  el  magnifico  Abogado  Fiscal ,  para  que  no 
haga  demonstraron  alguna  el  reyno  con  el  señor  Don 
Juan  de  Austria ,  ni  le  visite  junto. 


Res- 


141 

Respuesta  que  dieron  los  Abogados  a  los  Diputados, 


H 


^Abiendo  visto  lá  Intima  ,  y  considerado  la  gra- 
vedad de  la  materia  que  contiene  ,  decimos  :  que  el  Con- 
sistorio ,  y  todos  los  que  han    asistido  á    los  derechos 
del  rey  no  ,  han  defendido  siempre   que   tales  manda- 
tos no  se  pueden  hacer ;   porque  como  S.  M.  (salva  su 
clemencia  )  no  puede  hacer  leyes  sin  la  Corte  general,, 
asi  tampoco  puede  mandar  cosas  ,  que  no  están  preve- 
nidas por  los  Fueros  ,  y  leyes  en  disminución  de  la  li- 
bre facultad  que  se  tiene  en  Aragón  ,  en  donde  no  hay 
mero  imperio  j   pero  por  parte  de  S.  M.  se  pretende  lo 
contrario.  En  uno  y  otro  hay  exemplares  ,   y  así  en 
esta  variedad  nos    parece  que  el    reyno  haga  elección 
de  firma  de  dicha  Intima  ,  así  por  razón  de  la  sustan-s 
tancia ,  como  por  no  venir   en  la  forma  ordinaria  ,  y 
por  el  Consejo  supremo  de  Aragón ,  ni  con  los  requisitos 
que  se  han  acostumbrado  en  los  mandatos  justos  y  fora- 
les.  Esto  nos  parece  salvo  ,  &c.  —  Don  Joseph  Esmir  y 
Casanate.  =  Don  Juan  Antonio  Piedra  Fita  y  Albis.  =: 
Don  Francisco  Ximenez  de  Ayerve  >. Abogado  ordinario 
del  reyno. 

El  Domingo  partió  S.  A.  de  la  Puebla  ázia  Zarago- 
za á  las  diez  de  la  mañana  ,  y  no  es  posible  ponderar  la 
extraordinaria  alegría  ,  y  agasajo  que  halló  en  los  no- 
bles ,  y  pueblo  de  Zaragoza  ,  pues  á  dicho  de  todos  no 
se  ha  visto  en  aquella  Ciudad  otro  semejante  ,  porque 
apenas  salió  de  aquel  lugar  S.  A. ,  quando  comenzó  á. 
encontrar  tropas  de  gente  de  Zaragoza  á  pie  y  á  caballo, 
que  echando  locamente  las  capas  y  los  sombreros  por  el 
ayre  ,  sin  reparar  en  arroyos,  ni  pantanos,  seguían 
con  incesantes  aclamaciones  >  añadiendo  a  ellas  frases  ,  y 
circunstancias,  unas  de  risa ,  y  otras  de  admiración  y 

ter- 


H2 

ternura  ,  que  todas  denotaban  estar  allí  la  voz  de  Dios, 

y  su  santa  y  justa  voluntad.  Con  este  tropel ,  aumentán- 
dose mas  á  cada  paso  ,  que  se  daba  ázia  la  Ciudad  ,  y 
y  con  un  lucido  esquadron  de  estudiantes ,  que  contra 
la  prohibición  expresa  del  Virrey  ,  salieron  al  encuentro, 
todos  con  las  espadas  desnudas  ,  gritando  á  una  voz:  que 
allí  estaban  prontos  para  quanto  S.  A.  gustare  :  llegó  á  la 
torre  ó  casa  de  placer  que  habia  señalado  el  reyno  para 
recibirle ,  y  está  poco  mas  de  un  quarto  de  legua  de  la 
Ciudad  j  harto  pulida ,  cierto  ,  y  ricamente  aderezada, 
con  habitación  para  toda  la  familia  de  S.  A. ,  en  fe  de 
que  habia  de  detenerse  en  ella  una  noche;  y  allí,  mientras 
estaba  esperando  el  reyno  ,  tuvo  embajada  de  la  Ciudad, 
pidiendo  también  hora  para  hacer  su  visita.  Y  esta  reso- 
lución de  Ciudad  y  reyno  fueron  tan  aplaudidas  de  to- 
dos ,  que  estando  llenas  ,  y  cercadas  de  pueblo  las  casas 
de  ambos  cuerpos  ,  mientras  en  ellos  se  disputaba  la  ma- 
teria, al  saber  lo  que  habian  deliberado,  se  deshacían 
todos  en  vítores.  Veíanse  las  campañas  de  entre  la  torre 
y  la  ciudad  inundadas  de  gente,  voceando  continuamen- 
te en  alabanza  de  S.  A. ,  y  de  su  intento  ;  instándole  en 
que  se  quedase  algún  dia  á  lo  menos  en  Zaragoza.  Vino 
al  fin  el  reyno  5  y  el  Obispo  de  Albarracin ,  primer 
Diputado  Eclesiástico ,  hizo  una  muy  discreta  ,  y  fina 
arenga  ,  á  que  S.  A.  correspondió  con  muestras  de  todo 
cariño ,  estimación  y  confianza.  Luego  vino  el  Jurado 
en  Cap,  con  sus  mazas ,  siendo  así  que  jamas  hasta  hoy 
se  ha  visto  salir  Jurado  alguno  de  las  puertas  de  la  Ciu- 
dad á  semejante  función  de  recibimiento.  Ai  ver  venir  el 
pueblo  estos  cuerpos  ,  se  renovaba  la  vocería  de  la  gente, 
vitoreándolos  por  el  obsequio  que  iban  á  hacer  al  señor 
Don  Juan.  Baxó  S.  A.  de  la  torre  ,  y  al  ponerse  á  caba- 
llo fue  tan  extraordinaria  la  demonstracion  ,  qual  solo 
la  vista  puede  comprehender  ,  siendo  dignas  de  gran  ter- 

nu- 


•i43 
nurá ,  y  admiración  las  cosas  que  se  oían  á  los  que  caían 
mas  cerca  de  S.  A.  Los  ofrecimientos  que  le  hacian  de  di- 
nero ,  con  determinadas  y  grandes  cantidades  ,  el  horror 
que  manifestaban  contra  los  Jesuítas :  las  exórtaciones  pa- 
ra que  el  señor  D.Juan  prosiguiese  en  el  intento,  y  las  ins- 
tancias ,  y  el  fervor  con  que  vitoreaban  á  los  Capitanes 
de  la  caballería ,  que  trae  S.  A. ,  pidiéndoles  que  le 
guardasen  muy  bien  ,  y  no  se  volviesen  sin  la  exter- 
minación Jesuitica.  El  no  haber  salido  el  Virrey  á  con- 
ducir á  S.  A. ,  privó  á  Zaragoza  del  consuelo  de  que  en- 
trase en  ella  :  y  el  venir  en  esta  manera  de  incógnito, 
aunque  tan  público  ,  le  obligó  también  á  escusarlo  ,  pa- 
sando por  el  Puente  de  tablas  ,  y  costeando  toda  aquella 
ribera  entre  el  rio  ,  y  las  casas  del  reyno  ,  ciudad  ,  Ar- 
zobispo ,  y  otras  muy  principales ,  que  le  hacen  frente, 
y  atravesando  la  parte  de  calles,  que  no  dexan  lugar 
entre  el  agua ,  y  ellas  ,  salió  por  la  puerta  que  llaman 
de  nuestra  señora  del  Portillo ,  y  entró  en  el  camino  que 
conduce  á  Castilla ,  habie'ndose  apeado  de  paso  á  rezar 
una  Salve  á  nuestra  señora  del  Pilar  ,  por  caer  una  puer- 
ta de  este  Templo  á  la  misma  ribera  ,  y  pudo  conseguir- 
lo por  haberse  publicado  ,  que  no  habia  de  apearse  en 
ninguna  parte  ,  y  prevenido ,  que  estuviesen  cerradas 
todas  las  otras  puertas  de  la  Iglesia  ;  y  aún  de  esta  ma- 
nera se  vio  con  harto  trabajo  para  volver  á  montar  á 
caballo.  Siguieron  este  transito  con  el  mismo  tropel  que 
hasta  allí  5  mas  embarazoso  por  lo  poblado  que  estaba  de 
coches ,  y  muy  adornadas  las  ventanas ,  llenas  ellas  y 
ellos  de  la  primera  nobleza  de  señoras.  Brujulearon  los 
estudiantes  á  un  Religioso  de  la  calza  blanca  en  un  coche, 
y  si  no  se  diese  á  conocer  muy  apriesa  ,  le  hubiera  cos- 
tado caro  el  equivoco.  Finalmente  ,  todo  ei  camino  desde 
la  torre  hasta  una  legua  después  de  pasada  la  ciudad ,  no 
era  mas  que  un  agregado  de  personas  de  todos  estados, 

qual 


144 

qual  no  se  ha  visto  jamas  de  gente  de  capa  negra  ;  Reli- 
giosos ,  mugeres  ,  y  muchachos ,  y  todos  exálados  por 
acercarse  al  caballo  del  señor  Don  Juan  ,  llevándole  al- 
gunas veces  casi  en  el  ayre  ;  porque  habiendo  dispuesto 
el  Capitán  de  la  guarda  del  rey  no  que  algunos  délos 
soldados  de  la  compañía  de  á  pie  fuesen  al  lado  de  S.  A. 
para  que  no  se  llegase  la  gente  al  caballo  ,  reconociendo 
S.  A.  que  la  desazonaba  algo  aquella  ceremonia  ,  mandó 
con  gran  benignidad  ,  que  dexasen  llegar  á  todos  los  que 
quisiesen;  con  que  á  costa  de  ir  en  prensa  todo  el  camino, 
consiguió  grande  aplauso ,  y  nuevos  vítores  esta  con- 
fianza y  franqueza.  Ello  es  cierto  ,  que  nada  de  quanto 
la  idea  puede  imaginar  del  afe&o  y  cariño  mas  cordial 
de  una  nobleza  ,  y  de  un  gran  pueblo  ,  se  dexó  ver  el 
Domingo  en  Zaragoza. 

El  Arzobispo  Gamboa,  que  quando  al  principio  entró 
el  señor  Don  Juan  en  Aragón  ,  faltó  tanto  á  lo  que  de- 
bía ,  envió  á  Lérida  un  criado  para  ofrecerle  su  casa  con 
muchos  te'rminos  de  aprieto  ,  y  pareció  muy  bien  que 
no  le  respondiese  S.  A. ;  y  aunque  después  volvió  á  es- 
cribir con  iguales  muestras  de  mortificación  ,  y  descon- 
suelo, tampoco  mereció  que  S.  A.  honrase  su  casa  ,  ni 
se  dexase  ver  de  el  rcon  que  se  estuvo  acechando  por 
una  ventana  de  su  casa  ,  y  oyó  famosas  cosas  del  pueblo 
al  pasar  S.  A.  por  delante  de  ella.  Y  á  la  vuelta  ,  después 
de  haber  dexado  á  S.  A.  se  encendieron  mucho  mas  los  es- 
tudiantes, y  pedían  instrumentos  para  quemar  su  casa,  y 
la  del  Virrey :  de  donde  saliendo  el  Jurado  en  Cap  Don 
Francisco  Izquierdo  ,  le  obligaron  á  parar  el  coche  ,  y  á 
decir:  viva  el  señor  Don  Juan ;  y  porque  no  alzaba  dema- 
siado la  voz ,  le  dixeron  :  hable  alto,  que  somos  sorbos  ;  con 
que  los  obedeció  puntualmente.  Hizólos  retirar  la  justicia, 
y  antes  de  salir  á  encontrar  á  S.  A.,  habían  hecho  otra  vi- 
sita á  los  Jesuítas  con  semejantes  cumplimientos. 

Acá- 


H5 

Acabada  esta  tropelía  ,  pasó  S.  A.  á  Cadrete,  tres  le- 
guas de  Zaragoza  ,  sin  haber  acabado  de  despegar  toda- 
vía de  sí  á  algunas  personas  de  Zaragoza,  que  se  le  ofre- 
cieron acompañarle  hasta  Madrid.  Volvieron  á  ver  la  ma- 
ñana siguiente  al  señor  Don  Juan  en  Cadrete  los  mismos 
Caballeros  que  se  adelantaron  también  á   la  Puebla  ,  y 
otros  muchos  con  ellos  ,  y  el  Tribunal  de  la  Inquisición 
en  toda  forma.  De  este  lugar  se  encaminó  S.  A.  á  Cariñe- 
na, donde  se  ha  detenido  un  par  de  dias  porque  los  ca- 
ballos lo  necesitaban.  Sábese  que  la  Diputación  ha   escri- 
to con  extraordinario  á  S.  M.  diciendo  lo  que  han  obra- 
do con  S.  A.,  y  las  razones  que  han  tenido  para  ello.   El 
Lunes  fue  también  dia  solemne  en  Zaragoza  j  porque  ha- 
bie'ndose  vuelto  á  convocar  un  gran  número  de  estudian- 
tes ,  llevaron  por  toda  la  ciudad  una  figura  de   paja   re* 
presentando  un  Jesuita.  Iban  todos  con  sus  sombraros  ba- 
xos,  y  en  forma  de  duelo  ,  como  si  le  llevasen   á  enter- 
rar j  y  llegando  delante  de  la  casa  de  los  Padres  de  la 
Compañía,- obligaron  al  Redor  á  que  se  asomase  á    i  a- 
ventana  para  que  viese  el  expe&aculo  ,  y  á  su  vista  que- 
maron la  estatua.  Dios  de  á  S.  A.  los  sucesos  que  todos  le 
deseamos  para  el  reposo  común  ,  que  cierto  no  hay  hom- 
bre en  este  reyno  de  alta  ,  ó  baxa  esfera  ,  que  10  vendie- 
ra por  e'l  sus  hijos.  Tai  es  el  amor  que  le  tienen ,  y  lo  que 
les  obiiga  verle  tan  solicito  f  y  empeñado  en  el  amparo 
de  la  Monarquía. 

Con  esta  novedad,  se  empezó  á  reconocer  mas  el  atur- 
dimiento de  los  enemigos  del  señor  Don  Juan  ,  pues  de. 
Solo  el  miedo  que  les  ocurrió  ,  procuraron  poner  la  ques- 
tion  en  competencia  de  armas ,  y  así  luego  empezaron  á 
convocar  militares  y  señores,  á  quienes  encargaban  es- 
tuviesen prevenidos  con  caballos ,  y  armas  para  el  servi- 
do de  S.  M.  vendiéndole  á  la  Reyna  nuestra  señora,  quart- 
Úo  ellos  los  habían  convocado  ,  que  se  habían  venido  á 

X  ofre- 


ofrecer  á  S.  M.  todos  con  mucho  gusto  ,  y  voluntad, 
como  lo  pedían  sus  obligaciones  hasta  esta  Villa  de  Ma- 
drid ,  que  se  había  ofrecido  sacar  el  Estandarte  real 
para  que  le  siguiesen  todos  sus  Gremios ,  y  para  este 
efe&o  tenían  nombrado  por  principal  cabo,  y  general 
al  Marques  de  Peñaiva  ,  Portugués ,  con  que  se  daban 
ya  por  muy  asegurados  de  la  destrucción  del  señor  Don 
Juan,  Y  lo  mejor  de  todo  era  ,  que  aunque  toda  la  Cor-, 
te  estaba  alborotada  con  esta  novedad ,  no  sabia  nada 
de  ello  la  Re  y  na  nuestra  señora  5  porque  querían  pri^ 
mero  tenerlo  prevenido  todo,  y  después  dar  cuenta  de 
ello  á  S,  M. ;  pero  el  alboroto  del  pueblo ,  y  el  buen 
zelo  de  algunos  Ministros  ,  no  dio  lugar  á  este  secre- 
to j  y  así  el  Lunes  8  de  este  mes  ,  teniendo  noticia  de 
esto  el  Conde  de  Peñaranda  ,  procuró  en  la  Junta  de 
Gobierno  saber  con  que'  orden  se  executaba  esta  reso- 
lución >  y  hallando  que  no  la  habia  de  S.  M. ,  y  que 
solo  eran  disposiciones  del  Padre  Confesor ,  y  del  Pre- 
sidente Je  Castilla ,  su  íntimo  amigo  ,  procuró  desva- 
necerla, y  que  se  enterase  á  la  Reyna  nuestra  señora  de 
todo,  lo  qual  fue  servida  de  admitir  la  razón 5  y  con  vista, 
de  ella .,  determinó  ,  que  el  Martes  9  de  dicho  mes  fuese 
D.  Diego  de  Velasco. ,  Mayordomo  del  señor.  D.  Juan,, 
con  carta  de  creencia  de  3.  M, ,  y  habiéndole  alcanza- 
do en  Junquera  ,  diez  leguas  de  esta  Corte  ,  dio  resr/ 
puesta  á  ella,  y  á  otras  que  hábia  llevado  de  algunos 
señores  de  la  Junta  en  la  manera  cuie  se  veri  por  las 
$ue  se  siguen. 


€0- 


M7 

Copia  de  las  cartas  que  S.  A.  el  señor   Don  Juan  escribió  á 

S.  M.  7  y  Ministros  de  la  Junta  del  Gobierno  ,  y  Consejo 

de  Estado  en  22  de  Febrero  de  1669. 

Á  LA  REYNA  NUESTRA  SEÑORA. 

SEÑORA. 


Y 


Á,  señora,  me  ha  reducido  á  este  terreno  el  gusto 
y  la  fe  real  de  V.  M.  Desde  el ,  como  desde  Cataluña, 
(porque  en  todas  partes  es  el  mismo  mi  zelo,  y  mi  obli- 
gación) me  postro  rendidamente  á  los  reales  pies  de  V.  M. 
para  que  se  sirva  V.  M.  de  mandar  que  salga  luego  el 
Padre  Confesor  de  los  dominios  del  Rey  nuestro  señor. 
Si  hasta  aquí  ha  hecho  á  V.  M.  esta  súplica  la  congoja, 
y  el  dolor  de  toda  España  por  mi  sola  voz:  y  á  hablar  cla- 
ro á  V.  M.  toda  ella  por  la  del  Consejo  pleno  de  Aragón; 
por  la  de  muchos,  y  muy  zelosos  Ministros  del  de  Cafc- 
tilla  (sin  que  los  demás  se  aparten  de  este  mismo  sentir.) 
por  la  del  de  Estado ,  nemine  discrepante.  El  clamor  de  to- 
dos ,  la  conservación  ,  y  lustre  de  la  Monarquía  lo  solici- 
tan ,  y  lo  suplican  también  á  V,  M.  La  necesidad  lo  acón-» 
seja  5  el  señor  Emperador  hace  á  V.  M.  esta  misma  ins* 
tanda  con  el  cariño  que  tiene  á  esta  Monarquía  \  y  el 
interés  de  su  mayor  felicidad;  y  el  sumo  Pontífice  la 
representa  á  V*  M.  repetidamente  con  veras ,  y  afe&os 
de  amoroso,  y  pacifico  Padre  ;  por  mas  que  el  Padre 
Confesor- de  V.  M.  haya  procurado  recatar  estos  oficios  al 
Consejo  de  Estado,  y  aún  á  la  Junta  del  Gobierno,,  cau- 
sando en  ambos  cuerpos  el  gtave,  y  justo  sentimiento 
de  verse  defraudados  de  aquella  grande,  y  absoluta  con- 
fianza ,  que  el  Rey  nuestro  señor  (que  está  en  ei  cielo) 
ordenó  á  V.  M,  hiciese  de  ellos,  violada  ya  en  otras  miv 

T  2  chas 


148 

chas  y  graves  materias  por  el  particular  interés  de  este 
Religioso.  V.  M.  mandó  á  estos  tres  Consejos ,  que  con- 
sultasen á  V..M.  sobre  la  materia.  Ellos  lo  hicieron  en  la 
forma  referida  ,  y  los  Reyes  de  España  ,  señora,  no  han 
acostumbrado  pedir  parecer  á  los  superiores  Tribunales  * 
para  apartar  de  sí  á  ningún  Ministro.  Ahora  acabamos 
de  experimentar  ,  que  con  menos  uniformidad  de  votos, 
ha  concluido  V.  M.  dos  paces  con  Francia  y  Portugal^ 
tales,  qual  el  mundo  ha  visto.  Á  buen  seguro  que  la 
grande  comprehension  d&  V.  M. ,  y  lo  que  ama  V.  M. 
al  Rey  nuestro  señor  su  hijo,  y  á  la  reputación  de  Espa- 
ña ,  hubiese  venido  V.  M.  en  ello  (como  yo  lo  oí  muchas 
VQces)  á  no  ser  con  gran  dolor  de  su  corazón  ,  y  á  fuer- 
za de  creer  ,  que  lo  que  aconsejaban  á  V.  M.  tantos  ex- 
perimentados Ministros ,  contendría  en  sí  el  mayor  ser-^ 
vicio  de  S.  M. ,  y  bien  de  sus  reynos.  Estos  mismos  Mi- 
nistros ,  y  por  los  mismos  motivos  aconsejan  á  V.  M.  que 
el  Padre  Confesor  vaya  á  Alemania  ,  ó  á  Roma  ,  con  un 
decente  empleo.  ¿Pues  cómo,  señora,  podremos  jamas 
creer  los  Españoles ,  que  ha  de  ser  con  V.  M.  poderoso 
el  zelo,  y  la  experiencia  de  los  Ministros,  para  que 
V.  M.  se  resuelva  á  coronar  á  un  Rey  dentro  de  la 
circunferencia  de  España  ,  cedie'ndole  la  Monarquía  en- 
tera ,  y  para  dexar  á  otro  la  mayor  porción  de  los  Pai? 
ses  Baxos ,  una  de  las  mas  preciosas  de  la  nuestra  ,  y 
no  lo  serán  para  que  desvie  V.  M.  de  sí  á  un  sugeto 
como  el  Padre  Confesor  ,  que  es  la  única  causa  de  toda 
nuestra  ruina  ,  y  vilipendio  ?  El  Consejo  de  Castilla  en, 
una  de  las  Consultas  que  hizo,  acuerda  á  V.  M.  los 
Ministros  que  han  sido  apartados  del  lado  de  los  Re- 
yes por  el  bien  de  la  causa  pública.  Y  quando  fuese 
solo  el  de  Estado  de  este  sentir,  debía  ,  y  debe  V.  M. 
servirse  de  seguirle  j  porque  el  punto  de  que  se  tra- 
ta es  de  su  inmediata  inspecciona  y  en. los  negocios  de 

su 


149 

su  intituto  ,  han  llevado  siempre  tras  sí  las  resoluciones 
en  la  atención  de  nuestros  Reyes,  el  voto  único  del  Con- 
sejo de  Estado  ;  ¿  pues  que  deberá  iíacerse  añadie'ndose  á 
el,  y  fortaleciéndole  los  demás  que  dexo dichos,  tan  dig- 
nos de  ser  atendidos  por  su  inteligencia  ,  suposición  ,  in- 
tegridad y  zelo? 

Si  el  Padre  Confesor  se  imaginare  fabricar  nuevas  di- 
laciones sobre  el  débil  fundamento  de  que  yo  le  pruebe 
cargos ,  (  á  que  parece  miraba  en  aquel  escandaloso  pa- 
pel, que  imprimió  los  días  pasados),  respondo  anticipada- 
mente ,  que  esto  ,  y  decir  que  no  quiere  dexar  el  Jado 
real  de  V.  M.  no  se  diferiencia  mas  que  en  las  pala- 
bras :  ¿pues  que'  cosa  tan  frivola  puede  oirse  ,  como  pre- 
tender el  Padre  Confesor ,  que  se  reduzcan  los  suyos 
á  probanza  ?  ¿ó  quien  ha  pensado  en  algún  tiempo  ,  que 
sean  capaces  de  prueba  las  acciones  de  un  Ministro, 
que  obra  por  la  voz  ,  y  la  representación  de  su  sobera- 
no? Y  quando  esto  no  fuese  muy  imposible  ,  sino  muy 
fácil ;  es  cierto  que  no  pensaría  yo  jamas  en  intentarlo; 
porque  ei  Padre  Confesor  no  tuviese  ocasión  de  repetir 
la  osadía  de  hacer  á  V.  M.  infractora  del  testamento, 
y  sagradas  disposiciones  del  Rey  nuestro  señor  (que  está 
en  el  cielo)  en  su  exaltación  á  los  puestos  que  usurpa 3  de 
labarse  las  manos  con  la  sangre  de  Malladas  5  con  teñir 
en  ella  las  de  V.  M.  llenas  de  justificación  y  de  piedad* 
de  atribuir  á  lá  reda  ,  y  santa  intención  de  V.  M.  Ja 
maldad  ,  y  la  injusticia  con  que  en  menos  de  cinco  me- 
ses ha  intentado  hacerme  pasar  en  el  mundo  por  inobe- 
diente ,  desleal ,  y  desterrado  ;  tenidome  recluso  y  arrin- 
conado en  Consuegra  con  públicos  ,  y  disfamatorios  dt- 
cretos  ,  y  expresa  prohibición  de  los  Ministros  de  la 
Junta  ,  y  tácita  á  todos  los  demás ,  para  que  no  se  comu- 
nicasen conmigo.  Preso  ,  perseguido  ,  fugitivo  ,  amena- 
zado de  alevosa  muerte  (de  eme  cada  hora  se  me  repiten 


ime- 


i5o 

nuevos  indicios  y  noticias)  abiertas  y  registradas  las  car- 
tas de  mis  correspondencias ,  como  de  reo  de  lesa  Mages» 
tad  ,  acumulado  cargos  ridiculos  ,  y  tenidos  por  tales  del 
mismo  Consejo  de  Castilla  para  procurar  hacerme  una 
causa  de  traidor  j  persuadido  y  solicitado  á  cotromper  á 
este  intento  con  medios  ilicitos  á  los  Ministros  de  aquel 
redo,  y  prudente  Tribunal.  Con  este  escudo-,  señora, 
de  la  sombra  de  V.  M.  palia  ,  y  autoriza  el  Padre  Con- 
fesor todos  estos ,  y  los  demás  enormes  procedimientos, 
que  le  hemos  visto  ,  y  vemos  cada  dia  executa  contra 
Dios,  y  el  Rey,  contra  V*M¿*  con-tra  la  Monarquía ,  con- 
tra mi  persona,  y  contra  toda  justicia  y  razón. 

Tampoco  quiero  dexarle  abierta  la  puerta  por  don- 
de hasta  ahora  he  pensado  hallar  algún  recurso  á  su  per- 
tinacia 7  dando  á  entender  que  mis  intentos  pasan  mas 
allá  de  su  retiro  >  y  que  conseguido  ;e'ste  ,  los  estende- 
re' á  hacerme  arbitro  del  Gobierno :  ideas  maquinadas 
del  Padre  Confesor,  con  el  ansia  de  hacer- mas  interesados 
en  su  causa  y  pero  muyen  vaide ,  quando  es  tan  mani- 
fiesto ,  que  en  la  vendad  ,  en  él  entender  universal,  y 
on  >mi  intención  ,  lo  m  el  solamente  j-y^que  esta  (como  he 
dicho  'siempre)  no  tiene  orto  ínteres  que  el  de  quitarnos 
delante  de  los  ojo$]  un  embarazo  ,  que  en  tantas  maneras 
tloá  destruye  y  pierde  5  y -á  vista  del  qual  ,  es  imposible 
que  la  Monarquía  pueda  empezar  á  convalecer  de  sus 
grandes  males ,  ni-  V.  M.  resolver-  cosa  que  conduzca  á 
su  remedio  5  con  que  me  es  muy  fácil  de  protextar  á 
,V.  M. ,  ;y  á  todo  genero  de  personas  ,  que  mi  fin  se  com- 
prehende  en  estos  solos  límites  del  ser  Vicio  de  Dios  ,  del 
R%y  nuestro  señor.,  y  bien  y  reputación  de  sus  vasallos? 
y  que  no  soló  no  he  pensado  jamas  en  la  civil. ambición 
de  alzarme  con  elmanejo  del  gobierno  (como  4li  Padre 
Confesor  quiere  persuadir)  sino  que  me  contento  de  -sel 
tenido  por  el  mas  indigno  de  todos  los  hombres  ,  el  día 
/  que 


que  se  viere  que  lo  procuro  ó  solicito. 

No  debe  tampoco  embarazar  á  V.  M.  para  delibe-f 
rar  luego  ia  salida  del  Padre  Confesor  ,  la  reparación  de 
mi  honor  ,  sobre  que  en  otras  ocasiones  he  hablado  á 
Y.  M. ,  asi  porque  la  principal  parte  de  ella  la  considero 
en  esta  misma  resolución ,  como  porque  no  dudo  que 
libre  V.  M.  de  sus  malas  inspiraciones  ,  mirará  V.  M.  á 
verdadera  luz  los  injustos  ultrajes  que  ellas  me  han  he- 
cho ,  y  que  estos  mismos  didarán  en  el  real  y  benigní- 
simo ánimo  de  V.  M.  aquel  ge'nero  de  demostraciones, 
que  mas  fácilmente  los  pudieren  borrar  de  la  memoria 
de  los  hombres. 

De  todo  lo  dicho  se  conoce  ,  que  no  hay  ya  razón 
divina  ni  humana  ,  para  que  V.  M.  dilate  el  darnos  este 
buen  dia ,  quando  la  menor  de  tan  graves  ofensas  como 
el  Padre  Confesor  me  ha  hecho  ,  (  aún  sin  tocar  en  las 
que  ha  recibido  ,  y  recibe  de  el  la  causa  pública  )  lo  de- 
bia  ser  bastante  en  la  atención  real  de  V.  M.  ,  para  apar-i 
tarie  de  su  lado  con  muchas  mortificaciones ,  y  para 
que  se  lo  aconsejasen  á  V.  M.  así  quantos  no  hubiesen 
olvidado  lo  que  debieron  al  Rey  nuestro  señor  i  (  que 
está  en  el  cielo)  y 'la  obligación  en  que  están  de  estimar 
su  sangre,  y  su  memoria.  ¿Pues  que'  será,  señora,  quan- 
do yo  despreciando  quanto  me  ha  ofendido,  ni  por  mi 
particular  satisfacción  ,  ni  por  la  general  de  la  Monar- 
quía ,  suplico  á  V.  M.  queje  envié  mortificado ,  sino  que 
le  aparte  de  sí  honrado  .y  rico? 

Habiendo  sido  la  principal  máxima  del  Padre  Con- 
fesor en  este  negocio  el  ir  ganando  tiempo  ,  recelamos 
todos  que  la  quiera  ahora  proseguir,  induciendo  á  V.  M. 
á  que  se  sigan  en  el  los  términos  de  un  tratado ,  que  por 
su  naturaleza  trae  las  dilaciones  de  demandas  y  respues- 
tas }  en  cuyo  anticipado  resguardo  represento  á  V.  M. 
que  no  se  debe  permitir  este  recurso  al  Padre  Confesor? 

no 


nfr  menos  porque  la  palabra  Tratado  es  muy  impropia 
entre    vasallos    y   Rey  ,  (  cuya  soberanía    representa 
V.  M. )  como  por  no  haber  ya  sobre  que  cayga  ,  ni  pa- 
ra que  sea  necesaria  esta  formalidad  ,  ni  yo  tengo  ,  ni 
tendré'  en  toda  mi  vida  que  añadir  ni  quitar  á  lo  que 
contiene  esta  carta  ;  con  que  solo  servirían  las  largas  de 
poner  en  las  manos  al  Padre  Confesor  otra  nueva  rama 
de  que  asirse}  y  así ,  señora  ,  acabando  por  donde  em- 
peze,  vuelvo  á  suplicar  humilde  y  rendidamente  á  V.  M. 
con  los  primeros  Ministros  de  la  Monarquía  ,  con  todos 
los  buenos  Españoles  y  fieles  vasallos  del  Rey  nuestro 
señor  ,  y  acompañando  las  paternales  instancias  del  Su- 
mo Pontífice  ,  y  las  del  señor  Emperador  ,  que  V.  M.  se 
sirva  de  conformarse  con  este  voto  general ,   haciendo 
que  salga  luego  de  estos  reynos  el  Padre  Confesor  en  la 
forma  que  se  ha  consultado  á  V.  M.  por  el  Consejo  ple- 
no de  Estado  >  pues  el  que  hoy  tiene  este  negocio,  y  ei  en 
que  hoy  me  hallo  ,  no  pueden  permitir  ,   ni  dar  espacio 
á  que  este  Padre  emplee  sus  alevosas  armas  (  como  hasta 
ahora  ha  solicitado )  con  el  beneficio  del  tiempo,  bus- 
cando rodeos ,  dilaciones  y  pretextos  para  procurar  mi 
perdición  ,  y  torcer  en  ei  coman  con;epto  mis  justas  in- 
tenciones; las  quales  serán  inmutables  ,  como  mi  rendí* 
miento  y  esclavitud  á  los  reales  pies  de  V.  M.  que  beso 
ahora  humildemente  por  las  honras  que  V.  M.  se  digna 
hacerme  en  la  carta  de  9  ,  renovando  yo  con  ella  el  gus- 
to de  haberse  anticipado.  =  Don  Juan, 


O- 


Copia  de  carta  del  seHor  Donjuán  para  la  Reyna  nuestra 

tenor  a  ,  su  fecha  en  Junquera  á  i  %  de  Mrert 

de   1669, 


T, 


SEÑORA. 


Eniendo  escrita  la  carta  para  V.  M. ,  que  acompa- 
ña á  esta  y  {es  la  antecedente )  con  intención  de  enviada  á 
las  reales  manos  de  V.  M. ,  desde  el  lugar  donde  hiciese 
alto ,  me  encontró  ayer  Don  Diego  de  Velasco  ,  con  la 
que  V.  M.  fue  servida  de  escribirme  á  18  ,  remitiéndo- 
se en  ella  V.  M.  á  lo  que  Don  Diego  me  dixese ,  el 
qual  en  execucion  de  esta  creencia  me  leyó  un  papel  que 
Don  Blasco  de  Loyola  le  habia  entregado. 

En  la  carta  adjunta  digo  á  V.  M.  quanto  puedo  y 
debo  en  prosecución  de  mis  humildes  súplicas  ,  y  cito  el 
recibo  de  la  de  V-  M.  de  o,  y  también  respondo  3 
la  que  Don  Blasco  me  escribió  con  la  misma  fecha, 
con  que  en  esta  parte  no  se  me  ofrece  que  añadir ,  ni 
alterar. 

El  papel  que  ha  traido  Don  Diego,  contiene  las  maJ 
infestaciones  de  zelo ,  y  prontitud  al  servicio  del  Rey 
nuestro  señor  (Dios  le  guarde)  y  seguridad  del  reposo 
público  ,  que  en  el  se  dice  haber  hecho  la  villa  de  Ma- 
drid ,  la  nobleza  y  los  soldados  j  demonstracion  ,  que 
ene  debe  parecer  loable ,  y  digna  de  ser  muy  imitada,  y 
estimada  ,  así  porque  quanto  mas  se  acordaren  los  vasá-i 
líos  deS.  M.  de  esta  primera  obligación  ,  tendrá  mas  se- 
guro apoyo  en  ellos  mi  justa  demanda  (confirmando  yo 
con  esta  noticia  las  que  tenia  de  quán  pocos ,  y  murmu* 
rados  eran  los  que  se  apartaban  de  ella)  como  por  con- 
currir unidamente  en  mí  todas  las  razones  separadas, 
que  pueden  haber  movido  á  estos  tres  cuerpos  á  expre- 

V  sar 


m 

sar  su  fineza  en  este  lance;  pues  por  hijo  de  Madrid  ,  por 
noble  ,  y  por  soldado  ,  me  alcanzan  estos  triplicados  mo- 
tivos (sobre  otros  muchos  grandes  y  particulares  )  para 
renovar  á  los  reales  pies  de  V.  M.  ahora  y  siempre  el 
sacrificio  de  mi  sangre  y  vida  ,  que  hice  á  los  del  Rey 
nuestro  señor  ,  y  á  su  real  servicio  desde  el  primer  dia, 
que  me  alumbró  la  luz  ,  y  el  uso  de  la  razón  ;  con  que 
tampoco  en  esto  tengo  mas  que  decir  ,  sino  alabar  la  su- 
ma prudencia  de  V.  M.  en  el  deseo  de  extinguir  qual-, 
quier  principio  ,  ó  fomento  de  irreparables  inconvenien- 
tes ,  y  estimar  rendidamente  á  VYM.  la  opinión  ,  que  se 
sirve  tener  de  mis  atenciones  á  este  mismo  fin. 

Ahora  pasare  á  informar  a  V.  M.  como  un  dia  antefc 
que  Don  Diego  de  Ve  lasco  llegase  ,  tuve  por  algunas 
personas  expresas ,  y  por  cartas  de  otras  zelosas  del  bien 
público ,  las  individuales  noticias  que  se  resumen  en  el 
papel  incluso  de  los  extraordinarios  movimientos  que  es- 
tos dias  pasados  han  escandalizado  á  esa  Corte  ,  medi- 
tados y  dispuestos  (con  riesgo  de  ponerla  en  el  último 
conflicto)  por  el  Padre  Confesor,  y  executados  por  sus  po- 
cos defensores.  Y  quando  por  lo  que  he  oído  á  Don  Die- 
go de  Velasco ,  y  lo  que  contiene  el  papel  que  trae  de  Lo- 
yola  ,  puedo  afirmarme  en  que  todo  este  grande  ,  y  es- 
candaloso aparato  de  novedades  se  ha  pensado  ,  resuel- 
to,  y  pasado  á  executar  sin  orden  de  V.  M.  ni  noticia 
de  los  Ministros  á  quienes  tocaba  consultarlo ,  sino  por 
una  pura  ,  y  despótica  deliberación  del  Padre  Confesor; 
-dexo  al  alto  juicio  de  V.  M. ,  y  á  la  ponderación  de  todo 
el  mundo  ,  laque  requiere  este  gran  caso  , el1  concep- 
to que  yo  puedo  hacer  (sobre  otras  tantas  pasadas  expe?- 
riendas)  de?los  intentos  de  este  religioso  contra  mi  hond- 
ea y  vida,  y  los  te'rminos  á  que  deben  llegar  los  resguar- 
4os  de  mi  seguridad,  mientras  el  estuviere  en  estos  rey- 
■íios  ai  mismo  tiempo,  que  ©brando  de  esta*  manera  pré¡¿ 
i¿¿  Y  ten- 


155 

tende~  influir  en  el  real  ánimo  de  V.  M.  que  se  me  per- 
suada á  que  dexe  ó  desminuya  esta  pequera  escolta  que 
saque  de  Cataluña  para  mi  propia  y  natural  defensa  ;  y 
que  este'  tan  lejos  de  darse  por  vencido  de  la  gran  mal- 
dad^ que  usó  conmigo  cinco  meses  há  ,  desterrándome 
como  á  vilísimo  reo,,  que  vuelva  á  valerse  de  la  firma  real 
de  V.  M.  para  acordarme  la  distancia  ,  y  los  términos  de 
este  mismo  destierro  5  como  si  las  fatigas  ,  descomodida* 
des  ,  y  riesgos  á  que  me  impone  mi  ardiente  obligación 
y  zelo ,  por  hacer  al  Rey  nuestro  señor,  y  á  toda  Es- 
paña este  gran  servicio  ,  apoyado  de  los  primeros  Con-í 
sejos  ,  y  gerarquias  de  vasallos ,  fuesen  otros  tantos  de- 
litos y  culpas  contra  su  servicio.  No  señora  5  hizo  Dios 
á  V.  M.  muy  benigna  ,  y  justa  para  que  yo  jamas  pue- 
da presumir  de  su  real  corazón  tan  iniquos  tratamien-* 
tos ,  y  que  fuesen  tan  mal  pagadas  las  diligencias  que 
aplico  al  mayor  decoro  ,  y  aciertos  de  V.  M.  (como  con- 
fio en  Dios  lo  conocerá  V.  M.  muy  aprisa)  y  así  parecie'n- 
dome,  que  en  el  estado  de  las  cosas  nada  puede  contri- 
buir mas  al  fin  ,  que  todos  debemos  desear  en  beneficio, 
y  sosiego  universal ,  que  en  desacer  brevemente  estos 
dañosos  nublados ,  que  ciegan  y  perturban  los  ánimos, 
y  los  didamenes ,  y  que  en  el  continuo  peligro  á  que 
me  veo  expuesto  por  las  alevosas  asechanzas  del  Padre 
Confesor ,  nada  me  está  mejor ,  que  esta  misma  breve- 
dad ,  siendo  tan  conforme  á  toda  razón  ,  y  al  mismo 
didamen  ,  que  debo  suponer  en  V.  M.  el  que  se  aca- 
be ya  de  desvanecer  todo  ge'nero  de  sombras  ,  que  pu- 
dieren hacerme  pasar  en  el  mundo  por  delinqüente  ,  y, 
desfavorecido  de  su  real  grandeza  ,  he  deliberado  acer- 
carme á  esa  Corte  para  que  con  tanta  menos  dilación  se 
pueda  dar  una  dichosa  conclusión  á  tan  peligrosos  em- 
barazos ,  llevando  firmísima  confianza  en  la  divina  pro- 
cidencia ,  que  he  de  encontrar  £n  el  camino  la  impor- 

V  z  lan- 


tante ,  y  deseada  nueva  de  haberse  conformado  V.  M. 
con  el  clamor,  y  voto  universal  de  que  salga  de  estos 
reynos  el  Padre  Confesor  >  concluyendo,  señora,  esta 
carta  con  decir  á  V.  M.  delante  de  la  presencia  de  Dios, 
donde  la  escribo ,  y  haciéndole  juez  y  testigo  de  lo  que 
voy  á  pronunciar,  que  esto  conviene  á  su  servicio,  al  del 
Rey  nuestro  señor  ,  al  bien  de  esta  corona,  y  al  decoro 
real  de  V.  M.  estando  yo  seguro  ,  que  si  V.  M.  pregun- 
tare esto  mismo  á  los  Ministros  mas  zelosos ,  no  respon- 
derán á  V.  M.  diferentemente  ,  y  que  en  todos  hallará 
V.  M.  lo  mismo  ,  y  experimentará  V.  M.  con  el  tiempo, 
que  Don  Juan  de  Austria  es  quien  mas  sirve  al  Rey 
nuestro  señor  ,  y  en  el  á  V.  M.  misma  5  cuya  G.  R.  P. 
guarde  Dios  como  deseo  ,  y  hemos  menester.  Junquera, 
á  22  de  Febrero  de  1669.  =  Don  Juan. 

Papel  de  avisa  que  tuvo  S,  A,  en  d  camino* 

jL  Articipase  á  V.  Á.  como  el  Presidente  de  Castilla  ha1 
solicitado  con  todos  los  medios  que  caben  en  su  puesto, 
mover  á  esta  Villa  ,  para  que  en  oposición  de  V.  A.  y 
defensa  del  Confesor  juntasen  gente ,  armasen  los  vecinos, 
se  fuesen  á  ofrecer  en  cuerpo  de  Villa  para  esto,  y  que 
pasasen  á  sacar  el  pendón  real. 

El  mismo  Presidente  envió  su  Caballerizo  con  mil 
'doblones  á  los  lugares  circunvecinos  á  comprar  caballos. 
También  ha  ido  llamando  á  diferentes  militares,  y  habla-j 
dolos  para  que  se  prevengan. 

Éstqs  mismos  oficios  hacen  de  orden  del  Confesor  y 
Presidente,  Peñalba,  Torresvedras  ,  y  los  sobrinos  del 
Presidente  *  y  pata  con  los  extrangeros  Cascar  ,  en  la  casa 
del  mismo  Presidente. 

Sabadaen  la  noche  á  i 6  de  este,  algunos  sugetos  de 

los, 


los  apalabrados  por  el ,  concurrieron  para  la  forma  de  po- 
nerse á  punto  de  marchar,  y  fueron  festejados  allí  con  es- 
cabeches, y  chocolate  en  gran  grita  ,  en  que  se  dixeron 
bien  desvergonzadas  cosas. 

El  Maestre  de  Campo  Don  Andrés  de  Robles  ,  tam- 
bién anda  comprando  caballos  para  montar  reforma- 
dos. La  reforma  en  que  á  estos  se  les  habla  por  Peñalba, 
Cascar  ,  y  Torresvedras  ,  y  Isasi,  que  son  los  promoto- 
res, es  que  se  prevengan  para  el  aviso  que  se  les  diere  ,  y 
que  el  que  no  tuviere  caballo  ,  ni  medios  para  montar- 
se ,  se  le  darán,  adviniéndoles  es  por  hacer  oposición  á 
V.  A. 

Solicitados  del  Presidente,  y  Almirante  (y  este  anda 
de  casa,  en  casa)  han  ido  á  ofrecerse  á  S.  M.  algunos  se- 
ñores ,  si  bien  hasta  ahora  han  sido  los  de  pocas  canas,  y 
los  mas  sin  saber  á  que,  llevados  del  exemplar. 

•  Peñalba  está  nombrado  por  cabo  de  las  tropas ,  que 
se  han  de  mover  en  oposición  de  V.  A.,  y  á  las  que  aquí 
juntan  han  de  agregarse  las  que  están  en  Toledo ,  y  los 
Carabancheles,  y  hartos  sugetos  han  oido  decir  á  Peñáis 
ba ,  que  han  de  traer  á  el  redopelo  á  V.  A. 

Han  ido  á  armar  las  Compañías  de  Toledo.  Todos  es- 
tos aparatos ,  que  ya  á  esta  hora ,  como  se  cree,  sabrá  por 
menor  V.  A.  de  los  que  se  sabe  han  partido  de  los  mis- 
mos hablados  á.  participárselo,  están  prontos  j  y  e'ste  exe'r- 
cito  (que  así  le  llaman)  se  dice  saldrá  el  Lunes,  y  que  solo 
se  espera  baxe  orden  pública  del  despacho  á  Peñalba. 


Can 


Carta  del  señor  Donjuán  para  los  Ministros  de  la  Junta  ,  y 
del  Consejo  de  Estado, 


eminentísimo  y  reverendísimo  señor. 


p 


Areciendome  que  importa  al  servicio  del  Rey  núes  «* 
tro  señor  ( Dios  le  guarde)  que  Don  Diego  de  Velasco  ga- 
ne las  horas  en  su  vuelta  á  esa  Corte  con  mi  respuesta  á 
la  carta,  que  me  ha  traído  de  la  Reyna  nuestra  señora, y 
á  lo  que  en  virtud  de  su  creencia  me  ha  insinuado  ,  no 
he  querido  detenerle ,  ni  detenerme  con  escribir  á  V.Em. 
ío  mismo  ,  que  entenderá  de  D.  Diego  5  el  qual  va  infor^ 
mado  de  todo.  Escusado  es  ponderar  á  V.  Em.  ser  esta 
la  ocasión  en  que  ese  inocente  Ángel ,  y  dueño  nuestro, 
necesita  mas  del  gran  zelo,  y  obligaciones  de  V.  Em. ,  y 
acordarle  que  disputa  la  terquedad  del  Padre  Everardo 
contra  el  verdadero  servicio  de  S.  M.  ,  contra  el  de  la 
Reyna  nuestra  señora ,  y  todo  su  decoro  ,  y  contra  el 
bien  ,  y  reputación  de  España  >  valanzas  ,  cuya  despro- 
porción debe  hacer  gran  horror  en  qualquiera  fiel ,  y 
honrado  corazón.  Dios  guarde  á  V.  Em.  muchos  años 
junquera  á  22  de  Febrero  de  l66p,  p=  A  servicio  de 
Y.  Em.  =  Don  Juan. 

Luego  que  llegaron  estas  cartas ,  empezó  á  tomar, 
aliento  la  parcialidad  del  señor  Don  Juan  ;  pero  no  por 
eso  dexaba  de  estarse  en  su  tenacidad  el  Padre  Confe- 
sor i  y  con  mucha  entereza  de  ánimo  ,  y  aún  sobrado 
desembarazo  5  pero  viendo  que  el  señor  Don  Juan  conti- 
nuaba en  sus  marchas  ,  y  que  el  dia  22  dormia  en  Tor- 
rejon  de  Ardoz  ,  habiendo  supuesto  el  miedo  ,  que  los 
docientos  y  cinqüenta  hombres  que  traia  de  escolta  des- 
deCataluña  se  habían  aumentada  á  mil ,  pareció  con- 

ve- 


veniente ,  que  el  Nuncio  de  su  Santidad  tomase  la  ma* 
no  con  la  orden  que  tenia ,  y  fuese  á  templar  la  reso* 
lucion  del  señor  Don  Juan  en  el  ínterin  que  los  Conse- 
jos reconocían  estas  cartas  f  y  diesen  sus  pareceres  para 
tomar  mejor  resolución.  Execütólo  así  el  Domingo  á  las 
tres  de  la  tarde  ,  que  habiéndole  puesto  paradas ,  fue  á 
ver  y  conferir  con  S.  A.  el  negocio' j  y  habiéndolo  heono^ 
volvió  á  las  nuevie  de  Ta  noche  sin  mas  despacho ,  qué 
el  de  que  saliese  luego  el  Padre  Everardo.  Con  que  con 
esta  resolución  ,  y  la  que  el  Consejo  real  (habiendo  esta- 
do junto  desde  las  tres  de  la  tarde,  hasta  las  diez  de 
la  noche  en  casa  del  Presidente)  tomó ,  amaneció  el  Lu¿ 
he?  2  5  toda  la  Corte  en  Palacio  ,  dividiéndose  en  corros 
en  aquellos  patios,  y  en  toda  la  plazuela.  íuerónlc  en- 
trando triunfos  al  señor  Don  Juan  ,  que  aunque  no  ne- 
cesitaba de  que  fuesen  tan  descubiertos ,  no  les  pareció 
'cumplir  con  su  obligación  menos,  que  con  la  cara  des- 
cubierta ;  y  así  el  Duque  del  Infantado ,  y  Pastrana^ 
acompañado  de  los  Marqueses  del  Carpió  ,  y  de  Elícliej, 
solicitaron  hablar  por  la  mañana  á  la  Reyna  nuestra  se- 
ñora ,  y  no  habiendo  podido  conseguirlo  por  estar  en  la 
cama,  baxaron  á  la  cobachuela  ,  y  le  dixeron  al  Secre- 
tario Don  Blasco  de  Loyola  diese  cuenta  á  S.  M.  del  es* 
tado  en  que  se  hallaba  la  Corte  ,  y  quáhá  pique  es-taba 
de  perderse,  sino  tomaba  resolución  en  que  saliese  luego 
el  Padre  Everárclo  5  y  que  si  S.  M.  no  tomaba  en  esto  re- 
solución, seria  fuerza  ponerlo  ellos  en  execucion  por  evi- 
tar el  daño  que  amenazaba  la  venida  del  señor  Don  Jüaii 
á  hacerlo  5  pues  con  solo  el  recelo  que  se  tenia  de  que 
pudiese  ser  ,  no  se  habia  hecho  otra  cosa  la  noche  ante- 
cedente ,  mas  que  andar  escondiendo  ,  y  llevando  á  los 
Conventos  los  caudales  ,  y  alhajas  de  muchos  cortesanos, 
que  temian  el  golpe.  Llegó  la  hora  de  juntarse  los  seño- 
•*Q  xes~~ 


[%6q 

res  del  Gobierno ,  y  Habiendo  entrado  en  e'l  el  Conde 
de  Peñaranda  ,  Arzobispo  de  Toledo,,  y  Vice-Canciller 
de  Aragón,  por  haberse  escusado  el  Presidente  de  Casti- 
lla ,  y  haber  el  Nuncio  de  su  Santidad  embarazado  coa 
alguna  maña  ,  y  aún  fuerza,  que  no  viniese  á  ella  el  Pa- 
dre Confesor ,  que  para  este  efe&o  tenia  prevenida  la  si-< 
lia ,  y  coche  en,  su  casa,  haciéndolo  quitar  el  Nuncioi 
porque  no  saliese  de  ella ,  y  executase  el  pueblo  ,  lo  que 
el  señor  Don  Juan  deseaba  ,  pues  con  la  vecindad  tan 
cercana  que  tenia  de  S.  A. ,  se  aseguraban  de  qualquier 
resolución  en  este  particular  ,  entraron  en  la  Junta  de 
.Gobierno  el  Duque  del  Infantado,  y  el  Marques  del 
Carpió,  y  hablaron  con  los  señores  de  ella  con  toda, 
resolución  >  y  habiéndose  salido  fuera  á  aguardar  la 
resolución  que  se  tomaba  ,  fue  tanta  la  multitud  de  gen- 
te que  se  juntó  en  Palacio  ,  que  no  es  ponderable  el  de-, 
cirio.  Tomóse  resolución  en  la  salida  del  Padre  Con- 
fesor,  y  en  que  fuese  luego  dentro;  de  tres  horas ,  dán- 
dole dos  mas  de  te'rmino  del  tiempo  que  se  le  dio  á 
Jlfaltadas  para  su  garrote.  No  se  publicó  hasta  haber 
comido  la  Reyna  nuestra  señora,  á  quien  se  le  dio 
cuenta  por  Don  Blasco  de  Loyola  ,  que  llevaba  hecho 
el  decreto  ,  que  con  muy  buen  semblante  rubricó  S.  M* 
diciendo  :  Que  nunc*  b*yi»  querido  mas  ,  que  lo  que  convi- 
niese ¡  y  fuese  del  servicio y  de  Dios  }  y  que  si  convenia  ,  se 
executase  luego  ;.y  así  le  honró  en  el  Decreto  con  toda 
atención  ,  y  estimación  de  su  persona  ,  como  se  ve 
poc  e'l. 


¡   ■     • 


Di- 


,i6i 
Decreto  de  la  Reyna  nuestra  señora. 


J 


Uan  Everardo  Nidarth  ,  déla  compañía  de  Jesús  ,  mi 
Confesor  ,  del  Consejo  de  Estado  ,  y  Inquisidor  General, 
me  ha  suplicado  le  permita  retirarse  de  estos  reynos  5  y 
aunque  me  hallo  con  toda  la  satisfacción  debida  á  su 
virtud,  yotras  buenas  prendas,  que  concurren  en  su  per- 
sona j  y  del  zelo  ,  y  atención  con  que  se  ha  empleado  en 
mi  real  servicio  :  atendiendo  á  sus  intancias  ,  y  por  otras 
justas  consideraciones  ,  he  venido  en  concederle  la  licen- 
cia que  pide ,  para  poder  irse  á  la  parte  que  le  pareciere. 
Y  deseando  sea  con  la  decencia  y  decoro  que  es  jus- 
to ,  y  solicitan  su  grado,  y  particulares  me'ritos  ,  he  re- 
suelto se  le  de'  título  de  Embaxador  extraordinario  en 
Alemania  ,  ó  Roma  ,  donde  eligiese  ,  con  retención  de 
todos  sus  puestos,  y  de  lo  que  goza  con  ellos.  En  Madrid 
á  25  de  Febrero  de  \66g. 

Dio  cuenta  de  este  Decreto  Don  Blasco  de  Loyola; 
y  habiéndose  entendido  por  todos ,  fue  el  señor  Carde- 
nal Arzobispo  de  Toledo  ,  y  el  Conde  de  Peñaranda  á 
verle  á  su  casa  ,  y  ofrecerle  dineros  para  el  viage;  pero 
pareciendole  á  su  Em.  que  podría  tener  embarazo  en  la 
salida  ,  determinó  en  acabando  de  comer  volver  á  su  ca- 
sa ,  como  lo  hizo  ,  llevando  consigo  sus  dos  sobrinos  Du- 
que de  Abeyro  y  Maqueda  ,  y  al  Marques  del  Carpió 
y  Eliche  ;  y  habiendo  llegado  á  su  casa  con  dos  coches, 
le  arrancó  de  ella  con  la  brevedad  que  pudo  ,  porque  ei 
concurso  que  se  habia  juntado  ,  y  se  iba  juntando  de  la 
gente  ,  era  mucho ,  y  se  podía  temer  qualquier  desatino 
del  pueblo  ,  y  fue  menester  la  buena  disposición  de  su 
Eminencia  ,  y  su  presencia  para  que  no  le  perdiesen  el 
respeto.  Llevóle  á  Fuencarral ,  donde  le  dexó  su  Em.  en 

X  ca- 


I&2 

casa  del  Cura  ,  asistido  de  su  familia  ,  y  dexando  la  or- 
den para  que  le  fuese  sirviendo  ,  así  con  víveres  ,  y  ro- 
pa de  S.  Em. ,  como  con  dineros  por  el  trecho  que  fuese 
marchando  por  el  Arzobispado.  Desde  allí  pasó  á  san 
Agustín  el  dia  siguiente  ,  donde  hizo  algunas  consultas 
á  S.  M.  de  plazas  del  Consejo  de  Inquisición  ;  que  aun- 
que ha  habido  algún  embarazo  en  el  cumplimiento  ,  se 
pusieron  en  posesión  á  los  electos  por  haberse  conforma- 
do S.  M.  con  las  consultas.  Al  contrario  en  los  nombra- 
mientos que  hizo  de  Secretarías  ,  y  otras  plazas  por  tí- 
tulos ,  y  nombramientos  suyos  ,  que  e'stos  por  ahora  se 
han  quedado  en  el  ayre.  Alcanzóle  dentro  del  Arzobis- 
pado de  Toledo  la  merced  que  S.  M.  (  Dios  la  guarde  )  le 
hizo  de  dos  mil  ducados  de  pensiones  para  que  repartiese 
con  sus  criados ,  que  puso  luego  en  execucion  ,  y  dicen 
que  á  e'sta  le  acompañó  dos  mil  doblones  ,  que.  también 
le  envió  para  el  camino.  Al  señor  Don  Juan  ,  hallándo- 
le, ya  fuera  de  este  empeño  3  le  fueron  aquella  misma  tar- 
de á  visitar  el  Nuncio  de  su  Santidad  ,  el  Duque  del 
Infantado  ,  y  otros  muchos  señores  ,  que  volvieron  á  sus 
casas  aquella  misma  noche  ,  habiendo  enterado  á  S.  A. 
de  todo  lo  que  habia  pasado.  El  dia  siguiente  escribió  á 
S.  M. ,  y  en  primero  de  Marzo  se  le  dio  respuesta  á  ella, 
que  una  y  otra  es  como  se  sigue. 

Carta  del  señor  Don  Jttan  para  la  Reyna  nuestra 

señora, 

SEÑORA. 


H 


Abiendo  entendido  del  Nuncio  de  su  Santidad, 
que  V.  M.  fue  servida  de  mandar  salir  de  estos  reynos 
al  Padre  Juan  Everardo  ,  en  conformidad  de  la  consulta 
uniforme  de  todos  los  primeros  Tribunales  y  Ministros, 

y 


y  que  en  execücion  del  orden  real  de  V.  M.  partió  ya 
este  Religioso  de  esa  Corte  ,  juzgo  de  mi  obligación 
ponerme  á  los  reales  pies  de  V.  M.  con  el  mayor  rendi- 
miento, y  gozo  de  que  es  capaz  el  corazón  de  un  buen 
vasallo ,  rindiendo  á  V.  M.  sumas  gracias  por  el  alegre 
dia  que  V.  M.  se  ha  dignado  dar  al  clamor  público  con 
esta  acertada  y  útil  determinación  5  de  que  ño  en  Dios 
que  así  como  resultará  en  la  real  persona  de  V.  M.  un 
loor  inmortal  en  la  memoria  de  toda  la  Monarquía,  ha 
de  ver  V.  M.  tan  dichosos  sucesos  en  ella  ,  que  la  resti- 
tuyan á  su  mayor  felicidad. 

Después  que  he  tenido  esta  noticia  ,  me  ha  parecido 
conveniente  ir  á  Guadalaxara  ,  para  desde  allí  represen- 
tar á  V.  M.  lo  que  se  me  ofrece  ,  y  debiendo  tanto  soli- 
citar el  consuelo  de  postrarme  personalmente  á  los  reales 
pies  del  Rey  nuestro  señor,  y  de  V.  M. ,  suplico  á  V.  M. 
se  sirva  de  permitirme  cumplir  luego  con  este  obsequio 
tan  propio  de  mi  respeto  ,  y  mayor  obligación.  Dios 
guarde  la  C.  R.  P.  de  V.  M.  como  deseo ,  y  he  menes- 
ter. Torrejon  de  Ardoz  á  26  de  Febrero  de  1669. 


Respuesta  de  S.  M.  á  la  carta  de  S,  A, 


D. 


FON  Juan  de  Austria  mi  primo ,  del  Consejo  de 
Estado  ,  General  de  la  Mar  ,  y  Gobernador  General  de 
todas  las  armas  marítimas  :  por  mano  del  Patriarca  de 
Alexandria  ,  Nuncio  de  su  Santidad)  he  recibido  vuestra 
carta  de  26  del  pasado  en  que  instáis  sobre  venir  á  besar 
la  mano  al  Rey  mi  hijo,  y  á  mí.  Y  no  siendo  bien  que 
lo  executeis  por  ahora  ,  lo  escusareis ,  y  os  volvereis  á 
distancia  de  diez  ó  doce  leguas  de  la  Corte  ,  al  parage 
que  os  pareciere  ,  por  lo  que  conviene  que  lo  cumpláis 
así.  Nuestro  señor  os  guarde  como  deseo.  De  Madrid  á 

X  2  pri- 


xé>4 

primero  de  Marzo  de  1669.  =  Yo  la  Reyna. 

Y  en  4  de  Marzo  el  señor  Don  Juan  respondió  á 
S.  M. ,  remitiendo  otra  carta  que  tenia  escrita  ,  y  otra 
al  Marques  de  Aytona  ,  con  que  se  dio  principio  á  nue- 
va polvareda  s  y  porque  las  cartas  son  dignas  de  leerse, 
las  pongo  aquí ,  que  son  estas. 


E 


Carta  de  S.  A,  en  satisfacción  de  la  antecedente, 
SEÑORA. 


fSta  carta  ,  (  que  es  la  que  se  sigue )  pensaba  remitir  á 
las  reales  manos  de  V.  M. ,  quando  llegó  á  las  mias  por 
las  del  Nuncio  Apostólico  la  de  V.  M.  de  primero,  en  res- 
puesta de  la  que  escribí  á  V.  M.  á  26  del  pasado.  Por. 
ella  veo ,  que  V.  M.  no  tiene  á  bien  que  yo  llegue  por 
ahora  á  besar  la  mano  al  Rey  nuestro  señor  ,  y  á  V.  M. 
mortificación  que  me  ha  sido  tanto  más  sensible  ,  quan- 
to  menos  esperada  y  merecida.  Confio  en  que  la  breve- 
dad con  que  V.  M.  me  permitirá  este  justo  consuelo  ,  y 
la  satisfacción  que  aguardan  los  grandes  ajamientos  que 
he  padecido  ,  acrediten  en  el  mundo  ,  que  ni  este  último, 
ni  los  antecedentes  ,  no  se  han  originado  de  disabor  de 
V.  M.  ázia  mi  persona  ,  pues  siendo  todas  mis  acciones 
tan  encaminadas  al  mayor  servicio  del  Rey  nuestro  se- 
ñor ,  ya  se  ve  quán  preciso  es  ,  que  lo  sean  también  del 
de  V.  M.  ,  y  de  su  real  gusto.  En  lo  demás  me  remi- 
to á  la  carta  inclusa  ,  y  á  la  que  en  voz  insinué  al 
Nuncio  para  que  lo  pusiese  en  la  noticia  de  V.  M. 
cuya  C.  R.  P.  &c.  Torrejon  de  Ardoz  á  4  de  Mar-' 
zo  de  166$. 


Car- 


Carta  {que  es  la  que  cita  la  antecedente)  para  S,  M, 


L 


SEÑORA. 


rAS  dilaciones  que  se  han  interpuesto  en  responder- 
me á  la  carta  ,  que  escribí  á  V.  M.  á  26  del  pasado  me 
han  dado  lugar  para  formar  esta  ,  que  ofrecí  á  V.  M.  en- 
viar desde  Guadalaxara  ,  y  por  convenir  tanto  que  se  ga- 
nen las  horas  en  la  deliberación  de  lo  que  contiene,  he  juz- 
gado á  proposito  remitirla  á  V.  M.  desde  aquí ,  y  luego 
que  reciba  la  citada  respuesta  de  V.  M. ,  y  logre  el  con- 
suelo que  he  solicitado  ,  y  espero  de  besar  la  mano  al 
Rey  nuestro  señor  ,  y  á  V.  M.  pasare  acia  aquella  ciu- 
dad á  aguardar  la  de  esta  carta  ,  como  en  la  mia  dixe 
á  V.  M. 

Asistiendo  cerca  de  la  real  persona  de  V.  M.  ,  y; 
siendo  diredor  de  sus  soberanas  acciones  el  Padre  Juan 
Everardo  (Confesor  que  fue  de  V.  M.)  toda  España  ,  y 
toda  la  Monarquía  á  una  voz  daban  por  imposible  el 
remedio  de  su  honor  ,  y  de  sus  males  ;  pero  no  los  ali- 
viará la  salida  sola  del  Padre  Everardo  ,  si  las  cosas  de 
hoy  en  adelante  no  tomaren  diferente  forma  ;  porque 
con  la  ausencia  de  este  religioso ,  no  se  ha  conseguido 
mas  ,  que  restituir  á  España  su  perdida  reputación  ,  li- 
bertar de  un  cautiverio  tan  duro  la  voluntad  santa ,  y 
reda  de  V.  M.  ,^y  poner  en  términos  hábiles  ,  y  posibles 
Ja  pública  salud.  Y  así ,  señora  ,  habiéndonos  quitado 
V.  M.  de  delante  ,  con  tan  loable  ,  y  exemplar  magna- 
nimidad este  estorvo  ,  y  introducido  con  esta  acción  en 
los  corazones  de  todos  los  vasallos  del  Rey  nuestro  se- 
ñor eternas  prendas  de  amor  ,  y  respeto  á  la  persona 
real  de  V.  M. ,  es  menester  que  los  frutos  que  todos  ellos 
esperan  de  esta  gran  determinación  ,  acrediten  las  utili- 
dades que  en  ella  se  encierran. 

Es- 


1 66 

Estas  juzgo  consisten  en  considerar  ,  que  la  insopor- 
table carga  ,  y  exceso  de  tributos,  tiene  á  esta  Monar- 
quía en  términos  de  una  próxima  ruina  ;  siendo  su  peso 
tal,  que  aún  fuerzas  para  ei  gemido  le  faltan  j  y  así  el 
alivio  de  ellos  minorándolos  ,  y  poniéndolos  en  un  esta- 
do de  fácil  ,  y  unida  cobranza  ,  no  solo  se  debe  á  la 
lastima  ,  y  á  la  conciencia ,  sino  á  su  propia  conservación, 
y  al  aumento  de  las  mismas  rentas  s  porque  es  máxima 
muy  errada  suponer  ,  que  hacen  mas  ricos  á  los  Reyes  la 
multiplicidad  de  las  cargas  de  los  vasallos. 

La  igualdad  de  contribuir  en  los  que  fuesen  inescu- 
sables  ,  y  los  suaves  medios  en  la  cobranza  de  lo  que 
fructificaren  ,  se  debe  observar,  y  practicar  en  tal  forma, 
que  conozcan  acuden  á  lo  preciso  como  vasallos  ,  y  no 
á  lo  superfino  j  pues  ver  abundar  á  unos ,  quando  llo- 
ran otros ,  y  que  su  sudor  se  queda  por  la  mayor  par- 
te entre  los  arcaduces  por  donde  se  vierten  ,  multiplica 
juntamente  su  desconsuelo ,  tanto  mas  hallándose  hoy 
esta  Monarquía  en  una  paz  general ,  y  no  gozando  los 
vasallos  el  fruto  de  ella  ,  quando  tanto  lo  debian  es- 
perar. 

El  reparo  ,  y  reintegración  de  la  real  Hacienda  en  su 
buena  ,  y  atenta  economía  y  consumo  ,  pide  todo  el  cui- 
dado ,  y  desvelo  del  Gobierno  para  alivio  de  las  calami- 
dades que  se  padecen  ,  y  de  los  accidentes  que  pueden 
sobrevenir. 

No  menos  debe  atenderse  á  la  buena  distribución  de 
las  mercedes  ,  y  elección  de  los  empleos ,  en  que  tantas 
veces  se  ha  visto  trastornada  la  equidad  de  las  justas 
valanzas. 

La  milicia  (brazo  diestro  de  las  Monarquías)  está 
hoy  defraudada  de 'aquella  grande  estimación  ,  y  pre- 
mios que  la  son  debidos  e  instituidos ;  y  el  volverla   á 
exaltar  ,  será  medio  de  que  la  profesen  muchos ,  y   en- 
tre 


tre  ellos  los  de  mejor  sangre,  y  de  que  este  en  disciplina 
y  florezca. 

La  buena  y  reda  administración  de  justicia  ,  es  tan 
principal  punto,,  que  pide  infatigable  .cuidado  ;  siendo, 
cierto  ,  que  Dios  castiga  pronto  y  visiblemente  sus  re- 
lajaciones. 

Nada  de  esto  es  imposible  ,  si  no  se  quieren  mirar  á 
esta  luz  ,  como  se  ha  hecho  hasta  ahora  ,  y  consta  de  lo 
mismo  que  el  Padre  Everardo  sacó  á  ella  en   sus  papeles 
impresos  donde  dice  :  Que  habiendo  procurado,  con  mucho  ze* 
lo  vencer  las  dificultades  ,   que  se  ofrecían  -para  aliviar  á  los 
■pueblos  de  tributos  ,  las  halló  V.  M.  tan  insuperables ,  que  fue 
preciso  desistir  del  intento.  Máxima  iinpia  ,   escandalosísi- 
ma ,- y  falta  de  subsistencia  ;  pues  de:  ella  se  deberá  in- 
ferir no-  ser  posible  este  alivio  de  cargas  ;  y  quando  es- 
to es  tan  lexos  de  ia  verdad  ,  se  sigue  que  jamas  se  tra- 
tó de  veras  de  ello  >    siendo  cierto  que  con  buena  inten- 
ción se  puede  brevemente  disponer  ,  y  executar  ,   y  que 
esto  debe  ser  preferido  á. otras  qualesquiera  convenien- 
cias políticas.  A  cuyo  fin,1  suplico  á  V.  M.  rendidamente 
con  toda  la  aflicción  ,  y  lastima  de  los  pueblos  de  Casti- 
lla ,  y  como  quien  las  ha  tocado  con  las  manos  mas  in- 
mediatamente en  mis  peregrinaciones  por  ella  ?  que  V.  M. 
se  sirva  de  nombrar  luego  una  Junta  de  los  mayores, 
mas  experimentados ,  zelosos  ,   y   desapasionados  Minis- 
tros ,  donde  por  único  instituto  se  traten  estas  materias 
de  dia  ,   y  de  noche  3  se  oygan  ,  y   reciban   las  proposi- 
ciones  y  papeles ,  que  4  este  intento  se  presentaren  en 
ella  :   y  sobre- todos  los  puntos  dichos  ,.  y  los  demás  que 
ocurrieren-  á  la  alta  prudencia  de  V.  M.  se  tomen  las  re- 
soluciones prontas ,  y  efe&ivas  que  pide  el  peligro  de  tan 
graves  daños  ,    para  mayor  gloria  de   nuestro  Señor, 
bien  de  los  pobres  ,  y  firme  conservación  de  esta  Monar- 
quía ,  que  es  la  coluna  mas  estable  de  su  fe. 

La 


.168" 

La  tuena  educación  del  Rey  nuestro  señor  (Dios  le 
guarde)  demás  de  ser  la  piedra  fundamental  de  las  dichas 
de  esta  Monarquía  ,  y  en  que  no  puede  haber  leve  des- 
cuido ,  de  que  no  resulten  funestos  efe&os  á  toda  ella, 
requiere  tanto  mayor  cuidado,  quanto  S.  M.  (por  nues- 
tra gran  desgracia  )  se  halla  hoy  sin  la  presencia  ,  y  res- 
peto de  su  santo  Padre  ;  siendo  común  el  natural  de  to- 
dos los  hombres  ,  quando  desde  la  tierna  edad  no  se 
corrije  ,  instruye,  y  endereza.  Juzgo  importantísimo  que 
mande  V.  M.  aplicar  luego  los  medios  que  pudieren  ser 
mas  convenientes ,  y  eficaces  á  estos  fines  ;  creyendo  yo 
que  quaiquiera  hora  que  se  difiriere,  será  de  sumo  perjui* 
ció  al  general  interés  de  los  vasallos. 

Los  puestos  de  Inquisidor  general ,  y  Confesor  de 
V.  M.  son  de  la  grande  suposición  que  se  sabe  ,  y  impor- 
ta mucho  poner  luego  en  ellos  sugetos  naturales ,  de  tan 
relevantes  prendas  que  les  hagan  dignos  de  estas  altas 
dignidades  5  y  que  quien  confesare  á  V.  M,  se  abstenga 
en  los  te'rminos  de  este  Ministerio ,  sin  pasar  de  ellos  á 
la  introducion  y  manejo  de  negocios. 

Acuerdo  á  V.  M.  que  Don  Diego  de  Valladares, 
Obispo  de  Plasencia ,  fue  exaltado  al  puesto  de  Presiden- 
te de  Castilla  ,  por  inmediata  dirección  del  Padre  Eve- 
rardo  ,  que  se  estrenó  en  este  cargo  de  re&itud  ,  y  de 
justicia  con  el  garrote  de  Malladas ,  habiendo  sido  el 
único  participe  ,  consultor  ,  y  dispositor,  que  aquel  Re- 
ligioso eligió  para  esta  acción  5  pudie'ndose  decir,  que  bus- 
có un  hombre  hecho  según  su  corazón  :  que  en  todo  lo 
demás  ha  manifestado  una  parcialidad  tan  ciega  ázia  el 
Padre  Everardo  ,  y  sus  intereses  ,  que  por  mantenerle,  y 
mantenerlos  ha  despreciado  la  quietud  de  toda  España* 
de  que  son  recientes  testigos  aquellas  escandalosas  má- 
quinas,  convocaciones  ,  y  movimientos  con  que  puso  á 
esta  Corte  el  Lunes  iS  del  pasado  á  los  umbrales  de 

una 


I6$i 

una  fatalidad  irreparable,  contra  el  respeto  real  de  V.  M. , 
y  la  atención  del  gobierno  ,  y  Tribunales  >  y  finalmen- 
te ,  que  el  parage  de  donde  le  sacó  el  Padre  Everardo 
para  los  supremos  asientos  en  que  hoy  le  vemos  y  oimos 
hablar  ,  es  tan  distante  de  ellos  ,  que  no  nos  dexó  á\i-. 
dar  esta  monstruosidad  ,  de  los  intentos  á  que  se  enca- 
minaba. Mi  di&amen  seria  ,  que  V.  M.  mandase  al 
Obispo  de  Plasencia  ,  que  se  vaya  á  su  Iglesia  ,  y  que 
ocupe  la  Presidencia  de  Castilla  sugeto  digno  y  propor- 
cionado á  la  difícil  calidad  de  los  tiempos  \  y  me  atreve- 
ría á  asegurar  ,  que  si  V.  M.  manda  consultar  esto  coa 
desapasionados  Ministros,  han  de  ser  del  mismo  parecer. 

Estos  son  ,  señora  ,  los  principales  puntos  ,  que 
por  ahora  me  ocurren  del  servicio  del  Rey  nuestro  se- 
ñor ,  y  del  común  de  estos  reynos.  Confio  que  V.  M„ 
se  servirá  de  considerarlos ,  y  resolverlos  con  la  breve- 
dad que  han  menester,  y  pide  la  general  inspección  ,  ^ 
aunque  en  ningún  tiempo  pudiera*!  exceder  mis  proposi- 
ciones de  aquellos  respetuosos  limites  que  se  deben  á  la 
real  persona  de  V.  M.  ,  en  esto  he  juzgado  con  mayor, 
razón ,  que  no  es  bien  pasen  de  ellos ,  así  por  escusar 
qualquiera  motivo  de  turbación  ,  como  por  no  dexar  en 
duda  la  sinceridad  de  mis  desinteresados  fines,  y  mos- 
trar al  mundo  ,  que  voy  consecuente  en  lo  que  he  ido 
escribiendo  á  V.  M.  Si  se  executáre  lo  que  propongo, 
cogerán  estos  reynos  el  deseado  fruto  de  la  ausencia 
del  Padre  Everardo ;  y  si  no  sé  hiciere  ,  se  conocerá  á  lo 
menos  mi  buen  zelo ,  y  que  todavia  tenemos  la  indig- 
nación de  Dios  sobre  nuestras  cabezas. 

En  quanto  á  la  reparación  de  mi  honor ,  en  taa 
diferentes  é  injustas  maneras  ultrajado  ,  seria  mucha 
mi  presunción ,  y  no  menos  culpable  mi  desconfian- 
za ,  si  pasase  á  proponer  á  V.  M.  individuales  medios 
y  resoluciones,  y.  M,  sabe  á  que  grados  se  han  ex- 

Y  ten- 


tendido  las  sin  razones  que  se  rae  han  hecho  ,  y  la  pu- 
blicidad con  que  se  han  afectado.  Todo  lo  pongo  en  las 
reales  manos  de  V.  M.  como  debo  ,  y  he  ofrecido  en  mis 
cartas  antecedentes  ,  con  gran  confianza  de  que  esta  mis- 
ma franqueza ,  sobre  los  demás  motivos ,  y  razones  que 
hay  para  que  V.  M.  me  honre ,  y  favorezca  mucho, 
no  estrechará  el  caudal  de  su  magnificencia,  y  que  V.  M. 
se  servirá  de  tomar  en  estas  materias  tales,  y  tan  prontos 
temperamentos ,  que  acrediten  esta  misma  confianza  ,  c 
introduzcan  en  mi  ánimo  el  consuelo ,  y  quietud  de  que 
necesita,  después  de  unas  agitaciones  tan  turbulentas  ,  y 
sin  exemplar. 

Si  V.  M,  no  tuviere  á  bien  de  mandar  al  Presidente 
de  Castilla ,  que  se  retire  de  este  puesto  ,  estoy  en  pre-i 
cisa  obligación  de  suplicar  á  V.  M.  (por  lo  que  dexo  di- 
cho de  este  sugeto ,  y  por  lo  que  me  consta  cooperó  á  mí 
tuina  en  todos  ios  antedecentes  ,  y  subseqüentes  á  mi  in- 
tentada prisión)  que  V#  M,  me  haga  la  justicia  de  tener- 
le desde  hoy  en  adelante  por  sospechoso  en  quanto  me 
perteneciere,  y  como  á  tal  no  permita  V.  M.  que  tenga 
noticia,  parte ,  ni  asistencia  en  materia  ó  negocio  en  que 
se  oyere  mi  nombre  ,  ó  me  pudiere  tocar  directa  ó  indi- 
reciamente  de  qualquier  genero ,  que  sea  ó  del  servicio 
de  V.  M.,  ó  de  mi  personal  interés  5  protextando  yo  esta 
instancia  delante  del  Tribunal  de  Dios  siempre  que  por 
V.  M.  (lo  que  no  creo)  ó  por  la  suya  pública  ,  ó  reserva- 
damente se  contraviniere  en  algo  aellas  pues  (como  va 
dicho)  es  de  justicia  innegable  á  qualquier  vasallq. 

La  misma  recusación  ,  y  con  las  propias  expresiones, 
y  palabras  debo  en  conciencia  hacer  ,  y  hago  tocante  al 
Marques  de  Aytona  $  el  qual  no  solo  ha  hallado  en  la 
suya  ensanches  para  fraguar  ,  y  solicitar  mi  perdición  en 
estos  últimos  lances .,  sino  para  haberse  esmerado  en  ser 
mi  antiguo ,  ¿  inflexible  opuesto  en  quanto  ha  podido 

mos- 


i  ¿7 

mostrarlo ,  antes  y  después  ele  la  muerte  del  Rey  nues- 
tro señor  (que  está  en'el  cielo)  procurando  hacerme  pa- 
sar en  el  concepto  de  S.  M. ,  y  en  el  común  ,  por  poco 
seguro  en  lo  mas  sagrado  de  la  fidelidad ,  ambicioso, 
violento  ,  y  otras  falsas  imposturas  de  que  dexo  á  Dios  el 
juido ,  quando  fuere  su  voluntad  declararle.  Él  guarde  la 
C.  R.  P.  de  V.  M,  como  deseo ,  y  he  menester.  Torrejoa 
de  Ardoz  á  i°  de  Marzo  de  266$» 


Carta  para  el  Marques  de  Aytona* 


p. 


Orque  sepa  V.  E.  de  mí ,  antes  de  otros  ,  la  justicial 
que  he  pedido  á  la  Reyna  nuestra  señora  ,  le  remito  in- 
clusa copia  de  lo  que  hoy  escribo  á  S.  M.  creyendo  yo¿ 
que  solo  esta  diligencia  podia  afianzar  el  olvido  de  lo  que 
siempre  ha  obrado  V.  E.  contra  mí ,  y  la  amistad  que 
en  todos  tiempos  he  deseado  mostrarle?  la  qual  hallará 
de  hoy  mas  V.  E.  muy  fina ,  en  quantas  ocasiones  qui* 
siere  experimentarla  >  porque  mi  desabor  no  ha  sido  nun- 
ca contra  su  persona  ,  sino  contra  sus  dictámenes.  Dios 
de  á  V.  E.  mucha  salud  ,  y  vida  con  toda  la  felicidad 
que  se  desea.  Torrejon  de  Ardoz  á4de  Marzo  de  \66g.z2, 
Don  Juan. 

Mucho  sintieron  estas,  cartas  r  y  hicieron  gran  bate* 
tia  en  los  pocos  afe&os  del  señor  Don  Juan, con  que  ayu- 
daron á  que  la  Reyna  nuestra  señora  le  respondiese  cott 
alguna  severidad  j  y  aunque  no  pongo  aquí  la  carta  de 
S.  M. ,  pongo  la  que  el  señor  Don  Juan  respondió  á  ella 
desde  Guadalaxara  ;  donde  se  habia  retirado ,  y  otra  al 
Nuncio  de  su  Santidad ,  y  al  Cardenal  Arzobispo  de  To- 
ledo *  que  por  ellas  se  ve  lo  que  se  le  habia  escrito  ,  y  lo 
sucedido  en  el  intermedio. 

Y  2  Car- 


xo*8 


Carta  del  señor  Donjuán  escrita  al  Nuncio  de  su  Santidad 
m  io  de  Marzo  de  \66$K 

■      ■      ■        i 


p 


Ara  qué  V.  S.  I.  este  en  cuenta  de  todo  lo  que  vá 
ocurriendo  en  los  negocios  presentes ,  le  envió  inclusas 
copias  de  una  carta  ,  que  recibí  ayer  de  la  Rey  na  mi  se« 
ñora  ,  y  de  la  respuesta  que  he  dado  á  ella  ,  sobre  que 
hará  V.  S.  I.  el  juicio  que  su  prudencia  le  di£táre  5  por- 
que yo  no  se  que  decir  ,  ni  que  pensar,  sino  pedir  á  Dios 
que  nos  alumbre  á  todos  para  que  la  perfección  de  esta 
grande  obra,  acredite  ser  de  arriba  ,  y  baxar  del  Padre; 
de  las  lumbres. 

Acuerdo  á  V.  S.  I.  que  me  aseguró ,  y  ofreció  repe- 
tidas veces ,  que  el  Padre  Everardo  dentro  de  dos  ó  tres 
dias  después  del  de  su  partida  ,  haria  renunciación  de  sus 
puestos  voluntaria  ,  ó  involuntariamente  ,  y  que  V.  S.L 
tenia  instrumentos  para  desempeñarse  de  esto.  Que  se 
pondría  en  libertad  al  hermano  de  mi  Secretario  luego> 
que  yo  partiese  de  Torrejon  ,  y  que  ajustaría  V.  S.  I.oon 
Don  Blasco  de  Loyola  el  que  enmendase  el  equivoco  á 
la  sin  razón  de  no  continuarme  los  títulos  ,  y  la  propie- 
dad del  gobierno  de  Flandes  que  el  Rey  mi  señor  ( que 
está  en  el  cielo)  me  dexó  >  y  que  dispondría  fa  satisfac- 
ción para  el  Comisario  general  Donjuán  de  Nobales, 
que  por  haber  venido  conmigo ,  se  halla  sin  puesto  y  sin 
honra.  Que  dispondría  V.  S.  1.  el  punto  de  mi  seguridad, 
y  la  de  todos  los  que  me  han  seguido  ,  afianzándola 
con  la  interposición  ,  y  empeño  de  su  Santidad  ,  y  de 
y.  S.  I.  en  su  nombre. 

De  todo  esto  ,  y  de  lo  que  dixo  V»  S.  I.  sobre  mis 
particulares  intereses  le  hago  memoria ,  no  por  recon- 
venir á  V»  S,  I.  con  que  en  nada  de  ello  (siendo  tan  justo, 

y 


I5p 
y  conforme  á  razón)  se  haya  dado  hasta  la  hora  presente 
la  menor  muestra  de  execucion  ,  ni  por  decir  á  V.  S.  I. 
que  yo  no  he  vuelto  á  hablar  palabra  en  estos  puntos 
en  fe  de  que  V.  S.  I.  los  tiene  á  su  cargo ,  ni  tampoco 
por  imaginar  que  ha  estado  mas  de  su  parte  ,  sino  para 
que  V.  S.  I.  repare  en  el  modo  con  que  se  procede  ,  y  si 
es  buen  camino  de  confiar  ,  el  faltar  á  todo  lo  que  se 
ofrece,  y  que  después  de  haber  conseguido  el  apartarme 
de  esa  vecindad  (sin  hablarme  entonces  palabra  en  la  se- 
paración déla  escolta) se  me  inste  ahora  intempestivamen- 
te á  ello.  Vuelvo  á  decir  á  V.  S.  I.  que  no  se  que  decir, 
ni  comprehendo  que  se  pretende  de  mí ;  y  que  Dios  nos 
^lumbre ,  y  guarde  á  V.  S.  I.  muchos  años.  =  Don  Juan. 


H 


Otra  carta  a  la  Reyna  nuestra  señora. 


SEÑORA, 


,E  recibido  la  real  carta  de  V.  M.  de  8  del  corriente, 
en  que  se  sirve  V.  M.  decirme  haber  llegado  á  su  reales 
manos  las  mias  antecedentes  de  primero ,  y  quatro  5  y 
que  aunque  contienen  máximas  propias  de  mi  zelo  ,  no 
puede  V.  M.  dexax  de  extrañar  el  termino  ,~y  la  ocasión 
en  que  las  propongo.  Que  según  lo  que  tantas  veces  he 
suplicado  ,  y  escrito  ,  era  la  salida  del  Confesor  de  V.  M. 
el  único  objeto  de  todas  mis  demandas.  Que  parece  muy 
impropio  el  que  yo  detenga  esta  escolta,  y  hacer  nuevas, 
y  tan  importantes  proposiciones.  Y  que  consultando  mi 
gran  obligación  al  servicio  del  Rey  ,  ha  acordado  V.  M. 
remitir  mis  cartas  á  los  Consejos ,  y  Junta  de  -Gobierno, 
y  que  sobre  su  parecer  formará  V»  M.  la  resolución  mas 
conveniente.  Estos  son  los  puntos  que  contiene  la  carta  de 
Y.  M.  á  que  satisfaré'  por  la  misma  orden. 

En 


170 

En  el  primero  de  haber  extrañado  V.  M.  el  te'rmínoj 
y  la  ocasión  de  mis  proposiciones,  debo  decir  á  V.  M.  que 
es  de  mucho  sentimiento  para  mí  ei  no  haberlas  sabido 
explicar  al  mayor  agrado  de  V.  M.j  el  qual  procurare', 
y  desearé  siempre  5  pero  la  ocasión  ,  señora  ,  no  acierto  á 
hallarla  impropia  ,  pues  en  lo  que  tanto  conviene  al  ser- 
vicio de  Dios ,  al  del  Rey  nuestro  señor  ,  y  á  lo  público, 
creí,  y  creo  que  qualquiera  dia  de  dilación  ,  es  pérdida 
considerable.  Al  segundo  punto  de  que  el  único  objeto 
de  todas  mis  demandas  era  la  salida  del  Confesor  de 
¡V".  M.  respondo ,  que  no  presumo  haya  inconseqüencia, 
entre  lo  que  anticipadamente  he  escrito,  y  lo  que  des- 
pués he  representado  á  V.  M. ;  pues  el  deseo  de  procurac 
el  público  beneficio  de  la  Monarquía  ,  es  una  obligación 
tan  natural  é  inseparable  de  las   mias ,  que  quando  no. 
fuese  quien  soy  ,  solo  por  el  carácter  ordinario  de  Mi- 
nistro ,  debia  (  en  estrechos  términos  de^conciencia  )  a 
vista  de  las  comunes  lastimas  y  desordenes  ,   suplicar  á 
y.  M.  se  sirviese  de  mandarlas  reconocer  y  remediar, 
que  es  solo  lo  que  he  hecho  sin  mas  empeño  ,  que  el 
de  una  humilde  representación  ;  quando  es  tan  manifies- 
to á  qualquiera  juicio  ,  que  la  salida  del  Padre  Everardo 
(aunque  ha  sido  la  disposición  esencial  para  el  alivio  de 
nuestros  daños)  no  será  por  sí  sola  el   total   remedio  de 
ellos.  La  recusación  de  dos  Ministros  (conocidos  de  mí, 
y  de  todos  por  declarados  opuestos  mios)  tampoco  con- 
tradice á  lo  que  hasta  ahora  se  me  ha  oído  >  antes  los 
antiguos  ,  y  nuevos  motivos  ,  que  á  cada  paso  tengo  pa- 
ra echar  mano  de  esta  natural  defensa  ,   la   hacen  mas 
inescusable  en  la  re£ta  justicia  de  V.  M. ,  y  menos,  dis- 
pensable  en  mi  instancia.  La  satisfacción   particular  de 
mis  ajamientos ,  y  ultrajes,  sabe  V. M.  que  la  he  conside- 
rado siempre  subseqüente  ala  ausencia  del  Padre  Everar- 
do ,  y  inseparable  de  V.  M.  y  su  justificación.  Al  tercero 

pun- 


I71 

punto  de  que  parece  impropio  retener  esta  escolta  ,  y  ha- 
cer nuevas,  y  tan  importantes  ptoposiciones  ,  digo  ,  que 
tengo  muy  sensible  mortificación  de  ver,  que  se  pretenda 
hallar  concordancia  entre  dos  cosas  tan  distintas  ,  pues 
jamas  pudo  pensar  mi  atención  ,  y  respeto  á  V.  M.  en  ha- 
cer prenda  de  la  asistencia  de  la  gente  ,  para  que  V.  M. 
diese  á  mis  súplicas  breves  ,  ó"mas  favorables  resolucio- 
nes (suposición  que  me  hace  horror  solo  el  pronunciar- 
la ,  y  mucho  mayor  desconsuelo  el  juzgar  capaz  de  ta- 
les impresiones  al  soberano  concepto  de  V.  M.).  El  quar- 
to  punto  de  que  consultándolo  con  mi  gran  obligación 
al  servicio  del  Rey  ,  licencie  estas  tres  compañias  ,  diré 
á  V.  M,  que  quando  el  Cardenal  de  Aragón  ,  y  el  Nun- 
cio estuvieron  conmigo  en  Torrejon  hablándome  sobre 
este  particular  ,  les  respondí :  Que  estaba  en  apartarlas  de 
mí ,  luego  que  supiese  haber  salido  de  España  el  Padre  Enve- 
rar do  '■>  pero  que  no  permitía  mi  propia  seguridad ,  que  lo  exe- 
cutase  antes  ,  porque  me  debían  ser  muy  sospechosas  la  lenti* 
tud,  y  pausas  de  su  camino ,  la  pública  voz  de  que  se  ha  de  de' 
tener  en  él  á  hacer  no  se  qué  e  xer  ciclos  ■,  y  las  justas  premisas^ 
que  tengo  para  pensar  en  que  mientras  no  sacare  los  pies  de . 
esos  reynos  ,■  no  ha  de  acabar  de  perder  la  esperanza  de  vol- 
ver á  ellos ,  y  al  exer  ciclo  de  los  puestos  de  que  blasona  con- 
servar la  propiedad'-,  y  que  mi  perdición  es  lo  que  mas  le  pue- 
de facilitar  este  intento,  Esto  mismo  represento  á  V.  M»,  y, 
escribo  mas  difusamente  sobre  ello  al  Cardenal  Aragón, 
no  dudando  que  V.  M.  se  servirá  de  tener  á  bien,  que  yo 
me  asegure  de  estos  recelos  por  los  pocos  dias  que  tarda- 
ría el  llegarme  el  aviso  de  que  este  religioso  está  fuera 
de  España  ,  en  conformidad  de  lo  que  declare'  al  Carde- 
nal ,  y  al  Nuncio.  La  deliberación  de  V.  M.  en  querer 
oír  á  los  Consejos,  y  Junta  de  Gobierno  sobre  el  conte- 
nido de  mis  cartas,  es  muy  digna  de  la  suma  prudencia  de 

V.M. 


17* 

V.  M. ,  y  yo  fio  ele  la  ele  tan  zelosos  Ministros ,  que  la 
mostrarán  á  todas  iuces  de  tan  importantes  y  útiles.  Dios 
guarde  la  C.  R.  J?,  de  V,  M,  Gaudalaxara  á  10  de  Mai;- 
£Q  de  lóóp. 


Otra  al  Cardenal  Aragón» 

EMINENTÍSIMO  Y  REVERENDÍSIMO  SEÑOR* 


E 


fStando  para  responder  á  la  carta  de  V.  Em.  ¿e  <? 
del  corriente ,  se  apareció  aquí  Don  Diego  Correa  (muy 
de  correo)  con  la  que  se  le  entregó  para  mí  de  la  Reynaí 
nuestra  señora*  Y  remitie'ndome  en  mi  respuesta  á  lo  que 
escribo  á  V.  Em.  sobre  el  punto  de  la  separación  de  mí 
escolta ,  debo  acordar  á  V.  Em.  la  claridad  con  que  le 
insinué,  que  no  podía  ajusrarme  (en  conciencia)  á  de» 
xarla  mientras  el  Padre  Everardo  pisase  tierra  de  Espa- 
ña >  pero  que  estaba  tan  en  conocimiento  de  juzgarla 
inútil  desde  la  hora  en  que  recibiese  esta  noticia  ,  que 
por  ganarlas ,  pensaba  disponer  los  medios  para  que  se 
me  anticipase ,  como  con  efecto  lo  execute' ;  y  que  en  es- 
ta conseqüencia  y  suposición.,  habiéndome  escrito  S.  M. 
á  Torrejon ,  que  tenia  por  conveniente  me  alejase  algo 
mas  de  esta  Corte ,  no  se  me  habló  palabra  en  el  parti- 
cular de  despedir  esta  gente.  Ahora  veo ,  que  sobre  mí 
pronta  obediencia ,  sobre  el  desayre,  y  desconsuelo  de 
habérseme  negado  el  besar  las  manos  á  sus  Magestades: 
sobre  todos  estos  lances,   intempestiva  y  arrebatada- 
meníe  se  me  quiere  maniatar ,  con  el  enemigo  todavía 
de  puertas  adentro  de  casa  ,  y  en  tan  breves  términos  de 
verle  fuera  de  ella,  si  no  se  le  sufre  se  ande  de  exercicio 
en  exercicios.  V.  Em.  considere  con  su  gran  juicio  las 

con- 


>  l7i 

conseqüencías  melancólicas  que  puedo  inferir  de  ello; 
afirmando  á  V.  Em.  con  la  verdad  que  profeso  ,  que  es- 
taba ,  y  estoy  aún  en  lo  que  le  dixe  ,  y  ofrecí  en  Torre- 
jon  ,  y  que  quando  llegó  á  mis  manos  esta  carta  de 
S.  M. ,  tenia  dispuesto  escribir  otra  á  Don  Blasco  de 
Loyola,  diciendole,  que  atento  á  que  ya  se  podia  espe- 
rar por  diasei  aviso  de  haber  salido  de  España  el  Padre 
Everardo ,  seria  bien  ir  disponiendo  las  órdenes  para  la 
marcha  de  estas  compañias  j  y  que  suplicase  á  S.  M.  en 
mi  nombre  se  enviasen  á  parages  donde  tuviesen  algún 
alivio  ,  en  atención  á  haber  venido  conmigo  ,  y  á  las  fa- 
tigas de  tan  largo  y  desacomodado  viage. 

Esto  es  en  quanto  á  este  punto ,  en  que  no  espero 
se  me  quiera  atropellar  indebidamente.  Ahora  diré  á 
lV.  Em.  de  quanto  gusto  me  fue  su  carta  citada  por  las 
muestras  ,  que  me  trae  de  la  buena  salud  ,  que  con  tan- 
to cariño  deseo  siempre  goze  V.  Em.  Yo  presumo  que 
el  haber  visto  V.  Em.  la  mía  de  mano  agena  ,  le  dio  mo- 
tivo para  tenerla  por  mas  judicial  de  lo  que  en  sí  era.  La 
culpa  tuvo  una  gran  jaqueca  ;  y  yo  la  tendría  mayor  ,  sí 
no  acertase  á  conocer  lo  que  de  todas  maneras  debo  ,  y 
espero  deber  á  V.  Em.  >  á  quien  guarde  Dios  como  deseo ,: 
Guadalaxara  10  de  Marzo  de  1669. 

Con  esta  carta  hubo  muchos  Consejos  y  Juntas  con 
quienes  se  confirió  su  contenido  5  pero  esto  fue  con  tan- 
to secreto  ,  qué  no  se  tenia  en  el  vulgo  noticia  de  lo  que 
pasaba ,  ya  por  haber  prevenido  al  señor  Don  Juan  es- 
cribiese con  recato ,  y  ya  porque  se  habia  prevenido  en 
la  Cobachuela  se  tuviese  cuidado  con  el  sigilo  en  estas 
materias ;  y  así  se  ordenó ,  que  ninguno  entrase  en  ella, 
sino  los  Secretarios ,  y  Oficiales,  y  por  esta  razón  se  le 
negó  la  entrada  al  Duque  de  Pastrana  y  á  algunos  Mi- 
nistros. Resultó  de  estas  conferiencias  el  que  el  Cardenal, 
Arzobispo  de  Toledo  fuese  á  Guadalaxara  ,  como  con 

Z¡  efec- 


174 

efe£to  lo  hizo ,  y  con  gran  facilidad  ajustó  con  S.  A.  qué 

despidiese  la  escolta  que  tenia  ,  dando  S»  A.  una  paga,  y 
otra  su  Em.  á  toda  la  gente  ,  y  la  envió  el  Cardenal  á 
alojar  á  la  Mancha  por  su  cuenta  por  un  poco  de  tiem- 
po ,  para  que  convaleciesen  del  viage  tan  largo  ,  y  pudie- 
sen con  algún  alivio  volverse  á  Cataluña.  Con  esto  voL- 
vió  su  Em.  muy  contento  ,  y  corrió  por  fixo  ,  que  que- 
daba ya  todo  ajustado  ,  y  que  en  virtud  de  las  instruc- 
ciones ,  que  llevaba  de  S.  M.  ,  habia  ajustado  con  S.  A. 
los  capítulos  siguientes  ,  que  eran  los  mismos  que  el 
Nuncio  de  su  Santidad  habia  ya  ajustado  con  la  Rey  na 
nuestra  señora.. 

c  Que  S.  M.  en  conformidad  de  la  merced  ( que  S.  M. 
que  Dios  goze  )  hizo  ai  señor  Don  Juan  de  Austria  su 
hijo,  le  vuelve  el  gobierno  general  de  los  Estados  de 
Plandes ,  con  todos  los  títulos ,  y  honores  que  los  tuvo 
el  señor  Infante  Cardenal. 

Que  S.  M.  empeñó  su  real  palabra  ,  de  que  el  Padre 
Everardo  renunciaría  luego  todos  ios  puestos  que  tie- 
ne ,  y  ocupó  en  España ,  y  que  no  volveria  en  su  vida 
á  ella. 

Que  desde  luego  manda ,  y  declara  por  recusados 
al  Presidente  de  Castilla,  y  al  Marques  de  Ay tona  en  to- 
das las  materias  mayores  y  menores,  que  lo  fueren  del  se- 
ñor Don  Juan  de  Austria. 

Que  todos  los  papeles ,  y  decretos  hechos  contra  el 
señor  Don  Juan  desde  i<5  de  O&ubre  del  año  pasado 
hasta  hoy  se  rompan  ,  y  se  arranquen  de  los  registros. 
Y  así  mismo,  que  en  ningún  tiempo  se  pueda  hacer  cargo 
á  ninguno  de  los  que  han  sido  sus  parciales  en  todos 
los  reynos  de  España. 

Que  á  los  cabos  y  soldados  que  le  han  asistido,  se  les 

haga  bueno  el  tiempo,  y  sueldo  como  servicio  hecho  en 

campaña  al  Rey  nuestro  señor. 

Que 


\  *75 

Que  el  señor>Don  Juan  tenga  facultad  de  vivir  ,  y 

asistir  en  su  casa ,  y  familia  en  la  parte  que  le  pa- 
reciere. 

Que  la  Junta  para  el  alivio  de  los  vasallos  se  empie- 
ze  desde  lugo ,  con  obligación  de  admitir  todos  los  pape- 
les de  particulares ,  y  apuntamientos  de  los  pueblos  y 
ciudades. 

Que  desde  hoy  en  adelante  escusará  S.  M.  el  no  ha- 
cer merced  de  algún  Hábito  de  las  tres  Ordenes  Milita- 
res, sino  á  los  que  efectivamente  estuvieren  ,  ó  hubieren 
servido  diez  años  en  los  exe'rcitos ,  presidios  ,  y  armadas 
del  Rey  nuestro  señor;  en  ios  quaies  se.  proveerán  las 
Encomiendas  de  dichas  Ordenes,  así  como  fueren  vacan- 
do desde  hoy  ;  y  que  pedirá  á  su  Santidad  Bula  particular 
para  que  en  ningún  tiempo  se  pueda  hacer  al  contrario, 
con  consideración  á  que  se  recobre  el  valor  demasiado  con 
cjue  están  contribuyendo  los  vasallos, 

Que  S.  M.  da  su  real  palabra  directamente  á  su  San- 
tidad para  la  seguridad  de  la  persona  del  señor  Don 
Juan  de  Austria  ,  y  de  mandar  cumplir  ,  y  guardar 
todas  las  cosas  contenidas  en  el  presente,  y  referido 
tratado. 

Parece  que  estos  tratados  fueron  ciertos,  según  lo  que 
el  señor  Don  Juan  escribió  á  S.  M. ,  y  Nuncio  de  su 
santidad;  cuyas  cartas  son  estas. 

Para  la  Re  y  na  nuestra  señora, 

SEÑORA. 

JLvIndo  humildes  gracias  á  V.  M.  (y  todos  estos  rey- 
nos  lo  deben  hacer)  por  la  prontitud,  y  benignidad  con 
que  se  ha  servido  V.  M.  de  condescender  con  mis  súpli- 
cas, mandando  V.  M,  que  se  forme  la  Junta  que  propu- 

Z¡?  se 


se  á  V.  M.  en  mí  carta  de  primero  de  este ,  para  los  fines 
que  en  ella  digo  ■>  y  nadie  puede  dudar,  que  la  gran  in- 
teligencia ,  y  zelo  de  los  Ministros  ,  que  la  componen, 
desempeñará  á  V.  M.  en  la  común  espe&acion  tan  abun- 
dantemente, que  muy  aprisa  se  hallen  los  vasallos  con  el 
alivio  de  que  tanto  necesitan ,  y  cortadas  de  raiz  todas 
las  desordenes,  superfluidades,  y  usurpaciones  con  que 
hasta  aquí  se  ha  visto  barajada  la  justicia  ,  desconcerta- 
da la  buena  política  en  todas  sus  partes,  y  destruida 
la  real  Hacienda  :  á  todo  lo_  qual  se  debe  creer  ,  que 
V.  M.  se  servirá  de  contribuir  ,  no  por  los  medios  y  ca* 
minos  hasta  ahora  inútilmente  cursados ;  sino  por  otras 
muy  extraordinarios  y  eticaces.  Así  se  lo  prometen  todos, 
y  sobre  esta  suave  confianza  ,  reposan  sus  afligidos  cora- 
zones ,  como  el  mío  en  la  de  haber  hecho  quanto  ,  según 
Dios,  me  ha  parecido  obligación  y  deuda. 

También  me  incumbe  la  de  dar  humildes  gracias  á 
V.  M.  por  el  gran  favor  de  haber  atendido  á  mis  repre- 
sentaciones en  el  particular  de  la  milicia  ,  y  de  los  que 
la  profesan  ,  asegurándome  V.  M.  que  se  dignará  de  te- 
ner muy  presente  esta  materia ,  y  que  se  cuidará  con 
particular  aplicación  de  hónranos  ,  como  es  tan  justó  y 
debido.  Haráse  diligencia  para  reconocer  si  se  halla  entre 
los  papeles  de  mis  Secretarias  el  que  acerca  de  esto  di  al 
Rey  nuestro  señor  ^que  está  en  el  cielo)  para  remitirle  á 
V.  M.  como  me  lo  manda  j  aunque  me  lo  hace  dudar  el 
continuo  movimiento  en  que  han  andado  de  tantos  me- 
ses á  esta  parte; pero  todo  se  viene  tan  á  los  ojos,  que  nin« 
guna  luz  (quando  e'sta  lo  pudiese  ser)  hará  falta. 

Lo  que  V.  M.  se  ha  dignado  responderme  en  quan-^ 
to  á  la  buena  educación  del  Rey  nuestro  señor  ( Dios 
le  guarde)  me  pone  en  segura  esperanza  ,  y  consuelo  de 
que  hemos  de  ver  efectos  muy  conformes  á  este  importan^ 
tísimo  negocio*  i  ■,  ■■> 

No 


. . .  .    ,      E         *7^ 

No  debo  menor  reconocimiento  a  V.  M.  por  haber- 
me concedido  las  dos  recusaciones  en  la  forma  que  la  su- 
pliqué á  V.  M. 

En  quanto  á  mis  particulares,  quedo  también  suma» 
mente  obligado  á  la  favorable,  y  benigna  disposición  con 
que  V.  M.  se  sirve  decirme  está  de  corresponder  á  mi 
confianza  en  esta  parte,  y  habie'ndolo  puesto  yo  todo  en 
sus  reales  manos  (como  en  mis  cartas  antecedentes  he  di- 
cho) no  me  queda  que  hacer  mas  que  repetirlo  ,  y  espe- 
rarlo de  su  real  magnanimidad.  Y  porque  el  otro  dia  me 
escribió  el  Nuncio  de  su  Santidad  ,  que  hablando  con 
V.  M.  de  las  cosas  de  Fiandes  ,  se  le  habia  dicho  por  su 
real  órd¿n,  que  siempre  que  no  se  dudase  que  yo  lo  po- 
dría tener  por  pretexto  para  alexarme  ,  se  hallada  medio 
para  disponerme  la  posesión  del  gobierno  de  aquellos  es- 
tados j  debo  decir  á  V.  M.  que  esta  misma  razonable 
presunción  ,  que  se  insinuó  al  Nuncio  de  orden  de  V.  M. 
me  puede  seivir  á  mí  de  respuesta  ,  y  dar  á  conocer  á 
Y.  M.  ,  y  á  todos  el  justo  motivo,  queme  asiste  para  mi- 
rarlo al  mismo  viso  ,  y  darme  por  escusado  de  eiio  en  la 
ocasión  presente. 

El  iLtimo  trance  ,  y  no  menos  considerable  punto 
porque  debo  postrarme  á  los  reales  pies  de  V.  M.  es  la 
declaración  que ' V.  M.  se  sirve  hacer  debaxo  de  su  fe,  y 
palabra  real  ,  de  que  no  será  hecha  molestia  alguna  en 
las  personas  ,  honores  y  haciendas  ,  á  mí ,  ni  a  quantos 
en  las  pasadas  ocurrencias  han  seguido  mis  di&amer.ts, 
tan  del  servicio  del  Rey  nuestro  señor ,  y  bien  de  sus  rey- 
nos*  ratificando  V.  M.  el  seguro  de  esta  indemnidad,  con 
dar  expresa  palabra  de  ello  al  sumo  Pontífice  ,  y  con  per- 
mitir al  Patriarca  de  Alexandria  ,  su  Nuncio  en  esa  Cor- 
te ,  que  en  nombre  de  su  Santidad  ,  y  en  virtud  de  la 
real  palabra  recibida  de  V.  M.  me  la  dé  de  parte  de  su 
Beatitud ,  como  lo  ha  executado  en  Carta  que  me  ha 

es- 


escrito  con  data  de  25  de  este.  Y  aunque  por  lo  que  me 
toca  nunca  juzgaría  yo  necesario  mas  resguardo  ,  que  la 
justificación  inseparable  de  V».  M. ,  y  de  mis  procedimien- 
tos j  con  todo  eso  me  ha  sido  de  toda  estimación  este  fa- 
vor ,  por  lo  que  mira  á  los  demás  ,  que  con  el  mismo  zelo 
han  concurrido  conmigo  á  esas  materias. 

Por  todo  esto  me  inclino  rendidamente  á  los  reales 
pies  de  V.  M.  remitiéndome  al  Cardenal  Aragón ,  por  cu- 
yo medio  dirijo  á  V.  M.  este  despacho.  Dios  guarde  la 
C.  R.  P.  de  V.  M.  como  deseo  y  he  menester.  Guadalaxa- 
ra  á  3  1  de  Marzo  de  1669.  =  Don  Juan. 


Para  el  Nuncio  de  su  Santidad, 


J 


Untas  llegaron  á  mis  manos  las  dos  cartas  de  V.  S.  I. 
de  25  de  e'ste  ,  y  juzgo  le  escuso  la  molestia  de  oir  dos 
veces  una  misma  cosa  ,  con  enviar  á  V.  S.  I,  esa  copia  de 
lo  que  escribo  á  la  rey  na  mi  señora  5  por  lo  qual  ,  y  por 
lo  que  insinuará  á  V.  S.  I.  de  mi  parte  quien  le  entregare 
e'sta  ,  quedará  plenamente  informado  de  quanto  yo  pu- 
diera decirle  en  ella  ,  con  que  resumiré  estas  lineas  á  la 
gustosa  y  estimable  aceptación  que  hago  de  la  palabra 
de  indemnidad,  que  V,  S.  I.  me  da  en  nombre  de  su  San- 
tidad ,  y  en  virtud  de  la  que  he  recibido  de  la  Reyna 
mi  señora  :  y  asimismo  de  la  repetida  seguridad  ,  que  en 
el  propio  nombre  de  su  Beatitud  me  ha  expresado 
V.  S.  I.  en  Torrejon  ,  y  en  otras  ocasiones ,  de  que  el 
Padre  Everardo  dexaria  sus  puestos ,  y  no  volvería  á 
los  dominios  del  Rey  mi  señor  ;  quedando  yo  siempre 
con  nuevos  motivos  de  rendido  obsequio  y  reverencia  á 
su  Santidad  ,  y  de  especial  agradecimiento  á  V.  S.  I. ,  á 
quien  guarde  Dios  muchos  años.  Guadalaxara  á  3  1  de 
Alarzo  de  1669.  —  Don  Juan. 

Bien 


170 
Bien  se  entendió  ,  que  con  el  gusto  que  su  Em.  ha- 
bia  vuelto  ,  y  con  lo  que  contienen  estas  cartas  ,  queda- 
ría todo  ajustado  ,  y  con  gran  quietud  de  ánimo  todos; 
pero  luego  se  empezó  á  dudar  de  la  materia,  porque 
aunque  se  formó  la  Junta  para  tratar  de  ios  alivios  de  la 
Monarquia  ,  nada  se  efectuó  ,  diciendo ,  no  se  confor- 
maba la  Junta  de  Gobierno  con  lo  que  su  Em.  habia 
ajustado:  cosa  que  dio  nuevo  motivo  á  los  juicios  de  los 
hombres-para  discurrir ,  y  mas  quando  su  Em.  se  retiró 
á  Alcalá  estando  sangrado ,  y  dexó  á  todos  con  gran 
desconsuelo,  por  estar  asegurados  deque  hablaba  con 
toda  verdad  y  claridad. 

A  este  tiempo  se  atravesaron  la  Semana  Santa  ,  y 
Pasqua  de  Resurrección ,  con  que  cesó  todo  rumor  de 
inquietud  ,  y  mas  sabiendo  que  S.  A.  ,  para  con   mas 
quietud   hacer  los  exercicios  de  su  obligación  católica, 
*e  habla  retirado  á  san  Bartolomé  de  Lupiana  ,  que  es 
un  Convento   de  Monges   Gerónimos  ,  dos  leguas  de 
Guadalaxara.  Fue   mucha  la  gente  que  acudió  á  ver  á 
S.  A. ,  y  muchas  mas  las  limosnas  que  allí  hizo.  Pasadas 
las  fiestas,  se  volvió  á  la  Ciudad  ;  y  aunque  en  la  Cor- 
te en   este  tiempo  no  se  habia  cesado  de  trabajar  en  la 
Junta  de  alivios  ,  que  así  se  llamaba  la  que  se  habia  for^ 
mado ,  compuesta  de  estos   sugetos :   El  Presidente  de 
Castilla  ,  el  Cardenal  Arzobispo,  Don  Antonio  de  Con- 
treras ,   el  Conde   de   Villaumbrosa  ,   y   Don   Antonio 
Monsalbe ;  todos  tres  del  Consejo  Real  de  Castilla  ;  y 
del  Consejo  de  Hacienda  Don  Lope  de  los  Rios ,  Presi- 
dente ,  y  Don  Manuel  Pantoja ,  Don  Gerónimo  de  san 
Vitores ,  y  el  Secretario  Don  Andrés  de  Villarán:  por 
la  Villa  de  Madrid  el  Corregidor  Don  Francisco  Herre- 
ra Enriquez  ,  Ñuño  de  Guzman  ,  Vizconde  de  Pradeni- 
11a  ,  Don  Josef  de  Reynalte  y  Ayala ,  Regidor  ,  y  el 
Marques  de  Trucifál,  del  Consejo  de  Guerra¿  y  estos  se^ 

ño- 


ñores  recibieron  muchos  papeles ,  que  dieron  diferentes 
personas  de  buen  juicio  ,  que  gastaron  ei  tiempo  ,  y  el 
entendimiento  en  sus  discursos,  hasta  ahora  han  si- 
do de  poco  provecho  ,  pues  no  se  ha  tomado  resolución 
en  ningún  alivio  >  creyéndose  que  en  lo  de  adelante  se 
tendria  con  el  alegrón,  que  recibió  el  pueblo  en  el  Decre- 
to, que  se  publicó  en  30  de  Abril  de  este  ano  ,  que  es 
este. 

Resumen   de   los  puntos  que  contienen    tres   Decretos  dé 

la  Rey  na  nuestra  señora  ,  su  fecha   en  30.  de  Abril  di 

J669  ,    remitidos    al  Consejo    de    Hacienda    ,    donde    s$ 

publicaron  ,  y  mandaron  dar  cumplimiento  ,   de, 

que  se  están  despachando  las 

Cédulas* 


E 


rN  los  Juros  compuestos  de  medias  Ánnatas  cesona* 
rias  ,  y  descesiones  de  los  créditos  de  baxa  moneda ,  y 
de  libranzas  decretadas ,  se  descuenten  quince  por  ciento) 
demás  de  la  media  Annata. 

Los  gages  en  la  nomina  de  los  Consejos ,  se  conser- 
ven á  los  que  sirven  ,  y  á  los  jubilados  ,  y  se  reduzca  el 
número  como  vayan  muriendo ,  á  los  que  debe  haber^ 
según  las  últimas  reformaciones. 

Los  cien  mil  maravedís  de  gages ,  solo  se  continúen 
á  los  doce  Secretarios  mas  antiguos  honorarios ,  y  cesen 
los  demás  -■>  y  también  las  casas  de  Aposento ,  que  estu-^ 
Vieren  en  la  nomina  por  este  título. 

El  número  de  los  Oficiales  ,  y  sueldos  de  las  Secre-^ 
tarías  de  Estado  y  Guerra  ,  se  reduzcan  á  lo  que  confor- 
me á  la  última  reformación  debieron  tener  :  y  todas  las 
demás  plazas  acrecentadas  á  título  de  supernumerarias, 
©  en  otra  forma ,  y  sueldos ,  que  se  hubieren  crecido, 
pueden  reformadas ,  y  extinguidas ,  pagándose  en  la  no-i 

mi- 


i8i 
mina  á  los  que  se  conservaren ,  lo  que  fuere  salario ,  y 
ayuda  de  costa  ordinaria ,  que  se  reputa  por  tal;  ex- 
cluyéndose lo  que  gozaren  por  casas  de  Aposento  ,  que 
esto  lo  hayan  de  cobrar  en  los  efe&os  que  antes. 

Que  los  Aposentadores  se  reduzcan  á  nueve  con 
exercicio  ,  y  gages  ;  y  los  demás  queden  reformados  en 
uno  y  otro  hasta  que  por  su  grado  entren. 

Lo  que  se  libra  á  los  demás  Oficiales  de  las  otras  Se- 
cretarías ,  y  déla  Cámara  ,  y  Hacienda,  se  continúe  ,  y 
á  ios  demás  Oficiales  inferiores. 

Todas  las  mercedes ,  que  se  gozan  con  pretexto  de 
salario ,  ó  sin  él ,  cesen. 

Los  quatro  derechos  de  uno  por  ciento  se  unan,  y 
y  corran  debaxo  .de  un  nombre  ,  y  arrendamiento  >  y  se» 
haga  lo  mismo  en  todas  las  Sisas  de  Millones. 

En  los  oficios  comprados  en  las  Ciudades ,  que  tie- 
nen voto  en  Cortes ,  y  en  las  otras  Ciudades  grandes, 
cabezas  de  partido ,  se  queda  mirando  lo  que  se  deba 
disponer  para  remediar  el  daño  ,  que  resulta  de  su  con- 
servación 5  y  que  las  demás  villas  y  lugares  del  reyno  ce- 
sen desde  luego  en  el  uso  de  ellos  >  quedando  reducido 
su  gobierno  á  la  forma  que  tenia  hasta  el  año  de  630 
que  se  empezaron  á  vender  ;  y  se  de  satisfacción  á  los  in- 
teresados. Y  se  manda  ,  que  en  nigun  tiempo  se  consul- 
te ni  proponga  enagenacion  ni  venta  de  semejantes  ofi- 
cios con  ningún  pretexto  ,  aunque  sea  con  consenti- 
miento expreso  del  reyno  junto  en  Cortes,  por  porroga-« 
cion  de  ios  servicios  hechos  ó  que  se  hicieren. 

Este  Decreto  dio  grande  alegria  al  Pueblo,  aunque 
también  dio  que  llorar  á  muchos  ,  porque  los  unes  pen- 
saban se  trataba  de  remediar  el  mundo  ;  y  los  otros  que 
no  habian  de  tener  que  comer  >  pero  todo  cesó  apriesa, 
pues  en  los  primeros  de  Mayo  empezaron  á  baxar  reser- 
vas á  diferentes  personas  de  sus  rentas  vitalicias ,  en  que 

Aa  tu- 


l82 

tuvieron  gran  paute  los  favores  ,  y  inteligencias;  y  así  se 
ha  quedado  en  este  estado  sin  la  entera  execucion  que  se 
esperaba  ,  sino  es  las  pobres  viudas  ,  y  otros  miserables, 
sin  pasar  adelante  en  los  alivios ,  que  cada  dia  esperaba 
el  pueblo.  Y  viendo  todos  que  el ;  señor  Don  Juan.calla- 
ba  tanto ,; y  que  se  trataba  de  <jue  se  pusiese  en  execu- 
cion una  Coronelía,  que  dexó  dispuesta  el  Padre  Everar- 
do  ,  de  que  hizo  S.  M.  merced  de  Coronel  al  Marques 
de  Ay tona,  la  que  se  empezó  á  formar  :  tuvo  de  todo 
noticia  el  señor  Don  Juan  ,  y  de  ún  papelón  que  entre 
otros  dio  el  Príncipe  de  Barbanzon  á  S.  M.,  y  viendo  que 
no  se  trataba  de  remediar  nada,  en  5  de  Mayo  escribió  á 
S.  M.  y  á  Don  Blasco  de  Loyola  estas  cartas. 

Carta  que  el  señor  Donjuán  de  Austria  escribió  á  la  Reyna 
nuestra  señora» 


'    1 


SEÑORA. 

__  todos  consta  la  moderación,  y  la  reverencia  á  V.  M. 
con  que  he  dirigido  mis  acciones ,  y  mis  pasos  en  las 
ocurrencias  pasadas.  Llegue  á  Torrejon  á  acelerar  la  sali- 
da de  estos  rey  nos  del  Padre  Everardo  5  y  habiéndonos 
concedido  Dios  nuestro  señor  ,  y  V.  M.  con  tanta  breve- 
dad ,  y  quietud  este  gran  beneficio  ,  tenido  generalmen-, 
tedeMinitros,  Nobleza,  y  Pueblo  por  importantísimo 
para  el  remedio  y  bien  universal ,  suplique  .rendidamen* 
te  á  V.  M.  fuese. servidarde  concederme  la  permisión  de 
postrármela  los  reales"  pies  del  Rey  nuestro  señor,  y  de 
V.  M.*para  dar  á  V.  M.  personales  gracias  por  esta  hon- 
ra hecha  en  mí  á  toda  España  j  y  cumplir  con  ¿os  ^  obli* 
gaciones  tan  precisas,  y  deseadas.  V.  M.  me  negó  este 
consuelo  con  la  sequedad  ,  que  se  ve  en  su  real  carta  de 
1 3  de, Marzo  ,.  á  que  me  ajuste  con  ciega ,  aunque  mor- 

ti- 


l83 
tincada  obediencia.  Ordenóme  después  V.  M.  que  me  re- 
tirase á.diez  ó  doce  leguas  de  la  Corte  :  y  si  bien  consi-» 
dere' , que  este  ge'nero  de  destierroera  sin  causa  alguna, 
y  tan  en  deshonor  mió ,  convine  en  e'l  ,  y  obedecí  at 
punto  ,  para  que  el  mundo  viese  mi  gran  resignación  al 
real  gusto  de  V.  M.  y  la  malignidad  no  tuviese  motivo 
de  decir  ,  que  volvía  sobre  mi  justicia  quando  me  halla- 
ba con  aquellos  pocos  caballos  á  quien  ella  misma  había 
pretendido  imponer  nombre  de  armas  ,  y  de  tropas  forr 
midables.  Salí  de  Torrejon  ,  quedando  V.  M.  en  inteli- 
gencia de  que  me  seria  preciso  retener  la  escolta  que 
traía ,  hasta  que  recibiese  aviso  de  haber  pasado  el  Padre 
Everardo  las  fronteras.de  España 5  y  quando  esta  noticia 
se  podia  esperar  cada  día ,  envió  V.  M.  á  Guadalaxara 
aceleradamente  ( y  contra  lo  mismo  que  V.  M.  acababa 
de  consentir  )  ,.  al  General  de  la  caballaría  D.  Diego  Cor- 
rea con  carta  en  que  ordenaba  V.  M.  licenciase  al  punto 
la  escolta,  y  Don  Diego  traía  orden  para  que  si  ponía  en 
ello  dificultad  ó  dilación  ,  la  diese  á  los  capitanes  de  que 
se  apartasen  de  mí,  pena  de  desleales  e' inobedientes.  Don 
Diego  Correa  con  su  prudencia  ,  ó  con  el  conocimiento 
de  mi  razón  ,  hizo  á  V.  M.  el  servicio  de  no  partir  de 
carrera  á  la  literal  obediencia  de  sus  intenciones  5  y  ha- 
biendo dado  cuenta  al  Cardenal  Aragón  (que  fue.  el  me^ 
dio  por  donde  las  recibió)  de  lo  que  yo  le  había  insinúa-* 
do  ,  no  solo  no  se  desistió  de  la  demanda ,  sino  resolvió 
V.  M. ,  que  el  Cardenal  viniese  á  lo  mismo  para  que  la 
autoridad  ,  y  las  circunstancias  delsugeto  ,  hiciesen  mas 
ruidosa,  la  negativa  ,  que  se  presumía  dada  yo  á  ella, 
según  los  lances  antecedentes ,  fácil  es  desadvertir  ,  que 
todas  estas  repetidas  instancias  ,  y  empefíos  no  miraban 
á  otro  fin  ,  que  á  el  de  reducirme  á  estrechos  de  desespe- 
ración ,  quando  se  hacían  por  una  cosa  ,  que  dentro  de 
¡quatro  dias  (muy  pocos  menos  fueron  los  que  tarde'  eir 

Aa  2  .        sa- 


184 

saber  la  salida  de  España  del  Padre  Everardo)  la  había 
de  e-xecutar  yo  mismo,  según  el  termino  que  me  habia 
impuesto ,  y  V.  M.  aceptado.  Con  todo  eso  ,  para  dar  la 
última  prueba  de  mi  obediencia  ,  y  acabar  de  enmude- 
cer á  la  malicia  (si  esto  es  posible)  execute'  lo  que  V.  M. 
me  ordenaba  ,  quedándome  atadas  las  manos ,  y  sin  de- 
fensa alguna ,  contra  otra  injusta  violencia  semejante  á 
Ja  de  24  de  O&ubre.,  no  pudiendo  yo  ahora  estar  con 
menos  recelos  de  ella  ,  que  entonces  á  vista  de  lo  que  se 
obra  conmigo.  Repetí  en  aquella  ocasión  á  V.  M.  con  el 
Cardenal  de  Aragón  la  súplica  del  permiso  de  llegar  á 
los  pies  del  Rey  nuestro  señor  ,  y  de  V.  M. ,  y  la  resti- 
tución de  los  títulos  de  la  propiedad  del  Gobierno  de 
Flandes  ,  Borgoña  ,  y  Arloes ,  que  el  Rey  mi  señor  (que 
está  en  el  cielo)  me  habia  dexado ,  y  de  que  tan  violen* 
lamente  fui  desposeído.  La  respuesta  que  merecieron  es- 
tas dos  humildes  instancias  ,  fue  la  primera  darme  en 
I  ostro  con  la  misma  negativa  5  y  esto  aún  no  por  carta 
de  V.  M.  para  mí.,,  sino  del  Cardenal  Aragón,  y  con 
palabras  no  menos  desabridas ,  que  la  antecedente,  en 
que  se  incluía  el  realce  de  mayor  disfavor  ,  que  se  pue- 
de hacer  á  una  persona  como  yo,  escusándose  V.  M. 
de  escribirme  ,  y  dándomelo  así  á  entender  maniflesta- 
mentepara  mayor  mortificación  mia,  por  medio  del  mis- 
mo Cardenal  y  como  si  yo  pudiese  ser  digno  jamas  de  tal 
desprecio.  A  la  segunda  súplica  se  me  pretendió  satisfa- 
cer con  motivos  diferentes  de  la  verdad  en  el  hecho ,  co- 
mo todo  consta  por  el  papel  incluso  ,  en  qué  está  co- 
piado lo  que  el  Cardenal  Aragón  me  dixo  ,  de  orden  de* 
V.  M.  sobre  este  punto  y  mi  respuesta. 

Esto  es ,  señora ,  Jo  que  mi  respeto ,  y  obligación  han 
executado  ,  y  lo  que  conmigo  se  empezó  á  hacer  después 
de  la  salida  del  Padre  Everardo.  Y  no  pongo  en  el  núme- 
ro de  las  sinrazones  recibidas  en  este  tiempo^  la  de  no 

ha- 


haberse  querido  V.  M.  conformar  con  muchos  zelosos 
Ministros ,  que  fueron  de  parecer  ,  que  V.  M.  mandase 
que  las  materias  de  los  alivios ,  y  remedios  públicos  ,  se 
tratasen  con  mi  presencia  ,  y  dirección  >  porque  si  bien 
en  el  zelo ,  y  buen  deseo  estoy  cierto  delante  de  Dios, 
que  nadie  me  escediaj  en  la  habilidad,  y  en  la  inteligencia, 
conozco  que  me  pasará  qualquiera  5  demás  de  que ,  como 
en  esta  materia  podrían  mis  émulos  ñngir  algún  interés, 
ó  ambición  (de  que  por  la  divina  misericordia  estoy  bien 
libre) ,  no  debo  hacer  ofensa  personal ,  lo  que  quizas  po- 
dría  haber  sido  desgracia  pública. 

Si  hubiera  parado  aquí  la  violencia  de  las  delibera- 
ciones que  el  Marques  de  Aytona  ha  sugerido  á  V.  M. 
con  aquella  antigua,  y  terca  antipatía  con  que  siempre 
ha  deseado  mi  aniquilación ,  todos  nos  podíamos  dar  por 
satisfechos ,  aunque  yo  pusiese  en  ello  tanta  parte  de  mi 
honor  y  seguridad  5  pero  si  han  pasado  tan  adelante  las 
máximas  apasionadas  de  este  sugeto  ,  y  la  desmedida  an- 
sia de  su  particular  odio  ó  venganza  ,  á  precio  de  toda  la 
quietud  de  España,  que  desde  el  supremo  Ministro, 
hasta  el  desdichado  trabajador  las  vituperan  en  el  grada 
¡que  hoy  se  ve  en  asombrar  al  mundo ,  y  poner  las  cosas 
en  los  umbrales  de  un  lastimoso  precipicio.  Dexo  ahora 
de  ponderar  las  resoluciones  llenas  de  daños  y  reparos, 
de  enflaquecer  de  gente  de  guerra  las  fronteras  de  estos 
reynos  para  bloquear ,  ó  sitiar  con  ellas  á  la  Corte,  como 
sucederá  en  llegando  á  los  quarteles  destinados  en  sus  cer- 
canías las  tropas  que  se  han  enviado  á  llamar  de  dife-* 
rentes  partes  5  y  paso  al  último  extremo  de  la  ceguedad, 
y  del  escándalo  que  encierra  en  sí  la  formación  de  un 
monstruoso  cuerpo  de  infantería  ,  dentro  de  las  tapias  efe 
Madrid,  con  el  expecioso  titulo  de  Regimiento  de  la  guar- 
da del  Rey ,  y  la  elección  de  Coronel  de  este  Regimiento 
en  ei  Marques  de  Aytona.  Y  empezando  por  el  Regimien. 

to 


lité 

to,  digo,  que  si  los  mayores  enemigos  de  esta  Monarquía, 
y  del  nombre  Español  lo  hubieran  pensado  ,  admirada 
yo  su  gran  sutileza,  porque  no  me  parece  que  en  una  sola 
acción  se  pueden  .haber  emprendido  tantos  géneros  de 
inconvenientes  como. en  esta  ,  no  menos  contra  la  honra 
de  la  nación  ,  y  buena  disciplina  militar  ,  que  contra  la 
economía,,  la  buena  política  ,  el  reposo,  y  seguridad  pú^ 
blica.  Y  aunque. todos  ios  .Consejos,  y. la  villa  de  Madrid 
han  representado  á  V.  M.  los  graves  daños ,  que  han  de 
•resultar  (si  se  lleva  adelante  esta  resolución  )  con  tanto 
acierto,  y  zelo,  que  nunca  acertare'  yo  á  imitarlo  ;  con 
todo  eso  diré  yo  áV.M.  (movido  del  mió)  algo  de  lo  que 
entiendo  de  la  materia.  t\ 

Ó  este  Regimiento  ha  de  quedar  en  la  Corte  ,  6  pau- 
sar á  alguna  de  las  fronteras.  Sí  á  esto  último ,  con  de- 
cir que  el  alto  juicio  del  Rey  nuestro señor.  ( qué  está  en 
el  cielo  )  aconsejado  de  sus  primeros  Generales  ,  y  Mi- 
nistros (en  que  entró  también  la  cortedad  de  mi  dicta- 
men )  lo  reformó  en  quatro  dias ,  á  vista  de  gravísimos 
estorbos ,  que  este  privilegiado  cuerpo  originaba  en  sus 
exercitos ,  quedan  bastantemente  ponderados  los  daños 
de  deshacer  por  ahora  aquella  acordada  deliberación  de 
S.  M.  Si  ha  de  quedar  en  Madrid ,  ó  en  sus  contornos, 
no  hay  inconveniente  que  no  arrastre  tras  sí ,  como  tan 
prudentemente  dice  la  Villa  en  los  veinte  capítulos  de 
su  consulta ;  porque  en  primer  lugar  ofende  en  el  último, 
grado  á  la  innata  fidelidad  de  los  Españoles  ,  y  destruye 
4a  mayor  grandeza  de  sus  Reyes  ;  y  lo  que  mas.pohde-» 
ran  todas  las  naciones  extrangeras ,  es  la  gran  seguridad 
conque  viven  en  el  amor  ,  y  reverencia  de  sus  vasallos; 
palabras  que  con-  ternura  oyeron  muchos  ponderar  á 
S.  M.-,  cotejando  esta  confianza  con  los  resguardos  de 
otros  Príncipes ,  y  testas  coronadas.  Y  esta  ofensa  es  pre-> 
ciso  que  penetre  hasta4p  mas  vivo. del  corazón  en  qual-* 

quier 


l87 
cjuier  tmén  Español ;  consume  la  hacienda  sin  provecho, 

quando  por  falta  de  ella  está  pereciendo  la  gente  de 
guerra  en  todas  las  frontetas ,  y  en  particular  la  de  Ca- 
taluña ,  como  ocularmente  acabo  de  reconocer  >  y  no 
solo  se  debilitarán  las  fronteras  por  el  caudal  que  se 
les  quita,  sino  por  la  gente  que  de  ellas  vendrán  á 
asentar  plaza  en  el  Regimiento  con  esperanza  de  mayor 
paga  j  inconveniente  que  se  verá  á  cada  paso  aún  en  las 
levas  ordinarias ,  solo  por  el  cebo  del  vestidiüo  que  en 
ellas  se  les. di ;  cuyo  motivo ,  entre  otros  muy  principa- 
les ,  obligó  al  Rey  nuestro  señor  (que  está  en  el  cielo) 
á  resolver  el  año  de  63  sobre  consultas  de  las  Juntas 
que  se  tenian  en  mi  presencia  ,  que  por  ningún  acciden- 
te se  hiciesen  levas  dentro  de  la  Corte  ;  y  así  se  ofreció 
la  Villa  de  Madrid  ( si  yo  no  me  acuerdo  mal )  á  no  ar- 
rinconar en  Madrid  con  este  Regimiento  un  gran  número 
de  Oficiales.  ,  que  en  Cataluña  serían  de  mucho  útil, 
bien  pagados  ,  y  se  podrían  exercitar  en:  la  disciplina  de 
la  guerra ,  quando  en  la  Corte  servirían  solo  de  peso  ,  y 
embarazo  con  sus  personas  presentes* 

La  libertad  militar ,  inseparable  de  esta  profesión, 
ha  de  poner  cada  dia  en  riesgo  de  perderse  Madrid  ,  ó 
las  partes  donde  alojaren  los  soldados  ,  con  el  ocio  de  un 
quartel ;  demás  de  que  las  desórdenes ,  especialmente  eñ 
su  gente  nueva  ,  apenas  son  escusables.  Y  en  fin  ,  quan* 
do  en  la  formación  de  este  Regimiento  no  hubiese  mas 
reparo  ,  que  el  hacerse  lo  que  en  memoria  de  hombres 
no  se  ha  visto  en  Castilla ,.( como  pondera  muy  bien  la 
Villa)  basta  para  aconsejar  que  se  escuse-',  aún  quando 
fuesen  de  diferente  sentir  todos  los  Ministros  y  Tris 
bunales.         .      . 

I  Pues  que  será ,  señora  ,  quando  la  parte  desintere- 
sada del  de  la  Junta  de  Gobierno  ,  el  Consejo  de  Estado, 
el  real  de  Castilla ,  y  la  Villa  de  Madrid ,  con  protextas 

en 


en  voz ,  y  en  escrito  ,  están  suplicando  á  V.  M.  tenga  a 
bien  ,  que  no  prevalezcan  en  este  caso  los  fines  particu-n 
lares  contra  la  conveniencia  común  >  quando  tanta  no^ 
bleza  celosa ,  y  bien  intencionada ,  y  todos  los  pueblos 
claman  lo  mismo  ,  y  vituperan  que  en  vez  de  aliviarlos 
de  sus  miserias ,  se  intentan  nuevos  modos  de  agraviar* 
los  ,  y  afligirlos  ?  A  que  se  añaden  las  repetidas  ,  y  pa- 
ternales instancias  que  sobre  lo  mismo  ha  hecho  á  Y.  M. 
el  Sumo  Pontífice  por  medio  de  su  Nuncio  en  esa  Cor^ 
te  >  de  que  me  avisa  en  carta  de  17  del  pasado. 

Paso  ahora  á  la  elección  de  Coronel ,  que  es  el  que 
tiene  por  principal  fin  mi  destrucción  >  motivo ,  que  por 
sí  me  obliga  á  esta  humilde  instancia  j  siendo  repugnan* 
te  á  la  razón  el  ver  que  ponga  V.  M.  el  mando  de  esta 
gente  de  guerra  en  las  manos  de  quien  ,  á  fuerza  de  mi 
justicia  ,  acaba  V.  M.  de  darme  por  recusado  y  sospe^ 
choso  en  quanto  directamente  me  pudiere  tocar  ,  y 
quando  e'l  con  tan  denigrativas  palabras  ,  como  á  todos 
consta  ,  no  dexa  dudar  la  animosidad  con  que  se  ha  de- 
clarado por  mi  adversario.  ¿  Podráse  creer  esto  en  el 
tiempo  venidero  de  un  ánimo  piadoso  y  justo  como  el 
de  V.  M.?  No  por  cierto,  ni  aún  viéndolo  ahora  ,  s¿ 
persuadirme  á  ello.  Sigúese  para  la  última  prueba  de  la 
intención  con  que  se  obra  acia  mi  persona ,  el  haber; 
mandado  marchar  acia  Cataluña  la  compañía  de  caba- 
llos de  Don  Diego  Bracamonte ,  una  de  las  de  mi  escolta, 
con  el  mendigado  pretexto  de  que  el  Virrey  de  aquel 
Principado  le  ha  pedido  por  ser  de  su  guarda  ,  quando 
muy  poco  há  se  le  dio  orden ,  que  yo  he  visto  ,  para  que 
enviase  á  alojar  en  Castilla  esta  y  la  otra  de  la  guar- 
da ,  que  se  halla  allí ,  llamándolas  V.  M.  ambas  de  la 
guarda  del. Marques  de  Caracena ,  en  suposición  de  no 
haber  en  hoy  en  Cataluña  pie  t  ni  formalidad  de  exe'r> 
cito. 

A 


i8p; 

Á  esta  demostración  se  ha  seguido  la  de  mandar  ha- 
cer al  mismo  tiempo  caminar  á  Cataluña  á  las  otras  dos 
compañías ,  que  me  escoltaban  ,  á  tiempo  que  está  orde- 
nado sacar  caballería  de  aquella  Provincia. 

Yo  ,  señora  ,  no  habia  mirado  hasta  ahora  el  rostro 
de  estas  materias  por  dar  en  todo  pruebas  de  mi  modera- 
ción ,  y  porque  esperaba  que  las  oposiciones  tan  forma- 
les de  los  Ministros ,  la  desaprobación  de  la  nobleza,  y 
pueblo ,  y  las  instancias  de  su  Santidad ,  moverían  ei 
ánimo  real  de  V.  M.  á  que  no  prevaleciese  el  dictamen 
-ambicioso,  y  apasionado  del  Marques  de  Ay tona  con- 
tra un  corriente  tan  general  de  celosas  oposiciones.  Pero 
viendo  que  se  prosigue  en  lo  mismo  ,  habiendo  ya  emr 
pezado  á  asentar  plazas  en  las  compañías  del  Regimien- 
to ,  y  que  no  solo  no  se  ha  conformado  V.  M.  con  el 
voto  común  de  los  Consejos ,  sino  cerrándoles  la  boca 
con  severas  reprehensiones  para  que  no  vuelvan  á  hablac 
en  ello ,  negando  la  Audiencia  á  los  Ministros  de  Casti-< 
lia ,  que  con  su  prudente  zelo  iban  en  nombre  de  aquel 
Consejo  á  hacer  á  V.  M.  esta  representación  ,  y  respon-< 
dio  el  Marques  de  Aytona  con  desusada  aspereza  á  los 
Diputados  de  la  Villa  que  le  hablaron  en  lo  mismo  :  he 
juzgado  de  mi  precisa  obligación  postrarme  en  los  reales 
pies  de  V.  M.  con  todo  el  rendimiento  ,  y  respeto  que 
es  debido  ,  á  suplicar  á  V.  M. ,  acompañando  las  instan- 
cias del  Nuncio  Apostólico  ,  y  el  general  dictamen  de 
las  gentes ,  por  el  servicio  del  Rey  nuestro  señor  ,  por  el 
de  V.  M.  misma  ,  por  el  intere's  común  ,  y  por  el  mío 
particular  ;  pues  es  cierto  que  el  blanco  de  todas  estas 
Violentas  disposiciones  es  mi  honra  y  vida  ;  que  V.  M« 
se  sirva  de  quitar  de  delante  todos  estos  aparatos  de  in- 
quietud y  discordia  ,  mandando  que  se  revoque  la  reso- 
lución de  este  Regimiento  escandaloso  al  mundo  ,-y  que 
se  deshaga  quanto  en  su  formación  se  hubiere  empeza- 

Bb  do 


do  á  executar.  Que  vaya  luego  á  las  fronteras  ( que  mas 
aconsejare  la  prudencia ,  y  la  necesidad  )  toda  la  caballe- 
ría ,  y  gente  de  guerra  que  hubiere  en  esa  Corte,  y  sus 
contornos,  y  la  demás  que  se  ha  mandado  venir  á  Toledo, 
Segovia  7  y  otras  partes  ;  y  que  V.  M.  por  consuelo  co- 
mún se  sirva  de  poner  un  te'rmino  breve  ,  y  preciso  á  la 
Junta  de  alivios  ,  que  á  instancia  mia  se  ha  servido  de 
formar  ,  para  que  dentro  de  el  se  vean  tales  efe&os ,  que 
aseguren  á  la  espe¿tacion  de  los  afligidos  pueblos  ,  el  re- 
medio de  sus  calamidades.  Dios  guarde  la  C.  R.  P.  de 
,V.  M.  como  he  menester  ,  y  mas  que  á  mí.  Guadalaxara 
5  de  Mayo  de  1669.  =  Don  Juan. 

Carta  del  señor  Don  Juan  9  á  Don  Blasco  de  Loyola* 


R 


Emito  á  vmd.  la  carta  inclusa  para  que  la  ponga  en 
las  leales  manos  de  la  Reyna  nuestra  señora  3  y  quedo 
muy  lleno  de  esperanza ,  de  que  prevalezerá  la  razón  ,  y 
el  dictamen  de  los  primeros ,  y  mas  zelosos  vasallos  ,  y 
Ministros  á  las  consaltas  del  Príncipe  de  Barbanzon,  y  á 
las  diligencias  de  otras  sabandijas,  que  me  hace  asco  ñora, 
brar.  Dios  lo  quiera  así  para  bien  de  todos  ,  y  guarde  á 
vmd,  muchos  años.  =  De  mano  propia  es  lo  siguiente: 

Las  fechorías  del  Marques  de  Aytona  van  pasando 
tan  adelante,  que  debo  decir  á  vmd.  (para  que  se  valga 
de  ello  á  donde  convenga)  que  yo  no  nací  con  humor,  ni 
obligaciones  de  sufrirlas  ,  y  si  quiere  el  Marques  conti- 
nuar en  ellas ,  me  será  preciso  volver  por  mi  razón  en  la 
forma  ,  que  mas  pudiere  darla  á  conocer  j  y  cieno  que 
tendría  muy  ñaca  la  fe',  quien  no  creyere  que  ha  de  asis- 
tir la  mano  de  Dios  ,  y  de  los  hombres  á  Don  Juan  de 
Austria  ,  rendido  esclavo ,  y  hermano  del  Rey  nuestro 
señor  ,  cargado  de  razón  ,  libre  de  humano  ínteres ,  y 

an- 


ipt 

ansioso  del  bien  universal,  contra  el  Marques  de  Aytona 
Heno  de  ambiciones ,  pasiones ,  y  deseo  de  venganza.  Dio? 
le  alumbre  y  á  todos. 

El  motivo  que  tuvo  S.  A.  para  escribir  esta  carta, 
demás  de  no  ver  que  se  executaba  nada  en  orden  á  los 
alivios ,  y  lo  que  se  habia  hecho  con  el  Decreto  de  30 
de  Abril,  que  mas  habia  sido  quitar  la  comida  á  muchos,- 
que  aliviarles  la  carga  de  los  tributos ,  fue  lo  que  la  Vi- 
lla de  Madrid  representó  á  S.  M,  en  la  consulta  que  hizo 
al  Consejó  real ,  que  es  esta. 


L 


SEÑORA. 


f  A  Villa  de  Madrid  dice  ,  que  siendo  derecho  natu- 
ral de  qualquier  vasallo  ,  y  civil  por  las  leyes  que  ani- 
ma la  soberanía  de  V.  M.  delegada  de  Dios  en  los  sub- 
ditos para  oirlos ,  consolarlos ,  y  mantenerlos  en  paz ,  y 
en  justicia  ,  asiste  en  la  obligación  de  Madrid  por  ser  la 
voz  de  sus  vecinos  moradores  y  residentes  ,  y  de  su  Pro- 
vincia por  quien  habla  en  Cortes ,  patria  común  de  la 
Monarquía  ,  poner  en  la  real  consideración  de  V.  M.  ei 
desconsuelo  que  en  general  se  lamenta  ,  y  los  perjuicios 
que  se  ocasionan  de  decirse  se  levanta  en  Madrid  un  ter- 
cio con  nombre  de  Coronelía  de  la  guarda  de  V.  M. ,  y 
abreviando  por  no  dilatar  el  discurso ,  se  reduce  á  lo  sK 
guíente. 

Lo  primero.  Ser  novedad  introducirse  esta  milicia' 
en  la  Corte ,  pues  no  se  tiene  noticia  que  haya  habida 
tal  introducción  ,  no  pudiendo  hacer  exemplar  la  Coro- 
nelía que  se  levantó  en  Madrid  con  nombre  de  la  guar- 
da de  S.  A.  el  señor  Príncipe  Don  Baltasar  ,  porque  fue 
en  ocasión  de  la  guerra  de  Cataluña  ,  á  donde  se  remi- 
tió sin  que  aquí  se  mantuviese ,  ni  tampoco  los  tercios  de 
Coronelía,  que  se  instituyeron  en  el  valimiento  del  Con- 

Bb  2  de- 


101 

de -Duque  de  Olivares ,  y  de  Dan  Luís  de  Aro,  que  fue 
para  que  se  conservasen  en  los  exe'rcitos ,  y  así  se  hizo 
hasta  que  se  reformaron ,  y  aún  entonces  siendo  para 
diferentes  fines ,  se  extrañó  ia  formación  de  aquellos  ter^ 
dos  en  Madrid. 

Lo  2.°  No  habiendo  de  dirigirse  V.  M.  á  ninguna 
plaza  de  armas ,  ni  habiendo  guerra  en  España  ,  no  se 
puede  conciliar  conveniencia  de  permanecer  en  Madrid 
este  tercio,  ociosa  la  costa  de  e'J. 

Lo  3.0  Implica  contradicción  al  alivio,  y  quietud  que 
necesita  el  estado  de  las  cosas ,  y  solicita  la  prudencia  y. 
piedad  de  V.  M.  por  la  dirección  de  la  Junta  de  alivios: 
persuadido  Madrid ,  y  las  demás  Ciudades  de  voto  en 
Cortes ,  por  los  reales  órdenes  remitidos  de  V.  M.  á  que 
sin  el  efecto  en  nada,  recaygan  en  desconveniencia  del  real 
servicio ,  y  inquietud  de  los  humores  de  la  milicia  por 
ser..... 

Lo  4.0  La  desconveniencia  se  ha  experimentado 
siempre  que  ha  habido  tropas  en  la  Corte ,  por  divertir 
los  soldados  de  las  plazas  de  armas ,  alojamientos  y  presi* 
dios  por  lo  útiles  que  se  discurrieron  ser;  de  que  resulta- 
ron los  riesgos  de  los  caminos ,  la  pe'rdida  de  los  sueldos, 
y  la  dificultad  de  poder  volver  la  gente  á  las  partes ,  y 
puestos  que  desamparan  j  molestando  también  á  V.  M.,  á 
los  Tribunales ,  y  Ministros  en  las  pretensiones ,  que  in- 
troducen ,  grabando  la  cortedad  de  los  medios  de  la  ha- 
cienda, en  las  ayudas  de  costa,  y  pagas  en  que  instan  pa- 
ra poder  volver  á  sus  puestos. 

Lo  5.0  Siempre  se  ha  tenido  por  gravamen  perjudicial 
mantener  tropas  en  la  Corte  s  porque  demás  de  que  en 
ella  ,  y  en  los  tránsitos  se  desvanecen  ,  causan  confusión 
en  los  cuerpos  de  guardia  los  juegos  públicos  ,  la  liber- 
tad,  y  licencia  militar  5  suspendiendo  el  uso  de  la  justicia, 
por  lo  que  la  emulan  los  soldados  j  debiéndose  antes  apar- 
tar 


193 
tar  estos  humores  del  corazón,  y  centro  de  'la  Monarquía, 
que  atraerlos  ^  y  fundarlos  en  e'l. 

Lo  6.°  No  se  puede  executar  en  Madrid  ,  que  los  sol- 
dados se  contengan,  porque  ni  los  cabos  pueden  estar 
siempre  presentes ,  ni  los  soldados  continuar  en  el  cuerpo 
de  guardia  andando  vagando s  de  que  se  han  experimen- 
tado graves  perjuicios  ,  sin  que  se  pueda  reducir  á  quar- 
tel con  firmeza  y  seguridad. 

Lo  7.0  Aunque  se  diga  que  en  Italia,  y  Flandes  se 
practican  los  quarteles  de  los  Españoles,  allí  quando  no 
estuvieran  introducidos  ,  conviniera  introducirlos  ,  por- 
que repartido ,  y  misturado  el  corto  número  de  Españo- 
les entre  los  vecinos  ,  se  alteraran  las  ciudades  por  la  di- 
ferencia de  los  naturales  y  costumbres 5  pero  la  estimación 
de  las  mugeres  en  los  forzosos  accidentes  de  tan  unida, 
,y  continuada  comunicación  ,  preserva  de  los  riesgos  á  ios 
Españoles  que  asisten  en  los  quarteles  con  templanzas 
y  asi  se  conservan  entre  los  paysanos. 

Lo  8.°  En  Madrid  no  se  puede  executar  lo  anteceden- 
te, porque  ios  soldados  vecinos  y  residentes ,  no  se  dife- 
rencian en  naciones ,  y  quando  se  diferenciaran  ,  los  hi- 
ciera iguales  la  patria  común  ,  con  que  el  quartel  lo  fue- 
ra en  el  nombre  5  pero  no  en  la  habitación  de  todos.  Y  sí 
la  hicieran  algunos  desacomodados,  y  perdidos  de  cos- 
tumbres, se  estragaran  mas  con  el  mal  uso  del  quartel, 
al  que  acudieran  las  mugeres  mal  empleadas  ,  y  necesita- 
das 5  no  pudiendo  reprimir  esto  la  justicia  ,  por  no  zelar 
aquella  circunferencia  de  vecinos  quietos  ,  y  maltratados 
con  un  continuo  cerco  de  pavor  y  riesgos  5  y  se  despobla- 
rian  aquellas  partes  cercanas  al  convento  de  san  Francisco, 
que  fundó  tan  venerado  Patriarca,  y  que  Madrid  venera 
con  tan  repetidas  obligaciones. 

Lo  9*0  También  hace  á  lo  7.0  discurriendo  ,   que  sí 
los  quarteles  de  los  Embaxadores  asistidos  de  la  estima- 
ción 


iP4 

cion  de  sus  casas  ,  y  zeladas  de  sus  familias  ,  y  de  un  Al- 
guacil de  Corre  destinado  á  la  de  cada  Embaxador  ,  no 
basta  á  corregir  los  excesos  de  los  retraídos,  y  mugeres 
que  residen  en  aquellos  quarteles ,  en  el  de  la  Coronelía 
será  mas  gravoso  ,  que  todos  los  demás  j  porque  aunque 
se  diga  ,  que  los  oficiales  militares  zelarán  ,  y  resguarda- 
rán los  riesgos,  no  se  podrá  conseguir  en  el  todo ;  ni  en  la 
parte  se  aseverará  el  castigo  de  los  militares ,  si  se  ha  de 
librar  en  ellos  la  averiguación  de  los  delitqs. 

Lo  io.°  Si  se  hubiere  dicho,  ó  dixere,  que  en  la  Cor- 
te con  guerra ,  ó  sin  ella ,  ha  habido  siempre  ,  y  hay  al 
presente  grande  número  de  soldados  por  diferentes  moti- 
vos, sin  haber  causado  inconvenientes  ,  asegurando  que 
los   podía  haber  por    razón   de  la  Coronelía ,  por  ser 
question  de  nombre  haber  con  ella  ,  ó  sin  ella  soldados, 
persuade  á  lo  contrario  la  experiencia  >  pues  siendo  cier- 
to que  siempre  ha  habido  soldados  en  la  Corte  ,   nunca 
ha  resultado  inconveniente  ,  sino  en  los  casos  que  se  han 
distinguido  los  soldados  en  los  cuerpos  de  guardia  ,  alo- 
jamientos de  mesones ,  y  posadas  ,  dependiendo  solo  de 
los  cabos  militares,  que  no  pueden  conseguir  la  disciplina 
militar  por  la  confusión  de  la  Corte  ,  retirada  la  justicia 
ordinaria  del  cumplimiento  de  su  obligación  ,  como  di- 
cho es  j  con  que  desunidos  viven  como  vecinos  y  resi- 
dentes >  y  unidos  y  distinguidos  no  se  puede  correguir 
ni  soportar  ;  siendo  mayor  el  perjuicio  que  de  leva  ,  y 
tránsito  ha  ocasionado  esta  milicia  ,  como  se  ha  dicho. 

Lo  ii.°  Hace  al  discurso ,  que  por  diferencias  que 
tuvo  la  Universidad  de  Alcalá  de  Henares  con  aquella 
Villa  ,  resultó  en  el  rey  nado  de  S.  M.  (que  está  en  el 
cielo)  solicitase  mudar  á  Madrid  la  Universidad  ;  y  mer 
ditado  en  el  Ayuntamiento ,  aunque  se  estimó  el  explen- 
dor  y  lustre,  que  se  conseguía,  y  tenían  otras  Cortes, 
prevaleció  estimar  por  único  inconveniente  la  jurisdicción r 

del 


*95 
del  Redor  de  la  Universidad  ,  con  ser  diferentes  insti- 
tutos ,  estudiantes ,  y  soldados.  Y  si  bien  aquellos  ha- 
bían de  permanecer,  estos  en  los  motivos  que  se  institu- 
yen ,  parece  que  se  habian  de  dilatar  mucho  tiempo  en 
que  pudieran  destruirse  con  efe&o  unos  á  otros. 

Lo  i2.°Quando  se  pudieran  corregir  los  soldados, 
y  que  procedieran  como  debían ,  muchos  desacomoda- 
dos se  habian  de  disimular  ,  e'  introducir  á  molestar  con 
todo  ge'nero  de  excesos. 

Lo  1 3.0  Si  bien  en  todos  tiempos  conviene  la  quietud 
de  la  Corte ,  suelen  algunos  deberse  estender  mas  á  so- 
licitarla ,  así  por  ios  extrangeros ,  como  por  los  que  han 
dexado  de  ser  soldados  ,  y  se  han  introducido  ,  y  disi- 
mulado á  vecinos ,  que  en  qualquiera  accidente  todos 
pueden  causar  la  confusión  ,  que  ha  solicitado  la  necesi- 
dad ,  de  cuyo  alivio  se  trata. 

Lo  14.0  El  gasto,  lucimiento,  y  divertimiento  en 
la  Corte  ,  no  puede  suplirse  con  el  pan  de  munición  ,  y 
sueldos  5  y  aunque  se  asista  con  puntualidad  ,  es  dificul- 
toso de  persuadir,  que  la  pueda  haber  continuada  ;  con 
que  no  teniendo  los  soldados  caudal ,  se  habian  de  va- 
ler del  ageno. 

Lo  15.0  Los  perjuicios ,  visto  se  han  en  todas  oca- 
siones de  dia  y  de  noche  ,  vexando  á  los  vecinos  de  mu- 
chas maneras  ,  saliendo  á  las  veredas  de  los  caminos ,  y 
á  las  puertas  por  donde  entra  el  pan  y  mantenimiento, 
quitándolo  á  los  que  no  se  pueden  resistir  ,  estrechando^ 
el  Comercio ,  poniéndose  todo  en  confusión  por  la  nece- 
sidad del  vender ,  y  comprar  ,  siendo  trato  succesivo  la 
minoración  de  las  rentas  reales  y  municipales  de  Ma- 
drid ,  por  la  introducción  de  metedores  ,  pues  ni  los 
Guardas  los  pueden  soportar,  ni  se  pueden  cautelar,  que 
todo  genero  de  personas  no  se  introduzcan  á  disipar  las 
sisas  y  tributos ,  con  el  motivo  de  la  milicia ,  (  y  aún  sin 

ellas 


196 

ellas  se  padece  en  esta  parte  )  siguie'ndose  también  los 
descuentos  de  Arrendadores  ,  la  pe'rdida  de  los  consigna- 
tarios  en  las  rentas ,  y  del  cre'dito  ,  no  pudiendo  asistir-, 
se  en  lo  público  sin  medios. 

Lo  1 6.°  Quando  se  tenga  por  precisa  esta  resolu- 
ción ,  seria  muy  de  la  Religión  ,  que  se  debe  preferir  en 
todo,  para  conseguir  buenos  efe&os,  prevenir  con  la  mas 
aseverada  administración  de  justicia  los  robos ,  muertes, 
deshonestidades  ,  y  confusión ,  ignorando  Madrid  que 
pueda  haber  medio  para  que  venza  la  razón  ,  cediendo 
siempre  á  la  fuerza  ,  como  las  Leyes  á  las  armas ,  opues- 
to lo  Militar  á  lo  Político,  que  no  debe  descaecer. 

Lo  17.0  No  pudie'ndose  afianzar  el  remedio,  se  agra<; 
ba  el  desconsuelo ,  e'  indiferencia  del  corto  plazo  de  leva, 
y  tránsito  ,  á  la  permanencia  sin  te'rmino  de  esta  mi- 
licia $  pudiendo  obligar  esto  solo  á  que  quando  fue* 
ra  muy  experimentado  el  medio  ,  no  se  prosiguiera1 
en  e'l. 

Lo  18.0  Por  estas  consideraciones  ,  y  otras  muchas^ 
la  gran  prudencia  del  señor  Rey  Felipe  II.°  nunca  quiso 
que  se  levantase  en  la  Corte  Infantería ,  ni  Caballería, 
ni  aún  para  la  conquista  de  Portugal  5  y  Madrid  ha  he-e 
cho  diversos  servicios ,  y  pagado  tercios  en  las  plazas ,  y 
exércitos  con  pa&os  ,  y  consideraciones  de  alivios  á  es-, 
te  fin. 

Lo  io.°  No  solo  á  Madrid  ,  sino  á  toda  la  Monar- 
quía incumbe  el  dolor  de  que  puedan  decir  ,  y  escribir 
las  naciones  ,  que  para  guardar  á  S.  M.  de  sus  vasallos 
en  Corte ,  y  sin  guerras ,  se  hacen  prevenciones ,  pre- 
ponderando mas  este  motivo  ,  que  los  inconvenientes  re^ 
feridos  ,  y  que  se  dexan  antever  de  la  variedad  de  dis- 
cursos, que  siempre  han  hecho  los  mal  afectos,  y  la  ig- 
norancia popular. 

Lo  2o,°  Pudiendo  ser  regia  del  mayor  acierto  qual- 

quie  + 


197 

quiera  disposición  del  señor  Rey  Felipe  II.0  hace  á   lo 

presente  el  que  quando  volvió  de  Lisboa  á, Badajoz  ,  de 
la  conquista  de  Portugal ,  dixo  á  los  cabos  del  exe'rcito; 
Ta  se  pueden  escusar  de  acompañarme  i  que  desde  aquí  las  mu* 
geres  me  guardarán. 

Aunque  Madrid  tiene  presente,  que  las  resolucio- 
nes de  V.  M.  se  premeditan  á  los  fines  de  su  suma  pro- 
videncia y  justificación  ,  no  puede  excusarse  de  la  repre- 
sentación por  qualquiera  accidente  ,  que  en  las  distancias 
de  los  tiempos,  casos,  y  cosas  sobreviene  j  pero  esto  es 
por  tener  muy  meditado ,  que  será  V.  M.  muy  mas  ser- 
vida en  esta  ocasión  de  condescender  con  la  súplica  que 
hace  Madrid,  de  que  no  se  execute  el  tercio  si  no  se  hu- 
biere tomado  resolución  en  e'l,  y  que  si  se  hubiere  toma- 
do, se  suspenda  ,  y  se  difiera  con  estos  motivos  ,  porque 
la  obligación  ,  y  vigilancia  pública  ,  no  pueden  ceder  ai 
cuidado  particular ,  y  deseo  de  los  mayores  Ministros  y 
Magistrados;  debie'ndose  estimar  ,  que  asiste  Dios  muy 
particularmente  á  las  voces  de  ios  Pueblos  y  Repúblicas, 
Inspirándoles  los  aciertos;  quedando  lucido  Madrid  con 
el  exemplo  que  ha  dado  de  solicitar  por  fundamento  de  su 
instituto,  los  intereses  públicos ,  y  el  mayor  servicio  de 
y.  M.,  que  resolverá  lo  que  convenga,  &c. 

Con  vista  de  este  memorial  ó  consulta  ,  que  dio  la 
Villa  en  el  Consejo  real,  el  Consejo  consultó  á  S.  M.  es- 
tos mismos  puntos  >  y  habie'ndose  visto  en  la  Junta  de 
Gobierno  ,  y  conformádose  con  el  parecer  del  Consejo, 
se  quedó  arriba  la  consulta ,  y  S.  M.  envió  un  Decre- 
to al  Consejo  para  eximirse  de  las  instancias,  que  haria  el 
Consejo  pidiendo  respuesta  á  la  consulta  ,  que  es  el  si- 
guiente. 


Ce  De- 


i^8 


Decreto  de  la  Reyna  nuestra  señora*. 


TI 

I  |£  visto,  y  reconocido  las  proposiciones ,  e' inconve- 
nientes que  el  Consejo  me  propone  de  la  formación  del 
Regimiento ,  que  por  consultas  de  la  Junta  de  Goberna- 
ción ,  y  Consejo  de  Guerra  tengo  mandado  se  haga  ,  y 
forme  con  la  brevedad  ,  que  conviene  al  servicio  del  Rey  . 
mi  hijo  ,  y  mió  ,  en  que  antes  de  salir  de  esta  Corte  el 
Inquisidor  mayor  mi  Confesor,  fue  el  Consejo  de  pare- 
cer igual  con  los  que  convenian  en  su  formación  para 
mantener  en  depósito  tanto  número  de  cabos,  reformados 
como  hay  en  esta  Corte  ,  en  que  me  hallo  en  precisa 
obligación  por  instancias,  que  me  han  hecho,  para  que  por 
este  medio  sean  socorridos  por  cuenta  de  sus  sueldos  ven- 
cidos j  en  cuya  consideración  ,  el  Consejo  escuse  vuelva 
á  mis  manos  ningún  reparo ,  que  estorve  lo  que  tengo 
resuelto,  por  convenir  así. 

Al  mismo  tiempo  corrió  este  Decreto  por  la  Cor- 
te ,  y  la  carta  del  señor  Don  Juan  ;  que  uno  y  otro 
causó  gran  confusión  ,  y  motivó  gran  sentimiento  la  car- 
ta del  señor  Don  Juan  5  sobre  que  hubo  algunos  Con- 
sejos de  Estado  ,  y  en  el  de  Castilla  no  se  sintió  bien 
de  ella  5  con  que  se  esforzó  mucho  la  formación  de  la 
Coronelía ,  y  se  nombraron  Capitanes  para  algunas  de 
las  compañías ,  como  fueron  el  Conde  de  Melgar ,  el 
Marques  de  Jarandilla  ,  el  Conde  de  Cartanageta  ,  hijo 
primogénito  del  señor  Cardenal  Duque  de  Montalto  ,  el 
Marques  de  las  Navas ,  el  Conde  de  Fuensalída  ,  el  Du- 
que de  Abrantesj  y  otros  caballeros  particulares.  Fueron 
sentando  plaza  algunos  capitanes  de  infantería  ,  y  de 
caballos  ,  que  se  hallaban  en  la  Corte  ,  y  llegando  á  ella 
algunas  compañias  ,  que  se  habian  llamado  del  exercito 

de 


199 

de  Ciudad-Rodrigo ,  y  otras  de  Galicia  ;  con  que  iba 
creciendo  el  número  de  gente ,  y  en  ella  mas  confusión 
en  la  Corte  ¿  añadiéndose  á  esto  el  que  en  17  del  mismo 
mes  de  Mayo  ,  S.  M.  respondió  á  la  carta  del  señor  Don 
Juan  ,  siendo  el  mensagero  de  ella  el  Nuncio  de  su  San- 
tidad, que  salió  el  mismo  dia  ,  y  volvió  el  Sábado  si- 
guiente con  la  respuesta ;  que  uno  y  otro  es  como  se 
sigue. 

Copia  de  carta  que  la  Reyna  nuestra  señora  escribió  al  señor. 

Don  Juan. 


A« 


.Cabando  de  responder  por  medio  del  Cardenal  Ara- 
gón á  algunas  proposiciones  hechas  por  su  mano,  he  reci- 
bido la  carta  que  me  escribisteis  con  data  de  5  de  este  mes; 
y  visto  y  considerado  su  contenido,  y  asimismo  el  de  la 
que  escribisteis  á  Don  Blasco  de  Loyola  ,  me  ha  pareci- 
do deciros,  que  os  halláis  debaxo  de  la  entera  seguridad 
de  mi  persona  ,  y  fe'  real ,  con  la  quai  venisteis  á  repre- 
sentarme (como  el  subdito  debe  representar  á  su  Rey)  lo 
que  tuvieredes  por  conveniente  ,  y  que  mi  voluntad  os 
renueva  con  particular  gusto  el  seguro  de  esta  salva- 
guardia ,  condenando  mucho  el  ardor  de  vuestro  zeío 
por  la  memoria  ,  y  respeto  del  Rey  mi  señor  ,  y  os  rue- 
go os  quietéis,  y  escuseis  las  representaciones,  que  en  tér- 
minos de  sobrada  eficacia  freqüentais  hacerme  >  mas  con 
advertencia  ,  de  que  siendo  certísimo  (como  lo  es)  que  la 
salvaguardia  que  os  he  dado  ,  y  de  nuevo  os  ratifico, 
ni  á  vos  os  muda  la  naturaleza  ,  y  obligación  de  subdito, 
ni  á  mí  me  ha  disminuido  la  autoridad  suprema,  que 
exercito  por  el  testamento  del  Rey  mi  señor ,  y  como 
madre  de  mi  hijo  ,  sobre  todos  sus  subditos  y  vasallos,  y 
usando  de  ella  ,  os  ordeno  os  retiréis  á  donde  era  vues- 
tra residencia  ordinaria  al  tiempo  del  fallecimiento  del 

Ce  2  Rey 


200 

Rey  mi  señor  ,  y  de  donde  (como  os  lo  tengo  ofrecido) 
no  solo  os  permitiré  el  venir  á  esta  Corte  á  besar  la  ma- 
no al  Rey,  pero  os  llamare  con  particular  gusto  quando 
me  parezca  ,  que  han  cesado  algunos  inconvenientes  que 
hoy  lo  embarazan.  Y  tendréis  entendido,  quede  no  exe- 
cutar  esta  orden  ,  obedeciendo  á  quien  os  manda  no  so- 
lo con  legítima  autoridad  y  poder  ,  sino  con  muy  parti- 
cular afe¿to,  y  deseo  de  vuestro  buen  encaminamiento, 
habréis  perdido  por  hecho  vuestro  todos  los  privilegios, 
y  seguridad  de  la  salvaguardia  ;  y  habiendo  yo  admiti- 
do á  instancia  vuestra  ,  y  por  el  filial ,  y  reverente  ob- 
sequio que  profeso  á  la  dignidad  ,  y  persona  de  nuestro 
muy  santo  Padre  ,  sin  interposición  ,  mediación  ,  y  fian- 
za de  mi  salvaguardia  ,  he  tenido  por  conveniente  ,  que 
recibáis  esta  carta  mia  por  mano  del  Nuncio  de  su 
Santidad  ,  porque  en  todo  tiempo  pueda  sincerarme 
con  su  Santidad  del  bene'volo  ánimo  que  tengo  de  todo 
lo  que  toca  á  vuestra  persona  :  volviendo  á  certificaros, 
que  ninguna  otra  cosa  del  mundo  ,  sino  vos  mismo  ,  será 
bastante  de  hacerme  mudar  del  deseo  de  honraros  y  fa- 
voreceros. Nuestro  señor  os  guarde  como  deseo.  Madrid 
17  de  Mayo  de  1669. 

Respuesta  del  señor  Don  Juan  a  la  Reyna. 


Ecibo  por  mano  del  Nuncio  Apostólico  la  real  carta 
de  V.  M.  de  17  de  e'ste>  y  aunque  mi  razón  hallaría  que 
representar  á  V.  M.  sobre  su  contenido  ,  lo  rindo  todo 
á  L.  R.  P.  de  V.  M.  como  mi  voluntad  ,  quedando  en- 
teramente resignado  en  ella ,  y  no  menos  confiado  de 
que  el  tiempo  dará  á  conocer  á  V.  M.  que  tiene  en  mí 
el  vasallo,  que  mas  desea  ser  útil  al  Real  servicio  del 
Rey  nuestro  señor  ,  y  al  de  y.  M.  remitiéndome  en  es- 
to, 


201 

to ,  y  en  todo  al  Nuncio.  Dios  guarde  la  C.  R.  P.  de  V.  M. 
como  deseo ,  y  he  menester.  Guadalaxara  20  de  Mayo  de 
1669.  =Don  Juan. 

Luego  que  volvió  el  Nuncio,  se  reconoció  en  el  sem- 
blante que  traía,  que  quedaba  todo  ajustado  con  S.  A. 
y  que  con  la  resignación  que  habia  hecho  en  manos  de 
S.  M.  y  obediencia  á  sus  órdenes  ,  cesarian  todas  las  hos- 
tilidades ,  que  amenazaba  la  formación  de  la  Coronelía; 
porque  al  mismo  tiempo  que  llegaban  soldados  á  la  Cor- 
te ,  asimismo  se  decia  le  venia  gente  ai  señor  Don  Juan 
de  Aragón  ,  y  de  otras  partes ;  de  tal  suerte  ,  que  se  es- 
parcía por  la  Corte  habia  de  entrar  en  ella  con  gran  nú- 
mero de  gente  ,  y  poner  en  razón  á  todos.  Y  sin  em- 
bargo de  ser  todo  mentira  ,  no  faltaba  quien  hacia  pre- 
vención de  pan  para  una  semana  ,  porque  el  miedo  obli- 
gaba á  mucho  mas ,  que  quando  trató  de  la  salida  del 
Padre  Everardo  ;  pero  como  queda  dicho  ,   el  semblante 
del  Nuncio ,  y   algunas  mas  razones ,  que  se  pudieron 
alcanzar  de  que  S.   A.   quedaba  con  gran  sosiego  ,  y 
conforme  en  irse  á  Consuegra,  aquietó  el  vulgo,  has- 
ta que  á  pocos  dias  se  esparció  por  Madrid  que  el  señor 
Don  Juan  se  habia  retirado  de  lo  tratado  con  el  Nuncio, 
y  que  le  había  escrito  lo  que  contienen  estos  puntos ,  que 
se  siguen. 

Que  tenia  S.  A.  noticia  cierta  de  que  S.  M.  habia 
enviado  órdenes  muy  apretadas  al  reyno  de  Cataluña, 
y  á  otros ,  para  que  remitiesen  aquí  soldados  ,  y  los 
que  allá  quedasen  ,  estuviesen  prevenidos  para  executar 
las  órdenes  que  les  diese  5  por  lo  qual  se  hallaba  poco 
seguro  ,  y  con  obligación  de  defender  la  vida  ,  y  la  hon- 
ra ,  así  suya  como  la  de  sus  amigos  y  aliados ;  y  que  su- 
puesto que  esto  no  se  puede  conseguir  sin  todas  las  de- 
mostraciones de  hostilidad  ,  advertía  á  S.  I.  que  el  esta- 
ba libre  de  todo  cumplimiento  de  palabras  ,  que  hubiese 

da- 


202 

dado  de  rendimiento  y  sujeción.  Que  mientras  S.  I.  no 
empeñase  su  palabra  ,  y  la  de  su  Santidad  de  que  estas 
órdenes  estaban  revocadas ,  y  que  S.  I.  por  sus  mismos 
ojos  las  hubiese  visto  expedir  ,  no  se  quietaría  su  ánimo 
hasta  poner  todos  los  medios  posibles  para  tomar  toda 
debida  satisfacción  con  que  asegurar  su  vida ,  y  defen- 
der su  honra  ,  juntamente  con  la  de  sus  amigos  y 
aliados. 

Con  estas  noticias  ,  que  sin  saber  si  eran  ciertas  ,  ó 
no  corrian  por  fijas  ,  por  haber  salido  de  la  compañiaj 
volvió  la  confusión  del  ruido  á  obrar  con  algo  de  mas 
fuerzas  j  con  que  todos  aguardaban  el  coco  ,  y  todo  era 
decir  :  Mañana  entra  el  señor  Donjuán  ,  y  otros  dispara- 
tes á  este  modo  ;  á  que  ayudó  el  suceso  que  el  Domin- 
go siguiente  en  la  noche  ocurrió  en  Palacio.  Y  fue  el  ca- 
so ,  que  habiéndose  acostado  la  Reyna  nuestra  señora, 
y  estando  en  el  primer  sueño  ,  en  un  paso  que  está  jun- 
to á  su  dormitorio  ,  oyó  ruido  que  Ja  despertó  ;  y  pre- 
guntando ,  i  quién  anda  ahí  ?  cesó  por  tres  veces  ,  con  que 
á  la  última  dio  voces  ,  y  sin  poder  aquietarla ,  se  vistió, 
y  llamando  á  los  Monteros  de  Cámara  ,  y  Acheros,  en- 
traron dentro ,  y  recorrieron  el  quarto  ,  y  no  hallaron 
cosa  alguna  mas ,  que  haber  quedado  mal  cerrada  una 
media  puerta  de  vidrieras ,  que  habia  en  el  paso ,  y  e'sta. 
con  el  grande  ayre  que  hizo  aquella  noche ,  sonaba. 
Otros  dixeron  ,  que  no  habia  sido  sino  un  gato  ,  que  se 
habia  quedado   entre  puertas ,  y  esto  era  lo  mas  fixoj 
pues  quando  S.  M.  hablaba ,  cesaba  el  ruido.  Luego  que 
llamaron  á  los  Monteros  ,  avisaron  á  la  guarda  de  afue- 
ra ,  y  e'sta  al  Marques  de  Aytona ,  que  como  Mayordo- 
mo mayor  ,  duerme  en  Palacio ,  y  casi  desnudo ,  con 
su  espada  y  broquel ,  acompañado  de  su  hijo  ,  y  de  un 
Enano  ,  subieron  al  quarto  de  S.  M. ,  y  hallándola  ves- 
tida ,  se  halló  obligado  á  quedarse  allí  aquella  noche, 

co- 


203 
como  lo  hizo,  sobre  un  colchón.  Como  este  suceso  fue  ya 
tarde  ,  no  se  supo  en  Madrid  hasta  la  mañana  ,  que 
acudiendo  la  gente  á  su  asistencia  á  los  Consejos ,  fue 
corriendo  por  el  lugar.  Y  estando  la  plaza  á  cosa  de  las 
ocho  de  la  mañana  llena  de  pan,  en  un  instante  se  desapa- 
reció ,  y  consumió  ;  de  modo  ,  que  los  que  después  de 
esta  hora  acudieron  á  comprar  ,  se  hallaron  sin  tener 
que  comer  aquel  dia  ,  que  todo  el  se  pasó  en  preguntar, 
l  qué  era  lo  que  babia  sucedido  ?  Y  como  muy  de  ordina- 
rio sucede  en  la  Corte  contarse  las  cosas  de  mil  maneras, 
esta  se  contaba ,  diciendo  :  Que  hablan  querido  robar  á 
nuestro  Rey  (  que  Dios  guarde  )  :  otros  ,  que  robar  á  Pa- 
lacio ,  y  otros  ,  que  solo  fue  poner  miedo  á  algunos  ;  como 
si  no  tuvieran  harto  sin  este  suceso ;  el  qual  fue  para 
algunos  muy  á  medida  de  su  deseo  ,  pues  con  él  se  avi- 
vó la  formación  de  la  Coronelía ,  que  tendrá  mucho 
que  contar  en  su  lugar  ;  y  así  paso  á  buscar  al  señor 
Don  Juan  ,  pues  en  el  dia  3  de  Junio  dimos  vista  á  una 
carta  suya  ,  que  en  el  antecedente  habia  escrito  á  S.  M., 
que  fue  el  Iris  de  la  quietud  ,  aunque  el  escándalo  de  la 
murmuración  ,  como  veremos  adelante  ,  y  ahora  podre- 
mos leer  la  carta ,  que  es  e'sta. 

Carta   que  el  señor   Don  Juan  de  Austria  escribió  a  la 
Reyna  nuestra  señora» 


E 


SEÑORA. 


{L  Nuncio  de  su  Santidad  me  acaba  de  avisar  los 
motivos  de  honra  ,  y  satisfacción  con  que  V.  M.  se 
digna  de  mandarme  que  vaya  á  servir  al  Rey  nuestro  se- 
ñor ,  y  á  V.  M.  en  el  Gobierno  de  Aragón  con  el  Vica- 
riato General  de  aquella  Corona.  Y  quando  sobraba  la 
menor  demonstracion  ?  de  que  se  pudiese  inferir  ,  que 

V.M. 


104 

V.  M.  me  ha  restituido  á  su  real  favor  y  confianza  ,  pa- 
ra que  se  conociese  con  quántas  razones  habia  puesto  to- 
da la  mía  á  sus  reales  pies  ,  no  me  quedará  que  decir  á 
V.  M.  en  esta  parte  ,  sino  postrarme  á  ellos  con  rendi- 
do silencio  ,  y  desear  ser  de  algún  útil  al  Rey  nuestro 
señor  en  aquella  á  donde  V.  M.  me  destina. 

No  me  dexa  menos  reconocido ,  y  consolado  la  ex- 
presión y  certeza  con  que  el  Nuncio  me  asegura  que- 
darse meditando  los  modos  de  dar  verdadero  y  efeftívo 
alivio  á  ios  pueblos ;  por  cuyas  nuevas  me  postró  otra 
vez  á  la  presencia  real  de  V.  M.  Y  á  la  verdad,  señora, 
(como  el  mismo  Nuncio  me  dice  con  el  favor  que  le 
asiste  de  buen  vasallo  de  esta  Corona )  la  conciencia  ,  y 
la  conveniencia  muestran  á  un  mismo  tiempo  ,  y  acon- 
sejan la  precisa  necesidad  de  dar  remedio  á  las  públicas 
calamidades ;  tan  grandes ,  y  tan  compasivas  ,  que  no 
ha  quatro  días  llegó  á  mi  noticia  ,  que  en  un  lugarcillo 
de  estos  se  hallaron  tres  muchachos  muertos  de  hambre 
en  el  campo  ,  llenas  las  manos  y  las  bocas  de  la  tierra,  y 
yerba  de  que  habian  procurado  hacer  alimento.  Quando 
veo,  y  oygo  lastimas  tan  extraordinarias,  doy  mayor 
alabanza  al  prudente  zelo  con  que  la  Ciudad  de  Sevilla 
respondió  á  ío  que  V.  M.  le  preguntó  (  con  las  demás 
del  rey  no  )  sobre  la  forma  de  aliviarle.  Remito  á  V.  M.; 
con  cartas  de  2  de  Abril  de  este  año  copia  de  la  Consul- 
ta ,  que  en  este  punto  en  Cortes  hizo  el  Rey  nuestro  se-, 
ñor  (que  está  en  el  cielo)  en  11  de  Febrero  de  i<^;; 
En  ella  se  asienta  no  solo  por  necesario,  sino  por  útil  a 
la  misma  real  Hacienda,  el  baxar  á  la  mitad  todas  las  si- 
sas impuestas  por  qualquiera  causa  ó  razón  que  sea ,  so- 
bre las  quatro  especies  comestibles ,  fundando  lo  ines- 
cusable ,  en  la  posibilidad  de  que  los  pobres  se  puedan 
sustentar  de  otra  manera  >  y  lo  útil ,  en  la  experiencia 
de  haberse  visto  en  Sevilla ,  que  la  renta  del  vino ,  ba- 

xa- 


icada  á  la  mitad  por  ¡os  arrendadores  ,  creció  mucho  en 
el  valor.  En  Córdoba  las  carnes  en  el  tiempo  de  la  pesteí, 
y  en  Madrid  las  sisas  del  aceyte. 

Señora,  Dios,  y  el  Rey  nuestro  señor  (que  santa  glo- 
ria posee)  constituyeron  á  V.  M.  por  madre  ,  y  protecto- 
ra de  estos  reynos.  Confio  que  así  como,  en  tantos  otros 
beneficios  que  han  recibido  de  su  real  magnificencia,  les 
ha  dado  V.  M.  señales  tan  manifiestas  de  estos  piadosos 
atributos,  mostrará  V.  M.  en  esta  ocasión  ser  su  verdade- 
ra madre  ,  mandando  que  este  alivio  ,  ú  otro  que  lo  sea, 
se  ponga  en  pra&ica  ,  sin  las  tardas ,  y  demasiadas  consi- 
deraciones ,  que  hasta  ahora  pueden  haberlo  embaraza- 
do >  porque  al  juicio  de  qualquier  buen  Católico  ,  es 
cierto  ,  señora  ,  que  hará  iras  feliz  ,  mas  poderoso  ,  y; 
mas  temido  de  sus  émulos  á  nuestro  Monarca  ,  el  apla- 
car la  ira  divina ,  donde  continuamente  está  pidiendo 
satisfacción  tanto  clamor  de  pobres  afligidos  por  el  caudal 
que  se  saca  de  la  boca  ,  y  de  las  venas  del  necesitado  la- 
brador, y  de  la  desconsolada  viuda, aunque  fuese  mucho» 
mas  quantioso  de  lo  que  hoy  se  percibe. 

En  decir  esto  á  V.  M,  con  rendida  y  christiana  cla- 
ridad juzgo  ,  que  hago  lisonja  á  su  real,  y  compasivo  co- 
razón ,  y  de  la  real  sinceridad  del  mió  ,  dará  Dios  testi- 
monio quando  fuere  su  santa  voluntad.  Entre  tanto ,  si- 
guiendo la  de  V.  M. ,  y  su  real  orden  ,  quedo  disponien^ 
do  mi  pasage  á  Aragón  para  executarle  sin  tardanza. 
Dios  guarde  la  C.  R.  P.  de  V.  M.  muchos  años  como 
«deseo  ,  y  he  menester.  Guadalaxara  á  a  de  Junio  da 
1669.  =  Don  Juan, 


Oá  Co- 


206 

Copia  de  carta  en  que  S.  M.  responde  á  S.  A. 


_  *ON  Juan  de  Austria,  mi  Primo,  &c.  Habiendo  re- 
cibido por  mano  del  Nuncio  de  su  Santidad  vuestra  car- 
ta  de  2  de  éste  ,  en  que  respondéis  á  la  que  os  mandé  es- 
cribir ,  he  dado  luego  orden  para  que  se  formen  los  Des- 
pachos del  cargo  de  Virrey  de  Aragón  ,  con  el  Vicaria- 
to sobre  los  rey  nos ,  que  penden  de  aquella  corona  ,  de- 
seando que  executeis  luego  vuestra  jornada  5  y  al  Conde 
de  Aranda  se  le  ha  avisado  con  correo  esta  resolución. 
Y  con  la  misma  buena  voluntad  con  que  he  venido  en  da- 
ros este  empleo  ,  me  hallareis  siempre  para  honraros  y¡ 
favoreceros. 

Por  lo  que  toca  á  aliviar  estos  pueblos  ,  y  vasallos, 
debéis  estar  cierto  de  que  este  cuidado  ocupa  el  primer 
lugar  entre  los  que  Dios  ha  puesto  á  mi  cargo;  y  no  du- 
do, que  sabréis  quán  sin  alzar  mano  se  trata  de  esto  en 
la  Junta  ,  que  he  mandado  formar ;  pues  así  como  no  se 
puede  dudar  ,  que  el  mas  interesado  en  el  alivio  de  tan 
buenos  ,  y  fieles  vasallos  ,  es  el  Rey  mi  hijo  ,  también 
se  debe  creer ,  que  no  hay  quien  me  compita  en  el  de- 
seo de  que  lo  consigan,  y  de  verlos  en  toda  felicidad  y 
descanso.  Nuestro  señor  os  guarde  como  deseo.  Madrid 
4  de  Junio  de  1669.  =  Yo  la  Reyna.  =  Don  Blasco  de 
Loyola. 

En  este  dia  baxó  Decreto  del  Consejo  de  Aragón, 
y  en  él  se  publicó  á  6  ,  y  se  mandó  executar  ,  que  es 

éste. 

Habiendo  tenido  por  conveniente  emplear  la  persona 
de  D.  Juan  de  Austria  mi  Primo  ,  y  hijo  del  Rey  mi  señor 
(que  Dios  haya)  en  parte  donde  esté  en  mayor  disposi- 
ción para  los  accidentes  en  cjue  puedan  ser  mas  útiles  al 

ser- 


207 

servicio  del  Rey  mi  hijo,  sus  grandes  experiencias,  le  he 
nombrado  por  Virrey,  y  Capitán  general  del  rey  no  de 
Aragón  ,  con  el  Vicariato  general  sobre  los  reynos  que 
penden  de  aquella  Corona.  Tendráse  entendido  en  el 
Consejo  de  Aragón ,  y  para  el  se  formarán  los  despachos, 
que  corresponden  á  esta  resolución.  Madrid  4  de  Junio 
de  1669. 

-  En  conformidad  del  Decreto  anterior  ,  se  despacha- 
ron luego  ios  títulos  al  señor  Don  Juan  >  y  causó  alguna 
novedad  el  estilo  ;  pues  en  ellos  le  llama  la  Reyna  nues- 
tra señora  á  S.  A.  mi  Primo  ,  y  hijo  del  Rey  mi  señor  (  que 
Dios  haya).  Luego  que  los  recibió  el  señor  Donjuán, 
escribió  á  su  Santidad  dándole  cuenta  del  estado  en  que 
quedaban  las  cosas  de  España  ,  y  de  la  fineza  con  que 
el  Nuncio  habia  asistido  á  todo  lo  que  habia  sido  del  ser- 
vicio de  S.  M. ,  y  quietud  de  esta  Monarquía :  cuya  car- 
ta es  como  se  sigue.  ¡  ". 

SANTÍSIMO  PADRE. 

I  1  E  diferido  hasta  ahora  dar  respuesta  al  Breve  que 
V.  B.  fue  servido  de  mandar  escribirme  á  29  de  Marzo, 
por  haber  sobrevenido  algunas  dificultades  ,  que  emba-< 
razaban  el  total  ajuste  de  las  recíprocas  desconfianzas, 
que  por  acá  ha  habido ;  y  se  me  hacia  de  mal  hablar  en 
ellas  á  V.  B.  quando  juzgaba  á  su  paternal  ánimo ,  en 
inteligencia  de  que  todo  quedaba  en  la  deseada  tranqui- 
lidad ,  después  de  haber  executado  con  tanta  destreza  ,  y 
dicha  el  Nuncio  de  V.  Sd.  sus  santas,  y  prudentísimas  ór- 
denes ,  que  ha  logrado  por  medio  de  ellas  el  que  estas 
cosas  se  terminen  con  general  satisfacción  en  la  forma 
que  V.  B.  entenderá  de  e'l ;  con  que  me  ha  dado  campo 
para  que  sin  el  embarazo  dicho  ,  llegue  á  besar  el  pie  de 
V.  Sd. ,  y  á  rendirle  infinitas  gracias  por  tantas  obligacio- 

Dd  i  nes 


208 

nes  como  reconozco  á  V.  B.  y  no  menos  deberé  repetirle 
á  V.  Sd.  en  nombre  de  todos  estos  reynos  por  el  fervoroso 
amor  de  Padre  ,  que  le  han  debido  en  esta  ocasión  ,  ha- 
biendo pedido  al  Nuncio,  que  hable  á  V.  B.  en  uno  y  otro, 
con  la  distinción  que  yo  omito  aquí ,  poi  no  hacer  dema-* 
siadamente  larga  esta  carta, 

Queda  ahora,  santísimo  Padre,  que  V.  B.  de' el  último: 
golpe  á  estas  perniciosas  raices  para  que  jamas  reverdez^ 
can  ,  disponiendo  que  de  voluntad  propia  ,  ó  en  otra  ma- 
nera ,  haga  luego  remisión  de  sus  puestos  «1  Padre  Eve-, 
sardo,  en  conformidad  á  lo  que  el  Nuncio  me  tiene  repe-» 
tidas  veces  ofrecido  en  nombre  de  V.  B. ,  y  de  lo  que  re^ 
quiere  asegurar  de  una  vez  la  quietud  pública  de  esta  co- 
lona,  por  toda  la:menor  edad  del  Rey  nuestro  señor.  No 
dudo  que  V.  B.  lo  tendrá  así  á  bien  ,  y  que  vivirá  sremi 
pre  en  memoria  de  mis  humildes  respetos  á  su  santísima 
persona ,  que  guarde  y  prospere  la  divina  Magestad  para 
el  mayor  bien  ,  y  dichoso  régimen  de  su  Iglesia.  Guada- 
iaxara  7  de  Junio  de  1669.  =  Su  mas  obediente  y  humil* 
4e  hijo,  que  su  santísimo  pie  besa.  =  Don  Juan, 

Partióse  el  señor  Don  Juan  ,  y  luego  la  curiosidad 
nos  trajo  -á  las  manos  el  discurso  político,  que  se  sigue, 

<    £)ÍMur$Q  político  ,  6  críticas  reflexiones  sobre  la  conduiia 
del  4emr  Don  Juan  de  Austria, 


T 


Engo  a  vmd.  por  persona  de  tantas  prendas ,  y  t&tí 
redoren  las  sentencias  de  sus  di&amenes  ,  que  he  queri- 
<do  constituirle  Juez  del  mío  en  lo  que  respondí  el  otro 
•dia  á  un  grande  amigo ,  que  deseó  le  dixese  desapasróna- 
'damente  si  el  señor  Don  Juan  de  Austria  habia  acertado, 
6  errado  en  no  haberse  venido  á  Madrid  con  la  gente  que 
tenia  ,  sin  admitir  satisfacción  ni  empleo  fuera  de  la 

Cor- 


20£ 

Corte  >  y  obligado  por  la  fuerza,  á  que  se  quitasen 
tributos ,  se  descartasen  malos  Ministros,  y  se  remediasen 
los  demás  abusos. 

Esta  fue  la  pregunta  de  mi  amigo  ,  y  mi  respuesta 
fue  ,  que  yo  no  tenia  la  fortuna  de  haber  visto  al  señor 
Don  Juan  mas  que  á  la  luz  de  sus  grandes  acciones  3  pe- 
ro que  quando  hubiese  oido  solamente  esta  última  de 
S.  A. ,  me  bastaba  para  calificar  por  ella  su  consumada 
prudencia ,  y  el  amor  que  le  debe   toda  nuestra  patria: 
y  fundólo  en  primer  lugar,  en  que  jamas  me  he  dexado 
conducir  de  la  ciega  corriente  ,  que  persuadia  tocar  al 
señor  Don  Juan  el  ser  remediador  de  las  cosas  á  sangre 
y  fuego.  Que  por  hijo  ,  y  hermano  de  nuestros  Reyes, 
por  vasallo  tan  superior  ,  y  por  sus  experiencias ,  le  in- 
cumbiese el  representar  á  la  Reyna  nuestra  señora  con 
fervor,  claridad,  y  constancia  ios  achaques  del  público,  y 
suplicarla  los  curase ,  vengo  en  ello  ,  y  á  esto  no  solo  ha 
satisfecho  S.  A.  abundantemente  ,  sino  excedido  al  pare- 
cer de  los  enemigos  del  Rey  ,  y  suyos ,  y  aún  de  los  in- 
diferentes j  pero  quando  bien  debiese  correr  por  el  cui- 
dado del  señor  Don  Juan  el  remedio   universal ,  nunca 
esto  podia  entenderse  á  contrapeso  de  tales  inconvenien- 
tes ,  que  en  vez  de  curar  al  enfermo  ,  se  le  apresurase  la 
sepultura.  Veamos ,  pues ,  por  mayor   los  que   tendría 
una  abierta  invasión  de.  la  Corte  ,  contra  Dios ,  contra  el 
servicio  delRéy,contra  el  respeto  de  la  Reyna, contra  lo 
mismo  que  convenia  remediar ,  y  contra  lo  particular  de 
la  persona  ,  y  conveniencias  de  -S»  A. 

Contra  Dios,  visto  se  está  que  nunca  podia  serlo  tan^ 
to,  como  dar  causa  voluntariamente  á  una  conmoción  po- 
pular >  pretexto  para  que  debaxo  de  la  voz  de  viva  el  Rey  , 
ensanchasen  sus  senos  la  codicia  ,  el  odio  ,  la  venganza^ 
laVliviandad ,  y  todos  los  demás  vicios.  ¿Que  Iglesia? 
¿  que  sagrario l  ¿que celda  de  Religiosa  estaría  segura? 


210 

l  que  casa  de  particular?  ¿  que'  tienda  de  mercader?  ¿  que 
caxa  de  hombre  de  negocios  resguardada?  Ni  aún  el  mis- 
mo Palacio  real  íe  diera  yo  por  libre  de  un  pueblo  mo- 
vido en  inteligencia  de  que  era  menester  hacer  pedazos 
toda  esta  campana  rota  para  que  se  volviese  en  nueva 
fundición  á  cobrar  su  antiguo  sonido  i  y  si  esto  se  ha 
visto  por  experiencia  en  todos  los  pueblos  ,  que  han  eijii- 
pezado  á  morder  la  brida  ,  ¿que  seria  en  el  de  Madrid, 
compuesto  por  la  mayor  parte  de  bagamundos ,  ham- 
brientos ,  y  extrangeros  ,  sin  amor  al  Rey  ,  ni  interés 
en  el  bien  de  España ,  antes  en  su  perdición  ;  á  cuyo 
fuego  añadida  hoy  copiosa  leña  la  libertad  de  los  sóida-, 
dos  ,  que  de  todas  partes  han  concurrido  al  cebo  de  es- 
te mal  considerado  Regimiento ,  á  los  quales  venarnos 
divididos  á  unos  en  sus  particulases  inclinaciones  y  pasio-; 
nes  ,  y  á  otros  embevecidos  en  el  robo  y  la  desorden  ? 

El  servicio  del  Rey  padecería  en  lo  mismo  ,  que  to- 
das las  otras  cosas  padeciesen  >  pues  de  los  achaques  del 
cuerpo ,  toca  la  principal  parte  á  la  cabeza  ,  como  de  los 
de  ella  á  los  demás  ;  y  no  parada  este  daño  en  serlo  sola^ 
mente  contra  la  dignidad  del  Rey  ,  sino  contra  su  sa* 
grada  persona  ,  pues  la  espantosa  voceria  ,  el  ruido  de 
las  armas,  el  extrago  de  sus  efe&os  ,  y  una  conmoción 
tan  extraordinaria, podría  engendrar  tai  pavor  en  la  tier- 
na edad  ,  y  delicada  complexión  de  S.  M.  que  lo  pagase 
su  salud ,  con  riesgo  de  su  preciosa  vida  :  tanto  mas  si  se 
executase  el  salir  la  Reyna  por  las  calles  con  el  Rey  en 
los  brazos  ,  como  oí  á  Ministro  bien  informado  estar  re- 
suelto si  llegase  el  caso. 

Obrada  en  esto  también  S.  A.  contra  el  respeto  ,  y: 
decoro  que  debe  á  la  Reyna  nuestra  señora ;  pues  se  'en- 
caminaba todo  este  aparato  de  armas  á  obligarla  á  ha- 
cer por  fuerza  lo  que  Dios  por  nuestros  pecados  no  per- 
mita ,  que  quiera  executar  de  grado.  Y  aunque  el  señor 

Don 


211 

Don  Juan  se  halle  tan  mal  tratado  ,  y  visto  de  S.  M. ,  ai 
fin  debe  mirarla  siempre  (demás  de  su  gran  nacimiento) 
como  á  muger  de  su  padre,  y  madre  de  su  hermano  ,  y 
no  aventurar  la  suma  de  las  cosas,  á  que  en  un  lance  so- 
lo se  le  pierdan  todos  estos  respetos  y  atenciones  ;  y 
siempre  que  á  S.  A.  le  faltase  esto ,  lo  vituperarla  yo 
mucho. 

Seria  también  la  entrada  de  S.  A.  armado  en  la  Cor- 
te contra  lo  mismo  ,  que  conviene  remediar  5  porque 
si  bien  el  cuerpo  de  este  gobierno  está  muy  cancerado, 
con  todo  eso ,  no  era  remedio  proporcionado  el  de  tan 
.crueles ,  y  peligrosos  cauterios.  La  desorden  no  se  re- 
media con  mayor  desorden  ,  sino  con  madura  prudencia 
y  justicia.  Y  aunque  se  dice  vulgarmente  ,  que  de  gran 
desorden ,  viene  la  orden ,  esto  es  porque  la  pide  ,  no 
porque  la  cause  $  ni  se  habrá  visto  jamas  ,  que  del  impe- 
tuoso desboco  de  un  pueblo,  hayan  nacido  sino  horró- 
les y  monstruosidades:  ni  hay  política  que  aconseje  ,  que 
se  le  enseñe  á  sacudir  el  yugo  de  la  obediencia  ,  ni  á  que 
conozca  la  fuerza  que  tiene. 

Nada  podia  estar  peor  á  la  persona  e'  intereses  del 
señor  Don  Juan  j  porque  doy  por  asentado ,  que  por 
Ja  fuerza  se  hiciese  arbitro  de  todo ,  y  consiguiese  lo 
mas  á  que  se  puede  estender  la  vista ,  que  seria  intro- 
ducir á  la  Reyna  en  una  clausura  ,  y  apoderarse  de  la 
persona  del  Rey  ,  y  del  Gobierno.  Pregunto  yo  :  ¿  qué 
utilidades  sacaría  de  todo  esto  S.  A. ?  ¿y  que  inconve- 
nientes no  resultarían  de  ello  á  su  persona  ,  y  ai  común? 
¿  Quie'n  veria  extintos  los  empeñados  enconos  de  estos 
dos  opuestos  partidos  ,  mayormente  estando  las  cabezas 
de  ellos  casi  debaxo  de  un  mismo  texado  !  Los  que  han 
seguido  el  gusto  ,  y  la  atención  de  la  Reyna ,  con  mu- 
cha mas  plausible  razón  se  animarían  á  mantenerla,  vien* 
dola  abatida  ,  y  derribada  3  y  los  que  han  apoyado  el 

ser- 


212 

«ervicio  del  Rey  en  ios  dictámenes  del  señor  Don  Juan» 
con  nuevos  esfuerzos  se  resolverían  á  defenderte  :  por- 
que á  su  fidelidad  ,  y  á  su  zelo  se  juntaría  el  ínteres  de 
no  ser  predominados  de  sus  enemigos ,  y  en  estas  mares 
encontradas  de  nobleza  ,  Ministros ,  y  particulares  ,  po^ 
co  podría  tardar  el  irse  á  pique  el.  baxel  de  España  i  y 
aún  ,  si  ( lo  que  Dios  no  permita  en  ningún  tiempo  )  falr 
tase  el  Rey  nuestro  señor  ,  en  el  que  estuviese  en  poder 
del  señor  Don  Juan  >  ¿  á  dónde  irían  á  parar  las  sospe- 
chas  de  la  malicia  contra  S.  A.? 

A  esto  me  replicó  mi  amigo  :  que  con  acercarse  soW 
lamente  el  señor  Don  Juan  á  la  Corte  ,  conseguiría  sus 
buenos  intentos  sin  inconvenientes ,  ni  riesgos  >  proposiw 
cion  á  que  yo  le  respondí  en  dos  palabras.  Supongo  ( le 
dixe  )  en  el  arroyo  de  Breñigal  á  S.  A. :  ó  causaría  con- 
moción en  el  pueblo  la  cercanía  ,  ó  no.  Si  la  causaba  ,  se 
incurría  en  todos  los  males  dichos :  y  si  no  la  causaba, 
y  prevalecían  las  fuerzas  del  mal  gobierno ,  se  perdía 
S.  A.  sin  ningún  provecho  del  público  j  porque  es  infalí^ 
ble  ,  que  la  maldad  se  fortalecería  ,  y  enconaría  mas  con 
la  victoria ,  y  que  no  se  conseguiría  el  desterrar  malos 
Ministros  ,  y  desórdenes,  quando  ellos,  y  ellas  están  he- 
chas carne  y  sangre  ,  en  grado  tal ,  que  si  no  es  quien 
con  general  obediencia  se  halla  apoyado  de  toda  la  auton 
ridad  soberana  ,  que  es  la  que  hoy  alienta  á  aquellos, 
y  consiente  á  e'stas ,  no  habrá  jamas  nada  en  beneficio 
público  ,  porque  no  es  este  el  mismo  caso  que  el  de  la 
expulsión  del  Padre  Confesor,  donde  toda  la  disputa 
consistía  ,  en  que  saliese  de  España  un  hombre  sin  rai- 
ces ,  ni  dependencias  en  ella  :  pues  entre  esta  evidencia 
de  inconvenientes ,  ¿  quien  podrá  (  dixe  á  mi  amigo )  de- 
xar  de  conocer  que  S.  A.  ha  obrado  con  admirables  re- 
glas de  zelo  en  habernos  librado  de  aquel  extrangero ,  y 
después  en  aplicar  instancias ,  representaciones ,  y  aún 

ama- 


amagos  de. violencia  para  solicitar  nuestro  bien?  y  con 
loables  máximas  de  prudencia,  en  no  pasar  de  esta  linea, 
para  engolfarse  en  un  mar  sin  fondo  de  dificultades,  y 
peligros,  entrando  por  una  puerta  sin  ninguna  luz  de  la 
salida  ;  y  dexando  de  sí  á  la  posteridad  la  sangrienta  me~ 
moria  de  haber  introducido  en  su  patria  los  estragos  de 
la  guerra  ,  y  de  la  sedición, 

.  Todos  debiamos  creer,  que  con  la  expulsión  del  Padre 
Confesor,  se  habian  de  unir  ios  ánimos  al  común  interés. 
Háse  visto,  que  la  incomprehensible  providencia  de  Dios 
ha  permitido  que  de  aquel  cortado  cuello  ,  renazcan  nue- 
vas perniciosas  cabezas.  No  es  dado  al  zeio  ,  ni  á  la  obli- 
gación del  señor  Don  Juan  contrastar  con  la  libertad, 
que  á  daño  nuestro  dexa  esta  misma  Providencia,  á  los 
espíritus  de  la  contradicion  ,  mientras  no  le  diere  los  mer 
dios  de  poderlos  superar ;  y  entre  tanto  5  ¿  que'  cosa  mas 
acertada  puede  hacer  S.  A. ,  que  admitir  una  decente 
quietud  ,  para  apartarse  de  estos  leones  bramadores,  que 
cada  dia  le  andan  rodeando  para  devorarle  la  honra  ,  el 
crédito,  y  la  vida  ? 

Esto  respondí  á  mi  amigo  ,  y  deseo  ,  que  vmd.  lo 
apruebe ,  &c. 

Este  papel  pareció  bien  á  todos  los  de  buena  inten- 
ción ,  y  mal  á  los  de  ánimo  dañado  ,  que  unos  y  otros 
daban  sus  razones  5  pero  con  poco  fundamento  los  de 
los  enemigos  del  señor  Don  Juan  ,  que  aunque  se  olga- 
ban  de  verle  apartado  de  su  vecindad  ,  le  querian  mal- 
quistar con  el  pueblo  tanto  ,  que  así  como  volvió  S.  A. 
las  espaldas ,  se  levantóruna  cisma  en  la  Corte  bien  ex- 
traordinaria, y  fue  que  una  mañana  en  el  patio  de  Palacio, 
sin  saber  quien  fuese  el  autor ,  se  manifestó  un  papelón 
diciendo ,  era  Decreto  de  S.  M. ,  que  es  e'ste. 

Habiendo  reconocido  algunos  reparos  e  inconvenien* 
tes  ,    que  se  deben   remediar  con  la  pronta  execucion 

Ee  que 


214 

que  conviene  al  servicio  de  Dios ,  del  Rey  níi  hijo  ,  y 
mió,  y  quietud  pública  de  esta  Corte,  con  las  falsas 
voces  que  se  han  esparcido  sobre  la  creación  del  Regi- 
miento, que  se  ha  formado,  dando  motivos  á  que  el  pue« 
blo  se  inquiete  ,  perturbando  la  paz  que  tan  amable- 
mente deseo  por  la  bondad  divina  ,  y  mirando  á  este  fin 
como  á  reconocer  que  los  daños  se  originan  del  esta- 
do plebeyo  ,  de  los  gremios,  y  sirvientes  5  me  ha  pa- 
recido advertir  al  Consejo  ,  será  conveniente  se  regis- 
tren las  armas  ofensivas  y  defensivas  ,  prohibiéndoles 
el  uso  de  ellas  por  tiempo  limitado  ;  y  hecho  el  regis- 
tro ,  se  recojan  en  depósito  para  que  se  las  vuelvan, 
y  restituyan  quando  fuere  mi  voluntad ,  y  se  me  ad- 
vertirá sobre  esto  lo  que  se  ofreciere  ,  para  que  se  den 
las  órdenes  convenientes.  Madrid  y  Julio  12  de  1669 
años. 

Inquietáronse  con  este  papel  incierto  todos,  y  no  tan 
solo  se  prevenían  de  sus  espadas,  sino  que  procuraban 
adquirir  armas  de  fuego  para  estar  mas  resguardados,  por 
suponer  que  la  Coronelía,  que  iba  ya  tomando  altura?  no 
era  para  la  guarda  del  Rey  nuestro  señor  ,  sino  para 
predominar  á  Madrid 5. y  como  todos  sentian  mal  de  ella, 
cada  dia  habia  nuevas  mohínas  y  embarazos  ,  dudando 
todos  se  pondría  en  execucion.  Fueron  llegando  soldados 
á  la  Corte  ,  y  quando  pareció  ,  que  habia  número  bas- 
tante ,  se  hizo  una  muestra  general  en  la  tela  de  la  puer- 
ta de  la  Vega  ,  donde  concurrió  gran  número  de  gente  á 
la  novedad  5  y  se  notó  que  este  mismo  dia  ,  y  dos  antes, 
fue  tanta  la  multitud  de  langosta,  que  se  vio  en  Madrid, 
que  escurecia  el  sol  5  cosa  que  causó  grandísimo  horror, 
por  ser  nueva  ,  y  no  haberse  visto  otra  vez  tan  dentro  de 
la  Corte  ,  y  duró  mas  de  mes  y  medio ;  de  suerte  ,  que 
nos  dexó  sin  legumbres  esta  plaga  ,  y  la  que  se  esperaba 
de  la  Coronelía  afligió  al  pueblo  de  suerte  ,  que  no  se 

pue- 


215 

puede  encarecer  el  desconsuelo  con  que  todos  se  halla- 
ban >  si  bien  no  creían  los  de  mejor  juicio,  que  podia  te*> 
ner  execucion  una  cosa  tan  inaudita  ,  y  fuera  de  pro- 
posito como  la  que  se  intentaba  >  pero  reconociendo  los 
inconvenientes  ,  que  habia  de  producir  su  execucion 
los  Consejos  de  Estado  ,  Guerra  ,  y  el  Real ,  consultaron 
á  S.  M.  los  embarazos  que  podián  resultar  de  ello  ;  pero 
sin  embargo  de  todas  estas  representaciones  ,  y  de  las 
que  el  Nuncio  de  su  Santidad  significó  á  S.  M.  á  boca, 
resolvió  S.  M.  que  entrasen  las  compañias  de  guarda  en 
Palacio  ,  como  con  efe&o  el  dia  19  de  Agosto  se  dio 
principio  entrando  el  Conde  de  Fuensaiida  con  su  com- 
pañía ,  y  dando  aquella  noche  una  cena  muy  opulenta, 
que  continuaron  los  demás  capitanes  ,  que  fueron  entran- 
do aquella  semana.  No  dexaron  de  discurrirse  algunos 
disparates  en  la  Corte  ,  ni  los  soldados  de  hacer  algunas 
demasías :  de  suerte  ,  que  se,  han  ido  continuando,  y  han 
sido  tales  ,  que  en  todo  este  tiempo  no  ha  habido  sino 
muertes  ,  y  ladronicios  5  y  aunque  no  todos  los  han  he- 
cho, y  hacen  los  soldados,  han  sido  capa,  para  que  quan- 
tos  ladrones  famosos,  asesinos,  y  vandidos  hay  en  Espa- 
cia ,  se  hayan  venido  á  la  Corte  ,  como  han  avisado  to- 
dos los  Corregidores  y  Cnancillerías  ;  de  suerte  ,  que  son 
sin  número  los  delitos,  que  cada  dia  suceden  en. la  Corte, 
y  fuera  de  ella.  Y  para  calificación  de  esto  ,  contare'  lo 
que  sucedió  en  la  venta  de  Alcorcon  un  dia  j  y  fu»e  ,  que 
habiendo  salido  unos  soldados  á  buscar  melones,  aun 
melonar  cerca  de  la  venta  ,  el  ventero  quiso  impedir- 
lo, y  habiendo  salido  con  su  arcabuz  e'l ,  y  un  cria- 
do ,  le  mataron  ,  y  los  soldados  acudieron  á  la  venta  á 
despojar  lo  que  hallaron.  La  muger  del  ventero  vino  á 
Madrid  ,  y  entrando  en  el  patio  de  Palacio ,  alborotó  la 
Corte  de  suerte,  que  causó  gran  confusión  á  todos  la 
lastima  de  tal  suceso.  Mandó  el  Consejo  fuesen  Ministros 

Ee  2  á 


2lé  . 

á  enterrar  el  cadáver ,  y  á  hacer  averiguación  del  caso* 
y  habiendo  ido  ,  fue  á  tiempo  que  otros  Ministros  de  la 
Coronelía  habian  llegado  á  lo  mismo  ,  y  como  los  solda- 
dos ,  y  justicia  son  tan  mal  habenidos  ,  allí  se  encontra- 
ron de  suerte ,  que  hubieron  de  llegar  á  las  manos  ,  con 
que  obligaron  á  los  de  justicia  á  encerrarse  en  la  venta, 
y  los  soldados  los  sitiaron.  Escapóse  un  Ministro ,  y  fue 
á  Carabanchel  á  dar  aviso  ,  y  habiendo  tocado  á  reba- 
to ,  se  juntó  la  hermandad  ,  y  otros  lugares  comarca- 
nos ,  y  acudieron  á  la  venta ,  donde  también  habían  acu- 
dido mas  soldados ,  y  allí  se  dieron  una  batalla ;  de  suer- 
te, que  quedaron  algunos  soldados  acompañando  al  ven- 
tero. Quiso  Dios ,  que  habie'ndose  juntado  los  Alcaldes 
de-Corte  ,   y  resuelto  salir  á  caballo  á  la  venta  ,   lo  tem- 
pló el  didamen  de  alguno,  que   embarazó  esta  execu- 
cion  ,  que  si  se  hubiera  hecho  ,  se  alborotara  Madrid 
de  suerte  ,  que  se  perdieran  todos ,  según  lo  mal  queri- 
dos que  estaban  los  soldados.  De  este  caso  resultó,  que  los 
soldados  cobraron  tanto  odio  á  los  de  Carabanchel  ,  que 
una  noche  de  este  verano  algunos  soldados  intentaron 
robar  á  un  Clérigo  del  lugar  ,  y  al  ruido  salieron  algu- 
nos labradores ,  y  se  dieron  tan  buena  maña  ,  que  co- 
gieron tres  ,  y  mataron  dos  ,  y  á  los  que  cogieron  ,  tru- 
geron  presos  en  un  carro  á  la  cárcel  de  Corte.   No  fue 
de  poco  gusto  esto  al  pueblo  ,  y  á  los  soldados  de.  des- 
consuelo y  irritación  ;  de  modo ,  que  se  juntaron  hasta 
cinqüenta  soldados ,  y  con  todos  los  aparejos  militares, 
fueron  á  quemarles  los  panes  que  tenian  en  Jas  heras,  de 
que  tuvieron  aviso  los  de  Carabanchel  ,  por  haberse  pre- 
venido de  espías,  pues  les  daban  á  las  guardas  del  vino  de 
Madrid  algunos  reales  cada  dia ,  porque  les  den  aviso 
de  los  soldados  ,  que  salían  acia  aquella  parte  ,   teniendo 
en  su  lugar  cerradas  las  calles  ,  y   solo  un  portillo  con  su 
cuerpo  de  guardia  5  y  como  supieron  la  determinación, 

se 


217 

se  previnieron  de  suerte  ,  que  les  mataron  mas  de  doce, 
y  dexaron  las  heras  libres.  Con  este  suceso  ,  y  otros  que 
cada  dia  habia  de  robos  en  los  caminos ,  y  en  las  entra- 
das de  Madrid  ,  se  escandalizaba  el  mundo,  y  mas  quan- 
do  los  Alcaldes  de  Corte  se  escusaban  de  rondar,  y  pro- 
pusieron al  Consejo  no  lo  podian  hacer ,  porque  no  se 
les  permitía  castigar  los  delinqüentes.  El  Consejo  se  lo 
representó  á  S.  M.  á  boca  en  la  consulta  que  hace  los 
Viernes  ,  y  también  por  escrito  ,  remitiendo  relación  de 
las  causas ,  que  se  habian  escrito  contra  los  delinqüentes 
de  la  Coronelía  ;  pero  no  por  eso  se  ha  dexado  de  conti- 
nuar en  ella.  Muchas  desgracias  ha  habido  ,  y  la  mayor 
parte  de  estas  ha  sido  contra  soldados  ,  pues  pocos  dias  se 
pasaron  en  este  verano  ,  en  que  no  amaneciesen  muertos 
dos  ó  tres  ,  y  algunos  en  el  campo  ;  con  que  se  fueron  so- 
segando las  inquietudes  ,  por  haberse  ido  muchos  de  los 
vagamundos ,  y  haberse  quedado  la  Coronelía  con  los 
reformados  ,  y  tener  los  cabos  de  las  compañías  cuidado 
de  recoger  su  gente  ,  con  que  se  sosegaron.  Y  viendo  el 
Coronel ,  que  se  iba  olvidando   el  odio  que  se  tenia  á 
los  soldados  ,  consultó  á  S.M.  lo  que  se  le  ofrecía  para  el 
buen  gobierno  ,  sustento  ,  y  quietud  de  ellos.  No  tomó 
resolución  de  ella  S.  M.  antes  la  remitió  al  Consejo  real 
donde  con  el  discurso  christiano  que  acostumbra,  dio  su 
parecer  ,  que  todo  ello  es  digno  de  que  se  lea  ,  y  así  la 
pongo  aquí. 


E 


SEÑORA. 


N  el  Consejo  se  ha  visto  uri  Decreto  de  V.  M. ,  su 
fecha  de  22  del  corriente ,  que  es  del  tenor  siguiente. 
El  Marques  de  Aytona  en  la  consulta  inclusa  representa 
algunos  puntos ,  que  se  le  ofrecen  ,  y  tiene  por  conve- 
nientes para  la  quietud  y  buena  disciplina  de  los  solda- 
dos 


2l8 

dos  del  Regimiento  de  la  guardia.  Véase  en  el  Consejo, 
y  dígaseme  luego  sobre  su  contenido  lo  que  se  ofreciere,- 
y  pareciere.  Y  también  la  consulta  ,  que  viene  con  el 
del  Marques  de  Aytona,  en  que  propone  á  V.  M.  lo  qu© 
juzga  conveniente  para  que  esta  milicia  del  Regimiente» 
esté  en  la  quietud  y  disciplina  ,  que  tanto  importa  ,  re- 
duciéndolo á  diferentes  puntos. ,  en  que  se  dirá  por  me* 
ñor  lo  que  de  cada  uno  se  ofrece. 

Señora ,  con  ocasión  de  esta  consulta  del  Marques 
de  Aytona  ,  y  con  la  instancia  que  hacen  al  Consejo  los 
accidentes  ,  que  cada  dia  ocurren ,  ha  vuelto  sobre  la 
consideración  de  los  inconvenientes  de  que  el  Regimien- 
to permanezca  en  esta  Corte ,  con  toda  aquella  reflexión 
que  pide  negocio  tan  grande  ,  en  que  el  Consejo  por  lie** 
nar  enteramente  el  cumplimiento  de  su  precisa  obliga- 
ción ,  pasó  antes  de  formarse  á  las  mas  eficaces  represen- 
taciones á  boca  ,  y  por  escrito  ,  y  después  de  formado, 
ha  puesto  en  la  real  noticia  de  V.  M.  los  graves  delitos 
que  se  cometen  ,  y  que  se  han  llegado  á  experimentar 
todos  los  daños  que  se  temieron  ,  con  circunstancias  mas 
detestables.  Y  siendo  estos  inconvenientes  (que  resultan 
de  conservarse  aquí  el  Regimiento ) ,  de  tan  grande 
magnitud ,  y  que  ofenden  los  preceptos  capitales  del 
Gobierno,  y  lo  desquizian  todo ,  se  ve  necesitado  su 
zelo  á  continuar  las  representaciones  con  toda  la  ponde- 
ración que  pide  una  materia ,  en  que  el  Consejo  juzga 
que  se  atraviesa  el  todo  de  esta  Monarquía.  Señora  ,  en  . 
grande  desconsuelo  está  ¡  la  Corte  ,  contristados  los  áni- 
mos de  todos ,  y  con  continuo  sobresalto ,  porque  ven 
aventuradas  sus  haciendas  ,  sus  vidas  ,  y  sus  honras  ;  y 
,  que  se  estrecha  á  mas  la  congoja  ;  no  siendo  estos  rece- 
los de  discursos  ,  sino  de  experiencias  advertidas  en  los 
-vecinos ,  y  tenidas  de  los  demás.  Ominoso  presagio  es 
ver  la  Corte  ilena  de  Jiorror  ,  de  sangre  ,  de  robos ,  y  de 

con- 


219 

continua  inquietud  en  las  casas ;  y  todo  esto  disimulado, 
y  establecida  una  impunidad  la  mas  execrable  que  se  ha- 
brá visto  en  ninguna  Monarquía  y  República  ,  pues  ha- 
biéndose experimentado  muertes  de  mugeres  por  defen- 
der su  honestidad  ,  como  se  ha  participado  á  V.  M. ,  y 
de  otros  inocentes  ,  estando  en  la  seguridad  de  sus  casas; 
no  se  ha  experimentado  castigo  alguno  5  con  que  es  pre- 
ciso que  se  continúen ,  y  aumenten  los  delitos  ;  y  la  dis- 
posición ,  que  para  esto  dá  el  invierno  ,  pondrá  en  ma- 
yor seguridad  á  los  delinqüentes  ;  con  que  la  justicia  pu- 
nitiva queda  perdida  ,  y  con  esto  turbado  el  Gobierno, 
reducidas  las  cosas  á  confusión  ,  y  enojado  Dios  ;  por- 
que la  primera  y  principal  obligación  de  los  Reyes  es 
castigar  los  delitos  para  mantener  á  los  vasallos  en  quie- 
tud ;  carga  de  muy  gran  peso 5  pero  estrechísima;  porque 
pasó  á  loS/Reyes  con  la  translación  que  hicieron  los 
pueblos ;  y  discurren  en  este  punto  tan  rigurosamente 
los  Autores ,  que  echan  sobre  la  conciencia  de  los  Re- 
yes los  robos ,  y  los  homicidios  que  se  cometieren  ,  por 
no  aplicarlos  medios  de  mayor  exacción,  para  conse- 
guir este  fin  ,  y  les  constituyen  en  obligación  de  repa- 
rar estos  daños  ;  y  sobre  este  presupuesto  ,  dexa  el  Con- 
sejo á  la  madura  reflexión  de  V.  M.  ,  si  siendo  la  cau- 
sa de  tantos  delitos,  y  habiéndose  formado  ,  y  permane- 
cido contra  el  di&amen  del  Consejo ,  del  de  Estado  y 
Guerra ,  y  según  se  tiene  entendido  ,  contra  el  sentir 
de  la  Junta  de  Gobierno  ,  que  se  compone  de  tan  gran- 
des varones  ,  que  señaló  S.  M.  (que  este'  en  gloria  )  para 
aconsejar  á  V.  M.  en  las  materias  de  una  Monarquía  tan 
procelosa;  estará  grabada  la  conciencia  de  V.  M.,  y  obli- 
gada al  reparo  de  tan  grandes  perjuicios;  pues  no  lográn- 
dole ,  sucedería  que  conciencia  tan  pura  como  la  de 
\V.  M.  se  viese  embarazada  en  puntos  tan  escrupulosos, 
y  tan  fuertes  conseqüencias.  Y  juzga  el  Consejo ,  que  pa- 
ra 


2  20 

ra  que  V.  M.  tenga  en  esto  la  quietud  que  conviene ,  no 
asegurándose  V.  M.  del  didamen  del  Consejo,  á  que  tatn 
to  difirió  S.  M.  (que  sea  en  gloria) ,  y  otros  progenitores 
de  V.  M. ,  convendría  que  V.  M.  sepa  el  didamen  en  es- 
te punto,  que  mira  á  la  conciencia,  de  las  personas  mayo- 
res de  la  Monarquía  en  letras ,  y  de  los  Ministros  ,  que 
no  asisten  en  el  Consejo  ,  que  fueren  de  la  mayor  satis^ 
facción  de  V.  M. 

Y  pasando  de  este  punto  á  los  de  Gobierno  ,  que  in- 
cluye en  este  negocio  ,  pone  el  Consejo  en  la  real  consi- 
deración de  V.  M. ,  que  siendo  esta  materia  tan  critica, 
y  expuesta  á  tantos  accidentes  externos  é  internos,  que 
pueden  poner  esta  Monarquía  en  la  aversión  que  se  pue- 
de recelar ,  si  será  conforme  á  la  prudencia  con  que 
V.  M.  gobierna  ,  echar  esta  resolución  tan  peligrosa  so- 
bre sí ,  apartándose  de  tan  grandes  didamenes ,  siendo 
el  mayor  desahogo  de  los  Reyes  ,  echar  las  materias  pe- 
sadas ,  y  aventuradas  á  sus  Ministros  ,  reservando  á  su 
primitiva  resolución  las  que  no  tienen  estos  escollos ,  y 
que  contienen  gracias  ;  para  atraer  así  la  benevolencia  de 
los  vasallos ,  en  que  el  Consejo  juzga  que  no  conviene, 
que  V.  M.  tome  esta  carga  sobre  sí.  Y  considerando  la 
obligación  de  tutora  ,  que  en  V.  M.  reside  ,  se  aprietan 
mas  estos  discursos ,  y  toman  estas  consideraciones  ma-, 
yor  vigor.  __ 

Y  si  se  pasa  á  discurrir  en  lo  que  muchos  temen  de 
que  se  puede  encender  una  guerra  civil  por  causa  de  este 
Regimiento  ,  por  la  desesperación  en  que  están  los  vasa- 
llos con  la  injuria  ,  que  conciben  de  la  desconfianza,  que 
se  manifiesta  de  su  lealtad  ,  y  por  los  grandes  daños  que 
reciben  de  la  gente  de  guerra ,  se  hallada  V.  M.  en  gran 
congoja  ,  habiendo  tomado  esta  resolución  con  el  pare- 
cer de  pocos,  y  desestimado  el  de  tantos  llenos  de  zelo 
y  desinterés.  ......"..._ 

Gran 


til 

Gran  caso  es  este  ,  señora  ,  y  en  que  V.  M.  se  de- 
be resguardar  con  el  parecer  de  su  Junta  de  Gobierno, 
.del  Consejo  de  Estado  ,  y  del  de  Guerra  ,  y  del  Consejo 
q&e  pudiera  con  verdad ,  y  libertad  decir  á  V.  M.  quanto 
siente  ,  y  lo  que  conviene  por  preservar  los  daños  que 
se  temen  ,  que  han  de  causar  grande  estrago ;  y  librar  á 
Y.  M.  de  la  aflicción  ,  que  causarán  en  la  sinceridad  de 
su  real  ánimo. 

Y  aunque  el  Gobierno  tiene  algunos  arcanos ,  que 
suelen  reservar  los  Príncipes ,  que  hacen  dudoso  el  con- 
cepto de  ios  Ministros  á  quienes  no  se  les  ha  participa- 
do;  este  negocio  es  de  tal  calidad  ,  que  sin  querer  tras- 
lucirlo, se  reconoce  lo  peligroso  de  e'l ,   y  que  no  pue- 
de pesar  la  conciencia  de  quaíquier  designio  ,  que  tenga, 
tanto  como  los  inconvenientes  que  se  experimentan  ,  y 
los  que  amenazan.  Y  el  Consejo  juzga  que  todas  estas  li- 
neas que  se  tiran ,  no  van  muy  bien  encaminadas  ai  cen- 
dro :  pues  se  apartan  de  el  de  manera  ,  que  pueden  obs- 
tar mucho  á  qualesquier  fines  en  que  se   pueda   pensar? 
porque  irritar  los  ánimos  de  los  vasallos,  haciéndolos  sos- 
pechosos en  el  punto  mas  sagrado  de  la  lealtad  3  ocasio- 
narles sóbrelas  calamidades  que  padecen  ,  tantos  sobre^ 
saltos,  peligros  ,  y  perjuicios  ■■>  y  desobligar  á  Dios  coa 
dar  motivo  á  la  execucion  de  tantas  atrocidades  ,  que  no 
se  castigan  ,  y  que  tiene  grande  dificultad  ,  no  es  buen 
medio  para  quaíquier  intento  que  se  tenga,  ni  los  de  es- 
ta violencia  han  producido  buenos  efectos   en  ningún 
tiempo  ,  ni  ios  que  se  pueden  aplicar  de  esta  calidad  son 
.  suficientes  para  tener  sugetos  á  los  vasallos  5  y  solo  sir- 
ven para  oprimirles  ,  y  reducirles  á  servidumbre  ,  de  que 
se  pueden  temer  turbaciones  dificultosas  de  atajar  ;  y  no 
ofrecen  pocos  exemplares  funestos  las  historias  en  reso- 
luciones de  esta  calidad  ,   que  deben  obligar  á  V.  M.  á 
mirar  esta  materia  con  grande  deliberación  ,  con  mucho 

Ff  ti- 


222 

tino,  gobernándola  con  los  medios  cuerdos  y  christía- 
nos  ,  que  son  conformes  á  las  grandes  virtudes  de  que  do- 
tó Dios  á  V.  M.  Y  es  sin  duda,  señora,  que  oyendo  V.  M. 
á  todos  los  que  debe  oir  ,  se  hallará  con  los  dictámenes 
mas  justos ,  y  mas  convenientes  ;  y  sobre  todas  las  con- 
sideraciones representadas  hace  gran  confusión  á  todos 
saber,  que  el  Rey  de  Francia  tiene  cerca  de  los  dominios 
de  V.  M.  mucha  gente  de  guerra  en  disposición  de  po- 
nerla en  acción  quando  quisiere  ;  y  que  en  Portugal  se 
previene  infantería  y  caballería ,  que  se  va  encaminan- 
do á  las  fronteras  de  Castilla  :  y  en  este  tiempo  se  rrae 
la  gente  de  guerra  que  asistia  en  ellas  á  la  Corte,  sien- 
do el  precepto  político  ,  que  mas  han  observado  los  Re- 
yes ,  gozar  de  la  oportunidad.  Y  aunque  en  esto  se 
pudiera  discurrir  mucho  ,  se  contenta  el  Consejo  con 
decir  lo  que  entiende ,  de  que  padece  una  fatal  dis- 
posición. 

Queda  el  Consejo  en  grande  esperanza  de  que  han 
de  hacer  estas,  representaciones  de  su  zelo  ,  grande  im- 
presión en  el  real  ánimo  de  V.  M.  para  ocurrir  con  su 
grande  providencia  á  los  inconvenientes ,  que  amena- 
zan, mandando  que  salga  el  Regimiento  de  esta  Corte, 
y  de  sus  vecindades ,  con  que  cesará  la  congoja  de  estos 
vasallos,  se  podrá  administrar  justicia  ,  y  se  agradará  á 
Dios  para  que  de  fuerzas  de  erección  á  V.  M.  para  poner 
algunos  puntales  á  una  Monarquía  que  por  tantas  partes 
flaquea. 

Y  pasando  á  los  medios  ,  que  propone  el  Marques  de 
Aytona,  en  razón  de  la  quietud  del  Regimiento  ,  le 
parece  al  Consejo  ,  que  ningunos  medios  pueden  bas- 
tar para  escusar  los  inconvenientes  considerados  ,  sino 
es  en  el  que  insta  de  que  salga  el  Regimiento  de  esta* 
Corte.  Y  no  se  duda  ,  que  el  zelo  de  todos  los  Minis- 
tros es  muy  igual  en  el  servicio  del  Rey  nuestro  señor, 

y 


223 

y  de  V.  M. ;  pero  hay  gran  variedad  en  los  di&amenes 
de  como  se  sirven  mejor ;  con  que  es  dificultoso  poderlos 
unir  á  una  inteligencia ,  aunque  lo  están  tanto  en  la  in- 
tención. 

Que  cada  uno  castigue  á  sus  subditos  sin  competen- 
cia, tuviera  gran  facilidad ,  si  el  examen  de  si  son  sub- 
ditos del  Coronel ,  ó  de  la  Justicia  ordinaria  ,  no  pidie- 
ra conocimiento  y  examen  j  y  qualquiera  que  se  inter- 
ponga ,  hace  controversia  ,  pone  dilación  ,  y  en  el  a£to 
prádico  no  tienen  estas  materias  la  expedición  fácil ,  que 
se  considera  en  la  especulación.  Y  el  echar  del  Regi- 
miento á  los  que  estuvieron  antes  procesados ,  para  que 
corra  libre  la  administración  de  Justicia  con  ellos,  es  con- 
forme á  derecho,  y  será  acción  muy  propia  de  tan  justi- 
tificado  Ministro  como  el  Marques  de  Ay tona ,  lo  quai 
puede  hacer  por  sí  i  y  si  juzgare  por  conveniente ,  que 
V.  M.  excite  su  obligación  con  algún  decreto ,  será  justo 
lo  haga  V.  M. 

Y  en  quanto  á  la  proposición  de  que  se  de'  forma  de 
cómo  se  ha  de  rondar  por  las  justicias  ordinarias  ,  y 
por  las  militares  del  Regimiento  ,  hace  gran  novedad  ,  y 
desconsuelo  aLConsejo  ,  que  en  la  Corte  de  V,  M.  haya 
de  haber  otras  rondas  mas ,  que  las  de  sus  justicias  ordi- 
narias j  conque  su  autoridad  que  está  tan  descaecida, 
se  acabará  de. perder  ;  y  faltando  esto  ,  falta  lo  que  prin- 
cipalmente mantiene  las  Monarquias:  y  de  este  ge'nero 
de  rondas  precisamente  se  habían  de  seguir  grandes  em- 
barazos entre  los  Alcaldes ,  y  Tenientes  con  los  solda- 
dos ,  que  rondasen  >  pues  el  orgullo  ,  y  ardor  de  los  sol- 
dados mozos  no  era  fácil  reprimirle  >  y  en  las  contro- 
versias que  se  ofreciesen  ,  que  algunas  fueran  inescusa- 
bles  ,  habian  de  querer  quedar  superiores ,  de  que  re- 
sultarían los  inconvenientes  que  se  dexan  considerar. 

Y  en  quanto  á  que  no  anden  vestidos  de  soldados  sino 

Ff  2  es 


;2  24 

es  los  que  lo  fueren  «del  Regimiento  ,  no  tendrá  ningún 
inconveniente. 

Y  en  el  punto  de  que  la  justicia  ordinaria  prenda  en 
siendo  las  diez  de  la  noche  álos  soldados  rasos,  y  en  qual- 
quier  accidente  lo  pueda  hacer  en  fragante,  no  se  duda  que 
es  muy  buena  providencia,  y  muy  conforme  á  derecho; 
pero  todo  esto  tiene  la  dificultad  en  la  execucion ,  por-, 
que  suelen  andar  muchos  soldados  juntos ,  y  no  se  tiene 
por  fácil  el  poderlos  prender  en  este  caso ,  y  los  Alcal- 
des que  tienen  bien  tomada  la  medida  á  esto ,  han  dich% 
varias  veces  en  las  rondas ,  que  no  pueden  administrar 
justicia  ;  y  el  suceso  de  la  Cava  baja  donde  fue  el  Alcalde 
Don  Joseph  Beltran  á  prender  un  reo  culpado  en  un 
grander  hurto  ,  que  se  hizo  en  Avila  ,  que  asentó  plaza 
en  el  Regimiento,  manifiesta  bastantemente  el  éxito,  que 
podia  tener  lo  que  se  propone  en  este  punto. 

Y  en  lo  que  se  considera  conveniente ,  que  vayan 
dos  reformados  con  los  Alcaldes  ,  tiene  los  inconvenien- 
tes ,  que  se  han  representado  en  algunos  de  los  puntos 
antecedentes. 

Y  en  lo  que  se  propone  ,  que  sin  averiguarse ,  no  se 
crean  ,  ni  publiquen  delitos  contra  los  militares ,  es  pun- 
to en  que  no  se  puede  dar  providencia  ;  porque  la  cre- 
dulidad ,  no  se  puede  ceñir  con  preceptos  ,  y  mas  pena^ 
les,  y  que  es  materia  en  que  es  menester  dexar  libertad, 
y  no  es  punto  capaz  de  averiguación.  Y  de  que  no  se  im- 
puten los  delitos  que  no  estuvieren  averiguados  al  Regi- 
miento ,  tampoco  parece  que  se  puede  reducir  á  leyes, 
ni  prohibiciones  ,  y  pareceria  un  rigor  insólito  castigar 
este  ge'nero  de  cosas  ,  y  seria  menester  castigar  á  mu- 
chos 5  y  esto  en  justicia  ,  y  gobierno,  tiene  mucho  que 
reparar. 

Es.  muy  justo ,  que  la  Sala  de'  todas  las  noticias  que 
tuviere  al  Coronel,  de  delitos  de  los  soldados,  y   no 

se 


22) 

se  puede  dudar  que  los  castigará  el  Marques  de  Ayto 
na  con  toda  la  demostración  que  se  debe  esperar  de  su 
zelo. 

Y  en  que  castiguen  á  los  que  vexaren,  y  inquietaren 
al  Regimiento,  es  muy  de  su  obligación  ,  y  no  se  pue- 
de dudar  lo  executarán  ;  pero  también  se  juzga  que  no 
es  fácil  este  vexamiento  ,  siendo  tantos  y  tan  briosos  los 
soldados  del  Regimiento  :  y  solo  esto  podría  suceder 
juntándose  grande  número  de  vecinos  5  y  el  castigar  esto 
tendría  la  dificultad  que  se  dexa  entender.  Y  castigar  ei 
que  murmuren  ,  no  es  de  fácil  execucion  ,  ni  convenien- 
te ,  porque  se  tienen  por  infelices  los  tiempos  en  que  no 
se  permite  decir  lo  que  se  siente ,  y  sentir  lo  que  se 
quiere. 

En  el  punto  de  que  se  acomode  el  Regimiento  en  ei 
Barrio  de  san  Francisco  ,  y  que  se  cierre,  tiene  grande 
reparo  ,  que  se  desacomode  á  todos  los  que  viven  en  el 
barrio ;  que  á  los  dueños  se  les  cause  el  perjuicio  de  ver 
perdidas  sus  casas  i  pues  son  inescusables  los  daños  que 
han  de  recibir  con  su  asistencia ,  serán  grandes  los  cla- 
mores ,  y  los  desconsuelos  de  los  interesados  ;  y  sobre 
todo  ,  no  se  juzga  que  se  puede  conseguir  el  fin  de  tener 
á  los  soldados  encerrados  de  noche  ,  y  contenidos ,  sien- 
do gente  moza  ,  de  sangre  lozana ,  y  en  la  Corte  ,  que 
tanto  provoca  á  los  vicios. 

