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Full text of "Vida y obras de Jose M.a Blanco y Crespo (Blanco-White)"

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in  2010  with  funding  from 

University  of  Toronto 


http://www.archive.org/details/vidayobrasdejoseOOmn 


■ 


VIDA  Y  OBRAS 

Di 

D.  (OSÉ  M.A  BLANCO  V  CRESPO 

(BLANCO-WHITEj 

POR 

D.  MARIO  MÉNDEZ  BEJARANO 

Irática   por  oposición   en  el   tiutítuto  de   Granada;   sett  tico  de   Lengua 

ellana  y  Literatura  en  el  Instituto  del  Cardenal  Cisncros  de  esta  Corte;  Doctor 
en  Filosofía  y  Letras;  Licenciado  en  Derecho  Civil  y  Canónico;  Consij«ro  Real  de 
[Detracción  pública;  ex  Diputado  a  Cortes;  ex  Delegado  Regio  de  Primera  Enseñanza 
de  Madrid;  Individuo  di  la  Junta  Directiva  de  la  Real  Sociedad  Geográfica  :'  Medalla 
de  oro  de  la  Real  Academia  Española  y  del  Instituto  Nacional  de  Previsión;  Aca- 
démico Honorario  de  la  Real  de  Jurisprudencia  y  Legislación :  Académico  Preemi- 
nente de  la  Real  Sevillana  de  Buenas  letras;  Correspondiente  de  las  Reales  de  Bue- 
nas letras  de  Barcelona  e  Hispano. Americana  de  Cádiz,  de  la  Romana  "L'niver- 
salium     Quiritutn    Coctus"  :     de    la     Société    de    Linguisti<|ue    de     París,     de     l'Alliance 

ase,    etc..    etc. 


OBRA   PREMIADA    POR   LA    REAL   ACADEMIA   ESPAÑOLA 
EN  EL  CERTAMEN  ABIERTO  EL  22   OE    WiRIL  DE   1904 


LEi!  A 

'LEUCADIO    DOBLADO 


MADRID 
Tir.   HE   I  A   "VVISTA   DE  ARCHIVOS,   hihliotecas  V    • 

Olócai/j,  1.  Teláf.  3.185 
19.20 


-11 


«Kn  las  obras  que  la  Academia  adopte  y  publique, 
autor  será  responsable  de  sus  asertos  y  opiniones; 
<-l  Cuerpo  1"  será  únicamente  <!'■  que  las  ulnas  merecen 
ver  la  pública  luz.» 

(Artículo  XXXII  de  los  Estatutos  de  la  Real  Acade- 
mia Española. 


INTRODUCCIÓN 

Extraña  personalidad,  y  por  mil  conceptos  interesante 
figura  la  de  don  José  María   Blanco  y  Crespo. 

"No  era  ciertamente  un  hombre  vulgar.  Su  alma  im- 
petuosa  era  de  aquellas  en  que  andan  en  discorde  con- 
junto brillantes  prendas  y  trascendentales  defectos.  Hijo 
y  juguete  de  uno  de  esos  terribles  períodos  históricos  en 
que  se  estremecen  y  quebrantan  las  bases  del  mundo  mo- 
ral, fué  víctima  de  las  pasiones  públicas  de  su  tiempo, 
al  par  que  de  las  suyas  propias.  No  es,  por  tanto,  es- 
casa significación  en  la  historia  literaria  de  España.  Te- 
nía fuerzas  intelectuales  para  haber  sido  un  escritor  de 
más  elevado  linaje,  y  aunque  las  malgastó  en  gran  par- 
te, a  causa  de  la  pasión,  la  inquietud  y  la  desgracia,  han 
dado  sobrados  frutos  para  que  pueda  negársele  un  pues- 
ta encumbrad"  en  las  letras  de  su  época."  (Marqués  de 
Yalmar.) 

;  Lástima  que  el  reflejo  fie  sus  luchas  internas  haya 
influido  en  los  juicios  de  la  critica  y.  por  lo  que  respecta 
a  España,  en  la  popularidad  de  su  nombre!  No  hay  mu- 
¿hi  is  escritures  que  i  >fl  e/can  al  análisis  psíquico  materia  mas 
rica  de  estudio,  ni  esculpan,  con  tan  vigoroso  relieve  en 
sus  obras  el  busto  de  su  personalidad. 

Hasta  las  circunstancias  externas  lo  sellan  con  carac- 
teres singulares.   -su   sangre  curre   mezclada   de  británica   y 


española;   su  apellido,  por  impí  izares,  llegó  a  él 

repetido  en  español  y  en  inglés;  pasó  media  vida  •  i 
ña  y  la  otra  mitad  en  Inglaterra;  -  derechos  de 

lúbdito  español  y  de  ciudadano  inglés;  ejerció  el  sacer- 
docio nacional  en  España  y  el  ministerio  sagrado  de  la  na- 
ción inglesa;  abandonó,  por  disentimientos  religiosos,  su  po- 

n  en  la    Península,  y   por  divergencias   religiosas  re- 
nunció otra  posición  en  las   islas  británicas;   fué  en    Es 

i  brillante  orador,  original  prosista  y  elegante  poeta 
y  aún  más  valioso  poeta  y  prosista  en   Inglaterra;  entre 

»tros  se  meció  su  cuna,  en  suelo  inglés  dejó  sus  cenizas; 
y  >u  ideal  político  fuí  la  intima  unión  de   Inglaterra  y   Es 
paña,  con  afanes  de  hijo  que  anhela  unir  a  sus  divorcia- 
dos padres  bajo  el  techo  de  un  mismo  hoj 

Ha   padecido  la  memoria  de    Blanco  las  contingencias 
de  cuanto  se  entrega  a  los  vientos  de  las  pasiones  y   se 
juzga  en  la  haría  de  la  parcialidad.   Entusiastas  adiuii 
res  extranjeros  le  escuchaban  como  a  oráculo;  ingenuas 
simpatías  le  acompañaron  hasta  el  sepulcro  y  sobrevivie- 
ron a   SU  accidentada  existencia:  en   tanto   fervores  de  las- 
timada   ortodoxia    en    su    patria    infamaban    su    nombn 
tendían  sobre  SUS  méritos  el  manto  del  silencio  que  plepa 
ra  el  olvido. 

La  pasión  no  ju^.ga  bien,  aun  cuando  tenga  razón  en  el 
íondo.  Dios  habrá  juzgado  los  errores  del  pensador:  a 
otros   nos  cumple   únicamente  juzgar   al   literato.   Sus 
luciones  religiosas,  más  dolorosas  para  el  que  para  nadie; 

sus  errores  y    sUs  aciertos;   su   peregrinación  en   pos  (!.•   un 

ideal,  con  sel  jamás  apagada  j  siempre  devoradora,  intensa. 

creciente,  lio  existen  para  nos., tros  sino  Como  elementos  de 
estudio  psicológico  o  en  cuanto  explicación  del  fenóme- 
no literario. 


IJJTRO  7 

En  esta  diáfana  atmósfera  de  la  literatura,  más  libre 
por  su  naturaleza  que  todas  las  repúblicas  ideales  de  so- 
ñadores  utopistas,  no  existen  diferencias  de  opinión  ni  opo- 
siciones de  política,  y  nos  es  lícita  la  noble  depuración  de 
glorias  nacionales,  dejando  sus  responsabilidades  al  hom- 
bre y  recogiendo  al  par  I<>s  quilates  de  belleza  para  el  Arte 
y  los  timbres  de  honor  para  la  Patria. 

¡Quién  no  descendiera  jamás  de  la  purísima  esfera  a 
los  tristes  círculos  de  la  realidad!  Allí  el  español  que  re- 
gó con  su  sangre  dos  mundos  por  la  Religión  católica  y 
aborreció  la  herejía  en  sus  hermanos,  se  enorgullece  de 
verse  compatricio  del  pagano  Séneca,  del  hebreo  Gabirol, 
del  mahometano  Al-Mutamid,  del  protestante  Servet. 

Tan  española  es  nuestra  empresa  al  restaurar  la  in- 
teligente figura  de  Illanco,  apenas  de  los  eruditos  cono- 
cida, que  hasta  el  ideal  religioso  recogerá  lauros  si  la  la- 
bor corresponde  al  empeño  y  el  éxito  a  la  voluntad.  Blan- 
co se  emancipa  del  Catolicismo  entreviendo  auroras  de 
libertad  en  la  comunión  evangélica,  se  arroja  en  el  cauce 
protestante  con  los  arrebatos  de  su  apasionada  naturale- 
za; mas  la  reflexión  sucede  al  impulso,  y  cuando  estudia 
en  >us  raices  el  dogma  protestante,  cuando  años  de  madu- 
ro examen,  cuando  el  ejercicio  constante  del  ministerio  sa- 
cerdotal  fecundan  su  entendimiento,  abre  los  OJOS  a  la  luz, 

convenciéndose,  y  declarándolo  en  voz  alta  con  esa  since- 
ridad que  ennoblece  sus  fluctuaciones,  de  que  si  el  Cristia- 
nismo es  una  verdad,  nadie  ostenta  mejor  derecho  que  el 
Catolicismo  para  erigirse  en  su  intérprete  y  representar- 
lo en  la  tierra. 

Tal  fué  la  última  y  definitiva  formula  de  su  convicción. 
O  hay  que  renunciar  a  toda  Iglesia,  lanzarse  en  la-  vías  de 
un  Cristianismo  sin  Cristo,  sin  dogmas,  incorpóreo,  intimo. 


8  INI: 

o  hay  que  reconocer  que  la   iglesia  Católica  es  la  depo- 
sitaría de  la  verdad,  el  arca  santa  de  la  tradición,  la 
infalible  del  Redentor  de  los  hombres. 

.NO  insistiremos  más  allá  de  1"  indispensable  en 
derroteros,  de  vivo  interés  para  el  que  surca  i.  le  la 

Historia,  de  mayor  precio  aun  para  el  historiador  de  la  Filo- 

a  o  de  la  Teología  española;  de  segundo  orden  para  el 
concepto  literario,  atraído  por  el  resplandor  de  la  belleza  y 
custodio  del  habla,  del  material  donde  el  genio  modela  SU 
especificación  artística  de  la  luz  increada  en  que  inundo 
los  Muño>  y  las  potencias  de  SU  alma. 

El  pensamiento  filosófico,  religioso  o  político;  la  leva- 
dura de  la  educación,  los  momentos  de  la  biografía,  las  cri- 
sis pasionales,  son  causas,  ,  ondiciones,  en  una  pa- 
labra, elementos  del  fenómeno  literario  y.  sin  negar  SU 
importancia  en  diferentes  ordenes.  amos  a  esfera 
secundaria,  o  mejor,  subordinada,  de  lo  que  es  ahora  para 
nosotros  inmediato  objetivo:  la  apreciación  del  mérito  lite- 
rario de  un  auti  >r  españi  >l. 

A    falla    de    mas    relevantes    valores,    nadie    podrá    negar 

nos  la  imparcialidad  ni  la  buena  fe.  ¡Cuan  difícil,  cuan  rara 
la  primera ! 

_■>•  casi  absoluto  dominio  de  s¡  mismo;  clara  concien 
cia   'le  la  misión:  propósito  de  trabajar   la  critica  como  ejer- 
cicio de  virtud;  depuración  perfecta  de   prejuicios,  antipa- 
tías, idiosincrasias  espirituales,  interés  de  personalidad  «» 
bandería,  resabios  de  educación...  Exige,  en  fin.  la  aseen 

sión    «leí    artista    a    esas    vertiginosas   alturas   adonde    II 

desvanecida,  imperceptible,  la  imagen  del  minúsculo  me- 
dio en  que  vivimos  y  el  animo  confortado  por  la  vista 
del  ideal,  desdeñoso  con  las  pequeneces  humanas,  ya 

ñas   visibles,   rinde   con   SU   intención   a   todos,  los   homl 


INTRODUCCIÓN 


lo  que  Dios  nos  pide  para  todos;  el  abrazo  de  amor  y  el  ho- 
locausto de  la  justicia. 

¿Quién  más  necesitado  que  Blancq  de  imparcialidad  y 
de  reparación?  Nadie  ha  negado,  porque  es  imposible  ne- 
garlas, sus  excelsas  cualidades;  nadie  en  mayor  o  menor 
grado  ha  rehusado  poner  una  flor  sobre  su  tumba,  ya  en 
concepto  de  pensador,  ya  en  lauro  de  poeta,  ora  en  calidad 
de  feliz  narrador,  ora  de  nervioso  y  original  prosista.  Mas 
en  cambio  de  la  confesión  arrancada  por  la  justicia,  I 
han  cooperado  a  la  execración  o  al  olvido  de  su  nombre. 
Los  católicos,  porque  renunció  al  estado  eclesiástico;  los 
protestantes,  porque  los  pulverizó  con  los  aceros  de  su  crí- 
tica; los  deístas,  porque  no  renunció  a  apellidarse  cris- 
tiano; los  franceses,  porque  fué  el  único  de  la  brillante-  plé- 
yade literaria  que  combatió  de  frente  su  invasión  en  Es- 
paña; los  ingleses,  por  boca  de  Gladstone,  porque  socavó 
los  cimientos  de  su  iglesia  nacional:  los  españoles,  porque 
combatió  a  la  Junta  Central,  al  espíritu  francés  infiltra- 
do en  las  Cortes  de  Cádiz,  alzó  luego  SU  voz  en  defensa 
de  las  colonias,  y,  puesto  en  el  último  extremo,  antes  pre- 
firió verlas  independientes  que*  esclavas;  los  americanos 
emancipados,  porque  condenó  sus  excesos;  los  americanos 
fieles  de  la  Habana,  porque  refute')  los  sofismas  que  eri- 
zaron para  sostener  la  infamia  de  la  esclavitud:  los  libe- 
rales, porque  combatió  la  política  radical  y  revoluciona 
ria;  los  absolutistas,  porque  fustigó  la  tradición  política  de 
España...  Tantos  odios  convergentes  han  casi  borrado  de 

nuestra  historia  literaria  el  rastro  de  una  de  las  mas  acen- 
tuadas personalidades  e  inteligentes  figuras  de  su  tiempo, 
superior  a  muchos  prosaicos  versificadores  y  medianos  pro- 
sistas que  usurpan  su  lugar  en  el  panteón  de  nuestras  ¡ 
rias. 


Penetrados  de  la  responsabilidad,  hemos  procurad" 
pojar  nuestra  exposición  del  ajeno  pensamiento  de  cuanto 
el  propio  pudiera  inconscientemente  atribuirle.  Al  extrac- 
tar las  obras  de  Blanco  sustituimos  su  personalidad  a  la 
nuestra,  decimos  1"  que  él  dice,  sin  desvirtuar  el  sentido, 
.sin  comentarlo,  sin  aceptar  ni  rehuir  para  el  eco  respon- 
sabilidades de  la  palabra,  Únicamente  ¡mprenscindibles 
petos  nos  inducen  a  pasar  como  el  viento  sobre  puntos  de 
extrema  delicadeza;  pero  la  esencia,  la  integridad  del  pen- 
samiento que  el  autor  < ¡ni>< >  comunicar  a  su  público,  eso  lo 
reproducimos  con  exquisita  fidelidad. 

Podrá  suceder  que,  víctimas  del  error,  a  despecho  de 
la  rectitud  del  propósito,  no  hayamos  herido  el  punto,  mas 
nuestra  aspiración  al  extractar,  lia  sido  reducir  el  n. 
de  la  Mina  .sin  alterar  las  figuras,  de  suerte  que  en  el  menor 
número  posible  «le  lineas  se  condense  la  idea  capital  y  se 
recorte  la  silueta  de  SU  evolución. 

No  hay  critica  ni  generalización  en  ausencia  de  datos. 
Ya  que  no  podamos  traer  el  dato  mismo,  justificaremos 
nuestra  labor  con  su  miniatura.  Reducida,  aunque  fiel  repro- 
ducción de  la  obra,  nuestra  exposición  ambiciona  ser  con 
siderada  como  digno  elemento  de  juicio,  si  bien  la  esencia 
de  flores  no  puede  sustituir  en  el  mundo  a  las  llores  mis- 
mas, excepto  para  alguna  determinada  e  imperfecta  apli- 
<n. 

Tampoco  esperen  los  que  confunden  la  biografía  con  la 
apología  que   rompamos  en  loores,  justificando  lo  dudo- 
nsalzando  lo  modesto,  disculpando  lo  censurable  o  dis- 
cutiendo lo  averiguado.  Nunca  hemos  comprendido  la  utili- 
dad de   semejantes  oblaciones  en  aras  de  la  parcialidad, 

pues  si  algo  ilustra  la  vida  del  autor  para   la  estimación  di 


INTRODUCCIÓN  II 

su  obra,  es  cuanto  refleja  la  verdad  y  no  queda  expuesto  a 
inevitable  rectificación. 

Ni  el  encomio  a  expensas  de  la  verdad,  ni  la  preocupa- 
ción malévola  del  sectario.  Si  nos  indigna  la  apologia  en 
Cuanto  injusta,  ¿qué  concepto  nos  merecerá  el  prurito  dé- 
la difamación,  la  innoble  tarea  de  arrojar  cieno  sobre 
una  tumba,  el  ataque  inmediato  al  indefenso  y  mediato  a. 
los  timbres  de  la  literatura  patria? 

Honrados,  ya  que  no  felices  investigadores,  hemos  te- 
jido la  trama  biográfica  con  documentos  oficíalo,  con  autó- 
grafos de  índole  privada,  con  noticias  de  irrecusable  auten- 
ticidad y  sólo  hemos  recurrido  a  las  narraciones  autobiográ- 
ficas ])ara  rellenar  los  vacíos  de  nuestra  personal  infor- 
mación. 

I  .o-  borradores,  poesías  inéditas  y  trabajos  prosados 
dr  Blanco  que  hoy  por  primera  vez  sacamos  a  luz.  han 
sido  hallado-,,  no  sin  prolija  indagación,  sin  constante  es- 
fuerzo, entre  los  papeles  conservados  por  la  familia.  Con- 
secuentes con  nuestro  plan,  nada  en  ello,  ni  la  ortografía, 
ni  las  errata>.  hemos  alterado,  respetuosos  con  la  verdad  de- 
bida al  público  y  con  el  sabor  de  autenticidad  (  i  I. 

Sin  el  cebo  de  algunas  novedades,  no  nos  hubiéramos 

arriesgado  a  excitar  respetables  atenciones,  fiando  al  inte- 
rés del  hallazgo  la  débil  esperanza  ele  un  éxito  jamás  soña- 
do por  nuestra  modestia  ni  concebible  en  los  exiguos  re- 
cursos personales. 


1 1 1     T<h1«s  los  docnmei 
obra  hállanse,  ¡>  en  poder  del  autor  o  en  ti  del  general  don  Man 
y  \  aldenebro  ><  Irellana,  ;.  primero  derecha),  hijo  do  don  José  María  I'.l.e 
i  illoqui  y  nieto  ik-  don  Fernando  Mana  Blanco  y  Crespo,  hermano  áe  nues- 
tro Ilion  rafiado. 


12  1\1¡ 

Con  absoluto  desinterés,  puestos  1"-  ojos  en  el  honor 
de  las  letras  patrias,  enamorados  de  la  justicia,  emprende- 
mos la  ardua  labor,  exentos  <lc  amor  propio  y  de  apas 
nadas  finalidades.  Nuestra  pequenez  sea  escudo  a  1"-»  gol- 
pes de  la  d<  >cta  censura :  baluai  u  a  \< »s  dispan  »s  <lc  la  critica. 
nuestra  pureza  <lc  intención. 


CAPITULO  I 

GENEALOGÍA,    FAMILIA    V    NA(  [MIENTO    DE   DOX    JOSÉ    MARÍA    BLANCO   T 
CRESPO 


La  familia  paterna  de  Ulano,  a  juzgar  |H>r  el  cuadro  genea- 
lógico,  radicaba  en  Irlanda  desde  los  tiempos  de  la  invasión  de  los 
normandos,  residiendo  primero  en  Richardstown  y  más  tarde  en 
Dublin,  capital  de  la  Hibernia,  donde  los  White  gozaban  de  ri- 
queza y  distinguida  j « »-^ici<  >n  social.  Asegura  el  mismo  Naneo  que 
el  primer  despojo  de  su  familia  se  realizó  en  los  días  del  gobierno 
romwcll;  mas,  en  nuestro  concepto,  debe  asignarse  data  algo 
anteri..r:  es  decir,  la  para  los  irlandeses  aciaga  fecha  de  [649,  ape- 
nas sustituida  la  monarquía  de  Carlos  I  por  las  intrepideces  del 
Commtinwealth.  Argyle  y  sus  partidarios  habían  proclamado  en 
Escocia  a  CarloG  II.  mientras  el  Duque  de  Ormond,  al  frente  de 
sesenta  mil  improvisados  guerreros,  habíase  apoderado  de  muchas 
ciudades  irlandesas,  estrechaba  con  apretado  cerco  a  los  de  Du- 
blin.  Cromwell,    aún   no   exaltado   al    apogeo   de    su    poder,   desplegó 

la  red  de  sus  intrigas  j  agotó  los  recursos  de  ^u  poderosa  influen- 
cia para  obtener  el   mando  del  ejército  encargado  «le   reducir  a  los 

realistas  insurrectos.  La  jamás  empañada  estrella  del  Protector  co- 
ronó de  feliz  éxito  ,ih  gestiones,  y  Cromwell,  después  de  vencer  no 
leves  dificultado,  recuperó  con  liviano  esfuerzo  las  ciudades  pro- 
nunciada-, deshizo  a  las  puertas  de  Dublin  el  ejército  de  Ormond 
y  ordenó  en  Tredah  aquella  horrible  matanza  en  que.  después  del  a-al- 
to, fue  pasada  a  cuchillo  la  leal  y  porfiada  guarnición:  "One  person 
alone  escapea  —dice  con  elocuente  laconismo  un  historiador  inglés — 
to  i>c  the  messenger  of  the  universal  havac  ti»<l  destruction." 
represalias  propias  de  aquella-  fanáticas  y  crueles  colisiones  lleva- 
ron el  duelo  a  muchos  hogares,  calculándose  en  cuarenta  mil  el  nú- 
mero de  irlandeses  que  abandonaron   SU  patria.    I".-  lo  ma.s  prol 


14 

que  a  tale-  lucí  i    remonte  la  persecución  a  la  noble 

familia  tildada  de  lealtad  es  y  de  inquebrantable  adln 

a  la  fe  católica. 

White,  con  su  hijo,  .  de  Blanco,  trasladó  entoi 

residencia  de  Dublin  a  Waterford,  rica  y  alegre  ciudad  irlav 

i  de  uno  de  1"-  seis  condados  que  componen  la  provincia  de 
Munster,  situada  a  una  legua  del  mar  sobre  las  risueñas  márgenes  del 
Shura   y  animada  por  creciente   progreso  mercantil. 

Ajunque  n<>  sea  materia  de  capital  interés,   traaaremos,  i 
pida-  lineas,  la  ascendencia  de  loe  White.  teniendo  a  la  vista  d  cua- 
dro genealógico  original  recibido  ]»>r  don  Fernando  Mana  Illanco 

espo  de  su  padre  don  GuiUenmo.  llamilt'-n  reprodujo  la  copia 
que,  aumentada  con  his  <Tiv;  notes,  le  facilitó  don  José  María. 

Los  primeros  individuo-  de  la  familia  mencionados  en  la>  notas 
de  latín  bárbaro,  procedían  de  la  Lorena,  y  en   1066  pasaron  a  In- 
glaterra mezclados  con  la  lucida  cohorte  de  voluntarios  brd 
normandos,  loreneses  y  de  otras  vecinas  comarcas  que  acompañaron 
al   D|uque  <le  Normandía  en  su  victoriosa  expedición.   Estable* 
entonces  en  territorio  inglés,  pasaron  a  Hibemia  mas  de  un  siglo 
después,  o  sea  en  1  170,  entronizada  ya  la  dinastía  de  los  Plantag 
Comienza  su  Pedigrec  la  familia  de  los  White  |M.r  Ricardo,  estable- 
cido en  Richardstown,  casado  con  María  Fhz-GeraM  y  padre  <ie  To- 
ma- White    María  Fítz-Gerald  pertenecía  a  la  it<>l>le  familia  de  los 

les  de  Kilder.  El  joven  hij<>  de  Kilder.  ya  jefe  de  raid, 

irado  por  la  sed  de  vengar  la  muerte  de  su  1  «ci*l t  -  a  por 

Enrique  VIII,  se  levantó  en  armas  contra  el  Rey,  mas  no  sonrió 

irtuna  a  sus  anhelos,  y  fué  vencido  primero  y  después  de- 
capitado. I  >H  matrimonio  de  Tomas  White  con  Marín  de  Cal- 
verstown,  nació  Eduardo,  que  trasladó  la  residencia  de  la  familia  a 
la  capital  de  Irlanda  Eduardo  se  arraigó  en  Dublin.  edificó 
/■•  de  general  consideración  y  se  enlazó  con  Mana  Drumgold.  Patri- 
cio, hijo  de  e  te  matrimonio,  continuo  el  esplendor  «le  la  familia 

con  i  Valia  l'.tow  ne.  siendo  el  ultinv»  de  los  White  que  gocó  tran- 
quilamente en  iXuMin  de  las  consideraciones  ganadas  por  SU   familia. 
pues  -u  hijo   roinás  se  rió  obligado  a  trasladar  su  residencia  1  Wa 
1  |«.r  el  tiempo  \  por  las  razones  anteriormente  expresadas 
urioso  que  los  anteriores  White  lleven  en  su  pedigrtt, 
tinuadón   del   nombre,   la   calificación  de  armiger  y    lomas   lleve 
la  de  Gentroui   Ignoramos  a  qué  puede  obedecer  semejante  variedad, 
pues  el  segundo  calificativo  parece  más  ilustre  que  el  primero  y  no 
einos  la  circunstancia  que  pudo  ocasionar  la  alteración,  Atmiger 
significa  el  que  lleva  las  armas  de  otro,  y,  en  este  sentido,  ya  Pfaut 


\   JOSÉ    M.     BLANCO   Y   CRESPO 


llama  a  un  esclavo  armigerum  y  también  scutigerum.  Parece 
ees  debieron  de  emplearse  indistintamente,  pues  los  guar- 
-  también  se  denominaban  scutarii,  por  el  escud 
■mígeros,  que  en  los  primeros  siglos  de  la  Edad  Media 
\  el  escudo  de  los  príncipes,  estaban  investidos  de 
en  el  aula  regia,  y  otros,  según  confirma  el  padre 
privilegios  otorgados  poi    los  reyes.   De  suerte 
rnúger  había  venido  a  significar  nobleza  palatina; 
¿unda  mitad  de  la  Edad  Media,  el  armígero  quedó  re- 
i  inferior  rango  de  nobleza,  puesto  que  no  ya  sólo  los  prín- 

cipi  sino  también  los  caballeros,  tenían  un  armígero,  especie  de 
escudero  portador  de  sus  armas.  De  aquí  la  resurrección  del  sinónimo 
scutarii  o  scutigeri,  de  donde  el  vulgo  sacó  escuiers  y  más  tarde  es- 
cuderos, écuyers,  scudiere,  escudeiro,  escuder,  etc. 

Vsí,  lo  que  empezó  oficio  de  esclavo,  pasó  a  dignidad  militar. 
adió  a  título  de  nobleza  tan  alta  que  hasta  regentes  5  moi 
salieron  de  la  clase  de  armígeros,  declinó  luego  a  categoría  de  ser- 
vidor distinguido,  y  al  fin  vino  a  quedar  en  tratamiento  honorífico. 
Semejante  a  la  última  acepción  es  la  de  Squirt  empleada  en  Ingla- 
terra, con  la  que  5C  honran  los  que  se  desdeñarían  de  ser  single- 
mente  mister. 

rous  goza  de  alcurnia  más  elevada,  pues  siempre  respondió 
a  la  idea  de  linajudo,  magnánimo  o  ilustre,  ya  por  el  origen,  ya  por 
las  acciones.  I.a  acepción  de  estirpe  noble,  que  disfruta  durante  la 
antigüedad  y  los  siglos  medios,  corresponde  al  grie  j    al 

nobilis  latino.  De  la  biografía  de  Temístocles  por  Cometió  Nepote 
recordamos  un  pasaje  que  dice:  Pater  eius  Neocles  generosus  fuit,  y 
respecto  al  sentid.,  de  la  palabra  en  ingles,  el  Diccionario  de  W'alker 
define  asj :  ".\',i/  of  mean  birth,  of  good  extraction;  noble  of  minó, 
magnanimous,  open  of  hr,irt,  liberal,  munificient,  str 

;  Por  qué  motivo  Idiomas  White  ostenta  un  titulo  más  ilust- 
menos  diferente,  que  SUS  antepasados?  ;  No  le  hubiera  cuadrado  mejor 

a  Eduardo! 

Cinco  lujos  nacieron  a  Thomas  de  su  unión  con  Mana  Nangíe, 
joven  perteneciente  a  la  distinguida  alcurnia  de  los  Harones  de  Na- 
van.  Carlos  pereció  dirigiéndose  a  las  India-  en  compañía  de  - 
Patricio,  hermano  de  su  madre;  Thomas,  Pablo  y  Guillermo  vi- 
nieron a  España,  y  en  fin.  la  joven  Usoon  permaneció  en  su 
país,  a  «ansa  de  haberse  casado  con  Santiago  Archdekia    En  las 

notas  ele  Illanco  se  desliza  la  creencia  de  que  la  hermana  de  su  ahuc- 
io, al  .asarse,  abjuró  el  catolicismo,  religión  que  los  White.  a  fuer  de 
buenos  hijos  de  San  I'  inservaban  con  sincero  fervor  W  ma- 


ID  VIDA    V   OBRAS 

trimonio  de  Alsoon  privó  ;i  sus  hermanos  de  l<-  bienes  raices  que 
m  en  Irlanda. 

Del  establecimiento  de  los                         en  la  península  única- 
mente om-ta  de  modo  ]» oiti v< ■  la  instalación  <k-  Guillermo  en 
villa,  pues  de  Thomas  y  Pablo  solo  dicen  los  documentos  oficia 
"Tomás  VVhite  vive  i                        »u  hermano  Pablo.   Este  Pablo 
\Vhite  que  ahora  vive  en  Cádiz  tiene  su  granja,  easa  de  recn he- 
redad en  la  villa  de  Huelva"  :  mas  no  cabe  <hula  de  qm              ■  ¡tuvo 
domiciliado  en  Huelva,  puesto  que  en  el   índice  de  expedientes  de 
pruebas  relativas  a  la  limpieza  de  sangre  incoados  en  la  Univi 
dad  de  Sevilla  se  encuentra  el  siguiente  asiento: 

"Francisco  Xavier  Blanco,  alias  VVhite,  natural  de  la  \  '  de  Ihicl- 
va,  h  l.  de  D.  Tomás  Blanco,  alias  White,  vecino  de  dicha  V."  y 
natural  de  la  Ciudad  de  Waterfordia  en  Irlanda,  y  1  >."  Isma  '  CNeale, 

natural  de  la  misma  ciudad  :  X.  P.  de  1>."  Tomás  White.  alia-  Blanco, 
natural  de  la  Ciudad  de  Dublin,  y  1  ).*  Mana  Nangle,  natural  de  Wa- 
terfordia: I>.':  Patricio  White,  alias  Blanco,  natural  <le  la  dicha  de 
Dublin,  y  D.*  Cecilia  Browne,  Padres  del  referid. >  l>."  Tomás,  Abue- 
terno    I1'   Juan  Mangle,  natural  de  la  citada  de  Waterfordia, 

y    I).'    Alicia   G-OUgh,    Padres  de  la  espresada    DI"   Mana:    X.    M     de 

ndrés  O'Neale,  natural  y  vecino  de  Carrique  junto  a  la  dha. 
de  Waterfordia,  1 >.*  Bárbara  Blanco,  alias,  White,  natural  y  v."  de  la 
referida  de  Hucha:  I  i  l'Neale  y  1  >.'  [sabe!  Lynch,  natuí 

de  la  mencionada  de  Carrique,   Padres  del  referido   I  >.n   And 

h      Juan  White.  alias  Illanco,  naturales  de  Noctover,  junto  a  Ihihlin 

\  I  >. '  Unía  Vine,  naturales  de  la  citada  de  Waterfordia,  Padres  de  la 
dha.  1  v1  Bárbari 

Don  Guillermo  había  nacido  en  Waterford  y  recibido  las 
bautismales  en  la  iglesia  de  la  Santísima  Trinidad  el  -•-•  de    V 
de  1689. 

\liora  bien;  ¿por  qué  fecha  vino  a  establecerse  en  Sevilla  don 
Guillermo  White:  Los  autores,  incluyendo  al  escrupuloso  raaesti 
ñor  Mencndc/.  v  Pélayo,  afirman  que  en  tiempo  de  Femando  \  I  . 
nía-  ha)  error  cronológico  evidente,  pues  la  confirmación  de  los  ho- 
nores de  nobleza  hecha  a  favor  de  don  Guillermo  White.  residente  en 

lia,  lleva  la  fecha  de   1732  y  fué  concedida  por  Felipe  V.   1  >c 
los  dos  hermanos  de  doña  Mana  Mangle,  Patricio  falleció  en  Manila 
en  Sevilla  una  casa  de  comercio  hacia    17-". 
.  prosperar  sus  negocios  hasta  constituir  respetable  capital 

Muerto  don  Felipe,  -n  hacienda  vino  a  poder  de  don  Guiller- 
mo White  y.  mediante  contrato  de  sociedad  con  don  Hercules  l'lun- 
ket.  la  -asa  mercantil  prosiguió  sus  negocios  adoptando  la 


DE   DON  JOSÉ    M."    BLANCO   Y   CRESPO  17 

1  IV Inte  and  Plunket.  Brillaron  días  de  prosperidad  para  la 
familia,  viviendo,  dice  Blanco,  in  the  best  style,  y  es  tradición  o  re- 
cuerdo familiar  que  la  señora  y  señoritas  de  W'hite,  para  pasar  al 
comedor,  vestían  traje-,  de  etiqueta  con  escote  y  larg  -teni- 

da por  escla 

Don  Guillermo  o  menzó  ya  a  alternar  con  su  verdadero  apellido 
W'hite,  el  de  Blanco,  traducción  .alumbra- 

ron a  designarle  así.  Era  lo  general  <iut-'  firmase  W'hite  en  los  docu- 
mentos importantes  y  Illanco  en  los  de  menor  consideración,  asi  como 
en  la  correspondencia  familiar.  Sin  embargo,  en  las  documentos  re- 
ferentes a  la  (transcripción  española  del  pedigree  que,  por  orden  su- 
ya, verificó  un  notario  latino  en  1730,  hemos  visto  que  signa  Gui- 
llermo Blanco. 

A  título  de  curiosidad  reproduciremos  una  cláusula  del  testa- 
meato  de  don  Guillermo  W'hite  y  Morrogh,  hijo  del  señor  W'hite  y 
.Vanóle,  otorgado  en  Sevilla  el  8  de  Abril  de  170.1  ante  d  escribano 
don  Luis  de  Palacios.  Dice  asi :  "  Para  aclarar  algunas  dudas  que 
sobre  mi  apellido  puede  haber,  declaro  lo  siguiente:  Mi  apellido  es 
W'hite,  y  significando  en  español  Blanco,  he  pasado  vulgarmente  por 
Blanco:  para  quitar  dudas,  en  mi  fe  de  bautismo  está  puesto  Blanco 
(alias)  W'hite.  y  no  obstante  lo  cual,  pongo  en  este  mi  testamento  el 
W  hite  primero  ]>or  ser  de  donde  dimana  el  Blanco,  siendo  su  significa- 
do; y  siempre  se  debe  tomar  por  la  misma  cosa,  y  sea  W'hite,  (alias) 
Blanco  o  Illanco,  (alia^i  W'hite.  en  cualquier  parte  que  se  encuentre." 

de  don  Guillermo,  .¡uña  \na  Andrea  Mol 
descendiente,  nada  menos  que  «le  los  reyes  de  Irlanda,  nieta  del  ca- 
ballejo Morrogh  que  acompañó  al  rey  Jacobo  11  de  Inglaterra  en  su 
emigración  a  Francia  e  hija  de  don  Bartolomé  Morrogh  v  de  doña 
Ana  Farvaeques.  Aunque  doña  Ana  Andrea  era  sevillana,  nacida 
el  -•■(  de  Noviembre  de  1 7 1  _•  \  bautizada  en  la  parroquia  de  San  Isi- 
doro  el  <>  de  Diciembre  del  mencionado  año.  como  su  padre  residía 

ir  León,  allí  se  verificó  la  l »■  ■« l.i  el  _'  de  Septiembre  ile   \~.V<. 
Cinco  hijos    nacieron   de  este  matrimonio.    I'.l   primogénito, 
gentilhombre  de  carne  V  el  Duque  de  Pariría,  hijo  de  Feli- 

pe V,  por  Real  di  1  \  de  Junio  de  175-.  y  en  posesión  de  la  lla- 

ve, honor  que  ya  había  gozado  su  padre  y  que  también  disfruto  su  her- 
mano Guillermo,  falte  ;  doña  Ana  Gabriela  permaneció  céli- 
be hasta  su  fallecimiento  en  [830;  doña  María  Fernanda  -    1 

■  la  casa  de  don  <  ¡ui- 

lleniio  fué  el  padre  de  mu 
may.  n 

•tno  María  Morrogh,  padre 


ll 

en  Sevilla  el  5  ¿¡ño  aun.  I 

ford,  realizó  un  viaje  |»>i    Francia  y  tomó  al  lado  de  su  familia. 
rder  a  su  padre, 
dcanzaba  aún  la  mayoría  de  edad  cuando  su  padre 
mejor  vida  en   Enero  de  [761,  recibiendo  sepultura  en  la  iglesia  de 
la  Casa  Hospital  de  la  Santa  Caridad  y  llevándose  la  buena  estrella 
de    la    floreciente    sociedad    mercantil,    pues    la    casa    queb 
mediados  de   1769,  >in  que  la   familia  pudiera  salvar  m 
dote  aportada  a  su  matrimonio  ]>or  «lona  Ana  Morrogh.  La  fortuna 
de  esta  señora  consistía  en  la  huerta  de  Punía,  en  d  termino  de  Ta- 
blada, finca  productiva  y  amona  a  orillas  del  Guadalquivir. 

En  ni  'li-  Febrero  de  [782  falleció  doña  Ana.  \  «Ion  Guillermo  se 
unió  cuatro  años  después  en  sociedad  (mercantil)  con  un  rico  comer- 
ciante, también  'le  origen  irlandés,  llamado  don  ill,  que  ha- 
bía venido  a  ser  su  cuñad' •  por  el  casamiento  con  doña 
White  y  Mbrrogfi.  He  aqu            •      leí  contra! 
iliill  y  don  ( ¡muermo; 

r\  presente  Nosotros  Dn.  Tilomas  Cahill  y  Dn.  Guill 
White  nos  obligamos  mutuamente  \  de-de  oy  dia  de  la  fech 

pañia  de  i  omercio  por  el  tiempo  que  sea  nra.  Voluntad:  en  cuya 
.'.  Yo  I  >.  Thomas  Cahill  por  los  fondos 
bajo  devo  tener  tres  quartas  paite-  de  Interés  j    Yo  I».  Guillermo 
White.  |»>r  mi  trabajo  en  dha.  Comp."  devo  tener  ui 
de  ínteres,  pues  no  pongo  fondos  en  ella:  V  es  Condici 
los  fondos  de  dha.  nra.  Comp.*  di  >ele  abone  ti 

.le  .1  uS  q.»o»  al  año  al  dho.  I  >.  Thomas  Cahill  para  la  Comida  «le 
m  iii-  Extraordinarios,  c  mida  lli- 

vierno  &.*...    Sevilla    p.r"   de 
( kúllermo  White 

V;i  ]M>r  e-te  tiempo  era  dueño  don  Guillermo  de  la 
te  de  la  huerta  de  Punta,  situada,  como  ante-  -,-  dio  ¡lino 

del  histórico  campo  de  Tablada,  con  la  cual  corría 
brida  White  \  Morrogh,  repartiéndose  las  utilidad' 
copropietai  ios 

('.mi    mucha   más    frecuencia    que    SU  don    Guiller- 

mo la  españolización  de  su  apellida   Unas  veces  hallamos  la   fir- 
ma Blanco  (a)  White,  "tías  White  (a)  Blanco  j   poi  ipelli- 
distintamente,  se  le  «lesionaba. 

Don  Guillermo  Mana   Blanco  j    Morrogh  y   !>••:;.,   Mar 
truihs  Crespo  j    Nevé,   padres  de  miesü  • 

lace  el  28  de  Enero  de  1771  en  la  parroquia  del  le  la 


DE   DON  JOSÉ    M.     BLANCO   ■>    I  RESPO  19 

Catedral  de  Sevilla,  y  se  velaron  el  7  de  Noviembre  del  mismo  año 
en  la  iglesia  de  la  parroquia  de  Santa  Cruz. 

La  madre  de  Blanco,  doña  María  Gertrudis  Crespo  y  Nevé, 
había  nacido  en  Sevilla  en  25  de  Marzo  de  174'»  y  fué  bautizada  al 
siguiente  día  en  la  parroquia  de  San  Peí 

Su  padre,  don  Francisco  ('ropo  Abad  y  Beltrán,  natural  de  Elda, 
habia  contraído  marimonio  el  día  g  de  Noviembre  de  1741.  en  la  villa 
de  Espartinas,  con  doña  Teresa  de  Xeve  y  Padilla,  natural  de  Ca- 
sarca en  la  provincia  de  Málaga.  Nacieron  de  e-te  matrimonio  tres 
hijos,  D."  Josefa  María,  que  entró  en  religión,  llegó  a  Abadesa  del 

ento  de  Santa  .María  de  la-  Dueñas  y  falleció  en   [832  a 
noventa  año.  de  edad;  I».    Gertrudis  y  I  >.  Antonio,  capitán  gradua- 
da teniente  de  caballería,  que  talleció  en  Nueva  Orleans  en  y  de  Sep- 
tiembre de   i7'v.v  a  I  días  de  haber  dirigido  a  su  hermana 
I».    Josefa  la  siguiente  carta  que,  por  lo  interesante,  transcribí] 

"Mi  querida  hermana  Chepita:  lie  recibido  una  tuya  y  de  ma- 
dre, fecha  de  Noviembre  del  añ"  pasado. 

"Te  quejas  en  ella  de   falta  de  carta-  mía-,  y  cuando  a-i  te  (pie- 
jaba-,  estaba  yo  en  camisa  en  poder  de  1"-  ingleses,  «pie  me  habian 
do  en  Octubre,  cerca  de   Tuerto   Rico. 

"Ya  te  lo  he  escrito;  pero  como  me  consta  que  dos  1'»  tres 
neo-  que  salieron  después  de  mi  salida  de  prisión  y  llegada  al  Gua- 
rico  fueron  también  apresados,  te  repetiré  en  -urna  que  un  cor-ario 
inglés  me  sorprendió  al  crepúsculo  del  día:  que  apena-  tuve  tiem- 
po de  arrojar  lo-  pliegos  (  1  1  al  agua,  pero  los  arrojé:  que  a-;,  ca-i 
en  camisa  como  e-taba,  fui  trasbordado  al  barco  enemigo:  que  el 
equipaje  mi.'  y  de  1"-  demás  prisioneros  lo  dejaron  dentro  del  barco 
apresado,  y  lo  mandaron  a  Jamaica:  que  con  esto  no  sólo  pendí  la  orden 

que  traía  para  que   -e  me  diesen  aqui   dinero-.   SÚIO  cuanto  era  mío. 

hasta  el  más  despreciable  papelillo;  que  á  mi  y  demás  prisión 

nos  echaron  en  una  i-la  de  piratas  ingleses,  llamada  Tórtola:  que 
al  liu.  con  mil  trabajos  >  miserias,  salí  de  ella  y  llegué  por  fin  al 
< marico,  y  que  en  el  (marico  cai  inmediatamente  enfermo  de  tercia- 
na- dobles  perniciosas  y  estuve  á  ia  muerte. 

"Ves  aquí  mí  miserable  historia.  I^>  «pie  ha  sucedido  des 
ne  vinieron  la-  paces;  que  salimos  del  Guaríco  para  la   Ha- 
bana: que  el  General  salió  de  la  Habana  para  España  el  día  16  de 
Julio,  y  que  yo,  el  día  -'7  del  misino,  me  embarque  pobre,  triste, 


que    le   fueron  entre- 


10  VIDA    V   •  ■ 

v  sin  haber  recibido  remuneración  alguna  de  la  Corte,  y  llegué 
vez  al  Nuevo  <  >rleans  el  19  de  la  fecha. 

"Anteayer  he  recibido  carta  1,  fecha  de  Er* 

difamias,   sino  Comandante   Inspector  de  las 
de   Mueva   Espa  que  en  breve  tendrá 

do  de  Brigadier,  y  la  cruz  de  la  '  >rden  de  Carlos  ten 
"I)i  á  madre  que  en  mi  nombre  le  dé  el  parabién  a  tía  Mana  Ni- 

1  dale  a  madre  esa  cana. 
"El  lugar  <le  la  residencia  de  mi  ti",  .  -,.■  le  dirigirán  las 

cartas  se  llama  Arispe.  Adiós. 

Tu  hermano, 

ANTONIO 

Nueva  '  hleans  26 

Antonio  de  Crespo  j    Nevé  escribió  un  t  •  »i  1 1 « >  titulado   Varias 
as.  II  manuscrito  está  fechado  en  1792  y  dedicado  al  Genera] 
I  >.   Bernardo  Gálvez,  cu)  •  ido  al   frente,  es  obra  <lel 

mismo  <  Ye»|>". 

I.a   familia  de  doña  Gertrudis  Crespo  se  hallaba  entronca' 
la  nobk/a  andaluza,  mas  no  disfrutaba  ella  desahí 
limitándose  a  vivir  en  unión  <le  mi  madre,  con  lo^  productos  de  un 
vínculo  y  las  pensiones  de  un  tío  suyo,  gobernador  militar  que  lia- 
do en    Mmérica.   Kl  padre,  ausente  de  España  por  largos  años, 
separado  de  su  esposa  j   corriendo  |  de  borrascosa   vida, 

para  nada  se  cuidaba  del  sustento  ni  dd  porvenir  de  su  mujer  \  de 
su  hija.   Xo  obstante,  pasados  much 

hall"  refugio  en  el  hogar  de  su  yernocontra  la*  injurias  de  la    • 
\si  las  dos  abandonadas  señoras  se  esforzaban  en  sostener  como  i*- 
dian.  el  decoro  de  mi  nombre  y  '  1-  de  la  vida  social, 

este  histórico   vinculo   familiar  di 

trudis,  fundado  en  la  villa  de  Olivares  (Sevilla)  en  1616 
tituyen  diversas  fincas  urbanas,  que  se  distinguen  en  aquella  lo 
dad  con  la  denominación  de  "Casas  del  Víncul 

Xo  tuvo,  pues,  don  Guillermo  Blanco  mus  interés  en  -u  matrimo- 
nio que  el  honesto  móvil  de  verdadero  amor,  según  correspond 

ad  de  su  caí  la  rectitud  «le  mi*  coi  i  am- 

e  h  ;    en  él  la  fe  católica,  tan  arraigada  en  lo 

tes  i.ien  se  había  desenvuelto  con  may 
en  i  do  de  pensamiento  ofrecía  el  medio  mas  i.,. 


• 


DE    DON   JOSÉ    M."    BLANCO   V   CRESPO 


ble  para  La  expansión  de  creencias  ya  acrisolada-  por  los  reveses  en 
1"^  primeros  individuos  de  la  noble  familia. 

¡mi  Guillermo  de  bondadoso  carácter,  aunque  al  exterior  pu- 
diera juzgarse  adusta  la  rígida  formalidad  de  su  conducta  y  mcxlales. 
Su  educación,  -i  no  esmeradísima,  era  bastante  solida  para  las  esca- 

-  agencias  de  los  tiempos  y  se  había  completado  a  estilo  ingles  con 
el  viaje  a  Inglaterra  y  a  Francia  Aplicando  la  rectitud  de  su  espíritu 
a  los  deberes  religiosos,  era  exacto  cumplidor  de  cuantas  obligaciones 
la  Iglesia  prescribe  a  sus  fieles  y.  sincero  creyente,  jama-  pensaba  ha- 
ber laborado  bastante  i»>r  la  purificación  y  salvación  de  su  alma.  Las 
horas  que  le  dejaban  libres  sus  ocupaciones  y  gran  parte  de  los  dias 
festivos,  se  consagraba  a  prácticas  devotas  y  a  a.-i-tir  a  enfermos  en 
los  hospitales,  sin  oponer  repugnancias  a  las  penosas  faenas  que  la  en- 
fermería exige,  ante-  bien  recreándose  en  desempeñar  los  más  humil-- 
des  oficios  para  beneficiar  al  prójimo  y  alabar  a  Dios  con  el  home- 
naje  de  la  caridad.  No  escarmentó  don  Guillermo  de  tan  caritati- 
va- accione-  ni  por  haber  sufrido  el  contagio  de  grave  enfermedad, 
sino  que,  repuesto  de  la  adquirida  dolencia,  tornó  cual  ante-,  sin  va- 
nidad y  sin  miedo,  a  reanudar  aquellas  obras  que  le  dictaba  -u  Con- 
ciencia. 

Tan  imbuida  yacía  su  mente  en  las  creencia-  n  |iie  en 

una  de  estas  sesiones,  mientra-  se  trataba  de  administrar  los  auxi- 
lios espirituales  a  un  moribundo,  le  pareció  oír  una  \oz  extramun- 
dana  aconsejando  al  enfermo  que  rehusara  confesar  y  recibir  los  úl- 
timo- Sacramento-.  A  nadie  cupo  la  menor  duda  de  que  el  mismo 
Satanás  había  pronunciado  aquellas  sacrilegas  palabras. 

De  la-  idea-  de  doña  Gertrudis  inútil  parece  hablar.  Mujer, 
ñola,  nacida  en  el  siglo  XVIII,  sin  ma-  intimidad  que  la  de  su  madre  y 
respirando  la  atmósfera  '!<•  la  sociedad  de  su  tiempo,  sus  creencias  te- 
man la-  honda-  raice-  y  la  inconmovible  ha-e  sobre  que  la  fe  de  : 

tro-  mayor  a  imperante,  avasalladora,  absoluta. 

En  tal  cristiano  y  piadoso  ambiente,  en  semejante  casa  que,  cual 
dice  Menéndez  y  Pelayo,  "más  que  escritorio  de  comerciante  pai 
un  monasterio  di-  rígida  y  primitiva  observancia",  nació,  primogénito 
de  aquel  matrími  mii  >.  d<  m  José  María  Blanc  i  y  <  Iresp  i  el  día  1 1  de  Ju- 
lii  'le  1775.  siendo  bautizado  en  la  histórica  iglesia  parroquial  di 
1.1  1   ruz.  1.a  fecha  1  1  de  Junio  que  ge  lee  en  la  biografía  escrita  ; 
>eñor  Lasso  de  la  Vega,  debe  ser  error  de  imprenta.  IX-  toda  -nerte.  la 
copia  de  la  Fe  de  bautismo  tínuación  i".-   l 

da  duda  acerca  del  particular.  Haremos  constar  (¡ue  Blanco  nací 
la  calle  de  la  Jamerdana,  -1  bien  no  hemos  podido  determinar  el  nú- 
mero de  la  casa 


VIDA     ■ 


Fe  de  bautismo. — Hay  un  >ell"  circular,  estampado  en  imprenta: 

en  el  centro  el  escudo  real:  en  la  orla  esta  leyenda:  "Ferdin.  VIL 

D.  G.   Ili-p  et  tnd.   Rex  (Hay  una  cruz,  i  Quarenta  maravedís. — 

Sello  (Juan. «.  Quarenta  Maravedí.-.  Año  de  Mil  (  tchoáentos  y  l>iez. — 

para  el  Reynado  de  S.  M.  el  Sr.  1).  Joeef  Primero." 

Kl  <ura  de  la  parroquia  de  Santa  Cruz  de  Sevilla  certili* 
en  un<>  de  sus  libros  de  Bautismos,  al  folio  »6  vuelto  se  halla 
guíente  partida: 

"En  miércoles,  doce  «lias  del  me-  de  Julio  de  mil  setecientos 
setenta  y  cinco  años,  yo  I  >n.  Juan  de  Aren/ana.  Cura  Beneficiado,  de 
la  parroquia]  de  Santa  Cruz  de  Sevilla,  bai  Mhna  del  I 

ter.  Guillermo,  Gabriel,  Antonio.  Benito,  Gertrudis,  Joaquín,  Francis- 
aracciolo,  que  nació  el  día  once  de  dicho  m  «ice  y  doce 

de  la  mañana;  hijo  de  1  >.  Guillermo  Mana  Blanco,  (dios  White,  natu- 
ral  de   Sevilla,   y    de    1 )."    Mana    Gertrudis   <  respo,   natural    de 
ciudad. 

elos  paternos:  Don  Guillermo  Blanco, alias  White.  natural  de 
Waterford  en  el   Reino  de   Irlanda,  y  Doña  Ana  Andrea 
natural  de  esta  ciudad.    Mínelos  maternos:   Dn.    Francis 
Abad,  natura]  de  FJda,  en  el  Reino  de  Valencia,  y  Doña  !  eresa  Nevé, 
natural  de  <  'a-are-.  Fué  madrina  del  niño  Doña  Ana  Gabriela  Bl 
alias  White,  natural  de  esta  ciudad,  a  quien  advertí  el  parentesc 
pi ritual  y  obligaciones,    lecha  ut   -ttpra  Dr.    1  »on  Juan  de  Aren- 

zana.  Concuerda  con  su  original,  que  existe  en  el  ardí  I  i  pa- 

rroquia. 

illa  veinte  y  nueve  di'   agosto  de  mil  ochocient«  .- 
Un    Félix  Jos.  Re)  noso. " 

Como  lo-  biógrafos  de  Blanco  no  mencionan  más  <iu<"  ll('^  'u ' 
mano-   de   nuestro  poeta,   debemos  consignar  que  don   Guillermo 
Blanco  tuvo  seis  hijo-,  a  saber : 
El  primogénito  don  José  María. 

.    \na  María,  nacida  en  i.    de    VgOStO  de  \~~~.  la  cual  falleció 
niña. 

i  Teresa  María,  nacida  en  -7  de  Diciembre  de  1778  y  tami- 
zada en  la  parroquia  del  •  <1  jo  del  mismi 
en  el  convento  de  Santa   Maria  de  la-    Dueñas  de  Sevilla  y    falleció 
1  de  No      nbre  de  1802,  siendo  enterrada  en  su  convo 

1  María  d<   la  Salud  I  e manda,  nacida  en  15  de  Octubre  de 
1781  y  bau  administi  mentó  el  h 

diz  1  el  1 7  cu  la  parroquia  del  Sa 
•-  Reyes  el  ¡7  de  íuni< •  <\v 


DE    DON   JOSÉ    M."    BLANCO   Y   CRESPO  23 


el  nombre  de  Trinidad,  y  falleció  el  30  de  Junio  de  [813,  siendo 
inhumada  en  su  convento. 

Don  Guillermo  María,  segundo  hijo  varón,  nació  el  j<>  de  Mayo 
de  1783,  fué  bautizado  en  la  parroquia  del  Sagrario  y  sepultado  en  la 
misma  el  t6  de  Marzo  de  1788. 

Don  Fernando  María,  nacido  en  2  de  Febrero  de  1786,  bautizado 
en  la  parroquia  del  Sagrario.  Don  Femando  contrajo  matrimonio  con 
doña  Juana  Maria  de  Olloqui  y  F.strada  el  16  de  Noviembre  de  [818 
en  la  parroquia  de  San  Martín  y  falleció  el  27  de  Enero  de  1849,  re- 
cibiendo sepultura  el  día  20  en  el  antiguo  cementerio  de  San  Se- 
bastián. Se  graduó  en  Filosofía  en  4  de  Mayo  de  1802.  Era  Oficial 
de  uno  de  los  regimientos  que  constituían  las  fuerzas  defensoras  de  la 
capital  de  la  nación  contra  el  ejército  invasor  mandado  por  Napoleón 
en  persona,  asistió  a  la  batalla  de  Somosrerra  el  30  de  Noviembre 
de  [808;  cayo  prisionero  en  Madrid,  y  conducido  a  Francia,  sufrió 
seis  años  de  cautiverio  en  Dijón.  Vuelto  a  España,  se  separó  volun- 
tariamente del  servicio  con  el  empleo  de  capitán.  Doctor  de  la  Uni- 
versidad de  Sevilla:  <  atedrático  en  ella  y  miembro  de  diferentes  cor- 
.  su  reputación  como  hombre  de  ciencia  rayo  ;i  gran  altura 
Ejerció  también  el  cargo  de  Cónsul  del  Rey  de  los  I'  illa. 


PITULO  II 

NIÑ1./    V    PRIMERA    EDUCACIÓN    DE    BLANCO 

natural,   la  primera  intención  d<  iUermo 

Fué  educar  a  su  primogénito  para  que  continuas  le  la 

.  a  tal  fin  le  mandó  asistir  al  le  un  empl 

irlat  eñó  a  escribir  y  le  comunión  nociones  <lc  aritm 

aplicada  a  la  práctica  del  ■  nversación  con  los  depen- 

dientes  y  la  misión  .Ir  copiar  '..  ndencia,  a 

1"^  antiguos  comerciantes,  que  aún  ■  in  las  prensas  d< 

piai-.  le  Familiarizaban  i"¡i  el  idioma  ingles,  si  bien  no  pued< 

fue  l<>  aprendió  entonces,  pues  su  léxico  se  bailaba  limitado  al 
tecnicismo  mercantil   \    a  1<>-  de  la  vida,   sin 

ir  con  que  el  inglés  hablado  en  el  escritorio  era  el  incoi 
aje  'K-  1'  -  irlandeses,  con  todas  I;  tridades  de  su  especial 

pronunciación. 

I.a  niñez  de  Blanco  presenta  un  sello  de  aislamiento  y  de  n  < 
ontribuyendo  a  excitar  prematuramente  la  • 
a  despertar  el  subjetivismo,  preparaba  el  espíritu  para  la  ulterior  idio- 
sincrasia 'le  su  inquieto  Fantástico  pensamiento.  Soñador,  como  todos 
lo>  espíritus  que  (¡ven  fuera  de  la  órbita  natural  «le  su  imaginación; 
aislado,  sin  amigos  que  distrajeran  su  melancolía  y  «lev 
él  la  propias  ile  la  ¡1  unido  de  la  práctica  mer- 

cantil,  tan  opuesta  a  los  vw  idas;  ^"lita- 

ía  <le  aquellos  dependientes,  tan  separados  '!<■  «■'.  por  la 
y  i*>i  el  ca  lo  largas  horas  lejos  de  su  madn   )   sin  ha- 

llai  en  la  bondad  adusta  del  carácter  paterno  la  expansión  exi 
P'.r  la  niñ(  erraba  en  peligrosa  reclusión,  su  ]h-- 

cho  temblal  rivía  en  prematura  >  eo  que 

m  <  ruillermo  a  1"-  ej<  del  tempL 

tal,  donde  le  ayudaba  a  cuidar  enfer- 


ei!>.\    V  OBRAS    DE  D.  J.  M.     BLANCO   V   CRESPO 


mfesar  al  convento  de  San  Pablo,  hoy  parroquia  de  Santa  María 
Magdalena.  Allí  9U  padre  le  obligaba  a  |>ermanecer  unas  dos  horas  en 
la  Iglesia,  práctica  para  su  movilidad  profundamente  antipática. 
Kl  subjetivismo,  yunque  de  la  personalidad  y.  por  ende.  ab> 

upodenaba  de-de  el  nacimiento  de  aquel  espíritu  cria- 
do en  la  soledad,  pues  la  comunicación  con  su  padre  no  era  bastante 
expansiva;  los  cuidados  maternos  adolecían  de  poco  asiduos,  mer- 
ced a  los  padecimientos  que  consumían  a  doña  María  Gertrudis; 
la  comuni'  niños  se  hallaba  formalmente  prohibida  por  don 

Guillermo,  temeroso  de  «pie  el  contacto  de  los  compañeros  pervirtiese 

hijo,  y  las  dos  hermanas  de   illanco,  no  pudiendo  recibir  educa- 
ción  directa  de   su    madre,   habían    sido   enviadas   a  educarse   en    un 

■  nti '. 

A  lo-  con!  de  un  alma  suprior  a  la  vulga- 

ridad, ¿qué  horizonte  podía  ofrecer  la  prosa  del  escritorio?  Tiene  Ín- 
dole tan  singular  el  comercio,  que  o  despierta  vocación  irresistible  o  en- 
gendra la  repugnancia  de  invencible  aversión.  >r  afirmar 
que  tanto  se  nace  comerciante  cual  se  nace  ]»ieta.  Puede  asi  compren- 
derse la  angustia  de  un  carácter  nervioso,  impaciente  y  un  tanto  iluso, 
ante  la  perspectiva  de  la  profesión  mercantil  como  ejercicio  cotidia- 
no v  definitiva  fórmula  de  su  vida.  1                   entimientos  del  niño 
hallaban  cierto  apoyo  en  la  inclinación  de  su  madre,  y  en  el  dolor  con 
|ue  é                   reía  ver  desmejorarse  la  salud  de  su  hijo  ]>or  el  efecto 
deprimente  de  su  vocación  contrariada  y  de  la  monótona  labor.  De 
algún  alivio  sirvió  a  Illanco  «pie  su  tío  político,  distinguido  aficióna- 
lo a  la  música,  se  decidiera  a  enseñarle  los  rudimentos  del  violín: 
a  idealidad  de  la  música  no  podía  pasar  de  lenitivo. 
nunca  llenar  el  vacio  de  sentimientos  y  de  aspiración  tgnaa 

una  forma  decisiva  y  concreta.    El   instinto  maternal  adivino  en 
aquella  ocasión,  como  en  otras  ulterio  le  Illanco  y.  acu- 

diendo a  la  necesidad  del  hijo  a  la  vez  que  a  la  inclinación  de  la  madre. 

¡guió,  no  sin  penoso  esfuerzo,  que  don  Guillermo  se  decidiera  a 
buscar  un  profesor  de  latm  al  niño,  disminuyendo  las  horas  de  oficina 
para  dar  espacio  al  estudio  de  la  lección  de  Humanidades.  Tan  h 
era  la  antipatía  de  Illanco  al  comercio.  ,  cultu- 

ra de  sus  ilusiones,  «pie  el  estudio  del  latín,  con  pecar  de  árido,  y 
ni. ts  entonces  por  el  fatigoso  método  empleado  en  su  enseñanza, 
tituyó  para  él  una  felicidad,  más  que  p 

el  presagio  O  aurora  de  nueva  vida,  de  la  vida  soñada  por  el  alma  y 
II' -rada  va  como  perdida 

\o  faltaron  amarguras  compensadoras  de  aquel   relámpa 

idad.  La  rama  irlandesa  di  la  familia  te  de  abóle 


i6  vir>.\  y  01 

i  para  d  niño  porvenir  mas  noble  ni 
l»r'>íi  lucrativa  que  el  comercio,  po 

ojo  la  instrucción  de  las  Humanidades,  <|ue  podían  distraerle  d 
positiva  conveniencia.  La  rama  femenina,  desdeñosa,  como  legítima 
■la.  hacia  la  profesión  mercantil,  procuraba  atraerle  a  sus  ilu- 
a  literaria.  Indiferente  por  a  la 

suerte  del  niño,  d  ahucio  materno  se  abstuvo  de  terciar,  api 

lo  el  tale >r  y  evitando  la>  molestias  dd  hogar  hasta  mi  muerte, 
¡da  en   1786.    En  esta  pugna,   Blanco;  que  contaba 

tinuamente  ¡ala  respetuosa  y  hasta  exagerad 

ferencia  con  '|uc  los  eclesi  n  recibidos  y  la  veneración  con 

que  «le  ellos  se  hablaba  cuando  ni>  estaban  pi  livinó  con 

extraña  precocidad  la  solución  definitiva.  Todas  las  familias  es| 

ne  honra  contar  con  un   sacerdote  entre  SUS  iiuli- 

lecidiéndose  él  a  adoptar  d  estad  co,  disfru- 

-  .n  honores  1  ibutada  a  '.. 

tidades  sodales,  se  divordaria  para  siempre  «leí  aborreddo  escritorio 

y  entraría  plenamente  en  la  esfera  ida 

superior  entre». : 

la  adolescencia  Nadie  podía  oponerse  a  su  resolución.  La  madre  y  la 
rama  femenina   verían  halagadi 

funda  convicción  religiosa  del  padre  no  permitiría  al  fer 
disputar  al  cido  un  alma  que 
Y  asi  aconteció.  Dedarado  el  vehemente  deseo  de  ab 
tado  sacerdotal,  la  madre  no  cupo  en  si  amilia   j«a- 

terna  -•lamente  objetó,  ímpdida  l>«>r  la   frialdad  de  - 

que  convenia  cerciorarse  de  -i  se  trataba  de  voluntariedad  in- 
fantil •  !  de  predisposición  efectiva.  Se  consultó  . 
v  el  fallo  nime:  el  niño  había  h  influjo  de  de- 

cidida vocación.  Imposible  resistir  a  declaración  tan  terminan!. 

■  al  niño  a  estudiar  a  la  escuda,  j  el  padre  opin»  >.  batiéndose 
última  trinchera,  que  Blanco  debía  continuar  ]H.r  las  ma- 
dizaje  mercantil  en  el  aborrecido  escritorio,  p 
en  d  transcurso  de  los  próximos  años  experimentaba  algún 
cambio  en  sus  deseos  ••  en  mi  opinión. 

i  con  que  expresa  Blanco  su  alegría  al  verse 
y  jugando  en  compañía  de  otros  niños,  p 
le  su  infancia,  se  nota  el  eco  sincero  del  júbilo 
La  1 
otra  \ ida,  o  por  mejor  d<  1   de  la  que 

existido  ajeno  l  ado. 

-o^  duranti  iños  que 


DE  DON  JOSÉ   M.*    BLANCO -Y   (  Rí  -  27 

asistió  a  sus  aulas,  pasando  a  los  catorce  al  estudio  de  1<>  que  entonces 

se  llamaba  Filosofía.  Su  instrucción  era  aún  muy  deficiente  en  las  Hu- 
manidades y  totalmente  nula  en  otras  materias.  Mas  1"-  director 
[(¡rituales  de  sus  padrea  declararon  que  no  era  necesario  saber  mucho 
latín  y  menos  todavía  de  las  demás  cosas;  de  suerte  que  ascendió  a  es- 
tudios superiores  sin  la  correspondiente  preparación.  El  mismo  Illan- 
co nos  dice  que  n<>  había  leído  más  libros  que  El  Año  Cristian". 
pues  tmla  otra  lectura  era  prohibida  como  perjudicial  por  la  escru- 
pulosidad de  su  padre,  y.  -i  poco  después  leyó  el  Quijote,  hubo  de- 
efectuarlo  a  escondidas  en  un  ejemplar  facilitado  por  el  maestro 
de  música  que  había  continuado  la  enseñanza  de  violín  comenzada 
por  el  ti^ '  de  Blanco. 

No  sabemos  -i  con  autorización  de  SU  padre,  o  también  a  hurta- 
dula-,  había  leído  repetidas  na  traducción  española  de  Las 
Aventuras  </<•  Telémaco,  existente  cu  la  exigua  biblioteca  de  su  i 
.Merece  singular  mención  el  suceso,  porque  determinó,  según  Blanco 
afirma,  su  primera  duda  acerca  de  la  religión  católica,  lis  curioso 
observar  cómo  el  carácter  se  determina  embrionariamente  desde  la 
infancia,  pues  no  parece  Fenómeno  vulgar  (pie  a  la  tierna  edad  de 
Ocho  año-;  -urjan  dudas  acerca  de  tan  arduos  asuntos,  y  menos  en 
personas  educadas,  como  Blanco,  en  el  ambiente  de  la  más  pura  re- 
ligiosidad,  y  sin  ninguna  provocación  llegada  del  exterior.  Su  ad- 
miración por  el  sabio  Néstor,  por  el  prudente  (Jlises,  a  cuya  discreción 
se  alude  con  frecuencia  en  el  eur-o  .le  l.i  obra,  y  por  '-tro-  emi- 
nente- varones  que  en  el  libro  se  ensalzan,  le  sugirió  la  pregunta 
de  cómo  podían  hombre-  de  tan  alto  |>ensru-  equivocarse  cu  el  plinto 

más  interesante  de  la  reflexión  humana.  ¿Nlo  podríamos  nosotros 
ser  lo-  equivocados?    atormentóle  esta  incertidumbre  largo  tiempo, 

y  llegada  la  época   de   confesar,   al   hacer   su   examen   de   conciencia. 

comprendió  lo  pecaminoso  de  su  duda  y  la  necesidad  de  deponer- 
la en  el  tribunal  de  la  penitencia  "  \  medida  que  escriU>  — dice  en 
su    autobiografía —    se    me    representa    el    sitio   dei    confe-ona 

.1  silueta  del  padre   Barea,  grueso,  colorado,  de  bellísimo  ca- 
rácter, a  ]>c-ar  de  -er  el  teólogo  de  la  Inquisición  y  de  odiar  d< 
razón  a  lo-  herejes.    \1   acusarme,   presenté  lisa  y   llanamenl 
argumento.  Su  asombro  le  obligó  a  caer  de  espaldas  en  el  . 
sonario,  y  luego,  valiéndose  de  la-  frases  más  melosas  'pie  el  idio- 
ma  español  posee  para  hablar  a  los  niño-,  me  preguntó  qué 

de   libro-  leía.    I  .a  pregunta    fue  asi:    "Angelito:   ¿qué   libro-    |© 

»  ontestéle  con   sencillez  que  no  leía  más  libro-  que  el    Telém 
Al  oír  esto  se  sonrió,  y  exhortándome  a  que  no  atormentara  mi  ca- 

•l\io  de  todos  mis  p  ■  1   -i- 


at 

quiera  me  prohibió  el  uso  >lcl  lil>r<>.  causa  inocente  de  mi  es 
ticísi   .  le  de  haber  tenido  espíritu  pro f ético  me  habría  re- 

torcido el  cuello,  previendo  que  al  correr  del  tiempo,  hasta  los  lu- 
que  el  había  quema  isto  me  habrán  de  encontrar 

demasiado  hereje. " 

.   Ii .-  esto  en    España  ei  I 

mosa  decadencia  Los  únicos  frutos  intelectual' 
nuestro  pais  debieron  su  savia  a  la  afición  e  iniciativa  individual, 

ue   en   las  demás    r< 
Andalucía  y  de  Valencia;  mas  en  >idades  poco  se  pro- 

ducia  que  no  fuera  aborto  de  la  ignorancia  o  «le  la  presunción,  y 
i   reducido  muñere   de  disciplii 
Castro  ensalzando  a!  padre  Ceballos,  ese  titán  de  la  ocl 

ue  intentó  levantar  una  encielo] 
lladora  enciclopedia   sensualista:   "Admira  le  erudició 

es  difícil   calcular  dónde   pudo  adquirirla  en  rabie 

<le  i  uelas.''    1.a  enseñanza  que  Blanco  recibió  ento 

para  prepararle  al  sacerdocio  se  redujo  al  Catecismo  \ 
explicacios»  n  que  él  afirma  llegó  a  ser  una 

lidad.  Mayor  intensidad  se  dio  a  la  preparación  moral.  pu< 
sometían  a  buen  número  de  devociones  que, 

no  respondiendo  a  la-  ilusiones  «le  rida  intelectual  forjadas  ei 
mente,  le  producían  instintiva  repulsión  Se  estremecía  a  la  II 
da  de  un  dormí  en  el  inalterable 

ia:  i»>r  la  mañana  confesión  seguida  de  largas  devoción) 
ayiínas;  tíos  horas  de  rodillas  en  la  Catedral  después  del  <1< 
no;  o  5  de  comer ;  tres  ho- 

istir  enfermos  en   los   hospil  itO  en   Comj 

\   baj  lancia  de  sU  padre. 

El  paso  de  la  escuela  a  la  fu  —  fia  suponía  una  pequeña 
.1  de  libertad,  pues  se  le  permitió  salir  solo  para  asistir  . 
icos  en  i       estu  liaba  Su  padre,  hijo  de  , 
le  los  padres  de  Santo  Domingo,  miraba,  inspirado 
con   harto   recelo   la  nivorsidad,   sospecho! 

cierta   libertad   poco  orto  la  expulsión  de  lo 

Bntn  de  Santo  Tomás,  fundado  i*>r  el  arzobispo    i 

ido  antagoi 

homb  •  tes   dd    pueblo  mani- 

festaban sus  preferencias  por  uno  blecimiento,  y  minea 

la   hostilidad   había   alcanzado   vuelos  tan   crecidos,   pues  desde   la 

:.!<■  proclamación  de  (arlos  \\  ,  en  que  Universidad 
rivalizaron  en  ostentación,  poel  ritores  de  uno  y  de 


lí.     BLAN<  O   Y   I  KESPO  29 

bando   se  asaeteaban   con   -.airas   y   fiHpkas.    E]    ingenioso    i 
Palma,  el  padre  Alvarado  y  fray  Pedro  Gallego  disparaban  contra 
la  Parva  Athenas,  nombn  imente  aplicado  a  la  Universi- 

dad, y  "tra  no  menos  lucida  cohorte,  al  trente  de  la  cual  esgrimía 
Lorite  su  chíst080  Epitafio  y  Su  /il<></¡,>  fúnebre,  ridiculizaba,  al 
parecer  con  mas  razón,  las  enseñanzas  de  los  padres  de  Santo  Do- 
mingo. Poco  afecta  a  los  frailee  de  esta  orden,  doña  María  l 
trudis  había  repugnado  confiarles  la  educación  de  su  hijo;  mas  el 
reverendo  padre  Presentado  planteó  el  asunto  como  caso  de  con- 
ciencia. "En  la  Universidad  — argüía —  se  enseña  la  existencia  de 
un  Espacio  infinito  y  eterno,  o,  como  quien  dice,  se  predica  la  exis- 
tencia de  dos  Dioses."  La  -"-pecha  de  herejía  hizo  temblar  a  don 
Guillermo  y  las  vacilaciones  se  disiparon. 

La  disciplina  de  los  dominicos  constituyó  un  nuevo  desencanto 
para  los  sueños  del  adolescente,  caldead"-,  por  la  exuberancia  de  su 

¡inación.   I  i  desde  luego  el  estudio  de  la  Lógica.   luí 

las  escuelas  dominicanas  se  explicaba,  a  titulo  exclusivo,  la  lógica 
escolástica,  árida,  seca,  con  la  rigidez  del  silogismo,  contraria  al 
:  1  de  los  tiempos  y  de  la  filosofía  moderna.  Así  el  espíritu 
joven,  rigoroso  y  critico  de  Blanco  debió  de  conmoverse  con  de- 
cepción  hondísima  al  enredarse  en  las  mallas  de!  conceptismo,  tan- 
to más  cuanto  que  su  deficiente  preparación  agrandaba  las  dificul- 
tades del  estudio,  espesando  la-  tinieblas  de  material  tan  abstracto. 

En  e-ta  primera  crisis  de  su  pensamiento  creyó  hallar  un  rayo 
<lc  luz  cuando  una  hermana  de  su  padre,  poseedora  de  regular  bi- 
blioteca, le  permitió  leer  la-  obras  de  Feijóo.  La  impresión  fué  pro- 
funda   y    ejerció    duradero    influjo   cu    toda    su    vida.    Aquel    sentid" 

critico,  algo  superficial,  pero   legítima  derivación  del   pensamiento 

i,  brindaba  antecedente  lógico  al  volterianismo  «pie  pa 
Illanco  antes  de  marchar  a  Inglaterra  y.  aunque  adormecido  por  el 
misticismo  protestante,  retoña  a  intei  síonando  al  fin  la  ex- 

plosión con  -pie  en  SUS  Últimos  año,  sometió  a  critica  la  teología 
anglicana  y  aun  el  mismo  sistema  unitario  que,  p>r  su  mayor  sim- 
plicidad j  el  calor  místico  racionalista  que  lo  animaba,  parecía  me- 
tió, accesible  a  los  embate-  del  análisis  y  a  lo-  peligros  de  la  re 
beldía. 

La  lectura  de  Feijóo  pasó  rápida,  como  bebida  con  fiebre 
tilín..  rtigo     l.a   exquisita   impresionabilidad   de    Blaní 

.-obraran  ocasiones  de  comprobación,  le  arrebataba  a  adoptar  con 
entusiasmo  la  primera  fórmula  que  le  deslumhraba ,  y  como  en 
el  mundo  del  pensamiento  todas  la-  actitudes  son  tanto  m< 
cuanto  más  rápidamente  adoptada-,  venia  después  la  cril 


3o  VIDA 

derribar  el  pedestal  del  i « 1  •  »1» ►  improvisado,  a  abrir  en  el  pecli.>  de 
Blanco    >tra  herida  y  a  d< 

•:;   lauta  prisa  el  que  den» »ha  tan  despa* 
a  una  labor  crítica  j   cautelosa  siguiera  una  súbita  y  no  madura  re- 
uraí  vehemencia  se  a    • 
ñas  del  ilustre  benedictino;  logró  apropiar! 
lulo  intimo,  >le  1'-  que  dio  clara  muestra  en  sus  jui 
y  depile  aquella  altura  miró  con  desden  la   filosofía  predicad 
las  aulas  de  los  dominicos.  Pero  el  desdén  de  Bla  -lí m— 

pico,  llevaba  el  -ello  de  irritabilidad,  propio  de  aquella  apasionada 
complexión  y  se  desbacía  en  corriente  tra  la  pequenez 

que  lo  provocaba. 

El  primer  efecto  «le  las  ol>ras  del  benedictino,  fué  abrir  en   la 
mente  de  Blanco  ancha  brecha  ]»>r  donde  emigró  la  fe  y  penetró 
epticismo.  Nq  escapó  la  transformación  a  la  perspicacia  de  la 
madre,  que  'leíante  de  el  dio  gracias  a   Dios  porque   SU  hijo  hubie- 
ra nacido  en  España,  pues  de  lo  contrario  pronto  habría  salva  I 

frontera-  de  la  Iglesia.   Illanco  entonce-  cerró  de  una  vez  el  te\' 

la  escuela,  no  obstante  la-  reprensiones  del  fraile  que  dirigía  la  cla- 
se, ha-ta  que  un  dia  se  levantó  resuelto  y  afirmó,  ante  la  i 

del  profesor  \   de  su-  condiscípulos,  que  aquella  me- 

recía su  atención  ni  el  trabajo  de  estudiarla,  acompañando  su  tesis 

todos  los  argumentos  que  su  precocidad  y  la  lectura  de  1  i 
le  suministraron.   Preguntóle  sarcásticamente  el  profesor  que  doc- 
trinas eran   la-  que  habían   incurrido  en   SU  d<  I  1   alumno 

>tó  que  estimaba  erróneas  la-  teorías  físicas  de  la-  simpal 
antipatías,  aún  más  absurda  la  creencia  en  el  vacio,  y  expuso  la 
na  'le  la  presión  atmosférica  y  de  la  bomba  aspii 

Id  descompasado  atrevimiento  no  redundó  en  perjuicio  inmediato, 

das  la-  ira-  del   fraile,  todo  salió  a  satisfacción   del  alumno. 
pues  iloña  Gertrudis,  devota  apasionada  de  los  muy 

i  ile  l"-  dominicos,  al  saber  por  boca  de  su  m-  d  in- 

cidente escolar,  se  compuso  de  modo  (pie  Blanco  pasó  a 
sidad.  don. le  hall  >  superior  ev  reli- 

ie  en  menos  de  •  aprendió  i 

Universidad  todo  lo  que  le  había  costado  un  curso  entero  en  el  oo* 

■  le  lo-  fraile-,  siendo  el  re-ult.ui  -i  brillante,  que 

el  catedrático  le  felicitó  públicamente  y  le  colocó  enrn  aven- 

tajado-    iliscqn; 


CAPÍTULO   III 

ESTUDIOS    SUPERIORES. — AMISTADES    DE    BLANCO. — LA    ACADEMIA 
DE  J.l.i  B  \s  HUMANAS 

Por  el  año  de  [790  conoció  al  más  tarde  ilustre  don  Manuel  Ma- 
ría del  Mármol,  entonces  alumno  de  la  facultad  de  Teología,  lista 
amistad  Fué  sincera  y  resistió  a  los  azares  del  tiempo.  Todavía  al 
trazar  mi  autobiografía,  se  detiene  complacido  Blanco  a  celebrar  el 
talento,  la  erudición,  el  desinterés,  el  intenso  amor  a  la  ciencia  del 
insigne  maestro  sevillano,  y  en  las  cartas  inéditas  que  poseemos  de 
los  últimos  años  de  su  vida,  r<  ■  es  pide  Blanco  a  su  her- 

mano noticias  de  Mármol  y  de  su  entrañable  amigo  Lista. 

En  aquella  unión  de  d<>-  inteligencias  jóvenes,  era  natural  que 
predominase  Miármol  por  la  mayor  cultura  y  amplitud  de  su  estu- 
dio \m  la  amistad  ocasionó  cierta  tutela  intelectual  de  Mármol 
vcJ.re  Blanco  en  alto  grado  beneficiosa  para  éste:  Mármol  le  inició 
en  algunas  ramas  científicas  de  que  no  poseía  las  más  laves  no- 
ciones "  a  lo  -linio  rudimentarias  referencias:  le  enseño  la  I 
grafía  y  el  uso  de  los  globos  y  requirió  mi  atención  hacia  la  lite- 
ratura, evocando  la  verdadera  aptitud  de  Illanco,  hasta  entonces 
no  concretada  entre  la  vaguedad  de  mi>  presentimientos. 

además  de  este  interés  capital,  la  amistad  de  Mármol  ejerció  otro 
influjo  importante  en  el  carácter  de  lilanc..  ampliando  la  base  de 

su  educación  filosófica  J   añadiendo  nuevas  alas  a  su  inclinación  crí- 
tica. En  aquellos  tristes  dm-  todo  el  movimiento  de  la  filosofía  exótica 
seguía  desconocido  en  España.  Las  aulas  continuaban  resonand 
la-  aridecí  as,  >  algunos  espíritus  independientes,  faltos  de 

cimentación  filosófica,  se  arrojaban  a  la  frivola  corriente  enciclopedis- 
ta, porque  el  1 1  i  1  ■  i  áure  i  de  la  'la  se  babia 
•  le  la  reflexión  extranjera  no  penetraban  ni  hubieran  podido  n 
cutir  en   un   pueblo   sin   preparación.   Solamente   algunos   bou 
superiores,  el  sevillano  don  Antonio   Xavier   Pérez  j    l/>i>ez.  '>ri- 


32  VIDA 

ginal        -      ■    -  Piquer,   Fomer  y  alguno  que  otro,  taf 

til  del  pensamiento  español.  En 
iva    reflexi  i    en 

Wolf  y  en  LeibnJz,  -i  l»ien  con  marcada  preferencia  al  prími 

Xos  emejantee         feos,  pon 

que  señal;  ■  el  pensamiento  de  Blanco,   facilitan»! 

de   sus  id»  ntos   cri- 

de su  vida  intelectual.  Marnu.l,  con  la  sugestión  de 
ritu  amplio  y  transigente,  y  la  lectura  del  Organum  de  Bai 
pletaron  la  obra  comenzada  por  el  conocimiento  de  la-  • 
Feijóo. 

El  ansia  de   saber,  ese  anhelo  de   verdad   reconocida  pot 
elusivo  ministerio  de  la  razón,  que  devoró  y  consumió  la  vida 

agigantaba  a  medida  que  tudio 

abrían  nuevos  horizontes  a  '  ""  afán  ii 

llegaba  a  sus  manos,  se  perfeccionaba  en  el  conocimiento  del  Latín, 
estudiaba  Teología  en  la  admirable  obra  de  Melchor  Cano  y  adi 
en  la   Universidad  el   reí.      I  ente  a  su  talento  y   apli- 

cacii  >n. 

i  amistad,  .:  a  en  mi  vida  que  la  de 

mol,  contrajo  Blanco  en  los  claustros  de  la  Universidad  hispalense. 
Don   Manuel  María  de  Arjona.  excelente  poeta  y  entonce-  estudian- 
te del  Colegio  Mayor,  con  el  noble  fin  de  completar  los  estu 
ires  aprovechados,  decidió  establecer  una  especie  de  rep 
ferencias  familiares  acerca  de  materia-  literarias.  Su  fámulo,  alum- 
no de  la  Universidad,  recibió  la  misión  «le  señalar  entre  lo-  compa- 
ñero- ,lc  clase  los  ma-  aptos  para  emprender  tan   fructu 
Illanco  fué  uno  de  lo-  ele-ido-,  y  de  tal  suerte 

nversación  a,  que  dedicaba  todas  sus  horas  al  cul 

de  su  nueva  v  ya  íntima  amistad.  También  en  e-te  nue 
huU.  de  mantenerse  en   relación  de   inferioridad   respecto  a   SU  •imi- 
erior  ilustración  de    arjona  dábale  manifiesto  • 

i,   el   cual.   dÓcil   a   lo-   con  i  -dio    It.ii:. 

estudió  !.i-  tragedias  de  Racine,  que  le  prestó  el  mismo   v 

I».-  del   I  .ndio  el  Italiano 

Muratoii.   libn  precioso  que  por  la  pobrí  ■      trina. 

i  i  de  model  • 

fecha  -i    refieren  lo-  primero-  en-;:.  Blanco  na 

,i,.r  «le  tal  nueva  ture  iritu. 

tan  conforme  a   su  edad  y  natural   indina  ■  que 

ante 
si  bien  en  diento,  ma-  suponer  que.  no 


DE   DON  JOSÉ   XI."    BLANCO  Y   CRESPO  33 

formada  su  inteligencia,  desconocedor  de  modelos  y  no  dominando 
el  material  poético,  no  debió  producir  ninguna  nota  digna  de  espe- 
cial recordación. 

Agregó  estimulo  a  sus  aficiones  pi  -eticas  el  trato  con  dos  compa- 
ñeros, como  él  llamados  a  vivir  en  la  historia  literaria  de  España:  el 
inolvidable  don  Alberto  Lista,  maestro  de  una  generación  de  escrito- 
res, y  el  elegantísimo  cantor  de  la  Inocencia  perdida,  don  Félix  José 
Reinoso.  Los  tres  se  habían  conocido  en  la  Universidad,  y  la  comunidad 
de  aficiones  los  había  unido  con  esos  1;lz*>s  de  sincera  confraternidad, 
tan  naturales  en  las  nobles  inteligencias  a  esa  edad  en  que  morbosas 
emulaciones  o  torpes  egoísmos  no  han  corrompido  la  nativa  generosi- 
dad de  la  juventud.  Blanco  se  apresuró  a  presentar  a  sus  amigos  en  las 
reuniones  de  Arjona,  y  de  la  íntima  comunión  de  pensamientos  entre 
1..-  cuatro  surgió  la  ¡dea  de  una   academia  privada  de  Bellas  Tetras 
para  el  cultivo  de  la  elocuencia  y  de  la  poesía,  depurando  el  gusto  por 
el  estudio  reflexivo  de  los  grandes  modelos.  Esta  Academia,  tan  jus- 
tamente ensalzada  por  Ucalá  Galiano  y  Lista,  erigió  cátedras,  celebró 
certámenes,   establecic   conferencias  y   sostuvo  discusiones  al   estilo 
de  los  modernos  Ateneos.  Su  magistratura  constaba  de  tres  únicos  car- 
gos: un  Presidente,  un  Secretario  perpetuo  y  un  Censor.  Los  dictá- 
menes de  la  censura  se  sometían  también  a  discusión.  Justo  es  de- 
cir que  en  los  cinco  años  próximamente  que  duró  este  centro  de  cul- 
tura, sin  protección  oficial,  sin  alardes  ni  presunciones,  hizo  más  por 
la  restauración  de  las  letras  que  la  ridicula  Academia  de!  Buen  l 
to,  remedo  de  los  salones  franceses  del  siglo  áureo,  falta  de  idealidad. 
de  clara  orientación  y  «le  tradiciones  vivas.  Entre  el  Diario  Je  ¡os  Li- 
teratas, de  efímera  existencia.  j   la  Academia  citada,  puestas  a  la  luz 
con  inmerecida  importancia  por  la  extraviada  idea  que  formo  Ticknor 
del   renacimiento  español   a  Unes  del    siglo   XVIII,  abitas   realizaron 
nada  provechoso,  y  aun  su  escaso  fruto  no  es  cosa  definitivamente 
juzgada  -i  fué  bei-éfico  o  perjudicial.  En  cambio  el  modesto  centro 
constituido  por  los  mas  ,.  menos  aventajados  discípulos  de   Herrera 
v    Rioja,    primer  jalón   de   una   serie  de  generosos   esfuerzo-,    fue  el 

oriente  de  la  moderna  escuela  sevillana,  a  cuya  evocación  renacieron 
aquella  pureza  de  uusto,  aquella  feliz  elección  de  alto  asuntos,  aque- 
lla entonación  ardiente  y  soberana  y  aquel  fervoroso  culto  de  la  forma 

de  que    llenera  habla   iniciado  el   sublime  Sacerdocip.    No  es  del   UKv- 
mento  aquilatar  el   éxito  de   cada  uno  de  los  jóvenes   restaura 
cu  la  magna  empresa;  pero  el  mas  ciego  no  podrá  negar  que  su 
reanudóla  tradición  .le  la  lírica  española,  exenta  de  influjo 

,mo  el  pobre  concepto  de  SU  tiempo  acerca  de  lo 


?• 


VI  HA    Y    CURAS 


délos  latinos  y  que  volvió  a  infundir  en  la  poesía  el  gasto  delicado 
de  la  forma. 

-  cualidades  étnico-literarias  resplandecen  en  distinto  grado 
en  i'  í  en  la  docta  Corporación,  y  claramen- 

te  resaltan  en  las  ¡'i  mieras  poesias  de  Blanco.  El  8  de  Diciembre  de 

en  la  Academia  una  oda  A   la  Inmacula 
Otra  sobre  el  mismo  asunto  leyó  el   [3  de  Diciembre  de    1 7 « j 5 .    En 
el  m :  •    oropUSO  la  oda  A  Carlos  lil.  restaurador  de  las  cien- 

cias; las  sonoras  y  originales  estancias  'A  Apolo,  pidiéndole  restablez- 
ca sus  altares  en  Sevilla,  y  una  <»l:i  filosófica  .-/  Licio,  seudónin 
su  fraternal  amigo  Alberto  Lista. 

A  [796  corresponden  la  oda  A  las  Musas,  u  y  la  epístola 

1  Juan  I 'oblo  Forner;  a  1797,  la  elegía  En  la  muerte  de 
en.  y  probablemente  será  de  esta  ép  (a  Los  placeres  del  entu- 
siasmo. La  obra  más  elogiada  por  sus  compañeros  de   Vadenua  fué 
un  poema  didáctico  acerca  <le  la  Belleza,  al  parecer,  definitivamen- 
te perdido,  pues  ni  dieron  con  él  las  pt  '  Marqués  de  Valmar 
ni  nosotros  hemos  podido  hallar  rastro  entre  l'>>  numerosos  aufr 
fos  que  hemos  tenido  a  mano  pertenecientes  a  los  jóvenes  a 
micos  de  Letras  1  fumanas. 

Los  éxitos  de  Blanco  en  la  Academia  le  valieron  ser  nombrado 
en  diferentes  ocasiones  Presidente,  Juez  de  premios,  Revisor  de 
obras  y  otros  honoríficos  puestos.  Ganó,  además,  varios  premios  en 
concurso,  entre  ellos  do-  mayores:  uno  en  to  de  Mayo  de  170' 

una  disertación  sobre  la  diferencia  del  estilo  poético  y  Je/  ora: 
y  hasta  (pié  punto  se  puede  poetizar  en  las  obras  de  elocuencia,  y  otro 
más  de  tres  añi  -  después,  en  8  de  1  diciembre  de  1799,  por  un  disi 
sobre  -i  conviene  restablecer  el  método  de  predicar  de  lo-  Santos 
Padres. 

I. a-  necesidades  propias  del  curso  de  los  trabajo  tdemia 

enriquecieron  1"-  conocimiento-  de  Blanco  con  la  lectura  de  Batteux, 

de   Rollin,  de   P.arthclcmy.  de    \ndré.  de   le   B08SU  y  el   tan  exl 

cuanto  superficial  Cours  de  Littérature  de  La  Harpe. 

e-te  ensayo  se  realizaba  en  medio  ¡dóneo,  dada  la  re- 
conocida aptitud  de  los  sevillano-  para  la  literatura,  el  gusto  *':< 
letras  -e  propagó  )«.r  la  juventud,  y  la  Sociedad  Patriótica,  suplien- 
do el  defect  •  !'■  nuestras  Universidades,  en  que  se  desconocía  la  din- 
trina  literaria,  estableció  una  especie  de  Facultad  libro  di 

¡as,  para  una  de  cuya-  cátedras  fué  designado  Blanco,  en  aten- 
ción a  sus  brillantes  estud 

libros  de  Grados  de  la  l'ni- 
ense,  había  recibido  el  grado  de  Bachiller  en  Filoso- 


DE   DON  JOSÉ    M."    BLANCO  Y   CRESPO  35 

fía  el  9  de  .Mayo  de  1791,  figurando  cómo  examinadores  al  margen 
del  acta  los  doctores  Moreno,  Rodríguez  y  Lorite,  y  el  13  de  Uñero 
de  1793,  el  de  Licenciado  en  Filosofía,  para  el  cual  leyó  de  repetición 
media  hora  sobre  un  capítulo  de  los  Físicos  de  Aristóteles,  satisfacien- 
do a  las  réplicas  que  alternativamente  le  dirigieron  tres  Bachilleres  en 
Filosofía.  Al  día  siguiente,  con  punto  de  treinta  y  seis,  leyó  hora  y 
cuarto  sobre  las  papeletas  sacadas  a  la  suerte  de  los  Físicos  y  de 
los  Lógicos  del  Stagirita.  Deducida  una  conclusión  de  cada  capitu- 
lo, replicó  el  Claustro  y  se  aprobaron  neinine  discrepante  los  ejer- 
cicios, tomando  en  seguida  la  bojrla  de  Maestro. 

No  tomó  el  grado  de  Bachiller  en  Teología  hasta  el  23  de 
Mayo  de  1796,  después  de  leer  media  hora  acerca  de  la  distinción 
que  le  correspondió  en  suerte  del  Maestro  de  las  Sentencias  y  res- 
ponder a  las  preguntas  de  los  examinadores.  Así  resulta  de  la  certi- 
ficación que  tenemos  a  la  vista  expedida  en  7  de  Febrero  de  1801 
por  el  Licenciado  don  Alonso  Fernández  de  Peñaflor. 


CAP]  !  UD  »  IV 

PRINCIPIOS    DI    i   \   I   tRRERA    BCLESIÁSTK   \.       UIORES   i 

I   I.     \i 


Durante  esta  etapa,  y  no  obstante  el  trato  con  Vrjona,  t-n  cuyas 
ideas  había  infiltrado  el  regalismo  la  lectura  <lc  los  libros  france- 
ses, Blanco  no  sintió  desfallecimientos  en  su  fe  Y  eso  que  en  su  fácil 
impresionabilidad  había  marcado  honda  huella  la  lectura  de  lo-  Dis- 

í  sobre  la  Historia  eclesiástico,  por  Fleury,  que  le  había 
tado  Arjona.  En  aquellas  páginas,  además  «le  la  mal  reprimida  en- 
emistad hacia  Roma,  desfilaban  acusaciones  contra  frailes  y  mon- 
brotaban  dudas,  muy  emparentadas  con  la  negación,  acerca  de 
U>s  modernos  milagros  y  de  1"--  varones  canonizados  en  tiempos 
relativamente  ice  i  en  te-,  y  el  demonio  <le  la  critica  asomaba  sus  cuer- 
nos al  nave-  de  las  protestas  «le  catolicismo. 

1  as  >ludas  infantiles  parecían  haberse  disipado;  la  conciencia  del 
ministerio  en  que  daba  sus  primeros  pasos  influía  ya  sobre  su 
ducta,  y  cumplió  asiduamente,  no  sólo  1"-  debí  des  une  la 

disciplina  católica  impone  a  todos  los  fieles,  sino  aquellas  espo 
obligaciones  del  estado  eclesiástico  exigibles  desde  <pic  el  hombre 
entra  en  la  senda  dd  Dedicaba  loa  domingos  a  ejei 

piadosos  y  <le  devoción  y.  puesto  «le  rodillas, 

Jgún  tiempo  a  libros  piadosos  y  meditaciones. 

Su  madre   hubiera  querido  que  confiara   su  conciencia   a   los 
Padre-  de  la  Compañía  de  Jesús;  mas,  expuls 
na.  consiguió  que  eligiera  poi    confesores  a   los    Padres  del   i 
torio  de   San    Pelipe   Neri,  que  parecían  como   los  herederos  de 
la  Compañía,    \    en    torno  de  los  cuales  se  agruparon    los  anti- 
guos afectos  a    la   Orden   de   San    Ignacio.    Blai 
mado  de  lo  él,  que  había  pi  otablementi 

el  violin,  se  complacía  en  tocar  en  el  Oratorio  los  días  de  solem 
ni  dad 

Nada  dice   Blanco  de  nue  las  devociones  le  repugnaran    ■ 


VIDA    V  OBRAS    DE   IX  J.  M.     BLAN'CO   Y   CRESPO 


te  tiempo.  Sus  quejas  se  refieren  sólo  a  la  parte  física,  al  can-an- 
uo producido  por  la  lectura  del  Breviario,  al  aburrimiento  que 
le  producía  el  oír  a  pie  quieto  los  sermones  y.  sobre  todo,  a  la  mot- 
[estia  de  permanecer  de  rodillas,  incomodidad  de  que  mucho  tiem- 
po después  exhala  en  varios  lugares  amarguísimas  quejas. 

o  -11  madre  ardía  en  deseos  de  verle  cuanto  antes  en  es- 
tado sacerdotal,  pronto  se  le  adjudico  una  cai>ellanía  evaluable  en 
unas  cien  pesetas  anuales,  y  se  ordenó  de  menores.  Sometido  ya 
a  los  deberé-  de  clérigo,  no  se  rebelaba  contra  la  creencia;  pero 
-u  naturaleza  vehemente  y  sensual  sufría  inmensas  torturas  con 
las  molestias  de  los  ejercicios  eclesiásticos.  Dice  él  que  el  horror 
a  tales  sufrimientos  le  colocó  por  dos  veces  al  borde  de  renun- 
ciar a  la  carrera ;  mas  parece  que  no  fueron  exclusivamente  esas 
circunstancia-  los  arietes  que  combatieron  con  formidables  gol- 
pe- -u  escasa  vocación.  I  labia  llegado  a  la  edad  en  que  la  naturaleza 
reclama  sus  derechos,  la-  pasiones  despiertan  con  rugidos  de  fieras  y 
la  imaginación,  azuzada  por  lo-  sentidos,  experimenta  el  vértigo  de  un 
mundo  desconocido,  tanto  más  suspirado  cuantas  más  barrera-  -■ 
nen  al  acceso.  ;  Ah,  si  en  esa  demencia  de  infinitos  anhelos  penetrara  un 
de  luz  y  pudiera  ver-e  todo  lo  deleznable  de  semejantes  glo- 
ria-, todas  las  tristezas  ocultas  que  encierra  e-e  prometido  cielo, 
toda  la  amargura  con  que  acibaran  el  resto  de  la  vida!  Mas  la  ju- 
venil ese  presentimiento.  Blanco  sintió  el  golpe  del  co- 
razón, -us  vagos  sueños  de  adolescente  condensáronse  en  una  pa- 
sión,  amó  a  una  señorita  de  Sanlúcar  con  toda  la  fuerza  revela- 
dora de  sus  pasiones  comprimidas  y  maldijo  las  cadenas  que  su- 
jétala s  impidiéndole  volar  al  paraíso  de  su-  ilusiones.  lista 
causa,  a  que  rara  vez  alude,  y  aun  a-i  con  calculada  indecisión,  -in 
dejar  traslucir  el  menor  detalle  acerca  de  la  persona  amada,  influ- 
yó más  enérgicamente  que  las  incomodidades  del  cuerpo  o  del  hu- 
mor en  su  creciente  disgusto  por  el  estado  sacerdotal. 

No  obstante,  los  compromisos  contraído-,  el  temor  de  defrau- 
dar las  c-|)cran/a-  de  su  familia,  la  sugestión  del  medio  social,  la 
munkación  asidua  con  personas  de  inclinaciones 

tanta  que  le  sostenían  en  el  propósito,  ya  harto  avanzado 

hacia  -u  realización.  Allá,  dentro  del  alma,  se  libraban  rudos  comba- 
apuraban  indecible-  sufrimientos  j   la-  más  encont 
oes  triunfaban  alternativamente,  según  lo-  estados  de  ánn 
al  reflejo  de  las  circunstancias  exteriores. 

ibuyó   a    disgustarle   del    sacerdocio   una    inesperada    ex- 

•n  a   Sanlúcar  y  a  Cádiz,  con   razón  temida  por  la  prudencia 

paternal    Invitado  por   sus   amigo-,   los    Pastoriza,   cuatro  jóvenes 


38  VIDA    Y   O  ti  RAS 


americanos,  hijos  de  opulenta  viuda  que  había  querido  educarlos 
en    I  «tuvo  permiso  para  ir  con  ellos  algunas    -emanas  a 

Sanlúcar,  el  hoy  bellísimo  balneario,  sin   rival  en  comodidades  y 
alegría,  donde   aquella    familia   acostumbí 

del  e  ■  iaje  realizaba  una  de  las  grandes  ¡1  1  jo- 

ven estudiante:  ver  el  mal         ■  £  hombres  no  nacidos  o  cria- 

-  ¡cuten  una  curiosidad  inm.  r  el  mar, 

exciti  Jatos  y  noticias  que  a  sus  oídos  llegan  de  la 

inmensidad,  la  fuerza  y  la  magnificencia  del  poderoso  elemento.  I 

j.'i-  vivo  debió  de  ser  el  anhelo  «le  1'.' 
■  le   imaginación   y   sensibilidad,   joven  y   entusii 

infinitas    y    pronto  a    vibrar   como    hebra   de    arpa    al    mi 
■  le  belleza  o  a  la  mu-   leve  esperanza  de  emoción.    Mas 
era  entonces  un  viaje  proyecto  de  tan  fácil  ejecución  como  en  el 
dia.    I  .a  mayor  parte  de  los  españoles  folian  morir  sin  habei 
tisfecho  el  deseo  de  ver  el  mar.  Los  que  habían  gozado  la  ventu- 
ra de   verlo,   contaban  estupendas   maravillas,   j    Bl 
si  en  el   resto  de  sus  dias   volvería  a  hallar  semejante 
ocasión.    Receloso  el   padre,    huí  de   consentir,    de   exigirle 

solemne  promesa  de  que  no  había  de  faltar  a  la  misa  diaria  ni  a 
la  confesión  semanal,  ni  menos  ir  a  Cádiz  con  su*,  amigos,  qu 
nían  el  propósito  de  pasar  una  semana  en  la  perla  del  <  Veano. 
Además  confirió  poderes  tutelare-  a  la  viuda,  que,  por  su  d 
cion  y  religiosidad,  merecía  boda  su  confianza.  Tasado  algún  tiem- 
po en  Sanlúcar,  sonó  la  hora  en  qui  .  debían  cumplir 
su   anunciada   \i-ita   a   Cádiz,   y,    por   más   que    Ulan 

■mpañia  de  la  viuda,  parecía  en  verdad  cruel  separar 

a  los  amigos,  condenando  al  huésped  a  fastidiosa  cautividad  mien- 
tras los  invitante-  -e  divertían  en  excursiones  de  placer.  1.a  pru- 
dente señora,  haciéndose  cargo  de  la  situación  e  investida  de  cier- 
ta delegación  de  patria  potestad,  consulto  al  confesor  y  resolvió, 
uerdo  con  el  dictamen  del  director  espiritual,  que  Blanco  acom- 
ias amigos,  con  tal  que  por  ningún  pretc  se  al 
teatro.  ¡Quién  diría  que  Sevilla,  la  cuna  de  I.ope  de  Rueda,  acaso  la 
riud.i~  ..v  número  de  actores  dratnátí  traducido, 
la  que  se  ufanaba  de  encerrar  más  y  mejores  coliseos  que  la  cor: 

teatro !  La  fanática  del  celebre  don 

Migue]  de  Manara  y  las  exageraciones  del  partido  ,;. 

■  que  la  autoridad  decreta-e  la  i  '  aque- 

llos  focos  de  inmoralidad.   Cádiz,   población   n  a   de   pen- 

samiento y  de  costumbres,  mantenía  abiertos  dos  teatros  sin  miedo 
por  la   pureza   de   sus   habitante-.    Sabido   es    que    I  por 


DE   DON  JOSÉ    tí.'    BLANCO   Y   CRESPO  3g 

su  posición  topográfica,  así  como  por  el  frecuente  comercio  de  ex- 
tranjeros, son  las  poblaciones  que  menos  carácter  de  nación  y  de 
época  guardan,  consintiendo  también  mayor  libertad  de  vida  y  de 
costumbres.  Las  familias  piadosas  del  interior,  número  en  que  fi- 
guraba la  de  don  Guillermo  Illanco,  miraban  con  horror  las  represen- 
taciones teatrales  y  jamás  hubieran  perdonado  a  un  candidato  al 
sacerdocio  la  mancha  de  profanar  su  vocación  con  el  escándalo  de  asis- 
tir a  una  función  teatral. 

Cumplió  Blanco  su  promesa  y  observó,  según  parece,  irreprensi- 
ble conducta  durante  su  permanencia  en  Cádiz;  mas  no  por  eso  dejó 
de  divertirse  en  aquel  viaje,  que  ocultó  a  su  familia,  ni  de  sufrir  la 
influencia  de  un  ambiente  más  libre  que  la  levitica  atmósfera  con- 
tinuamente respirada.  No  se  presentó,  como  era  natural,  a  los  pa- 
rientes que  en  Cádiz  tenía,  los  cuales,  no  habiéndole  nunca  visto,  no 
palian  conocerle  aunque  pasasen  por  su  lado,  y  se  entregó  por 
entero  al  placer  de  la  libertad.  No  hizo  mal  uso  de  ella,  mas  la  gozó 
por  modo  honesto,  y  fué  lo  bastante  para  que  su  antipatía  a  la  su- 
jeción eclesiástica  se  aumentara  en  alarmantes  proporciones. 

Ascendió  a  tal  ^rado  la  aversión  al  sacerdocio,  que  tal  vez  en- 
tonces hubiese  renunciado  del  todo  a  sus  ideas  si  los  ejercicios 
de  San  Ignacio,  que  se  decidió  a  practicar,  ño  hubieran  enfre- 
nad., los  Ímpetus  «le  su  creciente  rebeldía,  ha  eficacia  de  los  ejer- 
cit'i<>>   espirituales   dirigidos   por   el   célebre   orador   sagrado   padre 

lomiro  Díaz  de  la  Vega  encauzaron  de  nuevo  su  alma  por 
antiguos  derroteros.  Por  cierto  es  muy  curioso  un  episodio  de  la 
confesión  general  que  Blanco  practicó  en  estos  ejercicios.  Marmol 
k-  había  prestado  una  obra  de  Níuratori,  en  verdad  ortodoxa,  pe- 
ro condenada  por  la  Inquisición  a  causa  de  un  párrafo  en  que  se 
discutía  la  moralidad  del  \"t<>  solemne  con  que  se  ligaban  algu- 
nas personas  de  antes  perder  la  vida  que  admitir  que  la  Virgen  no 
fuera  concebida  sin  pecad".  Conviene  advenir  que  aun  la  Iglesia  no 
había  promulgado  el  dogma  de  la  Purísima  ConcqKión.  >i  bien 
esta  creencia  era  ya  general  en  el  pueblo  católico.  Blanco  se  acu- 
ló de  haber  leído  el  libro  entredicho  y  d  confesor  le  declaró  que 
no  podía  absolverle  si  no  delataba  a  la  persona  que  se  lo  había  fa- 
cilitad., o  se  comprometía  á  denunciarlo  a  la  Inquisición.  Bl 
pondió  resueltamente  que  prefería  condenarse  a  consumar  una  trai- 
ción. Puesto  el  caso  en  conocimiento  dd  padn  '  mbre  de 
gran  penetración  y  convencido  de  que  d  libro  no  era  perjudicial, 
se  absolvió  a  Blanco  sin  más  condiciones  que  la  de  i  .  ,¡  su 
amigo  que  no  poseyera  libros  prohibidos,  clausula  que  el  penitente 
asegura  haber  cumplido  con  perfecta  religiosidad 


40  \    OBRAS 

•nos.  por  fin,  al  día  critico  que  habia  de  decidir  el  destino 
Ya  corita  hora  de 

le  subdiácono.    Antes  de  un   paso  tan  trascendental,   los 
padres  le  permitieron  ir  a  Cádiz  a  sus  parientes,  nueva  ex- 

cursión (|ue  anuló  los  efectos  de  los  ejercicios  de  E  me- 

dida que  -(  acercaba  el  momento,  su  espíritu  se  conturbaba,  j  se  aba- 
tia  su  ánim  i  como  a  la  expectativa  del  supii  nave- 

dad  pronunciar,  mu  su  fe 

debilitada,  apuraba  las  amarguras  de  la  falta  de  vocación,  contempla- 
ba la  ula  que  abría  ya  sus  i  rrar 
al  nuevo  esclavo,  su  alma  se  perdia  en  la  sombra  y  sólo  iluminaba 
resplandor  siniestro  las  tinieblas  de  su  mente  la  llama  .i. 
que  hervían  en  el    fondo  de  sU  pecho  con   rugidos  de   volcán  v 

>an  -us  carnes  con  sordos  estremecimientos,   Aqud  amor  pri- 
mero de  su  \  ida  debía  ser  inmolado  por  mi  propia  mar 

liante:  la  suprema  felicidad  soñada,  d  santuario  de  mis  ¡lu- 

.  la  esperanza  de  toda  su  vida,  el  deleite  que  sonreía  •••  mis 
encadenados  apetitos,  todo,  todo  había  <le  derrumbarse  \  de  perder- 
se por  el  voto  suicida  de  un  cobarde.  \'<>.  no  podía  ser,  el  ni  se- 
ría un  sacerdote  sacrilego,  no  forzaría  las  puertas  de  la  vocación, 
no  condenaría  su  existencia  al  dolor  y  su  alma  al  Infierno  p>r  d< 
dad  o  por  hipocresía.  Ya  Manco  decl 

su  madre  que  seria  desgraciado  al  aceptar  el  sello  indeleble  del  • 
docio. 

Tan  brinca  revelación  abrió  honda  herida  en  el  de  dofii 

María  Gertrudis.  La  mas  dulce  ilusión  de  la  madre,  p.r  ta 

iada,  se  deshacía  en  un  segundo  como  jirón  de  niebla  que 

batan   los  huracanes  que  la  piadosa 

signarse  sin  luchar  a  tan  abrumadora  desgracia    Desde  su  pm 
vista,  doña  Mana  Gertrudis  miró  a  su  hijo  con  inmi 

'  desde  aquel  día  — escribe  Blanco —  n 
miró  una  >'ez  sin  ten<  '  igrimas". 

•pensión  científica,  el  genio  aventurero,  el  amor  a  la  lil 
condiciones  «le  la  complexión  psíquica  de  Blan 
lian  halagadas  con  la  profesión  de  marino,  entonces  una  de  las  más 
distinguidas  j    de  más  esmerados  estudios    Propúsolo  a   sus 
dres  insultados  resol.  divamente 

le  puso  en  la  temblé  alternativa:  o  el*  <•  que  más 

i  en  el  mundo.  ,,  |a   Iglesia,  que  le 

mundo  de  la  inteligencia  de  los 
. 


DON  JOSÉ    M."    BLANCO   V   i  KESPO  4' 

No  se  ocultaron  al  sereno  juicio  de  don  Guillermo  los  peligros 
de  la  situación  ni  las  incertidumbres  del  porvenir;  pero  dominado 
en  absoluto  por  su  confesor,  hubo  de  inclinarse  ante  el  dictamen 
de  éste,  que  juzgó  indispensable  insistir  en  la  ordenación  del  fo- 
goso i"  en.  Sin  embargo,  el  día  ante--  del  señalado  para  conferir 
a  I  ¡lañen  el  subdiaconado,  su  padre  le  llamó  aparte  y,  tras  de  opor- 
tunas reflexiones  acerca  de  la  gravedad  de  las  circunstancias,  le  re- 
lé que  aún  era  tiempo,  y  que.  -i  no  -e  sentía  con  fuerzas  para 
el  sagrado  ministerio,  él  le  buscaría  otra  profesión  en  que  pudiera 
buscarse  honradamente  el  sustento.  ¡  Ya  era  tarde!  1 'tirante  los 
dos  meses  transcurridos  desde  su  declaración  contraria  al  sacerdocio 
hasta  la  profesión,  doña  María  Gertrudis  bahía  apurado  todos  los  re- 
cursos de  su  claro  talento  estimulado  por  el  fervor  religioso.  Procuró 
la  madre  para  -u  causa  la  cooperación  de  cuantas  personas  rodeaban 
a  -u  hijo,  especialmente  la  de  Arjona,  muy  estimado  en  la  fami- 
lia y  que  ejercía  sobre  Blanco  el  doble  ascendiente  de  su  antigua 
amistad  el  que  ahora  le  i>r"|„,rcionaba  su  categoría  de  confesor  del 
i.  Rindióse  al  fin  a  sugestión  tan  poderosa,  unida  al  temor  de 
labrar  la  desgracia  de  su  madre,  confundiendo,  según  nos  asegura, 
la  alegría  de  secar  las  lagrimas  maternales  con  el  renacimiento  de  -ti 
m  perdida. 
Al  esta  fecha  se  refiere  la  primera  producción  literaria  de  Blanco, 
dada  a  luz  cuando  el  autor  contaba  veinte  años  de  edad.  Es  una 
traducción  del  poema  pastoral  titulado  Alexis,  que  había  reda 
en  prosa  latina  el  padre  Andrés  Triz,  individuo  de  la  Compañía  de 
Jesús.  (Sevilla,  1705.  en  la  imprenta  de  Vázquez  y  Compañía,  en 
vn  mencionaríamos  quizás  este  trabajo  si  se -redujese  a  mo- 
desta versión  del  latín  a  nuestro  idioma;  pero  Blanco,  dotad 
certero  -entido  literario,  vislumbraba  ya  que  la  forma  natural  de  la 
poesía  era  el  verso,  y  trasladó  la  prosa  dd  padre  Andrés  a  el< 

iñoles.  Ti  .  de  una  composición  poética  de 

difícil  ejecución,  no  de  mero  entretenimiento  de  humai 

En  estí    año  perdió   Blanco  a  su  abuela  materna,   señora  muy 
respetable  por  su  talento  y  carácter.  Doña  Teresa  recibí.')  sepulta 
la  Casa  grande  de  San  Francisco,  inmenso  comento  cu; 
perímetro  ocupan  hoy  la  magnífica  plaza  de  San  Fernando  y  - 

ille-  adyacente-,  que  delatan,  por  la  construcción  de  sus  edifi- 
cios, lo  moderno  de  su  origen 

Habiendo  cursado  en  la  Universidad  un  año  de  ' 
eos  y  cual  ¡11er  en  la  dicha 

Itad  en  la  fecha  y  forma  ante-  expresada 
no. 


ITULO  V 

VOKES. — DESTIERRO  HITE 


El  sut> 
Cuidadosamente  vigilado,  en  perpetua  compa 
su  madre  durante  los  meses  que  precediera 

un  preso  ambulante  que  llevaba  la  can  in  sacris, 

ya  ii"  podía  retroceder.  Sus  /otos  le  impedían  acari  era  la 

idea  del  matrimonio  ni  de  alna  irrera,  de  ■ 

tal>a  cierta  precaución  para  prevenir 

dos  los  principales  escojl  ible  tan   rigurosa  vi- 

gilancia; podían  afli  iendo  ya  i 

las  inquietas 

lad  acibaraba  entonces  l<»  animen  en  el  ho 

Re- 
públii  en    18  d< 

I..-  azares  de  la  lucha  G  ullermo  \Vhite,  que. 

hasta  ése  momento  había  desempeñado  el  ü  in- 

inas  molestias  por  parte  del  Gobierno  español. 
Recibióse  en  Sevilla  una  comunicación  del  Principe  de 

;  designar  a  nadie  por  su  nornl  tori- 

dad(  S.  M.  tema  noticias  «le  la  residen  ■ 

lia  de  una   persona  que  había  os)  n  de 

Si   M  timando  p  '■  tan 

importante,  debia  ser  expulsada  de  aquel  pu 

rales  son  los  hecho  en  la  documentación 

venida  a  nuesti  mas  el  origen  de  i  injustifi- 

bre  todo,  singular,  debióse  a  motivos  de  ind  l  n 

ciante  francés,  molí  las  autorid 

juicios  a  la  influencia  inglesa,  >  abrigaba  desde  enl  bemen- 


VIDA    Y  OBRAS    DE   D.  J.  ^f.     BLANCO    Y    CRESPO 


tes  deseos  de  vengarse  del  Vicecónsul  inglés.  La  ocasión  que  aho- 
ra se  le  presentaba  no  se  podia  ofrecer  más  favorable-. 

España  en  guerra  con  la  nación  británica  y  sometida  con  hu- 
millante docilidad  al  Gabinete  de  París,  el  hábil  francés  se  dirigió 
a  su  Gobierno  en  demanda  de  satisfacción,  y,  sumiso  el  nuestro,  ful- 
minó sus  rayos  sobre  el  inofensivo  ex  Vicecónsul,  a.  pesar  de  su 
ciudadanía  española  y  del  cumplimiento  de  sus  deberes  patrióti- 
cos. Aunque  prosperó  la  reclamación,  se  autorizó  a  don  Guilleimo 
para  residir  en  Sevilla  por  Real  orden  de  7  de  Febrero,  recibida 
quizás  el  mismo  día  (14)  que  se  hundía  vencida  la  escuadra  espa- 
ñola a  la  vista  del  cabo  de  San  Vicente. 

En  20  de  Septiembre  de  1797  incorporó  el  joven  Blanco  su  grado 
de  Teología  en  la  Universidad  de  Osuna,  previos  análogos  ejerci- 
cios a  los  efectuados  en  Sevilla,  y  en  3  de  Octubre  del  propio  año 
recibió  el  grado  dé  Licenciado  en  la  misma  Universidad,  después  de 
verificar  los  ejercicios,  que  constaron  de  tres  tentativas,  según  se 
decía  entonces.  En  la  primera  defendió  tres  articulo-  de  los  Quod- 
libetos  ilc  Santo  Tomás;  en  la  segunda,  tres  conclusiones  dogmá- 
tico-escolásticas; en  la  tercera,  otra-  tres  de  Teologia  moral.  El 
Claustro  en  pleno  dirigió  las  objeciones,  y  el  examinando  fué  ad- 
mitido por  unanimidad.  Al  siguiente  dia  leyó  hora  y  media,  con  pun- 
tos de  treinta  y  seis,  acerca  de  un  pasaje  de  la  Biblia,  elegido  entre  tres 
sorteados,  y  acerca  del  libro  IV  del  Maestro  de  las  Sentencias. 
Cuatro  di  «.-tote-  le  objetaron,  media  hora  cada  uno.  sobre  la  con- 
clusión deducida  de  la  Sagrada  Escritura,  y  otros  dos,  un  cuarto 
de  hora  cada  uno.  contra  la  conclusión  inferida  de  la  distinción  del 
Maestro  de  las  Sentencias. 

\  arante  una  beca  en  el  Colegio  Mayor  de  Santa  María  de  Jesús 
de  Sevilla,  Blanco  fué  elegido  mediante  oposición  brillantísima,  le- 
yendo una  hora,  con  puntos  de  veinticuatro  por  el  Maestro  de  las 
Sentencias  y  respondiendo  a  los  objeciones,  según  el  citado  Pernan- 
cón gran  aplauso  y  satisfacción  de  todos".  La  beca  le  fué  con- 
ferida en  7  de  Enero  de  1798. 

Lo-  tres  o  cuatro  años  siguientes  a  su  ingn  ti  totalmente 

perdidos  para  su  instrucción,    abandonó  casi  por  entero  sus  estudios 

y    tareas    literarias,    dedicándose    al    cultivo   de    las    relacióne- 
le-, labor  ;  aquellos  di;  -anchar  la  esfera  de 
sus  conocimientos  ni  animarle  a  mas  fructuosas  empresas.   Di 

breponerse  con  sincera  de 
cisión,  re<  '  jpiritu  y  1 1  rane- 

ada que  para  el  sai  1  taba. 

Su  ánimo  asi   se  dispuso  no  del  todo  mal  a  la  ordenación  de 


i  a  vuelta  de   Arjona,   que  había  ido   a   Roma  acoropa- 
ñando  al  últimas  'huía-,  reanimó  sus  al: 

y   Bl  buena   fe  haber  subyugado  para   siempre 

impeti 

En  tanto  se  había  dictado  la  Real  orden  disponiendo  qm 
peni  ¡ir  en  Iob  puertos  a  ciudadanos  ingleses  ni  a  fun- 

cionarios que  hubieran   representado  a   Inglaterra.   A   consecu 
de  esta  molida  de  g  Febrero  de  \~<f>.  don  Guiller- 

mo White  se  vio  desterrado,  sin  atender  a  sus  reclama 
te  la  Real,  pintoresca  villa  de  la  antigua  provincia  hispalense,  situa- 
da en   una  eminencia  y   habitada  enl  trescientos  cin- 
cuenta 

A  la  vista  tenemos  un  testimonio  de  la  residencia  de  don  Gui- 
llermo en  Cañete  extendido  a  instancia  del  interesado,  qui 
preliminar  de   la   licencia,   poco  desp 

trasladarse  a  Sevilla  a  arreglar  sus  .articulares,  en  cuyo 

mímelo  figuraba  con  preferencia  la  ordenación  de  su  hi 

La  estimación  en  la  buena  sociedad  de  Sevilla  a  don 

Guillermo  patentizóse  con  motivo  de  su  expulsión.   Autoridades  y 
amigos  lamentaron  el  trastorno  que  sin  culpa  suya  se  le 
y  hasta  llegaron  a  aconsejarle  que,  pasad  ■  meses,  se  ins- 

talare en  alguno  de  los  bellísimos  pueblecitos  que  rodean  a  la  rei- 
na del  Betis,  viviendo  allí  con  su  familia,  bajo  promesa  de  n 
en  concepto  alguno  molestado. 

-as,  y  teniendo  Blanco  que  ir  a  O! 
por  el  Colegio  Mayor  a  verificar  una  información  de  pureza  de 
un  candidato  al  ingreso,  determinóse  que  el  padre  y  d 
hijo  partieran  juntos,  en  tanto  (pie  sU  madre,  su  hermana  menor, 
que  algún  tiempo  antes  había  salido  del  convento,  y  el  pequeño 
Fernandito  marcharían  a  residir  a  Alcalá  de  Guada 

i  de  Navidad  dd  año  1799    illanco,  de  edad  ya 
de  veinticinco  años,  se  ordenó  de  sacerdote;  ;  ingenuo, 

tan  sentido,  tan  admirable  <•!  cuadro  de  la  solemnidad  trazado  p 
misma  pluma  de  Blam  deldte  dejaremos  a  el  mismo  contar- 

nos sus  in  'i  la  para  él  terrible  ceremonia: 

terminados,  mis  mano 
gidas  lia,  plegada  prim  ■    los  hombros,  tv 

por  mi  espalda,  extendida  |*>r  el  1  (bispo...;  cuando  el  himno  sublime 

al   Espíritu  creador.   Veni  '¡tus,  que  se  canta  al  terminar 

•nado  en  :  icencia.  y  el  poder  de  perdonar 

los  pecados  me  fué  1  ndo,  ya  devado  a  la 

inistro  de  1  >ios,  el  Obispo,  dii  1    .1  mi,  me  dijo 


DE  DON  JOSÉ   M."    BLANCO  Y   CRESPO  4Í1 

aquí  c-n  adelante  no  os  llamaré  siervo,  sino  amigo...",  creí  con 

mi  alma  que,  libre  de  la  parte  material  de  mi  ser,  había  ascendido 

a  una  existencia  superior.  " 

"Todavía  me  quedaba  mi  corazón,  que  se  enterneció  al  ver  a  mis 
padres,  de  rodillas,  depositar  el  primer  beso  en  mis  manos  recién  con- 
sagradas; pero  ese  corazón  estaba,  según  creía  entonces,  muerto 
para  los  encantos  de  la  belleza.  Entre  los  muchos  labios  que  sobre 
mis  manos  se  posaron,  estaban  aquellos  por  los  que  pocos  meses 
antes  hubiera  dado  la  vida.  Apenas  pude  sentir  su  dulce  suavidad... 
Ea   vano  n  en  reprimir  la  explosión  de  mis  sentimientos 

al  celebrar  por  primera  vez:  mis  lágrimas  regaron  aquellos  corpo- 
rales en  que  con.  los  ojos  de  la  fe  veía  yacer  el  oculto  Amante  del 
hombre,  que  yo  había  hecho  bajar  del  cielo  a  mis  manos."  iLcttcrs 
from  Spain.) 

Sucedió  a  tan  conmovedora  escena,  que  casi  literalmente  tradu- 
cimos, un  período  de  recogimiento,  o,  si  se  quiere,  de  ascetismo.  Satu- 
rado del  sentimiento  de  su  misión,  entregóse  al  estudio  de  los  autores 
religiosos  más  reputados,  a  la  meditación  de  las  obras  de  los  Santos 
Padres  y  a  la  recta  interpretación  de  las  Sagradas  Escrituras.  Pare- 
cía que  el  hombre  había  muerto  y  sólo  quedaba  la  augusta  personali- 
dad del  mini-tro  de  Dios. 


CAPITULO  VI 

EJERi  ICIO    DEL    MINISTERIO   ECLESIÁSTICO.    —  I.  \    PESTE    DI 
LA  MAGISTRALÍA   DE  LA  CAPILLA   REAL 


FJ  i.    de  Enero  de  ligio  a  Blanco  Rector  dd  I 

Mayor,  categoría  que  lleva  i  honores  de  general  considera" 

don,  y  la  importancia  de  su  cargo  motivó  «iue  el  Arzobispo  le  con- 
cediese sin  más  dilai    i  tocias  de  predicar  y  confesai 
nte  >u  reciente  ordenación, 
Iniciu  su  práctica  del  sacramento  de  la  Penitencia  en  i 
•  ario  de  monjas  que  Arji  na  se  veía  i  ibligado  a  abandonar  i*.>r  sus 
muchas  ocupaciones.  Tuvo  allí  de  penitente  a  la  joven  Dolores  i 
tañóla,  de  noble  familia  sevillana,  con  la  cual  trabó  estrecha  amis- 
tad, compadecido  él  de  los  sufrimientos  <lc  la  monja  y  complacida  ella 
<lc  sentirse  mejor  comprendida  que  por  la  rigidez  o  la  indiferen- 
cia de  otros  confesores.   Nació  de  esta  relación  amistad  tan  verda- 
dera que,  años  después  de  haber  emigrado  Blanco  a  Inglaterra,  conti- 
nuó recibiendo  carta--  de   su  hija  de  confesión.    1.a  ultima,  según 
Illanco,  la  recibió  el  año  1815  en  Oxford,  dentro  de  otra  carta  de 
SU  madre   <  >tra  amistad  nació  en   el   tribunal  de  la  renitencia  y  no 
menos    cordial    que    la    anterior,    la    de    la    infortunada    joven    Ma- 
ría Francisca  Barreiro.  Educóse  Mana  Francisca  en  d  comento  de 
Santa  Inés,  bajo  la  tutela  de  una  hermana  de  su  madre,  abadesa 

del  comento   I  .a  madre,  que  desde  luego  i>enso  hacerla  monja,  la  I 

ba  <  011  rigurosa  aspereza,  conducta  que  aumentaba  el  cariño  de  la 

joven  a  su  tía.  <  iondenoda  a  optar  entre  la  dureza  materna  o  el  B 
■  le  -u  na.  o|  tó,  sin  vocación,  pT  el  comento;  mas,  al  salir  de  el.  se- 
gún costumbre,  antes  de  profesar,  no  le  pareció  d  mundo  tan  ah 
dble    como   en    las    pinturas   que    le    habían    presentado     !'■' 

iró  disuadirla;  ofreció  int<  •    O   la    familia;   \» 

güilo  <le    la   madre    y    las   circunstancias   de    la    luía    triunfaron.    1.1 
resultado    del  era     de    prever.     La     monja     sufrió    ata- 


VIDA  Y  OBRAS  Di:  I>.  J.  M."  BLAN'CO  Y  CRESPO  47 

ques  de  histerismo,  se  pidió  la  exclaustración,  y,  aunque  el  tribunal 
declaró  nulos  los  votos,  se  consideró  el  hecho  un  desprestigio  para 
la  Orden,  y  la  pobre  María  Francisca  permaneció  en  el  convento, 
donde  sucumbió  a  la  edad  de  veinticinco  años. 

el  pavoroso  verano  de  1800.  La  fiebre  amarilla  que  desde 
Junio  asolaba  a  Cádiz  invadió  en  Agosto  la  capital  de  Andalucía. 
Barcos  procedentes  de  Cádiz  y  tripulados  por  trianeros  comunicaron 
el  terrible  contagio.  Iniciado  en  Triana.  pronto  se  propagó  a  los  Hu- 
meros,  causando  tan  profusa  mortalidad  en  este  barrio,  que  fué 
necesario  cavar  una  enorme  fosa  para  inhumar  los  cadáveres  jun- 
to a  la  ermita  de  la  Concepción.  Dentro  del  casco  de  la  ciudad  el 
azote,  las  defunciones  alcanzaron  pavorosa  cifra,  en  los  hospita- 
les faltó  personal  por  haber  fallecido  la  mayor  parte  de  los  en- 
fermen >s  y  por  ]a  incesante  avalancha  de  invadidos.  Las  autorida- 
des recurrieron  en  mal  hora  a  emplear  los  presos  en  el  servicio 
hospitalario,  pues  no  pudiendo  estos  criminales  ser  cuidadosamen- 
te vigilados,  cometieron  a  mansalva  innumerables  delito-:  otra  ]*■>- 
te  <pie  la  proverbial  torpeza  de  la  administración  española  desató 
sobre  la  hermosa  e  importante  capital  Aislados  los  pueblos,  falta- 
ban en  Sevilla  víveres,  sobre  carecerse  de  médicos,  enfermeros  y 
medicinas;  los  criados  abandonalmn  las  casas  cuando  se  daba 
un  caso  en  la  familia,  y  el  número  de  víctimas  ascendió  algunos 
días  a  500,  no  obstante  que  gran  parte  de  la  población  había  emi- 
grado. Dbn  Francisco  Dherbes,  autoridad  irrecusable,  en  nota  pues- 
ta de  SU  puñ(  1  y  letra  en  la  página  < leí  manuscrito  de  Matute  que  expre- 
sa el  número  de  defunciones,  dice:  "A  mi  entender  pereció  la  tercera 
parte  de  la  población;  por  consiguiente,  constando  ésta  de  unas 
90.000  almas,  no  es  exageración  asegurar  «pie  fallecieron  30.000  per- 
sonas/' 

1  Hirante  1111  año  no  pareció  j>or  Sevilla  la  familia  de  Blanco,  si  bien 
la    proximidad    de    su    ameno    retiro    permitía    al    joven    sacerdote    y 

a  su-  amigos  hacer  frecuentes  visitas  a  los  desterrados  hasta  que 
una-  horribles  tercianas  obligaron  a  Illanco  a  marchar  también  a  Al- 
todos  los  criado-  del  Colegio,  a  excepción  de  un  viejo  pór- 
telo, habían  sucumbido  al  furor  de  la  |>e-te.  y  el  pobre  enfermo  care- 
ció por  completo  de  asistencia.  Restablecióse  con  la  vida  del  campo,  y 
a  tine-  <le  Diciembre,  a  pesar  de  no  haberse  extinguido  la  epide- 
mia. tonv>  a  Sevilla  a  resignar  el  Rectorada  y  hacer  entrega  a  bu  su- 
1  de  I  -  asuntos  confiados  a  su  dirección. 

Cumplió  las  susodichas   formalidades,  en  medio  de!  triste  am- 
biente de  desolación  y  de  angustia  que  envolvía  a  la  ciudad,  sin 
testigo  'le  la  ceremonia  que  un  colegial  jubilado,  y  otra  ve/,  se  hizo 


48  VIDA    V   OBSAS 


de  la  dirección  >lc  la  locuela,  porque  el  nuevo  Rfector,  p 
(J->  'le  invencible  pánico,  apenas  tomó  posesión,  huyó  «le  la  ciudad, 
robando  a  Blanco  '¡tu-  le  sustituya  íunciones 

En  el  períod  i  que  permaneció  la  familia  de  Btanco  en   Ucal 
rrió  el  fallecimiento  de  don  Tomás  t'ahill.  el  o  don  Gui- 

llermo, victima  de  la  epidemia.  Sucedió  la  fctu- 

bre  de   [800.   En  tales  circunstancias,  y  no  al       1  <  iui- 

Uermo  a  venir  a  Se\  illa,  se  puso  al  frente  de  la  casa  el  dependiente  don 
Lucas  Beck. 

Ninguna  novedad  ocurrió  en  la  vida  de  Blanco  hasta  la  prin 
del  siguiente  año  de  1801  en  que  pasó  a  Cádiz  a  hacer  op  1 
una  canongía  '.arante    No  obtuvo  la  plaza,  porque,  según  ■ 
taba  de  antemano  concedida;  mas  sos  ejercicios  fueron  generalmente 
conceptuados  como  los  mejores,  y  tal  debió  de  ser  también  la  opinión 
del  señor  <  ibisp  1  y  de  los  jueces,  cuando,  a  modo  de  compensación  o  de 
consuelo,  se  le  nombró  Examinador  sinodal  de  la  Dióo 

En  la  segunda  parte  daremos  una  oopia,  sacada  del  mismo  autó- 
grafo  de   Blanco,  «le  las   Apuntaciones  que  tra  1   homilía 

que   bul*)  de  predicar  Como   ejercicio  de   Oposición,    SOOre   l.i    pal 

la  en  que  Jesucristo  nos  manifiesta  1"-  daños  de  una  vida 
da  a  la  molicie. 

Las  oposiciones  efectuada-  en  Cádiz  sirvieron  a  Blanco  de  • 
para  las  más  importantes  que  luego  realizó  en  Sevilla,  dándole  ánimos 

el   lucimiento  de  aquéllas  y  aumentando   mi   prestigio  ante   el   nuevo 
Tribunal.  Tratábase  de  la  magistralía  de  la  Capilla   Real  d< 
Fernando,  vacante  anunciada  .. 

.1  primero,  un  sacerdote  que,  según  las  referencias, 
contaba   para  el   triunfo  con   su   influencia  en   I  íU   intimi- 

dad i-"u  el  Deán.  La  delicadeza  de  Blanco  al  referir  este  episo- 
dio en  -ti  autobiografía  omite  el  nombre  del  primer  coopositor  y 
apenas  descubre  con  la-  iniciales  E  Y.  el  nombre  del  otro  Res- 
pecto del  primero,  nuestras  diligencias  nos  han  proporcionado  al>- 
soiuta  seguridad  de  que  era  el  doctor  don  Juan  Bautista  Morales 
llego.   Aunque  inferior  en  mérito  a  Blai*  confundía 

Jes  con  la  vulgaridad.   1  amo  no  liento-  de  nombrarle  en   lo 
sucesivo  diremos  aqui  que  era  natural  de  Sevilla,  -  lone  su 

expediente  académico,  e  hijo  del  señor  don  José  Morales,  individuo  de 
la  Junta  Suprema  de  España  e  Indias  en   1*"*    Ya  que  ■   ■  la  Ma- 
gistralía, consiguió  el  año  del  levantamiento  de  Sevilla 
franceses  una    Ración  en   la   Santa    Iglesia    Metro] 
villa,  escribió  un  estudio  ■  ;.i  </<•  Sani  mmu. 

j     falleció  el    8   de    Septiembre    de    i  Si;.    1.a-    dos    inicíale-    COn    que 


DE    DON  J"SK    M.     BLANCO   Y   <  RHSPO  49 

Blanco  designa  al  segundo,  las  circunstancias  de  ser  gaditano, 
empanero  de  Academia  y  párroco  de  feligresía  distante  del  cen- 
tro <le  la  capital,  involuntariamente  trajeron  a  nuestra  memoria  el 
nombre  del  distinguido  lite-rato  don  Eduardo  Adrián  Vacquer,  na- 
tural de  Cádiz,  prologuista  de  las  Poesías  leídas  en  una  Academia 
de  Letras  Humanas  y  cura  por  oposición  de  la  parroquia  de 
San  Julián.  Tanta-  coincidencias  ríos  dieron  la  completa  seguridad 
de  nuestra  conjetura;  mas  como  el  respeto  al  lector  exige  depura- 
ción exacta,  nos  dirigimos  al  archivo  archiepiscopal  de  Sevilla,  donde 
hallamos  lo  que  sigue  en  el  expediente  personal  : 

"Don  Eduardo  Vacquer  fué  cura  de  San  Julián  de  Sevilla  desde 
¡ji)X  hasta  [804.  En  las  oposiciones  celebradas  en  1798  fué  pro- 
puesto en  primer  lugar  don  Eduardo  Vacquer,  natural  de  Cádiz, 
edad  de  veinticinco  años,  graduado  de  Doctor  en  Teología  por  la 
Universidad  de  Osuna,  aprobadas  las  oposiciones  (pie  hizo  a  la  ca- 
nonjía Magistral  de  la  Iglesia  de  Sevilla  y  a  la  Capellanía  Magistral 
de  la  Real  Capilla  de  San  Fernando." 

Aunque  de  origen  desconocido  el  señor  Vacquer,  recilrióle  afectuo- 
sa la  sociedad  sevillana,  por  ser  el  joven  sacerdote-  gaditano  hombre 

de- claro  talento  e-  instrucción,  de-  finos  modales  y  en  todos  conceptos 
singularmente  atractivo.  Klanco  era  muy  amigo  suyo,  le  admírala 
y  le  (pieria  de  veras,  había  sido  su  compañero  en  el  colegio  y  en  las 
tertulias  de  A r joña  y  hasta  le  había  presentado  en  su  casa,  donde  sus 
maneras  agradables  le  granjearon  el  afecto  de  doña  Gertrudis. 
Aunque  los  demás  compañeros  no  le  estimaban,  tachándole  princi- 
palmente de  envidioso,  Illanco  no  \eia  sus  defectos,  le  apreciaba 
cada  día  más,  y.  cuando,  ya  presbítero,  el  joven  gaditano  tropezó  con 
dificultades  «le  cierto  genero  para  alojarse-,  el  cariñoso  amigo  consiguió 
de  -n  madre-  que  Vacquer  se-  instalara  en  mi  casa,  viviendo  1  6  dos  en 
perfecta  fraternidad  por  espacio  de  algunos  meses.  Sin  embargo, 
Vacquer,  insensible  a  la  efusión  de  tan  verdadera  amistad,  jamas 
correspondió  a  los  generosos  sentimientos  de  Blanco.  Lejos  de  agra- 
decer los  sinceros  favores  que  recibía,  procuraba  distraer  a  su  ino- 
cente amigo  de  aquéllos  estudios  en  que,  a  su  juicio.  ]>"<lia  sobrepu- 
jarle, y  hasta  se  valió  de  medios  ruines  para  sembrar  la  di-c  1 
cutre  el  hijo  j  la  madre.  Cuando  Blanco  fué  propuesto  para  I 
vacante  en  el  <  "olegio  M.ayor.  Vacquer  marchó  a  pasar  las  vacaciones 
en  1  ádiz.  La  familia  de  Blanco  li  se  de  los  parientes  que 

tema  en  Cádiz  algunos  papeles  mas  .,  menos  ni-  mple- 

1  información  de  pureza  de  sangre.  Vacquer  documen- 

aber  de  (dios,  p.,r  lo  que,  al  regí 
villa,  se  abstuvo  de  mayor  que- 


ja  que  Blanco  tuvi  >  de  su  ingratitud  nació  de  la  artera  conducta  de  Vac- 
quer,  el  cua  »¡n  émulos  en  d  ánimo  de  ili>ña  Ger- 

trudis pira  reali  •  ■  fines,  calumnió  a  t-  has- 

ta trató  de  indisr*  ner  al  bijo  con  la  madre,  a  fin  de  que  ésta  no  pu- 
diese  infidencias  ni  avisos  de  su  perfidia.   Vacquer  habia 

puesto  con  tor]  ana<lc  Blanco,  y  trató  d( 

les  lichada  niña,  cuya  prudencia  le 
unía  a  que  Elba  mi  depravación. 

...  habían  vuelto  a  verse  1"-.  dos  antig 
.  rivales.  Vacquer  desempeñaba  un  curato  imuros  de 

¡a  ciudad,  dondi  sa  y  retirada  y  no  se  había  en- 

contrado más  con  Blanco,  hasta  que  la  comunidad  de  aspiraciones  les 
reuni  a  capitular  íes  de  mera  ur- 

banidad y  comenzó  la  lucha  entre  amt>>s.  porque  el  pnX 
no  parecía  campeón  temible  en  el  terreno  de  la  erudición  ni  de  la 
elocuencia. 

El  resultado  de  la-  proporcionó  un  ruidoso  triu 

Blanco,  colocado  en  el  número   i ."  de  la  propuesta  p-T  da 

lo-  doce  jueces,  aclamado  por  la  brillantez  de  sus  «fir- 

mado mediante  la  Real  Cédula  en  el  puesto  ganado  por  SU  talento  \ 
laboriosidad. 

[oven  aún,  pues  9Ólo  contaba  veintisiete  ai  por  méritos 

propios  en  posición  desahogada  y  envidiable,  e-timado,  lleno  de 
tima-  esperanzas  v  en  lógica  expectativa  de  mayores  dignidades    ro- 
do le  sonreía;  no  obscurecía  la  más  leve  nube  el  horizonte  de  su  i 
tencia;  su  planta  pisaba  sobre  fl  ¿era  -ido  de  ha- 

ber logrado  expulsar  del  alma  a  su  mas  encarnizado  enemigo!  Mas 
esto  no  era  posible  Su  invencible  demonio  era  su  alma  misma. 


CAPITULO  VII 

BLANCO   MAGISTRAL. EVOLUCIÓN    DE    SU    PENSAMIENTO. 

OCUPACIONES     LITERARIAS 

-te  inulto  de  la  vida  de  Blanco  cesa  la  batalla  exteri.>r.  El 
porvenir  está  asegurado;  las  pequeñas  luchas  domésticas  se  han  extin- 
guido; los  lazos  externos  se  han  roto  y  olvidado  por  la  conciencia  de 
su  imposibilidad.  Sin  embargo,  ahora  es  cuando  comienza  la  verda- 
dera lucha,  cuando  el  drama  va  a  adquirir  proporciones  de  tragedia, 
sólo  que  será  una  tragedia  invisible,  porque  el  escenario  se  ha  tras- 
ladado del  mundo  físico  a  la  intimidad  del  alma. 

Al  reanudar  sus  meditaciones,  el  cristianismo  se  iba  borrando  de 
su  espíritu.  Pensaba,  inquiría,  preguntaba  a  la  Razón...  y  ya  se  sabe 
adonde  conduce  la  Razón  sin  el  contrapeso  de  la  Fe.  No  hablaban 
entonces  en  su  pecho  pasiones  mal  reprimidas,  sórdidas  codicias  ni 
vengativos  despechos.  La  pendiente  que  rápido  bajaba  era  el  resultado 
natural  de  su  complexión  psíquica,  de  su  educación,  de  su  historia  y 
del  método  aplicado  a  la  solución  del  pavoroso  problema. 

Nada  extraño  influía  en  el  cambio  de  sus  convicciones.  Tenia  los 
mismos  amigos,  respiraba  la  misma  atmósfera  y  vivia  en  el  seno  de 
su  familia,  fervorosa  y  cristiana  como  siempre. 

l'n  triste  acontecimiento,  al  desgarrar  su  corazón,  aumentó  su 

odio  al   catolicismo;   porque  en  aquella  naturaleza  vehemente  no  ca- 
tuán términos  medios:  o  la  más  ciega  fe  o,  perdida  la  creencia.  <■' 
vivo  encono  cintra  el  ideal  abandonado.  La  salud  <le  su  hermana  Te- 
resa declinó  por  modo  rapidísimo,  siendo,  a  juicio  de  Blanc  • 
de  aquella   enfermedad   "la   vida   sedentaria  a  <pte   la 

.   I  res  días  antes  de  morir  la  visitó  en  su  lecho  de  muerte 
lió  del   triste  lugar  derramando  lágrimas  y  acusando  en   su   int( 
al  catolicismo  del  asesinato  de  su  hermana.  La  pobre  niña  i.i\W' 

Noviembre  de  t8oa  y  quedó  enterrada  en  su  convento  de  S 

de  las  l )-,-. 


5i 

En  tanto  Fernanda,  su  segunda  hermana,  langu: 

del  histerismo,  y  Blanco,  que  achacaba  también  esta  desventu- 
ra  a  .  comenzada  en  el  ejemplo  de  sus  padi 

fomentada  en  el  convento.  .  «labilidad, 

cmn.u  pensamiento  de  las  violentas  sacudidas  <i< 

nervioso. 

Com<>  si  presintiese  que  habia  < le  recorrer  la  misma  senda  que  <  "hil- 
nli,  se  planteó  d  problema  en  idéntica  forma  que 
inglés.  La  infalibilidad  de  la  Iglesia  se  funda  en  I      5  ritu- 

tnas  ¿en  qué  se  basa  la  certeza  de  las  Escrituras?  En  la  declara- 
ción de  la  Iglesia.  ¿Y  no  puede  la  Iglesia  equivocarse?  No;  porque 
es  infalible.  De  -nene  que  n>»  hallamos  en  un  circulo  \: 

¡turas  sirven  de  apoyo  a  la  Igies  tura. 

Chillingworth,  que  habia  estudiado  con 

convirtió  al  protestantismo,  j  en  [637  publicó  un  célebre  trata- 
di',  The  Religión  of  tlu-  protestante  a  saft  • '.lau- 
co había  de  pisar  sobre  sus  huellas  de  teólogo  y  de  publi- 
cista. 

"La   Iglesia  está  en  el  error",   tal    fué   SU  conclusión   definitiva. 
Mas  al  rendirse  a  la  herética  proposición,  tuvo  que  volver  loe 
a  si  y  preguntarse:  "Después  de  profesar  esta  idea,  ¿cuál  es  mi  m- 
tuack  es  mi  deber?  ¿Puedo  yo  predicar  la  idea  que  juz- 

go errónea,  ser  sacerdote  de  la  falsedad,  engañar  sen- 

cillo que  a  mi  se  acerca  pidiéndome  el  pan  del  alma,  vivir  del  fru- 
to de  mi  hipocí  más  despreciable  que  los  fariseos,  porqué 
no  tengo  el  valor  de  creer  ni  la  nobleza  de  negar?  No,  no,  es  im- 
posible  continuar  un  instante  en  tan  miserable  sitúa 
robo  el  bocado  de  pan  que  gano;  me  desprecio  a  mí  mismo;  me  ins- 
piro repulsión,  mied  • 

"Mas  ¿soj   yo  solo  en  el  mundo?  ¿No  tengo  deberes  con 
con  mis  padres,  con  todos  los  '  le  que  mi 

resolución  causaría  la  desdicha  de  los  seres  que  mas  me  han  amado, 
a  quienes  debo   la    vida  \    tantos  desvelos,    ;pued  mente 

adarlos  de  dolor,   llenarlos  <le  vergw 
muerte  de  algunos  de  ellos-   Mi  coi  bar- 

barie   Les  debo  mucho  para  pagarles  tan  mal.  '  recho 

a  rehuir  el 

1  •,,,,  ,.¡  la  mentira, 

Va  degradación,  la  muí  iable  del  alma." 

ideas  rompían 
mas  seco,  mas  huraño    \1  fin  sucedió  lo  qué  siempre  ocurn 
tuaciones  insoluoles  Cuando  .m^'-  parecen  i- 


DE  DON  JOSÉ  M.'  BLANCO  Y  CRESPO  53 

segura  la  victoria  de  los  términos  medios:  Blanco  pensó  que  la-  leyes 
españolas,  sometidas  a  las  decisiones  conciliares,  no  le  ]>ennitían 
abandonar  el  sacerdocio,  que  imprime  carácter  indeleble  al  hombre 
para  toda  la  vida:  que  mi  resolución  seria  prueba  patente  de  herejía, 
delito  a  que  la-  leve-  asignaban  la  pena  de  muerte:  que  sus  deberes  de 
hijo  le  impedían  inferir  mental  herida  a  sus  padres...  1-1  callaría, 
pues,  aunque  resuelto  a  no  admitir  ningún  ascenso  en  su  carrera,  a 
no  aceptar  ningún  otro  emolumento  eclesiástico  fuera  de  su  sueldo, 
que  no  tenía  motivo  alegable  para  renunciar;  a  aconsejar  a  sus  fie- 
les el  cumplimiento  de  la  lev  moral  y  a  compartir  con  los  desdichados 
el  miserable  lote  de  sus  amarguras. 

En  estas  circunstancias  su  reputación  de  hombre  de  mérito  se 
acrecentó  extraordinariamente.  La  brigada  de  Carabineros  de  guar- 
nición en  Sevilla  celebraba  la  fiesta  de  su  Patrón  San  Femando,  y 
es  obvio  que  la  solemnidad  había  de  consumarse  en  la  Capilla  Real, 
que  guarda,  con  las  cenizas  de  otro-  revé-,  el  cuerpo  santo  de  su 
titular.  El  Magistral  fué  imitado  a  predicar  el  sermón;  no  pudo  exi- 
mí r-e  v  hubo  de  sostener  meditación  prolongada  acerca  de  la  elección 
de  tema,  no  queriendo  ser  traidor  a  sus  convicciones  ni  pudiende 
declarar  la  herejía. 

Acerca  de  la  elección  de  asunto,  no  está  en  nuestro  ánimo  desmentir 
al  mismo  Blanco;  pero  sí  juzgamos  ineludible  deber  presentar  al  pú- 
blico \oé  datos  sin  la  menor  alteración.  l>ice  Blanco  en  su  autobiografía 
editada  por  Thom  (pág.  113): 

"Estando  yo  por  esa  fecha  lleno  de  dudas  contra  el  Cristianis- 
mo, procuré  confirmar  mi  vacilante  creencia  dirigiendo  mi  sermón 
coima  el  escepticismo  religioso." 

Del  sermón  impreso  no  han  podido  conseguir  un  ejemplar  nues- 
tras  innumerables  diligencias,  y  don  Vdolfo  de  Castro,  en  Apéndi- 
ce a  -u   Historia  de  ¡os  Protestantes  es  pañales,   repula   imposible 

obtenerlo. 

Sin  embargo,  repasando  los  papeles  de  Blanco,  medio  borrados  y 
totalmente  borrados  algunos  por  injuria-  del  tiempo,  hemos  hallado  los 
borradores  de  .ano-  sermones,  de  los  que  reproduciremos  algunos  en 
la  segunda  parte  de  esta  obra,  para  que  el  público  juzgue  las 
nes  del  orador-  Entre  los  apuntes  hállase,  en  efecto,  un  sermón 
contra  el  escepticismo  religioso,  mas  no  destinado  a  la  festividad  del 
Santo  Rey,  y  en  cambio  hay  otro  dedicado  a  enaltecer  los  méritos  y 
proezas  de  San  Fernando    ¿No  parece  más  propio  que 

Último   el    predicado   en    la    -"lemne    función:'    ¿Habrá    iido   li- 
li/, o  infidelidad  de  la  memoria  de  Blanco-  Así  lo  creemos,  siempre 
refractarios  a  suponer  mala  fe  sin  plena  pruetx  indicio   Ba 


D4 

inexactitudes  contenida 

en  las  .Memorias  del  autor,  y  seguramente  involuntaria-,  pues  nada 
ue  pueda  favorecer  o  perjudicar  a  sus  inte- 
reses en  vida  ni  a  >u  nombre  en  la  posteridad. 

La  i    •  otra  parte,  no  dejaba  de  ofrecer  dificultades 

dirigí  isti       ■    Luditorio  del  <pie  ordinariamente 

Los   argumenti  <s   de   la    i 
los  lugares  comunes,  tan  conocidos  di 

hubieran  afeado  con  nota  de  vulgaridad  un  di-  r  la 

ocasión  y  la  importancia  de  los  oradores  a  quk  fiaba  aná- 

desempeños  rocar  la  nota  sentimental  ante  el  mismo  auditorio 
hubiera  equivalido  a  confesión  de  impotencia,  sobre  ser  imposible  en 
la  situación  psíquica  del  orador  comunicar  entusiasmos  ni  .. 

hasta  i|uiza>  en  su  interior  ridiculizados.  Blanco  pn 
acomodarse  al  patrón  de  lo-  predicadores  franceses  del  siglo  aun 

sin  extremar  ningún  recurso,  mantener  un  estilo  de  de<  dad 

ido  con  sobrias  galas  de  dicción. 

■   rtó  el  arti-ta  y  conquistó  el  lauro  .pie  no  habría  al 
entonces  el  pensador.  I. a  impresión  fue  en  extremo  lisonjera 
Blanco:  el  sermón  se  celebro  ampliamente  y.  como  primera  piedi 
su  reputación  oratoria,  se  mando  imprimir  a  costa  del  Cuerpo,  distin- 
ción con  (pie  las  costumbres  de  la  época  sancionaban  el  mérito  d< 
das. 
Orgullosos  los  carabineros  por  el  esplendor  de  su  fiesta,  muchos 
oficiales  quisieron  ser  presentados  al  héroe  de  ella. 
bian  a  distinguida   sociedad,  mostraron  empeño  en  llevar  .1  Blan- 

sus    reuní,  nes.    Citamos    esta    circunstancia,    porque    n 
Blanco    que   en    las    tertulias   de    uno   de   1..- 
dos   sacerdotes,   anil>..s    individuos   del  alto  clero,  amb  • 
ile  mucha  instrucción   y  descreídos,    sj: 

mente   anticristianos.    No   debe    sorprender    la    última   condición    a 
nadie  que  conozca  el  estad"  peculiar  del  pensamiento  es-pan 

Era  ya  la  vetu  herida  de  muerte  por  la 

de  Kant,  arma  inútil  en  las  batallas  del  pensamiento.  En  la  i 
truccion  que  al  .ir:.,  daban  nuestras  menguadas  universidades,  nin- 
guna educación  filosófica  entra  idealismos  alemán 
hallado  insuperable  barrera  en  los  Pirineos;  la  tradición  tí! — fica  na- 
cional  se  habla  perdido  en  las  sombras  «le  la  ¡gnort 
el  castizo  misticismo  del    siglo    wii.   mirado  como 
había  desvanecido  a  la  presión  del  escolasticismo  ap 

■"ni-  oficiales;  la  crítica  vivista,  voz  sin  eco  inmediato,  pasaba 


DE  DON  JOSÉ  M.'  BLANCO  Y  CRESPO  55 

inadvertida  del   pedantesco  dogmatismo,  y   el   atre 
síntesis   acometido  por  la  i    inteligencia  de  cilio, 

ton  ser  coronación  de  la  filosofía  andaluza  <|ue  siempre  lo  llevó  en 
sus  entrañas,  no  halló  en  la  península  ni  resonancia  ni  continua- 
dores. 

Así,  los  que  rompían  el  freno  del  aristotelismo  cristianizado,  sen- 
lían  el  vacío  en  su  inteligencia,  desligados  de  la  tradición,  aislados 
del  resto  de  Europa,  sin  orientación  y  sin  guía.  En  tal  incertidumbre, 
salidos  del  dogma  a  beneficio  de  crítica  parcial  y  por  la  puerta  de 
la  negación/  no  por  visión  de  m  eal,  se  hallaban  en  favora- 

bles condiciones  para  escuchar  la  voz  de  la  Enciclopedia  y  del  volte- 
rianismo, frutos  negativos,  si  vale  la  paradoja,  de  análoga  situación 
espiritual  Y  como  la  filosofía  sensualista,  traída  por  los  vientos  de 
Inglaterra  y  de  Francia,  era  la  única  que  había  logrado  salvar  furti- 
vamente la  frontera,  y  además  el  empirismo  .troza  de  esa  aparente 
claridad  'pie  arrastra  los  cerebros  no  muy  reflexivos,  y  de  e-a  fuer- 
za difusiva  de  lo  que  no  trasciende  del  nivel  vulgar,  la  mayoría  de 
l->-  hombres  estudioso-,  de  España,  mal  avenidos  con  la  esterilidad 
de  las  Escuelas  al  par  que  con  la  opresión  dominante,  creian  de 
buena  fe  redimirse  jwr  la  negación,  sustituyendo  un  vacío  con  otro  y 
disfrutando  «le  andar  libremente  por  el  suelo,  ya  que  no  poseían  ala- 
para  ,  olar  p  *  1' «  espacios. 

I.a  Enciclopedia  no  pasó  de  una  negación  ;  mas  en  el  malestar  rei- 
nante, parecíales  que  corría  mayor  prisa  destruir  que  edificar,  y  repre- 
sentaba] por  su  sentido  político,  una  liberación  que  cierta-  alma-  acep- 
taban, embriagadas  de  júbilo,  -in  detener-e  a  contemplar  el  fin  de  se- 
mejante vértigo.  Dado  el  atraso  de  España,  los  sacerdotes  y  lo-  frailes 
casi  monopolizaban  lo-  estudios,  eran  casi  lo-  único-  que  pensaban  y 
leían  ;  formaban,  a  titulo  casi  exclusivo,  el  plantel  de  nuestros  poetas  y 

didáctico-;  en  una  palabra,  constituían   el  cerebro  de  la   nación,  y  por 

ntre  ellos  pudo  prender  ante-  que  en  i  d  germen  de  la 

crítica  y  de  la  heterodoxia.  El  sensualismo  se  infiltra  en  la-  lumbreras 
literaria-,  de-de  el  presunta  l  abiliario  Hermosilla,  hasta  el  dul- 

ce Reino-.),  y  únicamente  inteligencias  de  primer  orden  como  1 
Pér<  lecticismps  más  o  menos  permanentes 

.lumbran  algo  eterno  bajo  la  i. .nna  exterior,  tras  del  esta  I 
en  el  fondo  esencial  del  accidente. 

Xo  era.  pues,  extraño,  -in..  lógica  fermentación  del  espíritu  de 
ue  d..-  estudiosos  sacerdotes  j  muchos  más, 
el  cristianismo  en  sus  conciencias,  odiaran  a  la  I 
idos  o  con  fanatismo  de  neófiti  - 
Los  individuos  del  clero  que  -•  iban  en  tal  esta 


56  VID 

perturbación,  ob  >tudiaban  mutuamen- 

isosde  franquear  mis  almas  cohibidas,  o  prevenidos  contra  la 
ajena  inquisú  ion.  Vsí  l'.lanco  y  bus  nuevos  amigos  pronto  advirtierod 
que  ni  un  i  ¡necían  al  grup°  ''<•'  los  vTi'.'" 

v  las  simp  recharon,  aumentando  gradualmente  la  confian- 

za, hasta  declararse  unos  a  otros  en  secreta,  pero  franca  y  mutua  con- 

Este  paso  desvió  más  a  Blanco  de  la  Iglesia,  puesto  que  al  espe- 
cia] estado  de  su  espíritu  anadió  una  nueva  fuerza,  la  del  compro- 
miso exterior  inconscientemente  contraído    Las  ideas  no  exprés 
ter  de  interinidad,  se  hallan  siempre  sobre  d  ta 
sujeta^  a  nueva  reflexión;  mas  la  especie  vertida,  recogida  por  otros 
hombres  \   sancionada  con  cien  de  complicidad,  adquiere 

sello  de  permanencia,  porque  su  cambio  revestiría  circunstancias  de 
traii  • 

los  nuevos  amigos  pusieron  a  disposición  de  Illanco  sus  bi- 
bliotecas reservadas,  y  el  joven  Magistral  se  embebió  en  la  lectura  de 
obras  francesas,  entre  ellas  Le  Systhne  de  la  Naturt  -nal- 

mente  atea,  debida  a  la  pluma  <ie  Holbach.  A  molida  qtx 
en  sus  lecturas,  el  cristianismo  le  parecía  mas  absurdo;  el  -  1 
mas  intolerable;  >n  conducta,  mas  hipócrita  y  digna  de  desprecio. 
El  combate  interior  alcanzaba  alarmantes  proporciones;  la  lucha  de 
afectos  y  de  ideas  se  enconaba  i«>r  instantes  en  el  estadio  de  su  con- 
ciencia; sentía  el  flujo  y  retiñió  de  la  hipocresía  y  de  la  indignación; 
hubiera  querido  morir  para  escapar  de  si  mismo,  y  al  fragor  continua- 
do de  la  pugna,  su  espíritu  se  rendía  envuelto  ei  •  hasta  su 
cuerpo,  frágil  vaso  para  tan  poderosa  ebullición,  se  doblegó  a  los  o>l- 
|k-s  del  dolor,  agotado  v  herido  i*>r  el  reflejo  de  tan  honda  pertur- 
intelectual   \    moral. 

Mnsioso  de  un  retiro  donde  pudiese  a  sus  anchas  respirar,  leer 
obras  prohibidas  \  buscar  sustitución  en  el  conocimiento  a  la  fe  qMe 
le  abandonaba,  alquiló  una  modesta  I  en  que  a  nadie  admi- 

tía sin.,  a  amigos  de  su  absoluta  confianza.  Allí  .vulto  sus  \- 
condido  rincón  debajo  de  la  escalera,  y  allí  medito.  ,i.  -tun- 

dió en  orgias  del  pensamiento,  reprimiendo  los  latidos  .le  &u  con 

clamando    en    el    vacío,    extendiendo    los    braZOS    a    li  ido    y 

desvaneciéndose  su  alma  en  un  abismo  de  tinieblas. 