Y  en  quanto  al  punto  último  de  que  se  fixe  la  asis- 
tencia de  los  socorros  de  los  soldados  ,  porque  no  se  les 
paga  ,  y  faltando  lo  preciso  del  sustento ,  no  se  les  pue- 
de castigar  5  no  se  puede  dudar  que  es  acción  precisa, 
habiéndose  de  mantener  el  Regimiento  5  pero  también  se 
considera  ,  que  si  todo  el  influxo  que  ha  tenido  el  Re- 
miento  ,  no  ha  sido  suficiente  para  que  se  disponga  cau- 
dal para  las  pa^as-,  y  en  el  breve  tiempo ,  que  há  que  se 
formó,  ha  habido  esta  quiebra,  bien  se  reconoce  quán  im- 

po- 


22  6 

posible  es  permanencia  sin  los  inconvenientes  considera- 
dos j  y  aunque  las  pagas  fueran  puntuales ,  no  suficien- 
tes para  que  tenga  lo  que  juzga  que  han  menester  >  con 
que  es  preciso  que  busquen  lo  que  les  faltare. 

Y  queda  con  grande  desconsuelo  el  Consejo  de  con- 
siderar ,  que  está  esta  Monarquía  expuesta  al  rompí-* 
miento  de  Francia  ,  y  otros  que  pueden  sobrevenir  i  y 
tan  apurada  de  caudal ,  que  no  se  hayan  podido  dispo- 
ner asistencias  fixas  para  el  Regimiento  ,  habiéndose 
aplicado  para  este  efe£to  tanto  empeño  y  fervor.  Punto 
es  este  digno  de  que  V.  M.  cargue  toda  su  real  consi- 
deración con  la  mayor  reflexión  ,  pues  en  que  haya  cau- 
dal vá  el  estar  suficientes  para  conservarnos  ,  ó  ser  pre-, 
ciso  perdernos. 

De  V.  M.  en  esto  ,  y  en  todo  se  espera ,  que  dará 
la  mayor  providencia  ,  para  que  esta  Monarquía  ,  que 
fluctúa  en  tan  grandes  escollos ,  se  mantenga  en  gobier- 
no y  justicia.  V.  M.  mandará  ló  que  fuere  mas  de 
su  real  servicio.  Madrid  ,  y  Agosto  26  de  166% 
años. 

No  ¡se  dio  respuesta  á  esta  consulta ,  pero  debió  de 
hacer  alguna  impresión  en  el  ánimo  de  S.  M.  5  pues  ba- 
garon algunas  órdenes  para  reformar  que  se  truxesen 
armas  de  fuego  ^  y  que  los  Alcaldes  de  Corte  rondasen, 
y  pudiesen  prender  á  todos  los  que  encontrasen  con  ellas, 
aunque  fuesen  soldados  ;  pero  como  no  son  ellos  los 
que  cometen  todos  los  delitos ,  suceden  cada  dia  infini- 
tos ,  asi.de  hurtos  como  de  muertes  ,  y  otros  extraordi- 
narios ,  que  han  causado  en  la  Corte  gran  ruido  j  pero 
con  todo  esto  ,  se  conservan  ,  aunque  no  con  tanta 
sobervia  como  empezaron  5  y  el  Consejo  no  dexa  ca- 
da dia  de  hacer  nuevas  instancias  para  echar  esta  gen- 
te i  y  así  en  4  de  Noviembre  hizo  la  siguiente  con- 
sulta. 

SE- 


227 

SEÑORA. 

JL/Iferentes  consultas  ha  hecho  el  Consejo  á  V.  M. , 
representándola  los  daños  e  inconvenientes ,  que  resul- 
tan de  la  formación  de  la  Coronelía  ,  y  asistencia  de 
tantos  soldados  en  esta  Corte,  y  el  temor  que  se  causa 
en  ella  de  su  continuación  5  y  de  ellas  algunas  han  baxa- 
do  resultas ,  diciendo  V.  M.  las  queda  mirando  ,  para 
tomar  breve  resolución  5  y  otras ,  en  que  se  repitieron 
menos  accidentes ,  que  habían  sobrevenido ,  ( capaces  de 
poder  persuadir  á  V.  M.  á  mandar  salir  de  esta  Corte 
las  compañias  ,  y  remitirlas  á  las  partes  donde  convinie- 
ren ,  y  fuesen  útiles  )  que  hasta  ahora  no  han  baxado 
respondidas. 

Y  aunque  la  falta  de  salud  de  V.  M. ,  que  tan- 
to sienten  el  Consejo,  y  sus  vasallos,  debió  obligar 
á  no  participar  ninguna  cosa  ,  que  pueda  ser  de  desazón, 
van  creciendo  tanto  los  inconvenientes  cada  dia  ,  que  no 
cumpliera  el  Consejo  con  su  obligación,  ni  con  la  confian- 
za que  V.  M.  hace  de  los  que  concurren  en  el ,  si  dexá- 
ra  de  repetir  las  instancias  para  que  V.  M.  se  sirviera 
de  resolver  cosa  de  tanta  importancia ,  y  en  que  vá 
el  sosiego  de  esta  Corte ,  y  la  restitución  del  descrédito 
que  se  padece  en  poner  guardas  al  Palacio  de  V.  M.  so- 
bre las  ordinarias ,  que  los  antecesores  de  V.  M.  han  te- 
nido. 

Señora  ,  no  hay  día  ,  ni  noche  ,  que  no  sucedan  en 
esta  Corte  delitos,  muertes ,  robos  ,  y  pendencias  oca- 
sionadas por  los  soldados  de  la  Coronelía  ,  y  Regimien- 
to 5  y  son  tantas  ,  que  las  mas  aún  no  llegan  á  los  oidos 
de  la  Justicia ,  porque  aunque  las  claman  los  que  las 
padecen  ,  no  dan  cuenta  de  ellas ,  por  ver  que  no  se  con- 
sigue el  remedio ,  ni  la  satisfacción  de  sus  daños  5  de  que 

son 


228 

son  los  testigos  mas  vecinos  las  quejas  universales ,  que 
dan  los  caminantes  ,,.  y  tragineros  de  lo  que  á  las  entra- 
das de  Madrid  les  sucede  ,  quitándoles  lo  que  traen  ,  y 
á  los  que  no  tienen  les  maltratan  ó  matan ,  dexándoles 
desnudos.  Los   frutos  de   las  viñas  los  han  talado.  Las 
huertas  las  han  destruido  :  á  muchos  les  han  obligado  á 
vendimiar  antes  de  estar  en  sazón  la  uba  ,  por  el  temor 
de  que  se  la  roben :  del  ganado  que  se  apacentaba  en  pra- 
dos en  contorno  de  esta  Villa ,  les  han  quitado  muchas 
cabezas,  y  tratado  mal  á  los  Pastores;  con  que  los  obli- 
gados de  la  Carnicería  ,  y  los  abastecedores  del  Rastro, 
han  acudido  al  Consejo  con  su  recurso  ,  sin  haber  halla-, 
•do  camino  para  asegurarse.  Las  casas  de  los  hombres  d& 
•negocios,  Depositarios:,  y  Asentistas;,  no  se  ven  libres 
de  tientos ,  y  papeles ,  en  que  les  piden  socorros  con 
amenazas,  y  les  obligan  á  cerrar  las  puertas  antes  de 
anochecer  ,  y  á  tener  personas  ,  y  armas  prevenidas  para 
Ja  defensade  las  invasiones,  que  les  intentaban  hacer.  Po^ 
cas  personas  se  escapan  de  las  peticiones,  que  les  hacen  los 
soldados  á  título  de  la  necesidad  que  padecen  ;  y  sin  eS-* 
to  general  que  se  tiene  por  cierto  ,  hay  lo  particular  en 
las  relaciones  de  las  rondas ,  que  cada  dia  hace  la  sala 
de  los  Alcaldes ,  en  que  vienen  repetidos  insultos  de  los 
soldados ;  y  en  particular  en  la  de  n  del  mes  de  Sep-^ 
tiembre  vino  una  de  que  el  Domingo  en  la  noche  ante- 
cedente ,  entre  doce  y  una  habían  .entrado  en  la  huerta 
de  Pedro  Albertos ,  en  el  camino  de  san  Isidro  ,  nueve 
soldados  del  Regimiento,,  y  le  habían  llevado  un  vestido 
de  paño   negro  ,  un  arcabuz ,   y  otras  alhajas  de  valor 
de  ochocientos  reales,  y  dexaron  maniatados  quatro  cria- 
dos de  la  huerta.  Y  en  la  ronda  de  24  del  mismo  mes  se 
dio  cuenta  de  haberse  enviado  á  Juan  de  Vilbao  un  pa- 
pel el  Domingo  antecedente  en  que  le  decian  ,  que  seis 
reformados  del  Regimiento ,  necesitaban  de  cien  doblo- 
nes 


2  2£ 

nes  para  su  lucimiento  ,  y  que  los  pusiese  en  poder  de 
Fray  Francisco  de  Paredes  Valbuena  ,.  Monge  Premons- 
tratense.  Y  en  la  Ronda  de  25  del  mismo  se  dixo  habia 
amanecido  aquella  mañana  muerto  de  un  caravinazo  en 
la  Puerta  del  Sol  Rafael  Pérez ,  lacayo  de  Don  Juan  Lo* 
pez  de  Morales ,  arrendador  de  millones  ,  que  le  habian 
muerto  llevando  unas  cartas  á  la  estafeta  á  las  once  de  la 
noche.  Y  en  la  ronda  de  27  se  dio  cuenta  de  que  la  no- 
che antes  á  las  doce  estando  durmiendo  Francisco  Car- 
rocio  ,  albañil ,  á  la  puerta  del  Colegio  de  Atocha  ,  lle- 
gó una  tropa  de  gente  ,  y  le  quitaron  el  sombrero  ,  y  sin 
dar  lugar  á  que  se  levantase  le  habian  dado  seis  heridas, 
Y  en  28  del  mismo  dieron  cuenta  de  que  habiendo  ha- 
bido fuego  en  la  calle  de  Alcalá,  á  que  asistieron  quatro 
Alcaldes ,  estando  en  la  fuga  del  incendio,  llegó  un  hom- 
bre á  quexarse  de  que  en  la  Puerta  del  Sol  le  habian  ca- 
peado ,  y  salió  Don  Martin  Vadarán  con  tres  ministros, 
y  aprehendió  á  un  soldado  5  que  aún  no  habia  asentado 
plaza  ,  á  Francisco  de  Illora  ,  y  á  Juan  Martinez  ,  que 
lo  eran  del  Regimiento  ,  y  les  hallaron  las  capas ,  y  es- 
padas que  habian  quitado.  Y  en  la  de  30  de  dicho  mes, 
de  que  la  noche  antes  habian  muerto  á  Miguel  Navarro, 
Portero  de  la  Portería  de  las  Damas  de  V.  M.á  caravina- 
zos  en  la  calle  de  san  Bernardo.  Y  aunque  no  se  han  ave- 
riguado los  autores  ?  no  ha  faltado  quien  diga  haberlo 
hecho  soldados.  Y  á  Don  Francisco  de  Miera  ,  Caballero 
de  la  Orden  de  Santiago  ,  le  capearon  la  noche  antece- 
dente á  san  Nicolás  á  las  12  de  ella ,  y  le  quitaron  el 
coleto  ,-y  la  espada  ,  y  le  dexaron  la  capa  por  tener  há- 
vito  en  ella.  Y  en  la  ronda  de  5  del  mes  de  O&ubre  se 
aprehendió  á  Francisco  de  Osuna  ,  y  otros  con  dos  capas 
que  habian  quitado  ,  los  quales  dixeron  ser  soldados  de 
la  Coronelía.  Y  en  la  de  14  del  mismo  mes,  se  avisó  que 
estando  la  sala  de  Alcaides  despachando  ,  entró  en  ella 

Gg  un 


2  30 

un  hombre  llamado  Joseph  Martero ,  vecino  de  Cara- 
banchel  de  abaxo ,  y  dixo,  que  viniendo  con  Miguel  Ca- 
sado, su  criado,  en  su  carro  á  esta  Corte,  le  salieron  antes 
de  llegar  á  la  puerta  de  Segovia  hasta  doce  ó  catorce  sol* 
dados  con  la  librea  del  Regimiento  ,  y  le  dixeron  les  die- 
se lo  que  llevaba  ;  y  habiendo  respondido  que  no  traía 
que  darles ,  le  dieron  una  estocada  en  un  brazo  ,  y  una 
pedrada  en  la  boca  ,  de  que  estaba  de  peligro  ,  y  no  se 
pudo  averiguar  mas  de  haber  sido  soldados.  Y  que  la  no- 
che antecedente  habian  escrito  un  papel  á  Don  Diego 
de  Morales,  Tesorero  del  uno  por  ciento  ,  en  que  le 
decian  tuviese  prevenidos  doscientos  escudos  para  la  no- 
che siguiente,  porque  para  quien  los  pedia,  no  había 
justicia  ,  ni  defensa.  Y  en  la  de  \6  del  mismo,  que  la 
noche  antes  en  la  calle  de  san  Cayetano  ,  había  muerto 
á  Manuel  Blanco  ,  un  soldado  del  Regimiento  de  un 
caravinazo.  Y  la  noche  del  Lunes  antecedente  ,  habian 
muerto  de  otro  caravinazo  por  las  espaldas  á  Francisco 
Sánchez  Carpintero  ,  llevando  un  pliego  de  V.  M. ,  que 
recogió  el  Alcalde.  Y  en  el  hospital  habia  entrado  Juan 
'Antonio  Lucar ,  oficial  de  zapatero,  con  una  estocada  en 
la  tetilla  derecha  ,  que  le  dieron  á  la  una  de  la  noche 
en  las  quatro  Calles  ,  unos  hombres  que  no  conoció.  Y 
Pablo  Sánchez  ,  cochero  ,  con  una  puñalada  encima  del 
cmbro  derecho  ,  que  se  la  habia  dado  un  soldado  que 
no  conoció.  Y  Juan  de  Molina  ,  hortelano,  á  quien  die- 
ron una  estocada  en  el  brazo  izquierdo  ,  y  otra  por  las 
espaldas  ,  que  se  las  dieron  quatro  soldados  yéndose  pa- 
seando por  el  Prado.  Y  en  la  ronda  de  23  de  dicho  mes 
de  Octubre  ,  habiendo  ido  á  hacer  diligencias  sobre  las 
noticias ,  que  se  habian  dado  de  las  muertes  de  dos  sol- 
dados ,  se  habian  hallado  el  uno  en  la  calle  de  la  Palomas 
que  no  habia  muerto,  y  estaba  tal,  que  no  se  pudieron  ha- 
cer diligencias  con  e'l ,  y  solo  se  averiguó  haber  sido  las 

he- 


23* 

heridas  en  una  pendencia  con  otro  soldado :  la  otra  muer^ 

te  se  verificó  con  haber  hallado  el  cuerpo  en  el  arenal 
de  la  puerta  de  Toledo,  y  se  averiguó  con  la  ventera,  que 
entre  ocho  y  nueve  de  la  noche,  se  habían  oido  en  aquel 
sitio  unos  arcabuzazos >  que  á  la  mañana  se  habia  ha- 
llado aquel  cuerpo  muerto  atravesado  de  dos  balazos  ,  y 
le  habían  llevado  al  cuerpo  de  guardia  de  la  calle  de  la 
Paloma  una  esquadra  de  soldados.  Y  un  dia  de  la  semana 
pasada  yendo  pasando  á  extremo  un  rebaño  de  ganada 
por  la  puerta  de  Toledo  en  el  arenal  de  ella  ,   á  cosa  de 
las  ocho  de  la  mañana  ,  llegaron  unos  soldados  ,  y  qui- 
taron las  cabezas  de  ganado  que  quisieron  s  y  porque  el 
mayoral  que  lo  conducía  quiso  defenderlo  ,   le  dieron 
quatro  estocadas  ,  de  que  le  llevaron  por  muerto  al  hos- 
pital ,  y  baxaron  después  de  la  calle  de  la  Paloma  otros 
soldados ,  y  quitaron  veinte  carneros ,  y   maltrataron  á' 
los  pastores.  Y  otro  dia  de  la  semana  pasada  viniendo  al 
Consejo  por  la  mañana  Don  Francisco  de  Medrano  y  Ba- 
zán  ,  Fiscal  de  e'l ,  vio  á  la  puerta  del  quarto  del  Mar- 
ques de  Aytona  ,  un  hombre  desnudo ,  que  estaba  dan- 
do voces  ,  diciendo ,  que  los  soldados  le  habían  quitado 
una  carga  de  siete  arrobas  de  hilo  de  León  junto  al  lu- 
gar de  Arabaca ,  dexándole  maniatado  toda  la  noche 
hasta  el  amanecer  ,  y  que  era  todo  su  caudal ,  el  qual 
le  habían  robado.  Y  en  la  ronda  de  30  del  dicho  mes  de 
O&ubre  se  avisó,  que  ala  una  de  ella  habían   entrado 
cinco  hombres  en  un  labadero  de  los  de  san  Isidro  ,   que 
es  de  los  Religiosos  del  hospital  de  Antón  Martin  ,   ha- 
biendo hecho  para  entrar  una  rotura  en  Una  tapia  ;  y  de 
la  parte  de  afuera  se  quedaron  hasta  otros  siete  ú  ocho,  y 
todos  se  llevaron  mucha  cantidad  de  ropa  blanca  ,  ha- 
biendo maniatado  para  executarlo  quatro  ó  cinco  per- 
sonas ,  que  habia  en  la  casa ,  y  maitratadolas.  llevaban 

Gg  2  to- 


2  3* 

todos  armas  de  Fuego  ,   y  vestidos  con  la  librea  del 
Regimiento. 

Todos  estos  casos  y  otros,  que  no  se  pueden  averi- 
guar aunque  se  oyen  y  saben  ,  y  los  demás  que  pasan 
por  los  juzgados  de  los  Tenientes  de  Villa ,  están  pi- 
diendo justicia  j  y  como  ven  los  vasallos  de  V.M.  que  los 
Alcaldes,  ni  la  jurisdicción  ordinaria  no  pueden  proceder 
por  ser  los  delinqüentes  exentos  de  su  jurisdicción,  los  ca- 
bos que  la  tienen  en  ellos  no  la  hacen,  y  que  juzgan  sus 
delitos  por  veniales ,  mueve  al  Consejo  á  representarlos, 
siendo  de  parecer , que  es  obligación  de  V.M.  en  concien- 
cia de  evitarlos,  y  que  debe  servirse  de  quitar  de  su  pre- 
sencia esta  Coronelía  que  los  causa  ,  remitiéndola  á  don- 
de convenga ,  reparando  el  descrédito  que  resulta  ,  de 
que  á  vista  de  tantos  Embaxadores  de  otros  Reyes  ,  y 
residentes  de  Principes ,  tomen  los  soldados  de  este  Regi- 
miento por  disculpar  sus  delitos  ,  la  falta  de  socorros  de 
sus  pagas  por  no  hacérselas  á  su  tiempo  ,  y  no  ser  tan 
efectivas  las  libranzas  ,  que  se  dan  para  la  paga  de  sus 
sueldos  ,  como  su  necesidad  ha  menester.  V.  M.  resolve- 
verá  lo  que  fuere  mas  de  su  real  servicio  ,  y  bien  de  sus 
Vasallos.  Madrid  y  Noviembre  4  de  1669. 

Responsum  non  dedit  ==  Porque  se  tiene  entendi- 
do ,  que  es  la  Coronelía  la  pacificación  de  las  in- 
quietudes que  suele  haber  en  casos  de  menoridad, 
como  este  que  se  añade  ,  y  fue,  que  luego  que  en- 
traron las  guardas  en  Palacio  ,  como  va  dicho ,  ama- 
neció una  mañana  quebrada  por  la  parte  del  Parque 
una  reja  de  la  Cobachuela  del  Despacho  Universal ,  y  ha- 
biendo roto  por  allí  tres  puertas ,  se  hallaron  todos  los 
papeles  barajados ,  y  la  mayor  parte  de  ellos  en  el  sue- 
lo ,  y  un  papel  que  decia  :  No  todo  lo  guarda  la  Ghamver-* 
ga.  Con  esto  han  querido  acreditar  más  á  S.  M.   lo 

que 


233 
que  conviene  tener  está  guarda :  con  que  las  instan- 
cias del  Consejo  son  de  poca  importancia  á  los  oidos  de 
S.  M. 

El  señor  D.  Juan  se  está  en  Zaragoza  muy  quieto,  y  vir- 
tuoso ,  y  tan  querido  y  estimado  de  todos  ,  que  no  tiene 
comparación.  Muchas  quejas  dá  la  plebe  de  Castilla  contra 
S.  A. ,  parecie'ndole  que  solo  trató  de  sus  conveniencias, 
pero  muchas  gracias  le  dan  los  cuerdos  de  que  esté  ca- 
llando. Los  Aragoneses  le  estiman  ,  y  veneran  por  los 
agasajos  que  les  hace  ;  de  suerte  ,  que  viniendo  Consi- 
liarios del  rey  no  de  Valencia  á  Zaragoza  á  dar  su  bien 
yenida  á  S.  A. ,  y  la  enhorabuena  de  los  puestos  y  car- 
gos que  habia  llevado  ,  sucedió  que  la  Ciudad  convidó 
á  todos  los  señores  y  caballeros  que  habia  en  ella  ,  pa- 
la que  el  dia  de  la  función  estuviesen  á  las  tres  de  la 
tarde  en  la  plaza  del  Consistorio  para  acompañar  la  Ciu- 
dad ,  que  salia  á  recibir  los  Diputados  de  Valencia.  Fai^ 
taron  á  esta  función  el  Duque  de  Hijar ,  el  Marques  de 
Alcañiz  ,  el  Conde  de  Aranda  ,  y  su  hijo  el  Conde  de 
san  Clemente  ,  el  Conde  de  Belchite ,   el  Marques  de 
Navarres ,  el  de  Cañizares  ,  el  Marques  de  Coscojuela, 
y  otros  j  con  que  la  Ciudad  quedó  muy  ofendida ;  y 
acabada  la  función  ,  juntaron  Capitulo  ,  y  Consejo  para 
hacer  una  demostración  con  los  que  habían  faltado  :  y  se 
tiene  por  cierto,  hubo  siete  votos  de  que  les  derribasen  las 
casas  ,  y  desavecindasen  con  pregones  ,  y  que  no  dexa- 
sen  ,  ni  se  permitiese  el  que  sus  vasallos  comerciasen  en 
dicha  Ciudad ,  ni  sus  barrios.  Hubo  otros  diez  y  siete 
Votos  ,  de  que  solamente  se  les  desavecindasen  ,  con  que 
los  demás  se  conformaron  con  esta  resolución  de  la  ma- 
yor   parte  5  y   habiendo  llamado  á  los  Ministros  para 
hacer  el  pregón  ,  no  faltó  alguno  de  los  que  estaban  den- 
tro del  Capítulo  ,  que  dio  aviso  á  los  culpados  ,  los  qua^ 
les  fueron  a  dar  parte  á  S.  A. ,  .para  que  lo  estorbase,  y 

por 


234 

por  no  haberle  podido  hablar  el  Secretario  Patino  ,  escri- 
bió á  la  Ciudad,  diciendo,  se  sirviera  de  suspender  aque- 
lla execucion  que  habia  resuelto  ,  hasta  que  se  informa- 
ra á  S.  A.  Con  este  papel  se  suspendió  la  resolución  ,  y 
la  Ciudad  envió  tres  embajadas  á  S.  A. ,  ofreciéndole 
suspenderla  hasta  que  S.  A.  íá  diese  satisfacción  5  y  S.  A. 
Ja  escribió  con  grande  agradecimiento  ,  y  dispuso  el  ajus- 
te, con  que  todos  salieron  acompañando  á  la  Ciudad 
quando  se  fueron  los  Diputados. 

A  este  tiempo  también  hubo  en  Portugal  su  poco  de 
inquietud  ,  porque  los  afe&os  del  Rey  Don  Alfonso  sen- 
tían verle  padecer  en  su  prisión  ,  y  los  del  séquito  de 
Don  Pedro  temian  no  se  encendiese  alguna  cisma  5  y  así 
determinaron  que  Don  Francisco  Terre  de  Andrade ,  ó 
de  Mendoza  ,  Almirante  de  su  armada  ,  llevase  á  Don 
Alfonso  á  las  Islas  Terceras  :  y  así  una  noche  con  todo 
secreto  se  embarcaron ,  y  no  habiendo  podido  en  tres 
dias  salir  de  la  barra ,  se  arrepintió  el  tal  Almirante  de 
haber  executado  una  acción  tan  cruel  con  su  Rey ,  se 
desembarcó  ,  y  se  fue  á  la  Compañía  ,  y  tomó  la  ropa, 
pero  no  le  bastó  ,  porque  le  buscaron  ,  y  prendieron  en 
un  Castillo  ,  donde  parece  que  perecerá.  Encargósele  es- 
ta empresa  á  otro  caballero  ,  que  luego  puso  en  execu^ 
cion  salir  del  puerto  con  Don  Alfonso ,  porque  ya  el 
pueblo  de  Lisboa  se  empezaba  á  inquietar.  Llevóle  á  las 
Islas ,  y  habiéndole  paseado  ,  y  festejado  algunos,  dias> 
le  dispuso  un  encierro ,  donde  le  dexó  ,  y  se  vino  á  Lis- 
boa :  con  que  muchos  de  los  parciales  de  Don  Alfonso 
se  salieron  de  ella  ,  y  se  fueron  á  sus  lugares.  Algunas 
diferencias  hay  en  los  Consejos  de  Estado  ,  así  en  el  de 
España  ,  como  en  el  de  Portugal ,  sobre  la  restitución  de 
los  estados  á  sus  dueños ,  con  que  ellos  se  están  sin  go-, 
zarlos  ,  y  el  Portugués  disfrutándolos. 

Hemos  dexadp  llegar  á  Roma  el  Padre  Juan  Eve- 

rar- 


'23? 
rardo  ,  para  poder  contar  su  suceso,  que  es  bien  memo- 
rable j  pues  creyendo  ,  que  en  llegando  á  Roma  seria 
Pontífice  ,  se  halló  burlado  ,  respecto  de  no  llevar  car- 
tas de  creencia  para  la  embajada ,  que  presumía  habia  de 
dar  á  S.  S.  5  y  así  dio  aviso  de  haber  llegado  ,  y  pidió 
orden  de  lo  que  habia  de  executar ,  sobre  que  se  hicie- 
ron algunos  Consejos  de  Estado  5  y  en  ellos ,  como  cono- 
cían el  sugeto ,  se  resolvió ,  que  se  le  enviase  orden  pa- 
ra que  tratase  de  la  definición  de  la  Concepción,  y  tam- 
bién se  le  señalaron  ochenta  escudos  para  la  asistencia: 
con  que  le  hicieron  Embajador  capón  j  pero  el  Marques 
de  san  Román  ,  que  está  en  aquella  Corte  por  Emba- 
xador  Ordinario ,  le  asistió  con  todo  lo  que  era  preciso, 
y  con  coches  para  su  lucimiento  5  pero  todo  esto  no  bas- 
tó para  que  los  cortesanos  de  Roma  conociesen  luego  el 
sugeto ,  y  así  escribieron  cosas  bien  ridiculas  de  el?  por- 
que tan  bien  se  miente  en  aquella  Corte  como  en  esta, 
y  yo  vi  carta ,  en  que  decia  un  amigo  á  otro  de  aquí 
éste  Capítulo; 

Aquí  llegó  el  Padre  Everardo ,  y  dicen ,  que  trae 
en  dinero  doce  mil  doblones  ,  y  en  barras ,  y  presas 
de  oro  diez  y  siete  libras ,  y  un  cofrecillo  de  una  vara 
de  largo,  y  una  quarta^  de  ancho  en  quadro  lleno  de 
joyas ,  y  alhajas  de  grande  importancia  ,  con  que  no  de- 
xará  de  conseguir  Capelo. 

Su  Santidad  dio  á  Francia  un  Capelo  ,  reservando 
otro  para  España  ,  sobre  que  escribió  que  se  le  propu- 
siesen sugetos  para  él  5  y  habiendo  el  Consejo  de  Estado 
propuesto  en  primer  lugar  ai  Dean  de  Toledo,  y-eri  ser. 
gundo  á  Don  Antonio  Benavides,  y  en  tercero  á...¿....... 

se  conformó  S.  M.  ,  y  se  le  escribió  al  Pontífice  ,  re- 
mitiéndole la  nomina  al  Marques  de  san  Román  con 
extraordinario ;  pero  este  mismo  correo  llevó  á  parte 
carta  de  la  Rey  na  nuestra  señora  ,  pidiendo  á  S.  S.  el 

Ca- 


1^6 

Capelo  para  el  Padre  Everardo.  Esto  se  divulgo  en  la' 
Corte  ,  y  fue  el  sentimiento  de  todos  muy  general ,  creí- 
yendoque  en  ponie'ndose  la  Purpura  ,  habia  de  volver  á 
España  luego ,  y  que  la  Coronelía  se  habia  dispuesto 
para  este  efe&o.  Este  sentimiento  ,  ó  cuidado  se  acrecen- 
tó mas  con  la  respuesta  de  haber  recibido  estos  pliegos 
el  Marques  de  san  .Román ,  pues  juntamente  con  ella 
dio  noticias  ,  aunque  equívocas  ,  de  que  ya  S.  S.  concer 
dia  con  lo  que  S.  M.  pidió.  Esto  también  se  esparció  por 
Roma ,  de  suerte  ,  que  hubo  muchas  cartas ,  que  lo 
acreditaron ;  y  así  los  Padres  de  la  Compañia  recibian 
enhorabuenas  ,  y  todo  el  lugar  pésames.  Tenian  preve- 
nidas linternillas  para  poner  las  luminarias  en  viniendo 
el  aviso  ,  que  se  aguardaba  por  instantes.  En  ínterin  que 
llegaba ,  escribieron  al  Consejo  de  Estado  ,  al  Marques 
de  San  Román  ,  Almirante  de  Castilla  ,  y  ai  Condesta- 
ble ,  que  está  gobernando  á  glandes.  Sintió  mucho  esto 
el  Duque  de  Osuna  ,  que  está  gobernando  á  Cataluña, 
y  ele&o  Gobernador  de  Milán ;  y  sin  poder  reportar  el 
sentimiento  de  este  caso ,  por  reconocer , ó  que  estaban 
olvidados  sus  servicios ,  ó  por  causas  en  que  se  entien- 
den estos  señores  ,  tomó  la  pluma  ,  .y  escribió  estas  qua^ 
tro  cartas ,  con  fecha  de  2  o  de  Septiembre  de  1 669,. 

A  LA  REYNA  NUESTRA   SEÑORA. 

señora: 


;I  poca  salud ,  y  mi  falta  de  hacienda,  me  ponen  ew 
precisa  obligación  de -no  poder  proseguir  en  el  real  ser- 
vico  de  V.  M. ,  y  así  suplico  á  V.  M.  se  sirva  de  mandar^ 
tne  dar  Ucencia.  Guarde  Pios  a  V .  M.  &c< 

.'•.'-■  '  3 

,  SlQflQZ    filldSOfl    Su 

A 


237 
A   DON  BLASCO. 

¡Señor  mió :  Remito  á  V.  S.  esa  carta ,  para  que  la 
ponga  en  las  reales  manos  de  S.  M.  debiendo  solo  añadir 
en  esta  á  V.  S.  que  si  se  me  niega  la  licencia ,  me  iré  sin 
ella,  y  solo  para  esto  despacho  extraordinario  ,  yente  y 
viniente.  Guarde  Dios  á  V.  S.  &c. 

A   ATT  O  NA. 

Señor  mío  :  Embio  á  WE.  copias  de  lo  que  escribo 
á  la  Rey  na  nuestra  señora,  y  á  D.  Blasco  de  Loyola,  sin 
ser  ya  hora  de  decir  á  V.  E.  otra  cosa,  pues  ya  no  es  tiem- 
po de  nada.  Guarde  Dios  á  V.  E.  &c. 

A    PEÑARANDA. 

Tío  y  señor  mió  :  Remito  copias  á  Y.  E.  de  lo  que* 
escribe  á  la  Reyna  nuestra  señora  ,  y  á  Don  Blasco  ,  y 
porque  ya  no  es  tiempo  de  reconvenciones ,  ceso  en  esto, 
deseando  solo  que  guarde  Dios  á  V.  E.  &c. 

Concediósele  licencia}  pero  se  le  mandó  que  no  de- 
xase  el  puesto  hasta  que  fuese  el  Duque  de  Sesar  ,  que 
estaba  nombrado.  No  falta  quien  dice  ,  que  ha  de  haber 
segunda  creación  ,  y  que  en  ella  se  mejora  el  partido  del 
Duque.  El  del  Padre  Juan  Everardo  se  puso  de  peor  ca- 
lidad ,  porque  el  Marques  de  san  Román  ,  le  jugó  la  pie- 
za del  Capelo,  y  hay  quien  dice,  que  fue  para  conseguid 
el  Consejo  de  Estado  ,  porque  luego  que  fue  de  el,  avisó; 
que  su  Santidad  habia  enviado  á  pedir  la  nomina  de  los 
sugetos,  que  hablan  ido  propuestos  ,  y  habiéndosela  lle- 
vado ,  le  deshaució  de  la  pretensión  del  Padre  Everardo^ 
y  le  mandó  se  lo  dixese  ,  y. que  renunciase  luego  el  pues.-: 

Hh  to 


238 

to  de  Inquisidor  general  en  Don  Diego  Sarmiento  Valla- 
dares, Presidente  de  Castilla  ,  que  habia  ido  nombrando 
para  este  efe&o  ,  sobre  que  estaba  tenaz  el  Padre  Confe- 
sor. Entie'ndese,  que  era  la  causa  de  esto,  el  que  su  Con- 
fesor ,  y  Confidente ,  que  era  el  Padre  Salinas ,  de  la 
Compañía  de  Jesús  ,  le  habia  escrito  una  carta  en  que  le 
decia  ,  que  1as  cosas  de  España  se  iban  disponiendo  de 
suerte  ,  que  muy  en  breve  se  veria  en  ella ,  y  con  quar* 
to  en  Palacio  con  escalera  secreta  -para  poder  ver  á  Ja 
Rey  na  nuestra  señora  á  las  horas ,  que  quisiese  ,  y  go- 
bernase esta  Monarquía  sin  embarazo  j  y  que  así  no 
renunciase  el  puesto  de  Inquisidor  general,  con  que  le 
debió  hacer  tal  armonia  al  Padre  Everardo  esta  carta^ 
que  le  hacia  tenerse  fuerte  en  no  renunciar  ,  y  con  las 
esperanzas  del  Capelo  mucho  mas.  Llevóle  la  orden  de 
su  Santidad  el  Marques  de  san  Román  ,  á  tiempo  en  que 
en  su  idea  se  hallaba  Cardenal,  y  Gobeínador  de  España: 
con  que  el  pobre  hombre  se  quedó  muy  frió  con  ella  ,  y 
aún  dicen  le  costó  un  desmayo  ,  de  mas  de  una  hora. 
Tienese  por  cierto ,  que  el  General  de  su  Religión  ,  vién- 
dole desposeído  de  los  puestos  ,  y  que  quando  entró  en 
Roma  ?  no  hizo  los  acatamientos  teatinos  á  su  Reveren- 
dísima ,  le  mandó  salir  luego  de  Roma ,  y  que  se  fuese 

á  un  Convento  cerca  de  la  ciudad  que  llaman  de 

donde  luego  que  llegó  á  e'l ,  despidió  toda  su  familia* 
y  se  quedó  con  el  hermano  Bustos  su  compañero  ,  que 
le  asistió  en  España  ,  y  pretendió  por  esto  le  llamasen 
Señoría.  No  pienso  han  quedado  los  dos  muy  mal ,  pues 
llevaron  muy  buenas  propinas  de  doblones  quando  se 
fueron  5  y  una  entre  otras  que  se  dexaron  acá  de  qui- 
nientos doblones  de  á  ocho  ,  no  es  la  que  ha  hecho  me- 
nos ruido  para  recogerla  ,  y  ponerla  en  seguridad  ,  pues 
fue  menester  Alcalde  de  Corte  para  su  execucion.  La  car- 
ta del  Padre  Salinas  se  descubrió  aquí ,  y  de  la  noche  á  la 

ma- 


23? 

mañana,  le  envió  el  Nuncio  á  Valladolid  ,  y  de  allí  á  Pa- 
lencia  ,.  á  donde  algunos  quieren  que  este  de  asiento  ,  y 
otros  que  va  caminando  á  Roma. 

Su  Santidad  ,  habiendo  manifestado  su  ánimo  en  dar 
el  Capelo  á  Don  Luis  Fernandez  Portocarrero  ,  Deán  de 
Toledo  ,  ha  hecho  represalia  de  el  hasta  que  se  allanen 
en  Italia  ,  en  los  rey  nos  de  Ñapóles,  y  Milán  ,  á  darle  los 
espolios  de  los  Conventos,  que  se  han  extinguido  en  aque- 
llos reynos. 

Luego  que  llegó  esta  nueva  le  dieron  á  S.  M.la  Rey- 
na  nuestra  señora  unas  tercianas  ;  de  que  ha  estado  bien 
apretada.  Ha  sido  Dios  servido  de  haberla  sacado  a  puer- 
to seguro  ;  y  los  Chambergos,  que  así  se  llaman  los  de 
la  Coronelía  por  haber  puestóse  el  traje  que  traía  Mr. 
Chaveget ,  Francés ,  que  sirvió  en  el  exército  de  Bada- 
joz ,  y  ellos  llaman  á  los  cortesanos  golillas  ,  sobre  que 
ha  habido  algunas  moynas  de  importancia  ,  Intentaron 
hacer  festejo  á  S.  M.,  publicando  una  mascara  para  el  dia 

Íe  los  años  de  la  Rey  na  nuestra  señora  ,  que  son  á  20  de 
Kciembre.  Convidaron  á  algunos  Golillas,  como  ellos 
dicen  ,  y  empezaron  á  comprar  caballos >  pero  los  medios 
de  todos  son  tan  cortos  ,  que  se  hallaron  en  precisa  obli- 
gación de  pedir  á  la  Villa  los  vistiese :  y  esta  lo  ha  repug- 
nado ,  con  que  se  hará  la  mascara  con  poco  lucimiento, 
como  se  dirá  á  su  tiempo. 

Resultó  de  la  muerte  del  Marques  de  Camarasa,  que 
se  enviaron  Jueces  á  Ñapóles  para  la  averiguación  y 
castigo  i  y  habiendo  reconocido  el  proceso ,  se  dio  esta 
sentencia. 


Hh*  %  Don 


240 

Don  Carlos  II.0  Rey  de  Castilla  ,  Aragón  ,  y  Cerdeña  ,  &c% 

y  Doña  María  Ana ,  Re  y  na  Madre  ,  Tutor  a 

y  Gobernadora. 

SENTENCIA. 

>EA  á  todos  manifiesto  como  el  Exmo.  señor  Doii 
Francisco  Tutavila,  Duque  de  san  Germán,  señor  del  es- 
tado de  la  Campana  de  Aibalá  ,  y  Villa  de  Saucedilla, 
Comendador  de  la  Peñauseda ,  en  la  Orden,  y  milicia  de 
Santiago  ,  de  los  Consejos  de  S.  M.  en  los  supremos  dé 
Guerra,  de  Italia  ,  y  del  Corateral  del  rey  no  de  Ñapóles, 
Virrey  y  Capitán  General  de  este  reyno  de  Cerdeña,  ot- 
dena  ,  manda  ,  y  hace  noticiosos  á  todos  los  naturales,  y 
demás  que  viven,  residen,  y  habitan  en  este  presente  rey-; 
no,  y  en  las  ciudades,  villas,  y  lugares  de  esta  Provincia, 
de  qualquier  estado  ,  preeminencia  ,  dignidad  ,  calidad  ó 
estamento,  que  fueren  ,  como  habiéndose  cometido  el 
homicidio  de  Don  Agustin  de  Castelvi  y  Lanza  ,  Mar- 
ques de  Laconi ,  y  Vizconde  de  Sanluri ,  de  orden  de  su 
muger  Doña  Francisca  Zatrillas,  Marquesa  de  Laconi,  y 
siete  Fuentes,* por  Don>  Silbestre  Aymerich ,  y  demás 
cómplices,  que  intervinieron  en  aquella  alevosía',  perpe- 
trada á  la  una  ,  pasada  media  noche  de  los  20  de  Junio 
de  1668  ,  corrió  voz,  que  hizo  divulgar  ,  y  esparció  di- 
cha Marquesa  Doña  Francisca  para  encubrir  su  torpe- 
za,de  que  se  habia, cometido  el  delito  de  comisión  de 
la  Exma.  Doña  Isabel  de  Portocarrero,  Marquesa  de  Ca- 
marasa,  con  ciencia  y  noticia  de  su  marido  el  Exmo.  Don 
Manuel  de  los  Cobos  ,  Marques  de  Camarasa  ,  que  go- 
bernaba esta  reyno  de  Virrey  ,  y  Capitán  General  5  y 
que  el  motivo  seria  por  las  diferencias  ,  que  hubo  en  la 
ocasión,  que  se  disolvieron  las  Cortes,  y  general  Parla- 

men- 


24* 

mentó,  que  se  celebra  en  este  reyno  ;  con  lo  qual ,  en- 
cubriendo la  torpísima  causa  real ,  y  verdadera  del  di' 
cho  delito  ,  sin  atender  al  temor  de  Dios  ,  y  con  menos- 
precio de  sus  conciencias,  se  unieron  Don  Jayme  Artal 
de  Castelvi ,  Marques  de  Zea  ,  Don  Antonio  Brondo, 
Don  Silvestre  Aymetich ,  Don  Francisco  Cao  menor, 
Don  Francisco  Portugués,  Don  Gavino  Grixoni,  y  otros 
cómplices  $  y  después  de  muchas  juntas  ,  coloquios  ,  y 
conventículos  perversos,  que  formaron  en  diversas  casas, 
perpetraron  el  execrable  homicidio  en  la  persona  de  di- 
cho Exmo.  señor  Marques  de  Camarasa  ,  siendo  Virrey, 
y  Capitán  General  de  este  reyno  ;  al  qual,  subiendo  ,  y 
retornando  del  Convento  de  nuestra  señora  del  Carmen, 
y  de  la  fiesta  que  se  celebraba  en  su  octavario,  mataron 
alevosamente  á  caravinazos  el  Sábado  2  1  del  mes  de  Ju- 
lio de  dicho  año  de  1668  dentro  de  su  coche  ,  y  en  el 
estrivo  en  que  venia  con  su  rfluger  y  hijos  ,  disparándo- 
le á  las  siete  y  media  de  la  tatde  ,  desde  una  ventana, 
y  reja  de  madera  ,  que  está  en  la  calle . ,  que  llaman  de 
Caballeros ,  de  la  casa  de  Don  Antonio  Brondo,  que  tie- 
ne puerta  en  la  calla  Mayor  de  esta  ciudad  ,  por  donde 
entraron  los  facinerosos  ,  y   agresores  con  mucha  co- 
mitiva de  gente  armada  de  armas  proditorias,  no  obstan- 
te las  quadrillas  formadas  ,  y  apostadas  en  diversas  par- 
tes donde  podia  pasar  el  coche  5  como  se  conoció  del  pre- 
paratorio ,  que  habia  en  casa  de  la  dicha  Marquesa  Do- 
ña Francisca  Zatrillas  ,  y  en  la  de  Don  Antonio  Bron- 
do ,  donde  se  habia  recogido  el  Marques  de  Zea  ;  de  cu^ 
yos  corredores  dispararon  varios  arcabuzazos  á  los  pa- 
ges  ,  y  criados  de  dicho  Virrey  5   y  al  tiempo  que  fueron 
á  querer  cerrar  las  puertas  de  este  castillo  para  facilitar 
la  prisión  ,  e'  impedir  la  fuga  de  los  delinquientes  3  hirie- 
ron á  Don  Eufrasio  de  los  Rios  ,  Page  de  dicho  Virrey, 
y  á  Grifel  de  Vicerta ,  esclavo  del  Capitán  Pedro  An- 

to- 


242 

tonio  Pes ,  según  queda  probado  en  el  proceso  difusa- 
mente 5  en  el  qual  se  ha  manifestado  el  ánimo  deprava- 
do que  tuvieron  los  facinerosos  por  habérsele  hallado 
diez  y  siete  heridas  de  balazos  en  los  pechos  del  dicho 
tVirrey  ,  no  obstante  otra  herida  que  tenia  en  el  brazo  iz- 
quierdo ,  y  en  la  parte  siniestra  de  la  cabeza  ;  con  con- 
tusión de  miembros  ,  escapando  de  milagro  los  demás  del 
coche  por  la  multitud  de  balas  ,  que  manifiestan  los  ves- 
tigios que  han  quedado  en  la  pared  dónele  pegaron }  y 
porque  después  de  esta  infelice  e  inhumana  resolución, 
incontinenti  los  dichos  Marques  de  Zea ,  y  los  demás 
reos  cómplices ,  se  fueron  á  retraer  y  refugiar  en  el  Con- 
vento de  san  Francisco  de  Claustrales  del  arrabal  de  Es- 
tampadle (no  obstante  los  que  se  recogieron  en  la  casa  de 
dicha  Marquesa  de  Laconi ,  y  siete  Fuentes) ,  y  pertre- 
chándose con  copioso  número  de  gente  armada ,  y  de 
mala  calidad,  que  tenían  Cíe  antemano  prevenida,  y  con 
las  tropas  que  venían  cada  dia  ,  estuvieron  con  cen- 
tinela continua  ,  y  atalaya  en  el  campanario  ,   y  con 
el  aparato  de  pedreros ,  y  espingardos ,  ó  mosquetes  de 
posta  colocados  en  la  puertas  de  dicho  Convento ,  con- 
moviendo la  gente  en  aquella  era  ,  como  lo  habian  tan- 
teado en  el  dia  del  entierro  del  dicho  Marques  de  Laco^ 
ni ,  y  la  iban  sedicionando  en  controversias  y  chismes. 
iY  no  pudiendo  conseguir  este  segundo  maleficio  por  la 
fidelidad  notoria  de  ios  nativos  ,  se  embarcaron  después 
de  un  mes  para  el  Cabo  de  Sacer  ,  sin  reparar  en  el  in- 
temperie ,  y  peligros  de  la  mar  ,  que  podían  sobrevenir, 
y  han  estado  en  aquel  distrito  hasta  el  presente  con  de- 
sasosiegos,  sembrando  cizaña  ,  y  provocando  á  inquie- 
tud ,  y  á  perturbaciones ,  corriendo  la  estrada  pública, 
y  convocando  gente  para  su  facción  ,  contraviniendo  á 
la  lealtad  ,  que  debían  de  vasallos  de  S.  M. ;  por  cuyas 
causas  y  razones ,  se  les  ha  fulminado  proceso  á  instan- 
cia 


243 
cia  del  Doftor  Esteban  Antonio  Alemán  ,  caballero  de 
esta  Ciudad  ,  y  Abogado  Fiscal ,  que  hemos  nombrado 
en  estas  causas.  Y  habiendo  constado  con  superabundan- 
te  copia  de  testigos ,  papeles  fidedignos ,  cartas  verifica- 
das ,  y  pruebas  suficientes  y  nerviosas ,  de  que  el  proce- 
so de  la  muerte  del  Marques  de  Laconí ,  que  fulminó  4 
instancia  de  su  muger  ,  es  falso  ,  y  siniestro  ,  y  que  ella 
y  los  demás  delinqüentes  ,  y  .aliados  de  su  casa  ,  y  fa- 
milia cooperaron  en  sobornar,  testigos  para  culpar  á  dicho 
Marques  de  Camarasa  ,  y  á  otras  personas,  que  estaban 
inocentes  de  dicho  delito  ,  y  habiéndolos  emplazado ,  y 
citado  á  voz  de  pregonero  en  esta  Ciudad,  y  en  la  de 
Sacer ,  porque  pareciesen  dentro  de  un  termino  preciso, 
no  se  han  presentado  por  andar  prófugos  con  el  estimu- 
lo de  su  misma  conciencia  que  los  acusa  ,  y  siguiéndose 
la  causa  en  su  rebeldia,  se  ha  proferido  sentencia  con  vo- 
to del  noble  ,  y  magnifico  Don  Juan  de  Herrera  ,  Conr 
sejero  de  S.  M.  en  el  de  santa  Clara  del  reyno  de  Ñapó- 
les, y  Consultor  de  estas  causas  ;  en  la  qual  hemos  con- 
denado á  los  dichos  Don  Jayme  Artal  Castelvi ,  Mar- 
ques Zea  ,  Don  Antonio  Brondo ,  Don  Silvestre  Ayme- 
rich  ,  Don  Francisco  Cao ,  Don  Francisco  Portugués, 
Don  Gavino  Grixoni ,  por  reos  de  lesa  Majestatis  in  primo 
capite  (sin  perjuicio  de  los  demás  cómplices  y  delinqüentes), 
y  que  sean  tenidos  por  enemigos  públicos ;  y  como  tales, 
que  puedan  ser  ofendidos  y  muertos  ,  sin  incurso  de  pe- 
na; y  los  que  los  persiguieren  y  mataren  ,  merezcan  pre- 
mios ,  y  gracias  de  la  real  grandeza.  Que  las  casas  donde 
dichos  reos  habitaban  y  vivían ,  y  sobre  todo  la  de  Don 
Antonio  Brondo  (de  donde  se  ha  perpetrado  el  delito) 
sean  demolidas,  derribadas  ,  y  deshechas  ,  para  que  que- 
den desiertas  e  inhabitables,  conservando  con  su  ruina  la 
perpetua  nota  de  infamia  ;  y  con  prohibición  de  que  no 
se  puedan  jamas  reparar  ni  edificar  j  y  pasando  el  arado 

por 


244 

por  el  suelo  de  dichas  casas ,  se  siembre  sal  en  su  terrer 
ño,  y  se  coloquen  epitafios  para  memoria  de  los  tiempos 
venideros,  según  la  orden  de  S.  M. ,  y  que  los  bienes 
muebles ,  y  raices  feudales ,  y  alodiales  ,  derechos  ,  y 
acciones  que  tuvieren  dichos  reos  Marques  de  Zea  ,  Don 
Antonio  Brondo,  Don  Silvestre  Aymerich,  Don  Eran-< 
cisco  Cao ,  Don  Francisco  Portugués ,  y  Don  Gavina 
Grixoni  ,  sean  aplicados ,  adquiridos ,  y  devolutos  en 
beneficio  del  regio  Erario ,  y  del  fisco  de  la  sacra  Ca-? 
tólica  y  real  Magestad. 

Con  lo  qual ,  siendo  como  es  ,  constante  ,  sabido,  y 
averiguado,  que  el  dicho  Marques  de  Laconi  murió 
por  las  insidias  de  la  Marquesa  Doña  Francisca  Zatrillas 
su  muger  ,  de  Don  Silvestre  Aymerich  ,  y  sus  cómpli-< 
ees ,  por  la  torpísima  causa  ,  que  se  ha  averiguado  en  los 
autos ,  habie'ndose  propalado  bastantísimamente  la  ino-^ 
cencía  de  los  Excelentísimos  Marqueses  de  Camarasa,  y 
de  los  demás  ,  que  quisieron  culpar  en  el  dicho  homici-i 
dio  del  Marques  de  Laconi  5  y  siendo  muy  patente  y 
manifiesto,  que  los  dichos  Don  Jayme  Artal  de  Castel-J 
vi ,  Marques  de  Zea  ,  Don  Antonio  Brondo  ,  Don  Sil-, 
vestre  Aymerich,  Don  Francisco  Cao ,  Don  Francisco' 
Portugue's  ,  Don  Gavino  Grixoni ,  y  demás  cómplices, 
y  agregados ,  mataron  al  dicho  Virrey ,  cometiendo  los 
demás  insultos  arriba  referidos,  es  firme,  estable,  per- 
manente y  constante ,  que  ios  vasallos  de  esta  Ciudad  y 
rey  no  todo  ,  generalmente  han  sido  ,  y  son  fieles  y  lear 
les  ,  y  que  no  han  faltado  á  la  obligación  obsequiosa  de 
vasallos  del  Rey  nuestro  señor  ,  y  por  fieles  y  leales  do- 
ben  ser  tenidos  ,  habidos  y  reputados  ,  corno  así  los, 
tenemos  ,  y  reputamos  ,  y  queremos  que  por  tales? 
sean  habidos  ,  y  reputados  en  el  real  nombre  de 
S.  M.  ,  para  que  en  adelante  puedan  conseguir  las 
■  gracias,  honras  y  mercedes  de  la  real  grandeza,  y  católica 

ele* 


245 
clemencia  ,  sin  que  pueda  perturbarles  el  insulto  del  exe- 
crable homicidio  cometido  por  dichos  reos ,  y  sus  cóm- 
plices y  adherentesj  pues  estos  particulares  deben  ser 
castigados  con  la  severidad  ,  que  pide  su  atroz  insolen- 
cia ,  que  no  ha  podido  manchar  la  innata  fidelidad  de 
los  Sardos. 

Y  porque  en  todos  tiempos  conste  de  esta  verdad 
sólida  y  averiguada ,  y  se  puedan  conservar  los  Regni- 
culas  en  toda  la  estimación  ,  y  aprecio  de  su  incontrasta- 
ble lealtad  ,  y  ai  mismo  paso  se  extirpen  los  particulares, 
que  no  supieron  guardar  el  obsequio,  y  veneración  á  su 
Rey  ,  y  señor  natural ,  como  lo  es  nuestro  gran  Monar- 
ca Don  Carlos  II.0  (que  Dios  guarde  )  siendo  particula- 
res los  facinerosos  y  agresores  de  tan  execrable  delito, 
cometido  en  persona  del  dicho  Excelentísimo  Marques 
de  Camarasa  ,  Vice-gerente  ,  y  Alter-Nos  de  S.  M.,  im- 
ponemos con  e'sta  pena  de  la  vida ,  y  confiscación  de 
bienes  ,  y  de  traydor  al  Rey ,  á  qualquier  persona  ,  que 
asistiere  ,  auxiliare  ,  favoreciere  ,  y  amparare  á  dichos 
reos ,  corno  enemigos  públicos  por  tal  declarados  ,  y  for- 
judicados  >  y  que  incurran  en  estas  penas  los  que  tuvie- 
ren algún  ge'nero  de  correspondencia  con  ellos  dirette, 
nec  indireóíé.  Y  que  por  ningún  pretexto  ,  causa  ó  moti- 
vo ,  que  decir,  ó  pensar  se  pueda  ,  les  hayan  de  dar  so- 
corro de  viveres  ó  bastimentos ,  que  pueda  servirles  de 
alimento  ,  pues  con  este  se  les  prohibe  el  auxilio  y  am- 
paro hasta  de  agua  y  fuego  ,  y  todo  humano  socorro  de 
su  sustento.  Y  ofrecemos  en  el  real  nombre  de  S.  M.  por 
premio  seis  mil  escudos  de  contado  á  la  persona  6  perso- 
nas que  entregaren  vivo  al  dicho  Don  Jayme  Artal  de 
Castelví ,  Marques  de  Zea  ,  y  se  le  dará  indulto  á  e'l, 
y  á  otros  diez  compañeros  por  qualquier  delito  que  hu- 
bieren cometido  ,  con  que  no  sea  de  los  seis  reos  en  este 
gregon  comprehendidos  5  y  caso  que  le  mataren ,  se  le 

«  da- 


246 

darán  tres  mil  escudos  con  cinco  indultos ;  y  al  que  pren 
diere  á  qualquier  de  los  otros  reos  suso  mencionados,  y 
nos  le  entregare  vivo ,  se  le  pagarán  de  contado  quatro 
mil  escudos  ,  y  se  le  dará  indulto  á  e'l ,  y  á  otros  quatro 
compañeros  en  la  forma  arriba  dicha ;  y  caso  que  mata- 
ren á  alguno  de  los  dichos  reos  ,  se  le  darán  dos  mil  es- 
cudos ,  y  mandamos  expresamente  so  las  mismas  penas 
de  la  vida  ,  traydor  al  Rey  ,  confiscación  de  bienes ,  y 
que  sean  tenidos  por  infames  el  y  sus  descendientes, 
que  caso  que  el  dicho  Marques  de  Zea  ,  y  demás  van- 
deados,  y  forjudicados  con  esta,  entraren  en  alguna 
Ciudad  ,  Villas  ó  lugares  ,  sean  obligados  los  vecinos  de 
la  tal  Ciudad  ,  Villa  ó  lugar  ,donde  estuvieren  ,  de  quin* 
ce  años  en  adelante  ,  á  tomar  las  armas  contra  dichos 
reos  ,  apremiando  á  los  Ministros  de  Justicia  so  las  mis- 
mas penas  á  que  los  hayan  de  prender ,  y  matar  ,  y 
caso  que  entrasen  en  sus  territorios  ,  tengan  obligado/., 
de  ir  á  buscarlos  con  la  mayor  indagación  que  fuere  po« 
sible ,  convocando  á  todos  los  lugares  convecinos  de  la 
comarca  donde  pasaren ,  ó  estuvieren  refugiados :  con 
cominacion  ,  que  los  Ministros  de  Justicia,  y  particular 
res  ,  que  dexáren  de  acudir  con  prontitud  quando  fueren 
llamados ,  y  convocados ,  hayan  de  incurrir  ,  como  de 
hecho  queremos  que  se  tengan  por  incursos  desde  ahora 
para  entonces  ,  en  las  mismas  penas  de  alevosos  ,  perdi- 
miento de  bienes  ,  y  de  la  vida  ;  sin  que  para  esto  se  les 
haya  de  admitir  escusacion  alguna  en  general  y  parti- 
cular ,  pues  es  obligación  el  haber  de  acudir  á  cosa  tan 
necesaria  ,  y  conveniente  al  real  servicio  de  S.  M.  ,  y 
beneficio  público  ;  con  declaración  también  ,  que  en  ei 
lugar  ó  lugares  donde  se  entendiere  que  dichos  reos 
tienen  acogida  desde  el  dia  de  la  publicación  de  esta  en 
adelante,  ( ademas  del  incurso  de  las  penas  suso  mencio- 
nadas) se  declararán  por  infames ,  rebeldes ,  y  traydo- 

res, 


247 
es ,  y  se  les  pegará  fuego  á  la  casa  ,  y  casas  del  dicho 
lugar  donde  estuvieren  acogidos  y  auxiliados  ,  para  que 
queden  asoladas  de  habitación ,  en  perpetua  memoria 
de  haber  contravenido  á  estas  órdenes.  Y  porque  venga 
á  noticia  de  todos ,  y  ninguno  pueda  pretender  ignoran- 
cia 5  mandamos  que  este  pregón  sea  publicado  en  esta 
Ciudad  ,  y  en  las  demás  Ciudades  ,  Villas ,  y  Lugares  de 
este  reyno :  y  los  unos  ni  los  otros  no  hagáis  lo  con- 
trario, si  la  real  indignación  ,  y  penas  sobredichas  ,  de- 
seáis evitar.  Datis  en  Caller  á  los  1 8  del  mes  de  Junio  de 
■  1669  años. 

El  Duque  de  san  Germán.  —  Vidit  Don  Jfoannes  de 
Herrera.  =  Vidit  Alemán  Regii  Reg.  Consil.  &  Consultor  TU 
ci  advocatus.  — 

Gregorius  Ferrarius  ,  Secretarias.  ±z 

No  ha  sido  de  poca  inquietud  en  aquel  reyno  este 
suceso  ,  porque  las  partes  están  avanderizadas ,  y  todos 
tienen  su  séquito  j  pero  sin  embargo  se  executó  en  las 
casas  la  sentencia  ,  ya  que  no  en  los  delinqüentes  i  y  el 
Duque  de  san  Germán  ,  que  es  Virrey  en  aquel  reyno, 
ha  prevenido  los  castillos  ,  y  fortalezas  con  los  soldados 
Españoles ;  de  suerte  ,  que  los  tiene  á  todos  sujetos ,  y 
obra  con  tanto  cuidado  y  atención  ,  que  le  tienen  mie- 
do y  respeto.  También  ha  padecido  Don  Jorge  Casteívi, 
hermano  del  Conde  ,  principal  delinqüente  ;  pues  siendo 
del  Consejo  de  Aragón  ,  imprimió  un  manifiesto  contra 
el  Duque ,  y  su  acompañado ,  que  dieron  la  sentencia; 
por  cuya  causa  lo  sacaron  de  la  Corte  ,  y  lo  llevaron  pre- 
so á  Arenas ,  á  donde  queda. 

Entre  otros  casos  muy  particulares ,  que  ha  habido 
en  la  Corte  ,  el  mas  extraordinario  que  se  ha  visto  en 
ella  fue  ,  que  el  Marques  del  Valle ,  hijo  primogénito 
del  Duque  de  Terranova  ,  llevado  de  -sus  obligaciones, 
y  deseando  castigar  el  desembarazo  con  que  el  Conde 

Ii2  de 


248 

de  Gueto  ,  extrangero ,  y  famoso  soldado  ,  una  noche 
de  este  verano  desjarretó  las  muías  del  coche  en  que  iba 
el  Duque  de  Terranova  ,  por  haberse  ofrecido  de  que  el 
Caballerizo  del  Duque  le  hubiese  vendido  un  caballo 
de  S.  E.  al  Conde  de  Gueto  por  sano  ,  y  al  cabo  de  tres 
meses  halló  no  estarlo  ,  y  le  quiso  volver  ,  y  no  fue  ad- 
mitido. El  Marques  del  Valle  le  buscaba  ,  y  el  Conde  de 
Gueto  echaba  pepeles  de  desafio ,  y  nunca  se  encontra- 
ban j  pero  sabiendo  el  Marques ,  que  el  Conde  andaba 
escondido,  así  por  el  respeto  de  la  justicia  ,  como  por  no 
parecerle  estaba  seguro  en  su  casa  ,  y  que  se  recogía  en 
casa  del  de  Vaifuerte  su  amigo  ,  en  la  calle  de  Atochas 
una  mañana  al  amanecer  con  algunos  camaradas ,  y  cria- 
dos entraron  en  la  casa  ,  y  á  fuerza  de  armas  quisieron 
romper  las  puertas  ,  y  ponie'ndolo  en  execucion  ,  fueron 
sentidos  del  Conde  de  Gueto ,  y  de  otros  dos  criados 
que  tenia  en  su  quarto  ,  y  se  dieron  tan  buena  maña, 
que  por  las  mismas  brechas  ,  que  habian  hecho  en  las 
puertas  ,  les  tiraron  muchos  carabinazazos ,  y  hicieron 
mucho  daño  ,  y  habie'ndose  salido  á  la  calle  ,  les  arrojó 
por  los  valcones  algunas  granadas  ,  que  también  les  hi- 
cieron daño.  Juntóse  medio  lugar  á  ver  la  refriega  ,  y 
tres  Alcaldes  de  Corte ,  que  también  gozaron  de  la  fiesta 
sin  poderlo  remediar ,  hasta  que  uno  de  ellos  fue  al 
Consejo  ,  y  dio  cuenta  ,  y  le  dieron  orden  para  que  los 
prendiese.  Llegó  furioso  manifestándola  ,  con  que  se  re- 
tiraron los  que  estaban  en  la  calle  ,  y  los  de  adentro  se 
indieron.  Llevaron  á  Guet  o  á  la  Cárcel ,  y  el  del  Valle 
se  ha  retirado  donde  no  parece  ,  con  que  se  andan  bus-; 
.cando  medios  como  ajustados.  / 

Habiéndose  despachado  las  Bulas  del  Inquisidor  ge- 
neral al  Presidente  de  Castilla  Valladares  ,  se  fe  envistió 
al  Conde  de  Peñaranda  con  la  Presidencia ,  y  después 
de  varios  parlamentos ,  no  la  quiso  aceptar  5  con  que  de 


recaída  se  la  dieron  al  Conde  de  Villa-Umbrosa ,  caba- 
llero de  linda  intención  ,  afable  ,  y  de  letras.  Y  si  todo 
esto  no  basta  para  encaminar  ios  aciertos  de  esta  Monar- 
quía, obre  Dios. 

Portugal  se  defiende  en  no  entregar  sus  haciendas 
á  los  Mayorazgos ,  que  las  tienen  seqüestradas  ,  como 
son  el  Duque  de  Abeyro  ,  el  Duque  de  Camina  ,  y 
otros ;  con  que  está  resuelto  ,  que  el  Marques  de  Eliche 
y  Carpió  vaya  á  Portugal  por  Embajador  Extraordinario 
á  ajustar  estas  cosas.  Dicen  no  están  de  parecer  en  Por- 
tugal de  venir  en  elio  5  con  que  parece  se  vendrá  á  rom- 
per ,  porque  ellos  se  hallan  mal  con  las  paces ,  respecto 
de  que  todos  los  Militares  han  quedado  desacomodados, 
y  con  muy  cortas  conveniencias.  Esto  ,  y  la  inquietud 
del  Francés  ,  creo  nos  ha  de  poner  en  cuidado ,  porque 
hoy  está  disponiendo  tres  exercitos ,  y  para  ellos  ha 
nombrado  Generales  ,  uno  para  Fíandes ,  otro  para  Mi- 
lán ,  y  otro  para  Cataluña  5  y  á  este  mismo  tiempo  ha 
enviado  Embajador  Extraordinario  á  España  :  dicen,  que 
con  presupuesto  de  casar  su  hija  con  nuestro  Rey,  y 
que  restituirá  loque  tiene  en  el  Condado  de  Rosellon, 
y  pondrá  la  Borgoña  como  estaba  de  antes  ,  con  las  for- 
tificaciones que  habia  demolido  en  ella ,  y  que  con  esto 
se  rompiese  con  Porrugal ,  que  con  soldados ,  caballería 
y  armada  ayudará  á  la  conquista.  Los  discursos  que  de 
esto  hacen  los  políticos  son  muchos,  y  todos  se  re- 
ducen á  que  nos  viene  á  engañar.  Esto  tengo  por 
lo  mas  cierto  ,  y  que  se  puede  creer  de  su  incons- 
tancia. 

Por  todas  partes  han  sido  los  sucesos  este  año  fata- 
les ,  y  el  peor  que  ha  habido  pata  la  christiandad  es  el 
que  se  ha  tenido  en  Venecia  con  la  Isla  de  Candía  ,  que 
siendo  así ,  que  ha  tantos  años  que  el  Turco  ha  procu- 
rado llevársela  gor  asedio  ?  y  habiendo  hecho  sobre  esta  I 

era- 


*5° 

empresa  tantas  perdidas ,'  este  año  la  consiguió  con  me- 
nos fuerzas  ,  que  otras  veces.  Los  Generales ,  que  la  de- 
fendieron fueron  tan  valerosos  ,  que  no  quisieron  sacar 
el  pie  de  la  Isla }  así  rindieron  sus  fuerzas  con  estos  Ca- 
pítulos. 

Capítulos  entre  la  serenísima  República  de  Veneciay  y  el  Turco 

■  por  la  entrega  de  Candía. 

V/UE  haya  de  sacar  el  General  toda  su  gente  con  las 
^^  armas ,  y  trescientos  cañones ,  y  que  para  ello 
tenga  doze  dias  de  termino,  sin  que  se  le  de'  "ningún  im- 
pedimento ,  y  acabado  dicho  termino  ,  lo  que  no  hubie- 
re sacado  ,  quede  al  servicio  de  la  plaza. 

Que  Suda,  Carabusar  ,  y  Spinalonga  ,  plazas  presi- 
diadas de  la  República  en  dicha  Isla  ,  queden  á  devoción 
de  su  Principe,  con  la  contribución  annua  de  diez  mil 
zequines  al  Gran  Señor. 

Que  las  Armas  de  la  serenísima  República  ,  queden 
obligadas  á  defender  aquellos  mares ,  y  limpiarlos  de  los 
Corsarios  ,  que  debaxo  de  pretexto  de  amistad  ,  vayan  á- 
aquella  Isla ,  ó  infestasen  la  ribera  del  reyno  de  la  juris- 
dicción del  Turco. 

Que  se  hayan  de  observar,  y  mantener  los  capítulos 
de  la  paz  en  el  mismo  modo  y  forma  ,  que  se  observaba 
antes  de  la  guerra  de  Candia. 

Que  puedan  los  Venecianos  traginar  ,  y  negociar  li- 
bremente como  antes,  sin  ningún  impedimento  por  todos 
los  estados ,  y  dominios  del  Turco. 

Estos  son  los  sucesos  de  este  año  t  que  he  procura- 
do ceñir  en  el  discurso  de  este  papel ,  así  por  no  causar 
melancolia  con  lo  trágico  de  ellos  ,  como  por  escusar  la 
leyenda  de  mi  corta  retórica.  Muchos  han  sido  los  pape- 
les políticos ,  y  satíricos  ,  que  sobre  el  contenido  de  los 

dis- 


2JI 

discursos  de  este  han  salido  5  pero  ninguno  me  ha  pare*- 
cido  que  dice  tanto,  ni  tan  bien  como  e'ste,  y  así  por  cer- 
rar con  llave  de  oro  esta  obra  ,  la  pongo  aquí  ,  que 
es  este. 

LOS    DOS    GENIOS. 

DISCURSO    CHRISTIANO    POLÍTICO, 

en  que  un  vasallo  leal ,  llora  las  calamidades  que  hoy 
padece  esta  Monarquía. 

EFECTOS     INFELICES 

del  eclipse  del  sol  Hlipo  el  Grande  ,  quarto  planeta 

Católico, 

EN  EL  CIELO  ESPAÑOL. 

Sucedido  á  17  de  Septiembre  de  166 f, 

DIRÍGESE 

A  la  Magestad  augusta ,  santa,  y  piadosa  de  la  Reyna  nues- 
tra señora  Doña  María  Ana  de  Austria» 


Q 


yga,  señora ,  V.  M. ,  y  pondere  con  su  grande  ,  y 
prudentísimo  discurso  ,  las  voces  de  esta  Monarquía  en 
las  de  un  vasallo  leal,  que  tiernamente  adolece  del  amor  de 
sus  Reyes  ,  y  de  su  patria  >  que  si  no  llevaren  a&ividad 
bastante  para  persuadir  al  remedio  que  solicitan  ,  servi 
rán  ,  por  lo  menos  ,  para  desahogar  el  corazón  que  ator- 
mentan. Pongo  á  Dios  por  testigo  ,  señora  ,  de  que  el  in~ 

ten- 


2J21 

tentó  de  este  papeí  no  se  adelanta  á  la  vana  presunción 
de  corregir  las  soberanas  acciones  de  V.  M.  j  que  fuera 
atrevimiento  sin  disculpa  ,  faltar  á  tan  merecido  ,  y  sa- 
grado respeto.  Solo  pretende  con  lo  triste  de  la  quexa, 
mover  su  benigno ,  y  real  corazón  á  la  ponderación  de  la 
causa. 

Oyga ,  pues  ,  V.  M.  (vuelvo  á  repetir)  las  calamida- 
des ,  que  hoy  padece  esta  Monarquía  Española  ¡  que  tu- 
vieron su  oriente  en  el  ocaso  de  Felipe  el  Grande  ,  que- 
rido esposo  ,  y  tio  de  V.  M. ,  y  mi  natural  señor  y  Rey. 
Apenas  faltó  aquel  padre  amoroso  de  sus  vasallos,  aquel 
liberal  remunerador  de  los  beneméritos ,  aquel  zeloso, 
sangriento  azote  de  los  insultos  >  apenas ,  digo,  se  eclip- 
só aquel  sol  para  la  tierra ,  pasando  (por  sus  virtudes 
heróycas)á  continuar  los  cimientos  en  mejor  cielo,  quan- 
do  (ocasionados  de  pe'rdida  tan  sensible  ,  y  rendidos  casi 
al  grave  peso  de  tanto  tributo)  empezaron  á  escucharse 
los  gemidos  tristes  del  afligido  pueblo  ,  que  (por  ser  en 
la  noche  obscura  de  aquella  ausencia)  si  no  excedian  (que 
esto  nunca  será  posible)  los  términos  de  la  fidelidad  ,  so- 
naban á  lo  menos  con  mas  horror.  No  duda  España  ,  se- 
ñora ,  que  el  ¿co  lastimoso  de  aquellos  gtitos  ,  llegó 
á  penetrar  el  delicado  tierno  corazón  de  V.  M.  tanto 
mas  rigurosamente  ,  quanto  se  hallaba  ya  maltratado 
con  el  golpe  irreparable  de  la  muerte  de  su  querido 
esposo  >  y  que  esforzando  V.  M.  los  reales  desmaya- 
dos alientos  al  calor  generoso  de  su  imperial  sangre, 
determinó  oponerse  á  los  brios  de  aquella  fatal  desgra- 
cia ,  procurando  (con  los  desvelos  del  nuevo  gobierno) 
apaciguar  el  dolor  ,  enjugar  las  lagrimas ,  y  dedicar- 
se finalmente  á  la  solicitud  del  alivio  ,  que  (por  nues- 
tra desgracia)  se  dilata ,  al  paso  mismo  que  se  necesita. 

Dexó  mi  Rey  (que  goze  de  Dios  )  á  V.  M.  segundo 
luminar  grande  ,  candida  hermosa  luna  del  cielo  de 

a- 


España  (  Claud.  de  Rapt.  Proserp.  &c.  Ovid,  Epist.  Leand, 
ad  Her.  epítetos  que  Claudiano  ,  y  Ovidio  aplican  á  es- 
te planeta  ,  para  que  en  compañía  de  algunos  Ministros 
(estrellas  de  primera  magnitud)  presidiese  en  las  tinieblas 
de  la-  noche  triste  ,  que  sucedió  al  alegre  dia  de  su  acer- 
tado gobierno  ¿  hasta  que  su  rayo  mejor  (  el  segundo 
Carlos,  nuestro  Monarca  que  Dios  guarde  )  tuviese  acti- 
vidad para  ilustrar  ,  y  acrecentar  su  imperio  ,  fertilizán- 
dole con  favorables  influencias  á  imitación  de  su  di- 
funto padre.  No  pudo  hacer  mas  Filipo,  que  dexar  en- 
comendadas tantas  prendas  de  su  corazón,  quantos  son  los 
vasallos  de  su  dominio  ,  á  quien  le  tenia  de  su  voluntad, 
y  á  Ministros  ,  cuyos  ombros  habia  experimentado  at- 
lantes capaces  para  sufrir  el  peso  grande  de  tan  gran  Co- 
rona. Así  lo  esperaba  el  pueblo  ,  confiando  de  esta  dis- 
posición sus  alivios  j  pero  la  experiencia  le  ha  marchita- 
do, la  esperanza  de  este  consuelo  ,  porque  en  sentir  de 
Crisólogo ,  son  muy  tibios  los  rayos  de  la  luna  ,  y  de  las 
estrellas ,  para  suplir  la  falta  que  ocasiona  la  ausencia  de 
los  del  sol :  Furiente  solé  (dice  el  ingenioso  Padre,  Serm.  7  8.) 
quid  de  spkndore  lunar is  ?  quid  de  stellis  ad  noBis  potuit  so- 
latium  remanere\  Ello  es  fatalidad  de  la  dicha :  pocas  veces 
ó  ninguna  se  recobra  con  las  ventajas  que  se  pierde. 

Claro  está,  señora  ,  que  la  reda  ,  pura  intención  de 
V.  M.  (por  el  amor  que  nos  tiene  ,  por  el  que  tuvo  á  su, 
esposo  ,  y  por  lo  interesada  ,  que  se  reconoce  en  las  glo* 
rias  de  un  ángel  á  quien  tenemos  por  Rey,  y  V.  M. 
por  hijo) ha  procurado  siempre  el  mayor  servicio  de  Dios, 
el  mayor  lustre  de  la  Monarquía  ,  y  el  descanso  mayor 
de  sus  vasallos,  y  que  en  orden  á  conseguirlo  todo  ,  ha 
puesto  V.  M.  los  medios  ,  que  al  di&amen  de  su  relevan- 
te juicio  han  parecido  mas  proporcionados  para  el  logro 
de  los  fines  pretendidos  ;  pero  la  oculta  providencia  del 
Altísimo  (por  castigo  sin  duda  de  nuestras  culpas )  ha 

Kk  frus- 


254 

frustrado  las  diligencias,  ha  cegado  los  discursos,  y  ría  ríe- 

cho  inútiles  los  medios  5  de  suerte ,  que  el  principio  mis- 
mo en  que  se  fundaba  la  esperanza  de  nuestras  dichas, 
ha  venido  á  ser  el  origen  de  nuestras  mayores  desgra- 
cias. ¿Quién  juzgara  que  la  virtud  habia  de  ser  amparo 
de  los  vicios?  ¿quién  vio  sangrienta  la  piedad?  ¿quándo 
pudo  la  modestia  parecer  ambiciosa  ?  El  christiano ,  li- 
beral zelo  de  toda  la  Corte  aplaudido  ,  ¿como  vino  á  de- 
generar en  interesado?  Imposibles  parecen  todos  ■>  pero  la 
experiencia  nos  desengaña  ,  viéndolos  hoy  practicados  en 
las  acciones  de  un  Ministro  el  mas  ingrato  á  Dios  ,  y  al 
antiguo  cariño  del  pueblo  ,  que  ha  conocido  el  mundo; 
el  mas  perjudicial ,.  que  ha  tenido  la  Corona  de  España 
desde  su  fundación  primera.  Con  estas  señas  no  me  pa- 
rece necesario  nombrarle  ,  que  (  como  dixo  Christo  por 
san  Mateo  en  el  capitulo  j.^Afruóiibus  eorum,  cognoscetis 
eos  ,  de  sus  mismas  operaciones  depende  su  mayor  cono- 
cimiento. Mal  se  disimulan  entrañas  de  lobo  ,  con  piel  de 
cordero. 

Permitame,  señora,  V.  M.  afirmar  ,  que  el  tropel  de 
tantos  ahogos  ,  se  origina  del  eclipse  de  nuestro  quarto 
planeta ;  que  semejantes  causas  metehorologicas  ordina- 
riamente producen  lamentables  efe&os. 

El  primero  que  empezó  á  acongojar  la  Monarquía, 
fue  la  exaltación  monstruosa  del  Jesuita  Juan  Everardo, 
sacado  con  su  voluntad  (  otros  dicen  pretensión  )  del  re- 
tiro quieto  de  un  aposento ,  y  constituido  de  repente  sin 
ciencia  experimental ,  ni  política  en  el  difícil  manejo  de 
negocios  tan  graves  como  se  ofrecen  cada  dia  á  la  per- 
sona, que  dignamente  debe  ocupar  la  soberanía  del  pues- 
to de  primer  Ministro  ,  no  habiéndolo  hallado  capaz  los 
Superiores  de  su  Religión  ,  para  exercer  este  cargo  en 
un  Colegio.  Para  gobernar  una  conciencia  tan  pura  como 
la  de  V.  M.  ( por  ser  materia  tan  fácil )  pudo  ser  á  pro- 

po- 


2U 

pósito  este  sugeto ,  aunque  no  falta  quien  diga  ,  que  pa- 
ra venir  en  ello  el  Rey  nuestro  señor,  (que  goze  de  Dios) 
fue  necesario  que  le  apadrinase  mucho  el  favor  ,  y  que 
intercediese  por  e'l  el  natural,  piadoso  agrado  de  V.  M.> 
pero  no  pudo  servir  de  exemplar  esta  permisión  para  co- 
locarle después  en  el  trono  de  Valido  ,  porque  necesita- 
ba de  alientos  mas  gigantes  la  Monarquía.  Antes  dixera, 
yo ,  que  favorecer  así  á  un  Jesuíta  de  tales  circunstan- 
cias ,  era  aventurarle  el  cre'dito  ,  porque  fiar  las  atencio- 
nes de  un  gobierno  ,  ya  militar  ,  ya  político  ,  á  sugeto  y 
mano  sin  experiencia ,  no  es  ocasionarle  para  lucir ,  si- 
no ponerle  á  la  vergüenza  para  que  todos  le  vean 
errar. 

Bien  acreditan  lo  sólido  de  éste  sentir  las  resolucio- 
nes del  Padre  Confesor  ,  pues  apenas  se  halló  en  la  cun> 
bre  del  valimiento ,  quando  atropellada  la  razón  ,  el  eno? 
jo  sin  rienda ,  ciego  el  discurso ,  y  solo  con  vista  mas 
perspicaz  la  ambición  ,  empezó  á  dar  á  conocer  al  mun- 
do la  cortedad  de  su  talento  con  acciones  tan  desiguales, 
que  unas  fueron  risa ,  y  otras  el  escándalo  del  pueblo. 
No  pongo  exemplo  de  aquellas  ,  porque  no  me  riña  el 
decoro  5  y  por  e'sta  hable  alguna  sangre  que  dá  voces 
aún,  que  parece  que  calla. 

No  pudo  contenerse  el  odio  de  este  Religioso  contra 
los  Españoles  en  la  esfera  privada  de  menos  Gerarquía. 
En  la  mas  soberana  presumió  hacer  suerte.  Contra  la 
sangre  real  e  imperial  de  V.  M.  conspiró  su  enojo  ,  y 
afilando  la  venganza  en  el  rencor  porfiado ,  que  guarda- 
ba en  el  pecho  contra  el  mejor  Eiiipo ,  (por  no  haber 
juzgado  á  proposito  su  persona  aun  para  mediano  em- 
pleo) determinó  tomarla  en  un  hijo  suyo.  En  aquel  rayo 
Austríaco  digo  ,  hermano  de  Carlos  mi  querido  Rey ,  y 
primo  hermano  de  V.  M.  En  aquel  David  de  este  tiem- 
po ,  perseguido  gor  leal ,  maltratado  por  zeloso  del  bien 

Kk  2  pú- 


25  i 

público  ,  y  de  algunos  Ministros  no  bien  querido  ,  por- 
que afean  su  interés  desinteresado. 

Hallábase  á  esta  sazón  S.  A.  en  Consuegra  ,  donde 
.vino  de  la  Coruña  por  evitar  la  execucion  sangrienta 
con  que  la  cautelosa  disposición  de  Everardo  le  amena- 
zaba. Aún  alli  le  era  formidable  el  valor  de  este  Prínci- 
pe ,  con  tenerle  enfrenado  el  respeto.  Aún  allí  recelaba 
las  centellas  de  este  rayo  ,  con  tenerle  el. deseo  de  no  dis- 
gustar á  V.  M.  embrazado  el  impulso.  Aún  allí  le  pare- 
cia  tan  misterioso  el  cuerdo  silencio  con  que  le  miraba 
tolerar  sufrido  los  embates  de  su  persecución  declarada, 
que  llegó  á  inferir  ser  artificio  de  aquella  ingeniosa  pru" 
dencia  ;  para  que  sin  estruendo  consiguiese  el  pueblo  tan 
merecida  y  apetecible  ruina.  En  fin  ,  señora,  nada  le  ase- 
guraba el  temor  5  y  por  hallarse  prevenido  para  la  bor- 
rasca que  le  amenazaba ,  viéndose  ya  combatir  de  dos 
Vientos  tan  contrarios  ,  como  el  que  soplaba  de  parte  de 
la  razón  del  señor  Don  Juan  ,  y  el  de  su  mala  concien- 
cia ,  que  le  impedia  para  chocar  en  el  escollo  donde  han 
peligrado  tantos  Validos  ,  (  porque  como  pilotos  sin  des- 
treza ,  no  han  sabido  amaynar  las  velas  de  la  codicia  pa- 
la afianzarse  )  determinó  arrojar  á  las  olas  el  ancora  de 
un  atrevimiento  escandaloso.  Sin  consulta  de  Y.  M.  (que 
no  lo  pudiera  intentar  de  otra  suerte  )  resolvió  prender 
á  S.  A.  ,  y  lo  hubiera  executado ,  si  algunas  confiden- 
cias leales  por  Españolas ,  no  hubieran  prevenido  el  ries- 
go con  el  aviso. 

Con  poco  número  de  criados  ( disculpando  el  peligro 
el  corto  decoro  de  su  real  persona)  se  fue  conduciendo 
S.  A.  á  parage  mas  seguro.  ¡  O  fortuna  ciega !  un  hijo 
de  tal  Rey  ,  y  tal  hijo  !  ¿Fugitivo  de  un  vasallo  ,  y  tal 
vasallo  ?  j  O  señora  !  ¿  Quien  pudiera  en  este  juicio  (  sin 
faltar  á  la  veneración  )  recusar  en  V.  M.  la  voluntad  de 
¡a  patria ,  dexando  libres  la  memoria ,  y  el  discurso  pa- 
ra 


2S7 
ra  la  ponderación  de  un  crimen  tan  sin  exemplo  ?  Tengo 

por  cierto  ,  que  á  la  reda  justicia  de  V.  M.  aún  eí  casti- 
go mas  atroz  le  habia  de  parecer  poco  proporcionado  pa- 
ra la  satisfacción  de  un  exceso  tan  desmedido.  Déme 
V,  M.  licencia  para  pasar  á  otro  punto  ,  y  no  hacer  en 
este  mas  ponderación  ,  porque  la  memoria  me  resu- 
citabas lagrimas,  y  temo  que  (por -salir  teñidas  en  la 
sangre  generosa  del  corazón)  manchen  este  papel ,  y  lle- 
gue menos  decoroso  ,  que  pretende  ,  á  los  reales  pies  de 
Y.M. 

La  fuerza  del  mas  valiente  brazo  desmaya  ,  quando 
el  golpe  violento  que  arroja ,  por  apartarse  el  objeto  ,  tie- 
ne la  execucion  en  vacio.  El  corazón  mas  noble  ,  repri- 
me los  ardores  de  la  venganza  ,  quando  el  retiro  del  con- 
trario le  dexa  burlado  el  intento  j  pero  acrecentar  el  co- 
rage  por  no  haber  podido  lograr  el  tiro ,  es  indicio  de 
un  ánimo  cobarde  ,  y  de  humilde  esfera  :  Egens  ignotas 
(decia  Cornelio  Tácito  en  el  libro  primero  de  sus  Anales) 
potentiam  apud  unurrt  odium  apud  omnes ,  •  adeptus  dedlt 
exemplum  ,  quod  se  cutí  ex  pauperibus  divites  ex  contemptis 
metuendi  perniciem  aliis  ,  ac  postremurn  sibi  invenere.  Ha- 
blaba del  Romano  Ispon ,  hombre  de  origen  obscuro, 
que  habiendo  ganado  la  gracia  de  Tiberio  Cesar  ,  inso- 
lente con  la  privanza  ,  empezó  á  perseguir  la  sangre  mas 
ilustre  de  Roma ,  con  disimulo  al  principio  ,  y  después 
con  desvergüenza.  Enteróse  el  Emperador  de  la  malicia, 
y  castigóle  con  severidad  ,  siendo  causa  lo  mas  encum- 
brado del  puesto ,  de  que  fuese  mas  ruidoso  el  precipi- 
cio. Esto  mismo  le  sucedió  con  V.  M.  á  Everardo  :  y  no 
es  mucho ,  porque  fueron  los  dos  tan  parecidos  en  el 
obrar,  como  en  el  nacer. 

Hallóse  V.  M.  obligada  á  tomar  por  su  cuenta  el 
crédito  del  señor  Don  Juan  ,  dando  á  entender  á  los  va- 
sallos no  solo  de  esta  ,  sino  también  de  las  demás  Coro- 
nas, 


258 

ñas  ,  el  alto  punto  de  estimación  ,  que  en  su  real  pecho 
tenían  las  acciones  de  S.  A.  i  aquella  obediencia  tan  de  hi- 
jo i  aquel  rendimiento  tan  de  vasallo  j  aquel  zelo  de  ser- 
vir á  Dios  en  las  importancias  de  su  Rey  ,  tan  de  Prin- 
cipe Católico  5  aquel  desinterés  con  que  ha  procurado 
siempre  las  conveniencias  de  la  causa  pública  ,  tan  de  su-» 
perior  Ministro  j;  y  aquel  amor  continuado  en  la  solicitud 
del  aliyio  de  los  pueblos  ,  tan  de  compañero  y  amigo  :  y 
viendo  que  unas  prendas  tan  ventajosas  las  procuraba 
amancillar  sin  razón  la  calumnia  de  aquel  Religioso; 
determinó  Vé  M.  por  su  real  decreto  ,  el  mas  sensible  ,  y 
severo  castigo  ,  que  fue  mandarle  (con  termino  bien  li- 
mitado) saliese  de  España ,  desembarazando  los  prime- 
ros puestos ,  que  en  ~ella  tenia  ,  y  se  conduxese  á  Roma 
con  título  de  Embaxador  ;  aunque  de  su  ambición  tie-r 
ne  el  pueblo  entendido ,  que  gustará  de  otro  mas  co- 
lorado. 

Todas  las  acciones  de  V.  M.  desde  que  nuestra  di- 
cha nos  la  dio  á  conocer  por  Reyna ,  han  sido  amables 
para  los  subditos  de  esta  Corona  ,  y  dignas  de  memoria, 
y  alabanza  eterna  ;  pero  dexeme  decir  V.  M.  que  ningu- 
na como  esta  le  ha  grangeado  tan  universales  los  aplau- 
sos. Fineza  fue ,  señora  :  por  tai  la  reconocemos  todos 
los  bien  intencionados,  y  no  fuera  puesto  en  razón  que 
por  deberse  á  la  justicia  ,  perdiera  los  me'ritos  de  fineza. 
Aunque  la  malicia  diga  ( mintiendo  )  que  ei  no  tener 
V.  M.  cariño  á  los  vasallos  Españoles  ..,  fue  quien  fa- 
cilitó la  expulsión  del  Padre  Everardo  :  porque  en  vién- 
dole V.  M.  naturalizado  ,  le  empezó  á  mirar  con  disgusto  ,  y 
con  ceño,  .,...,   goi   ,      ;  , . 

Libre  ya  de  tan  molesto  embarazo  , .  se  oyó  respirar 

el^pueblo  ,,r que  gemiao oprimido  con  el  peso  grave  de 

aquel  dominio.  Dábanse  el  parabién  los  vasallos  unos  á 

otros  i  y  todos  á  V,  M.  repetidas,  gracias  por  haber  to.--' 

r  roa- 


M9 
mado  tan  santa  y  heróyca  resolución  ;   pero  duró  el 

consuelo  muy  poco ,  porque  intentando  algunos  mitigar 
la  sed  ocasionada  de  las  pasadas  fatigas  ,  hallaron  el  vene- 
no mismo  de  la  mala  intención  ,  aunque  en  diferente  va- 
so. Y  este  ha  sido  el  segundo  efe£to  lamentable  de  aquel 
eclipse. 

Dexó  el  Padre  Confesor  una  hechura  á  quien  fue  ne- 
cesario graduar  de  golpe  ,  para  fingirle  capaz  de  las  hon- 
ras en  que  V.  M.  le  ha  puesto.  Base  mostrado  este  suge- 
to  observante  tan  zeloso  de  aquellos  errados  dictámenes, 
que  la  Monarquía  aunque  distingue  las  personas  ,  no  di- 
ferencia el  gobierno.  Tan  afligida  se  lamenta  ahora  ,  co- 
mo gravada  suspiraba  entonces.  Y  aún  ha  crecido  el  pe- 
sar viendo  ,  que  alguna  ilustre  sangre  >  que  en  otro  tiem- 
po le  tratara  con  desdenes  ,  en  este  le  previene  cortejos, 
y  le  rinde  adoraciones.  El  se'quito  de  sus  parciales  inten- 
ta defenderle  con  calificarle  por  hombre  de  muchas  le^ 
tras ,  y  de  proceder  muy  ajustado;  sin  reparar,  que  entre 
el  cebo  dulce  que  brinda  ,  se  disimula  el  anzuelo  que 
aprisiona.  El  Eclesiástico  mas  aplaudido  por  Virtuoso  ,  y 
por  do&o  ,«en  tocándose  del  interés  ,  suele  ser  muy  apro- 
posito  para  la  maldad  ,  porque  soborna  los  ánimos  con  el 
crédito ,  y  de  esta  suerte  conduce  los  ignorantes  ai  fin 
que  desea. 

Mucho  arriesgan  los  Príncipes  sus  negocios  políticos, 
Introduciendo  en  ellos  sugetos  Eclesiásticos*  Estos  se  or- 
denan á  otros  fines  diversos ,  para  que  son  auxiliados 
con  particular  gracia  ;  y  tanto  menos  gozan  de  esta, 
quanto  mas  se  apartan  de  su  propio  fin.  El  señor  ,  que 
liberalmente  las  reparte  ,  á  ninguno  la  debe  menos  ,  que 
á  los  que  se  introducen  á  donde  e'l  no  los  llama.  Pocas; 
veces  se  ha  visto  ,  que  varón  de  singular  virtud  ,  haya 
admitido  dignidad  seglar.  Bien  se'  que  es  mas  perfecto  el 
estado  Episcopal ,  que  el  Religioso.  Ello  consta  lo  con- 
tra- 


2  6  o 

trario.AJgunos  han  dexádo  aquella  dignidad,  y  aun  ía 
suprema  de  Roma  ,  para  vivir  con  mas  quietud  ,  y  no 
menos  perfección.  Mas  alabanza  tuvieron  por  dexarla, 
que  por  merecerla.  Así  llegaron  á  la  santidad  ,  y  venera- 
ción que  les  damos.  El  que  aceptó  la  Prelacia  con  propon 
sito  de  cumplir  con  las  obligaciones  de  buen  Obispo  ,  de- 
be asistir  como  pastor  vigilante  al  gobierno  espiritual 
de  sus  ovejas  ,  y  siempre  parecerá  mejor  presidiendo  al 
Cabildo  de  su  Iglesia ,  que  al  Consejo  real  de  Castilla. 
Los  Ministros  del  Templo  de  Salomón,  notó  discreta- 
mente al  Caldenal  Hugo,  sup,  %rParalip,  que  no  se  apar- 
taban del  Santuario  ni  por  un  instante  breve :  Ita ,  ut 
ñeque  inpunSio  discederent  á  ministerio,  Y  con  mucha  ra- 
zón ,  porque  siendo  entre  los  vínculos  del  matrimonio 
mas  estrecho  el  espiritual ,  conforme  á  los  sagrados  Cá- 
nones cap.  licet ,  de  translat.  Episcop.  nadie  puede  negar, 
que  es  monstruosidad  conocida  desamparar  la  esposa,  por 
estarse  ocupado  con  dependencias  seglares  en  las  Cortes 
de  los  Reyes.  A  esta  do&rina  ,  señora ,  tanto  la  sobra  de 
segura,  como  la  falta  de  pra&icada. 

Desde  que  empezó  la  noche  que  padecemos  ,  por  la 
ausencia  del  sol  que  perdimos ,  han  obrado  muy  á  cie- 
gas los  Ministros.  No  digo  todos  ,  pues  los  mas  siguien- 
do cuidadosa  ,  y  christiánamente  la  luz  de  la, intención 
ajustada,  y  santa  de  V,  M. ,  han  mirado  donde  fijart 
el  pie  para  no  tropezar  en  el  engaño  con  riesgo  del 
crédito.  Un  error  grande  ,  con  facilidad  se  enlaza  con 
otro  mayor.  Un  abismo  da  voces  á  otro  abismo  ,  como 
dice  David  Psalm.  44.  vers.  9.  Abisus  abisum  invocat.  Y 
son  tantos  los  que  han  multiplicado  por  enmendar  los 
primeros  ,  qué  rendidos  á  la  imposibilidad  ,  y  descon- 
fiados del  remedio  ,  prosiguen  el  mismo  camino  aun- 
que reconocen  ,  que  los  conduce  á  perderse  del  todo: 
y  como  de  la  culpa  pace  el  temor  de  la  pena  ,  medro- 
sos 


2ÓI 

sos  del  castigo  han  llenado  la  Corte  de  armas  para  defen- 
der sin  razones  j  y  este  es  el  efecto  mas  desgraciado  del 
eclipse  que  llora  España. 

¿Quie'n  sino  el  demonio,  señora,  hubiera  introduci- 
do en  Madrid  este  Regimiento  superrluo,  formado  de  Es- 
pañoles contra  los  mismos  Españoles  ?  ¡  Oh  ,  si  abriera 
los  ojos  el  Coronel  ,  cuyas  instancias  porfiadas  reduxe- 
ron  á  V.  M.  á  la  permisión  de  este  nuevo  empeño  de  la 
real  Hacienda ,  con  título  de  guarda ,  es  muy  cierto, 
señora  ,  que  reconocerla  ser  estratagema  del  mal  Ge* 
nio  y  que  le  persigue  ,  para  lograr  su  perdición  por  este 
medio. 

Tuvo  siempre  fixa  el  Marques  de  Aytona  para  con 
el  pueblo  ,  la  opinión  de  Caballero  devoto  y  christiano: 
y  esta  prenda  última  fue  sin  duda  la  que  movió  al  Rey 
nuestro  señor  (que  Dios  tiene)  á  dexarle  nombrado  (sin 
que  lo  impidiese  el  conocimiento  que  tenia  de  su  templa- 
da capacidad)  por  uno  de  los  seis  Ministros,  que  ha* 
bian  de  servir  á  V.  M.  en  el  Gobierno  de  la  Monar- 
quía. Sentia  mucho  el  demonio  verle  exercer  tantos  ac- 
tos de  «virtud  ;  tan  continuada  ,  y  exemplar  asistencia  á 
las  congregaciones  3  tan  ardiente  zelo  ,  con  que  se  mo- 
vía al  socorro  de  los  necesitados ,  y  tan  indispensable  ob- 
servancia de  ayunos  ,  y  comuniones.  Intentó  derribarle 
por  diferentes  rumbos  5  pero  en  todos  hallaba  desvaneció 
das  sus  trazas.  Determinóse  á  echar  el  resto  de  sus  en- 
gaños ,  valie'ndose  de  aquel  antiguo  :  Eritis  sicut  Diz. , 
Gen.  cap.  3.  con  que  manchó  la  candidez  purísima  de 
nuestros  primeros  padres.  Dio  con  el  en  Palacio  j  empe- 
zó á  paladearle  con  lo  dulce  del  gobierno  ,  y  se  cebó 
de  manera  ,  que  la  virtud  era  ya  de  lo  que  menos  tra- 
taba !  ¡  O ,  apetito  insaciable  de  maldad!  j  quántos  ange- 
les has  convertido  en  demonios!  Desengañado  el  pueblo 
ha  reconocido  ,  que  todo  aquel  aparato  de  santidad  ,  era 

Ll  co- 


2Ó2 

codiciosa  hipocresía  ,  ambición  disfrazada  ,  cauteloso 
disimulo  para  conseguir  ios  oficios ,  que  goza  de  autori- 
dad y  provecho ,  sin  hacer  escrúpulo  de  lo  mucho  que 
grava  su  conciencia,  haciéndose  reo  de  tanto  desorden  es- 
candaloso ,  como  executan  algunos  soldados ,  y  otros  que. 
no  lo  son,  con  capa  de  este  Regimiento. 

Los  inconvenientes  que  ya  se  han  experimentado ,  y 
otros  que  se  han  discurrido  ,  son  tantos ,  que  fuera  pro- 
longar este  papel  en  infinito  ,  querer  mencionarlos  todos. 
Tocare'  los  mas  sobresalientes  ,  y  de  ellos  podrá  inferit 
Y.  M.  los  restantes. 

Con  pretexto  de  guardar  al  Rey  mi  señor ,  y  á 
V.  M. ,  (sin  haber  de  quien  )  formó  el  Marques  estas 
compañías ,  con  las  que  puso  sitio  al  Palacio  real  5  por- 
que como  su  voto  no  era  mas  que  consultivo ,  pretendió 
con  esta  violencia  paliada  hacer  absolutas  las  resolución 
nes  de  su  voluntad  ,  dictadas  de  su  perversa  ,  y  constan-* 
te  ambición  ,  en  grave  perjuicio  de  la  regia  autoridad^ 
y  del  poder  independente  ,  y  sin  limitación  ,  que  el  Rey 
nuestro  señor  (que  Dios  haya)  dexó  á  V.  M.  por  su 
testamento  ,  para  el  gobierno  de  todos  sus  rey  no?  y  se- 
ñónos ,  durante  la  menor  edad  de  nuestro  Monarca  el 
segundo  Carlos  de  España  ( que  Dios  guarde  ). 

Nunca  necesitaron  los  señores  Reyes  antecesores 
de  mas  guarda  ,  que  el  amor  natural  de  los  vasallos ;  y) 
las  que  han  tenido  hasta  ahora  ,  y  conservan  hoy  Espa-; 
ñola  ,  Tudesca  ,  y  de  la  Cuchilla ,  han  servido  mas  á  la 
ostentación  ,  y  decencia  ,  que  al  peligro ,  ni  á  la  impor-, 
tancia  ,  con  universal  admiración  á  las  naciones  extran- 
geras  5  por  ver ,  que  desde  el  primero  que  ciñó  la  Co- 
rona de  esta  dilatada  Monarquía  ,  hasta  la  hora  que  esto 
se  escribe  ,  no  se  hallará  ocasión  alguna  en  que  haya  pa- 
recido ser  necesarias :  con  que  se  desvanece  la  poca  fuer- 
za del  símil ,  que  pone  el  Marques  para  introducir  esta 

no- 


l6$ 

novedad  ,  diciendo  :  Que  asi  lo  estila  la  Corona  de  Francia* 
porque  los  vasallos  de  aquel  dominio  ,  escarmentados 
con  la  experiencia  de  algunos  sucesos  trágicos  ,  en  que 
han  visto  las  manos  de  la  traición  teñidas  en  sangre  de 
sus  Reyes ,  han  juzgado  preciso  valerse  de  este  medio, 
para  oponerse  á  semejantes  arrojos. 

Si  este  Regimiento ,  señora  ,  le  formó  el  Marques 
para  la  autoridad ,  es  escusado.  Si  para  la  defensa,  es 
corto  >  porque  si  bien  se  compone  de  muchos  Capitanes 
ilustres ,  los  mas  son  especulativos  como  el  Coronel  i  los 
menos  prácticos.  El  señor  ,  á  quien  solo  el  mentó  de  la 
sangre  puso  la  gineta  en  la  mano ,  si  se  ofreciere  la  oca- 
sión ,  sabrá  pelear  hasta  perder  la  vida  como  noble  y 
valiente  ;  no  hay  duda  :  pero  esta  obligación  concurre 
en  qualquier  particular  soldado  >  que  se  hallare  con  la 
misma  calidad.  El  Capitán  no  cumple  solo  con  morir? 
es  necesario  que  sepa  gobernar  su  compañia  con  tal  des- 
treza ,  que  en  una  batalla  perdida  sepa  reservarla  cuerdo 
para  mejor  ocasión  ■■>  y  en  un  empeño  dudoso  sepa  tam- 
bién aventurarla  alentado ,  para  dar  una  victoria  á  su 
Rey.  Las  mas  veces  ,  que  los  Príncipes  han  antepuesto 
en  los  oficios  militares  los  nobles  á  los  expertos ,  han 
llorado  sucesos  contrarios.  Yo  confieso,  que  si  se  juntan 
la  sangre  con  la  experiencia  ,  forman  un  Capitán  inven- 
cible >  pero  aunque  falte  lo  primero  ,  nunca  es  razón  que 
faite  lo  segundo.  De  esta  suerte  serán  mayores  las  di- 
chas ,  menores  las  desgracias.  Aquellas  sabrán  seguirse, 
y  e'stas  repararse.  El  manejo  continuado  de  las  armas 
en  la  campaña  á  vista  ,  y  en  oposición  del  enemigo,  fa- 
cilita los  peligros  de  la  guerra  ,  y  hace  á  los  soldados 
prontos  en  las  operaciones  ,  principalmente  en  sucesos 
repentinos  y  accidentales ,  donde  se  obra  según  el  hábi- 
to adquirido  :  y  esta  es  aquella  solercia ,  que  sin  a&os 
operativos  ,  no  se  consigue. 

Lia  Es- 


Esta  nueva  guaría  ,  (  mirada  sin  los  antojos  de  la 
pasión  )  solo  es  en  provecho  del  Coronel ;  y  no  solo  en 
perjuicio  de  la  real  Hacienda  por  los  sueldos  ,  que  multi- 
plica ,  sino  también  de  las  rentas  (  bastantemente  empe- 
lladas )  de  los  señores  que  se  han  nombrado  por  Capita- 
nes ,  por  el  gasto  extraordinario  que  trae  consigo  el  lu- 
cimiento forzoso  de  sus  puestos  (y  mas  ala  vista  del 
Rey  nuestro  señor  ,  y  de  V.  M. ,  y  de  las  señoras  da- 
mas )  y  de  haber  de  sustentar  muchos  de  los  soldados 
de  sus  compañías  ,  por  dilatarse  ,  ó  por  escurecerse 
del  todo  las  pagas  ;  no  escusando  tampoco  cumplir 
con  el  estilo  generoso  ,  y  preciso  de  atender  al  cor- 
tejo de  los  camaradas  ,  y  de  otros  dependientes  ,  y 
amigos. 

Aunque  en  este  Regimiento  concurren  con  los  seño- 
res muchos  soldados  valientes ,  y  cabos  reformados ,  los 
mas  de  e'i  se  componen  de  traviesos,  facinerosos  ,  y  vaga* 
mundos  ,  que  por  no  trabajar  sientan  plaza ,  desampa* 
rando  los  oficios  á  que  asistian  ,  por  parecerles  vida  mas 
descansada  la  de  la  milicia  ,  y  es  cierto  que  perseveran, 
porque  no  tienen  contra  quien  exercitarla ;  que  si  hubiera 
enemigos  á  la  vista  ,  presto  ( sin  volver  la  casaca  )  se  pu- 
sieran en  cubierto  ,  dexando  solos  á  los  reformados ,  .y, 
bien  nacidos ,  que  son  personas  de  punto ,  de  aliento ,  y 
de  reputación. 

Como  estos  visónos  tienen  poca  destreza  en  el  uso 
de  las  armas ,  son  motivo  de  risa  á  los  extrangeros  ,  ha- 
ciendo despreciable  la  milicia  ,  que  fue  su  terror  ;  por-» 
que  los  miran  obrar  sin  tiempo  ,  y  con  torpeza  ,  cay  en* 
doseles  de  las  manos  los  mosquetes  quando  los  disparan 
para  hacer  las  salvas,  sin  saber  restituirse  al  orden  de  sus 
filas ,  quando  por  este  ,  ó  por  otro  accidente  semejante 
se  perdieron.  En  fin  ,  señora  ,  esta  vil  canalla  es  afrenta 
vergonzosa  del  exercicio  militar ,  así  por  lo  referido ,  co- 
mo 


¿6$ 
mo  porque  los  escándalos  ,  robos ,  muertes,  y  otros  innu- 
merables insultos,  que  executan  ,  se  atribuyen  (sin  dife- 
rencia )  al  nombre  de  soldados  ,  tan  digno  de  estimación 
en  los  que  valerosos ,  y  atentos  saben  cumplir  con  sus 
obligaciones. 

Son  también  injusto  desdoro  de  la  Justicia  real ,  que 
en  nombre  de  nuestro  Monarca  manda  V.  M.  se  admi- 
nistre ,  porque  los  Jueces  á  quien  se  comete ,  vie'ndose 
inhibidos  del  conocimiento  de  sus  causas ,  y  amedranta- 
dos con  las  alas  que  dá  el  Marques  incre'dulo  á  estos  mal-; 
hechores  (que  no  son  dignos  de  otro  título) ,  ni  se  atre- 
ven á  rondar  ,  ni  á  proceder  contra  los  delinqüentes ;  y¡ 
si  no  permiten  positivamente  ,  toleran  por  lo  menos  ,  sin 
darse  por  entendidos  ,  las  armas  de  fuego  ,  que  tantas  y 
tan  justificadas  Leyes ,  y  Pragmáticas  de  estos  reynos, 
tienen  vedadas.  No  me  atrevo  á  culparlos ,  porque  la 
ley  de  la  natural  defensa  persevera  constante  siempre  en 
el  merecido  vigor. 

La  misma  disonancia  ,  señora  ,  hace  una  corbata  en 
Madrid  ,  que  una  golilla  en  campaña.  Los  soldados  se 
hicieron  para  defender  las  plazas  fuertes  ,  no  para  robar 
las  Cortes.  Solo  de  paso  los  ha  de  permitir  en  estas  la 
pretensión  ,  no  de  asiento  el  exercicio  :  ¿Y  cómo  puede 
no  causar  desaliento  á  los  buenos  vasallos ,  ver  retirar 
los  soldados  de  las  fronteras,  dexándolas  expuestas  á  la 
invasión  de  los  enemigos ,  y  que  se  los  traygan  para 
alojarlos  en  sus  mismas  casas  ?  ¿  Que  se  libre  de  tan  pesa- 
da molestia  la  Corte  de  un  General ,  y  que  no  haya  de 
valer  este  privilegio  á  la  de  un  Rey  ?  Cierto ,  señora, 
que  solo  de  noche  pudieran  suceder  semejantes  desalum- 
bramientos. 

No  admite  duda ,  que  lo  yerra  ( sin  disculpa  )  el 
Marques  de  Aytona ,  en  querer  conservar  en  Madrid 
tantas  vanderas,  porque  esto  es  persuadir  á  los  enemigos, 

o 


266 

ó  á  que  puede  haber  peligro  en  la  lealtad  (siendo  esta  el 
carácter  mas  indeleble  ,  que  se  imprime  en  ei  corazón  Es- 
pañol) ó  que  es  el  último  esfuerzo  que  puede  hacer  la 
Corona  j  si  no  para  estorvar,  para  dilatar  su  ruina.  Por- 
que así  como  los  espíritus  vitales  desamparando  los  ex- 
tremos ,  acuden  presurosos  al  socorro  del  corazón  ,  que 
es  el  miembro  principal  entre  los  demás  >  ei  primero, 
que  tiene  vida ,  y  el  último  que  la  pierde,  y  entonces  se 
da  el  enfermo  por  deshauciado,  quando  se  llegan  á  expe- 
rimentar estos  movimientos >  así  viendo  nuestros  enemi- 
gos conducirse  á  la  Corte  (que  es  el  corazón  de  la  Mo- 
narquía) los  espíritus  vitales  suyos  (que  son  los  solda- 
dos de  su  defensa),  desamparando  las  fronteras  (que  son'' 
los  extremos  del  cuerpo  de  su  dominio)  presumirán  que 
ya  la  tenemos  por  incurable,  y  sin  remedio,  con  que 
los  mas  interesados  se  dispondrán  para  la  ganancia  ,  que 
se  prometen  segura  ,   con  la  esperanza  próxima  de  la 
herencia. 

Tengo  por  cierto  ,  que  ha  sido  traza  del  demonio  in- 
ducir al  Coronel  (  á  quien  sacó  de  discípulo  de  la  escue- 
la deChristo,  para  hacerle  maestro  en  la  suya)  para 
que  en  la  formación  de  este  Regimiento  se  valiese  de  Es- 
panoles  no  mas ,  sin  mezcla  de  extrangeros  ,  porque  lo- 
grasen estos  la  mala  voluntad  que  nos  tienen  ,  viendo- 
donos  opuestos  unos  á  otros ;  siendo  preciso  que  si  re* 
sultán  algunos  embarazos ,  se  ha  de  quedar  el  daño  en- 
tre los  naturales  de  estos  reynos ,  logrando  ellos  igual  el 
gusto  de  que  se  pierda  la  una  parte  ,  ó  la  otra  ,  porque  a 
los  dos  aborrecen. 

No  contento  el  Marques  de  tener  cerrados  al  Rey 
nuestro  señor  ,  y  á  V.  M.  ( como  lo  tengo  advertido  ) 
dicen  también,  que  tiene  sitiada  por  hambre  la  Corte, 
porque  los  moradores  de.  ios  lugares  circunvecinos  (  que 
ordinariamente  la  abastecen  ,  así  del  pan  como  de  otros 

man- 


2¿7 
mantenimientos)  han  determinado  guardar  sus  casas ,  y 

no  aventurar  sus  haciendas  por  los  caminos ,  á  donde 
salen  en  tropas  los  soldados  á  quitarlos  el  dinero,  y  aun 
la  vida,  si  pretenden  ponerse  en  defensa,  que  (como  di- 
xo  con  discreción  Erasmo  ex  Apophtheg.)  Mendicitas  ad, 
omnem  desper&tionem  vocat  armatum  :  el  soldado  mendigo 
obra  siempre  como  desesperado.  Ni  quando  faltaran  las 
repetidas  experiencias ,  que  ya  tenemos  de  estos  excesos, 
se  pudiera  evitar  el  daño ,  porque  solo  el  temor  de  que 
puede  suceder  ,  trae  consigo  á  la  República  la  misma 
calamidad:  Non  solum  adventus  belli ,  sed  metus  ipse  afert 
calamitatem  (decia  el  Principe  de  la  eloqüencia  Cicerón: 
{Pro  Lege  Manila)  nam  cum  bostium  copia  non  longe  absunt^ 
etiam  si  irruptio  faóta  nulh  sit ,  tamen  pécora  relinquuntury 
agricultura  deseritur  ,  mercatorum  navigatio  conqulesclt. 
Quando  hay  gente  de  guerra  en  el  contorno  ,  aunque 
ninguno  se  desmande  para  el  agravio,  se  retiran  los  que 
trataban  antes  del  socorro  por  el  rezeloj  con  e'ste  solo  ce- 
sa la  guarda  de  los  ganados  ,  cesa  el  cultivo  dejas  here- 
dades, y  cesa  el  comercio  forzoso  de  los  viveres.  Mire 
V.  M.  á  que  estado  tan  lastimoso  tienen  reducida  su  Cor- 
te las  disposiciones  del  buen  Marques. 

No  acabo  yo  de  ajusfar  ,  como  se  compadece  bien 
poner  medios  eficaces  para  destruir  el  reyno  con  decir, 
que  la  pretensión  es  guardar  al  Rey.  Es  buen  modo  de 
guardar  á  S.  M.  introducir  novedades  en  su  Corte  ,  ex- 
poniendo á  los  vasallos  á  que  se  pierdan  unos  con  otros 
por  la  defensa  de  las  vidas ,  de  las  haciendas  ,  y  de  las 
honras.  Es  acertado  empeñarlos  en  el  rencor  para  que  po- 
co á  poco  se  vayan  consumiendo ,  y  quando  el  Monarca 
llegue  á  Ja  edad  de  empezar  á  gobernar ,  no  tenga  ya 
vasallos  de  quien  se  pueda  llamar  señor.  ¡  O ,  Reyna 
piadosísima  ,  no  permita  V.  M.  que  logre  el  demonio  tan 
cautelosos,  perjudiciales  intentos!  En  la  tirana  persecu- 
ción 


20*8 

cion  del  Rey  Átíla,  fueron  tantas  las  muertes,  que  tnun* 
daba  por  las  calles  la  sangre  de  los  ciudadanos  de  Ro- 
ma i  y  refiere  san  Agustín  ,  que  le  dixo  un  Privado 
suyo :  S'me  allquos  mvere  ,  qulbm  imperara  posis.  Que 
dexase  algunos  vivos  entonces  ,  para  tener  á  quien  po^ 
der  mandar  después.  Esto  mismo  puede  ordenar  V.  Mr< 
ai  Marques  de  Aytona ,  para  que  nuestro  Rey  (  que. 
Dios  guarde)  tenga  vasallos  de  quien  poder  llamarse, 

Rey, 

Todos  los  inconvenientes  representados ,  y  otros  in- 
numerables que  omito ,  temiendo  lo  proiixo  de  este  pa- 
pel ,  se  desvanecen  ,  señora  ,  con  un  Decreto  de  V.  M.  f 
en  que  se  sirva  mandar  ,  que  la  gente  de  este  Regimien- 
to se  vaya  conduciendo  poco  á  poco  á  guarnecer  las  pla- 
zas desamparadas ,  así  interiores  como  marítimas ,  para 
que  nuestros  enemigos  teman  de  acercarse  á  empren- 
derlas. Y  crea  V.  M. ,  que  la  execucion  de  este  medio  no 
se  opone  á  la  entereza  real ,  que  deben  tener  los  Prínci- 
pes en  proseguir  las  resoluciones  que  toman.  No  solo 
Dios  es  inmutable  5  pero  acá  en  lo  sublunar  y  terrestre, 
U  mejor  razón  de  Estado  es  la  que  tiene  estado  de  razon^ 
y  retroceder  del  intento  quando  no  parece  ajustado, 
no  solo  viene  á  ser  crédito  ,  sino  consejo  de  la  mejor  sa- 
biduría. 

Fuera  de  que,  en  V.  M.  no  se  puede  ofender  (ni  en 
un  punto  )  la  constancia  y  firmeza  real  de  los  acuerdos, 
y  deliberaciones  por  quebrarla ,  siguiendo  el  exemplar 
soberano  de  su  abuelo ,  y  nuestro  Monarca  Filipo  UL* 
el  Santo.  Juzgó  conveniente  para  su  servicio  aquel  Prín- 
cipe glorioso  ,  que  en  la  Corona  de  Aragón  se  formase 
un  Regimiento  de  los  naturales ,  que  sirviese  á  la  de- 
fensa del  reyno.  Ordenólo  así  por  una  carta  de  7  de 
Mayo  de  1601  ,  para  que  con  la  mayor  brevedad  ,  que 
fuese  posible ,  se  procediese  á  la  execucion.  Juntáronse 

los 


ióg 
los  brazos,  y  estados  (á  quien  toca)  para  dar  la  forma, 
continuando  su  nativa  fidelidad  y  obediencia  ;  y  fueron 
tantos  los  inconvenientes  que  se  ofrecieron  ,  y  tan  pare- 
cidos á  los  que  yo  propongo  á  V.  M. ,  que  tomaron  re- 
solución de  representarlos  á  su  Príncipe  ,  para  que  exa- 
minada su  eficacia  ,  los  mandase  avisar  de  lo  que  pare- 
ciese mas  importante  á  su  mayor  servicio. 

Hizo  S.  M.  en  esta  materia  la  ponderación  que  de- 
bía ,  y  hallóse  tan  convencido  de  la  razón  ,  que  depues- 
to su  real  juicio,,  mandó  por  otra  carta  de  23  de  Agos- 
to de  dicho  año ,  que  sin  proceder  á  mas  diligencias, 
suspendiesen  la  execucion  por  entonces. 

Pues,  señora,  si  para  el  mayor  servicio  de  Dios,  para 
mayor  alabanza  de  V.  M.  para  mayor  aplauso  de  nues- 
tro Rey  ,  para  mayor  alivio  de  la  Monarquía  ,  para  ma- 
yor seguridad  de  la  Corte,  para  mayor  abundancia  de  basí 
timentos  ,  para  que  haya  menos  delitos  ,  menos  homici- 
das ,  menos  ladrones  ,  menos  escándalos,  menos  gastos,  y 
finalmente  menos  ofensas  de  las  dos  Magestades  ,  divina 
y  humana  ,  importa  que  el  Marques  de  Aytona  temple 
(siquiera  en  esta  pequeña  parte  de  superioridad)  la  con- 
dición ambiciosa  que  ha  descubierto  ,  y  ceda  el  cargo 
de  Coronel  (que  tan  poco  sube  de  punto  la  esclareci- 
da sangre  que  goza  )  ¿  cómo  podemos  temer  los  afligi- 
dos vasallos ,  que  falte  V.  M.  al  amor  que  nos  debe, 
y  á  los  fueros  de  su  natural  clemencia  ,  negándonos  esta 
gracia  ? 

Ya  me  parece,  señora,  que  miro  enternecida  á  V. M. 
Ya  me  parece,  que  en  lugar  del  trueno  desapacible  de 
los  mosquetes ,  escucho  los  e'cos  dulces  de  la  aclamación 
popular  ,  que  en  altas  aunque  rendidas  voces  ,  vá  publi- 
cando lo  mucho  ,  que  por  este  alivio  reconoce  deber  á 
ese  benigno  ,  afe&uoso ,  real  corazón.  Ya  me  parece  que* 
yeo  muchos  á  quien  ei  cebo  de  la  conveniencia  fingió 

Mm  mi- 


2  7o, 

militares,  restituidos  al  trage  de  cortesanos.  Ya  me  pare- 
ce que  descubro  el  hermoso,  blando  Genio  de  V.  M.  (así 
llamaban,  señora,  los  Gentiles  al  que  nosotros  Ángel  de 
nuestra  guarda,  Vine.  Cart.  lib.  de  Imag.Deor.  p.  302.)  ma- 
nifestando ,  y  venciendo  (  á  pesar  de  sus  resistencias )  ei 
horrible,  y  áspero  Genio  del  Marques  de  Aytona  (Horat. 
lib.  2.  Epist.  adjul.  este  nombre  de  Genio  ,  daban  tam- 
bién al  ángel  infeliz,  dedicado  á  nuestra  persecución,  dis- 
tinguiendo á  los  dos  con  los  epítetos  de.  Bueno  y  Malo). 
¡Y  como  la  voz  de  las  inspiraciones  (Plating  lib.  de  Demoné) 
es  idioma  que  entiende  el  alma  ,  nos  habla  de  esta 
manera.  ¿ 

Españoles  siempre  leales ,  vasallos  dichosísimos  ,  por- 
que lo  sois  de  los  mejores  ,  y  mas  Católicos  Reyes :  Sa- 
bed ,  que  este  desgraciado  espíritu  ,  que  estáis  mirando 
con  ios  ojos  de  la  consideración  ,  es  el  que  envidioso  de 
vuestras  glorias  ,  se  ha  determinado  á  obscurecerlas  con 
vuestras  desgracias.  Ese  Genio  rebelde  ,  que  desvanecido 
afeitó  igualdades  con  su  Hacedor  en  el  trono  ,  es  el 
que  ha  tomado  por  su  cuenta  solicitar  vuestra  ruina. 
El  se  ha  preferido  (y  la  desgracia  es,  que  lo  haya  logra-, 
do)  á  malquistar  la  virtudes  de  Don  Ramón  Guillen  de 
Moneada  ,  hacie'ndole  instrumento  de  los  ahogos  ,  que 
hoy  padece  la  Monarquía.  Él  ha  procurado  con  la  tra- 
za engañosa  de  la  distinción  del  trage  ,  introducirla  tam- 
bién en  el  afe&o  ,  sembrando  la  discordia  que  trae  con- 
sigo la  variedad  ,  para  que  opuestos  civilmente  herma- 
nos con  hermanos ,  amigos  con  amigos  ,  Españoles  con 
Españoles  ,  vengáis  vosotros  á  ser  cuchillo  de  vosotros 
mismos.  Lo  que  importa  es ,  que  vencidas  las  nieblas  del 
enojo  que  os  embaraza  la  razón  ,  á  la  luz  de  este  des- 
engaño ,  forméis  todos  (  así  militares  como  cortesanos  ) 
'un  cuerpo  ,  que  alentado  se  oponga  á  las  astucias  de  este 
cruel ,  y  poderoso  enemigo.  El  medio  mas  eficaz  para 

ven- 


271 
vencerle  ,  es  acortar  los  vicios  ,  mejorar  las  costumbres, 
multiplicar  oraciones  ,  freqüentar  sacramentos  ,  y  conti- 
nuar ayunos  5  que  este  linage  de  demonios ,  no  se  dexa 
expeler  menos ,  que  al  golpe  de  unas  armas  tan  valien- 
tes :  Math.  1 7.  Hoc  genus  non  ejicitur  ,  nisi  per  oratlonem, 
&jejunium,  dixo  Christo  por  san  Mateo.  Y  pues  tenéis 
una  Reyna  de  Magestad  tan  amable  ,  de  condición  tan 
apacible  ,  de  conciencia  tan  pura  ,  de  di&amenes  tan 
santos ,  y  de  acciones  tan  acertadas ,  (cuya  defensa  ,  y 
dirección  me  ha  tocado  por  suerte)  esperad  de  su  Católi- 
co zelo  el  alivio  de  vuestras  fatigas  ,  y  que  si  hasta  aho- 
ra habéis  experimentado  sucesos  infelices  ,  efe&os  del 
eclipse  de  vuestro  sol ,  ya  que  de  sus  cenizas  resuci- 
ta Fénix  el  segundo  Carlos ,  se  ha  de  trocar  la  fortu- 
na ,  y  ha  de  volver  á  florecer  la  Española  Monarquía, 
para  terror  de  sus  enemigos,  y  para  descanso  vuestro. 

Esto  dice ,  señora,  el  real  Genio,  que  es  el  Ángel  de  V.  M. 
y  yo  espero  verlo  cumplido  para  consuelo  universal  de 
los  vasalios  5  que  sin  intermisión  suplicaremos  á  nuestro 
Señor  nos  guarde  á  V.  M.  dilatados  siglos  ,  como  la 
christiandad  necesita  ,  y  nosotros  deseamos. 

Quando  estaba  recibiendo  de  la  Corte  loa  justos 
elogios  á  que  es  acreedor  el  papel  que  acabo  de  copiar, 
llevo  la  atención  de  toda  ella  tras  sí,  las  copias  de7  una 
carta  de  S.  A.  el  señor  Don  Juan  ,  á  la  Reyna  nuestra 
señora  por  tenerse  ya  noticias  ,  aunque  no  seguras  de  lo 
que  ella  expresa  ;  para  cuya  inteligencia  se  pone  aquí, 
y  es  la  siguiente. 


o, 


SEÑORA. 


Rdenóme  V.  M.  en  despacho  de  30  del  pasado, 
que  participase  las  noticias  que  pudiese  ,  sobre  la  alevo- 
sía meditada  contra  mi  persona.  Obedecí  á  V.  M.  el  mis- 

Mm  z  mo 


272 

mo  día  que  le  recibí-,  dando  noticia  á  V.  M.  de  todo  lo 
que  pude  ,  sin  faltar  á  la  conciencia  ,  ni  al  honor ,  y  en- 
vié á  sus  reales  manos  copias  de  instrumentos,  (cuyos 
originales  están  en  mi  poder  )  en  que  con  circunstancias 
muy  individuales  se  hace  manifiesto  haberse  ido  trazan- 
do esta" maldad  desde  el  mes  de  Marzo  antecedente,  por 
la  violencia  ,  y  el  veneno  ,  encargándose  la  execucion  al 
Conde  de  Aranda  ,  por  medio  del  Marques  de  Aytona, 
(que  Dios  perdone )  por  ser  este  ,  y  el  Obispo  de  Plasen- 
cia  los  principales  diredores  de  ella  ,  fabricándose  el  ve- 
neno en  esa  Corte  ,  y  enviadose  á  esta  Ciudad.  Propuse 
también  á  V.  M.  los  caminos  por  donde  se  podia  llegar 
á  mayores  evidencias  de  todo  j  y  sobrando  la  menor 
parte  de  este  material ,  á  lo  menos  para  suspender  indi- 
ferentes las  redas  valanzas  de  la  justicia  ,  hasta  mayor 
calificación  del  delito  ,  y  esperándolo  yo  así ,  aunque 
V.  M.  se  olvidase  de  que  era  su  sangre  la  que  se  quería 
verter  ,  y  no  considerase  en  mí  otra  calidad  ,  que  la  del 
mas  despreciable  vasallo  ,  se  me  avisa  ,  que  ha  admitido 
V.  M.  al  Conde  de  Aranda  á  una  favorecida ,  y  confia- 
da audiencia  ,  y  permitido  á  los  principales  Ministros, 
que  se  dexen  visitar  de  el :  que  viene  á  ser  lo  mismo 
que  haberle  declarado  por  inocente  e  inculpable ,  sin 
que  se  haya  dado  lugar  á  alguna  de  las  diligencias ,  que 
podrían  poner  en  claro  la  comprobación  del  hecho,  co- 
mo si  hubiese  habido  gran  dificultad  en  que  con  el  mo- 
tivo de  falta  de  salud  ,  ú  otro  que  no  fuese  en  descrédito 
del  Conde ,  le  difiriese  V.  M.  esta  pública  absolución, 
siquiera  hasta  examinar  lo  que  se  proponía  para  compro-, 
bacion  de  cargos  tan  execrables  y  feos. 

Y  si  estas  acciones  han  podido  tan  justamente  llenar- 
me de  sentimiento  ,  y  admiración  ,  mucho  mayor  aún 
me  la  debe  causar  el  que  ( según  también  se  me  avisa  ) 
haya  permitido  V.  JM.  cuae  el  Obispo  de  Piasencia  asis- 
tís- 


*73 
tiese  en  la  Junta  á  la  lectura  ,  e  inspección  de  los  despa- 
chos y  papeles  ,  sobre  negocio  en  que  es  acusado  de 
principal  cómplice;  y  después  de  la  solemne  y  sagrada 
palabra  que  V.  M.  me  tiene  concedida  ,  de  que  este  Mi- 
nistro no  intervendrá  en  materia  alguna  ,  que  me  toque, 
reconociéndole  V,  M. ,  y  dándole  por  sospechoso  en  to- 
dos mis  intereses;  en  este  caso  ha  sido  tanto  perjudi- 
cial ,  e  irreparable  su  noticia ,  quanto  ha  oido  los  me- 
dios por  donde  se  empezó  á  descubrir  esta  máquina  ,  y 
los  que  se  subministraban  para  acabarla  de  aclarar  ;  con 
que  se  han  puesto  en  sus  propias  manos  las  armas  que 
le  habían  de  ofender  ,  y  dadole  disposición  para  que 
ajuste  las  cosas  con  tales  resguardos  ,  que  aunque  se 
quiera  proseguir  el  camino  de  la  comprobación  ,  se  ha- 
llen zanjadas  y  ciegas  todas  las  veredas  que  pudieran 
conducir  á  el. 

Los  quilates  de  estas  demostraciones  (  que  juzgo  no 
deslucen  á  mi  razón )  no  es  menester  que  yo  los  toque, 
ni  descubra ;  pero  no  he  podido  dexar  de  dolerme  de 
ellos  sentida  ,  y  rendidamente  á  los  reales  pies  de  V.  M. 
Yo,  señora  ,  no  pretendo  que  otro  padezca  por  mí  el  me- 
nor detrimento  contra  justicia  :  antes  Dios  me  confunda 
que  esto  suceda.  Lo  que  por  todas  razones  debo  desear 
es  ,  que  V..M.  quede  enterada  de  la  verdad  ;  y  así  como 
hasta  la  presente  hora  ,  por  la  divina  misericordia  ,  no 
tengo  el  mas  leve  escrúpulo  de  haber  obrado  con  lige- 
reza ,  ó  priesa  en  estas  materias;  antes  quizas  le  podría 
tener  de  demasiada  lentitud  y  confianza  ;  el  dia  que  me 
hallase  con  fundamentos  para*  disculpar  á  los  mismos 
que  ahora  acuso  ,  seria  el  primero  que  los  publicase  ino- 
centes. V.  M.  lo  consultará  todo  con  su  soberana  obliga- 
ción, y  redo  ánimo  ,  que  el  mió  está  quietísimo  en  la 
fé,  y  en  las  experiencias  de  que  el  Señor  ,  que  no  pue- 
fe  Pgañíu:  2  ni  ser  engañado ,  me  asistirá  2  jr  defenderá 

m 


274 

mi  vida,  si  conviene  para  su  santo  servicio  y  honra",  y  si 
no,  ni  la  quiero,  ni  la  deseo.  El  conserve,  y  prospere  la  de 
tV.  M.  felicísimos  años  para  bien  universal  de  la  ehris- 
tiandad.  Zaragoza  14  de  Abril  de  i67o.  =  Don  Juan. 

Inteligenciados  todos  (os  cortesanos  del  contexto  de 
esta  carta  de  S.  A.  se  dividieron  en  vandos.  Unos  que- 
rían asegurar  la  conjuración  contra  la  vida  del  señor  Don 
Juan  ;  y  otros  defendian  eficazmente  á  los  que  aquellos 
llamaban  adores  ,  y  cómplices  de  esta  maldad.  Los  mas 
prudentes  ,  ni  todo  lo  creian  ni  lo  despreciaban  todo.  No 
daban  por  inocentes  á  los  enemigos  del  señor  Don  Juan, 
en  lo  que  se  les  atribuia ,  pero  culpaban  á  los  de  estos 
en  lo  que  les  aumentaban.  Asi  discurría  el  pueblo  ,  quan- 
do  el  señor  D.  Juan  escribió  á  la  Reyna  nuestra  señora  la 
carta  siguiente. 

SEÑORA. 


s 


Hrvese  V.  M.  de  decirme  en  despacho  de  7  de  este 
(en  orden  á  los  intentos  del  Conde  de  Aranda  contra  mí 
vida  )  que  considerando  V.  M.  mi  instancia  para  que  se 
haga  justicia  ,  y  siendo  como  es  el  ánimo  de  V.  M.  que 
esta  se  administre  con  pública  satisfacción ,  y  buen  eXem- 
plo,  ha  resuelto  V.  M.  remitirlo  todo  al  Consejo  de  Cas- 
tilla ,  donde  se  caminará  por  los  términos  de  ella ,  y  que 
asi  lo  tenga  entendido. 

Este  es  el  contenido  del  despacho ,  y  mi  respuesta 
empezará  por  suplicar  respetuosamente  á  V.  M.  me  de 
permisión  para  decir ,  que  ha  sido  V.  M.  bien  servida 
de  mis  émulos  en  estos*  negocios ;  pero  no  he  menester 
decirlo  yo  ,  sino  el  mundo  en  lo  que  ha  visto ,  y  experi- 
mentado^ el  Conde  de  Aranda  mesmo  con  lo  que  es- 
cribió al  correspondiente  de  esta  Ciudad,  de  cuyas  pre- 
cisas palabras  tiene  ya  V".  M.  noticia  ,  y  de  que  la  carta 
estuvo  en  mis  manos. 

Es 


275 

Es  así  que  suplique  á  V.  M.  se  dignase  darme  satis- 
facion  de  este  atentado  ,  y  también  es  cierto  ,  que  desde 
su  descubrimiento  no  se  ha  hecho  una  sola  diligencia 
para  su  probanza  ;  y  habiendo  yo  subministrado  tan  fá- 
ciles medios  por  donde  se  podria  conseguir,  estoy  infor- 
mado que  no  fueron  todos  los  papeles  donde  se  han  man- 
dado ver. 

¿Tantos  diás,  señora,  solo  para  pronunciar  las  bre- 
ves palabras  de  Remítase  ajusticia  ?  Si  tocaba  á  ella  (  co- 
mo es  indubitable ,  y  V.  M.  ro  ha  deseado  hacer  ,  como 
se  sirve  decirme)  ¿porque' lo  ha  detenido  tres  meses? 
¿Quie'n  escusará  de  misteriosa  tanta  dilación  ,  y  mas  sí 
se  observa  ,  que  en  este  puntual  tiempo  haya  tenido  in- 
dulto de  gravísimos  delitos,  y  repetidas  sentencias  de 
muerte ,  quien  en  ningún  otro  le  ha  podido  alcanzar, 
siendo  de  los  principalmente  declarados  por  cómplices? 
¿Y  que  de  esa  Corte  se  hayan  desaparecido  (con  pretex- 
tos frivolos)  sugetos  ,  que  quizás  podrían  responder  á  lo 
que  se  les  preguntase  de  estos  lances  ,  que  dexo  consi- 
derar á  los  que  oyeren  con  sinceridad?  Pero  absuélvase 
en  buen  hora  esta  grande  alevosía  ,  y  no  solo  se  absuel- 
va ,  sino  premíese  ,  porque  ni  de  ella  espero  su  repara- 
ción ,  ni  nací  bueno  para  acusador  criminal.  Lo  que  no 
he  hallado  en  la  tierra ,  lo  aguardo  del  Cielo  ,  y  no  en 
daño  de  otro ,  porque  para  nadie  le  deseo  ,  ni  le  pido, 
sino  en  desempeño  de  la  verdad  ,  y  confusión  de  la  ma- 
licia ,  lo  mismo  que  se  ha  pretendido  executar  contra  mí. 
ÍY  la  satisfacción  ,  que  con  facilidad  pudiera  formar  de 
ello,  quiero  que  sea  sacrificio  á  los  pies  de  mi  Rey  ,  y 
á  la  quietud  pública ,  en  que  tan  principalmente  interesa 
su  servicio.  Permita  nuestro  señor  ,  que  no  se  niegue  á 
tanta  luz  la  ciega  emulación ,  que  me  persigue  ,  y  me 
dexe ,  y  olvide  ya  en  la  paz  que  solicito.  Dios  guarde  la 

Ca- 


2jé 

Católica  real  persona  de  V.  M.  como  deseo  ,  y  he  me- 
nester. Zaragoza  á  17  de  Junio  de  1570.  =  Don  Juan. 

Este  suceso,  del  que  se  esperaba  un  funesto  fin  ,  le 
tuvo  feliz  con  mandar  venir  el  Rey  nuestro  señor  á 
S.  A.  á  la  Corte  ,  á  quien  recibieron  ios  cortesanos  con 
tanto  exceso  de  alegría  ,  que  manifestaron  bien  el  amor 
que  le  profesaban.  Halló  S.  A.  en  sus  Magestades  todas 
las  señales  que  le  acreditaron  lo  que  le  estimaban  ,  y 
quando  volvió  á  Zaragoza  fue  colmado  de  honras  ,  y  de. 
públicos  favores.  Tres  veces  mas  se  llamó  al  señor  Don 
Juan,  y  á  su  arribo  á  Madrid  recibió  en  todos  las  dis- 
tinciones que  podían  completar  su  satisfacción.  En  la 
tercera  le  dio  palabra  la  Reyna  nuestra  señora  de  que 
se  quedarla  en  Madrid  asistiendo  en  el  Consejo  de  Esta- 
do 5  pero  esto  se  dilató  tanto,  que  viéndose  S.  A.  sin 
exercicio  en  cosa  alguna  ,  y  que  esto  desairaba  su  per- 
sona ,  para  restablecer  su  estimación  ,  puso  á  S.  M.  la  re- 
presentación que  se  sigue. 


A 


SEÑORA. 


_Unque  propuse  llegar  á  los  reales  píes  de  V.  M. 
con  representación  de  las  materias  públicas  ,  he  juz- 
gado que  antes  de  dar  este  paso  ázia  el  desempeño  de 
mi  obligación  ,  debo  darle  á  la  reparación  de  mi  honras 
pues  sin  ella  no  estoy  capaz  de  servir  á  V.  M.  ni  aún 
con  la  voz  ,  y  así  dexando  para  otra  sesión  el  poner  eti 
la  real  noticia  de  V.  M.  lo  que  se  me  ofrece  de  mayor 
servicio  suyo:  me  reduciré  hasta  postrarme  rendida- 
mente en  la  presencia  real  de  V.  M.  ,  y  suplicar  á  V.  M. 
se  sirva  de  poner  un  favorable  fin  á  mi  descrédito  y 
(desconsuelo. 

Yo  señora }  nací  hijo  del  Rey  nuestro  señor  (que  es- 


277 

té  en  el  cielo),  y  si  sobre  esta  dicha  puede  haber  alguna 
mayor  ,  me  la  concedió  Dios  ,  dándome  un  natural  con- 
forme á  este  alto  nacimiento  ,  pues  aunque  en  todo  sea 
el  peor  de  los  hombres  ,  puedo  hacerle  testigo  de  que 
jamas  por  su  grande  misericordia  me  he  acusado  de  ha- 
ber dado  principio  por  mí ,  á  querer  mal  á  otro  i  de  ha- 
ber deseado  ,  ó  solicitado  el  daño  ageno  ,  en  satisfacción 
ó  venganza  propia ;  de  haber  incurrido, en  la  culpa  mas 
ligera  tocante  á  mecánico  ínteres  ,  hora  sea  en  el  mane- 
jo de  la  real  Hacienda,  ó  en  orra  forma,  ni  de  haber  pro- 
puesto ,  ni  executado  cosa  que  haya  creido  ser  contra  la 
igualdad  de  la  justicia. 

Estas  prendas  de  la  mano  poderosa  de  Dios,  quiso  su 
divina  Magestad  adornarlas  con  otras  muchas  dichas 
temporales  en  gran  servicio  de  la  Monarquía  ,  y  cré- 
dito mió  ,  tomándome  por  instrumento  para  restituir  á 
ella  el  rey  no  de  Ñapóles,  detenerla  inefable  ruina  de 
Sicilia,  pacificar  y  asegurar  á  todos  los  dominios  de  Italia, 
con  expugnación  de  las  plazas  de  Piombini  ,  y  Puerto- 
Longon,  y  recuperar  el  Principado  de  Cataluña,  sin  otras 
infinitas  acciones  de  no  menos  mérito  y  riesgo  ,  aunque 
no  tan  afortunadas, 

El  amor  y  pureza  del  zelo  ,  y  dictámenes  que  expe- 
rimentó siempre  el  Rey  nuestro  señor  (que  está  en  el  cié* 
lo)  quizas  desde  mis  primeros  años,  en  la  forma  que  ellos 
pudieron  indicarle  juntos,  después  con  el  agrado  de  estos 
relevantes  servicios,  tan  sin  exemplar  de  haber  concurri- 
do hasta  hoy  en  un  solo  vasallo,  fueron  medios  para  que 
S.  M.  me  honrase  con  excesivos  favores  desde  mi  prime* 
ra  instancia  ,  y  que  á  su  imitación  la  señora  Reyna  Do- 
ña Isabel  el  tiempo  que  pudo  ,  me  los  repitiese  sobre  to- 
da ponderación,  siendo  mi  valedora  cen  S.  M.  para  quan- 
to  tenia  viso  de  interés  mió. 

Digan  lo  que  debí  á  estas  dos  liberalísimas  manos 

Nn  des* 


2J% 

4esde  lo  menor  Hasta  lo  mas  sustancial ,  los  cariñosos  , 
tratamientos,   las  caseras  atenciones',  las  circunstancias^ 
déla  formación  de  mi  casa  y  renta,  las  dignidades  y; 
empleos ,  la  confiada  comunicación  de  los  negocios  ,  la 
defensa  y  aliento  en  las  falsas  calumnias,  las  palabras  con 
que  dexó  encargado  á  V.  JML  mi  persona  ,  y  convenien- 
cias en  sus  últimas  disposiciones,  finalmente  ,  quanto  se 
puede  imaginar  en  la  mayor  elevación  del  favor.   Ofré- 
ceseme por  único  lunar  de  esta  se'rie  de  beneficios  ,  el  no  ¡ 
haber  S.  M.  (que  Dios  haya)  acabado  de  resolver   en  su 
vida  mi  pública  asistencia  cerca  de  su  teal  persona  j  pe- 
10  noestorbó  esta  resolución  el  considerarla  desconve- 
niente i  su  servicio  ó  i  mi  autoridad  ,  ni  de  embarazo 
6  difícil  ajuste  en  mi  resignación  á  su  gusto  y  voluntad?- 
haciendo  testimonio  de  esto  ,  tres  repetidas  respuestas,  ¡ 
que  verbalmente  fue  servido  darme  en  diferentes  tiem- 
pos  ,  y  otros  papeles  firmados  de  su  real  mano  5  de  que 
tengo  en  mi  poder  auténticos  instrumentos  5  ni  menos 
el  no  desear  5,  M,  honrarme  en  esto  ,  como  en  todo  lo 
demás  ,  ni  en  el  conocimiento  de  que  no  fuese  muy  jus- 
to ,  sino    una   pura    atención   á   la  real  persona  de 
V.  JvL  á  quien  consiguientemente  incumbe  hoy  una  ma- 
yor obligación  de  satisfacerla ,  haciendo  V.  M,  por  el 
Rey  nuestro  señor  quanto  puede ,  ya  que  5.  M.  no  qui- 
so hacer  por  V,  M.  quanto  pudo» 

Permitame  ,  señora .,  V.  M.  decir  con  el  respeto  de- 
bido y  que  esta  es  la  verdad  de  este  hecho  ,  y  todo  lo  der 
mas  mendigado  de  la  mala  fortuna  ,  que  me  há  per^ 
seguido  desde  que  5.  M.  cerró  los  ojos  5  cuyas  indivi- 
duales acciones  ,  y  sentimientos  ,  son  mas  para  llorar 
cqn  lagrimas  de  sangre  3  que  para  repetidas  con  pa- 
labras. 

Quando  examinando  mi  interior  rigurosamente  ,  no 
hallo  en  el  cosa  en  que  haya  merecido  el  menor  desden 

a 


*79 
á  la  real  gracia  ,  y  magnificencia  de  V.  M.  ,  y  al  tiempo 
que  por  tantos  títulos  de  dote  de  Dios  ,  de  favores  de 
S.  M. ,  y  mentos  adquiridos ,  debiera  juntamente  prome- 
terme de  V.  M.  las  relevantes  honras  ,  del  mismo  modo, 
que  si  estos  motivos  fuesen  aéreos ,  ó  yo  hubiese  nacido 
en  Holanda  ó  Inglaterra  ,  se  me  retarda  y  embaraza  el 
simple  ingreso  en  el  Consejo  de  Estado  ,  siendo  así  que 
S.  M.  me  hizo  esta  merced  muchos  afios  há  ,  en  demos- 
tración de  su  confianza  ,  y  aprobación  de  importantes 
servicios ,  y  que  jamas  hasta  hoy  seiía  dificultado  á  na- 
die de  alta  ,  ó  inferior  gerarquía,  á  quien  se  haya  he- 
cho este  honor,  su  virtual  exercicio  ;  que  no  le  apetez- 
co para  tener  en  el  una  regular  ,  y  continuada  asisten- 
cia, sino  porque  parece  no  regular,  que  este  yo  aquí 
en  diferente  forma  de  la  en  que  debo  estar ;  y  no  solo 
se  ve  esto, sino  que  se  da  ocasión  al  mundo  con  la  sus- 
pensión de  este  puesto ,  para  discurrir  con  tanto  desai- 
re mió  ,  en  si  V.  M.  gusta  ,  ó  se  desagrada  de  mi  deten- 
ción en  el  Retiro ,  como  si  el  elegir  el  de  Consuegra  ,  no 
hubiese  sido  voluntario  ,  y  que  en  vida  de  S.  M.  no 
hubiese  residido  en  este  sitio  años  enteros  con  el  mis- 
mo embozo  en  que  hoy  le  habito,  sin  que  nunca  hu- 
biese S.  M.  con  acción,  ó  palabra  disentido  de  ella,  míen* 
tras  no  me  llamó  á  otra  parte  la  efediva  necesidad  de 
su  servicio. 

Estas  son  ,  señora  ,  mortificaciones  de  vivísimo  sen- 
timiento, y  así  suplico  á  V.  M.  postrado  á  sus  reales  pies 
se  sirva  mirar  mis  justificadas  razones  á  favorable  luz, 
reparando  que  ni  en  la  atención  á  la  memoria  del  Rey 
nuestro  señor,  (que  está  en  el  cielo)  ni  en  lo  que  yo  he 
procurado  merecer  á  V.  M.  cabe  tenerme  mas  tiempo 
desfavorecido. 

Esta  apariencia  tiene  al  mundo  en  tan  suspensa  ex- 
pectación, que  no  puede  satisfacerse  ya  con  las  palabras  s  y 

Nn  2  es 


2  8o 

es  necesario,  señora  ,  que  en  la  substancia  tenga  el  efe&o 
que  todo  el  juzga  por  justo,  para  poner  mi  honra  á  cu- 
bierto de  la  malicia  de  las  gentes.  ¿  Que  no  se  diría  con- 
tra lo  mas  sagrado  de  mi  intención  si  viese,  que  V.  M. 
me  cerraba  la  pueaa  ,  que  S.  M.  (que  Dios  haya) 
me  abrió  para  concurrir  en  los  bancos  de  un  Con- 
sejo ,  que  es  la  piedra  de  toque  de  la  confianza  ,  y  el 
aprecio  de  los  mas  relevantes  vasallos?  ¿Acaso  helo  desme- 
recido después  acá  con  mi  proceder  ?  No  señora  *  ni  es- 
to ha  sido  porque  se  haya  visto  sombra  ,  ó  átomo  en  mí 
que  pueda  escurecerlo.  Ni  esto  es,  ni  puede  ser,  ni  debe 
V.  M.  permitir  que  se  me  haga  un  disfavor  de  este  ta- 
maño ,  tan  contra  la  real  grandeza  ,  y  justificación  de 
V.  M.  Yo  no  deseo  esta  muestra  de  la  real  gracia  de 
V.  M.  por  escalón  para  aspirar  á  otras  mas  superio- 
res j  que  no  he  menester  para  nada ,  ni  tampoco  mi  ge- 
nio ,  ni  mi  deseo  es  de  hacerme  perpetuo  cortesano.  Quie- 
ro verme  desnudo  de  este  afrentoso  trage  de  delinquen» 
te,  y  si  después  V.  JVÍ.  juzgare  mas  útil  mi  persona  en 
otra_parte ,  no  reusare  obedecer  ,  ni  perder  la  vida  por  el 
servicio  del  Rey  nuestro  señor  ,  y  de  V.  M. ,  de  quien 
espero  tal  resolución  ,  que  ni  la  pueda  atribuir  á  otra 
influencia  que  á  la  de  los  favores ,  que  siempre  me  ha 
ofrecido.  V.  M.  hacer,  pues  en  nada  los  he  desmerecido, 
ni  desmereceré'  jamas  ;  y  la  honra  de  cada  uno  ,  señora, 
es  alhaja  tan  preciosa  ,  y  independente  ,  que  no  puede 
tener  otro  juez  ,  que  la  propia  inteligencia  de  su  dueño. 
Dios  guarde  la  Católica  real  persona  de  V.  M.  =  D.  Juan. 
Las  resultas  de  esta  representación  no  se  sabe  con  cer- 
teza quales  fueron.  Lo  cierto  es  ,  que  S.  A.  partió  á  Za- 
ragoza á  poco  tiempo  ,  y  á  poco  también  volvió  á  ser  lla- 
mado con  pretexto  de  que  estaba  elegido  por  Generalísi- 
mo de  las  armas  destinadas  á  Italia  ,  lo  que  al  fin  no  tu- 
vo e£e£to ,  sin  que  se  sepa  la  causa  9  aunque  se  dixo  que 

sus 


2¡8l 

sus  émulos  habían  hecho  mudar  de  intención  al  Rey ,  y 
á  la  Reyna  nuesrros  señores.  El  mismo  señor  Don  Juan 
parece  que  también  ignoró  el  fundamento  que  hubo  pa- 
ra esto  ,  según  se  explica  en  la  respuesta  que  dio  á  la  ciu- 
dad de  Zaragoza,  que  es  la  que  sigue. 

Recibí  ayer  en  Madrid,  la  carta  de  V.  S,  de  4  ,  que 
fue  para  mí  de  singular  aprecio  ,  y  muy  correspondien- 
te al  afe&o  ,  que  me  ha  debido  ,  y  deberá  siempre.  Res- 
pondo á  ella  desde  este  lugar  de  vuelta  para  esa  ciudad, 
donde  me  encamino  con  mutho  gusto  ,  y.  gran  satisfac- 
ción. Los  motivos  de  esta  impensada  novedad,  pedían  mau 
difusa  narrativa  i  pero  porque  V.  S.  no  carezca  entera- 
mente de  su  noticia,  lo  referiré  en  resumen  ,  diciendo  á 
V.  S.  que  como  le  insinué,  fui  llamado  del  Rey  mi  se- 
iíor  ,  Dios  le  guarde  ,  por  quatro  diferentes  veces  ,  con 
otros  tantos  instrumentos  de  su  real  mano  ,  mandándo- 
me en  el  primero  ,  que  pasase  á  Italia  ,  aunque  recibiese 
otra  orden  contraria  á  aquella.  En  todos  estos  llamamien- 
tos, me  es  Dios  testigo ,  que  no  intervino  solicitud  algu- 
na mía,  ni  puse  mas  de  mi  parte  ,  que  una  ciega  y  pun- 
tual obediencia  5  todo  lo  qual  niei  constituyó  ;en  tanta 
•mayor  confianza  de  que  mi  jornada  ,  como  dispuesta  por 
Dios  nuestro  señor  ,  podia  ser  del  servicio  de  ambas 
Magestades.  Llegué  á  los  reales  pies  del  Rey  mi  señor,  en 
que  hallé  quanto  esperaba  de  su  real  benignidad  ,  y  aún 
agrado,  y  confianza  singular.  Apárteme  de  ellos,  porque 
fue  precisa  esta  separación  entonces  ,  y  permitió  ó  quko 
su  divina  Magesrad  por  sus  inescrutables  juicios,  ó  nues- 
tros grandes  pecados ,  que  en  este  tiempo  mudase  S.  M. 
de  didamen  ,  no  solo  en  orden  de  mi  venida  á  su  pre- 
sencia real ,  sino  en  la  revocación  de  otras  que  me  entre- 
gó ,  y  tenia  dadas  de  su  servicio  5  de  manera  ,.  que  ha- 
llándome en  el  Retiro,  de  vue'ta  de  Palacio,  recibí  un 
papel  de  S.  M.  en  que  con  términos  de  mucho  favor  me 

de- 


2§2 

decia  tenía  por  conveniente  que  no  pasase  á  Italia ,  y 
que  así  lo  entendiese.  Procure'  en  la  respuesta  dexar 
abertura  para  que  S.  M.  permaneciese  en  susprimeras.re- 
soíuciones,  pero  no  habiéndolo  conseguido,  y  reconocido 
yo  T  que  mi  detención  en  la  Corte  tendría  mas  de  incon- 
venientes >  que  de  utilidad  r  salí  de  ella  ayer  tarde,  sin 
haber  querido  pasar  á  Palacio,  ni  quererme  dexar  ver 
tn  Madrid  ,  por  la  gran  conmoción  en  que  supe  estaba 
■la  gente ,  y  lo  que  de  ella  ,  y  de  las  noticias  de  mi  salida 
de  la  Corte  podía  resultar.  No  dudo  ,  que  los  poco  infor- 
mados podrán  hacerme  cargó  de  que  no  se  haya  obrado  con 
mas  rigor  hasta  sacar  la  persona  de  S.  M.  del  estado  en 
que  por  nuestra  mayor  desdicha  se  halla  ,  y  poner  orden 
en  lo  que  se  necesita  de  e'l ;  pero  estoy  seguro^  que  por 
<mi  parte  se  ha  procurado  uno  y  otro,  con  quanto  esfuer- 
zo na  cabido  en  ios  términos  de  la  ley  divina  ,  y  la  obli- 
gación de  buen  vasallo.  Y  para  explicarme  mas  ,  diré  á 
V.  S.,  que  este  intento  podía  lograrse  por  uno  de  dos 
•medios  ,  ó  concurrencias  ;  la  una  de  la  nobleza  ,  la  otra 
del  pueblo.  En  la  mayor  parte  de  la  primera,  halle  gran 
zelo;  pero  no  igual  unión  de  didamenes  ,  con  que  no 
se  pudo  concordar  en  lo  que  hubiera  convenido,  sin  ries- 
go de  una  conmoción  escandalosa  ,  ni  faltar  al  respeto  de 
las  personas  reales.  La  segunda  me  parece  estaba  en  pron. 
'tísima  disposición  de  executar  quanto  se  le  propusiese 
.conveniente  al  remedio  de  las  desordenes  públicas  ,  por- 
que parece  se  ha  transfundido  en  esta  Gerarquía  inferior 
la  honrada  sangre  ,  que  se  ha  desaparecido  de  las  venas 
de  algunos  de  la  mas  elevada  i  pero  como  estos  movi- 
mientos populares  pasan  de  ordinario  á  lo  ilícito  y  per- 
nicioso, procure'  evitar  todas  la  ocasiones  de  que  pu- 
dieran originarse  ,  eligiendo  yo  antes  pasar  en  el  mun- 
do por  menos  eficaz  en  las  execuciones  ,  que  hubieran 
sido  convenientes  á  la  persona  y  servicio  de  S.  M,  ,  y 

á 


2&3 

a  la  conservación  de  su  Corona  ,  que  dexar\  de  impedir 
aquello  de  que  precisamente  se  habían  de  seguir  muchas 
ofensas  de  nuestro  señor ,  á  quien  pido  guarde  á  V.  S. 
muchos  años  &c, 

La  marcha  precipitada  de  S,  A.  para  Zaragoza ,  puso 
en  expectación  á  la  Corte  3  pero  todo  quanto  empezó  á» 
discurrir  sobre  esto ,  se  confundió  en  el  olvido  con  la 
repentina  vuelta  de  S.  A.  llamado  del  Rey  nuestro  se- 
ñor 5  cuya  real  carta  para  ello  ,  la  de  la  Rey  na  nuestra; 
señora,  y  las  respuestas  del  señor  Don  Juan ,  son  las  que 
siguen  ,  y  con  las  que  concluyen  estas  memorias  que  de- 
dico al  tiempo  para  que  las  conserve  ,  y  haga  presentes 
á  los  venideros  siglos ¿á  fin  de  que  no  ignoren  el  estado, 
de  la  Monarquía  en  el  presente* 


Carta  del   Bey  nuestro  señor  para  Don  Juan 
de  Austria, 


D, 


ON  Juan  de  Austria  mi  hermano :  habiendo  lle- 
gado las  cosas  universales  de  la  Monarquía  á  termi- 
no de  necesitar  de  toda  mi  aplicación  ,  dando  co- 
bro executivo  i  las  mayores  importancias  }  en  que 
os  hallo  tan  interesado  ,  debiendo  fiaros  la  mayor 
parte  de  mis  resoluciones ,  he  resuelto  ordenaros  vengáis 
sin  dilación  alguna  á  asistir  en  tan  grande  peso  ,  como  lo 
espero  de  vuestro  zelo  á  mi  servicio ,  cumpliendo  en  to- 
das las  circunstancias  de  la  jornada  con  la  atención  que 
es  tan  propia  de  vuestras  grandes  obligaciones.  Nuestro 
señor  os  guarde  como  deseo.  Madrid  27  de  Diciem- 
bre de  1 6j 5.  =.  Yo  el  Rey. 


Res- 


XJL 


Respuesta  del  señor  Don  Juan, 


noche  recibí  el  real  despacho  de  V.  M»  de  27 
del  presente  ,  el  qual  movió  en  mi  ánimo  dos  diferen- 
tes afectos  ,  hijos  ambos  de  mis  grandes  obligaciones,  y 
rendido  amor  a  la  real  persona  de  V.  M..  El  uno  de  pe- 
na ,  viendo  lo  que  V.  M.  se  sirve  insinuarme  del  estado 
en  que  se  hallan  las  cosas  de  la  Monarquía  ,  habiendo  pe- 
netrado este  mi  corazón  ,  aún  mas  que  por  ser  cier- 
to ,  (  qual  todos  lloramos )  por  oirlo  de  V.  M  mismo, 
como  testimonio  del  cuidado  en  que  tiene  á  V.  M.,  de 
que  holgare'  yo  aliviar  algo  á  V.  M.  á  costa  de  toda 
mi  sangre.  El  otro  ,  de  reconocimiento,  y  confusión  por 
la  grande  honra  de  querer  V.  M.  servirse  de  mi  zelo 
cerca  de  sus  reales  pies  en  frangentes  tan  peligrosos  ,  á, 
vista  del  tanteo  cierto  ,  que  tengo  hecho  de  mis  hom- 
bros ,  los  quales  al  paso  que  son  tan  flacos ,  aún  para 
llevar  la  menor  parte  de  tan  grave  peso  ,  son  robustísi- 
mos y  firmísimos  para  representar  á  V.  M.  quanto  en- 
tendiere ser  de  su  mayor  servicio  y  gloria.  A  este  fin, 
señor ,  movido  de  mi  propio  zelo  ,  y  del  de  otros 
muchos  Grandes ,  y  verdaderamente  fieles  vasallos  de 
V.  M.  ,  me  hallaba  en  deliberación  ,  quando  recibo  el 
real  despacho  de  V.  M.  de  pasar  á  esa  Corte  ,  para  que 
V.  M.  lo  oyera  de  mí ,  y  de  ellos  ;  y  lo  que  ahora  pue- 
do decir  á  V.  M.  es ,  que  mañana ,  placiendo  á  Dios, 
me  pondré  en  camino ,  el  qual  procurare'  abreviar  quan- 
to los  resguardos  para  seguridad  propia  ,  y  el  mas  efec- 
tivo logro  del  mayor  servicio  de  V.-M.  permitieren  >  pues 
ambas  consideraciones  los  hacen  inescusables  i  y  lo  que 
debo  á  Dios ,  á  V.  M.  ,  y  á  mi  propia  obligación,  que  es 
una  constante  fidelidad  ,  son  prendas  infalibles  ,  de  que 
aplicare  el  principal  cuidado  en  las  circunstancias  de 
mi  jornada ,  con  todo  lo  que  V.  M.  se  sirve  decirme: 

es- 


28* 

estando  bien  seguro ,  que  V.  M.  lo  conoce ,  y  cree  así, 
y  que  antes  me  faltará  la  vida ,  que  mueva  paso  j  ni) 
intente  acción ,  que  no  sea  encaminada  únicamente ,  y 
sin  humano  interés  á  la  mayor  gloria  de  Dios  nuestro 
Señor ,  servicio  de  V.  M. ,  y  de  la  Corona,  Guarde  Dios 
á  V.  M.  los  años  que  deseo.  Zaragoza  3 1  de  Diciembre 
de  1675.  =  Don  Juan. 

Carta  de  la  Reyna  nuestra  señora  par  a  Don  Juan 
de    Austria* 


D. 


"ON  Juan  de  Austria  mi  primo :  El  Rey  mi  hijo 
ha  resuelto  ,  como  entenderéis  por  lo  que  os  escribe,  que 
vengáis  luego  á  asistirle  al  expediente  de  ios  negocios 
universales;  y  os  he  querido  decir  de  quanto  gusto  y. 
agrado  me  será  que  lo  executeis  con  la  brevedad  ,  que 
solicita  el  estado  de  todas  las  cosas  de  la  Monarquía ,  co- 
mo lo  fio  de  vuestro  zelo  y  atención  ,  pudiendo  asegu-j 
raros  ,  que  siempre  atendere  á  lo  que  fuere  de  vuestra 
mayor  satisfacción.  Nuestro  Señor  os  guarde  muchos 
años  ,  como  deseo.  =  Yo  la  Reyna. 


H 


Respuesta  del  señor   Don  Juan  á  la   Reyna 
nuestra  señora. 


Abiendo  de  ver  V.  M.  lo  que  respondo  al  Rey  mí 
eño ,  (  Dios  le  guarde  )  escusare'  referirlo  aquí ;  asegu- 
rando á  V.  M. ,  que  no  ha  tenido  ,  ni  tendrá  quien  coa 
mas  verdadero  corazón  haya  deseado  á  V.  M.  quanto  de- 
lante de  Dios  juzgo  conveniente  ai  mayor  servicio  de 
V.  M.  ,  á  cuyos  pies  quedo  con  el  debido  rendimien- 
to ,  rogando  á  nuestro  Señor  guarde  á  y.  M.  felicísimos 
años.  —  Don  Juan.  ¡ 

Oo  Q>- 


226 


Copia  de  carta  que  escribió  S,  A.   a  Don  Diego  Velascey 

su  Mayordomo   en   Madrid ,    desde  Zaragoza, 

á  primero  de  Enero  de  lójj* 


E 


fL  correo  que  me  despachasteis  con  las  cartas  de  sus 
Magestades  ,  llegó  á  noche  á  hora  que  no  pude  respon- 
der. Hágolo  esta  mañana  con  las  inclusas  ,  que  llevareis, 
ó  enviareis  luego  á  Don  Gerónimo  de  Gea.   Lleganme  al 
mismo  tiempo  noticias  de  seguros  originales ,  que  ese 
desdichado  monstruo  ,  reo  criminal  por  tantos  lados  de 
Lesa  Magestad  divina  y  humana  ,  ha  hecho  la  tramo- 
ya de  salirse  de  allí ,   para  volver  á  entrar  de  secreto, 
(como  lo  había  executado  la  noche  27  á  las  ocho)  y 
que  se  continuaba  la  infamia  de  tener  al  Rey  (Dios  le 
guarde  )  en  postura  de  cercado  ,  y  temeroso  con  apara- 
tos ,  y  aparejos  de  gente  armada  ,  no  solo  en  la  Corte, 
sino  dentro  de  Palacio  :  sacrilegio  que  excede  á  quantos 
se  han  cometido,  con  ser  tan  enormes  ,  contra  el  honor, 
servicio  ,  y  persona   sagrada  de  S.  M.  También  las  úl- 
timas cartas  nos  han  llenado  la  cabeza  de  los  embolis- 
mos de  una  nueva  Junta  ,  de  lo  que  repetidamente  con- 
sultó ,  y  de  la  escusa  de  asistir  á  ella  los  que  la  forma- 
ban ,  hasta  que  tengan  cumplido  efe&o  sus  representa- 
ciones. Tampoco  me  faltan  buenas  noticias  ,  de  que  se 
traman  contra  mí  ,  y  los  que  siguen  el  di&amen  de  lea- 
les vasallos ,  grandes  y  horribles  azechanzas  ;  pero  como 
todo  lo  queme  toca  lo  tengo  depositado  muchos  dias 
há  en  las  manos  de  Dios  ,  y  debaxo  de  su  poder  ,  y  am- 
paro de  la  Vitgen  santísima  ,  no  me  inmuta  nada.  Fi- 
nalmente ,  todo  quanto   se  oye  en  desventura  de  nues- 
tros grandes  pecados  ,  confio  ha  de  cesar  presto  ,  y  dis- 
pondrá su  divina  Magestad  por  intercesión  de  su  Madre 

pia- 


287 

piadosa  ,  y  de  nuestro  Patrón  Santiago ,  que  yo  halle 
eso  en  postura,  que  no  sea  menester  vaierme  de  la  fuerza 
para  librar  á  S.  M.  de  la  que  padece  con  tanto  dispen- 
dio suyo. 

Encargad  se  hagan  ahí  continuas  oraciones  á  este 
fin  ,  que  acá  no  se  cesa ,  y  en  toda  la  circunferencia  de 
España  me  consta  se  hace  lo  mismo.  Disculpadme  con 
todos  los  que  me  han  escrito  ,  porque  apenas  he  tenido 
lugar  de  leer  sus  cartas.  La  inclusa  daréis  al  Duque  de 
Alva.  Envióle  copia  de  las  de  sus  Magestades ,  y  de 
mis  respuestas  ,  para  que  las  participe  á  la  nobleza  en 
conseqüencia  del  empeño  ,  y  vínculo  recíproco  ,  que 
con  ella  tengo  contraído  á  favor  de  la  causa  ,  y  servi- 
cio de  S,  M.  ,  (que  Dios  guarde)  como  hemos  menes- 
ter ,  y  á  vos  os  guarde. 

Copia  de  carta  de  S.  A.  el  señor  Don  Juan  á  la  Santidad 
de  Inocencio  XL 


L 


BEATÍSIMO  padre. 


íOS  flagelos  continuados  con  que  de  algunos  añosa  es- 
ta parte  ha  castigado  la  recia  justicia  de  Dios  nuestro  Se- 
ñor á  esta  Monarquía  Catolicísima  ,  y  en  ella  á  rodo  el 
Orbe  christiano  ,  han  sido  tales  ,  y  sus  principales  raíces 
tan  manifiestas ,  que  no  dudo  habrán  ,  no  solo  llegado  á 
los  oídos  de  vuestra  Beatitud  ,  sino  lamentádolos  en  el 
mayor  grado.  Ahora  ,  Beatísimo  Padre  ,  me  postro  por 
medio  de  estos  renglones  á  los  santísimos  pies  de  vuestra 
Beatitud  ,  en  tiempo  que  tengo  los  mios  en  los  estrivos 
para  dexar  el  retiro ,  en  que  la  divina  providencia  me 
ha  tenido  hasta  ahora ,  para  encaminarme  á  la  Corte, 
asistido ,  y  amparado  de  la  primer  nobleza  de  estos  rey- 
nos  ,  y  fieles  vasallos  del  Rey  nuestro  señor  ,  á  volver 

por 


288 

por  las  causas  de  Dios ,  y  suyas ,  que  tan  olvidadas  han 
tenido  los  que  mas  desean  apocarlas.  Parto  con  la  presen- 
te bendición  de  vuestra  Beatitud  ,  á  quien  suplico  me  la 
eche  efe&iva  ;  pues  mis  acciones  ,  y  mis  pasos  no  tienen, 
ni  tendrán  jamás  movimiento  ,  que  no  sea  dirigido  á  la 
mayor  honra  ,  y  gloria  de  Dios  nuestro  Señor,  servicio 
de  mi  Rey  ,  y  bien  de  esta  Corona  ,  primera  ,  y  mas  fir- 
me columna  de  la  universal  Iglesia  ,  que  prospere  el  Cie- 
lo con  dilatada  vida  de  vuestra  Beatitud ,  su  dignísima 
cabeza  ,  qiianto  yo  su  mas  obediente  hijo  deseo.  Zarago- 
za á  27  de  Diciembre  de  1676* 


FIN  DEL   QUARTO   TOMO, 


SEMANARIO  ERUDITO, 

QUE    COMPREHENDE 

VARIAS  OBRAS  INÉDITAS, 
CRITICAS,  MORALES,  INSTRUCTIVAS, 

POLÍTICAS,  HISTÓRICAS,  SATÍRICAS,  Y  JOCOSAS, 

DE    NUESTROS    MEJORES    AUTORES 

ANTIGUOS,  Y  MODERNOS. 
DALAS   A    LUZ 

BON  ANTONIO   VALLADARES 

de  Sotomayor. 

TOMO     QUINTO, 


MADRID    MDCCLXXXVIÍ. 

POR     DON     BLAS    ROMÁN, 

Se   hallará  en  las  Librerías  cíe  Bartolomé  López,   Plazuela  dfi 

Santo  Domingo  ,   y  en   la  de  López  ,   calle  de  la  Cruz, 

y  en  los  puestos  del  Diario. 

COK  PRIVILEGIO    REAL. 


VISITA 

DE  LA  ESPERANZA  ,  Y  EL  TIEMPO. 
DIALOGO 

En  obsequio  de  la  verdad ,  y  convencimiento  de  las 
calumnias  ,    que  fomenta  la    malicia    á   las  justas 
curaciones  del  Señor  Donjuán  de  Austria ,  des- 
de su  ingreso   al  gobierno   de  esta 
Monarquía, 


ADVERTENCIA. 

La  Nota  que  mandó  poner  el  Supremo  Consejó 
de  Castilla  al  frente  del  Tomo  IV".0  de  éste  Periódi- 
co, sobre  la  precaución  con  que  debe  leerse  la  obra 
que  comprehende^  es  terminante  igualmente  á  las  que 
abraza  el  presente  correspondientes  al  señor  Don  Juan 
de  Austria. 

JCfn  la  Calle  mayor  del  Deseo  ,  mas  cuidadosos  que  ca- 
suales, se  encontraron  ia  esperanza ,  y  ei  i  lefzffi  i  y  'ha- 
biéndose cariñosamente  saludado  como  cor  tesaros  tan 
diestros  ,  le  suplicó  la  Esperanza  ,  que  la  escuchase  unas 
crueles  aprehensiones.  Movido  el  i  hmpo  de  la  amistad, 
y  vencido  del  ruego,  eligieron  para  la  visjta  el  patio  de 
los  Consejos  de  Palacio,  por  ser  este  sirio  ci;rhas  frecuen- 
tado deúa  esperanza  y  y  el  mas;  conocido  ád  Tis;,?po. 

A  2  Son 


Son  tan  ligeros ,  que  apenas  se  convinieron  ,  quando 
llegaron  ;  y  aunque  fue  la  conversación  muy  secreta  ,  la 
percibí  toda ,  porque  ya  se  sabe  ,  que  las  paredes  de  Pala- 
cio oyen, 

Desahogando,  pues t  la.  Esperanza  unos  suspiros,  que 
tenian  de  voces  los  sonidos  ,y  de  llanto  ios  acentos,  im- 
pacientemente discreta,  y  discretamente  impaciente,  rom- 
pió en  estas  tristes  cláusulas  sus  altos  silencios. 

Esperanza:  ¿  Que'  es  esto  ,  Tiempo  amigo?  Te  desco- 
nozco ,  y  te  veo.  ¿  No  eras  tú  el  fiador  de  mis  prudentes 
ansias  ,  el  consuelo  de  mis  inquietudes,  el  alivio  de  mis 
sobresaltos  ,  el  remedio  de  mis  temores ,  y  el  norte  en  la 
tempestad  de  mis  males?  Tú  solo  fuiste  el  juez  de  mis 
apelaciones  ,  y  la  suprema  sala  de  mis  causas.  Miraban 
anegados  en  llanto  mis  ojos  las  públicas  calamidades  de 
esta  dominante  Monarquía  ,  y  viendo  que  los  males  no 
sucedían ,  sino  se  heredaban  ,  y  que  mas  parecían  me- 
ditaciones voluntarias  del  error  ,  que  calamidades  con- 
tingentes de  la  infelicidad  :  juzgue  prudente  que  tú  solo 
podias ,  si  no  desacer  la  rueda  de  tanta  eslabonada  desdi^ 
cha,  corregirla  con  tu  providente  mudanza. 

No  quiero  obligarte  al  remedio  con  la  triste  relación' 
de  lo  padecido  ,  sino  con  la  alegre  memoria  de  lo  espera- 
do. No  pretendo  ser  eloqúente  en  mis  males  ,  ni  retórica 
en  mis  dolores.  No  merecen  los  errores  eloqüencias  ,  ni 
tengo  por  discreción  ,  que  se  eternize  lo  errado  en  la  sa- 
bia pluma  de  lo  reprehendido  ;  porque  si  ha  sido  vene-, 
rada  política  ,  que  se  deben  escribir  los  aciertos  para 
fanfa  ,  y  los  errores  para  justicia ,  sospecha  no  en  va- 
no mi  temor  ,  que  de  las  ambiciones  políticas  altamente 
reprehendidas,  y  hermosamente  acusadas  ,  toma  nuestro 
mal  genio  mas  el  camino,  que  el  escarmiento. 

Ahogue  mi  dolor  en  el  capacísimo  golfo  de  mi  pecho 
jantae  injurias  á  cielo  y  mundo ,  á  lo  temporal  y  eterno,  á 


5 

lo  moral  y  político  ,  y  á  lo  sacro  y  profano.  Esconda  mí 
discreción  ,  y  mi  respeto  en  el  sepulcro  del  olvido,  los  in- 
decorosos instrumentos  de  ruinas  tan  invencibles.  Quiero, 
ó  Tiempo  mió ,  engañar  lo  pasado  con  lo  futuro.  No  pre- 
tendo entristecerme,  sino  engañarme.  No  busco  la  quexa, 
sino  la  medicina. 

A  ti  pongo  por  testigo  ,  que  registras  los  mas  escon- 
didos movimientos  de  esta  volante  rueda  del  corazón 
humano.  Tú  sabes  que  no  tenia  mi  dolor  otra  ancora  de 
que  aferrarse  para  no  zozobrar  en  el  mar  alterado  de  este 
golfo  político  ,  sino  es  tú  curso.  Todos  tus  minutos 
eran  mis  altares ;  todos  tus  instantes  mis  templos.  Mas 
humos  de  sacrificios  me  deben  tus  aras  ,  que  yo  te  debo 
respiraciones  5  mas  invocaciones ,  que  yo  alientos.  Debes 
creer ,  que  no  eran  mis  voto3  supersticiosos  ,  porque  cul- 
tos de  necesidad,  aunque  no  sean  tan  hidalgos,  siem- 
pre fueron  verdaderos.  No  te  pedia  mi  congoja  mila- 
gros ,  ni  que  te  parases  como  con  Josué  ,  ni  que  retroce- 
dieses como  con  Ezequías  >  solo  te  suplicaba  corrieses  ve- 
loz tu  carrera,  y  que  me  cumplieses  tu  condición  ,  pues 
profesas  desigualdad. 

Np  puede  negarte  mi  dolor ,  aunque  me  roze  en  la 
cortesía  ,  que  fuiste  tan  sordo  á  mis  clamores ,  que  pare- 
ce fijaste  el  clavo  al  ardiente  carro  de  tus  luces.  D'lqz. 
años  (que  si  para  tu  luz  son  instantes  ,  para  mi  desdicha 
eran  siglos)  paraste  tu  curso ,  sin  dar  paso  á  mi  anhelado 
remedio.  No  se  cómo  tuviste  ojos  para  mirar  nuestros 
males.  Estrañe'  tu  suspensión :  porque  si  paraste  por  Jo- 
sué para  una  vi&oria ■>  ¿quien  te  detuvo  para  nuestra  rui- 
na? Pero  no  vuelen  tan  alto  las  quexas  ,  que  pretendan 
imprimirse  en  esas  ojas  azules. 

Menos  desatento  á  mis  miserias  ,  me  prometiste  el 
remedio  á  64c  Noviembre  del  año  pasado  de  1675  ,  me- 
jorando con  la  aurora  de  una  mañana  ,  los  ocasos  de  dos 

lus-^ 


6 

lustros.  Amaneció  Madrid  con  dos  soles  ,  siendo  verdad 
lo  que  lisonja  en  Tácito  ,  que  se  vieron  dos  soles  al  en- 
trar en  Roma  Augusto.  Alumbró  el  sol  político  de  S.  A. 
á  esta  grande  Corte  con  aparatos  de  deidad  hermosa, 
pues  á  su  vista  resucitaban  los  ya  difuntos  corazones. 
Derramóse  en  los  pechos  tanta  alegría  ,  que  se  perdió-  la 
tristeza  deja  memoria.  Embarazaba  el  gozo  á  el  discur- 
so,  y  hacia  la  voluntad  oficios  ele.  entendimiento.  Aquí, 
Tiempo  ,  n>e  quexo  de  tu  engaño,  y  aunque  sea,  indiscre- 
ción, enojar  á  quien  es  menester  ,  puede  mas  ía  justificación  de 
mi  que  xa  ,  que  la  necesidad  de  mi  política.    . 

¿Si  habías  de  arrebatarnos  elrremedio,  para  que'  le  pre- 
sentaste á  los  ojos:  ¡O  compasión  cruel  í  Mostrar  que  tie- 
nes medicina  ,  para  quitarla.  Mejor  nos  estuviera  el  en- 
gaño de  desahuciados,  que  la  desgracia  de- infelices.  Al 
mirar  incurable  nuestra  llaga ,  no  procuráramos  la  me- 
dicina. La  aprendida  imposioiiidad  de  sanar  ,  nos  obli- 
gará á  la  resignación  de  morir.  Supiéramos  que  moria- 
mos  de  mortales,  y  no  de  infelices.  ¿  Quie'n  da  una  joya 
para  arrebatarla?  ¿Quien  alargó  el  vaso  para  derramar 
el  antídoto?  ¡  O  Tiempo  riguroso  !  pues  anochecernos  tan 
arrebatadamente  la  medicina  ,  ó  fue  despreciar  nuestros 
males,  ó  duplicar  nuestras  muertes. 

Arrepentido  sin  duda  de  esta  fundada  quexa ,  dis- 
pusiste con  providencia  sabia,  queá  22  de  Enero  de  este 
año  amaneciese  en  esta  Corte  fixo  aquel  sol ,  entonces 
errante  , -ya  en  este  deseado_trono.  Correspondiste  fiel  á 
mis  ansias;  pero  no  has  desempeñado  caoalmente  mis 
votos. 

Entró  S.  A.  con  el  aplauso  igual  al  deseo  ;  y  concebí 
de  su  alta  mente  ,  y  soberana  idea  ,  la  salud  universal  de 
esta  enferma  Monarquías  quedando  con  sus  primeras  li- 
neas mejorada  mi  Esperanza,  pues  siendo  tan  grande  el 
achaque  ,  empezó  á  ser  mayor  la  medicina* 

No 


7 

No  he  depuesto  este  fixo  di&amen ;  pero  en  la  inti- 
midad que  profesamos  ,  y  en  la  comprehension  que  de  mí 
genio  tienes ,  fuera  imprudencia  negarte,  que  soy  melin- 
drosa. Ya  sabes  ,  que  los  rumores  me  asustan  ,  las  quexas 
me  impacientan  ;  las  dudas  me  sobresaltan  ,  y  los  rece- 
los me  ahogan.  Conozco  mi  fragilidad  ;  pero  no  es 
remedio  á  mi  flaqueza  mi  comprehension  ,  pues  no  fue- 
ri  humana  Esperanza  ,  á  no  vestirme  de  tan  caducas 
libreas. 

Hasta  aquí,  Tiempo  amigo  ,  te  he  invocado  piadoso; 
ahora  te  necesito  discreto.  No  pueden  los  rumores  que- 
escucho  alterarme  5  pero  son  poderosos  para  entristecer- 
me. Despreciándolos  como  falsos ,  me  sobresaltan  como 
peligrosos  ;  no  me  vuelven  infiel ,  sino  recelosa  ;  no  me 
mudan  ,  sino  me  inquietan  :  tan  obscura  es  mi  enferme- 
dad ,  que  huyéndose  de  mi  juicio  ,  se  concede  solo  á  mi 
dolor.  Vivo  en  una  conjurada  complicación  de  dudosas 
oias ,  y  estoy  firme  y  alterada  ,  sosegada  y  inquieta, 
turbada  y  pacifica,  segura  y  recelosa.  No  se  si  acertare 
á  explicar  mi  complicación.  Me  parece  que  siendo  muy 
difícil  para  el  asenso,  soy  muy  fácil  para  el  cuidado. Ten- 
go para  mi  quietud  la  constancia,  y  para  las  contingen- 
cias una  astuta  providencia. 

Esta  alterada  y  maligna  complicación  de  reñidos  hu- 
mores ,  nace  de  mi  fácil ,  y  achacosa  complexión.  No  pue- 
do esconderte  ,  que  soy  tan  medrosa  como  muger.  Si  pi- 
do á  mi  entendimiento  ,  que  me  destierre  la  vanidad  de 
mis  sustos ,  me  responde  que  ya  lo  manda;  pero  que  ha 
siglos  que  la  voluntad  le  ha  negado  la  obediencia.  Si  su-. 
plico  al  corazón  no  me  ahogue  con  sus  sobresaltos  se 
excusa  con  decir  ,  que  mal  puede  amar  sin  temer.  Si  rue- 
go á  la  memoria  no  me  ahogue  con  lo  pasado  ,  me  dice 
que  no  puede  borrar  lo  que  á  tanta  costa  escribió.  Si 

pi- 


pido  á  ía  Fantasía  que  no  me  encienda  ,  se  escusa  dicien- 
do, ¿que  si  no  apago  la  hoguera  para  que'  acuso  la  llama? 
Si  baxo  á  los  sentidos  exteriores  ,  tampoco  los  hallo  com- 
pañeros ,  sino  Fiscales  :  tan  combatida  respiro  ,  que  solo 
se  que  vivo,  porque  siento. 

Ya  que  he  delineado  mi  achaque ,  diré'  en  borrón 
la  raiz,  que  presumo  de  tanto  accidente.  Estoy  firme  y 
constante  ,  porque  del  soberano  entendimiento  de  S.  A. 
prudentemente  concibe  mi  idea  ,  quanto  de  su  idea- 
do Cyro  escribió  en  Xenophonte  la  lisonja.  Es  Principe 
tan  excelente  en  prendas  ,  que  no  puede  pintarse  ,  por- 
que no  puede  comprehenderse  >  y  excede  mis  colores  ,  por- 
que excede  las  esperanzas. 

Pasando  de  lo  que  conozco  á  lo  que  escucho,  me  asusJ 
tan  ios  rumores  que  corren  ;  y  aunque  no  pueden  derri- 
barme ,  se  conjuran  á  combatirme.  Oygo  decir ,  que  en 
desterrar  á  la  Rey  na  nuestra  señora  ,  obró  mas  el  poder ,  que 
la  razón  i  y  quj  arrepentidos,  volverán  á  la  Rey  na  al  Gobier- 
no, Que  lo  público  no  se  ha  remediado  ■>  que  los  señores  afee-  • 
tos  ,  viven  sobre  disgustados  ,  quejosos.  Que  no  ha  beneficia" 
do  a  sus  leales  afeólos.  Que  es  muy  alto  su  espíritu  para  las 
humanidades  del  Gobierno,  Que  pues  no  ha  hecho  justicia  ,  no 
debia  de  haber  delitos  ;  y  para  decirlo  en  compendio,  que 
corre  el  mismo  tiempo  que  el  pasado. 

Congojada  con  estos  infieles  rumores ,  que  aunque  ' 
no  me  persuaden  ,  me  enfadan ,  y  aunque  no  me  con- 
vencen ,  me  alteran  ,  busco  en  tu  amistad  amparo  ,  pues 
eres  mi  único  patrocinio.  A  tí  te  ofende  la  queja :  pues 
querer  confundirte  con  el  tiempo  pasado ,  ni  lo  tolerara 
tu  justicia,  ni  podrá  disimularlo  tu  paciencia.  Reveíame 
un  poco  tus  futuros  ,  y  merezca  la  grandeza  de  Ui-causa, 
y  la  compasión  de  mi  inocencia ,  que  me  descojas  los 
largos  lienzos  de  tus  arrebatados  minutos.  Ya  conozco, 

que 


9 

que  he  andado  en  la  relación  prolixa,  y  en  la  súplica  osa- 
da ,  y  indiscreta  >  pero  no  estragarás ,  que  siendo  la  Esj? 
peranza ,  sea  importuna. 

Tiempo.  Bien  sabes ,  Esperanza  amiga,  que  no  tienes 
otro  fiador  para  tus  deseos ,  ni  otra  hechicera  deidad  pa- 
ra tus  votos ,  que  á  mí.  Mis  altares  están  llenos  mas  de 
tus  importunidades  ,  que  de  tus  sacrificios ;  pero  yo  te 
he  disimulado  lo  importuno  por  lo  atento ,  y  lo  impa- 
ciente por  lo  devoto.  En  invocarme  ahora  procedes  co- 
mo discreta j  en  asustarte  obras  contra  mí  como  ti- 
rana. 

Quiero  desmentir  la  vil  condición  ,  que  me  prohijan 
los  hombres.  Todos  se  quejan  del  Tiempo ,  y  soy  tan 
atento  cortesano  ,  que  quejándose  de  mi  sinrazón  ,  y  de- 
biéndosele quitar  para  castigo  ,  se  le  doy  para  el  arre- 
pentimiento i  queja  mas  irracional  ñola  ha  escuchado  el 
Sol  desde  que  conmigo  nació. 

Yo  soy  la  vida  ,  y  la  medicina  de  los  achaques  incu- 
rables. Lo  que  no  puede  curar  la  razón  ,  lo  sana  el  Tierna 
po.  Tan  poderoso  amigo  soy  de  la  naturaleza  ,  que  poc 
aliviarla  me  he  introducido  casi  idolatradamente  en  la 
jurisdicción  de  lo  sagrado  ;  pues  los  oidos ,  que  no  pa- 
cifican los  mandamientos  divinos  ,  los  sepultan  mis  ins- 
tantes. Mas  venganzas  y  delitos  se  han  ¿exado  por  mí, 
que  por  Dios. 

Los  dolores  y  tristezas  no  se  rinden  á  resignacio- 
nes ,  sino  á  minutos  ,  pues  puede  la  conformidad  estor- 
bar las  impaciencias  ,  pero  no  los  dolores.  No  ha  podido 
Séneca  con  todas  sus  discreciones  enjugar  unas  lagrimas, 
y  las  seco  yo  en  veinte  dias.  Los  remedios  de  la  fortuna 
del  insigne  Tetrarca  ,  como  medicinas  especulativas ,  se 
imprimen  solo  en  el  papel.  Las  mías  ,  como  prá&icas  ,  se 
estampan  en  el  corazón.  Yo  soy  ,  como  temporal  Monar- 
ca de  esta  vida  ,  el  arbitro  dueño ,  que  pone  entredicho 
Tom.  V.  B  á 


10 

á  la  miseria  ,  y  cesación  á  la  fatiga.  Aún  quando  mato, 
bago  beneficio  ,  pues  traspaso  á  lo  inmortal  lo  cadu- 
co ,  y  niego  lo  temporal  ,  para  introducirlos  en  lo 
eterno. 

-i-  Á  mi  incesable  curso  debe  el  mundo  su  perpetuidad, 
los  astros  su  luz  ,  y  las  miserias  su  fin.  Todos  los  mortales 
representan  en  mi  grande  teatro  su  papel  por  mí  j  por- 
que los  doy  los  vestidos  ,  aunque  no  sea  autor.  Tan  be- 
néfico soy ,  que  no  puedo  hacer  mal.  Que'xanse  de  que 
los  quito  las  vidas  ;  y  no  advierten  ,  que  á  ser  eternos  mis 
cursos  ,  fueran  inmortales  sus  miserias.  Tanto  favorezco, 
haciendo  que  mueran  ,  como  asistiendo  á  que  vivan  ;  y 
á  la  luz  del  desengaño  ,  mas  favorezco  con  el  sepulcro, 
que  con  el  aliento  5  pues  siendo  favor  dar  la  vida  para 
merecer  ,  es  mayor  dar  la  muerte  para  reynar. 

Idólatramente  ciegos  acusan  mis  altares  ,  llenándolos 
de  impiedades  en  vez  de  respeto  $  y  equivocando  las  in- 
jurias con  las  veneraciones ,  quando  me  invocan  ,  me  ye- 
ren  ,  y  quando  me  sacrifican  ,  me  infaman.  Ya  me  lla- 
man traidor  ,  ya  alevoso  ,  falso  ,  infiel  ,  mudable  ,  en- 
gañador ,  y  embustero  5  y  otros  mas  torpemente  cie- 
gos desesperan  de  mí,  sin  conocer  ,  que  de  mí  no  hay 
apelación. 

Aún  los  que  me  miran  con  mas  templanza  ,  mal  ob- 
servantes de  mis  pasos  ,  llaman  á  mis  precisos  baybenes 
errores  ,  á  mis  mudanzas  alevosías  >  y  á  mis  inquietudes 
traiciones.  Tanto  tiene  esta  quexa  de  indiscreta,  como  de 
atrevida.  Tan  necios  los  vuelve  el  dolor ,  que  los  obscu- 
rece el  discurso;  pues  á  ser  fixo,  no  fuera  Tiempo.  Tan 
imprudentes  ,  y  atrevidos  son  ,  que  aún  la  necesidad  ine- 
vitable que  tienen  de  mí ,  no  los  ha  movido  á  corte's  ve- 
neración. 

Extrañarás  que  me  haya  quexado,  siendo  el  maestro 
de  toda  la  prudencia  humana  5  pero  es  tan  justificada  mi 

,  que- 


II 

quexa  ,  que  aun  con  toda  mi  discreción  ,  no  he  sabido 
disimularla.  No  pretendo  ahora  desvanecerla  ,  que  fuera 
impiedad  á  tu  hidalga  ansia  dilatarte  la  medicina  5  y  mas 
necesitan  de  compasión  tus  miserias  ,  que  de  venganza 
mis  injurias. 

Dexára  yo  de  ser  Tiempo  si  faltara  al  orden.  Por  el 
responderé'  á  tus  ahogos  en  común  ,  baxándome  después 
á  lo  particular.  Fia  de  mí ,  que  te  he  de  satisfacer  ,  por- 
que es  falsario  de  la  prudencia  quien  desespera  de  la  me- 
dicina. En  lo  general  debías  quedar  satisfecha  con  acor- 
darte, que  ya  he  hecho  lo  que  habias  tanto  anhelado.  Ya 
he  desempeñado  tu  Esperanza  ,  pues  gozas  en  amada  po- 
sesión á  S.  A. 

Aquí,  Esperanza  ,  te  has  de  parar  un  poco,  y  cortar 
las  alas  á  la  impaciencia  ardiente  de  tu  vuelo.  Si  quieren 
tus  ansias  atropellar  mis  carreras ,  y  deslabonar  esta  fir- 
me cadena  de  arrebatados  instantes  succesivos  ,  no  mere- 
cerás compasión-,  sino  cárcel ;  no  te  responderé'  comoá 
discreta  ,  sino  te  despreciare  como  á  loca. 

Tu  hijo  ,  que  es  el  deseo  ,  hereda  el  ardor  de  la  ma- 
dre. Anhelas  al  remedio  de  esta  fatigada  Monarquía  ;  y 
aunque  en  desearlo  eres  cuerda ,  en  impacientarte  por 
no  verlo  executado  eres  loca.  La  prá&ica  te  habrá  adies- 
trado (quando  desprecies  los  oráculos  de  la  Filosofía)  que 
para  llegar  á  las  Indias ,  necesitas  vencer  los  mares.  Si 
pretendes  llegar  al  fin  sin  costa  de  venta  ni  fatiga  de 
camino  ,  eres  Ateísta  de  lo  político  y  humano  ,  por- 
que no  hay  fin  alto  ,  que  no  tenga  muy  largas  las 
jornadas. 

Bien  pudiera  convencerte  con  exemplos  de  historias, 
y  accidentes  de  Monarquías  5  pero  quiero  reducirte  con 
tus  armas.  Si  lloras  el  tiempo  pasado  ,  tan  envuelto  en 
miserias ,  que  se  habia  perdido  hasta  el  vocablo  de  las  di- 
chas j  y  si  confiesas  que  el  desorden  de  diez  años  habia 

B  2  he- 


12 

hecho  el  error  costumbre  ,  y  el  desacierto  ley  ,  ¿  cómo 
pretendes  que  años  convalezcan  á  minutos ,  y  que  se  re- 
paren lustros  á  instantes?  Una  síncope  de  dos  horas  pide 
para  convalecencia  meses  5  mira  si  peste  de  años  pedirá 
para  convalecer  siglos. 

Siempre  ha  pedido  mas  largos  espacios  el  reparar, 
que  el  hacer.  Seis  dias  gastó  Dios  en  todo  este  mundo  pa- 
ra hacerle  ,  y  treinta  y  tres  años  para  repararle.  En  siete 
años  labró  la  Magestad  del  Templo  Salomón  ,  y  en  le- 
vantarle gastó  quarenta  el  Príncipe  ZorobabeL  El  repa- 
rar tiene  doblada  costa  ,  que  el  hacer  5  porque  tiene  la 
costa  del  gasto,  como  si  fuese  de  nuevo7  y  la  dificultad  de 
poner  en  orden  lo  arruinado. 

No  tienes  sin  duda  penetrado  todo  el  mal  que  has  pa- 
decido. Disculpa  tienes ,  porque  las  congojas  del  esperar, 
te  eclipsarían  las  luces  de  tu  comprehension. 

Has  de  saber,  que  no  estaba  la  Monarquía  moribun- 
da T  sino  muerta.  Ya  estaba  el  enfermo  en  el  atahud  ;  solo 
había  la  diferencia  de  que  no  estaba  sepultado.  Estaba 
visible  en  el  escandaloso  y  y  triste  expe&áculo ;  nada  fal- 
taba al  funeral  de  sus  exequias,  sino  es  los  epitafios  á  Jas 
honras. 

Compadecido  del  clamor  de  algunos  buenos  (que 
siendo  buenos  serian  pocos) ,  dispuse  que  viniese  S.  A. 
á  probar  el  poder  de  su  real  mano ,  resucitando  á  este  di- 
funto. Bien  se' ,  que  aquella  real  comprehension  antevio 
la  invencibk  dificultad  ,  y  su  pundonor  juzgó  mas  dig- 
no de  su  nombre  aventurar  su  alto  concepto  y  que  escorn 
derse  al  remedio  público.  ¡O  sacrificio  sin  aras ,  y  sin 
exemplos!  Exponerse  á  que  la  sinrazón  le  censurase  de  po- 
co poderoso  ,  porque  ia  humanidad  no  le  procesase  de  po- 
co atento. 

Embarcó  su  dorada  fama  en  el  dudoso  baxel  de  la 
contingencia  ,  y  tomando  el  pulso  al  gobierno  ,  hallaron 

sus 


*3 

sus  ojos  que  no  discrepaba  de  lo  que  tenían  pulsado  sus 
conceptos.  Reconoció ,  que  las  in vicias  resistencias  de 
un  achaque  antiguo  pierden  el  respeto  aún  á  las  eficacias 
del  Antimonio  j  y  llorando,  para  resucitar  á  este  Lázaro, 
mandó  revolver  las  piedras  de  su  sepulcro. 

Registró  los  reales  Herarios  ,  y  hallólos  sobre  consu- 
midos empeñados  j  la  real  Hacienda  vendida  j  S.  M.  co- 
miendo la  vida  ,  que  aún  no  goza  5  los  hombres  de  cau- 
dal, unos  apurados,  y  no  satisfechos,  y  otros  que  de  muy 
satisfechos  lo  tienen  todo  apurado  ¿  los   mantenimientos 
al  precio  de  quien  vende  las  necesidades  5  ios  vestuarios 
falsos  como  exóticos ,  ó  tan  excesivos  ,  como  vendidos 
de  la  codicia  de  un  extrangero  ,  que  no  halla  resistencia 
á  su  engaño  >  el  comercio  con  el  nombre  de  Españoles, 
pero  con  intereses  nacionales  5  los  puertos  maritimos  con 
el  muelle  para  España  ,  y  la  mercadería  para  fuera  ,  sa- 
cando los  extrangeros  los  frutos  para  volverlos  á  reven- 
der beneficiados,    engañando  dos  veces  ,  y  tanto  en  la 
vuelta  ,  como  en   la  saca  5  galeones  y  flota   pagados  á 
costa  de  España,  pero  alquilados  para  los  tratos  de  Fran- 
cia, Holanda,  y  Inglaterra  5  el  Mediterráneo  sin   gale- 
ras ,  ni  baxeles;  las  ciudades,  y  lugares  sin  riquezas  ,  ni 
habitadores  5  los  castillos  fronterizos  ,  sin  mas  defensa; 
que  su  planta  ,  ni  mas  soldados  ,  que  su  buen   terreno; 
los  campos  sin  labradores  5  la  labor  pública  olvidada  ;  la 
moneda  tan  incurable  ,  que  es  ruina  si  se  baxa  ,  y  es 
perdición  si  se  conserva ;  los  Tribunales  achacosos  ;  la 
Justicia  con  pasiones ;  los  Jueces  sin  temor  á  la  famas 
los  puestos  como  de  quien  los  posee  ,  habiéndolos  com- 
prado ;  las  dignidades  hechas  herencias  ó  compras  ;  los 
honores  tan  vendidos  en  pública  almoneda  ,  que  solo  ha 
faltado  la  voz  del  pregonero ;  letras  y  armas  sin  méri- 
to, y  con  desprecio  3   las  virtudes  escondidas  ,  como  des- 
preciadas ;  los  vicios  entronizados  como  favorecidos  j  sin 

más» 


*4 

máscara  los  pecados ,  y  sin  honor  los  delitos ;  el  real  Pa- 
trimonio sangrado  á  mercedes  y  desperdicios}  todo  el  do- 
minio del  Rey  reducido  al  suelo  ,  y  á  los  caminos  }  los  es- 
píritus apagados  á  la  vil  tolerancia  ,  ó  á  la  violenta   im- 
paciencia 5  las  campañas  sin  soldados  ni  medios  para  te- 
nerlos j  las  armas  sobre  mal  asistidas  omisas ,  y  con  visos 
de  no  seguras  j  los  cabos  procurando  vivir  mas  que  me- 
recer} los  soldados  con  la 'precisa   tolerancia,   que  pide 
traerlos  desnudos ,  y  mal  pagados  5  los  Holandeses  arre- 
pentidos 5  Orange  dudoso  }  el  Francés  como  vi&orioso 
atrevido  }  el  Emperador  defendiendo  con   nuestros  teso- 
ros sus  dominios }  los  Potentados  coligados  á   ios  intere- 
ses de  sus  paises }  Italia  sobresaltada  á  la  vecindad  del 
France's  en  Sicilia ,  vambaneando  entre  su  inconstancia  y, 
su  riesgo  3  los  Pontífices  como  temerosos  neutrales }  In- 
glaterra acechando  sabia  el  fin  de  la  comedia  }  y   final- 
mente ,  sin  reputación  nuestras  armas  ,  sin  crédito  nues- 
tros Consejos ,  con  desprecio  los  exercitos  ,  y  con  descon- 
fianza todos. 

Detente  un  rato ,  Esperanza  ,  en  los  colores  de  esta 
verdadera  imagen  ,  aunque  fea ,  y  verás  si  necesita  de 
todo  el  poder  de  mi  brazo  un  contagio  tan  esparcido, 
que  ocupa  todos  los  civiles,  y  políticos  huesos  :  ¿  si  tan- 
tos achaques  piden  tan  largo  tiempo  para  comprehender- 
ios,  que  pedirán  para  remediarlos? 

No  puede  la  comprehension  labrar  moneda }  no  se 
labra  con  discursos  ,  sino  con  metales.  No  dieron  el  di- 
vino ingenio  de  Platón  j  ni  el  mas  que  humano  de  Aris- 
tóteles en  sus  Repúblicas  arbitrios  para  hacer  tesoros, 
sino  es  para  conservarlos.  No  se  pueblan  las  campa- 
ñas con  discursos  ,  sino  es  con  tesoros.  Sirve  el  dis- 
curso para  la  reda  administración  de  la  campaña }  pe-» 
ro  sin  oro  ,  no  puede  formar  esquadrones  la  mas  capaz 
providencia. 

En- 


1$ 

Entró  S.  A.  en  oportunidad  tan  fatal,  que  ya  había 
tocado  á  marchar  el  despierto  Francés.  Quantas  preven- 
ciones pudieron  caber  en  nuestra  desprevención  ,  hizo  su 
esfuerzo  ,  y  obró  su  cuidado  ;  pero  como  los  socorros  mi- 
litares para  ser  defensas ,  y  no  gastos  ,  penden  de  las  an- 
ticipadas providencias  ,  no  pudo  remediar  su  cuida- 
do el  descuido  pasado  de  no  haber  ido  el  socorrió  á 
tiempo. 

Ni' ha  sido  culpa  ni  desgracia  suya  las  plazas  perdi- 
das. No  es  mi  ánimo  fiscalizar  á  los  que  las  han  defendi- 
do 5  porque  aunque  todo  lo  revelo  ,  es  después  de  muy 
rogado.  Han  corrido  felices  las  Lises ,  porque  has  de  sa- 
ber ,  que  para  vencer  ahora  los  Franceses,  ttaen  en  sus 
tropas  unos  soldados ,  que  no  conoces. 

El  mas  valiente  capitán  para  vencer,  debe  haber  ven- 
cido. Mas  vi&orias  ha  dado  la  fama  ,  que  la  valen tia. 
Al  mundo  no  le  manda  la  verdad  ,  sino  es  la  opinión. 
Solo  en  el  cielo  manda  la  verdad  en  conocimiento  de  luz. 
Al  rumor  de  un  exercito  triunfante  se  alistan  quan~ 
tos  pretenden  hacer  fortuna.  Los  Romanos  conquistaron 
á  todo  el  mundo  ,  porque  habian  vencido  el  otro  medio. 
Las  primeras  victorias  fueron  empresa  de  su  disciplina, 
las  segundas  fueron  dichas  de  su  fama.  Solo  á  los  Españo- 
les y  Cartaginenses  dominaron  con  porfiado  tesón,  que  á 
los  obstinados  Saxones  ,  quisieron  mas  no  conocerlos  que 
conquistarlos. 

A  las  primeras  lineas  de  su  Imperio  necesitaron  de 
sus  seis  ilustres  Reyes.  (No  merece  este  número  Tarquino, 
mas  por  la  alevosía  contra  Turno,  que  por  la  violencia 
contra  Lucrecia.)  Estos  al  color  de  su  osadia  ,  y  á  destre- 
za de  su  providencia  ,  compusieron  un  rostro  de  Monar- 
quía de  facciones  tan  encontradas  ,  como  naciones  entre 
sí  enemigas.  Pero  ya  extendidas  las  columnas  de  su  do- 
mi- 


\6 

minacion  en  el  feliz  Augusto ,  mas  vencían  con  los  respe- 
tos ,  que  con  los  soldados. 

Al  osado  Atila  ,  á  quien  solo  hizo  Monarca  su  atre- 
vimiento ,  se  le  juntaron  en  ia  injusta  invasión  de  Italia 
trescientos  mil  hombres ,  sin  mas  sueldos  de  paga  ,  que 
la  presumida  Esperanza  de  sacos  y  presas.  Es  tan  pode- 
roso en  los  mortales  el  amor  á  la  codicia  ,  que  alista  en 
las  vanderas  triunfantes  tantos  interesados  como  hom- 
bres (si  hay  distinción  entre  hombres,  y  interesados). No 
niego  al  Rey  de  Francia  su  militar  valor ,  aunque  no  de- 
cidiré' por  justa  la  pretensión  de  sus  armas ,  ni  firmare'  el 
^duelo  de  retar  á  un  niíío  ;  pero  mas  consisten  hoy  sus 
duelos  en  su  adquirida  representación  ,  que  en  su  pericia 
militar. 

Sobre  diez  años  de  cimientos  há  que  labra  Francia  ei 
derramado  crédito  de  sus  vi&oriosas  vanderas ;  y  no  pue- 
do yo  borrar  en  un  dia  dos  lustros  de  fama.  Yo  tengo, 
sin  ser  delinqüente ,  la  culpa  de  no  habérsela  borrado 
S.  A.  por  quanto  no  le  he  dado  tiempo  suficiente  ,  pero 
yo  juro  enmendarme.  No  esperarás  mucho  mi  palabra, 
que  bien  veloz  soy  en  mi  carrera. 

Los  sabios  saben  ,  que  solo  yo  lo  puedo  vencer 
todo;  y  S.  A.  como  tan  discreto,  ha  puesto  en  mí 
ías  medidas  de  su  poder.  Vuelve  la  vista  al  valeroso 
Constantino,  y  verás  que  mudar  á  un  imperio  la  cara 
lo  puede  empezar  la  humana  industria  >  pero  solo  con- 
sumarlo la  suma  providencia.  Este  insigne  pecho  triunfó 
en  Pontemol  del  insolente  Magencio ,  y  de  todo  el  Occi- 
dente ,  ayudando  á  su  viftoria  el  Tiber  con  sus  olas  ,  y 
habiendo  rendido  las  murallas  de  la  soberbia  Roma,  le 
juró  Emperador  el  Pueblo ;  pero  ni  pudo  vencer  los  in- 
tereses del  Senado  ,  ni  ser  Emperador  en  el  Gobierno.  El 
ir  á  fundar  sobre  las  ruinas  de  Vizancio  su  celebrada 

Cons- 


Constantinopla  ,  ya  deshecho  el  porfiado  Licínío ,  no 
fue  vanidad  >  como  murmuraban  los  necios ,  sino  alca 
política ,  que  solo  penetran  los  muy  avisados.  Fue  un 
fugitivo  discreto ,  que  por  no  aventurar  consigo  su  po- 
der ,  dexó  que  hiciese  yo  con  mi  carrera  lo  que  fuera  im- 
posible con  su  espada.  Mate'  en  breve  tiempo  á  los  Sena- 
dores ,  y  por  haberse  fiado  de  mí ,  le  jure'  en  Roma  acla- 
mado Emperador. 

Es  alta  discreción  pesar  las  medicinas  y  los  humores, 
y  penetrar  el  exceso  de  sus  cantidades  j  porque  excedien- 
do el  humor  á  la  medicina ,  no  purga  ,  sino  empeora  ;  y 
estando  muy  dominantes  los  males ,  solo  sirven  los  re- 
medios ,  de  que  se  averigüe  que  son  inútiles.  Nunca  fue 
prudencia  intentar  lo  muy  arduo  de  conseguir.  Querer 
curar  repentinamente  la  Monarquía  ,  fuera  despoblarla, 
porque  la  mayor  porción  yace  enferma.  A  este  inevitable 
escollo  se  arrima  otro  mayor  ,  y  es  •  , que  idolatrando  el 
achaque,  y  con  resistencias  >á  la  curación  ,  no  solo  va 
la  medicina  con  sospechas  de  ociosa,  sino  con  señales 
de  aventurada  ;  y  en  averiguando  un  Príncipe  ,  que  no 
se  cumple  lo  que  decreta ,  bien  puede  arrojar  el  sello 
real  por  la  ventana. 

Descendiendo  de  estas  generalidades  á  las  Individua* 
ciones  de  los  rumores  ,  que  te  asustan  ,  verás  con.  razo- 
nes caseras  ,  (  como  conferencia  de  visita  ,  y  plática  de 
sala )  quán  vanas  son  tus  ansias ,  y  quán  irracionales  las 
quejas. 

La  primera  es  ,  que  desterrar  á  la  Reyna  nuestra  se*- 
ñora  y  fue,  violento  efe  ¿lo  del  poder  ,  y  no  decreto  de  la  ra- 
zón. ¿Cómo  acertará  en  el  cargo  ,  quien  hasta  los  voca- 
blos ignora?  ¿  Cómo  llaman  (con  torpe  ignorancia  ,  y 
maliciosa  irreverencia  )  destierro ,  lo  que  es  cláusula  d© 
testamento  de  un  Rey  ,  y  esposo  ?  A  dos  Magestades 
ofende  este  crimen  y  á  la  reda  disposición  de  una  Mages- 
Tom.K  G  '      tad 


II 8 

tad  muerta  5  y  á  lá  amante  obediencia  de  una  viva.  No 
discurro  tan  civilmente  de  su  alto  respeto  ,  que  mirara 
los  decretos  de  su  amado  esposo  con  quejas  de  destierro, 
sino  con  veneraciones  de  oráculo. 

Aún  en  los  plebeyos -mas  populares  hace  fuerza  de 
edi&o  la  insinuada  voluntad  de  un  difunto.  Muchos  se 
atreven  á  desobedecer  á  los  vivos,  pero  ninguno  á  los 
muertos-  Nuestro  Rey  y  señor  Felipe  1V.°  ordenó  v  que 
la  Reyna  nuestra  señora  escogiese  ciudad  á  su  gusto, 
entrando  nuestro  Rey  y  señor  Carlos  II.0  al  Gobierno, 
No  ha  necesitado  nuestro  Rey  y  señor  ,  como  ñel  hijo, 
demandar  se  observe  este  decreto,  porque  intimar  su 
observancia  ,  fuera  suponer  delinqüente  resistencia. 

Ahora  exclama  mi  respeto  contra  tu  iniquo  vocablo, 
¿Cómo  llamas  destierro  un  orden  de  un  Rey  di- 
funto,, una  cláusula  de  testamento  ,  un  destino  político 
preciso ,  y  un  pra&icado  decreto  ?  Si  aún  no  te  de- 
ben las  cenizas  reales  atención  ,  mal  presumo  de  tu 
lealtad. 

¡  Ó ,  cómo  no  repara  tu  civilidad ,  que  por  agraviar 
fantásticamente  al  hijo  ,  injurias  altamente  á  la  madre  í 
Mayor  delito  es  faltar  á  la  obligación  ,  que  á  la  volun- 
tado con  que  por  atribuir  al  hijo  una  no  cariñosa  re- 
pulsa ,  admites  en  la  madre  una  pretendida  inobe- 
diencia. Qual  será  mas  ^  faltar  al  cariño ,  ó  al  precepto. 

Y  si  pretendes ,  que  el  cariño  á  las  madres  sea  obli-í 
gatorio  en  los  hijos ,  no  pretendo  violar  los  amores  y 
respetos  naturales 5  pero  quiero  aclararte  sus  obligaciones. 
Los  cariños  en  los  Reyes  son  atenciones  ,  y  estas  iguala 
mente  se  salvan  en  las  distancias ,  como  en  las  presencias* 
¡Pobres  de  las  aficiones  de  los  mortales  ,  á  no  poderse 
amar ,  y  estimar  los  ausentes ! 

Si  no  penetras  el  motivo  de  este  justificado  decreto, 
entre  muchos  escondidos ,  que  la  discreción  los  sabe ,  y 

la 


la  política  los  respeta  y  te  diré'  uno  llano  para  discursos 
del  vulgo. 

Habiendo  de  casar  nuestro  Rey  y  señor  ,  y  siendo 
forzoso  haber  Rey  na  reynante  ,  ni  las  angustias  de 
Palacio  y  ni  las  resoluciones  de  lo  político  han  podido  ca- 
sar Reyna  politicamente  viva  y  muerta.  Para  hacer  este 
casamiento-minea  ha  encontrado  Cura  la  razón  de  Esta- 
do. Si  Francia  tai  vez  las  ha  admitido ,  es  porque  no  ad- 
mite zelos  en  lo  político  su  gobierno  >  pues  mas  van  á  sii 
pais  las  Rey  ñas  á  ser  fecundas  y  que  á  ser  compañeras 
de  las  Coronas.  Parten  con  las  Reynas  el  lecho ,  pero 
no  el  dominio. 

Justamente  me  rio  deL  imputado  arrepentimien- 
to ,  del  desvio  ,  y  la  facilidad  de  volver  ai  Gobierno» 
porque  entrar  rasgando  las  hojas  de  un  testamento  de  un 
Rey  y  padre  ,  ni  cabe  en  las  fidelidades  de  hijo  r  ni  en 
¡as  atenciones  de  otro ,  sobre  hijo ,  real  vasallo  j  ni  me  per- 
suadiré á  que  la  Reyna  nuestra  señora  lo  admitiera, 
porque  fuera  imponer  un  borrón  en  su  fama  de  que  olvi- 
daba su  amante  memoria. 

No  ha  tenido  en  nuestra  ruina  culpa  r  pero  mal  se 
negará  la  desgracia.  Ha  sido  malicia  del  hado ,  mas  que 
delito  de  entendimiento.  Para  esta  suerte  de  sugetos 
desgraciados  ,  te  quiero  revelar  una  escondida  polí- 
tica. 

No  se  puede  negar ,  que  hay  desgraciados  r  no  por- 
que reyne  esa  mentida  idolatría  de  la  fortuna ,  sino  por- 
que así  lo  gobierna  dentro  de  sus  cortinas  la  Providen-' 
cia.  Allá  barajan  las  estrellas  de  suerte  los  sucesos  r  que 
á  medios  muy  prudentes  corresponden  fines  lamentables, 
y  á  resoluciones  casi  temerarias  progresos  muy  fe- 
lices. 

Esta  no  penetrada  contrariedad  ,  que  obligó  á  mu- 
chos espíritus  del.  siglo  á  juzgar ,  necios ,  que  no  se  ocupa- 

C2  ba 


30 

ba  Dios  en  atender  á  nuestros  accidentes  mortales  ,  conven- 
ce con  claridad  ,  que  no  solo  los  mira  ,  sino  que  los  go- 
bierna ■■>  porque  es  preciso  confesar  una  fuerza  superior 
oculta  ,  que  insensiblemente  guia  los  sucesos  contra  los 
medios  naturales  ,  desvaneciendo  las  prudencias  para  hu- 
millarlas ,  y  enmendándolas  imprudencias  para  socor- 
rerlas. 

Hombres  hay  ,  por  cuyos  sucesos  parece  que  bata- 
lian  los  Astros^  como  por  De'bora  pelearon  contra  Sisara 
las  estrellas.  Otros  hay  tan  infelices  ,  que  parece  tienen 
asalariadas  las  desgracias.  Hermanos  eran  Guisa  y  Hu» 
mena  en  la  sangre  ,  sin  ser  parientes  de  la  fortuna.  Con 
los  mismos  esquadrones  y  disciplina  militar  ,  que  triun- 
faba Guisa  ,  se -perdía  Humena.  Mas  dudoso  se  hubiera 
mostrado  Marte,  á  haber  litigado  el  grande  Enrique  IV.° 
la  Corona  con  la  fortuna  de  Guisa.  Desde  que  Guisa  es- 
piró ,  empezó  Enrique  IV.0  á  reynar. 

Vegencio  desea  al  Capitán  afortunado  ,  y  Aristóte- 
les al  Medico  ,  y  Príncipe  dichoso.  Es  remar  contra  el 
agua  baxel  sin  velas ,  caminar  contra  la  fortuna  $  y  entre 
agua  y  baxel ,  quien  camina  contra  su  estrella  se  rinde, 
y  no  anda  ,  se  fatiga  ,  y  nunca  llega. 

Una  de  las  mas  advertidas  máximas  ,  que  deben 
gastar  los  Príncipes  ,  es  no  fiar  las  acciones  públicas 
de  sugetos  desafortunados,  aunque  sean  beneméritos*    i 

Asusaron  á  un  Procónsul  de  África  en  el  Imperio 
del  astuto  Tiberio  de  muchas  desgraciadas  campañas. 
No  podia  obscurecer  la  verdad  de  la  acusación  ,  por  ser 
notorias  las  ruinas  ,  y  buscó  por  Abogado  á  su  destino. 
Entró  á  orar  en  el  Senado  ,  y  dixo: 

Yo  confieso  con  dolor  el  abatimiento  délas  reales 
Águilas  5  cuyas  alas  han  volado  alienar  de  laureles  el 
Orbe.  Triste  despojo  de  los  Barbaros  han  sido  las  Roma- 
nas señas,  pues  poblaron  las  campañas  no  tanto  de 

núes- 


21 

nuestros  cadáveres  ,  como  de  nuestras  afrentas ;  pero 
nunca  me  probarán  mis  e'mulos  ,  que  yo  faltase  á  las  dis- 
ciplinas militares.  A  mi  orden  tocaba  la  batalla ,  y  al 
hado  la  vi&oria.  Como  fuera  delinqüente  en  faltar  á  lo 
uno ,  en  que  tenia  dominio  >  no  pude  ser  culpado  en 
faltarme  aquello  de  que  no  soy  dueño.  No  triunfaron  de 
mí  los  enemigos  ,  sino  los  hados.  Vencióme  la  fortuna, 
porque  nunca  pude  alistarla  en  mi  vandera. 

Atento  el  Senado  á  la  defensa  ,  que  era  verdade- 
ra ,  remitió  la  decisión  á  Tiberio ,  que  escuchaba ,  y 
dixo  así : 

Crueldad  fuera  castigarte  por  lo  que  no  eres  delin- 
qüente. No  eres  dueño  de  la  fortuna  ,  y  no  merecen  los 
desgraciados  castigos  ,  sino  compasiones.  Pero  de  la  suer- 
te que  fuera  crueldad  castigarte  por  tu  desgracia  ,  será 
mayor  impiedad  que  padezca  la  pena  de  tu  desgracia  la 
República.  Inhumanidad  fuera  decretar  severidades  con- 
tra infiuxos ,  en  que  no  eres  delinqüente ;  pero  mayor 
fuera  permitir  otra  vez  á  tu  mano  las  vanderas  para  pu- 
blicar ruina  :  pues  por  escusar  á  un  miembro  inocente, 
castigáramos  á  todo  el  cuerpo  mas  inocente,  que  es  la 
República.  Para  este  grande  todo  ,  nó  son  disculpas  los 
hados,  porque  sabe  su  elección  hacer  y  buscar  dichosos. 
Variando  los  sugetos ,  borra  los  infiuxos.  El  Senado, 
pues  ,  te  absuelve  de  tu  desgracia  >  pero  no  es  tan  tirano 
de  su  patria  ,  que  permita  que  sea  castigada  con  las  mi- 
serias de  tu  estrella. 

Es  arruinar  la  gloria  pública  hacer  tema  de  continuar 
los  oficios  en  los  infelices.  En  siendo  conocidos ,  deben 
ser  desviados  ,  j  y  no  será  muy  costoso  desviar  á  un  des- 
graciado ,  pues  también  su  estrella  ayudará  á  el  desvio. 

La  segunda  quexa  es:  Que  lo  público  no  se  ba  remedia* 
4o»  Esta  vana  quexa  ,  con  la  pintura  general  de  los  males 
que  hay  que  remediar,  ó  por  mejor  decir ,  de  los  males 


22 

irremediables  ,  estaba  desvanecida  ;  pero  tocare'  los  dos 
exes  principales  ,  que  son  dignidades  y  alimentos.  De 
ios  oficios  no  te  que  xas ,.  porque  los  miras  dados  ,  y 
no  vendidos  ,,  empleados  en  el  me'rito  ,,  y  no  en  el 
cariño.» 

De  los  alimentos  te  querellas  ,,  y  no  me  admiro  ,  por- 
que las  necesidades,  no  son  buenas  cortesanas.  No  hay 
estomago  vacio  ,  que  pueda  respirar  voz  cortes  *  ni  ham^s 
briento  alguno  se  ha  satisfecho  por  mas  que  le  persua- 
dan las  miserias  de  la  gula  ,  y  las  felicidades  de  la  absti- 
nencia.. Estos  suspiros  son  incurables  t  porque  ei  mundo: 
es  una  universidad  de  miserias. 

Confieso ,  que  pocos  alimentos  han  mudado  preció? 
pero  ío  público  está  tan  arruinado  t  que  para  remediarlo, 
se  necesita  deshacerlo.  Sucede  lo  que  en  las.  letras  gasta- 
das para  fundirlas  de  nuevo  r  que  es  necesario  para  fun- 
dirlas deshacerlas  >  pero  sirve  aquel  poco  ,.  y  gastado  me- 
tal á  su  nueva  fundición* 

Para  fundir  esta  nueva  Monarquía  se  necesitan  mol- 
des r  materia  ,  y  artifices.  El  molde  tenemos  en  S.  A. >  los 
artifices  no  se  hallan  5  la  materia  no  se  encuentra.  Dos  ve- 
redas puede  tomar  el  remedio  >  una  pronta ,  y  otra  lenta* 
La  pronta  era  deshacer  todo  lo  hecho.  La -flemática  es 
no  repetirlo. 

La  prontitud  de  deshacerlo  ,  más  fuera  aniquilar  la 
República ,  que  remediarla.  Remedios  donde  son  mas 
aventuradas  las  medicinas  ,  que  los  achaques ,  mas  son 
recetas  de  matar  ,  que  estudios  de  convalecer.  En  las  re- 
beliones sucede,  que  no  se  castiga  á  todos,  sino  á  los  prin- 
cipales faccionarios;  porque  el  castigar  á  todos  ,  era  que- 
darse sin  vasallos. En  esta  sedición  de  humores,  y  políticas 
enfermedades,  es  forzoso  seguir  los  pasos  de  esta  cordu- 
ra >  porque  no  será  curar  la  Monarquía ,  sino  dexarla 
desierta. 

A 


23 

Á  lo  mas  que  puede  extenderse  la  sabia  medicina  en 
un  cuerpo  desahuciado  ,  no  es  á  darle  vida ,  sino  á  entre- 
tenerle la  muerte.  Para  dirigir  la  corriente  de  un  rio  á 
parage  diferente,  se  necesita  tomar  Ja  altura,  tantearla 
tierra  ,  y  profundizar  la  madre ,  para  que  riegue  ,  y  no 
inunde.  Sin  estas  forzosas  prevenciones  no  será  riego, 
sino  diluvio.  Arrojar  repentinamente  la  corriente  de  un 
mar  de  desórdenes  por  otro  camino,  fuera  anegar  medio 
leyno. 

Ni  toda  la  prisa  es  hija  de  la  imprudencia  ,  ni  toda 
pausa  de  la  cordura.  Las  individuaciones  hacen  vicios,  ó 
virtudes  las  máximas  generales.  Para  apagar  una  centella 
se  necesita  prisa.  Para  una  dilatada  llama ,  prudencia. 
Para  el  origen  de  los  males  es  sabia  la  celeridad.  Para 
su  posesión  es  dofta  la  lentitud.  Una  sangría  executiva 
es  conveniente  para  achaques  mozos?  pero  no  para  los 
ancianos.  Desalojar  con  inferiores  fuerzas  un  poderoso 
dominante  exercito  ,  no  lo  puede  hacer  la  espada ,  sino  la 
astucia. 

En  el  estrecho  de  Termopylas  fatigó  Leónidas  un 
numerosísimo  exercito  de  .Xerxes.  Trescientos  Lacede- 
monios  le  obligaron  i  decir  al  detenido  Rey  ,  que  tenia 
en  su  campo  muchos  hombres  ,  pero  pocos  soldados.  No 
le  vencieron  el  valor,  sino  con  la  sagacidad.  Dexaronle 
que  pasase  el  llano ,  y  aguardáronle  en  el  estrecho.  No 
hubieran  conseguido  el  laurel ,  si  los  .embistieran  á  to- 
dos juntos  unidos  y  esquadronados.  Para  triunfar  los 
pocos  de  los  muchos,  es  preciso  saltearlos  uno  á  uno,  y 
cogerlos  en  estrecho. 

Lo  que  mas  te  habrá  asustado  es  esta  falta  pública 
ele  pan  ,  que  i  espaldas  de  S.  A.  ha  introducido  en  unos 
Ja  malicia  ,  y  en  otros  la  inocencia.  Derramaron  voz  de 
la  baxa  de  la  moneda ,  y  bastó  este  imaginario  susto  i 
cerrar  las  troxes  del  rey  no,  y  á  transformarse  en  esteri- 

lí- 


lidades  las  abundanciasrNo  es  ctelínqüente  S.  Á.  en  que 
los  maliciosos  lo  digan ,  y  los  candidos  lo  crean  ;  mas  te 
admirará  que  algunos  Ministros  se  pongan  de  la  vanda 
del  daño  ,  y  que  se  hagan  cómplices  con  su  tácito  con- 
sentimiento de  la  maldad  ,  quando  no  sean  autores  de 
la  voz. 

Despacharon  á  algunos  inferiores  Ministros  para  con- 
ducir granos;  y  estando  las  troxes  de  muchos  ricos  llenas, 
entrando  á  regristar  sus  cámaras,  no  encontraron  con 
el  trigo ,  porque  tropezaron  con  el  escritorio. 

Quiero  ,  Esperanza  amiga  ,  revelarte  una  reconcen- 
trada malicia ,  que  habiéndola  padecido  ,  no  la  has  pe^ 
netrado.  Ha  corrido  tan  ciego  engaño  en  los  que  man- 
dan y  obedecen ,  que  tú  has  juzgado  que  te  han  im- 
perado los  Reyes,  Validos,  y  Presidentes.  Pues  has  de  sa- 
ber que  no  te  han  mandado  los  dichos, sino  los  panaderos, 
mercaderes  y  obligados. 

La  primera  insignia  de  la  regalía  es  la  tasa  de  lo  pú- 
blico y  y  siendo  esta  regalía  privativa  de  la  Corona  ,  in- 
sensiblemente la  han  usurpado  ,  siendo  su  codicia  edi&o,, 
y  su  malicia  pragmática. 

Estos  tres  linages  de  gentes  suben  las  monedas ,  los 
alimentos  ,  y  los  vestuarios.  Su  interés  hace  la  tasa,  y  su, 
libertad  los  aranceles.  La  necesidad ,  que  no  discurre  mas 
arbitrios r  que  buscar  medios  para  no  padecerla  ,  se  ha- 
lla obligada  á  pasar  por  el  arancel  de  su  codicia  ,  por- 
que no  tiene  otra  tienda.  Tan  ciego  ha  corrido  este  de- 
sorden ,  que  ha  obedecido  á  la  ley  de  los  interesados  la 
alta  dignidad  de  lo  soberano  ,  haciéndole  creer  ,  que  es 
precepto  de  la  necesidad  ,  la  que  es  reflexión  de  su  inte- 
rés. No  me  atrevo  á  decidir  las  causas  de  haber  obede^ 
cido  algunos  Ministros  á  estos  baxos  órdenes  i  porque  no 
es  de  mi  jurisdicción  condenar  las  personas  ,  sino  revelar 
las  verdades ;  pero  te  digo  ,  que  afirmes  la  atención  f  yi 

con- 


23 

consideres,  que  siendo  tan  zelosos  de  su  dominio ,  han 
partido ,  y  no  con  Júpiter  su  imperio. 

El  remedio  de  los  alimentos  pende,  como  de  raiz .,  de 
los  tributos.  La  suma  de  estos  ha  hecho  pobres  á  Prínci- 
pes y  vasallos ;  porque  es  firme  prá&ica ,  que  los  modera- 
dos sustentan,  y  los  excesivos  arruinan. 

Siempre  ha  tenido  la  real  Hacienda  Consejo  j  pero  en 
las  distribuciones  no  ha  seguido  consejo  la  Hacienda. 
Se  ha  visto  el  tribunal  para  el  respeto  ,  y  no  para  el  fru- 
to. Divídese  el  real  Herario  en  tantos  inútiles  arroyue- 
los  ,  que  parece  el  rio  de  Xerxes  sangrado  en  gotas  ,  mas 
que  en  caudales.  Anegándose  esta  real  Hacienda  en  qua- 
renta  mil  hombres  ,  que  se  sustentan  de  sus  sangrias  ,  ni 
hay  hombres  para  las  campañas,  para  los  oficios,  ni  para 
los  campos,  ni  la  hidrópica  sed  de  tanto  diverso  genio 
dexa  una  gota  ,  que  pueda  correr  ázia  Palacio.  Este  abu- 
so se  puede  atajar  para  en  lo  futuro  >  pero  no  es  remedio 
pronto,  porque  no  se  recoge  lo  usurpado,  cautelando  que 
no  se  usurpe  ,  ni  hay  humana  providencia  que  pueda  co- 
ger el  agua  una  vez  vertida. 

La  tercera  quexa  era ,  que  hs  señores  antes  afeólos ,  vi- 
ven quexosos.  A  este  cargo  responderé'  templado  ,  porque 
como  temporal ,  se  que  el  trato  con  los  señores  ha  de  ser 
melindroso.  Yo  los  conozco  ,  porque  me  conozco  á  mí  j  y; 
algunos  se  ignoran  ,  porque  no  me  conocen ,  aunque  me 
galantean. 

La  fortuna  mi  hija  ,  que  no  dá  prenda  de  Vaide,  do- 
ró las  cunas  á  toda  costa  de  los  dueños.  Ilustró  sus  venas 
de  la  amada  joya  de  una  altísima  nobleza ;  pero  los  suje- 
tó á  una  escrupulosísima  censura.  La  misma  sangre ,  que 
por  su  pureza  y  sutileza  es  madre  de  heroycos  pensa- 
mientos ,  suele  ser  por  lo  sutil  ocasión  de  afe&os  incons- 
tantes. A  todos  ios  mortales  son  muy  variables  las  afi^ 
Tom.  V.  I)  cio^ 


ciones ,  porque  yo  con  mis  minutos  resfrio  los  mas  en- 
cendidos afe&os ;  pero  á  este  acíiaque  de  mi  genio  arri  - 
man  los  Soberanos  el  punto  de  no  rendirse  aún  á  sus 
mismas  inclinaciones.  Tan  alterado  es  el  golfo  de  las  pa- 
siones en  los  juicios  humanos,  que  hoy  aprueban  lo  que 
mañana  acusan  ,  y  mañana  califican  lo  que  hoy  con- 
denan. 

Siglos  há  que  escucho  á  los  necesitados  quejas  de 
los  poderosos ,  lamentándose  de  las  desigualdades  de  for- 
tuna y  naturaleza.  Para  los  rudos  es  la  queja  justificada; 
para  mi  comprehension  es  indiscreta  j  porque  son  tan 
iguales  los  Soberanos ,  y  los  ínfimos ,  que  no  se  distin- 
guen en  la  calidad  de  los  pasos  ,  sino  en  el  impulso  de 
los  movimientos. 

Debes  estimarme  que  te  revele  el  escondido  secreto 
de  esta  no  penetrada  igualdad.  Has  de  saber  ,  que  nece- 
sidad y  ambición,  siendo  de  tan  opuestas  gerarquías,  vi- 
ven con  políticas  iguales ;  porque  á  lo  que  obliga  la  nece- 
sidad ,  fuerza  la  ambición.  Los  mismos  remedios  que 
obra  por  remediarse  un  necesitado  ,  executa  por  mandar 
un  ambicioso.  ¡  Ó ,  alta  reflexión  permitida  de  los  as- 
tros ,  para  igualar  en  miserias  Soberanos  y  plebeyos ! 

Los  pasos  de  la  necesidad  son  públicos.  Los  de  la  am- 
bición son  mas  secretos.  No  se  distinguen  en  el  camino, 
sino  que  á  uso  de  Roma  ,  caminando  en  público  ,  dicen, 
que  van  incógnitos.  La  necesidad  manda  tan  imperiosa- 
mente ,  que  se  roza  en  ser  vil ,  importuna  y  lisonjera. 
La  ambición  es  tan  eficaz ,  que  por  conseguir  lo  que 
anhela,  se  sacrificará  primero  al  ídolo  de  su  conveniencia, 
que  al  altar  de  su  fama.  Esta  violenta  compañera  tiene 
escondida  la  soberanía ,  y  necesita  grande  nobleza  de 
juicio  para  no  degenerar  en  sus  abatidos  efedos.  • 

Dexára  de  ser  quien  soy ,  si  hablara  de  los  señores 

con 


ff 

con  universalidad  ;  pero  me  has  de  permitir ,  que  no  los 
individué ,  porque  no  nací  para  ofender  ,  sino  es  para 
avisar. 

Ardió  en  algunos  (después  de  una  mal  vista  toleran- 
cia) la  apagada  llama  de  sus  venas  ,  y  llamaron  á  S.  A. 
para  que  tomase  el  timón  de  este  fracasado  baxel.  Si  pe- 
netraras los  impulsos  de  llamarle ,  no  extrañaras  ahora 
las  difidencias  de  seguirle.    .. 

El  motivo  fue  un  Sombrero ,  impulso  justo ,  pero 
personal  y  propio.  Quien  sufrió  .mudo  tantos  agra- 
vios del  común  ,  faltó. impaciente  al  verse  igualado  de  un 
particular.  El  amor  propio  no  es  muy  limpio  >  el  de  lo 
público  es  siempre  hidalgo.  Vengar  ofensas  propias  es 
antiguo  pundonor  de  Soberanos.  Sacar  el  rostro  por  las 
agenas  es  de  finos.  Quien  consintió  en  las  ruinas  agenas 
silencioso  ,  clamó  por  su  venganza  osado. 

Afectos  movidos  de  cólera  ,  pasión  ó  ira  ,  no  tienen 
mas  perpetuidad  ,  que  el  logro  de  su  pretensión.  La  exe- 
cucion  es  su  sepulcro ,  y  el  logro  su  arrepentimiento.  En 
eso  se  distinguen  pasiones  ciegas  ,  ó  aficiones  sabias.  La 
verdadera  afición  vive  después  de  lograda  ;  y  la  cegue- 
dad de  la  pasión  muere  al  verse  cumplida.  Aficiones  de 
venganza  mudan,  al  conseguirse ,  de  clima.  Y  quien 
anhela  á  vengarse,  en  vengándose  se  arrepiente. 

Nunca  es  constante  el  impulso  de  la  voluntad  ,  si  no 
se  mueve  por  la  firmeza  del  bien.  Sin  su  objeto  nativo  no 
será  el  a&o  real ,-  sino  es  fantástico.  El  mundo  llama  ai 
amor  pasión  ,  y  yerra  torpemente ;  porque  el  amor  es  un 
dulce  movimiento  natural ,  y  la  pasión  es  un  impulso 
violento  ,  y  una  arrebatada  exálacion  ,  que  se  enciende 
de  los  vapores  mal  dirigidos  del  dolor.  Y  como  nunca 
puede  ser  estable  lo  violento  ,  sino  lo  nativo  ,  permane- 
cen los  amores  como  hijos  de  la  razón  ,  y  se  mueren  las 
pasiones  ,  como  abortos  de  la  ceguedad. 

b  2  ,Yo, 


28 

Yo ,  que  con  mi  vigilante  providencia  he  presidido 
desde  mi  Cuna  la  contingente  rueda  de  esta  hermosa  fá- 
brica ,  he  notado  en  algunos  Príncipes  mas  movimientos 
en  sus  empleos ,  que  circuios  en  mis  pasos.  En  su  origen 
fueron  guerreros  >  en  su  altura  pararon  en  odiosos  j  y  en 
su  declinación  cayeron  en  hipócritas.  Te  reirás  del  deli- 
to ,  viendo  que  son  mas  amigos  de  gastar  las  ceremonias 
en  sus  casas  ,  que  en  las  Iglesias ,  y  las  adoraciones  mas 
en  los  Palacios ,  que  en  los  templos  ;  pero  yo  te  correré 
las  cortinas  de  esta  oculta  hipocresía. 

Los  humildes  son  hipócritas  acia  lo  santo  ;  los  po- 
derosos acia  lo  político.  Los  unos  fingen  para  comer >  y 
los  otros  para  mandar.  Los  primeros  gastan  su  hipocresía 
en  los  templos  :  los  segundos  en  los  palacios.  La  ficción 
es  igual ,  aunque  desigual  el  fin.  La  hipocresía  es  esti- 
mada en  lo  moral ,  por  el  mas  negro  vicio  dé  la  razón; 
pero  en  lo  político  es  reputada  por  altísima  virtud.  Tanto 
pudo  en  Luis  XI.0  de  Francia,  que  ha  hecho  dogma  su  pro- 
verbio ,  de  que  :  No  sabe  reynar  ,  quien  disimular  no  sabe. 
Tan  poderoso  ha  sido  el  Florentin  Machia  velo ,  que  ha 
querido  introducir  por  canon  este  engaño. 

Como  distintas  estas  hipocresías  en  los  fines ,  son 
también  opuestas  en  los  medios  ;  porque   la  hipocre-   , 
sía   moral   es   fingir    virtudes  ,    y   la   política   inten- 
ciones. 

Dias  há  que  corrí  esta  disimulada  cortina  á  mi  ami- 
go Enrique  IV.°  el  grande :  amigo  mió  íntimo >  pues 
amparándose  mas  de  mis  dias  ,  que  de  sus  tropas  ,  me 
debió  poseer  por  conquista  lo  que  le  tocaba  por  heren- 
cia. Este  valeroso  Príncipe  ,  en  el  carte'i  que  fixó  año  de 
¡1593  de  desafio  contra  España  ,  era  la  querella  de  hipo- 
cresía por  intentar  casar  Felipe  II.0  á  su  hija  mayor  Do- 
ña Isabel  con  el  Duque  de  Guisa ,  hijo  del  malogrado 
Enrique  de  Lorena  5  y  siendo  éste  el  oculto  tjato  r  el 
~V  pre- 


2~§ 

pretexto  público  fue  la  Religión  católica ,  amparando 
con  tesoros  y  esquadrones  á  Humena  ,  cabeza  de  la  liga; 
y  haciendo  baxar  de  Flandes  al  diestro  Alexandro  Far- 
nesio  ,  Duque  de  Parma  ,  quando  admiró  á  Enrique. 

Es  natural  impulso  de  la  grandeza  inclinarse  mas  á 
mandar  ,  que  á  obedecer  ;  porque  todo  soberano  poder 
mira  como  indigna  la  sumisión  ,  y  delinqüente  la  humil- 
dad. Tan  sospechosa  se  ve'  entre  los  poderosos  esta  cau- 
sa ,  que  obligó  á  decir  á  un  malicioso  sabio  :  Que  no  ss 
batallaba  entre  la  nobleza  por  el  bien  común ,  sino  por  la  pro- 
pia exaltación.  La  trompeta  vocea  lo  público  ,  y  las  tro- 
pas marchan  acia  lo  privado. 

No  seas  tan  imprudentemente  lisonjera ,  ni  tan  ci- 
vilmente maliciosa  ,  que  juzgues  ó  presumas  ,  que  pue- 
de caber  desvio  en  S.  A.  para  los  que  nacieron  con  tan- 
tas obligaciones.  Esa  voz  ha  sido  reflexión  de  la  malicia, 
y  no  me  deben  tan  poco  sus  honores ,  que  los  juzgue  ca- 
paces de  indignidades  ;  que  no  habían  de  echar  bor- 
rones en  su  fama  los  que  la  galantean  á  tanta  costa. 

Pero  yo  ,  que  como  viejo  tengo  tanto  de  malicioso,, 
te  quiero  revelar  dos  escondidas  políticas  ,  en  que  pue- 
den fundarse  para  derramar  esta  voz  los  descontentos; 
pero  advierte ,  que  te  las  digo  por  conjeturas r  no  por 
verdades. 

La  malicia  esparce  lo  que  desea  ,  y  adivina  lo  que 
anhela.  Creo  que  aspiran  muchos  á  una  fatal  desunión; 
y  para  provocarla  ,  pretenden  introducir  la  difidencia, 
porque  saben  que  solo  dura  la  concordia  lo  que  perma- 
nece la  confianza.  Dos  ignoradas  políticas  fingen ,  que 
pudieron  concurrir  en  la  alegre  fineza  de  llamarle  ,  y  en 
la  triste  discordia  de  desunirle. 

Llamar  á  S.  A.  para  dexarle  solo  ,  fuera  una  delica- 
dísima reflexión  de  esconder  la  alevosía  entre  las  corti- 
nas de  la  fineza ,  y  la  afrenta  entre  el  trage  de  la  honra: 

por- 


3o 

porque  discurriendo  la  cautela  ,  que  S.  Á.  solo  no  pue- 
de hacer  firmes  sus  operaciones  ,  ni  remediar  tantos  ma- 
les ,  ó  ya  desesperado  ó  discreto  ,  era  hacerle  imposible 
el  remedio  con  su  desvío,  pues  no  habia  de  querer  aquel 
real  cre'dito ,  que  la  Monarquía  se  perdiese  entre  sus 
manos. 

Disimulada  con  la  fineza  de  llamarle  esta  reconcen- 
trada malicia  ,  lograban  el  amor  de  haberse  mostrado 
finos  por  la  causa  pública  ;  y.  la  esperanza  de  su  exalta- 
ción privada  >  porque  habiendo  de  recaer  en  ausencias 
de  S.  A.  el  valimiento  en  alguno  ,  ninguno  se  juzga  así, 
ni  el  menos  benemérito  ,  ni  el  mas  desgraciado. 

Son  tan  impenetrables  los  humanos  corazones ,  que 
es  difícil  conocer  quándo  benefician  ,  ó  quándo  agravian; 
porque  el  artificio  de  la  política  prepara  la  afrenta  en  la 
mesa  de  la  honra.  Yo  se',  que  no  me  dexará  mentir  la 
mesa  del  gran  Capitán  en  Saona  con  el  Rey  Católico, 
y  el  Rey  de  Francia. 

Estos  tósigos  preparados  en  honores  ,  tai  vez  se  lo- 
gran ;  pero  las  mas  falsean.  Pretendió  Enrique  III.0  de 
Francia  arruinar  al  dichoso  y  esforzado  Guisa  ,  ó  por  ze- 
lps  de  su  valor  ,  ó  diferencias  de  su  lealtad.  Para  conse- 
guir esta  meditada  oculta  ruina  ,  le  confió  la  mas  alta 
expedición ,  que  pudo  ocurrir  en  su  Corona.  Esta  fue, 
que  saliese  al  oposito  al  Barón  de  Dona  ,  que  baxaba  del 
Rin  capitaneando  quarenta  mil  Tudescos ,  inundando 
la  Francia  en  temores  y  estragos.  Prometió  Enrique  asis- 
tir á  Guisa  con  veinte  cornetas  de  Caballería ,  y  quatro 
Regimientos  de  Infantería  ,  con  intención  de  no  cumplir- 
le la  promesa  ,  para  que  hallándose  Guisa  empeñado  en 
la  defensa,  y  desarmado  ,  perdiera  ó  la  vida  peleando  ,  ó 
la  fama  huyendo.  Insigne  jactancia  derramaba  Enrique 
de  su  sagaz  arbitrio  ,  diciendo  muy  confiado  :  Ahora  me 
vengaré  de  mis  enemigos  con  mis  enemigos,  j  pero  la  atenta 

Pro- 


3* 

Providencia  ,  que  sabe  castigar  las  falsedades  alevosas, 

dispuso  muy  contrarios  ios  fines.  Tomó  Guisa  la  empre- 
sa ,  y  con  los  esquadrones  de  sus  vasallos  ,  y  amigos  Lo- 
reneses  deshizo  á  los  Tudescos  ,  y  en  afrentosa  fuga  se 
retiró  con  pocas  reliquias  el  Barón  de  Dona.  Llenó  el 
teatro  de  Francia  de  admiración  la  victoria.  Todos  en  su 
mente  labraron  estatua  á  Guisa.  Entró  en  París  con  seis 
caballos.  Turbóse  la  Corteen  aplausos  ,  y  el  Rey  en  ze- 
los.  Miróse  cercado  fugitivo ,  y  á  no  ser  tan  diestra  la 
sagaz  Catalina  de  Medicis,  no  se' si  hubiera  perdido  Gui- 
sa en  Blez  la  vida ;  pues  en  este  lance  lograra  fixar  el 
clavo  á  la  rueda  ,  si  (como  dixo  Farnesio)  habiendo  sa- 
cado la  espada  ,  hubiera  arrojado  la  bayna. 

Mucho  pueden  contribuir  los  nobles  á  esta  firme  per- 
petuidad con  lo  sagrado  de  su  unión  ;  pero  esta  inextin- 
guible hidropesía  de  mandar  altera  el  mas  leal  corazón. 
¡Grande  triunfo  de  la  pasión  es  enamorarse  mas  de  la  fa- 
ma agena  ,  que  de  la  conveniencia  propia] 

Salió  Carlos  VIII.0  de  Francia  inundando  la  Italia 
con  su  tropas.  Los  interesados  confinantes ,  se  estrecha- 
ron con  una  juramentada  liga  en  Venecia  ,  y  decretaron 
resistir  su  entrada  ,  ó  en  las  estrecheces  del  Apenino ,  ó 
en  las  llanuras  del  Tarro  ,  quando  baxasen  fatigados  de 
escalar  las  maí  domadas  cumbres  de  los  Alpes.  El  Duque 
de  Orliens ,  que  estaba  con  medio  exercito  llevándose  las 
plazas  del  Ducado  de  Milán  ,  sabiendo  que  los  enemigos 
esperaban  á  su  Rey  en  los  estrechos  de  las  cumbres  ,  y 
en  los  llanos  del  rio  Tarro  ,  detuvo  sus  vanderas  sin  asis- 
tirle ,  gastando  sus  fuerzas  en  empresas  tan  inútiles,  y 
poco  gloriosas  ,  como  sitiar  á  Vigebano  ,  y  encerrarse  en 
Novara. 

Fue  tan  reconcentrada  la  intención  del  Duque  ,  que 
un  tan  diestro  político  como  Comines ,  escribiendo  el  su- 
ceso, no  penetró  los  fondos  de  esta  voluntaria  suspen- 
sión. 


3*  .    9 

sion ,  porque  la  atribuyo  con  leal  candidez  al  natural  fio*- 

jo ,  y  remiso  del  Duque.  Yo  descubrí  después  de  años 
la  alma  de  la  suspensión  >  porque  habiéndole  hecho  ocu- 
par el  trono  de  Francia  intitulándose  Luis  XIl.°  descu- 
brí en  él  lo  oculto  de  su  intere's ,  pues  mostrando  en  su 
corona  las  prendas  de  altivo,  cuidadoso  ,  y  guerrero, 
mostró  con  estas  calidades ,  que  no  habia  sido  dexar  de 
servir  á  su  Rey  floxedad  de  su  pereza  ,  sino  reflexión  de 
su  política,  pues  perdie'ndose  Carlos  sin  su  ayuda  ,  se 
hallaba  de  los  inmediatos  á  la  corrona  ,  y  no  tuvo  valor 
para  estorbar  una  ruina  agena  ,  de  quien  pendía  su  exal- 
tación propia. 

Gloriosa  fidelidad  pide  no  amar  la  ruina  de  quien 
con  su  pe'rdida,  me  trae  ganancia,  porque  es  costoso  an- 
teponer el  bien  ageno  al  provecho  propio.  No  hay  mejor 
cambray  para  enjugar  las  lágrimas  á  un  heredero  ,  que  el 
mayorazgo.  Llamar  á  S.  A.  para  asistirle ,  ha  sido  ac- 
ción de  leal  fineza  j'  buscarle  para  desviarse,  fuera  delica- 
dísima malicia. 

Tanto  me  debe  el  pundonor  de  los  soberanos  ,  que 
nunca  creeré  de  sus  fidelidades  desatenciones  ,  ni  de  sus 
cunas  olvidos.  Es  ese  fingido  rumor  una  voz  siniestra, 
que  esparce  la  emulación  para  hacer  á  S.  A.  desconfia- 
do ,  á  los  nobles  quexosos  ,  y  al  vulgo  inquieto.  Yo 
te  prometo,  que  si  en  esto  hay  engaño  i  yo  te  le  descubra 
presto. 

El  quarto  rumor  era  :  Que  no  había  beneficiado  á  sus 
leales  afeólos.  Este  cargo  sobre  ser  fantástico,  es  injurioso 
y  indiscreto,  porque  ó  se  quexan  ellos  ,  ó  los  estraños.Si 
ellos ,  no  serán  leales ,  degenerarán  de  finos ,  quando  se 
deslizaren  á  interesados.  Si  los  estraños  ,  no  hacen  fe'  co- 
mo sospechosos.  Luego  este  cargo  nunca  puede  reconocer 
autor  que  le  de  fe'  >  porque  si  se  quexan  los  que  se  dan 
por  amigos,  la  quexa  los  vuelve  falsos.. 


,33 

Ninguna  acción  par  heroyca  ,  es  acreedora  á  dos  pre- 
mios. Quien  sirvió  en  las  operaciones  de  su.  venida  á 
S.  A.  ya  se  pagó  de  su  mano  con  haber  seguido  la  van- 
dera  de  lo  justo.  No  puede  aspirar  á  premio  mayor,  que 
no  haber  sido  ruin.  El  mayorazgo  á  que  no  aspiran  los 
honrados  ,  es  la  opinión.  ¿Que  mayor  premio  le  puede 
rendir  la  fortuna  ,  que  escribirle  en  la  lista  de  los  atentos 
la  fama? 

No  quiero  que  discurras  tan  candidamente,  que  ima- 
gines tiene  S.  A.  tantos  acreedores,  como  tuvo  deseosos; 
porque  si  juzgas  que  todos  los  que  ahora  le  siguieron  son 
acreedores  legítimos,  contarás  por  el  vulto  ,  y  no  por  el 
afecto.  Ni  todos  los  que  han  seguido  el  partido  de  S.  A. 
merecen  premio  ,  ni  todos  los  que  continuaron  el  contra- 
rio ,  merecen  castigo.  El  primer  sobrescrito  es  de  letra 
muy  agradable,  y  el  segundo  de  muy  horrible.  Pero  has 
de  pasar  á  romper  la  nema  ,  y  leer  los  interiores  caracte- 
res de  la  carta.  No  te  quedes  parada  en  los  pasos  sin  ace- 
char los  motivos. 

Quien  ahora  siguió  á  S.  A.  cansado  de  sufrir  ó  des- 
precios ,  ó  agravios  ,  no  le  siguió  por  amor  ,  sino  por 
no  poder  sufrir  mas.  A  este  le  alistó  la  falta  de  paciencia. 
Quien  le  siguió  irritado  de  sus  quexas  ,  repulsas,  olvi- 
do* ,  y  desestimaciones  ,  no  le  siguió  por  quererle  ,  sino 
por  vengarse.  Á  este  le  alistó  la  venganza  ;  hizo  á  la  ra- 
zón asesino  para  el  odio ,  y  embozó  con  el  manto  públi- 
co el  aborrecimiento  privado.  Quién  le  siguió  cansado 
de  ver  derramados  los  sacrificios  ai  ídolo  de  la  fortuna, 
no  fue  amor  al  templo  verdadero  ,  sino  desamor  á  un 
templo  falso.  A  e'ste  le  alistó  la  soberbia  i  porque  juzgó 
indigno  ofrecer  su  culto  á  quien  no  nació  para  adorado. 
Quien  le  siguió  condolido  de  ver  el  ciego  camino  de  ít>s 
honores  ,  y  que  no  encontraban  los  puestos  con  quiefc 
los  merecía  ,  sino  es  con  quien  los  solicitaba  ,  á  este  le 
Tom.  V.  E  alis- 


34 

alistó  ün  oculto  ínteres ,  porque  sospechó,  que  tomando 

otro  camino  la  distribución  de  los  honras  ,  alguna  encon- 
trada con  sus  prendas. 

Estos  quatro  Capitanes  generales  conducían,  los  es- 
cuadrones ,  impaciencia ,  venganza ,  soberbia  ,  y  codicia»  No 
negare',  que  militaba  en  sus  tropas  el  amor  y  la  lealtad^ 
pero  estos  como  cerca  de  la  persona  ,  cerraban  el  bata- 
llón, i  Quieres  que  te  revele  mi  juicio?  Pues  los  mas  to«- 
marón  á  S.  A.  no  para  que  las  rigiese ,  sino  para  que  los 
vengase?  no  para  hacerle  dueño  de  la  República,  sino  pa* 
xa  que  fuese  instrumento  de  su  venganza. 

Has  de  notar,  que  todas  las  mudanzas  de  Imperios 
entran  con  el  algo  de  bien  vistas.  Los  candidos  lo  atribu- 
yen á  la  liviandad  de  los  humanos  corazones  ,  y  'la  in- 
constancia de  los  mortales  afectos.  Convengo  en  la  cau- 
sa j  pero  á  esta  flaqueza  de  la  naturaleza  caduca ,  se  arri- 
ma causa  política  mas  alta.  Esta  es,  que  lastimándose  to- 
dos de  ser  desgraciados  ,  siempre  presumen  que  serán 
dichosos.  Han  casado  los  cortesanos  unas  contradictorias, 
que  ignoró  Aristóteles  casarlas  5  la  quexa  de  su  desgra- 
cia ,  y  la  esperanza  de  su  fortuna.  Todos  esperan  tener- 
la en  mudanza  de  gobierno  j  yes  tan  poderoso  el  em- 
buste de  su  esperada  dicha  ,  que  hasta  el  desengaño  du- 
ra el  gozo  5  y  como  miran  al  que  entra  como  á  dueño  de 
su  fortuna,  puede  mas  para  su  alegría  la  esperanza  en  lo 
futuro  ,  que  el  desengaño  en  lo  pasado. 

Ningún  mortal  tiene  parados  sus  deseos.  El  dichoso 
pretende  perpetuarse,  el  infeliz  hacerse.  Quien  la  goza, 
galantea  su  dicha  para  conservarla  5  quien  no  la  tiene, 
para  conseguirla  5  unos  para  que  no  se  vaya  5  y  otros 
para  que  venga.  En  las  mudanzas  de  gobierno  tienen 
una  parte  segura ,  que  es  la  contingencia;  porque  el  que 
sé  halla  en  el  gobierno  presente  desengañado ,  se  prome- 
te que  mudando  varaja  ,  mejorará  de  fortuna.  Con  este 

ido- 


35 

idolatrado  engaño  trabaja  para  que  se  mude ,  y  vende 
por  servicio,  al  que  entra  á  mandar,  ia  política  reflexión 
de  su  intere's. 

No  abrazaron  los  Príncipes  de  la  liga  Hugonota  en 
Francia  el  Consejo  tan  pernicioso  como  funesto  ( aunque 
de  diestrísimo  político)  del  Almirante  Gaspar  de  Colig- 
ni ,  señor  de  Chiatilion  por  amor  á  los  disparates  de  Cal- 
vino,  sino  por  medio  mas  proporcionado  á  su  política 
intento  ;  pues  tomando  las  armas  por  pretexto  de  Reli- 
gión, aseguraban  con  los  candidos  su  opinión ,  y  con  los 
engañados  sus  esquadrones.  La  sinceridad  los  defendía 
su  fama  ;  y  el  engaño  los  pagaba  la  malicia.  Hacían  creer 
á  todos  los  que  juzgan  por  la  superficie  las  acciones, 
que  no  se  había  encendido  el  fuego  por  intereses  pro- 
prios ,  ni  por  ambiciones  de  gobierno  ,  sino  por  contro- 
versias de  fe' ,  y  dictámenes  de  Religión.  Este  consejo 
de  hacer  á  la  Biblia  artillería ,  ha  llenado  mas  de  desdi* 
chas ,  que  de  cadáveres  ,  á  la  hermosa  Francia. 

Todos  los  agraviados  de  las  crueldades  de  Sila  no  se- 
guían á  Mario  por  su  blandura,  sino  por  vengarse  de  su 
ira  frene'tica  ,  que  tantas  veces  anegó  en  calientes  arroyos  v 
á  la  triunfante  Roma. 

No  aclamaron  los  ingratos  asesinos  de  Commodo  al 
retirado,  y  escondido  Eiio  Pertinaz  por  amor  de  sus  vir- 
tudes, sino  por  ampararse  de  su  elección  ¡  y  desparecer 
su  deslealtad  ,  de  que  habían  muerto  ai  malo  por  acla- 
mar al  bueno.  Entre  la  aclamación  de  un  hombre  justo, 
no  hubo  atención  para  censurar  lo  alevoso;  y  pasaron 
por  leales  los  que  añadieron  la  fea  ingratitud  á  su  trai- 
ción. Escóndense  los  afectos  de  los  corazones  en  unos 
templos  tan  obscuros  ,  que  se  necesita  muy  despierta  luz 
para  sacarlos  del  templo. 

Mas  puede  merecer  el  que  siguió  con  limpieza  el  go- 
bierno pasado,  que  el  que  pretendió  interesado  el  pre- 

E  2  sen- 


36 

senté  ;  porque  en  unos  la  precisa  dependencia  de  los  pues- 
tos ,  que  dignamente  ocupan  ,  en  otros  la  inevitable  ne- 
cesidad de  haber  de  comprar  vestido  para  vivir  ,  y  no 
venderse  en  otra  tienda  ,  les  obligó  á  no  ser  viles  idóla-n 
tras  ,  sino  esclavos  pacientes.  Eran  unos  discretos  reme- 
ros ,  que  no  pudiendo  romper  la  cadena  ,  la  seguian'  en 
lo  exterior  alegres,  y  en  lo  interior  forzados.  No  alaba  el 
valor  su  paciencia  i  pero  la  necesidad  disculpa  su  toleran- 
cia, y  ceñida  á  esta  margen  la  comunicación,  mas  merece 
lastima  ,  que  pena. 

Fácil  es  ahora  lo  que  juzgarás  difícil  5  que  es  distin-! 
guir  los  que  han  seguido  finos  ó  interesados  ,  y  separar ' 
con  diestra  química  lo  puro  de  lo  impuro  ,  y  lo  sincero 
de   lo  afectado.  Enciende  esta  luz  para  la  separación. 
Contempla  quie'n  con  rostro  firme  voceó  la  razón,  sin 
doblarse  al  puesto  ni  á  la  comodidad.  Quien  desde  la  an- 
tigua previsión  de  la  corruptela  se  alistó  en  la  esperada 
vandera  del  remedio.  Quien  desafió  los  riesgos  ,  y  galan-t 
teó  los  peligros  amante  de  las  verdades.  Quie'n  sacrificó 
su  libertad  á  las  aras  de  la  razón.  Quien  arrojó  la  másca- 
ra del  disimulo ,  y  acusó  una  indigna  adoración.  Quien 
no  dobló  la  rodilla  á  un  fantástico  ídolo  ,  porque  no  se 
equivocase  lo  político  con  lo  voluntario.  Quien  huyó  su 
vista  ,  y  excomulgó  su  comercio.  Quien  siguió  desde  los 
umbrales  de  la  razón  desterrada  ,  á  la  verdad  fugitiva.; 
Quie'n  voceó  al  nacer  estas  desdichas  la  verdad ,  desafian- 
do al  poder. Cuéntame  estos,  y  no  te  cansarás  mucho,  por^ 
que  bien  se'  que  son  pocos. 

Sabes  á  los  que  debía  S.  A.  blandamente  castigar  ,  á 
estos  afectados  de  políticos  que  se  intitulan  Neutrales.  No 
están  conocidos  ,  y  son  la  peste  de  los  Imperios  5  porque 
mal  podrá  ser  fiel ,  quie'n  no  tiene  aliento  para  declarar- 
se por  el  partido  de  la  razón.  En  dos  contrarios  campos 
es  *  forzoso,  que  la- causa  del  uno  sea  la  honesta  ,  y 

quien 


37 
quien  no  tiene  brío  para  seguir  la  vandera  de  lo  jus- 
to ,  pocas  esperanzas  da  de  defenderlo  ,  si  se  hallara  en 
puesto. 

Mas  agravia  á  la  razón  quien  conocie'ndola  no  la  sir 
gue ,  que  quien  por  ignorarla  no  la  abraza.  Las  ignoran- 
cias no  escusan ,  pero  miran.  A  quien  no  mueve  la  coni- 
prehension  de  lo  justo  para  seguirlo  ,  tiene  traidor  el  en- 
tendimiento? y  á  quien  tiene  la  alma  traidora  ,  no  podrá 
la  justicia  condenarle  á  un  cadahalso ,  pero  debe  la  políti- 
ca sentenciarle  á  destierro  perpetuo. 

A  la  neutralidad  llama  Tácito  vicio  de  floxedad  ,  y 
pereza.  Esta  es  su  cuna  ,  pero  engendra  mas  fecundos  ,  y 
escondidos  daños.  Has  de  saber  ,  que  á  no  haber  tantas 
neutralidades  ,  reynáran  menos  estables  las  tiranías  i  por- 
que hallándose  la  razón  asistida  ,  cesara  la  violencia  ;  y 
como  los  neutrales  no  la  resisten ,  la  arman  5  como  no  la 
combaten ,  la  eternizan. 

Si  la  medicina  se  olvidara  de  sus  aforismos ,  no  fue* 
ran  preceptos  de  vivir ,  sino  escuela  de  matar.  Igualmen- 
te espirara  un  cuerpo  humano  á  la  violencia  de  la  pól- 
vora de  un  enemigo ,  como  á  la  omisión  de  un  medi- 
co ,  que  dexára  de  sangrarle  en  un  ahogo.  Todos  son 
médicos  de  este  cuerpo  político  civil ,  mas  ó  menos  asa- 
lariados ,  según  la  calidad  de  clases  ,  y  linea  de  estudios? 
y  como  á  todos  obliga  el  estudio  de  su  remedio  ,  igual- 
mente mata  el  gobierno  el  enemigo,  que  le  tira  balas,  co» 
mo  el  neutral ,  que  no  le  aplica  medicinas. 

¡Que'  mal  entendidas  que  viven  en  el  mundo  las  omi- 
siones! Las  juzgan  por  descuidos,  y  no  por  daños ;  por  tí-, 
biezas  ,  y  no  por  enfermedades  >  y  ignorantes  de  su  ma- 
yor achaque  ,  procura  curarse  el  que  mas  anhela  su  sa- 
lud ,  de  lo  que  hace  ,  y  no  de  lo  que  dexa  de  hacer.  La 
causa  de  este  error  pende  de  la  sutileza  del  mal.  Es  casi 
invisible  la  omisión  ¡  es  una  nada  filosófica  en  el  ser  >  y 

un 


38 

un  todo  políticoen  la  verdad.  Miran  las  comisiones  porque 
tienen  vulto?  y  no  perciben  las  omisiones  porque  carecen 
de  cuerpo.  Para  estos  males  invisibles  ,  se  necesitaba  un 
nuevo  Hipócrates. 

Esta  torpe  omisión  de  los  neutrales  en  seguir  la  ra* 
zon ,  da  mayores  fuerzas  á  la  insolencia  con  no  comba- 
tiría i  arma  la  tiranía  con  no  impugnarla  >  dexa  en  du- 
doso parage  de  distinguirse  lo  re¿to  de  lo  injusto  5  de- 
sestima la  justicia ,  pues  naciendo  para  servirla,  no  la 
asiste  5  agravia  con  flaqueza  su  juicio  ;  y  sedaño  de  un 
ocio  magnifico  ,  tiene  en  la  bayna  ociosa  la  espada  ,  fal- 
tando á  la  ley  de  caballero  ,  que  obliga  á  defender  una 
señora  tan  hermosa  ,  como  la  verdad  perseguida. 

Esta  neutralidad  procede  de  tres  causas  ,•  de  amor  i 
sus  vicios  s  de  idolatría  ú  sus  conveniencias  >  /  de  flaqueza  de 
sus  juicios.  Juzgan  que  á  ninguno  ofenden  ,  pues  á  ningu- 
no siguen  >  sin  advertir  ,  que  por  escusarse  de  un  quexo- 
so,  cargan  con  dos.  A  estos  ,  ni  es  conveniente  obligar- 
los ,  ni  cordura  mantenerlos  ;  porque  esquadrones  de 
flojos,  mas  intimidan  ¿  que  alientan.  Es  un  esquadron 
que  sirve  de  carga,  y  no  de  victoria.  De  estos  entendió 
Curcio ,  que  es  mejor  vencerlos ,  que  tenerlos ,  dexarlos 
morir  en  el  sepulcro  de  su  inutilidad,  y  tratarlos  compa- 
sivamente como  á  unos  políticos  muertos,  pues  viven  para 
defender  la  razón  como  difuntos. 

El  quinto  rumor  era :  Que  es  muy  alto  su  espíritu  (  el 
de  S.  A.)  para  las  humanidades  del  gobierno,  A  este  cargo 
debo  responder  verdadero  ,  pero  entro  en  e'i  melindroso, 
porque  se  oculta  en  el  la  quinta  esencia  del  Gobier- 
no. Bien  sabes,  que  para  las  destilaciones,  es  necesario 
mucho  fuego  ;  y  no  quisiera  que  le  notaran  de  de- 
masiado. 

El  origen  de  este  cargo  ha  sido   no  haberse  ceñido 
S.  A.  á  algunas  primeras  consultas  ;  y  las  novedades  en- 
gerí- 


39 
gendrán  siempre  confusiones.  Todo  el  respeto  ,  que  pu- 
dieren derribar  los  Príncipes  para  colocarle  en  .  sus  ma- 
gistrados ,  es  aumentarse  veneraciones  5  porque  siendo  los 
Consejos  sombras  del  Principe ,  dando  á  entender  que  se 
deben  venerar  las  sombras,  suben  á  inmensa  estimación 
las  luces. 

Debe  tener  el  Príncipe  respeto  á  sus  Tribunales,  por- 
que debe  atender  con  veneración  á  sus  sombras  5  pero 
ha  de  ser  un  respeto,  que  no  pase  á  idolatría.  Creer  siem- 
pre que  es  lo  mejor  lo  que  informan ,  será  pagar  de  val- 
de  el  discurso,  y  renovar  las  supersticiones  de  los  anti- 
guos oráculos.  El  poder  supremo  es  libre  5  no  está  esen- 
to  de  la  dirección  ó  del  consejo  j  pero  debe  estar  distante 
de  parecer  mandado.  El  estraño  le  debe  aconsejar  ,  y  e'l 
propio  debe  resolver. 

í  Donde  suda  la  discreción  es  en  ajustar  una  compli- 
cación precisa.  Esta  es ,  cómo  se  compondrá  con  decoro 
siempre  venerarlos ,  y  no  siempre  creerlos  5  siempre  res- 
petarlos, y  no  siempre  seguirlos ■>  porque  la  repulsa  de  sus 
proposiciones  parece  desestimación  de  su  juicios.  La  cie- 
ga obediencia  de  sus  consultas  es  tener  su  discurso  en  ca- 
denas. Si  no  los  sigue ,  se  desautoriza  su  respeto 5  si  los  si- 
gue, se  firma  por  esclavo. 

Para  esta  inevitable  complicación  necesita  el  Prínci- 
pe vista  muy  despierta  5  y  ajustando  las  lineas  de  los  esta- 
dos, se  salva  en  los  Tribunales  el  decoro ,  y  en  el  Prínci- 
pe el  dominio. 

Toda  la  alma  de  esta  política  se  reduce  á  una  clau- 
sula :  A  los  Tribunales  toca  consultar  ,  y  al  Principe  resol- 
ver. Penetrando  lo  que  significa  resolver  y  consultar,  se 
mantiene  en  el  Príncipe  lo  supremo,  y  en  los  Tribunales  lo 
decoroso. 

Todas  las  consultas  (  como  significa  el  vocablo)  di- 
cen una  simple  representación ,  y  una  proposicon  des- 

nu- 


nuda  ,  6  de  los  que  juzgan  mas  beneméritos  para  los 
oficios  ,  ó  de  los  medios  para  los  aumentos  de  la  coro» 
na,  ó  de  los  medios  para  los  frangentes  de  la  Mo- 
narquía. 

Persuadir  á  los  Reyes  ,  que  debe  ser  dogma  polí- 
tico ,  que  no  salga  del  número  de  los  consultados ,  y 
que  de  estos  tres  se  ciña  al  primero  ,  fuera  intentar 
persuadir  ,  que  era  blasón  de  sus  Magestades  no  ser 
Reyes. 

Esta  ciega  obediencia  ó  dócil  comprometimiento, 
fuera  dividir  la  regalía  al  arbitrio  de  los  vasallos  ,  y  al- 
earse los  vasallos  escondidamente  á  la  soberanía  de  Re- 
yes >  perder  los  Príncipes  el  amor  de  sus  pueblos,  y  bene- 
ficiando á  todos  con  sus  favores  ,  no  sacar  el  dulce  fruto 
de  dexarlos  obligados. 

Todas  estas  escondidas  conseqüencias  se  ocultan  en 
este  pretendido  estilo;  y  como  para  e'i  no  hay  mas  ra- 
zón que  lo  acostumbrado,  y  no  es  seguro  camino  (en  jui- 
cio de  Séneca)  por  donde  se  va  ,  sino  por  donde  se  debe 
ir :  Non  quia,  itur  ,  sed  quia  eundum  est.  Te  revelare'  los 
tropiezos  de  un  camino  tan  andado ,  que  le  ha  hecho  real 
el  curso. 

Ligarse  el  Príncipe  al  di&amen  de  los  que  cónsul^ 
tan  ,  con  precisión  para  no  salir  de  el ,  fuera  hacer  jui- 
cio infalible  de  que  los  Tribunales  ,  siendo  humanos ,  no 
podian  errar  en  las  representaciones  ,  y  creer  firme- 
mente ,  que  no  los  hizo  merced  de  Consejeros ,  sino  de 
deidades.  Todos  los  mortales  ,  por  mas  sabiduría  que  en- 
cierren ,  son  capaces  de  errores  ,  y  de  pasiones.  Las  nie- 
blas del  barro  obscurecen  las  claridades  del  mas  limpio 
entendimiento.  Tal  vez  podrán  desviarse  de  lo  mas  acer- 
tado, porque  las  ciencias  mayores,  miran  muydelexos 
las  verdades.  Solo  las  almas  separadas  profesan  de  verda- 
deras ,  y  mientras  se  vive,  es  muy  costoso  separar  men- 
tal- 


talmente  de  los  cuerpos  los  juicios.  A  la  agua  se  le  pega 
la  calidad  de!  condudo  >  á  la  vista  la  densidad  ó  raridad 
del  medio  >  y  al  discurso  el  encañado  del  barro.  A  los 
consultantes  da  la  Magestad  autoridad  para  dirigirle ,  p<^ 
ro  no  para  forzarle.  Consulten, y  no  manden ;  propongan 
y  no  tiranicen. 

Todo  lo  puede  ceder  la  real  benignidad  ,  sino  es  los 
privilegios  de  su  resplandor.  Aquella  suprema  libertad 
heredada  del  Cielo  ,  y  aquella  alta  jurisdicción  ,  que  íe 
hace  superior  á  lo  escrito  de  las  leyes ,  le  constituye 
Monarca  de  los  di&ámenes  ;  pero  también  ha  de  ser  es- 
crupuloso en  las  obstentaciones  de  su  libertad  >  y  como 
en  una  casualidad  se  dispensa  una  ley  ,  en  una  extrava- 
gancia se  ha  de  derogar  la  proposición.  Basta  que  se  exe- 
cute  en  un  lance  preciso,  para  que  este  temor  los  ciña  á 
lo  mas  ajustado. 

Siendo  obediente  el  Príncipe  á  las  consultas ,  peli- 
grará la  soberanía  entre  la  obediencia,  y  engendrara  efecr 
tos  mas  venenosos  ,  y  mas  escondidos  ,  porque  corriendo 
esta  linea  de  la  firmeza  en  lo  consultado,  cobrarán  los 
Ministros  las  reales  adoraciones.  Sacará  el  Príncipe  de  los 
oficios  que  da,  los  tributos  del  sello,  y  los  consultantes  los 
agradecimientos  del  oficio. 

Es  preciso  persuadir  á  los  pretendientes  ,  que  la  tur- 
quesa de  su  fortuna  reside  solo  en  las  manos  reales,  y  no 
en  las  inferiores ,  porque  si  el  pretendiente  presume  que 
su  fortuna  pende  mas  del  que  propone,  que  del  que  re- 
parte ,  y  mas  del  que  consulta  ,  que  de  quien  elige  ,  co- 
mo mira  en  su  errada  fantasía  por  dueño  de  su  fortuna  al 
Ministro,  que  imagina  que  lo  ha  hecho  ,  vuelve  el  agra- 
decimiento á  quien  juzga  ,  que  le  ha  hecho  el  beneficio. 
Resfriase  el  amor  á  su  Principe  j  entibiase  la  obligación 
de  mirarse  premiado, y  dando  el  Monarca  á  todos  los  pre- 
Tom,  V.  f  míos. 


42 

mios,  aún  no  saca  el  vano  fruto  deque  conozcan  que  los 
ha  dado. 

Presumo,  que  de  este  introducido  engaño  ha  nacido, 
que  los  Príncipes  de  estos  siglos  no  estén  tan  servidos  ni 
adorados  como  los  antiguos  5  porque  á  los  tronos  los  sus- 
tenta el  respeto  ,  y  mantiene  el  séquito  del  cariño.  Para 
el  respeto  basta  la  lealtad.  Para  el  se'quito  se  necesita 
amor.  Para  ser  un  Príncipe  venerado  sobra  la  fidelidad 
de  sus  vasallos  5  para  ser  amado  se  requiere  comprarles  á 
mercedes  los  corazones.  No  hay  corazón  humano  ,  que 
se  venda  de  valde.  En  lo  que  se  distinguen  los  nobles 
de  los  ruines  es  en  la  diversidad  de  las  compras.  El  cora- 
zón ruin,  se  vende  en  la  tienda  del  interés  j  el  noble  se 
vende  en  la  tienda  de  la  afición.  Quien  deseare  ser  ama- 
do, ame  primero. 

Para  el  respeto  de  los  Príncipes  sirve  el  amor  natí* 
vo  con  su  lealtad.  Para  el  séquito  sirve  el  favor  derrama- 
do con  su  obligación.  Su  sangre  los  hace  respetados,  y  sus 
gracias  los  hacen  seguidos.  Tanto  debe  estimar  el  Prínci- 
pe que  le  respeten  ,  como  que  le  sigan  5  porque  el  esla- 
bón ,  que  hace  indisoluble  la  cadena  de  la  lealtad  ,  es  el  i 
amor.  Dar  este  séquito  á  los  Ministros,  haciéndolos  arbi- 
tros de  sus  gracias  ,  fuera  desposeerse  de  la  piedra  mas 
firme  de  su  trono ,  imposibilitarse  de  castigarlos  por  el 
número  que  tuvieran  de  obligados  ,  consentir  conocien- 
do uranias,  y  ceder  el  amor  de  sus  pueblos  en  unos  polí- 
ticos tiranos. 

Alta  política  fue,  usurpada  de  los  antiguos  ,  la,  que 
un  discreto  oconsejaba  á  un  Príncipe  de  estos  siglos  :  que 
hiciese  todas  las  mercedes  por  su  mano  ,  y  todos  los  castigos 
por  sus  Ministros.  Con  esto  escusaba  los  quexosos ,  y  car- 
gaba con  ios  obligados.  Hacia  á  los  Ministros  firmes  en 
sus  operaciones,  porque  con  el  temor  de  los  quexosos,  y . 

.  .  .     sin 


43 
sin  el  patrocinio  de  los  obligados,  temerían  las  acu- 
saciones. 

Vive  tan  estendido  el  veneno  de  este  pretendido  uso, 
y  tan  derramado  su  contagio  ,  que  solo  yo  ,  con  la  lenti- 
tud de  mis  pasos  ,  podre  estrecharlos  á  la  margen  de  sus 
oficios.  Acertado  ha  sido  volver  unas  consultas  que  no 
parecieron  ajustadas  j  pero  no  será  delito ,  si  se  repiten, 
proveer  algunos  puestos  sin  ceñirse  á  las  consultas. 
Ocasionará  novedad  al  uso ;  pero  no  quexas  á  la  razón: 
porque  en  eligiendo  beneme'ritos ,  la  misma  elección  con 
su  dignidad  califica  la  pasión  ,  que  tuvo  en  olvidarse  del 
consultante  ,  y  la  comprehension,  que  tuvo  acordándose 
de  el  el  eligente. 

Agravio  fuera  del  poder  soberano  ,  y  desmerecida 
infelicidad  del  mérito,  que  porque  no  vive  en  las  amista- 
des de  los  consultantes  un  sugeto  insigne,  fuera  desposeí- 
do del  premio,  que  debe  darle  la  real  mano. 

Los  derechos  á  los  oficios  no  los  dan  las  consultas, 
sino  las  prendas.  No  es  el  justo  y  legítimo  acreedor  al 
premio  el  consultado  ,  sino  el  benemérito.  Si  se  reconoce 
otro  mas  digno  que  los  propuestos  ,  será  agravio  de  su 
dignidad  ventajosa  no  premiar  su  justicia  ,  por  atarse  á 
una  vana  ceremonia. 

El  rumor  esparcido  es  tan  indiscreto,  que  no  hallo 
mas  alta  prenda  en  S.  A.  para  gobernar  bien  ,  sino  es 
no  dexarse  gobernar.  Gobierno  djnde  mandan  muchos, 
ninguno  manda.  La  multitud  empobrece  ei  respeto,  y 
aja  Ja  autoridad. 

Esclavo  de  dictámenes  ágenos ,  es  una  estatua  de 
Rey ,  que  con  hermosas  representaciones  de  vida  ,  no 
consigue  respetos  como  muerta.  El  Principe  puede  dar  su 
voluntad  ,  pero  no  su  entendimiento.  Es  una  alhaja  tan 
reservada  ,  que  solo  obliga  la.  te  á  darla;  á  Dios.  Pagar  de 
valde  el  discurso  ,  es  peor  que  haber  nacido  sin  entendí- 

F  2  -         mien- 


44 

miento  j  porque  nacer  rudo  es  desdicha  involuntarias 

pero  hacerse  necio  es  torpísima  baxeza. 

El  mas  invencible  escollo,  que. reconoce  el  mar  políti- 
co en  los  Reyes,  es  que  nojpueden  saber  por  los  ojos,  sino 
por  los  oidos,  La  vista  es  el  maestro  de  los  particulares, 
porque  pueden  consagrarse  á  los  estudios  ;  y  lo  que 
en  estos  es  elogio  ,  fuera  en  el  Príncipe  delito.  En- 
gendra el  amor  á  los  libros  un  linage  de  fastidio  á 
Otras  ocupaciones  ,  que  las  hace  aborrecidas,  ó  las 
Vuelve  enfadosas.  Aquella  sutil  dulzura ,  que  se  halla 
en  lo  leido  ,  hace  aborrecible  lo  práctico  ¡  y  gastada  to- 
da la  alma  en  unas  sutilezas  ,  desdeña  alargar  la  mano  á 
lo  grosero  de  las  operaciones. 

No  pudiendo  saber  los  Príncipes  por  lo  que  ven  ,  es 
preciso  que  sepan  por  lo  que  oyen  >  y  como  para  acertar 
se  requiere  conocer  ,  es  costoso  el  acierto ;  porque  ciencia 
no  engendrada  de  noticias  vive  sujeta  á  un  tropel  de 
contingencias. 

Algunos  han  juzgado  ,  que  los  Príncipes  no  saben  lo 
que  son  ,  sino  lo  que  quieren  sus  lados  ,  porque  llegan 
las  verdades  á  su  noticia  por  los  conductos  que  le  cercan^ 
y  como  gasta  el  mismo  idioma  el  zelo ,  la  lisonja ,  la 
verdad  ,  y  la  hipocresía  ,  entre  la  desigualdad  de  los 
afectos  le  desfiguran  los  casos. 

Penetrar  el  vocabulario  del  verdadero,  ó  lisonjero,  es 
muy  arduo  $  porque  los  Príncipes  no  pueden  comprehen- 
der  los  genios  por  tratos  ,  ni  por  comercios  ,^que  son  las 
reglas  infalibles  de  la  prudencia  humana  j  ya  porque  su 
altísima  dignidad  los  prohibe  esta  familiar  comunicación* 
ya  porque  para  hablar  con  los  Príncipes  todos  aderezan 
sus  afe&os ,  y  componen  sus  pasiones ,  gastando  con  ellos 
lo  bueno  ,  y  reservando  lo  malo. 

Ningún  cole'rico  ,  iracundo  ó  misero  se 'desahoga  en 
la  casa  agena  ,  sino- en  la  propia  5  porgue  su  domicilio  es 

tea- 


4* 
teatro  donde  salen  á  representar  sin  afe&o  sus  pasiones. 
Saben  lo  que  importa  disimular  con  los  Soberanos  las 
flaquezas  ;  y  aunque  tiene  tanta  costa  esconder  las  incli- 
naciones ,  puede  mas  la  necesidad  del  engaño ,  que  la 
propensión  del  afecto. 

Han  puesto  las  ambiciones  políticas  tan  lexos  de  los 
Príncipes  las  verdades  ,  que  es  necesario  anteojo  de  larga 
vista  para  distinguirlas.  No  pudiendo  saberlas  por  lo 
que  ven  ,  es  preciso  conocerlas  por  lo  que  oyen  :  y 
aquí  suda  congojada  la  razón  sobre  á  quie'n  se  de- 
be ©ir.  Si  á  todos  ,  sobre  no  haber  vida  ,  es  inútil 
confusión.  Si  á  alguno  ó  algunos  ,  puede  peligrar  la 
elección  ;  y  si  á  ninguno  ,  es  cerrar  las  puertas  á  los 
avisos.  Tan  grave  es  el  mal ,  que  es  mas  fácil  conocerle, 
que  curarle. 

Algunos  Ministros  persuaden  ,  que  solo  ellos  deben 
ser  oídos.  Todos  son  acreedores.  No  es  lo  peligroso  ei 
oir  ,  sino  el  creer.  Se  ha  de  oir  á  muchos  para  creer  á 
pocos.  Notando  profundamente  los  informes  y  avisos, 
podrá  el  Príncipe  elegir  mentalmente  un  confidente,  que 
sin  declararle  la  confianza  ,  sea  depositario-de  su  con- 
fidencia. 

No  fuera  tan  peligrosa  la  confianza  en  los  Príncipes, 
si  pudieran  elegir  un  solo  confidente  para  sus  resolucio- 
nes 3  pero  no  han  penetrado  bien  esta  eslabonada  cadena 
de  los  afectos  humanos. 

Reparó  malicioso  uri  político  ,  (  que  por  los  errores 
de  su  religión  no  merece  ser  nombrado  )  que  á  la  presu- 
mida Isabela  de  Inglaterra  la  gobernaba  ei  Conde  de 
Linceste'r  ,  su  paraninfo  5  al  Conde  una  Dama  cortesana, 
su  querida  ;  á  esta  Dama  cortesana  un  Pagecillo  ,  su  ido- 
lillo  y  confidente  .5  y  á  esta  pueril ,  y  derramada  edad  stf 
pasión  y  su  ínteres.  ¡  Mira  que  hermosa  rueda  para  los 
aciertos  de  la  Gran  Bretaña! 

No 


No  hay  corazón  que  pueda  tener  parados  sus  afec- 
tos ,  sin  movimiento  sus  alas ,  y  en  clausura  sus  inclina- 
ciones. No  hay  corazón  humano  sin  alguna  particular 
afición  ,  y  simpático  movimiento.  Violencia  fuera  des- 
poseer á  los  Reyes  de  estas  privadas  y  forzosas  aficio- 
nes. Juzga  el  Príncipe  ,  que  confia  su  didamen  y  cora- 
zón de  uno  ,  y  le  fia  de  treinta :  porque  como  en  aquel 
uno  manda  otro,  y  en  este  otro,  otro,  y  siempre  se  vá  ba- 
xando  por  la  calidad  de  las  personas,  el  último  eslabón 
de  la  cadena  ,  que  suele  ser  el  mas  ruin  j  viene  á  ser  ei 
Emperador. 

Bien  eligió  Justiniano  en  tener  á  Belisario  por  Valí- 
do  ,  atendieddo  á  sus  reales  prendas  5  pero  imprudente- 
mente si  penetrara  sus  inclinaciones.  A  este  grande  espí- 
ritu de  Capitán  movía  imperiosa  Antonina ,  su  mugen 
y  á  e'sta  regia  Teodora  ,  esposa  del  Emperador.  Era  Teo- 
dora sagaz  ,  astuta ,  altiva  ,  de  pronta  ira  ,  de  fácil  ven- 
ganza ,  atrevida  como  poderosa ,  y.  resuelta  como  mu- 
ger.  Era  Antonina  de  iguales  calidades ,  á  que  anadia  la 
mas  nociva ,  que  era  tener  poco  temor  á  la  fama.  Des- 
pachó á  Belisario  á  la  prisión  del  Pontífice  Silverio  ,  por 
influxo  de  Teodora,  que  le  aborrecía  en  lo  interior,  aun- 
que manifestcba  lo  contrario  en  su  semblante  y  acciones; 
y  consiguió  oscurecerle  sus  militares  glorias,  anegán- 
dole en  caseras  desdichas.  Perdió  Belisario  segunda 
vez  en  la  Italia  su  adquirida  fama  :  y  á  no  sucederle  el 
valor  de  Narses  ,  se  hubiera  dividido  el  Imperio  del 
Occidente, 

Poco  mira  quien  no  atiende  mas  que  á  los  sugetos. 
Es  necesario  anteojo  de  larga  vista  para  penetrar  las 
conexiones.  No  hay  mortal  que  no  tenga  conexión  con 
otro  ,  por  una  de  estas  tres  cosas  ,  dependencia  >  afición,  o 
compañía.  Ninguno  tiene  tan  apolillado  el  corazón  ,  que 
no  le  sacuda  con  otro.  Á  ser  prescindibles  estos  respetos, 

no 


47< 

no  fueran  tan  delinqüentes  las  confianzas. 

Para  este 'impenetrable  golfo  se  necesitan  largas 
brazas  de  senda  de  orudencia.  Solo  hay  una  indus- 
tria ,  que  si  no  ataja  los  daños  ,  los  minora  :  es- 
ta es  elegir  el  confidente  5  pero  dexarle  ignorante. 

Necesita  el  Príncipe  fiarse  de  quien  es  fuerza  valer- 
se ;  pero  ha  de  ser  una  confianza  tan  reservada  ,  que  sin 
llegar  á  ser  mentira  ,  sea  cautela.  Simulación  con  engaño 
es  impiedad  :  disimulo  con  reserva  es  discreción.  Infor- 
mándose de  varios  sugetos ,  se  desaparece  entre  el  núme- 
ro la  confianza  del  ele&o  ;  y  la  emulación  de  zelos  en  el 
servir  es  espuela  para  acertar.  Distintamente  sirve  quien 
procura  acreditarse  ó  mantenerse.  Quien  sabe  que  tiene 
la  última  confianza,  sirve  para  sustentarse  en  ella  ,  y 
juzga  que  no  necesita  de  tanto  estudio  para  no  caer  ,  co- 
mo necesitó  para  subir.  Hallándose  ignorantes  los  que  in- 
forman ai  Príncipe  de  su  declarada  confidencia  ,  sirven  á 
porfía  con  la  golosina  de  ganarías  y  es  insigne  destreza 
obligar  al  mejor  servicio ,  manteniendo  la  magestad  del 
decoro. 

Hasta  en  eí  preguntar  debe  proceder  el  Príncipe  cau- 
teloso j  porque  ha  de  dar  á  entender  al  preguntado  que 
no  dirige ,  sino  informa  5  que  no  mueve ,  sino  avisa. 
Aunque  en  la  verdad  se  mueva  de  su  razón  ,  le  ña  de 
deslumhrar ,  para  curarle  la  vanidad ,  y  sanarle  la  pre- 
sunción. 

Esta  real  autoridad  se  mantiene  mejor  con  los  in- 
formes secretos  ,  que  con  los  públicos;  porque  el  públi- 
co ,  conocido  por  tal ,  ya  que  su  juicio  le  escuse  de -va- 
no ,  será  forzoso  ceder  á  las  importunidades  del  ruego, 
ó  cargar  con  las  quexas  de  su  retiro.  El  secreto  ,  jura- 
mentado con  la  confianza  ,  ni  podrá  tirar  gages  de  va- 
no ,    porque   no  podrá  revelarlo  5    ni  padecerá    con 

las 


48 

las  ignorancias  de  la  confianza  las  tentaciones  de  las 
súplicas.  Consigue  el  Príncipe  tres  ilustres  trofeos  >  es- 
cusar  al  confidente  de  jactancioso  ,  librarle  de  ios  pe- 
ligros del  ruego,  y  mantener  con  e'l  la  autoridad  de  su 
decoro. 

En  la  calidad  de  los  informes  secretos,  mas  se  deben 
atender  las  prendas,  que  las  cunas.  Hay  puntos  tan  mecá- 
nicos, que  los  entienden  mejor  los  oficiales, que  los  nobles, 
porque  es  peregrina  la  alma,  que  sin  la  prádica  pueda 
conseguir  ciencia  perfecta. 

No  desdeña  el  Gabinete  France's  humildes  cunas  con 
prendas  singulares.  Óyelos  discurrir  ,  y  elige  después  lo 
mejor.  No  es  hijo  de  la  sangre  el  acierto  ,  sino  el  discur- 
so 5  y  no  se  heredan  las  almas,  sino  las  noblezas.  Ape- 
les se  encubría  detrás  de  sus  pinturas ,  para  escuchar  las 
censuras  de  ios  que  las  miraban.  Un  zapatero  advirtió, 
que  no  estaba  con  propiedad  la  cinta  del  calzado.  Repa- 
ró Apeles  la  verdad  de  la  nota ,  y  pudo  corregirla.  De 
est&  defecto  no  le  pudieran  avisar  Ceuxis ,  ni  Parrasio. 
Mas  entiende  de  guarismos  un  Asentista  que  un  Ulpiano. 
Dividir  las  lineas  de  los  informes  entre  sus  pradicos ,  es 
tomar  el  camino  real  de  los  aciertos. 

El  sexto  rumor  era  :  Que  pues  no  ha  hecho  justicia, 
no  debe  haber  delincuentes.  No  puede  crecer  mas  la  pasión, 
que  subir  á  fiscalizar  lo  redo  ,  y  á  calumniar  lo  justo. 
Justicia  sin  proceso  no  es  justicia  ,  sino  urania.  Solo  en 
altísimas  causas  podrá  la  soberania  dispensar  por  el  ries- 
go las  puntualidades  de  lo  escrito. 

.Condenó  Tiberio  sin  formalidad  de  causa  á  dos  pú- 
blicos delinqüentes;  y  siendo  sus  delitos  tan  conocidos 
como  abominados  ,  por  haber  faltado  la  puntualidad  de 
lo  escrito ,  murieron  con  la  compasión  de  inocentes  ,  los 
que  vivían  con  el  horror  de  malhechores. 

No 


4? 

No  fuera  prudencia  estirar  en  esta  oportunidad  la 

justicia.  No  hay  tahúr,  que  no  sepa  que  es  bueno  quan- 
do  pierde  mudar  baraja,  pero  ha  de  ser  sabiendo,  que 
tiene  otra.  Á  no  tener  otra  á  mano  ,  fuera  imprudencia 
rasgarla,  porque  fuera  imposibilitar  el  despique,  que  pre- 
tendía. No  habiendo  baraja  nueva  entera  ,  lo  mas  dis- 
creto será  descartarse  de  las  cartas  peores.  Echan- 
do cartas  á  monte  ,  se  quitan  los  encuentros  de  ia 
suerte. 

No  debes  estrañar  esta  atenta  suspensión  ,  porque 
Augusto  ,  Príncipe  el  mas  discreto  ,  y  el  mas  dichoso, 
arrepentido  de  la  entrada  en  su  gobierno  ,  debió  á  Libia 
la  restauración,  y  la  penitencia.  Anegó  á  Roma  en  la 
sangre  de  sus  enemigos  ;  y  ai  paso  que  corria  por  los 
cadahalsos,  se  encendia  en  los  corazones.  Llegó  á  lase- 
creta  conjuración  en  que  entraba  el  sobrino  de  Pompeyo 
Cinna,  y  persuadido  de  la  discreta  Libia  ,  trocó  la  jus- 
ticia en  clemencia  ,  y  ganó  piadoso ,  lo  que  no  consiguió 
yengativo. 

En  estos  exemplos  prádicos  ,  yerra  tal  vez  la  aplica- 
ción ,  porque  se  varian  los  individuos.  La  política  es  una 
civil  medicina ,  que  guiada  por  las  veredas  universales 
es  muerte  ,  y  conducida  por  las  condiciones  de  los  acha- 
cosos es  vida. 

Á  algunos  los  empeora  el  castigo,  y  á  otros  los  enso- 
berbece el  agrado.  Para  elegir  la  senda  de  piedad  ó  ri- 
gor ,  se  necesita  el  conocimiento  comprehensivo  de  los 
genios.  A  los  ánimos  generosos  los  castiga  el  cari- 
ño ,  porque  tienen  por  feo  vicio  ío  ingrato.  A  los  ruines 
los  anima  ,  porque  no  teme  la  censura  quien  no  galan- 
tea la  fama.  El  rigor  á  los  generosos  los  hace  de- 
sesperados. La  piedad  á  los  cobardes  los  vuelve  atre- 
yidos. 

Difícil  es  penetrar  estas  inclinaciones ,  siendo  el  es- 

fom*  K  G  tu- 


tudio  mas  aplicado  de  todos  los  políticos  no  desplegar 
sus  ocultos  senos;  pero  la  prudencia  es  muy  discreta  zaho- 
ri ,  porque  reparando  en  la  repetición  de  sus  operaciones, 
se  averigua  lo  que  se  esconde.  Quien  se  ha  vendido  una 
vez  ,  se  venderá  treinta.  Yo  no  admito  penitencias  en  lo 
político,  sino  en  lo  christiano.  Al  que  siempre  ha  obrado 
consagrando  sus  acciones  al  altar  del  pundonor  ,  se  le 
puede  fiar  la  enmienda,  si  ligeramente  ha  errado.  Es 
la  fama  el  Dios  de  los  honrados  ,  y  solo  quien  la 
galantea  con  ansia  ,  no  echa  borrón  en  su  limpieza. 

Diestrísimo  piloto  pide  este  desarbolado  baxel  del 
Gobierno;  no  tanto  porque  tiene  contrarios  los  mares,  y 
los  vientos ,  quanto  porque  faltan  los  marineros ;  y  pilo- 
to sin  marinería  es  cuerpo  sin  brazos.  Los  conduchos 
por  donde  han  de  correr  las  órdenes  del  remedio  algu^ 
nos  están  viciados ,  y  otros  rotos.  No  puede  el  mas  dies- 
tro timonero  conducir  á  playa  el  baxel ,  sin  esperar  los 
soplos  de  mi  favor.  Lo  que  casi  irrita  la  igualdad  de  mí 
paciencia  ,  es  contemplar  que  no  se  estime  un  gigante  fa* 
yor.  Dos  males  ,  padecia  la  Monarquía  ;  uno  presente  ,  ^ 
otro  futuro.  Padecia  lo  que  lloraba,  y  lloraba  lo  que  te-; 
mia.  De  este  mal  que  habia  de  suceder  ,  la  ha  librado 
S.  A.  Todos  le  deben  el  remedio  de  lo  que  era  preciso 
padecer  á  no  haber  venido.  Siendo  esta  obligación  tan 
crecida  ,  no  es  estimada ;  porque  como  el  mal  de  que  ha 
librado  es  invisible  á  los  ojos  ,  y  solo  visible  á  los  juicios, 
solo  le  estiman  los  discretos ;  porque  para  discursos  crasos 
se  necesitan  beneficios  de  vulto. 

Estos  discursos,  como  de  conversación  arrebatados, 
y  como  sin  meditación  poco  cultos,  te  servirán,  Esperan- 
za mia  ,  de  desahogar  tus  vanos  temores ,  y  si  aún  escru- 
pulizas mis  verdades,  yo  te  doy  palabra  de  irte  satisfacien- 
do mas  cada  dia. 

Esperanza.     Con  razón,  Tiempo  amigo ,  te  llamó  Tha 

les, 


les  el  mas  sabio,  porque  solo  tu  luz  lo  penetra  todo. 
Debo  agradecer  los  sustos  de  mis  dudas ,  por  haber  lo- 
grado la  alegría  en  tus  respuestas >  y  ya  que  me  he  purga- 
do de  todos  mis  escrúpulos  ,  quiero  limpiarme  de  mis  en- 
fados. ¿Que'  sientes  de  unas  Gazetas  contrahechas  que 
han  corrido  ? 

Tiempo.  Esas  son  unas  balas  sin  pólvora  ni  munición, 
disparadas  del  vano  canon  de  una  hipócrita  pluma.  La 
turquesa  en  que  se  forman ,  y  la  tinta  con  que  se  escri- 
ben, es  una  complicación  de  ingredientes  de  Ginebra,  in- 
terés ,  ambición  ,  sagacidad  ,  engaño ,  impiedad ,  cau- 
tela ,  codicia  ,  y  venganza.  De  estos  ingredientes  se  for- 
ma la  tinta  ,  y  ios  polvos  para  que  se  conserve  escri- 
ta sin  borrarse  los  vende  con  disimulo  una  Repúbli- 
ca parecida  á  la  de  Venecia ,  no  en  la  reflexión  de  su 
juicio,  sino  en  ser  tan  temporal ,  como  su  vidrio. 

Esperanza.  Permite  que  te  diga  que  no  me  parece  sa- 
gacidad muy  discreta  derramar  mentiras ,  que  se  averi- 
guan por  falsedades. 

Tiempo.  Torpemente  engañas  tu  juicio  ,  porque  mas 
daño  ocasionan  en  lo  político  ,  y  militar  las  mentiras, 
que  las  verdades.  Una  voz  falsa  ha  turbado  inven- 
cibles esquadrones.  Un  movimiento  mal  penetrado  ha 
cortado  el  curso  á  muchas  vi&orias.  Poco  sabes ,  si 
ignoras  ,  que  los  mas  ciudadanos  del  mundo  no  son 
advertidos ,  y  que  las  armas  falsas  asustan  á  ios  vi- 
sónos. 

Pretenden  con  esas  derramadas  mentiras  tomar  el 
pulso  á  los  corazones ,  y  ganar  los  candidos ,  ó  parar 
los  afectos.  La  escondida  reflexión  de  sus  políticas  es, 
que  todas  las  vanderas  humanas  viven  repartidas  entre 
tres  Capitanes  generales  ,  Amor  ,  Odio  ,  ó  Neutralidad. 
¡Todos  los  soldados  son  como  los  Generales  ,  .Amigos, 
Enemigos  ,  ó  Neutrales.  Al  escuchar  que  S.  A.  no  pue- 

G  2  de 


52     ' 

de  subsistir,   que  ía  edad  del  Rey  no  es  constante, 

que  viendo   el  mal  irremediable  ,   ha   de  ceder   á   lo 

imposible  ,    los  amigos  sencillos  se  entibian  ,  los  ene^ 

migos  se  esfuerzan  ,  y  los  neutrales  se  confirman. 

Mas  daño  provocan  en  los  que  quiran  ,  que  en  los 
que  ganan  $  porque  muchos  que  condenando  su  ocio- 
sa neutralidad  ,  se  alistaran  en  la  vandera  de  la  razón, 
como  flojos  se  retraen  ,  y  como  cobardes  se  detie- 
nen. Consiguen  á  lo  menos  de  los  tibios  neutrales,  que 
no  se  arrimen  ,  y  de  los  afectos  no  muy  sagaces  que; 
se  desmayen. 

Mas  delicadas  reflexiones  te  revelara  de  esta  mali- 
ciosa política  ,  á  no  ser  mejor  que  se  ignoren  hasta  que 
se  castiguen  j  porque  es  peligrosa  revelación  la  de  sa- 
gacidades ,  que  de  xa  noticiosos  ,  y  no  enmendados.  Ya 
es  tiempo  que  no  me  detengas  ,  pues  sabes  faltare'  á  mí 
oficio  en  pararme  un  instante  ,  y  quexándose  todos  de 
mí  de  que  soy  breve  ,  solo  en  esta  conversación  habré 
parecido  largo. 

Al  pisar  el  umbral  para  salir  ,  divisó  la  Esperan» 
23  un  vulto  tan  escondido,  como  dinero  de  avarien- 
to ,  y  tan  envuelto  en  la  nube  de  un  manto  ,  como 
muger  fea  ,  que  á  puros  desprecios  ha  conocido  su 
cara.  ¿Quie'n  es  esta  fantasma?  dixo  la  Esperanza. 

Tiempo.  No  es  fácil  que  lo  conozcas ,  porque  mu- 
chas veces  has  registrado  su  semblante  5  pero  eres  tan 
olvidadiza  ,  que  desconocen  tus  ansias  ,  lo  que  han 
llorado  tus  experiencias.  Este  es  el  Desengaño  ,  que 
anda  tan  oculto  ,  y  escondido  ,  no  solo  por  verse  des- 
conocido ,  sino  por  mirarse  despreciado.  Tantas  veces 
le  has  visto  ,  quantas  han  salido  tus  esperanzas  in- 
fieles 5  pero  se  te  olvidan  tan  presto  sus  facciones^ 
que  desengañada  en  una  ,  te  engolfas  presurosa  en 
Otra* 


*3 

Esperanza.  Ni  puedo  negar  mi  delínqiiente  flaque- 
za ,  ni  me  dexa  mi  genio  proponer  la  enmienda  ,  por  mas 
que  me  corra  el' conocimiento  de  mi  culpa ;  pero  no 
me  admira  tanto  mi  reincidencia  ,  como  mirar  ai  De- 
sengaño en  Palacio ,  como  si  fueran  sus  patios  claus- 
tros, sus  tribunales  celdas  ,  y  sus  salones  her mitas. 

Tiempo.  No  discurras  tan  injuriosamente,  que  ima- 
gines asidas  las  virtudes  á  los  lugares  ,  quando  sus  pa- 
lacios son  los  corazones.  Es  verdad  que  habia  algunos 
años  ,  que  faltaba  de  Palacio  :  políticamente  le  desvia- 
ron ,  porque  le  oyeron.  Fuese  fugitivo  á  Zaragoza  con 
S.  A. ,  donde  le  ha  servido  de  Consejero  todo  este  tiem- 
po de  su  retiro  ,  y  ahora  en  la  jornada  de  S.  A,  vino 
como  fiel  criado  acompañándole  á   Palacio. 

Esperanza.  Temo  ,  que  enojado  de  mis  desprecios, 
jno  quiera  hablarme.  Por  tu  vida  que  interpongas  tu 
amistad ,  para  que  logre  el  alivio  duplicado. 

Tiempo,  No  se  negará  á  mí  ,  porque  profesamos 
tan  -íntima  inclusión  ,  que  e'l  se  compone  de  mis  mi- 
nutos ,  y  yo  me  califico  con  sus  verdades.  Amigo  De" 
¿engaño  ,  la  Esperanza  nuestra  conocida  ,  quiere  comu- 
nicarte su  pena  j  y  pues  no  te  niegas  á  ningún  mortal, 
no  te  escuses  á  su  fiel  deseo. 

Desengaño.  Siendo  quien  soy  ,  es  preciso  que  sea 
muy  breve.  Yo  te  respondo  lo  que  te  ha  dicho  mi  amigo 
el  Tiempo.  En  prendas  de  nuestra  verdad  ,  te  damos  por 
ñador  nuestra  firme  amistad.  Yo  te  doy  por  fiador  al 
Tiempo  ,  y  el  Tiempo  te  dará  mi  Desengaño. 

A  Dios  ,  dixo  la  Esperanza  :  y  vi  que  se  desapareció, 
porque  como  entró  con  tan  claro  Desengaño  á  ser  pose- 
sión ,  dexó  ya  de  ser  Esperanza. 


CON- 


54 

CONFERENCIA     VERDADERA 

EN    LA   VENTA    DE   VIVEROS, 

W  QUE  SE  EXAMINA  EL  PAPEL 
INTITULADO: 

LA  VISITA  DE  LA  ESPERANZA^ 

T  EL  TIEMPO,  Se. 

c 

JJ/ntre  otras  sabandijas  de  las- que  suelen  conducir  etí 
los  coches  de  Alcalá  los  estudios  ,  la  ociosidad  ,  y  el  aca- 
so ,  desembarcaron  ese  otro  dia  en  la  Venta  de  Viveros 
dos  Estudiantes,  un  Labrador,  y  un  Soldado.  Y» ha- 
biéndolos reducido  á  una  mesa  la  misma  fortuna ,  que 
los  unia  en  su  viage  ,  escandalizado  el  Labrador  de  oír 
las  sentencias ,  que  pronunciaba  en  la  cuenta  el  irrefra- 
gable tribunal  del  Ventero  ,  prorrumpió  en  estos  cla- 
mores :  ¡  Ó  ,  gran  Dios  !  ¡  Adonde  han  de  llegar  nues- 
tras miserias  i  ¿  Este  es  el  remedio  que  hemos  comprado 
á  costa  de  la  quietud  ,  de  la  hacienda  ,  de  la  libertad  ,  y 
la  honra  ?  ¡  Ó,  quánto  nos  cegó  el  anhelo  de  vernos  li- 
bres de  gabelas ,  y  tributos ,  pues  esta  vana  esperanza 
nos  obligó  á  atropellar  con  la  verdad  ,  la  justicia.,   la. 
modestia  ,  la  reputación  ,  y  la  conciencia  !   ¿  Que'  habe- 
rnos sacado   de  sufrir  ,   y  fomentar  públicos  alborotos, 
asambleas  de  inquietud  ,  conferencias  imprudentes  ,  aso- 
nadas de  guerra  ,  exércitos  de  gente  allegadiza  ,  desaca- 
tos contra  el  honor,  escarnios  de  la  Nobleza,  desprecios 

de 


55 

'de  la  nación  Española  ,  papelones  atrevidos  ,  pasquines 
desvergonzados ,  y  otras  muchas  tan  repetidas  ,  y  tan 
horribles  infamias,  que  siendo  así  que  estoy  hablando 
con  toda  la  boca  de  mi  "estomago  vacío  ,  ni  caben  en  mí 
pecho ,  ni  en  mis  voces  ?  Lo  que  yo  oygo  decir  en  mi 
Lugar  á  los  labradores  viejos  ,  y  de  buen  juicio  es ,  que 
el  fruto  que  habernos  sacado  de  lo  hecho ,  solo  ha  sido 
desvaratar  el  Gobierno  ,  perturbar  el  reyno  ,  escanda- 
lizar el  mundo  ,  perderlo  todo  ,  y  no  remediar  nada». 
Si  dicen  bien  ó  mal ,  yo  no  lo  alcanzo  ,  y  solo  puedo  de- 
cir ,  que  un  poco  de  mal  pan  cuesta  diez  y  ocho  quartos; 
otro  tanto  una  libra  de  piltrafas  ¿  poco  menos  una  azum- 
bre de  zupia  ,  ó  agua  envinada  :  y  los  demás  bastimen- 
tos tan  por  las  nubes  ,  que  todo  vale  mucho  sino  el  di- 
nero. Y  como  (  fuera  de  esto  )  anda  á  tan  subido  precio 
la  cebada  ,  nos  vemos  reducidos  á  tan  miserable  estado, 
tjue  no  solamente  los  hombres ,  pero  ni  aún  los  brutos 
pueden  vivir  en  Castilla. 

Oyendo  estas  razones  el  Soldado  ,  se  volvió  al  La- 
brador ,  diciendo  :  De  poco  se  queja  vm.  ,  y  bien  se  re- 
conoce ,  que  anda  al  rededor  de  la  panocha  de  Madrid, 
donde  está  el  graso  del  riñon  del  reyno.  Y  besando  un 
poco  de  pan  que  tenia  en  la  mano,  añadió  luego  :  Por 
esta  cara  de  Dios  ,  que  este  país  es  lo  mejor  ,  y  mas  bien 
parado  de  España.  Yo  vengo  ahora  de  Sevilla  de  servir 
al  Rey ,  y  en  aquella  Ciudad  está  valiendo  el  pan  de 
.Utrera  á  quarenta  y  dos  quartos  ■>  el  de  Mairena  á  qua- 
renta  y  ocho  5  y  el  de  Alcalá  á  cinquenta  y  siete ,  sin 
quitar  un  maravedí.  Mire  vm.  como  podrá  vivir  allí  un 
pobre  Soldado  ,  sin  mas  oficio  que  servir  á  quien  está 
tan  lejos  para  premiar  su  mérito  ,  respedo  de  los  malos 
condudos  por  donde  se  dirigen  á  sus  reales  manos  los 
memoriales  ,  y  las  pretensiones  5  pues  son  tales  ,  que  los 
desprecian  ,  ó  los  olvidan  ,  desauciando  á  los  honrados 

pre- 


5* 

pretendientes  aún  del  consuelo  que  produce  una  fantás- 
tica esperanza. 

"Eso  se  entenderá  ,  dixo  una  muger  pasagera  ,  coa 
los  picaranzones  del  Regimiento»,  que  pretendian  guar-, 
dar  el  Palacio  ,  y  defender  ai  Rey  ,  y  ía  Reyna  contra 
el  señor  Don  Juan  ,  y  con  los  menguados  que  se  queda- 
ron en  Cataluña:  que  los  que  vinieron  con  S.  A.  muy 
bien  medrados  están.  Y  miren  vms.  como  hablan  ,  por- 
que tiene  S.  A.  muchas  aficionadas  en  la  Corte. 

¡A  y,  señora,  replicó  el  Labrador  ,  y  que' poco  se 
me  dará  á  mí  de  todo  eso  !  Si  vm.  es  alguna  de  las  mu- 
chas espías  que  tiene  Don  Diego  de  Velasco  en  los  estra^ 
dos  de  las  señoras ,  vaya  ,  y  dígale  ,  que  yo  soy  natu- 
ral de  Meco  ,  y  me- llamo  Antón  Chapado,  y  que 
si  tengo  de  morir  de  hambre  ,  mas  quiero  morir  de 
achaque  de  haber  dicho  las  verdades.  Y  que  no  es  la 
menor  de  ellas  el  decirle  ,  que  es  vergüenza  ,  que  tan 
grande  y  tan  noble  Imperio  como  el  de  España  se  go«, 
bierne  por  las  malas  entrañuelas  de  un  vexin  envenenan 
do  como  su  Señoría  ,  sin  literatura  ,  talento  ,  ni  discur-i 
so  para  nada.  Lo  cierto  es  ,  que  esto  no  solo  está  como 
se  estaba  ,  sino  mucho  peor. 

Calle  vm. ,  dixo  uno  de  los  Estudiantes  ,  que  segur! 
pareció  después  se  llamaba  el  Bachiller  Badulaque >  y 
sacando  un  papel  del  seno ,  añadió  muy  ponderativo  > 
Aquí  está  lo  acendrado  de  la  política  del  señor  D.  Juan; 
con  tanto  acierto  ,  propiedad  y  elegancia  ,  que  sus  leales 
afe&os  lo  han  hecho  imprimir  ,  para  dar  satisfacción  al 
pueblo  ,  y  responder  á  esta  ,  y  semejantes  murmuración 
nes,  que  á  cada  paso  se  escuchan. 

¡  Ay ,  señor  mió  ,  dixo  el  Licenciado  Crespo  ,  que 
así  se  llamaba  el  otro  Estudiante ,  y  cómo  me  temo  que 
ese  papel  no  ha  de  ser  de  provecho  ,  porque  si  estamos 
padeciendo  de  obra ,  ¿  cómo  quiere  vm.  remediarlo  de 

pa- 


57 
palabra  ?  Léanos  vm.  ese  papel ,  y  veámosíe  ,  que  todos 
los  presentes  tienen  deseo  de  oirle. 

Enarbolóse  el  Bachiller  Badulaque ,  y  cantoneando 
la  voz  ,  se  empezó  á  enjuagar  con  cláusulas  ,  leyendo 
La  visita  de  la  Esperanza  y  el  Tiempo  ,  &c.  con  tales  ca- 
dencias ,  y  correspondencia  de  voces  ,  que  los  pasos  de 
garganta  parecían  zapateado  de  Labrador  ,  y  mudanzas, 
de  canario. 

Habia  leido  cosa  de  dos  hojas  ,  quando  le  interrurrn 
pió  el  Soldado  ,  dicie'ndole  de  esta  suerte  :  Señor  Bachi- 
ller Badulaque ,  bien  se  conoce  en  el  modo  de  leer  ese 
papel  ,  que  es  vm.  su  Autor  j  y  cierto  ,  que  aunque  no 
lo  entiendo  mucho  ,  le  alabo  la  eloqüencia  j  ¿pero  cómo 
quiere  vm.  satisfacer  mi  necesidad  solo  con  hablar  en 
culto  ?  Dexe  vm.  la  virtud  de  las  palabras  para  los  en- 
cantadores, que  la  hambre  es  una  enfermedad,  que  nun- 
ca se  ha  visto  curar  por  ensalmo.  Y  no  se  fie  vm.  en  la 
música  de  las  voces  ,  que  aquí  no  somos  niños  para  que 
nos  arrullen  con  canciones  ,  que  suenan  ,  y  no  significan. 
Y  no  piense  vm.  que  nos  han  de  tratar  como  á  gusanos 
de  seda  ,  entreteniéndonos  con  panderos ,  cascabeles  ,  y 
sonajas ,  para  que  no  sintamos  el  mal  temporal. 

Tiene  razón  el  señor  Soldado  ,  dixo  el  Licenciado 
Crespo  ,  que  la  verdad  no  necesita  de  tanta  afectación, 
y  los  hombres  cuerdos  suelen  despreciar  por  pueriles  se- 
mejantes locuciones.  Si  pretende  abonar  el  presente  Go- 
bierno ,  diganos  vm.  en  Castellano  ramplón  :  ¿Hemos 
mejorado  aigo  ,  ó  se  ha  empeorado  todo  ":  Si  vm.  confie- 
sa lo  segundo  ,  ¿para  que  es  ese  papel  ?  Pero  si  quiere 
persuadir  lo  primero  ,  responda  claro  y  derecho.  ¿  Hay 
menos  tributos  ?  ¿Hay  menos  donativos?  ¿Ha  baxado 
el  precio  de  los  bastimentos  ?  ¿  Hanse  reparado  las  Ar- 
madas i  i  Hanse  perdido  menos  plazas  ,  y  de  menos  im- 
portancia \  ¿  Hay  acaso  mejor  disposición  de  que  el  pue- 
..^Jom.V.  jH      •  bl_q 


blo  se  alivie  ,  el  rey  no  se^  desempeñe  ,  y  la  fortuna  se 
mejore  ?  Pues  si  no  hay  nac\a  de  esto,  sino  todo  lo  con- 
trario ,  i  para  que'  intenta  vm.  embrollar  la  verdad  con 
frasetines  \ 

Alteróse  el  Bachiller  Badulaque  ,  y  dixo  levantando 
mas  la  voz  :  No  falta  mas ,  sino  que  también  murmuren 
del  relevante  estilo  de  S.  A.  No  quiera  Dios  tal  (  dixo  el 
Licenciado  Crespo)  antes  como  digo  lo  uno,  digo  lo  otro: 
porque  nos  ha  enseñado  S.  A.  á  decir  Franqueza  ,  Fran- 
gentes ,  Subalternos ,  y  Bridecú..,  Y  si  como  vino  para  re- 
mediar el  tesoro  de  la  Monarquía ,  viniera  para  corre- 
gir el  tesoro  de  la  lengua  Castellana,  lo  hubiéramos  acer- 
tado j  i  pero  qué  importa  que  enriquezca  ,  y  mejore  la 
lengua,  s?está  empobrecido,  y. arruinado  el  reyno. 

Lo  peor  es ,  que  parece  que  vm.  habla  con  segunda 
intención  ?  porque  en  ese  coloquio  que  vm.  finge  entre 
el  Tiempo  ,  y  ia  Esperanza  ,  hablando  en  nombre  del 
Tiempo  ,  dice  vm.  estas  palabras  :  Los  que  me  miran  con 
mas  templanza  ,  llaman  a  ?nis  vaybenes  errores  ,  á  mis  mu- 
danzas alevosías  ,  y  á  mis  inquietudes  traiciones.  Luego 
añade  vm.  esta  sentencia  :  Tu  hijo  ,  que  es  el  Deseo  ,  he- 
reda el  ardor  de  ¡a  madre.  Y  en  verdad  ,  que  parece  que 
vm.  va  con  malicia ,  nombrando  la  soga  en  casa  del 
ahorcado. 

Vamos  adelante,  dixo  el  Labrador,  que  hasta  ha- 
ber oido  todo  este  tratado  ,  no  se  puede  hacer  buen  jui- 
cio. Y  habiéndole  acabado  de  leer ,  le  victorearon  los 
gorrones ,  y  las  mugercillas ,  que  se  habían  juntado  á 
oir  la  leyenda,  pensando  que  eran  las  coplas  del  Conde  de 
Irlos  ,  ó  alguna  relación  de  aquellas  ,  que  antiguamente 
solian  vender  los  ciegos  ,  quando  se  usaban  en  España  las 
victorias. 

Pero  el  Soldado  ,  con  el  mismo  desden ,  que  pu- 
diera Anibal ,  quando  se  enfadó  con  el  Retórico  ,  que 

se 


59 

se  puso  á  filosofar  de  la  guerra  ,  sin  mas  experiencia  ,  ni 
exercicio,  que  el  estudio  de  palabras  ,  y  figuras ,  fixan- 
do  los  ojos  en  el  Bachiller  Badulaque  ,  le  dixo  de  esta 
manera.  Yo  apostare  ,  que  queda  vm.  muy  contento, 
con  haber  desbuchado  toda  esa  piscina  de  regüeldos 
sentenciosos ,  discreciones  chavacanas ,  lisonjas  en  miel, 
y  boberias  en  arrope  >  pues  sepa  ,  que  no  ha  hecho  mas, 
que  hurtar  de  los  autos  del  corpus  los  dos  personages 
de  la  Esperanza  ,  y  el  Tiempo  ,  y  que  desesperando  á  los 
Ie&ores  con  el  tiempo  que  les  consume  en  cláusulas  im- 
pertinentes ,  y  periodos  sin  substancia  :  concluye  intro- 
duciendo el  Desengaño  al  modo  del  Saynete  de  la  Zarzue- 
la ;  si  bien  con  esta  diferencia  :  que  aquel  es  un  desen- 
gaño ,  que  tiene  por  fin  desengañar  á  un  joven  engaña-? 
do  $  pero  este  otro  ,  es  un  desengaño  bobo  ,  que  sin  de- 
cir cosa  de  provecho  y  quiere  volver  á  engañar  á  un  pue- 
blo ,  que  se  va  desengañando.  Y  aún  no  se  contenta  con 
eso ,  sino  que  también  pretende  engañar  al  señor  Don 
Juan  con  su  necia  adulación  5  pues  aunque  es  plato  muy 
dulce  el  de  la  lisonja  ,  para  que  agrade  al  gusto  ,  es  me- 
nester que  vaya  muy  rebozado  ,  porque  no  hay  paladar 
tan  goloso  de  la  estimación  ,  que  no  se  hastie ,  y  em- 
palague de  exageraciones  impropias ' ,  y  mentiras  de- 
claradas. 

Este  papel ,  en  verdad  (  dixo  el  Licenciado  Crespo  ) 
que  no  se'  yo  si  tiene  tanto  de  lisonja  ,  como  de  sátira.  Y 
si  no  ,  supuesto  que  los  dos  somos  estudiantes,  vamos  en 
forma  5  y  ajustemos  aquí  si  es  mas  lo  que  alaba  ,  que 
lo  que  vitupera.  Vm.  propone  la  question  con  estas  pala- 
bras :  Oygo  decir  ,  que  en  desterrar  a  la  Reyna  nuestra  se- 
ñora 7  obra  mas  el  poder  que  la  razón  ,  y  que  arrepentidos, 
volverán  á  la  Reyna  al  Gobierno,  Que  lo  público  no  se  ha  re- 
mediado. Que  los  señores  afeólos ,  viven  ,  sobre  disgustados, 

H  2  que- 


6o 

quexosos.  Que  no  ha  beneficiado  á  sus  leales  aféelos.  Que  es  muy 
alto  su  espíritu  para  las  humanidades  del  Gobierno.  Que 
pues  no  ha  hecho  justicias  ,  no  debía  de  haber  delitos,  Y  pa- 
ra decirlo  en  compendio  :  Corre  el  mismo  tiempo  que 
el  pasado.  En  estas  cláusulas  dice  vm.  mas  de  io  que 
parece. 

No  dice  tal ,  replicó  el  soldado  ;  porque  da  á  en- 
tender ,  que  las'quexas  del  pueblo  se  reducefí  á  esas  so- 
las ,  siendo  así  que  son  mucho  mayores  ,  y  mas  graves. 
Aceche  vm.  á  las  conversaciones  ,  y  verá  que  los 
hombres  de  conocimiento ,  y  delicada  lealtad  ,  tocan 
•en  la  libertad,  y  la  vida  de  nuestro  Rey,  y  llega  á  tan- 
to el  recelo  ,  asi  de  los  militares  ,  como  de  los  políticos, 
que  malician  ,  si  de  proposito  se  tira  á  desbaratar  esta 
Monarquía. 

Tal  cosa  ,  parece  increíble  ,  dixo  el  Labrador  :  y  no 
se  han  de  traer  á  disputa  las  necedades  manifiestas  \  pero 
por  esta  misma  causa  me  confunde  la  meditación  de  las 
palabras  ,  con  que  el  señor  Bachiller  propone  los  rumo- 
res que  le  asustan  ,  ó  si  no  diganos  su  merced.  ¿Que  sen- 
tido tiene  el  proponer  como  gran  mal  ,  que  se  arrepien- 
ta el  poder  ,  que  alejó  á  la  Rey  na  Madre  ,  sino  el  po- 
nerle en  estado  deque  no  pueda  servir  su  arrepentimien- 
to? ¿Y  quien  es  el  poder  de  quien  se  dice,  que  tiene 
quexosos  á  los  señores ,  y  que  no  ha  beneficiado  á  sus 
leales  afedos?  Porque  ese  modo  de  hablar  del  poder, 
parece  que  mira  á  diversos  sugetos.  \  Quien  son  estos 
leales  aféelos  ,  que  piden  premio?  Y  dígame:  ¿á  quien 
tienen  por  blanco  de  su  lealtad  ?  Y  sobre  todo  :  ¿  que  es- 
píritu es  aquel  ,  que  presume  de  mas  alto  ,  que  las  hu- 
manidades del  Gobierno?  ¿Es  acaso  ,  porque  el  mandar- 
lo todo,  es  oficio  humilde  ?  ¿Ó  por  ventura,  porque 
apeteciendo  el  sumo  poder  ,  se  dedigna  del  nombre  de 

Mi- 


"6  % 
Ministro?  Todas  estas  cláusulas  contienen  énfasis  muy  es-, 
candalosos  ,  que  dan  harto  que  discurrir  á  los  verdaderos, 
leales. 

Por  eso  (dixo  el  Licenciado  Crespo)  llego  yo  á  rece- 
lar ,  si  ese  papel  es  doblón  de  dos  caras ;  porque  aten- 
diendo á  lo  que  dice  claro  ,  parece  que  propone  la  ob- 
jeción con  tibieza  ,  para  que  parezca  mas  cumplida  la  so- 
lución: y  se  porta ,  como  quien  dispone  la  treta  para 
lograr  la  contratreta  ,  ó  como  quien  dispone  el  juego  pa- 
ra ganarle.  Y  por  otra  parte  :  viendo  las  perniciosas 
malicias  que  insinúa  ,  parece  que  va  á  advertir  todo  lo 
que  del  estado  presente  se  puede  temer.  Pero  vamos  al 
principal  intento,  y  examinemos,  como  satisface  vm.  á 
las  dificultades  que  se  proponen. 

Lo  primero  ,  responde  vm.  en  general ,  proponiendo 
el  miserable  estado  de  la  Monarquía ,  así  en  lo  político, 
como  en  lo  militar  ,  y  habiendo  gastado  en  esta  pin- 
tura muchas  elegancias  ,  concluye  vm.  con  decir  ,  Que 
S.  A.  no  ba  podido  remediar  ninguno  de  los  daños  que  sentía- 
mos ,  y  da  la  razón  :  Porque  ni  Aristóteles  ,  ni  Platón ,  j«- 
pieron  batir  moneda  sin  metales  ,  ni  alcanzaron  documentos 
para  hacer  tesoros ,  sino  para  conservarlos  >  y  que  faltando 
por  una  parte  el  dinero  ,  y  necesitando  por  otra  de  tanto 
reparo  el  torrente  arrebatado  de  las  viólorias  de  Francia  ,  no 
pudo  el  señor  Donjuán  corresponder  á  la  esperanza  del  pue- 
blo. Y  habiendo  confesado  vm.  todo  lo  que  está  diciendo 
nuestro  dolor  ,  alega  luego  varias  historias  de  los  Roma- 
nos ,  y  Cartagineses  ,  del  osado  Atila  ,  de  Tarquino 
con  Lucrecia  ,  y  de  Constantino  en  Bizancio,  que  si  vie- 
nen, ó  no  vienen  ,  á  Dios  la  cuenta  dará.  Ahora  vamos 
arguyendo. 

Primeramente :  si  vm.  confiesa  que  el  Gobierno  de 
S.  A.  no  ha  correspondido  á  su  esperanza  de  vm.  ¿que  se 
admira  de  que  digan  lo  mismo  todos  los  demás?  Y  si  vm. 

lió 


S2 

ño  puede  desmentir  esta  verdad,  ¿de  que  sirve  todo  ese 
papelón  ?  j  Y  á  que'  proposito  nos  ha  leido  todo  ese  car- 
tapacio ?  Vuelvo  á  argüir.  Vm.  dice  estas  palabras:  Entró 
S,  A.  con  el  aplauso  igual  al  deseo  :  concebí  de  su  alta  mente, 
y  soberana  idea  la  salud  universal  de  esta  enferma  Monar- 
quía. Esto  mismo  sucedió  á  todos;  y  como  vm.  se  enga- 
ñó ,  nos  engañamos ,  hasta  que  la  experiencia  nos  ha  di- 
cho ,  que  la  ardua  empresa  de  nuestro  remedio  ,  excede  a  la 
capacidad  de  nuestro  remediador. 

Respondió  vm. :  Que  era  este  asunto  imposible.  ¿  Pues 
para  que  se  encargó  de  ello  ?  Los  gobiernos  precedentes 
nos  conservaban  con  nuestros  achaques ,  y  los  Ministros 
que  nos  gobernaban  ,  no  prometieron  mas  de  no  hacer 
injusticia  á  nadie  ,  y  de  aplicar  toda  la  atención  ai  bene- 
ficio público  ,  fiando  de  Dios,  y  de  su  buena  dicha,  que 
nadase  perdería  por  su  culpa.  De  este  modo  se  vivia, 
quando  viendo  S.  A.  algunos  malos  sucesos  ,  clamó  al 
cielo  y  á  la  tierra  ,  blasfemando  de  ver  que  el  Pueblo  es- 
taba oprimido  ,  el  reyno  mal  administrado  ,  y  muchas 
piedras  preciosas  de  la  Corona  perdidas.  Y  ofreciéndose 
á  restaurarlo  todo  ,  se  mostró  tan  constante  en  este 
asunto  ,  que  por  este  motivo  dexó  de  ir  á  Flandes  quan- 
do mas  necesitaba  de  su  asistencia  ¿  y  después  dexó  de 
ir  á  Sicilia  ,  quando  de  sus  influencias  se  podía  esperar 
la  reducción  de  Mecina.  Y  aunque  en  estas  y  otras 
ocasiones  ,  no  solo  por  los  Decretos  reales  ,  que  se  le 
intimaron  ,  sino  también  por  el  riesgo  de  aquellas 
Provincias ,  por  su  propia  fama  ,  y  por  el  servicio  de 
su  Rey  ,  no  desistió  de  estar  en  puesto  y  parage  ,  donde 
azechando  al  gobierno  de  la  Monarquía  ,  viniese  á 
apoderarse  del  Rey  ,  y  del  reyno  ,  como  con  efe&o  lo 
consiguió.  Pues  si  aquellos  que  no  prometieron  mejorar 
el  mundo,  sino  el  servir  la  mejor  que  pudiesen  los 
puestos ,  son  dignos  de  reprehensión  ,  porque  no  nos 

me- 


63 

mejoraron  5  ¿que  reprehensión  ,  y  que'  castigo  merecerá 
aquel ,  que  habiéndole  dado  el  puesto  por  la  promesa- 
de  remediar  el  mundo,  ha  estado  tan  lexos  de  remediar, 
nada  ,  que  e'i  solo  ha  perdido  mas  que  todos  los  pre- 
cedentes ? 

Oyga  vm.  otro  argumento.  En  un  papel  impreso, 
que  en  el  estilo  ,  el  asunto  ,  y  las  circunstancias  pareció 
entonces  ser  sin  duda  de  S.  A.  ,  escusándose  con  sus 
parciales  de  no  haber  entrado  por  fuerza  en  Madrid 
quando  estuvo  en  Torrejon  ,  hablando  de  los  Ministros, 
y  de  los  desórdenes  de  la  Monarquía  ,  dice  :  Ellas  y  ellos 
están  hechas  carne  y  sangre  ,  en  grado  tal ,  que  si  no  es  quien 
con  general  obediencia  se  halle  aboyado  de  toda  la  autoridad 
Soberana  ,  que  es  la  que  hoy  alienta  á  aquellos  ,  y  consiente  á 
éstas  ,  no  habrá  jamás  nada  en  beneficio  público.  Según  es- 
tas palabras  del  manifiesto  que  publicó  S.  A  ,  arguyo  así: 
El  señor  Don  Juan  confiesa  ,  que  solo  ha  podido  obrar 
algo  en  beneficio  público  quien  con  general  obediencia 
se  halle  apoyado  de  toda  la  autoridad  Soberana.  Tam- 
bién debe  vm.  confesar  ,  que  ningún  Ministro  de  quan- 
tos  hemos  conocido  entró  á  gobernar  el  reyno  ,  hallán- 
dose apoyado  con  general  obediencia  de  toda  la  autori- 
dad Soberana,  sino  el  señor  Don  Juan  ,  á  quien  sé  le 
ha  dado  el  dominio  mas  despótico  ,  que  se  lee  en  His- 
torias haber  llegado  á  obtener  ningún  vasallo  suyo.  Lue- 
go España  no  tiene  razón  de  quejarse  de  los  otros  Mi- 
nistros ,  y  solo  se  puede  quejar  de  S.  A. ,  supuesto  que 
los  demás  no  han  podido  seguir  su  di&amen,  y  solo  S.  A. 
ha  podido  remediarnos. 

Vaya  otro  argumento.  En  el  papel  intitulado  :  La 
unión  de  los  Grandes  y  Nobleza  con  el  señor  Don  Juany 
que  no  puede  negar  vm.  que  S.  A.  le  dispuso  ,  y  junta- 
mente le  firmó  de  su  nombre  ,  dice  estas  palabras  forma- 
les :  Su  Magestad  ,  y  consiguientemente  sus  buenos  y  leales 

va-. 


?4 

vasallos-  padecemos  hoy  grandísimo  detrimento  en  todo ,  por 

causa  de  las  malas  influencias  ,  y  asistencia  al  lado  de  S,  M.  , 
de  la  Reyna  su  madre  ,  de  la  qual ,  como  de  primera  raiz,, 
se  han  producido  ,  y  producen  quantos  males  ,  pérdidas ,  rui- 
nas ,  y  desórdenes  experimentamos.  Ya  arrancó  esta  raiz, 
y  apartando  á  la  Reyna ,  consiguió  el  señor  Don  Juan 
quanto  deseaba.  ¿  Pues  cómo  retirada  la  causa  de  los 
males  en  S.  M.,  y  aplicándose  la  causa  de  los  bienes  en 
S.  A. ,  se  ven  tan  contrarios  efe&os  ,  que  nunca  se  han 
padecido  mas  calamidades  ,  mas  pe'rdidas ,  y  mas  lamen- 
tables ruinas  ,  que  después  que  empezó  á  gobernar  el  se- 
ñor Don  Juan  \  Esto  no  tiene  solución  ,  sino  el  decir,  p 
que  nos  engañamos  en  pensar  que  el  señor  Don  Juan  eral 
capaz  de  remediar  la  Monarquía  ,  ó  que  maliciosa-' 
mente  e'i  nos  ha  engañado  ,  obrando  de  manera ,  que  el 
Rey ,  y  el  reyno  no  puedan  resistirle  quando  sea  tiempo 
de  mayores  designios. 

Vuelvo  á  argüir  otra  vez  :  Las  quejas  del  mal  esta- 
do del  reyno  son  ran  antiguas  ,  como  se  ve'  en  la  gran 
Consulta  del  Consejo  real,  hecha  el  año  de  1616  ai 
Rey  Felipe  III.0,  que  la  trae  el  Canónigo  Navarrete, 
y  se  refiere  en  la  Historia  Pontifical :  ¿  pues  si  fue  culpa 
de  todos  los  pasados  el  no  haber  remediado  aquellos  ma- 
les ,  cómo  no  ha  de  ser  reprehensible  en  el  señor  Don 
Juan,  que  no  solo.no  haya  remediado  nada  ,  sino  em- 
peorádolo  todo  de  tal  manera  ,  que  desde  la  perdida  ge- 
neral de  España  no  ha  padecido  jamas  nuestra  Nación 
mayores  calamidades  ,  ni  mayores  ignominias  ?  ¿  Para 
que'  truximos  el  Medico  afamado  á  tanta  costa  ,  si  en 
lugar  de  sanar  nuestras  dolencias  ,  ó  por  lo  menos 
curarlas  mejor  que  los  otros  ,  nos  ha  empeorado  de 
suerte  ,  que  ha  dado  con  la  Monarquía  en  la  sepui^ 
tura  ? 

Vuelvo  á  argüir :  El  epe  no  cumple  lo  que  prome- 

íe, 


H 

te  ,  o  es  infiel ,  ó  es  ignorante  >  porque  ofrecer  lo  que  na» 
se  puede  cumplir  ,  juzgándolo  asi  \  ó  que  siendo  fa&ible, 
no  se  cumple ,  es  mentirosa  y  ruin  infidelidad  5  y  el  pen-> 
sar  que  es  practicable  lo  que  no  se  puede  hacer  ,  es  des-' 
preciable  ignorancia  de  hombre  inexperto  y  ligero.  Sien- 
do esto  asi ,   vea  vm.  quál  de  estas  cosas   le  pretende' 
aplicar  á  su  Mecenas ;  porque  vm.  no  puede  negar  que 
el  ofreció  el  alivio  ,  y  remedio  de  nuestros  males  :  y  si  no 
recorra  vm.  sus  palabras  ,  y  sus  acciones ,  y  verá  que  en 
quanto  ha  escrito  y  obrado  todo  era  preferirse  á  corregir 
al  mundo  ,  y  que  con  estas  jactancias  ,  y  blasones  de  su 
ardiente  zelo ,  y  superior  inteligencia,   se  grangeó   la 
aclamación  de  todo  el  rey  no  ,  y  que  en  esta  confianza  le<- 
llamó  S.  M.  ,  y  le  ha  encargado  todo  el  oficio  de  Rey, 
sin  reservar  para  sí  otra  cosa  mas  que  el  nombre.  Y  es- 
ta verdad  no  la  puede  vm.   negar,  ó  si  no  dígame: 
¿Que'  fin  ha  tenido  en  todo  ese  quaderno  de  frases  ,  si-- 
no  el  interponer  la  apelación  á  mas  largo  tiempo  ,  y  pro^ 
longar  el  plazo  para  que  S.  A.  cumpla  con  lo  que  ha 
ofrecido  ,  y  que  esperemos  de  el  la  salud  universal  de  es- 
ta enferma  Monarquía  ,  que  vm.  confiesa  concibió  de  su 
alta  mente  ,  y  soberana  ideal  Pues  siendo  esto  así ,  ¿que' 
mucho  que  el  Pueblo  Español  llore  su  engaño  ,  y  que 
lamentándose  de  haber  agenciado  su  mayor  daño  ,  quan- 
do  mas  solicitaba  su  remedio ,  se  queje  de  las  promesas* 
que  le  induxeron  á  esta  necia  confianza  ,  y  clame  contra; 
quien  tuvo  imprudente  temeridad  en  ofrecer  ,  ó  bárbara 
crueldad  en  no  cumplir  ? 

El  Bachiller  ,  que  hasta  aquí  había  callado  ,  alzó  la 
Voz  ,  y  volvió  á  repetir  esta  sentencia  :  Estoy  firme  y 
constante  ,  porque  del  soberano  entendimiento  de  S.  A.  pru-< 
dentemente  concibe  mi  idea  quanto  de  su  ideado  Ciro  en  Xe- 
nofonte  la  lisonja.  Es  Príncipe  tan  excelente  en  prendas,  qut' 
no  puede  pintarse ,  porque  no  puede  comprehenderse  >  .y  exce- 
Tom.  V.  I  de 


66 

de  mis  colores  ,' porque  excede   la  esperanza. 

Pues  ahora  digo  ( saltó  el  Labrador  )  que  vm.  habla 
eon   segunda  intención ,  porque  siendo  este  Héroe  tan 
capaz  como  vm.  dice  ,  solo  se  pueden  atribuir  á  malicia, 
y.  á  algún  ñn  torcido  los  errores  que  se  están  cometiendo 
en  el  gobierno.  Estos  son  tantos  ,   que  no  tenemos  que 
atribuir  nuestros  malos  sucesos  á  la  fortuna  ,  sino   á  la 
mala  disposición  del  arquitecto  de  esta  fabrica.  Y  si  no, 
dígame  vm.  ¿que'  medios  se  pueden- haber  aplicado  mas 
proporcionados  para  perder,  las  plazas  ,  las  provincias, 
y  todo  el  reyno  ,  que  despreciar  á  los  Grandes  ,  ajar   á 
los  Nobles  ,  pisar  á  los  Ministros  ,  deponer  á  los  benemé- 
ritos ,  premiar  á  los  sediciosos ,,   estafar  á  los  ricos ,  opri- 
mir á  los  pobres  ,  desesperar  á  los  soldados ,   reformar  á 
los  leales  ,  honrar  á  los  fugitivos,  gravar   á  los  Eclesiás- 
ticos ,  proscribir  á  los  sacerdotes  ,  atropellar  la  justicia* 
sitiar   los  oidos  del  Rey  ,  cercarle  de  espias ,  para  que 
no  pueda  socorrerle  la  verdad  con  el  desengaño.  Y  última- 
mente, gastar  el  tiempo  ,  el  dinero  ,   y  el  cuidado  ,  que 
se  habia  de  gastar  en  beneficio  público ,  en   chismosos 
exploradores  de  noticias  para  asegurar  la  facción  ,  y  para 
templar   el  miedo  del  castigo,  que  les  intima  su  mala 
conciencia. 

Suponga  Vm,  que  se  apoderase  del  gobierno  el  hom- 
bre mas  enemigo  de  la  nación  Española  ,  y  discurra  que 
pudiera  hacer  para  destruirnos  mas  de  lo  que  se  está  ha- 
ciendo.-Vuelva  vm.  los  ojos  á  Flandes  ,  y  vea  si  el  Fran- 
cés usa  con  las  ciudades  que  ha  conquistado  ,  tantas  vio- 
lencias ,  y  tiranías  como  las  que  se  han  executado  ,  y 
están  executando  en  Madrid,  y  en  todo  el  reyno.  ¿  Pues 
que  mucho  que  diga  el  pueblo ,  que  no  es  buen  amigo 
aquel  que  obra  peor  ,  que  ,el  peor  enemigo? ,  ¿.Y  que  mu«? 
c.ho  que  yo  discurra  de  un  hombre  tan  entendido  como 
vm.  le  hace  ,. que  rio  ignoraba  proporción  de  sus  medios* 

y 


*7 

y  que   no  en   vano  los  dispone  como  quien  pretende 

arruinar   este   edificio ,  para  hacer   otra  fabrica  de  su 
gusto  ? 

Hablemos  todos,  dixo  ei  Soldado;  que  vms.  con  ser 
estudiantes  ,  no  reparan  en  una  heregia  ,  que  ha  dicho 
este  señor,  porque  no  puede  dexar  de  serlo ,  decir  de  ua 
hombre,  que  es  Principe  tan  excelente  en  prendas,  que  no  pw 
de  pintarse ,  porque  no  puede  compre  hender  seJ¿\  ser  incom- 
prehensible solo  se  puede  decir  de  Dios,  según  lo  he  oi^ 
do  decir  infinitas  veces  en  los  sermones.  {  Pues  que'  locu? 
ra  es  atribuir  sabiduría  incomprehensible  ,  á  un  entendi- 
miento limitado,  y  muy  limitado? 

Acuerdóme  que  en  Flandes  oí  decir  áDon  Alonso  de 
Cárdenas  ,  que  vino  de  la  Embaxada  de  Inglaterra  :  Que 
el  entendimiento  del  señor  Don  Juan  era  como  una  nabaja, 
de  barbero  ,  que  tiene  filo  para  cortar  un  cabello  5  pero  se  em- 
bota al  partir  una  rebanada  de  pan,  dando  á  entender  ,  que 
era  agudo  para  cosas  sutiles,  y  inhábil  para  empresas 
heróycas.  \  Miren  que  aliño  de  ser  incomprehensible  \ 

Tambiem  le  oí  decir  al  Conde  de  Peñaranda  ,  ponde- 
rando la  buena  elección  de  vocablos,  y  elegancia  del  esti- 
lo del  señor  D.  Juan ;  Muy  bien  suenan  estas  cláusulas,  pero 
hasta  ahora  no  he  visto  ninguna  gran  cabera,  que  se  precie  de 
hacer  esta  filigrana.  Y  decia  muy  bien  ,  porque  es  de  en- 
tendimientos afeminados  gastar  en  galas,  y  afeytes  de  las 
voces  ia  atención  ,  y  el  estudio  ,  que  se  debe  emplear  en 
la  substancia  de  las  cosas ,  en  la  gravedad  de  los  ne- 
gocios, y  peso  de  la  razón.  ¿Pues  que  locura  es  llamarle 
imcomprehensible  ? 

Las  plazas,  y  los  reynos  no  se  defienden  á  coplas, 
sino  á  valazos  5  y  aunque  sean  muy  rodados  los  perio- 
dos, no  se  arma  bien  la  artillería  con  ellos.  No  es  lo  mis- 
mo ser  valientes  ,  que  ser  pey nados ,  y  bien  se  compone 
ser  aliñado  el  concepto  ,  y  descabellado  el.  juicio  :  y  me- 

1 2  jor 


6^ 

jor  suele  hallarse  la  razón,  y  la  verdad  en  los  términos 
groseros  del  Labrador  ,  que  en  ios  políticos  aseos  del 
Cortesano.  Y  ia  razoa  de  todo   es  ,  porque  el  valor  no 
consiste  en  decir ,  sino  en  hacer  >  y  así  puede  uno  ha- 
blar muy  bien  ,;  y  obrar  muy  mal.  Á  Caiigula  ,  á  Ne- 
rón ,  á  Domiciano  ,  y  á  Eiiogabalo  ,  nadie  condenó  de 
menos  elegantes  en  el  estilo ,  sino  de  necios  en  la  prác- 
tica de  los  negocios.  No  basta  ,  pues  que  un  Príncipe,  no 
use  barbaríamos  :en  el  lenguage  ,  para  que  se  libre  de 
ser  bárbaro  en  las  resoluciones.   Y  así  no  equivoque  vm, 
la  elegacia  afe&ada  ,  con  la  discreción  verdadera  j   ni  lla- 
me sabiduría  incomprehensible  ,  á  la  pura  gramática  de  los 
críticos  ,  y  conte'ntese  con  aplicar  á  ese  caballero  ,  á  que 
escriba  papeles  á  Monjas  ,  y  que  hartándose  de  chismes, 
se  los  ponga  en  culto ,  para  que  se  entiendan  menos ,  y 
duren  mas. 

Últimamente ,  para  que  vm.  consiga  su  aprehensión, 
y  borre  de  su  papel  el  soberano  epíteto  de  incomprehen- 
sible  j   vuelva  vm.  los  ojos  á  las  historias  ,  pues  hace  tan- 
ta obstension  de  que  las  sabe  ,  y  discurra  en  que  pueda 
consistir  que  los  antiguos  fuesen  siempre  aumentando  es- 
ta Monarquía  entre  mayores  dificultades  ,  y  mas  fuertes 
enemigos  que  los  presentes  ,  teniendo  menos  reynos  ,  me- 
nos poder ,  menos  rentas,  menos  alianzas  ,  menos  séqui- 
tos ,  menos  autoridad  ,   menos  obediencia ,  y  menos  re¿ 
putacion  ,  que  aquella  con  que  entró  el  señor  Don  Juan 
en  el  Gobierno  ,  y  no  hallará  vm.  otra  razón  mas  ade- 
quada  que  el  confesar  ,  que  aquellos  hombres  tenían  mas 
capacidad  ,  mas  zelo  ,  mas  amor  de  la  patria  ,  mas  valor, 
y   mas   inteligencia  ,  que  la  que  ahora  se  usa,  y  que 
suplían  con  sus  prendas  la  debilidad  de  los  medios.  Pues 
'  si  aquellos  varones  heroicos  coronados  de  victorias  ,  se 
humillaban  como  buenos  christianos  á  la  Magestad  di- 
vina :  ¿en  que  ley  cabe  ,  que  de  un  sugeto  tan  inferior  ,  y 
3  ¡  I  cjue . 


69 

que  con  tantos  medios  ha  hecho  tan  poco,  quiera  vm.  ar- 
marnos un  Lucifer  ,  que  dispute  á  Dios  el  título  de  Sobe- 
rano ,  y  de  Incomprehensible! 

Tenga  vm.  (dixo  el  Licenciado  Crespo  )  que  para  lo 
que  vm.  acaba  de  decir,  viene  muy  aproposito  un  Ídolo 
llamado  Rumon  ,  de  quien  hacen  mención  los  Escritura- 
rios. Este  era  un  falso  Dios  ,  que  á  nadie  favorecia  ,  pe- 
ro todos  le  adoraban  ,  sin  mas  título  que  llamarse  Ru- 
mon 7  que  según  interpreta  san  Gerónimo  ,  es  lo  mismo 
que  CelsitudO)  y  Alteza  en  buen  romance.  A  los  ídolos,  y 
á  las  estatuas  que  carecen  de  razón  ,  súfrales  vm.  que  no 
hagan  nada  :  y  vuélvase  contra  aquellos  que  las  hacen 
Deidades  ,  y  las  adoran. 

;       Estoy  conforme  con  esa  do&rina  (dixo  el  Soldado ); 
pero  quisiera  que  el  señor  Bachiller,  que  hace   tan  sabio 
á  este  Príncipe  ,  me  respondiera  á  una  pregunta.   ¿  Tiene 
Vm.  acaso  noticia  de  que  alguna  empresa  se  haya  acer- 
tado por  consejo  del  señor   Don  Juan.?  Porque  yo   solo 
rengo  una  experiencia  de  habernos  perdido  por  seguir  su 
dictamen.  Bien  sabido  es  ,  que  las  dos  batallas  del  socor- 
ro de  Dunquerque  ,  y   la  retirada  de   Ébora  ,  fueron 
únicas  obras  de  su  ingenio  :  pues  ya  ve  vm.  como  salie- 
ron. Lo  mismo  le  ha  sucedido  en  otras  muchas  ocasiones. 
De  esto  sé  mucho.  De  lo  que  pregunto  %  quisiera  que 
Vm.  me   diera  alguna  noticia  sin  hurtar  hazañas  á  Oña- 
te  ,  Mortara  ,  Caracena  ,  y  Conde'  j  que  estas  no  le   to- 
can, sino  en  quanto  era  estorbo  á  las  ideas  de  tan  grandes 
Caudillos. 

Iba  á  responder  el  Bachiller  Badulaque,  y  todos  á 
una  voz  le  obligaron  al  silencio ,  hasta  que  el  Licen- 
ciado Crespo  acabase  su  discurso  •  y  le  rogaron  que 
descendiese  á  lo  particular  á  que  procura  reponder  el  pa- 
pel ,  encargándole  la  brevedad  5  y  dicho  Licenciado 
Crespo  prosiguió  de  esta  manera. 

Di- 


70 

Dice  vm.  que  no  se  debe  llamar  destierro  el  retiro 
de  la  Reyna  j  y  agradeciéndole  á  vm.  el  empacho  de  la 
palabra,  me  admira,  que  lo  refiera  sin  hacerle  disonancia 
la  excepción.  Esto  que  á  vm.  le  suena  tan  mal ,  es  el  prin- 
cipal empeño  del  señor  Don  Juan  j  y  oiga  vm.  como  lo 
explica  en  aquel  con  templadísimo  papel  de  la  unión   de 
S.  A.  con  los  Grandes.  Estas  son  sus  palabras  :  Se  deduce 
con  evidencia ,  que  el  mayor  servicio  que   se  puede  hacer  i 
S.  M.y  y  en  que  mas  le  servirá  la  verdadera  fidelidad  ,  es  se' 
parar  totalmente  ,  y  para  siempre  de  la  cercanía  de  S.  M.  a 
la  Reyna  su  Madre.  Mire  vm.  quanto  peor  es  lo  que  dicen 
estas  cláusulas  ,  que  la  palabra  ^destierro  ,  y  no  se  meta 
vm.  a  corregir  el  vocabulario  de  su  parcialidad.  Y  si  \o 
que  significa  tanto  menos,  le  hace  tanta  disonancia:  ¿que' 
se  ha  de   decir  de   ur.a  demonstracion  tan  opuesta  á  la 
autoridad  ,  á  la  piedad  ,   á  la  política  ,  á  la  fama  ,  y  al 
honor? 

Añade  vm.  otras  dos  razones.  La  primera  ,  que  el  se- 
parar á  la  Reyna  fue  por  cumplir  el  testamento  de  Felipe  IV.°y 
que  así  lo  dexó  dispuesto.  Y  cierto  que  me  espanta ,  que  no 
haya  podido  vm.  discurrir  otra  mentira  menos  descara- 
da para  pretextar  tan  notable  resolución.  Bueno  fuera  que 
habiéndola  dexado  á  su  querida  esposa  el  absoluto  do- 
minio del  Gobierno  de  la  tutoría  ,  fiando  de  su  cariño, 
capacidad  ,  y  virtud  el  desempeño  de  esta  confianza  ,  de- 
xase  también  mandado  ,   que  en  premio  de  haber  sal- 
eado al  Rey  ,  y  al  reyno  de  los  peligros  de   la  minori- 
dad  ,  la  apartasen  violentamente  de  su  hijo  ,    y   tratán- 
dola como  madre  contagiosa  ,  ó  como  descomulgada  se 
dixese  :  el  Rey  su  hijo  ni  la  oiga,  ni  la  hable  ,   ni  la  vea  ;  y 
si  alguno  fuere  sospechoso  de  que  la  comunica  ,   ó  que  la  con- 
serva la  debida  lealtad  ,   sea  castigado  como   defidente  á  la 
Monarquía.     . 

La  verdad  es  :  que  el  Rey  Felipe  IV.0  siempre  temió 

el 


el  estorbo  de  un  bastardo  que  dexo  declarado,  y  que  coa 
altísima  providencia  le  excluyó   del   Gobierno  ,  y  que 
atrepellando  por  la  inclinación  de  Padre  ,  por  cumplir  la 
obligación  de  Rey  ,  no  consintió  que  en  la  última  en- 
fermedad se  le  pusiese  delante  ,  y  que  no  cayó  en  su 
imaginación  ,  que  se  habia  de  apoderar  de  la  persona  del 
Rey   el  sugeto  de  quien  mas  le  resguardaba  ,  y  por  cu- 
ya prevención  depositó  el  cetro  en  la  Reyna  ,  instru- 
yéndola en  las  advertencias  ,  que  algún  dia  se  publica- 
rán. También  es  verdad ,  que  previniendo  que  algún  diá 
podia  ser  que  la  Reyna  Madre  juzgase  conveniente  el 
retirarse  del   tráfago  de   la  Corte,  la  dexa  opción   para 
que  en  tal  caso  eligiese  la  ciudad  que  le  pareciese   mas 
conveniente  á  su  decencia  ,  quietud  ,  y  comodidad  ,  con 
otras  prerrogativas  que  se  atropellan  ,  y  desprecian  co- 
mo todo  el  mundo  sabe.  ¿  Esta  cláusula  es  acaso  bastan- 
te fundamento  para  haber  engañado  la  edad  incauta  del 
Rey  ,  con  falsa  persuasión  de  que  en  conservar  á  su  la- 
do á  su  Madre  ,  ó  en  restituirla  á  su-  lado  ,  contraviene 
al  testamento  de  su  Padre?  ¿Podia  creerse   tal  barbari- 
dad de  un  Rey  tan  piadoso  como  felipe  ?  ¿Por  ventura 
somos  Griegos  para  que  se  pra&ique  en  España  la  ley 
injusta  del  Ostracismo  de  Atenas  ,  que  manda  desterrar 
á  los  muy  beneméritos  de  la  República  ,  solo  por  satisfa- 
cer ,   y  consolar  á   la  envidia  ?   Luego  es  falsísimo  ,  que 
el  testamento  del  Rey  manda  que  el  hijo  aparte  de  sí  á 
su  Madre,  principalmente  en  aquella  edad  en  que  corre 
mas  riesgo  de  engañarse,  y  de  perderse. 

La  otra  razón  de  apartar  á  la  Reyna,  dice  vm.  que 
es  ,  por  ser  S,  M.  poco  dichosa  ;  y  en  parte  dice  vm.  bien, 
porque  no  es  poca  desgracia  ,  que  los  que  la  deben  estar 
mas  agradecidos  ,  hayan  abusado  de  su  piedad  para  exe- 
cutar  con  S.  M.  tan.  escandaloso  rigor.  Pero  vuelva  vm. 
ios  ojos  á  la  fama  de  S.  A. ,  y  considere  ,  si  ha  nacido 

en 


7% 

en  muchos  siglos  hombre  mas  infausto  para  la  Nación  Es- 
pañola. Todo  lo  que  ha  corrido  por  su  mano  se  ha  perdis- 
do  :  y  ahora  que  está  todo  á  su  cuenta  ,  se  pierde  todo. 
Apenas  sonó  que  había  venido  á  Madrid  ,  quando  empe- 
zaron á  venir  los  correos  á  manera  de  los  criados  de  Job. 
Vino  la  hambre?  vino. la  peste,  el  sitio  de  Oran,  la  rota  de 
Cataluña  j  piérdese  Cambray,  piérdese  Valencenas,  piér- 
dese Sant-Omer,  piérdese  Gante,  piérdese  Ipre,  piérdese  Pui- 
cerdan  ,  y  piérdese  todo  aquello  que  se  le  ha  antojado  at 
enemigo.  Pues  si  los  me'ritos  de  estar  al  lado  del  Rey  se 
han  de  medir  por  la  buena  fortuna  ,  vea  vm.  si  S.  A.  me- 
rece mejor  el  que  le  separen,  que  la  Reyna.  Otros  moti- 
vos alega  vm.  de  la  separación  de  la  Reyna  ,  como  la  es- 
trechura de  Palacio  ,  y  los  exemplos  de  Francia  :  los  qua- 
les  no  se  ponderan  de  por  sí,  por  ser  declaradamente  dis- 
paratados, y  por  el  gusto  que  nos  dá  ese  recuerdo  del  ma- 
trimonio del  Rey  ,  porque  parece  se  dilata  mucho,  y  tie^ 
ne  misterio  la  dilación. 

A  la  segunda  queja  de  que  lo  público  no  se  ha  remedia- 
do  :  responde  vm.  suponiendo  que  no  se  habla  de  los  ofi- 
cios por  ser  tan  justa  su  distribución  ,  sino  de  la  carestía 
de  los  bastimentos :  y  no  pudiendo  vm.  negar  la  verdad 
de  este  cargo,  confiesa  llanamente,  que  pocos  alimentos 
han  mudado  precio  ;  pero  nos  consuela  vm.  con  decir :  que 
es  menester  arruinar  la  Monarquía  ,  y  volverla  á  fundir  en 
el  molde  de  S.  A.  ,  y  que  solo  faltan  artífices  para  ello.  Tam- 
bién nos  regala  vm.  con  el  exemplo  de  Leónides ,  que  hi- 
zo resistencia  á  Xerxes  en  el  estrecho  paso  de  las  Termo^ 
pidas  5  que  aunque  no  viene  á  proposito  para  el  intento 
de  abaratar  el  pan ,  al  fin  llena  su  párrafo  con  otras  his- 
torias que  trae  vm.  harto  impertinentemente.  Ya  que 
vm.  quiso  lograr  esta  noticia  ,  considere  ,  que  si  Leóni- 
des ,  y  quinientos  compañeros  acometieron  al  exercito 
de  Xerxes  /  y  pelearon  hasta  morir  todos  ;  iban  muy 

bien 


73 

bien  comidos  y  bebidos ,  como  advierte  k  misma  his- 
toria. Pues  haga  el  señor  Don  Juan  que  comamos  y  be- 
bavos ,  y  llévenos  á  pelear  con  exercitos  de  Xerxes.  Pero 
si  no  hay  que  comer  ,  ¿  cómo  hemos  de  pelear  ?  Vamos 
al  caso  ;  y  suponiendo  la  verdad  de  que  casi  todo  se  ha 
encarecido  desde  la  venida  del  señor  Don  Juan  ,  y  que  el 
pan  mas  barato  vale  diez  y  seis  quartos  ,  veamos  quien 
tiene  la  culpa  de  tanta  carestía. 

Dice  vm.  que  corrió  una  voz  falsa  de  la  baxa  de  mo- 
neda ,  y  que  esto  no  se  pudo  remediar,  porque  hay  mu- 
chos ladrones ,  y  los  panaderos  son  veliacos ,  y  con  eso 
le  parece  á  vm.  que  ha  satisfecho  muy  plenariamente. 
¡  O  ,  lo  que  habla  que  decir  aquí !  Pero  baste  apuntar 
ahora  ,  que  aquella  voz  dependió  de  la  mucha  moneda 
manifiestamente  falsa  ,  porque  con  la  venida  de  S.  A.  se 
desenfrenaron  mas  los  monederos,  y  no  habiendo  vigi- 
lancia para  reprimirlos ,  no  hubo  tampoco  resolución  pa- 
ra que  se  obrase  en  Castilla,  lo  que  se  usa  en  toda  Anda- 
lucia  ,  donde  la  evidente  señal  de  la  moneda  adulterada 
les  ha  hecho  fácil  distinguir  la  verdadera  ,  y  les  ha  ser- 
vido de  ley  para  no  admitirla.  El  buen  pastor  no  cumple 
con  decir  de  donde  les  vino  el  daño  á  sus  ovejas ,  sino 
que  debe  prevenir  no  les  venga.  Echar  la  culpa  á  los 
malhechores ,  no  es  bastante  disculpa  de  la  omisión  del 
Juez  ,  que  puede  ,  y  debe  prevenirlo  ,  y  remediarlo.  En 
este  punto  se  debe  discurrir  del  mismo  modo,  que  quan- 
do  nos  quejamos  de  las  muchas  plazas,  que  pierde  S.  A. 
No  se  satisface  con  decir ,  que  el  Francés  las  conquista, 
y  se  las  gana  ;  porque  eso  no  se  duda  ,  y  solo  se  hace 
cargo  ,  de  que  sabiendo  la  prevención  con  que  madruga 
el  Francés  ,  en  parte  ninguna  se  ha  prevenido  de  suerte,, 
que  el  Francés  quede  burlado. 

Últimamente  ,  ¿  para  que  es  menester  echar  la  culpa 

á  los  Ministros ,  y  panaderos  ,  si  la  hambre  dimana  del 

Tom.  V.  K  mis- 


74 

mismo,  que  la  había  de  remediar?  Buscóse  mucha  canti- 
dad de  trigo  ,  tomóse  al  precio  acomodado,  que  tasó  la 
conveniencia  del  poder ,  y  pareciendoks  á  los  arbitristas 
que  era  esta  buena  ocasión  de  poner  tributo  en  el  pan, 
S,  A.  la  ha  logrado  lindamente ,  porque  vendiendo  el 
pan  á  dos  reales  ,  viene  á  doblarse  el  dinero  ,  que  se  em- 
pleó en  el  trigo,  para  de  ahí  socorrer  á  Girona  tan  lin- 
damente como  á  Puicerdan.  Con  que  se  averigua,  que 
con  achaque  de  abastecer  á  Madrid ,  se  encarecen  los  ali- 
mentos ,  y  al  Pueblo  se  le  quita  el  dinero  suavemente. 
Xsta  es  la  causa  verdadera  de  haberse  encarecido  en  Ma- 
drid el  pan.  Pero  si  vm.  poríia  en  que  la  culpa  está  en 
los  Ministros  que  se  sobornan  ,  y  en  los  panaderos  que 
solo  obedecen  al  logro  de  su  intere's :  ¿  quien  tiene  la  cul- 
pa de  esto  sino  quien  pudiendo  ,  y  debiendo  castigarlo, 
no  lo  castiga  ?  Ni  vale  por  respuesta ,  el  que  lo  ignora, 
¿porque  cómo  puede  ignorar  lo  que  vm.  sabe?  Y  si  vm, 
no  lo  sabe  ,  ¿  cómo  se  atreve  á  decirlo  tan  de  cierto,  co- 
mo si  lo  hubiera  probado  jurídicamente  ? 

Y  para  entrar  ya  en  lo  que  vm.  tan  confiadamente  pre- 
sume ,  de  que  nadie  se  queja  del  modo  de  dar  los  puestos, 
sepa  queno  menos  estáescandalizadoel  mundodelos  oficios, 
que  de  la  mala  provisión  de  los  alimentos.  Dice  vm.  que 
,ya  ahora  no  se  venden.  Está  vm.  mal  informado ,  si  no 
es  que  pretende  morder  al  disimulo.  De  los  puestos  de 
Indias  no  se  duda,  porque  es  pública  la  almoneda.  Mas  de 
los  de  acá  hay  ahora  tantos  duendes ,  quantos  son  los 
criados  de  S.  A.  No  recibia  Don  .Fernando  Valenzuela 
mas  que  recibe  ahora  Don  Diego  de  Velasco.  ¿  Pero  que 
hay  que  admirar  ?  Si  al  que  no  pretende  le  quitan  sin 
mas  ni  mas  el  dinero  ,  que  tiene  en  su  casa  7  ¿  que'  harán 
con  los  pretendientes  ?  No  hay  mas  diferencia  si  no  que 
ahora  se  venden  los  puestos  á  quien  mas  los  paga  ,  sin: 
mas  aprobación  que  el  dinero  j   pero   antes  á  nadie  se 

le 


75 
le -admitía  sin  que  le  consultase  ,  aprobándole  de  idó- 
neo el  Conseja  á  quien  tocaba.  ¿  Pues  quien  obra 
peor  l 

Es,  verdad  que  algunos  oficios  se  han  dado  sin  dine- 
ro >  pero  ninguno  de  valde  ,  ni  bien  empleado.  ¿Que' peor 
venta  que  la  de  que  las  dignidades  Eclesiásticas ,,  y  Ma- 
gistrados ,  sirvan  de  sueldo  á  las  sediciosos?  ¿Que'  peor 
empleo  ,  que  comprar  asesinos  de  sus  antojos  ,  con  los 
puestos  que  se  quitan  á  los  hombres  capaces ,  y  bene- 
me'ritos  ?  ¿  Aplaudirá  vm.  las  mercedes  hechas  á  Monti- 
jo,Cortizos,  el  Arcediano,  y  á  otros  de  este  modo? 
j  Pero  cómo  se  puede  aprobar  ,  ni  de  burlas  el  deponer 
ai  Príncipe  de  Parma  para  dar  el  Virreynato  de  Catalu- 
ña, y  poner  las  armas  en  manos  de  Monterrey  ?  ¿  El  de- 
poner al  Conde  de  Villaumbrosa  ,  para  hacer  Presidente 
de  Castilla  al  Canónigo  D.Juan  de  la  Puente,  sin  mas  mé- 
ritos ,  que  haber  sido  el  primer  General  de  la  gente  alle- 
gadiza con  que  S.  A.  vino  amenazando  á  la  Corte,  y  ha- 
ber manifestado  su  codicia  en  la  visita  del  Arzobispado 

de  Toledo,  donde  le  capitularon  de .  ?  ¿Y  también  por 

ventura  aplaudirá  vm.  el  haber  depuesto  á  Don  Lope  de 
los  Ríos  ,  para  dar  la  Presidencia  de  Hacienda  ai  buen 
caballero  Don  Gonzalo  de  Córdoba ,  que  cumplió  con 
las  obligaciones  de  su  sangre  con  dexar  el  puesto ,  en  que 
no  podia  dar  entera  satisfacción?  De  esto  habia  mucho 
que  decir  5  pero  vamos  á  otra  quexa. 

La  tercera  quexa  es :  Que  los  señores  antes  aféelos  ,  vi- 
ven quexosos.  Y  su  respuesta  de  vm.  reducida  ai  verdade- 
ro sentido ,  sin  el  follage  pomposo  con  que  vm.  la  ofus- 
ca ,  consiste  en  decir  ,  que  los  señores  obraron  como  hipó- 
critas de  la  ambición ,  asi  porque  cubrieron  con  el  pretexto 
del  bien  publico  sus  intereses  particulares ,  comí  parque  empe- 
ñaron al  señor  Donjfuun  para  desampararla  en  la  ocasión  ,  y 
perderlo ,  y  que  viendo  que  no  consiguen  r  no  Q  mucho  que  es- 

Kz  té» 


ten  quexosos*  Que  esta  respuesta  es  mala  ,  se  convence? 
porque  los  señores  dieron  al  señor  Don  Juan  quanto  el 
podía  esperar ,  y  S.  A.  no  les  ha  correspondido.  Ellos 
cumplieron  mas  de  lo  que  ofrecieron  *  pero  S.  A.  ha  fal- 
tado á  quanto  les  ofreció.  No  se  niega  ,  que  á  muchos  les 
movió  su  privado  sentimiento  ■>  pero  también  a  Don  Pe- 
layo  le  acabó  de  resolver  al  glorioso  asunto  de  restaurar 
la  patria  perdida,  el  duelo  del  desigual  casamiento  de  su 
hermana.  ¿Y por  eso  dexó  de  ser  digno  de  alabanza  aquel 
empleo? 

Los  Grandes  pensaron  autorizar  su  grado ,  y  mejo- 
rar el  rey  no  ;  pero  viendo  que  éste  se  pierde  ,  y  que  su 
dignidad  se  abate  ,  y  que  S.  A.  les  niega  sus  preeminen- 
cias ,  y  honores  ,  y  solo  se  los  concede  una  vez  por  cere- 
monia, ¿que  mucho  que  este'n  quexosos?  Y  de  mas  á  mas 
no  les  guarda  sus  fueros  ,  sino  que  los  hace  mas  tributa- 
rios que  al  plebeyo  mas  soez.  ¿  Cómo  no  han  de  llorar  la 
burla  que  les  hizo  su  esperanza?  Querian  que  la  Rey  na 
se  conformase  con  el  di&amen  de  todos  y  pero  no  que- 
rían que  se  perdiese  el  respeto  á  la  Reyna.  Querian  que 
se  atendiese  al  descontento  de  los  Grandes  ;  pero  no 
que  se  perdiese  lá  reverencia  á  las  mugeres.  Querian  que 
el  Rey  se  aplicase  mas  á  la  salud  del  rey  no  5  pero  no 
que  se  faltase  al  precepto  de  honrar  Padre  y  Madre.  Que- 
rían á  un  hombre  que  autorizase  con  el  Rey  un  Conse- 
jo 5  pero  no  querian  á  quien  desautorizarse  á  los  Conse- 
jos con  el  Rey.  Querian  á  quien  le  industriase  en  el 
Gobierno  i  pero  no  á  quien  le  desaplicase  del  Despacho. 
Querian  que  el  Rey  saliese  de  qualquiera  apariencia  de 
opresión  ;  pero  no  que  alguno  fuese  señor  de  la  perso- 
na del  Rey.  Finalmente  ,  quedan  que  el  Rey  quedase 
en  mejor  estado  que  antes  j  pero  no  verle  reducido  á  tal 
estrecho ,  que  ningún  vasallo  leal  le  pueda  ayudar  ,  ni 
con  la  palabra  \  ni  con  la  obra,  ni  con  el  consejo ,  sin  la 

no- 


77 

noticia  ,  y  la  indignación  de  la  cautela  ,  que  le  tiene  cau- 
tivo. Miren  los  Grandes  lo  que  hicieron  en  su  unión  ,  y 
pues  dieron  el  exemplar  para  el  error  ,  piensen  lo  que 
conviene  hacer  para  el  acierto. 

La  quarta  quexa  es :  Que  no  había  beneficiado  á  sus  lea- 
les afeólos. Á esto  se  responde,  que  quatro  Capitanes  acau- 
dillaron al  señor  Don  Juan  ,  que  son  impaciencia ,  vengan* 
za ,  soberbia  ,  y  codicia  :  Y  con   este  presupuesto  discurre 
que  tiene  pocos  acreedores  S.  A.  porque  de  los  contrarios, 
no  hay  controversia  :  de  los  neutrales  ,  dice  que  merecen 
castigo  5   y  de  los  amigos ,   que  como  le  siguieron  por 
obedecer  á  aquellos  quatro  Capitanes  por  la  mayor  par- 
te ,  no  son  dignos  de  premio.  Por  cierto  que  Ym.  lo  -es, 
por  haber  confesado  la  calidad  de  los  soldados  ,  que  die- 
ron su  voto ,  y  emplearon  sus  armas  en  la  exaltación  de 
S.  A.  Pero  digame  ahora  vm.  ¿cómo  se  había  de  acertar 
la  resolución  ,  si  el  principal  voto  de  la  consulta  le  die- 
ron   la  ignorancia  ,    y   la  imprudencia  de  las  mas  irra- 
cionales pasiones  ?  ¿Cómo  no  habia  de  errarlo  la  inconsi- 
deración de  la  impaciencia  ,  la  precipitación  de  la  venganza, 
la  arrojada  indocilidad  de  la  soberbia ,  y  la  torpe  ceguedad 
de  la  codicia7.  Si  estas  quatro  furias  del  infierno  se  convo- 
caron para  introducir  á  S.  A.  en   el   Gobierno  ,   no  hay 
que  admirar  el  que  suceda  tan  mal ,  y  de  que  nos. haya 
de  suceder  peor  ,  porque  forzosamente  ha  de  ser  malo  el 
pronóstico  ,  quando  la  constelación  que  influyere  en  este 
catástrofe  se  compone  en  vez  de  astros,   de  esos  quav 
tro  tizones  del  infierno.  No  puede  ser  bueno  el  suceso, 
que  dependió  de  tan  malos  infiuxos.  Y  no  habia  que  es- 
pantarse de  que  fuese  tan  desdichado  el  efc&o  ,   que  na- 
ció de  tales  causas.  Mas  si  en  esto  va  vm.  con  ánimo  sin- 
ce'ro  de  alabar,  y   no  con  la  cabilacion   disimulada  de 
morder  (como  se  sospecha)  ,  sepa  que  esta  muy  engaña- 
do :  porque  los  cabos  del  exercito  ,  que  conduxo  el   se- 
ñor 


.7? 

ñor  Don  Juan  /fueron  de  mejor  calidad  ,  que  lo  que  vm. 
piensa  >  porque  al  señor  Don  Juan  le  conduxeron  qua- 
tro  virtudes  tan  nobles ,  como  la  docilidad ,  fa  piedad \\  la 
lealtad  ,  y  la  sinceridad*  Estos  generosos  afectos  ,  se  dexa* 
ron  capitanear  del  engaño  y  porque  como  el  engaño  fue 
de  todos  $  vino  á  ser  el  engaño  general*  Y  creído  ,  y  obe^ 
decido  igualmente  de  todos  %  consiguió  esta  hazaña,  que 
injustamente  se  quieren  atribuir  á  sí  los,  sediciosos  x  ó 
los  que  vm*  llama  leales  afectos*  Lo  cierto  es ,  que  si  la 
docilidad  del  Rey  no  se  dexára  persuadir  ,  ó  si  la  pie- 
dad de  la  Rey  na  no  se  hubiera  dignado  de  ceder  ,  ó  la 
lealtad  de  los  nobles  no  se  hubiera  de xado  embaucar  ,  ó 
á  la  sinceridad  del  pueblo  no  hubiera  tenido  tanta  faci- 
lidad en  creer  y  confiar ,,  nunca  el  señor  Don  Juan  hu- 
biera entrado  en   Madrid.  De  este  discurso  saco  yo , 
con  licencia  de  vm.  que  el  perfe&o  agradecimiento  del 
señor  Don  Juan ,  debe  resplandecer  en  ei  mayor  servicia 
del  Rey  ,  veneración  de  la  Reyna  r  estimación  de  los 
nobles  >  y  alivio  del  pueblo*  Mas  ya  que  no  quiera  echar 
por  la  esfera  de  la  virtud  ,  advierta  que  también  los  ma- 
los dentro  de  los  mismos  vicios ,  pueden  guiar  lineas  qué 
remeden  en  la  apariencia  las  acciones  de  los  santos*  Y  así 
tienen  también  entre  sí  los  injustos  sus  sombras  de  amis* 
tad ,  de  justicia ,  y  de  agradecimiento.  Pero  es  cosa  des- 
dichada y  que  aún  esta  imagen  de  bien  le  falte  al  nueva 
Gobierno  >  y  así  se  quexan  muchos  de  los  parciales  de 
S.  A. ,  de  que  los  memoriales  mas  recomendados  de  1& 
amistad  y  confianza  >  se   remiten  al  despacho  univer* 
sal  de  la  ingratitud*  Esto  por  ventura  sucede  así  por 
providencia   de   Dios  ,    que  las    mas   veces  dispone» 
que  á  los  malos  les  salgan  fallidos  sustratos,  y  con- 
fidencias. 

La  quinta  quexa  es  y  de  que  S«  A.  es  de  muy  alta  espí- 
ritu para  ¡as  humanidades  del  Gobierno  y  y  la  explica  vm. 

di- 


19 
cliciendo  ,  que  se  funda  en  que  no  atiende  á  las  consultas 
de  los  Consejos ,  y  así  discurre  vrri.  dando  documentos 
inuy  plausibles  para  el  que  pretendiese  ser  tirano.  Y  todo 
en  sustancia  se  reduce  á  esta  sentencia  ,  con  que  vm. 
dexa  muy  ilustrada  la  política  ;  El  rumor  esparcido  (dice 
vm.)  es  tan  Indiscreto,  que  no  bailo  mas  alta  prenda  enS.  A, 
para  gobernar  bien ,  sino  es  }  no  dexarse  gobernar.  Hasta 
ahora  habia  disimulado  la  arrogancia  con  que  vm.  habla 
de  sí  mismo ,  y  la  vana  ostentación  que  hace  de  las  his- 
torias ,  trayendolas  de  los  cabellos  .,  y  como  quien  las 
tiene  mal  digeridas  ;  y  la  gran  satisfacción  con  que  pre- 
sume, que  dexa  muy  apoyados  sus  arrojos  ,  solo  con  de- 
cir ,  que  son  sentimientos  suyos  •>  j  pero  quien  puede  su- 
frir que  vm.  diga  ,  que  el  rumor  es  tan  indiscreto  r  que 
se  opone  á  lo  que  vm,  juzga  ,  como  si  vm.  fuera  la  regla 
infalible  de  la  discreción  ?  Pues  es  muy  bueno  por  cierto, 
lo  que  vm.  nos  dice  ,  que  la  mejor  prenda  es  ,  que  un 
hombre  inexperto,  y  moderadamente  capaz,  que  yerra 
quanto  determina,  y  cuyo  consejo  nunca  salia  bien.,  des- 
precie la  continua  experiencia,  la  admirable  comprehen- 
sion  ,  la  lealtad  Española ,  la  aplicación  incansable  ,  el 
zelo  constante  ,  y  las  venerables  canas  de  los  Consejos, 
y  que  todo  lo  gobierne  por  su  capricho  ?  No  puedo  per- 
suadirme ,  que  S.  A.  cometa  tan  grande  error ,  como  vm. 
Je  atribuye  en  el  discurso  que  forma  ,  para  desvanecer 
este  rumor.  Pero  si  acaso  es  verdad  lo  que  vm.  nos  da  á 
entender ,  ya  hemos  hallado  el  origen  de  todos  Jos  malos 
sucesos  de  la  Monarquía  5  porque  aunque  concurran  á 
nuestra  ruina  otras  muchas  causas ,  esta  es  solo  bastan- 
te para  que  todo  se  pierda. 

La  sexta  quexa,  ó  sexto  rumor  es  :  Que  pues  no  ha  he- 
cho justicia,  no  debia  de  haber  dellnqüentes.  Á  este  cargo 
procura  vm.  satisfacer,  diciendo  que  justicia  sin  proceso 
no  es  justicia  ,  sino  tiranía  ,  y  que  solo  en  altísimas  cau- 

sas 


8o 

sas  podrá  la  soberanía  dispensar  las  puntualidades  de  lo 
escrito.  ¡Ó  que  buena  doctrina!  Pero  equívoca  para  el 
Príncipe,  á  quien  vm.  pretende  lisonjear  ;  porque  lo  que 
da  á  entender  esta  sentencia  es,  que  tal  vez  se  pueden  su-, 
plir  las  formalidades  del  derecho  f  por  causas  gravísimas  ,  co- 
mo las  hubo  en  elgarrote  celebre  de  Malladas.  Pero  quitar 
los  puestos ,  y  desterrar  á  diestro  y  siniestro  ,  atropellan- 
4o  lo  mas  noble  del  mundo  ,  y  lo  mas  sagrado  de  las 
-Religiones,  sin  mas  proceso,  ni  mas  forma  judicial,  que 
ponerlos  las  espías  en  el  catálogo  de  los  sospechosos ,  no 
se  puede  disculpar  de  injusticia  ,  y  tirania.  Si  vm.  pré- 
tendía  encubrir  su  intención  ,  disfrazando  una  sátira  con 
una  lisonja  ,  y  un  pasquín  con  un  elogio  ,  aprenda  otra 
vez  á  disimular  ,  escondiendo  la  censura  de  tai  modo, 
que  con  los  ecos  del  aplauso  ,  no  todos  perciban  la  voz 
de  la  reprehensión.  Y  pues  tanto  se  precia  vm.  de  Sene-j 
quista  y  Tulíano,  pudiera  haber  aprendido  de  Tulio  y¡ 
Se'neca  ,  que  para  reprehender  el  vicio  de  la  crueldad 
en  Julio  Cesar  y  Nerón,  los  celebraron  tanto  de  cle- 
mencia ,  como  si  fueran  ios  hombres  mas  enemigos  de 
derramar  sangre  humana  ,  y  los  Príncipes  mas  piadosos 
del  universo.  Con  este  artificio  retórico,  no  menos  in^ 
genioso  que  prudente  ,  consiguieron  introducir  la  doc-? 
trina  en  la  alabanza  ,  suavizando  lo  amargo  de  la  ver-* 
dad  con  lo  dulce  del  halago.  Pero  decirle  vm.  al  señor* 
Don  Juan  tan  francamente  ,  quando  con  nadie  se  ob- 
servan las  fórmulas  del  derecho  ,  que  la  justicia  sin  pro- 
ceso no  es  justicia  ,  sino  tiranía  ,  solo  sirve  de  descubrir 
que  en  vm.  no  se  halla  valor  para  reprehender  ,  ni  dis-^ 
crecion  parajlsonjear. 

¿Que'  exclamaciones  no  hizo  S.  A.  por  la  muerte  de 
Malladas  ,   en  carta  que  escribió  á  S.  M.  y  que  la  di- 
vulgó como  manifiesto  ?  En  ella  le  llama  á  boca  llena 
inocente  ,  blasfemando  de  la  severidad  ,  que  dio  tan  bre- 
ves 


Si 

yes  términos  á  la  execucion.  ¿Pero  que  diremos  ahora 
de  las  repetidas  violencias  con  que  se  pretende  hacer  es- 
tilo de  lo  mas  irregular  ?  Antes  de  ajusticiar  á  un  hom- 
bre tan  indigno  de  vivir,  y  de  tan  corta  esfera  como  Ma- 
liadas  ,  se  vio  su  causa,  y  se  firmó  la  sentencia  por  rec- 
tísimos Jueces.  Mas  para  desterrar  á  quatro  Grandes  de 
España,  ¿que  proceso  ha  precedido  ?  ¿que'  cargos  se  les 
han  hecho?  ¿  que'  Jueces  se  les  han  señalado?  ¿Por  ventu- 
ra ha  habido  mas  que  la  presunción  de  que  su  lealtad, 
no  solo  veneraba  ai  Rey  en  sí ,  sino  que  también  en  su 
Madre?  Y  el  miedo  de  que  sola  su  presencia  habia  de 
servir  al  Rey  de  recuerdo  para  no  olvidar  tan  amable 
obligación  ?  Pues  que',  ¿tan  ligeramente  se  procede  á  un 
escándalo  tan  grande  ,  como  arrojar  de  la  Corte  un  Al- 
mirante de  Castilla  ,  sin  atender  á  la  sangre  que  del  troi 
no  de  España  va  á  sus  venas  ,  ni  á  la  que  de  su  alta  es- 
tirpe se  deriva  al  Rey  Católico  ?  ¿  Que  proceso  ha  ha- 
bido contra  el  Príncipe  de  Astillano  ,  Duque  de  Medi- 
na de  las  Torres ,  soberano  de  Sabioneta  ,  para  dester- 
rarle del  reyno  ,  profanar  su  casa  ,  privarle  de  los  ofi- 
cios ,  y  perseguirle  con  tanto  rigor,  como  si  fuera  un 
hombre  foragidoj  mas  que  lisonjear  la  condición  del  sue- 
gro ,  disimular  las  obligaciones  á  su  Padre  r  y  cautelarse 
de  su  entereza? 

I  Que  cargo  se  le  puede  hacer  al  Conde  de  Aguilar, 
para  intentar  echarle  del  mundo  Español ,  mas  que  ha- 
ber cumplido  bien  con  el  punto  de  su  puesto  ,  sin  fal- 
tar en  un  ápice,  ni  exceder  de  su  obligación  ?  ¿  Qué 
Causa  precedió  para  enviar  Juez  que  detenga  al  Conde  de 
Aranda  ,  mas  que  el  haberle  ultrajado  en  Zaragoza  coa 
achaque  del  embuste  del  veneno  ,  y  querer  quitar  de  de- 
lante de  los  ojos  un  testigo  de  otros  muchos  ?  ¿  Qué  au- 
tor hubo  para  deponer  al  Vice-Canciiler  de  Aragón, 
manchando  el  nombre  del  Rey ,  con  decreto  de  te'rmi- 
Tom,  Vm  JL  ¿ios» 


$2 

nos  tan  civiles  ¿  como  si  lo  didáran  las  verduleras  de  la 
plaza?  Para  deponer  con  tanta  infamia  á  tantos  Ministros^ 
y  para  multarlos  ,  quitándoles  de  un  golpe  el  dinero  ,  y  la 
reputación,  ¿qué  acusación  ha  habido?  ¿que  cargos?  ¿que 
probanzas,  ni  que  otra  justicia  mas  que  el  mandarlo  así, 
él  que  puede  mas? 

¿En  que'  pecaron  casi  dos  mil  hombres  del  Regimien- 
to de  la  Guardia ,  para  desterrarlos  todos  á  Sicilia  ,  con 
circunstancias  tan  ignominiosas,  mas  que  en  haber  es- 
tado  dispuestos  para  obedecer  el  orden  de  su  Rey ,  de- 
fendiendo su  Corte,  y  su  Palacio  contra  qualquiera  aleve 
acometimiento? 

¿Conque'  informaciones,  pior  que  culpas,  y  cotí 
que'  autoridad  ha  confinado  á  tantos  Religiosos  tan  co- 
nocidos ,  y  tan  inculpables ,  sino  pasando  la  mas  leve  sos- 
pecha por  certidumbre ,  teniendo  por  culpa  la  re&itud 
del  di&amen  ,  y  por  legítima  jurisdicción  la  impiedad  so» 
berbia  de  quien  no  atiende  á  mas  ley ,  que  á  la  de  su 
antojo  ? 

¿En  qué  fundaría  el  amenazar  á  los  Padres  de  la 
Compañía  de  Jesús ,  que  los  habia  de  extinguir,  y  el  ha«* 
ber  desterrado  á  los  que  le  parecieron  mas  introducid 
dos  por  la  Cátedra,  y  por  el  Pulpito,  y  Confesonario , si- 
no en  persuadirse ,  que  una  tan  sabia  Religión  no  habia 
de  ignorar  sus  unes ,  y  siendo  tan  santa,  no  habia  de  apo- 
yar tan  irreverentes  desacatos  contra  las  personas  reales, y , 
tan  injustos  procedimientos  contra  el  Rey,  contra  ej  rey-? 
no,  y  contra  Dios? 

Si  este  modo  de  Tribunal ,  sin  mas  formalidad ,  ni 
mas  razón  que  la  fuerza ,  se  hubiera  usado  en  tal ,  ó 
qual  ocasión,  pudierase  discurrir  que  era  de  aquellas  al- 
tísimas causas ,  en  que  la  soberbia  puede  tal  vez  dispen- 
sar las  puntualidades  de  los  escritos  3  pero  en  tantas  oca- 
siones ?  viendo  tan  repetidos,  y  perniciosos  exemplares* 

ni 


8j 

íii  el  ánima  mas  restado  del  mas  venal  lisonjero  puede  ne. 
gar  esta  verdad  que  vm.  nos  dice  sin  querer:  Justicia  sin 
proceso  no  es  justicia  ,  sino  tiranía* 

Pues  no  vale  decir,  que  por  atender  al  decoro  de  tan 
-autorizados  pegsonages,  como  los  contenidos,  se  dexan  de 
hacer  juridicas  averiguaciones  :  porque  las  preguntas  del 
interrogatorio,  con  que  examinaba  los  testigos  el  Juez  pes« 
quisidor  de  Valenzuela  ,  fueron  tan  desatentas ,  tan  de- 
sahogadas ,  y  tan  indignas  ,  que  Don  Joseph  Pacheco  al 
oirías,  no  pudo  disimular  la  disonancia,  habiendo  llevado 
en  paciencia  el  injusto  despojo  que  padeció,  según  la  nue- 
va forma  del  señor  Don  Juan. 

Ni  hay  que  decir,  que  no  ha  tenido  tiempo  ,  ni  me- 
dios para  averiguar  qualquiera  delito  por  oculto  que  fue- 
se. Prendieron  á  Ribera,  á  los  Herreros,  á  Maza,  á  Ol- 
mo, á  los  Oficiales  de  Guerra ,  y  á  otros  ,  y  no  han  po- 
dido averiguar  nada  por  donde  poder  condenarle ,  ni 
hacer  cargo  al  pobre  Duende.  Y  en  verdad  ,  que  como 
los  mismos  Religiosos ,  Sacerdotes ,  y  Confesores  ven- 
dieron en  el  Escorial  la  confianza  ,  también  alguno  de 
esotros  hubiera  dicho  qualquiera  cosa,  que  hubiera  que 
decir. 

No  ha  habido ,  pues  ,  otra  probanza,  ni  otra  tela  de 
juicio  mas  que  los  rumores  ,  que  admitió  la  ignorancia, 
y  fomentó  la  malicia.  ¿Cómo  sin  mas  examen  se  ha  pro- 
cedido á  tan  graves  castigos  ?  Á  nuestro  Padre  Adán  le 
hizo  Dios  cargos  >  y  si  Judas  no  se  hubiera  prevenido 
con  la  desesperación  ,  no  le  hubieran  condenado  sin  oir- 
le.  Si  los  dichos  del  vulgo  han  de  pasar  por  testimonio 
autentico ,  no  pienso  que  le  ha  de  estar  bien  al  señor 
Don  Juan.  ¿Pues  qué  Areopagitas  han  sentenciado  ,  que 
sin  mas  averiguación  ,  y  sin  constar  mas  crimen  ,  que 
el  ser  aborrecido  de  los  de  la  facción  ,  le  saquen  de  sa- 
grado ,  le  prendan,, ie  opriman  ,  le  despojea  de  todos 

L  2  sus 


$4 

sus  bienes ,  le  priven  de  todos  sus  honores ,  te  divi- 
dan de  su  matrimonio  ,  y  le  destierren  á  la  región  mas; 
bárbara,  mas  pobre,  y  mas  retirada  del  mundo? 

Si  al  lado  de  su  cariñosa  Madre  no  tuvo  el  Rey  \U 
bertad  bastante  para  hacerle  mercedes,  ¿qpmo  ha  de  creer^ 
el  mundo  que  tiene  mas  libertad  en  poder  de  un  hom*¡ 
bre  ,  que  vino  con  un  exército  para  hacerse  dueño  de  la! 
persona  del  Rey  ,  y  que  se  ha  apoderado  de  e'l  tan  ab-i 
solutamente  ,  que  la  Magestad  es  solamente  una  sombra, 
y  solo  le  quedan  á  su  arbitrio  las  travesuras  ,  y  divertid 
mientos  de  su  poca  edad  ?  Aquel  tan  irregular  decretos 
de  la  privación  ,  quando  mucho  ,  puede  engendrar  algu- 
na duda  de  si  el  Rey  nuestro  señor  lo  dice  de  suyo ,  y 
no  por  violenta  sugestión  de  su  colateral.  Y  hasta  que 
el  Rey  este  con  entera  libertad  á  satisfacción  del  rey  no, 
no  se  puede  decir  que  es  válido  ,  no  solo  dicho  decreto, 
pero  ni  tampoco  nada  de  lo  que  se  ha  obrado  contra  Ya-* 
lenzuela ,  y  todos  los  demás. 

Caso  negado  que  no  tuviese  el  Rey  libertad  para  cu» 
brir  á  Valenzuela ,  no  se  puede  decir ,  que  la  Reyna 
Gobernadora  no  la  tuvo  para  las  mercedes  que  le  hi- 
zo en  su  tiempo ,  y  para  disponer  de  la  decima  que  por. 
Madre  tutriz  el  derecho  la  concede.  Y  quando  hubie* 
ra  algún  delito ,  por  el  qual  mereciera  ser  despojado  de 
ellas,  ¿que'  culpa  tenia  su  pobre  muger  para  embargarla 
su  dote  ,  quitarla  los  gananciales,  y  reducirla  á  tan  misen 
lable  estado,  que  viva  de  limosna,  recogida  en  el  campa-i 
nario  de  una  Iglesia? 

¡Oque'  buena  es  la  justicia  ,  que  bástalos  mismos 
culpados  la  echan  menos !  \ó  quánto  importara  que  e\ 
Rey  nombrase  Jueces  re&os  y  desapasionados ,  que  pro- 
cediesen contra  los  ladrones  ,  los  sacrilegos  ,  los  asesinos, 
los  homicidas,  los  adúlteros,  los  libelistas,  los  sediciosos,  y 
los  traidores! ; ó  cómo  habian  de  parecer  malos  aquellos,  á 

..  quien 


quien  vm.  honra  Con  el  título  de  buenos!  Pero  algún  dia 
será  el  dia  de  la  razón. 

Hasta  aquí  habia  dicho  el  Licenciado  Crespo  j  quan- 
ido  se  oyó  el  tropel  de  un  coche  que  desembarcaba  en  la 
Venta.  Ea ,  señores  ,  despejen  vms.  dixo  el  Ventero  ,  que 
viene  el  señor  Oidor,  que  va  á  recoger  el  do»ativo  de  la 
Alcarria.  ¿Esto  hay  mas?  (dixo  el  Soldado)  ¿que'  hemos 
de  poner  ,  que  va  otro  á  la  Andalucía  ,  aunque  vale  una 
fanega  de  trigo  catorce  ducados?  Bueno  va  esto  (dixo  el 
Labrador)  ¿  quando  pensábamos  que  el  señor  Don  Juan 
nos  habia  de  aliviar  con  su  mucha  renta  ,  y  traer  algún 
arbitrio  ,  como  de  su  capacidad  para  nuestro  remedio, 
solo  nos  trae  la  maña  de  Caco ,  y  de  Pero  Andrés  ?  Pues 
para  quitárselo  á  quien  lo  hubiere  ,  no  necesitábamos  de 
tan  gran  político  ,  que  nos  enseñase  tan  admirable  secre- 
to. No  prosiguió  por  la  prisa  que  les  daban  á  partir.. 
Montaron  ,  pues ,  y  arrancando  las  muías ,  empezó  el  co^ 
enero  á  cantar  esta  copla. 

Denme  por  fe  y  testimonio, 
que  el  Rey,  y  rey  no  se  vende,' 
y  que  por  huir  de  un  Duende, 
hemos  dado  en  un  Demonio. 


TJZ 


PAZ    DE    CASTILLA  >     T    PORTUGAL 

el  di  a  3  de  Febrera  de  1668. 

i.°  -trímeramente  declaran  los  señores  Reyes  Católica, 
y  de  Portugal ,  que  el  presente  tratado  hacen ,  que  esta-* 
blecen  en  sus  nombres ,  y  de  sus  Coronas  y  vasallos  una 
paz  perpetua  ,  buena  ,  firme  ,  e  inviolable ,  que  empe- 
zará desde  el  dia  de  la  publicación  de  este  tratado  ,  que 
se  dará  en  el  termino  de  quince  dias  >  cesando  desde  lue- 
go todos  los  a£fco$  de  hostilidad  de  qualquiera  manera  que 
sea  ,  entre  sus  Coronas,  por  tierra  ó  por  mar  en  todos  sus 
reynos,  señorios  y  vasallos  de  qualquier  calidad  ,  y  con^ 
dicíon  que  sean,  sin  excepción  de  lugares ,  ni  de  personas» 
2.°    Y  porque  la  buena  fe  con  que  se  hace  este  tratado 
¡de  paz  perpetua,  no  permite  pensar  en  guerra  para  lo  fu- 
turo, ni  en  querer  hallarse  cada  una  de  las  partes  para  este 
efecto  con  mejor  partido,  se  acordó  en  restituirse  á  Portu* 
gal  las  plazas,  que  durante  la  guerra  le  tomaron  las  armas 
del  Rey  Católica,  "y  al  Católico  las  que  durante  la  guerra 
le  tomaron  las  de  Portugal,  con  todos  sus  te'rminos,  así,  y 
de  la  manera  ,  y  por  los  límites ,  y  confrontaciones  que 
tenían  antes  de  la  guerra  7  y  todas  las  haciendas  de  rai- 
ces se  restituyan  á  sus  antiguos  dueños  ,  ó  á  sus  herede- 
ros ,  pagando  ellos  las  mejoras  útiles' y  necesarias;  y  ni 
por  eso  se  podrán  pedir  las  damnificaciones ,  que  se  atri- 
buyen á  la  guerra  ,  y  quedarán  las  plazas  con  la  artille- 
ría ,  que  se  tenían  quando  se  ocuparon  ;  y  los  moradores 
que  no  quisieren  quedar  en  ellas ,  podrán  llevar  todos 
sus  muebles  ,  y  rocogerán  todos  los  frutos  que  tuvieren 
sembrados  al  tiempo  de  la  publicación  de  la  paz  j  decían 
rando ,  que  en  esta  restitución  de  plazas  no  entra  la  Ciu- 
dad de  Zeuta  ,  que  ha  de  quedarse  con  ella  el  Rey  Ca- 
tólico ,  por  las  razones  que  para  ello  se  consideran. 

Los 


«7 

3.°   '  Los  vasallos  y  moradores  de  las  tierras  de  uno 

y  otro  reyno  tendrán  toda  la  buena  correspondencia ,  y 
amistad  ,  sin  mostrar  sentimiento  de  las  ofensas  y  daños 
pasados ,  y  podrán  comunicar  ,  y  freqüentar  los  límites 
de* uno  y  otro," y  exercer  comercio  con  toda  segundad 
por  tierra  y  por  mar  ,  de  la  manera  que  se  usaba  en  el 
tiempo  del  Rey  Don  Sebastian. 

4.0  Los  dichos  vasallos  y  moradores  de  una  y  otra 
parte  tendrán  recíprocamente  la  misma  seguridad  y  li- 
bertad ,  y  privilegios ,  que  están  concedidos  á  los  subdi- 
tos del  Serenísimo  Rey  de  la  Gran  Bretaña  por  el  trata- 
do de  17  de  Diciembre  de  1666 ,  y  del  año  antecedente 
de  1630,  por  estar  dicho  tratado  en  ser,  así,  y  en  la 
forma  que  todos  aquellos  dichos  Artículos  en  razón  de 
comercios ,  é  inmunidades  tocante  á  el  fuero  ,  se  dan 
aquí  por  expresados ,  sin  excepción  de  Artículo  alguno, 
mudando  solamente  el  nombre  en  favor  de  Portugal ,  y 
en  los  reynos  de  su  Magestad  Católica  así ,  y  de  la  ma- 
nera que  se  ha  acostumbrado  en  tiempo  del  Rey  Don 
Sebastian» 

5.0  Y  porque  es  necesario  un  largo  tiempo  para  pu«« 
blicar  este  tratado  en  las  partes  mas  distantes  en  los  Se- 
ñoríos de  uno  y  otro  reyno ,  para  cesar  en  ellos  los  ac- 
tos de  hostilidad ,  se  acordó  que  esta  paz  se  comenzará 
en  las  dichas  partes  desde  el  dia  de  la  publicación  que  de 
el  se  hiciere  en  Lspaña ,  al'siguiente  año.:  pero  si  el  aviso 
de  la  paz  pudiera  llegar  antes  á  aquellos  Jugares,  cesar- 
ían desde  entonces  todos  losa£tosde  hostilidad  5  y  si  pa- 
sado el  dicho  año  se  cometiere  por  alguna  de  Jas  partes 
algún  a£to  de  hostilidad,  se  satisfará  todo  el  daño  que 
de  e'l  naciere. 

éf  Todos  los  prisioneros  de  guerra  ,  ó  en  odio  de 
ella  ,  de  qualquier  nación  que  sean  ,  sin  diiaciori ,  ó  em- 
barazo alguno  serán  puestos  en  libertad ,  así  de  la  una¿ 

co- 


88 

como  de  la  otra  parte ,  sin  exceptuar  persona  alguna  a 
pretexto  que  se  quisiera  tomar  en  contrario  j  y  esta  liber- 
tad comenzará  desde  el  día  de  la  publicación  de  la  paz 
en  adelante. 

7.0  Y  para  que  esta  paz  sea  mejor,  y  mas  fírmemete 
te  guardada  ,  prometen  los  dichos  señores  Reyes  Cató- 
lico respectivamente  ,  y  el  de  Portugal  de  darse  libre  ,  y 
seguro  paso  por  mar  ,  y  rios  navegables  contra  la  am- 
bición de  qualquier  Piratas  ,  ó  otros  enemigos,  que  pro- 
curarán tomar ,  y  castigar  en  rigor  ,  dándoles  toda  la  li- 
bertad necesaria  de  comercio. 

8.°  Toda  la  privation  de  herencia  ,  y  disposiciones 
hechas  con  el  odio  de  la  guerra  ,  son  declaradas  por  nu- 
las ,  y  como  no  acontecidas ,  perdonándose  la  culpa  ett 
virtud  de  este  tratado ,  habie'ndosc  de  restituir  las  ha- 
ciendas ,  que  estuvieren  en  el  Fisco  ,  y  Corona  á  las 
personas  ,  á  las  quales  sin  intervención  de  esta  guer- 
ra  habian  tocado  ,  y  pertenecido ,  para  poder  libremen^ 
te  gozar  de  ellas. 

9.0  Y  si  contra  lo  dispuesto  en  este  tratado ,  algunos» 
de  los  moradores ,  sin  orden ,  ni  mandamiento  de  los 
Reyes  respectivamente  ,  hicieren  algún  daño  ,  se  repara- 
rá ,  y  castigará  el  que  hicieren  siendo  tomados  los; 
delinqüentes  ,  mas  no  será  licito  tomar  las  armas  ,  y  rom- 
per la  paz  :  y  para  que  se  pueda  hacer  justicia  se  po- 
drán dar  cartas  de  mar  ,  ó  de  represalia  contra  los  de- 
linqüentes en  la  forma  que  se  acostumbra. 

io.°  La  Corona  de  Portugal  por  los  intereses  ,  que 
recíprocamente  tiene  con  la.de  Inglaterra,  podrá  entrafi 
á  la  parte  de  qualquier  liga  ó  ligas  defensivas  ,  ó  ofen- 
sivas ,  que  la  dicha  Corona  de  Inglaterra ,  y  la  Católi- 
ca hicieren  entre  si  juntamente  con  qualesquier  confede- 
rados suyos ,  y  las  condiciones .,  y  obligaciones  rccípro-- 
cas ,  que  en  tal  caso  se  ajustaren,  ó  se  acrecentaren  en  lo 

de 


8P 

de  adelante ,  se  tendrán  ,  ,y  guardarán  inviolablemente 
en  virtud  de  este  tratado,  como  si  estuvieran  prime- 
ramente expresadas  en  el ,  y  estuvieran  nombrados  los 
coligados. 

ii.°  Prometen  los  sobredichos  Reyes  Católico,  y 
de  Portugal  de  no  hacer  nada  contra  la  prohibición  de 
esta  paz  ,  ni  consentir  se  haga  direda ,  ó  indirectamente: 
y  si  acaso  le  hubiere  ;  de  reparado  sin  ninguna  dilación. 
Y  para  la  observación  de  todo  lo  arriba  contenido  se 
obligan  con  el  Serenísimo  Rey  de  la  Gran  Bretaña  ,  co- 
mo mediador  ,  y  fiador  de  la  paz,  y  para  firmeza  de 
ella  renuncian  todas  las  leyes  ,  costumbres,  y  qualquier 
cosa  que  haya  en  contrario. 

1 2.0  Esta  paz  será  publicada  en  todas  las  partes  don*- 
de  conviniere  lo  mas  brevemente  que  se  pudiere  ,  des- 
pués de  la  ratificación  de  ella  por  los  Serenísimos  Reyes 
Católico ,  y  de  Portugal. 

1 3.0  Y  finalmente ,  serán  los  presentes  Artículos  r  y 
paces  en  ellos  contenidas  ,  ratificados  y  reconocidos  ,  (y 
también  por  el  Serenísimo  Rey  de  la  Gran  Bretaña ,  co- 
mo mediador  ,  y  fiador  de  ellas)  por  cada  una  de  las  par- 
tes dentro  de  quatro  meses  después  de  su  ratificación,, 
Todas  las  cosas  en  estos  trece  Artículos  referidas,  fue- 
ron acordadas ,  y  establecidas  por  nosotros  el  Embaxa- 
dor  de  Castilla ,  y  el  de  Inglaterra  ,  y  Comisarios  Dipu-L 
tados  para  este. efecto  ,  en  virtud  de  las  Plenipotencias  de 
sus  Magestades  Católica  ,  Bretanica  ,  y  de  Portugal ,  y 
en  fe  de  dio  &c.  • 


Ton.  V.  M  RES^ 


RESPUESTA 

QUE  DIO  CIERTO  MINISTRO 
AL     RET     FELIPE     QUÁRTO 

DE    ESPAÑA, 
SOBRE  LAS  COSAS  DE  PORTUGAL. 

Oi  consejo  pide  la  aflicción  ,  años  há  que  V.  M.  debía 
pedir  consejo ,  porque  con  el  fuera  tan  fácil  el  remedio, 
como  ahora  es  áspero  el  desengaño.  La  verdad  nació 
en  la  tierra  j  mas  en  pobre  alvergue  :  no  nació  en  Pala- 
cio la  verdad  ,  y  una  vez  que  un  Santo  la  llevó  á  Pala- 
cio ,  fue  tan  poco  conocida  ,  que  le  costó  la  cabeza  al 
Santo.  Ninguna  cosa  arruina  una  Monarquía  ,  sino  la 
ponzoña  de  una  lisonja.  Mas  dañoso  es  un  lisonjero  atre- 
vido ,  que  un  enemigo  declarado  ,  y  un  contrario  pode- 
roso i  porque  este  dá  cuidado  5  mas  del  cuidado  nace  el 
solicitar  el  remedio  s  y  aquel  dulcemente  me  entrega  al 
descuido ,  y  sin  remedio  me  hace  precipitar  al  peligro. 
Mortificase  el  juicio  de  el  zeloso  ,  viendo  sin  rienda  go- 
bernar el  apetito  á  la  razón  ,  á  la  verdad  la  mentira  ,  y 
á  la  sencillez  la  malicia.  No  es  bien  que  un  Rey  de  cré- 
dito á  una  voz  que  engaña  quando  deleita  ,  y  no  suena 
quando  engaña.  Examínese  el  corazón  de  donde  sale;  se'- 
pase  el  mal  de  donde  viene,  porque  hay  almas  que  no  tie- 
nen palabras ,  y  hay  palabras  que  salen  del  alma.  No  se 
escucha  al  que  zeloso  desengaña  :  solo  aL  que  habla  al 

Sus* 


91 

gusto  del  Príncipe  se  escucha.  ¡  Que  vergonzosa  se  retira 
la  verdad  de  el  gobierno  adonde  preside  el  engaño ! 
Llórase  el  precipicio  ,.  y  no  se  atreve  el  zeloj  pierde  la 
gracia  quien  habla  la  justicia  ,  y  toda  la  goza  quien  li- 
sonjea. Aún  ahora  no  se  moviera  mi  lengua  ,  si  V.  M.  no 
despertara  mi  pluma.  Temerosa  vá  la  razón  ,  porque  sa- 
le del  alma  el  desvelo  ;  mas  no  recela  la  muerte  el  que  á 
su  señor  obedece  5  y  mas  yo,  que  estoy  al  fin  de  la  vida. 
Digo  pues  así ,  mi  Rey. 

Quien  facilita  lo  que  no  sabe ,  no  sabe  lo  que  faci- 
lita. Para  tener  experiencia  de  una  nación  ,  no  basta  co- 
nocer lo  presente  >  es  necesario  conocer  lo  pasado  para 
no  llorar  lo  futuro.  Sería  milagro  acertase  la  ignorancia 
adonde  muchas  veces  no  acierta  la  prudencia.  Portugal 
negó  a  V.  M. ,  aclamó  Rey  ,  facilitaron  lisonjeros  el 
remedio  ,  y  ahora  temerosos  se  retiran  del  peligro.  Esta 
nación  ,  señor  ,  conquistó  en  Oriente  las  Indias  >  jorna- 
da que  solo  imaginarla  obscurece  el  ánimo  para  empren- 
derla. Dominó  barbaras  naciones  ,  adquirió  con  su  bra- 
zo  muchas  coronas  ,  sujetó  con  su   asombro    muchos 
reynos  5  hizo  su  nombre  eterno  ,  no  solo  entre  Gentiles 
y  Paganos  ,  sino  en  todo  el  mundo.  África  ,  que  probó 
su  valor,  lloró  su  estrago  ,  y  siempre  vive  temerosa  ,  por- 
que en  ella  se  crian  los  niños  con  sus  prodigiosas  hazañas. 
Holanda  en  el  Brasil  (parte  de  la  America  )  conquistó 
con  sagazidad  ,  mas  no  quedó  con  ganancia  ,  porque  los 
sacudieron  con  violencia ,  y  esto  quando  el  amor  no  ayu- 
daba al  poder ;  que  para  Rey  ageno ,  se  obró  mucho  con 
valor  propio.  Este  fue  el  engaño  ,  que  hoy  se  llora  sin 
remedio.  Con  el  yugo  ageno,  parecían  los  leones  corderos; 
pero  con  el  propio  ( que  es  yugo  suave  )  parecen  los  cor« 
deros  leones.  Castilla  con  tantos  reynos  ,  con  tantos  mi- 
llones, y  con  tanto  exercicio  en  las  armas  ,  cobró  odio 
á  esta  nación  ,  porque  desde  su  primer  Rey  hasta  hoy 

M  2  se 


91 

se  continúa  su  estrago  ,  y  el  año  pasado  de  edad  en  edad 
continúa  la  inclinación  á  lo  presente.  V.  M.  lo  ha  leído 
con  admiración  ,  lo  ha  oido  con  sobresalto  ,  y  quizá  lo 
está  viendo  sin  remedio. 

Dormido  estaba  el  valor  en  Portugal  j  mas  la  ambi- 
ción ,  la  tiranía  executada  con  la  ignorancia ,  le  despertó 
el  valor.  Por  tiempo  de  sesenta  años  no  pudo  V.  M.  ad- 
quirir su  voluntad  »  porque  los  Ministros  fueron  tiranos 
en  este  tiempo.  Castigo  pedia  su  desafuero  ;  pero  crió 
faices ,  porque  se  dilató  el  castigo.   Las  armas  estaban 
olvidadas ,  y  con  la  sujeción  reprimidas  :  y  las  nuestras  le 
hicieron  tomar  las  armas.  No  es  esta  gente  ,  señor  ,  que 
se  rinde  con  amenazas ;  mas  fácilmente  se  remedia  coa 
caricias.  Si  los  llamamos  rebelados  ,-¿  por  que'  no  se  de- 
termina la  razón?  ¿  por  que  no  lo  conoce  la  justicia  ?  ¿por 
que'  no  nos  ayudamos  del  derecho  ?  ¿  por  que'  se  atiende 
á  lo  severo  ,  y  no  á  lo  christiano  ?  Letrados  dan  á  V.  JVL 
el  derecho;  á  Portugal  también  le  dan  derecho  sus  Le- 
trados j  ¿pues  por  que'  no  se  puso  esta  causa  en  derecho? 
Verdad  es  ,  que  ya  ahora  no  puede  haber  juicio  en  esta 
causa  ,  pues  ha  veinte  y  tres  años  que  se  solicita  con  las 
armas  el  asiento,  y  ya  mejor  aconseja  el  desengaño,  que 
la  razón  ;  ya  la  razón  se  puede  olvidar  por  el  remedio. 
Señor ,  no  todo  lo  dicen  á  V.  M. ,  y  un  Rey  lo  ha  de 
saber  todo.  Dicen  el  bien  ,  y  sin  razón  lo  dicen  >  callan 
el  mal ,  y  crece  porque  lo  callan.  La  salud  no  se  daña 
con  adversidades ,  y  un  Rey  no  desmaya  con  accidentes., 
Á  un  valor  grande,  todo  le  parece  pequeño. 

Dicen  á  V.  M.  que  Portugal  no  tiene  dinero ,  no  tie- 
ne navios ,  no  tiene  gente ;  traydores  son  los  que  lo  di- 
cen ;  ¿  pues  con  que'  nos  tienen  destruidos  ?  Sin  gente 
nos  tienen  tantas  veces  desvaratados;  válgame  Dios,  ¿que' 
fuera  con  gente  ?  Sin  dineros  lloramos  nuestras  ruinas, 
¿que  lloráramos  si  tuvieran  dineros?  Señor,  Portugal 

*  nos 


5?3 
nos  desvárate   cri  Montijo.   Portugal   nos  destruyó  en 

Yelbes  :  Luis  Méndez  de  Karo  huyó  dexando  caballos, 
artillería  ,  infantes  ,  y  bagages  :  Portugal  en  Ebora  des- 
truyó la  flor  de  España  ,  lo  mejor  de  íiandes  ,  lo  lucido 
de  Milán  ,  lo  escogido  de  Ñapóles ,  y  lo  granado  de  Es- 
tregadura. Vergonzosamente   se   retiró  S.  A.  dexando 
ocho  millones   que  costó  la  empresa ,  ocho   mil  muer- 
tos ,  seis  mil  prisioneros ,  quatro  mil  caballos  ,  veinte  y 
quatro  piezas  de  artillería,  y  lo  mas  lastimoso  fue,  que  de 
ciento  y  veinte  títulos  y  cabos,  no  escapaTon  sino  cinco. 
Germán  ,  y  Don  Diego  Caballero  ,  ¿  por  que  huyeron 
dexando  el  Estandarte  de  su  Principe  í  Pues  si  nada  tie- 
nen ,  ¿  hay  mayor  afrenta  que  vencernos  sin  nada  ?  Si 
nadie  basta  para  nosotros  ,  g  para  que  se  busca  á  nadie  ? 
Ello  ó  es  valor ,  ó  es  milagro.  Si  milagro  ,   el  tesón  es 
locura  ;  si  valor  ,  mayor  es  nuestra  flaqueza  ,  y  mas  que 
su  poder  nuestra  cobardía.  Cada  día  espera  V.  M.  que 
se  gane ;  y  cada  dia  sepa  V.  M.  que  se  pierde ,  y  que  es 
mucha  la  pérdida  de  cada  dia.  Quarenta  mil  hombres  lie— 
y  ó  el  señor  D.Juan  de  Austria  entre  infantes,  caballos  ,  y 
gastadores  ;  llevó  el  mayor  número  de  cabos ,  que  pudo 
juntar  España  ,  el  mayor  carruage,  que  pudo  unir  el  po- 
der ,  y  la  mayor  artillería  ,  que  se  vio  en  exército  en  Es- 
paña. Todo  esto ,  señor,  nos  quedó  destruido,  ¿  vie- 
ronse  mas  que  mil  quinientos  caballos  ,  y  mil  infantes 
de  todo  ?  Si  algunas  plazas  suyas  tenemos  ,   mas  fue  por 
traición  suya,  que  por  valentía  nuestra.  ¿  Hay  Grande 
en  este  reyno  que  no  este' pequeño  ?  ¿hay  poderoso  que 
no  este'  necesitado  l  ¿  hay  rico  que  no  este'  pobre  í  ¿y  po- 
bre que  no  muera  de  hambre? 

¿  En  qué  se  consumen  de  las  Indias  los  millones  ?  ¿  en 
qué  se  tiene  gastado  de  V.  M.  las  rentas  ?  ¿  Adonde  se 
han  muerto  mas  de  cien  mil  hombres  en  veinte  y  tres 
años  sino  en  Portugal  l  ¿  Y  Portugal  sin  dinero ,  sin  gen- 

«1 


P4 

se ,  y  sin  navios ,  atemoriza  el  mar ,  vence  los  exérci- 
tos ,  y  hasta  los  reynos  estraños  sustenta  ?  Señor ,  mi 
pluma  lo  dice  ,  y  setenta  viudas  lo  lloran  ,  que  desper- 
taron en  Palacio  la  compasión  á  V.  M.  Mi  lengua ,  sin 
solicitar  aplauso  ,  sin  ministrar  lisonjas ,  sin  recelar  pe- 
ligros ,  descubre  á  V.  M.  los  sucesos  5  habla  lo  que  sien- 
te ,  y  siente  mucho  lo  que  escribe.  Señor ,  si  no  apro- 
vechan trazas  ,  si  los  traydores  suyos  se  descubren  ,  sí 
nuestros  secretos  se  revelan  ,  y  nuestras  máquinas  se 
deshacen  ,  y  descubre  Dios  todo  á  los  Portugueses  ,  es 
evidencia  que  Dios  así  lo  quiere.  Los  prodigios  del  Cie- 
lo se  ven  ;  los  milagros  son  claros,  ¿pues  no  es  desatino 
oponerse  al  Cielo  ? 

V.  M.  tira  para  esta  guerra  á  Castilla  la  sustancia, 
á  Flandes  el  socorro  ,  á  Milán  la  defensa  ,  á  Ñapóles  el 
presidio  ,  al  Imperio  la  salud  ,  á  Cataluña  el  remedio ,  y 
á  toda  España  la  esperanza.  No  se  pueden  proveer  las 
plazas  5  enflaquécese  el  reyno  j  mueren  los  pobres,  y 
aliéntase  el  enemigo.  Francia,  y  Inglaterra  no  pueden  su- 
frir tan  poderoso  vecino  5  ayudan  con  cautela  al  necesi- 
tado ,  y  sino  es  amor  que  tienen  á  Portugal ,  es  odio  que 
t  ienen  á  Castilla.  Rey  y  señor  mió  ,  de  una  parte  ha  de 
ser  justa  la  guerra  entre  christianos ,  para  que  no  perez- 
can tantas  almas.  El  Cielo  muestra  que  es  justa  la  suya, 
pues  los  favorece  tanto  ,  ya  tanto  i  luego  es  injusta  la 
nuestra. 

Si  no  es  afrenta  para  España  el  hacer  paces  con 
Holanda  ,  siendo  herege  ,  revelado  ,  y  tirano ,  y  si  no 
desdora  ,  procurar  paces  con  Bretaña  ;  si  es  conveniencia 
hacerlas  con  Francia  j  ¿  por  qué  no  ha  de  ser  licito  ha^ 
cedas  con  Portugal  ?  Si  de  España  temen  todos ,  y  Por- 
tugal vence  á  España  ,  \  mejor  temetán  á  España  unida 
con  Portugal  ?  Mas  crédito  se  pierde  en  las  armas  ,  que 
en  el  brio  i  mas  se  interesa  en  los  casamientos  de  casa, 

que 


95 

que  en  las  esperanzas  de  fuera.  Señor  ,  en  nombre  de  los 

Estados  habla  mi  pluma.  No  se  gobierne  V.  M.  por  quien 
le  dice  lo  que  no  sabe  ,  sino  por  quien  sabe  lo  que  le 
dice.  Si  voluerttis ,  ¿^  audieritis  mey  frona  térra  comedetisy 
quod  si  nolueritis  ,  &  ad  iracundlam  me  provocaberhis  ,  gla- 
dius  devorabit  vos.  Esto  dixo  Dios  ,  y  á  voces  un  hombre 
dice  lo  que  Dios  dixo.  Este  Señor  guarde  á  Y.M. 


CA- 


91 

CATALOGO 

de  algunos  libros  curiosos  y  selectos,  par  a  la  librería 

de  algún  particular,  que  desee  comprar  de  tres 

á  quatro  mil  tomos. 

POR  EL  REVERENDÍSIMO  PADRE  MAESTRO 

FRAY    MARTIN    SARMIENTO, 

Benedictino  de  Madrid. 


AUTORES    ORIGINALES 
LATINOS    T    GRIEGOS. 


-tara  tener  una  breve  y  clara  idea  de  los  autores  an- 
tiguos clasicos  originales  ,  así  Latinos ,  como  Griegos  y  se 
podrán  dividir  unos  y  otros  en  autores  Gentiles  y  Christia- 
nos:  y  haciendo  un  cúmulo  de  todos  ellos ,  se  podrán  di- 
vidir en  quatro  tiempos  poco  mas  ó  menos  ,  cada  uno  de. 
200  años. 

Para  el  caso  tomemos  400  años  antes  deChristo,  y  500 
después:  en  todqs  <?oo  años.  De  estos,  en  los  200,  ó  22  j, 
años  primeros ,  se  colocarán  los  autores  puros  Griegos 
y  Gentiles,  y  aún  mas  antiguos ,  como  Homero  ,  Hesiodo9 
y  tal  qual  mas. 

En  los  200,  ó  225  años  segundos,  se  colocarán  tam-* 
bien  los  autores  Griegos  puros  Gentiles. 

En  los  200,  ó  225  años  terceros,  (  ya  después  de 

Christo)  se  colocarán  los  autores  Latinos ,  Gentiles ,  ya 

tom.  V*  N  nq 


92 

no  tan  puros ;  y  los  autores  Latinos ,  pero  Christianos, 
que  son  los  de  la  primitiva  Iglesia. 

En  los  200,  ó  225  años  quartos,  que  son  los  últimos, 
y  acaban  en  el  siglo  V.°  se  colocarán  pocos  autores  Lati- 
nos, Gentiles  y  Griegos  5  pero  muchísimos  autores  Chris- 
tianos ,  ya  Griegos  ,  ya  Latinos ;  y  aquí  acaban  los  au- 
tores Gentiles  ,  ya  Griegos  ,  ya  Latinos,  con  la  diferen- 
cia de  que  como  todo  se  escribió  ó  en  Griego  ,  ó  en  La- 
tín ,  aunque  los  escritores  fuesen  de  otras  naciones  3  el 
lenguage  y  estilo  comenzó  á  corromperse  ,  y  á  barbari- 
zarse mucho. 

Cotejando  todos  los  autores  de  estos  poo  años  dichos, 
es  cierto  que  los  Griegos  escribieron  mas  que  los  Lati- 
nos 5  y  así  se  puede  decir,  que  los  autores  Griegos  Gen- 
tiles ,  son  tres  tantos  mas  ,  que  los  Latinos  Gentiles  :  y, 
que  los  autores  Griegos  Christianos  ,  son  al  doble  de  los 
Latinos  Christianos. 

No  se  debe  hacer  librería  pública  ,  que  no  tenga  to- 
dos los  libros  de  los  Autores  del  tiempo  referido  ,  pues 
son  las  fuentes  originales.  Deben  ser  de  las  primeras  edi- 
ciones modernas  mas  selectas.  Los  libros  que  se  imprimie- 
ron en  la  primera  vez ,  pasan  ya  por  manuscritos  :  por- 
que hace  cerca  de  300  años  que  se  imprimieron. 

Así ,  pues ,  debe  tener  una  libreria  publica  en  apo- 
sento á  parte  las  ediciones  primeras  de  todos  los  autores 
de  los  poo  años  calculados  arriba  ;  y  ademas  de  esto  ,  á 
la  vista  todas  las  mejores  ediciones  modernas  de  los  mis- 
mos. Un  particular  no  podria  tener  tantos ;  pero  digo, 
que  debe  tener  todos  los  autores  dichos  de  qualquiera  edi- 
ción? y  algunos  con  preferencia  de  la  mas  correcta,  y  mas 
moderna. 

Todas  las  impresiones  hechas  en  Roma  y  Venecia 
de  los  Manücios  :  en  París  de  los  Estepbanos  :  en  León  de 
Francia  de  los  Gryphos :  en  Antuerpia  de  la  oficina  Vían- 

ti- 


99 

finiana  :  y  en  Holanda  de  los  Elzevirios  ,  se  aprecian  mu- 
cho ,  ó  por  muy  hermosas  ,  ó  por  muy  correctas. 

De  todos  los  autores  dichos ,  hay  quatro  ge'neros  de 
ediciones  modernas  muy  sele&as.  La  i.a  en  Holanda,  y 
especialmente  de  los  Elzevirios,  en  marca  pequeña  de 
1 2.0  ó  de.  1 6.° y  y  solo  contiene  el  puro  texto  ,  y  tal  quai 
nota. 

La  2.a  en  París  ,  que  llaman  Adusum  Delphini ,  por- 
que se  destinó  para  el  uso  del  Delphin.  Se  repartieron 
muchos  autores  Latinos,  y  algunos  Griegos  entre  los  eru- 
ditos ,  para  que  cada  uno  sacase,  comentase  é  imprimiese 
de  suyo.  Imprimiéronse  en  4.0  ,  y  aunque  son  muy  ca- 
ros ,  son  magníficos. 

La  3.a  es  Ja  de  Holanda  ,  que  llaman  Cum  notis  va- 
riorum  i  porque  viendo  los  Holandeses  que  eran  caros  los 
tomos  Ad  usum  Delphini  de  París  ,  idearon  reimprimir  los 
dichos  tomos,  y  muchos  mas  en  marca  mas  acomodada,  y 
en  8.°  real,  para  venderlos  mas  varato.  Salieron  bellísima- 
mente  impresos ,  y  con  este  realze  mas  sobre  los  Ad  usum 
Delphini ,  que  estos  solo  tienen  las  notas  del  editor  y  co-< 
mentador  France's  ,  pero  los  de  Holanda  tienen  lo  mas  se- 
lecto de  e'ste  ,  y  las  notas  mas  escogidas  de  varios  erudi- 
tos antiguos  y  modernos  ,  de  donde  les  vino  el  nombre 
de  Cum  notis  variorum. 

La  4.a  es  de  Inglaterra  y  Holanda  >  y  se  debe  llamar 
la  Magistral:,  pues  es  como  edición  completa  ,  ya  en  fo- 
lio ,  ya  en  4.0  real  grueso  ,  que  no  solo  contiene  las  notas 
variorum  en  compendio  ,  sino  también  á  la  letra  ,  y  con 
mil  cosas  curiosas  añadidas.  Estas  ediciones  son  muy  ca- 
ras ;  pero  á  mi  ver  ,  las  mas  apetecibles  :  y  si  yo  fuera 
acaudalado  ,  las  tendría  todas. 

Viendo  los  Monges  Benitos  de  la  Congregación  de 
san  Mauro  de  Francia  ,  el  cuidado  que  se  ponía  en  pulir 
los  autores  Griegos  y  Latinos  profanos ,   y  el  poco  que 

N2  ha» 


loo 

había  en  corregir  el  texto  de  los  autores  Christianos  pri- 
mitivos ,  tomaron  á  su  cargo  corregir  sus  obras ,  y  hacer 
una  edición  magnifica  de  ellas  en  París  ,  y  en  folio ,  que 
admiran  todas  las  Naciones.  Pasan  de  120  tomos  en  fo- 
lio los  que  salieron  ya  i  y  es  poco  ó  nada  apreciable  la  Bi- 
blioteca que  no  los  tiene. 

Después  de  esto  ha  entrado  la  avaricia  de  los  libreros 
á  trastornarlo ,  y  confundirlo  todo.  En  Italia ,  Alema- 
nia, &c.  han  contrahecho  estas  sele&as  y  puras  ediciones. 
Los  Ad  usum  Delpbini  se  reimprimieron  en  Venecia  y  Pa- 
dua.  Los  SS.  Padres  ,  que  sacaron  los  Benedictinos ,  se 
reimprimieron  en  Venecia  y  tVerona  j  pero  sobre  ser  es- 
tas ediciones  muy  inferiores  en  lo  material ,  sonlo  mucho 
mas  en  la  corrección ,  porque  hierben  en  ellas  las  erratas, 
pues  no  hubo  otro  interesado  en  la  corrección,  que  el  vil, 
interés  de  los  libreros. 

Teniendo  presente  todo  lo  dicho  hasta  aquí,  ya  qual- 
quiera  podrá  caminar  seguro  en  la  compra  de  los  libros 
que  se  escribieron  hasta  el  año  500  de  Jesu-Christo ,  así 
Eclesiásticos  ,  como  profanos  ,  y  así  Christianos  ,  com0 
Gentiles. 

Casi  en  los  1©  años  que  mediaron  desde  el  de  500  hasta: 
la  mitad  del  siglo  XV.0  en  que  se  perdió  Constantinopla,  y. 
se  inventó  la  Imprenta,  también  se  escribió  muchísimo  en 
Latin  y  en  Griego  j  pero  muy  inferior  en  todo  á  lo  que 
se  habia  escrito  antes.  De  los  autores  de  estos  tiempos, 
los  mas  apreciables  sos  los  históricos,  que  escribieron  las 
cosas  de  sus  tiempos ,  aunque  el  estilo,  lenguage,  &c.  sea 
bárbaro  ,  pues  ya  no  quedó  mas  recurso  que  á  ellos. 

Los  de  autores  de  ciencias  físicas  y  Matemáticas  son 
de  poca  sustancia,  y  solo  se  debe  tener  talqual  muy  famo- 
so. Desde  la  invención  de  la  Imprenta  hasta  el  tiempo  pre- 
sente, se  ha  escrito  infinito,  y  hay  mucho  óptimo,  mucho 
msdiano  ,  y  mucho  mas  pésimo  y  despreciable.  Por  esto 

es 


101 

es  mas  difícil  la  elección  entre  todo ;  pero  sírvanos  la  ad- 
vertencia de  que  lo  mejor  se  ha  escrito  de  100  años  á 
esta  parte  ,  desde  que  se  fundaron  las  Academias. 

Supuesto  lo  dicho.,  yo  he  seguido  la  máxima  de  te- 
ner muchos  autores  en  pocos  libros ,  y  muchísimas  mate- 
rias en  pocos  tomos.  La  misma  deben  seguir  ios  que  ó  por 
falta  de  medio ,  ó  de  voluntad  no  piensan  tener  una  nu- 
merosa Biblioteca.  Así  se  podrá  componer  ,  que  una  li- 
brería de  4®  tomos  sea  mas  sele&a  y  universal  que  otras 
de  20$.  De  qualquiera  arte  ó  ciencia  se  deben  buscar  los 
libros  siguientes : 
i.°  Su  historia  y  progresos. 
2.°  Su  Diccionario. 

3.0  La  Biblioteca  de  los  autores  de  ella. 
4.0  Las  colecciones  de  los  autores  antiguos. 
5.0  Sus  historias  principales. 
d.°  Un  compendio  moderno  suyo. 
7.0  Un  curso  entero  de  ella. 
8.°  Una  compilación  total  de  las  materias. 
5>.°  Los  autores  modernos  que  en  ella  merecieron  singu- 
lar aplauso ,  ó  han  sido  muy  extravagantes. 

Ni  de  todas  clases  ,  ni  de  todas  ciencias  se  hallan  li- 
bres adecuados  á  todas  las  nueve  clases  propuestas ;  pero 
se  hallan  muchos,  y  cada  dia  van  saliendo  mas:  por  exenv 
pío  en  la  Medicina. 

i.°   Historia  de  Juan  Fruin ,  y  Daniel  Leclere. 

2.0  Diccionario  de  Foesio  ,  Greco  Castell  5  y  está  sa- 
liendo en  Franfort  uno  de  8  tomos  en  fol. 

3.0  Biblioteca.  Los  4  en  fol.  de  Manget. 

4.0  Autores  principales.  Los  1 3  en  fol.  de  Hipócra- 
tes y  Galeno ,  Greco-latinos  de  Cbartecio. 

5.0  Colecciones.  Los  Médicos  antiguos  latinos  desde 
Enrico  Estepbano :  2  tomos  en  fol.  Los  Griegos  no  anda- 
ban en  colecciones ,  sino  separados  ,  los  Árabes  con  3&e- 
eena ,  Mesue  ,  Averroes ,  &c.  &• 


102 

6.°  Compendio.  Hay   muchos.  Sydenban ,  Bagihh, 
Morton  ,  Barbet ,  &c. 

7.0  Curso  entero.  Etmulero ,   con.  Cyrilo.   5   tomos 
en  fol. 

8.°  Compilación.  Manget  y  2?0»rt ,  mas  de  24  en  fol. 
p.°  Autores  modernos-famosos.  Son  muchos  los  ex- 
traordinarios. Helmoncio  ,  Paracelso ,  VHlanova  ,  San£lorio% 
Roberto  ,  i7/^  ,  Crolio  ,  Talento  ,  &c. 

Es  ciertísimo  ,  que  si  á  imitación  de  lo  dicho  se  esco- 
giesen los  libros  para  otras  ciencias  y  artes ,  con  pocos 
centenares  de  tomos  se  ahorrarían  muchos  millares.  A  lo 
menos  propondré'  aquí  las  colecciones  de  autores  antiguos 
que  he  visto  ,  y  otras  de  autores  modernos  ,  para  que  sí 
se  hallan  ,  se  compren  sin  tropiezo  alguno. 

Colecciones  de  Poetas  Griegos.  Hay  la  de  Colonia, 
'Allobrogum  (  porque  es  de  Ginebra  )  y  esta  ahora  es  la 
única.  Son  4  tomos  en  fol.  Greco-latinos.  En  ellas  están 
todos  los  Poetas  Griegos  paganos  7  y  algunos  Christia- 
nos.  Es  juego  raro  y  caro.  Poetas  latinos  hay  una  en  dos 
tomos  en  4.0  >  nada  vale.  Hay  otra  magnifica  de  Londres 
de  171 3  ,  dos  tomos  en  fol.  y  en  ella  están  todos  los 
Poetas  latinos  paganos ,  y  algunos  Christianos  antiguos. 
Es  juego  rarísimo  y  carísimo,  En  París  7  si  se  halla  ,  cos- 
taría cerca  .de  veinte  pesos  j  y  esto  porque  se  imprimió 
por  subscripciones.  Véase  aquí  en  6  tomos  solos  mas  de 
200  Poetas  Griegos  y  Latinos  originales. 

Gramáticos.  La  colección  de  Elias  Fuschip  ,  dos  tomos 
en  4.0  en  Hanomay  ó  Henao  ,  1606,  Contiene  todos  los 
Gramáticos  antiguos, 

.  -  Autores  lingua  latina.  Otra  de  estos ,  diversa  de  la 
de  arriba  ,  de  la  edición  de  Dionisio  Gotofredo.  Contie- 
ne los  que  escribieron  Diccionarios  latinos  en  lo  antiguo. 
León  i  tomo  grueso  en  4.0  real,  1602. 

Retóricos  antiguos  Griegos.  Hay  colección  de  ellos  5  pe- 
ro 


10  3 

ro  toda  está  en  Griego ,  y  es  de  la  edición  de  Manucio  el 

viejo. 

Lengua  Griega.  No  hay  colección  de  todos  ellos ,  por- 
que son  obras  grandes ,  y  así  andan  separadas  ,  Polux, 
Harpocratim  ,  Meris,  Hesicbio,  Suidas ,  &c. 

Retóricos  antiguos  Griegos.  Colección  de  los  menores 
en  Ginebra  ,  en  un  tomo  en  folio  Greco-latino. 

Geógrafos  menores.  De  todos  los  Geógrafos  menores, 
salió  en  este  siglo  una  colección  en  Inglaterra  en  4.  tomos 
en  8.°  real.  Es  muy  curiosa. 

Músicos  antiguos.  Es  muy  selecta  la  que  hizo  Merbo- 
rio  de  los  mismos  Griegos ,  y  el  Latino  Capella  en  2.  to- 
mos en  4.0  Amsterdan  1652.  En  los  Eicivirios  salieron 
los  Músicos  Greco-latinos. 

Mythógrafos  latinos.  Entre  los  tomos  en  8o.  Cum  notis 
variorum  5  hay  dos  que  contienen  los  Mythógrafos  lati- 
nos ,  y  ios  Griegos. 

Médicos  latinos.  Ya  hable'  arriba  de  la  colección  ,  que 
Enrico  Estepbano  hizo  de  los  Me'dicos  latinos  en  dos  to- 
mos en  fol. 

Históricos.  Colección  de  los  historiadores  menores  de 
los  Ce'sares  Romanos  ,  con  notas ,  dos  tomos  de  autores 
Latinos ,  y  uno  de  Griegos ,  todo ,  tres  tomos  en  fol.  im- 
presión de  Francfort.  (#) 

De  re  rustica.  Catón,  Varron,  Columela , y  Paladio ,  son 
latinos ,  y  andarren  tres  tomos  en  8.°  juntos.  Hay  colec- 
ción novisíma  de  ellos  ,  en  Lipsia  ,  de  Veselingio. 

Geopónicos.  Son  los  autores  Griegos  de  re  rustica.  Es 
un  solo  tomo  en  8.°  en  latin.  Hay  otra  edición  de  los  mis- 
mos Greco- latina  ,  que  no  he  visto. 

Au- 


(*)     Tenemos  noticia,  de  que  se  ha  hecho  una  buena  edición 
de  muchos  autores  clásicos  latinos  en  D-os-puentes. 


104 

Autores  reí  venática  antiqui.  Todos  son  Poetas  latinos 
antiguos :  y  aunque  andan  en  la  Colección  de  los  Poetas, 
se  hizo  impresión  aparte  de  ellos  por  los  Elzivirios  en 
1 55  3  con  notas  de  Ubitio  ,  y  otra  en  4.0 

De  re  agraria.  Colección  de  los  que  quedaron  ,  y  de 
algunos  fragmentos  de  leyes  agrarias.  Sacólos  Nicolás  Re- 
galtio  ,  con  título  de  Autores  finium  regundorum  •■>  y  des- 
pués Wilhelmo  Goesio  con  notas  en  Amsterdan  1 5  74.  Son 
4  tomos  en  fo). 

De  re  accipitataria\ác  Cetrería).  Esta  Colección  es  de 
Nicolás  Regaltio  ,  en  París  ,  en  1619  en  4.0 

De  re  hippiatrica  (de  Albeitería).  Sacólos  e  interpre- 
tólos Juan  Rmllio  en  París  en  15  30  en  fol.  Los  mas  son 
Griegos. 

Panegyríá  Veteres,  Entre  los  tomos  antiguos  ,  digo  ai 
usum  Delpbini ,  hay  uno  que  contiene  los  autores  latinos 
antiguos,  que  escribieron  Panegíricos  en  4.0  Y  en  un  to- 
mo en  8.°  juntó  Cellario  12  Panegiristas ,  excepto  ei  Pa-, 
negírico  de  Plinto  á  Trajano, 

De  Oneiro-crítica  (  de  adivinar  por  medio  de  los  sue- 
ños ).  El  principal  es  Artemidoro  Griego.  El  citado  Ni- 
colás Regaltio  sacó  á  Artemidoro  Greco-latino ,  y  á 
otros  autores.  En  París  en  un  tomo  en  4.0 

Mathematicos.  Tentóse  en  Inglaterra  Hacer  una  nu* 
merosa  Colección  de  todos  los  antiguos  en  1 3  ó  14  tomos 
en  fol.  El  primero  contiene  todas  las  obras  de  Euclides 
Greco-latino  en  fol. ,  y  que  he  visto  ;  pero  no  han  prose- 
seguido  en  la  Colección. 

Astrólogos,  El  mas  corpulento  es  Julio  Firmico ,  y  con 
e'l  andan  en  un  tomo  en  fol.  otros  Astrólogos  Judiciarios, 
Griegos  ,  Latinos  y  Árabes, 

Bibliotecarios,  Podrán  reducirse  á  esta  clase  Diogenes 
Laercio  y  Phocio.  Diogenes  Laercio  de  Vitis  Philosophorum^ 
es  un  tesoro  para  saber  la  vida ,  escritos  y  dogmas  de  los 

Fi- 


Filósofos  antiguos.  Escribió  en  Griego.  Hay  ediciones  la- 
tinas ,  y  con  ellas  andan  Eunapio,  é  Heychío.  Sobre  el  mis- 
mo asunto  hay  ediciones  Greco-Latinas  }  pero  la  mas 
famosa  es  la  de  Holanda  ,  con  notas  de  Mr.  Menage  ,  y 
de  Joacbln  Kubnio  ,  Grego-Latinas.  2  tomos  en  4.°  En 
casa  de  los  Vestenios. 

Phocio ,  Patriarca  de  Constantinopla ,  Griego  Cis- 
mático ,  que  vivia  por  los  años  de  850 ,  escribió  en  Grie- 
go su  Biblioteca.  Es  la  mas  preciosa  ,  que  nos  queda  de 
aquellos  tiempos.  Leyó  280  tomos  de  autores  Griegos, 
ya  Paganos,  ya  Christianos,  ya  Antiquísimos,  ya  Coetá- 
neos. Sacó  un  extracto  de  ellos ,  y  hizo  una  crítica ,  ó 
censura  del  estilo  ,  idioma ,  &c.  Solo  por  esta  Biblio- 
teca ,  tenemos  noticia  de  muchos  autores  totalmente 
perdidos.  Hay  edición  solo  en  Latin  ,  y  hay  la  famo- 
sa ,  que  es  Greco-Latina  en  fol.  Este  libro  es  el  origen 
des  Joruenaux  des  scavans  Mimoires  de  Trevoix.  Aftas  de 
Lipsie ,  &c. 

Estas  2  5  Colecciones ,  las  que  excepto  una  ,  he  vis* 
to  ,  y  manejado,  son  muy  necesarias  para  tener  muchos 
autores  originales  en  pocos  tomos  j  aunque  muchos  de 
ellos  son  rarísimos ,  y  solo  se  hallan  en  dichas  Colec- 
ciones. Pero  como  casi  todos  son  auteres,  que  han  es- 
crito poco  ,  y  hay  otros  que  escribieron  mucho  ,  y  an- 
dan separados  ,  y  aún  andan  así  muchos  de  los  conteni- 
dos en  las  Colecciones ,  diré  de  unos  y  otros. 

Autores  Griegos  Gentiles*  Homero. 

Por  ser  Homero  poeta ,  el  autor  Gentil  mas  antiguo 
que  se  conoce,  diré'  algo  mas  de  e'i ,  que  de  los  otros.  La 
edición  mas  completa ,  famosa ,  rara ,  y  selecta  de  sus 
Poesías ,  con  Comentarios,  es  la  de  Roma  de  1550.  Con- 
tiene su  Miada,  y  Odisea ,  todo  en  Griego  ,  con  los  Co- 
Tom.  F.  O  men- 


loó 

mentarlos  de  Eustachio ,  Arzobispo  de  Thesalonica ,  to^ 
do  en  Griego  ,  en  4  tomos  en  fol. 

Esta  misma  obra  se  reimprimió  en  Basilea  en  3  to* 
mos  en  fol.  todo  en  Griego  ,  sin  palabra  de  Latin.  Hace 
pocos  años,  que  Alexandro  Polyti ,  y  otros  eruditos  de 
Florencia,  comenzaron  asacar  la  misma  obra,  y  C0-1 
mentados  de  Eustachio  ,  en  Griego  ,  y  Latin  5  y  ade-, 
mas  de  esto  ,  con  varios  comentos  modernos.  Han  de  ser 
muchos  tomos  5  solo  vi  tres  en  fol.  grandes ,  y  no  sé 
quantos  han  salido  ya.  Esta  edición  solo  es  para  Príncipes, 
ó  para  personas  que  tengan  mucho  dinero ,  ó  buen  gusto 
en  libros. 

Ademas  de  lo  dicho ,  hay  300  ediciones  de  Homero; 
pero  para  el  uso ,  es  muy  buena  la  edición  de  sus  obras 
Greco-Latinas  en  fol.  grande  ,  que  salió  en  Basilea  ,  con 
comentos  ,  y  Índices  ácjuan  Spondano  5  si  bien  hay  otra 
de  Inglaterra  de  Josué  B arnés ,  que  no  he  visto. 
_  Herodoto  es  el  autor  en  prosa  que  temos  mas  antiguo, 
y  se  debe  tener.  Hay  ediciones  Greco-Latinas ,  y  la  me* 
jor  es  la  de  Francfort  en  1608  en  fol. 

De  los  demás  autores  Griegos ,  y  Gentiles  se  debe 
advertir,  que  hay  quatro  géneros  de  ediciones.  i.a  Del 
solo  texto  ,  y  solo  en  Griego ,  y  los  mas  se  imprimieron 
así  en  la  imprenta  de  Manucio  en  Roma  ,  en  Floren- 
cia, &c.  2.a  Del  solo  texto;  pero  solo  en  Latin  ,  y  de  esto 
hay  infinitas  ediciones  de  diversas  marcas.  3.a  Del  texto 
Greco-Latino,  con  notas  ,  índices  ,  comentos  breves ,  &c. 
y  casi  todos  los  autores  se  imprimieron  en  Francfort,  ca- 
sa de  los  Wechelios  ;  á  las  quales  ediciones  sucedieron 
las  magnificas  de  Inglaterra  y  Holanda  ;  de  las  quales  ya 
hablé  arriba  ;  y  por  ser  estas  muy  costosas  ,  propondré 
Jas  antecedentes ,  que  también  son  ediciones  célebres  ,  y 
magistrales ,  de  Francfort ,  Basilea  ,  París ,  Hildeberga, 
Ginebra ,  León  ,  &c. 

Plu- 


io7 

Plutarco,  Greco-Latino,  2  tomos  grandes. 
Aristóteles,  Greco-Latino,  2  grandes  fol. 

Platón,  Greco-Latino,  1  fol. 

Luciano ,  Greco  Latino ,  1  grande  fol., 

Plotnio,  Greco-Latino  ,  i  fol. 

Tucidides,  Greco  Latino,  1. 

Xenophonte,  Greco-Latino,  1  fol. 

Polibio  ,  Greco-Latino,  1  fol. 

Dionisio  Halicarnaso  ,  Greco-Latino,  2.  foL 

Diodoro  Siculo  ,  Greco-Latino,  1  fol. 

Estrabon,  Greco-Latino París  1  foL 

Dion  Casio,  Greco  Latino,  1  fol. 

Theofrasto  ,  Greco-Latino  ,  1  fol. 

Átheneo,  Greco-Latino,  1  fol. 

Libanio,  Greco-Latino París  2  foL: 

Pausanias  ,  Greco-Latino,  1  fol. 

Philostrato,  Greco-Latino,  1  fol. 

Demosthenes ,  Greco  Latino  1  fol. 

Dion  Crisosthomo  ,  Greco-Latino  ,  I  fol. 

Euclides,  Greco  Latino Inglaterra  i  fol. 

Archimedes,  Greco  Latino,  1  fol. 

Diophanto,  Greco-Latino,  1  fol. 

Apolonio  Pergeo,  solo  el  texto  Latino,  2  fol. 

Papa  Alexandrino,  solo  el  texto  Latino  ,  1  fol. 

StephanOy deUrbt'bus, Greco-Latino,  Amsterdan,  1  fol. 

Ptolomeo,  Geografía  ,  Greco-Latí  no,  Holanda  1  fol. 

Bjusdem  ,  Almagestum^  (vile  solo  en  Latin  ,  y  solo  en 
Griego)  1  fol. 

Hipócrates,  Greco  Latino,  Francfort,  2  fol. 

Galeno,  vile  todo  en  Griego,  y  todo  en  Latin;  y  creo 
no  los  hay  Greco- Latinos  sino  en  la  edición  citada  arriba 
de  París ,  de  1 3  tomos  en  fol.  que  contiene  á  Hipócrates, 
y  Galeno,  Greco-Latino,  13  fol. 

Areteo  ,  Medico,  Greco  Latino,  1  fol. 

O  2  Ale- 


[ió8 

Alexandro  Tralteano,  vile  en  Griego  ,  y  en  LatínjJ 
pero  no  Greco  Latino ,  i  fol.  * 

Paulo  Aesgineta,  Greco  Latino,  i  fol. 

Julio  Polux,  edición  magnifica,  Greco-Latino,  2  fol.< 

Themistio  ,  Greco-Latino,  edición  magnifica  de  Pa^ 
lis ,  i  fol. 

Juan  Stobeo  (créese  que  no  fue  chrístiano)  Greco-* 
Latino,  en  Ginebra  1609 7  1  fol. 

Jamblicho,  Greco-Latino,  1  fol. 

Oíros  autores  Greco-Latinos  ,  y  no  en  foL, 


Isócrates. 
Aristides. 
Máximo  Tirís* 
Apolodoro. 
Hermogenes. 
Marco  Aurelio. 


Heron. 

Harpocration. 

Porphirio. 

Agathias. 

Zocimo  ,  Arríanos 

Epi&eto. 


Aliano.  (  aunque  Latino ,     Simplicio. 


escribió  en  Griego) 
^.miano.  ( aunque  Griego, 

escribió  en  Latin) 
Phornuto. 
Palephato. 
Heriodano. 
Meris. 
Hesychio.  ( dudase  si  fue 

Pagano) 


Nemesio. 

Cleomedes. 

Olimpiodorov 

Hierocles. 

Apiano. 

Theon. 

Aphtomio.: 

Gemino. 

Phlegeton ,  &c. 


Los  demás  autores  Griegos  9  están  en  las  Colecciones 
•ya  propuestas. 


Au» 


100 

Autores  Latinos  Gentiles, 

Los  mas  de  estos  autores  ,  por  ser  pocos  ,  y  muchos 
por  haber  escrito  muy  poco,  se  hallan  en  las  Colecciones, 
ó  son  de  las  quatro  ediciones  :  Elzivirianas  ad  usum  De¡-> 
plini  y  cum  notis  variorum  ,  y  magnificas  de  Inglaterra  ,  y 
Holanda.  No  obstante,  diré  algo  de  ellos. 

Virgilio.  Deben  tenerse  los  3  tomds  del  P.  Zerda  :  Co- 
mentos  de  Virgilio, 

Ovidio*  Hay  otros  3  tomos  en  fol.  de  Comento  de 
Ovidio  j  y  á  falta,  los  4.  tomos  grandes  en  4.0  de  la  úl- 
tima edición  de  Holanda  de  Pedro  Burmano.  (Aquí  de- 
bió decir  :  de  Amsterdan  de  1727) 

Quintiliano.  El  mismo  Burmano  sacó  las  obras  de 
Quintiliano  en  2  tomos  en  4.0  con  notas. 

'Plinio  el  mayor.  La  mejor  edición  es,  la  del  P.  Hardui- 
110,  3  tomos  en  fol.  de  última  mano,  es  carísima., 

Cicerón.  Hay  edición  última  de  Holanda  en  1 1  ó  13 
tomos  en  8.°  de  Wirtsburgo  >  y  también  la  hizo  en 
fol.  (1) 

Séneca*  Soy  de  sentir  se  busquen  \o%~6  tomos  en  fol. 
con  Tácito  ,  y  Justo  Lipsio  ,  de  la  edición  última  de  An- 
tuerpia -■>  (creo  en  1637J.de  los  quales  uno  todo  es  el  Sé- 
neca ,  otro  Cometió  Tácito  ,  y  otro  Veleyo  Paterculo. 

Vit subió  ,  ó  la  edición  de  Phelandro,  en  4.0  ó  la  mag- 
nifica de  Holanda  de  Leiden  ,  en  fol.  que  es  mejor. 

Tito  Libio.  La  edición  ad  usum  Delphlnu  6  tomos 
en  4.0 

Lucrecio.  ILz  edición  ad  usum  DelpbinL 


(1)    Hay  también  la  que  se  hi^o  en  Genova  en  1758  en  o  to- 
mos en  4.  con  los  Comentarios  de  Joseph  Oliveto. 


lio 

Juvenal ,  la  magnifica  de  Utrech  de  1685  de  Hermi- 
nio 1  tomo  4.0  grande. 

Persio.  La  edición  de  Casaubano ,  1  tomo  en  8.°  grue* 
so.  (1) 

Claudiano.  La  edición  de  Bartbio,  1  tomo  en  4.0  muy 
grueso. 

Sitio  Itálico.  La  de  Dausquio,  1  tomo  en  4.0 

-Los  demás  autores  son 


Poetas. 
Piauto. 
Terencio» 
Horacio. 
Se'neca. 
Marcial. 
iValerio  Flaco. 
Manilio. 
Stacio  Papinio. 
Tibulo. 
Catulo. 
Propercio. 
Lucano. 
Phedro. 

Emilio,  y  fragmentos. 
Rutilio. 
Grado. 
Germánico. 
Avieno. 


En  prosa, 

Salustio. 

Suetonio.   . 

Cornelio  Nepote. 

Pünio  Júnior. 

Apuleyo. 

Censorino. 

Capella. 

Macrovio. 

Lucio  Floro. 

Justino. 

Higinio. 

Vepetio. 

Petronio. 

Chalcidio. 

Curcio. 

Valerio  Máximo. 

Julio  Cesar. 

Cornelio  Celso. 

Aulio  Galio,  &c. 


du* 


(1)  No  son  despreciables  los  Comentarios,  que  á  la  sátira  de 
este  autor  ,  hizo  el- celebre  Sánchez  Brócense,  impresos  en  Genova, 
así  como  otros  muchos ,  que  hizo  á  varios  fragmentos  de  j  autores 
clasicos. 


1 II 

Autores  antiguos  Cbristianos  ,  Griegos  ,  y  Latinos,    j 

Los  Poetas  se  hallan  en  la  Colección  de  los  Poetas 
Latinos  ,  y  en  la  de  los  Griegos  respe&ivamente  ,  y  un 
tomo  en  la  Biblioteca  Patrum.  Los  Padres  ,  que  escribie- 
ron mucho  ,  ya  Latinos  ,  ya  Griegos  ,  los  han  sacado 
los  Padres  Benedictinos  de  Francia.  Los  que  escribieron, 
se  hallan  recogidos  en  la  citada  Biblioteca  Patrum. 

Propuesta  ya  la  idea  general  de  todos  los  autores  que 
escribieron  hasta  el  año  de  500  de  Christo  ,  resta  propo- 
ner la  de  los  que  escribieron  desde  entonces  hasta  estos 
tiempos  de  1748  ;  y  por  ser  infinitos,  es  preciso  recurrir 
también  á  Colecciones  para  tener  mas  autores  en  po- 
cos tomos. 

CO  LECCIONES. 

Concilios.  Hay  muchas  Colecciones  de  todos  los  Con- 
cilios. La  mas  costosa,  magnifica,  y  numerosa  (en  to- 
mos ,  no  en  piezas  conciliares)  es  la  que  llaman  Colección 
regia  de  París  ,  en  37  tomos  en  fol.  No  es  para  particular 
res.  Hay  otra  mas  acomodada  que  llaman  del  Padre  Lab- 
loé.  Sigúese  la  hermosa  del  Padre  Harduino  ,  en  12  tomos 
en  fol.  Y  finalmente  la  de  Venecia  en  2  3  tomos  en  fol. 
Esta  es  la  mas  completa  de  todas. 

Concilios  Nacionales.  Hay  varias  Colecciones,  de  Con- 
cilios de  cada  Nación.  La  de  los  de  España  ,  los  princi- 
pió Loaysa.  Es  un  solo  tomo  en  fol.  Completóla  el  Car- 
denal Aguirre,  en  4  tomos  en  fol.  que  imprimió  en  Roma, 
y  se  debe  tener  esta  Colección. 

Aóias  de  los  Santos.  Hay  infinitas  Colecciones  de  Ac- 
tas ,  y  vidas  de  Santos  5  pero  la  que  las  abraza  todas 
es  la  famosa  ,  que  se  va  imprimiendo  en  Antuerpia  por 

los 


112 

ios  Padres  Jesuítas.  Comenzóla  en  idea  el  Padre  Erivcrto 
Rosweides  ,  sacando  un  tomo  de  Martirologio ,  y  otro 
Vita  Patrum  >  ambos  muy  dignos  de  que  se  compren  ,  y 
se  lean.  Siguióse  el  Padre  Juan  Bolando  ,  disponiendo  las 
Adas  por  los  meses  >  y  la  hizo  famosa  el  continuador 
Padre  Daniel  Papebroquio,  y  hoy  la  están  prosiguiendo 
otros  Jesuítas  j  y  sin  haber  pasado  del  mes  de  Septiem- 
bre llega  ya  dicha  Colección  á  40  tomos  muy  gruesos 
en  fol.  á  la  que  llaman  los  Bolandos ,  ó  Bolandistas ,  y 
Papebroquios* 

Esta  Colección  no  es  para  particulares ,  pues  cuesta 
mucho  5  y  por  esto  los  Venecianos  se  animaron  á  ir- 
los reimprimiendo  todos  ,  y  los  venden  la  mitad  mas 
yaratos. 

Al  mismo  tiempo  sacó  el  Padre  Mavillon  las  Aftas 
de  los  santos  Benedidinos  en  9  tomos  en  fol.  y  por  ser 
muy  caros ,  también  se  reimprimieron  en  Venecia. 

Aólas  de  santos  Nacionales,  Cada  Nación  tiene  sus 
Martirologios.  El  mas  completo  de  España,  es  el  mas  des- 
preciable de  todos.  Este  es  el  de  Tamayo  ,  en  6  tomos  en 
fol.  pues  aunque  contiene  lo  que  hay  de  cierto ,  contie- 
ne'tambien  mil  patrañas  ,  y  santos  fingidos  ,  por  haber 
adoptado  los  Cronicones  falsos.  Es  el  mas  necesario  que  se 
debe  tener  j  pero  se  debe  leer  con  mucha  precaución  ,  y 
crítica. 

Acia  sincera  primor um  Martirum.  El  Protestante  En- 
rico  Dudvello  sacó  un  libro  de  Paucitate  Martirum ,  pro- 
bando que  son  falsas  las  Adas  de  nuestros  Mártires  an- 
tiguos. El  Benedidino  Padre  Theoáorico  Reunart ,  de  san 
Mauro  se  opuso ,  y  reimprimió  muchas  Adas ,  muy, 
ciertas  y  sinceras  de  los  Mártires  primitivos  en  un  tomo 
en  fol.  el  qual  es  muy  aplaudido  aún  de  los  Protestantes. 
Reimprimióse  en  Holanda,  e  Italia.  Debe  tenerse  este 
tomo  ,  aunque  no  se  halle  de  la  impresión  de  París. 

Pa* 


Padres  de  la  Iglesia.  La  Colección  de  ellos  es  la  que 
llaman  Bihliotbeóa  veterum  Patrum,  no  sanclorum  Patrum, 
como  citan  algunos  j  pues  muchos  de  ellos  no  han  sido 
Santos.  Ésta  Colección  comenzó  en  Colonia  ;  después  se 
aumentó  en  París;  después  ¡con  ei  fin  de  abultarla,  la 
echaron  á  perder  en  León  ,  reimprimie'ndola  Iqs  libreros, 
y  a&ualmente  7  si  no  mienten  las  noticias  literarias  ,  la 
están  imprimiendo  en  Francfort  ,  y  en  muchos  menos 
tomos  que  la  de  León ,  siendo  así  que  está  con  el  Apa- 
rato de  Noura ,  y  Noury ,  y  índice.  Tiene  30  tomos  en 
fol.  El  particular  podrá  contentarse  con  la  de  París  ,  im- 
presión de  La-Navé  ;  pues,  aunque  menos  numerosa  ,  es 
mejor  en  todo.  Las  Comunidades  podrán  esperar  la  de 
Francfort  >  pero  en  todo  acontecimiento  así  el  particu- 
lar ,  como  las  Comunidades  deben  tener  el  Aparato  de 
Noury, 

El  Padre  Nicolás  Noury,  muy  docto  Be nedi&ino  de 
san  Mauro  ,  que  es  el  Editor  de  las  obras  de  san  Am-, 
brosio ,  viendo  que  en  la  Blbliotheca  Patrum  habia  mu- 
chos autores  desconocidos ,  y  que  á  otros  se  les  suponían 
escritos  >  y  en  fin  ,  que  era  una  edición  sin  crítica  ,  tomo 
á  su  cargo  ir  repasando  los  autores ,  y  escritos ,  según 
que  se  seguían  los  tomos  i.°  ,  2.0. ,  3.0  ,  8cc.  de  la  Blblio- 
theca Patrum  de  León  ,  y  hacer  crítica  de  todo.  Solo  pu- 
blicó dos  tomos  en  fol,  con  título  de  Apparatus ,  pues  la 
-  muerte  le  cortó  sus  ideas.  Estos  dos  tomos  son  ei  alma 
de  toda  la  Biblioteca  ,  y   cuestan  carísimos  quándo  se 
venden  separados  j  por  lo  que  ,  cómprese. ,  ó  no  la  Bi- 
blioteca ,  se  deben  comprar  ,.  y  leer  estos  dos  lomos  de 
Noury ,  pues  generalmente  son  aplaudidos  por  estar  es- 
critos con  juiciosa  crítica. 

Bularlo,  El  Bularlo  magno  novísimo  en   14  tomos» 
en  fol.  puede  pasar  por  colección  5.  y  es  muy  útil  si  se  Io*i 
gra  de  la  moderna  impresión  ¿que  se  hace  en  Roma. 
Tom.K  í¡  C¿] 


cW4 

Cánones  hsstá,  Burchardo.  Las  Colecciones  de  Cánones 

•así  en  la  Iglesia  Griega  $  como  en  la  Latina  se  hadan  de 
las  piezas  enteras  á  la  letra.  Burchardo  tomó  otro  me'to- 
do ,  comprehendie'ndolas  ,  y  distribuyéndolas  por  lu- 
gares : 'comunes.  Siguiéronle  con  el  mismo  método  Iv&n,  y 
Graciano  ,:y  después  vinieron  las  Decretales  5  y  como  á 
imitación  del  Derecho  civil ,  de  uno  y  otro  Derecho,  ía 
edición  en  León  por  Gotofredo  en  p  tomos  en  fol.  Aunque 
se  vende  á  papel  viejo  ,  es  la  Colección  mas  completa.  Si 
á.esta  se  añade  el  código  Teodosiano  en  sus  seis  tomos 
en  '.fol.  del  otro  Gotofredo  ,  y  los  7  tomos  en  fol.  Greco- 
La  tinos"  de  los  Basilios  de  Fabroto  ,  se  tiene  la  Colección 
de  las  fuentes  de  los  dos  Derechos. 

Juristas»  Son  27  ó  28  tomos  en  fol.  que  llaman  el 
Occeano  ,  6  los  trufados  de  los  D0B0r.es..  Es  una  Colección 
molesta  ,  pero  útil  para  una  librería  pública 5  pues  con- 
tiene muchos  autores  ya  muy  raros ,  que  solo  se  hallan 
-en  esta  Colección  >  y  sobre  todo,  porque  hay  tratados  so* 
bre  asuntos  extraordinarios. 

Canonistas.  Podrá  llamarse  Colección  no  de  Cánones, 
■sino  4e  Canonistas ,  y  Teólogos  la  Biblia  Pontificia  de 
Rocaberti  2 1  tomoseri  fol.  pues  en  ella  se  hallan  á  la  letra 
todas  las  piezas  que  hacen  á  favor  de  las  cosas  de  Roma, 
y  del  Papa. 

Decisiones.  Los.  23  tomos  en  fol.  de  las  decisiones  de 
Rota ,  con  los  cinco  tomos  de  índice  ,  ó  compendio  ,  es 
una  Colección  útil  para  una  librería-!de  Eclesiásticos  j  pues 
apenas  habrá  caso  para  que  no  se  halle  alguna  decisión 
ú  otra  ,  que  se  le  pueda  adaptar  si  concurre  discurso  ,  y 
reflexión..^ 

Colecciones  Históricas.  Son  infinitas  las  Colecciones  his- 
tóricas ,  ya'en  general ,  ya  en1  particular  5.  yá  Eclesiás- 
ticas, ya  profanas  >  por-  loque  solo  ^propondré'  las  mas 
celebres  que  me  oCuríisren^  ■- 

'i  .  His- 


Historia  Bizantina. La  Colección  de  la  historia  Bizan- 
tina es  la  mas  hermosa  ,  magnifica  ,  rara  ,  y  cara  de  to- 
das. Contiene  todos  los  autores:>á  la. letra  que  escribie- 
ron la  historia  de  Constantinopla  ,  ó  de  sus  cosas ,  des-' 
de  que  la  fundó  Constantino  ,  hasta  que,  la  tomaron  los. 
Turcos.  Y  porque  en  lo  antiguo  se  llamaba  Bizantium,- 
por  eso  se  llamaba  historia  Bizantina-,  y  así  se  cita. 

Todos  ios  autores  iqwe  contiene  son  Griegos  ;  .y'£fiu 
esta  Colección  se  impriixiifíEÓrECxreeofLatinos,  con  vár&S 
notas ,  y  comentos.  Pasan  de  Í30  tomos;  en  foi..  de ,  m^-rca 
imperial.  Imprimióse  en  París  en 'la  Imprenta  real  del 
Palacio  de  Louvre.  Comenzó  la  obra  año  de  1648  ,  -y: 
tardó  mas  de  do  años  en  acabarse  ,.y  aún  faltan  algunos, 
autores.:  ¡b.ns  /  si:  ui  v        , 

Ademas  de  esto  ,  hacenjuegb  con  esta  ¡historia  otros, 
dos  autores  impresos  en  otras  partes;   v.  g.  La  Turcb- 
Greca  de  Crusio.  Los  dos  tomos   del  Gesta  Dei  per   Fran* 
eos  >  el  tomo  de :Billardum;>én/,l?tznccs<  muy  antiguo  ;  el 
Glosario-  Greto-Barbarb-idé:  Du-Gange  ,  .sus  familias. Bi- 
zantinas, la  vida  de  san  Luis  y  ,y.  otros.  Yo  añado  t\  to* 
rno  raro  en  Castellano,  Conquista-dé  Utramar  , 'quees  ca- 
si traducción  de  la  obra  de  G muermo  Tirio ,.de Bello  Sacros 
y  que -se  traduxo  par..4  órxkn.  del,  Rey  ¿Don,  Alonso  el  sa- 
bio. De  suerte  ,  que  en  todo  subia  á  quarenta   ionios  en 
folio/, :  y  algunos  en  4.0.todd  el  cuerpo   á:Q  tetona.  Bi- 
zantihah ' y  son  los  auio'reSt  que  contiene  tantos  ,  y  todos 
coetáneos  á  lo  que  refieren,  que  solo  para,  noticia  ..dfi. 
ellos ,-  y.  ü¡e¿susi escritos  T  escribió  Martin  Harneo  un  grue- 
so tomo  en  4.0  de  Scriptoribus  Historia  Bizantina*.  Esta 
Colección  completa  se 'halla  en  muy '^ocasrlibrer/ias, [aun- 
que famosas  ,  pues  ó  ndSeivalla  ,  óxostária  muchos  do- 
blones si  se  hallase  No  obstante  ;yo  he  logrado  tenerla 
en  mis;  estantes  toda  ,  excepto  el  Nicephoro~Gr¿goras  ,  que 
no  le  tengo-de  la  impresión  de  París. de  Mr.  Bouvin  *  en 

P  z  dos 


dos  tomos  en  fol.  sino  en  un  tomo  de  la  Impresión  anti- 
gua ,  pero  Greco-Latino. 

Viendo  los  Venecianos  lo  raro  y  costoso  de  esta  Co- 
lección ,  y  en  especial  por  lo  que  toca  á  los  tomos  im- 
presos en  la  real  Imprenta  de  París  ,  se  animaron  á  reim- 
primir la  referida  Historia  Bizantina  en  menos  tomos,  pa- 
ra venderla  con  mas  conveniencia.  Así  la  sacaron  en  23 
tomos ,  que  otros  enquadernaron  en. 2>   ó  26  tomos  en 
fol.  de  buen  papel  y  y  buena  letra;  pero  en  todo  ,  excep- 
to el  coste ,  muy  inferior  á  la  de  París.  Para  añadir  algún 
atra&ivo  los  libreros  Venecianos  ,  juntaron  algunos  ..au- 
tores Greco  Latinos,  que  no  se  habían  incorporado  en 
París  j  v.  g.  Mahla1  Tranza  ,  y  otros.  Esta  edición  de  Ve- 
necia  ,  es  trlbial ,  y  se  suele  vender  en  30  doblones  ,  y 
á  la  verdad  ningún  erudito.debe  estar  sin  ella.  El  que  ni 
aún  pueda  comprar  e'sta  ,  se  podrá  contentar  con  los  10 
tomos  en  8.°  real  de  Mr.  Cousin  ,   que  traduxo  al  Fran- 
cés casi  todos  los  autores.de  la  historia  Bizantina  por  el 
orden  cronológico.;  y  es  una  Colección  manual  en  Francés, 
y  ^suplirá  los  textos  Griegos  y  Latinos. 
•¿    Historia  Eclesiástica.  Esta  Colección  no.es  de  auto- 
res coetáneos,  y  originales  ,  como  debia  ser ,  sino  dé 
varios  historiadores  modernos  que  deben  seguirse  4e  este 
modo. 

Soliano  6  tomos  en  foL  historia  antes  de  Christo. 

Ensebio ,  Sócrates .,  Ev agrio  ,  Sozomeno  ,  Teodor eto  ,  y 
Rufino ,  <&c. 

listos  hacen  Colección  de  historia  Eclesiástica  ,  pri- 
mitiva. ._ 

■  Baronio  ,  Reynaldo  ,  y  Lardechio  ,  i  que  .es, el  último. 
Spondano  ,  Tormilo,  Brutio  ,  Bzobio  ,  son  agregados  ;  y  el 
Padre  Pagi  con  sus  4  tomos  en  fol.  de  crítica  de  Baro- 
nio. Serán  unos  6  tomos  en  fol.  dichos  autores ;  y  esto 
sin  añadir  la  historia  de  Natal  Akxandro  ,  ni  menos  la 

de 


ii7 

de  Tillemont ,  y  del  Abad  de  Fleuri ,  continuada  ,  y  con 
el  principio  del  Padre  Calmet ,  para  la  historia  antes  de 
Christo.  En  Luca  se  va  imprimiendo  la  historia  de  Baronio 
seguida  ,  interponiendo  en  los  lugares*  oportunos  toda  la 
critica  de  Pagi ,  y  con  nuevas  notas  del  Editor.  Son  ya 
24  ó  25  tomos  en  fol.  y  serán  muchos  mas. 

HISTORIADORES  DE  NACIONES. 

Los  Libreros  de  Francfort ,  y  en  especial  los  Weche- 
lios ,  cuya  insignia  es  el  Pegaso  ,  hicieron  un  gran  bien 
ala  República  Literaria  al  principio  del  siglo  XVII.°  Jun- 
taron los  principales  Historiadores  de  las  Naciones ,  y 
jos  imprimieron  en  Colecciones. 

Hispania  ilustrata  ,  4  tomos  en  fol. ,  es  el  título  de 
la  Colección  que  en  Francfort  se  hizo  de  los  historiado- 
res de  España  que  escribieron  en  Latin  ,  y  que  corrió 
por  el  cuidado  del  Padre  Andrés  Scoto  ,  Jesuita.  Las 
piezas  principales  de  esta  Colección  son  :,  El  Fuero  Juzgo 
en  Latin  :  Los  historiadores  Lucas  de  Tui ,  Don  Rodrigo 
de  Toledo  ,  Don  Rodrigo  de  Palencia  ,  el  texto  latino  del 
Padre  Mariana ,  y  otros  que  escribieron  menos.  Es  ya 
juego  raro,  y  muy  caro.  Si  se  halla  en  menos  de  300  rea* 
les  comprese. 

Los  historiadores  de  Francia  i  comenzando  por  Grego- 
rio Turonense  ,  hacen  otra  distinta  Colección.  Los  de  Ita- 
lia otra.  Los  de  Sicilia  otra.  Los  de  Ungria  otra.  Los  de 
Persia  otra.  Y  así  de  otras  Colecciones  menores  j  todas 
las  quales  son  muy  útiles  ,  y  quando  se  hallan  en  Es- 
paña se  compran  muy  baratas. 

De  los  historiadores  de  Alemania  ,  y  sus  Provincias, 
como  son  muchas ,  se  formaron  diversas  Colecciones  en 
Francfort  por  los  años  de  1600  ,  y  en  especial  por  el  cui- 
dado de  Frebero  GoldastOy  y  de  otros  con  e'ste.  Son  muy 

útí- 


n8 

útiles ,  poique  contienen  muchos  historiadores  universa- 
les ,  como  Sygeberto  ,  Mariano ,  Scoto  ,  &c . 

O  porque  las  Colecciones  de  Francfort  eran  raras; 
diminutas,  ó  caras,  (fuera  de  España  )  6  por  paco  cor- 
redas  ,  ó  de  mal  papel ,  ó  por  todo  esto ,  se  idearon  des- 
pués nuevas  Colecciones  de  historiadores  coetáneos  de 
cada  Nación. 

En  Inglaterra  Juan  Seldero  (i)  ,  y  otros  sacaron  á  luz 
muchos  historiadores  Ingleses  incorporados  j  mayormen- 
te Varthon  ,  la  Anglia  Sacra ,  y  el  Monasticon  Anglicano. 
Todo  3  tomos  en  fol.  Spelman  ,  los  Concilios  que  aumen- 
tó después  en  4  tomos  en  fol.  David  Wilkjns,  según  creo 
por  orden  de  laReyna  Ana.  Rymér  publicó  los  18  to- 
mos de  Instrumentos  públicos  ,  y  son  las  famosas  Adas 
de  Rime'r  ,  que  por  muy  costosas  se  reimprimieron  en 
Holanda  en  menos  tomos. 

En  Italia  se  formó  la  Italia  Sacra  ',  pero  es.  obra  se^'- 
guida  del  Sisterciense  Fernando  Ughelo  ,  que  han  conti- 
nuado ,  y  son  10  tomos  en  fol. ,  y  en  nuestros  dias  el 
celebre  Luis  Muratori  juntó  y  dio  á  luz  Seriptoris  Rerum 
Itallcarum  en  27,  ó  28  tomos  en  fol.  magníficamente 
impresos  en  Milán. 

En  Francia  los  hermanos  Gemelos  Santas  Marthas  pu- 
blicaron la  Galla  Christiana  en  4  tomos  en  fol. ;  y  por- 
que estaba  diminuta  ,  y  él  Padre  Dionisio  Santa  Maria, 
Benedictino  de  Francia  ,  Editor  de  las  obras  de  San  Gre- 
gorio ,  en  4  tomos  en  fol. ,  era  pariente  de  los  Gemelos,. 
le  encargó  el  Clero  que  sacase  una  nueva  Galia  Ghristia-- 
na.  Comenzóla  ,  y  la  prosiguen  los  Monges ,  y  son  ya  y> 
ú  8  tomos  en  fol. 

Los 


(1)     Nos  parece  que  debe  deeirse  Seldcno ,  y  es  el  mismo  que 
escribió  de  mare  cláuso» 


Los  mismos  Benedictinos  de  Francia  han  comenzado 
una  gran  Colección  de  ¡los  Escritores  históricos  de  Fran- 
cia Rerum  Franácarum.  Serán  muchos  tomos  en ~ rol.  so- 
lo he  visto  los  dos  primeros  5  el  uno  contiene  todos  los 
pasages ,  ó  fragmentos  de  los  autores  antiguos  diegos 
y  Latinos  ,  que  hablaron  de  las  Galias. 

En  Alemania  no  hay  nueva  Colección  universal; 
pero  leí  el  plan  para  que  se  haga  ,  y  no  se  si  se  ha  co- 
menzado. En  recompensa  hay  muchas  de  historiadores 
de  Provincias  particulares.  No  ponderare  ,  si  digo  que 
entre  todas  montan  á  mas  de  50  tomos  en  fol. ;  y  no  ha- 
blo de  las  Colecciones  que  Luduyg  y  Lotíchio  hicieron 
también  de  los  Instrumentos  públicos  pertenecientes  á 
todo  el  cuerpo,  ó  Imperio  Germánico. 

Burchardo  Gotbyco  Strubio,  imprimió  en  3  tomos  en  fol. 
en  Strasburg  año  de  17 18  los  historiadores  que  especial- 
mente escribieron  la  historia  Imperial  desde  Cario  Mag- 
no hasta  Carlos  V.°  inclusive.  El  Barón  de  Luhnitzh  los  his- 
toriadores de  Brunswich.  Los  Menkinios  Padre ,  hijo  ,  y 
nieto  (son  los  autores  de  las  Adas  de  Libpsic  ,  y  uno 
de  ellos  de  la  Charlatanería)  imprimieron  los  historiado- 
fes  de  SaxOnía.  Sería  muy  prolíxo  si  hubiera  dejndicar 
todas  las  nuevas  Colecciones  de  las  provincias  de  Alema- 
nia^ como  de  las  de  Norte  y  y  otras  vecinas. 

Colecciones  Geográficas ,  y  de  Viages.  Los  autores  Geó- 
grafos ,  y  de  viages ,  quando  hablan  de  lo  que  vieron, 
son  mas  divertidos  que  los  historiadores ;  pues  estos  en 
arengas  fingidas  ,  y  en  referir  quantos  modos  de  matar^ 
se  unos  á  otros  han  tenido  los  hombres  ,  y  de  no  vivir 
en  paz  ,  han  embarrado  mucho  papel ,  aún  siendo  coe- 
táneos, como  sí  la  historia  tuviese  por  fin  referir  los  ca- 
prichos de  los  hombres  con  exclusión  de  los  sucesos  famo- 
sos de  la  naturaleza  ,-  del  arte  ,  y  aún  del  acaso. 