El   amor  pudo  brindar  consuelo  a   su  delirio;  mas  ¡ayl   1> 

vedado  aspirar  a  aquellas  •nes  que  su  su  juven- 

tud con    voraces  anhelos  .leseaban     I  a   conciencia  de   la  imposibilidad 
I  K   había  obligado  a  desistir  de  su  primera  ideal  y  purísim 

sion.  y  ahora  el  tentador,  engalanándose  con  nuevas  formas, 


DE   DON  JOSÉ   M.'    BLANCO  V   CRESPO  57 

taba  despojado  de  resplandores  ideales,  pero  ardiendo  en  llama-  de 
abrasadora  sed  de  deleite-.  El  amor  sensual  era  el  único  míe  podía 
burlar  la  fortaleza  de  su  posición.  Sucedió  lo  que  debia  suceder  en  la 
crítica  situación  del  atormentado  joven.  Relaciones  clandestinas  sa- 
tisficieron  sus  ansias,  sin  calmar  sus  angustias.  "Si  yo  hubiera  podido 
— decía  más  tarde —  disimular  como  otros  clérigos  y  vivir  en  oculta 
disipación,  hubiera  vivido  bien  ;  pero,  aunque  no  era  cristiano,  jamás 
renegué  de  la  moral.  Xo  necesitaba  del  miedo  a  la  condenación  para 
sentir  horribles  remordimientos,  y  era  el  más  desgraciado  de  los 
hombt 

Víctima  de  una  vocación  errada,  juguete  de  encadenadas  pasio- 
nes, aborreciendo  su  vida,  sin  esperanzas  en  la  inmortalidad,  enfermó 
gravemente,  y  si  los  bríos  de  la  juventud  lograron  sobreponerse  a  sus 
desfallecimientos  corporales,  nada  consiguió  sustraerle  a  los  encontra- 
ientos  de  su  tempestad  espiritual.  La  voluntad  callaba,  en  tanto, 
indecisa  j  trémula,  sin  norte  de  su-  acto-,  sin  vitalidad  para  elegir  so- 
lución. Em  uno  de  estos  accesos  de  desesperación  concibió  el  proyec- 
ta de  emigrar  a  los  Estados  Unidos,  y  entabló  diligencias  para  to- 
mar en  Cádiz  pasaje  secreto  en  un  buque.  No  obstante,  el  amigo 
de  Cádiz  a  quien  escribió,  que  era  de  ideas  tan  liberales  como  él.  le 
disuadió  de  aquel  designio.  Los  consejos  amistosos,  unido-  al  temor 
de  causar  tal  vez  la  muerte  de  sus  padre-,  vencieron  su  disposición,  y 
permaneció  en  su  casa  como  enjaulado. 

Durante  el  año  de  [802  había  sufrido  radical  transformación  la 
casa  mercantil  de  don  Guillermo  Blanco.  El  dependiente  don  Lú- 
ea- l'.eck  se  había  hecho  cargo  de  la  dirección  de  los  negocios  y  se 
formo  una  nueva  sociedad  mercantil  entre  doña  María  Fernanda 
White,  viuda  de  Cahill,  i>or  sí  y  como  tutora  de  su  hija  menor  doña 
Mana,  don  Guillermo  y  don  Lucas  l'.eck.  La  escritura  se  hizo  ante  el 
notario  don   |o-é  González  Andía  el  7  de  Septiembre  de 

Las  atenciones   literaria-  constituían  el   Consudo  del   infortunado 

sacerdote.  En  la  radiante  esfera  de  lo  bello,  sus  dudas  enmudecían  y 

su   corazón    Se   dilataba   con    dulzuras    de    repatriado.    En   el    peí 

que  sucedió  hasta  su  ausencia  <le  Sevilla,  explico  Literatura  en  la 

Real   Sociedad    Patriótica  donde  público  tan   numero-o  como  Si 
acudía  a  e-cuchar  SUS  lecciones.  En  verdad,  lo  merecían,  porque  el  ;,rran 
to  de  Blanco,  su  palabra  correcta  y  nerviosa,  su  amor  al  a-un- 
to di  us  conocimientos,  superiores  al  nivel  lite- 
rario de  su  tiempo,  las  hacían  no  menos  agradables  que  útiles  j  1 
tribuyeron  en  buen  grado  .1  levantar  de  su  postración  el  gusto  di 
bellas  '■■ 

Con  ni'  ti.  o  de  tales  t  ral  «.ajo-  de  útil  vulgarización,  imprimí 


58  V."  BLANCO   Y    CRESPO 

;  i  I  i. 

transmiten 

,un  los  ideales  de  la  época,  lo>  fundamel 
ii  ran  principalmente  a  la  Belleza  e  indkand 
a   su   primitñ  ■  ■  para  míe  fueran   útiles   al    fin 

human,  r  y  mereciesen  la  consideraci*  n  del  tud. 

lüi  la  misma  Sociedad  leyó  el  -•;,  <U-  Noviembre  de  iSt 
triunfa  (/<•  A/  Beneficencia,  que  Quintana  i  niar. 


1 1 1     i 
te  para  la  lli-turi.i  literaria  y  no  cil 


CAPITULO  VIH 

I!  LAN  (    'i    E  N    M  A  I)  R  I  I) 

I  "na  nueva  pérdida  amenazaba  a  la  honrada  familia  de  Blai 
hermana  que  a  éste  quedaba,  la  única  alegría  de  aquel  hogar  habitado 
j>or  dos  ancianos,  uno  de  ellos  enfermo,  y  un  joven  mas  desgraciado 
que  todos,  se  decidió  a  tomar  el  velo  de  religiosa,  más  por  sugestiones 
del  confesor  que  por  vocación  ingénita,  en  el  convento  llamado  rl 
Reyes.  Blanco  Se  desesperó  al  saber  la  noticia,  y  má-  aún  al  pensar 
que  de  sacerdote  no  le  permitía  explanar  las  razones  que 

le  obligaban  a  considerar  como  un  asesinato  la  profesión  de  su  her- 
mana. La  pobre  niña,  herida  por  moral  enfermedad,  languidecería 
en  el  convento,  seguiría  los  pasos  de  la  mayor  y,  falta  de  higiene, 
de  cuidados,  del  cariño  insustituible  de  la  familia,  restaría  algún  tiem- 
po, quizás  años,  a  lo  que  le  quedaba  de  existencia.  Tales  pensamien- 
tos j  il  forzado  silencio  a  que  se  miraba  encadi  erbaron  el 
odio  de  Blanco  coima  el  estado  religioso,  contra  la  Iglesia,  contra  la 
idea  cristiana.  En  tan  deplorable  situación  de  ánimo  y  de  cor 
Blanco,  sufriendo  crueles  amarguras,  dijo  la  misa  en  I 

•i  celebrada  el  27  de  Junio  de   [804;  el  sermón  corrió  . 

su  antiguo  amigo  Mrjona,  y  Lista  compuso  la-  dos  bellísimas 
que  llevan  por  titulo,  ¡a  una.  El  Sacrificio  de  /<;  Esposa,  y  la 
El  (<niin  del  Esj 

1.a  salud  de  la  joven  reclusa  empeoraba  i«>r  momentos.  <  \ .•>  la  de- 
bilidad del  cuerpo  -e  acentuaba  la  del  espíritu.  La  constante  ni 
aducía  en  escrúpulos  de  conciencia,  y  Illanco,  que  mu 
la  escuchaba  en  confesión,  trataba  de  darle  los 
misino  no  se  podía  prestar 

La  profesión  de  5u  hermana  y  la  incesante  contemp 
progresos  que  la  enfermedad  hacia  en  la  tierna  criatura,  colma: 

medida  «le  los  sufrimientos  morales ;  su  odio  a  cuant  • 


(So 


al  paroxismo  y.  ya  que  no  :i  remotas  comarcas,  se  decidió  a  pasar  al- 
gún tiempo  en  Madrid.  Los  estatutos  de  la  Capilla  Real  permitían  un 
trimestre  de  ausencia  en  cada  año,  j  la  combinación  del  Magistral 

■  en  unir  lo-  tre<  últini  riente  con  los  tres  ini- 

ciales del  que  se§  •  irse  medios 

idir  legalmente  *.'n  la  corte, 
ebido  el  proyecto  y  recabado  el  consentimiento  de  la  familia, 
nuestn.  Magistral  no  retardó  la  ejecución,  dejando  su  cátedra  de  Li 
teracura  al  ilustre   Reinoso  j    disponiéndose   a  las   impresiones  de 
nueva   vida. 

Una  vez  en  Miadrid,  lo  que  menos  pensó  Blanco  fué  gestionar 
•  ti  mi  carrera,  El  no  era  un  pretendiente,  era  un  i 
vii,  y  le  sobraba  con  la  libertad.  Prohibida  entonces  ]*>r  razones  de 
policía  la  permanencia  de  lo-  forasteros  en  la  villa,  Blanco  mar- 
chó a  Salamanca  con  ¡minio  de  dirigir  una  instancia  al  Gobierno 
solicitando  «n  residencia  en  Madrid.  Al  1  ••.ifrir» 

en  mis  ilusiones  literaria-  enorme  decepción.  Engañado  |»>r  tanta 
inexactitud  como  se  ha  escrito  acerca  de  aquella  ciudad,  soñó  en- 
contrar un  pueblo  culto,  distinguido,  apasionado  por  la  ilustración 
y  las  arte-,  y  se  halló  con  un  país  "  semibárbaro ''  (sentis-barbarous 
portion  of  the  Spcmish  dominions),  "que  no  tiene  nada  míe  haga 
agradable  la  residencia  en  ella"  (ti  has  nothing  t<>  make  ti  <m  a 
ble  place  of  residencé)  y  cuya  grosera  superstición  (gross  superstition) 
hacia  intolerable.  No  halló  más  consuelo  que  la  amistad  de  Me- 

leude/,  el  preclaro  extremeño  que  allí  explicaba  entonce-  con  t 
fruto,  y  las  reuniones  del  obispo  Tavira.  iln-tre  jienense, 

estaba  m¡  ada  <le  lo  que  podía  esperarse  (more  Europea* 

tluin  yon  could  expect). 

Consiguió,  ]H>r  fin,  una  licencia  para  se  en  Madrid  por 

un  año,  con  aprobación  de  su  Cabildo,  y.  ya  en  la  corte,  aprovechó  la 
amistad  de    Vinorós  (que  cuto-.  .,  de  ser  nombrado  D 

toi  de  un  colegio  -i-tema  Pestalozzi,  a  título  <le  ensayo  instituido 
con  carácter  interino  por  el   Príncipe  de  ar  y 

justificar  su  ausencia  de  Sevilla. 

En  verdad,  y  sea  cual   fuere  el  fallo  definitivo  de  la  11 
nadie   podrá    negai    a   God   ■    nobleza   de  propósitos    ni    buen   de- 
de  procurar  la  difusión  de  las  ciencia-  con  ori<  esbel- 
tamente i'                          en   u   de  Febrero  de   1804  la  Junta 
pecial  de  exámenes,  mejoró  la  aflictiva  situación  de  los  mae 
ampl                     ama-  de  las  escuel;                  ió  la  publicación  de 
iñolas  )    la                     de  libros  extt           » 

fin,  el  Real  Instituto  Mtiitat  Pesiar 


DE  DON  JOSÉ   M."    BLANCO  Y  CBESFO  61 

loeexano,  inaugurado  el  4  <le  Noviembre  «le   i<So6  en  la  Casa  de  la 
Villa. 

interesado  por  Blanco  conocedor  de  su  designio.  Amorós  le 
brindó  la  plaza  de  catequista  e  instructor  religioso  de  la  Escuela.  Amo- 
rós disimuló  lo  modesto  de  la  oferta  asegurándole  que  le  propon- 
dría para  la  Junta  de  hombres  de  letras  encargados  de  la  inspec- 
ción del  Establecimiento,  y  Illanco  aceptó,  disfrazando  su  humilla- 
ción con  el  pretexto  «le  evitar  la  entrada  de  un  beato  y  por  la  ra- 
zón de  que  su  cargo  no  estaba  dotado  con  ninguna  especie  de  suel- 
do ni  de  gratificación. 

Por  este  camino.    Illanco  obtuvo  su  más  ardiente  deseo,  el  ale- 
jamiento de  la  suciedad  en  que  habia  vivido  y  de  los  lugares  testigos 
ts  amarguras,  pues  se  le  concedió  por  Real  orden  una  dispen- 
sa ilimitada  de  residencia. 

Los  Únicos  tintos  literario,  de  SU  nuevo  cargo  fueron  un  in- 
forme acerca  de  los  progresos  de  la  Escuela,  confiado  a  su  pericia 
por  la  Junta  inspectora,  y  una  composición  jxK-tica  de  no  escasa  tras- 
cendencia para  el  autor.  Este,  en  su  informe,  mas  atento  a  su  reputa- 
ción literaria  que  al  verdadero  asunto  de  su  trabajo,  redactó  una  d¡- 
sértaáón  arena  de  las  ventajas  del  sistema  de  Pestalozzi,  prescindien- 
do de  los  resultados  positivos  de  la  enseñanza.  Impresa  la  memoria. 
compensó  el  público  con  ingenuo  aplauso  la  labor  del  artista. 

La  poesia  de  Blanco  antes  mencionada,   fué  una  oda  leida  en  la 

nidad  de  los  exámenes  públicos  de  los  alumnos  de  la  Escuela. 

I  legó  la   inspirada   composición   a  manos  de   Godoy,  el  cual,   si   no 

era  persona  de  erudición,  sí   alental»  los   mas   sanos  propósiti 

pro  de   la  cultura   nacional   y    mostraba   natural   inclinación    ]>or   la 

a  j    las  artes,  por  lo  que  tuvo  .misto  en  admitir  a  Blanco  en 

rtulias,  poco  accesibles  al  elemento  no  militar. 

Mas  no  incurramos,  como  la  rencorosa  Regencia,  en  el  desliz  de 
confundir  a  Blanco  con  la  turba  de  aduladores  que  mariposeaba 
en  torno  del  favorito.  \\>  solamente  ningún  provecho  extrajo  de  tan 

útil    relación    social,    sino   que    vio  muy    contadas    veces    al    favorito. 

y  en  cambio  frecuentaba  las  tertulias  literaria-  de  Quintana,  donde 
no  imperaba  la  mayor  benevolencia  para  el  Príncipe  de  la  Paj 

l'.l  Instituto  Militar  Pestalozziano  feneció  en  Enero  di 
el    archivo  de    Hala  de  Henales  hemos  encontrado  un  oficio  fir- 
mado por  Godoy,  •  rdenando  se  den  las  gracias  por  su  cooperación 
al  ensayo  del  Instituto  a  varias  personas,  entre  cuyos  nombres  fij 
el  de  Blanco  y  el  de  su  futuro  colega  en  la  redacción  del  Semanario 
don  Nidoro  Antillón. 

¡mientOS    preliminares    del    luctu 

de  Mayo,  fecha,  I 


VIDA  I  ANCO    Y    CRESPO 

La  ai  dio  a  Blanco  el  nombramien- 

infante  don  I  Paula,  mas  la 

efímera  » jne  a  la  vez  llegaron  a  Madrid  las  l< 
de  A  amigo  al  Escoria]  y  las  nuevas  de  la  pri- 

Tampoco  la  malograda  distinción  se  debió  a  recuerdo  del 
lid.     En  el  clérigo  «pie  dirigía  la  edu  sica  del  Infante 

1  Principe  de  Asturias  en  ' 
rrespondencia  de  éste  con  el  Emperador;  m  ~.r  una  parte,  el 

Rey  perdonó  a  su  hijo  mediante  la  indignidad  de  que  éste  delata 

-  natural,  también  absudto  el  Vu 
por  otra  la  influencia  de  Amorós,  tan 
■.  declinó  con  el  ocaso  de  su  protector,  qu<  ~tral 

libre  de  un  compromiso  en  que  mal  de  su  .  vuelto,  te- 

meroso de  ■  ición  al  piélago  de  intrigas  en  que  fio- 

'  ¡  indigna  política  de  palacio,  o  resultar  con  su 
¡unidad  con  1"-  miserables  conspirador! 


CAPITULO  IX 

DEVANEOS. — VUELTA  A   SEVILLA. — "  1L   SEMANARIO   PATRIÓTICO. 
VIAJE  A    INGLATERRA 


Aunque  el  Gobierno  de  Bonaparte,  en  concepto  de  Blanco,  hubiera 
sido  la  salvación  <]<■  España  y  su  redención  <le  la  barbarie  en  que  yacía, 
piulo  en  &  más  la  v../.  <lc  independencia  que  el  deseo  de  mejora,  y 
en  \  iv.  de  seguir  el  ejemplo  de  Íntimos  suyos  que  habían  abrazado 
la  causa  del  rey  José,  cuando  supo  que  su  provincia  se  había  levan- 
tado en  armas,  no  vaciló  en  acudir  adonde  estimó  que  su  honor  le 
llamaba.  Verdad  que  para  un  sacerdote  heterodoxo  ofrecía  graves  in- 
convenientes, si  no  peligros,  volver  a  un  país  dominado  entonces 
por  la  exaltación  religiosa  de  los  fraile-,  puestos  a  la  cabeza  del  movi- 
miento, mas,  esclavo  de  lo  que  juzgó  su  deber,  despreció  los  ries- 
gos del  viaje,  desafiando  los  mayores  que  a  su  llegada  se  prometía 
ttrar. 

lluUi  también  de  vencer,  para  decidirse  al  viaje,  otros  lazos  más 
íntimo-  y  no  menos  inerte-.  Por  aquellos  días  hallábase  en  arm 

ones  con  una  dama  madrileña,  no  tan  recatada  cual  debía,  de 
cuya  ligereza  quedó  vivo  testimonio  en  el  niño  Fernando.  No  he 
sido  afortunados  en  las  pesquisas  enderezadas  a  fijar  la  época  del  na- 
cimiento de  este  n¡ñ<  mjeturas  apreciamos  que  debió 
llegar  al  mundo  en  los  prii  -  de  (809.  No  otra  deb 
fecha,  pues  en  caita  .1  su  hermano,  que  hemos  de  tra 
adela                 la  en  _•  1  de  Mayo  de  [824,  dice:  "  \  principii 
implió  quin  1 

Como  reproducidas,   Illanco 

■ 
rmin<  -  muy  propios  de  la  ceguedad  inherente  a  todo  padre  las 


VID 


excek  -  di- 

fícil  advertir  en  el    fondo  que  el  joven  madrileña-  •..  ni 

con  mucho,  la  rara  inteligencia  del  i>adre  ni  su  ferviente 

de  saber,  antes  al  contrario,  sentía  repugnancia  por  los  lib 
debiéndose  a  su  (Inaplicación  el  consentimiento  di  que  abra- 

zara I  ¡litar   La  ilusión  paternal  «le  Bl 

su  tradición  literaria    Poi  eso  cuando  su 
ron,  hubo  de  fijar  los  ojos  en  mi  sobrino  José  Mana,  re- 
dando eficazmente  al  padre  que  le  pusiera  en  condiciones  de 
se  a  la-  leb 
Don  Bartolomé  José  Gallardo  dice,  i  -  qué  funda- 

mento, que   fueron   varios  los   frutos  <le  las  relaciones  de   Blanco 
■tros,  a  pesar  de  haber  procurado  cuidadosamei  ar  lo 

que  hubiera  de  cierto,  no  hemos  conseguido  confirmación  del  aserio. 
En  general,  las  noticias  de  Gallardo 

desde  [808,  no  merecen  entero  crédito,  pue  rán  cuan- 

tos lean  su  nota  biográfica  «le  Blanco,  existen  en  ell 
titudes,  entre  otras,  la  de  asegurar  que  la  madre  de  hijos 

marchó  con  Blanco  a  Inglaterra,  cosa  evidentemente  inci< 

En  rigor  no  podía  exigirse  gran  continencia  a  Blanco,  dado  el  es- 
tado de  SU  conciencia  moral.  No  creyendo  en  la  religión  católica  ni  en 
la  santidad  de  los  votos,  ¿qué  obstáculo  podía  oponer  al  torrente  de 
sus  pasione  m  noble  sinceridad,  confiesa  que  mientras  ejer- 

ció su  ministerio  fué  "como  tantos,.'  n  polilla  de  la  virtud 

femenina" 

Como  en  Blanco  estallaban  los  ímpetus  tan  violeí  ia  de- 

jar un  instante  entre  el  pensamiento  \  la  ejecución,  rompió  toda  suerte 
mpromisos,  abandonó  su  «ns, ,  principal  en  la  «asa  núm.  8  «le 

dle  «le  Silva  y  emprendió  su  penoso  viaje  hacia  la  hen 
natal. 

;<  Y.nio  hall'  Illanco  5U  ciudad  al  volver  «le  X  .illa  fué  la 

primera  ciudad  de  España  que  se  levantó  contra  N'apoleón    \  1 
mera  noticia  de  la  catástrofe  '1«-1  -•  'le  Mayo,  estalló  dario 

formidable  arrebato  «le  indignación,  al  punto  tran  I  en  tumulto 

11    II  o  de  Mayo  se  recibió  la  noticia  «le  li  a  de 

rte,  acompañada  «le  una  comunicación  «le  la  Jui 

reprimieran  al  pueblo  y  mantu>  i< 
día lidad  <  on  las  tropas  francesas   Sevilla  respondió  "-n  viril  protesta, 
exigiendo  I  i  batallo» 

1    •  luntaríos,  llai  a  triunfar  en  los  ,-a-u|>,.s  ,|. 

leu  Bl  pueblos*  de  la  Maestranza,  empla 


DE   DON  JOSÉ   M."    BLANCO  Y  CRESPO  63 

una  Junta  General  de  Gobierno  o  Junta  Suprema  de  España  e  In- 
dias, presidida  por  don  Francisco  Arias  Saavedra.  (i) 

Vpenas  llegado  a  Sevilla  y  sin  detenerse  a  descansar,  Blanco  mar- 
chó al  Real  Alcázar  y,  por  indicación  de  buenos  amigos,  se  presentó 
a  la  Juma.  Saavedra  le  recibió  <lel  modo  más  cortes,  le  hizo  sentarse 
entre  los  individuos  de  la  Junta  y  le  interrogó  acerca  del  estad 
que  quedaba  Madrid  y  de  lo  que  había  observado  durante  el  viaje. 
Blanco  en  sus  notas  la  extrañeza  que  le  causó  la  insis- 
tencia con  le  preguntaban  por  su  amigo  don  Joaquin  Maria 
Sotelo,  a  quien  reputaban  afrancesado,  y  asegura  que  ningún  m 

tía  para  justificar  esa  creencia  general  en  Sevilla.  Blanco  se  equi- 
vocó ei  tonces:  los  hechos  posteriores  confirmaron  la  verdad  del  jui- 
cio dominante  en  la  opinión  sevillana 

La  Jimia  Central,  que,  como  dice  muy  Lien  Illanco,  se  había  de- 
clarado Suprema  con  el  consentimiento  forzado  de  las  provinci; 
trasladó  a  t  ser  esta  la  ciudad  más  importante  de  España, 

y,  conviniendo  a  sus  fines  continuar  la  publicación  de  El  Semanario 
Patriótico,  periódico  fundado  en  Madrid  por  don  Manuel  José  Quin- 
tana, se  invitó  a  Blanco  para  que,  en  unión  de  su  antiguo  amigo  don 
Isidoro  Antillon.  editase  en  Sevilla  el  órgano  oficioso  de  la  Junta.   Ln 

tado  de  efervescencia  del  país,  logró  el  periódico  éxito  inmi 
no  obstante  de  que  sus  redactóle-  no  expresaban  con  entera  lil>ertad 
sus  juicios,  pues  el  censor,  o  sea  Quintana,  les  había  facultad"  para 
escribir  lo  que  gustasen  bajo  la  responsabilidad  de  él  y  este  lazo  moral 
coartaba  su  independencia,  temerosos  de  comprometer  al  amigo  que 
semejante  confianza  depositaba  en  su  discreción.  El  periódico  no  equi- 
valía ya  a  un  ec<>  de  la  Junta;  hablaba  por  cuenta  propia,  censu- 
raba a  la-  autoridades  y  procuraba  reflejar  los  latidos  de  la  opinión 
del  pais. 

La  Juma  Central,  incómoda  con  la  independencia  del  periódico,  de- 
cidió impedir  su  publicación.  El  primer  paso  consistió  en  encargar  a 
Antillon  de  la  Gaceta,  con  expresa  condición  de  no  colaborar  en  abso- 
luto eu  el  Semanario;  se  orden  ■  i  Quintana  que  limita 
información  del  periódico  hasta  convertirlo  en  anodino, 
Blanco  se  dirigió  al  público  términos  v< 
bienio  le  privaba  de  libertad  para  escribir:  "Si  /:'/    S 


i 


66 

— de 

iar  a  la  nación. 
¡  lad. " 

•    «le  la 
Junta  Centra]  \  cuan  in  justan*  usurpado  los  d 

le  debía  ni. 

rdias,  dijo  la  Misa  de  la  instalación  v  hasta  can- 
metros  la  patriótica  solemnidad. 
■  ¡Hilaridad  que   . 
lióle  tal  prestigio,  que  J  recerle  un 

puesto  en  la  Comisión  de  preparación  de 
No  fué  aceptado  el  nombramiento,  mas  las 
naron  a  Blanco  ■  «t r.i  i  que  i>n>l>.'.  evidentemente 

nsultada  la  Universidad  de  Setvilla  i- 
vellanos  acerca  de  la  constitución  de  la 

ir  .1  Blanco,  en  unión  «Id  doctor  Seoant  >rme, 

no  obstante  de  <|iie   Illanco  no  \k-v\' 

cumplimiento  del  cometídi 
aprovechó  la  presión  de  las  cin  los  Inqui- 

sidores a  facilitarle  una  porción  de  libros  prohibidos  que  ju 

■  '-  para  su  desempeño  y  que  yacían  cubiertos  de  |h.1\o  en  los 
rincones  del  edificio  inquisitorial. 

Entregado  a  sus  aficiones  y  a  : 
cuidaba  d<  «  de  su  casa   L 

padre,  su  tía  j  Beck  había  concluido  en  30  de  Junio  d<     -  9  de 

embre  de  1 808  don  Guillermo  j  d 

1  alnll.  otorgaron  ante  el  notar: 

Andi.i  nuca  escritura  <lc  sociedad,  que  debía  concluir  el  30  de  Junio 
de  1810. 

francesas  I 
• 
nada  de  '  '  •  la-  puertas  de    Vndalucía  a  la  audacia  de  los 

imperiales   1   1  Junta  Suprema  decidió  aband  lia,  de  donde  ya 

lad       el  n     José  amei 
■ 
tener  el  Ímpetu  • 
bra  de  la  in  bre  los  muros  >le  la  ciudad. 

Wgva  del  triunfo 

■ 
- 
ños  había  que  acariciaba  U  idea  d* 


'.'    BLANCO  Y  CRESPO  67 

aerse  al  fanatismo  de  su  país  ;  de  volar  a  tierra  extraña,  donde  pu- 
lí- los  maldecidos  hábitos  y  profesar  a  los  cuati'')  vientos 
aquel  sueño,  irrealizable  por  el  temor  de  desesperar  a  sus 
padre-,  se  le  presentaba  ahora  exento  del  riesgo  que  más  temía.  En 

>;  sus  padres,  por  su  origen  irlandés  el  uno  y  por  su  casti; 
tii-pe  el  otro,  y  ambos  por  su  acendrad  mo,  aborrecían  a  los 

invasores  y  sentían  justificado  pavor  por  la  suerte  de  su  hijo.  Si 
Blanco  permanecía  en  España  y  abrazaba  la  causa  francesa,  más  con- 
forme a  sus  sentimientos  liberales,  la  decepción  de  los  padre-  hubiera 
sido  inmensa.  Preferían  no  tenerle  a  su  lado  a  verle  confundido  con 
adversarios  de  la  Patria  y  del  hogar.  Si  mantenía  su 
adhesión  a  la  causa  popular  y  ésta  era  vencida,  le  esperaban  crueles 
cuciones,  y  -1  la  legitimidad  histórica  triunfaba,  traería,  como 
trajo,  inevitable  reacción  del  sentido  ultracatólico,  más  temible  acaso 
para  un  sacerdote  liberal  que  las  represalia-  del  partido  francés.  Ce- 
rradas todas  las  vías,  los  padre-  de  Illanco  -e  conformaron,  si  no  se 
alegraron,  de  que  el  hijo  emigrase  de  España,  no  suponiendo,  en  modo 
alguno,  que  la  ausencia  impuesta  por  las  circunstancias  ascendiese  ja- 
mi-  a  separación  definitiva 

De  esta  suerte  1"-  su  redan  las  -ceretas  ansias  del  mal 

tico.  Míster  Beck,  el  c  ■  íuillermo;  su  se- 

ñora, un  dominico  pariente  de  Blanco  y  éste,  se  embarcaron  la  noche 
del  29  de  Enero  en  el  rio  de  Sevilla  y.  después  de  dos  días  y  medio  de 
naivegadón  en  lancha,  a  razón  de  cinco  millas  por  hora,  llegaron  a 
Bonanza,  donde  hallaron  un  ban-o  inglés  que  venia  consignado  a  la 
casa  de  don  Guillermo.  A  la  vista  de  Cádiz,  tropezaron  los  fugitivos 
con  el  inconveniente  de  una  orden  que  prohibía  la  entrada  en  la 
ciudad  a  los  forasteros,  excepto  a  los  ingleses.  Blanco  hubo  de  cam- 
biar su  traje  de  sacerdote  por  otro  de  seglar  y.  a  beneficio  di 
cimiento  del  ingles,  pudo  pasar  como  legitimo  subdito  de  la  Gran  Bre- 
I 

No  desdeñaron  los  invasores  a  su  implacable  enemigo.  Apenas 
instalados  en  Sevilla,  el  nombre  de  Blanco  salió  en  la  Gaceta  entre  el 
número  de  los  proscritos,  el  puesto  que  di 
cante  \  seaiecretó  la  confiscación  de  sus  bii 

Inútiles  tentativas  las  de  parientes  y  amigos  para  disuadirle  de 
la  emigración  durante  las  tres  -emana-  que  permaní 
Su  res  ilución  estaba  formada;  el  sueño  de  oro  de  t<  ¡ntud 

.enia  a  las  mano-,  y  jn  .r  cuant' >  ha)    en  d   mund  1  110  huí 
desperdiciado  la 

I  11  estas  circunstancias,  su  antigua  hija  de  1  la  infortu- 

nada Mai  igéndole  que  la  lli 


68  VIDA  V  OBI  tXSPO 

Inglaterra  No  podía  ei  trar  en  los  planes  de  Blanco  la  deferendaal  ex- 
traño ruego  que.  aun  honestamente  prestada,  hubiera  dado  a  su  corn- 
il calaverada,  y  se  limitó  a 
vola-  •    ida  monja 

El  23  de  Febrero  de  [810  zarpó  el  buque  <le  la  bahía 
o  se  contempló  en  alta  mar  a  bord 
parado  i«>r  él  pabellón  inglés!  Aunqu<  char 

1  melancolía  al  ver  hundirse  para  siempre  en  el  h  ' 
turó  tlel  libre  ambiente  del  1 
las  ligaduras  '!<•  su  Patria,  de  su  esta  compí 

irrullo  <le  1  • 
almas  jóvenes  y  fuertes.    Vun  pasados  muchos  . 
pasmos  de  júbil  ■  mirarse  libre  del 

nía  doliente  cu  expectativa  <le  una  nueva  encarnaci< 
captura,  tempestades 

siedad,  su  fiebre,  crecían  por  momentos,  y  multitud  de  dudas 
r<Mi  desde  su  partida  hasta  el  .}  de  Mar/.,  «le  1810  en  que, 
de  la  mañana,  fondeó  el  paquete  en  la  bahía  «le  Falmouth. 


CAPITULO  X 


PRIMERA    ETAPA   DE   BLANCO   EN    LANDRES 

Pasado  é  primer  acceso  de  alegría,  la  embriaguez  de  libertad 
invadió   su   ser   al   zarpar  de   Cádiz,   dificultad)  ras    y 

confusiones  turbaron  su  espíritu  al  divisar  las  costas  de  Inglate- 
rra. El  cuerpo,  nada  robusto,  tampoco  había  permanecido  indife- 
rente a  1"-  azares,  y  d  mareo,  la-  molestias  de  once  día-  de  nave- 
gación y  la  imperfecta  disposición  de  Los  antiguos  buques,  no  le 
permitieron  llegar  a  su  nueva  patria  en  las  mas  favorables  condi- 
ciones de  salud. 

Cuenta  «jue  un  frío  horrible,  cual  nunca  había  experimentado, 
embarg  ■  su  organismo;  creyó  míe  iba  a  sucumbir  con  el  sudario 
de  aquella  niebla  que  traía  por  contraste  a  su  imaginación  el  es- 
pléndido sol  de  Andalucía,  y  un  sombrío  abatimiento  se  apoderó 
No  llevaba  vestidos  adecuados  a  la  rudeza  del  clima  boreal, 
y  así,  entre  la  confusión  de  los  viajeros  que  se  atropellaban  por 
salir  más  pronto,  él  permanecía  rígido,  inmóvil,  quizás  arrepenti- 
do,   por    1"    menos    indiferente    a    desembarcar   o   a   continuar   en   el 

buque.  A  bordo  del  Lord  Howard  iba  también  un  distinguido  pin- 
h    Lasoelles  Hoppner,  hijo  del  tamo-.,  pintor  «leí  mismo  nom- 
bre,  conduciendo  unos   pliegos  de  la  Embajada  inglesa  en  España 
para  el  ( li  bierno  de  L  odres. 

Hoppner  y  un  hermano  suyo  hablan  pasado  larga-  temporadas 
en  Sevilla,  ciudad  inagotable  |>or  sus  riquezas  artísticas,  sin  rival 
en  España  y  para  algunas  cosas  en  el  mundo,  pues  nada  ha  produ- 
cido la  escultura  cristiana  capaz  de  emular  a  las  imágenes  de  Mar- 
tínez Montañés,  de  quien  posee  Sevilla  la  colección  casi  entera  i  1 1. 


lio  de  los  cuadril-  y  escultura-  se  prí 
de   una   linda   levillana   influyeron   poderosamente  en   la   prolongación 


■JO  VIBA    Y    «BVAS 

ilria   i-  timado      m   Hoppner,  esH 

,-R.  i,-,  -  .  ninguna  amistad  posee  mayor 

a'iti- 

n  la  -¡illa  lebia 

:  icirle,  viajando  sin  descanso  día  y  noche,  a  I    • 

a  <lc  Hoppner  en  la  capital  del  Reino 
Unidí  •  laban  siniestros  i«ira  i 

La  honrada  familia  del  pintor  lloraba  la  muerte  «leí   ¡>a<lre. 
Hoppner,  que  ya  tema  idea  «le  la 
medad  de  su  padre,  recibió  la  noticia  en  «.-1  Foreign 

detuvo  la  -illa  d<     ■  le  <-1  mensajero  cum- 

pliese su  deber  oficial;  asi  que  amb 
en  situación  imposible  de  describir,  muriendo  de  dol 
te  el  otn .  ■.  ncertidumbí 

Tras  de  la  explosión  de  sentimiento  que  produjo  la  llegada  de 
eiles,  durante  la  cual  nadie  que- 

dado en  la  silla,  abatido,  di  ertar  a  levantarse.    \ 

l'm  Lascelles  de  su  amigo,  le  rogó  que  subiese,  y  '.«  i  su 

lia,  cuyo  doior  había  i  imprevisl  via- 

s    l-'.l  español,  rendido  de  alma  j   de  cuerpo,  es 
nulidad  de  cia  y  mostró  el  deseo  de  retirarse  a  un  . 

miento. 

lado  al  tin  en  la  ya  desa 
echo  y  dun 
citaba  mi  extraordinai 

MI  despertar  '  te  todavía  4ar  las 

ponderadas  grandezas  de  la  •.  in«l.i< l  sin  ri  ¡ 

la  ventana,  y  otra  d< 
abatir  su  ánimo,  cada  v\  bado  >    m¡ 

i-bli- 

léjaba  apeí 

nvoivía  la   i  ni.'..  •  de  melai 

])íritn. 

•  lo  la  reflexión,  impuesta  por  la  realidad 


linm   a  <  en  el 

..riño 


DE  DON  JOSÉ  M.a  BLANCO  V  CRESPO  71 

premuras  de  la  situación,  sucedió  a  los  entusiasmos  con  que  se  ha- 
bla lanzado,  sin  sólida  base,  a  tan  arriesgadas  aventura-,  sus  alien- 
tos decayeron  más  aún  y  dirigió  con  angustia  los  ojos  hacia  la  im- 
penetrabilidad  del  porvenir.  ¿Con  qué  contaba  para  garantizar  su 
vida'"  Todas  sus  economías  se  reducían  a  unas  cien  libras.  Cualquie- 
ra que  ha  vivido  en  Londres  algún  tiempo  sabe  lo  que  piteó 
perarse  de  semejante  caudal  en  la  reina  del  Támesis.  Xo  tenía  más 
recurso  que  el  trabajo;  pero  ¿qué  trabajo  hallaría  en  país  descono- 
cida con  la  urgencia  que  él  lo  necesitaba?  Vivir  a  costa  de  sus  pa- 

después  de  haber  tarado  al  arroyo  la  carrera  que  le  dieron  y 
realizados  para  su  adelanto,  era  una  indignidad  que 
su  carácter  no  podía  siquiera  discutir.  ¿Encontraría  ocupación  en 
algún  periódico?  El  po  desconocía  el  inglés,  empero  distaba  mucho 
de  la  perfección  que  un  público  ¡lustrado  tiene  derecho  a  exigir  del 
escritor.  ¿Tocaría  el  violínen  algún  teatro?  La  arrogancia  de  la  san- 
gre andaluza  le  hacía  abochornarse  de  tan  ruin  idea. 

En  el  triste  dédalo  de  su-  cavilaciones,  un  rayo  de  luz  brotó  opor- 
tunamente  en  su  memoria.  Había  tratado  en  España  a  un  hombre 
científico  llamado  Mr.  Children,  con  el  cual  conservaba  sincera 
y  afectuosa  amistad.  Blanco  le  había  prodigado  las  atenciones  que 
pudo,  j  Children,  cual  si  profética  intuición  iluminase  su  cerebro, 
le  había  rogado  que,  -i  los  azares  de  la  política  le  arrojaban  algún 
día  a  Inglaterra,  no  dejase  de  verle  y  de  contar  con  él.  Le  escri- 
bió a  su  residencia  en  Tumbridge  Wells,  y  a  los  tres  días  Mr.  Children, 
que  estaba  recién  casado  en  segundas  nupcias  y  de  temporajkl  en 

rinoa  llamar  a  su  casa.  Nocom  ti  ingratitud  el  ii 

a  la-  atenciones  que  de  Blanco  tenia  recibida-.  Le  invit 

que  fuese  a  c  mer  con  él  siempre  que  no  mediase  otra  invita- 
ción, le  llevaba  a  los  es]  museos  y  exposiciones,  U 

sus  amistades  j  le  brindó  cuanto  un  hotn- 
reneroso  puede  ofrecer  en  obsequio  del  que  estima  por  amigo 
onclusión  de  esta  amistad   fué  triste  para  todos.   M 
Children,  la  exi  de  quien  hizo  Blanco,  primero  en  la 

intimidad  de  su  n  <u>  libros,  tan  merecidos 

gios,  talleció  en  lo  mejor  de  su  edad.  El  dolor  de  su  maridí  • 
ínter  ndía  a  la  magnitud  de  la  desgracia,  ¡   levan- 

tando definitivamenti  e  marcho  de  Londres,   ^si  la  i 

de  un  golpe  los  can:  •  que,  aunque  en  ■ 

unían  tres  genen  mes. 

estudiar   a 
fondo  la  lengua  y  las  costumbres  sociales  de  mi  patria 

lo  emprendió  con  todo  el  ardor  propio  de  la  impetuosidad  de 


irácter,   Bien  penetrado  <lc  que  no  es  pasible  dominar  una  len- 
gua hasta  que  istituye   en    forma  preferente  de  ma 

lecir,  ha>ta  <|iie  prescindimos  de  traducir  interior- 
mente, renunció  a  escribir,  hallar  y  p<  spañoi,  mientra-  . 
sidades  perentorias  no  le  obligaran  a  redactar  en  su  idioma  patrio. 

te  de  El  Español,  de  <|ue  después  hablaremos,  únicamente 
cribió  en   nuestra  lengua,  durante  1"-  primeros  aiV-  de   su   nueva 
vida,  un  Bosquejo  ¡Id  comercio  en  esclavos,  impreso  en   181  . 
cuenta  de  la  African  ínstitution.  Mas  adelante  daremos  el  exrj 
de  este  interesante  y  hoy  desconocido  tral 

Ensanchó   Blam  nudando  las 

que  en  España  habia  EidUand  y  siendo  pre 

la  familia  del  difui  >  ¡!>¡- 

tanto  trio  que  le  dispensó  I.ady  Holland,  i  gran- 

des esperanzas,  aunque  se  le  invitó  repetidas  veces     \1  fin,  durante 
dos  años  en  que  fué.  según  él  mismo  dice,  huésped  le  su 

ecibió  muestras  inequívocas  de  estima 
'nliar.L,'",  de  que  la  finura  <le  Lord  Holland  >   - 

dirigida  a  sus  padres  en  4  de 
Julio  de  1813  al  declarar  que,  aunque  se  halla  en  la  finca  de 
HTolland  muy  considerado,  el  prefiere  su  pequeño  rincón    También 
men  1 

■  en  sus  apreciacione  -  que  nadie  vislumbró  que 

la  evacuación  de  AndaltK  no  preludiaba  ú 

mente  lapeYdida  de  •  España,  sino  la  paz  europí 

la  derrota  de  N  índo- 

le profeta,  -  del 

buen  sentido  aplicado  a  la  vida  pública  de   España  y    V 
consumaron  en  la  realidad.  Sus  vaticinios  han  pa 

"4  de  Julio   1813. 

"Mi-  queridos  Padres:  Escribo 
que  va  a  Portugal  y  hará  poner  ésta  en  mas  próximo  a 

Sevilla,  por  donde  p  noticias  de   i.i  completa  derrota  dd 

•  habrán  da 
■  le  volverse  a   ver  en   sus  manos:    En  mi   opinión, 
•.i  ya  completamente  segura,  y  1"  que  es  ma-.  pienso  que 
nada  puede  conducir  más  que  esto  a  una  >'.  la  que  a 

n>>  está  lejana    Dios  quiera  que  mis  ui   fallida-. 

\uu  no  !¡<  \  é  a  V.*  de 

la  última    que    tuve 

lísima  dificultad  de  que  él   halle  medios  «le  escribir.   'S 


[OSÉ  M."  BLANCO  '■ 


puedo  dudar  de  que  él  sigue  sin  novedad,  porque  a  ser  de  otra  ma- 
nera 1"  sabríamos  por  casa  de  Lubbock. 

"Yo  continúo  sin  novedad,  a  i>esar  de  que  el  verano  presente  es 
algo  desagradable,  por  no  haber  hecho  aun  ni  un  día  de  calor.  La 
Stoy  escribiendo  cerca  de  un  lindo  fuego  que  he  man- 
dado  encender  poco  lia.  Esto  es  al  tiempo  que  estarán  V.ds  abra- 
sándose  de  calor  j  con  la  casa  toda  regada  y  la  vela  echada  desde 
las  siete  de  la  mañana.  Pero  no  obstante,  yo  prefiero  esta  esj>ec¡e 
de  frío,  porque  no  priva  a  uno  de  ninguna  especie  de  exerciei"  y 
dexa  al  campo  en  toda  su  hermosura.  Desde  la  mesa  en  que  es- 
cribo, estoy  viendo  los  jardines  más  bellos  que  \'.'Js  pueden  )>en- 
sar.  Son  1-..  de  Lord  Holland,  en  cuya  casa  de  caiii|*>  (que  es  la 
que  habitan  todo  el  año  a  media  legua  de  Londres)  estoy  huésped 
]x>r  unos  pocos  dias.  La  casa  y  el  trato  es  magnífico,  y  a  mí  me 
hacen  mucho  favor  en  ella:  mas,  no  obstante,  yo  gozo  más 
un  pequeñito  rincón  retirad".  Oxalá  pudiera  lograr  tener  uno  pro- 
pio mío  aunque  fuese  como  un  cascaron  de  nuez,  en  lo  que  aquí 
se    llama  campo,   que   es   todo   pueblo    fuera  de    Londres. 

"Hace  más  de  un  mes  que  se  recibió  el  ultimo  paquete  de  Cá- 
diz, j  todo  ese  tiempo  ha  que  no  tengo  noticias  de  \'.'!~  Deseo  que 
se  hallen  V.'K  perfectamente  buenos.  Muchísimas  mem.-  a  mi  her- 
mana, tías,  primos  y  amigos.  Aqui  he  visto  a  Juanito  VVetherell, 
me  dixo  que  había  visto  a  \'.'u  buenos.  Me  ha  hablado  mucho 
de  Juan  Soler  v  de  Cepero  i  i  i.  a  quien  dice  que  ve  alia  con  frequen- 
V.'u  mis  particulares  memor 

i  ,i  V.da  tan  felice-  como  desea  su  am.te  hijo. 

"J.  H.  VV." 

1  a  familia  Moore  le  acogió  desde  luego  con  La  mayor  efusión, 
sin  más  motivo  que  saber  que  había  elogiado  sin  conocerle  al  pun- 
donoroso general,  victima,  primero,  de  su  decoro  militar,  v  des- 
pués ile  torpes  calumnias  necesarias  para  cubrir  la  responsabilidad 
-  que  a  mansalva  comprometieron  el  honor  de  un  saldado  % 
la  suerte  de  la  patria.  1.a  madre  del  General  abrumaba  al  rindi- 
con  maternales  solicitudes,  extremos  propios  de  una  madre 
hacia  que  rindieron  justicia  a  su  hijo,  y  envió 

doña    Gertrudis,    queriendo    extender    SU    bondad    ni.  ■     :a\ía 

defl   emigrado. 


1 1 1 

i    Historia  conserva   mi   nombre   >    sus  b< 
■  le!    i  contra   la   invasión    francí 


7-» 

En  tanto,  amargaban  el  humor  de   B 
ria-  madre  y  d  eco  de  las  difama* 

erían  muc 

.       ..■  u 
.-mili.:  ■  .  ■  luci- 

da a  su   madre: 

"Mi   amada   Madre:    La  Señora  que  me  hace  el    fa 

me  lia  ofi  •  ¡n- 

arla  «le  mi  salud.  Yo  siento  infinito  que  la  de  V.  n<.  sea  me- 
omo  igualmente  la  I 
do  Padre.   Dios,  que  lia  dad.,  a  Vstedes  Fuen  frir  tanto, 

las  continuará  y  mej  horas.   Y.,  constante 

■ 

"Su-   últimas   letra-  de   \'.   di-   30  de   Mayo   ir. 
mucha  confusión,  porque  no  hago  memoria  de  habeV  1 
de  esa  por  separado  de  V.  y  mucho  menos  de  haber  ei 
materia-  que  pudieran  tener  interpretación  ni  mala  ni  bu 
desgracias  han  nimos  «le  ,■  lle- 

ven a  mal  que  yo  no  pueda  aborrecer  a 

luando  les 
ni  corazón  sin  acordarme  de  1..  que  opinan  en 

.  j  c< >mpa  -  que  se  hallan  cu  tal 

lo  que  fuere  1  que  y.  • 
ra  no  está  en  mis  raai  n  quanto  a  1 

y   mi    conciencia  me   dictan  qu 
quanl  tros  me  la  den  "  nie  la  quiten,  la 

que  me  han  hecho  di  del  intuid"  me  h  ufrir 

con  •  1   quieran  h 

gura  de  que  '  iré  ni  una 

de  May.,  no  hubiera 
on  una  memoria  mia.  Iba  dirigido  a  Castro   (i> 

•it...     V11    11..    he 

una  letra  de  nadie  ■  a  de  la-  .!■ 

supiu  it  \  ''  me  .:  nerlo 


re  al  1 

(Inri 

mía  ■ 


DE  DON  JOSÉ  M."  BLANCO  V  I  B  7D 

a  ni   lado  sería  un  consuelo  indecible.    Yo  aunque  trabaxo  mu 
estoy  bueno.   Quanto   veo  aqui  me  agrada,  y  mientras  más  i 
más  afición  le  tome  a  quanto  me  rodea 

"Los  médicos  son  de  opinión  <jnc  la  enfermedad   «le   V.  tiene 
cura,  y  que  en  la  estación  del  año  en  que  estamos  pudiera  V.  te- 
mucho  alivio  si  los  facultativos  que  asisten  a  V.d  fueran  me- 
jores. Pero  la  naturaleza  puede  mucho,  y  yo  confío  en  que  dentro  de 
algún  tiempo  estará  V.  con  mucha  mejoría,  ya  >ea  entera- 

mente buena. 

"I Je  mi  hermana  ni   mi   tía  Pepa  nada  me  dice   V.'1,  de 
infiero  que  estarán  en  sus  casas.  También  quisiera  saber  del  íntimo 
amigo  de  mi  hermano,  M.  En  fin,  quisiera  saber  de  todos  los  ami- 
gos de  mis  primeros  años  que  son  los  que  cuento  por  verdaderos. 
Entre  los  demás  hay  mucha  morralla. 

"Infinitas  veces  me  ha  llorado  el  corazón  las  miserias  que  se  han 
padecido  ahí  Miserias  que  habrán  transcendido  a  todos;  y  al  poner- 
me a  la  mesa,  en  que,  aunque  salo  y  pobre  resp  siem- 
pre he  tenido  limpieza  y  abundancia,  se  me  han  arrasado  los  ojos  de 
lágrimas,  pensando  en  la  amargura  con  que  comerán  su  pan  las  per- 
qué más  amo. 

"l>i",  les  de  a  toda  mi  amada  familia  y  mis  amigos  y  aun  a  mi< 
enemigos,  consuelo.  Salude  Y.'1  a  mi  Padre,  hermana,  tías  y  primas 
en  mi  nombre  Al  todos  mi  mil  cosas.  Dios  bendiga  a  V.  y 

a  todos  los  míos  como  se  lo  pide  su  hijo  «le  Y. 

J.  M." 

La  campaña  de  injurias  contra  Blanco  había  estallado  al  punto 
ibandonó  la  Península.  A  raíz  de  >u  viaje  vio  la  lu/ 
procaz   folleto  llamándole  "espurio  patricio",  apurando  < 
de  dicterii  •-  característio  >s  de  cien  ; 

las  razones  que  tuvo  el  señor  Marques  de  Valmar  para  apello  ir  "ra- 
zonad"   folleto"  a  la  virulenta  diatriba  publicada  en  aus 
acusad  •  p  >r  sus  amigos  de 

i  que  «le  sus  amig  *,  no  p<  •  d 

de  incluir  aqui   una  carta  del   ilustre   Reinoso,  que  hallamos  < 
los  papeles  de  Blanco.  Es  rriu)  •  >rque  mai 

ta  el  us  amigos  de  juventud 

asi  todos  lo 

illa,  ~  de  Noviembre 

"Mi  amadísimo  m  quinto  placer  he  leído  la  hi 

de  tu  emigración  I  Tus  noticias  en  ese 


76  VII>.\  Y  OBRAS 


y  oscuras,  que  nunca  lian  podid  •  saciar  la  curiosidad  interesa- 
da di  tus  antiguos  amigos,  en  cuyo  corazón  tienes  y 
perpetuamente  -  un  lu^ar  adonde  no  podrán  llegar  minea 
n trigas  políticas,  la  perfidia,  el  odio  de  partido,  ni  este  espíritu 
icion  que  nos  devora,  Las  noticias  de  la  tuya  sólo  han  lle- 

aquí  por  rumores.  Apenas  hem  el  nombre  de  Quin- 

tana en  el  número  de  tus  contrarios,    apenas  hemos  podido  formar 
idea  del  origen  de  la  contienda.  No  es  extraño  que  en  la  incomuni- 
cación con  Cádiz  llegasen  aquí  tan  debilitados  los  datos  de  una 
tion,  que  aun  en  Cádiz  mismo  no  giraban  libremente.  Yo  no  he 
papel  ninguno  tuyo,  ni  ajeno,  que  hable  de  esto.  Después  de  abierta 

nunicacion  con  aquella  plaza,  tal  vez  habrán  venido  algún  • 
tu>  números  a  Sevilla;  peí  dido  cada  día  y  nin- 

he  podido  haber  a  las  manos. 
":[jy.  ion  infructuosa,  cuyos  dardos  no  pue- 

den alcanzarle?  ¡Dichoso  mil  veces,  que  habitas  un  país  donde  la 
libertad  del  hombre  no  es  una  palabra  vac 

men  y  aprisionan  los  ciudadanos!  ¡Infelices  eternamente  nosotros, 
que  pugnando  por  asir  una  sombra  de  libertad,  no  cogemos  de  esta 
lucha  -in>>  destrozos!  ¡Quántas  veces  he  envidiado  tu  suerte!  Casi 
antiguos  amigos  se  han  comprometido  ]>>r  el  rey  Josef. 
Ni  podía  ser  de  otra  manera.  El  ha  teñid"  el  arte  de 
los  hombres  de  provecho  que  había  en  la  nación:  i*>r  manera  que 
fuera  de  I»-  pocos  que  se  refugi  ádiz,  puede  e  que 

apena-  habrá  quedado  quien  valga  alguna  cosa  que  no  haya  estado 
en  su  partido.  Unióse  a  esta  oficiosidad  del  Gobierno  trancé-  la  con- 

>ii  mtima.  que  p  dos,  de  que  era  imposible  liben 

dominación.  Los  franceses  desplegaron  en  tadakicia  una  fuer- 
za prodigiosa  quando  se  hallaban  disueltos  todos  1  de  la 
península.  En  aquel  momento,  hasta  el  intimo  vulgo  desmayó  com- 
pletamente en  las  esperanzas  con  que  le  habían  fascinado  las  junta-, 
mientras  labraban  su  ruina.   Empezai 

-  partidas  de  dispersos  y  a  renacer  con  ellas  las  c-i*-- 
ran/.i  •  hombres  de  algún  cálculo  jamas  han  visto 

en  estas  correrías  más  que  la  devastación  del  país.  Hasta  que  ! 
Wéllington  ha  desplegado  tanta-  fuerza-  tan  sabiamente  no  ha  ha- 
bido leini;-'  .~  de  question. 

"Ib-tc.  pues,  aquí  decidid"-  a  tantos  buenos  por  la  sum 

•  medio  que  vían  para  terminarse  los  malí  ha  tenido 

rno.  El  que  mas  lo  ha  dad  r  por 

•  ha  sido  la  redacción  de  la  Gaceta  (ir  SeviBa,  donde 

•  -la-  la-  .i  argado  más  '«lio  la  cercanía  de!   Go- 


DE  DON  JOSÉ  M."  BLANCO  V  I  B  77 

bienio  de  Cádiz  y  la  rivalidad   ridicula  de  aquel  pueblo  con 
pequeña  en  otro  tiempo,  pero  exaltada  ahora  increíblemente  | 

lio  de-  haber  sido  ellos  solos  la  tabla  del  naufragio. — Junt 
Lista  debo  entrar  yo;  pues  no  deben  desunirse  los  mejore-  amigos 
que  tienes:  los  que  te  han  conservado  más  memoria  y  Fidelidad;  tú 
conoces  mi  carácter  escondido  y  lucífugo.  El  misino  he  sido  siem- 
pre, Xi  a  Josef,  ni  a  sus  mini-tro-.,  ni  a  Jos  maríscale-,  ni  a  los  xefes 
franceses  he  tratado  ni  una  vez  sola,  ni  conozco  aun- de  vista.  Xi 
he  escrito,  ni  he  hablado  -obre  su  pleito.  He  -ido.  no  obstante,  ra- 
ción." de  e-ta  Catedral  año  y  medio,  de  cuyo  nombramienl 
vieron  noticia  ante-  que  yo  lo-  que  ante-  que  yo  leyeron  la  Gaceta. 
Avínome  bien,  porque  sin  e-te  auxilio  hubiera  perecido  de  hambre 
en   la  calamidad  que   sufr 

obre  en  público  |>ara  recoger  de  la-  calles  hasta  703  miserable-  des- 
mayado:, y  moribundo-  en  do,  hospitales  que  formé  y  sostuve 
indecible-   afane-.  —  Sotelo  después  de   la   rota  de  Ocaña 

a  admitir  la  plaza  de  Consejero  de  Estado,  que  muy  anteriormente 
le  había  ofrecido  Josef;  vino  con  él  a  Andalucía  y  ha  sido  su  comi- 
sario regio  j  prefecto  en  Xerez  y  después  en  Sevilla.  lia  servido 
con  integridad  y  beneficencia.  Colocó  a  Sanjurjo  de  secretario  gene- 
ral de  la  prefectura  de  Xerez,  donde  se  ha  manejado  tan  pacifica  y 
honradamente  que  se  ha  lila-nado  del  odio  de  aquel  pueblo,  exaltado 
a  medida  de  su  inmediación  al  foco,  e  intolerante  a  proporción  de 
su  nisticidad. — Arjona.  Está  más  loco  cada  día.  lia  sido  decididí- 
simo: ha  tenido  incesantemente  pretensiones.  Sin  embargo,  nada  ha 
obtenido  nía-  que  la  orden  de  Espada  creada  por  Josef.  A  la  en- 
trada de  é-te  publicó  una  '«la,  y  no  -é  que  haya  hecho  má>  que  bu- 
llir.—  Cepero.  Ardiente  patriota:  intolerante  y.  por  consecuencia, 
muy  desigual  en  el  tr.i  amigos,  quienes,  sin  embargo,  lo  han 

algunos  peligros  en  que  se  ha  puesto  por  hablar  y  mane- 
jarse  fuera  <!<•  la-  circunstancias.    Ha  escrito  ahora  unos  qu 
papeles  contra   1"-    frayles,   en   que  el   modo  ha  desagradado  ma- 
que el  argumento  y  le  ha  causado  una  persecución  frailesca  qui 

<t  crat  iii  ■ 
I  '<  >  r\  ■  a  de  donch  a  ir  que  ha  vuel- 

to. Su  hermano 
habrán  tenido  variedad  de  Fortuna;  per.. 

. 


VI  HA  V  OBRAS 

;i  amnistía 
ñera!  nadie  tu. 

y    ali\  iar   a 
puebl 

- 

tes  de  ii  de 

[uan- 
península  pen 

ernaodo  VI.  extendiéi 
ción  de  este  decreto  hasta 
\  mozos  de  la  Adua 
ncn.  .    21 

habilitan  t 
hasl  i  |nan- 

ayan  sido  agrai 
de  29  kiem  se  manda  arn 
¡¡ion.  tengan  la  criminal  temeridad  </r  pn 
innumerables  1 

.  en  la  sola  noche  de  14  de  Octubn 

rque  no  creyó  una   victoria   de   Ballesteros;  aquél, 
porque  dixo  qu<  tenia  remed  porque  habí 

francí  Sin  embargo,  se  prodama  la  libertad  de  pt 

miento,  se  ha  sancionado  la  de  impn 
hay  quien  lleva  di  >s 

i  [1  ppner.  Te  abi  mo, 


Y  no  cabe  'luda  de  la  sinceridad  de 
apresados,   porque   1 
Ulan  mientos  <le  la  amistad,  que,  en  me- 

■    herida-    pi  •    de 

e  hallaba  '  ntud. 

ta,  II  que  nunca  habían  «le 

"Mis  muj 

.  Iré  y 

x  ■ 

■  de  que  II 

1  \ 


;    U."  BLANCO  V  (  RESPO  79 

a  quien  le  entregaré  esta  carta  para  que  la  ponga  en  el  correo  en 
.  y  también  le  he  suplicado  que  haga  a  \'.'u  una  visita  en  lle- 
gando a  Sevilla.  Aun  no  lie  teni  -  'le  la  -a- 
üdá  de  1   -  franceses.                           rasquit  i  Manjon  algunas  i 

ie  lian  causado  mucha  pena:  tal  a'iada  suerte  de 

Lista  y  Arjona,  que  me  dice  se  lian  ¡d  >.  Entiendo 

que  Arjona  -era  el  penitenciario;  porque  Pepe  tenia  más  juicio,  y  te- 
nía lo  que  da  más  juicio  que  nada:  una  familia  de  muger  e  1 
V    no  puedo  menos  que  sentir  en  mi  corazón  la  desgracia  de  dos 
hombres  de  1"-  :<_■<  talentos,  y  del  mejoi 

he  mirado  siempre  como  hermano-. — Otra  de  las  noticias  ama 
que  acabo  de   recibir  por   Frasquito  es  la  muerte  de  su  hermana 
,\1.'  !  ¡qué  dolor  de  muger  1  Entiendo  que  murió  un  año  ha 

a  impuls  ■-  del  mal  trato  de  su  man  tan  extra- 

ordinaria que  hasta  los  corazones  ha  mudado.  Nunca  creí  que  lo  tu- 
viera malí  ■  i  anill  >,  aunque  jamás  me  figuré  que  la  excelente  M.*  Fran- 
cisca cía  feliz  con  él. 

era  que  me  dixeran  V.d*  (piando  esperan  que  haya  algún 
capil  fianza  de  V  -  «pie  van  i 

mandar  algunas  frioleras.  No  piensen  Y.,|s  que  en  las  inmensas  di-- 
i  decirme  que  tal  capitán  viene  en  tal  navio,  o  ha 
de  satlir  de  aquí.  El  modo 'es  decirme  (pial  de  los  correspondientes 
lo  envía.  Yo  recurriría  siempre  Lubbock;  •  nco- 

modarlos  demasiado. 

Juzgo  que  Lucas  *   Polly  I  i  I  estarán  ahi  de-de  el  momento  de  la 
libertad  «le  Sevilla.  Si  e-tan,  asegúreles  \  .''  de  mi  cariño,  y  que  les 

iviese  mas  tiempo,  ó  alí,'o  que  decirli 
parado.  Mi  afecto  y  mi  agradecimiento  a  Lucas  -era  eterno.  I  >es- 
de  el  momento  que  salí  de  Sevilla  con  él  conocí  que  no  podia  fal- 
tarme un  bocado  de  pan  mientra-  el  lo  tuviera 
que  me  quedara  con  él  fueron  la-  más  cordiales,  y  a  no  ser  porque 
yo  no  podía  menos  de  seguir  el  impulso  que  me  hacia  aborrecer  la 
idea  de  permanecei  .  hubiera  -  ¡n  su 

seguro  de  la  leudad  «le  su  corazón  y  del  entrañable  amoi 
que  ..i  la   famili  ó  de  venirse  a  Irían 

primero  que  mi  que  viviría 


iM  liliar  que  ';  '"11   )    ^  hite, 

I 
lima  i 


8o  VIDA  Y  OBI 

tan  buena  voluntad,  N. 

que  es 

.  uelvan  a 
El    norabramú 

■    »n  de  Es|  '.íun- 

rece. 

hermana  y  mi  i  a 

ventu 

sas  de  mi  partí  ■  mi  o>r.t.- 

a  mi-  tias    \  Fernanda,  Woqui,  ete 

colme  a  \ 
con  toda  mi  ¡ 

M.* 

/'.  D.  No  he  vuelto  a  s>aber  de  Fernai 

Memorias  muy  expresivas  a  Castro  \   .1 
Pedro  Joyi 

El  mismo  cordial  interés  se  manifiesta  en  la~  carta 
-  padres  en  4  de  octubre  j  8  de  noviembre  <K-1  mism 
<|in-,  después  de  lamentar  el  error  de   Lista,  exprés 
cepto  que  le  merecen  el  talento  y  el  patriotismo  de  su  I 

1812. 

"Mi  ama  I  Pa  Iré  y   Madi 

largamente,  remitiendo  '                   \l  :    Duff  de  1 
llegará  all 

ie  del  misil  nitiendo  la 

una  cubierta   interior  a  mi   nombn 
han 


DE  DON  |OSÉ  M."  BLANCO  V  CR1  8  I 

noce  en  mi  amiga  el  carácter  generoso  <le  la  nación;  aunque  mejor 
diría  que  lo  excede. 

"De  Fernando  no  he  vuelto  a  recibir  carta:  mas,  begun  d  empe- 
ño que  se  Ha  puesto  i  e  ya  estará  más  trar¡ 

lo  quiera;  pues  en  mi  corazón  y  mucho  más  qua 

comparo  mi  situación  con  la  suya»  Últimamente  he  recibido  una  nue- 
va y  evidente  prueba  de  la  especial  protección  que  Dios  me  dis- 
pensa, y  ten^o  razón  para  creer  que  mi  trabajo  me  dexará  constan- 
temente doscientas  libras  al  año,  quando  mem  ie  aunque 
aquí  S>ólo  alcanza  a  mantener  á  uno  con  cierta  d  .  -u- 
ficiente  para  mi,  y  más  seguramente  sperar  ma- 
terialmente en  mi  situación. 

"Sólo  dirv  una  palabra  sobre  un  a-mno  ..dio-, ,  que  toqué  en  mi 
anterior  y  de  que  lia!  ente  en  una  carta  que  ha- 

bla preparado  desde  el  n  ito,  y  que  se  quedó  en  mi 

der  por  no  haber  ent  sion  de  mandarla.  Decíanme  Y.'ls  que 

no  escribii  a    Yo  nunca  le  escribí  cosa  que  pudiese  tener 

mala  interpretación  de  ninguna  clase.  De  mi  aborrecimiento  a 

e  dad"  tanta-  pruebas,  que  me  burlo  de  los  que  quisieran 
lindar  de   mi   en   e-e  punto.    Pero  aunque  aborrezca  a  los    fia:: 
amo  a  lo-  amigos  único-  y  verdaderos  (pie  me  han  quedado,  a 
amigos  casi  de  mi  cuna,  sin  relación  a  par:  ido,  políticos     - 
no  de  ello-   ha    incurrido  en   el    error  de    i 
juzgo  que  lo  habrá  hecho  sobre  un  falso  supuesto  de  «pie  la 
tencia  empeora'  mo  he  de  creer  yo  que  lo-   que  han 

sido   modelos  de   hombría   de  bien    toda   la  vida,   -e   hiciesen   malva- 
do, de  repente ?— Compadezco  en  mi  alma  a  los.  «pie  hayan  incurri- 
do en  ei  ta  clase,  pero  no  puedo  aln>rr( 
quienes  creo  con  más  -olida  virtud  en  el  fondo  que  la  mayor 
te  iK-  éstos  que  no  tienen  otra  que  la  de  un  patriotismo  de  casualidad, 
manchado  con  toda  suerte  de  vicios.  Si  Y.,|s  oyesen  por  casualidad 
algún  eco  de  la-  disp  que  ha  habido  durante  el  tiem- 
po de  -u  cautividad,  acuérdense  sólo  «le  que  muy  incierta 
sei-  la-  qualidades  <\^   la-   iñrtudes  políticas  quando  el   Obis 
11     ise  ha  -ido  declarado   por   indigno  del   nombre  de  espaí 
¡do  del   R( 

"Deseo  vivamente   saber  de   W'-  y  de  toda  la    I 
10  también  saber  'le  mi-  ...  i  alguno  ha  teñid 

omun  en  li  Fran- 

■  mando  d, 


83 


de  aquí  van  y  vienen  carta 
pa    . 

hayan  ■;  •■  'a  primei  diri- 

Lubbock.    i 
lemas  pagai    i  -  que  1"  qi 

"A  I  ' 
•■ara   \  hijo 

■ 

"'/'.   /'.   Mi  cariño  a  mi   :  • 

"I  ->_■. 

"Mi  ama-i-  e:  Al  fin  veo  cana  «le  V.  sin  aquella 

tima 

a  I  >i"-  de  que  ha  a 

imente.   Su   Mag 
a  \  . 

ontinuará  hasta  el  día  en  que  -  da- 

mucho  que  duren  nu< 
males  y  j>ri\a<:  siempre  un  men 

una  eternidad  de  premio,  que 

•  de  un  I  (ios  que  qu 
hech  i  hombre 
un  alivio  sino  mi  nuevo  mérito  en  i 

■ 
rio,  quanto  más  viva  la  tengamos,  ta 
mos  a  le  lia 

nitc  que  mi^  e 
ne  preparada  una  etema  reo  mpensa,  en  que  p  al  én- 

inirles,  por  su 
les  han  d< 
"Si   \ 
pueda  manda  i  de  aquí,  digai  >•'  ■  \'  . 
V.  directamente  a  causa  <l< 

■ 
:c  pido  ]'.-  '  hijo, 


DE   DON  JOSÉ  M.'  BLANCO  V  CRESPO  83 

"Amada  Madre  tnia:  I  que  V.  me  dice  en  su  carta, 

nada  me  lia  llegado  tanto  al  o  .razón  como  ver  que  haya  gentes  tan 

r.án  a  V.  con  caramillos  y  cuentos  políticos 

acerca  de  mí.  Loque  yo  dixe  al  desgraciado  Lista  es  demasiado  i 

Pe      V.  debe  absolutamente  cerrar  !•  •-  »bre  semejantes  mate- 

y  otar  segura  de  que  en  tiempos  lan  tocado, 

la  fama  y  buen  nomb  >mo  he  dicho  a  V.d  antes) 

el  merecerla-.  Vea  V.  lo  que  se  ha  dicho  de 

hombres  a  quienes  se  miraban  como  modelo,  de  virtud  y  patriotismo; 

vea  \  >to  cierre  \ 

>S  puntos.  Yo  nada  tengo  ya  que  ver  con  el  fre- 
nesí d  de  mis  paysanos;  y.  satisfecho  como  estoy  de  mi  con- 
»do  el  que  me  insulta  con  el  más  absoluto  desp 

i  la  lo  detuvo  el  amor  de  su  fa- 
milia: ahora  habrá  tenido  que  abandonarla  mil  veces  peor  que  -i 
lo  hubiera  hecho  al  principio.  De  lo  poco  que  yo  le  escribí,  nada  ha- 
bía q  reto:  mis  amigos  se  incomodaron  pensando  que 
gaiardar  miramientos  con  los  que  ningunos  tenían  con- 
migo, y  '"i  esti  iron.  De  que  yo  abon 
nadie  podrá  dudar  ni  por  mis  hechos,  ni  p  '.abra-,  ni  escri- 
demás,  no  está  todo  lo  aborrecible  limitado  a  los  fran- 

" Muchísimas  expresiones  a  mi  hermana,  tías,  primos  y  a- 

ls  a  ]  tíos  con  n 
lades  que  nunca  pudiera  imaginar  en  mis  circunstancias. 
e  V.  sus  bendiciones,  Madre  mía.  De  V.  su  hijo, 

M."" 

Si  pasamos  a  otro  orden  de  sentimientos  hallaremos  i^ual  no- 
bleza en  I  le  aquel  alma  siempre  atormentada  y  ja- 
más pervertida.  Del  imperio  que  en  él  tenia 
ñor  da  ir;  muestra  -  i  de 
su  hermano,  prisionero  de  los  franceses  y  harto  ya  de  ta 
gada  cautividad.  AJej  en  que  se  hubiera  visto  su  her- 
estima  como  argumento  capital  el  deber  de  cumplir 
ilabra  empeñada.   I  a                     de  una  palabra  de 

i  quien  se  Ir  da,  sino  por  el  que 
ga  el  que  /</  obliga.   La  a  pala- 

lea  de  un  pedio  en  que  d  decoro  dilata  profundamente 

Junto  a  tan  elevado-  conceptos  del  honor,  no  mi 

nuraa  de  amista  la  siguiente  carta: 


84  VIDA 


He  recib 

tede-  Has  una  atrasada.  d< 

que  I  que  sufrirán  a'. 

hay   mucha  diferencia.   En   mi  última  carta  <li   a   Vsl 
-  i  libertad  durai 
tirada  de  Lord  Wéllington  hab  y  ahora  vv 

a,  a  repetir  que  me  parece  que  1"-  I  • 
trar  en  Andalr. 
uiMs  a  sabienda  intentarlo.  Al  fií 

ánimo.  Las  cosas  han  '"Miad-  un  giro  muy  ía. 

que  se  pongan  de  n 
pri-i  moles  puedan  tener  libertad.  Esl 

imposible  Dígolo  porque  mantengan  Vst< 
za  de  que  I  Idos  les  dan  el  consuelo  de  \er  a  Fernando,  quaj 

y  se  1"  dará  de  un  modo  mejor  que  im  por  medi<  ■ 
ga  Yo  ei  lugar  de  sentir  que  no  haya  s 

¡iie  su  falta  de  medios  le  h¡ 
exponerse 

mejí  t  c  ioridí  •  ntra  una  palabra  de  h<  • 

de  hacer  \  de  esta  manei 

mi  opinión,  la  abra  de  honor  i 

dir  por  la  persona  a  quien  se  l< 

-  firmemente  que  el  d  Fer- 

nando no  debe  aumentarse  por  la  cii  -  ha- 

yan escapado :  yo  (que  ya 
Padre :  que  todo  lo  qui 

"No  he  podido  ver  segunda  vez  a  lo-  do  Lubbock 
ro  de  que  han  tomado  con  todo  empeño  el 
.i  le  escribiré  un  día  de  éstos,  y  en  I  • 

reri         es  que  la  casa  de  Amsterdam  -> 
lente.  Si  librar  por  los  tres  mil  reales  de  mi 

Padre,  lo  haré  para  remití 

.  \  Vstedes  ados. 

"A  R< 

-.11  dineral 


DE  DON  JOSÉ  II"  BLANCO  V  CRESPO  S5 

También  quisiera  que  mi  Padre  pague  su  importe,  y  yo  se  lo  remitiré 
a  Fernando. 

"Ya  ere"  que  mi  Medre  liabrá  recibido  d  caxoncito  con  los  elás- 

.  etc.   Para  el  invierno  que  viene  estoy  planteando  mandar  una 

e-tufa  que  caliente  a  mu  i  toda  la  -ala,  aunque  sea  de  las 

nía-  grandes  de  las  de  casa  de  mi  tío  Lope  (i  i.  Lo  único  que  dudo  es 

-i   Dios  les  dará  tino  a  esos  albañiles  para  ponerla. 

"Memorias  a  toda  la  familia.  Por  La  carta  de  mi  hermana  dis- 
curro quan  miserable  está.  Lo  siento  en  mi  corazón.  Mil  cosas  a 
I', i-  ,  as  madre  y  hermanas,  a  mi-  tias,  amigos,  compadre-,  etc. 
I  te  de  Vstedes,  Padres  míos,  y  pido  a  Dios  que  los  ben- 

"J.  B.  W." 

"Veo  que  no  puedo  cerrar  é-ta  en  sí  misma  y  quiero  aprovechar 

villa  para  decir  una  palabra  sobre   Lista.   Si   -e  arrojase  aquí, 

miente  le  aconsejaba  -n  a-  n  me  dixo  mi  Madre, 

haría  la  última  locura.  Aquí  tendría  la  nota  de  haber  escrito  prime- 

cntre  In- 

-i  hubiera  sido  el  mas  acérrimo   francés  de-de  el  princi- 

pio.    \  mí  no  podía  hacerme  daño  SU  venida  más  que  en  quar.to  me 

sin  recursos.  Sus  taki 
pero  se  engañaría  -i  pensa  había  de  hallar  bien  de  repente 

Ninguno  que  no  -epa  la  lengua  puede  hacer  muchi 
!ia-ta  aprenderla;  y  la  ventaja  que  yo  traxe  aqui  fué  que  de-- 
lento  de  mi  llegada  pude  tratar  con  gentes.  El  que  viniese 
como  Lista,  no  podría  hacer  más  qu<  en  un  rim- 

inmei  •  donde  para  introducirse 

mucho,  y  con  qué  título  se  podría  presentar  un  hombre  cuya-  pren- 

I         de  Olloqui  y  Nevé,  Veinticuatro  del  Ilustre 

illa,  Caballero  i*-n  la  Orden  de  Car- 

i  ni  patria  en  hrlio  <Jc  1833.  Era  primo  d  trudis, 

luana  de   Dios  Estrada  y 

Infantería,  <|ite  falleció  soltero  en   1    . 
:     mujer   de 
d<-  1856;  doña  Joaquina,  que  fallec  \l>ri)  de  1853  Ma- 

rio honorario  de  S.  M.  e  intimo  an  Luis, 

une  falleció  en  Febrero  de  1854,  y  d      '  que  falleció  1.^60, 

de  Olloqui  y  Gamindc, 


VIDA 

<la-  son   grai  has  aquí   porqui 

v  cuj  sería  el  de  i 

Fra; 

ni  porque  el  acerme..." 

termina  el  •  >rit;itial  <lc  la  carta,  que  ii"  se  ha 

fraternal  rapaba  de  '  .  <le  su  hermano  Fer- 

nando, y  él,  qui  ntió  admitii 

>nes  de  delicadeza,  sacrifii 

remitir  con  mil  trabajos  alguna  pri- 

sionero. Además,  siempre  que  tuvo  ocasión  bus 

del  cautivi 
distrajeran  el  tedio  mortal  de  su  le  prisión. 

Al  año  [812  se  refiel 
ducción  del  original 
en  cua  ■•'•  como  h 

■  en  menudisimí 
3 1 2. 


CAPITULO  XI 
"el  español" 

Las  más  lisonji  nzas  de  Blanco  nacían  de  su  amistad 

con  Ricardo  Wellésley,  imaginando  nseguiria  de  su  padre 

aJgúi  'i  el  Foreign  office,  donde  el  expatriado  pudies 

perar  más  bonancibles  tiempos. 

Desgraciadamente  no   fué  así.   De  aquel  amigo  sólo  obtuvo  la 
idea  de  fundar  un  periódico  español  y  el  conocimiento  de  Dulau, 
librero  trancé-,  que  podría  ayudarle  en  la  ejecución  del 
Dulau  le  recomendó  al  abate  Juigné,  dueño  de  una  imprenta.  i 
cual  firmó  nuestro  compatriota  un  contrato  leonino,  reconociendo  a 
copropietario,  sin  más  comprom  lelantar  a 

uince  libras,  -^mi- 

nistrar asuntos  para  seis  hojas  mensuales  d<  Úni- 

camente se  reservó  el  derecho  .: 
cuando  1"  tuviese  por  conveniente; 

nial  y  precaria, 

mode  i    1  >uke   Street 

vida  del  trabar  i  liante,  lie 

incertidumbres,  teniendo  i  ir  muchas  horas  al  estudio  del 

■ 
detenida  lectura.  Su  cultuí  te  para  la  España  de 

peí.,  harto  exigua  pa  ra,  reclamaba  nu 

tad,  y  pen<  en  relación 

••  ■ial  como  a  su  porvenir  literario  en  Inglaterra  y  en  especial  a 
>i  de  su  periódico,   se  impuso  el  deber  de  peí 
sus  pobres  estudios  de  Geografía  y  de   H 

.  de  cuyo  hermoso  idioma  -"1"  poseía  alg 
didas  en  Sevilla.  De  tal  suerte  se  aficionó  a  la  Ho- 

mero, que  en  el  espacñ  •  de    eii 
tudió  ¡>u  I(  '  tafite  que  muí ' 


88  VIDA 


■¿i i  había  "■  dominar  sn>  dificultades  y  a  lee 

faciliiL 

íes  helénicas  estrecharon  su  reía,    •  lamerto 

la,  d  mayor  ei  i  adre  de  la  p  íesia.  Recuer- 

tre  ai 
ie  del  uno. al  otro,  como  re 
que  I  rafa  en  la  portada  del  lil>r<>  Carmina  Homérica  edita- 

da en  griego  en   [820  con  eruditísimas  notas  y  i>r  por 

ardi  Payne  Knight 

:nez  Merme- 

.  (Blanco    While) 


intigua  fe  cristiana  ¡  icitar  en  1"-  embates  de  la 

nueva  vida :  ma 

(.-mdi' *  1  1,  que,  >i  distinta 

t  en  puntos   fundamentales,  presenta  basl  1 
isirailada  con   facilidad  p<>r  quien  ya  había  estudiado 
nimii  a   El  debid 

•lución  de  '  raí- 

ble que  vende  por  un  peda 
cia.   El  pan  lo  tenía  en  España  y  lo  arrojó  a  la 
que  no  lo  ganaba  dignamente.   Menos  aun    bus 
prete  sensualidades  incompatibles 

dota!,  las  cuales  hubiera  p  en  Inglaterra  mu  afilíar- 

1    reformada.    Las   deshonestidades   de  su    vida  ta- 
ri por  teatro  la  ladrid,  en  tanto  qu< 
cho  contra  la  ejemplaridad  de  su  conducta  en  Inglaterra  ni  en  Ir- 
hmda.  Su  conveí  sión  fué  p 

sincero,  lento,  meditado,  y  transcurrieron  d  tes  de  recil 

orden*  '  de  lnglat< 

Va  en  la  caí  en  8  de  noviembre  de  1812,  anterior- 


;itiul. 


II."  BLANCO  V  (KESPO 


mente  reproducida,  resaltan  sentimientos  cristianos  tan  puros  y  sen- 
tid"- que  hubieran  hecho  honor  a  la  pluma  de  un  sacerdote. 

Impulsó  enérgicamente  la  dirección  interior  el  estudio  de  la  Teo- 
logía natural  y  las  Evidencias  (View  of  the  evidentes  of  chrisiianity, 
\j')\<  del  doctor  Paley.  Sólo  faltaba  la  nota  del  sentimiento,  y  ésta 
vibro  en  los  oficios  de  la  iglesia  de  St.  lames.  En  presencia  de  los 
cultos  de  la  [glesia  oficial  "mi  corazón  — dice — ,  que  po 
de  diez  años  había  estado  como  muerto  a  toda  inspiración  relig 

ido  menos  de  mostrarse  dispuesto  a  resucitar,  cual  un  árlx>l 
jado  cuando  lo   orean  las  primeras  brisas   de   la  prima-, 
-ia  vencido,  ¡vencido;  pero  ruando  el 

■  inclina  y  la  cal.  difícil  predecir  la  solución. 

tas  de  septiembre  de  1812  ya  se  muestra  deseoso  (fuü  of 
the  ¡tica)  de  ingresar  en  la  igU  en  4  de  octubn 

ibió  el  Sacramento  según  el  rito  inglés  en  Parish  Church 
of  St.  Martin  in  the  Fields. 

ue  habíanlo,  (¡el  desinterés,  hermosa  cualidad  de  Blan- 
culpa  niu.i:  1   justicia  nos  mueve  a  sin- 

un   injust  luda  de  buena  fe.  per 

.  se  ha  infamado  su  memoria.  Afeábasele 
haber  abandonado  sin  renuncia  expresa  la  magistralia  de  la  Capilla 
para  seguir  percibiendo  los  honorarios  asignados  a  su  digni- 
dad. Cierto  que  no  medió  renuncia  exproa  por  una 

1!  alcance  de  todo  el  mundo.  Illanco,  al  emigrar,  quemó  las  r.a- 
ves;  de<  idióse  a  ;]■•  conservar  con  España  más  vínculo  que  el  del  re- 
cuerdo, aparte  del    natural   amor  de  la   familia,  y  liquidando  de  he- 
cho, no  se  preocupó  de  renunciar  nada,  abismado  como  se  hall 
ilaciones  y  atento  a  la  mayor  urgencia  de 
-.  Renunció  1  lo-  rendimiento,  d  cele- 

de  él  en  absoluto,  pero  al  recordarle  la  familia 
que   podía  disponer  -:  :ro,    rechaza  con    indignación    la   idea 

liar  un  sueldo  que  no  lia  ganado,  y  manda  que  se  reparta 
entre    los    pobres.    Por  la    importancia   que    para    el    juicio   moral   de 
■  cía  el  hecho,  reproducimos  la   carta  dirigida 
1  del  asunto. 

"1 17  Edgeware  Road. 

'•■  Junio  1813. 

"Mis  amado-   Padres:  La  última  de  ;  de   Mayo  ]U-l;.'i 

a  mi-  mano-  a  su  debido  tiempo,  con  una  esquela  'i'-  tía    \- li 
había  recib  le  13  de  Abril,  en  que  venia  la 


9o 

.11  i).,  han  llegado  a  mis  n 
que  .  una  buena  tndar- 

nvenir  en  q  ■    • 
ta  es 
había  me  había 

tiem: 

que  pueda  suceder,  declara 
ta<I  decidida.   Yo  no  me  ■ 

intidad  y  qualquiera 
Real,  pid<  ■  a  V. '  qi 
Read  ea  regular  que  se  dé  | 

y  vean  que 

de  la  Alg 

5 
pertei 

hermosura  <1<'  ni  el  culti 

i  illa  a  Madrid. 
"Xeces 

bult< 

-  M.'  \  aughan, 

han  que  si 

que  i»e  ' 

\  mi  tía   \n\(  a  que 

ido,  |x>rqu< 
mos  aquí  por  los  5ir  Tomj  Lubbock,  qu< 


nr-:  DON  josí  M.'  I  1ESPO  Qi 

mesada.  Dios  colme  a  Y.'u  de  bendiciones  como  se  lo  pide 
mente  su  hijo 

"J.  B.  W." 

En  la  carta  a  Reinoso,  que  exhumó  el  señor  Gómez  Imaz, 

"Me  avergonzaría  de  que  pudiese  que  en  mis  circu 

cias  quien»  aprovecharme  de  un  maravedí  de  ese  dinero.  Si  existen 
mis  curtas  a  mi  buen  padre.  Se  vera  por  ellas  que  le  supliqué 
quier  dinero  que  yo  hubiese  ganad"  en  la  Capilla  Real  ante-  de  mi 
partida  lo  diese  de  limosna  en  la  Algaba,  y  que,  -i  ;  an  el 

dinero  de  las  Dueña*  son  pobres,  no  1"  tomase,  y  qu 
lo  diese  de  limosna  también." 

La  'arta  a  su  padre  a  que  en  la  anterior  se  refiere,  es  la  q 
Fa,  ha  llegad"  a  nuestras  manos  y  acabamos  de  reproducir. 

Ya  hacía  alguno,  aunque  breve  tiempo,  que  Blanco  había 
tado  el  nombre  de  Blanco  White,  impulsado  por  la  idea  de  no  per- 

•1   verdadera  apellido,  hall 

ni   renegar  del  traducid.,  que  había  llevado  en   su  juvi 

A  SUS  abrumadora-  labore-  había  que  añadir  la  crueldad  ( 

lo,  cajistas  ignoraban  el  español,  cada  hoja  le  costaba 
arias  y  esfuerzos  extraordií  ¡ón. 

Inspiró  la  direo 
franca  unión  con   Inglaterra.    1' 
ba  las  nativa-    I  pueblo  e-paño'. 

nuestros   p  tuales,   de  que   pudiera  levantar! 

¡n  ayuda  de 
5*s;  resuelto  adversario  de  Francia  y  convencido  de  que 

lebía  la  independ 
la  unión  con  Inglaterra,  que  las  libertades  modei 

ipHtud  por  él  suspirada  que  nos  redi- 

el  COTO  de  1'  •-  pueblo-  en' 
El   primer  de-encanto  político  de   Illanco  le  hirió  COH   mol 
la  insurrección  de  la-  America-.  El  in<  mpa- 

tia  que  aquellas  apartadas 

iban  (irania.  Ian.  derrotero 

No  se  alegraba  Blanco  del  mal  de  España,  sino  d<  bien 

de  aquella-  colonias,  lamentando  que  la  metrópoli  no  hubii 
vado  con  ellas  más  plausible  conducta,  a  fin  de  que  sus 
rechos  e  intereses  hubieran  hallado  justo  desenvolvimii 
del  pabellón  nacional    ■ 

anos  de  raza,  no  dudaba  que  el  partid 


VIDA   N 


de  '  spaña  aplaudiría  su  iniciativa  y  apreciaría  la  altura  c  imparcia- 
lidad de  -u  pens  .Nana  ilusi  Holland,  que  siempre 
son  l  le  reniit> 

.   . 
destinadas  a  dulcificar  la  impres 

vilipendiaban  la  actitud  d< 

«  e  insultos,  lo  cual  era  tanto 
ie  el  tema  por  a  tores  de  aquellas  ho- 

ja- tiaba  en  que  /<•  defenderían  si  injustos  ataques  bu- 

reclamado  la  intervención  de  su  amistad. 

.  ndo  en 
lad  no  hacia  más  que  dej  i  peculiar  incli- 

iaJ  que  la  compra  de 

ice,  favor  que  él  atritx 
míster  Belgrave  Hoppner,  hermano  dd  pi 
que  fué  su  compañei 

i 

rtpañía  de  las   Filipinas,  el  cual 

tlanco,  le  ofreció  cincuenta  libras  \  le  prometió  n 
de  la  pubJ 

hallaba  en  estrecha  a 
acudía  semanalmente  a  su 
un  cuartel  iba  mucho 

mprendió  la  importancia  d  de  Murpl 

incuenta  libi 
d  y  manifestando  que  su  conti  [uigné  no  '• 

Para  formar  idea  de  su  \  ida  ei 

.  en  que  también  alude 
cale-  ci  'ii  Murphy. 

1  oí  dres,  9  le  Feb/  1813. 

cribir  este  mes  j  me  ra,  porque  puedo  res  is  de 

1  nclu- 
arta  he  hallado  el  re«  ¡b<  ■  de  |uan- 

ibbock. — Incluso  ha- 
ll  n        bas- 


DE  DON  JOSÉ  M."  1:1. AMO  V  (  Rl  SPO  y3 

(ante  frequente  comunicación.  Tengo  d  consuelo,  y  me  alegro  de  darla 
a  \'.'u,  de  que  no  le  faltará  nada  en  adelante  mediante  el  favor  de  Dios. 

-  de  recibir  su  carta  de  8  de  Dic.e  (que  es  la  más  antigua  de  las 
dos  que  incluyo),  ya  yo  había  visto  a  M.r  Lubbock,  sobrino  de  Sir 
John,  que  es  el  director  de  la  casa,  y  en  mi  presencia  dio  orden  para 
que  de  París  se  le  mande  la  mesada  constantemente,  y  todas  las 
atrasada-,  sj  no  las  había  recibido  por  Hola  irtas  verán 

que  ya  las  había  cobrado:  y  creo  seguramente  que  ya  estará  re- 
cibiendo  las  corrientes.  Como  tengo  vari"-  amigos  comerciantes  aquí, 
me  valgo,  ya  de  unos,  ya  de  otro-,  para  no  molestar  continuamente  a 
Míster  Lubbock  y  no  días  que  escribí  a  un  amigo  que  ■■ 

en  París  (D.1  Juan  Maury  (i  i  de  Málaga),  suplicándole  que  en  qual- 
quier  caso  que  mi  hermano  necesitase  algún  dinero,  por  qualq.r  acci- 
dente, que  se  lo  diese  por  mi  cuenta :  1  mando.  De 
modo  que  suceda  lo  que  sucediere  con  las  mesadas  y  en  qualquier 
evento,  tiene  recurso  para  el  dinero  que  quiera,  porque  yo  doy  letra 
abierta  como  un  príncipe,  bien  seguro  de  los  príncipii  ter  de 
mi  hermano,  además  le  he  mandado  p,  >r  el  mismo  conducto  un  n 
de  Libros  (sin  que  el  lo  sepa  hasta  que  lleguen  a  sus  manos),  porque 
sé  que  está  muy  escaso  de  ellos.   Estos  lili'--  -eran  comprad 

y  enviados  a  Chálons,  según  espero.  \-í  creo  qe  gozar 
la  tranquilidad  que  permite  su  situación  y  continuarán  sus  estudios, 
que  tan  noblemente  ha  seguido  por  -i  solo.  No  cuenten  \".<ls  como 
desgracia  para  mi  hermano  ni  su  esclavitud,  ni  el  que  no  se  haya  po- 
dio  escapar  de  ella.  Mi  hermano  valdrá  infinitamente  más  educado 
por  el  infortunio  que  no  paseando  por  la-  calle-  de  Sevilla,  expm 
a  mil  males  sin  honra  ni  provecho.  Yo  venero  la  mano  de  la  Providen- 
cia en  el  caso  presente,  como  en  1  dos  los  de  nuestra  vida.  Di"-  ha  dis- 

•  '".••.  1..-  que  creyen. n  nunca  separarse;  pero  ha  sido  para  labrar 
a  \  .''-  con  el  dolor,  y  n*  con  el  trabajo.   Por 

lo  que  hace  a   mi   est<  furos   de  que  nada  de  quanto  - 

i  para  vivir  cómodamente  me  ha  hecho  falta  hasta  ahora  ni  l 

que  me   haga   en   adelante.  •  no  lo  ha   he 

Vivo  en  continua  acción,  j  éste  es  el  mayor  bien  que  puede  g 
un  hombre.   Mi  habitación  está  casi  en  el  campo  shi  • 
da  del  pueblo.  Quando  hacen  día-  hermosos  (que  aquí  los  hay  hermo- 
sísimos) tengo  campos  muy  bell 

(i)     I  Ion  Juan  Maury 

uní}    •  6n   literaria  biKngi 


trabajar 

. 
ra,    ,  que    me    quitan   tiempo. 

¡miento  que  me  ha  quedad 

tranquilo,  ni  contení". 
el  cuerpo  i  vie- 

que  aquí   llaman   Diablos  azules   [Blue  D< 
que  -"ii  di  rciza  leyendo.   Iin  fin. 

que  nada  pued< 

hijos  están  sin  sufrir  ninguno  de  aquellos  trabajos  que  ( 

pintura  de  mi  esta 
■ 

habrá  que 

aunque  fueran  veinte  Listas,  no  le  n 
mundo  ei  I 
iramente  pudiera  causarme  admiración  lo  que  -• 

supiese  el  |ue  se  halla  la  na 

i    Mucho,  mucho  tiene  aun  <¡u«.-   fermentar:   !>:<»  quiera  que 

•m  me  importa  un 

■ 
mer  Ministerio  de  1 

repetir  yo  los  nombres  de  \<>-  que  qu 
:  Ellos  saben  qua 

■ 
de  su  liij" 

"I.  l'.i  \\i  o  Whi 

de  si  borno  partió  <K-  un  di 
•  iba  en  au)  mprometerl 

i  viuda  de  Portugal,  candidatura  lanzada  en  aquellos  días  | 
la  Ri 

einte  ejemplares  del  último  númi 
una  letra  de  veinte  libras  Blanco  devol 
rresponsal  insistiera,  suponiendo 

l  de  la  suma  rcamente  la 

, 


DE  l"  BLANCO  Y  CRESPO  95 

Blanco  por  su  dura  labor,  i 
,  una  pensión  de  250  libras  anuales,  remuneración  que,  aunque 
sta  para  el  esfuerzo  empleado  y  para  la-  ne 
vida   v  lá  educación   de  su   hij  bió  con   infinita  gratitud 

1  Jamás  desapn  >n  de  manifestar  su  ¡ 

decimieñto  ni  de  bendecir  a  Inglaterra  por  este  benefi 

V  no  había  sido  espléndida  la  inteligente  AJbión,  porque  el  éxito 
de  El  Español,  superando  a  las  esperanzas  de  su  editor,  prestó  incal- 
culables  servicios  a  la  causa  .común  de  Inglaterra  y  España.  El  em- 
.  Cádiz,  Mr.  Wcllesley,  cuidó  de  informar  a  su  Gobier- 
no de  la  importancia  del  periódico,  aconsejando  se  auxiliara  aque- 
lla 1  lxi  fecunda  en  sus  resultados  como  pobre  de  reí 
Mas  ¡ebe  hacerie  constar,  en  honor  del  Gobierno  inglés,  que  si 
-e  juzgó  en  el  deber  de  recompensar  un  servicio,  no  estimó  qu< 
bia  comprado  un  instrumento;  ir  .ble  conducta  que  jamás  empañó 
dirigiendo  a  Illanco  inspir;  la  más  leve  insinua- 

iluto  del  periódico  y  no  recibió  más 
pedidos   por   SU   inexperiencia  a   la  amistad   de  lord 
de  míster   Míen,  íntimo  del  noble  inglés., 
rdad   que  en  una  ocasión  >u  buen  amigo  Mr.    II. 

le  ofreció  la  capellanía  de   la   Embajada 
inglesa,  mas  el  estado  ruinoso  de  su  -alud  obligó  entono 
•■ptar. 
A  las  referida-  mortificaciones  que  originó  a  Blanco  su  vida  pe- 
tarse el  sonrojo  de  los  insultos  que  en  plenas 
le  prodigaroa  El  Duque  de  Alburquerqiíe,  embajador  de 
11   Inglaterra,  a  quien    Blanco  había   sido  presentado  por 
Murphy,  se  hallaba  resentido  por  ofensas  recib  bienio  de 

ni  trabajo  que  vindicase  su  ho- 
nor de  los  ultrajes  recibidos,  a  que  d  impetuoso  carácter  del  Duque 
atril  '    importancia  de   la  que  cji   -i   pudieran   tener.    Bla 

■  ique,  -i  bien  corrigiendo  d  es- 
tilo, pues  el  General  español  de  todo  podía  alabarse  menos  de 
y  dulcificando  las  crudezas  de   su   lenguaje  militar  y  ap 
nado    La  Junta  de  Cádiz,  de  escritor  experto,  atri- 

buyó  a  Blanco  la  redacción  y,  sentid 

1  LVOT  de   la-  colonia-,   d< 

lor  ¡bió  anónimos  amenazadores  y  hasta  hub 

-  precauciones,  hija-  de  temores  fundado-,  pues 

•  Lista,  procedía  de  un  tal  ísi- 
miembrn  de  una  sociedad  secreta  en  ■ 

i  la  de!  her 


VIDA 


Haii"  Gutiérrez,  que  •      •  el  valor  de  .do  al  int< 

enetni     -  Un  diputad 

:  j         menos  de  i 
wa  carta 

elicitando 
¡magii  at  ¡o  i  '  Je  para  dai 

publicidad, 
se  llama  a  !  'eres  de  1. 

• 
■  el  docunr  ibu- 

na : 

ellos  el  pa 

deshicien  »n  en  denuesl 
y  Blanco  sufrió  la  amargura  «le  que  en  aquella 

•1H1- 

que  le  habí¡ 

fender  al  ausente  ni  apuntar 
al>rir  amplia  información  o  escuchar  la-  explicaciones  de  un  1 
bre  superii  »r,  \  ¡clima 

'■  is  oradores  de  esta  ridicul 
en  difamar  a  Blanco  que  en  volveí 
de  las  e  ve  patente  en  la  desnaturalización  del 

los  ii'  -  personalmente  interés) 

abia  mantenido  en  prudente  actitud.  Habia 
falsedad,  probó  (pie  n<>  pudo  ;  . 
de  León,  de  la  cual  se  hallaba  ausente  H  día  de  la  fecha,  \ 
que  por  el 

ta  y  oficialmente  se  transmitiese  a  Cádiz. 
Modi  que  el 

pidiese  de 
i  que,  sin  necesidad  de  pi 

llii'l    ( 

hacian  de 
sfiañol  ni  lo  que  tan  miserable  papel  men 

válvula  a 

impió  en  \  i 

tando  >pu-  I  emi- 

■ 


DE   DO  RESPO 

\ner  con  menos  que  con  la  proscripción  y  que  se  pidiese  a  In- 
rra  (¡a  Inglaterra !i  que  no  le  dejasen  escribir. 
Como  si  no  se  tratase  de  un  caso  concreto,  de  una  mixtif 
mortificante  para  un  diputado  y  de  los  medios  conducente-  a  su 
aclaración,  los  enemigos  de  Illanco,  los  mismos  que  se  distraían  en 
escribirle  abultadas  tartas  llenas  de  insultos,  dejaron  a  un  lado  la 
cuestión,  aprovechando  las  circunstancias  para  escupir  al  veneno 
contenido  en  sus  almas. 

A  las  brutales  expansiones  de  Aner  sucedieron  las  atrocidades 
de  Monte,  que,  después  de  llamar  a   Blanco  indigno 

■  das.  pidió  que  se  impidiese  la  circulación  de  ¡ 
Península  y  en  AJhnérica.   Nio  se  quedó  atrás  el  pad  .  in- 

en  vomitar  asperezas  sobre  la  buena  fam 
ausente,  sin  que   faltase  injuria  en  el  menguado  concierto  de  apa- 
i  las  ruindades, 

feliz  que  al  resp 
las  páginas  de  su  periódi  iciedades  d 

Comenzó  por  relatar  la  \erdad  de  los  hechos,  insertó  el  facsímile  de 
la  carta  (fecha,  tres  lineas  y  firma)  y,  puesto  a  desmenuzar  los  car- 

dad  <le  juicio  superior  a  lo  que  prometiat 
pasajeros  arrel  i  carácter,  con  cierta  desdeñosa  superiori- 

dad, retando  las  inculi] 

cutiendo  las  apreciaciones,  pulveriza  a  sus  enemigos,  da  al  padre 
Gallej  ción,  y  termina  lanzando  -  in- 

mortales legisladores:  "Las  i  por  la  libertad  de 

imprenta  en  la  teórica;  pero  les  «hiele  infinito  en  la  práctica." 
Pidió,  sjn  embargo,  justicia  para  su  honra  a  las  Cortes;  mas 
rpos   tienen    siempre   asunto-,   de    nía  que 

diructd; 

Si  el  Gobierno  español  ofendía  a  Illanco,  no  se  descuídab 
particulares,  extremando  algunos  la  nimia   saña,  arj 
pasión,  hasta  enviarle  por  el  edrreo  gruesos  paquetes   «le  inútiles 
la  caritativa   idea  d<-  hacerle  pagar  un  dineral 
ibo. 
Prohibida  la  circulación  de  El  Español  en  nuestra  patria 

Olonias,     Ulan/'  i     i':.  i     reo    de 

cono  de  la 

ta  «-'i  la  Gaceta  de  Méjico  del  15  «l«-  Noviembre  ■ 
do    lo    qui  m    llama    el    señor    Menénd  leu- 

de  un    '1 
//  Español  de  las  injurias  inferidas  por  lá   Regencia 


\!l>.\    N    O 

clarando  que  apenas  había  tenido  n  «i  el  Príncipe  de  la 

ivor    del    ■ 
decía 

Si    alguna    alabanza    al    Príncipe    de    la 

Paz     •  ando   nada   po- 

del  desdichad 
caria  a  Lord   Holland  hablando  de  la  publicación  de  la-  Mem 
•le   1 1    i  >y,  decía  :   "4 )ompa 

tas    '•"  gO  que   lia    -  ente. 

.   resuelto  a  desvanecer  las  falsas  idea-  que  a© 
ten,  porqui  i  un  hombre  bien  intencionado  e  in- 

clinado al  bien  (wett  meaning,  good  natut 

Tan  radicales  medidas  probaban  bien  a  las  olai 

tivo,  que  leber  dejar  sin  1 1     i 

idulador  de    la 
fundó  El  Anti-Español,  en  que  atacó  la  conducta  de  Blai 
que  éste  replícase  con  ibrada  viví 

■ 
lítico.  En  1812  predecía  ya  la  caída  de  Napoleón.  N  m  de 

baladronadas  di  >rden  al  halago  de  su  público, 

de  firmes  convicciones  expuestas  en  d  d  le  la  intimidad. 

■ 

1812. 
"Mis  ainadísimos   Padres:  Acabo  de  recibir  una  carta  di 
nando  que  inclu  ta     aunque  por  razón  de 

n   ti"  ha   recibid 
S .'"  I  ;il>;"    k,   debía   percibir  por   vía  de   Holanda,   sé  que   ha 
llegado  .1  las  diez  libras  esterlinas  que 

es  prueba  1  carta  en  •  '  di- 

nero mensual,  ha  llegado.    Mañana  o  pas 
Lubbock.  porqui  entiendo,  la  dificultad  está  en  qu 

rrespondientes  de  Holanda  parece  que  no  tenían   foi 
les  suplú  aré  qi 

nieía.  pero  no  es  mi  ái  ■    muchas, 

porque  de-de  París  '         taran  el  dinero.  El  me  dice  qui 

i,  no  le  pueden 
.-   el  menor  peí 
coch  ■  .  pero  qui  1    Juan   Mal  una 

luz. 
y  qui  1  impaciencia  en 


DE   DON  JOSÉ  U.*  BLANCO  Y  CRESPO  99 

sufrirlo.  El  pobre  me  habla  de  cange.  Este  es  el  gran  imposible. 
Me  parece  que  dixe  a  \ '.,u  que  había  temado  el  camino  por  varias 
cosa  absolutamente  negada, 
ro  que  estarán  ustedes  con  mucho  -ubre-alto  de  resultas 
de  la  desgracia  de  haber  tenido  que  abandonar  a  Madrid.  Pero  las 
cosas  de  Rusia  van  muy  bien,  y  yo  espero  que  los  Franceses  no  po- 
drán adelantarse  mucho  en  España.  Yo  tengo  una  secreta  confianza 
de  que  el  hombre  que  causa  todo  este  cúmulo  de  desgracias  de  Eu- 
ropa está   i  erca  de   su  ruina. 

"No  he  recibido  la  carta  de  V.'ls  después  de  la  de  Septiembre.  Las 
.  de  dia  en  día:  como  también  el  saber  que  han  recibido  V.da  el 
Caxoncito  que  fué  por  mano  d<  Lubbock. 

"¿Quién  es  un  IX"  Ricardo  White  que  he  visto  puesto  entre  los 
que  compusieron  uno  de  esos  Cabildos  nuevos  de  Sevilla.-' 
"Entre  los  que  dexé  ahí,  cuya  suerte  me  interesa  y  quisiera 
en  que  ha  parado,  es  Tenorio  mi  discípulo  (  i  >. 

I  ■  memorias  a  todos-  mis  buenos  amigos.  A  mis  tías,  a  mi 
hermana  y  prima-  miles  cosas.  No  olviden  V.,is  dar  mil  expresi 


discípulo  de  Blanco  debió  de  ser  do 
Herrera.  La  Rustre  familia  de  1"-  Tenorio  radicaba  desde  tiem- 
rial  en   Sevilla.   Dos   ramas,  desprendidas  dé  tronco,  se  hablan 
establecido,   la   una.   en   bella  ciudad   levantina,   y  la  otra,   en    Ronda.   Repre- 
senta esta  ultima  hoy  el  señor  don  Joaquín  Tenorio.  1-a  estirpe  matriz,  es 
decir,  la  sevillana,  poseía  grandes  propiedades  en  el  condado  de   Niebla  y 

-  ambas  pertenecientes  a  la  provincia  <k- 
'la  \  de  Hueha,  entonces  no  existente.   Don   Miguel   Tenorio, 

nacido  en  Sevilla,  ejerció  el   cargo  de  alcalde  ¿  fugaz 

reinado  de  José  1.  l'<>r  sus  ide  perseguida  y  emigró  a 

familia.  Su  hijo  y   Herrera,  nacido  en 

Sevilla  ■•'  1787,  hombre 

pin. 
todos  p       '■  mismos,  y  un  Manual  fué  magistrado  en  la 

Judien*      de  '  iranada. 
terari  l  tel  matrm 

gunda  esposa  de  -  :eb).i 

don    Miguel    Tenoi  lántica,   hoy 

.  '  los    111    J    de    l~.il.el    la    I 

ido  de  la  in 

1  de  arrie- 


ioo  vii 

a  Doíl 

de  mí 

de  bendiciones,  mis  amad 
se  lo  pide  humildemente  >u  am."  hijo 

mtinuación 

.  las  cuales  el  le  )in- 

guna  revisl 

■ 

"15  ■ 
"M;-  amad 

<le  lib 

a  M 

■ 

nombre,  j  le  d  decii 

el  tiempo  en  que  pudiera  decii 
"Mi 

enriando ;  pero  yo  no  veo  más  q 
En    qualquii 
puedt  mar  las  armas. 

en  la  parte  dd  paj  -  <-n  qu 
•  de  la  capital  y  un  pueblo  labrador  y  <K 
que  1"  lia  • 
y  al  fin   1"  sacara   mejor  y  m 
he  tenido 

hacer  y  hasta  tu 

■ 


ONJOSE  M.1'  BLANCO  Y  CRESPO 


habrá  ya  *lo  de  París  por  mi  orden.  Kq>ito  que  el  que-  no  se  haya 
escapado  es,  en  mi  opinión,  una  cu*a  favorable,  en  lugar  de  ser  un 
gran  mal  como  aparece.  1.1  tiempo  es  el  mejor  maestro  para  en- 
ríales son  las  verdaderas  desgracias.  Las  esquelitas  que 
vinieron  ¡tara  él,  irán  por  la  primera  ocasión  que  se  me  presente. 

"Tengo  mucho  empeño  en  que  vengan  los  libros  que  pedi  a 
ReynoSO,  porque  son  para  un  amigo  que  me  ha  hecho  el  mayor 
favor  que  aquí  he  recibido,  que  es  tener  una  subsistencia.  A  los 
que  pedí,  quiero  que  »e  añadan  otros,  que  me  ha  pedido  última- 
mente, y  que  ;i  i  quisiera  que  se  traxesen  de  Madrid  si  se 
pueden  hallar.  Reynoso  o  alguien  puede  escribir  allá  inmediata- 
mente a  algún  amigo.  Los  Kbr  Tratadas  de  la  Ense- 

i  Pestalozziona  que  se  imprimieron  en  Madrid,  ('••ni"  allá  todo 
va  por  íurias  de  una  parte  u  otra,  no  será  mucho  (pie  semejantes 
libros  se  hayan  hecho  raros,  temiendo  que  mase 

por  pruebas  de  ser  amigos  del  Príncipe  de  la  Paz.  Pero  acaso  se 

rá  encontrar  algunos  exemplares,  y  al  fin,  nucho  que 

diligencias 

ÚO  bueno  y   sin    haber   tenido   tos   este    inviern 

lian- 
do una     e,-  al  mes,  no  siempre  está  el  Paquete  pronto  para  llevar- 
an por  tanta^  manos  que  no  es  extraño  que  se  tar- 
\  mi  tía  Anica  le  escribiré  p 

•  íes  hasta  la  cabeza,  y  ésta  la  escríb  i  lle- 

varla 3  le   Estado,  y  dársela  al  amigo  para  quien 

los  mis  parientes  y  amigos.   Vstedes   reci- 
ban el  más  tierno  afecto  de  su  hijo  que  pide  a   Dios  les  colme  de 

"J.  B.  W." 

"P.  S.  Yo  creía  que  I  '  1 1  >  estaban  ya  en  Sevilla 

■    •  ■  directamente:  no  -i  donde  vive:- 

•  con  igual  acieii 
de  la  guerra : 

"67  EdgAvare  Road. 

[813. 
Padres:   ¡ncl  ■  una  carta  de   Fen 

por   l:i 

1  la  que  me  escribió  incluyéndome 
■  quexaba  de  que  yo  no  le  había  escrito  por  el  mismo  couduc- 


102  \    V  OT1RAS 

que  le  habían  «le  ir 

■ 
pare» 

talri  ,:'  rit|». ,  de   . 

mi>  cartas,  y  uno  de 

cion  de  Francia  no  dexo  •'  :ina  inquietud  quan- 

icía  <le  allí  estará  qt* 
misma  sombra.  V.  nada,    •  oar- 

.111  abiertas  y  no  pui 
á  él,  ninguna  re 

■ 
mentó  lo  dexan 

de  la 

e<  que  no  verán 

y  si  él  muere,  qualquier  c 

unque  él  viva,  !a- 
•  hartí  i  liarán  si 
pen  > 

raii/a  de 

él,  juzgo  que  >\  se  va  a  Pa 

Matemáticas. 

•nenie  le  añadan  d  apdlido  ÍVhite,  como  j 

probab  útil. 

"No  h 

cunstai 

mos,  etc.,  ■■ 

"1     Bl   VNCO  \\  ■ 


DE  DON  |OSÉ  M."  BLANCO  Y  I  ;  103 

"67  Edgware  Road. 
"May».  [3  de  [813. 

"Mi-*  queridos  Padres.  Me  valg  de  un  barco  que 

sale  directamente  para  ésa  para  escribir  ¡  ade- 

más de  los  que  me  proporcional]  m  a!  principio  de  cada 

raes.   No  tengo  novedad,  y  mi  salud  sigue,  -;  puede  ser,  mejorán- 
dose cada  'lia.  M.'  Muldoon,  a  quien  Y.'1-  me 
cuyas  mam  1  al  1  ¿pitan  '|uc*  la  ha  de  llevar,  me  di 

penalmente  mi  Padre,  estaba  con  mejor  salud  y  más  tuerte  míe  nun- 
ca. Esto  me  da  mucho  placer,  y  prueba  que  I  >i'  »->  comp 
con  otras:  quiera  S.  M.  continuarlo  a-i  por  mucl 

"No  lie  recibido  cana  de  Fernando.  X"  es  extraña 
porque  como  no  hay  correo  establecido,  las  'ana-  se  quedan  en  ma- 
nos 'le  los  correspondientes  por  meses  enteros  hasta  que  hay  algu- 
na proporción  de  enviarlas. 

V.,u  mi-  memorias  a  mi  hermana,  tías  y  tíos  y  a 
1",  amigos,  a  quien*  dud  y  felicidad,  y  que  Dios  colme  a 

mis  querkli  »s  Pa  Ires,  o  n    >  se  lo 
hijo 

" |.  Bl \N<n  White." 

El  cuarto  párrafo  de  la  siguiente  carta  honra  no  menos  su  pre- 
visión y  denuncia  el  ento  de  la  menl  añola 
en  aquellos  luctu 

"id  de  Agosti  ■  1813. 

"Mis  muy  amad  ■-  Padres 
e  inclusa  en  ella  una  letra  «le  ca  sada  a  mi 

1  que  remita  su  importe  a  D.n  Ramón    Hermo- 
medio  de  hacer  1 
medio  'le  '  ibbock,  y  as 

incluyéndoles  la  letra,  con  mi  firma,  y  suplica 
1  imparte  por  el  mi 

iro  de  que  lo  harán,  am 
dicho  hay  más  dificultad  en  hacer  una  reme-a  «le  tan  pequi 
dad  que  -i   fuera  de  mucha  importancia 
P"did<-  ir  a  verlos,  porque  aquí  no  hay  tiempo  | 
des  vrages  como  ^.^-i  de  un  exri  ■  la  ciudad 

puedo  con  lo  que  tengí  •  que  I 

"Aun  no  he  ten  ■  de  ver  letra  de  muy 

día-  que  le  escribí,  pero  muy  probablemente  la- 


104  viha  ' 


erifica  e]  i  símil 

que  comercial  ■ 

curro  siempre  :i  mi  I  uvie- 

1:1  Lubbock,  a  quien 
liria  la  casa  de  Perigaux,  que  le  suministra  la>  mes 

ra    •■  ision  que  haya  m  libros,  aun- 

do  derech  -  en  la  Aduana  de  aquí, 
i  de  Lubbock  di  ,  Murphy 

!  quienes  tengo  mucha  confiai 
aran. 

. 
ce  que  no  me  he  equi 
a  hacer  la  de  qu  p  tuer  pie  i 

rán  ¡nquietu 

nsai 
:  día,  y  quando 

a  quien  tuve  siempre  ¡«>r  un  h 
muj  I  que 

ne  a  irse  a   París,  adonde 

.    Yo,  aun- 
que al 
do  >'■ 

nos  hablen  in  de  politii 

ndo  une  • 
nada  más  que  ei 

"  Mem.1  a  mis  tias,  Pi  irnos,  am 
nia,  etc.,  etc.,  y  crean  que  1"-  ama  y  reven 

"Jo 

lie-.  28  •:  B13. 

Padres     luí    ue  muy  atrasada,  ei 
a  de  Fernando  que  re< 

del  mes  para  mandarla,   En  la  ■  (1  la  misma 

a  amargamente  de  que  yo  ito  prueba  que  I 

pierden  j   1"  mismo  sucedí   ■ 
que  debe  falta  de  otras  de  '* • 

rior  que  sufn 

•  i>-t   Vlemania,  inclu 


DE  DON  JOSÉ  M."  BLANCO  V  <  RBSPO  105 

nando  escribió  a  la  S.ra  de   Bohl  (i)  que  se  halla  en  Prusia  y  (|iie 
lia  tenido  la  bondad  de  ponerse  en  comunicación  con  mi  hermano 
quando  estaba  franca  entre   Alemania  y   Francia.   I-a  carta  estuvo 
detenida  en  Hamburgo  hasta  el  _'5  de  Julio  que  llegó  a  las  man> 
aquella  se  vino  a  las  mías. — Ferrando  me  dice  que  había 

recibido,  ademas  de  sus  mesadas  atrasadas,  treinta  £  Ster- 

linas  que   le  enviaron   1"-    S.eí    Lubbock,   pero   que  temiendo    fue- 
•  r  equivocación  no  las  había  tocado.  Yo  no  sé  qué  decirle 
.  aun  quando  tuviera  esperanza  de  que  llegaran  mis  cartas.  Ade- 
iethpo,  que  <le  nada   serviría   mi  Po- 

lias  ha  le  escribí  ]mr  mano  de  otro  amigo:  llegará  la 

te  el  dia  de  la  caída  de  Buonaparte  se  acerca.  El 
tria  se  ha  declarado  en  su  contra  y  parece  imposible  que  pued 

ara  atacar 
térní  a  no  tiene  que 

-    familia  y  ami 
bendi'  ¡ante  hijo 

"José  M 

"o-  Edg 

i .  [813. 

iqué  há  mu 

I  »r,  he  recibido  hoy  una  carta  tan   recente  de 
que  no  quiero  reta:  le  recibirla 

chivo  tan 

que,  aunque  aumentara  el  pon,  aquí 

ruel- 
dad  p 

iban  su  libertad,  me  parece  qui 
>s  quiera. 

pienso  valerme  de  un  amigo  para  escribir  a  ; 


rr.i.  Ilcrr 

i'lcro. 


:o6  VIDA  Y  OBI 

"Londres^  i."  d 

*'.M 
por  la 

■ 
Gobierno  debe  causar,  y  la  muerte  de  nv. 

■ 
■ 
aunque  a  \ 
"Las 
dinai  i  'i  ellas  j>a1 

mi  tía   \' 

fianza  en  que 

■ 

•   pi<l-i  i!<- 
he  tenido 

un  pi 

prueba  que  estaba  sin  novedad  poi   aquel  ti 

por  la  primera 

■r  William  H' Ir" 
de  pu 

em  i'  i  ;i    R< 
buena  i 

Vhora  que  me  acu< 
!  yello  de  I 

n  ii"  ha  i*  dido  \ 
■ 

liam  Hantilton  Esq*  I  nde 
demás  pueden  venir  por  la  prim< 
"A  D  tañeda,  <|i:< 

ente  porque  no 
modo  que, 
\   t'»la>  mis  til 
parte. 


DE  DO  ttESPO 


\  Y.'ls  los  creo  seguros  de  la  epidemia  en  Sevilla. 
tiendo  que  se  ha  puesto  cordón  a  tiempo,  y  además  estoy  cierl 
que  todos  la  tuvimos  el  año  [801.  Dios  bendiga  a  V.,ls  y  ' 
en  salud  y  paz  i  pide  su  am.te  hi 

"jos     ■ 

dgware  R 
"Diciembre  15.  ¡813. 
"Mis  amados  Padres:  Aunque  escribí  a  V.<ls  p  ha,  no 

puedo   retardar   el    envío   de    la    adjunta,    que    he    recibí' 
acá,  de   Fernando. — Yo  continúo  sin  mas  novedad  que  una  de  las 
t'./(s  que  me  solían  dar  en  el   invierno,  aun  quando 
más  caliente.  El  trabajo  de  cabeza  lia  aumentado  algo;  pero  no  me 
puedo  quéxar,    porque   el    cido   hace    fructificar   mis   esfuerzos   de 
un  modo  (pie   y<  ré   nunca   a,  «no  debo.    En 

días  concluí  una  <>brita  que  había  emprendido  sin  más  objeto  que  el 
de  hacer  bien  y  ni  la  menor  idea  de  tomar  dinero  por  ella.  Apenas 
la  a..:  iedad  de  la-  que  hay  aquí 

.1.   me   votó    100 
'le   la    familia    Real    fué   el    que    propu»  >   el    voto,    y   mi-    a 
dixeron  que  no  podía  menos  que  admitir.   Memorias  a  mi  herma- 
na, tías,  primos,  etc.  etc..  1  >ios  colme  a  V.,h 
se  lo  pide  humildem .''    mi  at'f.'1"  hijo 

"Josf  M.'  " 


CAPITULO  XII 


'Kn 


ertidumbres 

■ 
que 

te  i'1  •  principáis  lien- 

rimera  etapa  en  Inglaterra. 

ucir  el  despachi 

o  mi  gozo 
.  itmi  horríbie  en  que 
aunque  ahora  quedi  «lu- 

de! primer  dia 
ara  hablai  •       sin  l">  rodeos  >|m'  antes, 

como  me  figuro  que  la  aflicción 
de  \  ndo  cede  por  una  parte  se  aum<  me 

hag  •  iber  de  Ft  i 

v!     \"  recibí  una  carta  de  d  por  mai 

de  Lubbock,  en  que  me  di  i  que  se  halla- 

das ocho  meses  hahia    i  -i  car) 

ite  «le 
un  momento  i 
la  una 

uta   <le  la 


vida  y  obi  109 

yo   saldría   por  ñador  de  ellas  aunque   fuese  con   ni- 
na. Preparé  también  de  mi  pobreza  diez  Libra-  Esterlina!)  1  erca  <le 
mil  reales)  y.  habiei 

Lubbock,  hallé  <|iic  la  orden  para  las  mesadas  estaba  repetida  des 
de  haberse  interrumpido  por  equivocación  de  Lucas  y  que  el  30  de 
Marzo  habí  iya  carta  habian  man- 

dado copia  después.  Con  todo  el  vivo  interés  de  que  es  capaz  n 
razón  les  supliqué  que  repitiesen  esta  orden  inmediatamc- 
dixesen  a  •  le  Francia  que  1 

sacias  atrasadas,  y  al  mismo  tiempo  le  ma  diez  Huras  que 

yo  entregué  para  sacarlo  de  los  empeños  en  que  se  habr 
pues  de  esto  be  :  ernand  ■.  ; 

aquí  se  tiene  muy  fácihnei  jpondencia  con  los  comerciantes 

de  Francia,  y  están  yendo  y  vin  hasta 

ahora 
Fern¡ 

ibran 
de  él  y  él  <\- 

lo  que  hace  a  mi,  repito  lo  quehedkh  idiera 

indir  de  la  dolí  nunca  me  he  hallado 

más  feliz  que  desde  que  estoy  en  Inglaterra.  La  Providencia  me  lia 

!-i  visiblemente,  1  en  lo 

níram  >.  Por  tod  -  parí      he  bailad"  amistad  y  favor,  y.  lo  que 
es  más  extraño,  de  los  que  me-  tenia  de  esperarlo.  Mi  de- 

terminación fué-  de  aquellas  que  itreven  a  tomar.  3  no  tener 

una  imaginación 

objeto.  1 1.  me  arrojé  en  un  mundo  deseo-  1  mi. 

en  donde  no  sabía  •  nía  a  hacer,  ni  cómo  hab 

subsistir ;  peí  le  que  al  b  • 

quiere  trabajar  no  le  puede   fallar  de  comer  donde  baya  indusl 
Al   salir  ■;  lad  y  verdaí 

to  nunca  podré 

lo  'le  Sevilla  hasta  '  '  de  cien    I  nidal 

|ue  podía  1  >ntar  en  Inglaterra.    \  e-te  favor  a-"  •  man- 

dándome otra-  ciento  ante-  de  cumplirse  un  af 

de  desembaí 

v  nebuloso  \   llena  la  imaginación  de  la  intemp  lima 

de  que  hab  I      •  mi  espíritu  parí 

bajos     atendida   mi    i 

aten  bien  pronto  vino  a 


110  VIDA  Y  OÍ 

erra  (Jue  descubrí  al 
lo  habia  cubien  »r  eterno  cul- 

tura que  -■  las  y 

- 

■ 
•  a  embeber  mi  alma  en  u 
y  a  hacerme  olvidar  mi  situación  préseme  sin  que  me  pen- 

utura.  El 
ith  a  Londi 
lio  horas  i 
de  abrumar  la  imaginación  ni  i   pri- 

mera   vez   dentro  de  ella,  perdido  como  una   _  en   la 

mai .  era 

bastante  a  entristecerme,  aun  quando,  hall  el  termi- 

né habia    ■ 
hubii  ir  mi 

ibía  hecho  i 
■   que  \  ste 
del  mayor  consuelo,  \   puedo  decir  que  en  ninguna  ocasión  d< 
vida  lie   probado  el  alivio  que  la  an 

asion  de  que  hablo.    Hoppner  era  la  tínica 
a  quien  yo  podía  llamar  amigo  al  entrar  en   [n  i  exeelen- 

me  inspiraba  la  maj 
impresión  baria  en  mi  qu 

v  al  apearme  en  >u  casa,  donde  debía  introducirn*  nilia, 

nos  hallamos  con  que  su  padre  hab 
>|iie  el  recibimii  una 

■i  qué  un  i 
un  papel  muy  incómodo  pa  familia  empezó  desde 

el  momento  a  tratarme  amistosamente,  y  de  allí  salí  para  un  al 
miento  que  ellos  mismos  me  buscaron,  |»>r  m>  pódenmelo  dar  en  su 
Entre  ellos  pasé  los  primeros  dias  hasta  que  supe  manejarme 

■ 
fue  muy  difícil. 

■  había  de  g 
de  mis  conocidos  convinieron  en  que  debia  publ 
y  yo  ii"  crei  que  debia  rehusai 
■ 
i  plan,  -ni 

lad  es  gran  maesl  I 

tres  horas  al  dia  sin  temoi   de  mi  salud,  \i  que  ¡>"dia  em- 


»E  DON  JOSÉ  M."  BLANCO  y  I 


plearme       rtstantemente  el  día  entero  y  parte  de  la  noche,  mejo- 
rando  mi  constitución  visiblemente. 

tribuían  a  le  mi  amigo  M.r  Children. 

que  -taba  en   Londn  con  una  excelente  muger, 

que  t  perdido  en  lo  mejor  -  días 

comía  en  mi  casa,  y  no  había  especie  de  diversión  a  <pie  él  no  fue- 
ra y  adonde  no  contase  conmigo.   La  muerte  de  su  muger  n 

ado,  habiendo  el,  en  consecuencia,  levantad.,  su  casi  de  Londres. 
".Mi  papel  empezó  a  producir  bien;  mas  por  desgracia,  para  es- 
tablece"!', me  habían  recomendad',  a  impresor  Clérigo  /■ranees  emigra- 
do, que  me  hizo  entrar  en  un  ajuste  ruinoso  para  mí,  y,  además. 
me  engañó  quanto  estuvo  en  su  poder;  hasta  que,  a  fuerza  de  su 
ansia  por  chuparme  la  sangre,  me  hizo  abrir  los  ojos  Una  vez  des- 
cubierto su  carácter,  me  separé  de  él  a  mucha  costa;  pero  no 
<pie  se  hubiese  llevado  todo  el  fruto  de  mi  traba 

"Yo  lo  hubiera  pasado  muy  mal.   ciertamente,   a   no  haber 
por  que  aquí  me  preparó  la  buena  suerte,  en  D."  Juan 

1  iy,  de  la  casi  de  Gordon,  Munphy  y  C  Una  casualidad  me 
introduxo    en    su    casa,    en    donde   desde    entune-     entro    con    la 
misma    confianza    que    en    la    mía.    El  ha  hedí.,  grande 
de  mi  is  han  salido  desgraciadamente;  él  me  ayu- 

de las  manos  del  Monigote  Francés:  él  me  ha  suplido 
diiu-  me  ha    faltad^:  él   me  ha   recomenda 

que  pueden  servirme:  él.  en  fin,  me  ha  hecho  mirarlo  como  a  un 
hermano. 

"Del  afecto  con  que  me  ha  tratad. •  una  de  las  familia-  más 
amable-  del  mundo  ya  Vstedes  han  tenido  pruebas.  La  Sen  -a  que 
ha  es  Madre  es  cuñada  del   General   Moore,  que   sacri- 

ficó -i!     ¡da  tai  --uña.  Vive 

hombre  y  varios  herma::'.-,  a  qual 
le   yo  he   recibid.,  de   esta   amable    familia   serian   difi 
aun  quando  fue-e  menos  notable  la  lad  de  ca- 

los ha  producido,   l-'.l  origen  de  mi  amist  i   fa- 

milia fué  el  saber  que  yo  había  celebrado  al  General  sin 
lo.   D  •  mirado  casi  como  mi"  de  la  fami- 

lia. N  semana  sin  que  orna  a  lo  menos  dos 

Su  b  .tiende  hasta  a  la-  personas  ■. 

ion  conmif 

escribió  en   mi   carta   llama   >u  ami- 
■i   en   mi'  p 


I  l-í 

y  harmoní 

■ 
■ 

- 

que 

que  he  hecho  fuera  <k-  mi  papel,  he 

guir  cómodamente  adelante    !:  n  fin, 
fortuna  :  p 

que  ii"  me  flaqu 

mi  suerte; 
La  injusticia  con  que  me  lian  tratado  mi 
un  dolor  han  repet 

sin  razón  algui 
su  vendad) 

uto  de  que 
blar  con  ln^  que  uno  bien  quiere.   El  muí 
amistad,  ni  amor,  ni  virtudes  di 

pueden  hacer  mt-i- >r  que  separar  de 

.   esidad  1"  labe- 

"Mi  salud  es  mejor  que  jamás  en  Esp 
me  ■  radicalmente, 

del  hermano  del  General  Moore,  mi 
ñora  <i'H-  < 
friado,  ni 


DE  I"  BLANl  OYCI  I  l3 

debo  mil  y  mil  gracias  a  Di'-s  que  tan  a  las  claras  me  favorece  y 
que  me  lia  distinguido  entre  la  mejor  familia  <lel  mundo,  dándome 
menos  parte  en  sus  trabajos  a  proporción  que  es  menor  mi  virtud 
para  resistirlos. 

"Si  yo  hubiera  de  hablar  de  Inglaterra,  y  de  la  pasión  con  que 
la  miro  mientra-  mi  m  qué  pla< 

agradecimiento  me  acuerdo  del  favor  que  me  ha  h<  lo  en 

haberme  dado  ella  que  me  hacen  n<>  ser  extra- 

del   todo  en  este  pa 

"Aunque  ya  es  tiempo  de  concluir  esta  larguísima  carta;  -ñas  no 
puedo  hacerlo  sin  preguntar  por  mis  buenos  amigos;  los  unic  is  que 
me  lian  quedado  en  España  entre  tantos  como  yo  oía  lia 
les.   Mucho  temo  que  las  desgraciadas  circunstancias  de  los  tiem- 

hayan  comprometido  a  algunos  <le  ellos.  A  todos,  tod 
lud  i  con  mi  corazón.  La  primera  vez  que  Vstedes  me  escribaí 
pues  del  recibo  de  ésta  denme  Vstedes  noticia-  de  todos.   Bien  se 
liarán  cargo  de  que  mi  tiempo  para  escribirles  es  muy  escaso.  He 
aquí  adelante  (supuesto  que  1  >io-  dé  juicio  bastante  a  ci 

ira  contribuir  de  vera-  a  que  no  vuelvan  Franceses  a  e-a  ciu- 
dad) escribiré  todos  los  meses,  mandando  mis  cartas  a  l! 
Duf?  para  que  las  remita  a  Sevilla  por  el  correo,  así  n<>  tendrán  más 

•  que  el  de  Cádiz  a  ésa.  Las  que  Vstedes  rae  e-criban  remítanlas 
mismo  M.r  Duff  o  a  qualquíei  ira  que  la 

■en  casa  del  Embaxador  de  Inglaterra  del  modo  qut 
abaxo.  En  caso  que  el  Gobierno  se  trasladase  a  Sevilla.  Vstedes 
mos  pudieran  mandarla-  a  casa  del   Embaxador,  pues  su  Secretario. 
M.r  Vaughan,  es  mi  amigo  y  cuidaría  de  remití rmelaí 
cartas  de  mis  amigos  pueden  venir  baxo  la  misma  cubierta  que  la 
de  Vstedes,  en  la  inteligencia  de  que  ninguna-  otras  carta-  admito 

■  le  que  ha  llegad 
malignidad  de  mucho.,  hasta  entretener-e  en  mandarme  can 
lena-  de  papeles  inútiles   para  hacerme  pagar  un  dineral 
que  aquí  a  nadie  a  tomar  las  cartas  i 

quiere  abrir. 

"La  necesidad  <le  no  perder  mi  verdadero  nombre  en 
origen  y  la  de  no  ocultar  el  que  el  u 
rae  hi  :o  adoptar  el  de 

./.  Blanco  Whii 


i  14  vn>.\ 


¡¡  ¡Mam  ¡I aun'.: 
II.  B.  M's  (Jnder  Secretar 
iwning  Street,  Foreing  l  i 

I )(.-  Vstedes 

"I.  Blan<  oWj 

mi  Madre,  y  una  cruzecil 

a  la  casa  de  Lubbock,  o 
Fría 

No  le  impedían  su  malestar  ni  mi  ti 

la   familia  y  en  especial  ]»>r  su  hen 

"1 

amad  >s   Padres  :  Mi  hei  i 
m  que  ha  tomado  di 
■ 
porq  •  la  lengua  i 

la   di 

•  i  de  su  vida.   El  qu< 

■  1  >.'"•  Juan  Murphy,  que.  desde  que  i 

lidad  de  » i 

■ 

i 

i 


1 15 

luego   empezar   a   hacer  miserables   pediment 

ría  absurdo.    Xada  le  queda,   pues,   sino 
seguir  la  carrera  del  Come  re  i  o, 'para  lo  qual  le  proporciona  la  ca- 
sualidad  o   Providencia  de   bailarle   aquí    por  caminos  tan    r 
se  puede  hacer  de  dos  modos:  o  como  propone  Murphy, 
ciendo   aquí   comisiones   para   la  casa   de    Sevilla   como   socio   que 
gane  solamente  lo  que  se  le  huhiera  de  dar  a  un  extraño;  o,  en- 
tre tanto,  de  caxero  en  una  casa  de  comercio,  en 
conocimientos  en  las  lenguas  Española,  Francesa  lien- 

ta-, puede  desde  luego  ganar  una  subsistencia  más  abundante  que 
la  de  un  Capitán  a  quien  le  paguen,   que  no  es  poca  dificultad  en 
aña.  Por  lo  que  hace  a  las  ventajas  del  primer  plan,  no  -e  pue- 
den  ocultar   a   V.s   La  casa   de    Murphy   le   pr  rá    instruc- 
-  en  su  escritorio  e  introducción  a  todos  los  fruteros  y  comer- 
ciantes que  pueden  dar  comisiones  a  la  casa.  La  casa  de  Sevilla  no 
pierde  nada  en  introducir!                  •<io  o  comisionado  aqui  qua 
acabe  de  aprender  su                                      'rmenores  de  comercio  que 
en  breve  adquirirá  en  el  1                  le  mi  amig  me- 
uden  V.s  a  sostener  otro  año,  como  lo  hubiera: 
tinuara  prisionero.  Yo,  aunque  te                    1  ayudaré  1 
»u  llegada  aquí  y  lo  estoy  ha                  >ra.  En  fin, 

•  por  un  hombre  de  veintiocho  años  a  quien  las 
no  le  han  dexado  hacer  carrera,  y  para  hacerla  en 
qualquier  ramo  no  hay  ninguna  tierra  en  el  mundo  coiu 
hombre  con   industria   tiene   ancho  campo   aquí,   qua-  suele 

morir  de  hambre.  Sobre  todo,  ya  se  halla  aquí,  y  nada  p 
der  en  empezar  de-de  ruego  a  poner  en  planta  su  plan.  Murphy  me 
ahora  que  me  pi 
-.(.   que   ante-   había    p  ..    Wetherell 

qui<  Y  no  puede  haber  ningún  mal  en  que  *      ~ 

por  mano  de  Fernando.  Lo  qui 

■  a  la  tar- 
ver   a    V.''\  aunqiu 

■  basta  qu 

aJ  t'm  d( 

•■ 


po  aqui  pai  plan,  es  ju  I  lo  a  la  api 

mante  hijo 

V.  esta  carta  a  Lucas,  a  quien 

• 

isoluto  \  II 

or  complí    >  las  spañol,  o  sea  • 

1814,  ha- 

licano,  aunque  temió  que 
pruebas,  como  le  había  sucedido  en  la 
Halland  consultó  a  sir  William 
más  formalidad  que  presentar  sus  títulos  al 
articu!"»  de  la  [glesi 

al  doctor  Howley,  i>l>i>|>"  firmando  d 

no  el  día  i<>  de   x.  [81  |. 

Tendiendo  -  de  su  n 

Oxford,  deseo»  >  de  p  . 

sica  y  do  teología  protestante.  I  ibre  «le  1814 

1  próxima  nuevo,  alojamiento  bu 

el  doctor  Shuttleworíh,  a  quien  habia  escrito  al 
iones  que  corf  él  cuta1' 

estudios,  aplicándose  al  trabajo  con  perjuicio  <¡< 
fundamente  alterada. 
es  Shuttleworíh  y  Nicholl,  en  unión  de  1  • 
.m  y  la   familia  Wetherell,   formaron  el  primil 
amistad  <|ik-  rod©  1  a  Blanco  ei 
reducido  núcleo  con  Charles  Bishop,  recién  Iteg 
sus  hermanos  Guillermo  y  Enrique  j 

ida  en  la  1  ecindad.  Mis      '  holl, 

mor  a  ).i  mi  iptó  la  simpa! 

que  celebraba  con  ella  frecuento 
nal  Ixford 

"  \|  - 

lad 

■ 


UK  DON  JOSÉ  U."  BLANCO  V  CRESPO  1  i  7 

rugiendo  su   turma  de  letra  y  que  el   Maestro  le  ha  prohibid 
cribir  hasta  que  esté  bien  seguro  en  sus  lecciones. 

i  de  tres  meses  há,  pude  componer  que  cesase  el  papel  que 
escribía  aquí  constantemente  y  del  que  estaba  infinitamente  cansa- 
do, además  de  perder  dinero  con  él,  y  como  la  especie  de  socorro 
que  tengo  me  continúa  por  el  trabajo  de  traducciones  y  extractos  que 
hago,  y  los  papeles  me  los  tranquean  a  qualquier  parte  del  reyno,  de- 
terminé hacer  esta  ciudad  mi  residencia,  como  lo  había  pensado  desde 
la  primer  vez  que  estuve  aqui.  La  ciudad  es  hermosa,  quieta  y  abun- 
dante de  libros  j  de  gente  sabia.  Como  trabajo  casi  sin  interrupción. 
o  sin  má<  que  la  que  me  obliga  a  hacer  mi  no  fuerte  cabeza,  tengo 
tiempo  ¡'ara  adelantar  algo  en  lenguas  orientales,  y  ya  he  empezado 
[ebreo,  Mi  alojamiento  es  mejor  y  mucho  más  barato 
que  ■  >,  y  la  comida  lo  mismo.  Aqui  he  encontrado  un  a 

de  Juai  ¡to  Wetherell  que  vive  en  mi  misma  calle,  habla  español  muy 
bien  y  me  ha  introducido  a  su  familia,  que  me  parece  muy  agradable 
gente. 

'.  .  que  dice  V.'1  a  Fernando  de  la  Aba- 

día s  Yo  le  he  aconsejado  q  enfrie 

i.  I  >entro  de  menos  de  un  año    • 
voh ,  para  li  >  que  le  parezca  mej<  >r  y  teniendo  dos  hicr. 

icen  aqui.  Si  hay  dinero  y  quietud  para  colegios  mili- 
tare- noda  uno  de  ellos,  ¡x>drá  acudir  a   su  maternal! 
no,  preparado  va  para  ^uir  el  comercio,  en  que  la  industria  puede 
hacerle  más  independiente   que  el   ve 

lucia,  en   ninguna    parte    me    parece    que   puede 
hacerse  sino  donde  esl  de  ella.  Su  coronel  podrá  darla. 

ion  que  tomé)  cu  casa  de   Lubbock,   le   tenia  yo  ade- 
lantadas   t    75,    sin   incluir   la  cuenta  de    -  que 
tendí                     :íy  a  fin  de  año.   Yo  no  pude  menos  que  tomar  cin- 
mque  mi  dinero  no  alcanzaba  a  bandearme  has- 
ta t  mar  mi  medio  año:  así  es  que  (piando  yo  me  vine  le  quedaban 
[ue  podrá  sostenerse  hasta  que  V.'1  le  mande  dar  su  mesada. 
■i  el  tiltil.  •  de  órdenes  por  el  correo;  y  encargué  a   Kernan- 
pidíese  a    \ '.''  mis  títulos  de   Universidad  j    los  de    ; 

reñir  certificados  de   Escribanos;  los  de 
Universidad  basta  que  vengan  1  -  pue- 

de Muir  en  una  eaxita  dirigida  a  Mr  m  Murphy  &  C."  por 

algún  capitán  cuidad 

-tuche   de    Pasqual    fue"   |>or   un:! 

Juanito  Wetherell.  Hele  V.'1  mis  memorias,  igualmente  que  t 
famil  .i~  a  mi  hermana.  Has.   primos  j    pi 


I  1  8  VIDA  Y  OBRAS 


y  I '  tantas  bendición 

diente  y  diariam.te  su  hijo  de  \ 

"Jos     M 

"Mi  Dirección  es  kc\v!  •  J.  B.  VVhke,  Holywell 

■  hermano  Femando,  libre  «le  la 
cautividad  en  que  le  retenían  los  franceses,  se  había  ido  a  vivir. 
aunque  no  definitivamente,  al  lado  de  su  herma 

En   h<-  comienzos   de   sus 
Blam  todo  el  cristianismo  se  funda  en  la 

Biblia,  nada  más  lógico  que  en  •     <   de  que  esl 

un   libro   realmente   inspirado.    El   creyó  hallar   razón 
das,  abrumadi  ■ 
venció  de  <|iu-  los  argumei 

pre- 
guntarse si  valia  la  pena  de  han 
se  apoyaban  en  tos  mismos  o  a 
Subrayamos  esta  primera  'luda  <le  Bl¡ 
su  futuro  pensamiento.  Ya  hemos  de  verla 
hasta  que  se  desenvuelva  con  incontrastable  vigor  y  tran<f<>nne 
sus  creencias  r< 

El  1 1  de  Julii  •  de  t8 
renuncia  a  la  magistralía  de  la  Capilla  Real  de  - 
Salido  de  Sevilla  en  los  momentos  de  la 

ia  se  había  considerado  caso  dé  fuerza  ma) 
den,  debía  el   fu¡ 
do  1 

cán«l< ile  el  deber  en  que  se  hallaba  mi  hij  íitir. 

Blanco,  olvidado  por  ent<  e  su 

abandono  constituía  explícito  desistimiento,  al  recibii 

nuncia,  concebida  en  los  siguientes  ténnii 

\I   [limo.  Sr.  Capellán   M  abildo  de  ' 

Real  <  apilla  de  S.  Fernai  illa, 

"llhi 

"Mucl  ha  que  hubiera  dirigido  a  V    S 

•  de  la  Capellanía   M 

Real  Capilla,  a  no  ' 

lumento  que  pudiese  comprometer  mi  delicade 

■ 
den,  dexando  asi   que  el   ' 


DE  1"  SLANl  O  Y  i  BESPO  i  19 

familia  con  la  separación  perpetua  que  mi  renuncia  dele*  anunciar- 
les. Pero,  estando  el  término  para  concluirse  y  entendiera] 
que  V.  S.  íltma.  tiene  la  bondad  de  esperar  a  saber  mi  determina- 
ción para  publicar  la  nes  a  mi  vacante,  dirijo  esta  carta 
para  que  la  tenga  V.  S.  íltma.  como  documento  de  la  renuncia 
mal  y  absoluta  que  lia-"  de  la  Capellanía  Magistral  que  obtuve  y  he 
disfrutado,  en  esa  Real  Capilla. 

"En  medio  del  inevitable  dolor  que  la  memoria  de  cuanto  me  es 
y  lia  sido  can.  en  mi  ciudad  nativa  me  Causa  mentó,  no 

puedo  olvidarme  de  los  buenos  oficios  y  amistoso  trato  que  debo  a 
e-e  [lustre  Cuerpo.  Al  paso,  [mes.  que  doy  a  V.  S.  íltma.  mis  más 
sincera-  gracias  por  todo,  pido  al  Cielo  que  libre  a  mi  patria 
males  en  que,  según  mi-  principios,  la  considero  envuelta,  y  que  son 
la  única  causa  de  la  separación  dolorosa  e  irrevocable  qu 
instante  confirmo. 

guarde  a  V.  S.    Íltma.  muchos  años. 

"1!.  I..  M.  de  V.  S.  íltma  servidor, 

"I.  Blanco  White. 

"(  beford,  10  de  Juli' ■  1815. " 

Donde  en  el  último  párrafo  dice  males,  escribió  intolerancia  reli- 
giosa. Temiendo  originar  con  e-a-  palabras  un  disgusto  a  su  padre, 
por  cuyo  conducto  enviaba  la  renuncia,  corrigió  el  texto  en  la  forma 

anterior. 


CAPITULO  XIII 

DUDAS   RELIGIOSAS,   PADECIMIENTOS   H    ORFANDAD 

- 

.  de  un  año  Lio  ñdencia  en 

la  educación  de  >u  liij"  Enrique 
principio,    00 

deficiente  instrucción  clásica,  por  su  débil  salud  y  \*>r  la  necesidad 
de  atender  a  otros  trabaj  l  !■•!- 

laii'l,  cedií  i  :i  en 

la  decisii  »n  la  •  >edios  de  - 

n  otra  (,^i   de    '■ 
su  i  asa,  a  o  >ndi<  ■  «i  <1l-  que  su 

ensayo.   Si,  transcun  su  inutili- 

dad, todo  comp 
insta!  rrd  Holland  a  mediad  815. 

Lsionada  por  el 
graves  disgustos:  el  primero  \  mayor,  la  muerte  de  su  padre,  ocurri- 
entes que  en  el  propio  dolor  pensó  en  el  de  su  madre.  La  carta 
de  1      nielo  que  dirige  a  la  afl  te  ¡n- 

pro\  ¡sada  para  mandarla  en  el  a 

'  creyente  >    fen  orosi  ■  de 
nsar  en  la  roca  inquebrantable  de  su  firme  1 
"Ama 
una  especie  de  le  que 

una  vida  tan  inocente  >   I  le  mi  buen 


■    v\  hite  )    Murrogh  de  una  pulntonia  en 
Sevtll  [6  de  Noviembre  de  1815,  a  las  on 

•  ira. 


DE  DON  JOSÉ  M."  BLANCO  V  CRESPO 


precia  que  lo  liaya  conducido  al  seno  de  un   I  I  bondad  y 

misericordia,  <|ue  no-  da  esta  vida  perecedera  solo  como  un  medio 
de  obtener  una  inmortalidad  dichosa.  Yo  estoy  tan  convencido  de  que, 
por  l  -  méritos  de  nuestro  Redentor,  mi  excelente  Padre  está  en  el 
cielo  que,  en  medio  de  la  amargura  que  su  pérdida  y  la  afli 
de  Y.'1  me  causan,  no  pierdo  ni  un  instante  de  vista  la  esperanza  de 

do  llegue  mi  turno,  me  uniré  con  él  en  la  presencia  de  I  ' 
aunque    Ca  a  mi   excelente 

agradable  a  sus  ojos. 

i  vuelto  aquí  al  punto  que  recibió  la  noticio. 
linguno  para  ir  a  con-. lar  a  V.  Lleva 
inteligencia  de  que  daré  por  hecho  cuanto  Y.  luciere.  En 
cuant  ipéüania  de  la-  Dueña-,  quisiera  que  me  dcxa-e  Y.  tener 

el  gus  ie,  suplican  5      abadesa  la  nombra 

>.  De  todos  iero  evitar  que 

que  estoy  priva 

-  de  Y.  para  que  ¡a  en 

i,  como  ba 
han  ■  im- 

para dar  a  :r  -i  Pas- 

qual  ta.    Recuérdeme   Y.   .; 

¡    -  j    1  )ios  le  dé  a   \'..  Madre  mía,  : 
que  d  p  ira  Y.  su  hijo 

"Josl 

stación  a  la  anteri  rertrudis  relató  a  su  I 

-  de  la  desgracia  y   añadió  la 

fallecimiento  de  su  hija  Mana  «le  la  Salud  Fernanda  que, 
viotii  había  fallecido  tuberculosa  en  el 

i  la  flor  de  SU    ■  iriñ  i 

fami- 
lia a  le  aquella  desgrada  j 

esta  "ii. 

ción  de  su  hermano,  a  qu¡<  amiliar  obligó  a  marcl 

i  hermano  enfermo,  .'. 
su  d<  -'i'  ha,  y  -.1"  con  la  inmei 

José  María  a  su  ma  aje  de  Feí 

Luid   1  lousí  ■  'ii.  4  de  Abril 

i  Mal:!-  que  Y.'1  ha 

que  ha  dirigido   Y  Murphy  y 


«IKRAS 


C."  ¡nc  han    ■ 

• 
no  tardan  en  el  camino,  la  última  car;..  e  ha- 

ultima  nu« 
puede  \  ■''  figurar  la  impresión  que  me  li 
cripcion    «le  la  muerte  de  mi  buen  Padre,  acompaña 
de  mi  hermana,  que  V'stedes  me  I 
•  la  certeza  de  que  \ 
aguardan  en  una 

ar,  pudiera  haberme  dad 
hallaba  bastante  malo  quando  recibí  < 

lo  mni  -c 
y  al  fin  la  calentura  lenta  n».  me  dexa 
con  que  hi  idido  me  hallo 

hechi    muchisim 

grueso.  El  principa]    ■ 
lavarme  todo  el  cuerp  a  fría  <jir;uit-  ■  m< 

• 
chalecos  <K-  franela  ■ 

junto  a  una  buena  chimenea  y  apenas  puedo  decir  <|n< 
E 

■ 
mes  de  Junio  y  n<>  tendremos  que  envidiai 
verano  est(  i  <  -  \u\  jardin  di 

"Ferna/nd< 
el  dinero  que  pudiera  apetecer  para  h¡ 
lo  que  hace  a  seguridad,  el  tiem] 

I    ■  único  que  temo  es  la  impn 
pays  después  de  ocho  años  de  \i\: 

as  para  firmar  el  poder  que  ha 
de  llevar  mío.  [uanto  m< 

liara  dimisión  de  la  Capellanía  de  la*  Dueñas,  porqu< 
no  puedi 

í 
arliitn.  quien  quid 

*'lle  tenida  últimamente  carta  de  Lista,  di 
saber.  Dice  que  está  mejor  de  wlud  <|ue  nui 

pues,  aunque  teng  ¡dad  del  porte,  no  tjuiei 

disminuye 


DE   I"  CO  Y  (  RESPO 


no  tengo  duda  es  de  que   la    familia   de  mi   tío   Lope  y    \ 
juntos.    Dígale  V.*1   mil  cosas   de  mi   parte  y  en  particular  a  Jua- 
na, a  quien  doy  muchísimas  gracias  por  1"  bien  que  ha 
acompañándola  y   haciendo   las   veces   de   hija.    Dios   se 

mente  me  da  infinito  consuelo  el   saber  el  grande  af< 
que  se  ha  portado  Lucas.  Daga  V.'1  que  b  -uva. 

v  que  esté  seguro  de  que  mi  confianza  en  él  no 
fuera  mi  hermano.  Diga  Y.'1  mil  expresiones  a  I 
tías,  primas  y  sobrinos. 

"A    Reynoso  tengo  deseos  de  escribir:  pero  temo  que  las  car- 
ta- son  demasiado  costosas.  Por  lo  que  hace  a  mí,  el  pbrtí 
consecuencia,  porque,  como  en  materia  de  ahorrar  la  naturaleza 
lia  negado  toda  especie  de  talento,  tengo  lo  bastante   para   p 
gastar  en  el  placer  de  saber  de  mis  amigos  sin  echar  de  men 
costo.   Sí   debo  advertir  que  la-  carta-   vengan  sin  cubierta   se] 
da.  porque  la  cubierta  aquí   aumenta  el  doble  del   porte. 

"La  pretensión  de  Bessery  (abura  que  me 
mi    poder   hacer    nada    en   ella. 

"Dios  le  dé  a  Y.'1  tanto  consuelo  como  le  pido  para 
una  vez  al  día:  y  rio  dudo  que  se  1"  dará,  porque  i 
permitido  tantas  aflicciones  como  Y.'1  ha  sufrido  sin  el  p 
tentó  de  premiarla-  aun  en  este  mundo  con  cierta  satisfacción    nter- 
na  v  en  el  otro  con  la  gloria  que  esperamos  por  los  méril 
D'i  i    Supong  -  que  vive  mi  tía  Pepa,  déle  V 
mande  Y.'1  a  su  hijo  que  la  ama 

"J0SÍ    M.'" 

loe  interés  de  don   Guillermo 

ptetamente  estéril   el   viaje   de    '■  En   la    Escrit  n 

rida  en  [806,  entre  el  difunto  don  Guillen 
■ 
1  en  junio  de  ií  cum- 

plió tal  condición  y  :  1  el  fallecin 

don  Guillermo.  AI  lli  indo  tampoco  se  ajusl 

cuentas,  j    Blan  o,  siempre  ma!  dispuesto  a  tratar  de  neg  ■ 
upó  en  tai  into. 

indo  alivio  ñas,  el  huérfano  emigí 

viaj'  ■    resultado  para  su  salud 

1  la  equitat  ■ 
declara  en  la  siguiente  carta: 


124  VIDA  V  OBI 

■II  >lland  Hoúse  I  >cte,  i8,  1816. 

"Mi  amado  her  te  ha  puesto  en  la  cabeza  que  la 

han  «k-  creer  que  hay  .. 
a  correspondencia,  y  asi  me  he  determin 
cribirte  en  Román  Paladino.  En  el  día  estoy  con  cuid  de  ti 

1  nilia.  porque  hace  inás  de  un  me  vana 

tuya,  excepto  la  que  traxo  M.'    Brittaüi, 

lardillos  y  otras  miserias  semejan  tes,  es 
le  saber  de  ti. 

"I  >espués  de  mi  vuelta  de  1  esta 

mejí  tte  ni 

tan  1  1  »lenti  1.  H<  ■  un  caball  • 

echo,  aun  quando  alguna  vez  estoy  un  i»*"  pro* 
¡as.   Es  uno  de  Murphy  q 

■ 
caballu  tiene  el  "er  mucha   fuei 

muy 

el  lo  hacia  inás  prudente,  y  el  ir  siempre  con  trl 
lio  .¡el  groom   V  •  hacia  :i 
dad.  Pen ■.  'le-;' 

id)    I  lollainl.  y  1 
111   en   ella.    .Mándalo   jx.r   la   pril 

u  libro  y  dile  que  su  tradu  micho  y  mi 

;  -da. 
"1  >¡m<  ido  de  mi  1 

nenio  de  I  han  hechi  ■ 

hay  much< 

Mucho  deseo  sabei  ,  en  fin,  quis 

tossip  que 


: 

1  \  illa  i  \'.    \l 
¡i  santidad,  letras,  ai <  ¡n.r>  "  11, 

■ 
•  •  iftoi   Pei  1  lien  alude  B 

da, 


"M.r'  Moore  está  a  dos  millas  <lc  aquí,  en  un  fartn,  sobre  el  ca- 
de  Harrow.  Yo  estuve  a  córner  all 
pero  no  lie  vuelto,  porque  tas,  es  i 

lable  volver  de  noche,  \'a  >c  acerca  el  tiempo  de  mi  encierr 
Mapa  de  Sevilla  y  la  de  Marmol  fueron  inmediatamente  a 

Muchas  de  las  composiciones  que  contiene  el  librtl 
mui  bellas.   Pero  qué  lástima  que  ninguno  pruebe  a  salir  del  pequeño 

que  está  reducid 
pañola. 

"Di  mil  cosas  a  Madre  y  a  todos  nuestr  -  Parientes 
"Tuyo  de  corazón 

"J.  Blanco  White." 

Dos  años  pasó  en  casa  de  Lord  Holland,  esforzándose  por  cum- 
plir un  deber  superior  :t  sus  decaídas  fuerzas.  Varias  tentó 

ano  dimitir.  El  [6  de  Febrero  <le  i  s  i  —  Lady  Holland  p 
conocimiento  qu  ¡  por  sus  instancias,  habia  encargado  pre- 

ceptor  para  su  hijo.  !  i  lo  había  encontrado  y  ve- 

nia a  proponerle  «pie.  >i  convencía  a  Mr.  Marsh  de  que  se  enea 
del  joven  por  un  año,  i  tro  y  así  llegaría  el  m  «nen- 

mento  de  que  ambos  se  viesen  libres,  ingresando  Enrique  en  la 
Universidad.  No  era  la  proposición  muy  del  agrado  de  Blanco,  mas 
como  siempre  había  soñado  en  la  vida  de  familia  y  entonces  andaba 
algo  enamorado  de  una  dama  y  sin  disponer  de  medios  de  t"  "tuna 
suficientes  para  constituir  decorosamente  un  hogar,  unió  esta  ro 
dad  al  fervor  místico  o,  si  se  quiere,  providencialñta,  que  en  aquellos 
días  le  embargaba,  y  aceptó  la  proposición,  dejando  en  manos  del 
Todopoderoso  la  solución  de  mi  vida  y  propoi  renunciar 

a  toda  iniciativa  que  pudiese  estorbar  la  marcha  providencial  de  los 
Por  1"  visto  la  Providencia  -  ma- 

trími  la  postrera  etapa  de  su  residencia  en  Holland  II 

recabó  dos  tarek  ches  libres  cada  te  so- 

la/ al  trato  con  -tu-  y.  para  mayor  libertad,  al- 

quiló un  cuarto  en  1  >uke 

W-.i-  noches    El   viaje  de  la   familia  Holland  al  continente 
la  cuestión.   No  queriend*  •  .1   su  amig 

11  l'.lland  c<  'ii 

iiposibilidad  en  que  se  hallaba 


miar  en  su  caí  e 

i  le  permitiera  a  su  \ 

le  su  hijo- 
|i  i  el  dése 
mfiesa  que  i  'íabia 

U  i 

Mal], 

•■i  que  pud 

ie  él. 

Mr.    Wilb 

d    No  i>;ilili'  ada 
su  taha  de  costumbre  «le  habí 

el  mantisa  I  rnan- 

a 

in,  y,  de> 

■ 
E   3 


127 

-  más  famosos    abogados,  quien  lo  acompañó  durante  el 
Circuit.  La  obra,  en  fin,  es  tan  clara,  tan  metódica  y  tan  exacta.  <jue 
no  tardé  un  momento  en  decidirme  a  traducirla;  y  ya  esl 
duíd  |ue  me  obligará  mañ¡ 

ir  a  i  i  arla,  me  IV  un  par  de 

ncluida  al  hn  de  la  Semana  (y  hoy  es  I  ncluída  que' 

indarla  a  M.r   Renell,  para  que  te  la  rem 
primera  ocasión.  Me  he  determii 

aqui  -cria  difícil  darle  circulación  en  España.  Tu  1  '  ma- 

que quieras.  Kn  el  trabaj 
me  he  pr  'puesto  más  objeto  que  hacer  bien  a  España 

3  dar.  si  quieres,  a  qualquier  impresor  míe  se  hall 
a  publicarla.  No  ií  nombre  en  la  obra,  lo  uno  porque  n>>  me- 

.  porque  el  espíritu  de  partid 
pagacii  ■   de  los  principios  de  la  obra-  He  estado  tentado  a  escribir  un 
.  entrando  en  la  qüestion  -ubre  la 
i  misma  razón.  1 
>bre  la  aplicación  del  systema  fngléí  a  Frai 

lo  li.i  de  la  marca  que  mu- 

ir este  M¡ 
aJ  mi-mu  tiempo:  la  ti  le  Paley's  E 

n  y  llenar 
■  ni  me  haJlo  dis 
Iría  utilidad  aqui,  te  i  i 

hallares  inclinado  a 

<ery  welcomc.  También  te  envían 
libril 
tir  .i 

■ 
el  ted  de  contrap 

do    ! 


■ 


¡ma  belli  i 

: 
ideramente 

ala  pudiera  cree 
dividida  ei 

bastaron  a  entender  sus  princi] 

obras :  y.  no  haj  botarate  en 

ea  mi  lince 
Libertad  n  en  España  P< 

de  que  mucho  va  errado  en  1"  ya  hecho 
qué  quiere  ser  mártyr  de  ambos 

"Yo  no  veo  aquí  más  papeles  que  el  Morning  Chroni 
.   :ii   uno  ha  V'eni 

que  venga    La  <  ron  ca  d<  i  ^rtes  puede  ser  intei 

trabajo  <|ir-  traducir  de  los   Pi 

se  publican  en  Edinburgo  y  uno  en  el  Royal  i 
Con  todos  mis  achaques  me  atrevería  a  dirigido 

"Yo  ¡i"  sé  cómo  enviar  el  exemplar  de  II  Espafi  Rey- 

S   aún  existe  alguno,  de  que  pueda  dispon* 

en  Madrid,  drrní 
ibiré. 
I  os  libros  que  vienen  por  el  Thoinas  et  Judith 

"Me  alegro  de  que  a  Reynoso  le  hayan  creado  un  en 


DE   DO  COYI  RESPO 


"Mil  memorias  a  Juana  y  •  tros  ta  a  la  Sobrina.  Tu 

corazón, 

"J.  B.  \\  i 

"/'.  S.  Voy  a  tomar  posta  para  Londr<  le  una  hora." 

La    dolencia,    cuyo    diagnóstico    no    acei 
los  médicos,  le  mortificaba  más  cada  día,  y  e  íailey,  una 

de  las  primeras  reputaciones  de  I  ■  declaró  que  su  enferme- 

dad era  incurable  o,  por  1"  menos,  de  curación  larguísima  y  no  me- 

difícil.  En  tal  desesperación,  Blanco  se  lanzó  de  lleno  en  b 
del  sentimiento  religioso,  consiguiendo  acallar  sus  duda-  y  embria- 
culiar  misticismo  de  -  protestantes.   Entre 

delirio-,  ;•■  nces  en   ponerse  al   frente  de  una  misión 

evangélica  en  la  isla  de  La  Trinidad,  llegando  a  consultar  el  proyec- 
to con  Mr.  Wilberforce  y  el  doctor  Hewet  Este  último 
idea,  juzgando  que  el  viaje  beneficiaría  la  decaída  salud  del  infortu- 
nado reverendo.  <  >ído  tan  respetable  dictamen  y  cediendo  a  1"-  mor- 
bosos impulsos  de  su  estado, consiguió  que  el  archidiácono  Pott  propu- 
el  a-unto  al  obispo  doctor  Howley;  mas  éste,  después  de  leer  la 
ición  de  Blanco  y  de  oír  la  opinión  contraria  de  Mr.  Bathurst, 
el  cual  temió  con  razón  que  la  predicación  protestante  disgusí 
habitantes  españoles  de  la  i-la.  aconsejó  a  Illanco  que  desistiese  de 
su  proyecto 

La  instancia  de  Blanco  se  hallaba  redactada  como  -i-ue: 

"II  reverendo  J.   Blanco  White,  natural  de  Sevilla  en   España, 
ante-  capellán  de  Su  Majestad  Católica,  deseoso  de  extender  eJ 
nocimiento  del  Evangelio  según  los  articulo-  y  disciplina  de  la  r 

de   Inglaterra,   de   la  cual    forma    parte  hace  alguifcs   años,   hu- 
mildemente cree  que  sus  privativas  circunstancias  pueden  hacerle  un 
útil  mini-tro  en  la  i-la  de   La    Trinidad,  por  los  Últimos  ti 
dida  a  la  '  irán   Bretaña. 

"i  Parece  que  ninguna  provisión  se  ha  hecho  para  la  instruc- 
ción religiosa  de  la  población  inglesa  de  La  Trinidad.  El  Registro 
de  \í  dos  predi 

la  i-la.  sostenidos,  el  uno,  poi  los  Wesleyan  Methodists,  y  el 
la  London  Missionary  Society. 

i  de  I. a  Trinida 
tar,   según   todas   la-   probabilidades,  envuelta   en   la   ig 
superstición.  El 

be  de  suponerse  que  se  halla  ahora  más  bajo  del  nivel  co- 
mún de  su  dase,  por  la  absoluta  carencia  de 
cu  que  ha  vivido  cierto  numero  de  año-. 


1 3o 

\Vli:tc.  dado  el  i 

pecialmente  indicado  pava  atender  a  ! 
teresi  •  le  ambas  ; 

lede  abrir  a  la  vez  una 
Más  adelante,  y  después  de  v- 

'   (mal  lo  • 
leí  i 
■  y  predicar  alt« 

pañola  corrrpai 

"4.'     Pueti 

:>/  Christian  K¡ 
"Mi- 

eo.  III-  c,  _•/.  subdito  bril 
ia  en  el  reiti 
tal  <  cualquier  puní 

■ 
la   la   ilu- 
lo  a   '.¡¡i 

-  >.   No  puede  cal 
en  presencia  de  una 
estad 

habia  estudiadi 
1  al  ver  que  ni  en  Michaelis  ni  en  ningú 
hallaba  rná 
que  1 

duci< 

dudas  1 

mistii  1  1  de  produ 


1 3 1 

le  permaneció  un  mes  en  nada  stado, 

hasta   que,   invitad''   por   Mr.    Francia  Carlet  • 
quinta  de  este  ar¡  septiembre  de  1818.  A  pesar  del 

le  su  salud  dio  a  luz  1  iones  previas  al 

gión,  firmadas  por  /  ',■  (  ■' 
intelectual 
nancia  invencible  de  su  conciencia  al  •  la    Trinidad.  El 

píritu  de  la  abaja 

mí."   En  8  de  Febn  ba :  "Mis  a  de 

muchas  ci  radas  como  fundamentales  pa- 

:  acrecentarse  de  día  en  día."  Y  después 
mente  a  Dios  que  le  iluminase,  exclamaba: 
¿He  de  cerrar  1  1  erme  de  t"<la  ulterior  inves    ,  . 

hombre  ni 

pues  de 
•icerniente  al  dogma  de  la  Trini 
hallaba  el  arrianismo  y  el  unil 
I 
■ 

la  entraña  de  la 

ra  i¡. 

•  ampo,  y  !'  ¡talidad  de  • 

• 
iquél  tenía  >te  servicii 

lad. 
Aunque  el 

ii  los  tiernos  cuidados  de  la  familia 

sus  cariñi 

[quilo  hab 

- 

•n  el 
inidad  de  J 


132 


en  ui 

</<•  />'/.;•  I  hite. 

Alma  ".luiente  en  la  «"ínlira. 

zón  mísi  -     te  creei 

.  aun  en  m 

ticidad  <k- 

vivamente  di 

Al  asestar  la  •■ 
v  en  -n  Pi  «le  una  r< 

• 
aun  creyei  ntenida  en 

La   B  bra  human 

con  la  le  la  divina  sabiduría.  Jesús  fué  non 

pero  hombre  nada  n 
id  tiene  más  poder  que  el  de  aj 
de  -ii  <  Creador. 

Asi  resumido  lo  esencial  de  su  pensa 
su  opinión  en  un  tra 

necesarios  para  desde  ln<  -  tuvo  «leí  .v 

ilion:  leí  ahna  pa 

causa  de  la  distinta  - 

Blanco  que  una  reminiscencia  de  su  edu  ilica  le  im| 

repetir  la  Cena  del  Salvador  con  la  d 

•bstante,  recelando  todavía  equi  -LiNn  aun 

I  [ablando  con  un  fi 
na. la  opuso  a  los  argumentos  de  él,  ¡tableció  qu< 

doctrina  discutible  debía  de 

libro  ( hi  Man  ■ 
una 

nflujo  sobn 
le  Kebrero  del  r¡ 
■  en  tan  vehementi 

uní  i  a  Di 
cibido  sepultura,  i  nio  su 
canta 

Pall  Malí.  I  eb     5,  ifi 


DE  DO  tESPO  1 33 

desnuda  de  la-  circunstancias  que  han  aumentado  tu  amargura,  fué 
un  golpe  bastante  duro  para  mi.  Puedo  decir  que  más  de  un  mes  ha 
<|ik-  me  daba  el  corazón  que  nuestra  buena  Madre  estaba  mui  cerca 
icibir  el  premio  de  su  paciencia  y  caridad  Christiana;  y  por  ma- 
ñana y  tarde  no  pasó  día  en  que  no  pidiese  a  1  >ios  que  le  concediese 
los  consuelos  que  su  bondad  tiene  reservados  para  endulzar  el  cáliz 
de  1  ran  en  él.  Coa  nxl"  eso,  la  noticia  me  cogió  de  sor- 

i,  y  aunque  estoy  certísimo  de  que  i  perdido  nuestra 

excelente  Madre,  mi  corazón  se  resiente  de  su  gran  flaqueza,  y  ne- 
■  implorar  el  auxilio  de  Dios  i>ara  que,  aumenl  I  é  en 

;gu¡T  a  nuesl 
!  [ermanos  itemorizará  la  idea 

itu  de  fon 
rne  i  El  admirable  - 

ha  establecido  para  conducirnos  a  la  felicidad  eterna  prin- 

cipalmente en  despegarnos  pa 

por  medio  de  pena-  las  por  una  mano  paternal 

y  mezcladas  con  consuelos  de  mil  clases,  hacer  (pie  c 
que  hasta 

mámente 
i  Iriador,  a  quie 
ilvador,  j  una  entera  conformidad  ion  su  volun) 

le  la   felicidad  que  -e   funda  en  la  ¡nmutabil 
de  -u  naturaleza.  Si  cada  una  de  la-  criatura-  para  pre- 

la   felicidad  ■  en  ella  llevand  el  mismo 

na  en  el  mundo  aun  i 
itar  la-  d  ms 

dividuo  que  producen  la  infelicidad  El  amor 

-,  el  más  puro  y  exento  de  culpa,  'le  cada  individuo,  debe 
desaparecer  al  fin  y  convertir?  i    del    Dios   cuya   omnipo- 

i  errar  c--  -  de  felicidad  qu 

Kl  espíritu  del   Evangelio    se    d 
.  y  la-  lo  almente  (pie  el  exemplo  de  J 

to,  no  tienen  o)  ue  hacerno-  ver  que  l>i"-  e-  nuestro  Pa 

<lre.  y  que  "-i  nosotros,  que  somos  mal"-,  ño  podemos  menos  que 
■  ii jos  lo  q  ; quinto  m  Pa- 

' i  lres 
les  hubiéramos  pedido  que  quisieran   ne- 
n)  a  aquel 
quien   dimanó  el  amoi   de  loa   que  hemos  :iera 


1  34  VIDA  V  OBH 

isegúralc  d<  igra  •  caridad  ( 

"\!  :.  El  tiro  de  la  sangre  al  hig  cla- 

ro que,  al  recibi  ayer  tu  carta,  fué 

guna-    ■  ■  me  dio  alivio. 

"M  ■  i  ai  -:':  i  a  Juana  y  a  t<  "1"-  nuesl 
"I  )¡..  lo  pide  tu  amante  hei 

"José  M.'" 

!  a  salud  de  Blanc  •.  mal  ara  el  maj 

tunios,  si- 
gnas para  al  latiraiento  de  su  natura 

Nuevamente  buscó  hospitalidad  en  Little  I 
<le    Mar/"   de   1819.    Tan 

- 
dad   de   -  .   pup 

en  estado  de  perpetua   nerviosidad.   No  quería  continua:    1 

lia    1 

pero  la  necesidad  qi  e  t  d     enf 
verdaderos  amigos,  le  arrebátala  el 

ton  \  -11  señora,  que  desplegaban  con  él  la  s  ilicitud  j 
de  dos  1 

de  -u  bue 
bija  menor  de  1  ia,  y  una  hi 

.en  Mariana,  que  acababa  de  sufrir 

■ 
de  mi  hijo 

1 
Meufchati 

egún  el  misi 


CAPITULO  XIV 

PERÍODO   DE  ACTIVIDAD   LITERARIA 
[820-l8fi3 

Solo,  huérfano  y  separado  de  su  hijo,  exhausto  el  cuerpo  y  en  te- 
rrible inquietud  el  alma,  languidecía  el  ¡nfortuí  a  r,  abruma- 
do por  implacable  destino  de  que  él  era  instrumento  inconsciente, 
ficaz. 

dirigidas  a  ño  hay  la  siguien- 

'a>  refereí 
culan  amigos  y  porque  en  ella  se  ve  que  el  amor 

nublado   por   la  a   determinadas    ideas,    vivía   po 

ma  y  despertaba  al  hallar  propicia  ocasión  de  desbordaí 

"  I.  ■•  '■■  1  .:■:  lesden,  Herts,  Julio,  6,  1  i 

"Mi  amado  Hermano:  Tu  cana  Española  me  ha  hallad-, 
-i-  dice,  con  la--  manos  en  la  masa.    \1  cal  en  que  ni 

por  casualidad  me  ocurría  una  palabra  en  mi   lengua  m 

■  soit,',  los  diqui 
día  en  qui  tra  hermosa  aunque  d 

1a.   Su  riqueza  -ieue 

enmohecidas  las  niás  de  sus  gasas.   Las  lenguas  en  que 

ir  más  que  el  corto  mime 
en  la  conv 
■  ision  en  la  frase,  qu<  uede  usar  e 

>lemne,  y  que  en  la  1 
A-i  es  que  al  cal>o  de  un  siglo,  la  mitad  de  la  Lengua 
quada,  y  la^  m< 

ir  primero  oscuridad  y  luego  burla.   I  ><•  esto  mi    I  dio  ahora 
más  ■  que  nun<  r  leyendo  el  Di 

■ 


1 36  vi oa 


la    inultitihl   de 
I 
i  de  la-  palabras  nueva-  que  necesitaba 
i 
le  la-  infinitas  que  hemos  descuidado  por  falta 
¡deas  on  ellas:  ...usu  mollicnda  u<>bis  ;vr¿>,;  svnt — 

I  a  veo  que  si  me  mi 

ili  lir  conl 

"Muchísimo  me  que  Reynoso  haya  aceptado  ¡a  Se- 

cretaría en  preferem  a  a,  de  que   no   formo 

buen 

pueden  trabaja 
lir   fallida 

en  que  el  proyecto  pudi< 

i  un  libreí 

facull  mendar  l< 

un  conjunto  en  que  se  halle  unidad  de  plan  y  de  mira 

independientes  del  Director,  y  dependientes  mer- 

iendan y  d< 
bandi  i  tanl 

i,  que  han 

tra  la  forma  de 

a  la 

m  particular  puede  quedar  ' 

Jes  no  me  ai  i>"Ti|ue  i 

-  que  mi  descontento 
del  temor  de  que  perecea  en  ciert 

■n  por  diputad  ■ 
.1  la  libertad  >  al  pueblo.  Este  no  tiero 
creer  que  quia  tienen  el  a  ■ 

■ 
para  ir  .1  votar,  y  el  can  1  a  piel 

t  r- .  panto  imp  •  falta 

que  resulta 


DE   DON  [OSÉ  M.*  BLANCO  V  I  RE5P0  I  37 

cion  inevitable  en  la  formación  de  las  Leyes.  Si  hubiese  dos  cám¡ 
las  Leyes  -erían  menos;  pero  probablemente  estarían  más  acomoda- 
das al  carácter  y  circunstancias  de  la  nación  y,  p  ¡ente,  aun- 
que no  fuesen  tan  buenas  en  abstracto,  -crian  menos  violentas  y  más 
duraderas; 

'Si    fuese  posible  desfigurarse  la  cara   y   la  voz  de  modo  que 
nadie  me  conociese  sino  los  que  yo  hiciese  depositarios  del   Recre- 
ada me  Jaría  más  placer  <|ue  el  verte  con  tu  muger  y  tu  niña 
y  emplearme  en   instruir  la  juventud  de  mi   nación  en   1"-   ramos 
importantes    en    que    lie    procurado    instruírmí  Tal 

me  engañe  el  amor  propio;  pero,  aunque  mi-  tal  muy 

¡nfer  '  rífeos  políticos  de  España,  creo  que 

ventaja-  en    haber    bebido  en    fuentes  más   pura-  que 

Si   mi   -alud   me  L>  permite,   procuraré  desde  aquí    hacer  el 

|ue  pueda:  aunque  faltándome  el  incentivo  que  da  la  preseu- 

cia  de   I"-   "lij.  ir   muy    fel  á  mi   em- 

presa. 

Mi   -alud   no  es   tan   toleí 

tomando  1"-  baños  di  ida;  per.,  no  es  tan  mala 

La    falta  de    fuerzas  es   muj    grande.    X"  puedo  añilar  un 
quaito  de  lmra  sin  rendirme,  y  a  veces  tengo  dia-  de  lento. 

decían  los  Escol 
prado  el  \ 
la  tardanza  qui  raria  «le  que 

vin.v  comprado,  mándalo  -in  el  mei*  i  \ña- 

que  te  dixe 
! 

"ha  mi-  afectuosas  menn  ana  y  un  ]■  carna- 

1  -        Póll} 

inca  olvido.   Tuyo  de 

"J.   1',   \\ 

ifermedad  le  obligó  a  abandonar 
temporalmente  ¡a  de  Gaddesdei  mar 

en  R¡  '  viaje  el  4  de  Noviembre,  I  ■ 

disfrutar  alguna  mejoría.   Desde  Ramsgate  escribió  a  su 
siguiente  carta  : 

"  ka 

"Mi  amado  hem  aviado  tu  última 

•  pie  jamás  lia  sucedido)  nu  -<■  'pie  pensar  de  un  ue  lia  du- 

«stumbre    ' 


1 38 

a  cavilar  para  adivinar  la  causa.  A  la  distancia 
el  único  remedi  paciencia;  y  si  te  escri'. 

tiemp  u  te  inquieti  • 

perdtd 

de  la  obra  Fran  el  Trud  b 

a    M.r    Renell,    probablemente 

tello  i|ue  un    \m< 
había  traducido  (malamente  según  entiendo)  y  hedióla  imprim 
Londres  para  enviar 

le  la  misma  obra  im] 
en   España,  que  que  pudiei 

librito  que  te  remiti.  Si  hay  quien  '.  mprimir,  ti 

que  r  mientan,  a 

neda  i 

ataque  mu  ad  me  ha 

(aunque  mu  la  fami] 

le  un  mes 

letón  ha  ai  n  mudiacl 

muger  teng 

al   mucha. 
lo  v  flojeo,  m< 

ga  desde  principii  is  hasta  ¡;;i  d 
■ 
mi  plan  de  \ ida 

do  con  delicadeza  admitii 

uno  he  de  disponer  de  mi 

Life 

Whirling  me   from  my 

nucion  de  afei :■  •  muí 

"En  vano  ti    pi  lii  ia  que  - 
en  tu  mai  -  un  momi  i 

l'u  salud,  la  er  y  tu  hija 

"\..    ha    mucho    tietl 


DE   DON   [OSí    M."   I'.I.AM  O  V  I  B 

tuosa  como  -i  no  hubiera  liabido  revolución  en   España. 

Lista,  a  quien  yo  supongo  en  Madrid  I  i  I. 
".\<|ui   ii"  se  piensa  en  nada  más  que  en  el  desgraciado  asunto 
de  la  Reyna.  Aunque  el  Bill  se  abandonó  por  los  Ministros,  la  fer- 
mentación continúa,  y  Dios  sabe  quando  cesará.  Pero  Inglaterra 

imbrada  a  tormentas  políticas  que  no  hay  que  temer  males 
extremí «,  a  li  i  menos  por  muchi «  añi  *. 

''Mis  afectuosas  memorias  a  Juana  y  mil  besos  a  la  niña.  Saluda 
a  b  ■«Ion  mis  amig 
"Tuyo  de  corazón, 

"[.   I!.   Whiii: ." 

[nstó  Illanco  repetidas  irleton  que  aceptaran  alguna 

lad  por  su  pupilaje,  p  estupenda  en  España,  pero  muy 

natural  en  la-  costumbres  inglesas, 

lecidió  a  escribir  a  su  amigo  Guillermo  Bishop,  dán- 
cuenta  de  su  situación.  Bishop  le  invitó  a 
Ufton  Berks,  y.  en  verdad,  con  rara  fortuna,  pi* 

ifrutó  de  un  rep  a  tranquilidad  inalter 

el  lento, 
adelanto  de  -u  alterada  -alud. 

bril  de  iXji.  El  mejoi 

que.  entre  relata  el  especial  in  i  |uel 

■  que  le  escribió  una  carta,  cuyo  re  a    Blanc 

chelii  .  una  petición  de  6.000  real 

tados : 

"Ufl  teading,  i  i  de  1  • 

"Mi   querido  he  |  .  que  hablarte  de 

mercantil.  erm>  '  para  salir  del 

mandaste  lia  salido  tan  bai 

anny  Moni 

\'o  he  rehusado  cumplir  con  su 


(ii     I 


Vil' 

1  .a 
Strand,  ]*>r  cuenta 
mner  EsqS  of  Puttenhamb  Priory,  Surrty,  el  que  ha 
las  órdei  i  ndientes   para   i 

leberá  remitir  en  carta  de 
n  .  Martin' s  Lañe,  t  h 

-■■  llame  >  R    : 

i|UC 

ai 
tiein]  :l  del  que  me  manda 

para  hallarme  a 

ue  me  hicieron  much 
mi  amigo  Bishop  m< 

• 

■ 

I 

ladre  y  hermana,  muj   ai 

l   i¡ne 
me  quede  aqui  \»>r  tiempo  ilimil 

vites  tan  ¡limita 

■ 

strechos,  determino  i  em- 

Vbril,  no  - 

■    .  I  ■ 

nfermedad  que  me  priva  dd  p 

había  de 

.  he  adqui 
uartos  '!< 
quando  a  de  este  hibierno  no  ]>'*lin  tenerme  en  pié 

debilidad  qu 


!4I 

"Te  aconsejo  < jue  en  el  estudio  del  Violín  y  Viola  emplees  dia- 
riamente un  quarto  de  hora  en  tocaí  con  la  mir; 
adquirir  buen  uso  del  are..    Vcuérd;                    dedo  pequeño  tiene 
que  sostener  todo  el  peso  <k-  la  vara,  quando  la  mano  está  cerca 
del  puente:  el  pulgar  debe  ser  el  fulcro,  opuesto  al  <le<l"  del  medio 
debaxo  de  la  vara:  el  pequeño  debe  caer  encimo:  la  vara  'lcl>e  to- 
car en  la  primera  coyuntura  del  índice,  contando  desde  la  punt 
llegar  oblicuamente  a  la  segunda:  la  muñeca  no  ha  'le  entezarse 
|Kjr  ningui                  En  estas  circunstancias,  II  ada  <le  un 
extremo  a  otro  paralela  al  puente  y  la  práctica  te  enseñará  lo  de- 
más.  La  atención  a  estos  punt'».  me  hace  tocar  <le  un  modo  que  no 
rae  >  •                             «es  —Los  de'd 
1"-  tres  primer^-  abrazando  el  arco,  pero  sin  esfuerzo. 

"No.sea  que  se  me  olvide,  has  de  saber  que  Pepe  Barranco  me 
ha  enviado  por  porreo  una  carta  que  me  ha  costado  <liez  shillines. 
Por  desgracia,  la  carta  fué  presentada  a  Christie  y  la  pagó  cre- 
yendo que  acaso  sería  de  importancia.  A  ni>  acordarme  de  1"  que 
es  un  Sevillano  de  la  clase  <lc  Barranco  hubiera  imaginado  que  el 
autor  de  la  carta  estaba  loco.  El  objeto  de  esta  famosa  Epístola 
es  pedirme  seis  mil   reales  prestados.   Temiendo,  pues,  que   venga 

ejante,  te  estimaré  que  1"  veas  y  le  expliques  la  ne< 
de  semejante  petición.  Pero  acordándome  <le  que  lo  conocí  desde 
muchacho  y  que  está  muy  pobre,  quisiera  que  le  de.-  por  mi  cuenta 
y  si  ii"  te  causa  molestia,  cinco  duros,  y  despídelo  para  siempre 
en  mi  nombre.  Enñn,  háblate  en  Sevillano,  para  que  te  entienda — 
Vive  en   la   calle   de   la    Luna.    X.     ''.    II  que   era   de 

P.  P.  Gerónimos. 

"Da   mil   i  a  Juana:  y   pregunta   a   Encarnación    s¡ 

quiere  a  ti"  Pepi  esperanzas  y  temores,  todo  a  una.  se  veri- 

iré  que  sea  un  muchacho  i  i  I,  baxo  condición  de  que 
-e  eduque  en    Inglaterra, 

"Bishop,  que  toma  interés  en  todo  lo  que  pertenece  a  sus  ami- 
gos, te  saluda,  aunque  no  te  c  rnoce   Memorias  a  todos. 

"Tuyo  de  corazón 

"I.  B.  W'm  1 1-  " 

Durante  este   período  continuó  en  la-   lecturas  de  cl¡ 

latinas,  corregía  las  pruebas  «le  la  versión  de  la  Biblia  por 

iii     Muchacha  fué,  en  •  fecto,  >  mucho  prometía  .«plica- 

n  i  ¡uillermo  Moqni  murk 

<!<•  . H-t ulire  de   i>;  i,  cuando  >*4<i  contaba  doo 

Sai  y  de   1 1  il>   ni  i 


142 

a   la     - 

musical. 

■ 

[ama- 
nad adquii 
istumbrad 

leí  libra 

•   ilu- 
v  Mcmthl} 

■ 

"London,  Hemu 

•'  \l.r:l 

irdado  hasl 
ue  me  lias  heoh( 


I  ,  ) 

ue  no  me  mandes  más  f|iie  £.  25  al  af,   . 
tacen  falta.  Ada 

•  que  te  he  hecho  varías  vi  sentado,  pasaré 

-  Y  en  primer  lugar,  Lady  Holland  no  me  dexa  sose- 

|ue  me  ha  1  pue1 

rnviar  alguno,  hazl  >  a 

mente  para  darle  respuesta  perentoria  -Mañana 

que  para  m  juguete — , 

envió  del 

me  parece  nei  esario  atendí 
:<-  la  orden.  The  ! 
phoro,  el  <|iial  1  y  mucho  más  en  un 

:nde  quando,  en  cierta  tempera- 

nen  la  ven: 

liemo 

una 

/  '/'- 

aoharque.  .1  lecl 
una  ;  á  encender; 

da  tiempo  a  la  madi 

la  fuerza  ni  1  atraído  mucha  hu- 

■ 

"Mucha  pesadumbre  me  da  la  enfermedad  de  la  niña. 

tinuar  la 
más  un  ai  ¡imo. 

■ 
coi 
:■  \  leche  pueden  suplir  su  falta/Por  supuesto,  que  ha 
tienen  un  mes  de  ed 

"Mucho  ni. 


•4-» 


lllin,. 

lo  el  nombre  d< 
|ue.  aunque 
individuo.  Calumnia    - 
:s  imputado»  falsa  .-  úijurii 
i     sentos  que  M  ha  1 

los  mejores  que  he  teñid  •  en  I-  .  sin  que  me 

ñas  que  una  ( iuinea 
Asylum,  sin  que  hay;  que 

.  ursery  g round,  que  contribi 
la  Julio,  quando  ¡re  a  pas 

annual  a  Bisht  ■•,  .    a  ¡n- 

t im< >~  amigí *  -  »n  lai  me  a  vivii 

mtinuamente.  Tú  sabí  se  miran  aqi 

distancia  d< 
todos  los  «lia-.  M."  Moore  (antes  Miss  Moore  de  »  a 
pues  después  de  la  muerte  de  su  Madre  ha  dexado  el  nombn 
de  mi :  hoy  he  de  comer  a 
amiga  M.M  James  M 
ber  de  ti.  I  as  muchachas  han  ere 

muchach 
mos  \   juiciosos  en  extremo.  En  una  pala 

"Mi   salud   -r  mejoró  en   Ufton ;  ¡« 
andar,  me  hace  retroceder  aquí,  donde  tengo  que  m 
cesida 

"1  >á  mem  ;i  e  la  de  l ' 

\  ¡ve  mi  al  'v  ihr  bye,  las  capellanías  d< 

enunciado,  mucho  antes  de  ahora    No   1"   retardes   un 

:    Juana   de   mi   i 

"J,   B.  W'iin 

■  au  el  hábito  di 
que  en  inglés  por  mu 

Harem      idiol 
ii  tríp",  ha  le  delata  la 

■  sparV  i . 
Jamos  un  paseo  o  un 

■ 


DE   DON  JOSÉ    M.'    BLANCO   Y   CRESPO  I4S 

gleses,  toman  el  paiseo  (take  a  waik),  como  toman  un  refresco,  el 

alimento  o  cualquier  cosa  que  les  aprovecha. 

"7  Hemus  Terrace,  Chelsea. 
"May../,  22,  1821. 
"Mi  amado  hermano:  tu  carta  de  28  de  Marzo  con  los  eni 
de  especería  llegó  a  mi-  manos  uno  o  dos  dia-.  antes  de  que  Mr.  > 
re  viniese  a  verme  con  sus  hijas  y,  habiéndome  preguntado  adonde 
podria  mandar  algunas  bagatelas  que  quería  enviarte.  '  pu- 

n  el  white  iepper,  mace  &.*  y  lo  remitir-  , 
Mr.  Rennel.  Dos  ó  tres  dias  ha,  recibí  la  otra  de  28  de  Abril  y  pien- 
plicar  a  M.rs  Christie  me  haga  la  compra  del  bombazeen.  Yo  me 
encargo  de  procurar  (he  lisscncc  of  Tyrc.  la  qual  en  lugar  del  firc- 
box  e-tm  ¡era  en  tu  poder,  -i  tu  larga  estancia  en  España  no  te  hubiera 
hecho  atravesar  la  t  mayúscula  con  un  palitroque  y,  lo  que  es  peor, 
convertir  la  y  en  /.  horrificando  a  todo  escolar  within  his  Maj< 
dominions.  Procuraré  que  esta  sublime  Esencia  vaya  de  modo  que 
no  tina  la  -aya  en  lugar  de  las  cana-  de  la  Señora. 

"Quédate  con  el  violín  y  buena  pro  te  haga,  que  yo,  ha  pocos 
día-  compré  un  Gttarnerius  Cremonense  por  £  30,  y  d< 
míos!!!  Esta  extravagancia  es  hija  de  unas  cartas  sobre  España  que 
me  han  valido,  las  dos  primera-,  £.  jo,  3.-,,.  y  c-i>ero  que  no  serán  las 
última-.  The  New   Mjonthly  Magazine  la-  imprime  y  paga  |»--r  plie- 
go impreso  1"  mismo  que  los  grandes  Reviews.  Si  tengo  mediana  ca- 
beza  y  puedo  concluir  el  plan,  que  es  dar  como  K-priella  una  pintura 
•  lumbre-  &.*  -e  imprimirá  toda  la  serie  en  un  tomo  y  entonces 
te  las  enviaré.  Mi  violin.  el  único  decente  que  he  tenido  en  mi  vida. 
aunque  con  una  vz  parda,  es  muy  suave  y  responde  a  una  Hgera 
nací. .11   del   arca    De   Su   legitimidad  no  tengo  duda.    De  1"-  del 
me    acuerdo,    pero    dudo    que   aquí    puedan    tener   el 

\1.  consuelo  en  la  pérdida  que  me  participas  con  pensar  que 
el  robo  ha  sido  hecho  poco  a  poco  y  que  no  te  hallas  en  apuros.  I. a 
conducta  de  ese  hombre  ha  -id.  >  miserable  Llamóla  te  me 

causa  más  lástima  que  indignación.  Esto  no  impide  que  lo  mire 
el   desprecio  que   merece.    En   no  arruinarlo  han  hecho   Vstedi 

■  le  humanidad,  pero  el  fiarse  de  él,  seria  la  mayor  imprudencia. 
"Toma  por  regla  no  privarte  de  nada  con  objeto  de  envtai 
ñero  al  cabo  de!  año.  Si  ¡  uro  de  que  !.•  que  me  man- 

ila- no  le  hace  sufrir  privaciones,  lo  recibiré  bien:  de  lo  contrario,  me 
daría  mucha  pena 

"Mi  -alud  tuviera  un  poco  de  más  fu 


no  me  faltaría  mod  i  en  que  hacer  dinero.  Poco  ha  tuve  un 
ta  de  una  ••■  madre  de  un  j 

ta  de  fuerza  para  andar  o  montar  a  caballo,  y.  por 
te,  la  imposibilidad  de  acompañar  al  joven  fuera  de 
me  I  fado  a  decir  que  no  y  privarme  de  un  agradable  tour,  y 

I  >entro  d< 
pasar  un  par  de  meses.  Probablemente  vendré 
j  en  el  invierno  iré  a  hacer  una 

.1  John   Wetherell  ilile  <|in  I  Mi - 

temos  teñid 

-  quiera  qui  que  d  dú  e 

"  \unque  n<>  In 
•■•  dieron  por  ^u  cuñado  tan  ]>• 
la  menor  equivocación  de  p  utis. 

"Nunca  me  habla 


;  ■    ■ 
le  quien   m 

I 

ni  Matute  trata 

¡0    <lc 

I    lu. 


DE   DONJOS1    M.1  BLANCO  V  CRESPO  I47 

amigos.  ;Se  han  olvidado  <Ic  mi?  Yo  seguramente  ii"  me  olvido  de 
ninguno  de  los  buenos  compañeros  de  mi  juventud.  ¿Qué  se  ha  hecho 
de  Vguirre? — Vive  el  .Marqués  de  Oastilleja,  o  le  ha  sucedido  Pe- 
bre Sotelo  i  i  l  Mercedes,  quanto  daría  por  saber  que 
eran  más  felices! 

.Mis  affectuosas  memorias  a  Juana,  y  a  t"da  la  familia;  tuyo  spre. 

"J.    11.    WHITE." 

"7  Paradise  Row.  Chel-ea. 

"31  de  Julio  1 82 1. 

"Mi  amado  hermano:  Bienvenido  sea  Hillv  White,  y  quiera  Dios 

ervarlo  en  salud  igualmente  que  a  su  Padre  y  Madre  por  muchos 

años.  Desde  ahora  a  cargo  de  su  educación,  si  es  que  me 

hallare  en  vida  quando  él  esté  en  estado  de  venir  aquí.  Pero  sea  de 

que  fuere,  no  dexes  por  ningún  motivo  de  enviarlo  a  este  pays 

á  toda  costa  y  quanto  antes.  El  saber  es  un  tesoro,  y  en  ninguna  par- 

I  mundo  puede  un  joven  educarse  como  aquí,  no  solo  en  la 

parte  intelectual  sino  en  quanto  pertenece  al  carácter.  Tú  lo  sabes 

on  tanta  anticipación  te  amone-te  sobre 

Pero  bueno  es  que  la  mente  se  halle  preparada  di 

tempraní    al  sacrificio  que  el  amor  paterno  tiene  que  hacer  en  la  se- 


'ác7.  Morejón  sólo  conoció:  una  sobre  la  dieta 

ciborio,  otra   sobre  la   curación   <le   una   calentura   kéctico-mesentérica   con 

vientos,  otra  sobre  el  torontísmo,  otra  sobre  las  hemorragias  ute- 

las  erupciones  cutáneas  retropulsas,  otra  sobre  ei  uso  de 

h  las  viruelas,  otra  sobre  las  pelucas  y  los  polvillos  y  otra  sobre 

■   de   los  específicos  en   el   tratamiento  de  la   alferecía. 

añadir  las  siguiente-:  />••  la  curación  de  los  tubcrculoi 

■n,ir  las  diarreas  envejecidas 

I  en  la  educación  física  de  !<>s  niños  y  m  /irlos 

De  las  cloi  su   tratamiento  por  el   vino 

1  bubones  ijue  nacen  inmediatos  á  las  parles  pudendas. 

'eres  que   distinga 
wracion  (5-1  [-1789),  E¡  n 
en  dar  las  unciones  generales  en  el  Hospital  del  Espíritu  S 
puesto  á  su  adas  de  la 

i  ni  figuran  ot  obstante  la 

¡.1  rectitud  de  la  1  ,-11  la 

e   puede  d 

x  posición 
ates. 
dan  Joaquín   M  '  i^cipulo,  que 


I48  k    V    ABRAS 

paración. — Tu  carta  llegó  á  mis  manos  una  hora  ha. 

■  larte  mil  enhora 
mi  querida  stuviera  ahí,  daría  un  1». 

aum|u>  alizara  el  vecindario. 

dias  ha  que  volví  de  Gaddesden,  donde  b< 
Car!<  medio;  per.,  bk  y  me  lie  vueko  .. 

stán  a  la  distancia  de  cinco  puertas  de  los  Chri 
quienes  me  han  hecho  el  i.:  r> formarse  á  tomar  una  fri 

me  hallo  en  compañía  sin  n  able- 

mente  toma  a  mis 

amigo  ncia. 

mi  última : 

II  asiento  principal 
de  la  enfermedad  es  el  vientre,  aunque 

1  "hristie  ha  hecho  las  is  por  el  B 

ancho;  pero  es  imposible  hallarlo  en  Londn 
es  para  Fuera  del  reyn 

"Ha\  Julia 

viciándome  que  un  pariente  lev 
dexa  tland  worth  £  [50.000.  Toda 

b  1  iin  ¡arte  con  algunas 
esta  inundación  — torren; 
peridad,  se  ha  olvidado  de  Tyro,  Syd 

"Nada  sé  del  incienso  ni  de  Casaña.  1 1 
el  Directory,  y  les  escribir  Moore  ha  enviado  los 

lo  por  mano  de  Mr.  Renneü   Han  dexado  \ 

"Por  la  primera  ocasión  te  enviaré  d  libro  que  me  pid< 
•!>i(-  Espai  .        Leucadio  Doblado  (N.  B  adío 

le  ¡O  Illanco)  son  difíciles  de  remitir  porqu< 

pero  haré  en- 

"Mucho  placer  -m-  dan  las  noticias  de  mis  antig 
cialmente  |ue  Sotelo 

ien  me  había  metido  en  la 

I  (1).  La  B 

■ 
■ 
.mas. 


DE  DON  JOSÉ  M."  BLANCO  Y  CREsl-o  1 49 

te  ha  olvidad' i.  ;\'¡ve,  y  está  buena?  Qué  poderosos  son  los  recuerdos 

die   los    primeros   años.    Pudiera  hacerte   una  lista  de   nombres   que 

siempre   tengo   presentes.    Da  mis  affectuosas  memorias   a  todos, 

ente  á  los  de  nuestras  familias.  Mil  besos  a  la  niña. 

"Tuvo  affmo. 

"J.  B.  Whi;t." 

"Ufton.  Reading,  Dio  13.  1821. 
"Mi  amado  hennano:  Tu  largo  silencio  me  ha  tenido  con  cuidado, 
pero  haciéndome  cargo  que  las  malas  noticias  siempre  hallan  su  camino, 
he  esl  .intérnente  en  la  creencia  de  que  no  te  había  sucedido 

nada  particular.  Al  fin  con  mucha  alegría  vi  tu  carta  en  manos  de  mi 
amigo  Bishop,  y.  aunque  siempre  las  abro  con  rezelo  de  encontrar  al- 
gun  acontecimiento  desagradable  en  la  familia,  mi  placer  se  aumen- 
rcion  al  saber  que  te  hallas  buen.,  igualmente  que  tu  muger 
é  hij 

"Mi   salud  se  ha  mejorado  considerablemente  desde  que  estuve 
aquí  por  Navidad  el  año  pasado.  Débil  estoy  aui  a  sympto- 

mas  penosos  en  el  vientre,  pero  lo  que  sufro  es  nada  para  lo  que 

Esta  situación  me  aprovecha  a  lo  que  ero»,  aunque  a 

verdad  en  ninguna  parte  me  he  hallado  mejor  que  en  Chelsea.  Al  cabo 

30  volverme  a  mi  alojamiento  que  es  mui 

bueno,  y  mucho  mejor  por  la  vecindad  de  Christie.  La  bondad  de 

mis  tres  grandes  amigos  Christie,  Carleton  y   Bishop  no  se  puede 

tncarecer. 

V  lo  que  infiero  de  tu  carta,  aun  no  habías  abierfa 
quando  la  escribiste,  porque  entiendo  que  M.rs  Moore  te  había  in- 
cluido en  el  una  earta,  v.  si  no  me  engaño,  algunas  friolera-  para  los 
niño  ísto  lo  que  fuere,  ayer  le  escribí  copiando  tu  parrar 

fo.  M.r  Moore  y  John  están  en  Escocia  preparando  la  casa,  y  la  fa- 
milia toda  piensa  establecerse  allí  por  Primavera.  Te  daría  mucho 
•  -i  los  vieras.  No  conozco  familia  más  bella  en  presencia  y 
calidades.  Las  muchachas,  aunque  no  bonitas  son  hermosas,  y  John 
y  Graham  hábiles,  honrados  y  juiciosos,  Oxatá  tus  hijos  pudieran 
educarse  aquí.  [}w  diferentes  saldrían  de  lo  que  pueden  esperar  en 
su  tierra! 

"Mi    Ferdinand,  creo  te   he  dicho,   está   en    Neufchatd 

de  Suiza,  y  el  maestro  me  escribe  que  es  excelente  muchacho-  Sus 
jterling  al  año:  lo  mismo  que  me  costaba  aquí, 
con  la  de  vivir  (le  un  modo  m,b  saludable  y  aprender  tran- 

ce-. En  esta  lengua  me  escribe,  y  en  su  última  me  encarga  diga  mil 

•  inte  qu'il  •  ¡as.  Ten- 


1 5o 

go  bien  fundaí  'tenerle  un  Cadetship  ei 

ció  oí  tí'  rapany;  y  estoy  acumula:  taino 

-•  ■  Ib  ■.  pero.  h« 

Compañía  lo  toma  ¡>  -r  su  ruerna,  hasta  que  logra  tener  as 
verdad  que  tendrá  que  ir  a  Madras  ó  6  Cak  :i  que 

hemo>  nacido  sino  para  esparcirnos  ¡*>r  el  mundo? 

i  ha  habido  fiebre  en  Sevilla;  el  temor  de  que  la 
rande  cuidado.  Por  lo  demás  nada  me  coge  de  i 

■  el  pays  quanto  antes;  pero,  según  mi>  conjetu- 
quedan  qui  i  fermentac 

l>aña  (sin  la  qual  es  casi  imposible  que  sus  mejoras  sean  penr. 

no  -era  tan  violenta  como  la  de  Francia,  pero  no  pu 
que  ser  pesada  Mu  pudieran  haberse  evitado  al  pri' 

"Dime  como  se  halla  1  >ol< 
%  mentó   se   halla    la   pobre    Mana    Fr  bre    Rubia 

de  Sortes!  quanto  siento  su  desgracia  Su  bondad  j  bu< 
teman  igual. 

"Es  cosa  curiosa  uieran  admitir  el  desistimiento  de  las 

sea  <|tie  me  muera  de  hambre.  '  I 
miedo  de  que  los  historiadores  de  mi  vida  se  bailen  con 
that    (   liad   pret'erment  in  che  Chur 
amount  of  £  5  sterlii 
■ 

su  multitud.  < ,x 
pleado  más  liberalmente !   Paciencia!  cada   situacioi 

I  a  mía  es  libre,  la  tuya 
tu  cienes  muger  e  hijos.  Mil  cariño-  a  Juana  j  a  los 

"I.  B.   W 

ribe  a   M  uando  pueci 

"I  '.1  mil  nv  tes  y  amig 

lolland  para  que  reclame  el  incienso.  La  última    ■ 
le  que  tu  pareces  no  habei 

que   no  (|  del   incien- 

II.  es  al  fin  mui  buena  am 
rdinand." 

por  él  tan  temido, 

lunl  \   no  haber  tenido  su   memoria  la 

que  rrespond 


Dt:  DON  JOSÉ  tí*  BLANCO  í  CRJ  l  5  I 

taria  sobre  ella  el  estigma  de  tan  repugnante  conducta,  bien  ajena  a 
su  rígida  y  generosa  ética  en  asuntos  de  índole  económica. 

Comenzó,  por  la  invitación  <le  Campbell,  a  escribir  las  famosas 
Carlas  de  España,  tan  dignas  de  atención  ]>or  las  curiosas  noticias, 
por  el  espíritu  <le  observación,  por  la  delicada  seguridad  y  el  realis- 
mo de  buena  lev  con  <|ue  reproduce  las  costumbres  española-.  Los 
ingleses  que  habían  viajado  por  F.spaña  comprendieron  el  valor  de 
las  Cartas  y  confirmaron  al  público  inglés  el  positivo  mérito  del  li- 
terato español.  Los  ingleses  que  no  tenían  datos  para  emitir  juicio 
acerca  del  valor  real  del  trabajo  de  Illanco  saborearon,  n<>  obstante, 
la  viveza  de  las  descripciones  y  el  atractivo  de  su  e-til"  original  y 
nervioso.  Las  notables  Cartas  produjeron  a  su  autor  unas  70  libras.  En 
la  siguiente  epístola  a  su  hermano,  el  autor  da  la  clave  de  algunos 
personajes  retratado-  en  las  Letters  from  Spain; 

"7.  Paradise  Row.  Chel-ea. 
"Mayo,  9,  r822. 

"Mi  amado  hermano:  tienes  mucha  razón  en  quexarte  de  mi  si- 

■.  peco,  de  una  -emana  en  otra,  esperando  el  o  del 

incienso  para  acusar  el  recibo,  se  ha  pasado  el  tiempo  sin  escribirte. 

ilud,  aunque  no  tan  buena  como  lo  fué  el  invierno  pasado,  i 
¿e  lo  peor  y  se  puede  decir  vamos  tirando.   Tres  meses  pasé  con 
Bishop  y  a  primero  de  Marzo  volví  á  las  orillas  del  Tbame-,  d 
la   familia  de  Christie  es  mi   alivio  en  la  natural   soledad  de  un 
solterón  enfermizo.  Algunos  dias  paso  en  Holland  House:  por  lo 
demá  nvites  por  no  andar  fuera  de  noche.  Ahora  que  me 

que  estoy  en  un  párrafo  de  Mi-cellanea,  te  diré  'li- 
tan aquí.  Mi--  Racket  hecha  M.r"  Solly.   Eli  marido  me 
e  buen  hombre,  científico  y,  según  creo,  rico:  creo  míe  viven  en 
Lrncolnshire.  La  última  vez  que  vi  á  Sanders  lo  hallé  en  extrema 
aflicción  porque  la  sobrina,  picada  de  la  maldita,  le  da  que  hacer 
mucho  con   SU    Novio.    Kl   hermano  de  Christie,  the   Attorney,  murió 

el  invierno  pasado.  Muestro  amigo  ha  tomado  uno  de  dos  huérfa 
á  su  cargo;  por  lo  demás,  la  pérdida  no  es  grande,  porque  mientras 

vivía  "o  ce-aba  de  darle  que   hacer. 

"El  caxoo  de  incienso  que  vino  por  Wrightssoa  fué  hallad 

.1-  pocos  día-  h.i  entre  la-  cosas  no  reclamadas  que  están  en  la 
aduana.  Lady  Holland  tiene  poi  ente  do-  porcione 

trenar. 

"II.i  poco  tiempo  que  M.rs  Moons  me  enváó  tu  baúl  el  qual  abrí 
ton  pena.  Entre  los  libros  halle  un  V^\k-  y  un  M 


t5a  vida  y  muras 


envía  teviews.  De  que  lias  recibido 

abri:  ie  se  han  publicado  mientras  me  hallaba  en  el  campo. 

•n  <le  papeles  sellados  está  religiosamente  en  mi  poder. 
Siempre  '  ualificarme  para  abrirlos  y  nunca  se  me  ha  pre- 

senta'' 

"Mn  el  discurso  de  un  ai  apaña.  Diez 

ibian  publicado  en  el  New  Monthly  Magcuñne;  i>er.  .  teniendo  el 
manuscrito  completo,  vendí  el  copy-right  jn.r  trescienta  '!  in- 

cluyendo como  jo  que  había  recibido  por  los  artículos  separado: 

ü  me  dá  mucho 
trabajo  a]  presente.   Probablemente  te  podré  mandar  un  exemplar 

ne  emprender  una  h:-' 
del  reinado  de  l>n.  Juan  el  2.  .  para  lo  qual  i 
k">.  'r,;v  es  lo  peor  del  asunto,  porque  ad< 
-':\  lo.  .k  may  poil  nn 

ar  la  pluma  en  Román  pal 

p.ir  personalidades  sino  por  generali  ellas  me 

á  mí  he  dado  un  retrato  d< 

te  velo.  Pcn.  no  he  cornpi 

razón  rae  dictaba  Pobre   ta*jona!  S  <in 

nombre   Marmol  no  queda  sin  un  recuerd 

que  " 

tividad. 
turbaciones  que  ha)  .1  ue  no 

en  el  sepulcral  de  mi 

buena  fortuna.  Va  el  cabildo  1 
■•:  chirimías  delante? 
posible  que  Carriles  haya  acabado  por  ordenarse!  Y 
v.'  '  Barreiro?  Hale  mil  e  j  dile  que  la  an 

', 
tas.  I  do  not  spare  her  infamous  Mother 

edand  le  tantos  queridos  objetos!  Si  ha- 

lla- ■  casii  m  de  dar  m 

Nunca  me  has  dicho  quien  es  mi  ju- 
hum-drum  Til  be  bound  : 

quite  orthodox  &  stúpid.  What  ¡6  become  of  that  Madman  the  head 
Ghaplain.  I  have  hitched  hím  ¡1  brother 

too,  &  the  \  irgen  del    Vguíla,  &  what  not  l>a  mis  affectuo&aa  me- 
moria- a  Juana,  y  mil  bt  niños. — Por  casualidad  \: 

I  un  Sr.  Murfi. 


DE   DON  JOSÉ  M.*  BLANCO  V  CRESPO  «53 

Es  el  Coronel?  How  sure  lie  is  always  to  make  his  way  wherever  he 
is.  Memorias  á  Lucas  y  su  familia.  Adiós  mi  querido  hermano. 
"Tuyo  de  corazón, 

"J.  B.  W." 

Más  adelante  vendió  la  edición  de  las  tartas  de  España  en  300 
guineas.  La  reputación  literaria  de  Blanco  quedó  formada  en  aque- 
llos trabajos,  y  muchos  editores  solicitaron  con  interés  su  colabo- 
ración, -r ■■.  Mr.  Xapier,  editor  de  la  Encyclapaedia  Britan- 
nica,  a  requerimientos  del  cual  escribió  Blanco  el  articulo  Spain 
suplemento  de  la  dicha  publicación. 

El  amor  patrio  no  se  debilitaba  en  el  corazón  del  emigrado.  Du- 
rante el  año  1822,  hondamente  preocupado  con  los  acontecimii 
políticos  ile  España,  tan  desligados  «le  su  interés  personal,  decidió 
9U  pluma  a  la  patria,  interviniendo,  -i  lo  reclamaba  la 
magnitud  de  los  sucesos,  por  él  juzgados  con  criterio  pesimista,  en 
la  candente  arena  de  la  controversia  polítii 

•nsignara  es  >itos  en  sus  Memorias, 

tan  prolijas  en  detallo,  no  siempre  de  capital  interés.  Corrían  para 
España  l>  -  inquietos  dia>  del  segundo  ensayo  de  sistema  constitu- 
cional.  Va  en  el  verano  de  [821  habían  estallado  motines  republica- 
nos, y  el  18  de  septiembre  habían  librado  los  partidarios  de  Rieg 
la  milicia  urbana  la  batalla  de  las  Platerías.  Abiertas  las  Cortes  e*- 
traor  :  mensaje  solicitó  del  Rey  el  relevo  del  Ministerio; 

daluces  pedían  tumultuariamente  igual  medida. 
ardía  en   motines,    Sevilla   constituía    SU   Junta   revolucionaria 
bediencia  al  Gobierno  central,  y  en  tanto  que  el  Mediodía 
adamaba  á  Riego,  el  Norte  se  infestaba  de  partidas  absolutistas 
Rey  expidió  un  decreto  exhonerando  a  los  ministros,  y  las  G  >rtes  se 
Marzo  de  1822  presididas  por  el  general  Ri< 
Blanco  era  partidario  de  soluciones  graduales,  pero  lentamente 
progres  cas.  Su  espíritu,  amoldado  al  estilo  inglés,  desconfiaba  de  los 

revolucionarios,    de    las    transiciones   brusca-,    d< 

enzudamente  preparados;  <|tiería  que 

el   adelanto  precediese  en   las   costumbres   a   la  <  ■•)   legal,    v 

que  la  n  del  |>uel»l  •  sirviese  «le  columna  a  los  progre. 

titucionales.  1.a  luz  de  semejante  criterio  prestab 

ai    cuadro   de    las   turbulencias   en   que    hervía    la   di 

he  la  autenticidad  de  lo,  propósitos  de   Illanco  dará   idea  el   pá- 
rrafo escrito  en  inglés  de  la  siguiente  carta  dirigida  a  su  hermano: 


l.->4 


iding 

"Mi  •  bcríbí  el  13 

I  [oUand  me  obliga  a 
■ 
S.m  que  mand  .  de  Rodhei 

respii  ¡ue  no  sabían  de  tal  incienso.  Lady  i; 

en  la  ciuda  The 

.. 

•  f  the  Mai 
leam  nothing  of  ai  Holland,    > 

trace  of  any  such  ha  landed  1>> 

at  the  ki:  . 

■  declara» 
que  el  incienso  se  ha  perdido  y  que  Lady  II.  1 
•n  i  1  1.   \h-ra  bien,  hazme  el  faví 
niento  dirigido  To  The  Right  fl 
Ww  Renell, 
1 

ja,  me  1"  I 
del  dinero  que  sueles  enviarme  tiempo  del  ai 

■ 
que   Ladj    II.  • 

■ 
te  a  tiemp  •  para  impedir  que  me  mai 

laria  mucha 

-i  1"  poden 

igh  I  ani  in  hopes  (that  the  presem  ¡>  •' 

ima- 
■    ■ 
I  mighl  b  Mo- 

narcti  'I  known  pi 

Üie  most  remotí 
ihnt  1  should  decline  the  t¡  •  as  it  might  be  «vith 

■  ■ 


DE   DON  JOSÉ    M."    BLANCO   Y   CRESKO 


my  duty.  Yet  I  wish  to  tknow  whetlier  my  eqtering  again  the 
tica!  Lists  would  endanger  your  peace  &  quiet;  for  if  yon  conceive 
that  anv  odium  or  suspicion  might  attach  to  you,  I  would  do  every 
..ver  to  remará  ín  the  absolute  silence  which  I  have 
rved  sinoe  1814.  I  repeat  that  there  ¡s  not  the  least 
suppose  that  my  pen  will  again  be  exerted  in  the  cause  oí  Sp.  I 
believe  it  would  cosí  tne  soroe  [abour  to  recover  my  Sp.  style. 

"Siempre  que  halles  espacio  en  tus  tanas  para  darme  noticias 
de  mis  antiguos  amigos,  no  1"  omitas.  Quisiera  saber  de  los  Axjo- 
nas.  El  Penitenciario  me  temo  que  ha  procedido  áé  modo  que  aquí 
llamamos  trimming.  Que  me  importa  á  mi?  Mi  amistad  para  los 
que  he  amado  tan  tiernamente  en  mis  primeros  años,  es  indepen- 
diente de  questiones  política-. 

"Ante,  de  venirme  aqui  di  orden  á  Johnson  o  Hunter  para  que 
enviase  ios  Reviews  a  Qasañas. — ¿Han  dexado  Vs.  la  corrí 
cia  de  Renell?  Lo  sentiría  mucho,  porque,  aunque  no  le  he 
que  una  vez,  me  gustó  mucho  su  ni 

"Mil  cariños  á  los  niños  y  á  Juana.  M  arien- 

imigí  s.  Tuy<  1  de  c  >razon 

"José  M.'" 

Parece  que  no  valia  la  pena  de  envolver  en  el  n 
conceptos  y  motivos  que,  tanto  en  sus  artículos  cuanto  en  otras  car- 
tas ya  del  lector  conocidas,  ha  expuesto  con  meridiana  claridad  y  en 
frecuentes  edad  su  lamento  por  la  in- 

ible  pérdida  gradual  del  estilo  1  ambién  es 

buen   sentido  político  que  se   revela  en   las    indicad 
lentos  públi 

"7.  Paradise  Ro\v.  Ohelsea:  822. 

"Mi  amad"  hermano:  tu  carta  del  -'4  del  pasado,   vino  á  mis 
mano  n  la  Letra  de  £.  50,  que  hoy  he  dexado  e 

mis  banqueros  para  Igualmente  les  dexé 

uñar  mis  cuenta-  y  averiguar  quantas  remesas  me  has  hecho; 
razón  que       •  oibir  antes  de  que  ésta  pa 

pues  estoy  escribiendo  de  noche  para  mañana  Viernes.  V.cuéi 
empero,  que  no  quiero  que  me  mandes  ni  un  ochavo,  si  te  lo  h; 
quitar  de  tus  menesteres,  o  bienestar.  Gracias  á  Dios,  nada  me 
falta,  y  -i  mi  -alud  n<>  se  empeora,  en  un  ■  luir 

una  obra  histórica  ó  Memorias  del  reynado  y  corte  de  Don  Juan 

de  España,  que  me  pondrá  en  situación  de  equipar  a  Ferna 
para  probabilidad  de  mandarlo  de  ca 


a  aqui  en  Octubre  próximo  y  que  continué  apren- 

.  Maten 
tancia>  que   pueden   hacer   su    fortuna.    Aiiora  tiene    sobre   cal 
le  partir  hasta  los  dú     ; 

quisiera  que,  si  tu-  i  «upa 
.  me  mande-  á  la  mayor  brevedad  una  noticia  conipen- 
siguientes:  i.    Qual  es  el  ♦estado  de  las  n 
jun  los  últimos  documenta  ü   público? 

agricultura.  I  es- 

5e  lia  mejorado  la   su( 
i — que   mii'  lian   hecho  en    Diezn 

1  la  y 
a  impedir  el  aumeni  Se  lia 

i  aliviar  !.¡  ha  hecho 

—En  tin,  quarrl 

que  puedan  dar  luz  en  qu; 

que 

i-  ha 
•:i  el  nombre  del  autor.  Si  pued 
•ne  quanto  una 

de   un   pl¡<  ■.   aunque   sea   de  marquilla 

i  enclosu- 
heet. 

■    tu    que    muí 

al.) 

que  se  ha  decidid.'  en   íav.  >r  de  la  can-a  de   la 

.  nada  temo  en  quanto  .i  la 
;>añ<>k\.  Fieles   y  exoli  irán  al   fací  que 

ticularmente,   podrán   ver  al    fin 
que  llevan    directamente    al    objd  a    los 

■ 

■ 
qualquiera  que  la  ]»  t  Kalá    fuera  diar 


DE  DOJfJOSÉ  M."  BLANCO  V  CKESPO 


los  principales  intereses  y  miras  de  todos  tres  partidos  en  bien  de  la 

"Según  toa  libros  de  mis  Banqueros  las  remesas  que  me  ha¿ 
hecho  son : 

i."  On  Rendí  &  .     ed  March  25."1  1819)  £  86.14.9 

.  Rocher id.      March  io.,h  182 1)     50. 

3.a  id.  due.     25  Sep.r     1822...     50. 


£  186.14.9. 


"Antes  de  esto,  la  casa  pagó  una  letra  mía  á  favor  dn    '  i 
Murphy  &  C.°  no  puedo  averiguar  de  quantas  £ —  (para  alimento  de 
la  difunta  Magdalena)  me  parece  que  fué  de  70  a  8c(  £. 

"Hoy  remito  a  Mr.  Renell  un  caxoncito  que  contiene:  Poudori's 
Dictionary  3  v.8;  Pope'e  works  8  v.s:  3  Reviews;  Doblado' s  Letters 
on  Spaia  1  v,  Glassford's,  Principies  of  Evidence;  Montesquieu  5  v.s 
— Siento  que  el  exempiar  de  mis  cartas  que  te  envió  no  está  bien  en- 
quadernado.  Está  además  borroso  á  causa  de  haberse  aprensado  estan- 
do la  tinta  fresca:  pero  comiste  en  lo  que  creo  que  tos  Esipañoles  lla- 
man Capillas,  que  me  mandaron  para  asegurarme  de  que  las  correc- 
3  de  las  pruebas  estaban  bien  hechas. 

res  Reimoso  j  Lista!  Son  demasiado  sabios  y  honrados  para 
dar  gusto  a  todos.  Poco  lia  que  tuve  una  afectuosa  carta    I 
Me  la  traxo  mi"  de  los  desventurados  Italiano-,  que  han  tomado  re- 
fugio han  de  hacer  consigo,  es  difícil  de  decir.  Mi  reco- 
mendado me  temo  que  viene  á  perecer,  porque  no  tiene  recursos  ni 
de  dinero,  ni  de  saber  útil. — Estaba  guardado  para  el  honrado  Már- 
jufrir  pobreza  en  su  vejez,  después  de  una  vida  tan  penosal 
Quien  tuviera  medios  de  aliviarlo! — Supongo  que  el  Capellán  M 
y  su  a  brother  están  predicando  al  Exército  de  la  Fe. 
"...Si  alguno  de  tus  amigos  pudiera  ayudarte  en  formar  la  no- 
que te  pid".  no  ilu<le>  enviarme  el  quaderno  por  el  correo. 
<áas  estadísticas  es  lo  que  me  hace  mas   falta;  porque  sobre 
puntos  tengo  aquí  la>  obras  que  Llórente  lia  publicado  en  Francia, 
y  una  que  lia  salido  aquí  pocos  'lías  ha  p,«r  un  Irlandé"  que  ha  estado 
algún  tiempo  en  España  j  nos  ha  dado  una  historia  de  la  última  re- 
Id  autor  no  ;  mucho  ju  lá  hechos 
Por  lo  demás,  es  un  fanfarrón  que  habla  de  lo  que  n 
tiende  y  por  boca  de  ganso.  Según  |                                  y  oráculo 


■  hace  mención  de 

une  en  mi  i  .  b  familia. 

"J.    B.    \\ ': 

dices 

de  su  padre,  nue 
el  pésanie,  ¡>"r  evita  •  de  una  carta  desde  aquí  y  p 

m  bien  de  i 

"La  tardanza  en  d  recibo  <lc  la  cuem 

de  las  fechas  de 

irl 

■ 
Juan  II.  i '  afanes  de  padn 

■ 

A  fií  iSjj.  Mr, 

un  pi  tañol,  i  1  n  - : 

aquella  pi 

a  ■■!"  dd  ;•■ 

encía  d  pues  Mr.    Vckermann  temblaba  de  p 

. 

ila     •     '■ 

de  /  as  I  '•'- 

íes  <l<-  1822 


!)F.  DON  JOSÉ  M."  BLANCO  Y  CRESPO  I  5g 

tanto  gusto,  que,  a  pesar  de  las  dificultades  citada-  y  de  otras 
nacidas  de  la  incompatibilidad  de  su  carácter  con  la  índole  del  pe- 
riódica, hubiera  per--  te  trabajo  sin  una  incidenga  que  vino 
-!  tramar  sus  propósitos. 

irles    liutler   había   publicado  su   libr.  • 
lado  Book  of  the  Román  Catholic  Church  en  apología  de  la  Iglesia 
católica,  apostólica,  romana,  y  un  amigo  de  Blanco,  Mr.  Locker,  en- 
tuna carta  de  su  señora  rogándole  emprendiese  la  refuta- 
ción de  la  obra  de  liutler. 

ó  en  extremo  a  Blanco  la  proposición  de  Mrs.  1 
mas  juzgando  que  no  podía  decorosamente  eximirse  de  la  obligación 
moral,  v  animado  por  los  consejos  de  Mr.  Roberto  Butler,  vicario  de 
Kilkenny,  a  quien  consultó,  se  despidió  de  Mr.  Ackermann  para 
rse  al  trabajo  teológico  en  que  a  su  pesar  se  veía  corrip 
1  (espidióse  de  \<<~-  lectores  de  /  'ariedades  con  dos  artículos  en  que 
rafia  intima,  explicando  su  evolución  religiosa,  y  re- 
un  tirón  la  primera  carta  de  su  controversia.  La  composi- 
e  la  obra  entera  le  ocupó  tres  meses. 
La  publicación  del  libro,  titulado  Evidencia  práctica  e  inten 
Catolicist  «TÍO  a  cargo  de  Mr.  Murr 

con  el  cual  -  i  a  partir  por  mitad  el  producto 

\I  exponer  la  producción  literaria, 

no  de  los  demás  libro.-  de  BJanc »,  limita- 
ahora  a  consignar  que  el  éxito  en  el  público  ingles  iuC-  de  todo  punto 
ira  el  autor;  empero,  la  falta  de  sentido  práctico,  inse- 
parable compañera  de  Illanco,  le  impidió  extraer  ventajas  de  su  éxi- 

hubo  de  sufrir  el  diluvii  i 
de  opuesta  opinión  le  asaetearon. 

h.  Hutler,  titulado  I  'na  carta 
I  1821  ■  la  firma  del  autor  v  su  relación  con  la  Ui 

ford. 

indo  el    hilo  de   nuestra   relación,   podemos    resumir   el 
tas  palabra-  de  Illanco:  "El  año  que  acaba  de  expirar 
ha  sido  el  más  mi  estancia  en  Inglaterra.  Mi  salud,  aun- 

que muy  débil  .  ario-  ataques,  ha  sido  mejor.  11  éxi 

mis  Cartas  de  España  ha  superado  a  mis  esperanzas,  j 
ep    maneta  que  me  obliga  a  abandonar  el  trab 
apaño]  que  emprendí  doa  meses  ha  para  Mr.  Ackermann, 
podría  comenzar  á  contar  para  este  año  con  un  benefi  scien- 

•  más  o  men 


CAPITULO  XV 

DIOS,  OPINí  "II  I  \Rrs  V  TRA1 

LITERARIOS    DESDE    1823 

Poco  accidentado  el  año  1823,  permití 
n  prcocup:i 
>ía  ;i  su  bennano  pidiéndole  una  de  comedias  e%paikv 

datos  para  sus  empeños  literari 

"-.  Paradise  Row 

"Aliril,  2, 

"Mi  amado  hermano:  1  >i t  aladar  quant  i  lia  que 

IIO  U-n^' >  carta  tuya.   Esta  taita  de  notidas  es  más  ,'. 
extrañar:  siendo  muy  probable  que  la  valixa  en  que  últi- 

ma fué  interceptada  por  alguna  partida. 

i  llegado  la  pobre  España!  Pero  en  ■ 
males  que  la  inundan  son  inevitablí  >pie 

aña  no  puede  v< 
ble  por  mucho-  años.  <  Kala  que  me  <• 
idea  ¡.unto  se  lian  Confirmado  más  j   más  I 

■".  por  medio  de  paquetes  que  en 
uth  me  pn  ■■  de  tí,  que 

•-  quiere  librarle  de  la 
• 
Holland  me  pn 

medji 

primer    lugar    inciei  I 

un   i  Toro,  pues  desde 

■    íesti 


VIDA  \   OBRAS  DE  D.  |OSÉ  M."  I'.I.AN*  O  y  CRESPO  161 

[o  que  quisiera  sobre  todo  es  que  me  dijeses  el  importe;  pues 
-('•  que  'lana  mucha  Satis  f  a        n  á    Lady  Ifollaiul  en  recibido. 

"Mi  salud  continua  tolerable,  aunque  el  rigor  del  invierno  pasa- 
do me  ha  tenido  prisionero  por  muchas  semanas.  Mis  ocupaciones 
no  anan.  El  libro  de  que  te  envié  un  ejemplar  ha  tenido  mucha 
aceptación  en  el  públi  o  tuviese  fuerzas,  podría  hacer  bas- 

tante dinero  escribiendo  para  los  Reviews,  cuy<  -  han  acu- 

dido a  mí  ofreciéndome  á  razón  de  20  £.  el  pliego  impreso*.  El  ar- 
tículo para  el  cual  te  pedí  documentos  está  ya  escrito  sin  ellos.  Pero 
te  agradecería  que  por  ocasiones  oportunas  me  mandase1-  las  Rela- 
ciones de  los  Ministros,  y  papeles  de  esta  clase,  para  seguir  el  hilo 
de  los  asuntos  de  España  con  conocimiento  de  hechos.  También 
quiero  una-colección  de  Comedia-  I  rtiguas  como  las  que 

enviaste  á  Mr.  Moore.  A  mi  vejez  me  he  dado  al  estudio  de 

.  y  me  es  tanto  más  útil  cuanto  vengo  á  él  con  mas  conocimien- 
hallases  una  noticia  ó  historia  de  la  fundación  de  las 

das  de  Sierra  Morena  me  seria  muy  útil  |*ara  una  obra  que  inten- 

i  una  Novela,  de  que  he  formado  el  plan  y  solo  me  faltan  h< 
que  añadan   verosimilitud   al   todo  de  ella..  Tal   vez   podrás  decirme 
¿de  qué   parte   de   Alemania   vinieron   los   pobladores   ó  colonos   ex- 
trangeros?  Como  se  llamaba  el   Fraile  Alemán,  el  Vicario  general 
que  causó  b  ruina  de  Olavide? 

"Fernando  ha  vuelto  de  Suva  hecho  un  lindo  muchacho,  de  ex- 
célent  j  persona.  Esta  que  ...  de  quantos  lo  tratan,  y  no  te 

desdeñarías  de  llamarle  sobrino.  Lady  Holland,  según  espero,  me  ha 
de  proporcionar  una  plaza  de  Cadete  para  él  en  el  espacio  de  este 
y  el  año  siguiente  quando  tendrá  la  edad  que  se  requiere.  En  sus 
modales  y  tun¡  of  mind  dicen  los  de  Christíe  que  no  puede  negar  la 
casta.  Siemp  Mando  de  tí.  y  te  quiere  mucho. 

"Bien  puedes  imaginar  el  deseo  que  ten-'  de  saber  de  ti,  de  Juana 
y  de  los  niños.  No  píenlas  ocasión  de  e-cribirme  quanto  antes. — 
Del  Coronel  tuve  caria  el  verano  pasado.  El  ]*>bre  Gordon  ha  muerto 

ha.  y  en  pocos  días,  Mi-  afectuosas  memoria-  a  Juana  y  á  todos 
los  parientes  y  amigos.   Vdios,  hermano  mió.  Tuyo  de  corazón, 

"J.  i:.  Wiiiii  " 

Actuó  de  poderoso  sedante  sobre  su  agitado  espíritu  ' 

le  abrazar  a  SU  hijo.  (',.•:  la  estatiza  de  la  Cadetía  en  la  ' 
pañia  de  la   India  Oriental,  qu  irle  para  su  ingreso  en  el 

Hailybury  Colle  1  do  el  complemento  d  tdquir 

rída  en  Suiza  al  Dr.   1  que  regentaba  1  rd  la 

tía  el  hij     mayor  de  Mr  (  'hristie. 


ütica 

"Mi  querido  h< 

una  carta  al  1 

lirll. 

a 
5 


i63 

>e  han  guiado  mas  p  erdadera  política.  Añ 

que  lo  publiqué  y  nunca  he  dexado  de  repetirlo  — a  no  corregí: 

>titución  ríe   t8ií  la  misma  causará  la 

i    del    reym  .  interven.  :  i    una 

entendida  firmeza 

ino.  En  tod 
procure  aumentar  el  ¡nflu 
España  5 
en  >'■- 

- 
ñor  del  presente  estad 

izoo 
ílanco  White." 

la  vi«!a  pública.  • 
eció  !a  lucid 
I 

1  y  el 
I 
La  ;  una  aparente  ilógica,  pare 

•editar  pr  .inte, 

lie  se  atrevía  a  imaginar  el  porvenir  de  la  política  interior 
nido  de  la  corrí  fa- 

I 

"7  Paradis 

J" 
"Mi  .  mano:  Aui 

•  que  p'  "lia  contener,  la  idea  d 
ibirsie,  me 
Id  placer  que  tendría  quaiido  sup 
1  no  habia  sufrido  más  que  el  sus  lebía 

¡a<l  se  hall  ■ 
1  del  Rey.  Dios  cederle  quietud;  aunqu 

1   han   >ali<l"  hast 

po,  Jamás  he  tenido 

■ 


VíD/ 

deses  '•  piedra  ]*>r  mover,  j 

!>pO. 

te  dixe  en  1*14  (porque  desde  aqud  tiesa 
he  <¡  :  uiera  ver  un  exemplar  del  Español) 

ipeña  en  n  ido  en  que  se  hallabaí 

■ 
dimiento  humano.  Si  se  empeñan  en  resistir  absolul 
l>ul>u  que  ha  recibido  .  na<la  habrá  estable  hasi  1 

za  de-  contiendas  y  l 
fortuna  "ra  sea  malo  ó  bueno. 

. 
le  Lady  Holland,  á  quien  ayer  di  no( 
preparado.  Por  lo  que  hac<  te  pedí,  1 

con  que  me 
tas  sean  quales  fuen  sean  modei 

al  las  de  Lope  d 
tinvia  aun  abasteoiei 

liarte  tral  me  acuerdo  >le 

<|ik-  te  pedi  además  exactamente.  Los  que  a 
juicio  de  la  Lista  anti  fuan  de  Me 

de  /  le,  ilustraciones  del  Nubiense:  Ysla, 

la  lli-t  de  España:  Ortiz,  Historia  de  España,  Si  t  míen- 

la época  presente  en  cu 
da  confiar,  mándame  los  que  tengan  tu  aprobación.  El  impon 

•  de  Lady  II.  cárgalo  en  n  >edu- 

cklo  <.-m<>.  pued< 
Pero  de  ningún  m<«l<>  ha 

•<•  diñen  ■.    \  Bill  of  Exclv 
uro,  porque,  como  tiene  qu< 
.  ■  quieran  exponer  su  pescuezo  al  riesgo  de  tn 

vista. 

indo  está  al  presente  conmigo  pasando  : 
o.  Continua  mui  buen  mu  '  lando  le  d 


Mili  n.  primo  de  don 

■ 


nn  don  JOSÉ  M.*  BLANCO  v  CRESPO  1 65 

de  tu  carta  acerca  de  él  se  enterneció  con  el  recuerdo,  porque  te  que- 
ría mucho. 

"El  pobre  liona  im  i.  tu  conocido  de  Holland  House  murió  pocos 
<lias  ha. 

"  Joaquín  Uñarte  ( i )  me  vio  algunas  semanas  ha,  quando  me  ha- 
llaba mui  malo  de  una  inflamación  en  la  trachca  que  me  impedía  ha- 
blar. No  ha  vuelto  á  parecer  y  habiéndose  mudado  no  SJe  adonde  es- 
cribirle. Si  lo  viese  le  daré  el  recado  de  su  hermano. 

"Las  noticias  acerca  de  las  Nuevas  Poblaciones  son  quanto  ne- 
,  si  es  que  hubiese  tiempo  y  salud  para  escribir  la  Xovela. 

recibo  de  éste  tendrás  un  nuevo  individuo  en  tu 
familia  y  confio  que  Juana  estará  buena  después  del  apretón.  Ase- 
ño,    v    da    mis    afectuosas    memorias    á    Lucas    y 

"La  familia  de  Christie  y  todos  mis  amigos  han  estado  con  mucho 
cuidada  por  ti.  Todos  te  envían  sus  memorias. 

.  están  rru  '  Diles  mil  osas  de  mi  parte. 

■  enviaras  libros,  dirígelos  á  Renell  que  es  un  hombre  aten- 
tísima v  spre.  pronto  a  servirme  No  es  ésto  decir  mal  de  los 
tientes  pues,  aunque  no  me  conocen,  me  han   r< 
i  la  mayor  atención. 

te  conserve  y  á  los  tuyo-,  hermano  mío,  como  se  lo  pido. 
"Tuyo  affmo. 

"J.   Blanco   White. 

"I".   S.   Sí  algún  «lia  te  halla-  desocupado,  y  como  el   Domine 
quieres  hacer  una  visita  á   nuestra  executoria,  dime  qual  es 
the  Crest  de  nuestras  auna-,  porque  creo  que  en  mi  selli>  esta  erra- 
da: 5   no  quiero  que  el  mundo  se  engañe  en  cosa  tan  importante. 
que  es  brazo,  pero  no  me  acuerdo  si  armado.   Si   se  con- 
un   sello  de  plata  que  servia  a  Padre  para  sellar   sus  pape* 
le-  Consulares,  puedes  sellar  una  carta  con  él. — Añade  a  las  obras 
que  te  he  dicho,  los  qaatro  tomhos  de  Mayans  (Don  Gregorio)." 

Vivía  en  la  mayor  intimidad  con  los  Christie,  formando  él  y  su 
hijo  con  ellos  una  -"la  familia  J   esta  imwiiidad  explica  la  resolución 


di     l>on  Joaquín  de  Uñarte  y  Fernández  de  Lando,  nacido  en  Sevilla, 
los  libros  de   la    Universidad   hispalense,  donde   se  írra.i 

de  1795.  I  ué  Subsecretario  del  Dcspacli..  do  Ha- 
cienda i  30  de  Junio  de  1834.  Publicó  Manifiesto  de  D.  Joaquín  de 
Uñarte,  sobre  su  conducta  política,  Jurante  la  dominación  intrusa  (Se- 
villa,    |SlM 


■    ' 

•tu. 
[nqui  l  tranquili 

vancl 
de  r8: 

de  que  en  la  fai 

"7     Pal 

"Mar 

I 


I.AM  OYÓ 


último  me  dixo  que  iba  á  Sevilla  por  París.  No  teniendo  tiempo  para 
más  le  di  una  cadena  oí  ra  para  Re) 

aunque  temo  qu  Francia,  tal  vez  -e  las  qui- 

ten no  me  ocurrió  al  comprarlas.  También  lleva  una  caxa 

esa  para  Vila.  Es  de  aquellas  que  tu  has  visto  aqui  con  go 
de  la  misma  madera.  Mas  souvenirs  hubiera  mandado  si  el  tiemp  • 
y  la  bolsa  1"  permitieí 

"A  propos  de  bolsa,  las  dos  Letras,  de  i'  50,  e-tan 

mis  banqueros  para  correr  sus  trámites.  El  Coronel 
Murphy  q  |ui,  me  dixo  tiempo  ha.  que  tt  scribir 

acerca  de  a  que  te  del  -i  lo  habrá  hecho.  x> 

veo  po    .  por  la  gran  distancia  á  (pie  estamos  y  la  debilidad  de  mis 
fuerzas;  aunque  éstas,  gra  se  lian  rru 

ripio  del  año  y  puedo  andar  una  hora  sin  mucha  fatiga  Los  ataque- 
de  cóli  menos    frequent 

"Habiendo  \¡-t"  por  los  papeles  que  se  lia  prohibido  la  ei 

me- 

id  de  cierto.  Si  quando  esta  llegare  no  has 

mand  spañola  de 

-  111.  y  la  de  traduc  Sem- 

ncia,  y  aqui  me  c 
ojo,  quaJ  -  >bre  la  Literatu 

de  casa  o  consultarlos  en  el  British  Mu- 
seum,  «mprarlos. 

quede  la   porción  de  la  manda  de  t; 
en   la 

lias  que  me 

halla' 

i  I      Oh! 1 
otra  resma  de  papel  mi  p 
mas  voluí  mundo.  En  niedi..  de  los  disturb  ¡'aña 

»apel. 

"J.  B.  White. 

.    ■ 

•  ir  a  ( "hrUtie.  quien  by  tile 

bre  de   171  1  '•■  vimlo,  fué  Juez   Auditor  del  Tribunal  d 

Ilota   ■    "' 


1 68  VII>.\  V  CURAS 


luis  his  rooms  &  offices  in  Kin;i  Street,  S'.  Je. 
liera  cada 
Su  mayor  preocupación  por  aquel  tienijK»  era  el  porvenir  de  su 
hijo,    aunque  el  amor  paterno  pinta  en  las  cartas  un  joven  de  rele- 
vantes condiciones,  la  misma  indecisión  del  padn  a  su  futu- 
ro de                 a  que  el  muchacho  no  manifestaba  singula 
ción  para  nada  concreto,  especialmente  para  las  letras,  pues  siendo  d 
ideal  de  Blanco  la  prolongación  literaria  de  mi  apellid  -  que 
él  muriese,  jamás  hubiera  ;                   enviar  su  hijo  a  la-  Indi 
más  pequeño  asomo  <le  afición  liberal  que,  engrandecida  i»>r  la  lente 
del  cariño  paterno,  se  habría  trocado  en                    m  henchida  de 
risueñas  esperan 

acilaciones  de  Blanc  •  a  la  carrera  de  Fernandíto 

presan  en  carta  a  su  herma 

"7    Paradise  Row. 

"Mar/".    16,    ifi 

"Mi  amado  hermano :  1 1  • 
del  'i  ntigo  despu 

peré  á  saber  el  resultado  de  la  pi  na- 

enviase  niiuj 
me  escribieron  dos  dias  ha  diciendo  que  Gorman 
había  rehusado  aceptar  la  de  £. 

leí*  >\\  the  drawer" 
me  da  es  por  que  la  falta  del  dinero,  y  mud 

dable  que  tiene  el  t  los  banqui 

libranza,  tanto  por  la 
me  a  ue  conserve  la  letra  ////  ¡t  becomes  due,  y  entone* 

la  devuelva  protestada;  pero  que  te  de"  (como  lo  ha 
tardan/a,  por  -i  lUua  á  t iftiij - •  de  evitar  que  se  pague  el  diñe 
librador  de  la  letra  .-  a  Mr.  Renell  para  que, 

lo  que  he  <le  hacer:  per.,  aun  no 
be  tenido  respuesta.  Excuso  hacer  más  reflexiones  sobre  este  punto. 

ultimo  resultado  te  daré  nol 
nell  te  volveré  la  letra  protestada.  De  todos  modos  qué 

haya  yo  de  perder  el  dinei 

itirie  que  Pasquad  se  determinas! 
bes  quan  <  Inglaterra  j  que  un  h  •     i  modi  i 

da  se  vería  muy  pronto  en  la  mayor  tribulaci  «,  La 
multitud  de  Españoles  que  están  viviendo  aquí  casi  de  limosna  quie- 
bra El  mió  ..  .i,  sufrir  ver  á  un  pariente  tan 


DE  DON  JOSÉ  M.»  BLANCO  Y  CBJ  169 

cercano  sin  casa  ni  oficio  en  una  tierra  extraña,  y  aunque  baria  ñor 
él  quant  i  estuviese  de  mi  parte  tu  -abe-  quan  cortos  y  precarios  son 
mi»  medios.  Yo  no  lie  tenido  carta  de  el.  Si  ann  está  en  Cádiz,  acon- 
séjale que  no  dé  un  poso  tan  desesperado. 

"Fernando  me  encarga  siempre  bis  k>ve  for  his  únele  Ferdinand. 
A  principip6  de  Enero  cumplió  15  años.  Está  hecho  un  bello  ma- 
chadlo casi  tan  alto  como  yo:  en  la  Escuela  ganó  poco  ha  la  medalla 
de  Matemática-.  Pienso  traérmelo  á  casa  dentro  de  un  mes,  y  hacer 
que  complete  en  ella  su  educación  antes  de  mandarlo  á  la  India,  si 

■  una  Cadetía,  ó  á  la  Universidad,  -i  sigue  m 
finalmente,  á  un  escritorio,  si  no  hallo  otra  cosa  mejor.  Al  presente 
me  CU  de  150  libras  al  año.  Bien  vera-, 

fuese  '  i    I     1        I  '  os,  trabajo  ,in  tanta  fatiga  como  antes,  me 

hallaría  mui  alcanzado  de  medio-.  Quiera  el  Cielo  conservarme  la- 
tuerzas  de  que  ahora  gozo  hasta  darle  destino.    Mi'  afecto-  á 
Juana  y  ¡os  niños.  Tuyo  de  cora/ou. 

"|.  B.  White." 

casa  disposición  del  joven,  disimulada  en  la  carta  anterior, 
rá  ¡'atente  en  la  que  sigue.  No  dejará  de  extrañarse  que.  siendo 
el  horror  .i  la  profesión  mercantil  el  origen  quizá-  de  las  desdicha-  de 
1  hijo,  -i  por  algo  manifestó  inclinación,  fue-e  por  la 
rio.  Reproducim  la  carta  por  las  curiosas  noticias 

que  procura  acerca  del  precio  que  alcanzaban  entonces  los  libr 
el  mercado  londinense. 

"7.    l'aradi-e   Row.  Chel-ea. 

"Mayo  21,   1NJ4. 

"M    ainado  hermano:  la  leí  ibi  con  tai  I 

le  las  aventuras  mercantiles,  ha  sido  pagada.  Mr.  Renell 
me  hizo  el  favor  «le  presentarla,  y  cobrarla  quando  cumplió  que 
fue  d  17  del  corriente.  I  .a  letra  fué  rehusada  al  principio,  según 
me  dice  Mr.  Renell  por  falta  de  debido  aviso. 

"Mucho  senti  que  algunos    lia-  há  diera  ¡a  casualidad  de  hallar- 
me I  de   fuera  de  casa  quando  vino  a  verme  el  hij< 
Mr.    KtddelL    Es  extraño  que  no  hable   [1  \  por   fortuna  la 
lió  bastante  para  hacer  que                 a  en  mi  quarto, 
.S7<;í/c  para  que  lo  volviese  á  llevar.   Parece  que  á  la 

mañana  siguiente  debía  salir  para  Bristoi.  Así  me  decía  en  una  es- 
quela que  me  dexó  escrita.  Me  hubiera  alegrado  de  ve  lo,  tanto  por 
preguntarle  acerca  de  nuestra  familia  como  para  ofrecerle  mis 


flíjlll 

i;i  mia   Ui 

I 

Mr.  Renell 
pero  no  quiero 

que  • 

"  1  .a    I 

"Tu  i 

lia   d( 

muy  útil, 
hallé 


'7' 

figurarte  la  rmpresii  n  que  me  hfz  >  el  recuerdo  de  m  ■ 

:  San  Felipe  Neri.  Qué  revoluci 
de  m  -  diría  entonces  ías  vuelta-  de  mu  e  que 

nos  habían  d 

tria  ;  a  Jua  .  Tu  affm  >. 

"J.  B.  W." 

i  en  una  casa  de  comercio» 
Para  que  pued;  a  dónde  llega  la  ceguedad  paternal, 

reproducim  I  i  de  Blanco  a  su  hermano,  precedida  de  algunas 

líneas  dedicadas  por  el  sobrino  al  tío.  El  lector  desapasionado  se  ad- 
mjra,  cuatro  vulgaridades  escritas  p 

;i  que  el  padre  las  ilu 

"Chelsea  25  Sept.   [824. 
••\.!v  \    \-  01)    l'ather  lells  me  tliat  3  '  •  see  a 

fev»  lines  Iways 

I  that  love  hich  is  due  to  the  brother  of  my 

¡llelledby 

anoth  -',t'  m  me 

liiK   o  ¡unior  clerk  óf  the  house  of  <■ 

g¡  1  di  your  t'amily  and  believe  me 

ate  nephew 
"  F.  Whi 

"  -  1        >ea. 

••<  ).!•  6.th  1824. 

1  -   juz- 

le  alma  de  tu  -  brino.  N  afec- 

:onducta  1 
que  dice.    I  ambien 

dandi-'.-   públicamente  <i   nombre  de  luj".   Seguramente 
podi  tunadi  >  en  que  '  tjue 

.1  una  criatura  de  tau    bell 

!■•  lia  hech  mi- 


publii 


172  VIDA 


-  de  las  mas  opulenta 

Londres 

El  enviarlo  á  la  India,  es  sumamente  difi- 
ipacion  que  le  he 
|ue   recibí   tu   última  carta    fui   a  mandar  hacer 
Fui  '.i  una  de  las  tiendas  mejores  de   Londres 
ta  variedad,  me  conformé  con  la  opinión  'i' 
as  que  el  ar  • 
se  amolde  al  cui  re  la  plancha  y  almohadilla  hallaos 

qual  aumej 
d<  inde  se  reqi  de  el  plan  ¡ 

límelo   y    te   mandan 

u    me  pedisti 

un  a  casi  un  m<  ••  der  «le  Mr.  Renneü.  He 

do  que  me  diga  el  nombre  del  buque  en  que  van. 

mi  unmercantile  man 

que   enviar   lo  que   me   pid 

:    andar  y  mií 
tna-  Mi 

Superfine  w\  0.13 

\n    1'mhilical    '•  

An  impn  ■  1 . 

\1  cabo  he  logrado  ver  a  Juanito  Kiddell,  que  es  un  Sevilla 
KCelente   muchacho,   con    mucha   a  fu  i 
i:li. 1  y  en  is  <le  una  h 

ibles  para  mi.  aunque 
pueden  menos  'pie  resultar  de  las  conmocj 
políticas  que  ha  habido  en  ese  pays    Dios  te  libre  y  a  tu  famili  . 

qual- 
la  que  venga  a  tu>  mano-,  ¡mes  aquí 

muy  de  moda  y  valen  mucho.  Si  pudi( 
naré. 
"I  K-  Rossini  no  puedo  habla 


DE  DON  JOSÉ  M."  BLANCO  V  CR1  '7^ 


me  permite  ir  al  teatro.  Mi  idea  es  que  sus  Melodías  son  algunas 
ees  muy  felizes,  y  que  sabe  producir  efectos  instrumentales;  pero  le 
falta  la  perfección  y  dulzura  de  Mozart,  y  el  profundísimo  y  brillante 
genio  'le  Beethoven.  Rossini  es  una  exhalación,  1"-  otros  '1"-  son  la 
Luna  y  el  Sol  del  mundo  músico. — A  propos  de  Música:  estoy  reco- 
do la  flauta  a  ratos  perdidos: — y  a  este  momento  estoy  maldi- 
ciendo a  una  vecina  que  no  me  dexa  escribir,  abultando  una  e 
acompañada  con  el  perfect  chora    \  cada  nota.  Su  música  y  su  rui- 
do ha  'ara  hacerme  dexar  esta  casa,  que  es  la  más  cómoda 
en  que  jamás  he  vivido.   Fernando  tiene  a  bed  room  en  ella;  pero 
boards  &  lodges,  en  S."  Paul's  Churchyard.  Su  escritorio  me  p-ne 
en  memoria  del  nuestro,  pues  tiene  (pie  estar  en  él  hasta  las  once  de 
>s  veces  a  la  semana. 
a  Juana  mil  cosas  de  mi  parte:  y,  supuesto  que  va  teniendo 
tantos  renacuajos,  es  preciso  que  no  tarde  en  mandarme  uno. 

"Memorias  afectuosas  á  toda  la  familia  y  amigos.  Tuyo  de  co- 
razón 

"J.  Blanco  White." 

no  la  presencia  del  hijo  y  el  haber  resuelto  por  entonce?  el 
problema  de  su  colocación  influyera  por  modo  favorable,  o  debido  a  las 
naturales  alternativa-  de  los  padecimiento-  crónicos,  Blanco  recobró 
fuerzas  y  mejoró  de  humor  a  fines  de  este  año. 

Así  lo  declara  en  la  carta  que  a  continuación  copiamos,  curiosa 
también  por  lo  que  refiere  de  Mora  y  por  el  pedido  del  manuscrito  de 
las  Evidencias  de  Paley,  cuya  emos. 

"j  Paradise  Row.  Chelsea. 

"Nov.*  ii.   1SJ4. 

"Mi  querido  hermano:  Te  escribí  la  última  vez  en  6  del  pasado; 
y  aunque  no  he  recibido  carta  tuya  en  el  entretanto,  dos  motivos  me 
urgen  a  escribirte  otra  ve/.  I-,1  primero  es  ..tra  petición  de  I.ady 
rlolland  por  incienso  y  /*<//v/.  que  te  ruego  me  mande-  por  la  pri- 
mera oportunidad.  El  segundo  es  que  á  instancias  de  Mr.  \\ 

■  que  pedirte  me  em  ¡es  mi  traducción  de  Poteys  Evidences, 
pues  la  quiere  imprimir  á  su  costa;  y  hallándome  con  -alud  suficien- 
te para  hacer  las  deluda-  ■  lo  aguardo  >u  llegada 
poner  mai                 bra.   La  Teología   Natural   se  está  traduci 
aquí  por  Mora!!!  quien  ere-,  que  se  halla  ganando  bastan! 
cribe  con  niucha  facilidad  y  muy  bien,  aunque  no  se  acuerda  de  pa- 
ginen le  libertó  de  una  cárcel.  Vaya  con  Dios:  lo  que  ei 
¡  icaí 


■ 
Wliil 

"7    i 
le  tu  i 


' 


frumentos  á  qu(  ",:1  ;i  proporción  de 

■  n  tal  estado  se  prueban.  Pero  I 

.  bien  tiene  una  mez- 

ra.  ful  sten- 

n  que  el  triunfo  del   I  á  quien  diaria- 

•  'I»-"111  ''•- 

me  manda  me- 

lé ellas,  ha 

i  del   tornillo,  •  á  la 

dentro,  y, 

■ 

metal  de  que  una 

"Mis 

-   de  enviarlo  á  la  India,  y  lo  ]>■ 

5tudi<   5,    11" 

in  hallado  en  él ;  Me- 

•   c|iie 
mam-  ividad  del  gran  i 

probabilidad  de  que  dentro  de 
»a    idea  uíacion  á  America,  ú  "ira  parte  del  muñ- 

ís mil  libras  por  la^  manos  de  Fernando  en  un 
i ;  y  Lubboík,  que  es  banqu 

la.  NTada  sino  la  necesidad  del  caso  me  In 

que 

i'innar  mi   noml 

la    familia  de   V.  ■ 
]         María.   I  'i'  «  1"  henil, 
nucí*  >  deben  haber  cambiad'  ■  la 

■  ■n~a^   ha© 

lada  <■!!  mi  tiempo.  Verdad  es  que  Pereyi 

■ 

4 verás 


muy  buena.  Yo 
un,  i  La  flaul 

en 
■  .-..■  e  'iue  m?  hal 

■ 
•  <le  la   aduana,  me  al< 

Te  ama   muí 
tu  i  muchacho  de  excelente 
"Tu  hermano  qu 

I     Blanco   Wh 

El  joven  don  \'-v  Mana  Blanco  j  Olkxju 
cuitad  de  Derecho  de  la  Universidad 
drc  en  d  cargo  de  cónsul  de 
treinta  ¡  1860,  tra 

tro  la^  esperanzas  en  él   fundadas  p 

reídos  en  varias  coro  \1- 

gunos  de  estos  trabajos  salieron  a  luz  en  • 
a  1857. 

Bl  21  de  Diciembre  «le  1824  <li-  ue\'a  prueb 

tríotismo  intercediendo  cerca   del  doctor   Howley.  •  l/m- 

iados  en  Inglaterra,  j  d  -4  dd 
mismo  mes  tu\  de  recibir  del  <  >l»i-i>- >  jo 

el  socorro  de  sus  compatri 

A  principios  <\A   1825,  Campbdl.  recordando  el  ¡ni 
de  las  >»i  Sf>a*n  sugirió  la 

rente  a  !'  Moyo  de 

nal  <lo  su  refutación  de  la  obra  <le  Bu( 
En  2;  Id  mismo  año 

■  (/i-  un  Pobre  hombre  contra  <•/  /'• 

iki>- 
lel  cual  se  hizo  con  algunas  mutila- 

¡mportantes,  para  la  propaganda  de  la  Rd 
tra  Patria     Vlgunos  han  atribuido  la  traducción  al  sen<      ! 
lemostrar  su  d< 

tutor  y  llevando  la  di 
t\tr.  prar  ól  mismo  1<><  ejemplares  que  1<-  -i  re- 

d  •    iba  '■ 
entn 

•  na  del  luí' 


]>añ"I    Muñoz   «le   S  :  a    quien   cedió   su   traducción    di 

Paley.    La  ti  de   Blanco  excedía  de  La 

erial  y  llegaba  h 
y  su  ami  >r  propio  en  ai 

nó  de  indignación  su  ánimo,  pues  bábiend 
redado  de  su  padre  la  rna  is  untos  de  inten 

-taba  mfiniti    cualquier  duda  resp 
por  extravío  de  algún  pape  il  en  una  ciuda 

vadida  por  ejércitos  extranjeros  \    revuelta  comí 

ales  de  España  por  frecuentes  trastornos,  no  pai 
pago  de  la  inedia  annata.   Las  reclamaciones  se  di 
su  hermano   Fernando,  \ 

'  e  carta : 

adiáe  Row.  Chelsea. 

"i  >ct.'    14.   1825. 

"Mi  amad"  hermano:  Mucha  pena  me  da  la  muerte  de  tu  nif 
La     ■     ¡  'luidad  con  la  voluntad  dé  Dios,  y  la  certeza  de  que 
estro  bien  es  el  único  consuelo  i|iie  tenemos  ei 
mojantes  casos.    I'ile  a  Juana  quan   sinceramente  la  acompaño  en 
su  pena. 

"He  tenido  que  escribir  a    Escocia  para  que   M.r-   Moore  me 
diga  el  contenido  de  la  caxa  que  te  envió  sin  darte  la  menor  noticia. 
Me  dice  '|iu-,  a  lo  que  se  acuerda,  té  remitió  la>  obras  que  acababan 
de  sarlir  aqui  con  más  crédito. 
"  Fouchi  's   Vlenn 

of  Buonaparte. 
"l'be  Sketch  li'xik  by  Geoffry  Crayon. 
"\  Manuscript  Journal  ¡,i  an  escape  from  France. 
"Varias  cana-  de  nuestros  Padres  y  Amigos  que  tu  habías  de- 
xado  en  su  poder  al  irte  á   España,  \   una  carta  que  te  manda! 
bija    I 

axon  que  yo  te  envié  no  contenia  a  lo  que  me  .. 
ue  di  -  ligadura  ne  por  equ 

hubiesen  puesto  algunas 
"Me  ] 
■ 


I 

apilla  se  hallará  que  se  hizo  la  dedui 

«le  la  Tu 

■   que  a  hal 
■ 
la  memoria.  J 
■     deuda ;  y  siempre  he  estad 
ña,  ii'.  debía  iu 

P    >T 

ii  mal  in- 
a  i  ■  sugirió  la  duda. 
"Mi  Juana  y  t  i 

"I.  Blanco  \\  i 

l826  O  'Hi' 

influencias  do  1 

<-nt>>. 

I'  1    M, 

i.,  de  orador.  Veinte  años  hacia  ya  que  1 

fton  su  primí  Mar- 

ma  'le  la  mistad,  al 

que  el   I  h*.  VVhatel) .  Mr- 

1 
« 

en  31  del  n 


CAPITULO  XVI 


SEGUNDA   ETAPA   EN  fiXFORD 


Una  de  las  mayores  satisfacciones  de  Blanco  fué  recibir  de  Ox- 
Ford  el  diploma  de  Maestro  en  Artes  entregado  por  el  doctor  Cople- 
stone  el  28  de  \l>ril  de  [826,  -i  bien  la  Junta  Hebdomadaria  no  le 
*■  «nfiríó  tal   honor  sin  i)1"-'   resueltas  impe- 

dirlo. 

Con  e>te  motivo  vióse  obligado  a  abandonar  su  grata  residencia 
>lver  en  14  fie  Agosto  de  [826  a  Oxonium, 

ardía  en  vehementes  d< 
3  se  retrató  en  Londres  y  al  fin  se  instaló  definitivamente 
ciudad  universitaria,   ingresando  en  el   ilustre  colegio  Oriel. 
lado  por    Wam  de  Brome  en, 1324  y  reconstituido,  por  Eduar- 
do II  en  1  , 

\   la  vez  que  hallaba   inesperadas  antipatías,  tenía  noti< 

1      lal  ira  se  habí  lo  su  ida  a 

1.  mdres  al  natural  resultado  dV 

Como  dardo  envenei  trañas  del 

a  a  la  virulencia  del  ataque, 
tremo  de  su  reputación,  intento  constituir  un  tribunal  de 
•'.  mixto  di  ■•  dictaminase  acerca 

1  honorabilidad  de  su  ¡os  de  Lord  Holland 

«asada  la  nube,  sólo  quedó  en  su  alma 
a  del  recuerdo. 
\:in  sospechando  qu< 

Sevilla  una  carta, 
<-n  la  Uñó 
la  lengua  helénica  s   acompañando  a  la  carta  un   regalo  de  libros 

de  '  : . 


da  a 

al 
rtñ<  >. 

fundizar  en  el  ■■ 
litaría  ■ 

\-.i<  voluptuosidades  <le  la  tual.  Una  impertinen- 

mulo  arrancó  la  venda  'U-  ¡embro  del 

Felli  i 

ii5tituciún  a  .  de  aquel  i 

»re  <-l. 
Mitigó  la  amargura  del  desengaño  la 
<|ue  fué  recibido  y  tratad' 

•  ■<!".  d  doctor  Wliately,  que  pa- 
i  el  más  liberal  de  1"-   fanáticos  teóli 

del  nuevo 
Rector  d( 
iversklad  'i' 

-  del 


DE   DON   (OSE  M."  BLANCO  V  CRESPO 


a  lo  que  en  si  no  la  tenia,  pues  todos  los  Fellows  de  Oriel  le  demos- 
Iraron  siempre  la  más  perfecta  consideración  i  i 

Sujeto  más  diplomático  que  Blanco  hubiera  dominado  la  situación 

gando  a  la  derecha  angiicanaj  pero  el  carácter  independiente  de 

stro  compatriota  le  impedía  alistarse  under  the  Church-and-King 

banners.  Para  hipócrita,  bien  hallado  estaba  al  lado  <le  sus  padres 

y  en  el  seno  de  sus  amigos  a  las  floridas  márgenes  dd  Betis. 

La  actitud  reservada  de  Blanco  oo  abrió  paso  a  la  protección  de 
los  doctores  y  no  recibió  la  menor  ayuda  en  urden  a  alentar  sus  tra- 
ii!  a  reponer  por  arduas  empresas  literaria-  el  lastimoso  esta- 
do de  sus    i 

scurrió  el  a  i  la  predicación  y 

.  ocados  p 
enfermedad  y  i  ación  de  su  hijo 

y  ]Hir  el  implacable  batallar  de  sus  dudas 

el  año  1828  prodigó  azares  a  la  atormenta 
cia    ti  pasú   el    verán,     en 

"tuna,  que  hub  larse 

1  a  quien  preparaba  para  exá- 
.  I  >aniell.  N'o  oh  ¡  ¡ira  que  le 

arita.  hija  de  Christie,  los  aires  ten 
.  lud. 
minado  por  su  indiferencia  a  1 
,  en  la  más  completa  ignorancia  respecto  a  sus  inten 
spaña.  Ni  sabia  lo  que  había  hereda'';  adres,  ni  el  di- 

.  lo  cual  le  ocas  rtedad  en 

■  11  su  hermano,    \lntes  de  llegar  a  Tumbridge  Wells 
siguiente  1  a  de 


ular : 


;.   iSjN 


"Mi  querido  hermano:  i H  .    rumbridge 

Wells,  donde  mi  mala  a  á  ir  este  verano,  he  recibido  tu 

.  con  mucho  gusto,  como  puedes  imaginar  después  de  tan  largo 

nsidero  que  tus  muchas  ocupaciones  te  impiden  una 


(1)    1 

una 
K.  Phelpa,  actual  Pn 

l  '.:;iiico 

id  t  '  think  tli.it  we  showed  hita  do  little  kindm 


1 82 

ifecto  nunca  tengo  la  m 
duda,  y  tú  -v"'"  de  que  no  ]•  ;-1  ;'l 

.  |» ir  ti  \    por  tu   familia. 

'tima  vez  que  te  escribí    ¡ 

i   •        ■  • 

Limque  me  • 

intinuar  por  más  tiempo  en  la  duda  en  que 
•     •  muerte  de  nuesti 

ué  i>arte  me  perú  >pues  'le  tai  I 

sé  sobre  este  punt.>.  Lo  que  he  real» 
res,  y  quando  me  h<  he  hecho  i 

midez  de  uno  que  pide  lim 
en  la  casa:  He  de  continuar  por  jan. 
I  ay  que  temer  que  yo  moles) 
porqué  razón  he  de  \  ivir 
deuda,  y  sin  medios  de  pasaar  cómodamente.  11. 
Mar  bre  e-te  punto.  Si  bien  me  acu<  leyes 

.  la  compañía  continua  entanto  • 
mente    Vsí  es  que  no  es  p 

lumbre.   Mucho  más  que  i 
Liquidemos,  pui 
tiendi  entre  parii 

derme.  pues  no  me  es  posible  dilatar  más  lien 

enfermo  y  no  pued<  i  la.  Mis  rm  ■ 

alcanzados,  y  no  ten. 

■ 
"Más  d<-  un  ;iñ<.  hace  (|ue  te  pedi  algún  in 
land 

nidado  -u  i  lo  dirigido  i"'i  man.'  de  Mi    Ri 

• 

que  pedí' '  -r  para  ir 

•i  que  embarquen  una  Pipa  del  mejor  vin 
ea  el  que  fuen  |ue  el  \  ino 

delíca  a  por  d  importe  deb< 

MJss.™  W  illi-   ! '  -«'I  ombard  Si 

.mies  WUs 

Pai  k  t  )orner. 

"I  .i  i. mu'  .  :  ad< mde 

is  M.r  Chi 
sa  de  ia  enfermedad  le  -u-  hija 


DF.  DON  JOSÉ  II."   BLANl  183 

"Si  vieses  a  Arjona  y  Sotelo  dale  mi-  afectuosas  memoras.  Da- 
la>  igualmente  a  Juana  y  a  todos  mis  amigos.  Tu  aíf.:'"'  hermano 

"I.  Blanco  White." 

"P,  h    Dirige  Ford." 

En  verdad,  infundía  sospechas  la  conducta  de  don  Lucas  Beck 
no  abordando  de  frente  la  cuestión,  eludiendo  el  balance  y  evitando, 
ai  parecer,  la  liquidación.  Al  desinterés  de  Blanco  y  a  la  timidez  de 
ando  sé  debió  que  un  litigio  no  devorara  quizás  aquella  conside- 
rable fortuna,  lo  <|ue  pudo  ocurrir  más  adelante,  cuando  el  hijo  de 
don  Fernando,  o  sea  don  José  María  Blanco  y  Olloqui.  fallecí) 
padre  en  -7  de  enero  de  1849,  se  encontró  único  universal  here- 
dero, según  consta  del  testamento  de  don  Femando,  otorgado  en 
mero  de  1849,  au,e  don  Ignacio  Vmoscótegui  de  Saavedra. 
Animado  por  los  bríos  de  la  juventud,  el  hijo  de  don  Fernando  so- 
licitó dd  señor  Beck  que  rindiese  cuenta  de  los  bienes  de 

Xo  habiéndolo  conseguido    en    repetida-    gestiones,    ori§ 
un   pleito  que  terminó,   a   ruegos   j    con   amistosa   interve 
per»  ibles,  por  una  transacción  en  que  clon  Lucas  Beck 

entregó  al  señor  Blanco  15.000  pesetas  en  concepto  de  liquida 
de  la  de  su  padre,  j    otras   15.0O0  por  la  participación  en 

la   huerta    de    Punta. 

isó  Blanco  proyectando,  en  unión  del  doctor  What- 
ely  y  de  Seniow,  una  revista,  que  ii"  tardó  en  salir  a  luz.  Ixi  ex  - 
cia  de  la  publicación,  intitulada  hondón  I  '.rió  tan  fugaz, 

que  únicamente  se  imprimieron  do-  números,  en  -pie  vieron  la  luz 
do-  excelente-  articulo-  de  Blanco,  un.,  sobre  la  lengua  ) 
española  )   otro  acerca  del  PoUok's  Course  of  Time.  De-de  el  primer 
número  comprendió  Illanco  que  la  revista  había  nacido  muerta,  y 
en  20  «le  mayo  de  [829  escribía  a  un  amigo:  "Muy  pronto  espero 
verme  completamente   lihre  de   la   pesadilla  de   nuestra    /.<>;/</e; 
iHew.  El  segundo  número  saldrá  en  breve  y  .-i  el  trabajo  ha  de 
cinuar  asi,  1"  resígname  en  otra-  man 

La  elegancia  de  su  predicación,  tal   vez   realzada  i*>r  un 
acento  español,  que  nunca  perdió  totalmente:   su  instrucción  nada 
vulgar  y  el  aplauso  concedido  a  tus  obras,  habían  rodeado  a  ! 

m  aureola  «le  singular  prestigio.  Lo-  que 

«iempre  le  miraron  con  alguna  desconfianza,  fueron  lo-  primeros  en 
ar  su  crédito  proporcionándok  graves  disgustos   por   su  con- 
ducta política,  no  obstante  la  exigua  intervención  de  Blanco  en  los 
-  públicos, 
lesoon  relativa  a  la  emancipación  di 


184  , 


rra  y  a  Irlanda.  Clubs  de  amboe 
ieron,  lar,.- 

:'   vez  una  -1  en 

Irlanda.   I 
la  ina  artidos  que  vi  dist 

a  la 
e\  ¡tasen  la  efusión  de 
.1  un  gabinel 

ledi- 
• 
¡  de  abril  t  prin- 

1 

•1". 

de  su  :i|>re<  ¡ación,  j  J  oír  condi 

•  mu-  ¡k -r  ra 
En  la  •  • 

•    ■  ir  v\  interno  cambio  d 

■  li<-t<>  a  la  Iglesii 
que  i  g  en  lo  cual 


DE  DON  JOSÉ  M."  BLANCO  í  CRESPO  l83 

'  verdadera  y  que  él  acariciaba  un  ideal  de  Iglesia  no 

existente  aún,  La  angHcana  era  la  mejor  de  las  existentes  hasta  el  día, 

¡:  "No  puedo  menos  de  considerar  que  en  ella  permanece 

ado  el  espíritu  del  Pi  intificado." 

En  relativa  cahna  pasó  el  año  de  1830,  continuando  -us  estudios 

literarios  v  sus  disquisiciones  teológicas  en  Oxford,  sin  más  inte- 

rrupción  que  alguna  visita  a  la  capital.   No  obstante,  su  ánimo  se 

hallaba  inquieto  por  no  recibir  noticia-  <le  su  hijo;  ni  tampoco  de  su 

hermano. 

Siempre  atormeirtado   por  sus   dudas,   más  graves  cnanto   más 
studiaba  los  Fundamentos  del  Cristianismo,  se  retiró  a  casa  <le  mís- 
Bisbop,  en  Brighton,  suspirando  por  el  descanso  espiritual. 

tado  con  las  delicadezas  del  sincero  amigo,  tornó  a  su  ya 
incómoda  residencia  de  Oxford. 

Su-  trabajos  de  (828  a  18  suplemento  al  articulo  Spain, 

,  Encklope  ica:  el  intento  <le  un  tratad 

idios   sobre  aufc  contar   los  |i- 

nblicadi  »s. 

curó  a  su  alma  la  visita  d<  mado  amigo 

L  -'a.  que  pasó  a  '  >xf  >rd  en  [83]  a  acompaña 
soledad  de  911  inolvidable  Albino. 

.1    SUS    puerta-    al 

tñable  amigo,  reprimió  su  alegría,  temeroso  de  abri- 

harle  su  evolución  religiosa;  y  exclamó, 

•:  "  Vlberto,  -i  cieñe-  a  hablarme  de  mi  situa- 

dirrtel  y  márchate." 

se  abrazaron  con  efusión   terní- 

l>asadi  .  que  por  pasado  eta  tiw 
li    la  llorada  juventud:  el   remozamiento  <le  las  hora-  de 
1  ielo  de  la  patria  110,  derra- 

imo  consolador  en  las  abierta-  heridas  <K-  su  alma. 
Bien  ganada  tenía  esa   cordial  satisfacción,   pues   -u-  enemigos 
le  mortificarle.  Vacante  la  plaza  de 
lista  en  Dulwicli  College,  por  haber  fallecido  el  propietarii 
Marzo  de  [83 1 .  John    Míen  insl 

:  ididatura.    I  .a   posición   de  organista   era   tentadora   para   ', 
1  que  Blanco  vivía:   160  libia-  anuali 

Sobre   el    justo   de   cultivar   la    música,    una    de    SUS 
ardientes  aficiones,  abrían   toda  una   perspectiva  de    felicidad 
•Miada  la  candidatura,  -<■  trasladó  a  [xmdres  a  esperar  el  re-ul- 
ión;  mas  la  -ana.  siempre  alerta,  de  sus  adversa 


186  VIDA 

le  pre 

¡una  de  qu 
rg  a  ■      mi  carta  de  1 1  de  mai 
i  de  su  candidatuí  i 
■ 
decidía  cuáles  habían  de  ser  I 
Lian  entrar  en 
Ulan  para  una  plaza  de  x< 

'.  blank  tot,  es  decir,  la  papeleta  en  ' 
consiguió  el  anücionado  p 

Pidió  a  la  aini- 
pkalidad  <le  Mr.   Bis 
todo  el  mes  de  Junio,  toi 
Kensington  y  n 

I  i «  continuaban  ulti 

español,  K-uy.  honor  fué  vindicado  en  elo    • 

id,  ya  muy  alfa 
aún  más  decaída 

de   su   intimo  amigo 
de  1  hihlin. 
Su  posición  en  Oxford  era  tiempo  I 
s  le  zahei  ian  sin  des» 

OTipasiva  defereí 
to  de  Wiíatd)   le  hal 

lor  apoyo,  no  veía  medio  de  prolong 
situación. 


CAPITULO  XVII 


i:  i    \  \  i    o    EN     ii  U  i:  i.  i  N 


Las  mismas  sombras  proyectaron  su  melancolía  sobre  Blanco  al 
comenzar  el  año  de  1832.  Con  violentos  dolores  por  el  «lia.  c  .11^111111- 
do  ]>'>r  la  fiebre  durante  la  noche,  exhaustas  sus  fuerzas,  creía  ya 
próximo  su  fin,  cuando  míster  Pope,  cuñado  del  doctor  Whately, 
vino  por  él,  y  corriendo  los  riesgos  de  penoso  viaje  lo  llevó  a  Du- 
lilin,  donde  debía  encargarse  de  la  educación  de  Eduardo  Whately, 
hijo  único  del  Arzobispo,  y  a  la  sazón  un  niño  de  nueve  añ  «. 

Por  la  mañana  del  30  de  Mayo  salió  en  una  post  chcise;  el  31 
durmió  en  Shnewsburg;  el  1."  de  Junio,  después  de  cruzar  el  Mer- 
-ry  en  un  vaporcrto,  llegó  a  Liverpool;  el  arcó  a  las 

de  la  tarde  y  desembarcó  en  Irlanda  la  mañana  «leí  3.  Durante  este 
viaje,  realizó  una  excursión  en   ferrocarril  y  nos  dice  en  una  unta 
de  su  diario  como  ge  embriagó  (intoxicóte)  de  placer  ¿il  recorreí 
de  treinta  millas  en  dos  li  >ras.   Ya 

inspirado  |*>r  la  impresión  del  tren,  un  cuento  titulado  Afinos 
el  gigante  y  regaló  el  original  a  la  señora  del    Vxzobispo. 

\  beneficio  de  la  labor  educativa  consagró  Blanco  la  tenue  ac- 
tividad que  -u  padecimiento  le  permitía,  sin  ocuparse,  fuer; 
mis  'i1"'  en  traducir  la  Geometría  y  el  Algebra  de  Clairaut,  trabajo 
que  ii"  firmó,  \  en  un  conato  de  Historia  de  la  Inquisición. 

En  la  tranquilidad  de  la  residencia  arohiepiscopal,  dulcil 
-u>  pesare-  |H.r  el  calor  de  la  amistad,  sintió  cierta  mejoría  <■ 
idea-  religiosas,  no  obstante  la  repugnancia  que  seguía  inspirándole 
el  /vi/vn/n  protestante,  110  men  .1  que  el  católico  pai 

complexión  liberal    La  contemplación  de  una  solemnidad  conmemo- 
rativa del  centenario  de  las  Mi-iones  de  Moravia  contribi 
mentar  la  paz  de  BU  espíritu.  "Confio  — clecia —  en  le  ha 

traído  a   Irlanda  para  mi  bien..,   Parece  que  la  bondad  de  la   Provi- 


VIDA   \    OBRAS 

ciencia  mi  .  para  una  muerte  de  verdadero  cristiano.   Ar- 

durar  la  tranquilidad   disfrutada   en    Re 
1833  ral  vio  a  Inglaterra  algún  tiem] 

1    Wells.    El    Evangelio  intimo,  espiritual, 
pecho  y  le  impulsaba  a  desdeñar  la  Las  defi- 

bía  en   1  ,í  de  m¡ 
ütuvcii  la  verdadera  fuente  del 
Su  arrebato  místico  lanzaba  todo  el  lastn 
i-,  i-' 

'  •  1  >ara  da 
uel  que  nos  enseñó  a  mi  y  a  la  I  1 

•  Whatel) 

ques  de  tan   fonnid 

halló  medios  hábiles  de  sus 

ite  de  una  fe  viva  .  debilitada    • 

8  ■  v   puedo 

ón  a  la  "l 
Mas  <     '  •  edito,  en  el  hnmbí 

una  vez  cambii 

tímido,  coi  ti 

arla  -in  hallar  antes  en  mi 
le  pl< 

■    ' 


189 

por   Moore,  y  pareciéndole  que  del>:: 

I   áí- 
ballero  irlandés  en  b\  continuación  de  la  novela  del 

lien  invirtiendo  la  orientación  y  el  orden  de  las 
sidei  »ra  iba  firmada  no  por  el  editor  de  las  Metí 

del  Capitán  Rock)  »e  imp  '833,  aun- 

terminó  hasta  el  2  de  agosto.  Para  escribirla  había   oielto 
ile,  invirtiendo  en  redactar  los  d 

!  favorable  de  Whatel; 

ido  I  (ickinson  animar 
bas,  quedaba  más  di-  ida  \cz.  Hubiera 

>ta  urgia  y  no  le  fué  posible.  La  razón  que  ¡ 
Í8  'le  mar/.,  de  1834!  para  no  firmarla  con  su  nombre,  es 
ataba  a  un  l¡lm>  anónimo  también,  pues  Moore  6rmaba  The 
aptain  Rock's  Menw¡ 

infirmó  los  temores  del  au 
rompieron  la>  hostilidades  contra  el  lil>n>.  y  los  1  1      Eord, 

os,  declararon  que  el  autor  era  cristiano  por  ia  de 

la  doctrina,  no  |><>r  su  voluntad;  motejándole  di  •  y  de  im- 

perito. Solamente  Lord  Holland  Jiorabuena  El,  sin  embar- 

e  sobrepuso  a  la  contrariedad  y  afirmaba  que,  a  pesar  de  su  edad 
-  achaques,  se  sentía  más  feliz  i|iie  nunca,  pues  bahía  res 
toda-  sus  dudas  en  materia  de  religión  y  abrigaba  la  seguridad  de 
Otra  vida  feliz  mar,  allá  de  la  tumba. 

aplicábase  en  tanto  aquella  inconcebible  actividad  al  estudio  del 

alemán,  y  la  lectura  de  Über  den  Religionsbegriff  der  Alten  por  el 

íitssch  le  sugería,  o,  mejor,  le  confirmaba  su  pensamiento. 

La  Religión       el  medio  de  agradar  a  Dios.  Puede  ser  de  tres  mane- 

1 .",  externa,  carnal,  arraigada  en  el  sentimiem  bal  o 

la  en  la  virtud  de  ciertas  palabras,  y  3.*  espiritual,  fundada  en 

-  vino  al  mundo 
a  librar  a  la  humanidad  de  las  religiones. 

Sin  embargo,  un  me  .    Rev.  \v- 

no  poder  suscribir  las 

ion.  "  O05 
rendí  a  dar  su  lor« 

•  ■  mi  ser  n*  ■-. 

■ 


100  VIDA    1 


i  ella  vud  i 
•minué  la  tradición  ir. 

"  Dublin.  May  ■   1 1. 

5obi  mucha  pena  supe  la  muer- 

moa  1"  hal  iba  mucho. 

virtud,  en  taleí  ria  mucha 

■  n  la  v  i<la  han  sido  mi-  Ubi 
nbre  de  leti 

■ 
Marmol  que  me  causa  mu 

i 

"  Mi  amad'  ira  mi 

■su 

ndo.  há  mu 
Aun  quando  n 
a  parientes  tan  amad' 



•  ha  estado  en  mi  poder.  Sin  lisoí 

por  el 

■ 
■ 

i 

'<•  parte  de  los 

■ 


>E  DON  JOSÉ  M."   BLANCO  V  (  RESPO 


democrático  de  hombres  sin  experiencia.  Acaso  algunos   Españoles 
■  cledignarán  de  leer  algunos  Papelea  en  el  Español.  Yo  lo  con- 
clui  tan  disgustado  que  no  tengo  un  exemplar  de  él  entre  mis  1: 
ni  he  leido  una  lint  i  muchos  años, 

"Ten  cuenta  con  no  malcriar  (a  á  tu  hijo  por 

de  enfermedades.  Un  hijo  único  está  expuesto  al  peligro  de  ser  cria- 
i  ocio.  Yo  no  quiero  que  desaparezca  nuestro  nombre  de  entre 
iña. 
ugeto  por  quien  Marmol  pregunta,  me  es  imposible  descu- 
brir en  Londres.  No  me  ha  quedado  ni  un  amig 

"Entre  los  libros  que  te  encargué,  quisiera,  s»i   í  ble,  me 

•:i  Schram;  la  Teología  que  yo  estudié  en  la  Universidad. 
"Da   mi-    .1  y   á    quarri 

rdan  de  mí,  dale-  gracias  por  ello.  Está  Ar;  ia  de  Asis- 

I  )i  muchas  cosas  de  mi  parte  á  Juana,  y  á  Polly  y  á  toda  la 
eyera  el  anillo  di  ira  ir  invisible,  me  alej 

ría  de  hacer  n:  r  el  vapor  como  lo  llaman  ahi. 

[uantas  tristes  memorias  están  unidas  con  tales  objel 
"l>i<>-  r  e  y  á  todos  los  tuyos  •  pide  tu  herma- 

lí  te  ama. 

"|.  Blanco  White." 

<  ada  vez  más  t<  que  juzgaba  erróneas 

-  :   pluma  a  predicar  el 
icción,  llegando  a  los  últimos  límites  del  liberalismo  y  mai 
taba  en  su  carta  de  3 1  de  Agosl  ;  »de 

le  controversia  anticatólica,  suprimiendo  todo  lo 
revelase  intransigencia  con  las  demás  coni  A 

tual  i  ibedeció  su  libr< ¡ 

tdiado,  que  vio  la  luz  en  1834,  3  .  no 

1  v  la  ¡nquisit  i. 
nsa  irlandesa  emprendió  acerba  campaña  de 
calumnias.   El  R  sonalmen- 

te  a  B  d  del  '.ii!' 

grntileza  del  otro  engendraron  una  ingenua  \    perdurable  amistad, 
impulsados  i*>r  el  mismo  torbellini 

>\<'  del  por  la.  para  ambos,  inevi- 

•cial  le 


- 


» 

■ 

del  pensa 

le  mis  estudios  \  de  mi  e: 

-u  madun  ,  ■. ic  puedo 

cado,  |>ri"  yo  he  empl< 

«npatibles  con  mis  facultad)  ununicár 

el  resultado  de  mi  peí 

¡uicii  ?   M  amistades  tan 

íntimas?  ¿Quién  - 
ningún  herm 

ición  rt-li^: ; 
Entusiasmado  con  1<>>  doá  primí 
»<•»-.;/  </,•  /,;  Rdíyión  y  de  la 
clirist.    Reí.)  cpie 

Kambui  Juan  Augusto  Guillermo  V 

de  la  'lirt-i 
lista,  escribió  ;il  hist< 

■ .  il>i(|i>  He  -u  obra  el  benefi* 
• 

■ 

de  nutridí 


DE  DON  JOSÉ  M."  BLANCO  V  CRESPO  iq3 

cer  ocultas  las  oscilaciones  del  pensamiento.  Re]xrtidas  veces  en  sere- 
na conversación,  o  en  el  ardor  de  particulares  polémicas,  se  habían 
traslucido  las  heterodoxias  que  fermentaban  en  su  conciencia,  y  ha- 
bía [legado  a  hacerse  sospechoso  a  los  episcopales,  mojigatos  como 
nadie  y  tan  fanáticos  como  el  que  más  en  la  esfera  de  las  idea- 
Blanco  no  pudo  más.  Las  ideas  tomaban  en  su  cerebro  incoercible 
fuerza  expansiva:  la  sinceridad  de  su  carácter  le  vedaba  el  disimulo, 
y  cuando  los  ataques  de  los  ortodoxos  colmaron  la  escasa  medida  de 
su  prudencia,  soltó  las  aguas  de  su  pensamiento  y  públicamente  ov 
tentó  su  convicción  unitaria.  Ya  en  29  de  diciembre  de  1834  escribía: 
•y  muy  enfermo:  no  me  es  posible  omitir  la  confesión  de  mis 
opiniones  por  miedo  de  abandonar  este  mundo  de  sufrimientos  antes 
de  haberlas  pública  y  explícitamente  declarado.  Deseo  separarme 
abiertamente  de  la  Iglesia  de  Inglaterra." 

Momento  critico  para  la  vida  de  Blanco.  El  2  de  enero  de  1835, 
o  sea  cuatro  días  después  de  estampar  las  anteriores  líneas,  dirigió  al 
Arzobispo  una  digna  carta  exponiéndole  los  graves  motives  que,  sin 
consultarle,  le  constreñían  a  abandonar  su  palacio  para  lanzarse  otra 
vez  a  la  pobreza  y  a  la  soledad.  No  admitía  componendas  resolución 
tan  grave.  De  admitirlas,  hubiéralas  interpuesto  el  profundo  cariño 
del  doctor  Whately. 


fiar 

i 
en  Liverp 

dv  la 

dab;i   ;i  la 
nomb     i 

ap  :..    ■ 

•  ■ 

,  i 
..." 


VIDA  V  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M."  BLANCO  Y  CRESPO         193 

La  conmemoración  ele  la  Cena  resultó  para  él  a  ratiotuil  and  sur 
blii'w  ceremony;  sus  males  encontraban  lenitivo  en  la  serenidad  ad- 
quirida ].  ■  por  entero  al  paroxismo  de  la 
a  fe,  j  renunció  el  antes  ambii  mor  de  formar  parte 
del  Colegio  Orid  en  Oxi  Be  su 
ru  rnibre  dt  l 

[nquebrantable  i  ánimo  las  mis- 

kindness  di 
decía  la  ¡  alian  su  sufrimiento  y  "levantaba  su 

la  fortaleza  que  le  habia 
dido  al  adoptar  -> 
Su  nueva  evolución  ofreció  el  mismo  sello  de  desinterés  que  las 

ilia  y  patria,  ca- 
lzándose a  los  azares  del 
Al   renunciar  al  protes- 
uedaba  sin  amigos,  dimitió  su  posi- 
'■¡1  la  l'n¡\  ersid  -  su  es- 

■  que  el  trabajo 
de  edad,  solo  y  en- 

■  n  f«.nna  de  acicate,  ! 

nocía.  El  imitar 

nzó  a 

Fecho  que  al 

1  >n  el  pla- 
•  ia. 
Mira/"  -11   nueva  din  su   tempera- 

- 
■ara  empaparse  en  las  idea-  que  la  intiana  :iabia 

1   ra- 
leva- 
;ii    en   su 
■ 

i  en 

perpetuariM 

.    tan 
•  :idi- 


196  vib- 

riones para  t»  a  idealista  y  romántica,  tan  ene: 

del  carácter  ¡n 

la  familia,  cora  *.is  que 

Bisen  peciahnente  con  su  sobrino  José  María,  a  quien  por 

la  hoftionimia  y  por  sus  ensueños  de  aureola  literaria  para  su  nombre 
ular  predilección,  dirigía  al  niño  en  esta  fecha  la  si- 
guien! 

"Liverpool,  Febrero  25,  [835 

"Mi  querido  sobrino  José  Mana:  Siempre  que  me  escribe 
bo  placer,  porque  veo  que,  aunque  n<>  me  conoces  de  vista,  me  qu 
mucho  v  deseas  que  sepa  tus  pi  nua- 

meiite  que  te  dé  voluntad  y  fuei  [ue  adelantes  y  crezcas  en 

saber  y  en   virtud.   La  virtud   1 

una  determinación  firme  de  nuestra  voluntad,  de  hacer  siempt 
que  en  cada  caso  particular,  la  conciencia  :itad 

de  D 

garno>  nuestros  des< 
de  Dios,  que  habla  en  Por  ejerap  lebes  em- 

mbrarte  quando  el  deseo  de  juj 
impide  estudiar,  á  saber  vencerlo;  que  Dios  no  aprue- 

ba exceso  ninguno,  y  que  tu  d<  y  tu 

Madre,  cuyo  úi  i"  eres  al  date  también  de  mí, 

y  ten  por  cierto  que  mi  única  felicidad  en  este  mundo  Ten- 

der mas  v  más,  y  esforzarme  por  hacer  bien  al  género  huma 

iid<>    haya    :  I  Aqui 

no  los  hay  tan  buenos  como  1  pero  vero 
puede  hacer. 

"Dile  á  tu  Madre,  que  desde  niño  la  he  qt                        herma- 
na v  que  la  .mi. >  cada  día  I    que  ha  contribuido  tanto 

á  la  felicidad  de  tu  Padn  bendiga  mi  querido  sobrñ 

ísimí  ■  tío 

"JOS!  PH    Bl  \n<  0  \\  Ht  1  1  ." 

1.a  nueva  evolución  no  había  entibiado  la--  grandes  amista 
Blan  rde,   unos  con  lástima,   otros  con  d  • 

simpatía,  '835,  reciente  su  d» 

pruchas  ¡nequ  aríño  y  mantuvo  animada  corresponde 

\    ota    ai  deb¡<  lirse    bu    muchas 

epístolas  anónimas  que  n  ■    * 

taban  su  nombre,  entre  ellos  algunas  sefl  •  in  inferencia'',  le 


DE   DON  JOSÉ    M.*    BLANCO   Y   CRESPO  1 97 

dirigían  acerca  de  los  motivos  de  su  evolución.  lilanco  algunas  veces 
staba  a  sus  incógnitos  corresponsales  exponiendo  sus  razones 
con  amabilidad  y  cortesía. 

Fruto  de  la  mayor  amplitud  de  su  pensamiento  desde  que  batia 
las  alas  en  más  libres  espacios,  fueron  las  cartas  Sobre  la  heregía  y 
;¡i,  de  que  envió  copias  a  algunos  amigos,  principalmente 
al  doctor  Armstrong  y  al  famoso  Stuart  Mili.  Ambos  felicitaron  al 
autor  por  esta  ¡>equeña  y  concienzuda  obra,  que  no  vio  la  luz  has- 
ta [839. 

Razones  de  delicadeza,  le  movieron  a  renunciar  el  puesto  de  Con- 
servador  de  la   Biblioteca  del   Dr.   Williams,  en  Londres,  que  había 
ado  en  principio,  al  ofrecérselo  Mr.  Yates.  Temía  que  la 
guíese  también  en  aquel  codiciado  puesto. 

En  octubre  de  1835  andaba  proyectando  escribir  una  obrita  in- 
titulada Preservativo  del  pueblo  contra  la  superstición,  que  hubiera 
sido  el  duplicado  del  Preservativo  contra  Roma,  si  bien  orientado 
hacia  más  altos  rumbos.  Así  respondía  a  la  animosidad  de  sus  an- 
tíguos  correligionarios,  principalmenti  adíanos,  que,  al  fin, 

decidieron  borrar  el  nombre  de  Blanco  de  los  libros  del  Colegio  Oriel. 
guraba  que,  dado  el  espíritu  casi  monástico  de  la  Univer- 
sidad, no  se  preocuparía  si  sus  miembros  quisiesen  darse  el  gusto  de 
celebrar  la  única  clase  de  auto  de  fe  que  les  era  posible  disfrutar. 

En  síntesis,  el  año  de  1835,  memorable  y  fausto  para  el  desdi- 
chado español,  marcó  un  dulce  remanso  en  la  corriente  de  su  vida 
"Jamás  -dice  en  una  carta  he  gozado  más  tranquila  etapa  que  los 
últimos  seis  meses.  Verdad  que  los  domésticos  me  han  proporciona- 
do algunos  pero  gracias  a  la  solicitud  de  algunas  señoras 
de  Liverpool,  me  encuentro  ahora  muy  bien  hasta  en  eso.  Cuando 
vuelvo  de  mi  paseo  diario  al  Ateneo  y  lo  hallo  tudo  arreglado,  la 
lamente  limpia,  todos  m¡<  muebles  ordenados  y  los  libros 
hablar  de  sabiduría  y  de  paz  á  mi  alma,  mi  corazón  se 
hincha  de  reconocimiento  y  casi  olvido  mis  sufrimientos  de  siempre. 
Además,  me  siento  mas  libre  de  padecimientos  corporales,  de  lo  que 
acostumbraba,  de  modo  que  si  no  fuera  por  la  creciente  debilidad. 
podría  decir  que  me  sentía  mas  joven  que  hace  diez  años;  pero  lo 
mas  leve,  basta  para  trastornarme." 


CAPITUU  i  XIX 


TRIS! 

I  a  primera  mita 
frutada  el  antei  i 

i 

Irl:i' 

■ 

na  pu 

Igieren    id( 

■ 
■ 

n.ir    Nada  me  a 


VIDA  V  OBRAS  DE  l>.  JOSÉ  M.a  BLANCO  V  i "  I  99 

ese  pays.  Yo  no  veo  fin  á  la  guerra  civil  á  no  ser  por  medio  de  una 
intervención  militar  de  parte  de  Francia  é  Inglaterra.  Las  obje 

plan  suenan  bien  por  escrito  y  tal  vez  en  una  arenga  en 
la-  i  !i  rtes  :  pero  mi  convencimiento  es  que  España  requiere  esta  asis- 
tenci  de  recobrar  sus  fuerzas  propias  y  na- 

turales. Pero  la  cabeza  se  me  desvanece  quando  quien)  ]>ensar  en  Es- 
■iii  lengua  nati\  i  hacen  revivir  recuerdos 
que  me  alligen. 

"El  -'4  de  Enero  de  este  año  te  escrihi  la  última  vez.  Te  habia 
escrito  antes  por  medio  de  un  paquete  de  libros  qu<  abrás 

recibido.    En  mi  última  carta,  te  respondí  a  lo  que  me  preguntabas 
acerca  de  mis  d  aria.-..  Todo  lo  que  me  per 

ca  en  España  ¡<  ti:  y.  como  fideicomiso,  te  pido  que.  si  la 

cantidad  merecí  mitad  a  mi  hijo  Lieut.   Ferdi- 

oand  White,   r  it,  Bomba;  nte  ó  Ban- 

quero de  Londres  puede  hacer  la  reme-a  por  mano  del  Agent 
Regi'  liará  en  todas  oca-iones  en  el  .-Irrny 

List.   Ferna  !  tenido  la  plaza  de  Ayuda 

y  en  influxo.  Ten-.,  el  mayor  placer 

en   !  que  he   i\  ñor  y  excelente 

conducta.  tí.  Te  estimaré  .  Lú- 

ea- q  enta  !il>ra?  de  la  casa. 

\ún  no  h 

".Me  h  ina  casa  más  pequeña  y  n 

primer  añ  tra  mudada.  La 

indar  much 

que    me   el 

"Mis  ;  Juana  y  á  mis  Sob 

.  Marmol. 
"Tu  a¡'i".'""  hen 

"J.     Bl  ITB.  " 

la  merece 
otra  carta  a  su  hermano  en  el  mi 

nhope  St.  I 

■'  \1  ■ 

"Mi  querido  Hermano:    le  puede-  imaginar  fácilmente  la  aflic- 

ue  m  carta  del  7  d  -i  que  expú  1  -r 

tanta  an- 

tiop.t  .  ,uaJ1. 


<  IBRAS 


-.  tanta»  lie  hecho  para  dii 
metli  •  misma  dirección  que  los  Zultietas  ponen:  rus 

caxems  han  lie  ■  de  aquí  habló 

:e>  que  haga  en  tal  caso? 

millas  de  I 

,  y  tiene  hn  ítdad 

i  manos  de  los  • 
ros  de  Zulueta  (Antonio  ha  •  del 

año)  quiei  •  ar  un  paqu 

Yo  i 

"En  quant  le  me  anun- 

•    (|11C 

. 
'■ .  desde  ent<  m  ■ 
pede  ■  entender.   Aquí  quai 

. 
reparl  rciones  estipuladas,  hasta  que  la 

se  disuelve.  Si  la  casa  hubiera  quebrado.  • 

ibles,  sin  admitir  la  disculpa  de  que  d  capital  de 
había  consumido.  Lo  que  tú  me  parece  un  delirio.  Per  • 

importa  lo  que  yo  piense  aquí?  '■  hace  á  mí,  mi  pérdida  es 

poca  y  el  tiempo  que  me  queda  de  vida  n.>  puede  • 
quando  m<  l<  8  hallar  •ncr. 

■    hijo,   a¡>i  .'    tal    idea 

Pero  apesar  de  mi  agitación  presente,  mi  corazón  me  dice  que 

ital   ruina  qu  i  una 

lian/a  en  la  Providencia  que  ha  v< 

. 

i 
ulpar  .1  I  u  e  ha  halla  I 

qiu  iposible  que  tenf 

que  hem  ;'  de- 

nte que  mi 
i  te  las  vei 
.    i  trabaj 

remunera 

lan  arreglu 
pane,  yo  renun 

.  ..■   en    ai 


DE  DON  JOSÉ  M.»  BLANCO  Y  CS 


cosa.  Lo  que  únicamente  deseo  es  que  tengas  pan  que  comer.  Dame 
noticia-  de  tí  coa  f renuencia,  porque  e-tov  inconsolable  respecto  á  tí  y 
á  tu  familia  á  quien  miro  como  mia.  En  cuanto  pueda,  cuenta  con 
ico  que  tengo.  Si  hubiera  temido  estos  .  no  me  hubiera 

muda  libras  en  mi  de  casa;  tampoco  hu- 

biera mandado  dinero  á  Fernando  para  asistirlo  en  los  gastos  pri-, 
meros  de  SU  Ayudantía.  Peni  me  limitaré  á  lo  ma>  preciso  de  aquí 
adelante;  á  no  ser  que  me  amenaze  á  mí  alguna  ruina  semejante.  En 
pueblo  me  han  engañado  f requentemente ;  y  las  leyes  relativas 
á  arriendos  ofrecen  medios  que  los  bribones  de  aquí  (que  son  brí- 
en  regla)  pueden  usar  para  robar  á  un  hombre  de  mi  clase. 
La  experiencia  me  ha  abierto  los  ojos.  Si  hubiera  sabido  los  riesgos 
tal  vez  no  hubiese  tomado  casa.  He  hablado  acerca  de  l-  libros  que 
llevó  el  barco  Español  La  Prud<  tibe  á  Pedro  Zulueta  á  cu- 

ya- manos  fueron. 

"Mis  afectuosas  memorias  á  Ju  eé  María.  Quiera  Dios 

piedad  de  ellos.  Tu  aff. ""■  y  desconsolado  herm 

"  í.  Blanco  White. 

"I".  I ».  Tu  carta  del  7  vino  jx>r  el  correo  extrangero,  no  p"r  mano 
de  per-' -na  alguna" 

[guales  sentimientos  avaloran  la  siguiente,  -  meses  más 

"_•_•  Upper  Stanhope  St.  Liverp 

"Junio  3.  [836. 

"Mi  querido  hermano:  En  27  j  \bril  te  es 

fué  de  resulta-  ibido 

de  ti  por  mucho  tiemp 

que  vayan  mis  cartas  por  el  \  apor,  escribí  con  adelantamiento  de  tre> 
días  para  rían  á  mi  dirección  en  el  - 

1»"-  días  después  vin<>  tu  melancólica  carta  ai  e  tu  pro- 

bable >   próxima  ruina  en  ricia  de  la  oscuridad  en  qui 

han  conducido  asa  por  veinte  años.   El  ca 

de   Antonio  /niñeta  me  prometió  enviar  otra  1  1 
I    ■  dres  para  que   fuese   por  el  Vapor,  y  esto  me  movi 

i-I  día  30.   Después  de  enviar  te  ocurrió  que 

.'lili.  White  y  Beck  sin  nombrarte  indivi- 
dualmente no  había  remedio.  Tú  puf 
tado  durante  e-te  largo   intervalo  de  dudas    Mi   salud   se  lia  em- 

mo  nunca  viene  el  mal  sin  compañero,  me  hall 
considerable  duda  de  -1  n  1  perdido 


203 

tuna  mi  <.■ 

hal>: 

pueblo  pequeño  de  VVales 

qui 

mes  <!<.■   VI 
ria.  ■ 

"Mi    I 

i 


203 


que  iluminase  sus  paí  apreciaba  la  longitud  del  camino  in- 

ientemente  recorrido. 
Por  esta  fecha  inició  su  correspondencia  religiosa  con  John  lia- 
milton  Thom,  publicada  más  tarde  bajo  el  titulo  de  Cartas  Dominica- 
tttday  Letters). 

ado  ya  de  su  larguísima  pe  erdad, 

siempre  esquiva,  o  tal  vez  satisfecho  de  haber  llegado  hasta  donde  en 
su  concepto  era  ¿nder,  \.  '  enfertno,  a 

la  literatura,  a  la  historia,  a  la  música,  a  todas  esas  fi 
placer  en  cuyas  odia  lavar  las  heridas  de  su  atormen 

amiento. 

Creía  formulado  de  una  vez  para  siempre  su  credo  religi 
al  recobrar  fuerzas  sus  nunca  entibiad  -  literarios,  se  eng 

efi  el  estudio  de  Italia,  que  él  juzgaba  sab 

ahora  mejor  que  en  la  bulliciosa  edad  <k-  I 

endulzaron  u  enfermedad  hepática  o 

intestinal  '  en  ti  do  el  año  de  1837  >  L''  'I1K  '■'"*  ^e 

la  influenza  que  le  retuvo  más  de  cu 
calle.  La  depresión  d  abatió  su  naturaleza  en  tér 

¡n  in- 
mensa fatiga  una  sencilla  carta. 

tusiasmi  1  i  lista  aume  lesean- 

padre,  el<- 
rita  l  del  hiji  >,  lameni  de  tan  útile 

• 

amiento  nacional  en  1   I 

dera  Filosofía,  podrá  libertar  al  mundo  de  tan 
ituia  el  unii 

recibir  la 
Whai 

de  tan   íntii 

¡  toda  la  • 
Uorai  no  pudo  u<  una 

imistad."   I 

hu- 

il 

1 

dudable  que  <■!   Fi 


204  :    OBRAS 


biarse  jamas.    ¡ ;.. 
Whah  nsión  a   Blanco  durante  la   residencia  de 

i 
continua 
dad   del  -   cordialida 

vivía  isitaí 

de  muerto  Blanco  j   de  publicada  bu 
Hamilton  Thom,  fué  cuando  Whately  temii 
cariño  a  un  disidente  pudieran  perjudicar]  i  au- 

tenticidad de  su 
hechos  reí; 

rticulo  de  John  Hamilton  Thom 
B67-IV-82- 1 

■  >rdaban  de  Blai 
paña.  Lista  ¡n-.lia  continua!  amilia  del  emigrado. 

! 
DIF 
ki  DA(  CION    DI 

"Madrid,  19  de  ;.,,,r  de  18 

"Fem  Mucho  mi  |ue  me  das 

de  Pepe.  Sabes  cuanto  nos  hen 

tres  meses ;  es  verdad  que 
tibien  el  cuerpo. 
"I [ablaré  .1  Quintana  «le  tu  • 

"El   ;  • 
tendí  1  ircunferencias  ni  los  perim 

ángulos  regulares  inscriptos  en  ellas,  oí  la 

uandi  •  sus  1  iponen  en  la  de 

etro  de  un  rri 
■ 
1  fijo  mani 

•  «.mi  tamb 
lna 

I 


DE  DON  JOSÉ  M."  BLANCO  Y  CRESPO  205 


"A  ti  te  expondré,  por  si  no  lo  sabes  o  lo  has  olvidado,  el  estado 
actual  de  la  ciencia  de  esta  cuestión. 

"1.'  Está  demostrado  que  existe  un  cuadrado  igual  en  área  a 
un  circulo. 

"2°  Aún  no  se  lia  podido  liallar  la  construcción  geométrica  para 
formar  un  cuadrado  igual  en  área  a  un  círculo. 

"3.0  No  está  demostrada  la  imposibilidad  de  construir  un  cua- 
drado ógual  en  área  a  un  círculo. 

"Esto  en  cuanto  a  la  construcción  geométrica.  Pero  en  cuanto  a  la 
resolución  aritmética  del  problema,  que  es  de  la  que  trata  nuestro 
papel, 

"1.  Está  demostrado  que  la  circunferencia  es  inconmensurable 
con  el  diámetro:  y  por  consiguiente  que  ¡a  resolución  aritmética  y 
exacta  del  problema  es  imposible,  como  hallar  la  raíz  cuadrada  exac- 
ta de  5. 

"2°  Está  demostrado  que  el  cuadrado  de  la  circunferencia  es 
inconmensurable  con  el  diámetro:  y  por  tanto,  que  el  valor  geomé- 
trico de  la  circunferencia  no  puede  determinarse  por  ninguna  cons- 
trucción ni  de  primero  ni  de  segundo  grado. 

"Si  quieres  ver  estas  dos  demostraciones  inventadas  por  M.  Lam- 
ber; y  publicadas  en  bus  Memorias  de  Berlín,  de  1761,  consulta  la 
nota  IV  de  la  Geometría  de  Legendre. 

"De  aquí  se  infiere  que  si  bien  puede  ser  lícito  y  aun  laudable 
buscar  la  resolución  geométrica  de  la  cuadratura  del  círculo,  da  muy 
triste  idea  de  sus  conocimientos  en  matemáticas  al  que  se  afane  por 
determinar  la  relación  exacta  en  números  entre  el  diámetro  y  la 
circunferencia,  porque  e^tá  demostrado  que  no  existe. 

"También  yo  quisiera  departir  contigo,  mi  querido  Fernando; 
pero  no  por  cartas,  porque  tengo  poco  tiempo  para  escribir,  sino 
silla  a  silla,  siquiera  cuatro  horas,  como  hice  con  tu  hermano  Pepe 
en  Oxford  en  iS^i.  También  quisiera  ver  a  nuestro  Mármol  antes 
de  que  demos  el  te  do  dispuesto  mi  viaje 

a  Sevilla  y  tres  se  me  ha  frustrado.  Pero,  o  poco  he  de  poder  y  han 

de  venir  muy  mal  las  iño  te  he  de  «lar  un  abrazo. 

"Mil  cariños  a  tu  esposa,  cuñada  e  hijo,  de  cuyos  progres 
alegro,  Te  abraza  con  todo  m  tu 

A.   Lista." 

Al  entrar  el  invierno,  >u  tristeza  aumentó,  considerando  que,  ya 
completamente  imposibilitado,  no  podía  salir  mas  de  casa,  ni  ejer- 
citar el  pensamiento  por  mayor  lapso  de  una  hora.  Los  libros  y  la 
correspondencia  distraían  en  lo  posible  su  dolor,  y  en  Noviembre  casi 


había 

.  ¡da,  mas 

liscurrían 

la  i 

a  1 !  u 

■ 

Whotdy. 


ideas  no  tenían  la  fijeza  Je  ver- 
dádi  liial>a  cuánto  el  e-ta  fluye  en  el 

hombre,  y  pensaba  que  ni  el  n  ni  probablemente  Je- 

sucristo, hubiera  que  fueron  de  habí.-;  ruñados  por 

grave  enfermedad.  La  ¡dea  de  la  inmortalidad  se  le  ofrecía  como  úni- 
salvación,  y  se  aferraba  a  ella  con 
Un  nuevo  que  más,  vino  a  aley 

a  un  lindo  canario,  regalo  de  su   peluquei 
paj arillo  fué  objeto  de  delicada  ternura  por  parte  d  ■.  y  a 

su    >■ 

¡aula  per  temente  abierta, 

próxima  al  impedid' 

ni  vivir  una  hora  nía-  y  piaba  al- 

lí i  llevar  a 

de  -ii-  boi  r. 
impuso  a  su  debilidad  y  esperó  con  relativa  tranquilidad 

Aun  celebérrimo  soneto  /  <.■  Noche  y 

erte. 

•  c  tradujeron  eu  auna  ...  ;  lo  que 

padre!...  Al  - 

excita  .  note  lie- 

su  hijo  y  se  forjaba  la  >'  $e  más  alivi¡ 

ida,  Fer- 

dre. 
.  M'd    !  lol- 

land,  de  qu  ido. 

la  llanta,  r  ■tiibicn  hubo  de  renunciar  a 

• 

de  diciembre,  pu  ion. 

-\¡  ■  .  -  de  italia- 

hijo.  E  i  leí  de  Sebillo 

bre  la  //,■ 


VU>\  y  OBRAS  DE  I>.  JOSÉ  M.a  BLANV 

las  primeras  brisas  de  la  primavera,  pues 
el  _■_'  de  •  ando  partió  para  Lo 

padre  más?  S  ucedtera,  , 

ídencia  junto  a  mi!" 
anana  del  jo  de  abril  sintióse  de  mejor  humor  y  tra. 

erpool  Al- 
aiendo    que    ui  iráctico    había    descubierto  una 

nueva  ciencia  para  penetrar  en  el   fondo  de)  hombre  más  ad< 
que  la  freí  5e  fundaba  d  descubrimieiti  i 

literarias  de  varios  pacienta 

la  nueva 

ciencia  debía  ostentar  el  nombre  de  Biblio 

¡marión  pa 
ximidades  de  su  hijo,  al  cual  pudo  estrechar  ei 
dia-  des  \hril. 

■  el   19  de  m:i.  Dublki  a  visitar  a  un 

compañero,   Blanco  dedicó  d  tiempo  de  las  lecturas 
proseguir 

su  mente  hervía  en  planes  y  bocetos  de  lib 

pia  en  pedazos  al  considerar  la  imposibilidad  física  de  ha 

La  Fil 

fiel   canario,   eran   el    únn  de   su    de 

por  no  pensar  leía.  Ii  .  k-ia  soñoliento                   ■  •.  rc- 

pasando  la  His  trmámea  p 

Nías   rud<  ¡i<la  <le  su   hijo, 

que  el  dia  15  de  junio  partió  p                aj .  Anheloso  de  que 

lauta-  .1  de   verlo  morir.    Bl 

procuró  aparentar  serenidad.   N  rar  a  dis- 

tancia el  proceder  dd  hijo...,  pt  tiramos  que 

sideraciones  del  mundo  no  nos  hubieran  obligado  a  abandoi 

nido  no  ¡«odia  ignorar  que  aquella  despedida 

era  hasta  la  eternidad. 


CAPITULO  XX 


ÚLTIMOS  DÍAS  DF.  BLANCO 


I.  jde  entonces  y  muy  disminuida  su  correspondencia, 
continuaba  Blanco  estudiando  desde  el  rincón  de  >u  casa,  leía  cuanto 
le  permitía  su  cansada  atención,  escribía  una  lan,ra  carta  sobre  L>> 
peligros  de  la  ordenación  en  rg  ales  y  se  preocupaba  ■ 

ciahnemte  del  de  su  hijo. 

i  edad,  con  la  fatiga,  reverdeció  el  amor  a  la  patria,  nunca 
extinguido  en  -n  pecho,  aunque  eclipsado  a  los  hervores  de  la  pasión, 
y  proyectó  volver  a  SU  gentil  Sevilla  para  dejar  sus  cenizas  junto  a  la 
tumba  de  sus  pa  isultada  la  idea,  mereció  la  aprobación  de 

LtStá 

el    renacimiento  del    amor   patrio   volvien  labios 

1<>-  olvidados  acentos  de  la  lengua  española  y  sus  manas  estrecharon 
<in  darse  cuenta  el  plectro  de  su  Fogosa  juventud. 

:iV  1,  después  de  tanto 
modular  las  notas  de  'a  lengua  patria  y  el  25,  recaldea- 
das   int  memorias  coii  una  visita  de  su  primo  don  Luca  i  f  ico 

das  a  su  Luisa  de  Bustantante  y  publicadas  en  la 
Biblioteca  de   autores  EspañoJes.    X"   mu  eJ    15   de 

noviembre,  resonaban  en  su  lira  las  entona  Tormenta 

tima  en  'iltn  mar,  y  cinco  día-  di       1  ibió  e!  dialogo  en  re- 

dondillas entre  la  Española  y  la  Inglesa.  I 
Blan  brc  concluyó  a  pretty  long  piece  of  Sf 

/><»<•'  a  !a 

ida  lleva  al  pie. 
bra. 
Sentí  María 

\n.i  .  di  .1-  Eduardo,  hi 

Luca  11  y   W'liiic.   prima   hermana  de 

'4 


2IO 

Bla 

ventad,  a  -  •■     e  entn 

■ 

el  \  •  i  y  en 

can 

con  ni.iV'  de  1<>  que  h 

•  •    ■•  ■ 
tla.il 
faltal 

mujer  difunde 
nota 
RHU  el  Rv.  Th 

ginai 
I 

■ 
una   Histo 

■ 
él  miraba  • 
el  26  de  I 
el  28, 

J.a  l  'olini' 

en  la  voluntan 
■ 

CHi  iieju 

\  civil. I  \  Bl 


.    ,    c  RESPI 


Sólo  espera,  por  consuelo, 

La  hora  en  que  quiera  el  cielo 
Que  de     >te  mundo 

de  tu  hermana  él  cuidado. 
Lo  alñ  ia  en  esto   mom 
Pero  más  fugaz  que  el  vien 
Será  este  placer  prestado; 
Dile,  en   fin,  que  nunca  olvida 

,  i  s  en  que  nació. 
Y  que  amará  átó'< 

■itras  le  dure   la   vida 

B. 

Lista  estas  redondillas  después  de  la  muerte  de  Blan- 
¡mprovisó  este  breve  romance: 

Proto  .   lo  por  mi  Albino 
Me  atrevo,  amable  Cecilia, 
últimos  acentos 

•  vías : 
Aquella    voz    ya    enntud' 
Murada    de    amistad    pía, 
Ma  ¡o   helado 

Me  parece  que  te  avisa 

■ 

Y  de  otro-  fortuna  y  dicha. 
Sus  di 

Cumple niña. 

Y  vive  tan  venturosa, 
Com  ida. 

Doña  Cecilia  Beck  ha   fa  ientemertte  en  Sevilla 

de  Mar/.,  de  1904. 

■  i  de  Enero  escribió  kas  red  rodillas  humorísticas  .  í  un 
glotón;  el  30  de  Enero,  la  silva  /.</  Persecución  religiosa;  el  3 
¡ón  interna;  el  6  compuso  una-  redon- 
dillas i  7  m  entretuvo  en  construir  en  • 

\  9«  vez  refrescaba  su  auras 

de  la-  sinceras  amistades  de  ■  tros  día.-  y  rjii  mejor  amigo  el 

•  •  intitulado  Poder  ri  de  mi  amigo  Lista 

1   de   la    Vej  t2    de    Febl 

de  [840.    \  1,11.  en  ,-i  ,|!:i  qUe  afirma  el  disl 


( i »    \ 


21  2  VIDA  Y  OBRAS 

pimío  literato  andaluz    El  soneto  <lel>¡o  <lc  escribirse  en  la  mañana 
dd  «lía  2,  pues  en  las  memorias  <le  Blanco  se  encuentra  la  siguiente 

nota  : 

"  Febreí 

■:ia«la.    Me  levanté  temprari  _r.i-tia. 

i  cual  me  alivié  escribiendo  un  soneto  en  español.  Nunca  huí 
creído  en  otros  tiempos  que  la  actual  miseria  pud 

Las  mismas  circunstancias  consignadas  por  el  señor  I 
recen  nuestra  conjetura,  puei  dice  así:  "En  la  mañana  <lcl  u  d< 
brero  de  [840,  en  medio  de  un  gran  dolor  y  abatimv  bia  el 

ruiente."  Ya  hemos  visto  que  la  coincidencia  de  ser  i*>r  la 
mañana  y  en  momentos  <K-  profundo  males)  len  con  la   1 

<le   I  Manco. 

\1  ,  .  novela  Luisa  de  Bustamat  enta  <lc  que 

el  largo  extrañamiento  le  haga  extranjero  en  su  patria;  ex< 
qin-  el  deseo  de  hablar  de  nuc  les  "le  rebosa  en  el 

pecho"  \  "Hasta  mis  sueños      añade     .  que  por  muchos  años  habían 

.  por  decir!»  •  asi,  en  mi  leng 
con  d  otro  idioma  el  español." 

Enterado  ñor  la  prens¡  imeros  día; 

B  capitán  de  mi  hijo,  sufri 
ciend  lias  siguientes  u 

lal  vez  en  relación  •  •  hermano 

■  primo  1  •ucas  Beck  la 
ix nidia  en  la  fu  • 
Inglaterra,  ofrecido  a  Blai 

:.    1  1     li)  ele     x 

:  la  soledad,  únicamente  intenta  -ia«la 

lado,  el   2  de  v< 

ado,  de  sustraerse  al  bullí*  i 

- 

id  de  recurrir  a  la 

ai  un  cuten 
■ 

de   la 


DE  DON  JOSÉ  M."  BLANCO  V  <  I  21  3 

Acosado  |>'>r  la  idea  <le  la  proximidad  de  la  muerte,  que  ó!  esj>era- 
ba  sin  desfallecimiento,  la  exaltación  religiosa  <le  su  atribulado  espí- 
ritu ascendió  al  máximo  grado,  j  atore  sus  Memorias  orando  ¡x>r  sí, 
por  su  hijo,  por  sus  parientes,  |>or  sus  queridos  amigos.  Como  volaba 
su  mente  en  pos  de  la  Divinidad,  volaba  su  mano  sobre  el  [>a¡>cl,  tra- 
zando  el  poético  boceto  de  sus  meditaciones  religiosas  en  [840. 

Con  apremios  por  la  inminencia  del  fin,  terminó  de  corregir  sus 
Memorias,  y  el  9  de  enero  las  envió  ;i  -"  amigo  el  Rev.  Thom, 

En  medio  <le  SUS  melancolías  recibió  mortal  herida  con  la  muer- 
te de  su  querido  Lord  Holland,  ocurrida  en  el  mes  de  octubre.  Se  iba 
quedando  por  días  más  solo,  y  eso  que  pocos  hombres  podrán  vana- 
gloriarse de  haber  conservado  hasta  última  hora  más  tierna-  y  vehe- 
mentes amistades.  En  España,  su  fiel  Lista  ardía  en  deseos  de  abra- 
zarle, y  cuando  poco  después  Fernando  Blanco  llamó  a  su  hermano  in- 
vitándole a  volver  a  España,  Lista  escribió  la  siguiente  carta  que,  por 
ser  de  quien  es,  reproducimos: 

"Sr.  D."  Femando  I  Manco: 
diz  j<>  de  Marzo  de  1841. 

"Mi  Femando:  me  apresuro  a  decirte  que  al  caso  en  que  yo  temo 
que  tenga  que  defender  a  Pepe  no  es,  ni  aquí,  ni  contra  persecucio- 
nes de  a-|ui,  sino  contra  las  disfamaciones  que  viertan  contra  él  sus 
enemigos  políticos  y  religiosos,  los  cuales  temo  que  sean  mayores  en 
número  y  en  tuerza  en  Inglaterra  que  en  España. 

"Si  él  aceptase  tu  invitación  ¡ojala!  no  temo  que  ^e  moviese  (>er- 
secución  contra  él  aquí.  Los  fanáticos  nada  pueden  en  el  «lía.  y  lo, 
libérale-  de  Cádiz  han  olvidado  ya  al  Español  y  a  Juan  sin  Tierra. 
Wi,  pues,  lo  único  para  que  yo  me  preparo  es  para  rechazar  calum- 
nias, \  ¡oh!,  -i  pudiera  libertarle  de  las  intrigas  de  que  está  rodea- 
riniese,   repilo! 

"Te  hablare  m.i-  largo  sobre  todo  esto  cuando  nos  veamos  en  S  - 

villa,  que  ntonces  te  conve  i  mismo 

de  que  no  me  es  posible  físicamente,  ]*>r  falta  <lc  tiempo  y  de  salud, 

jarme  del  1  ¡abajo  que  me  pides  y  con  el  apremio  que  me  1  » 

1  nuestro  buen  amigo  Mármol.    Ya  pasó  -^\\  reinado, 

atinjo  mió.  Entren  mi-  suce 

"Ju.v  lo  y  lo  <le\  uelve. 

"Cuando  110.1  veamos,  te  deseugañaré  del  erroi  en  > ¡ih  .  Has  rela- 
tivamente a  Pepe  sobre  la  mala  dirección  de  >n  juventud  N 
Es  menester  que  sepas  que  Pepe,  como  está  .  y  moral- 


mentí  «pati- 

ta víctima  <lf 
momento. 

■1  alma  tti 

-.na. 
•lia." 
ya  íu  m 

.  o  del  d<  * I 

jujeóos  en  la-  p 

• 

•  de  Liveí 
Greenbank,  invitado  por  Mr.   Rathb  [841. 

Aunque  sufriendo  La¡s  (incomodidades  ¡neJud 

de  su  Uttíe  opparotus  dd  campv 

asiduidad 
Ma-  el  faJk)  e 

¡a,  sufriendo  tormerrt 

in  poder  -■ 
.  1 1  ;i<  1  de  moverle  del  sillón  donde  debí 
Todavía  en  tan  aflkl  dguna  qu< 

la  del  dod         ;    • 
Fundamenti 

l>  >rque  no    ■ 
lidad. 

por  el  dol 
1  -u  mutismo  pri  >i  1  ■  ■ 

lo  morir  en  un  |ue- 

rido  amigo.  <  >s  dejí  >  muy  pronto.  1  de  la 

naturaleza  de  la  vida  Futura  idea  tan  firm< 
cu    Vrjnel  que  ha  cuidado  siempre  de  mi.  Confiaría  en  un  ariiij 

i  «le 

■■•Mar   del    bl 


2.5 


due  le  cuidaba:  "Nunca  dudé  de  la   Providencia;  mas  en  el 

mi",  la  veto  con  mayor  claridad  que  en  niugún  tvata 

manecíó  al-  hundidb  en   pesada   somnolencia,   in- 

sensible, :  te,  hasta  la  mañana  del  20  de  magro  en  qué,  desr 

1 11 1. .-<•  de  pronto,  exclamó  con  seguro  ■■  ademán: 

".\h.»ra  muero",  y  permaneció  ea  actitud  de  espera.  No  hubo  de  espe- 
rar mucho  tiempo.    \  las  di     horas  en  medio  del  reJAgi< 
de  sus  amigos,  sin  sufrinwento  aparente,  entregó  su  alma  a  Dios  tran- 
quilo y  confiado. 

;:i   un   testigo   pr  o  des- 

pués  la    ¡ngular  belleza  y  reposo  d<     .  tan  desfigu 

j«i;-  irmñentos.  luí  el  acto  de  espira'-  sucedió  un  fe- 

lumi  bservado  po  prolongada  exhaus- 

ción,  aunque  jamás  1"  hal  rito.  Nublos  o  con 

ridad,  a  modo  de  transparente  líquido  que  se  enturbia; 
.  ulna  de  la  muei  ando  desde  la  frente  y  dejando 

de  -1.  i"ii    ".ne  iba  pasando". 
Su  lie!  amigo,  el  canario,  inclinó  la  ealie/a  y  expiró  a  la  vez  que 
su  dueño.  Fué,  sin  duda,  una  casualidad:  pero  hay  casualidade 
finitamente  poétit  doras. 

rticias.  vivían  en  la  ma- 
yor inquietud.  Lista  escribía  |>"  rtes  de  la  desgracia  a  don 
nido  Hlaní 

"Sr.  Don  Feri  ico. 

!:/.   14  de  mayo  de   1.S41 . 
'Tam  .  mi  amad..  lie  es  a  la  hora  d 

<le  nu  a  li :  qui/  imo 

que  lo 

cáliz  de  la 

li  cariño  más  concentrado; 

pero  en  él  me  pides  un  mu  de  lágrimas,  pues  es  probable 

que  ll<  1  ario! 

■  ni  quiero  renunciar  al  bien  de 
la  amistad.    Vcepi  ■  ue  me  puncen  sus  espinas. 

'M#S  carii  la  madre  \   al  hi 

"El  viaje  no  fué  malo  para  mi.  Supe  \<<  que  he  a 

■    i  unto  a 

mal. 
"No  has  leído  mal.  Si  te  dií  \x>  emfñtia  r  no- 

ble, pi  kndo  acuna  . 

■ 


2ir>  \  IH\   \    OBRAS 

"Su  espíritu  •  !.•!•  mismo 

II,-',.',  .  ademia  debe  dominar 

¡ritu  «i111*  animaba  a  Mármol    Puede  decirá 
vivir  en  vosotros  v  perpetuarse  en  los  cotal 
esta  sahiii  corporación. 

estas  enmiendas  u  otras  '|iie  te  parezcan  oportunas,  ya  «Ir 
1chl;ii  estilo. 

"Esta  carta  va  casó  a  lo  hebreo    No  extrañes  ime  dis 
porque  el  dolor  me  ti<  ra  <k-  mi. 

ncia  que  me  habían  dejado  -  •!< 

Liveí p 

•íi  tu 

"  \i 

•sentía, 

"Sr.  I  >  Uanco  \\  hite. 

-  de  junio  .!<•   1841. 

Ttando  uno:  Hace  algún  tiempo  maque 

temido  suceso,  del  20  de  m  e  esperado  1  que 

tuvieses  la  noticia  de  quien,  poi  a,  pudiera 

mejor  a  recibirJa  ;  l>ii  mos, 

siempre  nos  seria  dolorosa  j  atormenta 
"  rú  sabes  i\w  tu  excelente 

en  mi  un  hermano  que  ti 
que  se  inte  tu  Familia 

Iré  \  a  hij<  • 
tan  repetid  n-  de  hte- 

\  esto  se  lie 

■  rio 

v  n  tu 

Ula  1» 

■ 


DE   DON  JOSÉ  M.*  2(7 

"Sr.  N.  Fernando  Illanco. 

iiz  _'i   <k'  agosto  de   1.^4.1  . 

"Mi  querido  Fernando:  Xada  ignorode  las  circunstancias  y  por- 
menores del  fatal  suceso.  \lt  amigo  Clemente  Xulucta.  que  tiene  en 
aquel  país  muchas  relaciones,  no  me  lia  dejado  ignorar  nada. 

"Kl  tiempo  curará  nuestra  herida:  mas  no  borrará  los  recuerdos 
melancólicos  de  tanto  amor,  de  tanta  amistad,  de  tan  tiernos  y  gene- 
rosos sentimientos.  ¡Cómo  lia  de  ser!  Procuremoi  amar,  porque  el 
amor  es  la  \  ida.  a  pesar  de  las  aflicciones  que  la  misma  amistad  ha 
lilamente. 

"Juanita  estuvo»  principios  del  me>  pasado  con  un  ataque  cere- 
bral que  la  puso  cu  peligro.  Felizmente  se  cortó  a  tiempo.  Yo  continúo 
mejor;  lo  que  me  parece  extraño  en  mi  edad,  mis  achaques  y  mis 
ocupacñ  mes. 