Juan  Baptista Ramusio  ,  Veneciano  f  tomó  á  su  cargo 

re- 


120 

recoger  todos  los  víages  antiguos  y  modernos,  hasta  su. 
tiempo  ,  y  traducirlos  todos  en  Italiano  ,  e  imprimirlos 
en  tres  tomos  en  fol.  Esta  traducción  y  Colección  ,  aun- 
que toda  en  Italiano  ,  es  no  solo  útil ,  sino  necesaria; 
pues  en  ella  se  hallan  autores  originales  ,  que  ya  no  es 
fácil  hallarlos  en  otra  parte.  Escribió  á  la  mitad  del  siglo 
XVI.°,  y  prosiguió  hasta  el  principio  del  XVII.0  Hay 
-4os  ediciones  ,  y  en  ellas  se  hallan  los  primeros  de  las 
Indias  Orientales,  y  Occidentales,  Son  muchísimos  los  au- 
tores que  contiene  ;  v.  g.  Pablo  Véneto  ,  Hayton  .,  Cortés^ 
Barros ,  Gonzalo  Fernandez  de  Oviedo ,  Pedro  Mártir  ,Jum 
León  Africano ,  Hanon,  Cadamosto  ,  Vasco  de  Gama  ,  Ty¡nk 
López ,  Vartomam ,  Alvar  ez ,  Arriano ,  Alvar -Nuñez ,  Alar*] 
con y  y  otros  muchos. 

Novus  orbis,  título  de  dos. tomos ,  el  uno  en  rol*  Es 
Colección  en  Latin  de  algunos  viageros  de  los  de  Ramu» 
sio.  Hay  dos  edicciones ;  qualquiera  de  ellas  es  precisa 
por  contener  á  Pablo  Marco  Véneto  ,  y  á  Haiton  Armeno^ 
en  Latin.  El  otro  tomo  Novus  orbis  en  Latín  y  fol.  no  es 
Colección  ,  ni  obra  de  autor  original  >  pero  sí  de  autor 
muy  clasico  y  veridico.  Es  una  descripción  de  toda  la 
America  ,  que  el  siglo  pasado  dio  á  luz  Juan  Laet^ 
Holandés, 

Viages  de  Bry.  Al  empezar  el  siglo  pasado  unos  Im- 
presores de  Francfort  ,  Teodoro  Bry ,  y  creo  Isrrael  Bry 
emprehendieron  la  obra  de  reducir  á  laminas ,  y  figuras 
la  Colección  de  los  Viageros  con  el  texto,  y  varias  adi- 
ciones. 

Esta  famosa  Colección  contiene  24  partes.  Doce  pa- 
ra las  cosas  de  las  Indias  Orientales,  y  otras  doce  para  las 
Occidentales,  ó  America,  y  cada  12  partes  se  suelen  en- 
cuadernar en  tres  tomos  en  fol.  Los  tres  de  America  son 
los  raros ,  los  mas  curiosos ,  y  mas  caros.  Toda  esta  obra 
está  en  Latin  ,  y  tiene  infinitas  laminas  muy  al  vivo 

de 


12  í 

de  lo  que  representan  ;    y  si  se  halla  venal  se  debe 
comprar. 

Harcluit  y  Parchas  son  dos  Ingleses ,  que  hicieron 
nueva  Colección  de  Viageros  de  todas  naciones  y  len- 
guas. Todos  los  sacó  en  Francés  Thevenot  en  dos  tomos  en 
fol.  que  he  visto ,  y  dice  que  en  su  Colección  pone  mu- 
chos Viageros  Ingleses  de  los  de  la  ya  citada  Colección  de 
Harcluit  y  Parchas, 

Por  esta  razón ,  y  porque  incorpora  otras  piezas  orí-' 
ginaies  curiosas  y  raras  ,  se  debe  tener  esta  Colección  de 
Thevenoti  ad virtiendo  que  este  Melchisedech  Thevenot, 
y  Mr.  Thevenot ,  Viagero  particular  ,  cuyos  viages  par- 
ticulares andan  en  Francés  en  j  tomos  en  12.0  creo  eran 
tio  y  sobrino, 

Viages  de  Holandeses.  Hasta  los  fines  del  siglo  XVI.* 
no  tentaron  los  Holandeses  viages  marítimos  largos ;  pero 
después  acá  excedieron  en  esto  á  todos.  Hicieron  viages 
al  Norte  ,  y  á  las  Indias  Orientales.  Algunos  de  unos  y 
otros  se  hallan  en  la  Colección  citada  de  Ramusio  en  Ita* 
Jiano  j  y  en  Latin  en  la  de  Bry ,  y  acaso  en  otras  que 
no  he  visto.  En  este  siglo  salió  en  Holanda  una  Colección 
de  dichos  viages  (solo  Holandeses)  en  Francés.  Los  de  las 
Indias  Orientales  suelen  andar  en  1 1 ,  ó  i  2  tomos  en  1 2.* 
y  losdelNorte  en  9  ó  10  tomos  de  la  misma  marca,  letra,; 
y.  lengua  Francesa.  Esta  Colección  es  trivial,,  no  cara,  ma<* 
nual,  y  curiosa}  aunque  algo  pesada  para  los  que  no  gus^ 
tan  noticias  de  vientos,  rumbos,  &c«     ;.  : 

Repúblicas.  La  Colección  conocida  con  el  título  de 
Repúblicas ,  pasa  de  40  tomitos  en  una  .misma  marca  de 
l6.°  ó  24.0  y  de  una  misma  letra  de  Holanda  muy  pre^ 
ciosa  ,  de  la  edición  de  los  Eizividios.  Cada  toraito  con- 
tiene la  descripción  de  algún  reyno  ó  república  ,  y  en 
ellas  hay  piezas  ala  letra.,  y  extráctalas,  que  se  escri- 

Tom.  r.  Q  bie-< 


i  122 

bieron  sobre  el  mismo  asunto;  y  hacen  juego  con  otros 
tomitos  que  se  imprimieron  en  la  misma  letra  ,  y  marca. 
V.  g.  la  introducción  de  Clwverio  ,  el  Mate  Luberum  de 
Grotio  :  el  tomo  de  Regimine  ,  y  otros  muchos.  Este  jue* 
go  por  ser  tan  manual  es  muy  útil ,  y  aunque  antiguo, 
está  en  Latin. 

Atlas.  El  Juego  grande  de  Atlas ,  de  Blaen-,  es  preci- 
so para  una  libreria  ,  ya  sea  en  Castellano  ,  que  cuesta 
mucho,  ya  en  Latin,  13  ó  14  tomos.  Los  que  no  pueden 
tener  este  juego  ,  deben  buscar  el  Atlas  de  VJith  ,  quien 
en  dos  tomos  recogió  todos  ios  mapas  de  Blaen  ,  y  aña- 
dió los  de  Marina  y  otros  ,  en  todos  cerca  de  300  mapas, 
pero  sin  explicación  j  cuya  falta  se  podrá  suplir  con  las 
repúblicas ,  ó  con  otros  tomos  modernos. 

Viages  de  Mr.  Salmón.  Este  ingles  tomó  á  su  cargo 
fsacar  una  descripción  del  orbe ,  copiando  lo  bueno  de  to- 
dos los  viageros.  Salió  en  Ingles  ,  se  traduxo  al  Holan- 
dés y  Alemán  ,  y  actualmente  con  el  título  de  Stato  pré- 
sente dil  Mondo  r  va  saliendo  en  Venecia  en  Italiano  ,  con 
adiciones  y  correcciones.  Son  18  tomos  en  8.°  real  y  se- 
lán  muchos  mas. 

Mr.  La  Martiniere.  Aunque  los  Diccionarios  Geo* 
gráficos  que  hay  ,  no  son  Colecciones  ,  el  último  y 
que  está  ahora  mas  completo  ,  de  Martiniere  ,  es  casi  Co- 
lección de  relaciones  geográficas  en  compendió  ,  y  se  de- 
be tener.  Imprimióse  en  Holanda  en  Francés  en  io  tomos 
en  fol.  Reimprimióse  en  París ,  y  le  reduxeron  á  6  tomos 

r   1  1 

en  fo. 

Hay  otro  juego  que  llaman  Galena  en  :3o  tomos  en 
fol.  enquadernados  en  15.0  que  contiene  los  Geógrafos 
sele&os  ,  Atlas  históricas  ,  y  otros  que  no  son  Cor 
lecciones. 

Colecciones  de  Antigüedades.^  de  Romanas ,  y  Grie- 
gas, 


123 

gas ,  se  compone  de  los  tomos  que  se  siguen. 

12  tomos  en  fol.  Antigüedades  Romanas  de  la  edi- 
ción de  Juan  Grevio, 

3  tomos  en  fol.  Lexicón  antiquitatum  Román,  de  Pi* 
tisco  ;  extra&o  de  los  i  z  tomos  en  fol.  de  las  inscripciones 
de  Grutero  ,  y  Editor  de  Grevio. 

13  tomos  en  fol.  Antigüedades  Griegas,  que  recogió 
y  publicó  Grono vio. 

3  tomos  en  fol.  Antigüedades  que  publicó  Sallengre. 

1 5  tomos  en  fol.  Latin-Frances.  La  Antigüedad, 
explicada  por  el  Padre  Montfaucon,  Benedi&ino. 

%  tomos  en  fol.  Frances-Latin.  Antigüedades  de 
Francia  ,  ai  modo  de  las  Romanas ,  del  mismo  Mont- 
faucon. 

Estos  tomos  en  fol.  son  muy  curiosos ,  selectos  ,  y 
carosa  y  por  esto  en  Venecia  han  reimpreso  ios  Grevios^ 
Cronorios  ,  Pitiscos ,  y  añadieron  otros  tomos  5  pero  no 
se'  que  hayan  reimpreso  á  Montfaucon ,  acaso  porque  tie- 
ne muchas  laminas.  En  quanto  á  la  colección  de  Inscrip- 
ciones ,  hay  otros  tantos  tomos  útiles  ,  como  de  Smetio$ 
Loisio  ,.  Reine sio  ,  Spon  ,  Gori ,  Dempstero  ,  Maffei  ,  Mura* 
tari  y  Ferretio. 

Colecciones  de  Anedoflas.  Anedo&os  ó  Anedo&as  ,  se 
llaman  los  escritos ,  libros  ó  piezas  que  se  escribieron 
hace  tiempo ,  y  aún  no  están  impresos  i  y  por  eso  se  lla^ 
man  en  Latin  inéditos ,  y  en  Griego  Anedo&os  (i).  Por 
lo  común  son  escritos  cortos,  y  se  dedicaron  algunos  eru- 
ditos á  juntarlos  e  imprimirlos  á  la  letra.  Son  útiles  estas 
Colecciones  ,  porque  en  ellas  se  hallan  escritos  muy  sin- 
gulares ,  ya  sagrados ,  ya  profanos. 

Enrico  Camisio.  Al  principio  del  siglo  pasado  impri- 

Qa  mió 

(1)    Se  escribe  An&rAm 


124 

mió  una  Colección  semejante  en  6  tomos  gruesos  en  4.0 
y  tan  cara,  que  ya  se  reimprimió  en  Holanda  añadiendo, 
otras  muchas  piezas.  Salió  en  5  tomos  en  fol. 

Lucas  de  Aqueri,  Benedictino  en  Francia,  publicó  otra 
Colección  con  nombre  de  Spicilegio  en  1 3  tomos  en  4.* 
Es  Colección  muy  aplaudida ,  y  por  ser  rara  ,  y  cara  ,  s$ 
imprimió  en  París  año  de  1723  en  3  tomos  en  fol. 

Padre  Mavillon.  Sacó  á  luz  varios  anedodos  en  tomk 
tos  con  el  título  de  Vetera Anale¿iar  y  también  por 
ser  raros  sé  reimprimieron  allí  en  1723  en  un  tomq 
en  fol. 

Padre  Don  Hernando  Pez ,  Benedidino  de  Alemania* 
á  Imitación  de  lo  que  hacian  los  Benedidinos  de  Francia, 
recogiendo  ,  juntando  ,  é  imprimiendo  obras  anedodas^ 
hizo  lo  mismo  en  Alemania  ,  y  publicó  muchas  con  el 
título  Tbes'aurus  novissimus  anedoéiorum  1 2  tomos  delgados 
en  fol.  Las  obras  Cronicón  Gotvicense  ,  Domus  Haps- 
burgica  ,  y  otras  de  Benedidinos  Alemanes,  aumentan  la 
tal  Colección  de  Ansdodos ,  y  para  ser  breve ,  digo: 
que  ya  se  hizo  moda  en  las  naciones  imprimir  este  ge'-í 
ñero  de  Colecciones. 

COLECCIONES    VARIAS. 

De  Litúrgicos.  Los  escritores  que  trataron  de  las  ce- 
remonias del  Oficio  Divino  ,  de  el  rezado  de  la  Misa  ,  y 
de  el  culto  divino  ,  que  llaman  Liturgia ,  se  llaman  Li~ 
turgicos. 

Hay  una  Colección  magnifica  ,  que  contiene  los  ig¡ 
autores  litúrgicos  mas  antiguosá  la  letra.:  en  París,  y 
en  fol.  año  de  1610.  Suele  andar  incorporada  en  la  Bfa 
blioteca  Patrum.  Ningún  Eclesiástico  debe  estar  sin  este 
tomo.  Pakmio  sacó  dos  tomos  en  4.0  de  las  Liturgias 
de  la  Iglesia  Latina*,  > 

Eu- 


J2y 

Euseblo  Renauclot  sacó  en  dos  tomos  en  4.0  Greco- 
Latinos  las  Liturgias  de  la  Iglesia  Griega  ,  y  de  las  otras 
orientales. 

El  Benedictino  Marthené  recogió  los  ritos  antiguos 
así  de  la  Iglesia  ,  como  de  los  Monges ,  en  tomos  en  4.0 , 
en  París  en  1736.  Se  reimprimió  toda  esta  obra  ,  y  se 
añadió  en  4  tomos  en  fol.  La  edición  dice  Antuerpis ,  y 
no  ha  sido  sino  en  Milán. 

El  Padre  Mabillon  en  Francia ,  y  el  Padre  Tomasin 
en  Roma  han  impreso  varias  Liturgias.  El  Padre  Goar 
sacó  Greco-Latino ,  y  con  notas  el  Euchologio ,  ó  Misal 
de  los  Griegos  ,  y  se  reimprimió  en  Venecia  en  un  tomo 
en  fol.  Isaac  Haberto  sacó  el  Pontifical  de  los  Griegos  con 
notas  en  París  Greco-Latino  en  i6y6.  Un  tomo  en  foL 
El  Cardenal  Quirini  Benedictino  imprimió  varios  libros 
rituales  de  los  Griegos.  A  este  tenor  hay  otras  Colección 
nes  litúrgicas  menores. 

Auberto  Myreo  incorporó  á  la  letra  en  dos  tomos  en 
fol.  los  autores  atiguos  que  escribieron  de  Auóíoribus 
Ecclesiasticis  desde  San  Gerónimo.  Esta  Colección  añadi? 
da  ,  y  con  notas  la  imprimió  Fabricio  en  Hamburgo  en 
11718  ,  2  tomos  en  fol.  Contiene  15,  ó  16  autores  has- 
ta Mireo  inclusive ,  de  los  quales  muchos  no  se  hallan 
con  facilidad. 

Críticos,  Jfano  Grutter  sacó  la  Colección  de  Gramáti- 
cos críticos  con  título  :  Lampax  ,  slve  fax  Artium  libera^ 
rium  '■>  slve  thesaurus  crhicus  ,  en  7  tomos  gruesos  en  8.° 
grande.  Contiene  á  la  letra  las  notas  de  varios  criticos  á, 
los  autores  antiguos ;  y  por  ser  rara  esta  Colección  ,  oí 
que  se  queria  reimprimir  en  Florencia.  Contiene  piezas 
singulares  y  raras. 

El  mismo  Gruter  anagramando  su  nombre  en  Ra-_ 
mutio  Ghero  ,  hizo  una  Colección  de  los  Poetas  latinos 
modernos,  con  eUítuio  DelitU  Poetaría ,  comprehende 

los 


126 

los  de  Italia  ,  Francia  ,  Flandes  ,  y  Alemania.  En  todo 
son  mas  de  600  Poetas  latinos  ,  ó  sus  mas  sele&os  Poe- 
mas ,  y  andan  en  15  tomos  en  8.°  grueso.  De  JPoetas  Je* 
Suitas  oí  que  habia  salido  una  Colección  en  dos  tomos  en 
4.0  de  los  principales  latinos.  No  la  vi,  pero  creo  será 
curiosa.  Pedro  Burmano  Holande's  sacó  con  notas  la 
Colección  de  los  Poetas  antiguos  menores  ,  z  tomos 
en  4.0  No  la  vi. 

Chimicos.  En  6*  tomos  en  8.°  con  el  título  Theatrum 
Cbímicorum-,  andan  incorporados  ios  escritores  de  Chimi- 
ea.  Se  reimprimieron  ,  y  añadieron  otros  muchos  en 
la  Biblioteca  Chimica  de  Manget  en  2  tomos  en 
folio. 

Simpateticos.  En  un  tomo  en  4.0  andan  incorporados 
los  autores  que  escribieron  de  Simpatía.  Visconarios  casi 
todos.  El  título  es  Theatrum  SimpathetUor^m.  La  impresión 
que  vi ,  es  de  Nuremberg, 

Chirurgicos.  En  un  tomo  grueso  en  fol.  con  el  título 
de  Thesaurus  Chirugis  ,  andan  Ambrosio  Pereo,  y  otros 
ocho  autores  Chirurgicos  incorporados. 

Adagios  ó  Proverbios.  Es  un  tomo  grueso  en  fol.  im* 
preso  en  Francfort  en  1656,  andan  incorporados  con 
Erasmo  15  ó  16*  autores  colectores  de  proverbios ,  ó  ada^ 
gios.  Es  libro  muy  selecto. 

Los  Colectores  de  Proverbios  Griegos,  andan  impre- 
sos por  el  Padre  Andrés  Escoto  en  Antuerpia  en  4.0  un 
tomo  Greco-Latino  ,  y  después  se  añadió  el  otro  lomo  de 
los  proverbios  que  juntó  Apostolio.  Si  se  quieren  Colec- 
ciones de  adagios,  no  de  autores  ,  digo  que  los  Castella- 
nos andan  en  un  tomo  en  4.0  de  la  Colección  de  Ma- 
tera ;  y  los  Portugueses  á  el  último  del  Vocabulario  de 

Pereyra. 

Los  sagrados  en  la  Colección  de  Juan  Drusio  ,  a  lo 
último  de  los  Prolegómenos  de  Walton.  Los  del  viejo  Tes- 
ta- 


127 
taménto ,  los  publico  el  Padre  Delrio.  Los  del  nuevo,  el 
Padre  Escoto.  Los  de  los  Rabinos  ,  los  sacó  Juan  Planta- 
vicio.  Los  Persas ,  Tomas  Eprernis.  Los  Italianos ,  Fran- 
ceses ,  Ingleses ,  Cambritanos ,  y  todos  los  Españoles  de 
Malara  ,  están  en  el  Diccionario  Ingles  ,  y  de  las  tres 
lenguas  de  Juan  Hoveli ,  en  un  tomo  grueso  en  fol.  que 
he  visto. 

Matemáticos.  El  Padre  Merseno  en  un  tomo  en  4.0 
en  París  1644  ,  cuyo  título  es  :  Universa  Geometría  y  sen 
mistique  Mathematia  Sinopsis ,  juntó  toÜos  los  proble- 
mas y  teoremas  de  los  Matemáticos  antiguos  ,  y  de  al- 
gunos celebres  modernos  ,  pero  sin  laminas ,  ni  figuras, 
por  no  abultar  :  y  son  de  Euclides  ,  Archimedes  ,  Teo- 
dosio  ,  Menelao  ,  Apolonio  ,  Sereno  ,  Pappó  ,  Ramos, 
Keplero  ,  Maurolcio  ,  Vieta  ,  Midorgio  ,  y  otros.  Este 
tomo  de  Merseno  es  muy  manual  y  útil  para  los  que  sin 
figuras ,  ni  demostraciones  tienen  ya  evidencia  de  los 
teoremas. 

Colecciones  Físicas.  Baxo  este  título  comprehendo  to- 
cio genero  de  observaciones  ,  memorias  ,  experimen- 
tos ,  &c.  que  han  hecho  varios  curiosos  en  todas  las  par- 
tes de  la  Física ,  Matemática  ,  Astronomía  ,  Medici- 
na, &c.  y  cuyas  piezas  son  las  que  salen  en  Colecciones 
baxo  el  nombre  de  alguna  Academia  famosa  ;  v.  g.  Aca- 
demia real  de  las  Ciencias  de  París,  comenzó  año  1666 , 
cuya  Colección  son  pocos  tomos  ,  pero  desde  el  año 
de  1699 ,  comenzó  á  dar  cada  año  un  tomo  ,  y  pro- 
sigue. 

Reflexionando  que  no  habia  tomos  correspondientes 
á  los  años  de  1666  hasta  el  de  1699 ,  dio  á  luz  {per 
retrocesum)  un  suplemento  en  muchos  tomos  ,  y  hoy 
pasa  de  80  esta  Colecion  famosa  en  4.0  real  en  Francés 
con  laminas.  Es  juego  caro ,  pero  selectísimo.  Pues  se 
cuentan  en  el  los  tomos  de  Maquinas  de  las  figuras  de  la 

tier- 


128 

tierra  5  de  la  Aurora  Boreal ;  ele  los  infinitos  de  Fonte- 
nelle ,  y  otros.  Reimprimióse  esta  Historia  Académica 
en  Holanda  en  8.°  real ,  y  es  mas  barata. 

Sociedad  Real  de  Londres,  El  mismo  año  de  \666t 
comenzó  esta  Academia  su  Colección.  Tiene  por  título 
Transaciones  Philosophicas.  Pasan  de  50  tomos  en  4.0,  y 
en  Ingle's  todos.  Por  ser  juego  tan  curioso,  ya  empezaron 
á  traducirle  todo  en  France's  en  París  ,  y  antes  en  Italia 
había  salido  un  compendio  en  lengua  Italiana,  y  otros 
en  Ingle's.  «* 

Academia  de  Petersburgo.  Creo  empezó  en  162  6,  Sale 
su  Colección  ,  e'  Historia  en  latin  ,  y  en  tomos  en  4.0  Vi 
siete  de  ellos.  Creo  son  ya  1 2  ó  mas.  Es  juego  tan  selec- 
to como  los  dos  pasados.  Seria  prolijo  si  hubiese  de  po- 
ner otras  Colecciones  de  Academias  particulares,  y  erí 
especial  de  Bolonia  ,  Alemania  ,  Francia  ,  &c. 

Colecciones  de  Historia  Literaria.3WQ  de  este  título  com¿ 
prehendo  aquellos  libros  periódicos ,  que  salen  todos  los 
años,  y  que  contienen  un  extracto,  y  crítica  de  los  li- 
bros que  van  saliendo  en  Europa.  De  este  ge'nero  hay^ 
que  empezaron,  y  lo  dexaron  ,  y  estos  son  infinitos,  con 
diversos  títulos  de  memorias,  Diarios,  Bibliotecas  ,  Hisn 
torias ,  Mercurios ,  Epístolas  ^Novelas  ,  Noticias,  Gazc- 
tas  ,  Catálogos ,  Repúblicas,  Obrages,  Acl;as,  &c. 

Otros  son  los  que  prosiguen  ,  y  prosiguieron  desde 
que  empezaron  :  v.  g.  Journal  de  Scabans  (Diario  de  los 
Sabios  )  en  París.  Este  juego  comenzó  en  París  en  1669 
en  4.0  y  en  Francés  ,-y^se  fueron  reimprimiendo  en  Ho- 
landa ,  en  8.°  sb  en  1 2.0  también  en  Francés.  Serán  ya' 
150  tomos.  Este  juego  es  el  mas  antiguo  en  este  ge'nero; 
de  escritos. 

Aólas  de  Lipsk.  Comenzaron  -en.  16.82  ,  y  prosigueri 
dando  cada  año  en  4.0  en  Latín  con  tomos  de  suplemen- 
tos y  índices.  Pasa,  de  80  tomos  en  4.0  el  juego.  Los  esj 

trae* 


I2p 

trabadores  han  sido  íos  Mancheníos ,  con  otros ,  y  por 
ser  todos  Protestantes  ,  no  es  este  juego  para  todos ,  por- 
que contiene  muchos  extra&os  de  libros  heréticos  ,  que 
tratan  de  religión. 

Pocos  años  hace,  que  en  Madrid  quiso  un  sabio  tradu- 
cirlo al  Castellano.  Disuadiíe  de  este  trabajo,  porque  no 
sería  útil  para  el  traductor  aunque  sí  para  el  público.  No 
atendió  á  mi  consejo.  Comenzó  á  traducir,  y  a  imprimir, 
y  presto  experimentó  el  petardo  á  que  se  habia  expuesto 
por  no  haber  oído  lo  que  le  dixe. 

Ademas  de  lo  dicho,  si  se  quiere  tener  una  idea  de  los 
libros  que  van  saliendo  en  cada  nación,  será  preciso  tener 
la  Biblioteca  Itálica  ,  la  Germánica,  la  Británica  ,  &c.  Los 
demás  libros  particulares  que  pertenecen  á  la  historia  Li- 
teraria, se  señalarán  adelante  los  bastantes,  y  mas  seletos 
para  tener  muchas  noticias  en  pocos  tomos,  que  es  el  asun» 
to  de  haber  escrito  estos  apuntamientos. 

Colección  de  Políticos.  Entiendo  baxo  este  título  ,  y  no! 
baxo  del  de  Colección  de  Autores,  los  que  escribieron  de 
política  j  porque  sería  un  fárrago  enorme,  ó  un  piélago  de 
contradiciones  ,  antojos,  caprichos  ,  arbitrios  ,  y  de  otras 
pestes  Machiabelistas  j  y  aunque  de  cien  tomos  de  estos  se 
quemasen  noventa  ,  nada  perdería  la  República  Litera» 
ria  ,  y  interesaría  mucho  la  sociedad  humana. 

Hablo,  pues,  de  Colecciones  de  piezas  autenticas  y 
públicas ,  concernientes  á  ios  intereses  ,  tratados  ,  pa- 
ces &c.  de  los  Príncipes ,  v.  g.  el  cuerpo  Diplomático  es 
un  juego,  que  según  se  va  añadiendo,  sube  ya  de  20  to- 
mos grandes  en  fol.  que  se  publicaron  en  Holanda.  Con- 
tiene copia  á  la  letra  de  los  instrumentos  mas  públicos  que 
se  han  podido  recoger  para  instrucción  de  los  verdaderos 
Políticos ,  Embaxadores  ,  Ministros ,  &c.  y  de  los  que  de-, 
sean  instruirse  en  el  derecho  de  las  gentes. 

Pocos  añps  hace  que  en  A^adrid  se  empezó  obra  se- 
Tom.  V.  R  me- 


130 

mejante  en  4.0,  y  solo  comprehende  las  cosas  de  Es* 
paña.  El  fin  ,  es  hacer  Colección  de  todas  las  piezas  des- 
de Noe'  hasta  nuestros  tiempos  5  pero  se  empezó  la  Co- 
lección por  las  piezas  de  los  tiempos  poco  há  pasados, 
por  ser  las  que  mas  se  necesitan  tener  presentes  ,  y  así 
se  irá  procediendo.  Son  ya  4  tomos  en  fol.  y  en  ellos  es- 
tán traducidas  á  el  Castellano  las  piezas  de  lengua  es- 
traña. 

La  clave  del  Gavinete  ,  es  un  juego  en  20  tomos ,  ó 
mas  en  8.°  que  contiene  varias  piezas  de  política  moder- 
jia.  En  Holanda  saiió  otra  colección  en  muchos  tomos  en 
4.0  de  las  memorias  políticas  para  la  historia  de  este  siglo. 
Finalmente  ,  digo  que  el  Español  se  debe  contentar  te- 
niendo todo  el  cuerpo  Diplomático,  y  las  Adas  de  su 
nación. 

Colecciones  de  Autores  Poligraphos.  Autores  Poligra- 
phos  ,  liamánse  los  que  han  escrito  muchos  tomos  en 
un  mismo  asunto ,  ó  de  muchos  asuntos  en  bastantes 
tomos.  De  unos  y  otros  se  deben  escoger  aquellos  mas  ce- 
lebrados, de  manera  ,  que  de  algunos  se  debe  tener  qual-" 
quiera  escrito  suyo ,  sea  el  que  fuere ;  y  como  esto  es 
muy  dificultoso  ,  es  preciso  el  recurso  á  comprar  la  Co- 
lección de  todas  sus  obras  si  la  hay  ,  pues  aún  falta  la  de 
muchos. 

V.  g.  A  ntonio  de  Nebrija  es  autor  Poligrapho.  No 
hay,  y  se  desea  una  total  Colección  de  todos  sus  escritos, 
y  así ,  mientras,  no  se  debe  deshechar  escrito  alguno  su- 
yo ,  quando  se  halle  venal ,  y  con  algo  de  conveniencia. 
De  Arias  Montano  digo  lo  mismo  que  de  Nebrija.  De 
Francisco  Sánchez,  Brozense  digo  lo  mismo  $  y  es  indispen- 
sable tener  su  Minerva  con  notas  de  Peruzonio.  De  Don 
Antonio  Agustin  digo  lo  mismo*  Su  libro  de  Medallas  en 
Castellano  era  rarísimo  y  carísimo;  pero  ya  no  es  así, 
porque  lo  imprimió  Don  Andrés  de  Barcia, 

El 


El  Padre  Juan  Mariana.  Tampoco  hay  Colección  de  sus 
obras  ,  y  creo  se  está  ideando.  El  señor  Obispo  Caramuel. 
Pasan  de  cinqüenta  tomos  sus  escritos,  de  que  no  hay  Co- 
lección uniforme.  Padre  Atanasio  Kirí^er.  Pasan  de  40  to- 
mos sus  obras  ,  y  las  de  su  discípulo  Padre  Gaspar  Scoto 
son  14.  Padres  Andrés  Scoto  ,  y  Martin  del  Rio.  Desea- 
se Colección  de"  todas  sus  obras.  Juan  Meursio.  Escribió 
mas  de  40  tomos  ,  y  dio  á  luz.  Leí  que  en  Florencia  se 
queria  hacer  una  Colección  de  todos  ellos  5  y  por  ser 
Protestantes  añado  á  su  imitación  otros  que  escribieron 
mucho  ,  y  de  que  seria  útil  una  Colección  completa  que; 
no  hay  ;  v.  g. 

Hugo  Grotío.  Gaspar  Schitopio. 

Juan  Alberto  Fabricio.  Christiano  Wolfio. 

Joseph  Escaligero.  Claudio  Salmosio. 

Juan  Christoforo  Wolfio.      Buxtorfios. 
Hotnigero.  Juan  Leclerc. 

Isac  Bosio.  Francisco  Budeo. 

Christoforo  Celario.  Pedro  Baileya  casi  la  tiene* 

Añadí  estos  14  autores  á  Meursio  ,  porque  aunque 
son  Protestantes ,  y  condenados  ,  tienen  varios  escritos  de 
que  no  hay  Colección. 

León  Allacioy  Griego  Católico:  escribió  mas  de  50  to^ 
mos  todo  sele&o,  de  que  se  desea  una  Colección.  AltaSer» 
re  escribió  mucho,  y  bien,  tocante  á  historia  Eclesiástica, 
de  que  sería  muy  útil  una  Colección  :  Ínterin  serálo  conv- 
prar  qualquiera  obra  suelta,  suya. 

De  los  autores  Poligraphos  Católicos  ,  cuyas  obras  an-* 
dan  impresas  en  Colección  uniforme  ,  se  me  ofrecen  los 
siguientes. 

Alberto  Magno  2 1  tomos  en  fol.  en  París. 
Santo  Tomas,  de  Aquino.  Hay  algunas  Colecciones  5  pe* 
ro  la  Romana  es  la  mejor.. 

R2  Seo- 


JI32  . .. 

Scoto.  Hizo  una  Luca  Wádnigo  en   13  tomos  6  i$\> 

>Es rara. 

£/  Tostado.  La  Veneciana  antigua  es  buena.  La  mo-i 
cierna  tiene  muchas  mentiras. 

Padre  Suarez ,  Padre  Bazquez.  La  de  e'ste  en  p  to- 
mos ,  y  la  de  aquél  en  mas  de  20  tomos.  Debe  tomarse  la 
de  León  de  Cardón, 

Padre  Claudio  ,  5  tomos  en  fol.  La  de  Maguncia. 

Padre  Patebio.  Hay  casi  edición  en  la  Impresión  dé 
Holanda  en  6  tomos  en  fol.  Theología  ,  y  Doctrina  Tem-¡ 
forum. 

Belarmino.  Poco  há  se  hizo  en  Italia  una  magnifica 
Colección  de  todas  sus  obras  en  7  tomos  en  fol. 

"Padre  Sirmondo.  Escribió  mas  de  50  obritas.  Lo- 
gró que  en  París  en  la  Imprenta  real ,  se  hiciese  una  co- 
lección de  todas  en  5  tomos  en  fol.  Es  ia  mas  magnifica 
de  autor,  y  por  ser  tan  rara  ,  se  imprimió  en  Venecia  á  la 
letra. 

Padre  Jacobo  Gretsero.  Escribió  infinito  ,  y  vario.  Po» 
co  há  que  en  Alemania  se  hizo  una  Colección  de  todas 
,sus  obras  en  1 7  tomos  en  fol. 

Padre  Tbeophilo  Raynaudo.  Escribió  mas  y  mas  vario 
que  Gretsero.  Hizóse  Colección  de  sus  obras  en  20  tomos 
en  fol. 

Dionisio  Cartujano.  Hay  Colecciones  de  todas  sus  obras 
en  15  tomos  ó  17  en  fol.  Es  juego  raro  ,  y  solo  le  vi  urfa 
Vez  en-san  Vicente  de  Salamanca. 

Christiano  Lupo.  Colección  de  sus  obras  en  Venecia 
fl  2  tomos  en  fol. 

Juan  Launey.  Colección  de  sus  obras  10  tomos  en  fol. 
en  Ginebra.  Tiene  mucho  que  borrar ,  como  también  la 
de  Cardano  10  tomos  en  fol.  hecha  en  León. 

Novarnio,  He  visto  en  una  parte  20  tomos  ó  aij 
£uyos  y  gue  supongo  Colección^ 


233 
Justo  Lipsio,La  última  colección  de  sus  obras  6  tomos 

en  rol.  de  Antuerpia  ,  en  1537. 

Huberto  Goltio.  La  última  ,  y  muy  moderna  Colec- 
ción de  todas  sus  obras  5  tomos  en  fol.  todos  sobre  Mo- 
nedas antiguas ,  impresión  de  Flandes. 

Pedro  Gasendo.  En  1728  salió  en  Florencia  la  Co- 
lección de  todas  sus  obras  en  6  tomos  en  fol. 

Galileo.  Salió  también  en  Florencia  la  de  e'ste  en  $ 
tomos  en  4.0  escritos  de  Sistémate  Mundi ,  que  por  su- 
poner el  movimiento  de  la  tierra  ,  no  se  pudo  reimpri-, 
mir  en  Italia  ,  y  se  reimprimió  en  Holanda. 

Cartbesio.  La  última  Colección  en  latin  de  Holan- 
da 9  tomos  en  4.0  Hay  otra  en  Francés  en  1 3  tomos 
en  1 2.0 

Cardenal  Norris.  Colección  magnifica  de  sus  obras 
en  Verona ,  año  de  172^,  en  4  tomos  en  fol.  por 
MaíFey. 

Natal  Alexandro.  La  última  Colección  de  sus  obras 
de  París  en  1 5  tomos  en  fol.  La  de  Luca  moderna, 
aunque  tiene  las  notas  de  Roncaglia  ,  no  es  com- 
pleta. 

Cornelio  a  Lapide,  Colección  de  Ginebra.  La  mejor 
ts  la  de  Antuerpia ;  pero  pésima  la  Veneciana. 

Luis  Vives,  No  he  visto  mas  que  la  Colección  primi- 
tiva 5  dos  tomos  en  fol.  (1) 

Vallisniere.  Físico  famoso.  Colección  de  sus  obras  en 
Italia  ,  3  tomos  fol. 

Cardenal  Bona,  La  última  Colecion  de   173P,  que 

di- 


(1)  Son  también  conocidas  las  ob  ras  de  este  erudito3 
y  sabio  Español  en  varios  tomos  s  ueltos  en  c¿tavo  P  cuya 
impresión  es  de  París. 


134  *    -    ■  '    - 

dice  Antuerpia ,  y  no  es  sino  de  Ginebra ,  es  solo  un 
tomo  en  fol ,   pero  todo   oro. 

Ludovko  Blosio.  Hay  la  Colección  antigua  de  An- 
tuerpia ,  y  por  ser  rara  se  hizo  otra  en  Ingolstad  en 
1726*  un  tomo  en  fol.  Pase  aquí  á  Blosio  y  Bona  ,  por- 
que aunque  han  escrito  pocos  tomos  ,  han  escrito  mucho 
y  varío.  Este  en  lo  Litúrgico,  y  aque'l  en  lo  místico. 

De  las  Colecciones  de  Autores  Protestantes  ,  ó  otros 
que  tienen  escritos  condenados ,  es  preciso  tener  noticia: 
pues  son  autores  citados  con  freqüencia  ,  y  algunos  tra- 
tan de  cosas ,  que  por  lo  común  no  pertenecen  á  reli- 
gión ,  v.  g.  Erasmo.  Hay  Colección  magnifica  y  moderna 
de  sus  obras  en  Holanda  ,  10  tomos  en  fol. 

Juan  Gerardo  Wosio.  Escribió  mucho  ,  y  vario  ,  y 
quando  no  trata  de  religión  es  muy  sele&o.  Hizose  Co- 
lección de  sus  obras  en  Holanda  en  6  tomos  fol. 

Juan  Seldeno.  Autor  muy  citado  que  escribió  mu- 
cho y  vario.  Hay  una  Colección  en  6  tomos  en  fol.  hecha 
poco  há  en  Inglaterra. 

Juan  Wattis,  Autor  Ingles  de  profesión  Matemático  y 
Phisico. Hizo  Colección  de  sus  escritos  en  Inglaterra,  tres 
tomos  en  fol. 

Francisco  Vacon  de  Berulamio*  Colección  de  sus  obras 
en  Francfort ,  y  después  en  Lipsia.  Un  tomo  en  fol.  Ultin 
mámente  en  Holanda  7  tomos  en  8.° 

Roberto  Boile.  Colección  de  sus  obras  en  Ginebra, 
otra  en  Venecia  tres  tomos  en  4.0  Ninguna  es  buena  ni 
completa.  Leí  que  ahora  se  hacia  una  completa ,  y  mag- 
nifica en  Inglaterra. 

Cbristlano  Huygens.  Colección  de  sus  obras  de  MateH 
máticas  en  Holanda  4  tomos  en  4.0 

Juan  Bempuli.  Colección  de  sus  obras  de  Matemáti- 
cas en  Ginebra  4  tomos  en  4.0  impresión  magnifica. 

Aun 


'Antonio  Lecubemhock.  Autor  Phislco  muy  curioso  en 
observaciones  con  Microscopio.  Colección  de  sus  obras 
en  Hoianda  4  tomos  en  4.0 

Samuel  Bochart.  Colección  de  sus.  obras  3  tomos  en 
fol.  y  el  Hierozoycon  es  muy  aplaudido. 

Propuestos  ya  los  autores  Poligrafos  así  Católicos  co- 
mo Protestantes ,  que  mas  á  menudo  se  citan,  paso  á  dar 
una  idea  de  otros  libros  selectos  que  deben  tener  una  Bi- 
blioteca pública  ,  y  el  particular  que  tuviere  dinero  ,  y 
buen  gusto. 

BIBLIOTECAS     T     CONCORDANCIAS. 

Biblia  vulgata.  Es  indispensable  que  qualquiera  dedi- 
cado á  letras  tenga  (y  siempre  á  mano)  una  Biblia  Vul- 
gata ,  y  unas  Concordancias  comunes ,  y  si  se  halla  ,  ha 
de  ser  la  impresa  en  Roma  en  fol.  en  1692  ,  que  la  otra 
que  antecedió  es  rarísima  ,  y  si  no  otra  impresa  en  París. 
Los  70,  que  por  orden  de  Sixto  V.°  se  corrigió  ,  y  impri- 
mió en  Griego  en  Roma  año  de  1 5  87  en  fol.  Y  si  se  quie- 
re tener  el  texto  de  los  70  con  la  versión  Latina  ,  se  han 
de  buscar  los  dos  tomos  que  imprimió  en  Paris  Juan  Mor- 
nio  ?  Presbítero  del  Oratorio.  Solos  estos  dos  textos  Lati- 
no ,  y  Griego  son  auténticos.  Los  demás  son  permiti- 
dos ,  pero  no  autorizados ,  y  lo  mismo  digo  de  las  ver- 
siones varias ,  si  bien  se  deben  tener  y  citar. 

Biblia  curiosa.  Después  de  lo  dicho  ,  qualquiera  debe 
solicitar  tener  la  Biblia  manual ,  que  Arias  Montano  sa- 
có ,  y  publicó  en  un  solo  tomo  en  fol.  en  Antuerpia  en 
15 84.  Contiene  el  texto  Hebreo,  y  Caldeo  original, 
que  hizo  Santes  Pagnino,  y  enmendó  Arias  Montano  ,  y¡ 
todo  el  texto  Griego  que  hay  del  Testamento  viejo,  cu- 
yo Hebreo  no  se  halla ,  y  el  original  del  Testamento 

míe- 


nuevo ,  todo  con  versión  latina  interlineal.  Reimprimió- 
se esta  Biblia  en  6  tomos  en  8.°  en  1615  ,  pero  con  le- 
tra  cansada  ,  aunque  en  Antuerpia.  Después  se  reimpri- 
mió en  Ginebra  ,  mala  letra  ,  y  peor  papel',  en  un  tomo, 
Y  finalmente  es  un  tomo  en  fol.  en  Lipsia ,  y  no  es  tan 
mala  la  impresión. 

Poliglota  Complutense,  Llamanse  Biblias  Poliglotas 
las  que  contienen  varias  lenguas  y  versiones.  Hay  quatro 
famosas.  La  primera  es  la  que  se  hizo  en  Alcalá  por  or- 
den del  Cardenal  Cisneros  en  5  tomos  en  fol. ,  y  otro  de 
Diccionario.  Biblia  Regia  Poliglota.  Hizose  de  órderi  de 
Felipe  II.0  por  dirección  de  Arias  Montano  en  5  tomos 
en  fol. ,  y  uno  mas  de  Diccionario.  Otro:  Aparato:  otro: 
Biblia  interlinial.  Otra  distinta  de  la  citada  arriba  :  Biblia 
Poliglota  Parisiense.  Hizose  en  tiempo  de  el  Cardenal 
Mazarino  en  París  en  10  tomos  en  fol.  muy  disformes,  y 
no  hay  Diccionarios. 

Biblia  Poliglota  de  Inglaterra*  Llamase  Poliglota  pro 
famosiori ,  pues  es  la  que  comprehende  mas  lenguas  orien- 
tales 5  y  además  de  la  Vulgata  ,  y  el  texto  Griego  ,  tie^ 
ne  los  textos  Hebreo  ,  Caldeo  ,  Samaritano,  Siriaco,  Ará- 
bigo ,  Pérsico  ,  y  Etiópico.  El  Cole&or  ,  ó  Autor  prin- 
cipal es  Briano  Valton.  Imprimióse  en  Londres  el  año. 
de  1 6  5  7  en  6  tomos  grandes  en  fol.  Después  se  imprU 
mió  el  Legicon  Heptagloton  en  2  tomos  en  fol.  su  autor 
Edmundo  Castelo ,  y  hace  juego  por  ser  de  las  siete 
lenguas  dichas  de  la  Poliglota. 

Aunque  los  que  concurrieron  á  esta  Biblia  han  sidQ 
hereges ,  no  obstante  los  textos  son  muy  corre&os,  pues 
allí  está  el  texto  puro  de  la  Vulgata  latina  ,  y  el  texto 
Griego  de  los  70  de  Roma  ,  y  así  solo  hay  que  expur- 
gar en  los  Prolegómenos  de  Valton.  El  que  tuviere  esta 
Poliglota  ,  y  unas  concordancias  puede  ahorrar  de  mas 


137. 

géneros  de  libros  Bíblicos  i  pero  es  muy  útil  que  una  Bi- 
blioteca tenga  las  Biblias  ya  señaladas ,  y  otras  muchas, 
como  las  siguientes. 

Biblia  Masor etica.  Llamase  Masorah  una  especie  de 
crítica  ,  y  concordancias  ,  que  los  antiguos  Judios  hicie- 
ron en  la  Ciudad  de  Tiberiada ,  repasando  ,  apuntando, 
y  corrigiendo  todo  el  texto  Hebreo  del  Testamento  vie- 
jo ,  y  por  eso  aquellos  Judios  se  llamaron  Maso- 
retas. 

Al  principio  del  siglo  XVI.  emprendieron  los  Ju- 
dios sacar  una  Biblia  magnífica  ,  según  sus  decisiones, 
que  tuviese  la  Masorah  grande  y  abreviada  ,  con  los 
comentos  literales  de  los  Rabinos  mas  clásicos.  Impri- 
mióse esta  Biblia  en  Venecia  en  casa  de  los  Bombergios 
en  3  tomos  en  fol.  muy  corpulentos ,  y  todo  solo  en  He- 
breo ,  y  en  lengua  ,  y  caracteres  de  los  Rabinos  todos  los 
comentos. 

Por  ser  esta  Biblia  muy  rara  ,  y  tener  que  enmenn 
dar  ,  tomó  á  su  cargo  el  Padre  Juan  Buxtorfio  ,  aunque 
Christiano  Protestante  ,  hacer  una  nueva  edicicn  de  la 
dicha  Biblia  Masoretica  ,  y  la  acabó  en  Basile'a  por  los 
años  de  1620.  Es  mas  completa  que  la  de  Venecia  ,  y 
según  e'l  dice  mas  corre&a.  Son  4  tomos  en  fol ,  que  vi 
en  dos,  inserto  en  ellos  el  libro  de  el  mismo  Buxtorfio  lla- 
mado Tiberias ,  porque  en  e'l  explica  en  lengua  latina  ten 
da  la  historia  de  los  Masoretas  de  Tiberiada  ,  y  to- 
do lo  que  pertenece  para  la  inteligencia  de  la  Ma^ 
sorah. 

Á  esto  se  añade  ,  ó  se  debe  añadir  otro  tomo  en  foL 
de  el  mismo  Buxtorfio ,  y  se  reduce  á  unas  concordan- 
cias Hebreas ,  y  Caldeas  de  todas  las  palabras  del  Testa- 
mento viejo  ,  y  hace  juego  con  la  Biblia  Masoretica  que 
llaman  de  Buxtorfio.  Es  muy  útil  tener  una  Biblia  según 
que  los  Judios  la  dividen  ,  y  apuntan  para  entender  sus 
Tom.  F,  S  cí« 


i38 

citas  de  Páraselas  ,  sus  capítulos  y  versos  ¿  y  pa- 
ra citárselas  ,  si  se  escribe  ,  ó  disputa  contra  sus  er- 
rores. El  que  no  pudiere  tener  las  Biblias  Masoreti- 
cas  citadas  contentaráse  con  tener  una  Biblia  Hebrea  de 
los  Judíos  manual  ,  que  solo  tenga  el  texto  Hebreo  ,  y 
computos ,-  y  es  buena  la  que  Gara  imprimió  en  Vene- 
cía  con  cara&eres  Bombergianos  el  arlo  de  1566  en  un 
solo  tomo  en  4.0  ,  cuyos  caracteres  son  muy  corpu- 
lentos. " 

Pero  la  Biblia  manual  Hebrea  ,  que  usan  los  Judíos 
modernos  ,  y  que  es  la  mas  famosa  ,  hermosa  ,  corre&a, 
y  sin  mentiras  de  Imprenta  ,  es  la  que  llaman  de  Athiasj 
porque  el  Judio  Joseph  Athias  la  imprimió  en  Amster- 
dan  el  año  de  1661.  Después  se  reimprimió  allí  mismo. 
Todo  es  Hebreo  ,  excepto  un  Prólogo  latino  de  Leusden 
Christiano  ,  en  un  tomo  grueso  en  4.0  Este  mismo  tex- 
to se  imprimió  después  en  Amsterdan  en  1701  en  un 
tomo  pequeño  ,  ó  un  solo  tomito  en  8.°  muy  manual; 
pero  sobre  que  el  texto  no  tiene  puntos  ,  ó  vocales,  son 
muy  menudos  los  cara&eres  Hebreos. 

Hasta  aquí  dixe  lo  que  basta  para  la  inteligencia  de 
la  Biblia  según  la  usan  los  Judíos.  Diré'  de  otras  edicio- 
nes de  Biblias  famosas  entre  los  Christianos. 

Biblia  de  Santes  Pagnino.  Este  Dominicano  imprimió 
^n  León  año  de  1528  una  versión  suya  latina  del  texto 
-Hebreo  ,  y  es  la  que  después  Arias  Montano  corrigíó, 
y  hizo  interlineal  en  sus  Biblias  :  es  un  tomo  grue- 
so en  4.0 

Biblia  ds  Isidoro  Ciarlo.  Este  Benedictino  Carínense 
hizo  nueva  versión  5  y  la  imprimió  con  nombre  de  Vulga- 
ta  en  Venecia  en  rol.  año  de  1542  ,  añadiendo  Escolios 
suyos  ,  ó  tomados  de  otros.  No  se  debe  citar  como  Vul- 
gata  ;  pero  se  debe  tener  como  curiosa. 

Biblia  de  Batablo.  Los  Protestantes  Roberto  y  Enri- 

co 


139 

co  Estefano  sacaron  una  Biblia  con  Escolios  ,  que  supu- 
sieron á  Francisco  Batablo  Católico,  Los  Do&ores  de 
Alcalá  y  Salamanca  revieron  ,  corrigieren  ,  y  enmenda- 
ron ,  e'  imprimieron  en  Salamanca  esta  Biblia  en  2  tomos 
en  fol.  ,  y  no  obstante  aún  después  tuvo  mucho  que  cor-r 
regir  el  santo  Tribunal  en  dichos  Escolios.  Esta  Biblia  de 
Salamanca,  tiene  mas  estimación  fuera  de  España  que 
dentro.  Y  lo  mismo  digo  de  la  Biblia  Complutense ,  y 
Regia ,  señal  de  la  grande  aplicación  á  la  sagrada  Es- 
critura. 

:  Biblias  Sagradas  Hebreas.  Roberto  Estefano  ,  y  su 
hijo  Enrico  Estefano  imprimieron  en  París  con  caracte- 
res Hebreos  grandes  y  hermosísimos  el  solo  texto  He- 
breo de  la  Biblia  ,  según  la  división  de  los  Christianos, 
en  2  tomos  grandes  en  4.0  Después  con  caracteres  He- 
breos mas  pequeños ,  y  tan  hermosos  reimprimieron  el 
mismo  texto  en  7  tomos  en  12.0  con  puntos ,  y  es  el  jue- 
go mas  pulido  que  hay. 

Testamento  nuevo  Griego ,  de  los  mismos  Estefanos 
también  en  París ,  y  con  caracteres  Griegos ,  y  solo  el 
Testamento  nuevo  ,  un  tomo  en  fol.  De  este  tomo  se  di- 
ce ,  ó  se  cree  que  no  tiene  errata  alguna  de  Imprenta. 
Después  con  caracteres  Griegos  mas  pequeños ,  y  tan 
hermosos  reimprimieron  el  mismo  texto  solo  en  un  tomo 
en  8.°  y  que  también  se  aprecia  por  muy  correcto. 

Testamento  nuevo  de  Erasmo.  Este  emprendió  ,  e  im- 
primió una  versión  latina  del  Testamento  nuevo ,  y  la 
dedicó  á  León  X.°  en  un  tomo  en  fol.  Impugnó  esta 
versión  acremente  nuestro  Stuñiga  ,  ó  Zuñiga  Español. 
Y  así  la  versión  de  Erasmo  ,  como  la  impugnación  de 
Zuñiga,  se  deben  tener  en  una  Biblioteca  sele&a,  univer- 
sal y  curiosa. 

Biblia  de  Hutero.  Imprimió  también  este  una  Biblia 
con  muchas  versiones ,  pero  lo  mas  seledo  es  el  tomo. 

S  2  grue- 


f!4° 

grueso  en  fol ,  que  está  aparte  del  texto  Hebreo  ,  ctí-J 

yos  caracteres  no  tienen  semejante.  Son  mas  grandes  que 
un  piñón  ,  y  tienen  esta  propiedad ,  que  las  letras  radi- 
cales Hebreas  están  de  tinta ,  y  las  serviles  solo  tienen  los 
perfiles ,  y  lo  interior  blanco.  De  modo  que  á  primera 
vista  se  contradistinguen  ,  y  disciernen  las  letras  He~ 
breas  radicales  y  serviles.  Este  tomo  es  raro  ,  pero  lo  ví? 
y  registre. 

Vulgata  del  Delpbin,  A  la  mitad  del  siglo  pasado ,  con 
el  fin  de  imprimir  tomos  para  el  uso  de  Luis  XIV.0  ,  que 
era  Delfín  ,  se  imprimieron  varias  obras  en  tomos  de 
grandes  folios ,  y  letra  magnifica.  Estos  son  muy  distin- 
tos de  los  tomos  en4.°  que  llaman  ad  usurn  Delpbiw,  el  hi- 
jo de  Luis  XIV.0  Aquellos  son  superiores  en  todo.  Entre 
ellos  es  la  Colección  regia  de  los  Concilios  en  37  tomos. 
La  historia  Bizantina  comenzada  ,  Virgilio  ,  Terencio, 
Juvenal ,  Kempis  ,  &c.  todos  en  fol.  imperial ,  y  en  el 
mismo  las  obras  de  San  Bernardo  en  6  tomos.  Y  lo  que 
hace  á  nuestro  intento ,  ó  caso  solo  el  texto  de  la  Vul^ 
gata  sin  mas  notas  ,  en  8  tomos  en  fol.  ,  como  libios  de 
Coro ,  y  con  unas  letras  como  abellanas.  Tiráronse  de 
ella  pocos  exemplares ,  y  así  es  carísima  y  rarísima.  Y< 
no  obstante  la  tiene  este  mi  Monasterio  de  San  Martin 
de  Madrid. 

Biblias  Orientales.  La  Arábiga  latina  de  Roma ,  que 
he  visto,  tres  tomos  en  fol.  Hay  la  preciosa  Armenica  &c« 
que  no  he  visto.  Testamento  nuevo  Bárbaro  Griego  en  2 
tomos  grandes  en  4.0  Está  impreso  el  texto  Griego  puro 
de  el  Testamento  nuevo  en  una  columna  ,  y  en  otra  el 
mismo  texto  traducido  en  el  idioma  Griego  vulgar,  que 
llaman  Greco  Bárbaro. 

Códice  Argénteo  de  los  Evangelios.  El  Obispo  G  do 
Ulpilas ,  traduxo  la  Biblia  en  Lengua  Gótica  en  el  si- 
glo V.°  Perdióse  esta  versión  ,  y  solo  en  el  siglo  pasado 

se 


I4I 

se  halló  un  códice  manuscrito  con  cantoneras  de  plata, 
en  el  qual  estaban  varias  hojas  escritas  en  lengua  Góti- 
ca ,  y  con  cara&eres  propios.  Es  fácil ,  e'  inteligible.  Hoy 
para  en  la  Biblioteca  de  Suecia  dicho  códice ,  y  se  cita 
códice  argénteo  por  las  cantoneras  de  plata. 

El  año  de  1684  tomó  á  su  cargo  Francisco  Junio 
imprimir  aquel  códice  con  los  mismos  caracteres,  y  poí 
la  similitud  de  la  lengua  añadió  la  antigua  versión  An* 
¿lo-Saxonica ,  y  aumentó  un  glosario  Gótico  todo  en  2, 
tomos  en  4.0  ,  que  he  visto.  Es  obra  curiosa. 

Hexaplos  de  Orígenes  Sábese  que  Orígenes  hizo  una 
obra  inmensa  en  muchas  columnas.  En  una  puso  el 
texto  Hebreo.  Errotra  la  versión  Griega  de  los  70,  en  las 
tres  restantes  las  versiones  de  Aquila  ,  Simacho  ,  y 
Theodocion  ,  y  por  ser  seis  los  dobleces  ó  columnas  ,  se 
llaman  los  Exápíos  de  Orígenes. 

Toda  esta  ce'lebre  obra  de  la  Biblia  se  perdió  del  to- 
do á  causa  de  que  costaría  mucho  copiarla.  Solo  se  hallan 
citados  en  los  Padres ,  y  Autores  Griegos  estos ,  y  los 
otros  fragmentos  esparcidos  en  una  infinidad  de  libros. 
Flaminio  Novilio  ,  Juan  Drusio  ,  y  tai  qual  otro  tuvie- 
ron el  curioso  trabajo  de  juntar  los  fragmentos  de  Orí- 
genes ;  y  finalmente  el  Padre  Monfaucon  Benedictino 
añadió  á  estos  quantos  pudo  recoger  ,  y  de  todos  hizo 
una  magnifica  impresión  en  París  en  17 13  en  dos  tomos 
en  fol.  grandes;  con  varias  notas  ,  disertaciones,  ¿Ve.  To- 
da esta  obra  es  un  tesoro  precioso  para  la  Escritura  ,  sin 
el  qual  no  debe  estar  ningún  erudito  ,  y  menos  una  Bi- 
blioteca pública. 

De  estudio  omití  poner  Biblias  en  lenguas  vulgares. 
Pero  si  se  quiere  tener  alguna  noticia  de  ellas  ,  digo  que 
hay  dos  versiones  Castellanas.  Una  antiquísima  que  hi- 
cieron los  Judíos  de  soló  el  texto  Hebreo  ,  y  se  imprimió 
en  Ferrara  en  fol,  año  de  1553.  Esta  es  carísima ,  pues 

laá 


*42 

las  reimpresiones  varías  que  después  se  hicieron  de  ella, 

no  se  aprecian  porque  se  retocaron  ,  y  alteraron  el  Cas- 
tellano antiguo.  Hay  otra  versión  Castellana  de  toda  la 
Biblia,  que  es  obra  de  Calvinistas ,  y  para  maldita  la 
cosa  se  necesita  :  lo  mismo  digo  de  la  versión  Italiana  de 
Deodato. 

Hay  muchas  versiones  Francesas  de  la  Biblia  :  la  me* 
líos  mala  es  la  de  Mr.  de  Sacy ,  cuya  Biblia  Latina 
Francesa ,  y  cbn  notas  anda  en  tres  tomos  en  fol ,  ó  err 
¡32  en  1 2.0  Porque  las  versiones  vulgares  están  prohi- 
bidas ,  no  me  alargo  mas. 

CONCORDANCIAS. 

Las  de  la  Vulgata  con  la  última  mano  de  Huberto 
Phalesio  son  bastantes  para  el  uso  común.  Hay  infinitas- 
impresiones  en  fol. ,  y  en  4.0 

Hay  dos  géneros  de  concordancias  Griegas.  Unas 
de  solo  el  texto  Griego  de  los  70  de  Conrado  Kirchero 
en  2  tomos  en  4.0 ,  que  sigue  al  Alfabeto  de  las  raices 
Hebreas ,  y  debaxo  pone  el  texto  Griego. 

Otras  al  contrario  de  Abrahan  Tronío  2  tomos  en 
fol.  en  Amsterdan  en  17 18  ,  quien  sigue  el  Alfabeto 
Griego  ,  y  debaxo  pone  las  raices  Hebreas.  Estas  son  las 
mejores ,  y  porque  añade  un  extra&o  de  los  exáplos  de 
Orígenes  ,  que  cite  de  Monsaucon.  Enrico  Estefano  sacó 
las  concordancias  Griegas  en  solo  el  Testamento  nuevo. 
No  las  he  visto. 

Concordancias  Hebreas.  Comenzólas  Rabi  Natharn, 
reimprimióse  después  en  Venecia  en  fol. ,  y  todo  en  He- 
breo según  las  divisiones  de  los  Judíos.  Las  mismas  aña- 
didas ,  todo  en  Hebreo ,  y  en  fol.  las  imprimió  ,  como 
ya  dixe ,  Juan  Buxtorfio  en  Basile'a  para  hacer  juego 
con  su  Biblia  Masoretica..  Las  mas  completas,  útiles,  y 

fa- 


i43 
famosas  concordancias  del  texto  Hebreo  y  Caldeo  de  el 

Testamento  viejo  ,  son  las  que  imprimió  Fray  Mario 
Calasio  en  Roma  en  4  tomos  en  fol.  año  de  1621,  se- 
gún las  divisiones  de  ios  Christianos.  Son  Hebreo-Lati- 
nas con  la  explicación  de  las  raices  Hebreas  ,  y  sus  signi- 
ficados. Es  obra  de  muchísima  importancia  ,  y  por  tanto 
ya  rara  y  cara. 

Concordancias  Siriacas.  Crimesio  juntó  en  un  tomo  en 
4.0  las  voces  Siriacas  del  Testamento  nuevo  Siriaco  ,  con 
sus  caracteres ,  y  puede  servir  de  Concordancias ,  ó  pasar 
por  ellas. 

Hay  otros  dos  géneros  de  concordancias  latinas : 
unas  á  lo  antiguo  ,  que  hoy  no  tienen  uso.  Otras  que  lla- 
man de  Bulloco  ,  las  quales  no  son  siguiendo  las  voces, 
sino  acomodándolas  á  los  significados.  Estas  aplauden  mu- 
cho los  Predicadores  porque  hacen  juego  con  el  Silva  Ale- 
goriarum  de  el  Padre  Laureto  Benediófino.  Finalmente,  por 
no  molestar  mas,  y  porque  el  curioso  pueda  satisfacer  la 
curiosidad  en  materia  de  Biblias,  concordancias  ,  Grama- 
ticas,  Lexicones,  Aparatos,  y  Expositores  de  Biblia,  com- 
prese la  obra  de  Jacob  le  Longo  ,  Bibliotheca  Sacra.  Co- 
menzóla, e' imprimióla  en  tomos  en  8.°  De  última  mano 
la  reimprimió  añadida  en  París  año  de  1723  en  2  tomos 
en  fol.  en  Latin. 

Emplea  todo  el  primero  en  dar  noticia  de  todas  las  Biblias 
en  todas  las  lenguas  con  critica ,  é  historia  de  ellas.  El  se- 
gundo contiene  por  el  Alfabeto  todos  los  autores  Católicos, 
ó  Christianos ,  Protestantes,  y  Judios  que  han  escrito  al- 
go sobre  la  sagrada  Escritura  ,  y  á  lo  último  d.á  una  in- 
dividual noticia  de  todos  los  que  escribieron  Gramáticas, 
Lexicones ,  &c.  de  las  lenguas  Orientales  :  Aparatos, 
Concordancias  ,  &c.  Es  obra  muy  útil.  Tengo  esta  obra, 
y  asi  se  conocerá  quanto  omití ,  pues  solo  puse  las  Bi- 
blias que  tengo  ,  y  he  visto  t  y  aún  de  esas  omití  mu- 
chas, 


lI44 

chas  ,  y  ahora  solo  apuntare  algunos  Expositores. 

Comentadores  de  la  Escritura,  El  juego  mas  famoso, 
después  de  los  Padres  ,  es  el  que  llaman  Glosa  Ordinaria, 
La  mejor  edición  es  la  de  Duay  en  1624  en  6  tomos 
muy  corpulentos  j  á  cuya  edición  asistieron  los  Benedic- 
tinos de  Flandes ,  y  en  especial  Fray  Leandro  de  San 
Martin.  Contiene  el  texto  de  toda  la  Biblia  con  la  Glosa 
*  Angélica ,  ó  interlineal  de  Anselmo  Laudunense  ,  con  la  Glosa 
Ordinaria  de  Estrabo  Benedictino  Fuldense,  con  las  Apostillas 
de  Nicolás  de  Lyrat  y  con  las  Notas  de  dicho  Fr.  Leandro  &c. 
Ya  este  juego  no  tiene  tanta  estimación  como  antes ,  pe- 
ro es  indispensable  para  la  libreria. 

Cathenas,  Llaman  Chatenas  á  unos  libros ,  en  los  qua- 
les  siguiendo  el  texto  de  la  Biblia ,  se  pone  allí  á  la  letra, 
ó  en  extra&o  lo  que  dixeron  diferentes  Padres  antiguos. 
Hay  muchas  de  estas  Cathenas  entre  los  Griegos.  El  Pa^ 
dre  Posino  reimprimió  algunas  ,  pero  aún  muchas  exis- 
ten manuscritas  ,  y  seria  muy  útil  imprimirlas  todas 
Greco-Latinas  ,  y  hacer  una  total  Cathena  sobre  toda 
la  Escritura.  Tengo  á  mano  por  exemplo  la  Cathena  de 
Padres  Griegos  sobre  el  libro  de  Job.  Hizola  Nicetas, 
'Arzobispo  de  Heraclea  ,  y  la  compuso  de  los  textos  de 
veinte  y  dos  Padres  Griegos ,  y  aún  e'sta  ya  se  habia  im- 
preso traducida.  Es 'magnifica  la  edición  Greco-Latina, 
que  de  la  dicha  Cathena  hizo  Patricio  Junio  en  Londres 
año  1737  en  fol. 

Este  tomo  tiene  la  singularidad  de  que  á  lo  última 
está  seguido  todo  el  texto  de  Job  de  los  70 ,  dividido  por. 
versos-,  y  conforme  al  ce'lebre  Códice  Alexandrino,  que 
se  cree  ser  el  mas  antiguo  que  hay/Y  para  que  no  se 
eche  menos  esta  noticia  ,  digo  :  Que  las  quatro  ediciones 
mas  famosas  de  los  70  son  la  Complutense  ,  la  Venecia- 
na de  Manutio ,  la  Romana  de  Sixto  V.°  ,  y  la  Inglesa 
conforme  al  Códice  hallado  en  Alexandria. 

En- 


Entre  los  Latinos  es  famosa  la  Cathena  Áurea  de 
Santo  Tomas  sobre  los  Evangelios ,  y  seria  muy  útil 
si  se  prosiguiese  la  grande  Cathena  que  comenzó 
Martinengo  ,  empezando  por  el  Génesis. 

Armonías  y  concordancias  generalmente  tienen  el 
mismo  fin  de  concordar  los  quatro  Evangelistas.  Hay] 
muchas  así  de  Católicos  como  de  Protestantes.  Es  muy 
útil  la  armonía  Evangélica  del  Padre  Lami  en  Latin  ,  y 
en  fol. ,  y  con  ella  su  Aparato  Bíblico  en  4.0  ,  y  sean  es- 
tos dos  tomos  de  la  primitiva  impresión  de  París. 

Biblia  magna  y  máxima.  Son  dos  juegos  de  un  mismo 
autor  el  Padre  Haye.  La  magna  en  cinco  tomos  ,  y  la 
máxima  en  19  tomos.  Todos  24  en  fol.  impresos  en  Pa- 
rís.  Ei  asunto  es  el  mismo  >  esto  ,  es  proponer  el  texto  de 
la  Escritura  seguido  t  poner  allí  quantas  versiones  pudo¡ 
recoger  de  genero  de  concordancias  de  ellas  ,  y  unas  ex- 
presiones de  aquellos  autores  que  concisamente  comen-i 
taron  la  Escritura  5  v.  g.  de  Mariana  ,  Saa  ,  Esthio  ,  Me- 
nochio  ,  &c.  Este  juego  mas  se  aprecia  en  España  que 
fuera  de  ella  ,  y  por  eso  se  debe  tener  en  una  librería  d$ 
España. 

Críticos  Sagrados.  A  la  mitad  del  siglo  pasado  ,  des-* 
pues  de  publicada  la  Biblia  Poliglota  de  Walton  en  Ingla- 
terra ,  emprendieron  allí  los  do&os  Píerarsones ,  y  otros 
recoger  ,  e'  imprimir  los  principales  comentadores  litera-, 
les  modernos  de  la  Biblia  ,  y  á  la  letra  siguiendo  los  vern 
siculos.  Hizose  esta  Colección ,  ó  Cathena  en  9  tomos 
en  fol.  impresos  en  Londres  en  1 55o.  Reimprimiéronse 
en  Francfort ,  añadiendo  dos  tomos  mas. 

Pero  porque  esta  edición  no  era  tan  buena ,  y  la 
Londinense  era  muy  rara  ,  y  costosa  ,  se  animaron  los 
Libreros  de  Amsterdan  á  hacer  otra  mucho  mas  añadi- 
da ,  hermosa  ,  y  magnifica  ,  que  salió  en  9  tomos  en  foL 
muy  corpulentos  año  de  1668  ,  y  antes  que  el  de  1700 
Tom.  K  T  sa« 


saliese  en  Francfort  el  suplemento  en  dos  tomos.  En 
Amsterdan  se  añadió  el  tomo  10  que  comprehende  las 
obras  críticas  pertenecientes  á  la  Escritura  de  Luis  Ca^ 
pello  ,  y  de  Jacob  su  hermano,  y  de  Jacob  hijo  de  Luis. 
Así  este  juego  se  compone  de  los  diez  tomos  dichos ,  de 
los  dos  del  suplemento ,  y  de  otros  dos  tomos  mas  The- 
sauro  Philologico  que  contiene  disertaciones  de  varios. 

Pasan  de  70  los  Autores  críticos,  y  porque  hay  Ca- 
tólicos y  Protestantes ,  tiene  este  juego  mucho  que  bor- 
rar, aunque  no  este  prohibido  del  todo:  y  porque  era  obra 
muy  larga  se  emprendió  hacer  un  compendio  de  todos 
con  el  título:  Sinopsis  criticorum.JLs  obra  de  Mateo  Polo  In- 
gles, quien  siguiendo  el  texto ,  pone  en  extra&o  lo  que  so- 
bre el  dixeron  no  solo  los  críticos  citados,  sino  otros,  y  el 
añade  sus  notas.  Son  5  tomos  en  fol.  impresos  en  Lon- 
dres. Reimpreso  en  Roterdan  en  1684  ,  y  después  en 
Francfort  en  171 2.  De  suerte,  que  estos  cinco  tomos  del 
Sinopsis  se  podrían  llamar  la  Biblia  cum  notis  variorum 
de  la  impresión  de  Holanda.  Y  si  algún  Católico  se  de- 
dicase á  reimprimir  este  Sinopsis  quitando  lo  que  pudie- 
se disonar ,  ó  añadiendo  mucho  sele&o  ,  que  aún  se 
podria  añadir  ,  se   ahorrarían  mas  de   1©  tomos  ,  ó 

libros. 

■Biblia  de  Duhamel  Mientras  podrá  suplir  la  Biblia  de 
Duhamel  para  los  que  no  están  dedicados  á  escritura. 
Juan  Bautista  Duhamel ,  famoso  y  público  escritor  ,  sa- 
có Biblia  con  notas  suyas  muy  sele&as.  Salió  en  París 
fcn  un  tomo  en  fol.  Después  se  reimprimió  en  Venecia  en> 
2  tomos  en  4.0  grande  ,  y  se  reimprimieron  allí  las  con- 
cordancias de  la  misma  marca  5  de  modo  ,  que  siendo  la 
edición  primera  de  París  rara  y  cara  ,  con  ios  tres  tomos 
de  Venecia  hay  lo  bastante.  Si  se  han  de  tener  mas  Ex- 
positores fuera  de  los  ya  indicados,  sean  los  22  autores 

Católicos  siguientes... 

0  Lu- 


147 


Lucas  Brugense. 

Andrés  Massio. 

Genebrardo. 

Hugo  Cardenal. 

Cayetano. 

Oleastro. 

Incógnito. 

Bonfrenio. 

Gislerio. 


Mario. 
Pereyra. 
Jansenio,  Obis- 
po de  Gante. 
Tirino. 
Lorino. 

Gaspar  Sánchez. 
Cartagena. 
Mendoza. 


Malvenda. 

Maidonado. 

Villalpando. 

Tomas  Blanco. 


Ribera. 


El  Padre  D.  Agustin  Calmet  Benedictino  de  Lorena, 
al  principio  de  este  siglo  escribió  vn  comento  literal  so- 
bre toda  la  Escritura  en  Francés :  publicó  después  en  4.** 
real  un  Diccionario  Biblico  ,  y  su  suplemento  ,  todo  en 
France's.  Hizose  después  una  impresión  magnifica  en  Pa- 
rís en  13  tomos  en  fol.  grande;  los  9  contienen  todo  e.l 
comento  literal ,  y  los  4  el  Diccionario ,  incorporado  el 
suplemento.  Al  mismo  tiempo  los  libreros  de  Ginebra  em« 
prendieron  la  misma  impresión  en  tomos  en  4.0,  y  tuvie- 
ron varias  querellas  con  los  libreros  de  París.  Escribió 
mas  historia  Sagrada,  y  después  la  añadió  en  4  tomos  en 
4.°en  Prance's,  para  que  sirviese  de  principio  y  cabeza  á  la 
historia  Eclesiástica  de  Fleuri.Escribió  la  historia  de  Lorena 
en  4  tomos  en  rol.  grande,  y  en  Francés.  Escribió  el  comen- 
to literal  de  la  regla  de  San  Benito  en  France's  2  tomos 
en  4.0  impresos  en  Strasburgo,  y  antes  habia  salido  un 
tomito  en  1 2.0  latín  con  ei  Cronicón  universal.  Escribió 
dos  tomos  en  8,°  Disertaciones  sobre  Spefíros  Vampi- 
ros &c. 

Como  el  comento  literal  contiene  varias  disertacio- 
nes curiosas ,  las  entresacaron  en  Italia  ,  las  traduxeron 
en  latin,  c  imprimieron  en  Luca  en  2  tomos  en  fol.  Des- 
pués en  Venecia  se  trabajó  Comentario  ,  y  Diccionario, 

T  2  y 


I4& 

y  se  imprimió  todo  en  latín  en  1 1  tomos  en  rol.  El  Co-! 
mentario  en  9 ,  y  el  Diccionario  con  su  suplemento 
en  a.  De  modo,  que  al  presente  hay  tres  ediciones  en 
latín  de  Venecia  ,  de  Luca  ,  y  de  Alemania ,  y  ninguna 
magnifica  como  era  razón. 

Con  el  juego  de  Cornelio  á  Lapide  ,  con  el  de  Hugo, 
y  este  de  Calmet ,  se  escusan  infinitos  libros,  porque  este, 
último  tuvo  presentes  los  Críticos  ,  el  Sinopsis ,  y  las  Po- 
liglotas. 

Gramáticas  ,  y  Lexicones,  Ninguna  librería  debe  están 
sin  Gramáticas ,  y  Diccionarios  de  varios  idiomas  ,  y 
diále&os ,  ya  suyos  ,  ya  vulgares  5  y  si  de  todos  tuviese  á 
lo  menos  una  Gramática ,  y  un  Diccionario  ,  nada  so- 
braría ,  y  el  particular  curioso  debe  tener  el  Arte ,  y 
Lexicón  de  los  mas  famosos ,  aunque  no  los  entienda, 
para  saber  buscar  una  voz  quando  se  ofrezca ,  ó  para 
tentar,  examinar ,  ó  convencer  de  impostor  á  el  que  fin- 
giere que  lo  sabe,  como  cada  día  se  experimenta.  Seguiré 
el  orden  de  las  lenguas  según  me  ocurran., 

Lengua  Portuguesa,  Duarte  Nuñez  de  León.  Su  orí- 
gen  y  ortografía  de  la  lengua  Portuguesa.  Es  autor  clá-< 
sico.  Benito  Pereyra ,  su  Gramática  Portuguesa  en  8.°, 
y  su  Diccionario  Portugués  en  latin  ,  y  Portugués 
en  fol. 

Padre  Rafael  Bluteau.  Su  Bocabulario  Portugués  ,  y¡ 
latino  en  8  tomos  en  fol ,  y  2  mas  de  suplemento.  Es; 
selecto ,  y  ya  raro  y  caro.  Es  Diccionario  crítico  univer^ 
sal  de  artes  y  ciencias. 

Lengua  Castellana^  Bernardo  Aldrete.  Origen  de 
la  lengua  Castellana  5  un  tomo  en  4.0  ,  es  autor  clásico, 
y  útil. 

Antonio  Nebrixa.  Su  Arte  y  Bocabulario  de  una  bue- 
na impresión,  y  por  ser  el  Padre  de  la  Latinidad  de  Espa* 
fía^  es  preciso  tenerle;  y  para  variar  lo  cjue  Gonzalo 

Cor- 


Correa  escribió  sobre  la  lengua  Castellana ,  introducien- 
do  en  ella  la  K. 

Sebastian  Cobarrubias.  Tesoro  de  la  lengua  Castella- 
na ,  el  tomo  añadido  en  fol ,  que  tiene  el  origen  de  Al- 
drete. 

Academia  Real  de  la  lengua  Castellana.  El  tomo  de  Or-* 
tografia  que  ya  sacó,  y  la  Gramática  que  sacará.  Los  t> 
tomos  en  fol.  del  Diccionario  que  ya  sacó  ,  y  los  de  su- 
plemento ,  que  está  trabajando. 

Ju#n  Malara.  Colección  de  todos  los  refranes  Espa-? 
ñoles ,  en  un  tomo  grueso  en  4.0 

Lengua  Italiana.  Hay  infinitos  tomos  de  Artes.  Tó- 
mese la  de  Franciosino ,  ó  de  Bencroni ,  ó  de  otro.  Mr. 
Menagio ,  aunque  era  France's ,  sacó  un  tomo  en  fol. 
Origen  de  la  lengua  Italiana  ,  y  es  muy  curioso. 

Academia  Erusea ,  es  en  Florencia.  Sacó  el  Bocabula- 
110  de  la  lengua  Italiana,  un  tomo  en  fol. ,  y  finalmen- 
te al  presente  son  5  ó  6  tomos  en  fol.  De  la  edición  en 
3  tomos,  hay  un  compendio  en  2  tomos  en  4.0  muy  mo- 
derno. 

Lengua  Francesa.  Hay  infinitas  artes  5  pero  bastará  la 
de  Sobrino,  y  su  Diccionario.  (i)Mr.  Menage  escribió 
un  tomo  en  fol.  de  Etimologias  de  las  voces  France- 
sas. La  última  edición  añadida ,  es  un  tesoro  de  eru- 
dición. 

Academia  Francesa.  Son  4  tomos  en  fol ,  2  de  las  vo- 
ces tribiales ,  y  otros  2  de  las  voces  de  artes  y  ciencias. 
Son  tomos  que  hacen  autoridad.  Diccionario  universal 
Frances-Latin  ,  que  vulgarmente  llaman  de  Dombes ,  ó 
de  Treboux.  Es  en  el  fondo  el  Diccionario  de  Mr.  Furre- 
.  J  tic-» 


(1)     El  Diccionario  de  Sejournal   es  el  mas  copioso  ,  y  mas 
exacto  que  tiene  la  lengua  Francesa. 


tiere  de  artes  y  ciencias ,  pero  muy  enmendado  y  aña- 
dido por  los  Padres  Jesuitas  de  París.  Hay  muchas  edi- 
ciones ,  la  de  1732  en  5  tomos  grandes  en  rol.  Hay  ya 
otra  posterior  añadida  en  6  tomos  en  fol.  Este  Dicciona- 
rio por  ser  de  la  lengua  Francesa  ,  y  de  todas  (sus  voces 
de  artes  y  ciencias  ,  es  muy  útil ,  erudito  ,  crítico ,  cientí- 
fico, curioso  ,  y  muy  caro. 

"  Lengua  Inglesa.  Juan  Walis  ;  su  Arte  especulativa  para 
el  uso.  La  Arte  y  Diccionario  de  Mr.  Broyer,  Ingles- 
Frunces.  El  Diccionario  de  Estebez  ,  Ingles-Castellano. 
El  de  Juan  Hoveís  es  de  quatro  lenguas ,  Ingle's,  Fran- 
cés, Castellano  ,  e'  Italiano.  Hay  otro  muy  moderno 
para  el  Castellano  ,  y  Ingles.  Creo  que  se  llama 
Pino. 

Diccionario  Ingles  de  artes  y  ciencias.  El  primero  es 
de  Mr.  Arris.  El  otro  en  2  tomos  en  fol.  de  Mr, 
Chambers.  Mr.  Skjmer ,  Etymologico  de  las  voces  In- 
glesas. 

Lengua  Latina.  Después  de  la  Colección  de  los  Gra- 
máticos antiguos ,  se  debe  tener  el  arte  ,  y  lo  demás  de 
Nebrija  j  esto  por  lo  que  toca  á  España.  En  Portugal 
el  arte  de  Manuel  Alvarez  ,  en  Italia  los  Manutios ,  y 
tn  Francia  la  de  Despauterio,  y  recientemente  el  nuevo 
método  de  los  de  Port-Royal. 

Ethimologias.  El  tomo  I.°  de  Juan  Gerardo  Bofio,  y; 
el  antecedente -de  Matías  Martin  de  Holanda,  2  tomos  en 
fol.  Ambrosio  Calepino  ,  su  Diccionario  latino  en  ocho 
lenguas ,  con  Paseratio,  Cerda,  y  Chistetio  ,  2  tomos  en 
fol.  en  1 58 1  en  León.  Faciolato ,  el  mismo  Diccionario 
añadido,  y  corregido  con  critica,  edición  moderna ;  2  to^ 
mos  en  fol. 

Roberto  Stefano  ,  Thssaurus  lingua  latina  ,  3  tomos  en 
fol.  Hay  edición  magnifica  y  moderna  de  Inglaterra  4 
tomos  en  fol.  muy  añadidos. 

Mr. 


151 

Mr.  Ducange ,  su  glosarium  media  latinitatis ,  3  to- 
mos en  fol. 

Pero  la  edición  magnifica,  que  de  el  hicieron  los  Be- 
nedictinos de  Francia  en  París  en  1733  ,  y  muy  añadi- 
do ,  es  en  6  tomos  en  fol.,  y  cara.  Omitense  300  Dic- 
cionarios latinos  que  hay  de  varias  facultades  por  no  ser 
prolijo  5  v.  g.  de 

Leyes El  de  Brisonio  y  Kaíl. 

Matemáticas De  Vital. 

Medicina De  Castello. 

Eclesiástico...... a DeMacri. 

De  voces  Griegas  latinizadas De  Mortier. 

[Filosofía De  Bernardo  ,  y  de  Rexiaco. 

El  Militar Del  Padre  Aquino. 

Amalthea  Onomástica De  Laurencio. 

El  universal.  De  Jacobo  HoíFman....4  tomos  en  fol.  latin. 

«,  • 

Lengua  Griega  vulgar.  Hay  dos,  una  la  Barbara,  que 
se  hablaba  los  siglos  pasados ,  y  es  preciso  para  ella  lo 
que  escribió  Meursio  Rigaltio  ,  y  Ducange.  Otra ,  la 
que  hoy  se  habla,  cuyo  arte  hizo  Simón  Porcio ,  y  está 
en  Ducange  en  sus  dos  tomos  en  fol.  Glosarium  media  Gre- 
sitatis  ,  y  también  Mercado.  Los  Diccionarios  son  del 
dicho  Porcio  j*  el  de  Gerasino  Valachio  ,  y  el  que  se  im- 
primió en  París  año  de  1709  ,  su  autor  el  Padre  Soma- 
voiz  en  4.0  Es  Italiano-Greco,  vulgar,  y  Greco-vulgar 
Italiano. 

Lengua  Griega  pura.  Después  de  la  Colección  de  los 
Gramáticos,  y  Lexicones  antiguos,  es  el  Nebrija  Griego 
Nicolás  Clenardo  para  el  arte,  Hay  muchas  ediciones.  La 
completa  es  la  de  Alejandro  Escoto  ,  y  reciente- 
mente el  nuevo  método  de  los  de  Porto  Royal  Fran- 
cés- 


*52 

ees-Griego  (i).  A  estas  se  asribuye  el  tomo  en  8.°  ,  que 

contiene  las  raices  de  la  lengua  Griega  en  verso  Francés^ 

para  ayudar  la  memoria. 

Ethimologico  Magno  de  la  lengua  Griega.  Es  libro 
antiguo  ,  y  no  se  sabe  el  autor  ,  y  falsamente  creen  al- 
gunos haber  sido  Marcos  Musuro.  Se  imprimió  en  Grie- 
go. Hay  la  Colección  antigua  ,  la  moderna  de  Venecia, 
y  de  intermedia  de  Hilde verga  en  fol.  en  1 5  04  de  la  edi- 
ción de  Siburgio  ,  y  esto  es  la  mejor. 

Pbiiborino  ,  Monge  ,  y  Obispo  Italiano.  Sacó  un 
Diccionario  Griego  en  un  tomo  en  fol.  muy  corpulento. 
Reimprimióse  en  Basilea.  La  edición  primera  es  rarísi- 
ma. El  Diccionario  de  los  primitivos  muy  selectos  j  pues 
se  imprimió  en  Italia  antes  de  1500.  Dexo  otros  Diccio- 
narios Griegos  como  el  de  Bude'o  ,  y  otros  por  poner  eí 
prncipal,  que  es  Enrico  Stefano.  Como  su  Padre  Rober- 
to hizo  el  tesoro  de  la  lengua  Latina  ,  e'l  hizo  Thesaurus 
íingujs  Graca.  Son  4  tomos  en  fol.  ademas  de  otro  tomo 
que  sacó  de  Glosarios. 

Juan  Scapula.  Ó  por  ser  costoso  ,  raro,  ó  poco  mane-^ 
jable  el  tesoro  de  Enrico  Stefano  ,  su  discipulo  Juan  Sca- 
pula le  compendió ,  y  reduxo  á  un  solo  tomo  en  fol. 
aunque  corpulento.  La  mejor  edición  es  la  añadida  de 
Holanda ,  y  es  el  que  se  debe  tener. 

Cornelw  Schrevelw.  Enrico  Estefano ,  Scapula ,  y  otros, 
siguen  los  Diccionarios  por  las  raices  Griegas ,  y  abaxo 
ponen  los  compuestos.  Schrevelio  formó  un  Diccionario 

ma- 


(1)  En  nuestro  idioma  se  conocen  dos  Gramáticas  Griegas, 
una  escrita  por  el  Padre  Castillo  ,  y  la  otra  por  el  Padre  Zamo- 
ra. La  primera  se  reimprimió  en  León  de  Francia  ,  y  la  segun- 
da en  Madrid  en  la  Imprenta  de  Soto  en  o&avo.  La  República 
literaria  espera  dé  á  luz  la  suya  el  Padre  Juan  de  Cuenca. 


manual,  siguiendo  las  voces  por  el  rigoroso  Alfabeto  co- 
mo siguen  ios  latinos  (i).  Este  se  debe  tener  siempre  a 
mano.  Hay  otros  infinitos  libros  pertenecientes  á  lengua 
Griega.  V.  g.  Gretsero  ,  y  junio  para  Onomásticos.  Ru' 
lando  para  Sinonomos.  Conrado  Dinero  para  Epithetos, 
ademas  del  Onomástico  de  Julio  Pollux,  de  Hesychio, 
de  Arpocaration  y  demás. 

Lengua  Hebrea.  En  el  siglo  XIII.0  vivió  en  España  el 
famoso  Rabino  David  Kimki,  que  escribió  mucho  en 
Hebreo  sobre  la  Escritura ,  y  á  quien  atribuyen  la  ver- 
sión antigua  Castellana.  Sacó  una  Gramática  Hebrea  ,  y 
un  Diccionario  ,  y  estas  dos  obras  son  las  fuentes  en 
donde  bebieron  los  christianos,  y  en  especial  Santes  Pag- 
nino.  Hay  muchas  ediciones  de  Kimki ,  y  vi  una  en  fol. 
que  contiene  dicha  Gramática,  y  Diccionario  todo  en  He- 
breo. En  esta  Libreria  de  san  Martín  hay  un  grueso  MS. 
en  pergamino,  que  contiene  lo  mismo. 

El  primer  tomo  que  se  imprimió  de  Gramática ,  y 
Diccionario  de  la  lengua  Hebrea  es  de  Juan  Reuchino 
en  fol.  impreso  en  Phorcen  en  1505  que  he  visto,  y  que 
después  reimprimió  Munester  añadido,  con  lo  que  es- 
cribió el  famoso  Judio  Elias  Germán. 

Santes  Pagnino,  Dominicano.  Escribió  el  Nebrija  de  la 
lengua  Hebrea  ,  fiandolo  sobre  Kimki.  Sacó  Gramática, 
y  Diccionario  en  Latin,  y  hay  infinitas  ediciones.  Ade- 
mas de  e'l  hay  muchas  artes  Hebreas  v.  g.  de  Clenardo,  de 
Belarmino  Buxtorfio  ,  Expenio ,  y  de  el  Español  Castillo 
en  Castellano,  &c. 

Don  Pedro  Guarin ,  Benedictino  de  san  Mauro   de 
Tom.  V»  .  y  Eran- 


(1)  No  se  debe  omitir  aquí  que  el  Diccionario  de  Escre vello 
fue  hecho  particularmente  pava  el  nuevo  testamento.  Luciano  y 
tabla  de  Cebes.  No  se  deberá  pues  consultar  para  el  Homero  ,  y 
o  tros. 


ÍI54 

Francia  ,  imprimió  en  París  año  1724  en  2  tomos  en  4.* 

real  todo  quanto  se  puede  desear  en  el  asunto.  Su  título 
es  Gramática  Hebrayca  ,  Caldayca  ,  &c.  en  que  ocupa 
los  dos  tomos  ,  que  son  un  tesoro  de  quanto  se  puede  sa- 
ber en  orden  á  Lengua  ,  Retórica  ,  Poesía,  &c.  de  los 
Hebreos  puros.  Ofreció  otros  dos  tomos,  de  Diccionario; 
pero  murió  sin  darlo  á  luz. 

Santes  ó  Xante s  Pagnlno  ya  citado,  sacó  el  Dicciona- 
Tio  ó  T'besaurus  Lingua  Sanfia ,  de  que  hay  muchas  edicio- 
nes :  la  mejor  es  la  de  León  en  1577  muy  añadida,  y  en 
dos  tomos  en  fol. 

Con  el  mismo  título,  y  antepuesto  el  otro  de  Arca, 
Noe  imprimió  en  Venecia  en  1523  en  2  tomos  en  fol.  su 
Diccionario  Hebreo  Marco  Marino  Brigiano.  Es  muy 
útil,  porque  debaxo  de  cada  raíz  Hebrea  coloca  todos 
los  textos  de  la  Escritura,  y  es  simul  Diccionario ,  y  con- 
cordancias Hebreas. 

Guillermo.  Robertson  ,  á  imitación  de  Marino  ,  sacó  su 
Lexicón  ,  y  concordancias  de  la  lengua  Hebrea  en  un  to- 
mo muy  corpulento  en  4.0  real.  . 

Porque  los  Diccionarios  Hebreos  siguen  como  los 
Griegos,  por  las  raíces,  es  preciso  tener  uno  que  siga  por 
el  Alfabeto,  como  el  Griego  de  Schrevelio.  El  mejor ,  y 
mas  moderno  es  el  impreso  en  Roma  en  1737  en  3  tomos 
en  fol.  que  sacó  Juan  Bouget  para  el  uso  de  Propaganda 
jide. 

Glosario  universal  El  Padre  Tomasino  sacó  un  tomo 
en  fol.  de  impresión  magnifica  de  París,  en  el  qua.l  reduce 
todas  las  lenguas  á  la  Hebrea  como  a  la  Madre,  de  todas 
ellas.  Es  tomo  muy  curioso  y  erudito. 

Juan  Plantavitio,  Thesaurus  Synonimícus  Hebreo-Calday- 
co-Rabinhus.  Dos  tomos  grandes  en  fol.  impresos  en  Fran- 
cia en  1644.  El  asunto  es  singular,  y  muy  curioso.  Si- 
gue las  raices  Hebreas  de  la  Escritura ,  y  coloca  allí  to- 
*  «  das 


155 

das  las  voces  sinono  mas  ,'que  se  hallan  en  el  Hebreo  ,  en 
el  Caldeó  ,  y  el  Dialecto  Rabinico. 

Lengua  Caldayca  y  Rdbinica.  Hay  dos  lenguas  Calday- 
cas;  una  antigua  y  pura,  yes  la  que  se  halla  en  el 
original  de  la  Escritura  ,  y  las  Gramáticas  ,  y  Lexicones 
de  esta  se  hallan  en  las  Polyglotas.  Otra  corrupta,- y 
mezclada  ,  y  esta  se  halla  en  las  Paraphrases  ó  Targumin, 
en  el  Talmud ,  y  en  otros  libros  recientes  de  los  Judíos. 
Este  género  de  Idioma,  ó  Diale&o  Caldayco  ,  se  llama 
Idioma  Rabinico. 

Por  los  Talmudes ,  uno  el  Babilónico  ,  y  otro  el  Jero- 
solimitano,  no  se  subdivide  el  Dialedo,  pero  uno  y  otro 
está  mezclado  con  muchísimas  voces  estrañas  ,  y  vulga- 
res de  aquellas  naciones  en  donde  escribian  los  Rabinos, 
ó  escriben  los  caracteres  Hebreos  quadrados ,  sin  puntos, 
ó  lo  que  abulta  mas  la  dificultad  ,  no  solo  sin  puntos, 
sino  también  son  caracteres  cursivos  Rabinicos.  Para  todo 
hay  libros. 

Genebrardo.  Sacó  un  tomo  para  leer  ,  y  entender  los 
escritos  de  los  Rabinos  ,  que  no  tienen  puntos ,  y  por 
ser  curioso  y  raro  ,  le  imprimió  Relando  en  su  Colección 
Anale&a  Rabinica. 

El  Padre  Francisco  Donato,  Dominicano.  Imprimió  en 
Roma  un  tomo  con  título  :  Poma  áurea  Hebraica  Lingu<& 
en  que  trata  dé  las  abreviaturas  que  usan  ios  Rabinos. 
Así  como  Rabi  Kimki  es  el  Príncipe  para  lengua  Hebrea, 
Rabi  Natam,  Hebreo  antiguo,  ¡o  es  para  la  Caldea  Ra- 
binica ,  por  su  famoso  Aruch ,  ó  Lexicón. 

Entre  los  Christianos  para  lo  dicho  es  Nebrija.  Juan. 
Bouxtorrio  el  padre,  su  hijo,  y  suxdescendencia,  escribie- 
ron diferentes  libros  útiles  para  el  caso.  La  obra  mas  se- 
lecta es  el  Lexicón  Caldaicum  ,  Thalmudicum  ,  ó  Rabinkumy 
que  muerto  ya  el  Padre  dio  á  luz  en  Basilea  año  1638 
su  hijo  Juan  Buxtorfio.  Es  ua  tomo  en  fol.  muy  cor-i 

V  2  pu- 


[i  5# 

pulen to ,  que  costo  30  años  de  trabajo. 

Lengua  S amar it ana.  De  esta  lengua  ó  Diale&o  hay 
muy  poco  escrito ,  y  hasta  qué  en  las  Biblias  de  París 
Poiyglotas  se  imprimió  el  Pentateuco  Samaritano  ,  ape- 
nas habia  noticia  del  Idioma  ,  y  sus  cara&eres.  Salió  lo 
poco  que  Joseph  Scaligero  escribió  en  su  tomo  de  Em- 
mendatione  temporum. 

Juan  Morinoj  Padre  del  Oratorio.  Imprimió  en  París 
un  tomo  en  4.0  año  de  163  1  su  título  Exercitationss  Ec- 
lesiástica utrumque  Samaritanorum  Pentateucum.  Es  libro 
muy  curioso  para  el  caso  ,  sin  que  obsten  las  excitacio- 
nes antimoriniana  de  Juan  Hottnigero ,  porque  e'ste  solo 
impugnó  la  antigüedad,  y  autentica,  que  Merino  daba  á 
el  Pentateuco  Samaritano. 

En  el  Lexicón  Heptbagloton  ,  que  Cartelo  sacó  para  la 
Poliglota  de  Londres,  se  halla  una  sucinta  Gramática  ,  y 
Lexicón  del  idioma  Samaritano  ,  siguiendo  las  raices 
Hebreas. 

Lengua  Siriaca.  Es  sagrada  ,  y  la  que  habló  Christo 
nuestro  señor  por  ser  entonces  la  vulgar^  y  distinta  de  la 
Hebrea  y  Caldea.  Usánla  los  Maronitas  del  monte  Liba- 
no,  y  orientales  en  sus  Liturgias.  Hay  muchos  MS.  en  es- 
ta lengua  ,  y  en  ella  se  imprimió  en  Roma  mucho  de  lo 
que  escribió  san  Ephren  ,  Siriaco. 

Jorge  Mlcbael  Amlra ,  Maronita  ,  y  Siriaco  de  nación, 
sacó  en  Roma  en  ijp5  un  tomo  en  4.0  de  Gramática  Si' 
riaca  sive  Chaldayca.  Es  de  parecer  que  la  Siriaca  es  la 
lengua  primitiva.  Es  libro  raro  ,  y  la  Gramática  la  mas 
completa. 

Hay  muchas  Gramáticas  Siriacas  ademas  de  la  que 
en  los  Lexicones  Siriacos  se  hallan  en  las  Poliglotas.  Ludo- 
vico  de  Diem  sacó  una  Gramática  general  para  las  tres 
lenguas  ,  Hebrea  ,  Caldea,  y  Siriaca  en  un  tomo  en  4.0 
impreso  en  Holanda  en  1.628  Buxtorfío  sacó  otra  Gra- 
ma- 


marica  Siriaca ;  pero  con  caracteres  Hebreos. 

Monúeur  Masclef,  Canónigo  Francés,  inventó  un  sis- 
tema para  leer  el  Hebreo  ,  y  otros  idiomas  orientales ,  y 
sus  diaie&os  sin  puntos ,  y  con  mucha  facilidad  ,  y  por 
ser  tanta  ,  ninguno  le  siguió.  A  este  fin  sacó  dos  tomos, 
y  en  ellos  quatro  ^Gramáticas  de  las  lenguas  Hebreas, 
Caldea  ,  Siriaca ,  y  Samaritana  ,  desterrando  los  pun- 
tos como  invención  moderna  ,  y  en  esto  no  es  singular, 
sino  en  el  sistema  de  leer  sin  puntos  ,  y  sin  acentos.  So- 
bre la  antigüedad  de  los  puntos  hay  dos  partidos  famo- 
sos. El  primero  de  los  Buxtorfios  ,  que  afirman  la  anti- 
güedad ,  y  el  segundo  de  los  Capelos  ,  que  la  fixan  en  el 
tiempo  de  los  Masoretas.  Por  una  y  otra  parte  hay  mu- 
cho escrito. 

Lengua  Arábiga.  Es  lengua  sagrada  entre  los  Maho- 
metanos ,  entre  quienes  por  ser  ya  muertos  se  estudia 
por  artes  y  Bocabularios.  Hay  infinitos  libros  escritos  en 
Arábigo.  El  estilo  mas  puro  es  el  del  Alcorán  ,  Avice- 
na,  &c.  Las  versiones  Arábigas  de  la  Biblia,  también  tie- 
nen un  arábigo  puro,  y  muy  claro. 

Fray  Pedro  de  Alcalá ,  Religioso  Gerónimo  ,  sacó  por 
orden  del  señor  Talavera  Arzobispo  de  Granada  ,  una 
Gramática  ,  y  Bocabulario  5  pero  en  Castellano  ,  en  len- 
gua antigua  con  caracteres  Españoles.  Imprimióse  en 
Granada  en  1505  ,  en  un  grueso  tomo  en  4.0  que  es  el 
primero  de  esta  lengua.  No  es  el  idioma  Arábigo  puro 
y  antiguo ,  sino  el  Arábigo  Morisco  ,  que  se  hablaba  en 
Granada.  En  el  mismo  tomo  hay  un  Catecismo  en  len- 
gua Morisca  ,  y  Castellana.  Son  muchas  las  artes  Arábi- 
gas que  hay  impresas  con  caracteres  Arábigos ,  v.  g.  la 
de  Pedro  Metocita  en  8.°  la  de  Thomás  Erpenio  ,  la  de 
Mateloto  en  4.0  y  el  Silabario  Arábigo  en  4.0  de  Roma, 
y  otras  muchas.  Jacob  Golio  es  el  mas  famoso  para  la 
lengua  Arábiga,  de  Ja  que  sacó  Gramática  5  pero  su 

obra. 


i58 

obra  celebrada  es  Lexicón  Arabico-Latinum  ,  impresión 
magnifica  de  los  Elziviriosen  1653  un  tomo  en  foi.  muy 
grueso. 

Hay  otro  Thesaurus  Ungua  Arábica  de  Giggseo  ,  y 
otros  muchos  Lexicones ,  á  mas  de  lo  que  hay  en  el  Le- 
xicón Heptagioton  de  Castel  ,  en  fi  Pentagloton  de 
Schindiero  ,  y  en  el  Rafelengio,  y  en  el  del  Padre  Selesia. 

Lengua,  Pérsica.. Como  hay  versión  Pérsica  de  algo  de 
la  Escritura  ,  merece  atención  esta  lengua.  El  Misionero 
Carmelita  Ignacio  de  Jesús  Maria  imprimió  en  Roma 
en  1 66 1  una  Gramática  llngua  PersU  en  4,0  ,  y  Gazofi- 
lacium  Ungu<e  Persarum.  Es  obra  en  fol.  impresa  en  Ams- 
terdan  en  1684.  Su  autor  otro  Misionero  Carmelita 
Descalzo  Fray  Ángel  de  San  Joseph.  Tiene  al  principio 
una  Gramática  Pérsica  ,  á  que  se  sigue  el  Diccionario  en 
4  columnas  Italiano  ,  Latino  ,  Francés ,  y  Persiano  con 
caracteres  Pérsicos. 

Lengua  Etiópica..  Job  Ludolfo  tomó  por  asunto  estu- 
diar la  lengua  Etiópica  ,  así  la  antigua  ,  que  es  la  sagra- 
da ,  como  la  vulgar  ,  que  hoy  hablan  los  Avisinos.  Es  el 
Príncipe  en  este  genero  de  lenguas  5  y  en  lo  que  toca  á 
erudición  ,  y  historia  de  aquellos  Paises.  De  todo  sa- 
có Gramáticas  ,  y  Lexicones  con  los  propios  carac- 
teres. 

Lengua  Coptica.  El  Padre  Kircher  tomó  á  su  carga 
estudiar  esta  lengua  ,  de  que  usan  en  sus  Liturgias  los 
Christianos  de  Egipto.  Cree  el  Padre  Kircher  que  es  ia 
antigua  lengua  de  los  Faraones.  Otros  creen  que  no  es 
así.  Sacó  Gramática  ,  y  Diccionarios  con  cara&eres  Cop- 
ticos,  que  parecen  á  los  Griegos. 

Guillermo  Bonsour  sacó  después  Gramáticas  Copticas, 
y  leí  que  el  Ingles  David  VilkJnis  quería  sacar  el  Penta- 
teuco Coptico  antiguo.  Esta  versión  no  se  halla  en  las 
Poliglotas  de  Inglaterra. 

Lsn- 


Lengua  Armenica.  Hay  Biblia  entera  impresa  en  esta 
lengua  con  suscarafteres  ,  pero  es  obra  moderna  ,  como 
otros  libros  impresos  así  para  los  Armenios  Católicos, 
como  para  los  cismáticos. 

Juan  Agop  ,  Presbítero  Armenio  ,  imprimió  en  Ro- 
ma en  1675  una  Gramática  Armenica  en  Latin  y  Ar- 
menio en  4.0  Diodato  Niecesoviz  imprimió  en  Roma  en 
169)  en  4.0  su  Diccionarhm  Latino- Armenum.  Hay  otras, 
muchas  Gramáticas ,  y  Diccionarios  Armenios  ,  pero  los 
propuestos  bastan  para  formar  idea  de  la  lengua  ,  y  sus 
cara&eres. 

Lengua  Ibérica ,  ó  Georgianna.  Es  lengua  que  tiene 
Caracteres  propios.  Francisco  María  Maggio  imprimió  en. 
Roma  en  1660  en  rol.  su  Syntagma  Linguarum  Orienta- 
lium  ,-  qu¿e  in  Georgia  Regionibus  audiuntur.  Con  este  obje- 
to imprimió  la  Gramática  de  las  lenguas  Ibérica  ,  Arábi- 
ga ,  y  Turca  ,  y  por  incidencia  trata  de  las  lenguas  He- 
brea  ,  Caldea,  y  Siriaca. 

Vuelvo  á  citar  al  Padre  Long  para  que  se  lean  en  el 
otros  infinitos  autores ,  que  escribieron  Gramáticas  ,  y. 
Lexicones  de  las  lenguas  Orientales. 

Lenguas  extrañas.  Son  infinitas  si  se  cuentan  las  que 
hoy  se  hablan  en  todo  el  mundo,  y  hay  de  ellas,  aun- 
que no  de  todas,  Gramáticas,  y  Diccionarios.  En  el  Asia 
la  Japona,  X^-China  ,  la  Coreana  ,  la  Syamesa  ,  la  Tártara 
Oriental ,  la  Thibetanay  la  Malabarica  ,  y  allí  la  Sansereti- 
ca  ,  que  es  la  sagrada  ,  y  muerta  de  los  Brc-amanes  >  y  so- 
bre todo  es  común  la  Malaya. 

■En  Europa  la  Esclabona   es  lengua  matriz   ,  y   la 
Tbeutonica.  De  las  que  no  lo  son  hay  la  Vizcayna  (1)  ,  la 

Bre- 


(1)     Aliase  las  haya,  en  el  otro  mundo   con  el  Padre    Lar- 
reamendl. 


leo 

Bretona  ,  la  Irlandesa ,  la  Phylandica  ,  la  Lapona  ,  la  Unga- 
ra  y  la  Albanesa  ,  la  Tártara ,  &c. 

En  África  la  Morisca ,  la  de  Gw^o ,  la  de  Cabo  de 
Buena  Esperanza. 

En  la  America  hay  dos  matrices ,  la  Peruana ,  y 
Mexicana.  Hay  la  Algon-Kinda  ,  la  Basileña  ,  c^c.  Hay 
otras  300  ,  pero  ninguna  nación  de  la  America  tuvo,  ni 
tiene  hoy  caracteres  particulares. 

LIBROS  MUT  CURIOSOS  T  SELECTOS. 

Padre  Mabílion  :  De  re  Diplomática  ,  añadido. 

Padre  Montfaucon  :  Paleographia  Greca. 

Padre  Scipion  Sgambato :  De   Archibis  Ha?- 
breorum. 

Joseph  Asemani :  Biblioteca  Oriental. 

Mr.  Herbelot :  Biblioteca  Oriental  en  France's. 

Padre  Bartolocio  :  Biblioteca  Magna  Rabinica. 

Anastasio:  Bibliotecario  de  Blanchino,  y  otros. 

Pul  vio  Ursino  :  Sus  familias  Romanas  de  Mo- 
relio. 

Mezza-Barba  :  Monedas  Imperiales. 

Padre  Bandurxi :  Monedas  del  baxo  Imperio: 

Vallant :   Todo  quanto  escribió   de  Monedas 
(  Latin  ). 

Spanhemio  :  De  pra^stantia  Numismarum.  2   fol, 

Harduino  Jesuita  :  Todas  sus  obras  por  sin- 
gulares. 

Tomasino  :  De  Disciplina  Eccleskstica.  3   fol. 

Padre  Vavosor  :  Opera  Omnia.  1   foL. 

Juan  Morino  :  De  Pcenitentia ,  &  Sacris  Ordí* 

nibus.  i   folv 

Maauel  Schelestrate :  Disertationes  Ecclesias- 

ticas.  4  rol. 

Phi- 


I 

foL 

I 

fol. 

4- 

°rl. 

4 

fol. 

1 

fol. 

5 

fol. 

4 

fol. 

2 

fol. 

1 

fol. 

2 

fol. 

16*1 

Philon  Judío,  (Greco-Latino :  "Edición  de  Magey.        i   fol. 

Joseph  Judio  ,  Greco-Latino  :  De  Habercamp.        2   fol. 

¡Joseph   Bengorion  ,   Hebraico-Latino  :   Brei- 

taupte  en  17 10.  1    4.° 

Rabi  Moyses  ,  Bar-Maymon  More  Nebo- 
chim  :  La  versión  antigua,  que  ya  hizo 
Santo  Tomas ,  y  que  vi  en  fol. ,  y  la  que 
hizo  Buxtorfio.  1    4.* 

David  Ganz  :  Cronología  de  los  Hebreos.  i    4.0 

Pedro  Arcudio:  De  Concordia  Ecclesias  Occi- 

dentalis,  &Orientalis.  i  fol, 

Mischra  ,  Hebreo-Latino  :   edición  de  Surem- 

husio.  6  fol^ 

^Talmud  :  No  le  hay  sino  en  Hebreo ,  y  así  e'ste 

como  el  antecedente,  están  prohibidos.         12   fol. 

Alcorán  Arábigo-Latino  ,  impugnado  deMar- 

razci.  2  fol. 

Philosofia  Smensis  :   Del  Padre  Couplet  ,  y 

otros.  i   fol* 

Vedum\  El  cuerpo  de  las  leyes  antiguas  de  los 
Bracmanes.  No  le  he  visto  hasta  ahora 
traducido.  Samuel  Petit :  Leges  Anca?.  1   fol. 

Balduino  :  Leyes  Romanas  ,  y  de  las  12  tablas.       1   fol., 

Spencero:  De  Legibus  Hebrseorum.  2  foU 

Marasman  :  Canon  (estos  dos  autores  son  no- 
tados). 1  fo¡ 

Leydeker  :  De  República  Hebraeorum  ,  y  con- 
tra Burnet.  1  fol. 

Burnet.  TheoricaTelluris  sacra  (notado).  1  4.° 

Marcos  Velsero.  Opera omnia en  1  ó 89 :  Es  muy 
útil  porque  trae  las  tablas  Peutinge- 
rianas.  I   foL; 

Nicolás  Bergier  :  Historia  de  las  vias  Milita- 
res de  los  Romanos  en  Francés,  pone 
Tom.  V.  X  tanw 


i6i 

también  las  Peutingerianas.  2  4.* 

Francisco  Junio:  De  Pi&ura  veterum  en  16*94 

(muy  sele&o).  4  fol, 

Scheinero  :  Rosa  Ursina ,  el  que  halló  las  mu- 
chas solares.  I  fol. 
Juan  Hevelio :  Selenographia ,  descripción  de  k 

*   Luna.  I  tol. 

Ejusdem  :  Comethographia  de  todos  los  que 

hubo.  i  fol. 

Padre  Riccioli.  Almagestum :  Es  una  Bibliote- 
ca. Todo  lo  suyo  sele&o.  2  fol. 
Padre  Fourmer:  Hidrographia  en  Francés.  1  fol. 
Padre  Paulo  Noste:  Arte  de  las  Armadas  Na- 
vales, Francés  ,  en  1727.                               1  fol. 
Moreri:  Diccionario  Histórico  en  Francés ,  ó 

en  Castellano.  1  f°l» 

Sabary :  Diccionario  de  Comercio  en  Francés 

añadido.  3  ™* 

Ejusdem  :  El  perfecto  Negociante  en  Francés.  1  4.a 

Mr.Chomel:  Diccionario  Económico ,  añadi- 
do Francés.  4  f°k 
Mr.  Pomet :  Diccionario  de  Drogas  en  Fran- 
cés,                          't 
Padre  Heliot :  Historia  de  las  Religiones  con 

muchas  laminas  Francesas.  8  4. 

Padre  Poyson :  Deledtus  aftorum  (  extracto  de 

Concilios.  2  foL 

Padre  Cano:  De  Locis ,  añadido.  I  4.0 

Enrico  Spelman  :  Archeologicum ,  última  edi- 
ción de  1687.  J  ft*»: 
Gerónimo  Osorio :  Opera  omnia ,  en  Roma,  1  fol. 
Alvaro  Pelagio:  De  Pianéhi  Ecclesiarum.  1  4*° 
Flagellum  judaeorum.  *  4- 
Masoroni ,  con  Judíos ,  en  Italiano.                        **  4. 

Mar- 


1  foL 


Martíni  Pugfo.  Fideí :  Es  muy  sele&o.  i  fol. 

Galatino,  de  Misteriis :  Y  con  el  Reuchlino.  i   fol. 

Mr.  Basnage.:  Historia  de  los  Judios.  Continua- 
ción de  Joseph.  15    12.° 
Marmora   Oxoniensia  :   con   Seideno  ,    Pre- 

deaux,  &c.  1576".  1   fo!. 

Egredio  Bucherio  :  De  d odrina  temporum.  1  fol. 

Juan  Goropio  Becano  :  Sus  obras  por  extraor- 
dinarias. 2  fol. 
Pedro  Mártir  de  Angleria:  Epístolas  latinas.  Es 
muy  raro ;  así  de  la  primera  edición   de 
Alcalá,  como  de  Amsterdan.                           I  fol. 
Eimacing  :  Historia  Sarracénica  ,  Arábigo  La- 
tina ,  edición  de  Erpenio ,  con  la  historia 
de  Don  Rodrigo  de  los  Moros.  I  foL, 
Luis  del  Marmol :  Historia  de  África.  Copió  á 

Juan  León  Africano.  3  foL 

Pedro  Teyxeira :  Historia  de  Persia.  Leyó  á 

Emirleond.  I  fol^ 

Muslandin  Salió:  Rosarium  politicum  :  Pérsico 
Latinum,  edición  de  Gentio.  Es  el  libro 
discreto  de  los  Orientales  en  165 1.  1  fol. 

Gregorio  Abulpharas  :   Historia  Dinastiarum, 
edición  de  Ppchoch  ,  y  Arábigo-Latino 
i  en  1663  selectísimo.  2  4.* 

Eduardo  Pochoc  :  Specimen  Historia;  Arábica; 

en  10*50  raro.  1     4.0 

Thomás  Hide :  De  religione  Persarum.  1     4.° 

Ejusdem.  De  Ludis  Orientaíium.  2    12.0 

Euthicio  :  Anales  Alexandrinos  ,  Arabici-La- 
tinos.  Edición  de  Pochoch,  y  Seideno 
en  1659.  2     4.0 

Ejusdem  Euthici  Ecclesias  Alexandrina;  Origi- 
nis.  Arabig-Latino ,   con    comentos  de 

X  2  Sel- 


o 


o 


J64 

Seldeno  en   1624.  i  4* 

Abraham  Echellense.  Euthicius  vindícatus,  con- 
tra algunas  opiniones  de  Seldeno  en  166 1.       1   4 

Juan  Gravio  :  Epochae  ceiebriores  Orientalum 

en  1550.  1  4.0' 

Vlug.  Beg.  Tablas  Astronómicas  Pérsico-Lati- 
no. Edición  de  Hyde  en  1665.  I   4.* 

Alfragano :  Elementa  Astronómica,  Aribic-Latí- 

na.  Edición  de  Gonio  en  1669.  1   4.* 

Padre  Francisco  Tercio  de  Laois:  Magisterium 

Naturas  &  Artes.  3  foL 

Alain  Maneson  Maüet :  Geografía  en  Francés.         5   4.* 

Ejusdem  :  Trabajos  de  Marte  en  Francés.  3   4.* 

Ejusdem  :  Geometría  pra&ica  en  Francés.  4  4 

Estos  12  tomos  tienen  cerca  de  1500  laminas. 
Es  obra  curiosa  ,  y  muy  clara  para  los 
principiantes. 

Andrés  Boucklern  :  Archite&ura  nova  curiosa 

Lat.   y  con  mas  de  200  laminas}  y  muchas 

fuentes.  2  fol,' 

Padre  Gregorio  de  san  Vicente  :  De  Quadratu- 
ra  Circuli.  Es  tomo  muy  curioso  aunque 
no  logre  el  fin. 

Padre  Andrés  Tacque: Opera  omnía. 

Gilberto  de  Magnete :  Es  Original. 

Padre  Castell:  Mathematica  universal,  Francés. 

Mr.  del  Hospital.  Análisis  de  los  infinitos  Fran- 
ceses. 

'Historia  Literaria  de  la  Francia  :  Obra  de  los 
Benedictinos  son  ya» 

Padre  Conté' :  Anales  de  Francia.  Lat. 

Historia  de  España ,  después  de  Hispania  Illustra- 

ta  ,  Concilios  de  Águirre  ,  Biblioteca  de  Don  Nicolás 

Antonio  x  &c. Se  deben  tener  todas  quantas  Crónicas 

AZ  rea- 


I 

rol, 

I 

foL 

I 

4- 

I 

4. 

I 

4-° 

6 

*• 

7 

rol. 

i¿5 

reales  (i)  se  hallaren  ,  y  añadir  á  Zurita  con  todos  los 
Historiadores,  que  le  continuaron ,  con  Morales ,  Gari- 
bay ,  Ncbrija  ,  Moret ,  Sandoval  ,  Yepes  ,  &c 

Y  las  histotias  particulares  mas  famosas  :  v.  g.  Xime- 
na,  la  de  Jaén  5  Escolano,  la  de  Valencia;  Moreno,  de  Meri» 
da  ;  Zuñigay  de  Sevilla  5  Davila  con  su  Teatro  Eclesiástico, 
de  Galicia  ,  Molina  ,  Oxea  ,  Castilla,  Gándara  ,  y  Huer- 
ta, pues  no  hay  otros.  (2) 

Historia   de  Indias.   Gonzalo  Fernandez    de   Ovie- 
do todo  5  y  ojalá  se  imprimiese  todo  lo  manuscrito. 
Leyes  de  Indias. 

Herrera  ,  con  el  origen  del  Padre  García. 
LGarcilaso  ,  con  el  ensayo  de  Barcia  Torque- 

mada. 
Bernál  Diaz  del  Castillo. 
Pedro  Simón. 

Ercilá  :  Su  Araucana ,  edición  nueva, 
Gomara. 
Cieza. 
Enciso. 

(Villa  Gutierre. 
Piedra-Hita. 
Padre  Fernandez. 
Ovalle :  Historia  de  Chile. 
Oviedo  :  Historia  de  Venezuela, 
Solís. 

Padre  Acosta. 
Padre  Christovaí  de  Acuña/ 

Pa- 

(1)  En  casa  de  Sancha  se  imprimieron  hasta  cinco  Chró" 
nicas. 

(a)  ¿Y  dónde  quedan  las  historias  particulares  de  Asturias, 
la  del  Padre  Car-bailo  ,  y  la  de  Trellez  2  El  Padre  Sarmiento  pu- 
do haberlas  conocido. 


4 

fol. 

6 

fol. 

7 

fol. 

1 

fol. 

1 

fol. 

1 

rol. 

1 

fol. 

i 

fo!. 

1 

fol. 

2 

fol.. 

i 

fol. 

1 

fol. 

,1 

fol. 

1 

fol. 

1 

fol» 

J 

4-° 

1 

4-" 

166 

Padre  Gumilla  :  Orinoco  ilustrado.  2   4.0 

Alvar-Nuñez.  2   4.0 

Viage  de  los  Nodales.  1   4.0 

Pizarro  :  Varones.  i  fol. 

Bartolomé'  de  las  Casas ,  y  otros  muchos  >  y  ade- 
mas de  estos  los  viages  ya  citados  de  Ramusio  ,  y 
de  Bry. 

Historia  de  las  Indias  Orientales  :  Ademas  de  los 

yiages  ya  citados  ,  es  preciso  tener  las  historias  Portu- 
guesas. 

Castañeda  :  Es  el  primer  Chrónista ,  y  raro. 

Juan  de  Barros  :  Decadas.  4  fol. 

Diego  de  Couto  :  Decadas.  4  fol. 

Faria.  4  fol, 

San  Román  en  Castellano  (raro).  i  fol. 

Padre  Mafeo :  En  lat.  selectísimo.  i  fol» 

Santos  ;  Historia  de  Ethiopia.  i  fol. 

Alvarez  :  Historia  del  Ethiopia.  i    8.° 

Guzman :  Historia  del  Japón.  2   foéi 

Kempfero :  Viages  del  Japón  en  Francés.  2  fol, 

Colin  :  Historia  de  las  Philipinas.  1   fol, 

Sandoval  en  Castellano :  Historia  de  Ethiopia.  1  fol. 
Argo  te  de  Molina  :  todo  ,  y  quanto  imprimió 

ageno  :  v.   g.  Embaxada  á  el  Tamerlan 

en  tiempo  de  Enrico  III.0  1  fol. 
Libro  de  Montería  del  Rey  Don  Alonso  XI.0 

Es  muy  raro. 

Conde  Lucanor:  De  Don  Juan  Manuel.  i    4.0 

Conde  Don  Pedro :  Su  noviliario ,  con  Faría.  1  fol. 
Conquista  de  Ultramar  (queda  con  la  Vizan- 

tina).  i   fol. 

Saavedra  :  Empresas  y  corona  Gótica.  3  fol. 

Estrada :  Guerras  de  Flandes  en  Castellano.  3  fol. 

Catherino  :  Historia  y  Guerras  de  Francia.  1  fol, 

Leo- 


l6y 

Leopoldina  :  Guerras  de  Ungría.  3  foL 

Méndez  de  Silva :  Población  de  España.  Es  po- 
ca cosa  j  pero  no  hay  cosa  mejor.  Acaba 
de  reimprimirse  añadido ,  por  Don  Juan 
de  Estrada.  3    4.* 

Carballo :   Topografía  de  Portugal.  Es  muy 

útil.  3  fol. 

Geografía   Sagrada  :  Con  Bonfredio ,  &c.  de 

Holanda.  I   fol. 

Adricomio  :  Theatrum  terrsc  san&ae.  I  fol. 

Adriano  Rolando  Palestino.  Sele&ísimo.  2    4.0 

.Geografía  Eclesiástica  por  los  Patriarcados  de 
Carlos  de  san  Pablo ,  añadido  en  Ho- 
landa. I   fol. 

Abrahan  Orthelio  :  Con  el  Parengon  de  Ptho- 

__^     lomeo.  I  fol. 

Pedro  Daniel  Huet ,  todo ,  y  demonstracion 
Evangélica. 

Ejusdem :  De  interpretatione. 

Ejusdem  :  Comercio  antiguo  en  Francés. 

Marques  Marfei ,  todo. 

Libros  de  singulares  asuntos, 

Santorio :  Medicina  Statica.  Edición  nueva  aña- 
dida con  las  observaciones  de  Dodart, 
Keill ,  y  Noquez  en  1725.  2    12.° 

Juan  Dodart :  Metamorfosis  naturales ,  6  his- 
toria de  los  insedos.  3    12.° 

Mr.  de  Reaumur  :  De  inse&os  en  Francés  con 

laminas.  6  4.0 

[Virtudes  del  agua  común  :  En  Francés  ,  de  va- 
rios autores.  2    1 2.0 

Del  Cafe ,  The ,  y  Chocolate  en  latín  1669,        1    1 2.0 

Ba- 


I 

12.* 

I 

1 2.° 

I 

4-° 

I 

0 

I 

.    0 

4- 

I 

8.* 

i<58 

Basilio  Valentín  :cursus  Antímoní.  Lat.  16S5. 
Juan  Corado,  Ammán  deLoquela.  Lat.  1700. 
Bonet.  Arte  de  ensenar  los  mudos  (1) ,  caste- 
llano. 
Hasio  :  De  tubis  stenterophonícis  (Zarbatanas). 

Lat. 
Mr.  Berney  :  De  órgano  auditus.  Lat.  1584. 
Pe  inoculatione!  variolarum  ,    varios  autores 

1722. 
De  Lúe  Venérea  :  Muchos  autores  ,  edición  de 

Boerrave.  2  f°J« 

•Micrografia  de  Griendel :  Objetos  de  Micros-  i  . 

copio  en  1687.  1   4.® 

Anselmo  Boot:  Historia  Gemmarum,  en  1636.        1    8.° 
Pedro  Canepario,  de  Atramentis  en  17 18.  1   4.* 

Questelio  :  De  Pulvinari  morientibus  non  sub» 

traendo  en  1698.  i   4.^ 

Pedro  Arpe  :  De  Amuletis  en  T717.  i   8.* 

Abraham  Merklin  :  De  transfusione  sanguinís 

en  16 7 9.  i    8.9 

Juan  Liebknech  :  De  Speculis  causticís  en  1704.      1    8.9 
Gaspar  Bauhino  :  De  la  Piedra  Bezoar.  Lat.  1    8.° 

Jacobo  Gafarelo :  Curiositates  inaudita.    .  ^  2   8.° 

Merlin  Cocayo :  Macarronea  edición  de  Holanda.       1   8.* 
Zahn  :  Oculus  artificialis.  i   rol. 

Prospero  Alpino:  De  Píantis ,  &  Medicinaegip- 

tiorum.  2   4.* 

Menkenio  :  De  charlatanería  eruditorum.  I    8.9 

■Juan  Tiers  :  Histoire  des  Peruq.  París  1690.  1   8.° 


(1)  No  será  fuera  de  proposito  el  que  aquí  digamos  ,  que 
el  arte  de  hacer  hablar  á  los  mudos  le  descubrió  antes  que  to- 
dos el  Padre  Ponce ,  Religioso  Benediíüno  Español. 


i6g 

i     8.* 


o 


Samuel  Veremfels :  De  Logomachiis  erudíto- 

rum. 

Baltasar  Bonifacio:  Historia  Ludiaria.  i 
Jacobo  Mollero  :   Discursus  de  Cornutis.  Ber- 

lin  1708.  1  4.0 

Christoval  Acosta :  Drogas  del  Oriente.  1  4.0 

Monardes:  Drogas  de  la  America.  i  4.0 

Thomasio  :  De  Plagio  litterario.  1  4.0 

Mr.  Mote  Libayer:  Sus  obras  varias  Francesas.  15  12.0 

Tagua  cotio.  1  fol. 

San  Evreinont :  Sus  obras  Francesas.  7  I2.e 

San  Aubin  :  Tratado  de  la  opinión.  7  12.0 

Padre  Rapni:  Reflexiones,  &c.  6  12.0 

Menagiana.  4  12.° 
Todos  los  de  Ana>  cómo  Naudeana  ,  Perroniana> 

Pitheana  ,  Sobsriana ,  Se  aligeraría  >  Colomen^ 

sí  ana  ,  y  otros. 

DELICIAS. 

Titulo  general  de  otro  genero  de  libros,  v.  g* 
Delicias  de  España  ,  &c. 

Expe&aculo  de  la  Naturaleza  en  Francés.  p  12.® 

Ejusdem :  Historia  del  Cielo.  2  12.0 

Padre  Castel:  De  la  Gravedad.  2  12,0 

Ejusdem  óptica:  De  los  colores.  1  1  2.0 

Anónimo  :  Observaciones  prúsicas.  3  12.* 

Poliniere :  Experimentos  phisicos.  2  12. 

Nolet :  Lecciones  Francesas.  4  1 2.0 

Abad  Boniere  :  Origen  de  las  Fábulas.  12.0 

Mr.  Rollin,todo(i).                     ;  36  12.0 

Tom.  V.                                        Y  Tei- 


(i)     Debe  también  ocupar  en  una  Biblioteca  un  lugar  distin- 

gui- 


0 


Teiser  :  Elogios  de  los  sabios  de  .el  Thu  ano.    .  4   1 2 .° 

Ejusdem :  Biblioteca.  2      4.0 

Pitavio  :  Rationariuin  temporum.  3      4.0 

Jaconeriorurn.  Natura:  ,  &  Artes  (de  Scoto).  1      4.0 
Juan  Mullero  :    Collegium  experiméntale  en 

1,721.  1      4.0 
Juan  Gohausen  :  De  Pica  Nasi  .1716.  contra  el 

tabaco.  i      8.° 
Iter  per  mundum  Carthesii.  Lat.  en  8.°  En  Cas- 
tellano. 1     4*9 
Tritemio  :  Su  Poligrafía  ,  y  Steganografia  ex- 
plicada por  Scoto,  y  Heidel ,  Porta,  Ca- 
ramuei,&c.  Bosuet,  todo.  15   4.° 
Padre  Lafitau :  Costumbres  de  los  Salvajes  Ame- 
ricano-. 4   12*0 
Simón  Ville  (es  el  Padre  Simón)  ceremonias  de 

los  judíos.  1  1 2.0 
Pezron  :  Antiquite  des  temps.  .  1  4.0 
Jacobo  Tollio:  Fortuita.  ,_.■.'..'.  i  18.0 
Thomás  Cresio  :  Facisculus  discertationum.  1  18.0 
Madarna  Scurman  :  Opuscula  varia.  í  18.0 
Anónimo  (Padre  Simón)  viage  del  Monte  Lí- 
bano. 1  1 2.0 
Lorenzo  Hister  :  Compendium  Antonicum.  2  8.° 
Nicolás  Godnio  :  De  Abasinorum  rebus.  1  8.° 
Juan  Bautista  Porta  ,  todo. 

Bose  (Joh)  :  Tentamina  Ele&rica  (nunca  le  vi).  1    4.° 

Breyr 


tinguido  la  obra  de  Mr.  de  Condillac  en  Francés  en  16  tomos* 
escritos  para  el  Duque  de  Parma  achual.  Es  un  curso  de  estudios 
escrito  con  una  delicadeza  suma  ,  digan  lo  que  dixeren  cier- 
tos pretendidos  Filósofos  ,  que  en  el  día  se  ensangrentaron  con- 
tra la  imparcialidad  con  que  habla  en  todas  materias. 


Brey taupti  (  Crisf. )  :  •  Ars  destifratoria  (nunca  i 
le  vi). 

Stanley  :  Historia  Filosófica  Lat. 

Capaso  :  Historia  Filosófica  Latín.     v 

Jacobo   Bruchero :    Historia  crítica    filosófica 
1744  (no  la  vi). 

Juan  Loke  :  Humano  entendimiento 

Paschio  (Jorge) :  De  novis  inventis  en  1700. 

Juan  Tonsio:  De  Scriptoribus  Historia:  Philo- 
sophka?. 

Gautier  :  Biblioteca  Filosófica  en  Francés. 

Lodoifo  Kuster  :  Vita  Pithagora;  de  Jamblico  , 
Porphirio  en  1707.  / 

Mr.  Menage  :  Historia  mulierum  Philosopha- 
rum. 

Juan  Alberto  Fabricio  :  Biblioteca  Latina. 

Ejusdem  :  Bibliotheca  Gradea. 

Ejusdem  :   Bibliotheca  la  vi.  ( Solo    dexó   J 
tomos). 

Ejusdem:  Opuscula  varia. 

Juan  Christoforo  Wolfio  :  Biblioteca  Hebrea. 

Baillet :  Juicio  de  los  sabios  Franceses  con  el 
Anti  Baiilet. 

Popeblount:  Censura  celebriorum  Autorum. 

Cayetano  Genni:  Codex  veterumCanonum  Ec- 
ciesise  Hispanis,  Se  Disertationes  de  Anti- 
quitate  Eeclesia:  Hispana:  Roma.  2   4." 

Padre  Regnault ,  Física  :  Su  origen ,  y  Geome- 
tría en  Francés.  11    1:.' 

Padre  Labrausei  :  Con  el  abuso  de  la  Crítica 

Francesa.  2    12.9 

Padre  Jobert  :  Arte  y  ciencia  de  Medallas 

Francesas.  2    12.° 

Mr.  Pontenelle  :  Sus  Opúsculos.  3    1 2.0 

Y  2  Pa- 


I 

8.° 

3 
1 

4~° 
4*° 

5 

4>* 

1 
1 

4'° 
4-9 

1 
3 

4.* 
8.9 

1 

4- 

1 

8." 

2 

4-* 

14 

4-° 

5 

8." 

1 

4-' 

4 

4-° 

8 

1 

4-' 
4-' 

172 

Padre  Lamy:  Sus  obras  Matemáticas  en  Francés.      3    12.0 
Mr.  Langlet :  Método  para  estudiar  la  Historia. 
Gaspar  Dorna  vio:  Amfiteatrum  sapientiae  Joco- 
serias :  1619.  Es  un  tomo  muy  grueso  en 
fol.  Colección   de  varios  asuntos ,  ridicu- 
los ,   pequeños  ,  extraordinarios  ,  y  muy 
singulares  ,  sobre  que  han  escrito  varios 
autores  antiguos  y  modernos  >  y  pone  á 
la  letra  todas  las  piezas ,  ó  latines  Greco- 
Latinas.  1   fol. 
En  las  ediciones  ya  citadas,  y  en  las  ediciones  com- 
pletas de  autores  clásicos,  ó  entre  sus   obras  sueltas ,  se 
hallan  piezas  curiosas  sobre  asuntos  muy  raios. 

NOTA. 

Por  haberse  formado  este  Catálogo  para  un  Caba- 
llero ,  que  profesa  Jurisprudencia,  y  Cánones,  no  se  in- 
dicaron los  libros  de  estas  facultades  ,  como  ademas  de 
Teólogos  Moralistas  ,  Sermones  varios,  vidas  de  Beatas, 
Sermones  de  Honras  ,  libros  Genealógicos ,  &c.  por  ser 
todos  muy  obvios.  \ 

Tampoco  se  han  puesto  los  Poetas  vulgares  ;  no  los 
franceses ,  porque  no  son  del  gusto  Español  $  no  los  Ita- 
lianos, porque  fuera  del  Petrarca  ,  Bocado,  Ariosto,  los 
Tasos,  Dobre,  Moza,  Guarnió,  Marnio,  y  talqual  otro, 
que  son  famosos ,  y  conocidos  :  los  demás  no  caben  en 
un  tomo.  Véase  el  tomo  en  4,0  en  Venecia  de  1728,  cu^ 
yo  título  es  Biblioteca  Italiana  ,  en  el  qual  se  dá  noticia 
de  lo  mas  sele&o  que  hay  en  lengua  Italiana  ,  así  en  pro- 
sa ,  como  en  verso. 

De  los  Poetas  Castellanos  ,  Portugueses,  Lemosinos, 
6  Catalanes,  se  podía  hacer  una  Biblioteca  separada.  De- 
ben tenerse ,  si  se  hallan  ,  ios  dos  tomos  cancioneros  an- 

ti- 


i73 
tiguos  en  fol.  uno  el  Portugués ,  y  otro  el  Castellano; 
pues  son  Colecciones  de  muchos  Poetas,  y  los  dos  tomos 
en  4.0  Romanceros  Castellanos.  La  Colección  de  Comedias 
varias  que  ocupan  treinta  y  tantos  tomos  en  4.0  Es  juego 
raro.  Todas  tas  obras  de  Lope ,  que  pasan  de  50  tomos, 
y  las  de  Calderón  :  añadiendo: 
Juan  de  Mena  ,  comentado. 
Garcilaso ,  comentado. 
Gongora ,  comentado. 
Camoes,  comentado  por  Faria  ,  todo. 
Juan  de  la  Encina  ,  sus  obras  fol. 
Ausias  de  March.  Lemosino  del  siglo  XV. 
Jayme  Roig.  Poeta  Lemosino. 
Lope  de  Rueda.  Comedias  primitivas. 
Boscan,  Mendoza. 

Castillejo.  Ulloa. 

Gregorio  Silvestre*  Salazar. 

Castilla.  Torre.  (Juan  Owen) 

Manrique.  Pantaleon. 

El  Cartuxo.  Hortencio. 

Mingo  Rebulgo.  Sor  Juana. 

Davila.  Moreto. 

Tanco.  Montalvan. 

Cervantes.  Esquiladle. 

Quevedo.  Manuel  Boutron  el  de  la  Proserpina. 

Polo.  *  Caucen. 

Villamediana.  Gerardo-Lobo. 

Solís.  • 


Estos  son  los  libros  de  que  he  podido  dar  noticia  en 
estos  28  pliegos  y  medio,  sin  mas  método,  ni  orden 
que  el  que  se  ofreció  de  pronto  á  la  pluma  ;  pero  con  la 
seguridad  de  que  casi  todos  son  sele&os  en  su  linea ,  y 

que 


174 
que  aunque  no  sea  fácil  comprarlos  todos ,  y  sea  difícil 

hallar  muchos  de  ellos ,  servirán  estos  apuntamientos  pa- 
ra siempre  que  se  ofrezca  ocasión  de  comprar  algunos 
con  conveniencia,  se  sabrá  que  no  se  compran  libros  des- 
preciables. 

Si  alguno  quisiere  enterarse  de  todas  las  circunstan- 
cias ,  ediciones ,  vidas  de  los  autores  señalados  &c.  ó  de 
los  libros  señalados  en  este  Catálogo  ,  ó  gustare  ver  por 
sí  todos  los  libros  casi  con  mucho  gusto  ,  se  le  enseñarán 
en  este  Monasterio  de  San  Martin  de  Madrid  ,  desde 
hoy  14  de  Abril  de  1748. 

He  examinado  esta  copia  r  y  podrá  pasar  ,  si  cae  en 
manos  de  sugetos  que  tengan  noticias  literarias»  Hoy  12 
de  Marzo  de  1754.  Pudiera  duplicar  este  Catálago  con 
nuevas  Colecciones  ,  y  libros  sele&os  ,  que  ó  vi,  ó  ad- 
quirí después.  =  Fray  Martin  Sarmiento. 


DIS- 


DISCURSO    CRITICO 
SOBRE  EL  ORIGEN 

DE     LOS     MARAGATOS. 

SU    AUTOR 

EL  REVERENDÍSIMO  PADRE 
FRAT    MARTIN    SARMIENTO. 


xNo 


hay  cosa  mas  difícil,  que  fíxar  el  cierto  origen 
de  las  voces  mas  triviales  ,  y  de  las  cosas  mas  conocidas. 
El  frecuente  uso  de  las  voces  las  gasta  ,  las  desfigura,  y 
las  trastorna,  y  el  tiempo  obscurece  la  memoria  del  ori- 
gen de  las  cosas.  Quando  no  se  contiene  escribiéndole  á 
su  tiempo  ,  y  conservándole  por  tradición  escrita  ,  si  la 
voz  ya  estropeada  tiene  varios  visos  para  poderle  seña- 
lar varios  orígenes  5  y  si  la  cosa  en  su  origen  es  verosí- 
mil de  muchos  modos  ,  ya  hay  campo  abierto  para  mil 
voluntariedades  ,  opiniones,  y  fantasías. 

2  No  hay  voz  mas  trivial ,  que  la  voz  Maragato  ,  ni 
hay  cosa  mas  visible  que  un  Maragato  en  las  caltrs.  Asi- 
mismo es  bien  frecuentado  el  preciso  tránsito  por  el  País 
de  la  Maragatería  ;  y  si  á  mí ,  y  á  todos  los  demás  que 
saben  todo  lo  dicho  se  nos  pregunta  ,  ¿de  dónde  viene  la 
voz  Maragato?  ¿Quienes,  quándo,  y  por  que  los  coloca- 
ron en  las  montañas  de  la  Maragatería?  No  se  hallará 
respuesta  categórica.  Por  lo  que  á  mí  toca ,  confieso  que 

no 


Ij6 

no  se  responder  de  modo  ,  que  quede  yo  satisfecho  de  lo 
que  respondiere.  Es  verdad  ,  que  para  quedar  satisfecho, 
de  lo  que  han  respondido  ,  ó  respondieren  otros ,  nece- 
sito leer  mas  que  lo  que  he  leído  hasta  la  hora  presente. 

3  Salta  á  los  ojos  el  reparo  :  si  no  he  de  acertar  á 
responder  categóricamente  ai  título  de  este  papelillo,  ó  á 
las  preguntas  que  en  el  se  han  propuesto  ;  }  á  que  fin  he 
tomado  la  pluma ,  e  intenté  cansarme  á  mí ,  y  cansar  á 
otros  ?  El  reparo  está  bien  hecho  ,  y  quisiera  que  la  ma- 
yor parte  de  los  que  escriben  libros ,  me  hubiesen  dexa- 
do  la  respuesta ,  que  yo  hubiese  de  dar  al  reparo.  Mien- 
tras digo ,  que  mi  intención  no  es  apurar  el  fixo  origen 
de  los  Maragatos,  sino  manifestar  que  el  que  vulgarmen- 
te se,  les  señala  ,  padece  muchas  dificultades  ,  originadas 
de  que  en  los  escritos  que  han  quedado,  no  se  halla  fun- 
damento sólido  para  creerle  á  ojos  cerrados  ,  solo  por 
amor  de  Dios. 

4  No  desconfio  de  que  el  curioso  crítico  ,  que  leye- 
re las  reflexiones  que  expondré  en  este  papel,  podrá  ade- 
lantar bastante  en  el  asunto  ,  si  llega  á  conseguir  tres  re- 
quisitos que  no  tengo ,  ni  he  podido  lograr  á  causa  de 
mi  retiro  continuado.  Bien  quisiera  haberlos  tenido  para 
continuar  este  papel  de  modo ,  que  me  contentase  á  mí 
á  lo  menos.  El  primero  ,  es  haber  registrado  ,  y  reflexio- 
nado el  Archivo  de.  la  santa  Iglesia  de  Astorga  ,  y  la  de 
otros  Monasterios  circunvecinos. 

5  El  segundo  ,  el  haber  paseado  y  pateado  el  País 
de  la  M<.ragatería,  acompañado  de  prádicos  del  país.  Este 
paseo  ,  si  alguno  le  hiciere,  ha  de  ser  Geográfico.  Se  de- 
ben ver ,  registrar ,  y  observar  todas  las  Parroquias  ,  lu- 
gares ,  y  sitios  del  país ,  coordinando  sus  distancias ,  y 
apuntando  todos  los  nombres.  Asimismo  deben  recoger 
todos  los  nombres  de  los  montes ,  peñas ,  valles  ,  rios, 
fuentes,  y  lagunas  de  la  Maragatería  ,  y  formar  un  Ma- 
pa 


r,77 

pa  Geográfico.  Este  se  debe  extender  algo  por  el  Medio- 
día ázia  la  Catrera  aha  ,  y  por  .el  Norte  azia  [nsiMonta- 
Has  de  Asturias.  Es  importante  esta  prevención ,  por  si 
acaso  se  pudiese  conjeturar,  que  en  lo  antiguo  se  exten- 
día á  mas  la  Maragatería. 

6  El  tercer  requisito  seria,  6  será  informarse  délos 
naturales  de  todos  ..los  sitios  en  donde  se  conservan 
postes  ,  columnas ,  y  lapidas  con  letras.  Todos  estos  letreros 
se  han  de  copiar.  Es  evidente  que  las  quatro  vias  miiia-; 
res  desde  Braga  á  Astorga  se  unian  en  Ponferrada  5  y- 
desde  allí ,  para  ir  á  Astorga  ,  era  indispensable  que  los 
caminantes  atravesasen ,  y  cortasen  los  montes  de  la  Ma-* 
ragatería  ,  de  Poniente  á  Levante.  De  Ponferrada  á  As- 
torga  contaban  los  Romanos  treinta  millas ,  y  por  lo 
mismo  habría  en  este  espacio  de  camino  veinte  y  nueve 
columnas  miliares. 

7  Por  lo  mismo  de  ser  el  camino  tan  montuoso  ,  se 
conservarán  estas  piedras  ó  columnas  ,  ó  derribadas  ,  6 
arruinadas  ,  ó  arrimadas  á  algún  edificio  ,  ó  enterradas 
á  poca  profundidad  ,  ó  esparcidas  en  los  precipicios.  El 
año  de  mil  setecientos  veinte  y  ocho ,  se  sentó  esta  mis^ 
ma  investigación  de  las  columnas  miliares  en  Portugal, 
para  descubrir  el  camino  Romano  desde  Braga  á  Astor- 
ga ,  que  venia  por  la  famosa  montaña  de  Xerez.  Geróni- 
mo Contador  pone  toda  esta  operación  ,  y  copia  las 
muchas  piedras  miliares  que  se  descubrieron  en  la  dicha 
montaña ,  y  con  sus  inscripciones*  Á  vuelta  de  las  ins- 
trucciones miliares ,  se  descubrieron  otras  Romanas  muy 
curiosas. 

8  No  dudo  que  también  se  hallarían  unas ,  y  otras 
en  la  Maragatería.  Los  Romanos  afectaban  grabar  sus 
inscripciones  en  las  cumbres  de  los  montes ,  en  los  pe- 
ñascos,  en  las  eminencias,  y  en  los  sitios  expe&ables. 

Tóm.V.  Z  Vz-, 


178 

Para  saber  algo  de  la  Geografía  antigua  ,  ya  no  nos  ha 
quedado  otro  refugio  ,  ni  recurso  ,  que  acudir  á  las  ins- 
cripciones y  y  monedas  que  se  descubrieron ,  y  á  las  Ethi- 
mologías  de  los  nombres  antiguos  que  aún  se  conservan. 
También  seria  muy  del  caso  ,  que  se  cogiesen  las  tradi- 
ciones comunes  ,  las  costumbres  que  parezcan  ridiculas, 
y  las  que  se  usan  en  los  casamientos ,.  bautismos  h  y  fu- 
nerales y  sin  omitir  las  frases  ,  y  expresiones  de  la  lengua 
<|ue  paiezcaa  exóticas. 

p  Todos  los  tres  requisitos  podrán  contribuir  mu- 
cho para  escribir  con  algún  fundamento  sobre  el  origen 
de  los  Maragatos  ,.  comparándolos  con  otras  naciones 
délas,  que  han  venido  á  España.  Sin  estos.preparativos 
jaada  se  podrá  escribir  de  sólido  ,.  aunque  se  copie  mu- 
cho >  pero  yo  crea  que  aún  hay  poco  que  copiar  en  or- 
den, á  los  Maragatos^  Ni  siquiera  el  nombre  se  lee  en 
actores. antiguos,  rii buscándole  por  rodeos  en  otros  pue- 
blos equivalentes* 

10  Después  de.  la  guerra  Cantábrica  en  tiempo  de 
Augusto,  y  de  la  guerra  contra,  los  Gallegos  ^  que  pone 
Orosio ,.  no  pudo  menos  de  ser  conocido  r  y  transitable 
el  país  de  ia,  Maragaíería.  La  ciudad  de  Astorga  tardó 
poco,  en  ser  Convento  jurídico  y  y  Cnancillería  de  los 
pueblos  que  hoy  componen  el  reyno  de  León  ,  y  es  pal- 
mario, que  los  pueblos  del  Poniente  pasarian  ,  y  repasa- 
rían con  freqüenciad  país  de  los  Maragatos.  Después  de 
puesto  en  la  ciudad  de  León  el  quartel  de  la  legión  sép- 
tima Gemina  de  los  Romanos,  y  colocada  una  de  sus 
Cortes  en  Ponferrada  y  seria  indispensable  la  comunica^ 
clon  de  la  Corte  ,  con  la  legión  y  consiguientemente  in- 
dispensable el  tránsito  por  la  Maragatería. 

11  Todas  las  quatro  vias  miliares  que  vienen  de 
Braga  á  Astorga ,  por  diferentes  rumbos  se  juntaban  en 

.       Pon- 


l79, 
Pon  ferrada  j  de  donde  no  podían  dirigirse  (as  quatro  á 

Astorga ,  sin  subir  y  baxar  las  montañas  intermedias 
de  los  Maragatos. 

Quando  ei  Chrístíanismo  comenzó  á  gozar  de  liber- 
tad ,  era  Astorga  ciudad  Episcopal ,  y  muy  famosa  poc 
su  Obispo  santo  Toribio  >  y  siendo  las  montañas  de  la 
Maragatería  las  que  estaban  á  la  vista  de  la  capital ,  ya 
eclesiástica, ya  civil, ¿quie'n  duda  que  serian  bien  freqüea- 
tadas  y  conocidas? 

12  Las  mismas  serian  conocidas  y  trilladas,  con  la 
irrupción  de  los  Suevos,  y  Godos,  en  virtud.de  las  guer> 
-ras  recíprocas  de  unos ,  y  de  ot-ros  entre  sí ,  y  contra  ios 
Romanos,  y  estos.  Porque  los  Godos  les  dexaron  solo  4a 
tercera  parte  de  las  tierras,  y  esas  montuosas,  como  cens* 
ta  del  Fuero  Juzgo ,  se  aprovecharían  de  lo  que  en  la 
Maragatería  estaría  menos  poblado.  En  la  perdida  de 
España  se  inundarían  aquellas  montañas  de  christianos 
fugitivos  >  ó  para  quedarse  algunos  en  ellas ,  o  para  reti- 
rarse los  mas  á  Asturias  ,  ó  Galicia* 

i  £  Por  lo  mismo  al  tiempo  de  la  reconquista  por  los 
christianos  serian  bien  freqüentados  aquellos  montes, 
con  el  continuado  tránsito  de  las  tropas ,  ya  de  los  chris- 
tianos ,  ya  de  los  moros  ,  y  aunque  estos  tiraban  á  des- 
poblar,  y  arrasar  el  país  llano,  ó  no  pensarían  ,  ó  no 
podrían  despoblar  tanto  el  país  montuoso,  aún  quando  le 
sujetasen  á  algún  tributo. 

14  De  lo  dicho  se  infiere,  que  las  montañas  de  la 
Maragatería  siempre  han  sido  pisadas  y  conocidas ,  y 
que  mas ,  ó  menos  siempre  han  sido  pobladas  de  sus  pri- 
mitivos naturales ,  sin  que  estos  pensasen  mezclarse  ,  ní 
con  los  moros,  ni  con  los  malos  chrbtianos. 
,  ij  Después  que  los  christianos  del  Occidente  de 
España ,  se  sacudieron  de  los  moros  ,  y  pusieron  su  Cor- 
te en  Asturias  #  Galicia ,  y  León  ;  y  sobre  todo  acaba- 

Zz  da 


i8o 

da  la  persecución  terrible,  y  las  bárbaras  hostilidades 
de  Almanzor  ,  se  hicieron  camino  trivial  los  montes  de 
los  Maragatos ,  para  la  comunicación  en  paz  ,  y  en  guer- 
ra y  pero  quien  hizo  mas  freqüente  el  paso  ,  y  repaso  de 
aquellos  montes ,  ha  sido  la  peregrinación  á  Santiago.  Ca- 
si todo  el  orbe  christiano  abraza  aquella  santa  jornada,  ó 
por  devoción  ,  ó  por  voto ,  y  aunque  hay  muchos  ca^ 
minos,  para  ir  á  Santiago  ,  solo  el  camino  que  corta  por 
la  Maragatería,  Bierzo  ,  y  Cebrero  ,  se  levantó  con  el 
nombre  de  camino  Real,  y  del  camino  Francés ,  hasta  ei 
dia  de  hoy. 

1 6  De  todo  lo  dicho  se  infiere ,  que  habiendo  "estado 
conocidas,  habitadas,  y  pobladas  las  montañas  de  los  Ma- 
ragatos desde  el  principio  ,  es  falso  el  origen  que  la  voz 
común  señala  á  los  Maragatos,  sin  mas  prueba  que  la  voz. 
?>Dicese*,  y  se  cree,  que  los  Maragatos  son  unos  deseen^ 
w dientes  de  una  porción  de  moros,  que  los  christianos 
wcautivaron  en  una  victoria,  y  que  el  Rey  los  trasplan- 
tó á  las  montañas  de  la  Maragatería,  para  que  la  hable-; 
atasen,  poblasen  y  cultivasen." 

17  Este  hecho  en  general  ,  no  es- repugnante.  Hay 
mil  exemplos  que  lo  prueban  y  y  aún  en  nuestros  .dias  se 
tienta  probar.  Los  Romanos  pasaron  una  Colonia  que 
estaba  pasado  el  estrecho  de  Gibraltar  ,  á  otro  sitio  del 
lado  de  España  y  y  por  eso  se  quedó  con  el  nombre  de 
Julia  tradu&a.  El  grande  Abas ,  Rey  de  Persia ,  tras- 
plantó el  siglo  pasado  ,  la  mayor  parte  de  los  Armenios 
áHispahan  ,.  y  los  colocó  en  el  arrabal  de  Tulfa.  Pero 
estos  y  otros  exemplares  ,  que  omito  ,  constan  de  autores 
Coetáneos  ,  y  hasta  ahora  no  se  ha  señalado  texto  algu- 
no ,  ni  aún  anunciativo ,  de  que  en  la  Maragatería  se  ha- 
yan colocado  moros  por  autoridad  real ,  como  supone  la 
yoz  común. 

18  Lo  que  sucedía  en  estas  victorias  de  los  christia- 

nos 


iSi 
nos ,  era  que  tales  quales  moros  cautivos  se  solían  distri^ 
buir  en  tales  quales  santuarios  ,  para  servir  ,  ó  en  algu-i 
nos  edificios  públicos  para  trabajar ,  ó  en  las  Galeras  para 
el  remo.  Esto  hemos  visto  en  nuestros  cuas  en  el  Ferrol,  en 
algunos  Santuarios  ,  y  en  las  Galeras.  En  eso  no  se  aten-  . 
dio  siempre  á  esparcirlos,  y  seria  desatinada  política  ,  co- 
locar en  montañas  una  gran  porción  de  moros  unida 
para  que  se  avecindasen  en  ellas  ,  y  aún  con  mas  razón 
estando  estas  montañas  en  el  centro  del  dominio  chri-s- 
tiano  ,  y  estando  habitadas  ya  de  christianos  viejos  r  y^ 
primitivos ,  quales  han  sido  siempre  los  habitantes  de  la 
Maragateria. 

jp  A  no  salir  esta  conseqüencia  ,  sale  ©tra  peor  ,  y, 
será,  que  todos  los  habitantes  de  otras  montañas  de  Es- 
paña ,  son  descendientes  de  Moros  cautivos ,  que  á  eiias 
se  trasplantaron  para  cultivarlas  y  y  al  que  pidiere  tex- 
to para  lo  dicho ,  se  le  podrá  responder  con  gracia  ,  que 
se  halla  expreso  á  vuelta  de  la  hoja  en  donde  está  el  tex- 
to que  prueba ,  que  los  Maragatos  descienden  de  una  por-; 
cion  de  Moros  cautivos. 

20  Reflexionando  yo  en  qual  seria  el  principio  de 
esta  fábula  contra  los  Maragatos  ,  vine  á  parar  en  que 
solo  ha  sido  el  sonsonete  de  una  voz  mal  entendida*  Esta 
es  la  voz  Maragato  ,  que  ó  por  mote  ,  ó  por  el  color  ,  ó 
por  otro  motivo  se  aplicó  al  Rey  de  Asturias  ,  Maure- 
gato  ,  hijo  del  Rey  Don  Alonso  el  Católico.  Aquel  enig- 
mático Rey  se  llamó  en  latín  ,  Maurecatus :  y  en  caste- 
llano antiguo,  como  consta  del  Cronicón  de  Cárdena  ,  se 
llamaba  Morogato  ,  y  hoy  Mauregato,  el  qual  según  di- 
cen ,  murió  el  año  de  7  8p. 

2 1  EL  sonsonete  de  la  voz  Maure,  y  de  la  voz  Moro,, 
tomado  á  vulto  ,  hizo  creer  ,  que  en  la  voz  Maurecato, 
¡y  en  la  voz  Margato ,  entraba-  algo  de  Morisma  ,  y  Ma- 
llo-, 


182 

hometanismo.  El  Rey  Mauregato ,  por  ser  hijo  del  Rey 
D.  Alonso  el  Católico,  nada  tenia  de  Moro,  y  el  decir  que 
lo  tendría  por  la  madre  ,  es  suponer  la  calumnia  de  que 
el  Rey  Don  Alonso  había  tenido  á  Mauregato  en  una 
esclava  Mora.  No  consta  cosa  semejante. 

22  Es  verdad ,  que  está  escrito  que  Mauregato  ha 
sido  hijo  bastardo.  Y  el  que  sabe  que  los  Angeles  canta- 
ron á  la  hora  de  la  muerte  del  Rey  D.  Alonso ,  aclamán- 
dole justo :  Ecce  quomodo  moritur  justus .,  &c.  que  el  Cro- 
nicón de  Cárdena  le  llama  santo  :  y  que  reynó  Maure- 
gato que  fue  hijo  del  Rey  Don  Alonso  el  santo  ,  sin  ha- 
cer memoria  de  la  bastardía,  ¿ podrá  poner  duda  en  ella? 
¿Y  podrá  creer  que  la  bastardía  ha  sido  por  haber  dege- 
nerado del  padre  en  sus  acciones! 

23  Pero  haya  sido  bastardo  enhorabuena  ,  ¿quien 
©robará  que  ia  madre  ha  sido  Mora?  Si  de  las  suce- 
siones de  los  Reyes  de  Europa  se  quitan  los  bastardos 
que  han  reynado  r  habrá  bastantes  huecos  en  ellas.  Véa- 
se en  San  Isidoro,  quien  ha  sido  ia  madre  del  Rey  Ga- 
saleyco:  y  quien  la  madre  de  Enrique II.0,  lo  saben  todos. 
Así  la  bastardía  del  Rey  Mauregato  no  es  del  asunto. 
La  Crónica  General  ,  que  la  supone ,  dice  de  Don  Alon- 
so el  Católico :  é  tomó  á  una  dueña  por  amiga  ,  é  ovo 
•en  ella  un  fijo  á  quien  dixeron  Mauregato.  Esta  expre- 
sión del  latin  de  Ancila  de  ¿erva  mtus ,  nada  prueba  de 
morismo. 

24  Por  la  misma  razón,  si  ios  Maragatos  tienen 
«ese  nombre  por  alguna  alusión  al  Rey  Mauregato  ,  nin- 
guna han  tenido  por  alusión  á  los  Moros.  Y  teniendo 
en  quanto  á  la  sangre  conexión  con  Mauregato ,  podrán 
estenderla  al  Rey  Don  Alonso  el  Católico ,  y  podrán 
¿a&arse  de  mas  de  lo  que  ellos  piensan  ,  y  tanto  como  lo 
que  otros  piensan  jadarse»  Yo  creo  que  se  llaman  Mara- 


18J 

gatos  por  habitar  el  país ,  y  montañas  que  dominó  Mau-. 
regato  ,  y  si  no  gustare  este  >  vaya  otro  origen  mas  anti- 
guo que  pondré  después* 

25  El  territorio,  en  que  dominó  Mauregato  ha  si- 
do muy  corto  ,  y  apenas  salió  de  Asturias  ,  y  de  sus  ve- 
cindades. En  Asturias  hay  otro  genero  de  gentes  r  á  quie- 
nes llaman  Vaqueros  ,  y  exceptuando  el  vestido  v  y  ei 
nombre  ,  son  parecidos  en  todo  á  los  Maragatos.  Solo 
casan  entre  sí ,,  y  con  fastidio  de  los  que  no  son  Vaque- 
ros. Viven  del  pasto  ,  y  del  arrierage ,  trasplantándose 
de  unas  partes  en  oteas ,  como  Nómades,  para  alimentar 
sus  ganados. 

26  Del  origen  de  estos  Vaqueros  hay  tanta  igno- 
rancia y  como  del  de  los  Maragatos..  Algunos  los  creen 
también  descendientes  de  Moros ,,  pero  yo  creeré'  que: 
Maragatos  ,„y  Vaqueros  todos  son  unos  mismos  pueblos, 
antiguos  ,  y  de  un  propio  origen  sin  conexión  ,  ni  aún, 
remota  ,  con  cosa  del  Mahometismo.  Los  Vaqueros  habi- 
tan el  Invierno  las  Marinas  ,  y  en  Verano  se  suben  á  las. 
montañas  de  Leytariegos  ,  que  abrazan  el  Rio  Nar- 
cea  ,  &c. 

27  Las  montañas  de  la  Maragateria  se  continúan, 
con  las  de  Leytariegos  ,  hasta  cerca  de  Pravia  ,  Gorte  y 
sepultura  de  Mauregato.  Y  ese  país  montañoso  era  Jo> 
mas  de  sus  dominios»  Por  esta  razón  sus  pueblos  se  lla- 
maron Mauregatos  ,  al  modo  que  Sierra  Morena  ,  poc 
alusión  á  Mario,  se  llama  Montes  Mariani,  y  no  Mo- 
rena }  por  alusión  á  los  Moros  ,  lo  pedia  el  sonso- 
nete. 

.28  A  lo  dicho  se  añada,  que  era  poco  usado  en; 
tiempo  de  Mauregato  el  nombre  de  Maurus  ,  para  sig- 
nificar á  un  Mahometano  de  los  que  entraron  en  España.. 
Los  nombres  mas  comunes  entonces  eran  Caldeos  ,  Sar- 
racenos ,  Agarenos,  Árabes,  Ismaelitas ,  y  después  Alar- 
bes,. 


l84  :   -,  •     7      :   - 

bes  ,  y  Moros.  Asi  pof  este  Capitulo  ,  ni  Mátiregato  ,  ni 
los  Maragatos  aludieron  á  Mahometanos  ,  aún  quando 
entonces  se  halle  tal  qual  vez  la  vozMaurus  ,  en  ese  senti- 
do, como  de  hecho  se  halla  en  Isidoro  Pacense  ,  que  pudo 
alcanzar  la  juventud  de  Mauregato. 

29  Hablando  en  el  sentido  de  que  el  primitivo  orí- 
sen  de  las  voces  se  ha  de  buscar  en  la  Historia  Natural, 
del  Griego  Morón  ,  que  significa  la  Mora  del  Moral ,  se 
dice  Maurus,  que  significa  el  color  obscuro  y  negro.  Por 
ser  los  Africanos  de  color  atezado,  aunque  no  de  color 
totalmente  negro  ,  se  llaman  Maurus  en  latin  ,  y  su  país 
Mauritania.  Los  Griegos  los  llamaron  Maurisios.  La; 
voz  Mauro  en  Gallego  significa  al  Mahometano ,  pero 
mas  comunmente  con  sus  derivados  Maurin  ,  Mauriño, 
(  apellido  del  Presidente  de  Castilla  Don  Antonio  Mau^ 
riño  de  Pazos  )  y  otros  significan  el  .color  negro  ,  more-» 
no  y  trigueño,. 

30  Por  no  estar  en  esto,  se  han  confundido  los 
colores  con  los  Moros  en  las  voces  que  comienzan  coa 
estas  letras  :  Molir:::Los  Romanos  por  no  llamar  ne- 
gros á  los  Etiopes ,  y  en  tono  de  desprecio  ,  les  llamaban, 
blancos ,  según  Juvenal,  como  á  los  Enanos  Atlantes ,  y 
para  ponderar  su  blancura  ,  los  llamaban  Cisnes. 

■Nanur/i  cujusdam  Atlanta 
qjocamus :  zy£tiopem  Cicnum, 

31  Aún  hoy  llaman  algunos  á  los  Etíopes  blánqui-J 
Uos ,  y  á  los  pequeños  mil  hombres  ,  ó  gigantes. 

32'  Así  la  voz  Maurus  ó  significa  color ,  ó  nacionJ 
[Y  quando  significa  nación  es  preciso  distinguir  los  tienw 
pos*  Antes  del  Mahometismo,  jamás  podria  significar  Mo- 
ro sectario  deMahoma,  Después  podrá  significar  uno  ú 
otro,  aunque  por  locomuh  siempre  significará  Moro. 

Los 


■i8j 

Los  Moros ,  o  Mauritanos  antes  que  la  conquistasen  los 
Sarracenos  eran  christianos  ,  y  entre  ellos  hubo  muchos 
Santos,  y  muchos  Dodores.  Así  la  voz  Moro  ,  ó  Mau- 
ritano ,  no  significaba  entonces  cosa  mala. 

33  Asentados  estos  principios  ,  voy  á  proponer  el 
texto  que  me  excitó  la  idea  de  escribir  este  papelillo.  En 
la  era  seiscientos  siete  ,  ó  años  de  Christo  de  569  siendo 
Rey  de  los  Suevos  Theodomiro ,  se  juntó  Concilio  en 
Lugo.  En  el  señalaron  los  territorios  para  muchos  Obis- 
pados, y  hablando  del  Obispado  de  Astorga  ,  se  le  se- 
ñalan León  ,  Bierzo ,  &c.  y  Maur ellos  superiorum  ,  & 
inferior um.  Llevóme  la  atención  quando  leí  ,  la  voz 
Maurellos ,  y  la  case'  con  la  voz  Superiorum.  Registre 
la  otra  distribución  de  Obispados,  que  se  atribuyó  á 
Bamba  ,  y  en  ella  halle  por  equivalente  ,  Marellos  supe- 
riorum  ,  &  inferiorum ,  y  en  la  versión  de  la  Crónica  ge- 
neral esto,:  Morelas  el  de  Somo ,  é  el  de  fondón. 

34  Marellos  ,  y  Murellas  ,  son  .rrastornacion  de 
Maurellos ,  y  los  Pueblos  Maurellos ,  son  los  que  habi- 
tan la  Maragateria.  Al  caso  :  antes  que  naciese  Mahoma' 
ya  habia  en  Astorga  pueblos  con  el  nombre  de  Maurellos 
altos ,  y  baxos.  Luego  siendo  estos  los  Mauregatos  ó  Ma* 
ragatos,  sino  acaso,  al  contrario,  que  Mauregato  lo  toma- 
se de  ellos  por  haberse  criado ,  ó  nacido  en  aquel  país; 
el  Maur  de  uno,  y  de  los  otros  jamas  podrá  aludir  á 
cosa  de  Moros  Mahometanos.  Y  esto  aún  quando  tenga  • 
alusión  á  Pueblos  de  Mauritania. 

35  No  es  voluntariedad  afirmar  que  los  Maragatos 
se  llamaban  Maurellos  en. tiempo  de  los  Suevos.  Ptoio- 
meo  quitará  toda  duda.  Pone  Ptolomeo  á  Astorga  por 
cabeza  de  los  pueblos  Arnacos  ;  y  por  cabeza  de  los 
pueblos  Supernos ,  á  Petabonios,  y  siendo  Petabonio,  se- 
gún el  Itinerario  de  Antonino,  el  lugar  de  Ponferrada,  se 
sigue  que  Ponferrada  era  la  cabeza  de  los  pueblos  Sus; 

Tom.  K  Aa  pcr.i 


1%6 

pertios.  La*  voz  Superado  es  latina  ,  y  significa  lo  mismo 
que  alto ,  excelso  ,  y  superior  :  luego  los  Superados  coin- 
ciden con  los  Maurellos  superiores. 

36  Así  parece  claro,  que  Maurellos ,  Maragatos  ,  y 
Superatios  habitan  las  montañas  altas,  y  sus  faldas  del 
país  de  la  Maragatería  ,  entre  Ponferrada  ,  y  Astorga. 
Esto  no  quita  ,  que  al  Sur  se  le  agregase  la  Cabrera  alta, 
y  al  Norte  las  montañas  de  Leytariegos  ,  sobre  Laciana. 
Que  toda  esa  tierra  se  llamase  de  ios  Superatios  ,  es  pal- 
mario ,  por  ser  el  país  elevadísimo.  Que  después  se  lla- 
mase la  sierra  ó  país  de  los  Maurellos  superiores,  era 
consiguiente  ,  añadido  el  Superiores  :  equivalente  á  Su- 
peratios. 

37  La  dificultad  está  en  saber  quándo,  ó  por  que  se 
llamaron  Maurellos  los  Maragatos.  Que  ya  se  llamaban 
así  en  tiempo  de  ios  Suevos  ,  ya  queda  probado.  Pero  sí- 
conjeturase  que  ya  en_ tiempo  de  Ptolomeo  tendrían  el 
nombre  de  Maurellos ,  no  me  arrepentiré'  de  la  conjetu- 
ra. Al  adjetivo  de  Superatiorum  de  Ptolomeo  le  falta  el 
substantivo  ,  y  no  puede  ser  otro  sino  el  Maurellorum 
para  la  concordancia  ,  y  no  será  estraño  que  se  omitiese 
por  evitar  la  Cacofonía.  Los  Suevos  no  inventaron  la 
voz  Maurellos  :  luego  se  conserva  de  viva  tradición  ,  y 
de  inmemorial.  Y  esto  se  conoce  en  que  añadiendo  la 
voz  Superiorum  ,  se  conservaba  el  equivalente  Supera- 
tiorum de  Ptolomeo.  El  rio  que  baxa  de  la  Maragatería  á 
Molina  Seca  ,  se  llamará  rio  de  Maurellos  ,  aludiendo  á 
los  habitantes ,  ó  á  algún  lugar  que  tuviese  semejante 
nombre. 

3  8  Comprobada  la  existencia,  y  población  de  los  Mau- 
rellos ,  ó  Maragatos  en  las  dichas  montañas  de  Astorga, 
se  desvanece  en  humo  la  fábula  de  que  hayan  sido  po- 
bladas de  Mahometanos  5  y  solo  podrá  quedar  en  duda 
Ja  materialidad  de  que  si  el  nombre  de  Maurellos,  se  pu- 
so 


187 

so  en  tiempo  de  los  Suevos,  6  muchos  siglos  antes; 
(Maurelos ,  ú  Maureles ,  hoy  es  apellido  de  Gallego  ,  y 
nombre  de  algunos  lugares)  siendo  evidente  que  se  les  pu« 
so  antes  de  Mahoma. 

39  Los  curiosos  y  eruditos,  podrán  entretener  su. 
fantasía  con  lo  que  en  Lacio  ,  y  en  Bocart  habrán  leído 
de  la  transmigración  de  las  gentes.  Quando  la  voz  Mau- 
relos no  aluda  á  color  ,  ciertamente  aludirá  á  algu- 
nos pueblos  de  Mauritania  ,  que  hayan  entrado  en. 
España. 

40  Los  pueblos  Mauritanos  que  están  ázia  Tánger, 
vinieron  allí  de  otras  partes.  Escribese  que  son  aquellas 
gentes  ,  las  que  Hercules  el  Phenicio  traxo  consigo  en  la 
expedición  que  hizo  hasta  el  Occeano  ,  y  quando  se  en- 
tró en  España  por  Andalucía  ,  haciendo  famosos  el  puer- 
to y  país  de  Cádiz  /sobre  cuya  expedición  se  han  escrito 
muchas  fábulas >  y  para  avultar  el  numero  ,  se  aumen- 
taron las  del  Thebano  entre  si  le  hubo  muy  posterior  al 
Hercules  Tirio  ,  ó  Phenicio  ,  que  era  el  Dios  de  los  Ga- 
ditanos. El  Hercules  The'bano  ha  sido  uno  de  los  Argo- 
nautas ,  y  quando  estos  de  vuelta  pasaron  por  el  estre- 
cho de  Gibraltar  ,  admiraron  ya  las  columnas  de  Her- 
cules ,  creyendo  eran  ya  los  dos  Montes  Calpe  ,  y 
Avila.  X 

41  Si  la  mentira  es  hija  de  algo  ,  se  me  ofrece  á  la 
pluma  ,  que  la  ficción  de  creer  por  columnas  de  Hercu- 
les los  dos  montes  dichos  ,  es  hija  desfigurada  de  dos 
columnas  verdaderas ,  que  estaban  en  la  Mauritania  Tin- 
gitana.  Estas  aún  existían  en  tiempo  de  Procopio  ,.  en 
el  siglo  sexto»  Quando  Josué'  arrojó  de  su  país  á  los  Ca- 
naneos,  vinieron  estos  huyendo  de  Josué  ,  y  no  para- 
ron hasta  la  Mauritania  Tingitana.  Allí  fabricaron  dos 
columnas,  y  en  ellas  gravaron  con  cara&eresPhenicios  el 
motivo  de  su  fuga  ,  diciendo  que  habían  huido  de  Jo- 

Aa  2  sué, 


i88 

sue  ,  tratándole  de  ladrón  de  tierras  agenas :  Nos  ü  sumus 
qulfughnus  afacie  Josué  latronls  ,  filü  Nave  5  según  la  ver-; 
sion  de  Procopio. 

42  El  tiempo  de  Josué' favorece  para  creer  que  el 
caudillo  que  traxeron  los  Cananeos  fugitivos  seria  ese 
Hercules  Phenicio  ,  y  que  las  dos  columnas  de  la  inscrip- 
ción de  Procopio  las  transfiguró  la  ignorancia  ,  en  los  dos 
montes  vecinos  Calpe  y  Avila.  Pasando  entonces  á  la 
Andalucía  el  dicho  Hercules ,  ó  el  caudillo  de  los  Cana-, 
neos  errantes :  es  verosimil  que  con  el  pasarian  muchos 
de  sus  compañeros  ,  y  succesivamente  los  que  habían 
tomado  posesión  de  la  Mauritania  5  y  entonces:  se  enta- 
blarla el  comercio  de  los  Gaditanos  con  sus  compatriotas 

-los  Phenicios,  á  los  quales  no  habia  conquistado  Josué',  ó 
no  quiso  Dios  que  los  conquistase. 

43  Después  se  aparecieron  los  Cartaginenses ,  unien* 
do  el  comercio  de  los  Gaditanos  con  los  Phenicios  5  y  en 
'fin  ,  á  título  de  Comercio  se  internaron  en  España  los 
Cartaginenses  con  los  Mauritanos  ,  y  extendieron  su  do-< 
minio  quanto  pudieron  ,  hasta  que  los  Romanos  aca- 
baron con  ellos  ,  como  ladrones  de  mas  fuerzas  ,  y 
fortuna.  - 
\  44  No  es  inverosímil ,  que  entonces  se. esparciesen 
algunos  Mauritanos  por  las  montañas  de  Astorga ,  y  de 
Galicia.  Esto  se  prueba  con  Silio  Itálico  :  supone  que  los 
Gallegos  fabricaron  todas  las  armas  de  Anibal ,  y  esto 
prueba  que  el  país  tenia  dependiencia  de  Anibal ,  ó  de  los 
Cartaginenses. 

45  Aún  no  habria  entonces  la  perjudicial  moda  de 
-encargar  se  fabrique  en  países  ágenos  ,  ó  extrangeros, 
lo  que  se  puede  fabricar  en  el  propio.  Asi  por  esto  ,  co- 
mo por  la  otra  irrupción  de  los  Tórdulos  ó  Turdetanos, 
descendientes  de  los  Phenicios  ,  que  en  compañía  de  los 
.Celtas  peregrinaron  hasta  Einis-Terre  j  se  convence  ple- 
na-, 


i8p 
ñámente ,  c}ue  no  faltarían  Mauritanos ,  de  donde  se  de- 
rivase el  nombre  de  Maurelos.  Entre  esta  famosa  entrada 
de  los  Mauritanos  GentUes.en  España  ,  y  la  entrada  de- 
plorable de  los  Mauritanos  infectos  ya  con  el  Mahome- 
tismo, si  hubo  mas  entradas  solo  se  me  ofrece  una  que 
podrá  hacer  al  caso. 

46  En  tiempo  del  Emperador  Marco  Aurelio  ,  por 
el  acaso  de  abrir  en  Babilonia  una  arca  de  oro  ,  cerrada 
de  muchos  siglos ,  salió  de  ella  un  ayre  ,  ó  espíritu  tan 
pestilencial,  que  apestó  quasi  todo  el  Imperio  Romano. 
Pintan  esta  peste  Julio  Capitolino  ,  Europio,  y  otros  mu* 
chos.  Murió  infinita  gente  ,  y  casi  todos  los  militares.  Es- 
paña padeció  el  estrago  de  la  misma  peste  ,  y  como  si  es- 
te fuese  corto,  se  le  añadió  otro  equivalente.  Dice  el  cita- 
do Capitolino  al  año  de  ciento  y  setenta  ,  que  los  Mau- 
ritanos arrasaron  á  España  :  Cum  Mauri  Híspanla  props 
omnes  bastarent  res  per  legatos  bene  onesta  sunt.  La  ocasión 
de  la  peste  ,  y  la  mortandad  de  las  tropas ,  facilitaron  á 
los  Mauritanos  la  entrada  e'  irrupción  en  España  para  sus 
hostilidades. 

47  Refrenóse  y  castigóse  aquel  iniquo  atrevimiento, 
por  medio  de  los  legados  de  Roma  j  pero  no  consta  de 
autor  coetáneo  ,  del  modo  como  hubiese  sucedido.  Jorge 
Stanope,  en  la  vida  de  Marco  Aurelio  ,  dice  que  mataron 
la  mayor  parte,  y  que  á  los  demás  Mauritanos  los  expelie- 
ron, ó  los  exparcieron :  Interemerunt,  expulerunt,  dejecerunt- 
que.  No  es  inverosímil  que  habiendo  consumido  enton- 
ces la  peste. tantos  hombres  ,  colocasen  los  Legados  al- 
gunos de  los  prisioneros  en  las  montañas  de  Astorga,  ó 
que  se  refugiasen  á  ellas  los  que  no  pudieron  volver. á  su 
país  ,  y  estos  se  llamarían  después  por  desprecio  Mau- 
relos, diminutivo  de  Maurus  ,  no  Moros,  sino  Mo- 
rillos. 

48  Aquí  tiene  el  lector  en  que  escoger  para  enten- 

der 


ipo 

der  la  época  de  los  Mau reíos.  Yo  me  inclino  á  que  se  es- 
tablecieron en  la  Maragatería  ,  quando  los  Cartaginen- 
ses estaban  mas  pujantes ,  y  mas  estendidos  en  España. 
Si  no  gusta  la  e'poca  de  la  peregrinación  de  los  Turdeta- 
nos,  mi  principal  fin  es,  que  el  origen  que  el  común  atri- 
buye á  los  Maragatos ,  suponiéndoles  descendientes  de 
algunos  sédanos  de  Mahoma,  es-totalmente  fabuloso  ,  y 
sin  algún  fundamento  escrito ,  y  de  la  precisa  antigüe- 
dad. No  hay  que  citarme  autores  modernos  por  estira- 
dos que  sean  ;  y  menos  á  los  mismos  Maragatos ,  aunque 
lo  crean ,  y  lo  digan  j  dicenlo ,  porque  sus  émulos  se  lo  han 
hecho  creer.  No  será  así  en  adelante. 

49  Dirá  alguno  que  aún  concedido,  quede  la  voz 
Mauricato  ,  ó  Maragáto ,  se  pruebe  por  los  Maurellos  la 
antigüedad  del  Maure  ,  antes  de  Mahoma  ,  falta  compo- 
ner la  terminación  ,  Cato  ,  ó  Gato.  A  esto  digo  ,  que  á 
los  Moros  no  los  llaman  Gatos  ,  sino  Perros,  y  es  menes* 
ter  antes  de  pasar  á  mas  ,  saber  si  Maurecatus  es  una  voz 
sola  ,  ó  compuesta  de  dos  vozes  distintas.  No  es  contra 
la  latinidad  el  que  sea  una  sola  voz.  Bosio  cita  el  antiquí- 
simo adverbio  Maurkatim  por  Maurice ,  para  significar 
á  lo  Morisco  ,  ó  á  lo  Moruno  ,  y  bien  pudiera  admitir- 
se Maurlcatus ,  para  significar  á  uno  ,  que  en  su  vivir  se 
parece  á  los  Mauros. 

49  El  hecho  es,  que  así  los  Maragatos,  como  los 
Vaqueros  de  Asturias,  aún  hoy  viven  Maurlcatlms  y  no 
hay  memoria  de  lo  contrario.  Viven  como  los  Numades, 
ó  Numidas  ,  que  son  los  antiguos  Mauros.  Esto  es,  viven 
una  vida  pastoril  apacentando  sus  ganados  de  aquí  para 
allí ,  y  utilizándose  de  ellos.  Esta  era  la  vida  de  los  primi- 
tivos Patriarcas ,  y  aún  es  hoy  la  de  muchas  naciones 
del  orbe.  Tártaros  ,  Curdos ,  Árabes  ,  &c.  ni  viven  ,  ni 
han  vivido  jamas  de  otro  modo.  Y  tan  Lexos  está  de  pro- 
bar esta  vida  en  los  Maragatos ,  y  Vaqueros  alguna  de- 

ca- 


/ 


cadencia  reciente  de  los  Mahometanos  ,  que  prueba  una 
suma  antigüedad  de  su  origen  ,  del  qual  no  ha  quedado 
memoria  en  los  libros,  porque  es  anterior  á  los  libros  su 
origen. 

50  Al  contrario  porque  consta  de  los  libros  que  á 
mediados  del  siglo  XIV.0  vinieron  de  Inglaterra  meri- 
nas, y  que  entonces  se  introduxo  el  pastar  en  muy  dis- 
tantes países ,  según  las  estaciones  del  año.  No  hay  tro- 
piezo en  saber  el  origen  de  la  Mesta  ,  y  la  nación  de  sus 
pastores.  Dice  el  señor  Uztariz  ,  que  se  ocupaban  en  la 
Mesta.  cinqüenta  mil  hombres  ,  que  si  se  empleasen  en 
cultivar  las  tierras  no  serian  tan  freqüentes  las  hambres, 
y  si  viviesen  fixos  con  sus  mugeres ,  no  seria  tan  visible 
la  despoblación  de  España,  ni  se  veria  su  mejor  tierra  re- 
ducida  solo  á  pasto  de  animales. 

5  1  Los  carneros  no  han  de  ir  á  la  guerra  ,  ni  hasta 
ahora  he  visto  hambres  por  falta  de  la  lana.  Que  los  que 
viven  en  montañas  poco  proporcionadas  para  frutos, 
exerzan  en  ellas ,  y  no  fuera  de  ellas  la  vida  pastoril ,  ó 
de  Numades  ,  y  para  hablar  mejor  ,  que  vivan  Maurica- 
tim  ,  como  Vaqueros  ,  y  Maragatos  ,  es  muy  justo,  Pero 
que  para  inutilizar  las  tierras  ,  que  serian  fértilísimas 
con  el  cultivo  ,  se  mantengan  cinqüenta  mil  hombres, 
ó  Numades  ,  y  que  solo  vivan  Mauricatim ,  jamas  lo 
aprobare'. 

52  El  siglo  XIV.0  ha  sido  infelicísimo  para  España» 
Á  ía  mitad  de  e'l  padeció  la  mas  horrible  peste  de  que 
haya  memoria.  Ha  sido  universal  en  toda  Europa  j  pero 
mas  cruel  en  España.  Despoblóse  mas  de  la  mitad ,  y 
muchos  lugares  se  perdieron  del  todo.  Crecieron  como 
valdios  los  términos  de  los  lugares,  que  habian  quedado 
como  valdios  de  labradores» 

53  Y  quando  entonces  se  debia  pensar  en  restaurar 
la  población  ,  no  de  animales  ,  sino  de  Colonos ,  se  apare- 

cie- 


Ip2 

rieron  en  España  las  merinas  para  aumentar  los  valdíos, 
y  se  metieron  de  gorra  á  cultivar  las  tierras  ,  las  muías, 
y  rocines  :  se  habrían  levantado  con  ei  arado,  y  se  -ve-, 
rian  cumplidos  los  votos  de  aquellos  animales ,  que  coi* 
gracia  expresó  Oracio  ,  en  la  edición  de  Bentiey. 


Opfat  ephiggia  vos : 
plger  optat  arare  Caballus, 

54  Los  Maragatos,  y  los  Vaqueros  aplican  los  bue- 
yes, y  vacas  al  cultivo  de  la  poca  ,  y  mala  tierra  que  tie- 
nen ,  aprovechándose  de  las  crias  ,  de  la  leche  ,  y  de  to- 
dos sus  derivados.  Y  solo  aplican  las  caballerías  para  el 
porteo,  y  para  traginar  ,  así  son  verdaderos  Numades,  y. 
viven  Maurlcatlm  ,  sin  origen  alguno  de  los  Moros  Ma-, 
hometanos. 

5  5  Siendo  el  adverbio  Mauricatím  tan  antiguo  ,  se 
dexa  entender  sin  violencia,  que  los  Maragatos  se  llama- 
ban así ,  por  tener  la  vida  pastoril  de  los  Mauros  ,  ó  por 
Vivir  Maurlcatlm  ,  y  que  al  Rey  Mauregato  ,  le  pusieron 
ese  mote  ,  ó  apodo  ;  porque  fue  muy  aíe&o  á  los  Moros, 
eon  los  quaies  continuó  las  paces,  que  habian  hecho  an- 
tes los  Reyes  Aurelio,  y  Silo. 

5<5  Alguno  dirá  que  no  halló  tal  adverbio  Maurica^ 
tim  en  los  Diccionarios.  Yo  digo  lo  mismo  ,  y  por  lo  mis- 
mo digo  que  los  Diccionarios  están  diminutos.  Decio  La- 
berio  es  latino  tan  antiguo,  que  murió  en  el  mismo  año, 
que  Julio  Cesar.  En  la  pag.  1 5  1 8  del  cuerpo  de  los  poe- 
tas latinos  de  la  edición  de  Londres,  están  los  fragmen- 
tos de  Laberio,  y  allí  leí  el  adverbio  Mauricatím,  y  aun- 
que no  se  hallase  escrito  ese  adverbio  favorece  para  eí» 
y  para  el  segundo  adjetivo  la  Analogía ,  v.  g.  Maurusy 
Maurkus ,  Maurice  ,  Maurícatus ,  Mauricatím. 

En 


57  En  Castellano ,  y  en  Gallego  hay  vestigios  de 
estas  terminaciones  ,  v.  g.  Moro  ,  Morisco  ,  y  Morisque- 
ta ;  y  v.  g.  Mauro  ,  Por  tu  ,  Mourisco  ,  lugar  ,  y  Mour  Uca- 
dosy  lugar  y  apellido.  Por  semejanza  hay  en  iatin  Mau- 
rexy  Maurkatus.  Asentaba  dos  cosas  :  primera,  que  Ma- 
ragatos  es  una  sola  voz  :  y  segunda  ,  que  no  se  necesita 
de  la  voz  Mauris  para  nada.  Añadiría  para  huir  de  la 
voz  Maur ellos  ,  del  Concilio  de  Lugo  ,  que  se  le  opondrá 
por  argumento  :  que  Maurellos  significa  las  montañas  de 
Astorga  j  pero  que  la  voz  Maragato  no  viene  de  Maure- 
llos ,  sino  del  latin  Maurkatus. 

58  Murex  en  Latin  significa  quatro  cosas  parecidas 
en  las  puntas  de  sus  figuras.  La  primera  ,  el  Tríbulo  ,  <> 
abrojo  ,  que  es  calabacita  de  una  planta  ,  con  púas  muy 
penetrantes.  La  segunda  ,  es  abrojo  artificial  de  yerro, 
que  imita  al  natural.  Espárcese  en  los  caminos  por  don- 
de ha  de  pasar  la  caballería  ,  y  como  que  siempre  que  se 
arroje  en  el  suelo  queda  con  sus  púas  de  yerro  ázia  ar- 
riba ,  caballos  ,  y  hombres  se  clavan  en  ellos.  La  ter- 
cera significación  es  la  famosa  concha  Múrice ,  ó  pur- 
pura ,  dicha  así  por  las  muchas  púas  fuertes  ,  que, 
tiene. 

59  La  quarta  es ,  la  aspereza  de  un  peñasco  ,  6  ro- 
ca ,  que  tiene  muchas  puntas.  Mr.  de  Argén ville  pone 
el  sistema  de  la  Purpura ,  y  Múrice  j  y  á  este  llama  Ro- 
cher  :  Ob  figuram  ,  qu£  representat  saxorum  áspera.  De 
manera ,  que  por  la  similitud  al  Rocher  ,  que  significa 
roca  ,  ó  peñasco  con  garfios ,  en  France's  se  llama  Ro- 
cher ,  el  Múrice  concha.  Hay  en  Galicia  los  peñascos 
de  San  Pedro  de  Rocas  ,  cada  uno  de  los  quales  se  podrá 
llamar  Murex  ,  y  todo  el  terreno  Murkatos.  El  que  de 
lexos  mirare  á  las  montañas  de  Astorga  ,  le  parecerán 
unas  rocas  ,  ó  peñascos  Mauricatos. 

60  En  este  sentido ,  pues ,  la  voz  Maragatos  es  una 
*   Tom.-  V,  Bb  so- 


IP4 

sola  ,  y  adjetivo  de  los  montes  ,  que  después  se  aplicó  á 
los  habitantes.  Quando  los  remates  de  un  monte  parecen 
dientes  de  una  sierra  ,  se  llama  sierra  ese  monte  ,  y  los 
que  la  habitan  Serranos.  Murex  es  Ciudad  de  Mesopo- 
tamia,  según  Ortelio  ;  y  no  es  impropio  que  las  monta- 
ñas de  la  Maragatería  tomasen  el  nombre  de  Murex  por 
sus  picos.  En  este  caso  sale  Murex  ,  Múrice  ,  Muricato, 
Mure  cato  ,  Maragato. 

6\  Hasta  aquí  hable' de  la  voz  Maragato ,  imagi- 
nándola sola  y  sencilla.  Ahora  diré  algo  de  la  misma  voz, 
suponiéndola  compuesta. 

6z_     Podrá  venir  Maragato  de  Maura-Capto ,  ó  Mauro- 
Cato.  La  Analogía  se  palpa  en  la  voz  Mente-Cato ,  que 
viene  de  Captus  5  y  así  dixo  Propercio  contra  las  muge- 
íes  :  Nescltis  Capte  mentís  babere  modum.  Como  quando 
llegan  á  perder  el  pudor  ,  y  la  vergüenza  :  Rupistis  fr&~ 
napudoris:  no  saben  tener  modo  ni  medio  en  ser  men- 
tecatas. Ni  tienen  que  asirse  de  esto  los  que  creen  que 
los  Maragatos  son  unos  Moros  cautivos ,  que  se  coloca- 
ron en   aquellas   montañas.  La  Etimología  se  compone 
Con  los  Mauritanos  ,  que  se  cogieron  en  el  año  de  ciento 
¡y  setenta  ,  en  tiempo  de  Marco  Aurelio  j  y  que  ya  en 
tiempo  de  los  Suevos  se  llamaron  Maurellos, 
•    63      En  segundo  lugar  vendrá  Maragato  de  Mauros 
Gotbo,  Esto  es ,  que  los  Maragatos  son  una  gente  mez- 
clada de  Moros  ,  y.  Godos.  Por  el  mismo  sonsonete  creen 
muchos  que  los  Agotes,  tan  despreciados  en  las  gargantas 
de  los  Pirineos  ,  son  reliquias,  y  descendientes  de  los 
Godos.  En   nuestro  caso  no  es  lo  mismo  Mauro-GotboSf 
que  Gotbo-Mauros.  Estos  serian  ,   si  con  los  Godos  pre- 
existentes se  mezclasen  los  Mahometanos ,  y  serian  Mau- 
ro Gothos  ,  si  ,á  los  que  se  creían  originarios  de  los  Mau- 
ritanos primitivos  se  juntasen  por  casamiento  los  Godos. 
ñ§fyi  Para  que  los  Maragatos,  sean  originarios  de  los 

Mau- 


JP5 

Mauro-Gothos ,  hay  una  congruencia.  Dice  S.  Isidoro  que 

los  Getulos  de  África  se  creían  de  los  Getas  del  Ponto,  que 
habían  venido  por  mar  á  la  África.  Añade  ,  que  era  opi- 
nión entre  los  Godos,  que  los  Mauritanos  eran  sus  parien- 
tes, y  consanguíneos :  Opimo  est  apudGothos,  ab  antiqua  cog- 
natione  Mauros  consanguinit ate  propincuos  sibi  vocare  Se  sos- 
tris.  Con  tropas  de  Egipcios,  y  Africanos  estendió  sus  con- 
quistas hasta  la  Calchide,  y  el  Ponto,  y  de  esto  se  originó 
que  los  de  Colchos  usasen  la  circuncisión  con  los  Egipcios. 

<5)  No  se'  quaí  de  las  dos  expediciones  ha  sido  pri- 
mera ,  si  la  de  Sesostris  ,  ó  la  de  los  Getas  de  Gatulia. 
Pero  se',  que  los  Getas  del  Ponto  ,  y  otras  naciones  ve- 
cinas vinieron  en  tropel  á  España  al  comenzar  el  siglo  V.°, 
y  que  los  Wandalos  pasaron  á  la  África.  Por  eso  los  Go- 
dos creían  ,  que  los  Mauros  eran  sus  parientes,  y  subsis- 
tiendo esta  creencia  ,  ¿  quie'n  duda  que  serian  freqüentes 
los  casamientos  entre,  los  Godos  ,  y  primitivos  Mau- 
ritanos? 

66  Quando  Suevos  ,  Godos  ,  Scc.  entraron  en  Es* 
paña,  había  de  todas  naciones  en  ella  ,  aunque  todo  de- 
báxo  del  nombre  de  Romanos  ,  por  razón  de  la  sujeción 
al  Imperio.  No  faltarán  entre  estas  naciones  los  descen- 
dientes de  los  Mauritanos.  Éstos ,  y  los  Godos  se  reco- 
nocieron por  parientes,  se  amistaron  ,  y  al  fin  casaron 
reciprocamente.  Los  hijos  descendientes  ni  bien  eran 
Godos  ,  ni  bien  Mauros.  Eran  Mauro-Godos.  Por  no 
ser  Mauros  del  todo  los  llamaron  también  Maurellosy  y 
con  el  tiempo  volverían  á  llamarse  con  la  voz  com- 
puesta Mauro~GGthüs  ,  y  por  último  Maragatos.  Serán, 
pues  ,  los  Maragatos  con  este  sistema  unos  descendien- 
tes de  los  Mauretanos  primitivos  ,  y  de  los  primitivos 
Godos  parientes  entre  sí. 

6j  Los  Gotho-Mauros  ,  esto  es ,  la  mezcla  de  los 
Godos  con  los  Mahometanos,  sivienea  contra  los  Ma- 

Bb  2  ra^ 


ig6 

ragatos ,  casi  todos  los  Españoles  serán  Maragatos,  pues 
son  infinitos  los  casamientos  recíprocos  de  christianos 
con  Moros.  Abdallaziz  ,  según  el  Pacense  ,  tomó  por  una 
de  sus  mugeres  á  Egilona  ,  viuda  del  Rey  Don  Rodrigo. 
Que  los  Moros  ,  ó  Moras  se  volviesen  christianos ,  no 
quita  ,  ni  borra  la  descendencia  de  sangre.  Y  atendien- 
do á  la  esterilidad ,  y  poco  atractivo  que  tiene  el  país  de 
la  Maragatería  ,  se  debe  creer  ,  que  en  e'l  serian  muy  ra- 
ros esos  casamientos. 

58  En  tercero  lugar  se  podrá  considerar  la  voz  com- 
puesta Maragato  como  derivada  de  Mauro-Gato  ,  ó 
Mauro-Gaton.  El  Rey  Ordoño  I.°  empezó  á  poblar  la 
Ciudad  de  Astorga,  y  lo  encomendó  al  Conde  Don 
Goto  ,  ó  Gaton.  Era  este  Conde  nobilísimo  caballero  Ga- 
llego ,  cuñado  del  Rey  Don  Ordoño  I.° ,  y  tio  de 
San  Rosendo.  La  ocasión  de  poblar  á  Astorga  era  la 
mas  oportuna  para  colocar  Moros  cautivos  en  sus  mon- 
tañas ,  que  las  poblasen  ,  y  entonces  podrían  tomar  sus 
habitantes  el  nombre  de  Maragatos  ,  ó  por  Mauro-Gatos^ 
ó  por  Mauro-Gatos  ,  como  que  Don  Goto ,  ó  Gaton  ha- 
bía sido  el  diredor  para  que  las  dichas  montañas  se  po*¡ 
blasen  de  Moros. 

-  69  Pero  nada  de  esto  ha  habido  ,  y  aunque  el  son- 
sonete de  Mauro-Gatos  no  sea  opuesto ,  no  pasa  de  son- 
sonete. Goto  es  apellido  antiguo  ,  y  muy  noble  en  Gali- 
cia, como  me  convencí  habiendo  leido  el  Becerro  de  Sa- 
nios $  y  conocí  á  un  pobre  hombre  de  aquella  Abadía, 
cuyo  apellido  era  Gato.  Digo  esto  por  si  hace  mas  al  ca- 
so el  Goto  j  que  el  Gaton.  Es  fácil  desvanecer  ese  origen, 
si  hubo  conexión  entre  Maragato,  y  el  Rey  Mauregato, 
pues  ya  había  mas  de  60  años  que  habia  muerto  Maurega- 
to quando  D.  Ordoño  I.°  comenzó  á  poblar  á  Astorga. 

70     El   Obispo  Sebastian  Soto  refiere  tres  historias 
ele  Ordoño  I.° ,,  una  contra  los  Bascones  rebelados ,  y 


l97 

que  sujetó  á  su  Imperio.  Otra  contra  el  Moro  Muza  en 

la  Rioja  j  y  otra  contra  Coria  ,  y  su  Rey  Certi  j  y  aún 
tuvo  la  quarta  contra  Maceron  ,  Rey  de  Talamanca.  En 
la  primera  no  había  Moros  ,  sino  Bascones  vencidos.  En 
la  segunda  y  tercera  no  hubo  Moros  cautivos  5  y  en  la 
quarta,  aunque  los  hubo  ,  allí  los  vendió  como  Carne- 
ros. Reliquzum  vero  vulgus  cum  uxoribus  ,  &  filiis  sub  coro- 
na vendidit, 

7 1  Esto  prueba  ,  que  Don  Ordoño  I.°  no  necesitaba 
Moros  para  poblar  á  Astorga  ,  y  menos  á  sus  montañas, 
que  ya  estaban  pobladas  de  inmemorial.  Del  mismo 
Obispo  Sebastian  consta  ,  que  Ordoño  I.°  no  solo  pobló, 
ó  mandó  poblar  la  Ciudad  de  Astorga  ,  sino  también  las 
Ciudades  de  Amaya,  León,  y  Tuy.  ¿  Y  quie'n  no  ve'  que 
seria  una  garrafal  política  el  echar  mano  de  Moros  para 
poblar  estas  Ciudades?  El  modo  mas  suave  y  natural  de 
poblarlas  seria  haciendo  baxar  gente  de  las  montañas 
Vecinas. 

72  Para  la  Ciudad  de  Amaya  baxarian  de  las  mon- 
tañas de  Burgos  5  para  la  de  León  del  Valle  de  Buron,  Pa- 
jares ,  y  Bahías  5  para  Tuy  del  Suydo ,  Franqueara,  &c, 
y  para  Astorga  de  las  montañas  de  Leytariegos  ,  Mara- 
gatería  ,  y  Cabrera  alta.  Así  tan  lexos  estaba  de  poblar- 
se entonces  el  país  de  los  Maragatos,  que  antes  bien  de 
el  salió  gente  para  poblar  la  Ciudad  de  Astorga.  Hablo 
de  la  multitud  de  sus  pobladores ,  y  que  ya  fuesen 
christianos  viejos  ,  sin,  mezcla  alguna  de  Mahome- 
tanos. 

73  Pudiera  entretenerme  mas  en  proponer  otras 
convinaciones  para  el  origen  de  la  voz  Maragatos,  ó  co- 
mo simple  ,  ó  sencilla ,  ó  como  voz  compuesta  5  pero  me 
parece  que  sobran  las  propuestas  para  que  cada  uno  se 
incline  á  la  que  mas  le  gustare.  Y  si  ninguna  le  gusta, 
no  por  eso  hemos  de  reñir ,  pues  también  soy  yo  des- 

con- 


ip8 

contentadizo  ,  y  no  me  conformo  con  conjeturas  ,  y 
opiniones ,  y  menos  con  fábulas  mal  urdidas  ,  que  in- 
ventó la  ignorancia,  y  que  promueve  la  malignidad.  De- 
xo  ya  las  voces  ,  y  voy  á  las  cosas. 

74  El  vestido  de  los  Maragatos  aún  hoy  se  lleva 
la  atención  por  lo  singular  ,  y  extraordinario.  Y  harán 
muy  mal  los  Maragatos  en  intentar  mudarle.  Antes  bien 
atendiendo  á  alguna  pintura  de  los  siglos  pasados  ,  de- 
bían tentar  restituirle  del  todo.  El  Maragato  mas  infeliz 
trae  en  su  sombrero  piramidal ,  en  su  saco  r  ó  ¡aqueta 
cerrada  ,  en  sus  calzones  anchos,  en  sus  polaynas  ,  y  en 
en  su  gorguera  (  de  la  qual  han  apostatado  ya  muchos  ) 
una  visible  Carta  Executoria  de  su  suma  antigüedad  en 
España. 

75  Don  Vicente  Lastanosa  recogió,  y  estampó  en 
su  Museo  de  las  Medallas  desconocidas  Españolas  mu- 
chas monedas  Españolas  antiguas  ,  que  se  acuñaron  ,  y, 
usaron  á  los  principios  de  los  Romanos  en  España  ,  y  á 
lo  último  de  los  Cartaginenses.  Tienen  unos  caracteres 
clarísimos  en  la  grabadura,  pero  ininteligibles  para  leerse. 
Consiste  esto  en  que  se  perdieron  del  todo  la  lengua  ,  ó 
lenguas ,  que  entonces  se  hablaban  ,  y  no  ha  queda* 
do  Alfabeto  para  conocer  el  valor  de  los  caracteres. 

jó  Las  mas  tienen  de  un  lado  una  cabeza  ,  y  del 
otro  un  ginete  con  su  lanza.  He  reparado  ,  que  en  el 
adorno  de  la  cabeza  ,  y  en  una  ¡aqueta ,  se  parece  el  gi- 
nete á  un  Maragato  á  caballo  ,  y  sin  estribos.  Propongo 
y  señalo  al  le&or  once  ginetes ,  y  son  los  de  los  núme- 
ros 22  ,  42  ,  47,  50,  59,  74,  75,  82  ,  89,  y  114 
del  libro  de  Lastanosa,  para  que  se  vea,  que  el  vestido,  y 
sombrero  de  los  Maragatos,  es  casi  idéntico  con  el  trage 
de  los  antiguos  Españoles.  Esta  circunstancia  ,  en  asunto 
tan  árido  ,;  no  se  debe  mirar  como  indiferente.  El  sombre- 
ro jamas  ha  sido  adorno  de  la  cabeza  en  los  Mahome- 

ta- 


199 
taños  ,  ni  aún  de  los  Españoles  de  la  media  edad.  El  som- 
brero de  hoy  contradista  del  sombrero  de  los  Maragai 
tos  ,  es  de  reciente  data  >  no  tengo  presente  haber  leído 
la  voz  sombrero  con  ese  sentido  en  el  antiquísimo  Cas- 
tellano ,  y  aún  lo  que  es  mas ,  ni  la  voz  de  sombra. 
La  S  de  sombra  ,  de  algo  mas  viene  ,  que  de  umbra.  De 
hecho  leí ,  la  voz  de  solombra  en  el  Castellano  antiguo, 
por  sombra,  y  así  sombra  viene  de  sqIís  umbra.  El  adorno 
de  la*cabeza ,  y  defensivo  se  llamaba  gorra  >  y  si  era 
por  lluvias  ,  y  para  el  monte  se  expresaba  con  la, voz 
montera, 

77  Aquí  se  ofrecía  ocasión  de  referir  los  usos  ,  y 
costumbres  ,  alimentos  ,  ceremonias  ,  &c,  para  hacer  el 
cotejo  de  los  Maragatos  con  otras  naciones ;  pero  yo  vivo 
ignorante  de  todo  eso.  Solo  de  tránsito  pase  por  el  cami- 
no real  de  la  Maragatería.  Solo  he  observado  ,  que  son 
muy  reales  ,  senos  ,  secos  ,  y  taciturnos  ,  y  que  rara  vez 
he  visto  reír  á  un  Maragato  ,  y  hasta  ahora  á  ninguno 
he  visto  que  vaya  cantando  por  los  caminos,  como  les 
arrieros  de  otros  países. 

78  No  me  meto  aquí  en  el  estado  que  tienen  ,  ó 
debían  tener  en  el  estado  de  la  gerarquía  política  y  ci- 
vil. Se'  que  todos  los  Maragatos  forman  un  cuerpo  ,  que 
está  sujeto  á  la  Ciudad  de  Astorga  en  lo  Eclesiástico,  y 
en  lo  jurídico,  Lo  demás  no  es  de  mi  asunto.  También 
podre'  decir  ,  que  tomando  todas  aquellas  montañas  con 
las  caídas  al  Bierzo,  como  que  forman  el  antiguo  país  de 
los  Superados  de  Ptolomeo  ,  cuya  cabeza  era  Petabonio, 
ó  Ponferrada  5  no  se  hallará  igual  país  que  le  exceda  en 
número  de  Monasterios,  y  Heremitorios,  como  contaron 
y  ponderaron  Sandoval  y  Yepes. 

79  La  exemplar  devoción  con  que  todos  los  lugares 
de  la  Maragatería  se  juntan  para  llevar  en  procesión  á 
nuestra  señora  del  Castro  á  la  Catedral  de  Astorga  ,  no_ 

tie- 


2  00 

tiene  símil.  Hay  creo  tres  leguas  de  distancia  que  andar, 
y  no  obstante  quando  se  padece  alguna  aflicción  ,  por 
temporal,  hambre,  ó  peste,  pasan  aquella  milagrosa 
imagen  ,  que  es  como  el  Paladin  de  los  Maragatos ,  á  po- 
nerla patente  en  la  Catedral  Iglesia  por  algún  tiempo  ,  y 
no  la  vuelven  hasta  lograr  el  socorro  ,  y  la  protección. 
En  verdad  que  esta  tan  piadosa  costumbre,  que  los  Ma- 
ragatos observan  de  inmemorial ,  no  la  han  heredado  de 
los  Sarracenos ,  ó  Moros.  • 

80  Los  hombres  son  fuertes  y  robustos  ,  y  no  son 
menos  robustas ,  y  varoniles  las  mugeres.  Los  Astures  t 
que  en  la  guerra  Cantábrica  han  mostrado  tanto  valor, 
según  Floro  han  sido  los  Astorganos  ,  no  los  de  la  cam- 
piña ,  sino  los  que  habian  baxado  de  las  montañas  ve- 
cinas ,  quales  son  los  de  la  Maragatena ,  y  Leytariegos: 
Astures  :::  d  montibus  : : :  suis  descenderant.  Y  á  no  ser  por 
la  traición  de  estos  vecinos :  hubieran  acabado  con  los 
Romanos,  Orosio  perifraseó  á  Floro  ,  y  expresamente  po- 
ne tres  victorias  contra  Gallegos,  Astures ,  y  Cántabros, 
que  eran  tres  naciones  distintas ,  y  que  en  tiempo  de 
Orosio  eran  partes  de  Galicia  ;  Cantabri ,  &  Astures ,  Ga- 
¡acia  Provincia  ,  portio  sunt, 

8 1  En  las  guerras  contra  los  Gallegos,  juega  el  mon- 
te Medulio ,  que  Orosio  pone  sobre  el  Miño.  En  la  guer-i 
ra  contra  los  Astorganos ,  juega  el  rio  Astura  ó  Ezla ,  y 
la  Ciudad  Lancia  ,  que  ó  es  Coyanza  ,  ó  la  que  después 
fue  León.  Y  en  la  guerra  contra  los  Cántabros  juega  el 
monte  Vinnio,  que  no  se'  qual  es  ;  pero  se  qual  no  pudo 
ser.  No  disputo  el  mayor  ó  menor  valor  de  las  tres  na- 
ciones en  aquel  tiempo.  Digo  sí ,  que  los  montañeses  As- 
torganos no  han  sido  los  últimos  en  el  esfuerzo ,  y  si 
hoy  volviesen  los  Romanos  á  acometer  á  los  Maraga- 
tos con  armas  iguales,   y  sin  traición,  llevarían  que 

rascar. 

No 


201 

82  No  debo  negar  que  los  Maragatos  que  no  tragi- 
nan  lo  pasan  con  bastante  estrechez  y  pobreza.  Y  no  se 
si  el  ser  tan  frugales  es  por  miseria,  ó  por  costumbre.  Es- 
ta vida  ,  el  empleo  de  los  hombres  ,  lo  singular  de  su  tra- 
ge ,  el  no  mezclarse  con  otras  familias ,  y  sobre  todo  el 
no  aspirar  á  empleos  grandes  ,  todo  habrá  concurri- 
do para  introducir  ,  y  promover  la  fábula  supuesta  ,  pa« 
ra  que  los  Idiotas  miren  á  los  Maragatos  como  que  son 
siervos ,  y  esclavos  de  los  demás.  Yo  pienso  de  distinto 
modo. 

8  3  Los  hijos  de  Jacob  ,  que  por  causa  de  la  ham- 
bre baxaron  á  Egipto  ,  eran  libres  ,  vigenuos ,  y  nobilí- 
simos ,  y  al  fin  el  Pueblo  escogido  de  Dios.  Mientras  vi- 
vió Joseph ,  y  el  Rey  Faraón  ,  que  le  estimaba  ,  lo  pasa-< 
ron  bien.  El  Faraón  que  le  succedió  ,  cogió  un  odio  in-i 
fernai  contra  los  Israelitas.  Viendo  que  multiplicaban  mu- 
cho ,  procuró  por  todos  modos  aniquilarlos ,  pero  quan- 
to  mas  se  esmeraba  en  esto  ,  tanto  mas  se  multiplicaban., 
El  último  desprecio  entre  los  Egipcios  era  un  Hebreo^ 
y  para  abultar  el  vilipendio  ,  solo  se  permitía  á  los  He-i 
breos  el  oficio  de  hacer  ladrillos  ,  y  bodoques.  Dábase- 
Íes  tanta  paja ,  y  se  les  imponía,  el  tributo  de  fabricar 
cada  dia  tantos  ladrillos.  Esto  era  con  el  único  fin  de  que, 
se  aburriesen  ,  y  saliesen  del  país. 

84  Pero  viendo  el  Rey  que  cumplían  con  el  tribuH 
to,  y  no  se  aburrian  ,  mandó  que  no  se  les  diese  la  pa^ 
ja  ,  sino  que  ellos  la  buscasen  ,  y  cogiesen  ,  y  que  coa' 
todo  eso  cumpliesen  con  el  ¡tributo  diario  de  dar  fabrica^ 
dos  tantos  ladrillos. 

8j  No  pudieron  ios  Israelitas  aguantar  ya  tanto 
tributo  ,  y  así  clamaron  á  Dios  ,  quien  ai  fin  los  sacó 
de  aquel  cautiverio.  Pregunto  :  ¿quién  inferirá  de  aquel^ 
Vilipendio  q,i}.e   padecían  los  Hebreos  %  ya  por  tales ,  ya; 

Tom.  Vf.  Ce  pos 


202 

por  su  pobreza  ,  ya  por  su  empleo  ,  que  eran  viles ,  ó 
descendientes  de  tales  ?  Veamos  como  ellos  mismos  se 
cobraron  después  del  vilipendio. 

$6  Bien  sabido  es  el  chistoso  arbitrio  que  usaron 
los  Gabaonitas  para  que  Josué'  no  los  expeliese  de  su 
propio  país.  Habiendo  oído  que  Josué'  iba  matando  ,  ó 
arrojando  del  país  á  todos  los  pueblos  que  se  le  ponian 
delante ,  se  disfrazaron  unos  Gabaonitas  con  zapatos 
viejos ,  ropa  rota  ,  y  pan  duro  ,  fingiendo  que  venian 
de  luengas  tierras.  Presentáronse  á  Josué'  diciendo  ,  que 
deseaban  su  amistad  ,  y  que  siempre  le  servirían.  Estos 
fio  vivian  lexos  de  donde  vivia  Josué' ,  y  creyendo  este 
que  los  tales  habian  venido  de  longas  tierras  ,  fuera  de 
la  tierra  de  Promisión  ,  atendiendo  á  lo  estropeados  que 
venian  ,  los  admitió  á  su  alianza  ,  y  afirmó  su  palabra 
con  juramento. 

87  Tardó  poco  en  descubirse  la  ingeniosa  impostura 
de  los  Gabaonitas  5  y  como  Josué'  no  podia  quebrantar 
el  juramento ,  ni  debia  admitirlos  á  la  Gerarquía ,  y  em- 
pleos de  los  Hebreos  :  tomo  el  medio  de  admitirlos  con 
solo  el  oficio  de  servir  siempre  ,  porteando  la  leña  ,  agua, 
y  otras  cosas  precisas  para  el  servicio  del  Tabernáculo. 
Así  se  conservaron  los  Gabaonitas  mucho  tiempo.  Pre- 
gunto :  ¿  Ese  baxo  empleo  que  tenian  ,  los  quitó  el  ser  los 
primitivos  habitantes  del  país?  ¿Quie'n  no  diría  entonces 
que  los  Hebreos  eran  los  advenedizos  ,  y  que  solo  los  Ga- 
feaonkas  eran  los  naturales  ?  Los  mismos  Hebreos  volvie- 
ron á  ser  el  vilipendio  entre  los  Romanos  después  de  la 
ruina  de  Jerusalen. 

88  En  esto  se  prueba  la  visicitud  de  los  honores ,  y] 
vilipendios.  Apenas  hay  nación  culta  que  no  tenga  sigi- 
ladas algunas  generaciones  para  los  empleos  humildes. 
Los  de  Thesaiia  se  llamaban  Penes  tas.  Los  de  Creta  Cla« 

ro3 


203, 

rotes,  y  Mnoytas.  Los  ele  Mayardía  Doriptioros.  Los 
de  los  Griegos  Giminites.  Los  de  los  Sidonios  Carinopho- 
ros.  Y  los  de  los  Lacedemonios  Helotes.  Todo  consta  de 
Julio  Polux  ,  y  consta  de  Ateneo  ,  que  los  Helotes  esta- 
ban en  el  último  vilipendio  entre  los  Lacedemonios.  Estos 
no  se  mezclaban  con  ellos  ,  y  debian  los  Helotes  traer  ua 
visible  distintivo  en  la  cabeza,  y  en  el  trage;  y  lo  mas  re- 
parable es ,  que  los  Helotes  también  eran  Lacedemonios 
de  la  Ciudad  de  Helos,  Ammonio  ,  corregido  por  Meru- 
sio  ,  dice  que  los  Helotes ,  eran  unos  que  se  habían  cogi- 
do en  la  guerra.  ¿  Y  quien  no  ve  que  esta  razón  no  podia 
producir  tanto  vilipendio  ,  siendo  los  Helotes  tan  honra- 
dos como  los  Lacedemonios,  y  toda  su  generación? 

8p  Parece  providencia  de  Dios  ,  que  á  los  que  mas 
afe&an  dominios  exorbitantes,  y  distintivos  disparatados, 
se  les  pague  en  la  misma  moneda.  ¿Que  papel  hacen 
hoy  los  Judios ,  Griegos,  Lacedemonios,  Romanos,  &c? 
La  servidumbre  de  los  Helotes ,  me  trae  á  la  pluma  lo 
que  se  dice  de  los  Agotes.  Tan  obscuro  es  el  origen  de 
estos,  como  el  de  los  Maragatos.  En  la  garganta  de  los 
Pirineos ,  en  el  Bearnes  ,  y  en  la  Bretaña  hay  un  ge'nero 
de  gentes  ,  ó  familias  que  los  demás  los  miran  como  le- 
prosos. Los  llaman  en  Bretaña  Cacosos  ,  Cagotes  ,  en  el 
Bearnes  ,  y  generalmente  Agotes. 

90  Entre  los  Agotes ,  y  ios  que  no  lo  son  ,  hay  un 
odio  reciproco  5  pero  los  Agotes  ,  como  parte  mas  flaca, 
están  siempre  debaxo  ,  jamas  se  mezclan  por  casamien- 
to ,  y  menos  en  la  Iglesia ,  en  donde  los  Agotes  deben 
orar  á  los  pies  del  templo.  Ni  comercio  ,  ni  cultivo  de 
tierras  se  les  permite  á  los  Agotes ,  á  no  ser  el  comercio 
en  lino  ,  y  cáñamo  ,  y  el  cultivo  de  un  huertecillo.  De- 
ben traer  los  Agotes  un  distintivo  en  el  trage  ,  como  los 
Helotes ,  y  como  en  algunos  países  los  Moros ,  y  los  Ju* 

Ce  2  dios. 


204 

dios.  Víernat  trata  de  Agotes ,  no  le  tengo  á  mano ;  pe- 
ro si  á  Ducange,  en  que  he  leído  las  voces  Agota,  Agotí?- 
Cacosi ,  y  Cagoti. 

9 1  Dicese  que  Agota ,  significa  sinagoga  de  Judíos; 
pero  que  se  inclina  Ducange  ,  á  que  los  Agotes  son  rehV 
quias  de  los  Godos.  Es  constante  ,  y  siendo  así ,  mas 
dignos  de  aprecio  son  los  Agotes  que  de  vilipendio. 

92  Añádese  que  los  Agotes  se  llamaban  por  despre- 
cio Christianos ,  y  así  los  Agotes  descendiesen  de  Chris- 
tianos  Godos ,  se  debian  reir  de  todos  los  que  los  des- 
precian. Si  Christiano  quiere  decir  entre  los  que  despre- 
cian á  los  Agotes,  Christiano  nuevo  ,  por  Judio  ,  ó  Ma- 
hometano recien  converso ,  ó  esa  historia  de  los  Agotes 
es  moderna ,  ó  ya  los  Agotes  contarán  muchos  siglos  de 
ser  christianos  ,  y  serán  Christianos  viejos. 

93  Para  ser  Christianos  nuevos  los  Agotes  ,  es  preJ 
ciso  señalar  la  e'poca ,  en  que  han  comenzado  á  serlo.  A' 
mí  se  me  ofrece  una  sacada  del  Judio  Ganz  ,  que  refiere 
todas  las  persecuciones  que  han  padecido  los  Judies, 
Dice  ,  pues ,  que  el  año  de  1 3  2  8  de  Christo  ,  se  amoti- 
nó el  vulgo  de  Francia  ,  y  que  mató  seis  mil  Judios  ,  ó 
cerca  en  el  Reyno  de  Navarra  :  Surrexit  vulgus  in  Galia, 

~ut  delerent  omnes  judaos  ,  qui  in  regno  Navarra  erant ,  & 
trucidavit  ex  iis  circiter  6%Judaos. 

P4  No  hay  que  estrañar  hubiese  tantos  judios  en 
aquel  país ,  pues  entonces  vivían  en  España  con  libertad, 
y  con  el  exercicio  de  su  Religión  ;  y  asimismo  los  había 
en  Navarra  en  el  siglo  XII.0 como  consta  del  Ravino  Ben- 
jamín de  Tudela ,  famoso  viagero  entonces,  y  grande 
embustero,  y  ponderativo  de  las  cosas  de  sus  Hebreos.  Y 
por  ofrecerse  aquí  la  ocasión  de  deshacer  un  garrafalísi- 
mo error  de  un  autor  moderno  y  clasico ,  digo  que  el 
Ingles  que  explicó  las  ruinas  de  Palmira  ,  en  un  magni- 

fi- 


20J 

rfico  tomo  en  folio  ,  confundió  la  Ciudad  de  Tuy  en  Ga- 
licia ,  con  Tudela  de  Navarra.  Supone  que  el  Ravino 
Benjamín  era  de  Tuy  ,  siendo  inconcuso  que  era  de  Tu- 
dela de  Navarra  ,  como  el  mismo  lo  dice  en  sus  viages 
en  Hebreo  ,  que  traduxo  en  Latín  Arias  Montano  ,  y 
que  después  sacó  á  luz  en  Hebreo  Latino  Constanti- 
no L.°  Empereur.  Citase  Benjamín  Tudelense  ,  y  el  In- 
gles creyó  que  era  Tudense ;  ó  de  Tuy. 

95      Es  natural  que  los  Judíos  que  pudieran  escapar 
de  la  ira  del  pueblo  ,  se  esparciesen  ,  y  refugiasen  á  los 
pueblos  vecinos ,    ó  como  Judíos ,  ó  como  falsamente 
conversos ,  queriéndose  avecindar  ,  y  ó  no  serían  admi- 
tidos ó  los  admitirían  con  condiciones  ignominiosas.  Pa- 
sados ciento  y  ocho  años ,  quisieron  estos  Agotes  levan- 
tar cabeza  e  igualarse  con  los  demás ,  y  aún  excederles, 
como  consta  del  Synodo  Treconense,  en  el  qual  se  halla 
un  decreto  de  Rodulfo  Obispo  ,  su  fecha  de  mil  quatro- 
cientos  treinta  y  seis  ,  por  el  qual  manda  ,  que  los  Ago- 
tes vuelvan  á  su  servidumbre  antigua ,  y  á  vivir  sin  co- 
mercio con  los  demás.  Supone  el  Obispo,  que  los  tales 
eran  Judíos. 

p5  Así  la  voz  Agote  ,  se  debe  buscar  en  la  Lengua 
Hebrea.  Quando  los  Judíos  vivían  libres, no  se  recataban 
en  referir  algunas  voces  de  su  Ley  ,  y  como  no  las  en- 
tendían los  Christianos  ,  usaban  de  ellas  para  injuriarlos. 
Torach  significaba  el  Pentateuco ,  ó  la  ley  de  Moyses. 
Vara  ,  significa  creavit ,  y  alude  al  principio  del  Génesis, 
Vara  elobim.  Hallanse  estas  voces  en  Castellano  antiguo, 
y  por  el  sonsonete  de  Torach  al  Toro  ,  ó  Becerro  de 
Aaron  ,  toreaban  los  Christianos  á  los  Judíos ,  creyen- 
do que  los  llamaban  Idólatras ,  siendo  la  ley  el  significa- 
do de  Torach. 

fj     Ademas  de  la  Míschna  ó  Talmud  ,  tenían  y  tie- 
nen 


20  6 

nen  los  Judíos  el  Agadotli ,  ó  Colección  ele  las  Alego-í 
rías  del  Talmud  ,  y  hay  muchos  comentos  Ravinicos 
sobre  el  Agadoth.  Los  Christianos  que  oían  repetir, 
Agadoth ,  y  Agadotha  ,  y  que  no  entendían  ,  por  inju- 
riarles llamáronles  Agadothes,  y  con  el  tiempo  Agotes, 

98  Esto  se  prueba  ,  porque  los  Agotes  ,  para  des^ 
quiciarse  ,  llaman  á  los  que  no  lo  son  Pelludtos  ,  ó  Pilo- 
sos ,  ó  Felpudos  ,  no  como  que  eran  los  Galios  Comatos, 
que  esto  no  seria  injuria  ,  sino  como  que  son  Nazarenos, 
ó  Christianos  ,  (que  entre  los  Judios  son  Sinonomos  alu- 
ditivos)  que  dexaban  crecer  el  cabello. 

99  Ducange,  ó  por  citar  con  mas  exá&itud,  los  Bene» 
dicünos  que  le  adiccionaron  ,  prueban  que  Agotha  signi^ 
fica  la  Sinagoga  de  los  Judios,  y  que  será  del  Griego  Ago- 
ra, que  significa  Forum ,  ó  Congregación  5  pero  tampoco 
yendria  mal  de  Agadoth  ,  cuya  raiz  Hebrea  es  Agaz 
Coligere  ,  si  bien  Bustosio  explica  á  la  "larga  la  signifi- 
cación literaria  de  Agadoth  en  la  raiz  de  Nagad.  La  voz 
Cagoti ,  ó  Cacosi  no  viene  del  verbo  correlativo  de  co- 
mer ,  sino  de  Cascos  ,  y  de  este  Cacosomium  ,  que  signi- 
fica enfermo  ,  ó  cuerpo  leproso.  Tienense'  á  los  Agotes 
por  leprosos ,  y  que  huelen  mal ,  lo  que  muchos  creen 
de  los  Judios  de  hoy. 

100  Si  los  Agotes  son  leprosos ,  ó  expuestos  á  pa- 
decer esta  enfermedad  ,  es  muy  justo  que  vivan  separa- 
dos, sin  comunicarse  con  los  sanos  i  pero  la  lepra  no 
prueba  Judaismo.  La  lepra  no  viene  de  infección  moral, 
sino  física  de  la  sangre.  Suele  heredarse  esa  infección  ,  y. 
de  seguro  suele  residir  en  tal  ó  tal  generación. 

10 1  En  este  concepto  digo ,  que  en  tiempo  antiguo 
estuvo  España  apestada  de  Agotes.  Habia  (  y  hoy  hay, 
algunos  )  infinitos  hospitales  de  Leprosos ,  en  los  que  es- 
tos vivían  separados ,  y  fuera  de  los  pueblos.  A  estos  lla- 
ma- 


2  O/ 

maban  Malatos ,  Lazarados ,  Leprosos  ,  y  quando  la  le- 
pra se  exaltaba  al  último  grado,  se  llamaban  Gafos  esos 
enfermos  ,  y  correspondía  esa  enfermedad  á  la  Ele- 
fantiasis. 

102  Ya  por  las  Leyes  de  las  Partidas  se  declara 
por  una  de  las  mayores  injurias  el  llamar  á  un  hombre 
Gafo.  Pablo  Merula  en  la  descripción  de  la  Gascuña  di- 
ce ,  que  los  Agotes  se  llaman  Capots ,  y  en  algunas  par- 
tes Gahets.  Múdese  la  h  en  f ,  y  tendremos  Gafetes,  Ga- 
fotes  ,  ó  Gafos.  Por  tales  los  tiene  Merula.  Habetur  pro 
lepra  infettum.  No  se'  si  ha  sido  primero  la  voz  Gahets ,  ó 
la  voz  Gafets.  Creeré,  que  Gafos,  Gafets ,  Gahertos, 
y  Gagots  todos  vendrán  de  una  misma  raiz  ,  y  que  sig- 
nifican los  Agotes.  En  algunas  Marinas  de  Galicia  inju- 
rian á  los  Marineros  llamándoles  Cagotes,  y  á  los  de 
tierra  Gafos  ,  ó  descendientes  de  ellos. 

103  Los  Marineros  ,  ó  Maritanos  están  mas  ex- 
puestos al  escorbuto  ,  y  por  consiguiente  á  adolecer  de. 
Gafos.  Por  mucha  adversión  que  haya  en  las  gargantas 
de  los  Pirineos  á  los  Agotes ,  es  sin  comparación  mayor 
la  que  los  Gallegos  tienen  á  los  Gafos ,  ó  á  sus  Agotes ,  ó 
Gafotes.  Alcance  dos  ó  tres  que  los  tenian  reclusos  en 
una  jaula ,  ó  toril  de  madera  á  los  pies  de  la  Iglesia, 
que  servia  á  los  leprosos ,  que  aún  no  tenian  la  Gafesad, 
ó  Gafura.  Ya  dixe  que  la  Lepra ,  ó  Gafedad  no  tiene 
conexión  con  la  sangre  de  Judios ,  aunque  los  Judíos, 
Moros ,  y  Orientales ,  por  mas  expuestos  á  peste,  son 
mas  expuestos  á  lepra. 

104  Podrá  ser  uno  noble,  christiano  ,  y  virtuoso  ,  y 
padecer  la  lepra.  Al  Rey  de  Judá  Azadas  le  castigólos 
con  la  lepra  :  Fuit  leprosus  usque  in  dkm  mortis  sua  ,  $* 
habitabat  in  domo  libera  Seorson. 

105  Así ,  pues ,  aunque  los  sanos  deben  poner  mu- 

cha 


2Ó8 

cha  cautela  en  retirarse  ele  íos  leprosos ,  y  gafos ,  no  por 
eso  los  deben  vilipendiar  ,  pues  son  acreedores  á  la  ma- 
yor caridad,  y  compasión  christiana  de  los  sanos.  Hace 
años  que  la  lepra  ya  no  es  tan  común  en  España  ,  des- 
pués que  no  son  tan  comunes  los  baños  públicos  5  pero 
succedió  en  su  lugar. la  lepra  Venérea  ,  que  al  principio 
se  creyó  ser  gafedad  ó  Elephanteasis.  El  primer  buboso 
de  España  ha  sido  el  Portugués  ,  y  Docto  Arias  Barbo- 
sa ,  como  consta  de  su  confesión,  y  de  la  respuesta  que  le 
escribió  Pedro  Mártir  de  Anglería  el  año  de  1488  ,  an- 
tes de  que  hubiese  noticia  de  la  America  en  el  mundo.. 
El  mismo  Pedro  Mártir  baptiza  esta  enfermedad  con  los 
nombres  de  bubas,  en  Castellano,  Morbo  Gálico,  en  La- 
tin,  y  Elephanteasis  en  Medicina.  Así  los  que  dicen  que 
las  bubas  vinieron  de  la  America  á  Europa ,  deben  depo- 
ner ese  error  palmario. 

106  No  hay  asunto  mas  fecundó  para  escribir  ,  que 
el  que  no  tiene  razón  fixa  para  probarse.  La  verdad  es 
una  ,  y  las  conjeturas  ,  ó  probabilidades  son  todas  unas 
é  infinitas.  Tomé  el  asunto  del  origen  de  los  Maragatos, 
y  se  me  presentó  sin  querer  el  del  origen  de  los  Agotes. 
Si  se  supiese  de  fixo  el  origen  de  los  dos  e'ntes  problema- 
ticos  ,  bastaba  una  hoja  para  dar  noticia  de  ellos  ,  y  ya 
llevo  escritas  tantas  ,  y  nada  tenemos  de  fixo.  Propuse  sí 
los  Agotes  serian  descendientes  de  Judios ,  si  descendien- 
tes de  leprosos ,  ó  gafos.  Falta  probar  ó  tentar  si  sondes- 
cendientes  de  los  primeros  Gitanos,  que  se  aparecieron  en 
España. 

107  Y  aquí  se  me  ofrece  otra  mas  difícil  question  so-J 
bre  el  origen  de  los  Gitanos.  Pero  no  debo  insistir  en  eso, 
sino  en  si  ios  Agotes  son  originarios  de  los  Gitanos.  So- 
bre el  origen  de  estos  hay  mucho  escrito  ,  y  nada  cier- 
no. El  liustrísimo  señor  Feyjoó  ,  en  el  tomo  II.,  y  en  ei 

IX. 


209 
IX.  de  su  Teatro  Crítico  dice  bastante ;  y  el  sistema  que 
propone  de  Wagenselio ,  favorece  á  ios  que  dixeren  ,  que 
los  Gitanos  vinieron  á  parar  en  ser  Agotes.  Los  años  no 
deshacen  partido.  La  peste  universal :  el  echar  la  culpa  i 
los  Judíos,  que  habian  envenenado  los  alimentos  :  la  per- 
secución contra  ellos ,  y  el  retirarse  estos  á  alguna  cueba, 
todo  sucedió  el  año  de  1348.  'Y  en  este  mismo  año," 
también  los  Christianos  se  refugiaron  debaxo  de  tierra, 
huyendo  de  la  peste,  como  expresamente  lo  refiere  Bo- 
cado al  principio  de  su  Decameron. 

108  Entonces  los  Judios  de  Alemania  ,  según  Wa- 
genselio se  refugiaron  á  una  gran  cueba,  huyendo  no  so- 
lo de  la  peste  ,  sino  mucho  mas  de  la  persecución  de  los 
Christianos. 

109  Por  los  años  de  mil  quatrbcientos  diez  y  siete 
salieron  de  la  cueba  ,  y  macilentos,  andrajosos  y  desfigu» 
rados ,  se  esparcieron  por  Alemania  ,  y  por  todo  el  mun- 
do,  ocultando  el  que  eran  descendientes  de  los  Judios, 
por  evadirse  de  la  persecución  ,  y  fingiendo  que  venían 
de  Egipto  ,  y  que  Dios  les  habia  condenado  á  andar  er- 
rantes. En  esta  impostura  ,  imitaron  á  los  Gabaonitas ,  y 
en  refugiarse  á  las  cuebas  á  los  Macabeos. 

lio  El  año  de  mil  quatrocientos  treinta  y  seis  ,  se 
publicó  el  Sínodo  contra  los  Agotes  ,  que  á  lo  que  creo 
eran  los  dichos  Gitanos  ,  establecidos  ya  en  Francia.  Coc- 
ino estos  Gitanos  inundaron  la  Europa,,  tomaron  dife-« 
rentes  nombres  ,  v.  g.  Germanos ,  Bohemios  ,  Zíngaros» 
Egipcios,  ó  Gitanos.  Su  lengua  no  tiene  origen  ,  pues 
solo  es  una  gerga  ,  ó  gerigonza  de  voces  fingidas  ,  y  de 
voces  vulgares  ,  y  desfiguradas.  Todio  Ludulfo  sabía 
veinte  y  quatro  lenguas.  Recogió  algunas  voces  de  los 
Cíngaros,  pero  no  pudo  hallar  origen  en  alguna  lengua 
conocida.  Juan  Hidalgo  sac9  el  Bocabulaiio  de  las  voces 

Tom,  V*  Dd  que 


2  10 

que  usan  los  Gitanos  en  España  ,  y  Wagenselio  recogió 
algunas  vozes  Hebreas  para  fixar  su  sistema. 
*  n  i  Estos  mendigos  errantes  y  embusteros  ,  Judíos 
de  corazón  ,  Christianos  de  boca  ,  Alemanes  de  Patria, 
Egipcios  de  impostura  ,  ladrones  de  oficio  ,  y  casi  lepro- 
sos ó  fe'tidos  de  miseria  ,  ó  siguiendo  el  sistema  común, 
Egipcios  de  nación  ,  esos  digo  vendrían  á  parar  al  país, 
en  donde  liay  hoy  Agotes  ,  y.  avecindados  allí ,  incur- 
rirían en  la  abominación  ,  odio,  desprecio  ,  y  horror  de 
los  naturales,  y  como  decían  que  eran  Egipcios ,  de  estos 
tomarían  el  nombre  de  Agotes. 

112  Escaligero  de  Emendatione  ,  pag.  705  ,  creyó 
que  los  Coptos  tomaron  el  nombre  de  la  Ciudad  de  Cop- 
to  en  Egipto.  Después  se  retractó  ,  y  dice  que  vienen  de 
la  misma  voz  Egiptos.  Son  los  Christianos  Cismáticos 
de  Egipto  ,  llamados  Coptos  ,  con  lengua  y  ritos  espe- 
ciales. Los  Avisinos  los  llamaban  Giptu ,  ó  Gupti.  Así 
esta  voz  es  truncada  de  la  voz  entera  Egipto  ,  y  por  lo 
mismo  se  podrán  llamar  Egiptos ,  Aguptus  ,  Agotos  ,  y 
Agotes.  Los  Mahometanos  ios  llaman  Aleupti-,  con  que 
para  tratar  los  Franceses  á  los  Zíngaros  de  Egipicocos 
y  Gitanos  ,  ó  porque  lo  eran  ,  ó  porque  lo  fingían, 
los  llamaron  Agoptos ,  ó  Agotes.  Y  por  la  misma  razón 
los  llamarnos  los  Españoles  ,  Agiptos  ,  Agiptanos  ,  y  Gi- 
tanos. 

113  Según  lo  dicho  no  sobra  en  las  Castillas  otra 
cosa  que  Agotes  ,  ó  descendientes  de  ellos ,  con  el  nom- 
bre de  Gitanos ,  y  si  con  estos  se  usare  la  precaución 
que  hay  contra  los  Agotes  ,  estarían  mas  seguros  los 
caminos. 

114  He  tocado  esto  de  los  Agotes  ,  por  si  alguno 
movida  dc\  sonsonete  ,  ha  comparado  á  los  Maragatos 
con  ios  Agotes  ,  creyendo  que  eran,eorao  Mar  ,  ó  Ma? 
.  t. r ■  ,, '  ■         ja- 


211 

ragbtes ,  sin  advertir  que  los  Agotes  nunca  han  sido 
Moros  ,  pues  tienen  su  origen  ,  ó  de  algunas  familias 
leprosas  ó  gafas  ,  ó  de  los  Judíos  refugiados  de  la  perse- 
cución ,  ó  de  los  Gitanos  de  siglo  XIV,0,  ó  de  otros  que 
tuviesen  las  tres  circunstancias. 

115  Digo,  pues,  en  conclusión  que  los  Maragatos* 
son  tinos  hombres  como  los  demás.  Que  en  su  vida,  trages, 
y  costumbres ,  representan  á  los  Españoles  antiguos.  Que 
así  ellos  como  los  Vaqueros  se  exercitan  al  modo  de  los 
antiguos  pastores  y  labradores.  Que  en  su  origen  nada 
tienen  de  Judíos,  pues  estos  no  aspiran  á  cultivar  las  utili- 
dades de  los  que  las  cultivan  ,  y  á  recoger  todo  el  dine- 
ro de  los  estados.  Que  nada  tienen  los  Maragatos  en  su 
origen  del  Mahometismor  Que  no  son  descendientes  de 
leprosos  y  gafos  ,  pues  lo  repugna  su  país  frió  ,  y  su  vida 
frugal.  Que  no  tienen  sangre  de  Gitanos ,  pues  estos  se^ 
anidan  en'  las  Ciudades  con  el  risible  título  de  avecin- 
dados ,  y  salen  á  robar  á  los  caminos ,  con  título  dé  una 
impune  tolerancia,  que  por  lo  dicho  ni  aún  remota  se-i 
mejanza  tienen  con  los  Agotes. 