"Como  pronto  tendré  el  placer  de  darte  vn  abrazo,  reservo  |>ara 
entonces  cobrar  mi  ejemplar  del  discurso  fúnebre  de  Marmol  (que  no 

se  me  ha  enviado  i  y  pagarte  el  mió  de  fin  de  exámenes  de  este  año 

"Tú.  la  madre  \  el  hijo  recibid  a/fectuosas  expresiones  de 
y  el  corazón  'le  mestro  eterno  amigo 

"  \l  BER . 

Blanco  recibió  sepultura  en  «I  jardín  de  la  Uiñtariam  Church,  que 
¡aba  en  Renshawstreet.  Era  este  desaparecido  templo  un  edificio 
de  piedra  de  proporcionadas  dimensi  gantes  linea-    La  fa- 

chada principal,  de  estilo  clásico  inglés,  siglo  xvm,  presentaba  una 
i  baja  y  otra  principal,  hallándose  c  tronado  por  un  frontón  recto 
muy  sencillo  de  forma  triangular,    acusando  la  puerta  principal  de 

erguía  en  la  planta  baja  y  en  el  centro  de  la  fa 
por tii  •  trazado  compuesto  por  cuatro  columnas  jónicas  pa- 

ís \  en  plano  paralelo  a  la  fachada  del  edificio,  en  el  hue- 
las cuales  pendía  un  farol.  Descansaba  el  pórtico  sobre  la  meseta  ge 
ñera'  de  'mata   Formada  |xt  tres  peldaños.  Coronaba  el 

•lamento  del  organismo  arquitectónico  una  balaustrada  «pie  servía 
de  antepecho  a  la  terraza  o  gran  balcón  central  abierto  en  la  p 
principal  y  limitad.,  a  cada  lado  por  do-  pilastras  en  relación  con  las 
mas  de  ka  parte  baja  y  de  igual  carácter  que  ellas   Las  pilastras 
superiores  servían  de  sostén  de  la  imposta,  arco  \   archi 
circular  que  cerraba  el  hueco  por  la  parle  superior.    \  derecha  e  iz- 
quierda .!.  ¿so  un  hueco  de 
I    -  de  la  pl.i 
i 


cemn 

■ 

irte  lápida  <k-  m 
en  r< 

m.    \l  pie 

B  \\K    I  :  •!     M  KY 

■ 
■ 

una 

aunqn 

| 

itnbién  un 

■ 

E 


(i » 


VIDA  v  OBK 


Calilos  tercero;   Escribano  público  propietario  y  efl  más  antiguo  del 
número  perpetuo  de  ésta  Ciudad,   Don     fé:  Que  ante  mi,  en  trece 
de  julio  de  mil  ochocientos  cuarenta  y  cuatro,  Don  Fernando  Blan- 
co, vecino  jistró  y  protocoló  una  traducción  he- 
cha por  don  Julián    I!.   WilHams,   Vice-Cónstil  británico,   su    techa 
del  citado  mes,  por  la  cual  consta  y  parece  que  Don  José  Ma- 
ría  Blanco  White,   natura!   de  esta  ciudad,   y  algún   tiempo  hacía 
avecindado  en  la  ciudad  de  Liverpool,  en  el  Condado  de  f.ancás- 
ter.  en  el   Reino  de    Inglaterra;  hijo   legitimo  de   Don  duillermo 
Blanco  White  y  de  Doña  María  Gertrudis  Crespo  y   Nevé,  ambos 
difunto-:  por  el  cual  declaró  que  movido  por  la  completa  confianza 
que  tenía  en  su  hermano  Don  Fernando  Illanco  White,  residente  en 
esta  Ciudad,  por  el  presente  le  daba  amplio  poder,  comisión  y  auto- 
ridad suficiente  para  que  á  su  muerte  pudiese,  según  le  tenía  instrui- 
do, dispone!-  en  tod¡  •  squiera  propiedad  que  le  corrés- 
pond                                             ■  de   su  muerte,  considerando  dicha 
dad  como  suya   propia  de  'a  misma  manera  que  si   se  lo  lin- 
de jado   por   testamento.   Que  con    ■  lo  que  le   pu- 
• 
servaba  para  el  expt                                    ido  Doh  Femando  White 
•  !  |nm1ci-  de  las   leve-  de  esto 
•,    declaraciones   necesarias   para  descargo  de 
■  cia,   pudiendo  instituirse  y  nombrarse  por  su  único  he- 
3    la    propiedad    que  paña. 
Kdemás,  como   el   Don   Fernando   Illanco  White  había  tenido 
imuh                              poder   para  manejar  -u-   intereses   y   neg 

lírmó   dicho    poder   hasta    la    más    amplia   extensión 
concedida    por  la-   l<  n  con   respecto  á  cuales- 

quiera   medidas    retroa  nsecuencia   del 

designio  \  objeto  de  aquél  documentó  quisiera  adoptar.  Y  ñnal- 
mente  1<-  autorizó  para  revocar  todo  poder  que  pudiera  haber  -ido 
hecho  antes  de  aquél,  que  hacia  i>or  su  mano  y  -ello  el  d 

de    julio   de    mil  ■  II. 

Bum  te,     número    trece    Chapél     Walk-,    Liverpool. 

Sanun-1    1  larwey    mei  Gaskell,    0 

Notario.  Según  que  lo  relacionado  más  exto 
dicho  dociunerrto    í  que  me  refiero,  que  i  papel  del  sollo 

cuarto,  queda  entre  lo-  demás  de  la  Escribanía  pública  de 

UlCO  y   (  )!' 
si^no  y   firmo   el    prt  del    -ello    • 

Sevilla  á  veinte  de  abrí!  de  mil  ochi  ci 

mofleótegui  de  Saavedra    v    - 


I  l'll  OGO 


¡ido  nuestra  biografía  de  Blanco-Wli 
llciales,  autógrafos  j  datos  familiares,  prescindiendo  en  forma 
absoluta  de  las  biografias  lia^ta  ahora  publica» 

latos  autol 

huecas  que  las  fuentes  preferidas  i*" 
•ii. 
Mas  no  basta  dibujar  la  figura  -  iluminai  el 

í<>ii«l<.  que  envuelve  su  contorno,  sentir  el  distante  -'i>l.>  <U-1  ambien- 
te psíquico  en  que  se  dilata  su  vida,  \   aunque  hem 

|ue  compl  ' 
encia  del  medio  j  de  su  relación  «."ti  el  prol 

ios  referimos  a  la  sociedad  inglesa  <'n  que  desmayó 

cimiento  sino  el   fragmentario  que  puede 

mbres,  inclu 
deja  traslu  lad  •■ 

atidad  »li- 
i 
i«-  el  modo  <U-  la  fun 
Tampoco  aludimos  a 
el  núcleo  <!<•  personas  con  quienes  esp  por 

nguna  idea  nu  fundamene 

breve  de  la  \  illa.  I   i 

.il   mundo 

lad. 

■ 


OBRAS  DE  i).  JOSÉ  M."  BLANCO  V  CRESPO 


las  personas  con  quienes  trato.  por  la-  facilidades  míe  a  la  suj 
fión  de  la  amistad  brinda  propicia  la  edad  juvenil. 

No  obstante  el  pavoroso  atraso  en  <nte  se  había  hundido  la  Espa- 
ña cl<-  fines  «leí  siglo  wii  y  todo  el  xvm,  Sevilla  había  mantenido  w\ 
estado  <--<i>ecial  de  ctilltura  suprior  al  nivel  genera]  de  la  Península. 
Ya  1<>  denunciaba  el   fenómeno  de  que  su  escuela  poética  supiera 
librarse  de  la  infección  culterana,  v  todavía  -uñaran  con  limpias  no- 
is  iTpas  d<-  Rioja,  (  aro,  Fernández  de  Andrada,  Quitos,  Sali- 
na-, d  grétí  Luis  de  Ribera,  Jáuregtñ,  Xñnénez  <le  Encaso,  Luis  de 
Behnonte  y  la  celeste  sor  Gregoria  Parra,  cuando  el  gongorismo  se 
enseñoreaba  de  toda  la  república  literaria  a  modo  de  calamidad  o 
mal  de  época,  con  la  eompücidad  del  graciantsmo,  el  churriguerismo 
ts  decadencias  propias  de  un  arte  <|ue  ha  agotado  su  ideal. 
Y  no  decimos  que  sostenía  su  rango  cultural  porque  la  suene  la 
hubiera   favorecido  poniendo  en   su   privilegiado  suelo  la  cuna  de 
hombres  tan  eminente-  como  don    Antonio  de   Ulloa,  a  quien   repu- 
tamos te  primera  inteligencia  de  España  en  el  siglo  xvm;  el  padre 
almirante  Valdés;  el  genial  .Mendoza  Ríos;  don  <  ¡a- 
briel    \Katez  <le  Toledo;  don  Juan  Lucas  G  rtés,  cuya  obra  robaba 
y  daba  con  su  nombre  el  extranjero  h'rankenau:  don  Bernardo  y  don 
Martín  <1<-  Ulloa;  don  Jorge  Juan  Guillelmi;  el  atrevido  pensador 
don  Xavk  te  :.t  interminable  pléyade  ile  escrito- 

res \  estudiosos  <|ite  honraron  <.-n  la  capital  <le  Andalucía  la  décimiv 
na  y  octava  centuria.    1.1  azar  de  ¡ev  para  nosotros  ignorada, 
puede  engendrar  en  un  punto  lucida  copia  de  nambí  ■-.  ski 

que  por  es  i  s<-  eleve  d  coeficiente  intelectual  colectivo,  x,,  puede  una 
;i   llamarse  progresiva   Sino  cuando  t'>da  ella.   por  espontáneo 
impulso,  se  lanza  en  brazos  de  su  entusiasmo  por  tes  luces  y  crea  ins- 

i  de  contribuir  a  su  llorecimien- 

Apena    ■•■   ■    ■    los  de  los  lectuales  que  brillaban  c->  la 

reina  dd   Betis  debían  -u  creación  al  Gobierno.   Reconocidos  o  no 
por  .  habían  nacido  de  la  iniciativa  par- 

ticular. 

tanque  decaída  >■*•;-,<■  tdad  sevillana,  fundada 

mes  |>or  obra  de  maese   Rodrigo,  se  esforzaba 
que  -ii-  ¡uter- 

ina el 
■  ■ 

las    por   1 


irl-  >~    III 
-de  1  «tersidades 

Am 

la  sirven  l<  - 

oncuerdan  menos  que  Ai 

i 

■ 
chando  la  inicial 

ilidad   y  e 

.\l  lado  de 
de  S  María  de  I 

•n  hombn 
da  p  •  días  y  «i  «naires  de  ui 

Znrb  ■  Morillo.    I 

I 
cribe  ' 

apellidado 

riña,  árabe  y  hebrea,  donde  habían  explica 

|  i  hl-lara,  edu 

hablados  < 

■ 
.     •  -  ■  .-'i    ii. Si    -.      ■ 

lia  a   titu' 

de  la  Institución    Pi  i  Red 


' aprobó  el  proye  •  al  Seminario  reglamentos,  ho- 

nores y  privilegios,  y,  ya  que  no  en  Triana  y  contigua  a  la    g 
«le  Nuestra  Señora  del   Buen  Aire,  cual  sej^abía  \»    - 
truyó  hern 

íes  para  ¡>r  liscípulos. 

istituto,  puesto  1  >;ti< »  la  perpetua  administración  fie  la 
Universidad  de  Mareantes,  se  había  de  mantener  perennemente  cien- 
rtseñáodi  les  a  leer,  escribir  y  contar  e  ini- 
oiénd< 

rmería  con   la  canl  lia  de   Regimiento  de  Artillería. 
Andrés  Mi(ft»z  el  Bueno.  Por  Real  cédula  de  i; 

ia<l  de   Mareantes;  el  nuevo  Real   : 

plazas  de  seminaristas  3 
dio  a  las  anteri  imercio,  I>ibuj", 

• 

■  rari a.  á\  idos  de  rea 
bir  ningún  uterior,  unos  sujetos  estudiosos  eri- 

Real    teademia  de  Buenas  Letras, 
■  la,  estábil  Icázar.   No  ha  descollado  desde 

aquella  fecha  varón  ilustre  que  no  haya  sentid"  orgullo  o 

bl,  a  tan  ¡> 
ra  j  ¡ón. 

aún  más  del  gusto  clásico,   babíat 

enfrenaba  la  os 

■  la  llamada  escuela  salmanrt  man- 

-  por  el  docto  humanista  don    \ 
tin   Muñoz  Alvarez,  que  no  hasta  el 

• 
\   la    II"'  enil,  la 

¡ilar  de   Letras    I  [ui 

10,  en  la   Biblii  teca  de  £ 

ta    academia  se  lej  ei  >rias ; 

rtámenes  j 

•■!.  y  cuand 
"murió   — decía    su 
b  revive  ". 


ilj  \  [DA  \   OBI  \- 

a,  instituida  en  abril 
<lz  1777.  supliendo  con  generoso  arracimie  la.-  deficiencias  de  la  en- 
señanza  o liria)  ayuna  <lc  cátedras  <k-  Literatura,  Quínüca  y,  en 

turas  humanas,  creó  clases  de  Matemáticas,  *Ji- 
-it-tir  Pierre  Henog,  tic-  Literatura  \  de  varias 
mate  l<   hicieron  tus  primera-  aranas  docentes  Lista,  Reino- 

>...  B  stinguidas  personaüdadec 

ba  aba  certámenes  sobre  puiuv  -  de    tgricui- 

tura.  Técnica  industriad  y  cuanto  |xxlia  interesa 
del  ■  aba   sus   Memorias,  donde  admitía  •    ación 

de  es 

■ 

nido,  ho)  cuartc  w,  que 

había  pertenecido  a  1"-  jesuítas,  itedras  >U-  Ma- 

ricas, de  esa  ciencia  vitanda  que  la  L'niversidad  <ic   - 
LÍIdaba  de  diabólica,  a  las  que  concurrieron  en  demu  nulta- 

neidad  jóvenes  <1r  la  nobleza  \  <!<.-!  est¡ 
La  l\*-:tl  S 

fx>-  r<m  buenos  maestros,  proví  los  alumnos  dd   mal 

científico 

reo  mpi 

Aparte  de 

stian 
• 

niñas  pobi  1 

ito.  que  fundó  • 
Mari 

1  n  la  I  ál- 

idrid. 
Taml 

■ 
tdo  <-n  hei  alie  de  la 

•  I  de 

!  a  Bil 

de  li- 


DE   DON  JOSK    M."    BLANCO    V    CRESPO 


el  6  de  <  )ctubre  de  [749,  y  el  Archivo  de  Indias,  espléndidamente  ins- 
talado  en   la   Casa   Lonja,   abrió   también   al    público   sus    salones 

7*7- 

El  i."  de  Septiembre  de  1792  vio  la  luz  el  Diario  Político 
nómico  de  Sevilla,  cpie  —dice  el  escritor  madrileño  señor  Guichot — 
"se  reputaba  el  mejor  de  los  qué  a  la  sazón  se  publicaban  en  España". 
.Antes  de  él  se  imprimían,  desde  i'm</,  Noticias  de  Sevilla,  con  el  sello 
religioso  correspondiente  a  la  época,  y  la  Gaceta  de  San  Hermene- 
gildo. El  erudito  don  Justino  Matute  El  Curren 
¡Ir  St  .illii.  revista  literaria,  donde  colaboraron  Vrjona,  Blanco,  Lista, 
Reinoso,  Múñez,  López  de  Castro  y  Roldan. 

■  descuidaba  tampoco  la  educación  artística.  Ya  en  r 
había  con  aficionadas  y  profesionales  arl 

ima  Academia  de  Bellas    \m--  que  pi  •         parable  MuriUo, 

y  une  al  fin  decayó  al  compás  >\r  la  totaJ  e  inevitable  decadencia  d<-  la 
\  ida  nacional. 

Mas,  ante  la  irrupción  de  la>  aberraciones  formalistas  <|ue  infes- 
taron el  campo  dd  Ario,  no  podía  la  Velázquez  y  Murillo 
excusar  su  protesta,  a>i  corno  por  cuna  de  Herrera  y  Rioja  no  pudo 
narse  al  atropello  del  alud  culterano.  I)<»  a  ulanos,  el 
r  don  Juan  José  Uosda  y  el  platero  don  Eugenio  Sánchez  Re- 
ciente, instauraron  en  los  talleres  del  segundo,  sitos  en  la  Alcaicería 
de  la  Seda,  hoy  calle  <le  <  olón,  una  academia,  cuyas  clases  nocturnas 
se  vieron  coheurridís                   iábase  allí  Arltn 

arquitectura,   Dibujo,    Pintura,    Modelad 
barr.o  y  cuanto  concierne  a  las  artes  plásticas.  D  o  aumentó 

el  núi  ilumnos,  que  se  impuso  el  traslado  de  las  clases  a  un 

¡o  frontero  al  convento  de  las  Dueñas;  de  alli.  a  la  calle  deJ 
Puerco,  hoy   Ira  ¡ano.  y  finalmente  al  Alcázar. 
Vpi 

.  con  el  concurso  de  ilustrados  proceres,  cual  el  I  águi- 

la, transformaron,  en  17-0.  la  academia  particular  en  Real  Academia 
de  Nobles    \.rtes.    arrendó  la  Corporación,  en  177-'.  amplio  local  en 

Sierpes,  frente  a  San   Vcasio,  y  por  el  estimulo  d< 
pren  luidad  de  los  ¡nstructoi  tuna  de  haber  log 

reproducciones  de  obras  maestras,  la  nada 

■  pintura  <lel   natural,  mej 
pinión  en  materia 
\1  lado  di    ■  de  ilustración,  ^in  contar  las  innume- 

rable proverbiales  en  Sevilla  desde  I  •-  días  de 

MaMara,  Pacheco,   ^rguijo  y  tantos  otros,  •><•  erguía  una 
original,  prez  de  gloria,  no  sólo  para 

15 


■ 

audaz  a 

bi  Hlai  te  < 

en  S 

■ 
vill.i 

■ 

i 
■ 

■ 

de  la 
iquH 

dad,  y  m 


DE   DO  22J 

nal.  No  dejó  de  mortificar  a  la  alma  mater  Literaria  tan  soberbia  ac- 
titud, y  su  Claustro  movió  a  la  a  un  pleito,  que  terminó 
el  ruidoso  tíñanlo  de  la  Sociedad,  representante  de  las  nuevas  oriea- 
entífii  as. " 
( Convencida  de  que  nada  vive  ai-lado  en  el  inundo,  la  Rea] 
dad  de  Medicina  fomentó  las  Ciencias  auxiliare-,  instauró  un  Jar- 
dm   Botánico,    fon   ó  espléndido   Herbario  y  lia-ta  admitió,  al  lado 
de-  las  otras  tres  ciases  di  •  Médicos  revalidados 
rujamos  y  Flama-copólas  o  fomtacéuticos,  una  cuarta  con  el  título 
de  *  ulta- 
des  que  estudiasen  la                             maí  de  la  ciencia  médica  en  -u 
•pió  y  en                                                                                        -ultos 

la   Medicina,   o 
que  daban  una  i  neris  y.  ju.  el  criterio 

actúa!.  |>  <i  10  !•  >s  paya 

tinados  a  amenizar  la  aridez  d  temas  del 

Diset  ue  murieron,  confiando 

ente 
i   es- 
pinitua 

puede,  algunas  h 
algún  sujeto,  absolverla 
Disertación  teol 

engai 

i  del  hombre, 

mudo  de  nacimienl 

ia. 

!  ¡Ci- 
tan u 

de  Simón 

natura!  o  pi 

fué  natur; 
libro  de  1  (aniel 


228  VID/ 

seme:  i  asi  ame  la  conciencia  individual  y  e 

sa  genera         que  hubiera 
todos  k>s  adelantos  <le  la  Medicina  ante  el  menor  escrúpulo  de  «•• 
espiritual. 

. 
nal  suministrase  y  las  opiniom 

limitaba  su  acción  a  la  localidad,  sin  -  del 

mundo  entero;  \<>-  a  laba  lectura  púb 

Memorias  que  <le  cll<»  recibía  y  hasta  los  lian  •  de- 

.1   que  dic-ea  e'  • 

X<_i  menos  atenta  a  divulgar  qui 
vechasen  '  que  aprendía,  p  •  Memo 

,   adema-  ofrecii  dar- 

n  y  aun  imprimir  ella  i*>r  su  cus 
Mas  no  losta,  repetimos,  la  circunstancia  <le  producir  muoln« 
hombí  ara  apreciar  la  civiliración  di 

significa  e-ia  abundante   j 

finalidad  interesa  hay 

.  la  |>arti- 
'"U  <lel  público,  su  it  •  cultural,   \    este  he- 

brinda  la  reina  del  Bel 
skmes   púb! 

-e  practicaban 
época,  y 
truírse,  que  se  coloca  la  autorída  1-  del 

local    para    evitar    la    confusión    nacida    del  ncu- 

Tambaén cuando d  .^1  de  I' 
tro  de  Do  (Ma 

ria  de  Jesús  a  la  '  asa  Proi  1  la  calle  di 

pañia,  eJ  pueblo 
cieron  un  -ello  neta  \  ronmoredoi  pular. 

redama  la   ind 
aquilal  ía  <le  Blanco,  hemos  tenido 

medio  en  que   vivió  con   mayor   hnparcia 
sombríamei  ■  • 

»  llia. 

a  la  bre\ 

de  la  biogl 

nflujOi  qui  rstmiar  la 

absoluta  de 


DE   l"»v-   IOSE  M.'  Bl  Wi  0  ¥  I  ¡ 


ya  i|iie  los  hombres  son  más  iguales  «le  1<>  que  parecen  y  conviven 
en  mayor  solidaridad  «le  la  que  creen. 

Después  de  todo,  en  plena  normalidad,  nadie  vale  má>  ni  menos 
que  el  medio  en  que  na  e,  vive  y  muere,  y  ^j  el  rayo  del  genio  r 
el  equilibrio,  ni>  puede  resultar  más  que  uno  de  dos  extreí 
trastorno  del  medio  o  la  tragedia  individual. 

Adame  de  Vargas  v  Jiménez  (Serafín). — «Renombrado  médi- 
co, natural  de  Sevilla,  según  1"-  le  \<<-  libros  universita 

ó  él  grado  de  bachiller  en  su  Facultad  el  24  Marzo   [798 
la  Real   Vcademia  de  Medicina  de  Sevilla  ?e  conservan  de  él  1 

tales  sean  los  remedios  tná  de  los  que 

aman  astringentes,  su  prescripción  y  si  9-Enero-lf 

De  las  cardialgías  producidas  par  la  acrimonia  acida,  conocimiento  de 
ésta,  sus  fatales  progresos  y  curación  I  1805);  De  los  bw\ 
del  uso  de  la  Sal  <lc  Higuera,  comprobados  con  á  iones 

(24-Eneri  bservacion  de  un  tarantulado  tratado  por  la  mú- 

sica (30  í  :  De  A.'  afección   melancólica  (3o-Abril-i8< 

/:/  influxo  de  las  estaciones  del  año  en  !,i  enfermedad  llamada  me- 
lancolía y  de  la  oportunidad  de  su  curación  (15-E 

rmedades  espasmódicas  más  notables  de  estos  últimos  años  en 
esta  ciudad  y  método  curati;  r  preferencia  (4-Feb  1 

1813);  Sobre  el  origen  y  naturaleza  del  Tétanos  y  su  mejor  m 
curativo  (28-AbriJ-l8l  |);  Siendo  la  calentura  tan  útil  para  la 
don  de  muchos  afectos  morbosos,  se  determinarán  las  circunstan- 
cias en  que  el  médico  debe  protí  B15) ; 
Del  uso  de  los  balsámico,-:  en  la  curación  de  la  tisis  pulmonar  ii-Fe- 
•Drero  1X151:  Reflexiones  prácticas  sobre  la  ictericia  en  general  (2- 
Mnv..- 1S1  ; . ;  Consideraciones  *'  fingir  al  médico  en  el  tra- 
tamiento d                         '            1816)  y  .s""/"v  las  afecciones  n 

jicos  del  rerano  y  otoño  de!  año  ¡erándolas 

causas  de  la  epidemia  del  sarampión  observado  en  el  invierno  de  éste 
(6  Marzo-1817).  Mi  de  este  autor  ni  d  un  > 

noticia  1  leí  n 

\«.i  \i'"-  alejandro).     Marqués  di  las  Ma  finan- 

de  su  época.  N  le  Junio  de  17^5.  de 

-  de  batirse  bravamente  contra  los  Fi 
hirió  al  rey  Jos 

'  áilicó 

una  tradv  le  la  < 

ó  el  12  de  Abril  de  [8  [2, 
\i.i  \do    Isidro  Bei 


tos  f><:  -      Ha,     • 

■ 

\(,i  [LAR 
<lc  <!• 

etrtbre  de   i; 

de  I'.: 

■ 
Formó  pai  I 

■ 

n 
le   17SS  j 

y  1:1  Tirano  de  i 

tí)  en  latín  la  inscrip* 


¿31 

raron   algunas  Humanas. 

I )ei  •  •!!  de  gracias  i"-r  la 

conclusión  de  la  \y,v/.  y  nacimiento  ■' 

pred  lor  el  18  de  Enero  de  1784.  En 

la    academia  leyó  ui  as  que  han  retardado 

en  España  los  progresos  de  la  O  -  medios  de  ade- 

lantarla'' (23    Vgoeto  1798),  v-  de  la  Inmaculada"  (_'<>  Di- 

un  "  I  >-.-  i  renacimu 

lia". 
Aragón  (Mam  el). — Primo  de  don  Alberto  Lista, 
ina  imprent 
o  una   veraz  y  curiosa  relación  del 
■ 

teriores  Un* 
Arana   i  Antonio) .  —  I  >e   la  Academia'  Sevillana  is    Le- 

tra-, bastante  mayor  que  Blanco,  pues  fué  recil 
./,•  S.  Isidoro. 

ROORÍGI   EZ    1  I   I 

crdbió  Idea  exacta  del  /•>'■■  (ifgó)  y  Modo  de  estudl 

'7'i*i. 
\i<ci'.  \   Canto  (Manuel  M.    di  I.   -Naturaí  de  Sevilla 

-  en  la    academia  de  Letras  Humanas.  Se  licenció  en 
de   Mayo  di 
Modo  de  pronunciar  las  enclíticas  latina*  1  ij'141.  Oratio  de  rale  dis- 
tendí arte  atque  praestantia  habita  Hispali,   i>¡  optinumun  artinm 
r  n,  naturaleza  y  uso  del  número  oratorio 

■ 

Arenz  vna  (Do  .    le  San    Vn- 

drés,  d-  nde  hab  a 

literatos  y  Descript  1 
sequío  que  la  Real  Fábrica  de  '  Rei- 

II '. 
Arespaco<  11  \'.\  (Ni 
<la.  a  quien  alude  Bla  del  Muni 

( ¡obtenv  1 

\\u  \s  de   Saa>  lia  el   5  de 


Aunque  Ikeraríamente  no  pudiera 

el  t-lar<  •  I  >.    Manuel    Mana  ck-   Arjona.  no  | 
menor  afecto  ■  tuvie- 

i  11  M.i'li  i'l  \  en  compañía  i 

lemia  de  L<  ;>ara 

• 
Armioa  (Miguel).— Liter  «no.  Recibido  en  la  Real  Aca- 

-  vi  _'-•  <U-  Septiembre  <K- 


Baoi 

de   Sevilla, 

■ 
una  en   ijN,^  y  la  <>tra  sin   í 
Bar  reda 

1713,  estucl  1  Tclmo,  1  for- 

concedió  : 

mi  patria  en  21  <  le  1791.  Di 

Sevilla,  i;-' 

I 

■ 
Juan  Luis  </<•  /(/ 
Barrios  y  Rui 

■ 

\rtillero, 

\  un 

M  </(■/  un. 
1815. 


.  JOSÉ  M*  BLANCO  Y  CK¡  2^3 


[érrez  ('Francisco  jAvreR).-^-Gadrtano1  recibido 
en  Buenas  Letras  el  30  <lc  Septiembre  de  1796. 

rDÍA  v  Ponce  (Francisco).— -Sa  ,  nací- 

Sevilla  en  ijji  y  fallecido  en  1800  de  la  fiebre  amarilla 
obras  se  enumeran  per  Matute.  Palomo,  Hernández  M<>rej 
autore 

Bueno  (Juan  Bautista). — Médico  nacido  en  Gerena. 
Sevrllaypi  l  de  Medicina.  H.  Morejón  i§ 

■  patria  v  no  conoció  más  obra  -uva  que  una  disertación  ■obre 
ion  de  las  nodrizas  (1817).  Escribió  adema-:  Métodi 
rOtivo  del  vicio  escrofulosa  y  conexión  que  este  morbo  tiene  con  las 
•   y  lugares   en  que  se  habita  (6-Abr»l-l8l5);   Idea 
general  de  los  fluidos  magnético  y  eléctri  mío  las  reía 

nes  que  por  su  naturaleza  y  efectos  tengan  entre  sí  (16-Febr 
1815);  /:'/  vinagre  corrosivo  aplicado  a  las  fiebres  malignas  (14-1N0- 
viembre-í8i6) ;  Diferentes  "icios  en  la  evacuación  menstrua' 
bello  sexo  (1816);  De  qué  manera  influye  la  atmósfera  en  la  diá- 
tesis inflamatoria  (  _'4-Al>ril- 1 S 1 7  1 :  De  la  melancolía,  que  llera  al 
hombre  hasta  al  suicidio,  manifestando  varias  observaciones  prácti- 
cas para  su  curación  (r5-Enero-i8i8),  y  La  fiebre  maligna  pútrida 
contagiosa  del  barrio  de  Santa  Cruz,  con  unos  simples  remedios  de 
un  feliz  resultado  <  27-Enen  -  iNjoi.   \.<-  originales   -  .'i  en 

al    academia  de  Medicina  de  Sevilla. 


( '  \i:  \i  1  ero  (Ji         !  lien  sevillano  qu 

II.  Morejón  ni  Chinchilla  nás  frecuentes  m 

■ 
Cabello  Síatural   de    Pilas   (Sevilla',   bachiller 

.•n   '  el  1 5  de   v 

ira  de  Santa  María  la  Blanca 
1801,  que 

\  \.   Salgado  (Josí    Antonio)  recibi- 

do en  Buenas  ¡  de  1783. 

1  ai>i/  1 1  1.  B.  Fr.  I  >iii.u  J(  I  apuchino,  cuya  vida  o 

todos.  Residió  mucho  en  Sevilla  y  fué  uno  d< 
la  de  que  ponía  hue- 
fe  en  que  se  inmoló  a  la  I- 
lian  porque  realmente  lo»  el  ultimo  ira 

ia  y  \  irtud 
dmpatia  en  la  familia  de  i 
Maria  td  Fernanda,  fallí  Sn 


■ 

;!a. 

lia. 

onfei 

■  .1.  la  hemotisis  y   I 

!      (  RODRII 

pin 

1   ii)  (le  A 

■ 


DE  DO 

captan  a  la  Divina  Faatora,  un  índice  Alegoriae  Sacrn    Scripi 

oncordancias  de  Virgilio.  Su  biógrafo,  fray  Juan     - 
L'tn  i  i  tan  adentro  de  los  cora- 

zone  tpungían  ;i  su  auditoria  Sus  palabras  edifican  y,  < 

re  la  tierra,  así  agradan  y  se  admiran." 
le  [766  y  falleció  eO  13  de  Septiembre  de  1830. 

Natural  de  Sevilla,  canónij 
le  La  Real  Academia  de  Buenas  Letra-  en   1754-  Fué  muy 
longevo,  i>ue--  en  un  informe  de  su  ;■  illacio 

Arzobispal,  dice :  "  Kn  la  edad  de  ochenta  y  cuatn 
to.  y  con  gran  jui  i  1  y  madurez 
La  utilidad  que  residía  a  la  Religión  del  buen  u-  tica. 

Cárdenas  (Salvador). — Natura!  y  veri'  lia.   Inventó 

un  nuevo  arado  y  obtuvo  privilegio  de  aplicación  por  quince  años. 
Publicó  Instrucción   y  método  nuci'o  de  labrar  las  -illa, 

Carrasco  (Juan  de). — Teólogo  sevill  un  trabajo 

fiskoteológ 

Carrasco  Daldanon  (Juan). — Capellán  de  San  ('¡emente 
•  de  Medicina  y  Ciencias.  Se  conservan  tres  Memorias  : 
en   [782,  84  j  86.  II.  Morejón  1  de  Has  dos  primeras 

y  tamp  apellido. 

paya   (Frai 

¡o,  niagistr  de  la  Capilla  de  San  Fer- 

nando, puesto  que  más  adelante  había  dé  Nació  en 

el  barrio  de  Triaoia.  Era  sujeto  muy  res]  eru- 

n   y  admirado  DOi  -ente   palabra.    Falleció  en   la  epide- 

mia de  1800,  el  -i<i  de  Octubre,  y  se  ¡nhu  amarin  de 

1  Señora  de  la  I'a/.  en  la  iglesia  de  S 

'  de  Santa  Müaria  de  Jesús,  honorario 
de  Bu» 

San  Francisco.  Pronunció  en  la  <  atedral  el  .^1  de  Diciembrede  18 
ion  ftmebre  en  1  rida- 

-.   1 1  tnorai 

Elogio  de  \  tra   Se- 
ñora  de  la  Antigua.   Kn  el  índice  di-  Mei  le  la 

VI 
substancia  • 

ro  (Delfín 


23*'  VIDA  V  "¡  I 

en  la  plaza  <lc  los  Venerab  ¡lio  »le  Blai 

una  dk  '■'  los  cuerpos  <  [821  I. 

ro  (Francisco  Javii  dd  anterior  y  ¡íaciilo 

tu  i- 

en  1762.  Hombre  muy  ins- 
truido. 

¡siria  famili 
Ayuntamiento  constituido  i*>r  el  rey  José  con 
la  1  'iudad. 
1 

I    I  Rl 

Buei  '■'  ta 

GuiUermo.  Ingn 

una  Disertación  sobre  la  antigüe 

■ 
■  Humanas  y  hombr<  mún  ilustrad 

celeb  sto  de  1813 

ilc    I  '■ 

tria,  se  revalidó  en  Madrid  el  8  <!>•  Ma 
1 83 1 

I    y   SUS   tíl 

Fiebres  malignas  <ilu 

cribió  un  lumii  lo  que  men 

de  ba¡  [ubernamenl 

■ 

úm.  Wl  (15  Junio  1 

COU   MM)  (MlG 

,  i!i,¡  seu  arte  Reth  >i 

■ 


DE  DON  JOSÉ  M.'  BLANCO  Y  CRESPO  237 

Octubre  de   1789.   Escribió  Disertación  sobre  el  aseo  y  limpieza  ie 
los  pueblos. 

CÓRDOBA  i  Lasso  db  LA  Vega  (Antonio  de). — General  de  Ma- 
rina fallecido  en  Sevilla,  su  patria,  el  [9  <le  Febrero  de  181 1.  Hom- 
bre de  macha  ciencia.  1  Véase  Pavía.  Gatería  de  (Jen erales  de  Ma- 
rina. 1 

i  Ramos  (José  de). — Nació  en  Utrera,  llegó  a  tenien- 
:eral  y  pasó  su  vejez  en  Sevilla,  donde  falleció  en  1809.  con- 
tando ya  más  de  ochenta  años. 

Cortínez  v  \\di;ai>i:  (Ramón). — Insigne  jurisconsulto,  de  mas 
edad  que  Illanco,  que  compuso  una  enciclopedia  jurídica  con  el  títu- 
lo Década  legal. 

•  (Manuel). — Persona,  muy  respetable  que  leyó  mu- 
chos y  excelenti  de  materias  canónicas  y  de  critica.  Era 
muy  considerado  por  los  White. 

'  Murgeon  (Juan  db  la). — Militar  de  brillantísima  hoja 
de  servicios,  hijo  de  Sevilla  y  general  en  jefe  del  cuerpo  de  ejército 
que  rescató  a  su  patria  dd  poder  «le  los  franceses.  <  ¿.pitan  General  de 
Andalucía  en  [817. 

Chichón  (Rafael).— Médico  nacido  en  Cádiz,  que  sien;;, 
vio  v  ejerció  en  Sevilla.  Leyó  algunas  disertaciones  en  la  Real  So- 
•  1  sobre  los  influjos  de  (as  estaciones  en  las  patogenias  (ji  Fe- 
brero 1818),  y  -obre  la  mordedura  del  Liso  (20  Enero  [820).  Era  tío 
del  catedrático  I».  Javier  Lasso  de  la  Vega,  que  heredó  su  numer  >sa 
clientela  y  tio-abue!o  del  h  ba  y  novelista  Jai  déla 

Vega,  cuyo  nombre  lleva  boy  la  calle  ante-  llamada  de  la  Unión,  y  del 
■■>  I  asso,  talle  :■'■  1  en    Vi" 


Delgado  (Lori  o  de  la  Real  de  Medicina  y 

ve  modal  dd  Arzobispado*  1  tejó  tos  siguientes  trabajos:  So- 
bre si  el  médico  de  quien  confió  la  mujer  estar  ilícitamente  embar asada, 
puede  descubrir  el  secreto  para  atender  a  la  vida  espiritual  (27. NoJ 
viembre  [806);  Si  la  gonorrea  impropia,  pero  antigua  y  rebelde,  ig- 
ia  al  tiempo  iie  contraer  los  esponsales  con   juramento,   presta 

e  al  esposo  sano  para  disolverlos  (5  Febrero  1807); 
Si  se  puede  algunas  horas  después  de  muerto  vulgarmente  algún  su- 
jeto absol  .    Mayo  1809),  y  Disertación   médicoteológica 
Mar/"  1821).  Tampo  ■!  señor  Hernández  M 

jóo  ¡o  que  dedica  a  la  memorable  R<  ad  «le 

illa. 
In  el  índice  «le  extraviadas  «le  la  Real  Sociedad  Bgora  una  Me- 


titulada  Id 

i 

.il  de  Hu 

ni  CS- 

■ 
■ 

de  n 

■ 

i 
de   ! 
DomI 

• 

tumi  .¡ 
Me 

I  >omíngi  i  /   «  1 1  .    \b\do 


Domín      •  .    I'1  Médico  natural   de    i 

;ntó  numerosas  comuí  Memorias  a  la  Rea!  Sociedad 

di-  Sevilla,  en  cuyo  Archi  •    ervan  bastantes  más  d 

i  llist.  bíbl.  de  la  Meé.  esp., 
Sobre  las  causas  que  influyen  a  la  frecuencia  de  las  Hemopthy 

mbre 
de   i;  ■'■!  I  leinitrit,-,    y  su  genuino  cu ■•• 

(2  M  '  carácter  zvrdallero  de  tas  fiebres  sufurai 

curación  palia1'  I    iem- 

./((,(  .1  ineficacia  de  los  remedios  antiafrodisía" 
i    Marzo   17N11:  Si  l  ites  puedan  seguramente  1 

(■i;  enfermedades  inflamatorias  I 

enfermedades  17  Rebn  rta/?£ 

i/'í<-  distinguen 

modo  .  tales  en  ¡os  casos  que 

ha  ¡le  veth 
y  hemor 
de  los  intestina 

bre  I"  que  bservar  para  el  r  pur- 

ganti  ji  1  Á!bHl    1 

prát 

Oi- 
il  de  las   regiones 
punto  y  preceptos  Hipocráticos 

.Unlaliie'u:  ,   e.v 

l.tlS 

¡Si  \  | :  .  llgunos  rent 
clima  de  Se:  illa  17  Mar/ 
rWüj  v  si  éstas  puede  ■  inflaman 

I;  />,-  /,;  admirable  virtud  que  '"i'iiu 

^ora  Ai.v  enfermedades  periódi  3i5); 

itados  por  los  Jueces  del  eni'cnena- 

I 

Real 

IMR&. 

1    Peí  mi  re  (Mar  el   17 


24O  VIDA 

i.l..  en  la  i>arr.  x|uia 
trai.  •  Buenas  Letras  desde  eJ  6  de  1  el 

n>  de  1756.  Falleció  en  8  «le  Abril  de 

científicos,   uno   -<>l>re   la  Historia  </<•  la   ijuin: 

v  sus  f  \hril 

v  en  especial  , .  \bril 

v  /.i  guiña  .-ii   fi 
1  natural  de  Sevilla  y  tomó  d  grado 
■ 
Espinosa 

le  <  írtíz  de  Zúi 

\1  ^donado  h  conde 

del  muy  <1>»  ti 

una-  \    su  in- 

íam 

política  </<•  /oí  Afrancesados  referim 

.1  de  un  t.  • 
llo  l  \.\  \  Masía). —  Hija 

•iii])- 

■ 

ídem,   1-822),  un  Ms.  sobre  la  1 
a  traducción  <le  / 

I  1  ni  ki.,i  1  (Jos  illa  «-I  o  de 

luli,.  <k-   :  6  el  bauti 

Juan  de  la  Pali  úlitar,  llevó  una  vida  de  1 

falleció  .1  -  <U-  M.n/..  de  tí 

Feri  •  el    13  de 

1786 

al  <le   la   I 

1N1  1  pred  '   sermón  i».r  el 


DE  DON  fOSÍ   '■:-  CRJ  5P0  24t 

9 

un  trabajo  sobre  el  azúcar  y  la  miel  <  [800),  otro  sobre  la  participa- 
ción de  la  naturaleza  v  /</  del  arte  en  la  composición  del  nitrato  de 
potasa  (1805),  otro  sobre  las  substancias  vegetales  útiles  a  la  Me- 
dicina y  determinación  de  los  caracteres  de  fas  principios  correspon- 
dientes a  cada  una  |  [807)  y  otro  sobre  /(/  acción  que  ejercen  en  el 
mercurio  los  ácidos  y  ¡luidos  ¡icry-f orines  en  combinación  natural  y 
USO  ile  sus  preparados  \  [808). 

Fernández  Rojo  *  Orejón  di  Socuera  (María).— Dama  ilus- 
tre nacida  en  Sevtrlla,  de  más  edad  que  Blanco,  pues  ya  en  1778  había 
iido  premiado  en  público  certa  la  l\eal  Sociedad  Económica 

un  trabajo  que  presentó  sobre  la  utilidad  de  los  hospicios.    ■ 

Fernández  Soler  (José). — Humanista  .sevillano,  autor  «le  un 
estudio  sobre  la  utilidad  «le  las  Letras  Humana-.  Consocio  de  Blanco 
en  la  Academia  fundada  por  éste  y  sus  amigos.  Siempre  - 
varón  ambos  riterab  -  mutua  y  sincera  amistad.  Blanco  preguntaba 
por  el  desde  Inglaterra  con  frecuen 

Flores  (Francisco  Jerónimo)  (  i 739-81 8).^— Jurisconsulto  ^o 
villano.  Dejó  impresas  varías  ale  1  Derecho. 

FLORES  (LEANDRO  JOSÉ).  -Natural  de  Alcalá  de  (¡uadail 
párroco  del  Sagrario.  ES  domingo  9  de  U>ril  de  iX_>o  hizo  ante  el 
Municipio  en  la  Iglesia  mayor  la  explicación  doctrinal  de  la  Constituí 
ción  de  t8i2  y  del  deber  de  observarla.  Escribió  Noticias  varias  sobre 
la  collación  ,/,-  San  Roque  (Sevilla,  1N17)  y  Memorias  históricas  de  la 
pilla  de  Alcalá  de  Gliadoira  desde  sus  primeros  pobladores  hasta  la 
conquista  y  repartimiento  por  San   Femando,  i  ídem.    1833.) 

Flores  Moreno  (Francisco).— «Médico  natural  de  Sevilla,  que. 
jasada  la  guerra,  fué  facultativo  de  *  .miara  de  Fernando  VII.  Es- 
cribió Ensayo  médico-práctico  sobre  el  tifus  iteroides.  Estudió  y  re- 
sidió en  Cádiz.'pero  pasaba  temporadas  en  sn  ciudad  natal  y  tomaba 
parte  en  el  movimiento  científico  y  literario  de  Sevill.i.  Después  de 
restaurada  la  din  1  ■  .1  Madrid. 

Flórez  (Joaqi  í\  de). — Licenciado  muy  afecto  a  las  Bellas  Letr 
que  ingresó  en  la  Real    \caden  ia  de  Sevilla  el  1  \  de  Enero  de  i~ 

Flórez  Moi  Hijo  de  Sevilla  y  prebendado  de  su 

Santa   \    Patriarcal    Iglesia     Ri  Buenas   Letras  el   21    de 

•  Xtra.  Sra.  de  la  .  /« 

Forner  (Juan  Pa  lad  tan  acentuad  de 

Norferio;  no  nei  1 

Franco  de  ;  Cura  de  San  Esteban.  Ingresó  en 

Buenas  I  etras  el  12  de  \i  11    ■  de  Tro.  Dejó  una  D\ 

¡pitillo  II  lio  de  S.  Juan. 

Fr  Uíi  o    i  >  i  abogado   de    5  en 


hisli 

\    I.m  i  ■ 

ilo   |  '  >  "    \l  v   .1  ■:• 

- 

de  lüiero  de   1818:  Galería,  I 

liso,  que  t» 
bard 

de  la  Capilla  Real  de  San   Fernando,  bibliotecario  de  la  (  olmnbina. 

I  lab 

Diputadi 

Galo  '  * 
L  imprimió  un  poema  licr.  • 
Zat\. 

ríe  ncho  h< '¡a-    El  al 
titula 
Baylen. 

Gali  \k i >i <    i  Basto]  •  u  ilioso    hum 

siei 

y  Blanco  declararon  impublioab! 
perdonó  aquel  se\  eri  >  y  seguí  Ea 

• 

IUI  tal  Juan.  qu(   ■ 

Villa    . 

p«!   dt 


I  KI-SHO  243 

García  (José).— Reputado  médico  sevillan  tas  di- 

ertacione    académicas,    egún  Chinchilla,  pero  acaso  sea  el  n 
Pedro  José  Gar<  í  \.  natural  de  Sevilla,  que  mencionaremos  mas  ade- 
lante. 

Gar»  La  (Manuel  Vicente).     V*.  la  nota  de  la  pág.  170. 
García   (Pedro  José). — Cirujano  de   primera   cías      Dejó   un 
Tratado  de  la  secci  'a  symphisis  en  las  partes  difícil 

Gar<  í\  Vrisi  1  \  Loycorri  (  Martín  ). — Nació  en  Sevilla  el  5  de 
Junio  de  1759  v  falleció  en  Madrid  el  3  de  Enero  de  1824.  A 
insigne  Teniente  ( ¡eneral,  procedente  áá  <  Cuerpo  de  Wtillería,  se  debe 

ormación  de  la  primitiva  v  quemada  galería  de  retratos  del  ' 
.  ¡o  de   Vrtiüei  ía  de  Segovia. 

Gar<  ía  Brioso  (Pedro).        Bautizado  en  San  Mancos  el  28  de 
•  de  [706.  II.  Morejón  memci<  na  algunos  traba  Hay 

que  añadir  :  Sobre  si  el  feto  tenga  respiración  dentro  del  útero  (  174''' : 
Sobre  las  epilepsias  crónicas  (1766);  Observaciones  médico-quirúrgi- 
omprobando  la  Medicina  pasiva  I  177')!:  Reparos  a  una  diserta- 
se! Pr.  José  López .  intimes  ( sin  fecha) ;  Carácter  que  deben  tener 
ebres  remiten  les  para  que  sean  objeto  de  la  (/nina  1  1780);  Poder 
del  agua  natural  en  ciertas  enfermedades  crónicas  (  17N1  l;   Virtudes 
del  ¡'olee  según  SU  substancia  y  recto  uso  (  1 78-'  I ;  El  agua  en  las  ituh- 
ijfstümes  1  17NJ1:  Aplicaciones  de  los  baños  de  tierra  1 1783);  Sobre 
utos  de  tierra  en  los  hécticos  (  1784);  Sobre  los  síntomas  (/■•  It 
manía  (1784);  Sobre  las  declaraciones  judiciales  referentes  a  A     /. 

/'.».v  (  17N41;  Sobre  la  naturaleza  del  aire  I  I785);  Sobre  el  trata- 

\to   de   las  calenturas  continuas  derivadas  de  las  intermitentes 

1786  u  abluciones  del  agua  fría  1 1787);  Sobre  las  con/ñü 

i  de  los  perláticos  1  1;  '(■  el  uso  y  el  abuso  de  las  abhr 

as  con  nucas  observaciones  (ij  razón  se  llamó 

Brioso,  porque  l>rii>  supone  su  larga  y  aprovechada  vida. 

García  Cácbres  {Vicent]   Ferrer)  (1761  <8io). — Capellán  Real 
de  San  Fernando.  Imprimió  un  poema  latino  en  1781. 

Garcí  \  Cazalj  \  (Jo  ura!  del  Aralial.  Se  graduó 

67.    Ejerció  en  esta  capital   y   presentó  a  la 

Real  Sociedad  cinco  disertaciones,  deque  los  historiadores  de  la  Me- 
añoia  no  conocieron  sino  una.  Versan  Sobre  ¡a  ani»-... 
feto  y  <•/  empleo  de  lo  re  los  venenos  (28  ! 

1779)  ;  Sobre  ¡as  mordeduras  de  la  tarántula  1  \  Maso  re  la 

supresión  aJtii  de  la  orina  sin  vicio  en  tos  ríñones  (4  Ab  ) 

i  el  método  tic  COHOCei  la  "  .    la  respi- 

•■ 

García  dj  Celis  (1  Iomingo  i        Pn       •  de  la 


244  VIDA 

Real  de  Medicina.  Dejó  un  Juitp 

i  ,\Kr¡  \  M  \z  -     Josl    \1  •  'lia 

«le  Letras  !  [tima 

\   Mora  (Jóse). —  Huniat 
Licenciado  en   \<  [795  \  académico  déla  Real  Me-  Bus 

tradujo  la  P 
de  Reur) 
Jün  1  id.  1  y  leyó 
.  ,i  .<  los  «Jh 
García  Noriega  (Jo:  tonesetilal 

Jila,  su  patria,  d  añ<«  1767.    V. 

o  de  la  Universidad,  51  I  de  Medi- 

cina y  de  Búa  as  I  erras  desde 

Nueva  idea  del  Derecho  Natural  (m  8."  Sevilla,  1786),  lundand 
cter  del  Derecho  en  el  ¿lidad  inhen 

a  la  condición  humana  y  U-y  <  >  un  discurso  en  la  Sociedad  de  Medi 
sobre  las  Quididades  </"■'  debe  :,n,-r  ,•/  parto  en  Physico  y  civil 
que  se  diga  lital  1  179 

García Osros i    Ilgarate  (Miguel)      [ng  ;  tir.i> 

en  1790  \  leyó  un  Discurso  sobre  la  ley  natural. 

( ;  mu  i  \  Otero  i  Fh  vn<  rs<  Real 

■    dad.  No  se  hall  1 
k  este  facultativo  leída  el  17  d( 
11  </.•  fox  1 
Gar< 
do  < 11  Bu  .    d  30  de  Vi  mi  de  1 v 

Gari 
trai  el  *  Febrero  de  1793 

de  la  Literatura  cspaüoía,  y  presentó  un  . 

.    ,/(•  /<!  .  (ti/ 

Gatica  (P  armaeéutñ 

una 

noció  más;  pero  compuso  también  las  siguientes  •    om- 

itías que  se  prest 

■ 

■    , 
■ 
taci 

■ 


DE  DON  JOSÉ  M.1  E  KF.SPO  24? 

misma  acción  sobre  la  economía  animal  (22  Enero  lí 
últimas  fueron  leídas  en  la  Real  Academia  de  Buenas  I 

Gil  (Maní  bl).  Qérigo  menor  que  formó  |rarte  de  la  Junta  Sobe- 
rana de  España  e  ln<lia-  constituida  en  Sevilla. 

■   tBPio  (Migi  ei  I. — Clérigo  de  menores,  que  <Iej<>  una 
a  celoción  de  los  sucesos  de  1808  en  Sevilla. 

Gómez  (Francisco  Victorino).  —  Médico  sevillano.  Además 
d<-  ios  trabajos  que  cita  II  Morejónj  escribió  sobre  El  tratamiento 
de  los  tumores  críticos  (1787);  Modo  de  socorrer  las  terminaciones 
de  las  inflamaciones  de  los  huesos  I  1788);  Tratamiento  de  la  úlcera 
dr  hi  matriz  (id  l;  Causas  y  extirpaciones  de  las  verrugas  (17 
( '/>.\,  rvOi  iones  clínicas  sobre  la  úlcera  de  la  matriz  y  el  pólipo  (  1807  1 ; 
Sobre  los  remedios  humectantes  y  los  desecantes  en  Air  caries  de  los 
huesos  (1815);  Sobre  el  enfisema  del  pecho  1  [8l6),  y  Reflexiones  so- 
bre la  doctrina  de  Mr.  Levret  (  Í818). 

Gómez  de  ^cosi  v  (Josí  I.  —Natural  de  Constantina,  gradu 
Teología  en  1767,  académico  <  It-  Buenas  Letras  y  religioso  del  orden 
de  S.ni  Agustín. 

Gómez  db  Espinosa  (Antonio).  -Médico  hispalense,  autor  de  tra- 
bajos  sobre  la  hidropesía,  ascitis,  v\  azufre  y  otros  experimentos 
suj  os 

( róüE2  1 1 1  rtado  (Alonso).— Otro  medio-  de  la  ciudad  a  quien  se 
debe  algunas  interesantes  di^eru* 

/  Muribx  (Ji  w).— Debió  nacer  el  mismo  año  que  Blanco, 
puesto  que  en  [825  contaba  cincuenta  y  un  años.  Su  pueblo  natal  fué 
Utrera,  por  le  que  adoptó  en  rehgión  el  nombre  Joan  «le  Utreí 
méselo  en  el  movimiento  literario  de  su  tiempo  y  dejó  escrito  / 
lencia  de  la  compasión  cristiana  con  los  huérfanos  (Sevilla.    [829) 

González  (Fran«  isco  de    K.),     Nació  en  Ectja  el  1743.  profesó 
orden  de  Santo  Domingo  y  lució  grandes  talentos  de  ]>red 
\  epistológrafo 

González  (R.  P,  Mir<>.  Fr.  Ji  \\  Ramón). — Examinador  sinor 
•  de   erudición   de   la   ResJ  de  Medicina    j    académico  de 
Buenas  Letras  desde  el  1  de  1  kctubre  de  \-^>.  Queda  un  sermón  hnpre- 
\deinas  levo  dos  disertaciones,  una  M>!>re  la  Autoridad  de  la 
antigüedades  en  Urología  y  otra  sobre  la  Disciplina  eclesiástica  ■• 
den  a  la  Extremaunción. 

GON7ÁI  B2    VCBYJAS  (JoSÍ    M  .*  i.  —  Natural  de  Sevilla. 

de  Teología  en  la  Universidad,  Párroco  de  Santa  Ana  \  Examinados 
sinodal  del    arzobispado    Era  hombre  «le  mucho  talento    Se  n* 
en  liti.^10^  y  su  prelado  le  confinó  al  monasterio  de  Regla   Libsrtado 
|w,r  lo^  i  -        la  causa  de  José  I    \  tino  que  emigrar  a 


24''  MtAS 

Fran 

- 
i 
en  ln  ■  ''el. 

. 

• 
dicina.  I  >ejó  monografías  de  su  . 
en  la  i>l>ru  de  I 

ción   figuran  ios  títu  i 

Archivo,  aunqu 
ciña  española,  a 

la  impureza  </<■  la  ai  ■/  l  11   IV 

■ 
(30  Abril 
distin 

dimentum  in  spuentíbus 
humor  (7  Junio  178 : 
indiquen  y  mét< 
enfermedades  o 
n,n<  ¡a 

■  Mayo  [782 ' .  Si  haya  en  .-i 
de  San  Antón,  con  alguna 
1  JO  l-.nt-iM  1783)4  Si  />»ri/.-  .7  a  , 

Htrtl  sil  f 
I     •    ■ 
/;</<k/  i/.-  {a 

u  </«.•  aquella  ft 
•   teguros  •■'  i«  wiW<  fea 

<-ñt/.  '  úen- 

tura  ,¡iut:  ■ 

de  f 81 1  po*  conspirar  contra  los  frano 

Di     II   \K" 

■ 
en    1:  Í18. 


DE  DON  JOSÉ  M.'  BLANCO  V  CRESPO  2-4  7 

poesías  festivas,  lai  zarzuela  El  Hijo  de  Ulises  (1768);  el  saínete  El 
poeta  cómico  (ídem),  en  que  se  satiriza  los  ,'icios  del  teatro;  la  Loa 
para  la  proclamación  de  Carlos   l\  ■  ¡m,  de 

donde  Sánchez   Barbero  iajertllos,  y  la  señora 

ez,  /  11  loco  ha*  ■  unterttx    sii 

sátiras  j  donaires  de  'ario-  poetas  a  causa  de  la  avanzada  edad  a 
lo  contrajo. 

vlez  de  León  i  Félix). — Pobre  hombre,  erudito  y  enfermo 
que  vivió  en  la  miseria  y  alean  •  da  edad. 

En  so  juventud  al  fin  de  su  vida  publicó  sus  trabajos 

de  erudición,  a  saber:  Not\  a  del  origen  de  los  tiombr 

illa  1 1839);  Bo  us  variaciones,  etc.  1  [846); 

Noticia  artística  de  los  edificios  de  Sevilla  (1844),  y  Diario  de  las 
ocurrencias  públicas  y  particulares  de  Sevilla,  desdi 
tj-  volúmenes  de  papeles  manuscritos  e  impresos  en  el  Archivo  Mu- 
nicipal). Era  más  joven  que  Blanco  y  no  nos  consta  que  tuviese  rela- 
ción con  él;  pero  lo  mencionamos,  como  a  otros  dos  1  pare- 
probable. 

ü  i  z  de  León  (Juan  X.i. — Supernumerario  de  Buen; 
tras  en  23  de  Enero  «le  [771.  Leyó  una  Disertación  \nve- 

niencia  del  ayuno  quadragesimaVa  la  conservación  de  la  salud  y  pro- 
longación de  la  vida.  Era  hijo  de  D.  Francisco  y  hermano  de  D.  An- 
tonio. 

González  o). — Módico  sevillano,  de  la  Keal 

dad,  di  «de  •  ■  uatro  trab  ~  el 

Sr.   II.   Morejói  r posición  de  un  aforismo  hipocrático  (21 

o  ijNji;  90  rlesías  convulsivas  (2  Mayo  1782),  sobre 

la  Utilidad  tic  las  piedras  y  tierras  usadas  en  Medicina,  v  sobre  el 
I  ktes,  libro  ¡.  pred..  vers.,  21  1 1~  Ma 

.  Rasilla 
13  Octubre  de  1771.  hijo  de  Ma  la  Rasilla  y  Maria- 

de  la  Rasilla.  Fué  bautizado  H  22  <l<!  dicho  mes;  «xao 
de  la  Academia  de  Letras  Humanas  y  autor  de 

Bautizado  en  la  pa- 
rroquia «leí  Sagrario  el  .(  de  Junio  de  1774.  y  enterrado  en  dC 
de  San   Buenaventura  el   i   de  Septiembre  de  1798.  General  retira- 
do, ex  gobernador  del  Campo  de  Madrid  ido  a  Ia> 
letra-. 

'  ¡ORDii  lo  (Di  ra  del  Hospital  del   \knor  d 

sóen  Buenas  Leta  >de  1777   ' 

Isidoro  y  una  Diserta 
nlens  del  libro  III  de  las  D 


248  Vll>\  •,    OBRAS 

Sevilla, 
la   Univers  idónico  d<  que 

falleció  en    184*.  I  ><  bras,  incluyendo  un 

pre<l'  ó  en  la  fai 

bailen  .  '  moth  o  <lc  la 

-tura  de  las  representa  trates. 

Jüaqi  1  s  de  mucho  idor  de  Se- 

villa por  el  Rey  José  j   Asistente  interino,  aclamado  solu- 

1  '  motín  dd  6  <U-  May.'  de  1N14. 

RRER0    Zl  RÓ 

15  de  Junio  de  175''  y  recil 

■    [8  del  miMno  mes    Uuatr  tutor  de  un  tra- 

bajo latino  {De  siimma  felicita  ■   hallaba  p 

tico  v  vivía  en  la  calle  del   \  B  C.  núm.  14   Fué  liijo  <U-  il<>n  Juan  y 
doña    Mana. 

Guerrero  y  7.\  róh  Vega  Y  l 
ata  v  hombre  de  muchas  letras,  bautizado  en  la 
qtáa  que  mi  parie  Agustín,  el  21  <lc    \l>ril  <le 

«Iriii.iiMi    y   Andrada  (Antonio). — Oficial  <le    \rtilU- 

heroicamente  en   varios  empeño!     •  és   de 

.  -  en  el  ataque  a    V  .  Sevilla,  su  patria,  d 

murió  el   17  de  Febrero  <le  1827.  Matute 

/.;  artillería  de  hier 
\    Andrada  (Jorgi   Ji  vn)    —  Capitán  general  »lc 
■  lente  <le  su  Audiend  Sevilla  el  5  de 

p-  de  1734  en  la  collación  «le  San  Isidoro.  Como  se  nata  <!<■  un  hom 
bre  de  extraordinaríi  universal  •  nl.nl 

de  repetir  mi  \  ¡da  ni  sus  <■' 

<  ,i  11 
\1ial.i  <le  ( ruadafra  el  1766 

\     Bravo  (Patricio).   -S.fl>i>>  arqueo] 
Sevilla  en  1713  y  fallecido  en  1795    \  ¡vio  en  la  collación  de  San  1  o 
de  había  nacido,  hasta  que  se  l<  cura  dd    M 

bió  sepultura  en  el  convento  de  San  Roque  1  tejó  monografías  ¡m- 
y  numismática,  ayudó  al  padre  Fló- 
•  ¡os  artículos  para  d  I 
o  de  Moren,  dejó  manuscritos  inten  la  perdida 

Botica  >oiiionii.  sin  contar  los  manuscrito 
Bibliotí  bina 

o  perpetuo  de  Sevilla.  Caballero 
. 


DE  DON  JOSÉ  W." 

Hernández  di    Heredia  v    Rbgines   di    los  Ríos  (Nah 
Conde  de  OfaJia.— Catedrático,  diplomático,  Presidente  del  Consejo 
de  Ministros.   Nació  en  Gines  (Sevilla),  el    n    Septiembre    1775.  y 
falleció  en  Madrid  él  8  Septiembre  i*-U-  Para  su  vida  y  bus  obras 
véase  Méndez  Be  jarano,  Biobibliografia  Hispálica  de  t'ltrumar. 

Hernández  de  la  I'iña  (Juan   Vntonio). — Farmacéutico  y  so- 
de  la  Real  de  Medicina  y  Ciencias,  donde  leyó,  el  24  de 
de   1800,  una  Memoria  sobre  las  relaciones  entre  la  Química  y  la 
Botánica  >  entre  la  Medicina  y  la  Farmacia. 

Herrera  (José). — Natural  de  Sevilla.   Bachiller  en  Filosofía  el 
1  )  de  Junio  de  1773.  Persona  de  erudición. 

Herrera  (José  Cristóbal  i>k». — Farmacéutico  sevillano 
de  la  Real  <le  Medicina  y  Ciencias,  a  la  que  presentó,  el  2j  de  Mayo 
de  1800  un  Examen  de  las  aguas  que  corroí  con  el  nombre  </,-  me- 
dicinales <•»  his  cercanías  de  Sevilla.  II.  Morejón  ii'>  lo  consigna, 

Herrera  (Ji  \\  de). —  Va  anciano  en  la  juventud  de  Bton 
hallaba  retirado  de  la  Cirugía,  arte  en  que  consiguió  extenso  renom- 
bre. Hernández  Morejón  inserta  los  títulos  de  sus  trabajo-  de  litera- 
tura médica.  Otros  cuatro  más  figuran  en  el  índice  de  extravi  . 
<le  la  Real  Sociedad  de  Medicina,  y  cinco  más,  no  conocidos  por  el 
lo  historiador  de  nuestra  Medicina,  se  conservan  en  el  Archivo. 

Hiráldez   dj     \(om\  (Manuel   de), — Hermano  del  siguiente, 
Capellán  del  Real  Seminario,  y  nombrado  Honorario  de  Buenas  l.e- 

el  to  de  Febrero  de  177". 

Hiráldez  di    ^costa  (Marcos  José),—  d  barrio  de 

Triana,  catedrático  \  medico  de  gran  reputación.  En  el  Archivo  de 
la  Sociedad  de  Medicina  se  conser\'an  las  disertaciones  que 
Hernández  Morejón  y  otra-  doce  de  que  este  historiador  no  tuvo 
¡a.  Falleció  el   13  de  Mar/"  de  t8o8  y  recibió  sepultura  en  la 
capilla  mayor  de  Santa    \na. 

Husí  —  Recibido  en  Buenas  Letra-  el  27  de  Enero 

de  1786 

Íbarbi  10    .  Osorio  (Juan  ).  -Caballero  instruido  y  piadoso,  ami- 
go de  lo-  White    Nací.'  en  Sevilla  ni  1711»  y  falleció  en  6  'le  no 

bre  de  1  ~« >5- 

Lliaán  (José)      De  la   academia  de  Le t ñas  Humana- 
de  ma-  noticias  acerca  de  est<   literato  \  no  estamos  seguros  de 
«■i  misino  don  José  López  de  Mían  que  nú-  .nielante  mencionaremos 

[llanes  (Hipólito)      Del  Orden  de  San    Vgustin,    Prior  del 
convento  I  le  de  Sevilla  y  socio  teólogo  de  la  ReaJ  de  Me 

dicina,  donde  levo  una  disertat  en    i"  de 

'       >  de  1781. 


V  OBRAS 


illa,  mi 

esta  ciudad,  marchó  de  Kmbajador  ;i  1  • 

lalucía  í:ill< 
1815. 

d  titulo  ./>■•/  e 

« 

<k-  las  seis  coní< 

11  en 
d  Archivo  de  la  Real  Sociedad  de  Medidí 

t 

utiirii  /Ir  la 

ro   17N01;  De 

■ 
ro   [787  1 :   /  Usertat  ion  <   ',- 

• 
lectararse  por  m 
de  los  peí  líos  Je  fas  n 

^«(•.v  mediante  /</  operación  pueá 
-    - 
g«f  i  expulsión  de  algunos  hu 

uto,  muchos 
v  l 'agina  {1 
Imirse,  teniendo 

puentes  <|iu-  se  hallan  en  d    \t> 
•  dad,  firmadas  >  >r  Nltemud   Ximí 
Del    ■ 

■ 


Por  un  Bubón  venéreo  (31    Enero  1805);  /:/  mejor  método  de 
rar  las  fracturas  (22  Ma  La  dilatación  total  de  los  s 

en  toda  úlcera  sinuosa  es  un  abusa  que  debe  reformarse  (23 
1807);  Efe  los  casos  deban  usarse  con  utilidad 

las  invecciones  astringentes  i_'i  Enero  1813);  De  las  circunstancias 
en  que  las  heridas  de  armas  de  fuego  exigen  prontamente  la  amputa- 
ción de  un  miembro,   y  en  cuáles  pueda  diferirse  (20  Abril    ¡ 

matrimonio  de  don  Manuel  José  Ximénez  con  doña  María 
quiíia  <ld   Castillo  nació  don  Manuel   Me  istillo, 

reputado  Facultativo;  individuo  de  número  de  la  Real  Academi 
Medicina  y  Cin  1  de  1842 ;  Corres 

diente  de  las  de  Madrid.  Granada,  Cádiz,  Barcelona,  Zaragoza,  Va- 
lencia y  Valladolid ;  Numerario  Buenas  Leí  :11a  y 
Preeminente  d    la  misma  en  i^-i'i;  Miembro  de  la  Junta  I 

lo  con  la  Medalla  de 
Bailen,  <  >nz  del  Sitio  de  Sevilla  y  de  Kal>el  la  ■<•  edad  ya 

avanzada,  aún  ejercía,  en  ir88i,  viviendo  en  la  calle  Teodosio,  51. 
Jiménez  (Pedro  ó  un  trituv 

.■1  el  sermón  sobre  la  Verdad  ■■■ 
la  (    •  •     ejemplar   im- 

JlMl  '  RITE  v    A.-..:>  1  •;■  \  I  VlfBKOS 

te  de  la  menta 

1806):  Recibió  el  batí  -••  inhumó  en  la  parroquia  de  San  re- 

dro. Fué"  Catedrático  de  Prima  y  módico  del  Hospital  de  San  ! 
ro¡  Presidente  de  la  Peal  Sociedad  de  Medicina,  de  epide- 

mias del  remo  de  Sevilla-.   Gao  Ira  en  el 

Real  Estudio  de  Medicina  de  V  .  dejo  para  voh 

"a.    Adema 3    de  udez 

Moi  l  el    Vrchivo  de  la  Academia  y  el   ti- 

la. Tradujo  la  Phiiosofhie  ctimque  de 

da>  por  el  señor  II.  Mbrejón  llevan  !  • 
guiantes  encabezamientos-:  De  la  1  nilUr 

U  estaiilei  in-.ient,,  y  cui  Vbril   1  77«> > :  />«■  las  inflom 

■el  Omento,  mod  Dei 

método  más  arreglado  dé  febriles  en  las  puerpe- 

ovíembre  1;  ■  >s  en  Setñl 

ser  tan  frecuente  1  orno  en 
utilidades  que  la  Química  pueó  <       ■•  .1  la   Medü  na  (11 

viembre  17^1):  exponiendo  las  causas  de  tos  nimios  sudores  en  tas 

enfermedades.   <•,  .       ■  „   y  „;t,(j, 


252  Vil. A   V  OBRAS 


(/íij-v  septenos  y  s¡  p 

las  utilidades  verdaderas  que  la  Química  puede  comunicar 
1 5   Marzo  1787  1   Si  el  n 
giten,  y  po  ente  piden  distinta  curación  (4  1  >uit-ti 

¡lio,  v  las  ■/.   ka  enfermedades  que  continúan  ha¡ 

¡  .  Disertación  político-médica  de  las  regias  que 
te  presentes  en  el  examen  Je  comestibles  (sin  fecha); 
ñones  sobre  varias  teorías  médicas  (30  Octubre  de 
incluida  on  d  [1*  m  titula:  /'<•/  mío  y  ofawo  de  las 

Sangrías  en  las  ti  males  1  17; 

JlMi    ■  '.-I  II-    (BoNIFACN 

l.iija:  \in..  ;i  estudiar  a  Sevilla;  contrajo  matrimonio  con  1  >."  Ma- 
güita y  Rui/  y  falleció  muy  an 

<U-   i-iji.   Fué  ¡«Tii  satírico  j   • 

Colegio  de  Santo  /'amas. 

más  de  las  Disertaciones  que  cita  I' 

van  en  d    Vrohivo  quince  mas,  algunas   interesan) 

tismo,  asi  mineral  como  animal,  cuyas  aplicaciones   presenta    Sus 
títulos  son    /  tu  ./  liguas  termas  de  Sevilla  y  ¡a  necesidad  que  hay  de 

volverlas  <i  poner  en  práctica,  para  beneficio   ilc  la  salud  publ¡<  .1 

Octubre  1766);  Examen  phisico  theol  Monstruo  human 

cipite.  que  nació  en  Sevilla  el  día  I  año  Pasad 

■  Mayo  'Ir  1768);  Del  mecanismo  con  que  /.  ene- 

quitan  la  ;¡ila  (27  Octubre  de  1779  -.-  la 

recolección  y  reposición  del  trigo  para  su  mas  segura  \  lat 

1;  i  10  <  tetubre  de  1780);  De  los  errores  <:  fre  la  dieta 

de  las  enfermedades  agudos  y  utilidad  de  la  tenuísima  1  18 
1781  i:  Del  meconismo  can  que  st  exeeutan  la  risa  y  el  llantii  (3]   1  »> 
tubre  de   17S11:  Si  las  estaciones  dilatadas  trias   v  secas  contraindi- 
quen el  uso  de  los  vesicantes  1  18  \l>ril  de  1782) .  De  la  formación  de  la 
Alóla,  manifestando  las  señales  menos  equivocadas  de  su  existencia 
( 3  Abril  de  1783);  De  los  errores  que  se  {■■■■ 

chas  po>  extinción  1 1¡  Noviembre  <!<•  1783)!  Del  uso  de  las  Cotilla* 
con  respe,  lo  a  ¡a  salud  pública  Uu    Vl>ril  de   [784);  Del    ' 
qu,   Hipócrates  administró  ¡a  leche,  y  si  es  adaptable  ,1  nuestro  tiem- 
po v  país  1  bre  de  1784);  /  er  la  pane 
de  la  respira,  u<n  17  Abril  <l<    1785);  /'<•/  NM 

tismo  animal,  v  / ,.  en  algunas  enfermedades,  ata 

minio  de  aplicación  (29  N'oviembne  <!<•  1786):  Por  que  la  picha  unan 


I>L  DON  JOSÉ  II.*  253 

es  remedio  en  algunos  dolores,  y  si  hay  señal  precisa  que  <lirij,¡  para 
la  aplicación  de  este  tópico  y  no  de  otro  <  1  f »  Mayo  de  1787) ;  El  lugar 
de  Hipócrates,  libró  de  aere  oquis,  el  loe.  seet.  I.  v.  175.  Ai  eiiim  mcii- 
tiuutitr  nomines  propter  imperitiam  (20  Noviembre  de  [788),  e  Ins- 
trucciones prácticas  pura  servir  en  los  Reales  Hospitales  de  San  ¡.aca- 
ro [  \  Junio  de  1789).  En  el  índice  de  Memorias  extraviadas  de  !;t  Real 
Sociedad  de  Medicina  de  Sevilla,  figura:  De  la  Electricidad  (en  octa- 
no) Reflexiones  físico  médicas  acompañadas  de  varios  expe- 
rimentos en  la  Medicina  que  muestran  lo  útil  y  lo  inútil  de  la  electrici- 
dad para  curar  Perlesías  ( 1771  ):  Nuevos  progresos  del  Sttblimado  cu. 
rrosivo  (Primera  y  segunda  partes). 

Juars  (José:);-  de   Blanco  en  la  Academia  de  Letras 

I  dimanas. 

Ki-.y  y  Muñoz  (Santiago).     Matura!  de  Canarias,  estudiante  en 
Sevilla,  aficionado  a  la  Filosofía  Más  larde  fué  hombre  pdBti 

Laborde  y  Navarro  (Angéi  1.     Hombre  muy  ilustrado,  sirvió' 
1  con  la  espada  y  la  pluma.  Dejó  un   Tratado  de  1 

fia  matemática   (Santiago,    r  s  1 4  > .  y   Ejercicio  del  salde  (Habana, 
1832).  Falleció  en   1834. 

Larrumbide  (Eugenio).     Na  ió  en  Sevilla  y  llegó  a  ma 
d<>  de  la  Audiencia.  Figura  declarando  como  fiscal  oidor  en  la 
misión  de  Acta-  de  Nobleza  de  Godoy.  Kra  más  joven  que  l'.la 
ingresó  en  Buenas  Letras  el   ti  Octubre  [820. 

1  1  mi •     l'i  Mira!  de  v  ¡bió  el  ( > ri- 

gen de  la  Iglesia  <  1793)  y  sobre  el  Origen  de  la  Fábula  1 1; 

LÓPBZ   (JoAQi  ÍN),      Poeta    sevillano  que,  antes  <le  nacer    I 
halna  ya  impreso  muchas  com  festivas. 

López  (Ji  ■  del  Rey.   Recil  Letras 

de  1781. 
López  (Mm.i  el).    -Natural  de  Sevilla.  Profesó  en 

nucho  talento  >   erudición,  acompañados  de  caí 
irtrico,  llega  is  al  punto  de  predi  ^r  sermones  en 

■11  la  epidemia  de   l8<  ...  una  Me- 

moria sobre  la  Caridad  y  la  Limosna  (Madrid,   1784),  qae  le  valió 
el  til  ció  de  mérito  de  la  Real  Sociedad  Económica  de  Ma- 

drid, v  un  sermón  d<-  exequias, 

La  b 

de  Marzo  de  Í778    1  n  1  ¡n* 


2)4 


\bril 
i  vid  ■ 

LÓPEZ    DE   i:  i   ÍN  (JOSÉ).-   -Lili" 

i  etras  I  turnaras,   I  _-<  ril>¡..  Hit 

I'm.m  a  i   \  ■ 

.. 

to»  xción  familiar  y  Lon< 

]>ul>!;   ida  dos  .años  .antes  de  íumuert 

mar.-e  que 

tkuatro  perpetuo  y  Alguacil  ma 
787. 
I  jos  \  tampocu  imp 

que  la  pregunta  «lo  B  D.  Joaquín  de  I 

familiar  <lo  la  Inquisición,  que  salió  en  la  | 
para  celebrar  el  restablecimiento  dd  S 
de  iNi  1. 

Luquj    (Juan  G  vbri  i  i        Présbita 
de  Sextilio  rlena,  poema  épico  (Sevilla,  18 

- 

M  \i  ORES  1  I  OM  ■  >.r  la  Uni 

Sevilla,  Capellán  real,  Catedráti» 

oorario  < 
gún  nota  que  h< 

*i!la  y  Magistral  dd  Salvador.  Honorario  >K'  Bt 
ibre  de  t8 

S  ns  Mot  .  ovilla 

5ep(  •iu1>;\-  de  1; 
quia  del  Saj 

chiller  en  la  Universidad  en  17Í  I  Bachillerato  <!• 

i-n  [788.I  1790  y  el  D  i  tes 

emp< 

I  para  una  media  nrción  vacante,  j 
benda  en  1796;  en  22  de  Enero  di   180.2  se  le  nombn  por 


DE   DON   |OSI    M.'   BLANCO  V  CRESPO  2?5 

Real  cédula  y  tomó  p  -■  de  May.»  del  ;  en  30  de 

Marzo  de  1802  fué  elegido  Leí  toral  entre  diez  opositores ;  a    tí 
le  nombró  Examinador  Sinodal  del  Arzobispado  y  del  Obispado  de 
iga;  en  23  de  Octubre  de  [825,  Caballero  Capellán  de  la  Real 
Maestranza  de  Sevilla;  en  [826,  Rector  de  la  Universidad;  en  1831, 
correspondiente  de  la  Real   taademia  d<_  la  Historia;  en  1834,  Subde- 
legado Castrense;  en   1836,  Deán  del  <  'al>ild<>  y  boi  1  de! 
toel  12  de  \gosto  del  mismo  año ; en  1837,  Visitador  de  Monjas. 
>.  publicó  unas  circulares  relativas  a  la  ocupación  de 
bien»                          >as,  lo  que  le  valió  el  destierro  a  Canarias,  y  en 
1838,    Vuditor  honorario  del  Tribunal  de  la   Rota.    Falleció  el  <>  de 
Septiembre  de  [784  v  recibió  sepultura  en  el  cementerio  de  Sai 
bastían.  En  [868  se  trasladaron  sus  restos  a  la  capilla  de  la  Lian; 
la  Sania  Iglesia  Catedral.   Fué  también  Caballero  de  <  arlws  111.  del 
l.  v  Obispo  electo  de  Tarazona.  La  Real  Maestranza 
mandó  imprimir  el  Elogio  fúnebre  de  la  Reina  /'."  Marta  Josefa  .Una- 
lia  iie  Sajonia,  pronunciado  por  1  >.   Nicolás  Maestre  en  la-  exequias 
celebradas  el  30  de  Jodio  de  1829  en  la  igle                jiña  Angelorum. 
También  se  imprimió  en  el  número  4.  correspondiente  al  martes 
Febrero  de  1810                 1  pronunciado  en  la  Catedral  ol  4  del 
mismo  mes  >  año  al  recibir  al  rej 

:\l.\i  i  \Mi'  \  R.    I*.    Fr.   JOSl  de  la 

Real  de  Medicina.  Dejó  un  discu  en  el  Arch 

Si  es  licito  al  inedia  prescribir  cama  medicina  a  las  consortes  el  uso 
del  derecho  conyugal  1  i<>  de  Abril  de 

M  \i.i  hipo  (Manuel  Timoteo  illa,  en  la  colla- 

<0  ja         iteban,  el  -'4  de  Rúen,  de    171.4:  profesó  en  la  ' 

<  ¡ranile  de  San  Franí  '  ruardián  de  su  conventa;  en  1809»  Co- 

1  ¡enera!  de  1  ■  •  —  Santos  I  i  ¡enera]  de 

la  <  )rden  en  todos  1.--  reinos  de  1  erudición  de  la  Real 

de  M      .  disertación  de  moral  médica  s<  'l>re  la 

licitud  de  recomenda  la  áseten- 

os (14  Mayo  1 

M  \i.\  \i  1  \  (JosI  '      Hombre  muy  cu  tdemia 

de  Letras  Huma  tudió  en  Sevilla  y  se  licenci 

M  \ia  \('i-..\  (Josi     Antonio) 
Ha   j  tomó  d  grado  de  Bachilleí  ia  el  1785 

Mármol  (Ignacio  Mar!/  Natural  de  Sevilla 

de  1  792.  Tomó  p  >ses  • 
ion  número  16  en  11  de  Mayo  de  [807,  y  de  la  '  aii  mjía  núme- 
ro i'»,  para  que  mh-  elegido  poi  ■  de  [824. 


■ 
una  tesis  ilc  doii  Ignacio  titulada  Aiwnotiam  oxigo  mqitisiia  Bruto- 
ruin  anima  in  examet  o  Maii.  /; 

tttm, ¡  renta  Red,  B  r 

\l  11  1833    testó  ante  el  notario  I  >.  Fernando  G 

_S    !,•  Noviembre  de 

Mármol  ijrw    del)      Peritísima   constructor   <K-   Claves,    lia- 
ra 1779  inventó  on  Clave  grande  en  que  reunió  pitan 
no  ejecutada  lia-ta  entonces  ni  en  España  "i  Fuera  de  ella 
invento  le  concedió  el  Rej  una  pensión  vitalicia 
realiza  con  fortuna.  Nació  en  Sevilla  el  ai  1  fines  dd  • 

ntó  a  los  reyes  un  ni* 

M  iRMOl     I  M  \\i    i;|.    \|        DI  I  I    a    >,•    .. 

ís  sobradamente 

\l   \i   •  '  ■!    MA    (1  >IBGO    J| 

Enero  de  [767  j   fallí  -  de  Dicieml  l  de 

VIetropoHtana  de  Sevilla. 
M  mrri  «  <  íaviri  \  (Justino  i—  Se  I 
biografía  han  escrito  ya  Vázquez  Ruiz,  « . .  1 1  i  Lassaletta 

Martín  Navarro  (-Marcelini  IW- 

1 
- 

MARTINÓN    \     lil  I  I  I!    VKIOi 

is  el  8  de   '  Si  5 

ini  (Juan  Bai  e  Me- 

Los  hisl 
ro-.i^  monografías  que  dej<  VI  .  vn,  33  ¡eniff 

por  italiano;  pero  su  i,  lo 

dipul  llano.   I  >oi   1  tna  de  I  >.  J 

ble  que  tal< 

Mi  din  \   1  M  w  1  1     I'k  \\i 

en  la 

de  Febrero  de  1H17 

I  6  de  V  • 

■ 
que  1 

ilc  J 


DE   DON  JOSÉ    M."    BLANXO   Y   CRESPO  2?7 

siguientes  notas:  Medios  para  sujetar  el  hombre  viejo  a  el  Espíritu: 
sacados  de  algunos  capítulos  de  la  Teología  Mística  del  padre  Migud 
Godínez,  de  la  Compañía  de  Jesús.  Con  el  ejercicio  de  las  cinco  tres 
Marías  en  memoria  de  las  cinco  letras  que  componen  su  dulcísimo 
Nombre.  Con  Licencia:  Sevilla  (Imprenta  de  ('aro.  [815).  Te  ofrece 
esta  devoción  y  lo  «lemas  expuesto  un  indigno  Sacerdote  esclavo  <le 
Alaria.  <|tie  es  M  I  M.  in  X. ",  de  48  págs.  Relación  de  los  estragos  que 
ha  //«-e/i  <  la  Secta  Jansenística  entre  ¡os  Teólogos,  Sacerdotes  y  Re- 
ligiosos de  Italia,  in  4."  Memorias  breves  de  alíjanos  sujetos  de  la 
que  fué  provincia  de  la  Compañía  Je  Jesús,  de  .  Indaliuía.  y  lian  muer- 
to en  el  destierro,  in  4."  Defensa  del  hiten  nombre  de  la  Compañía  de 
Jesús  contra  Lis  calumnias  que  se  dicen  y  escriben  contra  ella  por  sus 
enemigas,  in  4." 

MejIa  Carbeto  (Pedro). — Jurisconsulto  sevillano,  de  quien  s« 
conservan  (impresas  dos  notables  alegaciones  en  pleito  sobre  |>erte- 
nencias  de  jurisdicción. 

Mejía  Huertas  (Josí  I.-  -Químico  y  socio  de  la  Real  de  Mediei- 
ik(.  donde  se  guardan  tres  disertaciones,  no  conocidas  por  llernátv- 
de/  Morejón,  sobre  efl  cultivo  de  la  Química  (6  779)i  sobre 

el  álcali  volátil  (27  Abril   17S01  y  sobre  d  láudano  (23  Mayo   17X1  1. 

M111  ro  (José  M.*).— Poeta  satírico,  autor  de  l-a  noche  terrible  o 
¡nes  ile  Lastro,  antii  tragedia  original  en  menos  de  cinco  ac* 
parodia  de  la  tragedia  compuesta  |m>i-  1).  Juan  M.  Rodríguez. 

Mena  y  Fariñas  (Alonso). — Renombrado  jurisconsulto,  autor 
de  un  Manifiesto  político  legal  (1780)  relativo  al  término  judicial 
ile  Mena/u/a. 

Mendicuti  (Juan  N.i. —  Distinguido  literato  sevillano,  autor  de 
una  disertación,  Relación  de  la  poesía  con  el  ingenio  1  1; 

M  en  dieta  (Juan  X.i. — Académico  de  Letras  Huma 

Mi  tDOZA   \    I  spinosa  (Fnancis  5    doctoró  en   17X1 

cribió   V oficias  de  los  Carmelitas  calzados  naturales  de  Sevilla.  . 

Merchán   (Fr.   Man  Justino,   Regente  de   Estudios  en 

el  '  olegio  de  San    ^casio,  establecido  en  la  actual  ('asa  de  Cotí 
y  recibido  en  Buenas  Letras  d  10  de  Diciembre  de  ij 

Mk.i  i  i    Poní  i.  (Juan   Antonio). — [lustrado  sacerdote  nacido  en 
de  ( ¡uadaira  el 

Moi  1  ro  \  Borgios  (Tomás)  Recibido  en  Buenas  Letras  d  jo 
de  Octubre  de  1793.  Dejó  una  monografía  •  De* 

creíales  ati  ¡buida 

Molina  1  en  la  época  de  su  entrada  en 

.    Letras,  que  se  verificó  d  23  de  Septiembre  de  1791. 

MONSALVI    •  l'i  DR JeSUÍ  de  1«>S 

'7 


VID* 

padn 

¡ 

de  Mayo  de  i 

I  \  de  Maj 
MONTILLA    ■>     PUERTl 

.1  Real  <li 
de  i ; 
> 
gad'  • 

dr  los  fat  \dtativos  y  de  qué  modt 
, ■/',•  qué  funciones  en  lo  / 
e    \i>nl  de 
v  cuáles,  contra  los  <///<•  siinula>\ 
I a  sobriedad,  tan  >-. 

.•/<?</</  rigurosamente 
invalida  la  meia 
y  na  i 

Mora 
■ 

Muí; 

los  Paje  ¡del  Rey,  I  >iput¡ 

.\liiu 

Públi 
Cení 

estixl 

■ 

Sevilla  el   i 

.1   Si  nlla 

■ 


DEDO!  »5g 


de  Letras  Humanas.  Se  graduó  ¡fía  en  17^4  y  es- 

cribió  sobre  la  Protección  ¡le!  legislador  a  los  Letras. 

Mozo  p¿E  Rosales  (Bernardo),  enarques  de  Matatlorida.— Xa- 
tnral  de  Sevilla,  según  ceza  su  expediente  personal ;  se  licenció  en  Le- 
en la  Universidad  de  su  patria  el   i<>  de  Mayo  <le  17N1.  Fué  ele- 
gido  Diputado  a  la  deccióti  del  16  de  Agosto  de  1813 

méritos  lo  elevaron  al  Ministerio  <le  <  ¡racia  y  Justicia,  que  desempeñó 
con  reconocido  acierto  y  falleció  en  1832; 

Muñoz  (Diego).     Doctoren  Leyes  y  Maestro  en   ^rtes  de  la  Unir 
versidad  <lc  Sevilla.  Supernumerario  de  Buenas 

Mi  ñqz  i  Justo).  --  Doctor  en  Li  e   Historia  Natu- 

ral en  el  '  Colegio  de  San  Antonio  de  Sevilla.  Juez  de  hechos,  Secreta- 
rio de  la  !'  mica.  Primer  Botánico  del  Ejército  y  honorario 
de  Buenas  Letras  en  2  de  Mar/o  de  1821»  En  la  sesión  de!  7  de  Mayo 
de  1830  leyó  instrucción  sobre  la  lactancia  artificial,  con  algunas  xe- 
glas  para  la  crianxa  de  los  niños  en  su  primero  edad. 

Miño/  Axvárez  (Agustín). — No  hay  necesidad  d< 
la  \iila  v  obras  de  este  eximio  humanista  «villai 
de  t<  dactó  la  inscripción  sepulcral  <le  IHo- 

n'dalilanca.  ouyos  restos  se  inhumaron  en  la  Catedral  de  S<  villa. 

Muñoz   del  Castillo  (Ji  vn  José).— Preceptor  de  la  Calzeta, 
collación  de  San  Pejdro.  Na  1  Sevilla,  graduandos 

en   1767.   Publicó  un  opúsculo  refutando  d  de  da 
Muñoz    \K:i'v/ 

Mi  .ño/  1    I  )i:i...\i.o  (Ji  recibido  c: 

ñas  I  «tras  el  2  «le  Julio  de  1798 

Murta  y  Guisado  (José  M."),  te  quien  tan 

ticia  suministra  Mam  I  bautismo  en  la  parroquia 

de  Onuiium  Sanctoruni.  !'iu-  Catedrática  de  la  Universidad,  úll 

ü  del  Saní'  ■  mente  al  Santo  I  li<- 

de  los  franceses,  y.  p  empre  en 

1  ¡ón  con  M  onde  <lel  Águila,  ins- 

ido  i«>r  el  un   tratado   sobre'  la 

I >i;i>ii<Iotl  de  Jesu  lia,  [828). 

X  vi. ai    I  BARTOJ  ovo 

Navarro  (Jacobo  Vicenti        Poeta  precoz,  abandonó  las  nui- 
or  las  armas  y.  tennii  sus  aficiones  lil 

1  >i"  a  la  tt  .día  en  cinco  acto- .  Imor  \  amistad  unidos 

1824),  no  im- 
¡111    volumen   las    i>  •  Se*  i- 

lla,  18; 


200  VIDA  Y  <>BRAS 


Nieto  de  Pina  (Cris  Ejerció  la  Medicina  en  H 

la  Real;  se  trasladó  a  Sevilla,  en  cuya  Universidad  ltal>ía  estudiado,  y 
fué  elegido  Vicepresidente  de  la  Real  Sociedad  de  Medicina,  dejando, 
adema-  de  las  disertaciones  mencionadas  j>«>r  II.  Morejón,  otras  ma- 
chas que  ■<•  conservan  mannscritas  en  el  Arcan  rporación. 
Ignoramos  cuándo  falleció,  mas,  portas  Fechas  de  las  Memorias,  se  ve 
«pie  debió  alcanzar  al  menos  los  últimos  años  «leí  siglo  xvm. 

Nostench  (José), — Medico  contemporáneo  <le  Blanco,   N 
consta  si  tuvo  amistad  con  él,  y  únioamente  1'»  consignamos  ]>>>r  aer 
abuelo  de  la  insigne  •  ña  Blanca  de  los  Rl  •  le  la 

mentalidad  femenina  española.  Era  catalán,  natural  de  Arbós,  y  ciru- 
jano supernumerario  «le  la  Real  Sociedad  dfc  Mol. ciña.  Dejó  una  Me- 
moria titulada  Tentativa  para  «•/  recibimiento  para  una  plaza  de 
<  i.(  Ma\.  ■  t8i8)  y  otra  -obre  Las  causas  </<•  las  fístulas,  cdn  l<i  terapéu- 
tica getu  rol  que  les  contiene,  manifestando  al  mismo  tiempo  que  las 
callosidades  que  las  acompañan  ¡leben  mirarse  comúnmente  como 
efecto,  y  un  como  causa.  ílr  la  dicha  enfermedad  <  10  Febrero  iv 

Nuñez  v  Día/  (Francisco).— Las  noticias  -Ir  este  gran 
►-C  hallan  en  todos  |<>,  dncunarí  >s  b  de  Histo- 

ria literaria. 

(iiiiiiui  ->  \i.\i-.  (Lopb).— -En  la  nota  de  la  página  85  hemos  dado 
amplia  noticia  «le  este  caballero  Referiremos  aqui  un  episodio  de  *u 
actuación  como  Alférez  Mfeyor  <lc  la  titulad.  \l  entrar  en  España 
Fernando  Vil  j  publicarse  el  indigno  Manifiesto  <lel  monarca,  los 
serviles  «le  Sevilla,  excitados  por  tribunos  absolutistas  apostados  en 
(1  café  de  la  calle  de  Genova,  irrumpieron  con  desaforados  alaridos, 
vitoreando  al  rey  en  la  plaza  «le  la  Constitución,  trajeron  ' 
«leí  teatro,  interrumpiendo  la  representación  «le  /■'/  nejo  v  la 
arrancaron  y  casi  pulverizaron  la  lápida  «le  mármol  en  que  se  leta 
el  nombre  de  la  plaza,  >  un  compacto  grupo  de  realistas  acudió  al  do- 
micilio de  l>  Lope,  obligándole  a  conducir  al  Vlyuntamiento  el  pen- 
dón  de  la  Ciudad,  que  el  mismo  don  l>>«»e  habrá  tremolado  por 
la   publicación    solemne   <l<    la    Constitución    de    1812    en    la 

•  el  -«i  de    agosto  del  referido  año     Vquel  dia 
se  impuso  la  inmunda  plebe  que;  al  to  de  ¡Viva   Fernan- 

do j  bando!,  había  de  escribir  páginas  sangrientas,  rema- 

tadas año-,  más  tarde  con  la  explosión  del  edificio  de  la  Inquisición. 

II   mismo  histórico   [tendón  entregó   D    Pascual,   li( i< >  d 
Lope,   pan  l.i  una  de  D.'  Isabel   II    l-.l    1  «1«-  Diciembre  «l«'   1843 
una  <  omisión  del  Munñ  •■  1  r  la 

venerable  insignia  j  tremolarla  en  los  tres  tablados  erigidos  pa 


DE  ]>"N  JOSÉ  M.*  BLANCO  Y  CRESPO  261 

ceremonia  en  la  plaza  de  San  Francisco,  en  la  puerta  de  la  Catedral 
y  en  el  Patio  de  Banderas  del  Regio  Alcázar. 

Obi  huela  y  Morales  (Francisco).    -Presbítero  de  Paterna  del 
po  1  1 7 5 f > - 1  s _•  _•  1.   Em  el  libro  i-'  de  Bautismos,  í<»li- >  _; 1 3.  de  la 
«expresada  villa  dice:  "En  once  días  del  mes  de  Octubre  de  mili  Sett. 
Sinqu.u  y  Seis  años  1*  o  el  I'.'  It.  Li*  <  "amielita 

•  alzado  con  licencia  de  I>."  Barthoíome  Gómez  Roldan  thenieiv- 
■  Cura  en  la  igta  Parroq.'  del  Sr.  Sn.  Harto.'»1  <k-  esta  \" illa 
de  Paterna  Caimpo  y  Residente  en  el  Hospital  de  la  Sta.  Misericor- 
dia de  dcha.  Villa  baptise  solemnemente  a  francisco  Antonio  SakJh 
dur  hijo  legitimo  de  Francisco  Lorenzo  Origuela  y  de  Leonor  de 
Morales  Gi  su  legitima  muger  (nació  el  <lia  <liez  <le  dicho  mes  y  añi 
fué  su  padrino  I).  Antonio  <  tragúela  todos  vecinos  de  esta  dicha  Villa 
a  d  qual  advertí  Copnacion  Espiritual  y  Obligación  de  enseñar  la  Doc- 
trina Chrisriana  en  fee  d<-  lo  qual  b  firmé  fho  uut  Supra.  =  I).11  Ilart.""" 
Gómez  Roldan,  —  Fr.  Lucas  Palacios."  Recibido  en  Buenas  Letras 
d  j<>  de  Octubre  de  [781,  leyó  una  Disertación  latina  sobre  la  comu- 
nión de  .huías  en  la  noche  de  la  Cena.  Residió  algunos  añ<  1-  en  la  capi- 
tal y  quiso  morir  en  su  pueblo  natial,  según  confirma  la  siguiente  parti- 
da :  "  En  primero  de  Abril  de  mil  ochocientos  veinte  1  dos  se  enterro 
en  la  I.-'  Parroq.1  del  Sr.  Sn.  lian."1'  de  esta  V.a  de  Paterna  el  cuerpo 
cadáver  de  I'".  Francisco  Orlhuela  Morales  IVo  se  le  hizo  entierro 
<le  una  Vigilia  1  dos  Misas  '  antad.1  con  asistencia  de  seis  Capp.' 
inte  Dn.  Man.'  SaJazardoi  íee  =  Márquez." 

Ordovás  (Ji  a.\  i.-  -General  de  ejercito.  Nació  en  Sevilla  el 
Redactó  las  (  Irdenanzas  de  Lngí  [802  y  vario,  trabajo* 

ráeos.  Fué  Comandante  general  de  las  Canarias.  Falleció  en  iNoj. 

Ordovás  (Pablo).— Hermano  menor  de  D.  Juan  y  sevillano 
también,  nació  en  [762,  fué  Director  Subinspector  <le  Ingenieros, 
dejó  trabajos  científicos  y  dirigió  y  fomentó  obras  pubtocas  de  im- 
portancia, Falleció  el  23  de  Enero  de  1832,  en  Barcelona. 

Obtu  di    /.'  ñii.v  v  Garayo  (Juan),  marqués  de  Monte  Fuer 
te. — También  relación  de  la  familia  de  Blanco.  Sujeto  nut\  inteligen 
te  \  aplicado',  natural  de  Sevilla,  l'.n  177'»  se  imprimió  una  moro 
fia  suya  titulada  El  flautín  de  moreras  en  Sevilla. 

Oviedo  (Francisco  Javier  i>f.  i. — Nació  y  estudió  en  Se\  tila,  de 
cuyo  [lusti  fué  individuo  y  Abogado  de  los  Reales  '  onse- 

¡os.   Desempeñó  interinamente  «1  la  Universidad  hispalense  la  < 
dra  <le  Economía  Política,  se  le  nombro  socio  de  méri       le  aquella 

dad  patriótica,  a  que  tanto  debe  la  cultura  española  j 
había  instituido  li»s  estudio!     ••       eos  v  literal 


2Ó2  VIDA  Y  DURA? 


-aiela  de  '  Mobles 

¡bíú:  Memoria  a  tito  públit 

tpoña,  dirigida  a  la  Junta  Nacional  (/<•/  mis- 
'/    (Sevilla,  iX-n  I  y  Verdad  de  la  AV 
//(/im.  i  »tudio  hifctórii 

ndó  y  dirigió  en  Sevilla  el  ]  I  tufado  El 

Pueblo  Español. 

Falleció  on  su  casa,  calle  • 
doya),  el  2 

tras  un  lh 
íli  los  1 

I  *  M  M  rÓS    M  M-AVEH 

nmi  ) 

ario  latí  fulla,    1 
la  non 

\]  \i  w  1  k  1  |i  w  1.     I  Cernía 
Manifiesto  que  hace  D.  Jimn  /',.- 
•  luna  Joaquina  Gerónimo 

Pandi  ro  1    \ 
Letra.-  desde  el  -'-•  de  Mía 
Medicina,  donde  queda  una  disertación    I 
obser 

1 

1775  : 

3 1  «lo  Julio 
mares,  retii 

en  la  :  1  cálida     ■ 

de  Sevilla,    \  adénuco  de  la   Real  de  M< 

diente  de  ti 

\.K:¡ 
nénte  facultatñ  ira- 


DE   PO  .   |0    i    M.:'    I  CR1  SPO  2'ji 

bajos:  (  uándo  es  único  recurso  en  la  retención  baja  </<•  orina  la 

ración  de  la  Paracentesis,  con  preferencia  a  <  n  tlquiera  otra 

r8i8) ;  Si  la  inspección  de  un  cadáver  que  se  supone  envenenado  presta 

lies  suficientes  para  decidir  ■    humoral  a 

ueiio  sea  la  cansa  ,'■  ntenóS  que  en  él  \bril 

Í818);  Sobre  la  conmoción  del  cerebro,  distinguida  del  derramamiento 
y  curada  prácticamente  por  un  método  teccional  y  sei/nro  i  i'>  V 
1820). 

lia,  <  atedrá- 
>   en   la   Facultad  de   Medicina,  correspondiente   <lt.-l 
Jardín    B  Madrid,  exami  .   del 

Real  I'r.  :  .   numerario  de  la  Real  Sociedad  'le  Medicina. 

Hernández  M01  írtación  suya 

.Ipü  a  láWcnfermedades  del  pecho  1  1- 

:huso  de  las  sanarías  (24    \bril 
bre  Lis  causas  q\  a  en  falsa  o  bastarda  y  en  irre- 

gular e  incompU  idera  vacnt  ■■  tas 

peligros  de  la  p  ■  I  nal  entre  los  médicos  I  29  May  1  1 v 

la  economía  anima!  y 
ella  prod: 

libertad  para  los  pue  '   iembre  ¡814 

el  m)  <s  en  la  física  humana  \obre 

si  las  calenturas  de  las  cárceles  de  Prmgle  y  airas  in)  enen 

alguna  ana  <rbuto  y  solidaridad  de  esta  indaga  1 

nfertnedades  ile  referen-  ia  >  17  Diciembre  1  i 

ril  de  1821 
la  1  rden  de  al  andonar  la 

■ 

mejor  dich  . 
•.nula  \  MarrtridL  lian 

I 
A<  ad 

. 

tam- 

1   ¡tramar. 


VIDA  V  OBRAS 


1 ).   FraiK  ¡seo  Ro  I  sé  j    Manuel 

una.  toda  la  joven  rntetectuaüda  •  ve- 

nenó inolvidable  maestro. 

vk  \  (Juajn  |      \  éase  nota 
Pérez  (Antonio). — De  la  Humanas. 

Pérez  (Miguel). — Orad"  Marchena, 

la  Orden  Seráfica  j  fué  Definid  uial 

Pérez   Bravo  (Diego). —  Farmacéutico  sevillano,  que  dejó  una 
monografía  sobre  la  Calaguala  y  otra  sobre  ciertos  purgantes. 

Pérez  Setabitano  ("Nio  en  la  Rea 

sevillana  en  1821.  Leyó  un  Elogio  <!>■  fas  Buenos  Letras. 
1  \m  1 1   di  1.  marqués  «le  Campo  Santo.  —  N 
villa  el  16  de  Abril  de  1729,  en  la  collación  de  S  1  pe- 

ricia  v  bizarría  se  distinguió  en  nnu-|^>  bélicos  empeños   Desempeñó 

irgos  >le  Gobernador  del  Cuzco,  Gobernador  del  ("alian  ¡  • 
mandante  Genera]  de  Oran.   Después  de  ascender  a  Teniente  Gene- 
ral en  i7<»4.  se  retiró  a  Sevilla,  donde  trato  a  la  más  dástii 
ciedad  de  la  sangre  y  las  letras,  consagrando  .1  obras  benéficas  1"-  úl- 
timos años  de  su  larga  j  gloriosa  existencia. 

Pin  i  \\»>  (Josi  |      Ña  5w  illa  de  li  ("a-a  de  1"-  Marqueses 

de  Torrebl  Fcsó  en  la  Compañia  de  Jesús  por  lo  que 

rrado  en    [767  era  idea  detla  Música  del 

Contrappunto  1  1794),  obra  muy  notable.  Falleció  en  su  patria  el  1    U- 
( octubre  de  1819. 

que  tuviera  amistad 
Blanco;  perro  entre  incluirlo  u  omitirlo,  herí        •  ■         por  1"  prin 
porque  contemporáaieos  los  dos,  liomb 

di-  la  música,  no  olvidando  la  predilección  de  los  VVhite  |x>r  la  Compa- 
ñía, 1"  raro  seria  que  n<>  •*•  hubiesen  con 

Pizarra  (Francisco). — Natural  <k  Sevilla.  Socio  de  la  R 
Medicina.    Vdernás  de  la-  cuatro  monografías  que  menciona  H.  Mo- 
rejón,  dejó  1  tras  dos,  a  lagrima]  iré  la 

curación  de  llagas  cancerosas.  La  primera  se  conserva  en  el  Archivo 
<K  la  Real  Sociedad,  la  segunda  figura  en  el  índice  de  extraviadas 

eli  (Juan   \n  i"-  intuía- 

le ilustre  familia,  nació  en  Sevilla  el    [6  de    V 
de  1730.  Siguió  l.i  carrera  de  la-  aniñas,  y,  aficionado  a 
mostró  predilección  |»>r  la  1  '¡|m-.  la  tragedia  en  ■ 

acti  -  Calahorra  destruido,  a  que  siguieron  /  átit  ■    en  cinco 

El  nuis  patriota  atidalut  </  toma  </<•  Ltipsig, 

\.  \  La  Pifio  de  los  enamorados,  cuadro  dramáti 
eyenda  granadina    I  tirulos  muestran  el  a 


DE   DON  |OSÉ  U*  BLANCO  Y  CRESPO  2Ó5 

le  al  elegir  los  asuntos,  y  respecto  a  la  facilidad  con  que  los 
ponía  para  la  escena  y  versificaba,  Waste  decir  <|ue  Fátima  y  Zaida 
le  ocupé  cuarenta  días  y  La  toma  de  Leipzig  se  escribió  en  una  semana. 

Poní  e  de  León  y  Franco  (Francisco).— Abogado  de  Sevilla,  de 
qirien  quedan  algunas  alegaciones  impresas. 

Pons  (Gaspar  de).  —  Hombre  extravagante,  natural  de  ValeiKia. 
que  estudió  j  ejerció  la  Medicina  en  Sevilla.  Publicó  dos  libros",  de 
los  que  dice  Hernández  Morejón:  "Ni  aun  debiera  hacerse  mérito 
de  los  títulos  de  »brás  de  Pons;  ral  es  el  cúmulo  de  absurdos 

y  charlatanerías  que  contiene"  (vii,  214). 

Pi.-i  1  1  \ho  1  pRAN(  ISCO).  —  Pintor  laureado,  natural  de  Sevilla,  que 
en  1789  publicó  La  Arcadia  pictórico.  Perteneció  a  muchas  acade- 
mias. Fue  aclamado  Pastor  en  la  Vrcadia  romana  siendo  aún  muj 
joven,  Vcadéníico  de  mérito  de  San  Fernando  en  175.1.  Secretariode 
la  Academia  de  Roma  en  1762,  Príncipe  de  la  misma  en  1771.  Aca- 
0  de  mérito  de  la  de  Polonia  en   1778. 

Prieto  v  López  (Pi  dro). — -Natural  de  l-'.ciia.  hijo  de  Pedro  v 
-tiana.  doctorado  en  Teología  por  la   Universidad  hispa) 
Dejo  escrito:  Sobre  el  poema  épico,  probando  que  el  Qu 
Rodrigo  no  lo  son  <  ij<)A>-  Sobre  la  Utilidad  de  la  Historia  (ídem),  y 
( 'osas  notables  </,*  ¡ispaña  (  1 7<i;  >. 

I'i  BRTO  i    LÓP1        '<  -De  la  Academia  de  Letras  Humanas. 

Puimator  í  Budar  i  Félix). —  Lhistnado  sevillano,  abogado  de 
los  Reales  Consejos  y  profeso  de  la  \  eneraWe  Orden  Tercera  de  San 
Francisco.  Ein  1787  se  retiro  a  la  Cartuja  de  Sevilla,  dónde  profesó) 
y  después  pasó  a  la  de  Cazaba,  donde  falleció  el  13  <le  Enero  <le  [808. 
Imprimió  en  Valencia,  de  donde  eran  mi>  padres,  Compendio  histó- 
rico'de  la  vida  del  />'.  Gaspar  Bono,  del  orden  de  Mínimos  1  [787). 

Qi  1  ntas  y  Zayas  i  M  \m  1 1    de  i  \s).  —  Nació  en  Sevilla  el  13  de 
Marzo  de  i7.vs  y  recibió  d  bautismo  en  la  parroquia  del  Sagrario. 
Era  lujo  de  1  >.  Francisco  de  la-  Quentas  j  /aya-  y  Liñán  y  de  doña 
María  Rosalía  de  Solís  Quevedo  y  Rivera,  que  habían  contraíd  • 
trimonio  en  la  parroquial  de  la  villa  de  ("antillana  el  -'<>  de  No 

de  17-'-';  entró  >le  guardíainarina  el  2  de  Noviembre  de  1754. 
Navegó  y  se  halló  en  Natalia-  marítimas;  pasó  a  la  Secretaría  de 

!••  j  del  Despacho  de  la  Marina  en  20  de  Mar/.,  de  i-~~r 
cendió  .1  <  Ificial  mayor  el  13  de  Noviembre  de  1784?;  se  le  nombró 
Secretario  del  Supremo  Consejo  de  la  Querrá  d  8  de  Mayo  de 
ascendió  a  o  el  25  de  Julio  dil  mismo  año  y  a  Brigadier  en 

25  de  Enero  de  17'M.  >    falleció  en  Madrkl  el  4  de  Enero  di  Í803, 
Era  Caballer    de  Santiago  \    Vcadémico  de  la  Peal  de  Buenas  1 


*      • 

onnano  menor  de  ' » 

('antilla-ia  i  Se\  illa)  el  4  de  I  '• 

■ 
le  Bachiller  <.-n  ( 

1 75-.  I  '<.■! 
un  Elogio  del  Rey  d">i  Fernando  VI. 

Tavo  1  ii"-   hei 
villa  y  bautizad 
O.  A  do  en  la  mis 

«le    , ;   .  'ni.l  eíl    iS"  «,.   y    I  )    J( 

do  también  en  el 

ral  de 

:•»  un  luní 

la,  j  fué  m  ¡bid<  •  en  : 

lv  NO 

Se\  illa  y.  siendo  mm 
tras  <-:i  r6  < 

Rein 
de  1732  y  -o  lia 

(Ir    1; 

1  " 

una 

> 

* 

'  '    ' 


- 

on   Hernández  Morejón  ni 
Chinchilla,  a  saber:  Del  uso  de  las  sangrías  en  las  viruelas  (g  Mar- 
zo 1803 1 ;  Sobre  la  inteligencia  del  aforismo  62  del  libro  de  Hipócra- 
-  Huero  i  -  icntes  metástasis  de  la  pleuritis  en  Pulmo- 

nía <3  Abril  iN'  orismo  2¡  del  libro  de  Hipócrates  (27 

1) ;  Sobre  los  daños  <¡ue  causan  las  lombrices  en  tos  lactantes 
y  medios  de  corregirlos  (13  Noviembre  1806);  La  congestión  de  una 
fluxión  habitual  en  el  pulmón  puede  ensiderarse  como  causa  di 
sitira  para  tisis  pulmonar  i\2  Marzo  1807);  Cuáles  sean  las  unís 
frecuentes  enfermedades  mercuriales  y  el  mejor  método  de  socorrer- 
las (10  Man 

Río  Y  Estradj  cío). — Natural 

villa.   Fueron  -n>  padres  I  >.  Lorenzo  del  Río  Estrada       I».'  María 
20  de  Nov  iembre  de  1716 
ite.  Era  clérigo  de  '  >rdeneí  apellan  nía 

les  en  1 ."  de   ! 

de  i;'-r.  jubilado  en  14  d 

!  labia  ing 

r<»i  Isidoro. 

lia:  recibió  el  bautismo  en  la  parroquia  Pedro,  el  -'4  de  Enero 

de  17-'-'.  Era  Alférez  la  Ciudad  de  Sevilla,  Primer  Tei 

de  Infante  ro  dej  hábito  de  5 

En  el  servicio  militar  ascendió  a  ral,  fué  Wo  del  Prin- 

de   Ksturías  (Fernando  Vil  de  la  ciudad 

,■1"  VI,  <  arlos  111  \ ■  <  arl< «  IV 

[a  familia  d 

\<iu<    i     Gl  ZA!  ;> 

r  <U-1  Juzgado  militar.  Se  liceiK  i  e  in- 

ía   Real     v  :  íbre 

rimer   ayuntamiento  por  la  Re- 

Ri\  1  ro  de  1  \  !  iado  del  R 

de     \ 

S  •     •  I.i. I  de   M 

a  la 
■ 

I 
ti  el  fndií 


VIDA  V  OBI 

.-  figura  "tra  titulada  Falacias  que  puede  haber  • 
tnentos  que  se  usan  en  los  Tribunales  y  modo  de  evitarlas  <  i 

Rodríuj  •   (Gregorio). — 'Presbítero,  sevillano    Honorario  de  Ja 
emia  <k-  Buenas  Letras  desde  el  22  de  Diciembre  de 

Rodrígi  1./.  (Juan  M.'i. —  liíj..  de  Sevilla  y  vate  precoz,  se  dio 

en  d  Diario  de  Sevilla  ]x>r  algui  bles, 

en  el  t  orreo  Literario,  publicó  fábulas  >  el  2  de  Junio  de  1797  dio  a  la 

escena  La  noche  terrible  o  Inés  ¡le  Castro,  imp  illa  en  ej 

mismo  año. 

RoDRÍr.t'c/  (Juan  Sixto). — Cirujano  de  Sevilla,  Honorario  de  la 
Real  Casa  y  de  la  Armada.  Examinador  primero  de  la  Sub 
del   Protomedicato  y  Consiliario  de  la   Real  Sociedad  de  Medicina 
II.   M  >reji •"■  1 1  modo  nueve  dis< 

►tes:  Señales  que  dan  a  conocer  la  retención  de  la  sangre  mens- 
trual en  la  cavidad  del  l  'tero  y  operaciones  <¡tie  se  debe  practicar  para 
su  mejor  éxito  ( sin  fecha  1 ;  Si  en  la  curación  del  <iol<ir  ischiádrii  o  anti- 
guo y  rebelde  debe  preterirse  el  cauterio  actual  al  potencial  (30  I 
ro  1766);  De  unos  nuevos  principios  para  mejorar  el  conocimict 
curación  de  lo  Talparia  14  Febrero  1 768 1 .  Sobre  el  abuso  de  los  medi- 
camentos supurantes  (4  Marzo  1779);  '■  h<'r- 
iiitis  intestinales  1"'/  gangrenas  y  corolarios  prácticos  ¡le  su  cura- 
ción (24  Febrero  1780);  Si  en  el  dolor  ischiádico  aun  til  el 
cauterio  y  cuál  deba  preferirse  (15  Marzo  1781);  Del  uso    y  abusa 

1  digestivos  en  la  curación  de  las  úlceras  i  13  Diciembre  1; 
I'.n  qué  heridas  de  cabeza  se  hace  precisa  la  operación  del  Trépano 
(14   Marzo    1782);  Carácter  y  diferencias  </.-  las  Lupias  y  ».-, 
más  adecuados  para  extirparla.  ,1  /,)  parte  que  ocupo 

Mayo  17N.M;  Del  método  más  seguro  de  socorrer  los  accideuU  1 

S  i]iie   suelen   causar  abortos   (6    Febrero    1 7S  ^  1  :   Del   método   y 

medio  más  seguro  de  socorrer  los  accidentes  </;<<■  resultan  dé  pa 
laboriosos  (12  Junio  1783);  c  otnplicaciones  en  las  ulceras  sin\ 

mejor  método  curativo  1  i<>  Noviembre  1785);  De  la  heri, la  pe- 
tnlc  de  pecho  con  sangre  extravasada  y  si  </<•/■.  tí  su 

reunión  o  conservarla  abierta  por  algún  tiempo  (18  Mar 
y  /»<•  las  enfermedades  quirúrgicos  que  pueden  curarse  con  medica- 
mentos puiamente  tópicos  (6  Noviembre  1800).    Kúi  m  en 
el  índice  de  extrañadas  las  siguientes:  Di  la  r?í                la  lacrimal 

radical  extirpación   1  17701:  De    /.>> 
en  que  pueden  v  deben  altrirse  bis  fontanela? con  respe*  to  a  las  ,  • 
medades  que  las  motivan,  previendo  las  cántelas  1  1 77 1  > :  Sobre  el  abu- 
so ¡le  los  medicamentos  supurantes  i^in  fecha);  De  la  Herma  ¡le  la 

■1  urinaria  { 17641:  De  qué  n  an  lo,-  ¡tumores  que  sobre. 


DE   DON  JOSÉ  «.'  l-ESPO  269 

vienen  en  las  heridas  grandes  y  llagas  pravas  y  qué  pronóstico  debe 
hacerse  cuando  aparecen  aquéllos  v  cuál  cuando  no  (sin  fecha);  Dül 
garfotillo  (1767);  Del  uso  y  abuso  de  los  tópicos  en  las  erisipelas 
1  1768);  De  la  Paronychia  <<  PanáÜiio,  de  su  peligro  y  remedio  que 
lo  evite  1  17'x));  Del  USO  de  los  Canterios  <¡enales  y  en  qué  casos  chi- 
rúrgicos  sean  remedio  (sin  fecha). 

Rodríguez  de  la  Barcena  (Fran<  isco  de  Sales). — Plació  en 
Sevilla;  estadio  en  el  1  oiegio  de  Santo  Tomás;  fué  <  apellan  del  ReaJ 
Colegio  de  San  Telmo,  y  leyó  el  Discurso  de  Apertura  en  21  de  Fe- 
brera de  1705  (impreso  por  Manuel  Nicolás  Vázquez  en  el  mismo 
año);  Académico  de  la  Real  de  Buenas  Letras,  donde  fué  recibido  el 
i'i  de  Marzo  de  1787;  Diputado  en  las  Cortes  de  »  ádiz;  Socio 
\<i>¿<<:  consultor  y  revisor  de  la  Real  de  Medicina,  donde  leyó  varías 
disertaciones,  de  las  <|ue  se  conservan  una.  citada  por  II.  Morejón, 
Sobre  la  reserva  que  debe  guardar  el  medico  en  los  secretos  que  como 
a  tal  se  le  confían  (1817)  y  otra  que  no  menciona,  publicada  en  el 
tomo  XIX  de  las  Memorias  <le  la  Sociedad  sobre  las  reglas  que  rigen 
en  el  juicio  de  las  curaciones  milagrosas,  y,  en  fin,  Canónigo  <le  la 
Catedral.  El  Filósofo  Rancio  le  <liri^i.'>  algunas  Cartas. 

Rodríguez  de  la  Córdobeza  i  Antonio  José).  —  Natural  <le 
l  rtrera,  rhédicq  de  <  amara  <le  S.  M.  y  Presidente!  de  la  villa  <le  Utre- 
ra. Estudió  en  Sevilla;  se  graduó  en  1760,  y  en  el  mismo  añ.>  probó 
el  Bachillerato  <le  Medicina  Fué  socio  <le  la  Real  de  Medicina,  como 
lo  había  sido  su  padre  1>.  Vntonio  Rodríguez  de  la  Córdobeza, 
natural  de  Vntequera  y  residente  en  Sevilla,  donde  desempeñó  el 
cargo  <le  enfermero  mayor  de  1"-  venerables  Sacerdotes.  I)e  D.  An- 
tonio queda  una  Demonstrado»  médicopráctica  sin   tedia,  y  de  su 

hijo  I  >.    \ntoiiio  José  otna,  también  ^in  data,  sobre  El  porqué,  siendo 

el  regular  domicilio  de  las  lombrices  el  canal  intestinal,  comúnmente 
producen  picazón  en  /,;  tUH 

Rodríguez  v  García  (Francisco).— Natural  de  Lebrija  (Sevi- 
lla); Bachiller  en  Teología;  Maestro  «le  \ru-s  y  Latinidad  en  su 
villa  natal:  recibido  en  Buenas  I  de  May.,  de  [803,  y  falle- 

cido  en  Jerez  de  la  Frontera  el  29  <le  Enero  de  1859.  Dejó  dos  d 
•lire  /:'/  Origen  v  las  Causas  de  la  corrupción  de'. 
to  1  [795)1  >'  ",r:i  sobre  la  Corrupción  de  la  Oratoria     . 

Rodríguezm  González  (José]      Doctor  en  Te  itedrá- 

«ofía  en  '  •  la.  Honorario 

en  1 5  de  Febrero  ■!<•  1771. 
Rodi  lez  (Jitan).     De  la  Ajcademia  de  Letras  Hu- 

• 
Rodi  i  Fía  orarío  de   Buenas  Leti 


J70  VIDA   ".    OBJ 

I 
RODl  Plíi 

kial  de  Medicina,  donde  leyó,  el  -'4  de  Octubre  de  17* >s.  una  Mi 
ria  ■ 

c  intci  1  curación. 

Rodb  1  \  Rjber  >.  (José). 

Veinticuatro  de  SeA  illa  ¡recio 

<lc    1 

1 

•  \  illa,  que  1 

■ 
.'  Dr.  /'../. 
defensa  de  su  honor  y  dere 
del  (  abitó 

/</  //  spaña  del  ■ 

francisco  de  I"  I  iarcía  di  ■  illa,  182,3 

Utlll. 

Rodríguez  \  Rqmb  bo  (Makuej   M  m 

bauli>in<>  ( 

rulad  /ij»i- 

dtts  ero...  ¡psii 

Rodb 

■  hile  en  [81  j.  Palle, 
irantc  la  tr¡ 
Rodi 
m     l 
la  Ri .. 
inero  I.   Vd< 
na   Hernández 

•  ,iri- 

lia  (31  i  totubre  1805  1;  ■■ ',  ¡ten- 

i 


HF.  iki\   IOSÉ  H.*  Bl  ANCO  V  Cl  271 

i  1  re  1806);  Alteraciones  que  adquieren  los  humores  untes  de  la  calen- 
tura amarilla  (-*<;  Octubre  1807);  La  teoría  de  la  nutrición  según  los 
últimos  conocimiento  ibre    in<«/i:   De  h  perspiracióti   (21 

iré  1813);  Curación  de  la  Rachitis  1  12  Diciembre  [816);  Sobre 
el  atrasa  de  la  Medicina  I  1816),  y  Reflexiones  prácticas  deducidas  del 
de  una  anasarca  felizmente  curada  en  el  Establecimiento  clínico 
de  esta  ciudad  (26  Noviembre  1X1  Si. 

Rodríguez  de  Vera  (José  María).-    Hermano  del  anterior,  se- 
villaní  ibos  hijos  del  Catedrático  I  >.  Manuel    \ntonio. 

itro  en    \n  de  la  Uní 

(Jad  a  los  treinta  años;  publicó  Institutioncs  Logicac  (Sevilla,  17 
de  <ilu'  tiró  una  nueva  edición  más  extensa  en  [799.  Había  nacido  en 
Sevilla    el   1759,  en  Octubre  de  1800,  víctima  de  la  fiebre 

:  inteligencia  y 
•ua. 
Rodríguez  de  Vera  (Manuel  '  '!••• •  <le 

la  Mil  capital ;   se   graduó 

en   [748 j  fue  Catedrático  de  Prima  y  socio  de  la  Real  de.  Medicina, 
parte  muj 

servan  la-  Reflexiones  prácticas  sobre  la  (¡nina 

a  censura  que  merecen  los  astringentes  in- 
troducidos en  la  Medicina  (9  Marzq  1780);  De  •  quie- 
ren las  leches  regulan                  as  con  respecto  a  la  diversidad  de 
v  has '  '¡pe- 
dimento p<¡                  'c  ¡os  vesicantes  (n    \bril  1 
de  las  I 'fia 
l 

Roj  \>  (Míe  i  >e  este  ilustrad 

villa::  número  d< 

s  en  que  por  sus  cir- 
•  referible  <  tana  a  los  á  'tales 

(2  Ma  t  en 

las  Ínterin  más 

al  de  curar  la  a)  tú  0  jla'.itlcuta  »  [8  Abi 

-.-i  ie  ¡le  emipteria  en  que  e  I  >s  los  emolientes  (14  I 

vicml  Señales  </  <¡  /(J  pnlmoi 

uti- 
lidad la  tisis  puhi  nfir- 

iturus  nerviosas 
que  ,  ■  de  la  quii  a  \  en  qu 

viembre  lí  tturas  intermitentes  en  qu:, 


i~1  \\\>\  \    OBSAS 

las  preparaciones  mercuriales  se  deben  prescribir  con  la  »»... 
iunidod,  dirigido  a  la  curación  radical  y  dífet 

■s  y  circunstancias  de  las  calenturas  intermitentes  en 
que  los  febrífugos  indígenas  sean  preferibles  ¡¡  Ho 

vien  '  Hacer  ver  cuáles  son  las  calenturas  intermitentes  en 

íprozvche  la  sanaría  y  para  SU  ejecuc:  t 

en  la  accesión  o  fuera  de  esta  I  i  i    Marzo  1813);  Cuáles  s< 
¡enturas  periódicas  en  que  por  su  naturaleza  anómala  y  genio  simula- 
do (/<•/></  prescribirse  la  quina  con  preferencia  a  cualquier  otro  M 
médi  ro  1814);  Reflexiones  sobre  la  utilidad  Je  la  inoculii- 

ción  de  la  sama  para  la  curación  de  la  tisis  pulmonar,  aun  cu* 

■  10  provenga  por  la  intr  o  pulsión  de  aquélla  (J7   Abril    1815); 
i' miles  son   las  perlesías   más  frecuentes  en   Sevilla 

la  educación  de  la  niñez  1  1817);  La  Barita  y  su  virtud  anties- 
crofulosa 1  1817);  Los  c'sos  de  l.uc  sifilítica,  en  que  tenue. 
seguridad  el  uso  del  sublimado  en  tos  </..  ■  sin- 

dicado 1 J7  Marzo  [817);  Cuáles  son  /<».»•  d 
Van  actualmente  en  el  bel:  ¡encia  del  mal  :. 

íestidos  (5   Marzo    1818);    ¡arias  reflexiones  i 
lógicos  que  se  obsenvn  de  los  excesos  en  la  gula,  deduciendo  que  la 
sobriedad  es  su  mejor  correctivo  (fcído  e  Vori  «lo   iv 

Varias    reflexiones   prácticas   dctnosi  -es  sean    I  •• 

'ácticos  para   hacer  saludables  los   lugares  <*«    que  las  intermi- 
tentes dominan  (29,  Marzo  de   iv 

Roldan  (José  M.'  el  -'4  <k- 

de  1  — —  i  y  fallecido  e1  <>  de  Eneío  >1<-  1828   La  biografía  d< 
signe  escritor  y  poeta,  profundísimo  teólogo"  (Valmar),  es  sol 
conoi 

Romero  (Francisco  de   r 
cíente  a  la  ««.mI  Sociedad  de  Mi        1  encias.  Dej 

trabajos,  no  conocidas  por  los  h  •■     .  guardad  -  chivo 

',•  la  combinación  de  ■'  n  el  met" 

brt   1 X 1  _ ;  i .  Sulfato  de  antimonio  y  sus  pr,  - 

ria  analogía  que  parce,'  presentan  los  más  ■• 

ara  la  curación  de  las  enfermedades 

<  17    Mal         1  -  I  ;  ales  sean  las  sales  li 01 

pueda  luit  c>   uso  la  inedit  in 

embre   1814  propiedad  leí  al- 

■>■  y  de  su  anal 
{2  Marzo  1815  principios  y  natura: 

tal 

principios  y  naturole 


t  -       M.'    BLAN<  I  273 

su  tñrtud  antiescrofulosa  (13  Febrero  1817);  Un  paralelo  anímico, 
o  juicio  comparativo  de  los  éteres  tulfúric<  .  manifestando 

si,  atendida  SU   respectiva  naturaleza,  pueden  ser  indiferentes  en  el 
uso  médico  (i_'  <lc  Febrero  de  1818). 

Rosa  (José  Jacinto  de  la). — Hombre  de  abundante  literatura, 
loen  Buenas  Letras  el  20  de  Febrero'de  17^4. 

Ruiz  Ramírez  (Alfonso). — Licenciado  y  académico  «le  Buenas 
Letras*  donde  ingresó  el  16  de  Enero  de  ijw;. 

Ruiz  Tornero  (Miguel). — Cirujano  de  Artillería  y  soci  •  w 
pemumerario  de  la  Real  de  Medicina.  Además  de  la  serie  de  Memo- 
ria-; que  inserta  Hernández  Morejón  y  comprenden  desde  1772  á 
1791,  dejó  en  el  Archivo  de  la  regia  Corporación  las  ocho  -siguientes: 
Del  método  de  sondar  y  preferencia  de  la  punción  de  la  vejiga  por 
el  aparato  lateral  al  anterior,  en  la  supresión  baja  de  la  orina  (21  Ene- 
ra 177M 1 ;  Del  abuso  de  los  vendajes  compresivos  en  la  curación  de  las 
úlcera.;  cavernosos,  sinuosas  y  fistulosa.*,  y  SU  utilidad  en  otras 
enfermedades  ( 27  Eneri  >  [780);  Pelos  daños  auc  pueden  seguirse 
a  la  retropulsión  de  la  leche  intentada  con  remedios  reper 

17S1  1:  .1/  trrer  las  hernias  entero,. des  y  necesidad  de 

la  operación  del  Bubonocele  en  algunos  casos  (14  Febrero   17.S2 ): 
Si  las  heridas  grandes  de  estómago  deben  dedo  lutamente 

des  1 14  Abril  1785);  Del  modo  de  socorrer  las  accid 

■rreit  en  las  viruelas  (30  Mar/...  1786);  Del  labio  le- 
porino y  su  curación  i_m  Febrero  (788),  y  Singular  n  de 
supresión  baja  de  orina  (26  Febrero  1789). 

Saborido  ■.   Sousa  (Manuel).— Ea  miel  de 

Utrera.  Nació  en  la  dicha  ciudad  el  24  de  Agosto  de  1779  y  se  baur 

aado  su  padrino  su  abuelo 

5    .'illa  ei    T4 
de    !  :npa 

>ii  de  un 
por  varios  '•■<■  '  'Julio 

cihid. .  en  la  k  Letras  <  ubre 

de   1797. 

a  de  Letras 
ñas. 

SAN» 

- 

•   calenv  ras   COtt   .'.:.■  '  ;tivo 


274  VIDA   V  01 

,.i  (Nicolás).  —  natural 
Profes  ! ' 

.  Parnaso  < 1744 
n  tanto  cinc.  :x>  querii 
multiplicaban  la¿  copias  entre  sus  maumerabk 

Sánchez  Pascual  (Juan). — Carmelita  calzado,  Prior  de  1 
grande  de  Sevilla.   Examinador  sinodal,  socio  de  1  de  la 

. 
de  1793.  Se  conservan  de  él  la 

1    1  r  en  tiemf 

peste  (29  Mayo  "V  la  clausura  de  las  reHgiosas  en  lien 

epidemia  <  -'-•  M 

procurar  d  aborto  (io  Diciembrí 
no  eclesiástico 

r  licito  al  méd* 
intentar  la  muerte  del  hombre,  aunq  n 
¡a  Patria  \'  Religión  I  t8  Ma 
cuarenta  días  sea  sujeto  capaz  de 

el  médico  puede  sr  obligado  por  las  a  '  de 

una  epidemia  con  el  fin  de  1 
•.  /  ,1  Sanidad  milagr  <sa  1  10  Mayo  1821  1.  Ni  H.  Morejón  ni  (  üiinchilla 

de  Med 

villa 

calle 

|ue  él  se  daba:  "  Impí 

falte- 
a  misma  industi  ¡ 
la  Pajei 

.  ó   luán  y 

5  desapare 
de  1  ugen 
y  uno  de  los  I 
mitabi 

minar»  de  San  Telmo  y 


DE    DON   JOSÉ    M."  KESPO  273 

la  Tabla  de  Lógarithmos  y  del  Canon  Trigonométrico  de  Senos,  Tan- 
gentes  y  Secantes  Logarítmicas  (ídem,  id.),  y  7  r  • 
theárica  v  práctica  (ídem,  174')     Fué  tainhiéri  don  Juan  académico  de 
la  Real  de  Buenas  Letra-  tres  disertaciones  acerca  de  la 

rafia  y  del  interés  que  merece  su  estt  a  ¿obre  las  ven- 

taja- que  la  Hrstoi  is  antiguas. 

Falleció  en  1757. 

Volviendo  a  D.  Joaquín,  médico  renombrado  e  individuo  de  nú- 
merosas    Corporaciones    cientíi  que    imprii 

en  l8_>X,  un  Resumen  de  Anatomía,  y  leyó  la>   S  disertiacio- 

nes:  De  la  visión   y  el  sonido  con   reflexiones  comparativas  (9  Fe- 
brero 1815);  Utilidad  de  las  sangrías  en  ciertas  complicaciones  que 
sobrevienen  a  la  fiebre  escarlatina  (30  Marzo  1815  I :  Cuál  es  el  > 
remedio  en  las  toses  convulsivas  de  l 

turalexa  de  la  calentura  11  ,  según  se  presenta  en  este  país, 

y  el  mejor  método  para   tu  cu  Enero  1817);  Si  conviene 

practicar  la  pav  : el  vientre,  asi  en  las  hidr 

■  empiesa  a  manifestarse 
.   fizar  las  circunstancias  en  que  debe  hacerse  esta  ope- 
ración 1  17  Atwr  lías  los  o) 
r  frecuencia  que  en  tiempos  anteriores,  es  ej 
de!  abuso  del  te.  cafe  y  bebidas  espi 

todo  suicidio  su  eos  por  en  ■  leí  entendi- 

.  Mar/...   1818),  y  Caracteres  distintivos  de  la  calentura 

mucosa  \  •  más  arreglado  a  la  misma  (3   Febrero 

iSj,. 

Rosario  —Nació  en   Pilas   (Sevilla") 

ol  174.;.  pr  •;'<—■  en  -.  fué 

tñngui 

::co  de 
la  Id 

■ 

\  R  I  í  N    \     '        - 

«1  bautism 

de  1 ; 

Anlí 

vella  (Anti  diante 

en  Sei 


tudial 

■ 

n  la  Real  de  Mi 

otras  doce,  no  •  •  r  II.   Morejón  ni  Oiinchilla,  desde  1800 

. 

Santander   v   Vili  vndro). —  C 

el  17  de  Junio  de  1  '■  -  1 

■ 
le  nombró  I 
desempeñó  v\  •  )■  ■  [acá. 

na  y 

9  i]iie 
una  di 

.    - 
servan  mu 

1  \    Fr.  Juan   Nt  pomuci  - 

■ 

¡iiera  el  Set  ..'  <->t  honor  del  S 

'sidra  el  Labra 

1 

!   R.    M  \KI   ,\ 

que.  di 
modo-. 
■ 
S 
k'i  Rea 


DE   I"  277 

Sóthlo  (Joaquín  M-*).— Alménense  de  nacimiento  y  sevillano  de 
corazón;  nació  en  iy(  I&34-  Fué  de  I  w  ami- 

gos más  queridos  de  Blanco.  Lista  escribía  de  él:  "Hombre  de  j 
rectísimo,  de  guato*  •  ■  magistrado  inte- 

gérrímo. " 

No  sabem  tjiás  ciad  míe  Lista,  Blanco  y  Re 

o  por  condiciones  de  carácter,  jamás 
cartas  carecen  de  esa  efusiva  expresión  característica  de  la  corres- 

compañeros  tan    antiguos  y   leales.   Para  mués 
damos  una  carta    le  S  refe- 

rida por  lo  breve. 

'"Madrid  12  de 
"Mi  1iíu-:i  Amig  al:  Allá  va  un  encargó  para  qu 

lo  evacué  con  tuda  la  brevedad  que  le  sea  posible.  El  año  de  92  m 
mi   Padre  en  Sevilla,  miento  ante  Andrade, 

Mayor  de  Marina  (que  creo  que  es  e  y  ante  eJ 

mismo  se  hicieron  convencí  >nalm.'c  las  Particiones  que  aul  >rizó  1  V 
sas  el   actúa)]   Ministro  desa  Provincia  :tam.,e  un 

desta  Pai  ti  nester  que  me 

[ue  Andrade  no  querrá  dai  •'reto 

del  Juez,  envío  a  V.c|  mi  firma  en  Mane.'  -  en  ' 

i  lo  para  que  i  imbre  un  Mem 

a  de  \*.''  y  espero  que  me  '.  i  remi- 
ie  al  mismo  tiem¡x-  d  coste  desl  para 

■ 
"1-J  S.,r  Lobo  sigue  bueno;  y  muy  divent 
lie  visto  ;>.r  que  lia  ido  a  cien  -  muy 

buenos  ral  ■'••  ¡tan  entre 

iredes  de  Maese  Rodr 
"Si  ha  llegado  el  S.r  \  *  que  me  escriva:  pues  ten- 

go que  hablar  con  d  much 
saber 

"Al  M 
ne  Zancas  largas:  y  V.'1.  •••  su 

B.  S.  VI. 

!XO. 

"S.r  IV   1 

\  éase  ad<  •  47. 

0    (M  UCUEJ      M 

Humanidades  di  .neo. 

e  de  mor:'  Q¿K 

para  la  tro  iputa 


t    OHRAS 


de  exclav-  mayores  pod 

<-dioú  iina  poe»::;  ■ 
nicos. 

(Ramón  Juan). — Me  S       •  de  la  Real  de  Medi- 

cina. • 
lesias  de  las  partes  in 

.:  (20 
w  cu- 

■ 

Su  bij 
>e  revalidó  en  Mi  1821. 

t  NÚÑEZ  1 

...  que  fue" 
la  c\\< 

■ 

-  brillante,  • 
un  de 

'.  indiscutiblemente  I  •      Sevilla 

cuan  con 

>a  ]\r:r..     i 
I  .1  .. 

\  au- 
n  del 

F.l  sueño  de  M  e  he> 

v  D,  Prud 

dri.i. 

■ 

mpre 

nobi; 

.     IE  1  v. —  N. 

tor  t-  tenas 


V.      BLAN(  O   Y   CRESPO  279 

i-  el  1 7 5 «v -  Hasta  la  última  !i> >ra  de  • 

mes  literaria^  y  ¡,u  trato  con  la  sociedad  más  ilustrada.  l>eió  un 
Elogio  fúnebre  de  la  muy  poderosa  y  esclarecida  señora  !>:'  María 
Magdalena  Josefa  Teresa  Bárbara  de  Portugal,  Reina  de  España  y 
o  de  D.  Alonso  Tostado,  obispo  de  Avila.  Por  cas 

i  el  Archivo  Municipa 
Valencia.  "Libro  die  la  Universidad  de  Gandía  desde  el 

ano  1750  hasta  1759,  sig.'  g.,  f.'  H." 

TheoJogóa    =    Die    V    menlsis    jnnii    . 
M.  I  I  Ell  mUj    l\.'!"  P.«  Juan  Ma 

Compañía  'le  Jesús,   Doctor  eti  rheologia  por  autoridades 

app."  y  real  Rector  y  Canciller  etc..  aviend 

oclusiones  y  lecion  <\-  p  >r.°  el  S.or  Liz.do  />.':  SV- 

bostian  de  la  Texera  y  Rio  bura!  de  Ja  Ciu.d  y  Arzobispado 

ib.  _'  Phósie  Arist.  1  üap.  7.  Et  ex  Lib.  3.  niagr  sent.  dlst 

[6,  cuius  tibulen  'rinir 

el  juramento,  etc.  le  gradúa  en  Bachiller  1  fia  y 

nquam  buenavontum, 
.1,  et  nemáne  discrepante.  l)ái>i  • 
• 
.  er>itate.    !'  Joseph     S 

• 

"l>it  culla". 
norio  \  Herrera  (José  María). — Véase  la  nota  pág.  99. 
TrSANDIER    (Antonio    M.'i. — Xatura!   de  Sevilla.    1 .:  ; 

drárko  de  la  Universidad  de  Sevilla. 
nodal   y   Honorario  d<  Letras  desde    11   de 

Octubre  de  1*820. 

'"  VR(   ISO   Cl  KM  I 

lia,  y  Bachiller  en  Te-  '  Universidad  de  su  patria  el  4  de 

de  1793. 
Torre  (Jo  r  de  la). —  etras  1  lu- 

,'dolalria. 
Torri  -Poeta  qu  .  .1  la  muerte 

de  la  reina  .  /»//,:.'  año. 

TORRI 

de  1785.  Se  le  debe  Eh 

Tortris  (Luis   Fran<  '-  o       Ingresó  en  la  Re 

782. 

.mi")  M.'i. —  Pi . 

1  [abría  deja- 
do más  lucida  e-tela  en  la  mentalidad  española  -;  su  empeño  en  ser 


s8o 

poet.i 

dad  en  algunas  .  no  hubieras  nublado  el  br 

rito. 

rte  v  Fernández  de  Lanj 

gkia  i'»:. 

L'kh ' k i  i ■  •  -  e  licen- 

.  Jurisprud 
la  Real  Junta  >k-  Comercio  y  Moneda  j  en  1813  la  R 
brc  individuo  >k  la  Junta  de  Hacienda  y  db  la  de  M< 

el   Dictamen  sobre  lo  utilidad  o  perjuicio  de  hu 
irás  '/.  los  alimentos,  que  se  imprimí) 
ai  Ayuntamiento  )x-r  su  Procurador  Mayor  D.  Juan  Manuel  l'riur- 
tua.  hermano  <k-  I » 

'  entre  d  cond<  el  de  Tillj 

atribuyó 

Valcákcel  'i   Vargas  (Alvaro). — N'atuí  hantre 

de  Plasencia,   Presidente  del  Tribunal  de  la  Inquisición  en  Lie 

Sevilla,  Juez  dd  Tribunal  de  la  • 
marqués  de  Medina.  Falleció  «1  amanilla  en  la  madn 

del  5  de  <  letubre  <k  18  '.hura  en  la 

Valvidari  — De  la  O  :i  Jerónimo, 

Maestro  en  su  Religión,  \  Calificador  del  Santo  O 
Sevilla,  residió  much  •  '-'ego 

Prior  de  su  monasterio  s,  donde  falleció 

bre  <k   [826.   Pertei  1  a  la 

ReaJ  <U-  i 

de  su  lublicó  El  LibfroJ  en  <  nturasdela 

poni  (Cádiz,   1814);  el  poema  épico  /.<)  Iberia 
Ma ■';■  /.(/  /  'ictoi 

poética  </<•  /«i  terrible  inundación  que  >  (S 

■las  polítit  a 
ció  la  musa  1 

MiiMiun        ¡  illa,  Catedrático  de  prima  de 

ación  de  Santa  María 
■•  dral.  Kalleció  la  nochi 
Dejí    •  latinas  j  • 

gradas. 

\  1 . .  \  •.   \ ' 
en   ' 


DE   1"  281 

rario  de   B  -  >tieml>re  de  1.S20.   Escribió  una 

templo  de 
En  el   índice  de  extraviada-  de   la  Real    Sociedad  d< 
figura  un  -  eru  h'oión  lian  j:ies 

•  los  siguientes  temas :  De  las  señales  </"<"  disinguen  la. 
dad  es  milagrosamente  cumias,  de  las  que  lo  son  naturalmente  (  ;; 
y  De  la  época  en  que  comensaron  a  enterrarse  en  5  las 

cadáveres  envistiónos,  y  cansas  físicas  con  lamente  puede 

alterarse  la  común  práctica  (1773).   Las    fecha  'ir  de 

que  amb  e  \  ega  sean 

v  Tamariz  (Pedro  di  i.  —  Hijo  de  Sevilla  y  Secretario  del 
Cabildo  y  Regimiento  de  la  ciudad  dn 

edad  muy  avanzada,  e  ignoran)  .argo  tuvo  rela- 

ción    con    Blanco.    !  de  los   ser:  icios   hechos  por 

la  M.  N.  y  M.  L.  ciudad  de  Se:  illa  á  de  ÍJ02  hasta  fines 

¡o  muy  interesante,  y  1  .'  ilus- 

trisimo  Cabildo  y  Ayuntamiento  de  la  M.  X.  y  M.  /..  ciudad  de  Se- 
villa en  las  funciones  ordinarias  y  extraordinarias.  Ambas  obras  m ere- 
cien  m  ser  publii  -  del  Municipio  eo   1791. 

VelAzqi  1/  v  Reyes  (1  !:■••.■  tsco). — Natural  de  Sevilla,  bachiller 
en  Medicina  en  1798.  S  >cio  de  la  Real  de  M  ;aen 

la  calle  de  la  Pajeria,  hoy  Zaragoza,  minien,  i_\  Adema-  de  la  mono- 
re  vacuna  y  una  observación,  m>  tndez 
Morí  '  uso 
del  régimen  frío  para  la  curación  de  la  viruela,  cuáles  son  las  cireuns- 
tancias  en  que  esta  práctica  es  dañosa,  del 

ribir  el  régimen  cálido  (4  Febrer  denta- 

ras adynámioas  o  pútridas  es  útil  la  d      .  -  Febrero  tí 

Determinar  en  las  diferentes  y  aun  opuestas  opiniones  sobre  la  natu- 
raleza ile  la  calentura  puerperal,  las  máximas  prácti 
das  Para  su  curación  11-  Febrero   1814) 
a  de  la  Hidrofobia  \  los  a 
Noviembre  1815):  El  mejor  tratamicni 
1816);  Virtud  presertativa  de  la  vacuna  1 13  M.v 
nes  acerca  de  la  naturaleza  del  escorbuto  para  dirigir  coi: 
curación  i  19  Noviembre  1818 

Vera  v  Li  .  hijo  de  I).  Francisco 

v  1)  '  Jerónima :  estudió  en  la  universidad  ■•  lue- 

go fi 

El  r  de  Junio  de  1808 

1  le  entor- 
iles militan 


• 
n:za 

'¡;i  y  quedó  encargado  de  I 

cu- 

■ 

al  excelenti 

■ 

el  31  <k-  ; 

d 

Hen 

iníer 

(3  Ni  Si 4 i;  S'ccesidad  de  la 

or  la  nía' 

1 
nutn 

En  la  11   de  1  K- 

ciemb 

1 

H    dt 

el  t\t 


DE   DON  JOSÉ   M.'   BLANCO   Y   CRESPO  283 

[814);  Sobre  la  manía  (ig  Fuero»  ifci  51 ;  Sobre  la  vacuna  Í2t)  Knero 
:  Sobre  las  calenturas  <jue  se  desarrollaron  cu  Sevilla  desde 
Mayo  hasta  Octubre  de  1817  (g  Abril  [8l8),  y  Sobre  los  síntomas 
de  la  fiebre   amarilla  (24   Febrero    [8: 

Vidart  (Pedro). — Socio  anatómico  de  la  Real  de  Medicina  y 
Cien  de  una  Censura  a  la  Disertación  anatótnico-chirúr- 

r práctica  de  D,  Carlos  .-Iguilar  y  Galeote;  de  una  Memoria  sobre 
Les  errores  que  se  cometen  en  los  partos  difíciles  y  método  que  se 

■  observar  para  precaverlos  (1  Febrero  1781  I,  y  otra  Sobre  la 
Paracentesis  del  pecho,  señales  de  su  necesidad  y  modo  de  execir 
tarla  (15  Noviembre  17N1  I. 

Zambrana  (Juan). — De  la  Academia  de  Letra?  Humanas,  donde 
en  el  año  1797,  tres  disertaciones  sbbre  los  tres  temas  siguien- 
te-: I. a  Ley  del  Gusto  en  las  Artes,  La  existencia  de  Dios.  El  estilo 
sublime  y  sus  'i-icios. 

Zambrano  v  Goizueta  (Lorenzo). — Gaditano.   Estudió    l 
gía  en  Sevilla,  perteneció  al  orden  de  los  minimos  de  San  Fraii' 
Lector  jubilado  y  Corrector  de  su  Colegio  de  San  Francisco  de  Paula, 
■■■ir  de  la  Real  Sociedad  de  Medicina  y  Ciencia?. 
Hernández  Morejón  cita  m  ■         Zambrano  Sobre  si  es  lícito 

al  medico  separarse  del  común  sentir  de  los  autores  (1784);  pe: 

"ió  las  tre.»  rrección  de  las  Coloquintidas  de 

que  se  hace  mención  en  el  libro  cuarto  de  los  Reyes,  capitulo  cuatro. 

por  medio  de  la  harina,  fué  milagrosa  (28  Muy  1  [783);  F.n  qué  se 

distinguen   los  éxtasis   espiritua  insultos  catalcpticos  (30 

.     '   1788),  y  Si  el  dispensa, '.o  para  ■',•  usar  la  i!e  to- 

'S  animales  sin  faltar  al  precepto  de  ¡a  abstinencia  (7  Mayo  1789). 

Zapai  \  (Carlos  José). — Natural  de  Alcalá  de  Guadaira,  Bachiller 

iediciua  por  la  Universidad  de  Sevilla  en  [773  y  BiMiote 

de  la  Real   Sociedad  de  Medicina  y  Ciencias.   Hernández   Mi 

cita  las  monogí  1  e  la  cederá  y  sus  perjuicios  y  Sobre  las  san- 

cuatro  siguientes:  De  />k  cautelas  que 
ben  observarse  en  el  uso  interno  y  externo  de  los  medicament. 
fuminos  (  u  Mayo  r 77< >  > :  Supuesta  la  utilidad  de  las  ciencias  auxilia- 
res en  el  estudio  de  la  Mc<!i<  nía.  los  justos  limites  que  en  ella  se 

■  ompatible  co¡¡  s  medicamentos  mercuriales  {22  Abril 

5t  las  aguas  de  los  rí  'y  en  sus  inundaciones  tienen  alg. 
icios  para  el  uso  interno      externo  de  ellas,  cuáles  sean  y  • 

'■     Mu  :1     1      • 


LIBRO     SEGUNDO 

OBRAS  DE  DON   JOSÉ  MARÍA  BLANCO 


SECCIÓN    PRIMERA 

OBRAS      ESPAÑOLAS 


§  1° 


DEL  JUE- 

A  i  KDJZ.=Inéd 


En  ; 

rqtue 

- 
["¡era 

Hom  et  epu- 

■ 

que 


que  ' 

■ 

■ 

ster  era  un  rem< 

En 

■ 

que  I 

de  el 

rideb  i  iue- 

fundi  lia  la 

• 

I  del 

■ 


DE    DON   JOSÉ   M."    BLANCl  289 

puede  hacer  felices  ó  infelices  i  En  el  Rico  ik>  hace  no- 

tar I.  C.  otra  coca  que  una  vida  dada  a  I"-  placeres.  Homo  (/iiidaví 
crut  Uves  qui  btduebaíur  purpura  ti  bysso  el  epulabatur  quotidie 
splendide.  Esta  vida  i  perderlo.  Mortuus  est  atitem  ct  di- 

ves  &  sepultas  est  m  inferno.  I>>^  placer'  ausa  de  nues- 

tra peidicáón,  y  como  tales  deben  ser  huidos.   Para  hacer  c-:<>  el 
Evangelio  nos  '-frece  tres  razones.  I-a  primera  la  vanidad  de  ■ 
■  es  que  »  I  en  a  alagar  el  cuerpo  Iiiduebaiur  etc.  La 

•da  el  lugar  a  donde  nos  conducen.  Mortuus  est  untan  et  dives 
&  sepultus  est  in  inferno.  1.a  tercera  la  imposibilidad  en  que  nos 
ponen  de  usar  de  los  medios  de  labrarnos  por  la  Religión  ufa.  fe- 
licidad. 

Si  Moysen  et  Prophel  it:  ñeque  si  quís  ex  mortuis 

exerrit  ore. 


Si  el  hombre  ti"  estubien  ;i  me- 

demostrar  la  vanidad  de  los  placeres  de  la  tie- 
rra. Pero  el  Mundo  y  SUS  seguí  en  esta  verdad  y  no  quie- 
ren  c«>ni'e>arla.    Prueba  de  «pie   los   Móndanos  conocen   esto 

con  «pie  buscan  nuevos  placeré-,  es  la  quexa  de  un  perpetuo 
fin  su   mismo  corazón.    Uno  mas  veraz   que  todos 
ellos  iv  >s  ha  dexado  una  oonfes 

ntra  los  que  se  entregan  a  los  p  mon. 

es.  Cap.  _'.  Dixi  egti  in  conde  meo:  Vadam  et  affluam  deliciis 
Bt  vidi  quod  h  nanitas.  Magnificaví 

.  mea.  xdrficavi  mihi  <I< >n  Feci  hort 

eas  cuncti  i  éxtruxi   :nihi 

iquarum  m  irrigarem  sylvam  lignorum  germinantium, 

sedi  mcillas,  multamque  farrriliam  habui:  jumenta  quoque 

et  mantos  oviui  fuerunt  ante  me  ni  Jeru- 

salen  u'hi  argentum  et  aurum  &  mbstantJas  regum, 

¡aruni.  crtmt  octili  nici,  non 

buf  cor  meiim  quia  omni 

ts  sum  partan 
inique  me  con\ 

,  SU- 
uihü 
peni.,.  tole. 

. 
■ 


290 

rifa  alma 

men  que  <k-l 

apa-      •  m  tanto  mas  nos  debiera  afligir  la  i<l- 

ma:  -  'Ih.-.  I'itli  nihil  pertntn 

6  son  pía-  i 
lácete  erd 

• 

Vidi  nihil  permanert  sub  ¡ 

■ 

6  lo  que  i 
■ 
hace  que  las  i 

tc^  qi  \'(»i  saturo 

■ 
la  causa  del   fastidio  y  ti 

■ 
■ 
ilacer  y  la 
habeiit,   Ulitis  autem   homitu's, 
Chris  t  M lindas  fallii 

quando    i 
ellos 

qui  ridetis  nnn. 

■ 
mas  infdi 


procuran 


gima  cosa  aflige  y  desespera  tam  •  al  hombre      •  mgaño 

quando  el  err  n  no  tiene  ya  remedio.  En  esto  me  parece  <|ue  el  San- 
to Evangelio  hace  consistir  la  mayor  ¡<ena  del  Rico  en  el  lugar  de 
tonment'»-.   Reflexionemos   ~  >1»r«_-  la*  palabras.    Este   RAco  mientras 
vivió  se  consideró  gozando  de  felicidad.  )u7.\z<>  -|ue  Laza 
desdichado    pie  apena:    mena  >u   puerta.   Per> 

la  maestra  de  la  verdad,  la  muerte,  y  mudó  la  escena.  , 
aste!  El  uno  desnudo  de  aquel  cuerpo  en  '|tie  sufría  es  llevado 
ewtr<  Lngeles  al  se    ■  de  Abraham,  oye  Veni  electa  mea  :  :  : 

Jam  sin'in  hiems  transiit  imber  ■  cessit.  El  otro  ve  desapa- 

■  delante  i  • 
infiernos.  Mortuus  est  autent  et  •  /■:--y  et  sepulfus  est  in  in) 
rrados  sus  "i'>*  a  la  luz  del  dda  se  ve  en  una  nueva 

•    ■  c;  donde  están  los  placeres?  Aipenas  vuelve  en  ai  al/ 
hacia  la  región  suprema  y  para  su  tormento  se  le  presenta  el 
<le    Vbraham  (P    tu  titre  las  alma-  dichosas  que  alH  ve,  una 

o  la  de   Lázaro.  ¡Que  d<  unbiadas  las 

Elevons  autent  I  in  tonnentk  vidit  Abrah 

Lazarum  in  sinu  ejus.  '""ti  un  clamor  nacido  <le  *u  infeliz  -i- 
tuacion  pide  socorro.  Pater  Abrahain  miserere,  tnei,  &  ntitte  l 
ruin  ut  mtingai  extremum  digiti  stii  in  aqua,  ut  refrigeret  linguatn 
meatn  quia  erncior  in  hac  flamma.  Que  ]>■' 

mas  sta  de  Abraham  nen- 

to  Hijo  le  dice  &.*  Fili  recordare  quia  recepisti  bona  in  vita  tv 
Lasorus  semUiter  mala  mine  autem  hic  consolatur  tu  vero  cruo 
En  esta  respuesta  está  la  causa  dd  mayor  tormento  ':  letia- 

dos.    V  los  homl  •  -•  ■  una  de  i 

vida  y  luego  ser  consolad  para  ser  ator- 

mentados  en  irece 

••    • 
mundo,  la  pena  les  hará  abrir 

bland  Onmis  namqut 

pruderu  erit  in  paena  (¡ni  stuítus  fuit  in  culpa:  quia  ibi  cuín  d 

.    aperil    qu  ...    j¡fi]S 

clausit    |Q 

■r  in 

flamma,  Q  las  criaturas.  ¿Que  males?  perder  el  cria 

II  Criadoi  que  es  la  bien,  a  cuyo  amor  propende  nfa 

alma 

nos,  No,  le   tice  .  Xbrahai 

-te    La  ma 

•iiam.""   in: 


292 

num  firmatum  rst,  ut  h¡  voluni  hinc  transiré  a 
t  ñeque  huc  inde  transmeare.  , ' 
erravimus  .;  :  10  veri 

1.    Ibi  crit  fletus  et  strtdor  dentium. 
amarguras  causáis  ¿quien  os  busca 

lien  los  condenad  |ue  los  ;■' 

jaron,  los  pnkvaron  de  labí  eterna 

lad.   La  be  I  medio  <lo  alca  «leí 

cielo.  Facite  i'obis  amicos  <lo  merccde  iniquitatis,  ut  cuín 
iatit  rus  in  (eterna  tabernáculo.  P 

insensible  y  <lur<>.   1."  porque  hecho  ;i  referirlo  t'»l"  a  sá  mismo 
ñda  <l<-  I' >s  demás    2 

Cupiens  saturan  de  micis  qua  eadeant  </<•  msiisi  I  nenio  Mi 

daba      •  .    ilo 

jar  la^   lagrimas  de  la  afliccn  >n.   Jm 

•  mío  los  pl; 

de  la 


ti  mas  funesto  es  la  oscuridad  que  c  el  alma, 

salud  \   la 
de  la  Religró  *i.  El  R¡ 
aumqi 

los  que  vivían  como  el  hab 
Abraham.  o  te  pater  ut  mittas  cum  i  mci. 

Hvbeo  cnitn  quinqué  fratres  m  tcstetur  MU  ne  ct  if»si  retiiani  \n 
locui  rutn.  A  es 

Propketas  audiant  i:  •   su- 

Vo«,  pater  .  Ibraitatn. 
panitcniiam  agent.  Puede  - 

lllllÍ!  I    >ll 

templar  <l<  esto  lo  te  ■  lio. 

C  roo  r 


KESPO  1  . 

capríi  •  le-  dixera  canio  a  Achaz  Pete  tibí  signutn.  li  . 

ran  podido  desear  mas  que  el  I  •        de  un  muerto  resudttaida. 

Pues  esta  la  tuvieron  y  no  i  i  creyeron.  Lázaro  resucitad 

a  de  una  gran  muir''.        I  •  niegan  el  mi'u. 

Quid  facimus  dicen  quia  hic  homo  multa  .u</iia  facitf  La  respui 
era  natural.  Creer  en  él.   I  '"1"  lo  contrario.  Se  determinan  a  la  mayor 
necedad.  Piensan  matar  a  Lázaro  y  a  Jesu-4  "risto.  t  ogitaz'erunt  et  La- 
sarum  interficere.  Tal  es  la  ceguedad  que  inspiran  la-  pas 
mentadas  ]x>r  los  placeres.  Tal  es  la  ceguedad  de  nfos  modfei 
i<in¡>i( >-.   Es  a  primer.!  rna  de  adn   rao» 

<le  tantos  milagros  ;  en  favor  'le  la  Re- 

hubiera  quien   no  la  creyera   i>or  verdadera.    Pero  es   mucho 
el  amor  des  de  1"-  pía 

!•".',  vencerse,  el  abstraerse  de  los  deleites  de  lo-  sentidos  es  una  i 
tan  llura  para  1"-  impios  que  no  quieren  desengañarle  de  la  fa 
dad  de  sus  dogmas  por  :i"  verse  obligados  a  ser  buenos  crisl  . 
Por  esto  no  bus  an  la  verdad  de  buena  té.  y  iv>  queriendo  hall 
jamas  se  encuentra.   Exemplo  de  David  después  de  •  N'e 

|ue  un  Profeta  le  haga  conocer  su  delito, 
do  como  d  i  >.  la  pena  1"-   haga   pru 

quanid.  >  -u  desgracia  le-  haga  abrir  los  ojos  verán  el  orig< 
i  htbdad.    Pasos  de   un  joven  dado  a   1  •-    vicios.    Remordú 
>tracci<  ii  de  gracias.  I  mere-  en  contra  de  !;i  inda 

icipios.  Vanidad  \  orgullo.  ¿Como  puede  la  verdad 
a  1  ■-  ojos  de  «no  que  indudablem.,e  se  hace  i  ella? 


§  2° 

■ 

i]   i ii 

no  ha  piar  <iu^  e'  M1*    i 

Sevilla. 

■ 

■  d  misérrimo  estado  '1<   i  lite- 

en  las  U  tentó 

can  .  •    •  tud  de  la 

eriza  el  Prospecto  re 

lia  Be  dedi  ir  la 

educadim  pública  en  aquellas  i  ho  y 

a  la  ignorancia  de  una 

cur^ •  •  • 

i 

¡m- 

ira  aliviar  el  malestar  de 
"  El  bajo  Pueblo,  que  es  <-l  que  i 
incapaz  <1< 
df  la  -  la  hez  de  la  hu 

■ 

i 

fjUC 


vida  y  OBI  i:m.'¡;un'covh:  295 

ñatea  pública  en  todos  aquellos  ramos  que  *  ■laño 

de  estuí  lección  de  los  cuerpos  luteranos 

encargados  en  la  instrucción  de  la  Juventud/' 

dera  luego  I  tes  resultados  de  las  clases  «le  instruc- 

ción primaria,  y  añade : 

"  En  esta  persuasión  llevo  Mienta 

c<-n  la  mejora  de  los  primeros  estudios,  trabajó  incesantemente  en 

conocimento  de  las  MaDemátscas. 

En  míos  tiempos  en  que  estas  Ciencias  se  habían  hecho  uni 
les  en  la  Europa,  la  capital  de   tadaiu  ía  carecía  de  u  .i  clase  en  que 
■ 
bajo  la  protección  de  la   Sociedad,   y   los 
excelentes  profesores  que  en  ella  se  han  formado,  bastar 

..-  el  Cuerpo  be  uyos  cuidado-  debieron   su   ¡>- 

instrv 

Indica  la-  ventajas  del  eí  las   Matemáticas,  desdeñado 

■.•1  resto  de  la-  pne  •  r< «11 

las  Ciencias",  el  cual  limitaba  el  saber  y  la  instrucoio 
una  cursado 

Universidades,  '  '.ule-  de  aquella  época   se 

'...■rada  ele   1    ■  -Me-   y   el 

su-  misterios    sé  hallaba  condenado  a  las  ri- 
incia. 
Cuerpos,  depositarios  del  saber,  apenas  habian  conservado 
el  t>-  ado  a -u  custodia  lo  habían  en riqu 

nuevas  adquisiciones  Jurisprudencia  y   Medicina,  era  1" 

■  i-  de  lo-  m¡ 

lie  aquí  la  causa  pieta  ignorancia  que  reina  en  i.. 