1 1 5  Que  si  los  que  no  son  Maragatos  ni  Vaqueros, 
no  hacen  alianzas  de  casamientos  con  ellos,  tampoco 
ellos  los  quieren  admitir,  por  no  bastardear  de  su  origen. 
Que  han  hecho  admirablemente  en  mirar  estos  añoscot* 
enojo  á  un  .  Maragato  que  se  habían  casado  en  Madrid- 
hasta  que  él ,  y  su  muger  aburridos  con  el  desprecio  ,  se 
salieron  del  país.  Que  si.  su.  empleo  de  servir  al  público 
en  cosas  humildes ,  se  ha.  de  mirar  con  desprecio-,  será- 
preciso  que  los  que  habitan  la  cordillera  de  montes  des- 
de  los  Pirineos  hasta  el  Occeano  Occidental ,  ó  dexen  sus 
empleos ,  y  oficios  serviles ,  ó  hayan  de  pasar  por  Ma-*- 
ragatos,  f       t  ....  1 

117     En  quanto.ál  nombre  de.  Maragatos  escogerá 

Dáz  el 


:2  12 

<el  ledor  el  que  íQicjor  le  pareciere  de  tantos  como  proble- 
máticamente he  propuesto  para  exornar  este  papel.  A 
ninguno  pienso  preocupar  con  mis  reflexiones.  Quando 
por  falta  de  reflexión  vivia  yo  preocupado  del  mismo 
error  común  ,  escribí  un  pliego  sobre  la  Cruz  de  Fer- 
ro ,  que  está  encima  de  Fonzabadon.  En  e'i  propo- 
nia  ,  que  el  echar  allí  la  piedra  en  el  montón,  y  ha- 
cer no  se'  que  votos ,  se  executaba  al  rebes  ,  pues  no  los 
,<jue  vienen  de  Galicia  ,  sino  los  que  van  allá  ,  y  en  es- 
pecial á  Santiago  ,  deben  cumplir  con  aquellas  cere- 
monias. 

1 1 8  i  El  viage  antiguo  que  por  la  Maragatería  guiaba 
á  Santiago,  se  llamaba  el  lugar  que  está  antes  de  Fonzaba- 
don ,  caminando  desde  Astorga  :  Raphanelus  qui  capti* 
<vus  cognominatus  est.  Y  esto  ya  en  el  siglo  XIII.0 ,  y  es 
sin  duda  el  lugar  de  Banabal  ,  pues  no  hay  otro  antes 
de  Jonzabadon  en  aquella  vereda.  Este  se  llama  Rabanal 
del  camino  ó  distancia  de  Rabanal  el  viejo  ,  que  está  al 
Nort,e.  La  voz  captivus  me  inclinó  á  creer;  entonces  el 
error  común  ,  del  qual  he  revenido  ya  después  que  he 
escrito  este  papel. 

,  119  Bien  está  que  un  tal  Raphanelo  fundase  aquel- 
lugar  ,  pero  ni  ese  nombre  es  de  Moro ,  ni  el  captivus  lo 
prueba.  En.  instrumento  de  setecientos  sesenta  y  tres,  que 
pone  Sandoval ,  y  está  en  la  mantaña  ázia  Laredo  ,  fir- 
ma un  Don  Retphano  Abad  5  y  Raphanelo  es  su  dimi- 
nutivo. Captivos  se  llaman  por  mote  ,  los  que  están  cau^ 
tivos  en  poder  de  moros  5  y   así  no  hay  duda  en.  el 

texto.  :    '    < 

5  120  Finalmente,  para  fixat  en  algo  digo  ,  que  los 
Maragatos  son  los,  Maur  ellos  del  Concilio  de  Hugo,  an- 
tes de  Mahoma  ,  no  por  alusión  á  Nación  ,  sino  a  Mau- 
ms ,  cokr.  Los  tylaragatos,  y  en  especial  ios  Astorganosy' 


u 


2I3 

de  la  Campiña  ,  son  de  un  color  pardo  ,  fusco  y  atezado; 
y  de  este  color  Cno  del  negro)  tomaron  el  nombre.  Y  esta 
es  mi  conclusión ,  Ínterin  me  instruyo  de  mas  ciertas 
noticias. 

\  121  Mas  por  si  algún  crítico  Astorgano  informado  ya 
de  los  tres  requisitos ,  puestos  en  los  números  4,5,  y  6" 
gustare  de  que  en  las  montañas  de  la  Maragatería  hu- 
biese Mauritanos  Gentiles  ,  antes  de  los  Suevos ,  le  citare 
un  texto  para  que  le  aproveche.  En  Ponferrada  residia  el 
Tribuno  de  la  segunda  Cohorte  de  Legión,  y  se  llamaba: 
Flavia  Pacationa  ,  dicho  así ,  según  Parcinoto  ,  6  Pacacia: 
Urbe  Mauritania ,  y  porque  esta  Cohorte  se  compondría 
de  Mauritanos ,  colocados  estos  en  Ponferrada  ,  se  ex- 
tendieron por  aquellas  montañas ,  y  poblarían  como  los 
de  la  Legión  poblarían  á  León. 

122  El  que  puesto  en  la  Cruz  Ferro  mira  á  Astor- 
ga ,  que  dista  quatro  leguas ,  tiene  á  su  izquierda  el 
Valle  de  la  de  Tegera  ,  y  no  lejos  el  lugar  de  Peybueno. 
Esta  voz  alude  á  Petabonio  á  Ponferrada.  Acaso  algunos 
soldados  estarían  apostados  como  atalayas  en  Peybueno, 
sitio  propio  para  eso.  Por  razón  del  país  de  donde  eran 
los  soldados  ,  que  era  Pacati ,  se  llamarían  como  hoy  se 
llaman  Maurusi  Pacati  ,  y  hoy  Mauri-pacati ,  Mauro 
Pacato  ,  y  Maragato. 

123  No  me  paro  en  los  apodos  ,  que  ponen  á  los 
Maragatos ,  pues  ya  ellos  corresponden  con  apodos  de 
piedras.  Vulgarmente  los  llaman  Cucos.  Si  es  picardía, 
aludiendo  á  que  lo  mas  del  tiempo  están  ausentes  de  sus 
mugeres  ,  habrá  en  el  mundo  peste  de  Cucos  ,  y  que 
cantan  en  todo  el  año.  Si  no  hay  picardía  ,  alude  á  que 
los  Maragatos  salen  á  traginar  quando  se  aparece  el 
Cuclüio ,  ó  Cuco.  A  este  modo  se  llamarán  Golondri- 
nos ,  los  Alhojeros  porque  vienen ,  y  se  vuelven  con  las 

Go- 


214 

Golondrinas. Quando  era  yo  inocente  me  hicieron  creer 
que  los  Maragatos  eran  en  realidad  un  genero  de  pa- 
jaróles Cucos.  Y  preguntando  yo  si  los  Cucos  habla* 
ban  ,  me  engañaron  con  esta  equívoca  respuesta  :  sí ,  los 
Cucos  en  el  país  de  los  Maragatos  hablan  como  acá.  Y 
yo  creí  que  hablaban  como  yo.  Así  se  forman  las  tradi- 
ciones vulgares  ,  y  las  patrañas  fabulosas. 

Madrid  y  Noviembre  4.  de  1768*  —Fray  Martin 
Sarmiento. 


1 
... 


.    ; 


■ 


■ 


ÁU- 


215 

AUXILIOS 

PARA  BIEN  GOBERNAR 
UNA  MONARQUÍA  CATÓLICA, 

Ó     DOCUMENTOS, 

Que  dicta  la  experiencia  ,  y  aprueba  la  razón  ,  para  que 

el  Monarca  merezca   justamente  el  nombre 

de  Grande. 

OBRA, 
QUE  ESCRIBIÓ,  Y  REMITIÓ  DESDE  PARÍS 

AL  REY  NUESTRO  SEÑOR 

DON  FELIPE  QUINTO 

DON  MELCHOR  DE  MACANAZ,  &c. 

j <j-  ■ ' 

Para  evitar  qualquiera  mala  inteligencia  ,  que  se  quiera 
dar  á  esta  Obra  ,  ha  acordado  el  Consejo  ,  que  se  advierta  al 
Público  por  medio  de  esta  Nota  ,  que  debe  leerse  con  aquella 
precaución  -necesaria)  para  no  dar  mas  opinión,  ñi  crédito, 
que  el  que  corresponde  á  las  especies,  y  noticias  qm  contiene, 

ADVERTENCIA. 

-tastos  Auxilios ,  que  remití  de  su  real  orden  al  Señor 
Rey  Don  Felipe  V.,°  ( que  Dios  guarde  )  ,  me  consta  con 

cer- 


2I¿ 

certeza ,  que  fueron  leídos  por  S.  M.  con  muctio  gusto, 
y  aún  con  deseo  de  dar  principio  á  su  establecimiento, 
según  el  alto  juicio  que  formó  de  lo  que  importarla  al 
reyno. 

Para  esto  se  los  entregó  al  Ministro  de  Estado  Mar- 
ques de  Grimaldo ,  á  quien  advirtió  ios  viese  secreta- 
mente ,  y  le  diese  su  di&amen  sobre  ellos,  El  Marques 
me  favoreció  mucho ,  pues  dixo  á  S.  M.  quando  se  los 
volvió  ,  que  su  sentir  era  ,  que  no  se  perdiese  tiempo  en 
su  prá&ica  ,  pues  desde  luego  creía  ,  que  seria  muy  im- 
portantísima á  S.  M.  ,  y  á  sus  vasallos. 

Ei  Rey ,  aún  no  satisfecho  de  este  informe  y  tomo 
otros  tres ,  que  los  dieron  el  Obispo  de  Coria ,  el  Mar- 
ques de  Mirabal ,  y  Don  Juan  Bautista  Orendain  ;  todos 
tres  enemigos  acérrimos  mios ,  y  que  aspiraban  á  sepa- 
rarme enteramente  de  la  gracia  de  S.  M.  El  informe  que 
dieron  no  fue  terminante  contra  la  obra  ,  si  no  abultan- 
do dificultades ,  y  fingiendo  escollos ,  que  no  habia ,  pa- 
ra su  establecimiento. 

Con  esto  ,  y  las  cosas  que  han  ocurrido  en  España 
hasta  ahora  ,  quedaron  casi  olvidados  de  S.  M.  estos  Au- 
xilios j  pero  no  por  ello,  ni  por  el  recato  con  que  los 
tres  enemigos  mios  dieron  el  informe  opuesto  á  la  verdad 
á  S.  M. ,  ni  por  estar  yo  ausente  de  Madrid  tanto  tiem- 
po ,  y  con  tal  distancia ,  dexe'  de  tener  puntual  noticia 
de  todo  ,  y  aún  muy  por  menor  de  las  partes ,  y  repaT 
ros  de  que  constaba  el  citado  informe  i  mereciendo  todo 
este  favor  ai  Marques  de  Grimaldo  mi  verdadero  apa- 
sionado,  y  bienhechor  ;  y  aunque  tuve  impulsos  de  es- 
cribir un  tomo  en  quarto ,  relacionando  las  cosas  que 
yo  sabia  que  contra  el  Rey  ,  el  Estado  ,  y  la  Iglesia  ha- 
bía hecho  ,  y  aconsejado  cada  uno  de  los  tres  :  me  con- 
tuvo la  fidelidad  que  debía  guardar  al  Marques  de  Gri- 
maldo ,  pues  tai  vez  con  este  libro  ,  que  tenia  ánimo  de 

r. 


217, 

remitir  á  S.  M.  se  descubriría  lo  que  tan  sea*  etamemc 
me  confió. 

Todo  lo  qual  pasó  del  modo  que  queda  refer  ido,  y  lo 
pongo  por  noticia  en  este  original  de  mi  mano  ,  para  que 
el  que  llegue  á  verlo  con  el  tiempo  ,  no  carez  ca  de  sa- 
ber los  motivos  que  hubo  para  desviar  el  ánimo  de  S.  M. 
del  establecimiento  de  estos  Auxilios ,  como  d  esde  que 
los  leyó  pensó  executar ;  y  lo  firmo  de  mi  mano.  =  Don 
Melchor  de  Macanaz. 


CARTA 

AL  REY  NUESTRO  SEÑOR 

DON     FELIPE    QUINTO 

D  E 

PON  MELCHOR  DE  MJCJNJZi 

FISCAL  GENERAL  DEL  REYNO. 

REMITIDA    DESDE    PARÍS, 

ACOMPAÑANDO  LA  OBRA  QUE  SEGUIRÁ, 

SEÑOR. 


X  aso  á  las  reales  manos  de  V.  M.  la  Obra  adjunta,  qué 

he  intitulado  :  Auxilios  para  bien  gobernar  una  Monarquía 

Católica  ,  de  cuyo  Obra  ya  di  noticia  á  V.  M. ,  y  se  dig- 

Tom.  V<  Ee  nó 


2l8 

nó  su  real  benevolencia  honrarme  con  pedírmela  el  in- 
mediato correo  pasado. 

Mis  males  ,  señor,  que  están  tan  rebeldes  ,  que  no 
me  permiten  instante  de  descanso  ,  han  sido  la  causa 
de  que  este  mi  trabajo  no  haya  logrado  muchos  dias 
hace  el  honor  de  verse  colocado  en  las  reales  manos  de 
V.  M.  ,  á  quien  puedo  asegurar  lo  he  copiado  del  bor- 
rador ,  que  reservo ,  en  el  corto  tiempo  de  seis  dias, 
porque  en  el  reverente  amor ,  que  profeso  a  V.  M. ,  se 
debería  tener  por  un  grave  delito  el  dilatar  un  instante 
el  cumplimiento  de  sus  reales  mandatos. 

Puedo ,  señor  ,  hacer  presente  á  V.  M. ,  que  todos 
mis  deseos  ,  mis  pensamientos  ,  y  mis  fines  se  dirigen 
únicamente  á  emprender  ,  y  manifestar  el  modo  de  que 
LV.  M.  goze  en  sus  vastos  dominios  todo  aquel  bien  ,  que 
sea  posible  ;  y  en  las  naciones  extrangeras  la  superiori- 
dad ,  que  su  real ,  y  grande  corazón  merece ;  que  estas 
glorias ,  de  que  es  tan  dignísimo  V.  M.  ,  serán  siempre 
el  mayor  ,  y  mas  singular  premio  de  mis  tareas  ;  á  cuya 
imitación  ,  señor  ,  no  se'  como  no  se  arrojan  gustosa  ,  y 
eficazmente  tantos  grandes  hombres  como  hay  en  Espa- 
ña ,  teniendo  la  admirable  satisfacción  de  que  su  gran 
Príncipe  es  el  primero  que  abona  ,  premia  ,  y  honra  con 
su  real  munificencia  las  obras  ,  proyectos  ,  ó  adelanta- 
mientos ,  que  merecen  atención  en  juscicia. 

Con  este  motivo ,  señor  ,  no  puedo  dexar  de  hacer 
presente  á  V.  M. ,  que  algunas  obras  mias  ,  ( dichosas 
en  sumo  grado  por  haber  merecido  la  real  aceptación  de 
V.  M. )  se  miran  con  grande  horror  de  aquellos  hon>- 
bres  ,  á  quienes  no  permiten  ellas  las  facultades  ,  que 
hoy  tienen  ,  por  no  haber  sido  adquiridas  con  legítimos" 
motivos  ,  ni  medios  conducentes  ,  y  justos  ,  y  sí ,  ó  por 
la  necesidad  ,  ó  por  la  ignorancia  de  quien  las  concedió, 
ó  por  la  malicia  de  supuestos  informes  j  hallándose  hoy 

en 


■Á 1 9 

en  posesión  de  ellas ,  como  sí  siempre  hubiesen  estado 
vinculadas  en  sus  dignidades  ,  ó  como  si  realmente  fue- 
sen anexas  á  ellas  s  siendo  esto  contra  las  disposiciones  de 
varios  Concilios  Generales  ,  y  Provinciales  ,  Sagrados 
Cánones ,  y  Santos  Padres  5  y  no  puedo  dexar  de  persua- 
dirme ,  señor  ,  á  que  mirando  con  tanto  horror  el  fruto, 
mirarán  con  mucho  mas  al  árbol ,  que  le  produxo  j  pe- 
ro me  sirve  de  consuelo ,  que  quanto  en  estos  particula- 
res he  escrito  ,  y  propuesto  ,  ó  ha  sido  por  real  mandato 
de  V.  M.  ,  ó  por  christiano  celo  de  la  Religión  ?  y  de  la 
real  autoridad  de  V.  M. ,  y  que  de  su  real  orden  fue 
examinado  ,  y  censurado  por  los  Teólogos  de  mas  re- 
putación ,  y  se  conformaron  con  quanto  yo  dixe ,  ha- 
ciéndolo presente  así  á  V.  M. 

Todas  estas  recordaciones  ,  señor  ,  que  mi  postrada 
humildad  hace  á  V.  M. ,  no  van  descaminadas ,  ni  fue- 
ra de  proposito  ;  pues  son  á  fin  de  que  V.  M.  con  su. 
real  autoridad  contenga  el  fatal  curso  de  mis  enemigos, 
porque  estoy  muy  bien  enterado  ,  que  aspiran  á  fulmi- 
nar contra  mí  tan  poderosos ,  como  encubiertos  tiros, 
que  tengan  aptitud  para  desprenderme  de  la  gracia  de 
V.  M.5  á  la  que  me  condujo  no  mi  merecimiento  ,  sino 
mi  dicha  ;  bien  que  no  me  Causa  el  mayor  cuidado  todo 
esto  ;  porque  quien  conozca  la  re&itud  ,  justicia  ,  inte- 
gridad ,  y  constancia  admirable  de  V.  M.  no  temerá 
nunca  que  las  supuestas,  maliciosas ,  y  calumniosas  inter- 
pretaciones puedan  penetrar  ,  ni  hacer  alguna  impresión, 
en  los  reales  oidos  de  V.  M. ,  ni  en  su  magnánimo,  y 
generoso  corazón. 

Estas  son  las  razones  tan  bien  fundadas ,  que  me 
asisten  para  vivir  sin  rezelo  de  las  no  justas  intenciones 
de  mis  émulos  >  á  cuyas  contrariedades  y  objeciones, 
<que  pongan  á  todos  ,  ó  algunos  de  mis  escritos  ,  procu- 
rare satisfacer  siempre  que  V.  M,  me  lo  mande  i  y  esto 

Ee  2  no 


2  2Ó 

no  será  con  discursos  ni  argumentos  míos  ,  sino  con  las 
disposiciones  de  todos  los  Concilios  ,  con  las  dodrinas  de 
todos  los  Santos  Padres  de  los  catorce  primeros  siglos, 
con  las  disposiciones  de  los  sagrados  Cánones ,  con  los 
di&amenes  de  los  mas  grandes  Teólogos  ,  y  con  lo 
que  mandan  ,  ordenan  ,  y  disponen  varias  leyes  áú, 
reyno. 

En  estos  sólidos ,  y  ciertísimos  apoyos ,  están  ,  se-í 
ñor  ,  fundadas ,  y  sobstenidas  las  proposiciones  de  mis 
•escritos  en  los  particulares  sobre  que  me  tiran.  En  nin-¡ 
guno  de  ellos  dixe  ,  ni  pense  decir  cosa,  que  ni  aún  re^ 
motamente  se  opusiese  contra  la  obediencia  ,  y  sometió 
miento  reverente ,  que  en  todos  los  casos  de  pura  Reli- 
gión se  debe  al  Sumo  Pontifice.  Este  es  lá  cabeza  visible 
de  la  Iglesia  ,  como  Vicario  de  Jesu-Christo.  Es  el  pas- 
tor de  todo  el  rebaño  christiano  5  luego  solo  el  que  no 
lo  sea ,  dexará  de  obedecer ,  y  respetar  á  este  pastor  como, 
Padre. 

Quantos  toque'  en  este  particular  ,  fueron  puntos  de 
hecho ,  y  de  derecho  correspondientes  á  la  Magestad, 
no  terminantes  á  la  Iglesia.  Pidióme  V.  M.  dídamen  so-\ 
bre  varios  puntos  y  cosas  que  faltaban  á  la  Corona  ,  y 
se  hallaban  en  poder  de  la  Tiara  ,  y  dixe  redonda  ,  y 
claramente  lo  que  me  enseñaban  todos  los  que  aquí  de- 
xo  citados  ,  y  en  mis  escritos  cito  ,  para  que  su  claridad, 
y  certeza  consiguiese,  que  se  arrancara  del  cayado,  lo 
que  sin  justo  título  tiene  usurpado  el  cetro. 

Esto  mas  fue  ,  señor ,  aclarar  que  indisponer.  Mas 
fue  en  beneficio  de  su  Santidad  ,  Religiones  ,  y  Eclesiás-s 
ticos  seculares  ,  que  en  daño  5  porque  ¿quien  no  creerá, 
que  avisar  á  qualesquiera  hasta  donde  rayan  sus  obliga^ 
dones ,  y  hasta  donde  se  estienden  sus  facultades  ,  es 
mas  para  agradecerlo  ,  que  para  censurarlo  ?  ¿  Y  quien 
negará ,  -que  enterar  á  uno  ,  ó.  á  muchos ,  de  que  lo 

c¡ue 


22  I 

que  poseen  es  Injustamente  ,  y  sin  el  menor  derecho  ,  se- 
rá acción  que  deberían  agradecer  si  se  preciasen  de  Chris- 
tianos ,  pues  se  les  daba  á  entender  en  ello ,  que  debían 
renunciar  en  su  legítimo  dueño  ,  lo  que  con  perjuicio 
notorio  de  sus  conciencias,  del  bien  común  ,  y  contra  la 
Voluntad  del  mismo  dueño  disfrutaban? 

¿Ve  V.  M.  quán  cierto  es  este  simil  ?  Pues  lo  mismo 
lo  son  mis  proposiciones ,  y  demás  escritos  ,  que  hablan 
de  estos  asuntos  5  mas  las  resultas  no  han  sido  como  de- 
bieran ser  ,  sino  como  no  pudieran  esperarse.  No  han 
sido  con  agradecimientos  como  avisados  ,  sino  con  oposi- 
ción, como  ofendidos,, 

Pero,  señor,  V.  M.  tenga  por  evidente  ,  que  quanto 
tengo  dicho  ,  y  articulado  en  mis  obras ,  es  la  pura  ver- 
dad. V.  M.  es  padre  de  sus  vaílasos.  Puede  y  debe  qui- 
tar á  estos  aquellas  pesadas  cargas  que  los  embaraze, 
y  oprima  demasiadamente  >  pudiendo  estar  con  menos 
gravámenes  con  otras  mas  justas  ,  y  debidas  provi- 
dencias. 

Estas  deben  ser  las  que  tengo  expresadas  en   varias 
partes  ,  de  la  autoridad  que  hoy  tiene  ,    y  se   le  debe 
quitar  al  Nuncios  de  la  multiplicación  de  bienes  raíces, 
comercio  ,  y  otros  negocios  que  exercitan  ,  y  se  les  debe 
arrancar  á  las  Religiones  5   no  permitiendo  que  en    algu- 
nos años  reciban  novicios,  tanto  legos  como  de  Misa 
y  dexándolas  únicamente  arregladas  á  sus  respectivos 
institutos  5  y  á  este  modo  ,  de .  otros  asuntos  que  la  alta 
penetración  de- V.  M.  examinó  en.  mis   escritos ,  aprobó, 
y  tendrá  presentes  por  uno  de  los  mas  principales   auxi- 
lios para  bien  gobernar  una  Monarquía  Católica ,  que  es  el  tí- 
tulo de  la  obra  inclusa. 

Estas  y  otras  materias  parecidas  á  ellas,  ya  mas  emi- 
nentes por  f  tocar :  en  -algunas  maiitoleradas.'franquicías  que 
goza  eltSumo  Pontífice  t  como  si  en  realidad  fueran  pro- 
pias 


222 

pias  de  la  Silla ;  y  ya  mas  baxas ,  por  ser  respe&ivas  á 
la  soberanía  que  V.  M.  tiene  sobre  los  Eclesiásticos  secu- 
lares y  regulares  ,  y  á  la  obligación  indispensable  de  es- 
tos en  servir  á  V.  M.  con  sus  dineros ,  y  personas  tanto 
en  la  guerra  ,  como  en  las  otras  urgencias  de  la  Corona, 
y  de  la  Patria  en  los  casos  y  cosas  ,  que  en  mis  escritos  se 
refieren  ,  son,  señor  ,  las  que  han  alterado  los  ánimos  de 
los  pastores  ,  y  de  las  ovejas  i  y  creo  que  entre  todos  pro- 
curen devorarme  como  á  lobo  ¿  mas  siendo  V.  M.  el  ma- 
yoral soberano  de  todos ,  conocerá  que  yo  no  escribí  pa- 
ra morder  ,  sino  para  modificar  las  costumbres  \  viciadas, 
con  la  tolerancia ,  y  los  abusos  arraigados  con  la  dureza 
del  tiempo  j  y  de  la  estrecha  voluntad  con  que  los  tienen 
abrazados  los  que  ilegítimamente  los  poseen;  se  verifica  la 
certeza  de  que  viven  mas  con  la  ambición ,  que  la  tem- 
planza 5  pues  les  es  tan  sensible  el  desembarazarse,  y  se- 
pararse de  lo  que  no  les  toca.  En  lo  qual  conocerá  V.  M. 
claramente  ,  que  ellos  son  los  que  muerden  ,  pues  así  so- 
licitan ,  y  van  disponiendo  el  vengarse  de  quien  debían 
agradecer  las  recordaciones  saludables ,  que  tenían  olvi- 
dadas contra  sus  conciencias  ,  contra  la  salud  espiritual, 
y  temporal  de  los  fieles  ,  y  en  una  palabra  ,  contra  aque- 
llo ,  cuya  inspección,  autoridad,  y  dominio  compete,  y. 
corresponde  de  derecho  divino  ,  y  humano  ai  Monarca, 
y  no  al  Pontífice. 

Todas  estas  reflexiones  ,  señor  ,  no  son  efedros  de 

-  una  poquedad  de  espíritu,  que  hace  respirar  pusilani- 

.  mes  recelos  ;  son  empero  temores  justos  de  poco  declara- 
dos enemigos ,  conpoder,  y  estando  yo  ausente  de  la  Tea! 

<  presencia  de  V.  M. ;  todos  tres  motivos  suficientes  para 
que  pueda  recelarme  de   aquello    que   es  fácil    suce- 

'derme. 

Esto  es  quien  me  dirije  á  prevenir  el.  remedio  á  taa- 
to  daño  con  anticipación  ,cei  qual  es  rogar,  rendidisima- 

men- 


223 

mente  á  V.  M.  se  digne  favorecer  mi  humildad  ,  hacién- 
dose cargo  de  todas  mis  razones ,  para  que  así  hallen  á 
V.  M.  prevenido  algunas  calumniosas  quexas ,  que  por 
las  causas  dichas  creeré  lleguen  á  V.  M. ,  y  con  el  mis- 
mo rendimiento  suplico  á  V.  M.  vea  ,  y  examine  los  Au~. 
xilíos,  ó  documentos  que  doy  en  la  obra  adjunta  para 
bien  gobernar  una  Monarquía  5  por  si  tuviesen  alguna 
parte  para  lo  precioso  de  los  efedos  ,  que  su  título 
señala. 

Dios  guarde  la  importantísima  vida  de  V.  M.  los 
años  que  la  Christiandad  necesita.  París ,  &c.  Señor: 
B.  L.  R.  P.  de  V.  M.  =  Su  mas  leal  vasallo,  y  humildísi- 
mo criado  =  Melchor  de  Macanaz. 


EXORDIO 

AL    REY  NUESTRO   SEÑOR. 

SEÑOR. 


,o 


yga  V.  M.  estos  Auxilios ,  que  le  ofrece  mi  res- 
peto ,  mi  humildad  ,  y  mis  deseos  del  mayor  explendor 
de  V.  M.  en  el  gobierno  de  sus  vastos  Estados ,  y  bien 
común  de  los  vasallos ;  pero  suplico  á  V.  M.  los  oyga,. 
ó  lea ,  si  no  con  la  atención  á  que  parece  es  acreedor  el 
leal ,  y  fiel  amor  ,  que  los  dida  ,  con  arreglo  á  lo  menos 
á  lo  muy  importantes  que  pueden  ser  á  V.  M. ,  á  su  Co- 
rona ,  y  vasallos  puestos  en  prádica :  pues  no  hay  me- 
jor Consejero  ,  que  el  que  habla  sin  otro  afedo  ,  ó  inte- 
re's  ,  que  el  de  su  Soberano ,  y  el  de  su  Patria  5  y  yo,  co- 
mo V  .  M.  lo  tiene  justificado ,  puedo  ¡adarme  de  que 

ha- 


224 

hable  siempre  guardando  estos  limites  ,  sin  que  aun  el 
mas  corto  acento  se  desviase  de  su  observancia,  ni  se  dis- 
tinguiese de  su  conseqüencia. 

-  2  Nunca  los  ambiciosos  deseos  j  de  las.  glorias  del 
mundo  me  preocuparon  ,  ni  los  intereses  me  persuadie- 
ron. El  Ministro  que  en  qualquiera  de  estos  dos  lazos, 
cayga  ,  no  podrá  ser  buen  Ministro  5  porque  ,  ó  por  ali- 
mentar su  torpe  codicia  ,  ó  por  mantener  su  negra  vani- 
dad ,  ó  por  todo  junto  ,  doblará  lo  re£to  de  los  Con-;, 
sejos. 

3  Prueba  será  grande  ,  señor  ,  de  que  los  que  en  es- 
ta.obra  administro  ,  son  ordenados  poruña  reda  inten- 
ción agena  de  interés ,  ni  de  otra  desordenada  pasión  ,  la 
rigidez  con  que  declaro  el  modo  que  debe  tener  un  So- 
berano ,  tanto  en  sus  operaciones  domesticas  con  los  fa- 
miliares ,  y  correspondencias  secretas  5  como  en  otros 
distintos  manejos  correspondientes  ai  útilísimo  gobierno 
de  sus  Estados.  Y  mal  podria  escribir  así ,  si  fueran  mis 
intereses  los  que  inspiraran  las  voces ,  y  compusieran  lo* 
conceptos. 

4  Veinte  y  dos  reglas  abraza  esta  obra  ,  las  que 
practicadas  con  la  prudencia  ,  orden  ,  y  atención  ,  que 
ellas  mismas  disponen,  serán  otros  tantos  Auxilios  ,  para 
que  se  gobierne  una  Católica  Monarquía  con  el  explen- 
dor  ,  que  á  sus  invictos  Monarcas  ,  y  á  ella  corresponde» 
y  que  en  su  virtud  logre,  por  las  operaciones  de  su  Rey, 
la  grandeza,  la  felicidad  ,  y  la  reputación,  que  puede  ,  y., 
hoy  no  disfruta. 

%  Todos  ellos,  señor,  son  documentos  no  sacados  no 
de  otros  libros ,  que  de  los  de  la  razón  ,  y  de  la  expe- 
riencia j  y  mal  podrán  no  ser  Auxí lio s  eficaces  los  que 
una  y  otra  ordenan  ,  si  no  los  mira  la  temeridad  ,  ó  la 
ignorancia.  Luego  siendo  V.  M.  el  Príncipe  mas  justo, 
mas  grande,  y  mas  sabio  de  quantos  tiene  el  mundo,  so- 
lo 


225 

lo  su  relevante  espíritu ,  y  real  corazón  serán  dignos  de 
establecer  en  sus  reynos  la  prá&ica  de  los  Auxilios  ,  que 
esta  obra  señala  ,  y  conocerá  que  ella  puede  dar  mis  ho- 
nor á  su  justicia ,  mas  lustre  á  su  exactitud  ,  mas  timbre  á 
su  talento ,  mas  fama  á  su  gran  nombre  ,  y  mas  segura, 
¡y  abundante  felicidad  á  sus  vasallos  ,  que  es  lo  que  mas 
que  su  vida  desea.  —  Señor  =  El  mas  leal  Vasallo  ,  y  fiel 
criado  de  V.  M.  =  Melchor  de  Macanaz. 

AUXILIO    PRIMERO. 

Estando  la  Religión  como  merece  ,  estará  gobernada  la  Mo~ 
narquía  como  se  debe, 

i  lVJLal  puede  estar  la  Monarquía  bien  gobernada, 
si  la  observancia  de  la  Religión  se  notase  lastimosamente 
perdida  5  porque  ademas  de  que  ella  debe  ser  el  único 
punto  donde  un  Rey  Católico  dirija  todos  sus  cuidados, 
y  atenciones  ,  será  uno  de  los  mas  superiores  Auxilios 
para  que  sea  reputado  por  grande  el  que  cuide  mas  de 
ella  ,  que  de  sí. 

2  La  Religión  es  la  primera  pauta  del  Rey,  y  la 
principal  adoración  del  vasallo.  Siendo  el  Príncipe  su 
fuerte  defensor  ,  será  el  vasallo  su  observador  constante; 
y  sabiendo  el  Rey  reverenciar  á  la  Religión ,  sabrá  el 
vasallo  defenderla ,  y  amar ,  y  respetar  al  Rey. 

3  No  hay  cosa  que  haga  mas  vituperable  al  Mo- 
narca ,  que  el  mostrarse  poco  ó  nada  zeloso  de  la  Reli- 
gión ,  así  como  no  hay  delito  ,  que  el  vasallo  no  come- 
ta á  vista  de  este  abominable  abandono  de  su  Rey.  Vi- 
ye  en  la  Monarquía  ,  donde  á  la  Religión  no  se  respeta, 
la  desolucion  encumbrada. ,  la  tiranía  favorecida,  la  injus- 

Tom.  V.  Ff  ti- 


226 

ticia  con  muchos  auxiliares ,  y  la  virtud  con  pocos  pro-, 
fesores. 

4  Los  Romanos ,  en  medio  de  su  Gentilismo  ,  fue- 
ron tan  eficaces  en  esta  parte  ,  que  ordenaron  una  ley 
vigorosa  ,  y  fuerte  ,  por  la  que  se  disponia  fuese  separa- 
do del  Senado  ,  y  arrojado  infamemente  de  Roma  ,  ei 
Cónsul ,  Pretor  ,  ó  Senador,  que  en  punto  de  los  ritos  de 
su  ciega  Religión  ,  no  fuese  exemplansimo  propügnador 
suyo,  dirigiendo  con  su  autoridad  muchos  documentos  á  los 
pueblos,  para  que  sorprehendido  con  el  exempio  ,  hiciese 
á  la  Religión  mas  gloriosa  con  su  adoración  ,  y  al  Sena- 
do mas  respetable  con  su  rendimiento. 

5  Asegurada  en  la  fe  de  los /vasallos  la  Religión, 
ella  misma  les  estimula  ,  e  influye  el  respeto  al  Principe. 
Negada  por  este  su  observancia  ,  declina  en  aquellos  del 
propio  respedó  la  existencia.  Lo  primero  ,  es  superior 
auxilio  para  gobernar  bien  í  y  lo  segundo  ,  incenti- 
vo monstruoso  para  introducir  en  el  Gobierno  todo 
mal. 

6  La  falta  de  Religión  en  toda  Monarquía  Católica, 
motiva  inmediatamente  la  relajación  de  las  costumbres. 
Puede  llamarse  infeliz  el  Rey  ,  que  separándose  ,  ó  des- 
cuidándose de.  ella  ,  ó  es  mirado  con  horror  de  sus  vasa- 
llos j  ó  quiere  injustamente  captarlos  para  que  lo  imiten, 
siendo  ella  el  principal  apoyo  sobre  el  que  estriba  toda 
la  fabrica,  de  la  autoridad. del  Monarca;  ó  se  desaparece 
en  humo.,  ó  se  deshace:  en  ruina  con  lo  uno ,  ó  con  lo 
otrto  ;  porque  en  siendo  por  esta^aita  aborrecido  de  sus 
vasallos  ,  ó  siguiéndolo  estos  en  su- torpeza',  la  Monar- 
quía se  vuelve  Babel ,;  por  ser  el  que  la  regenta  con- 
fusión. 

7  Indispensable  punto  es,  que  el  buen  Rey ,  sabe 
hacer  buenos  vasallos  ,  como  por  el  contrario,  el  malo, 

,  ios 


2  27 

los  convierte  en  pe'simos.  No  Habiendo  cosa  peor  en  un 
Príncipe  que  el  olvido  de  la  Religión  ,  puede  compre- 
henderse  á  que  estado  llegará  tan  afli&ivo  la  Monarquía 
que  así  le  tenga. 

8  Nada  encarga  mas  el  sabio  á  los  Reyes  ,  que  la 
observancia  de  los  divinos  .preceptos,  si  quieren  ser  fieles. 
La  Religión  nos  da  sus  mandatos.  Faltando  á  estos ,  que- 
da ella  no  servida  >  y  tomando  abrigo  en  estas  ocasiones 
sus  enemigos  ,  y  por  lo  mismo  nuestros ,  siembran  en  el 
reyno,  que  esto  acontece  ;  los  errores  de  su  doctrina  ;  y 
como  los  ánimos  están  dispuestos  con  anticipación  ,  fácil- 
mente se  imprimen  en  ellos  los  torpes  documentos  con 
que  ensalzan  su  falsa  Religión  ,  en  oprobio  de  la  nues- 
tra verdadera  ;  y  al  paso  que  esta  decae  ,  el  Monar- 
ca se  pervierte  mas,  y  la  Monarquía  no  se  confunde 
menos. 

9  Mientras  Enrique  VIII.0  de  Inglaterra  estuvo  á  la 
Religión  Católica  obediente  ,  fueron  Católicos  todos  sus 
vasallos.  Desde  que  dio  riendas  á  su  destemplanza  ,  y 
no  cuidó  de  la  Religión  ,  la  fueron  olvidando  sus  vasa- 
llos. Intentóse  aboliría ,  y  convertido  el  ignorantísimo 
Rey  en  bruto ,  reduxo  á  sus  vasallos  á  bestias.  No  de- 
textaron  de  lo  que  su  Rey  debiera  abominar  ,  porque  lo 
aprendieron  de  su  Rey  ,  y  perdiendo  el  este  nombre  en 
el  catálogo  de  los  buenos  ,  conserva  el  de  Enrique  ,  pa- 
ra hacer  en  todos  los  siglos  vituperable  su  memoria} 
pues  pudo  con  el- mas  la  fuerza  del  apetito,  que  la  univer- 
sal, y  mas  grande  trágica  destrucción  de  los  bienes  espiri- 
tuales de  sus  vasallos. 

i  o  Estos  fueron  insolentes  desde  que  Enrique  em- 
pezó á  ser  Scismatico  ;  pero  fueron  muy  observantes  ,  y 
santos  mientras  e'l  fue  buen  Católico.  Entregóse  como 
por  rapto  de  la  embriaguez  mas  infame ,  á  apartarse  de 
la  Iglesia :  y  puso  inmediatamente  á  sus  vasallos  el  feo 

Ff  x  nonn 

2j  i 


228 

nombre  de  Pretextantes.  Ellos  hicieron  loque  vieron  ha^ 
eer  á  su  Rey.  Nunca  lo  hubieron  hecho  si  en  su  Rey  no 
lo  hubieran  visto.  Él  murió  precito  ,  conociendo  el  daño, 
y  ellos  viven  con  el  sistema  de  Religión ,  que  les  dexó ,  sin 
distinguir  su  impureza. 

1 1  ¡  Lastimosa  Monarquía  por  cierto  aquella  cuyo 
Rey  aparta  su  cuidado  de  la  Religión  ;  pues  en  este 
mismo  hecho  ordena  rigorosa  ley  para  que  sus  vasallos 
la  olviden  !  Por  esto  afirma  Hipócrates  (  bien  que  con 
distintos  objetos  )  ,  que  si  enferma  la  cabeza  ,  todos  los 
miembros  tienen  daño.  Si  el  Rey  ,  cabeza  de  su  Monar- 
quía ,  introduce  un  abuso  contra  la  Religión  ,  el  vasa- 
llo fomenta  mayor  uitrage  con  la  misma.  Las  cosas ,  ó 
se  adelantan,  ó  se  atrasan.  Esta  es  regla  general  en  todas. 
La  inmutabilidad  ,  y  subsistencia  de  un  ser,  no  se  experi- 
menta en  lo  terreno.  Solo  la  Religión,  y  los  preceptos, 
de  que  consta  ,  son  ,  y  serán  siempre  unos.  Adelantarse 
puede  en  su  observancia  la  virtud  3  pero  no  en  sus  inter- 
pretaciones la  inteligencia.  El  Rey  que  solicita  gran  cú- 
mulo de  ellas  ,  se  expone  mucho  ,  y  á  sus  vasallos  mas. 
Á  estos  ,  porque  cada  uno  puede  dar  la  mas  sutil ,  y  que 
no  sea  la  mas  verdadera  5  y  no  puede  sujetarse  tanto  la 
voluntad  ,  que  no  pueda  hacer  concepto  de  io  mejor  di- 
cho ,  aunque  peor  hecho. 

1 2  Muchos  pareceres  en  algún  punto  de  la  Religión 
pueden  alucinar  al  Rey  ,  y  causar  una  ruina  espiritual 
en  la  Monarquía.  En  tales  casos  debe  el  Monarca  apli- 
car todas  sus  fuerzas  para  la  formación  de  un  Concilio 
donde  concurran  Prelados  sabios ,  y  virtuosos  5  con  mu-< 
cha  discreción  y  mayor  christiandad  5  porque  si  esto  les 
faltase,  sería  peor  el  remedio  que  la  enfermedad  ;  y  estese 
en  todo  á  lo  que  el  decida  sobre  quanto  tratase. 

13  La  Religión  es  la  primera  productora  de  la  gran- 
deza ,  y  reputación  del  Monarca  ,  y  del  bien  ,  y  felici- 
dad 


2  2p 

dad  de  la  Monarquía.  Si  falta  ,  el  Rey  fracase'a ,  y  la 
Monarquía  peligra.  Olvidar  todo  lo  demás  por  cuidar  de 
la  Religión,  es  auxilio  poderoso  para  un  Rey.  Abando- 
narla por  atender  á  otras  conveniencias  ,  es  execrable  de- 
lito de  un  Príncipe.  Todo  debe  perderse  ,  porque  ella 
se  observe  ,  seguro  de  que  por  ella  no  se  perderá 
nada. 

14  No  solo  debe  el  Monarca  cuidar  de  la  observan- 
cia de  la  Religión  en  su  Monarquía  ,  quanto  le  fuere 
posible  ,  sino  también  de  que  ni  se  tergiversen  los  pre- 
ceptos de  la  ley,  ni  se  adulteren  por  falta  de  suficiencia 
de  los  oradores  ,  el  literal  sentido  de  las  sagradas  Es- 
crituras. 

1 5  Este  es  un  vicio  tan  detestable  ,  como  introduci- 
do en  la  Católica  Monarquía  Española.  Está  mirado  co- 
mo abuso  de  Oradores  principiantes  ,  que  corregirá  el 
tiempo  ,  y  el  exercicio  5  pero  esta  contemplación  es  mas 
perniciosa ,  que  el  mismo  abuso,  pues  este  acabara,  sí 
aquelia  no  se  tuviera. 

16  No  se  experimenta  semejante  vicio  solo  en  los 
Predicadores  jóvenes  ,  sino  aún  con  mas  vigor  en  los  que 
están  rozando  con  la  sene&ud.  Estos  se  reputan  como 
Maestros  •>  y  siéndolo  tan  enormes  ,  preciso  han  de  de- 
linquir sus  discípulos  en  los  mismos  errores  ,  que  les 
oyen  ,  y  el  común  del  pueblo  les  aplaude  ,  con  notable 
sentimiento  de  los  sabios  ,  y  de  los  verdaderamente  ins- 
truidos. 

17  En  España  ,  como  dicho  es  ,  pasa  esto  de  abuso, 
y  llega  á  ser  escándalo.  Debe  aplicar  el  Príncipe  Religio- 
so ,  y  que  desee  el  mejor  acierto  en  el  gobierno  de  su 
Monarquía ,  toda  su  autoridad  para  abolir  ,  y  desarray- 
gar  tan  ignominioso  proceder  de  los  profesores  de  la  ora- 
totia  ,  pues  con  todo  menosprecio  de  la  Religión  ,  y  nin- 
gún respeto  á  la  Cátedra  del  Espíritu  Santo ,  la  tienen 

ele-; 


2  JO 

elegida  mas  para  crédito  de  sus  imprudencias ,  que  ellos 
llaman  ingeniosas  travesuras  ,  y  por  lo  mismo  la  reputan 
por  pública  tienda  donde  despachan  las  torpes  mercaderías 
de  su  ignorancia,  que  para  declamar  desde  allí  contra  los 
vicios ,  relajación  de  vidas  ,  e  impureza  de  costumbres 
con  aquel  fervor  espiritual ,  y  eficaces  palabras ,  que 
manda  la  ley  ,  y  conviene  á  ia  do&rina  ,  y  exórtaciones 
evangélicas. 

1 8  Crea  el  Príncipe  ,  que  ademas  de  la  indigna  no- 
ta ,  y  mal  nombre  ,  que  estos  repetidos  desordenes  cau- 
san á  los  extrangeros  ,  viendo  con  tanta  freqüencia 
pervertida  la  oratoria  en  nuestra  España ,  no  oye'ndose 
en  los  pulpitos  otra  cosa  ,  que  atrevidas  proposiciones, 
voces  escandalosas  ,  temas  mal  sonantes  ,  y  'aún  muchas 
veces  sintiies,  y  exemplos  gentilicos ,  y  pensamientos  te- 
merarios ,  sin  oír  en  todo  el  ingreso ,  ni  una  cláusula, 
expresión  ,  sentencia  ,  ó  texto  de  la  Escritura  ,  que  pu- 
ra y  arregladamente  corresponda  al  asunto  propio  de  la 
oración  ,  ni  al  Evangelio  del  dia ;  de  todo  lo  qual  forman 
claras,  y  bien  discurridas  sátiras  contra  nosotros,  que 
aunque  fomentadas  en  el  taller  de  la  verdad  ,  y  con  ma-¡ 
teriales ,  que  deberian  ser  nuestra  pauta  ,  y  á  que  las 
damos  motivo  para  producirlos :  son  no  obstante  muy^ 
opuestas ,  y  contrarias  á  la  reputación  Española  ,  al  Ca- 
tolicismo ,  que  profesa  ,  á  su  crédito ,  honor ,  y  buen 
nombre,  pues  lo  menos  que  nos  cargan  es,  con  llamarnos 
ignorantes  y  bárbaros. 

19  Ademas  ,  pues  ,  de  esta  indigna  nota  ,  que  pasa- 
mos con  los  extrangeros  ,  como  está  dicho  ,  pueden  so- 
brevenir ,  ó  sobrevienen  á  la  Monarquía  ,  en  que  tales 
desarruptos  fanáticos  se  experimentan  daños  notoriamen- 
te perjudiciales  para  el  bien  espiritual ,  porque  impri- 
miéndose indeleblemente  en  la  atención  de  los  incautos, 
poco  instruidos ,  ó  torpes  oyentes  la  extravagantísima,  y 

per- 


23x 
perniciosa  doctrina  de  los  detestables  de  quienes  hablo, 

(sin  perjuicio  de  los  excelentísimos  que  tenemos  ,  los  que 
lloran  estas  faltas  tan  reprehensibles  ,  y  detestables  del 
mayor  número  de  nuestros  oradores)  creen  constante- 
mente los  absurdos  ,  que  encierran ;  y  guardan  con  toda 
prolixidad  lo  que  ordenan. 

20  De  todo  ello  nace  ,  ó  puede  nacer  algún  aborre- 
cimiento al  Príncipe ,  que  quiera  después  obligarlos  al 
verdadero  conocimiento  de  la  ley  ,  y  á  detextar  de  lo 
que  acumuló  su  insolencia  aprendido  en  la  succesiva  se- 
rie de  los  imprudentes  oradores ,  que  en  vez  del  chris- 
talino  vaso  de  la  voz  del  Evangelio  ,  vertieron  la  hor- 
rible copa  de  la  palabra  ponzoñosa  á  su  auditorio  5  y 
y  recibidas  por  alguna  parte  de  él  sus  doctrinas  como 
evangélicas  ,  es  asunto  de  bastante  consideración  el  de- 
simpresionarlos de  lo  que  una  vez  llegaron  á  compre- 
hender. 

2  1  Auxilio  será  para  el  Príncipe  ,  que  quiera  res- 
plandezca en  todos  sus  Estados  la  palabra  de  la  ley  Evan- 
gélica ,  emplear  todas  sus  fuerzas  en  desmembrar  de  la 
sagrada  oratoria  ,  y  de  sus  muchos  profesores  sabios ,  á 
aquellos  que  coligados  con  la  barbarie  de  sus  discursos, 
declinan  ,  ó  se  apartan  del  Evangelio  ,  y  abundan  ,  y 
fertilizan  sus  sermonarios  con  inconseqüencias  vitupera- 
bles ,  escandalosos  remas  ,  y  proposiciones  notoriamente 
erróneas  ,  torpes ,  y  mendaces. 

2  2  Póngase  al  cargo  de  los  superiores  de  las  Ordenes 
Religiosas ,  y  de  los  Prelados  Diocesanos,  ei  preciso,  crí- 
tico ,  y  rigoroso  examen  de  las  partes  de  la  oratoria  ,  de 
que  debe  estar  perfectamente  instruido  ,  ei  que  haya  de 
ocupar  la  Cátedra  de^  Espíritu  Santo,  para  que  sobre  e'l 
recaiga  la  licencia  ,  ó  la  reprobación. 

23      Si  después  de  constituidos  en  tan  alta  dignidad, 
faltasen  á  su  justo  cumplimiento  en  cosa  leve  ,  reprehen- 
da- 


2$2 

dáseles  severamente  por  sus  respe&ívos  superiores.  Sí 
reincidiesen  ,  sea  la  corrección  pública  para  su  afrenta  ,  y 
escarmiento;  y  si  no  se  experimentase  e'ste  á  la  tercera  vez, 
se  les  recojerá  el  título  ,  y  serán  conocidos  con  el  infame 
nombre  de  reprobos. 

24  Esto  mismo  se  deberá  executar  con  los  que  de- 
linquiesen en  cosa  grave  5  pero  solo  se  experimentará 
en  ellos  esta  pena  á  la  primera  reincidencia  que  se  les 
note. 

2  5  Así  estará  el  Monarca  que  esto  ordene  ,  con 
aquella  tranquilidad  de  ánimo  ,  que  infunde  á  un  real 
pecho  Católico  la  seguridad  de  que  en  todos  sus  domi- 
nios se  oye  ,  se  aprende  ,  y  se  guarda  la  ley  Evangélica, 
limpia  de  toda  cláusula  ,  voz  ,  ni  proposición ,  que  tenga 
dos  contrarios  sentidos  ,  opuestos  uno  de  otro.  Que  se 
declama  contra  los  vicios :  que  se  infunde  el  justo  res- 
peto ai  Príncipe ,  el  horror  á  los  delitos ;  el  temor  á  la  pe- 
na ,  la  subordinación  á  la  justicia  ,  y  últimamente  todos 
aquellos  precisos  puntos,  que  el  mas  insensato  pueda  cor 
nocer  ,  y  el  menos  advertido  observar;  para  que  en  todo 
resplandezca  el  temor  á  Dios ,  el  arreglo  de  las  costum- 
bres á  los  preceptos  de  la  Religión  ;  el  amor  ,  y  obede- 
cimiento al  Rey  ,  el  respeto  á  la  justicia ,  y  el  olvido  ,  y 
horror  á  toda  especie  de  delitos. 

26  Este  auxilio  tiene  suficiente  aptitud  para  hacer 
glorioso  al  Rey,  y  dichosos  á  sus  vasallos  >  y  últimamen- 
te podrán  tomar  regla  de  nosotros  los  extrangeros ,  que 
en  todos  los  puntos  referidos  nos  capitulan  con  raz  on  por 
incapaces» 


AU, 


AUXILIO    II.° 

Las  Minas  de  oro  ,  y  plata  ,  lexos  de  causar  opulencia  á  U 

Nación ,  que  las  posee ,  la  constituye  en  suma 

miseria. 


I   An 


rgumento  es  este  ,  que  lo  tienen  algunos  políti- 
cos por  temerario  ,  y  falto  de  razón  ;  y  otros  porque  no 
pasa  de  paradoxa  :  mas  los  que  verdaderamente  lo  son, 
lo  confiesan  por  inseparable  de  la  prudente  economía, 
aumento  ,  felicidad  ,  y  constitución  gloriosa  de  una  bien 
gobernada  Monarquia. 

2  Es  constante  ,  que  el  produdo  de  las  minas  de  oro, 
y  plata  autoriza  con  las  otras  á  la  nación  ,  que  las  posees 
pero  no  es  menos  cierto  ,  que  al  paso  que  á  las  otras  en- 
riquece ,  ella  á  sí  misma  se  debilita.  Todas  acuden  á  su 
fama  :  todas  participan  de  sus  tesoros,  y  para  ella  solo 
queda  la  desdichada  carencia  de  lo  mismo  ,  que  pro- 
duce. 

4  La  ambición  de  tener  mucho  caudal  en  poco  tiempo^ 
bien  que  tenga  alguna  excepción  esta  regla  ,  como  todas, 
es  tan  corta,  que  se  puede  contar  por  única  en  su  especie. 
Nada  produce  mas  que  las  Minas,  ni  nada  hace  mas  bre- 
vemente poderosos  que  sus  producios  ;  pero  sin  embargo 
de  todo  esto  ,  es  indispensable,  que  el  Rey  prudente,  y 
deseoso  de  todo  el  lustre  ,  y  abundancia  de  su  reyno, 
atienda  á  que  la  opulencia  ,  que  le  destinan  las  Minas, 
es  el  condudo  por  donde  insensiblemente  se  deshace ,  y 
empobrece  su  corona. 

4  Aquella  misma  natural  ambición  de  los  hombres, 
sentada  al  principio  del  párrafo  anterior  ,  es  la  que  pue- 
bla las  Minas  de  auxiliares ,  dexando  á  la  agricultura  ,  á 
las  fábricas ,  y^  á  otras  operaciones  mas  útiles  sin  profeso-, 

2om.  V,  Gg  res 


2  34 

res.  Exhausta  la  tierra  de  quien  la  cultive,  produce  abró^ 

jos  en  vez  de  pan  ;  y  faltando  este  ,  y  lo  demás  necesa- 
rio para  que  el  vasallo  viva  ,  nada  se  adelanta  con  que 
las  Minas  produzcan  mucho  ,  pues  ellas  enriquecen  á 
veinte  ,  y  aquella  falta  hace  miserable  á  todo  el  rey  no. 

5  Bien  acreditaron   esta   máxima  ,  y  política  de 
Estado  los  Godos  ,  pues  siguiendo  ios  pasos  de  los  íenin 
cios ,  Cartaginenses  ,  y  Romanos  ,  que  á  la  fama  de  la 
riqueza  de  España  quisieron   tantas   veces  dominarla, 
quantas  ella  hubiera  sabido  valiente  resistirlos  j  atrave-¡ 
saron  toda  Europa  hasta  poseerla  >  pero  no  dexa  de  ad- 
vertirse ,  que  su  dominación  sepultó  en  el  olvido  el  an- 
sioso trabajo  de  las  Minas  ,  considerando  con  su  alta  pe- 
netración en  negocios  de  Estado  ,  á  correspondencia  de 
los  mas  ilustres  políticos  ,  que  hoy  tenemos  ,  que  las  Mi- 
nas de  oro  ,  y  plata  mas  abundantes ,  muy  distantes  de 
producir  á  la  nación  ,  que  las  posee  ,  algunos  grados  de 
autoridad  ,  soberanía  ,  y  opulencia  sobre  otras ,  la  entre-, 
ga  en  los  lastimosos  brazos  de  la  miseria  ,  y  de  la  escla- 
vitud i  naciendo  todo  lo  contrario  de  la  aplicación ,  y¡ 
fomento  del  Comercio  ,  de  la  agricultura  ,  y  de  benefir 
ciar  con  fábricas  todos  los  produ&os  del  reyno. 

6  En  prueba  de  esta  verdad  ,  crea  el  Príncipe  ,  que 
desee  su  mayor  autoridad  ,  y  bien  de  sus  vasallos  ,  que 
si  sus  reynos  fuesen  muy  abundantes  de  opimas  Minas 
de  oro  ,  y  plata  ,  que  cuidadosamente  cultive  :  no  lo  se- 
rá menos  de  guerras ,  y  de  vicios  ,  que  con  rigoroso  te-i 
son  lo  acaben.  Todos  quieren  la  amistad  del  que  mas 
tiene.  Las  máximas,  y  razones  de  Estado  de  los  Reyes, 
todas  se  reducen  á  sus  conveniencias  ,  y  utilidades.  Si  á 
estas  niega  sus  pretensiones  el  Príncipe  poderoso  de  Mi- 
nas de  tales  metales  ,  es  el  tribunal  de  las  armas  el  que 
divide  la  razón  j  y  como  la  guerra  por  sí  es  peste  ,  y  esta 
se  origina  por  la  del  interés ,  ¿  que  mucho  será  que  et 

rey-; 


2  35, 
rey  no  rico  ele  Minas  este  apestado  de  miseria. 

7  Si  pudieran  remitirse  á  los  ámbitos  del  guarismo 
las  calamidades ,  desdichas  ,  muertes ,  tiranías ,  opresio- 
nes ,  y  crueldades ,  que  han  costado  hasta  hoy  nuestras 
Minas  en  America  ,  vería  todo  Príncipe  cimentada  con 
apoyo  inexpugnable  esta  poderosa  razón >  y  no  es  la 
menos  apreciable  de  que  despoblándose  España  por  la. 
fama  de  las  Indias,  ni  á  estas  se  pueblan,  ni  aquella 
puede  dexar  de  ser  expe&atriz  infausta  por  el  goze  de 
sus  riquezas ;  pues  ni  las  flotas  satisfacen  su  misera  pre- 
sente constitución  ,  ni  su  mucha  plata  rebate  ,  antes  bien 
produce  su  falta  de  comercio  ,  de  labor ,  y  de  manufacr, 
turas  ,  únicos ,  y  principales  arrimos  en  que  estriva  la 
gloria  ,  y  la  opulencia  del  Príncipe  ,  y  la  abundancia,  y 
felicidad  del  vasallo. 

8  Avisennos  enhorabuena  los  escritos  extrangeros 
repetidamente  con  estas  notoriamente  verdaderas  máxi- 
mas :  declamen  contra  nuestro  método  ,  y  censuren  con 
razón  de  nuestra  práctica  ,  que  sordos  nosotros  á  sus  vo- 
ces ,  y  á  nuestras  propias  experiencias ,  seremos  señores 
de  nuestras  grandes  Minas  ,  para  ser  esclavos  de  las  de- 
mas  Potencias  Europeas  donde  faltan. 

9  No  hay  alguna  que  no  participe  mas  del  tesoro, 
que  nuestras  Minas  arrojan  ,  que  España.  De  las  quatro 
partes,  que  fructifican, y  a  esta  vienen,  ni  aún  de  la  mitad 
de  la  una  se  utiliza.  Es  indispensable  tener  gratas  áoinas 
Potencias ,  captar  con  el  oro  la  voluntada  otras ;  dexar 
que  comercien  con  los  productos  de  sus  reynos  en  el 
nuestro  ;  que  se  lleven  tanto  peso  de  plata  ,  quanto  traen 
de  ge'neros  ,  que  acá  ni  tenemos ,  ni  sabemos  hacer  V  y 
últimamente  ,  que  seamos  libres  esclavos  de  todos. 

io  Buenas  serán  las  Minas  de  oyó ,  y  plata  á  un* 
Príncipe  quando  tuviera  en  su  reyno  quanto  necesitase. 
Quando  fuera  la  agricultura  de  el'  tan  opima  como  ;|ig 

Gg  2  co-< 


2  $6 

comercio,  y  sus  fábricas j  teniendo  al  mismo  tiempo 
armas  suficientes  para  hacerse  respetable  con  todas ,  y  no 
admitir  otro  comercio  de  ninguna  ,  que  aquel ,  ó  aque^ 
líos,  que  por  no  producir  su  rey  no  materiales  para  sii 
fábrica  ,  nos  fuera  útil  el  mantenerlos.  Faltando  alguna 
parte  de  estas ,  no  aconsejare'  nunca  al  Príncipe  que  las 
mantenga  ,  pues  la  experiencia  acredita  en  nuestra  Es- 
paña ,  que  produciéndole  tanto  sus  minas  abundantísi- 
mas ,  el  real  Herario  está  sin  nervio  ,  y  los  vasallos  mn 
serabies. 

1 1  Diríjase  por  el  Príncipe  todo  el  cuidado  de  las 
Minas  al  comercio  ^agricultura  ,  manufacturas  ,  y  fábri- 
cas de  los  producios  del  país  ,  fomentando  cada  ramo  de 
estos  con  prolixa ,  y  esmerada  economía  ,  y  dentro  de  po- 
cos años  la  opulencia  del  Herario ,  y  la  abundancia  de 
los  vasallos  acreditará  ,  que  estas  son  las  exquisitas  MU 
ñas ,  que  pueden  dar  autoridad  ,  riquezas  ,  y  ciertos  ami-, 
gos  extrangeros  á  nuestro  reyno ,  como  se  experimenta, 
y  he  observado  en  los  que  no  tienen  Minas ,  y  siguen 
£Sta  verdaderamente  útil ,  y  política  economía, 

AUXILIO     IIL° 

La  multitud  de  nuestras  leyes  mas  confunden  ,  que  dirigen 
á  la  equidad  ,  y  justicia.. 


,D« 


'ebe  persuadirse  el  Monarca  ,  que  el  princípalí-í 
simo  auxilio  para  el  equitativo ,  y  justo  régimen  de  sus 
reynos  han  ,  y  deben  ser  las  leyes  con  que  se  gobiernen, 
pocas ,  sólidas  ,  y  sin  la  tenaz  admisión  de  controversias^ 
que  antes  confunden  ,  que  determinan. 

2     Tenemos  muchas  leyes,  muy  justas,  arregladas,  y 
santas  5  pero  para  cada  uno  hay  veinte  autores,  interpre- 
tándolas cada  una  de  diferente  maneja  5  cu^a  contradi- 
cen, 


237 
clon  ,  que  arrojan  ,  vicia  los  trámites  de  la  justicia  ;  pues 
ofuscando  los  entendimientos  de  los  Jueces ,  tal  vez  en- 
tre la  infinidad  de  dictámenes  que  encuentran  ,  eligen  el 
menos  adaptable  á  la  razón  ;  y  de  este  modo  se  impone 
una  sentencia  inarreglada  á  los  merecimientos  de  una 
justicia  conocida  5  y  aquello  mismo  que  está  fundado  para 
distribución  de  la  justicia  ,  y  subsistencia  de  las  Monar- 
quías ,  desfigura  á  la  primera  ,  y  vuelve  en  un  babel 
á  la  segunda. 

3  No  es  atendible  el  que  diciden  las  costumbres  del 
reyno  ,  olas  leyes  patrias ,  porque  se  refuta  esta  razón 
con  decir  ,  que  estas  tienen  sus  objetos  para  determina- 
dos casos  5  y  ademas  de  que  en  ellos  la  voz  del  Legisla- 
dor puede  alterarlos ,  son  mas  los  que  cada  día  ofrece  el 
tiempo  ,  que  los  que  hasta  aquí  ha  visto  el  mundo  >  y 
aunque  en  las  leyes  se  halla  recurso  para  todo  ,  debe  so- 
licitar el  Principe  ,  que  este  sea  justo ,  y  no  impruden* 
te  ,  pues  hay  muchos  autores,  que  se  siguen  ,  con  crédi- 
to ,  y  escribieron  mas   para  sustentar  su  eloqüencia  con- 
tra el  cara&er  de  la  just  icia  %  y  como  hay  hombres ,  que 
se  pagan  mas  de  los  accidentes  de  las  voces ,  que  de  las 
formalidades  de  los  discursos  j  difinen  las  causas  por   lo 
-que  de  aquellas  conciben  ,  no  por  lo  que  de  estas  pe- 
netran. 

4  De  aquí  se  sigue  la  mayor  ruina  del  estado  ,  pues 
alterado  el  orden  de  la  justicia  ,  cada  uno  de  los  jueces 
trabaja  poco  en  conocerla  ,  porque  tiene  autores  infini- 
tos donde  escojer  las  sentencias  j  las  mas  veces  tan  apar- 
tadas de  ella ,  como  inmediataas  al  interés  ,  y  al  sobor- 
no j  con  lo  qual  con  enriquecerse  veinte  ,  se  miran  ani- 
quilados veinte  mil ;  y  esto  es  sin  duda  terminante  con- 
tra el  Rey,  pues  aquel  es  mas  poderoso,  que  tiene  menos 
vasallos  pobres.  .  ¡    nt 

¡     De  haber  tantos ,  y  tan  encontrados  autores  para 

ca- 


238 

cada  negocio  ,  que  pueda  ocurrir  ,  nace  haber  tantos  £c^ 
trados ,  Procuradores ,  Agentes ,  y  Escribanos ,  cuyo  ira* 
ponderable  número  es  la  peste  de  la  Monarquía,  y  la  dc-^ 
bilitacion  del  Erario* 

6  No  coadyuva  menos  á  lo  uno  ,  y  á  lo  otro  los  dt- 
latados  te'rminos ,  y  plazos ,  que  las  mismas  leyes  ofre- 
cen ,  y  señalan  á  los  negocios  j  lo  que  da  fomento  para 
la  desesperación  de  los  reos  en  causas  crimínales  ,  y  per- 
dición de  muchos  caudales  de  las  partes  en  ellas,  y  en  las 
civiles. 

..  jj..  Gomo  se  transcursa  tanto  tiempo  en  unas,  y  otras 
hasta  llegar  á  los  plazos  perentorios  ,  hay  lugar  para  que 
los  Escribanos  retarden  los  expedientes ,  6  los  franqueen 
con  anticipación  al  que  les  produzca  mas :  para  que  los 
Procuradores  presenten  mas  escritos  :  ios  Agentes  su- 
pongan mas  diligencias ;  y  los  Abogados  produzcan  mas 
dictámenes  y  escritos  5  todo  reducido  á  la  aniquilación  de 
los  litigantes,  que  es  como  si  se  dixese  á  la  desolación  de  la 
Monarquía. 

8  Piense  el  Rey  en  que  se  establezca  en  sus  Estados 
una  inalterable  constitución  de  leyes,  y  de  te'rminos: 
•lo  primero  se  puede  conseguir  fácilmente  con  la  forma- 
ción de  un  Código  3  ei  que  únicamente  servirá  de  pauta, 
y  regla  á  los  Juezes  y  Letrados  5  cuya  dificultad  ,  que  á 
tos  unos ,  y  los  otros  se  ofrezca  ,  deberá  juzgarla  ,  y  di- 
finida  el  Príncipe  como  supremo  Legislador  ;  y  á  esto  se 
deberá  estar,  sin  que  quede  otro  recurso.  Y  lo  segundo, 
poniendo  un  limitado  tiempo  para  la  decisión  de  todas 
las  causas ,  separando  las  criminales  de  las  civiles ,  y  te- 
niendo atención  á  si  hay  que  traer  probanzas,  ó  justifica- 
ciones de  otros  reynos. 

i  9  Separe  el  Rey  de  sus  Tribunales  tanto  excesivo  nú- 
mero de  Letrados  ,  Escribanos ,  Procuradores  ,  y  Agen- 
tes ,  y  así  estos  como  ios  Ministros  Togados  ,   y  demás 

Jue- 


239 

Jueces ,  trabajen  continuamente  en  sus  respectivos  car- 
gos ,  pues  de  las  dilaciones  experimentadas  en  el  curso,  yy 
seguida  de  los  procesos  ,  y  otros  negocios  ,  se  aniquila 
considerablemente  el  Estado  ,  y  se  siguen  infinitos  incon- 
yenientes. 

i  o  Compuesto  el  Colegio  de  Abogados  de  la  Corte, 
y  Cnancillerías  de  un  cierto ,  moderado  número  ,  como 
igualmente  el  de  Escribanos,  Procuradores ,  &c.  no  se  > 
admitirá  ninguno  en  la  facultad  ,  hasta  que  vaque  algu» 
na  plaza ;  guardando  el  mismo  económico  orden  en  los 
demás  pueblos  del  Reyno  ;  de  cuya  manera  se  conseguí»  . 
rá  no  tenga  el  estado  tantos  enemigos,  y  las  artes  ,  y  las 
armas  profesores. 

1 1  Para  los  que  quebranten  el  séptimo  precepto  del 
Decálogo  ,  resucite  el  Monarca  la  muerta ,  y  olvidada 
resolución  del  Concilio  Narbonense,  en  que  ordena  ,  que 
al  que  hurte  la  cantidad  de  quatro  reales  ,  se  le  ponga 
en  el  suplicio  con  pronta  justificación  ;  y  esta  ley  enseña 
en  Francia  lo  muy  importante  que  es  para  que  tenga  ca- 
da uno  seguro  lo  suyo  ¿  al  contrario  de  España  ,  cu* 
yo  natural  de  sus  hijos  es  tan  inclinado  á  poseer  lo 
ageno. 

1 2  Algunos  delitos  hay  que  piden  de  justicia  la  con» 
miseración  aunque  atroces.  Tales  son  los  que  se  cometen 
en  defensa  del  propio  honor.  Y  aunque  quitar  la  vida  el 
marido  á  la  muger  ,  y  al  que  la  gozaba  ,  es  enorme  >  con 
todo ,  no  es  digno  de  la  pena  ordinaria  de  muerte  ,  á  no 
concurir  otras  circunstancias ,  que  manchen  lo  que  fue 
impulso  de  una  honrada  satisfacción  j  y  en  la  ley  escrita 
se  sabe  ,  que  era  precepto  divino  ,  muriese  apedreada  la 
muger  adúltera. 

14  Hay  otros,  que  aunque  menos  graves  son  acrce-i 
dores  á  la  sentencia  de  muerte  los  que  los  cometen.  Estos 

son 


240 

son  la  herida  por  robar  ,  o  por  asesinato ,  piíes  el  clere-* 
cho  reputa  á  la  herida  leve  con  estas  circunstancias-,  co- 
mo si  hubiera  sido  muerte  en  la  realidad  :  pues  lo  que, 
le  falta  al  a¿to  ,  lo  halla  la  ley  en  el  con  nato. 

i£  No  se  atienda  en  estos  delitos  á  la  inmuní- 
ciad  ,  que  tomen  ios  delinqüentes  ,  pues  si  en  estos 
casos  fuera  atendido  el  sagrado,. seria  la  Monarquía  antes 
desolación ,  y  reatro  de  la  crueldad ,  que  esmero ,  y  centro 
de  la  justicia. 

16  Los  que  cometiesen  delitos  mayores  como  de 
heregía ,  ó  cosa  que  á  la  Religión  se  oponga  ,  se  en- 
tregarán al  santo  Tribunal  de  la  Inquisición  >  pero  no 
por  eso  dexe  el  Monarca  de  mandar  sean  prontamen- 
te castigados  semejantes  delinqüentes  con  todo  el  rigor 
posible. 

17  Lo  mismo  se  executará  con  los  que  cometen  de* 
litos  de  lesa  Magestad  ;  siendo  su  castigo  bien  grande  pa- 
ra exemplar;  pero  en  ninguno  se  llegará  á  los  limites  de  la- 
inhumanidad  ,  como  en  Francia,  Inglaterra,  y  otros  rey- 
nos  se  executa. 

18  La  práctica  de  este  auxilio  es  tan  importan- 
te ,  que  el  Príncipe  que  la  observe ,  podrá  creer  ver- 
daderamente habrá  en  su  Monarquía  leyes  que  au- 
toricen su  justicia  ,  y  no  preceptos  que  consuman  el  Es- 
tado. 


AVA 


24  r 

AUXILIO    IV.0 

La  falta  de  muchas  tropas  nobles  en  el  rey  no  ,  causa  graves 

perjuicios.  Medio  para  que  sin  costa  del  real  Erario 

las  haya  en  abundancia, 

i  iN  o  consiste  en  que  un  Príncipe  tenga  un  conside- 
rable exercito^para  llamarse  poderoso  en  armas ,  si  la 
mayor  parte  de  el  consiste  de  inútiles ,  y  viles  ,  porque 
entonces  será  tener  muchas  personas  ,  y  pocos  soldados 
nobles ,  que  por  este  título  tan  honroso  sepan  anteponer 
su  honra  ,  y  reputación  a  su  vida. 

2  La  Monarquía,  que  de  esto  carezca  ,  puede  creer 
no  tiene  su  duración  instante  de  seguridad  ,  ni  que  po- 
drá jamás  hacer  el  ayroso  papel ,  que  la  corresponda 
entre  las  demás  Potencias  ,  porque  será  de  todas  mirada 
como  inútil ,  y  precisada  á  mendigar  el  favor  de  mu- 
chas ,  para  reprimir  las  injustas  pretensiones  de  al- 
gunas. 

3  Esta  formalidad  del  exercito  ,  y  su  buena  discipli- 
na debe  cuidarla  el  soberano  con  tanta  atención  ,  que 
parezca  la  primera  de  su  cargo  ,  pues  no  es  la  segunda 
que  mantiene  con  mas  seguridad  su  Corona  ;  y  para 
mayor  esmalte  de  este  cuidado  ha  de  proporcionar)  que 
sus  soldados  este'n  dirigidos  por  Gefes  nobles  por  su 
nacimiento  ,  y  no  por  su  graduación  i  que  los  privilegios 
de  la  sangre  heredada,  siempre  influyen  con  distinto  de- 
coro de  los  adquiridos  ,  porque  las  raices  de  los  prime-» 
ros  son  tan  profundas ,  como  superficiales  las  de  los  se- 
gundos. 

4  Que  entre  los  mismos  soldados  los  haya  nobles 
con  alguna  distinción  ,  será  mayor  realce  para  la  autori- 

íom.  Vt  Hh  ¿ádé 


242 

dad  t  y  aunque  algunos  políticos  creen  es  Indispensable 
que  la  Magestad  salga  á  campaña  ,  para  que  la  nobleza 
del  reyno  lo  haga  con  tan  grande  exemplar  j  hay  otro 
medio  para  que  esta  se  consiga  sin  tanto  motivo. 

5  Cierre  el  Príncipe  el  paso  á  las  concesiones  tan 
repetidas ,  y  freqüentes  ,  que  hace  de  Hábitos  $  cuyas 
mercedes  son  muchas  veces  á  beneficio  de  sugetos  ,  que 
por  muchos  títulos  no  los  merecen.  Quite  el  mal  intro- 
ducido abuso  de  estas  gracias  tan  comunes  ,  que  con  vi- 
lipendio de  los  mismos  Hábitos  se  suelen  dar  á  doncellas 
en  dote  ,  y  aún  acredita  la  experiencia  ,  que  en  algunas 
casas  se  tienen  como  hereditarias  estas  mercedes. 

6  Las  Ordenes  Militares  se  hicieron  para  los  que 
verdaderamente  lo  sean.  Disponga  el  Monarca  no  pueda 
ninguno  de  sus  vasallos  solicitar  algún  Habito  sin  experi- 
mentarse, que  le  está  sirviendo  en  sus  exercitos,  ó  le  haya 
servido  á  lo  menos  diez  años  5  cuya  providencia  rigoro- 
sa ,  y  exádamente  observada ,  acreditará  dentro  de  poco, 
tiempo  su  provecho ,  pues  se  verán  las  tropas  muy  nu- 
merosas, y  autorizadas  con  infinitos  jóvenes  ilustres,  que 
aquel  incentivo  del  honor  los  inclinará  á  las  armas ,  y 
congeniando  ,  y  habituándose  á  ellas ,  y  á  la  vida  mili- 
tar ,  aún  después  de  logrado  el  premio ,  será  difícil  de-* 
xen  de  seguir  la  milicia. 

7  La  Orden  de  San  Juan  acredita  esta  razón ,  pues 
siendo  mucho  mas  gravoso  el  me'rito,  que  se  debe  con- 
traer para  poder  recibirla  ,  como  es  el  de  siete  años  de 
carabanas  en  el  mar  :  no  falta  multitud  de  jóvenes ,  que 
ansiosamente  aspiran  á  este  trabajo,  por  conseguirlos 
lustres  de  aquel  honor. 

8  Á  los  demás  soldados  procure  el  Principe  tenerlos 
bien  pagados  ,  y  que  el  trato  que  experimenten  en  los 
superiores  ,  sea  dirigido  por  la  humanidad  ,  y  no  por  la 
fiereza  ,  como  se  acostumbras  lo  que  da  motivo  á  deser- 

cio- 


245 

dones ,  y  á  que  todos  miren  con  horror  la  milicia. 

p  Para  que  esta  sea  tan  sobresaliente  en  valor  ,  co- 
mo en  números  ni  jamas  se  tenga  ociosa  ,  ni  se  le  nie- 
gue el  premio ,  que  corresponda  á  cada  uno  de  sus  pro- 
fesores. Con  lo  primero  se  les  desvia  de  los  males  im- 
ponderables ,  que  la  ociosidad  influye  i  y  con  lo  segundo 
se  les  anima  á  que  haga  prodigios  su  valor. 

AUXILIO    V.* 

El  Comercio  es  principal  nervio  de  la  Monarquía, 

i  JLi  a  mayor  reputación  de  un  Rey  pende  en  su  ma- 
yor Comercio.  Él  es  la  mina  poderosa ,  que  hace  flore- 
ciente ,  y  respetado  al  de  Inglaterra ,  y  otros ;  ai  paso 
que  debilita  al  de  España  por  tener  desconocido  entera- 
mente este  imponderable  tesoro. 

2  Piense  el  Príncipe ,  que  nunca  llegará  su  Mo- 
narquía á  aquel  estado  de  autoridad,  que  pueda  ape- 
tecer ,  mientras  no  sea  su  comercio  á  correspondencia 
de  sus  frutos. 

3  Siendo  tantos  ,  y  tan  especiales  los  que  arroja  Es- 
paña ,  parece  ,  ó  incapacidad  de  sus  hijos ,  6  falta  de  co- 
nocimiento de  sus  Ministros ,  el  que  sean  para  enri- 
quecer á  los  extrangeros  t  y  empobrecer  á  los  propios. 

4  A  correspondencia  de  los  opimos  frutos  de  Espa- 
ña ,  hay  caudales  muchos  para  comerciar.  La  lastima 
es ,  que  habiéndose  creído ,  por  la  ciega  fantasía  ,  que 
este  exercicio  es  indecoroso  ,  los  mismos  que  pueden  ,  y 
deben  fomentarlo  ,  son  los  que  procuran  enteramente 
extinguirlo. 

5  Esto  lo  consiguen  vendiendo  á  los  extrangeros 
los  frutos  en  rama  ;  los  mismos  que  nos  obliga  la  necesi- 

Hli  2  dad 


244 

dad  á  comprarlos  después  labrados  }  y  por  altos  precios, 
pues  la  carencia  de  lo  que  el  país  produce  ,  hace  que-  no 
se  labre  ,  y  se  venda. 

6  Lo  primero  que  se  consigue  en  un  reyno  con  un 
buen  comercio  es  la  abundancia  en  e'l  de  aquello  mismo 
que  produce  ,  y  se  labra  ,  lo  que  dá  un  gran  se'r  al  Esta- 
do, y  al  Erario  mucho  nervio. 

7  Lo  segundo  ,  que  no  sale  dinero  alguno  del  rey- 
no  para  otros  5  cuya  máxima  debe  ser  atendida  del  Prin- 
cipe ,  como  que  cada  millón  que  sale ,  y  entra  en  otro, 
es  darle  i  e'ste  un  grado  de  superioridad  sobre  aquel ,  si 
por  otra  parte  no  percibe  lo  mismo  de  que  se  des- 
pojó. 

8  Lo  tercero  ,  que  mientras  mayor  es  el  comercio, 
circula  mas  el  dinero  en  el  reyno ,  y  como  es  la  subs- 
tancia del  Estado  ,  todos  sus  miembros  participan  de 
ella ,  y  todos  se  animan  con  este  estimulo  á  mayores  pro- 
gresos. 

9  Lo  quarto  ,  que  á  correspondencia  del  cuerpo  del 
comercio  ,  habrá  en  los  mares  gran  número  de  naves  de 
particulares  ,  la  que  en  un  preciso  empeño  sirven  de 
grande  auxilio  en  el  reyno  para  sobstener  competencias 
de  los  enemigos,  y  aún  para  servir  de  mucho  en  una 
campaña  naval. 

10  Y  lo  quinto  ,  que  al  mismo  paso  que  por  el  co^ 
mercio  hay  un  gran  número  de  naves  j  hay  igualmente, 
ó  se  cria  un  gran  número  de  Marineros  j  que  no  es  el 
mas  pequeño  poder  de  un  Monarca  ,  como  lo  acredita 
el  de  Inglaterra  con  los  suyos  ,  por  los  quales  es  respeta- 
do en  la  Europa. 

1 1  Pudiendo  producir  todo  esto  el  comercio,  pue- 
de discurrirse  ,  que'  no  motivará  de  lastima  su  carencia 
al  reyno  que  la  experimente* 

1 2  Donde  esto,  se  observa  como  en  España ,  es  ín- 
i--:...  í  dis- 


241 
dispensable ,  que  para  fomentar  vigorosamente  el  comer- 
cio use  el  Soberano  de  la  máxima  de  ser  el  primer  co- 
merciante de  su  reyno  :  así  como  lo  es  el  Bretanico  del  su- 
yo ;  el  Emperador  de  la  China  de  sus  dominios  ;  y  la  ma- 
yor parte  de  los  Príncipes  de  Italia. 

1 3  Este  arbitrio  ,  ó  buena  razón  de  Estado  ,  dará 
motivo  para  que  todos  los  Grandes  ,  y  Señores  acauda- 
lados sigan  el  mismo  rumbo  que  el  Príncipe  >  dé  que  se 
seguirán ,  ademas  de  los  ya  expresados ,  los  beneficios 
de  que  los  pobres  tengan  mas  empleos  con  que  alimen- 
tarse >  los  extrangeros  menos  motivo  para  sus  contra- 
vandos  ;  el  reyno  mas  causa  para  sus  felicidades  ,  y  el 
real  Erario  mayor  fondo  para  las  ocasiones  en  que 
lo  necesite. 

AUXILIO    VI.0 

Lo  mucho  que  importa  al  Príncipe  el  dar  públicas 
Audiencias, 


,E 


iste  auxilio  tan  grande  para  el  Soberano  ,  y  que 
estaba  en  España  tan  bien  recibido  :  lo  ha  arrojado  de 
ella  injustamente  la  lisonja  ,  y  la  tiranía  de  los  magnates, 
con  la  máxima- perniciosa  de  que  sus  delitos  no  sean  des- 
cubiertos irremediablemente. 

2  Paliaron  esta  injusta  oposición  desde  que  la  in- 
troduxeron  ,  diciendo  con  exageración  lisongera¡,  que 
era  mucho  el  trabajo  de  los  Soberanos  ,  y  que  se  expo^ 
nian  sus  reales  vidas;  como  si  fueran  de  mas  delicada  na* 
turaleza  que  la  de  otros  grandes  Príncipes  sus  antece- 
sores ,  que  daban  públicas  audiencias  ,  y  descubrían 
en  ellas  cosas ,  que  murieran  sin  saber  á  no  tenerlas. 

3  El  gran  Felipe  II.0  soiia  decir  ;  Que  no  habia  cosa 

mas 


mas  útil  al  Principe  que  las  audiencias  públicas  \  pues  se  sa- 
bia ,  y  comprebendia  mas  en  esta  escuela  ,  que  en  las  mas  sa- 
bias f  y  prudentes  aulas. 

4  Tenga  el  Príncipe  dos  audiencias  lo  menos  en  cada 
Semana.  De  estrechísima  orden  para  que  se  trate  á  quan- 
tos  concurran  con  miramiento ,  y  no  con  menosprecio; 
porque  ademas  de  ser  esto  indecoroso  á  la  real  casa  ,  se 
atemoriza  ai  concurrente  ,  y  pudiendo  decir  mucho  ,  el 
temor  le  hace  callar  todo. 

5  Oygase  á  cada  uno  separadamente;  y  si  el  asunto , 
ó  noticia  que  se  comunicare  fuese  de  tanta  gravedad,  que 
necesite  mas  tiempo  para  su  inteligencia  é  inspección, 
mande  el  Soberano  volver  á  otro  dia  al  que  diese  el  im- 
portante aviso,  y  dele  audiencia  secreta. 

6  Muéstrese  con  semblante  agradable  para  separar 
el  respeto ,  que  motiva  la  Magestad  al  que  va  á  hablar- 
le ;  y  en  aquellas  materias ,  ya  sean  de  poca  ,  ó  de  nin- 
guna conseqüencia  ,  despache  á  los  que  las  expongan  á 
sus  respectivos  Jueces  ;  pero  en  las  dignas  de  la  real 
atención  ,  fondee  con  algunas  preguntas  agradables  pa- 
ra animarlos ,  todas  las  intenciones  de  los  que  las  comu- 
niquen. • 

7  Justificándose  que  alguna  noticia  de  estimación  es 
calumniosa,  hágase  un  exemplár  castigo  con  el  delinquen-* 
te  primero  ,  y  publiquese  por  todo  el  reyno  su  delito ,  pa- 
ra que  todos  escarmienten. 

8  Separándonos  de  que  como  Soberano  ,  y  primer 
Juez  de  sus  reynos ,  debe  el  Monarca  en  conciencia  oír 
las  quexas  de  sus  vasallos  ,  porque  algunas  suelen  ser 
contra  personas  de  tan  alto  cara&er  ,  que  no  tienen  otro 
recurso  que  al  trono ,  y  aún  por  escrito  no  pueden  ha- 
cerlo ;  separándonos ,  digo  ,  de  esta  indispensable  obliga- 
ción ,  debe  el  Rey  dar  audiencias  públicas  para  su  instruí 
clon  y  para  su  mejor  gobierno  >  para  la  felicidad  de  sus  rey' 

nos} 


M7 

nos  ,  y  por  propia  utilidad  de  su  real  vida, 

9  Para  su  instrucción ,  porque  aún  de  aquel  corto 
trato  con  tanta  variedad  de  gentes  ,  puede  iluminarse  su 
real  talento  de  modo  ,  que  sea  desconocido  dentro  de  po- 
cos años. 

10  Para  su  mejor  gobierno  ,  porque  ilustrado  con  las 
varias  (y  muchas  importantísimas)  noticias  que  le  comu- 
niquen ,  podrá  dirigir  sus  mandatos  á  correspondencia 
de  los  males  de  que  sea  instruido  padecen  sus  rey  nos  ,  ó 
que  cometen  algunos  poderosos. 

1 1  Para  la  felicidad  de  sus  reynos  ;  porque  sabiendo 
las  injusticias  que  en  ellos  se  executan  :  los  delitos  que 
no  se  castigan  ,  y  los  vicios  ,  y  abusos  en  que  se  delin* 
quiese  5  pueden  ser  sus  providencias  de  modo  ,  que  re- 
sucite á  la  justicia,  y  á  la  re&itud,  y  adquiera  el  justo  t¿ 
tulo  de  verdaderamente  grande. 

1 2  T por  propia  utilidad  de  su  real  vida  ;  porque  aun- 
que la  nación  Española  tiene  tan  acreditado  su  inimitable 
fidelidad  ,  amor  ,  y  respeto  á  sus  Soberanos,  tiene  senta- 
do por  cierto  la  experiencia  ,  que  alguna  vez  se  libró 
alguno  por  la  noticia  ,  que  del  caso  se  le  comunicó  en 
una  audiencia  publica  ,  de  cierto  peligro  inminente ,  yi 
cercano  que  le  amenazaba :  y  otro  experimentó  igual  be- 
neficio por  otra  semejante  noticia  dada  en  el  mismo, 
a&o. 


ÁU-j 


auxilio    yn.° 

Siempre  ocasionan  los  grandes  Privados  mayores  males  en  la 

Monarquía  ,  y  con  quiénes  ha  de  ?nantener  el  Príncipe 

alguna  familiaridad, 

i  IVJLuckos  ámbitos  ofrece  este  Auxilio  ,  para  expli- 
carlo de  modo  ,  que  ai  Príncipe  le  sea  útilísimo  su  uso, 
y  nada  menos  importante  al  Estado  ;  pero  nos  reducire- 
mos á  lo  estrecho  de  este  escrito  ,  explicando  en  pocas 
palabras ,  lo  mucho  que  importa  su  observancia. 

2  Decimos,  pues,  que  el  Príncipe  no  debe  tener  de 
ningún  modo  algún  Privado  ,  en  quien  verdaderamente 
este  reasumida  su  magestad  ,  su  autoridad  ,  y  su  sobera- 
nía; porque  ademas  de  que  esto  es  vituperable  en  la  mis- 
ma magestad  ,  porque  siendo  ella  suprema  ,  se  esclavi- 
za enteramente  ,  y  se  sujeta  á  la  voluntad  del  vasallo, 
que  mas  parece  Monarca  en  mandar  ,  que  subdito  en 
obedecer  :  sus  reynos  están  en  los  mas  miserables  ter- 
mi  nos  por  hallarse  la  cabeza  fuera  de  sus  precisos  li- 
mites. 

3  Viendo  los  Grandes  ,  y  los  Ministros  que  todo 
lo  manda  el  Valido  ,  la  emulación  los  conspira  contra  el, 
y  ya  que  en  otra  cosa  no  puedan  ,  se  vengan  en  no  acon- 
sejar lo  justo  ,  sino  aplaudir  lo  mas  enorme  ,  para  que 
las  malas  conseqüencias  de  esta  conduda ,  inflamen  al 
reyno ,  y  este  repita  en  quexas  dolorosas  al  Rey  la  tira- 
rúa  de  su  Privado. 

4  Las  resultas  de  este  vengativo  desorden  ,  las  pade- 
ce el  Estado  ,  y  el  honor  de  su  Príncipe  ,  que  se  vitu- 
pera en  las  demás  Potencias  ,  y  por  sus  mismos  vasa- 
llos. Los  que  pueden  ,  no  reprehenden  á  estos  ,  porque 

co- 


249 
como  aspiran  á  desvocarlos  para  precipitar  ai  Privado, 
solo  dan  parte  al  Rey  de  los  escritos  ,  que  contra 
aquel  se  hallan  en  las  esquinas  ;  pero  no  se  hace  diligen- 
cia de  hallar  á  los  delinqüentes  ,  porque  muchas  vezes 
son  mandados  de  los  mismos  por  quienes  debieran  ser 
corregidos j  y  hecho  todo  el  reyno  una  confusión,  el  Rey 
insta  en  favorecer  al  Valido  ,  conociendo  el  horror  con 
que  le  miran  :  este ,  en  manifestar  su  autoridad  con  el 
real  favor  :  los  que  le  aborrecen  en  perseguirlo  ;  y  el 
pueblo  en  hablar  públicamente  del  Rey  ,  del  Privado, 
y  del  Ministerio  ;  y  desterrando  á  la  justicia  de  don- 
de esto  pasa ,  solo  se  experimentan  insultos  ,  ¿  inso-- 
lencias. 

5  Bien  canonizan  esta  verdad  todos  los  reynos  ,  cu- 
yos Reyes  han  entregado  las  riendas  del  gobierno  á  la 
necia  confianza  de  Validos.  Hoy  lamenta  ,  y  lamentará 
por  muchos  siglos  Inglaterra  ,  los  males  espirituales  ,  y 
temporales  que  le  ocasionó  el  Cardenal  Bolseo ,  pervir- 
tiendo á  un  Rey  tan  Católico  ,  (por  haber  hecho  adju- 
rar de  la  mas  santa  Religión  á  su  nación  )  al  paso  que  sa- 
bio, como  Enrique  VIII.0  Francia  aún  no  ha  enjugado  las 
lagrimas  á  que  le  dio  justa  causa  la  privanza  del  Carde- 
nal de  Richiliea  ;  y  Portugal  suspira  todavía  la  perdida 
de  su  gran  Rey  Don  Sebastian  ,  por  la  torpe  persuasión 
de  su  privado  el  Arzobispo  Albeira  y  Sousa. 

6  Pero  no  es  necesario  mendigar  exemplos  foraste- 
ros ,  quando  en  nuestra  España  tenemos  largas  expe- 
riencias de  lo  que  han  motivado  de  males  en  ella  sus 
Privados ,  y  por  hablar  de  los  mas  recientes ,  véanse  las 
las  lastimas  que  motivó  al  reyno  el  Duque  de  Lerma,  en 
tiempo  del  señor  Don  Felipe  III.°,  y  el  Marques  de  siete 
Iglesias  en  el  mismo  reynado ,  y  las  que  ocasionó  el 
Conde-Duque  de  Olivares  en  tiempo  del  señor  Don  Fe- 

tom.  V.  Ii  li- 


250 

iipe  IV.°  que  fueron  tales ,  que  por  no  manchar  el  papel 
es  preciso  sepultarlas  en  el  silencio, 

7  Aún  en  las  divinas  letras  tenemos  muchos  exem- 
piares  de  lo  que  pueden  ocasionar  los  Privados.  Aman, 
lo  fue  tanto  de  Asuero  ,  que  mas  parecia  el  Rey  ,  que 
el  vasallo  ,  y  después  de  otras  ruinas ,  que  motivó  su  ti- 
rania  ,  y  ambición  en  el  Imperio ,  estuvo  cerca  de  que 
consintiese  el  Rey,  en  que  se  diese  muerte  á  la  Rey  na 
su  hermosa  consorte  ,  como  ya  tenia  ,  determinada  la  de 
Mardoqueo  su  tio  ;  pero  probó  el  Valido  en  su  vida  ,  el 
teatro  que  previno  para  que  á  Mardoqueo  sirviese  de 
muerte. 

8  Chusi  lo  fue  de  Absalon,  y  aconsejándole  la  rebe- 
lión contra  David  su  Padre  ,  le  hizo  objeto  lastimoso  de 
la  compasión  ,  quedando  colgado  de  un  árbol  en  castigo 
de  su  indigno  atrevimiento. 

9  Últimamente  ,  Joab  lo  fue  del  mismo  David  ,  con^ 
fiando  en  e'l  todo  el  manejo  de  las  armas  5  y  cumplió 
tan  mal  con  los  reales  mandatos ,  que  aún  en  el  último 
periodo  de  su  vida  ,  no  olvidó  David  encargar  á  su  hi-j 
jo  Salomón  castigase  sus  atrevimientos. 

~~io  Todos  estos  exemplares  acreditan  ,  que  el  Prín-I 
cipe  no  debe  tener  Privado  que  mande,  sino  criado  que 
obedezca.  Sean  premiados  sus  aciertos  5  pero  no  se  ha- 
gan arbitras  de  las  acciones  de  un  Monarca  sus  pro-} 
videncias. 

1 1  Debe  el  buen  Rey  disimular  la  pasión  ,  que  tu->> 
viere  á  qualesquiera  de  sus  Ministros.  Oculte  la  Mages<- 
tad  lo  que  produce  la  afición  ,  porque  aunque  es  hom-\ 
bre  como  los  demás,  y  está  por  lo  mismo  sujetó  á  las  pa- 
siones ,  ha  de  diferenciarse  de  todos  en  esto  ,  así  como  se 
diferencia  de  los  demás  en  su  real  poder.  Manifestando 
un  ciego  amor  al  Privado,  consigue  con  esto  ,  que  de 

buev 


i  2*r 

bueno  se  haga  malo  ;  que  de  aplicado  se  convierta  en 
ocioso  j  porque  la  satisfacción  de  que  vive  e#  toda  la 
gracia  del  Rey  ,  le  hace  olvidar  el  trabajo  ,  y  engreírse 
en  lo  que  es  muy  perjudicial  al  Rey,  y  al  Estado. 

12  Sepan  todos  los  Ministros  ,  que  logrará  mayor 
amor  del  Monarca  aquel  que  mas  trabaje  ,  y  mas  se  apli- 
que á  los  asuntos  correspondientes  á  su  Ministerio.  Es 
mucho  á  lo  que  induce  el  conseguir  la  real  gracia  ;  y  no 
ignorando  alguno ,  que  esta  la  conseguirá  solo  el  que 
mas  se  adelante  en  la  aplicación  ,  y  en  producir  los 
mejores  proyectos  para  beneficio  ,  y  reputación  del  Es- 
tado :  todos  querrán  adelantarse ,  y  ninguno  llegará  á 
dormirse. 

1 3  Parece  muy  propio  ,  que  el  Príncipe  tenga  al- 
guna familiaridad  (  sin  que  por  esto  se  pierda  un  ápice 
á  la  magestad  ,  porque  entonces  sería  peor  que  la  enfer- 
dad  el  remedio  )  con  sus  Ministros ,  y  con  aquellos  gran- 
des ,  y  doctos  varones  en  quienes  pueda  hallar  documen- 
tos ,  que  perfectamente  le  instruyan  en  todo.  Trate  á 
cada  una  separadamente.  Propóngales  de  este  modo  un 
asunto  general  á  todos.  Recoja  por  escrito  el  parecer  de 
cada  uno  sobre  el  mismo  caso.  Y  alterando  así  las  mate- 
rias ,  haga  una  colección  de  todas  ,  que  le  será  tan  útil, 
como  que  llegará  el  caso  de  que  haya  precisión  de  usar 
de  los  medios ,  que  según  los  asuntos  propuestos  ,  traba- 
jaron ,  y  propusieron  aquellos  hombres  sabios.  Y  esto 
no  es  otra  cosa  que  tener  prevenido  el  remedio  para 
aplicarlo  quando  llegue  el  accidente  ;  que  esperar  á 
buscar  aquel  en  el  mismo  instante  que  se  experimenta 
este,  es  dar  lugar  á  que  la  precipitación  para  discurrir 
niegue  lo  precioso  del  acertar. 

14  Premiense  con  franqueza  los  productos  del  en- 
tendimiento, y  las  acciones  del  valor.  Ni  se  atienda 
mas  ala  pluma  que  á  la  espada.,   ni  por  el  contrario; 

li  a  sa-: 


252 

sabiendo  que  son  iguales  en  su  importancia  la  Toga, 

y  la  Gola. 

AUXILIO      VIII.0 

Es  muy  útil  al  Estado  que  el  Monarca  tenga  en  varias  par- 
tes  de  sus  rey  nos  sugetos  de  ciencia  ,  y  conciencia  para  los 
fines  que  se  dirán.  T  cómo  ha  de  ser  la  correspondencia 
que  con  ellos  mantenga.. 


i  JCm  todas  las  Ciudades  de  su  reyno  debe  tener  el 
Monarca  algunas  personas  de  vida  exemplar,  bien  ins- 
truidas en  divinas,  y  humanas  letras,  y  que  no  antepon- 
gan la  pasión  al  mérito. 

2  De  estos  varones  se  informará  el  Príncipe  de  to- 
dos  los  sugetos  capaces  para  servir  los  empleos ,  que  se 
hallaren  vacantes  i  adviniéndoles ,  para  que  la  elección 
sea  correspondiente  al  ministerio,  que  haya  de  entender 
cada  uno  ,  la  facultad  en  que  se  ha  de  exercitar. 

3  Como  los  avisos ,  que  en  este  particular  tendrá 
el  Monarca  ,  serán  dados  por  varones  timoratos  ,  y  sa- 
bios ,  mas  bien  expondrán  no  haber  en  el  dia  sugeto  ,  ó 
sugetos  capaces  para  servir  al  Rey  en  lo  encargado,  que 
hacer  la  elección  en  los  que  no  fuesen  muy  suficientes 
para  el  caso.  Lo  uno  ,  porque  atenderían  á  sus  concien-i 
cías  antes  que  á  otros  miramientos ;  y  lo  otro  ,  porque 
del  desempeño  lucido  ,  ó  del  proceder  injusto  ,  habían  de 
merecer  ,  ó  las  gracias  ,  ó  las  quejas  del  Rey  ,  y  no  se  ex^ 
pondrían  jamas  á  pasar  por  las  angustias  de  lo  segundo, 
sin  que  su  escrutinio  do&o  no  procurase  hacerse  acreedor 
á  lo  primero. 

4  Este  auxilio  tan  poderoso  trae  consigo  ,  lo  prime- 
ro >  que  se  ocupase  cada  empleo  en  sugeto ,  que  fuese 

pro- 


25; 
propio  de  su  estudio  para  su  desempeño  ;  porque  es  una 
intolerable  confusión,  que  el  buen  soldado,  experimenta- 
do mucho  en  las  campañas,  sirva  cosa  que  jamas  exercitó. 
Que  el  político ,  y  de  buenas  máximas  de  Estado  ,  se- 
emplee  en  asuntos  de  Hacienda  ,  y  así  en  los  demás  mi- 
nistros ;  porque  servido  cada  uno  por  sugeto  hábil  en 
¿k. i  tómala  Monarquía  nervio  ,  reputación  ,  y  conser- 
vación ;  sucediendo  por  el  contrario  una  desolación  in- 
sensible ,  como  que  quien  dirige  las  providencias  corres- 
pondientes á  los  negocios ,  que  están  á  su  cargo ,  y  no 
entiende  ,  camina  á  ciegas  ,  sin  luz  ,  y  sin  norte  ,  y  todo 
lo  reduce  á  un  abismo. 

5  Lo  segundo  ,  aquellas  precisas  ,  é  indispensables 
utilidades  ,  que  produce  siempre  al  Estado  ,  el  que  los 
que  regenten,  y  ocupen  sus  principales  ministerios,  sean 
mui  instruidos  en  ellos ;  pues  de  aquí  resulta  una  recí- 
proca ,  y  arregladísima  correspondencia  ,  tanto  en  el 
reyno  ,  como  en  los  vecinos. 

6  Lo  tercero  ,  que  entendiendo  cada  uno  todos  los 
ramos  ,  que  nacen  del  cuerpo  de  su  empleo  ,  dá  aquellas 
acertadas  providencias  para  el  mejor  orden  ,  y  adelanta- 
miento de  cada  uno.  V.  g.  el  bien  instruido  enla  guerra, 
dispone  todos  los  emolumentos  necesarios ,  tanto  para  la 
mejor  disciplina  de  la  tropa  ,  como  para  poner  al  reyno 
quasi  inexpugnable.  El  que  lo  está  en  los  negocios  de 
Indias,  determina  lo  acertado  para  su  mejor  gobierno,  di- 
rección ,  y  opulencia.  El  que  lo  está  en  el  tranco ,  y  co-< 
mercio ,  dá  las  reglas,  y  documentos  propios  para  que 
ambos  se  exerciten  con  vigor ,  y  las  manufacturas  con 
ganancias  seguras  ,  y  ciertas  ;  y  á  este  modo  en  los  de- 
mas  asuntos;  de  cuya  organización,  y  armonía  resultan 
todos  los  bienes  ,  de  que  por  esta  falta  carecemos  ,  y  los 
males  ,  que  por  ella  misma  experimentamos. 

2     Y  lo  quarto,  cjue  tanto  en  lo  Eclesiástico  ,  como 

en 


254 

en  lo  secular  ,  será  atendido  el  mérito  ,  y  no  el  empeño; 
porque  así  como  el  que  regenta  qualquiera  ministerio, 
estará,  como  ya  se  ha  dicho,  muy  instruido  en  todas  sus 
dependencias ,  y  conexiones  ,  no  admitirá  á  su  lado  á 
quien  no  tenga  alguna  prá&ica  en  ello,  sino  es  que  querrá 
sea  enteramente  consumado  en  ella. 

8  La  correspondencia  que  el  Monarca  deberá  man- 
tener con  las  personas  que  tenga  sañaladas  ,  y  escogidas 
en  cada  una  de  las  Ciudades  de  su  reyno  ,  será  precisa- 
mente muy  secreta ;  para  lo  qual  les  tendrá  encargado 
muy  estrechamente  el  sigilo  ,  y  les  hará  presente,  que  ex- 
perimentará el  que  lo  declarase  la  real  indignación  ;  esto  á 
fin  de  que  se  evite ,  que  el  público  tenga  esta  noticia. 

p  Por  estas  mismas  personas  será  el  Monarca  infor- 
mado de  los  blasfemos,  sean  del  cara&er  ,  estado  ,  ó  dig- 
nidad que  fueren;  y  con  una  pronta  ,  y  secreta  justifica- 
ción, serán  castigados  públicamente  con  todo  el  rigor  dis- 
puesto por  las  leyes  para  tan  atroces  delitos  ,  #sin  tener  la 
menor  compasión  ,  atendiendo  á  que  quien  blasfema, 
no  debe  ser  reputado  por  otra  cosa,  que  por  un  miembro 
podrido  del  Estado,  con  aptitud  suficiente  para  infestar  á 
¡os  demás. 

10  Será  igualmente  informado  por  las  mismas  perso- 
nas ,  si  se  suscitan  disputas  inútiles,  sobre  puntos,  y  ma- 
terias no  decididas  por  la  Sede  Apostólica  ,  y  para  evitar 
totalmente  las  ruinas  espirituales  ,  que  pueden  resultar 
de  semejantes  excesos :  deberá  el  Monarca  estar  de  acuer- 
do con  los  Prelados  Eclesiásticos  ,  y  si  estos  no  lo  reme- 
dian, sean  corregidos  severamente,  y  los  disputantes  ame- 
nazados con  rigor;  y  si  reinciden  ,  castigados  sin  tem- 
planza. 

ii  De  este  Auxilio  resultarán  muchos ,  que  usados 
como  se  debe,  harán  floreciente  al  reyno  ,  feliz  al  Prin- 
cipe ,  y  dichosos  álos  vasallos., 

AU-i 


AUXILIO     I  X.° 

Males  que  ocasiona  al  Estado  la  muchedumbre  de  Religiosos^ 
y  qué  debe  hacer  el  Príncipe  para  su  remedio. 


i   üii 


is  tan  formidable  el  cuerpo  de  Religiosos  que  te- 
nemos en  nuestra  España  ,  que  su  número  asombra  5  y 
es  tan  perjudicial  al  Estado  tantos  Religiosos  ,  como  que 
deben  reputarse  para  el  por  miembros  muertos  5  circuns- 
tancia que  hace  indispensable  para  el  mejor  orden  del 
reyno ,  la  .providencia  de  disminuir  su  número  ,  sin  que 
permita  el  Soberano  haya  mas  individuos,  que  los  que 
hubo  al  principio  de  cada  fundación. 

2  La  mayor  parte  de  los  bienes^  raízes  ,  y  estos  de 
los  de  mejor  calidad  ,  están  en  poder  de  los  Religiosos, 
de  cuyos  producios  no  pagan  ,  ni  contribuyen  nada  ,  de 
que  nacen  males  muy  considerables  para  el  Estado ,  pues 
si  ayudaran' á  los  seculares  con  la  contribución  ,  que  cor- 
respondiese á  los  frutos  de  sus  grandes  posesiones  ,  ó  sí 
estuvieran  estas  en  su  poder  ,  seria  mucho  mas  crecida  la 
abundancia  ,  y  riqueza  de  los  vasallos  ,  y  menos  las  im- 
ponderables utilidades  de  los  Religiosos  ,  que  usurpan  al 
Patrimonio  real  aquellas  grandes  porciones  de  marave- 
dises ,  de  que  gozaria  si  tuviesen  los  seculares  los  bienea 
que  poseen.  Debe  atender  el  Principe  ,  como  máxima 
justa,  que  el  estado  de  los  Religiosos  no  los  exime  de 
vasallos ,  y  como  en  el  tributo  se  conoce  el  vasallage  con 
propiedad  ,  ellos  contemplan  ligeramente  que  no  lo  son, 
respecto  de  que  con  nada  contribuyen  al  Rey.  Destierre 
esta  tan  mal  introducida  prá&ica  ,  que  es  un  vdaño  fatal 
para  el  reyno  -•>  y  haga  que  paguen  de  los  bienes  .que  eran 
de  ios  seculares,  y  entraron  en  poder  de  los  Religio- 

sos2 


2$6 

sos  ,  lo  mismo  que  contribuían  en  el  de  aquellos. 

3  Negáronse  á  este  tan  justo  cumplimiento  los  Sa- 
cerdotes de  los  Anabaptistas  ,  y  san  Agustin  les  obligó  á 
el  5  diciendo  :  » Vosotros  sois  verdaderos  vasallos  del  Cesar', 
nel  vasallage  se  reconoce  en  la  contribución  ,  y  vuestro  estado 
r>de  ningún  modo  os  liberta  de  él  h  antes  él  mismo  influye  de- 
nbeis  ser  los  primeros  ,  que  tributéis  para  enseñar  a  los  de- 
irmas.  T  últimamente  ,  b  b abéis  de  justificar  ,  que  no  recono- 
ttceis  al  Cesar  por  vuestro  Soberano  ,  ó  habéis  de  contribuirle 
ncon  la  parte  legítima  ,  que  le  corresponda  ,  según  los  frutos 
r>  que  produzcan  vuestros  bienes  ;  y  según  lo  dispuesto  ,  y  ob- 
r> servado  por  el  mismo  fesu  Christo.  Y  con  efecto  ,  lo  tuvo 
este  justo  empeño  de  san  Agustin  ;  de  que  s&  debe  ase- 
gurar ,  que  si  profesando  los  Anabaptistas  muchos  ,  y. 
grandes  errores  contra  la  verdadera  Iglesia  ,  les  hizo  el 
Santo  contribuyesen  al  Cesar  con  los  derechos  justos, 
como  vasallos?  con  mayor  causa,  sin  comparación,  deben 
hacer  lo  mismo  con  su  Rey  los  Religiosos  Católicos,  que 
sin  profesar  error  alguno  contra  la  Iglesia  ,  profesan  per- 
fectamente la  santísima  ley  de  Gracia. 

4  Otro  daño  imponderable  se  sigue  contra  el  Esta- 
do, y  aún  las  mas  veces  contra  los  que  debian  reputarse 
por  legítimos  herederos ,  de  la  permisión  mal  tolerada  de 
dexar  muchos  que  mueren  por  herederos  universales  de 
sus  bienes  crecidos  á  las  Comunidades  Religiosas ,  apar- 
tando injustamente  de  este  beneficio  á  los  hermanos  car- 
nales,  sobrinos ,  y  otros  parientes  pobres  muy  cercanos. 
Todo  esto  ,  tomando  de  ello  posesión  los  Religiosos  ,  en- 
tra en  manos  muertas  ,  y  el  real  Erario  padece  el  menos- 
cabo de  no  percibir  de  estos  bienes  jamas  lo  que  antes 
perciba  ,  siempre  que  los -herederos  (que  rara  vez  no  los 
hay)  fuesen  del  estado  secular. - 

.     5      Prohiba  el  Príncipe  con  toda  su  autoridad,  que  he- 
reden las  Comunidades  Religiosas  á  los  seculares  ,   esta- 

ble-i 


*57, 

bleciendo  una  ley  que  ordene  no  lo  haga  alguno  de  es- 
tos, baxo  la  pena  de  que  si  lo  hiciese,  será  el  real  Erario, 
en  vez  de  los  Religiosos,  el  universal  heredero. 

6  Tampoco  permita  el  Príncipe  hagan  sus  vasallos 
'donaciones  pias  de  considerables  rentas  ,  porque  esto 
produce  grave  daño  al  real  Erario  ,  y  á  todos  sus 
¿Vasallos. 

7  Para  remediar  perfectamente  ,  no  solo  los  males, 
que  causa  al  reyno  la  muchedumbre  de  Religiosos  ,  que 
en  el  hay  ,  sino  también  los  que  ocasionan  al  real  Era- 
rio ,  y  á  los  vasallos  los  muchos  bienes  que  poseen  ,  y 
aún  igualmente  los  daños,  que  á  ios  mismos  Religiosos 
les  produce  el  serlo  ,  experimentándose  en  muchos  una 
ruina  espiritual,  quando  con  la  edad  "reconocen  lo  que 
no  distinguieron  en  los  primeros  años  de  su  juventud, 
que  es  quando  los  entran  en  las  Religiones  ,  hay  muchos 
medios;  pero  nos  reduciremos  á  los  mas  esenciales,  que 
son  los  siguientes. 

8  Infórmese  el  Príncipe  muy  por  menor  de  lo  que  á 
cada  Religión  producen  sus  rentas ;  y  respecto  de  que 
hay  muchos  Conventos  sumamente  ricos  ,  y  algunos 
muy  pobres ,  deberia  el  Monarca  asignar  á  estos  igual 
renta  anual  para  su  manutención  que  á  aquellos  ,  y  el  re- 
siduo puede  aplicarlo  al  real  Erario ,  sin  que  de  ningún 
modo  encargue  ,  ni  aún  levemente  su  conciencia  j  pues  sí 
se  atiende,  como  se  debe  á  sus  primeras  constituciones, 
ó  institutos  ,  se  verá  no  solo  que  la  mente  de  los  Santos 
Fundadores  fue  ,  que  estuviesen  reducidos  ,  y  amasen  la 
pobreza  :  sino  que  hubiese  un  número  cierto  de  Religio- 
sos en  cada  Convento  que  se  fundase  ,  y  no  despropor- 
cionado ,  señalando  á  cada  Religioso  para  su  alimento, 
diariamente  una  cosa  muy  reducida  ,  según  lo  eran  sus 
rentas  entonces  ,  y  que  si  algo  sobrase,  que  se  repartie- 
se á  los  pobres.  Esta  fue  la  prá&ica;  de  la  Iglesia  primiti- 

Tom,  V.  Kk  ya$ 


253 

va  5  estala  que  exercítaron  los  Apostóles  i  e'sta  la  que  qui- 
taba la  vida  á  los  contraventores  de  ellas  ,  como  sucedió 
á  Ananias  con  san  Pedro.  Esta  es  la  laudable,  la  pura  ,  y 
la  santa ;  circunstancias  que  faltan  á  la  que  hoy  siguen 
los  Religiosos  j  y  esta  en  fin  ,  la  única  que  debe  subsis- 
tir ,  y  no  la  inventada  ,  e  introducida  por  la  ambición, 
agena  del  estado  Religioso. 

g  No  pueda  ninguno  administrar  sus  haciendas  ,  y 
quede  este  cargo  al  de  los  seculares ,  que  el  Príncipe 
nombrase,  teniendo  particular  atención  ,  en  que  estos  no 
les  sean  afe&os ,  pues  así  se  evita  ,  que  no  los  traten  co- 
mo si  fueran  sus  criados  ,  porque  en  tal  caso  ,  quedaba  el 
daño  en  pie  ,  y  el  remedio  sin  conocerse. 

10  Siendo  como  es  tan  corto  ,  y  reducido  el  tiempo 
señalado  para  que  profesen  los  Religiosos  ,  y  la  mayor 
parte  de  ellos  la  hacen  en  los  primeros  años  de  la  juven- 
tud :  esto  da  motivo  para  que  no  conozcan  por  falta  de 
capacidad  donde  entran,  ni  aún  algunos  Maestros  de  No- 
vicios cumplen  con  su  obligación,  que  es  la  de  examinar 
ad  intra  ,  si  la  inclinación  de  cada  uno  de  ellos  es  ,  ó  no 
á  la  Religión  ,  debiendo  en  conciencia  ,  si  lo  último  co- 
nociesen, hablar  con  desembarazo  á  sus  padres,  ó  parien- 
tes ,  para  que  los  extragesen  de  la  Religión ,  y  los  aplica- 
sen á  otro  estado  diferente  ;  pero  sucede  tan  al  contra^ 
rio  ,  que  si  conocen  adversión  en  alguno  ,  los  castigan, 
y  violentan  á  que  sigan  lo  que  aborrecen  >  resultando  de 
esto  precisamente  infinitas  ruinas  espirituales,  que  se  ha- 
cen irremediables  con  el  tiempo. 

ii  El  remedio  mas  eficaz  para  evitar  tales  desorde- 
nes ,  es  que  mandase  por  ley  el  Príncipe  ,  que  ninguno 
pudiese  ser  Religioso  hasta  haber  servido  tres  años  lo 
menos  en  sus  tropas,  ó  impetrar  del  Papa  la  prorrogación 
hasta  los  veinte  y  seis  años. 

12     Con  este  auxilio  tan  útilísimo,  tendría  el  Monar- 
ca 


2*9 

ca  erí  su  reyno  Religiosos  perfectos ,  porque  como  ya 
instruidos  de  lo  que  es  el  mundo  en  la  realidad  ,  y  no  en 
lo  aparente,  no  habría  tan  grande  como  lastimoso  número 
de  Apostatas  en  Inglaterra  ,  Holanda  ,  y  otras  Repúbli- 
cas libertinas ,  con  tan  sensible  escándalo  de  la  Religión 
Christiana. 

13  Destierre  el  Príncipe  de  las  Casas ,  y  Conventos 
Religiosos  ,  todo  el  trafico  ,  y  comercio  ,  castigando  con 
rigor  á  los  transgresores  ,  según  ordenan  los  sagrados 
Cánones ,  y  muchos  Concilios  Generales  y  Provinciales; 
pues  deben  ser  mirados  los  que  contravengan  á  tan  justa 
providencia ,  como  personas  que  usurpan  al  Monarca  sus 
derechos ,  y  al  vasallo  sus  utilidades. 

14  Tampoco  es  licito  permitirles  la  mal  introducida, 
y  peor  tolerada  practica  de  que  vendan  pan  ,  vino  ,  ni 
otros  comestibles  ,  pues  todo  es  propio  de  tabernas  ,  y 
bodegones  ,  y  no  de  las  casas  Religiosas.  Ni  menos  se  les 
permitirá  ,  que  tengan  boticas  públicas  ,  atahonas  ,  oí  co- 
sa que  tenga  el  menor  viso  de  comercio  ;  porque  ademas 
de  los  daños  ,  que  de  todo  esto  se  siguen  al  real  Erario, 
y  al  Estado,  se  reducen  enteramente  al  espíritu  secular, 
tan  contrario  del  Religioso. 

15  Aparte  de  todos  ellos  el  Soberano  el  aulicismo, 
disponiendo  inviolablemente,  que  ninguno  tenga  empleo 
en  Palacio  ,  excepto  el  Confesonario 3  pues  de  este  auxilio 
tan  grande  resultará  evitar  los  empeños ,  y  protecciones 
para  sus  fines  particulares  ,  tan  perniciosos  al  Estado  ,  y 
tan  propios  para  que  los  Religiosos  se  engríen  ,  y  olvi- 
den el  uso  de  los  votos  que  hicieron  ,  según  el  instituto 
de  su  Religión. 

1 5  Tenga  el  Rey  mucho  cuidado  en  que  no  se 
confie  la  educación  de  ningún  Principe  de  la  Corona  á 
algún  Religioso,  pues  dicta  la  razón ,  que  siempre  lo  ha  de 
inclinar  á  bs  aumentos  y  autoridad,  tanto  de  susparien-  { 

Kk  2  tes 


2  6o 

tes  ,  como  de  su  Religión  ,  siendo  lo  primero  contra 

los  beneméritos,  y  lo  segundo  contra  el  Estado,  y  el 

Erario. 

17  La  práctica  de  estos  auxilios  es  tan  importante 
al  reyno ,  que  solamente  podrá  manifestarlo  la  experien- 
cia. Executado  cada  uno  con  la  entereza  ,  rigor  ,  y  arre- 
glo correspondiente  á  la  dodrina  de  los  Apostóles  ,  y  al 
nervio  ,  y  enseñanza  de  los  Santos  ,  y  Padres  de  la  Igle- 
sia ,  será  mas  considerable  el  ingreso ,  que  entre  en  el 
real  Erario  :  mas  opulento  el  Estado  ,  y  mas  justificados, 
y  timoratos  los  mismos  Religiosos  j  porque  la  mucha  ri- 
queza (no  debiendo  ellos  por  ningún  título  poseerla)  en- 
gendra mayor  soberbia. 

AUXILIO    X.° 

-  La  Religión  Jesuítica  causa  imponderables  males  al  Estado^ 
Auxilios  para  que  esta  peste  se  corrija* 

1  V^ue  la  muchedumbre  tan  formidable  de  los  Regu- 
lares de  la  Compañía  de  Jesús ,  como  tenemos  en  nuestra 
España,  sea  otro  tan  grande  ramo  pestilencial ,  que  la 
infesta  por  todas  partes :  es  tan  evidente  ,  como  lo  tiene 
acreditado  la  experiencia ,  y  se  justificará  en  este  Au- 
xilio. 

2  Ninguno  de  los  hombres  bien  instruidos  ignora  la1 
imponderable  oposición  ,  que  se  experimentó  en  nuestro 
rey  no ,  tanto  por  parte  del  real  Consejo  de  Castilla  ,  co* 
mo  por  los  di&amenes,  que  se  tomaron  de  las  Universi- 
dades para  que  fuesen  admitidos  en  e'l  los  Jesuítas.  Ven- 
cieron al  fin  con  sus  máximas  tan  fuertes  dificultades, 
que  tal  vez  serian  altas  disposiciones  de  la  Providencia 
gara  librarnos  de  sus  garras  5  pero  nos  entregó  á  ellas  en 

cas- 


i6? 
tastigo  de  tan  ciega  condescendencia. 

3  Sobre  las  falsedades ,  y  preceptos  alterados  por 
los  sucesores  de  su  Santo  Fundador  ,  escribieron  cele- 
berrimamente  el  incomparable  Benito  Arias  Montano, 
y  el  Reverendísimo  Padre  Maestro  Fray  Melchor  Cano, 
del  Orden  de  Predicadores  >  varones  los  dos  de  un  mismo 
tiempo  ,  sabios  verdaderos  ,  y  que  formaron  fundadísi- 
mos discursos  sobre  las  fatales  conseqüencias ,  -que  ha- 
bían de  producir  al  pueblo  christiano  los  Jesuítas, 
fundándose  en  su  ambición,  máximas  detestables,  y  ma- 
la moral. 

4  Habló  algunos  años  después  con  el  mismo  vigor, 
erudición  ,  y  fortaleza  ,  que  Arias  Montano ,  y  el  Reve- 
rendísimo Padre  Fray  Melchor  Cano ,  y  aún  con  mas 
sólidas  demonstraciones  de  las  tiranías,  maldades,  e'  in- 
solencias de  los  Jesuítas ,  el  Doctor  Juan  de  Espino  j  cu-, 
yo  nombre  basta  para  celebrar  el  alto  grado  de  su  sabi- 
duría. Todos  estos  ce'lebres  varones  ,  y  otros  muchos 
justificaron  plenamente ,  que  el  rebaño  Jesuítico  lo  era 
de  lobos  carniceros ,  que  solo  aspiraban  á  la  destrucción 
deja  Monarquía  baxo  cuyo  dominio  estaban  ,  á  la  to- 
tal ruina  espiritual ,  y  temporal  de  los  vasallos  ,  y  á  le- 
vantarse en  fin  ,  con  la  universal  Monarquía  de  la  chris- 
tiandad  ;  y  en  efe&o  ,  salieron  ,  y  han  salido  tan  ciertas 
estas  sentencias  ,  como  es  público  ,  y  hare'mos  ver. 

5  Dexando  sentado  ,  que  todas  sus  obras  secretas, 
todos  sus  consejos  no  públicos ,  y  todas  sus  máximas  per- 
niciosas se  dirigen  únicamente  al  engaño  ,  á  la  estafa  ,  al 
intere's  ,  y  á  la  ruina  de  las  almas,  y  del  Estado  ,  aparen-, 
tando  por  virtud  la  maldad  ,  haciéndose  dueños  de  las 
voluntades  de  sus  penitentes  (  que  regularmente  son 
poderosos  )  para  robarles ,  contra  la  caridad  ,  y  sagra- 
das disposiciones  de  los  Cánones ,  y  Concilios  ,  sus  ha- 
ciendas ,  como  tenemos  de  ello  sobradísimas  pruebas ,  e 

in 


2  6l 

infinitos  litigios ,  que  se  Introduxeron  en  el  real  Consejo 
de  Castilla ,  donde  se  dieron  por  nulas  las  disposiciones 
testamentarias  ,  en  las  quales  dexaban  los  que  las  hicieron 
á  los  Jesuitas  ,  violentados ,  ó  sugeridos  de  sus  malévo- 
los influxos ,   y  persuasiones  tiranas ,  como  se  justificó 
plenamente  ,  por  únicos  herederos  de  sus  poderosas  ha- 
ciendas ,  separando  del  goze ,  y  posesión  de  ellas  á   los 
que  lo  eran  verdaderos,  faltando  en  esto  á  ambos  dere- 
chos :  y  sentando  igualmente  ,  que  su  ambición  no  tiene 
límite ,  que  su  soberbia  ,  y  malicia  son  sin  tasa  ,  y  que 
los  absurdos ,  y  falsa  do&rina  ,  que  enseñan  ,  y  propo- 
nen á  sus  apasionados  ,  y  muchas  veces  en  el  tribunal  de 
la  penitencia  ,  son  dignísimos  de  que  el  santo  Tribunal 
de  la  Inquisición  los  examinase  ,  imponiendo  severas  pe- 
nas á  sus  autores ,  pasare'mos  á  hacer  una  ligera  demons- 
tracion  de  las  tiranías  ,  y  falsas  proposiciones  ,  y  otras 
execrables  maldades ,  que  cometió  ,  enseñó  ,  y  exercitó 
en  todos  tiempos ,  y  en  todos  los  reynados  este  tan  ro- 
busto ,  como  ambicioso  ,  y  nocivo  cuerpo  ,  desde  el  ins- 
tante de  su  formación. 

6  Apenas  se  establecieron  en  España,  erqpezaron  á 
maquinar  diabólicas  máximas  para  su  mayor  exaltación, 
y  ruina  del  Estado.  Consiguieron  las  que  les  fueron  mas 
útiles ,  logrando  para  ello  Breves  ,  y  Bulas  ,  con  otras 
exórtaciones  de  la  santa  Sede ;  que  engañada  infielmente 
por  las  falsas  informaciones  de  aquellos  Padres  ,  prestaba 
sus  Letras  Apostólicas  en  la  cierta  creencia  de  que  ser- 
virían para  mayor  exaltación  de  nuestra  santa  Fe  Cató-i 
lica  ,  y  beneficio  de  los  fieles  ;  siendo  en  realidad ,  y  en 
el  ánimo ,  y  execucion  de  los  Jesuitas  para  destrucción 
de  aquella  ,  y  dee'stos,  y  autorizar  ellos  su  poder  ,  y 
soberanía  sobre  las  otras  Religiones  ,  y  aún  sobre  los 
mismos  vasallos ,  igualándose  á  los  Monarcas. 

7  A  pocos  años  de  su  creación  penetraron  no  les 

se- 


2¿3 

seria  imposible  fundar  entre  ellos  una  Monarquía  ,  que 
abrazase  derecha  ,  y  principalmente  todo  lo  Eclesiástico, 
con  algún  dominio  ,  ó  superioridad  indivisa  sobre  lo  se- 
cular ,  estando  ellos  independientes  de  otra  sujeción,  que 
laque  darian  á  su  General.  Para  dar  principio  á  su  idea, 
dieron  á  e'ste  desde  luego  una  obediencia  rendidísima ,  ju- 
rando tenerlo  por  su  Soberano  en  lo  interior,  por  mas 
que  exteriormente  reconociesen  á  sus  respectivos  Reyes 
por  tales. 

8     El  Consejo  real  de  Castilla  ,  y  todos  los  dictáme- 
nes de  los  mas  ce'lebres  Teólogos  de  aquel  tiempo,  deter- 
minaron la  total  exterminación  de  los  Jesuítas  muy  á 
los  principios  de  su  establecimiento ;  habiendo  sido  la 
causa  los  pasquines ,  libelos  infamatorios  ,  y  escritos  se- 
diciosos ,  infames ,  cargados  de  doctrina  errónea  ,  y  de 
heréticas  proposiciones  ,  que  de  orden  de  su  General  es- 
cribieron ,  estamparon  furtivamente ,  y  estendieron  por 
todo  el  universo  contra  la  christiandad  ,  pureza ,  Reli- 
gión ,  honor  ,  y  decoro  del  señor  Rey  Don  Felipe  II. °, 
y  en  favor  de  la  hija  de  maldición  ,  como  que  lo  fue  de 
adulterio ,  la  pérfida ,  enormísima ,  e'  infiel  Elisabel  de  In-i 
glaterra ,  aprobando  sus  crueldades ,  sus  engaños ,  sus 
inhumanidades  executadas  con  todos  los  Católicos  ,  la 
muerte  injustísima  ,  que  mandó  dar  á  la  christianísima,  y 
santa  Rey  na  Maria  Estuard  ,  y  sus  públicos  edidos,  y 
libelos  infames  contra  el  Sumo  Pontífice  ,  cabeza  visible 
de  la  Iglesia  Católica  ,  contra  nuestra  sagrada  Religión, 
contra  el  mismo  señor  Rey  Don  Felipe  II.° ,  y  en  fin, 
contra  toda  la  christiandad  >  probando  los  mismos  Jesuí- 
tas en  esta  su  infiel  defensa  ,  «que  la  Reyna  Elisabel  era 
"justificadísima  en  quanto  obraba  ,  y  que  todas  sus  dis- 
posiciones ,  y  providencias,  que  el  orbe  christiano  lía- 
ornaba  infieles  ,  e  inhumanas  ,  eran  todas  muy  propias 
»de  la  do&rina  Evangélica  ,  y  arregladísimas  en  todo  á 

»la 


264 

"la  mente  de  la  Iglesia ,  y  preceptos  Apostólicos ,  y  que 
"por  el  contrario  procedía  el  señor  Don  Felipe  IL% 
"queriéndose  oponer  con  el  poder  de  sus  exercitos  á  las 
^operaciones  de  tan  gran  Reyna  ,  con  notable  injusti- 
cia ,  faltando  á  la  Religión  ,  y  obrando  con  una  infide- 
lidad tan  enorme ,  y  detestable  ,  como  que  quebranta- 
ba todos  los  preceptos  de  la  Ley  ,  y  ponía  en  escándalo 
"confuso  la  paz  de  que  gozaba  Elisabel  5  sobre  que  se 
" hacia  verdadero  sacrilego ,  por  profanador  de  la  paz 
"pública." 

p  Todas  estas  atrevidas ,  escandalosas  ,  y  heréticas 
proposiciones  las  probaban  con  la  falsa  ,  y  heretical  doc- 
trina de  Calvino  ,  y  Lutero  $  interpretando  iniqua- 
mente  ios  sagrados  textos  ,  falsificando  con  no  vista  ,  ni 
jamas  oida  alteración  los  lugares  de  la  Escritura  ,  y  qui- 
tando el  propio  ,  y  literal  sentido  á  las  sentencias ,  y  es- 
critos de  los  Padres  de  la  Iglesia  ,  de  los  sagrados  Cáno- 
nes ,  y  de  infinitos  Concilios. 

10  Todo  esto,  y  el  ser  ellos  los  autores  de  obras 
tan  sediciosas ,  y  vituperables ,  se  justificó  plenamente 
de  real  mandato  de  dicho  señor  Rey  ?  y  fue  tal  su  pa- 
ciencia ,  y  tolerancia  ,  que  se  conformó  con  solo  mandar 
recoger  los  exempiares  ,  que  se  pudieron  ,  y  que  se  que- 
masen publicamente  por  mano  del  executor  de  la  Justi- 
cia ,  dando  por  autores  á  los  Padres  Jesuítas ,  y  remi- 
tiendo su  real  orden  circular  á  los  Reverendos  Obispos 
para  que  les  amonestasen  ,  y  reconviniesen  ,  á  fin  de  que 
si  volvían  á  producir  tan  sacrilegos  ,  y  heréticos  escritos, 
precedería  con  su  soberano  poder  de  tal  modo  ,  que 
fuese  espantable  al  orbe  el  castigo ,  que  impusiese  á  su 
delito. 

1 1  Executóse  todo  esto  ,  pero  tenaces  los  pérfidos 
Jesuítas  en  su  maldito  empeño,  salieron  mas  picados  con 
ia  reprehensión,  y  quema  pública  de  sus  escritos  ,  tanto, 

qus 


2¿5 

que  repitiéndolos  con  mayor  desvergüenza,  soltaron  en 
ellos  todos  los  diabólicos  diques  de  Calvino ,  y  Lutero, 
favoreciendo  con  mayor  fortaleza  á  la  infiel  Elisabel ,  y 
deshonrando  al  Católico  Felipe. 

1 2  Vio  este  los  nuevos  escritos  ,  y  ya  irritado  en 
extremo  ,  acompañados  de  un  exemplar  de  los  anteriores, 
y  de  su  real  orden  sumamente  severa  ,  y  apretada  ,  los 
remitió  á  una  Junta  de  los  Teólogos  mas  consumados, 
para  que  entre  todos  ,  y  en  vista  de  unos ,  y  de  otros 
escritos ,  le  advirtiesen  clara  ,  y  distintamente  ,  y  baxo 
la  pena  de  tener  por  traydor  al  que  lo  contrario  hiciese, 
el  castigo,  que  su  reda  justicia  debia  hacer  en  el  cuer- 
po Jesuitico ,  respecto  de  su  reincidencia  en  delitos  tan 
atroces ,  y  tan  vilipendiosos  á  la  Religión  ,  y  al  Estado 
christiano  ;  que  era  lo  único  ,  que  le  movia  á  tomar  tal 
providencia  ,  sin  atender  á  los  sacrilegos  vituperios  con 
que  trataban  su  sagrada ,  y  real  persona. 

13  Ninguna  de  estas  determinaciones  tan  serias  se 
obscurecieron  á  los  Jesuitas ;  y  temiendo  la  severidad 
de  Felipe  ,  y  que  el  dictamen  de  la  Junta  de  Teólogos 
habia  de  ser  sumamente  rigoroso  ,  acudieron  prontamen- 
te á  su  General ,  expresándole  el  golpe ,  que  estaba  dis- 
puesto contra  ellos  ,  y  que  lo  experimentarían  sin  duda, 
á  no  prevenir  sin  la  menor  intermisión  el  remedio  j  que 
discurrían  serlo  eficacísimo  impetrar  la  benevolencia  del 
Sumo  Pontifice  ,  que  lo  era  Pió  IV.0 ,  haciéndole  presen- 
te ,  que  algunos  Jesuitas  verdaderamente  locos  habían 
sido  los  autores  de  los  sediciosos  escritos  5  y  qu§  S.  M. 
el  señor  Felipe  II.0  queria  tomar  satisfacción  de  todo  el 
cuerpo  ;  lo  que  parecia  opuesto  á  la  humanidad,  y  aun 
á  la  do&rina  del  Redentor ,  pues  habiendo  cometido 
contra  su  sacratísima  persona  uno  de  sus  Apostóles  el  de- 
lito mas  atroz ,  no  castigó  á  los  demás  miembros  del 
Apostólico  Colegio ,  ni  aún  tampoco  al  delinqüente ;  pues 

Tm.r.  U  A 


2  6  6 

si  éste  se  hubiera  arrepentido ,  aquella  suma ,  é  infinita 

clemencia  lo  habria  perdonado. 

14  Por  todo  lo  qual  debia  su  Reverendísima  hacer 
presente  á  su  Santidad  ,  que  cómo  causa  tan  de  la  Igle- 
sia ,  debia  tomar  á  su  cargo  la  defensa  de  una  Religión 
tan  santa  ,  tan  maravillosa,  y  que  incesantemente  estaba 
dando  opimos  frutos  al  Cielo ,  con  todo  lo  demás  que 
su  Reverendísima  tuviese  por  conveniente  exponer  ,  y 

suplicar. 

1 5  Con  tanta  eficacia ,  y  mónita  propuso  á  su  Santi- 
dad esta  relación  el  General ,   asistido  ,  para  mayor  fe, 
de  algunos  Purpurados ,  que  ganó  su  industria  ,  por  ha- 
berlos  alucinado  sus  falsas  sumisiones ,  que  creyendo  al 
engaño,  como  si  fuera  la  verdad  ,  su  Beatitud  despachó 
inmediatamente  al  Rey  Felipe  II.0  una  carta  con  un 
Prelado  de  cara&er  ,  llena  de  paternales  caricias  5  (  cuyo 
original  he  visto)  y  le  exponia  en  ella:  "Confirmaba,  que 
"era  prote&or  ,  y  único  amparo  de  la  Iglesia  ,  como  lo 
"habia  dicho  su  antecesor  Marcelo  II.0  3  (y  después  lo 
"ratificaron   Gregorio   XIII.0  ,  Pió  V.°  ,  y   Clemen- 
te VIII.°)  por  cuya  causa  no  debia  esperar  la  Iglesia 
"de  tal  hijo  otra  cosa  ,  que  benignidad  ,  y  blandura;  de 
"las  que  les  pedia  usase  con  el  cuerpo  de  la  sagrada  Re- 
ligión de  la  Compañia  de  Jesús  ,  pues  no  era  justo  ,  ni 
"propio  de  la  Ley  Evangélica  determinar  cargase  la  pe-, 
"na  sobre  todo  el  cuerpo  de  lo  que  habian  cometido  al- 
áganos podridos  miembros ,  de  los  quales  quedaba  á  car- 
"go  de  su  Santidad  el  imponerles  el  castigo  correspon- 
diente á  su  culpa  5  y  que  desde  luego  quedaba  persua- 
dido á  que  aún  quando  todo  el  cuerpo  fuese  cómplice, 
"la  intercesión  suya  ,  que  la  hacia  con  todo  su.corazon, 
"y  lagrimas  de  sus  ojos  ,  habia  de  merecer  un  general 
"perdón  de  su  grande  hijo  Felipe." 

\6     De  estas ,  y  aún  de  otras  mas  amorosas  clausulas 

cons- 


z6j 
constaba  la  carta  díe  su  Santidad  ,  que  leída  por  el  Rey- 
Felipe  II.0  la  regó  con  sus  lagrimas ,  y  mandó  inmediata- 
mente ,  se  suspendiese  quanto  de  su  real  orden  se  estaba 
determinando  contra  los  Jesuitas  ,  y  se  pusiese  silencio  á 
todo  ,  y  porque  su  gran  Valido  Ruy  Gómez  de  Silva ,  le 
dixo  :  ttQue  no  le  parecía  bien  concediese  tal  perdón  a  unos 
rtreos,  que  la  piedad  que  con  ellos  se  exercia}  les  daba  motivo 
r>para  ser  mas  temerarios  :  le  replicó :  Que  el  Papa  era  ca- 
ñbeza  visible  de  la  Iglesia ,  como  Vicario  de  Jesu-Christo  ,  y 
nque  lo  mismo  que  si  este  señor  se  lo  mandase  ,  debia  execu- 
v>tar  prontamente  quanto  el  Pontífice  le  pidiese  ,  y  que  sobre 
m aquel,  y  otros  casos  semejantes,  no  pedia  consejo  de  ninguno^ 
nsino  executivo  obedecimiento  á  lo  que  mandaba»'' 

17  Este  fin  tuvo  un  caso  como  el  referido  ,  y  por 
el  que  debieron  ser  en  justicia  seriamente  castigados  los 
Jesuitas,  por  las  enormidades ,  sacrilegios ,  abominacio- 
nes ,  y  falsas  doctrinas  de  sus  escritos ,  como  se  ha  visto: 
lo  que  les  dio  alas  para  volar  mas  alto  en  los  reynados  si- 
guientes, como  haremos  ver,  fiados  en  sus  engaños,  cau- 
telas, y  maldades. 

18  San  Pió  V.°  (succesor  inmediato  de  Pió  IV.0,  de 
quien  hemos  hablado  arriba)  quiso  reformar  la  Religión 
Jesuitica  ,  siendo  la  causa  las  violentas  guerras  ,  tiranias, 
y  falsas  doctrinas  que  enseñaron,  y  exercieron  en  el 
Nuevo  Mundo  ,  con  comunicación  secreta  ,  que  des- 
pués se  hizo  pública  ,  de  los  de  acá  ;  de  lo  qual ,  y  de 
lo  que  antes ,  y  después  obraron  en  aquellas  remotas 
tierras  ,  tengo  formados  dos  tomos  grandes ,  sacados  de 
documentos  tan  fidedignos,  como  ser  sus  autores  los 
mismos  Padres  de  la  Compañía  ,  y  en  donde  solo  se 
ven  insolencias,  crueldades,  violencias,  sacrilegios,  al* 
zamientos,  y  otras  inhumanidades  cometidas  con  toda 
fuerza  por  los  Jesuitas. 

ip     Lo  mismo  quiso  hacer  ,  y  aún  por  motivos  mas 

Ll  2  f  ':■:.- 


2Ó8 

execrables ,  Sixto  V.°  succesor  ele  Gregorio  XIIIo  \  pero 
murió  este  sabio  Pontífice  ,  quando  pensaba  la  execucion 
de  reformar  la  Compañía  de  Jesús. 

20  En  tiempo  del  señor  Rey  D.  Felipe  III.0  alborota- 
ron la  Flandes,  haciendo  se  rebelase  primeramente  Anibe* 
res ,  después  Gante  ,  y  á  su  imitación  otras  Ciudades  ,  y 
Villas  5  para  cuya  rebelión  acudieron  á  los  Flamencos  con 
muchos  millones  que  iban  de  España  ,  y  de  donde  esta- 
ban establecidos  ,  cuyas  grandes  cantidades  ,  se  iban  em- 
pleando en  todos  los  peltrechos  necesarios  para  una  guer- 
ra ofensiva  ,  y  defensiva  3  los  que  se  ocultaban  en  paites 
secretas,  señaladas  por  los  mismos  Jesuitas. 

21  Descubrió  esta  traición  el  Cardenal  Mosquetí 
por  una  carta  ,  que  con  descuido  notable  se  le  cayó  en  su 
casa  al  General  Jesuíta  ,  en  la  que  le  daban  individuales 
noticias  Ion  benditos  Padres  de  Flandes  del  estado  en 
que  tenían  su  alto  proye&o  _••>  del  número  de  armas  ,  y 
municiones,  que  en  el  instante  estaban  prontas  para  el 
levantamiento  formal  de  aquel  país  ;  y  en  fin  ,  de  todas 
las  cosas  correspondientes  á  tan  indigno  ,  y  traidor 
empeño. 

22  El  Cardenal  Mosquetí ,  remitió  la  carta  origi- 
nal á  manos  del  Rey  Felipe  III.0  ,  suplicándole  encarecí* 
damente  guardase  siempre  el  secreto  ,  de  quien  le  había 
dado  tal  aviso,  y  que  con  el  usase  de  su  justicia  para  la 
conservación  de  sus  estados, 

2  3  Quando  este  santo  Rey  estaba  tomando  muy  se- 
cretas ,  y  senas  providencias  para  coger  en  Flandes  con 
el  delito  en  las  manos  á  los  Jesuitas  ,  y  tomar  allí  de 
ellos  la  debida  satisfacción ,  tuvieron  noticia  de  quanto 
el  Rey  estaba  obrando ,  y  con  los  avisos  que  se  hallaba; 
pero  no  supieron  jamas  quien  había  dado  estos  á  S.  M. 
y  sin  perder  instante  de  tiempo ,  deshicieron  quanto  te- 
nían prevenido  \  de  modo ,  que  quando  liego  á  Flandes 

el 


i6g 

el  Conde  de  Alday  con  amplia  facultad  de  S.  M.  para  re- 
querirlo ,  castigarlo,  y  componerlo  todo  fuerte  ,  y  rigo- 
rosamente :  se  halló  ,  que  de  quanto  se  le  advertía  en  la 
instrucción  que  se  le  dio  ,  nada  tenia  asomos  de  verdad, 
porque  habiendo  registrado  los  sitios  donde  se  le  decia 
habia  de  encontrar  las  armas,  y  municiones  prevenidas  en 
ellos  por  los  Jesuitas  ni  aún  encontró  el  menor  indicio  de 
ello  s  ni  tampoco  pudo  justificar  cosa  alguna  contra  los 
Jesuitas  (  tal  prisa  y  maña  se  dieron  para  encubrirlo 
todo )  por  mas  diligencias  que  hizo  ;  lo  mismo  que 
representó  al  Rey  ,  y  sin  otro  requisito  se  le  mandó 
retirar. 

24  Algunos  años  después  manifestó  al  Rey  todo  lo 
cierto  de  este  caso  ,  remitie'ndose  para  su  comprobación 
á  las  cartas  ,  que  se  hallarían  en  poder  del  General  de 
los  Jesuitas ,  de  los  Padres  deFlandes,  Don  Francisco  de 
los  Rios  ,  Presbítero  ,  y  Jesuita  que  habia  sido  ,  de  cur 
ya  Religión  lo  expulsaron  en  Flandes  en  tiempo  de  este 
tratado  ,  y  consentido  rebelión  ,  porque  se  habia  opuesto 
á  éih  pero  como  ya  se  habían  transcursado  algunos  años, 
y  los  Jesuitas  tienen  en  todas  partes  valedores  ,  no  se  es- 
timó la  noticia  como  se  debía  5  pero  á  lo  menos  ,  que- 
dó acreditado  por  verdadero  el  aviso  del  Cardenal 
Mosqueti.  -        . 

2  5  Erales  muy  importante  á  estos  Padres ,  para  el 
uso  de  sus  máximas  e'  intereses ,  que  saliese  de  su  cen- 
tro ,  y  dominio  propio  ,  que  lo  fue  siempre  España  des» 
de  .el  señor  Emperador  Carlos  V.°  ,  el  Ducado  de  Man- 
tua j  y  hallaron  la  mas  oportuna  ocasión  para  lograr- 
lo ,  en  tiempo  del  señor  Rey  Don  Felipe  IV. °  el 
Grande. 

2  6  Fue  Privado  de  este  Rey  (  y  aún  el  mayor  ,  y 
mas  durable  de  quantos  se  han  conocido  )  el  Conde^ 
Duque  de   Chivares  ,    de  quien  era  Confesor  el   Pa- 

dr? 


27° 


dre   Francisco  Aguado  ,  Provincial  de  la  Compañía  de 
Jesús. 

27  Fiábase  mucho  de  su  Reverendísima  el  Conde- 
Duque  >  á  quien  entre  el ,  y  otros  Jesuitas  bien  informa- 
dos del  caso,  persuadieron  á  que  no  habia  carga  mas  pe- 
sada para  España ,  que  la  de  mantener  los  Estados  de 
Mantua  *  dando  unas  razones,  aunque  sofisticas  tan  bien 
adornadas  ,  que  alucinado  con  ellas  el  Conde-Duque  ,  les 
dio  encero  crédito  ,  y  tenie'ndole  así  dispuesto  ,  cargaron 
de  golpe  con  todo  el  peso  de  su  malicia  sobre  el ,  y  últi- 
mamente, no  sosegaron  hasta  que  le  hicieron  creer  encar- 
gaba mucho  su  conciencia  sino  daba  una  providencia  se- 
creta para  que  aquellos  Estados  se  perdiesen  ;  y  en  efec- 
to ,  de  tal  modo  dispusieron  el  ánimo  del  Conde-Duque, 
que  pretestando  el  recobro  de  una  parte  de  la  Flandes,. 
abrió  las  puertas  de  Mantua  ,  para  que  se  apoderasen  de 
ella ,  como  lo  hicieron  los  enemigos,  á  quienes  los  Jesuí- 
tas la  tenian  prometida. 

28  Esto,  y  la  perdida  de  Portugal  ,  que  aconteció 
después,  se  supo  clara,  y  distintamente  lo  habian  dis- 
puesto así  los  Jesuitas ;  pero  á  ellos  nada  se  les  daba, 
porque  para  uno  y  otro  ,  habian  tomado  por  pantalla  al 
Conde-Duque  ;  y  como  e'ste  lo  mandaba  todo  ,  y  todos 
le  temían  ,  nadie  se  atrevió  á  hablar  una  palabra  en  el 
particular. 

29  Públicas  son  las  cosas  de  estos  Padres ,  aconteci- 
das en  tiempo  del  señor  Rey  Don  Carlos  II.0  Pusieron  en 
espantable  alboroto  á  la  Europa  ,  pues  la  falta  de  succe- 
sion  de  este  santo  Rey,  les  daba  motivo  para  ofrecer 
esta  Corona  ai  Soberano,  que  les  parecía  mas  acomodado 
para  sus  intereses ,  como  si  fuese  su  oficio  ,  ó  estuviese 
en  su  arbitrio  el  repartir  las  Monarquías  en  semejantes 

eventos. 

.30.:  Sin  desesperanzar  á  Inglaterra  de,  una  gran  par- 
te 


271 
te  de  los  dominios  de  España,  animaron  al  Imperio ,  y  ai 
Duque  de  Babiera  5  pero  el  Cielo  últimamente  dio  la  Co- 
roan  á  su  legítimo  dueño  ,  que  fue  V.  M.  por  mas  que 
ellos  escribieron  ,  y  trabajaron  en  favor  de  Carlos ,  Ar^ 
chiduque  de  Austria  ,  porque  nada  prevalece  contra  los 
decretos  de  la  Omnipotencia. 

3 1  Incitaron  en  este  reynado  al  Inquisidor  General, 
Obispo  de  Segovia  ,  para  que  fulminase  la  ruidosa  ,  y  es- 
candalosísima causa  del  Maestro  Fray  Froylan  Diaz, 
Confesor  del  señor  Carlos  II.0  ,  y  varón  verdaderamente 
pió  ,  sabio ,  y  justo  $  cuya  causa  tuvo  fin  ,  porque  V.  M. 
se  dignó  tomarla  á  su  cargo  ,  y  examinar  por  sus 
Consejeros,  y  Juntas  reservadas  los  motivos,  que  hubo 
para  ella  ,  y  lo  obrado  en  su  seguida  ;  y  se  vio  descu- 
bierta por  la  definitiva  sentencia  del  santo  Oficio  la  ino- 
cencia del  Maestro  Froylan. 

3  2  No  causó  menos  escándalo  dentro  ,  y  fuera  de 
estos  reynos  la  injusta  ,  y  tenaz  oposición  ,  que  toma- 
ron estos  Padres  á  la  Religión  de  san  Gerónimo ,  sin  otro 
motivo  que  el  discurrir  influían,  ó  aconsejaban  contra 
ellos  al  señor  Carlos  II.0  j  sobre  lo  qual  llenaron  al  mun- 
do de  satíricos  papeles ,  ó  libelos  infamatorios  contra 
aquella  sagrada  Religión  ;  y  si  conforme  les  tomó  hor- 
ror el  señor  Carlos  11.° ,  hubiera  tenido  ánimo  ,  sin,  du- 
da habría  llegado  para  los  Jesuítas  el  punto  final  de  su 
Religión. 

3  3  En  tiempo  del  glorioso  reynado  de  V.  M.  no 
tengo  nada  que  decir  ,  pues  como  Rey  tan  sabio ,  y  jus- 
to, nada  ignora  5  sin  embargo  de  que  parece  extraño 
omita  el  caso  del  Padre  Daubenton  ,  Confesor  de  V,  M. , 
que  por  ser  de  los  mas  execrables ,  que  hasta  ahora  se 
han  cometido  ,  y  probado ,  merece  lo  recuerde  á  V.  M., 
quien  probó  con  carta  del  mismo  Padre  Daubenton,  es- 
crita al  Duque  de  Qrleans ,  Regente  de  Francia ,  en  la 
-  me- 


272 

menor  edad  de  Luis  XV. ,  y  dirigida  original  por  aquel 
Príncipe  á  .las  reales  manos  de  V.  M. ,  que  habia  descu- 
bierto el  secreto  de  la  confesión ,  que  V.  M.  hizo  con 
el  pocos  días  antes.  Lo  que  de  este  enormísimo  delito  pu- 
do resultar  de  daños  a  esta  Monarquía  ,  y  aún  á  toda 
Europa ,  V.  M.  lo  sabe >  y  el  castigo  ,  que  impuso  al  mal 
Confesor  Jesuita  ,  los  que  no  lo  ignoramos  conocemos 
nació  de  la  inimitable  clemencia  del  alto  espíritu  de 
y.  M. ,  á  quien  no  recuerdo  otros  casos  de  estos  Padres, 
sucedidos  desde  que  V.  M.  ocupó  su  trono ,  tan  injustos, 
como  atroces,  por  no  renovarle  el  sentimiento,  que 
causará  en  su  real  ánimo  un  proceder  tan  irregular  de 
unos  Regulares  tan  sabios. 

34  Fuera  de  reformar  esta  Religión  ,  que  era  lo  mas 
acertado  ,  solo  se  encuentra  para  tener  en  algún  modo 
sujeta  la  ambición ,  la  malicia  ,  y  máximas  perniciosas  de. 
estos  Padres,  el  auxilio  siguiente. 

3  5  Tenganse  presentes  los  sucesos  ,  que  estos  Pa^ 
dres  causaron  en  Toledo  ,  los  de  Ebora  ,  y  Alemania,  y, 
en  particular  sus  guerras ,  sediciones ,  y  alborotos  cau- 
sados desde  su  establecimiento  en  el  Nuevo  Mundo  ,  y 
sobre  todo  ,  que  son  los  mayores  enemigos  de  la  digni- 
dad Episcopal ,  como  del  Estado. 

36  En  esta  ciertísima  inteligencia  ,  con  el  secreto 
correspondiente  ,  apodérese  el  Príncipe  en  primer  lugar 
de  sus  Archivos  y  papeles ,  nombrando  para  esto  Minis- 
tros íntegros  ,  y  re&os ,  y  que  lleven  á  su  lado  centine- 
las secretas ,  que  examinen  sus  acciones  ,  y  den  de  todo 
parte  ai  Rey  i  estando  entendidos  todos  los  sugetos  que 
en  esto  intervengan  ,  les  costará  la  vida  el  menor  ladeo 
que  se  les  justifique. 

37  El  crecido  y  notable  número  de  papeles ,  que  se 
les  encontrará  en  los  Archivos  ,  arrojará  materiales  sufi- 
cientes para  justificación  plena  de  su  desorden  >  pero  sin 

aten? 


atender  á  esto ,  á  menos  que  no  se  les  encuentre  cosa 
que  conspire  contraía  Magestad ,  ó  ruina  del  Estado, 
que  puede  ser  no  imposible  semejante  hallazgo}  en  cuyo 
caso  se  tomarán  aquellas  providencias  correspondientes  ai 
delito  i  se  les  extraerán  para  siempre  los  dichos  papeles, 
y  se  pasará  á  examinar  tanto  los  fondos  de  sus  caudales 
en  dinero  efectivo  ,  como  en  bienes  raices.  De  aquello 
no  se  les  dexará  nada  ,  y  de  estos  lo  preciso  para  el  ali- 
mento ,  y  demás  gastos  de  la  Comunidad  ,  atendiendo  al 
numero  de  Religiosos  de  cada  una  ,  y  señalando  á  cada 
individuo  lo  que  se  contemple  preciso,  según  un  computo 
prudencial. 

38  El  remanente  de  todos  sus  bienes  entrará  en  el 
real  Erario  ,  atendiendo  á  que  lo  que  produzcan  en 
limpio  ios  bienes,  se  ha  de  rebajar  de  las  contribuciones 
ordinarias  de  ios  vasallos  de  cada  respectiva  Provincia  de 
los  Jesuitas. 

39  Esta  providencia  se  deberá  executar  en  todas  las 
casas  ,  que  hay  en  el  reyno  de  estos  Padres  á  una  misma 
hora,  para  evitar  así  la  ocultación  que  resultarla  sin  du-^ 
da  ,  si  se  anticipase  á  unas  las  noticias  de  lo  sucedido  etf 
otras. 

40  Se  les  hará  presente,  y  se  fixará  en  cada  Refecto- 
rio, la  real  orden  para  esto  ,  en  la  que  se  insertarán  los 
mandatos  siguientes. 

41  Primero  ,  que  todos  los  bienes  raices  que  adqul-f 
riesen,  luego  que  se  tuviese  noticia  de  ello  en  el  real  Con- 
sejo ,  serian  tenidos  por  propios  del  Estado. 

42  Que  habian  de  estar  sujetos  ,  y  subordinados  en 
un  todo  á  su  respectivo  Juez  Eclesiástico  Diocesano ,  sin 
oponerse  de  ningún  modo  á  sus  determinaciones,  y  pro- 
videncias; y  que  en  caso  que  estas  no  fuesen  justas ,  solo 
se  les  permitia  hacer  una  ligera  representación  al ,  real 
Consejo,  (habiendo  obedecido  antes  lo  que  se  les  hu^ 

1    Tomt  V*  Miq  bie- 


'*74 

biese  mandado)  para  que  tomando  sus  secretos  intormes, 

resolviese  lo  que  por  justo  tuviese. 
;    43     Que  no  deberían  mezclarse  en  lo  succesivo  en 
asuntos  del  Estado,  ni  solicitar  el  aulicismo  ,  ni  interve- 
nir en  otras  cosas,  que  en  las  correspondientes  á  su  carác- 
ter y  estado. 

44  Que  no  deberían  tener  correspondencias  con 
Príncipes  extrangeros  de  ningún  modo,  y  por  ningún  ca- 
so ;  y  con  los  nacionales  solamente  en  los  casos  en  que  tu- 
viesen que  responder  á  algunas  preguntas  de  conciencia, 
sin  tocar  otra  cosa  fuera  de  esto  -5  pues  para  que  se  ob- 
servase así ,  tenia  S.  M.  puestos ,  ó  pondria  en  cada  cor- 
reo ( y  con  efedo  debia  hacerse  )  un  sugeto  cabal ,  que 
tuviese  facultad  para  abrir  sus  cartas  ,  y  dar  parte  de  sus 
contenidos  ,  en  caso  de  ser  perjudiciales  al  Rey  ,  y  que 
menos  pudiesen  dirigirlas  por  propios  ,  pues  serian  repu- 
tados por  infames,  y  traidores  ,  pagando  este  delito  con 
la  vida  ,  como  seles  haria  saber  á  todos  los  vasallos  por 
orden  clara  de  V.  M. 

45  Que  ningún  individuo  de  una  casa  pudiese  pa- 
sar á  otra  ,  ni  de  una  ,  á  otra  Provincia  ,  sin  licencia  del 
Obispo  Diocesano. 

46  Todos  ios  quales  reales  mandatos ,  y  cada  uno  de 
por  sí ,  deberian  guardar  inviolablemente  ,  sopeña  de  ser 
reputado  por  delito  de  lesa  Magestad  qualesquiera ,  que  se 
cometiese  en  su  inobservancia. 

47  Este  auxilio  ,  executado  en  tiempo,  con  rigi- 
dez y  entereza ,  moderaría  infinito  la  soberbia  de  es- 
tos Padres ,  y  para  los  habitantes  del  Nuevo  Mundo, 
deberian  formarse  otras  regias  mucho  mas  fuertes  ,  y 
rigorosas. 

48  Ponga  en  execucion  el  Monarca  este  auxilio  ,  y 
en  poco  tiempo  le  acreditará  la  experiencia  lo  saludable, 
que  es  para  los  Padres ,  y  para  el  Estado.  Para  los  Pa- 
dres, 


275, 

dres  ,  porque  sujetos  así  ,  olvidarán  su  soberbia  ,  su 
ambición,  y  sus  máximas  tan  perjudiciales  al  Estado ;  y 
para  este,  porque  desde  luego  se  libra  de  contribuir  con 
lo  que  hoy  ,  y  de  las  garras  de  los  mismos  Jesuítas. 

AUXILIO     XI.0 

Castigo  de  los  Blasfemos ,  quan  útil  es  al  Estado, 

i  Jls  tan  perjudicial  al  Estado  el  uso  de  las  blasfemias, 
que  estendiendose  de  sus  profesores  de  edad  á  los  jóvenes, 
estando  como  está  tan  adelantada  la  malicia  ,  se  hacen 
estos  tan  blasfemos,  como  aquellos  ,  y  así  cada  vez  va, 
creciendo,  y  arrojando  nuevas  ramas  en  el  rey  no,  que 
esto  se  tolera  sin  el  mayor  castigo ,  este  vicio  tan  in- 
fernal. 

2  San  Luis  Rey  de  Francia  impuso  contra  los 
blasfemos  aquella  ley  tan  santa  ,  como  aprobada  por  va- 
rios sumos  Pontífices.  Mandaba  en  ella  fuese  el  blasfemo 
conducido  infamemente  á  la  parte  donde  se  hacían  las 
públicas  justicias  ,  y  que  por  mano  del  executor  de 
ella  ,  se  le  taladrase  la  punta  de  la  lengua  ,  con  un  hier- 
ro hecho  ascua  ,  y  siendo  curado ,  se  le  pusiese  en  presi- 
dio perpetuo. 

3  El  Papa  Calixto  III.0  impuso  á  los  blasfemos  la 
pena  de  que  se  les  cortase  la  punta  de  la  lengua  ,  y  apro- 
bando este  castigo  su  succesor  Pió  II.0  dixo:  "Si  el  insultar 
»á  los  hombres  en  su  estimación  es  delito  f  que  merece  gran 
npena  ,  ¿  qual  será  la  que  se  deba  aplicar  al  que  comete  el  de 
nía  blasfemia  ,  en  que  hiere  U  honra  de  Dios  ,  de  la  Purísi- 
v*ma  Virgen ,  ó  de  la  Santos  ?  " 

4  Donde  se  cometen  mas  delitos  de  blasfemia  es 
entre  la  tropa.  Asi  para  ios  soldados  ,  como  para  los  pay- 

Mm  2 '  sa-j 


iy6 

sanos ,  imponga  el  Principe  Católico  la  pena  que  esta- 
bleció san  Luis  ,  y  que  se  guarde  inviolablente. 

5  Los  daños  que  los  blasfemos  causan  en  el  Es- 
tado son  imponderables  j  pues  así  como  la  langosta  ar- 
rasa los  campos ,  así  ellos  aniquilan  las  virtudes  ,  ofen- 
diendo al  Cielo  sacrilegamente  ,  y  enseñando  á  los  ig- 
norantes ,  y  jóvenes  lo  mismo  que  sus  execrables  lenguas 
articulan. 

6  Desdichado  del  reyno  donde  hay  muchos  blasfe- 
mos, dice  el  Espíritu  Santo ,  que  ellos  y  el  serán  abrasa- 
dos con  fuego  infernal. 

7  Job  maldice  á  los  blasfemos  ,  y  á  los  que  los  tolen 
ran  %  y  para  reprimir  la  furia  de  los  hereges  en  este  parti- 
cular ,  determinó  la  santidad  de  Martin  V.°,  que  el  que 
oyese  blasfemar  á  otro  ,  pudiese  darle  muerte  ,  sin  incurrir 
m  pena, 

8  Por  todas  estas  razones  debe  el  Monarca  Católico 
inclinar  toda  su  autoridad  a  la  observancia  indispensa- 
ble de  la  ley  de  san  Luis  ya  expresada  para  los  blasfemos: 
y  otra  menos  rigorosa  para  los  que  votan  con  escándalo 
de  los  oyentes  ,  pues  desde  estos  principios  se  pasa  á 
aquellos  fines  >  y  es  constante  ,  que  este  auxilio  dará  las 
felicidades  ai  reyno  que  expresa  san  Pablo  :  »En  laMo- 
anarquía  (decia  á  los  de  Corinto)  donde  no  se  vota,  ni  bl as» 
vffma  del  nombre  de  Dios  ,  de  sus  Santos ,  ni  de  su  Apostóla 
ncaDoótrina,  lloverá  maná,  y  celestiales  bendiciones  caerán 
nsobre  él" 


AU- 


AUXILIO    XII.0 

Es  muy  perjudicial  al  Estado  el  sentenciar  á  muerte  a  varias 

clases  de  reos  ,  y  qué  castigos  se  les  debe  imponer  para  que  no 

repitan  sus  delitos ,  y  sean  útiles  al  mismo  Estado. 


xE 


s  prá&íca  quasi  inconcusa  en  España  castigar  con 
la  pena  ordinaria  de  muerte  al  que  hizo  uno  ,  ó  mas 
iobos ,  sin  concurrir  otras  circunstancias ,  que  hagan  ma- 
yor el  delito  ;  cuya  prá&ica  no  es  nada  conducente  al 
reyno ,  ni  con  estos  excmplares  se  remedian  tales  ex- 
cesos. 

2  Castigar  estos  reos  con  la  pena  de  muerte  ,  es  qui- 
tar al  Estado  tantos  miembros,  como  los  que  fallecen 
en  el  patibulo.  Y  en  todo  caso  un  hombre  vivo  puede 
producir  mucho  al  reyno  ,  y  quedar  castigado  su  delito, 
sin  facultad  para  volver  á  cometerlo. 

3  No  debe  atenderse  en  estos  casos  á  la  entidad  mas 
o  menos  quantiosa  del  hurto ,  sino  á  las  circunstancias 
con  que  se  hizo.  Si  fue  el  robo  simple  ,  esto  es ,  que  solo 
en  e'l  se  cometió  el  delito  de  robar,  de  ningún  modo 
se  le  debe  imponer  la  pena  capital ,  ni  hay  ley  antigua 
que  lo  mande.  Si  concurrieron  otros  excesos  en  el  a£to 
del  robo,  será  la  pena  mas  grande  mientras  fuese  mayor 
el  exceso. 

4  Aún  en  el  robo  simple  se  debe  atender  ai  sitio, 
y  modo  con  que  se  hizo.  Si  fue  en  sagrado ,  y  en  cosa 
sagrada  ,  es  digno  de  muerte  el  que  lo  cometió ,  y  lo  mis- 
mo el  que  para  hacerlo  con  seguridad  cometió  el  delito 
de  incendiario  ,  porque  este  solo  trae  consigo  la  pen^ 
capital. 

5  Siendo  el  rqbo  sin  ninguna  de  las  culpas  expre- 

sa- 


278 

sadas  ,  6  de  otras  más ,  ú  menos  agravantes ,  no  merece 
perder  la  vida  el  que  lo  hizo ,  porque  ademas  de  que  el 
delito  no  es  suficiente  causa  para  ello  ,  la  vida  de  ta- 
les deünqüentes  al  Estado  será  muy  útil ,  como  se  di- 
rá después. 

6  Parece  que  el  que  mata  á  otro  es  digno  de  muer- 
te >  pero  hay  casos  en  que  el  derecho  lo  libra  de  esta  pe- 
na. Tales  son  el  que  dio  á  otro  muerte  por  defender  su 
vida  :  el  que  insultado  publicamente  ,  y  sin  razón  ,  en 
el  mismo  acto  dio  muerte  indeliberadamente ,  y  ciego 
de  la  cólera  ,  que  le  causó  aquella  afrenta ,  al  insultante: 
el, que  halló  á  su  muger  en  el  adulterio  innegable ,  y  á 
c'sta  ,  y  al  adultero  quitó  las  vidas  >  y  así  otros  casos  mas 
ó  menos  graves  que  estos. 

7  He  visto  poner  en  la  horca  á  bastantes  con  solo 
el  delito  de  los  casos  expresados  en  el  §.  antecedente  ,  y] 
esto  nunca  me  pareció  arreglado  á  re£ta  administración 
de  Justicia  ,  tanto  porque  no  concurrieron  otras  circuns- 
tancias en  la  muerte  ,  ó  muertes  ,  que  las  que  insinúa  ei 
mismo  §.  ,  como  porque  según  está  dicho ,  un  hombre 
muerto  es  un  miembro  podrido  para  la  Monarquía. 

8  El  modo  de  que  sean  útiles  á  ella  todos  estos  delín- 
qüentes  ,  y  que  no  les  quede  facultad  para  repetir  sus 
excesos  ,  será  el  de  mandar  el  Príncipe  sean  sentenciados 
por  toda  su  vida  á  las  obras  fuertes  en  lo  interior  del 
reyno  ,  como  son  á  las  Minas  del  Azogue  ,  ó  á  los  Ar- 
senales, y  á  los  destinos  donde  se  construyen  los  navios, 
y  algunos  de  los  roas  viles  ai  remo  de  las  galeras  ,  donie 
deberán  estar  con  todas  las  prisiones  necesarias  para  su 
guarda  ,  de  noche  en  sus  quarteies  ,  y  de  día  en  el  tra- 
bajo incesante  con  ia  correspondiente  tropa ,  que  ios 
guarde  ,  y  un  pesado  grillete  que  ios  distinga. 

9  Crea  el  Príncipe,  que  no  es  este  menos  exemplarr 
castigo  para  el  temor  ,  y  escarmiento,  que  ei  que  infun- 
de 


*19 
de  el  de  la  pena  capital ,  porque  este  es  el  fin  de  todos 
los  males ,  y  aquel  es  una  muerte  dilatada  ,  que  hace 
purgar  el  delito  al  que  lo  cometió  5  y  este  dá  á  la  Mo- 
narquía el  beneficio ,  que  produce  su  trabajo  repetido 
hajta  la  muerte. 

lo  Á  ninguno  de  estos  reos  permita  el  Monarca  se 
destinen  á  los  presidios  de  África  ,  por  el  recelo  que  se 
escapen  á  los  Moros  ,  y  renieguen ,  teniendo  presente, 
que  las  leyes  de  solicitar  la  libertad  son  tan  fuertes  ,  y 
grandes,  que  inspira  irresistiblemente  se  compre  á  qua- 
lesquier  precio. 

AUXILIO    XIII.0 

NOTA. 

Se  omite  este  Auxilio  por  razones  muy  poderosas  ,  que 
no  Je  hacen  digno  de  le  Prensa, 

a  u  x  i  l  10   xi  y.° 

Castigo  público  de  los  Jueces ,  justificados  que  sean  sus  delitos ', 
es  importantísimo  al  Estado, 

1  JJrfste  es  un  punto  poco  atendible  por  el  Magistra- 
do, mereciendo  una  vigilancia  notable ,  pues  al  abrigo  de 
la  juris'diccion,  que  exercen  algunos  Jueces,  y  con  el  efu* 
gio  de  las  facultades ,  que  les  presta  la  vara  ,  alteran  los 
preciosos  términos  de  la  justicia  ,  desfigurándola  ,  ó  ha- 
ciéndola no  conocida  en  las  partes  de  su  regencia  ,  donde 
con  las  inspiraciones  del  interés,  solo  se  conoce  la  maldad, 
y  aún  la  tiranía  ,  castigando  delitos  ,  que  no  hay  ,  pa- 
ra, adquirir  el  dinero  que  les  falta. 

No 


1 2o 

2  No  es  justo  tolerar ,  que  unos  empleos  dispuestos 
por  la  razón,  y  admitidos  por  la  prudencia  ,  y  en  los 
que  consiste  la  buena  armonía  ,  organización  ,  y  subsis- 
tencia del  Estado  ,  se  pongan  en  manos  de  aquellos  idio- 
tas Jurisconsultos  7  que  su  fin  en  el  logro  de  ellos  es  úni- 
camente terminante  á  aniquilar  los  vasallos  de  los  pue- 
blos donde  van  á  exercer  la  justicia,  que  ellos  convierten 
en  tiranía. 

3  .  Hay  muchos  Jueces ,  que  en  todo  el  tiempo  de  su 
regencia  no  distinguiéronla  justicia  del  intere's,  comer- 
ciando con  el  uso  de  aquella  ,  para  el  logro  de  este.  Los 
delitos  mas  graves  ,  que  en  los  pueblos  de  su  mando  se 
cometen  ,  se  ocultan  ,  y  no  se  castigan  ,  porque  teniendo! 
abiertas  las  manos  para  recibir  ,  se  hacen  ciegos ,  y  sor-? 
dos  para  ver  la  culpa  ,  oir  los  testigos ,  y  castigar  al  de-¡ 
linquente. 

4.  Son  casi  infructuosas  las  medicinas,  y  remedios  de 
las  Residencias  ,  porque  es  constante  ,  que  muchos  de 
los  que  se  nombran  para  ellas,  siguen  el  sistema  de  enri- 
quecerse  ,  no  el  de  castigar  á  los  Jueces  culpados  ,  si  es- 
tos les  tributan  con  una  buena  parte  de  aquellos ,  que 
injustamente  adquirieron. 

5  Este  es  un  daño  notabilísimo  para  el  Estado  j  y  el 
auxilio  mas  eficaz  para  su  remedio  es  el  de  atender  mu- 
cho á  las  circunstancias  ,  y  pruebas  ,  que  tengan  dadas 
de  su  Conducta  los  que  hayan  de  ser  nombrados  para 
Jueces  ,  y  especialmente  ,  que  el  Soberano  no  disimule 
por  ningún  caso ,  ni  título  los  delitos  que  cometan  los 
Jueces,  y  demás  gente  de  Justicia. 

6  Qualesquiera  falta  en  ellos  es  grande,  y  debe 
ser  muy  atendida  por  el  real  Consejo  ;  á  donde  remitirá 
el  Monarca  estas  causas  para  que  pronta ,  y  rigorosa- 
mente se  examinen  ,  y  sentencien  ;  en  lo  qual  se  deberá 
tener  presente,  que  por  pequeños  que  sean  los  cielitos 

cau*- 


28 1 
causados  por  los  que  se  hallaban  siendo  Jueces  quando 
los  cometieron ,  han  de  ser  las  sentencias  muy  fuertes? 
y  siendo  grandes  aquellos ,  espantosas  e'stasj  pues  de- 
biendo ser  los  Jueces  el  espejo  del  público ,  es  horro- 
roso que  empañen  con  sus  defectos  públicos  el  cristal 
de  la  justicia. 

7  Todo  el  castigo  que  se  les  aplique  ,  sea  infame,  y] 
publicamente  executado  ,  cuyo  auxilio  infundirá  temor, 
á  otros  ,  y  dará  reputación  á  la  Monarquía, 

AUXILIO    XV.° 

Circunstancias ,    que  deben  acompañar  á  un  Ministro  ,  y 

las  utilidades    que  produce  al  Estado   el  que 

las  tenga, 

I  X  ara  explicar  con  toda  perfección  las  circunstan- 
cias ,  que  deben  acompañar  á  un  Ministro  que  gobier- 
na una  Católica  Monarquía  ,  dando  para  ello  sus  conse- 
jos al  Príncipe  ,  y  sus  reglas  á  los  vasallos  j  era  indispen- 
sable la  formación  de  un  crecido  volumen  ;  pero  nos  re- 
duciremos á  lo  que  esta  obra  pide  ,  que  en  otras  tengo 
hablado  de  este  particular  bastante. 

2  Lo  primero,  debe  resplandecer  en  el  Ministro  mas 
inmediato  á  la  real  persona  ,  y  de  quien  haga  alguna  dis- 
tinción en  la  confianza,  una  conocida  justificación  en  sus 
pensamientos ;  gran  pureza  en  sus  obras  ,  y  mucha  ver- 
dad en  sus  palabras. 

3  Esto  lo  trae  consigo  un  ánimo  christiano  ,  inclí-; 
nado  mucho  á  la  virtud  ,  y  desviado  todo  del  vicio. 

4  Parece  cosa  indispensable  que  sea  noble  ,  porque 
rara  vez  bastardea  la  sangre  limpia  ¿  ó  á  lo  menos  las  ins- 
piraciones del  buen  nacimiento,  tienen  mas  horror  al  mal 
obrar  ,  que  las  ningunas  obligaciones ,  que  se  adquirie- 

¥om.  V*  Nn  ron 


282 

ron  en  la  cuna.  Pocas  veces  engendra  la  buena  sangre 
ruines  pensamientos;  pero  si  el  que  la  tiene  consiente 
en  la  execucion  de  ellos  ,  es  mas  ruin  ,  que  el  que 
nació  sin  aquel  privilegio  ,  y  procedió  siempre  coa, 
nobleza. 

5  La  ambición ,  el  intere's ,  el  ocio ,  el  poco  agrado^ 
la  mucha  soberbia  ,  la  superfluidad ,  y  pagarse  de  la  adu-i 
lacion  ,  y  soborno  ,  deben  ser  partes  totalmente  deseo-, 
nocidas  del  Ministro  >  y  la  re&itud  ,  aplicación  al  tra-t 
bajo  para  beneficio  del  real  Erario  ,  opulencia  del  vasa-, 
Uo  ,  y  reputación  de  la  patria  ,  han  de  ser  sus  insepara-\ 
bles  compañeros ,  como  la  liberalidad  ,  la  atención  al  me'-í 
rito  ,  el  desintere's  la  prontitud  en  los  expedientes  ,  y 
los  verdaderos  informes ,  y  consejos  que  debe  dar  al  Prín«| 
cipe  su  amo. 

6  Estas  circunstancias  ,  y  las  de  estar  muy  instruía 
do  en  el  Comercio  ,  Marina  ,  Guerra  ,  y  Policía  ,  tenieni 
do  de  cada  uno  de  estos  tan  principalísimos  objetos ,  un 
exá&o  conocimiento  para  dirigir  las  operaciones ,  que  á 
cada  uno  respectan  con  el  acierto  ,  y  régimen  que  mere^ 
cen  ,  componen  un  Ministro  verdaderamente  perfecto;  y 
de  sus  providencias  resultarán  al  Estado  auxilios  tan  po-. 
derosos  ,  como  que  estará  el  Comercio  con  todo  aquel 
curso  ,  que  hace  felices  las  Monarquías  ,  donde  se  pra£tí«* 
ca  rigorosamente  interior,  y  exteriormente ,  resultando 
de  el  imponderables  beneficios  á  los  vasallos ,  y  la  mayor 
opulencia  al  reyno ;  se  hallará  la  Marina  tan  fortalecida, 
que  cause  respeto  á  nuestros  mas  poderosos  enemigos,  y 
por  lo  mismo  dispuestos  los  emolumentos  de  la  guerra 
tan  vivamente  ,  que  no  se  atienda  á  la  paz ,  que  se  dis-r 
frute  ,  sino  que  aún  en  ella  este'  todo  prevenido ,  como» 
si  hubiera  guerra ;  que  es  el  modo  de  que  nada  hagaí 
falta  quando  impensadamente  llegue  el  caso  de  esta.  La 

lúica  tendrá  todo  el  auge  que  merece.  El  real  Erario 

«l 


2$; 

cí  ingreso ,  que  lo  haga  respetable.  JE1  reyno  un  gran 
nombre  ,  y  los  vasallos  muchas  felicidades. 

7  Un  Ministro  experimentado  ,  y  cuyas  operacio- 
nes conocen  el  Soberano  ,  y  sus  subditos ,  que  son  diri- 
gidas al  bien  del  Estado,  respeto,  y  utilidad  del  reyno* 
se  debe  amar,  y  honrar  mucho,  conservándolo  hasta 
que  por  su  grande  edad  no  pueda  trabajar. 

8  Es  muy  contingente  ,  y  peligroso  mudar  de  Mi- 
nistros ,  porque  de  esta  mutación ,  ( que  llaman  los  po- 
co cuerdos  política  ,  y  los  sabios  ruina  )  aconteció  mu- 
chas veces  el  perderse  los  rey  nos ,  como  nos  lo  enseñan 
las  historias  propias ,  y  extrangeras  ;  pero  será  importan- 
tísimo despojarlos  de  sus  altos  cargos  quando  concurran 
justos  ,  y  grandes  motivos ,  en  que  tendrá  único  conoció 
miento  el  Consejo  de  Estado, 

AUXILIO     XV  li 

Qué  debe  haber  en  los  Puertos  del  reyno.  Dónde  se  han  de  fa 

hricar ,  y  quiénes  han  de  costear  los  artificiales  ;  con  otras 

cosas  muy  importantes  en  esta  particular. 

1  iio  que  este  auxilio  propone,  y  se  dirá  ,  debe  aten«^ 
derlo  ,  y  fomentarlo  todo  lo  posible  el  Monarca  ,  porque 
los  Puertos  adornados  de  las  disposiciones  ,  que  vamos  á 
referir,  hacen  respetable  al  reyno,  y  dan  seguridad  $ 
naturales ,  y  extrangeros  navegantes. 

2  En  aquellos  Puertos  de  mar  ,  cuya  entrada  es  dw 
ficil ,  convendrá  mucho  ,  que  mantenga  el  Estado  algu^ 
nos  pilotos  bien  instruidos  ,  tanto  para  conducir  con  su 
experiencia  los  navios  seguramente  ,  como  para  darles 
pronto  socorro  en  caso  4e  necesidad  ,  pues  por  falta  de 
este  auxilio  han  padecido  fatales  desgracias  muchos  na-, 
y  ios ,  y  otros  se  han  ido  á  fondo. 

Nn  2:  3Sfa 


284 

3  No  tiene -duda  que  la  construcción  de  puertos  ar- 
tificiales es  muy  necesaria  en  varias  partes  de  nuestro 
rey  no  5  pero  también  es  cierto,  que  tendria  mucha  costa 
al  Estado.  Reflexionase  mucho  este  punto  ,  y  se  halla- 
rán bastantes  utilidades  en  su  fábrica  ,  y  para  que  e'sta 
tío  se  detenga  por  no  molestar  con  su  mucho  coste  al  Es- 
tado ,  tenemos  el  auxilio  (sentando  que  su  construcción, 
deberá  ser  siempre  en  lugar  profundo)  de  que  se  cargue  su 
coste  á  todo  ge'nero  de  naves  ,  que  arriben  á  ellos ,  pues 
no  sirven  para  otra  cosa  ,  que  para  pura  conveniencia 
suya. 

4  En  los  puertos  de  mar  mas  famosos,  deberá  haber 
escuelas  públicas  pagadas ,'  y  autorizadas  por  el  Monarca, 
para  que  sus  habitantes ,  y  otros  aprendan  con  perfección 
el  Piiotage ,  que  este  es  un  auxilio  importantísimo  al 
reyno ,  pues  el  que  no  tenga  muchos  pilotos ,  y  muy 
diestros ,  demás  es  que  mantenga  fuerzas  algunas  en  el 
mar,  pues  por  mas  navios  que  tenga  ,  serán  palos  secos, 
sujetos  á  quien  quiera  apresarlos  ,  si  no  los  gobiernan  Pir, 
lotos  de  gran  conocimiento. 

5  Para  que  se  logre  en  este  estudio  una  grande  apln 

cacion  ,  se  concederán  premios  á  los  que  adelanten  mas 

•en  el,  colocándolos  después   en  la  marina  ,  para  que 

esta  recompensa  sea  único  incentivo  para  la  aplicación  de 

otros. 

6  Es  igualmente  importante  el  auxilio  de  tener  en  los 
mayores  puertos  Arsenales  para  la  construcción  pronta  en 
caso  urgente  de  naves,  manteniendo  el  Soberano  oficiales, 
y  un  interprete  que  pueda  tomar  con  toda  entereza  las 
correspondientes  deposiciones  á  los  capitanes  presos  en 
tiempo  de  guerra?  cuya  máxima  ó  auxilio  ,  está  recono-^ 
cido  por  muy  importante  en  todas  las  potencias  sabias. 


AU- 


AUXILIO     XVII.» 

Puntos  muy  estimables  pertenecientes  a  la  tropa  ,  y  quaks 

serán  las  auxiliares  ,  que  admita  el  Monarca  en  el 

preciso  caso  de  necesitarlas. 

i  ^in  embargo  de  que  en  el  Auxilio  IV.0  se  dixo  lo  per- 
judicial que  era  al  reyno  la  falta  de  tropas  nobles,  y  se  dio 
el  remedio  para  que  las  haya  con  abundancia  ;  aqui  va- 
mos á  proponer  otros  auxilios  muy  eficaces  para  la  mis- 
ma subsistencia  de  las  tropas ,  y  otros  puntos  correspon- 
dientes á  esta  materia. 

2  Lo  primero  que  se  asienta  es,  que  muchas  tropas; 
y  bien  disciplinadas  ,  dan  la  mayor  reputación  á  la  Mo- 
narquía j  pero  también  se  da  por  sentado  ,  que  si  para  le- 
vantarlas se  disminuye  la  Agricultura  ,  Fabricas  ,  y  Ma- 
nufacturas ,  que  son  las  fuerzas  principales  del  Estado, 
este  quedará  expuesto  á  una  lastimosa  catástrofe. 

3  Todas  quantas  levas  se  hagan  en  reynos  estraños, 
se  deben  reputar  por  otros  tantos  vasallos ,  que  adquiere 
el  Estado.  En  esto  hay  siempre  conocida  utilidad  ,  pues 
traen  ordinariamente  en  sus  oficios  ,  y  en  su  aplicación, 
aún  mas  de  lo  que  necesitan  para  su  subsistencia. 

4  La  Milicia  debe  repartirse  por  los  reynos  ,  y  pro- 
vincias ,  sorteando  en  los  pueblos  el  número  que  les  cu- 
piese. Esta  Milicia  deberá  estar  siempre  muy  vigorosa, 
ardiente  ,  y  bien  disciplinada,  por  ser  de  este  modo  muy 
útil  al  reyno.  Deberá  hallarse  en  qualesquier  tiempo 
•pronta  al  menor  aviso  ;  mas  es  indispensable  darles  pre- 
mio á  sus  buenas  operaciones ,  sin  que  en  esto  se  cometa 
fraude  ,  ni  injusticia  ,  pues  disgustados  en  una  campaña, 
puede  perderse  mucho. 

¿     Sea  la  Infantería ,  como  parte  principal  del  Exe'r- 

ci- 


2%6 

cito ,  compuesta  ele  hombres  fuertes ,  robustos ,  y  vigo- 
rosos, que  tengan  toda  la  aptitud  necesaria  para  sostener 
los  Ímpetus  de  la  Caballería  enemiga ,  y  exetucar  con  des» 
treza  sus  operaciones. 

6  Tenga  la  Caballería  fuertes,  y  grandes  caballos, 
no  siendo  ,  impedimento  que  los  soldados  no  tengan  tan- 
ta estatura  como  la  Infantería;  pero  en  todo  caso  sean 
recios,  de  fuerzas,  y  por  ningún  termino  de'biles  ,  flacos, 
ni  afeminados. 

7  Los  grados  y  empleos  ,  deberá  distribuirlos  el  So- 
berano á  los  que  mejor  cumplieren  con  su  obligación  en 
los  empeños  de  una  batalla.  No  se  atienda  al  nacimien- 
to en  tales  ocasiones ,  sino  al  valor  experimentado  :  por- 
que es  constante  ,  que  si  falta  el  correspondiente  premio 
á  una  valerosa  acción  ,  no  solo  disgusta  al  que  la  hizo, 
sino  que  pone  exasperados ,  y  remisos  para  intentar  otras 
iguales  á  los  demás.  Premie  el  Monarca  á  los  soldados  coa 
diligencia,  y  será  servido  de  todos  con  constancia. 

8  Haya  en  las  mejores  Ciudades  ,  y  Villas  del  rey- 
no  ,  cómodas  caballerizas  para  la  caballería  ,  mudando 
de  dos  en  dos  años  lo  mas  de  destino  ,  cuya  prá&ica  ha 
enseñado  en  otras  potencias  ,  que  los  caballos  se  hacea 
mas  fuertes  para  el  tiempo  de  guerra. 

9  Permítase  al  soldado  exerza  el  oficio  que  sepa ,  de 
cuyo  modo  se  evitan  las  ociosidades  á  los  que  trabajan ,  y 
ios  que  hacen  la  fatiga  por  ellos ,  ganan  doblado  ;  coa 
lo  qual  se  proveen  de  lo  que  les  falta  á  unos  ,  y  á  otros 
con  mucha  facilidad. 

io  No  falten  en  el  reyno  buenos  hospitales  para 
alivio  de  los  soldados  i  y  haya  igualmente  buen  retir* 
para  los  que  expusieron  sus  vidas  con  honor  por  defen- 
der la  Corona  ,  porque  parece  es  faltar  á  todo  quanto 
inspira  la  humanidad  tratar  mal  en  la  vejez h  á  los  que  de- 
fendieron al  Estado  en  la  mocedad. 

En 


2$7 
ii  En  caso  de  necesitar  el  Monarca  de  tropas  auxi- 
liares ,  tienen  acreditada  su  constancia,  y  valor  con  que 
batallan  por  el  Monarca  ,  que  los  paga  los  Suizos  5  pero 
esto  debe  entenderse  estando  bien  pagados  ,  que  de  lo 
contrario  hacen  mas  daño,  que  beneficio  ai  Rey  á  quien 
sirven. 

1 2  Estas  tropas  deberán  ponerse  en  los  puestos  mas 
peligrosos  y  difíciles  ;  pero  sean  premiados  con  explendi- 
dez  los  que  acreditaren  su  valor  j  que  de  este  modo  se  ga- 
rlan muchos  útiles  miembros  para  el  Estado. 

1 3  Las  tropas  auxiliares  de  qualquier  nación  ,  que 
fuesen  ,  deberán  estar  siempre  subordinadas  á  las  órdenes 
de  los  Gefes  nacionales  ,  que  tengan  buen  conocimien- 
to del  natural  de  los  de  cada  nación  ,  para  emplearlos  en 
cosas  que  se  adapten  al  de  cada  una. 

14  Estos  Gefes  deberán  indispensablemente  disimu- 
lar  todos  los  defectos  ,  que  de  sus  patrias  tengan  las  tro- 
pas auxiliares  i  pero  castiguen  con  el  mayor  rigor  los  que. 
correspondan  á  las  cosas  de  guerra. 

AUXILIO     XVIIL* 

Son  de  mucha  importancia  en  el  rey  no  las  buenas  fabricas  ,  y 

manufacturas.  Modo  para  que  se  adelanten  las  pocas  que 

tenemos ,  y  se  extablezcan  las  que  no  hay* 

1  Jtuede  decirse  con  verdad  ,  que  lo  que  hace  suma- 
mente floreciente  una  Monarquía  son  la  fábricas ,  y  ma- 
nufacturas precisas  á  todos  sus  individuos  5  porque  ca- 
reciendo de  ellas,  es  indispensable  valerse  de  las  que  la- 
bren los  extrangeros ,  y  llevándonos  estos  las  primeras 
materias  para  su  construcción  ,  quando  traen  los  ge'neros^ 
pe  llevan  tanto  geso  de  ¡>iata¿  c«mo  pesaron  aquellos. 

Ade- 


288 

Ademas,  que  es  indecorosísimo  á  un  rey  no  tan  abundante 
de  todo  como  el  de  España,  carecer  de  aquello  mismo  que 
nos  venden  de  otros  con  materiales  nuestros. 

2  El  modo  de  adelantar  nuestras/fábricas  de  paños, 
cuyo  consumo  es  tan  grande  ,  será  el  hacer  venir  algunos 
fabricantes  Ingleses  ,  respe&o  de  ser  los  mejores  que  hay 
en  Europa.  Póngase  la  fábrica  á  su  cuidado ,  sean  trata- 
dos con  distinción  ,  y  arrimense  á  ellos  los  oficiales  Es- 
pañoles de  mas  habilidad  ,  para  que  aprendan  el  modo 
con  que  los  Ingleses  fabrican  el  paño  ,  y  sin  intermisión 
se  irán  enseñando  baxo  de  aquellas  á  muchos  jóvenes, 
y  dentro  de  poco  tiempo  no  habrá  que  envidiar  nada  á  los 
Ingleses  en  esta  habilidad  ,  y  no  saldrá  dinero  alguno  del 
reyno. 

3  De  aquellos  ge'neros  que  sean  mas  adaptables  al 
gusto  de  la  nación,  y  vengan  de  fuera  del  reyno  por  no 
haber  en  el  fabricas  de  ellos:  establézcanse  las  que  se  ten^ 
gan  por  suficientes,  y  háganse  venir  los  mejores  artífices 
de  quienes  aprendan  ios  jóvenes  ,  y  quede  esta  habilidad 
mas  en  el  reyno,  y  lo  que  produzca  de  utilidad  su  valor, 
en  el  real  Erario, 

4  Para  las  fábricas  de  seda  son  los  únicos  los  Italia- 
nos. Aprendan  de  estos  los  que  se  inclinen  á  este  exercidoj, 
y  no  se  mendigue  este  ge'nero  á  estraño  país. 

5  Deberá  el  Príncipe  prohibir  con  penas  rigorosas  á 
todos  los  oficiales  de  estas  fábricas  ,  hallándose  perfecta- 
mente impuestos  en  su  labor,  que  salgan  del  reyno;  pero 
para  dar  esta  providencia  ,  es  indispensable  el  que  no  les 
falte  que  trabajar ,  pues  de  lo  contrario  no  hay  razón  pa- 
ra que  perezcan  de  necesidad. 

6  Prohíbese  igualmente  con  penas  sumamente  fuer- 
tes la  extracción  de  las  primeras  materias  del  reyno ;  por- 
que es  el  medio  mas  útil  para  aumentar  la  industria  ,  y 
que  se  apliquen  los  vasallos  á  las  fabricas.  Los   decretos 

tan 


Z%9 
tan  rigorosos  de  otros  Monarcas  sobre  este  particular ,  me- 
recen en  todo  ser  imitados. 

7  Para  adquirir  con  mas  comodidad  lo  que  hiciese 
falta  en  las  fábricas  del  rey  no  ,  es  el  medio  mas  fácil  ,  y 
único  hacer  un  tratado  de  comercio  con  los  otros  Sobera- 
nos, atendiendo  principalmente  á  procurar  iguales  venta- 
jas en  los  derechos  e'  imposiciones. 

8  Pertenecerá  al  Monarca  derechamente  el  estable- 
cimiento, y  construcción  de  las  fábricas  ,  hasta  que  es- 
te'n  establecidas  con  toda  perfección ;  y  después  las  podrá 
dexar  á  sus  vasallos  ,  procurando  las  mantengan  siempre 
con  lustre ,  y  que  den  cuenta  cada  año  5  esto  se  entiende 
separando  la  utilidad,  que  por  esta  dexacion  ha  de  perte- 
necer al  real  Erario  ,  que  será  á  correspondencia  de  las 
que  produzca  cada  una. 

9  Son  las  manufacturas  de  la  mayor  utilidad  en  el 
reyno.  Para  el  comercio  son  las  mas  útiles  las  que  em- 
plean las  primeras  materias  del  Estado  ,  vendiendo  el  so^ 
brante  á  los  otros  países ,  y  adquiriendo  con  ello  lo  que 
nos  falta,  dándolo  en  cambio  de  sus  producciones. 

10  Las  fábricas  de  lino  ,  cáñamo,  y  algodón  no  son 
conocidas  en  nuestra  España  ,  siendo  aptísimas  para  dar 
mucha  utilidad  por  ser  sus  usos  tan  precisos  como  inexcu- 
sables, y  las  ganancias  muy  sobresalientes  como  lo  vemos 
en  Flandes,  y  en  Holanda  con  admiración  universal, 

11  Establezca  el  Príncipe,  y  autorice  mucho  estas 
fábricas  5  haciendo  venir  para  su  principio ,  y  enseñanza  de 
sus  vasallos  los  Maestros  de  ellas  mas  hábiles  >  creyendo 
firmemente ,  que  el  establecimiento  de  las  nuevas ,  y  el  au« 
mentó  y  perfección  de  las  que  hoy  tenemos,  harán  flore- 
ciente al  Estado,  y  al  Erario  opulento ,  pues  son  auxilios 
tan  poderosos  para  lo  uno  y  lo  otro  ,  como  lo  acredita  la 
experiencia  en  los  reynos  donde  están  con  perfección  es- 
tablecidas, 

Tom.K  Úo  'AU- 


2  9° 

AUXILIO    XIX.0 

Cómo  deberán  ser  los  tributos  de  los  vasallos ,  para  que  ni  es¿ 
tos  lo  sientan  ,  ni  lo  padezca  el  Erario. 

i  Ucbc  ocupar  toda  la  atención  del  Príncipe  el  punto 
de  ios  tributos  de  sus  vasallos ,  por  ser  una  délas  cosas  con 
que  estos  se  exasperan  mas  5  de  modo ,  que  convirtiendo 
en  iras  la  lastima  que  en  muchas  ocasiones  han  padecido 
por  ellos ,  reduxeron  al  fin  su  sentimiento  á  alboroto. 

2  En  el  reynado  del  señor  Don  Felipe  IV.°  el  Gran- 
de fueron  tantos ,  y  tan  diversos  los  tributos  que  se 
impusieron  ,  que  levantándose  Barcelona  ,  faltó  poco  pa-< 
ra  que  la  siguiesen  las  Castillas  ,  y  Andalucia  ,  y  se  pu- 
so el  Rey  ,  y  el  reyno  en  una  consternación  sumamen- 
te peligrosa  5  clamando  contra  el  gobierno  ,  que  disponia 
Ja  perdición  del  Estado. 

3  Deben  ser  muy  moderados  los  tributos  ,  y  arre- 
glados en  todo  el  producto  de  los  bienes  de  los  vasallos. 
Teniendo  consideración  á  que  no  sean  vexados,  ni  vendi- 
dos los  instrumentos  de  sus  oficios ,  en  las  exacciones  >  y 
menos  se  les  toque  á  las  camas ,  ni  á  otras  cosas  muy 
necesarias ,  porque  ademas  de  ser  esto  un  efecto  de  la  in- 
humanidad ,  incita  á  la  sedición  ,  no  tienen  buenas  con-, 
seqüencias ,  y  como  miembros  del  Estado  no  deben  ser 
tratados  con  tanto  rigor. 

4  Solamente  podrán  aumentarse  los-  tributos  qüandó 
los  bienes  de  los  vasallos  se  aumenten,  y  disminuyéndose 
estos  con  la  misma  correspondencia,  deberán  ser  mas  re- 
ducidos aquellos. 

5  No  se  discurre  medio  mas  útil ,  justo,  y  equitativo 
para  arreglar  los  tributos ,  que  el  de  mandar  hacer  el 

Prín- 


2  01 

Príncipe  un  estado  verdadero  ,  y  legalizado  por  tal ,  de 
los  bienes  de  cada  vasallo  j  y  formando  con  estos  docu- 
mentos una  idea  clara  ,  podrá  tomar  sin  escrúpulo  un 
diez  por  ciento ,  incluyendo  aquí  todo  genero  de  dere- 
chos de  los  comestibles  5  de  cuyo  auxilio ,  resultará  pre- 
cisamente ,  que  el  real  Erario  perciba  mas  ingreso  que 
hoy ,  y  el  vasallo  lo  sienta  menos ;  advirtiendo  ,  que 
todo  lo  que  exceda  de  esta  tasa  ,  será  perjudicar  al 
vasallo. 

6  No  permita  jamas  el  Soberano ,  que  particular- 
mente sobre  el  pan  ,  carne  ,  vino  ,  y  sal ,  se  cargue  el  me- 
nor tributo  ,  debiendo  estar  siempre  el  reyno  bien  pre- 
venido de  estos  géneros.  Fórmese  una  razón  individual 
de  lo  que  estos  ge'neros  tributan  ,  y  cargúese  sobre 
aquellas  cosas  ,  que  son  mas  para  el  gusto  y  delicadeza, 
que  para  el  vivir  i  con  lo  qual  se  cobrará  lo  mismo  ,  pa- 
gando las  cosas  del  deleite  ,  lo  que  pagaban  las  del  ali- 
mento -,  y  los  vasallos  lo  reconocerán  por  una  suma  con- 
veniencia y  utilidad. 

7  Siempre  deberá  estar  el  reyno  muy  bien  proveido 
de  las  producciones  del  país,  y  quando  llegue  el  caso  de 
que  estas  mismas  las  extraigan  á  otros  reynos ,  se  les  im- 
pondrá por  derecho  de  salida  lo  que  costaron  de  pri- 
mera compra.  De  este  modo  pagarán  el  gusto,  y  el  Sobe- 
rano tiene  este  aumento  mas  para  el  beneficio  del  real 
Erario  j  pero  será  mirado  como  parte  de  los  tributos  que 
deben  pagar  los  vasallos,  para  que  disfruten  de  la  misma 
utilidad. 

8  Hasta  aquí  ha  sido  siempre  sumamente  perjudicial 
á  los  vasallos  el  modo  con  que  se  pra&ica  la  cobranza  de 
los  tributos,  pues  á  veces  les  suele  llegar  las  costas  á  tanto 
como  el  principal. 

P  Destierrese  de  la  memoria  un  modo  tan  enorme, 
y  establézcase  el  de  emplear  muy  pocos  Ministros  en  las 

Oo  2,  £0-5 


2^2 

cobranzas  ,  siendo  carga  indispensable  de  los  Intendentes 
de  cada  Provincia  el  hacerlas  sin  coste  alguno  de  los  va- 
sallos ,  pues  basta  sean  presos  ,  sin  gastar  en  este  asunto 
un  pliego  de  papel ,  para  que  se  esfuercen  al  justo  pago 
que  deben  hacer  ;  de  cuya  manera,  no  solamente  se  evi- 
tan los  considérales  gastos  que  en  esto  se  originan  á  los 
vasallos ,  si  también  las  muchas  desgracias  experimenta- 
das en  varios  pueblos  ,  que  alterados  por  el  rigor  de  los 
Ministros  cobratarios ,  les  quitaron  las  vidas  j  de  lo  que 
resultó  la  perdición  de  muchas  casas  ,  quedando  el  Esta- 
do sin  estos  miembros,  y  los  demás  precisados  á  pagar  lo 
que  ellos  contribuían. 

AUXILIO    XX.0 

Obras ,  que  deberá  mandar  haya  siembre  en  su  reyno  el  So- 
berano  ,  por  el  mucho  beneficio  que  le  producirán. 


,P, 


rímeramente  deberá  el  Monarca  determinar  ,  que 
los  pósitos ,  ó  graneros  públicos  estén  por  sí  autorizados, 
por  ser  del  mayor  alivio  para  los  vasallos  en  tiempo  de 
sequedad.  Ei  diredor  de  ellos  será  siempre '  uno  de  los 
Ministros  ,  por  cuyas  órdenes  se  examinará  todo  para 
aplicar  los  remedios  útiles  á  su  permanencia  ,  y  á  los  vi- 
cios que  suelen  cometerse  en  el  repartimiento  de  sus  gra- 
nos por  los  magnates  del  pueblo  ,  que  son  muy  dignos  de 
repararse ;  pues  en  los  años  estériles  cargan  casi  con  todo 
él  trigo,  dexando  á  ios  pobres,  que  suelen  pagar  mejor  que 
ellos ,  en  su  necesidad  ,  ú  obligados  á  comprarles  aquellas 
mismas  fanegas  que  sacaron  de  mas  j  y  esto  es  dándoles 
cada  una  al  precio  ,  que  corre  en  el  año  estéril ,  y  que- 
dan perdidos  para  hacer  tales  pagos  en  los  copiosos ;  de 
que  resulta  el  considerable  detrimento  de  quedar  el  Es-" 

ta- 


tado  con  estos  miembros  casi   arruinados. 

2  La  construcción  de  caminos ,  como  en  su  glorioso 
imperio  lo  acostumbraron  los  Romanos  ,  da  motivo  para 
que  tenga  muchas  utilidades  el  reyno  ,  así  porque  se  fa- 
cilita ampliamente  el'paso  á  los  extrangeros  ,  como  por 
la  facilidad  de  conducir  las  mercaderías ,  y  comodidad  de 
correos,  y  caminantes  de  á  pie. 

3  El  establecimiento  de  públicas  Academias  de  cien*1, 
cias,  y  artes ,  dan  mucho  lustre  al  Estado.  Deberán  tener 
la  protección  del  Monarca  ,  y  señalados  premios  de  poco 
intere's ,  aunque  grandes  ,  para  el  honor  ,  á  fin  de  que 
emuiándose  entre  los  concurrentes  unos  á  otros ,  se  apli- 
quen ,  y  trabajen  en  beneficio  del  público  5  que  lo  tiene 
grande  quando  ios  unos  con  sus  escritos  corrigen  las 
costumbres ,  y  los  otros  forman  un  crecido  número  de 
perfectos  artesanos. 

4  Para  que  en  el  reyno  no  se  experimente  la  falta, 
que  hoy  tiene  de  hábiles  pintores  ,  y  estatuarios ,  y  el 
dinero  no  salga  de  e'i ,  quando  se  necesite  traer  extrange- 
ros ,  para  lo  uno,  ó  lo  otro  :  dispondrá  el  Estado  pasen  á 
Italia  los  mas  adelantados  en  estas  artes  ,  y  de  más  inge- 
nio ,  y  aplicación  ,  para  que  allí  adelanten  todo  lo  posi- 
ble ,  teniendo  la  precisa  obligación  de  remitir  sus  obras, 
para  que  sean  examinados  sus  adelantamientos  por  los 
inteligentes  ,  y  quando  haya  un  numero  suficiente  de 
los  hábiles ,  se  establecerán  Academias  públicas  para  es^ 
tatuarios  ,  y  pintores. 

j  Construyanse  en  las  partes  mas  proporcionadas 
del  reyno  Canales  navegables  ,  que  lleguen  á  los  Puertos 
de  mar ;  que  de  este  modo  se  hará  mas  copioso  el  Co- 
mercio ,  y  el  real  Erario  percibirá  mayores  caudales. 

5  Recompense  el  Soberano  á  todos  quantos  hagan 
descubrimientos  útiles  al  Estado  ,  de  qualquiér  modo 
que  sean  ,  eme  así  se  excita  la  emulación  ,  y  tollos  se  apik 

can 


294 

can  á  trabajar  en  todo  genero  de  artes,  y  ciencias ;  como 

lo  executan  en  Inglaterra  j  dando  exempio  á  todas  las 
Naciones. 

7  Este  auxilio  producirá  siempre  grandes  ingresos  al 
real  Erario  ,  y  la  mayor  opulencia  á*los  vasallos.  Y  como 
el  reyno,  que  abunda  de  ociosos ,  será  brevemente  arrui- 
nado, como  lo  dixo  Christo  nuestro  Redentor  :  abrién- 
dose tan  importantes  obras,  serán  muy  pocos  los  que  ha- 
ya en  España  ,  y  por  lo  mismo  será  feliz ,  y  eterna  >  pues 
todos  se  aplicarán  al  trabajo ,  deseando  adelantarse  los 
unos  á  los  otros  ,  tanto  porque  les  producirá  todo  lo  ne- 
cesario para  vivir  ,  como  lo  preciso  para  estar  bien  opi- 
nados. 

AUXILIO     XXI.9 

Cosas  que  deberán  permitirse  en  el  reyno.  Las  que  es  preciso 

abolir ,  pues  de  lo  uno ,  y  lo  otro  resultarán 

7nuchas  felicidades. 

i  INo  hay  cosa  que  mas  apure  al  Estado ,  que  la  mu- 
cha libertad  para  ciertos  puntos,  y  la  suma  estrechez  para 
otros.  Deben  ceñirse  estas  distancias  á  los  grados  que 
inspira  la  razón  ,  pues  si  se  daña  con  lo  que  se  le  consien- 
te ,  puede  alterarse  con  lo  que  no  se  le  permite. 

2  Procúrense  al  Pueblo  todas  aquellas  diversiones, 
que  sean  mas  adaptables  al  genio  de  la  Nación ,  como 
fiestas  de  toros ,  comedias  ,  casas  de  comida  ,  paseos,  fe- 
rias, y  aquella  honesta  libertad  ,  que  está  siempre  conte- 
nida por  las  leyes. 

3  El  cariño  ,  y  el  amor  suavizan  las  costumbres  de 
los  pueblos ,  porque  son  dañosas  al  Estado  la  ferocidad, 
y  trato  rustico ,  que  vemos  en  muchas  Provincias ,  como 

si 


19$ 

si  fuera  en  tiempo  de  los  antiguos  Gallos. 

4  Es  indispensable  ordene  el  Monarca  ,  que  en  tiem- 
po de  levas  se  tenga  mucha  atención  con  los  labradores, 
y  empleados  en  las  fábricas ,  y  manufacturas  del  reyno, 
por  ser  muy  útiles  al  Estado.  Obsérvese  lo  mismo  con  los 
hijos  de  viudas ,  y  en  su  lugar  se  tomen  los  vagos,  ocio- 
sos ,  extrangeros  sin  exercicio  ,  y  los  estudiantes  ,  que 
sean  de  poco  provecho  ,  por  nada  aplicados  en  las  Uni- 
yersidades. 

5  Introdúzcase  en  el  reyno  la  diversión  licita  del 
juego,  siendo  de  cosas  comestibles  j  pero  prohíbase  con 
todo  rigor  el  juego  de  intereses  ,  porque  en  este  no  solo 
se  pierden  glandes  caudales  ,  sino  que  se  arruinan  las  fa- 
milias. Ninguna  exención  sea  bastante  para  que  esto 
se  permita  ,  y  en  contraviniendo  á  este  orden  ,  hágase, 
que  el  que  ganó  restituya  el  dinero  al  que  perdió,  ó  apli- 
qúese al  real  Erario  ,  como  mejor  parezca  5  pero  experi- 
menten los  que  jugaren  todo  el  rigor  de  la  ley  que  se  in> 
pusiese. 

6  Si  no  quisiere  el  Príncipe  proceder  con  tanto  rigor 
en  este  punto  ,  señale  la  cantidad  fixa  ,  según  las  facul- 
tades de  los  que  jugaren.  Obsérvense  con  la  debida  aten- 
ción las  faltas  ,  que  en  ello  hubiere  por  espías  ,  que  se 
señalarán  para  ello,  y  se  cree  que  así  se  acostumbrará  el 
público  á  usar  del  juego  como  diversión  ,  y  no  como 
vicio. 

7  En  todos  los  estados  hay  ciertos  vicios  ocultos  cu- 
yo origen  es  dificultoso  saber.  Se  pondrá  todo  cuidado 
en  descubrirlos  ,  y  si  consisten  en  algún  principio  vicioso 
enmiéndese  ,  mas  si  depende  de  cierto  hábito  de  la  Na- 
ción ,  corríjase  poco  á  poco ,  y  con  el  debido  tiento  para 
no  conmover  los  ánimos. 

8  Es  cosa  nada  decente  al  Estado  dexar  perecer  por 
acasos  de  la  fortuna  á  algunas  familias  ilustres  ,  que  hi- 

cie- 


2p5 

cieron  hechos  memorables.  Debe  el  Monarca  restablecer-i 
Jas  á  su.  antiguo  explendor  ,  y  fama  ,  para  evitar  borro-} 
nes,  y  adquirir  eterno  nombre. 

9  Lo  mismo  se  deberá  executar  con  aquellas  fami- 
lias ,  que  por  sus  grandes  acciones  adquirieron  nobleza, 
ó  riqueza  >  pues  de  esta  manera  se  excita  la  emulación, 
y  todos  querrán  ser  ilustres  ,  ó  poderosos ,  animándose  á 
hacer  proezas  por  el  bien  del  rey  no. 

i  o  Entre  los  quatro  estados  del  rey  no,  que  son  Ecle- 
siástico ,  Secular  ,  Militar  ,  y  Ciudadanos  ;  dispondrá  el 
Monarca  haya  entre  sí  mucha  unión  ,  y  respeto  ,  obser- 
vándose entre  los  dos  primeros  una  alternativa  con  arte, 
dexándolos  iguales  ,  y  en  el  caso  de  que  el  Eclesiástico 
quiera  ensalzar  sus  derechos  ,  se  le  manifestará  ,  que  son 
vasallos,  que  la  Iglesia  está  en  el  Estado  ,  y  que  el  Prín- 
cipe es  su  protector  verdadero. 

1 1  Las  ruinas  espirituales ,  y  temporales,  que  oca- 
sionan los  amancebamientos ,  son  inexplicables.  Al  que 
se  le  coja  justificado  este  delito,  sea  castigado  con  rigor, 
para  que  los  demás  escarmienten. 

12  En  la  Ley  escrita  eran  apedreadas  de  muerte  las 
adulteras.  Siempre  que  el  esposo  justifique  lo  es  su  espo- 
sa ,  póngase  en  un  recogimiento  infame,  que  manifieste 
su  liviandad  ,  e  impureza. 

13  Reyn.a  mucho  en  España  el  abominable  vicio  de 
la  embriaguez  ;  delito  feo,  y  vilipendioso  3  pues  quitando 
el  uso  de  la  razón,  pone  á  quien  lo  comete  apto  para 
exercitar  los  mas  ruines.  Prohibase  con  cierta  pena  pu- 
blica, y  vil  semejante  exceso  ,  pues  son  tantos  como  lo 
frequentan  unos  públicos  enemigos  del  Estado. 

14.  Ei  uso  de  armas  cortas,  tanto  de  fuego,  como  de 
azero  ,  es  muy  perjudicial  ai  Estado  que  se  tolere.  Hay 
muchas  leyes,  que  conspiran  rigorosamente  contra  quien 
las  trae.  Háganse  presentes  á  todos  los  vasallos  las  dichas 

le- 


197 

leyes  con  sus  penas,  y  e'stas  executense  publicamente,  |j 
sin  minorarlas  en  quien  contravenga  á  tan  justa  obser- 
vancia. 

i  y  Se  ha  introducido  en  el  reyno  insensiblemente  el 
uso  de  la  pedrería ,  y  es  perniciosísima  al  Estado  ,  porque 
de  la  abundancia  ,  que  todos  los  vasallos  quieren  tener 
de  ellas  para  ir  con  la  moda  ,  se  siguen  las  ruinas  de  sus 
caudales  ,  ó  quando  menos  unos  empeños  considerables. 
Prohiba  el  Monarca  con  todo  rigor  esta  prá&ica  ,  pues 
ademas  de  que  se  remediarán  con  esto  los  males  expresa- 
dos, no  será  menos  atendible  el  quitar  salgan  del  reyno 
tantos  millones,  como  producen  á  los  extrangeros  la  ven* 
ta  de  estos  adornos  ,  que  después  de  la  primera  compra^ 
riada  valen. 

1 6  Ningún  reyno  donde  la  profusión  sea  extraor- 
dinaria ,  llegará  á  poseer  aquel  grado  de  opulencia  ,  que 
los  hace  respetables  ,  y  felices.  Para  que  el  de  España  lle- 
gue á  este  grado ,  como  puede  mejor  ,  que  otro  alguno, 
es  necesario  que  la  profusión  de  sus  hijos  sea  fuertemente 
corregida. 

17  Una  parte  bien  grande  de  estatán  dañosa  profu- 
sión es  el  uso  tan  introducido  ,  como  notable  de  los  galo- 
nes de  plata,  y  oro,  y  texidos  de  estos  preciosos  metales. 
No  es  nada  útil  ai  Estado  que  se  presenten  sus  miembros 
muy  brillantes  con  este  uso  ,  y  se  aniquilen  por  el  insen- 
siblemente sus  caudales.  Ademas,  que  parece  cosa  impro- 
pia ,  que  los  vestidos  no  distingan  los  sugetos ,  pues  de 
las  mismas  brillanteces  usa  de  ellos  el  plebeyo  ,  que  el 
poblé,  y  estos  dos,  que  el  Grande. 

18  Proniba  rigorosamente  el  Soberano  por  medio 
de  una  Pragmática  Sanción  abusos  tan  perjudiciales.  Ex- 
tráñese enteramente  el  uso  de4os  galones  de  plata,  y  oro, 
y  los  bordados  ,  y  texidos  de  lo  mismo ,  pudiendo  usar 
de  estos  únicamente  los  Grandes  ,  los  Títulos  ,  y  Minis- 

Tqm.  V,  Pp  ,      tros 


298 

tros  superiores  j  Imponiendo  graves  penas  al  que  incurra 
en  la  inobservancia  de  una  providencia  tan  justa,  y  tan 
útil  al  rey  no  ,  y  á  los  mismos  vasallos. 

19  No  permita  el  Soberano  se  den  por  sus  Ministros, 
y  Consejos  disposiciones  para  que  los  vasallos  muden  de 
su  trage  natural ,  para  introducir  en  el  reyno  alguno  ex- 
trangero.  Estas  órdenes  las  recibirá  el-  público  como 
violentas,  y  terminantes  á  acabar  con  el  trage  Español; 
que  le  contemplan  superior  á  todos ;  y  alterándose  los 
ánimos,  pueden  motivar  muchos  sentimientos  difíciles 
de  remediarse  ,  si  no  fuese  á  costa  de  perder  el  Estado 
'muchos  miembros. 

20  Cada  nación  estima  aquel  personal  adorno,  que 
gastaron  sus  pasados  ,  como  superior  al  de  las  demás. 
Querer  por  la  fuerza  hacer  que  vistan  otro  extraño,  es 
abrir  las  puertas  á  gravísimos  inconvenientes  ,  y  debe  te- 
nerse presente,  que  una  vez  perdido  el  respeto,  y  des^ 
cubierta  la  cara  para  la  oposición  del  precepto,  se  obser-i 
Van  todas  las  fatalidades,  que  caben  en  unos  espíritus, 
que  ni  temen  ei  riesgo,  ni  se  esconden  del  peligro. 

2 1  Quanto  produce  este  auxilio  es  terminante  á  la' 
gloria  de  la  Nación ,  al  beneficio  del  real  Erario,  á  la 
abundancia  del  reyno  ,  y  á  la  felicidad  de  los  vasallos.; 
Todas  circunstancias  tan  preciosas  ,  que  de  justicia  obli^ 
gan  al  Monarca  á  que  se  experimente  su  prá&ica  indisn 
pensablemente ,  pues  puede  producir  utilidades  cono^? 
¿idas. 


AU- 


29% 

AUXILIO  XXII.0 ,  Y  ULLIMO. 

Como  deberá  gobernar  sus  acciones  el  Monarca  para  el  bien 

de  su  reyno  ,  y  merecer  eterna  fama.  A  quáles  de  sus 

áulicos  deberá  premiar  ,  y  á  quáles  castigar. 

i  JL/ebe  saber  el  Príncipe ,  que  solo  dos  cosas  hacen 
ligera  la  real  Corona.  La  una  es  el  amor  á  la  virtud  ,  y 
otra  el  amor  á  los  vasallos.  Esto  es  lo  que  debe  saber  pri- 
mero que  nada  ,  para  exercitarlo  con  puntualidad  antes 
que  todo. 

2  Numa  aseguraba  que  el  Príncipe  en  quien  no  so«< 
bresalian  las  virtudes  ,  y  la  estimación  á  la  patria,  debia 
ser  tenido  ,  y  aún  castigado  por  tirano. 

*"  3  Jamas  haga  el' Monarca  por  mano  de  sus  Minis- 
tros privados ,  la  merced  que  puede  hacer  por  la  suya. 
Vea  y  oiga  todo  con  prudencia,  y  obre  después  como  mas 
convenga  á  la  razón. 

4  Sus  confidentes  serán  siempre  hombres  de  honor, 
desinteresados,  prudentes,  instruidos ,  y  cautos.  Para 
que  lleguen  á  tal  altura  ,  debe  tener  hecho  primero  un 
critico  examen  de  sus  intenciones,  y  si  lo  merecen  ,  deles 
pruebas  de  su  cariño  ,  recompensando  con  ligereza  ,  y  li- 
beralidad sus  méritos. 

5  Ponga  toda  su  atención,  y  cuidado  en  ganar  los 
corazones  de  todos  por  su  aTabiiidad.  Tenga  su  cara  ma- 
nifiesta, su  corazón  firme  ,  y  que  su  modo  de  obrar  pa- 
rezca real,  y  conforme  en  todo  á  la  suprema  dignidad 
que  exerce.  ft 

6  Sujete  á  todos  sus  vasallos  á  las  leyes  del  reyno. 
Emplee  toda  su  discreción,  y  su  ingenio  en  no  faltar  á 
sus  promesas  reales ,   ni  en  dexarse  engañar.  Aquello 

Pp  2  pro- 


300 

produce  poco  amor  en  los  subditos  5  y  esto  día  motlvflí 

para  culparle  de  poco  avisado,  ó  de  menos  advertido. 

7  El  modo  de  poder  contener  perfectamente  á  los 
orgullosos ,  es  sujetando  antes  el  Príncipe  sus  pasiones* 
Venciéndose  á  sí  primero,  vencerá  á  todos  después. 

8  No  le  debe  causar  fastidio  la  pena  del  trabajo^ 
Acostúmbrese  á  el  desde  el  principio,  repartiendo  las  ho-j 
ras  del  día  en  la  administración ,  y  despacho  justo  de  las 
cosas  del  Estado  5  y  de  esta  manera  tendrá  tiempo  suficien-j 
te  para  disfrutar  de  otras  honestas  diversiones. 

9  Procure  el  Monarca  penetrar  con  toda  vigilancia,; 
si  quando  hace  malos  ,  ó  buenos  oficios  á  algunos ,  es  por 
aborrecimiento ,  amistad  ,  ó  desinterés ;  pues  no  es  pro- 
pio de  un  Rey  tomar  venganza  de  quien  quiera  mal ,  y 
menos  si  este  tuviere  me'ritos  para  que  se  le  quiera  bien.; 
En  este  caso  lo  que  debe  hacer  es ,  apartarlo  de  su  lado, 
con  reputación,  y  empleo  correspondiente  á  sus  servicios^ 
nacimiento,  y  carácter. 

10  Examine  rigorosamente  los  sugetos  de  quien  de*1 
ba  fiarse  ó  desconfiar.  Como  si  las  personas  con  quie^ 
ríes  ha  de  tratar  son  buenas  ó  artificiosas.  Estime'  mu- 
cho á  las  primeras ,  y  arroje  de  sí  con  desprecio  á  las 
segundas. 

1 1  Formando  su  ingenio  con  las  ciencias ,  y  cono-( 
cimientos  útiles ,  podrá  hacer  diferencia  de  lo  verdadero, 
y  lo  falso  j  de  lo  justo,  e  injusto  >  y  formar  aquel  concep- 
to, que  merecen  las  cosas,  que  es  una  grande  ciencia. 

12  Sea  su  reyno  el  que  merezca  el  alto  nombre  de 
ser  asilo ,  y  único  protector  de  desvalidos  5  y  la  espada ,  y, 
reputación  del  Monarca  ,  tengan  la  gloria  de  restablecer^ 
los>en  la  gracia  de  los  suyos. 

1 3  Proteja  y  ampare  el  Soberano  á  las  viudas  de 
honor  ,  y  familias  pobres  de  circunstancias  ;  y  sepa  que 
la  sangre  del  inocente  desfavorecido,  como  la  del  malva- 
do 


3o* 
3o  no  castigado ,  piden  una  justa  venganza  al  ciclo  5  y 

<jue  sin  atender  á  la  primera  ,  y  castigar  á  la  segunda,  se*, 

rá  aborrecido  del  pueblo. 

14  Abata  constantemente  la  soberbia  de  los  altivos, 
y  eleve  á  los  humildes ,  particularmente  si  son  nobles  ,  ó 
sabios ,  pues  es  una  compasión  el  ver  con  continuación 
lastimosa  ,  que  estos  con  todo  su  me'rito  quedan  las  mas 
veces  olvidados ,  y  por  envidia  poco  conocidos. 

1 5  Las  liberalidades  del  Monarca  ,  no  sean  hasta  la1 
profusión  ,  y  haga  que  ninguno  la  pra&ique.  Sus  bene- 
ficios sean  elección  y  conocimiento.  Sea  igual  el  desprecio 
con  que  mire  á  los  lisonjeros  ,  que  el  que  merecen  los 
traidores.  Destruya  las  ociosidades  ,  porque  son  los  ocio- 
sos miembros  inútiles  al  Estado. 

1 6  Desprecie  y  aparte  de  su  lado  á  los  obstinados, 
y  embusteros.  Imprima  amor  y  respeto  en  todos  su  ca- 
rácter afable  ,  y  quando  manifieste  su  enojo,  infunda  en 
sus  vasallos  mucha  pena  ,  y  mayor  temor. 

17  Jamas  se  represente  el  Monarca  inquieto  ,  ni  dé 
evidentes  pruebas  de  mucha  tristeza  ,  sino  quando  haya 
muerto ,  ó  caido  en  falta  alguna  persona  útil  al  Estado;( 
y  escuse ,  y  perdone  con  mas  facilidad  otros  defe&os 
que  las  lisonjas,  particularmente  de  los  que  merecen  estar 
cerca  de  su  real  persona. 

18  Es  gran  virtud  en  todos ,  pero  mayor  en  un  Mo-' 
narca  ,  el  ser  naturalmente  inclinado  á  la  clemencia  ,  y. 
hacer  que  la  verdad  penetre  hasta  lo  mas  oculto  del  Pa- 
lacio ,  porque  regularmente  se  halla  de  ellos  desterrada.. 
Manifieste  con  serenidad,  que  le  causan  pena  los  tributos, 
y  para  acreditarlo  procure  moderarlos. 

19  Admita  en  su  Corte  ,  y  rey  no  con  afabilidad  á 
los  extrangeros ,  y  haga  que  sus  méritos  sean  estimados, 
que  así  da  al  Estado  estos  miembros  mas.  Pida  á  Dios  le 
dé  succesion ,  que  haga  la  felicidad  del  rey  no  ,  y  con-, 

duzt 


302 

duzcase  en  todas  sus  obras  con  la  gran  reputación  que  m 

altísima  dignidad  merece. 

20  La  avaricia  y  profusión  ,  son  dos  escollos  de  que 
siempre  debe  huir  un  Soberano  ,  pues  si  las  exercita,  ga- 
nará tan  mal  nombre ,  que  será  el  desprecio  de  sus  vasa- 
llos. Una  decente  y  continuada  economía  ,  sin  que  llegue 
al  estremo  de  la  mezquindad  ,  le  adquirirá  los  mayores 
elogios  de  los  propios ,  y  una  recomendable  reputación 
.en  los  extrangeros. 

21  Por  mas  que  se  declame  ,  y  proponga  lo  mucho 
que  debe  huir  el  Monarca  de  la  lisonja  ,  siempre  parece- 
rá poco.  Conózcase  que  es  el  traydor,  y  halagüeño  vene- 
no que  mata  á  los  Príncipes.  Una  justa  alabanza  merece 
aplauso ,  pero  una  conocida  adulación  castigo  muy  se- 
vero j  pues  tiene  capacidad  para  dar  apariencia  de  virtu- 
des á  las  acciones  menos  decentes  ,  que  deberán  ser  ente- 
ramente olvidadas. 

2  2  Disponga  el  Príncipe  que  todos  los  años  corran 
la  Europa  tres  ó  quatro  personas  de  su  mayor  confianza, 
á  fin  de  que  muy  exacta  ,  y  cuidadosamente  se  informen 
de  los  sugetos  de  alto  mérito  en  las  ciencias  ,  política  ,  y 
cosas  de  Estado  ,  los  que  procurará  atraer  para  sí  con  el 
debido  arte  ,  aunque  sea  necesario  gastar  mucho  ;  pues 
en  diversas  ocasiones  producen  sus  avisos  ó  consejos  mu- 
cho mas  al  Estado. 

2  3  Quando  conozca  el  Soberano ,  que  alguno  de  los 
Príncipes  del  rey  no  ,  haya  ganado  mucho  favor  ,  y  par- 
cialidad ,  disimúlelo  con  paciencia,  y  coloquele  fuera  de 
la  Corte  con  alguna  Embaxada. 

24  Y  como  en  este  caso  conocerá  el  Príncipe  el  carác- 
ter de  la  persona  empleada  ,  le  debe  aplicar  todos  aque- 
llos medios  que  tenga  por  útiles  para  desviarle  de  sus 
amigos  ,  y  será  muy  importante  le  ponga  por  secretario 
un  sugeto  bien  inteligente  ,  que  instruya  con  el  debido 

se-  • 


3°3 
secreto  al  Monarca  de  todos  sus  pasos ,  designios ,  y  cor- 
respondencias para  precaver  por  este  medio  honroso  el 
daño  que  pudiera  seguirse  al  Estado. 

25  Muchos  auxilios  necesitan  los  Monarcas  para 
gobernar  bien  sus  estados ;  y  aunque  los  presentes  pare- 
ce tienen  bastante  fuerza  para  conseguir  mucho  bien  al 
rey  no  :  todavia  creo  ,  que  en  esto  no  se  puede  fixar  un 
modo  seguro,  por  ser  necesario  después  de  muchas  refle- 
xiones, acomodarse  á  la  diferencia  de  los  tiempos ,  y  á  los. 
di&ámenes  mas  prudentes  y  seguros. 

26  Con  todo,  señor,  siendo  el  espíritu  de  V.  M. 
tan  grande  ,  tan  claros  sus  talentos ,  y  su  piedad  tan 
inimitable  ,  no  hay  duda  en  que  si  su  alta  penetración 
contemplase  útiles  estos  auxilios ,  hará  se  pongan  en  prac- 
tica ,  y  produzcan  á  su  reyno  ,  y  vasallos  la  opulencia 
que  pueden  ,  la  justificación  que  señalan,  y  la  virtud  ,  y 
equidad  que  ofrecen ,  y  á  V.  M.  toda  aquella  gloria, 
que  merece  su  animo  generoso ,  su  ingenio  grande  ,  y 
su  inimitable  deseo  del  mayor  acierto ,  que  es  el  fin  úni- 
co que  ha  llevado  para  ponerlos  á  los  pies  de  V.  M.  = 
Señor  =  su  vasallo ,  y  criado  mas  humilde  =  Don  Mel- 
chor de  Macánaz. 


< 


TIN  DEL  QUINTO   TOMO. 


SEMANARIO  ERUBITO, 

QUE    COMPREHENDE 

VARIAS  OBRAS  INÉDITAS, 

CRITICAS,  MORALES,  INSTRUCTIVAS, 

políticas,  históricas,  satíricas,  y  jocosas, 
DE   NUESTROS    MEJORES    AUTORES 

ANTIGUOS,  Y  MODERNOS. 
DALAS   A    LUZ 

DON  ANTONIO   VALLADARES 

de  Sotomayor. 

TOMO     SEXTO. 


MADRID    MDCCLXXXVIL 

POR     DON    BLAS    ROMÁN, 

%c  hallará  en  las  Librerías  de  Bartolomé  López  ,  Plazuela  de 

Santo  Domingo  ,  y  en  la  de  López  ,   calle  de  la  Cruz, 

y  en  los  puestos  del  Diario. 

CON   PRIVILEGIO    REAL, 

C 


, 


(I) 

SEÑORES  SUBSCRITORES 

DE  DENTRO  Y  FUERA  DE  LA  CORTE; 

A    LOS   TOMOS   -IV,0:,    V*? ,   Y    V1.Q 

DE  LA  OBRA  PMRIOB1CA, 

<  .   .  .  \ 

INTITULADA 

SEMANARIO  ERUDITO. 


MADRID. 

XLustrísimo  señor  Don  Fr.  Joaquín  de  Eleta>, Arzobis- 
po de  Tebas ,  Obispo  de  Osma,  Confesor  de  S,  M. 

Excelentísimo  señor  Don  Francisca  Antonio  de  Lorenza* 
na  ,  Arzobispo  de  Toledo.        | 

Excelentísimo  é  Ilustrísimo  señor  Don  Agustín  Rubia 
de  Ceballos ,  Obispo  de  Jaén  i  é  Inquisidor  general,  : 

Excelentísimo  señor  Don  Antonio  de  Sentmanat ,  Patriar-, 
ca  de  las  Indias.    ^  ,J. 

Excelentísimo  señor  Conde  de  Floridablanca. 

Excelentísimo  señor  Don  Pedro  López  de  Lerena. 

Ilustrísimo  señor  Conde  de  Campomanes  ,  Gobernadoí 
del  Consejo.  !        ^ 

Excelentísima  señora  Marquesa  de  Astorga.  eoG 

Excelentísima  señora.  Condesa  de  Venavente,  viuda.  ñ¿2 

Excelentísima  señora  Condesa  de  Venavente ,  Duques^ 
de  Osuna. 

Excelentísima  señora  Duquesa  de  Berwik,  , 


Excelentísima  señora  Condesa  de  Murillo. 
Excelentísima  señora  Condesa  de  Miranda»  Por  2.  ExemA 

piares, 
Excelentísimo  señor  Marques  de  Astorga.  Por  2.  exem* 

piaras. 
Excelentísima  señor  Marques  de  Valdecarzana. 
Excelentísimo  señor  Duque  de  Hijar.  Por  2.  exemplareSi 
Excelentísimo  señor  Duque  de  Alva* 
Excelentísimo  señor  Duque  de  Osuna  ,  Conde  de  Ye^ 

navente. 
Excelentísimo  señor  Conde  de  Miranda. 
ílícel|?nCísfmo  señor,  Marques  de  Velamazañ. 
Excelentísimo  señor  Marques  de  Mirabel. 
Excelentísimo  señor  Príncipe  de  Monfort ,  Inspector  ge«( 

neral  de  Dragones* 
Excelentísimo  señor  Don  Luis  de  Urbina ,  Teniente  Ge^ 

•  neral  de  los  Reales  Exercitos. 
Excelentísimo  señor  Conde  Revillagigedo,  id. 
Excelentísimo  señor  Don  Orado  Borghese  ,  id. 
Señor  Marques  de  La-Lapilla. 

Señor  Don  Almerico  Pini. 

Señor  Don  Eugenio  de  Llaguno  Amirola,  Oficial  primero" 

*  de  la  Secretaría  de  Estado. 

Señor  Don.  Miguel  Otamendi  ,  Oficial  primero  de  la 
misma.     > 

Señor  Don  Joseph  de  Anduaga,  Oficial  de  la  misma.. 

Señor  Don  Francisco  Mollinedo ,  id. 

Señor  Don  Bernardo  Belluga ,  id. 

Señor  Don  Diego  Rejón  de  Silva >  id. 

Señor  Don  Pedro  Aparid ,  Oficial  primero  de  la  Secreta-? 

3    ría  de  Hacienda  ,  y  Guerra  de  Indias. 

Señor  Don  Juan  Ignacio  de  Ayestarán ,  Oficial  de  la  Se- 
cretaría de  Gracia  y  Justicia»  * 

'    l  Ser 


(III) 

Señor  Dan  Crirístoval  de  Cuenca  ,  Oficial  de  la  .Secre- 
taría Hacienda.  ' 

Señor  Don  Juan  Manuel  de  Alcocer ,  Secretario  del  Ex- 
celentísimo señor  Conde  de  Floridablanca. 

Señor  Don  Mariano  Colon  de  Larreategui ,  del  Consey  > 
jo  de  Castilla,  y  Superintendente  general  de  Policía. 

SeSor  Marques  de  Gojnrreras ,  del  Consejo  deCastilda.     , 

Señor  Don  Gaspar  de  Jovellanos,  del  Consejo  de  Q^den^s. 

Señor  Don  Manuel  Sistemes  y  Feliú  ,  Fiscal  del  Conseja j 
de  Castilla. 

Señor  Don  Joseph  Antonio  de  Arrnqna  ,  Corregidor  de  [ 
Madrid. 

Señor  Marques  de  Ovjeco,  Introductor  de  Embaxadores. ; 

Señor  Marques  de  Robledo  de  Chávela  ,  Diredor  Gene- 
ral de  la  real  Renta  del  Tabaco. 

Señor  Marques  de  Iranda. 

Señor  Marques  de  Casa-Mena. 

Señor  Conde  de  la  Estrella. 

Señor  Marques  de  Zambrano,  Tesorero  general  de  S.  M* 

Señor  Don  Francisco  Montes ,  id. 

Señor  Don  Julián  López  de  la  Torre  Ayllon  ,  Director 
general  de  Correos. 

Señor  Don  Francisco  Escarano ,  id.       ; 

Señor  Don  Vicente  González  de  Rivas,  Director  de  la 
real  Compañía  de  Caraca?. 

Señor  Don  Manuel  de  Re  villa. 

Señor  Don  Tomás  Nenclares. 

Señor  Don  Diego  Rejón  de  Silva. 

Señor  Don  Ignacio  López  de  Ayala,  Catedrático  de  Poe-^ 
sía  en  los  Reales  Estudios  de  san  Isidro. 

Señor  Don  Joaquin  Ezquerra,  Catedrático  de  Rudimen* 
tos  en  dichos  Reales  Estudios. 

Señor  Don  Santos  Diez  González. 

#  i  Se- 


Señor  tíoñ  Antonio  María  Quijada,  Regidor  de  Madrid., 

Señor  Don  Joaquín  Miguel  de  Flores. 

Et Teniente  Coronel  Don  Tadeo  Bravo  Rivcro. 

El  Coronel  Don  Alfonso  Tabares. 

Séñór  Don  Francisco  de  Quevedo. 

Señor  Don  Matías  Cuende. 

El  R.  P.  Fr.  Tomás  de  la  Virgeny  del  Orden  de  Trínít^ 

^rlós  Descalzos.  —  '  ! 

El  R.  P.  Fr.  Tomas  Martínez,  del  Orden  de  San  Agus- 
tín. 
El  R.  P.  Fr.  Manuel  déSan  Joseph, del  Orden  de  Saa 

Gerónimo.  ^  -  ' 

Ei  P.  Don  Romualdo  Ramírez  ,  del  Orden  4e  san  Antó* 

"ní o  Abad.  - 

El  R.  P.  Procurador  de  la  Cartuja. 
El  Padre  Luis  Minguez,  de  la  Escuela  Pía. 
El  Do&or  Don  Pedro  de  la  Torre  Herrera. 
El  Do&or  Don  Antonio  Medina  y7Paíomeque. 
Señor  Don  Matías  Cesáreo  Caño,  Presbítero. 
Señor  Don  Antonio  Medina  ,  Presbítero. 
Señor  Don  Esteban  de  la  Carrera  ,  del  Orden  de  Sari-; 

tiago. 
Señor  Don  Joseph  Galán,  Oficial  escribiente  de  la  Secre^ 

- taría  de  Indias  ¿  por  2  exemplares.  : 
Señor  Don  Santiago  Saenz  ,  Rey  de  Armas. 
La  señora  Doña  María  Andrade  de  la  Carrera.. 
Señor  Don  Manuel  Caballero. 
Señor  Don  Domingo  Arverás. 
Señor  Don  Joseph  de  Guevara  Vasconcelos. 
Señor  Don  Ramón  de  Guevara  Vasconcelos* 
Señor  Don  Francisco  Mariano  Nifo. 
Señor  Don  Ramón  de  la  Cruz. 
Señor  Don  Miguel  Higuera, 

■Sí    "  Se- 


(V) 
Señor  Don  Juan  Isfepomuceno  Míciano, 
Señor  Don  Pedro  Polo  Alcocer.  ■■ 
Señor  Don  Juan  Francisco  Estillart. 
Señor  Don  Juan  Manuel  Velez  de  las  Cuebas. 
Señor  Don  Pedro  del  Val. 
Señor  Don  Juan  Manuel  del  Val. 
Señor  Don  Francisco  Flores  Gallo. 
Señor  Don  Francisco  Verdes  Montenegro. 
Señor  Don  Blas  Román. 
Señor  Don  Santiago  Agustín  de  Amposta. 
Señor  Don  Juan  de  Dios  Bernardo  Míreles. 
Señor  Don  Francisco  Antonio  Llorenci. 
Señor  Don  Gabriel  de  Sagarribay.; 
Señor  Don  Joaquín  Rosi.  ' 

Señor  Don  Miguel  Bea. 
Señor  Don  Manuel  Martin. 
Señor  Don  Luis  de  Oyarzabál. 
Señor  Don  Josef  de  Ayarzagoytía.  Por  6  exemplares» 
Señor  Don  Juan  Bautista  de  Irribarren.  Por  1 3  e xem* 

piares. 
Señor  Don  Juan  Pacheco  y  Tizon^ 
Señor  Don  Mateo  Villamayor.. 
Señor  Don  Pedro  Arnal. 
Señor  Don  Mateo  de  la  Maza.; 
Señor  Don  Miguel  Pisador. 
Señor  Don  Juan  López. 
Señor  Don  Gabriel  AchateguL 
Señor  Don  Eugenio  Escolano. 
Señor  Don  Bartolomé'  Ximeno. 
Señor  Don  Francisco  Verdum. 
Señor  Don  Vicente  Berirz. 
Señor  Don  Salvador  Santo  CasanoVa. 
Seüor  Don  Domingo  Codina, 


(VI) 

Señor  Don  Juan  González  de  la  Salceda. 