1  en  la  mayoría  del  pueblo  e 
ñ"l :  "Quando  -■ 

|uirir  una  instrucción  apreciante, 
rió  que  no  !o<|.  ■  itiles  teniai 

ñalad  defectos  del  plan  de 

estudi<  -.  "  X"  había  dase  á*  i 
alguna  enseñanza  que  ilusl 

i'in  de  la  1  truc- 


•  ¡udad  que  tu 

1  mc- 


2l}6 

I 
r  las  ann -i-  i    la-  letras?    \.tm  quando  con  un  « 
(|tic  ii<>  tendría  mnch  res,  ipii-iera  dar  a  su  hijo  un;. 

.  i 
;  V  qué    ■  <  tenderían  (fue  le  ei 
lian  quitado  estos  obstácul  iudad.  En  ellas  -■ 

ina  instrucción  útilísima  para  todos  esl  es.  I 

hombre  dé  qualquier  esfera  que  haya   frecuentado  las 
prot(  ietiad  tendrá#por  ellas  iim  oh: 

guirá  con  mucho 

En  ]»»  'le  las  generalidades,  expone  la  necesidad  de  perfe» 
todas  laá  Facultades  humanas,  del  propósito  de  una  ■ 
pleta,  integral,  que  permita  al  ho  •      .  se  felizme 

flivr  -  de  la  vida", 

dad. 
•   qual  'I     • 
tívarse  can  prefi  tucha  necedad  dudaí 

bas  merecen  url  i  bles  del 

le  quedara 
imperfecta  la  edi    i 
Y  pr  • 

rnedh  i  del   Estudio  di 
el    público  ile   U 

artes  aquella  exactiru 
que  nace  un  recto  ¡uici<> 
dio  en  que  aprendaí  la   Facultad  de 

tir.  para  que  as  .-  pueden   i 

err-'-  •  la  apariencia  'le  mi  raciocinio,  sepan  del  nús- 

ni'.  modo  distinguir  la  Belj  s,  '!«■  un  tal-" 

qué  la  ¡irrita.  Esto  es  1"  'pie  se  llama  Formai  • 

Tales  son  la-  razones  p'>r  que  la  Real  Sociedad  -e  ha  determi- 
nado a  establecer  la  enseñanza  metódica  de  las  Humanidades,  • 
pletando  asi  el  cuadi  • 

Excita  la  i  utilidad  'leí  es 

tudio  «le  la-  Bellas  l  cualquiera  el  destino  que  • 

•  actividad,  ••  bien  se  limite  la  aspira 

fruta;     la-    ventajas    ;>a:1i.  -alan 

merada 

"I  as  lej es  del  n  uni- 

e  fundado  en  la  ra 

• 
I  >i-  aqui  es  que  • 


DE    DON   JOSÉ    tí.  297 

t.i'l  ile  su  alma  I  libie  que  de 

aunque  mi  ¿ento,  en  la-  n    . 

luco." 
ipleta  la  ¡dea  sosteniendo  que  la  misma  m  «ral  se  halla 

fuera  del  alcance  de  la  educación  literaria. 

Ksi  la  Sociedad  se 
conviene  a  t<*la  ola-e  de  personas,  j  1  de  ello  n 

para  i  Humanada  leí  Latín. 

Sei'ia  de  des»  5  los  alumi  "iteres 

latinos  en  la   !  ala  pudieran  coi 

nales  en  la  e  los  Griegos.  Mas  nó  p  >rque  quien 

kjas    en    el  estudio   de 
Bellas  Letras    se  ha  <le  apartar  «le   quien    las   ignore.    ¿Le 
taha  para  instruirse  en  1 

1  la-  reglas  partiiculaT<  una?  -;X  • 

dn'n:   red  acabadas  obras  que  lian  trabajado 

modernos? 
de  un  Homero  y  un  Virgilio,  tenemos  quien  iguale,  <>  tal 
á  un  Demóstenes  yá  un  Cicerón." 

•ara   la   lira  clásica  <-<>n   la  da    la   razón   <le  exi- 

el   Francés  en  sustitución  •!<•!  Latín  para  la  ("la-e  de  Hun 
»,  pues  la-  mejores  traducciones  de  I  y  la 

-e    hallan  en   francés.    El  conocimiento  d< 

estudio  ': 
grandes  escrito) 

1.a   influencia  entonces  decisiva  de  la  escuela   fran  ■ 
a   Blanco  <-l   desarn  >11  1  de  los  tidad 

con  el  de  la  obra  Batteux,  que  ei  líos  días  la  úl- 

1  neníale-  de  la  Poesía  y  la  Elocuenf- 
ic iones  de  Mil  '  a  antigua;  el  segundo,  a 

la  especializa 

l   de    Literatura, 
cu  la  a  de  nuestro  país  y  mereced  >r  de  inmensa 

•  de   una 
científica,  seria,  de  1"  que  1  •  I  Hitísima  ' 

I 


§  3° 

i  imbne 

pueblo  3 

ma  ;il  l  ■ 

-  de  una  manera  que 

!lU- 

n<>    I:< 

I 
.1  les  quei 
debilidad  y  sufi 

■ 

mi  caso    im¡>rr 

a  quien  naid 

■ 

■ 

ibuena  la 

i 
i 


y  1 1,  A  :£ÍP0  299 

hombres  ;m>  impíos  juntan  sus  fuerzas  contra  un  Dios  (  1  /- 
¡egerunt  Pontífices   ct   Pharisai  Consilium.    La   envidia   y    m. 
¡fuerzo  ni.!-  '  -"  que  lia  visto  el 

nacemo6?  decían:  este  hombre  hace  muchos  y  portento»  s 
milagros:  Si  lo  dejamos  seguir  asi.  el  pueblo  todo  creerá  en  él. 

La  ignorancia  en  fin  guiada  por  1"-  bdos  que  los 

nao  >aca  la  más  necia  encda  que  ha  conocido  el  error. 

Vendrán  los  Romanos,  continuarán,  y  destruirán  nuestra  Ciuda 
nación.  ¡Ah!  como  si  el  que  con  tantos  milagros  mostraba  su  m 
Divina  no  hubiera  \r  dido  librar  a  los  que  creyeran  en  él.  Et  venieni 
Romani  ct  tollent  nostrum  locum  ct  gentcm.  ;Pero  á  qué  nos  cansa- 
qué  podemos  c-pcrar  de  un  conoilk)  cuyos  principios  son  tan 
-  ¡Ah!  una  sentencia,  cuya  injusticia  y  maldad  es  el  com- 
plemento de  la  malicia  humana  y  el  borrón  eterna  de  la  Nación  que 
la  dio.  El  '  le  aquel  aü  •  exclama 

lene  que  muiera  •  e  para  que  ro 

perezca  todo  el  Pueblo.  Vos  nescitis  quidquom  >tcc  cvgitatis  quia  cx- 
hcdit  vobis  nt  unus  homo  moriatur  pro  populo  ct  non  tota  ¡/cus  pereat. 

t  los  Judíos  han  puesto  en  esta  sentencia  d  colmo 
maldad  pero  I''  ella  la  más  glori  a  de  su  sabidu- 

ría. .  el  que  pronuncia  la  senten 

e  los  hombres.  Ante  1  'aba  sellada  en  el  seno  inm< 

ilo  la  Divinidad'.  Antes  del  Mund  1  ya  estaba  pronunciada 

1  el  Pontífice  Hebreo  es  sólo  un      nducto  por  d  mde  se  anun- 
■  1  edención.  No  dijo  de 

Hpso  non  ilixit.  I 

vertirla  en  un  e  misericordia.   I  I 

fesús  había  '!<■  n* »rir  1  Pueblo, 

Pueblo,  sino  también  al  Mundo  toda  Cum  tsset  Poní 
<:mii  ¡Mus  profhetauit,  ¡C>h'  alteza  de  la  ciencia  de 

cifrad^  <•  tencia  que  prorutncia  el    Pontífice   Hel 

blime  <le  la  Sabiduría  eterna.  Expedit    :    :    :  ut  unus  h 
nioriiitiir  pro  pe  •  ¡ah!  que  el  hombre  isiado  nui  > 

se  aviene  bien  berbia  que  u:\   Dios  padezca  y  muera  por 

alud,  y  quiere  medir  á  la  Divinidad  por  su  pequenez 

k>,  que  la  cruz  de  J.  C.  '  lalo  i>ara 

[ndios  \   "    • 

l..s  hambres 

■ 
ved  el  err 

'   Jit    ut  unus  ><• 


3oo 

■ 
Divina.    Expt  I 
ella  xpedil  ut  unas  I 

pulo. 

teri  •  rjue     ■  ■;•  a  anunciar  a  tus  lides.   Y 

decer  tan 

i ."  P 

El  misten  >  <k- 
tid<  •  -. 

llamados,  Vcrbum  enim 

reimtibNs  qtñdtm  stult¡ti<!  trm  qui  solví:  fiutit. 

/'<•/  -.•irtiis  est.  ii.'  orinth.  i  \<>  es  H  misterio  de  la  *  raz  pai 
hombres  orgullosos,  qne  fií  i  ir  el 

ré,  dice  «.-1  misan 
de  los  sab  la  prudei 

del  Mundo.  Pcrdam  sapientiam  sapientum  <•/  ptudtnricm  | 
reprobaba.   Mas  ¡ahí  unció  el  •• 

'ueblo  que  ¡w 

•/  á  aqndlos  para  (|uien  I 
abiduría  de  Dios.  Ipsis  outem  ivcatis:   :       :  Christum  De¡ 
tiiii-m  d  Orí  sapmttiatn.  Asi   es,  Señores:  la  Crui  < U-   I.  C  es   1i 
muestra  de  la  Sabiduría  Divin  primer  hombre  )  dej< 

la  ruma  <|ir-  trajo  sobre  dad    ,  \h! 

nos  atm, 
1"n   parpal  •  >rimer  ]>ev 

bte  "i>it't->  abominable 
.iK-.iM7.ir  re 

ninguna  ci 
lidó  |H>r  la  hechuí  manos,  un 

■: 
dia    ■  • 

mi  culpa 
i 
inraui  |uedaba  sin  rom 


DE    H"N   JOSÉ   M. 


301 


luna  infinita  no  hubiese,  permítaseme  decirlo,  esf  rzado  su  po- 
der para  libertarlo.  Mas  I 

la  rírtud  y  la  sabiduría  misma,  de  Dios,  Christum  ¡'ti  Sapicntiatn. 

ba  irritado  contra  We  hombres,  y  era  preciso  un  medianero 

¡•ara  la  reconciliación.  ¡Ah!  era  preciso  un  medianero  sin  culpa,  ni 

lia,  un  medianero  que  tuviese  parte  en  I  

y  <Ie  los  hombres.  ¡Quien!  quiei  medianen  oilie 

a  raza  desdichada  con  un  Dios  enojado.  ¡Oh  sabiduría  eterna! 
los  siglos  estaba  ya  ;  el  remedio  del  hombre:  El  l'ni- 

del  Padre  ha  de  ser.el  medial  i  ■  hombre  á  un  tieni- 

¡«i.  rogará  por  la  naturaleza  que  ha  tomado  y  -  su  in- 

prensible  soberanía.  Hombre  verdadero,  y  hombre  en  quiei 
■  neutra  mancha,  será  el  objeto  «le  las  complacencias  del  Padre 
■mía  el  Mnn<lo.  H!  es  el  solo  que  n<:  cometió  pecado.  Qui 
atum  non  fecit.  Y  éi  e¿  el  solo  ci  os  no  pueden  ser  des- 

¡ Misterio  Soberano!  Sabiduría  infinita  que  n  ■  pueden  pe- 
de 1"-  hombres  carnales.  Pero  pasa  ñas  adelante  la 
a  en  este  misten  .  ¡O    '  idiera  pintaros  el  es 

lado  en  que  quedó  la  naturaleza  humana  después  del  pecado  del 
ir.er  hombre,  si  yq  pudiera  haceros  ver  la  malicia  que  encierra  la 
!  Hvino,  entonce  pudierais 

algún  tanto  el  abismo  de  sabiduría  que  se  oculta  en  la  muerte 
de  J.  C.  1  a  que  do  pudierais  o  mprenderlo  quedarais 

admirados   al   c  ntemplar   su   internúi  indir 

dad.  Mas  ¡obl  que  la  lúa  de  la  Fé  i*  le  descu- 

bran] Jos  este  Misterio.  Esta  luz  hace  ver  un  ser 

t,  infinito,  todo  a   el  enten- 

dimiento al  considerar  tanta  M..  , me- 

cí Mundi  mbre, 

<|iie 
lo   cumple,  él    lo  continuará   en    la 

^a.    I 

iber?    La 

el    Mundo 

al  querer  divin  .  íus  mandal  que 

le  impuse  su  ha  andato  de  I 

i    ¡Oh ! 

■ 


302 

■ 

irla"' 
Tu   ■ 

- 
al  ii 

■ 
I>¡\: 

.i'i.   alzad  i 

un  1 1 

• 

<!•>  hecho  hombre  por  el   \ 

ilions  sibi.  \  t-it.  ved 
bre   . 

• 
■ 

¡Oh!  de  la  etern 

Expedit    :    :    ■    :  ut  imus  I 

¡ha,  un  h 
homfa 

u  mis  hottu 
cfimifi 

- 


las  sobrenaturales,  \    si  : 
luz  que  le 


DE    D  ■  3o3 

is  niebla-  de  que  Se  hurlan.  S 

al  •<!!•  que  la  Divinidad  unió  asi  tan  estrechamente 
inanidad  (|ue  las  dos  naturalezas  no  hicieron  ma>  que 
na.    ¿Cómo,   dicen,   tanta   bajeza  -pueda  caber  en   un    Dios?    .;• 

'•  •    tas?  ¡Oh!  si  no  cerráis 
á  la  razón  humana,  - 

parar  á  las  bestias,  mirad  en  i  u 

imperfecta  de  esta  unri  m.  Un  alma  espiritual  u 

iierpo  terreno,  unida  de  modo  que  las  cosas  materiales  le  cau- 
sen ;>].  lor,  que  es*  -  i  vi  y  pe- 
lera  no  causa  espanto  9mo  á  los  necios.  .; v  sen  increíble  que 
la  Divinidad  una  así  una  perfectísima  humanidad,  un  alma  ador- 
nada de  los  di >ne-  mas  sublimes,  y  un  cuerpo  sin  rug  ha? 
El  alma  humana  está  fiel  todo  depon  erpo  vü  y  mi- 
serable, mas  la  Divinidad  en  i                              á  la  humanidad,  ni 

de  de  ella  en  l   No  hay  bajeza,  nó,  en  esl 

admirable,  y  sól<  ■  pu< 

es.  La  voz  de  tod  -  1"-  hombres,  la  creencia  universal  de 
que  nada  hay  de  increíble  en  esta  Ui 
eido  i  la  Divinidad  unida  en  algún  modo 
eron  que  h . 
que   !  anos,  1"-  Jutíios,  la 

habitaba  en  su  '• 
eo  el    Vea.  Si,  e 
hay  quien 

a    I  «ivinidad.  y   que  ■ 
y  maldades,  .'i    dudáis  creer  la  altísima  unión  de  la  naturaleza  Di- 
vina con  la  humana? 
la  bondad  de  esl  able  de  la 

oléenme:"  leza 

ama.  Delitia  u.,  ■  filiis  hominutn.  Nosotros  que  hemos 

llamados  á  su  Iglesia  para 

la  virtud  y  oí 
Tpsis  autem  vocatis  :  :  :  <  hristum  Dti  vúrtuh 

■ 

villidad     : 

tad  debe  tener  en  ere  '  os  hombre  p 

l,.s   ! 

I 

•  aquellas  en  qui 
mas 


-°4 

cía  ell<  s. 

8e  su  mayor  grandeza 

dad.   ;  Ali !  unir  :a.   la   baj< 

•  lp  i>r<-]ii..  de  ■  bre,  M- ■-•  ■ 

omnipotencia  cuando  la  nada  obedeció  sui 

nti>  admirable  •  Un 

la  -;iliul  deJ  lorir 

•  que  muere  por  su  voluntad,  que  na 
i 
te-  el  mundo,  \n  anuncia 
sus   Pi  >fetas  al  Pueblo  H<  .  <|ik-  anun 

muí    ;■ 

■  scuchad,  escuch 
un  Dios  anuncia  la  muerte  que  ha  d 

■ 
lo  futura  l.n  i  un  Aliel 

is  del  Salvador 
n  el  tiempo  fel  ido  o  •:>  ius 

ile.  ;  Ah  !  con*  ■  muesl 

nituii   mconi   ut  itrriuii  siiiuiinnti  raii; 

del  ingenio  hun  l'n 

men(  meo- 

■ 

(Ji  I  ■ 

hijo 


DE  DON'  JOSÉ  M.'  BLANCO  Y  CRESPO  3o5 

volver  -us  ojos  hacia  él.  En  su  humildad  extrema,  será  tenido  por 
el  más  despreciable  de  la  tierra.  ;.\h!  ¡Señor!  que  él  lleva  sobre  -i 
nuestras  enfermedades,  y   dolores,  sotros,   moca  •  .   lo  creímos 

Haga/do  de  tu  mano  coma  defincuente.  Mas  ¡Oh!  que  ha  sido  herido 
por  nuestras  ¡iniquidades.  Nosotros  como  errantes  ovejas,  hemos 
do  9¡n  guia  ni  pastor,  y  el  Señor  puso  sobre  sus  hombros  to- 
dai  nuestras  maldades.  Este  Salvador  es  conducido  al  ara  como  un 
manso  cordero,  pero  conducido  por  su  voluntad.  Asi  el  Señor  que 
lo  ha  herida  por  1"-  pecados  de  su  pueblo  le  sujetará  á  los  más  im- 

los  grandes  del  mundo  se  rendirán  á  su  voz.  Una  numerosa 
generación  de  escogidos  -era  el  premio  de  SU  acerba  muerte.  Ya.  ya 
06  cumplido,  oh   Fieles,  el   vaticinio.    ;Os  parece  bajeza   ver  á. 
ivn  hombre  despreciado  por  su  pueblo,  abominado    le  los  sabios  de 
una  nación,  herido,  maltratad",  puesto  al  rin  en  un  patíbulo?  ¡Ah! 
lo  que  él  mismo  anuncia:   Ego  aun  exaltotUS  fuero  a  térra  uin- 
nia  traham  iu!  me  ipsum.  Cuando  yo  fuere  levantado  de  la  tierra, 
cuando  fuere  crueilicttdo,  todas  tas  COSaB  las  traeré  á  mi.   El  nombre 
risto  ha  resonado  en  todo  el  ámbito  del  Mundo,  las  Naciones 
le  han   rendido  vasallaje,   los  hombres  han  sometido  su  cuello  al 
yugo  de  su  ley,  K>-  Soberanos  honran  su  corona  con  la  cruz  que  fué 
el  instrumento  de  su  muerte.  ¡(  »h  gloría  incomprensible  de  un  hom- 
bre l>ie-*  Tú,  Señor,  padeces  oprobios,  y  los  oprobios  se  convierten 
en  honra  tuya,  tú  eres  despreciado  y  del  desprecio  te  resulta  una  ado- 
ración   sumisa,  tú  mueres  y  de  tu  muerte  nace  vida  al  Mundo  todo. 

luerte!  ;« >b  crucifixión  llena  de  gi  ría  y  de  poder.  Christum  :  :  : 
Dei  virtutetn.  ('alien  l"s  hombres  nécii  -  que  n->  conocen  tu  gloi 

iesen  que  convino  que  murieses  para  salud  del  genero  humano. 

Expedit  ut  iiiiux  homo  moriatur  pro  populo.  Mas  ¡ah  Señor!  que  los 

hombre-  convierten  en  su  daño  1"  qu<  arado  para  su  salud. 

•  •  un   Dios  muera  para  libertarlos,  y  debiendo 

de  aquí  motivo  para  amar  á  este  1  >i« >s  que  tanto  los  amó  sólo 
sacan  una  necia  incredulidad.  De  allí,  dice  San  Gregorio,  tomó  el 
hombre  ocasión  de  escánd  i   Dios  de  donde  debía  tomarla 

hacerse  mas  deudor  á  él.  Si:  increíble  parece  un  exceso  de 

que  lleve,  á  un  l>i<»  á  padecer  muerte  por  los  hombres;  pero 
qué  necedad  es  convertir  en  daño  lo  que  a  tama  costa  se  hii 
nuestro  bien.  I."  que  confunde  y  abisma  es  el  exceso  de  maWa 

1  beneficio  inmenso  de  la 
Redención.  Tu.  Salvador  .iel  Mundo,  tú  sufres  mayor  desprecia  e  in- 
juria de  1"-  ¡ncredúJ  triste  de  la-  mai  i-  .le  los 
Judio-.  Si,  los  rmpii  -               an  esta  tu  pasión  y  muerte  hacen  a  tu 

el  más  ei  ■  amante.  TÉ 


3o6 

I  mz  para  nuil 

tan  gran  bene; 

que  •   •  amor.  ¡Olí!  v< 

de  desti  u  ia  de  la  Cruz 

.andfza.  m 
vana  admirable  obra  de 

• 
mirar  por  -  destruid  1  6  malvad  *  >\<. 

imante  Sal 

OTO  -11  extennini.         •   ■ 
oh   fieles  •  asion 

de  Jesús.  NuesO 
y  salud  que  por  ella  nos  merecí  ■  ensalza)  ■  virtud.  N 

aumei 

ria  i>or  una  eternidad  en  el 


§  4.° 

i.  I!.   S 
ShKM'iN   SOBRE   LA    INCREDULIDAD: 

¿  Inédito  t 

ion  para  el  Miérc  des  de  la  i .'  Semana  de  Cuaresma.  Sobre 
redulidad. 

eratio  mala  el  adultera  signitm  quserrt  et  signum  i 
ci,  nisi  signum  Jónae  Prophetáe.   :  :  :   :  Ipsi  Xinivita-  súrgent  in  ju- 
dicío'cum  generatione  ista  el  condemnabúnt  eam"  Matii.  c.    is 
39  él  4'- 

perversa  y  adultera  generación  ]>i<k-  un  milagro,  j 
le  dará  otrd  que  el  de  Jonas-Profeta.  Los  fíinivitas  la  acusarán  en 
el  juicio  y  la  condenarán. 
Señor:   El  Salva 

presentó  al  Mundo  [>ara  anunciar  el  i 
gelio  digios  pusi<  -  la  Judea  y  eran 

tan  notorios  y  palpables  que  una  sencilla  narración  de  ellos 

.i  los  Discípulos  del  Bautisl  an  a  inquirir  si  J.  C. 

era  el  verdadero  Mesías,  [d  les  decia  d  Sor.,  co  ■  que 

habéis  •  ien  yista,  1 

limpian  los  leprosos,   resucitan  los  muertos. 

Mas  era  tanta  la  ceguedad  de  1  u 

si  nada  de  esto  hubi<  enta  el   Evangelio  de 

■   .  lere- 

volumus  .j  te  sigimm 
dert  id  J.  C.  les  responde  con  esta  ame- 

na/a han  a  perver- 

pide  un  mil  ■■   '■ 

Frofel  el  víentn 


3o8  \ii>.\ 


dias  y  tres  noches,  asi  estará  el  hijo  del  hombre  en  el  seno  de  la 
tierra.  Saldrá  del  Sepulcro  glorioso,  como  Ja 

la  señal  y  el  milagro  que  sellara  la  condenación  de  es¡ 
:  proterva,    lüi  el  juicio  que  se  le  hará  a  la   faz  del  Universo 
infundida  i>or  los  Ninivitas  que  asombrados  de  ver  a  un 

hombre  salir  vivo  del  vientre  de  un  pez,  creyei 

virtieron,  cuando  el  pueblo  Judaico  después  «le  mi  resurrección 

ieverarán  en  su  ceguedad  y  ^u  error."  Quia  paemtentiam  tgeruni 
ni  prtedicatione  Joña,  ¡i!  ecceptus  tjuam  Joña  hic. 

¡¡Espantosa  amenaza!  pero  amenaza  que  muchos  en  nue-tr 

deben  mirar  como  repetida  para  ellos.   ,  cuantos  d< 

de  los  milagros  de  J.  <     después  de  su  resurrección  gloriosa,  des- 

-  de  l>-  pn  i  que  fundí'  y  estableció  su  [gksia   dicen 

denodadamente  con  los  Fariseos  que  n 

ie  quieren  nuevas  razones  y  mas  nula  con- 

ir  su  divinidad  y  a-conocer  ]H>r  -.nía  \    revelada  su   Reli 
\  c-tos  amenaza  el  S.or  por  mi  boca  en  este  día  con  las  palabras 
que  dijo  a  los  Fariseos,  l.a  señal  que  pedís  se  ,  .s  dar. 

una  señal  de  !h>rn>r  y  de  espanto,   una  señal  que  OS  I  "á  in- 

frucl  Asi  como  la  incredulidad  de  los  Judíos  sera  con- 

fundida para  la  fe  de  los  Gentiles,  a-i  la  vuestra  en  el  tremendo 

juicio   de  condenada   para   vuestra   misma 

razón  de  que  ahora  abusáis. 

Heisine  ya  en  el  asunto  de  que  voy  á  hablar*  - 
d"s   tiempos  en   que   vh 

Ministros  del   E  en  conducir  al   redil  «le  la  verdadera 

«¡a  muchas  ovejas  que  se  han  descarriado  y  en  pres»  ichas 

IS  que  casi,  casi   van  a  padecer  la   misma   s-,;, 

¡  1  >ios  Santo '  vos  sabéis  con  cuanto  dolor  me  v« l>!  „  . 

n  la  imagen  odiosa  «le  la 
edulidad,    ; <  >i i    Señor!   ¡por  qué  no  podremos   vivir  tranquilos 
uestra  Iglesia '  Pero  ¡>ues  conl 
atre\o  a  combatir  con  vv»  emigos,  poner  en  mi  boca  pala- 

. «lidas  que  los  riixkm  y  al  mismo  tiempo  WieS- 

-  tieKs.    \s¡  ,,s  i,,  ],id,,  por  la  intero  íestra   Ma 

• 
General  tera",  & 

Necwid»d        (¡rail    necedad    s, 

''"  ''dulos  con  imágenes  de  un  juicio  futuro 

fábula  <i' 

.   la  ra 
en  el  tribunal   Divino,  esta  sol  uieren 


DF.  DON  JOSÉ  M.'  BLANCO  Y  CRESPO  3og 

hacer  sordos  á  sus  voces,  para  hacerles  conocer  la  futura  existe 
de  este  juicio. 

El  orden  y  la   sabiduría   resplandecen  en  todo  el  Universo.   El      Perfección 
hombre  más  estúpido  vé  en  ciertos  instantes  arrebatarse  su  ánimo"1"   Universo, 
con  el   intimo  sentimiento  de  este  '>rden,  de  esta  belleza,  obra  de 
una  mano  omnip  m  invariable  y  majestuosa  har- 

monía, y  la  tierra  con  variedad  deleitosa  y  arreglada  hablan  al 
corazón  del  hombre  y  le  anuncian  que  un  ser  más  hermoso  y  be!'  >, 
les  dio  la  belleza  y  hermosura,  eme  un  ser  de  sabiduría  inmensa 
los  formó  con  orden  tan  acertad".  Peco  volvamos  los  ojos  al  hom- 
bre, al  dueño  de  la  tierra,  al  solo  capaz  de  gozar  de  la  hermosura 
del  Mundo,  y  veremos  que  abra. 

el  Universo,  que  siendo  de  una  esfera  más  alta  que  la-  otras  cria- 
turas, presenta  al  mismo  tiempo   un   desorden   que  desdice  de 
perfección  y  nobleza  I-a  maldad,  el  delito  abaten  al  ser  más  pe: 
to  de  los  visibles.   [Qué  pintura  tan  hermosa  ofrecen   las  acci 
del  hombre!  La  iniquidad  ha  dominado  siempre  al  genero  humano. 
Siempre  el  malvado  se  complace  en  el  dolor  de  sus  semejantes.   El     }np"' \ma~ 

,    e  ,  ,  ■  ,       ,,     '  .        ral    del    hom- 

justo  sin  otra  defensa  que  el  sufrimiento  y  el  gemido  llora  agovia 
do  bajo  el  yug  •  de  la  opresión.  Vive  el  inicuo  entre  el  fausto  y  la 

abundancia  en  tanto  que  el  infeliz  á  quien  por  ventura  arrebató  su 
haber,  riega  un  misero  1*  ■  »u   sudor  y  sus  lagrima-.  cQué 

crimen  horrendo  no  han  cometido  los  hombres?  La  naturaleza  ho- 
rrorizada clama  por  venganza:  sus  santos  vincul  -  pi- 
sada- piden  al  cielo  un  castigo  horroroso  para  los  infractores.  ¿Y 
•i-  voces  no  serán  ..ida-:  El  Supremo  Hacedor  que  con  tan 
admirable  Sabiduría  [  •  Mundo,  ¿dejará  imperfecta  su 
en  f  ■                  al?  ¿El  hombre  que  es  el  úi 

abra   recibid"  el  libre  alvedrio  ; 
el  admirable  orden  del  Universo?  ¡<>b!  no,  una  justa  retribu.  ■  •.•■«Ud 

-orden  pasagero  y   1  la   sabi-  re¿-iboc¡6n  da 

dutia  de   !i  •  ahora  á  la  torpe  vista  de  tos  mortales   se  iu  «ce 

manifestarán   claramente    dejan. I.,    ve  justicia.    El    Mundo 

teatro  de  la  maldad  insto-,  que  no  -e  perfeccionan 

miento  toleran  la  aflicción  que 
ti«.i:i  j   se  labrai  i  inmortal  que 

en  un  teati  ¡  <   buscar  el  jus- 

to premio  de  la  virtud  y  el  castigo  de  la  iniquidad.  Dia  vendrá  en 
que  el 

-i  una  Dios  hune 

i  «ha  en  i 


3  io  vida 

■■  |  edirá  al  hombre  cuenta  •  :  y  no 

intimamente  conven 
Pue- 

que  1"  ha  de  separar  de  la  tierra  para  trasla<' 
á  la  ida  de  la  eternidad. 

ir  á  un  hombre  que  nacido  en  el  sen  ■  de  la  Iglesia 
el  Bautismo  la  fé  de  J.  C. :  que  ed  '  cristianisi 

el  hablar  los   rudiin ''■-  de   su  doctrina,  <|uc  creciendi 

su  creencia  hasta  que  en  la  de  su  ju- 

i   dudar  de  olla,   la   al  ta   ni 

partido  permaneció  toda  su  vida  redu- 

ndad. Meditad]  le  la 

■ 
■■  mientras  vive  esta  rodead  •  de  tinieblas, 

mbe  que  intial 

de  errores  que  1"  "fu-can    Pero  llega  á  dar  el  últim 
hitamente  ladado  á  una  \\\7.  de  inmensa  claridad, 

pa  la  niebla  do  su  alma.    1 
dimentaba, 
la  ilusión  encantad  píritu 

<■  el  hombre  la  verdad.  I  (ios  1  lo  lo 

'   ra- 
ilumina  1<  tima    Ella 

de  esta  lu  lad  6  des 

n  aquel  Sor  Supren 
dern  ncredulo  que  se  burló  en  el  Mundo  de  la 

Religión  cristiana  vuelve  la  que  fluctu 

ida,  redujo  su  empeño  á  destruir  la  f< 
que  i. i  esta    Ferd  al  mi 

orgullo  que  1"  dominaba  le  hacia  pesado  el  yugo  de  la   •■ 

*  de  la  Divinidad  y  hallan 
ina   fuente  inagotable  de  que 

debilitaba 

-tas  duda-    ,i  ih!  luz  brillad 
plend         >  lulidad    A' 

■  una 
•lo  los  veda.    \lli  se  ve  qu<  da  le 

el     ion   que   se   I 

comii 

io  dominó  su  entendimiento  convirtii 

MI 


VIDA   Y  OBRAS  3  I  I 


distinguirse  entre  la  multitud,  que  el  anuir  á  la  novedad,  que  el  apre- 
cio <!<■  su  propio  juicio  1  inclinar  negar  t  do  lo  que  era  la  co- 
mún creencia  del  P  es  el  instante  en  que  la  razón  le  hará 
las  más 

Está  razón  dicta  una  grande  cautela  en  aquellas  cosas  de  que 
puede  pender  nuestra  felicidad.  Dicta  que  para  determinarse  en 
ellas  debe  estar  el  ánimo  despreocupado  de  afectos1  y  que  pot  tanto 
no  del  eer  fácilmente  á  nuestro  corazón  cuando  -emenda  en 

i  de  lo  que  le  uan  fácilmente  nos  engañamos  cuan- 

do quisten  añarw  -!  ¿Igual  será  el  impio  que  pueda  sufrir 

una  justa  aplicación  de  estas  verdad'  procedieran  de  bue- 

na té  no  sería  menester  aguardar  al  diá  ert  qu< 
de  ¡-  ra  su  condenación.  Un  Ser  Supremo  vela  sobre  loS 

homb  ser  más  que  bestia  para  negar!  Ser  ha 

de   tener   por  esencia   la  bondad   y  la   verdad.    El   primero  de   - 
atributos  le  quita  el  querer  engañar,  el  segundo  el  poderlo  hacer  por 
esto  el   hombre  que  levanta    •  -   puras   al 

Cielo  é  implora  esta  verdad  eterna  es  imposible  qu<  tñado. 

¡Oh  Incredulidad!  .;'  Mumno  tuyo  que  [Hieda 

.  :ui>  manos  están  puras  del  delito,  yo  he  invocado,   Verdad 
la  sencillez  y  candor  de  mi  corazón  y  aun  permanez 
mi  dudas?  IV-  de  la  razón  en  el  tribunal  di- 

de  la  incredulidad  errores  que 

repugna  un  entendimiento  ilustrado.  Jam  idir  á   fa- 

de  mía  creencia  que  dé  una  idea  indigna  <!el  Ser  Supremo.  : 
ved  el  yerro  de  1"-  i:n¡>i"~.  La  Religión  Cristiana  ]»r. «¡x -:ic  mist< 
incomprens  eran 

sdmi- 
tirian  sin  repugnanci  ■  le  la  Re! 

tiana  les  enseñe  un  I  >*  *  limitad 

que  lo  que  ellos  puedan  compí  'Mas 

■  irale  ¡a,  i 

:•    lo  que  i 
con  el  poder  Divino.  Dios  dicen  orgullos!  le  caer  en 

'  radi  ■.  ;  Necia 

CStupft  io    puede  que   hay  una 

de  que  no 

ran  a 
cqui. 


3l2 

'1  Miar  el  orgull 

Mundo  entero  abraza  la  Rk 

derraman  por  ella  y  ¡se  ha 

¡roa  a  la  ra 
cr  benéfico  y  bonda  lar  la  luz  y  las  tiniebl 

verdad  y  el  error  de  m  do  que  no  pudiesen  1"-  ernir- 

trtendimienio  no  ve  : 

.vine- 
tan  de  una 
■  que  permite  el  tiemp 
;ta  Religión  igual  á  la  del  Mund 
|ue  la  anuí 

hombres  de  k>  ¡nfinn  i  del 

■ 

■:i  Cristiaj  . 
mi  inti 

Vuelve  1  - 
rano,    vuelve    1 

¡Ah  que  no  podrá   sufrir  su  espíen 
¿quien  podrá  tu  l>ell< 
vinidad  !  1  >i  s  habla 

S   la 
bondad  m 

.  a.  y  cuya  iista  en  la  le  de 

esta  semejanza.   Este  1  'i- «  debe  ■ 
,;  Y    nial   es?    El   maí 

ntendimiento  p<  >r  la  sumisión  a 
•vela :  verd  u  entendimii 

■ 
la  \  irtud.  Exige  tambii 
pidiendi  >1<  -    .      i",  r  ilim  I 
sa  que  1'  »s   t  mino. 

lestruye  el 
dirigí  i   'le  belleza 

divina  cuya  lii"  ■      ■  . 

lecid 

del 
piritu   y    - 


DE  DON'  JOSÉ  M."  BLANCO  V  CRESPO  3l3 

dos  de  un  tntsmo  Padre  tu  los  enlazas  con  las  dulces  li- 

gaduras de  amor,  tu  borras  las  memorias  de  las  injurias  y  ante  ti 
a  la  ira  todo  su  furor,  tu  enciendes  los  corazones  de  los  hom- 
bres, j  li  -  haces  para  1"-  mares,  pisar  tierra-  desconocidas  y  dar  su 
últim<>  aliento  por  hacer  bien  á  "tros  hombres.  ;Cupo  jamas  en 
humano  entendimiento  tal   perí  admirable  belleza?   Esta 

moral  será  de  desesperación  del  incrédulo.  La  razón  le  dictaba  que 

sabiduría  pudo  dictar  un  tan  acabado  sistema; 
el  no  quiso  escuchar  á  la  razón  y  se  cuntí.-  apariencia. 

Mas  ¿cual  será  su  espanto  cuando  la  razón  misma  le  dicte  el 
Misterio  que  se  obro  por  su  salud  y  de  que  no  se  aprovechó? 

Si  la  tibia  luz  que  ahora  resplandece  al  entendimiento  dicta  un 
Dios  Redentor,  ¿cuanto  mas  convencerá  la  verdad  de  este  dogma 
cuando  brille  >¡:i  oscuridad  en  el  juicio  Divino? 

¿Qué  es  el  hombre  compara  '  Iriador?  Vil  gusano,  átomo 

imperceptible  cuya  existencia  es  de  un  instante,  y  cuya  vida  m    ■ 
pin  pasag<  aún  nia>  jnc  vnprensible  la  vileza  del  hombre 

considera  pecador.  El,  pecando,  desprecia  á  su  Dios:  no, 
capaz  el  entendimiento  de  formar  idea  de  este  crimen.  Pues  ¡ai 
el  hombre  fior  ser  una  criatura  limitada  no  era  capaz  de  tributar 
un  obsequio  digno  de  un  I  >ios  inmenso  ¿como  habiéndolo  injuriado 
Ltisf acción?  ¡Eterna  Sabiduría  tu  le  das  a',  hombre 
que  le  ha  de  complacer  y  te  ha  de  reconciliar  con  el  Mundo!  F.l 
Verbo    Divino,   oid   entendimientos 

une  al  hombre,  se  ofrece  por  el.  y  le  dá  el  precio  de  SU  salud.   Esto 
aunque  no   lo   puede   descubrir   la    razón,   después   de   anunciad- 
revelación  divina  aparece  más  brillante  que  el  Sol  a  tus  ojos. 

Dios  Eterno!  -como  podia  el  pecador  atn 
manos  a  ti  cuya  hab  I 

•   de    haber   apeu  ' 
ubre   una  cierta   prenda    de   SU    perdón:   la 
re  d<-  tu  hijo  que  lo  liana,  te  hace  mirarlo  con   misericordia     No 
tienes,  no,  dond  ir  el  rayo  de  tu  furor:  el  Mundo  humea  á 

tus  ojos  con  l.i  sangre  del  .aculado. 

\1a-  ¡ahí  que    al   tienes  donde  derramar  el    vaso  de   tu  ira 

tima 
'pie    i  el  Altar  donde  se  inmoló  la  victima  que  te  hale 

a   dura    mano   de    tu 
'ue  ella.  ;  Y  que  ■         iven- 

cimiento?   Yo   infeliz,  dirá   devorada  de  dolor,  y,,  fui   preferid 
■mil  ■  i  le  la  Iglesia  j  •  fui  al  re- 

dil d 


3 1 4 

•'«.-  de 
una  Religión  qui  .adera.  I-a  nube 

que  templaba  ■•]  resplandor  de 

. 
mi  éter 

rritado  por 
I 
frecui  •  ¡  A  y  de  i 

luz  di  'iie«!e   ülx- 

l«jr  una  eternidad. 


§  5° 

j.  II.  S. 
Sermón  inédito 

"  I-'.t  cum  egrederetur  de  templo,  ait  illi  mii  ex  Di9cipulis  suis: 
Magister  aspice  quales  lapides  et  qu  turae."  Marci,  capitis 

decimi  tertij  versiculus  primus. 

•     Y  saliendo  del   templo,  le  dijo  á  Jesú  »us   Discípulos: 

Mira  cuan  gran  fábrica  y  cuan  enormes  piedra-  la -componen.   Y 
lo  demás  que  contiene  el  capitulo  tf¡ 

;    ílustrisimo:  el  error  ha  sido  en  todos  tiempos  la  grande 

enfermedad  del  .Mundo:  y  desde  que  p<>r  un  engaño  nuestros  primeros 

es  se  perdieron  .1  -i  y  á  su  i'  feli  ha  estado 

lejos  de  1"-  hombres  que  el  conocimiento  de  la  verdad:  y.yo 

•  que  fuñe-;  ncia  del  pecado  l.«  hombres  mismos 

de  su  renu-di..  y  api  n  convencimientos  para  sacarlos 

de  las  tinieblas  a.  Dios  que  amó  al  Mundo  ante-  de 

su  constitución  y  que,  -:  ■  su  pecado,  por  un  efecto  mesplica- 

ble  de  su  misericordia  1<-  preparó  «-l  Libertador  que  1"  había  de 

car  de  la  horrible  esclavitud  en  que  se  había  precipitado,  no  pre- 

1  sino  que  la  verdad  y  la  luz  á  que  había 

i'ino   le-n  ("r:<t-r,  Verbo  eterno  y  luz  in- 

ba  la  vida,  luz  de  los  hombres  y  que  resplande- 

entre  la<  tiníebla  lien  dios  no  quisieron  comprender. 

Et  lux  in  tenebris  lucct  et  tetu  non  comprehenderunt.  lla- 

lesi    ganarlos  de  los  erró- 
le habían  adopl  ■  ¡pios  y  hacei  '■ 
dadera  luz  j  la  '  fin  de  la  venida  de  i 
.'  la  tierra.  Por  esto  desde  1"-  primeros  días  del  Vfundo  se  anunció 
a  los  I)"-;                    ■  l  .ibertad' 
■■ 


3|6  VIDA   Y  <">HR\~ 

divídualmei 
tiemp  ■■ !    l<   nacer,  la  familia 

la  carne,  el  lugar  «le  su  nacimiento 

¡zalian  su  P  pues,  al  Mund  •  d  De» 

de  las  gentes,  I  i  de  la^  X. 

i  •  menos  el  Pueblo  que  por  tan! 
1  i  r<  hijo  de  Dios,  por  el  verdadero  Mesías 

s  el  que  más  lo  des  el  que  lo  p 

tiene   por  e   el    Mu::  lo  al 

se  halla  os  al 

que  quiere  tfundus  eum  non 

No  ha!  iiii 
á  Jesu  Cristo  por  el  verdadero  Mesías  ■ 
señales  de  la  M  la  misma  vida  d 

do  los  hombres.  Desde  que  por  la  primer 

entre  li  is  i  >■  ctores  'le  la  1  i 
una  Sabiduría  mas  que  humana,  llama  la  a 
reflexionar  - 
echa  de  que  se  ocultaba  en  el  una  cosa  mas  que  huma 
-u  retiro  y  su  . 

jen  que  ya  I 
que  ya  se  acercaba  el  fin  de  la  Lej 
manifiesta  del  t  '1"  al  Muí 
la  Judea  que  se  acercaba  el  Reii 
unidad  resplandeció  de  ir 

cebir  como  pudo  bastar  i..  ;>ara 

que  desconociesen  al  enviado  de 

I  .i  Jude  .  n  hombre 

qué  posee  una  sabiduría  mas  '|m'  humana  sin  haberla  .ni 
n  irtud  es  l 

>te  hombre 
-ana  todo  género  de  enfermedades  \   la 

■ 
«vulto.  Esto  lo  vé,  !<>  palpa  un  Pueb 
ido  un  luu 

■ 
■ 

fueron  rebeldes 

urna  que  ha  hecho  para  d  I  MI 


DE  DON  JOSÉ  M.'  BLANCO  V  I  RESPO  3  l  7 

háberént:  ahora  ya  no  trata  mas  de  convencerlos:  y  solo  les  anuncia 
dolorosarriente  su  ultimo  desengaño.  Ilcis  aquí .  Señor,  á  lo  que  -ekrún 
creo  se  reduce  todo  el  capítulo  trece  de  San  Marco-  de  que  venga  a 
hablaros.  '  >id  su  contenido,  y  después  las  reflexiones  que  me  mue- 
ven á  pensar  de  esta  manera. 

Narración. 

Salía  Jesu  <  risto  del  templo  á  donde  había  demostrado  su  Di- 
vinidad por  la-    Escrituras  cuando  le  habían  preguntado  cap 

mente  cual  era  el  primer  mandato  de  la  Ley  y  donde  había  alabado 
á  la  pobre   viuda  que  de  su   pobreza  habia  cercenado  para  dar  li- 

a  al  templo,  cuando  uno  de  sus  Discípulos  volviéndose  hacia 
este  magestuoso  edificio,  llama  la  atención  de  su  Maestro,  díciendole: 
Señor   ¿no   veis   qué    fabrica   tan  enorme,   <¡ue   magnifica  estructura 

an  inmensas  piedras  la  componen?  Si,  responde  Jesús:  ¿vés  este 
suntuoso  templo?  Yo  te  aseguro  que  no  quedará  piedra  sobre  pie- 
dra en  él :  hasta  l<»s  cimiente»  serán  destruidos.  Sentado  después 
solo  mis  Discípulos  en  el  Monte  de  las  Olivas  desde  donde  se  veia 
el  templo,  le  preguntaban  Pedro,  Jacobo,  Juan  y  Andrés  cuando 
habían  de  suceder  estas  cosas  que  les  había  predicho.  San  Mateo, 
que  cuenta  este  mismo  pasage  en  el  capitulo  veinticuatro  de  su  Evan- 

,  explica  más  la  pregunta,  dando  á  entender  que  comprendía 
tres  cosas:  cuando  habia  de  ser  la  destrucción  del  templo,  cuando  la 
da  venida  del  Salvador  y  el  fin  del  Mundo  que  ellos  creían 
unido  con  las  dos  COSOS  anteriores.  Dic  HObis  <¡i<<w<ii>  luce  crunt  et 
sigttum  adventtts  tui  et  consutnatiotUs  scecuii.  Jesu  Cristo  que 
no  quería  manítestar  los  ocultos  designios  de  su  Padre,  particular- 
mente acerca  del  fin  del  l  -  habla  de  todo  dio:  les  da  las 

es  que  han  de  denotar  cada  uno  de  estos  acontecimientos,  pero 

1   las  explica  de  modo  que  s<-  puedan  muy  claramente  discernir 
unos  de  otros.  Y  asi  respondiéndoles  en  general  a  todos  las  tres  par- 
tes de  bus  preguntas,  les  dice:  mirad  no  sea  que  alguien  os  engañe: 
muchos  vendrán  fingiéndose  enviados  de  Dios  y  congregándose 
tario  una  de  las  señales  que  os  anuncio:  pero  aun  escuchad 

gentes  se  irritarán  imas  erras  crue- 

les: al  mismo  tiempo  hambres  y  pestilencias:  |K-r. ■  es 
el  principio  <le  los  ma  ■  »r  que  ha- 

l>eis  de  tener  mucho  que  padecí 

ados  en  l.i-  >    •      .  delante 

de  los  Jue  i  -  para  darles  testimoni  •  de  mi.  fu  t 
ni  Mis:  • 


3lS 

píritu  íbre, 

aun  di  arientes  :  el  hern  - 

el  Padn 

v  les  <lar.! 

huyan  a  las  ni  mtaña 
de  ella;  t-1  que  se  hallare  en  el  camp 

\  uel 

didoa  para  huir.  Tali  le  tribuía!  •    han 

\  iara,  apenes  quedaría    ¡ 

con  d  ma 

Mesia 

t  !rist<  6,  que  lia 

gido 

seducción,  pues 

firmamento  j  I  s  cielos  se  el  hijo  de] 

do;  veis  aquí  las   señales  de  1 1 

\-i    I 

higueras,  del  mi 

que  ya  n  i 

• 
les  m  a  mi  mis 
velad  y  orad : 

siervos  fieles  a  quienes  su  Señor  les  entregó  el  cu;.'.. 
sin  decirles  la 
ñámente  os  encuentre 
1  •  digo  :  velad, 

... 
Man  entender 

Priraerami 

de  la    Li  >n  del  templ  ■.  j   de  su  úll  <1   fin  del 

Mundo.    I  ■ 

de  una  >  modo  que  es  difícil 

la-  discernir.  lVr.>  iu        •  rué  comprenden  los  veinte 

prñni  •     entender  como  anu 


DE   1>"\  JOSÉ   M."  RESPO  3  19 

de  la  destrucción  del  templo:  entre  ellas  ¡>on  11  >tab9.isimas  las  prime- 
ras persecuciones  de  los  1  ristianoi  :  eí  ante  Prasides  ei  Reyts  •■ 
propfcr  me  in  tcstininniínn  Mis  1  el  fin 

hahla  clan  '  último  «lia.  de  nn  1 

do  moho  di  Salvador  de  la  tribulación 

•■-alen  y  entrada  de  1"-  Romanos  en 
Ciudad;  torna  ocasjón  de  esta  figura  de  la  ultima   tribulación  del 
Mjundo,  y  habla  de  ella  para  responder  á  sus  Discípulos  en  todas  las 
partes  de  la  pregunta  que  le  hicieron.  Tenemo  el  capitulo 

loa  tres  convencimieptos  que  el  Señor  le  preparaba  al   Mundo  para 
manifestarle  cuan  erradamente  lo  ha!  iado  y  lo  despr 

ría  cu  adelante.  Primer  convencimiento:  el  templo  destruido,  ;-   I 
dan  asojada,  y  la  Nacjon  dispersa  por  todi  >:  non  relin 

tur  Lipis  super  lapide m  qui  ¡i"i¡  detruatuí 
de  su  Divinidad  y  mi  doctrina,  la  constancia  «le  sus 
las  persecu  i  tcstiinonium  Mis.  Tercero  y  último  cono 

miento:  E¡j1  que  hará  á  la  vista  dfc  todos  los  hombres  .  que 

reurjie,ndo  I  generaciones,  d  mismo  Jesu  Cristo  las  conven^ 

cera  de  error  j  maldad  y  hará  ver  la  justicia  de  sus  caminos.  Tutu 
videbunt  Füium  holninis  venientem  in  nubibus  aun  virtute  mu 
gloria    Veamos  cual  e-  j  cuan  grande  cada  uno  de  -nci- 

mienl 

PRIMERA   PARTE 

hubiese  preguntado  á  un  Pueblo  qué  pruebas  apetecía  aun 
consultand  •  1    hecho,  aj 

biera  atrevido  á  discurrirlas  y  .1  exigirlas  tan  claras  como  las 
que  tuvieron  los  Judíos  para  creer  á  Jesu  Cristo  Mes  ¡ 
Libertador  de  Israel.  Sus  Bbros  Santos,  libros  que  da 

ristianismo,  estaban  llenos  de  otaros  anuncio 
idor  del  Mundo,' y  ]*>r  mejor  decir,  -<>1<p  á  • 
cijos.  El  Padre  del  Pueblo  Flebreo  es  de  -u  tie- 

rra para  ht  el  tronco  de  injHrai  .  el   fundador  de  un 

o  la  protección  inmediata  <lv  I>i>-  se  habrá  de  con- 
•  de  todos  '  del  Murtd  ■ 

estupendos,  \  <l«-  la  destrucción  de  los  PuebíoG  que  habitan  la  tierra 

■     ■ 
de  un  Pueblo  mil  reces  neb  ncir- 

cunciso      P  •  que  sino  en  atención  á  que  este  P 
por  I  «¡o-  para  que  fu  le  la  venid  as  que  hab 

nacer  en  medio  de  él:  No  por  otra  causa  le  dice  I  H"-  .¡   Vbrahan 
toda  la  t;r- :  1   que  alean/. 1  ,    Lai  is,  íino 


?20 

porqia  •  tiempo  le  repite  la  promesa  de  íamifa  se- 

rán lien  -'¡t.  •  gentes.  Benedicentur  ¡n  semine  tuo  om 

i  \  adirár  ¡a,  'ilJe  siendo  d  motivo  <le  la  con- 

ueblo  Hebreo,  no  podía  oculta  ángunodei 

ni  déj  ríe  el  principal  distintivo  de  su  Macaón,  <|ue  era 

del  Mesías.  Mn*  [mr  que  luváuui  unas  claras  de 

[a  que  era  la  expectación  de  la  gentes,  en 

•    tiempo  y  circunstancias  en  <ilK'  había  de  nacer 
■    Asi  repitiendo  esta  promesa  Dios  descubre  ame  la 
de  Jacob  moribundo  la  sucesión  futura  dedos  tiempos,  y  Ke  hatoi 
•ir  que  el  Cetro  no  de  las  manos  <le  Judá  ni  faltara  Jefe 

familia  en  el  Pueblo  Hebreo  hasta  •  el  que  ha  d 

enviado  y  el  que  es  el  deseo  <le  toda  ■      \un  rafas  espn 

mente  anuncia  esta  vénula  Dañad  cuando  llora  la  aflicción  de  su  Pue- 
mtivii  en  Babilonia,  No  be  atujas,  m.-  le  dice:  el  tiempo  eu  <|ue 
li-i  <le  venir  el  verdadero  Libertador  de  su 

promulgue  el  edicto  <le  la  reedificación  de  Jei 
len  hasta  Cristo  verdadero  Níesfc  is  de 

años.   Int.  muerto,  y  no  aera  su  Pueblo  aquel 

<ine  l.i  habr 

■  ■-tas  Profecías  y  tan  entendidas  en  su  verdadero 
mentido  por  toa  mismos  Indi"-  que  ya  en  el  tiempo  en  que  vino  Jeau 

que  estaba  muy  cercano  el  cumplía 
del  vaticinio  de  Daniel.   Nías  comí.  -  y  pasiones  puwtw1 

tanto  en  los  hombres  que  oscurecen  su  razón,  Jesu  Cristo  en  quien 
concurrieran  todas  estas  señales  jamás  pudo  ha/ 
l>lo  rebelde  que  era  el  que  tai 
metido    Por  esto  les  anuncia   por   su   d< 
de  su  Divinidad:  prueba  que  muy  a  habia  de  demos) 

Mariones  qt  sus  benefi- 

haliia  dado  la  muerte  á  su  Redentor.   Veamos  |xies  cutí 

be  Jesu  Cristo  hecha  en  d  principio 
i,  en  ella  el  complemento  de  la¡  antiguas 

l  "na  cíe  la-  señales  de  la  destrucción  de  Jerusalen  que  ha 
leí   Deiridio  cometido  por  aquella  inj 
dad,  anunciada  por  <■!  Salvador  era  la  venida  de  varios  seducl 
que  fingiéndose  el  Mesías  verdadero,  habían  de  atraer  el   Pueblo  fi 
partido,  y  .1-1  empieza  el  Salvador  amonestando  á  sus  Discipu- 
■    .   en  ellos  3  todo?  los  que  habían  de  creei  en  d  para  qut 

•■  est,.s  ¡m  tpondens  Jesús  caepit 

■:  itlis  videte  ne  quis  ¡    t  seduce 
n<*~  veril-  .le  la  ruina  de  Jeruaalen 


DE   D0\  JOSÉ   M.'   BLANCO  Y   CRESPO  32  I 

se  levantaron  varios  Libertadores  del  Pueblo, 

formando  sediciones  causaron  la  ruina  de  aquella  ¡ni 

Ciudad.   Oprobio   vergonz y  bien   merecido  de  los  Judioa  que 

no  habiendo  querida  creer  á  Jes 

dejaron  torpemente  engañar  por  impostóles.  Asi  lo 

habla  dicho  Jesu  Cristo,  según  lo  refiere  San  Juan,  y  asi  se  lo  ha- 
bia  echado  en  i  JudioS.  Vo  vine,  les  decía,  en  nombre  de 

mi  Padre,  y  no  me  recibía  tro  viniere  en  bu  nombre,  lo  re- 

cibiréis. Ego  ven*  in  nomine  Patris  mei  ct  non  aceepietis  me:  si  alius 
venerit  in  nomine  suo  illnm  accepistis.  Casi  merecido  por 

aquellos  que  aborreciendo  la  verdad,  i>or  que  era  contraria 

ts,  cerraron  los  OJOS  á  BUS  luces.  Por  eso  dejándolos  i' 
tinieblas,  se  precipitaron  ciegamente  en  todo  genero  de  error,  como 
dice   el    Aipostol    i  _'    ad    Thesaleoiiei  Eo   quod   charitatcm 

veritatis  non  reeepentnt  ni  salii  fierent,  ideo  mittet  illis  operaéip- 
nem  erroris  nt  credont  mendacio.  La  otra  y  nías  principal  señal  (pie 
son  las  calamidades  «pie  había  t  aquel  Pueblo  desgrafcia- 

untes  de  la  destrucción  de  su  templo,  se  vé  cumplida  á  la  letra 
con  poco  que  se  registren  las  Historias.  IJ  Miuido  to<lo  fué  te 
de  esta  calamidad,  y  los  miamos  Judíos  dieron  testimonio  por  su 
narración  de  la  exactitud  con  que  Jesu  '  insto  la  hahia  predicho. 

Casi  ningún  intervalo  hubo  entre  la  maldición  que  los    ludios 

echai  -i  y  sobre  sus  hijos,  y  el  cumplimiento  de  sus  eíec- 

La  sangre  del   S  que  hahia  pedido  viniese  sobre  ellos, 

clamaba  mucho  mas  que  la  de  Abel  por  la  venganza  merecida.  Ellos 

íueron  el   instrumento  de  tnza.    Infestados   p.r 

divididos  en   batid"-,  enemigos  entre   -i.  y  enemi- 

iianos  que  los  dominaban,  ian  á   sj  mi- 

por  todas  partes  j   excitaban  el  enojo  de  bus  señores.    EO  tenqJo 

no  <  i-tante  contra  ia  muerte:  varias  vece  morir 

junto  al  altar  al  que  iba    i  ofrecer  !a  victima,  herido  l>or  las  manos 

de  1  -s  amotinados.  Todo  era  horror  y  confusión  en  Jerusalen:  cuan- 

¡o    reunido    su  ¡no   a    vengar    el    atentado 

que  habí. i  Romanos, 

I  .a  i  •  m  hambre  desesperada.  En 

breve  se  aumentaron  mis  males  p^r  una  peste  cruel  que  abrasaba 

ai   en  tal  extrem  •  ■ 
i  horror  mos  Rootajoae  una  Madre  ipie 

raba  a!  hijo  que  había  tenido  en  sU-  entrañas.  1  l  P 

tambre  cruel  huía  de  la  Ciudad  por  los  campo 
dejaba  ubre  el  •  ellos  ¡afdjoes  venían      dai  en  n 

■ 


3a 2  VIDA  ¥  OBRAS 

crueles.   Kn  fin,  tanto  lleg  aero  de  muertos  íu, 

la  Cruda                   crios  no  pudo  dejar  <te  eiuen. 

sitiador.   y   gimió  levanta  mente  ik-- 

>ufrido  iiulerib!  •               'a  <  iudad    ftté  arrui- 

.  ■■  al  templo,  i|i»e  hab 

líos  iníelú  cumple  en  t'*las  partes  b    Profecía  de 

ron  loa  Judíos  el  último  y  terrible  conven* 
oimiento  «le  la  Divinidad  dd  que  habían  crucífii 

Mas  |«>r  que  no  tuviese  efugio  alguno  la  ¡ncreduli 

[UC  quería  hacer  triunfar  a   sa    Hijo  sobre   -n<  ene- 
migos, quiso  que  »u  predicción   fuese  cumplida  tan  á  la  letra  que 
ningún  genero  de  duda  quedase  de  que  su  mano 
dirigii    •  fin  tan  grandes  y  admirab 

fla<l  había  ida.-:  d  Pueblo  había  sufrido  i  ■  ami- 

dades  <k-  la  hambre  y  <le  la  peste:  pero  aun  quedaban  los 
dril  templo,  que  ni  ii  d  hien 

derrocar.   Y  pudieron   los  Jodií 

cumplida  en  1  lites  la  i>n-  •  que 

dijo  que  no  quedarla  piedra  sobre   piedra:    non    retinquttur  loéis 
super  lapidem.   \  este  fin  la  infinita  Sabiduría  de  1 > 
lerse  de  las   locas   determinaciones  <K-   I 

decir    Mis    intentos   }iiz. »    que    '  l<>s    i>.ir   el 

más  erad  enemigo  que  ha  tenido  -  tfruir 

aquellas  ruinas  que  pudieran   -  idioi 

ron   juntando   sus   riquezas  para 
nodb  dejar  por  imp 
habiendo  deshecho  los  le  de  el  habían  queda 

á   labrar  de   nuevo   en  el  mism  i 

y  varios  fuegos  y  terremotos  deshicieron  la  tenacidad  de  aqudloi 

rvos    habiendo  dado  dios  mismos  un  testimonio  claro 
veracidad  dd  Redentor.   Heás  aquí,  Señor,  cual  resplandece  en  <•! 
cumplimiento  <le  la  primera  parte  <lc  la  Profecía  <M  Salvador  que 
cuenta  caoftuío  qu«  expongo  su   Misión   Divina, 

|ah!  h  verdad  no 
bstína  en 
i  ella.  Jesu  Cristo  triunfa  de  '  •  triunfa 

<lc  mis  m  i  n  ello,  v  en 

Ciudad  tiene  \    tendrá   d  Cristianismo  un  testimonio  irrefragable 
Divinidad  tabtecedor:  pero  dios  permanecieron  en 

■  [uedad  y  lo  o  .  illa 

nuestros  táernpoa    La   persecución  de  los  <  ¡a  I 
á  la  de  lo>  Judíos,  j   .  iiulmm  •  <k-l 


DE   DON   JOSÉ  M.     BLANCO  V  CRESPO 


3^3 


Salvador,  cumplieron  otras  de  la>  señales  que  habían  de  anteceder 
á  la  ruina  dd  templo,  y  en  ella  (Serón  tugar  al  segundo  convencí- 
miento  de  la  l>ivinidad  dd  Redentor  que  no  quisieron  creer  y  que 
refiere  el  capitulo  de  nuestro  Evangelio. 

\l>\  PARTE 

Como  según  Jesu  Cristo  no  es  el  Discípulo  mas  que  ••'>  M 
apenas  este  Señor  sufrió  en  sí  todo  el  furor  de  un  Pueblo  enemjg 

la  verdad  que  anunciaba.  Mis  Discípul  >S  empezaron  a  SUÍrif  la  mis- 
TJia  persecución.  Bien  pronto  se  rió  cumplida  en  ellos  la  Profecía 
del  Salvador  que  tenemos  á  la  ¡  apenas  después  de  la 

censiori  de  Jesús  á  1  iron  llenos  del  Espíritu  Santo  á 

predicar  la   Divinidad  de  Jesú  Cristo,  cuando  amotinados  aquellos 
misni".  Sacerdotes  y  Principes  del  Pueblo  que  habían  clamado  por 
la  muerte  del   Salvador  quisieron   impedirles  a  viva   tuerza  que  pre- 
dicasen su  nombre.  1  .os  Hechos  de  los  apostóles  cuentan  estas  prime- 
ras persecucioní  de  las  que  después  habian 
de  sufrir  '  'd  s  tos  cristianos,  j  habrán  de  ser  un  cumplimiento  exac- 
to del  anuncio  de  Jesu  Cristo  cuando  u-s  dijo  á  sus  Apostates,  que 
entregados  á  los  tribunales,  azotados  en  las  Si  acu- 
sados  ¡liante  de  los  Reyes  y  de  los  Jueces  por  la  defensa  de  su  k<.- 
ligión  y  confusión  de  sus  enemigos.  Tradent  enim  vos  m  conátk 
iv  Smagogis  vapvlabitis,  et  ante  Prcesides  <•/  Reges  stabitis  f 
»ii-  in  testimonmm  Mis.   Pero  es  muy  de  notar  k>  que  en  el  capitulo 
quinto  de  esti  a  hechi  -  ap  stobcos  se  cuenta,  y  da  origen  á  una-  - 
flexil                         entes  j    que  demuestran  toda  la   íuer/a  que  á    ÍZ 

de  la  Divinidad  <le  Jesu  '  Cristo  )  >u  Religión  da  el  sufrimk 
discípulos.  I  »nesc  pues  en  e  de  la  Escritura  que  haciendo  los 

•  >b-s  muchos  j  grandes  milagros,  el  Pueblo  i  *f>  «  admiraba 

l"s  y  que  crecía  por  instantes  ej  número  de  lofi  tal 

I   íe  del   Pueblo  a  \isia  de  i  íes  que  hacían  ll 

les,  que  sacaban  loa  enfermos  á  ias  plazas  y  tos  ponían  en  sitios 

donde  la   sombra  sola  de   S     P<  ente, 

pues  de  esta  nianeía  día  la   íama  por   fe 

nisalen,   sino  que  de  |i  <S   pueblí 

una  multitud  inmensa    \  iendo  esto  el  Principe  de  toa  Sacerd  - 

lodos  sus  compañeros,  que  según  dice  el  Sagrado  te>  de  la 

tieregia  de  toa  Saduceos,  se  llenaron  de  ui 

a  los  apostóles,  toa  pusiei  ti  ei 

el  aii^el  del  Señor  abrió  las  puertas  de  la  cárcel  y  poniendi 

id  hs  manilo  qge  fuesen  al  templo  a  la  mañana  siguiente  y  pre- 


Y   OBRAS 


dicasen  con  la  •   tad    I  legado  el  día,  el  Principe 

<le  los  Sacerd  tes  di  I  íoocüíq  i    i 

i  conducidos  á  su  pn 
¡do  -i  buscarlos  á  la  carecí,  admirados  1">  Min>: 
volvi  *       i  que  babian  encontrado  la  cárcel  cerrada 

diligencia  y  los  I  que  habu  i 

•.  \¥>  habían  hallado  á  los  Apost  Jes.  Dudando  en( 
determinación  tomarían,  he  aqui  que  r  los 

itoles  en  el  templo  predicando  tranquilamente:  e 

al  templo  y  los  condujo  >in  lia  i 
leuda  (porque  temían  al  Pueblo  que 

■  ielante  dd  dad  les  dijo  el  Principe  dé- 

los Sa 
nombre  de  \  uestro  M: 

la  Jenisalen:  y  queréis  que 
breque  hicimos  ajusticiar  p<»r  maUíech 
Pedro  le  d 

el   I  >i">  ile  Ituesl 

muerte  en  un  lefio;  pero  nosotros  < ) t'»  Divinidad 

no  podemos  dejar  de  predicarla.  Bramaban  con  esta  aque- 

llos .  pensaban  en  «lar  la  muerte  a  los  Apostóles;  peí 

yantándose  en  medio  de  ellos  uno  de 

liel,  hombre  venerado  del  Pueblo  biso  que  saliesen  p  lien- 

tos lo 

que  bao 

al  Pueblo  un  cierto  hombre  llamado 
sias  y  al  cu 
ciemos  h  caudillo  fuer.  •:)  m 

\  día  alileo  de  Nacú  m  empe 

cir  al  Pueblo,  habiend 
sejo  que  di 
dicaí 

de  I  >ÍOS,  no  jt-nlreis  h 

■  s  a  ir  en  o intra  de  la-  determina 
i-.r  hominibiis  coiuiliüm  hoc  attt  opus.  dissotvetur:  si 
itis  dissolvere  illu<1. 
ineluctablí 
monto  que  se  podrá  ••  i  de  la  Religión  CristMna. 

tal  >le  la    I  •-  'ha-  an* 

bia  ■  en  un  pati 

n  la  oruz  era  el  \*erdadero     '  '  Rfc- 


DE   DON'  JOSÉ   II."   BLANCO  Y   CRESPO  325 

r  ¡de  Ysrael:  cOnfirmí  riña  con  mili 

azotados  y  puestos  en  prisiones:  pero  cada  vez  mas  goz  dos  con 
las  tribulaciones  que  pasan  por  -ui  Maestro,  esparcen  su  doctrina  por 
totío  e!  Universo,  cumpliendo  asi  con  las  dos  predicciones  de  I 
en  que  les  habia  anunciado  estas  persecuciones  y  la  extensión  admira- 
ble que  había  de  tener  su  doctrina  á  pesar  de  ellas.  Et  ante  Prcesides 
.'/  Reges  stabitis  propter  »w  in  tcstimonium  Mis  et  in  omnes  gentes 
oportet  primum  pr<edicañ  Evangelinm. 

l-.-ta  doctrina  del  Cielo,  á  manera  de  la  luz  brillante  del  S 
apenas  aparece  sobre  el   Horizonte  cuando  baña  con  sus  rayos  coda 
la  tierra,  se  propagó  indeciblemente  por  todo  el  Mundo  conocida 
de  1"-  primeros  años  del  Cristianismo.  En  el  prin  e  quejaban 

ya  lo  i  sns  Emperadores  de  que  los  templos  de  sus  Yd 

eian  desiertos,  las  Ara>  abandonadas,  despreciados  los  Sacen 
y  casi  acabado  el  culto  de  sus  falsas  Deidades.  San  Justino  asegura 
que  en  los  primeros  añOS  del  Segundo  siglo  del  <  ¿latinismo  nación 
ninguna  por  Bárbara  y  remota  ignoraba  el  nombre' de  Jesu  C 
Todos  los  pueblos,  dice,  bárbaros  ó  griegos,  ya  sean  aquellos  que  vi- 
ven en  los  desien  endas  movibles  ya  1"-  que  se  copan  en  apa- 
centar le»  ganados,  todos  dirigen  sus  oraciones  al  Padre  p>r  el  nom- 
bre de  Jesu  Cristo.  '  Osadamente  Tertuliano  en  '  a  que  diri- 
gió al  Senado  le  decía:  poo>->  dias  ha  que  existimos  los  Cristian 
ya  llenamos  todo  el  Ymperio :  las  ciudades,  los  campos,  las  Yslas  y  el 
continente  están  llenos  de  Cristianos;  se  les  encuentran  en  las  juntas 
del  Pueblo,  en  el  ejército,  en  el  Palacio  de  los  I.mperadores,  en  el  Se- 
nado mi-mu;  y  solo  os  aba  vuestros  te  multi- 
tud inmensa  de  homb  ua,  >e  retirase  fuera  de  los  dominios 
RomanoSj  la  pérdida  «le  i  i  <e  debilitaría  el  Ymperio  y 
i  de  vuestra  arueldad.  La  Boíedad  que  causara  su  ausencia 
os  llenaría  de  horror,  y  en  vano  '■• 

que  serian  mas  vuestl  6,  que  el  número  que  quedase  de  du- 

dada lio  en  pocos  años  una  Religión,  cuyo 

Maestro  había  dado  la  vida  rara  fundarla,  cuyos  Apostóles  despt» 
haber  sufrid  i  la  pobreza,  la  lian  aturóos,  1"-  naufl 

todos  el  toa  habían  perecido  á  manos  de  sus  enemi| 
¡ali!  (|ue  en  vai  iban  los  hombrei  i  de 

non  poteritis  dissolvere  Ultéd.  Las  obras  de 

tiemp  Si  <•!'  howémbus  esi  consilUtm  ho 

«pus.  dissolvetur. 

Mas  ni    pud  ■  itu  ed 

i  -      •  •  ■ 


3iÓ  VIDA   Y  OBRAS 


les  aguardaban  y  fortalecidos  del  Espíritu  '1»<?  el  Salvador  les  habia 

•  de  >'tra  o 
tau*  su  número,  I^i  Vglet  .  un  Jardín 

íectti 
mas  Jue  bu  bomb 

. 
eníiL 

que  cabe  en  el  deseo  y  propensión  de  I 
bienes  can  puede  creer  que  un  hombre  por  i 

i  i  sino,  \x>r  defender  u 

ti  nada  le  i  rsecución, 

muei ' 

lo  que  un   I 

Fin  de  conveniencia  pn 
te  todas  i!;i-e-.  <le  t- •  -  tor- 

mentos mas  crueles  }*>r  defender  una  Religión  cuya  mora 

tierra  con  '. 
lacion  á  lof  mas  claro  de  la  i 

nidad  de  Jesu  Cristo  que  el  que  9e  manifiesta  en  la  |- 
Yglesia?  ¡Ah!  .  erdad  que  cada  uno  de  loa  Mártires  es  un 

testimonio  que  no  podrán  desechar  todos  los  enemigos  <lel  nombre 

fica  que  sus  sufrimientos  convenciera 
impiedad  á  los  G 
htm  Ulis. 
.  Ma>  quien  oreyera  que  1 
]<■-.  no  había  de  ser  basante  para  convencer  que 

Habiendo    recibido   el    nombre 
enemigos  de  este  mismo  n<inbu 

todo  el  Mundo.  ¡e  infinitas  victimas  di 

ámbito  < leí   Ymperio,   el    testimonio  , i, 

mandaban  ejecutar  i  i 
nada  basta  pana  enemigos  de  la 

pos  ha  habido  muchos  que  han  inda 

>r  «Ir  las  persecución  J  Mundo  por  más  de  cua- 

tro» n  un  todo  la  lúa 

de  la  verdad;  y  la  ignorancia  junta  con  la  impiedad  no  podrán 

I  cochillo  e 
primeros  de  la  \t  \  ista  de  los 

tormentos  de  lo  dan  un  testimonio 

ie  diga  que  d  espirita  de  partid 
hiso  \  <t  de  ra 

tiemí 


DE    DI  BLANCO  Y  CRESPO  3^7 

dé  --i-  mismos  ei  emij  s.  Un  Panegirista  del  mayor  contrario  de  Je- 
su i  Visto,  el  Emperador  Juliano,  adulando  á  este  Emperador  le  hace 
:  los  que  seguían,  dice,  una  Religión  corrompida  (con  este 
nombre  denota  al  I  Cristianismo)  temían  mucho  y  se  recelaban  de  que 
se  les  arrancarían  los  ojos,  se  les  cortarían  las  cabezas,  y  <|ue  se  ve- 
rían correr  arroyos  gre.  Creían  que  el  nuevo  Emperador 
inventaría  mas  tormentos  con  los  cuales  compaj  -  del 
fuego,  del  hierro,  de  ser  sumergidos  en  las  aguas  y  enterr 
parecerían  penas  ligeras:  porque  los  Emperadores  anteriores  habían 
empleado  i  mtra  de  ellos  estas  clases  de  su]  '  eraban  su- 
frir de  ir.:'-  nayores;  mas  Juliano,  continua  e  .  pen- 
só de  otra  manera,  viendo  que  los  Principes  sus  Predi  •  ha- 
podido  conseguir  su  intento  por  este  medio:  y  asi  se  determinó 
tros  medios  en  contra  de  los 
tianismo  se  aumentaba  con  los  suplicios.  La  más  ia  no 
bastaría  á  obscurecer  el  testimonio  luminos  -  Mártires 
dieron  á  Jesu  Cristo:  y  su  constancia  mas  que  humana  nun 
atribuir  sino  á  una  fuerza  superior  y  divina  que  les  fué  dada  al  mis- 
mo  tiempo  que  se  les  anunciaron  las  persecuciones  por  su  Ma- 
mando dijo  á  sus  Discípulos,  que  el  Espíritu  Santo  i  ellos 
delante  de  los  Reyes  y  de  1  Von  enim  r'i'.í  estis  loqu entes  sed 
Spiritus  Sanctus,  Avergüéncese  pues  el  poder  del  Miundo:  toda-  sus 

han  bastado  ¡«ara  destruir  la  obra  de  Dios,  )   Jesu  I 
ha  convencido  á  sus  enemigos  ¡»-r  medio  de  la  constancia  di 
cipul  Mesías  y  el  enviado  pora  la  salvación 

de  las  gentes,  M  rea  que  esto,  son  los  únicos  triunfos  de 

Jesu  Cristo;  y  que  restándole  por  desgracia  muchos  y  crueles  ene- 
migos aun  en  el  mis  de  la  Yglesia,  han  de  quedar  sii 
5.  ,  \.b !  no:  en  el  mismo  lugar  en  q 

6  referido,   predice  el   m.i 

ellos;  y  si  el  primero  de  la  destrucción  de  Je- 
rusalen  humilló  endui  líos,  si  el  segundo  del  sufrimiento  de 

mis  fieles  en  las  persecuciones  confundió  a  los  soberbios  Gentíli 
tercero  humillará  á  todo  el  Mundo  a  sus  ¡>ies  y  manifestara  qui 
hombres  han  sido  injusto,  en  siis  caminos;  y  que  no  habiéndose  Valido 
de  los  medio-  que  con  SU   tenida  J    Muerte  les  preparó,  ell 

lentos  en  que  i*.r  una  eternidad 
tribuirán  i  la  gloría  del  <  !  que  no  quisie- 

ella  un  premio  eterno    11  Señor, 

la  lili  v  la  última  que  man:  [ 

■ 


328 


IKK.  ERA  l'ARTE 
J  -a  J 

do.  ]  ■     '  e  sus  caí 

inque  el  Señor  de  tod  •  j  Arbíti  del  Mund 

debid  ría  que  l  ■-  hi  robres  1  ía  in- 

finita y  la  Justicia  con  qu< 

anticipaba 
hacerlo  en  este 

.  Justicia  I  t  justificeris  in  sertnonibus  tuis  ti  vincas  <'"'•' 
i;iri> 

■  le  >ii  \ i<la.  El  Mund* •  todi  >  debí 
luición :  y  el   triunfo  «Ir  1  >i"S  c¡.    - 
esfc  ■  el  Señ<  ■;•  un  dia  en  el  que  p 

tecimientos  humanos,  lia  de  manifestar  el  origen  de  ;  y  lia 

«le  desengañar 
Salvador  en  nu< 
horror  al  i  de  los  juici 

Acallada  de  pií  -alen,  y  la 

sion  «le  aquella  dad,  ejempl 

ili\  ina  ;  y  de  esto  t"'  para  pin! 

una  sola  '  iudad,  no  la  vi 

■  i  del  Universi »,  y  la 

el  pavor  <le  1  >s  h  »mbi 

|ue  suscitarán  lo-  Ym]  ingirán  enviados  de  m 

!  as  Estrell  :nto 

!  hombre  que  lleno  de 
grand 

lio  de  un  silenci  ■ 
mag<  ste  es  el  último  triuni  y  el 

n  el  prim<  i 

:!irir 
en  este  dia  tod    i  del  Uhivea 

nuesti 


DE   DON  JOSÉ   M.     BLANCO   Y  CRESPO  J2Q 

rígido  a  otra  cosa  que  á  la  formación  del  Puebl 

tenecemos.  <)id,  pues,  1"  que  puede  causaros  ana  eterna  confusión  en 

aquel  dia. 

En  tanto  que  los  hombres  viven  en  el  Mundo,  estando  sugeta  su 
alma  á  una  carne  terrena  y  corrompida,  no  pueden  comprende: 
que  aquello  que  comunmente  les  presentan  sus  sentidos.  Todas 
ideas  de  esplendor,  de  grandeza  se  limitan  á  la    • 

hombre  y  siempre  se  huye  <le  entre 
sus  manos.  Asi  i  >n  dignos  de  toda  su  atención  estos  grandes 
que  suceden  en  el  Mundo.  La  sucesión  de  los  Ympe- 
rtos,  las  guerras,  la  desolación  de  1"-  Reinos  mas  florecientes  juzga 
que  son  li  -  principal»  de  la  Providencia  en  el  gobierno  del 
Mundo.  Pero  ¡ah!  ¿qué  es  el  hombre?  ¿qué  es  cuanto  tiene  y  cuanto 
puede  hacer  para  llamar  a  si  1 y  -  divii  •  pue- 

den ser  solo  el  objeto  de  la  i  wmacióndel  hombre  destinad  i  para  el!  »s: 
y  solo  por  estos  fué  formado  el  M  andes  mo- 

narquías antiguas  destruirse  una-  á  <<tra-  y  levantarse  un  trono  sobre 
las  ruinas  de  1"-    tr  6,  no  se  >Vv 

lo  á  que  reciba  el  <  Cristianismo;  y  la  grande  dominación  que  Dios 
les  concedí  i  á  los  Romanos,  no  tuvo  otro  fin  sino  el  de  que  reta 
todas  las  •  mas 

fácilmente  por  toda-  ellas  las  luces  del  Evangelio.  Todo  en  fin  cuanto 
lia  sucedido  en  el  Discurso  de  los  siglos,  se  ha  dirigido  á 
unos  verdaderos  adoradores.  Ahora  bien,  i 

iquel  último  dia  delante  del  Juez  supremo  cuando  se  mani- 
fiesten á  toda  |u2  estas  verdades;  y  ven  ser  su 

sido  fiel  ó  infiel  indes 

Volvamos  los  ojos  primeramenl  stianoa  que 

que  lia  hech>  la  Froviden- 
i  una  felicidad  eterna,  han  udado  en 

este  Mundo  <-n  procurar  ;  meza-  y  ci 

aparíe  ada  dia  nos  engaña    ,  funesto!  ¡Que 

confusión  tan  h  '  -  los  males  que  r  el 

hombre,  rtingum  i  llega  al  I  acia, 

noce  quan  fácilmente  pudiera  haberla  evitada  ;<>¡i   D 
¿cual  de  un  hombre  que  verá  delante  d< 

•n  que  la  pr  «  idencia  ha  bus  '  id  ? 

Vuelve,  vuelve  '  1 c-<-  Juez  sentad 

de  nube-:  viene  á  pronunciar  tu  sentencia:  •  de- 

e  de 
que  ha  que 

mó,  te  mereció  la  en- 


33o 

que  pudier    .  ser  tu  remedí 

nunci  .  K¡a  que  te  espera.  Si  creíste  en  tu  !<■ 

ué,  ¡ali!  te  ^añar  j>or  una  sombra 

que  pudiera  d  Discípulo 
Maestro  en  la  gloría  que  iau- 

Mundo  j 

ternidad  en  <|uc  llorar  tu  fui  i 

necesa  '  triunfo  <i<  e  hi- 

uerza  de  qi  i 

mejor  de»  i 

de  1!<  i  und  •■    \  la  verdad 

¡quien  será  tan  necio  que  creyendo  la 

na  el  Universo,  pueda  juzgar  que  ha  d< 
a  suerte  de 
(>n-  este  desorden  aparente  que  reina  i 

grimas  de  1"-  infelices  que 

¡HT   t( 

lia  al  verse  desti  ■     :<-  los  bienes  que  había 

1  a  infeliz  Madn 
alará  en  vanas  iinpre  el  vil  seductor  de  la 

Hará  el 

bolla 

Santo! 
de  la  Justw  a,  que  vino  á  establecer  i 
hará  felici  •  '  las  ¡  \h\  este  es  el  día 

ibiadaa  la- 
triunfa  en  particular  de  aquell         •  e  habiendo  vivid 

el  Mundi  i 

I   •  i  .:     • 

lad  en  el  Mundo»  lo  -eran  ath 
v  su  ignor;  ndam  gentíbus  ignomiMiam  timm ;  y  los  mis 

que  se  :  elices  en  algunos  instantes  en  que  se  vieron 

i  -i  injusta  servirán  6  su  mayor  despecho.  Si,  I 
-    el  que  h  i  añero  <U-  J< 

tribuí!  u  triunfo.  s 

haga  una 

■ 


DE   DON"  JOSÉ   M.*  J3LAXC0  Y   CRESPO  33 1 

il< A<  toso  el  haberse  creid<  >  feliz  y  verse  al  fin  engañado  en  su  esperan- 
za asi  son  dulces  las  lagrimas  cuando  las  enjuga  una  felicidad  que  pa- 
recía muy  lejana.  Los  justos  que  viven  en  este  Mundo,  a  i»esar  de  que 
jamás  apartan  de  su  corazón  la  dulce  esperanza  de  que  algún  dia  reci- 
birán un  premio  eterno  de  sus  trabajos,  con  todo  eso  Dios  que  quiere 
probar  su  constancia  en  este  Mundo,  no  deja  que  estas  luces  sean  tan 
claras  que  no  les  dejen  sentir  el  peso  de  las  tribulaciones:  porque  á 
no  ser  de  esta  manera  ¿cual  seria  el  <  Iristianí  i  que  a  i  sintiese  tormen- 
to en  el  descanso?  ¿que  no  sintiese  dulzura  en  la  aflicción?  Unos  bre- 
ves instantes  en  que  esta  esperanza  ha  resplandecido  en  los  crazo- 
r  de  algunos  justos,  les  ha  hecho  prorrumpir  en  espresiones  llenas 
de  dulzura.  L'n  Pablo  esclama  que  no  puede  contener  su 

i  '-n  medio  de  las  tribulaciones.  Superabunden  f/audio  in  oinni  tri- 
bulatione  nostra.  Los  apostóles,  a/otados  ignominiosamente  á  presen- 
cia del  tribunal  de  su  Nación,  salen  gozosos  por  hal>er  padecido  des- 
precio por  el  nombre  de  Jesu  <  Visto.  Hmnt  gaudentes  c;  cotupectu  cun- 
día, quoniam  <¡inni  hdbiti  surtí  pro  nomine  Jesu  contumeliom  pati.  l'n 
Ignacio  conducido  para  ser  pasto  de  las  Fieras,  besa  sus  cadenas  y 

■na  á  sus  hijos  con  una  ternura  inexplicable,  que  no  procuren  li- 
bertarlo de  ellas:  Ignoscite  milií  filioli,  quid  inilti  expediat  ego  scio. 
Seria  interminable  si  quiste  mplos  que  me  ocurren 

de  esta  verdad:  pues  ¡ah!  si  un  leve  rayo  d<-  esta  esperanza  basta  á 
llenar  de  gozo  en  medio  de  las  tribu'  á  la  clara  vista 

de  una  eternidad  dichosa,  adquirida  por  unos  trabajos  pasa  i 


§  6° 

. 

el  dia  de  Sexagésima  del 
Neri. 

Ei  'iliml  cecidit  siipra  petront;  et  luitum  an  • 

em  :  :  :  :  Haec  dicens  cUunavat :  Qui  habn  aures  o 

LUC., 

liHa  cayó 
•   l'.l  que  ti  iche. 

lad  mistes 

■i  elkw  d  i< 
reprobación  que  les 
semejante  á  la  semilla  que  i 
te  <Ie  ella  un  camin 

falta  <k-  humedad:  "tra  parte  de  ella  cae  entre  ■ 

j  sola  una  i  da  el  íruto  en  abundancia 

l>  -la  era  d< 

derla  a  primera  luda,  incita 

::<!••.  El  qui 
che,  como  -i  dijese :  no  :• 

edida  su  i 
i 

encub  i  1.1  Pueblo  á  quien  habla- 

ba habia  lema  tan!.. 

de  la  Divinidad  del  Salvador,  .¡ir-  ya  merecía  su  indignación  por  ha- 
lirli  ■.  Ya.  no  tanto  !■  8 
irar  >u>  luces,  ¡a  ceguedad  que 

anuí 

fideanl  el  o«</í<  .7>i/. 


V1DAYOBB  ¡:  M.*  BLAN'CO  Y  CRESPO  .333 

Más  no  tienen  respecto  - lc-1  Salvador  la  misma  suerte  los  cristianos.   \ 
se  les  conceden  mas  gracias  mas  abundantes,  y  1">  Misterios  del 
Reino* de  Dios  se  les  anuncian  sin  -"minas  ni  oscuridades.  1-11  mi 
'lijo  de  Dioa  se  digna  explicarle^  la  parábola  de  la  semilla.  Esl 
la  palabra  de  Dio-,  que  llama  á  los  hombres  de  diversas  manera-,   Hn 
aquellos  f|iie  la  escuchan  con  desprecio  sin  abrigarla  en  sus  corazones. 
nejante  al  grano  que  fué  sembrado  e*i  el  camino.  Otros  hay  que 
zo  parece  que  prometen  fru  la  tentaciói 

hace  desfallecer  y  apartarse  de  lo  emprendido.  Esta  es  la  semilla  que 
cayó  sobre  la  piedra.  Las  riquezas,  los  placeres  y  cuidados  de  la  tierra 
semilla  que  el  Cielo  < 
omparados  al  campo  lleno  de  espinas.  ¡«Felices  oh!  los  que 
escuchamos  de  la  boca  del  l  migenito  del  Padre,  cuales  son  los  ru- 
que debemos  evitar  para  «pie  sea  fructuosa  su  palabra.  Pero  ¡ah!  ¿es 
taremos  acaso  después  de  tanta-  luces  muy  lejos  de  la  ceguedad  en 
que  perecieron  lo-  Judio-  ristíanos  si  teniendo 

-  avisos  que  ellos  no  desprecian  menos  los  dones  del  Cielo? 
¿Cuál  será  la  suerte  de  los  que  han  sentido  los  efectos  maravil' 
de  la  Divina  palabra,  que  han  visto  brotar  en  su  corazón  esta  semilla 
y  pir  falta  de  fomento  la  han  dejado  secarse  y  perecer?  Yo  creo,  her- 
man<  ■  te  ningún  ie  ■  ía  de  I  >:-  <s 

tquettoa  que  habiendo  dado  .  ,j,|,  $  a  sus  llamamieiü  scui- 

por  levedad,  e  inoonstaneja  hacen  á  cada  instante  inútiles  1'^  pri- 
men- pasos  de  su  conversión.  Estos  bou  los  que  reciben  la  semilla 
sobre  un  corazón  duro  en  verdad,  aunque  dócil  en  la  apariencia 
sHpra  petram  </"/'  cum  ¡/auilio  suscipiunt  verbunt :  et  h¡  radices  non  //</- 
bmt.  Que  vuelven  al  Señor  con  las  miras;  pero  que  lo  abandonan  lle- 
-  de  la  tentación  mas  leve.  <jui  <;</  tempHS  creduni  ti  in  temfore 
ttntationis  recedunt.  Cuanta  pues  tengan  que  temer  estas  alma-  in- 

Dioa  de  cuyas  gracias  abusan  ■ 
por  respecto  á  la  aparente  docilidad  en  que  confian,  es  de  ¡ 
quien  hablaros.  I'.l  S  -  labios  palabras  poder 

conmuevan  vuestros  i  n  el  -auto  temor  de  su-  jui 

\o  es  una  sola  la  senda  de  la  perdición,  ni  siempre  tan  manifiesta, 
que  tb)  deje  lugar  al  amo  a  buscar  ilusiones  con  que  des» 

los  que  durante  la  vida   llegan  a  feliz 

de  abandonar  tranquilamente  la  esperanza  de  salvarse  Cual  anej 

•  ■  o  «nsuela  •  nu  estéril 

un  d<  ■  i  tanto  qu  i  ,i  por  huirlo.  Mas  al  fin  conocen 

su  riesgo  aunque  lo  a  m  están 

erecer  en  él  con*  •  ha  d<  >  ispiritu  Santo :  pero  • 


334  vtl' 

IK  halland 
peligro,  nada  -   -  staj 

errar  tan  gr  seramente,  en  med 
ciar:  ■    -.  y  en  tan  grande  abundancia   ke  gra      - 

tanto>  y   tan  fu 

te  d  Mundo,  y  ya  que  tant.i 

tra  ■  rmbre  que  lleva  en  su  freno 

de  la  esclavitud  de  los  vicios  manchando  la  que  recabu 

tisnio.  Hl  Mund 

lo.  '  ducta  «le  i        -  feliz  la  que  yo  quiei 

minen.  Ciegos  son  dios  y  i 

diciói 

tende  seguir  á  J  le  sabe 

prevaricad!  esperanza 

mente  bu  rebaño  y  su  herencia  i 

campo  suyo  estuviese  tan  limpi  i  de  citan  ia  el 

■  le  Si  Mas  se  creyera  que  entre  I  eciafl  'le   -< 

ellos  mismos  se  causan,  son  la  parte  más  cierta  de  1"  rma- 

del  Mundi  ras  de  l.'t 

tad  *  en  el  aúmei  i  de  I  - 
inconstanti 

i  de  la  semilla 

a  cuya  dureza  y 
.  í'liiui  cecidii  supra  petram 

i  prontitud  la  palabra  de  1  Koa,  producen  al- 
gunas hojas  de   'liras  exteriores,  que  fenecen  en  breve,  faltas  de  rai- 

•:i  al  lin  (oídlo   |  lidias  al 

nía-  debites,  duras  por  su  misma   1 1  a < i 

■  lómalo,  que  huyendo  de  loa  remordimien- 
tos, v  ii"  dt-  los  ddh  en  a  la  virtud,  a 
y  Coman  mi  exi  las  las  primeras  impn 

r  las  mismas  nía  Ucearon,  basta  que 

te  de  sus  placel  i 
i.-  este  ni  *l .  de  su  d  I  ■■  \  de  sus 
Mas  ¡ah !  dsspuM 
hras    ¡Poi    rentura  hal   •  ebido  en 


DE   DON  JOSÉ  M.*  '  KESrO  3-;5 

hora  »r  que  pretendí  •  ins  y  que  merece  el  estad»  i  en  que  se  !iallan? 

I  .a-  luces  débiles  y  engaf*  sas  á  que  se  miran  en  el  Mundo  las  ■■■■ 
des  de  la  Religión  Santa  me  harén  temer  que  vuestr*  • 

tante  puros,  y  que  tal  vez  no  veáis  el  abismo  <le  iniquidad  qui 

ibierto  en  estos  corazones  inconstantes.  Oid,  pues,  su  sentencia  de 
la  misma  b  ca  del  Salvad  •■•'. 

Un  Padre,  decia  Jesús  en  otra  ocasi  -.  llegándose 

.':  un  >  de  dos  Hijos  que  tenia,  le  rogaba  que  fuese  a  trabajar  en  >u  viña. 

revidamente  le  responde  que  no  quiere.  ///.•  ante»: 
pondens,  adt.  Molo.  Llegándose  :il  otro  le  pide  lo  mi-mu.  v  este,  res- 
•     i  punto  va  á  obedecerla  At  Ule  respondáis 
ait;  Eo  Domine.  Ma-  no  correspondieron  los  efect  «  a  la-  pala 
El  primero  lleno  de  horror  de  su  insolen  -i  la 

viña  y  ejecuta  1"  que  habia  negado  á  su  Padre.  No  asi  el  seg 
que  b  ¡ntas  palabras  encubría  un  corazón  rebelde:  Se  aparta 

ile  su  Padre,  y  no  cuida  de  cumplir  su  promesa:  Eo  Domine:  et  npn 
hit.  ¿Cual  de  estos  dos,  os  parece,  continuaba  J.  C.  que  merece  el 
nombre  de  obediente  y  verdadero  hijo?  YA  primero  sin  «luda  res] 
den  los  oyentes.   I  >e  verdad  os  digo  responde  el  Salvador,  que  los 
publicarlos  y  las  ranu  aventajarán  en  el  Reino  de 

La  sentencia  proRoncíada  contra  los  Judíos  á  quienes  significaba 
el  hijo  hipócrita  de  la  parábola  se  cumple  á  la  letra  en  t"d(.-  aquí 
que  copian  esta  conducta  en  su  débil  é  inconstante  virtud.  Mas  i 
ranza  de  eterna  salvación  haj  para  1  -  .  une  para 

penitentes.  Publicani  et  meretrices  pracedent  vos  m 
regnnm  Dei.  Si  el  Pueblo  Cristiano,  fondo  la<  verdades 

fundaméntale-   de   SU    Religión,  la^ 

\  dar  su  verdadero 
val  n 

•   uentemente  en  Jueces  de  loe  jue- 

riy  injusti  i  •    ■  -  .id'  ■-   i  ad 

de  que  phm  y  de  mas  difícil  ]>er- 

<l"u.  Pero  cuan  diven  •  nucios  del    Utis 

número  ni  la  graveda  idos  loque  sella  la  conde- 

•  del  alma  en  emete: ' 

el  abu  fe  inutilizan  por  ellos    Vlmas  in- 

constantes  que  ■  llamamientos  amorosos  del    Señor   ; 

burlaros  de  ellos  con  una  falsa  obediencia,  que  a  cada  momento  le 
metéis,  1"  que  jamas  ejecutáis,  que  dejais  l>r<»tar  las  obras  de  h 
!  dejarlas    <■  ai  r  tan   repetidas  veces,  ¿juxg 


336 

que 

i 
funesta  que  la 

ver  -  la  ira 

.  luz,  que  ;.;  -  lia  brillan 

¡ah !  que  no  lia  brilla 
delincuentes  habiend  M-.-jor  fu< 

.  que 
-al  i    i  ¡a.  Aíclius 

ÍOHÍ  jitstiti,,  feliz  en  que  la  \.<>r\«: 

ceguedad 

verdades  i 
algún  exce  Mas  ¡ah!  la  mi 

repetidas  veces.  ¿Y  por  qué  hemos  de  ju  unen- 

te  que  nos  parezcan  demasiado 
tra  ra  síonada.  I  [eis  aqui,  que  j 

la  virtud  el  S 

tautista.  1 1: 
unum  sermonan    ¿Qué  i 

de  vuesl  •  imera  al  Mun- 

do, y  apartaros  <lel  <•  ha- 

béis hecho  traición  a  J.  < 
de  la  mano  del  Al:  ¡ - 
Raqui 

tgrimas  fingidas  habeü 

natural  de  >  que  un  vil  temor  d< 

entir  delante    del   Espíritu  Santo?   Ha  dd 

i,  ó  veleidades  de 

la  misma  duda 
I.  C.  las  lii¿<>.  Ai  Mi  cogüobant  im, 
que  rl  para  ellos  un  coovencimiento  I 

que  su  es  uderas,  que  -  na» 

i  ido  d<  '  cotido,  que  el  Señor  ha  d< 

ellos  las 

r  de 
su  ¡ra  el  raenosp 

pentimiento  i 


DE   DON  JOSÉ   M.*  BLANCO  Y  CRESPO  337 

su  penitencia,  tendrán  valor  para  confesar  su  hipocresía.  Si  autetn 
dicimus  ex  hominibus  Htnemus  turbam.  No  hay  efugio,  no,  para  los 
inconstantes,  y  este  convencimiento  que  los  priva  de  toda  excusa  hace 
su  estado  mas  infeliz  que  el  de  los  otros  pecadores.  Melius  erat  Mis 
non  cognoscere  viam  justitice.  Mejor,  mejor  mil  veces  les  fuera  no 
haber  conocido  la  virtud:  tuvieran  aun  reservadas  en  el  seno  de  la 
bondad  infinita  las  gracias  toda.-,  que  mereció  la  sangre  de  un  hi"- 
hombre:  ahora  desgraciad*»,  que  ó  han  malgastado  su  tesoro,  y  el 
fondo  de  su  esperanza,  ó  se  han  burlado  de  un  Dios,  celador  de  sus 
injurias.  De  un  Dios  vengador  que  castiga  el  desprecio  de  sus  gra- 
cias  con  la  substración  de  ellas  y  con  la  maldición  de  su  boca  orani- 
nte.  Hombres  que  en  vuestra  inconstancia  os  serenáis  con  la 
facilidad  de  vuestro  arrepentimiento  escuchad  no  anticipéis  vuestra 
condenación.  La  conversión  es  un  efecto  de  la  gracia,  esta  gracia 
o-,  el  valor  de  la  sangre  de  J.  C,  Ella  á  manera  de  un  roció  celestial 
baja  sobre  el  corazón,  1"  conmueve,  lo  ablanda  y  hace  que  nazcan 
en  el  Erutos  <lc  vida.  Si  este  roció  llueve  repetidas  ve 
el  ■  u  dureza  ó  si  logrando  que  brote  algunas  h 

y  arrancadas  al  punto  burla  el  corazón  mismo  las  esperanzas  del 
Ciclo,  no  frustrará,  n<>  podrá  huir  la  maldición  de  Dios.  A!si  lo  tie- 
ne jurado,  y  asi  lo  ha  anunciado  jx>r  el  .\|«'>stol  de  las  Gentes.  I. a 
tierra  dice,  que  bebe  el  frecuente  roció  y  no  produ 
v  espinas  es  reproba  y  está  cercana  a  la  maldición.  Reproba  cst  et  ma- 
ledicta  próxima.  Terrible  maldición  que  cerrando  los  Cielos  endurece 
al  hombre  de  modo  que  se  cumple  cu  él  la  amenaza  de  Dios  en  el 
Levitico.  Dgboque  vobis  caelum  desuper  sien!  ferrum  et  terram 
ceneam.  Cielo  durísimo  que  no  lloveí  stos  pecados  sus  gra- 

cias, como  habéis  oído,  y  tierra  'le  broiic-  mes  que  no 

(lucirán   fruto,   como  OS   lo  haré  ver   en   breve.   Los  Juicio. 

Itos  bajo  una  oscuridad  impenetrable 
a  los  ojos  de  1  «  hombres.  El  Señor  es  un  l»:.~  escondido,  según  la 
expresión  de  su  Profe  tanto  que 

ia  Fe,  no  i  ■  ellas.  Veré  tu  es  I 'rus  dbscon- 

dtttis.  ¡Oh  cuno  se  palpa  esta  verdad  en  la  conducl  res- 

■  !<■  la  Sal  a<     n  de  '  ■        mores!  Mientras  «pie  dura  el  t:<- 
que.  les  ha  concedido  ante  los  siglos  para  «pie  e 
de  mi  libertad  obren  su  eterna  -alud,  solo  les  deja  sentir  que  vela 
ellos,  manifestando  -ibra-.  y  da 

lino  de  pa  en  otn  i  tiempo  a  v  nduc- 

.  a  al   hombre  su  li!>ertad  dand 

•  >bras  que  templen  ui  t  que 

irresistiblemente  los  atrajera  á  su   hermosura.    Si,  herma 


338  VIDA    y  OBRAS 


nuestro  1  >■  me  duerme,  especialmente 

mal"  ibres  pecan  tranquilos,  los  ¡xxa 

exaltan  en  sus  iniquidades,  y  el  Gel 

lenes.  A  la  \  isia  de  esta  legan 

á  creer  que  jama-  vendrá  sobre  ellos  el  castigo. 
.  dicen  los  malvados  y  ¿qué  dan  • 
avi  et  quid  mihí  accidii  tristeí  ¿Mas  el  Señor  de  cuya  raai 
podrán  huir  en  se  <la  prisa  como  los  hombres 

débiles  á  tomai  la  venganza?  ¿N<  una  etemidi 

si  que  nada  ven  mas  alia  de  sus  sentidos, 
sienten  como  la  paciencia  de  Dios  los  empieza 
Mundo,  y  cora  >  la  tranquilidad  de  que  gozan  es  la  venda  que 
sus  ojos  para  que  á  manera  <le  víctimas  caminen  des 

orificio.  ¡Ay  de  aquellos  que  en  la  boca  del  abismo  no  sospechan  de 
?u  riesgo!  ¿Y  es  otro  el  estado  de  las  almas 

puede  entrar  en  los  secretos  de  la  predestinación,   ni  nadie  jamás 
fué  consejero  del  Altísimo.   1'  cer  la-  infidelidades   de 

•    ¡de  á  1  <6  cuidados  del  Sembrador,  es  maldita:  mas  cuahd 
naldicion,  ni  ella  ni  los  demás  homb 

lo.  Si  la  maldición  que  ami 
tancia  en  seguir  los  llamamientos  del  Ciel 
horren 

mente  menos   funesta  que  tigo  de  las  infidelidades   ¡ 

entregados  corporalmente  al  poder  <lel  1  )<■•  el  in- 

cestuoso  de  Corinto  i  >c¡a  de  San  Pabl  >,  al 

lores  clamarían  al  rielo  que  jamás  desprec  con- 

tritos. Qamarían  j   por  molió  de  loa  -al 

vos  en  el  <lia  del   Señor...  ¡n  interitwn  carnis,  ut  Spirihts  sahrus 
sit  ¡n  Die  Domini.  Per.,  no  mi. 

la  esterilidad  d<  erpetuamente  sobre  d 

estado  <le  su  conciencia,  nada  encuentran  en  si  que  p  ules 

un  ni  i  I  .i  historia  de  i  es  la  misma  q  u 

siemp  ■  en  seguir  al  Señor  en  la  apariencia  y  en  da 

primeros  icuentran  nueva  dificull 

versiones  cterior  arreglado,   cuitan  i 

isas    \  a    •       -•  ran  á  los  p  i  rin- 

den su  corazón  á  los  ríen 

entre  los  Mundanos.  Sien 

as  lian  nacid  i  Siempn  de  los  vicios,  y  siempí 

nes    ¡Dios  Santo!  ¡Y  por  ventura  mudan 
<le  aspee!  ■  después  de  haber  incurrido  en  tu  maldición!   No,  Cría- 


DE    DON  JOSÉ   M.*   BLANCO   Y  CRESPO  33g 

tianos,  estos  engañadores  siguen  la  suerte  <Je  la  higuera  en  que  el 
Evangelio  los  representa.  Llena  de  hojas  pomposas  cuando  J.  C.  se 
llega  á  buscar  su  fruto  no  es  condenada  á  otra  cosa  que  á  permane- 
cer en  su  esterilidad.  Nunquam  in  te  uascatur  fructus  in  sempiter- 
niiiii.  A!si  estos  infelices  de-tinados  al  fuego,  no  dan  otra  se»al  de 
su  condenación,  que  aquello  mismo  que  se  les  ha  merecido  ¿Qué 
podrán  ver  en  >u  alm;»  para  que  horrorizados  clamen  al  Señor  y  se 
conviertan?  ¿La  esterilidad  de  sus  conversiones  anteriores  (que  no 
les  hizo  temer)  podrá  hacerlos  recelar  viéndola  en   las  siguiente*? 

uoharán  1.-,  llamamientos  juzgando  que  los  obedecen,  oirán  las 
reprensiones  de  los  Ministros,  pensando  que  se  poseen  de  ellas, 
verán  delante  de  sí  abiertos  los  abismos  y  no  darán  crédito  á  sus 
ojos.  Ut  videntes,  non  videant,  et  audientes  non  intelíigant. 

Ma-  ¡Ay  de  estos  infelices  cuando  llegue  á  desaparecer  la  ilu- 
sión que  los  engaña!  No  permanecerán  siempre  sus  ojos  oscureci- 
do-, ni  acabarán  su  carrera  en  la  ignorancia  que  ellos  se  han  forma- 
do del  destino  de  SUS  almas,  i  .'recline.  Fieles,  aunque  cuando  los 
pecadores  se  empeñan  en  engañarse,  su  engaño  solo  dura  hasta  que 
está  cercano  el  juicio  de  Dios:  jama-  esperó  ningún  malvado  sin 
presentir  las  llamas  que  lo  esperan,  Yo  minea  podré  creer  que  de  tal 
modo  se  cierra  el  Cielo  para  los  endurecidos  que  n  >  mande  ciertos 
rayos  de  luz  sobre  su-  alma-;  pero  es  verdad  evidente  que  ellos  los 
convierten  en  su  daño,  lln  aqui  el  último  efecto  de  la  inconstan- 
cia estéril.  Cuando  acabado  el  tiempo  que  l<  edid  >,  llegaren 
á  recibir  los  últimos  llamamiento-  de  la  gracia,  cuando  una  luz  clara, 
aunque  débil  ilustrare  aquel  entendimiento,  entonces,  con  un  mortal 
pasmo  conocerán  su  situación  horrenda.  Xo  hay  duda  que  -i  qui- 
siera pudiera  con  e-ta  vista  volver  en  -i  y  llamar  al  que  jama-  des- 
echa los  clamores  penitentes;  mas  no  1"  liara,  l-.l  corazón  peres 
dice  el  Angélico  Maestro  está  mas  di  la  desesperación  que 
ningún  otro.  Poseidode  su  indolencia  debilitadas  sus  fuerzas  que  nun- 
ca puso  en  ejercicio,  cae  de  animo  y  -<•  aUate  desesperado  á  la  vista 
de  las  dificultades.  ,(,li  Di  |  por  ventura  evadir  este  funes- 
to fin  un  corazón  acostumbrado  á  recibir  llamamientos,  a  escuchar- 
los con  animo  fingido,  á  dejar  brotar  las  primeras  hoja-  de  las  vir- 
tudes para  hacerla-  perecer  por  falta  de  constancia?  ¿Adquirirá  nue- 
vo valora  la  vista  de  un  riesgo  que  apenas  ¿S 
esforzad* >  cuando  tiene  meno  •  • 
quien  tantas  derramó  estérilmente?  ¿Querrá  valerse  «le  i 
rea  con  que  tanta-  ve<                         si  y  pretendió  ei  g 

Alma-,  débiles  i  •■■  que  alguna-  escuchaia  mis 

.  abral  los  tro    -  No  dejéis  perecer  la  se- 


340  VIDA  Y  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  IC.»  BLANCO  Y  CRESPO 

milla  de  vida  que  el  Señor  ha  .sembrado  en  vuestros  corazones.  Tal 
vez  erripez  .ir  fomentada  por  su  gracia.  No  la  dejais  sacar, 

-tra  condenación.  Nb  es  el  ardor  de  b'  beata 
quien  seca  ¡a  semilla,  es  si  la  falta  de  raice.-.   l:t  hi  rúdkts  non  ha- 
boit.  Si  al  punto  que  la  gracia  os  ha  llamado,  y  lia  empezado  á  mo- 
veros  á  penitencia,  si  cuando  están  débiles,  y  i«cién  nacidos  mu 

-.  en   vez  de   conservarlos  COTÍ  la  retiro,    los  ex- 

ponéis imp  ente  al  aire  infecto  del  Mundo,  al  ard 

tentaciones,  podrán  crecer  y  llevar  fruto-  Perecen 

de  raices,  j  -  engañados  vendréis  á  perecer  p>r  la  venganza 

del  Cielo.  No  confiéis,  os  diré  con  San  Bernardo,  en  esas  aparente- 
virtudes  que  empezáis  á  ejercitar  y  dejáis  luego  extinguirse.  Mirad 
que  cubría  vuestra  desnudez  con  un  vil  é  inútil  vestido.  iQuatn 
qua-ris  operímentum!  Cubiertos  a  vu»  ¡aa  da  las 

iles  conversiones  que  emprende: 

liaros  neciamente  tanto  que  dura  la  vida.  Fotia  tiiim  sttitt 
quee  intueris.  Mas  cuando  la  luz  del  Cielo  venga  1  sacaros  de 

.  herida-  en;  toces  de  a  del 

Altísimo  desaparecerán  como  arrebatadas  de  un  viento  imi>etuoso. 
Orto  divique  solé  arescent  et  ventus  urcas  disperget  Utas. 

abominables  en  la  presencia  de  Dios  clamareis,  almas  ¡n- 
felices,  .1  I  que  os  cubran,  y  .i  1  cuiten 

l  seno.  /;;  pero  nuda  et  misera  rctttaneHs.  le  el 

Señor  o-  llama  de  nuevo  no  obstante  vuestras  ingratitudes,  oi<l  su 
voz  a  •!  en  vuesl  mes  la  Divina  semilla, 

mentadla  y  regadía  con  lagrimas  de  penitencia,  reservadla 
timidez  de  1"-  peligros  que  el  Mundo  le  prepara.  Este  cuidado 
el  <  'icio  d 

1'  intes  para  la    \ 
.  ls¡ 


§  7° 

SERMÓN  DE  LA   FIEsTX   DE   S.  FERNANDO 
JHS.    M.1   JPH. 

Invocavit  Altissimum  pot.entem  m  oppugnando  inúmcos  undi- 
qtu  ct  audivit  illum  magnus  ei  sanctits  Dais  :  :  :  L't  cognoscani 
gentes  potentiam  ejus  quia  contra  Deunt  pugnare  non  est  jadíe. 
Eccli.  Cap.  4'' 

Invocó  al  Todopoderoso  para  vencer  á  sus  enemigos  y  lo  escu- 
chó d  Dios  Santo  j  grande:  Tara  que  conozcan  los  Pueblos  su  po- 
der y  sepan  que  guerrear  contra  Dioses  imposible. 

Las  grandes  acciones  de  los  héroes  cuya  ilustre  vida  ha  conde- 
!  >a  la  humanidad,  y  cuya  memoria  se  ha  transmitid.'  por  larga 
serie  de  años  como  preciosa  herencia  en  que  si  todos  los 

homb  '"van  sobre  nuestro  corazón  tanto  imperio  como  tu- 

vieron sobre  la  admiración  de  nuestros  antepasad  •- 

Los  hombres,  malgrado  de  su  orgullo,  se  ven  arrastrados  de  una 
fuerza  irresistible  á  dar  un  testimonio  en  -u  pasmo  ó  en  su  agrade- 
cimiento á  la  superioridad  de  aquellas  almas  generosas  que  suelen 
aparecer  «le  tiempo  en  tiempo  ]>ara  excitarlos  de  SU  abatimiento  y 
para  hacerle  á  su  perdida  y  primitiva  grandeza. 

Esté  halagüeño  sentimiento  que  la  memoria  de  los  hombres  ilus- 
tre- excita  en  los  demás  homb  ■  iendo  las  ocultas  -emulas 
de  generosidad  y  elevación  que  la  mano  omnipotente  ocultara  en 
pechos,  los  llena  de  una  noble  emulación  y  Ie>  hace  tomar  parte  en 
rria  de  aquellos  á  quienes  tributan  su.  enardecidos  eloj 

Ma-  [Cuanto  en  la  narración  de 

chos  memorables  se  reuní 

nación  exaltada  á  la  vista  de  <  ¡<  *  se  presenta  las 

i 
eidal 


342  VIDA   Y  OBRAS 


■  huían  exponerse  á  l<  ¡de  dilatados 

viages   -  .    del  dulce  enajenamiento  que  causa  la  vi>ta  de  las 

antiguas  ruinas,  habitación  «>tr<>  ti<.-iiij» «  de  pu< 

el  <|uk-t<>  silencio  de  algún  valle  donde  tal  vez  se  di 
bren  los  restos  de  miles  combatientes  que  allí  dieron  un  espectáculo 
i  la  naturaleza  y  derramaron  su  sangre. 
Ilustre.-  soldados  que  me  escucháis.  •  ■  tnpa- 

s  ya  anticipado  en  mi  nur- 
No  habéis,  no.  venido  a  este  lug  escuchar  las  alabanzas  «le 

algún  héroe  des  una 

dilatada   sucesión    «le    añ'«s  exciten   una  tibia   admira  i  [uen 

tra  curiosidad,  no  de  otro  modo  que  las  exageradas  pi  - 

-cura  (tradición  suele  transmití]  i  blos. 

t  'aliara  y«  > :  y  este  respetable  i 

enaria  «le  un  tu  ki  uno  al  mon 

de  Se\  illa,  al   «  itria. 

al  europeo  más  enemigo  de  nuestra  gl  ■ 

Non  o  de  Remando  3 

el  ángulo  oscuro  <!«■  nuestra  España  donde  puedas  resonar  sin  que  (c 
conmuevan  los  pechos  de  los  que  te  escuchen,  cuál  la  culta  n 
donde  no  bastes  a  tu  elogio?  ¿Y  temeré  por  ventura  <  ■  .|uc 

empañen  tu  gloi 

Venid,  guenreros  valerosos,  los  que  trilmt.. 

Fernand  ■ .  le  la  guerra,  qw 

heis  mirar  con  eno  el  hierro  y  fuego  «leí  ei  enid, 

muros  de  la  Ciudad  en  que  habitáis,  mirad  los 
campos  que  la  rodean,  las  aguas  que  la  bañan.   \lh. 
el  campamento  de  Fernando,  m 

t«-s  enemigas  en  t.mt'»  que  sus  naves  vktor  iban  «leí 

ajestuoso  que  miraic  npos  fuero  1  l««s 

cadáveres  de  sus  ita  es  la  «puerta  por  doi 

fante.  \  olvereis  luego  1"-  ojos  hacia  ese  augusto  templo, 

cuchareis  o   el  ara  ante  la  cual  postrado  rindió  SUS  lámeles   al   l»i"s 
Natalias.   Tended  la   vista  en   <  • 

ni  elevadas  pirámides  <|tte   recuerden  al   Conquistador  qu< 
protege  ni  sus  1  deadas  de  trofeos  militares  ¡débiles 

■n  que  los  hombres  débiles  substituyen  á  su  fi  . 
andi  •  |ah  I  el  .  d  vencedor,  el  inm« 

spada  que  en  sus  manos  conquist 
de  la  Relig 

Falaz 


DE    DON   JOSÉ   M."    BLANCO   Y  CRESPO  343 

de  los  oradores  del  siglo,  ¿para  qué  necesito  tus  adornos?  ¿para  qué 
los  colores  con  que  pintar  al  vivo  Los  héroes  que  celebras?  ¿para  qué 
los  amenos  cuadros  en  que  animadas  ¡x.<r  tu  ilusión  ^us  cenizas  re- 
nuevas .i  la  vi-<ta  de  los  h  viibrc-  las  acciones  que  el  tierna»  sepultó 
en  sus  ruinas?  Tú,  ¡oh  Conquistador  glorioso!  desde  ese  sepulcro 
que  enriqueces,  hablas  más  poderosamente  á  la  muchedumbre  que 
te  rodea  que  en  otro  tiempo  los  descarnados  huesos  del  Patriarca 
■I  »sepl]  hablaron  al  corazón  del  Pueblo  Hebreo,  y  n  >  necesitas  de 
más  alabanzas  que  tu  presencia. 

Creedme  señores,  en  otro  lugar  debiera  temer  (pie  mis  palabras 
fuesen  indignas  de  mi  asunto:  en  éste  me  parecen  inútiles.   Y  aquí 
terminara  mi  elogio  si  pudiera  imaginar  que  pudiese  mi 
tener  algo  de  común  con  el  de  mi  elogiador  profano. 

Búsquese  e  del  sabio  Rey  Femando,  pronur* 

cien  otros  labios  las  alabanzas  del  guerrero  Fernando,  ensalcen  o 
voces  ai  ilustrado  Conquistador  Fernando.  Mas  en  este  lugar,  mis 
labios  y  mis  voces  solo  pueden  resonar  al   Santo,  al  bienaventurado 
Fernando. 

5,  que  aquí  rendís  obsequios 
á  vuestro  Patrón,  vosotros  llamáis  mi  atención  y  sois  deudores  á  mis 
instrucciones  sacerdotales. 

soldados  y  cristianos,  y  á  la  vista,  pues,  de  un  guerrero  santo 
■  1  camino  por  donde  adquirió  la  gloria  que  admiráis.  Su 
gloria  la  debió  á  su  religión.  Invocanñt  Altissimum  patentem  m  oppug- 
nando  immicos  undique.  1-a  vuestra,  a  que  aspiráis,  come 

erosos,  la  deberéis  a  su  imitación.  Quia  contra  Deutn  pugnare 
non  esi  facüe. 

Virgen  Santa,  ante  quien  tanta  i  ernando  al  Dios 

de  los  I-  !•  -iya  intercesión  debió  sus  triunfos  y  victorias: 

vi  tu  bondad  á  ninguno  desecha  de  los  que  te  invocan  rendidos,  ^*>- 

cerrar  tus  oidos  al  ruego  de  quien  t*  tan 

ente  consagrado  á  tu   servicio?  señora  mia,  la 

súplica  de  los  que  I  Ave  Mttria.  . 

PRIMl  R  \   PARTE 

Si  el  nombre  vano  de  gl<  randeckruerrt  >  hubiera  <le  re- 

I  el  mun- 

■  querría  ser  tan  débil  que   I 
cura-  de  la   niñi  pequeños    acontecimú 

que  preparan    la  lio,   y    aun    a 

la  »eli 


344 


VIDA  Y  OBRAS 


des  que  <    mb    ar.  epresenta  á  nuestra  vista  la 

historia  d<             yoresh  ■  .                     •  .  a  nuestra 

admi                         s  que  cale:-.!.. 

Im[K  de  la  bajada  ) 

mbre  fod  orgullo,  y  á  trueque  de  no 

i  alguna  que  sobrepuja 
su  debilidad  cuanto  se  le  aceña  y  en  reducir  á 

Mi  rail  en  1»  ca  de  esl 
á  quienes  tributo  la  antigüedad  honores  casi  divinos.  ¡Mi 

-  la  ruina  j 
la   victoria  á  la   espada  de  Alejandr 
delante  d< 

enem  pukó  en  el  oh  ¡<j  \l  . 

narquías?  ¿Quién  ele 

I .  .~  sabios  os  descubrirán 

fi 
ocultos  muelles  que  han  dado  movún  i  máquina 

acer  de  un  conjunto  de  pequen 
grandes  conquisl  una  menuda  oombii 

cias  '       ■  evés  de  1  '  fin 

funesto  de  sus  glorias.  ¿^  »ta  la 

grandeza  por  que  se  desviven  i  ih  que  ver- 

dad e^  que  tu  so  de  ti  la  gloria  de 

i 

i  ella  habita,  el 
mundo  y 

.!c  di  se  atribu)  e  < 

ina. 
¡Ah !  lo  diré:  Si  la  tierra  ha  d 
no  han  de  merecer  nuestra  indifi  le  la 

«le  llamar  une-'  .      irar  el  mundo  desde 

■ 

el  que  di  la  \  ida 
•  i   los  hombn  ••e  ella  y  la  daré   6    aquel 

i  (¡ni  placuit  iii  óculis  inris.  < Jerem., 

Ved  •  d«  I-   I:,,; 

Ved  delante  <lel  omi 


DE  DON  JOSÉ  M."  BLANCO  Y  CRESPO  345 

te  tierra.  Ved  pasar  á  los  ojos  de  su  profeta  las  Monarquías  de  Baby- 
lonia,  de  Media,  de  Pérsia.  de  Alejandro  y  de  sus 

No  nacen,  no,  para  saciar  su  orgullo;  no  para  dar  un  vano  espec- 
táculo  de  explendor  al  mundo:  Cada  cual  recibe  su  destino  y  lo  cum- 
ple, aunque  lo  ignora. 

En  unos  prepara  castigos  a  su  pueblo;  aquél  nace  para  su  resta- 
blectmieoto;  éstos  ¡'ara  ser  sus  protectores,  aquellos  para  conservar- 
lo aguerrido,  y  todos  pama  preparar  una  dominación  mas  extendida 
que  fuese  el  campo  en  que  plantara  su   Iglesia 

ed  ahora,  mortales,  cuál  es  el  origen  de  la  gloria  verdadera, 
cual  la  medida  del  mérito  en  los  héri 

Dios  es  el  solo  que  señala  sus  destinos;  I'ios  quien  da  sabiduría  á 
sus  consejos;  Dios  quien  forma  sus  brazos  para  la  guerra:  quien  en- 

sus  manos  á  manejar  la  espada,  quien  ensancha  los  térmi 
de  sus  dominios  y  quien  pone  limito  á  sus  victoria» 

En  ellos  sólo  se  lia  de  mirar  cómo  han  conspirado  a  estos  altísi- 
mos designios;  m  han  servido  ,i  la  gloria  del  Altísimo  siendo  el  apo- 
yo d,  ¡dos,  Ó  si  habiendo  servido  en  sus  manos  para  casti- 
gar los  hijos  extraviados  han  merecido  ser  arrojados  al   fui 
el  antiguo  azote  de  los  judíos. 

Sólo  por  esta  senda  pudiera  conduciros  a  ver,  no  á  los  ra\ 
una  luz  engañosa,  sino  á  los   de  la  religión  t,  el  noble  obje- 

to de  nuestros  elogios.  ¡Cuan  sin  temor  de  degradar  la  nobleza  de 
mi  asunto,  os  conduciré  para  admirar  a   Fernando  desde  la   Cuna! 

i   la  memoria  una  amable  niñez  ilusl 
con  la  naciente  vislumbre  de  la--  grandes  virtudes  y  adornada  con  la 
■  le  los  más  tiernos  deberes!  |Ah!  si  fuese  '¡.ido  á  los  hom- 
de  1  •  futuí  •.  si  pudieran  entrever  por  el 
■  velo  en  que  la  Providencia  oculta  -  an- 

gustiados y  valerosos  españoles  que  visteis  nacer  a  Ferna 
otros  hub  cuantas  lagri- 

mas •  su  cuna  viendo  en  ella   te  esperanza 

de  la  afligida  Patria.  An  ¡oel  yelmo  que  . 

s    bramando  de   furor,    arrastrar  a    vuestros  hijos  y    a   \  ue¡ 

amigos  a  un  despiadado  cuántas  vives  hubierais  fijado 

tros  labios  trémulos  en  la-  delicadas  manos  que  habían  de  i 

char  los  |  ¡i  .  cautividad.  Madres,  viudas  desolad 

el  llanto  amargo  en  que  I;  i  tpada  del  alárabe 

ñámente  sumergido,  >  alzareis  las  manos  á  los  cíelos  para  bendecir 

al  \  ■  '  In- 

fante la  espada  y  al  pui  I 

cierren  á  la  luz  del  día. 


3^6  VIDA    Y   u! 

;V  es  ice  para  D  .«iK>ria  «le  la  niñez  de  Fer- 

nando  que  fue  pi 

<s  de  nuestra  admiración  K>^  camtn 

i  üelo  I ndujo  ai  Trono  de  que  habia  nacido  lejan"?  ;  No  adiuira- 

remos  la  —  de  dulzura  con  (|ue  lo  previene  v  lo  prepara 

para  la  '-lira  á  que  lo  había 

siempre  gran 
a  p  den  isa    •  .  fin  á  <>tn>  fin. 

Hn  van<>  un  hijo  mayor  de    Ui  n,  padre  de  Fer- 

a  el  nacer.  En  vano  I  le   SU 

abuelo  materno  Alfoj  la  subida  dd  1 1 

El  Cielo,  que  a  pesar  de  mayores  obsl  •  la  primo- 

genitura,  guardaba  entran  .1  Fernando.  Ni 

-u  Providencia  en  haberle  «lado  por  madre  y  p  á  la  pru- 

virtuosa  Merengúela. 
jAh!  -i  l«>-  hombres  o  •  se  engañaran  siempre  con  el 
le  transmitir  á  la  posteridad  memorias  llena-  de  1>  ■ 
hubieran  conservado  I  Anales  de  la  virtud, 

lugar  tan  distinguido  ocu  señanza  de  Fernando  I  El 

más  sabio  Rey  de  1"-  mortales  pluma  en  perpetuar  la  que 

debió  á  su  madre.  ¿  N<  mlasinatru        •  .aun 

ite  me  quejaría  de 
cuai  d  irvan  Lndelel 

.  cuando  -  ui  en  las  virtudes,  en  las 

proezas  de  Femando.  Bien  puede  |«  ■  -  ar- 

tífice, nía-  vivirá  en  sus  obras  el  saber  que  la<  d 

Tien  luciente  1  ¡tarse. 

1  carrera  himñ 
Mas  perd  madme,  señorea,  -i  he  detenídi  n,  an- 

iciarse  en  la>  ma;  el  » conquista 

-  ■  preparamos  con  su 

adable  brill 
úbitamente  los  rayos  del  sol  ski  deslumbraj 

de  Femando  por  su  destii 
juventud  p  juió,  y  toda  su  vida  poi  la 

ria  que  dio  que  mereció  su  fidelidad  • 

la  en  la  ir» 

I  as  lágrimas  di 

¡d<  ■  las  1 


-    .   M.'    BLANCO  Y  CRESPO  347 

que  el  feroz  fanatismo  de  anos  bárbaros  opresores  había  derrama- 
do sin  medida,  clamaba  al  '  el  anea.  Mezclada  con  '.-Ha  la 
de  los  ilustre-,  mártires  que  habían  planteado  el  cristianismo  en  e-nas 
Regiones  amadas  del  cielo,  gemía  hollada  por  1<»  inmundos  pies  del 
mahometana  Y  si  aún  quedaban  reliquias  de  la  maldad  antigua  que 
había  atraído  azote  tan  cruel  sobre  la  mísera  España,  ¿cuándo  ha  es- 
perado el    Dios  benigno  de  nuestros  padres  á  que  no  hava  injv 

•  la  tierra  para  perdonar  á  las  Naciones?  La  España  había  llorado 
sus  maldades;  millares  de  justo-  levantaban  cada  día  sus  ojos  la- 
crimosos al  cielo,  y  Tú,  Señor,  que  estuviste  pronto  á  perdonar  una 
Ciudad  abominable  por  un  corto  número  de  inocentes,  no  podías  "ir 
sus  ruego-  afligidos  sin  hacer  l.aj.cr  sobre  la  tierra  tu  misericordia. 

Si,  España,  sí,  amada  Patria  mía,  levanta  tu  rostro  de  entre  el 
l*.l\..,  enjuga  tus  ojos  del  largo  llanto  que  los  ha  consumido:  Tu 
libertad  esta  cercana,  y  ya  empuña  la  espada  el  guerrero  á  quien 
■  I  i  ielo  lia  escogido  para  quebrantar  tus  cadenas.  Mas  no  fijes 
tu  vista  sobre  ninguno  de  los  I  ronos  «pie  en  ti  se  han  elevado  á  des- 
pecho de  tus  enemigos  y  con  grande  riesgo  tuyo.   El  Cielo,  que  vela 

e  tu  conservación,  vá  á  unir  los  más  poderosos  en  un  varón  es- 
cogido por  su  Providencia,  (pie  no  empleara  el  acero  ,  <■  de 
mis  h<            -    .ua  satisfacer  una  emulación  destructora  y  una  dis- 

i.i  más  funesta  que  la  espada  del  Sarraceno.  La  voluntad  de  Dios 
no  encuentra  resistencia. 

I  '.—  ande  al  Sepulcro,  oh  Alfonso  de  '"astilla,  no  ere-  tú  á  quien 
ha  escogido  el  Señor  para  libertar  el  Reino»  Nec  hunc  elegit  dómi- 
nos, i  Reg.,  i,  c.  16  I 

Y  tú.  tierno  sucesor  de  la  Corona,  débil  Enrique,  no  esperes  ver 
tus  manos  r<>l>i!  i  upada-  con  las  rienda-  del  Gobierno.  I'l 

golpe  que  lia  de  cortar  tu  carrera  baja  ya  sobre  ti.  El  Señor  no  te  ha 
escogido. — Etiatn  hunc  no»  elegit  dóntituu. 

Sube,  sube,  '>!i  joven  Fernando  a  ese  solio  que  te  ha  disptv 

lo.  Sube  y  no  temas  la-  asechanzas  que  te  disponen  unos  ambicio- 
asallos  que  aspiran  á  dominar  la  (.astilla:  No  desmayes  si  la 
mano  que  debiera  afirmar  tu  <  brona,  Be  empeña  en  arrancarla  d< 
sienes:  si  tu  mismo  padre  levanta  ejércitos  contra  ti:  -i  mucho-  de 
tu-  pueblos,  seducidos,  rehusan  declararte  por  su  Señor.  ¿Quién  re- 
sistió |amás  á  lo  del  '  !iek>?  Los  rebeldes  escucharan  su 
que  te  declara  \»>r  >n  Rej  y  vendrán  humildes  á  re  'laje. 

Surge:  Unge  cu///:  ipse  fSi  enitn.   ii.  Reg.,  c.    " 

Dios,  que  había  entregado  la  España  en  i   nando; 

.  que  i"-r  secreti  ü  Trono,  «."lo- 


J48  VI D.*    Y  OBRAS 


cado  ya  ^n  él,  i     escuda  contra  sus  ene:i  :>ieza  á  dirigir 

■.nía. 

1  Rey  de  León  conduce  sobre  Búngos,  se  ■ 
-tad  herida  dd   viento.  Las 
jubajadas  al  auero  Re] 
beran-i.   En  van"  tienden  lazos  sus  enemigos,  en  que  ell  • 
,   ■  ■ 

ios  del   I  ■  ■•'.  •:  en  bre- 

illaran  el  ca-tig. >  de  su  pertinacia 
despechados  los  <     ides  de  Lara 

vencedor.  Alfonso,  <|i>e  mira] 
de  Castilla  entre  !a<  manos  <le  su  hij  le  la  última  enferme- 

dad sella  su  odio  queriéndolo  desheredar, 

bres  disponer  di  tra  d  querer  dd  Dios  que  los  ha  «le- 

la- de  Fernand 
zan  las  d  |ue  unidas  ser  h 

herencia  de  nuestros  Reyes 

Hed  aquí  el  momento,  oh  pérfi  ■..  hed 

aquí  el  momento  de  vuestra  ruina.  ]  niria 

para  siempre  d  fuerte  <le  ísrad  y  que  fija  .miente  vui 

inmundos  l  amada.  ¡Ahí que  d  bi 

dujo  niento  de  su  pueblo,  d  mismo  brazo  rir  en 

-(H.M]a  <le  vuestras  ab  1  Temed,  temed  á  una  Nación  >iut' 

jamás  el  Cido  ha  abandonado;  temed  á  un  pueblo  oprimido  por 
ira-  tirama-  \  que  ha  reunido  sus  fu  ta  de  su  li- 

'  -i  pudféi 

de  Fernando,  dai 
zón  que  en  otro  tiempo  1"  Mhdianitas 

•  :-  man  -  I 

Hdit  riiini  Dótiríntu  in  numus  ejus  Madia*,  ct 
óttutia  castra  ejus,  (Jud.,  « 

Fernando,  •  ya  su  Reino,  no  pudo  dejar  de  vol 

Patria  escl 
que  habiendo  sid  •  los  print  ifrir  el  bár- 

■  furor  dd  Mahometai  speranza  bajod  .*lia- 
do  3  ■  ¡as  de  1"-  eauti- 

de  la  iii'H.  ida    Mu 

■  lo  ocupa  ■  ntan  á  su  memot 

la  redención  ante  los  manchados  por  un  culto  ' 

1a  que  el  J 

:  ••■  de   la   1  '  •-  >m    ■    i 


DE   DON'  JOSÉ  II.*   BLANCO   Y  CRESPO  J49 

un  nuevo  Reino,  sumergido  en  delicias,  duerma  tranquilo  sobre  el 
Trono.  I.a  voz  de  guerra  vuelve  á  resonar  |x.r  toda  (astilla,  y  a  esta 
voz  se  enardecen  de  nuevo  los  corazones.  Fernando  no  ha  mem 
jamás  forzar  soldados  para  formar  un  ejército;  emptlña  la  espada,  y 
al  punto  se  vé  rodeado  de  guerreros.  La  victoria  camina  delante  de 
él  rindiendo  á  sus  enemigos.  El  Rey  de  Valencia  se  apresura  a  ex|ui- 
var  el  golpe,  que  mal  escudara  sino  acogido  á  la  clemencia  del  Con- 
quistador. ¡Oh,  cuánto  más  gloriosos  son  los  triunfos  que  gana  el  va- 
lor temido  que  I06  que  erige  sobre  ni  ■  dáveres  después  que 
ha  esgrimido  la  espada!  Estos  suelen  llenar  al  enemigo  de  un  valor 
despechado  cuando  aquellos  hacen  que  se  deslice  el  acero  de  entre  sus 
•  El  '!<•  Baeza,  atemorizado  por  SU  fama  le  habia  ofrecido  tri- 
buto y  auxilio  para  las  conquistas.  I.a  guarnición  de  Quesada  había 
probad  i  que  el  Rey  de  Castilla  sabía  mezclar  el  rigor  con  la  ciernen - 

Víártos,   An. lujar.   Priego  y  otras   fortalezas  habian  en  cambio 

•!o  una  tenaz  resistencia.    El   Rey  de  Sevilla,  temiéndola  tem- 
1  que  aún  está  lejana,  había   firmado  una  tregua  que  lo  hacia 

•ario.  Fernando  tenia  abiertas  las  puertas  de  la  Andalucía  CUS 
fué  llamado  á  León  para  ceñir  - 

.1  >ri'  isa  carrera,  sembrada  de  laureles,  coronada  de  triunfos, 
se  presenta  delante  de  mi  vista!  |oh  quien  me  diera  ilustres  escua- 
drones de  Fernando  copiar  en  mis  palabras  el  esfuerzo  y  valor  con 
que  brillasteis  cuando  reunidos  bajo  las  banderas  vencedoras  de  \ 
tr>  Rey,  conteníais  apenas  el  ardor  q  aba!   \^U->  valerosos, 

>S    nombre-   vivirán  en  tanto  que  no  se  extinga  cu   los  ipooll 

amor  á  la  sólida  gloria  ¿qué  voces  podrán  bastar  a  vuestros  elo£ 

sufrid  de  nuevo  que  vuestro  brillo  se  pierda  entre  loa  resplan- 
dores de  Fernán 

;  \h'  ya  se  adelanta  al  fie  Hitad  vuestro  po- 

der,   viles    Opresores  de  la    España,    buscad  en  vuestro    despccli- 
fuerzaa  que  ha  debilitado  el  temor:   Vuelva  el  África  en  mal  hora  á 

inundar  nuestras  pía]  ímjos.  Noes  yaeldébd  Ro 

drigo  quien  os  espera.  El  númt  crviria  para  au- 

mentar el  valor  v  la  victoria  del  Monarca  de  (astilla.  ■  mo- 

do que  la  espesura  de  una  selva  aumenta  el  llegó  á  pren  ler 

-  tañías. 

Mi  débil,  mi  flaca  voz  podra  pintar  >us  vic- 

tofl ,  • 

Si  va  9e  me  comedí.  I  leticia  mas  que  humana,  NO  cm- 

1 1  narracióri  enxría 

la  ¡jl  ría  del  ¡ji  mde  Conquistador  de  mi  Patria,  si  me  aire- 


35o  VIDA    Y  OBRAS 

vier .i  ir  su  denuedo,  cuando  vuela  al  sitio  de  Córdoba,  al 

frente  de  -  I  -   too  sóida 

livirporla  vez  prime  '  des- 

cubierto en  balsaa  de  travados  leños  txpoett 

me;  "ial)a  el   puente  y  las  '>rilla>,  ya  cuando  inundada  en 

sangre  se  ande  la  Ciudad  á  su      •  lleva   el   terror 

Jaén  y  (¡ranada.  V  no  se  me  quejarían  tus  ilus- 

tre Sevilla!  si  mis  palabras  desdijesen  de  la  viveza  con  qiu 
badas  en  hazañas  de  Fernando.  ¡Xn  hay 

un  i  en  que  no  a  '  pue* 

blo  Sevillano!  Si  el  ciudadano  „'oza  la  amable  paz  que  ofrece  d 
de  una  numerosa  familia,  dá  gracias  al  valor  de  Fernanda  Si  el  la- 
brador  tranquilo  en  medio-de  -u  heredad,  mira  mieses  que 

no  vendía  a  talar  una  man.,  enemiga,  fuente  es  de  -u  ]>lacer  el  valor 

>\v  Fernán  !  •  Si  unido  en  l"s  templos  d  pueblo  tiel  di  ación 

al  I  >ioí  de  las  misericordias,  mezclados  con  ella  suben  mil  suspiros  de 

idecimiento  k  Fernand  igrados  muí 

victí  triunfos  á  la  juventud,  y  la  niñez 

JYn.  ..i  donde  pretendía  arrebataruu 
¿Es  ampo  de  batalla  d  único  teatro  donde 

gloria  del  héroe  cristiano  que  edebro,  para  que  >••  me  queje  de  no 
poder  ocupar  vuestra  atención  con  la  menuda  reseña  de  sus  campa 

,<>h  cuan)  a  á  su  dulce  memoria 

con  la  de  aquell  •  la  humanidad  que  ha  .lee! 

nombre  de  conquistador  I  Héroe  piadoso  nu- 

los hacinados  cad.iv<  ubríendo  el  cam 

tu  victoria,  sin  protestar  al  (."icio  que  no  n  oda  la  ambi 

de  extender  tus  domli  ría  dd  nombre  di 

asie  con  i  -   la  muerte  de  tus  soldados?   La 

espada  dd  Sarraceno  te  hería  en  cada  una  de  '..-. 

motaban  á  la  libertad  de  la  Patria.  Ministi  ib  dd  Al 

tisin  ■    han 

provocado  su  ira:  |kt"  vuelves  tu  ''pe. 

is,  los  trofeos  d<  eter- 

■  d  la  memoria  de  1  «  •  su  nom- 

bre en  los  fasl  ■   de 

ha  eh-. .»■ I  •  i  j,  y  la  humanidad  lo 

tre  st).,  bienhechores?  \  olved  los  ojos  |*>r  un  momenl  ¡rre- 

traordinai  idlo  en  aquellos 

ncimienti  • 


DE   DON'  JOSÉ   M.*    BLANCO  Y   CRESPO  35 1 

liosos  con  la  admiración  del  pueblo  que  los  circunda,  ensanchan  su 
pecho  para  gozar  el  fruto  de  sus  afanes  y  el  apetecido  premio  di 
peligros.  Miradle  cercano  á  los  muros  de  Sevilla:  hacia  ella  dirige  stt 
triunfo.  Un  numeroso  séquito  forma  «.-I  cortejo  del  vencedor.  Lucidos 
escuadrones  de  los  Capitanes  más  esforzados,  de  los  maestres  de  las 
Ordenes  militares,  de  infanzones  y  ricos  hombres  de  Castilla  y   I 

edén  el  Carro  triunfal.  ¡Ah  !  no  busquéis  en  él  á  Fernando.  El  sabe 
á  quien  son  debidos  sus  triunfos.  Tú,  oh  Virgen  Soberana,  tú  entraste 
vencedora  en  la  Ciudad  que  debió  á  tus  ruegos  ser  la  Corona  de  las 
victorias  de  Fernando.  El  Conquistador  sólo  se  halla  digno  de  ocupar 
tu  lado,  la  espada  desnuda  sirviéndote  de  guardia.  Venid  guern 
venid  conquistadores,  admiraréis  un  triunfo  á  cuya  gloria  jamás  pu- 
disteis aspirar.  Veflcer  sin  injuria,  rendir  sin  crueldad,  conquistar 
agravio,  triunfar  sin  humillar  á  los  demás  hombres,  sólo  puede  ha- 
cerlo un  héroe  religioso.  Renováranse  en  buen  hora  las  costumbres 
déla  Ciudad  que  dio  norma  á  los  triunfos  militares:  fuese  1  fe  i  t  <  >  a  la 
multitud  que  concurre  á  la  solemne  entrada  publicar  los  defectos  del 
triunfador.  Vasallos  mal  digo,  hijos  amad'-  de  Fernando  ¿habría 
entre  vosotros  quien  pudiera  echarle  en  cara  algún  agravio,  alguna  in- 
justicia, algún  defecto?  Las  lágrimas  de  ternura  que  se  deslizan  «le 
su-  ojos  son  el  testimonio  la  bondad  dé  su  Rey. 

yo  desafío  á  1"-  mismos  vencidos,  á  que  en  medio  de  la  amargura  con- 
cille abandonan  los  fértiles  campos  que  usurparon  por  tantos  añ  • 
cien  su  enojo  en  la  fatua  de  su  poderoso  enemig  ».  ¿Podrán  acaso  cul- 
par su  ambición,  podrán  llamarlo  perturbador  de  su-  hogares,  opre- 

le  -u  pueblo?  Traidores!  Fernatado  jamas  os  hizo  injuria:  infeli- 
rtros  -i  él  supiera  pagar  agravio  ¡o,  crueldad  con 

crueldad.  Fernando  puede  fijar  en  sus  pe 

puesta  de  un  defensor  ilustre  del  pueblo  de  Dios.  Ñeque  alienam  tc- 
rram  sumpsimus,  ñeque  aliena  detinemus:  sed  hereditaiem  patriom 
nostrorum  qua?,  injuste  ob  mimicis  nostris  :       :  posseso  est  (1  Mach., 

Mi  espada  no  se  ha  i  ¡eni i   \  eng 

con  ella  las  injuria-  de  Dios  j  de  mi  puebl  Fernando, 

delante  de  ti  se  postrarán  1"-  conquistadores  de  la  tierra.  Tu  reí 
embellece  tus  triunfos.  Ella  les  comunica  su  grandeza,  ella  te  d 
fuerzo  para  vencer  á  tu-  enemigos;  mas  el  amable  resplandor  que  te 
comunica  rendirá  á  tu  memorial"  esta 

sólida  grandeza  sólo  puede  aspirar  un  cristiano.  Tú  serás  ■'■■  I 
ción  que  libertaste,  triunfaras  en  sus  triunfos  y  se  ha  de  conservar  el 
nombre  que  le  adquii  fijar  sus  p 

jada  aprender  de  Fernando  el  urú- 

■0  de  la  -loria  y  el  honor  ;>  >r  q'  I 


35*  VII 'A   V  OBRAS 


M)A    PARTE 


lea  „"■••- 

1  vez  dirían.  ¿Se  >|ue 

aliar  en  la  religión  que 
5,  la  fuente  del  .  e:i- 

> figurar  su  doctrina  ipara  atraer  con  ui 
plandor  de  grandeza  1  es  que  rehuyeran  las  idea-  «le  al 

timiento  <|ne  tu  religión  inspira?  Sus  héroes  huyen  la  vista  de  los  I 

ue  los  unen  á  la  Sociedad,  envidian  su  ha- 
bitación á  las  fiera-,  extenúan  sus  cuerpos  con  p 

una  humillación  servil  ¿S< 
ie  empuñarán  la  espada  para  desbaratar  las  filas  i 
que  escucha 

¿No  mirarán  como  un  crimen  esta  ambici 
le  1 
La  impiedad  camina  s  i  mala  fe  ■ 

le  hallar";  te  la  sublime  relig 

del  i  !ruci1  -  sentimiem 

del  I  laced<  rr  Supren  ibres  ?  ¿D 

que  todo  en  ella  atimiento?  ¿Dónde  que  ella  rompa  los 

«S  de  la  naturaleza,  y  libre  de  1 
Semejante  al   gl 

penetrar  h  i  úritu,  ni  d<        ■  umilde  la 

sabiduría  de  Dios.  Oídlo,  mundanos:  l-i 
á  la  verdadera  grandeza,  n 

tan  alta  y  resplandeciente  que  atrai  -  que 

idos  por  las 
-  los  hombres  convienen  en  que  hay  una  gl  • 
sa  que  el  •  *ro  d  noml 

que  la  han  querido  distinguir  no  ha  bastado  para  este  intento  I 
cual  1"  extiende  ó  l>  limita  conforme 
oes.  Mas  n  •  podrán  negar  ■>  pesar  de  todos  ello»,  que  la  na 
I  juez  infalible  en  estas  dudas,  y  que  jamas  podrá  inclñ 
vor  de  quien  vulnere  sus  derechos.  Héroes  de  la  Filosofía  mun 

ante  el  siempre  justo  tribunal  de 
¡Cuanto  te  ¡erais  á  la  faz  del  mundo 

inde,  no,  quien  i 
• 
cret  ■  rande  quiei  e  la 


DE  DON-  JOSÉ  M.*  BLANCO  V  CRESPO  353 


grandequi»  ^ntea  por  el  contrario, 

¿gujen  más  pequeño  que  un  hipóerita  del  heroísmo?  ¿Quáen  más 

preciable  que  un  adulador  de  la  multitud  infatuada?  ¿.Quien  mas  vil 
que  el  que  temería  en  muchas  momentos  la  vista  del  más  despreciable 
de  lo-  ciudadano-"-  Ahora  bien,  presentadme,  filósofos)  vuestros  he- 
Yo  quiero  ponerlas  al  lado  dé  1"-  que  ha  formado  la  Religión! 
Al  lado,  no  ya  de  los  <|ue  de-de  el  solio  lia  trasladado  a  I*»  Altares; 
no  de  lo-  que  ha  formado  en  medio  'le  la-  victorias,  sino  de  esos  aba- 

-  que  miráis  con  una  compasión  orgulloso,  de  es>>s  que  de 
ciando  la-  riquezas  son  su  "una:  que  siendo  ]>ohres  y 

tlidos  BOfl  el  asilo  de  la  humanidad  - -primicia :  que  siendo  enemi- 
lc  -i  mismos  son  ángeles  de  paz  en  medio  del  mundo;  que  ii"  ha- 
biendo concentrado  su  amor  en  un  solo  objeto,  difunden  su  l>enevo- 
lenc:  -  hombrea  I'.-  §éd  entre  vue 

de  virtud  quien  pueda  sufrir  la  comparación  a  qt  ¡do.  Kmpe- 

ro  cuidad  no  presentéis  quien  acusada  «le  sus  opiniones  religiosas  no 
tenga  constancia  para  combatir  ame  el  tribunal  :  -  que  abo- 

mina. Quien  -e  arroje  sobre  su  espada  oprimido  pos  una  desgracia  <|ue 
íabe  sufrir   ■  ibiendo contra  la-  n  una 

ambición  desmedida,  yuion  profesando  una  virtud  austera  y  d< 
ñosa  busq  i  la  admiración  y  el  aplauso  de  un  pueblo  que  atrae 

con  artificios.  ¡Ah.   vuestros  Sócrate 

y  Apolonios  desaparecen.  V  á  la  vista  de  un  solo  cristiano  que  dá  su 
vida  por  no  hacer  traición  á  la  verdad  reveJ  »r  tierra  bodo  el 

mundano.   Morir  si-:  i  ni  abati- 

miento :  he  aquí  lo  que  ign 

¿Y  abatirá  los  .mimo-  la  Religión  que  !■■  enseña?  ¿La  Religión  que 

j  La  fé,  que  según  uno 
del  martirio:   Fidem 
Martyrü  dtbiiricem.  (Tertul.  > 

• 
iktI.i  i  temer  \- ■■'.  del  mundo 

intad  c-  la 
a  de  la  virtud.  Tímete  etttn  qm  |  rpus  rt  witnam 

perdí 

i  hai  a  1-  -  hijos  de   Vd 

i  humanidad  a  mu  alteza  a  que  UJ  los 

|     '       ■■ 
mó  al  hombret  tu  sola  pu<  i 

y  sin  el  cual  la  misma  na- 
tundea  debiera  teme  quien  sino  la  mane. 

■ 


3^4  VIDA  Y  OBRAS 

vilecido  ó  pugna  por  sacudir  ti  -  el  Univers 

• 
Mas  ved  ya  al  temor  siend  licidad.  vedlo  libre  del  aba- 

tiiiin  íspirando  sentimientos  generosos.  Cristiano  digno  de 

este  non    re,  ninguna  cosa  temes  sobre  la 
Mas  libre  di  eres 

kbusar  de  tu  libertad.  Ese  irunei 
qui<  .  quien  re- 

aui  ■  la  tierra:  en  todos  1  lev  te  ira 

en  t ■•«!  >•   .  .ra  la  Naturaleza  te  lij  a  de 

ndate  de  i 
tenor  des  ibediencia  Guárdate  del  mi: 

que  admitas  contra  de   temer 

cuando  ellas  exijan  el 

Nobl<  n  s  de  la  Nación  izada  ya  la  imagen  del 

la  Religión  inspira?  Más  bien  diré:  . 
el  origen  de  la  heroicidad  en  su  héroe  Fenuu 

Sí,  Rey  Santo,  -  •         - 

que  buscaba  oti  ir  mi 

ase  mostrar  que  la  atención  de  mi- 
inquieta  po  :rarte.  La  Reli- 

gión ha  presentado  mis  haces  resplandecientes;  ¡>cr. ■  bri- 

llado á  nu(  do  1">  ban  din,  vivo 

piar  en  quien  se  ven 
i 
un  joven  Rej  de  enmedk)  de  los  nal  i 
te.  de  entre  el  esplendor  del  Tr  a  un 

ntra  cuyo  poder  tai  i  había  estrellado  la  i 

Afinnado  ya  el  Cetl 
;/\\u<  iperar  que  abandonase  la  tranquilidad,  que  le  brindaba 

con  placen  la  Campaña,  donde  '■ 

i  do  el  horror  de  la  guerra ¡ 

la  i    ■  >na     Mas  •<■  las  fuerzas  de  Castilla  ■ 

nuevamente  en  su  mano  eran  una  barrera   impt  tadia 

del  e  ■  5erá  la  aml  i  d  le 

hace  empuñar  la  espada?  No:  Fi 

la  verdad 

en  mi  pecho,  Pero  la  \  ■■  ■  !<■  la  R  mena  en  >u»  oídos  y  no  lo 

deja  ■     |ue  1  >i"v  ha 

manos  el  poder  ele  la  para  que  solo  sirva  ;•  tu  grasd 

cautiva  en  las  e  esl  tu, 


DE    DON  JOSÉ   M.*   BLANCO  Y  CRESPO  355 

soñoliento  entre  los  placeres,  pasarás  tus  días  en  el  ocio  y  la  abun- 
dancia. Al/a  del  8Ól¿o  á  que  has  subido  para  serla  salud  de  tu  pue- 
blo: El  I  >i'  >-.  de  tus  padres  te  ha  c  >1  cado  en  él  lxii  sólo  e-te  de 
(juis  novit  útruin  idciri  o  mi  regmun  veneris  ut  vi  tali  tempere  pa- 
rarett  -  c.  4).  Acá  Fernando  yace- 

ría sepultado  en  el  olvido  si  la  I  anta  no  hubiera  guiad 

mano  á  empuñar  la  espada,  -i  ella  no  lo  hubiera  llenado  de  un  esfuer- 

tan  arriesgada-  y  de  resistirlas. 
Si  el  Rey  de  ( ¡astilla  y  León  no  se  distingue  en  la  campaña  sino 
-' t  el  primer^  en  1"-  peligros,  si  tolera  las  fatigas  de  la  guerra, 
si  ,-ufre  la  inclemencia  de  las  estaciones  como  el  inferior  de  sus  sol- 
dados, la  Religión  es  quien  le  enseña  que  todos  son  -us  hermanos,  y 
que  debe  endulzar  sus  trabajos  con  SU  presencia  y  su  ejemplo.  Tu  pue- 
blo. 1  en  medio  de  lo-  riesgos  y  expuesto  á  1"-  tiros  del  ene- 
migo. ;y  tú  g  .zar.-.-  del  des  :anso?  Israel  ét  Juda  habitant  in  papilióni- 
bus  :  :  :  Ei  ego  ingrediar  domum  meom.  (L.  Reg.,  c.  13).  Si  no  hay 
empresa  que  le  parezca  arrojada,  -i  á  la  trente  de  un  puñado  de  gue- 
rrero- acomete  á  una  Ciudad  p  permanece  tenaz  contra  la 
obstinada  defensa  de  la  metróp  >li  de  Andalucía,  si  insiste  en  rendirla 

■  idiendo  verificar  un  riguroso  cerco,  la  Religión  es  su  fuerza  y  el 

■  ¡pió  de  su  valor,  porque  ella  le  manifiesta  que  el  Señor  cuya 
cau-a  defiende  no  ha  menester  multitud  de  soldados.  Non  <-.<•/  Do- 
mino diffkile  salvare  vel  in  multisvel  in  paucis.  (L.  Reg.,  14  n.)  De 
este  modo  causa  la  Religión  toda  la  gloria  que  adquirió  el  valórele  Fer- 

•  y  lo  distingue  entre  l  héroes  de  la  ambición  y  la  ¡njus- 

iustituíral  verdadero  algún  tiem- 

ú   fin  desdicen  del  heroísmo  cuyo  aspecto  toman,  v  son  el 

oprobio  del  que  ensalzar  m    Ellas  -  >n  la-  que  llenan  el  corazón  de  los 

conquistadores  de  un  fun        1  lad  ni  la  justicia. 

Klla-  exaltan  la  \an.i  ambición  de  gloria  que  inunda  de  sangre  toda 

la  tierra.  Ellas  en  l"s  pechos  guerreros  el  tósigo  que  los 

insensibles  al  gemido  de  las  victimas  que  -aerifican  á  su  capri- 

comunjea  un  valor  mezclad-,  de  defe 

va  la  memoria  del  valeroso  que  arrojó  de  su  corazón  la 

duke  sensibilidad,  la  amable  ternura,  la  humanidad  compasiva  Ta- 

mados  fuera  del  seno  del  Crístianisn 
zadoa  peno  indóciles,   atrevidos  pero   inflexibles,  valientes  pero  fe- 
:-'-o.  In-r  •  i      ■  guerreras 

sólo  se  verá  la  espada  que  destil 

triir  .huí.  con  la  mansedumbre  y  la 

juiti  l<-ada  de  I  I  •   bo- 


VIDA 


m  ct  nuwsuctudincm  ti  justitiam  deducct  l.-  mirabilit, 

Uní. 

I  poder  <le  ia  Reí  |  cris- 

tianismo ■  •  hubiera  t< 

para  ■■■■■  'l»e  su  mflvijo  puede  formar  un  licr  (  de- 

bilita; .  -.:itrs. 

permitid, 

c  lir  auxilia  á  la  Hisl 
■ 
que  I  k  mi  auditorio:  ii"  m 

licito  defraudar   de  i 

jos.  Y  ¡oh!  si  pudiera  mi  débil  ■ 

e  tributaria  á  \  ■•■  que 

• 
1  *  sentimientos  <k-    la  nación 

Jiria,    si    p  •  i  i  r    la^    . 

ha  menesti 

le  l.i  Hisfo 
tal  vez  suelen  j  a  •!>.  ¡dados 

1>!<.~ 

ción 

mirai  ¡  «citaron  !■  aun 

nciudadanos.  Eli 

■    los  de  1 
admii 

fuer  ando  la   !'• 

de  olla  ¡i' 
■ 
Alli   i 

ts  alguna  centella  >lel  fui  g 

halla 

■ 
un  momento  mi  ■•■  ligT  >  y  el  uso 

••i  ilc  nuesl  i  que  v«i\ 


DE   DON  JOS1Í   M."   BLANCO  Y   CRESPO  33; 

había  ceñid  éles.  Mas  ;ah!  no  hubiera  ■ 

á  pesaa*  del  valor  de  rtuestn  haberla  forzado  á  la  duda 

jas  espadas  de  tas  <  aradi ñeros.  ríoí*  el    res-,  que  finge 

mi  imagina  ,,.  e-cuchad 

se  enardecía  ini  corazón  con  el  amor  de  la  Haría!  Yo  he  escuchado, 

Idados  valen  sos,  de  a  1"-  pri- 

meros bopores  militare-  las  más  menuda-  circunstancias  que  contri- 
buyeron á  vuestra  '-'1  ■'■''^-  cuand  i  baju  la  e  mducta  del  .alefdsn  aun- 
que deagraciado  i  onde  de  Gages  des'ti  izó  la  Brigada  á  toda  la  Ca- 
ballería «leí  Rey  de  Cárdena  habiendo  vadeado  antes  el  Tártaro  a  su 
viste.  ¿-Quién  hasta  vosotros  puede  vanagloriarse  de  una  casualidad!? 
No  os  desdeñéis  de  escucharla.  Constaba  á  todo  el  ejército 
en  el  dia  por  experiencia-  repetida-,  que  la  Caballería  enemiga  río 
aguardaba  vuestro  acometimiento,  Blla  06  hubiera  privado  ae  la  vic- 
toria con  su  tuga  á  do  habí  i        que 

ante-  habíais  cornado,  engañara  •  para  que  espcraáfa 

su  derrota.  Su-  didós  y  un  General  íero 

-  ile  -ti  engaño. 
Pero  yo  fuera  interminable  si  quisiera  recorrer   solamente  vues- 
tra- hazañas.  En  que  aott  i  no  han  tenido  parte  los  Cara- 
bineros?  ¥a  nuestras  anua-  hayan  conseguido  los  triunfos  que  me- 

'•1  valor  de  nuestros  soldadas,  ya  hayan  tolerad  •  1  •-  reveses  que 
el  Cielo  á  veces  permite  por  sus  incomprensible-  secretos,  vosotros 
Habéis  sido  el  azote  de  los  contrarios  vencidos  6  el  recelo  de  los  vic- 

uar  de  ello  la-  recientes  guerras  con  la  Francia. 
Mas  perdóneme  vuestra  gloria.  La  voz  de  la  Nación  ante  cuyos  ojos 
habéis  peleado,  la  ingenua  pas  francesas,  os  dan 

más  lustre  que  pudiei  ds  esfuerzos.  T  >d  ■  lo  digo  aseguran- 

do que  para  formar  la  historia  de  erp     sería  preciso  no 

olvidar  aun  al  menor  de  SUS  sold 

No  os  agravio,  •  derosos  de  la  España;  no  os  agra- 
\i     ni  quiero  deprimir  vue  ida  bizarría  con  los  elogi  «  que 

■  -te  esclarecid"  cu 

m  de  la  Religión,  en  cuya  observancia 
le;  y  aunque  todos  pudierais  darme  il  del  influjo 

de  esta  Religión  Santa  es  '  apar- 

tar mi  vista  de  Fernando.   Yo,  Ministro  del  !  no  publico 

vuestras  alabanza-:  publi  and".   El  i 

lio  de  luz  celestial  en  que  habita,  no  se  d< 

cuya  liberl  tan- 


358  VIDA  V  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M."  BLANCO  Y  CRESPO 

la  diadema  que  lo  ciñe  brilla  con  nuevos  n  5.  Postrado  en- 

tonces ante  el  Trono  del  Altísimo,  dirige  incesantemente  sus  ruegos 
por  la  felicidad  de  la  Nación  <jue  tanto  ama  ••  alcanzarán  sus 

rueg  Vh!  ved  descender  desde  d  cáelo  todos  los  bi 

de  que  goza  y  ha  gozado  la  España.  Bor  i  a  <■  mira  aún 

petada  de  sus  enemigos :  pi>r  Fernando  no  ha  decaído  el  valor  en  sus 
tropas:  por  Fernando,  y  bajo  su  especia]  protección  sois  los  herede- 
ros de  la  gravedad  y   i»-ble   fiereza  que  siempre   ha   distingue 
nuestros     soldados:     por    él    n*j    ha    penetrado    insta  -    el 

vetíeno    de     la     irreligión    cuy 

¿Y   quién,   dulce    y   apetecida    Paz.    te    ha    hecho    bajar    desde 
las  mansiones  Celestiales  sino  la  intercesión  de  tu  amante    Fernan- 
dos Santo,  ante  cuyo  Trono  han  sub  le  la  Fu- 

l  anegada  en  sangre,  ;es  verdad  que  ya  te  has  apiadado:  es  ver- 
dad que  ya  luis  ai  r  tjado  de  tus  mar  •  i  borrados 
los  delitos  de  la  España  <|ue  la  han  hecho  participar 
liz  de  tu  indignación  preparad  •- 

funestar  con   dudas   tenebí  -piran  nuestros  eora- 

lones!  La  intercesión  de  Femando  nos  debe  ha 
biem  apuña  so  Cetro 

un  hijo  suyo,  hereden)  de  BU  Religión  y  virtudes,  que  ama  la  pa 

de  sus  vasallos.  Lleva  tu  nombre,  nombre  liz,  el  que 

es  í.i  dulce  ¡speranza  de  que  e-;  dichas.  El 

•.  á  megos  de  Fernando,  esl        •  ira  cotmarao;  de  feli 

des   .  •   -  -i  lo  \  uelvcn  .1  cerr  u 


§  8° 

CARTA    \l.  EDITOB   DE  i  n>  "VARIEDADES".    1805 

Vencedor  en  público  certamen  abierto  por  la  Academia  de  Letras 
Humana-,  rtregó  á  los  azares  de  la  publicidad  y  a  los  i 

de  la  critica  su  bellísimo  poema  La  Inocencia  pedido,  en  que  canta 
el  fondo  admirable  de  la  naturaleza  re- 
cien creada. 