Señor  Don  Pedro  Ruano. 

Señor  Don  Manuel  Zorrilla.  , 

Señor  Don  Juan  Sémpere  y  Guarínos. 

Señor  Don  Eugenio  de  Larruga.  ¡ 

Señor  Don  Ramón  Pardo. 

Señor  Don  Mnauel  de  Murillo. 

Señor  Don  Joseph  Bonifacio  de  Rementería. 

Señor  Don  Fernando  Montes. 

Señor  Don  Joseph  Mirachálar.  Por  2.  cxcmplares* 

Señor  Don  Bartolomé  Martínez. 

Señor  Don  Miguel  Barberán. 

Señor  Don  Ignacio  de  Bejar. 

Señor  Don  Vicente  Alvarez. 

Señor  Don  Antonio  Tavira.  ; 

Señor  Don  Antonio  Espejo.     „ 

Señor  Don  Joseph  Méndez  Trellez.  \ 

Señor  Don  Manuel  Marcos  Zorrilla. 

Señor  Don  Joseph  Gómez  Iturralde. 

Señor  Don  Francisco  Portocarrero. 

Señor  Don  Ramón  Rodríguez  Prieto.  ■ 

Señor  Don  Manuel  Ascargota.  I 

Señor  Don  Ramón  Antonio  de  Castro,: 

Señor  Don  Antonio  Escañ<?¿ 

Señor  Don  Antonio  Arribas.  ¿  % 

Señor  Don  Juan  de  Veiasco  Dueñas. 

Señor  Don  Joseph  de  la  Dehesa.  .       (1  m    5 

Señor  Don  Bartolomé  Benitez  y  Galvez. 

Señor  Don  Antonio  Curcjo  Hurtado. 

Señor  Don  Joseph  Bartolomé  Martínez, 

Señor  Don  Rafael  Gil  y  Olmo. 

Señor  Don  Pedro  Eseot  de  1¿  Madrid* 

Señor  Don  Manuel  J[icentecde,  Murguticv  i  w v& 


(VII), 
Señor  Don  Manuel  Rodríguez. 
Señot  Don  Joseph  Antonio  Villamil. 
Señor  Don  Antonio  Mota. 
Señor  Don  Juan  de  Segovia. 
Señor  Don  Pedro  García  Fuentes,  por  2.  exemplares. 
Señor  Don  Pedro  Pérez  de  Castro. 
Señor  Don  Miguel  Serrano. 
Señor  Don  Juan  Esteban  del  Real  y  Trcliez. 
Señor  Don  Blas  Carrillo, 
Señor  Don  Miguel  Quevedo. 
Señor  Don  Antonio  Alvarez  Narro., 
Señor  Don  Antonio  Medina. 
Señor  Don  Vicente  Murgutio. 
Señor  Don  Tomás  de  Berganza. 
Señor  Don  Miguel  Gorostiza. 
Señor  Don  Antonio  Sancha  ,  por  7.  exemplares*. 
Señor  Don  Vicente  Alvarez. 
Señor  Don  Juan  Leonardo  Boygas. 
Señor  Don  Pedro  Gutiérrez. 
Señor  Don  Francisco  Xavier  de  Sedaño, 
Señor  Don  Santiago  Thebin. 
Señor  Don  Casimiro  Razóla. 
Señor  Don  Matías  Escamilla.  Por  2*  exemphrtu 
Señor  Don  Joseph  Pierris. 
Señor  Don  Joseph  Baradar,. 
Señor  Don  Juan  Orcel. 

CÁDIZ. 

» 

Señor  Don  Joseph  Espinosa,  Oficial  mayor  de  la  Conta- 
duría de  Indias  en  la  real  Aduana. 
Señor  Don  Juan  Domingo  Gironda,  Oficial  de  la  misma» 

Se- 


(VIII) 

Señor  Don  Diego  de  la  Torre  ,  id. 

Señor  Don  Francisco  Xavier  Herrera,  id. 

Señor  Don  Lugardo  Joaquín  Ormigo ,  id.- 

Señor  Don  Agustín  González,  id. 

Señor  Don  Blas  Ramón  Cornago ,  Contador  II.0  de  la 
Renta  de  Aguardientes. 

Señor  Don  Eugenio  Montero  ,  Oficial  de  la  Contaduría 
General  de  Rentas  Generales. 

Señor  Don  Francisco  Yances,  Notarioimayor  de  la  Allí 
diencia  Eclesiástica. 

Señor  Don  Antonio  de  la  Torre  f  Notario  mayor  de  la 
Castrense. 

Señor  Don  Joseph  García  ,  Oficial  de  la  real  Renta  dq 
Correos. 

Señor  Don  Tomás  de  la  Torre. 

Señor  Don  Francisco  de  Paula  Pavía  ,  Contador  de  For- 
tificaciones. 

Señor  Don  Ángel  Martin  de  Irribarren ,  del  Comercio* 

Señor  Don  Sebastian  Martínez ,  id. 

Señor  Don  Pedro  Martínez  Moreno,  id. 

Señor  Don  Josef  Bourt. 

Señor  Don  Simón  de  Ondarza  y  Murillo ,  id.. 

Señor  Don  Cayetano  Guadix ,  id. 

Señor  Don  Joseph  Puyade ,  id,      . 

Señor  Don  Juan  de  Murga,  id. 

Señor  Don  Juan  Francisco  Ezpeleta  ,  id. 

Señor  Don  Francisco  Marti,  id.  Por  2.  exemplarcs% 

Señor  Don  Juan  Martin  de  Aguirre  ,  id. 

Señor  Don  Juan  Francisco  de  Aizueta ,  id. 

Señor  Don  Carlos  Gutiérrez.  * 

Señor  Don  Manuel  Pérez:.; 

Señor  Don  Manuel  Comes.  Por  2  exemplareJ, 

Señor  Don  Antonio  Iglesias.  Por  24.  exemplareti 

Se"4 


(IX) 
Señor  Don  Domingo  Pérez. 
Señor  Don  Ignacio  de  Lazcano. 
Señor  Don  Manuel  de  Arenas.1 
Señor  Don  Manuel  Fernandez  de  España. 
Señor  Don  Alonso  Ramírez  de  Arellano, 
Señor  Don  Joaquín  Nicochea. 
Señor  Don  Antonio  de  Miera. 
Señor  Don  Sebastian  Dacarrete. 
Señor  Don  Joseph  Carpencer. 
Señor  Don  Pedro  Behic. 
Señor  Don  Luis  Navarro. 

MALAGA. 

Señor  Don  Cristoval  de  Medina  Conde  ,  Canónigo  de 

esta  santa  Iglesia. 
Señor  Don  Manuel  Félix  de  Gorrdchatégui ,  Dignidad 

Tesorero  de  esta  Catedral. 
Señor  Don- Ramón  Vicente  Monzón ,  Dignidad  Arce-, 

diano  de  Ronda  ,  de  la  misma  Catedral. 
El  Dodor  Don  Tomás  de  Pablo  Palanco  ,   Canónigo 

Ledoral. 
El  Dodor   Don  Agustín  Gaündo  ,    Racionero  de  la 

misma. 
Señor  Don  Joaquín  Ibañez ,  Arcipreste  del  Sagrario. 
El  Dódor  Don  Josef  Fernandez  Maqueda,  Presbítero» 

Secretario  del  Cabildo  de  esta  Catedral. 
Señor  Don  Joaquín  Calderón  ,  Presbítero. 
El  M.  R.  P.  Fr.  Juan  de  Dios  de  Salas  ,  Prior  en  su  Con-* 

vento  de  San  Juan  de  Dios  de  esta  Ciudad. 
El  Dodor  Don  Domingo  de  la  Casa ,  £UcioneKo  de  esta 

Santa  Iglesia. 
Seáocj&mdette  VUlarcazar  de  Sirga. 


Señor  Conde  de  Mollina. 

El  Coronel  Don  Bartolomé'  de  Urbíná. 

El  Coronel  Conde  de  Cumbre-hermosa  ,  Teniente  Co- 
ronel del  Regimiento  de  Navarra. 

Señor  Don  Josept*  ¿Badajoz  y  Figueroa,  Caballero  Maes* 
trante  de  Ronda. 

V  E  LE  Z-M  ALAGA. 

Señor  Don  Francisco  de  Anda  yvMendivil,  á;nombre  de 
la  Sociedad  Económica  de  esta  Ciudad. 

Señor  Don  Juan  Dabanhorques  t  del  Comercio  de  es- 
ta Ciudad. 

SEVILLA. 
.    ■ ..      ■., .       '. ..  ..  ..  ■    '...  ■       \Z 

Señor  Don  Joseph  Olmeda  y  León ,,  del  Consejode  S.  M. 

,  ¡  y  su  Alcalde  de  la  Quadra  de  esta  real  Audiencia. 

Señor  Don  Lorenzo  O-Kel;,  del  Orden  de  Santiago,  Sar«^ 
gento  mayor  del  Batallón  de  Voluntarios» 

.  GRABADA* 

-  -  T    ■ 

Señor  Pon  Francisco  Joaquín  de:Loyo,  Dignidad  Maes- 
tre Escuela  de  la  Metropolitana  de  esta  Ciudad»:;:; 
Señor  Don  Jacobo  Maria*  Espinosa ,  Caballero  de  la  real 
./iri/y  distinguida  Orden  Española  de  Carios  IILov  del 
Consejo  de,S> M*  >  y  ¿su  Oidor  m  ia  reai.GhapcjJlería, 
■•y.        "  j  : .:■ .     ,o\  noG  3Qxh2 

>  ■  jkfflBiA*  ,:i  M 13 

.  ■  .  '■     •..'.■    ;  nnbv 

H  Doctor  Doo,  Jju^n  María  de  Riverocy  Pizarrón,  Irfis- 

bítero,  -       ;     2 

El  Marques  de  Pej^rCQrcegldor>ddi^talOttdauk^^2 

-al  .  ..  ,    .    .     ..  ..  ..í'ife- 


(XI) 
Señor  Vizconde  de  las  Torres. 

Señor  Don  Joseph  Bernardo  Valladares  de  Sotomayor, 
Administrador  de  la  Renta  de  Correos. 

•     ■ 
OSUNA. 

Señor  Don  Joseph  Robles  ,  Redor  del  Colegio ,  y  Uni- 
versidad. 

Señor  Don  Juan  de  Sarria  y  Aldrete ,  Prebendado  de  la 
santa  Iglesia  Catedral  y  Metropolitana  de  México. 

Señor  Don  Martin  Navarro  de  Alcántara ,  Canónigo  Ar- 
cediano, y  Vicario  de  esta  santa  Iglesia  Colegial. 

Señor  Don  Antonio  Valladares  de  Sotomayor,  Admi- 
nistrador de  la  Renta  de  Correos» 

Señor  Don  Joseph  Delgado. 

Señor  Don  Manuel  Arjona. 

LUCENA. 

Señor  Don  Fernando  Ramírez  de  Luque  5  Presbítero. 

SANTANDER. 

Señor  Conde  de  Villafuertes. 

XEREZ  DE  LA  FRONTERA. 

Señor  Marques  de  Campo  Ameno. 

PLASENCIA. 

Señor  Don  Juan  Garda  Benito  ,  Canónigo  Doctoral  de 
esta  santa  Iglesija, 

m  %  se- 


\ 


(XII) 

TORTOSJ. 

Señor  Don  Diego  Amigo  de  Ibero ,  Administrador  de  la 
Real  Aduana  de  esta  Ciudad. 

TERUEL. 

El  frustrísimo  señor  Dota  Roque  Martin  Merino,  Obis- 
po de  Teruel. 

Señor  Don  Miguel  Alaestante  ,  Dean  y  Canónigo  de  su. 
santa  Iglesia» 

Señor  Don  Santiago  Diez  Merino ,  Arcipreste  Dignidad 
de  la  misma. 

Señor  Don  Fernando  Luengo  Rodríguez  ,  id* 

Señor  Do£fcor  Don  Florencio  Boada ,  Penitenciario  de  id.. 

SEGORVE. 

frustrísimo  Señor  Don  Lorenzo  Gómez  de  Haedo,  Obispo 

de  Segorve. 
Señor  Don  Francisco  Arascot ,  Arcediano  mayor  de  su 

santa  Iglesia. 
Señor  Don  Joseph  Ronda  ,.  Arcediano  del  Alpuente, 
Señor  Don  Vicente  Abad,  Canónigo  de  la  misma  santa 

Iglesia. 
Señor  Don  Joseph  Zalon  ,  id. 
Señor  Don  Antonio  Lozano,  id-. 
Señor  Don  Pedro  Lorenzo  Bueno  ,  íd¡ 
Señor  Don  y  Ícente  Cañas,  id. 

El  Archivo  de  esta  santa  Iglesia,. 

- 

Bw       .  

?A* 


(XIII) 

VALENCIA. 

Señor  Don  Antonio  Pasqual  García  de  Almunia  ,  Rcgi- 

gidor  perpetuo  de  esta  Ciudad. 
Señor  Don  Pedro  Garces  de  Marciila. 
Señor  Don  Miguel  Ferriz. 

ORENSE. 

El  Ilustrísimo  señor  Don  Pedro  de  Quevedo  y  Quin- 
tano  ,  Obispo  de  Orense. 

CORUÑA. 

El  Reverendísimo  P.  Fr.  Miguel  Gayoso,  Maestro  Gene- 
ral de  la  Religión  de  san  Benito. 

Señor  Don  Manuel  Romero,  Gobernador  de  la  real 
Audiencia  de  Galicia. 

Señor  Don  Vicente  Duque  de  Estrada  ,  Ministro  de  lo 
Civil  de  la  misma. 

Señor  Don  Vicente  Vizcayno  ,  Fiscal. 

Señor  Don  Bernardo  Herbelie' ,  Relator. 

El  Teniente  Coronel  Don  Benito  Pardo  de  Fígueroa, 
Sargento  mayor  del  Regimiento  de  Infantería  de  Gra- 
nada. 

SANTIAGO. 

Señor  Don  Francisco  de  Gamez  Lechuga  ,  Canónigo  de 

esta  santa  Iglesia. 
Señor  Don  Pedro  de  Acuña  ?  Canónigo  de  la  santa 

Iglesia. 
$eñor  Don  Joaquín  de  Sotomayor ,  señor  de  Aiilones ,  y 

.otras  Jurisdicciones* 

Se 


(XIV) 

Señor  Don  Luis   Marcelino  Pereyra  ,  Secretario  de  la 
Sociedad  Económica. 

LUGO. 

Señor  Don  Antonio  Ramón  de  Sobrado,  Do&oral  de  es- 
ta santa  Iglesia. 

Señor  Don  Joseph  Antonio  Vázquez ,  Secretario  de  ia 
Sociedad  Económica. 

Señor  Don  Bernardo  de  Quiroga  y  Arias ,  dueño  de  la 
casa  de  la  Puebla. 

Señor  Don  Antonio  Díaz. 

•  ASTORGA. 

Señor  Don  Ventura  Vaicarce  y  Andrade  ,    Canóni- 
go de  esta  santa  Iglesia. 
Señor  Don  Antonio  Amaya,  id. 
Señor  Don  Joaquin  Nieto  y  Aperegui ,  id. 

PUENTE  DE  EUME. 

Señor  Don  Pedro  Mesía ,  Abad  de  san  Cosme  de  No- 
guerosa. 

CASA  DE  O'BAÑO. 

Señor  Don  Juan  Felipe  Osorio  Galos  Montenegro ,  Te- 
niente del  Regimiento  Provincial  de  Pontevedra ,  y 
señor  de  esta  jurisdicion.  Por  dos  años. 

PAMPLONA. 

Señor  Don  Francisco  Xavier  Armígot,  Arcediano  de  C& 

mará  de  esta  santa  Iglesia. 
Señor  Don  Gerónimo  Girón,  Gobernador  de  esta  Ciudad, 
Señor  Frey  Don  Francisco  Xavier  Ximenez  de  Texada, 

Co- 


(XV) 

Comendador  de  la  Orden  de  san  Juan. 
Señor  Frey  Don  Joseph  Manuel  de  Argaiz,  Comendador 

de  la  Orden  de  san  Juan. 
Señor  Don  Joaquín  de  Espeleta  ,  Diputado  del  Reyno 

de  Navarra. 
Señor  Don  Joseph  Longas. 

BARCELONA. 

El  Excelentísimo  señor  Conde  de  Requena ,  Teniente  Co¿ 
,  ronel  del  Regimiento  de  España. 

Señor  Don  Manuel  Mena  y  Paniagua ,  Inquisidor  del 
Principado  de  Cataluña.  .    . 

Señor  Don  Pedro  Diaz  de  Valdes,  íd. 

Señor  Don  Antonio  Pellicer,  Qydor  de  la  real  Audien- 
cia de  Cataluña. 

Señor  JDon  Francisco  Antonio  de  Tudo  ,  del  Consejo  de 
S.  M. ,  y  su  Alcalde  del  Crimen  déla  real  Audiencia 
de  Cataluña* 

VILVAO._ 

Señor  Don  Miguel  de  Ascarate,  Comisario  de  Guerra.; 
Señor  Don  Manuel  Bergareche  ,  del  Comercia» 

CUENCA. 

Señor  Don  Juan  Loperraez ,  Canónigo  ¿e  esta  santa 
Iglesia. 

Señor  Don  Bernardo  Iparraguirre  ,  Visitador  General, 
y  Secretario  del  Ilustrísimo  Señor  Obispo. 

Señor  Don  Joseph  Cipriano  Hernández,  Fiscal.de  éste 
Tribunal  Eclesiástico. 

Señor  Don  Patricio  Sánchez  Hidalgo ,  Presbítero  ,  Con- 
tador General  de  Rentas  Decimales  de  este  Obispado. 

ro- 


(XVI) 
TQ  LED  o. 
Señor  Don  Fernando  Mayoni. 

VALLADOLID. 

Señor  Don  Manuel  Trigueros  Mantilla. 

Señor  Don  Joaquín  Cabezas,  Teniente  Diredor  de  Geo- 
metría de  la  real  Academia  de  la  Purísima  Concepción 
de  esta  Ciudad. 

Señor  Don  Joseph  María  Enterro  y  Arbayza  ,  Relator 
de  lo  Civil  de  esta  Cnancillería. 

TORO, 

Señor  Don  Miguel  Josef  de  Azanza ,  Intendente  de  esta 
Provincia*  Por  un  año. 

HÜESCAR, 

jSeñor  Marques  de  Corbera. 

■  •  '   .        -■   .  .  -    - 

CACERES. 

Señor  Don  Joaquín  de  Quiñones. 

■=-  't    "    • 

LEGANÉS. 

■■),:/      lV     ,    31.3ÍXJ  '     -■ 

El  Doctor  Don  Pedro  Cabezón ,  su  Cura  Párroca 

■  ■         *  ¡  i 

i       íQ      1 1 .    '    . 

LO- 


LOCURAS  DE  EUROPA. 
DIALOGO 

ENTRE  MERCURIO  \  T  LUCIANO, 

POR 
DON   DIEGO   DE   SAAVEDRA, 

DEL  CONSEJO  DE  SU  MAGESTAD 

EN  EL    DE    INDIAS. 

& 

Luc.  ¿-L/e  dónde  ,  ó  Mercurio ,  bañados  los  talares,  cu- 
bierto el  cuerpo  de  polvo  ,  y  de  sudor  la  frente  ,  no  sin 
descrédito  de  la  deidad  ,  pues  la  verdadera  no  está  sujeta 
á  las  congojas  ,  y  afanes  ? 

Mere.  Tal  está  la  tierra ,  que  aún  á  los  mismos  Dioses 
hace  sudar. 

Lúe.  Descuido  es  de  ellos  ,  si  ya  no  es  castigo  ,  pues 
consienten  á  quien  es  autor  de  sus  trabajos ,  calamida- 
des ,  y  guerras  ;  y  culpa  es  de  tu  inquietud  ,  y  desaso- 
siego natural  dexar  el  reposo  del  cielo  ,  y  baxar  á  la  tier- 
ra en  tiempo ,  que  los  que  la  habitan  aborrecen  la  vida ,  y 
desean  librarse  de  las  ligaduras  del  cuerpo. 

Mere.  A  ella  me  baxó  la  curiosidad ,  para  averiguar 
de  mas  cerca  si  son  tan  grandes  las  locuras  de  los  hom- 
bres ,  como  nos  han  referido  la  justicia ,  la  Verdad  ,  la  Fé9 
y  la  Vergüenza  ,  que  por  no  vivir  entre  ellos  >  se  han  reti- 
rado á  hacernos  compañía  en  el  Cielo. 

A  2  Luc* 


4 

Luc.     Luego,  ¿antes  no  estaban  en  el?  Muy  cortos 

de  vista  sois  los  Dioses ,  pues  fue  menester  baxar  ala  tier- 
ra para  ver  lo  que  en  ella  pasaba. 

Mere,  ¿Aún  no  has  perdido,  (¡ó  Luciano!)  el  impío 
veneno  de  tu  lengua  maliciosa?  Tan  cubierta  está  de  hu- 
mo, y  de  polvo  la  tierra  con  el  tropel  de  los  esquadrones, 
y  con  el  fuego  de  Marte,  que  aún  á  los  ojos  de  los  Dioses 
se  oculta. 

Luc.  Y  también  á  su  piedad  ;  pues  los  pronósticos 
naturales  de  cometas,  y  otras  impresiones  en  el  ayre, 
que  en  otros  tiempos  prevenian  vuestras  futuras  iras  ,  y 
nuestros  castigos  en  la  muerte  de  un  Príncipe ,  ó  en  la 
calamidad  de  una  Provincia  particular  ,  ahora  en  la  de 
tantos  Príncipes  muertos  á  hierro, y  de  tantos  réynos  des- 
truidos, no  se  han  aparecido. 

Mere,  Quando  la  malicia  es  afectada,  o  incrédula, 
no  merece  anuncios  del  Cielo ,  ni  sirven  los  avisos  á 
quien  ha  perdido  el  respeto  á  la  divinidad.  Si  tú  hubie- 
ras visto  como  yo  á  Europa,  y  considerado  las  causas,  y 
efe&os  de  estas  calamidades  presentes  ,  en  unos  de  am- 
bición ,  y  en  otros  de  imprudencia  y  descuido  ,  conocie- 
ras que  en  ellas  los  hombres  solos  ,  y  no  los  Dioses  han 
sido  culpados. 

Luc.     Muchas  cosas  habrás  visto. 

Mere.  Muchas,  unas  con  lastima  ,  y  otras  con  risa; 
aquellas  por  los  trabajos  de  los  subditos ,  y  estas  por  la 
ignorancia  de  quien  los  gobierna. 

Luc.  Si  mi  atención  puede  merecer  la  relación  ,  te 
ruego,  (¡ó  Mercurio!)  que  la  hagas  brevemente  de  lo  mas 
notable  que  has  visto  y  ponderado. 

Mere.  Condesciendo  con  tu  ruego  ;  oye  pues.  Ha- 
biendo dado  vuelta  por  Europa  ,  me  detuve ,  librado  en 
la  suprema  región  del  ayre  ,  para  comprehenderla  toda 
Junta  con  la  vista  >  y  con  la  consideración.  En  todas  sus 

par- 


5 

partes  vi  á  Marte  sangriento  ,  batallando  unas  naciones 
con  otras  por  el  capricho  ,  y  conveniencias  de  uno   solo, 
que  en  ellas  atizaba  el  fuego  de  la  guerra.  Consideraba  su 
locura  enjiexar  las  felicidades  de  la  paz,  lo  dulce  de  las 
patrias  ,  y  los  bienes  de  sus  propios  dominios,    por  con- 
quistar los  ágenos.  Que  buscasen  nuevas  poblaciones  los 
que  no  eran  bastantes  á  llenar  las  suyas.   Que   destruye- 
sen, y  abrasasen  las  mismas  tierras  ,  Villas,  y  ciudades, 
que  deseaban  adquirir.  Que  tantos  expusiesen  sus  vidas 
perdiendo  con  ellas  sus  mismas  posesiones  ,  porque  e'sta, 
ó  aquella  Corona  tuviese  un  palmo  mas  de  tierra.   Que 
se  ofreciesen  los  soldados  á  los  peligros  del  expugnamen- 
to  de  una  plaza  donde  no  han  de  vivir  ,  ni  aún  de  repo- 
sar un  dia  después  de  rendida.   Que  la  ambición  de  los 
Principes  los  hubiese  cegado  con  el  explendor  de  la  glo- 
ria ,  y  del  honor  5  moneda  con   que  temerariamente  se 
venden  á  la  muerte.  Ninguna  cosa  me  movió  mas  á  con- 
fusión que  Alemania  /viendo  que  era  esclava  de  las  na- 
ciones ,  la  que  por  el  imperio  del  mundo ,  que  en  ella 
resplandece,  debia  ser  señora  de  todas.  Que  las  haya  lla- 
mado por  auxiliares  contra  sí  misma.  Que  las  sustente,  y 
asista  para  su  rey  na.  Que  lo  que  adquieren  ,  y   mantie- 
nen con  la  fuerza  ,  cree  que  es  para  su  mesma  defensa,  y 
seguridad  ,  y  no  para  su  despojo.  Que  tenga  por  protec- 
ción lo  que  es  tiranía,  y  por  libertad  lo  que  es  servidum- 
bre. Que  la  que  ha  de  dar  leyes  á  los  extrangeros  ,   las 
reciba  de  ellos.  Que  pudiendo  con  la  unión  ,  y  concor- 
dia aspirar  al  dominio  universal,  se  rinda  por  su  división 
al  de  sus  enemigos.  Que  piense  obligarlos  con  separarse 
de  la  cabeza  que  la  gobierna  ,  y  con  abandonar  la  amis- 
tad ,  y  confederación  de  los   que  son  interesados  en  su 
misma  conservación  ,  y  comunes  en  la  causa.  Que  á  tí- 
tulo de  religión  la  pierdan ;  y  que  hagan  Consejeros  de 
la  paz  á  los  cjue  le  hacen  la  guerra.  Lq  cuae  mas  me  ha  ad- 

mi- 


6 

mirado  es ,  que  para  remedio  de  males  tan  graves  se  se- 
ñalasen por  congreso  á  Munster  ,  y  Hosnaburg  ,  luga- 
res dispuestos  por  su  situación  ,  y  vecindad  á  fomentar 
las  discordias  de  Alemania  ,  y  disponer  la  guerra.  Que 
los  mismos  enemigos  extrangeros  convocasen  con  sus 
cartas  á  los  Príncipes,  y  Estados  del  Imperio  á  venir  á 
ellos  contra  sus  antiguas  constituciones,  y  loables  estilos; 
y  que  las  obedeciesen  sin  conocer  el  artificio  de  sus  pro- 
mesas ,  y  la  falsedad  de  sus  pretextos  ;  los  quaíes  eran 
de  unir  el  Imperio  ,  y  los  juntaban  para  desunirlo  :  de 
quitar  gravámenes  ,  y  al  mismo  tiempo  los  hacian  ma- 
yores :  de  restituir  á  cada  uno  en  sus  Estados,  y  los  des- 
pojaban de  ellos :  de  ponerlos  en  libertad ,  y  era  por  ser- 
vidumbre :  de  hacer  la  paz  ,  y  ninguna  cosa  mas  opues- 
ta á  ella  ,  que  llamar  los  estados.  ¿  Quie'n  jamas  vio  en 
una  Provincia  ,  que  padece  guerras  civiles,  reducir  en  un 
lugar  las  cabezas  de  ellas,  desunidas  entre  sí  en  religión, 
en  parcialidades  e'  intereses ,  y  para  tratar  con  los  mis- 
mos extrangeros,  que  fomentaron  las  sediciones,  y  la  sus- 
tentan con  sus  armas  para  dominar  á  unos,  y  á  otros?  Se 
duelen  los  Franceses  ,  y  Suecos  de  las  calamidades  del  Im- 
perio ,  y  son  ellos  la  causa  ;  exclaman  que  desean  la  paz, 
y  ellos  solos  hacen  la  guerra  ;  se  quexan  de  la  dilación 
de  los  tratados  ,  y  los  embarazan  con  varias  artes;  y  ya 
hoy  están  juntos  los  Estados  ,  y  aunque  reconocen  las 
artes ,  y  los  peligros ,  y  que  son  burlados,  y  maltratados 
de  los  mismos  que  los  han  llamado ,  vienen  tan  ciegos 
por  sus  pasiones  internas  ,  que  no  acaban  de  cono- 
cer ,  que  solo  su  concordia  será  el  remedio  de  tantos 
males. 

Lúe.  Bien  los  ha  castigado  Dios  ,  pues  padece  el 
Imperio  la  pena  de  los  Parricidas  entre  gallos  y  vi- 
voras. 

Mere*.    Yo  te  digo  de  verdad ,  que  he  tenido  los  ojos 

so^ 


7 
sobre  Munster ,  y  Hosnaburg  mas  que  sobre  las  demás 

partes  de  Europa  ,  porque  son  las  fraguas  donde  se  lim- 
pian ,  y  templan  las  armas  de  todo  el  mundo  ,  y  oficinas 
de  ligas,  invasiones ,  sorpresas,  y  usurpaciones.  Desde 
allí  se  trata  de  levantar  levas,  se  envían  Embaxadores 
con  instrucciones ,  y  noticias  particulares  á  Holanda, 
Dinamarca  ,  Suecia  ,  Polonia  ,  y  Constantinopla  ,  para 
que  todos  pongan  fuego  en  Europa.  Pensaron  los  vasa- 
llos, que  allí  se  restauraría  su  sangre,  y  desde  allí  se 
yierte.  La  paz  anda  en  las  bocas  ,  y  la  guerra  en  los  co- 
razones, y  en  las  plumas.  Todo  es  hypocresia  ,  fingiendo 
desear  el  sosiego  público  ,  los  que  tratan  de  turbarle,  en- 
treteniendo los  tratados  para  prescribir  lo  usurpado  ,  va- 
lie'ndose  del  pretexto  de  que  los  Estados  no  se  concuer- 
dan  entre  sí ,  siendo  ellos  los  que  fomentan  su  división, 
y  aunque  suponen  que  desean  la  venida  de  los  Holan- 
deses ;  por  otra  parte  se  entienden  con  el  Príncipe  de 
Qrange  para  que  los  detenga»  Sus  proposiciones  son  apa- 
rentes y  especiosas  5  no  dan  paz  ,  sino  leyes  ai  Imperio; 
no  le  pacifican  ,  sino  le  perturban  ,  y  revolviendo  tiem- 
pos pasados  con  los  presentes,  confunden  la  religión ,  des- 
truyen las  pazes,  y  transaciones  hechas  5  derogan  las  re- 
soluciones ,  y  sucesos  de  las  dietas  ,  y  colegios  Electora- 
les ;  rompen  las  constituciones,  y  privilegios  del  Imperio; 
derriban  sti  poder  ,  disminuyen  »la  autoridad  electoral, 
dan  medios  á  la  infidelidad  ,  y  ocasiones  á  la  inobedien- 
cia y  discordia.  Allí  se  piden  premios ,  y  mercedes  para 
los  subditos  que  han  militado  contra  el  Imperio  ,  y  re- 
compensan ár  las  Coronas  que  le  han  destruido  ,  y  abra- 
sado. Publican  Franceses  ,  que  ni  el  Imperio  ,  ni  España 
desean  la  paz ,  sino  continuar  la  guerra,  y  oprimir  á 
Francia  ,  y  que  por  la  razón  natural  de  la'  defensa  ,  y 
por  la  libertad  propia  ,  deben:  aquellos  vasallos  esforzar- 
se á  la  oposición  ,  y  tolerar  el  -geso  de  los  tributos  ¡  y  co- 
mo 


8 

mo  los  pueblos  no  penetran  lo  interior  de  las  cosas,  de-» 
xan  cargarse  de, nuevas  imposiciones. 

Luc.  ¿Tan  simples  son ,  que  no  conocen  que  la  paz 
está  en  la  mano  del  victorioso  ,  y  que  el  que  ha  usurpa- 
do los  Estados  ágenos,  es  quien  solamente  la  puede  dar? 
¿No  es  ignorancia  dexarse  persuadir  ,  que  la  renuncian, 
rehusan,  ó  entretienen  los  despojados? 

Mere.  Bien  lo  conocen  los  Franceses  prudentes,  y 
aún  los  de  mediano  juicio  5  pero  no  se  atreven  á  desenga* 
ñar  á  los  demás  :  y  así  unos  por  el  temor,  y  otros  por  la 
ignorancia  ,  beben  todo  el  engaño. 

Luc.  ¿Cómo  los  Parlamentos  (cuyo  oficio  y  obliga- 
ción es  procurar  la  paz  y  sosiego  público  ,  y  la  conserva- 
ción del  reyno) ,  no  procuran  librar  á  los  pueblos  de  lo 
que  padecen  con  la  opresión  de  una  guerra ,  que  se  fun- 
da en  la  ambición  ,  y  conveniencia  de  uno  solo  ,  y  no 
en  la  defensa  natural,  pues  nadie  hace  guerra  á  "Francia, 
y  ella  la  hace  á  ios  Príncipes  confinantes,  y  les  tiene  usur- 
pados sus  Estados? 

Mere.  No  ha  faltado  valor  ,  y.  constancia  al  Parla- 
mento de  París ,  antes  por  mostrarse  ardiente  en  la  con- 
servación del  reyno  ,  ha  padecido  desdenes,  afrentas ,  y 
destierros  por  el  valimiento  opuesto  á  los  tribunales  >  el 
quai  antepone  siempre  la  conservación  particular  de  su 
gracia  ,  al  beneficio  ccwnun.  Aquel  gobierno  padece  en  sí 
mismo  todas  las  tiranías ,  que  con  las  armas  de  Francia 
padecen  las  naciones  que  ha  oprimido. 

Luc.  Castigo  es  bien  merecido,  por  el  qual  conozco, 
que  con  razpn  te  compadeces  de  ver  defraudados  los  de«? 
seos  públicos  ,  y:  burladas  las  esperanzas  del  remedio  de 
las  presentes  calamidades.  De  lo  que  yo  me  admiro  mas, 
ss  ,  de  que  informados  los,  demás  Príncipes  de  lo  que  pa- 
sa en  los  congresos ,  y  de  la  reputación ,  y  hacienda,  que 
en  ellos  gierden,,  los  mantengan  inútilmente  á  favor  de  los 

Eran- 


9 

Franceses,  y  Suecos  ,  sin  esperanza  alguna  de  la  paz  >  de 
donde  infiero  que  es  fatalidad,  la  qual,  en  la  ruina  de  los 
Imperios,  perturba  los  juicios  ,  y  ciega  la  prudencia  hu- 
mana. 

Mere,  Con  mas  fundamento  lo  podrás  decir  ,  quan- 
do  hayas  oído  lo  que  he  visto  en  Polonia,  en  Suecia,  en 
Dinamarca  ,  en  Holanda ,  en  Inglaterra  ,  en  España  ,  y 
en  Italia. 

Lúe.  Pendiente  tienes  de  tus  labios  mi  atención.  Re- 
fiere, pues. 

Mere.     No  sin  grande  admiración  vi  en  peligros  tan 
comunes  á  toda  la  christiandad.  Dormida  la  regia  Repú- 
blica de  Polonia  ,  despreciados  los  celos  políticos  ,   y  las 
máximas  de  Estado  de  librar   las  fuerzas  de  los  demás 
Príncipes  ,  y  de  no  consentir  ,  que  crezca  la  Potencia  de 
los  confinantes  j  pues  no  teniendo  bien  asentada  la  paz 
con  Suecia,  y  estando  fresca  aún  la  memoria  de  las  guer- 
ras con  ella  sobre  el  dominio  de  Lituania ,  donde  aún 
hoy  se  embaraza  el  arado  con  los  cadáveres  de  los  Po- 
lacos muertos,  se  está  á  la  mira  de  los  progresos,  que  hace 
aquella  Corona  ,  dexándose  bloquear  de  ella  por  Pomera- 
nia,  Saxonia,  Silesia,  y  también  por  Transilvania.  Estan- 
do Ragozzi  confederado  con  Suecia,  con  ias  armas  levan- 
tadas en   sus  confines  ,  y  siendo  dependiente  del  Turco, 
que  es  el  mayor  enemigo  que  tiene  ,  sin  reparar  que  los 
Suecos  movieron  las  armas  contra  Dinamarca ,  por  la 
buena  inteligencia  que  tenia  con  ella ,  y  con  designio  de 
debelar  primero  lo  uno  ,  y  después  lo  otro  5  ni  en  que  as- 
piran al  dominio  universal  del  Norte,  y  que  si  se  levanta 
con  el  arbitrio  del  Mar  Báltico  ,  quitará  en  sus  Provine 
cias  el  comercio  del  mundo ,  con  que  se  sustentan  ,  y  dan 
expediente  á  sus  frutos ,  y  mercancías.  ¿  Que  labrador 
tan  descuidado  vio  en  el  monte  vecino  armarse  la  tem- 
pestad ,  que  no  previniese  los  daños  que  amenazaban  á 

Tom.  VI  B  SU 


IO 

su  casa  ?  ¿  Quien  vio  vencedor ,  y  triunfante  al  Príncipe 
confinante  ,  que  no  le  temiese  ,  y  asistiese  al  oprimido? 
La  guerra  de  Suecia  con  Polonia  empezó  por  Alemania, 
y  después  por  Dinamarca  ,  y  se  acabará  en  Polonia.  Hoy 
tiene  esta  ,  en  ios  peligros  que  amenazan  ,  por  compañe-; 
ros  ai  Emperador,  y  al  Rey  de  Dinamarca,  y  solamente 
con  la  asistencia  de  algunas  tropas ,  podia  oponerse  en  el 
pais  ageno  al  común  enemigo ,  antes  que  debelados  aque«f 
líos  ,  se  halle  sola  con  la  guerra  ,  y  será  su  reyno  asientq 
de  ella  ,  y  campo  de  batalla. 

No  vive  menos  fuera  de  sí,  ni  mas  inadvertida  de 
sus  mismas  conveniencias  la  Corte  de  Suecia  ,  pues  ha- 
biendo traído  á  sí  todas  las  riquezas ,  y  despojos  de  Ale» 
manía  ,*  sin  que  ya  le  quede  en  ella  mas  que  el  peligro 
pendiente  del  lance  de  una  batalla ,  continúa  la  guerra, 
embarazándose  con  otra  nueva  contra  Dinamarca ,  acon- 
sejada de  los  Ministros  de  Francia  ,  que  zelosos  ya  de  su 
Potencia ,  le  persuadieron  con  gran  arte  la  invasión  por 
Alsacia  ,  para  que  divididas  sus  fuerzas  ,  diesen  lugar  á 
su»  progresos  en  el  Imperio.  Piensa  soberbia  poner  en  el 
suyo  á  Alemania ,  y  no  considera ,  que  no  sus  fuerzas, 
sino  las  de  los  mal  contentos  del  Imperio  le  dan  las  vic- 
torias ,  persuadidos  los  Príncipes ,  y  Estados  que  le  asis- 
ten ,  á  que  sus  vanderas  pasaron  al  Imperio ,  y  se  de- 
tienen en  el  para  ponerlos  en  libertad ,  y  satisfacer  sus 
gravámenes ,  y  no  para  debelarlos  ;  y  debieran  los  Sue-, 
eos  considerar  con  juicio ,  y  sin  tanta  ambición  ,  que 
si  llegaran  á  conocer ,  como  ya  algunos  lo  conocen  ,  que 
su  designio  es  solamente  de  tiranizar  el  Imperio,  se  unie-? 
ran  luego  con  el  Emperador  para  echarlos  de  Alemania,  á 
cuyo  intento  concurrieran  los  Franceses, porque  su  confe- 
deración con  Suecia,  no  es  para  hacerla  grande,  sino  para 
que  no  lo  sea  ,  entrando  á  la  parte  de  sus  trofeos  ,  y  va- 
liéndose de  la  división  de  sus  fuerzas  para  facilitar  sus 

de-* 


II 

designios  en  Alemania ,  y  en  Fíandes ;  y  quando  los  ha- 
yan conseguido  ,  serán  amigos  de  los  Alemanes  ,  y  ene- 
migos de  Suecos ,  porque  mas  le  importa  la  amistad 
con  aquellos  ,  que  con  e'stos.  Su  fe  es  una  veleta  ,  que  la 
voltean  los  vientos  de  su  misma  fortuna  5  de  suerte ,  que 
la  felicidad  de  Suecia  se  puede  mudar ,  ó  con  la  concor- 
dia del  Imperio  ,  ó  con  una  rota  ,  ó  con  la  desunión  de 
los  Franceses  ligeros  ,  é  inconfidentes. 

Luc.  Bien  lo  van  ya  conociendo  los  Ministros  de 
aquella  Corona  ,  habiendo  penetrado  las  inteligencias  se- 
cretas que  tienen  con  algunos  Príncipes  del  Imperio ,  y 
que  les  conviene  gozar  de  la  ocasión  presente  para  com- 
ponerse con  el  ,  y  volver  triunfantes  á  sus  amadas  pa- 
trias ,  antes  que  ,  ó  se  mejoren  las  cosas  del  Imperio  ,  o 
los  Franceses  los  desamparen. 

Mere.  Mejor  lo  conocerán  quando  hayan  leído  un 
discurso  France's  impreso  en  Holanda  ,  donde  persuaden 
á  las  Provincias  unidas  ,  que  desistan  de  la  guerra  con 
Dinamarca  ,  y  que  empleen  en  su  favor  para  la  empresa 
de  Dunqu^rque  las  fuerzas  Marítimas  con  que  le  divier- 
tan 5  y  aunque  con  palabras  algo  equivocas  les  señala, 
que  no  les  está  bien  la  Potencia  de  Suecia  ,  ni  la  impru- 
dencia ,  y  locuras  de  Polonia  ,  es  primero  Dinamarca,  y 
la  está  hoy  pagando  por  haber  dexado  crecer  la  Potencia 
de  Suecia,  sin  asistir  ai  Emperador ,  confiada  en  las  con- 
federaciones con  aquella  Corona  ,  y  en  la  buena  corres- 
pondencia de  la  vecindad  ,  debiendo  considerar  que  la 
conveniencia  firma  las  confederaciones  ,  y  la  misma  con- 
veniencia las  rompe  >  que  la  vecindad  es  el  mayor  peli- 
gro de  los  Príncipes ;  que  los  que  aspiran  á  Monarquía, 
no  se  dexan  al  lado  á  quien  pueda  hacerles  oposición  5  y 
que  la  ambición  no  es  corte's  ,  ni  agradecida.  Pudiera  ha- 
ber hecho  reflexión  aquel  Rey  ,  de  que  teniendo  puesto 
sobre  las  cervices  de  los  Suecos  el  intolerable  yugo  del 

B  2  Contp 


12 

Cont ,  no  podía  haber  amistad  segura  entre  ambas  Co- 
ronas, y  que  en  vie'ndose  poderosa  Suecia,  procurarla  la 
libertad  del  comercio ,  de  quien  pende  su  conservación 
y  grandeza ;  pero  ninguna  locura  mayor  que  haber  pues- 
to el  Rey  de  Dinamarca  el  arbitrio  de  la  paz  con  Suecia1 
en  manos  de  los  Franceses  ,  confederados  con  ella,  y  en 
las  de  los  Holandeses ,  interesados  en  el  paso  del  Zontt., 
Este  exemplo  funesto  de  la  opresión  de  Dinamarca  ,  ní 
ha  bastado  á  convencer  á  Polonia ,  ni  á  dexar  advertí-, 
dos  los  Estados  de  Holanda  para  no  asistir  á  Suecia  con 
tantas  fuerzas ,  porque  si  cayese  el  reyno  de  Dinamarca 
en  poder  de  Suecia,  ó  de  ambos  se  hiciese  una  Repúbli- 
ca (  como  está  para  suceder )  les  quitada  el  paso  del  Zon- 
te  ,  con  que  en  pocos  años  caeria  su  Potencia ,  porque 
sin  el  comercio  del  Mar  Báltico  ni  pueden  hacer  arma- 
das, ni  sustentarse. 

Luc.  Este  no  es  el  primer  error  de  los  Holandeses,* 
en  otros  muchos  han  caido  -,  y  caen  ;  pero  quando  se 
levanta  la  grandeza  de  un  Estado,  tanto  le  asisten  los 
errores  ,  como  los  aciertos  5  y  ai  contrario  ,  quando  em- 
pieza á  caer ,  tropieza  en  sus  mismos  buenos  consejos^ 
obrando  diversos-efectos. 

Mere.  Así  es  verdad  5  pero  dice  uní  discurso  Francés,; 
que  la  República  de  Holanda  ha  crecido  mas  en  70  años„ 
que  en  400  los  Romanos ,  y  que  los  Estados  levantados 
con  mucha  prisa  ,  declinan  presto  á  su  menguante,  y  así 
parece  que  ya  va  declinando,  y  que  los  mismos  Holandés 
ses  trabajan  en  su  ruina ,  pues  por  mar  ,  y  tierra  hacen 
espaldas  á  las  empresas  de  los  Franceses  para  que  ocupert 
las  Paises  Baxos ,  como  si  no  les  conviniera  mas  confinar, 
con  Españoles,  que  con  los  Franceses.  Aquellos,  cansados 
ya  de  dominar  ,  tratan  mas  de  conservarse  en  lo  que  hoy 
poseen ,  que  en  recobrar  sus  derechos  antiguos  ;  y  e'stos 
tan  ambiciosos  de  ensanchar  sus  confines ,  que  ni  la  re-< 

1*. 


*3 

Hgíon  ,  ni  la  justicia ,,  ni  la  amistad  ,  ni  el  parentesco  ,  ni 

la  fe  pública  detendrá  sus  vastos  designios  ,  los  quales  se 
encaminan  á  apoderarse  de  las  Provincias  obedientes  ,  i 
inobedientes ,  para  ser  Reyes  del  mundo  con  el  arbitrio 
del  mar  ,  habiendo  considerado  ,  que  con  el  se  hizo  tan 
poderosa  Holanda  ,  que  pudo  sustentar  la  guerra  contra 
España ,  y  ocupar  puestos  en  las  Indias  Orientales ,  y 
Occidentales.  Con  este  fin,  desesperados  ya  de  que  ni  por 
Inglaterra  ,  ni  por  España  ,  Italia  ,  ni  Alemania  pueden 
dilatar  mas  sus  limites ,  si  primero  no  sujetan  las  Provin- 
cias obedientes ,  y  las  unidas ,  cargan  allí  con  sus  fuer- 
zas mayores ,  y  locos  los  Holandeses  ,  ó  ciegos  con  el 
odio  á  los  Españoles ,  desconocen  su  peligro,  y  á  costa 
de  su  misma  sangre  ,  y  riquezas  divierten  con  sus  armas 
las  de  España  para  que  los  Franceses  se  hagan  mas  pode- 
rosos ,  y  sean  sus  confinantes. 

Luc.  En  eso  también  gana  Holanda  ,  pues  mientras 
expugnaban  los  Franceses  á  Gravelingas  ,  se  apoderó  del 
Saso. 

Mere,  Poca  fue  la  ganancia  ,  y  mas  de  gasto  ,  que 
de  provecho  con  las  canales ,  y  fortificaciones  hechas^que 
le  imposibilitan  pasar  adelante ;  pero  quando  hubiera 
ganado  á  Hulst ,  y  á  Gante  ,  les  estuviera  mejor  (  como 
consideran  los  Holandeses  políticos  ,  y  prudentes )  estar 
sin  aquellas  plazas ,  y  que  los  Franceses  no  hubieran  ren- 
dido á  Gravelingas ,  porque  quando  la  Zapa  ,  y  la  Pala 
trabajan  para  que  el  Duque  de  Orleans ,  y  el  Príncipe  de 
Orange  se  junten  ,  es  abrir  la  sepultura  á  la  Potencia  de 
Holanda. 

Luc.  Ella  piensa  ,  que  sucediendo  eso,  gozará  ente- 
ramente de  su  libertad  5  locura  que  no  la  curará  facil^ 
mente. 

Mere.  Pues  ella  está  persuadida  por  un  discurso  de 
un  Francés,   intitulado:  La  necesidad  de  ocupar  á  Dun- 

quer- 


querque ,  donde  procura  probar ,  que  en  la  confianza 
consiste  su  felicidad  ,  y  conservación  ,  y  que  no  por  ella 
nacerán  guerras ,  pudiéndose  disponer  de  suerte  los  con- 
fines ,  que  no  las  causen. 

Luc.  Pues  otro  discurso  he  visto  yo  del  fin  de  la 
guerra  del  País  Baxo  ,  donde  dice  otro  France's  ( si  ya  no 
es  el  mismo ) :  Que  aún  la  Francia  ,  que  ha  favorecido 
tanto  las  cosas  de  Holanda  ,  no  gustaría  de  verla  engran- 
decida, y  no  querría  tener  por  vecinos  á  aquellos  Estados 
tan  poderosos  por  mar  ,  y  tierra  ,  con  quien  romperian 
luego  la  guerra  por  un  pie  de  tierra  de  la  frontera  ,  no 
pudiendo  haber  acuerdo  fixo  en  los  confines  5  como  su- 
cedia  á  Francia  quando  los  Duques  de  Borgoña  poseían 
los  Países  Baxos. 

Mere.  El  uno  ,  y  otro  discurso  he  leído  ,  y  también 
el  consejo  del  interesado ,  y  me  han  parecido  soberbios, 
impíos,  y  ambiciosos  ,  indignos  de  una  Nación  gloriosa, 
y  contra  la  buena  correspondencia  ,  y  política  ,  que  de- 
ben observar  los  Príncipes  entre  sí,  de  no  fomentar  rebe- 
liones de  los  vasallos  ágenos ,  por  no  dar  mal  exemplo  á 
los  propios.  En  ellos  se  conocen ,  que  son  afectados  los 
deseos  que  publican  de  la  paz,  y  quietud  pública,  porque 
con  gran  arrogancia  se  alaban  de  los  triunfos ,  y  trofeos 
adquiridos ,  y  se  prometen  otros  mayores ,  jachándose 
que  los  asiste  Dios ;  y  debieran  considerar ,  que  no  siem- 
pre las  vidorias  las  dá  la  divina  Providencia  por  favore- 
cer al  vencedor ,  sino  por  castigar  ai  vencido ;  y  que 
desde  que  rompieron  la  guerra  ,  apenas  ha  habido  año 
en  que  no  hayan  recibido  una  rota  notable.  Menos  de- 
ben gloriarse  de  los  puestos  que  han  usurpado  ,  porque 
á  los  que  heredaron  del  Duque  de  Bedmar  ,  ó  se  los  ven- 
dieron  los  Suecos  ,  ó  los  conquistaron  con  las  armas ,  asis- 
tencia, y  diversión  de  los  confederados  con  los  mismos 
Españoles  rebeldes  ¡  y  ninguno  por  sí  mismos  y  y  mien- 


15 

tras  está  viva  la  guerra  ,  es  loca  la  confianza  en  los  suce- 
sos futuros  ,  porque  penden  de  varios  accidentes  5  y  es 
imprudente  el  desprecio  de  la  paz  ,  como  pudiera  haber 
enseñado  á  los  autores  de  estos  discursos  una  carta  del 
Rey  de  Italia  Theodorico  al  Rey  de  Francia  Clodoveo, 
cuyas  causas  que  pone  para  persuadir  la  paz  de  las  Co- 
ronasen las  guerras  de  su  tiempo ,  los  hubieran  instruido 
de  lo  que  no  sabian.  Pero  los  mismos  exemplos  que  traen 
de  lo  que  han  perdido  ,  pudieran  mortificarlos  j  pues  no 
ha  sido  por  casos  fortuitos  ,  sino  por  el  valor  ,  y  constan- 
cia de  las  naciones ,  que  ahora  desprecian  j  y  lo  que  re- 
fieren de  las  ocupaciones  del  Imperio  ,  y  en  otras  partes, 
y  las  protecciones  que  alegan  ,  son  las  que  mas  les  con- 
denan 5  sin  haber  en  aquellos  discursos  cláusula,  que  no 
enseñe  á  rebelarse  á  los  mismos  subditos ,  ó  que  no  des- 
engañe á  los  Países  Baxos  ,  de  que  todo  se  encamina  á 
ponerles  el  yugo  de  la  servidumbre,  y  á  dominar  las  Pro- 
vincias, unidas.  El  primer  discurso  del  Aviso  desinteresado 
persuade  con  razones  ,  unas  ñacas ,  y  otras  falsas  ,  á  los 
Países  Baxos  la  rebelión  ,  y  el  reducirse  á  una  Repúbli- 
ca ,  para  que  precediendo  á  esto  el  echar  á  los  Epañoles, 
pudieran  ser  conquistados  de  la  Francia.  El  segundo ,  te- 
miendo el  peligro  de  que  si  se  reduxese  á  República  ,  se 
ahorraría  con  las  Provincias  unidas  5  e'  impaciente  de  la 
tardanza  de  su  ambición  ,  muda  de  consejo  ,  y  le  dá  pa- 
ra que  una  parte  se  entregue  á  Francia ,  y  otra  á  los  Es- 
tados, según  el  repartimiento  hecho  con  ellos ,  sin  decla- 
rarlos j  sabiendo  bien  ,  que  sobre  su  execucion  nacerían 
diferencias  ,  que  obligasen  á  la  guerra  ,  y  que  con  la 
parte  de  las  declaradas  á  su  favor  ,  podria  debelar  las  de- 
mas  ,  quando  la  Religión  no  las  reduxese  á  su  obedien- 
cia, por  no  unirse  con  los  que  la  tienen  diferente  ,  y  se 
facilitaría  la  conquista  de  las  diez  y  siete  Provincias.  En 
el  tercer  discurso  declara  mas  su  ambición ,  persuadiendo 

r 

a 


i6 

á  los  Holandeses ,  que  le  asistan  para  conquistar  á  Dun- 
querque. 

Luc.     Lo  mismo  es  esta  petición ,  que  la  de  aquel  que 
pedia  á  otro  la  espada  para  matarle  con  ella. 

Mere-    La  misma  es ;   porque  todas  las  razones  con 
que  les  persuade,  muestran   que  ninguna  cosa  es  mas 
contra  su  voluntad,  y  libertad  ,  que  asistir  á  que  cayga 
en  mano  de  los  Franceses  Dunquerque  ,  y  muchas  de 
ellas  se  convencen  con  las  del  discurso  de  la  necesidad  de 
ocupar  á  Dunquerque  ,  porque  dice  :  nQue  aquel  Puerto 
es  freno  de  la  libertad  de  Holanda  '■>  que  quien  le  tuviese  será 
señor  de  él,  y  del  País  Baxo  ,  y  que  poseyéndole  los  France- 
ses ,   crecerán  las  Provincias  en  bienes  ,  y  en  riquezas.  Que 
sobre  las  Provincias  de  Flandes  ,  y  Artois  tiene  Francia  cla- 
ros derechos.  Que  ninguno  de  sus  Reyes  pueda  renunciarlos^ 
antes  están  obligados  a  recobrarlos  con  la  espada.  T  que  en" 
tonces   mantendrá   buena  correspondencia  ,  y  vecindad  con 
Holanda."  Y  el  discurso  del  fin  de  la  guerra  dice  ;  nQue 
naturalmente  aborrecen  las  Monarquías  á  las  Repúblicas  j  y 
que  no  las  sufren  por  amor  ,  sino  por  necesidad ,  siendo  mU 
¡agro ,  que  se  sustenten  largo  tiempo  ,   sin  que  algún  Prin- 
cipe las  derribe.  Que  muchos  Príncipes  ,  que  habían  puesto 
las  manos  para  formar  la  de  Holanda  en  odio  de  España ,  y 
para  debilitar  la  casa  de  Austria  ,  estuvieron  después   ce- 
losos de  su  grandeza  ,  y  trabajaron  en  su  dominación  ,  te* 
miendo   que  si  creciese  mis  seria  terror  ,  y  espanto  de  sus 
vecinos  ,  y  consiguientemente  el  blanco  de  su  indignación  >  de 
donde  resultarla ,  que  las  Monarquías  vecinas  ,  celosas  de  su 
Potencia ,  se  unirían  todas  para  derribarla."  Siendo  ,  pues, 
estos  los  principales  fundamentos  sobre  los  quaies  piensan 
los  Franceses  fabricar  el  edificio  de  sus  ambiciosos  desig- 
nios ,  consideran  bien  los  Holandeses  si  les  conviene  ó 
no  creer  ,  que  como  Dinamarca  tiene  en  su  poder  el  pa- 
so del  Cont ,  garganta  de  las  provisiones ,  y  mercancías 

del 


l7 

del  Norte,  tengan  los  Franceses  el  Dunquérque,  por 

donde  se  comunica  todo  el  trato  ,  y  comercio  de  Occi- 
dente ,  y  se  conducen  las  riquezas  de  ambas  Indias :  si 
les  dexáran  los  Franceses  libres  de  Dacios ,  y  de  Piratas, 
para  que  la  Potencia  de  Holanda  crezca  en  riquezas ,  y 
les  aumente  los  zelos  ,  que  aún  ahora  tienen,  y  lleguen  á 
efe&o  los  peligros ;  y  que  antes  bien  serán  mas  arbitros 
que  los  Españoles  de  los  mares  Germánico  ,  y  Bretanico; 
teniendo  ya  á  Mastric  ,  Gravelingas  ,  Cales  ,  y  otros 
Puertos  >  si  será  buena  politica  dexarles  tomar  aquella 
plaza  ,  con  que  se  hallarán  señores  de  todo  ei  País  Baxo; 
si  serán  buenos  vecinos ,  y  agradecidos  á  los  socorros,  y 
asistencias  que  les  ha  dado  Holanda  ,  los  que  ahora  pa- 
ra tenerlos  mayores,  y  salir  con  la  empresa  de  Dunquér- 
que ,  faltan  á  la  amistad ,  y  fe  pública  de  confederacio- 
nes estrechas  con  la  Corona  de  Stfecia  ,  persuadiendo  en 
el  mismo  discurso  á  las  Provincias  unidas  con  severas 
razones  ,  que  no  prosigan  la  diversión  con  sus  armas  á 
Dinamarca,  ni  se  mezclen  en  aquella  guerra  ;  que  no  les 
conviene  que  crezca  la  potencia  de  Suecia,  habie'ndose  an- 
tes empeñado  en  ella  con  sus  consejos,  considerando  tam- 
bién, si  quando  serán  señores  de  Flandes  consentirán  que 
los  Holandeses  posean  lá  Indusa  ,  el  Saso  ,  y  las  demás 
fortalezas  ,  y  plazas  que  poseen  en  aquella  Provincia,  ha- 
bie'ndose declarado  que  tienen  derecho  á  ellas  ,  y  que  es 
enagenable  de  la  Corona. 

Luc.  No  es  posible  que  dexen  de  considerar  quanto 
has  dicho,  pues  no  siendo  de  tantas  conseqüencias  Lo- 
yayna  como  Dunquérque ,  ha  pocos  años  que  celosos 
no  quisieron  asistir  á  Francia  para  que  la  ocupasen ,  es- 
tándose á  la  mira  sin  obrar ,  y  sin  darles  bastimentos, 
con  que  murieron  allí  mas  de  20$  ,  pues  ei  mismo  Prín- 
cipe de  Orange  ,  y  los  mismos  Consejeros ,  que  hay  aho- 
ra ,  lo  juzgaron  por  conveniente. 

fñh  V*  Q  Mere. 


1 8 

Mere.  Sí  5  pero  entonces  ni  estaba  ganado  el  Prínci- 
pe, ni  los  Consejeros  tan  sujetos  á  su  voluntad,  como 
ahora  5  y  así  es  muy  de  temer  ,  que  con  la  diversión  de 
Holanda  ocupen  los  Franceses  á  Dunquerque  5  y  que  con 
e'l  se  hagan  señores  del  País  Baxo  ,  y  que  después ,  por- 
que harán  sombra  á  su  Monarquía  las  Provincias  unidas, 
las  debelarán. 

Luc.  Por  la  misma  razón  refiere  cierto  historiador 
Francés ,  que  Clodoveo  Rey  de  Francia  ,  despojó  de  la 
vida  ,  y  de  la  Galia  Gótica  ai  Rey  de  los  Godos  Ama- 
larico. 

Mere.  Con  menos  aparentes  pretextos  usurpó  el  mis- 
mo Clodoveo,  y  sus  descendientes  los  Estados  y  Coronas 
circunvecinas  ,  con  que  la  Francia  ha  llegado  á  la  gran- 
deza presente ,  y  quando  todos  falten  ,  no  le  faltará  el  de 
algún  derecho  imaginado  ,  pues  como  los  han  hallado 
para  pretender  el  dominio  de  todo  el  mundo,  le  hallarán 
para  pretender  aquellas  Provincias» 

Luc.  En  este  caso  piensan  los  Holandeses ,  que  en  el 
tribunal  de  las  armas  serán  condenados  en  costas ,  y  que 
como  se  han  defendido  de  España, se  defenderán  de  Fran- 
cia ,  que  no  es  tan  poderosa. 

Mere.  También  esa  es  locura  j  porque  en  la  guerra 
con  España  les  asistía  Francia ,  y  en  la  guerra  con  Fran- 
cia ,  no  les  asistirá  España.  Esta  mantenía  una  guerra  de- 
fensiva con  ellos  por  la  dificultad  de  las  condudas  de 
gente ,  y  por  el  excesivo  gasto.de  los  cambios ,  y  recam- 
bios ,  y  por  la  tardanza  de  las  órdenes,  mientras  iban  á 
Madrid  las  consultas,  y  volvían  las  resoluciones  j  incon- 
venientes que  cesan  en  la  vecindad  de  Francia  ,  la  qual 
con  mas  gente  ,  y  á  menos  costa  le  hará  la  guerra  ,  sien- 
do pocos  los  Príncipes  que  la  socorrerán  ,  porque  no  tie- 
ne tantos  emulps  la  potencia  de  Francia ,  como  la  de 
España. 

Luc* 


Luc.  Al  Francés  discursista  le  parece  que  pueden  ase- 
gurarse los  Holandeses  con  que  tienen  en  sus  Provincias 
muchos  Franceses  naturales  ,  que  gozan  los  privilegios  de 
los  vecinos. 

Mere,  En  esos  consiste  su  mayor  peligro  ;  porque  se< 
rán  espias  de  los  Franceses,  y  acrecentarán  su  partido  5  y  la 
mayor  ventaja  que  los  Franceses  tienen  sobre  las  Provin- 
cias ,  son  los  soldados  que  han  sustentado  en  ellas ,  prác- 
ticos de  sus  fuerzas  y  intereses,  y  que  tienen  conocido  sus 
ingenios  y  costumbres,  sus  odios^y  enemistades, 

Luc,  ¿Pues  cómo  una  República,  donde  todos  velan 
en  su  conservación  ,  donde  hay  ingenios  tan  sutiles ,  y 
tan  sospechosos  en  los  zelos  de  su  libertad  ,  no  antevea 
estos  peligros ,  y  le  aplican  con  tiempo  el  remedio. 

Mere.  Bien  creo  que  no  los  ignoran  ;  pero  la  diversí- 
dad  de  religión ,  de  costumbres ,  é  intereses  de  aquellas 
Provincias ,  les  hace  también  discordes  en  los  consejos} 
y  aunque  de  todas  está  el  gobierno  general,  dirección,  y. 
autoridad  en  el  Príncipe  de  Orange  ,  y  en  los  Ministros 
que  ha  ganado  la  de  Holanda  ,  que  es  la  principal  entre 
ellas,  arrastra  á  sus  designios ,  y  conveniencias  las  de- 
mas  ,  y  conocido  está  de  los  Franceses  ,  que  solo  al  Prín- 
cipe estiman  como  á  quien  tiene  el  poder  absoluto  de  las 
armas  ,  y  para  hacerlo  suyo  con  vínculos  de  sangre,  coo- 
peraron en  el  casamiento  de  su  hijo  con  la  Princesa  de 
Inglaterra  ,  y  le  tienen  obligado  con  dádivas  ,  y  prome- 
sas de  hacerle  soberano  en  la  provincia  de  Gueldres.  De 
aquí  nace  la  asistencia  de  sus  armas  á  las  empresas  de 
Gravelingas ,  y  Dunquerque,  y  eí  divertir  las  armas 
Españolas  ,  teniendo  las  suyas  á  vista  de  Gante,  y  de 
Bruxelas  sin  hacer  nada,  escusándose  con  la  imposibilidad 
de  pasar  aquellos  canales,  y  marrazos. 

Luc.     Sí ,  pero  como  astuto  considera,  que- el  crecer 
mas  los  estados ,  c  igualar  su  Potencia  á  la  de  Francia, 

C  2  se- 


20 

sería  imposibilitar  sus  designios ,  los  quales  solamente 
pueden  llegar  á  efe&o  con  la  exaltación  de  Francia  ,  con 
la  expulsión  de  los  Españoles ,  y  con  las  ruinas  de  los  Es- 
tados unidos.  Estas  artes  no  las  alcanza  el  vulgo ;  el  qual 
solamente  hace  juicio  de  las  cosas  por  sus  apariencias  ex- 
teriores j  y  creo  que  los  progresos  de  Francia  contra  Es- 
paña ,  son  fianzas  de  su  libertad  ,  aunque  son  eslabones 
de  la  cabeza  de  su  servidumbre  futura  j  pero   los  pru- 
dentes discurren  entre  sí.,  y  concluyen  con  que  la  gran- 
deza del  Príncipe  se  hace  mayor  ,  y  mas  formidable  con 
elvmanejo  de  las  armas  ,  y  que  no  las   pueden  poner  en 
otras  manos  ,  sin  evidente  peligro,  sin  tener  ganada  la 
gracia,  el  aplauso  de  los  soldados  ,  y  ser  hechuras  suyas 
los  que  las  mandan  ,  y  tienen  el  gobierno  de  las  plazas, 
que  todo  pende  de  su  arbitrio  5  que  las  Provincias  son 
una  vana  imagen  de  República  >  que  su  libertad  es  ya 
servidumbre 5  que  el  remedio  único  seria  pacificarse  con 
España  para  que  no  se  continuase  en  su  persona  ,  hijos, 
y  descendientes  ,  el  mando  y  exercicio  de  las  armas ;  y 
que  ningún  tiempo  es  mas  oportuno ,  que  el  presente 
para  aventajar  ios  partidos  y  y  hacer  mas  firme  su  fortu- 
na con  las  ruinas  de  España  j  pero  ninguno  se  atreve  á 
declararse  porque  á  las  hechuras  del  Príncipe  los  detiene 
el  agradecimiento  ,  é  interés  propio,  que  es  mas  podero- 
so que  el  amor  á  la  patria  ;   á  los  ambiciosos  las  honras, 
y  favores  que  les  hace  ;  á  los  pretendientes  la  esperanzas 
y  á  unos ,  y  á  otros  el  temor  al  poder  del  Príncipe  ;  con 
que  son  pocos  los  que  pueden  oponerse  á  el ,  ni  contrade- 
cir sus  designios. 

Luc  Los  exemplos  pasados  nos  muestran  ,  que  en 
las  Repúblicas  generosas ,  no  faltan  espíritus  grandes,  que 
se  expongan  á  qualquier  peligro  por  la  libertad  ,  y  con- 
servación de  ellas. 

Mere.     Tan  sin  ellos  está  Holanda  ,  y  tan  conocida 

tie- 


2  1 

tienen  los  Franceses  su  flaqueza  ,  que  en  el  discurso  de  la 
necesidad  de  ocupar  Francia  á  Dunquerque,  amenazan  á 
los  Holandeses ,  que  se  opusieren  á  la  asistencia  ,  que  les 
da  el  Principe  ¿  con  que  tienen  en  la  mano  el  azote  pa- 
ra castigarlos  ,  y  obligarlos  con  la  fuerza  á  executar  sus 
designios. 

Luc.  Con  todo  eso ,  no  puedo  persuadirme  á  que 
hayan  trasladado  los  Franceses  en  sus  corazones  amena- 
zas tan  serviles  ,  que  aún  los  mismos  esclavos  no  las  su-, 
frieran  $  porque  no  se  puede  negar,  que  aquellas  nacio- 
nes son  soberbias  y  altivas ,  de  que  han  hecho  muchas 
demostraciones. 

Mere.  Hasta  ahora  vemos  que  las  sufren  j  de  donde 
se  puede  sacar  un  pronostico  cierto,  y  es,  que  la  libertad  de 
Holanda  tuvo  principio  de  la  casa  de  Nassao  ,  y  será  es- 
ta la  causa  de  su  servidumbre.  Que  los  Franceses  dieron 
Ja  mano  á  las  Provincias  unidas  para  levantarse  ,  y  las 
pondrán  el  pie  para  que  tropiecen  ,  y  caigan.  Que  la 
grandeza  de  la  Monarquía,  aseguró  su  conservación  oca- 
sionándolo la  asistencia  de  todos  los  Príncipes  de  Europa 
sus  émulos ;  y  que  su  ruina  se  les  quitará  ,  y  hará  de 
amigos  enemigos ;  y  entonces  ya  sin  remedio  ,  se  desen- 
gañarán de  que  han  adorado  un  ídolo  falso  ;  que  han 
tenido  por  libertad  la  tirania  ,  padeciendo  mas  debaxo 
de  ella  ,  que  quando  tenian  señor  natural.  Que  ha  sido 
Holanda  la  palestra  ,  donde  para  sus  daños  futuros  ,  han 
exercitado  los  Franceses  la  disciplina  militar  ,  y  que  en 
ella  ,  como  en  estafermo  ,  han  aprendido  á  costa  de  sus, 
heridas,  las  artes  de  combatir  y  expugnar. 

Luc.     Estos  pronósticos,  de  que  los  mismos  principios 
de  la  exaltación  de  Holanda,  serán  la  causa  de  su  ruina 
son  opuestos  á  las  máximas  mas  asentadas  de  los  políti- 
cos ,  porque  los  estados  se  conservan  con  las  mismas  ar- 
tes, y  medios  con  que  se  conquistaron. 

Mere, 


22 

Mere.  Esos  son  los  arcanos  inescrutables  de  quien 
dispone  lo  fatal  de  los  casos ,  que  suele  tal  vez  sacar  de  las 
causas ,  efe&os  contrarios. 

Luc.  Aunque  creo  que  el  Príncipe  de  Orange  atien- 
da á  su  grandeza  ,  no  soy  tan  malicioso  ,  que  piense 
que  lo  procurará  con  infidelidad  ;  porque  no  parece  ve- 
rosímil ,  que  querrá  perder  la  gloria  adquirida  de  haber 
sido  su  casa  el  instrumento  de  la  Monarquía  Holandesa, 
donde  hoy  es  obedecido  ,  y  respetado  como  señor  natu- 
ral. El  zelo  de  este  Príncipe  ,  el  amor  á  los  Estados ,  su 
modestia  ,  su  familiaridad  ,  y  llaneza  ciudadana  ,  quitan 
todas  las  sospechas  que  se  pueden  tener  de  el ;  fuera  de 
que  siendo  tan  prudente  ,  tendrá  ponderado  bien  el  pe- 
ligro de  exponerse  á  la  fe  poco  segura  de  Francia  ,  la 
qual  no  le  cumplirá  después  lo  que  ahora  le  ofreciere  ,  y 
que  quando  se  haya  vahdo  de  él  para  debelar  las  Pro- 
vincias  unidas ,  tendrá  zelos  de  la  autoridad  que  ha  teni- 
do en  ellas  ,  y  procurará  su  última  ruina. 

Mere.  ¡Ó  Luciano!  solamente  con  los  Dioses  eres  ma- 
licioso ,  y  con  los  hombres  sencillo  5  aquellos  libres  de 
falsedades,  y  estos  nacidos  con  ellas:  si  ya  no  es,  que  ha- 
blas con  ironia ,  ó  quieres  obligarme  á  que  te  descubra 
quanto  oculta  mi  pecho  5  porque  no  te  juzgo  por  tan 
simple  ,  ni  por  tan  poco  informado  ,  que  no  sepas  que 
la  gloria  de  haber  puesto  el  Príncipe  Guillermo  de  Nassao 
en  libertad  las  Provincias  unidas ,  fue  con  la  infamia  de 
haber  faltado  á  la  fidelidad  de  vasallo  ,  y  que  no  podrá 
lavar  con  servir  siempre  sus  descendientes  á  los  Estados, 
y  ser  en  ellos  ciudadanos ,  sino  con  haberlos  separado  de 
la  obediencia  de  su  señor  natural,  para  hacerse  dueño 
de  ellos  quando  la  ocasión  se  le  representare  á  el,  ó  á  otro 
de  su  familia,  y  ninguna  mejor  que  la  presente.  Conoz- 
co bien  los  peligros  de  fiarse  el  Príncipe  de  los  Franceses} 
pero  la  ambición  de  dominar  ,  siempre  tuvo  nubes  ,  y 


cal 


*3 
pataratas  en  los  ojos.  Si  todo  lo  consideraran  los  tiranos, 
á  ningún  Cetro  se  hubieran  atrevido.  Unos  se  perdieron 
con  el,  y  otros  le  mantuvieron  ,  y  legitimaron  con  el 
tiempo.  Tales  son  las  mudanzas  de  la  fortuna  ,  y  los  ac- 
cidentes de  las  coronas  ,  que  quien  hoy  es  general  de  los 
Estados  ,  podría  ser  Rey  de  ellos  mañana.  El  zelo  y  el 
amor  del  Príncipe   á  los  Holandeses  será  grande  >  pero 
mayor  el  apetito  natural  de  mandarlos  con  absoluto  do- 
minio, ó  de  tener  por  propia  alguna  Provincia  de  las  que 
poseen  ,  en  premio  de  sus  servicios  grandes ,  y  dignos  de. 
mayor  recompensa,  porque  no  es  posible  que  siempre  pue- 
dan heredar  sus  hijos,  y  descendientes  el  mando  de  las 
armas  ,  desigual  á  su  grandeza ,  y  sin  el  no  serán  estima- 
dos ,  antes  aborrecidos  de  los  Estados  por  el  explendor 
de  su  sangre.  En  quanto  á  su  modestia  ,  ya  la  tengo  bien 
conocida ,  y  á  sí  misma  hace  sospechosa  su  fe',  porque  ya 
sabes  bien  que  las  primeras  artes  de  los  que  quisieron  en 
las  Repúblicas  levantarse  con  ellas ,  fueron  la  hipocresía 
del  bien  público  ,  y  la  atención  del  aplauso  del  pueblo, 
ganándole  con  la  afabilidad  y  modestia  ;  y  espíritus  tan 
grandes  como  son  los  del  Príncipe  ,  no  pueden  haberse 
ocultado  sin  grande  arte,  y  sin  grandes  designios.  Ha- 
biendo subido  la  casa  de  Ñassao  en  Holanda  á  la  mayor 
grandeza  ,  emparentando  con  los  Reyes  de  Francia,  e  In- 
glaterra ,  no  es  posible  que  pueda  contenerse  en  el  esta- 
do privado  ,  antes  es  fuerza  ,  ó  que  domine ,  ó  que  se 
pierda  ,  porque  con  menores  zelos ,  se  perdieron  muchos 
en  las  Repúblicas  ,  donde  la  virtud  sola  dio  ocasión 
al  mando.  No  creas  que  los  Franceses  sagaces ,  y  adverti- 
dos, han  elegido  aquel  instrumento  sin  evidentes  moti- 
vos de  que  podrán  fácilmente  edificar  con  e'l  su  Mo- 
narquía. 

Luc.     Bien  lo  creo  í  pero  también  debieran  conside- 
rar., que  como  se  ha  consumido  Esgaña  con  los  Países 


24 

baxos,  se  podrá  perder  Francia  si  los  conquistare?  porque 
á  veces  lo  que  parece  ,  que  aumenta  su  grandeza  ,  es  su 
ruina  ;  y  no  menos  peligran  las  Monarquías  por  el  peso 
de  la  misma  alreza,  que  por  la  flaqueza  de  sus  fundamen- 
tos. Los  que  gobiernan  ,  y  principalmente  los  favoreci- 
dos, no  consideran  los  rey  nos  como  eternos ,.  y  se  conten- 
tan con  que  en  su  tiempo  parezcan  felices.  Fuera  de  que 
hoy  piensan  los  Franceses,  que  la  fidelidad  que  los  levan- 
tó >  á  pesar  de  su  temeridad  los  sustenta. 

Mere,  Sí ,  pero  nunca  son  mas  de  vidrio  ,  que  quan- 
do  relucen. 

Luc.  Entretanto  gozan  de  la  ocasión  ,  que  les  da  el 
tiempo. 

Mere,  Bien  lo  han  mostrado  en  las  conquistas  sobre 
el  Occeano,  pues  si  Inglaterra  no  estuviera  divertida  con 
guerras  civiles  ,  se  hubiera  opuesto  á  ellas ,  porque  to- 
das son  en  perjuicio  del  comercio,  y  seguridad  de  aquel 
rey  no. 

Luc,  Asi  lo  confiesan  los  mismos  Franceses  en  uno 
de  sus  discursos  diciendo  :  Que  es  providencia  divina  la  di" 
visión  ,  /  guerra  civil  de  aquel  rey  no  ,  para  que  no  se 
oponga  a  la  empresa  de  Dunquerque  ,  zelosa  de  la  gran" 
deza  de.  Francia. 

Mere.  Esta  misma  confesión  de  sus  mayores  enemi- 
gos, y  las  calamidades  que  padece  aquel  rey  no,  justifican 
mis  razones. 

Luc.  Pero  los  intentos ,  mas  los  gobierna  el  furor  ,  y; 
la  malicia,  que  la  buena  razón  de  Estado;  porque  en  la  mu- 
danza de  un  gobierno  en  otro ,  no  menos  que  en  las  de 
las  velas  de  los  navios,  suelen  peligrar  mucho  los  reynos^ 
No  la  eleccioade  los  hombres,  sino  la  situación  de  las 
Provincias  ,  y  la  diversidad  de  los  ingenios,  constituye- 
ron una  de  las  tres  formas  de  Repúblicas  en  cada  una 
de  ellas.  Los  ánimos  belicosos ,  soberbios ,  y  altivos,  es- 
ta-, 


tablecieron  la  Monarquía.  Los  pacíficos  y  prudentes  la 
Aristocracia  5  y  los  moderados  y  humildes  la  Democracia. 
[Y  quien  intentó  estas  formas,  las  destruyó,,  y  no  salió 
con  lo  que  se  había  imaginado  ,  dando  otra  diversión  á 
ios  subditos ,  ó  si  la  alcanzó  ,  duró  poco. 

Mere,  Nunca  Inglaterra  pudo  sufrir  el  yugo  de  mu- 
chos. Entre  nueve  Príncipes  se  dividió  al  principio  ,  des- 
pués la  dominaron  tres  \  y  últimamente  uno.  Y  no  es 
practicable  ,  que  ahora  se  pueda  reducir  á  la  obediencia 
4ei  Parlamento  en  forma  de  República  ,  porque  la  gra- 
vedad ,  y  altivez  de  los  Ingleses ,  la  temeridad,  e  iracun- 
Üia  de  los  Escoceses,  constantes  por  muchos  siglos  en  man- 
tener el  Cetro  en  una  familia  ,  y  la  obstinación  ,  y  liber- 
tad de  los  Hiverneses ,  no  se  conservarán  jamas  en  el  go- 
bierno de  pocos  ,  ni  se  conformarán  en  que  la  Magestad 
de  la  República  resida  en  esta,  y  no  en  aquella  Provin-; 
cia  j  y  asi  juzgo,  que  si  la  violencia  quitare  la  Corona  ai 
Rey ,  se  verá  aquella  Isla  mas  combatida  de  las  pasiones, 
y  competencias  internas,  que  de  las  olas  del  Occeano,  y¡ 
que  en  Inglaterra  ,  en  Escocia  ,  y  en  Hibernia,  se  levan-' 
taran  tres  Tiranos ,  y  gobernarán  entre  sí  por  el  domi- 
nio universal  j  de  donde  resultará  que  trayendo  alguno 
de  ellos  por  auxiliares  á  los  Franceses ,  serán  todos  tres 
despojos  de  ellos. 

Luc.  Con  bien  aguda  vista  previno  Richiliu  las  dis- 
cordias ,  y  tumultos  de  Escocia  ,  fomentando  su  fuego,  y, 
después  el  del  Parlamento  para  hacer  3  Francia  señora  de 
Inglaterra. 

Mere.  Con  los  .mismos  intentos  sobre  España  procu- 
ró las  rebeliones  de  Cataluña  y  Portugal ;  y  en  esto,  po- 
co fue  menester  su  ingenio  ,  porque  los  mismos  Caste- 
llanos habían  dado  ocasión  á  ello  ,  teniendo  con  poco 
recato  político  dentro  de  aquel  reyno  ,  á  quien  podia  con 
algún  pretexto  de  derecho  aspirar  á  la  Corona,  viviendo 
Íom.-VI.  D  re- 


26 

retirado  entre  los  bosques  persiguiendo  á  las  fieras ,  y  no 
menos  fiero  ,  que  ellas. 

Luc.  Bien  lo  mostró  en  los  principios  de  su  gobierno, 
pues  luego  tiñó  el  Cetro  con  la  sangre  mas  noble  de  aquel 
reyno.       h 

Mere.  Esos  son  los  primeros  pasos  <le  la  Tiranía; 
de  cuyos  temores  creen  asegurarse  con  la  muerte  d$ 
muchos. 

Luc.     ¿Y  que'  mas  ocasiones  dieron  los  Castellanos? 

Mere.  Le  dieron  el  manejo  de  las  armas ,  y  le  hi- 
cieron superior  á  muchos,  que  con  emulación  se  esti- 
maban iguales  en  la  sangre  ,  y  aún  le  despreciaban  ,  y  te- 
nían por  mas  ilustre  la  suya ;  con  que  el  pueblo,  que  antes' 
le  tenia  olvidado,  empezó  á  hacer  reflexión  en  el.  No  ad- 
virtieron los  Castellanos  ,  que  la  rebelión  en  una  Provine 
cía,  suele  encender  con  sus  centellas  las  demás,  y  quey 
la  de  Cataluña ,  y  las  guerras  en  todas  partes  de  la  Mo- 
narquía ,  daban  motivo  á  los  ánimos  inquietos  de  Portu-^ 
gal ,  y  aunque  estos  con  algunos  motivos  pasados  se  han 
descubierto  malcontentos ,  sacaron  con  inadvertida  con- 
fianza ,  los  presidios  de  las  plazas  de  aquel  reyno  para 
reducir  á  lo  obediencia  el  Principado  de  Cataluña. 

Luc,     Está  misma  confianza  les  debia  obligar  á  manu- 
tenerse leales  ,   y  no  á  abusar  de  ella ,  dexando  por  un 
tirano  un  Rey  legítimo  ,  sin  que  pueda  escusarlos  la  va-i 
nagloria  de  tenerle  propio  ,  porque  no  es  tanta  como  el 
explendor  ,  y'reputacion  de  ser  gobernados  por  un  Moi' 
narca  tan  grande,  que  contra  la  potencia  de  Holanda, 
mucho  mayor  que  la  de  Portugal ,  les  conservase  las  In- 
dias Orientales  descubiertas  ,  y  conquistadas  con  la  san- 
gre ,  y  valor  de  sus  antepasados  ,  y  con   envidia  de  las' 
naciones  del  mundo  ,  en  que  se  valia  de  la  sangre,  y  ri- 
quezas de  Castilla ;   y  no  deben  desdeñarse  los  Portu- 
gueses de  que  se  junte  aquella  Corona  con  la  de  Castilla, 

pues 


¿7 

pues  de  ella  salió  como  Condado ,  y  vuelve  á  ella  corno 
rey  no,  y  no  á  incorporarse  ,  y  mezclarse,  como  rey  no 
con  ella ,  sino  á  florecer  á  su  lado ,  sin  que  se  pueda  de- 
cir que  tiene  Rey  extrangero  ,  sino  propio  ,  pues  no  por 
conquista  ,  sino  por  succesion  legitima  de  padres  y  hijos, 
poseía  el  reyno ,  y  le  gobernaba  con  sus  mismas  leyes, 
estilos,  y  lenguage  ,  no  como  Castellanos ,  sino  como, 
Portugueses.  Y  aunque  tenia  su  residencia  en  Madrid, 
resplandecía  S.  M.  en  Lisboa.  No  se  veían  en  los  Excu- 
dos ,  y  Sellos  de  Portugal ,  ni  en  sus  flotas  ,  ni  en  arma- 
das el  León ,  y  el  Castillo ,  sino  las  Quinas  ;  símbolos  de 
los  cinco  Estandartes  quitados  por  el  valor  de  Don  Alon- 
so I.*  Rey  de  Portugal ,  en  la  batalla  de  Orique  á  cinco 
Reyes  Moros.  No  se  daban  sus  premios  ,  y  dignidades  á 
estrangeros  ,  sino  solamente  á  los  naturales.,  y  estos  go- 
zaban también  de  los  de  Castilla  ,  y  de  toda  la  Monar- 
quía ,  favorecidos  con  la  Grandeza  ,  con  las  Encomien- 
das ,  y  puestos  mayores  de  ella  ,  como  aún  hoy  las  go- 
zan 5  estando  en  sus  manos  las  armas  de  mar  y  tierra  ,  y 
el  gobierno  de  las  Provincias  mas  principales.  El  comer- 
cio era  común  en  todas  partes  ,  común  también  la  Re- 
ligión ,  y  el  nombre  general  de  Españoles.  Un  mismo 
clima  continuaba  las  Provincias  sin  división  de  rios  ,  ni 
Montes.  Aragón ,  Navarra,  y  Galicia  tuvieron^Reyes 
propios,  y  no  por  eso  juzgan  que  le  tienen  ahora  extran- 
gero,  ni  viven  menos  felices  que  antes.  La  mayor  glo- 
ria ,  y  el  mayor  bien  de  las  naciones  ,  es  estar  compre- 
hendidas  en  una  Monarquía  ,  porque  el  temor  del  poder, 
fue  origen  de  los  dominios.  Ni  en  ninguno  es  menor,  ni 
mas  segura  la  paz,  que  en  las  Monarquías  •>  y  esto  no 
puede  ser  si  las  Coronas  no  se  reducen  á  una.  Nunca 
Portugal  gozó  de  los  bienes  de  la  paz  ,  hasta  su  conjun- 
ción en  Castilla.  Sin  ella  temiera  el  lado  de  la  Monar- 

D  2  fluía, 


28 

quía  ,  ó  ya  hubiera  recibido- leyes  de  ella ,  o  se  hubiera 
rendido  á  su  dominio.  Quando  en  España  dominaban; 
muchos  Cetros ,  y  estaban  contrapesadas  las  fuerzas ,  sin 
que  alguno  tuviese  pretensión  fundada  en  el  de  Ponu-i 
gal ,  pudo  levantarse -,  crecer  ,  y  sustentarse  $  pero. hoy 
que  todos  se  han  incorporado  en  la  de  Castilla  ,  y  que 
este  tiene  clara  justicia  sobre  el  de  Portugal ,  prescripta 
su  posesionpor  muchos  años  en  el  consentimiento  común 
de  ios  pueblos ,  es  imposible  que  pueda  mantenerse  mu^ 
cho  tiempo  separado  ,  porque  ya  ios  prudentes ,  y  leales 
que  no  pudieron  oponerse  al  Ímpetu  ciego  de  la  muU 
titud  ,  conocen  que  antes  han  perdido  ,  que  recuperado 
Su  libertad  ,  y  los  demás  se  han  desengañado  de  que  no 
se  pueden  fiar  de  las  asistencias  de  Francia  ,  enemiga  del 
reposo  común  ,  y  de  la  grandeza  de  España  ,  porque  nó 
las  da  para  su  quietud,  sino  para  que  siempre  batallen 
con  Castilla.  Conocen  también  ,  que  los  Holandeses  con' 
el  mismo  intento  no  desean  ,  que  el  reyno  de  Portugal 
se  mantenga  libre  de  las  guerras  con  Castilla  ,  sino  que 
Consuma  en  ella  su  gente  ,  y  tesoros  ,  y  que  haya  me-, 
nester  ocupar  en  sus  costas  las  fuerzas  marítimas  para: 
cjue  no  puedan  continuar  la  navegación  y1  comercio,  ní 
mantener  las  Plazas ,  y  Fa&orias  del  Brasil  ,  e  Indias 
Orientales,  á  donde  se  apartan  de  las  confederaciones  he^ 
chas  con  Portugal  i  y  con  la  comunicación  de  sus  se&as^l 
se  van  haciendo  mas  guerra  ,  que  pudieran  con  la-s  aro- 
mas •■>  con  que  en  pocos  años  se  verán  todas  las  Indias  -in^ 
íicionadas,  y  fuera  de  la  obediencia  de  Portugal. 

'Mere.     Casi  las  mismas  razones  ,  y   otras  no  menos* 
fuertes,  concurren  en  la  rebelión  de  Cataluña,  y  aún  np,: 
acaban  de  convencer  sus  daños  y  calamidades  ,  la  obstí-v 
nación  de  aquellos  ánimos  5  los  quales  contra  la  oposición 
de  la  naturaleza,  y  lo  dispuesto  por  la  providencia  di- 


29 

vina  ,  que  no  acaso  la  dividió  de  Trancíá  con  los  altos 
muros  de  los  Pirineos ,  y  con  los  fosos  del  Mediterráneo, 
se  entregaron  á  ella. 

Luc.  Por  gran  locura  tuvieron  las  naciones  el  que  se 
apartasen  de  la  obediencia  de  Su  señor  natural';  y  no  pa- 
ra vivir  libres ,  sino  para  ser  vasallos ,  y  sujetos  á  una  na- 
ción extrangera. 

Mere.     Y  tan  aborrecida  de  ellos,  que  un  Francés  re-( 
fiere  en  el  libro  intitulado :  Cataluña  Francesa  ,  por  una 
boca  de  un  Catalán  ,  que  el  Francés  nacido  en  el  Principado* 
aborrece  á  su  padre ,  porque  es  Francas. 

Luc.  Buen  testimonio  es  ese  para  los  Catalanes.  Yo 
creía  que  era  grande  el  ingenio  de  ellos  por  ser  Cataluña 
poblada  de  ios  Franceses,  y  que  aún  conserva  muchas  pai, 
labras  en  aquel  lenguage.  . 

Mere.  Ese  es  uno  de  los  engaños  con  que  el  mismo 
autor  procura  grangear  los  ánimos  de  los  Catalanes  ha- 
ciéndolos Franceses;  porque  no  proceden  de  otro,  que  de 
sí  mismos,  después  que  entró  en  España  Tubal ;  si  bien 
siglos  después  /pasando  á  Cataluña  jos  Catufos  y  Alanos, 
de  los  quales  se  formó  el  nombre  ,  y  succedie'ndoles  Jos 
Godos,  trasladando  sus  Reyes  la  silla  real  de  Narbona  á 
Barcelona  ,  pasó  también  con  la  Corte  ,  el  lenguage,  y  se 
corrompió  el  antiguo. 

Luc.  También  intenta  probar  ,  que  Barcelona  fue 
conquistada  por  Cario  Magno  ,  y  que  desde  entonces  que- 
dó Cataluña  feudataria  á  Francia  ,  para  mostrar  con 
esto ,  que  fue  justa  la  rebelión  volviendo  á  su  direclo 
señor. 

Mere.  En  esta  preposición  se  envuelven  grandes  de- 
signios ,  porque  no  es  solo  para  escusar  la  rebelión  ;  sino 
también  para  tener  prevenida  con  tiempo  la  justificación 
del  rompimiento  de  los  Fueros  de  aqu^l  Principado  ,  en 
€me  desde  ahora  piensan  los  Franceses,  para  establecer 


un  dominio  absolutamente  soberano  ¡  porque  siendo  los 
Reyes  de  Francia  señores  dire&os,  y  no  habiendo  algu- 
no de  ellos  confirmado  ,  ni  jurado  sus  Fueros  ,  sino  so- 
lamente los  Condes  de  Cataluña  ,  y  después  los  Reyes 
de  Aragón  ,  y  de  Castilla ,  no  estarán  obligados  á  su 
observancia. 

"  Luc,  No  es  posible  que  el  Rey  de  Francia  pueda 
tnanrener  á  Cataluña ,  como  la  mantenía  el  Rey  de  Es- 
paña ,  dexándolos  gozar  su  libertad  ,  y  fueros  ,  porque 
confinando  con  Aragón  ,  y  Valencia  ,  sin  rios,  ni  mon- 
tes bastantes  para  asegurarla ,  será  fuerza  que  la  haga 
Colonia  de  Francia  .  mudando  los  Fueros ,  las  costum- 
bres ,  y  el  lenguage  ,  imponiéndole  presidios ,.  ciudade- 
las ,  y  fortalezas  ,  que  se  sustenten  con  nuevas  imposicio- 
nes ,  y  aún  mezclándola  con  poblaciones  de  Francia,  pa- 
ra que  pierda  el  amor  á  España  ,  con  que  de  todo  pun- 
to muden  de  naturaleza  ,  principalmente  si  los  derechos 
<jue  alegan  son  verdaderos. 

Mere.  Para  estas  tiranías  dan  bastantes  pretextos; 
pero  en  sí  son  muy  falsos ;  porque  no  fue  Cario  Magno, 
sino  el  Emperador  Luis  el  Pió  ,  quien  ,  después  de  haber 
obligado  los  Christianos  Catalanes  á  los  Moros  á  entre- 
gar á  Barcelona ,  asistió  para  que  lo  executasen  ,  ofre* 
riéndoles  su  protección  en  orden  á  conservar  su  libertad; 
y  después  su  hermano  el  Emperador  Carlos  Graso  se  la 
ofreció,  y  concedió  por  juro  de  heredad  ;  y  Carlos  el 
Calvo  concedió  la  soberanía  á  Ufredo  el  II.° ,  sus  hijos,  y 
descendientes  ,  con  la  reservación  de  las  apelaciones  ;  y 
esto  no  como  á  Reyes  de  Francia  ,  sino  como  á  Empera- 
dores ,  sin  que  después  se  haya  executado  lo  uno  ,  ni  lo 
otro ,  como  consta  de  los  privilegios  de  los  Emperadores 
Ludovico  ,  y  Carlos,  dados  en  Aquisgrana  ,  y  de  ios 
autos  de  esta  entrega  ,  habiendo  los  Condes  de  Barcelo- 
na conservado  desde  aquel  tiempo  su  soberanía  indepen-. 

dien- 


,3* 
«líente  ele  Franela  ,  y  del  Imperio.  Bien  conoció  el  santo' 

Rey  Luis  la  vanidad  de  este  pretenso  derech  o  ,  quand'o 
por  via  de  transacion  le  renunció  al  Rey  Don  Jayme  de 
Aragón  ,  y  quando  Cario  Magno ,  ó  sus  hijos  hubieran 
tenido  algún  derecho  á  Cataluña  ,  es  heredero  suyo  el 
Rey  de  España ,  y  como  mas  próximo  en  sangre,  suce- 
de en  todas  sucesiones  ,  y  derechos.  Este  punto  no  me- 
rece largos  discursos ,  pues  se  sabe  que  antes  de  eso  la 
Galia  Gótica  ,  Cataluña ,  y  toda  España  pertenecían  á  lo¿ 
Reyes  Godos  por  derecho  de  donaciones  ,  y  contratos 
délos  Emperadores  sus  legítimos  señores ,  y  por  el  de' 
las  armas ,  habiéndolas  conquistado  5  y  que  por  la  perdi- 
da de  España  ,  ni  por  la  prescripción  del  tiempo  ,  no  le 
perdieron  sus  descendientes  ,  pues  siempre  con  la  espada 
en  la  mano  procuraron  mantenerle. 

Luc,     No  serán  tan  necios  los  Catalanes  ,  que  pongan 
en  disputa  la  antigua  soberanía  de  sus  Condes. 

Mere.  Ni  que  se  diga  ,  que  hasta  aquí  han  sido  feu- 
datarios ,  sin  que  dexen  de  conocer  ,  que  ninguna  Pro- 
vincia gozaba  mayores  bienes  ,  ni  mas  feliz  libertad ,  que 
Cataluña  ,  porque  ella  era  señora  de  sí  misma  >  se  go- 
bernaba por  sus  mismos  Eueros ,  estilos ,  y  costumbres; 
vivia  en  suma  paz,  y  quietud  ,  teniendo 'un  Rey  pode- 
roso ,  mas  para  su  defensa  ,  y  para  gozar  de  su  protec^ 
cion  ,  de  sus  mercedes ,  y  favores  ,  y  de  todos  los  bienes 
desús  rey  nos ,  y  Estados,  que  para  exercer  en  ella  su 
soberanía.  No  la  imponia  tributos ,  ni  la  obligaba  á  asis- 
tencias. Si  algunas  daban  ,  eran  donativas ,  'concedidas 
por  graciosa  liberalidad  ,  y  no  por  apremio.  Si  le  enviad 
ban  Comisarios ,  representaban  la  autoridad  de  Emba- 
xadores :  sus  órdenes  no  eran  mandatos,  sino  proposi- 
ciones j  las  que  no  se  executaban  sin  su  mismo  consenti- 
miento. En  ella  no  representaba  la  magestad  de  Rey, 
sino  la  de  Conde  ¿  y  aún  en  muchas  cosas  se  podia  du* 

dar 


*2 

dar  sí  era  señor,  o  ciudadano  de  Barcelona  >  y  hoy  se. 
ye  baxo  el  yugo  tirano  de  Francia ,  entre  las  armas  de 
dos  Reyes  poderosos ,  que  batallan  sobre  su  dominio 
en  sus  mismas  amadas  patrias  ,  destruyendo  sus  casas,  y 
posesiones?  competencia  que  durará  mientras  no  se  re- 
dujere á  la  obediencia  de  su  señornaturai. 

El  demasiado  afe£to  á  sus  Fueros  los  reduxo  á  este, 
miserable  estado  j  y  con  los  medios  que  aplicaron  para 
conservarlos ,  los  perdieron  j  porque  ya  casi  todos  los  ha. 
roto  la  guerra  ,  y  en  la  malicia  advertida  de  Francia  en 
ellos  ,  peligra  mas  Cataluña ,  queen  otra  cosa  ,  porque 
se  imagina  que  sus  Príncipes  los  tienen  por  opuestos  á 
su  soberanía  5   y  con  qualquier  sombra ,  ó  sospecha  de 
que  se  los  quieren  quitar  ,  se  precipitan  5  y  podian  de- 
tenerlos los  exemplos  de  los  Reyes  Don  Fernando  ,  lla- 
mado antes  el  Infante  de  Antequera ,  Don  Martin  ,  y 
Don  Pedro ,  los  quales ,  si  bien  se  irritaron  por  la  su- 
perstición ,  y  desconfianza  con  que  los  observaban  los 
Catalanes  ,  reconocieron  que  en  sí  eran  justos,  y  los  es- 
timaron ,  y  aún  los  acrecentaron  ,  considerando  que  ni 
nacieron  del  Ímpetu  ,  y  furor  del  pueblo  en  odio  de  la 
magestad  ,  sino  de  la  consulta  ,  y  consejo  de  unas  Cor- 
tes generales  ,  donde  intervino  la  presencia  ,  y  autoridad 
del  Conde  Don  Berenguel ,  confirmados  después  por  sus 
sucesores  por  la  religión  del  juramento  ,  sin  que  alguno 
se  haya  armado  contra  ellos  ,  lo  qual  seria  contra  su  mis- 
ma conveniencia,  porque  en  los  mismos  Fueros  está  fun- 
dada la  soberanía  ,  ó  el  ser  mas  ó  menos  libres  los  vasa- 
llos ,  y  no  la  ofende  ,  principalmente  quando  domina  un 
Rey  ,  cuya  Monarquía  se  hermosea  con  la  variedad  de 
sus  vasallos ,  siendo  mayor  la  gloria  de  tener  por  sub- 
ditos á  los  mas  exentos ,  y  los  que  son  mas  finos  en  la  fi- 
delidad á  su  señor  natural  ,  como  en,  diversas  ocasiones 
lo  ha  mostrado  el  Principado  de  Cataluña. 

Lus • 


,  33 

Luc.     ¿Pues  cómo  no  lo  muestran  ahora  reduciéndo- 
se á  su  obediencia? 

Mere,     Las  armas  de  Francia ,  que  tienen  sobre  sí, 
y  una  vana  desesperación,  los  hace  obstinados. 

Luc,     ¿Y  no  hay  razones  que  los  aseguren  del  uno, 
y  del  otro  temor? 

Mere.  Muchas  hay  ;  porque  bien  saben  los  pruden- 
tes ,  que  apenas  habrá  levantado  Barcelona  su  estandar- 
te en  favor  de  su  señor  ,  quando  hará  lo  mismo  toda  la 
Provincia >  y  que  no  podrán  los  Franceses  mantenerse  en 
ella  ,  teniendo  por  otra  parte  contra  sí  las  armas  de  Cas- 
tilla. Conocen  también  ,  que  la  clemencia  que  se  les  ofre- 
ciere ,  será  segura  y  perpetua  ;  porque  ni  en  aquel  mo- 
vimiento ,  ni  en  los  excesos  que  se  cometieron  en  el,  con- 
currieron los  Estados.  ímpetu  fue ,  y  furor  de  la  multi- 
tud mal  informada  ,  á  quien  arrebató  una  especie  de  re- 
ligión con  tai  violencia  ,  que  obligó  á  que  los  buenos  se 
dexasen  llevar  de  ella  ,  y  ya  quasi  todos  los  deÜnqüentes 
pagaron  su  inobediencia  con  sus  vidas  ,  y  con  la  pérdida 
de  sus  bienes ,  y  posesiones.  Mayor  fue  la  culpa  quando 
levantaron  las  armas  contra  el  Rey  de  Navarra ,  y  de 
Aragón  Don  Juan  ,  dándose  primero  al  Rey  de  Castilla 
Don  Enrrique  I.°  ,  y  últimamente  á  Renato  ,  Duque  de 
Anjou ,  y  aunque  pudo  entrar  por  fuerza  en  Barcelona, 
pudo  mas  el  amor  á  tales  vasallos ;  y  con  una  carta  mas 
■de  padre  que  de  señor  ,  los  reduxo  á  su  obediencia  ,  sin 
hacer  después  ni  el ,  ni  su  hijo  Don  Fernando ,  que 
también  padeció  mucho  en  el  tumulto  ,  demonstracion 
alguna  de  rigor.  Mas  poderosa  es  en  los  Reyes  la  conve- 
niencia propia  ,  y  el  agradecimiento  ,  que  la  ofensa ;  y 
siendo  aquel  Principado  la  firmeza ,  y  seguridad  de  la 
Monarquía  ,  y  un  antemural  contra  Francia  ,  por  quien 
el  Rey,  como  Conde  de  Barcelona,  y  Rey  de  Ara-* 
i  Tom.  VI,  E  gon, 


34 

gon  ,  posee  catorce  Coronas ,  y  tres  Ducados ,  y  tie- 
ne derecho  á  Thebas  ,  y  al  Principado  de  la  Morea  ,  y 
al  Ducado  de  Athenas ,  conquistas  de  Catalanes ,  con 
inmortal  gloria  suya  ,  como  refieten  los  Historiadores 
Griegos  ;  no  es  creíble  que  dexe  su  Rey  de  usar  con  ellos 
de  su  clemencia  ,  y  cumplirles  las  condiciones  con  que 
volviesen  á  su  obediencia,  para  dar  buen  exemplo  de  su 
fe  pública  en  otras  ocasiones,  y  para  excusar  el  peligro 
de  perderlos  otra  vez  ,  principalmente  en  tiempo  que  los 
ha  menester  ,  para  recuperar  los  Estados  ,  que  le  ocupan 
los  Franceses  :  pero  como  en  las  enfermedades  de  un  tu- 
multo, no  basta  que  convalezcan  los  prudentes  ,  si  tam- 
bién no  convalece  el  pueblo  irritado?  y  á  e'ste  no  curan  las 
razones ,  sino  las  experiencias  de  sus  mismos  daños  ,  yi 
calamidades  ,  creo  que  con  ellas  se  moverá  al  remedio 
del  perdón. 

Luc.  Puede  ser  que  los  detenga  la  experiencia  de 
la  paz  ,  creyendo  que  en  ella  se  establezca  su  li- 
bertad. 

Mere.  Mayor  locura  seria  esa  que  las  demás;  porque 
los  Franceses  están  muy  lejos  de  hacer  la  paz  ,  y  quando 
la  hagan  ,  no  son  tan  imprudentes  que  no  conozcan  que 
no  puede  quedar  libre  Cataluña  ,  ni  ellos  tenerla  sino 
es  en  continua  guerra,  en  que  se  consumirán  mas,  que  en 
todas  las  que  hasta  ahora  sustentan  ,  y  que  ninguna  cosa 
les  estaba  mejor  que  aventajar  con  ella  los  capituios  de  la 
paz  á  favor  de  la  Corona  de  Francia. 

Luc.  Creen  que  entonces  podrán  quedar  debaxo  de 
la  protección  de  Francia. 

Mere.     Eso  no  solamente  es  impracticable,  como  opues- 
to á  la  soberanía  ,  sino  monstruoso ,  que  una  Repúbli- 
ca este'  debaxo  de  la  obediencia  de  un  Príncipe  ,  y  de  la 
"protección  de  otro;  de  donde  resultada  la  insolencia  de 

los 


35 
los  malos ,  y  la  opresión  de  los  buenos ,  con  el  recurso  á 
este,  ó  á  aquel ;  en  cuyo  contraste  seria  fuerza  que  se 
rompiesen  los  Fueros  y  Privilegios  :  y  si  pueden  los  Ca- 
talanes tratar  por  sí  mismos ,  y  componer  sus  cosas  con 
su  señor  natural,  muy  ciegos  é  imprudentes  serian  en 
fiarlo  del  arbitrio  ageno  ,  y  de  la  variedad  de  los 
casos. 

Luc.  Muchos  de  ellos  piensan  ,  que  no  puede  mudar- 
se el  aura  favorable  de  la  fortuna  de  Francia. 

Mere,  Ninguna  fue  constante  ,  y  aquella  menos  que 
todas  5  porque  si  bien  el  que  la  mirase  desde  afuera  juzga- 
rá, que  goza  de  buena  salud,  quien  interiormente  hiciere 
anatomía  de  su  cuerpo  conocerá,  que  peligrará  en  sí  mis- 
mo; porque  la  menor  edad  de  su  Rey  ,  el  gobierno  de 
una  muger  ,  el  valimiento  de  un  extrangero  ,  las  diferen- 
cias entre  el  Consejo  ,  y  el  Parlamento  ,  la  difidencia  de 
los  malcontentos  ,  la  diversidad  de  religión  ,  la  falta  de 
gente  y  de  dinero ,  y  la  opresión  de  los  tributos  5  son 
achaques ,  que  podrán  causarle  mortales  enfermedades, 
sin  que  pueda  convalecer  con  las  empresas  hechas  fuera 
de  el,  porque  estas  le  agravarán  mas  habiendo  de  sus- 
tentarlos con  gente  y  dinero  ,  y  esto  no  ha  de  sacarse 
sino  de  las  haciendas  de  los  vasallos  ;  porque  las  rentas 
reales  de  mas  de  40 años  futuros,  están  ya  vendidas  y 
empeñadas. 

Luc,  1  Pues  cómo  tiene  Francia  hoy  tantos  exercitos, 
y  tan  diversas  guerras? 

Mere.  Esos  son  los  últimos  esfuerzos  ,  semejantes  a 
los  de  las  candelas,  que  levantan  mayor  llama  ,  quando 
les  falta  la  substancia  ,  y  están  mas  vecinas  á  extinguir- 
se. Una  hora  antes  de  quebrar  los  Mercaderes ,  parecen 
á  todos  caudalosos  j  y  roto  el  banco  ,  no  hallan  donde 
cobrar  los  acreedores ;  y  aquellos  vasallos  no  pueden  su- 

E  2  frir 


3* 

frir  el  intolerable  peso  de  los  tributos ,  desengañados  de 

que  mas  se  trata  de  continuar  la  guerra  ,  que  de  com- 
poner la  paz  ,  porque  en  aquella  se  hace  estimar  el  Va- 
lido, y  en  esta  peligraria  su  gracia  si  volvieran  á  la  Corte 
los  Embaxadores  de  los  Príncipes  que  ha  ofendido  ,  y  es- 
tuviesen en  ella  los  sugetos,  que  con  gran, arte  tiene  ocu- 
pados en  las  armas ,  ó  por  quedarse  con  todo  el  manejo 
-de  los  negocios  ,  ó  porque  no  se  opongan  á  su  vali- 
miento. 

Luc.  Grandes  son  esos  peligros  e'  inconvenientes ;  pe- 
ro los  toleran  con  los  acrecentamientos ,  y  triunfos  de  la 
Corona. 

Mere.     Quando  los  reynos  tienen  una  grandeza  bas- 
tante para  sustentarse  ,  y  hacerse  estimar  de  los  demás, 
no  desean  los  prudentes  que  crezcan  ,  porque  quanto  ma- 
yor es  la  potencia  de  los  Príncipes  ,  es  menor  la  libertad 
de  la  nación  dominante  ,  y  mayores  sus  gastos  para  sus- 
tentar las  conquistas.  Los  triunfos  son  de  gloria  al  Prín- 
cipe ,  y  de  tristeza  á  los  subditos;  porque  con  ellos  viene 
la  noticia  de  la  muerte  de  sus  hijos ,  hermanos  ,  y  ami- 
gos. Apenas  hay  casa  en  Francia  ,  que  no  este  cubierta 
de  luto ,  y  falta  de  succesion  de   una  parte  muy  consi- 
derable de  la  Grandeza  ;   y  estando  las  villas  ,  y  ciuda- 
des tan  despobladas  ,  que  faltan  cultores  de  la  tierra  ,  y 
oficiales  para  las  artes  :  con  que  se  halla  Francia  tan  afli- 
gida, que  no  menos  batalla  consigo  misma ,  que  con  los 
demás  reynos ,  padeciendo  ella  sola  las  miserias  ,  y  cala- 
midades, que  hace  padecer  á  las  demás. 

Luc.  ¿Cómo  la  Reyna  no  hace  reflexión  sobre  tan- 
tos males  y  peligros ,  considerando  que  solamente  la  paz 
puede  asegurar  á  su  hijo  la  Corona  en  la  cabeza  ,  y  que 
por  las  revueltas  de  las  cosas  padeció  tantos  trabajos ,  y 
destierros  su  antecesora? 

Mere. 


37, 
Mere.     Aquella  daba  zelos  ai  Valido  ,  de  quien  fue 
perseguida  j.  y   esta  le  ha  criado,  y   mantiene  en   su 
gracia. 

Luc.  No  son  menos  peligrosos  los  zeios  ,  que  con  e'l 
dá  á  los  de  la  sangre,  y  á  los  demás  Príncipes,  ni  menores 
los  inconvenientes.,  que  pueden  nacer  de  haber  puesto 
el  Cetro  en  mano  de  un  extrangero. 

Mere.  Es  ciega  la  gracia  r  y  no  los  conoce  hasta  que 
haya  caído  en  ellos. 

Luc.  De  azero  ,  ó  de  diamante  debe  de  tener  la  Rey- 
na  eí  corazón  ,  pues  no  le  ablandan  los  trabajos ,  y  cala- 
midades de  sus  hermanos ,  manteniendo  contra  ellos  una 
guerra  voluntaria  ,  sin  moverla  á  compasión  la  ruina  del 
mismo  reyno  donde  nació  ,  ni  la  caída  de  su  misma  ca- 
sa ,  no  ya  en  poder  de  los  Franceses,  sino  en  el  de  los 
Se&arios. 

Mere.  La  mayor  desgracia  de  Europa  es  haber  caí- 
do una  parte  de  ella  en  el  gobierno  de  mugeres,  como  ve- 
mos en  Francia,  en  Suecia,  en  Hess,  y  en  Piamonte,  por- 
que es  fuerza  ,  que  se  dexen  gobernar  de  otros  ,  que  les 
den  á  entender  las  cosas  diferentemente  de  como  pasan. 
Muerto  el  Rey  ,  persuadieron  á  aquella  Reyna ,  que  no 
se  podria  conservar  Francia  ,  si  no  amparaba  el  partido, 
y  hechura  de  Rechiliu  ,  y  proseguía  sus  designios  con- 
tra España  ,  mostrando  ,  que  en  ella  era  mas  poderoso  el 
afe&q  de  madre  ,  que  el  del  nacimiento.. 

Luc.  Luego  mejor  les  estuviera  á  los  Españoles  ,  que 
aquella  Reyna  fuera  de  otra  nación  ,  porque  ya  se  hu- 
biera compuesto  con  ellos. 

Mere.     Si  j  pero  la  hubieran  engañado  con  otros  ar- 
tes ,  pues  también  la  dieron  á  entender  ,  que  el  Imperio, 
y  España  habían  maquinado  contra  su  Corona  ,  y  que 
,  para  su  defensa  se  habían  hecho,  las  confederaciones  con< 

tra 


3*       .         .     . 

tra  los  Suecos,  y  Holandeses,  y  también  con  el  Ragozzi. 

Que  sus  hermanos  no  querían  ia  paz  j  que  convenía  obli- 
garlos á  ella  con  las  armas  para  asegurar  en  sus  hijos  la 
Corona  >  que  la  de  Francia  corría  evidente  peligro,  si  no 
baxaba  primero  la  Potencia  de  la  Casa  de  Austria  ;  má- 
ximas con  que  pretendieron  los  autores  de  la  guerra  jus- 
tificarla. 

-•-.Luc.  Está  última  tienen  muchos  por  cierta  ,  y  por  la 
causa  principal  de  los  movimientos  presentes,  y  de  las  ca- 
lamidades de  la  christiandad. 

*  Mere.  \  O ,  quánto  se  engañan  con  ella  !  Porque  an- 
tes la  Potencia  Austríaca  es  quien  ha  refrenado  la  ambi- 
ción de  Francia  ,  detenie'ndola  por  mas  de  un  siglo  den- 
tro de  sus  confines ,  la  qual ,  sin  el  temor  á  sus  fuerzas, 
hubiera  ya  despojado  de  sus  Estados  á  los  Príncipes  de  ' 
Europa ,  como  lo  intentó  luego  que  la  vio  oprimida  con 
las  armas  del  Rey  de  Suecia  Gustabo  5  fuera  de  que  ,  en 
el  estado  presente  ,  ninguna  cosa  es  mas  conveniente  á  la 
misma  Francia  ,  que  el  poder  de  la  Casa  de  Austria,  por- 
que estando  aquel  reyno  dividido  en  Religiones,  y  en 
medio  de  los  Sédanos  de  Inglaterra ,  de  Ginebra ,  de 
Esguizaros ,  y  de  Alemania ,  continuada  esta  Potencia 
con  los  Grisones  ,  Holandeses ,  Dinamarcos,  Suecos, ,  y 
Austríacos  ,  tiene  por  antemurales  de  tan  grandes  ene- 
migos á  los  Estados  de  la  casa  de  Austria  5  cuya  interpo- 
sición entre  ellos  le  defienden  ,  para  que  unidos  ,  no  le 
-puedan  invadir. 

Luc.  ]  Difícilmente v  persuadirá  á  los  Franceses  esa  ra- 
zón de  Estado. 

1  -  Mere.  Es  verdad  ¡  porque  suele  ser  mas  poderosa  que 
ella  el  odio  ,  y  la  emulación,  con  que  se  han  estado  tan 
ciegos  los  Franceses  en  los  principios  de  estas  guerras, 
queásbtiáá  á  los  Suecos  para  que  se  hiciesen  señores  del 

Im- 


3* 

Imperio ,  y  á  los  Holandeses  para  que  acabasen  con  los 

Países  Baxos  5  y,  si  estos  hubieran  caído  ya  en  mano  de 
los  Se&arios , -fuera  su  Potencia  mucho  mayor  que  la  ca* 
sa  de  Austria  T  y  mas  peligrosa  á  Francia  ,  quanto  son 
mayores  ios  odios  de  la  Religión  ,  que  los  de  la  emula* 
eion  i  y  también  porque  la  Casa  de  Austria  está,  dividi- 
da en  dos  ,  y  tan  dividida  launa  de  la  otra,  que  no 
puede  ocupar  en  Francia  cosa  alguna  ,  como  no  ha  podi-< 
do  recobrar  hasta  aquí  las  Provincias,  que  le  tienen  usur^ 
padas. 

Luc.  Bien  lo  ha  mostrado  la  experiencia,  pues  quan-i 
do  la  una  ,  y  otra  Casa ,  y  ambas  Monarquías  de  Ale- 
mania ,  y  España  poseía  el  Emperador  Carlos  Y.° ,  ,nQ 
pudo  mantener  el  pie  en  Francia. 

Mere.  Añádese  á  todas  estas  razones  ,  otra  no  me- 
nos fuerte  ,  y  es  ,  que  no  es  tan  poderosa  Francia  contra 
los  Sectarios ,  como  contra  los  Austríacos  j  porque  contra 
estos ,  concurrían  todos  sus  vasallos  ,  y  contra  aquellos 
no  se  opondrán  los  que  hay  en  elReyno  de  esa  facción, 
antes  le  abrirán  las  puertas. 

Luc.  Política  es  esa  consideración  ,  y  hasta  ahora  no 
la? he  visto  ponderada  de  otro. 

Mere.  Quasi  todos  los  males  internos,  no  se  conocen 
hasta  que  se  padecen ,  como  no  los  conocieron  los  Duques 
de  Saboya  ,  quando  vendiendo  á  Piñerol ,  vendieron  su 
arbitrio  entre  las  dos  Coronas  ,  porque  e'ste  se  conserva 
estando  interpuesto  aquel  estado  igualmente  entre  am- 
bas 5  pero  habiéndose  dexado  poner  aquel  freno  ,  es 
fuerza  que  el  temor,  y  la  necesidad  los  haga  siempre 
Españoles  contra  quien  les  tiene  el  pie  sobre  las  cervi- 
ces,  para  que  no  acabe  de  oprimirlas.  No  menos  se  ha 
dexado  engañar  la  Duquesa  Regente ,  persuadiéndola 
los  Franceses ,  que  peligraba  la  menor  edad  de  su  hijo  en 

las 


ifO 

las  pretensiones  de  sus  cuñados,  y  en  los  designios  de  los 
Españoles  h  y  peligraba  mas  en  la  ambición  de  los  mis- 
mos Franceses  que  la  aconsejaban  j  los  que  habiéndola 
Obligado  á  continuar  la  guerra  ,  y  confederarse  con  ellos, 
fueron  luego  enemigas  sus  armas  auxiliares,  pues  á  títu- 
lo de  protección  ,  se  apoderaron  de  las  plazas  mas  im- 
portantes del  Piamonte  ,  y  si  los  Otomanos,  que  lleva- 
ron los  Franceses  á  Italia  fixaren  el  pie  en  ella  ,  la  retent 
drán  siempre  con  el  pretexto  de  la  defensa  propia,  y  del 
mayor  bien  de  la  christiandad  ,  para  que  no  pase  los  Al- 
pes el  enemigo  común. 

Luc.  No  menos  has  volado  con  el  discurso  ,  que  con 
las  alas ,  pues  dexándome  tan  favorecido  con  tan  varias 
noticias,  has  llegado  á  las  cumbres  mas  altas  de  los  Alpes. 

Mere.  Desde  aquí  veo  que  la  discordia  que  subminis* 
tra  la -Francia,  turba  el  sosiego  de  Esguizaros,  y  Grisones, 
dividie'ndolos  en  varias  facciones  de  Religión >  las  quales 
amenazan  guerras  civiles  ,  y  con  ellas  la  ruina  de  aque* 
Has  Repúblicas  ;  porque  la  concordia  las  levantó  ,  y:  solo 
la  concordia  las  podrá  sustentar.  Advertidos  los  Franceses 
de  este  caso  ,  disponen  desde  luego  el  edificio  de  su  for- 
tuna con  los  fragmentos  de  ellas,  introduciendo  en  aque- 
llas Provincias  sus  estilos,  trages,  costumbres,  y  delicias, 
con  que  les  harán  mayor  guerra  que  con  las  armas.TraeQ 
de  allí  continuas  levas  á  su  rey  no,  no  para  defensa  propia 
como  es  condición  de  sus  antiguas  capitulaciones,  ^insti- 
tuto observado  por  muchos  siglos, sino  para  salir  de  Fran* 
cia,  y  usurpar  las  Provincias  de  los  Príncipes  confinantes, 
con  que  de  amigos,  y  confederados  de  aquellas  Repúbll*- 
cas ,  procurarán  hacerlos  enemigos.  En  Francia  se  cria  la 
soldadesca  Esguizara ,  aprende  el  lenguage,  y  haciéndole 
á  las  delicias  de  ella,  muda  su  naturaleza,  cobrando  amor 
al  país  í  de  donde  resultará,  que  con  las  armas  mismas  de 

los 


41 

los  trece  Cantones ,  serán  divididos  ;  sin  advertir  que  en 
Francia  la  milicia  Romana  perdió  el  amor  á  la  patria  ,  y 
Volvió  de  ella  conducida  de  Julio  Cesar,  para  ponerle  el 
yugo  de  su  servidumbre.  Desde  aquí  descubro  también  en 
las  llanuras  de  Italia,  tan  dormidos  á  los  Potentados,  que 
ni  los  dispíertan  las  caxas ,  y  clarines  de  las  guerras  conñr 
toantes,  ni  los  gemidos  de  los  Príncipes  despojados  ,  aunr 
que  podrá  ser  en  poco  tiempo  común  el  peligro. 

Luc.  No  desciendas  á  ellas  ,  porque  hallándote  tan 
yecino  ai  Cielo,  corte  tuya  ,  abusaría  yo  de  tu  generosa 
cortesía  ,  si  después  de  haberte  dado  gracias  por  lo  que 
con  mas  humanidad  de  hombre,  que  gravedad  de  Dios, 
me  has  referido  ,  no  te  suplicase  que  vueLvas  á  tu  esfera 
celestial. 

Mere.  Temo  haberte  cansado  con  tan  prolija  relación. 
A  tu  instancia  la  he  hecho ,  y  á  tu  instancia  me  despi- 
co :  Vale. 


NOTA    DEL    EDITOR. 


■JCá  1  escrito  anterior  nos  dá  motivo  para  manifestar  nuestra 
gratitud  al  público ,  que  tanto  se  interesa  en  la  continua- 
ción ,  y  subsistencia  de  este  Periódico,  como  lo  acre- 
dita no  solo  lo  bien  admitido  ,  y  celebrado  que  se  halla 
umversalmente  ,  á  pesar  de  aquellos  maldicientes  á 
quienes  nada  satisface  ,  porque  la  envidia  los  preocu- 
pa ,  sino  también  la  genetosidad  con  que  nos  favorecen 
muchos  sugetos  de  la  primera  distinción  ,  ofreciéndonos 
MSS.  preciosos  para  que  den  mas  brillantez  ,  y  lustre  á 
nuestro  Semanario  ;  para  que  se  difunda  en  el  público  la 
Tom.  VI.  E  ilus-i 


42 

ilustración  que  contienen;  y  en  fin  ,  para  que  desde  eí 

polvo  ,  y  el  olvido  en  que  yacían  sepultados  ,  salgan  á 

íuz   aquellos   autores  ,  cuya  literatura  puede  contri* 

buir  á  la  gloria  de  la  nación  ,    admirándola  las  ex- 

trangeras. 

Es  constante  ,  que  algunos  de  estos  MSS.  se  hallan 
tan  poco  corredos  ,  tan  dislocadas  sus  oraciones  ,  y  tan 
viciados  sus  periodos  ,  que  si  volvieran  al  mundo  sus 
sabios  produdores  ,  los  desconocerian  por  hijos  suyos. 
Malos  copiantes,  y  gustos  disparatados ,  que  desfigu* 
raron  lo  que  creyeron  corregir  ,  dieron  motivo  á  es- 
tos errores  freqüentes  ,  que  ni  pueden  notarse  sin  do- 
lor ,  ni  r  edificarse  con  crédito  ,  porque  tropezar  con 
el  pensamiento  de  sus  autores  donde  las  clausulas ,  y 
las  oraciones  son  una  confusión ,  se  roza  con  lo  im-, 
posible. 

Quatro  exemplares  hemos  tenido  á  la  vista  de  las 
Locuras  de  Europa  ,  y  ninguno  ha  convenido  con  el 
otro  :  esto  es  %  en  lo  substancial  ,  que  en  los  defedos 
ortografieos ,  están  á  qual  peor ;  en  algunos  Jiay  pár- 
rafos ,  que  en  los  demás  no  se  hallan ;  y  en  otros  está 
al  medio  de  una  clausula  ,  lo  que  debia  estar  al  principio 
de  otra. 

Ya  habiámos  determinado  no  dar  á  luz  esta  obra, 
por  ser  sobre  nuestras  fuerzas  su  corrección  >  quando  la 
generosidad  de  un  señor  Excelentísimo  (i)  ,  que  nos  ha 
franqueado  su  preciosa  librería,  nos  la  dio  correda ,  y  sin 
la  menor  falta. 

Todo  el  mundo  sabe  la  literatura  de  Don  Diego 

Saa-t 


(a)    El  Excelentísimo  señor  Duqiie  de  Hijar. 


43 

Saavedra  Faxarclo.  Sus  Empresas  Políticas  ,  que  impri- 
mió en  el  año  de  1642  ,  dedicadas  al  Serenísimo  se^ 
ñor  Principe  de  Asturias  ,  hicieron  inmortal  su. nom- 
bre. Poco  después  su  zelo  infatigable ,  y  su  profun- 
da sabiduría  dieron  á  luz  parte  de  su  Corona  Gótica, 
que  dexó  sin  concluir  con  gran  sentimiento  de  los 
verdaderos  sabios.  La  instrucción  que  adquirió  en  va- 
lias Cortes  donde  fue  Enviado  ,  y  Plenipotenciario,  y 
particularmente  en  los  Cantones  de  los  Suizos ,  uni- 
da á  sus  grandes  estudios ,  y  sobresaliente  talento ,  la 
empleó  en  estas  y  otras  admirables  producciones.  Flo- 
reció en  el  reynado  del  señor  Felipe  IV.0 ,  y  última- 
mente ,  murió  en  el  año  de  1648  ,  poco  mas  ó  menos, 
siendo  Consejero  de  la  Cámara  de  Indias. 

El  prádico  conocimiento  que  tuvo  de  todos  los  in- 
tereses ,  derechos ,  y  pretensiones  de  las  Cortes  de  Eu- 
ropa :  de  los  empeños  ,  íntigras  ,  disposiciones  ,  estado, 
y  causas  de  mover  sus  armas  los  Soberanos  de  ella  ,  lo 
acredita  profundamente  en  las  Locuras  de  Europa ,  cu- 
ya obra  produxo  ,  y  no  imprimió ,  quando  goberna- 
da España  por  el  valimiento  del  Conde-Duque  de  Oli- 
vares ,  se  vio  á  un  mismo  tiempo  acometida  de  la  ma- 
yor parte  de  los  Príncipes  de  Europa.  La  Francia  he- 
cha señora  de  Cataluña  :  Holanda  dando  favor  al  Prín- 
cipe de  Orange  :  este  queriendo  alzarse  con  los  Países 
Baxos  :  reVelados  estos  i  y  en  fin  todos  los  dominios 
Españoles ,  padeciendo  crueles  invasiones  de  aquellos  que 
debiendo  ser  sus  apasionados  y  servidores  ,  eran  sus  ma- 
yores contrarios. 

Este  fue  el  motivo  que  tuvo  nuestro  celebre  autor 
para  producir  el  anterior  escrito  5  y  el  principal  obje- 
to que  en  el  se  propuso  de  hacer  ver  las  Locuras  de  Eu- 
ropa en  negarse  al  reconocimiento  de  los  favores  que 

de- 


44 

debía  á  la  casa   3e  Austria  ,   le  clesempeña   con  tal 

magisterio  ,  abundancia  de  noticias  ,  y  descubrimientos 
de  tantos  arcanos  ,  como  se  ve  en  la  citada  obra  ,  cu- 
yo rasgo  de  su  delicada  pluma  ,  creemos  merezca  la  sa- 
tisfacción del  público,  que  es  lo  que  únicamente  apetece^ 
pos ,  y  á  lo  c¡ue  con  eficacia,  phelamos. 


Í;gtJb 


W 


JUICIO  INTERIOR, 

V  SECRETO   DE  LA   MONARQUÍA 
PARA    MI    SOLO. 

i  ■  ■  -  ' 

POR  EL  ILUSTKISIMO  SEÑOR 

DON  JUAN  DE  PALAFOX. 


N< 


o  se  puede  hacer  juicio  individual  de  una  Monar- 
quía sin  saber  el  interior  de  ella  ,  y  las  dependencias, 
correspondencias ,  c  inteligencias  ,  que  tiene  con  los  de;- 
mas  Príncipes ,  Repúblicas ,  y  Coronas ;  pero  por  mayor 
bien  se  puede  hacer  según  se  ven  los  efeclos  ,pues,  de 
ellos  se  coligen  las  causas ,  y  es  bien  hacerlo  ípara  poder 
discurrir  un  Ministro  en  los  negocios ,  que  se  ofrecen  del 
servicio  de  Dios ,  y  del  Rey  ,  y  ocuparse,  todo  en  esto 
como  buen  vasallo.  No  es  Monarquía  un  reyno  grande 
por  poderoso  que  sea,  si  no  domina ;sobre  otros  grandes, 
y  poderosos.  Castilla  no  fue  Monarquía,  quaüto  bien  fue- 
se reyno  poderoso,  porque  estaba  ceñida  de  Aragón ,  Na- 
varra, Portugal ,  y  Granada  ,  que  la  contenían  ,  ni  Por- 
tugal ,  á  quien  siempre  tuvo  refrenado  Castilla  ,  ni  aún 
Aragón  con  haber  agregado  otros  reynos  á  su  Corona, 
y  salido  á  nuevas  conquistas,  habiendo  unido  á  ella 
á  Cataluña,  Valencia  ,  Mallorca  ,  Menorca,  Sicilia, 
Ñapóles  ,  Atenas,  y  Neopatria,  porque  ni  esto  bastó  pa- 
ra dexarle  de  poner  en  cuidado  Castilla  ,  como  reyno  tan 
¡vecino,  y  poderoso.  Castilla  tampoco,  echados  los  Moros 
de  Granada  ^  y  unida  con  Aragón.,  Cataluña  ,  Navarra, 
í^ápoles ,  y  Sicilia ,  era  Monarquía ,.  porque-  tenia  tan 
Xm.VU  4  cor-? 


46 

cerca  dos  Coronas ,  y  la  una  tan  grande  como  Francia, 
y  Portugal^  y  otras  que  le  hacian  oposición. 

Quando  comenzó ,  pues  ,  á  ser  Monarquía  la  de  Es-; 
paña  ,  fue  quando  asegurado  lo  de  Italia  por  el  Rey  Ca- 
tólico ,  ampliado  por  el  Emperador  Carlos  V.°  con  el  Es- 
tado de  Milán  ,  los  Países  Baxos  y  y  Borgoña  ,  añadido 
lo  de  Portugal ,  y  India  Orientar  por  Felipe-ll.0  ,  obe^ 
dientes  ya  las  Indias  Occidentales  ,  agregados  los  Países 
Baxos ,  cabeza  superior  de  Alemania  ,  y  la  Casa  de  Aus- 
tria por  segunda  linea  ,  vencida  Francia ,  su  Rey  preso, 
se  retira  Solimán  ,  tiembla  el  mundo ,  y  se  hizo  superior 
España  á  todas  las  Naciones  de  la  Europa  ,  comparable 
á  todas  las  mayores  de  África  ,  y  America. 

Pero  apenas  se  acabó  de  formar  esta  agregación  de 
Coronas,  quando  para  que  viésemos  lo  poco  que  hay,  que 
fiar  del  poder  humano  ,  como  aja  estatua  de  Daniel,  y 
lo  que  es  mas  Holanda  ,  la  comenzó  á  lastimar  por  los 
pies ,  y  debaxo  de  aquella  mascara  de  Islas  rebeldes,  han 
peleado  todas  las  potestades  del  mundo  contra  esta  Cató^ 
liea  ,  y  Augustísima  Corona. 

Y  así  puede  decirse  ,  que  esta  Monarquía  la  zanjo 

^sabiduría  ,  y  gran  juicio  de  Fernando  el  Católico  ;  la 

formó  el  valor  ,  y  zeio  de  Carlos  V.°,  y  la  perfeccionó 

la  justicia  ,  y  prudencia  de  Felipe  II.0  Las  virtudes  cpri 

que  la  formó  el  Católico  Rey  Don  Fernando ,  fueron 

admirables  ;  porque  con  e'l  florecieron  las  de  prudencia, 

sagazidad,   atención  ,  desvelo ,  y  vigilancia,  y   en  su 

persona  ,  y  en  sus  tiempos  la  parsunojiia,  Ja  .refutación 

de  las  armas  ,  su  exereito  bien  disciplinado .,"  y  excusar 

superfluidades  5  hacer  buenas-  leyes  ,  y  executarlas  cx)ji 

precisión  >  finalmente,  hacer  la  justicia  temida  en  la.paz, 

■  y  la  Nación  Española  en  la  guerra.  En  conservar .Iá>pú- 

-blica  reformación  fue  excelente  ,,y  con;el  exemplo  ,  y  ,'Ia 

•doctrina  >  pues  llegando:  á  Salamanca  <,  y  preguniando  i 

juno 


47 
uno  de  aquellos  Caballeros  :  Que  cómo  les  iba  :  respondió: 

Que  se  gastaba  mucho  en  trages.  Y  el  Rey  ,  abriendo  una 
capa  ,  ó  jabardina  que  le  cubría  ,  mostrando  el  jugon, 
respondió  :  ¡  Ó  ,  buen  jugon  ,  qué  tres  pares  de  mangas  me 
has  gastadol  Y  en  su  mesa  era  tan  parco ,  que  al  Almiran- 
te de  Castilla  su  tio  ,  hermano  de  su  madre  ,  le  solia  de-, 
cir  :  Quedaos  á,  comer  con  Nos  ,  Almirante  ,  que  tenemos  po- 
llas. En  otra  ocasión,  consultándole  en  las  Cortes  de  Cas- 
tilla ,  y  pidie'ndole  que  dexase  entrar  pimienta  ,  y  cane- 
la que  habia  comenzado  á  venir  de  Portugal  por  su  In- 
dia ,  respondió  :  Excusemos  esto  ,  que  buena  especia  es  el 
ajo.  Y  asi ,  con  reformar  superfluidades  ,  tuvo  para  co- 
sas grandes  ,  como  las  que  hizo  ,  y  consiguió. 

Las  virtudes  de  Carlos  V.a  fueron  admirables,  y 
muy  semejantes  á  las  de  su  abuelo  en  zelo  de  la  Reli- 
gión ,  en  el  obrar  por  sí ,  en  la  magnanimidad  ,  en  ar- 
riesgar su  persona  á  los  trabajos  de  la  guerra,  y  á  las 
fatigas  de  la  paz  ,  en  irse  con  pocos  de  á  caballo  desco- 
nocido á  Flandes,  por  quietar  una  Ciudad  ;  andar  en  el 
exercito  con  gota  ,  y  á  caballo  ,  llevando  una  vanda  por 
estrivo.  Oyeronsele  palabras  de  corazón  fortísimo,  pues 
dicie'ndole  antes  de  dar  la  batalla  al  de  Saxonia,  que  eran 
doblados  los  enemigos ,  respondió  :  Venceremos  mas.  Y  di- 
ciendole  que  el  Rey  de  Francia  no  le  cumpliría  lo  capi- 
tulado en  su  prisión,  respondió:  Volverlo  aprender.  Dan- 
do priesa  á  la  marcha  del  exercito  ,  oyendo  que  decían 
algunos  soldados  con  la  libertad  militar  :  Que  bien  se  cono- 
ría  que  no  andaba  á  pie ,  se  apeó  ,  y  desjarretó  su  caballo, 
y  marchó  con  la  Infantería  ;  que  todo  esto  está  manifes- 
tando un  ánimo  intre'pido,  invencible,  y  augusto  5  y 
así  en  mi  juicio  fue  de  los  mejores  Principes ,  que  ha 
habido  en  el  mundo  en  todas  edades,  y  muy  di^no  de 
gloria  inmortal,  como  tengo  por  cierto  la  goza  donde 
^verdaderamente  .es  inmortal  la  gloria. 

Í3  3,  Fe^ 


4* 

Felipe  II.0  perfeccionó  la  Monarquía  con  agregar  la 
Corona  de  Portugal  ,  y  sus  Indias  Orientales  á  lo  restan- 
te de  España  ,  y  con  el  zelo  de  la  Religión  ,  y  justicia, 
que  sobresalieron  entre  sus  esclarecidas  virtudes  :  criar, 
y  ser  gran  maestro  de  grandes  Ministros  en  la  paz ,  y 
elegirlos  con  admirable  atención  en  la  guerra.  Hacer  te- 
midas ,  y  respetadas  las  leyes  i  oponerse  con  el  exemplo, 
y  los  decretos  á  la  relaxacion ,  que  iba  criando  la  opulen- 
cia de  la  misma  Monarquía  s  en  los  trages  igualísimo,  y 
modestísimo  j  en  los  gastos  parcísimo  5  en  el  refrenarlos 
Ministros ,  que  es  gran  virtud  en  los  Príncipes ,  severí- 
simo.  De  Ñapóles  le  pidió  un  Virrey  diese  licencia 'para 
ra  que  se  hiciese  un  balcón  en  Palacio,  y  respondió  :  Que 
lo  escusase  5  en  que  se  ha  de  advertir  ,  que  ni  el  Virrey 
se  atrevió  á  hacerlo  sin  licencia  ,   ni  el  Rey  se  la  conce- 
dió. El  Consejo  de  Castilla  se  la  pidió   para  hacer  unos 
paños  para  las  piezas  en  que  despachaba  ,  porque  esta- 
ban viejos  los  Guadamaciles  ,   y  hizo  que  secretamente 
se  reconociesen  antes  de  responder  ,  y  decretó  :  Buenos 
están  los  Guadamaciles  5  y  aunque  estas  parecen  niñerías, 
todo  esto  á  vista  de  grandes,  y  excelentes  virtudes  ,  ma- 
nifiestan luces  de  suma  atención,  desvelo  ,  zelo  vigilan- 
cia ,  y  cuidado  á  lo  público. 

Felipe  III.0  y  IV.0  de  quienes  ni  el  zelo  de  la  Reli- 
gión ,  ni  el  valor  ,  y  puntualidad  ,  ni  otra  de  sus  excelen, 
tes  virtudes ,  han  sido  excedidas  de  otros  algunos  seño^ 
res  del  mundo  5  añadieron   a  esto  el  haber  sido  sobre 
todo  muy  atentos  á  gobernarse  por  el  Consejo  ,  y  pare- 
cer de  los  mayores  varones  ,  y  mas  experimentados:  en 
todas  materias ,  de  suerte ,  que  no  se  h*  resuelto  punto 
alguno  en  sus  tiempos ,  en  el  qual  se  hayan  gobernado 
por  pasión  propia.  No  se  han  visto  desnudas  sus  espadas, 
por  la  ira  ó  ambición  ,  ni  obrado  ,  ni  determinado  nego- 
cio alguno  ,  que  no  haya  sido  por  motivo ,  y  útil  i  la 
0  ^  can- 


49 

causa  pública  ,  y  con  el  parecer  de  sus  consejos  ó  juntas, 
zelando  y  refrenando  los  públicos  excesos  con  repetidas 
Pragmáticas ,  y  exórtando  á  lo  mejor  con  muchos ,  y  fre- 
qüentes  decretos. 

Siendo  pues  estos  los  di&amenes ,  y  las  virtudes  con 
que  se  ha  formado  esta  Monarquía,  vemos  con  todo  ex- 
ceso quán  breve  vida  ha  tenido  ,  y  la  priesa  con  que  ha 
ido  declinando  ;  pues,  apenas  acabó  de  perfeccionarse  el 
año  de  1 5  >  8  ,  quando  ya  habia  comenzado  su  ruina 
desde  el  año  de  1590^  y  en  el  de  1599  habia  perdido 
ya  parte  de  los  Países  Baxos ,  y  cinco  ó  seis  Provincias,. 
y  en  ellos  en  el  de  1605  hizo. treguas  con   sus  rebeldes 
con  poca  reputación  j  y  en  el  de  1619  perdió  á  Ornos,  y 
las  Minas.  Desde  el  de  20  fue  perdiendo  mas  plazas  en 
Plandes,  y  algunas  en  Italia:  desde  el  de  30  fue  declinan- 
do con  mas  fuerza  hasta  perder  casi  toda  Cataluña,  y  lue- 
go á  Portugal ,  el  Brasil ,  y  las  Terceras  ,  y  alguna  Pla- 
zas de  África ,  y  todo  lo  que  tenia  en  la  India  Oriental, 
y  ha  estado   á   pique  de  perderse  Ñapóles  ,  turbada  Si- 
cilia ,  y  en  diversas  partes  inquieta  Castilla  ,  y  hoy  se 
halla  en  estado  que  solo  Dios  con  su  gracia,  y   el  Rey 
con  su  santo  zelo  y  valor  ,  y   tan  buenos  Ministrps ,  y 
vasallos  como  Jos  que  tiene  en  su  servicio  ,   pueden  vol- 
verla al  antiguo  crédito  ,  y  explendor. 

Admira  esto  mas,  quando  vemos  quán  larga  ha  sido 
la  vida  de  las  demás  Monarquías  y  porque  los  Asidos, 
y  su  Impeiio  duraron  mas  de  5200  años:  los  Medos 
mas  de  3000  :  los  Persas  mas  de  2000 :  hasta  el  dia  de 
hoy  los  Moros  ,  y  Otomanos  mas  de  800 :  los  Romanos 
mas  de  600:  los  Griegos  mas  de  200:  los  Francos  ,  q 
Germanos  mas  de  300 ,  y  á  este  respe&o  han  sido  las  eda-. 
des  de  otros  Rey  nos,  que  han  dominado  sobre  otras 
naciones  3  y  nuestra  Monarquía  apenas  tuvo  30  años  de 
vida  desde  su  formación  hasta  su  conocida  declinación. 


m 

■  ■-  No  hace  esto  de  menos  ponderación  el  ver ,  que  casi 
todas  las  Monarquías  las  ha  formado  la  ambición  ,  la, 
fuerza,  la  tiranía,  la  superstición  ó  violencia  >  pero  la 
Española  la  formó  el  derecho ,  la  estableció  la  Religión, 
la  promovió  la  justicia  ,  y  la  ha  gobernado  la  Christian- 
dad  ,  y  prudencia  de  tan  excelentes,  píos,  y  santos  Prín- 
cipes. 

Y  así  suponiendo ,  que  el  juicio  mortal  es  muy  li- 
mitado á  lo  que  es  menester  para  penetrar  los  secretos 
con  que  Dios  da  larga  vida  á  un^  Monarquías  siendo 
malas ,  y  breve  á  otras  siendo  buenas ,  exercitando  las 
unas  para  mayores  Coronas,  y  reservando  á  las  otras 
para  mayores  castigos  >  pero  por  lo  natural,  y  político  es 
bien  ver  si  hay  sobre  que  recurrir  para  recobrar  lo  pa- 
sado ,  ayudar  al  presente  ,  y  prevenir  lo  venidero ,  apun* 
•tando  que'  exceso  ha  causado  esta  enfermedad  ,  y  .con 
que  remedios  se  podia  curar  parar  ayudar  á  servirá  lo 
público  ,  y  mayor  servicio  de  Dios ,  y  del  Rey  nuestro 
señor. 

No  hay  quien  dude  que  las  guerras  de  Flandes  haa 
sido  las  que  han  influido  la  ruina  de  nuestra  Monar- 
quía,  porque  aunque  aquellas  Povincias  eran  muy  infe- 
riores á  nuestras  fuerzas*  pero  debaxo  de  aquella  más- 
cara ,  y  en  el  campo,  y  en  figura  de  Holandeses,  ha 
peleado  España  con  la  emulación  de  Francia  ,  con  la 
heregía  de  Alemania  ,  con  los  zelos  de  Venecia  ,  con-  los 
horrores  de  Inglaterra  ,  y  Escocia ,  y  con  todos  los  difi- 
dentes de  Italia  y  y  si  aquella  centella  se  hubiera  apagado 
al  nacer  ,  no  hubiera  llegado  á  tal  incendio  ,  que  no  se 
ha  podido  apagar  j  y  si  bien  quedábamos  expuestos  á 
otros  daños ,  al  fin  fueran  inciertos ,  y  sobre  ellos  no  se 
puede  discurrir. 

De  aquí  grandes  juicios  han  llegado  á  discurrir,  y 
creer  ,  qué  la  primera  causa  de  la  declinación  de  esta 

M<* 


51 

Monarquía  fue.  el  no  haber  acudido  por  su  persona  el 
:gran  seso., .y  valor  de  Felipe  II.0  á  pisar,  y  deshacer  los 
primeros  incendios  de  aquel  fuego  ,  y  echar  á  aquella 
<vivora  el  pie  sobre  la  cabeza. 

Lo  primero  ,  quando  perdieron  el  respeto  á  la  seño- 
ra Duquesa  Margarita  su  hetmana  los  sediciosos  de 
Elandes ,  y  le  dieron  con  mucho  ruido  aquellos  insc- 
ientes memoriales.  Lo  segundo ,  quando  la  señora  Du- 
quesa con  gran  valor,  y  prudencia  venció,  y  aún  casti-, 
gó  á  aquellos  primeros  promovedores ,  antes  que  volvie- 
sen  á  inquietarse.  Lo  tercero  ,  quando  el  Duque  de  Al^ 
ba  echó  al  Principe  de  Orange  la  primera  .vez  de  Flan- 
des  ,  antes  que  volviesen  con  mayores  fuerzas  5  tres  fran- 
gentes ,  en  los  quales  la  presencia  del  Rey  ,  con  gran  re- 
putación ,  ya  perdonando  ,  ya  castigando  ,  ya  previnien- 
do mayores  daños  ,  pudiera  haber  quietado  aquellos  Es-4 
jados. 

Pero  ya  fuesen  las  ocupaciones  grandes  del  Rey  e.rt 
España  ,  ya  el  diclamen  de  que  no  era  bien  dexar  la  si- 
lla del  Imperio  ,  ya  el  parecer  de  que  babia  de  acabar 
de  allanar  la  justicia  con  reputación  ,  lo  que  con  igual 
escarmiento  podia  quietar  su  prudencia,  apartó  este  me« 
dio  ,  y  remedio  de  los  daños  ,  que  se  continuaron  hasta 
el  tiempo  de  Felipe  III.°  su  hijo. 

En  el  de  este  santo  Príncipe  se  hicieron  las  treguas,  y 
quantobien  fueron  de  poco  cre'dito  para  España,  hubieran 
sido  de  grande  provecho  si  se  hubieran  logrado  ,  porque 
desde  el  año  de  1 606  hasta  el  de  2  o,  en  el  qual  se  excusaron, 
pudieran  ahorrar  masdelo  millones  de  plata  para  quando 
se  acabasen  las  treguas  ,  ó  comenzase  otra  guerra  ,  y  nos 
hallamos  con  los  mismos  daños  ,  sin  tener  preveni-? 
.dos  los  remedios ;  y  así ,  en  estos  once,  ó  doce  años, 
la  Monarquía  con  la  paz  se  hizo  mas  viciosa  ,  cre- 
cieron los  gastos ,  y  superfluidades ,  y  fueron  enervando 


n 

el  valor  los  públicos  expedaculos ,  y  vicios ,  y  haciendo^ 
s¿  costumbre  loque  antes  exceso;  que  fue  la  segunda 
disposición  á  la  mayor  caída. 

Acabó  el  reynado  de  nuestro  santo  Rey  Felipe  III.°, 
y  comenzó  ei  de  su  hijo  Serenísimo  Señor  nuestro  Feli- 
pe IV.0  ,  Príncipe  esclarecido  ,  amabilísimo  ,  y  adorna- 
do de  quantas  partes  admirables  pueden  desearse ;  y  al- 
gunos han  sido  de  parecer ,  de  que  el  didamen  de  que 
no  se  continuasen  las  treguas  ,  se  despreciase  ,  y  se  rom- 
piese luego  la  guerra,  entrando  en  el  gobierno,  y  de 
allí  introducir  la  interpresa  de  la  Bakolina  ,  y  luego  la 
guerra  4e  Mantua  ,  de  donde  se  originaron  luego  todos 
los  demás  empeños  con  Francia  ,  y  fue  la  tercera  dispo- 
sición á  la  caída  de  la  Monarquía. 

Para  esto  no  ponderaron  quántoconviene  á  los  Prínci- 
pesentraren  paz  en  sus  rey  nos,  y  conservarla  por  algunos 
años  ,  hacer  tesoro  ,  prevenir  fuerzas ,  y  todo  lo  necesa- 
rio para  hacer  guerra  con  reputación;  porque  entrar  sin 
eso  en  ella  ,  es  exponerse  á  perder  la  Monarquía  ,  y  más 
quando  el  poco  crédito  de  las  treguas,  no  podía  impu- 
tarse al  gobierno  que  las  prosigue  ,  sino  al  que  las  for- 
mó. Ésto  ,  y  seguirse  el  didamen  de  gobernar  desde  la 
Silla  del  Imperio  ,  y  los  vicios  públicos,  que  han  ido 
creciendo  ,  y  la  perdición  de  la  real  Hacienda  ,  han  em- 
peorado lo  público ,  sin  bastar  las  virtudes  de  tan  gran- 
des Reyes  para  conservar,  y  defender  sus  rey  nos  con 
aquellos  buenos  sucesos  ,  que  pedia  la  justificación  de  su 
causa» 

El  didamen  de  que  habiendo  guerras  no  salga  el 

Príncipe  de  la  Gorte  ,  contra  los  exemplos  de  los  señores 

Reyes  Fernando  el  Católico,  Emperador  Carlos  V.°, 

y  casi  todos  ios  anteriores ,  tiene  mas  dificultades ,  que 

•  respuestas. 

JLo  primero  h  gorque  en  materia  tan  grave  como  la 


ele  la  guerra  ,  ningún  Príncipe  ha  de  cuidar  de  manos,  y 
ojos  ágenos  ,  para  ver  ,  y  obrar  lo  conveniente  á  su  Co- 
rona ,  y  mas  quando  la  guerra  arde  dentro  del  reyno  ,  y 
lo  puede  hacer  sin  arriesgar  su  persona,  acercándose  don- 
de se  campea. 

Lo  segundo  ,  porque  esto  tiene  mas  fuerza  ,  quan- 
do los  movimientos  de  guerra  comienzan  en  sus  Provin- 
cias ,  y  entre  vasallos  suyos ,  donde  su  autoridad  ,  su  ju- 
risdicción ,  su  mano  ,  su  rostro  ,  y  su  presencia  ,  lo  quie- 
ta todo  en  un  instante  ,  y  se  previene  lo  que  después,, 
tarde  puede  quietarse. 

Lo  tercero ,  porque  en  la  presencia  del  Rey  en  la 
guerra  los  vasallos  se  animan  ,  y  los  enemigos  se  des* 
alientan. 

Lo  quarto  ,  porque  dá  satisfacción  al  reyno ,  y  á  losj 
amigos ,  que  desean  con  veras  su  conservación  ,  y  de- 
fensa ,  con  ver  que  se  acerca  á  ella  su  Rey ,  en  quien 
todos  tienen  puestos  los  ojos ,  y  las  esperanzas. 

Lo  quinto ,  porque  acercándose  con  su  presencia  á 
la  guerra,  todos  quantos  pueden  ir  á ' ella  viven  con 
vergüenza  entre  las  delicias  de  la  paz. 

Y  el  exemplo  de  Augusto  es  diferentísimo  sobrema- 
nera ,  porque  aquel  Príncipe  quando  gobernó  desde  su. 
Silla,  fue  habiendo  sujetado- ya  el  mundo,  y  teniendo 
igualmente  obedientes  á  Italia ,  España ,  la  Germania, 
Asía,  y  África,  y  en  este  caso  pudo  gobernar  por  sus  Le- 
gados ,  y  Procónsules  ;  pero  el  Imperio  de  España  ,  aun- 
que en  dilatación  de  te'rminos  es  el  mayor  ,  es  muy  di- 
verso en  su  posición  Topográfica  ,  y  de  menos  poder, 
porque  entre  España  ,  y  Flandes  está  toda  Francia,  entre 
Ñapóles  ,  y  Milán  toda  Italia  ,  entre  Flandes ,  y  la  Casa 
de  Austria  ,  y  sus  Estados  toda  Alemania  ;  Provincias 
todas  de  Príncipes  de  enemigos ,  ó  defidentes  ,  ó  émulos, 
ó  finalmente ,  que  no  reconocen  la  Corona  j  y  aquí  es 
Tom.  VI.  H  ne* 


necesario  que  supla  la  presencia ,  y  vigilancia  del  Prín¿ 
cipe  la  defensa  de  este  gobierno. 

Lo  sexto  ,  porque  quando  acaba  uno  de  hacerse 
Rey  ,  ó  Monarca  ,  como  lo  fue  Augusto  ,  es  preciso  que 
asista  en  la  cabeza  ,  ó  silla  del  Imperio ,  porque  es  mas 
donde  debe  recelar  su  ruina  ,  y  para  contener  ,  y  refre- 
nar el  Senado  ,  donde  habia  hombres  tan  grandes  ,  que 
Veían  con  inmenso  dolor  su  Príncipe  hoy  ,  al  que  era  su 
compañero  ayer  ;  y  ocurría  con  su  presencia  donde  mas 
le  amenazaba  el  peligro  ;  y  por  esta  causa  puede  ser 
que  no  dexe  á  Lisboa  el  rebelde  ,  ni  se  atreva  á  acercar-» 
se  á  las  fronteras. 

Lo  séptimo  ,  porque  no  tiene  exemplo  el  de  Augus- 
to ,  como  ponderan  San  Agustín  ,  Orosio  ,  y  otros  ,  á 
diferentes  propósitos ;  pues  fue  particular  providencia  de 
Dios  ,  que  fuese  señor  pacifico  de  todo  el  mundo  ,quan* 
do  nació  el  Señor  del  mundo ,  y  que  se  hallase  en  una 
mano  lo  temporal ,  para  que  mas  fácilmente  se  sujetase 
todo  á  lo  espiritual  ,  y  otras  razones  ,  que  se  pon-* 
deran. 

Lo  octavó ,  porque  todos  los  demás  Príncipes  ,;  ó 
Emperadores  r  que  traen  por  exemplo  con  Tiberio ,  y; 
otros ,  hacen  por  esta  parte  ,  porque  si  no  dexaron  la  Si- 
lla del  Imperio  ,  lo  perdieron  en  ella  >  y  si  alguno  la  con-i 
servó  á  fuerza  de  crueldades,  vivió  siempre  tan  temero- 
so ,  como  temido  ,  y  dexaron  su  poder  ,  y  su  dignidad 
aborrecidos  ,  y  con  el  á  sus  herederos  >  con  que  fueron 
temidos  primero ,  luego  odiosos  r  después  odiados  ,  y  úl- 
timamente muertos ,  y  despojados  del  Imperio.  Asi  mu- 
rieron Caligula  ,  Claudio  Nerón ,  y  otros  >  pero  los. 
mayores  Emperadores  succesores  suyos  ,  obraron  lo  con-! 
trario ,  y  discurrieron  por  todas  las  Provincias ,  como 
Trajano  ,  Adriano  ,  y  Theodosio  ,  todos  tres  Empera- 
dores valerosos  ,  y  los  primeros  Príncipes  del  mundo  en 

d 


55 

el  crédito  de  valor ,  y  prudencia  >  y  de  los  dos  exemplos 
de  Felipe  II.0  ,  y  Carlos  V.0  tengo  por  mejor  el  último, 
porque  en  su  tiempo  se  estableció  la  Monarquía  ,  y  en  el 
de  su  hijo  comenzó  á  declinar  ¿  á  mas  de  que  el  señor  Rey 
Felipe  II.0  se  acercó  á  Portugal  quando  se  entró  en  aquel 
re  y  no ,  y  á  Granada  quando  se  sosegó  de  los  Moros  5  pe- 
ro formó  dictamen  de  no  salir  de  España ,  ni  pasará 
ílandes. 

De  donde  se  deduce  ,  que  el  di&amen  de  aquel  Prín-^ 
cipe  se  halla  por  su  persona  en  todos  los  negocios  graves 
de  sus  Coronas ,  y  reynos  quando  no  tiene  que  recelar 
en  la  ausencia,  que  hace  de  la  Silla  del  Imperio,  y  lle- 
var consigo  una  Corte  lucida ,  congruente  ,  prudente, 
reformada  ,  y  christiana  ,  y  que  en  todas  partes  vayan 
dando  buenos  exemplos,  y  olor  de  sí,  y  que  en  todo 
consuele  á  sus  vasallos ,  favorezca  á  la  nobleza ,  honre 
los  buenos  ,-  reforme  los  malos ,  y  que  antes  que  un 
reyno  comenzado  á  disgustar  desespere  ,  lo  quiete  ,  so- 
siegue, y  pacifique  ,  y  lo  consuele  con  su  presencia.  Es- 
to lo  tengo  por  bueno  ,  y  necesario  ,  y  lo  hizo  el  señor 
Rey  Católico  ,  el  señor  Emperador  ,  y  quantos  Prínci- 
pes grandes  ha  habido  ,  en  el  mundo ,  y  el  contrario 
dictamen  lo  tengo  por  muy  remiso,  y  dañoso  á  los  Prín- 
cipes ,  y  á  lo  público :  y  este  es  el  primero  que  se  señala 
por  una  de  las  enfermedades  políticas ,  de  que  ha  adole* 
cido  esta  Monarquía* 

Suponiendo  que  no  se  entiende  ,  que  á  cada  guerra 
haya  de  ir  el  Príncipe  ,  ni  arriesgar  su  persona  en  ella, 
ni  en  otra  alguna  ,  sino  que  debe  asistir  cerca  de  ella ,  en 
tres  casos  principalmente.  El  primero ,  quando  el  Rey  de 
España  tiene  dentro  de  España  la  guerra ,  y  el  de  Fran- 
cia dentro  de  Francia  Scc.  5  porque  no  ha  de  reposar  hasta 
yencer  ,  y  echar  la  guerra  fuera ,  y  su  ordinaria  asisten- 

H  2  cia 


5* 

cia  ha  de  ser  cerca  ele  ella  ,  y  atender  también  con  esqJ 

á  lo  demás. 

El  segundo,  siempre  que  se  temen  movimientos  den-J 
tro  de  sus  reynos  ,  ha  de  acudir  á  ellos  por  su  persona, 
con  tiempo  ,  y  brevemente ,  para  aquietarlos  ,  y  facili- 
tarlos ;  si  no  es  que  con  evidencia,  sepa  ,  que  se  han  de, 
quietar  con  enviar  algún  gran  Ministro. 

El  tercero  ,  quando  hay  paz,  y  felicidad  ,  es  con-! 
veniente  visitar  sus  reynos  para  confirmarla,  y  quitar  la 
tristeza  á  los  subditos  ,  y  aún  los  celos  de  que  asiste  mas 
á  una  Nación  ,  que  á  otra  5  y  mas  quando  ellos  son  en-< 
tre  sí  émulos ,  y  celosos ,  que  entonces  es  bien  ,  y,  necerv 
sario  verles  ,  y  consolarles ,  y  visitarles  á  todos  ,  hacién- 
dose como  si  fuera  nacido  en  cada  una  5  y  así  lo  solia  ha- 
cer el  señor  Rey  Católico  :  y  aún  la  señora  Reyna  Do* 
ña  Isabel  mudaba  los  trages  según  las  Naciones  donde 
entraba,  para  mayor  consuelo  suyo,  y  que  supiesen,  que 
en  Castilla  era  Castellana  ,  en  Aragón  Aragonesa ,  y  en 
Cataluña  Catalana  ,  porque  esto  es  ne.cesar.io  ,  y  mucho 
mas  en  Naciones  belicosas  ,  y  que  necesitan  mas  de  ma-\ 
íía,  que  de  fuerza  para  su  conservación. 

El  segundo  di&amen  político  ,  de  que  es  .verosímil 
/que  haya  adolecido  este  cuerpo  ,  es  intentar  ,  que  estas 
Naciones  ,  que  entre  sí  son  tan  diversas,  se  hiciesen  unas 
en  la  forma  de  gobierno  ,  leyes  ,  y  obediencia,  gober-^ 
nándolas  con  una  misma  mano ,  y  manera  ,  y  que  á  este 
intento  resistido  por  las  Naciones  ,  se  resistiese  el  Valido, 
que  lo  deseaba  con  muy  buena  intención,  ofendiéndose 
de  que  ellos  no  se  ajustasen  á  su  modo,  y  sobre  esto  dis^ 
pertarse  diferencias  ;  porque  á  la  verdad  esta  empresa, 
aunque  nacia  de  bonísima  raíz  ,  que  era  hacer  unidad  en 
el  gobierno  ,  y  excluir  su  diversidad,  que, suele  ser  ma-. 
dre  de  las  discordias ;  pero  así  como  era  posible,  sien- 
do. 


57 
'do  Criador  ,  era  imposible  siendo  Gobernador  ,  lo  que 

intentaba  ;  pues  solo  Dios  puede  criar   á  los  rey  nos  con 

unas  inclinaciones  ,  pero  una  vez  criados  con  diversas, 

necesario  es  ,  que  sean  diversas  las  leyes,  y  forma  de  su 

gobierno. 

De  donde  resulta  ,  que  queriendo  á  Aragón  gober- 
narlo con  las  leyes  de  Castilla  ,  ó  á  Castilla  con  las  de 
Aragón  ,  ó  á  Cataluña  con  las^de  Valencia  ,  ó  á  Valen- 
cia con  los  usos ,  y  constituciones  de  Cataluña  ,  ó  á  to- 
dos con  unas  ,  es  lo  mismo  que  trocar  los  bocados  ,  y 
los  frenos  á  los  caballos  ,  ó  reducirlos  á  uno  solo  ,  con 
que  estos  se  empinan  ,  aquellos  corcobean  ,  los  otros  dis-> 
paran  ,  y  todo  se  aventura.  Y  pues  Dios  siendo  criador, 
que  pudo  criar  las  tierras  de  una  misma  manera ,  las 
crió  diferentes ,  y  en  toda  Vizcaya  no  se  hallará  una 
naranja  apenas  ,  ni  en  toda  Valencia  una  castaña  ,  no 
habiendo  en  Valencia  otra  cosa  que  naranjas ,  ni  en  Viz- 
caya que  castañas  5  porque  quiso  necesitar  unas  tierras  á 
otras,  para  hacer  mas  sociable  esta  nuestra  naturaleza,  ó 
para  otros  altos  fines ;  necesario  es  también  ,  que  las  le- 
yes sigan  como  el  vestido  la  forma  del  cuerpo  ,  y  le  dife-< 
renden  en  cada  rey  no  y  nación. 

El  tercer  dictamen  es ,  no  reparar  mucho  por  esto  en 
el  desconsuelo  de  los  reynos  ,  que  es  inconveniente  gran- 
dísimo ,  porque  sobre  seguir  este  diclamen  de  que  hu- 
biese unidad  en  las  naciones  ,  y  otros  intentos,  que  cons- 
piraban á  e'ste  ,  no  se  reparaba  en  la  aflicción  de  las  mis- 
mas naciones  j  y  si  sobre  un  punto  tan  ligero,  para  la  uti- 
lidad de  la  corona  real  como  que  el  que  preside  al  Consejo 
de  Aragón  se  llamase  Presidente,  como  le  llaman  en  Cas^ 
tilla ,  ó  Vice- Canciller ,  como  siempre  se  ha  llamado  en  la 
Corona  de  Aragón .,  hubo  tantos  sentimientos  de  los 
reynos,  embaxadas ,  escritos  ,  y  alegaciones  ,  y  lo  mis- 
mo sobre  ir  el  Rey. nuestro  señor  á  Barcelona  ,  á  ser  ju- 
ra- 


58 

rado  ,  como  lo  Kan  hecho  ios  demás  £eyes  y  Príncipes, 
y  luego  sobre  lo  de  Ripoll  j  después  sobre  otras  juntas, 
que  aunque  ninguna  justifica  la  proterva  ,  y  reveldia  de 
los  perdidos  de  Cataluña  ,  indica  y  advierte  que  es  con- 
veniente en  los  que  somos  Ministros  ,  y  mas  aquellos 
que  lo  son  superiores  y  Validos,  no  malquistar  á  un  Rey 
tan  amable  ,  y  santo  con  sus  reynos  y  vasallos  ,  ni  apar- 
tarselos  de  su  amor,  no  desconsolarlos,  sino  gobernar  en 
Castellano  á  los  Castellanos,  en  Aragonés  á  los  Aragonés 
ses,  en  Catalán  á  los  Catalanes,  en  Portugués  á  los  Por- 
tugueses ,  y  parecer  tai  vez  la  condición  de  los  inferio- 
res 5  que  los  que  hoy  enfadan  mañana  sirven  ,  y  con- 
suelan, como  padre  que  hoy  sirve  á  su  hijo,  y  mañana- 
le  ocupa ,  y  se  sirve  de  el ,  y  es  todo  su  consuelo  y 
alegria. 

£1  quarto ,  hacer  reputación  de  la  superioridad  real, 
en  que  no  se  haga  lo  que  parece  á  los  superiores,  aunque 
no  se  ajuste  á  las  leyes  de  aquellos  reynos  que  se  go- 
biernan ,  empeñando  su  real  nombre  en  lo  que  no  siem- 
pre puede  estar  en  su  real  mano  remediar  ni  vencer  ,  y 
malquistando  un  Príncipe  benignísimo ,   y  piísimo  con 
sus  reynos ,  diciendo  que  en  todo  caso  se  ha  de  hacer  lo 
que  manda  el  Rey,  y  que  el  Rey  no  ha  de  mostrar  fla- 
queza ,  y  otras  frases  de  este  genero;  que  son  santísimas, 
bonísimas,  necesarias  ,  y  ajustadas  á  sus  casos ,  quando  se 
ordena  ,  y  se  regula  lo  ordenado  conforme  á  las  leyes; 
pero  si  quando  aquello  que  se  manda ,  es  cuesta  arriba 
de  las  leyes  de  los  reynos ,  y  no  es  sumamente  necesario 
á  la  Corona  ,  excluyéndoles  de  sus  usos ,  y  costumbres  á 
las  Provincias ,  ó  querie'ndoles  reducir  á  ágenos  estilos, 
ó  en  otras  materias  muy  sensibles ,  que  en  fin  es  mejor, 
ó  no  intentarlo  ,  ó  intentado  ,  en  viendo  que  se  gasta  la 
paz,  suspenderlo,  ó  directamente  desviarlo,  que  no  ti- 
rar con  la  resolución ,  y  con  las  riendas  hasta  que  se 

rom- 


rompan  estas  ,  y  quede  sin  rienda  ,  ni  freno  el  ca- 
ballo. 

Elquintoargumento  ha  aumentado  la  declinación  con 
no  haber  tenido  ocupados  tan  grandes,  y  belicosos  reynos 
como  los  de  España,  cargando  todo  el  peso  sobre  Castilla: 
porque  no  hay  duda  que  con  criar  tercios  en  Aragón  de 
Aragoneses ,  en  Cataluña  de  Catalanes  ,  en  Valencia  de 
Valencianos ,  y  en  Portugal  de  Portugueses ,  goberna- 
dos per  los  de  su  misma  nación  (  ó  haciendo  esquadras 
de  galeras)  honrándolos  ,  aprovechándolos,  ayudándolos, 
y  favoreciéndolos  después  de  proveídos ,  y  enviando 
unos  á  Italia  ,  otros  á  Fiandes  ,  otros  á  las  conquistas  de 
Portugal ,  con  atención  á  lo  que  mas  se  inclinaban  ,  se 
descansaba  á  Castilla,  se  ocupaban  estos  reynos  ,  y  lo 
que  era  mas  ,  se  sangraban  para  que  no  abundasen  en 
yandos  ,  y  vandoleros,  que  no  solo  perturban  la  paz  co- 
mún ,  sino  que  crian  mala  sangre  para  corromperse  en 
llegando  alguna  ocasión  contra  la  Corona  ,  y  este  punto 
gobernado  con  la  prudencia  ,  y  sagacidad  que  se  sabría, 
era  útilísimo  al  Rey,  de  reputación  grande  á  los  reynos, 
y  de  sumo  descanso  para  Castilla. 

El  sexto  dictamen,  que  ha  excluido  al  antecedente,  es 
haber  tenido  alguna  desconfianza  de  estas  naciones  ,  y 
no  haber  usado  de  ellas  por  esta  causa  ,  porque  es  re- 
gla de  Estado  ,  que  del  que  no  puedo  dexar  de  confiar, 
no  tengo  de  desconfiar  5  esto  es ,  que  al  que  yo  no  puedo 
asegurar  con  la  fuerza,  he  de  asegurar  con  la  confianza,  y 
contener  con  el  amor  al  que  no  puedo  con  el  recelo. 

Tanto  mas,  quanto  no  puede  negarse  que  la  fidelidad  de 
los  reynos  á  sus  Reyes  en  España  ,  ha  sido  sobre  otra  en 
el  mundo ,  guardándoles  á  cada  uno  lo  que  les  toca  ,  y 
así  los  Reyes  de  Aragón  se  valieron  de  los  vasallos  de  es- 
te fidelísimo  reyno  ,  y  de  el  de  Valencia  y  Cataluña  ,  yj 
con  ellos  hicieron  sus  conquistas ,  y  siempre  se  mantu- 

vie- 


6o 

vieron  con  grandísimo  amor  á  sus  Reyes  y  Señores ,  y 
no  eran  mas  amables  los  Reyes  antiguos  ,  que  lo  son  los 
presentes ,  quando  los  vemos ,  y  experimentamos  tan  es- 
clarecidos en  sangre  ,  en  piedad  ,  y  en  costumbres  exce-* 
lentes:  añadie'ndose  á  esto  ,  que  bien  se  ve  quán  poco  im- 
porta la  desconfianza,  antes  bien  quanto  daña  ,  pues  sin 
ella  se  conservó  Cataluña  en  la  Corona  de  Aragón  600 
años,  y  con  ella  enviándole  alojamientos,  y  compañías, 
ha  durado  tan  pocos  en  Castilla. 

El  séptimo  ha  sido  no  hacerse  mucho  caso  por  el  Mí» 
nistro  superior  de  los  pareceres  de  los  Consejeros  Provin- 
ciales ,  los  quales  como  varones  experimentados  recono- 
cían la  calidad  ,  y  condición  de  aquellas  naciones  ,  ante- 
Veían  todo  lo  que  ha. sucedido,  y  entre  el  temor  de  de- 
sagradar al  Valido  ,  y  el  amor  y  deseo  de  servir  á  su 
Rey  ,  todavia  muchos  se  arrojaban  á  decir  su  parecer, 
y  otros  eran  mal  vistos  y  desconsolados ,  con  que  unos  lo 
callaban  ,  y  otros  lo  gemían  ,  otros  por  agradar  alenta- 
ban lo  contrario;  de  donde  resultó  irse  empeñando  en  las 
resoluciones  ,  y  de  allí  en  amenazar  á  las  naciones ,  y  en 
ellas  el  temor ,  y  la  desesperación  ,  que  ha  prorrumpido 
en  abiertas  sediciones  y  traiciones. 

Siendo  certísimo  ,  que  si  el  Ministro  superior  ,  que 
gobernaba  estas  resoluciones  propusiera  sin  aféelo,  oyera 
con  sosiego  ,  aconsejara  sin  pasión  ,  pudiera  la  experien- 
cia agena  ,  y  su  zelo,  que  era  santísimo,  enderezar  las  co- 
sas al  mayor  servicio  del  Rey  ,  quietud  y  sosiego  de  los 
rey  nos. 

El  odavo ;  también  ha  ayudado  á  estas  enfermedades, 
el  poco  aprecio  de  los  Ministros  experimentados ,  trocán- 
dolos de  unas  profesiones  en  otras;  siendo  máxima  po- 
lítica ,  que  para  que  el  hombre  sea  grande  en  una  cosa, 
ha  de  seguir  la  ocupación  conforme  su  inclinación  ,  por- 
que solo  Dios  puede  dar  con  los  puestos  ia  suficiencia; 

pe- 


pero  los  hombres  primero  han  de  averiguar  la  suficiencia, 
cjue  fiar  á  otros  los  puestos. 

El  noveno:  de  estas  elecciones  sin  elección  ,  mirando 
mas  á  la  conveniencia  de  ios  proveídos  ,  que  á  la  utilidad 
de  las  provisiones,  nace  grandísimo  daño  públicos  porque 
una  Monarquía  por  grande  que  sea  ,  constara  de  veinte 
puestos ,  que  son  sobre  los  que  carga  todo  ,  pues  seis 
Presidentes  ,  ocho  Virreyes ,  un  Valido  ,  quatro  Conse- 
jeros de  Estado ,  y  quatro  Capitanes  generales ,  gobier- 
nan todo  el  Estado  de  paz  y  guerra  ,  y  así  estos  prime* 
ros  puestos  habian  de  proveerse  en  Angeles ,  si  pudie- 
sen hallarse  ,  sabios ,  reíros ,  honestos  ,  sufridos ,  sagaces. 
zelosos,  prudentes  ,  finos ,  y  extremados  en  el  amor  ,  y 
servicio  del  Rey  5  y  si  en  una  Monarquía  hay  pocos  de 
estos,  (que  no  habrá  sino  muchos)  procurar  de  irlos  for- 
mando, y  enseñando  con  buenos  dictámenes,  advertencias, 
ordenes ,  y  decretos  del  Rey  ,  y  otros  medios  con  que  se 
hacen  los  hombres  5  porque  aunque  sucede  que  se  hacen 
sabios  en  los  puestos,  sirvie'ndolos  algunos  años,  y  á  fuer- 
za de  tiempo  y  experiencia,  y  á  costa  de  lo  público; 
es  forzoso  que  aprendan  errando ,  como  los  Médicos, 
que  se  hacen  grandes  ,  matando  5  y  si  para  la  salud  del 
cuerpo ,  que  no  salvamos  por  un  hombre  ,  busca  Me- 
dico experimentado  :  para  la  de  los  reynos  ,  que  salva  á 
tantos ,  justo  será  que  no  entre  un  Practicante  á  curar ,  y 
y  aún  tal  vez  sin  haberlo  jamas  practicado :  suponien- 
do ,  que  esta  no  es  materia  en  que  se  puede  indivi- 
duar sin  señalar  las  elecciones  que  hubieren  sido  de  este 
genero. 

El  décimo  :  el  dictamen  de  que  no  se  ha  de  dexar 
el  exercicio  de  las  felicidades  en  el  tiempo  de  las  des- 
dichas ,  y  las  delicias  de  la  paz  en  el  de  la  guerra  ,  ha 
ayudado  mucho  á  nuestras  dolencias ,  porque  es  contra 
el  texto  expreso  del  Espíritu  Santo  :  Qmnia  tempus  babent, 
.    fom.  VI^  I  £ues 


62 

pues  la  música  en  el  llanto ,  es  importuna  narración.  Llo- 
rar en  los  exe'rcitos  ,  y  vaylar  en  la  Corte  ,  es  opuesto  al 
buen  gobierno. 

Dios  no  se  aplaca  porque  no  se  penitencian :  los  rey  nos 
que  lo  miran  se  afligen ,  porque  juzgan  que  esto  no  es  amor; 
los  que  padecen  se  desesperan,  porque  imaginan  que  se  ale- 
gran de  sus  desdichas  :  los  enemigos  se  alegran  ,  y  obran 
insolentes  como  contra  divertidos  5  pasanse  los  vicios  de 
la  mesma  paz  á  la  guerra  :  primero- vencen  ellos  á  nues- 
tros exe'rcitos,  y  luego  los  enemigos. 

El  señor  Rey  Enrique  III.0  no  mudó  de  color  negro 
desde  que  perdió  la  batalla  de  Aljubarrota  5  y  ya  que 
no  pudo  resucitar  con  eso  los  muertos  en  aquella  batalla, 
dio  mas  vida  á  los  que  quedaban  para  que  la  perdiesen, 
por  quien  así  sentia  su  muerte. 

El  decir  que  es  grandeza  la  igualdad  de  ánimo ,  si  es 
lo  bueno,  es  cierto  ,  pero  á  desiguales  sucesos  en  lo  pú- 
blico, no  debe  haber  igual  exercicio  de  diversión.  Quando 
hemos  de  llorar  las  desdichas  ,  repicar  en  expe&áculos  y; 
gustos,  no  es  igualdad  de  ánimo  ,  sino  de  deleite  y  rela- 
xacion  ,  y  e'sta  daña  mucho  á  lo  público.  La  igualdad  ha 
de  ser  en  lo  interior  ,  y  en  el  semblante  >  pero  no  en  el 
exercicio  de  las  acciones  y  gobierno  ,  sino  que  se  ha  de 
tratar  principalmente  de  lo  que  importa  ,  y  de  las  armas, 
de  la  pólvora  ,  y  valas ,  y  arrimar  los  fuegos  en  la  paz, 
y  menear  las  manos  en  la  guerra,  y  las  músicas  que  sean 
de  trompas  y  cajas ,  hasta  echar  los  enemigos  de  Espa- 
ña ,  y  sujetarla  toda  :  y  los  cortesanos  que  otro  dicta- 
men tienen,  y  á  un  Príncipe  tan  humano  y  santo ,  y  tan 
amante  de  sus  vasallos  le  aconsejan  ,  de  creer  es  T|ue 
procederán  de  buena  intención ,  pero  no  conforme  á  este 
dí&ámen. 

El  usar  de  las  naciones  á  cada  una  en  su  exercicio ,  y 
según  su  inclinación,  y  profesión  Geográfica,  era  impor- 
tan- 


tantísimo.  Gran  trabajo  es  en  lo  político  ser  desvalido  del 
Valido  j  pero  mayor  lo  vendrá  á  ser  el  Valido  del  Rey- 
desvalido  de  buenos  consejos. 

Por  tres  causas  no  se  debe  soltar  la  pluma  ,  sino  tem- 
plarla; la  primera  por  su  fe':  aquí  entra  la  Religión  ,  y  la 
dignidad  Episcopal  Eclesiástica  :  la  segunda  por  su  Rey, 
y  su  lealtad  ;  y  la  tercera  por  las  buenas  costumbres ,  y 
servicios  de  Dios.  Quando  en  alguna  manera  está  obli- 
gado á  ello  el  que  escribe ,  en  todos  los  demás  casos  es  me- 
jor padecer  apologías  ,  que  escribirlas. 

Mas  suave  suele  ser  sufrir  las  injurias  que  impugnar- 
las en  quien  tuviere  gusto  de  padecer  por  Dios  ;  pero 
tal  vez  es  mas  necesario,  y  obligatorio  impugnarlas,  que 
sufrirlas. 

Como  siente  el  buen  Medico  que  ama  al  enfermo, 
que  otro  le  yerre  la  curación  ,  siente  el  buen  Ministro, 
que  por  malos  di&amenes  de  gobierno  se  pierda  la  causa 
pública. 

En  el  gobierno,  imposible  es  resolver  sin  inconvenien- 
te. Toda  la  habilidad  consiste  en  escoger  los  Minis- 
tros, pues  de  aquí  resulta  la  felicidad  de  los  rey  nos.  Y 
aquí  dexo  la  pluma  por  no  manchar  con  lo  que  pudie- 
ra producir  ,  la  santa  intención  con  que  la  llegue  á 
mover. 

NOTA      DEL     EDITOR. 

jfVsí  como  á  todos  es  publica  la  literatura,  justificación, 
y  virtud  del  Ilustrísimo  y  Venerable  señor  Don  Juan  de 
Palafox  y  Mendoza  >  no  lo  es  menos  el  odio  que  le 
profesaron  los  PP.  de  la  extinguida  Compañía  de  Jesús: 
odio  tan  irreconciliable  y  tenaz,  que  pasó  de  los  te'rminos 
de  la  vida,  y  se  ensangrentó  en  su  buena  memoria,  des- 

1 3,  ¡mes 


&4 

pues  de  su  muerte.  Su  literatura  no  pudieron  obscurecer- 
la ,  porque  con  sus  sabios  escritos  llegó  á  perpetuarla:  Es- 
critos tan  insignes  ,  que  ilustró  y  sirvió  con  ellos  á  la  Iglesia 
Católica  '■>  con  cuyos  grandiosos  epítetos  los  celebró  nues- 
tro gran  Rey  y  señor  Don  Carlos  III.0  (que  Dios  guarde) 
en  sú  real  carta  al  Papa  Clemente  XIV.0  solicitando  su 
beatificación  ,  como  se  verá  después  :  Su  justificación  y  vi- 
da inocente  quisieron  llenar  de  manchas  los  mismos  Padres; 
pero  sin  efe&o  ,  por  mas  que  se  valieron  para  conseguir- 
lo de  todas  las  impiedades  que  pudo  producir  la  malicia, 
el  horror  y  la,  iniquidad.  Sin  exponer  otras  pruebas  rele- 
vantes ,  que  justifican  el  candor  y  pureza  del  Ilustrí- 
simo  señor  Paiafox,  y  el  tesón  de  los  Jesuitas  en  ha*, 
cer   creer    lo  contrario  ,  producimos  solas  estas  palabras 

que  se  hallan  en  la  misma  real  carta  á  su  Santidad 

Me  obligan  á  exponer  á  V.  Sd.  quanvo  agradecimiento  ,¡  y  con- 
solación me  causará  que  en  el  tiempo  feliz,  del  Pontificado  de 
V.  Sd.  ,  y  en  mi  reynado  ,  se  pudiese  ver  sobre  los  altares^ 
uno  de  los  exemplares  siervos  de  Dios  ,  que  con  sus  heroycas 
virtudes.  &c. 

Es  constante  que  este  juicio  del  Rey  nuestro  señor 
estaría  fundado  sobre  unos  cimientos  tan  sólidos ,  singu- 
lares ,  y  auténticos  ,  como  lo  pedia  la  grandeza  de  la  pre- 
tensión j  y  lo  es  también  ,  que  e'i  solo  rebate  ,  y  destruye 
las  intrigas  maliciosas  de  que  usaron  ,  y  los  escritos  es- 
candalosos que  produxeron  los  mismos  PP.  para  comba-, 
tir  ó  desterrar  del  orbe  christiano  el  olor  de  santidad  que 
todos  perciben  solo  por  las  obras  ,  y  sin  toda  la  no- 
ticia necesaria  de  las  heroycas  virtudes,  de  este  siervo  de 
Dios. 

£1  es  autor  del  escrito  anterior,  que  parece  le  escri- 
bió siendo  Obispo  deOsma.La  piedad  de  sus  discursos  :1a 
rectitud  desús  palabras;  lo  verdadero  de  sus  cláusulas:  su 
locución  clara  >  sencilla  ,  y  siembre  grave ;  la  pureza  de 

sus 


sus  pensamientos :  y  últimamente  el  amor  á  sus  Reyes, 
y  á  su  patria  ,  le  hacen  no  solo  digno  de  la  prensa  ,  sino 
de  la  pública  estimación. 

El  papel  que  sigue,  escrito  por  los  Jesuitas ,  fue  uno 
de  los  recursos  que  les  di&ó  su  venganza  ,  para  sorpre- 
hender  los   ánimos  de  los  poco  instruidos  ,  y  de  los  que 
tenian  por  verdades  casi  infalibles  quanto  decian  ó  es- 
cribían.  Y  supuesto  que  en  este  papel  quisieron  hacer, 
creer  que  el  señor  Rey  D.  Felipe  IV.0  corrigió  con  una 
carta  la  conduela  del  Ilustrísimo  señor  Palafox ;  y   que 
los  señores  Reyes  Don  Carlos  II.0 ,  y  Don  Felipe  V.°  en 
vista  de  lo  que  les  expusieron  los  Jesuitas  ,  que  había  es- 
crito contra  ellos  su  Ilustrísima,  mandaron  á  sus  respecti- 
vos Embaxadores  en  la  Corte  de  Roma,  que  suspendiesen 
las  diligencias  que  estaban  practicando  para  su  beati- 
ficación ,  seguirán  á  este  papel  de  los  Jesuitas ,  documen- 
tos reales  que  acreditan  ,  que  quanto  en  el  exponen  ca- 
rece de  verdad  5  pero  que  fue  creído  ,  y  divulgado  por 
sus  parciales  ,  con  sentimiento   universal  de  los  bien, 
intencionados. 


IX, 


66 

EXTRACTO 

De  algunas  de  las  proposiciones ,  que  con  sumo  deshc- 
ñor  de  los  Jesuítas  ,  corren  en  algunas  de  las 
obras  del  Ilustrísimo  Señor  Don  Juan 
de  Palafox, 

JuJ  stas  obras  son  :  Primera :  Un  memorial  al  Rey  nues- 
tro señor  ,  impreso  año  de  1652  ,  que  empieza  :  Una 
continua  fatiga  es\  y  acaba  ,  y  santo  zelo  de  V.  M.  Segun- 
da :  Una  carta  escrita  al  Padre  Andrés  de  Rada  ,  de  la 
Compañía  de  Jesús  ,  en  4  de  Mayo  de  1 649  ,  que  em- 
pieza :  La  carta  de  V.  P.  de  14  de  Abril  &c.  y  acaba, 
satisfacerle  como  lo  hago  en  éste.  Tercera  :  Una  carta 
al  Padre  Horacio  Caroche  ,  que  se  dice  manustrica 
año  de  1647  >  y  es  impresa  año  171 3  ,  y  empieza: 
Seis  años  bá  :  y  acaba ,  los  de  cbristiano,  Quarta  :  Una 
carta  manuscrita  á  S.  Sd.  su  fecha  8  de  Enero  de  1649 , 
y  está  impresa  (  no  obstante  que  en  el  Decreto  de  Roma 
de  9  de  Diciembre  de  la  Sagrada  Congregación  ,  sobre 
las  obras  del  señor  Palafox  ,  se  dice  solo  manuscrita  )  y 
empieza  :  Beatissime  Pater  ,  sacris  tuce  sanóihatis  pedibus 
humiliter  provolutus  :  y  acaba  ,  tuamque  sanBitatem  prote- 
gat ,  &  gubernet.  En  dichas  obras  ,  en  especial  en  la  car- 
ta dicha  á  Inocencio  X.° ,  que  se  halla  impresa  en  la 
prá&ica  Moral ,  y  Tubas  ,  que  los  Hereges  han  espar- 
cido contra  la  Compañía,  condenadas  por  todos  los  Tri- 
bunales ,  se  hallan  las  proposiciones  siguientes  ,  suma- 
mente denigrativas  de  la  Compañía. 

Al  número  79  se  dice  :  Que  los  Jesuítas  se  hacen  exen- 
tos de  la  jurisdicción  Pontificia  ,  y  potestad  real ,  y  superiores 

A 


67' 

Á  toda  espiritual^  y  temporal  jurisdicción.  En  el  número  1 04 
dice  :  Que  los  Jesuitas  acaban  ,  y  hacen  gemir  á  la  Iglesia  con 
la  fuerza  de  su  grandeza  ,  y  la  autoridad  que  tienen.  En  el 
número  106:  Que  la  envidia  y  emulación  de  esta  Religión^ 
se  emplea  en  obscurecer ,  y  oprimir  á  las  demás.  En  el  núme- 
ro 107  :  l  Qué  otra  Religión  ha  sido  de  tantos  perjuicios  á  la 
Iglesia  Universal ,  y  ha  llenado  de  tantos  ruidos  á  todas  las 
Provincias  Christianas  ?  Pero  no  hay  otra  causa  (  si  V.  San- 
tidad me  permite  dar  la  razón)  que  la  de  que  es  igualmente 
cargosa  á  si  misma  ,  y  de  poco  lustre  á  los  ojos  de  los  demasy 
porque  ella  ,  ni  es  enteramente  Eclesiástica  Secular  ,  ni  Ecle- 
siástica Regular.  En  el  número  102  pondera  :  ¿Qué  prove- 
cho pueden  causar  los  Jesuítas  á  las  naciones  infieles ,  y  a  la 
Religión  Christiana  ,  si  por  la  mayor  parte  no  las  instruyen 
según  las  reglas  sagradas  de  su  santa  ley  ?  En  el  número  133 
se  arroja  á  decir  :  Que  toda  la  Iglesia  de  la  China  gime  y 
llora  públicamente  porque  en  materias  de  Religión  no  han  te^ 
nido  mas  enseñanza  ,  que  el  engaño  de  los  Jesuitas. 

Estas  solas  y  pocas  proposiciones  ,  hicieron  tanta  im-; 
presión  en  el  católico  ánimo  del  señor  Carlos  II.0  repre^ 
sentadas  por  el  R*  P.  Tirso  González  ,  General  de  la 
Compañía  ,  que  bastaron  para  que  S.  M.  mandase  á  su 
Embaxador  en  Roma  el  Conde  de  Altamira  desistiese  de 
los  oficios,  que  de  su  orden  hacia  en  Roma  á  favor  de  la 
causa  del  señor  Palafox  5  y  por  semejante  representación 
nuestro  Católico  Rey  Don  Felipe  V.°  no  quiso  insistir 
por  su  Ministro  en  Roma  en  ia  prosecución  de  dicha 
causa  :  ¿  pues  que'  hicieran  tan  piadosos  Monarcas,  si  se 
les  hubiese  representado  con  individualidad  otras  mu-^ 
chas  agrias  proposiciones  ,  que  se  encuentran  en  dichos 
escritos ,  en  especial  en  la  citada  carta  ?  Son  las  que  se 
siguen. 

Al  número  47  dice:  Que  los  Jesuitas  eran  Religiosos 
no  muy  Religiosos.  De  ellos  había  dicho  al  número   17 

Qti? 


¿8 

Que  mas  quiso  la  Compañía  de  las  Serpientes  y  Escorpiones^ 
que  la  de  los  Jesuítas.  Y  al  número  3  5  dice  :  Que  estos  Re- 
ligiosos son  muy  do5íos.  Ai  número  128:  Que  las  cosas  del 
instituto  de  la  Compañía  por  singulares  son  sospechosísimas* 
Al  número  92  dice:  Que  esta  Religión  -¡por  otro  lado  santi-. 
sima  t  sino  se  reforma  no  tanto  será  inútil ,  quanto  nociva 
cada  diamas  al  régimen  de  las  almas.  Al  número  101  dice: 
Que  esta  Religión  ba  llegado  á  lo  sumo  5  pero  que  su  mismo 
poder  la  agovia ,  su  grandeza  la  maltrata  ,  y  que  siendo  má- 
xima en  su  estimación ,  será  la  menor  de  todas  si  no  se  refor- 
ma.  Al  número  102  :  Confieso  con  mucho  gusto  que  la  Com- 
patiia  de  Jesús  con  sus  méritos  ,  escritos  ,  voz. ,  y  exemplo  ha 
ilustrado  la  Iglesia  de  Dios  ,  y  la  ha  aprovechado  muchísimo* 
pero  estoy  obligado  á  decir ,  que  con  otras  imperfecciones  gra- 
vísimas daña  á  la  Iglesia  de  Dios ,  y  que  cada  dia  se  debt 
temer  la  cause  mayor  perjuicio  ,  y  que  con  el  tiempo  sea  mas 
dañosa.  Al  número  104:  ¿Qué  importa  que  trabaje  por  la 
gloria  de  Dios  ,  si  con  su  grandeza  ,  y  con  la  autoridad  que  se 
abrroga ,  es  de  tanta  carga  á  la  Iglesia  ,  que  la  hace  gemir  ? 
¿  Qué  importa  que  ayude  á  los  Obispos ,  si  los  deprime  y  mal- 
trata ,  si  no  hacen  lo  que  ellos  quieren  ?  ¿Qué  importa  que  en- 
señe á  los  pueblos,  si  con  sediciones  los  perturba*.  ¿  Qué  impor- 
ta que  enseñe  eruditamente  á  los  hijos  ,  si  se  los  quita  á  los 
Padres ,  los  recibe ,  y  por  levísimas  causas  los  expele  ?  Al  nu- 
mero 106  ¿Qué  importa  qus  florezca  entre  las  Religiones  ,  si 
con  sus  plumas  r  con  su  poder  y y  envidia  las  deprime  y  obs- 
curecel  ¿Qué  importa  que  con  tantos  escritos  ilustre  la  Igle- 
sia y  si  con  tantas  opiniones  la  maltrata,  pues  en  vez  de  aclarar y 
obscurece  la  verdad  ,  o  la  dexa  dudosa*. 

Nótese  en  todo  lo  dicho  las  manifiestas  contradicio- 
nes ,  pues  trabajar  mucho  ,  instruir  bien  ,  y  doctrinar  á 
los  hijos  ,  y  á  ios  pueblos  ,  florecer  entre  todas  las  Re- 
ligiones ,  ilustrar  la  Iglesia  con  sus  escritos ,  y  ser  los 
Religiosos  de  la  Compañía  muy  dpdos ,  se  opone  con 

ses; 


69 

ser  tales ,  que  oprimen  la  Iglesia  ,  obscurecen  las  verda- 
des ,  perturban  los  pueblos  ,  deprimen  las  Religiones  ,  y 
confunden  las  verdades  con  sus  escritos. 

Al  número  107  dice :  Que  esta  Religión  desprecia  a  to- 
do el  Clero  Secular  y  Regular  ,  y  se  hace  superior  á  todos  los 
Ordenes  Eclesiásticos,  En  los  números  109  y  110  dice, 
que  siendo  patentes  ios  institutos ,  y  constituciones  de 
las  demás  Religiones ,  los  de  la  Compañía  son  tan  ocul- 
tos, que  aún  muchos  Profesos  de  ella  no  los  saben  5  y  por 
tanto  dice  al  número  108  :  Que  es  evidentísimo  que  se  de- 
ben tener  por  sospechosos.  Lo  mismo  repite  al  número  128, 
en  donde  á  las  particularidades  que  tiene  el  instituto  de  la. 
Compañía  ,  distintas  de  las  de  los  demás  de  otras  santas 
Religiones ,  (no  obstante  que  están  aprobadas  todas  con 
tanta  individualidad  ,  y  tantas  veces  por  la  silla  Apostó- 
lica) las  llama  sospechosísimas.  Quanta  verdad  conten- 
gan estas  expresiones ,  no  hay  mejor  testigo,  que  el  mis- 
mo Prelado  ,  que  aunque  dice  que  están  tan  ocultas  las 
constituciones  de  la  Compañía  ,  que  aún  sus  mismos 
Profesos  no  todos  las  saben ;  con  todo,  S.  I.  en  sus  es- 
critos en  especial  en  el  Memorial ,  y  Carta  al  Padre 
Caroche  citados ,  á  cada  paso  recita  lugares  enteros  de 
las  constituciones  quando  le  conviene  para  herir  mejor  á 
los  Jesuítas. 

No  se  contenta  con  los  oprobios  dichos ,  y  así  pro- 
sigue en  los  números  1 12  y  113  diciendo :  Que  ks  jesuí- 
tas son  los  que  mas  impugnan ,  y  menos  reverencian  á  los 
Santos  Padres  :  que  en  los  pulpitos  quando  predican  no  se 
les  oye  nombrar  á  san  Agustín  ,  san  Ambrosio  ,  san  Gregorio^ 
ni  otros  Santos  Padres,  En  el  número  105  :  Que  no  ha  ha*, 
bido  Religión  que  mas  haya  relajado  las  santas  ,  y  antiguas 
costumbres  de  la  Iglesia ,  después  que  cayó  de  su  fervor.  Y. 
para  poner  alguna  limitación  á  un  dicho  tan  atroz  dice, 
que  esto  se  entiende  que  ha  sido  con  los  escritos ,  y 
Tom.  VI*  K  con 


7° 

con  el  cxemplo  de  algunos  Jesuítas ,  que  con  su  doctri- 
na han  invertido  todo  el  orden  de  vivir  christiano.  Ai 
número  io5  dice:  Que  crian  á  sus  discípulos  ,  y  los  instru- 
yen a  huir  de  todo  lo  que  es  espíritu  ,  y  á  inclinarse  á  las  de« 
Vicias  de  la  carne  :  y  que  con  esta  suave  ,  y  blanda  vida ,  aun- 
que honesta  y  santa  (lo  que  no  niego,  dice  al  número  1 18) 
quieren  que  su  Religión  sea  la  mas  perfetta,  no  obstante  que 
usan  de  poco  rigor  y  penitencia....  Esta  do&rina  á  mi  juicio 
es  muy  dañosa  á  la  República  Christiana>  y  así  vivan  co-, 
mo  quieran ,  y  enseñen  como  deben. 

Ai  número  137  dice:  ¿Qué  Religión  se  ha  apartado  tan 
to  de  hs  verdaderos  rudimentos  de  la  católica  fé  en  la  ins- 
trucción de  la  nación  de  los  Chinos  ,  donde  en  lugar  de  atraer 
los  Maestros  á  los  Neophitos  á  la  verdadera  fé ,  y  culto  de 
Dios  y  los  Neophitos  han  hecho  idolatrar  a  los  Maestros  ?  Al 
número  139  pondera  quán  mal  catequizan  á  los  Chinos, 
ocultándoles  á  Christo  Crucificado  ,  y  dispensándoles  en 
los  preceptos  de  la  Iglesia.  En  la  carta  al  Padre  Rada 
dice :  Que  los  Jesuítas  son  desobedientes  ,  y  contumaces  al 
Breve  de  Inocencio  X.  ítem  :  Que  se  obstinan  ,  y  abandonan: 
sus  conciencias.  Semejantes  proposiciones ,  y  otras  terribles 
in  vedi  vas  ,  vierte  S.  I.  en  el  Memorial ,  que  escribió  al 
señor  Felipe  IV.0 

Este  gran  Rey  conoció  bien  el  destemplado  estilo,  y  arA 
resto  en  escribir  de  este  Prelado  ,  pues  habiéndole  sacado 
de  las  Indias  por  sus  ardientes  operaciones  ,  y  sosegadole 
con  el  Obispado  de  Osma  ,  aún  aquí  se  atrevió  á  impri- 
mir, y  publicar  un  Memorial  contra  una  disposición  de 
gobierno,  lo  que  desagradó  tanto  á  S.  M.  que  obligado 
de  lo  intempestivo ,  y  empeñado  del  Memorial ,  siendo 
un  Monarca  tan  benigno,  le  escribió  agriamente  para  que 
se  contuviese  en  lo  succesivo. 

Sobre  todo  esto  formaron  los  Jesuítas  sus  Apologías, 
y  con  ellas  han  hecho  ver  que  quanto  escribió  este  buen 

Pre- 


71 

Prelado  contra  ellos ;  fue  impostura  nacida  de  la  mala 

voluntad  que  les  profesaba  j  y  creen  que  aún  sus  mayo- 
res enemigos  vendrán  en  conocimiento  por  esta  pequeña 
relación  de  que  aunque  son  tan  injuriosas  para  la  Com- 
pañía las  proposiciones  que  quedan  notadas  ,  las  di&ó  el 
odio,  las  admitió  la  mala  fe,  y  las  publicó  el  engaño ;  sir- 
viendo de  consuelo  á  esta  Religión  sus  esclarecidas  obras, 
de  las  que  resultó  tanta  gloria  á  la  Iglesia  ,  y  por  la  que 
ha  merecido  los  mayores  elogios  de  los  sumos  Pontífi- 
ces desde  su  fundación  hasta  Benedi&o  XIV.0  inclu- 
sive:  Vale. 

NOTA    DEL    EDITOR. 

-üstas  son  las  proposiciones ,  que  con  tanto  ardor  nota^ 
ron  los  Padres  Jesuítas  en  las  obras  del  Venerable  Pala- 
fox  ,  teniéndolas  por  denigrativas  á  su  instituto,  honor, 
y  ministerios  >  pero  ademas  de  que  están  faltas  de  justifi- 
cación ,  pues  los  escritos  donde  suponen  que  se  hallan, 
no  es  fácil  encontrarlos  ,  ó  tal  vez  serian  supuestos  :  el 
tiempo  ,  gran  descubridor  de  todas  las  cosas  ,  ha  mani- 
festado la  verdad  de  las  mismas  proposiciones.  Lo  cierto 
es  ,  que  e'stas  ,  y  otras  quejas  de  ios  Jesuítas  fueron  des- 
preciadas por  los  Revisores  señalados  por  el  Cardenal 
Ponente  ,  en  lá  causa  de  la  Beatificación  del  señor  Pala- 
fox  ,  como  consta  por  el  Decreto  de  g  de  Diciembre  del 
año  pasado  de  1760  de  la  sagrada  Congregación  de  Ro- 
ma :  lo  que  acredita  ,  ó  que  fueron  infundadas ,  ó  que 
no  se  las  halló  otro  origen  ,  que  la  aversión  ,  y  el 
engaño. 

Y  por  lo  que  hace  á  lo  que  apuntamos  en  la  nota 
crítica  ,  y  refieren  los  Jesuítas  en  su  escrito  anterior  so- 1 
hre  la  carta  que  suponen  escribió  el  señor  Rey  Don  Fe- 

K2  lí- 


72  , 

Upe  IV.0  al  Venerable  Palafox  ,  reprehendiendo  sil  con«í 
dufta  agriamente  para  que  se  contuviese  en  lo  succeswo :  nos 
parece  que  justifica  todo  lo  contrario  ,  y  el  alto  concepto 
que  aquel  grande  Rey  tenia  formado  de  S.  I.  la  real  ór-j 
den  siguiente. 

ORDEN  DE  S.  M. 

Aprobando  la  condu&a  del  llustrísimo  Señor  Don 
Juan  de  Palafox  ,  durante  el  Virreinato  de  Nueva 
España  ,  en  que  manda  se  le  abonen  dos  mil  duca- 
dos de  renta,  en  atención  d  los  empeños 
que  había  contrahido. 


EL    REY. 

V-/onde  de  Santiago  de  Calimaya,  Pariente  ,  mi  Gober- 
nador ,  y  Capitán  General  de  la  Provincia  de  Guatema- 
la ,  y  Presidente  de  mi  Audiencia  de  ella  ,  ó  á  la  perso- 
na ,  ó  personas  á  cuyo  cargo  fuere  su  gobierno  :  Don 
Juan  de  Palafox  y  Mendoza  ,  Obispo  de  la  Iglesia  Ca^ 
tedral  de  la  Ciudad  de  la  Puebla  de  los  Angeles ,  de  la; 
Provincia  de  Tlascala  en  la  Nueva  España  ,  de  mi  Con*, 
sejo  de  Aragón  ,  á  quien  he  presentado  á  su  Santidad 
para  el  Obispado  de  Osma  en  estos  rey  nos  ,  me  ha  he- 
cho relación  ,  ha  veinte  y  seis  años  que  me  sirve  en  mis. 
Consejos  ,  y  desde  el  de  29  hasta  el  de  49  en  el  de  In-< 
dias  con  plaza  a&ual  de  Consejero  ,  y  tres  años  mas  eri 
el  de  Aragón  ,  con  el  zelo  ,  limpieza  ,  y  amor  á  mi  ser- 
vicio ,  que  es  notorio  ,  y  que  en  las  Indias  sirvió  el  ofi«« 
ció  de  Virrey  de  la  Nueva  España  por  título  mió,  sín> 
sueldo  ,  ni  gages  algunos  ,  y  de  el  ha  dado  residencia,  \ 

Yj 


73 
y  con  estar  ausente  ha  constado  por  ella  haberme  hecho 

particulares  servicios  en  aquella  ocupación  en  las  materias 
de  hacienda,  gobierno,  guerra,  y  justicia  ;  y  que  también 
tomó  las  residencias  á  mis  Virreyes  Marqueses  de  Cer ral- 
bo y  Cadereita,  y  ásus  criados  ,  y  allegados,  y  las  feneció, 
y  remitió  á  mi  Consejo  Real  de  las  Indias,  sin  llevar  suel- 
do, ni  gages  algunos ,  quando  á  qualquier  Juez  de  re- 
sidencia se  señala  4®.  ducados  cada  año   de  salario  ,  y 
se  les  dá  después  ayudas  de  costa,  y  que  ha  servido  sie- 
te años  la  Visita  General  de  todos   los  Tribunales ,  y 
Ministros  de  aquellos  reynos ,  y  otras  comisiones  con  in- 
creíble gasto  ,  y  trabajo  ,  asimismo  sin  salarios  ,  gages, 
ni  ayudas  de  costa,  ni  otro  ge'nero  de  socorro,  quando 
á  los  Visitadores  se  les  dá  6®.  ducados  al  año  ,  y  otras 
ayudas  de  costa ,  y  mercedes.  Y  habiendo  puesto  en  es- 
tado la  Visita  General  entre  tantas  ocupaciones  de  mí 
servicio  ,  que  no  faltaba  un  año  para  poderla  acabar, 
pues  estaba  hecha  la  secreta  de  la  Audiencia ,  y  con- 
cluida la  de  diversos  Tribunales  ,  y  Ministros  j  cuyas 
causas  están  ya  sentenciadas  en  el  dicho  mi  Consejo  de 
las  Indi  as  ,  todo  esto  sin  lo  que  me  habia  servido  en  tres 
años  antes ,  que  entrase  en  el  en  la  plaza  de  Piscal  de 
Guerra  ,  y   Visitador  de  las  fundaciones  reales  de  las 
Descalzas ,  y  de  Capellán  Mayor  de  la  Serenísima  Em- 
peratriz Maria  mi  hermana  (  que  sea  en  Gloria  )  á  quien 
fue  sirviendo  hasta  dexarla  en  Viena  de  Austria.  Y  que 
habiendo  yo  mandado  que  viniese r-á  esta  Corte  desde 
la  Nueva  España   á  materias  graves  de  mi  servicio  lo 
executó ,  y  obedeció  prontamente ,  con  ser  así  que  se 
hallaba  empeñado  quando  salió  de  las  Indias  en  140©.. 
pesos  ,  por  haber  acabado  ,  y  consagrado  el  Templo  de 
la  Catedral  de  su  Iglesia  ,  y  hecho  Seminarios  ,  y  Cole^ 
gios  ,  y  fundado  Cátedras  en  ellos  ,  que  yo  he  confirma-, 
do ,  y;  edificando  ,  y  comprando  casas  para  su  digní^ 

dad, 


74 

dad ,  acudiendo  á  diversos  socorros ,  á  que  se  halló  ur- 
gentemente obligado  por  las  grandes  necesidades  de  sus 
subditos ,  y  por  el  gasto  excesivo  ,  que  se  le  causó  con 
las  jornadas ,  y  sustento  de  su  casa  en  México  por  acu- 
dir á  mi  servicio,  y  ocupación  de  las  Visitas,  Residencias, 
y  comisiones  de  su  cargo  ,  y  el  que  se  le  ha  seguido  des- 
pués con  esta  jornada  ,   que  ha  hecho  de  orden  mia  en 
nueve  meses  de  navegación,  y  viage;  hallándose  necesitado 
en  esta  Corte ,  por  haber  consignado  sus  rentas  á  sus 
acreedores  ,  y  vivir  meses  enteros  pidiendo  prestado.  Por 
todo  lo  qual  me  ha  suplicado  entre  otras  cosas,  que  pues 
ha  dado  Residencia  del  oficio  de  Virrey  ,  y  salido  de 
ella ,  hallándose  ausente  con  tanta  aprobación  ,  y  que 
pues  á  todos  ios  Consejeros  de  mi  Consejo  de  las  Indias, 
y  á  mis  Virreyes  hago  merced  de  Encomienda  de  Indios 
por  algunas  vidas,  y  e'l  me  ha  servido  veinte  años  en- 
teros plaza  de  Consejero  del  dicho  mi  Consejo  de  Indias, 
y  en  la  de  Virrey  ,  y  Visitador  General  de  todas  aque- 
llas Provincias ,  y  otras  graves  comisiones  mas  de  ocho 
años  con  el  fruto  ,  que  consta  en  e'l  ,  le  haga  merced 
de  una  Encomienda  de  2$.  ducados  en  Indios  Vacos  por 
dos  vidas  ,  para  que  pueda  disponer  en  alguno  de  sus 
sobrinos ,  ó  sobrinas.  Y  habie'ndose  visto  por  los  de  mí 
Consejo  de  Cámara  de  las  Indias  ,  y  reconocidose  ,  que 
el  dicho  Don  Juan  de  Paiafox  y  Mendoza  asistió  en  lá 
Nueva  España  desde  el  año  de  640  hasta  el  de  649, 
que  le  envíe  á  llamar  para  cosas  de  mi  servicio  ;  y  que 
en  este  tiempo  procedió  con  gran  satisfacción  ,  y  la  dio 
muy  cumplida  de  todas  las  comisiones ,  que  se  le  encar- 
garon hasta  que  cesó  en  ellas  de  orden  mia  ,  y  que  de 
lo  que  obró  resultaron  buenos  ,  y  lucidos  efe&os  en  mi 
servicio  ,  y  reformación  de  aquellas  Provincias ,  sin  que 
en  esto  le  pudiesen  embarazar  las  oposiciones,  que  se  le 
hicieron  para  que  no  prosiguiese  la  visita  ,  y  acabase  las 

co- 


75 
comisiones  de  su  cargo,  y  que  por  el  zelo,  y  atención 

grande  con  que   obraba  padeció  mucho  ,  de  tal  forma, 
que  se  halló  obligado  á  retirarse  ,  y  en  el  tiempo  que 
asistió  en  Nueva  España  ,  hizo  muchas  ordenanzas  para 
el  buen  gobierno  de  los  Tribunales  ,  y  de  la  Universi- 
dad ,  que  ya  aprobé' :  fundó  Colegio  en  la  Puebla  :  aca- 
bó la  obra  de  la  Iglesia  de  aquella  Ciudad  ,  y  la  consa-^ 
gró  ,  que  es  de  las  mas  insignes  de  los  reynos  de  las  In- 
dias 3  y  de  sus  cartas  ,  que  fueron  muchas ,  y  muy  im- 
portantes ,  resultaron  despachos  para  el  mejor  gobierno 
de  ellos  j  executó  las  ce'dulas  de  las  Doctrinas ,  y  real 
Patronazgo  ,  siguiendo  los  di&amenes  del  dicho  mi  Con- 
sejo ,  dejo  qual,  y  de  otras  execuciones  se  le  originaron 
emulaciones ;  y  que  últimamente  gobernó  el  Arzobispa- 
do de  México  ,  en  que  le  nombre  con  grande  satisfac- 
ción ,  y  lo  mismo  hizo  en  el  Virreynato,  que  sirvió  des- 
de £  de  Junio  de  42  ,  hasta  Noviembre  del  mismo  año, 
que  le  entregó  al  Conde  de  Salvatierra  ,  quien  dexó  re- 
lación  universal ,  y  particular  del  estado  del  gobierno 
de  aquel  reyno ,  y  negocios  de  e'l  3  cuya  copia  me  envió, 
en  que  se  reconoció  bien  su  gran  comprehension  ,  y  ca- 
pacidad ,  y  habiendo  yo  mandado  que  le  tomase  resi- 
dencia del  tiempo  que  fue  Gobernador  de  Nueva  Es- 
paña Don  Francisco  Calderón  Romero  ,  Oidor  de  la  real 
Audiencia  de  la  Ciudad  de  México  ,  lo  hizo  ,  y  la  remi- 
tió al  dicho  mi  Consejo  de  las  Indias  ,  y  por  ella  parece 
no  resultó  contra  e'l  ,  ni  contra  ninguno  de  sus  criados, 
»i  allegados  cargo  ,  ni  culpa  alguna  de  que  podérsele 
hacer  ,  ni  hubo  demanda  ,  querella  ,  ni  capítulo  ,  antes 
constó  haber  procedido  el  dicho  Don  Juan  de  Palafox 
y  Mendoza  en  el  uso  ,  y  exercicio  de  los  dichos  cargos 
con  la  re&itud,  limpieza  ,  y  desintere's ,  que  de  tan  gran- 
de ,  y  atento  Ministro  ,  y  grave  Prelado  se  debia  espe- 
rar ,  executando  en  todo  mis  reales  cédulas ,  y  órdenes, 

y 


7* 

y  procurando  el  aumento  3e  mí  real  Hacienda  ,  conser- 
vación ,  y  quietud  de  aquellos  reynos ,  buen  tratamien- 
to de  sus  naturales ,  autoridad  de  mi  real  Audiencia  de 
México  ,  y  administración  de  la  justicia  ,  obrando  to- 
do lo  que  le  pareció  conveniente,  y  necesario  al  bien 
público  ,  y  servicio  de  Dios  nuestro  Señóte  y  mió  ,  con 
el  zelo  ,  amor  ,  y  desvelo  ,  que  de  persona  de  su  calidad, 
puesto,  y  obligacionessedebia  esperar.  Por  todoioqual,  en  - 
la  sentencia ,  que  se  pronunció  por  los  del  dicho  mi  Con- 
sejo en  esta  residencia  en  8  de  Agosto  de  552  ,  confir- 
mó la  que  el  dicho  Juez  dio  en  México  ,  en  que  le  de- 
claró por  bueno  ,  redo  ,  y  limpio  Ministro ,  y  zeloso 
del  servicio  de  Dios  ,  y  mió ,  y  merecedor  de  que  le 
premie  los  servicios  que  me  ha  hecho  en  el  uso  ,  y  exer- 
cicio  de  los  dichos  cargos ,  honrándole  con  iguales ,  y 
y  mayores  puestos.  Y  habiéndole  yo  hecho  merced  ,  en 
consideración  de  sus  muchos ,  y  buenos  servicios ,  y  de 
los  motivos ,  y  causas  referidas  por  resolución  de  Con- 
sultas de  mi  Consejo  de  Cámara  de  las  Indias  de  4  de 
Septiembre  de  este  presente  año,  de  una  Encomienda  de 
2%.  ducados  de  renta  en  Indios  Vacos  por  dos  vidas,  con* 
forme  á  la  ley  de  la  succesion  ,  para  que  pudiese  dis- 
poner de  ellos  en  alguno  de  sus  sobrinos ,  ó  sobrinas,  se- 
ñalando luego  la  persona  en  quien  ha  de  correr  la  pri- 
mera vida  5  por  memorial ,  que  ha  presentado  en  el  di- 
cho mi  Consejo  ei  dicho  Don  Juan  de  Palafox  y  Men- 
doza ,  ha  nombrado  á  Don  Juan  de  Palafox  Cárdena, 
hijo  mayor  ,  y  heredero  del  Marques  de  Ariza  ,  mí 
Mayordomo  ,  y  de  la  Marquesa  Doña  María  de  Car- 
dona su  muger  ,  y  me  ha  suplicado  ,  que  la  merced  de 
los  dichos  2®.  ducados  de  renta  ,  que  así  le  tengo  hecha 
la  sitúen  en  esa  Provincia  con  las  atenciones  de  haver  yo 
hecho  esta  gracia  á  Ministro  ,  y  Consejero  mió  ,  y  Visi- 
tador General  délas  Provincias  de  ia  Nueva  España, 

y 


?7 

y  haberlas  gobernado  con  los  demás  puestos ,  en  que 
ha  procurado  cumplir  con  las  obligaciones  de  buen  va- 
sallo ,  Ministro ,  y  criado  mió.  Y  habie'ndose  visto  todo 
por  los  del  dicho  mi  Consejo  de  Cámara  de  las  Indias, 
teniendo  presentes  los  servicios ,  motivos ,  y  causas  refe- 
ridas :  he  tenido  por  bien  de  dar  esta  mi  cédula  ,  por  la 
qual  os  mando,  que  atendiendo  también  vos  á  ellos 
en  los  Indios,  que  hubiere  Vacos,  ó  que  primero  va- 
caren en  esta  Provincia  ,  situéis  ,  y  señaléis  con  efec- 
to ,  y  brevedad  al  dicho  Don  Juan  de  Palafox  y  Cár- 
dena los  2®.  ducados  de  renta  ,  para  que  ios  goze  por 
su  vida  ,  y  la  de  un  heredero  ,  conforme  á  la  ley  de  la 
succesion  ,  con  las  cargas  ,  y  obligaciones  de  Encomen- 
dero ,  según  se  dan  las  Encomiendas  en  esos  reynos, 
que  así  es  mi  voluntad.  Y  porque  por  certificación  de 
Pedro  de  León  ,  mi  Secretario  ,  y  Contador  de  la  razón 
de  mi  Hacienda ,  á  cuyo  cargo  están  los  libros  de  ia 
Media  Anata  en  esta  Corte  ,  ha  constado  ,  que  en  los 
dichos  libros  está  la  seguridad ,  que  se  ha  dado  por  el 
dicho  D.Juan  de  Palafox  y. Cárdena,  de  que  quando  lle- 
gue el  caso  de  situarle  estos  zd.  ducadosde renta  ,  pagará 
en  mi  caxa  de  esa  Provincia  id,  ducados  de  plata  por  los 
mismos  que  tocan  á  la  Media  Anata  de  esta  merced: 
los  500  al  tiempo  de  situarle  antes  de  entregársele  el 
despacho  ,  y,  los  otros  500  el  primer  mes  del  segundo 
año  de  como  hubiere  entrado  en  el  goze  de  ella  ,  y  que 
presentará  en  mi  Contaduría  de  este  derecho  testimo- 
nio en  todas  las  ocasiones  de  venir  á  estos  rey  nos  Flota, 
ó  Galeones  por  donde  conste  si  se  le  han  situado ,  ó 
no  ios  dichos  2®.  ducados  ,  ó  parte  de  ellos ,  y  de  ha- 
ber pagado  en  mi  caxa  de  esa  Provincia  la  cantidad  de 
maravedises ,  que  correspondiere  á  este  derecho ,  como 
mas  particularmente  se  contiene  en  la  Escritura ,  que 
sobre  esto  se  otorgó.  Y  en  esta  conformidad  mando  á  los 
Tom.  VL.  Jn  Pfc 


N 


7r 

Oficiales  de  mi  Hacienda  de  esa  Provincia  cobren  los 
dichos  i©,  ducados  de  Media  Anata  del  dicho  Don 
Juan  de  Palafox  y  Cárdena  á  los  plazos  referidos,  y  que 
de  su  succesor  en  la  segunda  vida  cobren  asimismo  lo 
que  debiere ,  conforme  á  lo  dispuesto  en  las  reglas  de 
mi  Arancel ,  y  órdenes  que  están  dadas  3  y  que  guar- 
dando precisamente  su  tenor  ,  y  forma  ,  lo  remitan  á  es- 
tos rey  nos  como  lo  fueren  cobrando  ,  con  relación  par- 
ticular de  lo  que  procede :  que  así  es  mi  voluntad ;  y 
que  tomen  la  razón  de  la  presente  mis  Contadores  de 
cuentas  ,  que  residen  en  mi  Consejo  real  de  las  Indias, 
y  los  Oficiales  de  mi  Hacienda  de  la  dicha  Provincia  de 
Guatemala.  Fecha  en  Madrid  á  9  de  Noviembre  de 
165  3  años :  =  Yo  el  Rey  :  zz  Por  mandado  del  Rey 
nuestro  Señor  c  Gregorio  Leguia  :  ■=.  Señalada  de  los 
del  Consejo  de  Cámara  de  las  Indias.  Madrid  9  de  No- 
viembre de  1653. 

NOTA     DEL     EDITOR. 


Xj  a  real  carta  que  sigue  de  nuestro  augustísimo  ,  y  pia- 
dosísimo Soberano  ,  acredita  plenamente,  que  lo  que  ex- 
pusieron los  Jesuitas  sobre  que  los  señores  Reyes  Car- 
los II.0  y  Felipe  V.°  mandaron  á  sus  Embaxadores  en  Ro- 
ma suspendiesen  las  diligencias  que  estaban  haciendo  con 
la  mayor  eficacia  para  la  Beatificación  del  Ilustrísimo  se^ 
ñor  Palafox  ,  no  fue  por  lo  que  expresan  ,  sino  por  cau- 
sas mas  superiores  ■>  como  fueron  las  desavenencias  ocur- 
ridas entre  aquella  ,  y  nuestra  Corte  por  los  asuntos  de 
Dataria,  y  otros  que  son  públicos  :  de  modo,  que  salió  el 
Nuncio  de  España  ,  se  cerró  la  Nunciatura ,  y  quedó  sin 
uso  el  comercio  de  las  dos  Cortes  j  hasta  que  el  gran 
Luis  XIV*0  de  Francia,  medió  en  aquellas  controversias,  y/ 

.  con- 


■  m  19 

concurriendo  á  París  por  Roma  Monseñor  Aldrobandi, 
y  Don  Joseph  Rodrigo  por  España  ,  después  de  dispu- 
tar la  materia  por  una  y  otra  parte  vigorosamente,  se  so- 
segó todo ,  y  volvieron  á  correr  los  negocios  como  se 
deseaba. 

.  Estas  fueron  las  verdaderas  causas  para  suspender 
aquellas  diligencias  que  pintan  á  su  modo  los  Padres  Je- 
suítas j  como  se  ve  claro  en  la  siguiente 

CARTA 

DEL  RET   NUESTRO  SEÑOR, 

ESCRITA  A  SU  SANTIDAD, 

Interesándose  en  la  Beatificación  del  Ilustr ¡simo  Señor 
Don  Juan  de  Palafox. 

SANTÍSIMO    PADRE. 

-Lia  firme  idea  en  que  estoy  de  que  serán  gratos  á  los 
ojos  de  Dios ,  y  de  todos  los  Católicos  los  pasos  que  de 
mi  parte  se  dieren  para  apresurar  la  causa  de  la  Beatifi- 
cación del  Venerable  Obispo  de  Angelopoli  D.  Juan  de 
Palafox  ,  y  elexemplo  que  me  han  dado  en  esta  misma 
solicitud  mis  gloriosos  progenitores  ,  como  también  las  par- 
ticulares circunstancias  que  concurren  en  mi  ,  para  soli- 
citar con  los  mayores  cuidados  una  causa  ,  en  la  que  no 
solo  se  Interesa  el  bien ,  y  la  edificación  de  la  Iglesia  ,  si- 
no también  el  lustre,  y  explendor  de  la  nación  Española: 
Me  obligan  á  exponer  humildemente  d  V,  Sd.  quánto  agrade- 
cimiento ,  y  consolación  me  causara  que  en  el  tiempo  feliz  del 
Pontificado  de  V.  Sd.  y  en  mi  Reynado  ,  se  pudiese  ver  sobre 
los  altares  uno  de  los  exemplares  siervos  de  Dios  ,  que  con  sus 

Lz  be- 


8o 

heroicas  virtudes  ,  y  escritos  insignes  ,  ilustró  y  sirvió  a  la 
Iglesia  Católica, 

Animados  los  Reyes  de  España  mis  predecesores  del 
mismo  zelo  ,  y  santo  fin  ,  que  ahora  me  mueve  á  recur- 
rir á  V.  Sd.  dieron  en  diferentes  ocasiones  las  órdenes  mas 
estrechas  a  sus  Ministros  en  Roma  ,  á  fin  de  que  pasasen  con 
los  sumos'  Pontífices  todos  los  oficios  necesarios  para  el  ade- 
lant  amiento  ,  y  feliz,  éxito  de  esta  causa.  Y  si  bien  la  com- 
plicación de  algunas  circunstancias ,  que  no  tenian  co- 
nexión con  lo  substancial  de  dicha  causa  ,  los  obligó  al- 
gunas veces  á  ordenar  la  suspensión  de  aquellos  oficios, 
no  por  esto  perdieron  de  vista  un  tan  santo  ,  y  glorioso 
intento  :  Y  siendo  así ,  no  será  extraño  á  V.  Sd.  que  yo 
implore  con  todas  la  veras  de  mi  corazón  ,  á  fin  de  que 
se  digne  proteger  ,  y  promover  esta  causa  con  aquel  ze- 
lo ,  prudencia ,  y  sabiduria,  con  que  para  bien  de  su  Igle- 
sia ha  dotado  Dios  á  V.  Sd. 

La  obligación  en  que  su  divina  Magestad  me  ha 
puesto ,  no  solo  de  proveer  á  mis  fieles  amables  vasallos, 
con  el  mejor  gobierno  que  me  es  posible,  sino  también  de 
procurarles  modelos  de  virtudes  insignes  que  imitar ,  au- 
torizadas, si  es  posible,  de  la  declaración  de  la  Iglesia:  m*.; 
hace  dirigir  con  toda  eficacia  á  V.  Sd.  esta  humilde  re- 
verente súplica,  la  qual  presentemente  creo  tanto  mas 
necesaria  ,  quanto  considero  habrá  podido  hacer  alguna 
impresión  poco  ventajosa  á  la  memoria  de  tan  venerable 
Obispo  en  el  ánimo  de  algunos  poco  instruidos,  la  pro- 
videncia dada  en  el  año  pasado  de  1755*  por  uno  de. mis 
Tribunales  de  quemar  públicamente  algunos  escritos 
del  mismo  Prelado  ,  únicamente  porque  habian  sido 
impresos  sin  las  licencias  ordinarias  5  providencia  ,  que 
no  he  podido  dexar  de  desaprobar  ,  por  el  peligro  en 
que  ha  puesto  á  los  incautos  de  confundir  el  verda- 
dero ,  y  único  motivo  que  hubo  para,  aquella  resolu- 
ción, 


8i 

cion  ,  con  los  otros  que  pudieron  por  acaso  imagi-, 
narse. 

Espero  del  favor  de  V.  Sd.  que  se  dignará  condes- 
cender benignamente  á  mis  súplicas  ,  y  que  continuará 
en  darme  las  mismas  pruebas  que  hasta  ahora  he  merer 
cido  de  su  paternal  amor  ,  y  benevolencia. 

Nuestro  Señor  guarde  á  V.  Sd.  muchos  años  como 
deseo  ,  y  es  necesario  para  el  bien  de  la  Christiandad. 
san  Ildefonso  12  de  Agosto  de  1760  =  de  V.  Sd.  muy 
humilde ,  y  devoto  hijo  =  Don  Carlos  por  las  Gracia, 
de  Dios ,  Rey  de  las  Españas ,  de  las  dos  Sicilias ,  y 
Jerusalen,  que  besa  sus  santos  pies  y  manos  s  El  Rey  =5 
Ricardo  Wai  = 


Wh 


*3 

REPRESENTACIÓN 

••■-  ... 

SOBRE  EL  PATRONATO  REAL, 

QUE  DIO  MOTIVO 
A  LAS  NOVEDADES  DEL  AÑO  DE  if  35. 
P  DADO 

P05  DOiV  SANTIAGO  RIOL. 
SEÑOR.     £ 

-LJon  Santiago  Agustín  Riol,  Secretario  de  V.  M. ,  yOfí- 

cial  tercero  de  ia  Secretaría  del  real  Patronato  ,  puesto  á 
los  reales  pies  de  V.  M.  dice  :  Que  de  orden,  y  con  direc- 
ción del  Marques  de  Mejorada  ,  y  de  la  Breña  ,  (siendo 
Secretario  del  real  Patronato  )  á  mucho  tiempo  que  está 
entendiendo  en  el  reconocimiento  de  los  papeles  de  h 
misma  Secretaría  para  formar  con  entera  comprehension 
un  libro  en  que  este'n  distinguidos  con  claridad  cada  uno 
de  los  apreciables  derechos  ,  que  comprehende  la  sobera- 
na Regalía  de  Patronato ,  su  origen  ,  calidad  ,  y  circuns- 
tancias ,  y  lo  que  ha  ocurrido  en  todos  tiempos  sobre  su 
uso ,  provisión  ,  y  defensa. 

Las  causas  que  obligaron  al  Marques  para  este  inten- 
to ,  fueron  gravísimas  >  pero  las  mas  principales ,  que  ins- 
taban eran  haber  penetrado  á  poco  tiempo  ,  que  entró  á 
servir  la  Secretaría ,  que  por  la  confusión  ,  y  desorden 
<^ue  padecían  los  papeles ,  resultaban  irreparables  per- 
luí- 


«3 

juicios  en  común  á  todos  los  derechos  de  Patronato  ,  y 

sus  determinaciones ,  por  no  haber  instrumentos  que  los 
declarase  ,  ni  regla  fixa  por  donde  afianzar  el  acierto  de 
ellas.  Que  la  mala  forma  ,  que  desde  el  origen  se  tuvo  en 
colocar  los  de  la  Secretaría  ,  produxo  una  fea  obscuri- 
dad ,  y  la  en  que  se  llevaron  los  antiguos  al  Archivo  de 
Simancas ,  un  tan  perjudicial  olvido ,  que  no  quedó  la 
menor  luz  de  su  contexto.  Y  para  ocurrir  á  estos  daños, 
restaurar  lo  perdido  ,  aclarar  lo  dudoso  ,  mantener  lo 
existente,  y  oponerse  á  los  abusos  introducidos  contra 
estas  soberanas  regalías  en  Roma ,  y  los  Tribunales  Ecle- 
siásticos ,  juzgó  era  preciso  se  formase  un  compendio  ge- 
neral de  todas  las  consultas ,  y  papeles  mas  principales, 
para  que  la  Secretaría  tuviese  á  la  vista  siempre  todas 
las  noticias  é  instrumentos  que  los  señala  j  por  ser  ella  el 
único  deposito ,  á  quien  está  confiado  este  inestimable 
tesoro  ,  y  á  solo  su  informe  la  determinación  de  muchas 
cosas  graves. 

Para  la  execucion  de  todo  lo  referido ,  eligió  al  su- 
plicante por  la  experiencia  que  tenia  de  estos  papeles ,  y 
la  aplicación  con  que  los  habia  manejado  /dándole  todas 
las  instrucciones ,  que  habia  de  observar  para  el  mayor 
acierto  j  el  qual ,  alentado  del  exemplo  del  Marques  ,  y 
deseando  corresponder  á  la  confianza,  dio  principio  á 
esta  obra  en  el  año  de  1697  ,  especulando  y  reconocien- 
do todos  los  papeles  5  y  habie'ndolos  ordenado  ,  y  rotu- 
lado para  su  gobierno ,  pasó  á  compendiar  ios  dos  prime- 
ros libros ^  y  todas  las  consultas  desde  el  año  de  1555 
(que  son  los  mas  antiguos)  hasta  el  año  de  1702  inclu-; 
sive  ,  expresando  el  asunto  de  la  consulta  ,  el  parecer  de 
la  Cámara ,  y  la  resolución  de  V.  M.  tan  puntualmente, 
que  por  solo  la  noticia  del  compendio  ,  se  adquieren  las 
mismas,  que  encierra  cada  una  de  las  consultas ,  y  asien- 
to 


84  .    :-• 

to  de  los  libros ;  sobre  que  tiene  escritas  de  su  mano  cerca 
de  tres  mil  hojas  ,  sin  haber  faltado  por  este  motivo  á  la 
asistencia  de  la  Secretaría. 

Aunque  de-esta  diligencia  se  ha  conseguido  la  noticia 
de  estos  papeles ,  no  se  ha  logrado  nada  de  lo  que  se  ne- 
cesita para  el  fin  con  que  se  executó  >  pero  se  ha  reco- 
nocido con  mayor  individualidad,  que  lo  que  el  tiem- 
po y  el  olvido  tenian  sepultado  entre  el  polvo  ,  y  la  con- 
fusión ,  ha  manifestado  que  los  daños  que  padecen  estas 
apreciables  regalías  ,  son  sin  comparación  mas  graves  de 
lo  que  se  pudo  creer  jamas  5  que  las  Abadías  ,  y  otras 
piezas  Eclesiásticas  usurpadas  al  Patronato ,  exceden  en 
número  á  las  que  hoy  representan  :  los  abusos  introdu- 
cidos de  perjudiciales  conseqüencias  ,  y  fiaalmente  tan 
indefensos  estos  derechos ,  que  no  poniéndose  pronto  ,  y 
eficaz  remedio,  insensiblemente  quedarán  abolidos  en  la 
mayor  parte.  Todo  procede  de  una  sola  raiz ,  que  es  la 
falta  ,  y  desorden  de  los  papeles  mas  principales  (  como  se 
ha  dicho)  y  para  descubrirla  es  necesario  profundizar 
mucho ,  y  dar  todas  las  noticias  que  su  cuidado  ,  y  su 
desvelo  ,  ha  adquirido  así  dentro  ,  como  fuera  de  la 
Secretaría  ,  en  que  es  preciso  dilatarse  mas  de  lo  que 
permite  jo  limitado  de  una  reverente  representación ,  que 
espera  sea  del  real  agrado  de  V.  M.  por  dirigirse  solo  á  su 
real  servicio. 

El  intento  es  gravísimo  por  sus  circunstancias ,  y  por 
ser  esta  la  vez  primera,  que  procuran  sacar  de  la  obscuri- 
dad en  que  han  estado  sumergidas,  y  reconociéndole  des- 
proporcionado a  su  comprehension,  le  reduce  á  cinco  pun- 
tos para  hacerla  mas  perceptible. 

En  el  primero  propone  (como  vasa  fundamental )  las 
principales  partes  de  que  consta  el  real  Patronato  >  las 
precisas  circunstancias  ,    que  deben  concurrir  para  su 

acer- 


8* 

acertado  uso ;  y  los  riesgos ,  que  de  ignorarse  pueden 

padecerse. 

En  el  segundo  ,  lo  que  en  todos  tiempos  se  ha  execu- 
tado  para  el  aumento,  conservación,  y  defensa  de  estas 
importantes  regalías. 

En  el  tercero,  ios  varios  accidentes,  que  concurrieron 
á  la  ruina  de  estos  derechos,  y  motivaron  su  extenuación, 
y  á  que  enteramente  se  haya  perdido  la  noticia  de  todos 
los  papeles  mas  importantes. 

En  el  quarto  ,  el  lastimoso  estado  á  que  están  reduci- 
dos al  presente  estos  derechos,  y  los  principales  daños,  que 
experimentan. 

Y  en  el  quinto  y  último,  lo  que  convendrá  se  execu- 
te  para  su  reintegración  y  restablecimiento. 

§.    I.° 

-ü  1  real  Patronato  Eclesiástico  es  un  conjunto  de  muchos 
derechos  ,  y  regalías  de  muy  estimables  qualidades :  es  la 
piedra  mas  preciosa  que  adorna,  y  ilustra  la  real  Corona 
de  V.  M.,  y  que  en  todos  tiempos  ha  sido  muy  atendi- 
do ,  y  estimado  de  los  señores  Reyes.  Están  comprehen- 
didos  debaxo  de  esta  soberana  Regalía  todos  los  dere- 
chos del  mismo  Patronato ,  los  quales  son  muchos  en 
número ,  y  distintos  en  calidad  y  circunstancias.  Unos 
tuvieron  su  origen  en  la  superioridad  de  la  Corona  de  que 
son  inseparables.  Otros  adquiridos  por  fundación  ,  do- 
tación ,  conquista  ,  cesión  de  los  pueblos  ,  y  otros  títulos; 
y  ios  demás  por  concesión  de  la  santa  Sede  en  virtud  de 
Bulas,  y  Indultos  Apostólicos ,  como  gracia  expresa  ,  ó 
por  confirmación  en  el  derecho  adquirido  j  y  aunque 
todos  residen  debaxo  de  la  suprema  autoridad  de  V.  M. 
usa  de  ella  con  distintos  respectos  como  Soberano  ,  como 
Patrón  ,  ó  como  Protector  >  y  k  exeree  en  cáela  uno  ab- 
Tom.  VI.  M  so- 


26 

soluta  ó  limitada,  sengun  la  calidad,  y  circunstancias 
del  mismo  derecho  ,  á  las  quales  debe  ceñirse  preci- 
samente. 

Consta  cada  uno  de  muchas  partes ,  como  son  la  pro- 
visión de  personas,  conocimiento  de  sus  causas  en  justi- 
cia, gobierno  ,  y  economía  para  su  conservación. 

En  unos ,  para  el  pleno  uso  obra  solo  la  real  Juris- 
dicción de  V.  M. ,  y  en  otros  concurre  con  la  Eclesiásti- 
ca $  con  que  para  saber  el  número  de  todos  estos  derechos, 
es  preciso  haya  instrumentos  que  los  señale  ,  y  para  el 
acertado  modo  de  su  uso  ,  es  indispensable  la  fundamen- 
tal noticia  de  su  origen  ,  especie  y  circunstancias ,  y  lo 
que  se  ha  executado  en  todos  tiempos ;  porque  faltando 
esta ,  de  necesidad  se  ha  de  incidir  en  dos  evidentes  ries- 
gos ,  ó  que  V.  M.  dexe  de  usar  el  derecho  absoluto  que 
tan  justamente  adquirieron  sus  gloriosos  progenitoresj 
ó  que  exceda  V.  M.  de  los  precisos  límites  de  su  juris^ 
dicción  ,  en  perjuicio  de  la  Eclesiástica ,  y  de  su  real 
conciencia. 

El  número  que  incluye  cada  uno  de  los  derechos ,  es 
dilatadísimo  ,  y  la  importancia  de  conservarlos ,  y  exer-* 
cerlos,  todos ,  de  admirable  conseqüencia.  Logra  V.  M. 
el  poder  de  distribuir  muy  crecidos  premios  para  todo 
ge'nero  de  méritos.  Las  Iglesias  que  este'n  gobernadas  ,  y¡ 
servidas  de  varones  do&os  y  santos.  El  reyno,  que  se  evi- 
te la  extracción  de  la  moneda  5  y  el  resto  de  los  vasallos, 
el  goze  de  sus  crecidas  rentas, 

§.n.° 

J-ias  diligencias  que  se  han  hecho  en  todos  tiempos  pa- 
ra  averiguar  el  número  ,  calidad  ,  y  circunstancias  de 
todos  los  derechos ,  que  incluye  el  real  Patronato ,  rein- 

te- 


s7 

tegrarlos,  y  defenderlos ,  han  sido  muchas:  y  aunque  de 
los  papeles  de  la  Secretaria  consta  de  algunas,  se  ignoran 
los  efectos  que  produxeron.  Eligiéronse  para  este  fin  va- 
rones sapientísimos,  dándoles  los  despachos,  e'  instruc- 
ciones necesarias  para  el  acierto. 

Los  señores  Reyes  Católicos  Don  Fernando  el  V.0, 
y  Doña  Isabel ,  (  á  cuya  vigilancia  se  debe  la  exaltación 
de  estas  regalías )  reintegraron  al  Patronato  muchos  de- 
rechos ,  que  el  descuido  antecedente  habia  dexado  per-v 
der.  Obtuvieron  la  presentación  de  todos  los  Arzobispa- 
dos ,  y  Obispados  de  estos  rey  nos  :  aumentáronle  con  la: 
erección  ,  y  dotación  de  tantas  Iglesias  Catedrales  ,  Co«« 
legiales ,  y  oirás  ,  como  compreíende  el  dilatado  reyno 
de  Granada  ,.  y  Oran  ,  que  ganaron  á  los  Moros ,   y 
otros  derechos  muy  importantes.  Nombraron  á  D.  Juan 
Carrillo  de  Toledo  su  Capellán  ,  Abad   de  Alfaro ,  y; 
Chantre  de  Cádiz  ,  para  que  averiguase  los  derechos,  y 
piezas  Eclesiásticas  de  su  presentación  ;  cuya   diligencia 
(aunque  no  se  sabe  si  fue  general)  consta  la  executó  en 
el  Obispado  de  Calahorra  ,  de  la  qual  pudo  ser  resultase 
la  declaración  que  hicieron  estos  gloriosísimos  Reyes  por 
ley  expresa ,  que  las  Iglesias  de  las  Montañas  ,  que  se  lla- 
man Monasterios,  ó  ante-Iglesias,  ó  feligresías,  eran  de  su 
real  provisión  >  y  porque  algunos  de  los  señores  Reyes 
sus  predecesores ,  intentaron  perjudicar  y  derogar  este 
derecho  ,  haciendo  merced  de  ellas  por  juro  de  heredad, 
revocaron  estas  mercedes  dexándolas  vitalicias ,  para  pro-j 
Veerlas  luego  que  vacasen. 

El  número  de  las  Iglesias,  que  comprehende  este  de- 
recho es  dilatadísimo ,  porque  se  incluyen  en  el  las  de 
iVizcaya  ,  Alaba ,  Guipúzcoa  ,  y  Montañas  ,  y  los  na- 
turales reciben  por  gran  merced  el  que  V.  M.  les  honre 
con  el  Patronato  de.  una  de  estas  Iglesias,  porque  ade^ 

mas 


mas  de  llevar  los  diezmos  de  ellas ,  (siendo  seglares )  tic* 
nen  la  presentación  de  los  Beneficios,  y  sirvientes,  y  otras 
preheminencias  de  gran  estimación  ;  y  el  estado  que  tie- 
ne ál  presente,  se  dirá  en  el  punto  quarto. 

El  señor  Emperador  Carlos  V.°  atendió  con  especial 
cuidado  á  la  conservación,  y  aumento  del  Patronato. 
Consiguió  del  Papa  Adriano  muchos  indultos  á  favor 
de  el ,  y  entre  otros  el  de  presentar  S.  M.  ,  y  sus  succe- 
sores  todas  las  Abadías ,  Prioratos ,  y  Prebendas  que 
constasen  haber  sido  Monasterios  de  Varones ,  que  lla- 
man Consistoriales ,  que  son  muchas  ,  y  de  crecidas  ren- 
tas ,  y  en  su  tiempo  se  continuó  la  averiguación  antece- 
dente ,  para  lo  quai  obtuvo  Bula  de  Clemente  VII.°  en 
favor  de  los  que  tenian  cargo  de  buscar  las  Bulas ,  y  Es- 
crituras pertenecientes  al  Patrimonio  real.  Promulgó  ley 
para  la  forma  de  conservarse  las  casas  y  hospitales  de 
san  Antón  ,  y  san  Lázaro  que  eran  de  su  real  Patronato; 
y  prohibió  con  graves  penas,  que  ninguno  ,  sin  presen- 
tación de  S.  M.  impetrase  ninguna  de  las  Iglesias  ,  Dig- 
nidades ,  Beneficios  ,  ni  Capellanías  de  su  real  Patronato, 
ni  constituyesen  pensión  en  ellas. 

El  señor  Don  Felipe  II.0  deseando  que  todos  estos 
derechos  tuviesen  la  integridad  conveniente  ,  formó  el 
Consejo  supremo  de  la  Cámara  en  el  año  de  1588  ,  dán- 
dole instrucción  para  el  despacho  de  los  negocios  ,  que 
le  cometió  ,  y  recomendó  con  especialidad  el  cuidado  de 
los  del  Patronato,  como  lo  executaba  con  cada  uno  de 
los  Presidentes ,  y  Ministros  ,  en  el  ingreso  de  sus  em* 
pieos. 

Continuáronse  en  su  tiempo  con  gran  viveza ,  fru- 
to y  excesiva  costa  >  las  averiguaciones  de  todos  los  dere- 
chos,  y  presentaciones  que  le  pertenecían  como  funda- 
doi,;  dotador ^conquistador,  y  los  demás  títulos. 

Á 


*9 

Á  este  fin  nombró  diferentes  sujetos  de  carader  ,  y 
sabiduría  ,  y  consta  en  la  Secretaría  ,  que  se  cometió  al 
Licenciado  Rosales ,  que  fue  dignidad  de  Malaga  ,  que 
reconociese  todos  los  Archivos  generales  ,  y  particulares 
de  España  ,  ordenándole  que  los  privilegios  ,  escrituras, 
instrumentos  ,  y  demás  papeles  que  tocasen  al  Patronato, 
los  recogiese  originales ,  ó  copiase  legalizados,  como  pa- 
rece lo  executó  ,  y  lo  que  produxo  está  en  el  Archivo  de 
Simancas. 

Al  mismo  tiempo  que  en  España  se  hacían  estas  di- 
ligencias ,  envió  á  Roma  á  Juan  de  Berzosa  ,  (  que  fue 
en  aquel  siglo  de  los  de  mayor  erudición  ,  y  muy  ver- 
sado en  las  lenguas)  para  que  buscase  en  los  Oficios ,  y 
'Archivos  de  aquella  Curia,  todo  lo  que  pudiese  con- 
ducir al  intento ,  en  que  gastó  mucho  tiempo  y  di- 
nero i  y  fue  tal  su  aplicación  ,  que  de  los  Ins- 
trumentos ,  y  Bulas  que  recogió  ,  se  formaron  veinte  y 
tres  tomos  grandes ,  que  están  en  el  Archivo  de  Si- 
mancas. 

Al  Dodor  Hernando  Suarez  de  Toledo  (  siendo  del 
Consejo  real)  mandó  pasase  á  Vizcaya  ,  Alaba  ,  Guipúz- 
coa, Encartaciones  ,  y  Montañas  á  la  averiguación  de  las 
Iglesias  ,  y  Ante-Iglesias  que  eran  de  su  real  presenta- 
ción j  cuya  diligencia  executó  como  se  debe  creer  de  su 
carácter. 

A  -Don  Martin  Córdoba  se  cometió  la  averigua- 
ción de  las  Abadías  ,  Prioratos  ,  y  Monasterios  Con- 
sistoriales ,  y  habiendo  dado  principio  ,  cesó  por  haber, 
sido  promovido  al  cargo  de  Comisario  general  de  la 
«Cruzada. 

Prosiguió  esta  diligencia  el  Dodor  Don  Gerónimo 

de  Chirivoga  ,  Deán  de  Salamanca ,  y  la  executó  con 

toda  aplicación  en  las  Diócesis^  de  Oviedo  ,  Astorga, 

Tom.  VI.  N  Oren- 


9° 

Orense  ,  Tuy  ,  Mondoñedo ,  Lugo  ,  y  Santiago.  Re- 
conoció todos  los  Archivos  de  sus  Catedrales,  Colegiales^ 
los  de  los  Conventos  Monacales  ,  y  los  demás  de  que  tu- 
vo noticia :  recibió  informaciones ,  copió  privilegios  ,  y 
escrituras ,  y  hizo  las  diligencias  posibles  para  lograr  ern 
teramente  el  fin  de  su  comisión. 

Ademas  de  las  diligencias  referidas,  se  hicieron  otras 
muchas  para  averiguar  las  casas ,  y  Encomiendas  de  san 
Antón  ,  Hospitales  de  san  Lázaro  ,  y  otros  del  real  Pa- 
tronato. 

Y  finalmente  ,  fue  tal  el  cuidado,  que  se  puso  para 
"restablecer  estos  derechos ,  que  Francisco  González  de 
Heredia  ,  Secretario  del  real  Patronato  ,  representó  al 
señor  Felipe  111.°  en  papel  de  n  de  Agosto  de  i6i-i, 
que  las  Prebendas ,  y  piezas  Eclesiásticas ,  que  se  habían 
acrecentado  al  Patronato  en  su  tiempo  ,  pasaban  de  mas 
de  5®.  ducados  de  renta  al  año  ,  cuyo  gran  servicio  exe^ 
cuto  por  la  aplicación  ,  que  tuvo  á  este  intento  en  los 
muchos  años ,  que  manejó  los  papeles  de  la  Secretaría, 
en  la  quai  comenzó  á  servir  desde  sus  primeros  años ,  y 
en  la  Ínfima  plaza  de  ella. 

Esto  es  lo  que  consta  que  se  executó  ;  pero  se  ignora 
lo  que  produxo  en  la  mayor  parte  ,  por  no  haber  queda- 
do razón  alguna  de  estos  papeles ,  por  los  varios  acciden- 
dentes ,  que  expresará  el  punto  que  se  sigue. 

§.     III.0 

J-ios  accidentes ,  que  han  concurrido  á  la  ruina  de  estos 
derechos ,  y  motivaron  su  extenuación,  y  que  enteramen» 
te  se  haya  perdido  la  noticia  de  todos  los  papeles  mas 
importantes ,  y  los  que  se  causaron  en  las  diligencias  ex- 
presadas, han  sido  varios ,  y  lastimosos  j  y  de  ellos,  co* 

HIO 


91 

mo  de  causa  capital ,  proceden  todos  sus  daños ,  y  em- 
barazan la  consecución  de  el  intento  de  reintegrarlos.  Pa- 
ra declararlos,  propone  el  estado  ,  que  tenían  los  pape- 
les universales  antes  que  se  formase  el  Archivo  de  Si- 
mancas :  los  motivos  ,  que  hubo  para  su  construcción, 
y  el  modo  con  que  se  recogieron  en  e'l  todos  los  papeles 
antiguos,  que  pudieron  hallarse :  las  órdenes,  que  se  die^ 
ron  para  que  se  fuesen  llevando  á  el  todos  los  que  se 
criasen  después :  los  perjuicios  ,  que  resultaron  de  la 
forma  de  executarlas ,  y  los  inconvenientes  ,  que  se 
han  seguido  de  no  haberse  llevado  de  algunos  años  á  es- 
ta parte. 

El  estado,  que  tenian  los  papeles  universales  antes 
de  la  formación  del  Archivo  de  Simancas ,  fue  tan  lasti- 
moso ,  que  no  tan  solo  ha  llorado  España  este  descuido, 
sino, que  mereció  por  el ,  que  las  naciones  extrangeras  la 
hayan  tenido  por  barbara.  No  habia  mas  archivos  se- 
ñalados para  su  custodia  ,  y  seguridad  ,  que  las  casas  de 
los  Secretarios ,  y  personas  de  este  ministerio.  Con  las 
mudanzas  de  las  Cortes  se  perdieron  muchos  ,  y  la  ma- 
yor parte  de  los  que  quedaron  perecieron  al  furor  de  las 
Comunidades  ,  abrasando  con  crueldad  los  que  cayeron 
en  sus  manos  :  los  que  se  libraron  de  ellas  dieron  en  otro 
riesgo ,  que  fue  guardarlos  en  cuebas  ,  y  otros  parages, 
que  ó  se  hallaron  pocos  ,  ó  los  consumió  el  tiempo. 

Continuóse  el  desorden  de  esta  dañosa  ,  y  envejeci- 
da costumbre  hasta  el  año  de  1 5  óé  ,  que  manifestó  sus 
efe&os  un  caso  no  pensado.  Estando  el  señor  Rey  Don 
Felipe  II.0  en  la  fábrica  del  Monasterio  de  san  Lotenzo, 
le  representó  unSacerdote,que  con  motivo  de  asistir  á  un 
Escribano  de  Cámara  de  Valladolid  para  ayo  de  sus  hijos, 
y  tener  su  quarto  contiguo  al  hueco  de  una  grande  esca- 
lera ,  cerrado  de  un  ligero  tabique  ,  vio  por  una  rotu- 

N2  ra 


xa  que  estaba  lleno  de  papeles ,  y  habiendo  querido  cbn 
curiosidad  reconocer  algunos ,  halló  á  los  primeros  las 
capitulaciones  matrimoniales  de  los  señores  Reyes  Ca- 
tólicos ,  las  demarcaciones  de  Indias ,  y  otros  de  gran 
importancia,  para  los  derechos  de  la  Corona.  Que  en  los 
desvanes ,  y  en  lo  mas  despreciable  de  la  casa ,  habia 
otros  muchos  como  arrojados ,  que  podian  ser  de  tal  ca^ 
lidad ,  que  no  merecieron  este  olvido.  Con  esta  noticia, 
y  otro  pretexto ,  mandó  S.  M.  se  reconociese  la  casa. 
En  toda   ella  se  hallaron  papeles  de  gran  consideración; 
y  en  la  cueba  dentro  de  una  cuba,  los  de  mayor  impor- 
tancia ,  para  el  real  Patronato  5  y  se  llaman  hoy  los  de  la 
cuba,  por  cuyo  nombre  ios  conocen  los  que  asisten  al 
Archivo. 

Este  fue  el  principal  motivo  para  la  fundación  del 
Archivo  de  Simancas.  Nombré  S.  M.  por  Secretario  de 
el  á  Diego  de  Ayala ,  Oficial  de  Estado ,  y  dio  orden 
para  que  de  todas  las  Secretarías ,  y  Oficios  reales  ,  se 
llevasen  á  el  los  papeles  que  habia  en  ellos ;  lo  que  se 
executó  con  tanta  celeridad  ,  que  ó  no  se  previno  ,  ó  no 
hubo  lugar  para  dexar  en  ellos  la  menor  noticia  de  su 
contexto  ,  y  á  los  Virreyes ,  y  Justicias  del  reyno  ,  que 
cada  uno  en  su  distrito  hiciese  reconocer  los  papeles  im- 
portantes á  la  Corona ,  y  á  los  que  en  las  revoluciones 
del  año  15  19  se  habian  ocultado  ,  y  que  todos  los  re^ 
mitiesen  á  las  reales  manos,  que  los  hacia  consignar  en 
el  Archivo  ,  y  en  poco  tiempo  se  aumentó  tanto ,  que  en 
el  del  señor  fundador  estaban  llenas  catorce  salas  muy 
grandes. 

Mandó,  que  de  tiempo  en  tiempo  se  fuesen  llevando  los 
que  se  creasen  después  ,  y  se  entregasen  al  Secretario  del 
Archivo,  sin  mas  instrumento,  que  un  simple  recibo  suyo* 
Los  que  expresan  dexaron  son  tan  concisos ,  que  solo  el 

nú- 


93 

número  de  legajos  que  recibieron  ,  lo  acredita.  Repitió- 
se esta  diligencia  con  la  misma  obscuridad  ,  y  poca  pro- 
videncia j  con  que  se  ignoran  los  papeles  antiguos  ,  y  mo- 
dernos que  hay  en  el  Archivo  5  por  cuyo  motivo  ,  ni  la 
Cámara  puede  pedir  los  que  necesita  ,  ni  enviarlos  el  Se- 
cretario ,  y  para  el  uso  y  inteligencia  de  ellos  sirven  de 
lo  mismo  ,  que  si  estuviesen  en  su  antigua  confusión  ,  y 
ocasionan  los  mismos  perjuicios. 

Los  inconvenientes  de  no  llevarse  son  muchos,  por- 
que de  la  execucion  de  la  orden  referida,  quedó  la  cos- 
tumbre de  tratarse  los  papeles  en  los  Oficios  reales  con 
poco  cuidado  ,  mirándolos  los  que  los  manejaban  ,  no  co- 
mo conveniencia  á  su  importancia  y  obligación  ,  por  con- 
siderarlos como  de  prestado  en  ellos  en  el  Ínterin  que  se 
llevaban  á  Simancas  ,  donde  creían  era  su  centro ;  y  como 
ha  muchos  años  que  no  se  hace  esta  diligencia  con  los  de 
la  Secretaría  ,  se  han  aumentado  en  gran  número  ,  y  es- 
tán confundidos  unos  con  otros  ;  de  forma  ,  que  quando 
se  busca  alguno  ,  no  se  halla  5  cuyo  defecto  es  común  ,  y 
los  daños  sino  exceden  igualan  á  los  antiguos ,  como  con 
gran  dolor  se  experimentan;  pero  mas  particularmente  en 
los  derechos  de  Patronato. 

A  estos  motivos  le  llegan  otros  de  no  menor  conside- 
ración ,  fundados  en  las  distintas  formas  que  ha  habido 
en  el  despacho  ,  y  expedición  de  los  negocios  de  Patro- 
nato. Antes  del  año  de  1588  corrieron  las  consultas  de 
los  Obispados ,  Prebendas ,  y  lo  demás  que  tocaba  á  plei- 
tos de  justicia  ,  al  arbitrio  de  un  Secretario  ,  que  llama- 
ban de  la  Iglesia.  Este  comunicaba  las  dudas  ,  que  se  le 
ofrecían  con  los  dos  Consejeros  de  Cámara  ,  que  había, 
entonces  ,  los  quales  señalaban  las  ce'dulas,  y  provisio- 
nes que  resultaban  de  su  acuerdo  >  otras  veces  con  el 
confesor  ,  porgue  no  habia  Tribunal  destinado  para 

ellos. 


9*    —      i 

ellos.  Los  de  justicia  se  trataban  ,  y  resolvían  en  el  Con- 
sejo real  sin  concurrencia  del  Secretario  de  la  Iglesia ,  y 
por  los  oficios  de  los  Secretarios  ,  ó  Escribanos  de  la  Cá- 
mará  en  la  forma,  que  los  demás  de  su  instituto. 

Erigióse  la  Cámara  en  el  año  de  1588,  cometiéndo- 
le el  conocimiento ,  y  plena  jurisdicción  sobre  todas  las 
causas  del  mismo  Patronato  ,  y  desde  este  tiempo  has- 
ta hoy  se  han  restaurado  muchas  Prebendas ,  y  Rega- 
lías por  la  aplicación  ,  y  zelo  de  tan  doctos  ,  y  recios 
Ministros  como  ha  tenido  y  tiene,  y  si  no  se  ha  lo- 
grado su  entero  restablecimiento  ,  como  lo  procura  siem- 
pre ,  es  por  los  motivos  antecedentes ,  y  por  otros  que 
han  sobrevenido. 

Hasta  este  tiempo  no  hubo  razón  en  forma  del  nú- 
mero de  las  Prebendas  del  Patronato  ,  porque  en  la  ins- 
trucción que  dio  el  señor  Don  Felipe  II.0  á  la  Cámara, 
mandó  que  el  Secretario  del  Patronato  formase  un  libro 
en  que  estuviesen  por  buena  orden  todos  los  Arzobis- 
pados ,  Abadías ,  y  demás  Prebendas  con  noticias  de  su 
valor  ,  y  circunstancias.  Executóse  en  virtud  de  varios 
informes ,  pero  como  no  hubo  mas  sólidos  fundamentos, 
y  falleció  antes  de  acabarle  el  Secretario  Francisco  Gon- 
zález de  Heredia  (  que  habia  trabajado  mucho)  quedó 
imperfecto  ,  y  sus  noticias  quasi  inútiles. 

En  el  año  de  1 6 14  se  separaron  de  la  Secretaría  la  ele 
Ordenes  ,  y  Descargos ,  que  andaban  juntas  ,  llevándose 
los  nuevos  Secretarios  ios  papeles  de  ellas ,  y  los  del  Pa- 
tronato á  Simancas  con  la  misma  confusión.  Faltó  por 
este  motivo  la  noticia  de  lo  que  se  habia  trabajado  has- 
ta este  tiempo ,  y  lo  que  la  Cámara  habia  procurado  es- 
tablecer ,  y  desde  entonces  comenzaron  nuevos  abusos, 
que  hoy  se  miran  sin  extrañeza  ,  y  se  toleran  como  cos- 
tumbre. 

Aun- 


9S 

Aunque  de  todo  lo  referido  puede  conocerse  con 
evidencia  el  lastimoso  estado  á  que  están  reducidos  todos 
los  derechos  de  Patronato,  tocará  muy  ligeramente  algu- 
nos de  los  principales  ,  que  se  experimentan  así  en  per- 
juicio de  la  soberana  Regalía  de  V.  M.  como  del  univer- 
sal de  los  vasallos. 

Las  Prebendas  usurpadas  á  la  real  Provisión  de  V.  M.. 
en  cada  uno  de  los  derechos  que  comprehende  el  real  Pa- 
tronato, son  excesivas.  De  las  Abadías,  y  Prioratos  Con- 
sistoriales ,  que  averiguó  el  Do&or  Chirivoga ,  que  pa- 
san de  mas  de  doscientos  ,  no  se  proveen  diez,  conque 
quedando  las  restantes  á  provisión  del  Pontífice  ,  ú  otros, 
se  ha  de  seguir  de  necesidad ,  que  los  que  pretenden  en 
aquella  Corte  gasten  el  tiempo ,  que  podían  emplear  en 
sus  estudios  ,  ó  en  servir  á  V.  Me:  que  el  dinero  salga  de 
España  en  excesivas  cantidades  ,  y  que  las  Iglesias  estén 
servidas  de  Idiotas ,  y  las  almas  mal  gobernadas  >  con 
que  aunque  los  Obispos  sean  tan  doctos ,  y  santos  co- 
mo san  Agustín  ,  no  puedan  evitar  estos  perjuicios.  De 
los  Patronatos  de  Vizcaya  ,  Alaba  ,  Guipúzcoa  ,  y  Mon- 
tañas ,  que  averiguó  el  Doctor  Hernando  Suarez  de  To- 
ledo que  eran  mas  de  doscientos  cincuenta  ,  no  se  presen- 
tan treinta  ,  no  obstante  haber  quedado  por  la  ley  citada 
reducidos  á  vitalicos  5  de  que  se  sigue  faltar  á  V.  M.  el 
motivo  de  este  estimable  precio  :  á  los  naturales  de  méri- 
to la  esperanza  de  conseguirle ,  y  al  derecho  de  la  media 
Anata  este  crecido  ingreso. 

De  todas  las  Encomiendas ,  y  casas  de  la  Orden  de 
san  Antón  ,  que  hay  muchas  en  Castilla  ,  no  se  presen- 
ta ninguna ,  y  á  este  modo  son  comunes  las  usurpa- 
ciones. 

De  los  Espolios  de  los  Obispos  ,  y  de  las  rentas  de 
las  vacantes,  de  las  Iglesias,  se  han  apoderado  enteramente 

de 


9* 

de  ellas  los  Sumos  Pontífices ,  contra  muchas  decisiones 

conciliares ,  y  contra  el  derecho ,  que  V,  M.  tenia  á  dis- 
tribuirlas ,  como  consta  io  hicieron  los  señores  Reyes 
predecesores. 

Y  finalmente  ,  en  todos  los  derechos ,  que  han  que- 
dado subsistentes ,  se  han  introducido  tan  perjudiciales 
abusos ,  que  están,  ó  totalmente  desfigurados  de  su  exce- 
lente qualidad  ,  ó  en  próximo  evidente  riesgo  de  perder- 
se ,  por  faltarles  los  instrumentos  principales,  en  que  es^ 
tan  afianzados  j  y  por  no  haber  clara  noticia  de  su  cali- 
dad ,  y  circunstancias ,  se  contradicen  las  resoluciones 
unas  á  otras ,  incurrie'ndose  en  repetidas  perjudiciales 
equivocaciones  j  por  cuyos  motivos  se  abre  puertas  á  las 
intrusiones ,  y  abusos ,  y  se  imposibilita  mas  cada  dia 
su  conservación  ,  y  defensa  ,  sobre  que  pudiera  deducir 
tnuchos  casos. 

§.  v.« 


o 


p 


ara  el  remedio  de  todos  estos  gravísimos  perjuicios,1 
y  conseguir  la  reintegración  ,  y  restablecimiento  de  estas 
apreciables  regalías ,  y  derechos ,  creyó  el  Marques  era 
conveniente  la  formación  del  libro  referido ,  en  que  es- 
tuviesen distinguidos  con  claridad  cada  uno  de  los  expre- 
sados derechos ,  su  origen  ,  calidad  ,  y  circunstancias,  y 
loque  ha  ocurrido  sobre  su  uso ,  provisión  ,  y  defensa, 
uniendo  los  de  cada  especie  >  y  los  adquiridos  por  Bulas, 
ó  otros  instrumentos ,  ponerlos  por  cabeza  al  principio 
de  su  relación  ,  con  individual  noticia  de  las  piezas  Ecle- 
siásticas ,  que  comprehenden  ,  y  se  presentan  hoy  ;  las 
que  consta  de  las  averiguaciones  referidas,  están  usurpa» 
das,  las  que  se  litigaron,  y  el  estado  de  sus  litigios.  Y  con 
esta  claridad  todos  los  derechos. 

Los  Arzobispados,  y  Obispados  de  Castilla,  los  Pre- 

;       ¿a- 


91 

lados,  que  ha  habido  en  ca¿a  Iglesia ,  sus  elecciones, 
promociones ,  y  instancias  respectivas  á  su  dignidad  ,  ó 
ásus  personas :  la  pensión,  que  se  cargó  á  cada  uno,  sus 
dexaciones ,  privaciones  ,  dispensaciones ,  renuncias  ,  co- 
adjutorías ,  y  las  providencias  que  se  dieron  para  obli- 
garles á  la  residencia  de  sus  Iglesias  ,  y  al  cumplimiento 
de  su  pastoral  oficio. 

Las  Capillas  reales ,  su  fundación  ,  dotación ,  y  car- 
gas de  ellas ,  y  el  número  de  Capellanes ,  y  Ministros, 
que  debe  haber. 

Lo  que  ha  habido  sobre  oponerse  á  las  instruccio- 
nes perjudiciales  contra  estos  derechos,  intentadas  en  Ro- 
ma ,  en  la  Nunciatura  ,  y  Tribunales  Eclesiásticos  ,  y  las 
demás  cosas  incidentes ,  y  dependientes  del  Patronato, 
que  han  de  declararse  por  Índices,  para  que  por  este  me- 
dio propusiese  la  Secretaría  con  sólidos  fundamentos;  la 
Cámara  consultase  con  los  mismos ,  y  V.  M.  resolviese 
con  acierto;  lo  que  no  se  puede  executar  sí  se  yerra  el 
primer  paso  ,  como  repetidamente  ha  sucedido. 

Para  conseguir  este  fin  ,  no  hay  en  los  papeles  de  la 
Secretaría  todos  los  que  se  necesitan  ,  como  se  ha  proba- 
do, y  es  preciso  pasar  ai  Archivo  de  Simancas  ,  y  reco- 
nocer el  del  Consejo  real ,  y  los  demás  donde  se  creyese 
podran  hallarse  papeles  del  Patronato;  y  después  de  re- 
conocerlos ,  y  compendiarlos  ,  como  se  ha  executado  con 
los  de  la  Secretaría  ,  formar  de  todas  sus  noticias  el  li- 
bro referido  ,  que  sirva  de  Becerro. 

El  intento  es  gravísimo ,  el  trabajo  ,  y  tiempo ,  que 
será  necesario  para  ponerle  en  perfección,  muy  dilatado, 
pero  los  frutos  ,  que  resultarían  en  favor  de  los  derechos 
de  Patronato  ,  serian  maravillosos ,  á  cuyo  fin  se  sacrifi- 
caría gustoso  todo  lo  que  le  durase  la  vida  ,  siendo  el 
premio  que  pudiera  solicitar ,  hacer  á  V.  M.  esta  demos- 
Tom.VI.  O  tra- 


tracion  de  sus  ardientes  cíeseos  á  su  mayor  servicio ,  por 
la  estrecha  obligación  de  %1  vasallo ,  y  criado  de  V.  M. , 
y  que  se  lograse  en  sudichoso,  y  feliz  rey  nado  la  conclu- 
sión de  esta  obra,  y  que  ella  fuese  exemplar  para  conocer, 
y  remediar  los  graves  perjuicios  que  resultan  en  común, 
y  particular  de  el  desperdicio  con  que  se  tratan  gene- 
ralmente los  papeles  mas  importantes  de  la  Monarquía, 
sobre  que  pudiera  referir  casos  muy  lastimosos. 

Suplica  humildemente  á  V.  M.  se  sirva  admitir  con 
su  real  piedad  este  ligero  tributo  de  su  insuficiencia  por 
el  fin  á  que  se  dirige  >  &c. 

DISERTACIÓN  CRITICO  HISTÓRICA, 

Sobre  la  causa  de  la  alevosa  muerte  del  joven  D.Garci- 
Sanchez ,  último  Conde  de  Castilla. 

POR 

10RENZ0    MARÍA     DE     V1LLARR0EL     RUIZ    DE    ALARCOÑ^ 

Marques  de  Palacios^  Vizconde  de  la  Frontera ,  y  San- 
taren  ,  de  la  real  Academia  Historigeogr  aflea 
de  la  ciudad  de  Valladolid. 

n  ■ 
SEÑOR. 


F 


uera  animosidad  temeraria  hablar  en  esta  real  Aca- 
demia ,  á  presencia  de  tan  sabio  erudito  ,  noble  ,  y  res- 
petable concurso,  si  la  superioridad  de  un  precepto  ,  no 
hiciese  obligación  lo  que  parece  osadía. 

Á  la  verdad ,  por  quaiquier  parte,  que  quiera  es- 
ten- 


99 

tender  la  vista ,  lie  de  tropezar  con  el  amor ,  con  el  res- 
peto ,  y  con  mi  desconfianza. 

Para  todo  ofrece  este  gran  dia  ,  y  las  singularísimas 
circunstancias  que  le  rodean  ,  motivos  superiores  á  la 
penetración  ,  y  á  la  eloqüencia.  Dia  grande,  que  intere- 
sa á  todos  los  Españoles  ,  y  aún  á  muchos  de  otros 
re  y  nos. 

Esta  era  la  feliz  ocasión  en  que  pudiera  desempeñar 
la  pluma  todas  las  obligaciones  de  un  buen  vasallo  en  la 
pintura  mas  ajustada ,  y  puntual  de  la  magestad  ,  gran- 
deza ,  sabiduria  ,  talento  ,  virtud  ,  y  bondad  de  nues- 
tro augusto  Monarca ,  y  señor  Don  Garlos  IIL°  (que  Dios 
guarde)  pero  dos  paderosas  razones  no  permiten ,  que  me 
aproveche  de  ella.  Es  la  primera  ,  la  magnitud  del  ob- 
jeto, y  del  asunto  ,  que  por  su  elevación  dexa  fuera  de 
la  esfera  de  lo  posible  ,  hacer  enumeración  de  las  virtu- 
des ,  hazañas ,  y  prendas  verdaderamente  reales  de  un 
Soberano  justo  ,  piadoso  ,  magnifico ,  premiador  del  ver- 
dadero mérito,  prote&or  de  las  ciencias,  y  las  artes, 
padre  de  la  patria  ,  y  de  los  pobres  ,  sobre  quien  derra- 
mó la  gracia  un  complexo  tan  prodigioso  de  virtudes, 
que  parece  que  la  mano  divina  ,  por  una  especial  provi- 
dencia ,  cortó  su  corazón  á  medida  de  sus  sabias »  impe- 
netrables ,  y  altas  ideas. 

Es  la  segunda ,  que  esta  digna  y  honrosa  ocupación, 
en  quanto  sea  posible  desempeñarla  ,  se  ha  confiado  al 
sabio  Director  de  esta  real  Academia ,  como  á  mí  el  exa- 
men historial  de  la  verdadera  causa  ,  que  ocasionó  la 
muerte  del  desgraciado  joven  Don  Garci  Sánchez,  últi- 
mo Conde  de  Castilla. 

Aquí  entra  la  razón  de  mis  temores ;  porque  \  cómo 
podre'  yo  hablar  á  presencia  de  esta  real  Academia ,  y 
tan  numeroso ,  sabio ,  y  respetable  concurso ,  quando 
toda  la  eloqiíencia  de  Cicerón  ,  y  Demosthenes ,  se  ha- 

Q  2  lia- 


loo 

liaría  embarazada  á  su  vista  ,  para  explicar  los  pensa- 
mientos de  un  modo  ,  que  mereciese  la  atención  de  unos 
ilustres  patriotas,  que  hacen  honor  á  la  nación,  y  á  la  Re- 
pública de  las  bellas  letras? 

La  arduidad  del  empeño  se.  dexará  ver  en  la  convina- 
cion  de  los  sucesos. 

Yo ,  á  pesar  de  la  desconfianza ,  que  me  inspira  la 
se'ria  reflexión ,  que  tengo  hecha  sobre  el  débil  poder  de 
mis  fuerzas  literarias ,  voy  á  obedecer  las  órdenes  ,  que 
se  me  han  comunicado  ,  y  dando  principio,  digo. 

Que  se  avergüenza  la  pluma  de  verse  en  la  necesi- 
dad de  hablar  de  aquellos  miserables  ,  infelices  tiempos, 
en  que  peregrina  ,  y  desterrada  la  virtud  al  pequeño, 
entonces  ,  sagrado  retiro  de  los  claustros  ,  dominaba  ti- 
ranamente el  vicio  desde  el  trono ,  hasta  la  choza  :  de 
aquellos  desgraciados  siglos  en  que  la  ambición  del  hom- 
bre buscaba  la  gloria  vana  de  un  heroísmo  iniquo, 
por  el  peligroso  obscuro  camino  del  furor  ,  la  venganza, 
y  la  perfidia :  de  aquellos  tristes  días  en  que  los  inocen- 
tes hijos  hallaban  en  sus  enemigos  ,  ó  mas  piedad  ó  me- 
nos rigor  que  en  sus  malvados  padres  ,  y  por  el  contrario, 
en  que  los  buenos  padres  no  tenían  otro  medio  de  con- 
servar sus  vidas  ,  que  huir  de  la  sangrienta,  ayrada  ma- 
no de  sus  hijos,  abandonándose  á  la  suerte ,  á  la  voluntad 
de  sus  contrarios  mismos ,  ó  á  los  recursos  bárbaros ,  que 
les  dictaban  sus  ofensas  y  desesperación. 

En  estos  infelices  tiempos,  miserables  siglos  ,  y  tris- 
tes dias ,  la  ignorancia  ,  y  la  barbarie  en  la  campaña,  y 
en  los  Tribunales  arrancaban  coi)  violencia  de  las  manos 
del  mérito  el  bastón  de  Marte  ,  y  la  vara  de  Astrea. 

No  se  veía  en  el  santuario  hermosura  ,  decencia  ,  ni 
culto.  Por  la  mayor  parte  la  usura,  y  monopolio  eran  los 
títulos  de  pertenencia  de  Jas  Dignidades  ,  y  Prebendas 
Eclesiásticas. 

Se 


101 

Se  ofrecía  retocada  á  los  ojos  del  mundo  ,  la  negra 
imagen  ,  que  presenta  la  sagrada  historia  de  aquellos 
tiempos  ,  que  tocaban  con  la  mano  el  diluvio.  No  se  po- 
día sobstener  muchas  veces  la  Tiara,  sin  que  la  apoyase 
el  poder,  y  el  cetro,  ó  sin  que  el  cetro  ,  y  el  poder  pre-i 
tendiese  arrogarse  la  Tiara. 

Si  este  era  el  orden  de  gobierno  en  la  Monarquía, 
el  culto  ,  y  devoción  en  el  templo  :  la  santidad  en  el  Sa- 
cerdocio :  las  costumbres  en  los  pueblos :  el  honor  en  los 
Generales  :  la  integridad  en  los  Jueces  :  el  amor  de  los 
padres  á  los  hijos ,  y  el  de  los  hijos  á  los  padres  ,  ¿cómo 
sería  el  de  los  hermanos  con  los  hermanos  ?  ¿Y  que  hor- 
rores no  se  verian  entre  los  enemigos  extraños ,  y  do- 
mésticos. 

Esta  negra  pintura  hacen  los  historiadores  ,  que  es- 
cribieron del  siglo  X.°,  que  llama  de  la  escoria  nuestro 
erudito  Maestro  Flores  j  y  esta  misma  nos  ofrecen  los  su- 
cesos del  XI.0,  mayormente  por  los  años  de  mil  y  veinte 
y  ocho  en  que  acaeció  el  que  da  motivo  á  el  examen  his- 
tórico^ que  se  me  ha  propuesto. 

Pero  quando  no  se  amillarasen  los  exemplos  ,  que 
prueban  la  realidad  de  unos  hechos ,  que  sin  diferencia 
substancial  refieren  nuestros  historiadores  ,  poniéndonos 
á  la  vista  las  venganzas ,  delitos ,  escándalos  ,  muertes, 
y  asesinatos ,  que  decretaban  el  odio  ,  la  ambición  ,  el  es^- 
piritu  de  partido ,  la  dominación  ,  y  todo  el  desorden 
de  que  son  capaces  las  pasiones  ,  llegando  el  caso  de  in- 
ventar el  furor  nuevas  armas  de  esquisita  construcción 
para  que  á  la  violencia  del  golpe  ,  se  siguiese  la  cruel- 
dad de  quitar  toda  la  esperanza  á  la  vida  ,  quando  no 
alcanzaba  uno  solo  para  abrir  las  puertas  á  la  muerte, 
bastaría  para  Henar  de  horror  á  los  lectores  la  triste  me- 
moria de  la  desgraciada  muerte  del  joven  Garci* Sánchez, 
último  Conde  de  Castilla.  _ 

Pa-, 


_-J 


102 

Para  dar  una  idea  ajustada  de  los  hechos ,  expoa- 
dre'  sumariamente  todo  io  que  dicen  los  autores  sobre 
uno  de  los  puntos  mas  obscuros  ,  que  nos  ofrece  U 
historia. 

Convienen  todos  en  que  la  violenta  muerte  del  Con- 
de, Garci-Sanchez  acaeció  el  siglo  XI.0 ,  por  los  años  de 
mil  y  veinte  y  ocho  >  pero  ninguno  expresa  las  circuns- 
tancias de  ella.  Algunos  se  contentan  con  decir  ,  que  los 
homicidas  fueron  Rodrigo  Iñigo  ,  y  Diego  Vela  ,  hijos 
de  Don  Rodrigo  ,  nieto  del  Conde  primero  de  este  nom- 
bre y  título. 

El  Monge  de  Silos  en  su  Coronicon  ,  año  de  iioi, 
y  Don  Pelay o,  escritor  en  nip  pasan  en  silencio  este 
suceso.  ¡  Raro  fenómeno  histórico !  mayormente  respeíto 
del  primero  ,  que  era  por  nacimiento  castellano,  y  según 
algunos,  Obispo  de  León. 

En  ios  Coronicones ,  y  Annales  mas  inmediatos  al 
suceso,  y  posteriores  á  el  170  años,  á  que  corresponde 
el  XIII.0,  era  1066,  solóse  lee  que  fue  muerto  en  León 
el  joven  Conde  Garci-Sanchez.  & 

Los  Toledanos  primeros  solo  dicen,  que  mataron  en 
León  al  Conde  Garci-Sanchez,  era  1057. 

Don  Lucas  Obispo  de  Tuy ,  autor  en  los  años  de 
1235,  es  el  primero  en  quien  se  hallan  referidas  algu- 
nas de  las  circunstancias  ,  que  acompañaron  al  suceso* 
pero  muy  poco  aproposito  para  el  examen  que  se  preten- 
de i  porque  nuestro  sabio  ,  y  erudito  Académico  el 
Maestro  Fray  Enrique  Flores  nos  previene ,  que  en  los 
tiempos  que  escribia  este  ilustre  autor  se  creía  mucho, 
y  se  probaba  poco:  que  se  adoptaba  lo  que  andaba  reci- 
bido ,  sin  examinar  el  origen  de  la  especie,  ó  asunto  que 
se  trataba  :  que  hay  cosas  en  el  Coronicon  del  Obispo 
de  Tuy ,  agenas  de  toda  verdad,  y  que  solo  hace  opinión 
respecto  de  los  sucesos  de  sus  dias. 

El 


El  Arzobispo  Don  Rodrigo  ,  que  como  el  mismo 
afirma  ,  concluyó  su  Coronícon  por  los  años  de  1243, 
refiere  en  el  capítulo  III.0  del  libro  V.°  ,  que  el  Infante  ó 
Conde  Garci-Sanchez ,  fue  muerto  en  León  alevosamen- 
te. Añade  en  el  capitulo  IV.0  del  mismo  libro  ,  que  ha- 
biendo ido  á  casarse  á  León  ,  donde  se  hallaban  los  hi- 
jos de  Don  Vela,  al  servicio  de  Bermudo  III.0  le  besaron 
la  mano  en  señal  de  vasallage  algunos  soldados ,  que 
con  ellos  habían  pasado  al  exercito  de  los  Moros  :  que 
los  mismos  por  desavenencias  ,  y  sentimientos  con  el 
Conde  Don  Sancho  ,  convinieron  en  la  traycion  de  ma- 
tar á  su  hijo  el  Conde  Garci-Sanchez  ,  siendo  Don  Ro- 
drigo Vela  el  primero  que  ensangrentó  su  espada  en  es- 
te infeliz  joven  ,  manejada  vilmente  por  la  misma  mano, 
y  brazo  que  le  habían  sobstenido  en  la  pila  de  bautismo: 
que  á  Doña  Sancha  ,  futura  esposa  del  Conde  Garci-San- 
chez ,  no  se  la  ocultaban  tan  iniquos  proyectos  >  pero 
que  del  honor ,  y  fidelidad  de  los  Castellanos  y  Leone- 
ses ,  jamas  se  pudo  persuadir  á  que  llegase  el  caso  de  co- 
meter una  maldad  tan  execrable  ,  creyendo  que  era 
ofensa  pensar  que  hubiese  Castellano  ó  Leones  ,  capaz  de 
meditarla  :  que  algunos  de  los  traydores  buscaron  asilo, 
y  seguridad  en  los  montes,  y  que  Sancho  IV.°  de  Na- 
varra ,  en  representación  de  su  muger  Doña  Nuña  se 
apoderó  inmediatamente  del  Condado  de  Castilla. 

Como  el  Arzobispo  Don  Rodrigo  escribió  mas  de 
dos  siglos  después  del  suceso ,  parece  que  debe  ser  com- 
prehendido  en  la  misma  critica ,  que  se  hace  de  Ja  au- 
toridad de  Don  Lucas  Obispo  de  Tuy :  y  ademas  es  muy 
verosímil ,  que  en  quanto  fuese  posible  adaptase ,  como 
buen  Navarro,  todo  aquello  que  fuese  mas  favorable  á  su 
nación. 

La  Coroníca  general  posterior  á  estos  Reverendos 
prelados ,  añade  que  Sancho  IV*0  de  Navarra  intentó 

v 


104 

y  consiguió   aprehender  los   traydores  mandando)  que 

fuesen  quemados  vivos ,  como  de  hecho  se  executó. 

De  estas  fuentes  bebieron  todos  los  autores  que  es- 
cribieron después  sobre-  lo  que  se  refiere  de  la  desgracia- 
da muerte  de  Don  Garci-Sanchez  ,  último  Conde  de  Cas- 
tilla j  pero  á  la  verdad  son  dignas  de  atención  las  pala- 
bras con  que  sobre  el  asunto  concluyó  su  narración  nues- 
tro famoso  critico  Ambrosio  de  Morales  :  Todo,  dice,  lo 
veo  incierto  ,  y  ofuscado  en  las  novedades ,  y  diversidad  que 
se  encuentra  en  nuestros  autores. 

Hasta  aquí  solo  tenemos,  como  muy  probable  ,   que 
los  homicidas  del  Conde  Garci-Sanchez ,  fueron  los  hijos 
del  Conde  Don  Vela,  pero  no  hay  autor  que  insinué ,  ni 
aún  de  paso  ios  motivos  que  antecedieron  á  una  maldad 
tan  execrable  ,  porque  aunque  alguno  de  ellos   pretende 
buscarlos  en  las  desavenencias  del  Conde  Garci-Fernan- 
dez  ,  y  Don  Rodrigo  ,  abuelo  de  los  Velas ,  es  una  ra- 
zón sobradamente  débil  para  pensar  que  esto  solo  pudo 
moverlos  á  cometer  un   delito  tan  atroz ,  y  horrendo. 
Fuera  de  que  en  tiempo  del  Conde  Don  Sancho  su  hijo, 
consiguieron  los  Valas ,  que  se  les  restituyesen  los  em- 
pleos ,  dignidades  ,  y  estados  que  habia  incorporado  á  la 
Corona  el  Conde  Garci-Fernandez.  Ademas  Don  Rodri- 
go ,  que  era  el  hermano  mayor  ,  sobre  las  gracias  expre^ 
sadas  mereció  al  Conde  Don  Sancho  honores  muy  distin- 
guidos ,  no  siendo  el  menor  haberle  destinado  para  que 
sobstuviese  en  la  pila  del  bautismo  á  su  hijo  único  Gar- 
ci-Sanchez :  es  verdad   que  después  de   todo  esto   pasó 
Don  Rodrigo  con  sus   hermanos  al  servicio  de  Bermu- 
do  III.°,  Rey  de  León;  pero  á  esta  acción  inconsidera- 
da ,   y  nada  decorosa,  los  movió   su  orgullo,   y  am- 
bición ,  sin  que  por  parte  del  Conde  Don  Sancho  se  les 
ofreciese  el  menor  motivo  para  tomar  un  partido  tan  age- 
no  de  su  noblezl  y /Circunstancias,    r;    ¡>L  .'■.  '■;. 

El 


El  Padre  Moret  es  el  único  ,  que  apunta  el  concepto 
que  se  formó  sobre  haber  influido  Jkrmudo  III.°  de 
León  en  la  muerte  del  Conde  Carei-Sanchez  de  Castilla} 
porque  aunque  el  Padre  Alvarez  de  la  Fuente  en  la  suc- 
cesión  real  de  España  dice  lo  mismo  ,  no  hizo  mas  que 
trasladar  al  Padre  Moret  sobre  este  asunto,  pero  ni  uno, 
ni  otro  dan  razón  de  la  que.  tuvieron  para  introducir  en 
la  historia  una  novedad  tan  extraña. 

Este  pensamiento  se  debe  considerar  libre,  y  sin 
apoyo ;  porque  el  Rey  Don  Bermudo  no  tenia  intere's, 
ni  podia  sacar  ventajas  de  la  muerte  de  Don  GarciSan- 
chez  ,  pues  aunque  se  quiera  decir  ,  que  por  este  medio 
pretendía  hacerse  dueño  de  Castilla  ,  no  hay  antece- 
dente en  que  fundar  esta  conjetura  ,  antes  sí  muchos  pa- 
ra persuadirse  ,  que  no  eran  estas  sus  verdaderas  inten- 
ciones ,  respe&o  de  que  la  falta  de  Don  Garci  Sánchez, 
en  lugar  de  abrir  camino  á  sus  ideas,  se  le  cerraba  ente- 
ramente por  todas  partes  5  pues  tenia  entonces  que  en- 
tenderse con  un  enemigo  mas  poderoso,  de  mayores  fuer- 
zas ,  edad ,  y  experiencia  ,  qual  era  Sancho  IV.°  de  Na- 
varra ,  á  quien  muerto  el  Conde  Don  Garci  Sánchez  per- 
tenecían legítimamente  los  Estados  de  Castilla,  como  ma- 
rido de  Doña  Nuña ,  hermana  mayor  de  este  desgracia- 
do Soberano.  , 
De  aquí  se  concluye  ,  que  la  especie  de  que  el  Rey 
Don  Bermudo  III;0  de  León  influyó  en  la  muerte  de  su 
cuñado  ,  viene  á  ser  una  nueva  prueba  de  la  libertad  que 
muchas  veces  se  suele  tomar  el  calor  de  la  imaginación, 
y.  el  espíritu  de  partido. 

Ya  es  tiempo  de  que  hagamos  una  breve  enumera- 
ción de  los  pasages  de  la  historia  ,  en  que  se  apoya  nues- 
tro modo  de  pensar. 

Sancho  IV.0  de  Navarra  se  hallaba  inmediato  suc-< 

cesor  á  la  Corona  de -Castilla,  como-  marido  vde  Doña 

Tem.  VI.  P,  Nu- 


/ 


io5 

Nuña  ,  hermana  mayor  del  joven  Garci-Sanchez,  su  úl- 
timo Conde. 

Quando  este  desde  Burgos  pasó  á  León  á  desposarse 
con  Doña  Sancha ,  hermana  de  Don  Bermudo  III.0  su 
heredera  presuntiva,  por  haber  muerto  sin  sucesión  Do- 
ña Teresa  de  Castilla  su  muger  ,  llevaba  en  su  compañía 
á  su  cuñado  Sancho  IV.0  de  Navarra,  con  un  pie  de 
exe'rcito  considerable  ,  que  unido  al  de  Don  Garci-San« 
ehez ,  ganaron  á  los  Moros  la  batalla  de  Monzón,  pue- 
blo situado  entre  Valladolid  ,  y  Paíencia ,  siguieron  des- 
pués juntos  el  camino  de  León  ,  y  por  motivos  que  se  ig- 
noran ,  se  adelantó  Don  Garci-Sanchez,  quedando  el 
Rey  Don  Sancho  en  Sahagun,  Villa  distante  de  León 
como  dos  jornadas. 

El  dia  que  los  traydores  cometieron  el  regicidio ,  se 
hallaba  el  Rey  Don  Sancho  con  sus  tropas  en  los  arra- 
bales de  León  ,  y  aunque  después  los  persiguió  ,  y  fue 
en  su  busca  ,  los  dio  bastante  tiempo  para  que  se  apnx 
vechasen  de  la  fuga  ,  que  intentaron  cortar  los  Castellaa 
nos  ,  y  Leoneses  >  siendo  indubitable ,  que  si  hubieran 
sido  auxiliados  del  Rey  Don  Sancho ,  y  su  tropa ,  no. 
hubiera  contado  con  su  vida  ninguno  de  los  traydores. 

Aún  vertian  sangre  las  heridas  del  desgraciado  Gar«» 
ci-Sanchezj  quando  á  nombre  de  su  muger  Doña  Nuña 
tomó  posesión  de  todos  los  Estados  de  Castilla  el  Rey 
Don  Sancho  de  Navarra. 

Poco  después  declaró  la  guerra  á  Bermudo  III.0  de 
León  ,  que  se  terminó  con  las  condiciones  mas  ventajosas 
á  el  Rey  Don  Sancho :  Fue  una  de  ellas  el  casamiento  de 
su  hijo  segundo  Don  Fernando  con  Doña  Sancha  her-* 
mana  de  Bermudo  ,  dándola  en  dote  todo  lo  que  en  es-* 
ta  guerra  habia  conquistado ,  desde  el  rio  Cea ,  hasta  el 
de  Pisuerga. 

pon  este  enlace  llenó  todas  sus  ideas  el  Rey  Don 

£arv 


107 

Sancho  ,  quien  consiguió ,  como  lo  había  meditado  ,  se 
reuniesen  en  su  hijo  Don  Fernando  los  reynos  de  Castii 
lia  ,  y  León  ,  el  primero  por  su  madre  Doña  Nuria  ,  y 
el  segundo  por  su  muger  la  Infanta  Doña  Sancha. 

El  erudito  Padre  Moret  (Navarro)  no  tiene  reparo 
en  decir  :  Que  el  Rey  Don  Sancho  se  tituló  Rey  de  Castilla 
mucho  tiempo  antes  de  la  infausta  muerte  de  su  cuñado  Don 
Garci-Sancbez, 

Saavedra  es  de  didamen  ,  que  en  este  no  esperado 
paso  obró  contra  toda  equidad ,  y  justicia ,  y  el  Padre 
Mariana  virtualmente  dice  lo  mismo. 

Ya  parece  que  hemos  hallado  antecedentes,  y  razones 
nada  débiles  para  pensar ,  que  Sancho  IV.°  de  Navarra 
fue  la  causa  impulsiva  de  la  muerte  alevosa  de  su  cuña- 
do Don  Garci-Sanchez  :  ya  fuesen  los  regicidas  (que  es 
lo  seguro)  los  hijos  del  Conde  Don  Vela  ,  como  acredita 
el  epitafio  de  León  ;  ya  Gonzalo  Muñoz,  Munio  Gustos, 
y  Munio  Rodríguez  ,  como  se  ve  en  el  de  Oña  :  si  bien 
nuestro  Ambrosio  de  Morales  tiene  á  este  segundo  por 
sospechoso. 

La  recopilación  de  estos  hechos  dará  mas  fuerza  á 
nuestro  pensamiento. 

Alojarse  el  Rey  Don  Sancho  con  su  tropa  en  los  ar- 
rabales de  León  el  mismo  dia,  en  que  acaeció  la  violenta 
muerte  de  su  cuñado  :  su  inacción  á  vista  de  los  traydo- 
res  ,  que  huían  :  la  precipitación  ,  y  puntualidad  con  que 
se  posesionó  en  los  estados  del  difunto  Conde  :  la  guerra 
tjue  declaró  después  al  Rey  D.  Bermudo  para  arrancarle 
de  su  corazón  y  su  lado  á  su  hermana  Doña  Sancha, 
obligándole  con  la  fuerza  ,  y  con  una  irrupción  injusta, 
á  que  viniese  en  el  casamiento  de  e'sta  con  su  hijo  Don 
Fernando :  haber  tenido  valor  para  intitularse  Rey  dé 
Castilla  mucho  antes  que  faltase  su  legítimo  señor ,  y 

P2  SO- 


io8 

Soberano  :  la  vastedad,  de  sus  proye&os :  el  interés  que 
tenia  en  que  se  uniesen  en  su  hijo  los  rey  nos  de  Casti- 
lla ,  y  León  :  los  medios  de  que  usó  para  conseguirlo  :  y 
todos  los  pasos  que  dio  desde  que  se  propuso  estas  ideas 
hasta  verlas  cumplidas  á  su  satisfacción  ,  parece  que  ofre- 
cen razones  muy  poderosas  para  jpensar  ,  que  el  Rey 
Don  Sancho  fue  quien  movió  el  brazo  de  los  regicidas 
para  cometer  una  maldad  ,  que  tiene  pocos  exemplos  en 
1¿  larga  carrera  de  los  siglos. 

Que  después  de  mucho  tiempo  persiguiese  á  los  tray- 
dores  ,  y  aprehendidos ,  mandase  ,  que  á  su  presencia 
fuesen  quemados  vivos  ,  de  ningún  modo  le  alexa  de  es- 
te concepto.  Pudo  ser  muy  bien  un  aparente  heroísmo, 
y  un  paso  artificioso ,  y  simulado ,  para  no  concillarse 
el  horror  de  todos  los  hombres. 

Bien  sabia  el  Rey  Don  Sancho ,  que  el  político  Ju- 
lio Cesar  manifestó  afe&os  de  ternura,  dolor  ,  y  senti- 
miento ai  oir  la  inesperada  noticia  de  la  muerte  del  gran 
Pompeyo ,  siendo  así  que  mirándole  como  enemigo  de 
su  felicidad  ,  de  su  imperio ,  y  de  su  vida ,  no  podia  me- 
nos de  serle  muy  agradable.  Tampoco  ignoraba  la  máxi- 
ma de  Tiberio  ,  segundo  Emperador  del  Occidente  ,  que 
decia  :  No  sabe  reynar  quien  no  sabe  disimular. 

Hay  otros  argumentos  negativos  ,  pero  fuertes  para 
sospechar  ,  que  el  Rey  Don  Sancho  tenia  inteligencia  se* 
creta  con  los  traydores ,  pues  si  estos  no  hubieran  sido 
apoyados  de  una  protección  poderosa,  no  se  hubieran 
arrestado  á  la  execucion  de  un  hecho  tan  temerario,  y 
peligroso  á  la  vista  de  todos  los  Leoneses,  y  de  muchos 
de  los  Castellanos,  y  Navarros  :  mayormente  quando  no 
tenían  motivos  personales  para  conspirar  contraía  inocen^ 
te  vida  de  su  Soberano ,  y  señor  natural ;  antes  sí  mu» 
cfaos .,  gara  haber  conservado  á  costa  de  Jas  suyas  los  sen¿ 
.  '  ti- 


timicntos  de  honor  ,  gratitud  ,  y 'fidelidad.   • 

Las  injurias  ,  que  suponían  los  Velas  ,  eran  muy  an- 
tiguas ,  y  estaban  bien  compensadas  (aún  quando  hubie^ 
ran  sido  ciertas )  con  las  mercedes ,  y  gracias  del  Con- 
de Don  Sancho  ,  padre  del  desgraciado  Don  Garci- 
Sanchez. 

i:  Lo  cierto  es  ,  que  este  dia  fatal  se  hallaba  eí  Rey 
Don  Sancho  con  sus  tropas  en  los  arrabales  de  León  sin, 
haber  dado  un  paso  en  seguimiento  de  los  traydores:. 
estos  á  su  presencia  se  retiraron  á  Monzón  ,  en  donde 
huespedes  de  su  amigo ,  y  parcial  el  Conde  Fernan- 
Gutierrez  permanecieron  algún  tiempo  ,  hasta  que  el 
Rey  Don  Sancho.se  apoderó  de  los  Estados  de  Castilla, 
y  acomodó  á  sus  ideas  seguirlos ,  prenderlos ,  y  que- 
marlos. 

Acaso  usó  de  este  medio  para  cerrar  el  secreto  con 
llave  maestra  ,  ó  por  recelar  que  los  que  abandonando 
su  honor  ,  su  nobleza  ,  y  sus  vidas  habian  sido  infieles 
con  su  Soberano  ,  y  señor  natural ,  lo  pudieran  ser  mu- 
cho mejor  consigo  mismo ,  y  con  sus  hijos. 

Los  Velas  aborrecían  mucho  mas  á  la  Infanta  ,  que 
al  Conde  Don  García.  La  pudieron  quitar  la  vida  tan 
impunemente  como  al  infeliz  joven  5  pero  como  sus  mi- 
ras se  extendían  á  la  unión  de  los  dos  reynos  ,  por  com- 
placer la  ambición  de  Sancho  IV.0  sacrificaron  su  pasión, 
y  sus  intereses  á  los  que  esperaban  recibir  del  Rey  de 
Navarra. 

Finalmente  ,  los  pasages  referidos  ,  la  presunción  ,  y, 
conjeturas  están  contra  el  Rey  Sancho  IV.0  de  Na- 
varra ,  y  tanto  ,  que  el  que  quiera  emprender  su  Apolo- 
gía ,  y  sindicarle  de  esta  nota  ,  tendrá  precisión  de  dar 
pruebas  sólidas  en  contrario,  y  destruir  las  que  se  dedu- 
cen de  antecedentes  ciertos  ,  y  seguros. 

Es- 


110 

Estas  son  fas  reflexiones,  qué  se  han  formado,  com- 
binando imparcialmente  los  hechos  sobre  ei  punto  en 
qüestion. 

No  por  eso  nos  lisonjeamos ,  de  que  con  ellas  he-' 
mos  desatado  el  ñudo  estrecho,  que  hasca  ahora  nadie 
ha  intentado  romper.  Las  ofrecemos  solo  como  discursos, 
y  conjeturas ,  á  la  penetración  ,  y  juiciosa  crítica  de  esta 
real  Academia,  y  á  la  de  tan  sabio ,  noble,  y  respetable 
concurso  5  para  que  atendiendo  á  que  aquí  todo  se  pro- 
pone ,  y  nada  se  dicide ,  me  mire  su  benignidad  como  un 
representante ,  que  busca  mucho  mas  la  instrucción ,  y 
enseñanza ,  que  el  concepto ,  y  el  aplauso. 


£L 


III 

EL  PORQUE  SI,  Y  PORQUE  NO 
DEL  P.  MARTÍN  SARMIENTO. 

Satisfacción  Critico- Apologética  de  su  conducta. 

Porque  sí  vive  siempre  tan  retirado. 
T porque  rió  se  pone  al  oficio  de  escritor. 

Manifiéstase  la  recíproca  conexión  entre  su  sí ,  y  su  no. 

Compendio  de  varias  respuestas  ,  que  ha  dado  á  los  que, 

ó  en  presencia ,  ó  por  cartas,  ó  por  interlocutor, 

han  censurado  su  conduda  en  su  sír 

y  su  nó, 

Quod  voló ,  non  possum :  quod  possum  ,  nofo  vicisim. 
Tota  hominis  vita  estt  nibil ,  nisiy  nolo ,  voló, 

J.  OWEN,  EPIGR. 

Dada  esta  satisfacción  desde  Madrid  á  todas  partes  ,  en 

donde  hubiere  quien  la  pida  :  en  primero  de  Mayo 

del  año  de  1758. 

Satisfacción  a  las  6  clases  siguientes. 

ti.1  Amigos  verdaderos  y  do&os pocos. 

2*  Amigos  ciegos  y  mal  apasionados algunos. 

3.a  Amigos  solapados  y  chismosos muchos. 

4.a  Émulos  envidiosos  por  idiotas muchísimos» 

5.a  Enemigos  declarados  de  valde.. no  pocos. 

6.a  Indiferentes  desconocidos infinitos., 

CABALLEROS  MÍOS,  SALUD. 

i   A  todos  en  común ,  y  á  cada  uno  de  las  seis  clases 
propuestas  en  particular ,  dirijo  esta  satisfacción  Critico- 

ApQ- 


T22 

Apologética  de  mi  conducta ,  en  lo  que  hago  ,  y  en  lo  que 
dexb  de  hacer»  Supongo  ,  ique  para  las  seis  clases  ,  habrá 
que  contar  Pelucas ,  Golillas  ,  Corbatas,  Bonetes  ,y  Capillas* 
y  acaso  gentes.  Ue  Gabán  y  Poiaynas.  Con  todos  hablo, 
cayga  el  que  cayere,  ó  levante  el  dedo  el  que  gustare. 
Á  ninguno  pienso  nombrar ;  porque  mi  asunto  no  es 
quejarme  de  persona  alguna.  Pero  para  responder  en  bre- 
ye,  y  con  lacónica  concisión  á  los  dos  principales  car- 
gos ,  que.se  me.podrán  hacer  ,  digo ,  que  ya  en  el  título 
están  estás  dos  respuestas.  Al  primero  :  ¿Por  qué  vivo  tan 
retirado7.  Respondo:  Porque  si  «Y  á  el  segundo:  ¿Por  que 
no  me  meto  á  escritor? Respondo:  Porque  no. 

2  Es  graciosísima  la  respuesra  de  ios  niños  ,  quando 
reconvenidos  ,  ¿por  que'  han  hecho  esto ,  ó  por  que'  no 
han  hecho  lo  otro?  todos  naturalmente  responden  á  lo 
primero:  Porque  sí,  y  á  lo  segundo:  Porque  ni.  Estas  res- 
puestas que  se  miran  como  pueriles  ,  yo  las  considero  co- 
mo didadas  por  la  misma  naturaleza  racional.  A  no  ser 
así ,.  no  pudieran  los  niños  de  todo  el  mundo  concordar 
en  ellas.  Asi  mismo  las  venero  como  arregladas  al  sí  y  no 
como  Christo  nos  enseña  :  Sit  sermo  vester  ,  est ,  est, 
non,  non. 

3  La  inocencia  de  los  niños  tiene  el  privilegio  na- 
tural d,e  no  deber  señalar  las  causas  de  lo  que  hacen  ,  o 
no  hacen,  quando  solo  se  les  pregunta  con  un  por  qué. 
Los  niños  no  entienden  esa  voz.  Así  quando  se  les  pre- 
gunta :  por  qué ,  imaginan  que  solo  se  les  pregunta  ,  si 
hiqieron  ó  no  hicieron  tal  cosa  5  y  como  inocentes,  que 
aún  no  saben  mentir,  responden,  sí  ó  nú.  Pregúntaseles 
por  rodeos  ,  y  con  voces  que  ellos  entiendan,  ¿que  mo- 
tivos tuvieron  para  hacer ,  ó  no  hacer  tai  cosa  ?  y  se  ve- 
rá ,  que  soltando  la  taravilla  ,  estarán  charlando  media 
hora  ■,  contando  los  motivos  que  tuvieron.  (,y  para  ellos 
muy  graves  y  fuertes)  para  haberla  hecho  ?  ó  no. 

Mas 


12  n 

4     Mas  chistosa  es  la  respuesta  de  un  niño  gallego., 
Instábale  su  madre  para  que  fuese  á  la  escuela  ,  con  esta; 
gallega   expresión  :  Menino  vay  para  a  escola.  A  cada  ins- 
tancia solo  respondía  el  niño  dando  á  las  orejas  ,  y   moJ 
viendo  la  cabeza  sin  hablar  palabra.  Porfiando  mucho  la; 
madre  ,  y  creyendo  el  niño  que  ella  no  le  había  enten- 
dido la  muda  seña  de  su  negativa,  irritado  y  á  medio 
llorar  la  dixo,  y  apostrofó  así:  Na-nay ,  non'vos  cahíedest 
qu    en  facendo  eu  asi  (y  daba  átlas  orejas,  y  á  la  cabeza' 
como  antes)  es  señal  que  non  quero.  En  castellano  :  Mi  ma- 
dre ,  no  os  canséis  5  pues  dando  yo  á  las  orejas  ,  es  s'éfttil  que 
no  quiero,   ¿Quien  duda   que  un  niño  alegará  muchos 
fuertes  motivos  para  no  ir  a  la  escuela  ?  Con  tódoel  ga- 
lleguito  no  quiso  alegarlos ,  y,  solo  recurrió'  á  su  láco-; 
nica  negativa  por  señas, y  á  Un  conciso  non  quero. 

5  Dirá  alguno;  qué  no-  solo  la  expresión  mquieroj 
sino  también  la  otra  quiero, ,:  son  groseras  en  el  castellano, 
y  que  arguyen  descortesía  y  mala  crianza.  Alegarán  at 
señor  Caramuel  ,  que  en  el  tomo  Ií.°  de -su  Trimegisto, 
Art.  8.  Sed.  4.  excita  in  teirminis  la  qüestion:Anvoloy  no- 
lo^  Hispanicis  ,  quiem-i&'wo quiero  ,  politicé 'voces  ineff ahiles 
stntt&Wí  cita  los  Zigarrales  de  Molina,  en  los  quales  una. 
criada  tuvo  por  grosero  á  un  lacayo :  Quiero  dixo  l  ay 
que  grosero.  Y  asimismo  un  rocin  tuvo  por  grosero  á  uní 
frison,  porque  pidie'ndole  partiese  con  él  la  cebada,  se  la! 
negó  $  y  echó  en  fin  como  grosero,  tras  un  relincho  un 
no  quiero.  Dice  Caramuel ,  que  estas  expresiones  se  han  d$ 
suplir  por  e'stas  ;  Possum ,  non  possum. 

6  Yo  no  escribo  aquí  en  lengua  política  ,  la  qual  ha- 
ce estudio  de  no  conformar  la  lengua  con  el  corazón.  El 
árbol  Persea  (distintísimo  del  Pérsico  )  tiene  la  hoja  con 
figura  de  lengua ,  y  el  fruto  con  figura  de  corazón  ;  y  es- 
te fruto  con  su  hoja ,  era  uno  de  los  símbolos  ,  que  los 
Egipcios  tenían  para  significar  la  verdad.  Y  los  Judíos,  se* 
Tom.  VI*.  Q  gun 


124 

gun  Josefo,  tenían  en  las  manos  quando  sacrificaban,  unos 
ramos  de  Arrayan   y  de  Palma  ,  colgando  de  ellos  va- 
rios frutos  de  la  Persea.  Esto  sin  duda  ,  para  significar 
que  en  el  sacrificio  que  se  hacia  á  Dios,  debían  concordar 
las  palabras  con  el  corazón.  Lo  contrario  merece  la  indigna» 
cion  divina:  Populas  bic  labiis  me  honor at,  tor  autem eorum 
longe  est  a  me.  Este  lenguage  debía  ser  el  político,  que  abor-i 
rece  Dios,  quando  no  concuerda  el  corazon^con  la  lengua.1 
7     Un  quiero  y  un  no  quiero  ,  quando  hay  fuertes  mo- 
tivos para  decirlo ,  han  escusado  muchas  disputas  ,  y  mu- 
chas impertinencias  de  importunos  pedigüeños.  Esto  no 
io  hacen  un  puedo  y  no  puedo.  Sobre  si  puedo  ó  no  puedo, 
se  excitarán  porfiadas  disputas  >  pero  todas  se  desharán 
en  humo  al  llegar  á  un  quiero  ,  ó  no  quiero.  Algunas  veces 
he  dicho  que  el  hombre  que  al  cabo  de  la  semana  no  ha 
dicho  algún  redondo  no  quiero ,  y  algún  redondo  quiero, 
no  sera  hombre  de  bien,  ni  digno  de  la  sociedad  huma-: 
na  :  pues  ó  será  un  fatuo  adulador  f  ó  engañará  á  mu- 
chos ,  ó  faltará  á  muchas  palabras.  Suele  decirse  de  estos: 
que  ni  tienen  palabra  mala  ,  ni  obra  buena. 

8  El  no  querer  hacer  una  cosa  quando  hay  motivos 
fuertes  ,  ni  es  pecado  teológico ,  ni  filosófico ,  ni  po- 
lítico. ¿Por  que,  pues  ,  ha  de  ser  descortesía,  grosería,  y 
mala  crianza  el  que  uno  explique  aquella  intención  ,  de 
modo  que  el  que  lo  oye  no  salga  engañado  ?  ¿Por  que 
ha  de  ser  inefable  en  lo  político  ,  un  no  quiero  ,  no  siendo 
reprehensible  el  no  querer  ?  Si  el  puedo  ,  no  puedo  ,  su- 
ple por  quiero  ,  no  quiero  ,  entienda  el  mas  estirado  de 
los  políticos,  que  quando  se  le  responde :  quiero, no  quiero, 
han  de  entender :  puedo ,  no  puedo*  Pero  no  entrarán  los 
políticos  en  esto.  Con  un  quiero  ,  no  quiero  ,  se  les  des-, 

jarreta  la .se  les  cierra  la  puerta  á  su  política 

trapaza,  y  se  les  tapa  la  boca  á  todo  quanto  podrían  opa- 
fie*  de  engañifa ,  si  se  les  respondiese :  Puede,  no  puede. 

El 


9  Él  que  quisiere  pegar  un  petardazt)  á  uno  de  los 
mas  redomados  políticos  ,  no  tiene  mas  que  concordar 
con  ellos  en  lo  primero  que  dicen  y  proponen  ,  procu- 
rando esforzar  la  propuesta  ,  y  alabar  la  determinación. 
Como  lo  primero  que  estos  Proteos  de  la  sociedad  hu- 
mana proponen  ,  es  lo  contrario  ó  contradictorio  de  lo 
que  piensan  hacer ,  contrariandose  su  lengua  á  su  cora- 
zón ,  se  les  dexa  hechos  unos  monos  ,  concediéndoles  lo 
primero  que  proponen  >  y  reduciéndolos  á  título  de  una 
corte's  condescendencia  ,  á  que  ó  por  no  parecer  incons- 
tantes executen  lo  que  dixeren  contra  lo  que  tenían  pen- 
sado executar  i  ó  porque  eso  no  les  conviene,  á  que  se  les 
demuestre  son  falsarios ,  y  fementidos  si  executan  lo  con* 
trario  de  lo  que  propusieron  fingiendo  sinceridad. 

10  Con  este  arbitrio  he  conjurado  algunos  demo- 
nios ,  ó  endemoniados  políticos ,  que  en  el  corazón  eran 
tales ,  y  querían  pasar  por  hombres  de  bien  y  reales, 
solo  en  la  boca  ,  usando  del  lenguage  político.  Valga  el 
diablo  el  lenguage  que  solo  sirve  para  engañar.  Dirán 
que  es  preciso  acomodarse  á  ese  lenguage ,  para  vivir  en 
el  mundo  ,  y  á  la  moda.  Buen  provecho  les  haga  á  los 
que  dicen  eso  ,  y  que  hablan  y  obran  según  esas  leyes. 
Estas  obligarán  á  los  que  las  han  profesado ;  no  á  mí, 
que  con  la  renuncia  del  mundo  ,  y  de  sus  modas  ,  ni  las 
he  visto  ni  oido ,  ni  se'  ni  he  profesado  >  y  las  debo  abor- 
recer de  corazón  ,  de  boca ,  y  de  escrito. 

1 1  No  se  hablar  sino  como  pienso.  No  se'  escribir 
sino  como  hablo.  ¿  Quie'n  creerá  que  en  este  renglón  es- 
tán cifradas  las  respuestas  á  las  dos  preguntas ,  ó  á  los 
dos  Por  ques  con  que  me  han  molestado  ,  y  molestan  ca- 
da dia  tanto  genero  de  gentes  ?  Pero  ya  que  no  respon- 
da como  niño  porque  sí ,  y  porque  nó  :  ni  como  racional 
ya  con  barbas ,  porque  quiero ,  y  porque  no  quiero  :  va- 
yan las  respuestas  por  otra  frase.  No  se  hablar  sino  como 

Q  2  píen- 


12  6 

pienso  :  por  eso  debo  vivir  tan  retirado  del  mundo  ,  que 
no  gusta  de  esas  conformidades.  No  se' escribir  sino  como 
hablo,  y  como  pienso:  por  eso  debo  huir  de  tomar  la 
pluma  ,  y  de  ponerme  al  mecánico  oficio  de  escritor  ,  que 
debe  abandonar  aquellas  conformidades  para  hacer  for- 
tuna en  serlo. 

1 2  No  hay  que  oponerse  al  señor  Caramuel  ya  ci- 
tado, que  dice  ,  que  el  texto  de  Juvenal :  Sie  voló  :  sicju» 
beo  :  stat  pro  ratione  voluntas  ,  no  solo  no  se  ha  de  oir  en 
boca  de  un  hombre  privado  ;  pero  ni  en  la  de  un  Prín- 
cipe justo  j  sino  en  la  de  un  Príncipe  impío  y  tirano.  Ju- 
venal no  pone  aquel  político  velo  en  boca  de  Príncipe 
alguno,  sino  para  el  exemplo  en  boca  de  una  muger  ca- 
sada ,  de  las  que  en  Roma  mandaban  per  fas  per  nefas 
á  los  maridos.  De  aquellas  que  usaban  el  lenguage  po- 
lítico ,  y  que  estaban  en  los  primores  de  las  modas 
Romanas. 

13  Mandaba  una  al  marido  v.  g.  que  crucificase  á 
tal  criado :  Pone  crucem  servo.  Deciaie  el  marido  ,  que  no 
tenia  delito  alguno  ,  y  que  no  habia  razón  para  semejan- 
te atrocidad.  No  importa  ,  reponia  la  furia  endiablada: 
Nil  fecerlt ,  esto  :  Hoc  voló,  úc  jubeo  ,  sit  pro  ratione  volun- 
tas. Ese  voló  ,  esc  jubeo,  y  ese  quiero  ,  se  debian  desterrar 
del  mundo  quando  no  precede  causa  ,  motivo  y  razón 
fuertísima  para  querer  ó  no  querer.  Pero  quando  pre- 
ceden fuertes  razones  ,  ó  que  la  razón  está  por  la  volun- 
tad, es  escusado  andar  por  rodeos  para  explicarla.  Con  un 
quiero ,  y  un  no  quiero,  está  explicado  todo. 

14  A  ese  fin  se  inventaron  los  verbos  voló  y  nolo  ,  y] 
los  hacen  conjugar  á  los  niños  en  Gramática.  Y  es  de 
notar  ,  que  el  verbo  voló  ,  is  ,  no  tiene  allí  rmperativo  cor 
mo  otros  verbos  :  así,  ó  bórrense  esos  verbos  del  latín  y] 
del  castellano,  ó  destierrese  el  lenguage  político,  y  la  mo- 
lla de  que  no  se  deben  usar,  No  es  descortesía  decir,  quiere, 

y 


,  I27 

y  no  quiero  ,  quanao  se  habla  de  corazón  ,  y  con    ánimo 

de  cumplir  la  palabra.  Al  contrario  ,  es  descortesía  ,  es 
impostura  ,  es  peste  de  la  sociedad  humana  ,  y  propio 
lenguage  de  políticos  malvados  ,  decir  con  la  boca  quie- 
ro ó  no  quiero  executar  esto  ,  al  tiempo  que  ya  en  el 
corazón  tienen  determinado  hacer  lo  contrario  ó  contra- 
didorio. 

1 5  Podrá  suceder  que  uno  que  con  la  boca  ,  y  el 
corazón  dixo  un  quiero  ,  ó  no  quiero ,  haga  después  lo 
contrario j  pero  en  virtud  de  nuevas  ,  y  mas  fuertes  ra- 
zones. Eso  tan  lejos  de  ser  moda  ,  política  ,  ó  descortesía 
reprehensible,  es  prudencia  -.Sapientis  est  mutare  consilium. 
Es  oportuna  para  el  caso  la  parábola  que  Christo  señor 
nuestro  propuso  á  los  Judios.  A  un  padre  de  familias 
que  tenia  dos  hijos ,  y  les  mandó  que  fuesen  á  trabajar  á 
su  viña  :  respondió  el  primero  con  un  no  quiero  redondo: 
Ait  rulo.  El  segundo  respondió  con  un  redondo  sí ,  ó  quie- 
ro :  eo  domine.  El  hecho  fue  ,  que  arrepentido  el  primero 
fue  á  trabajar  á  la  viña;  y  no  el  segundo  que  habia  dado 
el  sí:  y  aún  los  mismos  Judios  votaron  ,  que  no  el  segun- 
do del  sí ,  sino  el  primero  del  nó ,  habia  cumplido  la  vo- 
luntad de  su  padre. 

1 6  En  esto  se  conoce  que  mas  se  podrá  esperar  de 
un  nó  de  corazón  ,  que  de  un  sí  de  boca.  Aquel  se  podrá 
mudar  en  un  sí  de  corazón  ,  si  se  descubren  razones  mas 
fuertes  >  no  así  el  sí  de  boca  ,  que  se  dio  en  falso  ,  pues 
ya  tiene  el  nó  en  el  corazón.  En  breve  ,  para  la  felicidad 
de  lá  sociedad  humana ,  es  pura  materialidad  ,  el  sí,  ó  el 
nó  j  ó  el  quiero  ,  ó  no  quiero  ,  como  haya  realidad  en  el 
trato.  Al  contrario  :  es  peste  de  esa  sociecíad  ,  dar  un  nó 
por  sí ,  y  un  sí  por  nó  ¿  pues  en  eso  consiste  la  mentira, 
falsedad,  felonía  ,  traycion  ,  alevosía  ,  engaño  ,  embuste, 
e'  impostura. 

¿2     De  este  lenguage  político  y  diabólico  ,  por  pa- 
la- 


128 

labra ,  obra ,  y  escrito ,  están  atestados  los  libros  de  to- 
das naciones.  El  infame  monstruo  Domiciano  hacia  ju- 
guete de  esta  crueldad  solapada.  A  uno  que  ya  tenia  de- 
terminado le  crucificasen  al  otro  dia,  le  llamó,  le  acari- 
ció ,  le  sentó  á  su  lado  para  conversar  ,  y  le  regaló  con 
platos  de  su  cena  para  que  se  imaginase  muy  en  la  gracia 
de  aque'l,  mas  que  de  hombres  emperador  de  moscas.  Un 
sí  halagüeño  en  la  boca  de  aquel  papa  moscas  cruel ,  era 
ya  en  su  corazón  un  crucifige :  y  todo  para  abusar  mas  de 
la  paciencia  de  los  hombres ,  como  dice  Suetonio :  Quo  con- 
ventius  abuteretur  patkntia  homlnum . 

1 8  Aquellas  y  otras  semejantes  acciones  de  cruel 
alevosía  ,  son  conseqüencias  del  lenguage  político  ,  y  es- 
cogidas frases  de  su  retórica.  Pésima  es  la  crueldad  j  pero 
mas  pésima  es  quando  la  precede  la  alevosía  de  boca  pa- 
ra cumplir  con  la  moda  de  la  cortesía  y  urbanidad  j  que 
así  la  llaman  ,  siendo  en  el  fondo  una  refinada  perversi- 
dad del  corazón  ,  como  la  definió  san  Gregorio  :  Mentís 
perver  sitas ,  urbanitas  vocatur.  No  que  sea  así  i  sino  que  así 
la  llaman  los  que  la  usan  :  como  por  el  contrario  llaman 
fatuidad  á  todo  lo  que  es  candor  ,  sencillez  ,  realidad ,  ys 
pureza  de  corazón  ,  que  ya  no  son  de  moda  :  Puritatis 
virtus  ,fatuitas  creditur. 

19  Los  que  así  difinen  la  fatuidad  ,  y  la  urbanidad 
entre  los  hombres ,  tomando  las  cosas  al  revés  ,  tienen 
por  nada  urbano  ,  descortés  ,  grosero  ,  y  mal  criado  al 
que  con  la  sinceridad  racional ,  filosófica ,  y  christiana 
usa  del  sí ,  y  del  nó  ,  6  del  quiero ,  ó  no  quiero  ,  confort 
mando  su  lengua  con  su  corazón.  Y  el  caso  es ,  que  como 
solo  á  estos  pueden  engañar ,  sintieran  que  también  fue- 
sen urbanos  como  ellos.  En  ese  caso  se  encontrarían  las 
crucen,  y  se  cruzarían  las  imposturas.  Un  tramposo  no  es 
capaz  de  engañar  á  otro  tramposo  ,  si  antes  no  se  dá  un 
baño  de  sincero  y  real  x  á  lo  menos  se  tienta  por  ese  ca- 

nú- 


129 

mino.  Uno  de  los  tres  tramposos  de  ¡afortuna  con  seso  de* 
cia  :  no  profeso  sino  pan  por  pan  ,  y  vino  por  vino.  Y  le 
respondia  otro  :  no  hay  cosa  como  la  puntualidad  ,  sí  por 
sí,  y  no  por  no.  Y  los  dos  eran  los  mas  embusteros  y 
tramposos. 

20     Así  el  responder  yo  sí  por  sí ,  y  nó  por  nó  con  el 
fin  de  no  engañar  ni  de  ser  engañado  3  y  el  explicarme; 
pan  por  pan  ,  y  vino  por  vino ,  tan  lejos  de  argüir  poca 
urbanidad  ,  y  descortesía  en  mi  conducta  ,  debe  conven- 
cer á  qualquiera  que  es  en  todo  conforme  á  la  sociedad 
humana. Jamas  pensare  oponerme  á  las  voces  cortesía  ,  ur- 
banidad ,  política,  buena  crianza,  &c.   Estoy  firme  en 
que  esas  voces  significan  ,   y  deben  significar  un  mas  ra- 
cional primor  del  trato,  y  comunicación  que  los  hom- 
bres han  de  tener  en  la  sociedad  humana  para  hacerla 
mas  apetecible.  ¿  Pero  cómo  he  de  creer  sea  cortesía  el 
decir  una  cosa  por  otra,  y  el  engañarse  unos  á  otros? 
Digo  redondamente  que  siempre  he  sido  ,  y  seré  adverso 
á  ese  genero  de  cortesía  y  urbanidad.    ; 

21  Es  preciso  hablar  en  este  tono,  pues  aún  cara  á 
cara  se  me  ha  tratado  de  inurbano  y  descortes  >  porque 
no  sigo  la  moda  y  lenguage  de  esas  falsas  cortesías.  Y 
en  verdad  que  he  observado ,  que  algunos  de  los  que  las 
usan  ,  y  que  son  nimios  en  gestos  de  boca ,  en  contorsio- 
nes de  cuerpo  ,  en  expresiones  cultas  ,  y  en  ofrecimientos 
fingidos ,  ni  aún  los  elementos  saben  de  la  verdadera 
cortesía  y  urbanidad.  Los  mas  urbanos  y  ceremonio- 
sos de  Europa ,  pasan  en  la  China  por  rústicos  y  des- 
corteses ,  pues  no  llegan  á  executar  la  decima  parte 
de  los  cumplimientos  urbanos ,  que  los  Chinos  usan  en- 
tre sí. 

22  A  muchos  he  dado  por  razón  de  mi  total  retiro, 
el  que  yo  no  me  podia  acomodar  á  el  lenguage  político, 
si  al  ceremonial  del  gran  mundo.  Cansado  ya  de  dar  ra- 


I3° 

zones ,  y  ele  no  ser  oído  ,  tome'  el  pueril  arbitrio  ele  res- 
ponder á  los  que  con  importunidad  me  instaban  ,  dicie'n- 
doles  :  Vivo  retirado  porque  sí ,  y  porque  quiero»  Asimis- 
mo á  los  moscones  de  la  tercera  clase  ,  que  querian  saber 
sin  importarles ,  por  que'  no  me  metia  á  escritor ,  res- 
pondí algunas  veces,  y  con  enfado  :  Porque  no  7  y  por' 
que  no  quiero.  Véase  aquí  la  razón  del  título  de  esta  satis-* 
facción  Critico  Apologética  de  mi  conduda. 

23  No  hay  que  oponerme  ,  que  ninguno  me  pide 
ésta  satisfacción  ,  y  que  ó  es  jactancia  ,  ó  mucha  satisfac- 
ción propia  el  tomar  la  pluma  para  darla.  ¿Que'  impor- 
tará, dirán  algunos,  que  yo  viva  ó  no  viva  retirado  ,  y 
que  imprima  ó  no  libros?  Otros  vi  Ven  mas  retirados  ,  y 
sin  pensar  en  imprimir  j  y  ninguno  tomó  hasta  ahora  la 
pluma  para  dar  satisfacciones  de  su  conduda,  porqué 
ninguno  se  las  pide.  A  eso  respondo  por  los  mismos  con- 
sonantes. 1  Y  que  le  importa  á  ninguno  que  yo  viva  re-1 
tirado  ,  y  que  yo  imprima  ó  no  imprima  libros  ?  ¿Será 
mucho  que  yo  goze  también  de  los  privilegios  de  esos 
otros  muchos ,  cuya  conduda  á  ninguno  debe  impor- 
tar ?  ¿  Y  que'  privilegios  podrán  alegar  papa  ridiculizar- 
me ,  los  que  para  eso  han  apurado  todos  los  apodos,  des-^ 
preciables  adjetivos,  y  epítetos  injuriosos? 

24  ¿  Quie'n  habrá  que  tenga  alguna  noticia  de  mt 
persona  ,  que  no  este'  imbuido  al  mismo  tiempo  de 
mil  mentiras ,  necedades  é  impostura*  contra  ella  ?  Ca- 
da uno  estará  imbuido  según  la  ocasión  que  tuvo  de 
haber  oido  e'stas ,  y  las  otras  i  ó  á  los  originales  que- 
las  forjaron  ,  ó  á  las  copias  que  las  creyeron  ?  Yo  soy] 
en  boca  de  todos  ,  con  distribución  acomodada  un  hom- 
bre ridiculo  ,  duro ,  adusto  ,  hipocondriaco ,  insociable  ,  j¿-, 
co  ,  serio  ,  des  abrido  y  incomunicable  ¡  melancólico^  intr atable y 
indómito  ,  Urco  ,  tenaz  ,  testafudo  ,  uraño ,  incivil ■  t  inurbM 
no  >  descortés ,  grosero^  inmanejable  ,  voluntarioso ;  y  en  fin, 

si 


6$* 

sí  le  hay  en  redículízarme  ,  que  soy  otro  Jlmon  Ateniense^ 
nuevo  Misántropo  en  Maidrid. 

25  A  estacaos  docenas  de  lisonjas  ,  que  inventó  la; 
retórica  de  la  envidia  ,  y  de  la  necedad  ■,  y  que  son  vein- 
te y  quatro  imposturas  garrafales  ,  se  añaden  las  repre- 
hensibles acciones  que  el  mismo  lenguage  retórico  y  ,po* 
lítico  me  atribuye.  Que  no  visito  á  nadie:  que  cierro,  la 
■puerta  á  toda  visita  :  que  si  admito  alguna  ,  no  la  pago  :  que 
no  salgo  de  casa  ,  ni  aún  de  la  celda  :  que  rarísima  vez  se  me 
ve  en  la  calle  ,  ó  en  el  campo  :  que  no  recibo  cartas :  que  si  las 
recibo ,  las  mas  no  las  abro  ?  y  á  las  mas  de  las  ¡  que  leo  no 
respondo,  ó  si  respondo  que  es  con  tanta  sequedad ,  que  sequi* 
tan  las  ganas  de  repetir  :  que  á  veces  devuelvo  las  cartas  cer- 
radas con  sobrescrito  al  que  las  escribió, 
-  26  Que  después  de  quarenta  y  ocho  años  que  conoz- 
co á  Madrid,  no  tengo  comunicación  alguna  ,  ni  alta  ,  ni 
media  ,  ni  Ínfima :  que  por  lo  mismo  soy  muy  inútil  para 
;un  empeño  en  la  Corte:  que  afedo.no  querer  comer  fuera, 
de  casa  :  que  me  niego  á  algunos  convites  honrados,  pa- 
ra espaciarme  fuera  de  Madrid  :'  que  convidado,  por  es- 
quelas para  algunas  funciones  eclesiásticas  ó  seculares, 
jamas  asisto  á  ellas :  que  ni  aún  á  funciones  literarias 
quiero  asistir  :  que  si  me  dan  alguna  esquela  para  uno, 
ó  no  la  admito  ,  ó  no  la  entrego  :  que  si  alguna  señora 
me  llama  en  la  Iglesia  ,  ó  en  la  Portería  ,  que  no  quie- 
ro baxar.  A  este  tenor  me  cargan  de  otros  muchos  ques, 

27  Por  quarenta  razones  no  podemos  hacer  la  salva 
de  la  artillería  á  V.  E.  dixeron  los  de  una  ciudad  á  un 
Capitán  general  pasagero.  La  primera  ,  porque  no  hay 
ni  un  grano  de  pólvora.  Al  punto  repuso  el  Capitán, 
pues  ya  es  escusado  contar  las  39  razones,  restantes.  Es 
notorio  ,  que  yo  vivo  y  quiero  vivir  siempre  retirado, 
y  como  recluso  entre  las  quatro  paredes  de  mi  celda, 
huyendo  de  todo  comercio  fuera  de  ella  $  y  que  yo  nx> 

Totn.  VI*  W  pue- 


puedo  estar  en  ios  lugares.  Así  es  escusado  abultarme  el 
proceso  con  la  consiguiente  baraúnda  de  ques,  otrosí ,  item 
mas,  y  porqués.  Las  cartas  las  considero  como  visitas  de 
gorra  de  entremetidos,  y  á  los  mas  de  los  quales,  no 
abriria  yo  mi  puerta  si  viniesen  en  persona  á  molestar- 
me. Con  que  todos  los  dichos  ques  vienen  a  parar  á  sólo  el 
un  que  vivo  siempre  muy  retirado. 

28  ¿Y  quienes  me  probarán  que  es  capítulo  de  resi- 
dencia contra  un  religioso  ,  el  vivir  retirado  y  abstraído? 
En  verdad  que  de  esta  abstracción  se  han  agarrado  los 
malévolos ,  para  esparcir  como  probable  el  que  yp  ado? 
lecia  de  los  veinte  y  quatro  defe&os  del  número  24 ,  por- 
que sabian  por  sus-  infames  experiencias ,  que  los  falsos 
testimonios  quajan  y  pegan  sin  apelación  ,  quando  se 
levantan  á  alguno  ,  que  por  vivir  muy  retirado  ,  no  po- 
drá desvanecer  la  impostura.  No  obstante ,  yo  espero 
desvanecerla  desde  mi  retiro  j  y  dar  satisfacción  desde  el, 
á  todos  los  cargos  que  se  me  podrán  hacer  contra  mi 
conduda. 

29  No  todos  los  de  las  seis  clases  del  número  prí-¿ 
mero  merecen  una  misma  respuesta.  Un  solo  porque  sí, 
es  sobrado  para  algunos.  Y  para  otros  es  bastante  razón 
decirles  ,  porque  quiero  í  que  es  la  primera  razón  que  ale^ 
gó  Carlota ,  para  querer  matar  á  Valdovinosi  ad virtiendo^ 
le,  que  en  el  primero  y  segundo  dedo  de  la  mano  tenia 
las  razones  2.*  y  3.*,  sin  contar  otras  que  le  quedaban  cu 
los  otros  dedos ,  como  las  contó  Cáncer  en  la  chistosa  co- 
media de  la  muerte  de  Valdovinos. 

Valdovinos.......  Pues  decidme,  ¿por  que' muero? 

f  AkLOTo............  Por  tres  causas  :  porque  quiero 

Es  una  i  y  por  e'sta,  y  esta::.. 
tY  aún  os  callo  otras  razones, 
Que  tengo  en  esotros  dedos. 


m 

30  No  merecen  más  seria  satisfacción  que  esta  ,  por- 
que quiero ,  muchos  de  los  que  después  de  haberme  ridi- 
culizado á  toda  satisfacción  de  su  malevolencia  ,  fingen 
cuerpo  de  delito  sobre  el  por  que  yo  vivo  tan  .retirado. 
Pero  como  no  faltan  algunos  de  buena  intención  ,  y  que 
acaso  estarán  preocupados  ,  quieto  responder  á  esos  en 
otro  tono  haciéndoles  ver  las  fuertes  razones  que  m¿ 
asisten  para  mi  conduda  ,  así  en  quanto  al  sí  de  mi  reti- 
co ,  como  ai  no  de  imprimir  libros.  De  esto  hablare'  con 
mucha  extensión  adelante.  Y  aquí  solo  hablare  del  por- 
que sí  de  mi  retiro  y  abstracción ,  y  de  todo  lo  que  á  eso 
es  consiguiente. 

3 1  Toda  esta  satisfacción  Critico- Apologética  de  mi 
conduóía ,  se  debe  imaginar  que  ha  sido  una  familiar  con+ 
versación  que  he  tenido  sin  salir  de  mi  celda  con  quatro 
amigos  verdaderamente  do&os  y  prudenteSé  No  hay  aquí 
diálogos  con  entradas  y  salidas  de  tornillo:  Yo  me  lo 
quiero  hablar  todo  5  y  sin  tropezar  en  barras^  hablare  cor» 
libertad  christiana ,  religiosa ,  filosófica ,  literaria  ,  y  aún 
política ,  sin  nombrar  ni  ofender  á  persona  alguna  j  y  en 
suposición  de  que  nada  de  esto  se  ha  de  imprimir ,  me 
tomare' la  libertad  de  usar  de  algunas  chanzonetas ,  chis- 
tes-, y  frases  vulgares,  quando  se  me  ofrecieren  á  la  plu^ 
ma.  Y  no  por  eso  dexare'  de  usar  de  otras  expresiones  que 
se  me  presenten,  aunque  tengan  algo  de  acey  té  y  vinagre* 
y  con  su  puntica  de  sal  y  pimienta.  Sin  esto  no  hay  con- 
versación bien  guisada.  Ahorrare  lo  mas  que  pudiere  de 
latines ,  que  son  los  huesos  de  las  conversaciones ,  y  de  los 
escritos.  Aquí  rio  hay  que  buscar  estilo^  ya  porque  soy 
incapaz  de  tenerle ,  ya  porque  escribo  como  hablo. 

•  - 


R  2  EL 


5*4 

EL     PORQUE     SÍ 

DE    MI    RETIRO    T    ¿BSTR4CCI0N. 

3  2  Deseaba  el  malvado  y  cruel  Caligula  que  todas 
las  cabezas  del  pueblo  Romano  no  tuviesen  unidas  sino 
un  solo  pesLuezo  ,  para  poder  cortarlas  todas  de  un  solo 
golpe.  Si  Hercules  hubiese  sabido  esta  'máxima  política 
de  los  tiranos ,  no  hubiera  gastado  tanto  tiempo  para 
acabar  con  la  hidra  de  Lerna.  Anduvo  por  las  ramas  de* 
biendo  dar  el  golpe  por  el  tronco  de  todas  las  Cabezas. 
Los  que  han  estado  en  el  Occeano  habrán  visto  aquel 
marisco  singular  que  en  Galicia  llaman  Precebes  ,  elqual 
no  le  hay  en  el  Mediterrano  ;  y  por  eso  no  hay  noticia 
de  ellos  en  los  autores  antiguos»      . 

33  Imaginese  una  como  mata  de  muchos  pies  uní-^ 
dos  con  sus  pezuñas  ,  y  con  botas.  No  he  visto  mas  di-n 
bu  jo  de  ese  marisco  ,  que  el  que  en  la  lamina  30  pona 
Mr.  de  Argenville ,  en  su  tomo  de  la  Qonchllibbgia.  Con 
solo  ver  esa  lamina  ,  se  hará  cargo  qualquiera  de  la  con- 
figuración de  ese  marisco  en  quanto  al  todo ,  y  á  sus 
partes.  Dales: con  otros  el  nombre  latino  Pollicipedes ,  y 
en  Francés  Pousepieds.  En  esto  se.aludé  á  que  las  pezuñas 
parecen  dedos  pulgares  de  los  pies ,,  y  del  mismo  origen  se 
llaman  Precebes.  en  Galicia.  Lo  que  hace  al  caso  es,  que  Ju- 
lio Esealigero  llama  hidra  á  esta  mata  marisca  de  pies  <vh 
vientes  unidos.       ,  J 

\  34  En  esto  atendió, Escaíígeró  á  que  las  pezuñas  re-^ 
presentaban  cabezas  como  las  demás  hidras.  Y< los  otros,  á 
que  estas  cabezas  representaban  pulgares  del  pie  ó  pezuñas. 
De  manera  que  el  Precebe ,  ó  es  una  hidra  con  muchas 
cabezas ,  ó  es  un  monstruo  con  muchas  pezuñas  ,  ó  patas 
de  cabra.  Xa  tenemos  en  la  hidra  lerne'a  l  y  en,  <ísta  otra 
;  r  &éi  hjh 


1 3  s 

hidra  del' mar  ,  el  mas  oportuno  símbolo  de   la   infer- 
nal envidia  ,    y  de  la   pestífera   maledicencia     de    los 
que  por  motivos  que  se  dirán,  hacen  estudio   de  ridi- 
culizarme, censurando  lo  que  debian  aplaudir. 

35  A  ese  monstruo  de  muchas  cabezas  ó  cabecillas, 
y  de  muchas  patas  ó  pezuñas  no  se  le  ha  de  acometer  por 
partes.  Es  tan  fecunda  la  maldiciente  envidia  ,  que  cor- 
tándole una  cabeza  ,  ó  tapándole  una  boca,  le  nacen 
otras  cabezas ,  y  se  le  multiplican  las  bocas  infernales.  Es 
observación,  que  si  á  un  cangrejo  se  le  arranca  una  pata, 
le  renace  otra  en  el  mismo  sitio.  Esto  que  causaba  ad- 
miración ,  ya  hoy  no  la  causa  ,  después  que  se  ha  ob- 
servado la  infinita  fecundidad  del  inse&o  Pulpo  ó  Pólipo.- 
En  la  traducción  Francesa  de  la  Teología  de  los  insectos 
del  Alemán  Losec  se  halla  la  descripción  y  fecundidad 
de  ese  insecto,  y  es  tal ,  que  si  se  le  arranca  ó  corta 
una  garra  ó  cirro ,  de  este  mismo  renace  otro  Pulpó 
entero.  i 

3  6  Así  ya  es  menos  maravilloso  lo  del  cangrejo  ,  y 
acaso  tendrá  menos  de, fábula  lo,  de  la  hidra  de  la  laguna 
Lerna.  Si  yo  estuviese  en  Galicia  .en  donde  hay  infinitas 
Precebes  ,  ó  Hidras  de  Escaligero  ,  solicitaría  que  á  una 
mata  ó  macolla  de  ellos,  se  le  arrancase  una  pezuña  ó 
pata  ,  para  observar  las  resultas.  Y  para  evitar  las  resul- 
tas de  que  la  envidia  se  multiplique  en  pepitoria  de  pa^ 
tas  y  de  cabezas  ,  cortare  de  raíz  el  tronco  y  cuello  que 
las  sostiene  :  lo  que  no  pudo  hacer  Caligula  ,  y  lo  que 
Hercules  no  acertó  á  executar  bien.  Con  un  mentís  redon- 
do ,  y  evidente  que  yo  de  á  todos  los  que  forjaron  los 
24  capítulos  del  número  24,  llevó,  el  diablo  todas  las 
imposturas. 

37     Dixe  forjaron  ,  para  no  culpar  de  malicia  á  los 
que  las  oyeron  de  otros  que  las  habian  oido  á  los  que. 
eran  interesados  en  fingirlas.  Pero  los  culpare  de  crédu- 
los 


i  $6 

los  en  daño  de  tercero  que  no  han  tratado ,  sí  viviendo 
en  Madrid  no  procuran  certificarse  de  la  verdad ,  por 
medio  de  algunos  que  me  tratan  con  freqüencia.  Algu- 
nos que  viven  preocupados  de  aquel  pernicioso  error, 
salieron  de  e'l  por  el  acaso  de  haberme  tratado  dos  ó  tres 
veces,  y  tan  desimpresionados  de  las  24  imposturas ,  que 
hicieron  juicio  de  todo  lo  contrario. 

38  Juan  Chrisostomo  Magneno  en  su  Democritus 
reviviscens ,  pone  con  extensión  las  imposturas  de  los  Ab- 
ikritas  contra  Democrito  5  y  el  como  los  increpó  HippocrA* 
tes :  lpsa  quidem  vertías  apud  Democritum  manet,  opimo  vero 
apud  Abderitas  habitat,  Y  añade  Magneno,  que  habia  na- 
cido Democrito  para  ser  verdadero  amigo  ,  como  lo  fue 
de  Hipócrates ,  de  Philolao  ,  de  Leucippo ,  y  de  otros: 
Natus  erat  ad  amicitias  Democritus.  Jamas  he  tenido  el 
genio  tétrico  y  melancólico.  Ni  soy  Democrito ,  ni  soy 
Heraclito.  Tengo  mi  tempus  flendi  &  tempus  ridendí ,  al- 
ternándole con  mi  tempus  tacendi  &  tempus  loquendi.  Perd 
haciendo  comparación  ,  mas  se  arrima  mi  genio  al  de  De- 
mocrito ,  que  ai  de  Heraclito.  Esto  es ,  mas  tiene  de  jo«j 
vial  que  de  saturnino. 

3  9  Tengo  evidencia  de  que  esto  mismo  dirán ,  y  aún 
podrán  jurar ,  todos  los  qiie~  me  han  comunicado  de  cer- 
ca, mas  de  una  docena  de  veces.  Los  impostores  se  va*- 
len  de  mi  nimia  reclusión  para  persuadir ,  que  seré  te* 
trico,  adusto ,  duro,  insociable,  Scc.  y  después  elevan  es- 
tas falsas  conseqüencias  al  grado  de  intolerables  defeceos, 
para  que  yo  no  les  haga  la  mas  mínima  sombra  de  opo^ 
sicion  á  sus  pretensiones  disparatadas. En  lo  primero,  sorí 
lógicos  idiotas  i  y  en  lo  segundo  falsarios  y  sicophantas. 
Debian  saber  antes  ,  si  mi  retiro  es  efecto  de  mi  comple- 
xión hipocondriaca ,  ó  de  una  prudente  reflexión  ai  lu- 
gar en  donde  vivo. 

40     Pase  que  el  retiro  ocasionado  de  un  negro  hu- 
mor 


137 
mor  melancólico  e  hipoeondriacosJhabitual,  induzca  un 

genio  qual  los  impostores  han  fingido  en  mí  5  siendo  cier- 
to ,  que  esos  mal  acomplexionados  huyen  por  lo  común 
de  toda  sociedad  humana.  Pero  siendo  el  retiro  ocasio- 
nado de  una  libre  reflexión ,  este  retiro  es  un  fuerte  con*- 
juro  contra  todo  ge'nero  de  melancolía.  Yo  vivo  muy  ale- 
gre solo ,  porque  puedo  vivir  en  compañía.  No  así  el  hi- 
pocondriaco 5  pues  porque  la  compañía  le  ofende  »  solo 
aspira  á  estar  solo.  A  esto  es  consiguiente  huir  de  los 
hombres,  Al  contrario,  yo  no  huyo  de  los  hombres  i  sino 
de  las  maulas,  trapacerías,  embudos  y  envestiduras  de 
paseantes  en  Corte. 

4 1  Debo  á  Dios  el  singukr  beneficio  ,  y  por  el  qual 
ie  doy  ,  y  repetiré'  siempre  millones  de  gracias  ,  de  que 
hasta  hoy  por  su  divina  misericordia  ,  jamas  he  tenido 
tercianas  ai  calentura.  Jamas  he  sabido  que'  cosa  son 
sangrías,  purgas,  sanguijuelas  ,  pildoras ,  clisteres  ,  ba- 
ños ,  aguas  termales  %  fuentes ,  sedales ,  &c.  ni  cosa  per- 
teneciente á  los  arsenales  de  Galeno,  Jamas  me  ha  pulsa- 
do Medico  alguno,  ni  jamas  he  necesitado  de  Cirujano* 
Huyo  de  la  barbarie  de  curarme  de  prevención  3  porque 
soy  enemigo  de  hacer  prevenciones  para  enfermar  de  ve- 
ías. No  tengo  achaque  habitual  alguno  ,  sino  el  de  que 
yoy  caminando  para  entrar  en  el  año  de  64  de  mi  edad, 
ocupados  los  50  en  leer ,  estudiar  y  escribir. 

42  Pregunto  á  los  impostores ,  ¿si  yo  fuese  hipocon- 
driaco ,  podría  contar  como  evidente  lo  que  acabo  de 
referir  ?  Luego  mienten  y  remienten  como  falsarios  en 
lo  que  me  imponen.  Siempre  he  tenido  un  genio  afable, 
sociable ,  y  divertido ,  y  bastantemente  acomodaticio, 
quando  no  se  habla  de  conciencia ,  de  pretensiones ,  y 
de  embudos.  Los  que  vienen  á  favorecerme  á  la  cel- 
da ,  dirán  que  se  están  las  tres  y  las  quatro  horas  se- 
guidas ,  ya  conversando ,  ya  hablando  de  iibros ,  ó  de 

di" 


i  38 

diversis.Y  se  que  algunos  dicen ,  que  todo  él  dicho  tierna 

po  se  les  ha  hecho  un  instante. 

43  ¿Y  cómo  se  compondrá  esto  con  la  impostura  de 
que  soy  intratable  ,  insociable  ,  tétrico  ,  uraño  ,  &c.  ¿  Sí 
ilieen  que  todo  lo  que  alego  en  mi  favor  se  puede  com- 
poner con  que  yo  sea  terco  ,  y  tenaz  de  mi  dictamen  ,  y 
(voluntarioso:  digo  ,  que  no  he  visto  hombres  mas  zala- 
meros ,  aduladores ,  y  condescendientes  de  estudio  ,  que 
los  que  son  soberbios  de  orgullo ,  y  de  genio  dominante. 
Estos  se  abaten  hasta  el  vilipendio  ,  quando  1  necesitan  á 
alguno  i  y  se  dan  un  baño  de  luciferes  ,  qjiando  los  ne- 
cesitan á  ellos  ,  acaso  para  cobrarse  de  lo  que  se  han; 
abatido.  En  este  estado  todos  son  voluntad  ,  antojo 
y  capricho;  y  no  hay  para  elfos  mas  entendimiento, 
y  razón  que  su  misma  voluntad  ;  Sít  pro  ratione  vo- 
luntas. 

i  44  Y  si  gozan  alguna  superioridad  sobre  el  solo ,mcj. 
rito  de  medio  pliego  de  papel ,  Dios  nos  tenga  de  su 
mano ,  y  nos  libre  de  semejantes  cachivaches.  ¿Para  que 
me  han  hecho  superior,  sino  para  hacer  mi  voluntad? 
Dicho  es ,  que  se  oyó  á  uno  de  esos  mequetrefes.  Aún 
mas  ridiculo  es,  por  no  decir  mas  blasfemo  ,  el  dicho  que 
he  oido  de  un  Alcalde  de  Ureña.  En  porfía  que  tenia 
con  el  pueblo,  que  no  quería  asentir  á  sus  desatinos  ,  di- 
xo  irritado  ,  y  cantoneándose  con  la  vara  :  ¿No  saben 
que  yo  soy  el  Dios  visible  de  UreñaV  Y  si  aquel  era  el  Dios, 
quales  serian  ios  diablos.  Nohay  mayordomo  de  cofra- 
día: no  hay  cachlvirrio  de  danza ,  diredor  de  gremio, 
alguacil  de  la  limpieza  ,  cabo  de  esquadra  de  tropa^&c. 
que  á  imitación  del  mama-callos.  Alcalde  de  Ureña  ,  no 
se  imagine  que  es  el  Dios  visible  en  su  cuerpo  res- 
petivo. 

45  3   Quisiera  cada  uno  de  estos  ,  y  quieren  otros  de 

mas  alta  superioridad  ,  que  todas  las  voluntades;  de  los¿ 

"  in- 


X3P 

inferiores  ,  y  aún  todos  sus  entendimientos  se  unan  ,  y  se 

metan  en  uno  de  sus  guantes,  para  poder  disponer  á  ma- 
notadas de  esos  entendimientos  ,  y  voluntades,  Y  si  al- 
gún racional  no  quiere  embolsar  su  voluntad  en  el  guan- 
te ,  ni  aguantar  esa  necedad,  se  dice  que  es  terco ,  tenaz, 
amigo  de  su  didamen  y  voluntarioso.  En  ese  sentido, 
y  en  ese  caso  digo,  que  soy  amigo  de  mi  dictamen  ,  y 
de  mi  voluntad  :  y  seria  un  fatuo,  un  estípite  ,  y  un  in- 
sensato ,  si  no  lo  fuese. 

46  A  cierto  caballero  ,  que  cara  á  cara  no  se'  si  en 
chanza  ó  en  veras  me  dixo ,  que  yo  era  muy  amigo  de 
mi  di&amen,  y  de  mi  voluntad,  le  dixe  con  prontitud  :  sí 
señor ,  lo  soy ,  y  en  conciencia  lo  debo  ser  ¡  pues  si  yo 
hubiese  condescendido  con  las  voluntades  de  otros  ,  hu- 
biera executado  mil  pecados  y  maldades.  Quedó  pegado 
á  sí  mismo  con  mi  respuesta ,  y  no  le  quedó  gana  de  pro- 
seguir, aunque  es  discreto,  y  no  mudo.  Tomen  para  sí 
mis  émulos  esta  respuesta ;  y  apliquen  el  epíteto,  no  á 
mí,  que  hago  mi  voluntad,  quando  es  conforme  á  la  de 
Dios ,  y  á  la  de  las  leyes  -,  sino  á  los  que  no  quieren  per 
fas  y  per  nefas  ,  que  haya  mas  voluntad  que  la  suya  ,  ni 
tampoco  mejor  entendimiento. 

47  Hablando  á  Dios  la  Iglesia  ,  le  dice  :  Deus  qui 
Jidelium  mentes  unlus  efficis  voluntatis.  Pregunto,  ¿  aque- 
lla única  voluntad,  es  la  del  Dios  visible  de  Ureña, 
ó  de  otros  semejantes?  ¿Es  la  del  que  para  hacer  su 
capricho,  echa  un  guante  entre  los  tontos  y  malvados, 
para  recoger  voluntades  y  firmas,  y  adunarlas  en  su 
única  voluntad  ?  Es  innegable  ,  que  aquella  voluntad  úni- 
ca ,  de  la  qual  habla  la  Iglesia ,  es  la  voluntad  de  Dios 
explicada  en  sus  preceptos.  El  hacer  esta  voluntad  divi-», 
na  ,  y  no  la  propia  ,  obliga  á  todos  >  y  con  mas  especia- 
lidad, para  el  buen  exemplo  á  los  superiores  de  quales- 
quiera  clase  que  sean.  Estos  no  deben  tener  mas  volun* 

Tom.VI.  S  tad, 


14° 

tad ,  que  aquella  manifestada  en  las  leyes.  Y  lo  qué 
tienen  de  mas ,  es  la  estrecha  obligación  de  solicitar  que 
los  otros  de  su  dependencia  no  tengan  otra  voluntad 
opuesta. 

48  ,  Un  texto  desfalcado,  truncado ,  y  mal  enten- 
dido, ha  ocasionado  mil  absurdos  en  esta  materia*  Casi 
todo  el  capítulo  2  3  de  san  Mateo  ,  se  dirige  á  instruir 
Christo  á  sus  Discípulos  ,  sobre  lo  que  han  de  hacer  ó 
no.  Mándales  que  hagan  lo  que  les  dixeren  los  Fariseos, 
pero  no  que  los  imiten  en  sus  obras:  Omnia  ergo  qu&cum- 
que  dixerunt  vobis ,  sérvate  &  facite  :  secundum  vero  ope- 
ra eorum  nolite faceré  :  dicunt  enim  &  nonfaciunt.  Si  á  este 
texto  no  se  le  añade  el  versiculo  antecedente  ,  seria  con- 
trario á  todo  lo  que  Christo  prosigue  diciendo  en  el 
contexto  ;  pues  en  e'l  ridiculiza  mucho  lo  que  decían  los 
Fariseos:  Va  vobis  duces  cari  qui  dicitis.  Pero  con  el  verso 
dicho  ,  todo  está  como  un  relox. 

49  Dice  el  verso  ,  y  dice  Christo  :  Super  catbedram 
Moysi  sederunt  Scriba ,  &  JPbarisai.  Omnia  ergo  quacumqut 
dixerunt  ,&c.  ¿,Y  qué  decian  sentados  en  la  Cátedra?  No 
decian :  le ian  los  Hebreos,  distribuían  el  Pentateuco  ó 
volumen  de  la  ley  en  5  2  divisiones  ,  ó  parascias ,  para 
que  en  cada  Sábado  de  los  52  de  todo  el  año ,  se  leye- 
se en  la  Cátedra  de  Moyses  una  de  aquellas  divisiones. 
Hoy  executan  lo  mismo  los  Judios  en  donde  viven  con 
libertad.  Y  á  las  52  parascias,  añaden  52  aptoras  ,  que 
son  52  divisiones  de  otros  libros  sagrados  fuera  del 
Pentateuco,  y  también  se  leen  en  cada  Sábado  respeti- 
vo. Lo  mismo  hace  la  Iglesia  con  toda  la  Biblia  5  pues  la, 
distribuye  en  el  Breviario  para  todo  el  año ,  valiéndose 
del  incipit  ó  principio  de  cada  libro. 

50  Al  caso.  Dice  Christo  que  se  debe  observar,  y 
hacer  todo  quanto  dicen  ,  6  leen  los  Fariseos  ,  quando¡ 
.sentados  en  la  Cátedra  de  Moisés,  leen  el  libro  de  la  ley, 


ó  el  Pentateuco;  pero  que  no  se  deben  imitar  en  lo  que 
hacen  ,  ni  tampoco  en  lo  que  dicen  de  su  propia  volun-. 
tad  ,  pues  eran  unos  hipócritas  malvados.  Si  el  mas  mal- 
vado hipocricon  se  subiese  aL  pulpito.,,  y  allí  leyese  los; 
preceptos  del  Decálogo,  es  evidente  que  los  oyentes  de- 
bían hacer  lo  que  allí  leía ,  y  no  imitarle,  en  las  maldad 
des.  Pero  si  es* e  tal  se  metiese  á  legislador ,  y  i.Dws .visi-. 
sible  de  Urena,  inculcando  preceptos  descabellados  como 
Fariseo,  y  escudándose  con  el  dicho  texto  :  quacumque 
dixerunt  vobis  sérvate  &facite,  ¿  no  se  le  debia  dar  con  la 
Biblia  en  los  hocicos  por  haberla  adulterado? 

51  La  falsa  inteligencia  de  este  texto  y  de  otros,  ó 
por  afectación,  ó  por  ignorancia,  ha  ocasionado  no  pocas 
tiranías  ,  despotismos ,  orgullos,  endiosamientos  ,  y  chis- 
mes. Vaya  con  mil  diablos  que  uno  de  esos  sea  para  sí 
malvado ,  y  de  perversa  voluntad.  Mejor  seria  que  en  la 
observancia  fuese  delante,  y  diese  exemplo.  Pero  quan- 
áo  no  ha  de  solicitar  que  sus  dependientes  na  tengan 
mas  voluntad  ,  que  la  de  Dios  y  de  la  ley  ,  sino  andar 
á  .caza  de  voluntades  age  ñas,  para  embolsarlas  en  el 
guante  de  su  perversa  voluntad  propia  5 'apostare  que  sí 
en  ese  caso  huyese  yo  de  emporcar  mi  voluntad  con  el 
contado  de  aquellas  voluntades  viles  y  venales  ,  dirian, 
que  yo  era  terco  ,  y  amigo  de  mi  voluntad. 

52  Solo  respective  á. estos  casos  me  podrán  motejar 
los  impostores ,  que  lo  soy.  Y  para  ellos  ú  otros  semejan-, 
tes  casos  haré  vanidad  de  ser  voluntarioso.  Sé  que  dixp,- 
no  se'-quien  en  Madrid,  concediéndome  por  amor  de  Dios, 
alguna  literatura,  sí;  pero  dicen  que  no  se  dexa  mane-j 
jar.  Reí  mucho  quando  me  lo  contaron.  Claro  está  que; 
ese  manejo  apela  sobre  mi  entendimiento ,  y.  mi  volun*! 
tad.  Y  también  es  claro,  que  mi  tal  qual  .entendimiento 
po  ceja,  no  dándome  mas  fuertes  razones  que  las  que  ten-. 

Sa  go,: 


142 

go¿  ni  mi  voluntad  es  palillo  de  suplicaciones  que  se  mu- 
de con  un  capirote. 

j  3  Cada  día  salgo  de  algún  error  ,  y  mudo  de  dic- 
tamen ,  en  virtud  de  las  nuevas  luces  que  hallo  en  los  li- 
bros. Y  tan  lejos  de  hallar  repugnancia  en  esto  ,  me  com« 
plazco  en  mudar  de  dictamen  ,  y  en  tocar  mas  de  cerca 
con  el  dedo  la  verdad  que  tanto  deleyta.  Repetidas  ve- 
ces dexo  de  hacer  alguna  cosa  que  ya  queria  executar, 
movido  de  que  se  me  hicieron  presentes  algunos. mo- 
tivos ó  causas ,  que  antes  no  tenia  presente  >  y  mudo 
de  voluntad  con  especial  gusto.  El  mudar  de  voluntad  y 
de  dictamen  en  estas  ocasiones  que  no  son  raras  ,  es  efec- 
to de  la  racionalidad  y  prudencia  5  pero  eso  de  mu- 
dar de  dictamen  para  adular  á  un  idiota ,  y  mudar  dé 
voluntad  para  complacer  á  un  malvado ,  y  dexarme  ma- 
nejar de  los  dos  ,  no  es  para  mi  genio.  Y  ninguno  de* 
be  decir  ,  que  por  esta  cautela  es  mi  genio  repre- 
hensible. 

54  Reprehensible  seria  y  es  el  genio  del  que  anda 
ofreciendo  su  entendimiento  y  voluntad  al  que  mas  die- 
re. Esos  genios  viles,  venales  ,  de  alquiler  y  de  reata,  tie- 
nen la  culpa  de  muchas  maldades.  Con  sus  firmas  y  con- 
descendencias ,  autorizan  las  mas  iniquas  acciones.  Con 
decir  tengo  díótamen  firmado  de  letrados  y  do&os  para 
hacer  esto  y  lo  otro  ,  está  ,  á  lo  que  creen  ,  cohonesta- 
da qualquiera  iniquidad.  No  han  faltado  quienes  por  sí, 
ó  por  tercero ,  tentaron  que  yo  me  alistase  en  la  cofradía 
de  esos  alquilones  é  irracionales  de  pane  lucrando»  Nin- 
guno halló  entrada.  Corrió  la  voz  ,  y  hicieron  mis  ému- 
los, que  esta  voz,  y  con  sus  comentos  pasase  á  ser  infame 
fama  de  que  yo  era  duro  é  intratable. 

55  Con  tan  desalmado  arbitrio,  les  parece  logra- 
ron que  todos  me  descartasen  para,  empleo ,  alguno. 

Í0a  :  '  JES- 


*43 
Éste  era  y  es  el  fin  de  esos  émulos  Impostores.  Como  to- 
dos son  ambiciosos  pretendientes  del  empleo  que  no  mere- 
cen, unos  á  otros  se  acribillan  á  testimonios  falsos,  y  aún 
á  testimonios  verdaderos.  Es  muy  oportuno  el  chiste  de 
Quevedo,  hablando  de  los  32  pretendientes  á  un  solo 
empleo.  Mirábanse  con  odio  infernal ,  tenian  los  corazo- 
nes rellenos  de  vivoras.  Preveníanse  afrentas  e' infamias 
para  calumniarse.  El  Señor  solo  dio  el  empleo  á  uno  ,  y 
ensartó  á  los  31  pretendientes  restantes  en  futuras  suce- 
siones perdurables  que  nunca  se  acaban. 

56  El  chiste  está  en  que  el  pretendiente  3 1  ,  último 
de  los  ensartados  en  futuras ,  comenzó  á  desear  larga 
vida  á  su  antefuturo.  Por  mí,  viva  muchos  años  eL 
30  futuro  que  quando  á  el  llegare  la  tanda ,  estará  el 
mundo  dando  arcadas.  Por  mi  digo,  que  primero  da- 
rá arcadas  el  mundo  antes  que  yo  ni  de.  presente  ni 
de  futuro  ,  me  muestre  pretendiente.de  algún  empleo; 
ni  firme  de  opositor  á  e'l ,  ni  de  coopositor  á  los  mu- 
chos que  le  .pretendieren.  Vivan  todos  mil  años ,  y  sa- 
qúense zumo  unos  á  otros  en  las  entradas  á  las  salas  ó 
zaguanes ,  délos  que  han  de  dar  los  empleos.  Yo  jamas 
les  hice  ,  ni  haré  oposición  alguna.  Así ,  dexenme  en  paz 
en  mi  retiro ,  con  el  genio  que  Dios  me  ha  dado  j  y 
no  me  suplanten  c  impongan  un  genio  que  jamas  he 
tenido. 

57  Mas  doy  á  todos  los  dichos  en  quanto  puedo, 
libertad  para  que  dexando  á  parte  mi  genio ,  digan  y  es- 
parzan ,  que  soy  incapaz  ,  inepto ,  inútil  ,  é  idiota  para 
empleo  alguno  ,  y  dexo  á  su  conciencia,  si  la  tienen,  el 
que  me  suplante^  ó  no ,  otros  defectos  morales  de  los 
hombres,  que  jamas  he  tenido.  Con  esto  vivirán  segu- 
ros de  que  yo  no  los  he  de  hacer  sombra  para  sus  con- 
veniencias. No  señor  ,  dirán  esos  pretendientes  que  per 
fas  per  nefas  topaa  á  todo,  y  en  nada  se  paran  :  la  inep- 

ti- 


144 

tkud  y  la  fragilidad  no  son  estorbo  para  conseguir  em- 
pleos ;  pues  nosotros  no  podemos  alegar  otros  méritos 
sino  el  ser  idiotas ,  y  malvados  con  algún  rebozo.  Con 
esas  dos  imposturas,  no  le  vilipendiamos  mas,  para  que 
sea  nuestro  coopositor.  La  impostura  ha  de  ser  ,  de  que 
es  intratable  ,  insociable  ,  tétrico  y  adusto  ,  y  de  que  no 
se  dexa  manejar. 

58  Esta  impostura  lo  abraza  todo ;  y  bien  seguro  es 
que  con  esos  defedos  de  condición  ninguno  le  querrá; 
para  yerno.  Al  contrario  :  como  nosotros  somos  trata- 
bles ,  afables  ,  naturalmente  cariñosos,  manejables  ,  y  "se- 
renos dominguillos  ,  bausanes  y  palillo  de  suplicaciones, 
nada  habrá  que  oponernos.  Poco  importa  que  á  este  ge'-' 
ñero  de  conduda  vil ,  llamen  los  discretos  ignominia  de 
la  naturaleza  racional.  Eso  no  10  saben  los  mentecatos  >  y 
solo  con  estos  se  ha  de  hacer  el  caldo  gordo  de  nuestra 
fortuna.  Tampoco  nos  incomoda*  el  opúsculo  22  de  san 
Pedro  Diamano  *  cuyos  dos  capítulos  primeros  parece 
los  escribió  contra  nuestra  conducta.  Ese  Santo  también 
ha  sido  algo  melancólico. 

59  Dice  que  hay  tres  géneros  de  dones  con  que  se 
consiguen  los  empleos :  de  mano  ,  de  obsequio  ,  y  de  len- 
gua: v.  g.  Amanu,  pecunia  v.vAb  obsequio  i  obedlentiay  sub* 
jeóllones :::  A  lingua,  favor,  as  s  entablones-:  Está  es  la  vil  ádu« 
lacion  que  el  Santo  tiene  por  Simonía  en  los  Eclesiásticos;  • 
pues  dant  pretlum  semetlpsos.  \An  non  est  pretlum  sedulum 
subjeBionis  obsequlum  ?  Esta  meritoria  zalameria  repugna 
á  los  genios  insociables.  Así,  dexando  que  san  Da  miaño 
nos  ponga  de  lodo  (pues  ese  Santo  no  ha  de  dar  los  em- 
pleos) vamos  á  nuestro  cuento  ;  y'esforzemos  siempre  fy 
impostura  de  que  el  escribiente  del  Porque  si  es  insocia- 
ble ,  &e.  y  que  es  incapaz  de  contemplar  gaitas  :J  a  mei- 
nu  ,  ab  obsequio ,  y  a  lingual  y  de  darse  semetipsum  itt 
pretium,; 

De 


m 

6o  De  este  modo  discurren  los  impostores  mis  emu- 
loSé  El  caso  es,  que  si  yo  diese  en  ser  lo  contrario  de  todo 
Jo  que  me  censuran  en  el  número  24,  se  hallarian  suma- 
mente embarazados,  y  cogidos  entre  puertas.  Si  fuese  afa- 
ble &c.  como  ellos,  por  donde  hablan  de  tirar?  Apostaré 
que  en  ese  caso  se  copie  rían  de  envidia  ,  y  me  aborrece- 
rían como  á  su  coopositor  á  los  empleos.  Vivan  seguros 
que  no  llegará  ese  caso.  Y  por  lo  mismo  debo  ser  mas 
acreedor  ,  no  digo  á  sus  elogios  ,  sino  á  su  silencio  ¿  que 
no  á  su  maledicencia  eseusada.  Dexenme  con  mi  genio, 
mi  retiro  y  mi  conducta ,  y  hagan  el  tiro  á  sus  cooposi- 
tores ,  que  son  de  su  misma  farándula. 

di  Creo  dicen  también,  que  soy  rrmy  claro  en  la 
conversación  ,  muy  vivo  en  las  expresiones,  y  muy  in- 
trépido en  el  hablar.  Si  yo  fuese  confuso.,  lerdo  ,  porra 
y  pelmazo,  también  tendrían  que  oponerme  por  otras  fra- 
ses contrarias ,  para  recelarse  de  mí  por  todos  los  casos. 
Mi  voz  es  naturalmente  clara  y  alta.  No  soy  balbuciente, 
por  la  gracia  de  Dios  ;  y  no  puedo  negar  que  mientras 
otro  pronuncia  seis  dicciones  ,  pronunciare'  yo  diez.  Na- 
da de  defe&o  hay  aquí ;  como  no  lo  es  en  el  violin  ,  el 
que  tenga  el  sonido  mas  alto  y  claro  ,  y  que  suene  por 
semicorcheas  ,  quando  otro  instrumento  suena  por  lorigas. 
Si  la  voz  claro  alude  á  que  digo  algunas  claridades  5  y 
que  no  digo  sí  á  todo,  digo  que  algo  de  eso  tengo,  quan- 
do es  materia  de  erudición  é  intelectual  la  de  conversa- 
ción familiar.  Si  oigo  alguna  necedad  de  cal  y  canto  ,  p 
algún  desatino  garrafal,  seria. fatuo  ó  vil' adulador,  sí 
permitiese  que  se  me  embocase  cara  á  cara. 

62     No  obstante  aún  en  este  caso  procuro  manifestar 

mi  dictamen  opuesto  con  un  festivo  modo  que  no  ofendes 

y  tan  lejos  de  ofender  ,  no:  son,  pocos  los  que  hacen  estu- 

.dio  de  ponerme  en  las  cUeh^s^ircunstaneias  para  oirme; 

porque  dicen  que  entonces  discurro  mejor  y  con  mas  vj- 


146 

yeza.  Pero  mis  émulos  los  impostores  ,  quisieran  y  no 
quisieran  que  yo  hiciese  el  papel  de  aquel  infame 
Griego  de  la  sátira  3.a  dejuvenai>  ó  el  de  aquel  su- 
geto  que  con  razón  recrimina  san  Pedro  Damiano  eti 
el  citado  opúsculo  22.  Quisieran  tener  fundamentos  sóli- 
dos de  infamarme.  No  quisieran  ,  porque  no  les  quitase 
su  infame  oficio  ,  y  se  les  disputase  el  mérito  para  conse- 
guir algún  empleo. 

53  Natío  cornada  est ,  dice  Juvenal ,  hablando  de 
aquel  Griego  y  de  su  nación.  Jamas  representaba  su  pro- 
prio  papel ,  sino  el  ageno.  Contrahacía  todos  los  gestos, 
afe&os ,  pasiones  ,  defeceos  y  vicios  de  su  patrono  para 
insinuarse  en  su  gracia  ,  y  hacerse  señor  del  gallinero. 
Hay  en  Madrid  muchos  entes  de  este  calibre ;  y  de  ese 
calibre  son  los  que  andan  censurando  per  fas ,  per  nefas 
todo  lo  que  ellos  no  hacen  y  debieran  }  y  haciendo  ridi- 
culos á  todos  ios  que  no  son  de  su  calibre  y  cofradía.  Y 
como  en  el  mundo  jamas  falta  un  roto  para  un  descosido ,  y 
hay  ojos  fascinantes  que  se  enamoran  de  légañas ,  hallan 
en  Madrid  mugeres  fatuas ,  tontas ,  locas  y  faltas  del 
sentido  común  ,  que  los  creen  ;  y  tropiezan  á  cada  paso 
con  patronos  mentecatos  y  gurruminos,  que  ios  protegen 
por  sí,  y  por  contemplar  á  sus  mugeres. 

54  Esos  impostores,  como  pregoneros  del  diablo  ,  no 
dexan  sitio  en  donde  no  vomiten  á  voces  su  veneno  en 
los  corrillos  ,  en  las  plazuelas  ,  paseos ,  estrados ,  tertu- 
lias r  comedias,  toros ,  &c.  y  muchos  en  las  tabernas  ,  fi* 
gones,  y  que  se  yo  que  mas.  En  todas  partes ,  pues,  á  tí- 
tulo de  truanes  ociosos,  en  todas  se  hallan»  y  van  espar- 
ciendo su  pestilencial  malevolencia.  Estos  mismos  son  los 
que  en  todo  ge'nero  de  asuntos  llenan  á  Madrid  de  men- 
tiras ,  y  de  noticias  disparatadas.  Estos  las  inventan  ,  las 
esparcen  y  y  de  modo  que  aún  los  mas  advertidos  las 
creen, 

Se 


T47 
<!?£     Sí  á  todo  ese  genero  de  canalla  vagamunda,  ocio. 

sa,  deslenguada  y  perniciosa  ,  se  le  hiciese  trabajar  ,  re- 
cogida in  psrpetuum  en  un  hospicio  á  distancia  de  Madrid, 
habria  en  Madrid  mas  verdad  corriente  ,  mas  honra  ase- 
gurada ,  menos  chismes  en  los  zaguanes  y  antesalas  de 
los  señores  ,  mas  decoro  al  estado  eclesiástico,  y  vivirian 
mas  seguros  de  iniquas  y  falsas  censuras ,  los  que  quisie- 
sen vivir  retirados  y  abstraídos  de  todo  comercio.  Ca-> 
nalla  he  dicho  >  pues  no  hablo  aquí  de  los  buenos  ,  sino 
de  los  que  se  refugian  á  Madrid  para  vivir  con  mas  in- 
solencia y  libertad  ,  y  para  soltar  las  riendas  á  todos  sus 
vicios.  Bien  saben  los  padrones  gitanos  y  facinerosos 
que  en  ninguna  parte  vivirán  mas  seguros  que  en 
Madrid. 

66  A  imitación  de  esa  canalla  ,  hablo  yo  de  las  seis 
clases  del  número  i.°  que  ya  se  anidaron  en  Madrid. 
Del  peluca  ,  que  fugitivo  de  su  país  por  malvado  ,  muda 
cada  dia  de  cara  y  de  vestido  ,  y  aún  de  nombre ,  porque 
la  requisitoria  pierda  el  tino.  Del  golilla ,  que  cansado  de 
enredar  y  chismear  en  su  pueblo  ,  y  viéndose  allí  abor- 
recido de  todos ,  se  vino  á  Madrid  á  poner  tienda  de 
enredos  y  de  chismes  ,  que  aquí  es  el  genero  de  pías  sa-< 
lida.  Del  corbata ,  que  por  misero  cuitado  ,  y  por  no  te- 
ner que  comer  en  su  lugar  ,  en  el  qual  no  hay  mesa  para 
los  ociosos,  se  refugió  á  Madrid  á  ser  el  convidado  de 
piedra ,  y  perrito  de  todas  bodas  á  costa  de  mil  adu- 
laciones ,  infamias ,  alcahueterías  y  vilipendios. 

6j  De  la  espada ,  que  habiendo  desertado  como  co- 
barde del  estado  militar  ,  mudando  nombre,  patria  ,  y, 
aún  idioma ,  si  sabe  algunos  ,  se  pasea  en  Madrid  fin- 
giendo negocios,  tentando  casamientos,  ofreciendo  su  va- 
lor para  algún  asesinato,  ó  dando  trazas  para  algún  gran- 
de robo.  Del  bonete,  y  para  el  caso,  del  títere  ,  abate  de 
cuello  azul,  y  del  colgado  de  capa ,  como  maza,  que 

Tom.  VI*  X  Pros* 


proscrito,  o  fugitivo,  6  excomulgado  de  su  Obispo  ,  se 
huyó  á  Madrid  á  malvaratar  los  diezmos  de  los  pobres,  á 
hacer  punta  á  todo  genero  de  empleos,  y  á  ser  la  igno- 
miniosa afrenta  del  estado  eclesiástico.  Del  capilla  ,  que 
habiendo  apostatado  del  estado  que  profesó  ,  vino  á  Ma- 
drid a  hacer  la  Ginebra  de  su  refugio  ,  en  donde  con 
libertad  de  conciencia  se  abandona  á  todo  genero  de. 
maldades. 

68  Todos  los  de  estas  seis  clases  no  son  por  lo  co- 
mún lerdos  ni  negados.  Han  leido  y  estudiado  alguna 
cosa  j  y  adonde  no  alcanza  su  estudio,  sobrepuja  su  osa- 
día ,  avilantez  ,  insolencia  ,  malignidad  ,  desvergüenza  y 
lengua  viperina.  Estos  para  hacer  su  fortuna  ,  y  conse- 
guir empleos  sin  mérito  alguno  ,  antes  con  deméritos 
infinitos  ,  se  proponen  el  sistema  de  afrentar  y  desacre- 
ditar á  todos  los  que  tienen  me'ritos  notorios  ,  infamán- 
dolos hasta  las  cachas  :  á  los  de  méritos  dudosos,  cerce* 
hándo^elos  de  raiz  ,  y  á  los  que  no  se  sabe  si  los  tienen, 
porque  apenas  se  tratan  ,  levantándoles  que  son  intrata- 
bles, duros ,  tétricos  y  misántropos.  Esto,  por  si  la  po~ 
ca  conversación  pudiese  ser  por  acaso  causa  de  mas, 
apreció. 

69  Dirán  los  protectores  de  esta  canalla  ,  ó  porque 
no  la  saben  discernir ,  ó  porque  la  necesitan  para  sus 
embudos,  que  estos  abusos  no  se  pueden  remediar  en 
lugares  populosos.  Es  risible  esta  salida.  El  Imp£rio  ,  las 
ciudades ,  las  villas ,  y  aún  las  aldeas  de  la  China ,  hier- 
ven dé  gente.  Cantón  tiene  un  millón  de  almas  ,  ó  tin- 
co tantos  mas  que  Madrid.  En  la  China ,  y  en  otros  paí- 
ses de  buen  gobierno ,  hubo  y  hay  hoy  un  registro  indi- 
vidual de  todas  las  personas  que  hay  en  la  población :  de 
que  viven,  que  oficio  tienen  ,  y  por  que'  están  ausentes4 
de  sus  lugares.  Cada  casa  tiene  una  tableta  colgada  á  la 
guerta  con  el  catálogo  de  todos  los;  <|ue  la  habitan  5  y- 

^  -  -■         con 


l$9 

con  castigos  exemplares ,  quando  se  halla  persona  que  no 
está  en  la  tableta  ,  para  los  encubridores. 

70     Con  este  arbitrio,  que  en   el  Japón  se  observa 
con  mas  rigor  y  vigilancia  ,  es  imposible  que  extrange- 
ro  alguno,  y  menos  si  es  christiano,  se  pueda  ocultar  en 
todo  el  vasto  imperio  del  Japón.  ¿  Y  por  que  no  podrá 
haber  la  misma  cautela  en  un  lugar   reducido  como  es 
Madrid  ?  Es  infinito  el  papel  que  se  gasta   en  papeletas 
multiplicadas  ,  para  que  jurídicamente  conste  de  quantQS 
quesos ,  pemiles,  capones  ,  carros  de  paja  ,  &c.  entran  en. 
Madrid  j  y  no  se  gasta  medio  pliego  para  que  sepa  el  Ma- 
gistrado ,  que  personas,  quáles  ,  quántas  ,  de  dónde ,  y  á 
que'  vienen  á  Madrid.  No  se  debia  pasar  por  lo  que  dixese 
el  que  quisiese  entrar  en  Madrid ,  no  siendo  ya  muy  co-i 
nocido. 

71  Quando  en  una  ciudad  sucede  un  homicidio, 
hurto ,  &c.  y  se  ausenta  el  que  se  sospecha  ha  sido  el 
agresor ,  se  despachan  requisitorias  á  toda  España ,  y 
aún  á  los  puertos  con  todas  las  señas  para  que  se  le 
prenda.  Bueno  es  este  arbitrio  ;  pero  falta  el  mejor ,  que 
es  la  requisitoria  inversa  :  v.  g.  quando  un  desconocido 
quisiere  entrar  en  Madrid  ,  se  le  debe  preguntar  el  nom- 
bre y  apellido,  la  edad  y  oficio  ,  el  nombre  de  su  lugar, 
y  el  de  su  última  residencia  ,  el  motivo  de  ausentarse  ,  y 
el  de  quererse  anidar  en  Madrid.  Esta  confesión  la  debe 
firmar  el  que  entra  ,  si  sabe  escribir  j  sino  un  testigo  ó 
dos.  Este  informe  y  confesión  original ,  se  debe  archivar 
por  lo  que  se  pudiere  ofrecer ,  poniendo  en  él  el  dia  ,  mes 
y  año  de  la  fecha, 

72  Después  podrá  haber  voletines  impresos  para  la 
formula  ;  y  con  el  hueco  para  el  nombre  ,  apellido,  edad, 
oficio  del  cal ,  y  sin  decir  lo  demás.  Se  debe  remitir ;  uno 
al  Juez  ó  Alcalde,  y  otro  al  Cura  del  lugar  nombrado,, 
Á  los  dos  se  preguntará  ,  que  informen  si  allí  hay  tal  su-, 

T2  ge- 


¡i  5° 

geto ,  y  de  todas  sus  calidades ,  ausencia  ,  &c.  Esta  res-i 
puesta  se  cotejará  con  la  que  dio  el  advenedizo  >  y  corí 
facilidad  se  sabrá  si  mintió  ó  no.  Y  si  mintió  ,  ya  es  su- 
geto  sospechoso  y  pernicioso  en  Madrid.  Se  le  debe  iri- 
timar  guarde  á  Madrid  por  cárcel  mientras  viene  el  infor-, 
me  i  y  si  en  ese  tiempo  se  escapare  ,  que  se  vaya  con  mil, 
:  diablos,  pues  ya  se  gana  mucho  con  esto. 

7  3  j  Oh  ,  y  quánto  espión  .,  ladrón ,  homicida  ,  fa- 
cineroso ,  judio  ,  moro  ,  herege  ,  vagamundo,  proscrito, 
vandido  ,  apostata,  gitano  y  cismático  se  descubrirla  en 
Madrid  con  este  tan  fácil  arbitrio!  ¿Por  que'  no  se  hace 
esto?  En  verdad  ,  que  yo  por  mí  mismo  me  he  valido 
del  arbitrio  propuesto  para  descubrir  impostores  >  y  he 
descubierto  alguno.  Y  si  dixere ,  que  sin  salir  de  mi  ceb- 
da  descubrí  un  capitán  de  cinqüenta  vandoleros ,  diré  16 
que  en  Madrid  ha  sido  notorio  ,  y  celebrado  por  las  na-, 
vidades  de  748.  ¡  Ojalá  pudiese  yo  descubrir  ,  y  dester- 
rar los  vandoleros  literarios  que  todo  lo  apestan  con  el 
corazón ,  boca  ,  lengua  ,  obras  y  pluma  !  A  esa  clase  se 
deben  reducir  los  literatos  anónimos  y  nocturnos ,  que 
empuercan  el  papel  con  sátiras ,  libelos  infames  ,  pasqui- 
nes ,  coplas  denigrativas ,  y  chocarrerías  contra  el  estado 
eclesiástico. 

74  Hasta  aquí  por  lo  que  toca  á  mi  genio  ,  si  es  así, 
ó  duro,  ó  crudo  ,  ó  asado ;  y  por  lo  que  toca  á  descubrir 
quie'nes,  y  por  que'  han  procurado  ridiculizarme  entre  los 
mentecatos.  Ahora  voy  á  dar  la  satisfacción  á  los  que 
me  increpan  5  porque  no  salgo  ni  visito  ,  y  con  todos  los 
demás  ques  que  quedan  en  los  números  25  y  26.  Res- 
pondo á  los  unos  :  que  no  salgo,  porque  nó:  y  á  otros, 
porque  no  quiero 5  pues  son  indignos  de  mejor  respuesta ,  y 
de  mas  adequada  satisfacción.  Pero  para  los  bien  intencio- 
nados ,  diré  los  motivos  que  me  asisten  para  no  salir  dé 
gasa,  nivisitar*  1  ■ '  •  l 

Es 


151 

75  Es  error  palmario,  y  del  qual  tengo  palmaría 
evidencia,  el  que  se  crea  que  yo  no  salgo  de  casa  ni  aún 

•  de  la  celda  ,  porque  soy  de  genio  duro  y  retirado.  No 
hay  tai  cosa.  Todo  lo  contrario  he  experimentado  siem- 
pre en  mi  genio  y  complexión.  Algunos  deducen  tanto 
retiro  de  ser  yo  insociable  e  hipocondriaco.  Ya  dixe  que 
este  antecedente  es  falsísimo  ,  y  que  solo  se  deduce  de 
las  imposturas.  Pero  aún  concedido  que  no  lo  fuesen, 
tampoco  de  eso  se  infería  mi  retiro.  Hay  algunos  con 
aquellos  defe&os,  que  salen,  visitan,  y  no  paran  en  casa: 
ó  á  título  de  espaciar  el  ánimo ,  ó  de  hacer  exercicio  ,  ó 
de  solicitar  el  recobro  de  su  salud. 

76  En  no  salir  de  casa  no  obro  por  instinto,  ni  á  cau- 
sa de  algún  humor  melancólico  :  obro  por  racionalidad, 
reflexión  ,  y  conveniencia  propia.  Tan  lejos  de  tener  yo 
el  genio  retirado,  le  tengo  muy  andariego.  Algunas  ve- 
ces he  dicho  que  si  yo  volviese  á  nacer  ,  no  escogería  si- 
no entre  ios  dos  estrenaos  de  vida.  O  escogería  la  vida  reti- 
rada que  tengo 5  ó  la  de  andar  y  ver  todo  el  mundo.  Los 
que  me  han  visto  en  Galicia  ei  tiempo  que  allí  estuve^ 
certificarán  lo  mismo.  No  hubo  rincón  de  mar ,  rio ,  mon- 
te, campo  ,  valle  ,  que  yo  no  fuese  á  ver,  registrar  y  ob- 
servar con  un  gozo  imponderable.  No  creían  algunos 
que  yo  viviese  tan  retirado  en  Madrid  ,  vie'ndome  tan 
andariego  en  Galicia.  Y  no  creerán  los  que  en  Madtid 
saben  que  vivo  tan  retirado,  que  en  Galicia  fuese  yo  tan 
andariego.  En  Madrid  no  salgo  de  casa  5  y  no  paraba  en 
casa  quando  estuve  en  Galicia  j  y  lo  que  es  mas ,  con  in- 
finito gozo  en  uno  y  en  otro  extremo. 

-77  El  que  obra  por  instinto  ,  obra  determinado  ,  y 
á  un  solo  extremo.  Al  contrario  ,  el  que  obra  como  ra- 
cional es  libre  en  escoger  un  extremo  ,  ó  el  contrario. 
Lo  primero  toca  á  los  brutos ,  y  lo  segundo  á  los  hom- 
bres? pero  no  faltan  hombres  que  aún  en  los  estreñios  de 

la 


**2 

la  mayor  libertad  parece  que  obran  por  instinto  como 
brutos.  Hay  retirados  que  siempre  viven  rearados  como 
arañas.  Y  hay  andariegos  que  siempre  viven  vagantes, 
andariegos,  y  sin  parar  en  casa.  A  estos  ei  hacerlos  vivir 
en  reclusión  es  matarlos.Yes  matar  á  los  otros  ei  hacerlos 
salir  de  su  rincón  ó  casa. 

78     Ni  á  mí  me  mata  el  vivir  recluso  ,  ni  tampoco 
el   vivir  sin   reclusión    alguna.  Puedo  escoger  sin  in- 
comodidad qualquiera  de    los  dos  extremos  ,   por  el 
tiempo  de  mi  voluntad.  Ni  niego  que  parecerá  increibie- 
á  algunos  este  genio  ad  utrumque.  Pero  si  Dios  me  le  ha 
dado  ,  ¿quieren  que  le  eche  por  la  ventana  ,   y  vaya  á 
comprar  otro  á  la  tienda  ?  Viven  algunos  de  ios  que  me 
han  tratado  de  cerca ,  y  dirán  quántas  veces  los  he  de- 
safiado entre  chanzas  y  veras  á  abrazar  de  dos  extremos 
ó  contrarios, ó  contradictorios;  v.  g.  á  hablar  mucho,  ó  á 
no  hablar  palabra  ,  á  salir  de  casa  ,  ó  á  no  salir  de  la  cela- 
da ,  á  pasear ,  ó  á  estar  sentado ,  á  estudiar ,  ó   á  no 
abrir  un  libro  ,  á  comer ,  ó  á  no  comer  en  limitado 
tiempo, 

79  De  todo  lo  dicho  pudiera  alegar  exemplos  pro- 
pios ,  si  ese  fuese  mi  asunto.  Pero  aquí  solo  hablo  del  no 
salir  de  casa  viviendo  en  Madrid,  Los  motivos  que  he  te- 
nido y  tengo  para  abrazar  este  extremo  ,  que  tanto  se 
me  censura ,  aunque  para  otros  serán  floxos  y  despre- 
ciables ,  para  mí  son  fuertísimos;  y  yo  no  debo  obrar 
por  las  impresiones  agenas ,  sino  por  las  mias.  Los  que 
me  instan  y  molestan  para  que  salga  de  casa,  deben  ha- 
cer esta  reflexión  :  grandes ,  fuertes  y  eficaces  motivos 
debe  tener  para  no  salir  de  casa  ,  quando  confesando  el 
mismo  que  mira  con  indiferencia  el  vivir  ó  no  vivir  re- 
cluso, no  obstante  guarda  tanta  reclusión, 

80  No  quiero  alegar  por  motivo  el  solemne  voto  de 
clausura  que  aquí  en  Madrid  hice  eLMayo  de  71 1.  Pe- 
ro 


155 

rd  si  le  alegara,  á  todos  daría  un  justísimo  tapaboca  5  y 
les  diría,  ¿por  que  las  monjas  no  salen  de  casa?  No  quie-> 
ro  hacer  de  hipocriton  ,  pues  se  que  aquel  voto  de  clau-. 
süra  mío  se  me  podrá  dispensar  concurriendo  una  de  tres 
causas.  Pero  también  se' ,  que  yo  podre'  pasar  sin  esa  dis- 
pensación. Y  en  este  caso  ninguno  tendrá  que  oponerme, 
si  yo  me  escudo  con  mi  voto.  Digo  que  el  rio  salir  de  ca- 
sa no  se  debe  atribuir  precisamente  al  voto  de  clausura, 
aunque  seguramente  lo  observo  con  mi  reclusión.  ,  ¡ 

8 1  No  he  tomado  Ja  pluma  para  santificarme ,  sl^ 
no  para  justificar  mi  conducta  con  razones  de  tejas  abaxo* 
Bástame  el  que  esa  conduda  por  ningún  título  sea  vicio-i 
sa  y  reprehensible.  Y  acaso ,  ó  sin  acaso  lo  seria  ,  si  mi 
conduda  fuese  la  que  echan  de  menos  en  mí  los  que  me 
censuran.  Hizo  48  años  por  el  Mayo  pasado  de  5  8  que 
conozco  á  Madrid.  He  observado  en  este  tiempo  muchas. 
Cosas,  y  he  sido  testigo  de  varias  experiencias ;  unas  en, 
cabeza  propia,  y  las  mas  en  cabeza  agena.  Esas  expe- 
riencias poco  gratas  me  hicieron  abrazar  el  extremo 
de  no  salir  de  casa  ,  y  el  de'huir  de  todo  cometcio  de 
Corte. 

82  Mas  vale  solo  que  mal  acompañado.  Es  una  ver- 
dad de  Pedro  Grullo.  El  año  de  715  á  uno  que  quería 
viviésemos  los  dos  en  una  celda  grande  ,  le  rebatí  el 
combite  dicie'ndole,  que  mejor  quería  vivir  solo  que  bien 
acompañado.  El  tal  era  amigo,  y  yo  también  suyo  ,  y 
el  modo  de  perder  la  amistad,  seria  el  que  viviésemos  en 
una  celda.  De  eso  -había  visto  antes  algunos  exemplares 
domésticos.  Los  hermanos  serian  mas  hermanos,  si  quan- 
do  llegasen  ya  á  conocerse  ,  amarse  y  encariñarse,  los 
separasen  en  distintas  y  distantes  casas.  El  vivir  todos 
debaxo  de  un  mismo  techo  ,  ocasiona  las  terribles  disen? 
siones  domesticas  entre  hermanos  y  parientes,  queá veces 
son  innumerables. 

Lo 


x*4 

83  Lo  que  hace  un  techo  en  una  casa  ,  hace  un  pe- 
dazo de  cielo  en  un  lugar  muy  populoso  ,  pues  á  todos 
sirve  de  techo  :  Cosío  tegitur  qui  non  habet  urnam.  No  ha- 
bría en  Madrid  tantos  odios ,  enemistades ,  disensiones, 
traiciones  ,  alevosías  ,  &c.  si  sus  habitantes  viviesen  es- 
parcidos en  cinqüenta  ó  cien  pedazos  de  cielo  distantes 
¡y  distintos.  La  peste  de  la  sociedad  humana  en  io  físico, 
en  io  moral ,  y  aún  en  lo  político  la  ocasionan  los  luga- 
res muy  populosos.  En  ellos  están  las  cátedras  de  la  per- 
niciosa ociosidad  ,  del  uixo  ,  de  la  vanidad  ,  de  la  estafa, 
de  la  trampa,  de  la  iniquidad  ,  y  en  fin  el  teatro  de  todos 
los  vicios. 

84  Creo  habrá  en  Madrid  dos  mil  personas.  No  di- 
go que  todas  sean  malvadas  ,  pues  supongo  que  habrá 
por  millares  buenas,  timoratas  y  pacificas.  Pero  siendo 
cierto,  que  la  mayor  parte  de  esas  dos  mil ,  come,  bebe, 
viste  ,  triunfa  ,  pasea  ,  cochea  ,  y  que  se  pone  en  la  calle 
como  si  fuese  un  Príncipe,  sin  tener  rentas  ,  oficio,  ni  be- 
neficio, y  sin  trabajar,  ¿que'  juicio  debo  hacer  de  su  con- 
duda? ¿Y que' compañía  podrá  hacer  este  ge'nero  de  gen- 
tes? Aquí  viene  la  verdad  citada  de  Pedro  Grullo  :  mas 
yale  solo  que  mal  acompañado.  Yo  no  puedo  huir  de  esas 
maulas  ultra  Sauromat  as  :::  et  glaciakm  oceanum.  Pero  po- 
dre suplir  esa  fuga,  viviendo  retirado ,  y  sin  salir  de  mí 
celda. 

8 5T  Muchos  me  han  argüido  para  que  salga,  pretex-» 
tando  mi  salud.  Es  así  que  solo  por  el  fin  de  conservarla 
haciendo  exercicio ,  podria  salir  ,  porque  es  una  de  las 
tres  causas  que  cohonestan  la  dispensación  de  mi  voto  de 
clausura. Si  yo  viviese  en  un  desierto,  eran  escusadas  esas 
persuasiones.  Yo  mismo  me  persuadiría  á  salir  ó  hacer 
exercicio.  Pero  viviendo  en  el  centro  de  Madrid,  tam- 
bién esas  persuasiones  son  excusadas ,  pues  jamas  me  po- 
dre' persuadir  á  pasear  por  cuestas  áridas ,  y  £encuen- 

íes 


tes  con  el  pretexto  de  hacer  exercicio  para  mí  salud.  No 
se  puede  baxar  al  rio  Manzanares  sin  la  molestia  de  un 
precipicio  al  baxar  ,  y  de  una  desalmada  cuesca  al 
yolver. 

8¿  Ese  paseo,  mas  es  exercicio  de  la  paciencia  que 
exercicio  para  la  salud.  La  vez  que  le  he  tentado  ,  tengo 
que  sentir  por  quatro  dias  molido  y  destroncado,  é  inútil 
para  cosa  alguna.  Y  me  ha  enseñado  la  experiencia  agena  y 
propia  ,  que  conviene  para  la  salud  en  Madrid  no  el 
exercicio,  sino  la  vida  sedentaria.  A  el  ambiente  físico  de 
Madrid  cada  dia  se  le  pegan  muchas  impresiones  morta- 
les pestíferas,  que  con  otras  impresiones  de  animaks,  y  de 
la  universal  inmundicia  ,  forman  una  pútrida  atmosfe- 
ra, crasa  y  heterogénea ,  que  se  hace  visible  de  lexos ,  y 
que  se  palpa  de  cerca.  Ese  corrupto  ambiente  se  inspira  y 
respira  j  y  sin  sentir  se  camina  por  la  posta  á  el  estado  de 
no  respirar. 

87  Siempre  que  muere  alguno,  suelo  preguntar, 
l  hacía  exercicio  ?  Se  me  responde  por  lo  común  que  sí.  Y> 
infiero  que  también  se  mueren  los  que  hacen  exercicio,  y 
€n  la  flor  de  su  edad.  A  esto  se  añade ,  que  siendo  má- 
xima medicinal  y  buena  de  este  país,  el  que  no  se  ins- 
pire el  ambiente  exterior  ,  antes  que  el  sol  este'  sobre  el 
orizonte ,  ni  después  que  se  haya  ocultado  debaxodeeT, 
salen  unas  conseqüencias  fatales. 

88  Por  mi  estado  no  puedo  pasear  antes  ni  después 
del  sol.  Por  mi  salud  tampoco  debo  abrazar  ese  pa- 
seo de  aurora  y  crepúsculos.  Con  que  solo  resta  que  mí 
paseo  para  hacer  exercicio  en  favor  de  mi  salud  ,  se  re- 
duzca á  ir  á  tomar  el  sol  en  campo  descubierto ,  ó  á  sa- 
lir á  caza  de  tabardillos  en  verano  ,  y  ,de  costados  en 
invierno.  En  breve  :  á  hacer  exercicio  no  para  mi  salud, 
sino  para  mis  enfermedades.  En  todo  caso  estas  me  han 
de  buscar  á  mí,  no  yo  á  ellas.  ¡Ojaláque  de  esta  cautela 

Tom.  VI.  V  pru- 


*j6 

prudente  se  aprovecharán  muchos ,  y  habría  en  Madrid' 
menos  enfermedades  agudas.  Estas  por  lo  común  no  acó* 
meten  en -derechura  á  los  de  vida  sedentaria ,  sino  á  los  que 
á  todas  horas  pasean  y  hacen  exercicio. 

8p  No  debo  omitir  otra  razón  política  que  ten- 
go presente  ,  para  no  salir  de  casa  á  hacer  exercicio  con 
pretexto  de  mi  salud.  Adelante  se  verá  ,  que  yo  no  sal- 
go á  visitar  ,  ni  aún  á  aquellos  que  me  han  visitado.  El 
ser  igual  con  todos  ,  suaviza  la  que  se  censuraría  por  fal- 
ta de  urbanidad.  Si  algunos  me  viesen  en  el  campo, 
creerían  que  yo  había  visitado  antes  á  otros  y  no  á  ellos, 
y  hari$n  sentimiento  de  que  yo  perdiese  el  equilibrio. 
Seria  equivocación ,  lo  confieso.  ¿  Pero  yo  habia  de  ir  di- 
ciendo por  el  campo  ,  solo  salgo  á  hacer  exercicio  para 
mi  salud,  y  no  á  visitar?  Así  para  tapar  la  boca  á  todos,  y 
quitar  sospecha  á  muchos ,  me  he  reducido  á  vivir  reclu- 
so en  la  celda. 

,'■■■  po  Supuesta  esta  misma  reclusión  ,  es  necedad  el 
Censurarme  ,  que  no  visito  ni  pago  visitas  ,  como  seria 
censurar  á  las  monjas,  ó  á  alguno  que  estuviese  en  la  cár- 
cel, el  que  no  visitaban.  Por  ningún  título  estoy  obligan 
do  á  visitar  á  ninguno.  Ninguno  de  los  motivos  que  tie-. 
nen  los  que  me  visitan  en  Madrid,  habla  conmigo.  En  los 
mas  es  pasatiempo  de  su  ociosidad ,  y  el  no  poder  parar 
en  casa.  En  otros  es  la  pretensión  de  algún  empleo  ,  fa- 
vor ó  gracia.  En  otros  es  empeñar  al  visitado  para  que 
hable  á  algún  Ministro.  En  otros  es  para  hacer  vanidad 
de  que  visitan  á  estos  y  á  los  otros.  En  otros  es  impos- 
tara freqüentar  el  zaguán  y. antesala  de  algún  valido, 
para  persuadir  á  los  pretendientes,  que  podrá  ayudar  mu- 
cho á  el  buen  éxito  de  sus  negocios  ,  estafándoles  sin 
conciencia. 

oí  Uno  de  estos  llevaba  ya  de  calles  á  un  preten-- 
diente  para  estafadle  mil  doblones ,  encargándole  mucho 

v  -  el 


i?7 

el  decreto  ,  y  que  no  lo  supiese  el  señor;  pues  era  regalo 
-para  la  señora.  Contóme  el  pretendiente  eí  estado  en  que 
se  hallaba  :  desengáñele  >  y  le  informe'  que  el  fingido 
medianero  era  un  impostor.  Dixele  que  diese  antes  tai 
paso  ,  y  que  se  evidenciaria.  Dióle  :  evidencióse}  y  se  li- 
bertó de  dar  mil  doblones  á  un  embustero,  visitador  de 
.zaguanes  y  antesalas  ,  para  fingir  valimientos.  Otros 
comienzan  visitando  sin  pedir  ,  preparando  los  ánimos 
con  adulaciones  ,  obsequios  viles  ,  chismes  y  enredos;  y 
y  después  toman  ,  no  piden  el  empleo  que  mas  les  acó* 
moda.  Otros  visitan  á  las  mugeres  ,  que  son  mas  fáciles 
de  engañar  ,  ó  mas  amigas  de  adulaciones ,  y  mas  pron- 
tas á  recibir  para  conquistar  á  los  maridos. 

92  Yo  á  Dios  gracias  vivo  contento  con  mi  es- 
tado y  con  mi  suerte.  A  ninguno  necesito  visitar  para 
pedirle  prestado :  pedirles  empleo  para  mí,  ni  para  otro: 
pedirle  que  pida  á  otro  que  pueda  dar.  No  necesito  adu- 
lar ,  engañar,  ni  sobornar  á  muger  alguna  ,  para  que  sea 
medianera  y  porfiada.  No  tengo,  ni  tuve  ,  ni  quiera  Dios 
tenga  pleito  alguno  ,  ni  pretensión  ,  ni  dependencia.  Así 
no  he  necesitado  visitar  á  hombres  de  pluma,  de  vara,  y 
de  papel  sellado.  Tampoco  necesito  visitar  para  pasar  el 
tiempo ;  pues  por  bien  ó  mal  que  le  pase  ,  mejor  le  paso 
en  mi  celda.  En  breve  :  interés ,  ambición  y  vanidad  no 
hablan  conmigo >  y  si  con  ninguno  hablasen ,  habria  me- 
nos visitas  en  Madrid. 

9  3  No  faltó  quien  me  dixese  que  saliese  y  visitase, 
pues  podia  tener  visitas  muy  honradas :  pero  le  dexe'  he- 
cho un  mono  respondiéndole  :  si  yo  saliese  y  visitase  co- 
mo vm.  quiere  ,  vm.  seria  el  primero  que  mas  habia  de 
murmurar  de  mí ,  porque  salia  y  vifitaba  ,  pretextando 
que  no  paraba  en  casa ,  ni  en  la  celda.  Lo  que  me  decia, 
lo  decia  de  corazón  y  como  amigo  >  pero  se  que  después 
murmurarla  de  mí  como  envidioso  de  corazón.  Esta  so- 

V2  lu- 


lucion  es  para  tocios  los  que  me  censuran  porque  no  visito* 
Sé  que  muchos  lo  sentirían  si  visitase  ,  y  tuviese  comuna 
caciones  honradas. 

94  Aquí  verán  mis  censores  quanto  me  deben,  por- 
que no  hago  io  mismo  que  me  censuran.  Empane'nse  con 
sus  visitas ,  pues  ni  á  ellos  ni  á  ellas  los  necesito  para  se- 
guir mi  conduda.  Como  tengo  tanto  tiempo  de  Madrid, 
podria  hacer  un  tomo  de  los  petardos  que  se  llevaron  los 
visiteros ,  y  de  los  que  pegaron  los  visitantes.  No  quiero 
llevar  petardo  ,  ni  quiero  pegarlo  á  otro.  Distingo  aquí 
visitero  y  visitante.  Este  es  el  que  visita  por  el  fin  de  in  h 
teres,  estafa  y  hurto.  Visitero  es  el  que  por  ociosidad  ,  y 
por  no  querer  parar  en  su  casa ,  anda  de  casa  en  casa 
visitando  á  todas  horas  ,  molestando  á  todos  ,  y  aguan- 
tando de  todos  mil  befas ,  como  si  fuesen  insensatos. 

95  Á estos  llamaban  el  siglo  pasado  según  Caramuel, 
hombres  de  dos  estacas  con  su  veliaqueria.  El  origen  de 
esta  expresión  es  e'ste.  Va  un  visitero  á  una  casa  :  llama  á 
la  puerta  :  sale  la  criada  ,  y  la  pregunta  :  \  está  acá  el  se- 
ñor Don  Pedro  ?  Este  es  el  marido.  Responde  la  criada ; 
no  señor.  Prosigue  preguntando  el  visitero  :  ¿  y  está  acá 
mi  señora  Doña  Maria?  Responde  la  criada:  sí  señor. 
Entonces  dice  el  visitero ,  pues  vella-queria.  La  pronun- 
ciación hizo  dos  estacas  del  primero  y  segundo  está  acá: 
y  de  verla  queria  ó  queria  verla  ,  y  á  lo  antiguo  ,  vella- 
queria  ,  como  si  fuese  derivada  de  la  raiz  vellaco.  A  esto 
aludia  llamar  á  esos  visiteros  hombres  ,  de  dos  estacas  ,  y 
con  su  veliaqueria. 

96  No  se'  si  hoy  se  usa  en  Madrid  esa  expresión  ir- 
risoria ,  pero  se'  que  se  usa  lo  que  ha  dado  motivo  á  ella. 
No  sobra  otra  cosa^ue  ociosos  visiteros  ,  que  andan  de 
casa  en  casa  ensuciando  los  zaguanes ,  mortificando  los 
pestillos  de  las  puertas  ,  y,  enfadando  á  criados  y  criadas 
con  preguntas  de  estacas  y  vellacperias.  Estos  tales  jamas 

se 


*w 


Se  enmiendan  aunque  íes  llenen  de  ignominias ,  y  mil 
veces  les  den  con  la  puerta  en  los  ojos.  Porfían  como  mos- 
cas ó  moscones ,  hasta  entrarse  y  sentarse  en  el  estrado. 
Como  son  moscones ,  tardan  pocos  dias  de  visitas  en  en- 
fadar á  la  señora  y  á  toda  la  casa ;  y  quanto  mas  enfadan, 
creen  los  mentecatos  que  están  ya  en  el  último  grado  de 
la  gracia  y  del  favor. 

97  No  alcanza á desengañarlos,  ni  el  mal  recibimien- 
to de  los  csiados ,  ni  el  hacerlos  esperar  dos  horas  en  la 
antesala ,  ni  la  mala  cara  y  gesto  que  se  les  pone  en  el 
estrado,  ni  el  mirarlos  con  enojo  la  señora,  y  de  sobreojo 
el  marido.  Todo  lo  mira  el  fatuo  visitero  como  favor  y 
estimación  de  su  persona.  Mientras  ,  se  enjuaga  en  otras 
conversaciones  diciendo  :  que  en  casa  de  tal  le  estiman 
mucho  j  y  que  siempre  le  riñen  porque  no  repite  mas  k 
menudo  las  visitas ,  y  el  ir  á  comer  á  casa.  Y  aquí  se  cru- 
za la  necia  credulidad  del  visitero  con  el  falso  cortejo  de 
los  visitadores.  Comienza  el  desvio  de  los  de  casa  ,  fin- 
giendo que  no  está  acá  Doña  Maria  :  que  está  durmien- 
do :  que  está  indispuesta  :  ó  que  está  en  el  tocador  :  que 
está  con  visita  de  cumplimiento ,  y  que  perdone  por  amor 
de  Dios,  que  hoy  no  le  puede  ver,  ni  recibir. 

98  Y  el  no  poderle  ver  ya  viene  muy  de  antemano. 
Válgate  el  diablo  por  tal ,  que  no  nos  hemos  de  ver  li- 
bres de  ese  porra  y  mazacote.  Este  es  el  proemio  de 
los  de  "casa,  quando  no  los  oye  el  visitero,  aún  es- 
tando dentro  de  ella.  ¿Que' tendrá  que  hacer  aquí  este 
truan,  este  bufón  ,  este  estafermo.,  este  charlatán  sem- 
piterno ,  y  este  badulaque  in  utroque  de  virtud  y  de  li- 
teratura ?  Con  estos  y  otros  elogios  le  previenen  el  re- 
cibimiento 5  y  apenas  se  despidió,  quando  vuelve  la  misma 
cantinela  de  improperios:  válgate  el  diablo  por  tai ,  &c. 
y  el  tal  visitero  como  no  ios  oye,  de  nada  se  dolía  5  y 

mas 


i6o 

mas  viendo  que  al  carearse  le  dan  mil  quejas  por  nó  vé-? 
nir  con  mas  freqüencia  á  casa ,  y  con  sus  polvillos  de 
cariñosos  zelos ,  honestos  sí  >  pero  falsos  como  el  alma  de 
Judas. 

99     Y  viendo  que  al  despedirse  le  conjuran  para  que 
no  sea  tan  omiso  en  venir  á  casa ,  pues  sin  el  no  hay  en 
ella  gusto  cumplido  ;  este  bausán ,  zampatortas  se  refina 
con  estas  lisonjas  políticas  de  corte  ,  y  duplica   la  partida 
de  sus  impertinencias.  Al  fin  solo  dura  este  entremés  has*; 
jta  que  vengan  los  palos  ,  y  hasta  que  la  señora  de  casa, 
exi  intonst  horrendttm.  Solo  un  horrendo  vaya  fuera  de  mí 
casa  ,  en  alta  y  desentonada  voz,  es  el  verdadero  conjuro, 
para  expeler  esos  demonios  visiteros  de  las  seis  clases  del 
número  i.°  A  Dios  gracias  jamas  he  padecido  esas  igno«* 
minias  en  virtud  del  privilegio  que  me  he  tomado  de  no 
querer  salir  de  casa  ,  y  menos  á  visitar  á  la  moda  de  los 
Visiteros  dichos  de  Madrid.  No  hay  que  fiar  en  palabras 
áulicas ,  en  ademanes  de  cariño ,  en  quejas  amorosas,  en 
caras  de  risa  y  placenteras.  Ó  todo  es  mentira  ,  ó  lo 
será. 

ioo  Dirá  alguno,  que  por  lo  mismo  que  vivo  tan  re- 
cluso ,  y  que  no  salgo ,  ni  visito ,  no  puedo  hablar  en  la 
materia  de  experiencia  propia.  Es  muy  cierto.  Pero  por 
los  libros,  y  por  los  oidos  he  recogido  bastantes  experien- 
cias agenas  ;  y  de  ellas  podria  formar  un  tomo.  El  mun- 
do siempre  ha  sido  el  mismo  ;  y  en  los  lugares  níuy  po- 
pulosos ,  con  el  título  de  política  ,  urbanidad  ,  cortesía  y; 
cumplimientos,  siempre  ha  reynado  la  falsedad,  la  alevo- 
sia,  la  estafa  y  la  engañifa.  Podria  nombrar  bastantes 
sugetos ,  que  habiendo  tenido  el  mando  y  el  palo  en 
una  casa,  al  fin  ios  molieron  á  palos  ,  y  los  echaron 
de  la  casa  á  coces  ,  con  un  ignominioso  y  horren- 
do exi. 

Así 


1*1 

:    íol     Así  no  hay  aquí  ponderación  alguna  ,  es  la 
j>ura  verdad. 

Quod  modo  possui  ,  nont  est  sententia  :  verum  est, 
Cr edite  me  vobis  folium  recitare  S ¡billa. 

t>e  lo  dicho  se  infiere ,  que  no  habiendo  criterio  fixo  pa- 
ta discernir  lo  redo  ó  torcido  de  los  corazones  de  los  vi- 
sitados ,  es  muy  expuesto  el  visitar  (  no  habiendo  cosa 
muy  precisa)  á  que  todo  pare  en  palos ,  ó  en  cosa  seme- 
jante, ó  que  cada  dia  se  mude  de  visitas  como  de  camisa. 
Poco  inconveniente  seria  e'ste  ,  si  el  visitero  solo  estuvie- 
se de  paso  ,  ó  como  huésped  en  Madrid.  Pero  el  que  co- 
mo yo  haya  vivido ,  y  vive  de  asiento  en  su  celda  ¿  ha* 
de  ser  censurable  porque  no  visita  ?  ¿  Quántos  dias  tiene? 
el  año?  Si  desde  que  conozco  á  Madrid  hubiese  dado  en 
la  tuna  de  visitar,  sería  preciso  que  el  año  fuese  el  grande 
de  Platón  ,  para  cumplir  con  las  visitas. 

3  02     Sábese  que  las  visitas  son  como  las  cerezas,  que 
Se  encadenan  unas  con  otras.  No  dexaria  yo  de  estar 
muy  adelantado ,  si  todo  el  tiempo  de  mi  vida  lo  hubie- 
ra malvaratado  en  visitar  ,  y  en  ser  visitado  de  todo 
yente  y  viniente.  Así  seria  en  ese  caso  mas   reprehensi* 
ble  mi  condu&a  ,  que  viviendo  recluso  sin  salir  ni  visi- 
tar.  El  año  de  54  experimente'  alguna  pesadez  en  eicuer# 
po  ,  ocasionada  acaso  de  tanta  poltronería ,  y  de  una  vi- 
da tan  sedentaria.  Estaba  cierto  que  trasplantado  á  Gali- 
cia ,  en  donde  podría  pasearme  á  gusto ,  mepohdria  mas 
ágil.  En  virtud  de   esto  pedí  licencia  por  escrito  al  Exce-r 
lentísimo  señor  Don  Joseph  Carbajal,  para  mudar  de  ém 
ana  por  algún  tiempo. 

103     Y  previniendo  que;  S.  E.  me  diría  ¡¡  que  hiciese^ 
exercicio  en  Madrid  ,  le  ocurrí  de  antemano:  que  yo  no 
hallaba  medio  alguno  viviendo  en  Madrid  ¿entre  todo; 

ce!-? 


i6i 

celda  ,  ó  tocio  calle.  Pase'  á  Galicia ,  y  pare  en  ía  villa  de; 
Pontevedra  ,  en  dónde  y  desde  dónde  hice  muchas  ca-< 
ntinatas ,  y  volví  á  Madrid  ágil  y  robusto  á  tomar  pose- 
sión de  mi  celda  y  de  mi  retiro.  Ahora  vuelvo:  ó  toda, 
celda,  ó  todo  calle.  No  es  posible  que  yo  halle  medio  en-i 
tre  los  dos  extremos  ,  siendo  así  que  ninguno  me  es  re- 
pugnante >  y  porque  no  me  conviene  el  extremo  de  to- 
do calle ,  soy  precisado  á  abrazar  el  extremo  de  todo 
celda. 

-s  104  Dirá  alguno  que  el  medio  seria,  medio  celda' 
y  medio  calle  >  que  podia  escoger  tal  número  de  visitas 
y  de  paseos.  De  ese  modo  visitaba ,  paseaba  ,  y  vivia  retí» 
rado  corno  hacen  muchos.  Esos  muchos  no  se'  como  se 
acomodan  ,  ni  yo  me  puedo  acomodar  con  ellos.  Es  indi- 
soluble este  argumento  ;  siendo  v.  g.  veinte  el  numero  de 
las  visitas  ,  ó  jamas  he  de  tener  mas  que  esas  ,  ó  se  de-r 
ben  añadir  las  que  sobrevinieren.  Si  solo  visito  á  esos  vein- 
te y  no  á  otros ,  vuelve  la  censura  de  que  soy  grosero, 
porque  no  visito.  Y  si  he  de  visitar  á  todos  los  demás, 
vuelve  el  extremo  de  todo  calle.  Visitando  á  unos  y. no 
á  otros ,  saltan  á  los  ojos  las  justas  quejas.  Luego  para 
el  equilibrio  de  que  todos  queden  iguales ,  me  es  forzoso; 
abrazar  el  extremo  de  todo  celda. 

10 £  :  Ni  es  del  caso  para  argumento  decirme,  que 
no  obstante  lo  dicho ,  he  salido  algunas  veces  á  pie ,  y 
otras  en  coche.  Lo  primero  ,  porque  esas  veces  son  con- 
tadas. Lo  segundo  ,  porque  saldría  al  campo.  Lo  tercero, 
porque  saldría  á  alguna  diligencia  muy  precisa.  Lo  quaft 
to,  porque  la  vez  que  salgo  en  coche  soy  llamado.  Suj 
cede  que  esta  ó  la  otra  señora  de  alto  carácter  me  envia' 
su  coche ,  y  me  manda  que  pase  de  parte  de  tarde  á  su, 
casa.  No  hay  exemplar  de  que  me  haya  negado  á  salir 
de  casa  en  semejantes  ocasiones.  Pero  esto  no  es  salir  a 
Visitar ,  ni  entrar  sin  ser  llamado  por  las  puertas  de  al- 
go- 


guno  ,  llévamelo  befas ,  nones  y  vilipendios  en  las  an- 
tesalas. 

loó  En  esta  visita  en  coche  ,  que  me  envía  el  que 
quiere  ser  visitado  ,  hallo  una  conveniencia  que  no  hay 
en  las  visitas  comunes ,  quando  el  visitero  se  entra  en 
casa  sin  ser  llamado  ,  con  el  pretexto  de  visitar.  El  que 
va  á  visitar  llamado  ,  lleva  evidencia  de,  que  no  ha  de  en. 
fadar  ,  y  de  que  será  bien  recibido  á  puertas  abiertas.  Pe* 
ro  el  visitado  solo  tiene  fe,  no  evidencia,  de  que  no  me 
enfadó  á  mí  quando  me  envió  á  llamar.  Al  contrario.  El 
que  va  á  visitar  sin  ser  llamado ,  solo  tiene  fe'  de  que  se- 
rá bien  recibido ,  y  no  enfadará  ,  con  la  evidencia  de 
que  el  no  va  á  enfadar.  Todo  se  reduce  al  principio  de 
que  el  que  ama  ,  tiene  evidencia  de  que  ama ,  y  solo 
fe  de  que  es  amado.  Así  jamas  se  probará  una  recla- 
mación. 

107  Si  á  estas  reflexiones  atendiesen  los  que  visitan 
sin  ser  llamados,  ó  habria  menos  visitas,  ó  habria  menos 
befas  en  las  antesalas.  Vean  los  que  me  censuran  de  que 
no  visito  ,  si  esta  mi  conduda  es  efe&o  de  un  instinto, 
y  de  un  genio  hipocondriaco ,  ó  si  es  conseqüencia  justa  de 
una  reflexión  política,  santa  y  buena  delante  de  Dios  y 
,  de  los  hombres.  Andabatas  eran  un  género  de  Gladiato- 
res, que  peleaban  con  los  ojos  cerrados.  Andaban  como 
perros  tontos  y  á  ciegas ,  tropezándose  unos  con  otros, 
y  digámoslo  así ,  peleando  ad-ephesíos.  Los  visiteros  que 
no  caminan  sobre  mis  reflexiones  ,  son  unos  andariegos 
ociosos,  que  andan  como  Andabatas  visitando  ad  epheslost 
y  á  todo  trapo.  Entranse  sin  ser  llamados  :  recibense  sin 
ser  admitidos  i  y  al  fin  se  echan  y  expelen  á  coces  y  á 
palos  de  ciego  ,  sin  que  los  prudentes  les  tengan  las- 
tima. 

10S     ¡  Y  querian  mis  censores  que  yo  me  alistase  eri 

esa  compañia  ?  ¡  Pues  que' ,  si  levantan  guerras  civiles,  y 

Tom.  VI*  X  com- 


i<*4 

competencias  entre  los  que  visitan  en  una  misma  casa  \ 

No  hay  cosa  mas  común  en  Madrid.  Cada  uno  quiere 
ser  el  único  >  y  para  conseguir  esa  preferencia  ,  se  acri- 
billan unos  á  otros  con  testimonios  falsos  ,  chismes ,  en- 
redos y  detracciones.  No  hablo  aquí  (  porque  no  es  de 
mi  asunto)  de  las  competencias  de  los  rivales  en  mate- 
rias de  amoriscos.  Hablo  solo  de  las  que  hay  en  materia 
de  querer  mandar  la  casa  sin  competidor.  En  ocasión 
que  me  hicieron  entrar  en  una  casa  fuera  de  Madrid, 
note  que  en  la  misma  entraban  diez  ó  doce  muy  á  mc~ 
nudo  ,  y  que  eran  de  diferentes  clases.  Al  punto  dixe,  no 
mas  visita  en  esta  casa  5  pues  á  la  corta  ú  á  la  larga  yo  ha- 
bré' de  cargar  con  el  mochuelo. 

io£  Otro  inconveniente  gravísimo  he  notado  en  las 
freqüentes  visitas  reciprocas.  Este  es  el  que  inútilmente 
se  pierde  mucho  tiempo  ,  y  sin  visitarse  unos  á  otros. 
Esos  visiteros  rara  vez  paran  en  casa.  Así  las  visitas  son 
á  las  calles  y  á  las  puertas  ,  no  á  las  personas.  Son  como 
las  Pasquas  de  Madrid ,  que  todos  las  dan ,  y  ninguno  se 
ve  en  casa.  Lo  mismo  digo  de  las  visitas  que  se  hacen 
del  cumpleaños ,  y  del  santo  del  nombre.  En  esos  lances 
ya  es  moda  en  Madrid  huir  de  casa  por  evitar  las  visi- 
tas. ¿Y  por  que'  ha  de  ser  moda  el  huir  de  casa  por  no 
ser  visitado ;  y  no  debe  ser  moda  ,  que  si  yo  no  puedo 
visitar  al  que  huye  ,  me  este'  en  casa  huyendo  de  azotar 
calles? 

110  Dirán ,  que  aunque  el  visitado  no  este'  en  casa, 
ó  se  oculte  en  ella  ,  tiene  en  la  antesala  un  escribiente 
que  apunta  los  que  vinieron  á  visitarle.  ¿Y  esto  se  llama 
visitar  ?  Si  yo  fuese  el  visitado ,  y  no  quisiese  dexarme 
ver  aquel  dia ,  no  habia  de  recurrir  á  la  lista  del  escri- 
biente para  saber  quienes  me  estimaban.  Haria  recurso  á 
la  lista  mental  que  tengo  de  los  que  creo  me  estiman  ;  y 
supondría  que  todos  esos  habian  venido  á. visitarme,  que 

vi- 


viniesen  ó  no  viniesen.  El  hecho  es ,  que  quando  dos 
amigos  se  han  de  visitar  dé  veras ,  se  piden  y  se  dan  ho-> 
ra  oportuna  para  ios  dos  ,  por  no  llevarse  chasco  uno  y, 
otro.  Esto  me  parece  admirablemente.  Las  demás  modas 
son  de  faramalla  y  perspectiva  ,  y  que  solo  los  ociosos  las 
han  inventado. 

ni  A  los  que  dixeren  que  yo  no  he  de  remendar  el 
mundo  político  ,  respondo :  que  tampoco  quiero  que  el 
mundo  político  me  remiende  á  mí.  Visiten  ad  fastidium 
esos  visiteros  ,  y  vayan  enhorabuena  con  ese  mundo 
ceremonioso  5  pero  dexenme  en  paz  ,  y  no  se  acuerden 
de  mí  para  maldita  la  cosa.  ¿  Y  que  diré'  de  los  que  te- 
niendo obligación  de  no  salir  de  casa  ,  sino  muy  rara 
vez ,  andan  continuamente  azotando  calles  ,  y  aguan- 
tando mil  befas  de  los  de  las  casas ,  á  donde  van  á  enfa- 
dar con  sus  visitas  ?  Esos  afrentabuenos  se  debian  tras- 
plantar á  un  país  despoblado ,  en  donde  fuesen  menos  vi- 
sibles sus  desaciertos. 

112  También  se  me  censura  ,  que  no  aceptó  com- 
bite  alguno  ,  ni  para  comer  en  mesa  agena ,  ni  para 
acompañar  á  alguno  que  sale  á  esparcirse  y  divertirse  en 
las  cercanias  de  Madrid.  Y  aquí  vuelve  la  cantinela  del 
número  24,  que  soy  insociable  &c.  Confieso  que  de  lo  se- 
gundo no  hay  exemplar  de  que  haya  salido  fuera  de 
Madrid  en  48  años  que  hace  le  conozco.  De  lo  prime- 
ro solo  hay  dos  exemplares  en  ese  tiempo  de  haber  comi- 
do fuera  de  casa.  Una  vez  siendo  mozo  ,  acompañando 
á  otro ,  á  quien  habia  convidado  un  amigo.  Y  otra  vez 
obligado  de  persona  superior ,  y  por  lo  mismo  de  la. 
violencia >  mas  hice  de  cuerpo  presente  ,  que  de  con- 
vidado. 

113  No  puedo  negar  que  personas  de  todas  clases 
me  han  hecho  infinitos  convites  *  pero  doy  mil  gracias 
á  Dios  por  haberme  dado  la  constancia  de  haberme  resis- 

X  2  ti- 


Í66 

tido  á  todos.  Primero  liaría  treinta  Visitas ,  que  aceptar 
un  convite  para  comer  fuera  de  casa.  Para  mí  seria  una 
horrorosa  maula  y  petardo  ,  el  comer  en  mesa  agena.  La 
diversidad  de  los  alimentos  ,  la  hora ,  la  tardanza  y  pro- 
digalidad ,  los  cumplimientos  ridiculos  ,  la  inacción  des- 
pués de  comer ,  y  las  resultas  en  el  estomago  por  haber 
comido  &c.  nada  tienen  de  atra&ivo  para  mi  genio,  gus- 
to y  tranquilidad.  Y  con  mas  razón,  siendo  yo  muy  parco 
en  comer  y  beber. 

114  Es  muy  creible  que  los  parásitos  y  perritos  de 
todas  bodas ,  sean  los  que  mas  me  censuren  ,  porque  no 
los  imito  en  andar  cada  día  catando  caldos  y  vinos  di- 
ferentes. Lo  que  no  puedo  sufrir  es ,  que  algunos  de  esos 
digan,  que  no  se  han  podido  resistir  al  convite.  Mienten 
sin  suelo.  No  hay  cosa  mas  fácil  que  esa  resistencia  ,  sí 
no  hay  voluntad  de  comer  fuera  de  casa.  ¿  Pero  cómo  se 
has  de  resistir  al  convite  ,  si  algunos  de  ellos  no  se  pue-¡ 
den  resistir  á  darse  por  convidados?  Ellos  mismos  se  con-* 
vidan.  Y  como  es  tan  vergonzosa  esta  estafa  ,  pretextan 
que  los  han  convidado,  y  que  no  se  han  podido  resistir. 
¿Y  cómo,  sin  dudar  mucho,  me  he  resistido  yo  en  48  años 
aún  á  los  que  me  pudieran  obligar  ? 

115  De  todo  infiero,  que  esas  visitas  y  esos  convi- 
tes se  han  inventado  para  no  parar  en  casa  ,  y  que  algu- 
no de  los  convidantes  no  tanto  por  bizarria  quanto  por 
curiosidad  política,  y  vanidad ,  solicitan  que  algunos  co- 
man en  su  compañia.  Por  política ,  para  hacer  de  per- 
sona. Por  vanidad,  para  que  se  diga  del  convidante  que 
ha  tenido  á  fulano  á  su  mesa.  Y  por  curiosidad ,  para  que 
se  ofrezca  ocasión  de  penetrar  el  interior  del  convidado. 
Sábese  que  los  Persas  no  tenian  otro  genero  de  tormen- 
tos para  averiguar  alguna  verdad  ,  sino  el  de  los  convites, 
cargando  la  mesa  de  excelentes  vinos,  como  que  eses  son 
los  mas  suaves  verdugos  para  ese  ñu. 

V* 


II 6  Un  Hombre  bien  comido  ,  y  mas  bien  bebido,, 
si  no  tiene  el  estomago  habituado  á  esos  excesos  ,  dirá 
quanto  tiene  en  el  corazón  de  lo  suyo  y  de  lo  ageno.  Si 
los  que  debian  vivir  retirados  no  se  hallasen  en  esos  sor 
lapados  convites ,  no  se  manifestarian  á  todos  las  cosas 
mas  ocultas  de  su  casa,  y  aún  los  defe&os,  si  los  hay.  En 
ocasión  que  yo  tuve  autoridad  para  dar  ó  no  dar  licen- 
cia para  esos  convites, he  sido  inexorable  para  darla.  De- 
cía yo  :  si  ese  convidante  no  va  en  falso  ,  que  le  regaíe 
á  su  celda  la  mitad  de  lo  que  le  había  de  dar  en  su  casa,; 
y  todos  quedan  mejor.  Ninguno  ha  convidado  á  alguna 
monja  para  que  fuese  á  comer  á  su  mesa.  Si  va  en  fal- 
so el  convidante,  ó  convidando  de  ceremonia  ,  ó  para  es- 
cudriñar interiores  ,  se  conocerá  en  si  regala,  ó  no  regala 
sin  convite. 

117  También  es  cierto  me  censuran  ,  que  no  acepto 
convites  de  fiestas  ,  de  funerales  y  de  funciones  literarias. 
Es  evidente  que  no  los  acepto  5  y  que  tampoco  los  debo, 
aceptar  ,  supuesto  el  gran  retiro  que  observo.  Si  yo  hu- 
biese de  asistir  á  las  funciones  de  aquellos  convites ,  co  - 
mo  son  tantas  y  tan  repetidas  ,  no  pasaría  un  instante  en 
la  celdaj  y  si  á  eso.se  anadia  el  visitar  ,  se  aumentaba- 
mi  total  evagacion  y  zapateo  de  las  calles  de  Madrid.  Y 
si  no  se  anadia  el  visitar  ,  saltaba  á  los  ojos  la  censura  de 
mi  descortes  inconseqüencia  j  qual  seria  no  visitar  por- 
que profeso  clausura  ,  y  no  hacer  caso  de  ese  voto  para 
asistir  á  todo  ge'nero  de  fiestas  y  de  funciones. 

118  Hasta  aquí  la  satisfacción  de  mi  condudta  ,  por 
loque  mira  á  huir  de  visitas  activas.  Voy  á  darla  por  lo 
que  toca  á  visitas  pasivas.  Creen  muchos  que  yo  no  quie- 
ro admitir  visitas  en  mi  celda,  y  que  á  ese  fin  vivo  siem^- 
pre  cerrado  ,  sin  querer  abrir  mi  puerta  á  persona. algu- 
na. En  esto  se  miente  mucho,  ó  por  malicia ,  ó  por  igno- 
rancia ,  ó  por  credulidad  alquilada.  Diré  lo  que  hay  de 

cier- 


i58 

cierto.  Es  evidente  que  quanclo  estoy  en  m!  celda,  siem- 
pre estoy  encerrado  por  dentro  ,  y  seria  un  bobarron  si- 
no lo  executase  así.  Los  seglares  hacen  la  misma  precau» 
cion.  Son  tantos  los  ardides  que  los  ladrones  discurren  en 
Madrid  para  robar ,  que  toda  precaución  es  corta.  La  me- 
jor es ,  que  no  se  dexe  entrar  en  la  casa  ó  celda  á  persona 
alguna  que  no  sea  conocida  ,  á  venga  en  compañiade 
quien  la  conozca. 

1 19  Contra  esta  tan  vil  como  precisa  máxima  ,  so- 
lo los  ladrones  ,  los  rateros  y  petardistas  tendrán  que 
oponer  por  lo  que  les  incomoda.Y  los  entremetidos  ,  ocio- 
sos y  estafadores  por  la  precisión  en  que  se  les  pone  de 
que  vayan  á  enfadar  á  otra  parte.  Si  en  Madrid  se  exe- 
cutase lo  que  en  los  números  69  y  70  dixe  hacen  los  Chi- 
nos y  Japones,  no  era  la  dicha  máxima  tan  precisa.  Pe* 
ro  siendo  Madrid  una  Babilonia,  en  donde  están  mezcla- 
dosi  .y  confusos  los  pésimos ,  peores  y  malvados,  (que  son 
innumerables)  con  los  hombres  de  bien  y  reales ,  (que  son 
en  menos  número)  aún  la  máxima  dicha  no  alcanza  para, 
libertarse  de  los  insultos  de  esa  canalla. 

120  Por  Ja  prolongada  estancia  que  tengo  de  Ma- 
drid, he  oido  infinitos  arbitrios  ,  de  los  quales  se  han 
validó  los  ladrones  para  robar.  Tengo  presentes  muchos; 
y  seria  fácil  formar  un  tomo  de  los  mas  singulares  ,  sí 
eso  fuese  mi  asunto.  No  siendo  vandolero  y  nocturna 
el  ladrón  ,  que  en  nada  tropieza  :  á  los  otros  se  les  con- 
jura ,  dándoles  con  la  puerta  en  los  ojos.  Lo  primero  que 
hacen  los  que  toman  el  partido  de  robar  mira  claustra, 
es  irse  introduciendo  en  las  celdas  y  y  reconocerlas  para 
dar  después  el  golpe  de  seguro  enla  que  creen  tendrán  al* 
go  que  robar :  Nema  repente  fuit  turpissimus.  Preparan 
el  robo  con  pretextos  aparentes,  y  aún  pretextos  pia- 
dosos, para  météfirse  en  la  celda,  y -hacer  la  suya. 

izi     El  mas  común  es ,  el  pretexto  de  pedir  limosna, 

si 


l5p 
si  traen  malos  trapos  ,  ó  como  llaman  ,  el  vestido  de  pe- 
dir. Y  si  traen  buena;  ropa  ¿  ó  suya  ó  alquilada  ,  pretex-i 
tan  que  vienen  á  pedir  consejo.  Piro  como  esto  de  pedir 
á  un  religioso,  no  es  llave  para  abrir  su  puerta ,  inventa^ 
ron  el  pretexto  de  dar  ai  religioso  para  que  se  le  haga 
patente  la  celda.  Este  es.,  el  de  darles  limosna  de  misas. 
Llaman  á  la  puerta  :  y  si  saliendo  el  religioso ,  pregun- 
ta, á  uno  de  estos  ,  ¿que  quiere  ?  dice  que  trae  unas imi* 
sas,  y  con  buena  limosna;,  para  que  sé  digan  en  tal  alf 
íar.  Y  si  finge  que  son  las  del  altar  de  san  Gregorio ,  es 
otro  atractivo  mayor  para  entrarse  en  la  celda  á  pagarlas, 
y  tomar  recibo. 

1 22  Sucedió  esto  con  uno  á  quien  conocí.  Entró  un 
embustero  en.  su  celda  con.  el  pretexto  falso  det  misas. 
Traia  un  doblón  de  á  ocho  en  oro  para  pagarlas  ,  y  en 
fin  era  para  pegarla  mejor.  Dixo  al  religioso  que  trocase 
la.  moneda,  que  se  cobrase  ,  y  que  le¡  volviese  lo  demás. 
El  religioso  tenia  oficio  público  ,  y  por  lo  mismo  tenia 
dinero  en  unas  gabetas.¡  Abrió  una;  y  al  pur^to  se  echó 
el  ladrón  sobre  ella,  y  agarrando  algunas  monedas  de 
oro,  echó  á  correr  por  la  puerta,  y  hasta  ahora,  no  ha 
parecido.  Supongo  que  las  mandaría  decir  de  misas  por 
la  credulidad  del  religioso  ,  y  «n  altar  de  san  Gregorio. 
De  esta  insolente  picardía  hay  mil  exemplos  en  Madrid. 
No  por  eso  escarmientan  los  crédulos, ni  se  enmiendan  los 
ladrones. 

¡  123  Otra  picardía  mayor  ,  que  horroriza  ,  sucedió 
pocos  años.; há. en  Madrid.  Entró  uno  de  esos  ladrones 
en  un  Convento.  Acometió  aun  religioso  y  le  dixo ,  que 
quería  hacer  una  Confesión  general  con  el,  y  que  desea- 
ba fuese  dentro  de  la  celda.  Creyólo ,  y  aceptó  el  reli- 
gioso. El  primer  dia  comenzó  su  confesión  el  mal  ladrón, 
y  con  ánimo  de  no  finalizarla  hasta  el  otro  dia.  Volvióla 
á-  continuar  ei  dia  siguiente ;  y  como  el  dia  antes  ha- 
bía 


bia  ojeado  ya  ía  celda ,  sacó  un  puñal ,  y  amenazando  aí 
religioso ,  le  intimidó  y  le  robó  lo  que  pudo.  Es  verdad 
que  le  cogieron  al  baxar  la  escalera ,  y  le  hicieron  res* 
tituir. 

124     Pregunto ,  ¿  que'  mentecato  no  debe  cerrarse 
por  dentro  á  vista  de  estas  maldades  ?  ¿  Y  por  que  á  vis- 
ta de  ellas  ,  y  de  otras  que  omito,  he  de  admitir  en  la 
celda  á  quien  no  conozco ,    ni  viene  en  compañía  de 
guien  le  conozca  ?  Si  uno  va  á  casa  de  un  cambista  á  co- 
brar una  letra  de  quinientos  reales ,  bien  seguro  que  el 
cambista  se  los  entregue ,  aunque  tenga^  evidencia  de 
que  la  letra  es  legítima  ,  si  el  que  los  ha  de  cobrar  no  es 
conocido  ,  ó  no  presenta  persona  que  le  conozca  ,  y  sea 
conocida  del  cambista.  ¿  Y  será  justo  que  un  cambista  no 
entregue  quinientos  reales  á  un  desconocido,  pudiendo  res* 
guardarse  con  la  letra,  y  que  me  censuren  porque  yo  no 
entrego  toda  mi  celda  a  la  discreción  de  un  desconocido 
sin  letra  ? 

125  Los  petardistas  de  Madrid  tienen  sus  emisarios 
en  varios  lugares  ,  para  que'  les  avisen  que'  letras  vienen 
á  Madrid ,  y  á  quienes  vienen  dirigidas».  Así  que  los 
petardistas  tienen  aviso  ,  se  anticipan  á  ir  ai  correo  ,  sa- 
can las  cartas  respectivas  , -toman  la  letra,  y  la  cobran,  si 
el  cambista  no  es  advertido,  y  si  no  usa  de  la  dicha  cau- 
tela. Cadadia  se  pegan  estos  petardos.  A  mí  ninguno 
me  han  pegado  hasta  ahora  en  esta  materia.  Pero  he  es* 
carmentado  en  cabeza  agena  ,  para  formarme  el  sistema 
de  mi  conducta.  Este  es ,  el  de  vivir  siempre  cerrado  ,  y 
de  no  admitir  en  mi  celda  á  persona  que  no  conozco  ,  ó 
que  no  trae  consigo  persona  conocida  mia,  que  le  conozca 
á  el. 

125  Sin  abrir  yo  mi  puerta  ,  sino  el  ventanillo  de 
una  rejita ,  descubrí  aquel  capitán  de  vandoleros  del  nú- 
mero 7  3 ,  que  queria  entrarse  en  la  celda  para  robarme 

el 


eí  dinero  que  el  Rey  había  dado  para  distribuir  á  los  po- 
bres. Corroerán  tantos ,  les  distribuí  la  limosna  por  la 
ventanilla.  Los  últimos  que  quedaron  eran  el  capitán  y 
el  compañero.  No  me  dio  buena  idea  la  cara  del  capitán 
disfrazado.  Pregunte'le  ¿  de  dónde  era ,  y  si  le  conocía  . 
alguno?  A  esto  respondió  el  compañero  que  estaba  dis- 
tante, y  dixo:  yo  le  conozco.  Bien  >  ¿  y  quie'n  conoce  á  . 
ym  ?  Enmudeció  ,  y  yo  me  ratifique  en  la  sospecha ,  que 
salió  evidente.  Cogióse  al  capitán  y  á  algunos  compañe- 
ros ,  pues  los  demás  escaparon. 

127  Entonces  conocí,  que  no  era  muy  difícil  descubrir 
en  Madrid  ladrones,  vandidos  y  malvados  ,  si  hubiese  in« 
terrogatorios  jurídicos >ysiá cada  uno  de  los  que  dan  idea 
de  sospechosos  ,  se  les  obligase  á  señalar  persona  conocí- . 
da  que  los  conociese  ,  se  descubrirían  los  que  andan  ten- 
tando pestillos  de  celdas.de  religiosos,  para  entrarse  en 
ejlas  á  dar  misas  de  san  Gregorio,  y  á  fingir  confesiones 
generales.  Supongo  que  estos  serán  de  los  que  murmuran | 
que  yo  viva  tan  retirado  y  cerrado  á  piedra  y  lodo ;  y 
que  use  del  conjuro:  ¿y  quie'n  le  conoce  á  vm?  Vino  uno 
en  una  ocasión  diciendo ,  que  ya  tenia  20  años  de  Par- 
roquiano. Pregúntele  ¿y  quie'n  conoce  á  vm.  en  esa  casaí 
ó  en  la  Iglesia  ?  Dixo  que  ninguno  le  conocía.  Pues  vaya 
vm.  le  dixe,  á  pegar  esas  mangas  donde  ha  cumplido  con 
las  pasquas.  , 

128  No  solo  uso  del  conjuro  dicho  de  cerrarme 
por  dentro  ,  contra  los  ladrones  ,  rateros  y  estafadores» 
también  necesito  usarle  contra  los  que  vinieren  á.  hur- 
tarme el  tiempo ,  la  paciencia  y  mi  quietud.  Hombres 
hay  en  Madrid,  que  ocupándose  todas  las  tardes  en  sus 
diversiones  de  comedias ,  toros ,  saraos  &c.  no  hallan 
exercicio  en  que  ocupar  las  mañanas.  Estos  juzgan  que  se 

-  to.nará  por  cortejo  eí  meterse  en  una  ceida  de  un  religio- 
so ,  y  rellanarse  allí  en  una  silla ,  impidie'ndole  el  que 
Tom.  VL  Y  ha- 


«7* 

haga  lo  que  tuviere  que  hacer.  Entran  con  el  sonsonete: 

no  quiero  impedir  >  y  el  fin  es  estafarle  todo  el  tiempo 
de  la  mañana  ,  sobre  mortificarle  con  una  pesada  e  inú- 
til conversación.  Quando  esta  no  es  de  literatura  ,  es  uno 
de  los  mayores  martirios  para  mi  genio. 

1 29     Aún  á  los  mas  amigos ,  con  los  quales  converso 
con  especial  gusto  por  ser  literatos ,  tengo  prevenido  que 
no  vengan  á  mi  celda  por  las  mañanas  ,  porque  siempre 
tengo  que  hacer.  Que  ó  vengan  por  la  tarde  ,  ó  que  solo 
vengan  las  mañanas  de  los  Domingos ,  que  expresamen- 
te quiero  aprovechar  con  los  amigos  de  veras.  Así ,  van 
bien  advertidos  esos ,  que  no  siendo  para  una  cosa  muy, 
precisa  y  forzosa ,  no  han  de  venir  á   mi  celda  por  las 
mañanas.  Como  yo  no  quiero  hacer  fortuna  por  lo  que 
leyere  ,  estudiare  ,  ó  escribiere  ,  hace  muchos  años  que 
nada  de  lo  dicho  quiero  executar  por  la  tarde,  sino  úni- 
camente por  la  mañana  ,  y  antes  del  mediodía.  Así  me  va 
lindamente  de  salud  ,  que  aprecio  mas  que  toda  la  litera- 
tura del  universo. 

130  Aún  faltan  los  que  pretenden  entrar  en  mi  cel- 
da, para  hurtarme  ó  avinagrarme  mi  quietud  y  tranqui- 
lidad. Son  aquellos  que  apenas  vaca  un  empleo  quando 
inundan  á  Madrid  de  esquelas.  Muchos  no  esperan  á  que 
muera  el  que  posee  el  empleo.  Bástales  saber  que  tiene 
catarro,  ó  algún  nuevo  sabañón,  para  disparar  la  metralla 
de  esquelas  por  todas  partes  ,  á  fin  de  conseguir  el  em- 
pleo si  muere  ,  ó  la  futura,  si  sana  del  catarro.  Estos 
embestidores  lo  andan  todo,  y  algunos  tientan  meterse 
en  mi  celda,  acometiéndome  con  memoriales,  para  que  yo 
acometa  á  otros  que  hayan  de  acometer  al  que  ha  de 
dar  el  empleo  ,  ó  la  futura.  Esto  sin  conocerme  ,  ni  cono- 
cerlos ;  y  sin  que  yo  conozca  ,  ó  tenga  conexión  con  los 
que  han  de  ser  medianeros. 

j  3 1     Estos  pretendientes  perdurables  t  son  por  extre- 


mo 


mo  muy  porfiados.  No  admite»  razones  ni  disculpas  a  y 
para  mover ,  alegan  mil  patrañas,  y  para  conseguir,  mu- 
chos me'ritos  fingidos.  De  algunos  memoriales ,  que  á  re- 
petidas importunidades  he  admitido,  los  mas  salieron  fal- 
sos en  la  narrativa  ,  e  injustos  en  la  pretensión.  Así  en  no 
seguir  mi  condu&a  ,  siempre  he  cargado  con  el  mochue- 
lo ,  la  maula  y  la  maza  :  ó  sonrrojándome  con  el  cierto 
tapaboca  de  que  el  memorial  es  falso  é  injusto  >  ó  si  es 
cierto  y  justificado ,  quedando  hecho  un  mono  con  lá 
negativa  de  unas  redondas  calabazas ,  y  con  el  tapabo- 
ca de  un  perdone  que  no  puede  ser ,  y  créame  que  io 
siento  mucho. 

132  Dexo  las  veces  que  me  han  engañado  con  un  sí 
y  otro  sí,  y  descuide  que  será  servido,  y  con  otras  femen- 
tidas expresiones  del  lenguage  político  >  correspondiendo 
al  fin  con  un  nó  ,  á  aquel  fingido  sí.  ¿  Y  si  unas  calaba- 
zas redondas  me  son  tan  sensibles ,  que'  impresión  hará 
en  mí  la  felonia  del  que  me  dixo  sí ,  con  el  ánimo  de  de- 
cirme nó  ?  Salga  aquí  el  mas  emperrado  de  mis  émulos  y 
de  mis  censuradores,  y  diga  si  me  sobra  la  razón  para 
cerrar  mi  puerta  á  todo  ese  ge'nero  de  pretendientes  y 
embestidores  de  memoriales.  Y  si  será  razón  que  yo  pier- 
da la  mañana,  mi  quietud  y  tranquilidad,  para  oir  plega- 
rias fingidas  de  embusteros. 

133  Ló  mas  singular  es  la  contradicción.  Es  notorio 
que  no  visito  ,  ni  salgo  de  casa  ,  ni  tengo  comunicacio- 
nes ,  ni  quiero  tenerlas.  Esta  abstracción  se  me  censura. 
I  Cómo  pues  esos  pretendientes  no  hacie'ndose  cargo  de 
eso ,  me  vienen  á  inquietar ,  y  á  estafarme  el  tiempo  con 
impertinencias  repugnantes  á  mi  genio?  ¿Le  he  de  mudar 
por  un  perafustran  que  jamas  he  visto?  ¿He  de  salir  de 
casa  para  complacerle ,  y  pedir  á  quien  no  conozco  ?  ¿  he 
de  ir  á  pedir ,  al  que  aunque  le  conozca ,  jamas  le  he  vi- 

Y  2  #  si- 


174  ,  r 

sitado  ?  i  he  de  ir  a  pedir  al  que  aunque  le  haya  visitada, 
Jamas  le  he  servido  en  cosa  alguna  ?  ¿  he  de  pedir  al  que 
aunque  le  haya  servido ,  aún  con  ei  favor  de  darse  por 
servido  ,  no  me  ha  favorecido  jamas  ,  y  las  pocas  veces 
que  le  he  suplicado  por  alguno  ,  ó  me  dio  un  falso ,  ó  un 
rio  redondo? 

134  En  vista  de  lo  dicho,  que  no  es  menos  que  eviden- 
te ,  ninguno  debe  censurar  que  yo  viva  cerrado,  y  no  abra 
la  puerta  á  todo  cachivache ,  y  que  le  envié  á  presentar 
sus  memoriales  á  otra  mesa.  Al  contrario,  quando  alguno 
viene  á  mi  celda  acompañado  de  algún  conocido  ,  y  me 
pregunta  por  algún  libro ,  ó  por  una  especie  literaria, 
hago  estudio  de  complacerle  y  servirle  en  lo  que  alcan- 
zo. Para  eso  no  necesito  salir  de  mi  celda  ,  ni  visitar  ,  ni 
pedir  á  ninguno ,  ni  exponerme  á  calabazas.  No  hay 
exemplar  de  que  en  ese  asunto  literario  haya  dexado  de 
servir  á  todos ;  pero  siempre  dentro  de  mi  celda.  Pregún- 
tese á  los  amigos  que  vienen  á  conversar  las  mañanas  de 
los  Domingos,  y  confirmarán  esta  verdad. 

135  Dixe  acompañado  de  un  conocido  ;  pues  na 
siendo  así ,  aunque  el  tal  venga  á  preguntar  una  especie, 
ó  por  un  libro,  tampoco  le  abriré  la  puerta,  y  solo  le  res- 
pondere'  por  la  rejilla  ai  cauteUm  ,  por  lo  que  pudiere 
suceder.  Quien  toma  el  pretexto  de  encargar  misas  para 
entrarse  á  robar  en  una  celda  ,  tomará  también  el  pre- 
texto de  preguntar  por  un  libro,  ó  de  buscar  alguna 
especie.  En  breve  :  el  que  hubiere  de  entrar  en  mi  celda, 
aunque  entre  acompañado  de  un  conocido  ,  no  piense 
entrar  á  otros  negocios ,  pretensiones  y  embudos  de  la 
moda;  sino  únicamente  á  hablar  de  libros,  y  á  conversar 
sobrehilos.  Y  si  continuare,  ha  de  ser  siempre  sobre 
ese  pie. 

1 $6     Debo  advertir  esto ,  para  desjarretar  algunas 
> ■'%  *  vi- 


175' 
Visitas  solapadas.  Entra  uno  en  mí  celda  la  primera  veii, 

por  venir  acompañado  :  dice  viene  por  curiosidad  de  ver 

mi  libreria ,  que  la  oyó  ponderar  de  numerosa  ,  rara, 

selecla  y  universal ;  y  con  sus  polvillos  del  cumplimiento 

que  deseaba  verme  y  conocerme.  Repite  segunda  visita, 

y  habla  de  libros ,  y  de  cosas  literarias.  Pero  á  la  visita 

tercera  ya  descubre  la  hilaza  de  que  es  un  pretendiente 

formidable.  Desembolsa  esquelas  y  memoriales  ,   acome- 

tie'ndome  á  que  yo  sea  el  agente  de  sus  pretensiones,  y  ,. 

á  que  salga  de  casa  por  complacerle.  Claro  está  que  eso 

jamas  será  5  y  así  le  desengaño ,  correspondiendo  á  su. 

curiosidad  y  cumplimiento  déla  primera  visita. 

137  Y  como  el  tal  no  buscaba  desengaños  ,  sino  en- 
gañarme á  mí  para  que  le  sirviese  de  tercero  á  su  am- 
bición ,  no  vuelve  á  repetir  visitas.  De  esto  tengo  mu- 
chos exemplares.  Y  de  ese  calibre  son  los  que  murmuran 
que  no  visito,  ni  pago  visitas. Si  esos  viniesen  á  mi  celda, 
con  solo  el  fin  de  hablar  y  conversar  en  materias  de  li- 
teratura ,  no  debían  inventar  esas  quejas  ceremoniales. 
Por  lo  mismo  ni  las  tienen  ni  las  dan  los  verdaderos 
amigos ,  que  solo  con  aquel  fin  vienen  á  mi  celda.  Bien 
palpan  estos  que  si  yo  fuese  visitante  ,  visitado,  y  paga- 
dor de  visitas  ,  no  podría  parar  en  la'  celda  un  instante, 
que  viniendo  á  conversar,  siempre  se  llevarían  chasco ,  y 
que  serian  muy  raras  las  veces  que  los  tales  y  yo  pudie-i 
sernos  hablar  despacio. 

138  A  algunos  de  esos  les  convencí  de  que  les  con- 
venia que  yo  estuviese  siempre  en  la  celda.  Dixe  á  uno, 
para  exempio  :  ¿  Quántos  años  há  que  nos  conocemos  ? 
¿quántas  horas  habremos  hablado  en  ese  tiempo? ¿y 
quántas  hablaríamos  si  yo  visitase  ,  y  pagase  visitas? 
Pocas  ó  ninguna,  añadí.  ¿  Quái  quiere  mas ,  el  vivir  vm. 
siempre  en  casa,  y  que.yo  le  visite,  de  quando  en  quando, 

o 


ó  el  que  y©  este  siempre  en  mi  celda ,  y  que  vm.  venga 
á  parlar  siempre  y  quando  que  se  le  antojare  ?  Si  el  últi- 
mo extremo  es  el  mas  penoso,  y  no  obstante  cargo  con  e'l 
sin  quejarme 5  ¿por  que  se  han  de  quejar  de  mí  ios  que 
no  le  abrazarían? 

193  Las  cartas  son  muy  semejantes  á  las  visitas, 
pues  son  unas  visitas  por  el  correo.  Por  esta  razón  los 
que  censuran  mi  conducta  en  orden  á  las  visitas ,  estiran 
también  esa  censura  á  las  cartas.  Publican  que  6  no  las 
recibo,  ó  no  las  abro ,  ó  no  las  leo,  6  no  respondo  á  ellas, 
ó  todo.  Digo  que  todo  es  una  mentira  garrafal  desde  la 
cruz  á  la  fecha,  j  Ojalá  no  hubiese  recibido  ,  ni  respon^ 
dido  á  tantas »  y  tendría  mas  dinero  para  libros  ,  mas 
tiempo  para  leerlos ,  y  mas  quietud  interior  para  medi- 
tarlos !  Y  estoy  arrepentido  de  no  haber  publicado  en  un 
impreso  mió  del  año  de  732,  que  estuviesen  todos  adver- 
tidos que  yo  no  quería  recibir  carta  alguna.  Es  infinito 
respefto  de  mi  pobreza ,  el  dinero  que  me  han  hecho  mal- 
baratar las  cartas, 

140  Pero  lo  que  mas  lloro ,  es  el  infinito  tiempo 
que  he  perdido  en  responder  á  ellas.  Tengo  existentes  to- 
das quantas  cartas  he  recibido  desde  el  año  725.  Y  de 
buena  gana  si  me*  volviesen  mis  respuestas  ,  pagaria  ei 
porte  de  mis  mismas  cartas  que  he  escrito.  Por  el  volu- 
men inmenso  que  hacen  las  cartas  recibidas  solo ,  podre 
conjeturar  quán  grande  seria  el  volumen  de  mis  respues-* 
tas.  Las  cartas  daré7  á  peso  de  toro  muerto ,  y  con  mas 
comodidad  que  ios  embestidores  de  Quevedo  vendieron 
ai  confitero  sus  villetes  de  estafar.  Ni  yo  hubiera  reci- 
bido tantas  cartas 7  ni  escrito  tantas  respuestas,  si  en 
España  hubiese  la  costumbre  que  hay  en  el  Perú.  Allí 
no  paga  la  carta  el  que  la  recibe,  sino  el  que  la  escribe, 
al  echarla  en  el  correo. 

Y 


*77 

141  ¥síen  tiempo  de  Quevedo  existiese  esa  ley  ó 

costumbre  en  España ,  tampoco  á  Quevedo  le  hubieran 
pegado  el  chasco  de  que  pagase  el  porte  de  una  carta, 
después  de  haber  dado  á  luz  las  reglas  del  caballero  de  la 
tenaza.  El  chiste  se  halla  en  la  vida  de  Quevedo ,  que  es- 
tá en  sus  obras  posthumas.  Pero  está  diminuto  porque 
solo  se  puso  de  oidas.  Dice  que  un  Monge  Bernardo  con- 
ventual de  Galicia  escribió  á  Quevedo  ,  que  viese  si  en- 
tre las  reglas  que  escribió  para  guardar  el  dinero,  hallaba  , 
remedio  para  librarse  de  pagar  dos  reales  de  porte  por 
la  carta  que  le  escribía.  Celebró  Quevedo  la  agudeza 
del  chasco  ,  y  en  adelante  fue  amigo  de  dicho  Monge; 
Bernardo. 

142  No  dice  la  vida  quien  era  ese  Bernardo.  Yo  se 
quie'n  ha  sido  ,  y  cómo  sucedió  el  caso.  El  Monge  era  el 
Ilustrísimo  Caramuel ,  quando  estaba  Colegial  Teólogo 
en  Salamanca.  Es  tan  cietto,  como  que  el  mismo  Caramuel 
en  el  tomo  II.0  de  suTrimegisto  pone  todo  el  caso,  y  su 
carta  original  que  escribió  á  Quevedo,  cuyo  final  es  este: 
«Consultad ,  pues ,  vuestro  caballero  de  la  Tenaza  :  re- 
acorred  todos  sus  preceptos  y  reglas  >  y  hallareis  que  no 
"hay  en  el  medio  ó  remedio  alguno  que  os  libre  de 
"pagar  al  correo  que  os  diere  esta  carta  ,  un  real  de 
"porte." 

143  En  virtud  de  esto  se  debe  enmendar  aquel  pa- 
sage  de  la  vida  de  Quevedo  en  alguna  reimpresión  ,  ó 
añadirle  una  nota.  «El  porte  no  ha  sido  dos  reales  5  sino 
«uno.  El  Bernardo  no  estaba  en  Galicia  ,  sino  en  Saia- 
«manca.  El  dicho  Monge  ha  sido  el  celebre  Caramuel.  £s> 
«te  nació  en  Madrid :  bautizóse  en  la  Parroquia  de  san 
«Martin:  tomó  el  habito  en  la  Espina  :  estudió  las  artes 
«en  Montederramo  en  Galicia  ,  y  pasó  á  estudiar  la 
«Teología  á  Salamanca,  y  estaba  Colegial  en  su  Co- 

»Ie- 


(I78 

nlegio  c!e  Salamanca  quando  desde  aííí  escribió  ía  car- 
eta á  Quevedo.  Y  habiendo  sido  ingenios  de  supe- 
nrior  orden  Quevedo  y  Caramuel  ,  es  elogio  de  este 
nque  e'l  solo  pudiese  pegar  el  chasco  á  Quevedo  :  y  es 
»>elogio  de  Quevedo  que  solo  un  Caramuel ,  siendo  aún 
mnozo,  se  le  hubiese  pegado  con  tanto  chiste." 

144  Aún  hoy  se  usa  que  quando  la  carta  es  de 
mucha  importancia  ,  se  certifica  en  el  correo  en  donde 
se  echa  ,  y  allí  se  paga  el  porte  y  certificación.  Tengo 
un  rimero  de  papeles  varios  impresos  que  he  recibido 
por  el  correo  ,  sin  poderme  evadir  de  pagar  un  porte  su- 
bido,  y  de  llevarme  muchos  chascos ,  superiores  al  que 
Caramuel  pego  á  Quevedo.  Así  á  las  reglas  del  caballero 
de  la  Tenaza,  se  debe  añadir  la  de  no  recibir  cartas ,  cu- 
yo porte  no  le  hayan  pagado  antes  los  que  las  escriben. 
He  pagado  seis,  ocho  y  diez  reales  de  porte  por  papelu- 
chos impresos ,  que  puestos  venales  en  Madrid  á  dos  rea*. 
les  ,  no  han  hallado  compradores. 

14?  ¿Y  será  posible  que  haya  llegado  á  tanto  la  fa- 
tuidad ,  que  me  quieran  persuadir  que  es  cortesia  reci- 
bir ,  pagar  ,  leer  y  responder  á  este  genero  de  cartas  ?  Sí 
eso  es  cortesia,  vivo  muy  arrepentido  de  haber  sido  tan 
cortes  á  mi  costa.  Es  verdad  que  ya  hace  años  que  aban- 
done aquella  fatua  cortesia  ,  ó  en  el  todo ,  ó  en  parte» 
No  puedo  evitar  el  recibir  cartas  con  papelones  y  pagar- 
las j  pero  me  desquito  en  algún  modo  con  no  leer  el  pa- 
pelón y  las  cartas,  y  no  responder  á ellas. Esto  sí  que  es  la 
verdadera  cortesia,  enseñarla  á  quien  no  la  sabe.  ¿Pues  que 
mas  descortesía  ,  que  meterse  uno  en  donde  no  le  llaman? 

145  Un  tal  perafustran,  aprendiz  del  oficio  de  esJ 
critor  ,  escribe  ó  imprime  jun  papelón  ,  en  donde  los  mas 
de  los  impresores  ,  por  estar  ociosos  y  perecer  de  hambre 
andan  catequizando  á  satisfechos  para  que  impriman, 

la- 


179 

lateando  los  cascos  al  que  mas  disparatare  :  y  creyendo 
ese  bobarron  que  yo  soy  de  la  clase  de  estos  impresores, 
me  dispara  por  el  correo  un  papelón  y  una  carta ,  pi- 
diéndome que  le  diga  mi  dictamen  ,  ó  descifrando  esa  pe- 
tición ,  pidie'ndome  que  le  responda  con  un  panegírico 
para  imprimirle  en  otro  papelón.  Por  haberme  llevado 
algunos  chascos  en  este  asunto,  he  escarmentado  de  raiz, 
no  respondiendo  á  ninguna  de  esas  solapadas  cartas  \  y 
mas  quando  el  escritor  me  es  totalmente  desconocido ,  ó 
sospecho  que  es  pseudónimo. 

147  Carta  he  recibido  de  uno,  que  fingiendo  nom- 
bre ,  título  y  empleo,  queria  engañarme,  recogiendo  mí 
respuesta  á  sus  solapadas  preguntas.  Conocí  á  la  primera 
carta  la  fementida  avenida  :  repitió  carta  j  y  yo  repeti  el 
conjuro.  Repitió  tercera  ,  y  yo  descubri  la  maraña  :  pues 
tuve  maña  para  saber  de  raiz,  quien  era  el  impostor,  que 
habilidades  tenia  j  y  aún  por  sus  preguntas  conocí  de  que 
cuerno  jugaba.  Pasaron  años  ,  y  volvióme  á  escribir 
otra  carta  con  otro  nombre  }  pero  habiendo  hecho  yp 
evidencia  por  el  contexto,  y  por  otros  antecedentes, 
que  la  carta  era  del  mismo  impostor,  no  le  respondí. 
Toda  esta  cautela  es  precisa  en  materia  de  cartas ,  quan- 
do son  de  e'ntes  desconocidos,  y  aún  de  los  conocidos  si 
no  se  conoce  la  firma  y  letra. 

148  Un  malvado ,  falseador  de  firmas  ,  hizo  mil  za«< 
lagardas  por  cogerme  respuesta  á  carta  suya ,  para  reme- 
darme la  firma  j  pero  jamas  lo  pudo  conseguir.  Hay 
muchas  cartas  remedando  letra  y  firma  de  un  conocido,  y 
siempre  para  pésimos  y  depravados  fines  :  y  es  precisa 
mucha  perspicacia  para  descubrir  la  engañifa  por  el  es- 
tilo :  y  podre'  alegar  algunos  exemplares  de  haberla  des- 
cubierto al  primer  periodo  de  la  carta  contrahecha.  Pero 
no  siempre  se  podrá  conseguir  esto.  Así  el  atajo  es ,  ó  no 

Tom.  VI.  Z  res- 


iSo 

responder  á  esas  cartas  de  desconocidos ,  ó  sospechosas ;  6 
quando  mas  responder  en  general,  ó  con  quatro  palabras 
mazorrales  sobre  que  el  mundo  está  perdido. 

149  Ninguno  podrá  dudar  que  por  mi  continuada 
estancia  en  Madrid  me  será  inevitable  recibir ,  pagar, 
leer  y  responder  á  muchísimas  cartas  de  amigos  y7  cono- 
cidos ,  sin  sospecha  alguna.  ¿Quien,  pues,  podrá  censu- 
rarme con  razón ,  que  ademas  de  esas  debo  responder  á 
otras  ?  ¿  En  que  parte  del  Decálogo  está  que  yo  esté 
obligado  á  responder  á  quién  no  conozco  ,  y  eso  por  es- 
crito y  con  mi  firma  ?  ¿  Por  que'  he  de  responder  por  es- 
crito ,  á  quien  no  dexaria  entrar  en  mi  celda  si  no  traia 
conocido  para -responder  de  palabra  ?¿Y  que'  seria  si  fue- 
se que  uno  de  esos  desconocidos,  que  no  debia  permitid 
entrase  en  mi  celda  ,  me  hiciese  pagar  el  porte  de  su  in- 
discreta tentativa?  ¿Si  no  estoy  obligado  á  recibir  visita 
personal  y  de- valde  de  un  ignoto,  porque  he  de  recibir 
su  visita  por  el  correo,  pagando  antes  lo  que  el  correo  me 
señalare?   • 

150  Si  la  carta  trae  algo  de  bueno  y  con  regalo ,  es 
uso  que  venga  pagado  el  porte, ¿Y  si  trae  algo  de  malo,  y 
el  conste xto  es  una  impertinencia ,  á  quién  toca  pagar  el 
porte?  ¿Y-  quie'n  ha  de  resarcir  el  tiempo  perdido  en  leer 
y  responder  á  esas  cartas  ó  maulas  ?  Para  mí  esa  perdida 
de  tiempo  es  lo  mas  sensible  i  y  no  digo  que  no  siento  la 
pérdida  del  .dinero.  Sientolo  j  pero  no  tanto  :  y  siempre 
diré  que  el  porte  de  aquellas  cartamaulas,  estada  mas 
bien  empleado  dándolo  á  un  pobre  para  un  pan  ,  que 
no  empleándolo  en  comprar  una  desazón.  Al  que  di¿ 
xere  que.  se  seguirán  algunos  inconvenientes  ,  sr  se  usa 
de  tanta  negativa  5  respondo  ,  que  si  no  la  uso ,  se 
me  seguirá  un  enorme  inconveniente  perpetuo  y  con*, 
tinúado.    , 

S  '  Ten- 


j8i 
151  Tengo  un  montón  de  cartas  cerradas ,  que  no 
quise  abrir  porque  no  conocía  la  letra.  A  su  tiempo  se 
quemarán  con  las  otras.  Lo  que  advierto  es  ,.que  hasta 
ahora  no  he  visto  algún  inconveniente ,  y  acaso  me  li- 
bré de  muchos  por  no  haberlas  abierto.  Un  proye&ista 
que  me  habia  molido  con  cartas ,.  á  las  quales  respondí, 
no  paró  hasta  embocarme  un  rollo  de  papeles  de  pro- 
yectos ,  y  muy  cerrado.  Supe  que  el  tai  me  escribía  des- 
de la  cárcel  de  Lisboa  ,  y  ya  por  sus  cartas  sospechaba 
si  estaba  en  el  hospital  de  los  locos  proye&istas.  Libre'mc 
de  sus  locuras  no  respondiendo  á  mas  cartas,  y  no  abrien- 
do siquiera  las  últimas,  niel  rollo  de  proye&os,  aun- 
que lo  tengo  cerrado  por  sí ,  y  encerrado  por  mí  no  se  en 
que  rincón. 

152  Hasta  aquí  por  lo  que  toca  á  lo  superficial  de 
las  cartas  de  los  desconocidos  ,  ó  suspectos  de  trapacería. 
Voy  á  los  contextos  no  solo  de  esas  cartas  ,  sino  tam- 
bién de  las  de  los  conocidos.  De  estos  hay  muchos ,  que 
solo  son  tales  muy  de  sobrepeine  :  y  el  contexto  de  sus 
cartas  nada  tiene  de  atractivo.  No  pocos  son  importu- 
nos ,  pelmazos  ,  moledores  y  pesados ,  como  sangre  de 
chinches.  Y  á  la  corta  ó  á  la  larga  todo  viene  á  parar 
en  cartas  de  pedir  á  diestro  y  siniestro:  de  manera,  que 
á  veces  me  son  mas  fastidiosas  las  cartas  de  los  conocí- 
dos  e'  ignotos  >  y  también  podrán  entrar  á  la  parte  de  ese 
fastidio  las  cartas  de  algunos  parientes. 

153  El  contexto  de  esas  cartas,  ó  se  reduce  á  formu- 
las de  cumplimiento  del  estilo  de  cartas  misivas,  sin  rnas 
asunto  ,  ó  á  lo  mas  á  saber  de  mi  salud.  No  hay  cosa  ni 
carta  mas  superflua.  Ano  ser  así,  todos  los  conocidos 
tenían  derecho  á  que  yo  les  respondiese  ,  y  yo  le 
tendría  á  que  todos  me  escribiesen  con  esa  pregunta 5  y 
como  de  un  dia  á  otro  se  suele  mudar  la  salud  ,  seria 

Z  2  con 


consiguiente  que  todos  los  correos  recibiese  una  ma- 
leta de  cartas ,  y  ocupase  el  tiempo  en  una  maleta  de 
respuestas.  Digo  que  esa  pregunta  de  mi  salud  es  escu-> 
sada.  Debo  suponer  que  todos  mis  conocidos  viven, 
mientras  no  viene  la  noticia  de  su  muerte  ,  que  siempre 
vuela.  Y  lo  mismo  deben  suponer  ellos  en  orden  á  mi 
salud. 

154  O  el  contexto  de  las  cartas  se  reduce  á  hacerme 
alguna  pregunta  literaria.  Aún  para  eso  es  escusada  car- 
ta en  derechura  á  mí.  Poniendo  la  pregunta  en  una  es- 
quela,  y  dirigiéndola  á  un  corresponsal  que  me  la  en- 
tregue ,  en  ella  pondré  la  respuesta  que  alcanzare  ,  y  se 
la  entregare  al  corresponsal.  De  este  modo  se  ahorran 
dos  cartas. Si  la  pregunta  es  tal,  que  yo  pueda  responder, 
Vivan  seguros  todos,  sean  conocidos  ó  desconocidos,  que 
responderé,  y  con  gusto.  De  esto  podria  referir  exempla-^ 
res.  Si  la  pregunta  es  tal ,  á  la  que  no  sepa  responder ,  lo 
diré'.  Y  si  fuese  tal  que  por  solapada  ,  ó  por  muy  espino- 
sa no  merezca  mi  respuesta  ,  ó  no  responderé ,  ó  echare'  á 
pasear  al  preguntante.  También  de  esto  señalare  exem* 
piares. 

;  155  Ó  el  contexto  de  las  cartas  se  reduce  á  pedir 
que  yo  pida  á  otro.  Estas  cartas  son  mas  escusadas  que 
las  demás.  Es  quimera  que  yo  pida  á  otro  cosa  alguna,  ni 
para  mí ,  ni  para  cosa  suya ,  ni  para  contemplar  á  pedin 
gueños.  Pidan  estos  en  derechura  al  que  ha  de  dar  la  có- 
sanse ahorraran  de  peticiones  e'  intermedios  inútiles.  Es 
cosa  lastimosa  ver  hasta  donde  alcanza  la  satisfacción, 
ambición  y  credulidad  de  los  que  viven  fuera  de  Madrid. 
A  todo  topan  :  todo  pretenden  :  todo  lo  creen  fácil ;  y 
tan  fácil ,  que  suponen  que  con  el  solo  medio  pliego  de 
una  carta  conseguirán  el  empleo,  al  que  han  hecho  pun-, 
ta  sin  mérito  alguno., 

Sí 


i8j; 

1 5  6  Sí  con  cartas  alegres  se  consiguiesen  los  em- 
pleos ,  ya  yo  hubiera  cargado  con  todos  ,  según  la  in- 
finidad de  cartas  que  he  escrito.  Ya  hoy  se  mira  como 
fatuo  ó  bobarron  despreciable,  al  que  no  sabe  que  las 
quatro  cartas  que  se  deben  solicitar  ,  y  que  sean  empeño 
para  el  que  ha  de  dar  el  empleo,  son  :  primera  >  la  de 
don  talego  ó  don  dinero,  que  es  gran  caballero.  Segun- 
da ,  la  de  mi  señora  doña  dependencia.  Esta  es  del  supe 
rior,  de  quien  depende  el  que  ha  de  dar  el  empleo  para 
sus  mayores  ascensos  ,  por  el  texto  de  do  ut  des.I.a.  tercera 
y  quarta  de  las  dos  eficaces  quisicosas,  que  se  llaman  carne 
y  sangre.  Todas  las  demás  cartas  son  papeles  mojados,  y 
en  mala  tinta.  Esto  ha  sido  siempre  ,  es ,  y  será  en  este 
mundo  mortal.  No  siendo  así,  lo  mas  que  se  consigue  de 
cortesía  ,  es  oir  en  falso  sí,  sí,  sí ,  y  sacar  en  limpio  un 
verdadero  nó, no, nó  triplicado,  para  quedos  negaciones 
no  afirmen. 

157  A  uno  que  estaba  para  ir  á  la  feria  ,  le  acorné^ 
tieron  quatro  sobrinitos.  Dixole  uno :  tío  ¿me  ha  de  traer 
vm.  un  chiflo  de  la  feria  ?  Sí  sobrino ,  sí.  Lo  mismo  le  pi- 
dieron el  segundo  y  tercero  sobrino  j  y  á  los  dos  respon- 
dió lo  mismo  el  tio  socarrón  :  sí  sobrino  ,  sí.  El  quarto 
sobrino  que  ya  se  ensayaba  en  no  creer  en  el  sí  de  los 
políticos ,  quando  no  les  trae  nueva  conveniencia ,  se  lle- 
gó á  su  tió  y.  le  dixo  :  tio  tome  vm.  ese  quarto,  y  cóm- 
preme en  la  feria  un  chiflo.  A  este  respondió  el  tio  :  si  so- 
brino ,  sí :  tu  chiflarás. 

158  No  se  necesita  explicar  la  aplicación.  ¿  Y  si  un 
tio,  ni  un  chiflo  queria  dar  á  su  sobrino  si  no  se  lo  pagaba, 
que'  debo  esperar  yo  de  quie'n  no  es  mi  tio,  ni  le  he  vis- 
to jamas  ?  Lo  mas  ridiculo  es  la  contradicción  del  contex- 
to de  algunas  cartas  que  he  recibido  :  v.g.  de  e'ste.  Ya  se 
que  vm.  jamas  sale  de  su  celda,  y  menos  para  pedir  cosa 


iS'4 

alguna  á  otro.  Pero  acaba  de  vacar  tal  Curato,  el  quaí  me 
traía  muchas  conveniencias.  Asi  espero  que  saliendo  vm. 
de  casa  ,  y  pasando  á  la  de  tal,  que  es  el  único  presente- 
ro ,  le  pida  ese  Curato  para  mí.  Y  para  evitar  oposi- 
tores, me  remitirá  vm.  á  vuelta  de  correo  el  nombramien- 
to. No  conozco  á  vm.  sino  de  oidas  5  pero  me  conviene 
mucho  entrar  en  ese  Curato,  que  ai  minórete  vale  mil  du- 
cados. 

ifp  Demonio  ,  si  supones  que  no  salgo  de  la  celda, 
y  menos  á pedir,  ;he  de  salir  á  pedir  para  tí  un  Curato,  ni 
aún  un  chino?  ¿  Si  con  ese  arbitrio  se  consiguiese  un  Cu- 
rato j  no  serian  mas  acreedores  á  e'l  mis  parientes  ,  que 
no  uno  que  me  conoce  de  oidas,  y  á  quien  jamas  he  oido 
nombrar  ?  Vacaron  unos  simples  en  una  Aldea  ,  en  don- 
de tenia  yo  dos  sobrinos  sacerdotes  capaces  de  ser  Arce- 
dianos. Supo  la  vacante  un  clerizonte,  y  tuvo  valor  para 
escribirme  ,  que  yo  le  consiguiese  los  dichos  simples  sien* 
do  conocido  de  mis  sobrinos.  ¿  Habrá  insolencia  semejan- 
te ?  Por  haber  tenido  por  el  la  primer  noticia  de  la  va- 
cante ,  no  quise  como  hombre  de  bien  valerme  de  ella  pa«« 
ra  pedir  los  simples  para  uno  de  mis  sobrinos  ,  que  creo 
lograría  ;  pues  me  estimaba  mucho  el  que  los  habia  de 
dar. 