Del  aplauso  con  que  el  poema  fué  recibid,,  baste  recordar  que 
en  España  >e  agotaron  rápidamente  los  ejemplares,  aprovechándose 
astutos  comerciantes  del  ansia  general  para  lanzar  al  público  furti\a> 
y  no  esmeradas  ediciones.  Varios  literatos  de  Madrid  redactaban  las 
Variedades  de  Ciencias,  Literatura  y  Arte,  <l":i>lr  oficiaba  de  críti- 
co don  Manuel  Joeé  Quintana,  literato  á  la  antigua,  aunque  político 
a  la  moderna. 

En  el  desempeño  de  su  cargo,  Quintana  escribió  para  las  Varié- 
[  1805,  iñ.,  _•.  .  tomo  I )  una  critica  del  poema  de  Reinoso,  ensal- 
zando méritos,  que  no  podían  escapar  a  su  penetración,  si  bien  cen- 
suraba   el    empleo   de  seis  palabras,   engolfándose  en    disquisiciones 
acerca   del    empleo  del  :i  rtparando  la  ejecución    del 

poeta  sevillano  Mihon.  Preso  aun  en  las  redes  del  seudo- 

clastcismo,  arrullador  de  BU  cima  literaria,  Quintana  tomaba  al   pie 
de  la   letra  los  cuatro  ■      '    cix   acerca  de  la  máquina 

épica  y  rechazaba  el  man  •■  ;d  eual  prefería  la^  risue- 

ñas imágenes  de  la  fábula 

La  escuela  Sevillana,  d  divino  Herrera  venia  aprove- 

chando amba-   formas  de  figurar  la  intervención  providencial,  no 
I  callar  al  brusco  ataque   en   cuestión   de   principios    l-a  gloria 
del  combate  y  del  triunfo  tocó  a  Blan 

La  carta  diri|  a  la  revista  madrileña, 

lente 

ran  !  :  '  lioso 


36o 


\    OBRAS 


exordio,  ha 

tía  al  contestar  á  lac  i  :in- 

•nvienen  en  el  mérito  del  poema,  y 
en  la^  alab  -dice — .  el 

nía.  sino  el  de  la  poesía,  el  que  me  mueve  a  idos 

tuyen  una 
•a.   El  crítico   francés  dena  el  abus 

aerta  acritt  i 
de  su  tiempo  habian.  por 
i    ■ 
quina  ma. 

Todo  es  bell  •  ■  de  poesia.  cua- 

interp  ia  y 

.  ¡     ■ 
I  arte  superior  de  Homero  y  < ! c 
lera  ridicula 
ridicula  la   tabula.   De  la  hermosura  del  •  ente 

;  buen  ejemplo  el  poema  ti 
No  se  p 

■ 

la  vida,  el  hombre  n 

•    de  primer  orden. 

la  como  i  debe  el  aui  ■•■ .!  irruí 

■ 
de  la  i 

■  a  la  Historia 

■  ' 

trina,  v  indica  a  Miltou 
• 

na- 
de ta 

menso  caudal   que  i  la     • 
.ana. 

:  ■:  autor  di 


DE   DON  JOSÉ   lí."  KESPO  36 1 

se  veía  obligado  a  presentar  el  episodio  con  originalidad,  y  lo  con- 
siguió sin  mero  >scalx  >  de  la  verosimilitud. 

Descendiendo  hasta  los  últimos  pormenores,  defiende  el  em] 
las  palabras  censurada-,  por  derfe  mala  aplicación  y  realza 

[uisha  corrección  del  lenguaje  empleado  por  Reinoso. 
Blanco  desempeñó   a  las   mil  maravillas   su  o -metido,  logrando 
triunfar  en  su  simpática  empresa  de  a   un  tiempo  en 

■■.lio  de  la  amistad  y  en  beneficio  de  la  buena  doctrina  literaria. 
La  solidez  de  la  argumentación,  la  sensatez  que  rebosa  todo  el 
trabajo,  el  excelente  criterio  literario,  el  gusto,  el  decoroso  estilo  de 
la  impugnación,  conquistaron  el  lauro  para  él  y  para  la  esc. 

Quintana  debió  de  comprender  la  razón,  y  no  replicó  nada.  El 

io  del  aul  «■  del  Pelayo  no  puede  atribuirse  a  cólera  ni  a  desdén, 

pues  con  posterioridad  a  ka  controversia,  fftanríe  t  idas  oca- 

m  que  guardaba  a  Illanco  y  la  ingenua  amistad 

que  le  profesaba. 

•  cordtalmente  efi  Madrid,  y  rnás  tarde,  cuando  el  Go- 

Sevífla,  Quintana  encargó  a   Blanco  la 

del  Semanario  Patriótico,  dándole  in<  muestras 

irnis- 
■ 


§  9.o 

■:i.   EL   MODO   DE  KH  MK   LA 

r  central  c  iendo 

nás 
l"ni- 
versidad  de  Sevilla  designó  una 

i  Jurisprudencia  y  abogado  de  alia  reputación,  y  '•'  |uien 

compañero  el  desempeño  de  la  ardua  1  ti 
No  i  tción  de  Blanco,  ya  indicada  en  el  co- 

alla, para  salir  huid 
El  trabajo  de  la  Universidad  de  Sevilla  supeí  i  i  los  ¡enta- 

Blanco  lo  reprodujo  en  F.l  Español. 

idas  la-<  ideas  del  ponente  demo- 

crático inspirador  del  dictamen,  mas 

si,  i  ni  radical  ruptura  con  el  pa 

-  del  oriteri  ■ 
Estamentos,  por  sor  imperfecta  representación  di 
cíales  i  la  fíobtei  •  de  una  mera  • 

ñor  de  l<  ■  leí  Semana  una 

sola  Cámara,  punto  en  que  -u  juventud  se  di 
frano 

i   formular  su  voluntad.  La  reui 
precisa,  indispensable,  y  no  se  puede  aplazar. 

m  de  reunirse  l.i-  Llquier  manera. 

ta  Bl¡ 

pais  KK-  ahora 

ede  presci 

las  las  1 
bucí:  le  inconveniente 

n 

■        •       ■  do  hay 


VIDA  V  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M.*  BLANCO  Y  CRESPO  363 

que  proceder  con  singular  prudencia.  Se  puede  entretener  al  pueblo 
con  sueños  de  triunfo:  nosotros  sabemos  que  el  triunfo  es  harto  du- 
doso. VT,  aunque  obtengamos  la  victoria,  ¿quien  vivirá  tan  de.L,r'>  'pie 
en  pos  de  ella  n<>  vea  otra  nul>e  de  males?  "Un  solo  lazo  reúne  a  las 
Provincias  de  España,  y  os  el  temor  de  ser  conquistadas  por  lo»  fran- 
ceses. " 

Hay  que  afrontar  la  cuestión  y  precisa  compenetrarse  con  el  pais. 
Las  sesiones  deben  ser  públicas.  "  El  respeto  — añade —  a  la  opinión 
nacional  «la  vigor  a  los  hombres  honrados,  vergüenza  a  los  corrompi- 
dos, miramiento- .11  los, ambiciosos  y  premio  a  los  amantes  <lel  bien  de 
:  ia. " 

eguro  in>tint"  político,  ingénito  en  Blanco,  le  hace  estampar 
como  suprema  fórmula:  "No  bastan  constituciones  ai  leyes  para  evi- 
tar la  tiranía  doqde  no  hay  un  pueblo  que  les  ame  y  los  defienda." 


§  10° 

•  VNARIO   PAT1 

de  la 
y  accidentada  existencia  de  la  n  ih- 

excusable  error,  -i  no  es  eq  ta,  I  lamilton  TImd, 

en  la  biografía  de  Bla  a  al  Semanario  1 

que  hayan  hojeado  la  habrán  notad"  que  el 

mentó  a  pabh'carse  en  Madrid,  donde  lanz    al  públí  hú- 

5.  El  número  27  fué  el  primero  imp 
|uez  y  ostenta  la  fecha  de  27  de  Julio  de  18 
tinuó  publicándose  en  la  capital  de  Andalucía 
vez  de  España,  hasta  el  número  34,  que  vio  la  luz  en  I  lecir, 

que  la  publicación  sufrió  idénti  tes  < pie  la  causa  :nu 

I  á  Sevilla  y  con  IOS  Últimos  de- 
re-  de  la  patria  buscó  refu  lenta 
( "\  ad 

I  dividíase  el  Semana 
para  c  >municar  al  pul 

Al- 
de  variedad  alternaba 
la-  j(               tableadas  en  el  pe 

insertaron  breves  reseñas, 

del  periód  lia  a  Antill 

Último  C  1  pudo  allí    -  Otar  la> 

riendas  a  su  pensamiento,  enfrenado  siempre  i>"i"  la  amistad  de  Quin- 
tana, el  cual,  al  declarar  que  asumía  la 

el  Semanario,  anudaba  las  manos  de  in  la 

mpre  tan  genen  eo,  11'  ¡ 
a  interponer  la  autoridad  de  su  veto.   En  1 « >  <  1  o  Junio  escril 
a  un  amigo  ingle" 

que  rquia  y  lo  ¡ 

.1  de  que  su 


VIDA  V  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M.»  BLASCO  Y  CRESPO  363 

país.  Acepto,  pues,  la  idea  de  escribir  otro  Discurso,  sobre  el  plan 
que  Y.  me  propone,  aceres;  de  la  nobleza,  que  será  un  Apéndice  a  las 
cortas  '.inca-  sobre  la  Igualdad  que  tengo  ya  preparailas  para  la  inser- 
ción. La  prisa  con  que  me  veo  obl  escribir,  perjudica  sieni])re 
á  la  pePÍeoriÓn  <pie.  á  pesar  de  mi  escaso  mérito,  quk  eguir, 
ne  consideraré  feliz  si  por  este  medi  •  1  gro  excitar  la  curiosi- 
dad de  mis  compatriotas  hacia  Los  intereses  públi 

Los  buenos  deseos  de  Blanco  se  estrellaron  ante  el  dique  de  la 
prohibición  impuesta  |xjr  Quintana,  lüi  20  de  Junio  escribía  al  mismo 
amigo  suyo  :  'Siento  mucho  decirle  <|iie  se  me  ha  impedido  realizar  mi 
proyecto  de  escribir  el  hre  la  Nobleza,  por  consejo  de  núes- 

tro  amigo  Quintana.  '  podemos  tratar  de  ese  asunto  sin  cen- 

surar los  muchos  abusos  a  que  son  tan  aficionad'  aristóera- 

iensa.  Quintana  que  no  conviene  lastimar  el  orgullo  de  esa  clase 
ni  predisponerla  en  contra  de-  la  reforma  general.  Es  verdad  «pie  no* 
:ne  domino  lo  bastante  para  no  dirigir  ciertas  alusiones  bien  pronun- 
ciadas, siempre  <pie  encuentro  ocasión.  Aun<¡;<  •  las 
ventajas  de  escribir  en  ese  tono  c  mediador  que  \  .  me  recomienda, 

que  no  puedo  contener  mi  indignación  cuando  considei 
indigno  montoa  de  Grandes,  Hidalgos  y  I  ocur- 

ra los  buenos  principios  jama-  se  llegará  á  conseguir.  Nu 
amigo,  que  se  halla  bien  di-puesto  en  e-e  orden  de  ideas,  prefiere  apla- 
zar el  ataque  contra  las  usurpaciones  de  la  Nobleza,  á  la  necesidad  de 

Mi.  Yo  ase,:  ndrá 

la  lucha  y  que  ningún  género  de  tra:  1  suficiente  rem< 

;>te  un  hombre  en  España  que  n  Me  y,  aun  entre 

endigds,  hallará  V.  quien 

juicio,  poniéndolo  en  ridiculo,  lo  hace  in- 
n  las  ciudades  p  rpulos  de  asi  en  I 

ó  tre-  lii  '  irruinar  á  t  nve- 

tolerable  estad'  1  de  al 
pión  1.a  nobleza  en  nuestras  grande;  una 

manía:  en  el  campo  1  enemos  que  res- 

10  un  mal  inevitable;  pero  ¿cóira  ;lare- 

n  el  mismo  nivel.  ]•> 
-  baria  creer  que  un 
hon'  racia.  puede  di-t'm- 

tar  iguales  exhiben  ai 

el  Diluvio-" 

■   la  carta  de   Blanco       < 
hem  ■  de  lo  indispensable, 


36Ó  VIDA   V  OBRAS 

¿Qiu  •  -.       sma  que 

:ihk.  insejaba   desde    Inglaterra  era 

talmente  c  mservadoar  por  lo  misoio  que  en  sus  ideales  era  ar- 
dcnti-  ú.    \ll-i  en  la  región  de  l"-  ^  >aba 

contra  los  privilegios,  odiaba  la  intransigencia  y  acariciaba 
de  lil  ada  en  las  leyes  y  encarnada  en  las  costum 

Mas,  por  lo  mismo  que  amaba  con  tan  vivos  anl  ■  rtad,  tem- 

blaba de  exponerla  a  los  azares  de  la  unp  ueblo  mal 

preparado  por  su  historia. 

Quería  él  andar  OOB  paso  leal  •  <■  d  avance 

dad"  Mera  jamái  vir- 

tiese en  adquisici  able. 

iba  por  una  monarquía  templada,  y.  después  de  i  • 
cer  lo>  más  radicales  j>rin-  rocedimíentos  conser- 

vadores. I-i  el  artículo  titulado  Problema  poüi 
el  asunto  en  la  ■  ¡na  las  di  ■ 

bienio  y  su  adaptación  a  l<>s  pu  datos  históricos,  para 

extraer  las  siguientes  conclusiot  i 

i."     La  Historia  muestra  que  los  pueblos  I 
límite  al  magistrado  que  ejerce  la  suprema  autoridad   2.'  Un  cuerpo 
de  dudada  empre  el  medio  empleado  para  limitar  el 

poder. 

1.a  lucubración  va  a  parar  al  principio  «le  que  los  indi\ 
tituídos  en  -  ciedad  no  deben  perder  'le  su  libertad  mas  que  1 
tríctan  •  lensabfe  pai 

En  ])■  -  de  esta  ider  la 

calurosa  alegadón  por  el  principio  de  dección  indin 
politú  .t-  de  Blanc  ■.  a  semejan 

se  de  luz  mientra  natiz 

uro  «le  la  tierra,  penetran  sin  míalo  en  las  alturas  pero, 

al  tocara!  sudo,  procuran  arn  ildarse  a!  caloi  de  éste,  1 

en   >u   inmediata   objetiva 

Si  d  e-pn  de  buena  K 

Sarniento  político  en   lo  interior,   el    ideal  dipl ■•  ini- 

tioa,  deseó  la  intima  unión  1  1  británica, 

1               iideraua  la  más  lea]  amiga  de  Es  ■  ando 

uue>tra>  intem ;•■  ¡miento  de  la   ] ►.  ditu  .. 

terior  apretaban  los  lazos  de  parentesco  con  Fra  ,i>an. 

caballeros  andantes  de  extraña  Dulcinea,  mal  n 
todo  el  mu 


DE    DON  JOSÉ  M.*  BLAXCO  Y  CRESPO  36j 

A  las  excelencias  de  la  uní'  laterra  dedica  Blanco  un  ar- 

ticulo, intitulado  Variedades,  en  el  núm.  XXIX  del  Semanario  (10 
A¡gi  \eb  i  1 809).  O  implementa  el  mencionado  artículo  el  publicado  con  tí- 
tulo igual  en  el  núm.  XXXII  (31  Agost  >  [809).  Si  en  el  primero  nos 
1  a  Inglaterra,  en  el  segundo  procura  alejarnos  de  Francia 
Parece  a  primera  vista  trabajo  inútil  la  propaganda  antifrancesa 
en  días  de  guerra  con  la  nación  vecina.  Sin  emba  -lvide  que 

muchas  personas,  y  precisamente  las  de  superior  categoría  intelectual, 
veían  en  la  implantación  de  la  dinastía  napoleónica  la  rectificación  de 
la  funesta  política  de  los  últimos  Bonbones  y  la  europeización  del 
ambiente  español,  vaciado  en  el  lento  suicidio  de  su  aislamiento.  Así 
muchos  se  habían  resueltamente  decidido  por  las  águilas  frano 

3  vacilaban,  tal  vez  esperando  que  el  giro  de  los  sucesos  facilitase 
la  definición  de  su  actitud. 

esenta  la  invasión  francesa  por  el  aspecto  odioso,  quiere 
a  I09  españoles  de  la  debilidad  de  su  adversario;  porque 
obvio  resalta  que  alianzas  con  débiles  prometen  exiguo  fruto,  y  arranca 
del  principio  de  oposición  entre  la  fuerza  y  la  alevosía.  El  que  se  siente 
fuerte  no  emplea  jamás  el  dolo.  La  traición  es  la  fuerza  de  los  flébiles, 
y  cuando  Francia  acude  a  la^  mal  rigiere  por  el  en- 

gaño en  nuestro  país,  cuando  erige  en  política  el  fraude,  es  que  ha 
temblado  de  ata  1         1   trente,  que  ha  sentido  su  debilidad, 

el  sentido  político  inspirador  de  '  Blanco 

en  1:1  Semanario  Patrióti  tpoés  de  transferida  la  redacción 

diz,  se  publicó  en  el  Semanario  un  traJ  bezado  Consejos 

a  las  Cortes,  comunicado  /vr  km  ingles  ai  editar  de  El  Es  fanal,  que, 
si  no  e-  de  Blanco,  pareo  «es  apunta  ti  idéntica 

y  no  difiere  en  e!  carácter  de  ^u  prosa  de  la  empleada  por  el  mag 
sevillano  en  1"-  empeños  periodíst 

Semanario  Patriótico  profunda  y  eficaz  influencia  en 
la  DÚblka  opinión.  Aquella  Junta  Central,  tan  preocupada  de  darse 
el  titulo  de  Majestad,  de  a  lumentos  a  sus  individuos  y  de 

retrasar  la  o  -nv.  «cafe  ría  de  bienio;  aquella 

reaccionaria  ••  usurpa  ■  «ración  (pie  habia  ilegítimamente  sus- 

tituido al  verdad  de  la  Junta  Suprema  de  España 

asentir  la  independencia  de  juicios  y  el  vigor  de 
r.i.     lamienl    ■  »n  que  la  flagelaba  sin  intemperancias  El  Sema*  1 
actuó  de  mediador  pa  dzura  d  ;» 

dico,  y  Blanco,  úi  tatiUón  se  hallaba  fue- 

ra, cediendo  a  la  amistad  i  no  desvirtuar  1  id  de 

ler  la  publi 
conducta  que  aplaudió  un. mime  toda  la  opii 


§  11° 


Inútil  rei>etir  la  u«  t lié 

universal  • 
han  especi  I 
1  lállai 

largas 

i 
la   Universidad  de  & 
aérales,  de  útil  vulg 

El  inl 

iia>  ameri 
alidad  que 

ser  uno 
■ 

iue  inmotivada  anttp 
lico  ha  sidí 

■  oie- 
dan 

lo  >le 


DE  I."   BLANCO  Y  CRESPO 

X",  no  era  Illanco  separatista  ni  dio  calor  a  la  rebeldía  contra  su 
Patria.  Sus  ideas  recorrieron  en  o  itinerario  más 

tarde  por  la  opinión  del  país. 

que  las  Américas  se  emanciparían  si  nuestros  Go- 
biernos no  modificaban  la  injusta  ]>olíticri  colonial,  si  no  sustituían 
con  lazos  de  fraternidad  y  relaciones  de  mutua  conveniencia  las  du- 
.  la  inmoralidad  de  inicua  nes,  acon- 

irímero  la  política  asknilista;  cuand  i  ésta  n  ificiente,  el 

autonomismo,  y  sólo  mucho  tiempo  después,  cuando  ¡   -    hechos  le 
arrebataron  toda  esperanza  de  conservar  nuestro  poder  colonial,  re- 
ió  la  justicia  de  un  alzamiento  las  t  irpezas  de 

la  metrópoli. 

Órbita  semejante  ha  recorrido  la  opinión.  Todos  los  sucesivos  ma- 
tices del  pensamiento  de  Illanco  han  encarnado  en  movimientos  de  la 
conciencia  pública  representados  por  diversos  partidos,  y  aun  hom- 
bres tan  profundamente  conservadores  como  el  señor  Cánovas  del 

1  -nial  a  la  asimilación,  de  la  asimila- 
•nia,  teniendo  en  cuenta  que  sólo  la  primera  encerra- 
ba el  ideal  político  de  Blanco,  pues  la  autonomía  fué  aceptada  p.r  el 
a  título  de  imposición  de  las  circunstancias,  así  como  la  independen- 
cia le  e  inevitable  castigo  de  la  tenaz 
obce  a 

Nada  le  atribuimos  que  no  resalte  da  ¡blemente  formu- 

lad., pur  su  pluma.  Jt  el  origen  del  sepa  en  la 

metrópoli  y  dice:  "  V  .  si  la  mal.  ición 

no  la  obliga"  ;  y  aconseja  a  la  Regencia  que  levante  la  mano  y  d 
las  trabas  al  comercio  de  .v  -úñente  la 

asfanil  le  la  madre  pa- 

tria"   I 

I  :i  h  que  tirma  P.  M    ■ 

labr  i 

"Si  antes  de  haber  empezado  1  de  America,  me 

hub¡<  n  de 

ios  puebl  s,  en  medio  de  !  i 

aunque   <  ■ 

voh 

Y  añade  -  por  lo  que  me  parece  verdad,  jamás 

: -arica  frase: 


370  VIDA  Y  OBRAS 


'Han  quemado  la  casa,  porque  no  podían  ser  dueños  absolutos  de 
ella"  (III,  ipasionamie 

la  carta  de  gracias  a  la  p 
de  cuya  estimación  recibió  prueb 
clan  i  iyo  1  •-  prá  :¡pi  «  m 

que  Limitase  la  lógica  de  los  american 
de  tan  irrefutable  ¡miado 

:  "Los  espa  tnos,  debieran  i  rade- 

5,  Si  yo  hub  i  i'l  mirami* 

sido  mi  n  -ru-,  ^:.  yo  hubiesi  inclinar  á  i 

la  independencia,  nadie  m<  >rables  que 

las  Cortes."  (III,  p  íg.  299  > 

le  prudenci; 

"La  algún 

tiempo  (no 

lii  >s  ha  de  < 
que  vive  á  dos  mil  leguas,  aun  cuan  I 
terrumpida  <lc  S 
Alejandros,  es  un  vei 

ar  á  la  naturaleza :  la  leli- 

»  que  se  debilita  ¡ 
inO."  (III,  ■ 

hallándose  mui  ágenos  de 

¡.  tal 
'  .ill.ilia  en  manos  del 

•u\  sin  peí  -  del  pueblo  qu< 

■tima   del 
monarquía,  y  que  están  ;•'  mtribuir  ju 

ümente  a 
sea  en  l.i  1  estar  dominada 

(III.  ■ 

Si  la  m  ider  1  ;  »n  de  '  )  la  templa 

1  los  pueden  ¡usl 
quiera  de  n 

didad  poli  tica,  que  ui 

»pei  ¡dad  de  ellas, 
.  bandera  < 


DE    DON-   JOSÉ    M.m    BLANCO   Y  CRESPO  3jl 

se  hermanos,  en  vez  de  separarse  en  dos  categorías :  opresores  y  opri- 
midos. 

"  Los  americanos  — decía —  me  honran  llamándome  imparcial :  mu- 
chos españoles  me  insultan  llamándome  faccioso;  mas  mi  conciencia 
me  dice  que  no  soy  ni  lo  uno  ni  lo  otro.  Deseo  con  vehemencia  la  fe- 
licidad de  España,  y  en  esto  soy  apasionado,  mas  los  Americanos  es- 
pañoles no  son  en  mi  concepto  menos  españoles  ni  menos  paisanos 
mios  que  los  que  han  nacido  en  mi  mismo  pueblo."  (III,  pág.  306.) 
Consecuente  con  sus  principios  y  obedeciendo  a  su  patriotismo, 
Lira  a  los  de  Venezuela  por  haberse  declarado  independientes  y 
predica  la  tolerancia:  "Pueblos  de  América — prorrumpe — .  La  liber- 
tad no  se  establece  con  barbarie.  I  a  >s  que  necesitan  valerse  de  proscrip- 
ciones y  horrores  tienen  todas  las  señales  de  la  más  horrenda  tiranía." 
(IV,  pág.  42.)  En  pos  de  estas  lineas  sigue  excitación  fervorosa  en 
demanda  de  reconciliación. 

Lejos  de  r<  n  la  perspectiva  de  la  América  emancipa- 

da, solicita  ros  afanes  la  adopción  de  medidas  para  evitar  la 

separación  y  defiende  el  terreno  palmo  á  palmo,  procurando,  antes 
que  la  liberación  de  la-  colonias  sea  un  hecho  consumado  por  minis- 
•  de  la  fuerza,  y  que  un  fermento  de  odio  convierta  en  totalmente 
América  y  a  los  americanos  en  I 
ña,  establecer  gradaciones  fructuosas  para  el  porvenir.  "  I'.l  grande 
interés  de  que  al  momem  sbablecido  un  sistema 

pr.'u  1  de    Vmistad.  Esto  es  de  necesidad  . 

hita,  si  ha  de  quedar  un  palmo  de  terreno  en  América  donde  un  Es- 
pafi<  '1  pticla  fijar  el  pie."  1  I ' 

Su   ideal   para    I  a    reflexivamenti 

en  el  interi  1  nales 

en  la  dilatación  de  la  influencia  española  ha  erior. 

interrumpido  del  movimien- 
•nial, 
prefería  n  a  de  intei  rra  a  la  funesta  tra- 

dición que  de  la  vecina  Francia. 

( tbedeciendi  1  .1  tal  1  Jes  de 

abatir  el  valladar  de 
confianzas  intei  de  Inglaterra  y  1 

•  ¡n fundad' •  de  -¡ 

iba  el  articulo  Política  mgl 
de  hábil 

"  I  .a  cien*  ia  de  esta  <  lase  de  p<  íiti  o  ha,  redu- 

cida en  España  i  descubrir,  y  rastrear  las  sen  las  intrincadas,  los  es- 


372  VIDA   V    OBRAS 

'        I   . 

Gabi  i  u    lea  habían  ¡)intad<«  \<»   .  Si  d 

LO 

que  '  mecían  en  un  pi  [uie- 

que  dcj  er  el 

■-  ■•  '" 
clam; 

i  -  las  habían  mil  mente :  si 

ed 
á  quien  se  le  achacab 
</.•  n  tr  un 

\>i   • 
el  valer  B ritan 

■ 
sen  por  tal 

la  libertad 
plaza 

ali- 

i  un 
o  instante,  animarla  de  •  .y  unirla 

da  .i  lie  la 

.i  y  España,  y  i¡ 

"En  21  de  Abril  del  presente  ai 

i     ■•    ■      , 

amb 

la  de 

de  la 

■ 
;  ':.ilnli(la«l  d(  nsul 


DE    DON   JOSÉ   M.*    BLANCO   Y  CRESPO  373 

paz  lo  que  nadie  hubiera  creido  que  jamás  concedería.  Conviene  en 
<l«-jar  á  Portugal  independiente,  y  á  la  casa  de  Braganza  en  su  trono: 
mete  á  reconocer  al  rey  actual  de  Sicilia  por  señor  de  aquellos 
:  últimamente,  el  que  poco  ha  protestaba  que  "cuanu>  habia 
in  tiempo  lo  seria  para  siempre",  se  aviene  ya 
á  dejar  en  manos  de  1  >s  Ingleses  cuanto  la  guerra  no  pudiera  quitar- 
les :  Es  decir,  que  cuantas  I  tenia  antiguamente  la  Fran- 
cia jamás  volverian  á  ser  Francesas." 

"¡Y  qu(  i  eran  de  considerar  tales  proposiciones!  No;  ni  un 
que  Inglaterra  no  puede  abandonar  á  su  alia- 
da la  España.  El  preliminar  que  Napoleón  debe  ofrecer,  -:.  quiere 
entrar  en  un  tratado  de  ajuste,  es  el  restablecimiento  de  Fernand  ■  VII 
y  su  sucesión,  juntamente  con  el  reconocimiento  de  las  Cortes.  La 
buena  t'é  I  ■  declara  el  gobierno  Ingle-  terminante- 

menti  semejante  proceder  interpretación  alguna  de  pi 

ínteres  ó  de  cálcul  ►?" 

"Tan  decidida  es  la  preferencia  que  Inglaterra  dá  a  sus  aliados 
los  l  que  casi  pudien  uedar 

ntentos,  si  no  atendiesen  á  que  en  una  causa  común, 
■  la  presente,  ninguno  puede  aspirar  á  ventajas  individúale-  aban- 
donando á  su-  otros  aliad"-.  Las  familia-  de  Portugal  y  Sicilia  pu- 
dieran decir  que  Inglaterra  las  posponia,  no  a  la  felicidad,  sino  al 
puntillo  de  1"-  Españoles.  Que  Napoleón  ofrecía  dejar  á  España  libre 
rnada  por  unas  Cortes  nacionales:  que  los  F.spa- 
ñoles  podian  contentarse  con  quedar  - 

borio:  que.  oo  teniendo  quien  1  -  oprimiese,  podian  a-  leyes 

¡era;  y  que,  á  trueque  de  que  no  pueden  salvarlo,  po- 
dian restituirla  paz  á  la  Península,  y  dos  familia-  reale 

"Muy  lejos  estaran  l—  «lema-  aliad'-  de  Inglaterra  de  us 
gumentos  tan  p  -  i  mas  no  se  p  que  el  eg 

pudiera  muy  bien  suscitarlos;  y  que  esta  mera  apariencia  de 
que  llevan,  basta  para  convencer  a  los  Españoles  de  que  el  gobierno 
Ingle  ■  «nbinaci  'iies «■ 

paña  P<  ■'"  tan 

misma-  uo  pud¡<  nder  a  Napoleón  mas  absoluta  y  terminan*- 

te, " 
"Invariable  ha  sid  •  de-de  el  principio  de  la  p 

idos 

de  q  ra  pelea  p  <t  España 

Vuelvan  !  tes  al  primer  ai 

Acuérdense  de  que  apenas  se  ooncluyei  n  las  conferencias  de 


374  VIDA  Y  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M.»  BLANCO  Y  CRESPO 

Erfurt,  en  que  todo  el  poder  del  Continente  se  había  combinado  con- 
tra la  taña,  cuando  los  dos  emperadores  de  Rusia  y  Francia 
mandaron  dos  oficiales  con  propuestas  de  paz  á  Inglaterra  sobre  la 
condií  mienta!  de  que  abandonase  á  España.  En  2\  de  Oc- 
tubre                  llegaran  estos  enviados  á  Dover:  yd  15  de  Diciembre 
5.  M  |ue  concluia  con 
las  palabras  siguientes  "S.  M.  siente  mfinil  le  las  pro- 
■  1  -  de  paz)  que  agravará  y  pi 
1  ni  el  honor  de  S.  M.  ni  '                  lad  de  la  nacioi 
"podrian  jamás  sufrir  que  S.   M.  e: 

tndono  de  un  pueblo  valeroso  y  leal,  q  por  la  de- 

a  de  1"  que  1"-  hombres  miran  1 
"y  ci  isa  indubitablemente  justa,  S.  M. 

•  emente  á  I 
amentos  retratan  por  modo  tan  1  mpren- 

sivn  el  pensamiento  de  Blanco,  que  1 
posición. 

Tolerancia,  si  no  libertad  absoluta,  para  exteriorizar  el  pensamien- 
to; liberta*  »n  prudencia  pa  •  j  amplía- 
te en  conformidad  a  la  naturales 

.  fruto  del  pen- 
samiento franees,  con  las  de  la  vida 

de  la  ciudadanía  pleí  -  hermanos  de    \:ne- 

.1  la  emai 
m  las  circí  ■  1  ma- 

dre j  las  hijas  II 
reen  fin,  unión 

tal  el 
¡¡«la  por  El  Espaüol,  hasta  que  nuestro  Go- 
■  !  >  diametral  mej  I 
I  libre  entrada  en  míe ■■■ 


§  12° 

Bosquexo  del  Comercio  en  Esclavos  y  reflexiones  sobre  este  trá- 
fico, considerado  moral,  política  y  cristianamente. 

mdres:  [m]  Ellerton  y  Henderson:  1814.1 

\.>  conocíamos  de  esta  obra  sino  la  vaga  referencia  de  Thom  y 
linea-  de  ■  1  al  Rev.  William  Bevatij  cuando 

en  Febrero  de  [840  le  comunicó  la  elección  <le  Miembro  honoraria  del 
.Comtnettee  of  tlie  Liverpool  Anti-slavery  Society.  "Recuerdo  haber 
escrito  en  Español  un  libro  que  fué  publicado  por  la  Institución  Afri- 
cana para  la  propaganda  en  España,  y  tan  vivamente  me  afectaron  los 
lovedores  sucesos  que  yo  estudiaba,  para  que  su  relato  despertase 
la  compasión  de  mis  compatriotas,  que  la-  páginas  de  mi  manuscrito 
ñas." 
Precede  ancha  plana  con  siete  Figuras  representativas  de  la  horro- 
-a  con  que  los  esclavos  se  veían  conducidos  en  los  bu- 
rreros. 
El  pt  n  que  el  autor  c 

baber  tomado  mucho  de  la  obra  de  su  amigo  Mr.  Wüberforce,  no 
a  traducirlo,  porque  •"sería  fuera  de  pro] 
ir  las  misma  Hila  en  muy  di- 

",  que  a  la  nación  inglesa.  Justifícase  la  ne< 
dad  de  la  publicación  de  este  trabajo  y  se  advierte  que  "la  presente 
lexos  de  ser  una  obra  lito  Memorial  dirigido  a  • 

le  las  víctimas  que  la  codicia  de  algunos  de  sus 
I  ica.". 

y  un   epilogo.   I-a  prime: 

des  se  intitula  i 
de  proveer  él  M  rea  los  murales  del  Tráfic  ■  eu  África.  Em- 

por  rápida  •  n  y  traza  una  historia  de  la  trata,  r  • 

advertir  que  "los  hechos  de  <;■  «ría  están 


VIDA  Y  OBRAS 


L-rniinante  y  pasados  en   i  ¡Jic- 

• 

re  las  África  una 

i   cruel  pal  •   el  mercado  y  oca- 

ader 
además  de 

• 

de   sup« 

la  in- 

■  • 

ilidad  (tara  la  venta  di 

•i  de  los  I  ■  ¡>iri- 

cien  rail  criaturas  hm 

mil  negros  fue: 
el  :tñ  ■ 

■ 
daliza  de  que  haya  necesidad  de  ]ip>l>ar  que 

Al  escuchar  los  ahullidos  de  un  animal  que  sufre, 
sympatia,  ■  mien- 

lice  que  lia . 
y  al  !.i-  lágrim;  'le  la 

> 

-r  las  hace  \cn< 

la  prueba  de  un  remordi 

llama  al-  l  [abana:  i 

.:'.;.<  le  la 

la  ciudad  de  la  l 


DE  I."   BLANCO  Y  CRESPO  3j7 

ta  el  problema:  ¿por  qué  n<>  se  ha  civilizado  jamás  el  África? 
Aunque  el  hecho,  de  ser  cierto,  jamás  autorizaría  la  caza  de  hombres, 
recuérdese  que  Asiría  y  Egipto  fueron  las  prino  ivüi- 

zadas,  y  los  fenicios,  colonia  egipcia,  los  maestros  de  los  griegos.  Roma 
no  llevó  su  cultura  mas  alia  de  las  costas  del  Mediterráneo,  y  el  ma- 
hometismo no  permitió  el  progreso  en  el  interior  de  África.  Pero  aun 
así,  ¿no  están  los  africanos  más  adelantados  que  los  habitantes  de 
Nueva  Holanda  y  ^tras  muchas  regiones?  ¿Quién  lia  intentado  civili- 
zar a  l<  s  africanos :  Europa,  que  tenía  ese  deber,  no  ha  hecho  más  que 
barbarizarlos.   Hoy  podemos  decir  con  dolor    que  las  afri- 

canas son  menos  civilizadas  a  medida  que  son  más  frecuentad;: 
■ 

En  nota  final  de  este  capítulo  se  compara  la  misión  de  \a.Africon 
Institution,  empresa  de  iniciativa  particular,  con  el  hecho  horrible  de 
que  la  Habana  sostenga  un  agente  para  mandarle-  esclavos.  Bl 
indignado,  expone  a  la  vergüenza  el  nombre  del  inicuo  agente,  dicien- 
do  sencillamente:    "Se   hallaba   en    Abril    de  i*u    establead 
Shcrbro,  y  se  llama  J.  X.  !)"1/." 

1.1  epígrafe  del  capítul  •  tercero  re/a  Como  se  conducen  los 
vos  del  Interior  .;  /<;  <  nmovedora  relación  del  viaje  de 

Mungo  I'ark  con  una  caravana  de  Slatees  o  factores  de  negros,  a  la 
vuelta  de  su  primera  expedición  al  interior  de  África. 
cuadros  desoladores  en  la  marcha  de  la  siniestra  comitiva  y  la- 
¡antes  horr  i/ten. 

Carácter  <i<-n<-ral  de  los  Capitanes  de  Buques  Negreros  y  de  A>3 
Conductores  <•'■•  Esclavos'.  Miserias  </<■/  Pasage  ,¿  las  Colonias.  Tal  es 
el  tema  del  capítul»  cuarto.  Justifica  la  pintura 
la  circunstancia  de  que  hay  oficios  que  suponen  natural  ; 
ción,  a-i   que    1 

ubieran  rehusado  tan  abominablí  5,  hay 

no  sean  recomendable-:  la 

una  i 

de  lo  que  daban  ejemplo  la-  damas  romana-  asiduas  al  Chco;  la 
que  tod  ■  bombn  nientos  morales  que  le  mo- 

rí, echándoi  a,  .•/  alma  atrás 

es  que  t<>d"  el  que  se  emplea  activamente  en  la  conducción  de  Negros, 
ficio." 
I  ila  dos  ejcmpJ  a    crueldad 

ne-  tre  1  que  resulta 

Parlamento  británico,  j  -  sufrimienl 

i    la  travesía  marítima,  b  i 


378  VIDA   V   OBRAS 


para  seguí  -  Apeándose  en  los 

vaivén  emporales. 

e  cierra  la  primera  pa 
.  de  hechos;  la  segunda,  fil  ¡de  la 

cuna  ernos  principios  de  humanidad,  de  -  ciabilidad,  de  re- 

!. 

ipítulo  primero  de  la  -  <>¡t-rcio 

en  A  .  Morid  hit, 

lese  el  autor  de  tener  que  discutir  la  maten  .  >  una  coai- 

¡a  oscura  1 
a  estudiar  i  la  ciudad  de  la  i  I 

Cortes  españolas.  Se  indig  lita- 

ción de  la  Habana  responde  a  las 

indolas  de  humo  füantrópi  nbre  es  lil>re  por  na- 

turaleza, luego  privarle  de  su  libertad  es  una  injusticia,  un  crimen. 
Decir  que  en  África  hay  i  ie  en  la»  I 

tal,  es  un  burdo  sofisma  I 
de  los  •  mas, 

la  esclavitud  1  n   áfrica  es  una  especie  de  vasallaje;  d 
viven  y  ci  ■  ■  afirma  M 

id<  ■  que  el  iña  hasta  1  I 

dugí  ■ 

puede  defender  la  esclavitud  moderna  ■ 

■ 
que    1  >rma  el  ejemplo  de 

tari 

que  nace  del  derecho  de  la  ejanza 

de  duei 

¿A  qué  seguir  rebatiendo  I  de  la  perve 

feliz  .ido  a  su 

que  no 

'..  ■       t  el  numero  de  i 

•  de  nc- 

orque  p 

■ 

¡e  in- 
da la  civilización  del  des- 
que han  d< 
la  pluma  de  Bl 


DE   DON  JOSÉ  M.*   BLANCO  Y  CRESPO  379 

"Son  culpables...  de  las  funestas  resultas  que  algún  dia  debe  produ- 
cir en  las  Colonias,  la  existencia  de  una  multitud  de  hombres  degra- 
dados que  sienten  el  peso  de  la  injusticia  que  los  condena  a  un  abati- 
■  perpetuo. " 

Trata  el  capitulo  segundo  de  El  Tráfico  en  Esclavos  considerado 
políticamente.  1.a  política  no  puede  en  principio  divorciarse  de  la  moral. 
I  tan  separada  de  la  moral  como  la  ponen 
ahora  los  defensores  del  tráfico  en   Negros,  y  tenía  de  su  parte  la 
fuerza,  lil  ieron  esclavos  en  Roma,  y  escla 

exer<  -  las  artes  en  aquella  capital  del  mundo."  Los  trafi- 

cantes quieren  probar  por  razones  políticas  que  España  debe  per- 
mitirles continuar  mi  indigno  comercio  hasta  que  llenen  de  escl 
sus  haciendas.  Esta  pretensión  equivale  a  la  de  un  salteador  que  di- 
jera al  Gobierno:  "Las  circunstancias  me  han  traido  a  este  género  de 
vida;  déjenme  continuar  cierto  número  de  años;  yo  me  daré  prisa  a 
completar  mi  fortuna,  y  cuando  la  tenga  asegurada,  no  se  me  per- 
mita robar  más  en  lo  que  me  queda  de  vida. " 

La  riqueza  de   I  depende  ■  !•    '  l "nica- 

mente   la   Habana  ha  reclamado  contra  el   decreto,  aclamado  en  las 

¿Y  qué  alega  la  Habana?  Que  el  <  i' -bienio  ha  permitido  el  tranco 
y  hay  capitales  comprometidos.  No  hay  buena  fe  en  la  reclama 
está  basada  en  datos  inexa  •  induciría  a  la  hnp  oibilidad  de 

alguna  vez  el  infame  comercio  de  hombres.  '  ¡on  la  propag 
de  lo  la  Habana  «le  sustituir  el  tráfico.  Los  ne- 

gros con  que  lo-  hah  lltivos  ¿necesitan  re- 

d  «  del    África ? 
Los  mismi  'auto  descubren  el   secreto  cuando 

que  las  hembras  cuestan  m  trazo, 

y  que  el  negrito  naci  ha  costado  más  cuando  puede  traba- 

jar, que  el  de  igual  edad  comprado  en  la  fi  ir,  que  el  inte- 

al  venían  m<  hay 

bastante  número  para  la  propagación.  ¿Y  i  per- 

mitiese  aún  por  algunos  años  la  trata,  emplearían  los  hacendado! 
capitales  en  traer  hembí 

todos 
para  aumentar  la   pr  ■••  -que 

1   Sin  embaí 
sent:c  1  1 

de  e»  la  ..i  ",  la 

al  número  de  1  *  blai 


38o  VIDA  Y  OBRAS 

El  Gol  tiene  el  deber  de  -  c 

i    el  aumenl 
ijiibir  la  inr 

■  -  ■  -       ■    ilal  •  la  al 

■ 

■ 

la  re- 
lé la  1  (abana.  11 
La  religión  cristiana  ar  1"  que  la  le> 

■ 
■ 

i  rmítír  <jm- 

.-.r  que  la  esclavitud 

■ulten  bieni  e  una 

■ 
se  hubiera  de  - 
podi 
rabies  de  la>  expedií 

"Aun  cuando  todos  los  que  allí  revi!» 

i  nueva  religión,  que  ]>  >r  sus  virl 

k  la  Pto\  idem 
car  bienes  de  1  ■  nunca  dis  n  cri- 

minal en." 

lamente  el  I 

a  la  luz  de  la  revelación  el  Aíi 

Vmérica.  Mr.  Sroith,  agente  de  la  Compañía 
a  en  un  i-  I 
■ 

i  que 
les 

>  imputabl 

<lcÜ! 

ver- 

■ 


DE    DON    JOSÉ    M.m    BUXCO   Y  CRESPO  3N| 

les  la  primera  Epístola  de  San  Pablo  a 
Timoteo,  en  que  enumera  entre  los  criminales  a  los  apresadores  de 
hotnb  sentencia  no  admite  evasión.  Parece  mentira  que  rei- 

nos cristianos  protejan  el  tráfico  de  n< 

El  epilogo        ¡onclusión,  remate  de  este  trabajo,  contiene  breve 
recapitulación  de  los  males  esen  iales  e  inevitables  que  ocasionará  el 

de  los  negreros.  Pone  de  relieve  el  atr 
del  África,  las  crueldades  las  por  el  comercio  en  hombres, 

los  sufrim  •■  tos  de  1  en  la  travesía,  el  heol 

habían  entrado  en  Cuba  d 
izados;  la  avaricia  de  los  dueños...  y  apela  a  la  I,  al 

les  para  que  no  manchen  la  honra  de  la  n 
i  vergüenza  de  amparar  el  tráfico  en  seres  huma 
El  libro  se  cierra  co:,  trofe:  "¡Martyres  del  patri 

-  que  habe  ¡as  prendas  mas  queridas 

:adas  á  la  ambición  de  un  extranjero,  que 
quiso  esclavizar  vuestra  Patria!...  Por  vu< 

permitáis  que  Españoles,  vayan,  <le  hoy  m  África,  á 

der  en  crueldad  e  injusticia,  a  esos  mismos  franceses,  que  os  han 
eado  el  alma.  Dexad  al  padre  sus  hij  s,  al  marido 

.Vis  lo  que  arrancar  de  >r  un 

r  extrangei 

El   B  >tá  muy  hábilmente  concebido  y  dispui 

fin  del  autor.  En  la  distribi 

<-¡>are  el  ánimo  del  le  uen- 

i  ia  de  la  realidad 

el  estudio  de  i  »s  prii  ireniencia; 

despu  ón  <le  las  razones  y  la  al  sentimiento. 

Son  muy  d  ■  unido 

a  la  b  e  el  autor,  li 

nable 

niere  la  pr< 
enir  de  nuestras  codiciadas  An- 
tillas. Su  tuición  le  del 

maní 

com  • 

en  l.i 

; 


VIDA  Y  OBI  BLANCO  V  CRESPO 

Esta  habia  de  ser  la  masa  de  una  rebeldía,  el  cuerpo  de  una  re- 
volución i  ncs,  el  peligro  mayor 
de  Es                                                        por  su  depravación,  después  por 

e  ven  las  cosas  después  de  consumados  las  sucesos; 
te  en  preverlas  con  un  siglo  de  anticipa 

■  ,  , 

anticipa  el  autor,  declarando  en  la  advertencia  preliminar  que  lia  l 
extraño  al  dése  ■  de  producir  una 
ido  de  la  justicia  de  sus  razones,  que  I 
de  acudir  a  las  artes  del  buen  d< 

En  efecfc  ■.  el  esl  diño  y  no  menos  el  len- 

mpre  puro,  le  algún  i: 

cíente  ¡ngl 

El  curso  de  la  argumentación  fli 
propios  de  la  impresionabilidad  de  Bla 

i   repetida  i    de 

famili 

mite  ;i  Bla 

p 

la  el 


§  13° 

VARIEDADES    <>    MENSAJERO    DE    LONDRES    II.Sj3-l.-_ 

"Periódico  trimestre  por  el  reverendo  Joseph  Blanco  IV hite,  Londres. 
Lo  publica  R.  Ackermann,  101,  Strand." 

de  índole  privada  vencieron  las  repugnancias  de 
Blanco  a  dirigir  la  publicación  fundada  ¡x-r  Mr.  Ackennann  para 
ilustrar  desde  el  Strand  a  los  españoles  de  allende  el  mar. 

Proyectaba  el  fundador  un  periódico  agradable,  con  lamina.-  ilumi- 
nadas, dibuj  «  de  modas,  artícul 

iductivo  que  la 

. i.  lado  al  cooperar  en  semejante  empresa 
\tee-show  man  p  su  pluma  al 

di-  -u  hijo  barrenaba  el  desdén  del  es  ritor  a  tai  de  su 

a  de  recursi  •-.  Bl 
'  1  utilidad  di-  p  pularizar  en  AJr* 
que,  al  generali 
a  adelantar  su  pi  ú.  1  decidido  a  la 

el  primer 
numen  •  salió  a  luz. 

"Id  primer  número  de  Variedades,  di  en  .1  ské 

his  uiind  in  England,  se  puWi  uñar  el  ai 

;  de  sus  recuerdos  o  que  explique  la 
tradi 

(lia  de  [.'  de  Enero  de  lv  hicimos  la  op  >rturia 

al  tratar  del  asunfc •  en  la  pan 

,ue  en 
qüio  al  lector  reh  ■  netrar  en  la  intrincada  mal 

beti i  • 

nci  se  advierte  mas  ley  de  unidad  que  la  encuaderna 


VI  PA   Y  OBRAS 

formación 

Blanco,  redactaba  un    ■  ■].  la 

¡lida  <lc  !;i  misma  ¡>1 
lad  de  mato 
Alli  le  Mackintosh,  del  l:<  n<  ral 

iidentedela  República  de  MJéjicodon  N 

illi  apon- 

•  y  el  feudalis- 

ra;  allí  exl 
. 

l<    i 
imartíne. 

leí  entendimiento  hun 
literatura  hasta  mies: 

termina  afa 

de  las  niiii- 

qui- 
ra  y  no  se  indir  <K-  su  fuei 

prin- 
■n  el  hecho  la  soberanía  *m  d  ■ 

tilo  írano 
lad. 

■;ir  un  prii 

1    El 


DE   DON'  JOSÉ   M.'   BLANCO  Y  CRESPO  3K5 

mismo  Congreso  que  declara  la  soberanía  de  la  nación,  legisla  para 
ella,  es  su  soberano. 

En   -tro  artículo,  titulado  Sobre  la  incertidumbre  de  la  ciencia  po- 
lítica y  la  cautela  con  que  se  deben  adoptar  y  aplicar  los  principios  ge- 
nerales de  ella,  procede  con  circunspección  de  consumado  poln 
revela  los  peligros  de  gobernar  los  pueblos  con  utopías,  sentando  las 
bases  de  la  política  experimental. 

Todas  las  análogas  direcciones  modernas  llamadas  posibilismo, 
oportunismo,  transaccionismo,  son  derivaciones  imperfectas 'le  la  am- 
plia doctrina  sustentada  por  Illanco,  henchida  de  sentido  gubernamen- 
tal genuinamente  práctico.  De  acuerdo  con  tales  convicciones, 
siempre  que  escribió  en  la  intimidad  o  para  el  público  acerca  de  las 
cosas  de  España,  recomendaba  la  prudencia  y  se  ponía  de  parte  de 
aquellos  estadistas  liberales  (pie  no  preferían  comprometer  el  movi- 
miento progresivo  de  la  nación,  intentando  comunicarle  excesiva  ra- 
pidez. El  progreso  lento,  pensaba,  es  más  seguro.  Lo  que  de  súbito 
aparece,  muere  con  igual  presteza  y  pone  en  riesgo  el  progreso  con- 
seguido. 

La  intolerancia,  el  mas  o  lioso  para  Blanco  de  los  defectos  socia- 
les, el  cáncer  capaz  de  destruir  todo  el  adelanto  y  la  libertad  de  los 
pueblo-,  le  da  ocasión  para  dirigir  Consejos  a  los  hispanoameríca- 
lándoles  1"-  daños  (pie  acarrea  y  excitándolos  a  no  abrirle 
las  puertas  del  nuevo  continente.  El  ejemplo  de  España  se  ofrece  a 
sus  ojos  en  comp  le  tan  leal  consejo.  La  desdichada  penínsu- 

la perdido  por  la  intolerancia  y  ha  descendido  a  un  abismo  de 
que  no  hay  medios  para  redimirla.  Con  aterrador  pesimismo  exclama: 
"  España  es  incurable." 

Blanco,  al  resignar  la  publicación  del  periódico  por  atender  a  com- 
promisos  de  su  posición,  se  despidió  de  sus  habituales  lectores  con  su 
articulo  liti'  ido  Despedida  del  autor  de  las  Variedades  a  los  hispano- 
americanos. Muy  depravad.,  ha  de  ser  quien  no  siente  separarse  de  las 
•n  quienes  ha  convivido  en  lazo  asi  que  no  es  ex- 

traño ifectado  al  'lar  su  adi  ctores  de  Variedades. 

mprendió  una  empresa  noble,  cuando  juzgó  necesario  su  concurso: 
hoy  existen  en  Londres  muchos  emigrados  españoles  que  pueden  con- 
tinuar SU  obra.  "  Adei  ribir 
pañol  careciendo  <le  un  público  independiente  que  aproveche  mis 
dificultad  para  su  empresa  nace  de  la  distancia  a  que 
la  falta  de  conv- 
elí"--   El  autor  que  á<                  su  público,  anda  ■•  ■•-■  pre 

De  t  i,  no  por  afán  de  exhibición,  sino  por  la  enseñarí- 

as 


VI!'  SI    "•!.*  BLANO 

za  que  lo>  hispanoamericanos  puedan  extraer  de  día,  se  despide  con- 
tando su  biografía. 

No  hemos  incluido  e:  Carta 

<jue  de  ellas  hacemo»  separada  mención. 

,iibia  a  disgusto  el  peí  ■     claro 

ira  aceptar  el  encaí 
,]i.  ¡as  económicas  <le  su  situación.  Hasta 
religiosos  se  siente  cohibida  su  pluma,  habiendo  ofrecido  .1 
nnian  no  escribir  nada  que  alarmase  las  conciencias  n 
lispanoamerícanos,  a  fin  <le  oo  dificultar  la  circulación  del  ]>erió- 
alidoa  luz  el  primer  número,  escribía  en  una  nota  de  bu 
Studenfs  Journal:  "Mi  resolución  de  no  continuar  el  peri 
Bol  la  be  tomado  inmediatamente  después  «le  la  publicación  del  pri- 
mer  número. " 

Siempre  abrigó  dudas  acerca  de  su  compromiso.  Después  de  men- 
irlas  ventajas  pecuniarias,  decía:  ".No  esto)  libre  de  dudas 

ca  'le  la  corrección  d<  Si  •*■  hubil  ie  un  papel  pu- 

ra mente  literario,  me  habría  halagado  la  esp  his- 

panoamerú  i 

Dejando  a  un  la  1  ■  escrúpulos  de  réveren  I  por  empre- 

negablemente  meritoria  el  intento  de  tender  n-  ritual 

entn  ue  habían  roto  1"--  an( 

tante  sus  resentimientos,  los  jóvenes  pueblos  di-    Vm< 

Ktractos  lil  1  de  la  civilización  i 

studií  ■-  hisl       •  n  de- 

.  pero  majestuosa  en  mi  i 
Inútil  descendei 
T.a  meritoria  labor  hecha  a  conciencia,  eruditísima  ei  I 
rande  instrucción  a  los  hombres  de  r>t"s  tiempos,  mej 
aquell  s  ■  ! 

ón  de  mu 
tura. 

eminentes 

•  jando  di-  interés  a  la- 
»,  al  ( 

■i  no 
■  al  patríi  i(  ■■;  muchas 

'  '  ■    ■  '      ■.   i  ■ 

■  lente  CTÍtii 


§  14  ° 

CAUTAS  SOBBE  [NGLATERBA  (1823-1825) 

Eíemos  desgajado  estas  cartas  de  la  exposición  de  trabajos  perte- 
necientes a  las  Variedades  o  El  Mensajero  de  Londres,  porque  estos 
be  reducen  a  ensayos  sueltos,  diferentes  por  el  finido,  aunque,  justo  es 
decirlo,  mellados  con  admirable  unidad  de  lenguaje  y  estilo. 

Las  Curtas  sobre  Inglaterra  no  se  limitan  a  inspiraciones  aisladas 
o  momentáneas  de  humor  periodístico  o  de  asunta  singular;  constitu- 
yen enlazada  procesión,  presentándose  como  capítulos  de  obra  inde- 
pendiente y  substantiva,  que  esperan  recibir  del  conjunto  el  mérito  y 
la  canción. 

El  brillante  éxil  artas  dr  España  movió  a  varios  amigos 

di-  Blanco  a  indicarle  aplicase  aquel  vigoroso  dibujo  y  aquellos     i    - 
colores  a  la  vida  nacional  inglesa,  sospechando  triunfo  acaso  más 

1  que  el  de  las  Carias  españolas,  porque  el  público,  más  compene- 
trado con  el  asunto,  apreciaría  mejoi  la  filigrana  del  trabajo. 

pío  disgustó  .1  Blanco   -!  idea,  j   ahora  que  favorecía  la  ocasión, 
sirviendo  <le  paso  a  su  ideal  de  alian/a  anglolatina,  se  dispuso  a  eje- 
de  la  obra,  que  no  oti  ra  las  Cartas. 

Al  recordarlas  Blanca  en  bus  Memoria-,  dice  que  cree  haber 
to  tres  (I  befieve  I  wrote  three  letters),  Su  memoria  le  había 
.  pues  escribió  seis  y  aun  una  de  ellas  dividida  en  dos  númei 

En   la  primera  carta  nos   advierte  los  de  no  conocer  a 

fond>  la  lengua  del'país  en  que  reside.  El  mismo  brinda  un  ejemplo 
vivo,  pues  su  conocimiento  im|  i  llegada  a  Inglaterra,  del 

idioma  de!  país,  le  proporcionó  frecuentes  desengaños: 

Xana  su  viajé  a    Ubión,  el  contraste  entre  la  triste  y   fría  y  né- 
bula-a región  que  le  habían  pintado  y  el  riente  panorama  que 
prendió  sus  asombrados  ojos,    No  reconoció  límite-   --i  alegría  al 
contemplar  aquellos  verde-  campos,  aquel  ambiente  .le  vida,  aquella 
singular  hermosura  con  que  la  i-la  .-■<•  ofrecía  a  su  admiración. 


388  VI DA    Y  OBRAS 

El  clima  es  áspero,  mas  el  talento  y  la  laboriosidad  de  1>> 
ses  han  eji  milagro  de  que  Inglaterra  sea  ¡a  nación  en  que 

se  puede  -alir  a  la  calle  más  días  en  el  año  y  se  puede  permanecer  en 
la  calle  más  horas  durante  el  día. 

una  pintura  de  la  inmensa  capital,  describe  los  convites 
•-.  tan  frecuentes  allí:  el  modo  de  visitar,  sin  que 

-paña,  matar  lloras  ociosas  en  la  casa  del  ai  :k!o- 

le  el  tiempo  o  perturbando  su  comodidad;  las  partidas  o  reuni 
algunas  de  carácter  musical,  y  elogia  la  vi..  r  in- 

el  más  íntimo,  el  mas  templado,  el  mas  perfecto  del  ntund 
Con  no  menor  efusión  celebra  los  hábitos  traba  -1  pue- 

blo inglés,  y  hasta  la  necesidad  de  trabajar  los  que  carecen  de  fami- 
lia, por  no  encontrar  esos  cafés  y  otr  I  que  per- 
judican a  las  costumbres  de  los  puebl  «si- 
gue distraer  el  ocio  con  galanteos.  Ni  las  costumbres  lo  permiten,  ni 
■'re  la  mujer  inglesa,  modesta,  recatada  y   espejo  de  honra 
La  taita                     ntiene  el  retrato  dd  populacho  ingle 
atenuar  sus  defectos,  explícalas  funciones  teatrales,  marca  el  US] 
absoluto  y  a  veces  tiránico  del  público,  y  disipa  la  opinión  de  que  el 
pugilato  es  allí  espectáculo  tan  nacional  como  en  España  las  corri- 
das d 

El  pugilato  se  consuma  con  exquisita  caballerosidad  p"r  parte  de 
los  b  te  impedirían  a  cual- 

quier luchador  ser  traicionero  o  golpear  al  vencido.  De  todas  suer- 

i    privativa  de   la 

lersonas  distinguidas,  y  gustar  de  dios  es  indicio  de 
poca  educación. 

Termina  esta  oarta  exponiendo  las  ventaja-  de  la  decdón  direc- 
ta para  las  representaciones  políticas,  y  «lando  una  idea  di 
ran  Bretaña  el  derecho  dd  sufra 
La  verdadera  grandiosidad  de  Inglaterra,  dice  al  emprender  la 

tercera  curta,   está  en  el  campo,  en  la   vida  de  los  persona 

viven  o  pasan  temporadas  en  tincas  propias  lejos  dd  tu- 
multo de  la  ciudad. 

enderá  un  extranjero  al  comparar  l< 

•    -  ■:)  las  ma  ¡den- 

particulares  en  el  campo  con  de-tino 

.  ■    ■ 

ÜOS     ' 

•   i  ei  ¡edad  ingle- 

nada  hay  •  en  la  quinta  de 

que  nos  imitan,  recibiéndonos  con  cariño  y  colmándonos 


DE   DON'  JOSÉ   M.*   BLANCO   Y   CRESPO  389 

de  atenciones,  sin  privarnos  de  nuestra  particular  libertad.  Cierra  es- 
ta preciosa  carta  detallada  descripción  del  soberbio  edificio  conocido 
por  Woburtt  Abbey. 

Retrata  la  vida  activa  de  las  gentes  en  Inglaterra,  encarece  la 
importancia  asignada  a  la  instrucción,  y  explica  la  necesidad  le  ser 
oradores  e  instruidos  los  jóvenes  de  las  clases  distinguirlas,  si  m 
renuncian  al  papel  que  por  su  distinguida  posición  están  llamados  a 
representar. 

Como  en  el  Reino  Unido  el  Gobierno  abandona  todos  los  asun- 
tos que  puede  a  la  fecundidad  de  las  iniciativas  individuales,  en  las' 
cabeza-  de  partido  de  cada  condado  se  congregan  a  menudo  juntas 
de  las  personalidades  más  dignas  para  resolver  cuanto  a  los  intere- 
ses de   la  colectividad  afecta. 

Dado  el  grave  carácter  de  las  gentes,  no  es  posible  lucir  ni  siquie- 
ra cumplir  en  estas  reuniones  si  no  precede  el  estudio  de  los  proble- 
mas planteados,  si  no  se  poseen  inteligencia  e  instrucción  para  com- 
prender los  que  de  pronto  se  presentan,  y  si  no  se  sabe  manejar  re- 
gularmente el  arte  de  bien  decir. 

Prosiguiendo  la  relación  de  costumbres  provinciales,  pinta  los 
bailes  que  se  organizan  en  las  cabezas  de  partido  (Coinity  Batís),  bai- 
les, en  cierto  modo,  públicos,  pues  se  entra  en  ellos  mediante  billetes 
5e  pueden  adquirir  por  compraventa,  y  concluye  tratando  de  las' 
carreras  de  caballos,  entonces  desconocidas,  y  hoy  ya  frecuentes  en 
casi  todas  las  capitales  españolas. 

No  olvida  llamar  la  atención  hacia  el  cambio  verificado  en  las 
costumbres  a  favor  de  la  moralidad,  notando  cómo  ha  desaparecido 
el  feo  vicio  de  la  embriaguez,  antes  tan  general  y  ahora  tan  raro. 

La  cuarta  epístola,  intitulada  Estado  moral  y  religioso  de  Ingla- 
terra, entona  una  apologria  de  las  familias  eclesiásticas,  expone  las 
obligaciones  de  los  vicarios,  no  tan  penosas  como  las  de  los  curas 
católicos,  pues  se  reducen  en  la  semana  a  visitar  los  enfermos,  pres- 
tándoles ánimo  y  consuelos  T...,  domingos  son  los  días  más  ocupa- 
dos  para  un  vicario,  pues  tiene  culto  con  sermón  por  mañana  y  tarde. 
El  culto  vespertino  es  más  litrero  y  menos  concurrido  que  el  matinal. 

Continúa  la  materia  religiosa  en  la  quinta  carta,  especie  de  pro- 
longación de  la  anterior,  y  ensalza  la  fe  y  los  sacrificios  desinteresa- 
dos de  la  Sociedad  Bíblica  en  pro  de  la  extensión  del  Cristianismo. 
\"->  es<  asea  tampoco  las  alabanzas  a  la  solidaridad  de  I  pro- 

realzando  la  fraternidad  que  entre  ellas  reina  v  la  unani- 
midad con  ríe  se  auxilian  para  la  obra  común.  T.o^  tres  núcleos  prin- 
cipales del  protestantismo  son:  los  anglicanos,  los  presbiterianos  y 
los  anabaptistas. 


3qo  vida  y  obras 


La  Iglesia  anglicana  es  la  menos  libre  de  aciones 

licas. 
Enumera  y  carácter;  otas   cristia 

los  unitai  »nte  de  su  convicción,  y  marca  su  desdén 

hacia 

metodisi  f  ai  '.enes 

•  ■   revestir  a  la  Iglesia  nacional 
•  ■•■  pietista  no  desemejante  del  catolicismo. 
La  carta  sexta  y  ultima  "frece  el  panorama  de 
Londres.  En  ninguna  parte  esplende 
alegre,  ni  tiene  la  luz  ungular  bel] 

térra    Los  -aludan  a  La  Primavera  con  fervi 

himm  servida  <:ev.  la  nuche 

Abril  a  la  torre  del  ¡  juve- 

niies  la  alborada  del  mi 

luego  el  curioso  tipo  de  los 
■ 
modos,  y  describe  la  hermosura  de  Hy.le  Park,  resplandeciente  de 
hermosas  damas  y  Ui i< »-< »^  tre; 

en  el  «liarii >  vestir,  y  las  exhibición! 
multiplicados  <  i 

traen  largamente  hone 

A!  hablar  de  los  mu  -mira, 

la  en  España,  ••  lan  a 

diana.  DO  dejan  de  merecer  al. - 

.y  aplauso  Su  fundador  Sir  Joshua  /  Fué  un  admirable  pin- 

tor v  sacó  notabilísimos  discipul 

i  señalarnos  el  febril  movimienl  ■ 

que  diriamos  hoy.  las  procesión* 
niños  llevad..-  al  pase 

i  ¡>ara  el  bienestar  de  muchi  .  afi- 

termina    planteando  (■• 

indente  de  !"<  católicos  de  Irlanda 
¡ón  sobria  y  valieni 
las  de  mérito  literario  en  cuanto 

-  il  notar  en  las  de  Inglaterra  al- 
ie han  sido  nuestras  i«">r 
le  treinta  v  cin  ¡>ro- 

mente  ad< 

*m  breve    fórmula,   'i  •      • 


DE   DON  JOSÉ  M.*   BLANCO   Y  CRESPO  3g  I 

Tampoco  existe  derecho  a  exigir  más.  Blanco  ha  visto  y  ha  visto 
bien.  Su  único  defecto  estriba  en  que  no  ha  vivido  lo  que  ha  visto,  poi- 
que el  espíritu  va  gastando  con  los  años  su  poder  de  asimilación. 

Podrá  renegar  <le  las  cosas  dé  España,  podrá  aborrecerla-  y  mal- 
decirlas; pero  esas  cosas  son  las  suyas,  en  ellas  se  crió  y  adquirió  de 
ellas  esa  intuición  semejante  a  la  del  idioma  nativo,  intuición  que  sos- 
tenida treinta  y  cinco  años  en  el  alm  ja  sustituir  a  la  edad 
en  que  el  sentimiento  de  lo  exterior  no  late  tan  vivo  ni  tan  hondo. 

lia.  también  entre  unas  y  otras  cartas  diferencias  de  finalidad, 
que  se  traduce  en  diferencias  de  juicio. 

Las  Cartas  sobre  Inglaterra  responden  al  deseo  de  hacer  simpá- 
tico el  pueblo  inglés,  y,  aunque  el  fondo  de  la  descripción  luce  sor- 
prendente exactitud,  se  nota  la  benévola  parcialidad  en  los  puntos 
que  elige,  en  los  que  omite,  en  el  entusiasmo  con  que  sublima  lo  bue- 
no, en  la  rapidez  con  que  se  desliza  por  lo  malo,  en  las  atenúan 
que  -urgen  con  espontánea  rapidez  apenas  el  defecto  asoma,  y 

u  el  matiz  general  que  imprime  el  propósito  a  la  ejecución. 

\"o  es  fácil  proseguir  la  comparación  en  el  terreno  de  las  formas, 

tas  unas  en  español  y  otras  en  inglés,  y  no  olvidando  que  la 
diferencia  de  lenguas  no  consiste  en  mera  diversidad  de  palabras, 
distinción  de  pensamiento. 

Lo  único  que  podemos  decir,  honrando  en  ello  la  pronunciada 
individualidad,  es  decir,  la  personalidad  del  escritor  es  que  al  tradu- 
cir las  Cartas  </<•  España  a  nuestro  idioma  sin  más  libertades  que  las 
imprescindibles  para  darles  coite  literario,  nos  resultan  estilo  y  len- 
guaje muy  parecidos  al  de  las  Canas  sobre  Inglaterra.  Con  mayor 
razón    tíos   será  lícito  pensar  que   si   el  niism..  las  hubiera  vertido,  se 

ruado  la  semejanza  hasta  los  limites  de  la  identidad. 


§    15° 

PRESERN 

ise  de  un  opúsculo  dirigido  expi  la  di- 

fusión del  Proteslantismo  ei  i  hablan  la  li  añoia. 

e  di  er  de  la  i>lu- 

ma  de  Blanco  de  no  haber  existido  el  original  ir 

En  1868  se  repa  aña  con  el  titulo  de  1.a 

¡cubierta  por  un  español. 

m  de  su  contenido,  porque  n<>  1 
menos  que  d  del  Poor  Man's  !'■ 

En  rigor 

■   ha  trasladado  1  titulo 

de  resumen  o  extracto,  porque  1 

sería  el  de  reducción,  pues  las  altera 
en  suprimir  algunos  fragmi 
,  bien  porqv 
y  parece  lo  más  probable,  ]»>r  reducir  las  <li:m--  " il »r- »  para 

itar  su  difusión,  n  el  artificio,  hábilmenti  |«>r 

puedi 
lleva  noml 
Pela)  o  la  tlguna 

1 

1   pañol  d  pn  ' 
ion  de  1834  v  en  cambio  lleva  ;il  freí 

imprimí'  para  '  que  circula  li- 

I  labra  clivi . 


VIDA  Y  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M."  BLANCO  Y  CUESVO          3q3 

Tampoco  figura  en  esta  edición  recortada  el  prólogo  escrito  por 
Blanco  para  la  edición  primera,  fechada  en  Chelsea  en  1823. 

El  diálogo  segando,  o  sea  el  que  trata  del  origen  y  principios  del 
Protestantismo,  se  halla  mas  mutilado  que  1  «  siguientes. 

El  caso  de  la  monja  María  Francisca  Barreiro  se  refiere  en  la 
obra  inglesa  al  convento  de  Santa  Inés  y  en  la  española  al  de  Santa 
Isabel.  Ambos  conventos  no  puede  suponerse  (pie  sean  uno  mismo 
pites  se  hallan  situados  a  bastante  distancia  el  uno  del  otro. 


§  16° 

SPAÑÓ1    \-    p 

I  .1-  as  de   Blai  as   incluidas  en  el   to- 

mó LXV II   de  la  Biblio  ¡ 
número  publicadas  en  el  volumen  <•!< 
de  Letras  I  lumanas 

María  Blai  |ui. 

La   colección   Rivadeneyra  escogió 

titula  los  III,  restaurador  de  las  ciencias  en  I  Apo- 

lo, pidiéndole  restablezca  sus  altares  en  Sevilla;  .11  -  Mu- 

sas; El  Triunfo  </.•  la  Beneficencia;  .1  la  instala* 
tral  </■•  España;  Los  placeres  del  entusiasm  luniariedad  y  «7 

resignado;  dos  . 

i/en  Jiiiiu  Pablo  Fornér,  una  elegía  De  Albina  ¡i  Fileno,  en  /<;  n 
/.•  </.  l.i  l  anción  de  Li  Alborada,  libremente  tradi 

de  Gessnei  ;  la  silva,  Una  tormenta  nocturna  en  alu¡  unir;  una  < 
ción  y  I ./  (  ani  lillas, 

ambas  para  incluirlas  on  /,;  huérfana  española  ■■>/  h 

Muchas  de  las  citadas  habían  \  ist<  •  la  luz  con  ocho  idilios  u 
manee  heptasílabo  eri  el  tibí 
ntia  Humanas  de  Sevilla  (Sevilla,  imprenta  de  la  \ 

de  \  •  tlanco,  con 

un  i'  ¡to  |H>r  el  padre 

de  quien  h< 

■ti  Márnn  ■!  las  esti  ellas 
de  primera  mag  te  juvenil,  inte- 
grable Academia  de  Letras  Humanas. 
denses,  la  le  la 


VIDA  Y  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M.m  BLANCO  Y  CRESPO  yp 

micos  en  loar  del  misten"  que.  sin  la  sanción  oficial  de  la  Iglesia,  era 
ya  artículo  voluntario  de   fe  para   la  mayoría  del  público  católico. 

Dos  odas  consagró  Blanco  en  aquella  feliz  época  a  cantar  glorias 
de  la  Inmaculada.  La  primera  en  fecha,  de  purísimo  corte  sevillano, 
distribuida  en" solemnes  estancias,  denuncia  la  filiación  sin  descubrir 
el  Sujeto.  Es  una  elegante  oda  que  pudo  firmar  Lista,  Reiaoso  o  Ar- 
jona,  es  decir,  que  ostentaba  sello  de  escuela,  pero  ningún  carácter 
nal. 

Cualquiera  estrofa  píxlrá  servir  de  ejemplo: 

De  nueva  luz  brillante  resplandece 
.   sereno  y  delicioso  día, 
il  mundo  anuncia  cerca  su  ventura. 
Himnos  canta  al   Señor,  ¡oh  tú,  alma  mía! 
Su  nombre  y  gloria  ensalza  y  esclarece, 
Pues  que  a  la  tierra  llena  de  dulzura, 
Y   a   la   vil    criatura 
Kn  maldad  sumergida, 
Le  anuncia  nueva  vida  : 
Canta  ¡  oh  alma !  al  Señor  omnipotente 
Pues  ya  a  salud  convida, 
¡  Día  feliz !,  a  la  afligida  Rente. 

I. a  según  I  i  ion,  <  scrita  en  liras  de  cuatro  versos  y  leí- 

da en  la  academia  particular  de  Letras  Humana-  el  [3  de  Diciembre 
de   [795,  no  oculta  más  el  nobtlísim  El  a-unto.  pred-; 

de  la  Sevilla  antigua;  la  majestad  en  el  proceso  de  la-  idea-;  la  ter- 
nura del  sentimi  bleza  de  la  dicción;  t"d"  el  arti- 
iende  a  perfume  bétieo  y  se  ilumina  con  resplandores  me- 
ridionales, 

1  tesde  1'  ■-  primer-  -  versos, 

CO  placer  y  gozo  lleno. 
El  pecho  arrebatada 

Se  dilata,  etc., 

se  nota  la  entonación,  el  número  de  los  ver-»-,  la  filigrana  que 
comí  •  -  el  dh  i»  •  He 

el  «upremo  aitifí  *  del  len 

I. a  misma  robustez  de  los  serva  desde  el  primero 

hasta  el  liltim  <  de  la  oda,  sin  que  una  -"la  palabra  ni  un 

•!■  (JO    turbe  el   deleite   del    • 

jentirnienti  ntsm  en 


la  inocencia  de!  •,  dominando  en  todas  las  liras  el  optimis- 

Librc  es  el  universo,  y  las  na.. 

■ 
Las  disueltai 

1.a-  pesadas  ca  I 

1 .1  mismo  sabor  infantil  brinda  la  oda  -I  Carlos  III 
le  las  ciencias  en  Es) 
'. 
\  Pélayo, 

rea- 
lizaba un  joven  de  ■  flexi- 
a  exacto  cooocimiei  r  ju- 
venil,  vago  e  inciertí 
prirrx 

in.il- 
irme  de  la  ■  una 

.    mdi- 
vidual. 

Mas  .  no  se 

•.  brillante;  las 

'iioros  y  entonados  1<  ■ 
Muy 
pidiéndole  que  restablezca  sus  aJt 

■ 
que  la  vaga  admiración  ;i  1"-  lejanos  ministros  <1>-  Carlos  III    S 
llano  y  i>. «.ta.  no  ]>«lia  menos  <k-  re  patria 

no  de  la  Ir 

i  «le 
adose  en  la  siguiente  centuria,  y  bi 
ria  Parra 
un  -■  »,  mientras  1 

lirio.i  A  la  luz 

uán  honda  ama  mplarían  d 

patriota  la  triste  decadencia  «id  siglo  xvirt!  Era  natural 

dase 
de  aquel  pasado  que    • 
i    juvenil. 


DE   DON'   JOSÉ   M.     BLANCO   Y  CI  397 

Asi,  prescindiendo  di  .  rompe  en  gallardo  apostrofe  al 

dios  de  la  poesia,  invitándole  a  volver  a  las  floridas  márgenes  del 
y  reivindicar  su  ultrajado  honor.  Le  incita  a  contemplar  la  pro- 
fana turba  de  poetastros, 

Verás  del    Betis  la   ribera  undosa, 
Do  tu  gloria  pusiste, 
Cuál  yace  sola  y  triste, 

Y  sólo  habita  en  su  recinto  hermoso 
Silencio  pavoroso. 

Y  prosigue,  florido  en   la  dicción  y   firme  en  el  estilo,   pidiendo  a. 

.  henchido   '  ion,  embrace  el  poderoso  arco,  hiera^ 

disipe  el  hórrido  nublado  y  torne  recibiendo  el  tri- 

ilce  gratitud  de  aquella  bendita  tierra;  renovando  la  ale- 
gría, los  dulces  ?  ucharán  embebecidas,  deteniendo  su 
curso,  las  sagradas  ondas  del  cristalino  Betis. 

La  ocla  A  Licio  (Lista)  en  estancias  'le  ocho  versos  (tres  hepta  y 
cinco  endecasílabos»,  da  modelo  infecto  de  la  renaciente  escuela  sevi- 
llana. El  to  .  ligeramente  melancólico;  la  sana  filosofía,  tris- 
te, pero  sostenida  por  la  esperanza.;  la  dicción  limpia,  correcta:  el 
lenguaje  sencillamente  florido,  todo  revela  lo  que  de  vivo  y  fecundo 
encerraba  la  resurrección  de  la  escuela,  sin  los  afectos  o  convencio- 
nalismos con  que  otros,  más  pueriles,  la  viciaron. 

En  el  mismo  diapasón  concluye  que  empieza.  Al  principio,  luz.. 

Torna  del   año  la  estación  amena, 

Y  ya  el  agudo  hielo 

Del  monte  al  valle  corre  desatado ;  etc. 

Al  final,  la  sombra  en  que  termina  siempre  la  meditación. 

¡  Cuan  necio  es  quien  pretende  su  memoria 
De  la  común  ruina 
Labrar  en  duros  mármoles... 

si  biei  al  consuelo  que  brinda  el  amor,  el  amor,  a  quien  el 

gran  Lista  había  llamado  "más  ¡>  ideroso  que  la  muer: 

De  la  inmortalidad  se  le  destina 

to  a  quien  su  nombre  graba 
icos  hechos 

n  lus  humanos  pechos. 

( >tra  poesía  «le  pura  estirpe  sevillana,  i '  las  Musas,  ofre- 

ce la  novelad  de  concertar  en  sus  originales  estrofas  loe  adó 


VIDA   V  OBRAS 

.    .  -• 

nin^-.:  in  singular  combinado 

tita  como  al  Océano  sonoro 
Llegando,  de  su  luz  en  la  onda   fría 
Despoja  el  carro  que  ilumina  el  día, 

V  tiembla  en  ella  el  eje  ardiente  de  oro; 

ta  la  noche  o 
Siguiendo   mi>  pú 

Y  Ia>  calla 

1  [oras,  «í'ie  al  mundo 
I  tesca&so  dan  <U-  la  fa 
ilencio  profunda 

La  >*!a  El  triunfo  J,-  la  Beneficencia,  leída  el  23  <U-  noviembre,  de 
1803   en   La   Sociedad   Económica  y   también  en   estañciai 
versos,  si  bien  con  dos  quebrados  solamente,  mezcla  ya  a  la  pura  tra- 
.  sevillana,  aunque  sin  alt<  ■   Las 

'  "lituana.  A  IOS  que  la  j  1 
un  tanto  declamatoria ;  no  [ue  tengan 

literaria  de  I  «  tiempos  >    recuerden  que  la  naturalidad  1 
tancia  muy  convencional  lebidamente  estimada,   Hay   íra- 

iblimes  i(i:,  ni  hilaridad  fuera  de  ocasión,  baj 

<|iu-  arrebata  roí  ueblos  j  hoy  nos  harían  m>' 

tana 
admiradas 
a  prueba  «la  el  juicio  que  a  1 
nado  en  un  trabajo  que  publicó  en   d  M 

lada  de  su  talento  para  la  poesía  1> 
partido  de  un  asunto  tan  trillado  y  apura*  -    •   La  in- 

.  la  <  1  i ~>i >  •-  dignidad  di 

pensamíei  I 

ternura  qu< 

•  1" :  la  bell 
d<  lad  a  que  !  a 

•:  mi  sentir,  la  : 
.  del  públi  '        ¡dad  donde  i 

minio  del 
•    .ir  de  habei 
desdeñando  la  libertad  de  la  silva  que 

lUtOl 


DE   DON  JOSÉ   M.'   BLANCO   Y  CRESPO  3qC| 

De  los  doscientos  veinticuatro  versos  que,  repartidos  en  veinti- 
ocho estancias,  componen  la  oda,  sólo  hay  uno  que  pudiera  repro- 
charse de  flojo  por  la  colocación  viciosa  del  acento  y  la  dureza  de 
dos  inmediatos  asonai 

De  sueltos  genios  un  hermoso  bando, 

-que  Hojea  por  la  misma  debilidad  que  su  análogo  de  Quintana: 

Le  da  por  premio  un  calabozo  impío. 

De  los  demás,  fórmese  idea  por  una  estrofa.  Todas  son  iguales 
-en  cuanto  al  vigor  y  a  la  armonía: 

¡Crimen,  horror,  desolación!...  ¿Es  cierto 
que  hay  en  la  tierra  sosegado  asilo 
Contra  vuestro  furor?  ¿Seguro  puerto 
Encontrará   el   mortal    desventurado, 
Donde  el  sangriento  filo 
Huya  «le  la   maldad,  enarbolado 

re  el  cuello  inocente? 
.Habrá  donde  esquivar  su  rayo  ardiente? 

En  estancias  también,  aunque  de  once  pies,  con  un  solo  quebrado; 
escribió  la  entus  /  la  instalación  </<•  la  Junta  Central  </<•  £j- 

paña.  El  fuego  del  patriotism  i  se  difunde  perío- 

dos v  -■■  dilata  con  majestuoso  «lienza  el  poeta  entonando 

i"  de  victoria;  recuerda  con  horror  la  postración  de  la  patria 
y  con  ímpetu  irresistible  se  revuelve  exclamando: 

;  •  >h  amada  patria!  Si  la  sangre  fuera 
alivia  a  tu 
Tuya  es  también  la  sangre  de  este  pecho; 
I  n  nuble  ardor  deshecho 
A!  ver  volar  tus  hijos  denodados 
alvarte  ■  >  morir,  gemí,  j 
■lit.i~  -oh! 

desmayar  ante  su  pn 
M.i 

a  no  tener  m.is  armas  esc  fiero. 

i   patria  I   verte  esclava. 

M-is  que  al   poder  del  enemigo  teme  al  rigor  de  la  discordia, 
ita  de  la  i  del  tirano  y  e  d<   España 


400  III  !.*   BLANXO  Y   CRESPO 

p?ra  que  ^   :1  «a   provocado!  .  j   <  >ncluye  avivan- 

-   espaf 

•       .■  ■  s  pon 
mas  n  as  de  La  Victoriorde  Lepanto;  la  dignidad  del 

anticuen  en  todo  d  decurso  de  la  c 
umerosos,  viriles,  conforme  a  la  tradición  de  la  in- 
iela. 

r    mal  que  las  anteriores,  animadas  por  el  espíritu  colec- 
.  resuena  la  oda  Los  placeres  del  cutusnismo.  en  li  \  er- 

-ular!    l'i 
sentimiento  que  mj 
y  pril  funde  un  aliento  <le  melancolía,  un   - 

de  ]■  ntradice  los  deseos  del  autor.  Canta  las  dulzu- 

de  la  ilusión  coi 
en  el  lodelo  de  : 

sino  que.  a  pesar  de  no  habei 
may  arrulló  !a 

cuna  de  Blanco  y  desde  su  ¡ni  i  in- 

quietud.   Por  eso,  en  medio  de  la^  rosadas  ti 
amor  y  el  hechizo  de  la^  !iui>as,  no  puede  menos  «le  exclamar: 

ir  ü-liz  ;  ah !  sólo  con  la  vida 

n   los  OJOS 

dolor  es  la  tierra :  aqui  su  trono 
riew 
Se  quiere  huir  de  su  certera  i 

íesimismo,  ixrn  resillado,  o  mejor,  abatido,  inspira 
oliintariedad  y  «7  deseo  resignado  en  liras  de  cuse) 
dos  hepta  y  dos  endecasilabos.  No  moduló  el  numen  de  nuestros  clá- 

no  pronunció   nada  superior  a  esta  oda  la 
\1    leerla   HOS  •  r  a  la   vista  la 

teelada  y  limpia  de  sus  habitúa- 
pido  i 

■  ■mi   mar   de 

nianos  COTU 

•  tble  en  d  mundo?  ¡Inútil  lu- 


DE   DON  JOSÉ   M.m    BLANCO   Y  CRESPO  401 

¡  Deseo  silencioso, 
Fuera  del  corazón  nunca  expresado ! 
Tú  eres  más  poderoso 
Que  el   que  aparece  de  violencia  armado. 

Cual  incienso  suave 
Tú  subes  invisible  al  sacro  trono, 
Sin  que  tus  alas  grave 
La  necia  terquedad  ni  el  ciego  encono. 

Escrita  en  su  vejez,  poco  más  de  un  año  antes  de  morir,  y  entre 
el  crujir  de  horribles  sufrimientos,  transparentase  en  sus  clasicas  estro- 
fas la  serenidad  de  la  desesperación.  Porque  cuando  el  pensamiento  se 
impone  al  alma  con  sello  de  evidencia;  cuando  el  cuerpo  sufre,  y  la 
vejez  avanza,  y  la  muerte  se  aproxima,  sin  que  la  fe  descubra  liort- 
es  a  la  esperanza,  no  es  ya  la  resignación  sino  la  seguridad  de 
la  impotencia,  la  que  hace  brotar  de  la  misma  desesperación  la  tran- 
quilidad del  abatimiento. 

Consecuencia  de  los  estudios  clásicos  galvanizados  en  la  Acade- 
mia de  Letras  Humanas,  y  la  creciente  popularidad  del  ilustre  afran- 
eesado  extremeño  don  Juan  Meléndez  Valdés  resucitó  el  gusto  por 
la  poesía  pasto  •ral. 

Las  églogas  de  Blanco  adolecen  de  algún  convencionalismo, 
achaque  dt-  toda  inspiración  bucólica  procedente  del  pasado  clásico. 
Si  los  po  e  la  B  npe- 

netraciórj  del  alma  con  la  naturaleza,  descubrirían  tantos  veneros  de 
inspiración  como  infinitas  s-.n  las  relaciones  del  hombre  con  el  mun- 
do Mientras  se  obstinen  en  aprisionar  el  genio  en  los  gastados  mol- 
de sensiblerías  pastorili  ertarán  a  crear  legítima  poesía, 
ponqué  trabajan  en  terrenos  exhau 

I  o  •  i : i<-   falta  de  positiva  comunicación  poética  se  intenta  relle- 
nar con  la  imitación,  de  suyo  infecunda,  y  el  convencionalisn 
•  de  la  destronada  musa. 
Sin  embaí  i  consignar  que  entre  las  piedras 

del  camin  •.  Blanco  tropezó  menos  qu»  lado 

al  afeite,  e  •    de  germina  poesía   La  égloga  Corito,  ver- 

sificada en  t-1  furor  del  ei  o,  cuando  I 

■taban   nombres  bucóli  do  J  vellanos  ro    se   desdeñaba 

de  apellidarse  Jovino;  ni  Lista,  ! 
Dio  Blanco  se  llamaba  Albino, 
la  dulce  i 


¡  Al:  II  una 

'  en  un  tiempo,  y  en  n 


401  VIDA   Y  OBRAS 

L'n  palpitar  dulcísimo  scntia, 

■    todo  el  pecho  lleno 
Me  dejaba  de   súbita  al< 

«tetón  en  el  volumen  publicado  por  \  que  !ii- 

referencia,  lleva  el  titulo  Égloga  a  Silvio. 

^loga  sagrada,  que  en  verdad  nada  tiene  de  égloga   B¡   no 
la  reminiscencia  de  las  ficciones  <K  .uva 

candorosa  inspiración  revestía  su  apasiona  .  tier- 

na imagen  <k-  loa  amores  bucólicos,  arrancó  aljama  nota  a  la  lira  de 
Blanco,  aunque  n<>  enteramente  original. 

Cierto  que  Blanco  era  un  místico  intermití  •:  pero, 

aun  en  sus  exaltaciones,  iba  d  coraa  la  fantasía,  no 

era  el  amor  el  viento  que  suspiraba  en  las  hebras  del  arpa  de  S 
Con  todo,  en  la  égloga  reli^i-  >sa  /:/  .'•  revela  un  mis- 

tico,  se  descubre  un  poeta,  siquiera  se  haya  encadenad  •  a  Pope. 
Los  versos  poseen  la  rotunda  cadencia  de 
■es,  y  lejos  de  adolecer  «le  ese  desmayo  <ilK'  torna  - 
las  composiciones  religiosas  de  los  poetas  medi;  i       la  ele- 

gía animada,  viva,  en  t<  k1« »- 

líu 

I.K-!  -  o.ul.  mortal 

I  ..-  i  amii 

1 1. 1  mol  h   él  eco  nn  Woí    un  i  'ioi  repite. 
1.a  gloria  del  1  tei ii".  a  ti  d<  scii tide : 
I  oh  tierra  '.  i 
allanaos  ;  alzad,  ,  oh  valí 
Humillad,    i 

lanejar  mi 

1  'ne-*  tan  \:  de  la 

de  esbeltez  en  la  estructura,  primor  de  ejecución. 

.    llama    ir. 

cipiante,  p 

en  ni  -«la 

le  las  1 

llardos 

\X  las 
alar  la  llama  de  l"s  dukes 


DE   DON'  JOSÉ   M.     BLANCO   Y   CRESPO  403 

Aun  así  juzga  el  poeta  que  no  le  bastará  el  mandato  de  Cu- 
pido para  cantar  tanta  belleza  y  llama  en  su  ayuda  la  hermosura  mis- 
ma de  Dorila : 

Pero,  ¿quieres,  zagala, 
Que  mis  versos  compitan 
Con  los  que  a  sus  amantes 
Les  dictó  Venus  misma? 
Pues  mírame ;  que  sólo 
Una  dulce  sonrisa 
Me    dará   más  aliento 
Que  cuanto  Apolo  inspira. 

|Ay!  No  puede  el  poeta  impunemente  cantar  semejante  beldad, 
no  puede  jugar  con  el  fuego  sin  quemarse : 

Yo  la  vi,  y  desde  entonces 
No  hay  punto  en  que  sosiegue : 
Ardo,  si  es  que  la  miro, 
Suspiro,  si  está  ausente. 

El  poeta  sueña  en  la  cuarta  oda  con  éxtasis  inmenso  que  Dorila 
le  ama,  y  se  lamenta  en  la  quinta,  de  sus  desdenes  con  delicadísimos 
versos : 

¿  Por  qué,  bella  zagala, 
Tus  ojos  ya  no  vuelves 
A  mí,  como  solías, 
Bulliciosos  y  aleg 
¿Tan  grande  es  mi  delito, 
Que  castigarlo  >i 
(  mi    tan  duras    fal 
'Con  penas  tan  1-: 
Dime:  ,;cn  qué  te  he  ofendido 
Tara  que  asi  me  niegues 
La  luz  que  me  enamora 

tnde  ? 


Pue  :  que  Ir  ama 

Jama-  \ erlo  pi  1  tendes, 
Mirar    podrás   tai; 
A  quien  nunca  t<-  \  ¡ere. 


l'.n  la  sexta  se  querella  <!<■  los  mismo  ma,  de 

finos  sentimientos,   '    -    '•    •       ruarla  sin  esperar  recompensa. 


404  VIDA   Y  OBRAS 

.rdor  en  que  vivo 
Es  el  premio  y  la  gloria 
Que  de  adorarte  pido. 


;  A  y  de  esta  suave  llama 
Los  amantes  deliquios 
Sólo  es  dado  gozarlos 
A  quien  sabe  sentirlos ! 


El  esbeltísimo  romance  va  scgrii»!.  •  de  la  octava  y  última  oda,  en 
que  cuenta  que  el  hijo  de  Cuerea.  des  .1  margen  de  un  B 

yo,  canta  sus  glorias  y  emrj  víctimas. 

Ma'-  entre  las  cautivas 
Que  dijo  arroba: 
Tu  nombre,  |oh  mi  Dorilal, 
Se  dejó  úa  cantarlo. 
I  Ay  '   sí,  que  Amor  no  quiere 
Poner  en  ti  sus  : 
Pues  no  amando,  le  sirve 
De  inevitable  lazo. 

Prec:  e  cierran  con   áureo  tw  che  el  joyel   de  ele- 

gantes anacreónticas. 

La  ingenuidad  de  la  elegía  se  compadecía  mejor  que  el  artificio 

de  la 

de  Blanco.   Aún  sujeto  por  el  i 

muestra  con  el  dolor  el  temple  ser:-',  refl 

rácter. 

En  su  elegía  A  Fileno  (Reinoso)  en  /,;  muerte  d 
neri,  podrá  de<  ¡r  con  i  i(  mal : 

tí,  [«lleno,  y  baña  el  llanto  ardiente 
Tu  rostro  al  despuntar  la  nw 
Y  lloras  cuando 

nubes  de   occidente. 

por   algui 

se  entreabí       ; 

■ 

i",  bañado  en  llanto  ■ 


DE   DON  JOSÉ   M.*    BLANCO  Y  CRESPO  405 

¡  Quién  al  hombre  podrá  romper  el  velo 
Que  su  vista  perturba  y  oscurece ! 
Se  ve  mortal,  y  mas  íu  orgullo  crece 
Y  clama  contra  el  cielo. 

En  ninguna  de  las  críticas,  pocas  en  número,  hasta  hoy  publica- 
das acerca  de  las  poesías  de  Blanco,  hemos  visto  analizada  ni  citada 
siquiera  la  Epístola  a  don  Juan  Pablo  Forncr.  Y,  sin  embargo,  sea 
cual  fuere  la  estimación  que  el  juicio  de  los  doctos  conceda  a  esta 
composición,  posee  innegable  valor  como  obra  subjetiva.  En  sus 
versos,  con  mayor  trasparencia  que  en  las  demás  poesías,  se  co- 
lumbra el  estado  de  conciencia  del  autor.  Toda  ella  alude  sin  cesar 
a  las  obsesiones  que  entonces  le  dominaban. 

Allí  está  el  odio,  si  no  el  desdén,  con  que  miraba  la  ciencia  teo- 
lógica y  escolástica  de  sus  maestros. 

¡Infausta  ciencia,  que   del   vulgo  necio 
Distingue  sólo  al  que  la  sigue  y  busca. 
Porque,  más  necio,  su  ignorancia  encubre 
En  huecas  voces,  que  con  aire  grave 
Pronuncia  como  oráculo  infalible  ! 

¿Para  qué  sirve,  se  pregunta  en  su  interior,  todo  ese  embolismo 
de  especulaciones  en  el  aire,  de  sutiles  distingos,  de  hábiles  argucias? 
¿Qué  importancia  afecta  para  el  bien  de  la  humanidad  el  prolijo  exa- 
men de  las  ingeniosidades  escolásticas?  ¿Para  qué  cosa  útil  sirve  un 
doctor  en  Teología  o  un  rancio  dialéctico,  aún  inclinado  sobre  los  in- 
folios del  sí.lJ"  mu  ? 

Estas  batallas  de  su  pensamiento  adquirían  cuerpo  en  la  imagi- 
nación y  se  deslizaban  en  el  pesimismo  de  sus  versos. 

¿Qué  es  ser  sabio  sino  una  inútil  pompa, 
Que  hace  dañoso  al  que  mejor  pudiera 
Ser  útil  a  los  hombres? 

N".>  contento  air  la  picota  esos  sabios  antiguos,  que  le 

repugnaban. 

Quien  de 

Liega  a  alcanzar  la  fama  que  el  estudio 
Pe  gr\  ra  catadura 

Y  lúgubre  vestido  le  atrajeron. 

Bien  puede  en  ocio  vil  pasar  los  días, 

Y  en  torpe  languidez  tranquilas  horas. 
Ya  manda  enn  imperto,  y  su  dominio 


^OÓ  VIDA   Y  OBRAS 


Ejerce  sobre  el  vulgo  de  ignora!.' 
De  cuyo  afán  e   industria,  sosegado 
Recibe  los  tributos  que  a    su  ciencia 
-  .   •  r  profundo  son  debidos. 

Blanco,  adelantándose  a  las  afirmaciones  del  pensamiento  mo- 
derno, piensa  que  el  escrit-T.  el  >abi",  d  artista,  deben  ante  todo 
ser  !  icten 

¿Quien  no  cumple  una  misión  en  este  mundo?  ¿Por  qué  una  forma 
<le  la  actividad  ha  de  ser  privilegiada  en  la  com- 

plejidad del  fin  humfcu 

Los  llamados  sabi»  no  pueden  eludir  >u  contribución  «le  patrio- 
antas  reía  il  ser  humano  en  la 

trama  social.  .v-  man  un  m 

aparte,  ¿cómo  serán  útiles  a 

Si  la  verdad  oscurecida 
Por  impío-  brillante  lumbre 

Pálida  torna,   y   lánguido  su  influjo 
Al    murtal   llega,   cual  :iul>e 

i  trémulo  el  rayo  que  otras  veces 
Alentó  el  campo  y   fecundó  mi    seno: 


Le  lis  el  que  debiera  entonces 

laño  <l;irU-.  tímido  m  oculta 
O  envuelto  yace  en  la  común  ruina? 
,  lina  turba 
Que  del  saber  el   nombn  ocupa. 

Su  descreimiento  religioso  embozadamente  asuma.  OCultO  en  va- 
gas alusiones,  porque  no  le  era  posible  sin  .  puer- 
tas de  su  conciencia  a  ' 

Y;i  en  el  anteri  ■  lamenta  de  que  los  darh 

arten  d<-l  vulgo  y  no  deda  •  >-.pios 

■  :k>  merecen  Ha-; 
|ue  pedanti  lude  de  que  la 

su]H':  ■  lecir,  la  •  •■  ida,  dormí  i 

la  ñu  n  ni  dejar  entrever  un  t:i  ;>ara 

el  porví 

enojo 
na  al  mundo  con  in (andas  leyes? 

1  <e  h  peí  i"  de  ;.: 


DF.   DON   JOSÉ   M.*   BLANCO   Y  CRESPO  407 

mido  en  las  tinieblas,  en  la  abyección,  pavoroso  cuadro  que  conturba 
su  alma  y  surge  veladamente  dibujado  por  su  pluma. 

En  torno  de  la  tierra  la  ignorancia 
Revuela,  y  de  sus  alas  ponzoñoso 
Licor  esparce,  y  en  sopor  maligno 
Detiene  a  los    mortales,    cuyos  ojos, 

iies  y  turbados,  en   su  daño 
Su  rucha  ven.   El  denegrido  rostro 
De  falsa  luz  rodea,  y  colocando 
Su   inmundo  pie,    sobre   las  santas  aras 
De  la  sabiduría  el  sacro  incienso 
Recibe;  y  a  su  sombra  defendiendo 
La  turba  vil  de  sus  admiradores, 
Con  ellos  parte  su  dominio,  y  gime 
El  mundo  ya  cautivo  en  sus  cadenas. 

Cierra  Blanco  la  epístola  anhelando  '|ux'  luzcan  mejores  días,  que 
la  ci<  tra  de  la  humanidad,  que  perezcan  aves  in- 

mundas y  nocturnos  buhos,  cediendo  el  paso  a  más  gloriosa  pléyade, 
11  man< «  puras 

Queme  el  sagrado  incienso,  que  otras  veces 
Se  ofreció  ante  un  inmundo  simulacro. 

.\>i  .irrita  frenético: 

¡Oh,   venga  «1   día.    dia    deseado! 

No  se  necesitaba  tan  ardiente  exclamación,  que  se  le  sale  por  todos 
pomos  de  su  alma,  para  descifrar  el  sentido  de  la  composición. 
Conocido  su  pensamiento,  sentido  el  fragor  de  su  interna  ludia  en 
el  decisivo  año  de   170''.    tábida  la   ne  esidad  de   válvulas  para  el 
hervidero  ,:  torias  las  trabas  puestas  a  su  expan- 

sión por  conside  Jes,  la  clave  de]  esotei 

está  en  la  mano  del  lector. 

II  peñero,  que  vulgarmente  llaman  los  preceptistas  poesía  filo- 
idaptaba  como  anillo  al  dedo  a  las  aptitudes  de  Blanco.  Tal 
vez  no  quedara  el  autor  satisfecho  cuando  exigencias  exteriores  dis- 
tsen  o  disimulasen  su  pensamiento;  mas  seguramerH 

a  debía  de  producirle  la  satisfacción  déla  paternidad 
cual  i  ue  ni  una  sombra  velase  la  integridad 

1  pensamiento. 

Kntre  la-  ele  esta  clase  figura  la  silva  Una  tormenta  nocturna 
en  alta  mar.  Desde  el  primer  momento  el  numen  del  poeta  se  im- 


408 

:d  ahua  j  -e  adivina  en  toda  su  majestad  ano 

que  el 

miro ! 
■  velo 
Desarrolló  la  noche  sobre  el  cielo. 

empla  admirado  las  maravillas  que  el  cielo  descubre  en  la 

i  mar  y  en  i  de  la  nochi  de  dd 

inmenso  panorama  al  hombre... 

Dto  invisible 
Entre  tanta  grai 

Aquí  sei  I  :i  mar  ten  ible, 

\rr  -u   fiereza. 

El  ha  visto  no  ha  rriucho  aquel  mar  i 
me  leño.  ¿Quiéi  i  tan  rápida  mudanza 

pensamiento  a  1 1 

Eml  ;>lo 

En  religiosa  calma 

:  tu  habitación,  tu  eterno  ten 
\   1 11  trono   inmortal   vuela  mi  alma. 

lia  la  temp 

;  <  >h  cómo  gime  el  viento  I 

■ 

■  n  lamenta: 

1 1  viento  arrebata 
el  velamen,  el  han.,  sube  o  se  hunde  i  I  poeta  tto 

leí  pavor. 

■ 
Mas  -i  viniere,  ; « >li  Dios  I,  en  Ti  o 

Por  qué   teñir:  .  nía 

Lo  mismo  que  en  la  caima  mis  tranquila? 
i  -tila 

i   ele   la    aurora, 
tuya,  como  aquí   I  drentá 

■   mi   nave  • 
morii     Volver  al 
Ire  común  di 

:'  \e7  nada :  pero 

fado  a  la  '  • 


DE   DON   JOSÉ   M.»    BLANCO   Y  CRESPO  4°9 

Por  eso  con  admirable  oportunidad  «refluye  a  la  mente  del  poeta  la 
memoria  de  cuanto  amó,  y  prorrumpe  en  esta  sentida  y  magnífica  es- 
trofa : 

¡  Oh  traidores  recuerdos  que  desecho, 
De  paz,  de  amor,  de  maternal  ternura, 
No  interrumpáis  la  cura 
Que  ti   infortunio  comenzó  en  mi  pecho! 
¡  Imagen  de  la  amada  madre  mía! 
Retírate  de  aquí,  no  me  derritas 
El  corazón  que  he  menester  de  acero, 
En  el  amargo  día 

De  angustia  y  pena,  que  azorado  espero. 
¡  Tú,  imagen  de  mi   padre,  que  me  incitas 
\  contender  con  el   furor  del  hado, 
Consérvate  a  mi  lado! 

Así  dispuesto,  no  le  importa  el  naufragio.  Desde  el  fondo  del  mar 
se  sube  a  los  cielos. 

Años  antes  de  escribir  esta  poesía,  perteneciente  a  su  última  épo- 
ca, cuando  ya  la  muerte  llamaba  a  sus  puertas,  se  quejaba  Blanco  del 
olvido  en  que  tenía  la  lengua  española.  Tanto  desconfiaba  de  haber 
perdido  su  dominio  a  fuerza  de  pensar  en  inglés,  que  no  se  atreví"  a 
lanzar  al  público  ciertos  trabajos  y  hasta  parecía  esforzarse  en  la  co- 
rrespondencia  familiar.  En  efecto,  y  recelando  <|iie  pudiera  haber  algo 
de  prejuicio,  nos  parece  observar  en  las  poesías  españolas  escritas  en 
Inglaterra  alguna  ligera  dificultad  en  el  juego  del  lenguaje,  aunque 
inmensamente  menos  de  lo  que  el  autor  temía.  En  cambio  la  inspira- 
ción brota  más  sincera,  mes  personal;  el  pensamiento  más  formado, 
el  estilo  más  sobrio  y  majestuoso. 

Sin  vacilar  estimamos  estas  ¡>  *sío<  -nperiores  a  las  de  su  prime- 
ra é|)oca,  aunque  los  versos  carezcan  de  aquella  envidiable  facilidad 
y  los  afee  alguna  rara  dureza  o  frecuente  asonancia. 

Otra  ile  sus  últimas  poesía  :..  Poder  del  recuerdo  tic  mi 

amigo  Lista,  ternísima  inspiración  diotada  ;>■•!-  la  más  vehemente  amis- 
tad y  escrita  en  momentos  de  d  '  irosa  angustia.  Sumido  en  su  pesar, 
el  poeta  desea  'íiorir,  convencido  de  .pie  ya  su  vejez  no  puede  g<>zar  el 

restablecimiento  de  sus  mveterad  >s  males;  el  sepul  iasuevo- 

Cacíón  llamándole  a  SU  sen  •:  mas  el  triste  se-  detiene  ante  el  definitivo 
inso,  porque  a  la  boca  de  la  tumba  la  imagen  de  su  am 

tiza,  y  llorando  «1  •  ote. 

No  desc<>!K>cem  sus  indiscutibles  méritos  p.  • 


410  VII>.\  Y  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  II."  BLANCO  Y  CRESPO 

Ua  la  figura  de  Blanco  entre  los  líricos  de  primera  magnitud. 

alumbran. 
gente  y  vi- 
gorosa nv  ella  realizó  cuanto  el  talento  puede  lograr 

.  !dor 
t:i  nada  ceden  a  los  de  N 
Martínez  de  la  Rosa,  Maury,  Irías  y  den  •.  an- 

>  de  dere- 

■  un  lugaT  en  la  primera  tila  de  i 
rd«   en  ted  primero  yacía  cas 

i  factura  de 
la ;  los  de  la  leí  primitivo 

de  la  rradi  •  a.  denun» 

ya  influjos  • 
la  mayor  parte  de  sus  |ue  '  iaHe- 

o  cualquier  "in>.  con  dadas 

vacui  hubiera  sid 

»<;  en  alta  mar. 


§  17° 

POESI  \S   [NBDIT  \S 
(Reproducidas  del  misan}  copiador  de  Blanco,  con  sus  notas.) 

Si  al  emprender  nuestra  labor  nos  hubiera  guiado  el  propósito  de 
entonar  un  panegírico  en  loor  de  nuestro  pr.  >tagonista,  seguramente 
habríamos  preterido  estas  COtnp  liciones  inéditas,  insignificantes,  frag- 
mentarias, meros  apuntes  para  posterior  trabajo,  desahogos  de  mo- 
mentáneas impresiones.  Fugacidades  y  herrumbres  de  la  inspiración. 
Mas  no  abrigábamos  el  de  añadir  nuevos  lauros  a  las  sie- 

nes de  un  i  quien  la  exaltación  poética  no  representa  la 

fase  esencial  de  su  mentalidad  ni  de  su  carácter.  '  'reemos  que  si  no 
hubiera  nacido  en  el  medio  más  favorable  del  mundo  para  la  poesía 
y  en  época  en  que  toda  persona  culta  se  juzgaba  en  la  obligación  de 
quemar  incienso  ante  las  aras  de  Apolo,  acaso  no  hubiera  escandido  un 
solo  metro  a  no  ser  p  *  distracción  o  pasajero  flamear  del  ingenio. 

En  cambio,  icar  a  luz  todas  las  facetas 

de  la  complicada  psicología  de  un  hombre  original,  lleno  de  inteli- 
gencia y  de  ingenuidad,  fundamentalmente  orientado  y  víctima  a  un 
tieni[)odc  su  impresionabilidad  y  de  concomitancias  exteriores,  estima- 
mos no  deber  despreciar  el  menor  indicio,  sobre  todo,  considerando  que 
nada  existe  en  la  ¡a  más  interesante  que  lo  improvisado,  lo 

episódico,  lo  que  por  su  propia  nimiedad  parece  no  merecer  lima, 
afectación  ni  disimulo.   I  ,.  peqt  de  la  sin- 

ceridad, por  donde  se  vislumbra  un  ¡nstai  ti  la  complexión 

íntima  de  la  personalidad  sol  tales  minucias,  no 

para  glorificar  al  aul  ■■.      ra  revelar  al  hombre. 


412  VIDA   V   ORRAS 

I 
ESCENA   V    DIÁLOGO   EN   r.N  NAVÍO   INCENDIADO 

Entre  d"  «es  denenl 

El  fuego  en  su  interior,  la 

Que  abría  ufana  si 

\   los  desafiaba  a  la  cam 

Su:  ii  baña: 

No  ci  un  •  aquel  recobra. 

Put- 
ar cutero  hasta  la  popa  envía; 

Que 

Con  sus  :• 

i  ede  el  bajel  j  • 

tinguible  fuego  por  la  cava, 
cúmul  ■-  de  cáñamo  >  de 

1  lesdeñando  la  linfa  que  1"-  la 

A.I  ia. 

iué  humano  poder  le  pondré  fn 
Impidiend  ■ 
Que  dentro  un  débil  combustible  mu  • 

ido, 
De  la  impaciente  p*  ¡lena? — 

Ya   se  adelanta  :  ved  >im 

Humo  y  vapor,  el  buque  cual  las  o 
I  .i-  -.i.  il  n* instru  i  ira, 

( 'uando  el  ha  herido, 

pos  desventurad 
a  un  mili.'.  imán 

•  id<  e 
De  la  nave,  se  oprimen  y  lastiman. 
El  hun*  i  a  ui* 

1 

Na  tizada. 

1  a  •  adn       ■■    salvar  al  tierno  hijuí 
Con  si  r*  auta  d   I 


DE   DON  JOSÉ   M.»    BLANCO   Y  CRESPO  4 13 

Y  pronto  de  las  llamas  rodeada 
Con  ahullidos  acusa  al  sordo  cielo. 
Mísera  humanidad.  ¡Qué  horrible  escena 
Presentas  a  ese  cielo  oscuri 

El  sol  en  gruesas  nubes  escondido, 

Rehusa  ver  tu  intolerable  pena. 

¡Qué  variedad  de  males! 

¡Qué  multitud  de  afectos  y  pasiones, 

En  instantes  fatales, 

Devoran  los  huma  sones! 

¡Mirad    esa   cubierta  vacilante, 

Observad  las  señales 

Con  que  expresa  el  semblante 

El  interior  -del  alma  ! 

Con  elevada   im|>erturbable  calma, 

El  soldado,  el  experto  marinero, 

Obedece  la  lumbrada, 

Y  concediendo  sólo  una  mirada 
A  la  esposa  o  al  hijo, 

El  momento  postrero 

Ha  en  su  puesto  fija 
Mirad  aún,  mas  con  rubor,  cual  huyen 
En  corto  espacio  y  sin  saber  adonde, 
Los  míseros  cobardes,  cual  destruyen 
En  su  tenor  los  b  >tes  que  aún  ofrecen 
Aunque  incierta,  de  vida  una  esperanza: 
Mirad   allí,  mirad  cual  se  abalanza 
El  ladrón  a  la  presa ;  cual 

seguro  de  gozarla,  en  tanto 
Que  lastrad  • 
Fuera  de  sí 
En  la  mar  los  sumerge  su  t< 

!  luego  la  vista 
A  más  noble  .         grupo 

templad  de  mujeres  delira. i 

Al  natural 

Madi 

Enjug  erte. 


414  VIDA  Y   OBRAS 


lébü  y  fuerte, 
I  >e  la  Xaturaleza 
Enigma  inexplicable. 
Tu  blanda  timidez,  tu  fortaleza, 
Te  prestan  el  em 

•  jue  en  tu  rostro  amable 

aipotencia  el  tierno  llanto. 
¡  V  <\v.<  A-Ata.  berm 

Tan  bland  servirán  de 

A  ese  enjambre  de  pe 

1  >el   buque  entre  las  be 

do  por  el  campo 
Del  mar,  regocijado  en  su  bravura 
El  tiburón  inmundo  se  apre 
Mas  ¿quién  gritó  de  la  eleva 

em  •!".  '<h  g  .icro 

de  Salvación,  desde  tu  tr  • 
Entre  las  nubes  descendió  ligero? 
|Ah,  que  •  I  suena 

La  misma  voz!  Un  buque,  al  diestro  lado, 
Se  d<  ■  riend  •  la  ti  milenta. 

:l  en  alto 
1  \  ii>lenta 
cada  mimil 
1  a  bandera  bi  ¡t  en  hito. 

salto, 
1  speranza  íw 

Tú  lo 

\  la-~  .  d.is  y  llamas  condenada 
lar  desen  I 

Ita  o 

1  tumulto 
\1  escuchar  que  el  indistinto  bulto 

que  las  s< 

Ved  que  a 
il  buen  pil  • 

a  cuadrilla  ¡ 


DE    DON   JOSÉ  M.»    BLANCO   Y  CRESPO  4!  5 

Vosotros,  compañeros, 

Desnudad  los  aceros  . 

Hasta  que  oprima  al  agua  con  la  quilla 

Y  si  entre  tanto  alguno  se  apresura 
Cobarde  vil,  a  preocupar  el  puesto 
Que  toca  de  justicia  a  la  hermosura, 

Atravesadle  el  pecho. 

En  el  esquife  estrecho, 

•  !orre  el  padre,  el  marido,  el  caro  hermano, 

A  colocar  las  prendas  adoradas 

Al  azaroso  mar  encomendadas, 

Y  en  amargo  partir  se  dan  la  mano. 
Quién  es,  quién  es  la  tímida  doncella 
Solitaria  paciente, 

Y  mas  que  todas  bella, 

Que  con  rostro  sereno  y  sosegado 
Ultima  llega  del  esquife  al  lado 
...Huérfana   y    fugitiva 
De  la  agitada  España 

i  un  hogar  que  de  su  suerte  esquiva 
Ugún  tanto  quebrar  pueda  la  saña: 

a  el  Eizror  del  huracán  las  priva 
Sin  culpa,  o  propio  yerro. 
I  >e   una    s<  .la   esperanza 

Que  vino  a  consolarla  en  su  destierro 

Está  también  perdida. 

¿Qué  le  importa   la   muerte,  «pié  la  vida? 

N<  1  a<i  la  tosca  inglesa 

Mujer 

Que  ya  sentado  do  el  deber  1"  manda 

Le  da  el  último  .1 

Ya  el  piloto  da  priesa 

A   separarse  de  la  ard 

Y  ya  con  timidez  mueve  Ja  planta 
Hacia  el  cargado  bote  la  española 
Cuando  desesperada  se  adelanta 
La  infeliz  que  se  mira  ya  viuda 

I.i  espum  ■  una  ola 

la  a  su  ayuda 

I  ,:i  r  ■•.  en  del»  ada 

.  ida. 


4 16  vida  y  OBRAS 


II 

DIÁLOGO 

Infeliz,  ¿qué  es  k>  que  intentas? 
¿Por  qué  provocas  al  Ck 

|uierc  >alvarte 
A  pesar  de  tu  desp< 
Imiii  ¡Ay  de  mi !  ¿por  qué  me  impides 

Seguir  al  que  tanto  quien 
Por  qué  en  el  instante  mis 
De  espira 

de  aquí,  t'  ■ 
Kn  el  esquife  tu  asiento, 
Que  en  él  te  darán  la  vida 
Los  i 

Tú  eres  dama;  yo  aldeana, 
Tú  en 
Otra  joya  que  el  esposo 

ira  siempre  piefd 
ñora, 
•  n  mi  que  me  q 
Con  libertad  d< 
Entre  la>  "las  y  el   fi 
maldita  la 
Si  'i  \.  Mu  el  Cielo 

Mucho  más  desvenrui 
Me  luz"  a  mí  que  te 
Huérfana,   extra 

1  >e  la  Fortuna  dependo, 
Y  ella  siempre  me  lia  mil 

crueldad 
Tú  tienen  a  quien  amar. 
•;t:ir  no  DU< 


DE    DON  JOSÉ   M.»    BLANCO  Y  CRESPO  417 

Inglesa.  ¡Oh  generoso 

(No  mujer)  ángel  del  Cielo! 
¿Hablas  de  veras? 
Española.  No  tardes, 

Precioso  es  cada  momento. — 

Diciendo  así  se  desvia 
Del  bote  y  deja  su  puesto 
A  la  infeliz,  que  ahora  duda 
Si  es  ilusión  o  si  es  sueño. 

¿Y  qué  piensas  morir  abandonada, 
Tan  joven  y  tan  bella  ? 
¿No  sabes  que  destella 
Todo  el  poder  de  amor  cada  mirada 

Que   echas  en  derredor   inadvertida? 
;  No  sabes  que  seguida 
Eres  doquier  te  escondas 
Por  los  ojos  de  un  joven  que  te  adora? 
Helo  a  tus  pies,  ove  cómo  te  implora 
En  tu  propio  favor.  Vive:  o  las  ondas 

Van  a  cubrir  en  este  mismo  instante 
Al  juvenil  guerrero 
Que  con  pecho  constante 
De  su  r'.  ida, 

Y  cuyo  amor  sincero 
Queda  pagado  con  salvar  tu  trida. 
¡Qh  Amor!  ¿Quién  te  resiste? 
Sálvalos  :i  los  «los:  pues  los  venciste. 

Liverpool,  Nov.  20,  1839. 

J.  B.  W. 


Nota. — Dudando  mucho   M   lograré   ..incluir  lo  que  anuí  empiezo  vuelvo  el  l¡- 
bro    il   revés,  para  no  perder  más  hojas  qui  Ul  indispensables.  I-a   fo- 

liación de  la  porción  se  continua  Blanco.) 


»7 


41  8  VIDA    Y  OURAS 


111 

HERMINIA  Y  LEONATO 

o 

LA  LEY   RIPÜAWA 

(  blfPOSK  l"\    I  M;  \M  \l  u  \ 

"Oiez  les   Ripuaires.   la   fcmmt   libr,-   gmt   ai-ait   épousé  un   rs- 
clave  contri  .   cboUir  mi- 

el la  (¡Uíiiouilli-  que  le  roí  (>y  le  comtt  luí   ;  elle  prt- 

nail  fépée,  il  luí  fallail  luer  elle  iii-'i n<  Si  elle  choisis- 

saii  la  quenouillt,  elle  drvcnait  esclove  til*  mhmt."  l^e*  i  , 
Micbelet,   Origina   du  l'r.-u  >.  p.  31, 

Orlando,  hermano  de  Herminia,  hija  del  ¡efe  de  l 
púa:  • 

u  imiento  lu.  :.  su  nifiex. 

Primera 

Por  qué  tan  grande  abatimiei 

Nu 
I  h-  la  fatalidad  la  dura  1 
Me  •  día, 

1  tía  desventurado  'i' 
En  que  perdí  mi  libertad  nativa 
Mi-  quitó  mi  valor,  aunque  cobarde 

■ 
I  u  sabes  que  1  tan 

Ni  me  arredra  el  dolor,  l.liu- 

Mas 

Orí 

litar   un  ;• 


DE   DON  JOSÉ   M.*   BLANCO  Y  CRESPO  4IQ 

Un  pedio  cómo  el  tuyo.  Mi  Leonato, 
Hermano  en  armas  y  en  honor,  despierta 
De  ese  maligno  sueño,  Cuatro  Lunas 
Apenas  lian  pasado  desde  el  día 
En  que  volviendo  victorioso  al  campo 
Habiendo  dado  libertad  y  vida 
AJ  rey  mi  padre  <|ue,  sin  ti,  perdía 
La  una  o  la  otra,  te  entregó  la  lanza 
Que  distingue  a  los  nobles.  Los  soldados 
Te  aclamaron  por  tal.  Di ;  no  posees 
Cuanto  te  iguala  a  los  más  nobles  Francos? 
León.         Me  iguala,  dices?  Oh  qué  mal  sondeas 
De   la   arrogancia  humana  los  secretos. 
Si  piensas  que  permite   al   desgraciado 
Que  la  suerte  humilló,  subir  al  puesto 
De  que  una  vez  cayó,  sin  culpa  suya. 
Esa  Opinión  tirana,  a  quien   muy   pocos 
Se  atreven  a  oponer  la   Razón   Santa 
Hija  del   cielo,  tiene  sus  raíces 
F.u  la  más  vil  envidia.  Bajo  el  nombre 
1  )e  honor,  se  encubre  el  más  infame  miedo 
Del  mérito  nativo,  que  hace  sombra 
\  [os  van  *  honores  que  en  herencias 
Distribuye  el  azar.  Si  la  fortuna 
abandona  un  momento  al  que  depi 

-11  mérito   propio,    el    torbellino 

De  las   viles  pasiones  se  desata 

Contra  el  de-venturad  ■.  J    toma  el   nombre 

De  opinión  y  de  honor,  de  reverencia 

A  las  antiguas  leyes, 
Orl.  ;  I  )ónde  existe 

que  te  puede  herir? 

¿Dónde?  Oh,  mí  <  triando. 

Déjame:  no  me  apremies;  no  me  expongas 

A  perder  lo  que  a;  me  vida. 

Que  libertad,  que  honores...  tu  amor  mis 
<  >ki  ;  Mi  amor!  ¿Qui  luda 

Cab 

;  \si    te  olvidas  de  la   noche  horrenda. 

Que  precedió  a  la  acción  en  que  ganaste 

La  gloria  militar  que  ahora  te  ciñe 


420  \  IDA   Y   GURAS 

■-•"nía  del  honor  la  frente? 
das  de  los  rito»  formjda 
que,  según  la  tradkii 
lucimos  hermanos?  Su  memoria 
Me  estremece  y  me  exalta.  Si :  tu  liennano 
V  más  que  herman  ida,  en  muerte 

Somos   inseparables  cual  la  sangre 
Que  o>rri->  de  tus  venas  y  las 
Kn  la  sagrada  copa,  que  a  los  labios 
llevó  el  Sacerdote.  Si;  bebimos... 
■ 
En  I 

Que  a  la  naturaleza  misma  pueden 
Forzar  contra  sus  leyes.  Si  la  fuente 
De  tu  villa  y  la  mía  fué  divi 
En  su  principio,  el  rito  misterioso 
a  la  ha  hecho;  soy  tu  herma) 
León.  i.    Gelosl 

¡Mi  hermano!  |Oh   Dios!  Y  pot  un  doble  crimen 
ra  las  lej  -  .  Perdona! 

Orl.      ¿Cuál  crimen  dices?  Me  estremí 
León  :«-ha. 

le  mi  suerte  lo»  caprichos, 
La  mezcla  de  desgracia  y  de  ventura 

mi  vida  presenta>  Arrebatado 
De  mi  casa  paterna,  y  de  mi  i 
(  0,1  1.  a  ■>  ierra,  \  ine 

1-1  número  a  aumentar  de  los  eacla 
De  su  real  familia.  Compañero 
Tuvo  me  hizo  tu  padre,  y  desde  entono 
Hermano  me  llamaste;  el  mismo  nombre 
Te  di  yo  en  mi  iix»  >  1  distancia 

De  mi  príncipe  a  un  esclavo  fui  ui 
mprensíble   para   mí    hasta  el   ilia 
¡ue  la   hueste    te    JUIÚ 

;  Infausto,  infausto  día!  La  repulsa 

■  ida, 
■  1". 
.  primo,  ri\al  mió 
Desde  la  infancia,  me  negó  el  dero 

.  denuncióme  es<  lavo. 


DE    DON  JOSÉ   M.1   BLANCO  Y  CRESPO  4^1 

OkJ..        ¡<th!  bien  me  acuerdo;  al  verte  enfurecido 

Volver  la  punta  de  la  espada  al  pecho 

Del  insolente;  con  tropel  confuso 

Arremeten  a  ti  sus  allegados, 

Su  tribu   c-ntera.   Si   un  momento  sólo 

Hubiese  yo  tardado  en  arrojarme 

Entre  tu  pecho  y  las  agudas  lanzas 

De  los  amigos  de  Ermengardo,  habría 

Yo  mismo  fenecido  en  la  contienda, 

Honrando  tu  cadáver  con  el  mío. 

Si:  de  los  Ripuarios  sólo  el  nombre 

A    la  guerra  civil   sobreviviera... 

Su  fuego  vive  aún. 
León.  Desventurado 

El  que  impelido  de  un  destino  ciego 
e  en  el  punto  de  aventar  la  llama. 
Orí..      ¿  Y  quién  es 
León.  Yo:  yo  misino,  amigo 

Yo  he  de  ser  el  traidor  que  punga  en  riesgo 

Tu  paz,  tu  autoridad,  aunque  daría 

Mil  vidas  ]«>r  salvarlas. 
Orí..  Me  estremeces. 

IV 

Al  joven  don  José  Muría  Blanco  Whitey  OUoqui,  su  tío  paterno 
don  José  Mario  Blanco  ll'liitc.  de  Liverpool. 


i. 
Verde  ramo  de  un  tronco  trasplantado 
Desde  la  bella  y  generosa  Irlanda 
A  la  orilla  del  Betis,  pues  que  el  hado 

Por  única  esperanza,  en  tu  edad  blanda 
Te  dejó  de  un  solar  noble  y  honrado. 

En  este  pliego  el  te  manda 

Un  fugitivo  aunque  de  culpa  exento; 
Por  mí  tu  ito. 

2. 

Me-  erdad  sincera 

•  •  resia, 


423  VIDA    Y  OBRAS 

"tro  el  pecho  me  pusiera, 
ira  a  la  fortuna  mía. 

ora, 
i  loe  tiernos  Fruí  is  le  •  ¿recia 

brotar  en  mí  ■•  en  prosa  <•  rima 
La  inspiración  de  -r  mía. 

3- 
lima  delicioso !  (Oh  pur. .  * 
;<  )h  enliechora 

Que  en  medio  del  d 

te  la  mej 
5"  >1.  que  nunca  • 
era  huir  p 
— Cara  Albiói  une;  el  retí 

el  recuerdo  pintó,  no  me  hace 


la  primera  vez,  tu   r 
Me  concedió  probar  la  independencia 
De  la  Santa  Razón;  en  ti  tranquilo 

ir  de  la  verdad  la  ciencia: 
1  >el  Raciocinio  el  deli< 
ir ;  en  ti  de 
i  suprema  aJzé,  sin  que  temiera 
<■'.  o  la  hog 


Joven  ingenuo,  put  cuna 

Te  han  luvlio  un  otro  Yo,  conceda  el  liado 
Que  heredes  mi  honradez,  no  mi  Fortuna; 

i  lid  nos  ha  lian 
Kl  tiempo  en  que  nacimos;  no  desuna 
Nuestros  pechos  y  nombres  el  taimado 
el  partido 
I  que  intrépido  he  seguido 


l  la  1 


DF.   DON'  JOSK   M.*    BLANCO   Y  CRESPO  423 

Hace  -     Diosa,  ;.  teme  que  amanezca 

P  i  etrando  el  albor  a  su  alma  impura. 

Paz  al  error  involuntario;  crezca 

De  mutua  tolerancia  la  ternura. 

Respirad  santi 

Y  dad  gli  ria  al  gran  Dios  que  os  hizo  hermanos. 

7- 
Corre  a  la  noble  li<l  que  ya  destella 
I  .a  luz,  Joven  querido,  en  nu<  •  iña. 

¿Quieres  ser  útil?  Huye  la  Camella 
Sacerdotal.  ¿N  isaña 

Su  bando  al  ver  de  Libertad  la  estrella 
Lucir  desde  el  Palacio  a  la  Cabana? 
Huye  1"-  que  de  un  loco  furor  llenos 

¡endo  ser  más  que  hombres  se  hacen  menos. 

8. 

I  desecha  la  ambición  que  se  disfraza 
capa  de  humildad,  <le  ardiente  celo, 
En  tanto  que  1  despedaza 

Que  al  amor  renunciaron  por  el  cielo. 
Perpetuar  y  mejorar  tu  raza 

:  «la  tu  ambición,  tu  grande  anhela 
"Dios  es  amor!  Naturaleza  clama. 
Quien  ceñudo  lo  pinta,   lo  disfama." 

Liverpool,   26  de  enero  <le    1840. 

\'.>  le  paja  al  autor  poi  la  imaginación  >l  atribuir  individualmente  al  Clero 
1  iiii  antiliberal ¡  mas  no  -acerdotal  de  cual- 
quier religión  que                           a  la  tiranta  y  di  spotismo-  En  cuanto  al  celit>ato 
do,    los  hombrea    ilustrados,    tan(  Protestantes,   están    de 
acuerdo  que   es   una  institución   fui*  e   Blanco.) 

V 
REÍ  I  \    I  SPBR  W/  \S 

RBDONOILI  IS 

1  armonía 
l  '■  |i  nrro  <lel  pecho! 

I  >e  1*  «lie  la  oigo  en  el  lecho, 
r  tes  de  dia. 


4»4 


VIDA   Y  OBRAS 

]  k-  alguna  d 
Su  canto  aprender  quis 
Mas  luego  se  desvanecen. 
v  otra  vez  se  aclara 
Su  delicada  am* 

Que  yo  en  la  cuna  gustara? 
;  I  K-  los  lal 

ta  medida, 
Cuando  <lc  mi  triste  \  ida 

;( >li  cancii 
¿Quién  os  borrará  del  ¡>o 

hecho 
\u!i  i>s  hallo  p 

Y  j  a  a  la  muer 

:>rimi<l<>  me   siento, 
Al  más  agudo  t-  >nnento 

La  Madre  Natural) 
Me  parece  que  os  imita 
Cuai  ¡ta 

Y  arrullando  ime,  me 
El  !►  deroso  bel< 

I  •  sueño 
("ansa  al  que  mucho  pa 

"  \  •  11  (res,  hij 
Me  dice :  de  la 
En  tu  segunda  niñez. 
El  último  punto  llega. 

"En  i<k1>»  tiempo  soy  una 
Aunque  ■ 
Y' ■  fui  quien  de  tu  ú   •  i 

ido  tuve  en  la  cuna. 

a    an  i  la  - 
1  v  la  que  te  dio  su  pecho, 
Yo  vi  i  tu  lecho, 

li  de  amoi 


DE    DON   JOSÉ   «.'   BLAN'CO   Y  CRESPO  425 

"Ese  amor  que  siempre  ardiendo 
Tu  corazón  animó. 
Entre  ardores  te  di  yo, 
Y  aun  entre  nieves  k>  enciendo. 
"Aunque  estrellas  enemigas 
Que  rio  están  en  mi  poder 
Amalgamaron  tu  ser 
Con  mil  males  y  fatigas. 
"Hn  los  dolores  más  vivos, 
Nunca  te  desamparé: 
Mas  tus  penas  engañé 
M<  istrando  mis  atractivos. 

"¿Quién  del  lirio  y  de  la  rosa 
Gozó  más  <|ue  tú  el  aliento' 
;.\  quién  causó  más  contento 
itiz  de  flor  graciosa  ? 

"Y  -i  dejando  el  sentido, 
Registro  tu  o  rozón, 

n  la  verdad,  la  razón, 
Con  más  deleite  lia  seguido? 

"¿No  gozas,  por  gracia  mía, 
F.n  tus  últimos  momi 
Los  i  nos 

De  música  y  pt  m 

"¿No  desprecias  los  temores 
De  una  vil  superstición? 
¿No  lias  vencido  la  aprensi 
I  leí  sepulcro  y  sus  horo « i 
Ven,  hijo,  esp    i  - 

El    espíritu   cansado; 

En  mis  brazos  se  ha  formado 
Repose,  pues,  en  mi  seno. " 


Liverpool  l-VI>."  5,   [840. 


\  Ill.\  1 


VI 


Tiltil  i  k    \ 


n    í -. n   tiini   til 


■h  fine 
hut  lo 
n    Oic 

■ 


Vil 


\\7.\ 
ni   itnlido. 
Tim.-irañada, 

Que  lo   I 

Mal   hayan,  dice,   un  bienei 

[  no  ? 


■ 
■ 

re  un. i 

■ 


\  III 


.  /  su  sobrina  ii<'ñti  Marta  Ana  B 
que  le  habla  pedido  mii's  versos  para  su  Atbum  (i). 

placer  1"  mira, 


inque  mu  y  ; 


DE    DON   JOSÉ    M.a    BI-WCO   V  CRESPO  427 

;icha  un  conocido,  tierno  acento, 
Anhelante  despierta,  en  torno  gira 

arrasad  «  ■  ¡  ¡pira 

I '  seído  de  un  nuevi  >  y  alto  ali< 

Tal,  si  aún  viviese  en  mi  la  pura  llama 
Y  el  don  de  la  divina  p  »esía, 
Pudiera  yo  cantar  á  tu  mandado; 

Mas  el  Poeta  humilde,  que  te  ama, 
'Teme  tocar   ¡oh    Mana   Ana  mia! 
Un  laúd  que  la  edad  ha  destemplado. 

IX 
A  UN  TEOLi  »Q  •  GLOTÓN 


Lego.         Drme,  Preste  sabedor, 

;  1  >e  qué  principio  dimana 
Que  el  comer  una  manzana 
Hizo  al  hombre  transgresor? 

sosa  fué  la  dulzura 
1  )el  tierna  fruto  vedad*  1 : 
1 .  1  que  da  gue  ido ; 

1  .a  virtud  es  amargura. 

Lego.         Preste,  según  tu  doctrina, 
I  >ebes  ser  gran  pecaí ' 
Asi  1"  dice  el  "i.  ,!■ 
Que  sale  de  tu  c    ina. 

Liverpoi  ■'..  En    29,  184a 

X 
I.\  RÍA' II   v.ciox  INTERNA 

;  \d"ude  t.-  hallaré,  Ser  Infinito? 
1  la  más  alta  esfera?  ¿En  el  profund  > 

abismo   de   la    mar  ?    1  .le    a-  .1    \1' 

O,  <  ito? 


428  '-.  V  OBI  \S 

;i!x-r.  Mortal,  en  donde  I 
(Dice  una  voz  inte  nía')  Aunque  difundo 
Mi  v  i- la  el  universo  mundo, 

n  delito " 
.   M  rtal,  de   fal  •      vano 

Tras  rum  ;ra. 

Ni  pongas  tu  virtud  en  ril 

No  .'.' 
No  ira  un  alma  impura 

Ni  para  el  pensar  libre  I 

Liverpool,  Feo."  3,   1  - 


XI 


LA  PERSECUCK  >N    RELIGK  rSA 

¡(  1! a  «no  atormenta 

En  : 

.eldad  sin  igual,  el  hombre  al  hombre  I 
lenta 
Se  arrastran  al    adafoo  j  a  la 

■  ¡  malicia  retinada  y  lenta. 
Impiden  a  la  víctima  que  na 
Y,  pues  no  quii  1 

la  a  maído 
.;  Y  quién  es  el  verdugo, 

el  juez  sin  piedad?  ¿Un  Sacerdote 
I  vi  antiguo  Mol  ida? 

v  • ;  de  un  1  den  lo  plugo, 

1  >r  de  1"-  h<  «ubres  dar  la  \  ida. 
Su  Ministro  se  llama  y  toma  el  M'te 
De  mansedumbn 
Ma>  |ah !  que"  mal  >e   1 

en  tal  ma  fiado, 

Duda  modestan» 

Vr  infalible :  1  K 

-    • 
"No  es  huí 

liendo) 


DE    DON   JOSÉ   II.*    BLANCO   Y  CRESPO  429 

Audaz,  mortal,  en  el  eme  yo  confío: 

Del  cielo  desee: 

Reposó  en  mí  un  influjo  soberano, 

Que  ha  de  humillar  I  humano." 

¿Reposó  en  ti?  ¿Mas  que  contiende 

Consigo  mismo  el  insp  l  ido? 

Cual  cadena   volcánica,  se  entiende 
Llama  sacerdotal,  que  rebosando 
El  universo  enciende. 
El  cielo  contra  el  cielo  peleando 
Es  odioso  espectáculo,  que  ofende 
Al  hombre  racional.  [Qué!  ¿envolvió  en  guerra 
El  cielo  a  los  que  dio  a  regir  la  tierra? 

Haced  la  paz  primero 
Entre  vosotros  si  queréis  que  escuche 
Vuestra  doctrina  el   Universo  entero 
No  procuréis  que  luche 
El  ignorante  pueblo  en  las  querellas 
Con  que  e  tallas 

De  odios  inextinguibles, 
Más  que  el  error  a  la  virtud  temibles. 

Mas  en  vano  ©s  exhorto: 
Del  Fanatismo  y  la  ambición  aborto, 

que  tenéis  raices  en  el  cielo 
Nunca  podéis  dejar  en  ¡kiz  el  Mielo. 

En."  30,   1840. 

tima  y  ii"  pequeña  <i1K*  sc  haya  perdido  el  original  del  poema 
didascálico  sobre  la  Belleza)  a  creer  la  aseveración  de  sus  amigos, 
la  obra  poética  maestra  <le  Blanco.  El  manuscrito  quedó  en  poder 
de  Reynoso  al  trasladarse  Blanco  a  Madrid,  y  seguramente  se  extra- 
vio entre  l;i^  graves  peripecias  que,  con  motivo  <le  la  guerra  y  \o>  ac- 
cidente- de  la  política  acongojaron  a  los  inolvidables  restauradores 
de  las  musas  hispaleí 


§  18° 

Luisa  (/<■  BustamatUe  o  la  Huérfana  española  en  Inglaterra. 
Publicada  en  la  Revista  </<•  Ciencias,  Literatura  \   Arte  Je  Sevilla, 

Al  invadir  los  términos  de  la  to 
te  -le  I ''la:  de  SU  juventud.  Kl  amor  tic  la  I 

perro  con  intensidad  proporcionada  a  la  duración  de 

•   •-  de  la  lengua  nativa-sc  agolparon  con  ir* 
sonar  a  Mb  labi  s.  El  pens  ádeado  por  imperio  de  la  nece- 

I  y  labor  de  la  costumbre  al  idioma  ilc  Shaksp 
forma  prístina  en  qw 
ni.  iv. 

•la-  del  renaciente  españolismo,  se  abrieron  sus  última 
\  la  interrumpida  novela  Luisa  de  Bustam  aríño  ]*.-n- 

rita,  hasta  que  la  man  •  helada  de  la  la  fe- 

bril del  ¡>  'fia.  -: 

timientos  de  ai 

de  nu<  ibuaida  palabra 

dad  di  -  de  la  ju 

ir,  del  cid 

-.nía  en  la  Ita  por 

.ti  miserable  londe  un 

•nan 

i    balde  a  aquellos  d< 

.     .  .       ■ 


DE    DON   JOSÉ   M.*    BLANCO   Y  CRESPO  43 1 


Bustamante,  asi  se  llamaba  el  moribundo,  ignorante  de  la  lengua  in- 
L,  siente  dulce  consuelo  al  hallar  un  español  con  quien  hablar,  y 
cuenta  cómo,  ejerciendo  la  abogacía  en  una  capital  de  provincia,  tuvo 
que  pasar,  obligado  por  deberes  l<  s,  a  Madrid,  donde  cono- 

ció al  magistrado  don  J<  aquíu  M  S  telotan  resi>eiable  por  su  integri- 
dad como  por  su  inteligencia. 

H  litigase  Blanco  de  saber  del  antij  u  •  compañero  en  la  Academia 
<le  Letras  Humanas,  la  memorable  corporación  a  que  deben  insignes  y 
aun  no  bien  estima  I  «  las  letras  españolas,  y  Bustamante 

prosigue  relatando  cómo  Sotelo  y  él  se  encargaron  en  los  aciagos  dias 
de  la  invasión  francesa,  de  la  desgraciada  misión  ante  la  Junta  Cen- 
tral, de  que  salieran  acusados  de  traidores.  Cuando  las  amias  espa- 
ñolas e  inglesas  rescataron  el  territorio  de  la  península,  huyó  Busta- 
mante a  Francia:  Sotelo  cometió  la  noble  y  heroica  imprudencia  de 
peimanecer  en  Madrid,  confiando  a  la  sensatez  del  pueblo  la  justifica- 
ción de  su  conducta;  triste  error  que  purgó  con  no  inettruropida  serie 

(i, gativas  persecuciones. 

I  es,  que  Bustamante  redujo  a  metálico  para  su  huida,  in- 

virtiéronse en  la  rema  francesa  l'n  inglés,  real  o  fingido,  le  deslumhró 

me  interés  que  su  capital  rendiría  en  I 
dr-s  y  consiguió  que  el  español  realizase  su  papel  y  le  entregara  el 
capital  para  iniciar  l  -.  en  tanto  que  venia  de  incógnito  a 

idas  a  la  fidelidad  de  un  amigo, 
la  del  emigrado,  cuando  el  de  Cádiz  le  ase- 
guró  que  era  esperad  esbirros  del  ;>ara  prenderle. 

Bustamante,  engañado,  se  embarcó  el  mismo  día  de  su  llegada  en  un 

buque  inglés,  no  sin  pri  meterle  el  amigo  la  inmediata  remesa  del  di- 
nero. Más  enorme  que  la  sorpresa  estalló  su  decepción  cuando  - 
en  Inglaterra  que  su  amigo,  el   falso  inglés,  se  había  embarcado  par;: 
América,  sin  dejar  huellas  de  s¡  ni  del  dinero  que  Bustamante  le  en- 
.  y  cuand  '.'mando  a!  español  la  otra  reliquia  de 

su  fortuna,  n  i  obtm  j  al  fin  el  com- 

pleto silencio. 

Hallándose  en  !  n  >n  familia,  trasladada  de  Par 

entender  el  inglés,  -in  el  menor  recur    >,  la  miseria  se  había 
ap  >\r-  ad  ■  de  a<]  el  hambre  hah  la  ti- 

la incurable  enfermedad   preparaba 

■ 

El  inevitable  fin  i  rár.  Enterra  Ires,  el  bon- 

dad' «o  miste-r  Powell  si-  lli  ryén- 

■  1,  su  hermana;  mistress  Christian  y  Bl  tivoe 


43i  VIDA  V  OBRAS 

de  la  tierna  criatura.  Resultó  de  las  prolongadas  deliberaciones,  que 
una  ji  tiene  más  recurso  que  la  instrucción;  luego 

entar  el  alma  a  la  vea  que  el  cuerpo  de  la  niña. 
Dio  entrando  de  ins- 
titutriz en  alguna 

liixla  la  joven  española,  pi  odió  bajo  b 

dirección  ■  d  inglés;  el  francés;  la  música,  para  la  cual  tema 

•:iui:i- 

toda  ponderación  lo;-  héroes  agarenos  retratad  i 
Árabes  «le  i  "¡¡«le.  y  en  fin,  la  literatura,  en  cuv<>  noble  estudio  realizó 
tales  ¡iv  aceptables,  d< 

que  el  autor  nos  ofrece  unas  muestras,  ya  mencionadas  por  nos 
al  tratar  de  las  poesías  españolas. 

na  colocación  pa  de  la  fami- 

lia Chub,  sinque  íuese  obstáculo  el  hecho  di 

tenecer  la   familia  Qiub  al  número  de  Ikm:  ;ima- 

dos  santos.  Sirve  esta  coincidencia  a  Blai  rizar  finamente 

la  santidad  protéstame  y  a  a  la  animada  escena  que  si 

arrolla  en  la  familia  cuando  Luisa,  acompañada  <le  mis  padrin 
presenta  a  tratare]  asunt  ••  mister  Chub,  Esperábala  reunida 

la  familia  en  unión  del  pastor  m  del  Paunch,  o  bien  Pansa, 

que  diríamos  en  español.  El  hijo  de  Mr.  Cliub,  niño  mal  ed 
enfurece  porque  le  dejan  caer  una  Biblia  sobre  un  pie;  mola  d 
vicio  de  te:  mojanse  algunos  de  los  que  pensaban  tomarlo;  ,1  sacerdo- 
te anglicano  pierde  la  peluca;  una  sen  a  :  el  niño  brinca 
con  la  peluca  de  mister  Paunch,  y  Luisa  e-talla  en  sonora 
«las,  no  pudiendo  rq>rimir  el  ef< 
espar*  'la. 

El  término  de  la  ridicula  hecatombe  es  una  pedanterías 

que  se  ocurren  al   reverendo   Paunch   y   la  resolución   de   mis) 
stian  de  no  dejar  a  su  alujada  en  aquella  e\tr.i  nilia. 

isada  esta  colocación,  presentóse  otra  más  favorable.  I'l  res- 
petable mister  Macdonal,  destinado  por  el  I 
India,  no  quien 
i  n  bien  educada  que  a 
da  excurs  I  puesto  por  la 

•lijamente  di  nbar- 

despedida  de  la  niña  al  separarse  de  sus  pa 

<!>lc. 

Desde  que  uque,  un  oficial  irlandés,  llama.': 

ion  de  1. 1' 


DE    DON  JOSÉ   M.*   BLANCO   Y  CRESI'O  433 

cual  ap  ■  ante 

huérfana.  Nada  feliz  corrió  la  travesía  del  Madras.  Espantosa  tormen- 

o  j  un  barril  d<  al  ohol,  dislocado  por  el  meteo 
inflamado  por  imprevisto  azar,  unió  al  peligro  de  la  tempestad  1"-  ho- 
rrores del  incendio.  No  cabía  esperanza  de  salvación.  Todo  se  baila- 
ba reducido  a  optar  entre  la  muerte  por  el  agua  o  por  el  fuego.  Las 
llamas  amenazaban  ya  la  Santa  Bárbara,  y  el  capitán  mandó  abrir 
paso  a  las  ag  i  ■  -.  prefiriendo  la  inmersión  a  la  voladura. 

Un  barro,  el  Cambría,  que  providencialmente  cruzaba,  brindó  au- 
xilio a  1"-  náufragos,  mas  no  se  atrevía  a  acercarse  temiendo  1  »s  efec- 
tos de  la  explosión  <it-l  Madras.  .\1  fin  se  di  lá  izanse 
sin  acordarse  nadie  más  que  de  su  pers<  na,  ;  allí 
olvidada  hubiera  la  infeliz  I  auxi- 
lióla solicitud  del  joven  irlandés. 

1  ( 'ombría,  arribaron  los  naúfragOG  a  Falmouth,  donde 
rivalizaron   en   caritativa   emulación,   distinguién 
expedicionarios  a  Londres,  míster  Ma 
nal,  arruinado  por  el  naufragio,  no  pudo  sufragar  el  gasto  de  una 
ñorita  de  compañía,  regresando  así  la  joven  Luisa,  de  modo  inespera- 
del  bondad  I    -  Powel. 

¡uí  la  narración  para  hablar  de  1  de  Loa- 

de  la  infame  explotación  mantenida  en  la  sombra  por  infames 
empn  las  contratas  de  adol<  n  el  violín 

por  cuenta  ajena,  de  las  escoberas  alemana  i      rae  la 

n   mayor  o  menor  eficacia,  de   ¡ 
Abandónase  por  un   momento  a  la  huérfana,  para  introducir  la 
¡tica  figura  de  Lord  i-  ile  irlandés,  i  virtuosa 

mujer  y  padre  de  dos  niñas,  el  cual,  entregado  a  brutales  sensuatis 

su  familia  y  convertida  su  más 

repugnantes  excesos.  Eli  envilecido  aristócrata  carece  de  sentimientos, 

le  cariño  paternal.  Vive  para  el  placer  de  los  sentidos, 

sin  remordimientos,  sin  considei  ¡ales,  atenl  .urar 

ales  que  puedan  procurarle  renta 

anual. 

idea  un  Establecimiento  di  n  miss 

¡lie  de  la  seducción  de  una  bellísima  aya,  que,  i 
fducaí    a  intenta  llevarse  a  Irlanda.    Ya    | 

quién  es  la  acechada  institutriz,  aunque  el  autor  no  lli 
inti  •  queda  interrumpida  1 
¡litada  a  1 1 
v  ./■  fose  Mana  Blanco  y  Olloqui,  sobrino  del  autor,  pues 


VIDA 

de  Illanco  que,  d< 
hern  .  de  una  parienti  en  el 

mis::  na  palabra  que  el  la  ex- 

misión critica  que  reca  entaria 

o  mejor  incipiente.  Po  tal,  el  lulo 

tal  del  argumento;  pero  la  conjetura  echo    \»i 

rden  jurídico  se  detiene  al  dintel  de  la  conciencia,  la  juris- 
dicción critica  se  limita  |x>r  la  talt  i  de  exterioriza 

Ademas,  el  ínter  la  prepara 

n  de  las  escenas .  el  jueg  •  de  \ 
especiales  del  novelista;  la  adaptación  del  estilo  a  las  5;  en 

una  palabra,  1  «  elementos  de  ¡ 
del  razonablí 

de  l  •  Iría  general  .1  dd  pred  1 

sobre  la  pintura  de  carad  le  su 

tiemp  x  la  levadura  didáctica,  demen- 

:a<]ue 
sin  d  I  Segundo  Viage  del  Caballero  Iriand 

nudo  ,i-    -  ul;<-,  cual  en  \  ai  e  las  mallas  de  la  na- 

rración, confiado  el  novelista  en  qui  extraer  el 

•  de  la  flor  con  maliciosa  ¡ndifen  da. 

Únicos  puntos  vulnerables  serían  el  lenguaje  y  estilo,  en  nuestro 
sentir,  y  especialmente  el  primero,  pul  les.  Nadie 

ría  en  las  s  del  autor,  nadie  supondría  que  lleva! 

años  ski  hablar  el  idioma  español,  al  admirar  la  hable 

de  su  casi  lereDa  de  haber  perdido  d  do- 

minio del  idioma;  no  pueden  compadecer  su  cuita  los  qu< 
jura  del  estilo  sin  tropezar  en  u 
de  los  ¡dion 
ñol  de  Bl  ■  dlai  6  de  su  pi 

de  su  patria,  es  obra  a 

que  subyu- 

1  terrible  peripe- 

«nbrío  de  un  mar  irritado  y  de  uncielo  implaca- 


DE    DON   JOSÉ   M.»    BLAN'CO   Y  CRESPO  4Í5 

ble,  iluminados  por  la  hoguera  del  incendio.  Al  lado  de  las  trágicas 
perspectivas,  su  ingenio  flexible  juega  con  las  lineas  de  la  caricatura 
v  expone  sin  exageración,  sin  aparente  saña,  con  finísimo  arte,  a  nues- 
tra burla,  el  figurón  del  ministro  protestante,  ridículo  en  su  aspecto 
cual  en  su  fondo,  inocente  en  su  pedantería,  cómico  en  su  hipócrita 
afectación. 

No  podemos  inferir  el  valor  de  Luisa  de  Bustamante,  como  novela, 
por  la  estructura  apenas  iniciada,  mas  deploramos  con  ingenuo  dolor 
que  la  muerte  o  sus  dolorosos  precursores  detuvieran  la  pluma  de  Blan- 
co, persuadidos  de  que  hubiera  legado  una  joya  a  nuestra  lengua,  y 
curiosos  de  ver  cómo  el  espejo  de  su  espíritu,  bañado  en  luz  tan  dis- 
tinta de  la  que  alumbró  otros  ensayos  novelescos,  hubiera  reflejado  el 
mundo  exterior  contemplado  desde  otras  cimas  y  cómo  hubiese  en- 
carnado los  fantasmas  surgidos  de  la  nueva  concepción. 


TRADUCCIONES 


por  ulano  >  da  idea  de  aquella  maravillosa  actividad  intelectual,  <ilK" 
asta  la  misma  boca  <!< 

■   '  ■ 

tnedad  y  a  t<  "1 

bre  perdidí  i  paj  a 
sin  vocación !    \i*-n;'.  - 
bajo  un  sólo  día,  meditaba  problema 
vivas  y  n 

ir,  en  el  ti 

i 

n    Powell. 

i  vehemente  afán  de  pon< 

ido  trasladar  al  espafv  '1  la 

I  [asta  sus  úkin 

Inútil 
motivo,  el  de  lib  vertidos 

temático 

uc  habia  d  mismo,  im- 

por  el  profesor  Neander. 


\  I  HA  y  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M.»  ELANCO  Y  CRESPO  *3y 

Al  español  vertió  las  Evidencias  de  la  Religión  Cristiana  del  Rev. 
William  Paley,  libro  cuyas  trágicas  peripecias  hemos  señalado  en  la 
rafia  del  traductor. 

<iKÍa  de  los  sucesos  políticos  de  España,  creyendo  pres- 
tar no  exiguo  servicio-a  su  país,  tradujo  la  obra  de  Cottu  Criminal 
ngland,  de  que  ya  andaba  ra  versión  por  España, 

¡itima  circunstancia  Blanco  entregó  su  manuscrito  al  repre- 
inte  de  Méjico,  el  cual  !<>  mandó  imprimir  y  lo  envió  a  su  Repú- 

. 
Por  deferencia  a  la  Sociedad   Bíblica  corrigió  gratuitamente  las 
pruebas  de  una  edición  de  la  Biblia  traducida  al  español  por  el  padre 
Es  posible  que  para  las  subsigui  e  hayan  te- 

nido  en  cuenta  las  correcciones  de  Blanco,  pues  hemos  observado  que 
la  de  le  los  pronombres-complemento  no  es  siempre  la  co- 

necta empleada  por  nuestro  escritor  y  en  general  por  los  andaluces 
y  por  todos  los  españoles  que  hablan  bien. 

Corrigió  además  la  traducción  de  las  Evidencias  del  obispo  Por- 
teas, si  bien  le  pareció  tan  detestable  que  prefirió  traducir  de  nuevo 
la  ma\ 

También  gratis  vertió  al  español  el  Book  of  Common  Prayer,  des- 
tinad  »ster  a  la  propaganda  en  la  América 

i.  no  dirigida  por  el  traductor,  resultó  asaz  de- 
sa  por  omisiones  y  erratas. 
Al  mismo  género  corresponden  las  versiones  de  s  homi- 

lías para  la^  publicaciones  de  la  Homily  Society,  que  luego  se  arrepin- 
tió de  haber  verificado. 

De  los  traslad  6  de  poesia  inglesa  a  nuestr  nunca  pudié- 

ramos ensalzar  tanto  las  muestras  como  el  señor  Menéndez  y  Pelayo 
al  llamarlas  "traducciones  nunca  ha>ta  hoy  aventaja'! 

Blanco  no  desmentía  la  áurea  tradición  de  los  sevillanos,  ya  des- 
de  Jáuregui  a  1 1  ña  En  los 

mismos  días  de  Blaiv  etencia  el  bien  ganado  bla- 

són don    \  i;  Arjona.  émul  tginal  en  las  versiones 

ajal,  el  admirable  traductor  de  los  Salmo9. 

Su  primer  traba  i  •  -den  fué  IB  i  espa- 

ñol,  y  de  ■•  ida  en  su  juventud:  "Alexis.  Drama 

lares  Triz,  de  la 
mía  de  Jesús,  tradui  ■  don  J.  M.  B.  y 

.  en  8."  Impn  nta  <le  \"á^<n:.  nía. 

la  alborada,  de  '  que  "ya  despuntaban 

'  .  //..'  .111.  354);  el 

;  los 


VIUA  Y  OBRAS  DE  D.  JOS  KICSPO 

/  y  los  del  Homlet  serán  timbres  eternos 
del  talento  del  I 

S¡enii)re  había  sido  apasionado  de  Shakspeare,  admiranda  princi- 
palmente aquellas  metáforas  geniales  por  las  que  "revela  los  secre- 
e  la  Naturaleza  armoniza  L 
Sorprende  .1  primera  individualidad  tan  prenunciada  no 

opusiese  cierta  intlexibilidad  al  pensamiento  ajeno;  mas  el  espíritu  de 
-r"  1  ¡ara  cualquieT  • 
:-npresión  viva  le  dominaba  inmediatamente:  parecia  • 
do  indefei 

ba,  se  desva 
recibida,  confundíase  con  ella  y  reproducía 

Pagado  el  momento  •  de  rebeld 

alma  y  la  reacción  solía  corresponder  en  intensidad  al  impí 


SECCIÓN    SEGUNDA 
OBRAS    INGLESAS    DE   ASUNTO    ESPAÑOL 


§1° 
Vargas.  A  tale  of  Spain.  hondón,  in_'_'.  Tres  tumos. 

Impresa  sin  nombre  de  autor,  vio  la  luz  en  idioma  inglés  la  inte- 
resante  relación  novelesca  titulada  Vargas,  atribuida  con  sobra  de 
fundamento  al  reverendo  Blanco. 

<  ucnta  el  editor,  o  mejor  dicho,  el  autor,  en  el  Prefacio,  que  el 
lelio  Villiers,  destinado  por  sus  piadosos  padres  a  la  ca- 
i  rera  del  sacerdocio,  cursó  con  aprovechamiento  en  la  Universidad,  y 
probablemente  hubiera  llegado    i  ar  el  anterior  propósito  si 

\\\\  pariente  SU)  Cádiz,  no  le  hubiera  propuesto  de- 

jarle por  heredero  de  su  escritorio  e  impon  mercantil. 

En  su  nueva  ocupación,  Villiers  frecuentó  el  trato  de  la  más  dis- 
tinguida  sociedad  de  Sevilla  y  de  Cádiz  al  amparo  de  su  brillan- 
te posición;  mas  el  roce  de  personas  instruidas  y  kx  finos  modales 
de  la  alta  clase  influyeron  en  sus  aficiones  más  de  1"  que  a  un  futuro 
venía,  pues  se  enamoró  de  la  literatura  y  en  igual 
medida  al" «rreció  los  negó  rcfcx 

Xo  pasó  inadvertida  la  metamorfosis  para  el  pariente  protector. 
Comprendió  la  exigua  vocación  del  protegido,  y  alegando  la  inuti- 
lidad de  Villiers,  legó  su  fortuna  y  tradición  comercial  a  un  tercer 

pariente,  aunque  dejando  al  primen  •  l.  necesari 

esto  bastaba  a  Villiers  para  no  verse  >>bligado  a  trabajar  contra  ¡>u 
irse  plenamente  a  sus  aficiones'.  I'  Vil- 

liers a  viajar  por  E  ¡paña,  i  estudiar  los  caracteres  y  costumbn 
los  españoles,  y  habiendo  ¡  ■  retir-'  a 

Inglaterra  a  fines  del  añ  •  [813. 


440  \    V  OBRAS 

i 

entretener  sus  ocios  pintando  en  una  serie  de  narra- 

a  le  inclinar  'licar  du- 

rante '  elkas  n 

tar  la  voluntad  d< 

J  fallo  del 

■ 

i  mas. 
Al  ejempl  d   st- 

"Muy  señor  mi 

tarde  de  mi  salida  di 

reponiéndome  d< 
aquí  tan  agradable  ocup  V.  ver  el  primer  volumen 

de  Vargas,  pensé  que  1  i  mejor  a  Mr.   Ma 

■ 
nte  haría  - 
"Anadia  yo  un 

■ 
di-  Fernando   I  ncar- 

/ictima  de  malos  tratamient  do  podido 

■ 

a  la 
intiT  de 

■ 
•  Idw  in,  habla 


DE    DON    JOSÉ    M."    BLANCO   V  CRESPO  -14 1 

llano,  pudiera  haber  escrito  sem  Si  '.  B. 

White  entregó  la  copia  en  cuestión;  pero  alt,n'in  tiempo  después  se 
arrepintió  de  haberla  escrito  y  procuró  hacerla  desaparecer. 
I  .  que  pued  i  recordar  resp 

mismo.  Mr.  Macray  cumplirá  lando  sepa 

Su  a 

VV.  Walton." 
El  » >bre  dáce : 

"  Benjamín  B.  Wiffen  I 
Near  Woburn 

Bedf  ordshire. " 

i  circunstancia  que  ha  levantado  serias  dudas 

ca  de  la  autenticidad  de  la  novela  en  cuesti        La 
medula  del  argumento  está  indudablemente  sacada  de  una 
ble  :.  lar.  publicada  en  España  ante-  de  la  emij 

tnglaitenra,  con  el  título  de*  Cornelia  Bororquia.  El  n 
le  Vargas  no  procura  disimularlo  y  conserva  hasta  el  n  mbre 
■a.  con  leve  alteración  de!  apellido.  Mas  no  ha  de  con- 
fundirse  informe  amasijo   de    -  LS   con  amena  ex] 
ción  hábilrm                   .  uelta  en  tres  tomos. 

Cabe,  en  efecto,  r  que  razón  se  inspiró  Blai 

tan  mísero  rnodelo.  No  es  fácil  acertar  la  solución.  Escrita  la  n 

trabajo,  tal  vez  ]« >r  falta  'le  tranquilidad  espiritual 

tal,  que  no  §uel< 

ne-    apn  •  i  ■  "la.  satís- 

di  •  así   l.i  dad  'le  aquel  i   -•  inte 

No  podía  tampoco  agitar  mi  ánimo  el  recelo  de  <|,,C  algún  críti- 
producción,    Lo  primero,  porqu< 
fácil  que  los  lite  quel  raqui- 

engendro;  1"  segundo,  porqu  •  de  imprimirse  sin 

nombre  de  autor.  En  ircunstancias,  de  que  una 

idea   luminosa  hubiei 

autor  la  hubiese  reservad  •  para  darl  Firma  en  m 

¡i  .11. 
\  nuestro  modo  de  ver,  .-curre 

ni  la  vida  litera  ir  por  necesidad:  una 

no    mere.  al    ni    e\U 


VIDA  V   OBRAS 


t;i:ii]  de  liberta' 

al  recuerd 

, 

iimiento,  una  ul>ra  detestable,  a 

stió  de  l>ell  rden, 

ul. 
i    ••  ■  el  -  aron  idéntica  lal 

. 

iras  teatrales         ■  ■ 

del  i>i'il>lic<>  español. 

atribui- 
da al  ex  trinit  u 

nelia,  con  Ja  inverosímil  intervención  del  Pi  aun» 

variando  los  caractc-  con 

s  la  trama  y  añadiendo  tai 
habría  <lc 

plaza  de  S  ¡Ua. 

Interesa  notar  <|iic  \  a 

urre  en  el   prú 
delata  la  p  del  eraigí 

cunda 

de  la  marquesa  <lc  Monten 
del  desdichadi  •  Vai 
revé!,  fray   Laun 

la  ficción  <lcl  prelad  d  de 

rada  a  la  sazón  p  *  la  cap 

nducta  del  an- 
fin,  la  buida  c<  w  Pén  i '  \  ¡aje  dd 

.  donde  el  idilio 
<lia^  sufridas. 
\'i  una  nul 
dad  de  la 

la  común  opiniói 

I  Holland, 

el  intimo  a  'anco,  el  consecuente  admirador  iponsal 

la  muelle.  ncia  de  que  luuiir  más  que 

un  sevillano,  pudiera  hab 

•\ún  ■  bastantes  ¡>"r  si  i 

natal 


DE  DON  JOSÉ  M."   BLANCO   Y   CRESPO  4-i'i 

de  Blanco,  con  exacta  conocimiento  de  la  topografía,  incluyendo  las 
referencias  al  famoso  puente  de  liana-.  Solamente  <le  las  local: d 
visitada-  por  Blanco  X  trazan  descripciones  completas  y  detalladas, 
en  cambio  no  de  Zaragoza,  más  que  algunas  vagas  pinceladas  de  esas 
que  puede  facilitar  la  lectura  o  la  relación  de  un  viajero,  y  el  largo  ca- 
mino desde  Zaragoza  hasta  la  Hética  se  anda  de  un  salto,  no  sur- 
giendo la  decoración  hasta  tocar  el  pie  dé  las  -ierras  que  defienden 
la  entrada  de  Andalucía. 