166  Si  yo  copiase  aquí  los  disparatados  contextos 
de  cartas  que  he  recibido  ,  para  que  yo  pidiese  á  otro 
montes  y  mareas ,  seria  nunca  acabar.  El  de  una  se  redu- 
cía, á  que  yo  sacase  cartas  del  Gobernador  del  Consejo, 
del  Confesor  del  Rey  ,  y  de  todos  los  Camaristas  ,  diri- 
gidas á  tal  Obispo  ,  suplicándole  que  en  la  oposición  á 
tal  Curato  colocase  al  pretendiente  en  primer  lugar,  para 
que  le  pudiese  llevar  por  la  Cámara.  Ni  conozco  ni  ja- 
mas habia  oido  nombrar  al  pretendiente.  No  obstante 
pague'  el  porte  de  su  carta  ,  como  quien  da  quatro  quar- 

tos 


I8j 

tos  por  ver  ún  monstruo ,  y  gaste  el  tiempo  en  res- 
ponder. 

161  Y  apostare  que  este  monstruo  de  la  fatuidad,  es 
uno  de  los  que  con  mas  furor  esparcen  ,  que  yo  soy  inú- 
til para  todo ,  y  para'todos.  Que  ó  no  respondo  á  las  car- 
tas ,  ó  que  respondo  con  sequedad  y  sacudimiento  ,  sin 
querer  hacer  nada  de  lo  que  me  pide  ,  ó  en  cartas  ,  ó  en 
memoriales  por  medio  de  otros.  Aún  falta  otra  razón 
que  debe  retraer  de  interesarse  por  alguno  de  los  preten- 
dientes truanes  y  aventureros.  Y  es  la  enorme  ingratitud, 
después  de  haber  conseguido  algo  por  medio  de  otro. 
Confieso  que  ese  petardazo  jamas  me  ha  tocado  en  el  pe- 
lo de  la  ropa.  Pero  he  sido  testigo  del  infame  petardo 
que  se  han  llevado  muchos  que  se  movieron  y  empeña- 
ron para  que  el  truan  lograse  ,  y  después  ni  aún  una 
carta  merecieron  ,  ni  la  mas  minima  señal  de  gratitud  pa- 
ra cumpiir  con  el  medianero. 

162  ¿Y  que'  importará  que  á  esos  ambiciosos  ingra- 
tos jamas  se  les  responda  ,  ó  no  se  les  responda  sino  con 
desprecio  ?  Dexo  aparte  el  que  es  cargo  de  conciencia  el 
dar  un  paso  á  favor  de  esos  pretendientes  por  cartas, 
pues  casi  todos  son  los  mas  ineptos  para  lo  que  piden ,  y 
suelen  acompañar  á  su  ineptitud  no  pocos  defe&os  mo- 
rales. Todo  su  me'rito  se  reduce  á  emporcar  muchos  me- 
dios pliegos  de  papel  escribiendo  cartas  á  todo  el  mun- 
do ,  y  molestándome  á  mí  por  último  remate.  ¿  Y  que' 
me  dirán  los  que  me  censuran  ,  si  les  hago  evidencia  de 
que  las  pocas  veces  que  me  reduxeron  á  dar  uno  ú  otro 
memorial ,  ó  me  respondieron  que  era  falso  en  la  narra- 
tiva ,  y  diminuto  en  los  méritos  ,  ó  me  dieron  cala- 
bazas? 

163  En  conclusión.  Sépase  que  ni  por  carta,  ni  á 
boca,  ni  por  recomendación,  jamas  me  reduciré'  á  salir 

de 


i8¿ 

de  la  celda  para  ir  á  tentar  pestillos  con  el  fin  dé  pedir 
ni  para  mí ,  ni  para  cosa  mia  ,  y  menos  para  conocidos  ó 
desconocidos.  Hartos  charlatanes  hay  en  Madrid,  que  vi- 
ven de  esa  manipulación.  Soy  naturalmente  inclinado  á 
hacer  bien,  quando  ese  bien  está  en  mi  mano,  y  todo  de- 
pende de  mí.  Pero  eso  de  conquistar  voluntades  agenas, 
ni  siquiera  pienso  tentarlo.  Vivo  muy  distante  de  aque- 
llos quatro  puntos  cardinales  ,  talego,  dependencia  ,  car- 
ne y  sangre ,  sobre  que  se  mueve  toda  la  maquina  de  con- 
quistar voluntades  agenas  para  lograr.  Soy  amigo  de  ser- 
vir á  todos  en  lo  que  por  mí  puedo ,  y  no  se'  si  podrán 
contar  algunos  que  en  lo  que  pueden  ,  me  hayan  servido» 
á  mí. 

164  Conozco  que  es  partido  robado:  no  obstante 
siempre  caminare  sobre  ese  pie ,  y  jamas  desampararé 
mi  conducta ;  pues  conozco  que  ninguno  se  debe  ofen- 
der con  razón  de  ella.  Si  es  inútil  para  mis  conveniencias, 
abrazo  gustoso  esa  inutilidad.  Y  es  vergüenza  de  mis  cenn 
suradores,  que  pudiendo  yo  vivir  sin  acordarme  de  ellos, 
no  puedan  ellos  vivir  ni  parar  ,  sin  acordarse  de  mí  para 
censurarme.  Hagan  de  caso  que  vivo  en  la  California, 
aunque  viva  en  el  centro  de  Madrid ,  y  cuidarán  poco 
de  mi  genio  y  de  mi  conducta,  pues  solo  á  Dios  ,  y  no  á 
ellos  debo  dar  la  cuenta.  Por  lo  mismo,  estos  pliegos  de 
satisfacción  serian  también  escusados  ,  á  no  ser  para  des«^ 
terrar  algunas  preocupaciones  erróneas. 

16 ■$  Y  muy  rudo  será  el  que  á  las  razones  que  ale- 
go ,  no  supiere  añadir  otras  muchas  como  conseqüencias 
forzosas  ;  y  sabrá  poco  de  mundo  el  que  á  los  exemplos 
que  propuse ,  no  supiere  agregar  otros  infinitos.  Parece- 
me  que  basta  lo  propuesto  en  exemplos  y  razones  ,  para 
apología  de  mi  genio ,  y  justificación  de  mi  conducta.  No 
tropezare  en  conceder  que  mi  genio ,  por  sencillo,  real 

y 


x2j 

y  claro ,  y  enemigo  de  embustes ,  no  es  para  vivir  en 
cortes  5  y  que  mi  condu&a  en  tanto  retiro  y  abstracción 
del  comercio  humano,  mas  es  para  vivir  en  un  desier- 
to ,  que  en  Madrid.  Y  aludiendo  á  la  coplita  :  Que  si  Ma- 
drid no  se  peina  para,  mí  5  ni  yo  para  Madrid  tampoco  ,  de 
bellísima  gana  saldría  mañana  para  vivir  en  un  desierto. 
Hace  algunos  años  que  estoy  aspirando  á  eso  ,  para  ima- 
ginarme allí  que  vivia  feliz ,  y  sin  impertinencias  de  visi- 
tas, memoriales  y  cartas. 

166  Erraron  los  que  después  de  Dios  colocaron  la 
felicidad  en  una  sola  cosa  de  este  mundo.  Es  preciso  co- 
locarla en  quatro  ó  cinco  cosas  distintas  ,  pero  juntas. 
Pensando  yo  en  eso  ,  se  me  ofreció  ,  que  juntando  cinco 
cosas  ,  cada  una  de  las  quales  comienza  con  S ,  seria 
feliz  en  este  mundo  el  que  las  poseyese  todas  unidas. 
Las  cinco  cosas  son  :  Sanfíitas  ,  Sanitas  ,  Sapientia  ,  Socie- 
tas  f  Sustentatio.  Estas  cinco  S  S  S  S  S ,  se  podrán  colocar 
en  el  Pentalpha  de  Antioco ,  que  se  podrá  llamar  Pen- 
tesigma  ,  como  va  dispuesto  aquí.  Y  ese  Pentesigma 
podrá  servir  de  símbolo  del  hombre  feliz  en  este; 
mundo. 

167  SanBitas.  No  soy  santo  5  pero  tengo  obligación 
de  aspirar  á  serlo,  y  eso  es  mas  conseguible  en  un  desier- 
to que  en  una  babilonia.  Sanitas.  He  gozado  y  gozo  á 
Dios  gracias  salud  5  pero  es  difícil  conservarse  con  una 
vida  siempre  sedentaria  *  y  no  sie'ndome  practicable  en 
Madrid  la  vida  contraria  ,  solo  la  podre'  tener  en  un  de- 
sierto. Sapientia.  Ni  soy  sabio  ,  ni  quiero  hacer  de  eru- 
dito 5  pero  para  saber  algo  con  fundamento  ,  y  con  pro- 
pias observaciones ,  mas  oportuno  es  el  retiro  en  un  de- 
sierto ,  que  en  el  centro  de  una  corte.  En  este  ,  solo 
instruyen  los  libros  muertos ,  atestados  de  caprichos  hu- 
manos :  en  aquel  podrán  instruir  los  libros  vivos  ,  cuyo 

Tbm.  VI.  Aa  au- 


autor,  ni  tícnc  capricKos ,  ni  copió  opiniones  ,  ni  tiene; 
necesidades. 

1 68  Societas.  La  compañía  ,  ni  ha  de  baxar  de  tres, 
que  es  el  número  de  las  gracias  ,  ni  ha  de  pasar  de  nue- 
ve ,  que  es  el  número  de  las  Musas.  Lo  demás  es  effrena~ 
ta  multitudo.  A  e'sta  está  expuesta  la  sociedad  en  la  Cor- 
te :  no  así  en  el  desierto.  Sustentatio,  Como  y  bebo  muy 
poco ,  y  visto  mal ;  y  está  en  mi  mano  vestir  peor ,  y 
comer  y  beber  menos  ,  sin  incomodidad  alguna.  Para  es- 
to no  necesito  los  regalos  de  la  Corte ,  ni  los  convites 
de  cortesanos.  Todo  hombre  aspira  á  ser  feliz  en  este 
mundo,  y  después  en  el  otro.  Y  cada  uno  pone  su  feli- 
cidad sublunar  ,  en  lo  que  mas  le  acomoda.  A  mí  solo 
me  acomoda  el  dicho  Pentesigma  ,  y  mas  siendo  su  fon- 
do el  Pentalpha  ,  símbolo  de  Jesús  ,  Soter  ,  Salus  ,  Igeia, 
y  Sophia.Y  en  breve  ,  símbolo  de  nuestro  señor  y  reden- 
tor Jesu-Christo.  Preparado  el  le&or  con  estos  diez  plie- 
gos ,  no  extrañará  tanto  leer  en  los  siguientes  las  razo- 
nes que  me  asisten ,  para  no  ponerme  á  el  espinoso  oficio, 
de  escritor :  y  notará  la  conexión  natural  entre  mi  jorque, 
sí ,  y  mi  porque  né*. 


OKU 


ORIGEN 

DE    LOS    VILLANOS 

POR  EL  R.  P.  F.  MARTIN  SARMIENTO, 

BENEDICTINO  DE  MADRID. 


X  iene  tantas  dificultades  el  satisfacer  á  esta  pregunta 
del  origen  de  los  Villanos ,  á  que  llaman  Christianos  vie- 
jos ,  que  es  dificultoso  salir  de  ellas  con  satisfacción  del 
que  pregunta  ;  pues  los  escritores  antiguos  que  tratan  las 
cosas  de  nuestra  España  ,  tuvieron  no  se  que  falta  ,  ó 
sea  negligencia ,  ó  infelicidad  en  escribir  ,  que  casi  se  pa- 
san siempre  por  alto  ,  lo  que  deseamos  saber  de  aquellos 
tiempos  >  y  los  modernos  que  escriben  ,  en  lo  que  siguen 
á  los  antiguos  van  con  la  misma  esterilidad  ,  y  en  lo 
que  dicen  sin  la  autoridad  de  estos  ,  es  la  verdad  de  su 
historia  ,  acerca  de  muchos  de  ellos  ,  tan  incierta  ,  como 
sospechosa  ;  y  por  esto  el  buscar  en  los  unos  ,  y  en  los 
otros  el  origen  y  causa  de  las  cosas  tan  obscuras  como 
e'sta  ,  es  trabajo  de  que  apenas  se  puede  esperar  la  satis- 
.  facción  que  se  desea  :  y  por  no  engolfarnos  en  la  anti-» 
güedad  de  las  primeras  gentes ,  que  poblaron  nuestra 
España  ,  sobre  lo  qual  hay  muy  grande  diferencia  entre 
los  historiadores  antiguos  ,  que  no  hace  á  este  proposito; 
es  de  notar  ,  que  este  nombre  de  Christiano  viejo  ,  nació 
después  que  los  moros  señorearon  á  España  ,  aunque  no 
se  s¿be  precis_amente  el  tiempo  del  origen  y  principio  de 


este  apellido,  y  sín  duda  es  la  causa  de  llamarse  Chrístía* 
nos  viejos  ,  por  ser  gente  ,  que  de  mas  antiguo  tiempo' 
comenzaron  á  profesar  la  fe' ,  y  religión  christiana  ,  que 
otros  que  mas  tarde  vinieron  á  ella  5  pero  por  quanto  no. 
basta  para  declarar  su  origen,  considero  que  toda  la  gen^ 
te,  de  que  hoy  esta  poblada  España  ,  tiene  su  origen  y 
principio  de  una  de  estas  quatro  diferencias  :  porque  des- 
cienden, ó  de  los  que  fueron  conquistadores  ¿  ó  de  los 
conquistados,  ó  de  los  que  no  fueron  conquistadores,  nr 
conquistados ,  ó  de  la  mezcla  que  resultó  dejos  unos  con. 
los  otros. 

Conquistadores  fueron  aquellos,  que  habiéndose  re-^ 
tirado  á  las  montañas  y  asperezas  de  Asturias,  Galicia^ 
Vizcaya  y  Navarra  ,  quando  el  Rey  Rodrigo  perdió  á1 
España,  desde  allí  tornaron  á  hacer  guerra  á  los  Moros, 
y  paco  á  poco  les  ganaron  la  tierra,  los  quales  con  in- 
mortales hazañas ,  y  con  el  precio  de  su  sangre  y  vidas, 
adquirieron  la  nobleza  (  de  que  hoy  gozan  dichosamen- 
te los  hijos-dalgo  sus  descendientes)  ;  y  aunque  los  traba- 
jos de  las  conquistas  fueron  generales  á  todos  los  con- 
quistadores ,  con  todo  eso  la  diferencia  de  las  mas  glo:- 
riosas  hazañas,  y  famosas  valentías  ,  fue  causa  de  los 
mayores  grados  ,  y  menores  en  la  nobleza.  De  aquí  es  la 
diversidad  ~de  los  hijos-dalgo  de  solar  conocido  ,  y  de  los 
que  aunque  tienen  hidalguía  ,  no  tienen  conocido  solar 
donde  referirse  ,  y  otras  superioridades  y  preeminen- 
cias que  tienen  mas  unos  linages  que  otros  5  de  manera, 
que  la  nobleza  y  hidalguía ,  é  inmunidades  de  los  tri- 
butos fue  premio  dignamente  por  los  conquistadores, 
por  mayores  ó  menores  hazañas  merecido  >  y  los  con- 
quistadores ,  respedo  del  tiempo  en  que  lo  fueron  ,  son 
de  dos  maneras  j  unos  de  tiempo  antiguo,  y  otros  de 
tiempo  moderno. 

Los 


;ipi 

tos  de  tiempo  antiguo  fueron  (os  Moros  y  íos^  Judíos, 
que  entre  ios  Moros  vivian  en  España ,  y  quando  los 
Christianos  conquistadores  tornaron  á  ganar  la  tierra,  es» 
tos  Moros  y  Judíos ,  como  esclavos  de  las  haciendas  que 
poseían,  no  tuvieron  ánimo  de  desampararlas,  y  retirar- 
se con  los  demás  Moros ,  y  así  se  quedaron  hechos  tri- 
butarios de  los  Christianos,  los  quales  los  dexaban  en  sus 
tierras  y  religión  ,  no  sufriendo  el  estado  y  estrechez 
de  entonces  mayor  alteración  de  las  cosas.  Y  digo  tam- 
bién ,  que  los  Judíos  fueron  de  los  conquistadores ;  por- 
gue después  que  Tito  los  venció  ,  y  destruyó  á  Judea,, 
y  triunfó  de  ellos  en  Roma  ,  siendo  desterrados ,  y  es-» 
parcidos  por  diversas  regiones ,  en  ninguna  provincia, 
según  cuenta  un  historiador  de  su  nación  ,  estuvieron» 
en  tanta  riqueza  y  autoridad  como  en  España:  pero  por- 
que la  experiencia  nos  enseña  que  la  gente  vencida ,  sien- 
do de  contraria  religión  ,  vive  debaxo  del  dominio  yÁ 
leyes  de  los  vencedores  5  por  benignos  que  estos  sean, 
suelen  de  ordinario  ser  ellos  maltratados  ,  y  tenidos  en 
poco. 

Acontecía  ,  pues,  que  muchos  de  estos  Moros  y  Ju-í 
dios  por  evitar  molestias,  y  otros  viniendo  en  conoci- 
miento de  nuestra  fe' ,  poco  á  poco  se  convertían  ,  y  re- 
cibían el  santo  bautismo  ,  los  quales  á  diferencia  de  los 
otros,  fueron  llamados  Christianos  nuevos  j  y  como  estos 
fueron  de  su  natural  gente  vil  y  baxa ,  no  aspiraban  á 
cosas  grandes  y  altas ,  alegres  con  la  nueva  libertad  ,  y 
contentos  con  labrar  sus  tierras  ,  y  pagar  á  los  conquis- 
tadores el  tributo  que  por  razón  de  ellas  debían  5  y  así 
con  la  succesion  del  tiempo  ,  consumidor  de  la  gloriosa 
fama  de  los  claros  e'  ilustres  varones  ,  quanto  mas  de  la 
obscura  memoria  de  la  gente  soe'z  y  abatida  ,  se  fue  per- 
diendo poco  á  poco  la  noticia  del  origen  y  principio  de 
estos ,  porque  si  ni  la  fama  gor  su  parte ,  ni  los  historia- 
Tom..  VL  fií?  ¿9% 


J?2 

dores  por  la  suya  (de  lo  qual  con  razón  se  queja  Juan  de 
Mena)  han  sido  bastantes  á  conservar  la  memoria  de  una 
infinita  multitud  de  esclarecidos  Españoles  del  tiempo 
antiguo  ,  dignos  por  sus  heroicos  hechos  4e  ser  eterna- 
mente celebrados  y  engrandecidos  >  no  hay  que  espan-< 
tar  ,  si  el  soldado  ha  sepultado  en  sus  obscuras  tinieblas 
la  noticia  de  quien  hayan  sido  los  abuelos  ,  que  de  ha- 
ber sido,  no  hay  mas  averiguación  que  ver  que  han  dexa» 
do  descendientes  5  y  si  los  mas  que  hoy  son  tenidos  jus-, 
tamente  por  nobles  ,  apenas  sabrán  decir  quienes  fueron 
sus  antepasados ,  y  ha  trescientos  años  ,  que'  maravilla  es 
haber  perdido  la  memoria  de  los  descendientes  de  aque- 
llos ,  cuya  perpetua  baxeza  ha  sido  causa  de  no  haberse 
jamas  escrito  ,  ni  hablado  de  la  antigüedad  y  origen  de 
sus  obscuros  linajes. 

Los  conquistadores  de  tiempo  moderno  son  los  Moros, 
cuyas  tierras  fueron  en  las  últimas  conquistas  recupera- 
das, y  los  Judíos  que  entre  ellos  y  los  Christianos  se 
habían  en  su  judaica  y  pérfida  opinión  conservado,  hasta 
que  los  unos  y  los  otros  abrazaron  nuestra  fe'  en  el  di- 
choso tiempo  de  losReyesCatólicos,y  por  quien  de  nues- 
tra memoria  ya  se  ha  borrado  la  noticia  de  los  que  des- 
cienden de  aquellos,  que  fuerpn  conquistados  en  los  prin- 
cipios de  la  recuperación  de  estos  reynos.  De  aquí  es, 
que  el  nombre  de  Christianos  nuevos  no  les  damos  si-. 
no  á  solos  aquellos ,  de  los  quales  es  la  memoria  re- 
ciente descender  de  estos  últimamente  convertidos  ,  la 
qual  por  muy  conocidos  que  ellos  sean ,  no  se  osaría  afir-! 
mar,  que  pasase  de  200  años. 

La  tercera  diferencia  que  hay  de  gente  en  España, 
es  la  que  desciende  de  los  que  no  fueron  conquistadores, 
y  para  averiguar  quienes  aquestos  sean ,  es  menester 
traer  á  la  memoria  lo  que  el  Arzobispo  Don  Rodrigo 
¿ice  en  su  historia ,  eme  la  batalla  que  el  Rey  Don  Ro- . 

.dri- 


drigo  perdió  el  añade  714,  adonde  el  fue  muerto,  y  su 
rey  no  ocupado  de  los  Moros,  no  fue  tanto  por  la  fuerza, 
y  potencia  de  los  que  pasaron  de  África  ,  quatito  por  la 
convención  y  trato  de  engañosa  paz,  concertada  conloa 
Moros  por   una  gran  multitud  de  Christianos ,  en  odio 
y  detestación  del  hecho  tiránico,  y  deshonesta  insolencia: 
de  su  último  Rey  Godo  j  los  quales  habiéndose  revelado: 
secretamente  contra  e'l ,  prometieron  y  juraron  fidelidad 
á  los  Moros  ,  y  á  Muza  su  Rey  y  Capitán  general ,  con 
condición  que  pagándoles  sus  tributos  ,-el  les  dexase  go- 
zar de  su  libertad,  haciendas ,   y  religión  christiana  se- 
gura, que  por  muchos  años  les  fue  cumplida  *  y  elloá 
se  quedaron  poseyendo  sus  haciendas  en  los  pueblos  de 
los  Moros,  y  debaxo  de  su  dominio,  amando  mas  el  rega- 
lo y  posesión  de  los  bienes  que  tenían ,  sufriendo  el  yu- 
go de  los  Árabes ,  que  la  pobre  compañía  ,  y  descomo^ 
didad  de  los  verdaderamente  valerosos  y  esforzados  Es- 
pañoles ,  los  quales  retirados  á  las  montañas ,  unidos  con 
la  fe',  y. fortalecidos  con  la  naturaleza  del  sitio  ,  con  áni- 
mo invencible  comenzaron  á  hacer  frente  ,  y  no  solo  á 
resistir  el  ímpetu  de  los  bárbaros ,  pero  á  hacerles  abierta 
guerra,  dándoles  muchos  y  muy  dichosos  asaltos,  y;- 
haciendo  de  ellos  victorias  verdaderamente  victoriosísi- 
mas ,  debaxo  de  la  guia  y  amparo  de  su  buen  Rey  Don 
Pelayo ,  los  quales  concibieron  tal  odio  y  enemistad 
contra  los  otros  Christianos ,  que  quedaron  en  los  luga- 
res á  la  obediencia  de  los  Moros ,  que  como  dicen  al- 
gunos historiadores,  los  comenzaron  á  llamar  mixtos  ó  me- 
tis  ,  dándoles  en  rostro  con  la,  mezcla  de  su  religión,  co- 
mo hombres  que  honrándose  con  el  nombre  de  Chris- 
tianos ,  toda  su  fe  ,  lealtad  y  afición  era  con  ios  Moros ,  y 
creciendo  esta  enemistad  entre  los  Christianos  del  Rey' 
Don  Pelayo  ,  y  los  que  estaban  sujetos  á  los  Moros ;  de 
tai  manera  se  encendió  f  que  se  hacían  muy  cruel  guerra- 

Bb  z  los 


[JP4 

los  unos  con  los  otros ,  hasta  tanto  que  el  Rey  Don 

Alonso,  yerno  de  Don  Pelayo  ,  y  su  succesor  después 
de  su  hijo  Favila ,  se  mostró  tortísimo  defensor   y  zela- 
dor  de  la  fe' ,  y  por  esta  ocasión  fue  después  de  su  muer«t 
te  llamado  por  los  suyos  Católico  ,  y  esto  no  á  compara-i 
cion  y  diferencia  de  Carlos  Martel ,  como  algunos  pien« 
san,  que  en  el  mismo  tiempo  rey  naba  en  Francia  ,  el 
qual  asimismo  hacia  guerra  á  los  Moros ,  á  diferencia 
de  los  hereges  Arríanos  ,  como  si  e'l  hubiera  desterra» 
do  el  Arrianísmo ,  según  se  cree  comunmente  ,  porque 
esta  es  cosa  muy  ridicula  ,  pues  ya  en  tiempo  de  los  Go- 
dos el  buen  Rey  Recaredo  los  habia  desarraigado,  y 
acabado  casi  cien  años  antes  5  mas  solamente  (lo  qual  es 
tanto  mas  digno  de  ser  notado  ,  quanto  mas  escritores 
aunque  curiosos  lo  han  advertido)  á  comparación  y  di- 
ferencia de -estos  falsos  y  frios  Christianos  ,  sin  zelo  ni 
amor  de  religión  ,  que  estando  unidos  y  mezclados ,  y 
obedientes  á  los.  Árabes  ,  por  escusa  y  loca  justificación 
prestaban  una   fidelidad ,  obediencia  y  paciencia,   cc*v 
riio  ellos  decían  ,  christiana  para  con  su  Príncipe  y  Rey,: 
fuese  de  la  religión  que  fuese  ,  y  que  tos  del  vando  del 
Rey  Don  Pelayo  eran  sediciosos ,  rebeldes ,  perturbado- 
res públicos  ,  por  contravenir  al  concierto  ,  y  convención' 
de  la  paz  pública  ,  que  entre  los  Moros  y  Christianos 
habia   sido   jurada  y   prometida  por  la  mayor  y  mas 
principal  parte  de  ellos  mismos  ,  y  que  con  mayor  razón 
debian  ser  dichos ,  y  eran  malos  christianos  ,  y  esclavos 
de  la  ambición  y  pasión  de  su  Rey  Don  Pelayo ,  que 
siervos  de  Dios  ,  o  zeladores  de  su  religión  ,  y  juntó  con 
esto  decían  contra  Don  Pelayo,  que  no  habia  tomado  las: 
armas,  ni  hecho  liga  con  los  christianos  buenos  y  ca-^' 
tólicos,  sino  por  su  propio  interés,  y  por  el  deseo  de 
reynar,  y  principalmente  por  vengarse  de  ciertos  caba-i 
Jtos  con  SUiQn  tenia  moctai  enemistad,  gor^ue  le  habían 

s  ÜU  4es* 


125 
deshonrado  á  su  hermana,  y  que  el  mismo  que  tanto 
se  preciaba  de  Christiano  ,  era  en  lo  interior  del  vando 
de  ios  infieles ,  y  por  ellos  tenia  el  gobierno  de  Gijon. 
Era ,  pues ,  la  verdadera  causa  de  esta  guerra  de  los 
unos  Christianos  contra. los. otros  t  porque  los  Metis  sus- 
tentaban ,  que  la  consideración  de-  la  religión  no  era  ne^ 
cesaría  para  poder  reynar  seguramente  los Chistianos,  de 
suerte  que  ellos,  no  pudiesen  sujetarse,  á  Rey  y  señor 
infiel :  los  del  Rey  Don  Palay  o  defendían  ,.  que  esto  era 
no  solo  error  ,  mas  heregia  ,  y  por  esto  ellos  y  su  Rey 
han  alcanzado  el  renombre  de  Católicos  ,  como  soldados 
cj^ue  peleaban  por  opinión  santa,  y  verdadera  y  católica. 

Era,  pues,  entre  los  Metis  ja  corrupción  de  aquel  siglo 
tan  grande  ,  que  los  principales  señores  de  ellos  ,  y  entre 
ellos  algunos  Obispos  ,  como  Don  Opas  ,  Arzobispo  de 
Sevilla  ,  que  contra  el  de  Toledo  pretendía  ser  Primado 
de  las  Españas,  vencido  de  una  floxedad  y  baxeza  de 
animo ,  y  perdido  el  entendimiento  con  la  embriaguez 
de  la  dulzura  de  su  patria  ,  rentas  >  y  regalos  de  paz  ,  y 
reposo  de  esta  vida,  y  por  el  miedo  y  vana  opinión  que 
tenia  de  las  grandes  fuerzas  de  los  Moros ,  andaba  de 
una  parte  á  otra  persuadiendo  á  los  Christianos  ,  que  se 
rindiesen  y  quietasen  en  paz  y  sosiego  ,,debaxo  de  su, 
nuevo  señor  y  Rey  ,  ya  jurado  ,  recaído-  y  consentido 
por  ellos,  aunque  fuese  de  la  falsa  ¡religión  de  Mahoma,- 
alegando  que  eran  obligados  á  obedecer  á  sus  mayores, 
y  Reyes ,  si  bien  fuesen  infieles ,  y  que  los  Christianos 
Se  debían  contentar  ,  con  tal  que  les  fuese  permitido  go-;. 
zar  de  sus  bienes  ,  y  que  debían  contemporizar  con  la 
necesidad  presente  ,  esperando  Iqiue  Dios  les  enviase  de 
otra  parte  algún  socorro  bastante  para  desechar  entera- 
mente el  yugo  de  los  infieles.  Mas  no  solo  las  gentes  de 
los  siglos  que  sé  seguirían  ,  no  loaron  el  hecho  de  es« .« 
tos  comexnporizadpres  o^ue  se  recogiexon  ,  y  falsos  Chris- 


Ip6* 

tianos,  pero  ni  culpáronlo  que  los  católicos  zeíadores que 
'se  recogieron  á  las  montañas,  hicieron  con  su  Don  Pela- 
yo ,telegida  por  su  Rey  ,  aunque  no  era  de  los  mas- cerca- 
nos del  Rey  Rodrigo  muerto,  y  que  el  que  era  caudillo 
y  cabeza  de  los  Árabes  ,  parece  que  era  el  verdadero 
Rey  y  señor  de  España,,  por  derecho  de  guerra,  y  por 
el  juramento  y  ^fidelidad  ,  que  los  Christianos  le  ha*? 
bían  hechor  ;que¿  al  contrario  de  aquellos  que  obe- 
decían, á  los>Moros  ,  fueron  por  los  de  Don  Pelayo  lla- 
mados Mixtiarabes   ó  Muzárabes,  que  es  decir  Metis, 
título  y  renombre   de  ellos,  dádoles  por   memoria   y 
perpetua,infamia  para  manifestar  la  voluntaria  sujeción 
que  á los  Árabes  ofrecieron,  debie'ndose  á  los  Christianos, 
defensores  de  la  verdad  católica,,  y  de  la  libertad  de  la 
patria  :  y  también  los  mismos  Moros  ,  que  los  menos-* 
preciaban ,  y  tenian  por  viles  y  malos ,  como  hombres 
que  se  habían  sujetado  á  gente  infiel. ,  por  estimar  mas 
la  posesión  de  sus  bienes  ,   que  Ja  defensa  de  su  religión,; 
según  dice  el  autor  de  la  respuesta  de  los  verdaderos  ca- 
tólicos Franceses ,  pag.  418.  los  llamaban  marranos,  que 
quiere  decir  en  Arábigo  lo  mismo,  que  apostatas  en  Griego^ 
desertores  en  Latin,  y  desamparadores  en  Castellano  >  los 
quales  fueron.,  como  afirma  el  mismo ,  malditos  de  Dios 
y  de  los  hombres  ,  por  haber  porsu iloxedad  perdido  en 
ocho,  meses ,  lo  que  nos  ha  costado  recobrar  cerca  de 
£00.  años  con  derramamiento  de  sangre  demás  de  milla- 
res de  Christianos  ,   que  entonces  hubiera  costado  de 
hombres.:  -  i'j  t 

Mas  los  otros;  de  las  1  montañas  r  fue  su  causa  apro- 
bada y.  favorecida*  por  .Dios,  con  infinitos  milagros  , ;  y: 
dichosas  vi&orias  y  y  su.buen  Rey  Don  Pelayo  fue  ca- 
nonizado por  santo,  y  en  el.  y -en  ellos.de  tal  manera- 
ha.  resplandecido, la  rnercedide  la-  divina  bendición  , .  que  i 
del  Rey  Don  Pelayo  /coma  dicen  ei  Arzobispo  Don  Ro- 
da-, 


i<?7 
drigo ,  y  otros  en  sus  historias  ,  sin  haber  faltado  jamas 
legítima  succesion  ,  descienden  los  Reyes  que  ha  habido 
en  España  hasta  el  Rey  Don  Felipe  ,  que  hoy  dichosa- 
mente reynaj  y  aquellos  buenos  christianos  católicos, 
que  respecto  de  los  que  obedecían  á  los  Moros  ,  eran  eii 
poco  número  ,  fueron  el  principio  y  principal  causa  de 
la  recuperación  de  España  ,  y  de  los  que  en  ella  siempre 
sustentaron  la  puridad  de  la  Religión  Católica  Romana^ 
defendiéndola  con  sus  fuerzas  ,  y  de  quienes  descien- 
de toda  la  nobleza  de  hidalgos  y  caballeros  de  esto* 
rey  nos. 

Los  Muzárabes ,  como  gente  aborrecida  de  los  otros 
Christianos  ,  y  abatida  y  menospreciada  de  los  Mcrosj 
i  quien  estaban  sujetos  ,  y  pagaban  sus  tributos ,  iban 
cada  dia  disminuyéndose ,  y  siendo  en  menor  número  á 
causa  de  los  malos  tratamientos  que  les  hacían  losMoros^ 
martirizando  muchos  de  ellos  ,  como  consta  de  lo  que  es- 
cribió san  Eulogio  ,  y  otros  autores  j  y  muchos  de  ellos, 
como  vemos  que  lo  hacen  hoy  algunos  soldados  de  Oran* 
Mazalquivir  y  Melilla ,  por  redimir  las  vejaciones  y  mo- 
lestias que  padecían ,  y  por  otros  respetos ,  acabando  de 
degenerar  su  vil  ánimo  en  expresa  apostasiae  infidelidad, 
renegaron  nuestra  santa  fe  católica, y  se  tornaron  Moros, 
y  así  de  tanta  multitud  que  entre  ellos  quedaron  ,  apenas 
ha  quedado  noticia  sino  de  unos  pocos  que  habia  en  To- 
ledo, en  cuya  memoria  quedó  su  misa  y  capilla  Muzárabe, 
,y  de  otros  algunos  en  Córdoba ,  cuyos  martirios  de  poco 
acá  jian  sido  con  grande  veneración  colocados  en  una  ca- 
pilla de  la  Iglesia  mayor,  que  llaman  del  Sagrario,  y  no  es 
menester  mas  averiguación  ,  ni  mas  historia,  para  saber 
los  pocos  que  de  estos  Muzárabes  quedaron,  que  ver  que 
apenas  se  halla  rastro  de  sus  descendientes. 

Estos  Mixtiarabes  ó  Muzárabes,  afligidos,  apocados, 
y  disminuidos  con  la  servidumbre  eme  entre  los  Moros 

pa- 


Iip8 

padecían  ,  vinieron  con  "el  tiempo  á  no  pensar  mas  etf 
continuar  la  guerra  ,  que  en  los  principios  hacían  á 
los  nobles  Ghristianos  de  las  montañas  ,  así  por  ver  con 
quán  manifiestas  señales  ,  milagros ,  y  vi&orias  Dios  les 
favorecía  ,  como  porque  su  poco  numero  ,  y  el  grande  de 
las  miserias  en  que  vivían  debaxo  de  la  tiranía  de  los  in- 
fieles ,  les  hizo  perder  ios  primeros  bríos ,  y  tener  por 
#o  pequeña,  felicidad  ,  quando  podían  seguramente  go* 
zar  los  pocos  bienes  que  ya  poseían  ,  y  así  por  conser-, 
garlos  estaban  ,  como  aconteció  á  los  Griegos ,  debaxo 
del  dominio  del  Turco ,  esperando  los  sucesos  que  la 
guerra  quisiese  dar  á  los  unos  ó  á  los  otros ,  sin  tomar  ar- 
mas en  favor  de  los  Moros ,  porque  no  se  las  daban  por 
no  se  fiar  de  ellos ,  ni  de  los  Christanos  ,  porque  no  las 
tenían  ,  ni  osaban  rebelarse  contra  los  Moros  f  por  aquel? 
vil  y  antiguo  miedo  de  no  perder  sus  haciendas  •■>  y 
quando  acontecía,  aconteció  muchas  veces ,  que  los  no- 
bles Ghristianos  recobraban  también  su  libertad,  por  be- 
neficio de  aquellos  que  conquistaban  la  tierra  ,  y  no 
siendo  conquistadores  ,  á  quien  no  ayudaron,  ni  de  los 
conquistados,  á  quien  tampoco  favorecían ,  quedaban 
por  gente  villana  y  soez  ,  y  sin  nobleza  ,  á  quien  com- 
pete propiamente  el  nombre  de  Christianos  viejos,  con  el, 
qual  se  diferenciaban  de  la  nobleza  de  las  montañas,  y( 
de  los  Ghristianos  nuevos  ,  que  de  los  Moros  y  Judíos  se 
convertían. 

Viniendo  después  con  el  tiempo  la  benignidad  de 
nuestros  Reyes  á  ser  tan  grande  ,  que  entre  estos  el  Rey] 
Don  Alonso  el  sabio ,  por  convidar  á  los  Moros  y  Judíos, 
que  en  su  ley  vivían  entre  los  Christianos ,  á  que  de  me- 
jor gana  se  convirtiesen  á  nuestra  santa  fe' ,  por  ley  expre« 
sa  mandó  que  los  nuevamente  convertidos,  pudiesen  go^ 
zar  las  preeminencias  y  oficios,  que  todos  los  otros  Christia-: 
nos ,  prohibiendo  que.  nadie  los  injuriase  llamándolos  tor^ 


nadizos ,  que  es  lo  mismo  que  Christianos  nuevos  ;  co- 
menzó poco  á  poco  el  olvido  de  su  origen  ,  siendo  cau- 
sa natural ,  que  no  procuramos  acordarnos  de  aquellos 
que  acordado  nos  ha  de  servir  de  poco  ,  y  pues  ni  para 
descontarles  con  ello  ,  por  no  incurrir  en  las  penas  de  las 
leyes,  ni  para  eximirles  de  sus  pretensiones  habia  de  ser- 
¡Vir  la  memoria  de  los  que  descendian  de  Christianos 
nuevos >  perdióse  fácilmente  este  nombre  aborrecido  de 
las  leyes ,  y  pues  según  ellas  no  se  lo  podian  llamar  ,  ni 
tampoco  les  competía  el  nombre  famoso  de  los  hidalgos, 
y  caballeros  conquistadores  ,  comenzaron  á  llamarse 
Christianos  viejos  ,  siendo  con  ellos  liberales  del  nombre 
de  aquella  gente ,  que  desde  la  pe'rdida  de  España  habia 
sido  siempre  aborrecida ,  y  tenida  en  poco  de  los  con- 
quistadores,  por  la  baxeza  del  estado  de  los  unos  ,  y  la 
sublimidad  de  ios  otros.  Mas  no  causó  temor  á  los  otros 
nobles ,  de  que  hubiesen  de  venir  con  ellos  en  competen- 
cia ,  ni  igualdad  ,  pues  la  calidad  de  la  nobleza  los  ha- 
cia siempre  superiores  ,  y  así  permitiendo  que  el  olvido 
hiciese  su  oficio  ,  pasaron  poco  á  poco  en  figura  de  Chris* 
tíanos  viejos ,  y  se  consumió  entre  ellos ,  y  los  pocos 
Muzárabes ,  que  quedaron  de  este  apellido ,  hasta  que 
después  con  la  institución  y  estatutos  de  las  órdenes 
Militares  ,  de  Colegios  y  Iglesias  ,  y  otras  cosas  semejan- 
tes ,  tornaron  á  ser  excluidos  los  descendientes  de  Chris- 
tianos nuevos,  y  juntamente  tornó  á  revivir  ,  y  renovar- 
se la  diferencia  y  nombre  ,  como  ya  servia  de  algo, 
que  por  muchos  tiempos  habia  estado  confusa  ,  y  todos 
aquellos  que  por  su  antigua  baxeza  y  vil  generación, 
no  se  sabia  si  descendian  de  los  Muzárabes  ,  ó  de  los  an- 
tiguamente convertidos  ,  quedáronse  en  el  nombre  y 
posesión  de  Christianos  viejos ,  purgando  el  olvido  de  los 
difuntos  de  su  origen ,  como  ya  acontece  á  los  expósi- 
tos ,  y  echados  á  las  puertas  de  las  Iglesias  ,  los  quaies 
T!om.  VL  Ce  por 


200 

por  ignorarse  quienes  sean,  los  admiten  en  los  Colegios  e 
Iglesias  ,  y  lugares  semejantes  j  porque  los  que  ios  admi- 
ten, no  procuran  saber  tanto  su  limpieza,  quanto  ignoran 
la  falta  de  eila  ,  y  estos  son  de  los  que  favorece  el  olvido, 
por  ser  hijos  de  no  se  quien. 

Resta  la  quarta  diferencia  de  aquellos  que  descien- 
den de  la  antigua  nobleza  de  los  conquistadores  ,  y  ora 
por  falta  de  hacienda  ,  ora  por  otros  respetos  se  casaron 
y  emparentaron  con  gente  que  desciende  de  los  con- 
quistadores ,  manchando  no  poco  con  esta  ruin  mezcla 
Ja  limpieza  de  su  descendencia  ,  ios  quales  por  no  ser- 
vir á  la  pregunta  ,  no  hay  que  preguntar  ,  ni  tratar  de 
los  extrangeros  de  estos  rey  nos. 

Recogiendo,  pues ,  este  discurso ,  parece  por  e'l ,  que 
los  Villanos,  que  hoy  se  llaman  ,  y  precian  de  Christia- 
nos  viejos  en  España  ,  tienen  uno  de  estos  dos  orígenes, 
ó  que  descienden  de  los  Moros  y  Judios,  que  eran  tribu- 
tarios de  los  Christianos,  ó  de  los '  Muzárabes  y  Mar** 
ranos  ,  gente  tan  vil  ,  e  infame  y  soez  ,  que  introduxe- 
ron  los  Moros  en  España  ,  y  los  juraron  por  Reyes,  y  les 
obedecieron  ,  sirvieron  y  fueron  tributarios  siendosus 
amigos  y  confederados,  y  enemigos  de  los  Christianoá 
Católicos,  y  conquistadores,  y  libertadores  de  estos  rey^ 
nos  j  y  así  habiendo  estos  dos  orígenes  solos  ,  por  no  sa- 
berse de  qual  descienden  los  Villanos  de  este  tiempo, 
echanse  á  la  parte  menos  mala  ,  quedando  con  la  niebla 
de  su  villanía  antigua  ,  oculta  la  infinidad  de  los  que 
vienen  del  otro  origen  de  Moros  y  Judios,  que  entre  no- 
sotros se  quedaron  y  concurrieron  ,  los  quales  porque 
fueron  sin  comparación  en  mucho  mayor  número  que  los 
Muzárabes ,  que  al  fin  quedaron  y  permanecieron ,  no 
se  quien  puede  dudar,  que  mas  son  los  que  descienden 
de  estos ,  que  los  que  de  aquellos  >  y  sino,  pregunto  á  los 
^ue  tuvieron  por  mas  honra  venir  de  aquellos  Mar- 
ta- 


s       2or 

ranos ,  que  hadan  guerra  á  los  Christianos  nobles,  por- 
que no  obedecían  á  los  Moros  ,  qual  de  ellos  podrá  hoy 
probar,  que  sus  antepasados  fueron  de  aquellos  j  y  coi 
esto  queda  respondido  á  lo  que  se  propuso  del  origen  de 
los  Villanos,  que  llaman  Christianos  viejos. 

CARTAS  DEL  MISMO  AUTOR 

AL  EXCELENTÍSIMO  SEÑOR 

DUQUE    DE    ME  DIN  A    S1D0NIJ. 

ó 

^  i      .         ..■ .      ■  '        '" 

PRIMERA. 
SOBRE    LA    LET   SÁLICA, 
EXCELENTÍSIMO  SEÑOR. 

i  • 

ÍCecibí  la  de  V.  E.  y  celebro  mucho  que  V.  E.  se  di- 
vierta con  la  le&ura  de  Enrico  Caterinoy  pues  es  autor ,  cu- 
ya historia  se  debe  tener  presente  á  lo  menos  en  general, 
no  solo  para  saberla ,  sino  también  para  no  ser  un  puro 
oyente  en  las  conversaciones  con  los  que  regularmente 
leen  ese  ge'nero  de  escritos. 

A  la  pregunta  que  V.  E.  se  digna  hacerme  sobre  la 
la  ley  Sálica  digo  ,  que  ó  era  preciso  responder  en  un  tor- 
mo, si  la  respuesta  hubiese  de  ser  á  satisfacción  y  ade- 
quada  ,  ó  será  inevitable ,  que  habiendo  de  ser  en  una 
carta  y  á  vuelta  de  correo  ,  sea  muy  ligera  y  superfi- 
cial. Tengo  á  mano  un  tomo  de  la  real  Academia  de  las 
Inscripciones  y  bellas  letras  de  París,  en  el  qual  hay. 

Ce  2  una 


202 

una  curiosa  memoria  de  Mr.  de  Foncemagne ,  que  contíe^ 
ne  quanto  V.  E.  podrá  desear  en  la  materia. 

Y  por  suponer  que  presto  se  restituirá  la  Corte  á 
Madrid  ,  y  temiendo  que  se  me  extravie  dicho  tomo  ,  y¡ 
se  me  descabale  el  juego,  no  le  remito  á  ese  real  sitio,  es* 
perando  que  V.  E.  venga,  para  que  por  sí  mismo  lea  to-i 
da  la  dicha  memoria ,  y  otras  concernientes  al  mismo 
asunto. 

Entretanto  ,  y  siguiendo  al  dicho  Mr.  de  Foncemag* 
ne ,  digo  :  que  jamas  se  escribió  tal  ley  Sálica  ,  y  que  es, 
error  común  creer  que  entre  las  leyes  Salteas  escritas  ha-J 
ble  alguna  de  ellas  de  la  exclusión  de  las  mugeres  á  la 
corona.  Y  añado  que  la  costumbre  de  esa  exclusión 
es  tan  antigua  ,  que  se  podrá  mirar  como  si  fuese  ley- 
escrita. 

Advierte  el  citado  autor ,  que  la  ley  Sálica  ,  que  ha¡ 
dado  motivo  al  error  ,  es  una  que  de  ningún  modo  haJ 
bla  de  la  exclusión  de  las  hembras  á  la  corona,  sino  de  la 
exclusión  de  ellas  á  las  haciendas  raices  en  el  territorio  sá- 
lico, hablando  de  las  Herencias  particulares  de  unos  á 
otros ,  no  de  las  personas  reales. 

Y  aún  á  esta  ley  la  llama  impia  el  autor  Marculfo, 
que  hace  cerca  de  1 2  siglos  que  escribió  :  Diutuma  ,  sed 
tmpiay  inter  nos  consuetudo  tenetury  ut  de  térra  paterna  sor  o*! 
res  cumfratribus  portionem  non  babeant.  Este  autor  pone 
esto  para  formula  de  un  principio  de  testamento ,  en  el 
qual  N.  haciendo  poco  caso  de  esa  ley  ,  quiere  y  manda 
que  sus  hijos  6  hijas  partan  entre  sí  igualmente  toda  su 
hacienda  ,  raices ,  alodiales ,  ganancias  ,  muebles  &c.  lo  qual1 
prueba  que  ya  en  aquellos  tiempos  era  ley  de  quitar  y 
poner. 

Sobre  el  origen  de  la  voz  Sálica  hay  muchas  opi- 
niones ,  y  algunas  disparatadas.  La  común  es  ,  que  los 
Francos  que  habitaban  acia  el  rio  Sala  en  Alemania ,  no 


203 
cabiendo  en  su  país ,  hicieron  irrupción  en  Francia  como 
vagabundos,  y  después  que  poseyeron  las  tierras  agenas, 
formaron  á  su  modo  un  género  de  cuerpo  de  leyes  ,  que 
por  eso  se  llamaron  Sálicas. 

Y  como  en  los  principios  entraron  en  Francia  aque- 
llos usurpadores  ,  no  como  Reyes  ,  sino  como  soldados  y 
capitanes  ,  era  forzoso  que  sin  esperar  leyes  ni  costum- 
bres, sino  guiados  únicamente  por  la  razón  natural,  sienV 
pre  eligiesen  á  un  hombre  muy  esforzado,  que  los  capi- 
tanease en  la  guerra,  y  los  gobernase  en  la  paz.  Fara 
esto  seria  muy  ridiculo  que  pensasen  en  escoger  alguna 
muger. 

Ea  donde  la  corona  es  electiva,  milita  la  misma  cos- 
tumbre ó  ley  Sálica  5  y  asimismo  quando  los  Mayoraz- 
gos piden  forzosamente  varón  con  exclusión  ele  las  hem- 
bras. Y  acaso  esto  se  inventó  al  tiempo  que  se  establecie- 
ron los  Mayorazgos  ,  por  querer  remedar  la  costumbre, 
sálica  sin  haber  leído  á  Marculfo. 

Es  bastante  trivial;  qué  los  Reyes  Mendmngos;,  ó  de  lá 
primera  raza  de  Francia,  eran  eUBivosi  como  hoy  son  los 
de  Polonia  ¿  y  asi  era  inescusable  entonces  la  exclusión 
de  mügeres  á  la  corona.  La  dificultad  consiste  en  que*  al 
tiempo  que  la  de  Francia  pasó  de  ser  eíe&iva  á  ser  he* 
reditaria  ,  no  se  percibe  bien  ,  porque  se  debió  cont¿¿ 
nuar  la  costumbre  sálica,  y  esta  dificultadle  aumenta,  úi 
se  reflexiona  que  continuando  esa  costumbre ,  puedan 
¡as  mugeres  heredar  lo  ageno,  estando  excluidas  dé  here-: 
dar  lo  propio. 

Es  quanto  se  me  ofrece  responder  de  pftmto  á  V.  E; 
hasta  que  tenga  el  honor  de  presentarle  los  tomos  de' ía 
dicha  Academia  ,  para  que  V.  Éi'se  entere  'del  asunto  con 
toda  extensión  5  ad virtiendo  que  para  entender  á  Caten- 
no ,  basta  saber  la  practica  que  hoy  tiene  la  ley  0''  costutri±¡ 
krt  Sah'ca}j\ü cansarse  en -averigua^  ni  su  origen  ,  ni  su 

jus- 


204 

justificación ,  ni  la  compatibilidad  de  sus  circunstancias  ac« 
ti  vas  y  pasivas. 

Quedo  á  la  obediencia  de  V.  E.  cuya  vida  ruego  á 
Dios  guarde  muchos  años.  San  Martin  de  Madrid  y  Ju- 
nio i  j  de  1752.  —  Excelentísimo  señor,  B.L.  M.de  V.  E. 
su  mas  humilde  siervo  y  obligado  capellán  =  Fr.  Martin 
Sarmiento  =  Excelentísimo  señor  Duque  de  Medina  Sido- 
nía,  mi  dueño  y  señor, 

SEGÚN  DA 

AL  MISMO  EXCELENTÍSIMO  SEÑOR 

'     •  ■  ■  ■       •■   ■ 

DUQUE  DE  MEDINA  SIDONIA^ 
Sobre  la  Ekflmidad. 

EXCELENTÍSIMO  SEÑOR.. 


ecibí  la  de  V. %  con  la  Gaceta  de  Holanda,  que  con- 
tiene el  artículo  de  los  nuevos  fenómenos  de  la  electrici- 
dad, lo  qual  ya  el  correo  pasado  habia  leido  en  la  Gaceta 
4e  Madrid,  y  en  la  de  este  Martes  se  vuelve  á  retocar  el 
mismo  punto.. 

Yo  me  temo  que  los  Ingleses  ,  según  van ,  han  de  ve-: 
nir  á  parar  en  lo  que  Salmoneo  ,  hijo  de  Eolo  ,  que  por 
querer  imitar  los  truenos,  y  los  rayos  de  Júpiter,  dum 
fiümrna,sJov)s\^;sqnitvLS  imitqtun  ollmpl ;  le  mato  Júpiter 
con  un  rayo  ,  y  le  precipito  en  los  infiernos.  Mañana  sal- 
drá otro  diciendo  ,  que  todo. el  infierno  es  una  maquina: 
eléctrica,  y  que  agitado,  el  fuego;. central ,  resultan  acá  ar- 
riba por  la  eledric^d-i," relámpagos rtíiUjenos  ,  rayos,  sa-, 

pos. 


205 
pos  y  culebras  ,  y  en  especial  con  el  intestino  movimien- 
to de  las  materias  resinosas ,  e'  inflamables  i  y  catate  que 
ya  el  Etna  y  el  Vesubio  son  dos  maquinas  eléctricas  ,  que 
siempre  están  con  la  boca  abierta. 

Asi  que  leí  la  anología  entre  los  relámpagos  ,  true- 
nos ,  y  rayos  con  la  maquina  eléctrica,  no  halle  mucha 
dificultad  en  dexarme  llevar  del  pensamiento.  Pero  en 
quanto  al  modo  que  se  propone  de  apartar  los  rayos  de 
un  edificio  ,  ó  de  un  navio  ,  estoy  en  ánimo  de  no  creer- 
lo hasta  que  se  aclare  mas.  Si  es  cierta  la  analogía  ,  estoy 
en  que  todas  las  barras  de  las  veletas  ,  tienen  la  culpa  de 
que  los  rayos  caigan  á  plomo  sobre  las  torres  ,  y  que  por 
las  sogas  de  las  campanas  se  comuniquen  hasta  el  pavi- 
mento. Puesta  en  la  vela  una  maquina  ele&ríca  con  su 
barra  de  yerro  inmediata,  y  con  una  larga  soga  ,  ó  cade- 
na de  hombres  ,jio  habrá  tal  comunicación  de  electrici- 
dad ,  si  la  barra  se  arroja  cinqüenta  pasos  distantes  de  lá 
botella  ó  maquina. 

Con  que  quando  la  maquina  sublunar  se  pone  en 
movimiento  para  hacer  los  títeres  de  la  electricidad} 
quienes  mas  peligraran  serian  los  altos  edificios  que  tu-* 
vieren  grandes  barras  de  yerro  verticales,  y  mas  si  de 
ellas  penden  algunas  sogas.  Decir  que  por  medio  de  una 
larga  soga  se  podrá  dirigir  la  malignidad  á  otra  parte  ,  es 
hacer  la  cuenta  sin  la  huéspeda. 

Ya  porque  en  los  navios ,  como  se  dice  ,  el  remate  de 
la  soga  ha  de  caer  dentro  del  navio ,  y  este  por  qualr 
quiera  parte  es  vulnerable  de  rayo  ;  ya  porque  comuni- 
cada la  electricidad  á  la  baFra,  no  hay  seguridad  de  que 
desde  ella  no  se  comunique  por  otras  materias  distintas 
de  la  soga  ;  y  el  prevenir  que  á  esta  se  le  haga  un  cami- 
no cerrado  de  cuerpos  resinosos  ,  para  que  impídanla 
extravagacion  de  la  ek&ricidad ,  es  historia  larga. 

Vuelvo  á  decir  que  la  analogía  me  gusta  ;  pero  no  la 

pre- 


10$ 

precaución  \  sí  bien  podrá  dar  la  analogía  bastante  luz 
para  descubrir  otras  precauciones.  Y  así ,  á  la  mejor  que 
hay  ,  que  es  meterse  en  una  cueba  ,  ya  se  debe  añadir, 
que  sea  en  cueba  puesta  en  campo  raso ,  y  en  cuya  bóve- 
da ,  ni  cerca  ,  no  haya  metal  alguno,  ni  otro  de  los  cuer- 
pos, que  transmitan  la  electricidad. 

Las  cuebas  de  los  edificios  públicos ,  están  debaxo  de 
muchos  de  aquellos  cuerpos  j  y  aunque  á  ellas  no  llegue 
el  rayo  ,  llegarán  ios  cuerpos  que  el  rayo  derribare,  y  to- 
do es  malo.  Entablada  bien  la  analogía ,  se  abrirá  un 
nuevo  y  espacioso  campo ,  para  discurrir  y  no  admirar 
tanto  los  malignos  juguetes  de  los  rayos  y  centellas. 

Dicese  que  en  el  laurel  no  cae  rayo.  Y  si  esto  es  así, 
será  porque  como  árbol  tan  oleaginoso,  siempre  está  respi- 
rando una  aromática  atmosfera  ,  que  repulsa  y  no  admi- 
te la  virtud  eléctrica.  Quisiera  que  los  laureles  tuviesen 
una  barra  de  yerro  por  guia ,  4  ver  si  Tiberio  y  Apolo  se 
reian  de  la  fiesta. 

Que  el  rayo  reduzca  á  ceniza  la  espada ,  dexando  ín-( 
ta&a  la  bayna  ,  es  el  mismo  caso  del  albanil  que  cayó ,  que 
el  cuerpo  se  hizo  pedazos  ,  y  la  monterilla  no.  En  la  manipu- 
lación de  la  maquina  ele&rica  sucede  lo  mismo  *  porque 
si  se  toca  ¿Lia  xopa  ,  no  hay  efe&o  sensible  j  y  si  se  le  to- 
ca en  un  botón  de  metal,  hay  relámpago  y  trueno»  y  si  es 
mucha  la  virtud  ,  ó  si  la  maquina  fuese  de  tanta  circun- 
ferencia como  una  grande  grúa  ,  acaso  se  liqüaria  el  bo-* 
ton ,  quedando  indemne  el  vestido. 
.  Aquella  Condesa  Bandi  de  Ce  sena ,  que  dentro  de  su 
quarto  la  abrasó  un  rayo,  podrá  ya  servir  de  prueba, 
que  los  rayos  no  baxan  tales  desde  arriba  ,  sino  que  se 
excitan  en  donde  hacen  el  estrago ,  aunque  sea  en  una 
taberna.  Apostare  que  la  casa  de  la  dicha  señora  ,  ten-, 
dria  muchas  veletas,  ó  alguna  barra  con  dañemos* 
copio*  < 

Al 


207] 

Alguna  vez  pensé  en  tener  presente  sobre  la  mesa  un 
instrumento ,  que  cerrado  á  piedra  y  lodo  me  indicase 
ci  viento  que  corria  ,  y  mas  siendo  tan  fácil  con  que  la 
barra  de  una  yeleta  penetrase  por  el  tejado,  hasta  to- 
car perpendicularmente  prolongada  en  la  misma  mesa,, 
pero  ya  fuera  veletas,  fuera  anempseopios,  y  sople  el 
yiento  que  soplare» 

Tampoco  hay  que  admirar  los  portentosos  efe&os 
del  rayo  i  pues  si  con  una  bola  agitada  ,  que  no  tiene  un 
pie  de  diámetro,  se  notan  tan  raros  y  sensibles  efec-tos; 
¿qué  sucederia  si  esa  misma  bola  tuviese  mil ,  diez  mil,  o» 
cien  mil  pasos  de  diámetro? 

Imagino  que  el  Ingles  Franklin  ,  como  neutoniano, 
dirá  que  el  globo  terráqueo  es  una  botella  eléctrica,  que 
con  su  rotación  clrca  centrum  ocasiona  todos  los  prodi- 
gios >  y  esto  tendrá  analogía  en  materia  magnética  ,  con 
lo  que  se  dice  y  que  el  globo  terráqueo  es  un  sola. 
imán. 

Pero  yo  quiero  pugnar  ,  y  digo  :  que  todo  el  firma- 
mento con  su  rotación  en  24  horas  de  oriente  á  ponien- 
te ,  es  un  gran  botellón  ,  ó  maquina  eléctrica  ,  con 
la  qual  se  executan  todos  los  efe&os  ígneos  subiu^ 
flares. 

Á  lo  menos  es  creíble,  que  esta  atmosfera  que  nos 
circunda  ,  puesta  en  movimiento  haga  en  grueso  ío  que 
Ja  maquina  eléctrica  en  miniatura.  De  camino  sospecho, 
que  no  solo  el  ayre  interior  de  la  botella  agitado  ,  sino 
su  ayre  atmosférico  exterior ,  que  así  ella  como  la  rueda 
han  agitado  hasta  recalentarle ,  uno  y.  otro  concurren 
para  algunos  fenómenos  de  la  electricidad  5  y  de  este  mo« 
do  se  compone  mejor  la  analogía  $  pues  es  cierto  ,  que  á 
los  relámpagos  precede  un  ambiente  muy  caluroso,  que  4 
,ycces  sufoca. 

Ahora  vaya  otro  disparate  5  y  digo  t  c|ue  si  en  el  oc- 
Tom.VL  Dd  cea-, 


IfcoS 

ceano  no  Hubiese  tantos  navios ,  nos  habría  tantos  rayo?. 
Explicóme :  los  rayos  no  tanto  caen  en  los  navios,  quan- 
tfí  estos  por  tantas  barras ,  sogas  &c.  atraen  á  sí  el  nu- 
blado ,  y;  en  ellos  excita  el  rayo,  y  de  los  quales  son  pre- 
cursores Elena ,  &c. 

No  escreible ,  que  en  una  planicie  de  mar  de  20  ,  ó 
30  leguas  en  quadro ,  cayese  el  rayo  con  freqüencia  en 
un  casi  punto  indivisible  ,  qual  es  un  navio  5  á  no  ser  que 
este  en  sus  hierros  ,  veletas  y  gallardetes ,  &c.  tuviese 
algún  atra&ivo  para  a,traer  el  nublado.  Cada  dia  saldrian 
ala  orilla  infinitos  peces  mayores  muertos  de  rayos,  si 
estos  cayesen  de  arriba. 

,  Es  quanto  se.  me  ofrece  responder  á  V.  E.  á  cuya 
obediencia  quedo,  y  cuya  vida  ruego  á  Dios  guarde  mu- 
chos años.  San  Martin  de  Madrid  y  Junio  22  de  1752.=. 
Excelentísimo  señor  =5  Fray  Martin  Sarmientos  Excelen- 
tísimo señor  Duque  de  Medina  Sidonia. 

TERCERA 

Sobre  la  etimología  del  nombre  Aran  juez  ,  el  árbol  Gerion^ 

y  la  Cetrería. 

EXCELENTÍSIMO  SEÑOR. 

JYli  señor  y  dueño.  Recibí  la  de  V.  E.  por  dirección  del 
Padre  Marin  ,  y  celebro  que  V.  E.  goze  perfe&a  salud  en 
compañía  de  mi  señora  la  Duquesa. 

Deseo  que  sea  feliz  el  viage  de  V.  E.  á  Aran  juez ,  ó 
como  yo  he  discurrido  á  mi  modo  ad  Aram-Jovis  ,  y  que 
cij  ese  real  sitio  lo  pase  sin. novedad  en.su  salud.  A  la 

ver- 


209 

verdad  ,  si  allí ,  como  creo,  hubo  en  tiempo  de  los  Ro-^ 
manos  una  ara  ó  altar  dedicado  á  Júpiter  >  ó  seria  á  Jú- 
piter Tonante  ,  ó  á  Júpiter  Pluvio  ,  para  que  no  fulmina- 
se rayos  ,  ni  despidiese  truenos  y  tempestades ,  atendien- 
do á  lo  que  el  país  está  expuesto  á  esos  terribles  mc^ 
teoros. 

Bien  se'  que  Júpiter  ,  no  tanto  se  dixo  '!V#wVpor  las 
lluvias  ,  quanto  por  la  estratagema  que  usó  para  visitara 
Danae ,  insinuándose  por  el  texado  de  la  torre  transfor- 
mado en  lluvia  de  oro.  ¿Y  que'  se'  yo  si  se  tendría  presen-" 
te  que  el  Tajo  arranca  con  sus  aguas  de  las  minas  comar- 
canas las  arenas  de  oro  que  lleva  ?  Sea  por  lo  que  fuere, 
y  sea  ó  haya  sido  el  Júpiter  que  se  quisiere,  allí  st 
Veneraba  á  Júpiter  como  en  otras  muchas  partes. 

Tengo  por  voluntariedad  creer  que  Aranjuez  sea 
nombre  arábigo.  Acia  Vizcaya  no  hay  voces  arábigas 
de  lugares ,  y  he  leído  en  instrumento  antiguo  ,  que  en 
el  Arcíprestazgo  de  Vitoria  hay  un  lugar  llamado  Aran* 
guis  ,  ó  Aranjuiz.  Es  mucha  la  semejanza  para  no  asentir 
á  que  estos  dos  sitios  Aranguis  ,  -ó  Aranjuiz  no  tengan  el 
mismo  origen  en  ad  Aram-Jows ,  que  estaria  ente  Iti- 
nerarios, como  se  halla  adAram-Her culis ,&c. 

Vea  aquí  V.  E.  como  hay  Aranjueces  para  todo.  Y# 
tengo  aquí  también  mi  Aranjuez,  por  lo  que  esta  voz  sig- 
nifica traslaticiamente  ,  y  con  el  privilegio  de  estar  pro- 
cul  ajove  ,  y  procul  a  fulmine  ,  pues  por  este  país  jamas 
truena  sino  en  invierno.  Amenidad  por  amenidad  ,  á  la 
de  acá  me  atengo ,  pues  esta  no  tiene  contrapeso.  Aquí 
bautize'  con  el  nombre  de  Tempe  á  un -sitio  tan  delicioso, 
que  parece  le  tuvo  presente  Eliano,  quando  pintó  el  de 
Tesalia.  Y  un  quid  pro  quo  de  Daphne  de  Antioquia, 
que  V.  E.  habrá  visto  en  Hortelio ,  se  halla  en  qualquie* 
ra  rincón  de  este  Orizoate.  Protexto  á  V.  E.  que  vi  y 
toque' en  la  caida  de  un  monte,  y  en  el  corto  espacio  de 

Dá  2  6o 


<6o  píes ,  una  paímá  cíe  30  de  alto  ,  y  que  34  dátiles  ,  Uri 
ciprés  mas  alto,  unos  naranjos,  y  dos  ó  tres  arrayanes» 
tan  altos  como  ellos.  De  laureles  no  se  hace  caso  por  acá, 
sino  para  arcos  de  cubas  ,  y  para  que  en  ellos  canten  los 
ruiseñores. 

Sabe  V.  E.  que  Daphne  significa  laurel  por  la  fábula 
,de  que  la  desdeñosa  Daphne  se  transformó  en  laurel 
allá  en  tiempo  de  marras  j  y  por  la  abundancia  de  laure- 
les se  llamó  el  sitio  mas  delicioso  de  Antioquia  Daphne, 
y  en  donde  estaba  el  oráculo  de  Apolo 5  ¿y  que'  se'  yo  si 
en  vista  de  la  infinidad  de  laureles  monstruosos  ,  que  na- 
turalmente nacen  por  este  país ,  seria  gallega  de  coram 
vobislz.  dicha  Daphne?  Lo  cierto  es  ,  que  siempre  ha 
habido  rollizas  damas  gallegas,  y  espantadizas,  que  se  es- 
quivarían con  el  mismo  Apolo  ,  aún  siendo  este  tan  her- 
moso ,  y  ellas ,  como  satirizó  Góngora  ,  con  caras  que 
guardan  sus  piernas  ,  y  con  fiemas  que  guardan  su^s 
taras. 

La  pesca  de  los  16  salmones ,  único  jafíu  retis ,  que 
^V.  E.  leyó  en  mi  carta  al  Padre  Marin  ,  se  hizo  en  el 
jio  Lerez  ,  que  forma  el  Tempe  de  Pontevedra ,  en  do&r 
de  la  agua  salada  de  la  ria  ,  y  la  dulce  de  dicho  rio  ,  se 
unen  y  abrazan  ,  y  andan  de  seis  en  seis  horas  al  morro, 
á  qual  debaxo  y  qual  encima.  No  creo  que  el  rio  Penéo, 
que  formaba  el  Tempe  deTesalia,  tuviese  estas  circunstan- 
cias ,  y  tengo  evidencia  de  que  jamas  las  tendrian ,  ni* 
el  Tajo  en  Aranjuez,  niel  Manzanares  en  Madrid. 

Así,  pues ,  diviértase  V.  E.  en  ese  real  Aranjuez  del 
Tajo  ,  mientras  yo  procuro  hacer  lo  mismo  en  estos 
Aran  jueces  gallegos  ,  y  llega  el  tiempo  de  restituirme  á 
mi  celda  ,  á  contentarme  con  las  aridezes  4e  quatro  pa*- 
redes  empapeladas  ,  y  con  las  tres  ulnas  solas  de  cielo  ,  que 
Virgilio  propuso  como  enigma.  Aún  no  han  concordado 
los  comentadores  en  señalar  el  lugar  ,  del  qual  habla 

Vir- 


¿TI1 

f^írgílió  í  y  sí  alguno  cüxese  que.  habla  hablado  en  pro- 
fecía poética  de  la  obscurísima  celda  del  Padre  Sarmiento, 
fse  daria  en  el  hito. 

Me  alegro  queV.  E.  se  divierta  tanto  leyendo  las  vi- 
cias de  los  primeros  Emperadores  Christianos,  y  mas  si 
están  tan  bien  escritas  como  V.  E.  dice.  Siempre  he  vivi- 
do en  la  inteligencia  de  que  si  Juliano  no  hubiese  sido 
tan  temosamente  apostata,  y  tan  iniquo  y  solapado  perse- 
guidor de  los  Christianos ,  debería  pasar  por  un  Prínci-  < 
pe  dodo  ,  agudo ,  frugal ,  y  militar  contenido,  He  visto 
sus  obras  Greco-Latinas  ,  y  sobre  todo  la  critica  que  hi- 
zo de  ios  Emperadores  ,  y  prescindiendo  de  dicho  enor- 
me borrón  ,  digo  en  breve ,  que  hubiera  sido  un  Monarca 
á  lo  Filósofo  ,  y  un  Filósofo  á  lo  Monarca»  Si  Dios  no  le  hu- 
biera cortado  los  pasos  tan  á  tiempo ,  hubiera  padecido 
mayor  decadencia  el  Christianismo.  Con  su  protección 
habían  tomado  mucho  vuelo  los  gentiles  filósofos  Pla- 
tónicos i  y  cada  uno  por  contemplar  á  su  Príncipe  ,  escri- 
bió satíricamente  contra  los  Christianos  5  y  su  mayor 
insolencia  consistía  en  que  escribieron  con  capa  de  reli- 
gión. Así  han  quedado  despreciados  los  escritos  de  aque- 
lla porción  platónica  y  visionaria  ;  v.  gr.  de  Plotino5 
Porphirio  ,  Jamblkho  ,  Hyerocles  ,  Máximo  Tirio ,  Te- 
inistio,  Marino,  Isidoro  ,  Damascio  ,  &c.  y  el  desvergoña 
zado  Eunapio ,  haciendo  santo  á  Eresio, 

Á  las  dos  preguntas  de  V.  E.  diré  lo  que  alcanzare* 
El  árbol  que  Mariana  llama  de  Gerion  ,  según  le  des- 
cribe, no  pudo  ser  otro  que  el  que  llaman  Dragón,  y  cuya 
lagrima  ó  goma  llaman  sangre  de  Drago ;  por  ser  en  to- 
do de  color  de  sangre  ,  y  esta  droga  es  muy  medicinal.  El 
árbol  es  como  pino  j  pero  con  ojas  como  de  espadaña. 
Nace  en  America  ,  en  África  ,  en  Canarias  ,  &c.  y  dicen 
que  le  hay  en  Zeuta.  Así  no  es  inverisímil,  que  te  hubiese 
en  Cádiz  en  tiempos  antiguos.  Por  no  ser  común  este  ár- 
bol. 


2Í2 

-bol ,  sé  fingieron  mil  fábulas  sobre  la  íroga  sangre  de 
«Drago.  Creíase  que  era  sangre  de  un  verdadero  Dragón 
muerto  por  el  Elefante ,  la  que  en  realidad  es  una  goma 
" roja,  como  la  sangre  que  destilaba  y  destila  el  dicho  ár- 
bol ,  quando  en  su  tronco  se  hace  alguna  incisión. 

Están  llenos  4os  librosde  sus  descripciones  y  virtudes, 
y  su  goma  viene  con  abundancia  de  la  America.  El  famo- 
so Monardes  ,  que  escribía  en  Sevilla  en  tiempo  de  Fe- 
lipe II.°  trata  de  la  sangre  de  Drago,  y  de  su  frutilla,  que 
es  como  una  cereza. 

Dice  se  llama  este  árbol  Dragón  ,  porque  en  la  fruti- 
lla se  representa  un  Dragoncillo ,  y  pone  su  figura.  Vía 
4a  frutilla  f  y  la  sangre  ó  goma  que  le  regaló  el  Obispo 
de  Cartagena ,  que  venia  de  Indias ;  pero  confiesa  que  no 
«sabe  de  que  árbol  se  sacaba.  En  vista  de  lo  dicho ,  podrá 
V.  E.  creer  que  el  árbol  de  Gerion  era  el  árbol  que  hoy 
llaman  Drago  ó  Dragón  ,  que  desde  África  se  trasplanta- 
ría á  Cádiz. 

Á  la  segunda  pregunta  de  V.  E.  digo  :  que  la  Cetr*- 
'wes  tan  antigua  como  la  caza  ,  la  pesca,  y  el  comerse 
unos  á  otros ,  los  mayores  á  los  menores.  Quieren  algu- 
nos que  la  voz  Cetrería  venga  de  la  voz  Cetro ,  ó  palo 
en  que  se  llevan  los  Aleones,  y  cuyo  nombre  facultativo 
es  Alcándara  que  usa  Góngora, 

Pero  yo  me  inclino  á  que  viene  del  adjetivo  AccipU 
4raria ,  derivado  de  Accipiter  tris ,  que  en  general  sig- 
nifica Alean  i  Azor  ,  Gavilán  ,  ú  otra  ave  de  rapiña ,  ó  (  á 
•la  Francesa)  de  proie.  Hay  muchos  autores  que  escribie- 
ron de  C<?/rm¿ ,  y  se  llaman  de  re  accipitraria  ,  y  perdi- 
da la  d  y  la  p  ,  (como  de  mentecapto  mentecato)  resultó 
»titraria  ,-y  vetraria  ,  y  últimamente  cetrería. 

En  quanto  al  país  de  donde -se  comunicó  á  España  ía 
derrería  digo,  que  no  se  debe  señalar  alguno  determina- 
do ,  por  lo  mismo  que  seria  escusado  queter  averiguar 

de 


%I3 

de  donde  se  nos  comunico  el  cazáí  ,  el  pescar,  el  amar 

los  niños  á  los  pájaros ,  y  que  los  gatos  españoles  cazen 
latones. 

Desde  Noe'  hasta  hoy  ha  habido  en  España  y  hay 
Akones ,  y  todo  genero  de  aves  de  rapiña  ,  con  las  mis- 
mas propiedades  de  cazar  á  otras  aves  para  alimentarse* 
y  esa  tan  visible  propiedad  en  todo  el  mundo  ,  induxo  á, 
todos  los  hombres  que  le  habitan  ,  á  valerse-  de  esas  aves 
para  cazar  á  otras ;  al  principio  para  comer  ,  y  después 
para  diversión  de  los  Reyes  y  señores  5  pues  es  de  mas 
alta  nobleza  la  cetrería  que  la  caza  ,  sobre  la  qüai  se  po-¡ 
dria  decir  mucho. 

El  Emperador  Federico  II.0  á  la  mitad  del  siglo  XIII.0 
escribió  un  tomo  de  volatería  ,  poco  tribial ,  pero  que  le 
tengo.  En  España  escribieron  del  mismo  asunto  diferen- 
tes señores.  Por  lo  mismo  hay  muchos  autores  Griegos, 
'Árabes ,  Latinos  y  Orientales  ,  que  han  escrito  de  G?- 
treria.  Actualmente  en  España ,  casi  está  olvidada  esta 
diversión  ,  y  se  mira  entre  los  pobres  como  escusada  para 
comer  ,  tan  costoso  genero  de  caza.  En  el  Oriente  hay 
muchos  modos  de  cazar,  pescar  y  coger  aves ,  por  me- 
dio de  otras.  Hay  modo  de  cazar  ciervos  con  ciervos?  hay 
modo  de  pescar  peces  grandes  con  un  ge'nero  de  cuervos 
marinos.  Poco  há  vino  en  la  Gaceta  un  modo  de  pescar 
por  medio  de  las  Nutrias  ,  así  como  se  cazan  los  conejos 
con  Hurones ,  y  los  pájaros  con  Comadrejas, 

finalmente  el  hombre  ha  inventado  el  modo  de  do- 
minar á  los  irracionales,  valiéndose  de  otros ,  ó  de  la 
misma  especie  ó  de  distinta  ,  y  aún  de  otros  de  distinto 
genero  ó  del  mismo.  Las  voces  de  Cetrería ,  Alcándara^ 
Neblí ,  Babari ,  Tagarote  ,  &c.  prueban  que  los  Moros  no 
eran  aversos  áfa  Cetrería*  pero  siendo  cierto ,  que  aún 
hoy  son  muy  aficionados  á  ella  los  del  Norte  ,  es  natu- 
xal  que  los  Godos  ,  y  antes  de  ellos  los  Romanos,  la 

exe»- 


exercítássti ,  sin  acordarse  aún  de  íos  Africanos.  Y  eri 
conclusión  digo,  que  la  Cetrería  es  tan  antigua  en  Es- 
paña, como  sus  habitantes  i  y  que  los  mas  antiguos  serian 
mas  propensos  á  todo  género  de  caza  ,  porque  cultivaban 
menos  los  campos  >  lo  mismo  que  sucede  en  ios  paí» 
ses  bárbaros  de  la  America  ,  del  Norte  ,  de  la  Tartán 
ría  ,  &c. 

Del  poema  Francés  la  Iberíada  oí  hablar  $  pero  no  le 
he  visto  ,  ni  me  matare'  por  verle.  Ya  tenemos,  y  tengo  la 
Ephanesin  Ibérica  de  Trivalelo ,  poema  latino  panegíri- 
co de  España.  Ese  bello  espíritu  ,  poeta  descendiente  de 
Rapin  Toyras ,  acaso  tendrá  pocas  pesetas  ,  y  querrá  ser 
Mapm  de  las  que  hay  en  España. 

En  quanto  á  libros  acá  he  encontrado,  y  tengo  i  ma* 
no  un  antiquísimo  y  corpulentísimo  tomo  en  fol,,  y  de 
marca  mas  que  atlántica.  El  códice  es  original ,  y  está 
impreso  con  un  ge'nero  de  caracteres ,  que  á  primera  vis- 
ta  parecen  claros  y  muy  sencillos  ,  pero  son  difíciles  de 
comprchenderse  5  y  no  obstante  son  constantísimos  en  su, 
extrú&ura  ,  y  concurriendo  mucha  aplicación  y  estudio 
continuado  ,  se  podrán  descifrar  y  leerf  Es  libro  que  no- 
tiene  índice  separado,  pues  casi  todo  el  es  índice  de  otra 
mayor  obra.  Por  ser  original  ,  no  tiene  varias  lecciones 
que  hagan  problemático  su  contexto ,  como  la  mayor 
parte  de  ios  libros  antiguos ,  que  he  dexado  en  mi  celda. 
Tampoco  tiene  fe  de  erraras  ;  pero  sí  un  testimonio  au> 
tentico ,  y  de  pluma  muy  superior  ,  que  advierte  y  tes-< 
tífica,  que  en  todo  el  dicho  códice  no  se  halla  errata  aU 
guna ,  ni  en  el  contexto  ,  ni  en  su  sentido ,  ni  en  la  irn^ 
presión. 

Su  título  es :  Historia  universal  y  á  lo  vivo  de  las 
propiedades  de  todas  las  cosas  criadas.  Tiene  laminas  ,  y  fi- 
guras tan  perfedísimas ,  que  ni  pintadas  podrian  ser  me* 
{ores.  He  notado  que  no  tiene  Ucencia  ,  ni  áá  Consejo, 

ni 


2 1 $ 

ni  del  Vicario  ,  ni  de  comunidad  alguna  ;  y  consiguiente 
á  esto  ,  que  tampoco  tiene  alguna  aprobación,  ó  censura 
de  Maestro,  Do&or,  ó  Bachiller.  Discurro  que  acaso 
será,  porque  es  libro  muy  anterior  á  la  invención  de  estas 
arracadas  de  los  libros.  Por  lo  mismo  tampoco  tiene  tasa, 
y  á  mi  ver,  no  hay  precio  en  el  mundo  que  le  pueda 
corresponder.  El  prólogo  es  muy  conciso  ,  y  ia  obra  ella 
misma  se  dedica  á  su  autor. 

Estoy  gozosísimo  fuera  de  mi  celda  y  en  esta  Villa^ 
examinando  los  varios  é  infinitos  objetos  que  Dios  ha' 
criado,  y  que  son  materia  de  una  universaiísima  .histo- 
ria natural ,  que  es  el  códice  propuesto.  En  Pontevedra  á 
'3  de  Junio  de  1754.  =  Excelentísimo  señor.  =  Es  todo 
de  V.  E.  El  Padre  Sarmiento,  h.  Excelentísimo  señor  D>n«? 
que  de  Medina  Sidonia. 


?  TonuVl.  Eé  PA- 


2l6 

PAPEL 

que  Don  Sancho  Basta  de  Villegas,  Gobernador  del  Arzobispo 
do  de  Toledo  ,  en  ausencia,  de  Don  Bartolomé  Carranza  ,  es- 
cribió al  Rey  Felipe  IL°  d  I 5   de  Agosto  de  1574,   sohre  la 
menta  de  los  vasallos  de -las  Iglesias  ,  y  otras. cosas.  Cuyo  in^ 
tentó  no  tuvo  por  las  urgencias  de  la  Monarquía  otro  efeffoy 
que  el  de  nombrar  S.  M.  al  autor  por  Obispo 
de  Avila,         » 


SEÑOR. 


R 


ecibí  la  de  V.  M.  de  7  de  e'ste  ,  juntamente  con  ía  co« 
pia  del  Breve,  que  S.  Sd.  ha  concedido  á  V.  M.  para  la 
venta  de  los  vasallos,  jurisdicción  y  rentas  temporales 
de  las  Iglesias  y  Monasterios  5  y  cerca  de  ello  liare'  lo  que 
V.  M.  manda  ,  advirtiendo  primero,  por  no  faltar  á  lo 
que  debo  }  que  ni  el  tenerme  V.  M.  puesto  en  este  lugar 
por  sombra  de  Primado ,  á  quien  toca  traer  á  la  memo- 
ria de  V.  M.  la  defensa  de  las  Iglesias  de  España  j  ni  el 
temor  y  nota  de  que  en  mi  tiempo  se  vendan  los  vasa- 
llos de  la  de  Toledo  j  ni  otra  consideración  humana  me 
pudiera  dar  atrevimiento  para  suplicar  á  V.  M. ,  mande 
rever  este  negocio  ,  si  no  estuviera  persuadido  ,  que  ha- 
go en  ello  á  V.  M.  el  mayor  servicio  ,  que  podre'  hacer  en 
mi  vida,  y  en  cosa  muy  importante  á  ía  conciencia,  autori- 
dad y  reputación  de  V.  M. ,  y  á  la  religión  y  república 
christiana  >  y  según  el  desasosiego  que  he  tenido  des- 
pués que  recibí  la  deV.  M.,  como  la  muger  de  Pilatos  á  su 
marido  ,  digo  ,  que  yo  he  padecido  tanto,  no  en  sueños, 
sino  velando  ,  que  me  ha  compelido  y  forzado  á  dar  á 

•V.  M. 


217, 

V.  M.  esta  pesadumbre  ,  y  suplicarle  muy  de  veras,  que 
antes  que  pase  á  la  execudon  ,  lo  considere  V.  M.  mu- 
cho i  y  lo  que  principalmente  me  ha  movido ,  es  haber 
visto  lo  contrario  de  lo  que  V.  M.  quiere   hacer,  fir^ 
madodel  Emperador  nuestro  señor  (que  haya  gloria)  en 
las  leyes  de  estos  reynos  y  capítulos  de  Cortes  5  donde 
por  los  procuradores  leiue pedido  esto- mismo,  y  respon- 
dió ,  que  no  con venia  al ■'■-: servicio  de  Dios ,  ni  al  suyo 
que  se  hiciese.  Y  apretándole. mas,  se  refiere  que  dixo: 
nunca  plegué  á  Dios  ,   que  quite  yo  á  las  Iglesias  lo  que 
las  di  5  y  tornando  á  consultar  con  el  Arzobispo  de  To- 
ledo., que  hoy  es  ,  y  con  Fray  Melchor 'Cano ,   con-  el 
Maestro  Gallo ,  y  con tíd  Padre  Castro  ayij respondieron  á 
S.  M.  que. ni  el  Papa  podria  dar-licencia  para  ello  ,   por 
no  tener  el  señorío  de  estos  bienes  ,  ni  ¥•  M.  pedirla  con 
buena  conciencia ;  y  4ue  ya  que  se  pudiera  dar  y  pedio, 
que  no  era. cosa  decente- usas -^  til  tratar  de  ella.  Y  si  aho- 
ra otros  letrados  .han  aconsejado  áV.  M.  otra  cosa  al  con- 
trario ,  será  justo  considerar ,  si  son  mayores  que  los  Ju>- 
ristas ,  que  respondieron  á  los  capítulos  de  Cortes  ,  y 
que  los  dichos  quatro   Religiosos,  y  que  los  exemplos 
que  tenemos  de  la  Escritura,  de  .personas  que  anduvie- 
ron de  Profeta  en  Profeta,: hasta  que  Dios  permitió  ,  que 
topasen  alguno  que  los  engañase. 

Conforme  á  la-  opinión  de  estos  Teólgoos,  el  Breve  y 
licencia  que  V.  M.  tiene  de  S.  Sd.  no  parece  que  releva; 
y  para  que  se  pueda  fundar,  no  basta  la  extrema  necesi- 
dad que  V.  M.  tiene  ,  porque  en  el  Deuteronomio  ,  y  en 
otras  partes  de  la  divina  Escritura  se  prohibe  con  amena- 
zas la  enagenacion  de  estos  bienes  santificados  ,  para  nin- 
gún efe&o  por  importante  ,  necesario  y  forzoso  que  sea; 
especialmente  que  el  estado  eclesiástico,  con  ser  tan  eseft- 
to  y  privilegiado  ,  ha  socorrido  y  sirve  á  V.  M.  con  las 
tercias,  subsidio  y  escusado  ,  que  son  (según  dicen)  cinío 

Ee  2  par- 


partes  de  ctiez  de  toda  la  renta  eclesiástica  ;  y  mas  con 
todos  los  maestrazgos  ,  y  con  lo  que  se  ha  vendido  de 
ellas ,  y  de  las  órdenes  Militares,  que  también  es  eclesiás- 
tico ,  con  las  condiciones  pecuniarias.  Y  dexadas  á  parte 
las  tercias  y  las  pensiones,  y  lo  que  se  paga  de  ordinario 
por  langosta  ,  y  por  los  Cardenales  ,  sin  deberse  ;  de  solo 
subsidio  y  excusado  ,  paga  un  Prelado  aunque  sea  hi- 
dalgo, mas  pechos  y  derechos. á  V.  M.  cada  año,  que 
dos  mil  labradores ,  ni  que  quatro  mil  caballeros  hidal- 
gos 5  y  para  remedia  de  esta  desigualdad ,  considere 
V.M.  si  es  buen  consuelo  vender  sus  villas,  vasallos  ,  ju- 
risdicciones y  fortalezas ,  no  habiendo  los  demás  estados 
contribuido  siquiera  con  otro  tanto  como  el  eclesiástico. 
Porque  realmente  de  pechos ,  alcabalas  y  otros  derechos 
no  paga  á  V.  M.  un  seglar  de  veinte  uno  ;  pagando  cq- 
,mo  está  dicho  ,  el. eclesiástico,  dediez  cinco.  De  manera, 
que  quando;  el  estado  eclesiástico  no  fuera  esento  y  pri- 
vilegiado ,  para  justificar  V.  M.  estas  ventas ,  era  nece- 
sario que  en  el  estado  seglar  se  hubieran  hecho  otras ,  y 
que  contribuyeran  siquiera  con  otro  tanto.Y  si  esta  rela- 
ción se  hiciera  á  S.  Sd.  de  creer  es,  que  no  diera  el  dicho 
Breve  ,  aún  en  caso  que  tuviera  poder  para  darlo.  Pues 
no  es  justo,  que  la  carga  que  toca  al  estado  seglar  ,  se 
quiera  echar  por  sobrecarga  al  estado  eclesiástico.  Y  ad^ 
vierta  V.  M.  que  estas  donaciones,  que  los  santos  Reyes, 
de  gloriosa  memoria  ,  hicieron  á  las  Iglesias  de  lugares  y 
vasallos,  no  fueron  graciosas,  ni  simples  ,  ni  revocables; 
sino  por  grandes  causas  remuneratorias  e  irrevocables,  y 
precediendo  promesas  y  votos  á  Dios  ,  á  nuestra  Señora 
y  á  los  Santos,  y  siguiéndose  victorias ,  y  dándoles  Dios 
por  ellas  el  centum  yro  uno  de  ciudades  y  reynos,  el  qual 
es  de  temer,  que  ahora  nos  revoque;  porque  en  alguna 
manera  parece  ,  que  es  hacer  fraude  á  Dios ,  á  nuestra 
Señora  y  á  los  Santos,  que  Yisible  y  realmente  pelearon 

y 


2  19 

y  se  hallaron  en  las  batallas,  haciendo  los  milagros  que 
•las  historias  cuentan  ,  especialmente  en  la  del  Infante 
Don  Pelayo ,  que  venció  con  tan  poca  gente  y  armas, 
Volvie'ndose  las  saetas  contra  quien  las  tiraba  ,  y  sucedie- 
ron otros  milagros  y  maravillas  ,  con  que  se  recobró  Es- 
paña milagrosamente.  Con  gran  razón  podria  quejarse  el 
Apóstol  Santiago,  de  que  habiendo  baxado  á  pelear  con 
armas  y  caballo  en  estas  batallas  ,  y  mas  particularmen- 
te en  la  de  Clavijo  ,  se  le  quitase  el  sueldo  que  por  ello  le  , 
dio  el  E.ey  Don  Ramiro. 

La  santa  madre  Iglesia  es  muy  delicada ,  y  quiere 
ser  regalada  5  y  de  donde  no  le  tratan  bien  huye ,  y 
-así  por  malos  tratamientos  que  le  hicieron  en  el  Asia  y 
África  ,  huyó  en  tiempos  pasados  ,  y  se  vino  á  Europa; 
y  por  la  misma  causa  de  las  mas  de,  algunas  provincias 
de  ella ,.  como  son  de  Alemania  ,  Inglaterra  ,  y  parte  de 
Francia  ;  y  se  ha  acogido  á  España  debaxo  las  alas  de  la 
protección  y  amparo  de  V.  M. ,  dándole  el  nombre  de 
.Católico  pata  ello  ,  en  lo  qual  debia  V.  M.  considerar 
quatro  cosas.  La  primera  ,  que  no  se  la  de  á  la  Iglesia 
ocasión  ,  que  por  esta  causa  y  nuevos  pecados  huya  de 
España.  La  segunda  ,  que  en  ley  de  caballero  y  christia^ 
no ,  está  V.  M.  obligado  á  favorecer  y  amparar  al  que 
se  acoge  á  V.  M.  La  tercera  ,  que  siendo  madre  tal  y¡ 
tan  santa  ,  no  es  justo  permita  que  la  despogen  de  su 
dote  y  joyas.  La  quarta ,  que  se  daria  en  hacerlo  no 
buen  exemplo  á  los  Reyes  Christanos  circunvecinos  ,  y¡ 
pasto  á  los  Luteranos.  Porque  aunque  la  causa  porque 
iV.  M.  lo  hace  ,  sea  diferente ,  en  efetlo  el  hecho  y  per-¡ 
juicio  para  las  Iglesias  vienr4íer  uno  mismo. 

Los  santos  Reyes  Fernando  y  Alonso  ,  antecesores 
de  V.  M.  tuvieron  menos  estados  ,  y  mayores  necesida- 
des y  aprietos ,  porque  poseyeron  sola  una  parte  de 
Castilla,  y  estaban  rodeados  de  los  Reyes  Moros  de  Cor- 

do- 


£20 

doba ,  Granada  y  Sevilla,  y  de  otros  enemigos,  y  con 
todo  esto  para  sustentar  su  reyno  y  estados  ,  y  ampliar- 
los >  para  conseguir  vi&orias ,  y  defenderse  de  sus  enemi- 
gos,  tuvieron  mejor  camino,  como  cierto  lo  es  ,  dar  á 
Dios  y  á  las  Iglesias  que  quitárselo ,  y  así  consiguie- 
ron en  esta  vida  y  en  la  otra  el  centuplum  ,  que  Dios 
tiene  prometido  t  y  el  nombre  de  santos  y  buenos 
Reyes. 

En  harta  aflicción  y  trabajo  debia  de  estar  el  santo 
Rey  Don  Fernando  ,  que  ganó  á  Sevilla,  quando  tenien- 
do puesto  cerco  sobre  ella  ,  le  fueron  á  decir  los  de  su 
Consejo  ,  que  ni  se  podía  sustentar  el. cerco,  ni  entre- 
tener el  campo  ,  si  no  se  valia  de  los  bienes  de  las  Igle- 
sias ,  y  de  otros  repartimientos  ;  y  respondió  el  santo 
Rey ,  que  mas  quería  Uñpater  mster  de  ellas  ,  que  el  to-< 
martas  sus  bienes ;  y  fue  Dios  servido  que  el  dia  si- 
guiente se  le  entregó  la  ciudad,  sin  pensarlo,  ni  espe- 
rarlo. 

Si  todos  los  vasallos  y  bienes  de  las  Iglesias  se  pu- 
dieran vender  en  un  año ,  y  juntar  el  precio  ,  y  e'ste  fue- 
ra suficiente  para  total  socorao  y  remedio  deV.M.  fue* 
ra  bien  empleado  ;  pero  habiéndose  de  hacer  las  ventas 
por  menudo  ,  y  sacarse  los  dineros  por  alquitara  ,  pues 
es  cierto ,  que  no  ha  de  haber  luego  compradores  para 
todo }  crea  V.  M.  que  al  cabo  de  pocos  años  vendrá  á 
hallarse  con  la  misma  ,  y  mayor  dificultad  y  necesi- 
dad que  ahora  V  habiendo  hecho  ei  daño,  y  puestose 
ai  peligro  ,  que  en  esta  le  he  significado  ,  dexando  entre 
tantos  triunfos  su  religiosa  monarquía  mancillada  en 
sus  crónicas,  y  por  esta  causa  su  glorioso  nombre  j  y  solo 
servirán  estas  rentas"  de  enriquecer  á  los  verdaderos  ene- 
migos de  V.M¿,  que  son  los  hombres  de  negocios  ex* 
trangeros  ,  usurarios  y  logreros  ,  en  cuyas  manos  y  pro- 
vechos estos  dineros  han  de  venir  á  parar  y  convertir- 
se. 


2  21 

se.  De  suerte  ,  que  si  V.  M.  pone  en  una  balanza  el  da- 
ño tan  perpetuo  ,  perjudicial  y  peligroso  ,  y  en  otra  el 
poco  provecho  ,  momentáneo  y  sin  efe&o  ,  podría  fácil 
y  seguramente  con  tiempo  elegir  lo  que  le  conviene,  es- 
pecialmente si  fuese  cierta  la  opinión  del  tesorero  Alon- 
so de  Baeza  ,   que  preguntándole  que'  era  la  causa  ,  por 
que  lucían  tan  poco  las  rentas  reales,  habiéndose  aumen- 
tado tanto ,  respondió  :.  que  después  que  en  su  casa  en- 
traban dineros  del  subsidio  ,  no  se  lograban  los  dineros.^ 
Y  lo  mismo  se  refiere  haber  dicho  el  Comendador  ma- 
yor Cobos  muchas  veces.  Lo  qual  tiene  fundamento  en 
lo  que  en  muchas  partes  los  sabios  y  santos  doctores 
dicen  de  los  graves  perjuicios ,  que  de  estas  ventajas  vie- 
nen. Estos  son  muy  notorios  ,  y  el  mayor  de  ellos  es  de- 
sautorizar Ja  Iglesia  y  Prelados  ,  como  se  hizo  en  Ale- 
mania e  Inglaterra  ,  que  fue  el  fundamento,  origen  y 
principio  de  la  perdición  de  aquellos  reynos  y  estados, 
que  tan  antiguos  y  católicos  eran  ;  y  quedando  los  Pre- 
lados sin  autoridad ,  ni  substancia  ,  no  podían  ayudar  á 
resistir  hereges ,   ni  servir  á  su  Rey  al  tiempo  del  me- 
nester j  que  aunque  en  el  de  V.  M.  no  sea  necesario  ,  no 
sabemos  que'  será  en  los  siglos  venideros. 

Las  voluntades  pías,  sufragios  y  memorias  de  los 
difuntos ,  que  dieron  estos  vasallos  á  la  Iglesia  quedan 
defraudadas ,  y  las  de  los  vivos  desanimadas  y  resfria- 
das para  hacer  semejantes  memorias.  Los  vasallos  que 
fueren  vendidos,  pierden  limosnas  y  buen  tratamiento, 
porque  como  no  se  escogen  los  compradores ,  sino  que  se 
admiten  los  que  vienen  con  dineros  ,  verisímilmente  ten- 
drán mas  consideración  los  tales  compradores  á  pujar  sus 
frutos,  que  á  reservar  sus  vasallos.  La- recompensa  que  á 
las  Iglesias  y  Prelados  se  ha  de  dar  ,  se  entiende  que  no 
puede  ser  justa,  proporcionada,  ni  equivalente  ;  sino  que 
así  como  el  que.  compra  un  joyel,  de  oro  .,  lleno  de  pie- 
dras 


dras  preciosas  y  esmaltes ,  por  solo  el  peso  no  satisfacen 
así  el  que  compra  vasallos,  y  libres  fortalezas  de  la  Igle- 
sia ,  por  el  valor  de  la  poca  renta  ,  está  claro  que  lo  lle- 
va por  solo  el  peso  ,  y  dexa  de  pagar  la  otra  preemi- 
nencia de  las  piedras  y  esmaltes  de  la  calidad  ,  au&orí-, 
dad  y  circunstancias,  que  son  el  verdadero  valor,  y  mon«r 
j:a  mucho  mas  que  la  renta  y  el  peso. 

Muy  prósperos  sucesos  se  han  visto  de  los  Reyes, 
Príncipes  y  Repúblicas ,  que  han  atendido  al  aumento 
de  las  cosas  de  la  Iglesia  y  templos  5  y  muy  adversas  de 
los  que  han  hecho  lo  contrario. 

La  mayor  Monarquía  ,  y  el  mas  poderoso  y  florín 
do  Imperio  ,  que  ha  habido  en  el  mundo ,  fue  el  áe  los 
Romanos  >  lo  quai  atribuye  san  Agustín  á  la  religión  y 
magnificencia  que  usaban  con  los  templos ,  y-  sus  casas, 
que  ellos  pensaban  que  eran  del  verdadero  Dios.  Y  las 
veces  que  sus  Capitanes  y  Cónsules,  sin  su  voluntad  se; 
atrevieron  á  las  cosas  de  los  templos  ,  les  sucedieron  no- 
tables   desgracias    é    infortunios  :    como  fue  quando» 
Marco  Craso  yendo  á  la  conquista  de  los  Parthos ,  de 
camino  por  sola  su  autoridad  y  codicia  ,  tomó  del  tem* 
pió  de  Jerusalen  muchas  cosas  de  oro.  Y  sucedióle  por 
ello  ,  que  los  Parthos  le  vencieron ,   y  mataron  á  e'l  y  a 
su  hijo  3   y  á  e'l  le  echaron  mucho  oro  derretido  por  la 
boca  ,  para  matarle  la  sed  que  de  ello  tenia  5  y  mas  pro-, 
pia  y  verdaderamente  como  ministros  de  Dios  ,  en  cas-^ 
tigo  del  sacrilegio  del  oro  ,  que  habia  tomado  del  tem- 
plo. Y  desde  el  dia  que  el  gran  Pompeyo  robó  el  mismo* 
templo ,  y  hizo  en  e'l  otras  indecencias ,  fue  de  mal  en 
peor  ,  hasta  que  perdió  la  vida  ,  honra  y  estado  i  habien- 
do antes  gozado  del  nombre  de  magno,  y  de  tantos  triun- 
fos y  vidorias ,  y  aspirando  quando  menos  á  no  tener,  ni 
gonsentir  igual  en  el  mundo. 

Por  el  robo  de  los  vasos  de  oro  ,  cjue  hizo  Nabuco- 

do«* 


2  2  f 

Honosor  del  templo,  íé  vinieron  muchas  adversidades ,  y; 
permitió  Dios,  que  de  Rey  se  convirtiese  en   bestia  ,  y 
anduviese  mucho  tiempo  por  los  campos  comiendo  yer- 
bas. Y  por  solo  haber  usado  de  estos  vasos   el   Rey  Bal- 
tasar su  hijo,  yió  aquel  horrendo  prodigio  de  la  mano, 
que  escribía  en  la  pared  su  muerte  ,  y  la  destrucción  de 
¿su  reyno  ,  que  le  declaró  el  Profeta  Daniel.  Al  contrario 
dio  mucha  prosperidad  al  magnánimo  Rey  Ciro  su  su- 
cesor ,  porque  restituyó  al  templo  cinco  mil  y  quinien- 
tos vasos  de  oro  y  plata ;  liberalidad  increibie,  si  no  lo  di* 
¿sera  la  sagrada  Escritura. 

Por  las  grandes  e'  inmensas  donaciones  que  el  Em-: 
jperador  Constantino  hizo  á  la  Iglesia ,  ganó  el  nombre  de 
magno.  Y  por  lo  que  Dionisio  y  otros  quitaron  á  los 
.templos  ,  se  afearon  con  el  de  tiranos. 

Al  Rey  Salomón  por  lo  que  tan  larga  y  explendi- 
Bamente  gastó  en  el  templo  ,  le  pagó^  Dios-  en  la  misma, 
moneda  ,  y  le  dio  la  mayor  riqueza  y  prosperidad  que 
hubo  en  el  mundo  5  pues  se  dice  en  el  libro  de  los  Re- 
yes ,  que  habia  en  su  tiempo  tanta  abundancia  de  plata,, 
(Cpmo  de  piedras.  . 

Y  porque  en  España  tenemos  tantos  exemplos  de  los, 
¡Reyes  antecesores  de  V.  M.;  y  porque  es  de  fe'  el  centu- 
flumtq\xe  está  prometido  á  los  que  dieren  alas  Iglesias,  será 
superfluo  entre  christianos  traer  mas  exemplos  de  la  pros- 
peridad y  bonanza ,  que  han  conseguido  los  que  con  las 
Iglesias  han  sido  largos.  Y  así  solo  referiré'  á  V.  M.  al- 
gunas desgracias  é  infortunios ,  que  han  sucedido  en  to-í 
¡dos  tiempos  y  reynos ,  á  los  que  han  hecho  al  contrario* 
dexando  aparte  los  de  Nabucodonosor  y  su  hijo,  y  de 
flos  Cónsules  Romanos ,  y  lo  de  Dionisio  ,  y  otras  gen.; 
tes ,  que  por  esto  cayeron  en  perpetua  infamia  ,  que  he 
Kerido. 

Al  Rey  Geroboan  g  gomo  se  cuenta  en  el  libio  de  lost 


;224 

Reyes,  por  echar  mano  á  ía  ropa  de  un  Profeta ,  permín 

tió  Dios  que  se  le  secase  la  mano  ¿  y  notan  y  ponen  lo$ 

santos  Do&ores  muchas  amenazas  á  los  Reyes  y  Prínci-* 

pes ,  que  echaren  mano  á  cosas  de  las  Iglesias  ;  creyend^ 

que  será  causa  que  caigan  de  sus  estados. 

Ananias  y  Saphira  su  muger  ,  porque  quitaron  á  las? 
Iglesias  parte  de  lo  que  ellos  mismos  habían  dado ,  se  ca,-^ 
yerbn  muertos  á  los  pies  de  san  Pedro. 

Abimelech  quiso  alzarse  por  Juez  de  Isrrael ,  y  para; 
hacer  gente  se  socorrió  de  quarenta  arrobas  de  plata  de 
un  templo  ,  y  dexóle  Dios  por  ello  de  su  mano ;  de  ma-i 
ñera  ,  que  vino  á  hacer  inauditas  bestialidades  y  cruel-f 
dades,  y  á  matar  sobre  una  piedra  sesenta  hermanos  su4 
yos  ,  y  en  fin  se  perdió  ,  y  vino  á  morir  á  manos  de  una] 
flaca  mugercilla  que  le  quebró  la  cabeza. 

Al  mal  Rey  Acab,  por  el  despojo  de  un  templo ,  íes 
castigó  gravemente  Dios  en  la  vida,  y  en  la  muerte  no  lej 
quisieron  sepultar. 

Los  libros  de  los  Reyes  de  Isrrael  y  de  los  Maca«¿ 
beos  están  llenos  de  historias  y  tragedias  de  Reyes,  y  Prín4 
cipes  y  personas ,  que  por  atreverse  á  cosas  de  las  Igle^ 
slas  y  templos  ,  fueron  milagrosamente  destruidos. 

El  Emperador  Federico  sacó  los  ojos  á  un  Secretarle* 
suyo  eon  poca  ocasión  ,  y  arrepintiéndose  de  tan  feo  cai 
so  ,  recibióle  después  en  su  Consejo  ,  y  sucedió  ,  que  es.f 
tando  el  Emperador  en  grande  necesidad ,  y  no  pudien-» 
do  sustentar  el  campo  que  tenia  levantado  ,  aconsejóle 
aquel  Secretarlo  ,  que  vendiese  las  cosas  de  las  Iglesias! 
para  ello ,  y  así  lo  hizo  :  y  preguntándole  otro  tal  Se- 
cretario ,  ¿  que  por  que'  [e  dio  tan  mal  consejo  al  Empera^ 
dor  ?  respondió ,  que  para  vengarse  de  el  ,  y  para  c¡ug 
¡Dios  le  destruyese ,  como  después  sucedió  así. 

No  pudiendo  la  Reyna  Doña  Urraca ,  hija  del  Ré^ 
|}on  Alonso  <jue  ganó  á  Toledo,  sustentar  su  exe'rcito^ 

m 


22J 

pidió  á  los  monges  de  san  Isidro  de  León  ,  que  la  die- 
ren de  las  cosas  y  riquezas  de  aquel  monasterio  i  y 
como  eüos  lo  resistieron  ,  enojóse  la  Reyna  mucho  con 
ellos  ,  y  apretándoles,  respondieron,  que  no  osaban  tocar 
á  las  cosas  de  Dios  ,  que  entrase  eJla  y  lo  tomase.  Hizolo 
así ,  y  dice  su  historia ,  que  saliendo  con  lo  que  habia  to- 
mado ,  rebentó  á  la  puerta. 

Por  haberse  atrevido  el  Rey  Don  Alonso  de  Aragón 
el  batallador,  marido  de  la  dicha  Rey  na  Doña  Urraca,  á 
tomar  otras  cosas  de  la  Iglesia  ,  cuenta  su  historia  ,  que 
perdió  el  nombre  de  hechos  de  batallador  ,  y  que  fue 
vencido  de  los  Moros  con  grande  ignominia  en  la  de  Fra- 
,ga,  y  que  no  pareció  mas  vivo  ni  muerto. 

El  desastrado  caso  del  Rey  Don  Enrique  el  I.° ,  al 
qual  mató  una  teja  en  Palencia  ,  atribuyeron  algunos  al 
poco  cuidado  que  tuvo  ,  en  hacer  remediar  en  su  tierna 
edad  los  agravios  que  á  las  Iglesias  hicieron  los  hijos 
-del  Conde  Don  Ñuño  de  Lara  ,  tutores  y  gobernadores 
-de  sus  rey  nos ,  y  á  ellos  los  sucedieron  los  desastres  que 
(Cuenta  la  historia. 

El  Rey  Don  Alonso  el  sabio ,  como  es  notorio ,  mu- 
lió  lleno  de  infelicidades ,  despojado  de  sus  reynos ,  y 
por  su  propio  hijo  ,  habiendo  metido  las  manos  primero 
en  las  tercias  y  rentas  eclesiásticas. 

En  tiempo  del  Rey  Don  Juan  el  I.°  se  hicieron  gran- 
eles vejaciones  en  las  Iglesias  con  el  color  de  patronazgo, 
y  al  Rey  le  sucedió  ser  vencido  en  la  rota  de  Aijuba  ,  y 
después  morir  repentinamente  de  la  caida  de  un  caballo 
£n  Alcalá  de  Henares. 

Y  Don  Sancho  Ramírez  Rey  de  Navarra,  habién- 
dose aprovechado  en  sus  necesidades  de  los  bienes  ecle- 
siásticos ,  y  sucediendole  por  ello  cosas  adversas  >  Don 
Garda  Obispo  de  Xaca ,  y  su  hermano  Don  Ramón 
Qbispo  de  Roda ,  le  compelieron  á  hacer  penitencia  pú- 

Ffz  bü- 


blica  en  la  Iglesia  mayor  delante  de  toda  ía  gente. 

Don  Alonso  Rey  de  Portugal  tuvo  al  principio  pros>j 

1  peros  sucesos  contra  los  moros  de  África,  y  después  de 

■  meterse  en  los  bienes  eclesiásticos  ,  murió  con  grandes 

•  adversidades  ;  de  manera  ,  que  le  avisaron  los  suyos,  que 

era  juicio  y  azote  de  Dios ,  por  haberse  atrevido  á  las, 

cosas  de  las  Iglesias  ,  hasta  que  persuadido  por  el  Arzo-j 

!  bispo  de  Lisboa  desistió  de  ello. 

Al  Rey  de  Polonia  sucedieron  grandes  desastres  e 
infortunios  ,  por  lo  mucho  que  agravió  á  los  Clérigos  y 
á  las  rentas  eclesiásticas,  y  con  ser  para  guerra  contra  el 
Turco  ,  tenie'ndole  tan  cercano,  se  levantaron  contra  e'l> 
y  dentro  y  fuera  de  su  rey  no  le  sucedieron  por  esta  causai 
muchas  adversidades,  miserias  y  trabajos. 

Constante  ,  siendo  Emperador  de  Grecia  >  tomó  graitf 
suma  de  las  iglesias  de  Roma  ,  y  sucedióle  por  ello  ,  que 
Je  mataron  los  suyos  á  puñaladas. 

Porque  Athaulpho  ,  Rey  de  los  Longobardos ,  mi 
«istió  con  el  Papa ,  que  todos  los  vasallos  de  la  Iglesia  le* 
pagasen  una  moneda  ,  sobre  la  qual  le  hizo  guerra  ,  Iq 
castigó  Dios  con  matarle  con  un  rayo. 

El  Emperador  Otón  IV.0  por  los  malos  tratamiento^ 
<jue  hizo  á  la  Iglesia ,  paró  en  morir  descomulgado  ,  y 
depuesto  del  Imperio. 

San  Eulogio  ,  Mártir  Cordobés ,  dice ,  que  en  sií 
tiempo  á  los  Reyes  Moros  de  Córdoba  les  sucedieron 
grandes  y  extraordinarias  adversidades ,  por  causa  dej 
gravamen  que  ponian  á  las  mezquitas  y  sus  rentas. 

Al  Xarife ,  Rey  de  Marruecos  ,  le  aconsejó  un  Judío» 
en  nuestros  tiempos,  que  para  defenderse  de  sus  enemi- 
gos ,  no  bastándole  sus  rentas ,  podría  tomar  una  de 
quatro  bolas  de  oro  de  Tibar  de  mucho  precio  y  gran- 
deza, que  están  en  la  mezquita  ,  sobre  la  torre  de  Mar- 
ruecos ,  y  tuzólo  así  5  y  después  que  hubo  hecho  de  ella 


22?/ 

gran  número  de  doblas ,  y  socorrido  sus  necesidades ,  ar- 
repintióse el  Xarife  de  haberlo  hecho  ,  y  mandó  ahorcar 
al  Judio  que  le  dio  el  consejo ,  de  la  torre  de  la  misma 
mezquita  ,  y  al  Xarife  le  mató  un  hermano  menor,  y  le 
quitó  el  reynoi  lo  qual  atribuyeron  los  Moros,  según 
dice  su  Crónica  ,  al  atrevimiento  que  tuvo  de  esto  en  to- 
mar la  bola  de  la  mezquita. 

Las  lamentaciones  de  las  historias  Francesas,  de  las 
calamidades  y  trabajos  que  han  sucedido  en  aquel  rey- 
no  por  esta  misma  causa,  no  refiero 5  porque  tiene  V.  M. 
entera  noticia  de  ellas,  y  podemos  decir  ,  que  las  ha 
visto  en  aquellos  reynos  christianísimos  muchas  vcccst 
siendo  cosas  tan  contrarias  e'  indignas  de  su  nombre. 
Xas  maldiciones  de  los  padres  y  abuelos  ,  aunque  ellos 
no  sean  santos  ,  ni  ellas  fundadas  en  justa  causa,  siempre 
fueron  temidas  en  España  :  quando  fuesen  de  antepasa- 
dos santos  y  buenos ,  y  con  causa ,  son  mas  de  temer. 
iTodos  los  santos  Reyes,  que  dieron  estos  vasallos  á  las 
Iglesias ,  al  fin  de  sus  privilegios  ponen  lo  siguiente.  Que 
si  alguno  contraviniere,  ahora  sea  Rey  ,  ahora  otra  per- 
sona ,  sea  maldito  de  Dios  y  descomulgado  ,  y  se  le  tra- 
gue la  tierra,  como  á  Dathan  y  Abiron  ,  y  arda  en  los 
infiernos  ,  como  el  traidor  Judas.  Y  así  están  puestas  en 
los  privilegios  de  la  santa  Iglesia  de  Toledo,  la  qual  tie- 
ne particulares  causas,  para  que  V.  M.  la  haga  merced 
de  que  no  se  entienda  con  ella  lo  de  estas  ventas ;  lo 
primero,  porque  el  Rey  Don  Alonso  que  ganó  á Toledo, 
que  fue  el  que  dio  casi  todos  los  vasallos ,  no  Tos  dio  al 
Arzobispo,  ni  aún  á  la  Iglesia  ,  sino  á  nuestra  Señora ,  y 
en  dote  como  e'l  dice  ,  y  si  los  dotes  de  qualesqurera  mu-, 
geres  son  privilegiados ,  y  no  pueden  ser  enagenados, 
podrá  V.  M.  considerar ,  si  en  la  persona  de  nuestra  Se-, 
ñora ,  es  justo  que  su  dote,  que  da  este  privilegio ,  lo  sea* 
'La  segunda,  porgue  siendo  esta  santa  Iglesia  Primada  de 

ias 


228 


las  Espartas ,  y  estando  en  reynos  tan  "gráneles  y'opuletW 
tos ,  como  los  de  V.  M. ,  es  justo  que  tenga  mucha  auto- 
ridad y  vasallos  ,  como  cabeza  principal  de  ellos ,  que 
aún  el  santo  Papa  Pió  V.°,  refieren  que  dixo  :  que  si  en 
Roma  faltase  la  silla  del  santo  Pontifice  ,  que  se  podria 
colocar  en  estos  tiempos  en  Toledo >  y  no  sin  causa,  pues 
por  ella  y  sus  Concilios  se  ha  regido  la  Iglesia  de  Dios 
tantos  siglos.  La  tercera,  por  haberla  consagrado  nuestra 
Señora  por  su  persona ,  quando  baxó  á  poner  la  casulla  á 
san  Ildefonso  ,  y  haber  tenido  tantos  Prelados  santos, 
abogados  de  V.  M.,  y  otros  tan  valerosos,  que  sirvieron 
tanto  en  las  guerras ,  que  merecieron  por  su  persona  se 
les  hiciese  merced  de  estos  vasallos.  La  quarta ,  porque 
es  conveniente  cosa  en  estos  reynos ,  haya  Prelados  que 
tengan  vasallos  en  fortalezas  ,  y  autoridad  ,  para  resistir 
hereges  ,  y  servir  á  los  Reyes  en  tiempo  de  necesidad, 
y  ser  tutores  de  sus  hijos,  y  gobernadores  de  sus  reynos, 
como  siempre  lo  han  sido  ios  Arzobispos  de  Toledo.  La 
quinta  ,  porque  placerá  á  Dios  dar  á  V.  M.  tantos  hi- 
jos y  buenos ,  que  querrá  ofrecer  alguno ,  y  hacerle  Clé- 
rigo, y  á  esta  santa  Iglesia  el  beneficio  de  darle  este  Ar- 
zobispado ,  y  en  tal  caso  le  pesará  á  V.  M.  de  haberle 
desautorizado.  La  sexta ,  porque  de  las  rentas  de  este 
Arzobispado  se  ha  socorrido  V.  M.  y  socorre  para  estas, 
necesidades  ,  que  V.  M.  sabe  con  que  cantidad  5  por  lo 
qual  será  justo  la  relevase  de  estas  cargas.  La  séptima, 
,  porque  el  Breve  que  V.  M.  tiene  para  estas  ventas ,  pa- 
rece que  no  habla  con  la  Iglesia  de  Toledo ,  pues  no  solo 
excluye  la  Iglesia  que  estuviere  vacante ,  sino  también 
las  que  carecieren  de  pastor,  hasta  que  vuelva?  lo  qual  pa- 
rece que  se  puso  y  exceptuó  por  el  Arzobispo  de  Tole- 
do. La  ochava  ,  porque  siendo  V.  M.  mas  verdadero  pa- 
,tron  de  esta  santa  Iglesia  que  de  otras,  y  estando  su  Pre-, 
lado  preso  ,  y  ella  constituida  en  aflicción  y  trabajo ,  y 

ne- 


2  2p 

necesidad  de  pastor,  está  más  obligado  V.  M.  á  favores 
cerla  y  defenderla.  La  nona  ,  porque  las  urgencias  aprie- 
tos y  peligros  deV.  M.  están  lejos  de  Toledo,  y  no  pare- 
ce que  le  falta  la  defensa  y  socorro  de  esre  Arzobispado. 

Suplico  humildemente  á  V.hA.per  viscera  misericordia 
Domini ,  y  de  su  Madre  benditísima  ,  y  de  los  Santos ,  á 
quienes  estos  vasallos  fueron  dados ,  y  en  nombre  de  es- 
ta Iglesia  ,  y  de  las  demás  de  España ,  y  de  toda  la  Reh% 
gion  ,  que  se  encomiende  mucho  á  Dios  este  negocio, 
como  importantísimo  y  peligroso,  aunque  sordo  ;  y  que 
Jo  mande  Y.  M.  reveer  á  personas  christianas  y  desapasio- 
nadas ,  y  sino  en  el  tribunal  de  su  pecho  y  conciencia, 
sin  tener  atención  á  la  poca  autoridad  de  quien  se  lo  su- 
plica ,  sino  á  la  razón  y  religión  en  que  se  funda  ,  toman- 
do exemplo  en  Alexandro  Magno  ,  que  yendo  con  pode- 
rosos exe'rcitos  á  tomar  las  cosas  del  templo  de  Jerusaien, 
le  salió  á  resistir  un  solo  Sacerdote  revestido  ;  y  en  vién- 
dolo Alexandro ,  con  ser'gentil  ,'se  apeó  del  caballo  y  le 
beso  la  mano,  y  le.  hizo  adoración  ,•  y  se  volvió  sin  to- 
car á  cosa  del  templo.  Hazaña  digna  de. tan  gran  Príncipe 
Ly  Monarca. 

Con  el  Rey  Lotharío  de  Francia  sucedió,  que  tenien- 
ido  para  este  efecto  el  conocimiento  de  todos  los  Prelados, 
excepto  uno,  que  le  dixo  con  grande  libertad  ,  que  si  lo 
hacia  ,  que  en  breve  le  quitaria  Dios  su  reyno  •■>  á  instan- 
cia de  este  desistió  de  ello.  Y  sobre  todo  advierta  y.  M. 
hace  grande  novedad  en  quitar  á  las  Iglesias  los  vasallos, 
poseidos  no  solo  de  tiempo  inmemorable ,  pero  de  trescien- 
tos y  quatrocientos  años  á  esta  parte ,  dados  y  vendidos 
en  precio  de  los  pecados  de  los  progenitores  de  V.  M. ,  y 
para  patrimonio  de  los  pobres  de  Jesu-Christo,  en  cuya 
mano  asiste  mas  eL  verdadero  remedio  de  las  necesidades 
de  los  buenos  sucesos  de  V.  M. ,  que  en  los  pocos  dineros 
«jue  de  estas  ventas  se  pueden:  sacar.  Considere  asímis* 

mo 


< 


2$6 

moV.  M. ,  si teníencío  taritá  necesidad,  como  se  saBé,  deí 
favor  de  Dios  y  de  las  oraciones  de  ia  Iglesia,  si  para 
conseguirle  es  seguro  camino  ,  quitar  á  Dios  y  á  la  Igle- 
sia j  ó  será  mejor  ,  como  suelen  los  buenos  christianos 
atribulados,  darles  dones  y  ofrendas  paraTaplacarie  ,  y  sa- 
lir de  las  necesidades  y  trabajos ,  y  rematar  este  negocio 
con   hacer  y  decir  lo  que  el  Rey  Felipe  de  Francia  ,  que 
disputando  ante  e'l  de  esta  misma  materia  de  tomar  la  ju- 
risdicción eclesiástica ,  estando  presentes  los  Grandes  y^ 
principales  de  aquel  reyno  ,  y  habiendo  entre  ellos  opi- 
niones, concluyó  el  buen  Rey  con  un  dicho  de  otro  Em- 
perador ,  diciendo  :  que  mas  de  Príncipes  es,  aumentar  la 
que  esta  dado  á  las  Iglesias,  que  quitárselo.  Nuestro  señor, 
inspire  á  V.  M.  para  que  como  tan  gran  Monarca  ,  esti- 
me en  poco  los  dineros  de  estas  rentas ,  y  como  tan  cató-, 
lico  Príncipe ,  espere  el  verdadero  remedio  de  sus  necesí-' 
dades  ,  de  quien  sin  estos  dineros  y  rodeos  puede  darle* 
El  qual  tenga  y  guarde  de  su  mano  la  muy  real  perso- 
na de  V.  M.  ~  De  Toledo  y  Agosto  i¿  de  1574,  &c'  ^ 
J>usto  de  Villegas^ 

j 


.      ..■  ..         .-      ¡»bs  ■  : 
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1 


237 

CARTA 

QUE  DON  FRANCISCO  DE  QUEVEDO 

7    VILLEGAS, 

CABALLERO  DEL  HABITO  DE  SANTIAGO, 

ESCRIBIÓ 

A  DON  ANTONIO  DE  MENDOZA» 

CABALLERO   DEL   HAEITO  DE  CALATRABA  ,    Y  AYUDA  DE 
CÁMARA  DEL  REY  DON  FELIPE  IV.° 

En  que  prueba  que  el  hombre  sabio  no  debe  temer  ia  necesidad 

del  morir. 


Saltóme  el  otro  día  los  gustos  mas  conformes  á  la; 
liviandad  de  mis  deseos,  el  recuerdo  de  un  amigo,  que  vi 
llevar  á  enterrar  5  porque  según  andamos  divertidos,  aún 
estamos  enterrados,  y  no  creemos,  que  la  muerte  y  el  hor- 
ror nos  tienen  cocidos.  Y  á  pesar  de  la  opinión  lastimosa, 
que  de  parecer  de  Epircóto ,  hace  sea  indigna  de  lágrimas 
la  muerte  ,  con  animoso  corazón  ,  y  postreras  palabras  le 
dixe  :  Dichosamente  descanses  ,  espíritu  rescatado  del 
cuerpo.  ¡Oh  ,  cómo  habrás  conocido,  que  te  fue  mas 
carga  que  compañia  !  Si  mar  dificultoso  navegaste ,  ya 
estás  en  el  puerto,  y  quanto  fue  mas  corto  tu  viage,  tan- 
tas menos  borrascas  sufriste.  No  (por  la  suma  piedad  )  te 
aparte  el  contento  de  verte  en  salvo  ia  lastima  délos 
que  dexas  acá  remando.  Presto  seré'  contigo  ,  que  si  la 
vida  es  sola  la  que  aparta  los  vivos  de  los  muertos  ,  bre- 

HJi  ve 


238 

,ve  es  la  distancia  del  intervalo  ,  sí  aún  mientras  te  hablo 
con  estas  postreras  razones  ,  te  sigo  con  los  demás  :  Que, 
como  dice  Job  ,  nacimos  de  muger  fiaca  ,  llenos  de  mi- 
serias, y  abreves  dias  de  vida,  como  la  flor  apenas  florida 
qüando  marchita.  Esto  dixé  yo  á  voces.  Admiráronse 
los  amigos  que  lo  oyeron  5  y  preguntóme  uno  :  ¿Cómo 
era  posible  que  así  me  consolase  de  la  muerte  de  un  hom- 
bre tan  familiar  mió  ,  y  que  antes  mostrase  alegria  que 
tristeza  ?  Eue  señor  Don  Antonio  esto  lo  que  res- 
pondí : 

Confieso ,  señor ,  que  si  he  pecado  en  algo ,  ha 
sido  solo  en  tener  envidia  á  la  buena  suerte  del -ami- 
go ,  que  primero  veo  descansar  de  las  molestias  de  la 
que  ,  no  sin  grande  agravio  de  la  muerte ,  llamamos 
vida.  Bien  que  primero  busque'  razones  que  acredita- 
sen mis  lágrimas.  Mas  volviéndome  á  todas  las  cosas 
que  dexaba ,  halle'  forzosas  ocasiones  de  alegria.  Mi- 
re' una  alma  imagen  de  Dios  de  tanta  estima  á  sus 
ojos  ,  que  por  enmendar  un  borrón  en  ella  ,  no  halló  ba- 
xeza  ninguna  indigna  de  su  grandeza.  Veola  detenida  en 
negocios  vanos  ,  aposentada  en  casa  frágil ,  y  hallo  que 
no  la  estima  ,  ni  conoce  quien  no  siente  verla  tan  mal  en- 
tretenida en  este  camino.  Considero ,  que  la  vida  á  que 
nació  ,  es  tan  corta  ,  que  no  hallo  que  pueda  decir  nadie 
vivo  ,  pues  lo  pasado  ya  está  en  poder  de  la  muerte  >  ti- 
rando de  lo  por  venir  ,  que  solo  tarda  en  pasarse  lo  que 
tarda  en  llegar  ,  pues  lo  presente  es  un  instante  que  dexa 
de  ser  futuro ,  y  pasa  á  pretérito  ,  y  mientras  dice  uno 
vivo  ,  aguija  á  la  muerte  ,  y  con  las  obras  desdice  y  des- 
miente las  palabras.  El  mal  que  nos  hizo  naturaleza  en 
darnos  vida  trabajosa  ,  desquitó  y  satisfizo  en  dárnosla 
corta.  Estratagema  fue  suya  quitarnos  la  razón  quando 
nacemos  ,  porque  á  tenerla  ,  y  conocer  á  que  veníamos, 
hiciéramos  desesperadas  diligencias  por  hacer  un  dolor  el 

del 


2  3? 

del  nacer  y  el  morir.  Pues  ¿quál  hombre  ,  que  sabe  de 

quán  generosa  casta  es  el  alma  (  que  mal  vestida  la  trae- 
mos disfamada  en  los  deleites  del  cuerpo  )  dexará  de  co- 
nocer quánta  lisonja  le  hace  la  muerte  en  apresurar  los 
pasos  ,  con  que  por  este  camino  vá  á  la  patria  l 

Diránme  que  vuelva  los  ojos  á  la  hermosura  de  la 
tierra  ,  á  la  luz  del  Sol ,  á  los  amigos ,  á  los  parientes ,  á 
los  padres  ,  á  la  hacienda  ,  y  á  los  deleites  y  gustos  ,  y 
que  sin  duda  llorare'  por  el  que  de  en  medio  de  estas  co* 
sas  ,  y  de  su  edad  es  arrebatada.  Y  lo  primero  que  mire 
para  consolarme  ,  fue  ver  que  salia  libre  de  esas  mismas 
cosas  ,  pues  en  la  hermosura  de  la  tierra  no  dexa  otra  si- 
no memoria  de  su  fin.  ¿  Que'  otra  cosa  dice  la  Primavera 
hermosa  que  una  niñez  ,  á  quien  después  por  las  vuel- 
tas del  tiempo  sucede  la  juventud  de  un  Verano  ,  luego 
la  mocedad  de  un  Otoño  ,  luego  la  vejez  de  un  Estío,  y 
tras  ella  una  muerte  helada  de  un  frió  Invierno  ?  Y  po- 
cos son  los  que  no  se  quedan  en  la  terneza  de  la  niñez, 
y  son  pocos  ,  pero  dichosos.  ¿  Que  otra  cosa  es  una  flor 
sino  un  retrato  de  la  vida  de  un  hombre  ,  en  cuya  her- 
mosura tienen  poder  todas  las  mudanzas  del  tiempo?  De- 
xó  en  la  tierra  campos  que  regar  con  su  sudor ,  posesio- 
nes ,  que  (como  dixo  el  Epigrama  griego)  tienen  por 
dueño  firme  la  sucesión.  Dexó  en  la  tierra  muchos  afa- 
nes que  le  divertían  de  la  paz  de  la  conciencia.  Dexó  una 
venta  que  con  su  hermosura  y  regalos  le  detenia  de  lle- 
gar á  la  patria  que  buscaba.  ¿Quie'n  será  el  ciego  que  lia-, 
me  en  un  camino  beneficio  la  tardanza  de  su  jornada,  si  es 
forzosa?  San  Pablo  dice  que  somos  caminantes  y  no  mora- 
dores. Según  esto,  razón  tuve  para  alegrarme  de  ver  á  mí. 
amigo  que  fuera  de  la  venta,  tenia  ya  los  pies  en  la  posada 
que  buscó.  De  mi  opinión  no  se  quejó  Job  cap.  p  ,  quan- 
do  dixo.  Mis  dias  pasaron  mas  veloces  que  el  correo?  hu- 
yeron ,  y  no  vieron  el  bien  ¿  pasaron  como  las  naves  que 

Hh  a.  lie- 


24° 

llevan  fruta,  y  como  la  águila  á  la  comida.  Antes  fue  de- 
cir ,  que  entre  todos  sus  trabajos  se  consolaba  con  ver, 
que  habían  pasado  tan  presto  sus  dias  5  y  entiendo  lo 
que  dice  ,  que  no  vieron  el  bien  ,  no  porque  le  vieron, 
ni  le  hay,  sino  porque  no  se  detuvieron  en  los  males  de 
acá  ,  teniéndolos  por  bienes ;  y  que  el  se  alegrase  con  la 
muerte  ,  y  la  tuviese  por  descanso ,  en  la  primera  lamen- 
tación suya  lo  dice ,  quando  se  queja  de  que  nació  ,  y 
maldice  el  dia  de  su  nacimiento.  Y  en  el  cap.  7  dice,  guer- 
era  es  la  vida  del  hombre  sobre  la  tierra  ,  y  son  sus  dias 
como  los  del  jornalero: pues  como  el  Ciervo  desea  la  som- 
bra, el  jornalero  el  fin  de  su  trabajo.  i  Oh,  cómo  esfuerza 
lo  que  yo  he  dicho  ,  y  todo  en  una  palabra  con  una 
comparación  !  Si  guerra  es  la  vida  ,  sin  duda  es  descanso 
la  muerte.  Luego  ¿á  quie'n  le  pesó  ver  descansar  á  su  ami- 
go? Los  dias  son  como  los  del  jornalero  de  trabajo  ,  y  por 
eso  dice  ,  que  desea  el  fin  de  ellos  ,  porque  en  e'l  está  el 
remate  de  sus  penas.  Tú  que  deseas  vida  á  tu-amigo  ,  ig- 
norante ,  ¿  que'  otra  cosa  haces  que  pedir  cruel  plazo  á 
la  tarea  del  que  trabaja? 

La  luz  del  Sol  dexó.  Cosa  que  sentían  mucho  los 
antiguos ,  como  no  aguardaban  luego  sino  reynos  de 
sombras ,  y  obscuros  y  vacíos  campos.  Mas  yo  ,  que  por 
la  fe  creo  que  la  muerte  cierra  los  ojos  á  esta  vida  breve, 
arrastrado  de  horas  fugitivas  ,  ya  maliciosas  ,  ya  incier- 
tas ,  y  abre  los  del  alma  á  la  luz  ,  que  no  sabe  dar  lugar 
á  noche,  ni  tinieblas,  ¿por  que  no  he  de  alegrarme  con  la 
mejoría  de1  que  bien  quiero  ? 

¿  Que  es  el  dia  y  el  Sol  para  nosotros  ?  Séneca  lo  dí- 
xo  bien  con  estas  palabras  :  Qualquier  dia  nos  muestra 
quán  poco  somos ,  y  con  algún  nuevo  argumento  nos 
amonesta  ,  viéndonos  olvidados  de  nuestra  fragilidad; 
pues  meditando  las  cosas  eternas  ,  nos  fuerza  á  mirar  á 
la  muerte.  Esto  se  entiende  del  Sol  y  la  Luna ,  en  cuyos 

de- 


241 
defe&os,  ocasos  y  orientes  nos  vemos  amonestar,  siendo 
barro  y  polvo. 

Amigos  dexó  ,  que  al  fin  le  dexarán.  Túvolos  su  fe- 
licidad ,  no  él.  ¿  De  que  le  sirvieron  en  el  mundo  ?  De 
ladrones  del  tiempo  que  le  hurtaron  con  su  compañía >  de 
facilitarle  los  atrevimientos  de  mozo  ;  de  traerle  siempre 
cuidadoso  de  conservarlos  5  de  ser  enemigo  de  sí  por  ser 
amigo  de  ellos ;  y  al  fin  ,  si  fueron  buenos ,  le  dieron  do- 
lor de  apartarse  de  ellos ,  y  si  malos  ,  de  no  haberse 
apartado  antes.  Y  si  alguna  cosa  no  dexan  los  hombres, 
es  los  amigos.  Que  como  todos  caminan  á  la  muerte  ,  no 
hace  el  que  acaba  primero,  sino  adelantarse  un  poco  de 
los  que  le  siguen.  Y  así  hace  mal  el  que  se  despide  del 
que  aguija  tras  e'i ,  pues  que  le  vá  siguiendo  ,  y  que  por 
la  misma  senda  vá  adelante  el  que  le  ha  de  guardar  por 
fuerza.  No  ha  de  decir  el  que  se  muere  al  que  vive ,  que- 
dad con  Dios  j  sino  daos  prisa.  To  no  me  parto  5  sino  alia  os 
espero.  Esto  corre  con  padres  y  parientes. 

Vamos  á  la  hacienda  ,  que  verdaderamente  se  dexa, 
ó  por  mejor  decir  se  queda.  Porque  como  ni  es  bien  del 
cuerpo  ,  ni  del  alma  :  sin  acompañar  el  cuerpo  á  la  se- 
pultura ,  ni  el  alma  á  su  descanso  ,  se  queda  con  la  for- 
tuna ,  cuya  es,  aguardando  en  codiciosa  herencia  nuevo 
dueño.  Si  esta  hacienda ,  pues  se  buscó  con  riqueza  ,  se 
guardó  con  cuidado  ,  se  gastó  con  cuenta  ,  y  se  dexó  con 
dolor  :  ¿  que'  bien  y  comodidad  hizo  al  dueño  para  que 
sintiese  apartarse  de  ella  ?  ¿  Tuvo  hacienda  ?  Tuvo  envi- 
diosos ,  temió  ladrones  ,  y  sufrió  aduladores  ,  y  aún  dio 
envidiosa  codicia  de  su  muerte  al  sucesor ,  y  muerto, 
ella  misma  le  enjugó  las  lágrimas ,  y  fue  con  su  precio 
consuelo  de  su  muerte.  Mirad  si  estará  descargado  de 
buen  peso  ,  y  si  conocida  esta  ingratitud  de  los  bienes 
temporales,  que  solo  se  guardan  para  el  Cielo  (  según 
palabras  de  Christo)  los  que  se  dan  al  pobre,  y  como  lo 

di- 


242 

dixo  ,  aún  con  profana  boca  Marcial,  parte  toma  el  fue- 
go abrasando  la  casa  5  parte  la  mar  anegando  las  merca- 
durías y  flotas  y  parte  el  amigo  ;  parte  el  deudor  descono- 
cido ,  y  parte  el  campo  estéril.  Solo  se  hurta  á  la  for- 
tuna y  hado  la  hacienda  que  se  dá  al  benemérito. 

Los  deleites  y  gustos  es  mentira  decir  que  los  dexó, 
porque  nunca  hombre  mortal  los  tuvo  j  sombras  sí  apa- 
rentes figuras  de  ellos, sí  que  con  el  remate  suyo  consola- 
ron al  que  los  perdió  5  sueños  vanos  que  entretuvieron 
mentirosos,  y  llegada  la  luz  se  desvanecieron,  eso  sí.  Pero 
deleites  y  gustos  que  tuviesen  de  serlo  mas  que  el  nom- 
bre} ¿dígame  alguno  quándo  se  usaron  en  el  mundo?  To- 
do fue  mentira  y  representación  ,  y  hasta  la  vida  propia, 
como  dice  Epite&o ,  es  una  comedia.  Conviene  á  cada 
uno  de  nosotros  hacer  bien  nuestro  papel  sea  el  que  fue- 
re j  pero  á  Dios  toca  el  dárnosle  ,  que  no  de  nuestro  po- 
der escoger  el  del  Rey  ,  ó  el  del  pobre  ,  ó  el  del  necio ,  ó 
del  discreto,  ó  el  de  sabio,  Darle  largo  ó^corto  ,  toca  al 
Autor  de  la  farsa.  Solo  nos  ha  de  consolar  ver  que  el  ser 
Rey,  Papa,  pobre  y  humilde,  dura  solo  mientras  hacemos 
las  figuras  en  el  tablado  de  la  vida :  que  en  entrando  en  el 
vestuario  de  la  sepultura  ,  todos  somos  igualmente  repre- 
sentantes ,  y  se  conoce  que  la  diferencia  estuvo  solo  en 
los  vestidos.  Hizo  mi  amigo  ya  su  personage ,  dióle  Dios 
el  papel  corto  ,  acabóle  en  pocos  años ;  desnudóse  la  ro- 
pa del  cuerpo ,  dexóla  en  el  vestuario  de  la  tierra  ,  y 
descansa  ya  del  oficio  trabajoso.  Que  así ,  como  dice 
san  Pablo,  pasa  la  figura  de  este  mundo:  ¿Murió  ?  noj 
pasó  á  mejor  vida  ,  trocó  la  vida  con  la  muerte.  ¿Murió? 
no  5  acabó  de  morir  ,  que  quando  nació  comenzó  á  mo- 
rir. Y  quando  muriera^  ley  es,  y  no  pena  morir.  Tras 
todos  vá  ,  y  todos  vienen  tras  él.  Ya  se  ve'  lo  mucho  que 
la  muerte  esconde ,  ¡  que  de  dudas  le  ha  declarado  el 
postrer  suspiro  !  j  Oh  ,  qué  ufana  se  hallará  sin  rudezas 

del 


243 
del  cuerpo  el  alma  cLo&a  en  sus  discursos !  Dexa  el  preso 
la  cárcel ,  el  esclavo  el  cautiverio ,  salió  el  huésped  de  la 
mala  podada  ,  el  caminante  de  la  venta  ,   ¿  y  no  queréis 
que  se  aiegre  ?  Desnudóse  el  vestido  que  no  habia  me- 
nester ,  soltó  los  grillos  para  volar ;  y  eso  fue  dexar  el 
cuerpo  en  la  sepultura.  Dirás  que  le  comen  gusanos ,  y 
que  ves  resueltos  en  podrición  todos  los  miembros  con 
que  vivia.  Y  aún  eso  á  su  alma  y  á  mí  nos  consolará  de 
que  haya  dexado  cosa  tan  mala  ,  y  que  habia  de  ser  ali- 
mento de  la  tierra.  Y  por  ahí  conocerás  mejor  su  mucha 
calidad  y  belleza  5  pues  bastó  su  presencia  á  disimular 
tanto  horror ,  y  á  hermosear  un  sepulcro  tan  feo.  Yo 
tengo  por  opinión  ,  que  lo  que  acá  llaman  muerte  ,  se  ha 
de  llamar  resurrección  ■>  pues  el  cuerpo  no  es  mas  de  una 
sepultura  j  y  espirar, es  salir  el  alma  de  este  sepulcro  donde 
estaba  administrada  por  sentidos  terrenos.  Dice  Platón, 
que  quien  tiene  cuidado  de  su  cuerpo  ,  mira  por  cosa  su- 
ya j  pero  no  por  sí  5  pero  quien  mira  por  el  dinero  ,   ni 
mira  por  si ,  ni  por  cosa  suya  ,  sino  por  lo  que  está  lexos 
de  el.  Y  en  confirmación  de  que  es  sepulcro  ,  el  mismo  in 
Cr afilo  dice  :   Nuestro  cuerpo  se  llama  somay  ó  sima  ,  que 
es  sepulcro  del  alma.  Dice  Mercurio  Trimegisto  ,  anti- 
guo Teólogo,  en  el  Pimandro,  que  el  amor  del  cuerpo  es 
causa  de  la  muerte  ,  y  que  quien  no  aborreciere  el  cuer- 
po ,  no  se  podrá  amar  á  sí :  porque  es  el  cuerpo  vestidu- 
ra de  ignorancia ,  fundamento  de  maldad  ,  ligadura  de 
corrupción  ,  velo  opaco,  muerte  viva  ,  cadáver  sensitivo, 
sepulcro  portátil  ,  y  ladrón  de  casa  ,  que  mientras  hala- 
ga aborrece  ,  y  mientras  aborrece  envidia.  De  esta  con- 
dición es  la  casa  que  tiaemos  con   nosotros  mismos.  Él 
nos  lleva  tras  sí  ,  porque  no  veamos  el  decoro  de  la  ver- 
dad. Él  embota  la  vista  de  los  sentidos  exteriores ,  y  la 
ciega,  y  con  la  materia  pesada  los  ahoga,  embriágalos 
con  abominables  defectos  >  porque  nunca  oy gamos ,  ni 

vea- 


244 

veamos  aquellas  cosas  que  se  deben  oír  y  mirar.  Pe- 
ro Agustino  en  la  Epístola  14  dice :  Confieso  que  te-- 
nemos  nacida  con  el  alma  caridad  de  nuestro  cuerpo; 
confieso  ,  que  tenemos  á  cargo  su  tutela  5  no  niego  que 
se  le  ha  de  perdonar  5  pero  niego  que  se  le  ha  de  ser- 
vir ,  porque  servirá  á  muchos  quien  sirviere  al  cuerpo, 
porque  teme  por  e'i  mucho ,  quien  lo  atribuye  á  e'l  todo. 
Así  pues,  nos  hemos  de  gobernar ,  no  como  que  debamos 
vivir  por  el  cuerpo ,  sino  como  que  no  podemos  vivir  sin 
e'l.  El  demasiado  amor  suyo  nos  inquieta  ,  con  solicitud 
nos  carga  ,  y  con  afrentas  nos  aflige.  Ved  ,  pues  ,  si  sien* 
do  tal  el  cuerpo  ,  hago  conforme  á  toda  razón  ,  colgán- 
dome de  ver  á  mi  amigo  desnudo  de  e'i.  ¡  Ojalá  me  viera 
yo  ya  cerca  de  verme  sin  ropa  tan  áspera  y  prestada!  ¡Oh, 
cómo  será,  quanto  presta, mas  bien  venida  la  muerte!  Po- 
co lo  sentiríamos ,  si  usásemos  de  ella  como  de  cosa  age- 
na  ,  y  no  nos  ensoberveciesemos  con  la  posesión  ,  sonan- 
do propiedad, 

l  Quien  me  darás ,  dice  Séneca  ,  Epístola  1.  que  pon- 
ga algún  precio  al  tiempo  ,  que  estime  el  día  ,  que  en- 
tienda que  cada  día  se  muere  ?  En  esto  nos  engañamos, 
que  aguardamos  la  muerte  ,  estando  ya  pasada  por  no- 
sotros la  mayor  parte  de  ella.  Todo  lo tiene  la  muer- 
te 5  haz  ,  pues  ,  Lucilo  ,  lo  que  escribes  que  haces.  Abra* 
za  todas  las  horas ,  y  ansí  vendrá  á  ser  que  pierdas  me- 
nos del  dia  de  mañana  ,  si  aprovechas  el  de  hoy.  La  vi- 
da se  pasa  mientras  se  difiere.  Todas  las  cosas, mi  Lucilo, 
son  agenas ,  solo  el  tiempo  es  nuestro.  Y  en  la  Epísto- 
la 23  dice  :  Considera  si  aguijaras ,  y  corrieras  ,  quando 
amenazándote  viniera  á  tus  espaldas  el  enemigo.  Esto 
pues  te  sucede  ;  eres  seguido  y  alcanzado ;  escápate,  pon- 
te en  salvo  ,  y  desde  allí  considera  ,  quán  hermosa  cosa 
es  acabar  la  vida  antes  que  venga  la  muerte.  No  es  según 
esto  bueno  el  vivir  ,  sino  el  vivir  bien.  Por  lo  qual  el  sa- 
bio 


243 
bio  vive  quanto  debe  ,  y  no  quanto  puede.  Y  pues  es 
mas  humana  cosa  considerar  la  vida  ,  que  llorarla  de  pa- 
recer de  Séneca  ,  y  yo  quiero  del  mió  hacerlo  así ,  pues 
por  breve  no  se  puede  ,  que  nosotros  breve  la  hicimos, 
que  no  la  recibimos  ,  no  somos  de  ella  pobres  ,  sino  lar- 
gos. Y  el  Eclesiástico  dice  ,  no  solo  que  no  se  llore  el  di- 
funto 5  pero  en  el  capir.  12  afirma  ,  que  es  mejor  el  dia 
de  la  muerte  ,  que  el  del  nacimiento  >  y  Job  dice  ,  que 
descansará  en  la  tierra  con  los  Cónsules  y  Reyes  5  y  mas 
adelante  en  el  1  cap.  dice,  que  á  los  tristes  les  es  lo  mismo 
hallar  el  sepulcro  abierto ,  que  á  los  que  caban  por  ri- 
quezas hallar  el  tesoro.  Piaton  dice  ,  que  es  absurdo  llo- 
rar el  hijo  ,  ó  criado  que  se  muere  ■>  porque  ,  como  dice 
Salustio  ,  para  decir  que  uno  murió  ,  pagó  lo  que  debía 
á  la  naturaleza.  Y  como  dice  Lucrecio  lib.  3  ,  si  hablara 
la  naturaleza,  yo  pienso  que  reprehendierais!  á  los  hom- 
bres :  ¿  por  que' ,  mortal  ,  con  tantos  extremos  tiemblas, 
temes  ,  y  lloras  la  muerte  ?  Porque  si  la  vida  pasada  te 
fue  dulce  y  agradable  ,  y  no  te  sucedió  desgracia  ningu- 
na j  ¿  por  que'  harto  de  vida  ,  convidado  de  ella  ,  no  te 
apartas  de  buena  gana  ,  y  con  ánimo  igual  no  admites  la 
quietud  ?  Pero  si  todo  te  fue  azares  ,  desdichas  y  traba- 
jos j  ¿  por  que'  quieres  añadir  mas  ?  Así  que  alegre  ha  de 
morir  el  dichoso  como  el  desdichado  5  aque'l  harto  y  con- 
tento de  que  acabó  sin  azar,  y  el  otro  que  acabó  ios  que 
tenia. 

Demás  de  esto ,  no  es  mi  amigo  este  que  llevan  con 
triste  pompa  á  depositar  en  la  tierra.  Este  es  el  cuerpo  que 
desechó  ;  que  mi  amigo  por  la  eternidad  se  pasea.  Y  así 
entendió  esto  Platón  ,  quando  dixo  en  el  12  de  las  Le- 
yes ;  el  hombre  no  es  otra  cosa  que  el  alma  misma  ,  que 
el  cuerpo  ^iga  al  hombre  como  cosa  imaginaria  ,  de  nada 
ha  de  cuidar  un  hombre  menos  que  del  sepulcro.  ¿  Que' 
piensa  el  que  suntuosamente  le  adorna  ,  y  toda  la  vida 

li  an- 


244 

anda  solicito  de  su  entierro?  ¿Por  ventura  no  de  la  mis- 
ma suerte  descansa  en  muda  piedra  el  no  conocido  que 
siete  pies  ocupa  ,  que  el  que  está  detrás  de  bultos  y  epi- 
tafios ,  y  el  plebeyo  que  fertiliza  con  su  corrupción  la 
yerba  que  piadosa  le  cubre  ?  Aquí  llevan  lo  que  mas  le 
importó  dexar  á  Don  Diego  para  ser.  ¿Pues  por  que'  si  yo 
entiendo  así  estas  cosas  ,  y  ellas  son  así ,  no  he  de  mos- 
trar alegria  del  buen  suceso  de  mi  amigo  ?  Que  infalible- 
mente tiene  falta  de  fe ,  quien  sabiendo  que  el  alma  es 
inmortal,  y  que  el  hombre  perfecto  es  el  alma  ,  no  tiene 
contento  de  verla  sin  embarazo  nacer  a  la  eterna  vida  en 
el  divorcio  que  hace  con  el  cuerpo.  No  solo  me  pesa  de 
que  muriese  mi  amigo ,  mas  alzando  la  voz  mas ,  así  le 
dixe  á  Dios : 

Señor  ,  si  piadoso  ordenas  favorecer  mis  deseos ,  pues 
criaste  para  tí  mi  alma  á  tu  imagen  y  semejanza  ,  y  des- 
pués contigo  mismo  la  reparaste ,  desátala  de  estas  liga- 
duras ,  donde  en  república  mortal  se  ve  sujeta  á  leyes  de 
apetitos  desordenados.  Basta,  Señor,  el  tiempo,  que  ciega 
con  la  nube  del  cuerpo  ,  vaga  y  errante  ,  es  forzada  i 
obedecer  alvedrios  tiranos.  Desnúdame  ,  Señor ,  de  estas 
prisiones  ,  y  apresura  el  dia  ,  en  que  siendo  el  postrero, 
solo  temeré'  la  cuenta  ,  y  en  ella  lo  mucho  que  descuida- 
do y  perezoso  he  de  dar  que  suplir  á  tu  sangre,  tanto 
mas  malo ,  quanto  mas  necesidad  tuviere  de  tu  mayor 
misericordia.  No  ande  mas  tiempo  tu  imagen  mal  acom- 
pañada $  que  si  por  destierro  está  en  el  cuerpo  ,  ya  ha  si- 
do largo  el  castigo.  Y  yo  os  prometo  Señor  ,  que  de  aquí 
allá  no  ha  de  haber  alegria  en  mi  corazón ,  pues  solo 
pienso  admitir  con  el  postrer  plazo.  j 

Así  acabe  mi  oración  ,  señor  Don  Antonio*  Y  des* 
pues  acá  todo  el  tiempo  que  vivo  es  en  confianza  de  que 
no  dexará  Dios  de  oirme  :  pues  como  el  Profeta  puedo 
decir,  que  clamo  á  el  desde  el  profundo >  y  el,  como  di^ 

ce 


245 

ce  David  en  el  Salmo  162  ,  se  dolerá.  Porque  como  se 
lastima  el  padre  de  los  hijos,  así  Dios  de  los  que  le  temen, 
porque  e'l  conoció  la  favila  de  que  somos  compueitos  >  y 
porque  se  acordó  que  somos  polvo  ,  florecerá  el  hombre 
como  la  flor  del  campo ,  y  serán  Como  el  heno  sus  dias. 
Mas  lo  encareció  Job,  que  dixo  que  eran  nada.  Y  apre- 
tándolo mas,  y  tratando  de  las  horas  dixo  un  Griego, 
que  una  misma  hora  era  madre  y  madrasta.  Y  al  fin  todo 
es  mudanza  j  y  de  que  vMmos,  'poco  es  vida,  que  lo  mas 
es  tiempo  que. nos  lleva  tras  sí.  Y  por  eso  la  Iglesia  la 
postrer  palabra  que  nos  dice  es  ,  que  descansemos  en  paz, 
por  ser  cosa  que  en  sola  la  muerte  la  podemos  hacer. 

Esto  escribo  á  vm.  señor  Don  Antonio,  para  que  con 
igual  ánimo  despreciando  los  miedos  de  la  muerte  amiga, 
los  pase  á  ios  trabajos  del  vivir  ,  y  filósofo  no  dexe  ven- 
cer ,  ni  doblar  el  espíritu  de  la  opinión  común  y  espan- 
tosa. 


II  2  DE- 


?  4# 
DECLAMACIÓN  DE  JESU-CHRISTO 

Hijo  de  Dios,  i  su -Eterno  Padre  en 'el  Huerto  -r    á 

quien  consuela  enviado  por  el  Eterno  Padre 

un  Ángel. 


T  HE  M  A: 

:.;    ■  í  í        -. 

Tune  venit  Jesús  eumillh  in  villam-,  qua  dicitur  Gethsemaniy 

&  dixit  D'isctpulls  suís.  Sédete  bky  doñee  vadam  illuc  7  & 

r,Qrem.  Math.  26,  Luc. .22.  Marc.  14.  Joan  28, 

V  S¿*R  T  R  1  o  T   A  " 

3  '     ¡ 

DOiV  FRJNCISCO  DE  QUEFÉDO 

T    VILLEGAS, 

CABALLERO  DE  LA  ORDEN  DE  SAN  JACOBO. 

Sub  Corre&ione  San&te  Catholicae  Romana?  'Eccksite» 

ANTIDOTO. 


OR  haber  Martin  Luthero,  veneno  de  estos  tiem- 
pos,, y  peste  nacida  en  Saxonia  ,  y  sus  sequaces  los  An- 
timarianitas  ,  profanado  esta  tristeza.de  Christo  en  aque- 
llas palabras  :  Si  possibile  est ,  transe at  a  me  calix  iste  :  juz- 
go forzoso  el  declarar,  como  en  buena  Teología  ,  temien- 
do la  muerte ,  no  la  rehusó.  Hay  volltio  absoluta ,  y  con- 
dltianata  :  te'rminos  son  escolásticos.  Como  si  dixesemos: 
Querer  absoluto  y  condicionado,  que  compadeciéndose 
con  e'i,  puede  ser  capaz  de  tristeza  y  sentimiento.  No  de 
ptra  suerte  que  el  Mercadex  c|ue  no  puede  rescatar  el  ba- 
jee! 


247 

xel ,  y  su  vida  de  la  Gorrasca  ,  sino  es  arrojando  al  mar 

su  hacienda,  la  arroja  cum  volitione  absoluta,  por  salvarse, 
y  en  la  misma  acción  y  tiempo  cum  volitione  conditionata 
quisiera  no  perder  su  tesoro.  Así  en  Christo  habia  abso- 
luta voluntad  de  recibir  la  muerte ,  la  qual  pronunció  con 
aquellas  palabras  :  fiat  voluntas  tua,  y  juntamente  la  no- 
lición condieional  que  se  oyó  en  estas  :  Si  possibile  est^ 
tratiseat  a  me  calix  iste. 


J 


CONSIDERACIÓN        LITERAL. 


Esu-Christo,  que  quando  se  apartó  de  sus  Discípulos 
para  orar  ,  les  mandó  que  velasen  ,  oró  tres  veces,  y  tres 
veces  volvió  á  reconocerlos ,  y  los  halló  durmiendo  ,  y 
en  Pedro  solo  ,  como  en  la  cabeza  ,  reprehendió  el  sueño 
de  los  demás  ;  y  habiendo  ya  concluido  con  su  Padre  la 
execucion  de  su  muerte  ,  les  dixo  :  Dormite  jam  ,  ¿c*  re- 
quiescite.  Ecce  appropinquavit  hora  >  &  filius  hominis  trade- 
tur  in  manus  peccatorum.  Dándoles  á  entender  ,  que  sola 
su  muerte  íes  puede  guardar  el  sueño  ,  y  sola  su  pasión 
el  descanso.  Quando  les  dixo  dormid  ya  ,  y  descansad, 
no  lo  dixo  porque  durmiesen  >  pues  consecutivamente 
añade  ,  surgite  ,  eamus  5  ecce  appropinquavit  qui  me  tradet. 
El  sentido  de  aquellas  palabras  dormite  jam ,  con  las  mis- 
mas lo  declara  el  modo  de  hablar  Español  5  que  quando 
á  alguno  que  estaba  cuidadoso  queremos  asegurarle  de 
su  temor  ,  decimos  ,  que  ya  puede  echarse  á  dormir.  Ya 
habia  despejado  de  su  humanidad,  con  haber  concluido 
el  despacho  de  su  muerte ,  la  agonía  y  la  tristeza.  Ya 
estaba  alegre  ,  pues  no  solo  aguardaba  al  que  le  viene  á 
entregar  ,  y  á  los  que  le  han  de  prender  ,  antes  con  al-, 
borozo  se  dá  prisa  á  saurios  á  recibir.  Esto  fue  cumplir 
su  palabra.  Antes  de  apartarse  de  ellos  para  orar  les  di- 
xo :  Tristis  est  anima  mea  usqus  ad  morUm.  No  dixo  que 

la 


\ 


248" 

la  muerte  ,  ní  el  morir  entristecían  su  alma ;  sino  que 
s,u  alma  estaba  triste  hasta  la  muerte.  Como  si  dixera, 
que  la  amaba  tanto  ,  que  hasta  verse  en  ella  estaría  tris- 
te. Por  eso ,  en  concluyendo  este  tratado  con  el  Padre, 
cesó  la  congoja.  Mas  pues  estaba  determinado  ab  aterno 
que  habia  de  encarnar,  y  morir  como  hombre  ,  ¿que'  pu- 
do añadir  al  decreto  eterno  la  consulta  del  Huerto?  No 
la  resolución  ,  que  como  Dios  con  el  Padre  habia  acepta-; 
do  '■>  sino  las  circunstancias  ,  que  ya  como  verdadero 
hombre  calificasen  por  suya  la  obediencia  ,  testificando 
las  ansias  la  humana  naturakza.Y  para  que  como  la  divi- 
na obró  tan  prodigiosa  maravilla  en  tomar  carne  huma- 
na, la  humanidad  ,  temiendo  ,  como  mortal ,  por  sí ,  y 
por  su  madre  ,  no  solo  muerte ,  sino  la  mas  afrentosa, 
salíendola  á  recibir,  hiciese  como  en  competencia  tan  mi- 
lagrosa hazaña.  Resucitar  muertos  5  perdonar  pecados; 
dar  vista  á  los  ojos  que  la  habian  perdido  ,  y  á  los  que 
nacieron  sin  ella ;  dar  salud  con  sola  una  palabra  ;  ser 
medicina  el  ta&o  del  ruedo  de  su  túnica  ;  multiplicar  cin- 
co panes  en  trox  copiosa  ,  y  dos  peces  en  abundante  pes- 
quería ;  mandar  la  quietud  á  las  borrascas  ,  y  la  calma  al 
viento  ;  pasear  sublime  las  hondas  del  mar  liquidas  ;  des- 
alojar los  espíritus  inmundos  con  la  voz  de  los  hospeda- 
ges  de  los  cuerpos  que  tiranizaban  ;  ayunar  quarenta 
dias  sin  que  la  muerte  ,  que  naturalmente  se  sigue  á  los 
siete  ,  se  le  acercase  por  la  falta  del  alimento  >  hacer  que 
con  el  agua  buelta  en  vino  las  hidras  fuesen  lagares ;  des- 
coger la  luz  gloriosa  ,  que  tenia  doblada  en  su  humani- 
dad ,  y  transfigurarse  ,  y  traer  para  testigos  del  Paraíso 
á  Elias  ,  del  Seno  de  Abraham  á  Moysen  ;  hacer  que  un 
Ángel  descienda  visible^  por  Embajador  de  su  Nacimien- 
to á  los  Pastores ;  hacer  que  flamante  parto  del  Cielo  se 
estrene  una  Estrella  en  el  oficio  de  condu&ora  ,  atrayen- 
do tres  Reyes  del  Oriente  á  un  pesebre :  son  obras ,  que 

des- 


desde  que  nació  hasta  este  día  le  manifestaban  Dios ,  y  le 
disimulaban  hombre.  Y  fue  menester  para  que  le  creye- 
sen hombre  ,  como  Dios ,  no  solo  que  muriese  ,  pues  ha- 
bía de  resucitar .j  sino  que,  aunque  habia  de  resucitar, 
temiese  el  morir.  Convino  ,  que  ya  que  como  hijo  de  su 
Padre  habia  de  resucitar ,  como  hijo  de  su  Madre  murie- 
se :  y  que  como  habia  de  subir  á  él  glorioso  ,  de  ella  se 
aparte  triste.  Fue  halago  de  Dios  ,  y  cortesía  de  Dios 
hombre,  con  el  miedo  de  su  muerte,  agradecerla  el  que 
tuvo  al  concebirle ;  y  misteriosa  correspondencia  ,  que 
como  á  su  Madre  le  quitó  aquel  miedo  un  Ángel,  otro 
le  quitase  e'ste ,  que  en  su  hijo  era  agradecimiento  de 
aque'l. 

Escogió  Christo  entre  todos  sus  Discípulos  á  Pedro, 
Jacobo  y  Juan  para  la  transfiguración  en  el  Tabor  ,  y 
á  los  mismos  tres  para  la  agonía  en  el  Monte  Olívete.  No 
á  los  dos  por  primos  ,  ni  á  Juan  por  querido  5  que  no  se 
gobernaba  por  la  carne  y  la  sangre  ,  sino  por  la  voluntad 
de  su  Padre.  Hoy  dio  la  propia  de  sus  venas  ,  y  su  cuer- 
po en  manjar  y  bebida  á  los  que  han  de  huir,  al  que  le  ha 
de  dudar  ,  al  que  ha  de  negarle  ,  y  al  que  le  está  ven- 
diendo j  y  ahora  en  sudor  la  dá  á  la  tierra  ,  no  para  que 
clame  como  la  de  Abel ,  sino  para  acallarla  del  clamor 
antiguo.  Grande  misterio  tuvo  llevar  á  los  tres  á  dos  ac- 
ciones tan  diferentes.  En  la  primera  ,  como  estaba  tan  cer- 
ca de  cumplir  el  testamento  viejo ,  truxo  á  Moysen  ,  y  á 
Elias  ,  que  le  representaban  ,  para  enviarlos  ,  como  dice 
Tertuliano  ,  expuntfos  officio  despedidos.  Y  llevó  á  Pedro, 
Juan  y  Jacobo  para  que  viesen  las  ventajas  que  los  Mi- 
nistros del  nuevo  testamento  los  habían  de  hacer  ,  en  to- 
do lo  que  habían  sido  maravillosos.  Pues  si  á  Elias  se  le 
habia  dado  poder  para  cerrar  el  Cielo  por  tiempo  corto, 
á  Pedro  se  le  habia  dado  con  las  llaves  de  el  para  abrirle 
y  cerrarle  mientras  durare  la  vida  del  mundo.  Si  á  Moy- 
sen 


2)2 

sen  le  fué  revelado  el  decir :  In  principio  Deas  creavit  Coelum 
$*  terram>  y  como  fue  hecho  hombre  Adán;  á  Juan  le  fue 
revelado  el  poder  decir  :  ln  principio  erat  verbum  ,  $*  ve r- 
hum  erat  apud  Deum  ,  y  toda  la  inefable  generación  divi- 
na ,  y  como  fue  hecho  Dios  hombre  ,  diciendo  :  Et  ver- 
bum caro  faElumest.  Misterio  que  como  Águila  supo  des- 
cifrar de  la  voz  del  Padre  quando  dixo  :  Hic  est  filius  meus 
dileSlus  ,  ipsum  audite.  Que  fue  decir  era  su  palabra ,  pues 
es  la  que  se  oye.  Si  la  sepultura  de  Moysen  se  ignora,  no 
Ja  muerte  :  y  la  de  Juan  no  se  sabe.  Si  Elias  obró  mila- 
gros ,  y  dio  muerte  á  aquellos  Profetas;  Jacobo  ha  de- 
gollado1 mas  exercitos  que  él  acabó  personas.  Si  subió  en 
un  carro  de  fuego  al  Paraíso  ;  el  baxa  del  Cielo  como  hi- 
jo del  trueno  á  caballo  en  un  rayo.  Luego  truxo  á  los 
dos  para  despedirlos  con  la  voz  del  Padre,  que  dixo,  que 
ya  no  habia  que  oir  sino  á  su  hijo;  y  el  con  la  suya  los 
honró  ,  desempeñándolos  en  lo  que  de  el  habian  dicho, 
y  leshabian  oido,  quando  dixo  :  consummatum  est,  todo  se 
ha  cumplido.  Y  parece  que  con  elios  hablaba  de  esto; 
pues  loqiiebantur  de  excesu.  Llevó  á  los  tres  para  que  vie- 
sen á  quie'nes  succedian  en  los  misterios  de  la  ley  de  Gra- 
cia ;  y  para  que  en  el  muerto,  y  en  el  vivo  viesen  era  Se- 
ñor de  la  vida  y  de  la  muerte  >  y  en  la  luz  que  bañó  su 
cuerpo ,  la  muestra  de  las  galas ,  que  para  su  resurrec- 
ción guardaba  á  su  humanidad.  Y  como  estaba  tan  veci- 
no á  legalizar  su  nuevo  testamento  con  su  sangre,  que 
le  fue  rúbrica  ,  los  truxo  para  testigos  del  que  cierra,  por- 
que lo  fueron  del  que  trató  de  cumplir  con  los  ministro$ 
de  el :  y  por  enseñarnos ,  que  si  los  prefirió  en  llevarlos 
consigo  al  monte  ,  donde  vieron  su  gloria,  no  los  reserva 
de  e'ste  donde  vieron  y  oyeron  su  agonía  y  tristeza ;  don- 
de sudó  sangre  no  de  congoja  de  verterla  ,  sino  de  que 
habia  de  haber  hombres ,  que  llovie'ndola  el  para  el  re- 
medio de  todos ,  habian  de  pedir  á  voces , .  que  para  su 

con- 


2f3 

condenación  lloviese  sobre  ellos ,  y  sobre  sus  hijos.  San 

Agustín  en  el  Salm.  140  sobre  el  cap.  22  de  san  Lucas 
dice  :  Oravit  Jesús  inventa  oratione  ,  <&  sudavit  sanguinem. 
Quid  est  de  toto  corpore  sanguinls  eftuxio  ,  nisi  de  tota  Ec- 
clesia  Martirum  passio2.  ¡  O  agonía  magnánima  !  j  Ó  triste- 
za generosísima  !  Quiere  Christo  que  toda  la  Iglesia  ,  y 
los  Mártires  deban  á  su  sangre  la  que  han  de  verter  por 
e'l.  Tanto  los  ama  ,  que  se  adelanta  á  sudar  los  trabajos 
que  han  de  padecer.  Eficacísima  dignidad  de  martirio, 
que  saque  primero  sangre  de  Christo  ,  que  de  los  Márti- 
res. Padecer  porque  padezcan  ,  es  premiar  al  martirio  an- 
tes que  al  Mártir  ,  para  que  el  Mártir  sea  sagrado  pre- 
mio del  martirio, 


Declama  Christo  a  su  eterno  Padre, 


o 


Eterno  y  soberano  Padre  ,  de  quien  siendo  uníge-¿ 
nito  Hijo  ,  no  puedo  ser  succesor  ,  porque  la  unidad  de 
la  esencia,  no  admite  antes  ni  después.  ¡Ó  Monarca  Omni- 
potente ,  cuya  Magestad  es  tan  incomparable ,   que  la. 
grandeza  de  tu  Hijo  es  no  necesitar  de  heredar  tu  reyno 
para  reynar!  Tú  ,  que  mandaste  que  me  oyesen  quando 
en  el  Tabór  permití,  que  por  los  nublados  de  la  humani- 
dad amaneciese  mi  gloria ,  oye  ,  ó  soberano  Padre  ,  de 
tu  palabra  las  palabras.  Ya  las  Hebdómadas  traen  mi  ho  - 
ra  ;  que  mi  obediencia  solo  ha  contado  por  mia  la  de  mí 
muerte.  Ya  las  promesas  de  los  Profetas  se  desempeñan, 
los  deseos  de  los  Padres  descansan  ,  los  yermos  del  Cielo 
aguardan  habitación  ,  la  vida  gloría  ,  resurrección  la 
muerte  ,  muerte  el  pecado  y  la  muerte  con  la  mía.  Véase, 
que  en  no  perdonar  al  propio  hijo ,  el  amago  fue  de 
Abrahan  ,  y  el  golpe  tuyo.  Ya  estoy  en  la  estacada  con- 
trapuesto á  Adán  para  su  remedio  ,  solo  conformes  en  el 

Kk  si- 


254 

sitio.  Yo  en  el  Huerto  :  el  en  el  Paraíso.  £1  puesto  en  hon- 
ra ,  yo  en  agonía.  Él  duerme  y  su  compañía  vela  ;  la  mía 
duerme  ,  y  velo  yo.  A  el  le  dan  fruto  suave  y  hermoso  á 
la  vista  que  coma  j  á  mí  cáliz  amargo  que  beba.  Él  quiso 
ser  como  uno  de  nosotros ;  por  eso  en  mí  uno  de  nosotros 
baxó  á  ser  como  el.  Adán  echó  la  culpa  á  la  muger  5  yo 
en  mi  Madre  aparte'  de  la  muger  la  culpa  ,  por  disculpar- 
le. Á  esto  baxe  del  Cielo  á  la  tierra.  Y  en  esta  obra  ya 
son  pocos  ,  mas  dolorosos  ,  los   pasos  que  me  faltan  por 
dar.  Desde  antes  que  desdoblases  por  los  espacios  vacíos 
esos  volúmenes  del  Cielo  ,  y  que  encendiese  tu  voluntad 
la  hoguera  del  dia  en  el  Sol ,  y  la  llama  de  la  Luna  ,  y^ 
las  centellas  de  los  astros  para  contradecir  las  tinieblas: 
quando  yo  estaba  componiéndolo  todo  ,  y  la  nada  aún 
no  era  antecesora  del  Universo,  y  tú  eras  huésped  y  nos- 
pedage  de  tí  mismo  ,  ni  en  soledad  por  las  personas, 
ni  en  multitud  diferente  por  la  unidad  5  y  en  el  princi- 
pio ,  que  nunca  empezó  ,  porque  siempre  fue  :  supe  esta 
jornada  mia  ,  y  los  sucesos  de  ella  ;  la  costa  que  habia  de 
tener  mi  paciencia  y  mi  sangre  5  los  autores  de  mis  tor- 
mentos; los  cómplices  en  mis  afrentas  y  muerte,  y  quan- 
tos  del  precio  de  su  rescate  harán  rematado  cautiverio. 
Siempre  supe  lo  que  siempre  será.  No  siento  el  padecer, 
que  es  á  lo  que  vine  ,  pues  sentí  que  Pedro  me  disuadie- 
se el  padecer.  El  verdadero  cuerpo  mió,  hasta  en  el  te- 
mor natural  se  muestra  verdadero  ,  y  á  mí  verdadero 
hombre  ,  contra  los  que  ciegos  no  han  de  querer  permi- 
tirme ,  confesándome  Dios ,  que  sea  lo  que  busque.  An- 
tes es  esto  Sacramento,  que  miedo.  Mi  causa  hace  el  cuer- 
po con  su  congoja  ,  y  yo  la  de  mi  cuerpo  con  la  mia.  Co- 
mo hombre  tengo  madre  ,  que  tú  me  escogiste  ,  que  el 
Espíritu  Santo  me  dispuso ,  prenda  de  tu  elección  ,  de- 
pósito de  todos  tus  dones  ,  criatura  de  quien  lo  fue  su 
Criador  5   y  tal ,  qué  he  menester  caudal  de  Dios  para 

ser- 


255 

serla  agradecido  como  hombre.  Hálleme  con  mi  Madre 
en  la  comida  de  las  bodas  de  Cana  ,  donde  hizo  la  prime- 
ra intercesión  7  y  obre  el  primer  milagro,  Dixome  que  no 
tenían  vino ,  Cantic.  i  ,  quando  yo  la  estaba  diciendo; 
Mejores  que  vino  son  tus  pechos.  Allí  volví  la  agua  en  vino, 
y  la  dixe  ,  que  no  era  llegada  mi  hora  ,  en  la  qual  habia 
de  volver  en  mi  sangre  el  vino ;  lo  que  he  hecho  en  la 
cena.  A  aquella  terneza  de  mi  amor  no  la  convide' ,  por- 
que no  viese  que  el  cuerpo  que  me  dio,  y  la  sangre  de 
sus  entrañas  \  eran  manjar  y  bebida  del  traydor  Discípu- 
lo que  me  ha  vendido  7  y  viene  á  entregarme.  No  quise 
que  en  su  presencia  en  aquel  corazón  sacrilego  tras  mí 
cuerpo  entrase  Satanás.  Quise  que  la  permisión  mia  y 
tuya  guardasen  el  decoro  á  la  muger  que  enmendó  á 
Eva.  Si  tras  el  bocado  ,  que  ella  dio  á  Adán  ,  se  apoderó 
el  demonio  de  el  por  el  pecado ,  y  dando  yo  otro  á  Ju- 
das ,  se  apoderó  de  e'i  ;  no  convenia  estuviese  presente  la 
que  volvió  en  salutación  el  nombre  de  la  que  induxo  la 
culpa.  Ya  Padre ,  viene  por  caudillo  de  los  soldados  el 
hijo  de  perdición  á  prenderme.  JE1  precio  de  los  treinta 
dineros  es  ajustado  á  la  Profecía  ,  no  á  mi  valor.  Tanto 
me  desprecia  quien  no  dá  mas  por  mí ,  como  quien  me 
dá  por  ellos.  Empezando  en  su  beso  las  afrentas  de  mí 
rostro  y  no  extrañará  las  salivas  y  el  bofetón  ;  nías  igno- 
miniosa será  esta  caricia  que  aquellos  oprobios.  Mas  sen- 
tire  el  ta&o  de  sus  dos  labios,  que  la  batería  de  cinco  mil 
azotes.  Sea  preferido  en  el  privilegio  de  la  Pascua  á  tu 
hijo  un  mal  hechor.  Sea  clavado  en  la  Cruz  entre  dos  la- 
drones. Si  el  uno  me  sigue  ,  el  otro  me  desprecie  por 
compañero.  Conviene  á  tu  justicia  7  que  se  sepa  quánto 
vale  morir  á  mi  lado ,  y  que  se  tema  ,  que  es  posible 
condenarse  quien  á  mi  lado  muere.  Sálvese  un  ladrón, 
porque  dice  que  me  acuerde  de  e'l.  Ahorqúese  un  Discí- 
pulo ,  porque  se  olvida  de  mí.  Desconoceráme  en  las  ma- 

Kk  2  ra* 


%%6 

ravillas  el  Apóstol  i  y  coñoceráme  Rey  clavado  en  un 
madero  el  Ladrón.  Conózcase ,  que  el  que  mira  con  tu 
gracia  tiene  vista  ,  y  el  que  con  su  codicia  ceguera.  Ar- 
rojará el  precio  de  mi  sangre  el  que  me  vende  5  y  será 
condenación  suya  el  que  es  rescate  de  todos.  Porque  se 
vea  ,  que  para  condenarse  es  menester  arrojar  ,  y  despo-, 
seerse  del  precio  de  mi  sangre.  Lavaráse  Pilatos  las  ma- 
nos de  haberla  entregado  á  los  Judios ,  y  no  lavará  con 
ella  la  culpa  de  condenarla.  Enseñen  al  mundo  los  tesoros 
de  su  sabiduría  mis  tormentos.  Pronuncien  tus  misterios 
con  sangre  mis  hedidas.  Este  sentimiento  le  tiene  el  cuer- 
po como  humano  ;  empero  la  agonía  que  ahora  delante 
de  tí  me  derriba  en  tierra,  es  de  mi  alma  por  mi  cuerpo.: 
Obedecerte  ,  y  amar  á  la  Madre  que  me  escogiste  ,  es  ser 
tu  hijo  y  suyo.  En  el  relicario  de  su  vientre  recibí  esta 
carne  suya,  de  que  se  vistió  tu  palabra.  La  sangre  de  mis 
yenas  dádiva  fue  de  sus  purísimas  entrañas.  ¡  O  Padre  to- 
do poderoso  !  ¿  Ella  misma  ha  de  ver  esta  humanidad  que 
recibí  de  ella  hartando  de  venganza  á  los  Judios?  ¿  He- 
cha escándalo  de  las  gentes?  ¿Acobardando el  amor  de  los 
mas  de  mis  Discípulos?  ¿No  solo  desconocida  ,  sino  ras- 
gada, y  tan  copiosamente  cruenta  ?  ¿  Que'  yo  ,  hijo  tuyo, 
seré  el  martirio  de  mi  Madre  ?  ¿  Yo  crucificado  en  la 
Cruz  la  crucificare  en  mí?  ¿Espirare  yo  á  sus  ojos ,  quan- 
do  amándome  mas  que  todas  las  madres  á  su  hijos  ,  no 
morirá  de  dolor  ,  porque  mi  muerte  ,  que  solo  es  para 
dar  vida  ,  aún  de  lástima  no  puede  dar  muerte  ?  ¿  Oirá- 
me  clamar  á  tí  que  eres  mi  Padre  ,  que  por  que  me  desam- 
paraste ,  quando   ella  no  me  desampara  ?  ¿  Obligaráme 
la  terneza  á   llamarla  muger  ,  porque  la   sequedad  pia- 
dosa   mitigue    el    sentimiento    debido    al    nombre    de 
Madre  ?  ¿  Trocaréla   en  las  palabras  el  hijo  con  el  Dis- 
cípulo querido ,  porque  en   la  substitución   se  divierta 
la  pena?  ¿Correrán  igualmente  lagrimas  de  sus  ojos  y  san- 
gre 


257 
gre  de  mis  venas?  ¿  Veráme  con  la  hiél  en  la  boca  la  pa- 
loma sin  la  hiél ,  y  tendrála  en  el  corazón?  ¿No  la  bebe- 
re  yo,  y  beberála  ella?  Mas  larga  ha  sido  la  Pasión  de  mi 
Madre  que  la  mia.  No  ha  tenido  gozo  en  que  no  padez- 
ca. El  primero  fue  la  embajada  que  de  tu  parte  le  dio  el 
Ángel  para  concebirme  ;  temió  ,  y  turbóse.  No  tuvo  do- 
lores en  el  parto?  mas  no  tuvo  en  que  envolverme  ,  ni 
donde  abrigarme.   Vióse  Madre  mia  ,  mas  vióme  en  un 
pesebre.  Vióse  entre  los  pastores  que  me  adoraban  ,  mas 
Vióse  entre  dos  bestias.  Despachaste  una  estrella  que  fue 
conocida  por  tuya  ,  al  Oriente  ,  que  le  llevase  nuevas  de 
mejor  Sol  ,  y  de  Aurora  mas  esclarecida  ,  para  que  tru- 
xese  sus  Reyes  de  los  palacios  á  ser  vasallos  en  un  portal. 
Vio  en  las  ruinas  de  aquel  edificio  arrodilladas  las  Ma- 
gestades ,  y  ofrecidos  el  oro  ,  el  incienso  y  la  mirra  ,  mis- 
teriosos emblemas  del  precio  de  la  incorruptibilidad  y 
fragancia.  Truxeron  los  tesoros  los  tres  Reyes :  mas  con 
ellos  la  persecución  de  otro  Rey  que  buscó  mi  garganta 
entre  los  cuellos  de  los  niños  ;  cuyas  cabezas  por  mí  antes 
tuvieron  heridas,  que  cabello  ;  que  apenas  habían  conver- 
tido la  leche  que  mamaban  ,  en  la  sangre  que  por  mi  der- 
ramaron. Huyó  á  Egipto  amonestada  del  AngeL  Agra- 
dóla el  Cántico  de  Simeón  ;  empero  hirióla  el  cuchillo 
que  me  circuncidaba.  Grande  gozo  sintió  en  mi  compa- 
ñía ,  teniendo  mi  niñez  en  su  tutela ;  mas  perdióme  en 
el  templo.  Consolóse  con  hallarme 5  mas  dila  que  pensar, 
diciendo ,  que  yo  había  de  asistir  á  cumplir  tus  órdenes; 
en  que  la  notifique  forzosa  soledad  de  mí.  Empezaron  los 
años  del  oficio  de  Redentor  para  la  predicación  ,  y  ense- 
ñanza; y  respondí  al  ministerio,  antes  que  á  la  Madre,  Apar- 
teme  de  su  amor  ,  que  me  buscaba  ,  por  seguir  el  aborre- 
cimiento que  me  huía.  Retire'  las  ternezas  de  Hijo,  en  se- 
veridades de  Maestro.  ¿Pues  cómo  ,  ó  Padre  ,  que  en  tí 
mismo  me  engendraste  ,  la  Madre,  que  para  que  me  en- 

gen. 


258 

gendrase  hombre  ,   me  escogiste  ,   después  de  haber  pa- 
decido por  mí  tantas  pasiones  como  días  ,    padecerá  es- 
tos dias  mi  pasión?  Como  Dios ,  bien  se'  que  ha  de  ser; 
mas  siento  que-  haya  de  ser  como  Hijo,  Pido  que  ,  si  pue- 
de ser ,  pase  de  mí  este  cáliz  ,  sabiendo  que  no  ha  de  pa- 
sar, y  que  no  conviene  que  pase.  Porque  el  reusarle  en  la 
oración  cumpla  con  el  cariño,  como  el  beberle  con  la  obe- 
diencia. Esto  es  querer  morir  como  tu  Hijo ,  pareciendo 
hijo  de  mi  Madre,  Yo  que  soy  como  Hijo  tuyo  tu  enten- 
dimiento ,  y  por  eso  contigo  espiró  la  voluntad  ,  que  es 
el  Espíritu  Santo ;  como  segunda  persona  en  unidad  de 
esencia,  quiero  que  tu  voluntad  se  haga.  La  de  mi  hu- 
manidad ,  decente  es  que  la  oygas ,  pues  me  diste  la  que 
me  la  dio.  Mas  tormentos  padezco  en  saber  que  me  los 
verá  padecer  mi  Madre  ,  por  ella,  que  con  ellos,  Yo  te 
doy  gracias  poique ,  quando  decretaste,  que ,  siendo  Dios, 
baxase  á  ser  hombre  ,  fue  en  tal  criatura  ,  que  me  congo- 
jo de  dexar  aún  por  solos  tres  días  de  ser  hombre,  siendo 
Dios.  Esta  es  la  noche  de  los  dos  cálices  con  que  el  amor 
satisface  toda  su  sed.  El  que  he  dado  á  los  mios  ,  que  tú 
me  diste,  es  de  vida.  El  que  me  das  de  muerte.  Bebere'le, 
y  no  pasará  de  mí.  Mas  como  tu  cáliz  nunca  se  agota, 
pasará  por  mí  á  Juan  y  á  Diego  ,  á  quien  le  tengo  pro- 
metido. Por  eso  truxe  conmigo  á  los  que  han  de  beberle 
por  mí.  El  primero  Jacobo  }  Juan  el  último.  Duermen 
ellos ,  y  Pedro.  Saben  desde  la  borrasca,  que  si  yo  duer- 
mo ,  peligran  velando  ;  y  que  velando  yo  están  seguros 
durmiendo.  Todos  descansen ,  pues  yo  peno  por  todos. 
Bien  se'  que  mi  Madre  ,  que  es  huerto  cerrado  ,  quando 
me  cantaba  sus  amores  como  á  esposo ,  me  llamó  á  este 
Huerto,  diciendo  ,  Cantic,  cap.   5, :  Ven  querido  mió  á  tu 
Huerto  ,  y  come  el  fruto  de  tus  manzanas.  Este  cáliz  que 
bebo ,  es  el  .que  dieron.  Ya  estoy  en  e'l ,  purísima  Madre, 
esposa  toda  hermosísima.  Ya  vienen  los  soldados.  Ya  se 

des- 


259 

desnudan  las  cuchillas  ,  ya  rodean  de  lanzas  para  mi  pri- 
sión este  sitio.  Ves  aquí  el  lecho  de  Salomón.  Sesenta  fuertes 
de  los  mas  de  Israel  le  cercan  todos  con  armas  en  las  manos,  y 
doctísimos  en  hacer  guerra  cada  uno  con  su  espada  al  lado  por 
los  miedos  de  la  noche.  Presto  dirán  tus  lagrimas  lo  que  dixe- 
ron  tus  cantares,  (c.  5.)  Mi  alma  se  ha  derretido  luego  que  ha' 
bló  ,  busquéle ,  y  no  le  hallé  :  llámele  ,  y  no  me  respondió.  Y 
al  pie  de  la  Cruz  ,  recibiendo  en  tu  regazo  mi  cuerpo  di- 
funto ,  Cap.  8.  Tu  mano  estará  dehaxo  de  mi  cabeza  ,  y  tu 
mano  derecha  me  abrazará.  Y  antes  que  des  mi  cuerpo  un- 
gido con  tus  lagrimas  al  sepulcro.   Ponme  por  señal  sobre 
tu  corazón ,  y  sobre  tu  brazo  ,  Cap.  1.  en  el   primer  re- 
quiebro que  me  dixiste  ,  bien  recelabas  que  en  mi  rostro 
habia  de  haber   otro  beso  de  otra  boca  5  pues  cuida- 
dosamente pediste  el  de  la  mia.  Esme  tan  suave  por  de^ 
bida  esta   pena ,   que  sintiéndola  como   hijo  ,  la  cele- 
bran mis  gemidos  con  los  cantares  de  la  esposa  como 
amante. 

El  Ángel  conforta  á  Christo  de  parte  del  Eterno  Padre, 


T 


U  soberano  Padre,  Hijo  soberano  y  eterno,  que  man- 
dó que  en  el  Tabór  te  oyesen  ,  te  ha  oído  ;  y  tanto  como 
en  aquel  monte  se  agradó  de  tí  transfigurado  con  gloria, 
tanto,  desfigurado  con  la  agonía,  se  agrada  en  este.  Ha  he* 
cho  tu  oración  este  Huerto  teatro  de  tus  mayores  proezas. 
Háte  visto  luchar  con  el  amor  ,  cuya  fuerza  ,  siendo  Dios 
todopodesoso ,  dio  contigo  en  tierra.  Y  si  pudo  tanto  el 
que  tenias  al  hombre  que  pecó,  ¿quál  será  la  valentía  del 
que  tienes  á  tu  Madre,  en  quien  nunca  cupo  pecado?  Es- 
ta es  la  pasión  de  tu  alma.  Por  eso  precede  á  la  de  tu 
cuerpo.  Aquí  con  la  terneza  de  Hijo  te  padeces  á  tí  mismo, 
que  eres  infinito ,  con  las  congojas  de  tu  meditación  ena- 

mo- 


2  6  O 

morada,  que  hace  sumamente  con  el  contraste  decoroso, 
meritoria  la  obediencia.  Si  te  cuesta  tanto  Adán  ,  por 
quien  te  hiciste  hombre  j  tu  Madre ,  en  quien  fuiste  he- 
cho hombre  ,  debió  de  costarte  todas  estas  ¿ansias.  Quan- 
do de  cara  te  arrojaste  en  el  suelo  ,  todas  las  Jerarquías 
desearon  texerte  de  sí  mismas  alfombra  con  las  alas.  Tu 
omnipotente  Padre  nos  decía  :  Quando  en  el  principio 
del  mundo  dixe  ,  veis  que  Adán  es  hecho  como  uno  de 
nosotros,  misteriosamente  en  aquella  ironía  prometí ,  que 
uno  de  nosotros  sería  hecho  como  Adán.  Eche'  el  primer 
hombre  del  Paraíso,  y  puse  de  posta  á  su  puerta,  porque 
no  entrase  en  e'i ,  un  Serafín  con  espada  fulminante.  Esta 
cortará  de  manera  en  mi  Hijo  ,  que  satisfecha  con  las  he- 
ridas suyas  mi  justicia ,  quedará  la  puerta  libre  á  los  que 
se  armaren  con  ellas.  Verá  Noe'que  las  reliquias  del  mun- 
do que  e'l  rescató  en  el  arca ,  quando  por  las  culpas  uni- 
versales lloró  tanto  el  Cielo ,  que  sus  lagrimas  en  diluvio 
inundaron  le  tierra.  Mi  Hijo  con  el  mundo  antecedente, 
el  que  siguió  ,  el  que  es ,  y  será  ,  las  salVa  ,  soberano 
Piloto  de  vida  ,  en  un  madero  de  muerte.  Por  eso  á  su 
humanidad  tengo  prevenido  asiento  á  mi  diestra  ,  y  ios 
tronos  de  las  Magestades  del  mundo  por  escabe'i  de  sus 
pies.  Que  eso  serán  sus  Apóstoles ,  que  peregrinando  lie-, 
varán  su  nombre  á  todos  los  confines  de  la  tierra.  Coa 
rehusar  beber  el  cáliz  por  la  carne  que  recibió  de  su  Ala- 
dre ,  y  con  beberie  por  ministerio  de  Redentor  ,  cumple 
como  Dios  y  hombre  con  la  obligación  de  Hijo  mío  y  suyo. 
Aflígele  en  la  grandeza  de  Dios ,  en  la  correspondencia 
de  amante,  ver  que  el  cuerpo,  de  que  le  vistió  su  Madre, 
se  le  ha  de  volver  tan  maltratado ,  que  toda  la  sangre  de 
sus  venas,  siendo  esmalte  ,  ha  de  hacer  oficio  de  mancha, 
no  solo  sin  lustre  ,  sino  por  muchas  partes  lastimosamen- 
te roto.  Y  esto  sabiendo  que  en  la  propia  virtud  ha  de  re- 
sucitar al  tercero  dia ,  resplandecientes  en  herbores  de 

pro 


2tfl 

oro  los  golpes  y  señales,  y  enjoyado  con  sus  propias  lla- 
gas y  heridas.  Al  amor  breves  tardanzas  le  congojan.  Mas 
fineza  es  volvérsele  á  vestir  la  alma  de  mi  Hijo  en  el  se- 
pulcro ,  yerto  y  desfigurado,  y  con  tantas  roturas  abier- 
to, que  lo  fue  ponérsele  filmante  ,  como  salió  cortado  de 
las  telas  de  aquellas  purísimas  entrañas.   Si  en  la  cruz  se 
Conociere  el  desaliño  de  las,  manos  que  se  le  desnudan :  en 
la  resurrección  se  conocerá  la  Magestad  del  que  vuelve  á 
vestírsele.  Primero  entrará  el  Ladrón  en  el  Paraíso,  y  con 
él-,  que  su  Madre.  Dicha  es  de  Dimas  ,  y  prerrogativa 
suya.  Aún  á  sacar  á  los  Profetas  y  Patriarcas  no  ha  de 
baxar  al  Infierno  la  Madre  de  Dios,  que  para  que  los 
fuese  á  sacar,  le  baxó  del  cielo  á  sí.  Primero  entrará  con 
los  Padres  en  la  gloria  de  los  cielos  ,   que  su  Madre  el 
día  de  su  Asumpcion  los  pise.  Esto  es  prevenir  Corte  que 
la  reciba  como  á  Reyna,  y  que  los  que  la  son  deudores 
como  á  medianera  ,  que  dio  en  la  sangre  el  precio  de  su 
rescate  ,  le  prevengan  familia  ,  y  le  muestren  cortejo.  Yo  i 
la  aguardare  como  á  Hija ,  el  Espíritu  Santo  como  á  Es- 
posa ,  mi  Hijo  como  á  Madre ,  vosotros  milicia  espiritual 
de  mi  trono,  como  á  Reyna.  Decencia  es  de  la  Magestad 
aguardar  en  las  entradas  de  sus  reynos  ,  que  se  junte  el 
acompañamiento  debido  para  recibirla.Esta  es  providencia 
reverente ,  no  dilación  regateada.  Ó  quánto  me  agrado 
en  la  tristeza  de  mi  Hijo  ,  pues  me  obedece  ,  tanto  en  lo 
que  teme  la  muerte,  como  me  obedecerá  en  el  morir.  Mas 
se  padece  á  sí  mismo  en  esta  agonía,  que  padecerá  en  po- 
der de  las  iras  de  ios  Judíos.  Su  mayor  tormento  es  ,  que 
ha  de  ser  tormento  de  su  Madre.  Y  esta  es  ia  mayor  glo- 
ria que  su  Madre  le  debe.  Pues  quando  las  manos  mas 
viles,  y  los  hombres  mas  sacrilegos  le  martirizarán,  e'l, 
Hijo  mió  y  Dios  hombre  ,  martirizará  á  su  Madre.  ¿Que 
blasón  puede  igualarse  á  las  ventajas  del  artífice  de  la  pa- 
sión de  su  Madre.,  á  los  que  lo  serán. de  la  suya?  Prestará 
,  tom.  VL  Ll  su 


252 

su  cuerpo  tres  días  al  sepulcro  ,  de  cuyo  claustro  saldrá 
sin  abrirle  ,  corno  salió  del  sagrario  de  su  vientre.  Por- 
que hasta  en  esto  su  amor  se  saboreará,  repitiendo  el  mi- 
lagro de  su  nacimiento.  Y  pues  por  ella  abrevió  el  plazo 
de  las   hebdómadas  para  encarnar  :  por  ella  abreviará  ei 
de  estar  en  el  sepulcro,  descabalando  horas  de  los  tres  días. 
Padezca  mi  Hijo  en  su  Madre.   Sea  cruz  de  su  Madre  mi 
Hijo.  Ella  le  llamó  á  este  huerto  cantándole  amores  quan- 
do  dixo  :  Venlat  d'detíus  meus  in  hortum  suum  ,  &  comedat 
fruHum pomorum  suorum.  Palabras  á  que  el  respondió  lla- 
mándola al  mismo  huerto  con  decir :  Vsni  in  hortum  meum 
sóror  mea,  sponsa.Miscui  mir'rbam  meam  mm  ar omatibus.  do- 
me di  favum  me  íim  cum  melle  meo.  Bibi  vinum  meum  cum  lac- 
te  meo.  Desde  entonces  la  llamó  al  mismo  huerto  ,  á  que 
le  habia  llamado:  apercibiéndola  que  ya  había  cogido  la 
mirra,  que  hablan  de  mezclarle  con  el  vino:  que  habla  co- 
mido en  la  cena  para  despedirse  ,  su  panal  con  su  miel ,  y- 
bebido  su  vino  con  su  leche  j  eso  fue  el  vino  vuelto  en  la 
sangre  que  ásus  pechos  mamó.  Reciprocamente  se  llama- 
ron ,  concordes  están.  Entrambos  cálices  tocan  á  su  Ma- 
dre. Al  uno  dio  con  su  leche  en  el  vino  transubstanciado 
en  sángrela  bebida,  al  otro  da  su  hijo  que  le   beba. 
¿  Quien    sino  mi  Hijo  y  su  Madre  pudieran  llorar  los 
cantares ,  y  cantar  los  lloros?  En  el  se  vea  el  lilio  entre 
espinas.  En  ella  se  oyga  la  voz  de  la  tórtola.  Esto  dice  tu 
Padre  omnipotente.  Y  pues  lo  sabes ,  nó  te  lo  refiero  por 
noticia  ,  por  consuelo  te  lo  repito.  Enviame  en  nombre  de 
todas  las  gerarquías  ,  para  que  pues  todos  los  Espíritus 
que  al  Serafín  communero  se  llegaron  ,  por  no  adorar  el 
misterio  de  tu  encarnación  ,  fueron  precipitados  del  res- 
plandor al  humo  de  noche  eterna :  los  que  permanecimos, 
por  haber  reverenciado  tu  humanidad,  gocemos  de  la 
gloria  en  agonía  triunfante.  Sea  tu  tristeza  como  rescate 
de  los  hombres  ,  premio  de  los  Angeles.  Ese  sudor  ,  Se- 

,   ñor, 


2^3 

ñor,  que  desciende  por  tu  cuerpo  al  suelo  en  lluvia  pia- 
dosa ,  no  ya  le  exprimen  las  ansias ,  no  ya  le  impelen 
congojas.  Terneza  enamorada  transminan  por  tu  frente 
tus  venas.  Para  que  se  vea  es  fuerte  Ja  dilección,  tanto  co- 
mo la  muerte  lo  es.  El  amor  en  sí  derrama  sangre  sin  lan- 
za ,  ni  clavos.  Lo  que  después  la  muerte  hará  á  fuerza  de 
golpes  y  de  heridas.  No  lo  han  de  hacer  todo  los  verdu- 
gos. Empiezelo  el  amor-,  y  ellos  lo  acaben.  Hoy  que  ha 
sido  tu  sangre  bebida  ,  sea  sudor.  Beba  en  él  ia  tierra  el 
remedio  de  la  comida  ,  que  la  enfermó.  Esta  noche  que 
te  guisaste  manjar  ,  y  al  pan  le  hiciste  cuerpo  tuyo,  per- 
mitiendo que  de  el  permaneciesen  los  accidentes,  (porque 
quedase  algo  del  que  te  dá  vida  )  suda  tu  rostro  sangre, 
para  que  el  hombre,  que  por  castigo  en  Adán,  hasta  aho- 
ra comia  el  pan  en  el  sudor  de  su  rostro,  por  remedio  le 
coma  en  el  del  tuyo.  Cogiera  de  la  tierra  en  que  cae,  ese 
rocío  purpureo  para  llevarle  al  cielo.  Mas  como  es  pre-r 
cío  del  hombre ,  podrá  pedírsele  por  hurto  á  mi  venera- 
ción. Y  pues  ha  de  restituirle  la  resurrección  á  tu  cuer- 
po ,  en  el  subirá  al  Impireo.  tan  glorioso ,  que  de  paso 
ennoblecerá  las  luces  del  Sol  t  llevando   gloria   á   la 
gloria. 


Lis  VEN- 


2  ¿4 

VENGANZA 
DE  LA  LENGUA  ESPAÑOLA, 

CONTRA  EL  AUTOR  DEL  CUENTO  DE  CUENTOS, 

POR 

DO  IV   JUAN  ALONSO  LAURELES, 

Caballero  de  Habito,  y  Peón  de  Costumbres,  Arago- 
nés liso ,  y  Castellano  rebuelto,   á 


T 


emerario  acometimiento  promete  el  argumento  de  la 
obra  $  pues  querer  guerrear  sobre,  qüestion  de  palabras 
con  el  autor  del  cuento  de  cuentos ,  es  despertar  contra 
mí  mas  enemigos,  que  ranas  en  Egipto ,  que  á  la  de- 
fensa salgan  atronando  orejas,  y  lastimando  juicios.. Por- 
gue como  e$te  autor  es  sin  causa  celebrado  por  Momo1  dé 
este  siglo  5  sacrificio  creerá  haber  hecho  ai  Dios  Apolo ,  el 
que  saliere  á  defender  sus  yerros. 

Mas  yo  que  no  me  espanto  de  dobles  ojos,  ni  de  pies 
pirriquios  ,  oso  emprender  no  guerra  ,  sí  disputa  carita- 
tiva con  el ,  porque  me  duele  su  tentada  flaqueza,  desa- 
tentada lengua  ,  y  papeles  hechos  á  tiento  de  pintor, 
que  todo  es  caña  vacía  ,  inútil  y  engañoso  arrimo  :  lasti- 
ma tengo  de  verle  toda  la  vida  andar  de  pie  quebrado, 
y  que  con  la  experiencia  ya  mediana  no  mude  pelo,  y 
no  mejore  de  ojos ,  para  que  dexando  su  condición  bur- 
lona ,  nos  diga  algo  con  veras  razonado,  y  no  hablado 
solamente  para  provocar  á  risa  al  vulgo  indocto  e'  in- 
dócil ,  que  como  le  oye  ensartar  sinrazones  con  donayre, 
•~  ''\~7  r.  "-  í  rie- 


i6% 
riese  de  lo  que  el  quiere  que  se  ria  ,  debiendo  reírse  de 
quien  así  lo  dixo. 

Que  mala  estrella  fue  la  que  influyó  el  humor  tan 
mordicante  en  su  decir  ,  si  le  parió  canícula  ,  ó  si  las  ca- 
brillas  siete  retozaron  sobre  e'l  ai  punto  infausto  de  su 
natividad  ,  imprimiendo  este  impulso  juguetón  con  que 
brinca  ,  retoza  y  se  menea  ,  burlándose  del  mundo  hasta 
dar  con  su  pluma  en  el  infierno,  sin  temor  de  sacarla 
chamuscada  por  atrevida  en  tratar  tan  de  burlas  cosas, 
que  son  temidas  tan  de  veras  ,  no  advirtiendo  que  hizo 
un  infierno  de  burlas  ,  y  dio  ocasión  á  que  las  haga 
el  infiel ,  si  llegare  á  leer  su  infernal  libro.  Y  aunque 
me  pueda  responder  con  el  título  que  son  sueños,  mas 
no  satisfacerme  ,  que  aún  para  soñado  es  mucho  soñar, 
tantas  burlas  en  el  infierno,  y  esos  sueños  son  de  aque- 
llos, que  se  deben  castigar  con  pesaren  la  vigilia,  y 
con  vergüenza  de  haber  soñado  tan  mal. 

Créame  amigo,  que  le  amo  mucho  por  unidad  de 
regla,  no  se  desvele  para  soñar  tan  mal ,  y  pésele  de  la 
que  así  ha  soñado.  Pero  ya  que  dio  en  soñar  ,  ¿por  que 
no  proseguía  entreteniendo  el  mundo  ,  y  no  meterse  en 
cuentos  ,  que  en  esto  le  cogerán  por  arte  (como  la  sabe 
poca) ,  y  en  aquello  se  podia  salir  ,  con  que  así  lo  ha  so- 
ñado como  dice? 

No  ha  dado  (caballero  carísimo)  en  este  cuento  bue- 
na cuenta  de  sí,  mire  y  lea.  El  habla,  pues,  que  llaman 
mos  castellana  ,  y  romance  ,  no  tiene  por  dueños  á  todas 
las  naciones,  ni  á  ninguna  fuera  de  la  Española  ,  y  sino 
diga  si  el  Árabe ,  el  Griego  ,  ó  Romano  sabe  hablar 
nuestro  idioma,  ó  si  el  suyo  es  diferente  del  nuestro, 
porque  como  la  diferencia  sea  respediva  ,  tan  diferente 
lenguage  es  el  Griego  del  nuestro  ,  como  el  nuestro  del 
Griego.  Ni  el  haber  quedado  algunos  vocablos  natura- 
lizados de  otras  naciones ,  hace  nuestra  habla  comun¿ 

por- 


7.6)6 

porque  esos  no  se  pronuncian  con  el  acento  estraño  ,  ni 
con  la  terminación  peregrina  ,  sino  con  la  Española  que' 
los  hace  propios.  ¿Pero  que'  lenguage  ó  idioma  vulgar  me 
dará  ,  que  no  tenga  parentesco  y  comunicación  con  otros 
muchos  ?  Señálelo  á  la  margen  ,  si  lo  sabe  ,  que  yo  res- 
pondere  con  diligencia  para  instruir  con  claridad  su 
ánimo. 

Sin  razón  injuria  al  autor  del  tesoro  de  la  lengua  Espa- 
ñola ,  porque  ni  le  sobra  papel,  ni  le  falta  razón  ,  la  que 
puede  haber  en  imposición  ó  institución  de  voces,  que  es  la 
corriente  frasi,  el  uso  entre  los  doctos,  el  origen  y  propie- 
dad que  tiene.  ¿Que'  mas  desea  para  la  castidad  y  pureza* 
de  un  vocablo?  ¿Que  haya  sido  inventor  instituyente  su  la- 
bio casto,  y  su  boca  siempre  pura?  ¡Ay  pobre  caballero  y 
en  qué  ha  dado!  Quando  los  insignes  latinos  dudan  de  la 
elegancia  de  algún  te'rmino,  ¿no  lo  averiguan  con  bus- 
carle en  los  primeros  maestros  de  la  eioqüencia  latina ,  y 
si  en  ellos  se  halla,  se  da  por  bueno  sin  mayor  examen  ? 
¿  Pues  que'  pretende  con  decir  que  no  sabemos  hablar  ,  sí 
hablamos  como  nuestros  maestros  han  hablado  'i  ¿  Sabe, 
que  me  parece  de  esta  su  tentación  ?  Que  después  de  ha- 
ber dicho  mal  de  todas  las  cosas ,  dice  mal  de  &  lengua 
con  que  las  dixo.  Penitencia  milagrosa,  aunque  infructuo- 
sa por  falta  de  su  intención  ,  pues  no  maldice  su  lengua 
porque  maldixo ,   sino  por  decir  mal  de  ella.Y  así  la  que 
pudiera  ser  pena  ,  es  culpa  nueva  en  que  ha  caído.  Dios 
le  levante,  señor  de  Juan  Abad,  y  no  vuelva  á  caer,  qué 
temo  esotro  pie. 

Advertir  solecismos  castellanos  es  curioso  reparo, 
pero  no  justo  en  el  alma ,  porque  no  es  solecismo,  sino 
hermosa  figura  del  Íenguage.  No  debe  ignorar  aquella 
figura  latina  de  que  usó  aquel  gran  latino  ,  quando  dixo; 
ut  placerent  populo  quas  fecissent  fábulas  >  pues  debiendo  de- 
¿itf abul<e r  ad virtiendo  en  el  sonido  grato  que  no  lo  fuera 
_  tan- 


2  6  7 
tanto  después  deí  quas ,  con  figurativo  estilo  ,   sin  hacer 

solecismo  ,  hablo  muy  elegante.  Pues  asimismo  ,  aunque 
él  es  articulo  masculino  ,  puede  y  debe  juntarse  con  los 
nombres  femeninos  que  comienzan  por  A  ,  como  el 
alma  ,  el  alva  ,  el  harpa  ,  el  agua  ,  porque  si  pusiéramos 
con  estos  nombres  el  artículo  femenino  ,  que  es  la  ;  fuera 
dura  la  pronunciación  por  el  encuentro  de  las  dos  voca- 
les ,  y  así  para  suavizar  el  lenguage  ,  se  usa  de  esa  figura 
que  es  preciosa  ,  y  como  tai  estimada  de  todos  los  escri- 
tores castellanos.  Dexemos  los  prosistas  ordinarios, no  sa- 
quemos á  plaza  los  poetas,  que  según  le  veo  determina- 
do á  este  buen  caballero ,  hará  burla  de  todos  ellos  jun- 
tos :  propongamos  solo  dos  personas  tan  graves,  que  no  sé 
les  atreva.  • 

El  Maestro  Fray  Luis  de  León  ,  que  fue  el  primer 
autor  (come  el  mismo  lo  afirma  en  su  lib. 3.de  los  nombres 
de  Christo,  hojas  174.)  clLie  abrió  camino  para  escribir  en 
nuestra  vulgar  lengua  cosas  altas  y  graves  ,  con  gravedad 
y  alteza  ,  número  y  proporción  :  el  alma  dice  en  el  se- 
gundo libro  hojas  141 ,  y  en  otras  muchas  lo  repite.  El 
Muestro  Juan  Márquez  ,  padre  de  la  e!.oqüencia  castella- 
na en  su  Gobernador  Christiano  ,  donde  tienen  tanto  peso 
las  sentencias  como  las  palabras,  hojas  15.  escribe  el  alma 
muchas  veces,  y  el  harpa  27. 

Bien  considerable  es  la  corrección  de  los  adverbios 
castellanos ,  porque  se  terminan  con  la  dicción  mente: 
¿  no  dixe  yo  que  este  caballero  habiendo  dicho  mal  de 
todo  el  mundo,  se  enoja  consigo  mismo?  Léase  así  en  su 
política  (  librito  de  veras  ,  pero  pocas  3  que  en  este  autor 
son  mayores  sus  sueños  que  sus  vigilias  ,  y  muchas  mas 
sus  burlas  que  sus  veras),  y  de  en  borrar  esos  adverbios, 
que  dexará  su  libro  iluminado.  En  la  tercera  hoja  dice 
ásperamente,  imperiosamente ,  últimamente  :  en  la  49.  dere- 
tbamente  ;  en  la  51.  particularmente  ,  personalmente  :  en 

Ja 


258 

la  £4.  elegantisimamente ,  consecutivamente  :  en  la  6p.  /¿j-» 
cihmnte  :  en  ia  70.  miserablemente.  Y  cierto  que  miserable- 
mente condenó  estos  adverbios ,  que  los  usan  los  mejo- 
res maestros  de  la  eioqüencia  Española  ,  y  hasta  hoy  no 
se  saben  otros :  mejor  le  fuera  notar  lo  que  escribe  en  su 
política  á  37  hojas  ,  hablando  de  lo  que  dixo  Herodes  á 
ia  mozuela  bayiadora.  Dice  el  Rey  á  la  mozuela,  todo  te 
lo  daré  i  ¿  eso  es  pulla  amigo ,  ó  es  lenguage  de  Rey  ?  Pe- 
ro ya  que  los  adverbios  hasta  hoy  conocidos  le  descon- 
tentan, porque  tienen  mente  t  compónganos  los  suyos,  que 
curioso  los  espero  ,  pues  habiendo  de  ser  todos  sin  mente% 
vendrán  á  ser  adverbios  mentecatos. 

Bien  dicho  está  ,  mire  lo  que  le  digo,  por  óigame^ 
que  mirar  no  supone  por  sola  acción  de  ios  ojos  ,  sino  poc 
la  atención  del  alma  ,  necesaria  en  toda  acción  vital  de 
los  sentidos.  Decir  una  cosa  de  pe  apa,  es  declarársela  de- 
letreándola  ,  y  desmenuzándole  la  dificultad.  Dar  una  sed 
de  agua,  se  ha  de. entender  como  quando  decimos  á  ua 
hombre  que  habla  mucho,  deslenguado,  por  privación 
desmerecida.  Baylar  el  agua  delante  ,  no  es  tan  fuera  de 
proposito,  que  no  le  tenga  en  el  gozo  que  causa  verla 
saltar  en  su  fuente  natural  ó  artificial,  al  deseo  del  sedien- 
to enfermo,  ó  al  abochornado  caminante.  Para  encarecer 
la  verdad ,  mejor  está  dicho  ,  aunque  no  quiera  ,  yo  se  lo 
dixe  dos  por  tres ,  que  dos  por  dos  :  dos  por  dos  no  es 
decir  nada  j  pues  no  declara  cosa  ,  y  dos  por  tres  signifi- 
ca,  que  con  ia  facilidad  que  se  cuentan  dos  números  in- 
mediatos quales  son  esos  ,  le  dio  á  entender  su  verdad. 
Si  se  acordara  nuestro  autor  de  las  caregorías  del  Filóso- 
fo, no  le  pareciera  mal  decir  ,  que  vino  en  un  santiamén, 
si  fue  buena  diligencia  ,  porque  aunque  los  santiamenes 
no  tienen  paso ,  ni  grande  ni  chico  ,  como  bien  se  burla 
aun  sin  para  que';  tienen  su  duración  que  llaman  mom- 
ias, en  la  prolacion  de  aquellas  silabas  en  que  se  consume 
?  tiem- 


i6g 
tiempo,  aunque  breve,  y  por  serlo  está  bien  ponderado 
el  diligente  caminar  del  otro:  diciendo  que  lo  hizo  en  un 
santiamén,  zs  lo  mismo  que  en  ei  tiempo  que  friera  menes- 
ter para  decirlo. 

Aquello  de  escoger  á  moco  de  candil  ,  aunque  no  es 
muy  limpio  para  llevarle  mucho  por  la  boca ,  tiene  su 
propiedad,  porque  no  es  decir,  que  el  moco  de  candil 
tenga  juicio  para  escoger  ,   que  el  pensar  eso  fue  mocoso 
pensamiento  ,  y  aniñado  de  un  hombre  ya  de  tan  gentil 
bigote  :  dase  á  entender  ,  pues ,  que  con  estudio  y  des- 
velo se  escogió  ,  como  suele  decir  un  latino  proverbio  de 
una  elección  bien  hecha:  Morsas  sapit  ungues  ,  hizose  con 
consideración.  Enfádeme  quando  leí  en  este  cuento  á  su 
autor  censurar  al  enfado  i  porque  dice  que  trae  al  otro  so- 
bre ojo,  Parece'ie  que  con  perdón  es  llamarle  nalgas ,   no 
le  perdono  tan  sucio  parecer  como  el  vocablo  :   no  vale 
la  razón  con  que  se  ayuda  diciendo  ,  que  lo  propio  era 
decir  que  trae  los  ojos  sobre  el  j  porque  esto  solamente 
dice  ,  curioso  cuidado  de  sus  acciones ,  que  puede  ser  sin, 
pena  ,  y  el  primero  dicho  manifiesta  ,  que  le  da  grande 
pena  en  quanto  hace  ,  como  si  le  llevara  atravesado  en 
un  ojo  ,  que  es  valiente  hipe'rbole.  ¿  Quántos  se  habrán 
reído  de  leer  como  murmura  del  blasón  de   tener  sangre 
en  el  ojo  ,  diciendo  que  denota  almorranas  ?  ¡  Mas  qué 
honra?  ¡O  impúdico  autor!  ¡ó  escribiente  cular!  Dídome 
há  enojo  ,  y  no  sin  sangre  de  enojo,  que  ei  enojo  hace 
saltar  la  sangre  del  corazón  ,  donde  el  fervor  comienza 
hasta  la  cara,  y  en  los   ojos  se  presenta  mejor  que  en 
otra  parte  :  así    se  definió  materialmente  la  ira  ,  fervor 
s anguín! s  circa  cor  :  que  debiera  considerar  nuestro  maldi- 
ciente de  á  caballo  ,  para  que  no  cayera  de  su  asno  con 
vergüenza.  Que  material  y  terminista  tiene  la  inteligen- 
cia ,  quando  afirma  que  poner  pies  en  pared  ,  soio  sirve  de 
trepar  y  dar  de  cogote:  esa  si  que  fue  calabazada  >  pues 
Tom,  VU  Mm  no 


v2  7° 

no  entendiendo  el  alma  de  ese  dicho,  solo  le  supo  ásít 
por  la  materia  y  cuerpo  :  grave  yerro,  que  con  él  hará 
burla  mañana  de  todas  las  metáforas ,  sin  mirar  que  de 
estas  y  otras  semejantes  usan  ,  no  solo  las  humanas  ,  pero 
aún  las  divinas  letras  (como  lo  probare'  si  no  se  enmienda 
con  esta  corrección):  poner  pies  enpared^  pues,  solo  denota 
firmeza  y  tenacidad  en  la  resolución.  Mas  no  puedo  es- 
cusar  el  señalar  como  este  tempestuoso  juicio  ,  y  borras- 
cosa lengua,  sin  saber  lo  que  hace  en  este  cuento  ,  hace 
burla  y  llama  asco  al  modo  de  hablar  metafórico  de  la 
escritura  sagrada ,  pues  entre  los  desatinos  que  él  dice 
que  lo  son  ,  entra  el  dicho  común  del  que  empieza  á  eno- 
jarse ,  que  se  le  va  subiendo  el  humo  á  las  narices.  Pues 
para  que  otra  vez  hable  con  mas  aviso,  lea  á  Isaías  en  el 
cap.  20.  ult.  vers.  22.  Quiescite  ergo  ab  homine  cujus  spiri* 
tus  in  naribus  est.  Que  es  decir  ,  guardaos  de  un  hombre 
-á  quien  se  le  ha  subido  el  humo  á  las  narices  ,  y  mas, 
claro  en  propios  términos,  en  el  segundo  de  los  Reyes, 
cap.  2.  vers.  2.  Ascendit  fumus  de  naribus  ejus.  Bien  está„ 
<jue  es  discreto ,  y  esto  bastará. 

¿  Que  malo  le  parece  el  ahora  bien  para  despedirse?  Sí 
'es  por  ser  continuo  y  siempre  repetido ,  mas  lo  es  de  Ci- 
cerón aquel  su  vale  ,  con  que  concluye  todas  sus  epís-; 
tolas.  ; 

Menos  mal  es  andar  hecho  corderito  de  Agnus  Deí, 
$on  la  barba  sobre  el  hombro ,  que  con  ella  caída  sobre  el  pe«j 
cho ,  buey  puesto  en  la  coyunda,  y  uncido  al  arado  :  y 
mucho  me  maravillo  ,  no  le  parezca  así  el  consejo  bue- 
no como  el  dicho  3  pues  andar  la  barba  sobre  el  hombro, 
no  es  otra  cosa  que  mirar  acia  atrás  y  todos  lados ,  que 
Tiviendo  tan  llenos  de  enemigos  ,  no  le  tengo  por  malo, 
si  ya  no  es  que  fie  tan  poco  del  gobierno  de  sus  pies, 
que  no  pueda  apartar  de  ellos  sus  ojos.  Aquello  de  no  me 
lo  harán  creer  quantos  aran  ni  caban  ¿  secundó  en  la  sim- 


2yi 

pí£cída3  3e  semejante  gente  ,  donde  anda  mas  desnuda  la 
verdad ,  que  la  malicia  suele  hacer  mas  sospechosa  entre 
los  mas  letrados. 

¿Que  general  solemnidad  se  habrá  hecho  á  aqueila 
su  pregunta  ,  si  se  ha  visto  algún  bazo  cagado  ?  Yo  diria 
que  sin  haberlo  visto,  lo  está  el  suyo  todo  entero  :  por- 
que este  estilo  de  hablar  tan  cagativo ,  no  puede  ser 
efe&o  de  otra  cosa  en  su  persona  ,  sino  de  opilación  de 
su  cagado  bazo  ,  que  despide  humores  tan  biliosos  y 
fétidos  por  su  boca ,  que  el  parece  que  caga  ,  y  ella  culo. 
¿Que  no  ha  de  ser  limpio  en  sus  días,  señor  de  Juan 
Abad?  Que  mal  parece  en  un  tal  cortesano  ,  si  acaso  le 
parieron  en  la  calle  alguna  noche  ,  y  por  su  mala 
dicha  le  dieron  por  mantillas  algún  volador  sombrero 
que  le  envolvió  ,  y  dexó  cagado  para  mientras  viva> 
mas  ya  me  hace  asco  este  vocablo ,  y  así  digo  ,  que  á  ser 
e'l  menos  sucio,  el  proverbio  es  aproposito  para  declarar 
un  grande  enfado  ,  porque  como  señala  el  filósofo  ,  en- 
seña el  medico  ,  y  da  á  ver  el  anatómico  ,  en  la  tercera 
decocción  que  se  hace  del  sustento  ,  se  le  pegan  al  bazo 
unos  excrementos ,  que  si  no  lo  cagan  ,  lo  ensucian  ,  lo 
agravan,  y  si  son  con  exceso,  lo  opilan  y  endurecen  grave- 
mente. ¿No  advierte  ahora  como  el  proverbio  si  fuera  me- 
nos sucio,  no  era  malo?  No  puedo  disimular  en  este  paso, 
aquel  inmundo  discurso  (que  todo  parecía  cámara)  de  las 
excelencias  y  desgracias  del  culo  ,  que  comunicó  en  papeles 
á  los  del  mundo  ,  sin  temor  de  ser  condenado  como  me- 
recía á  llevar  el  culo  á  ojo,  por  digna  retribución  de  su 
trabajo.  Aunque  no  puedo  dexar  de  estimar  el  recato  con 
que  le  ha  detenido  entre  borrones,  sin  darlo  á  la  impresión} 
que  no  le  tuvo  quando  imprimió  aquel  simple  gaticidio, 
discurso  femenil  y  pueril  asunto ,  que  anda  de  gatos  mis-i 
mos ,  aún  después  de  muertos,  impelidos  de  alguna  ma- 
no sabia.  ¿Fue  esa  obra  hecha  en  vigilia  ,  ó  sueño  ,  ó  va- 

Mm  2,  rie«! 


272 

riedad  de  gusto,  que  cansado  de  rozar  naturalmente  su 
pluma  ,  quiso,.picar  con  ella  á  la  gatesca  ?  Y  por  no  ser 
prolijo,  dexo  otros  proverbios  que  pudieran  escusar  mas 
fácilmente. 

No  quiero  calificar  otros  vocablos   que  trae  en  este 
cuento,  como  son  zurrí  hurrl  y  trique  traque  ,  con  los  de- 
más de  este  color,  porque  no  son  voces  de  que  use  escri- 
tor grave  alguno  ,   ni   predicador  advertido  ;  son  voca- 
blos bodegoniles  los  mas  de  ellos,  otros  corrientes  solo  en 
arrabales  ,  otros  escarramanes  ,  otros  viciosos ;  y  al  fin 
todos  tales  ,  que  ninguna  pluma  honesta  y   discreta   hi- 
zo borrón  con  ellos.  Ni  debiera  ser  la  de  este  buen  señor 
tan  licenciosa, que  generalmente  afrente  todo  ingenio  ,  y 
despunte  toda  pluma  :  mire  mas  por  la  suya  ,  que  se   le 
roza  ,  y  hace  todos  borrones  sin  acertar   rasgo  derecho» 
No  se  intitule  cruel  consigo  mismo,  menos  do&o  que  des- 
vergonzado, para  la  obra  mas  de  veras  que  previene;  por- 
que con  ese  título  anticipado  ha  puesto  en  armas  mucha 
gente  docta  ,  que  á  poca  costa  le  pondrán  en  retiro  tanto 
orgullo  ,  la  pluma  en  cárcel ,  y  la  persona  en  cuerda  ,  y 
si  los  mas  vecinos  no  se  atreven  porque  le  temen,  yo  por- 
que le  amo  no  le  temo  ,  y  aunque  distante  y  lejos  ,  me 
compadezco  del  absurdo  en  que  ha  dado  en  este  cuento, 
de  componerle  de  personas  tales ,  que  no  debiera  sacar 
á  plaza,  quando  saca  el  asco  ,  según  dice,  de  nuestra  con- 
versación á  la  vergüenza:  téngala,  grande  amigo,  de  ha- 
ber hecho  interlocutores  de  estos  desatinos  ,  á  una  Aba- 
desa ,  á  un  Vicario,  y  á  un  Guardian.  ¿Parecele  que  son 
estados  estos  para  con  ellos  entretener  al  vulgo  malicioso? 
No  tiene  la  culpa  toda  el  pobre  caballero ,  mayor  sí, 
quien  le  dio  licencia  para  imprimir  en   aquel  otro  libro 
buscón  de  boberias ,  la  devoción  de  la  monja,  con  tanta 
libertad  representada  ,  que  ofende  gravemente  el  estado 
religioso,  y  la  santa  honestidad  que  profesan  las  religiosas. 

Y 


*  .  1  ,         273 

Y  da  motivo  al  precipítaao  pueblo  seglar,  á  que  imagi- 
ne que  aquellos  devaneos  ,  libertades  y  vanidades  que 
pinta,  son  comunes,  y  que  con  aprobación  se  hacen,  pues 
con  licencia  se  imprimen.  Grave  es  el  daño  que  hace  con 
perder  el  respeto  xn  sus  escritos  al  estado  eclesiástico  y 
religioso  ,  pues  haciendo  donayre  ,  viene  á  quedar  en 
la  común  estimación  del  mundo  el  clérigo  y  el  frayle  ,  y 
aún  la  monja  ,  que  es  mas  de  lastimar  porque  es  muger, 
tenidos  en  poco  ,  respetados,  en  menos ,  hechos  burla 
común,  risa  ordinaria  ,  jocoso  rato  ,  y  entremés  cotidia- 
no de  los  seglares  ,  que  estudiando  arte  para  ser  agudos, 
la  aprenden  de  su  lengua  ,  recitando  sus  dichos  y  donay- 
,res.  Y  no  es  de  tan  poca  consideración  este,  punto  ,  que 
no  pida  reparo  si  se  repara  en  el ,  pues  la  experiencia 
misma  desengaña. 

Doy  este  aviso,  porque  no  querría  ,  ni  Dios  per- 
mita tai  ,  que  estos  principios  sirviesen  en  España, 
para  los  fines  lastimosos  que  sirvieron  en  Francia  ,  que 
se  precipitó  de  paso  en  paso  en  una  estrema  miseria 
de  heregía  ,  de  un  principio  casi  ridiculo  (  porque  reir- 
se  del  estado  eclesiástico,  amargo  lianto  promete).  Rey 
era  Francisco  I.°,  quando  un  hombre  de  baxo  quilate, 
de  menguada  suerte  ,  así  en  los  bienes  de  la  naturaleza 
como  de  la  fortuna,  llamado  Francisco  Rabeles  ,  amane- 
ció para  hacer  noche  del  todo  la  poca  luz  de  la  fe.  Era 
e'ste  de  ingenio  picante  ,  pronto  ,  despeñado  ,  inclinado 
á  mal ,  y  de  lengua  maldiciente  ,  licenciosa  y  donayro- 
sa  ,  que  así  se  llama  ahora  la  mala  lengua  :  había  parado 
los  primeros  tercios  de  su  vida  por  bodegones  y  casas 
de  vicio  ,  entre  charlatanes  y  chocarreros  ,  gente  de  mu- 
cha alma,  y  poca  conciencia  ,  pues  viven  como  si  no  tu- 
vieran á  ésta  que  los  reprehenda,  y  corro  si  tuvieran 
de  aquella  para  guardar  y  perder.  Recogió  menos  curio- 
so que  libre  ,  con  deseo  de  hacer  famoso  su  nom- 
bre, 


274 

bre ,  y  celebre  su  Ingenio,  ufi  montón  de  cuentos,  nove- 
las y  donayres  ,  y  ordenándolos  á  su  modo ,  imprimió 
un  libro  concertado  de  desconciertos  ,  en  que  fisga ,  yj 
hace  baldón  y  burla  de  los  clérigos  y  religiosos  ,  y  de 
la  honestidad  de  las  monjas  s  á  la  traza  que  entre  los  Itá-, 
líanos  ei  Bocacio ,  aunque  mas  humilde  de  estilo ,  mas 
altivo  y  atrevido.  Los  libros  de  este  Rabeie's  ,  con  otros 
de  Juan  Maroto  ,.  que  compuso  en  verso  pastoril  ,  ayu- 
daron al  desprecio  y  desestima  de  la  religión  católi- 
ca ,  fundada  en  ei  estado  eclesiástico  ,  y  dispusieron  los 
ánimos ,  para  que  á  pocos  lances  y  á  poco  tiempo  se  in- 
troduxera  la  común  heregía  ,  originada  de  este  principio 
al  parecer  liviano ,  que  no  lo  es ,  porque  de  las  personas 
eclesiásticas  ,  y  mas  religiosas ,  no  se  ha  de  hablar  en  pú- 
blico  ,  sino  con  gran  reverencia  ;  y  si  argüir  sus  flaque- 
zas algunas  veces  es  lícito  al  Prelado  ,  ó  Predicador  en 
público  ,  nunca  lo  es  ai  seglar  reirías  ,  hacer  burla  y  me- 
nosprecio del  estado  en  común  ,  porque  poco  estima  su 
fe ,  quien  así  estima  su  Iglesia  compuesta  ,  como  de  pri- 
meras piedras  vivas,  de  su  clero  y  religiones. 

No  pudiera  quietarme  del  escrúpulo ,  si  con  mi  lene 
espíritu  y  amoroso ,  no  le  advirtiera  de  esta  ignorancia, 
que  no  creo  haya  podido  ser  en  malicia.  No  se  me  eno-* 
je ,  ni  se  me  irrite  para  sacar  respuesta  criminosa  contra 
esta  caridad  que  yo  le  hago  ,  que  no  me  debe  poco  si  lo 
mira ,  y  lo  verá  quando  ya  este  sin  ojos  :  advierta 
que  soy  mejor  para  amigo  ,  que  todo  el  mundo j  pues 
quando  todo  el  le  lisoneja  y  desvanece  ,  yo  le  prevengo 
de  que  así  le  engaña.  Pero  si  curialmente  pretendiere  sa- 
lir á  su  defensa ,  que  seria  mejor  si  fuese  escusa,  podrá 
sin  mi  disgusto  ,  que  no  pretendo  obscurecer  su  nombre, 
ni  afrentarle  ,  sino  que  quede  honrado  y  enmendado  ,  y 
no  me  toque  los  estados  santos ,  quando  compone  de 
chacota  y  burla  ,  que  no  le  faltan  á  la  Corte  picaros ,  ni 


al  mundo  secular  dos  mil  bellacos :  dexe  estar  á  la  monja 
en  su  clausura  ,  fque  no  hace  poco  de  vivir  en  ella  ,  al 
frayle  en  su  celda,  y  al  clérigo  en  su  coro:  imite  al  cisne 
Lope  ,  que  en  sus  versos  jamas  ofende  semejante. estado, 
humanamente  trata  de  lo  humano  ,  y  divinamente  de  lo 
divino :  no  se  haga  singular  ,  mire  que  es  religioso  ,  y  de- 
be ser  sacro  lego;  pero  no  sacrilego.  Perdone,  le  ruego,  la 
tardanza,  del  aviso,  que  tanto  he  tardado  en  ver  su  cuen-v 
to  ,  como  dé  dar  en  la  cuenta  de  que  debiá  avisarle:  no. 
desee  curioso  saber,  quien  soy  ,  que  no  se'  si  me  hallará, 
encomiéndeme  á  Dios  que  me  le  guarde  ,  señor  de  Juan 
Abad ;  seamos  amigos  ,  y  sino  mano  á  la  pluma  ,  que  sin 
dorar  palabras,  Dios  me  dará  razones  de  defensa  j  si  ofen- 
der me  quisiere  ,  no  lo  haga  ,  así  el  señor  lo  libre  del  pie 
de  la  soberbia ,  porque  no  ie  trabuque  vanamente. 


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27A 

ÍNDICE 

DE     LOS     PAPELES 

QUE     CONTIENEN 

LOS  TOMOS    QUAKTO ,    QUINTO   Y    SEXTO 

DE    ESTA    ORRA. 

TOMO     IV* 


randes  ruidosas  controversias  acaecidas  en  la  menor; 
edad  del  señor  Don  Carlos  II.° ,  entre  la  Reyna  madre 
Doña  María  Ana  Teresa  de  Austria  ,  el  serenísimo  señor 
Don  Juan  de  Austria  ,  y  el  Padre  Juan  Everardo  de  la 
Compañía  de  Jesús  f  &c.  con  la  nota  que  mandó  poner  al 
principio  de  esta  obra  el  supremo  Consejo  de  Castilla  ,  ^ 
ptra  del  Editor;  pag.  3. 

tomo   r/ 


V  isita  de  la  Esperanza  y  el  Tiempo.  Diálogo  en  obse-í 
quio  de  la  verdad  ,  y  convencimiento  de  las  calumnias, 
que  fomenta  la  malicia  á  las  justas  operaciones  del  señor 
Don  Juan  de  Austria ,  desde  su  ingreso  al  gobierno  de  cs^ 
ta  Monarquía :  pag.  3. 

Conferencia  verdadera  en  la  venta  de  Viveros ,  ett 
tque  se  examina  el  papel  antecedente:  pag.  54., 

Paz 


- ...     27t 
Paz  de  Castilla  y  Portugal,  establecida  el  día  3  de, 

febrero  de  1 66%  ;  pag.  86. 

Respuesta  que  dio  cierto  Ministro  al  Rey  Felipe  IV.0 
sobre  las  cosas  de  Portugal:  pag.  po. 

Catalogo  de  algunos  libros  curiosos  y  selectos  ,  para 
la  librería  de  algún  particular,  que  desee  comprar  de  tres 
á  quatro  mil  tomos  \  por  el  R.  J?.  Fr.  Martin.  Sarmien- 
to :  pag.  9  7. 

Discurso  crítico,  sobre  el  origen  de  los  Maragatosj 
por  el  mismo  autor  ;  pag,  17J. 

Auxilios  para  bien  gobernar  una  Monarquía  Cató- 
lica ,  ó  documentos  que  di&a  la  experiencia  ,  y  aprueba*' 
la  razón  ,  para  que  el  Monarca  merezca  justamente  el 
nombre  de  Grande,  Obra  que  escribió  y  remitió  desde 
París  al  Rey  nuestro  señor  Don  Felipe  y*  £>oq  Melchoij 
jfie.  Macanaz :  gag.  2 1  j,. 

TOMO  VL* 


JLá  ocuras  de  Europa.  Dialogo  entre  Mercurio  y  Lucía-í 
no  5  por  Don  Diego  de  Saavedra  ,  del  Consejo  de  S.  M,: 
,en  el  de  Indias:  pag.  3. 

Nota  del  Editor  :  pag.  41, 

Juicio  interior  y  secreto  de  ía  Monarquía ,  pan 
¡mí  solo ,  por  el  Ilustrísiipo  señor  Don  Juan  de  Pala-? 
£>x;.pag.4í: 

Nota  crítica  del  Editor  i  pag,  £3. 

¿Ex  traóto  de  algunas  de  las  proposiciones,  que  con 
sumo  deshonor  de  los  Jesuítas  corren  en  algunas  de' 
las  obras  del  Ilustrísimo  señor  Don  Juan  de  Pajafox; 
jpag.  66. 

Nata  del  Editor :  pag.  7  iV 
Tom.  VL  Niri  Ói-j 


20 1 

Orden  de  S.  M.  aprobando  la  conduda  del  Ilustrísí- 
mo  señor  Donjuán  dePalafox,,  durante  suVirreynato  dé. 
nueva  España  ,  en  que  manda  se  le  abonen  2%  ducados 
de  renta,  en  atención  á  los  empeños  que  habia  con- 
traído :  pag.  72. 

Nota  del  Edidor:  pag.  78. 

Carta  del  Rey  nuestro  señor  Don  Carlos  III.0  (que 
Dios  guarde  }  escrita  á  S.  Sd,  interesándose  en  la  Bea- 
tificación del  Ilustrísimo  señor  Don  Juan  de  Palafox: 

pag.  79* 

Representación  sobre  el  Patronato  real ,  que  dio  mo- 
tivo á  las  novedades  del  año  de  1735  ,  dado  al  Rey 
nuestro  señor  Don  Felipe  V.°>  por  Don  Santiago  Agus~. 
tinRiol :  pag.  82. 

Disertación  critito-historica  r  sobre  la  causa  de  la 
alevosa  muerte  del  joven  Garcia  Sánchez  7  último  Conde 
de  Castilla,  Por  Lorenzo  Maria  de  Villaroel  Ruiz  de 
Alarcon,  Marques  de  Palacios  ,  Vizconde  de  la  Frontera 
y  Santaren  ,  de  la  real  Academia  Histori-Geografica  de. 
te  ciudad de  Valladoiid  :  pag.  9$. 

El  poique  sí  y  porque  nó  del  R.  P,  Fr.  Martin  Sai- 
miento.  Satisfacción  critko-apologetica  de  su  conduda; 
pag.  ni» 

Origen  de  los  Villanos  del  mismo  autor :  pag.  1 89. 
Cartas  del  mismo  autor  ,  al  Excelentísimo  señor  Du- 
que de  Medina  Sicjonia:  i.a sobre  la  ley  Sálica:  pag.  201. 
2.*  Sobre  ia  eledricidad:  pag.  204,  c 

3.a Sobre  la  etimología  del  nombre  Aranjuez^  el  árbol 
Gerion,  y  la  Cerrería  :  pag*  208. 

Papel  que  Don  Sancho  Busto  de  Villegas ,  Goberna- 
dor deí  Arzobispado  de  Toledo ,  en  ausencia  de  Fr.  Don 
Bartolomé  Carranza ,  escribió  ai  Rey. Felipe  II.0  á  15  de 
Agosto  de  1 5  74 ,  sobre  la  venta  de  los  vasallos  ,  y  las 
Iglesias  y  otras  cosas  >  cuyo  intento  no  tuvo  por  las  ur- 

$én- 


*79 
gencias  de  la  Monarquía  ,  otro  efecto  que  el  de  nombrar 

S.  M.  al  autor  por  Obispo  de  Avila  :  pag.  2 16, 

Obras  de  Don  Francisco  de  Quevedo  y  Villegas  ,  Caballero  del 
Habito  de  Santiago ,  señor  de  la  Torre  de  Juan  Abad. 

Carta  que  escribió  á  Don  Antonio  de  Mendoza  ,  Ca- 
ballero del  Habito  de  Calatraba  ,  y  ayuda  de  Cámara 
del  Rey  Don  Felipe  IV.°,  en  que  prueba  que  el  hombre, 
sabio  no  debe  temer  la  necesidad  del  morir :  pag.  237. 

Declamación  de  Jesu-Christo  hijo  de  Dios  á  su  eter-^ 
110  Padre  en  el  huerto  ,  á  quien  consuela  enviado  por  ei 
eterno  Padre  un  Ángel :  pag.  245. 

Venganza  de  la  lengua  Española,  contra  el  cuento  de 
cuentos  (de  Don  Francisco  de  Quevedo  y  Villegas).  Por 
Don  Juan  Alonso  Laureles,  Caballero  de  Habito,  y  peón 
de  costumbres  ,  Aragonés  Uso  ,  y  Castellano  rebuelto: 
pag.  254. 


TIN  DEL  SEXTO    TOMO. 


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...     ,  341      l! 


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