Ningún  protestante  español  hubiera  podido  escribirla:  unos 
que  qo  poseían  el  seguro  conocimiento  de  la  localidad;  otros  por  falta 
de  aptitudes,  en   ningún  ensayo  demostradas,   para  el  género  nove- 
lesco; casi  todos    por  impotencia  intelectual. 

II  carácter  del  protagonista  e-  otra  manifestación  de  la  manía 
autobiográfica  de  Blanco.  No  contento  con  relatar  su  vida  en  una 
obra  especial  ni  con  intercalarla  en  concepto  de  capítulo  obligado  en 
otra-  varias,  desliza  culminantes  e]  isodios  en  las  Cartas  de  España  y 
se  retrata  en  los  protagonistas  de  las  coni  como 

en  el  cuento  del  sacerdote  sediento  de  verdad.  F,n  Vargas  la  repro- 
ducción se  verifica  por  partida  doble.  Cornelio  Yillier-.  el  supi 
narrador,  esta  predestinado  al   sacerdocio,  logrando  con  la  expectati- 
va de  una  herencia,  -acudir  el  yugo  que  amenazaba  sofocarle.  Ba 
lomé  Vargas,  el  protagonista,  acentúa  la  homogeneidad.  Como  Blan- 
india  -in  vocación  para  la  Iglesia;  como  Blanco,  siente  la  fasci- 
nación de  unos  dulce  ■  no  Illanco,  se  refugia  en  Inglaterra; 
como  Blanco,  abjura  la  creencia  aprendida  de  sus  padre-,  y  como  lílan- 
cuyas  doctrinas  profesaba  el  autor  en  la  fe- 
cha de  la  composición  de  la  novela.   Hasta  la  impresión  causada  en 
la  sencillez  del  culto  celeb  5aint  Jame-  se  repite 
en  la  novela  como  excitante  de  la  conversión. 

Los  más  o  menos  -ordos  tilos  del  novelista  se  dirigen  al  punto 
favorito  de  nuestro  autor.  1 ."-  epispdií  >s  en  que  se  detiene  son  los  mis- 
mos que  en  otras  obras  con  mayor  amplitud  explana,  por  ejemplo,  el 
paso  de  Su  Divina  Majestad,  a  que  tan  largo  espacio  consagra  en  las 
Lttíers  )>'(>ui  Spain.  Hasta  las  expresiones  en  que  se  fija  y  literal- 
mente traduce  i  pelar  la  pava,  etc.  I  son  '.i-  -ni-mas  que  en  otro-  ]r._ 

detienen  su  atención 

Prescindiendo  del  fin  claramente  anticatólico  del  cuento,  i 
ler  la  frescura  y  gall  mérito  hasta  de' 

pió  autor  deso  «o 

tos  generalmente  ostensibles  ei  de  lo-  hombre 

cuando  se  aventuran  en  géneros  literario-  u<>  conocidos. 

idolecen  de  indecisión,   cualidad  natural  en  la- 


-444  \    Y  OBRAS 

■na  y 
podía  al  primer 
.:    .    a  pendient 

La  influencia  «le  la  ti 

as  a  ofrecer  la  suprema 
huellas  de  Walter  fundamentt  ma- 

.  he  a<|iii  I 
p  con  la  tradición  de  la  i  <.-n  la  naic 

■ 
Reducida  la  el  in- 

algún  raomenl 
■ 
mal  na  en  que  .l>crlc 

■ 
capítulo  a  lo  qu 

¡nación,  el  gusto  de  muchos  detalles,  e 
y  el  dibuj  n  y  la  natuí 

prenden  I 

nte 

Letters  ir<>»\  Sfwin 

inted  for  Henry  Colburn 

En  i  i  con  mayoi   unaniraida 

•  i  de  ser  pocas  i  The 

fault  i-  thai  th 

|ue  la-  califica  d 

i  diciendo 

en  la 

• 

un  volumen  de 

-  Mido 
Vhil 

I 


DE    DON  JOSÉ   M.*   BLANCO  Y   CRESPO  445 

la  general  afición  que,  por  influjo  del  romanticismo  literario  y  de  los 
recuerdos  de  la  guerra  (le  la  península,  se  había  desarrollado  hacia 
las  o  las  en  las  altas  clases  de  la  sociedad  británica.  La 

escuela  lakista  cooperaba  a  ello,  difundiendo  Southe) 
asunto  español  y  sus  arreglos  de  cróni<  •  de  caballería."- 

(Het,  III.  : 

las  cartas  un  prefa  i  i  al  lector  la 

fidelidad  de  las  descripciones,  prol  de  que  nada  ha  exagerado 

la  fantasía  deseosa  de  produciT  efecto  en  el  púb  la  fic- 

ción de  fechar  las  cartas  en  España  y  responde  de  la  autenticidad  del 

que  las    tirina.    Declara    luego  que   ningún    resentin 
personal  ha  movido  su  pluma,  ni  menos  ningún  género  de  aversión 
a  su  tierra  natal.  "España,  a  pesar  de  sus  defecl  anpre 

el  objeto  de  su  amor."  Mas  como  nadie  dentro  de  su  patria  puede  im- 
punemente descubrir  el  cáncer  que  corroe  al  país,  apr  «vecha  íii  po- 
sición de  desterrado  voluntario  para  señalar  el  inconveniente 
rilizador  de  todo  generoso  intenta  Termina  la  breve  introducción  con 
un  elogio  de  míster  Townsehd  como  observador  de  costun 
Solas. 

uta  primera,  supone  estar  escrita  <k--<\v  Sevilla,  con  la  fecha 
de  M  18.  Explica  >u  propósito  de  dar  a  conocer  la  España  de 

aquellos  días  en  Inglaterra,  pues  los  viajeros  e-tan  sujetos  a  en 
ya  porque,  -i  no  conocen  el  idioma  del  pai-  visitado,  carecen  de  medios 
para  apreciar  multitud  de  circunstancias,  ya  porque  su  imperfecti 
nocimiento  de  la  lengua  y  de  las  costumbres  le-  incline  constante- 
mente a  confundir  o  equivocar  muchas 

•  "U  fácil  pluma  emprendí'  como  de  pasada  la  descripción  • 
diz,  vista  desde  la  bahía,  una  de  las  m  is  perspectivas  de  que 

un  viajero  puede  disfrutar.  EJ  que  ha;,  a  llegado  por  mar  a  la  hermo- 
sa perla  d  puede  apreciar  ti  la  la  verdad  que  encierran  es- 
tas linea-:  "La  vista  de  Cádiz  desde  el  mar.  al  aproximarse 

bahía  en  un  día  clan  iprema  hern 

ra.  La  claridad  deslumbradora  de  un  cielo  meridional,  reflejando  ta 

i'.o-  edificio-  de  pied :  ,e  dan  frente  a  la  bahía,  hiere 

la  vista  del  navegante  desde  1  >s  límites  del  horizonte.  El  mar  láme- 
los muí  >s,  r  la  parte  ■  puesta  de  la  ciudad,  en  que  una 

■ 
al  a  er  a  .-  alta  del 

las  bl  taladas,  ad  n  que 

terminan   la-  techumbt 

ne-.  mezcl  'a  luz  en  las  olas,  producen 

.   uni- 


44')  VIDA   V  OBRAS 


fom:-  radualmenti  cdida  que 

ncarga 
realidades  déla  vida."  El  acceso  a  la  ciudad,  el  n 
ti  la  aduana,  la  propina  al  empleado,  la  lu  legos 

se  de  las  maletas,  la  plaza  de  San  Juan  <k-  l>i<>-.  con  ^u 
atina!, 
.id  idealizada,  sin  la  cual  el   fotógrafo  jamas  I 
pues  de  una  i  de  la  intolerancia,  su  tema 

ribe  las  muestras  de  veneración  oon  que  las  a 
tributan  su  lu  •menaje  a  D 

tiendo  can  ironía  en  la  costumbre  de  darel  mismo  tratamiento  de  Ma- 
I  al  Autor  de  todas  las  cosas  j  a  les  de  la  ti< 

Supone  el  autor  el  viaje  a  Sanhicar  de  Ba  hoj   el  mas 

lable  balneario  marítimo  de  España,  y  la  continuación  p 
río  hasta  Sevilla  punto  juzgamos  que  Bl  ad- 

mirable ocasión  de  lucir  sus  facultades  descrípti 

•  ética,  ni  mas  fantástica  que  la  de  Sevilla  a 
Sanhicar  por  el  Guadalquivir.  X«>  parece  propio  del  momento  suplir  la 
omisión  de  Illanco,  ni  a  nada  conducoia,  ]>ues  el  que  ba  gozado  la  for- 
tuna de  realizar  ese  viaje  comprenderá  la   verdad  de  une-' 
y  el  que  ■  dría  imaginárselo  p>r  una 

mera  descripción,  siendo  un  pa  J  y  tan  diferente  de 

cuanto  pueda  haber  contemplado  en  i  bablemente 

propuso  no  molestar  a  sus  lectores  c  «i  larg 
de  la  llegada  a  Sevilla,  n 

nsend  respecto  a  la  pintura  de  los  admirables  edificú 
y  privados  que  hermosean  a  la  sultana  del  Betis,  pasa  a  describir  la 
forma  de  las  casas  particulares  de  Sevilla,  - 

das  que  ei  piso  a  <  'tro 

.  dedicando  prin 

|ue  reprochar  en  la  verdad  «le  tan  gallardas  d< 
>en  la 

-   :.         •  en  el  áml 

del   p 

■ 

tes  de  la  R  he  Septieml  u  in- 

Santtsima,  d  i 
•  entes  de  la  fe  en  la  Inmaculada,  pues  aún 

Hado  el  dogma,  tenn  n  una  inte- 

a  del  mis- 


DE    DOW   JOSÉ   M.*   BLANCO  Y  CRESPO  447 

riosísima  exposición  de  I  >s  festejos  celebrados  en  Sevilla  el  22  de  Oc- 
tubre  de  [617  en  honor  de  la  Purísima  Concepción. 

En  la  carta  -■.'.  después  de  un  exordio  acerca  de  la  dificultad  del 
asunto  y  del  límite  voluntario  de  su  trabajo,  retrata  las  clases  nobles 
y  ln.s  plebe)  >n  la  más  pronunciad  en  nuestro  pue- 

bl'      \  las  mil  maravillas  nos  muestra  las  condki  des  y  el  gé- 

nero  de  vida  propio  de  las  otases,  expone  el  rigor  con  que  se  trataba 
lo  relativo  a  la  pureza  de  la  sangre  y  estudia  el  decaimiento  de  la 

que,  por  00  cumplir  su  misión  mediadora  entre  el  trono  y  el  pue- 
blo, lia  de  verse  obligada  a  intima  unión  con  la  c  tribuyendo 
asi  a!  despotismo  que  aniquila  la  fuerza  de  la  nación.  "El  despotismo 
—añade —  no  es  aquí  de  aquel  carácter  irritante  y  cruel  que  arrastra 
a  los  pueblos  a  la  d<  n.  No  es  el  despotismo  del  negrero, 
cuyos  latigazos  siembran  el  rencor  en  el  corazón  de  los  esclaví  s.  Es  la 
medida  previsi  ,r  1  [ero  que  castra  al  animal  cuya  fuerza  teme. 
El  degradado  animal  crece  ignorante  de  la  mutilación  de  que  fué 
jel  ■•  y  después  de  una  breve  doma  podemos  creer  que  concluye  por 
amar  el  yugo:  tal  es  nuestro  c-tado. " 

Según  Illanco,  no  hay  más  que  una  clase,  no  muy  numerosa,  que 
viva  molesta  en  España:  la  de  las  personas  ilustradas,  constreñidas  a 
perderse  o  a  son*  terse  a  la  ignorancia  Tras  de  estas  digresiones  tor- 
na a  los  hidalgos,  presentando  nn  espejo  exactísimo  «le  la  vida  de  ellos 
y  «le  los  privilegios  que  gozaban,  litando  el  caso  de  un  bandido,  a  quien 
por  ser  de  noble  estirpe,  so  ejecutó  con  los  honores  debidos  a  su  rango. 
Todo  el  cuadro  del  patíbulo  y  de  la  ejecución  está  presentado  con  ¿,rran 
relieve,  y  debió  de  producir  singular  1  :  público  inglés.  Tra- 

ta luego  de  los  matices  de  la  sangre  o  diversas  gradacii  mes  por  las  que 
atraviesa  el  fluido  vital  hasta  conseguir  eJ  1  olor  azul,  de  la  ingénita 

tndaluza,  e  indica  en  precios,,  boceto  el  desarrollo  de  la  vida  coti- 
1,  las  formulas  de  urbanidad,  burlándose  al  m  le  nuestra 

-'.a.  y  cuenta  cómo  habien  l<  1  un  comerciante  catalán  re- 
petido a  un  matrimonio  inglés  que  su  casa  y  su  quinta  se  bailaban  a 
disposición  de  ell  iso,  juzgando  que  ya  htu  descortés  rehusar 

tan   h  rib  '.dan   aceptando  la  oferta    Júz 

la  sorpresa  del  comerciante  al  recibir  semejante  carta  y  los 
evadirse  di  aiso.  ha  una  oj< 

e  con  sátira  agudísima,  contando  loe  '':• 

na  etiqueta,  las  costumbres  establecidas  para  la  mesa  j  1  ■ 

>rma  de  los  ;>.i~r  «  públ  de  1  la  a  los 

peladeros  de  pava  *  To  piuck  Ote  hen-turkey)  reprodw  imen- 

ti   la  trad  idor,  al  modo  pintoresco  con  que  en 

Andalucía 


mimi- 

-.  .  d 
eral 

•lan- 
.  por  la  mañana  >  mu  para 

la  calle  Una 

del  abanico,  acompañ  lifc- 

irá  la 

a  la  mirada  fugaz  de 

dar  vueltas 
pido 

.1  armonía 
mis  paisanas,  el  -  ¡nía  varita 

rada  COtl  el  podi 

a  primera 
cluirán  por  pai i  Sin  las 

m  in- 
■  la  natural 

de  la  mi- 
hom- 

i 
i  del  arras 

titm 

lin- 


DE    DON  JOSK    M.     BÍ.AN'CO  Y   CRESPO 


gro;  mas  tanto  por  el  conocimiento  de  su  biografí:  v  la  decla- 

ración  que  antecede  a  las  cartas,  sabemos  que  la  silueta  recortada  so- 
bre estas  páginas  es  la  de  si  mismo.  En  cuanto  biografía  nada  nuevo 
puede  ofre  uy  instructiva  la  historia  incidental- 

niente  traída  de  los  Colegios  M  le  su  interior  constitución. 

Artísticamente  nada  hay  más  bello  que  la  narración  de  su  Misa  pri- 
mera en  arrteric  la. 

Tratándose  de  España,  no  podía  faltar  la  clásica  corrida  de  toros, 
y  a  «lar  idea  de  acia  exeiusiva- 

mente  ■'.  menos  en  la  forma  y  el  fervor,  consagra  toda  la  be- 

llísima epístola  cuarta.  Xada  escapa  a  !a  inteligente  pupila  del  narra- 
dor: ni  el  instinto  popular  excitando  a  las  reses  destinadas  al  matade- 
ro, ni  la  alegre  y  peculiar  algazara  de  los  encierros  sevillanos,  ni  la 
descripción  de  la  magnifica  plaza,  ni  !■  trajes,  ni  la  conducta 

ial  del  público  taurófilo,  ni  la  organización  de  las  cuadrillas,  ni  el 
menor  detalle  de  la  sangrienta  lidia,  ni  la  participación  de  las  clases 
I « >r  su  posición  llamadas  a  desterrar  e-e  deporte  de  nuestros  hál 
ni  nada,  en  fin,   de  cuanto  a  la  diversión  se   refiere,  rectificando   los 
errores  involuntariamente  deslizados  en  las  narraciones  de  Townsend. 

Inútil  parece  engolfarnos  en  detalles  de  materia  para  los  españoles 
sobradamente  conocida,  mas  para  1"-  ingleses  acaso  ninguna  de  las 
célebres  canas  revista  mayor  infc  ■  en  aquellos  tiempos 

en  que,  no  obstante  el  humor  viajero  fie  los  ingleses,  eran  menos  fre- 
cuentes las  excursiones  fuera  del  reino,  |x>r  temor  a  las  incomodida- 
des de  prolongadas  travesías. 

La  pintura  es  tan  exacta,  tan  gráfica  y  tan  completa  que  jamás  he- 
mos leído  cosa  más  viva,  en  este  país  que  posee  toda  una  literatura 
razón  al  señor  Menéndez  y  Pelayo  cuando 
que  este  cuadro  magistral  >/<»  ha  sida  superado  por  Estébanes 
Calderón  ni  por  nadie.  (Het.,  III. 

'[.lila  en    [8o  >y  animado 

míe  pueda  leerse,  ofreciendo  adi  rque 

el  supuesto  viaje  a  (  Uvera  pare  mismo  viaje  efectivamente  rea- 

lizado por  Blanco  paca  depurar  la  limpieza  lidato 

al  i  lolegio  Mayor    I  as  m  ilestias  y  demoras  de  los  viajes  |».r  Es| 
la-  ti]  las,  las  nutritivas  y  nial  condimentadas  comidas, 

uñón  con  huevos,  tal  como  aún  acontecía  no  ha  mucho  en  la 
pp>\  ¡ncia  de  I  ¡ranada,  p  »r  todos  aquellos  lugares  no  cruzad  >s  ent< 
por  la  locomotoi  rosimprovi  «i  la  rela- 

ción de  un  drama  del  mal  apreciado  poeta  sevillano  don  Luis  de  Bd- 
monte,  titulado  lil  diablo  ■  i    obra  que  s<-  ha  mantenido  en  la 

i  desde  el  siglo  icvn  hasta  nuestros  días; 


4  30  :RAS 

■  ..   extraña  para  un   p 
que 

de  la  ni-  >n  ja  milagrera  y  de  la  mal  ave- 
nida, tuales  y  el 

v  difícil  i  las  esüibaí  Sierra 

ira  del  cura  rural  y  su  tertuli 
Id  pueblo;  las  ía 
ra.  ¡tumbres  de  aquella  atrasada  pol 

lando  vivo,  palpitanti  de  los  lec- 

tores. 

tiene  la  historia  de  la  invasión  de  la  capital  de 
Andalucía  |«>r  d  terrible  azote  de  la  liebre  amarilla,  que  ya  diezmaba 
la  poblad  ierta  crueld 

ble  estad'  •  de  1  y  de  las  ;  -  itiri- 

zando  con  finura  las  precauciones  ad 

denadas  para  su  extii  i  fué 

inevitable  Habla  luego  de  la  decisiva  influencia  de  los  frailes  j 
rigos  españoles  en  d  ánimo  <le  las  mujeres,  refiriendo  lo- 
que desde  el  i>úlj>il"  y  el 

IOS    trajes  de   las   seíí 
'leiiiiiiila 'i  IS  celebradas  en    Mea  aira  le 

dan  motivo  para  dibujar  i  I  Ca- 

tolicismo, y,  vuelto  a  Sevilla  al  extirtj  ¡compene- 

tra con  el  ambiente  desolador  «le  la  '  i  diezmada    11 

no  acostumbrad  •  alies,  los  rostros  pálid  sd< 

ellas .   la 
oonn  de  los  amigos  que  se  encontraban  viví 

del  aislamieno  producido  por  el  terrible  a/ote;  las  largas  pr 

[idas  )x>r  crucifijos,  i 
los  difuntos;  los  trajes  de  luto  impresionando  los  < 

Úgubre  panorama  de  des,.' 

nalidad  del  autor  desaparece,  y  queda  el  alma  con  la  trist, 
la  vez  dulce  impresión  que  imprimen  las  catástrofes  al  través  d< ' 
nii>  de  mi  gi 

En  la  carta  7.*  penetra  en  materia  monástica,  sentando  a  modo  de 

¡•.le  nadie  (  disgusto  •  que  loa  indh 

.1  la  vida  religiosa.  M 
liles   señalando  d  origen  <le  unos  \    ;  itan- 

pecialmente  <le  los  domínú  jeri- 

■ 
•irán  profunda  compasión,  citando  d 
de  u  g  disciplina.  Termina 


DE   DON'   JOSÉ   M."    BLANCO   Y   CRESPO  4$  I 

una  alusión  al  convento  de  Montserrat  y  una  feliz  descrijKÍón  de  las 
blancas  ermitas  de  <  órdoba. 

Como  apéndice  a  la  carta  3.*  y  a  ésta,  don  Leucadio  escribe  re- 
lación muy  extensa  y  curiosa  de  la  historia  de  la  expulsión  de  l:>s  je- 
suítas y  fie  los  antecedentes  de  tan  debatida 

Prosigue  el  tema  en  la  carta  8.*,  explicando  las  causas  que  a  su 
juicio  producen  el  contingente  de  monjas,  tan  considerable  en  su  tiem- 
po¡  habla,  en  general,  de  los  veintinueve  conventos  de  monjas  que,  ya 
bajo  la  dirección  de  frailes  de  la  orden,  ya  bajo  la  del  mismo  Arzo- 
bispo, existían  en  Sevilla,  exponiendo  sus  reglas,  las  interioridades  de 
la  vida  monástica  femenina  y  las  ceremonias  de  la  toma  de  velo.  Re- 
el  caso  de  la  monja  María  Francisca^  nada  imaginario,  si  bien 
adornado  por  la  fantasía  del  artista,  y  prolonga  el  estudio  de  tan 
delicado  asunto,  con  el  criterio  propio  de  sus  ideas  liberales. 

En  la  carta  9."  anuncia  una  serie  de  ¡iota-  de  Su  cartera,  idóneas 
para  constituir  algo  así  como  unos  Fasti  Hispalenses,  comenzando  por 
la  apología  de  los  juegos.  Ciertamente,  sumido-,  en  este  hervidero  y 
víctimas  del  ansia  febril  de  la  inquieta  sociedad  moderna,  miramos 
con  despego  los  cultos  e  inocentes  pasatiempos  que  distraían  a  nues- 
trOS  antepasados  de  I  años  de  la  vida.  Suscribimos  de  todo 

corazón  las  oportunas  consideraciones  de  Blanco;  vemos  con  pena  di- 
siparse el  humo  del  bogar,  y  como  el  elegante  escritor  no  podemos 
"sufrir  con  paciencia  (pie  la  moda  di  familiares 

en  que  la  alegría  y  el  buen  humor  que  exhala  la  juventud  derrama- 
ban fresco  soplo  de  vida  sobre  la  ancianidad,  y  parecía  que  la  espe- 
ranza y  el  recuerdo  entrelazaban  sus  mano-  con  placer  en  los  brazos 
ipo". 
I. a  índole  de  esta  carta  le  conduce  a  describir  el  Carnaval,  la  aún 
no  perdida  costumbre  de  los  lárgalos,  y  censura  la  propensión  a  la  ma- 
tonena,  citando  un  privilegio  original  concedido  en  1511  por  don  Ma- 
nuel ile  Portugal  a  los  comerciante-  tudescos  establecidos  en  Lis 
para  que  sus  1  nados  hasta  el  numen,  de  31  ti  usar  de  día  y 

de  noche  armas,   con   tal   de  qu  '.¡ras 

del  Carnaval  suceden  la-  austeridad^  di      1  no  se 

precepto  del  ayuno,  y  al    reícrii  - 
ación,  que  en  pluma  de  l" 
cido  muí :<  que- 

ir   este  ayuno  sa  Detalla   el   autor  la  publica»' 

admini  !•■  los  fondos  di  Cruzada,  ) 

tiaña  .  .-lumbre  de  encerrar  la  vieja.  No  sabemos  si  en  I 

ia    1  >e  intento  he- 
¡anos  de  aquella  ciudad  y  el   resultado  ha 


452  VIDA   Y  OBRAS 

ntT,'.v  nucamente  lien  a   tan 

-,  infantil,  y  sólo  allí  hen  -  tur- 

lien- 
do  espadas  de  madera  o  lanzas  de  caña  y  todo  d  cuerpo  más  disimu- 

■ 
a  \«.  nejas,  entre  el  fragor  del  clama 

e  ineducación. 

tas  de  la  Semana  Santa  en  Sevilla,  mu  rival  en  el  mundo. 
■r  SU  espíritu  religioso,  hoy  harto  decadente,  y  ]>or  el  Ü 

ble  lujo  que  la  pieda  £ullo  despliegan,  sino  i*>r  el  ambiente 

de  melancólica  poesía  y  la  compenetración  del  iem- 

nidad,  son  presentadas  por  Blanco  con  mayor  reverencia  de  la  que 
tumbra  al  dibujar  escenas  religiosas  de  su  país.  V  es  que  lle.ua 
a  tanto  b  grandeza,  incomprensible  para  el  que  no  ha  sido  tes) 

de   la  Semana    Sania  en  Sevilla,  que  no  deja   paso  a   la  ironía  y   se 

impone  lo  misino  al  odio  que  a  la  frivolidad. 

Desde  luego  rinde  justicia  a  su   magnificencia  diciendo:  "IYr- 
.  de  cuya  imparcialidad  y  buen  gUStD  no  puedo  dudar,  me  ha  di 

¡uc  c!  esplendor  del  culto  en  la  S  Pedro  en 

Roma,  no  Lmpresi  na  al  alma  tanto  como  el  celebrado  en  nuestra  I  a 

tedral."    ton  el  misn  habla  del  admirable  templo  a   que  el 

había  esta  I 

"I  a  costumbre  de  celebrar  las  principales  solemnidades  en 
pilla  Sixtina.  parece  demostrar  que  los  romanos  encuentran  el  tem- 
plo de  San  Pedro  poco  a  propósito  para  desplegar  tod¡ 
cia  de  mi  culta    Y    añadiré  aún.    temiend 

en  un  terri  ■   que  los  antigu  muy  cui- 

dadi  ■  lisminuír  el  efecto  de  su  cult  i  o  «  las  dimensi 

las  de  sus  templos.  Las  de  nuestra  Catedral,  me  pa  per 

.  itadas  al  i  ibjeb  •  <lel  edificio .  398  pies  de  larg    p  •    391 

de   ai  .    .hura  distribuida  en  cinc-  •    por    i'M 

-   los  del  centro  tienen    \i\  pies  de  aluna   \    los  de 
más  96),  alcanzan  los  limites  de  una  estru<  ,  sin 

.  idea 

ducir  un  templo.  Es  muy  difícil  no  ya  sup<  igua- 

lar, la  simultánea  impresión  «pie  pro  lucen  el  conjunto  arquitecl 

an  la  '  atedral  de  Sei  illa. 

¡ue  impidan  la 

■  ¡dad  de  los  1  abildos,  que  tien< 

•  préndente  que  la  de  núes- 


DE    DON   JOSÉ    M.*    BLANCO   Y  CRESPO  453 

tro  templ  -  en  el  día  de  Jueves  Santo.  En  un  punto  muy  importante 
aventaja  a  San  Pedro  <le  Roma,  y  e,s  que  en  él  no  se  ven  las  escenas 
de  desorden,  las  bandadas  de  mendigos,  las  cuadrillas  de  gente  co- 
miendo o  durmiendo,  que  según  distinguidos  turistas  tanto  repugnan 
en  el  citado  templo:  el  nuestro,  aunque  casi  lleno  día  y  noche  en  las 
principales   F<  stivida  las  profanado  por  actos  irreve- 

rentes: la  más  estricta  vigilancia  se  ejerce  por  los  capitulares  nom- 
brados por  turno,  los  que.  ayudad--  por  1  -  •  elad  ires,  hacen  sus  ron- 
das para  conservar  el  orden.  La  exclusión  de  tixla  clase  de  asientos 
en  la  Catedral,  aunque  muy  molesta  para  el  pueblo,  evita  que  pueda 
un  lugar  de  haraganería,  y  al  paso  que  deja  admirar 
el  hermoso  pavimento  de  mármol,  libra  al  templo  del  aspecto  de  tea- 
tro que  las  Blas  de  bancos  sin  duda  le  darían." 

Con  entera  sinceridad,  con  habilísimo  pincel  y  con  respetu 
riño,  de  que  él  mismo  tío  se  da  cuenta,  pinta  día  por  día  los  ofici 
Semana  Santa :  e  tiento  y  gallardía  del  espléndido  monumen- 

to de  la  <  atedral,  y  nos  hace  asistir  a  las  Cofradías,  que,  si  la  relación 
es  exacta,  di  ferian  bastante  de  las  que  boy  admiran  creyentes  e  incré- 
dulos, merced  a  la  impresión  de  lo  bello  que  por  igual  se  impone  a  los 
corazones  human 

Mas  que,  a  ]>esar  de  lo  aseverado  por  Blanco,  volaba  ya  en  su  tiem- 
po por  d  mundo  la  faina  de  las  cofradías  sevillanas,  lo  patentizan  las 
siguientes  palabra*  del  cronista  don  José  Velázquez  y  Sánchez  (pá- 
gina i  t2i :  "José  Bonaparte,  excitada  su  curiosidad  por  la  descripción 
que  .re-  /.-  había  hecho  de  las  procesiones  de  Sevilla,  indicó  a  las  autori- 
dades que  gustaría  de  ver  algunas,  y  se  previno  a  todas  que  delibera- 
sen en  un  cabildo  sobre  el  particular.",  prevención  justificada  por  el 
acuerdo  adoptada  por  todas  las  cofradías  de  penitencia  y  luz  de  no 
hacei  |uel  año,  pretextando  motivos  razonables,  aunque  sólo 

existia  uno  verdadero,  la  aversión  a  los  invasores. 

Forma  artístico  contraste  con  las  -  mbras  de  los  oficios  de  Cua- 
resma la  explosión  de  luz  y  de  alegría,  el  despertar  de  los  cora/' 
coincidiendo  con  el  renacimiento  de  la  naturaleza,  en 
de  la  Paa  ua  de  Resurrección.  1  ros  a  los  J  ¡das, 

'■mnidad  religiosa,  tod  en  la  animada  descri] 

que  se  impregna  <lel  e&píritu  popular,  llenando,  como  dice  r.lanco, 
"el  alma  y  el  corazón  de  ¡di  de  una  nueva  vida". 

uva  celebración  hace  arrancar  de 
remomas  gentílicas,  ablea 

tradiciones  y  se  llega  al  Corpus  Christij  único  «lía.  que 

la   Hostia  i  a  la  pública  \ . 

pluma  del  triunfal  de  la  pi 


VIDA    V  OBRAS 


tributa  la  debii!  e  en  S  Re- 

caen! [tic  el  tradicional  bw  i  todo  1" 

■•; - »1  i  hado  íempre  en  \><  relativo 

al  cul  a  la  multitud  d<  e  impertinentes  apéndices, 

que  .  inveteradas  habían  añadido  a  la 

a  nuestros  ojos  la  magnífica  procesión,  tan  superior  a  las  de  igual  Ín- 
dole celebradas  en  todas  la 

■  ule  de  los  seises,  orgullo  \U-1  Cabild  I  •  el 

esplendor  del  dia  más  hermoso  del  uehre  en  oleadas  de 

La  simbólica  volada  de  San  Juan,  una  de  la>  más  hermosas  fiestas 
capital  andaluza,  cierra  el  brillante  cuadro  de  los  festejos  reli- 
giosos y  populares. 

Trata  luego  el  autor,  no  con  tfran  revercnci  es  vir- 

tudes de  algunos  santos  en  relación  a  los  beneficios  que  de  su  inter- 

n  espera  el pueblí  lelo&amul 

funer  celias,  de  las  cruces,  que  «. 

caminos  son  como  índice  del  crimen,  y  de  1<>s  nombres  de  pila. 

Cierra  la  extens  ipción  <le  le  Xa 

vidad,  sin  olvidar  los  Nacimiet  ni  las 

panderetas,  y  delinea  el  ]>crul  de  las  agradablí  <pie 

nuestros  padres  se  esparcían  \*>r  la  Natividad,  llenas  de  una  familia ri- 
tnpre  perdidos  en  la  pn  ea  de  las 

dado 

La  interesantísima  carta  10."  comienza  suponiendo  <iIK'  >u  smigo 
Lea;  facultativa,  tuvo  que  pasar  a  Madrid,  j  él 

ipo  ni  «iiiiso  abandonar  al    . 

afirma  Menéndi  i  que  la  Historia  de 

ido  el  fruto  que  podía  de  este  documento,  pues  la  soltura 
■i  las  orillas  del  Támesis  le  permitió  lil>er- 
detalles  y  atrevimientos  di  «  que 

ningún  residen)  el  valor  «le  lucii 

Kiíles,  pero  de  inmen 

reinan  j   gobiernan,  i 

i  arlos  II  :  i¡><>r- 

tancia  <l<-  ■  .   van  tan  aprovechadas  sus  lineas,  que  n< 

mente  su  i  ' 
J  desnudo  ti  das  las  ¡nmund 
hasta  náu 
miserables    figuras   1 


DE    DON   JOSÉ   M.*   BLANCO  Y  CRESPO  433 

de  los  mezquia  -  que  movieron  en  aquella 

etapa  el  organismo  de  nuestra  /ida  nacional. 

Cuantos  deseen  o  nocer  a  fondo  la  historia  de  aquellos  verg 
sos  días  deben  leer  y  meditar  esta  carta  de  Blanco,  tan  rica  en  revela- 
ciones <le  cierta  Índole. 

La  caria  ti.',  fechada  en  1807,  penetra  más  en  la  vida  privada; 
pen.  al  deslumbrante  cuadro  de  la  Sevilla  típica  y  legendaria  ha  su- 
cedido  el  abigarrado  panorama  del  antiguo  Madrid.  Las  especiales 
condiciones  de  esta  villa  inducen  al  pensamiento,  cuando  en  ella  se 
detiene,  a  considerar  la  empleomanía  como  base  principal  de  su  vida, 
y  asi  el  primer  tipo  en  que  se  enreda  la  fácil  pluma  del  articulista  es 
el  pretendiente.  Señala  con  certero  punzón  el  secreto  de  la  concurren- 
cia, en  una  corte  que  no  ofrecía  atractivos,  de  I  íes  proce- 
dehtes  de  las  diversas  pi  .  incias,  especialmente  de  las  del  Norte,  como 
1  «■  ende  más  necesitadas  del  auxilio  cortesana  Estan- 
do la  administración  escandalosamente  centralizada,  y  siendo  mayor 
el  lote  concedido  al  favor  que  el  sacado  a  pública  oposición,  apremia- 
ba la  necesidad  de  acudir  al  centro  donde  las  mercedes  se  otorgaban. 
Presenta  con  fidelidad  diversos  tipos  de  pretendiente,  avalorando  la 
mediación  de  la  Reina  y  de  G  doy,  no  sin  indicar  los  medios  de  obte- 
ner tan  elevadas  protecciones.  Los  clérigos  no  pueden,  por  razón  de 
tado,  surcar  las  aguas  por  donde  el  re>to  de  los  pretendientes 
conducen  a  feliz  puerto  la  nave  de  sus  esperanzas.  Presenta  diversidad 
«le  tipos  y  de  escenas,  admirables  de  realidad,  y  los  completa  con  el  si. 
guíente  cuadro  de  la  vida  de  Madrid  : 

"¿Qué  concepto    formaría  un  inglés  de   nuestro  grado  de   - 
miento  si  entrara  en  una  casa  de  huéspedes  en    \ranjuez,  por  ejem- 
1*1   .  y  encontrara  aquel  gran  patio  empedrado,  rodeado  de  cuartos,  y 
cada  uno  de  éstos  1  cupado  por  diferentes  huéspedes,  con  tres  o  cuatro 

IS  de  mala  muerte  y  menos  sillas  por  todo  mobiliario?  Aquí  uno 
dando  betún  a  las   bota-;   otro  zurciendo  1..  !,•  seda;  un   ter- 

cero cepillando  el  traje  de  corte  que  ha  de  llevara  la  recepción  del  mi- 
nistro, mientras  que  un  cuarto  está  todavía  en  la  cama  desean-  nido  del 
baile  de  la  noche  anterior.  Como  los   cari  naje-  de  alquiler  no  se  co- 

>.  ni  en  Madrid,  ni  en  los  Sitios,  hay  algo  «pie  a  la  vez  inspira 

Compasión  y   risa  en   la  apa  es,  intendentes  y 

en  embrión,  saliendo  en  traje  di-  gala,  después  de  una  la- 
boriosa toilette,  a  emprender  su  camino  por  en  medio  del  barro,  diri- 
giendo a  menud  1  ai  encajes,  la  irtfs- 
tícame                                                                                cualquier 

accidente  pudieran  denunciar  la   ¡  da  camisa  que  I 

empeño  haj  en   ■  llegan  apeí 


\    V    ORRAS 

- 

rencia  al  '  quien  cifi  «Tan- 

zas. '  ix;r  marchan  a  casa 

i  qu    su  1    ena  estrella  les     epare  al 
a  tarde  deben  pi 

.  el  aire  lil»rc  diariamente;  des 
la  tertulia  «le  alguna  dama  de  la 
i  venia  para  ha< 
i   Madrid  le  la 

. 
•  di-ni. iv,  la  Corte  de 

ella." 
de  tertulias,  el  Prado,  óníco 
■  de  Madrid,  los  antih  inspiraba 

la  i"  e  la  desanimada  vida  cortesana,  va  |>;<. 

■;•"  del  autor  qui 
con  d  madáleñ  i  y  marca  las 

fereí 

ue  de  literatura  se  preocupaban,  difen  a  que 

pues  mientras  Morado  I 

de  la 
favoril  >.  Co    ■   ■  •  hace  ligera  indicación  de 

ttructura  «/.•  nuestro  siste- 
me nacional  y  a  la   falta 

la  dificultad  de  tas  en  nuestro  país,  y  la- 

rnenta  "la  falta  de  flexibilidad  en  el  lenguaje  español,  debida  a  la  de*- 
medida  extensión  de  alguna  ledad  de  la 

mina 
mente  la 

a,  pero  requiere  una  d< 
nal  ]>ara  modificarla  <le  m( 

1  v---  petrarquisrao  de  que  a 

inable  juú 
■   de  sentii 
las  d  ts,  la  de  la  Lengua  y  la  di-  la  ; 

tá  fechada  en  Sevilla  a  25  <le  Julio  de  18 
sut<  ••  »  a  v.'l- 

cuando  la  leal  ciud 
ría  d<-  Bailen,  j 

halla 
he  a  la  CU 

de  l.l 


DE    DON  JOSÉ  M.*    BLANCO  Y  CRESPO  4^7 

familia  real,  la  desgracia  del  favorito,  la  abdicación  de  Carlos  IV,  la 
entrada  de  Mural  y  el  entusiasm  •  de  los  madrileños  por  Fernando  V  II, 
comparando  la  antipática  figura  del  rey  con  la  arrogante  presencia 
de  Murat  al  entrar  juntos  en  la  '  '>rte.  Xarra  cómo  el  pueblo  de  Ma- 
drid se  sintió  al  pronto  deslumhrado  por  el  brillante  aspecto  del 
ejército  francés;  cómo  se  inició  ls  desavenencia  por  la  intervención 
de  los  franceses  en  fa  •  •  >y,  a  quien  la  saña  de  los  madrileños 

ho  sé  contentaba  con  menos  que  con  ajusticiarlo  en  un  cadalso;  los 
demás  acontecimientos,  preludio  del  sangriento  Dos  de  Mayo,  contado-, 
con  preciosos  detalles;  loe  trágicos  incidentes  del  funesto  dia,  y  deja 
en  suspenso  la  materia  de  esta  carta,  ya  de  exageradas  dimensiones, 
para  continuar  en  la  siguien 

La  epístola  i.v".  tediada  en  30  del  misino  mes  y  año  que  la  ante- 
rior, reanuda  el  hilo  del  discurso,  con  los  esfuerzos  de  Murat  para 
conseguir  la  compenetración  de  sus  tropas  con  él  pueblo.  Cree  ruan- 
co que  aunque  los  afrances  titulan  un  partido,  "si  no  nume- 
roso, formado  por  personas  de  carácter  y  representación*,  la  nueva  di- 
nastía era  para  arraigar  en  un  país  di  de  sentido 
político,  La  tnducta  de  una  corte  disoluta,  lo  detestable  - 
bienios  españoles  y  las  jKxas  esperanzas  que  racionalmente  podían 
fundarse  en  un  príncipe  de  tan  evidente  mezquindad,  aconsejaban  a 
un  pueblo  práctico  lanzarse  por  nuevos  rumbos.  "En  cuanto  al  e 
de  dependencia  de  Francia  que  hubiera  resultado  de  reconocer  a  José 
Bonaparte,  no  hubiera  -ido  más  abyecto  que  9¡  Fernando  hubiera  rea- 
la  alian/a  de  familia  que  pidió  a 

Refiere  minuciosamente  el  autor  su  largo  y  penoso  viaje  en  unión 
de  su  amigo;  los  peligros  que  corrieron,  sobre  todo  en  un  pueblo  de 

emadurai  donde  los  buenos  veci  los  de  que 

tugare  matar  unoodós traí- 

na Jar  también  a  alguno,  ; 
menos  que  los  demás;  dedica  -  rtante  al   -"l»erbio 

traído  en  tiemp  ciudad  de  Plasencia; 

cuenta  los  alborotos  que  presenciaron  en  Metida,  e  intenta  la  semblan- 
za del  Conde  de  Tülly,  relatando  la  cobarde  venganza  que  tomo  dd 

■la.  infortunado  procer,  a  quien  calumnió  y  entn 
las  1  iñada  muchedumbre  Confiesa  que  en  Sevilla  "era  de 

admirar  la  patriótica  energía  de  aquellos  habita  1  sin 

limites  a  la  causa  de  su  país  y  el  adi  1 

deplora  el  mbreó  la  epopeya  de 

1  independí 

muido  que  el   el  ¡siiioi. 


^58         VIDA  V  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M.»  ULAN. 

no  pudiendo  vivir  en  un  país  sin  libcitad  tran- 

propODÍa  marchar  a  Inglaterra  "cuando  los 

de  la^  amias  francesas  lo  permitan;  p(  que, 

pal  lia  lo  tiraniza,  él  no  buscará  la  libertad  entre  los  enemigos  de 

su  patria." 

■     • 
a  de  la  devoción  de  i  les  a  la  Inmaculada  C 

la  ni  liño  Virgíneo,  obra  que  relata  un  milagro  de  la 

n  para  cada  <lia  <lel  año;  la  nota  /'.  sobre  moral  *le 

1..-   jesuítas 

al  clero  católico;  la  nota  /•'.  sobre  la  adoración  del  Nii 
//.  sobre  el  socorro  prestado  ¡">r  el  S¡  gustin,  (lu- 

íante la  peste  <k-  [649;  la  ñuta  /.  sobre  las  costumbres,  y  la  nota  A.'. 
sobre  la  vida  <le  Jovella 

Tal  e  le  la  reputa- 

literaria  de  Blanco.  Es  tan  unánime  el  dictamen  de  la  cínica,  que 
se  juzgaría  petulancia  añadir  algo  al 

.  a  v  iva  la  España  de  fines 
del  siglo  xviii  y  comienzos  del  xix.  intimamente  sentida  y  con  va¡ 
villoso  pincel  representada  Su  lectura  es  el  mejor  comenta 


SECCIÓN'     TERCERA 
OBRAS     INGLESAS 


§   1° 

Preparatory  Observations  on  tiu:  Study  "i    Religión 

by  a  Qergyman,  1S17. 

Durante  el  mes  que  permaneció  Blanco  en  Oxford,  el  verano  de 
1817,  después  dd  empeoramiento  de  su  salud,  que  le  obligó  a  salir 
precipitadamente  de  Leamington,  y  antes  de  trasladarse  a  Little  Gad- 
desden  Herts,  por  invitación  de  su  amigo  lord  Carleton,  sacó  a  luz 
sus  Observaciones  previas  al  estudio  </v  la  religión,  firmadas  por 
(  n  clérigo. 

El  mismo  hecho  de  no  haber  estampado  su  nombre  al  frente  de 
una  obra,  que  ni  por  la  doctrina  ni  por  ninguna  otra  circunstancia  le 
podia  comprometer,  patentiza  la  escasa  importancia  reconocida  al 
Opúsculo  por  su  autor. 

Parece  muy  probable  que  -  rao  redactadas  por 

co  'luíante  su  residencia  en  casa  de  lord  Hblland,  sin  más  al- 
cance que  servirse  de  su  auxilio  para  el  mejor  desempeño  de  su  car- 
go de  instructor.  Aunque  no  clara,  parece  confirmación  de  nuestra 
conjetura  la  noticia  de  Thom  cuando  dice  en  una  nota:  The  firsi  parí 

hich  (tiu-  lectures  on  religión)  had  been  deüvered  to  the  younger 
members  of  lord  Hoüands'family. 

librito,  en  !_■.',  sólo  contiene  una  serie  de  lectura-  sobre  ma- 
terias religiosas,  disp  arac- 
ter  didad 

la  doctrina  explanada  en  las  citadas  lecturas  es  perfectamente 


VIDA  Y  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M.a  BLANCO  Y  CRESPO 

ortodoxa,  desde  el  punto  de  vista  a  b  en  ellas 

permita  traslucir  la  no  muy  lejana  evolución  del   pensamienl 

nplicísimo  y  espiritual  crisl  |ue  aj>enas 

cabia  en  l^s  anchos  moldes  de  '.  .  unitaria. 

.  quiera  que  fuese,  el  bbrito  halló  ía.  ra  en  el 

púHi  bremanera  a  los  d  '  «n- 

•  impetente  ta  S  tesde 

Keswick  (19  ile  Noviembre  de    1817  1   de 

que  1  las  Prepa  1 

Study  of  Religioi  nirably  adopted  fot  thrir  o 

De  la  sinceridad  de  la  opinión  de  Southej  d  hecho  de 

•  el  libro  ¡ara  la  educación  de  su  !  |   »»¡y  tliil- 

dren — dice — is  oíd  enough  to  profit  bx  thoii.  and  1  /u'tv  put  tkem 
her  hands.  Southey  a  "En  verdad  es 

ue  tan  eximio  ma  haya  venid-,  de  Sevilla." 


§2° 

The  Pooh  Man's  Presebvative  aoainst  Popkry 
i"  Ed.  (825  last  1835. 

Pertenece  esta  obra  a  la  época  del  fervor  anglicano  del  autor. 
No  se  dirige  a  su  público  natural,  sino  a  SUS  adversarios. 

Empresa   de  propaganda,    se  presenta   familiar,    insinuante,  con 
dulzuras  prop  que   anhela   atraer,  en  lenguaje  asequible  a  las 

atrasadas  clases  sociales.  Es  un  anzuelo  a  los  católicos  no  pre- 
venidos, ]»ar;i  sacarlo-;  del  redil  romano  y  abrirles  las  puertas  de  la 
independencia  protestante. 

La  edición  que  tenemos  a  la  vista,  o  sea  la  de  1835,  se  abre  con 
una  misiva  al  lector,  intitulada:  The  author's  adress  tu  the  reader. 

abk  la  advertencia  preliminar. 
Sus  ideas  habían  sufrido  cambio  radical  desde  que  escribí' ■  el 
Opúsculo  hasta  la  fecha,  y  mal  p  •  er  sufragios  hacia  una  idea 

pT  él  libre  y  voluntariamente  aband  ciada. 

tno,  habiendo  dejado  de  ser  protestante,  reimprimía  un  libro 
de  propaganda  religi  ida:    Porque  si  bien  había  cambia- 

1  afirmativa,  sostenía  sus  creencias  en  el  terreno  de 
la  negación.  No  pertenecía  ya  a  la  ;  ida- 

l»a  a  nadie  su  ingreso  en  la  ortodoxia  angiicana,  mas  sus  criticas  del 
romanismo,  su  convicción  anticatólica,  no  hablan  variado.  La  única 
di f eren  ia  entre  su  pensamienl  •  <\<-  hoj  y  su  convicción  de  ayer,  con- 
sistía en  •  licismo,  juzgando  que  la  vi 
habitaba  cutre  1  fundía  en  un  mismo  ana- 
tema a  la  una  y  a  la                           estimándolas  ambas  igualmente 

analmente 
intolerantes  y  ambas,  en  fin,  igualmente  detentadoras  de  aquel 
tianismo  espiritual  e  interno,  superior  a  ta  mis. 


VI  1>A    Y   01 

-     .  i ,  . con- 

El. 
protesta  requería  por  parte  de  Blanco  la  exigencia  del  pú- 
blico.  La  6n   de  la  sinceridad  de  sus  cambios;  porque   en 
infunden  el  autor  y  la  producción  en  un  mis- 
mo  fantasma;  el  alma  del  qiu  ree  ver  al  través 

v  cnanto  se  predica  fracasa  si  la  imaginación  en 
una  carcajada  sarcástíca  de  escepticismo  bajo  el 
bionado  del  propagandista. 

Blanco  alardea  de  su  desint 
de  poder  decir  con  Pablo:  Con»  la  verdad  reside  ei 
símil  stop  »t£  in  tlüs  boasting.  No  solo  me  ha  p 
tanda  de  haber  sido  clérigo  en  la  Iglesia  de  Inglaterra  i*>r  muchos 
.  ventajas  pecuniarias,  sino  que  saben  perfectamente  mis  ami- 
gos j  apelo  a  su  testimonio,  que  cuando  ocho  añ<  acer- 
ca del  romanismo  me  dieron  alta  re] 

que  podían  serme  de  provecho  para  mi  adel  ite*  la  inquebran- 

¡uioii  de  no  aceptar  jamas  ninguna  d 

Al  nuevo  ue  el  antiguo,  dirigido  To  tkt  reader,  breve 

ero,  fechado  en  Chelsea  en  Julio  de  tí 
I  .a  parte 

El  diálogo  primero  contiene  un  i   Una  de  las  ob- 

sesiones de  Blanco  era  que  la  hisl 

cimientos  de  su  vida  hablaban  con  singular  elocuencia  y  hablan  de 
itionar  la  convicción  <lel  lector.   De  esta  imaginación  brotó  la 
igalidad  de  notas  biográficas,  siempre  incompletas',  porque, 
i  el  relato  a  una  especia]  ir  presenta  en  cada  caso  dd 

las  propicio  a  la  intención  del  autor. 
Resurgen  allí  sus  dudas  reli  <■  el  dol  »r 

raadr<  aba  para  no  oírle;  porque,  di 

de  delatar  a  la  Inquisición  la  herejía  del 
hijo,  sosteniendo  en  su  pecho  tremendas  batallas:  el  deber  de  la 
infinita  de  la  madn 

de    SU  ¡tual. 

.di/,  se  da  cuenta  del 

unitarismo,  que 

;  Tul- 
lida, la  duda  se  encarnizó  en  su  pecho;  casi 
por  el  unitarismo;  luchó,  sufrió  largo  tiempo,  y  al  fin 

■  ■  .    . 


DE  '.*    BLANCO   Y  CRESPO  463 

Los  cuatro  diálogos  siguientes  nacía  personal  encierran,  no 
Unte  la  impetuosa  fogosidad  del  estilo.  La  filosofía  que  los  alienta 
brota  el  pensamiento  general  del  protestantismo;  las  salteada*  excur- 
siones o  préstamos  a  la  Historia  -      las  mismas  <|ue  desde  los  tor- 
mentosos días  de  I. útero  venía  lanzando  la  heterodoxia  en  la  discor- 
dia de  las  conciencias  europeas.  Dedica  el  diálogo  segundo  a  la  ex- 
plicación del  protestantismo,  a  la  defensa  de  Lutero  y  a  establecer  su 
epto  de  la  Iglesia  cristiana,  considerando  la  de  Roma  una  iglesia 
particular,  lüi  el  tercer  diálogo,  después  de  censurar  a  la  Iglesia  ro 
i  poi   no  facilitar  a  mi*  fieles  la  lectura  de  la  lüblia  para  que  nó 
las  adulteraciones  introducidas  y  de  negar  el  valor  de  la 
tradición,  la  emprende  con  la  confesión  auricular,  la  transubstancia- 
ción,  el  Purgatorio  y  el  culto  de  la*  imágenes.  En  fin,  en  el  cuarto 
increpa  lo  que  llama  carácter  supersticioso  de  la  Iglesia  romana:  re- 
chaza todos  lo*  milagros,  excepto  lo*  realizado*  p<r  Jesucristo;  ex- 
II  doctrina  de  la  Justificación,  derivándola  exclusivamente  del 
de  Jesús;  refiere  el  caso  de  María  Uarreiro,  a  que  aludimos  en 
la  primera  parte  de  esta  obra,  y  termina  combatiendo  la  intolerancia 
reli.L;i 

utible  el  apasionamiento  que  inspira  este  libro  de  batalla. 
También  ahora  rehuiremos,  según  nuestro  propósito,  una  discusión 
inútil  y  fuera  de  lugar  en  el  terreno  literario;  nía*  no  podemos  pres- 
cindir de  nota;  J  en  el  alcance 
de  l<  -  Los  neófitos  siempre  se  dejan  arra*tr.: 
el  entusiasmo. 

Limitándonos  a  la  apreciación   literaria,  en  que, 

►púsculo  con  los  demás  repartidos  por  la  propaganda 
protestante,  ñoño*  unos,  ridiculos  los  más,  el  de  Illanco  muestra  i 
al.  v  aunque  dedicado  al  pueblo,  merece  ser  leído  p  >r  más 

- 
a  que  el  a¡ 

Los  p  libros  de  divulga- 

ción 
mando  de  parabienes  al  aut  »r. 

mpo,  Samuel  Taylot  Coleridge,  escribia  en  Diciembre 
de  [825:  "Thi  Poor  Man's  Presen'ative  tiene  para  mi  todo  el  en- 
canto de  la  novedad";  5   rompía  luí  tilidad  y 

<lel   hábil   manejo  del    dial 

Tanto  gustó,  qui  en  m  rielo  de  otras  publicaí  •  •<■-.  1.1 

te  que  ofn-  ,1  de 

cuantos  introdujo   en    nuestro  pai*  el  vértig  de    [869, 


'I!RAS  DE  D.  JOSÉ  M.a  BLANCO  Y  CRESPO 


titula  romanistas  es  una  imi 

n  del  libro  ■'. 

■•i  habilidad,  supliend 
-  lidei 

n  instruid 
ni  en  la  historia  de  la 
la  publicación  <ld  Pi  .H>tin- 

•   puesto  en  la  grey  anglicana,  y  aunque  no  le   valió  un 
céntimo,  le  compensó  en  consideración  y  renombre  la  ausencia  «le 
utilidad  material. 


§3° 

Practicai.   AND    Intkrna    EviDENCE    IGAINST   (  atiku.icism,   W1TII 
OCCASIONAL  STHUCTURESON  M  K.  BUTLER's  BOOK  OF  THE  ROMÁN 

Catholic  Chi  w  i!,  tst.  i  d.  1825  and  1826. 

Libro  de  controversia,  posee  todo  el  calor  y  animación  de  las 
dalladoras  y  adolece  de  los  defectos  inherentes  a  su 
especial  condición. 

La  segunda  edición,  única  que  hemos  visto  (Revised,  correcta! 
and  ■  k  abre  con  la  dedicatoria  al  Rev.  Edward  Copleston. 

II   autor    desde   luego  anuncia  terminantemente  su  objetivo.   En 

las  letras  fechadas  en  Chelsea  a  30  de  Abril  de  [825,  hace  resaltar 
mi  carácter  opuesto  a  toda  clase  de  imposiciones,  y  como  el  dogma 
romano  es  una  imposición  hecha  a  la  conciencia,  él  procurará  abrir 
los  "jn-,  de  \<>-  católicos,  llamando  sus  espíritus  a  más  profunda  y 

detenida   re  fie'':: 

En  el  prefacio  de  la  segunda  edición  insiste  en  la  tiranía  de  la 

imposición   a  la  conciencia:   ¿Quién   diría  que  mis  adelante  había 

de  rebatir  con  incontestables  argumentos  el  dogma  protestante,  mo- 

tejando  de  tiranía  peor  que  la  católica  1"  que  ahora  se  le  ant       > 

ero  de  libertad  y  redención? 

Consta  el  libro  de  seis  cartas,  alg  1  d  «  apéndi 

1  rmitirá  condensar  más  y  deslizamos 

COn  niay>r  rapidez  que  en  Otros,  |x>r  la  índole  del  asunto  y  |x>r  <er  uno 

de  loa  trabajos  más  ligen  a  y  mi  tutor. 

I  a  carta  primera.  The  ir  nt  of  hiinsrlf.  es  la  ya  co- 

nocida  historia  de  su  evolución  reli  Na- 

rra su  extrañamient  ¡cismo,  -1: 

v  cuno,  temer.      i  6  dogmatisi 

chó  que  la  verdad  residiera  en  el  sistema  unitario,  imán  que  siempre 

le  atrajo  COH  irresistible  imperio.   Sin  embargo,   no  hall.)  en   la 

30 


VIDA   Y   ORKAS 

sima  escuela  el  agua  que  liabía  de  apagar  ju  sed.  "Háving  now  sus- 
il  it  ila  verdad)  might  be  found  in  the  Unitarian  system,  1 
e  -carch,  but  tliere  1  did  not  find  it." 

stias  de  mu  '1  >ios 

— dice —  cer  d  estado  real  de  mí  fe  en  este  período  de  tinie- 

blas •        ecuencia  repetía  la  ca  leí  apóstol 

.  quién  iré?  Tú  tienes  las  palabras  de  turna  vida."   Por 
■ue  pareció  im  crimen  «le   lesa  hipocresía 
a  la  lamenta!  con  tales  dudas.  La  conciencia  de  que 

¡i  día  evitar  me  contuvo  y  al  fin  mis  duda 

ña  en  1<>  sobrenatural  es  un  <l«'m,  i  acer  del  conven- 

cimiento." 

principio  aquí  asentado  por  Blanco  hubiera  ¡x »<lith>  expli- 
carle la  causa  «le  mi  ult'-  Pidió  a  la  razón 
1<>  que  la  razón  no  p"dia  darle,  el  •  de  lo  s  ibrenatural, 
y,  al  untar  el  vacio,  negó  todo  cuanto  no  cabía  en  el  marco  dé  -n 
ciencia.  Si  la  creencia,  si  la  fe  es  un  don  celeste,  no  le  fué 
Blanco,  ii"  piul<>  volar  con  otras  alas  que  la-  del  co 

...  él  1"  ha  dicho:  a  en  lo  sobrenatural  no  p 

nacer  del  o  »n  icimiei 

Tal  es  la  nota  capital  de  un  libro,  el  resto  de  cuyo  contenido  no 
brinda  interés  al  carácter  exclusivamente  literario  de  este  estudio. 
Idénl  -    iguales  movimien- 

tos de  pasión  que  siempre;  pero  siempre  d 
cuela.  II  solo  concepto  nuevo  que  su  genia 
mientes  de  la  heterodoxia,  es  la  apelación  a  lo  que  llama  iMternal 
dence;  mas  ¡ay,  cuan  poco  influyen  en  el  concierto  de  la  realida 
espejismos  de  la  conciencia  subj 

A  las  seis  carta-  Be  agregan  dos  apéndices:  el  uno  sobre  tí 
cilio  de  Tiento,  pesadilla  de  la  [gles 

la  devoción  y  oficio  del  S  de  Jesús. 

ra  de  I -la  ite  ra- 

pidez, l-.l  autor  concluyó  le  Butler  el   18  de  Enero 

•  chando  muchos  dias,  en  n 
\  tí  1 6  de  Mayo  envió  las  últimas  pru  como 

e<.  llovieron  las  enhorabuenas.  Southey  le  decía  en  carta  de  22  de 
Mayo:  "lia  prestado  usted  y  en  momento!  mus  críticos  el  n 

■  1 1  "   Y  más 

"Wordaworth,  <|iu-  i  trticipa  de  mi  n 

• 
d  mi&mo  argumento  que  un  si  -  había  de  utilizar  moa- 


DE   DON  JOSÉ   M.*    BLANCO   Y   CRESPO  467 

sieur  Combes.  Alien  le  decía  con  motivo  de  la  publicación  de  este 
Libro  y  recogiendo  alusiones  que  en  él  se  hacen  cuntra  la  tolerancia 
de  los  católicos:  "(.'reía  que  era  V.  un  sincero  amigo  de  la  libertad 
religiosa;  ahora  que,  a  pesar  de  todos  sus  esfuerzos  por  desnudarse 
de  los  harapos  del  Papado,  el  manteo  del  padre  Torquemada  se  ajus- 
ta a  V.  todavía  como  la  túnica  de  Nesus."  Al  contestar  a  censura  tan 
agria,'  alegaba  que  él  no  aprobaba  intolerancia  alguna,  excepto  contra 
la  intolerancia  misma,  Hs  el  propio  concepto  no  ha  mucho  expresa- 
do por  el  primer  ministro  de  Francia  al  declarar  que  él  no  quería  arre- 
batar a  los  católicos  más  que  una  libertad :  la  de  quitar  su  libertad  a 
los  demás. 

Por  lo  demás;  en  esta  obra  no  hay  más  que  la  aglomeración  de 
-  los  dardos  que  por  espacio  de  siglos  vienen  disparando  los 
protestantes  sobre  la  Iglesia  romana,  aunque,  en  verdad,  algo  mejor 
expuestos  que  por  la  mayoría  de  los  detractores,  merced  a  la  novedad 
de  forma  con  que  se  revisten  cosas  añejas,  y  cierta  animación  de! 
estilo,  que  ahuyenta  el  sopor  inseparable  de  estas  lecturas  cuando 
no  se  nata  de  estudios  fundamentales. 

Claro  muestra  este  libro  polémico  su  filiación  del  apasionamiento 
animidad.  El  mismo  autor,  al  recordar  su  obra  con 
;>;<í.s-  sereno  inicia,  con.  .cía  y  confesaba  haberse  dejad"  arrastrar  por 
vehemencias  de  escuela  En  31  de  Vgosto  de  1834,  escribía  al  reve- 
rendo AVmstrong  estas  palabras:  "Si  mí  vida  y  las  fuerzas  que  aún 
me  quedan  duran  algún  tiempo,  me  propongo  examinar  La  Eviden- 
■nt>'a  el  Catolicismo  y  dejar  en  pos  de  mí  tale-  notas,  pues  es 
necesario  para  lo  por  venir  1-1  no  •  Je  edición)  borrar  todas  las. 

huellas  de  mi  escuela  teológica  original  que  pueden  hallarse  en  la 
obra." 


§4 


i ter  tü  Charles  Bitler,  Esq.,  on   bis  NOTICS  01  THH 
Peactical  AND  [NTBRNAL  Evidence  againsi   Cathoucisu 

A  la  bnista  arremetida  de  Blanco  respondió  Charles  Butler  con 
no  menos  enérgica  rectificación.  La  contrariedad  con  que  i.  ■ 
autor  emprendió  la  polémica,   reflejaba  su  9ombra  sobre 
accidentes  de  la  acalorada  controversia. 

Butlcr  no  se  mantuvo  en  términos  de  impasible  discútidor.  Jus- 
tifica las  cuas  censuradas  por  su  contrincante,  ya  a  titulo  de  extem- 
poráneas, ya  con  tilde  de  incompletas;  responde  a  las  cuestiones  pro- 
puestas; apologiza  la  autenticidad  de  la  Iglesia,  expresión  purísima 
del  verbo  cristiano,  y  la  defiende  de  la  mes  de  intransigencia 

esgrimidas  [x-r  su  contradictor.  A  BUG  >s  de  mdo- 

le  personal,  no  vacilando  en  penetrar  por  los  accidentes  de  la  vida 
particular  de  Bl  ella  inculpaciones  que  descargar 

sobre  la  frente  del  heterod 

Vbre  s-.i  réplica  Blanco  estableciendo  que  no  el  afán  de  pi- 
la iniciada  polémica  estimula  su  pluma.  A  pesar  del  afectado  d< 
de  su  adversario,  hay  algo  que  reprochar  a  su  buena  fe.  I.a  n< 
dad   de  desenmascararle   ante  el   público  es    la    razón    capital    de   -u 

Niégale  autoridad  para  representar  a  la   Iglesi  ..  cuer- 

Sir  Butler  es  un  individuo  que  ;► 
nada  significa  résped  •  .1  la  autenticidad  de  sus  decli 

Desp  ■  la  Iglesia  cati  ismo  cerra- 

•n  un  cuerpo  >le  doctrina  íntegro  que  no  p  ■  ne- 

garse parcialmente,  censura  a  Butler  jH>r  haber  citado  defecti 
mente  un  pasaje  de  Paulo  Emilio  \  'Es  una  cuestión  de 

•  de  príncipíi  is  :  y  se  ha  pul- 


VIDA  Y  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M.4  BLANCO  Y  CRESPO  469 

critud."  No  cree  que  Butler  no  sea  honrado,  mas  sí  lo  juzga  ciego, 
obcecado  por  la  pasión  que  nubla  la  inteligencia. 

De  igual  modo  rechaza  otros  textos,  a  su  juicio  imperfectamente 
citados;  reprende  omisiones  que  estima  imperdonables;  acomete  la 
cuestión  de  fondo;  reprocha  con  dureza  a  Butler  la  errónea  ínter- 
pretación  que  aplica  a  los  pasajes  de  su  Practica!  and  Interna!  Ezi- 
dence,  y  al  cabo  se  engolfa  en  el  aspecto  político  de!  problema,  ce- 
rrando su  I.cttcr  con  severos  cargos  a  su  a  i  acerca  del  dis- 
cutible desinterés  que  mueve  su  intención  y  su  pluma. 

No  juzgamos,  en  verdad,  la  obra  maestra  de  Blanco  su  réplica 
a  Charles  Butler.  La  lógica,  el  orden  de  la  argumentación,  la  acos- 
tumbrada habilidad  del  polemista  se  obscurecen  por  las  nieblas  de  fa- 
nática exaltación,  más  obscurecedoras  del  conocimiento  que  las  nie- 
blas  físicas  para  1"- 

¡rabies  la  agilidad  dialéctica  desplegada  en  frecuentes  pa- 
sajes, el  tacto  con  que  se  detiene  a  enconar  la  herida  cuando  siente 
su  espada  penetrar  i>or  las  mallas  del  adversario ;  mas,  hostigado  por 
las  saetas  personales  y  ¡»>r  la  torcida  interpretación  de  sus  argumen- 
tos, que  él  atribuía  a  mala  fe  del  contrincante,  no  acierta  a  sostenerse 
en  terreno  sólido,  dejándose  llevar  a  la  jurisdicción  de  su  contrario. 

Falta,   pue  'ion  la  debida  unidad,  la  sistematiza- 

ción,  eneral  de  la  obra.  Tal  vez  los  padecimientos  cor- 

porales, exacerbados  durante  la  redacción  de  la  carta,  excitaron  más 
su  alma  empujándola  por  el  cauce  de  la  pasión  y  privándola  de  la 
necesaria  serenidad. 

renda  de  plan  completo  le  obliga  a  seguir  paso  a  paso  los 
movimientos  de  Butler,  no  disfrutando  las  ventajas  de  una  estudia- 
da e  inconmovible  posición  dialéctica. 

II  estilo  es  vivo,  en  general,  reflejándose  en  sus  alternativas  las 
vi< «I.  de  una  discusión  degenerada  en  disputa. 

Tal  como  salió,  la  respuesta  de  I  líectuosa  a 

del  dero  protestante  y  de  I  I  poeta  Southey  le 

la  cana:  '*  I  .a  he  leído  con  emoción  y  también 
c  "i  satisfacción." 


§5.' 


A  Letter  to  Protest/  i  from  Romani 

Al  iniciar  la  epístola,  Blanco,  tan  pródigo  de  notas  aui 
y  de  ofrecer  en  ejemplo  vivo  su  persona,  declara  a  los  recientes  con- 
verse- »gia  de  situación,  d  móvil  que  le  ha  impute 
críbirles.  "No  tengo  — aña  »¡dad  de  jurar  que  escriba 
vuestro  bien,  extraño  |><t  completo  a  consideración!  I." 
que  se  dice  ante  Dios  equivale  a  un  juramento,  imploro  .t  Di< 
olvidar  que  he  de  darle  cuenta  de  lo  que  escribo  y  de  1>>-  motivos  que 
pie  han  impelido  a  hacerlo. " 

Ni  ]»>r  d  asunto  ni  i»>r  ningún  concepto  reviste  jura  n 
marcado  interés  este  opúsculo,  bustecer  la  nueva  fe 

de  \¡>-  catecúmenos  y  a  confortarlos  en  tribulaciones  que  aún  no  su- 
frian ;  pero  que.  en  opinión  del  autor,  con  pa\  orosa  inminencia  li 
chaban. 


§6.c 


The  lawsof  Aoti-Religious  Liw  i.  Re-considered.  A  Letteb  to 
mu    Editob  of  THE  Christian  Examines,  8vo,  Dublín,  1833. 

I  ;i  extensa  epístola  con  el  título  anterior  encabezada  es  uno  de  los 
más  sinceros  ¡fritos  del  alma  del  autor.  La  constante  movilidad  de  9U 
pensamiento  k  hacia  más  dura  la  estrecha  cárcel  de  la  coacción 
legal. 

A-i,  comienza  el  libro  con  fervorosa  protesta  contra  la  intole- 
rancia, presentando  a  la  execración  del  lector  cuantas  traba»  impi- 
dan o  embaracen  la  libérrima  expansión  del  pensamiento 

Justifica  su  intervención  en  la  controversia,  alegando,  y  con  razón, 
lo-  títulos  que-  le  daba  su  prolongada  experiencia   personal.    "Tlie 
:ice  — dice —  by  which  I  nave  obtained  this  freedom  have  long, 
long  been  made. " 

Ni  siquiera  sabe  quien  sea  el  escritor  que  se  oculta  tras  del  seudó- 
nimo John  Search,  a  cuya-  Consideratiotis  "><  ti:  libel  in  re- 
gará to  rekgion}  se  refiere. 

Expone  su  desencanto,  cuando  él  eia  que  Inglaterra  era  la  patria 
de  la  libertad,  al  bailar  que  en  las  leye-  inglesas  subsistía  el  principia 
de  persecución,  ni  más  ni  menos  que  en  aquella  abominable  intoleran- 
cia española  de  que  había  soñado  emanciparse.  Para  Blanco  no  ad- 
mite limitación  la  libertad  de  argüir.  Nada  ■  nema,  de  1 
t'era  del  pensamiento,  nada  puede  sustraerse  al  examen  de  la  razón 
y  no  ha)  derecho  natural  <apa/.  de  prohibir  al  pensamiento  que  pien- 
se, ni  a  la  boca  ni  a  la  pluma  que  expresen  con  sinceridad  la  interior 

elaboración  del  espirita 

El  tema  que  se  di  cu(      -  la  libertad,  el  pretendido  dere 
par;  no  la  forma  ni  el  grado  ■!•  injusto  en  cualquier  limite 

que  -e  aplique 


VIDA  Y  OBRAS 


irgumentación  de  los  -  nace  de  un  craso  error:  <le 

civil,  enderezado  al  bien  común 
el  derecho  natural  dd  padre  a  educar  <u-  ni 

aración  <le  un  monarca  con  un  p¡ 
talmente  inexacta:  lo.s  hombres  artificialmente  en  calidad 

de  hij  rechos  a  inevitable  ruina. 

dvidar  esta  verdad  Fundamental.  El  gobierní 
un  bien  peí  sma  decir  que  siendo  la  moral  la 

'       de  la  familia,  el  Estado  tiene  el 
•  jjer  la  religión 
Mas  Si  el  poder  goza  del  Derecho  de  m<ddle  with 

cuy  opimons,  se  debe  extender  al  den  I  a  ley 

que  la  voluntad  del  legislador  y  ¿quién  duda  de  que  1 1 
Imitad   puede  cambiar?  No,  no   es   posible  legislar  de  una  vez  l>ara 
siempre. 

He  aqui  el  fundamento  de  la  arguitx  i  i  de  la 

ía  protestante,  penetra  de  lleno  lla- 

mado libre  pensamienl  lama  la  inviolabilidad  de  la  conciencia 

señalando  las  Fronteras  entre  el  pecado  y  el  delito,  i 
brillantez  desenvueh  ■ 
y  resume  la  doctrina  en  una  collective  view  de  todo  el  proceso  dia 

Añade  luego   un  breve  Postcñpt   contestando   a  un  pamphlrl  re- 
cientemente publicado  y  varías  notas,  muy  interesantes  algunas,  prin- 
nente  las  que  x  refieren  a  la  posibilidad  de  una 
La  réplica  a  que  se  refiere  el  Postcript,  va  firmada  con  las  iniciales 
S.  X..  desconocidas  para  Blanco,  -i  bien  por  algunas  indica 
jaban  traslucir  el  nombre  de  un  anciano  ecle 

cita  a  lord  Bolingbroke,  pensador  incrédulo,  entre 

IVOrables  a  mantener  la  ley  restrictiva  sobre  los  libios  anti 
rreli  muy  natural,   pues  el  que 

nada  cree  y  sólo  considera  la  utilidad  de  '  liendo  de 

la  moral  y  del  derecho,  ha  de  aprobar  las  disposiciones  restricth 

i    elemento   de   gobierno.    También    pudo    S      N      .nadir  a 

Hume,  a  <  ibre  todo,  a  H( 

Vhora  icen:  el  invente,  el  que  profesa  la  idea  de  que  su    ■ 

es  la  cir  \  ei  da- 

gobierno-  Si  la  relig 
mente  aceptada  no  es  la  su 

■  de  lo 
trata  del  grado  d 
I 


DE    DON   JOSÉ   M.1    BLANCO   Y  CRESPO  473 

Refuta  Blanco  el  aserto  de  que  no  puede  perseguirse  legalmente 
al  autor  de  un  libo»  que  combate  la  conveniencia  del  cristianismo, 
siempre  que  no  niegue  la  doctrina  cristiana. 

Todos  los  argumentos  de  S.  X  .  según  Blanco,  son  pueriles.  La 
verdad  es  que  la  ley  se  dio  para  conveniencia  del  catolicismo,  y  al 
separa  térra  dol  Papa,  la  Iglesia  reformada,  que  se  encontró 

esa  ley  en  vigor,  la  aprovechó  y  mantuvo  para  beneficio  propio. 

S.  X.  concluye  diciendo:  Nolumus  leges  Anglice  matare.  Como 
esto,  replica  Blanco,  es  un  mero  acto  de  volición,  basta  con  respon- 
der: De  gustibus  non  est  disputandum. 

No  no-  corresponde  penetrar  en  el  fondo  del  opúsculo,  que  he- 
procurado  fielmente  extracta:-:  concretándonos  al  terreno  de  la 
crítica  literaria,  repetiremos  que  e-  tal  vez  ésta  la  obra  más  sincera 
de  la  pluma  de  Blanco. 

Basta  grafía,  haber  perseguido  la 

su  pensamiento,  recordar  la  no  interrump  na  de  su  espí- 

ritu para  comprender  que  escribe  con  el  calor  del  que  aboga 
su  propia  causa,  Nadie  más  necesitado  que  él  mismo  de  esa  toleran- 
cia, de  esa  amplitud  por  que  ardorosamente  suspira. 

Verdad  que  en  los  albores  de  su  beterodo 
odio  contra  el  ':  deseó  para  los  católicos  la 

me  ahora  rechazaba;  mas  osó  de  un  estado 

sin   ascender  a  la  categoría  de  profesión.   Cuando  pasó  el 
de  exaltación,  comprendió  el  error  cometido  j 
derrotero  de  su  razón,   abogó  por   la  libertad   -1  rlan- 

deses. 

Aquellos  mismos  católicos  de  que  '  le  ayudaron 

US  simpatías  en  la  campaña;  porque,  en  verdad,  la  situaci- 
los  católicos  en  Inglaterra  era  humillante  y,  de  no  haber  templado  la 
tolerancia  de  las  costumbre-  el  rigor  y  crudeza  de  la>  leyes  hubiera 
llegado  a  ser  completamente  insostenible. 

Como  trabazón  lógica,  supone  el  libro  de  que  tratamos  una  de  las 
más'  primorosas  labores  de  Blai  tai    Jgunaa 

-ii  ione-  con  lamenta'  .  por  ejemplo:  la  de  que  ningu- 

na religión  ha  -ido  perseguidora  más  que  el  Cristianismo,  añadiendo 
que  la  Historia  lo  comprueba.  Lejos  de  ser  exacta  la  afirmación,  la 
Kisto  enseña  que  todas  han  adolecido  de  igual  inclinación,  sin 

que  el  hecho  arguya  nada  en  pro  ni  en  contra  de  la  exactitud  d 

ias,  ni   re  el  i-s|>íritu  de  bitoleranci 

l.a  pi  bedece  a  las  leyes  de  la   llis- 

lando  se  debe  producir,  y  lo  mismo  el  Cristianis- 

[ue  todas  las  reli 


474  VII>A  Y  OBRAS  DE  D.  JO.»  <<FSPO 

guido 

ie  no  hay  dir  el  alma  eterna  de  la  Religión  con  1<>s 

Úl  ni  leíante  que  d  Evangelio  es  padre  de  la 

ria. 
Mas  salvando  detalles,  siguiendo  el  hilo  de  la  a 

•  >  en  el  punto  de  partida,  la  conclusión  es  de  perfecta  evi- 
si,  como  1"»  hechos  extraen  consecuencias  mejor  qu 
dialécticos,  el  opúsculo  de  Blanco  cooperó  eficazmente  a  la  justísima 
emancipación  de  os  irlandeses,  j  Roberto  Ped  escribió  con 

del  legislador  el  posteriptutn  de  su  di-  '/a. 


§7. 


Second  Travbls  Oí  A.\  [rish   Gentlemañ  [M  SEARI  II   OF   \  RELI- 
GIÓN.   W'mt     NOTES    AND    [lLUSTRATIONS.    NOT    liY    IHE    KüITOR   OF 
"(    \ri\i\    ROCK'S  MemOIRs".  2   \'"1.   IhiHin.   1833. 

Libro  .1.  redactado  por  comprom  de  las  obras 

propicias  para  juzgar  los  méritos  literarios  de  un  autor.  Su  ma- 
yor importancia  para  una  biografía  literaria  consiste  en  sancionar  el 
prestigio  de  Blanco,  su  excelente  reputación  de  pensador  y  publii 
cuando  en  un  país  a  cuyo  clero  fuera  absurdo  negar  el  timbre  d< 
lida  instrucción,  él   fu  lo  para  defender  la  causa  eclesiástica 

nacional,  pocas  reces  tan  vigorosamente  combatida. 

denado  a   escribir  a   disgi  trariado 

editaba  el  Mensagero  </••  Londres,  y  no  de  buen  grado  abandonó  el 
periódico  para  refutar  la  apología  dada  a  luz  por  Thomés  Kloons. 

Cierto  que  en  Tunbridge  Wells  escribía:  "Deseo  jxnler  escribir 
una  respuesta  a  la  obra  en  tusiasmo  ni.  excedía 

de  la  parte  negativa.   El  libro  de  Moore  le  molestaba  i>"r  ser  apoto 
gía  del  catolicismo;  mas  no  ardía  en  iguales  Kri.is  al  oponer  do 
a  dogma,  vacilante  -u  fe,  heterodoxo  su  criterio,  del  cual  se  filtraban 
¡h  .r  mis  escritos  religi  is  derívaci 

I  .1  ebulli  :      del  problema  irlandés  había  revuelto  cuanto  de  re 
ligioao,  de  político  y  de  cu,,  latía  en  mi  fondo.  Thomas  Moore,  el 
elegantísimo  poeta,  rompió   r  a  lanza  |x>r  la  religión  de  sus  ma 
y  lanzó   a  la  publicidad  El  viaje  '/<•  mi  caballero  irlandés  en  bus 
religión  (The  Trovéis  ■■(  an   ¡rish  Gentlemañ  in  seorch  of  ■'  Retir 
guiri).  De  amenísima  lectura,  nutrida  de  erudición  y  rigurosa  dialéc 
i  iie  al  tra- 

vés de  la  ideal  peregrinación.  Con  el  dud       •  elegii   una 

confesión  cristia  ndonos  en     •  indes  grup 


4j6  VIDA  Y   OHRAS 

i  . , 

y  rei  unos:  ¿  Por  qu 

le  la  Iglesia  católica? 

r  ironía  del  autor,  >u  prota§  inclina  hacia 

el  pi  rucamente  vacila  en  decidir  i 

vari-  ■   ie    rradía  la  protesta  ha  de  ser  pn 

:  lía  Moo 
:  •  ••    5,  del  P 
tia,  de  la  Trinidad,  de  la  Encarnación...  llalla 

¡leva  a  su 
caballero  irlandés  a  <  ¡otinga;  le  hace  asistirá  las  leer 
. 
Vuelto  a  Inglaterra,  examina  de  nu  nal,  no 

pudiendo  menos  de   observar  i  le  los 

prími  ad  »res    i 

protestantes,  a  que  opone  su   in  variabilidad  Se 
si  baja  la  vista  a  la  realidad,  le  indi  •      tnplar  la  intran: 

cia  protestante,  oprimiendo  y  devast 

ita,  en  fin,  las  ¡n  in- 

troducida por  el  cuite  reformado, 
ira,  deduo 

mientra  la  jus- 
tificación  «le  1  is 

la  i'e  o  la  razón.  La  fe  es  el  depósit  ■ 
fuera  de  ella  se  puede  ser  racionalista,  nunca 

Thomas   M  luye   la  novela  a 

idea 

que  mi  mente  lie 

alternativa,  y  el  aspecto  que  el  mund  ente 

i  justifica  plenamente  la  aserción." 

libro  de  Moo 
,-ry  mischievous tendeney).  "Su  pi  imen- 

'  <  «1  i  »  de  1  6  católh  "Y 

■  iñar  <iuc  I 

le    blanda. 

i  «le 
mana."  1  lace  ju  habilidad  I 

da  forma 
■    • 
imer  voltura  m  a  menud 


DE   DON  JOSÉ  M.'  BLANCO  Y   CRESPO  477 

por  los  papistas,  sin  una  partícula  de  cristianismo,  aunque  el  autor  po- 
see bastante  lectura  para  desconocer  las  duda-  de  los  Paires  .Iposto- 
lici.  Él  mismo,  bajo  la  forma  de  profesor  alemán,  asegura  en  el 
segundo  volumen  la  frecuencia  de  las  falsificaciones  e  interpolacio- 
nes cometidas  en  la  segunda  centuria." 

"Conoce  que  en  concepto  de  mucha  gente,  el  hecho  de  que  San 
Agustín  y  San  Ambrosio  adorasen  las  reliquias,  es  bastante  para  cons- 
tituir esa  adoración  en  parte  del  Evangelio.  Tales  gentes  no  irán 
ciertamente  a  los  originales,  ni  mucho  menos  examinarán  qué  clase 
de  hombres  fueron  l,,s  citados  obispos." 

"El  segundo  i  Oí  jrande  habilidad.  Sin  embar- 

es  tal  la  confianza  de  míster  Moore  en  las  pasiones  y  en  el  es- 
píritu de  parcialidad  que  trata  de  robustecer,  que  -e  toma  exc< 
libertades  ootí  los  mismos  Padres,  y  llega  hasta  probar  que  algunas 
de  esas  columnas  «le  la  Iglesia  -"/aban  de  mía  gran  penetración  res- 
pecto  a  la  belleza  juvenil." 

"Su  profesor  alemán  habla  con  amore  del  racionalismo.  No  pue- 
de el  autor  disimular  cuan  plenamente  siente  el  peso  de  las  palabras 
de  íu  imaginario  alemán.  Sus  semblanzas  de  lo-  reformadores  están 
trazadas  con  toda  la  malicia  del  odio  más  profundo.  La  vida  y  la 
muerte  sé  tratan  con  la  mayor  perfidia  y  petulancia." 

Toda  la  argumentación  estriba  en  la  falta  de-  unidad  doctrinal 
entre  '  per.,  míster  Moore  no  puede  ser  tan  ciego  que 

uo  advierta  que  la  falta  de  positivo  concierto  entre  los  protestantes 
no  prueba  les  títulos  sobrenaturales  de  la  Iglesia  de  Roma. 

comentario  .  cual  era  de  esperar,  con  los  ya  co- 

dos ataque-  al  Pontificado,  y  con  la  ratificación  de  que  la  pa- 
labra  te"  no  excede  en  su  genuína  significación  de  un  sen- 

tido meramente  negativo. 

Sobre  tales  fulcros  descansa  la  refutación  intentada  por  Blan- 
do  más  a  extrañas  ingerencias,  de  cuyo  influjo  aún 
sentía  exteriormente  emancipad.-,  que  a  impulsos  de  fervorosas  con- 
vicciones al  trazar  con  ¡n  imo  el  Segundo  viaje  del 
bollero  Irlandés,  Propónese  el  impugnador  seguir  paso  a  paso  la  Bo- 
dón de  Moore.  Viaje  intitula  ■  indo  viaje  intitula  aquél. 
Adopta  Moore  la  forma  recurre  su  competi- 
l  ii  fin,  el  ] >s tt a  irlandés  dedica  su  obra  ni  pueblo  </<•  Irlanda. 
cu  defensa  de  su  fe  antigua  y  nacional,  d  poeta  aflgloespañol  dirige 
análoga  dedicatoria  en  la  ( 

"Al  pueblo  de  irlanda 
cuya  \  irtud,  p  felicidad 


VI1»A    V    "inRAS 

debe  depender 

le  la  antigüedad  o  de  la  nacionalidad 
sino  de 

la  verdad 
de  la  reli 
que  su  gran  tna 
Este  intento  de  desvanecer  sus  prejuicios 

A  un  examen  pendiente 

«leí  .1    .  intimamente  enl 

su  unión 
como  herma»  >>  y  oompal 
está  dedicado 

¡*>r 
sinceramente  loe 

Inne  i  mto  las  huellas  del  Scgund 

je.    Después  de  i  iones,  preliminares   unas   y   oti 

pectivas,  no  sin  establecer  la  complacencia  que  -.mina  -t  el  Lector 
comparase  por  su  cuenta  ambas 
nista  cómo  una  viuda  rica,  aunque  n  «frece  al  aul 

npre  que  e-te  cambie  de  religión,  yo 
ra  oferta  i  la  firmeza  de  sus  convicciones    Reanudada  la 

amistad  con  mistress   Cusiack,  en  ocasión  de  que   Rosita,  hija  de 
aquella  dij  iar  el  velo,  el  pi 

;  p  >r  la  joven,  lida  la  feli 

si  ella  profesaba,  se  resuel  Durante  un  via- 

Londres,  prepa  '   que  debía  emprender  a  Roma,   su 

y  mi  manuscrito  anónimo,  misteriosamente  recibido, 
;a  materiali  que  se  inflamaba  en  la  intimidad  de 

-u  pensamiento.  Las  declaraciones  del  joven  oficial  de  marina, 
•  de  su  ad  ■• 
i   Familia,  avivan  el  mal  reprimida  .un.  ir.  en  tanto  que  un  >e- 
rebddia  re 
ra      enfermedad,  recibe  mi 
la  visita  del  reverendo  Fítzgerald  y  entáb 
mella  que 
arribo  de  tras  de  mistn  k,  en  que  se  le 

ba  la    ari    ion  de  pensamiento  ocurrida  en  la  familia, 
dolé  que  R  lamoradade  él,  y  añadiendo  la  I 


DE    DON   JOSÉ   M.*   BLANCO  V  CRESPO  47Q 

promesa  de  que  las  9eñóras  Cusiack  le  acompañarían  en  su  expe- 
dición  a  la  Ciudad  Lterná. 

Al   final  dd  volumen   >e  inserta  una  exposición  del  libro 
todo  de  la  naturaleza  y  causas  de  la  duda  en  materia  religiosa.  Blan- 
co tra^a  el  análisis  de  la  obra  y  deja  la  crítica  al  juicio  de  sus  lec- 
tores. Algunas  ilusti  ibre  detalles  consignados  en  la  novela 
cierran  definitivamente  el  tomo  I. 

El  segundo  reviste  carácter  más  doctrinal  a  costa  del  interés 
Realmente  la  acción  no  pasaba  de  un  pretexto,  una  armbzón  de- 
tinada  al  relieve  de  la  doctrina. 

La  novela  desaparece,  y  sólo  queda  incesante  discusión  iniciada 
de  embarcarse;  proseguida  entre  votos  de  amor  a  bordo  del 
buque;  reforzada  con  la  indispensable  intervención  del  reverendo; 
amenizada  con  el  tercer  manuscrito,  si  bien  éste  no  es  anónimo  y 
necesitó  ú<<-  tardes  para  su  lectura,  reanudada  con  ocasión  de  la  vi- 
antoodni,  y  terminada  con  la  apostasia  </<*/  irish  geni" 
lemán,  La  ficción  se  cierra  con  la  rápida  muerte  de  míster  I;itzgerald. 
que  expira  a  estilo  socrático,  disertando  hasta  última  hora  sobre  el 
motivo  fundamental  de  la  novela. 

Considerado  en  concepto  de  novela,  surge  evidente  la  pobreza  de 
acción  en  el  Segundo  viaje;  mas  a  la  objeción  podría  contestar  el 
novelista  que  su  propósito  iu(-  exclusivamente  didáctico,   valiéndo- 
la estructura  novelesca,  sólo  ]*>r  seguir  la  pauta  del  Viaje  de 
Moore  y  para  comunicar  mayor  viveza  a  su  refutación. 

Después  de  todo  no  corre  mas  rica  ni  má>  accidentada  la  su 

de   icontecimientos  en  la  obra  de  Thomas  Níoofe. 

No  puede  negarse  a  Blanco  que.  a  pesar  de  t<«l>>.  ha  manejado  cotí 
aric  la  forma  novelesca,  de  suerte  que  la  doctrina  atraiga  la  aten 
ción  del  lector,  -<in  degenerar  en  i  soporífera. 

Lo  que  nos  atn  rácter  investido  a 

nista,  retratándole  desde  1"-  comienzos  como  a  escéptico,  y  la 
invención  de  sus  me  ñores  para  actúa-  de  causa  eficiente 

en  la  evolución 

En  1"  primero  desnaturali  5i  ha  queri- 

do pisar  sobre  la^  huellas  rlandés,  llegando  hasta  ad'>ptar 

tu  mismo  personaje,  desp  úñente  abraza  el  catolicis- 

mo ii"  ha  debido  atribuirle  un  estado  de  indiferencia   religiosa  que 
extiende  su  friald.nl  sobre  la  futura  i 

Si  a  la  mueca  del  esoéptú  l  la  locura  del  amor,  la  con- 

ón  del  caballero  irlandés  no  brinda  d   m  ira  el 

ánimo  reflexivo  ni  aboga  mucho  por  las  excelencias  de  su  nueva  fe. 


.  Y  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M.»  BLANCO  Y  CRESPO 

Aun  ingenuos  creyentes,  cegados  por  la  llama  amorosa,  han  impues- 
iencia,  depojüendo  la  fe  ante  los  altares  del  hi- 
nieiu  •  cuente    ridiculizado  por   el    saga?    1  mdo 

decia  que  el  protestantismo,  igual  que  las  comedias,  terminaba  siempre 
en  c.i  -    eso  ha  acón-. 

realizaría  en  un 
leí   TraueUer  refleja  matice»  interesad 

■  gran  fuerza  dialéctica  para  conven- 
•  tenia  que  luchar  con  católico  ferviente  t>  convencido;  no 
hallaba  el  en  una  concia 

nada  tenia  que  desarraigar  para  implantarse.  ¡Cuánto  más  \  igor  no  hu- 
tizado  al  peneti  a  i  tente 

i  ¡ile? 
X..  sólo  nadie  ni  nada  res  da,  súvo  >¡ 

más  .  [ue  se  pinta  i  <  cie- 

ga <r  1  ciego,  K-  abría  con  sus  flechas  entradas  en  el 

/un  del  escéptico,  e  iluminaba  -  -  coa  el  resplandor  d< 

llamas. 

Torrt  sufrió  antes  ui  n  que  una  derrota 

conversión  resulta  demasi  tentar  a  los  buenos 

católi 

•i  del  asunto  priva  también  a  Illanco  de  lucir  SUS  dotes 

le  artista.  Londres,  el  paso  de  Ca  mpañia  de 

mi  adorada,  Roma...  ¿quién  imaginaría  que  ti: 
ante  la  hermosura  de  los  cuadro?  con  la  indiferencia  de  Ifl 
nista?  No  puede  concebirse  en  un  alma  tan  delicada  y  vibrante  mas 
que  i*>r  la  esclavitud  del  ánimo,  deslumhrado  ante  el  i  o  de 

Jidad. 


§  8.' 


SUNDAY    LETTERS   I  1 836) 

las  dirigidas  al  reverendo  John  rlamilton  Thom, 

que   forman   la  pequeña  colección   llamada  Cartas  Dominicales,    fué 
dada  a  luz  p  >r  el  destinatario» 

■  •nza  la  serie  en  m  de  Julio  de  1836,  y  termina  en  16 
tubre  del    1 

,   las    cartas   dominicales    tienen    puro   carácter  confidencial 
ÍOSO,   y,  aunque   n<>  destinadas  a  la  publicidad,  bien  la  merecen 
por  la  singular  elegancia  del  estil  >,  ao  olvidando  la  noble  familiari- 
dad que  cuadrab  1 

Fuera  ya  d  rtodoxia,  libre  como  el  ave  su  pensamiento, 

I 'da  ni  a  cen- 

suras. Descubre  aquí  la  natura]  osadía  de  -     espíritu,  con  tan  marca- 
do sello  de  individualidad,  que,  aun  yendo  derecho  al  deísmo  d 
filos 
sin  más  guía  ni  maestro  qu  lal  inspira 

1  [asta  aquí  habí  ta  a  fuer  de 

tto  y   culto   por  su   fili 
suma.  un.,  de  ; 

■ 

vela  el  pensador. 

En  la  primera  -  acerca  de  la 

de  la  moral  de  los  cuáqui  ate  en  la  segunda  las  prete 
ues  didácticas  del  . :-  la  tercera  los  límit 

ho  paterno  ;l   I.,  la  cuarta 

culto    unitarios,  n<>  sin  confesar  mi  deficiencia;  la  quinta 

a  las  opfn  tólico  pru- 

siano'  in>i  Chronicle,  le  inspira  la  sexl 

donde  discurrí    a  erca  de   la   reí  nsiderada   como  verda 

3' 


482  \  IDA   Y   OBRAS 


como  instrumento  de  gobierno;  refuta  en  la  séptima  las  doctrin. 
Norton,  discutiendo  la  credibilidad  de  los   Eva  cndo 

que  el  ■  mucho  tiem¡n>  sin  ellos;  vuelve  en  I 

tava  al  arsenal  de  sus  recuera  es  a  Norton, 

stiendo  en  que  la  imaginación  y  el  sentimiento  entran  por  mucho 
6  religiosos  y  perturban  el  ejercicio  de  la  razón;  de- 
dica la  novena  ;i  Lancashirc  y  Cheshire  Presbyterian  AssociaHon,  no 
dando  su  disgusto  de  la  prensa  unitaria,  ni  su  deseo  de  fun- 
dar un  periódico  "científicamente  dirigido  en  I  con- 
tra la   noción  de  ortodoxia,  donde  explanar   radicalismos  aun  para 

•  bles:  critica  en  la  décima  el  libro  publica*: 
míster  Gallaudel  para  instruir  a  '  en  la  ciencia  dd  alma,  re- 
volviéndose luego  contra  el  clero  anglicaní 

luda  "protestantismo  papal"  de  ser  más  ni  acoque  el 

clero  catól  la  undécima  compara  a  1 

carlista>.  La  ventaja  de  unos  y  otros  radi 

en  que  basta  el  último  de  ellos  goza  de  peí 
conciencia  sobre  el  ideal  |x>r  qu<  n  tanto  qm  j  be 

■  en  una  fórmula  el  objetivo  de 

•  n  la  duodécima  e  <pie 
hasl  m-  hallan  saturados  de  espíritu  idolátrico,  y  afir- 
ma que  aun  "el  Dios  más  refinado  de  la  fantasía  es  todavía  un  id 

Su  f  tra  la  su]  estimulando  su  pluma 

para  la  epístola  1  de  la  eti  '  \-<- 

■  tachando  a  los  antiguos  de  descuida 

Astare,  en  el  lenguaje  sacerdotal,  debió  de  significar  el  ser 
vicio  de  los  sagrados  ritos,  asi  equivaler  .. 

cución  en  los  sacrificios.  No  llegó  a  escribirse  la  continuación 

rmedad  rompió  la  grata  costumb 
el  íntin  lencia  dominical  no  se  reanudó. 

Ua   Índole  privada  de  las  sincera  tadas  en  las 

'iv  Letters,  nos  revelan  mas  qu<  ,3  para  el 

publico  general,  el  intimo  pensamiento  de  Blanco  en  materias  rcli- 

En    venia'  ten  diferencias  doctrínales   entre    la  O 

■lar  de  los  orto- 

el  autor  muesb  . 
adhesión  al  Cristianismo,  y  en  pleno  avance  mar  adentro  en  d 
dista. 
«upara  b  de  fe  unitaria  con  1  -  sobre 


DE   DON  JOSÉ   M.*    BLANCO   Y  CRESPO  483 

rehgión  de  Tiberghien,  propagandista  del  krausismo,  ¿  quién  se  atre- 
verá a  señalar  la  más  mínima  diferencia? 

Si  en  el  cuerpo  doctrinal  idéntica  savia  corre  por  las  Cartas  Do- 
minicales y  por  Jos  trabajos  destinados  a  la  imprenta,  no  es  menos 
evidente  que  el  tono  en  las  primeras  alcanza  más  pronunciados  ra- 
dicalismos. Las  ideas  se  desprenden  de  vestiduras,  útiles  para  el  que 
se  lanza  a  la  calle,  no  indispensables  en  el  recogimiento  y  en  el  calor 
del  hogar,  presentándose  el  espíritu  con  limpidez  de  espejo  a  la  es- 
crutadora curiosidad  del  crítico  y  del  lector. 

La  forma,  tan  elegante  en  unos  como  en  otros  trabajos,  gana 
en  movilidad,  en  animación;  se  siente  gozosa  de  no  ajustarse  al  mol- 
de inexorable  del  método  expositivo  y  juega  caprichosa,  sin  quebran- 
tar la  unidad  del  asunto,  enriqueciendo  la  lección  con  variedad  de 
aspectos  o  disimulando  monotonías  del  pensamiento  con  el  relam- 
pagueo de  su  aparente  inconstancia. 


§  9.° 

[8351  znd.  Bd.  ií 

Si  qi  resumir  a  muía  la  ;<1< 

nos  seria  fácil  ejecuta 

rra  autoridad    suficiente  p  itizar  en  ! 

viden   las  conciencias   en   el    mundo  han 

definitivamente  1"  qui 
la  razón  a  los 
salva 

adnii; 

ti 
ama  religfü  —  i  de  Bl  u 
.  que  su  tra 
nuestro  entender  encierra  la   fórmula  natural  i 

frat: 

alma 

días  '!<■  su 

■ 

.      ;. 

■    |ue  la  puH  1 1  lilir.» 

representa  un  sa 
mati  muy 


VIDA  Y  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M."  BLANCO  Y  CRESPO  485 

estimables  y  entibie  antiguos  cordiales  afectos.  Mas  el  sentido  del 
deber  lia  de  presidir  los  actos  del  hombre  y  la  sinceridad  se  impone 
como  ineludible  obligación.  El  autor  no  puede  honradamente  mentir 
por  consideraciones  de  ningún  género. 

Penosas  serán  las  consecuencias;  en  cambio  disfruta  la  tranqui- 
lidad de  una  evidencia  mucho  tiempo  resistida  por  el  corazón  (Imig 
resisted  by  mere  feelings)  a  despecho  de  convicciones  cada  vez  más 
Si  la  utilidad   fuera  su  norte,  no  hubiera  i  de  Es- 

paña, abandonando  familia,  patria,  amigos,  brillan!  y  le- 

gítimas esperanzas. 

Su  convicción  de  entonces  lo  trajo  a  la  ortodoxia  anglicana,  y 
puede  jactarse  de  que  en  nada  se  ha  aprovechado  de  la  conve 
para  su  bienestar  material  o  social.  La  pureza  de  los  antecedentes 
justifica  la  ingenuidad  con  que  abraza  su  nueva  creencia  religiosa. 
Estudia  en  la  carta  primera  el  concepto  de  herejía;  opina  que 
si  Cristo  edificó  una   Iglesia,  debe  reconocerse  que  la  católica  reci- 
bió el  depósito  <le  la  verdad:  y  lamenta  que.  si  Dios  concede  la  gra- 
le  la  fe,  no  la  conceda  a  todos  sus  hijos.  En  la  segunda  rechaza 
la  ingerencia  de  los  filósofos  y  comentaristas  que  desnaturalizan  la 
Biblia,  determina  el  Cristianismo  esencial  y  erige  en  supremo  juez  a 
una  como  a  seres  conscientes.  El  entendi- 
miento no  peca,  porque  nadie  es  dueño  de  pensar  fie  uno  o  de  otro 
modo:  s.'.li,  la  veracidad  constituye  un  deber.   El  valor  de  las  Escri- 
turas motiva  la  tercera  carta,  donde  recaba  para  el  Cristianismo  el 
•derecho  de  interpretación.  Continúa  en  la  cuarta  combatiendo  las  orto- 
doxias origen  de  la  intolerancia,  y  en  la  quinta  sostiene  la  supremacía 
de  la  razón. 

péndices  y  imer  apéndice  es 

un  extracto   del    prof  bre  las   razones   que  militan  en 

trinitarios. 

El   segundo,  un  pasaje  del  arel  Blackburne  acerca  de 

los  textos  de  la  escritura  alegad  de  la  primitiva  existencia 

de  un  ' 

re  un  texl  Tim.,)  que 

andarte  a  ia.  La  pretensión  de  la  ortodoxia  se 

funda  en  el  funesto  pri  icip 

II  asunto  de  la  prin  •  .  1  de 

.unda.   la  asisl  5 pi ritual  prometida    p 

que  liem.  K  '  i  doctrina  de 

La  Herejía  y  l  rmula  definitiva  de  las  convicciones 

. dicción  entre  la   idea  y  la   palabra. 


486  VIDA  Y   OBRAS 


Si  por  cristiano  se  entiende,  hombre   que   sinceramente  cree 
adora  a  Cristo,  es  difícil  considerar  cristiano  al  que  profese  el  cre- 
do  religioso  de  Blanco,  no  obstante  sus  alardes  de  firme  adhesión 
a  ese  espo  -mo  en  que  hace  consistir  la  esencia  del  Evan- 

gelio. Porque  para  creer  que  Cristo  es  redentor  por  su»  méritos  per- 
sonales, por  especial  privilegio  concedido  a  su  superioridad  huma- 
Ve  los  demás  hombres;  para  considerar  su  no  la  más 
excelsa  conservada  por  la  historia,  y  para  reverenciar  a  Jesucristo 
■  el  prime:  aún  pensando,  sin  negarlo  en 
absoluto,  que  no  pueda  brotar  en  el  porvenir  grandeza  rival  >'■■ 
grandeza,  gl  1  jante  a  su  gloria,  no  hay  necesidad  <le  a] 
darse  cristiano.  Muchos  heterodoxos,  racionalistas  y  aun  ateos,  han 
tributado  la  justicia  de  idéntico  homenaje. 

La  esencia  del  <  roo  reside  en  la  concepción  del  \ 

en  la  consustancialidad  del  Padre  y  el  Hijo,  unidos  ambos  entre  si 
1  sus  criaturas  por  esa  ola  de  amor  Uatn  ¡tu   Santo. 

Si  Jesucristo  r\>>  |ué  derecho  se  habla  di 

I'n  hombre,  por  sublime  que  sea.  merecerá  admirad  via. 

amor  infinito  y  a  irque 

su  esencia  se  ve  limitada  porlos  términos  naturales  de  los  ,: 
finit"  iza  el  límite,  se  palpa  la 

y  la  necesidad  de  redi  ,;  po- 

dría redimir  a  1 

No,  no 
ter  divino.  Blano  >,  aún  n  iba  un 

cristianisn 

un  hombre  insigne  que  murió  ■  lad. 

rse  vitupera  rbio  al  penetrar  con  la 

espada  en  alto  por  el  can:  tentaba  las 

de  un  predicador  que  decía:  "Imitad  el 
Pablo  y  leed  con  humildad",  <  i  '  hu- 

mildad? 1  lacia  el  libro  «• 

que  ■  .1  en  mi  n. 

que  no  dimane  de  mi 

El  ideal  especulativo  de  la  obra  consiste  en  inducir  a  I 
al  libre  examen  de  la  -  fundamentales  del  Cristianismo,  por- 

que d  Id  mundo  creyente  No  se  intenta 

mal  1  mancipar,  1  luando  ui 

litnil 

Blanco  lab 

cali; 


DE   DON  JOSÉ  M.'   BLANCO  Y   CRESPO  487 

Cristo  habló  pai  hombres  y  para  todos  los  tiempos,  luego 

¿puede  aspirar  el  Cristianismo  a  erigirse  en  religión  universal  siendo 
la  religión  de  un  libro,  ni  más  ni  menos  que  el  mahometismo? 

No  se  debe  abominar  de  la  Biblia;  mas  tampoco  erigirla  en  ídolo. 
Para  atenemos  a  autoridades,  mejor  derecho  ostenta  la  Iglesia  ca- 
tólica. 

Clan.  la  concepción  de  un  Cristianismo  sin  Cristo,  hijo 

de  Dios  vivo,  sin  libros  sagrados,  sin  misterios,  sin  dogmas,  sin  sa- 
cramentos, y  en  rigor  sin  culto,  porque  el  culto  unitario  carece  de 
base,  qo  difiere  de  las  arquitectónicas  religiosas  del  racionalismo 
idealista  de  los  pensadores  alemanes  contempu-.i 

( ¡on  respecto  al  lenguaje,  parécenos  que  la  pluma  corre  más  suelta 
il  que  en  otros  libros,  bien  porque  nunca  había  puesto  más  per- 
sonalidad   en   trabajos   de  pensamiento,  bien   por   ser    fruto   de    sus 
últíii:  'ii  mayor  dominio  de  la  lengua  inglesa  y  con  la  de- 

puración de  prolija  y  meditada  labor. 

El  estilo  posee  un  nervio  especial,  -i  bien  adolece  de  menos  re- 
gularidad que  en  sus  libros  anteriores.  Hemos  creído  notar  matices, 
alteraciones,  algo  a-i  como  sucesión  de  d 

interrumpidos  por  lapsos  de  perfecta  serenidad. 

en  el  estado  especial  de  su  espíritu.  A  cada 
blo  trazado  sobre  el  papel,  su  alma,  que  nunca  se  había  más  franca-, 
menb  rimentaba  sin  duda  la  satisfacción  de  anhela- 

do o  '.erar  los  di  .  le  su  pro- 

1  i  le  preparaba  Estrechas  ai  .nira- 

cione  tas,  todo  iba  a  derrumbarse,  desgarrai  .uón 

y  formando  el  va  no  de  su  vida.  Si  invencible  como 

•  icter,  arrolló  los  obstáculos,  dominó  al  corazón  y  tomó  cuerpo. 
ó  haber  renacido  al  publ  irtas  y  hasta  su  ais- 

lamiento, separándole  del  i   hacerle  creer  en   la 

.    redención. 


§  10 

lili:  RATIONALIST  .\-Ki:.mims  OB  Ture  Rbligioi  '  íod's 

Peí  ^40. 

Ilij..  de  mis  últimos  «luí-,  con  intens 
d  •  este  deli 
fué  dado  a  luz  p  >r  el  Rev.  Thotn,  después  del  fallecimiento  de  Blas- 
co e  intercalado  entre  las  1: 

1  divídelo  el  aul  ndo  la 

primera  por  una  invocación  al  ser  d  ■  ■'  Bemg).  'I  mi- 

ste número  inicial  Meditación  y  Plegaria  y  arranca  con 
lo  bendiciendo  a  1 'i"-  para  depositaren  El  el  tesoro  de  su  c>>nti- 
dencia.  X"  acepta  más  guia  que  la  Fuente  de  la  eterna  luc,  sin  dete- 
nerse porque  <>tn>-  1-  ;iicn- 
e  duele  de  la  humana  ceguedad, 
gunda  partí 

del   mal    '  «Ha- 

le la 
_".ial  para  1 

de  la 
libre  volunt  WiU),  dibuja  la  del  Ciel  •  y  del  In- 

alta  la  libérrima  voluntad  'le  I  >;•■-.  para  la  en  ü  nada  ha)  im- 
•V    Ella  puede  dominar  la  rebel 
ha  de  ser  al   Fin  amor  y  alabanza  a 

1  humano  da 
antado  de  estilo  que  ' 

bra  divina  en  la  Le)  y  el  testim 

■ 


VIDA  V  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M."  BLANCO  Y  CRESPO         489 

pervertida  y  asienta  la  corrupción  de  los  pedios  hum 

la  ocasión  de  nuestros  mayores  ]>eligros.  Los  más  graves  daños  se 

presentan  con  modestas  apañen 

La  Fe  salvadora  de  los  protestantes,  que  estudia  en  el  séptimo,  le 

parece  indigna  de  Dios  y  de  los  hombres.  "  Hablo  — exclama  dirigién- 

a  Dios — en  Tu  inmediata  presencia,  con  la  inquebrantable  con- 

ión  de  que  las  doctrinas  que  condeno,  lejos  de  proceder  de  Ti, 
mirarías  a  Tu  Divina  Esencia." 

La  octava  parte  se  intitula  Redención,  y  traía  del  pecado  original, 
del  sacrificio  del  Verbo  y  de  la  Trinidad.  En  pos  de  la  exposición 
del  ideal  unitario,  termina  diciendo  a  Dios:  "Tú  eres  mi  Padre.  Tuyo 
soy  por  naturaleza,  no  por  contrato.  Acepta  mi  imperfecto  amor.  Y  i 
sé  que  lo  quieres. " 

Espiritualidad  se  intitula  la  novena  parte,  en  que  exalta  la  au- 
téntica revelación  hecha  a  cada  hombre  por  el  mundo  visible  en  el 
exterior,   y  en  el  interior  por  el  mundo  intelectual. 

II  décimo  número  está  consagrado  a  la  Humildad,  virtud  que 

na  propia  de  esclavos,  porque  no  pued<  le  los 

hombres  se  degraden  ante  sus  semejantes,  alentando  así  su  vanidad 
o  su  insolencia. 

En  la  undécima  parte,  llamada  sencillamente  Oración,  encomia 
los  beneficios  de  la  plegaria  elevada  •  favorables  ante 

la  presencia  de  Dios.  Rechaza  la  litúrgica;  establece  que  i 
lo-  actos,  1"-  esfuerz  >s  son  otra  ¡oncluye  excla- 

mando   "jOjalá  mi  ultimó  suspiro  sea  una  oración!" 

Truena  en   la  duodécima  parte,  Christíans  Moráis,  contra  la  in- 
irtcia  de  ¡o-  sectarios,  y  en   la  décimatercia,   Miedo,  contra  el 
pavor,  la  más  degradante  de  las  flaquezas  humanas,  porque  al  apo- 
derarse del  ánimo,  priva  al  hombre  de  su  personalidad. 

1.a  muerte  (/'.-.///n  presta  a-unto  al  último  número,  lleno  de  me- 
IS,  Mi  vida 

tiembla  como  \ ela  exhausta:  na  mirada  pueden  extin- 

guirla. \    nada  la  puede  prolongar.  Nada  de  terrible  existe  en  esta 
escena  final    I    ■  úni    •  que  tem  •  es  <■!  sufrimiem 

Por  la  fecha  en  que  estas  admi  puede 

itU   que  la 
nido  en   !.i  ■-  de   per»  I 

irenn  vedado  a  nuestra  ñnalida  amenté  literaria.  Las  ¡deas 

-011  patrími  ■'-  •  ex  lusivo  del  i  ineludible 

ponsabilidad,  y  nuesti  d  umbral  de  la 

ida  ajena. 
\ll.i  el  desdichado  Blan  ocon  sus  dol 


490  VID*  V  OBRAS  UE  I).  JOSÉ  M.»  BLANCO  Y  CRESPO 

na-:  acá  nosotr—  admirando  la  potencia  de  su  espiritu  que,  ya  en  el 
ocaso  de  su  vida,  asciende  con  poderosas  alas  y  habla  el  lenguaje  de 
los  grandes  poetas. 

l'orque  en  esas  penumbras  mist<  que  el  senthrieal 

dea  la  mente  y  no  es  fácil  disth  -*■  canta,    • 

»con  tal  fortuna  OOfno  Blanco  en  estas  Mtdti 
nes  t  la  misma  linde  del  raciocinio  y  de  la  p  - 

El  teólogo  tachai  o;  pero  d  . 

el  ser  que  vibra  al  -  bello,  leer 

dócil  al  at;  n  alma  que  sufre,  de  un  corazón  que  se  desl 

y  de  una  pluma  que  centellea. 


§  11° 


]''•!  SÍAS    I  Ni. I  i   i 

metamorfosis  había  experimentado  el  le  Blan- 

co en  Inglaterra.  Sentía  enriquecido  su  espíritu  lectura  de 

poetas  extranjeros;  se  había   familiarizad',  con  los     las      5  griegos. 
antes  por  él  apenas  vislumbrados,  y  había  modificado  su  criterio  con 
ida,  la  entrada  en  años  y  ti   ;••  ¡es  de 

distinto  iK.-ns.ar  que  los  maestros  de  su  juventud. 

Faltábale  ademas  el  contrapeso  de  la  tradición,  pues  no  U 
zaba  el  influjo  de  su  -.  ni  pensaba  ya  en  el  idioma  d< 

ñas  inspiraciones.   II  ¡  te  de 

su  feí  de  la  luch 

tenor  y  más  comprometido  en  la  ¡ni  sia  de  ideas 

moví  en  m» 

lencia  o  el 
interesado  de  las  mus 

ti  rra,  cuan.! 

ida.  Cuan- 

De  amii  el  relieve  i>< 

y  l,i  más  libre  sinceridad  inglesas.  | Lástima  que  no 

se  haya  podido  d  4ec  ionai ' 
cono» 

dido  hallar, 
i 

I  ori- 
ginal, sin  perjuicio  di  m  casi  I¡- 

m  a  la  del  p 

n^ire  al    frente  de   -'.: 


VIDA   Y  OBRAS 

glesas  el  admii  ■  Misterious  Night,  clarísima  ¡ntu 

tica,  inspiración  delicada  rana  vez  se  repiten  en  la 

mas  henn  idmirableme 

<  The  finesi  and  most  grandly  concewtd 
sotmet  in  our  languagé)  le  llamaba  d 

tal  es  herí  da  pondera  r  Me- 

néndei  •-  Pelayo;  "el  mej 

nión  literaria.  Se  incluyó  en  Matn's  Treasury  ■  * 
de  Three  hundr> 
Sonnets  (pág.  304)  y  en  mi* 

Vunque  se  ha  impreso  muchas 
producirlo.  Es  inconcebible  tratar  <K-  Blanco  y  no  aspirar  la  nn*  pura 
flor  que  se  mece  sobre  su  tumba  : 

híysterious  Nigbt !  Whcn  our  first  parea!  knov 
Thee,    ÍTOm    report    divine,    and    heard    thy    na 
1  >iil  he  not   tremble   t'i>r  t >i i  —  lovely    fi 
This  gloriou*  canopy  oí  light  and  blue? 
Yet.  aeatfa  a  cuitara  of  trao 
Rathed   in    thc    rays    of    th  ÚB%    fíame 

with   the    !  m,   carne. 

And  1"'  Crcation  uiil.mil  in  man's  vi< 
Who  could  have  thought  such  darkness  lay  concealed 
W'ithiii  the  beams,  < >  Su 

Whflst    íly.  and  1- 

Tliat  to  such  ci  •  tu  l>lind! 

W'hy  do  wc  then  thun  Deaih  witíi  taife? 

If  Líght  can  thuf  deceive,  vrherefore  n<>t  1 

as  y  muertas,  tal  vea  en  la  tra- 
ducción '1  más  fielmente  d  peí 

■ 
I  a 

• 

ente 

ínula. 

n  pura  >  fulgente. 


DE   DON  JOSÉ   M."    BLANCO  Y  CRESPO  4g3 

¿Por   qué   la  muerte  el    ánimo   intimida? 
Si  así  engaña   la  luz  tan  dulcemente, 
¿Por   qué    no    ha    de    engañar    también    la    vida  r 
Rafael   Pombo. 

Si  quisiéramos  rebuscar  antecedentes  en  nuestro  Parnaso,  nos  ve- 
riamos  obligados  a  retroceder  bu  teri     es  a  nuestro 

idioma  para  sorprender  en  el  Hexaémeron  del  encarcelado  Dracon- 
cio  algunos  hexámetros  que  pudieran  preludiar  la  concepción  de  Blan- 
co; mas  creemos  sinceramente  que  el  autor  del  soneto  desconocía  el 
poema  De  Deo,  sólo  enteramente  conocido  al  descubrirse  en  1791  el 
Jeto  en  la  Vaticaí  •         ha  notado  en  las  pa- 

labra r  alusión  ni  reminiscencia. 

A  la  edad  de  cincuenta  af        /iendo  entreabrí 
puertas    de  la  vejez,  su  ánimo  c  ihibido,  sin  mas  alientos  que  los  no 
muy  bríos  -a,  se 

meció  al  considerar  que  mi  vida,  la  verdadera  vida,  el  tiempo 
ibustez  es]  • 

Es  verdad  que  el  tiempo  discurre  en  lema,  gradual  y  no  interrum- 
pida sucesión;  que  su  vuelo  insensiblí  .mes; 
pero  cada  hombre  lleva  de  si  una  ima 
el  cambio  perpetuo  hasta  que  una  ocasión  le  presenta  el 
contraste  1                   ra  refleja*                                          ta  interior, 
invulnerable  hasta  aquel  día  a  las  injurias  de  los  años. 

La  triste  di  ifrida,  provoca  en  uno  un  d< 

ñ<>.  en  "tn>  un  movimiento  de  mo  una  lágrima,  en 

un  di  y  en  Mía;  titulado: 

llamar  vie  ¡  '  the  first  time 

callea  ¡ni  ultl  man  1.  Es  a,  cual  el  a 

■ 
de  aquella  ;  ion. 

Allí  1 
■ 

Nota  la  n  unida  a  la  tarde,  que 

sombras  del  héspeí  •  -.  despide 

melancolía  su  ida  nsuela  con  la  gl< 

liberación  >\v\  ab 

Tu   hcw  roí  .   ,  "li  muer)  brío, 

Teñido  de  otra 

tío. 


494  V'DA    Y   OBRAS 


Soneto  de  resignación,  sostiene  el  lánguido  tono  de  la  p: 
•  ada  u  por  la  te  cristiana  o  por  la  conciencia  de  su  inutilidad. 
Para  ;<».'  álbum,  poesía  probablemente  de  c  •  ■  es  un  rasgo 

meados.  Desde  el  primero  se  ad- 
vierte la  contrariedad  del  autor. 

-cribir   en   un   álbum !   ¡Cuan  difícil  empresa! 

Sale  del  compromiso  con  al  ten  constru'u 

do  que  esos  empeños  sr.n  muy  delicados  para  su  Goose-quiU. 

saica  y  literal  sería:  .  un  álbum,  tarea 

difícil,  aunque  el  ]>ai>el  sea  satinad"  y  os  1"  pida  la  Hermosura. 
tinta  «lebe  empl<  .   I-i  pluma 

debe  sacarse  del  ala  de  una  mariposa.  I>e  palabras  aterciopeladas 

trmar  todas  las  linea-    Pero;  cuidad 
la  <>bra  con  un  pensamiento.  Para  su  quilla  de 
deiii.  a  que  los  álbum  se  encuadernei 

lera  y  becerro." 
1  >c  la  misma  fecha 
I    a    la    anterior  en  el  núnii  -  y  en  la  «1:  de    la 

rima,  aunque  muy  diferente  por  la  idea  j  por  ento. 

Refié  ta  a  la  costumbre  <le  escribir  1- 

lineas  para  el  Memorial  of  the  Writet 
rengl  • 

.    la   muerte 
Vi : 
Que 

Convierten 

La  dulce  sombra  que 

•  las  nubes  en  lluvia. 

IlllO 

ojos  revelaran 

unca 
Humedeció  una   lagrimal 

He  aquí  la  ir¡  literal,  ..  sea  la  poesía  despoetizada.: 

! 
intiales  de  vuestro  habitual  «  las 

triviales. 

i  ¡dad  <|ue  penetra  la>  mas  verdaderas 
virtudes  del  hombre  brota  bajo  las  sombras  <le  la  muere  La  tri 

que  suaviza  el  brillo  .  peligroso  del  placer.  Demasiado 

•  nunca  humedecid  •  por  una  lágrima." 


DE   DON   JOSÉ  M.*  BLANCO   Y   CRESPO  49S 

El  lector  que  abrigue  un  corazón  de  poeta  sabrá  apreciar  la  infi- 
nita melancolía,  la  delicada  idealidad  que  exhala  este  sollozo,  aun  des- 
ceñido el  pensamieiit'  >  de  las  ítalas  de  su  lenguaje  original. 

La  enfermedad,  la  constante  perturbadora  de  su  paz  y  de  sus  me- 
ditaciones, se  imponía  en  momentos  dados  como  absorbente  preocu- 
pación. En  sus  agudos  accesos,  la  mente,  incapaz  de  parar  su  vuelo  en 
i  asuntos,  se  fijaba  con  desesperación  en  su  padecimiento. 

Uno  de  estos  desconsolador  instantes  se  perpetuó  sobre  el  ; 
de  la  versificación  con  las  notas  de  Proofs  of  Idleness,  not  of  Conceit, 
tmder  Suffering. 

lienza  el  poeta  preguntándose : 

¿Por   qué   el   enojo   inflámase  en    mi    pecho? 
,;  Podrá  calmar  la  cólera  mi  alma 
Y   restaurar  su  paz  ? 

Inútil  es  razonar.  La  prudencia  carece  do  dominio  sobre  el  sufri- 
tnienti ». 

Sufre,  le  dicta,  acepta  tu  destino, 
Apura  su  amargor,  mas  no  makL 

oce  que  el  poder  que  le  creó  no  obra  al  acaso;  que  él  le  debe 
tud,  aunque  su  vida  fuese  peor  que  el  infierno  (much  worse  tkan 
llrlh:  y  por  más  que  sienta  a  veces  la  mano  divina,  ¿no  ha  sido  él  tam- 
bién  un  ministro  de  I  'i 

Humilde,  es  cierto,  mas  de  Dios,  na   sayo; 
Y  El  no  quiso  negar  su  sacerdote. 

ma  de    SU   amor,   alienta,   ¡oh   alma! 
ea   la    ruta,    rinde    otro    homenaje 
De  amor...  y  acatan  tus  cansados  días. 

La  desespi  disimula  mal  bajo  el  manto  de  la  resignación 

pide  la  muerte;  porque  le  consumen  los  sufrimic 
físicos  y,  náufrago  que  ase  convuls  >  la  única  tabla  flotante  en  el  re- 
vuelto oleaje,  se  aterra  a  la  esperanza  de  qtu  is  pa- 
decimientos, 

Sin  embargo,  cuando  éstos  eran  aún  mayores,  un  año  próxima- 
mente antes  de  morir,  arrancó  notas  ephalámicas  de  su  lira  con  moti- 
amiento  de  la  Reina, 
No  cabe  duda  d< 

.•  -r  palacie  Inglaterra, 

que  en  su-  isigna  d  to  de  M  •  que 

d  regí  do.  Dice  textualmente  : 

en  Wedding,  May  rleaven  bUss  ¡4  to  thia 
countrjr." 


VIDA  Y   OBRAS 


.arante  la  ceremonia  nupcial,  lleva 

-  enoabezanáa  I  -ocarrona 

mira-!  del  sacerdote,  vuelve 

a  del  lil»r<>  mágico,  sonríe,  y  al  volar,  dice  al  Re» 

;  Me   ili>putas  el   p(»; 
Mira  la  espléndida  pompe, 
La  majestad,  la  grandeza, 
.1  augusta 

,'tar. 
Muestra  bien  >,  >ra : 

•roña. 

impr  M.h  el 

alma  p 

• 
:  el  álbum 
y  la  nie\  e  de  la 

ilizado  mi  vida. 
chive  con  ida<l 

idioma: 

;  <  >li.  tú. 
Si  ; 

Veri 

■ 

la   i 

el  orden  <1> 

del 

¡o  iu- 

LT  fielmente  la  idea,  tiraniza  el  material   pi 


DE   DON   JOSÉ   M.*   BLANCO  Y   CRESPO  497 

Las  poesías  inglesas  representan  expansiones  momentáneas  del 
corazón,  cuando  no  compromisos  ineludibles.  Mystcrious  Xir/ht  es 
un  suspiro;  el  soneto,  a  su  edad,  un  ¡ay!;  las  más  son  ahog 

.  No  podría  verse  en  tales  impresiones  un  precedente  de  las  nebu- 
losas instantáneas  de  Heine  o  de  las  luminosas  de  Béquer?  Ha  des- 
aparecido el  vértigo  poético  de  la  primera  edad,  en  que  cantaba  por 
cantar.   El  deseo  de  poetizar  buscaba  entonces  asuir.  es  el 

asunto  el  que  busca  respiradero  en  la  poesía,  y  no  siempre  lo  halla. 


?-' 


§  12° 


The  life  of  the  Kiv  Joseph  Blanco-White  wtritem  bv  bum 

WITH    PORTIONS  OP   BIS   COBRESPOND1  JOHN    1  I  n 

I  ih'M.  |n  3  volumes.  London,  1845. 

La  publicación   de  la  autobiografía  <le   Blanco,   edi 

le  SU   fallecimiento,  y  la  avi  :!>iila, 

Rtizan  d  justo  renombre  adquirido  y  consen  1 1  pú- 

inglés. 
No  pare  :e  que  1  bro  dd  Rev.  1  la- 

milton,  pui  :'tla- 

tando  1">    últimas    instantes    del    admira 
grafía,   las  por 

hallaría,  algurn  he  aquí  lo  que 

íntegramei  tuyen  los  tn 

ter]H>: 

'.1  primera  titulada 

Narrative  of  the  events  of  Iris  life  (Narrador  ntecimien- 

'•■    mi    \  iila  >   I  1  775    t8 

Whal 

1  da  principio  al    relato,  que  t. 
t  dividuo  del  <  >riel  ( 

Mi-  que  una  b  ijar  la  lús. 

■  1  a  certidumbre  de 

'  1   na- 
•   ■  te  ile  la--  d 

de  1  na  interna,  no  ha  ,1<    1 

lerício  acerca  d  bu  vida  ni  la  ra] 


VIDA  Y  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M.a  BLANCO  Y  CRESPO         4Q9 

c<>n  que  se  desliza  sobre  otros,  algunos  tan  serios  como  su  misma  or- 
denación. 

Idéntica  llave  explica  las  digresiones  acerca  de  los  ejercicios  de- 
votos practicados  en  San  Felipe  Neri,  los  ascetismos  de  Cádiz  y  los 
misterios  de  la  Cueva. 

La  segunda  parte  se  titula  Sketch  of  lüs  mind  ín  England  (Bos- 
quejo de  su  pensamiento  en  Inglaterra)  ("1812-1824).  Aquí  el  relato 
no  despierta  el  interés  novelesco  ni  posee,  el  rápido  compás  de  la 
primera  etapa;  mas  para  el  lector  que  prefiera  la  interior  silueta 
de  la  convicción  a  los  pronunciados  relieves  del  hecho,  brindará  esta 
parte  singular  encanto  y  no  menor  interés. 

En  la  tercera  parte,  Extmcts  from  Journal  and  Corrcspondcnce 
(Extractos  del  Diario  y  Correspondencia),  se  incluyen  cartas  escritas 
y  recibidas  por  I  Mineo,  y  recortes  del  Diario  en  que  anotaba  sus 
cotidianas  impresiones.  (i  >'| 

El  capítulo  1   (1824-1828)  contiene  un  extrad  imo  dd 

Diario  de  1824  en  nota;  cartas  de  Southey,  uno  de  los  tres  célebres 
laicistas ;  de  John  Alien ;  de  Coleridge,  otro  poeta  de  lo  su  in- 

timo lord  llolland:  de  Mrs.   Felicia   H  artas 

de    Bl 

El  capitulo  II  (1828-1833)  se  compone  del  Diario;  caitas  al  reve- 
rendo Aírmstrong;  a  1. :  a  un  clérigo  que  le  insultaba  por  votar  a  favor 
de  Roberto  Peel;  a  lady  Holland,  y  cartas  de  Southey,  de  Mrs.  He- 
mans,  de  Alien  proponiéndole  ser  candidato  al  Dulwich  CdL 
otras,  con  obser  .  inini,  el  sistema  de  educá- 

is asuntos. 
luye  aquí  el  primer  tomo  y  prosigue  la  tercera  parte  en  el  se- 
gund  la-  cartas  insertas  en  siete  ex- 

lumen,  más  interesante  que  la  última  parte 
del  anterior  por  lo  que  respecta  al  croquis  de  su  estado  de  conciencia. 

En  las  cartas  •    mayor  i:-; 

instante  emancipación  de   su  espíritu,  levantándose  entre 
desrj  irtidumbre  le  su  pode- 

rosa personalidad 

distinguir  la  so 

es  de  la  Biblia  • 
tianismo  y  de  éste  con  la  Teol  gía  de  las  '  carác- 

ter de  las 

•  le  la  obra  del    ristiai  que  la  palabí  •  diri- 

gc  a  '  «no  la  luz  a  los  llegar  a  decidir  que  el  cris- 

tianismo no  estriba  1 

bate  desde  des  de  la  Iglesia  britá- 


SOO  VIDA   Y  OBRAS 


nica;  rechaza  el  ístno;  lamenta  las  divisioi 

engendra  entre  los  hombres,  aun  entre  seres  que  se  aman ;  señala  las 
falsas  nociones  del  sentido  religioso  dominantes  en  Inglaterra;  limita 
la  figura  «'.  i  a  la  mes  excelsa  concreción  de  la  humanidad; 

opoiu  ihI  osefordiana,  con  sentido  perseguidor  intransigente, 

/a  o  del  temor  de  la 
futura  y  aun  de  la  creencia  en  la  inmortali 

•  en  Irlanda  lleva  en  si  el  e 
el  peligro  'le  la  bibliolatría,  sos* 
nismo  no  pende  de  documentos  i  el  probabl 

del  catolicismo;  avalora  La  < 

que  es  el  cristianisra  1  l>ai.>  la 

■val :  pone  Na- 

zareth  como  medio  «le  instrucción   p  la  al 

ir  Channing,  dd  cal 

-  al  final  de  < 
va  dejando  de  ser  exclusiva,  mezclándose  con  las  os 

Entre  la 
esencia  del  cristianismo  y  las  sentencias  ('lan 

es  t,  a  Dupu 

Fichte,  al  i  la  Celesti 

mo,  a  Shal 

• 
ubrados,  lo  Whately,  rlawki 

■res  Norl  •  '1  y  d  ilu -•  MUÍ. 

La  tercera  y  última  parte  se  continúa 
■ 
■na  se  ha  afen 
• 
por  halla! 

más  hondo  en  d  misl 
Va  ti 

oiebl         '  .  que  lucha,  la 

lien- 
I  fondo  de  si 

lina  con  la  majestad  <lc  u 


DE   DON  JOSÉ   M.*   BLANCO   Y   CRESPO  5oi 

Pocos  corresponsales  nuevos  en  esta  postrera  etapa.  Las  carta» 
de  Channingy  las  respuestas  al  mismo  aumentan  en  número;  después, 
cartas  que  ya  no  recibirán  contestación  y  un  breve  relato  del  editor, 
extendido  como  un  paño  fúnebre  sobre  el  recuerdo  del  teólogo  y  del 
poeta. 

Sigue  a  la  autobiografía  extenso  apéndice,  que  contiene  una  ge- 
nealogía de  Blanco  limitada  a  la  rama  paterna  y  extraída  de  una 
copia  del  pedigree  original  consultado  por  nosotros:  unas  cartas  a 
lord  Holland  acerca  de  El  Semanario  patriótico  y  de  El  Español; 
algunos  pasajes  del  Diario  de  Blanco;  Cartas  dominicales  a  Hamil- 
ton  Thom;  algunos  fragmentos  literarios,  de  que  hablamos  en  otro 
lugar,  y  una  muy  incompleta  bibliografía  de  las  obras  de  Blanco. 

La  publicación  de  la  autobiografía  ocasionó  calurosa  protesta  del 
arzobispo  de  Dublín.  Dr.  Whately.  pues  -¡  estimó  ron  fraternal  afec- 
to a  Blanco  durante  su  vida,  receló  que  su  cariñosa  relación  con  un 
heterodoxo  le  atrajese  las  iras  de  los  mojigatos  de  Oxford.  (V.  Titeo- 
lor/ical  Review,  1867-w.  82-112.) 


§   13° 


I'l.MN     l>l 

"Poob  man's  preServative  against  popbry"  (P 

EJ  ]■•  esta  •  ibra,  comenza  I 

gir  los  ei  i  tídos  en   el    l'i.  ¡nbre 

contra  el  Pontificado.  Al  decir  • 

n  la  rectificación  de  ¡a  parte  doctrinal,  acomodándola  al 
i  la  fecha  de  esl 
liando  se  hallaba  en  el  pal  la  fe 

unitaria. 

Nada  juzga 
escribió  contra  la  ortodoxia  rom  ■  amien- 

to y  no  requiere  atenuación  ni  explanación.  M 
mani 

i  in- 
transigencia, la  falsa  beatitud,  cnanto  vituperó  en  la  Igles 
prevalece  con  igual  vi<,r<>r  en  la  protestante. 
En  suma,  la  parte  i  •  manece  ir,: 

i  ¡piritu  del  . 
■  le  cierta  justicia  a  la  n ' 

I   'ni-:!!.,  ili 

¡nal,  el  aul 
lerai  tura 

de  los  milaj 
la  misión  i 

leí  cristiai  -r  la  letra  que  n 


VIDA  Y  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M.*  BLANCO  Y  CRESPO  503 

palabras  grabadas  por  el  genio  inglés  en  el  acto  tercero  de  la  tra- 
gedia César: 

I  only  speack  right  on ; 
I  tell  yon  that  wich  you  yourselvcs  do  know. 

La  publicación  de  los  fragmentos  de  la  obra  lia  de  agradecerse 
a  la  escrupulosa  diligencia  del  Rev.  Thom. 

Constan  los  Diálogos  de  de*  interlocutores,  un  laico  y  un  clérigo. 
Refiere  el  lego  al  autor  que,  al  leer  el  Preservatwe,  juzgó  sus  con- 
vicciones religiosas  definitivamente  cimentadas;  mas  pronto  observó 
sorprendido  que  los  pilares  de  la  fábrica  amenazaban  ruina. 

I  )c  ninguna  suerte  me  admira  — replica  el  clérigo — .  Lo  mis- 
mo rae  ha  sucedido  a  mí. 

— ¿  De  modo  que  está  usted  descontento  de  su  libro? 
— Completamente. " 

A  todas  las  objeciones  del  laico  acerca  de  los  principio,  funda- 
mentales del  cristianismo  reformado,  contesta  el  clérigo  dándole  la  ra- 
zón y  preguntándole  si  ha  leído  su  trabajo  (hi  heresy  and  ortho'doxy. 
Explica  1"  que  >e  llama  fiebre  religiosa,  dand  i  por  ejemplo  las 
viudas  indias,  que  se  arrojan  a  las  llamas  convencidas  de  su  inmediata 
sión  desde  la  hoguera  al  cielo.  La  educación  v\<  ••.in- 

flujo i 

r  1",  niños  sin  reí 
hasta  que  por  si  puedan  resolver  tan  intrincado  asunto,  responde  que 
si  lo  religii  tricas  de  nuestros  mayores,  bas- 

ta ion  declarar  a  éstos  infalibles;  per  ansa  en  di 

do  es  evid<  religiosa  no  se  puede 

der,    \  li  -  niños  rio  se  debe  :-    ulcar  más  que  la  moral,  procu- 
rando despertar  en  ellos  la  idea  <le  la  Divinidad  sin  la  menor  imposi- 

"II  verdadero  cristianismo  no  admite  autoridad  y  sólo  consiste  en 
vivir  i  1  bien  ¡K>r  amor  a  la  Fuen- 

te de  nuestras  aln 

Al  dial  igo  del  clérigo  y  el  i  ido  por  d^ 

sotiajes:  Inquirer,  el  que  pregunta,  y  Answerer,  el   que   responde. 

ahora  tan  religioso  como 
¡a  a  la  Igl<  ■  re- 

ligiónseenl  ei  uerdo  de  la  presencia  de  Di 

.  el   finn.  conformar  nuestra  n  la 

voluntad  divina  y  el  horror  al  '  '  >  opuesto  a  aquella  luz  di- 

vina, en  su  vida  fué  -o  que  ahora.  Todo  !  Iga  de 

intad  de  Dios  ni  fruto  de  la  razón  asistida  por 
tad  inugii  ■  m  la 


504  ^»S  DE  D.  JOSÉ  M.E  BLANCO  Y  CRESPO 

nosotros  debemos  descartarla.  La  universalidad  de  la  ido- 
:atria  prueba  que  la  imaginación  jamás  conduce  hasta  Dios. 

Por  qué  — preguntaba  el  otro —  los  hombres  de  todos  los 

pos  se  han  postrado  delante  de  lo  >ra  de  BUS  uios? 

nian  — responde  d  interlocutor —  la  mas  remota 

idea  de  una  divinidad  espiritual.  Mas  la  idolatría  no  es  tan  sólo  el  cul- 

•s,  cual  groseramente  pensaban  los  judi 

.1   dialogo  queda  interrumpido,  se  ve  claramente  une  el 

aut  >r  extiende  el  concepto  de  la  idolatría  al  mundo  interno,  a  las 

la  Divinidad  y  a  la  forma  del  culto, 
íiüento  de  Blar*  •  se  aleja  de 

toda  evelada,  no  deja  de  ser  cierta  revancha  para  el  catoli- 

•i  de  que  cuantos  dardos  h-  lanzó  el  fervor  pro- 
le de  Blanco  van  a  herir  ahora  en  el  corazón  de!  •  smo. 
1.a  teol  igia  protestante,  a  juicio  del  autor,  ad  ■'• 

clan  li  los  misinos  defecto-;  luego  no  vale  la  ]>eTia  de  la  ap 

-    la  Revelación  no  es  una  verdad,  lo  que  falta  a  la  Igl. 
ca,  no  hay  que  pedirlo  a  las  e 


§  14° 

The  makk  ON  un:  i-orehead  (Postuma). 

rase  la  lecha  en  que  la  pluma  'le  Blanco  trazó  tan  delicioso 
cuadro,  sacado  a  luz  por  diligencia  del  Rev.  Thoni.  A  juzgar  por  la 
|Ue  en  él  domina,  pertenece  a  su  última  época,  es  decir,  al  perío- 
do  siguiente  a  su  separación  del  protestantismo. 

Se  trata  de  un  cuento  fantástico,  que  supone  contado  por  un  der- 
w  ¡oh. 

Meruli,  joven  sacerdote,  sale  del  templo  seguido  de  bus  admira- 
dores, después  de  haber  pronunciado  elocuente  discurso.  Era  un  joven 
instruido,  conocedor  de  varias  lenguas  europeas,  nutrido  [K>r  extensa 
.1  y  nada  creyente  en  su  propia  mitología,  igual  que  "tros  colegas 
suyos,  amagos  de  guardar  las  formas,  pero  cuya  sagacidad  se  burlaba 
de  los  Vedas  en  secreto.  Anhelante  de  hallar  la  verdad,  hasta  dudando 
¡i  ia,  salió  a  paseo  embebido  en  su  medita  :■  ■■\.  y  sin  saber  có- 
-<•  hallo  ante  una  caverna,  en  la  cual,  -r  ni  sin  esfuer- 

zo, 1  igró  penetrar.  1  tespués  de  avanzar  en  el  obscuro  recinto,  una  her- 
mosa faz  de  mujer,  al  parecer  sin  cuerpo  que  la  sostuviera,  se  destacó 
lumii  el  impenetrable  fondo  de  la  cueva.  El  sacerdote  i 

de  rodillas  y  una  voz  dulcísima  pronunció  estas  palabras: 

acércate,  Merub.  Soy  ei  Genio  de  la  Verdad.  Yo  te  revelaré 

misterios  ocultos  para  la  mayoría  de  los  hombre-.  Nfo  te  forjes  la 
ilusión  de  que   voy  a  enseñarte  nada  nuevo.    I'l  mu'  ¡"a  ti 

lo  que  antes;  pero  tUB  OJOS  Je  abrirán  parí  vene  a  ti  mismo  y  i'l  tem- 
ple de  tu  corazón  se  revelará  en  la  elección  que  vas  a  hacer. 
Merub,  fuera  de  -i.  exclamó: 
mi  esposa. 
Pobre  mortal  — replicó  la  vot  en  i 

••  un  momento  .hilabas   .le   la  existencia  de  la  Ver- 
dad, y  ahora,   porque   VCS  fie  jado   de    -■:   ••  -tro, 
i!   si  se  hubiera  i  I 


5o6  vida  y  OBRAS 


Mlerub,  apurando  los  recursos  de  su  vista,  notó  que  la  faz  glorio- 
sa precedía  al  cuerpo  de  inmensa  serpiente,  cuya  ceda  parecía  hun- 
dirse en  un  mar  de  luz  que  se  entreveía  detrás  de  ella. 

— Merub  — dijo  la  visión — .  la  Verdad  por  qi  reside 

en  ti.   Ningún  hombre  deja  de  llevar  un  rayo  de  mi  luz  en  su  alma. 

te  ensenaré  lo  que  nunca  ¡  hado. 

Mer  cimó  y  sintió  en  su  frente  el  perfumado  aliento 

ni.  Una  pieza  circular.  cristalina  -  ~i  misma 

y  Merub  perdió  .  la  de  la  i 

.  ahora, 
innumerables,  extrañas  y  diversa! 
— ,  ■ 

— Tu  atura]  dé  la  Verdad. 

— ¿Estas  figuras  son  la  Verdad? 

hombre  V" 
invisible  pieza  d<  Al  principio  :•«••  ha)  i 

gura  dd  murid 

■ 
|uieren  la  <  idad 

y  de  I; 

• 
de  pa  luz  al  tra . 

Las 

ti    '• 
principio  el  pla<  Más 

tarde 

Verdad.  ( >tros  cubn 
multitud  d< 

al   ui  'chiven   q;  .1  c^   una  ficción.  Tú  has  sido 

traído  Mecer  tu  órgano  de  la  \  erdad  y  puedes  ll( 

dibujar  en 

• 

li    5Í 

pintar  en  el 


DE   DON  JOSÉ   M.     BLANCO  Y   CRESPO  DO7 

cubierto  ]>or  dentro  para  que  sirva  «le  espejo  a  los  demás.  Reconocei  se 
como  imagen  de  la  Verdad  produce  un  vivo  placer.  Mías  este  procedi- 
miento exige  gran  delicadeza.  El  tercer  camino  es  de  tal  índole  que 
apenas  me  atrevo  a  proponerlo. 

— Dímelo  — exclama  Merub — ,  porque  antes  que  seguir  los  dos  que 
me  has  trazado,  juro  por  tu  hermosura  que  romperla  el  cristal  en 
mil  pedazos. 

•  hay  que  romperlo  — replica  el  Genio — .  Si  me  amas  como 
dices,  y  continúas  amándome  cuando  me  pierdas  de  vi.~ta,  limpiaré  tu 
al  de  los  primeros  dibujos.  Tu  cristal  limpio  parecerá  a  los  demás 
negra  mancha  en  tu  trente.  !.<>>  que  se  atrevan  a  mirar  verán  la- 
puras  líneas  de  un  nuevo  cuadro  destacar  suavemente;  pero  muy 
pocos  resistirán  su  vista.  Aun  lo^  [unificados  por  mí  se  estremecerán 
al  ver  que  las  líneas  de  tu  imagen  de  la  Verdad  van  en  distinta  di- 
rección que  la  suya,  porque  ni  tu  ni  ell'>s  podéis  reflejar  igualmente 
mis  facciones.  Eso  no  sucederá  hasta  que  despojados  '  los  frágiles 
cuerpos,  podáis,  >in  necesidad  de  vidrio,  contemplar  la  Verdad  frente 
a   frente. 

ii  espejo  — prorrumpió  Merub — .  Límpiam 
■  os." 
■  el  sai  erdote  en  profundo  sueño  a  orillas  del  mar. 

ironle  qué  buscaba  en  aquí  I 
dio  que  el  cuadro  de  la  Verdad.  Cada  uno  entonces 
eró  h.iUarl-  te;  mas  al  observar  i 

.11  horror.  .«•,  al 

mirar  detenidamente  y  ver  resaltar  la  imagen,  le  llamaron  hermano. 
El  derwich  que  trajo  de  '  (riente  esta  narración  cuenta  que  Merub, 
le  la  tumba  y  el  disfrute  de  su  ama- 
da Verdad, 

1  quien  no  vea  en  el  pt  i  al  mismo  autor  y  en 

su  pensamiento  la  constanfc  íritu. 

En  el  nterior  podrá  verse  el  fondo  del  cuento,  mas, 

en    todo  n  pierden   val  tura 

con  que  el  artista  de  lej  cincela  su  creación. 

Si  colocamos  por  un  instante  i  n  en  el  pui 

vista  de  Blanco  paj  ir  al  arti  ta  sin  antagonismo  d 

rio,  !  1  renderá  p  mu- 

lo inadvert 

relieve  a  ni* 

El  estilo  es,  a  ju 
en  lengua  inglesa 


§  15° 


In    PBB10DÍCA 

Aunque  para  el  público  era  Blanco  intermitente  periodií 
realidad  nadie  más  constante  en  la  literatura  efúnen  :ii>ta 

•¡diana.  No  suben  a  crecido  número  tos 

•  él:  mas,  cuan.:  ¡chámente 

El  Español  o  /:/  Mensaje* 

■1  llamaba  SU  Studenfs  Journal. 

Eiállanse  entre  los  artículos  de  Blanco  muchos  de  asu 

de  Historia  y  de  critica  literaria  y  <le  asuntos  religiosos,  pu- 
blica.: ■]  Christian  Teacker, 

Nuestra  exposición  del  contenido  de  los  artículos  corra 
aprisa  que  al  esbozar  la  materia  de  los  libros,  porque  el  tiempo  ha 
a  las  materias,  detei  uelloa  que 

i       reportan  al  lector  modi 
Entre  los  relai:  aña,  hállase  uno  curi 

Instrucción  pública  en  nuestro  país,  publicado  en  el  Quarterly  Jour- 
nal o)  oíos  trabajos  dedicad,  « 
al  tema  On  the  State  of  Education  in  Spak 

advierte  que  el  segundo  br  i  scri- 

bía  refiriéndose  a  ellos:  Mine  is  the  iirst.  with  thr  other  I  disdam  .7// 
connection. 

uña  <.-n  su  tiempo 
DO  cxcitar.'i   la  atenci  •  fflOCÚnientO  de  la-  lu 

9  para  levantar  d  nivel  intelectuj  l  os 

espaü  libertad,  están  ap 

de  su  ignorancia,  ]*>r  lo  cual  viven  en  p 
dlaje  - 

1  también  sombría  pintura  del  atraso  de  Castilla,  siempre 
¡ntelí 

1  .1  comercio  >lc  otra-  civili- 


VII/A  V  OBRAS  DE  D.  JOSK  M.*  RUNCO  Y  CRESPO  509 

raciones,  y  viene  a  explicar  las  circunstancias  que  obligaron  al  car- 
denal Albornoz  a  fundar  fuera  de  España  una  escuela  que  llevó  en 
Bol    :ia  el  título  de  Sun  Clónente  detjli  Spágnuoli. 

olegío  de  Bolonia  sirvió  de  patrón  a  los  Colegios  er 
en  la  península  española,  <le  los  cuales  habían  de  >alir  tas  modernas 
universidades. 

La  incontrastable  influencia  del  clero  en  la  enseñanza  alentó  úni- 
camente los  estudios  de  latinidad  y  I  sos  de  en- 
cerrar peligro  para  la  ortodoxia. 

1.a  imitación  de  Bolonia,  practi  favoreció  el  in- 

flujo de  Roma  cu  ir  ¡ocentes.   El   pensamiento  e 

ño],  aislado  en  estéril  soledad,  perma  año  a  las  re 

■  ticas  y  científicas  de  España,   I. a  Inquisición  en  su 

indio  >bra-s  de  algún  rioso 

rtigador  deseara  saber  los  nombres  de  1  re  tuvieron 

■;>i".  habría  de  buscarlos  e  del  Santo 

Oficio. 

Jesuítas,  que  tan   singular  habilidad  poseen  para  adaptarse 
a  todos  lo»s  ambientes,  extendier  ■ 

•izaran  por  establecer  cía-  de  latinidad,  reeibi- 

i  aplauso  en  un  tiempo  en  que  saber  latín  daba  indicio  de  edu- 
:  esmerada;  levantaron  cato  losoíía  aristotélica,  y  com- 

pletaron su  sistema  con  la  lectura  del   Derecho  romano  y  la  Medi- 
cina. Ahora  bien,  conviene  lencia 
romana  sin  el  menor  i  con- 
sideraba una  rama  de  la  ciencia  metal 
ia  a  la-   '  • 

nstauración  de  la  dinastía   francesa  elevó  un  poco  la  cultu- 
ra nacional,  principalmente 

u  rían  </<•  estudios.   Las  •  uni- 

versidades eran  cinco:    Filosofía,   Teología,    Derecho  romano.  De- 

Detemdam  el  articuli  len  académico,  la  edad 

de  admisión  di-  Ds  alumi  na  de 

el  sistema  de  exámei  cunda  ini- 

•i  popular, 

ñanzas  literarias  no  i   l"s  planes  uní. 

■  de  1"S  infc  • 
ES  estallid  l  ias  de 

.  la  [nquisición  encerró  a 


?in  vjl>.\  y  OBRAS 

mucb  calabozos;  pero  la  opúáón  habia  saboreado 

la  dulzura  del  fruto  prohib: 

\Jg  >  intentó  Godoy  en  beneficio  de  la  instrucción, 
táculi)  tradicional  esterilizo  sus  tímidos  esfuerz  Ma  se  esta- 

bleci  ,  por  la  S    iedad  patriótica,  una  dase  de  Maternal 

cuya  dirección  se  confió  al  sabio  monsieur  Henri  Las  persecuciones 
que  c    toda  España  se  extremaron  con  los  franceses  al  estallar  la 
ría,  dieron  con  monsieur  Henri  en  una  cárcel  y.  cual  ella, 

había  contraído  murtal  enfermedad  que  le  llevó  al  sepulcro. 

La  útil  enseñanza  fué  continuad  '.  1!  ><.•'-•■ .  Lista,  discípulo 

laten  ático  frai 
fué  tal,  que  el  tratado  de  Ma  dujocon- 

iiderables  rendimienl 

\1  llegar  al  estado  de  la  instrucción  en  su  tíen 

a  la  influencia  de  la 

cultura   francesa,  única  extranjera  que  penetrabi  ¡«Ti 

el  sketch  consignand  i  la  que 

teñían  batalla,  más  que  entre  liberales  y  tradi 

-.  entre  partidari  -  del  antiguo  y  del  modi 
se  bailan  tan  equilibra 
que  ninguno  puede  vencer  en  absoluto  al  otro,  y  de  aquí  la  t  ;-i ~ • 
peranza  de  una  ma  lucha  interminable  que 

hará  muy  desgraciada  a  la  herm 

han  ensangrentado  el  suelo  español  i  n  sus 

I  vaticinio  de  Blanco  y  h 

I  •  país,  dados  a  li 

\fonthly  Ma 
n  "),  son  i  aginas  su  ll  i  quiere,  apuntes  de  detalle,  llam 

a  integrar  una  obra  de  importancia  intenta. la  y  !)■>  concluida. 

de  aquella  I 
ta  donde  llegó  la  influencia  de  la 
le  sus  instil 
¡o  hisl  t  de  la  coron 

ta  la  batalla  de  .x'  asta  mediados  del  siglo  xi. 

II  segundo,  tan  literario  como  histórico,  se  titula  Prmce  </<»>i  Jn<m 

'onde  I  ucohoi  with  the  History  of  Count 
\o  the  Liberal  and  his  Knights. 

i  dad 


DE    DOS   JOSÉ   M.»    BLANCO   Y  CRESPO  5 1  I 

para  el  público  de  hace  un  siglo,  y  más  aún  para  el  inglés,  lo  que  res- 
pecto a  nosotros,  queda  reducido  a  la  esfera  de  lo  elemental. 

En  pos  de  antecedentes  historióos  y  de  consignar  los  progresos 
que  en  la  Edad  Media  iban  cumpliendo  I  itre  las  familias 

reales  y  las  clases  aristocráticas,  narra  la  biografía  del  inquieto  don 
Juan  Manuel,  dando  idea  del  asunto,  elementos  y  méritos  del  Conde 
I. tu  iinor. 

El  juicio  que  deja  caer  sobre  la  obra  reviste  gran  sensatez  y  su]*">- 
ne  atenta  lectura.  El  Conde  Lucanor  es  para  Blanco  el  resultado  del 
examen  de  varios  libros,  aunque  convencido  de  que  don  Juan  Manuel 
no  conocía  a  fondo  la  lengua  en  que  se  bailaban  redactados  i//  .->■<;.< 
■tot  perfertly  familiar  to  him  |. 

Pasa  luego  a  historiar  la  vida  de  don  Rodrigo,  animada  n 
que  no  heme  s  de  reproducir,  y  termina  con  anécdotas  referentes  a  la 
vuelta  de  dos  caballeros  a  sus  respectivas  c 

A  la  serie  de  estudios  debe  de  pertenecer  el  artículo  Secrete  on 
thr  modern  Inquisition,  inserto  en  el  periódico  sin  firma  ni  indicación. 

el  asunto  y  e-til  •.  somos  de  opinión  q  •  mbiéu 

producto  de  la  pluma  de  Blanco. 

\   lo-  escritos  de  asunto  español,   redactados   en   inglés,   puede 
jarse,  aunque  no  se  haya  publicado  en  revistas,  el  trabajo  Spedn, 
suplemento  a!  artículo  de  la  Encyclopaedia  Britannica  acerca  <l 

Al  merecí-1  Ws  Letters  frotn  Spdiu  - 

que  mister  Macvey  Napier  iclopedia,  - 

laboración.  No  sin  i  lar  cima  a  su  ' 

la  entorpecían  dos  gr  iconvenientes:  la  Fall  y  la 

erbación  de  sus  p 

La  n  de  las  noticias  que  encarg  y  pa- 

terdos  y  la 
n   Inglaterra  constituyeron  la-  princi 

fuente-  de  SU  difícil  trabar  I 

I.—  articu  .lo-   en  ¡.iiiiilott   Review  and  i 

Westminster  durante  lo-   año-    [835 

re  literaria.   No  se  I  tacón  la  del  ni 

nombre  editada  p  f  1  tnpri- 

e  do-  númi  i 
volumen   I   i  t  S  s 5  1  |  de  Recent 

Spanish  Literature  un  articulo  critico  de  n 
ca  de  las     bras   literal  ias  de 

Muéstrase  el  articulo  mu)    bené  autor  de  Edipo 

extrañar  la  inclinación  simpática,  sabiendo  las  analogías  entr 


5  I  2  VIDA  Y  OBRAS 

ideales  v  procedimicnos  conservadores  acariciad--  por  la  mente  de 
Blanco  y  la  prudente,  si  a  las  veces  tímida,  política  de  Martínez  de  la 
■ 

l "na  ligera  nota  biográfica  sirve  de  introducción  a  la  crit- 
articulista  en  pro  de  la  d 
scritor  andaluz  por  el  reino  de    Inglaterra. 
Con  razón  brinda  a  los  e>t  '  modelo,  p\  íue- 

Rciencias  que  ;  rec- 

tínez  de  la  R 

Menos  interesa*  I 

■ 
Í35-36).  Ri 
de  Jorge  Craobe  (The  poetical  tvorks  of  '■'■ 
his  leti  ruáis,  and  his  Ufe,  by  his  S 

■ 
.1.  haciendi 
le  la  prime 
Su  juicio  dd  ar- 

ticulo: 

"  Nadie  que 

h  dramotit  difu- 

l      literarios  en  s>u  tic 

irían 
rvado  patrimonio  de 

.  y  defiende  a  i  1 

.1   SI  able  que  entre 

Jenfc  •   La  mayor  par- 
que incurrii 

lo  volumen   c*  una 

-  una 

Ididad,  !nti 


DE  DON  JOSÉ  M.*   BLANCO   Y  CRESPO  JÜ3 

el   pensamiento,    ^siguiéndolo   en   Mi    evolución   y  no  escatimando 
detalle  de  importancia. 

Largo  artículo  crítico  dedica  a  las  Memorias  d 

Confiesa  desde  luego  d  articulista  su  im[>osibilidad  de  prescindir 
de  cierto  prejuici  >  por  las  especiales  circunstancias  de  Godoy,  no 
obstante  halier  leído  su-  Memorias-  siempre  con  interés  y  en  alguno; 
momentos  con  emoción. 

No  niega  que  el  origen  de  la  grandeza  de  Godo)   bastaría  a  en- 
turbiar  los  más  altos  hecho-:   mas  cree   exagerado  extremar  d 
el  hielo  de  la  vejez  las  censuras  a  un  joven,  porque  no  resistió  las  so- 
licitudes de  una  reina  licenciosa  y  experta  en  la-  arto  de  la  disolu- 

Inútil  sería  para  icir  la  relación  comentada 

los  en  las  Memoria.;  de  Godoy.  Blanco  marcha  de 
barazadamente  al  compás  de  la  narración,  sin  extremar  elogio 
censuras,  con  todo  el  proverbial  buen  -cutido  de  los  publicistas  bl- 
indo la  voz  del  interés  o  la  llama  de  1 1  pasión  no  ]>erturhan 
■nidad  de  -u  juicio. 

ncretar  su  concepto  acerca  del  Príncipe  de  la  Taz.  sin  o 
ni  su  buen  ta  Forma  su  juicio: 

le    considerarse    como    un    gran    estadista;    ni 

mo  un   hombre  totalmente  abandonado   e 
ríndaba  su  no- 

■;-." 

e  Blanco  por  valgan  .laterra  la  litcra- 

l'-rno 
n  Spanish  Theai 

Dccli- 
i  the  Ancieni  ti:. 

ulterana  ju 

rtra>  agan- 
alderón  fué  el  último  de  nu< 
grandes  di  ¡nado  de  aquel  vandalismo  que 

habí 

debía  inic  i  m  hasta  I 

MI 

En    i 
españ  l.   -  •   impresi  «nabilidad, 

le  Madrid 
33 


514  DA   T    OBRAS 


y  labraron  a  su  inventor  inmenso  renombre  que  doró  hasta  el  triunfo 
del  gusto  fran  • 

as  comedias  de  .\Loratin  con  criterio  m.>  rx 
del  que  la  critica  posteriormente  ha  sancionado,  tal  vez  porque  I 
ter;i¡  :ados  por  c!  m  inante,  entj 

ron  i 

igna  d  atraso  de  la  d< 
b1ecimient¡>  de  la  Junta  censoria,  la  ineficacia  <¡ 
zados  i»  a  Máiquez,  y  termina  con  la 

íuej^  i<-  tambiéi  rtancia  de  la  une  en 

nuestra  n  •  de. 

de  atención  en  aquello 

ri<»s,  porque  ya  carecen  de  ittten  ma 

datos  y   mejor  orientado  cril 
de  la  literatura  nacional. 

sentido  de  la  pa 
La  critica  de  la  Historia  de  la  guerra  peninsular,  escrita  ix>r  Sou- 
they,  se  comenzó  en  1823  [History  of  tke  peninsular  aw,   1823 
3  vola  in  ti   Roberto  Southey,  uno  de  tos  m->  laicistas  es,  en  nu 

m  distingu  do  nte  esl 

mos  en  él  9uperior  originalidad 

en  su  juicio,  no  escatima  -  y  apenas  deja  entn 

que  otro  lunar.  ¿Influiría  en  la  • 
elogios  de  que  Southey  había  colmad 

guramente  no,  en  el  fondo,  pero  acaso  en  '  ivo  hubiera  >U-> 

tilado  una  gota  de  su  miel  lagr¡  endrando  .  le  <lc 

todas  las  injii>t: 

•\1  dar  1  uenta  de  la  ■ 
mt  state  of  the  Spanish  I  1   Walton,  ; 

to  olvida  su  misión  de  critico.  prefiriendo  ostentar  bu  carácter  de  un 

idiridualidad  tan  pronunciada  cual  la  -uva  n<> 
facilidad  a  la  pauta  de  exl 

Rinde  la  debida  justicia  al  talento  de  Wall 
levantes  condiciones  de  su  trabajo  j  rerda 

dero  crítico,  qui 

que  al  demérito  del  autor.  Abarca  demasiado  pa  1  la 

perfección. 

■  1  mas  modesto  aliento  v  sereno  inicio  hubiera  concretado  a 


DE  DOH  JOSÉ  M.*  ULANCO  V  CRESfO  515 

menores  límites  el  alcance  de  su  trabajo,  habría  lucido  con  mayor 
claridad  la  discreción  y  el   espíritu  observador. 

Él,  conocedor  del  asunto  c< m i  má^  títulos  que  Walton,  sustituye 
ju  personalidad  a  la  de  éste,  y  habla  por  su  cuenta  de  la  historia  de 
las  colom.  especiales  condiciones  y  de  sus  lazos  con  la  me- 

trópoli,  aplicando  el  criterio  de  nosotros  conocido,  y  concluye  de 
esta  suerte : 

¡le  shall  only  add,  tltat  whatever  tends  to  restore  tranquillity 
and  happiness  to  spanish  America,  and  ¡usure  to  tlie  mother  coun- 
try  those  sup pites,  without  vihich  our  brave  allies  nvust  faint  in  the 
noble  struggle  in  which  lliey  are  engaged,  wiü  meet  with  our  cordial 
and  unlimited  aprobation. 

Es  decir  :  "  Si  -'amenté  añadirnos  que  todo  lo  que  tienda  a  restaurar 
ía  paz  y  el  bienestar  de  la  América  española  y  asegurar  a  la  madre 
patria  esos  auxilios,  sin  los  que  nuestros  bravos  aliados  desmayarían 
en  la  noble  contienda  en  que  están  empeñ  tara  con  nu 

cordial  e  ilimitada  aprobación." 

La  obra  de  Qum,  .1  visit  to  Spain¡  le  suministra  materia  para  es- 
cribir por  cuenta  propia  de  los  asuntos  de  España.  Reconoce  en  Quin 
un  instinto  observador  de  primer  orden;  mas  para  que  el  público  in- 
glés logre  apreciar  su  libr  el  talismán 
que  Blanco  trata,  según  dice,  de  poner  en  manos  de  los  lectoi 

Hay  una  sombra  que  se  proyecta  sobre  toda  la  historia  de  Espa- 
ña,  d  hasta  nuestros  «lias,  con  tal 

dad  que  puede  constituirse  en  ley  histórica  de  nuestro  país .  la 
inti  h  rancia. 

La  intolerancia  •  ■  todas 

las  desdkbat  de  Espai  r  de  nuestros  mayores,  sostenido  por 

la  t-  n deque  no  nos   despreciasen. 

-  ele  la  lucha,  aunque 
elusivamente  contra  k  lerancia  rundió  en  un  mis- 

mo anatema  a  '•  ■  ¡odios.  La  pureza  de  sangre,  es  decir,  la  se- 

cundad de  que  ni  rem  tamente  tenía  mezcla  <le  sangre  áral>e  y  judia, 
era  para  t'xlo  bu  insular  la  condición  de  la  honra  ' 

el  pedestal  de  la  ts  miserablí  lleno 

rgullo  al  considerar  la  pureza  '1<-  su  rsta  al>errac¡ón 

tomó  tal  i  itinadamente,  que  hasta  las  Cor- 

tes «1.  ■  - '  de  lil>crah  ■  -r\  los  de- 

reefaos  de  ciudadanía  a  1"-  descendientes  «le  africanos  y  de  judíos. 

I'ara  España  era  exce  lir  entre  herejes  y  ma- 


516  VIDA    V    OBRAS 

hometanos.   Todo  el   <nie   i  lica 

almente  abominable. 
Graci  le  Europa,  penetró  en  España  el  respl; 

del   Renacimiento  junto  con  el  despentar  de  i 
nacie;  ta  intrusión  civilizadora  el  espié  wi 

■  elosos  dominicos,  encargad  |uiskión  • 

prenv  rvicios  en  la  guerra  de  Alb  aron  :i  prohibir, 

recoger  y  quemar  libros,  de  suerte  que  el  |  nidio  -u  mortal 

espíritu  de  intransigencia  religi 

En  comprobación  del  uico  del  país,  empreti 

to  detenimiento  la  historia  de  los  protestante-.  haciendo 

desfilar  al  lebrijano  Rodrigo  de  Valer,  mozo  superficial,  tratu 
mado  |xt  la  lectura  de  la  Biblia  en  varón  reflexivo,  en  hó 
•nártir;  al  céleb  i  V  alera  ;  a 

toda  la  romunidad  <le  San  Isidro  dd 

Valladolid,  y  nos  cuenta  los  autos  de  fe  con  que  el  rigor  inquisH 
■  lió  buena  cuenta  de  aquellas  heterodoxias. 

La  literatura  española  y  toda  la  cultura  del  siglo  *VI  mu 
nitcs  ele  Felipe  II.  Más  allí  de  este  monarca  luce  d  -••año! 

-us  cualidades  nativas;   pero  le  falta  instrued 
bren  SU  ignorancia  d< 
Tan  rápida  decadencia  se  debe  a  la  intolerancia,  y  aquí  entra 
i  omparar  l<  sen 

lando  rotundamente  que  entre  dos  pui  '  unr» 

itólico  el  otro,  siempre  d  prirn  en  la 

cien  n  la  paite  material. 

linastía  funesta  de  los  Vustria  hundió  d  país  en  al 
o,  )   España  se  perdi 
de  la  beatitud. 

Ivenimiento  de  Fdipe  \    levan-  la  cul- 

tura, el  influjo  de  la  b  te  de  Luis  M\ 

la  literatura  francesa  pen 
i 
la  Revola 

una  pequi  libertad  e 

nidos 

i  le    ■ 

lismo :  pero  la  invas 

pendencia  iniciado  j>or  el 


IH     DO  ftESPO  517 

Existen,  pues  (  1823),  dos  partirlos  en  España:  uno  progresivo  y 
otro  intolerante;  nías  hay  que  decir  la  verdad.  Los  liberales  forman 
•pequeña  minoría;  el  pueblo  es  fanático  intransigente,  fruto  natural  de 
la  educación  recibida  por  muchos  •  así  no  fuera,  no  se  hu- 

biese desvanecido  el    régimen  constitucional    con    tan   sorprendente 
rapidez. 

Una  ráfaga  barrio  las  instituciones  liberales,  porque  carecían  de 
base  y  de  arraigo  en  el  país. 

El   pueblo   soportó  el  sistema  constitucional  mientras   peleó  con 
los  franceses;  cuando  expulsó  al  enemigo  volvió  las  armas  contr 
liberales. 

Las  Cuiu-  de  Cádiz  no  han  erigido  nada  estable,  porque  no  se 
componían  de  libérale-  prácticos.  Ellas  consignaron  el  principio  de 
que  la  soberanía  reside  en  ei  pueblo.  ¿Qué  quiere  decir  semejante 
contrasentido?  La  soberanía  lleva  consigo  la  idea  de  gobierno;  e 
berano  es  el  que  gobierna,  y  quien  gobierna  no  es  el  pueblo.  Pudie- 
ron decir  que  el  pueblo  posee  la  fuerza,  que  puede  crear  o  derribar 
un  gobierno;  pero  eso  no  es  gobernar.  Derrumbará  un  gobierno  para 
gobernado  p  n  otro. 

Semejante  error  nació  de  las  d<  ctrinas  francesas,  superficiales; 
abstracta-,  venenosas,  y  o     1  tracto  no  representa  una  fuerza 

viva,  el  Duque  de  Angulema  no  encontró  resistencia  para  restaurar 
un  absolutismo  que  estaba  en  la  conciencia  atrasada  del  pa 

Blanco,  al  tratar  ya  de  lo  pie-ente,  desea  para  España  una  libertad 
tica,  a  la  inglesa;  pide  que  se  limiten  los  excesivos  derechos  de 
la  Corona  \  que  la  libertad  de  conciencia  sea  efectiva.  Esta  solución 
erta  bien  con  el  ideal  político  de   Illanco.   Siempre  se  opuso 
a  la-  revoluciones,  al  is  reformas  radicales.  Gus- 

taba de  los  progresos  realizados  con  planta  segura,  en  evolución  gra- 
dual.  Su   sentido  poiítico  era  prof nudamente   conservador. 

Uno  de  los  artículos  insertos  en  Tht  Quorterly  Revira)  une  más 
honran  el  juicio  de  Blanco  es  el  titulado  l>on  Estiban,  or  M. 
of  a  Spaniard  writen  by  hitnself.  In  three  voluntes,  London,  1825. 

Hallase  el  trabajo  de  Blan  rolumén  23  1 1825)  de  la  cita- 

da revista.   Los  que  conozcan  la  "l>ra  podran  juagar  por  nuestra 

extracto 

Lo  que  de  verás  I  existe  en  el  libro  ha  sido  mixtificado  en  un 
cuento  que  irresistiblemente  nos  inclinamos  a  atribuir  a  novel  escritor 
inglés.  Alh  están  los  rasgos  nacionales;  pero  a  modo  de  retral 
CUtado  por  inhábil  pintor.  La  untad  recuerdos  y  la  mitad  descripcio- 
len  en  un  mar  de  conjeturas  para  di- 


RAS 

ringuir  la  ven!.  obra.  En  primer  lugar,  mucha* 

de  las  palabras  españolas,  <le  que, se  hace  innecesario  derroche,  han 

•  de  ta!  modo  estropeadas  <|ue  n< »  hay  medio  de  atribuirla* 
pluma  de  un  españoL  A  cada  momenl  -  (pie  denuncian 

un  conocimienl  >  a  medias  del  lenguaje 

arte  men 
tan  familiar  a  li  lerato.  hasta  un  niño, 

ñámente  un  verso  cojo    En  una  cita  hallan 

manta  dulce   imagen, 
:  intas  tiernas  palal 

Allí  diré  que  el 

calla. 

Sobra  una  sílaba  al  últim 
lo  «pie  estriba  d  error  de  una  persona  mal  guiada  i»t  -u  gran 
v  engañada  por 

de  los  e-I*  proximadofl  a  la  verdad  es  el  del  mu- 

■  andaluz,  y  aun  éste  se  h  tradu- 

jese al  español,  los  andaluces  creerían  que  había  brotado  de  la  pluma 
«le  alumno  de  <  -  que  durante  la  guerra  de  la 

dependencia  se  reunían  con  ellos,  mprender  d  na- 

tivo humor  de  aquella  región 

En  cuanto  a  materias  eclesiásticas,  se  notan  Faltas,  hijas  induda- 
bles del  desconocimienl  •  Seguramente  no  incurriría  uien 
se  ln  '                     i  en  España,  aunque  hubiese  permaneddo  lai 

iñol  |H.ilr.i  imaginar  que  se  una  imagen 

de  la  \  ¡rgen  para  quitarle  d  coli  dd 

humo  de  las  lámparas ?  ¿  Cómo  convendrá  en  qued  cura  de  un  pe 
por  miedo  a  la  profanación,  huya  al  venir  los  franceses  y  de] 
la  hi  igrada  en  manos  de  un  guerrillero?  Tal  privilegio  no 

se  hubiera  concedido  ni  a  un  dérigo  ordenad  i  de  sub  I  de- 

ber de  un  sacerdote  en  d  caso  descrito  era  consumir  toda 
mías  guardándolas  en  su  - 
\'o  tratam  \s  de  desanimar  a  un  extranjero  intdigente  qw 
de  obtener  natuí  en  la  literatura  inglesa    II  español  que  ha 

escrito  una  pan  e  de  talento;  pero  su  gusí  aim 

form  imiento.  Juzgamos  que  con  mas 

larga  residentía  en  I  benido  estudio  de 

le  primer  orden  y  utros  medios  idói  tarae 

d  nivel  de  la  poco  e&trmable  clase  de  confeccionadores  de  li- 
bros v  novelistas 


ON  JOSÉ  M.*   BLANCO   V    i  KESPO  519 

Nuestro  afecto  a  España  nos  lia  inducido  a  excusar  a  don  Kste- 
ban  de  la  falta  de  exactitud  en  sus  conceptos,  teniendo  en  cuenta 
la  i'-  ferias  cosas,  no  como 

halagan  su  vanidad. 

No  concluiremos  sin  aconsejar  encarecidamente  al  español,  quien- 
quiera que  ¡nicda  ser,  que  ha  puesto  el  material  de  la  obra,  mejor 
consejo  y  asistencia  cuando  nuevamente  trate  de  aventurarse  a  es- 
cribir. Desagradables  y  todo  como  nuestras  observaciones  puedan  ser- 
le, no  hemos  empleado  ni  la  mitad  de  la  severa  censura  que  merecen 
estas  decepciones  literarias'. 

Kl  disfraz  ■  >  la  ficción  son  lícitos  cuando  convienen  al  autor  para 
la  instrucción  o  el  solaz  de  sus  lectores;  pero  sentar  con  tak->  segu- 
ridades  de  realidad,  como  se  hace  en  este  libro,  lo  que  no  es  cierto. 
ierte  la  ficción  en  ofensa  a  la  literatura  y  a  la  moralidad.  La 
evidente  inverosimilitud  de  la  narración  puede,  en  el  ir  de 

menos  suspicaz  para  no  tomar  demasiado  al  pie  de 
la  letra  la  promesa  de  contarle  únicamente  hechos.  Sin  embargo,  un 
extranjero  no  posee  medio  alguno  de  apreciar  las  falsedades  en  la 
descripción  del  escenario  o  de  las  costumbres,  y  en  verdad,  don 
teban  se  ha  permitido  en  esta  porte  i  libertad  que  en  la  na- 


i  M  IN    \(>U  I»  )\  \l. 


§    1° 

OnRAS   PERDIDAS. 

además  del  poema  /  a  Real 

Academia  Sevillana  de  Buena-   Letras  que,  desde  hoy,  ¡ 
azar  que  nos  ha  permitido  desenterrarlos  del  p 

norados  más  de  «.-  í  t- 1 1 1  •  ■  veinte  ai  ción, 

ueden  ya 
la  traducción  del  Alexis  j 

figuran  en  el  Catálogo  de  traba 

demia  </•'  Letras  Humanas  que  Blanco  presidia 

c  retari     R 

referidos  empeños  literarios,  cuyos  tí) 
números  i  y  [3  de  la  lista,  sn>\i  de  la 

¡Hinca  de  /<!  Inmaculada  Concej 

lemia  de  l  se^  illa  I  >.  i 

«lia  8  de  D  de  1 79 1"  y  " Dis 

academia  pava  optar  al  premio  propui 
«lo  1  — « >< j " .  I  )(Mi  F.  J.  Rein< 

"que  en  Junta  celebrada  p  «r  la  Academia  en  1."  de  Diciembn 


§   2 


BCTO   DE   BLANCO    i    I)"-"    DESCUBRIMIENTOS    I 

Nunca  mejor  justificado  que  ahora  el  vetusta  t.abor 

omnia  Vtcit. 

No  hemos  procurado,  a  imitación  de  consumado  pirateen» 
servar  un  trueno  para  el  efecto  ero  >u  majestad  el   .V 

habilísimo  artista,  lo  ha  dispuesto  con  el  supremo  acierto  de  lo  al  pa- 
recer inconsciente,  confirmando  aquell  hes 

•  ;i   1<-  basard,  contre  toute  apparence 

que  notre  prévoyance. 

¡as  a  la  magia  eficaz  de  tan  ¡>re  iosa  ínter  ronan- 

do  la  constancia  del  esfuerzo,  podemos  clausurar  nuestro 
trabajo  con  <1'>^  descubrimientos  más  y,  dentro  de  nuestro  asunto, 
así  como  en  general  para  las  letra-,  patrias,  del  mayor  interés. 

Aquel  lamentado  poema  sobre  la  belleza,  fruto  de  la  inspi 
juvenil  de  Blanco,  tan  admirado  por  sus  colegas  de  la  Acá 
particular  de  Letras  Hura  .  no  figura  en  la  lUta 

de  trabajos  leídos  en  la-,  sesiones,  elimina 
amu-I  poema  cuya  pérdida 
que  ha  resistido  a  las  pesquisas  del  Marqués  de  Vahnar  y  a  las  no 

upulosas  de  tantos  investigadores,  que  no- 
mismos  habíamos  abandonado  la  esperanza  de  inventar,  no  obstante 

rtenecientes 
crítoresde  fines dd  siglo  \un  como  han  p 

aquel  poema  de  real  hasta  llegó  a  dudarse,  ha  venido. 

lo  ya  no  I  i  nuestro  poder  cual,  sí  el  espíritu  de 

Blanco  hubiese  querido  recompensar  con  lúcida  intuición  la  prolija 

y  desinten  más  por  amor  a  la  patria  que  por  ninguna 


otra  conMdera  ta  y  tenazmente   - 

nido 

Había  cima  a  nuestra  obra,  cuando,  merced  al  interés 

y  diligencia  'i'-  nuestro  culto  y  querido  discípulo  el  señor 

don  José  María  Blar  Quintana,  bobríno  bisnieto  de  nuestro 

•i.  ha  parecido  el  documei  i  que  se  juzgaba  de- 

finitivamente perdido.  ;d  cabo  de  ciento  veíntidót 
del  archivo  familiar,  que  por  su  catalogación  no  dejaban  sospechar 
que   jiudieran  referirle  a  empeños  literari 

El  manuscrito  autógrafo,  fechad  v  •  firmado  por  el  autor, 

forma  un  cuadernillo  de  hoja-  de  papel  de 
célente  estado,  que  estuviei  un  hilillo 

servan  levemente  amarillos',  per.  >  perfectamente 
bles,  con   muy  contada-    enmici 

Precedí-  al  Canto  didáctico,  que  asi  le  lia::  i,  una  ligera 

introducción  en   prosa,   especie  de  exordio  de   justi    i 
apuntan  cotice]  -uel- 

tos  deJ  poema  y  en 

nal  considerarse  como  un  resumen  o  compendiosa  anticipación  del 
discurso  que  había  de  leer  años  después  el  mismo  Blanco  jwira  su 
lemne  recepción  en  la  Real  Academia  de  Buenas  Letras,  donck 

Reprod  »   el  Canto  •.  ortografía 

propia  <Ie  so  original,  y  con  el  mi 

encabezamiento  que  ostenta  el  manusí 


LA  BELLEZ  \ 

i    (HTO     i»  i  l>  Á  ■    iii" 

Leído  en  la  Academia  de  Letras  Ilion.'  de  Sevilla 

en  .'?  de  Diciembre  de  1798 

por  su  Individuo 

I  >  "  Josl     MlARÍ  \   Blan<  o 


[NTR<  »I  >i "« ■•  ION 

Apenas  se  hallará  un  hombre  tan  estúpido  q.e  niegue  estar  el  Uni- 
verso dotado   de  cierta  perfección  encantadora,  con   la  q.c  no  solo 
Imita  sino  que  también  nos  arrebata  y  mueve  dulcemente.  Todo 
hombre  sensible  advierte  en  su  pecho  una  dulce  dilatación,  una  con- 
ion  afectuosa  que  lo  enagena  a  la  vista  de  la  Naturaleza  enga- 
lanada de  sus  sencillos  y  magestuosos  adornos.    \  esta  amable  per- 
ubre  de  Belleza:  nombre   que  poco  cuidadosos, 
de  analyzar  las  ideas  que  recibimos  desde  la  infancia,  hemos  prodi- 
¡lecido  hasta  apropiarlo  a  todos  nuestros  caprichos  y  ex- 
• 

abuso  ha  sido  causa  de  que  muchos   se  hayan  atrevido  a 
dudar   la  existencia   de  la    Belleza  6,     i   lo  menos,    que   este   SUg 

reglas  fixas  é  invariable-,.  Dudas  necias,  que  a  nacer  de  un  meditado 
S\  stema 

\  la  verdad,  si  el  Mundo  to  de  un  i  >,  -i  fue 

formado  por  un   Ser   de   infinita  inteligencia,   e!   Mundo  en   SU   forma 

cion  tuvo  leyes  invariables,  supuesto  q.e  un  ser  inteligente  no  ;■ 
obraí  le    -tra  parte  «pie  «le- 

la Suprem  leí  mismo  Dios,  el   Mundo  criado  según  ella 

rtteipar  de  las  perfecciones  de  la  razón  eterna    De  esl 

!  la  natural*  ¡elle- 

.-.i    Porq.'        la  p  rl  Mundo  nace  de 

forma  en  la  razón  suprema,  averq 

da  la  esero  eremos  la  de  aquellas  \  por  tan: 

Belle 

que  la  de  Dios,  por 
otra 

Hez,  la  inmensid 
i 'oír,  •       .      encía  divina  es  sencilla  é 

in:n<" 


VIDA    1     OBRAS 

•*r  también  inmensa  y  sencilla,  y  las  nacen  de  esta  razón 

soberana  han   de  tener  la>   mismas  propriedau<  i  la  ]>eríec- 

cion  del   Mundo,  y  su  belleza  derivándose  de  •  i  '    iucrou 

su  modelo,  Ha  de  nacer  de  la  sencillez  é  inmensidad    Parece  u 
suido  la  conseqüencia ;  nv. -  Las  perfecciones  divinas  de  qnt 

participan  las  co.-as  criadas  por  ser  una  dimanación  de  ella.-,   están 
I  mundo  de  un  modo  limil  diciendo  q.r  su  hermosura 

nace  de  la  inmensidad  y  sencillez  solo  entendemos  q.f  participan  de 
ella  por  una  manera  admirable.    El  Miro  le   ser  inm 

su  infinita  variedad  imita  la  hermosa  inmensidad  del  cri  . 
Siendo  compuesto  de  innumerables  parte-,  no  puede  estar  dota 
una  purísima  sencillez;  me  ■    une  y  red  irte-  y  en 

la  harmonía  de  todas  ellas  resplandece  la  unidad  y  simplicidad  *ld 
ser  supremo.   La   variedad   reducida  a  la  unid.:  rdtn 

he  aqui  el  principio  de  la  belleza.  Principi 

al  cora/on  humano.  ;  del  hombre  un  rayo  de  la 

razón  divina  no  podra 

purísima  q*  lo  i  i  su  voluntad  podra  »  al  retrato 

aunque  imperfecto  de  la  infinita  belli 

No  quiero  texer  aquí  un  largo  di-'  i  pretendo  hacer 

eguid  •  el  systema  q  '  he  querido  restir  de  la 
las  de  la  P  >esia:  Mas  permítaseme  añadir  una  ligera  reflexión, 
su  mayor  esclarecimiento.  1  >o-  solos  de  nuestros  sentidos 
oes  de  percibir  la  bell  la  vista    I  a  causa  de  esto,  dice 

dré,  es  la  voluntad  del  Criador  q  '  qi  'referencia 

Empero  esta  razón  nada  aclara  no  siendo  dd 

porq.e  fueron  preferidos,  sino  en  que  consiste  per 

lección  de  que  e-tan  dotados.  A  mi  uve  parece  que  puedo  descubrir 
alpj  mas  adelante  en  e-te  punto  y  al  mismo  tiempo  una  prueba  evi 

denle  del    sistema    pro;. 

H  olfato,  d  gusto,  v  tacto  tienen  unas  facultades  tan  limitadas 

que  solo   pueden    percibir  una  -  iMe 

q.r  el  alma  exenta  pT  medí"  de  ellos  mas  q  ' 
la, facultad  de  sentir    No  asi  la 

una  multitud  de  impresiones  a  un  tiempo,  d  alma  puede  ver  en  ettoa 
len,  la  harmonía  y  por  tanto,  la  Bell 
i  >uando  examinamos  menudamente  las  partes  menores  q.'    foi 
man  un  objeto  bdk>,  no  es  pan  mas 

la 

Kntidoa  dd  placer  de  sensación  q  ' 
Los  sonid  agredan  al  nido  v  la 


DE   i">\  JOSÉ   M.'   BLANCO   V  CKESPO  527 

vista  aun  prescindiendo  de  la  harmonía  con  q.c  aquellos  se  unen  y  de 
la  variedad  q.e  estos  esparcen:  Unos  y  otros  causan  deliciosas  impre- 
siones en  los  órganos  al  paso  que  transmiten  al  alma  la  imagen  de  la 
Belleza. 

Yo  me  he  alargado  mas  de  lo  q."  esliere  en  esa  introduccioncilla; 
per"  lo  he  creído  necesario.  El  asunto  que  he  escogido  es  demasiado 
abstracto  para  las  Musas.  Tengo  que  hollar  una  senda  escabrosa  y 
l>i-ada,  y  solo  la  benignidad  de  la  Academia  me  puede  dar 
atrevimiento  para  presentarle  este  ensayo,  el  q.e  a  pesar  de  mi  cui- 
dad" puedo  temer  este  desnudo  de  la  Belleza  q.'  en  el  pretendo  cancar. 


LA  BELLEZA 

De  donde  la  Natura  ¡,u  b 
Tiene,  y  la  Ley  eterna  que  la  ri 
Quiero  decir  en  desusa 
Tu,  Suprema  Beldad,  que 

■ 
Mirando  tu  bel] 

Tu  q.e  calando  el  insondable  abis 
! ><■  tu  poder  miraste  bondad 
\1  Universo  entre  infii 

Y  soberana  autora  dé  los  tiempos 

carrera 
El  <  >rbe  nio, 

A  ti  te  im 

ir  quien  tu  ilumii 
tro  tiemp  i  i  imbre 

Sacó  la 

pura 

Y  tu  un  amable 

tro; 

uto 
En  mi  pecho  inflamas* 

;ura<l    las 

•  •I  manto  h< 


VIDA  Y  OBRAS  DE  D.  JOSÉ  M.*  BLANCO  Y  CRESPO        529 


Reynó  sobre  el  abismo  tenebroso. 
En  su  profundo  interminable  seno 
Enorme  masa  de  materia  ruda 
Yacía  entre  la  oscura  y  densa  niebla. 
Confusa  allí  de  los  futuros  seres 
La  fecunda  semilla,  golfo  herviente 
naba  en  cuyas  olas  espumosas 
El   fuego  aun  no  brillante,  el  velo  frío 
El  aire  leve  y  la  pesada  tierra 
En  desorden  mesclados  combatían. 
De  mil  contrarias  fuerzas  agitados 
Ciego  impulso  de  unión  apetecida 
Las  separadas  partes  arrebata. 
El  fuego  por  el  fuego  suspirando 
Con  horrísono  afán,  el  seno  escuro 
feroz  rebuelve:  Del   incierto  giro, 
Innumerables  giros  encontrados. 
Detienen   la  carrera,  y  del  profundo 
Hasta  la   faz  horrenda,  montes  suben 
De  cuerpos  que   pugnando   se  destrozan. 
Por  la  escabro>a  sti]>erficie  err.t 
En  perpetua  inconstancia  vagan  fieros 
La  confusión  y  horror,  funesto  fruto 
De  la  cruel  discordia  y  del  desorden 

y  1  roño  allí  tuvieron. 
Quando  el  Euro.  6  el  Noto  de-atado, 
Brama  feroz  y  las  nubl 
Bate  sobre  el  Océano  extendido, 
ailta 

Rasgand  •  - 1  irelo  de  la  parda  nube 
Por  encei  baxa  el  rayo, 

i  las  rebuelí 
• 

fie. 
>rden  primitivo 

I  mirarla 
ran  Natural  mmueve. 

''  perpetua  quedara 

mole  informe 
tra  omnipotente 
En  ella  el  Dios  inmenso  no  mostrara. 


31 


530  VIDA    Y    O  LIRAS 


Empero  quiso  en  el  abysmo  escuro 
Hacer  brillar  la  gloria  de  su  brazo. 
Eterna,  sin  principio,  antes  del  Mundo 
Eternos  siglos  en  el  >eno  otaba 
De  su  profunda,  interminable  esencia 
La  alma  Deidad.  Aun  no  veloz  el  tpo 
Mobil  imagen  de  la  inmoble  y  líxa 
Eternidad  ( 1 1,  el  circulo  corriera, 
El  circulo  invisible  que  dividen 
La  tiniebla  y  la  luz  y  ya  en  su  mente 
Estaba  el  Universo  ante  I 

Artífice  suprem  >,  Lleza 

La  norma  hubo  ¡nado. 

Su  es 

la  dirán?   inefable,  inmensa,  pura 
i.  indivisible,  al' 

\1  mirarla 
El  Mundo  en  ella  mira  y  a  la  ini. 
Que   ' 

El  ser  y  :  :11a 

;  ra 

ira 
ni  inmortal  bel: 
rturbada 

"1  H-  '  rden  ador-  .. 

"Parte  había  en  mi  beldad  y  su  harmonía 
"Ymitará   de  mi  unidad  lo  lurn 

eterna  ley  del  Cielo." 
tente 
Al  abysmo  dirige.    \  su  mi 

Y  el 

■•lira 

■  onmo>  ida 

uriñe  al  brillad'  r 


Ita  valiente  i  rimto  de   Tía- 

ton,  t.  ,  ]  pocta   ,¡,,r 

fue  treinta  kfloi 

obile 


DI:.   DON  JOSL    M."  BESITO  531 

Con  dulce  movimiento  K  fecunda. 

Del  turbio  seno  desatado  sube 

Purísimo  vajxn"  que  en  el  altura 

Se  extiende  en  Orbe  inmenso.   Vuela  al  punto 

El   fuego  abrasador:  Parte  del  globo 

El  centro  ocupa  y  desligado  v  libre 

De  sutil  resplandor  la  esfera  inunda. 

:ibrado  el  concavo  cel< 
De  antorchas  mil  y  mil  brillante  adorna. 
De  la  grosera  masa  desped 

-  inmensos,  vuelan  presun  ■ 
l'..r  1 .  vaci: 

I>cl  mar  de  luí  que  en  el  inm  Me  centro 
Vida  del  Mundo  al  Universo  anima 
Giran  en  torno  del.   Quales  cerca 
Al  globo  abrasad  >r  de  vida  lleno 
Rápidamente  vuelan.   Qual   reí' 
Con  t  1.1  altura 

Por  extendido  circulo  camina 
1  )e  mil  pa 

primer  fuego 
Imita  el   resplandor.  Qual  encendido 

El  li  del  etern 

V  en 

1 

I  H  I   v 

iUo 
;plandece 

Ma-  no  de  la  belleza  1 

bre   el    Mundo 

o 

len 


532  VIDA    Y    OBRAS 


En  sus  turbadas  y  rebueltas  olas. 

en  suerte  toco  la  mas  benigna 
Región  del  Orbe,  adonde  no  lexano 
Del  claro  sol.  ni  próximo  a  su  hoguera 
Vida  reciln;  en  la  benigna  lumbre 
Esquivando  la  llama  abusadora. 
Aqui  los  ojos  el  eterno  buelve 
Y  aqui  de  su  U'lleza  soberana 
Cifrar  quiere  los  rayos  que  esparcidos 
Sembró  en  el  Mundo.  Habitación  dichosa 
Esta  sera  del  lumbre  a  quien  destina 
El  Universo  todo  y  su  hermosura. 

En  medio  pues  del   giro   detenido 
Siente  el  informe  ^lolx>   la  mirada 
Del  ser  Omnipotente  a  cuyos  ojos 
La  confusión  y  tenebí 
Qual  de  la  oscura  noche  la  tiniebla 
Ante  el  rayo  del  Sol.  desaparecen. 
Al  punto  sobre  el  piélago  espacioso 

rgullosas  frentes  elevando 
Nace  prole  de  montes  nun* 
\    iu   •  i  ma  el  hondo  abismo 

Y  a  mi  ieno  las  a 

Corren  con  sordo  son  precipitadas. 
I. a  tierra  entonces,  por  la  vez  primera 
la  dilatada  faz  presenta  al  I 

Y  libre,  ai  ■ 

Feliz  habitación  prepara  al  hombre. 
Preñado  de  befle 

mi  adorno.  1  MIatada 
IV  hermosos  troncos  subil 
Que  las  copadas  cimas  mueve  al  viento. 

Vestido  el  suelo  de  menuda  grama, 

s  mil,  j  de  oloi 
Pura  nube  de  arom  i  nvia 

por  el  ancha  esfera  dil 
De  balsamo  vital  el  aura  llena. 
IV   la>  entrañas   húmidas   los   V 
I    ■ 

falda 
Al  exl 


IM  JOSÉ  H.*   BLAlfCO  Y  CRESPO  533 

Dirigen,  conduciendo  en  sus  raudales 
Vida  a  las  plantas,  y  hermosura  al  prado. 

Mas  |ohl  rpiando  la  tierra  ya  vestida 
Fue  con  hojosa  pompa,  y  en  su  gremio 
El  germen  recibió  de  eterna  gala, 
De  nuevas  obras  quiso  el  poderoso 
Artífice  poblarla.  Quiso:  aJ  punto 
Las  aguas  que  su  espíritu  divino 
Fomentó,  de  su  seno,  ¡oh  Maravilla! 
Ynmensa  tropa  de  animados  seres 
Arrojan,  q.e  de  vida  y  movimiento 
Tienen  en  si  el  principio  vigoroso. 
La  innumerable  turba  dividida 
Parte,  adornada  de  ligeras  plumas 
Con  leves  alas  sulca  el  aire  vago: 
Parte,  la  tierra  por  su  asiento  ocupa 
Y  rastrera  jxir  ella  se  desparce. 
Ni  esta  menos  fecunda  solo  envía 
De  las  hondas  entrañas,  insensibles 
Troncos  q.c  inmobles  crezcan,  q.e  al  imperio 
Del  querer  formador  de  la  Natura 
Con  numerosa  grey  mis  campos  cubre 
De  vivientes  quadrúpedos.  ¡Oh!  quanta, 
Quanta  belleza  el  hacedor  piadoso 
Vierte  sobre  la  tierra!  De  su  mano 
El   esplendor  p>r  toda  parte  brilla. 
El  orden  inmortal,  las  sabias  leyes 
Que  en  el  Cielo  intimo,  sobre  la  tierra 
Imprime  igual  con  sello  luminoso. 
No  en  confusión  los  infinitos  seres 
Yacen  oscurecidos :  ni  la  planta 
Que  el  rubio  grano  brota  conq.'  el  campo 
Compensará  del  hombre  la  Fal 
De  mi  especie  olvidada  entre  las  vides 
Jamas  sera  de  pámpanos  cubierta. 
Todo  el  orden  lo  aduna:  mas  unido 
Con  invisibles  circuios  aparta 
Las  cosas  entre  si,  sin  q.«  a  mezclarse 
ttrevan,  OÍ  a  pasar  su  linde. 
Adornada  la  tierra  y  de  belleza 
El  Oí  lo,  aguarda  ansioso 


534  VIDA    Y    ODRAS 

De  su  hermosura  al  destinado  dueño. 

F.1  hombre,  a  cuya  mente  desprendida 

I  >e  la  eterna  razón  viva  centella 

Baxara  y  de  su  luz  los  resplandores 

Con  tibio  brillo,  pero  brillo  puro 

En  ella  copiara.  Capaz  el  hombre 

De  clara  inteligencia,  la  cadena 

Que  liga  al  universo  en  fuerte  lazo 

Podrá  ver  aunque  oculta  entre  cela. 

¿Mas  que  al  hombre  la  inmensa  muchedumbre 

De  seres  y  la  unión  que  los  anima? 

Pequeño  ser,  aunque  celóte  llama 

Arda  en  su  pecho  y  del  divino  aliento 

En   su   r">tn>  inspirado  tenga  vida. 

En  cárcel  corruptible  el  afano  fileno 

Yacerá,  su  vigor  entorpecido. 

■  al  hombre  en  ■  -umerpda 

I.a  inmensa  hueste  de  brill 

Y  SU  liarmonioso  giro?  ¿Que  la  tierra 

V  mi  amable  belleza?  ¡Qu.'m  en  vano 

Fue  el  Mundo  para  el  hombre  si  ignorante 
IK-  quanto  lexos  del  la  esfera  abraza. 
Solo  ha  de  conocer  lo  que  cercano 
Su  débil   cuerpo  amague,  5   lo   atormente. 
M    -  |oh!  no  para  esclavo  el   DÍOS  l>en¡£no 
\l  hombre  «le-:  '  .le!  seno, 

!  'el  tenebf  •  la  noche 

Hizo  nacer  e!  -  e',   brilla 

Del  Sol  la  ardiente  hoguera  y  por  él  sedo 
IV  luz  inextinguible  el  Ciclo  baña 
.Hermosa  luz  I  Por  tí,  'leí   Mundo  dueño 
Es  el  hombre,  y  tu  -ola    a  mi  delicia 
Haces  servir  de  la  elevada  altura 

v  mi  bordado  manto 
Tu,  sutil  resplandor,  hiriendo  leve 
En  los  lexanos  cuerp  •  .mas 

En  ti  su   forma,  y  rápida  a  los  ojos 

rres  y  fiel  las  gravas  en  su  espejo. 
f-'l  alma,  eJ  Universo  allí  mirando 

En   sucres: v  s,i  belleza 

Descubro    Mas  no  solo  la  hermosura 


DE   DON  JOSÉ  II."  BLANCO   Y  CRESPO  535 


El  alma  sentirá  también  los  ojos 
Gozaran  de  sus  dulces  resplandores 
No  igual  la  faz  del  Mundo  y  de  sus  seres 
Se  mostrará,  quando  de  luz  bañada 
Mande  veloz  su  encantador  retrato: 
De  hermosa  variedad  vestirla  quiso 
El  Soberano  Artífice  y  al  hombre 
En  ella  preparar  nuevos  placeres. 
Quando  libre  del  caos  y  el  desorden 
Al  Divino  querer,  el  fuego  unido 
Ardiente  globo  el  centro  de  los  Orbes 
Ocupo,  de  la  mano  poderosa 
Los  rayos  recibió,  con  q.c  vestido 
Al  Orbe  luce  ufano,  y  los  colores 
Siembra,  su  faz  hermosa  variando. 
Los  colores  que  en   lucidos   manojos 
De  su  brillante  hoguera  se  desprenden 
Baxando  hilos  de  luz ;  mas  despedidos 
De  los  opacos  cuerpos,  se  desunen 

Y  mas  sutiles  cada  qual  se  ostenta 
De  varia  luz  pintado.  Bañan  unos 

El  fresco  prado,  y  su  menuda  grama 

adable  verdor  luce  tenida- 
Hieren  otros  el  manto  de  la  esfera 

Y  el  celestial  color  en  el  derraman 
De  que  se  viste  cuando  nace  el  día. 
Quales  entre  las  ojas  resplandecen 
FVl  purpureo  clavel,  quales  difunden 
Mas  lánguida  su  luz  adormecida 

En  la  humilde  viola,  y  cuales  tifien 
dor  aunq.e  doliente 
te  flor  del  Sol  enamorada. 
Seminad'-,  por  el  Mundo  los  colores 
De  la  vista  delicia,  al  hombre  ofrecen 
Hermosa  variedad  en  que  lo>  ojos 

Libre-  reiría 

El  Padrv  de  la  luz  nasca  a  la  tierra. 
'  i  bella  Aurora 
Bañada  de  carmín  jx>r  el  oriente 

•  bordando  el  Cielo  de  rubies 
Vera  como  al  mostrar  el  fresco  rostro 


536  VIDA  Y  OBRAS   I>E   D.  JOSÉ  M.'  BLANCO  Y   CRESPO 

Por  entre  grupos  de  rosadas  nubes 
Coge  la  noche  el  atezado  manto 

Y  medrosa  se  oculta  en  Occidente. 
F.n  su  seguida  el  Sol  de  luz  vestido 
Vera  subir  sobre  celages  de  oro. 
Nacer  verá  só  el  encendido  rayo 
En  el  prado  el  verdor  y  matizarse 
las  flores  que  de  per'.as  rociadas 
Abren  el  seno  candido  a  su   \ 
Vera  del  Orbe,  la  unidad  grandiosa 
De  sus  pintadas  luces  variada 

Y  en  su  belleza.  Eterno  autor  del  Mundo 
Tu  sencillez  e  inmensidad,  el  hombre 
Copiadas  amará.   De  la  hermosura 

¡Oh!  busque  solo  en  ti  la  fuente  pura! 

José  M.*  Blanco  y  Crespo. 


Hemos  tenido  la  suerte  de  saborear  el  poema  didáctico  tan  bus- 
cado "Aumentó  su  fama  de  estético  — decía  Menéndez  y  Pelayo  en 
su  Historia  de  las  ideas  estéticas,  refiriéndose  a  Blanco —  un  poema 
sobre  la  Belleza,  que  fué  leído  con  inmenso  aplauso  en  la  Academia 
de  Letras  Humanas,  y  que  debe  de  haber  perecido  inédito." 

Veamos  el  discurso  de  ingreso  en  la  Real  Academia  Sevillana 
de  Buenas  Letras  que,  en  el  mismo  paquete,  en  análogas  condicio- 
nes de  papel  y  letra,  también  autógrafo,  fechado  y  firmado,  dormía 
el  sueño  del  olvido. 

Como  en  el  manuscrito  anterior,  reproducimos  textualmente  el 
encabezamiento  y  respetamos  la  ortografía 


REFLEXIONES 

SOBRK  LA  BELLEZA  UNIVERSA!. 

Presentadas  a  la  R.1  Academia  de  Buenas  Letras 

de  Sev."  en  ó  de  Nov.'  de  i8or 

Pok  I>.  José  \L*  Blanco  y  Crespo 


"Quid  est  enim  pulchrum?  Et  quid  est  pulchritudo?  Quid  est 
quod  nos  allicit,  et  conciliat  rebus  quas  amamus?  Nisi  enim  esset  in  eis 
decus  et  species,  nullo  modo  nos  ad  se  moverent :  Et  animadvertebam 
et  videbant  in  ipsis  corporibus  aliud  esse  quasi  totum,  et  ideo  pul- 
chrum :  aliud  autem  quod  ideo  deceret,  quoniam  apté  accommodare- 
tur  alicui.  August.  c.   13.  Lib.  4.  Confes." 

Quien  observe  el  prurito  de  sutilizar  en  todas  materias  q.e  reynó 
por  varios  siglos,  y  del  que  aun  nos  restan  no  pocas  reliquias  en  las 
ciencias,  fácilmente  creerá  que  unos  hombres  tan  dados  a  la  Meta- 
física como  los  literatos  de  aquellos  tpós  no  dexarian  cosa  alguna  por 
tratar  y  esclarecer.  Pero  no  es  menester  versarse  demasiado  en  sus 
escritos  para  advertir  que  inútilmente  se  trabaja  en  las  ciencias  quan- 
do  no  se  conocen  sus  verdaderos  principios,  ó  quando  se  abandonan 
las  sendas  q.c  llevan  directam."  a  la  verdad.  Condillac,  hombre  dota- 
do de  Utl  despejado  ingenio,  y  de  un  ¡jran  tino  en  explicar  las  materias 
mas  abstrusas,  se  quexa  de  que  estando  el  orbe  literario  lleno  de 
tratados  de  Metafísica  ninguna  ciencia  es  mas  vulgarmente  igno- 
rada. Es  cierto  que  se  hallan  muchas  verdades  sembradas  entre  la 
reza  di-  mil  qüestiones  inútiles;  ]>ero  sufocadas  en  su  nacimiento 
no  pudieron  llegar  a  esclarecer  los  tratados  a  que  pertenecían:  Exem- 
plo  de  esto  sea  el  asunto  de  q.'  me  propongo  tratar.  Entre  todas  las 
propriedad  res  ninguna  hay  mas  visible,  ninguna  más  noble, 

ninguna  <|r  tanto  deba  interesar  el  corazón  del  hombre  como  la 
belleza  Este  adorno  «le!  Mundo,  este  e&pirítu  que  vivífica  al  orbe 
y  q.e  difunde  en  nosotros  una  -  placer  q.e  es  un  deleytoso 

sentimiento  de  vida,  parece  q.e  debiera  hal>er  llamado  la  atención  de 
lores,  y  haber!  tado  a  la  averiguación  de  sus 

principios  Mas  sin  ra  011  nos  admiramos  de  q.c  unos  talentos  de- 
pravados  con    el  es(  ncias  q."   parecían   nacidas  para 

-   v  |>.a  cauterizar  las  almas  ma  ■ 
n->  paralen    su  attn  ¡ón  en  una  cosa  en  q.e  no  percibían  atraen 
Parecer.!  quiza  •  abo  de  decir;  pero  no  se  puede 


VIDA    Y    OHRAS 

creer  menos  de  unos  hombres  entre  quienes  no  era  extraño  juzgar 
la  belleza  como  una  cosa  de  capricho,  y  al  sentim.10  de  ella  como  une 
de  las  preocupaciones  de  la  educación.  Ni  por  esto  quiero  extender 
mi  censura  imprudentem.,c  (i).   Entre  los  antígu  :nuchos  q.e 

conocieron  los  verdaderos  principios  de  la  belleza;  pero  según  su 
tumbre  no  llevaron  adelante  el  analysi 

tin  instruido  en  la  doctrina  de  Platón  escribió  un  libro  q.e  hemos  per- 
dido sobre  esta  materia.  Ultiman."  '  a  creyeron 
digna  de  su  atención,  6  la  trata:                   •: undulad.  Casi  en  nw 
tiempos  ha  sido  quando   se  na  esclarecido,  y  por  fortuna  tenemos 
una  obra  q.c  apenas  dexa  q.c  desear,   en   el  ensayo   sobre  lo  bello 
del    P.c  Andró.    Pero  aun                                                  uerer   tratar  de 
nuevo  lo  q.c  ha  manejado  mano  tan  maestra  no  puedo  menos 
presentar   algunas  reflexiones   q.c  en   el   estudio    de  me 
han  ocurrido.   Daré  pues  una   idea  de   la   mat- 
es la  bel!                       >r  ventura  un  atributo  real  de  la 

ún  mas  fundam 
inclina  a  i  eferencia 

a  que  reglas  esta  su 
de  la  Bell 

Procui  d  satisfaa  i 

Que  existe  cu  1<  componen  el  Vnivers  límente 

en  el  con  i  los  una  qualidad  tj.e  deleyta  bres 

que  los  conmueve,  y  I 

sensibles  q.«  los  '.o  un  estupido  puede  duda 

la  na  i  haya  palab 

hermoso  dote  q.e  tanto  encanto  tiene  p  on  humano 

■  al  capricho,  quien  alu 
i  (bula  que  existe  una  ln.ll. 

la  naturaleza  de  habí 

lan  muesti 

que  no  ha  reflexionado  juicio 

3  en  «i '  !•'  tural 

lumbre :  fixemos  nui 
i  :i  el  cami  i  )iu 

una    multitud    de    objetos   q."    debilitan    al 


■ 

■  •iivrr- 
•    tanto,   mis 

d<   Planeo) 


XF.SPO  543 

alma,  paremos  la  vista  en  alguno  de  los  espectáculos  grandiosos  q." 
se  presentan  en  el  Vniverso.  Va  por  un  extendido  horizonte  suba 
entre  celages  el  luminoso  globo  q.e  vivifica  al  Mundo,  ya  después  de 
haber  corrido  el  Oelo  se  oculte  tras  alguna  elevada  montaña,  ya  en 
medio  del  silencio  mas  profundo  el  cielo  sembrado  de  estrellas  pa- 

a  girar  lenta  y  m  a  ''...   El  hombre  no  puede  resistir,  ni 

ocultar  el  dulce  y  arrebatado  sentim.10  que  infunden  en  el  estas 
grandiosas  escenas  Aquí  se  ve  al  Mundo  todo  tributar  un  innegable 
testimonio  a  la  belleza.  ¿  Pero  a  q.e  busco  pruebas  de  una  verdad  de 
sentimiento  p.a  la  qual  no  hay  mas  demostración  que  ella  misma? 
Quien  dude  de  la  existencia  de  esta  belleza,  quien  no  la  haya  sen- 
tido  antes  de  toda  reflexión  no  espere  conocerla  a  fuerza  de  racio- 
y  pues  una  belleza  visible  q.c  no  depende  del  capricho,  ni 

is  opiniones  de  los  hombres.  Heis  aqui  la  verdad  primera  y  el 
princi-  tema. 

Bl  Mundo  es  obra  de  un  ser  inteligente  e  infinitamente  sabio:  un 
ser  lleno  de  inteligencia  jamas  obra  al  acaso,  jamas  obra  sin  plan,  6 
sin  un  modero  intelectual  a  q.e  deba  arreglar  la  execucion  exterior 
de  sus  obras.  Supuestas  estas  verdades  sigamos  un  exactísimo  racio- 
cinio. El  Mundo  visible  esta  d  i  que  tod< 
hombres  reconocen,  que  todos  sienten  irres¡stiblem.,c  dándole  el  nom- 
bre de  belleza,  de  hermosura  u   otros  equivalentes.  Siendo  esta  una 

ha  demostrado,  debe  ser  una  parte 
ilan  con  (| .■■   í\]t.-  formada  la  Naturaleza  ;  quien  sera  tan  necio 
q.r  i"  del  supremo  artífice 

algui  no  hubiese   intentado?  T  ■  i  tiene   un 

modelo  anterior,  y  constante  de  quien  ella  pía,  y  por 

una  conseqüencia  inmediata  c-te  modelo  es  inmudal 

Desp  la  be- 

tra  el    Vndi  rir  el 

inío   hasta  las    mas    remol  iencias:    mas   diré:  hasta 

-ear  qual  es  la  esencia  de  esta  belleza,  cosa  que  iama^  he 

visto  explicada.  NI  paresca  exti  ••^ia- 

cion  1  r  la  primeni 

r.n  error  creei  de  una  cosa  cuya  naturaleza  se  ha 

de  averiguar  deba  anteceder  a  su  demostración:  ella  i  tú- 

la  serie  q.e  nos  indi  pie  la  razón  misma. 
Hemos  hallado  belleza,  una  q.e  conocernos 

cida  en  los  seres  del  Vniverso,  y  otra  q.r  nal  y  eterna  de 

quien  la  natural  nos  presenta  una  copia  se:  •         iionv 


544  V1DA    Y    OBRAS 


bres  participan  en  algún  modo  de  aquella  virtud  criadora  q.e  formó 
al  Mundo,  como  se  deleytan  en  formar  nuevos  seres,  usando  de 
aquellos  mismos  q.e  ya  encuentran  formados  p.r  el  eterno  artiñce, 
es  preciso  q.e  estas  obras  de  las  manos  del  hombre,  obras  de  las  Ar- 
tes  inventadas  por  el,  sean  emuladoras  de  aquella  belleza  q.c 
mas  amable  atributo  de  quantos  esparció  el  criador  en  el  Vni\ 

La  naturaleza  provee  suficientem.te  a  todos  los  seres  animados 
de  aquellas  cosas  q.e  les  son  necesarias.  Pero  nunca  se  hallará  q.e 
sea  inútilmente  prodiga.  A  los  brutos  dotados  de  instinto  les  dexa 
sufrir  necesidades  a  que  pueden  satisfacer  valiéndose  de  su  indus- 
tria, y  a  los  hombres,  en  la  razón  <-on  q.c  están  adornados,  les  entre- 
ga un  tesoro  q.e  no  solo  suple  lo  q.e  ella  les  dexa  desear,  sino  q.e  ex- 
cede al  numero  de  sus  necesidades.  El  uso  natural  de  este  medio 
ha  producido  entre  las  manos  del  hombre  un  nuevo  Vniverso.  Pri- 
mero los  habitadores  de  la  tierra  buscaron  un  abrigo  a  las  inclemen- 
cias de  las  estaciones:  puestos  a  cubierto 

satisfechas,  con  los  sazonados  frutos  del  campo,  las  demás  indigen- 
cias, esta  razón  criadora  q.e  conoció  la  felicidad  de  sus  prin 
pasos,  se  ocupo  en  perfeccionarlos.  Siguiendo  la  misma  senda  hallo 
el  modo  de  encontrar  no  solo  remedio  a  las  incomodidades,  sino 
deleytes  en  el  remedio.  Nacieron  lia  artes  de  placer,  y  teniendo 
su  origen  en  la  naturaleza,  en  ella  debieron  encontrar  todo  el  ador- 
no. La  belleza  natural  debió  ser  su  modeL  • 

do  p.r  el  origen  de  las  Artes,  no  aparece  menos  claro  si  consideramos 
su  objeto.  Sus  obras  no  se  dirigen  a  deleytar  al  Artista  solamente, 
antes  bien  desde  q.'  fueron  conocidas  se  destinaron  al  placer  ■ 
tl.>s  los  hombres,  y  a  lo  menos  irá  q.c  aquellas  serán  mas 

perfectas  q.r  mas  universal  deleyte  causaren.  Debieron  pues  ser  for- 
madas según  unos  principios  q.r  indudablem.**  consiguieran 
to  en  todos  aquellos  q.e  fu  es  de  recibir  rectam.**  sus  im- 

presiones. ;Y  como  se  podra  dudar  que  solo  la  imitación  de  la  be- 
lleza natural  podía  asegurar  a  los    artistas    Id  buen  efecto  d< 
ouras?  Esta  belleza  conmueve  a  todos  los  hoiu 

i  interesarlos  a  todos    No  a  que  de  este  modo 

adelantaban  las  Artes  en  favor  del  placer.  Esto  seria  no  i 
l  .¡     ^ttes  no  tienen  otra  belleza  que  aquella  con  q.«  la  natura      ■ 

Se  adorna :  pero  tienen   la   ventaja  de  reuniría. 

1  oa  colores  que  emplea  la  Pintura  n 
hermosas  de  una  pt 

pía  de  un   tranquilo  y  cristalino  rio.   de   un  ameno   valle,  de   arb 
frondosos  q.«   1,,  entoldan  con    SUS  ramas,   y  de  colinas  q.'   terminan 


DN  JOSÉ   M."   I'.I.ANí  0  545 

agradablem.te  el  horizonte;  no  -  de  la  Música 

que  li 

\-  i  c- 1 1 1  ■  liara  íaci'.m.,c  en  la  naturaleza  la  admira- 

ble reunión  de 
jrim.'°  con  q.e  las  buscan?  No  duden  le  el  deleyte  que 

■  tiene  su  origen  en  la  n  q.e  el  criador  adorno  al  Mun- 

do. Discurrami  '  a  belleza  natural  tiene  su  ori- 

gen  en  otra   belleza  inmudable   y  existente  en    la  mente  eterna   del 
supremo  ser:  las  obra  iva  de  la  naturaleza; 

¡te  un  gem-i  i  be- 

lleza es  una  dimanar  primera- 

Estamos  ya  en  el  mas  impor- 

ta materia  que  tratan  mcia 

lleza.  Aunq.'  es  \  en  t.i  manifies 

mas  transcendencia  en  las    \n 
las  reglas  prim 

rara  "'  humaní  ran  las  Arte-  )N.r  no 

■rancia  influirá  en  el 
ia  di- 
ni  an  al 

I  lao  -i  mui   reí' 

i  dirigir  w 
ñu-  te  (lo  q.r  es  muy  fácil  en 

Knalysis  dil  unos 

i  influirán 

iren. 

a  mi 

nmi- 

eria. 


VIDA    Y    OBRAS 

recelo  solam.Ir  de  la  bus- 

cada por  al 

I -a  I  aliada  por  in  ser  eter- 

no, ornnij 

inte!  i 

hallar  otra  razón  suficienfc 

q.«  la  voluntad  <le  su  eterm  Per- 

mita  rtas  manera  idiera 

darme  a  entender  en 
El  M 

Ita  la 
perfr 

ria  q.c  una  "lira  hcch  un  Vnivcrso  forma- 

admú  d  princip 

Ítem 

■ 
desatinado  el  pi 
ser  supremo   m  teste- 

¡abiduría.  Me  val 
nocí  ■'. 

ñas.  e  inn 

la  Filosofía  :  ]>•  n 

■ 

nace 

es  lo  mism 

ata  que  el   Mundo  y  su  i 
i  ¡aturas  <u-  la  ■  -n  autor. 

una  ( 

una  imitación  imper- 

cía  ;••  ju  set  in<!i 

manan  in- 


DE  DO  KESPO  547 

mediatamen.'*-'  dos   proprie  dales  en  que  a  nuestro  modo 

de  entender  se  incluyen  tuda-,  la  rq.«  un  ser  q.'  no  pende  de 

otro  p.a  existir,  necesariam.1'  es  une.  y  no  habiendo  cosa  q.e  lo  limite 
es  inmenso. 

Ved  ahora  el  resultado  de  •  discurso.  Si  las  leyes 

del  Vniverso  y  su  belleza,  son  nacidas  de  la  eterna  razón  de  Dios, 
y  esta  es  su  misma  esencia  lirigir  al  Vniverso  de 

modo  q.«  imite  imperfectam.tl  a  aquí  solo  pue- 

de ser  participando  de  algún  modo  las  propriedades  q.e  hemos  con- 
siderado en  Dios.  ¿M  •  podra  imitar  la  unidad,  y 
la  inmensidad  de  1  Hi 

res,  »r  su   naturaleza   limitado?   De  una   manei 

niente  a  esta  naturaleza,  y  partici]  ¡ 

de  una  manera  admirable.    H!   Mun  I»ero 

la  innumerable  multitud  de  y  su  variedad  imita  la  hermo- 

imensidad  del  Criador.    Siendo  compí  no  puede 

■  una  purísima  sencillez,  y  unidad;  mas  el  orden  une 

mo  un 
o  de  la  unidad  y  simplicidad  del  Cria 
La  variedad  reducida  a  la  uni  rden:  he  aqui  d 

pió  de  la  belleza.    Princi]  mpre   arrebatará   el  c 

del  hombre  livina 

•■.ella  luz  purísin 

le  la  infinita  belleza  .  de- 

mostrada en  alguna  manera  aquella  hermosa  maxim 
tin  q  la  belleza 

aunq  lints 

jornia  imitas  est,  dice  no  Padre.  Prin 

rden.   Turkis  enim,  dice,  omnis 
pars  tst,  su  o  unit  erso  non  conyrucn 
para  mi  de  I 
\ndiv  p  •'  i"'  irmar  su       ¡tem  •  ifir- 

marme  en  la  verdad  de  m 

natur  -  be- 

ie  la 


VIDA    V    MURAS 


exactitud  del  raciocinio.  Pero  al  contrario,  nada  hay  q.e  tanto  abo- 
llen; la  im  .  Vni- 
i>to  una  prueba 
de-  <|.r  naturalm."  se  ama  el  orden,  y  se  aborrec                           y  ]«- 

ante  ¿no  es  claro  que  el  orden  no  puede 
tre  i  --i--,  y  varii 

drian  admitir  orden  nq.e  infinita  van 

u  tes  a  darles  una  nue 
sofe.  un  obj 
Mas  no  solo  se  confirma  mi  sysl  nun  sentir  ■ 

ñero  humano.  Los  princi] 
car  natural   y    l'ac:lm.,r   la 

-aria    una    reflexión    muy    ¡  I 
sentid  -   igualm.1' 

lable  impresión  solo  '. 

■iar  la  caus 
• 

autor,  que  no  t 

i   Tres  de  ellos 
lural  a  noble   fui  i 

•  i|iie 
I]  >s,  sin  «  uidarse  de  1 

¡mirlo.   No 
uprema  voluntad :  r 

.  a  mi  pai 

•  ItHüla   al 

•  !<•  la  bel! 


kespo  549 

alfa:  i  pe  >n  de  uno 

paladar   en    los   ma 

rido 

a    discernir  muchas  impresiones.   Ni    habrá   quien  dude  q.e  el 

mas  torpe  de  t  >c  la  impr  i  aJa- 

Mas  <\."  di  '  Iones 

:n  un  jardíi  no  incierta, 

y  el  alma  arreb 

ñxar.  Vn  conjunto  <k-  hen  is,  la 

distribución  artificio  is,  las 

dilatada-, 
min  ■ 
tas   bellez 

a    un    tiempo    llama 

Meza. 
Apenas    - 

particular  hermosura:  tranquilo  entretanto 

menor,   v 

■ 
ra  que  allí  llera.  Al  punto 

i  de  reunir  ¡m|  r 

■ 
I 

Quien  ha 

nado-  y  una  al-  "  me  can- 

iten- 
der 

un  Músico  lil'- 
artc 

l 
el  i 


VIDA  Y  OBRAS   DE  D.  JOSÉ  M.»  BLANCO  Y   CRESPO 


me.    : : :  Mas  ah!  q.'  uellos  en  quien 

no  se  halla 

no  sabe  imitarlos  "  Empero  basta  i>a  mi  mtenl  sea,  lo 

q.e  nadie  mu- 

• 
un  llaman  los  M 
•  .|.'  aquell  •  Ueza, 

i   recibir  muchas   imp  \*<r  tanti 

belleza  no  puede  variedad  harm 

Nunca  acabaría  -i  hi 

particulares,  ó  m  huí  er  a  todas  la-  objecci 

q.e  pueden 

eño  discurso.  Entretanto  -"l..  qu 

i  i 
le  los  senti  ' 
de  ellas  Ó 

No  es  la  • 
fibras  q.e  causan  los 

'■fundido 

i  en  el  alm  i 
■ 
deberá  oponer  se  llame  ht  »,  un 

de  de  la  inexactitud 
dabras  aun 

.  brillante  a 
las  fibl 

lio   1 .11  bu  mal  dd  hombre,  1"  bello 

1.1  pluma.  ■ 

tra  b  individuos 

ni   de  vuestn >    i 

he  mirad 

■ 


§3° 


interiores  descubrimiento  nos  revelan  un  nu 
aspecto  de  la  personalidad  intelectual  de  Blanco.  K->  el  primer  c-tético 
que  recedieron  lumino- 

.  mas  ningún  e 
reflexivo  y  sistemático.  Nadie  se  había  en 
irafc  i 

le  1<>  bello.  Nada  apr 
i    la  literatura    nacional,   ¡ 
publicada  en   [789  y  aun  no  difundida   • 

de  la 
■ 
"llevando  ■. 
to  que  ya  adi  er 

¡ador 
muy  original,  pero  i. 

discu 

.    uni- 

• 
;  divino  I [errera  en 
iba  Ai  hermosura  inmt  ■ 
y  divinización  de  la  vi 
grand  mul- 

idre  de  la  I 

■ 

por  la  b  •  ■■:  la  forma 

del  fenóme  tivo 


BRAS 

ka  ilc  ka  r 

i 

rao  estima, 

tí II,  II 

¡articular 

lidad. 

La    ]  ■riiiu  : 

i  íándose  miserabl 

una 
excelencia,  de  a  que 

■ 
finir, 

lleza 

■ 

tant  »s  artículos  y  Ubi 
■ 
miento  de 


1-   M.*   BLAM  I 

vieinbre  d  i  otra  carta  intenta  definir  el  ei  ate- 

pre  lleva  >rturbación  y  agitaci  de- 

nominaba en  su  tien  ■  ritus  animal 

El  principio  ale  al  escepticis- 

en  la  Moral.  La  Estética  posee  un 
criterio  fundad 

diti  mas  delicada,  que  constituye!  -  permiten  estudiarla 

colín >   ciencia  ;  i  misma   \ 

nuidad  de  l  ionan  en 

hacia  a<|nel  critei 

■ 
el  primer   I 
ir   -i   un   d 
bella,  ■  bello?"    ! 

justifican   la  oportunid    I   de   i 
realidad  d 

Al  determinar  la  esencia  en  el  cielo 

• 

■ 

;  n  >r  un  amor 

principiar  \*>r  las  belleza-i 

.orno 
bello 

:  ene  i  a  en 
cimí  le   la 

.  toda  la  al 

1 1 e- 1 1  ■  < .  cuando  I] 

menl 


Y    ODRAS 

i  unos 

blant<  ada 

ría;  que  n  un  ser  diferenft  en  un  anima). 

malquiera; 

irtirípan  las  den  ;  que  su  na 

r  aumento  o  disminu  tique 

<k-  alguna  mam  a  la 

vi«la  humana,  es  la  contemplad 

ol  tratado  "Ñeque  ille  artifex,  Phid 

formam  aul   \l  ntemplabatur  al 

mis  in  mente  i:  ulchrítudin 

quaedam,  quarn  ¡ntu« 
el  manum  dirig 

mo  la  perfe 

■ 
el  modelo  absoli 

nitable  fra 

"  I   >! 

infini 

ellas,  aunque  en  Vos  no  sean  muchas  hera 

■ 
rdenl 

■ 
la  <K-  pronl  i 

ministrar  m 


DE  DON  JOSÉ  M.*  BLANCO  V  CRESPO 

sación  sólo  pueden  comunicar  sensaciones  cíe  agrado  o  repugnancia, 
en  tanto  que  aquellos  aptos  para  producir  varia*  impresiones  simul- 

is  presentan  al  espíritu  el  orden,  la  armonía  de  sus  partí 
decir,  su  belleza. 

Toda  la  escuela   sevillana  comulgaba  en    el  mismo  dogma.   Ar- 
jona,  cantando  la  Belleza,  no  con  rigores  didácl  con  vuelos 

líricos  y  plasticidades  que  envidiar!  -  y  personificando  el 

concepto  metafisico,  según  la  ficción  bucólica  de  moda  por  aquellos 
días,  en  La  '  Bosque,  glorificaba  el  Orden  en  estrofas  que 

vivirán  tanto  como  la  '  iñoJa: 


l.\  DIOSA  DEL  BOSQUE 

Se  mostrase  la  célica  hermosura, 
Que  vi  algún  día  de  inmortal  dulzura 

c    dañar ! 
¡elo  tu  benéfico 
Sin  duda  ha  sido,  lúcida  belleza; 

incienso 
Arda  sol>re  tu   altar. 

Que,  ¡nli  Piritoo!,  condenó  tu  intento, 

Y  me  acobarda  el  rigi 

'iritoo,  condenó  tu  ¡ni 
Y  tu  intento  Ixion. 
<!c  mi    sai  ■ 
Bástame  que  con  plácid     semblante 
Acepte-,  diosa,  en  tus 
Mi  ardiente 

Mi  adorad  ■ 

Que  de  nú  el   P    -!  •  at 

I  '■ .  1 1 1  tú   I 

V  tu  nürai 

r,  que  fúlgido  lu 
,»    el  lirapi  •  <  r*  aiHd  que  infundí 
lulce  maje 


■ 
ha  formad  ció 

■ 
...runa    den.. 

Y  excelsamei  i  retrata 
El  r 

Tu  a 

A  tu  hablar  trasá 

¡(  )h  rden 

En  vano  con  espléndido 

Fíi 

Matura 

día 

nula  herm 
I  >c  mi  d< 

•ura 

Tú,  mi  \  i 

Y  ■  •  •.  na 

i        i  humana 
No  ha  de 

■ 


por  un  terremol  imente  un  lime:  ¿dónde  está  su 

belleza?  En  la-;  ideas  deJ  orden  fi  inmediatamente  núes- 

tasia  a  aquel  ca  •  paites  incoherentes." 

"Para  con  rvar  que  si  encontrar 

una  habita  ¡n  orden  ni  con. 

este  espectáculo  no  nos  parecerá  sublime,  ■  r  y  la 

travesura  de  un  niñ  i  recor- 

dará ideas  de  orden,  la  naturaleza  :  el 

poder  pue  '■  •  pr  luce  es  demasiado  grande  para  que  ik>  procuremos 
ligarlos  con  las  ideas  del  orden  físico  a  que  está  sometido  el  universo; 
y  aun  casi  9Íempre  hallamos  en  estas  ideas  la  explicación  de  aquel 
apari  :  :n,  como,  por 

que  las  tempestades;  purifican  la  atmósfera."  (Ensayos  Litaron 

13  y  M) 

la  unidad  en  la  variedad,  es  decir:  "la  v  • 
reducida  a  la  unidad".   E¿ta  fórmula  tra  una  inconsecuen- 

le  procedimiento.  El  1  de  en  -cutido  inver- 

so   No  obtiene  la  unidad,  qin-  es  lo  substantivo,  extrayéndolo  de  la 
vari -dad.  que  es  !•■  relativo;  sino  que  ei 
una.  la  variedad  por  al  dinamismo  de  la  unid.! 
lia. 

'a  forma  abstnacta  de  la  c<>nce]>- 
ción  que  no  ha  permitido  ver  la  cualidad  de  la  categoría  Belleza 
y  lia  confundido  la  ■]  la  actividad  d 

lia  engendrado  un  \  na  inadmh 

El  mismo   Blair  la  1  Ikiendo: 

in  fabrica 
tema 

:  y  partí'  '¡dad 

fundamental    la   1111!.:  que 

licar  este  prínci] 
lor,  por  ej  tiene 

Y  aun  i  ¡j 

u  belleza  >n  la 

van  que 

harto 

sencillo  d  dar  prin- 

za.  ni  la  variedad,  n 


no  podemos  referirla  a  otra  causa  que  a  la  estructura  del  ojo,  que 
recibir  cié:: 
•tras." 
Mas  la  ley  de  unidad  y  vai 

•  uela  de  < 

creer  ¡a  unidad 

.i  un  eminente  e  i  justificar  la  belleza 

o  azul,  no  pudiendo  discernir  variedad  en  la  unidad  ■ 
No  me:.  Judiar  la 

t  n  cuanto  relac  i  |ue  no 

manifieste  su  esencia  en  su   forma,  cualquier 

-r  trata  de  esencias  i    . 
Ileza,  Verdad  y  Bien  se  confunden  ei 

ia  misma  esencia,  cada  una  liferente  u 

•na   de   lo  bello  un  >e  leí:  ¡nte- 

leterminación,   y  nía:  n  de   armonía  entre   lo 

y  lu  efectivo.  Por  eso  el  sentimiento  de  lo  bello 

en  si,  o,  Como  de<  i.i  el  >  laSÍCO  :  ho  de 

la  utilidad" 

En  lo  relativo  a  la  receptividad  y  p  le  lo  bello, 

tra  Illanco  cierta  originalidad  y   aun  nos  atre>  r   que 

Vndré  en  la  adaptación  i 

blece  entre  las  <  la^e^  de  belleí  .  \    -:: 

i  irdenes  distintos  :  una  belleza  independiente  de  la  opinión  de 
los  hombn  ducto  del  humai  luna 

le  beau  essentiel.  Tales  ¡deas  circulaban  i 

por  toda  Europa.  El  pintor  Mengs,  íundiéi  le  la 

imita*  lesde    Aristóteles  hasta  ti' 

turia,  decía  :  "  I  ¡>ue- 

presentar  y  concebir  en  vn  momento   1.a  segunda  consiste  i 
epresentación  de  las 

nten- 
■.'  pintor  i-  ■ 
llegar  a'  primer  grado,  que  sólo  i-  l.i  imitación,  basi 
•i  de  no  engaña) 
ira  cesita  mucho  tal 

m." 

i  que  Blanco  calificaba  de  i  i  de  nuestra 

•no  ¡a   \  ¡sil 

I 


DE  DON  JOSK  M.*  BLANCO  V  CRESPO  559 

Sintetizada  neja,  y  singularmente  el  <Je 

su  porta\<  tadio  caJotécnico,  no  pare  indiscreto 

preguntar  si  el  pensamiento  nacional  había  notable 
do  en  el  siglo  y  medio  une  nos  separa  del  poema  didáctico. 

bre  la  matriz  platónica  se  hahia  inser- 
tado la  doctrina  peripatética  de  la  imitación,  luego  desnaturalizada 
por  h.  selección,  puerij  procedimiento  encomiado  hasta  en  pleno  fu- 
ror romántico  por  Martin  •  oer  que  el  vate  "no 
:  aquel  individuo  particular,  sino  que  -  cua- 
lidades repartidas  en  muchos  y  forma  con  su  conjunto  un  modelo 
ideal,  hermoseando  de  este  modo  ,L  la  n 
manticismo  español,  reflej  iones  románticas  de 
parna                                           la  dogmatización  estética,  ya  media- 

■  uidad  desde  la 
imitación  al  eclecticisn 
clara,  agradable  y  flexible.   El  eclecticismo  produjo  en  I 

»ros  trata'  .  el  incluido  en  la-.  Lecciones  de  Filo- 

[843-5)  del  -eñor  ("jarcia  Luna  '•  el  publicado  por 
don    I  ■      Fernández  Jo  de  don   Alberto  Lista,  cate- 

o  y  director  general  de  Instrucción  Public 

Míe.  el  especialista  y  r  <\c  la  1"' 

fia  di  \jnbos  reproducen  er  •  Francés, 

luiera  eso  intentaron  los  hegeli 

-  traducid*  •  de 

•  don   Francisco  Fem  I     nzá- 

lez,    nada   i  •    bello,   en 

tanto  los  krausistas  se  limitaban  a  traducir  por  ministerio  del  in- 
olvidable pensador  a  I  :r  el  Compendio  de 
ca  de  Krause,  porque  d  tratadillo  Manuel  de 
la  Revilla  a  •  Literatura,  sólo  prueba  que  mi  autor 
había  comprendido  del  sistema  de  K  ■  mu- 
id llamada 
kantismo,  que  importó  Pen  •  mania  y  que  no  era  más  que  un 
puente  por  donde  pudieran  emi 

tos  para  la  reflexión  honda  J 

I 

érrimo  tra(  loa  la  futilidad  menta 

Jungmann  dia  de  Mudarra 

tornó  al  rea  en  fin,  pue 

Fontanals,  chispas 
desprendía  valor  científico  |ht 


-•„■  ha 

\  ni. 

•:i  el  méril 
■■  la  fil( 

;  i  en  el  >ilencio. 


INCLUSIÓN 

l 

La  pluma  inmóvil,  suspenso  el  ánimo,  nos  con! 
ante  la  iclc-a  de  emitir  un  juicio  itur 

■ 
e  su  alma. 
grimirá  censuras  sobré  la  Érente  del 
sufrimientos  a  urinación  ]«>i"  la  tiert 

i  templanza  ;  el  legitimo  am 
l :  la  riqueza,  sus  dones;  la  fe,  -u  tranquilidad;  la  fortuna 
üonri 

a  purifica  como  el  fuego;  nada  redin 
nobles  arrebato  liarían  la  - 

iien  ante  el   ten  una. 

Y  fin 

<le    l'.I 

le  la 

Los  episcopales  fulmi  impareial 

■  leí  fanatisi 
mos  unitai  tran- 

tilos; 


562 

ya  encomiando  la  me  -:mctura  de  admirable 

-  ga  -   tra  lu  1  sublimando  al  pintor 

de  costumbres  y  al  prosista  "original  y  nervioso",   ya  lamentando 
busta  intelectualidad. 
.  momentos  de  solemne  crisis,  su  privilegiado  entendi- 
miento no  po<l   .  rse  a  la  ebullición  de  las  ideas,  confina 
la  impasibilidad  del  testigo.  Los  hombres  -upe: 

.  lilidad  que  sus  contemporáneos,  porque  poseen  mas 
finos  y  numerosos  sentidos  para  recoger  la  íes  de  la  a; 

fera  espiritual,  son  notas  obligadas  del  precipitado  ritmo  d 

no  son  dueños  de  negar  una  colaboración  impuesta  por  la  e 
litud  de  su  o  >ndición. 

llii' .  de  su  tiempo,  arrastrado  por  misten  ¡.  reprodujo 

•líente  en  la<    ;  ■:  reli- 

pie  don  Federico  de  1  1  que 

Blanco,  en  cuanto  pensador,  no  tenia  patria 
de  \<-  ;>• 
No  a  ndición  achaque  de  < 

Desd  liando  aún 

njera,  cuando  aún  n  •  habí.. 
la  tradici  »nal  filosofía  di-  ¡mentalism 

vum  Organum  y  tal  cual  idea  de  la  dirección  wolfiana  que  le  bu 
suministrado  Marmol,  o  al 

ito  de  la  tradición  se>  dia- 
do hasta  aquel  áureo  libr  1  titulado 
rden  esencial  de  la  Natural  que 

los  filósofi  -  penins  '  erlo  y 

I  lesde  la  ci  itica  de  Bacon  y  la 

ilidad  del  itada  por 

de  una  fil 

.' 

le  la 

entuadamente  -  mati- 

■ 
cama  de  lítienne  Condilla 

de  1  lume. 

lencia  <le  '■ 


DE   DON  JOSÍ   M.*   BLANCO   V  C'KESPO  563 

tiana.  El  pueblo,  aherrojado,  confundía  en  idéntica  maldición  al  rey  y 
al  sacerdote;  los  adelantos  de  los  últimos  años  parecían  culpar  a  los 
maestros  de  la  humanidad  del  anterior  atraso;  la  popularidad  de 
Hobbes,  que  limitaba  la  filosofía  a  la  ciencia  de  los  cuerpos,  expul- 
saba la  idea  de  Dios  de  la  conciencia  reflexiva;  Harlej  proclamaba 
que  el  alma  es  un  cerebro  actuante  y  nó  otra  cosa;  Voltaire  satis- 
facía a  las  inteligencias  medianas,  mayoría  de  la  humanidad,  con  lá 
atractiva  claridad  de  su  lógica  huera  y  el  deleite  corrosivo  de  su  finí- 
sima ironía;  Rousseau  abría  con  la  magia  del  estilo  puertas  a  un  di- 
luvio de  sutiles  paradojas;  Helvecio  aristocratizaba  el  descreimiento 
y  lo  lanzaba  al  torrente  de  la  moda  coronado  con  las  flores  del  inge- 
nio y  la--  superficialidades  anecdóticas;  Condorcel  aplicaba  el  sensua- 
lismo a  las  contingencias  de  la  política  :  Montesquieu  buscaba  la  esen- 
cia de  la  legislación  en  los  accidentes  fisicos  del  hombre  y  de  la  tie- 
rra. Efolbach  avergonzaba  a  sus  mismos  reformadores  con  los  desca- 
ro- i'(  1  "Si  lema  dría  Naturaleza",  y  la  ;  dia  pugnaba  por 
reunir  en  una  manó't  de  la  rebeldía  filosófica  para  de- 
rrama'!                      bre  la  superficie  del  planeta. 

ciencia  entre  las  clases  reflexivas 
y  por  la  dire<  :ión  de  -  entre  las  capas  populares,  la  <1> 

ación  cundía  y  avanzaba  con  rumores  de  encrespada  ola,  sin  ori- 
ne detuviesen  su  marcha,  pues  el  clero,  coi  ÜUS- 
ía,  sufrió  antes  que  las  otras  la  invasión  del 

prendido  o  rrimeras  dudas  d 

ticas,  reflejaba  el  estado  de  la  sociedad  combatida  en  los  cimientos  de 
su  fe. 

dría  1  scudarse  de  los 
1  -  sólida  educa 

-  leí-  lil>n>-  a  su  •  la  carca- 

jada leí  oleaje  di 

trellarse  en  las  cumbres  pirenai  i  de-de  lej  pen- 

ínsula. 

La  fe  no  se  discute,  no  busca  ni   retiñiere  fundamento:  qu 

a  fe 
la  que  arroja  el  ídolo,  si  il<  i  qui  )     el    ■  a 

en  el  fi  mdo  1  1  ofundamente 

que  se  huí  tra  verdad :  nada 

Ha  a 
era  un  salto  en  el  abismo. 


564  VIDA    Y    OBRAS 

-;  raído  en  Madrid,  envuelt  1  llino 

ipoleón,  no 
laz  pa  'ia  capitulo,  ilumina! 

con  nueva  revelación  rprendtó  la  en  el  placer,  la 

n  la  juventud,  la  inquietud  en  la  p 

lor 
■  bió  abrir  su  cáliz  :i  las 
El  retoñar  de  su  fe  en  [1 

1  fecundación  de  su  1 

mieron  su  conc 

1  ion,  muerte  de  la  inti  nente  d  tei 

de  la  reflexión. 

que  a  modo  imp  t  para 

las  confesi 

ra  el 
muro  de  !.i  »re  la  misma  ibnir,  due- 

ña al>s  Juta  de  las  ir 
rivaciones  de  Wolf, 
■ 
■ 

guardaba  ei 

la  doctrina  de  la  .  ya  la  autenticidad  di 

■ 


DE  DON  JOSÉ   M."    BLANCO   V  CRESPO  565 

una  metafísica,  que  el  influjo  de  los  filósofos  lia  dañado  a  la  prístina 
llez,  en  una  palabra  que  la  especulación  ha  convelí  "a  la 

conciencia  natural  del  hombre,  porque  Dios  es  evidencia  y  su  Verbo 
.  I  a  todas  la-  iible? 

coincidencias  brotaban  i><>r  completo  inconscientes,  y  la  dis- 
alcance, que  no  está  en 
1  del 
que  cu  la  mente  de  Bl  iuijaban  los  matia  -  refle- 

íal. 
líente  quen  ificar  es  que  no  se  trata  de 

una  volubilidad  incurable,  mezquino  a>]tcct<>  en  que  se  ha  indagado 
la  clave  de  su  inquii  ual.  Blancí  te  la 

•1  su 
1  iv,  errar  ni   el>  rrer  la  inevita- 

ble trayect 

i  a   la 
ijel  anclado,  vivió  tranquilo  mientras 

,'■  dueño  <:  el  aturdimiento •  de 

cudida,  plantó  su  fe  en  1  .  i  ra- 

zón  cillez,  mas  tinuó  el  interno  minar  de 

duda  y  ja 

de  un  prii 

.i  un 

La  ú 

'  ng,  I  legel  y  la 

tía  y  se  compla 

'i-  ofrecían  íwii  men- 

i  Imirables,  tales  como  la  última  ;■  rte  •!<•  Thatsachen  de 
seyns,  en  que  el  autor  desenvuelve  I 

hijo    Las  <'!'ra-  de  Manuel  Hcr- 
mann,    ú:  r.    le  parecían   "una 

n  hallaba  inez- 
quina   la    especulación   i' 


566  VIDA    V    OBRAS 


lengua  de  Sha  o  le  antojaba  imperfecta* 

mente  nx'!  x  la  reflexión  metai 

buscando  pruc- 
a  playa,  huían  ante  la  proa  de 
.  reduciendo,  según  '  i 

*ia,  la  razón  le  a  ne- 

gación absoluta,  al  al  la   muerte  tanto 

la  repugnancia  a  la  eterna  sombra,  la  liebre  de  vi\ 

ante  la  idi 
el  esj  sin  esperanza,  suble\ .. 

atizaba  el  la  fe  y  rellenaba  oon  el  :! 

icia. 
¡La  inmortalidad!  No  se  extrañe  ndiera  la  gran  preocu- 

■i  de  un  hombre,  cuai  na  de  la  humanidad.  Si  la 

•:  del  sepuli  i 
tra  frente  1<>»  huracanes;  la  Fe  vir- 

tud triunfante  nos  abrirá  las  lumü  Mas 

si  la  tumba  da  la  definitiva  formula  de  la  Esfii 
su  frí  i  promesa  del  total  aniquilamient 

concluye  en  nada...  ¡(Juv  horrible  escarnio  la  imbéciles 

ue  lloraron  y  sufrieron,  ju  la  virtud 

•nás  que  •■  i  llamada  a 

la  vida  del  que  la  oye! 

Reducido  el  crístíani  in  mas 

sólida  comprobación  que  el  asentan  is  de 

descartadas  el  dia  en  que  un 
mplificada  la  id< 
mo  la  1  <ey  e  impasil  ' 
el  juicio  a  un  p  que  solara  por 

el    horror  del    mi  jeto  a  la 

iiión  que  Blanco  llegó  a  desconfiar   le  la  inmorl 
En  varios  pasajes  de  su  Dia 

i  superviveí 
■ 
.   nirvana, 

fica  ni 
|ue  de  intento  hemos  separado  d<-  ■ 
ñalar  la  fatídica  silu 

le  su  vida. 
• 
le  un  espír  I  i  llamado  a 


DE  DON  JOSÉ  M.»  BLANCO  Y  CRESPO  56" 


vivir  feliz,  en  cuanto  la  felicidad  puede  habitar  la  tierra,  si  no  se  le 
hubiera  encarcelado  en  la  disciplina  sacerdotal.  La  ordenación  originó 
su  ruina;  porque  no  es  lícito  dudar  de  la  honradez,  de  la  nativa  rec- 
titud de  su  carácter.  El  no  abjuró  del  catolicismo  ni  de  la  orto- 
doxia anglicana  por  móviles  de  material  interés,  antes  bien  arroja- 
ba una  ]>osición  a  cada  vaivén  de  su  conciencia.  No  hubo  interés 
espiritual,  material  ni  social  que  no  inmolase  en  aras  de  su  convic- 
ción. Tampoco  las  pasiones  le  envolvieron  en  su  torbellino,  a  imi- 
tación de  tanto  sacerdote  apóstata  convertido  al  protestantismo  por 
legitimar  conductas  incompatibles  con  su  Iglesia. 

único  ejemplar  de  sacerdote  católico  que,  al  profesar 
otra  religión,  no  haya  iniciado  su  nueva  carrera  por  las  dulzuras  del 
matrimonio.  P.lanco  emigró  sol  .  desmintiendo  de  antemano  la  ca- 
huín e  recogida  por  Gallardo;  se  dejó  atrás  devaneos  de 
la  juventud,  sensualismos  que  su  muerta  fe  no  refrenaba,  y  nada  -a- 
bemos,  ni  aun  por  las  diatribas  de  1  >  implacables  oxfordianos,  contra 
la  austeridad  de  su-  costumbres  en  Inglaterra. 

Vivia  en  él  con  pode:  la  idea  del  honor.  Lista,  que  tan 

profundamente  le  conocía,  decía  en  conocida  carta:  "P.lanco  era  in- 
de  hacer  una  cosa  que  él  creyese  mala. "  En  -us  relaci<  >nes  con 
1"-  edrton  bajó  con  afán  j 

a-altos  de  horribles    torturas,    para  empresas  o  corporaciones'  reli- 
a  percibir  el  n*  i  hermano 

aprobó  el  intento  por  suponer  violación  de  la  pa- 
labra de  honor;  a  l'>s  pariente-  y  ami  ni  la 
exhau-ta  bolsa;  el  am  ir  a  su  hijo  e  ;  en 
fin,  rehusó  aceptar  un  maravedí  de  sus  honorarios  'le  Magistral  desde 
que  abandonó  la  dignidad,  llevando  su  escrupulosidad  ha 
tremo  de  no  percibir  la  renta  de  SUS  capellanías  y  no  consentir  que 
del  dinero  de  la   [gl( 

I. a  debilidad  de  su  carácter  nacía  de  ibilidad  La 

repercutía  'dad  en  su  alnvi 

cifanei  mable,  se  dejaba  llevar  por  la  emoción  del  momento 

y  abra/aba  las  idea-  con  tr  stol  ¡  mas  si  la  imaginación 

era  andaluza,  la  reflexión  ei 

Mientra-  la  fantasía  le  deslumhraba,  parecía  no  existir  la  razón; 

ridad. 

Ahora  bien,  -i  débil  en  cierta  esfera,  la  voluntad  -e  erguía  ■ 
rrea   rigidez  cuando  estimaba  (pie  no  había  más  (pie  un  camino.   Hn- 
9  k)  arroll  '  .  de 


\  IDA    y   OBRAS 

i 

.  enir :  la  una.  a 
otra,  *  le  Dubiín.  Una  ley  inora!  entendió  que  le  ha 

del  deber, 
ver  la  .  hacia  la  incertidumbre  de 

a  acallarlo.  I  V  ahí  1  ■ 
ma  ir- 

i .  pero 
•  miaba  imp  i 

teñí 
u  palabra  o  en  su  pluí 
su  inextin) 

.  \   ésta  llegaba,  llega 

la  tardía  i 
do  triunfo  en  el  ocaso  de  ui 

■ 
y  dui 

«lia 

■ 

re  que  pudí  su  íamili 

la  juvenil 

ntud. 

amistad  de 

■ 


ION  JOSÉ  M."    I  KESPO  569 

"En  cuanto  a  Blanco  — escribía  el  inolvidable  Maestro — ,  cuya 
muerte  no  puede  estar  muj  .  puedo  decir  que  es  <-■!  que  más 

quiero  dé  todos  mis  amig  mistad,  aunque  de  fecha  n 

que  la  de  Reinoso,  ha  sido  I  •  tierna,  más  bo 

Mal  se  lia  interpretad  indo  se  lia  deslizado  la  ma- 

aüaoión  -i    •  n  no- 

lile  di  1,  auxilió  a  a 

ue  influían 

1  difundir  entre  ame- 

do- 

tiestn  ■-  inti 

:  ¡a,  y  en  1 
encarnar  en  otra 

.  que  K-  bab 

1  re- 
ídle el   ■  ¡paña 

►re  el  objet  1  de 

•• 

No  esconden  ningún  1 
en  la 

I  jurídica  1 

prendió  qu 
• 
mente,  y 

.    •    la 

autoridad  de  la   " 

;  No  había  de  v  I 

il 

reliqui 

:  ipoli  abrió 
¡nolvidablí 

del  <  'astillo,  las  ;  I  Cu         de  Puerl 


VIDA    Y    OBRAS 


[adámente  ya  era  tarde.  Cuando  la  obcecación  de  las  Cortes 

los  los  cauces  de  posible  avenencia,  Blanco  se  alegró 
lamente  de  la  emancipación  de  los  hispanoamericanos. 
Su  pa  reconocía  más  noble  estir¡>e  que  la  patriotería  vul- 

gar. H  tdualmente  todas  la^  teorías  (|iie  podian  ar- 

monizar el  bienestar  de  aquellos  leja  -i  la  utilid 

la  soberanía  de  España.  Viendo  que  ;ii  la  autonomía  era  j  i 
pretil  edhniento  de  emanci]  parte  de 

.  egurase  nuestra  influen  enír. 

las 

iberbia  a  la 
Blanco  simpatizó  con  la  independencia  de  los  americaí 

abía  ejecutado  él?  No  podiendo  vivir 
ni  el  ambiente  ir  d 

amor  <1<-  la  patria.  No  huyó  de  la  tierra  de  sus  padres  y  de  sus  pri- 

.  huyó  de  I 
tado  temporal.  El  veía,  por  tanto,  -tras 

victimas,  cual  él,  del  equivi  non  nacional,  oti 

iban  a  España  sino  a  a  con  ellos. 

habría   sid 

arte,  Blan(  |ue  la  Justicia,  hija  de 

más  i  patria,  me 

humano.  I'l  ame  i,  in- 

justa, oprimiendo  gentes  .  marcas    Pr« 

ducid  Manual,  con  tal  que 

nobleza  de  su  pal 

• 
hijo  que  adera  a  la  virtuosa  madre  eh  su 
ella  al  contemplarla  ri< 

•  considera 

dad  de  Blanco,  si  no 
■ 
tillad  litera  r  que,  en 

le  el 
punto  de  vista  polítk 

vismo.  que  he- 

-  en  la  vida  de  n 

'.ni. 

público,  tu 

• .  la  impla... 

nente  y  cen 


DE  DON  JOSÉ  H."   BLAMCO  Y  CRESPO  57I 

glorioso  derrotero!  ¿Quién  sabe  si  su  clarividencia  política,  apoyada 
en  un  talento  amplio,  en  un  juicio  sereno,  no  corroído  por  clandes- 
tinas pasiones,  y  en  una  palabra  elegante  y  persuasi%-a,  hubiera  influí- 
>n  fecunda  intervención  en  los  desasosiegos  de  aquellos  tormen- 
tosos dias,  preñados  de  amenazas,  de  i  ncert  id  timbres,  de  infortunios 
para  la  patria? 

Motivos  abundan  para  sospecharlo  al  recordar  la  sensatez  con  que 
advertía  a  nuestros  candorosos  legisladores  de  1812  el  contagio  del 
sentid' 1  fr  atento  a  la  abstracta  afirmación  de  principios  ge- 

nerales que  a  la  efectividad  práctica  de  las  libertades  compatible 
el  tiempo  y  el  estado  del  paí-.  Su  cru  ielez- 

nable  de  la  edificación,  patentizando  la  imposibilidad  de  dar  carne  y 
sangre  en  los  moldes  de  la  realidad  a  aquellas  vagas  y  nebulosas  aspi- 
res. 

Las  cartas  familiares  que  insertamos  en  La 
ol  abandono  de  la  confidencia  a  sus  pa  contienen 

aprc  alor  acerca  de  los  sucesos  de  España,  con- 

firmadas más  tarde  por  la  ¡rrecusabilidad  d<  ¡mientos. 

-as  las  certeras  indica  !a  efi- 

cacia de  la  política  inglesa  y  las    •  1  de- 

rrumbamiento del  imperio  francés,  cuando  stas  no  lo 

vislumbraban  sino  en  las  penumbras  del  «leseo. 

\1  exponer  la  doctrina  del  'a  trata  de  negrí 

detu  i-.i<Ierar  la  lucidez  con  que  penetró  en  las  regí  *  es  del 

porvenir,  «año!  el  peligro  de  una  po- 

blación 'le  esclavos  y  libertos,  criad. >s  en  1 1 

moralidad,  odiando  a  España  simbolizada  por  el  negí  "jos, 

zanes  y  enviciados,  fermento  |  osible  de  inevitables  trastor- 

Justificados  se  hallaban  1 
abolida  la  trata,  'le  esa  mas  y  envilecida,  que  por 

lógico  atavismo  transmitió  sus  rencon  1  eración  de 

liben  1  rebeldía  que,  con  extran- 

jero auxilio,  huí 
im|>erio  colonial. 

El  círculo  voluntaríamentt  r-ohibe 

mayo  de  la  Literatura;  nía 

l«>s  que  estimen  infundada 

mad- 
rera que 
proclai              nándola  y                                             bre,  ¡a  política 


\     DURAS 

■nuntal.  .,■■  invención  y  gamitarías  de 

an  bullangui  le]  día  a  la  ■  uatro 

II 
No  h(  sado  al  hombre 

•  ■   -  dd  compatriota,  huyendo  <1<.-1  ditiram- 

lir  la 
ba. 

•lcli- 

dad.  La  I  listona  mi 

ado. 

i 

:ik1  .  la  pía 

¡unto,  el  succus,  la  ley  de  uni- 

ie  in- 

alturas  del 

•  :  -  ndo  >>  «.'1  último  de  los 

■ 
da  bi  je  de  un  arte  huero  cjiu-  disim* 

■ 

luintana,  Bl 
dad  que  mi 

I 

■   •  titlll"  -n  1 

as  de  un  atu 
•  del 


DE  DON  JOSÉ  M.*  BLANCO  V  CRESPO  573 

oneto  Noche  nñsteriOfO,  aun  cuando  no  hubiese  arrancad'-  "tra  vi- 
bración a  su  lira,  estaría  |»>r  encuna  del  problema.  Composición  tan 
primorosa  basta  para  fulcro  de  una  r< ; 

¿No  hay  esi  ritores,  no  hay  poetas  que  viven  en  la  p  eteridad,  en- 
vueltos en  el  nimbo  de  secular  admiración  por  ministerio  <le  una 
obra'  No   recordamos  ninguno  cuya  a   superior  a  la 

de   1 '.lauco.    No  parece  sino  que  para  él  rimó  protéticaniene   Boileau, 

l  n  jonnét  sana  défaut  vaut  seul  un  long  poéme. 

influidos  <lel  ambiente,  sin  contra- 
peso de  otros  estudios,  corresponden  pleí  •  la  tradición  se- 
villana. 

La  personalidad  del  autor,  aún  no  desarrollada,  obedece  • 

ciudad  a  la  presión  del  medio. 

rítica  en  esta  primera  evolución  no  puede  ejercerse  sino 
comparando  la  labor  del  poeta  dentro  de  la  esfera  de  ^u  imaginación 
con  el  ideal  relativo  accesible  a  sus  incipientes  facultades 

N'o  es  posible  ni  honrado  d 
ta  juventud,  agrupada  en  la  memorable   academia  de  Letras  Eiuma- 
I  iniciativa  debe  mas  plácemí  a  literaria 

de  España  de  los  que  a  duras  penas  le  ha  tributad  .  :ibres 

den  a  la  Poesía:    Vrjona,  Mármol,  Lista   Rein 

I  ¡lauco. 

Cuando  por  timbre  de  juventud  de 

-.  el  culth o  esmerad 
y  el  laurel  del  triunfo  brotaba  de  la 

I-a 
can. 
■-aba  de  admira 

de  "  factura  intacha- 
ble" 

m\  p  y  la  e 

embaí 
tonab 


574  \m.\  \   ubras 

Por  eso,  en  la  primera  éjxxa  siempre  agrada  y  a  las  veces  admira : 
en  la  segunda,  i:  enternece. 

iplacida  y  corazón  indiferente,   recréa.-c  d 
al  ver  desfilar  ante  sus  ojos  aquellos  cincelados  versos: 

Aún  no  giraba  el  sol  sobre  ejes  de  oro 
diente  rostro  derramaba 
La  hermosa  luz  del  día, 
V  ya  al  mortal  tu  amor  le  preparaba 
I  >e  su  autor  en  el  seno 
I  >e   riqueza  y  placer   un    mundo  U< 

Mas  no  se  puede  reprimir  la  emociona  no  se  puede  contemplar  con 
deleite  de  mero  novida  el  alma,  la 

i  con  el  mar  bajo  sus  plantas  y  la  ten 
frente,  perdido  cuino  invi>ible  punto  en  la  inmensidad,  rechazando  la 
i  de  su  madre  que  enerva  su  ¡u  ando  entre 

el  fragor  de  la  b  >rr.;- 

;  Tú,  imagen  de  mi  padre,  que  me  incitas 
A  contendel  con  el  íuror  del  hado, 
i  \  ate  a   nii   lado! 

1-1  arte  de  lilanco  en  mi  p  a.  influido  por  I 

glés,  va  <:.  ánd  se  a  la  naturaleza. 

Los  model  una  revela 

instinto  de  artista,  al  sentí'  Shak- 

-,  ii"  desertó,  Fervoroso  catecún 
brusca  y  d<  i   le  la  forma,  sino  que  si-  compeneb 

indo  el  culto  de  lo  ex: 

r<  etó  el 

I  al  ve/,  presentía  la  su 

'.i  \  ida  del 

•     I  lector  la  6 

la  puerilidad  de  loa 
a  la  reflexión,  I 

de  la 
•  iba  a  cantar;  ya  las 


DF   DON  JOSÉ   M.*   BLANCO   Y  CRESPO 

expansiones  poéticas  se  ceñían  a  fórmulas  momentáneas  de  estados 
espirituales,  surgidos  mu  anuncio  y  aprovechados  al  vuelo. 

He  ahí  por  qué  el  deseo  de  poetizar  renació,  tras  de  prolongado 
eclipse,  en  el  ocaso  'le  su  existencia.  deas  se  habían  equilibrado, 

ora  porque  juzgó  resuelto  el  aterrador  problema  religioso,  or; 

¡encia  de  la  imposibilidad  de  resolverlo.  En  paz  o  resignada,  la 
razón  se  rindió  a  la  fatiga,  plegó  las  alas  casi  al  borde  de  la  tumba  y 
abril  del  sentimiento,  a  cuyas  vivas  aguas  brotaron  nuevas 

en  la  estéril  arena  de  la  olvidada  orilla. 
Ya  le  cansaba  por  inútil  la  controversia,  desconfiaba  de  la  inves- 
ión  filosófica,  y.  cual  disipado  mancebo  que  turna,  con  los  de 
del  libertinaje,  al  primer  amor  de  su  juventud,  volvió  los  ojos 
del  o  irazón  a  la  literatura,  su  encanto  al  comenzar  la  vida,  su  cor- 
al nublarse  para  siempre  su  hi  ri  los  últimos  años,  ya  lo  he- 
mos visto,  la  pasión  dominante  fué  la  fiebre  literaria,  y  aun  en  los 
i                                                 Id  sufrimiento  físico,  voló  a  ella  como 
ruido  infante  al  recazo  maternal. 

prosa  de-taca  mas  vigorosamente  esculpido  el  perfil  espiri- 
tual de  nuestro  soñador.  El  corte  de  sus  cláusulas  es  natural,  el  tono 
e  que  habla  con  familiar  soltura,  hasta  en  los  momen- 
to-, de  mayor  elevación  sube  con  gradación  tan  dulce  que  apenas 
ad\  ierte  la  ascensión. 

■ ;  con  pincelada  de  maestro,  al  parecer  descuidada 
y  en  la  ejecución  certera,  penetra  en  el  alma  de  las  cosas  y  describe 

prosa  'i!  busca  la  armonía  del  p< 
naturalidad,  y  cuando  la  cláusula  rm 
chanios  el  arte  que  rm  deló  ira. 

La  naturalidad  de  la  prosa  de  Blai    o  marca  el  ;  de  la 

iridad.  Nada  avalora  su  estil  e  aire  de  distinción,  esa  in- 

consciente elegancia  que  se  d  n  afectación,  sin 

e  quid  de  la 

e  informa  hasta  el  ',!  ■■    •'  detall) 
nplacencia  de  los  demás   -     que  ellas  se  den  cuenta. 

I  ni  en  habi- 
lidad le  av( 

i  y  demás  costumbí 
inferiores,  quedan  por  'i''  inmortales 

! 

• 
mismos  compaí  que 


5JÓ  VIDA  Y  OBRAS  DE   D.  JOSÉ  M.*  BLANCO  Y    CRESPO 

<.o:r  i  desvanece  el  en 

literaria. 
Títul 
pur  haber  tunda 

(.le  1  •  -   En  alas  de 

tena  y  allende  el  Oci  lezas  de  la  literatura 

ñola,  reproducía  en  mis  períódk  mas  y  de  • 

i  de  SU  autenticidad  y  de  mi  valor.   Kl  sen  -r  Mc- 
nciidez  y  I 'clavo  do  n  al  artículo  sobre  la 

lestina,  y  i  un  opinand  Mar- 

celino, es  decir,  aun         . 

:ñi>  (/<■  la  misma 
tela,  sino  fruto  de  di  fe  rea  al  del  insigne  Maes- 

tro n  ■.  del  que  n  en  la 

artículos. 

la  nal 

utilidad  de  los  estudi 

minúsculas  critíc  les,  de  que 

res  habrán  saboreado  en  una  carta  a  su  hermano  un  pequeñi 
■  ejemplar,  muestran  cuánti  i 

el  análisis  y  la  in  i  1  en  el  jui< 

rio  di 

la  mirada  i  j 

que  • 


Registro  de  las  personas  citadas  en  esta  obra 


Pace,  226. 
Aben  Tufail,  226. 

Al  -KKKMANN,      t$,      1  5<>.      383. 

Adame  de  Vargas  y  Jiménez  (Sera- 
fín), 229. 

•  ito),  339. 
•  le  del),  22-,,  457. 
ACUXLAI   (María  d' 
\'. ni  \r  (Rafael) 
\. .ni  \k  v  Cueto  (José),  230. 
Águilas  \  <  .mi  m  i  (Caj 
Ai.ru  \n  y  Ribón  1  Fr  mcisco),  230. 
Aguí  tai  (Francisco),  147.  148,23o. 

•  ke  (Ignacio  -'30. 

Aguirke  (Juan  Femando) 
477. 

3  J. 

223, 

"¡'.    7. 

Al  V.M.1 
A  I  V  \  M 


Ai.varez  de  Toledo  (Gabriel),  221. 

95,  185,  1%,  467,  499. 
Ambri  177. 

■ 

LA,     183,    2l8, 

Í43i   547.   548. 

:|7- 

1.  367- 
;     23I. 

-'.V- 

'1 

231- 

Manuel    Mar 

-íi- 

'?• 
231. 

r     de), 

37 


578 


REGISTRO  DE  LAS   PERSONAS   CITADAS   EN   ESTA  OBRA 


Arias,  516. 

Arias  Montano  (Benito),  146. 

Arias  Saavedra  (Francisco),  65,  231. 

Aristóí. 

Arjoiu  (El    '■■  lístente),  191. 

Arjona  (José),  100. 

Arjona  (Joeé  Maria),  232. 

:  inud  María  de),   32,  36. 

41.  44.  46.  49,   59.  77.  78,  79,  '52, 

183,   025,  394,   $95,   4.57.  554.  561, 

567,  572. 
Armida  (Migut¿).  232. 
Armstrong  (R.  Jorge),  186,  189,  191, 

192,  197,  203,  467,  499. 
Arteaga.  551. 
Arriaza  (J.  B.),  98. 

^L'ER,    96,    97. 
AVERROKS,  226. 

Bacon  (Roger),  32,  195,  561. 

Badillo  (Manuel  de),  232. 

Bagster  (Mr.),  437. 

Baldwin.  440. 

Ballesteros  (General),  78. 

Ballesteros  (Manuel),  232. 

Barca  (Padrt 

Barranco  (José),  141. 

Barreda  v  mcisco),  232. 

Barreiro  (Maria  Antonia),   152. 

Barreiko  (Maria  Franc 

.i».  152.  393.  4?i.  4''.í. 
Barrios  (Jo 
Barrios   y  Ruiz   (Antonio  José  de), 

iíartiielemy,  34. 
Batiiurst,   129. 
Batteux,  34. 


Beck  (Lucas),  48,  57,  66,  67,  79,  90, 
101,    116,  199, 

200.  209,  212. 

Beck  y   Cahill   (Cecilia),  210.   211. 

Beck  y  Cahill  (Lucas  Eduardo),  -ckj. 

Beck  y  Cahill  (María  AnaV  209. 
210,  426.    . 

Beck  y  Cahill  (Tomás),  209. 

!73- 
Belmcn.  ::     .'21. 
Bello,  138. 
Ben  ZtiiK   . 
Bernard  (Qandio),  326. 
Bernardo  de  Quirós  (Joaquín 
Bérriz  (Vicente),  332. 
Besskry,  123. 

BtVAM   (K.'lo   William).   375. 
Bishop  (Charles),  116,  146. 
Bishop  (Enrique),  116,  tía. 
Bishop   (Guillermo),    116,    130,   138. 

139,  140,  144.  i4<..  141J.  151,  185,  186. 

20a,  436. 
Bishop  (Luisa),  212. 

BlACKM/RNI 

Blair,  557. 
Blanco  (Bárbara),  16. 
Blanco  (Francisco  Javier),  16. 
Blanco  y  Crespo 

I  too  Ferai  I 
11.  14.  93,  ,--•  80,  Bi, 
86,  90,  92,    93,    94,    98,    100.    101. 
102,   103,    104,   105.   106,    107,    108, 
109,   114,   115.    n<>.    u,-.    11"- 
133.    126.    135.    130.    1 
•  196,    204,   .  4.   215.    216, 

817,  219. 
Blanco  y  Crfspo  (Guiü 

23- 


REGISTRO   !>K    LAS    PERSONAS    CITADAS    EN    ESTA    OERA 


579 


Blanco  y  Crespo  (María  de  la  Salud 

Fernanda),  22,  52,  59,  121. 
Blanco    y    Crespo   (Teresa    M 

22,  51. 
Blanco   y  Morroch    (Ana  Gabriela), 

17,    18,  22,  29,  78,  80,  89,  90,  101, 

106,   mi.   114. 
Blanco  y  Mokrogii  (Martolom 
Blanco  y  Morroch  (Guillermo),  14, 

17,  18,  20,  21,  22,  24,  25,  26,  27,  28, 
29.  30.  38,  39.  4i.  42,  43.  44.  4S 
57,  66,  67,  118,  120,  122,  123,  219. 

Blanco  y  Morroch  (José).  17. 
Blanco  y  Morroch  (María  Fernan- 
da), 17,  57.  79-  So- 
Blanco  y  Nangle  (Guillermo),  16,  17, 

18.  22. 

Blanco  y  Olloqui  (Guillermo).    141. 

147,   189. 
Blanco  y  Olloqui  (José  María».  11. 

64.  166,  174.  175.  176,  183,  190,  196, 

210,   219,    394.   4-' i-    4-'-'.    4-3-    433- 
Blanco  y  Olloqui  (María   Hncarna- 

ción),    141.   174. 
Blanco   y    Olloqui   (María   Gertru- 

*;?■ 

Blanco  y  de  Quintana  (José  Maria), 

Blanco  y  Valdenebro  (Mariano),  n. 
Blasco  y  Gutiérrez  (Franci- 

vier).   -'33 
BdHI 
1  '■  < > n  1 .   ( Juan    Nicolás),    105. 

Bou  iau   Doral  u 
Boj  montón  1 1  ord ' 
\h  (Simón  1.  384. 

l'.i.NMMI.     !' 

453.  457- 


BONIFAZ,    104. 

Bravo  (N'icolás),  384. 
Brittain,  124. 
Bsom  (Adam  de),   179. 
Bkowne  (Cecilia),  14,  16. 

\    y   Po.nce   (Francisco),  233. 
-33- 
H.)i  219. 
Butler  (Charles),  159,  176,  465,  466, 

169. 
Butler  (Ricardo),  159. 

I'.YRON,    410. 

Caballero  (Juan  Luis),  233. 

Cabantbs,  396. 

Cabello  (Bartolomé),  233. 

Cabeza   y    Salgado    (José   Antonio), 

233- 
Cadalso,    222. 

(el  Beato  Fr.  Diego  José  de), 

237,- 
Cádiz  (Juan  de),  234. 
Cahill  (Tomás),  17,  18,  48,  79. 
Caiiiii    y  W'iiite  (María).  57.  66.  79, 

101. 
Caldera  di  Hekkdia 

la  Barca,  i<>4.   i 

?'.í- 

I    y 

"4 

■ 

Campbell,  ]4-\  151,  it<>.  444. 
509. 


=;8o 


.    ESTA   OIWA 


*3t- 

-'35- 

-35- 

;o.     144.    IJ<>.     148. 

aterra,  13. 

•   1 1  «le  Inglaterra.  13. 
III.   167.   . 
5>3- 

•    454.  457. 
157- 
396. 
\a.   reina    de   Inglaterra.    \2j, 
uS.  139. 
Carra? 

rOfl    (Juanl.    _ 

Cari  i 
Carrii.i 

f'vRKIi 

o  de    Paul 

O,    106, 

le),  147, 


Cerero 

Cere- 

Cerro  (Francisco 

Cervantes.  444.  300,  516. 

ClD  y  Carrascal  (Joequíi 

ClENFl'EGOS.    514. 

:incisco  de 

nonio    Ma- 
«'lairan 

-36. 

¡ 

v  (  An- 
tonio 

v.  440 

• 

'••  437- 
146. 

XX 


REGISTRO   DE    LAS    PERSONAS    CITADAS   ES    ESTA   OBRA 


581 


Crespo  y   Nevé   (Josefa  Alali 
75.  80.  i-W 

laria    Gen: 
iS.  19,  20,  31,  2--  jo,  40, 

41,  49.   85,    111.    120,    132,    133,   134. 
219,  462. 

!.!.,    13. 

Choz  '  fuati  de  la),  237. 
1  Manuel),  ^7. 

Ciiannim,    (Doctor),    195,    206,    214, 
436,  ?0<>.   JOI,  y^,  560. 

Chichón  (Rafael),  237. 

Ciiildkkn'  (Mr.  y  Mjísn ) .  71,   111. 

ChillingwoktBj  52, 

CBRISTIE    I  Familia),    161,    165,    167, 

181,  182. 
Cbsistie  (James),  125,  126,  141,  142. 

144.  148,  149- 

¡11.  (Miftress),    145,   148,   151. 

Daniki.  (F.l  ProtYt.. 

Daniell,  181. 

Diloado,  -•-.•<>. 

Delgado  (Lorenzol,  237. 

Delgado  y  Soto  (Florencio).  338. 

DESCARl  ES,  -'-'2. 

jai, 

Dhekbes  i  Francisco),  47. 

1  Iaza,  226. 

■J 
I 

238. 

DÍAJ    1 

23a 

DlCKIM 
DlEOüB    I 


■■  SS3- 

'    N'->.  377- 

María),  238. 
-  Juan  N'.i,  238. 

-nardo),  239. 

Doye    v    Pelarte   (Marcelo    i 

ñora),  144. 
493- 
Droz  (Mr.  i,   134. 

•  4- 
[r.),  80,  113. 

444- 
.     116. 
.  500. 

■  54^- 

EbUAEDO   III    DI    lüOLATEBEAj    179- 
ECIDIl 

•  ¡    VIH    de  Inglaterra,   14. 
EeasmOj  480. 

■   500. 
I  Antonio    Ma- 

I  M.noNADo    Y    Tello    dk 
n    (Miguel),    240- 

-■40. 
1      ¡45- 
• .  96. 

•  '    574- 

l 

"7- 
Fedeeu  240. 

Feijóo  ;o,  ¿2. 

Ftl.IPE   II,    14''.    ; 


-TRO  DF.    LAS    PtR~  B    EN    ESTA   OTRA 


-16. 

.596. 

559- 

1'frn  \  ■  (Francisco). 

559- 
FERNÁNDKf   ;  i  [lian  Anto- 

nio), 240. 

43- 

NDBI    Rojo   y   Oh* 
-A '  • 

FERNÁNDEZ    Sol-KK  241, 

sdo  \  I.  16,  7& 
Fernando  VII,  <m.  gg.  116,  37 
457- 

ln  HTE,   203,  4.Í0.    500,    5'M- 

(V   Reinoso 

u  ia  .  i.) 

Francisco), 

.41. 
Moreno  (J°ríe)i  J4'' 


tAYOR  Y  L.M-rr.STE  (P«dr. 

.  561. 

:•  i-  Rfo  (Joaquín  di 

.  226. 
uutsfto  (Juai 

kdo  (Bartolonu-  I 

SO  (Juan  N'icasio).  96,  39Í 

Galleco 

Galleo.. 

García  (José),  -'43 

García  (l'c<Jr«> 

I    \|,IM  \  s   Loyoorrj  1 M 

-M3- 

-'43- 
•  crreiO, 

García  Luna 
García  Mora 

\     ^LCAIATI    t  Miguel). 
García  I 

244. 

Maria), 

210 

■        ■       ■ 


REGISTRO  BE   LAS   PERSONAS   CITADAS   EN    ESTA   OBRA  S¿3 


GlBBO.V,   472. 

Gil  (Manuel),  245. 
Gil  y  Zarate  (Antonio),  222. 
Giles  y  Carpió  (Miguel), '245. 
Godoy,  42,  60,  61,  62,  97,  98.  101,  45; 
456,  457.  510.  5*3- 

GOLDSCHMIDT,   175. 

Gómez  (Francisco  Victorino),  245. 

GÓMEZ  DE  ACOSTA  (José),  245. 

Gómez   de  Espinosa  (Antonio),  245. 
Gómez  Hurtado  (Alonso),  245. 
Gómez  Muriel  (Juan),  245. 
González  (Francisco  de  A.),  245. 
González   (Reverendo    Padre 

tro  Fray  Juan  Ramón),  245. 
González  Aceyjas  (José  María),  245. 
González  Andía  (José),  57,  66. 
González  Calvo  (Pedro),  140. 
González    Carvajal    (Tomás),     124, 

*46,  437. 
González    de    Ceballos   (Jerónimo), 

246. 
González  Centeno  (Valentín),  246. 
González  Cuadrado  (José),  246. 
González  de  Haro  (Francisco),  246. 
González  de  León  (Antonio  1    . 
González  de  León  (Félix),  .'2j.  -'47. 
González  de  León  (Juan  X. ).  -'47. 
González  de  León  i  Francisca 

w.ez  de  la  Rasilla  (Vítente), 

<H7. 

si.ez  Torrks  un  Navarra 

247- 
<  .fiKinu.o  (Diego),  ¿47 

GORDON,    140,    l6l. 
GORDON  (Iv 
fjORDON   (Sil 

GORDON  Y    llURPHY,    Xj    j.     104,    I>4. 
117,    121. 


GOUGH  (Alicia),  16. 

Govea  y  Agreda  (José),  248. 

Goyeneta  (Joaquín).  248. 

Granada  (Fray  Luis  de),  554. 

Granadino,  145,  176. 

Guerrero  Zerón  y  Cansinos  (Agus« 

tin),  248. 
Guerrero  y  Zerón  Vega  y  Cansinos 

(Manuel),  248. 
Guichot,  22¡. 

M..vi    y    Añorada    (Antonio), 
248. 
Guillelmi  y  Andrada  (Jorge  Juan), 

221,  248. 
Guillen  de  Morales  (José),  248. 
Guizot,  512. 
Gutiérrez  (Isidoro),  95. 
Gutiérrez  (Fray  Luis),  442. 
Gutiérrez  Bravo  (Patricio),  248. 
Guzmán  (Tomás),  248. 

Hámilton  (William),  80,  90,  93,  114. 
Hámilton  Thon  (John),    14,  53,  96, 
203,  204,   206,  210,  218,   364,   436, 
|8i,  484.  488.  498,  501,  503.  505. 
Harley,  562. 
Hartley  (Doctor),   132. 
Harwey  (Mr 
Harwey  (Samuel),  219. 
Hawkins,  500. 

564. 
Heine,  497. 
Iln  vecio,  562. 
Hf.mans,  17N. 

oía),  499. 
Hf.nog  ( I 
ritKRl  (Mr),  510. 
Herbert,  561. 
Hermann  (Manuel 


Hers 
IIekn 

Herrera  (Fernaiv' 

• 
He  í  i 
Hebri 
Heuska  (Ju 

I  I  E\W 
HlRÁI 

HOBBl 
HOLBAl 

rique),  12a 

Hou.v 

•   uo.  1J4.  125,  '-" 
M.í.    150,   151.   [52,   154.   160,    iói, 

■ 

. 

i,  554. 
Howi 

155. 

hlARBUR 


[ZNAtOT 

/  (Manuel 

251. 

'•    155. 
Jokgb  IV  •:  [Si, 

JüAM    M\Nl 
JUKAOI 

K  un 

174- 

l.\  Hai 

410. 
105. 


REGISTRO   DE    LAS    PERSONAS   CITADAS    EN    ESTA    OBRA 


585 


Le  Bossu,  34. 
legendre,  205. 
Leibniz,  32,  563. 
Leiva,    / 

I'into   (Pedro   de).  253. 
León,  204. 

Luis  de),  400,  57-'. 
JUB  (Carlos),  959, 
Lewis,     195. 
Licio  (V.  Lista),  528. 
Lista   (Alberto),  31,  33,  34,  5 
73.  76,  77,    78.  79,  80,  xi.   - 
86.  94,  95,  102,  104,   122.    125,   128, 
i36-    '39.    146,    f53,    157.   158,    ">4. 

185,    204,    205,    209.    211,    213.    815, 
ajó,    317,    -'->    -'-'4-    --'5.    3^4.    394. 
395.  397,   401.  409.  437.   5'<>,   556. 
559.  560.  566,  567.  5<S8.  ?7-'.  574- 
Lista  (Juana),  214. 
'95.  561. 

LOCKKS,    159. 
LOGIER,    127. 

I  6raz  (Joaquín),  2^1,. 
LÓPEZ  (Juan.),  253. 
Lófbz  (Miguel),  253. 
López  de  Castro  (Francisco  <lc  l'.i. 
,-4.  aaf 

h'ero  (Manuel),  73.  77. 

253- 
López   di  Ii.lán  (José). 

I'.m.ma  (Antonio),  -■.).  - 
Lora  (Diego),  166. 
LorA  (José  Fern.i 
Lortte,  2y.  35,  asó. 

e  (Jote),  73.  7 
K4,  ., 

105,      I06,       I08,       KH).       II4  I    ! 

"■-',     175, 

Lom  XIV,  516. 


.riel),    254. 
Lutero  (Martín),  463,  504. 
Lynch  <  Isabel),  16. 

(José  de),  254. 
Llórente.   157,  210. 

Máckintosh.  3X4. 
Macores  (1 

Ma<  hay  (Mr.),  440.  441. 
Maestre  (Juan),  254. 
Maestre  y  I  «salve  'Ni- 

colás). 234. 
M  liguzz,  514. 
Malcamp  (Reverendo  padre  fray  Jo- 

Malcampo  (Manuel  Timoteo),  255. 
Maldoom  (Mr.),   103. 
Mu  -1. ara  (Juan  de).  222.  225. 
Mai.v  i 

'  I  •        ■ 

Mantón  ),  79. 

(María  Franciat 
Manrique  (Jorge), 
Manara  i  Miguel  de),  38. 
Margarita    (sirviente    de    Blanco), 
ais, 

M  \RÍA 

Marmol  (Ignacio  María  del),  255. 
M  \rmi>!.  (Juan  del), 
NLvkmc*.  (Manuel  Maria  del).  31,  32, 
100,   191,    190,    205, 

21!.    21''.    -M7.    . 
M  \hoi  103. 

ticgO    José). 

Marsb 

Martín    Navarra    (Marcelino) 

Martinku-,  194. 


5& 


¡  RO  DF    !>S    PERSONAS    CITADAS    EN    ESTA   OBRA 


Martínez  M< 

Martínez  de  la  R<  sa.  410,  511.  512, 

558. 
Martinón  y  Hernández  (José  Hila- 

rio\ 
Matoni  (Juan  Bar.- 
Matute,  47,  146,  225.  256. 
MaüRY,  410. 

MaüRY  y  Castañeda  (Juan) 
Mayans  (Gregorio) 
Medina  (Manuel   Francisco  tic).  256. 
Mejía  Carreto  (Pedro),  257. 
Mejía  Huertas  (José),  257. 
Mei.hourne,  206. 
Meléndez   Vai.dks   (Juam.  401,   402. 

45".  571  • 
Melero   (José    María), 
Mena   (Juan  de),   164. 
Mena  y   Fariñas  (Alonso  i 
Mi  -nuez  Uejarano  (Mario),  65  (nota). 
Mendicuti   (Juan    N.i 
Mendiha  (Juan   \\),  --57. 
OZA     y    Espinosa 

■57. 

97,  150, 
178,  386,  398,  396,  437i  44*  44ft 
454.  49a,  537,  55  575- 

i.iuucl),   257. 

130. 

359- 

1         *&7- 


Mona k des,    S 

MoHSALVZ   (Pedro  de).   257. 

Momtenegro  (Joaquín),  1 
Motrmgtrou,  [51 

Montgomerie  (Fannvl,   139. 
Montilla  y  Puerto  (Cr 

Mooke  (Familia).  So,  100,  106,  111, 
112.    125.    144.    '  •  ISIi 

161,  170. 

Moore   (General   y   fam: 

'45- 
Moore  (Thomas).  188.  i8g.  475.  470. 

477.  479> 

de),  258. 
Mura   (Jo«í    Joaquín   de).    158.    173. 
Morales   (Joé 
Morales  (José  Isidoro), 
Morales  y  Gallego  (Juan  Bautista), 
-58. 

-    \     Pl  KtV 

Moratín  (Leandro  F.  del    456,    5 14 
Morí  i  m  (José  MarU),  384. 
Morí  •■  35. 

MORÍ  M>   I  .\ki\- 
MoRETO,    1(4.   442. 

M.1KILI   \ 

Morit  Chambaos 

MORQOECHO   (Juan 
MORROOH    1  Ana    .Vwlrca 
MOIROGB  17. 

Morrogii  (Caballero 

MrtZART,      I".» 

Mt  i.  103. 


REGISTRO  DE    LAS    PERSONAS   CITADAS   EN    ESTA    OBRA 


5*7 


Muñoz  el  Bueno  (Andrés),  223. 
Muñoz  del  Castillo  (Juan  Jo-' 
Muñoz  y  Delgado  (Joaquín).  259. 
Muñoz  de  Sotomayor,  177. 
Murat  (Joaquín),  457. 
Muratori,  32,  39. 
Murillo,  70,  222,  225. 
Murphy  (Corone!),  '>->.  95,    111.    114, 
115,  124  152,  167,  174 

MURRAY,    159. 

Murta   y   Guisado  (J.    María),  259. 

Nadal  (Bartolomé) 

Nanole  (Felipe),  16. 

Nangle  (Juan),    16. 

Nangle  (María),  15,  16. 

Nangle  (Patricio),  16. 

Napier,  153. 

Nai-ier  (Macvey),  51 1. 

Napoleón  I,  64,  72,  98,  102,  105,  106, 

372.  373.  457.  563- 
Navarro  (Jacobo  Vicente),  259. 
N'eander  (Juan  A.    Guillermo 

436,  481. 
Nebrija  (Antonio  de).   222. 
Neira,  574. 
Nevé  (Felipe),  20. 
.Vu't    v  Paiiii.i  \  (Teresa),   19,  22,  41. 

Nl.VVMAN,      I7H. 

Newton,  222. 
Niciioll  (Doctor),   116. 
Km  bou  iMí-s).  11. 
Nieto  de  Pina  i  I  -60. 

11    iProf.).    1891 

Norton,  203,  4,í''  1  1 
Nostemi  11  (José),  260. 
Nül  '14. 

11  y  Díaz   i  --6o. 


Olavide  (Juan  Pablo).  22¿. 
Oi.givies  (Mr.),  180.  184. 
Oliva  (Pedro),   m'1- 
Olloqui   (Familia  de),   80. 
Olloqui   V   Estrada  (Joaquín: 

190. 

1  y  Estrada  ( Jo-é  Maria),  85. 

190. 
Olloqui   y  Fstrada   (Juana   María). 

85,  148,  165,  166.  196.  198. 
Olloqui  y  Estrada  (Manuel),  85. 
Olloqui    y    Estrada    (Pascua! 

122.  158,  168,  190. 
Olloqui  y  Gaiombi  (José  Luis),  85. 
Olloqui  y  Nevé  (Lope  de),  85,   128. 

260. 

r.  (Andrés),   16. 
<  I'NeaLE   (Diego),    16. 
O'Neale  (Isma),  16. 
Orüovás   (Juan),   261. 
Ordovás   (Pablo).   261. 
Oriiiuei.a    y    Morales    (Fratu- 

Ormond  (Duque  de).  13. 
Ortiz  164. 

Ortiz  de  Ziñi'.a   v  Garayo  (Juan), 
261. 

(Francisco  Javier  de),  a6i. 

'.  225. 

17. 

vvi.R  (Bernardo),  262. 
Palacios   Malaver   (Juan 

'.illiami.    89.     I«6, 

173 

Pamdi  .'  íel),  2d2. 

I'ARDI'- 

PARIAS  v  Ramírez  (Joaquín  de),  JOj. 


n.r.iSTRC 


Parma  (Duque  d\ 

Park  \  ;,g6. 

Knight  i  Ri 
ríncipe  de  la),  513. 

N    574. 

'-'5 
[25. 
Pkrkika  (Agustín  de),   14''. 
Pereika  v    Morilla  i  Juan  del.   146. 

175. 
Pereí i 

- 

Bravo  i  1  H< 

Votonio  Xavii 

181. 

193- 


vittLi    (Juan 

- 

I'iitt   (Arohidii 

500. 

S°  <•' 

266. 

■ 
138, 

.•66. 


REGISTRO   DE   Í.AS   PERSONAS   CITADAS   EN    ESTA    OBRA 


Raí  i;i!Onk,  214. 

Ratiii-. 

Reinoso  (Félix  Jo    1    22,  33,  55,  60. 

75.  7''.  77    ' 

i-'.í.    i-'*.    i.V'.    1; 

223,  224,   -'^5-  359.   3&>.  361,   394- 

395.    W,    V 

lando),  266. 
Renard 

127.  '.Vs.  M5-  154.  155.   <:7. 

;.  [82. 
RevULA  (Manuel  de  la), 

\l  BF.RTI,  266. 

1  (Francisco  de),  266. 
390. 
Rikf.ra  (Luis  <le),  221, 

.    n.ÓN,   287. 

ral),  153, 
Rfo  I  5TRADA  v  de  Olloqui  I  Lorenzo 
Ignacio),  267. 

3TSADA   V    DF 

(Juan  Ignacio  de' 

I    267. 
Rivbso 

176. 

■   '54' 

RODA       I  ' 

RODR 

■  y./.  (Juan   V 

269. 
Rodríi 


Rodrícuez  v  García  (Francisco 
Rodríguez   v   González  (José).  269. 
■         ález  (Juai 
icolás),  269. 
Rodríguez  del  Pino  i  Diego),  270. 

DE2  he  la  Ribera  (José),  270. 
10  (José   María), 
270, 
Rodríguez  y  Rome  María), 

270. 
Rodríguez  de  Valcákcel  (Antonio), 

Rodríguez   de   Vera  (Gabdiej),   270. 
Rodríguez  i>f  Vera  (José  María),  271. 
Manuel  Anto- 
nio), 271. 
Rojas  (Miguel  Alfonso  de),  271. 
Roldan,  -■--.  272, 
Rollix,  34. 
Romero  (Franc 
Rosa  (.! 

170,  172,  173. 
" 

-7.V 

- 

Mai    ■     losé),  273. 

1  ■ 

-T4- 

ibio  (Rodrip 


59o 


>  EGJÍ  .    ESTA   OBRA 


Sandebs  (Mr.).  151. 
San  Fe.     • 

Castillo  (Antón. 
lKLLA  (Ant< 
SahtaBXA  (Macse  Rodrigo  de  |,  . 
Santander  y    Villavicencio  (Lean- 
dro), J76. 
Santo  Tomás,  43,  551. 

-    Domínguez  (Francia-, 
'adre).    143. 
Scott  (Walter),  444. 

I.INC,    564. 
S'   illLl.ER.    207. 

Schram  191. 

Segovia  i  \ngd  Marta) 

\.    7. 

183. 
k,  66.  362. 
Servet.  7. 
Skvxi  i  \  (  Fray  Juan  Nepomuceno  de), 

276. 
Sbvii  la  i  Luis  Antonio),  276, 
Sevilla  i  Fraj    M  1  .-76. 

ShAXSPEARK,    138,    : 

S^S.  573- 

SllUITI.EWOBTIi     (Doctor).     1  16. 
Silva 

380. 

¡    553. 

"■    I -'4. 

1 51 . 

■     '7'- 


Sotelo   (Manuel  María),   277. 
Sotosahchbz  (Isabel   de),    143. 
SotosAnchex  (José  de),  146. 
South e y  (Roberto).  444,  445.  460,  466, 

469-  499,,  514,  $<*>■ 
Spencer.    195. 
State  r  (J.),  86. 

Stdart  Muí,  197,  202,  500,  560. 

SlÁkEZ.    559. 

SfCRAMi's    1  Ramón  Juan),  278. 

Sl'THERI.ANl»    (DoCtOfl.     .M4. 

Tu>  y   Nvñez  de  Rendón  (Nicolás), 

T.W1KA,    60. 

Tsjkia  y  Rirsoto  (Sebaatiáa  de  la), 

iquin),  99. 
Tbnouo  y  <  1  iruel).  99. 

Tenorio    y    riuai 

-"Tí- 
TlBERCHIRN, 

»,  33>  444 

T11.11 

itu   (Antonio    Maria).   . 

Narci- 
so I 
Torre  (Jote  Joaq 

279. 

Torráis 

Tovar  (Simón  de),  - 

Townsrnd  (  Mi  i 

TVu   d' 


REGISTRO   DE    I.AS    PERSONAS    CITADAS    EN    ESTA    OBRA 


591 


Ulloa  ("Antonio  de),  221. 
Ulloa  (Bernardo),  231. 
Ulloa  (Martín),  221, 
Uriarte  y  Fernández  de  Landa  (Joa- 
quín), 165,  166,  280. 
(JuUBTÚA  (Francisco  Javier),  280. 
Usky  (Doctor),  178. 
Usoz,  176,  392. 

Vacquek  (Eduardo  .Adrián),   49,  50, 

233.  394.  402. 
Valcárcel  y  Vargas  (Alvaro),  280. 
Valdés  (Almirante),  -'21 
Valer  (Rodrigo  de),  516, 
Vai.era  (Cipriano  de),  516. 
Vai  mar  (Marques  de),  5,  34.  75.  521. 
Valvekde,  226. 

Valvidares   y   Longo    (Ramón),  280. 
Vargas  (Antonio  de),  280. 

Lope  de),  164,  442,  516. 
Vega   y  Méndez   (Francisco  de  P.), 

280. 
Vega  y  Tamariz  (Pedro  de),  281. 
Velázquez,  225. 
Velázquez  y  Reyes  (Francisco),  281. 

¡gutz  y  S\nchez  (José).  453. 
Vera  y  Limón  (Diego) 
Ykronense  (Paulo  Emilio),  468. 

1    y   Domenech  (Pascual).  28-'. 
Victoria  (Guadalupe).  384. 
Victoria  (Reina  de  Inglatcrr , 

495- 
Vidart  (Pedro),  283. 

Vn  \.   167. 

>    85. 

Vll.LIF.RS    (O   ' 

Vi\,    1  Um.i).   16. 

88. 


Viñals  y  Rubio  (Marcos),  88, 
Virgilio,  360. 
Vischer,  559. 

VoLTAIRE,    562. 

Walthon  (W.),  441.  442. 
Walton,  514. 

am  (Mr.),  80,  90,  113. 
Weli.esley  (Henri),  80.  90,  95. 
Wellesley  (Ricardo),  87. 
Wellington,  >k>,  84.  372. 
Wetherell  (Juan).  y¡,  115,  116,  117. 
14(1. 

WlI.VIELY.      I7H.       l8o.      183,      187.     188, 

189,  192,  103,  194.  203,  206,  498, 
500,  501, 567. 

v  (Eduardo).  187. 
Whatkly  (W  ;  203,  204. 

Whitk  (Carlos),    15. 

Whiti  (Eduardo),  14. 

YViiiTE  (Fernando),  63,  64.  134,  135, 
14-'.  149,  150.  155,  156,  161.  164, 
[65,  168,  169,  170,  171,  172.  173, 
174.  175.  176.  198.  199,  201.  207. 
208.   312,  213. 

Whitb  (Juan),  16. 
WiiiTE  (Patricio),  14.   if>. 
Whiti   (Ricardo).    14.  99. 
Wiiite  (Tomás),   14. 

W'lIlTE     BrOVi'NE  l6. 

Whiti  Fitz  Gerald  (Thomai),  14. 
Wiiite   N'wir.   (Al-oon).    15. 
Wiiite  Nasgle  (Pablo),  1?.  16, 
W  11 1  i  '    16. 

WlffBM  (Benjamín  B.),  441. 

WlIBERFORCE,     126,    129,     I73,   375. 

\\  1 1  I  I  ■  ' 

Williams  (Julián   B.),  219. 
Wou 


\S   EN   ESTA   OIWA 


fl     ¡51.    154. 

-  '4- 
Zambraka  (Juan). 


Zambra.no  y  GofZOR*  (.Loretu 

Zamora,   137. 

Zapata.  137. 

Zapata  (Carlos   J< 

Zatas  170. 

Zl'LUETA.    l'>4.    -'O" 

1  (Clemente 

ZuRBAR.S.N,    . 


ÍNDICE 

■■■■i'CCIÓN,    5. 

CAPÍTULO  I. 
Genealogía,  familia  y  nacimiento  de  don  José  María  Blanco  y  Crespo. 

Residencia  en  Irlanda  de  los  ascendientes  de  illanco;  persecución  de  esta  no- 
ble familia.  1.1-14:  genealogía  paterna.  14-10:  venida  a  F.spaña  de  don 
Guillrnin  Blanco  y  Mangle,   i6¡  confirmaci       di    nobl  familia 

por  Felipe  V.   16;  español izaeióc  del  apellido  White:  casamiento  de  don 
Guillermo  con  doña  Ana  Andn  rrimonio:  fa- 

llecimiento de  d"ii  Guillermo  convenio  mercantil 

entre  don   Thomai   Cahill   y  don   Guillermo  White   Morrogh:   Hu< 
Punta  en  Tablada;  enlace  de  don  Guille  ■  Morrogh  con 

doña  Mari  1  Gertrudi  familiares  de  doña 

María  Gertrudis,   19;  interesante  c 

19  20;  vínculo  de  Olivan  '.uil'er- 

djo  y  doña   Mai  21;  nacimiento  de  don  I 

Crespo,  _>i  :  su  te  de  bautismo.  22;  herma]   ■    de  Blanco,  ---23. 

II. 
Niñee  y  primera  educación  de  Blat 

Proyectos  ríe  don  Guillermo  ei  24;  aislamiento  j  me- 

lancolia  de  la  nifiex  d<     : 
ción  literaria  *  apret  antípa- 

prlmi  !  ritma- 

- 

Tomás.  28;  influjo  . 

se  de  Lógica  de  los  D01 

3* 


ÍNDICE 


•   :rri.o  III. 

Esludios  superiores. — Amistades  de  Blanco. — Lo  Academia  de  Letras 
Humanas. 

Conocimiento  de  Blanco  con   Mármol:  iniciación  en  alpunas  rama.-  cienufi- 
m  la  Literatura:  influjo  de  la  amistad  de  Mármol  en  el  carácter  de 
Blanco,  31  ;  progresos  y  perfeccionamiento  en  los  estudios  superi' ■ 
renombre  en  la  Universidad:  amistad  con  Arjona:  aprendizaje  del   fran- 
cés e  italiano:  primeros  ensayos  poéticos  de  Blanco:  influencia  de 
en  la  dirección  de  su  espíritu,  32;  relaciones  en  la  Un 
y  Keinoso:  creación  de  la  Academia  de  Bellas  Letra- 
resultados  :  primeras  poesías  de   Blanco :  Academia  de  Letras   Humanas : 
éxitos  de  Blanco  en  la   Academia:   premios  alcanzados   j<or   sus   b 
lectura  de  autores  franceses:  su  cátedra  en  la   Facultad  libre  de  Letras  y 
(.  ¡encías  establecida  por  la  Sociedad  patriótica :  grados  en  FOosofil 
33-35- 

Capítulo  IV. 
Principios  ie  Li  corren  eclesiástica* — Amores  ideales. — ¡:l    ' 

Fortaleza  de  Blanco  en  la  fe  católica:  ejercicios  piadosos:  dirección  de  tu 
conciencia  por  los  religiosos  de  San  Felipe  Xcri :  progresos  de  Blanco 
como  violinista,  36:  adjudicación  de  una  capellanía  y  ordenación  de  meno- 
res: su  disgusto  por  el  estado  ■  .  n  los  ejercicios  ecle- 
siásticos: amorosos  sueños  de  adolescente:  sus  comí 
excursión   ■   Sanlúcar  j    Cád:. 

del  Oratorio:  episodio  en  estos  eje:  inte  los 

votos  que  iba  a  pronunciar:  alternativa  entre  la  Iglesia  o  el  escritorio.  40. 
41  :  traducción  del   poema  pa  i  del  ^adre   Andrés  Triz.  de  la 

tñía  de  Jesús.  41  :  muerte  de  la  abuela  materna  d  -ado  de 

bachiller  en  la  Facultad  de  Teología:  ordenación  de  subdiácono,  41. 


V. 
mayores.—  Gmiüermo   If7ii/r. 

Aumento  de  libertad  para  Blanco,  una  vez  ordenado  1  ¡n- 

justini  '  ierno  espafii  nfllenno  Blanco  por  haber  ejer- 

cido el  cargo  de  Cónsul  británico  en  Sevilla-  incory  1   prado 

de  Ti  -una:  su  licenciatura  en  la  misma  fa- 

cultad en  dicha  Universidad:   ingreso  de   Blanco  en  el   Colegio  D 

desmando  br  briUand- 

■■  as  literarias.  42-4.Í :  ordenación  de  diá- 

•mo  a  Cañete  la  K  <n  í"Sui- 

s:i  familia  n  Alcalá  d<  -aje  de 


broicí  595 

Blanco  a  Olvera:  su  ordenación  de  presbítero:  escena  conmovedora  en  la 
celebración  de   su  primera  misa,  44-4?:  ascetismo:   estudios 

y  ñu  (litaciones,  45. 


Capítulo  VI. 

ejercicio  del  ministerio  eclesiástico. — La  peste  de  1800. — La  .\fagistralia  de 
la  Capilla  Real. 

Elección  de  Blanco  para  la  Rectoría  del  Colegio  Mayor:  casos  de  las  monjas 
Dolon  da  y   María  Francisca    Barreiro,    }'>:  epidemia  de  fiebre 

amarilla  en  la  capital  de  Andalucía:  furor  de  la  peste  y  numerosas  vícti- 
mas: ausencia  de  Sevilla  de  la  familia  de  Blanco;  grave  enfermedad  del 
mismo:  resignación  del  Rectorado,  47:  fallecimiento  de  don  Tomás  Ca- 
hill:  oposiciones  de  Blanco  a  una  canonjía  de  la  Cátedra!  de  Cádiz:  su  nom- 
bramiento de  examinador  sinodal  de  la  diócesis:  nuevas  oposiciones  a  la 
Magistralia  de  la  Capilla  Real  de  San  Fernando,  en  la  Catedral  de  Sevi- 
lla. 48;  su  nombramiento,  50. 


fnn 0  Vil. 
0,    magistral. — Evolución    de   su   pensamiento. — Ocupaciones   literarias. 

Comienzo  de  tila  lucha  profundo  dolor  por  la  muerte  de  su  her- 

inan.i  aumento  de  nía  duda  I  carác- 

ter, 53;  cilebre  sermón  a  la  brigada  de  Carabhi  ro  en  la  íii  sta  de  su  Pa- 
trón San  Fernando,  ?.?-  iratoria  y  asistencia  a  distingui- 
das reuníoni  :  r.  situación  moi  '<"a,  54- 
;í>;  di 

obras   francí  tes  interiores  '     emigración  a  los 

isa  mercantil  de  don  Gni- 
Uermo    Illanco:    explica   Blanco    Literatura    en   la  Real   Sociedad   Patrióti- 
'    notable  discurso  al  iniciar  sus  conferencias:  la  oda  F.l  triunfo  de  la 
fumtana,  58. 


vni 

¡  .o  ,|,.  1:1. ,n,  la  hermana  d<-  tomar  el 

tnne  pro- 

■ 
dricl     su   match  1    1    Salai      I 


596  'ce 

el  Instituto  militar  pestalozziano :  frutos  literarios:  su  asistencia  a  las  ter- 
tulias de  Quintana,  61 :  nombramiento  de  preceptor  del  infante  don  Fran- 
cisco de  Paula,  62. 


Capítulo  IX. 
•os. — Vuelto  a  SeviUa. — "f.I  Semanario  Patriótico." — Viaje  a  Inglaterra. 

ride  Blanco  a  regresar  a  Sevilla  después  de  los  sucesos  del  2  «le  Mayo 
de  1S08:  nacimiento  «leí  niño  Fernando,  63;  ilusiones  y  amor  paternal  de 
Blano  -"egreso,  64:  su  presentación  a  la  Junta  Ge- 

neral de  Gobierno  o  Junta  Suprema  odias:  su  colaboración 

en  EX  Semanario  >■'-:  misa  en  la  instalación  de  la  Tunta  central 

Ma  a  la  patriótica  solemnidad:  popularidad  de  Blanco:  informe  del 
mismo  acerca  de  la  constitución  de  las  Cortes:  invasión  francesa  en  Anda- 
lucia.  66:  se  embarca  para  Cádiz:  los  franceses  declaran  proscripto  a  Blan- 
co en  la  Ga  'aterra  a  bordo  del  "Lord  Koward": 
emociones  de  la  travesía.  68. 

Capítulo  V 

Primera  etapa  de  Blanco  en  Londres. 

Dificultades  y  km  .tico  al  divisar  las  costas  ingli  is  fi- 

amistad  íntima  con  Hoppner.  compañero  de  viaje,  69;  llegada  de 
amlios  en  tristísimas  circunstancial  a  la  casa  de  Hoppner.  en  la  capital  <lel 
Reino  Unido  neo  en  landre».  70;  sus  cavila- 

ciones: recurre  a  la  amistad  de  Mr.  Chüdren:  estudio  a   fondo  de  la  len- 
gua y  costumbres  ingle-  nsancfaa   Blanco  la  esfera  de  sus  rela- 
ciones: carta  a   sus  padres  prediciendo  la  paz  curop<  t  carta 
del  mismo  a  su  madre.  J                       ña  de  injurias  contra  Blanco  al  aban- 
donar la  península,  75 :  curiosísima  carta  de  Rcinoso  a  Blanco  con  noti- 
•  >liticas   y   <!'                                                                                  .Miela   Sevilla- 
Tas  carras  de   Blanco  a  SUS  |                             imperio  en  él  del 
Id  1                     le  da  muestra  en  carta  del  3  de  Fnero  de  18 1  t.  83- 
86:  .                                                      de  Blanco  en  iSra,  86. 

CApfTUtO  XT. 

.  .. 

'  con  Ricardo  WUlesley:  fundación  de  un 
■  '  ■  -   perfec- 

nto  i 

'Trrmosilla  a  Blati 

1   anglicana 

reformada,  88:  estudio  de 


índice  597 

la  Teología  Natitro,  del  doctor  Palcy:  su  ingreso  en  ia 

Iglesia  angUcana:  desinterés  de  Blanco:  renuncia  de  los  emolumentos  de 
su   cargo  eclesiástico  cu  .  carta  a  sus  padres  relativa  a  este 

asunto,  89-91;  su  adopción  en  Inglaterra  del  nombre  de  Blanco  White: 
dirección  politica  de  su  ;  desencanto  con  motivo  d>-  la   insu- 

rrección de  las  Américas,  91 ;  acerbas  censuras  de  los  periódicos  españoles 
por  la  actitud  de  Blanco  ante  la  insurrección  de  las  Colonias:  acusaciones 
contra  él:  tentativa  de  soborno  poi  parte  del  Gobierno  español,  oa¡  carta 
a  sus  padres  en  que  alude  a  sus  trabajos  y  aficiones  musicales,  92-94;  nue- 
va tentativa  de  soborno  a  favor  de  la  candidatura  de  la  reina  viuda  de 
Portugal  ¡>ara  la  Regencia  de  la  nación  española,  <>i :  el  Gobierno  inglés 
concede  una  pensión  a  Illanco  por  los  servicios  que  prestó  el  periódico  EX 
Español  a  la  causa  común  de  Inglaterra  y  España:  insultos  a  Blanco  en 
las  •  Ortes  '1<-  I  adiz  por  juzgarle  redactor  del  escrito  del  Duque  de  Al- 
burquerque,  95;  curioso  incidente  de  añidas  suscitado  por  los 

enemigos  de  Blanco,  96-97;  defensa  de  Illanco:  se  prohibe  la  circulación 
de  1,1  Español  en  la  península  y  colonias:  se  le  declara  reo  de  lesa  na- 
ción: encono  de  la  Regencia,  97;  .se  íunda  el  Anti-Español  por  Arriaza,  98; 
cartas  a  .sus  padres  desde  Diciembre  de  1812  al  mismo  mes  de  1813,  pre- 
diciendo la  caida  de  Bonaparte,  haciendo  mención  de  su  hermano  Fer- 
nando Blanco  en  Francia  y  otros  asuntos   interesantes,  98-107. 


Capítulo  XII. 
Blanco  en  Oxford. 

Quebranto  de  su  salud:  carta  de  consuelo  a  sus  padres,  familia  y  amigos,io8- 
1 14 ;  otra  carta  a  sus  padres  relativa  a  la  permanencia  y  nueva  carrera  de 
su  hermano  en  Inglaterra,  [14-116;  d  a  la  publicación  del  periódico  El 
Español,  se  afilia  a  la  Iglesia  nacional  de  Inglaterra:  su  traslado  a  Ox- 
ford para  perfeccionar  sus  conocimientos  de  literatura  clásica  y  teología 
protestante:  relaciones  de  amistad  con  lord  llolland,  116;  carta  a  sus  pa- 
dres acerca  de  sus  tareas  y  adelantos  de  Fernando  en  la  preparación  de  su 
nueva  carrera,  1 10-118;  gravísima  decepción  de  Blanco  al  comenzar  sus 
estudios  teológicos  protestantes:  renuncia  de  la  Mayistralia  de  la  Capilla 
Real  ile  San  Fernando  en  carta  al  Capellán  mayor  y  Cabildo,  que  se  in- 
serta, 1 18-IK;. 


1       roto  XIII. 
[huías  religiosas. — l'a>i,  1 

L.rd  llolland  la  edn  le:  muerte  de  su  padre 
don  Wuillernio  carta  ■!  '  'da  un- 
ción religiosa:  nuevo  dolor  de  Blan  hermana 
Mana  de  la  Salud  Fernanda, 

na    por   la  separación  de   su   hermano  Fernando,    '¡uc   marchó   a    Sevilla: 

carta  referente  a  i  :  reglo  de  sus  asuntos  de 


598  ÍNDICE 

intereses  di  .rta  ■  su  her- 

mano i  ifiere  a 

■    dirigir  la  .  ■  leí  hijo  de  lord 

Hollan  mprende  la  tradu. 

¡a  la  de  ¡' 
hermano,  muy  iii  .;   juicio  de  la 

la    ■!•.■   luí:'.  :    de   Blanco 

diagnóstico  de  su  i 

.  isla  de  la  Trinid  nuevas 

dudas  e   inquietudes  espiritual)  •    •.):   publica   las 

Observaciones  pr<  -  iludas  ante   el   dog- 

ma de  la  Trinidad:  estudio  del  nebí 
letón  aunen  de  su  historia  y  <! 

cia:  resume  su  pensamiento  en  un  i   los  Artícu- 

los de  la  Fe.  que  se  su 

la  fe  unitaria,   I3S-133;  fallecimiento  de  su  madre:  sentida  carta  a  su  her- 
mano Fernando,   132-134;  agravación  de  su  salud:  otras  ai: 
gracia  :.ando  a 

Suiza,  134. 

Capítulo  XIV. 
Periodo  de  acti 

dirigidas  a  su  herman  de  mucho  ínteres  i««r  los  jui- 

cios politío  d«  amor 

a  su  jiais  y  a  su  familia    desistimi  tme  disfrutaba 

■ 
históricos:  l  de  Londn 

Blanco:  éxito  «le  las  Cartas  </Y  Espato,  i.: 


\V. 

Estudios,   opmioñe 

■ 

tu  hermaní 

leí  -'  de 

Ahnl 

leudo  nobiliario,   u 

de  la  politíc 

:r   de    SU    hij 
muy   interesante:    intercede   por 

■ 


f>ir.icE  599 


Capítulo  XVI. 
Segunda  etapa  en  Oxford. 

Vuelve  a  Oxford  después  de  recibir  ti  diploma  de  Maestro  en  Artes:  su  in- 
greso en  el  Colegio  Oriel:  antipatía,  y  censuras:  envía  al  Colegio  Mayor 
de  Sevilla  un  regalo  de  libros  griegos  y  carta  recomendando  el  estudio  de 
la  lengua  helénica,  179;  sinsabores  académicos:  disgustos  y  desengaños 
en  Oxford:  se  consagra  a  la  predicación  y  al  estudio:  pesares  por  la  se- 
paración de  su  hijo,  180-181 ;  carta  a  su  hermano  relativa  al  arreglo  de 
sus  interese.-,  en  la  sociedad  mercantil  que  corría  a  cargo  de  don  Lucas 
Beck,  1*1-183;  sc  publica  London  Review  cmi  dos  excelentes  artículos 
de  Blanco:  singular  prestigio  por  su  predicación,  183;  graves  disgustos 
proporcionados  por  los  protestantes  ortodoxos  en  cuanto  a  su  conducta 
política,  183-184;  calma  en  1830  y  continuaciun  de  sus  estudios  literarios 
y  disquisiciones  teológicas  en  Oxford:  trabajos  de  iS_»8  a  1834:  visítale 
don  Alberto  Lista  en  Oxford  en  1831:  consuelo  de  Blanco  por  la  com- 
pañía de  su  amigo,  185;  no  obtiene,  por  la  saña  de  sus  adversarios,  la  pla- 
za de  organista  en  Dulwich  College:  continúan  los  periódicos  enemigos 
atacando  a  Blanco :  vindicación  por  Armstrong :  su  insostenible  posición 
en  Oxford,  180. 

Capítulo  XVII. 
Blanco     en     L)  u  b  l  i  n. 

Blanco  juzga  próximo  su  fin:  pasa  a  LHiblin  para  encargarse  de  la  educa- 
ción del  niño  Lduardo  Whately:  su  impresión  al  realizar  su  primer  via- 
je en  ferrocarril:  traduce  la  Geometría  y  el  Algebra  de  Qairaut :  paz  es- 
piritual, 187,  arrebato  místico,  188;  su  obra  Segundo  viaje  de  un  caba- 
llero irlandés  en  busca  de  religión  censurada  por  los  pietistas  irlandeses 
y  los  ortodoxos  de  Oxford:  estudio  del  alemán:  retrocede  en  su  evolu- 
ción al  unitarismo,  [89;  cartas  a  su  sobrino  José  María  y  a  su  hermano  Fer- 
nando, 190-101  ;  su  tolerancia  en  las  ideas:  acerba  campaña  de  la  prensa 
irlandesa  contra  Blanco:  le  defiende  Armstrong  j  se  establece  entre  ellos 
intima  amistad:  derivación  de  ambos  al  unitarismo:  traducción  de  un 
trabajo  teológico  de  Neander  y  relaciones  con  •  iinerta  separa- 

ción de  la   Iglesia  de  Inglaterra:  abandona  el  palacio  y  la  compañía  del 
Arzobispo  de  Dublin,  i<>3. 


Capítulo  XVIII. 
Profesión  del  unitat 

icia:  su  disgusto 
poi  la  denominación  de  unitai  uniento:  su  en- 

1110  poi  <  I    '  •  '  dc  I*  nueva 


600  fNDTCE 

fe:   renuncia  a  formar  I  '\ford:   ruptura  de 

lazos  •  u  sobrino  J< 

•Ure  la  here- 
jía y  •  ■  !     Mili:    tranquila 


XIX. 

Arrecian  los  padecimientos  tísicos  y  morales  de  Blanco:  deseos  de  abando- 
nar Inj  i  ta  de  Blanco  a  su  lien:  disposiciones 
testan                                               .  I  porvenir  de  !•_-; 

que    revelan    ¡>u   dcsmii 

indio  de  los  maestros  del  Idealismo:  su  lectura  de  la  ni»  por 

Straius:  se  coloca  fuera  del  Cristianismo,  aoa;  inicia  su  corresponden- 

Jhon    Hamilton   Thon 
>  enfi  la  literatura,  historia  y  musió.» 

tes  de   honesto  placer:   su  en:  iii¡>u:   doloro- 

.sa   entrevista   con   sus    i'  .    \        -idad  del 

Arxob  '  nticidad  de  su 

aia.   J03-.204  :   curiosa   carta   di  'neo  rc- 

I   salud  de   Blanco-Whait  le  la  cuadratura  del  circu- 

lo. 204-205;  aumento  d<  tibilidad 

■ 
rrespondencia  con   Eiamüton    Thon  >   con  Channing:  dona* 

nlad:  alcgr.i 
un  lin 

neto  La  Noche  y  la  Muerte:  llegada  a  Livi  te  de  un 

I   India:  lecl 

Un  boceto  humorístico  intitulad 

.  rmánico:  ó 

final  de  su  hi  ¡0.  - 


1  LO    XX. 

Manco. 

reverdecimiento  de  su 

en  la  con. 

1    nombramiento  de 

2 11 ;  co- 


ÍNDICE  60 1 

niienzo  de  la  novela  Luisa  de  Bustamantc:  su  emoción  por  el  ascenso  a 
caipitán  de  su  hijo:  marcha  de  su  sobrina  María  Ana:  se  traslada  fuera 
de  Liverpool:  mejoramiento  del  e-.iado  general  de  su  salud,  21a;  au- 
menta su  exaltación  religiosa  y  traza  el  boceto  de  sus  meditaciones,  que 
enrió  a  su  amigo  el  Rev.  Thon:  muerte  de  lord  Holland:  Lista  y  Fer- 
nando Blanco  le  invitan  a  volver  a  España :  carta  de  Lista  a  Fernando 
Blanco,  muy  interesante  en  diversos  aspectos,  213;  proyecto  de  viaje  a 
Jamaica:  su  gusto  por  la  lectura  a  pesar  de  su  abatido  y  lastimoso  esta- 
do: traslado  de  Liverpool  a  Greenbank  por  invitación  de  Mr.  Rathbone: 
reanimación  de  mis  postradas  1  activa  situación  física:  tormen- 

tos y  angustias  precursores  de  su  muerte,  214;  anuncia  su  fin:  su  muer- 
te :  fenómeno  observado  en  su  rostro  en  el  acto  de  expirar :  su  fiel  ami- 
go el  canario  fenece  a  la  vez  que  su  dueño:  inquietud  de  los  amigos  de 
Sevilla:  cartas  de  Lista,  215-217;  recibe  Blanco  sepultura  en  el  jardín 
de  la  Unitariam  Church  que  se  alzaba  en  ReiiMiawstrect:  descripción  de 
este  desaparecido  templo,  217:  lápida  funeraria  de  Blanco  existente  hoy 
en  la  nueva  iglesia  unitaria  de  L'llet  Road:  retrato  de  Blanco  vestido  de 
doctor,  teniendo  en  la  mano  los  sellos  de  la  Universidad  de  Oxford, 
colocado  en  la  sala  de  visitas  de  dicha  nueva  iglesia,  218;  testimonio  de 
la  disposición   testamentaria  de   Blanco,   218-219. 

Epilogo,  influjos  culturales  que  pudieron  influir  en  la  formación  de  la  men- 
talidad de  Blanco,  220-29. 

<  atalogo  de  los  condiscípulos,  amigos,  compañeros,  catedráticos  y  algunos 
les  teólogos  y  médicos  amigos  de  Illanco  White  y  de  su  familia  en 
Sevilla,  con  exclusión  de  los  ya  nombrados  en  el  texto  de  la  Bibliogra- 
fía, 229-283. 


:KO   SEGUÍ 
ObIAS  DI  I>.  JOBl     \1  I 

Sección  primera. 

Obras  españolas. 

§  t."     J.  M.  J.  Plan  y  apuntaciones  para  una  homilía  sobre  el  Evangelio  del 
Jueves  de  la  segunda  semana  >!<■  I  uari  una,  para  predicar  de  opc 
la  Canonjía  Magistral  <L  Cádiz.  Inédito 
S  a."     Prospecto  3  plan  de  una  oíase  de   11  1  que  establece  la  Real 

dad  Económica  de  Sevilla.— Vda    de  rüd  >¡-¿9r- 

Sermón  inédito  sobre  el  cap    '•  Evangelio  de  San  Juan, 

OOviene  que  muera  un  homluí   por  el  pueblo,  y  asi  no  perezca  toda 
la  n  (o6. 

II.  s.  Sermón   inédito  -  I  cap    XIII,  va  I  vangelio 

6       Homilía   (inedia  Bode  1802,  pre- 

dicada en  San  Felipe  S'eri  >!  1  340. 


(02  CE 

( mando.  34 

j6l. 

:e  il   modo  de  reunir  la 

.-  11.     I 

1 

. 

lico  trimet- 
Manco  \\  hit< 

niaun.  101. 
S    15.  contra    Roma.   Edinburf 

.■(lucidas   ilci    mi 
Luisa  de  Bustanmnte  o  la  riuérfai 
Tradui  +3S. 


11  Ja. 
:s  inglesas  Je  osur.: 

Si."    \  Spain.  Lond 

in.m  Spain.  Bj  don  Leocadio  1 >";  o.  Frinted  for 

Hcnry  Colburn  and  C 


5c<  i  ion  terceras 

Obras    inglt 

§   ,.•  'v    I  he  Study  O'l  Rdtg» 

man,    1813 

.. 

and  Interna]  ilicUm,  with  1 

,,k  of  tlu-  Román  Catholic  O 

§  ^«  ...  ,in  hia  notice  <>t  th(  i  >»- 

■ 

■ 

With 


ÍNDICE  603 

'  

§  8.°     Sunday  Letters  (1836).  481-; 

§  9.0    Observations  011  Hei  "thodoxy:  Ist.  Ed.  1835,  and  Ed.  18391 

4K4-4.S7. 
i|    io.    The   RarJonalist  A-Kempis  or  ihe  Reliquius  Sceptic  in  God's.  Pre- 

Bence,   [840.  4W-490. 
§   11.    Poesías  inglesas.  491-497. 
§  12.     The  life  of  the  Rev.  Joseph  Blanco-Whité  writen  by  himself  with  por- 

tions  of  his  correspondence,  edited  bj  John   Hamilton  Thom.  ín  3  volu- 

mes.    London,    1845.  498-501. 
§  13.     Plain  dialogues  in  religions  subj  tuthor  oi  the  "Poor  man's 

preservative  agaii^t   popery"   (Postuma),    502-504. 
§    14.     The  mark  on  the  forehead  i Pos tuina).  505-507. 
§    15.     In  pcriodicals.   508-51'). 


Sección  adicional. 

§  l*    Obras  perdidas,  520. 

§  2.0    Un  nuevo  aspecto  de  Blanco,  >  dos  descubrimientos  más,  5^1-522. 

La  Belleza.  Canta  didáctico  leído  en  la  .leuden:  Humanas  de 

Sevilla  tn  .';  de  Diciembre  de  1708,  por  su  mdkñdu  .\faría 

Blanco. — Introducción. — Poema    La   BeUeta.    523-536. 
Reh  en  iones  soiire   la   BELLEZA   imveksal,  presentadas  a  la   Real  Academia 

de  Buenas  Letras  de  Sevilla  en  6  de  Noviembre  de  1801,  por  don  José 

María  Blanco  y  Crespo,  .'30-550. 
g  3.°    [mpo  .meo  en  la  fi 


I.  Juicio  sobre  la  personalidad  de  Blanco  Whiti 

II.  Sus  trabajos  literari" 


FE  DE  LAS  ERRATAS  QUE  SE  HAN  NOTADO 


10 

lin 

7 

DICE 

DEBE    DECIR 

Pág. 

¡mprenscindibles 

ndiblcs 

— 

10 

— 

7 

marimonio 

matrimonio 

— 

20 

— 

«5 

1792 

— 

3« 

— 

26 

I'elipe 

Felipe 

— 

64 

— 

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de  Silva,  y  emprendió 

•ide   »e   había   ttl«ltd»do 

desde  la  ca 

lie  del  i 

en    '|uc 

antes    vivía,    y    eraprr 

— 

80 

— 

30 

Foreing 

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— 

02 

— 

39 

Incluso 

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— 

93 

— 

3 

Dic" 

Pie- 

— 

— 

— 

22 

continuarán 

continuará 

— 

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106 

— 

28 

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108 

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— 

39 

nacional 

racional 

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— 

15 

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— 

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— 

157 

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en 

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— 

— 

22 

— 

— 

— 

21 

Keinoso 

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— 

— 

— 

28 

sufrir 

el   suirír 

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— 

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mejores 

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304 

— 

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acordaban 

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— 

2 

ciencia 

acerca    de   esta    cuestión. 

— 

— 

21 

m<  atanoriai  de  Berlin. 

las 

Memorial  de  Berlín 

— 

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FE   DE   ERRATA9 


605 


lin.     38 

DICE 

DEBE   DEC  IB 

Pág.  260 

1843 

1833 

—    *6i 

—        6 

P.« 

P 

—    267 

—         8 

cnsiderarsc 

considerarse 

—     — 

—         -27 

perdón 

pendón 

—    380 

—         7 

sigue    el    cuarto 

sigue    el 

—    384 

—       31 

eccrca 

acerca 

—    386 

—         9 

Ackerraan 

Ackermann 

—    390 

—  »4-lS 

juveniles 

juveniles 

-    456 

—       36 

1898 

1808 

—    465 

—      I.* 

Interua 

Internal 

—     497 

—         3 

Himsele 

Himself 

—     498 

—      1.* 

el 

soneto,   a   su 

edad 

eJ 

soneto    a    su    Edad 

—     500 

-      36 

esptranza 

esperanza 

—    504 

—  17-18 

la  Igh 

:sia  católica,  no 

hay  que 

la    Iglesia    católica    no    hay    que 

—    506 

—      41 

gereral 

general 

—    532 

—       1 1 

honbre 

hombre 

-    561 

—          4 

escritor 

escritor 

-     5«5 

—      39 

pescador 

pensador 

OBRAS  DE  DON  MARIO  MÉNDEZ  BEJARANO 


Literatura  (dos  tomos),  declarada  de  relevante  mérito  por  la  Real 
demia  Española  en  14  de  mayo  de  i<*  ¡  misimo 

■r  don  José  Echegaray  (agotada), 

La  ciencia  del  verso,  premiada  en  el  Certamen  internacional  de  Bue- 
nos Aires  en  1904. 

Vida  y  obras  de  don  José  María  Blanco  y  Crespo,  premiada  con  me- 
dalla de  uro  por  la  Real  Academia  Española. 
Principios  generales  de  Versificación,        larada  de  mérito  por  el  Real 

;    Instrucción  Pública,  en  noviembre  de  1890 
Modelos  literarios  de  la  Francia   contemporánea 
Código   italiano  de   la   .Marina   mercante 
Carao  cíclico  de   lengua  francos. i 
Segundo  curso  de  Lengua  francesa  (5.*  edil 
Fonología    y    ortografía     francesa,     etimológicamente     estudiadas 

itada). 
Arte  poética  de  Rnilcau  (traducción  y  nota-:  agotada). 
Prácticas  de  traducción  Inversa  i 
Compendio  histórico  de  la  Lengua  latina  (agotada). 
Historia  política  Je  los  afrancesados» 

Vnnl. 

■ 
■    hispilica  de    I  Itramar. 


OBRA?  DEL  U'TriR  607 


[discurso  pronunciado  como  mantenedor  de  los  Juegos  florales  de 
Sevilla  en  1909. 

Instituciones  de  Historia  literaria. 

Conferencias  sobre  Filosofía  del  Arte. 

Historia  general  de  la   Literatura  y  especial  de  la  Española.  To- 
rno í. —  El  antiguo  Oriente. 

f.\  Rey  Sisebuto,  astrónomo. 

Historia  interna  de  la  Revolución  de  Septiembre  de  1868. 

Datos  para  la  historia  de  los  estudios  americanistas:  El  archivo  de 
Indias. 

Doctrinal  de   Preceptiva   literaria 

l.a  literatura  española  en  el  si^'lo  \'l\  (gi  neral,  regional  e  hispano- 
americana I. 


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